Sociolinguistica Para Hispanoamericanos


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SOCIOLINGÜISTICA PARA HISPANOAMERICANOS Una introducción

Yolanda Lastra

EL COLEGIO DE MÉXICO

401 LM 9 s

Lastra de Suárez, Yolanda Sociolingüística p ara hispanoamericanos : una in­ troducción / Yolanda Lastra.- - México : El Colegio de México, C entro d e Estudios Lingüísticos y Literarios, 1997. 522 p. ; 21 cm. ISBN 968-12-0502-2 1. Socioiingüística-Hispanoamérica.

Portada de María Eugenia Vidales Ilustración: Molusco gasterópodo, M udex miriubilis.

Colección Luis Aveleyra

Prim era reim presión, 1997 Prim era edición, 1992 D.R. © El Colegio de México Camino al Ajusco 20 Pedregal de Santa Teresa 10740 México, D.F.

ISBN 968-12-0502-2 Impreso en M éxico/ Printed in México

A Joshua A. Fishm an, defensor incansable de las “lenguas p eq u eñ as”

Contenido

P r ó lo g o ..................... Introducción............ Abreviaturas .......... Símbolos empleados

.9 11 13 15

I. El campo de la sociolingüística

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II. Diversidad lingüística

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1. Lengua y dialecto, 27; 2. El perfil sociolingüístico, 33; 3. Situa­ ciones lingüísticas, 37 III. La situación lingüística en América

65

I. G roenlandia, 68; 2. Canadá, 68; 3. San Pedro y M iquelón, 75; 4. Estados Unidos, 75; 5. Bermudas, 85; 6. México, 85; 7. Bahamas, 100; 8. Turcos y Caicos, 100; 9. Cuba, 100; 10. Islas Caimanes, 101; I I . Jamaica, 101; 12. Haití, 101; 13. República Dom inicana, 101; 14. Puerto Rico, 102; 15. Guatem ala, 102; 16. Belice, 106; 17. El Salvador, 110; 18. H onduras, 110; 19. Nicaragua, 112; 20. Costa Rica, 113; 21. Panam á, 114; 22. Islas Vírgenes (EUA ), 115; 23. Islas Vírgenes Británicas, 115; 24. San Cristóbal y Nevis, 115; 25. Antigua y Barbuda, 116; 26. M ontserrat, 116; 27. G uadalupe y M artinica, 116; 28. Dominica, 117; 29. Santa Lucía, 117; 30. San V icente y G ranadinas, 118; 31. Barbados, 118; 32. G ranada, 119; 33. Trinidad y Tobago, 119; 34. Antillas Holandesas, 119; 35. Colombia, 121; 36. Venezuela, 126; 37. Guyana, 129; 38. Surinam, 131; 39. Guayana francesa, 132; 40. Ecuador, 132; 41. Perú, 134; 42. Bolivia, 139; 43. Brasil, 139; 44. Paraguay, 147; 45. Chile, 158; 46. Uruguay, 163; 47. Argentina, 164; 48. Malvinas, 169 IV. Lenguas en c o n ta c to ..............................................................................171 1. Las lenguas en contacto según W einreich, 172; 2. El bilingüismo según H augen, 186; 3. La alternancia de códigos y los préstamos, 187; 4. La convergencia, 196; 5. Ejemplos am ericanos de contacto, 198; 6. Diglosia, 217 [7]

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V. Pidgins y c rio llo s ....................................................................................... 227 1. Teorías sobre el origen de los pidgins, 231; 2. La criollización, 238; 3. La descripción de los criollos, 240; 4. La distribución de los criollos, 247; 5. Los criollos iberos, 250 VI. Variación interna y cambio lingüístico................................................273 1. Los trabajos de William Labov, 273; 2. El cambio lingüístico, 294; 3. Variación y sexo, 306; 4. O tros autores, 310; 5. La variación en español, 322 VII. Cambios lingüísticos externos ............................................................ 337 1. Expansión de las lenguas, 337; 2. Desplazamiento de las len­ guas, 352; 3. Extinción de las lenguas, 363 VIII. La lengua como medio de comunicación y símbolo de identidad .......................................................................371 1. Lengua y nación, 371; 2. Etnicidad e identidad, 382; 3. Poder y solidaridad, 391; 4. Etnografía de la comunicación, 394; 5. Actitu­ des, 418; 6. Interacción social, 423 IX. Aplicaciones de la sociolingüística ....................................................433 1. Planificación lingüística, 433; 2. Educación bilingüe, 494; 3. O tras aplicaciones, 469 Referencias ................................................................................................475 índice analítico ......................................................................................... 513 índice onom ástico..................................................................................... 517

