La investigación en traducción : una revisión metodológica de la disciplina 841642182X, 9788416421824


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Agradecimientos
1. La investigación en traducción: un diagnóstico metodológico en diferentes ámbitos de especialidad. Ana Rojo
2. Metodologías de investigación en movimiento y traducción. Paula Cifuentes Férez
3. Las emociones en traducción: una revisión de la metodología experimental. Beatriz Naranjo Sánchez
4. Los estudios de recepción en Traducción Audiovisual: aspectos metodológicos. Marina Ramos Caro
5. El género como método de estudio y enseñanza en la traducción de textos especializados en inglés-español; el género y la traducción jurídica. María Ángeles Orts
6. El impacto de la censura franquista en la traducción de libros: principales enfoques y propuestas metodológicas. Purificación Meseguer Cutillas
7. Mapa de la investigación en interpretación en los servicios públicos en España. Ana Isabel Foulquié Rubio
8. Un breve recorrido metodológico por la didáctica de la traducción. Marta Navarro Coy
Sobre las autoras
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La investigación en traducción : una revisión metodológica de la disciplina
 841642182X, 9788416421824

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LA INVESTIGACIÓN EN TRADUCCIÓN

AUTORES, TEXTOS Y TEMAS

LINGÜÍSTICA Colección dirigida por Carlos Subirats

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Ana Rojo (Ed.)

LA INVESTIGACIÓN EN TRADUCCIÓN Una revisión metodológica de la disciplina Paula Cifuentes Férez Ana Isabel Foulquié Rubio Purificación Meseguer Cutillas Beatriz Naranjo Sánchez Marta Navarro Coy María Ángeles Orts Marina Ramos Caro Ana Rojo

LA INVESTIGACIÓN en traducción : Una revisión metodológica de la disciplina / edición de Ana Rojo. — Barcelona : Anthropos Editorial, 2018 253 p. ; 21 cm. (Autores, Textos y Temas. Lingüística ; 10) Bibliografías ISBN 978-84-16421-82-4 1. Traducción e interpretación: aspectos metodológicos I. Rojo, Ana, ed. II. Colección

Portada: Collage de Albert Requena Ramiro

Primera edición: 2018 © Ana Rojo López et alii, 2018 © Anthropos Editorial. Nariño, S.L., 2018 Edita: Anthropos Editorial. Barcelona www.anthropos-editorial.com ISBN: 978-84-16421-82-4 Depósito legal: B. 6.854-2018 Diseño de cubierta: Javier Delgado Serrano Diseño, realización y coordinación: Anthropos Editorial (Nariño, S.L.), Barcelona. Tel.: (+34) 93 697 22 96 Impresión: Lavel Industria Gráfica, S.A., Madrid Impreso en España - Printed in Spain Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 917021970/932720447).

AGRADECIMIENTOS

Me gustaría expresar mi más sincera gratitud a todos aquellos compañeros e investigadores que, de un modo u otro, han contribuido a la revisión y publicación de este volumen. A los miembros del grupo PETRA que amablemente accedieron a revisar alguno de los capítulos aquí recogidos: a Ricardo Muñoz Martín, Celia Martín de León, Marisa Presas Corbella, Tomás Conde y Susana Cruces Colado, por sus valiosos comentarios y su generosidad a la hora de aceptar un trabajo de revisión que pocas veces recibe el reconocimiento merecido. Es un honor pertenecer a este grupo de investigación y disfrutar de la pericia y el compañerismo de todos sus miembros. A Frederic Chaume Varela, Iraide Ibarretxe-Antuñano y María Jesús Blasco Mayor, por encontrar el tiempo necesario para ayudar a una compañera y compartir sus conocimientos con todos nosotros. A las instituciones que de un modo u otro han contribuido a la financiación de las investigaciones incluidas en este proyecto, a la Universidad de Murcia, al Ministerio de Economía y Competitividad (Proyecto FFI2013-45553-C3-3-P) y a la Fundación Séneca, Agencia Regional de Ciencia y Tecnología (Proyecto 19238/PI714). A los miembros del equipo de la editorial Anthropos, por creer en este proyecto y darnos la oportunidad de hacerlo realidad. Y a todos los miembros del grupo TRADICO que han elaborado alguno de los capítulos de este volumen, por su paciencia a la hora de aceptar mis sugerencias y las de los revisores, y por una amistad que, sin duda, transciende los límites de este volumen.

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1 LA INVESTIGACIÓN EN TRADUCCIÓN: UN DIAGNÓSTICO METODOLÓGICO EN DIFERENTES ÁMBITOS DE ESPECIALIDAD Ana Rojo

1. La necesidad de diagnóstico en la investigación en traducción En el desarrollo de toda disciplina científica hay un momento para la reflexión, destinado a llevar a cabo una especie de autoevaluación que nos permita conocer los alcances y limitaciones del camino recorrido. Normalmente la necesidad de este tipo de diagnóstico aparece cuando ya se ha trazado e implementado una parte suficiente de la hoja de ruta de la investigación como para ser capaces de medir los logros y vislumbrar los obstáculos del camino. El presente volumen nace, precisamente, de la necesidad de realizar un autodiagnóstico de la investigación en traducción,1 que nos permita continuar avanzando de forma más rápida y eficaz en el desarrollo de la disciplina. Cuando un ámbito académico muestra una clara orientación profesional —como es el caso de la traducción—, no es extraño encontrar a lo largo de su evolución una cierta confrontación entre teoría y práctica, estudiosos y profesionales. En traducción, dicho enfrentamiento ha quedado claramente ilustrado en el célebre dicho «el que sabe traducir, traduce, el que no, enseña teoría de la traducción»,2 una sentencia que durante mu1. En este sentido, el término «traducción» se usa aquí genéricamente para hacer referencia tanto a la traducción escrita como a la traducción oral o interpretación. 2. Traducción parcial de la cita de Peter Newmark: «Those who can, translate. Those who cannot, teach translation theory, learning hopefully from their mistakes». En BBT Book Production Series Volume 2: Readings in General Translation Theory. Manual online. http://www.bbt.se/Manuals/Readings%20in%20

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cho tiempo ha servido para ilustrar el rechazo de ciertos profesionales ante métodos de enseñanza demasiado teóricos y alejados de la práctica profesional. En la mayoría de disciplinas este tipo de enfrentamiento erudito entre profesionales y académicos refleja, en gran parte, la falta de conexión entre la investigación y sus aplicaciones didácticas y profesionales. Lo cierto es que la investigación, la didáctica y el ejercicio de la profesión se han concebido tradicionalmente como actividades meramente complementarias, cuando en realidad son necesariamente interdependientes. Y es que la erudición no debería ser algo que el profesor puede usar —si así lo desea— para impartir sus clases, o el profesional para desempeñar su trabajo; la investigación debería ser un medio para perfeccionar la docencia y formar profesionales más especializados y eficaces; es más, como en toda relación de interdependencia, el vínculo debería ser recíproco, y la docencia y el ejercicio profesional deberían constituir el fin último de todo proceso de investigación. Integrar investigación, docencia y profesión puede, sin duda, contribuir a formar profesionales competentes y eficaces en un ámbito de trabajo concreto. En los últimos años el avance de la traducción en el ámbito académico y profesional ha contribuido al acercamiento de teoría y práctica, investigación y didáctica. La consolidación de la traducción como disciplina académica y una de las profesiones de mayor demanda en la sociedad actual ha fomentado la proliferación de programas universitarios orientados a la formación de traductores. A nivel de grado, esta eclosión de programas educativos ha incrementado, a su vez, la necesidad de estudios centrados específicamente en el desarrollo de métodos para la enseñanza de la traducción profesional (véase, por ejemplo, algunas de las publicaciones del grupo PACTE3 en España, 2001, 2005, 2009, 2014). A nivel de posgrado, el crecimiento de programas de máster y doctorado ha fomentado, por su parte, la investigación en traducción y ha generado una demanda ingente de estuGeneral%20Translation%20Theory%20(EN).pdf. Fecha de la última consulta: 19 de noviembre de 2014. 3. El grupo de investigación PACTE (Proceso de la Adquisición de la Competencia Traductora y la Evaluación) fue constituido por Amparo Hurtado Albir en 1997, con el objetivo central de investigar de forma empírica y experimental la adquisición y desarrollo de la competencia traductora.

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dios centrados en la enseñanza explícita de métodos de investigación en este ámbito. Aunque España ha sido, decididamente, uno de los países que ha vivido con mayor intensidad el desarrollo de la traducción como disciplina académica, el impacto investigador se ha dejado notar a nivel mundial. Este impacto ha dado lugar a la publicación de múltiples volúmenes que incluyen términos como métodos, diseños o investigación —y sus correspondientes equivalentes en las distintas lenguas— en sus portadas. Pero lo cierto es que todavía queda un largo camino por recorrer. La mayoría de estos trabajos constituyen volúmenes editados con trabajos de investigación que implementan un método concreto (véase, por ejemplo, Alves, 2003; Alvstad et al., 2001; Göpferich et al., 2009; Hansen et al., 2008; Hansen, 2009; Muñoz Martín, 2016). Y aunque ya han empezado a aparecer trabajos centrados específicamente en metodología de la investigación, la mayor parte adopta un enfoque global que abarca, o bien el conjunto de la disciplina (Rojo, 2013; Saldanha y O’Brien, 2013), o bien algunos ámbitos de mayor alcance o difusión, como es el caso de la interpretación (Hale y Napier, 2013) o la traducción audiovisual (Pérez González, 2014). En este sentido, los trabajos del presente volumen lanzan una llamada al autodiagnóstico en distintos ámbitos especializados de la investigación en traducción —como es el caso de la interpretación en los servicios públicos, la traducción jurídica, o la didáctica de la traducción—; en un tipo de metodología de investigación concreta —como es el caso de los estudios de recepción o los trabajos experimentales—; o en una temática de estudio más específica —como es el caso del papel de la emociones en traducción, o la traducción de los eventos de movimiento—. El volumen incluye una serie de contribuciones que recogen algunas de las principales aportaciones realizadas en la investigación en traducción, tanto en lo referente a los avances más relevantes en metodología de la investigación, como en lo relativo a las aplicaciones didácticas y profesionales de la misma. Los trabajos del volumen se ubican en el grupo de investigación Traducción, Didáctica y Cognición (TRADICO) e ilustran las líneas centrales del mismo: el estudio del proceso de traducción, el análisis del producto y sus aplicaciones didácticas.

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2. Logros y lagunas de la investigación en traducción4 La finalidad última de todo diagnóstico es determinar la condición o estado del objeto sometido a examen, identificando sus fortalezas y debilidades. Cuanto más simple y concreto es el objeto, más sencilla es la exploración y viceversa; cuanto más complejo el objeto, mayores las dificultades para un diagnóstico exhaustivo. El caso de la traducción es precisamente un claro ejemplo de realidad compleja que puede llegar a presentar múltiples facetas, dependiendo del punto de vista adoptado para examinarla. Desde un punto de vista más profesional y social, la traducción puede ser un arte para los lectores que diariamente se dejan seducir por su faceta más creativa y literaria; un instrumento de mediación para cuantos se benefician de su labor más solidaria y constructiva; o una profesión remunerada, más fatigosa y menos idealizada, para quienes la ejercen día tras día como medio de subsistencia. Al igual que el lenguaje, la traducción es una realidad dinámica, en continua evolución, que ha logrado adaptarse a los requisitos de su entorno y a los medios desarrollados para llevarla a cabo. El resultado ha sido la aparición vertiginosa de múltiples modalidades determinadas por la finalidad de la tarea, la audiencia a la que se dirige, el medio en el que se realiza, las lenguas implicadas y/o los instrumentos empleados. Desde la traducción de novelas a la traducción automática, hay toda una amplia gama de modalidades (doblaje, subtitulación, técnicas de traducción accesible, localización de videojuegos, interpretación simultánea, de conferencias, de relé, programas de traducción asistida por ordenador, etc.), que ilustran la complejidad de la realidad que nos ocupa. Desde el punto de vista de la investigación, el estudio de la traducción se ha centrado en tres aspectos básicos: el proceso de construcción de significado y transmisión de información; el análisis del producto textual, oral o visual de este proceso; y las aplicaciones didácticas y profesionales de dicho estudio. Estos tres aspectos han definido tres ejes o líneas centrales de investigación, cuyos logros han marcado el avance de la disciplina y 4. Para más información sobre la situación de la investigación en traducción y sus retos más recientes, véase Rojo (2016).

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cuyas limitaciones nos sirven, hoy en día, para definir los retos que aún quedan por acometer.5 El análisis del producto ha sido, probablemente, una de las líneas de investigación más prolíficas y recurrentes. Entre las razones para la popularidad de este tipo de análisis se encuentran la facilidad de acceso a las traducciones como objeto de estudio y la oportunidad para importar los métodos y enfoques de la lingüística. Los trabajos centrados en el producto han contribuido, entre otras cosas, a esbozar las peculiaridades textuales de los distintos tipos de traducción; conocer los principales problemas a nivel lingüístico y cultural, así como las principales estrategias adoptadas para resolverlos; desvelar el impacto de las normas de traducción en el comportamiento traductor; y describir las diferencias básicas entre el lenguaje traducido y la producción de textos originales. En esta línea, los investigadores han aplicado metodologías importadas principalmente de dos de las disciplinas con una aplicación más directa para el análisis de las traducciones y su contextualización: la lingüística y la literatura comparada. De esta forma, mientras la lingüística, y en especial disciplinas como la lingüística contrastiva, el análisis del discurso o la lingüística de corpus, han proporcionado las herramientas metodológicas necesarias para describir una traducción a nivel textual, otras, como la literatura comparada, han ayudado a contextualizar las traducciones en un entorno histórico y literario concreto. Pero a pesar de la fecundidad de este tipo de enfoque, el análisis del producto continúa proporcionando un diagnóstico limitado e incompleto del acto de traducción. Aunque la descripción de los problemas y estrategias de traducción se haya utilizado a menudo como un indicador del proceso, lo cierto es que el análisis del producto no es, por sí solo, suficiente para inferir con precisión los procesos que intervienen en la elaboración de una traducción. El análisis textual no puede constituir una vía de acceso directo a procesos mentales que están ocultos y en su mayoría se desarrollan de forma automática y no consciente; como mucho, el texto puede constituir una fuente de con5. La evaluación que aquí se realiza de los avances y limitaciones de la investigación en cada una de estas líneas no pretende ser exhaustiva; se trata, más bien, de esbozar algunos de los logros y lagunas a nivel global, sin mencionar estudios específicos.

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jeturas y supuestos que, más tarde, habrán de ser testados empíricamente. Es más, las limitaciones de esta línea de trabajo se reflejan también a nivel metodológico. Con la excepción de los trabajos más recientes basados en las técnicas de análisis de la lingüística del corpus, la mayoría de los estudios han adoptado métodos de análisis basados en la introspección del investigador y el análisis cualitativo de los datos. Sin intención alguna de menoscabo hacia la riqueza de datos proporcionada por estos trabajos, lo cierto es que este tipo de análisis ha mantenido a la investigación durante demasiado tiempo bajo el velo de la subjetividad del analista. La búsqueda de una mayor objetividad metodológica y la necesidad de comprender el funcionamiento real de la traducción ha conducido progresivamente la atención de los investigadores, desde la descripción de los rasgos y problemas observados en las traducciones hacia los mecanismos o procesos de los que se derivan. De esta forma surge una línea de investigación orientada principalmente al estudio de los procesos cognitivos implicados en la traducción (véase, por ejemplo, los trabajos del grupo PETRA en España).6 La investigación dentro de esta línea de trabajo nos ha permitido avanzar en el conocimiento de lo que constituye una unidad de traducción; el esfuerzo cognitivo demandado por un tipo especial de traducción, por una construcción gramatical específica o por una expresión metafórica; el impacto del nivel de pericia en la actuación de traductores expertos frente a no expertos, los efectos de la presión por falta de tiempo, las dificultades en la edición de segmentos textuales con diferentes porcentajes de coincidencia en programas de traducción asistida por ordenador; el impacto de tareas como la revisión y la auto-corrección en el proceso de traducción; la función de capacidades cognitivas como la memoria o la distribución de atención; y el impacto de los factores emocionales y de personalidad. Existen incluso trabajos más recientes que incorporan el estudio de los mecanismos implicados en el proceso de recep6. El grupo de investigación PETRA (Pericia y Entorno de la Traducción) fue constituido en 2000 por Ricardo Muñoz Martín. Hoy en día engloba a trece investigadores de diferentes universidades unidos por el interés común en la investigación empírica del proceso de traducción y la creencia de que la ciencia cognitiva de segunda generación es el marco óptimo para el desarrollo de teorías de traducción centradas en los procesos mentales.