PRÓLOGO

La profesora Lastra me ha honrado al invitarm e a ofrecer algunos com en­ tarios introductorios acerca de S o cio lin g ü ística p a r a h is p a n o a m e ric a n o s, y asumo con gusto y con un gran sentido de hum ildad dicha encom ienda. Mi gratitud se basa en un constante respeto personal y académ ico por la profesora Lastra. En las siguientes páginas ten d rán la oportunidad de leer uno de los libros más completos que se hayan escrito en el campo de la sociolingüística. U na obra como ésta ya hacía gran falta desde hace décadas. Las consecuencias lingüísticas del colonialism o que trajo a los europeos a Sudamérica y a N orteam érica son un recordatorio perm anente de la necesidad de que se realicen investigaciones sociolingüísticas y estudios sobre sus aplicaciones. Pocos eruditos aparte de la profesora Lastra han m ostrado poseer un dom inio de la m ateria com parable con el suyo; la profesora ha examinado varias dimensiones universales del com portam iento lingüístico, colocán­ dolas en un contexto histórico, cultural y geográfico. E n todos los casos, de una situación lingüística a otra, dem uestra un grado de com prensión hum ana y de sofisticación intelectual que rara vez han visto igual en la historia de la erudición lingüística. Como todos los estudiosos de alto nivel, la profesora Lastra ofrece una gran cantidad de información compleja de un m odo que es fácilm ente accesible a una amplia gama de lectores, y no solam ente a aquellos que tienen una formación lingüística. Y en este sentido, a fin de alcanzar un extenso auditorio de intelectuales, proporciona nociones esenciales res­ pecto a cuestiones educativas de carácter práctico, para diversos grupos lingüísticos. Por la naturaleza misma del vocablo so c io lin g ü ístic a , uno reconoce el evidente carácter interdisciplinario de esta m ateria; la profe­ sora Lastra brinda un panoram a equilibrado y perspicaz del campo, que será útil tanto para los académicos experim entados como para los lectores no especialistas en la materia. E sta es una de las aportaciones extraordi­ narias del libro: es sum am ente detallado sin alejarse de lo práctico. La autora cuenta con una conciencia aguda respecto a la historia m undial del lenguaje en térm inos culturales, sociológicos y lingüísticos. E sto se pone de manifiesto gracias a la amplia gama de bibliografía [9]

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lingüística internacional que cita en la presente obra. En la mayoría de los estudios sociolingüísticos hechos en el pasado, ha habido obvios conflictos entre distinguidos especialistas en este campo. La profesora Lastra se aparta de las tradiciones de polémica en la sociolingüística y em prende un viaje más positivo, uno que se basa en varias tradiciones eruditas e intelec­ tualm ente rigurosas. Ilustra esta diversidad en sus comentarios iniciales. Cualquier persona que se interese en el campo general de la sociolingüís­ tica o en sus subcampos relacionados —incluyendo estudios sobre las lenguas en contacto, el bilingüismo y la diglosia —, encontrará una abun­ dancia de conocimientos en este libro que no tiene parangón en ninguna obra sobre esta materia. No obstante, a m anera de conclusión, m e tomo la libertad de hacer algunas observaciones de tipo personal. E m pecé diciendo que fue para mí un honor ser invitado a ofrecer estos com entarios iniciales, pero recibí un honor de igual magnitud en 1986, cuando la profesora Lastra fue a la Universidad de Texas en Austin como becaria visitante Fulbright, con inquietudes intelectuales que com partía conmigo, relacionadas con el campo del saber que yo había escogido. A prendí de ella muchísimo más de lo que pude ofrecerle a cambio. Como ustedes verán, la profesora Lastra es una estudiosa verdaderam ente excepcional. D urante nuestras pláticas planteaba, en forma continua, tem as de discusión sum am ente estimulantes, poniendo siempre en tela de juicio los matices filosóficos del estudio científico. Este libro constituye un testim onio de su minuciosa búsqueda de la excelencia ya que, sin duda alguna, representa una de las más sobresalientes evaluaciones de la sociolingüística que se hayan escrito en la historia del campo. En mi calidad de estudioso afroam ericano —lo cual es poco común — y como lingüista minoritario en Estados Unidos —lo cual es aún menos común —, quisiera dirigir su atención a las secciones finales del libro,.que tienen que ver con el simbolismo lingüístico y sus aplicaciones conexas. La profesora Lastra posee una gran sensibilidad respecto a la gente, parecido al deseo de todo padre amoroso que espera el m ejor futuro posible para sus hijos. Yo me crié en Los Angeles y asistí a la escuela con muchos m exicano-estadounidenses, quienes a m enudo sufrieron enorm em ente debido al hecho de que el inglés no era su idioma m aterno. Los sociolingüistas de todo el mundo estamos comprom etidos a eliminar los prejuicios lingüísticos y otras formas de discriminación, y considero que Sociolingüís­ tica para hispanoamericanos m antiene la m ejor tradición lingüística de respeto por todos los individuos, sin im portar sus orígenes. John B augh