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ción de las traducciones por parte de una audiencia y la influencia del entorno de trabajo del traductor en su procesamiento cognitivo de la tarea (véase Rojo, 2015). A todos estos avances en el conocimiento del proceso de traducción, se le suman los logros de este tipo de trabajos a nivel metodológico. En su intento por describir los mecanismos de transferencia del significado implicados en el proceso de producción y recepción de las traducciones, los trabajos enmarcados en esta línea han importado supuestos teóricos y métodos de análisis de una variedad de disciplinas pertenecientes al ámbito de la ciencia cognitiva, como es el caso de la lingüística cognitiva, la psicología, los estudios de bilingüismo, la etnografía o la neurología. En todos estos trabajos, se observa un esfuerzo por emplear instrumentos que permitan un análisis más experimental y cuantitativo, como es el caso de los lectores de movimientos oculares o de los programas de grabación de los movimientos del teclado durante una tarea de traducción (algunos de estos programas, como Inputlog, solo permiten la grabación del teclado, pero las versiones más recientes de Translog incorporan también un lector de movimientos oculares). Se han empleado incluso métodos neurológicos más sofisticados, como el uso de electroencefalogramas o las imágenes por resonancias magnéticas funcionales, que nos muestran el impacto de un determinado fenómeno de traducción en la intensidad de la actividad cerebral a nivel neuronal o en los diferentes patrones de activación de las áreas cerebrales. No obstante, pese al valor de los métodos mencionados como indicadores del impacto cognitivo de una determinada tarea de traducción, su uso no está aún exento de problemas. Por una parte, se trata de instrumentos que requieren un conocimiento altamente especializado, tanto para su uso como para el análisis de los datos que generan. Aún más difícil que aprender a manejarlos, es aprender a interpretar los datos generados en relación a los fenómenos de traducción observados. Por otra, estos instrumentos son indicadores de procesos cognitivos y fisiológicos, pero no proporcionan datos concretos sobre los problemas específicos percibidos por el traductor (por ejemplo, el uso de un lector de movimientos oculares nos permite detectar la existencia de una fijación más larga de lo normal, un parámetro que nos alerta de la presencia de un problema, pero no nos dice en qué consiste exactamente dicho problema; aún más, 15

ni siquiera nos permite saber si el sujeto ha fijado la mirada casualmente en ese punto mientras piensa en otro problema distinto). Esta falta de precisión a la hora de explicar la causa exacta de los cambios observados ha conducido la atención de los investigadores hacia la necesidad de combinar el uso de este tipo de instrumentos con otros que permiten recabar datos de naturaleza más cualitativa, como es el caso de los TAPs —o protocolos de verbalización del pensamiento en voz alta— o las entrevistas retrospectivas. El esfuerzo por triangular resultados y establecer puntos de convergencia entre los diferentes métodos no responde únicamente a la necesidad de proporcionar explicaciones más sólidas y coherentes para los fenómenos encontrados; dicho esfuerzo también es imprescindible si queremos que los resultados obtenidos tengan una aplicación en el mundo real que nos ayude a mejorar la formación de profesionales y optimizar sus condiciones de trabajo. Aunque la inmensa mayoría de los estudios de traducción suelen hacer mención en el apartado de conclusiones a las implicaciones didácticas de sus resultados, lo cierto es que el número de trabajos centrados exclusivamente en la enseñanza de la traducción es mucho más reducido. La mayor parte de estos trabajos emplean métodos basados en la observación y la introspección del investigador para realizar sus propias propuestas didácticas; no obstante, existen también estudios que utilizan métodos empíricos y experimentales para investigar la adquisición y desarrollo de la competencia traductora (véanse, por ejemplo, los ya mencionados trabajos del grupo PACTE en España). Además de avanzar nuestro conocimiento de la competencia traductora, los trabajos de corte didáctico también nos han ayudado, entre otras cosas, a identificar los componentes, asignaturas y competencias de un programa curricular que garantice la formación de traductores; a optimizar la enseñanza de la traducción online; a aplicar técnicas de corpus a la enseñanza de la traducción; o a usar materiales audiovisuales o de autoaprendizaje en el aula. La falta de regulación en la profesión del traductor y la continua proliferación de nuevas modalidades de trabajo ha contribuido, sin duda, a incorporar el análisis de la situación laboral a la investigación en traducción. Este tipo de análisis se lleva a cabo en un número de trabajos centrados en mejorar la situación profesional de traductores e intérpretes y garantizar la ca16

lidad de su trabajo. Los diseños se basan en principios teóricos y métodos de análisis importados de ámbitos como la sociología del trabajo o la etnografía. Estos trabajos usan un método de investigación basado en la recogida de evidencia empírica en un ámbito profesional determinado para identificar los hábitos laborales y detectar las posibles carencias. La recopilación de datos se realiza mediante encuestas o se basa en las observaciones de campo del investigador mediante técnicas como sus propias notas, grabaciones de vídeo y/o audio, entrevistas, cuestionarios, diarios u otro tipo de pruebas documentales. Esta metodología ha proporcionado, por ejemplo, datos muy interesantes sobre los hábitos de trabajo de intérpretes y traductores en su entorno real de trabajo, mientras interpretaban en conferencias o traducían en agencias e incluso en su propia casa. Además, también se han recopilado datos mediante encuestas dirigidas a profesionales en ámbitos específicos de la interpretación en los servicios públicos, como es el caso de las comisarías o dependencias policiales, juzgados y tribunales, centros de salud y hospitales, centros educativos, o incluso en centros penitenciarios. Este tipo de investigación tiene un claro impacto social, tanto a nivel profesional como didáctico, puesto que contribuye a moldear un perfil laboral para traductores e intérpretes que establezca claramente los límites y características de su trabajo e identifique las competencias básicas de un profesional capacitado. Sin embargo, y pese a su utilidad social, todavía presenta serias limitaciones metodológicas. Dos de los principales problemas del tipo de metodología empleada en esta línea de investigación surge en relación a las dificultades para acceder a los participantes y lograr un índice elevado de respuesta a las encuestas. Por una parte, es extremadamente difícil encontrar profesionales dispuestos a dejarse observar en el trabajo; es más, algunos de estos ámbitos laborales, como los hospitales, comisarías o cárceles, requieren un tipo de acceso autorizado. Por otra, se detectan aún problemas relativos a la necesidad de homogeneizar y mejorar el diseño de los instrumentos de análisis para incrementar el índice de respuesta y la comparabilidad de los resultados en los diferentes ámbitos. En todas las líneas de investigación sometidas a examen se detectan, de un modo u otro, logros y lagunas, tanto a nivel teórico como a nivel metodológico. Desde un punto de vista teórico, 17

la investigación en traducción ha recurrido a disciplinas afines para avanzar nuestro conocimiento sobre el funcionamiento a nivel cognitivo de la traducción en sus distintas modalidades; los rasgos y problemas característicos del producto traducido en los distintos ámbitos; y los hábitos laborales de los profesionales en los diferentes entornos de trabajo. Desde un punto de vista metodológico, también ha habido un progreso significativo en el uso de métodos e instrumentos de análisis más sofisticados que nos han permitido explotar el poder estadístico del análisis textual informatizado y vislumbrar el papel de los procesos mentales y fisiológicos. Sin embargo, todo esto no es más que la punta del iceberg. La investigación en traducción tiene aún un largo camino que recorrer; pero antes de seguir, debemos parar y realizar un ejercicio de autodiagnóstico que nos ayude a saber en qué punto nos encontramos y aprender a sortear los obstáculos localizados. Para continuar avanzando de manera eficaz, necesitamos aumentar la comparabilidad entre los diferentes estudios, homogeneizando el uso de los instrumentos de análisis y trabajando para establecer puntos de convergencia entre métodos de análisis distintos. Una de las formas de contribuir más eficazmente a dicho ejercicio de autodiagnóstico es realizar análisis más detallados del panorama de investigación en los distintos ámbitos de especialización y en los diferentes tipos de diseños e instrumentos de análisis. Y ese es precisamente el objetivo central del presente volumen con una colección de trabajos en la que se analizan las metodologías de investigación de algunos de los ámbitos de especialización y tipos de diseño más populares, pero paradójicamente menos explorados desde un punto de vista metodológico. 3. Estructura del presente volumen: contribuciones del grupo de investigación TRADICO El volumen se estructura en ocho capítulos, incluida la presente introducción, organizados en torno a la investigación en traducción. El resto de capítulos abordan y revisan los principales métodos de investigación empleados en ámbitos y temas de estudio diferentes: en la traducción audiovisual, con el trabajo de Ramos Caro; en la interpretación en los servicios públi18

cos, con el de Foulquié Rubio; en la traducción jurídica, con el de Orts Llopis; en el estudio de la censura en traducción literaria, con el capítulo de Meseguer Cutillas; en la didáctica de la traducción, con el de Navarro Coy; e incluso en dos temas de carácter más psicológico y cognitivo: el estudio del papel de las emociones en traducción, con el trabajo de Naranjo Sánchez; y el análisis de las consecuencias que las diferencias tipológicas en los eventos de movimiento tienen en traducción, con el capítulo de Cifuentes Férez. Todos los trabajos realizan una revisión de las metodologías de investigación más productivas en cada uno de los ámbitos estudiados con el objetivo de proporcionar una fuente de referencia para los investigadores interesados en estos ámbitos. El volumen comienza con el capítulo que aquí nos ocupa, el cual no solo sirve de introducción general al presente trabajo, sino que justifica, además, su necesidad y relevancia, presentando un resumen global del panorama actual de la investigación en traducción e interpretación. En la primera parte del capítulo se lleva a cabo una evaluación crítica de dicho panorama, señalando los principales logros y lagunas de la investigación. En la última parte, se esbozan los retos de investigación pendientes y se propone una hoja de ruta común. Después de este capítulo de carácter introductorio, se introducen los dos trabajos que abordan las temáticas de carácter más cognitivo y con mayor potencial de transversalidad en los distintos ámbitos de la traducción: la hipótesis de que los patrones de la lengua que hablamos pueden condicionar nuestro procesamiento cognitivo, tanto al hablar como al traducir; y la idea de que las emociones también ejercen un papel relevante en el proceso de traducción a nivel cognitivo. En primer lugar, el capítulo de Paula Cifuentes Férez, «Metodologías de investigación en movimiento y traducción», ofrece una revisión de los diferentes trabajos y enfoques metodológicos aplicados en los estudios sobre movimiento y traducción, con el fin de proporcionar una visión global actualizada sobre la situación de la investigación en este campo. La autora se centra en los estudios que siguen la línea de investigación iniciada por Dan Slobin (1996, 2005) a partir de la teoría sobre los patrones de lexicalización del movimiento de Leonard Talmy (1985). Tras una introducción en la que se presentan las distintas aplicaciones y líneas de investigación fundamentadas en 19

dicha teoría, la autora se centra específicamente en los estudios aplicados al ámbito de la traducción como producto y como proceso. Esta segunda parte enfoca la revisión de los estudios de traducción desde el punto de vista de la metodología de investigación empleada, centrándose en cuatro de los métodos usados con mayor frecuencia: el uso de corpus, los estudios experimentales, los estudios de recepción, y los trabajos aplicados a la adquisición de lenguas y la didáctica de la traducción. El capítulo subraya la utilidad de la aplicación de la tipología semántica de Talmy para explicar ciertas tendencias en la traducción de los eventos de movimiento. Pero también concluye poniendo de manifiesto algunas de las principales lagunas existentes en este tipo de estudios, como la necesidad de incrementar el número de estudios, tanto dentro del mismo tipo de lenguas, como entre lenguas de distinto tipo, o la necesidad de explorar en mayor profundidad el papel que los factores individuales y de personalidad desempeñan en la traducción de los eventos de movimiento. A continuación, el capítulo de Beatriz Naranjo Sánchez, «Las emociones en traducción: una revisión de la metodología experimental», se centra en el estudio de las emociones como tema de creciente interés en la investigación en traducción. El enfoque innovador del trabajo se refleja no solo en la temática seleccionada —puesto que la emoción es un aspecto relativamente poco explorado en traducción—, sino también en el tipo de metodología revisada, ya que la autora examina principalmente los enfoques de tipo experimental. El capítulo comienza esbozando una panorámica general de las dificultades existentes para el tratamiento empírico de la emoción desde el punto de vista conceptual y metodológico. Seguidamente, la autora centra la revisión de forma más específica en la investigación de las emociones en los estudios de traducción. A lo largo del examen realizado, la autora expone los principales temas y aspectos sometidos a análisis en el estudio de las emociones en traducción; los retos metodológicos básicos a los que se enfrenta una disciplina como la traducción a la hora de trabajar con la emoción; y los resultados más relevantes obtenidos hasta el momento. El trabajo concluye con una útil valoración de las perspectivas de futuro para la investigación de las emociones en el seno de los estudios de traducción. La parte central del volumen está constituida por tres trabajos ubicados en tres ámbitos de especialización diferentes —esto 20

es, la traducción audiovisual, la traducción jurídica y la traducción literaria— y en tres enfoques metodológicos específicos: los estudios de recepción, en el caso de la traducción audiovisual; los estudios de género, en el caso de la traducción jurídica; y el corpus, en el caso de los estudios de censura en traducción literaria. El capítulo de Marina Ramos Caro, «Los estudios de recepción en traducción audiovisual: aspectos metodológicos», aborda dos temas de candente actualidad en los estudios de traducción: la traducción audiovisual y los estudios centrados en la recepción del texto traducido por parte de la audiencia meta. Tras reivindicar la importancia del papel de los espectadores reales en la investigación en traducción audiovisual, la autora revisa los principales aspectos metodológicos a tener en cuenta en las distintas fases implicadas en el diseño de un estudio de recepción en dicho ámbito. Paso a paso, el trabajo conduce al lector a través de los problemas potenciales que pueden surgir en las diferentes etapas del diseño de un estudio de recepción en traducción audiovisual, desde la ejecución de un marco teórico marcadamente multidisciplinar, hasta las dificultades en el diseño experimental: por ejemplo, en la formulación de los objetivos e hipótesis; en la selección de los materiales, el instrumento de análisis y la muestra de población; o en el control de variables y ejecución del protocolo experimental. El estudio de Ramos Caro resulta de gran utilidad para el diseño de un estudio de recepción en el ámbito de la traducción audiovisual, puesto que no solo sistematiza los diferentes pasos del diseño, sino que también advierte de los problemas potenciales que pueden surgir en las diferentes etapas. El capítulo de Mª Ángeles Orts Llopis, «El género como método de estudio y enseñanza en la traducción de textos especializados en inglés-español; el género y la traducción jurídica», ofrece una visión general de la investigación realizada bajo el paradigma de la teoría del género, en el ámbito de la traducción jurídica en inglés-español. La autora parte de la evolución de los estudios de género en el ámbito de la lingüística y de los conceptos básicos que estos estudios pueden aportar a la traducción especializada, para después centrarse en el ámbito más específico de la traducción jurídica. Usando como marco de referencia la clasificación de los trabajos según aborden la traducción de géneros propios del derecho público o del privado, 21

la autora revisa algunos de los estudios más relevantes desde el punto de vista de tres de los enfoques metodológicos empleados con mayor frecuencia en traducción jurídica: los trabajos basados puramente en la reflexión teórica del investigador; los estudios empíricos de corte más cualitativo o mixto; y los basados en el uso de técnicas de análisis del corpus de corte más cuantitativo. El capítulo concluye con una valoración crítica del papel de los estudios de género en traducción y de las principales aportaciones y limitaciones de los distintos tipos de estudios. El capítulo de Purificación Meseguer Cutillas, «El impacto de la censura franquista en la traducción de libros: principales enfoques y propuestas metodológicas», explora las diferentes propuestas metodológicas aplicadas al estudio de la traducción y la censura. Su trabajo proporciona una valiosa reflexión sobre el panorama actual y las posibilidades de un campo de estudio en el que todavía queda mucho por explorar. Tras una primera parte en la que la autora contextualiza el estudio de la censura en traducción durante la época franquista, el trabajo se centra en tres modelos básicos de investigación en este ámbito: los modelos basados en los expedientes del Archivo General de la Administración (AGA); los modelos que parten de análisis textuales; y aquellos que abogan por modelos mixtos que combinan los estudios cuantitativos con los cualitativos. El capítulo concluye con una llamada a la reflexión que señala la necesidad de adoptar modelos de análisis que permitan al investigador acercarse un poco más a la a la realidad de traductores y editores de aquella época. Aunque la autora señala el valor de las metodologías existentes, también reivindica la importancia de rebasar las fronteras textuales para poder distinguir realmente entre los ejemplos debidos a la propia labor de autocensura del traductor y aquellos motivados por una censura de tipo institucional. El volumen concluye con dos trabajos que presentan una revisión global de los diferentes tipos de enfoques metodológicos existentes en dos de las áreas más aplicadas y de mayor relevancia profesional y social en los estudios de traducción: la interpretación en los servicios públicos y los estudios sobre didáctica de la traducción. El capítulo de Ana Isabel Foulquié Rubio, «Mapa de la investigación en interpretación en los servicios públicos en Es22

paña», pretende reflejar la situación actual de la investigación en un ámbito poco explorado, como es la interpretación en los servicios públicos; en una zona geográfica específica, como es España; y desde un enfoque eminentemente metodológico. En la primera parte del trabajo, la autora adopta una perspectiva global y revisa los estudios realizados en el ámbito de la interpretación en los servicios públicos en general, teniendo en cuenta la temática, objetivos y metodología empleada para llevar a cabo cada estudio. Más tarde, en la segunda parte del trabajo, la autora adopta una perspectiva más específica y organiza los estudios en torno a los cinco ámbitos de especialización de mayor relevancia en la interpretación en los servicios públicos —i.e., el sanitario, el judicial, el policial, el penitenciario y el educativo—, centrándose una vez más en la metodología empleada para llevar a cabo cada estudio. El esfuerzo de Foulquié Rubio por esbozar un mapa del panorama de la investigación en la interpretación en los servicios públicos en España resulta de gran utilidad a la hora de identificar las áreas y temas que aún necesitan recibir una mayor atención por parte de los investigadores. El capítulo de Marta Navarro Coy, «Un breve recorrido metodológico por la didáctica de la traducción», pone el broche final al presente volumen. Este trabajo tiene como principal objetivo ofrecer una revisión metodológica de las distintas propuestas didácticas surgidas a lo largo de la evolución de los estudios de traducción. El capítulo comienza haciendo referencia al papel que la traducción ha desempeñado en los diferentes enfoques y métodos de enseñanza-aprendizaje de lenguas, para centrar, a continuación, la revisión en las propuestas existentes en el ámbito de la didáctica de la traducción. La autora aborda dicha revisión desde la perspectiva del papel del alumno en el proceso de aprendizaje según las tres perspectivas centrales propuestas por González Davies (2004): la transmisionista, que prima la función del profesor como transmisor de conocimiento, ignorando el papel del alumno; la transaccional, en la que el alumno es parte activa del proceso de aprendizaje; y la transformacional, donde el alumno se convierte en el centro del aprendizaje y el profesor actúa como guía. Estas tres perspectivas sirven de marco de referencia para la revisión metodológica de algunos de los trabajos de mayor relevancia en los distintos enfoques. En la reflexión final, la autora valora la existencia de propuestas inno23

vadoras que sitúan al estudiante en el centro del aprendizaje, pero advierte de la necesidad de combatir la tendencia general a basar la enseñanza en el aula en un enfoque transmisionista, mediante la incorporación de conceptos y métodos pedagógicos de corte más humanista, socioconstructivista, comunicativo y cooperativo. Cada uno de los siete trabajos incluidos en el presente volumen proporciona una imagen condensada y sincrética del panorama investigador en diferentes ámbitos de estudio y enfoques metodológicos dentro de los estudios de traducción. Los ámbitos seleccionados coinciden con las áreas de especialidad de los investigadores que participan en este volumen. El conjunto de trabajos aquí reunidos no pretende proyectar un diseño perfecto y acabado del complejo panorama existente; cada uno de los capítulos se limita a esbozar un bosquejo más o menos detallado de ciertas parcelas específicas que puede servir como hoja de ruta para la investigación en cada uno de estos ámbitos. Pero el trazado del itinerario de la investigación en traducción implica un sondeo de los desafíos que acechan en el camino. 4. Con la mirada en el futuro: los retos de investigación pendientes Pese a la utilidad y aplicaciones potenciales de los trabajos aquí incluidos, lo cierto es que tan solo representan una mínima parte del panorama de investigación en los estudios de traducción. Cubrir el resto de esta visión panorámica requiere realizar aún múltiples instantáneas de modalidades de traducción, diseños e instrumentos de análisis diferentes. En un periodo relativamente corto, los estudios de traducción han pasado de ser una disciplina abarcable en un único mapa (Holmes, 1988), a un complejo de subdisciplinas de límites difusos que crecen de forma desmesurada, a menudo sin una estructura ni propósito claros. El número de investigadores y estudios continúa proliferando sin control y a pesar de la variedad de datos existentes, los temas, métodos y resultados de análisis se acumulan unos frente a otros sin llegar a establecer vínculos que faciliten el progreso de la disciplina. Trabajos como los del presente volumen deberían servir para imponer, al menos, un cierto orden en el caótico panorama metodológico en ciernes. Pero mantener los pies en el 24

presente no debería impedirnos poner la mirada en el futuro en busca de soluciones definitivas a los retos de investigación pendientes. Empecemos, pues, por preguntarnos ¿cuáles son los retos de investigación que surgen de dicho panorama y de qué forma podemos enfrentarnos a ellos? En un trabajo reciente, Muñoz Martín (2017, p. 566) menciona la relación entre epistemología y metodología como uno de los retos a los que se enfrentan los estudios de traducción cognitivos. Pero lo cierto es que la necesidad de redefinir esta relación es también un reto extensible a la totalidad de la disciplina. Durante mucho tiempo, los investigadores han esgrimido la complejidad y naturaleza de la traducción como uno de los mayores obstáculos de este reto. Las múltiples facetas de la traducción y su imbricación dentro de las ciencias humanas y sociales se han usado como argumentos para justificar las dificultades de una descripción objetiva y científica del objeto de estudio. A diferencia de la sistematicidad y predictibilidad de los fenómenos de las ciencias naturales, en el caso de las ciencias humanas y sociales, nos encontramos con sistemas abiertos, condicionados por la propensión de los seres humanos a sufrir alteraciones físicas y mentales y por su capacidad para provocar cambios en la configuración de los sistemas. El trabajo del traductor está condicionado, entre otros factores, por variaciones individuales de tipo físico y emocional, por las variaciones derivadas de las lenguas y culturas implicadas en el proceso traductor y por las variaciones impuestas por el contexto profesional y social en el que se realiza el encargo de traducción. Intentar controlar toda esta variabilidad para identificar patrones que predigan con fiabilidad la relación entre los procesos que regulan la traducción y los comportamientos traductológicos externos se revela como una labor ingente, pero no del todo imposible. De hecho, los resultados existentes demuestran que al menos se puede hacer con el suficiente grado de confianza. Existen ya diseños experimentales que han establecido protocolos para controlar y explorar los efectos de toda esta variabilidad en el proceso y el producto de la traducción. Y aunque las explicaciones teóricas a los comportamientos de traducción quizás todavía se aborden desde diferentes puntos de vista en los distintos paradigmas, hoy en día es posible identificar con cierta fiabilidad algunos de los parámetros que sirven para medir estos comportamientos. En la investigación sobre el proceso, parece existir, por 25

ejemplo, cierto acuerdo en que el tiempo, las pausas e incluso los movimientos oculares son parámetros cuantitativos viables que actúan como indicadores de esfuerzo cognitivo, alertándonos de la existencia de un problema de traducción. Pero para alcanzar una descripción, interpretación y comprensión más profunda de los fenómenos estudiados, necesitamos estrechar y reforzar aún más los vínculos entre el nivel epistemológico y el metodológico del proceso de investigación. Para avanzar en nuestro conocimiento de la traducción, necesitamos que los vínculos que han empezado a vislumbrarse se afiancen y articulen en estructuras sistémicas y holísticas que proporcionen a la disciplina el andamiaje teórico y metodológico necesario para la investigación. Otro reto al que se enfrenta la investigación en traducción es la necesidad de consolidar los temas de estudio relevantes y verificar los datos existentes. Tal y como apunta Rojo (2016), la investigación en traducción ha avanzado a pasos agigantados, pero el ritmo impuesto se ha cobrado inevitablemente su peaje. Como ocurre en cualquier ámbito de investigación en eclosión, las diferencias superan a las coincidencias; en el esfuerzo por publicar y abrir nuevas áreas de trabajo, no se ha invertido el tiempo necesario en profundizar en los temas de estudio y ahondar en las afinidades entre los mismos. El resultado a menudo se revela como un conjunto de tentativas que a pesar de partir de un objeto de estudio común, aún muestran una coincidencia más tangencial que central. En general, la preocupación por la originalidad sobrepasa a la necesidad de explorar los temas ya abiertos en mayor profundidad. Los resultados obtenidos en un par de lenguas concreto, con un determinado tipo de texto y una muestra de participantes a menudo seleccionada «por conveniencia» rara vez se replican con lenguas y tipos de texto diferentes; y mucho menos con muestras seleccionadas al azar. Y las secuelas se dejan notar en la escasez de resultados concluyentes y en la diversidad de acercamientos a un mismo tema de investigación. Un único tema se explora desde una miscelánea de puntos de vista diferentes, pero en ocasiones se abandona sin haber avanzado significativamente en su conocimiento. Lo cierto es que parece existir una mayor preocupación por marcar una diferencia frente al resto que por afianzar y progresar en la investigación de los temas relevantes. Un reto relacionado con el anterior es la necesidad de triangular resultados y métodos y buscar puntos de convergencia entre los diferentes estudios. La tendencia de los distintos en26

foques a usar «por defecto» un tipo de metodología y los prejuicios de los estudiosos hacia los métodos de otros enfoques han contribuido al aislamiento y estancamiento de los resultados obtenidos de métodos y enfoques diferentes. Y así, mientras los partidarios de una metodología cualitativa han desdeñado la frialdad estadística y escasa profundidad del análisis cuantitativo, los partidarios de una metodología cuantitativa han señalado la subjetividad y falta de rigor del análisis cualitativo. Es cierto que hay temas que se prestan con mayor facilidad que otros a un cierto tipo de análisis —no todos los temas son, por ejemplo, fácilmente cuantificables—, pero tal y como apunta Muñoz Martín (2017, p. 566), ya ha quedado suficientemente demostrado en otras ciencias aplicadas que la mayoría de obstáculos pueden superarse con el suficiente nivel de creatividad. Es hora de que los diferentes acercamientos dejen de escudarse en las debilidades ajenas para justificar las suyas propias y aprendan a usar las herramientas de otros para solventar sus propias deficiencias. No solo debemos aprender a caminar juntos, sino que debemos hacerlo verdaderamente unidos, caminando «de la mano». Y si el conjunto de la disciplina es demasiado amplio como para que todos marchemos al unísono, las diferentes subdisciplinas deberían al menos aprender a avanzar en la misma dirección. Ha llegado, pues, el momento de fijar el rumbo hacia un destino común y de centrarnos más en lo que nos une que en lo que nos separa. Es hora de que cada subdisciplina, paradigma o acercamiento evalúe su progreso y establezca la mejor estrategia para avanzar con paso firme en la investigación. Pero siempre con la mirada hacia el mismo horizonte y siempre con la mano tendida hacia sus compañeros de camino. 5. Referencias ALVES, F. (Ed.) (2003). Triangulating translation: perspectives in process oriented research. Ámsterdam y Filadelfia: John Benjamins. ALVSTAD, C., A. HILD y E. TISELIUS (Eds.) (2001). Methods and strategies of process research. Integrative approaches in Translation Studies. Ámsterdam y Filadelfia: John Benjamins. GONZÁLEZ DAVIES, M. (2004). Multiple Voices in the Translation Classroom. Ámsterdam y Filadelfia: John Benjamins.

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2 METODOLOGÍAS DE INVESTIGACIÓN EN MOVIMIENTO Y TRADUCCIÓN Paula Cifuentes Férez

1. Introducción A día de hoy, la traducción se entiende como un proceso cognitivo y como una actividad intercultural. Para el estudio de la traducción como proceso cognitivo se ha producido en las últimas décadas un acercamiento a disciplinas tales como la lingüística cognitiva y la psicología con el fin de encontrar métodos e instrumentos empíricos y experimentales que nos permitan explorar el proceso de traducción. Como actividad intercultural, el traductor es un mediador entre dos o más culturas que, partiendo del texto origen, crea un texto para una cultura meta (Toury, 1995; Munday, 2001; Pym, 2009; Samaniego, 2007). Los estudios de traducción han evolucionado desde enfoques prescriptivos de carácter lingüístico-textual en los que primaba la fidelidad del texto meta con respecto al texto origen (p. ej., Vinay y Darlbernet, 1976; Venuti, 2009) a enfoques más descriptivos centrados en la función que el texto meta debe cumplir en la cultura y la audiencia meta (p. ej., Nida y Taber, 1969; SnellHornby, 1999; Toury, 1995; Hurtado Albir, 2007). Partiendo de la visión del traductor como mediador cultural, es interesante que los traductores e intérpretes sean conscientes de las similitudes y diferencias existentes entre sus lenguas de trabajo. Es por ello que la tipología semántica de Leonard Talmy sobre la lexicalización del dominio del movimiento resulta de gran interés en este campo; según Talmy (1991, 2000) las lenguas del mundo se distribuyen en dos categorías: lenguas de marco verbal (como, por ejemplo, las lenguas románicas) y lenguas de marco satélite (como, por ejemplo, las lenguas germánicas) en función del elemento lingüístico en el que se expresa el Camino o trayectoria del 31

movimiento, el cual se considera como el componente central de un evento de movimiento. Dichas diferencias lingüísticas redundan en un estilo narrativo distinto (Slobin, 1991, 1996a, b): las lenguas de marco satélite suelen proporcionar descripciones más dinámicas, ricas en información sobre la Manera de movimiento y el Camino, mientras que las lenguas de marco verbal suelen centrarse más en las acciones estáticas y en los resultados del movimiento, con menos información sobre la Manera de movimiento y sobre el Camino o las trayectorias del desplazamiento. Si bien, según Talmy, las lenguas se pueden clasificar en esos dos grupos, se ha observado cierta variación intratipológica, es decir, no todas las lenguas dentro del mismo grupo tipológico se comportan de igual manera en cuanto a la expresión lingüística de la Manera de movimiento y la del Camino (p. ej., Slobin, 2004; Ibarretxe-Antuñano, 2004, 2009; Ibarretxe-Antuñano e Hijazo-Gascón, 2012). En este sentido, tal y como señala Ibarretxe-Antuñano (2009), el español y el euskera son lenguas de marco verbal, puesto que el Camino se suele expresar en el verbo, pero el euskera suele mencionar más elementos de Camino que el español y además cuenta con ideófonos (Ibarretxe-Antuñano, 2006) que le permiten expresar información más rica y variada sobre la Manera de movimiento. Dan Slobin (1996b) fue el primer autor en aplicar la tipología semántica de Talmy a la traducción español-inglés e inglés-español en un estudio basado en el análisis de novelas originales en inglés y en español y sus respectivas traducciones. En general, Slobin concluye que cuando se traduce del inglés al español hay más pérdida de información tanto de Camino como de Manera que cuando se traduce del español al inglés, debido a las restricciones léxicas y sintácticas del español. Desde que Slobin llevara a cabo este estudio pionero, se han realizado otros muchos siguiendo esta línea de investigación durante las dos siguientes décadas. El presente capítulo ofrece una revisión bibliográfica sobre los aspectos metodológicos de los estudios sobre movimiento y traducción con el fin de proporcionar una visión global actualizada sobre la situación de la investigación en este campo. Para ello, el apartado 2.2 presenta una revisión bibliográfica sucinta de la teoría de Talmy sobre los patrones de lexicalización para la expresión del movimiento y aporta bibliografía de consulta para el lector interesado en las distintas aplicaciones y líneas de investigación que se han fundamentado en dicha teoría. Seguidamente, el apartado 2.3 trata estudios aplicados al campo de la traducción 32

que emplean distintas metodologías y presenta algunas investigaciones centradas principalmente en la traducción como producto y como proceso. Desde que Slobin aplicara la teoría de Talmy sobre los patrones de lexicalización de los eventos de movimiento a la traducción, se han llevado a cabo numerosos trabajos que han empleado el análisis contrastivo de los textos originales y sus traducciones para examinar las estrategias de traducción empleadas para adaptar el texto fuente al estilo retórico o narrativo de la lengua meta, así como para analizar el grado de inclusión de información sobre Manera y Camino en la traducción entre lenguas pertenecientes al mismo o distinto grupo tipológico (p. ej., Ibarretxe-Antuñano, 2003; Cifuentes-Férez, 2006, 2013, 2014; Filipoviß, 2007; Cappelle, 2012; Ibarretxe-Antuñano y Filipoviß, 2013; Lewandowski y Mateu, 2016). Asimismo, se encuentran otras investigaciones, más centradas en el proceso de traducción, que exploran el papel del tipo de texto a traducir y el nivel de experiencia del traductor mediante el análisis de traducciones y los protocolos de pensamiento en voz alta (Cifuentes-Férez y Rojo, 2015), el impacto de la pérdida de Manera en la audiencia empleando diseños experimentales (Filipoviß, 2011; Rojo y Cifuentes-Férez, 2017), y otros estudios que emplean la traducción como método para investigar la adquisición de los patrones de lexicalización del inglés como segunda lengua por parte de hispanohablantes (Cerda, 2010; Alonso, 2011, 2013; Cifuentes-Férez, 2015), germanohablantes y francohablantes (De Knop y Gallez, 2011). Finalmente, en el apartado de conclusiones se argumenta que la aplicación de la tipología semántica de Talmy al campo de la traducción resulta muy beneficiosa para los estudios de traducción en general y que las distintas metodologías empleadas son útiles para investigar las distintas facetas de la traducción. 2. Los patrones de lexicalización1 y sus aplicaciones Leonard Talmy (1972, 1985, 1991, 2000a, 2000b) es uno de los investigadores que ha centrado gran parte de su carrera en examinar las relaciones entre el sistema conceptual y las es1. Para profundizar más sobre Talmy y su teoría sobre los patrones de lexicalización, remitimos al lector a los capítulos de Cifuentes-Férez (2012), Ibarretxe-Antuñano y Filipoviß (2013) y Filipoviß e Ibarretxe-Antuñano (2015).

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tructuras lingüísticas con el objetivo de identificar universales semánticos y patrones distintos para diferentes lenguas. En este capítulo, nos concierne su teoría sobre los patrones de lexicalización para los eventos de movimiento. El movimiento parece ser un concepto que todas las lenguas poseen y que expresan lingüísticamente. Según Talmy (2000b), un evento de movimiento se puede segregar en distintos componentes semánticos: la Figura o entidad que se mueve o que está situada con respecto a otra —a la que Talmy denomina Base—; el Camino —el cual Talmy considera como el componente principal del evento—; el Movimiento o la acción de moverse en sí misma; la Manera de movimiento y la Causa que origina dicho movimiento. Talmy (1985, 1991) identifica dos patrones de lexicalización básicos según las lenguas codifiquen habitualmente el componente semántico de Camino en el verbo (lenguas de marco verbal, como el español) o en satélites2 (lenguas de marco satélite, como el inglés). Como se muestra en el ejemplo (1), en español, es el verbo «salir» el que expresa el Camino o la dirección del movimiento, mientras que en el ejemplo (2), en inglés, el verbo run (correr) indica la Manera del movimiento y es el satélite out (fuera) el encargado de expresar el Camino. (1) Alberto y Paula salieron de la cocina corriendo. (2) Alberto and Paula ran out of the kitchen. Lit. «Alberto y Paula corrieron fuera de la cocina». Llegados a este punto es necesario precisar que la tipología semántica de lenguas de marco verbal y lenguas de marco satélite propuesta por Talmy no implica que las lenguas de marco verbal, como el español, no puedan expresar Manera en el verbo, ni que las lenguas de marco satélite, como el inglés, no puedan lexicalizar Camino en el verbo, sino que la forma más habitual de hacerlo es la descrita más arriba según su pertenencia a uno u otro grupo tipológico. De hecho, como se puede observar en el ejemplo (3), el inglés tiene verbos de Camino, tales como enter (entrar), exit (salir) y ascend (ascender) —préstamos históricos de las lenguas románicas (Talmy, 2000b; Cifuentes-Férez, 2. Según Talmy (2000), un satélite es aquel constituyente que tiene una relación íntima con el verbo y cuya función semántica es la de expresar el Camino (p. 102).

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2006, 2009)—, pero que se usan con muy poca frecuencia. El español, por su parte, también tiene verbos de Manera, pero no puede emplearlos si el evento de movimiento describe un «cruce de límites»3 (Aske, 1989; Berman y Slobin, 1994; Slobin, 1996, 1997; Ibarretxe-Antuñano, 2004), es decir, un cambio de lugar como resultado de la acción descrita. En otras palabras, únicamente es posible utilizar verbos de Manera en español cuando se describe un evento de movimiento que se desarrolla en un lugar determinado, como se muestra en el ejemplo (4), donde los niños realizan la acción de correr, saltar o bailar siempre en el parque. (3) He entered / exited / ascended cautiously. Lit. «El entró / salió / subió cautelosamente». (4) Los niños corrían / saltaban / bailaban por el parque. Según Slobin (1991, 1996a, 1997, 2004, 2006), en su teoría de «pensar para hablar», el hecho de que cada lengua disponga de unos determinados recursos lingüísticos para la expresión del movimiento condiciona en gran medida la atención del hablante sobre los aspectos (Camino, Manera, etc.) que se pueden expresar lingüísticamente de una forma sencilla. En líneas generales, se ha observado que las lenguas de marco satélite expresan una gran cantidad de información sobre Manera, dado que poseen un léxico verbal referido a la Manera de movimiento bastante rico y detallado (Slobin, 1997, 2006), mientras que las lenguas de marco verbal, si bien tienen verbos de Manera de movimiento, normalmente suelen expresar la Manera mediante algún tipo de adjunto (adverbios, gerundios, sintagmas preposicionales, etc.) y, en general, incluyen mucha menos información sobre Manera y esta suele presentar un menor grado de especificidad semántica. Entre los factores que explican la escasa presencia de Manera de movimiento en las lenguas de marco verbal se han señalado: la restricción del cruce de límites,4 el léxico verbal de Manera menos rico 3. Tal y como señalan Naigles et al. (1998), la única excepción encontrada a esta restricción es la que se refiere al cruce de límites de naturaleza vertical como «tirarse a la piscina», en la que se puede emplear el verbo de Manera «tirarse». 4. Esta restricción no parece aplicarse por igual en todas las lenguas de marco verbal. Por ejemplo, Cappelle (2012) señala que el francés puede emplear verbos reflexivos que codifican Manera en casos de cruce de límites.

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(Slobin, 2006; Cifuentes-Férez, 2009), la carga del procesamiento mental que supone la codificación de Manera en adjuntos (Slobin, 2006; Ibarretxe-Antuñano y Filipoviß, 2013) y el papel de las inferencias, es decir, evitar la repetición de información que se puede inferir del contexto (Pourcel y Kopecka, 2005). Con respecto al componente semántico de Camino, si la trayectoria es compleja, es decir, tiene varios componentes de Camino, en las lenguas de marco verbal cada una de las trayectorias se lexicaliza en un verbo diferente, como ilustra el ejemplo (5). En cambio, para las lenguas de marco satélite esta formulación resulta poco natural ya que, en esas lenguas se pueden compactar las distintas trayectorias en una sola oración, es decir, con un único verbo. El ejemplo (6) muestra cómo los satélites down, along y down into pueden acompañar a un único verbo de Manera, walk (andar, caminar), y expresar de esta forma hasta cuatro Caminos distintos: Peter baja unas escaleras, pasa a lo largo de un pasillo, vuelve a bajar para entrar en la cocina. (5) María salió del dormitorio, cruzó el pasillo y bajó las escaleras. (6) Peter walked down the stairs, along the corridor, and down into the kitchen. Lit. «Peter andó hacia abajo por las escaleras, a lo largo del pasillo y abajo hacia dentro de la cocina». La gran variedad de datos de distintas lenguas obtenidos en diferentes investigaciones a lo largo de las últimas décadas (p. ej., Berman y Slobin, 1994; Slobin, 2004; Ibarretxe-Antuñano, 2004a, 2004b, 2009) ha mostrado que la tipología semántica de Talmy de lenguas de marco verbal y lenguas de marco satélite presenta una serie de problemas y ha dado lugar a ciertas reformulaciones de la teoría talmiana.5 Entre las modificaciones propuestas, encontramos, por ejemplo, el establecimiento de lenguas de marco equipolente para aquellas lenguas que expresan el Camino y la Manera en elementos lingüísticos similares, y la formulación de continuos en la saliencia de Manera (según el grado de elaboración y la especificidad semántica de la Manera de movimiento) y en la 5. El lector puede consultar Ibarretxe-Antuñano (2010) y Filipoviß e Ibarretxe-Antuñano (2015) para una revisión más en profundidad de las distintas críticas que la teoría de los patrones de lexicalización de Talmy ha suscitado.