Profesor de Educación, Lingüística y A ntropología, Universidad de Stanford

INTRODUCCIÓN

Al dictar, durante muchos años, el curso de sociolingüística para los alumnos de posgrado que estudian lingüística hispánica en la Facultad de Filosofía y Letras de la u n a m me di cuenta de la necesidad de un libro de texto en español. Los más adecuados estaban escritos en inglés o en francés y los alumnos no los leían con facilidad; además, parecía que los ejemplos siempre les eran ajenos y aunque les interesaban, los encontra­ ban, por así decirlo, “exóticos”. Por esas razones decidí escribir un texto para futuros alumnos, tanto de México como de otros países que se encontraran en una situación sem ejante: el libro está dedicado a estudian­ tes hispanoam ericanos de lingüística que deseen seguir un curso introduc­ torio de sociolingüística, definiendo ésta de una m anera amplia e inclu­ yendo lo que se suele llam ar sociología del lenguaje, como se explica en el prim er capítulo. En el verano de 1986 obtuve una beca Fulbright para hacer uso de las bibliotecas de la Universidad de Texas en Austin. A mi regreso a México, dediqué un año sabático otorgado por la u n a m a la preparación del libro en el Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México. Allí tuve siem pre el apoyo de la directora del Centro, Beatriz Garza Cuarón. Posteriorm ente, al reintegrarm e al Instituto de Investiga­ ciones Antropológicas de la u n a m continué el trabajo bajo sus auspicios. Su directora, M aricarm en Serra, tam bién me apoyó constantem ente. D eseo agradecer la ayuda, los m ateriales y los consejos que me propor­ cionaron muchos amigos y colegas principalm ente de Estados Unidos y de Am érica Latina. En las referencias se citan los nom bres de muchos de ellos, pero ése no es suficiente testim onio de gratitud por lo que, con peligro de olvidar los nom bres de algunas de las personas que me enviaron sus trabajos, por lo que pido disculpas, m encionaré aquí sus nombres. D e m anera muy especial, quiero agradecer las atenciones y la amistad que me brindó John Baugh en Austin. M ientras estaba en la Universidad de Texas conté además con el apoyo de muchas personas, entre ellas: W infred Lehm ann, Carlos y Yolanda Solé, Anthony W oodbury, Joel Sherzer, lan Hancock, Frederick Hensey, Brian Stross, Nicholas Hopkins, Kathryn Josserand, R. H opper, Joseph y Betty M attluck, Carolyn Mac[11]