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saliencia de Camino (según la elaboración de las trayectorias). De esta forma, las lenguas que disponen de muchos recursos lingüísticos para la expresión de Manera tendrán alta saliencia de Manera y las lenguas con muchos recursos lingüísticos para la expresión de Camino tendrán alta saliencia de Camino, independientemente del grupo tipológico al que pertenezcan. Gracias al establecimiento de estos continuos o gradientes, es posible hacer distinciones entre lenguas del mismo grupo tipológico como, por ejemplo, el español y el euskera —lenguas de marco verbal— con respecto a la saliencia de Manera y de Camino. Por ejemplo, tal y como señalan Ibarretxe-Antuñano y Filipoviß (2013, p. 257), el euskera dispone de ideófonos que hacen posible que se puedan expresar gran cantidad de información sobre Manera (IbarretxeAntuñano, 2006, 2015), mientras que el español es una lengua con una baja saliencia de Manera. Lo mismo ocurre en cuanto al grado de elaboración del Camino: el euskera proporciona descripciones sobre el Camino mucho más complejas y detalladas que el español (Ibarretxe-Antuñano, 2004a, 2004b) porque el euskera, por ejemplo, tiene cinco casos locativos y muchos nombres locativos que permiten que se expresen los Caminos más fácilmente y, además, se pueden compactar varios Caminos con un único verbo (es frecuente encontrar dos o tres trayectorias). Pese a los problemas que presenta la teoría de Talmy, tal y como señalan Cifuentes-Férez (2012) e Ibarretxe-Antuñano y Filipoviß (2013), la tipología semántica para la lexicalización del movimiento ha inspirado y sigue inspirando hoy en día una gran cantidad de investigaciones en distintas áreas, como es el caso de: la adquisición de lenguas (p. ej., Navarro y Nicoladis, 2005; Cadierno, 2010, en prensa; Filipoviß y Vidakoviß, 2010; Han y Cadierno, 2010; Hijazo-Gascón 2011, 2016; CifuentesFérez, 2015; Cadierno, Ibarretxe-Antuñano e Hijazo-Gascón, 2016; Muñoz y Cadierno, 2016), la psicolingüística (p. ej., Naigles y Terrazas, 1998; Papafragou, 2002; Gennari et al., 2002; Pourcel, 2005; Cifuentes-Férez y Gentner, 2006; Hohenstein et al., 2006; Feist, Rojo y Cifuentes-Férez, 2007; Filipoviß, 2011; Feist y Cifuentes-Férez, 2013; Montero-Melis et al., 2017), la lingüística forense (Filipoviß, 2007, 2013) y la traducción (p. ej., Slobin, 1996a; Ibarretxe-Antuñano, 2003; Filipoviß, 2007; Cappelle, 2012; Cifuentes-Férez, 2013, 2014; Ibarretxe-Antuñano y Filipoviß, 2013; Molés, 2016). En este capítulo, tal y como se ha mencionado en la introducción, nos conciernen las investiga37

ciones que aplican la teoría de los patrones de lexicalización del movimiento a la disciplina de la traducción. A continuación, en el siguiente apartado, revisaremos las principales metodologías de investigación que se han seguido en los distintos estudios sobre traducción y movimiento con el fin de ofrecer un marco de referencia para aquellos interesados en aplicar la tipología semántica a los estudios de traducción. 3. Las metodologías de investigación en los estudios de traducción de los eventos de movimiento Tal y como se ha mencionado anteriormente, este trabajo tiene como fin ofrecer una revisión bibliográfica centrada en las metodologías empleadas en la literatura sobre la traducción de eventos de movimiento en general, aunque se prestará especial atención a las investigaciones sobre la traducción inglés-español. En primer lugar, presentaremos una serie de estudios basados en el análisis comparativo de corpus existentes y corpus de traducción ad hoc de textos narrativos de ficción. En segundo lugar, nos centraremos en un estudio de corte experimental sobre el proceso y el producto de traducción de eventos de movimiento de distintos tipos de texto mediante el empleo de los protocolos de pensamiento en voz alta, así como en algunos estudios sobre la recepción de la traducción en la audiencia meta que investigan el impacto de la pérdida de información sobre Manera en el texto meta. En tercer lugar, se describirán otras investigaciones de corte experimental que usan la traducción como método para explorar la adquisición de los patrones de lexicalización de lenguas extranjeras, así como un estudio que examina el papel facilitador que la formación sobre las diferencias tipológicas de eventos de movimiento puede tener para la traducción inversa, español-inglés. 3.1. Corpus de traducción ad hoc, corpus paralelos y corpus comparables Los estudios de corpus permiten un estudio del lenguaje de carácter más científico. En el ámbito de la traducción se suelen centrar en el estudio del producto de dicha actividad con el obje38

tivo de estudiar datos reales obtenidos del análisis descriptivo de traducciones. Según Rojo (2013), se pueden identificar tres tipos de corpus: corpus paralelos, corpus de traducción y corpus comparables. En primer lugar, los corpus paralelos son aquellos que incluyen textos en dos o más lenguas diferentes que son comparables, aunque no son traducciones. En segundo lugar, los corpus de traducción son los que están formados por textos originales y sus traducciones a una o más lenguas diferentes.6 Dentro de este grupo podemos encontrar corpus bilingües y multilingües, según el número de lenguas implicadas y, a su vez, unidireccionales y bidireccionales según la direccionalidad de la traducción. Los corpus bilingües son aquellos que incluyen el texto en lengua original y su traducción a otra lengua. Los corpus multilingües son los que están formados por textos en una lengua y sus traducciones a más de una lengua. Por otro lado, hablaríamos de corpus de traducción unidireccionales cuando solamente recojan textos en la lengua origen y sus respectivas traducciones, mientras que estaríamos frente a un corpus de traducción bidireccional cuando nos encontramos con textos originales en la lengua 1 y 2, y sus traducciones a la lengua 2 y 1, respectivamente. Tal y como señala Molés-Cases (2011a, p. 566), para aprovechar al máximo este tipo de corpus de traducción es muy importante el proceso de alineación.7 En tercer y último lugar, los corpus comparables son aquellos constituidos por textos no traducidos en una lengua y textos traducidos de varias lenguas diferentes a esa lengua. Dentro de los estudios inspirados en la teoría de Talmy, se observa que, en general, la mayoría de los investigadores compilan su propio corpus e incluyen una muestra de textos que se ajustan a los propósitos de la investigación, es decir, crean sus propios corpus ad hoc (p. ej., Slobin, 1996b, 1997, 2005; IbarretxeAntuñano, 2003; Cifuentes-Férez, 2006, 2013, 2014; Iacobini y Vergaro, 2012; Verkerk, 2014; Molés-Cases, 2015, 2016; Lewan6. Nótese que Hallenbeek (1991, p. 1) denomina a este tipo de corpus de traducción corpus paralelo siguiendo la definición de Baker (1995, p. 230). Hallenbeek señala que existe cierta confusión terminológica, porque hay autores que consideran que un corpus paralelo está formado de textos originales seleccionados según los mismos criterios y en diferentes lenguas. Esta última postura es la que adopta Rojo (2013). 7. Entre los programas de alineación existentes se encuentran: WinAlign, YouAlign, ParaConc y Bitext2tmx.

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dowski y Mateu, 2016). Dos de las excepciones las encontramos, por ejemplo, en los trabajos de Molés-Cases (2011a) y de Bert Capelle (2012). En el primer caso se emplea un pequeño corpus paralelo alemán-español extraído del corpus paralelo COVALT del Dpto. de Traducción y Comunicación de la Universitat Jaume I. En el segundo caso se utilizan corpus comparables: el corpus British National Corpus (BNC) (Davis, 2004) y dos subcorpus del Translational English Corpus (TEC). Slobin (1996b, 1997) ha sido uno de los primeros autores8 en aplicar la teoría de Talmy sobre las diferencias tipológicas en cuanto a la expresión del movimiento en el producto de la traducción. Inicialmente se centra en un corpus de traducción ad hoc formado por traducciones español-inglés e inglés-español de textos narrativos de ficción con el fin de identificar qué estrategias se observan a la hora de traducir la Manera y el Camino del movimiento. Este corpus está formado por 80 eventos de movimiento en inglés y 60 eventos de movimiento en español, extraídos de cinco novelas en cada lengua, así como sus respectivas traducciones. Su metodología para extraer los eventos de movimiento consiste en abrir cada una de las novelas al azar y buscar dichos eventos. En general, este autor observa que hay una mayor pérdida de información en la traducción inglés-español que en la direccionalidad contraria. En cuanto a la Manera de movimiento, aproximadamente la mitad de la información sobre Manera del texto origen en inglés se mantiene en el texto meta en español, mientras que, en el caso de traducciones en la otra direccionalidad, se mantiene la mayoría de la información de Manera. Además, Slobin señala que los traductores ingleses tienden a añadir descripciones de Manera que no están presentes en el texto original en español, tal y como muestra el ejemplo (7) (Slobin, 1997, p. 460): (7) a. TO: [...] luego de diez minutos de asfixia y empujones, llegamos al pasillo de la entrada [...] b. TM: [...] after ten minutes of nearly being smothered or crushed to death, we finally fought our way to the exit [...] 8. Los traductólogos españoles Gerardo Vázquez Ayora (1977) y Valentín García Yebra (1982) también han descrito los diferentes patrones de lexicalización en las lenguas germánicas y románicas, así como los problemas que suponen de cara a su traducción.

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Lit. «después de diez minutos de casi morir asfixiados o machacados, nosotros finalmente luchamos nuestro camino hacia la salida». En el ejemplo (7) se observa como la traducción al inglés ha incluido tres verbos que codifican Manera, a saber, smother «asfixiar, ahogar», crush «machacar» y fight «luchar», para subrayar el gran esfuerzo que tuvieron que realizar los personajes para alcanzar la salida. Asimismo, la amplia diversidad de verbos que codifican Manera de movimiento en inglés suponen un gran reto para los traductores españoles. A la hora de traducir eventos de movimiento donde no hay un cruce de límites, es necesario decidir si se va a expresar la información de Manera del texto original inglés. Si se opta por hacerlo, los traductores españoles suelen compensar el vacío léxico mediante el empleo de adjuntos de distinta índole. No obstante, cuando la Manera de movimiento es la esperada, los traductores optan por emplear verbos neutros puesto que la información de Manera se puede inferir fácilmente del contexto, tal y como ilustra el ejemplo (8). En español no es necesario explicitar que el pájaro se escapó volando puesto que es la forma de desplazamiento esperada para dicha clase de animales y se asume que se escapa de dicha manera. (8) a. TO: A bird flew out of the cage. Lit. «un pájaro voló fuera de la jaula». b. TM: Un pájaro escapó de la jaula. Con respecto a la traducción de la información sobre Camino, Slobin concluye que las traducciones al inglés suelen ser bastante fieles a las del texto original en español, e incluso en algunas ocasiones se llega a incluir más información sobre Camino. Por el contrario, cuando se traduce del inglés al español, el texto meta en español solamente suele mantener tres cuartas partes de las descripciones de Camino del texto original. Las restricciones del español a la hora de expresar varias trayectorias con un único verbo de movimiento plantean más problemas de traducción. Los traductores tienen que incluir un verbo de Camino para cada una de las trayectorias, tal y como se puede observar en el ejemplo (9), sacado de Slobin (1997, p. 443): 41

(9) a. TO: Then I, too, went down the steep twisting path through the dark woods to the beach below. Lit. «Entonces yo también ir hacia abajo del pendiente tortuoso sendero a través de la arboleda oscura hacia la playa abajo». b. TM: También yo tomé entonces el pendiente y tortuoso sendero que, atravesando la arboleda oscura, bajaba a la playa. Las investigaciones de Slobin revelan que los traductores españoles tienden a omitir información sobre el Camino y la Manera de movimiento cuando esta se puede inferir fácilmente del contexto y cuando no es lo suficientemente relevante como para incluirla en el texto narrativo. En otras palabras, los traductores españoles tienen que seleccionar la cantidad de información sobre Manera y Camino que van a incluir en el texto meta para no frenar el ritmo de la narración. Sin embargo, los traductores ingleses parecen tener una tarea de traducción mucho más sencilla ya que, en inglés, tanto la Manera como el Camino se pueden codificar fácilmente. En investigaciones posteriores, Slobin (2005) estudia la traducción de los eventos de movimiento presentes en el capítulo 6 de The Hobbit (Tolkien, 1937) a un gran número de lenguas, tanto del marco verbal (español, francés, hebreo, italiano, portugués y turco) como del marco satélite (alemán, holandés, ruso y serbocroata). En este caso, el autor vuelve a emplear un corpus de traducción ad hoc, pero esta vez se trata de un corpus unidireccional y multilingüe. Este trabajo vuelve a corroborar los resultados observados en sus trabajos anteriores. Antes de finalizar con las investigaciones emprendidas por este autor, conviene señalar que, como indican Ibarretxe-Antuñano y Filipoviß (2013, p. 264), Slobin (1996a, 1997, 2005) no se refiere directamente a estrategias de traducción; es realmente Ibarretxe-Antuñano (2003), quien en su análisis de la traducción de una serie de fragmentos del capítulo 6 de The Hobbit al español y al euskera comienza a organizar los resultados de la traducción de eventos de movimiento en forma de estrategias o técnicas.9 Otra de las aporta9. Los conceptos estrategia y técnica de traducción son bastantes problemáticos en la teoría de la traducción y se deben considerar como categorías de índole diferente (Ibarretxe-Antuñano y Filipoviß, 2013). Según Hurtado-Albir

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ciones interesantes de esta investigación es que la autora argumenta que a la hora de analizar el trasvase de información de Manera del texto origen al texto meta se ha de tener en cuenta la cantidad de información que se ha logrado trasmitir, es decir, si se ha omitido por completo, si se ha traducido por otro tipo de Manera distinto, si solamente se ha incluido parte de la información de Manera o si se ha trasmitido toda la información. Siguiendo la metodología de los trabajos de Slobin (1996b, 1997, 2005) e Ibarretxe-Antuñano (2003), el estudio de Cifuentes-Férez (2013) sobre la traducción al español de 114 eventos de movimiento de la novela de J.K. Rowling (2003), Harry Potter and The Order of the Phoenix, corrobora los resultados de Slobin e Ibarretxe-Antuñano en cuanto a la traducción de eventos de movimiento del inglés al español. Además, este trabajo aporta un análisis exhaustivo de los tipos de Camino empleados en inglés y en español, y tiene en cuenta a la hora de cuantificar el grado de inclusión de información de Manera los recursos lingüísticos que la expresan fuera del sintagma verbal. En el análisis de la traducción de Caminos, la autora señala que los Caminos deícticos (p. ej., off, back, backwards) y los de orientación vertical (p. ej., down, up) son más susceptibles a ser omitidos en el texto meta en español, tal y como los siguientes ejemplos tomados de Cifuentes-Férez (2013, pp. 73-74) muestran: (10) a. TO: He now had a distant view of the Gryffindor Quidditch team soaring up and down in the pitch. Lit. «Él ahora tuvo una visión distante del equipo de quidditch de Gryffindor volando rápidamente arriba y abajo del campo». b. TM: A lo lejos veía al equipo de quidditch de Gryffindor volando por el campo. (1999, 2001) y Molina y Hurtado-Albir (2002), el término estrategia se refiere al proceso de traducir, mientras que el resultado de aplicar este proceso se define como técnica. Según Molina y Hurtado-Albir (2002, p. 508), estrategias de traducción son aquellos procedimientos que el traductor emplea para solventar los problemas que surgen cuando se realizan una traducción. La solución a un problema de traducción se materializa por medio de una técnica de traducción. A lo largo de este trabajo se adopta la etiqueta «estrategia», tal y como lo han hecho otros autores en el área de investigación de movimiento y traducción, para referirnos tanto a estrategia como a técnica, ya que en algunos casos es muy difícil establecer tal distinción.

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(11) a. TO: Fred and George zoomed off toward the castle supporting Katie between them. Lit. «Fred y George se marcharon zumbando hacia el castillo llevando a Katie entre ellos». b. TM: Fred y George volaban hacia el castillo llevando entre los dos a Katie. En el ejemplo (10), los satélites up y down denotan que los miembros del equipo de Quidditch están volando ascendiendo y descendiendo, pero en la traducción se ha omitido dicha información y se ha optado por la inclusión de un Camino distinto, por el campo, que no precisa la trayectoria. En el ejemplo (11), el satélite off indica que los personajes parten del lugar donde se encontraban anteriormente para dirigirse al castillo, pero dicha referencia al punto de origen del movimiento se ha perdido en la traducción al español al centrarse en describir la Manera con el verbo volar. Asimismo, en cuanto al trasvase de información sobre la Manera, dado a que además del sintagma verbal la autora tiene en cuenta el empleo de otros recursos que la expresan fuera de este, los resultados muestran que la pérdida de Manera es notable, pero inferior que la apuntada por Slobin en sus trabajos previos. Ibarretxe-Antuñano y Filipoviß (2013, pp. 264-266) proporcionan una tabla resumen (véase Tabla 1 en la página siguiente) de todas las estrategias de traducción para eventos de movimiento en textos narrativos que se han encontrado en los estudios de Ibarretxe-Antuñano (2003), del inglés al euskera y al español; Cifuentes-Férez (2006, 2013), del inglés al español; y Jaka (2009), del inglés al euskera. La Tabla 1 está organizada en cuatro grupos de estrategias: estrategias para la traducción de Manera, Camino, verbos de movimiento neutros y evento de movimiento. Otro trabajo que emplea un corpus de traducción ad hoc es de Verkerk (2014). Esta autora elige las novelas británicas Alice’s Adventures in Wonderland y Through the Looking-Glass and what Alice found there de Lewis Carrol, y la novela portuguesa O Alquimista de Paulo Coelho y sus respectivas traducciones al inglés, el holandés, el alemán, el irlandés, el portugués, el francés, el italiano, el ruso, el polaco, el hindi, el persa, el griego moderno, el letón, el lituano, el albanés y el armenio. Como señala la propia autora, uno de los aspectos novedosos de su investigación es que incluye cinco lenguas que no se habían estudiado 44

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hasta la fecha desde el punto de vista de la tipología semántica de Talmy, concretamente, el irlandés, el letón, el lituano, el albanés y el armenio. Inicialmente Verkerk compila un total de 1270 eventos de movimiento de las tres novelas, pero reduce la muestra para su corpus a 124 eventos de movimiento y sus respectivas traducciones a los dieciséis idiomas. Para su análisis, la autora no parte de la tipología semántica de Talmy y tampoco opta por las estrategias de traducción recogidas por Ibarretxe-Antuñano y Filipoviß (2013), sino que prefiere centrarse en la frecuencia de uso de las distintas construcciones existentes para la expresión del movimiento. Para ello, propone las estrategias que se recogen en la Tabla 2 (ver en la siguiente página). Los resultados de esta investigación revelan que las dieciséis lenguas estudiadas varían en el uso de todas las estrategias para la expresión de eventos de movimiento. A modo de ilustración, se observa un continuo o gradiente en el empleo de la estrategia de marco satélite, siendo el ruso la lengua que más la explota y el albanés la que menos, y que aquellas lenguas que usan más la estrategia de marco satélite emplean menos la estrategia de Ca46

mino solamente. Si bien los resultados corroboran la gran variabilidad inter- e intratipológica que otros estudios han documentado (p. ej., Slobin, 2004; Ibarretxe-Antuñano, 2009; Kopecka, 2010; Ibarretxe-Antuñano e Hijazo-Gascón, 2012; Hijazo-Gascón e Ibarretxe-Antuñano, 2013; Slobin, Ibarretxe-Antuñano, Kopecka y Majid, 2014), Verkerk (2014, p. 325) considera que sería mejor identificar y estudiar relaciones entre las lenguas en vez de encasillarlas en la tipología tradicional de Talmy, tal y como hemos mencionado anteriormente. Por ello, en el análisis de datos, la autora emplea métodos de agregación que permiten crear gráficos visuales donde se pueden observar las relaciones entre las lenguas y que parecen ser de gran utilidad para estudios tipológicos y filogenéticos. El trabajo de Molés-Cases (2015) parte de la teoría de Talmy y se centra en el estudio de las técnicas de traducción que se han empleado a la hora de traducir 812 eventos de movimiento extraídos del corpus Motus DE-ES. Se trata de un corpus de traducción ad hoc bilingüe y unidireccional formado por 18 novelas de literatura infantil y juvenil originales en alemán y sus respectivas traducciones al español, con un total de algo más de novecientas mil palabras. La metodología seguida por la autora 47

para extraer los eventos de movimiento objeto de estudio fue la búsqueda de todos los verbos que expresan Manera de movimiento en el corpus y el trasvase de los eventos de movimiento en los que estos están incluidos mediante Corpus Query Processor. La Tabla 3 recoge su propuesta de análisis de la traducción de la Manera consta de ocho técnicas básicas: equivalencia léxica, paráfrasis, reducción, especificación, modulación, combinación, omisión y adición. Se trata de una propuesta a caballo entre los listados de técnicas tradicionales (véase, por ejemplo, Molina y Hurtado-Albir, 2002) y los listados basados en la tipología semántica recogidos en la Tabla 1.