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Kay, D oreen Goyer y, por último, Francés K arttunen, quien, además, propició una corta visita a Austin en el verano de 1990 que aproveché para visitar una vez más la biblioteca de la Universidad. Crawford Feagin empezó a ayudarm e desde antes de que yo iniciara las pesquisas necesarias para el libro. Joshua Fishm an me proporcionó sabios consejos y m ateriales muy útiles. E ntre los amigos y colegas que m e enviaron m ateriales de los Estados U nidos se encuentran: Rudolph TroiH ardm an, C. Silva Corvalán, D on Burns, F. Nuessel, R. Brown, Colette Craig, G arland Bills, William Bright, N orm an McQuown, G. Escure y C. Scotton. D e Canadá, Shana Poplack me envió casi todas sus publicaciones sobre bilingüismo, y Edward Colhoun (q.e.p.d.) m e proporcionó muchos otros datos. Desde España me m andó m uchos de sus trabajos G erm án de G randa; Elizabeth Welsh me envió el suyo desde Inglaterra y U ta von Gleich desde Alemania. E ntre los latinoamericanos que me prestaron ayuda están Adolfo Constenla U m aña de Costa Rica; Paula Bentivoglio, Esteban Mosonyi y Jorge Mosonyi de Venezuela; L.E. López del Perú; Leopoldo Wigdorsky, Alba Valencia, Adalberto Salas y A rturo H ernández de Chile; Beatriz Fontanella, Ricardo Nardi (q.e.p.d.), Inés Q uant, E. Biondi, L. Golluscio, y H. Jam ieson de Argentina; Adolfo Elizaincín de Uruguay; Stella Bortoni y Aryón Rodrigues de Brasil. En México m e abrió generosam ente su biblio­ teca Enrique Hamel; O tto Schumann, gran conocedor de la situación lingüística de México y C entroam érica, contestó muchas preguntas y M artha M untzel, S. Steckbauer y Carolyn MacKay me proporcionaron publicaciones. Les doy las gracias también a las personas que han leído partes del m anuscrito, o que lo'han leído en su totalidad: Angeles Soler, A lejandro de la M ora, Rebeca Barriga, Crawford Feagin, Carlos Patiño y Carolyn MacKay. A Blanca Luz Pulido le agradezco su trabajo editorial. N atural­ m ente que los errores que queden son de mi responsabilidad. P or último, agradezco a mis alumnos su paciencia, gracias a la cual pude ir desarrollando este trabajo que espero les sea de utilidad a otros com pa­ ñeros suyos. México, D.F., 10 de septiem bre de 1990

ABREVIATURAS

AA AL ALFAL BAE

A m e r ic a n A n th ro p o lo g ist A n th ro p o lo g ic a l L in g u istics, Bloomington, Indiana

Asociación de Lingüística y Filología de Am érica Latina Burean of Am erican Ethnology B o letín d e F ilo lo g ía d e la U n iversid a d d e C h ile, Santiago BFUCh Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en CIES AS Antropología Social Escuela N acional de A ntropología e Historia ENAH Editorial Universitaria de Buenos Aires EUDEBA GUM Georgetown University M onographs In tern a tio n a l J o u rn a l o f A m e r ic a n L in g u istics, Chicago, Illinois IJAL In tern a tio n a l J o u rn a l o f th e S o cio lo g y o f L a n g u a g e, Berlín IJSL JL Jou rn a l o f L in g u istics, Linguistic Association of G reat Britain, Cambridge University Press, Cambridge, Inglaterra JMMD LinS

Lg LPLP MIT NRFH PILEI

R IA REL UNAM

J o u rn a l o f M u ltilin g u a l a n d M u lticu ltu ra l D e v e lo p m e n t,

Clevendon, Avon, Inglaterra L a n g u a g e in S o c ie ty , Cambridge, Inglaterra L a n g u a g e, Baltim ore, M aryland L a n g u a g e P ro b le m s a n d L a n g u a g e Planning, University of

Texas Press M assachussetts Institute of Technology N u e v a R e v ista d e F ilología H isp á n ic a , El Colegio de México, México Program a Interam ericano de Lingüística y Enseñanza de Idiomas R e v ista d e L in g ü ística A p lic a d a , Concepción, Chile R e vista E s p a ñ o la d e L in g ü ística , Editorial G redos, M adrid. Universidad Nacional A utónom a de México

[13]

SÍMBOLOS EMPLEADOS

Se transcriben los símbolos usados originalm ente por los autores citados, por lo que en la lista hay más de un símbolo para algunos sonidos. U na letra entre () se refiere a una variable. Una letra entre o s e refiere a que el símbolo es ortográfico. consonante aspirada consonante palatalizada consonante glotalizada consonante ensordecida oclusiva retrofleja K w oclusiva labiovelar q oclusiva posvelar sorda 9 cierre glotal G oclusiva uvular sonora 6 africada palatal sorda c africada palatal sorda (en los ejemplos de comanche); africada dental sorda en otros ejemplos J africada palatal sonora X africada lateral n nasal velar fricativa bilabial sorda s fricativa palatal sorda fricativa velar sorda X p fricativa bilabial sonora z fricativa dental sonora fricativa palatal sonora í y fricativa velar sonora e fricativa apicodental sorda 6 fricativa apicodental sonora fricativa lam inoalveolar sonora ( = r asibilada) f f vibrante simple (“flap”) Ch c c c t

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vibrante uvular fricativa uvular sonora lateral alveopalatal lateral alveopalatal í semivocal palatal j y semivocal palatal V: vocal larga V1 l a vocal se cierra más VT la vocal se abre más iy vocal anterior cerrada alta con deslizamiento i vocal anterior cerrada baja vocal anterior cerrada alta sorda i e vocal anterior interm edia baja as vocal anterior abierta baja vocal central cerrada alta i w vocal central cerrada alta (redondeada) vocal central cerrada alta sorda t vocal central interm edia alta 3 A vocal central interm edia baja ce vocal anterior interm edia baja redondeada V vocal abierta redondeada a vocal posterior abierta U vocal posterior cerrada baja redondeada vocal posterior interm edia baja redondeada 0 vocal posterior cerrada m edia no redondeada (véase Ladefoged. y 1990)

R

I. EL CAMPO DE LA SOCIOLINGÜÍSTICA

La sociolingüística difiere de otros campos que han estudiado la relación entre la sociedad y el lenguaje en que, siguiendo el punto de vista de la lingüística propiam ente dicha, considera tanto a la lengua como a la sociedad como sistemas y no una m era colección de hechos. Es la interdisciplina que interesa tanto a sociólogos como a lingüistas y que estudia no ya la lengua como sistema sino/su uso estructurado y sus relaciones con la sociedad y que al mismo tiempo revela características de la estructura de la sociedad. Las relaciones entre lengua y sociedad ciertam ente han interesado a algunos estudiosos del lenguaje desde siempre, p ero se referían a ellas como hechos anecdóticos, o para explicar cambios lingüísticos en una lengua estudiando su historia externa. Tam bién los dialectólogos, que al querer dem ostrar a los neogram áticos que los cambios lingüísticos sí tenían excepciones, se dedicaron a estudiar la variación lingüística correlacionada principalm ente con la dis­ tribución geográfica, pero al hacer esto ponían en m apas distribuciones de formas que revelaban hechos sociales. Los cambios se originan en ciuda­ des de prestigio y se difunden a las zonas aledañas y posteriorm ente a otras más lejanas, pero no tocan a las marginadas, que pueden serlo por razo­ nes puram ente geográficas, pero que generalm ente coinciden con las sociales. Saussure, siguiendo a Durkheim , afirma que el lenguaje es un hecho social, pero en la práctica se interesa por el sistema lingüístico nada más. A partir de entonces las corrientes estructurales se interesan en la lengua por sí misma, principalm ente por la forma y no por sus relaciones con los hechos sociales. Los lingüistas antropólogos am ericanos (Boas, 1911, Sapir, 1912, W horf [Carroll ed., 1956]), por el contrario, sí se interesan por la relación entre la lengua y la cultura. En los Estados Unidos, m ientras los postbloom fieldianos (que ya no Bloomfield mismo, véase su capítulo sobre significado en su libro L an­ guage, 1933) trataban de hacer descripciones gram aticales haciendo caso omiso del significado, desdeñando como poco científico al que se atreviera [17]