El trabajo de esta autora, a diferencia de otros previos, se sustenta en un número considerable de eventos de movimiento presentes en un corpus de traducción. Además, emplea las etiquetas de las técnicas que se han usado en los estudios de traducción, las cuales incluyen todas las estrategias que se habían formulado hasta el momento con respecto a la traducción de la Manera. De esta forma, aunque la propuesta de técnicas resulta 48

una novedad en esta línea de investigación, sus resultados se pueden comparar con los trabajos previos llevados a cabo. Lewandowski y Mateu (2016), por su parte, emplean un corpus de traducción ad hoc de naturaleza unidireccional y multilingüe, formado por nueve fragmentos (con un total de 31 eventos de movimiento) del capítulo 6 de The Hobbit de Tolkien, así como dos de sus traducciones en polaco y dos en alemán. El principal objetivo de la investigación es explorar la variación intratipológica entre el polaco y el alemán —ambas lenguas de marco satélite— con respecto al trasvase de la Manera y del Camino presente en el texto origen en inglés. Estos autores concluyen que, pese a que ambas lenguas pertenecen a las lenguas de marco satélite, el alemán proporciona descripciones más elaboradas, tanto de Manera como de Camino, que el polaco. En cuanto a la expresión de Manera, se observa que el alemán usa un número similar de ocurrencias y de tipos de verbos de Manera que el texto original en inglés, mientras que en polaco es bastante inferior. Los autores argumentan que esto no se debe a que el léxico verbal de Manera en polaco sea limitado, sino a que los prefijos y los sintagmas preposicionales que expresan el Camino en polaco no se pueden combinar con los verbos de Manera con la misma flexibilidad que las partículas en alemán. Esto hace que los traductores polacos tiendan a usar verbos de Manera más genéricos, adjuntos que expresan Manera e incluso lleguen a omitir toda la información sobre esta. Por otro lado, en cuanto a la expresión de Caminos, además de las limitaciones combinatorias de los prefijos y los sintagmas preposicionales que el polaco presenta, se muestra que, al igual que el español, los Caminos múltiples tienen que lexicalizarse en verbos distintos, mientras que el alemán, al igual que el inglés, puede compactar varios Caminos en una oración con un único verbo. Todos los trabajos que hemos revisado hasta el momento emplean un corpus de traducción ad hoc de textos narrativos. Los métodos seguidos para la compilación del corpus son normalmente: (1) seleccionar los eventos de movimiento abriendo las novelas aleatoriamente (Slobin, 1996a, 1997; Cifuentes-Férez, 2006, 2013); (2) recopilarlos de ciertos párrafos o capítulos (Ibarretxe-Antuñano, 2003; Slobin, 2005; Lewandowski y Mateu, 2016); o (3) extraerlos mediante una herramienta informática de búsqueda (Molés-Cases, 2015). 49

Como ya se comentó al comienzo del apartado, contamos con autores que sí que emplean corpus existentes para sus estudios sobre la traducción de eventos de movimiento. En primer lugar, Molés-Cases (2011a) en su investigación sobre la expresión lingüística del movimiento en alemán y su traducción al español crea un pequeño corpus paralelo alemán-español a partir del corpus COVALT y lo amplia con la traducción al español de 15 novelas originalmente escritas en alemán cuyos originales ya formaban parte del COVALT. Esta autora tiene a bien alinear los textos puesto que se disponía de las obras digitalizadas. Dicha alineación del corpus de traducción alemán-español se llevó a cabo mediante el programa de acceso libre Youalign,10 que forma parte del paquete Align Factory, de la empresa francesa Terminotix. En segundo lugar, en Molés-Cases (2011b), se emplea el corpus monolingüe en alemán DWDS (Das Digitale Wörtebuch der deutschen Sprache des 20. Jr.) para realizar un análisis exploratorio sobre los prefijos que se combinan con los verbos de movimiento gehen, kommen y springen. Sus resultados muestran que con la excepción del prefijo be-, que tiene un alto grado de prefijación en gehen y en kommen, los verbos difieren en los prefijos que toman. Estos resultados son aplicables al campo de la traducción alemán-español ya que permiten dilucidar los matices que cada prefijo aporta a estas raíces verbales y comprobar si existe algún matiz que no se manifieste en español. En tercer y último lugar, Cappelle (2012) emplea una metodología basada en corpus comparables con el propósito de contrastar textos originales en inglés y textos traducidos al inglés con respecto a la frecuencia de uso de verbos con y sin Manera de movimiento. Para este estudio se seleccionan dos subcorpus del Translational English Corpus (TEC) con un total de alrededor de quinientas mil palabras cada uno. El primer subcorpus está formado por textos narrativos (ficción y biografía) traducidos del francés al inglés, mientras que el segundo subcorpus está compuesto por textos narrativos de ficción traducidos del alemán al inglés. Además, como corpus de textos originales en lengua inglesa, se seleccionaron textos narrativos del British National Corpus (BNC, Davies 2004) con un total de alrededor de los diecinue10. Disponible en http://www.youalign.com/. Para poder usar el programa, solamente se necesita realizar un registro con un correo electrónico y contraseña.

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ve millones de palabras. Las hipótesis de partida son dos: (1) los textos traducidos del francés (lengua de marco verbal) al inglés (lengua de marco satélite) contendrán menos verbos de Manera de movimiento que los textos originales en inglés, puesto que las lenguas de marco verbal tienen un lexicón verbal referido a la Manera de movimiento mucho más limitado que las lenguas de marco satélite (Slobin, 2004; Cifuentes-Férez, 2009), y (2) los traducidos del alemán (lengua de marco satélite) al inglés no se diferenciarán con respecto a los textos originales en inglés en cuanto a la frecuencia de aparición de verbos de Manera de movimiento, puesto que ambas lenguas pertenecen al grupo de lenguas de marco satélite. Para testear las hipótesis selecciona los verbos de movimiento con y sin manera listados en Levin (1993),11 con un total de 273 verbos, y establece la frecuencia de aparición en los tres corpus mencionados anteriormente. Una vez obtenidas las frecuencias se analizan estadísticamente con la prueba del Chi-cuadrado.12 Los resultados muestran que las hipótesis de partida se corroboran, puesto que se observan diferencias estadísticamente significativas entre la frecuencia de aparición de verbos de movimiento con y sin Manera entre el corpus BNC y el subcorpus de textos traducidos del francés al inglés, mientras que no se observa dicha diferencia entre el corpus BNC y el subcorpus de textos traducidos del alemán al inglés. En general, tanto si se emplea un corpus de traducción ad hoc o algún corpus de traducción disponible, según Rojo (2013) este debe tener un tamaño adecuado, ser representativo e in11. La clasificación de los verbos de movimiento no es una tarea para nada fácil; de hecho, diferentes teorías han dado lugar a diversas clasificaciones. Desde el enfoque de la interfaz léxico-sintaxis, Levin (1993, pp. 263-270) identifica nueve clases semánticas de verbos de movimiento teniendo en cuenta su comportamiento sintáctico. Esta clasificación difiere en gran medida de las propuestas en Slobin (2006), Ibarretxe-Antuñano (2004, 2006), Cifuentes-Férez (2009, 2010), entre otros, en los cuales por norma general los verbos de movimiento se han clasificado según el número de componentes semánticos que codifican y según su granularidad o especificidad semántica. Pese a que Cappelle (2012) elige los verbos de movimiento recogidos en Levin (1993), sus resultados están en la misma línea de otros dentro de esta área de investigación. 12. La prueba chi-cuadrado o c² de Pearson es una prueba no paramétrica que mide la discrepancia entre una distribución observada y otra teórica, indicando en qué medida las diferencias existentes entre ambas, de haberlas, se deben al azar.

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cluir una muestra de textos que se ajuste a los propósitos de la investigación. Dentro de este campo de investigación, tal y como hemos visto, son muy pocos los autores que han optado por usar corpus de traducción existentes. Una de las mayores dificultades reside en encontrar el corpus que se adecue a los objetivos del estudio por el tipo de texto y las lenguas de trabajo. Solventada esta dificultad, una vez que el investigador se familiarice con este instrumento de trabajo y lo sepa explotar mediante el uso de las nuevas tecnologías (p. ej., programas de alienación, de búsqueda de concordancias, etc.), lo puede aplicar a distintos objetos de estudio de una manera similar. Tal y como señala Rojo (2013), el uso de corpus permite al investigador «ampliar la escala del análisis y trascender los límites impuestos por la subjetividad característica de los diseños cualitativos» (p. 125). Los datos obtenidos mediante este método son cuantificables y ofrecen la posibilidad de generalizar, replicar y validar los resultados, así como compararlos con los resultados de otras investigaciones en el área. A pesar de sus bondades, este método presenta ciertas limitaciones, ya que el hecho de situar el foco de atención en el texto en sí mismo ofrece una visión centrada en el producto de la traducción, lo que no permite acceder de ninguna manera al proceso de la traducción, es decir, a los procesos cognitivos del traductor. El siguiente apartado se dedica precisamente a revisar una serie de investigaciones que han empleado diseños experimentales, entre las cuales trataremos un estudio sobre la traducción de eventos de movimiento que se centra en ambas facetas de la traducción, es decir, producto y proceso. 3.2. Estudios de corte experimental Los estudios de corte experimental son un tipo de diseño cuantitativo cuyo foco de atención recae en el sujeto. Estos diseños, a diferencia del corpus, permiten corroborar hipótesis sobre el efecto de una variable sobre otra. En el área de investigación sobre la traducción de eventos de movimiento podemos distinguir investigaciones sobre el proceso de traducción, la recepción del producto de la traducción en la audiencia meta e incluso estudios que emplean la traducción como método para evaluar la adquisición del patrón de lexicalización de movimiento en una segunda lengua. 52

3.2.1. El proceso de traducción: protocolos de pensamiento en voz alta Cifuentes-Férez y Rojo (2015) se centran en el proceso de traducción de eventos de movimiento del inglés al español mediante el empleo de los protocolos de pensamiento en voz alta.13 Este instrumento se ha empleado en estudios de traducción centrados en los procesos cognitivos del traductor. A pesar de sus limitaciones metodológicas (Jääskeläinen, 2011), los protocolos de pensamiento en voz alta permiten a los investigadores acceder de cierto modo a los pensamientos, reacciones y decisiones del traductor durante el transcurso de tiempo en el que está realizando la traducción. De esta forma, son un método ideal para averiguar, por ejemplo, si los traductores son conscientes de la problemática a la hora de traducir eventos de movimiento. En esta investigación, las autoras exploran el papel del tipo de texto a traducir y el del nivel de experiencia del traductor a la hora de trasvasar los verbos de Manera de movimiento. Para ello, seleccionaron tres tipos de texto distintos: un fragmento del libro infantil Barnyarn Dance! de Sandra Boynton (1993), un fragmento de la novela Mockingjay de Suzanne Collins (2011) y un fragmento de unas instrucciones de dos videojuegos; y contaron con cinco traductores profesionales y cinco graduados en Traducción e Interpretación sin experiencia profesional previa. Sus resultados corroboran estudios previos y muestran que los traductores traducen respetando el estilo retórico de la lengua meta. Sin embargo, hay ciertas restricciones que tienen que ver con el tipo de texto y la tarea de traducción que llevan a cabo. Cuando la tarea en sí requiere poner una mayor atención a otros factores como, por ejemplo, la rima en el libro infantil, los traductores tienen a sacrificar la Manera de movimiento. Por el contrario, si la tarea requiere que se preste atención a la acción como en el caso del texto de los videojuegos, los traductores tienden a mantener más información sobre la Manera. En cuanto al papel de la experiencia del traductor, no se observan diferencias entre los traductores profesionales y los nóveles con respecto a qué estrategias emplean a la hora de traducir 13. Los protocolos de pensamiento en voz alta son instrumentos metodológicos que implican que el sujeto o informante verbalice todo lo que está pensando mientras lleva a cabo una actividad, en este caso, una traducción.

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los verbos de Manera, aunque sí se observan diferencias en los comentarios elicitados. Los traductores nóveles en general parecen más reacios a omitir información sobre la Manera que los profesionales y sus comentarios sugieren que prestan una mayor atención al significado de los verbos, mientras que los profesionales muestran una mayor tendencia a ser fieles al estilo retórico de la lengua meta, incluyendo información sobre Camino y sacrificando Manera cuando el tipo de texto así lo requiere, por ejemplo, en el texto de literatura infantil. Por último, las autoras concluyen que, en general, los traductores no parecen ser conscientes de las diferencias tipológicas entre el inglés y el español a la hora de traducir los verbos de Manera, puesto que los traductores no hicieron ningún comentario explícito sobre los problemas causados por la abundante presencia de la información de manera. Además, argumentan que las decisiones de los traductores estaban influenciadas por las diferencias tipológicas entre ambas lenguas, pero dichas diferencias parece que se trataban instintivamente al seleccionar el equivalente más apropiado en el texto en lengua meta para respetar el estilo narrativo de esta. Más recientemente, Rojo y Cifuentes-Férez (2017) investigan si el grado de violencia percibida por los intérpretes a cargo de la traducción a vista de una serie de crímenes sobre amenazas y agresiones influye a la hora de traducir la información sobre el modo en el que ocurrieron los crímenes. Se les pidió a cinco intérpretes que tradujeran a vista cinco testimonios de la misma forma que lo harían si la policía se lo solicitase. A continuación, evaluaron el grado de violencia de cada uno de los testimonios en una escala del 1 (nada violento) al 9 (extremadamente violento). Los resultados muestran que existe una correlación positiva entre las puntuaciones sobre el grado de violencia y la inclusión de información de Manera en el texto meta, lo que sugiere que los intérpretes optaron por mantener más información sobre la Manera para los eventos que ellos habían percibido y evaluado como más violentos. 3.2.2. La recepción del producto de la traducción en la audiencia meta Dentro de las investigaciones de diseño experimental en esta área de investigación, encontramos algunas centradas en la recepción del producto de la traducción en la audiencia meta. 54

Filipoviß (2011) muestra que la percepción del lector acerca del grado de violencia de un evento se ve afectada por la presencia o ausencia de la información de Manera en el texto original y en el texto meta. En este experimento, participaron 10 hablantes de español, 10 hablantes de inglés y 10 intérpretes bilingües inglés/español. Esta autora selecciona 8 oraciones de un artículo del periódico en línea Revolutionary Worker, cuya lengua original es el español, pero ofrece la respectiva traducción al inglés. A los participantes se les pidió que juzgaran el grado de violencia de cada evento en una escala del 1 (el menos violento) al 10 (el más violento), mientras que a los sujetos bilingües se les pidió que tradujeran las oraciones del español al inglés y viceversa y que valoraran el grado de violencia de la lengua de la cual habían traducido. Los resultados muestran que los participantes (monolingües y bilingües) que leyeron las oraciones en inglés consideraron que contenían más violencia que aquellos que leyeron las oraciones en español. Esto tiene su explicación en el hecho que, por norma general, la traducción al inglés se añadía información de Manera que no estaba presente en el original. Como ilustra el ejemplo (12), tomado de Ibarretxe-Antuñano y Filipoviß (2013), el verbo «tirar» en español puede considerarse un verbo de Manera ya que indica que el movimiento se ha realizado con mucha fuerza (Cifuentes-Férez, 2009, p. 291); sin embargo, el verbo inglés slam, que significa «golpear con fuerza contra una superficie dura provocando como resultado un ruido», añade muchísima más información sobre la Manera en la que se ha realizado el enfrentamiento físico, ya que la superficie contra la que se golpea la Figura suele ser dura y el golpe produce un fuerte sonido, lo que parece aumentar la percepción del grado de violencia. (12) a. TO: Me tiró al suelo. b. TM: He slammed me down to the ground. Lit. «El me golpeó tirándome al suelo». Siguiendo la línea del trabajo de Filipoviß (2011), Rojo y Cifuentes-Férez (2017) exploran el efecto que la pérdida de información sobre Manera en la traducción del inglés al español tiene en las valoraciones de los lectores del texto sobre el grado de violencia. Partiendo de los estudios previos existentes, la hipótesis de partida es que la pérdida de Manera en la traducción 55

al español de una serie de testimonios sobre distintos crímenes hará que estos se consideren menos violentos y, por consiguiente, que se le imponga un castigo menor que a otros testimonios que han mantenido un alto grado de información sobre Manera. En cuanto al diseño del estudio, se eligen cinco testimonios de crímenes de amenazas y agresiones de Trujillo (2003)14 y de www.verdictsearch.com, y se crean dos versiones para cada testimonio: una con mucha información sobre Manera y otra con muy poca. A los participantes se les pidió que leyeran los testimonios, valoraran en una escala del 1 (nada violento) al 9 (extremadamente violento) el grado de violencia, decidieran la multa que les impondrían y, si lo consideraban oportuno, los días de cárcel. Los resultados muestran que los testimonios traducidos que contienen más información de Manera se juzgaron como más violentos que los que contenían poca, excepto por el crimen más violento y por el menos violento. Además, los testimonios traducidos con más detalles sobre la Manera en la que se llevaron a cabo los crímenes muestran correlaciones más débiles entre el grado de violencia y el castigo, lo que sugiere que los participantes tienen más problemas a la hora de decidir el castigo cuando la violencia percibida es mayor. Para terminar, otro estudio que explora el impacto del texto origen y el texto meta en la audiencia es del de Cifuentes-Férez (2017). El experimento llevado a cabo por la autora tiene como fin investigar el impacto de la pérdida de información de Manera y Camino en la traducción al español de 20 fragmentos de textos narrativos de cinco best-sellers en inglés. La autora pretende constatar si las traducciones al español mantienen el grado de dinamicidad presente en el texto origen, puesto que investigaciones previas han sugerido que la narración en español es menos dinámica que la narración en inglés (p. ej., Slobin, 1996a, b, 2004). Para ello, cuenta con 40 participantes nativos de lengua inglesa para la valoración de los fragmentos en lengua origen y con 45 participantes nativos españoles para la valoración 14. Trujillo (2003) lleva a cabo un estudio exclusivamente con hablantes nativos de inglés para comprobar si la percepción de los participantes en cuanto al grado de violencia se ve afectada por el uso de descripciones con verbos de Manera o de descripciones neutras con verbos de Camino. Esta autora concluye que la elección léxica tiene un impacto en la percepción de la audiencia del texto y en las valoraciones que dicha audiencia emite con respecto al grado de violencia.

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de los fragmentos en lengua meta. Todos los participantes tienen que valorar en una escala del 1 (nada dinámico) al 4 (muy dinámico) el grado de dinamicidad presente en cada uno de los fragmentos seleccionados en su lengua materna. Los resultados muestran que las traducciones al español, aunque se haya perdido información sobre la manera y el Camino, no difieren en el grado de dinamicidad con los fragmentos originales en inglés. No obstante, la autora apunta a una diferencia significativa en la dinamicidad de los eventos descritos con respecto a algunos fragmentos en inglés; más concretamente, cuando los fragmentos originales en inglés presentan verbos de Camino y verbos de movimiento sin Manera, los participantes nativos ingleses los consideran menos dinámicos que los fragmentos que siguen su patrón de lexicalización característico y contienen verbos de Manera de movimiento. En general, estas investigaciones corroboran que los receptores del texto pueden experimentar los mismos eventos o sucesos de forma muy distinta según la lengua en la que están escritos y la elección léxica particular del autor del texto en un momento dado. 3.2.3. La traducción como un método para evaluar la adquisición de lenguas Según Slobin (1996a), cuando un niño adquiere su lengua materna, está aprendiendo a prestar atención a ciertos detalles del evento del movimiento, es decir, está aprendiendo a «pensar para hablar». Además, los patrones que un niño aprende para su lengua materna son muy difíciles de cambiar y reestructurar cuando este está adquiriendo una segunda lengua en la edad adulta. Cadierno y Ruiz (2006, pp. 187-188) sugieren que cuando un adulto aprende una segunda lengua tiene que aprender a pensar para hablar en esa lengua; en otras palabras, tiene que aprender cómo los distintos componentes del evento de movimiento se expresan lingüísticamente en esa segunda lengua y a qué componentes tiene que prestar más atención. A este fenómeno también se le conoce como «repensar para hablar» (Robinson y Ellis, 2008).15 15. Para profundizar en la aplicación de las teorías de «pensar para hablar» y «repensar para hablar» en la adquisición de segundas lenguas, el lector puede consultar Cadierno (2008), Ellis y Cadierno (2009) y Cadierno (2017).

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Algunos estudios han usado la traducción como método para explorar la adquisición del patrón de lexicalización de movimiento de una segunda lengua. Por ejemplo, Cerda (2010) examina la traducción al inglés de 16 fragmentos de la novela Los túneles morados de Daniel Belmar (1961), realizada por traductores profesionales chilenos. A pesar de que los traductores usan el patrón de lexicalización inglés, es decir, verbo de Manera seguido de satélites, suelen emplear satélites correctamente con verbos de movimiento comunes tales como come (venir), fall (caer), go (ir), move (mover(se), pero muestran problemas a la hora de combinarlos con verbos de movimiento menos frecuentes. De Knop y Gallez (2011) investigan la adquisición de alemán por parte de hablantes nativos de francés con un nivel B2/C1 mediante la traducción de 20 oraciones del francés al alemán. Los resultados muestran que los hablantes nativos de francés omiten con bastante frecuencia la información sobre Manera en las traducciones y presentan problemas con la adquisición de construcciones con satélites. Alonso (2011), por su parte, explora la adquisición del patrón inglés de estudiantes españoles de traducción con un nivel C1. Los participantes tenían que traducir diez oraciones (siete que contenían verbos de movimiento y tres oraciones que servían de distractores) del español al inglés. Esta autora demuestra que, a pesar del nivel avanzado en la segunda lengua extranjera, los participantes tienden a usar el patrón de lexicalización característico del español en vez del patrón inglés, lo que sugiere que los participantes no son conscientes de las diferencias tipológicas entre ambas lenguas. En otro estudio posterior, Alonso (2013) vuelve a realizar una investigación con estudiantes españoles de traducción con un nivel C1 en inglés, pero con el objetivo de investigar si se dejan influir por su lengua materna a la hora de codificar eventos de movimiento con un cruce de límites en inglés, donde el inglés sí permite emplear verbos de Manera, pero el español no, como ya se ha mencionado en varias ocasiones a lo largo de este capítulo. En esta investigación, los sujetos traducen diez oraciones (cinco con cruce de límites y cinco sin cruce de límites) del español al inglés. Los resultados revelan que el patrón más usado en la traducción inglés-español tanto de eventos con cruce de límites (en los que en español no se puede emplear un verbo de Manera) como sin cruce de límites (en los que el español sí se puede emplear un verbo de Manera) fue el de un verbo sin Manera seguido de información de 58

Manera en adjuntos, es decir, los estudiantes de traducción han trasvasado el patrón de su lengua materna a su segunda lengua. En su conjunto, todos estos trabajos señalan la necesidad de que los estudiantes reciban una formación específica con respecto a las diferencias tipológicas entre sus lenguas maternas y las lenguas extranjeras que están aprendiendo para que sean conscientes de las divergencias y similitudes y, de esta forma, puedan tanto traducir mejor como expresarse de manera más natural respetando el estilo narrativo de las lenguas extranjeras que están manejando. La investigación de Cifuentes-Férez (2015) explora si el hecho de que el alumnado reciba formación teórico-práctica sobre las diferencias tipológicas entre el español y el inglés puede facilitar la adquisición del patrón de lexicalización inglés. Asimismo, este estudio también investiga si el nivel de dominio de la lengua extranjera (inglés) influye o no en la producción de descripciones de movimiento correctas en lengua inglesa. Con tal fin en mente, en primer lugar, los participantes realizan la traducción al inglés de cinco fragmentos narrativos en español. A continuación, una vez finalizada la tarea, el grupo experimental recibe una clase teórico-práctica de una hora de duración sobre las diferencias tipológicas entre el español y el inglés y practica traduciendo oraciones del español al inglés. El grupo control no recibe esta formación. Una semana después, todos los participantes realizan la traducción al inglés de otros cinco fragmentos narrativos en español. Los resultados de esta investigación indican que, en general, la formación recibida, aunque breve, contribuye de manera positiva a la producción de construcciones de movimiento típicas del inglés. Al igual que Cerda (2010) y Alonso (2013), esta autora encuentra que los estudiantes de traducción muestran problemas a la hora de usar correctamente satélites y sintagmas preposicionales. En cuanto al nivel de dominio del inglés, en línea con las observaciones de Alonso (2011, 2016), los resultados sugieren que un mayor nivel de inglés no predice un uso mejor y más frecuente del patrón de lexicalización característico del inglés. En general, las investigaciones que usan la traducción como método para valorar la adquisición de las construcciones de movimiento típicas de la lengua meta muestran que el patrón de lexicalización de la lengua materna interfiere y que el alumnado necesita aprender a «pensar para traducir» en su segunda lengua. 59

De ahí que todas ellas aboguen por la inclusión de una formación específica sobre las diferencias tipológicas en la expresión del movimiento y sobre cómo pensar para hablar/traducir en dichas lenguas extranjeras, tanto en los estudios de traducción como en la enseñanza de lenguas extranjeras. Para concluir este apartado, la aplicación de métodos cuantitativos al área de investigación sobre movimiento y traducción ha permitido proporcionar evidencia empírica a las teorías de Talmy y Slobin. Dados los problemas de la validez ecológica y de la validez externa de los métodos experimentales, es decir, el grado en el que lo observado en una investigación refleja aquello que realmente sucede en escenarios naturales y el grado en el que los resultados se puedan generalizar, Rojo (2013) subraya la necesidad de que se siga trabajando «para refinar los métodos ya empleados y diseñar experimentos con resultados replicables y con un mayor potencial de generalización» (p. 162). 4. Conclusión La tipología binaria de Talmy sobre la lexicalización de los eventos de movimiento ha recibido una gran atención en distintas áreas de investigación. El presente capítulo ha intentado ofrecer una visión general sobre las diferentes aplicaciones de la tipología de Talmy en los estudios de traducción. Tal y como se ha visto a lo largo del capítulo, la gran parte de los estudios existentes sobre la traducción de eventos de movimiento se centra en el producto de la traducción mediante el uso de corpus, es decir, examinan los problemas de traducción y las estrategias o técnicas que los traductores han empleado para solventarlos, así como en la recepción de los textos en varios estudios de corte experimental. Asimismo, se han revisado algunas investigaciones centradas en el proceso de la traducción, una de ellas mediante el empleo de los protocolos de pensamiento en voz alta. Dichos estudios han permitido constatar ciertos factores que parecen influir en el proceso de traducción de un texto que contiene eventos de movimiento, entre ellos, el tipo de texto y el grado de violencia percibida por el traductor. Además, se ha mostrado que la traducción se ha usado como herramienta para evaluar la adquisición de lenguas extranjeras y de las construcciones típicas para la expresión de movimien60

to en dichas lenguas. Estas investigaciones han revelado que un nivel avanzado en la lengua extranjera no es necesariamente un buen predictor del uso de las construcciones de movimiento características de la lengua extranjera, y se ha argumentado la necesidad de incluir una formación específica dentro de los contenidos de los programas en Traducción e Interpretación, así como en la enseñanza de lenguas extranjeras. En su conjunto, todos los estudios que se han revisado muestran que los traductores respetan el estilo retórico de la lengua meta, es decir, crean textos meta que se leen con fluidez y naturalidad. Para ello, en la traducción del inglés al español se omiten bastantes detalles sobre la información de Manera de movimiento presente en el texto origen e incluso Caminos o trayectorias, puesto que toda esta información puede frenar el ritmo de la narración y suele resultar redundante para la audiencia española, más acostumbrada a inferir gran parte de dicha información. Para concluir, huelga decir que la aplicación de la tipología semántica de Talmy y la teoría de pensar para hablar de Slobin al campo de la traducción resulta muy beneficiosa para los estudios de traducción en general. Además, las distintas metodologías empleadas son útiles para investigar las diferentes dimensiones o facetas de la traducción. Sin embargo, aún queda mucho por hacer en esta área de investigación como, por ejemplo, incluir un mayor número de lenguas y llevar a cabo tanto estudios intertipológicos (entre lenguas de distinto grupo tipológico) como intratipológicos (entre lenguas del mismo tipo), que contribuyan a seguir explorando no solo el producto de la traducción (p. ej., estrategias y técnicas de traducción, y el grado de inclusión u omisión de información) y su recepción (p. ej., grado de dinamicidad y violencia), sino también los procesos cognitivos implicados (p. ej., el papel de las emociones y los factores de personalidad, como la autoestima y la creatividad). 5. Referencias ALONSO, R. (2011). «The translation of Motion events from Spanish into English: a cross-linguistic perspective». Perspectives: Studies in Translatology, 19, 4, 353-366. — (2016). «Cross-linguistic influence in the interpretation of boundary-crossing events in L2 acquisition». Review of Cognitive Linguistics, 14, 1, 161-182.

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3 LAS EMOCIONES EN TRADUCCIÓN: UNA REVISIÓN DE LA METODOLOGÍA EXPERIMENTAL Beatriz Naranjo Sánchez

1. La popularización de las emociones en la producción científica Desde finales del siglo XX venimos asistiendo a una revalorización de las emociones como objeto de estudio en diferentes disciplinas. A pesar de que su tratamiento desde las ciencias y el empirismo es relativamente reciente, las emociones se están consolidando como uno de los temas esenciales en la investigación actual, adquiriendo una presencia significativa en la producción científica (Lewis et al., 2008). Este nuevo espacio que ha ido ganando el estudio de la emoción en diferentes ámbitos se conoce en la literatura como «giro afectivo» (Clough y Halley, 2007). Al reconocer la gran influencia que pueden llegar a ejercer las emociones en cualquier actividad humana, este auge alcanza incluso áreas aparentemente apartadas de su radio de influencia como, por ejemplo, la economía (véase Berezin, 2005; Rick y Loewenstein, 2008; Pixley et al., 2014; Besbris, 2016). En el ámbito de los estudios de traducción, la investigación de los procesos cognitivos o Translation Process Research (TPR), también parece sumarse a esta tendencia (véase Lehr, 2013; Hubscher-Davidson, 2013; Ramos, 2013, 2014; Ramos y Rojo, 2014; Apfelthaler, 2014; Rojo, Ramos y Valenzuela, 2014). Fruto de este reciente interés han surgido algunas iniciativas en torno al binomio traducción-emociones, destacándose la celebración de simposios, como el International Online Workshop on Affective Factors in Translation Process Research organizado por la Universidad de Aston (Birmingham) en 2013, así como la publicación de capítulos y secciones en manuales de traducción, como el Handbook of Translation and Cognition (véase Rojo, 2017). 69

Durante el proceso de traducción, los traductores pueden experimentar emociones provocadas por estímulos externos y que pueden repercutir, en última instancia, en la calidad del texto meta. Por otra parte, las traducciones resultantes de una obra artística (especialmente, en el ámbito de la traducción literaria y audiovisual) suelen tener como propósito la inducción de emociones estéticas en los lectores/espectadores. Esto explica el doble interés tanto por descubrir el papel que desempeñan las emociones en el proceso de traducción, como por conocer el impacto emocional de las traducciones en sus lectores. Así, a la hora de investigar los vínculos entre traducción y emociones, es posible adoptar al menos dos concepciones distintas de la actividad traductora: la traducción como tarea cognitiva y la traducción como producción artística. El presente trabajo pretende sacar a la luz los posibles nexos entre emociones y traducción y ofrecer una visión panorámica de las principales tendencias y retos metodológicos en el estudio de un constructo tan polifacético y dinámico como es la emoción. Para ello, este capítulo se estructura en los siguientes apartados: en primer lugar, esboza una panorámica de las dificultades conceptuales y metodológicas para adoptar un tratamiento empírico de la emoción (apartado 3.2); seguidamente, aborda el estudio de las emociones en los Estudios de Traducción tratando los temas y aspectos de la emoción en los que se ha centrado el interés en los estudios de TPR hasta la fecha (apartado 3.3), los retos metodológicos a los que se enfrenta la Traducción para trabajar con la emoción (apartado 3.4) y los resultados más relevantes que apuntan a una correlación entre la creatividad traductológica y la dicotomía entre emociones positivas y negativas (apartado 3.5). Por último, se valoran las perspectivas de futuro del estudio de las emociones en los Estudios de Traducción (apartado 3.6). Al cierre, el apartado 3.7 ofrece las conclusiones y consideraciones finales de esta revisión metodológica. 2. Problemática actual para el tratamientoempírico de la emoción Debido a su inherente complejidad, no son pocos los obstáculos que surgen al someter a las emociones a un análisis riguroso en condiciones experimentales controladas. 70

2.1. Dificultades conceptuales 2.1.1. El concepto de emoción Existe una cierta confusión tanto conceptual como terminológica en la literatura con respecto a la emoción. Por una parte, las definiciones de «emoción» no son homogéneas y, por otra, se usan varios términos indistintamente para referirse al mismo concepto. En ocasiones ocurre también que los mismos términos adoptan matices distintos que varían de un autor a otro. Así pues, en la producción científica escrita en inglés encontramos términos como affect (afecto), emotion (emoción), sentiment (sentimiento), y mood (estado de ánimo). Solomon (2008) sostiene que la proliferación de etiquetas es precisamente resultado del propio intento de solventar la delimitación conceptual que subyace al término. En un intento de homogeneizar el uso de la terminología de la emoción, Juslin y Sloboda (2010) ofrecen un glosario con definiciones para operar de forma inequívoca a efectos prácticos. Así, escogen afecto (affect) como término genérico o aglutinador que se utilizaría para designar cualquier estado emocional positivo o negativo. La diferencia entre «emoción» y «estado de ánimo» radica, según los autores, en la duración, intensidad y carácter intencional o direccional (si está motivado o dirigido hacia un objeto concreto) del estado afectivo. La emoción se define como una reacción afectiva breve e intensa dirigida hacia un objeto específico, y el estado de ánimo como un estado afectivo de menor intensidad y mayor duración, carente de direccionalidad hacia un objeto concreto. Por último, el sentimiento (sentiment) difiere de los anteriores por su carácter subjetivo, es decir, se trata de la percepción o valoración del propio sujeto sobre una experiencia emocional. Más allá del debate lingüístico, al trabajar con las emociones en las ciencias aplicadas, conviene sistematizar los elementos que las conforman y definen. Estos son los rasgos más relevantes: — Carácter intencional. Un punto de acuerdo general entre muchos filósofos que se han ocupado del estudio de las emociones es su carácter «intencional»; es decir, implican una actitud hacia el mundo y están dirigidas hacia un objeto formal o imaginario, ya que siempre existe algo o alguien que las causa (Solomon, 2008; Davis, 2010). 71

— Carácter multidimensional. Algunos autores han reparado en que, como objeto de estudio, la emoción es, primordialmente, un fenómeno de naturaleza compleja y multidimensional. En este sentido, Fontaine et al. (2007) estudiaron empíricamente las dimensiones de la emoción utilizando el cuestionario GRID (Scherer, 2005), e identificaron seis dimensiones fundamentales: cognitiva (appraisal of events); psico-fisiológica (psychophysiological changes o bodily sensations); motivacional (action tendencies); motriz (motor expressions); afectivo-subjetiva (subjective experiences) y gestión emocional (emotion regulation). — Relación de interdependencia con la esfera cognitiva. Los avances científicos han contribuido a desterrar el viejo mito de la incompatibilidad entre emoción y cognición. Se ha superado la concepción jerárquica que otorgaba a la razón la supremacía sobre las emociones y hemos pasado a equilibrar la balanza. De hecho, hoy en día se asume la existencia de una relación de reciprocidad e interdependencia entre emociones y mecanismos cognitivos, entendidos estos últimos como los procesos de procesamiento de información (p. ej., el razonamiento y la resolución de problemas). Existen estudios en psicología que muestran que las emociones positivas suponen un beneficio para el procesamiento cognitivo, ya que fomentan el pensamiento divergente y la flexibilidad cognitiva. El pensamiento divergente, a su vez, fomenta la creatividad y la innovación a la hora de tomar decisiones para resolver un problema (Isen, 2008). Sin embargo, no siempre podemos hablar de una relación directamente proporcional entre emociones positivas y resultados favorables en una determinada tarea cognitiva, pues existen otras variables que es necesario tener en cuenta, como la naturaleza de los materiales empleados, el tipo de estímulo emocional y el tipo y utilidad percibida de la tarea. 2.1.2. La clasificación de emociones En psicología, varios modelos teóricos han tratado de dar cuenta de los componentes de las emociones y de proponer clasificaciones útiles para la investigación empírica de las emociones: — El modelo de las emociones discretas es quizás el más básico e intuitivo. Este modelo defiende la existencia de un conjunto de emociones básicas e innatas, como el miedo, la felicidad, la tristeza y el asco (Tomkins, 1962; Izard, 1993). 72