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a apoyarse en cuestiones semánticas, no desdeñaban el estudio de la lengua y la cultura. En los años cincuenta se llevaron a cabo simposios para dilucidar la teoría de W horf fH oijer. 1954) y en m uchas universidades se ofrecían cursos de lengua y cultura donde se trataban relaciones entre estructuras lingüísticas, generalm ente de lenguas am erindias y otras len­ guas de interés antropológico (no las lenguas internacionales como el francés o el inglés), y las culturas de sus hablantes. El estructuralista americano más rígido, que en una época estudiaba sólo distribuciones de formas, Zellig Harris, fue el m aestro de Chomsky, quien en 1957 em pezó a revolucionar la lingüística. Pero, por la misma época, había estudiosos del bilingüismo (W einreich, 1953; H augen, 1956) que sí se interesaban por las relaciones entre lengua y sociedad. Por otra parte, los sociólogos como H ertzler (1965) se dedicaban a la sociología del lenguaje. E n E uropa tam bién hubo precursores, entre ellos M arcel Cohén (1956) y, rem ontándonos más lejos, M eillet, que en 1919 publica Les langues dans l ’Europe Nouvelle. Hem os m encionado ya que lengua, cultura ysociedad son algunos de los temas que dan origen a la trama^FIiTsocíiolingüística m oderna, pero antes de seguir adelante, habría que hacer una pausa para explicar estos términos más ampliam ente. En español hacem os la distinción entre lengua y lenguaje. En general usamos lengua para referirnos a una lengua en particular y lenguaje como algo más genérico. U n ser hum ano no puede poseer el lenguaje como tal, sino que norm alm ente posee una lengua en particular. Nos referimos a las lenguas naturales, porque los matemáticos, por ejem plo, llaman a sus sistemas de notación “lenguas”, pero son artificiales. Otros sistemas de comunicación, como el de los animales o los que se derivan del lenguaje humano, no son lenguas propiam ente dichas. Las lenguas son sistemas de símbolos arbitrarios que los seres hum anos utilizan para la comunicación. Los símbolos son orales y'se sobreentiende que la escritura se deriva de la lengua. Los símbolos son arbitrarios en el sentido de que la gran mayoría son m orfem as (salvo en el caso de onom atopeyas como tilín tilín, quiquiri­ quí) en los que no hay relación entre la form a y el significado. No podemos predecir el significado de casa, house o maison por su forma, ni la forma que va a ten er un significado x en una lengua Y. Según Chomsky la lengua es un conjunto (finito o infinito) de oracio­ nes, cada una finita en su tamaño y constituida por un conjunto finito de elementos (Chomsky, 1957, 13). Lo im portante de esta definición es que la lengua puede ser infinita: piénsese en la creatividad del lenguaje. Sin ser poetas, diariam ente decimos cosas que nadie había dicho antes y, sin embargo, la gente nos entiende. El conjunto finito de elem entos al que se refiere Chomsky es el conjunto de fonemas de la lengua, en nuestro j^ s o

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los veinticuatro fonemas del español. Con éstos construim os morfemas como casa, la, -a b a , y formamos palabras como casa, e s ta b a y oraciones como L a ca sa esta b a ahí. Esta característica del lenguaje, de ser infinito a pesar de estar construido con base en un conjunto de elem entos finitos es lo que se ha llamado la doble articulación del lenguaje y es lo que lo diferencia de los sistemas de comunicación animal. El térm ino cultura, se usa en el sentido de refinam iento o de conoci­ m ientos adquiridos cuándo decimos que una persona es culta, pero antro­ pológicam ente se refiere a todos los conocim ientos que un individuo adquiere para poder funcionar como parte de su grupo social, tales como la lengua, sus usos, las costumbres, la religión, las creencias y los valores. * La s o c ie d a d es un grupo relativam ente independiente de individuos que se rige por ciertos principios de organización interna, que habita cierto territorio y que tiene una cultura distintiva. La sociología se ocupa de estudiar a las sociedades, la etnología a las culturas y la lingüística a las lenguas. Los que describen las culturas son etnógrafos, pero cuando se ocupan de com pararlas y de hablar de ellas teóricam ente se consideran etnólogos. Según un punto de vista, la lingüís­ tica, junto con la etnología, la"'antropología física y la arqueología son ramas de la antropología, pero según otros, la lingüística es una ciencia autónom a. Sea como fuere, hay obvias relaciones entre antropología, sociología y lingüística. U na distinción entre las dos prim eras es que los antropólogos generalm ente estudian sociedades llamadas primitivas, es decir pequeñas, poco complejas y no industrializadas, en tanto que los sociólogos estudian más bien sociedades más grandes, complejas e industnáí¡zá