— Los modelos bidimensionales se basan en dos dimensiones básicas. El más famoso es el Modelo Circumplejo de Russell de 1980, donde las emociones se ubican en un punto específico derivado de combinar dos dimensiones centrales: la valencia y la activación o arousal. Estas dimensiones se pueden concebir como un continuo de polos opuestos: en el caso de la valencia, agradable-desagradable y, en el caso del arousal, activación-desactivación (o relajación). Thayer (1989) propone un modelo más perfeccionado que contempla dos tipos distintos de activación o arousal: activación energética que se representaría en un eje «energía-cansancio» (energy-tiredness) y activación tensa, que se representaría en un eje «tensión-calma» (tension-calmness). Por último, cabe mencionar el cuestionario PANAS, o Positive and Negative Affect Scale (Watson et al., 1988), que separa las categorías de valencia positiva y negativa en dos dimensiones diferentes. — Los modelos relacionados con el estímulo proponen la existencia de emociones de naturaleza distinta a las derivadas de las interrelaciones humanas (como, por ejemplo, el enfado). Se trata de un tipo de emociones que surgen como resultado de la interacción de los humanos con otras realidades del mundo, generalmente artísticas. En esta línea, se ha indagado sobre las emociones suscitadas por la literatura, la música u otras formas de arte (véase Keen, 2011; Robinson, 2005). En el terreno de la música cabe destacar el trabajo de Zentner y Scherer (2008), quienes desarrollan una taxonomía de emociones musicales, la llamada Geneva Emotional Music Scale o GEMS. — Por último, cabe mencionar otros modelos aportados desde las ciencias puras, como el cubo de Lövheim (2012), una teoría de base neurofisiológica que relaciona la producción de ciertos neurotransmisores (serotonina, dopamina y noradrenalina) con ocho emociones básicas (sorpresa, vergüenza, sufrimiento, miedo, enfado, aversión, alegría y emoción). Todos estos modelos presentan ventajas y desventajas. Las emociones discretas, por ejemplo, son categorías fácilmente reconocibles, pero su selección parece demasiado limitada; además, este modelo asigna etiquetas de forma intuitiva o ad hoc y las concibe como categorías aisladas (Eerola y Vuoskoski, 2013). Por otro lado, la distinción entre emociones positivas y negativas en los modelos bidimensionales es quizás demasiado general, para 73

explorar aspectos y matices más específicos y aún demasiado limitada para abarcar la gran amplitud del espectro afectivo. Cabe preguntarse entonces qué modelo responde mejor a las exigencias de un estudio de corte empírico. Lo cierto es que no existe una respuesta rotunda a este interrogante, sino que para determinar la mayor o menor aptitud de un modelo es necesario tener en cuenta la naturaleza y variedad de los materiales o estímulos que se utilicen. Por ejemplo, si el objetivo es determinar la influencia de emociones opuestas, como la felicidad y la tristeza, quizás sea suficiente un modelo bidimensional, con una distinción amplia entre valencia positiva y negativa; mientras que si, por el contrario, se pretende trabajar con diferentes matices emocionales o con emociones especiales producidas por un agente externo determinado (como la música), los modelos discretos o específicos puedan resultar más útiles. Otro de los aspectos que cabe considerar para determinar la adecuación del modelo a los objetivos del estudio es la complejidad del trabajo que se pretende llevar a cabo. Si se trata de un estudio con diversos estímulos o requiere que los participantes realicen una tarea que suponga un trabajo intelectual (como, por ejemplo, una tarea de traducción), algunos cuestionarios de estas escalas pueden resultar demasiado extensos para cumplimentarlos durante la tarea o tras ella, con lo que la fatiga mental podría influir negativamente. 2.2. Dificultades metodológicas Más allá de cuestiones lingüístico-formales y taxonómicas en torno al concepto de la emoción, el estudio empírico de las emociones presenta, además, los siguientes retos a nivel metodológico: En primer lugar, la emoción no es un fenómeno aislado. Las emociones, por definición no son un rasgo fijo inherente al sujeto (como sí lo son, por ejemplo, los rasgos de la personalidad) y, por tanto, no permanecen estables en el tiempo, sino que mutan en función de una multitud de factores. Estos factores pueden ser intrínsecos a las circunstancias personales de los sujetos (personalidad, acontecimientos relacionados con las relaciones interpersonales); pero también pueden estar relacionados con las condiciones experimentales —el estrés o la tensión provocados por encontrarse en el «contexto de laboratorio»—, con los materiales 74

—contenido o carga emocional de objetos, palabras o colores, ya sea a través de convenciones sociales o posibles vinculaciones subjetivas— y con los estímulos utilizados en la tarea —sonidos, imágenes—. Incluso pueden existir factores mixtos, como la motivación, las expectativas del sujeto con respecto a la tarea, o la elicitación involuntaria de recuerdos que provocan una emoción en el sujeto. Además, debido a la relación de interdependencia entre emoción y cognición señalada previamente, a menudo resulta muy difícil establecer en la práctica qué aspecto actúa como detonante del otro. En definitiva, el carácter dinámico y fluctuante de la emoción dificulta enormemente el control de las variables en condiciones experimentales. En segundo lugar, no existen categorías de emociones estancas. A pesar de los esfuerzos por clasificar las emociones, a menudo sus fronteras no están definidas y, por tanto, son susceptibles de solaparse y entrelazarse. Robinson (2005), por ejemplo, pone de manifiesto que las emociones se pueden transformar en otras, originando amalgamas o conflictos emocionales y reacciones ambiguas. Por tanto, deberíamos hablar más bien de «flujos» emocionales simultáneos. En la mayoría de estudios sobre emociones se pide a los sujetos que escojan un término para describir su estado emocional y ello puede causarles problemas al intentar identificar sus propias emociones. En tercer lugar, nos enfrentamos a la existencia de diferencias individuales. Como en cualquier estudio que se aproxima a la experiencia o conducta humana y los procesos mentales, las diferencias individuales o rasgos que diferencian a unos individuos de otros influyen significativamente en cualquier muestra poblacional. En el terreno de las emociones, los rasgos de la personalidad, las experiencias, los recuerdos y las asociaciones que de ellos se derivan pueden condicionar a los sujetos, fomentar ciertos comportamientos e inclinar los resultados hacia un extremo u otro de la balanza al estudiar las emociones. Así, por ejemplo, un individuo al que se pretende inducir una emoción positiva a través de la visualización de una película con final feliz puede responder contrariamente a nuestras expectativas si la escena le activa el recuerdo de un familiar fallecido. Otro de los retos a nivel metodológico en lo referente al diseño del experimento es el hecho de que los estímulos tienen que ser potentes, pero inocuos. No siempre es fácil provocar un efecto emocional «apreciable» y «medible» en condiciones experi75

mentales. Por otra parte, los estímulos más poderosos pueden conducir a dilemas éticos, porque pueden amenazar el bienestar psicológico de los sujetos. Informarlos de la intención de los investigadores de producir en ellos un cierto impacto emocional puede disminuir el efecto perseguido y no informarlos de ello puede conllevar problemas deontológicos. Igualmente importante para el diseño del estudio es recordar la distinción entre emoción percibida vs. emoción inducida. Al trabajar con estímulos de una determinada carga emocional, la emoción expresada o representada en dicho estímulo no tiene por qué coincidir con la emoción sentida por los sujetos. Cabe distinguir, pues, entre las emociones percibidas, cuando el sujeto percibe la carga emocional del estímulo (por ejemplo, el sujeto percibe que un texto es triste), y las emociones inducidas o elicitadas, cuando la reacción emocional es evocada en el sujeto (por ejemplo, el sujeto se ha puesto triste al leer el texto). Las emociones percibidas e inducidas no tienen por qué coincidir, e, incluso, pueden ser contrarias. De hecho, a veces buscamos estímulos de carga emocional negativa por placer. Por ejemplo, disfrutamos escuchando música o viendo una película triste sin que ello suponga que nuestro estado emocional mimetice la emoción representada en el estímulo. Este disfrute de las emociones negativas en productos artísticos se conoce como paradox of pleasurable sadness, o paradoja de la tristeza agradable (véase, por ejemplo, Oliver, 1993; Levinson, 1997). A nivel de los resultados existentes, uno de los mayores retos de la investigación se encuentra en la variedad de los datos y en lo contradictorio de algunas de las conclusiones. Las emociones son objeto de estudio de la filosofía, la psicología, y las ciencias puras (bioquímica, fisiología, neurología). Todas ellas han hecho contribuciones relevantes para conocer mejor la naturaleza de las emociones. Sin embargo, la falta de homogeneidad metodológica entorpece la comparación de los resultados. Incluso dentro de un mismo ámbito de estudio no parece existir un consenso claro en cuanto al posible beneficio o perjuicio de las emociones positivas y negativas en tareas cognitivas. Esta variación en las conclusiones puede deberse también a los múltiples enfoques metodológicos. Por último, uno de los restos más evidentes de la investigación experimental en el ámbito de las emociones gira en torno a los problemas para acceder y manejar ciertos instrumentos de medición (p. ej., los neurofisiológicos). Con el fin de garantizar 76

el mayor rigor científico y superar el filtro subjetivo de los instrumentos de autoevaluación (como los cuestionarios o test psicológicos), conviene examinar los indicadores biológicos relacionados con las emociones que entrañan procedimientos más objetivos, como las técnicas de neuroimagen y la medición de constantes vitales. El problema suele ser las restricciones de acceso a estos medios con las que, generalmente, debe lidiar la investigación en Ciencias Sociales. 3. Interés de las emociones para los Estudios de Traducción Mientras que en sus orígenes, el foco de atención en los estudios de TPR se situó en la actividad puramente racional (principalmente en la resolución de problemas) que suponía la tarea de traducción, actualmente parece haberse despertado un especial interés por examinar también la influencia de la esfera afectiva (Rojo, 2017). Algunos estudios han realizado una aproximación de tipo cualitativo estudiando y comparando la carga o connotaciones emocionales, tanto del texto origen como del texto meta (véase, por ejemplo, Wittwer, 2007); otros han adoptado un enfoque más allá del estudio puramente lingüístico y «sobre el papel» y han intentado abordar las emociones en la traducción desde un punto de vista experimental (Jääskeläinen, 1996; Tirkkonen-Condit y Laukkanen, 1996; Lehr, 2013; Hubscher-Davidson, 2013; Ramos, 2013). 3.1. Principales líneas de investigación en traducción y emociones Distinguimos dos vertientes o tendencias fundamentales en el estudio de la emociones en traducción: como producto y como proceso. 3.1.1. Las emociones y la traducción como producto: impacto emocional in otium En este apartado consideramos los trabajos que, a través de un estudio de recepción, buscan analizar el potencial impacto emocional que el texto origen y el texto meta pueden causar en 77

sus receptores. Podríamos denominar dicho efecto «impacto emocional pasivo», «de recepción» o «in otium», ya que los sujetos implicados adoptan el rol de receptores de la traducción como usuarios de productos de entretenimiento (literatura, cine, prensa, etc.). La «carga» emocional de los textos puede provenir de su propio contenido, por ejemplo, si en el texto se describe una escena o una situación alegre, feliz o de miedo. En este caso, estamos abordando la traducción desde el punto de vista estético, generalmente moviéndonos en el terreno del arte y las emociones. En cierto sentido, la traducción se considera entonces como el producto resultante de la «recreación» de una obra artística en otra lengua. Lógicamente, las modalidades más susceptibles de recibir este tratamiento son la traducción literaria y la audiovisual, puesto que literatura y cine se consideran artes. Uno de los propósitos principales del arte es provocar emociones en la audiencia. En la literatura sobre arte y emociones, se sostiene la idea de que las emociones provocadas por obras de arte tienen características especiales, distintas de las de las emociones que experimentan las personas en su día a día, al interactuar con otras personas. En el primer caso se habla de «emociones estéticas»; en el segundo, de emociones rutinarias o «utilitarias». La diferencia fundamental entre ellas es que las emociones utilitarias pueden afectar a la supervivencia del individuo, mientras que las estéticas no suponen un riesgo para su bienestar psicológico. Dentro de las emociones estéticas se pueden distinguir emociones diversas, según el ámbito artístico en el que nos situemos. La literatura y el cine tienen características distintivas frente a otros tipos de obras de arte: se trata, generalmente, de productos de ficción con una estructura narrativa. Por ello, Robinson (2005) y Keen (2011) las han estudiado como «emociones narrativas». En los estudios de traducción y, en concreto en la audiodescripción, podemos destacar el trabajo de Ramos (2013) que apunta a la existencia de una mayor intensidad del impacto emocional provocado en la audiencia receptora invidente al utilizar una versión «literaria» frente a la versión neutra imperante en las normas de estilo de la audiodescripción en España. Por otra parte, además del contenido emocional del texto, la respuesta emocional puede también provenir de la relación hermenéutica entre texto y lector, es decir, de la actitud o acogida (de aceptación o rechazo) del lector al interpretar el texto. Así, es posible también estudiar las posibles reacciones emocionales 78

específicas que puede provocar un texto con un determinado contenido ideológico en función de si existe una sintonía o un conflicto entre la visión expuesta en el texto y las creencias del receptor (véase Fawcet, 1998; Rojo y Ramos, 2014). 3.1.2. Las emociones y la traducción como proceso: impacto emocional in labore En esta otra vertiente, el objetivo es detectar el papel de la esfera afectiva de los sujetos al traducir y sus posibles repercusiones en la naturaleza del nuevo texto. Hay dos temas destacados, a saber: el rol de los aspectos afectivos intrínsecos al sujetotraductor y los estímulos afectivos externos al sujeto-traductor. a) Aspectos afectivos intrínsecos al sujeto-traductor Estos estudios abordan las diferencias emocionales individuales como un tipo de factor capaz de influir en el producto. Cabe mencionar el estudio de Hubscher-Davidson (2016), que arroja diferencias significativas en cuanto a la inteligencia emocional entre traductores literarios y no literarios. Tal y como la autora pone de relieve, existen dos concepciones principales de la inteligencia emocional según se entienda como habilidad cognitiva o como rasgo de personalidad, y cada una de ellas lleva consigo una forma o instrumento distinto de medición. Así, mientras que la primera se lleva a cabo a través de pruebas destinadas a conocer el rendimiento del sujeto en una determinada tarea en la que tiene que poner en juego sus habilidades cognitivas relacionadas con la gestión emocional, la segunda suele basarse en cuestionarios de autoinforme, como suele ocurrir con los test de personalidad. A pesar del factor de subjetividad que siempre se suele atribuir a este tipo de cuestionarios, se han revelado como sólidos predictores de comportamientos y predisposiciones socio-emocionales. Basándose en esta segunda concepción, los resultados de Hubscher-Davidson apuntan a posibles vínculos entre la inteligencia emocional como rasgo de personalidad de los traductores literarios profesionales y el éxito profesional y grado de satisfacción en el trabajo. La inteligencia emocional se revela así como un indicador de la capacidad de gestionar las emociones a la hora de tomar decisiones durante el proceso de traducción y de distanciarse de las interferencias que puede originar el contenido emocional del texto. 79

b) Estímulos afectivos externos al sujeto-traductor Existen otros trabajos que evalúan el papel de un potencial impacto emocional sobre el proceso y el producto de traducción provocado por fuentes externas al individuo. Para distinguirlo del anteriormente mencionado impacto emocional in otium, centrado en la audiencia meta, podríamos denominarlo impacto emocional «en activo», «de producción» o «in labore», ya que el sujeto estudiado no es el receptor sino el propio traductor, en el ejercicio de su profesión o actividad académica. La órbita emocional del sujeto-traductor puede manipularse experimentalmente para inducir determinados estados de ánimo (emociones inducidas o elicitadas). En traducción, esta «inyección emocional» puede elicitarse con distintos elementos externos al traductor, introducidos en distintos momentos o fases de la tarea. Según este criterio, los estudios se dividen entre los que emplean estímulos antes de la tarea de traducción y los que lo hacen durante la tarea. Entre los trabajos que usan las emociones como estímulo antes de la tarea de traducción, destacan los estudios de Lehr (2013) y de Rojo y Ramos (2014). Estos trabajos utilizan el feedback positivo y negativo como estímulo externo. Dicho feedback se proporciona tras una tarea de traducción inicial, para evaluar su influencia en una tarea de traducción posterior. Los resultados en ambos casos apuntan a una correlación positiva, tanto entre las emociones de valencia positiva y la creatividad, como entre las emociones de valencia negativa y la precisión (accuracy). Un ejemplo de trabajo que usa la emoción como estímulo durante la tarea de traducción es el estudio de Naranjo (2016a). En este trabajo se usan dos canales distintos y simultáneos como estímulo: los textos y la música de fondo. Naranjo utiliza fragmentos literarios con carga emocional opuesta (tristeza y felicidad) como textos de partida, y los sujetos traducen mientras escuchan una banda sonora de emoción congruente o incongruente con respecto a los textos. 3.1.3. Un paso más allá: la empatía traductiva Un aspecto íntimamente relacionado con las emociones, que está despertando interés entre los investigadores es la capacidad 80

de empatía. De nuevo, el estudio de la empatía se puede abordar como proceso y como producto: por una parte, es posible estudiar la empatía de la audiencia meta con la traducción recibida, entendida como la identificación emocional con el contenido o los personajes de un texto. Desde este punto de vista, se pueden comparar posibles diferencias con respecto al grado de empatía de los receptores del texto origen (empatía en recepción); por otra parte, es posible estudiar la empatía del propio traductor con el texto original o del traductor con sus destinatarios durante la tarea de traducción (empatía en producción). En cuanto al estudio de la empatía en recepción, cabe mencionar el trabajo de Ramos (2013). Esta autora aplica el concepto del «contagio emocional» en el ámbito del cine y la TAV para explicar precisamente el fenómeno de empatía que tiene lugar a través del canal visual, así como auditivo (mediante la audiodescripción de la imagen fílmica). Los receptores del producto audiovisual, en este caso, tienden a imitar y a sintonizarse con las expresiones emocionales que perciben. Ramos utiliza una versión adaptada del cuestionario PANAS-X (Watson et al., 1988), así como la observación directa de las reacciones fisiológicoemocionales de los sujetos (llanto, arcadas) durante el experimento. Al comparar el efecto de la versión fílmica con imagen y la versión audiodescrita, sus resultados apuntan a que ambos canales sensoriales (visual y auditivo-narrado) pueden producir un impacto equivalente en términos de contagio emocional para la emoción «asco». Además, concluye que otros elementos sonoros, como la música y las voces de los personajes, pueden desempeñar un papel crucial en la elicitación emocional para las emociones de «miedo» y «tristeza». Por otra parte, Kruger et al. (2014) demuestran cómo los subtítulos pueden contribuir positivamente a la inmersión psicológica durante el visionado fílmico. Para ello, se basan en una metodología que combina la evaluación subjetiva con las pruebas de electroencelografía (EGG). El cuestionario de auto-informe que utilizan está basado fundamentalmente en las distintas dimensiones que conforman el concepto de «inmersión», que podríamos definir, a grandes rasgos, como el grado de implicación cognitiva y afectiva del sujeto durante la experiencia de visionado. Las pruebas de EEG se utilizan para detectar patrones de actividad cerebral (como los niveles de coherencia en la banda beta) asociados al fenómeno de la descorporeización cognitiva (cognitive disembodiment), fenóme81

no por el cual el espectador abandona momentáneamente su realidad para introducirse en el mundo ficticio al que se le expone. Los datos recogidos mediante ambas técnicas apuntan a un mayor grado de inmersión de los participantes con la versión subtitulada en comparación con la no subtitulada, proponiendo así los autores un nuevo marco de estudio de los procesos cognitivos implicados en la recepción de productos que han sido sometidos a las técnicas de traducción audiovisual. En el caso de los estudios centrados en la empatía en la producción, podemos distinguir entre los trabajos que examinan la empatía de carácter especulativo entre el traductor y los personajes y la acción del texto origen, y los trabajos que examinan la empatía entre el traductor y los destinatarios del texto meta. El estudio de la empatía traductor-texto está justificado por los estudios existentes sobre las emociones y la empatía «de ficción» suscitadas por obras literarias, como la narrativa. Por ejemplo, Johnson-Laird y Oatley (2010) plantean la hipótesis de que las emociones literarias puedan deberse a la identificación del lector con los personajes o las emociones de «solidaridad» (los autores hablan de «sympathetic emotions») hacia dichos personajes, también llamadas «witness emotions». Estrechamente relacionado con esta aproximación, Naranjo (2015; 2016a) recurre al concepto de narrative engagement —también llamado narrative transportation o narrative persuasion— para tratar de determinar el nivel de implicación psicológica y emocional del traductor con respecto al texto original y comprobar si dicha implicación aumenta al reproducir una música de fondo durante la tarea de traducción. Naranjo utiliza el cuestionario de Green y Brook (2000), que mide hasta qué punto el sujeto experimenta la sensación de ser transportado al mundo ficticio durante la lectura de un texto narrativo. Los resultados hasta el momento apuntan a una mayor implicación narrativa al traducir con música frente a la condición neutra (sin música). Del mismo modo, se observa un aumento de la creatividad en la traducción ante la presencia de música triste. En la empatía traductor-destinatarios, cabe citar el proyecto de Apfelthaler (2014), quien aborda la capacidad empática del traductor con respecto a los receptores potenciales de su traducción. Utilizando el Empathy Quotient Questionnaire (Cohen y Wheelwright, 2004), un cuestionario de auto-informe, intenta averiguar si los traductores con más capacidad de empatía como 82

rasgo inherente al sujeto tienden a recurrir a estrategias de traducción que indiquen una mayor inclinación o preocupación por sus destinatarios (audience-related adaptations), como las explicitaciones y cambios de perspectiva. 4. Retos de la investigación de las emociones en TPR 4.1. La selección y validación de materiales con carga emocional Uno de los obstáculos con los que a menudo se encuentran los investigadores del ámbito del TPR es la selección de textos que respondan a las necesidades específicas de cada estudio, ya que no se cuenta aún con un conjunto de textos validados de referencia para propósitos traductológicos. Para las emociones, la selección se complica aún más, puesto que no solo necesitamos textos adaptados al nivel de los participantes y a la modalidad de traducción con la que se pretende trabajar, sino también que produzcan el efecto deseado. Si se utiliza un texto literario o con contenido ideológico como estimulador emocional, nos encontramos ante la disyuntiva entre la extensión del texto y la inclusión de la emoción deseada; es decir, el texto debe ser lo suficientemente extenso como para garantizar una carga emocional significativa pero, al mismo tiempo, debe tener una longitud adecuada al tiempo disponible para realizar el experimento (y minimizar el impacto de otros factores como la fatiga mental y el estrés). Encontrar en el repertorio editorial una escena que condense la emoción deseada en su máxima potencia en unas cuantas líneas no resulta tarea fácil. A menudo, el investigador se ve obligado a elaborar sus propios textos a medida o a manipular un texto hasta tal punto que, tras la adaptación, el original resulta irreconocible. Si se utilizan dos o más textos cuyas traducciones deben ser objeto de comparación, no solo debemos asegurarnos de su homogeneidad en cuanto al número potencial de retos traductológicos, sino a la intensidad emocional y al «potencial empático» o capacidad de provocar el mismo grado de implicación narrativa en el traductor. Para determinar el nivel de contenido emocional de un texto, podemos recurrir a motores de análisis online basados en el procesamiento automático del lenguaje natural y la lingüística 83

computacional (sentiment analysis), como Toneanalyzer,1 DepecheMood2 y Api Sentiment Analyzer. No obstante, la mayoría de estas herramientas están diseñadas con fines comerciales: detectar el tono y la emoción de un mensaje de correo electrónico, una reseña o valoración de los clientes respecto a un servicio o producto, y post publicados en redes sociales como Twitter. Por ello, no se adaptan completamente al texto literario. Una alternativa menos mecánica y que nos proporciona un criterio basado en la propia experiencia humana es utilizar una encuesta en la que se indique la emoción representada en el texto. Para controlar el potencial de empatía de un texto con respecto a sus traductores existen algunos indicadores que podemos usar de forma más o menos intuitiva como criterio inicial de selección, como escoger textos cuyos personajes se encuentren en el rango de edad de los traductores o que el texto describa situaciones emocionales familiares para los sujetos. Si, además de los textos, utilizamos otros elementos con carga emocional (como la música), el proceso de validación de materiales puede requerir conocimientos especializados en el campo (por ejemplo, las relaciones entre la representación de una emoción a través de características musicales como la tonalidad, el tempo y la asonancia). Los textos y otros estímulos emocionales deberían validarse antes de usarlos, ya sea a través de herramientas automáticas, un panel de expertos, o encuestas con un sector poblacional lo más similar posible al de los sujetos traductores con los que pretendamos realizar el experimento. 4.2. Instrumentos de medida: cómo medir una emoción en TPR El apartado anterior abordaba la dificultad de medir emociones en productos inertes y «estables», resultado de una actividad humana, como los textos. Medir emociones en un sujeto, que es un ente dinámico y dotado de toda la complejidad inherente a la condición humana, resulta una tarea aún más ardua. En el caso de los estudios experimentales con traductores, cabe añadir que no son meros receptores de estímulos sino que, ade1. Disponible en: https://tone-analyzer-demo.mybluemix.net/ 2. Disponible en: http://www.depechemood.eu/

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más, efectúan una actividad cognitiva de una considerable complejidad. Debido a la cantidad de variables implicadas y a la naturaleza dinámica de la emoción —un fenómeno psicológico con una gran cantidad de matices y variable en el tiempo—, es necesario seguir todas las «pistas afectivas» posibles durante la realización del experimento. A continuación, mencionamos algunas de ellas. 4.2.1. Indicadores fisiológicos Los sistemas motor, nervioso y endocrino son responsables de respuestas fisiológicas frente a estímulos emocionales, como la variación del ritmo cardíaco, la actividad electrodérmica y la sudoración, que se pueden detectar a través de la conductividad galvánica, e incluso la temperatura cutánea, los cambios en la respiración y la respuesta pupilar (Frijda, 1986; Cacioppo et al., 2000). El problema es que medir las constantes fisiológicas de los sujetos durante una tarea de traducción es bastante complicado (incluso más que durante un estudio de recepción), puesto que los sujetos tienen que realizar una tarea que requiere un cierto movimiento —al menos de la parte superior del cuerpo— mientras llevan un aparato conectado como, por ejemplo, un pulsómetro, lo que puede resultar incómodo, aumentar la tensión o el estrés y alterar los resultados. En los estudios de traducción y emociones se ha recurrido especialmente a medir las pulsaciones como indicador de cambios emocionales. Desde el punto de vista psico-fisiológico, las frecuencias cardíacas altas se asocian a emociones que requieren una mayor activación energética, como el miedo, y las bajas, con emociones como la tristeza, que conllevan una baja necesidad de respuesta ante el estímulo. En su trabajo, Ramos (2013) utiliza este parámetro para medir el impacto emocional del texto audiodescrito. Sin embargo, la efectividad del método queda, de alguna manera, en entredicho ya que de su estudio experimental se deduce que, en ocasiones, los datos de las constantes fisiológicas (en este caso, pulsaciones) no parecen estar correlacionados con los datos recogidos mediante el cuestionario de autoinforme, lo que Ramos atribuye a una alteración cardíaca provocada por la ansiedad que pueden producir las condiciones experimentales (la paradoja del observador) al verse sometido a estímulos a los que los sujetos no están acostumbrados. 85

Rojo, Ramos y Valenzuela (2014), estudian el impacto emocional de la metáfora. Sus resultados apuntan a que la pérdida de metaforicidad en la traducción conlleva un ascenso del ritmo cardíaco en la audiencia meta para las emociones de «felicidad», «rabia» y «miedo», lo que se asocia con un mayor impacto emocional. Por el contrario, para la emoción de «tristeza» se observa el efecto contrario, es decir, un descenso de la frecuencia cardíaca con las expresiones metafóricas. Estos resultados se encuentran en consonancia con las pruebas recopiladas en fisiología que asocian la tristeza con un descenso del pulso cardíaco. Los investigadores también avisan de que este parámetro fisiológico puede verse alterado por otros factores externos, como el estrés o la fatiga, y abogan por utilizar otros indicadores de forma simultánea, como los cuestionarios subjetivos o la conductividad galvánica. 4.2.2. Indicadores motores Darwin fue uno de los pioneros del análisis de la expresión facial como uno de los predictores más antiguos para descifrar las emociones del sujeto. La expresión facial también se ha utilizado como indicador de empatía emocional (Marcus, 1990; Balconi y Bortolotti, 2013). Los estudios con este tipo de indicadores se han centrado primordialmente en siete tipos de emociones discretas: enfado, repulsión/aversión, miedo, felicidad, tristeza, sorpresa y desdén (Keltner y Ekman, 2000). Así, se han observado sobre todo las áreas de alrededor de los ojos —como la forma de arquear las cejas o fruncir el ceño— y el área de la boca y los pómulos —como la sonrisa abierta (o sonrisa de Duchenne) o cerrada, el apretar los labios, etc.— (Smith y Schyns, 2009; Ahn et al., 2010; Eisenbarth y Alpers, 2011). En los últimos años se ha empezado a investigar también otro tipo de indicadores, que incluyen el tipo de mirada, la posición corporal y la de la cabeza. Hoy en día existen técnicas como el electromiograma facial, o fEMG, que mide la actividad muscular, y programas de reconocimiento facial desarrollados precisamente con este propósito, como por ejemplo Artnatomia e incluso algunos que se pueden utilizar online y de forma libre, como Clmtrackr y Candide. En la literatura de las ciencias cognitivas, las neurociencias y la psicología de las emociones, se han encontrado pruebas de la existencia de universales en cuanto a la expresión emocional a través de la anatomía y gestualidad de la cara (por ejemplo, 86

Ekman, 1972; Matsumoto y Willingham, 2009); sin embargo, otros factores operan en contra, como las diferencias culturales, las individuales y la correlación de una determinada expresión facial con más de una emoción, lo que obstaculiza establecer relaciones inequívocas y unidireccionales, debilitando su eficacia como medidor de emociones. En los estudios de TPR centrados en conocer las respuestas emocionales del traductor durante una tarea, el software de reconocimiento facial evita la incomodidad de los instrumentos fisiológicos, puesto que graban la actividad del rostro orientado a la pantalla del ordenador. Sin embargo, el método puede resultar algo engañoso, pues el sujeto está involucrado al mismo tiempo en una tarea intelectual, y hay ciertos indicadores gestuales, como, por ejemplo, fruncir el ceño, que reflejan no solo una respuesta emocional, sino también cierto esfuerzo cognitivo. Una posible estrategia para mitigar estos efectos adversos es observar sus primeras reacciones (faciales y verbales) al enfrentarse con el texto, así como su expresión facial en las posibles pausas, para usarlas como medida de referencia en los análisis posteriores. 4.2.3. Indicadores neurológicos Las respuestas fisiológicas ante los estímulos emocionales se han relacionado con la activación de diferentes estructuras del sistema límbico, responsables de activar ciertos procesos bioquímicos relevantes. En líneas generales, las emociones agradables se han asociado a la activación de zonas como el área tegmental ventral (ATV) y el núcleo accumbens (NAC), relacionadas con la producción de dopamina, mientras que las emociones desagradables se asocian más a menudo a la activación de la amígdala (Wager et al., 2008). Podemos resumir las funciones emocionales atribuidas a las estructuras consideradas tradicionalmente más representativas por su implicación en los procesos afectivos (Wager et al., 2008) de este modo: — La amígdala interviene en la activación de las «hormonas del estrés», como la adrenalina y los corticoides, por lo que tradicionalmente se asocia al miedo (Ledoux y Phelps, 2008). — El hipocampo, que se ha asociado a la memoria y al condicionamiento posterior a los estímulos, parece estar más rela87

cionado con aspectos perceptivos frente a estímulos de carga afectiva que con la experiencia emocional real, es decir, interviene en la percepción o identificación de la emoción representada en un estímulo (p. ej., la expresión emocional de un rostro). Esta función es realmente algo distinto de la alteración emocional que el estímulo produce a nivel psicológico en el sujeto. — El córtex paralímbico está ligado a la expresión de emociones negativas, la percepción subjetiva del dolor y la detección de emociones inapropiadas para un determinado contexto social. — Los ganglios basales están relacionados con aspectos motivacionales y de recompensa. Para detectar la activación de estas regiones cerebrales, se recurre a técnicas de neuroimagen, como la tomografía por emisión de positrones (PET) y la resonancia magnética (fMRI). La dificultad de emplear dichas técnicas en un estudio de traducción reside especialmente en la accesibilidad a los entornos y el manejo de los equipos necesarios, así como en la necesidad simultanear la prueba de neuroimagen y la tarea de traducción. 4.2.4. Indicadores psicológicos Las dificultades para acceder y manejar instrumental neurofisiológico inclinan a los investigadores de las ciencias sociales y la traducción a recurrir a instrumentos de medición psicológica, entre los que destacan los test psicométricos. En líneas generales, los experimentos de traducción han usado dos tipos de test: los test que miden aspectos inherentes al individuo y los que miden reacciones emocionales frente a estímulos externos. Entre los test que miden aspectos emocionales inherentes al individuo, podemos incluir aquellos que miden la inteligencia emocional, como el Trait Emotional Intelligence Questionnaire, utilizado por Hubscher-Davidson (2016) en su estudio con traductores literarios. Este test incluye categorías como la percepción y la expresión emocionales, la gestión y regulación de emociones y del estrés, la autoestima, y otros rasgos como la impulsividad y la asertividad. Para la empatía, contamos con el Empathy Quotient Questionnaire, desarrollado por Baron Cohen y Wheelwright (2004) y utilizado por Apfelthaler (2014). Se han encontrado correlaciones estadísticamente significativas entre las puntuaciones del test y la activación de 88

áreas cerebrales relacionadas con la empatía. En esta misma línea, cabe también destacar la Emotional Contagion Scale de Doherty (1997), que mide la propensión de un individuo a empatizar con las emociones ajenas; en concreto, la tendencia a imitar cinco emociones básicas: tristeza, miedo, enfado, felicidad y amor. Entre los tests que miden reacciones emocionales frente a estímulos se pueden incluir el PANAS y su versión extensa, el PANAS-X PANAS o Positive and Negative Affect Scale (Watson et al., 1988), utilizado por Ramos (2013) en su experimento sobre audiodescripción. Se trata un cuestionario de autoinforme que presenta un elenco de emociones, de entre las cuales, los destinatarios escogen las que han experimentado durante la exposición al estímulo. Hay también otros test más específicos que permiten determinar posibles vínculos empáticos entre sujeto y texto y que se han propuesto para estudiar tareas de traducción. Naranjo (2015, 2016a), por ejemplo, propone usar un test que mide la implicación narrativa, como la Narrative Transportation Scale desarrollada por Green y Brook (2000), o el de Busselle y Bilandzic (2009), basado parcialmente en el de Green y Brook, que divide el constructo de narrative engagement (y también el test) en varias dimensiones o categorías: comprensión narrativa, foco de atención, implicación emocional y presencia narrativa. La diferencia fundamental entre ambos test es que el primero está orientado a narraciones escritas, mientras que el segundo está diseñado para productos audiovisuales. El problema de los test frente a la medición de las constantes fisiológicas y las técnicas neurológicas es que se trata de cuestionarios de autonotificación (Self-Reported Questionnaires o SRQ) que no garantizan el mismo nivel de objetividad ni de fiabilidad, puesto que son introspectivos. La estrategia óptima, hasta el momento, consistiría en complementar los test psicométricos o cuestionarios de autoinforme existentes y validados para medir el impacto emocional con cuestionarios retrospectivos hechos «a medida» que permitan responder específicamente a los interrogantes del investigador sobre la relación entre las emociones y la exposición o actividad específicas a la que se ha sometido al sujeto. De esta manera, es posible verificar si el test escogido es apto o idóneo para nuestro fin concreto o si, por el contrario, no resulta un predictor fiable, algo que podremos detectar, por ejem89

plo, si en el cuestionario retrospectivo se recogen informaciones contradictorias con respecto al test inicial. 4.3. El control de variables y las condiciones experimentales En los estudios de TPR se aboga por experimentar en situaciones que imiten las condiciones de trabajo real de un traductor, o bien realizando observaciones y experimentos «in situ», es decir, en el entorno natural del traductor, tratando así de no distorsionar el modo natural de realizar la tarea. Desde el punto de vista de la validez ecológica, el experimento debería llevarse a cabo en el lugar de trabajo habitual del sujeto y con sus propias herramientas; sin embargo, esto puede suponer una desventaja desde el punto de vista del control de variables. Además, en el caso de los traductores profesionales, la recogida de datos puede demorarse en exceso si no se proporciona una compensación a los sujetos por participar. Por ello, se suele optar por una vía intermedia, utilizando un entorno experimental, pero proporcionando a los sujetos (ya sean traductores profesionales o en formación), un ordenador con conexión a Internet para acceder a los recursos y herramientas de los que se sirven de costumbre para llevar a cabo los procesos de documentación y acceder a herramientas lingüísticas e, incluso, software de traducción asistida. En cuanto a los estímulos, hay que tener en cuenta que no todos provocan un efecto emocional de la misma intensidad; probablemente, el impacto del feedback sobre una traducción sea, por ejemplo, muy distinto al de un estímulo musical. Es incluso posible encontrar diferencias entre estímulos de la misma naturaleza. En este sentido, se ha demostrado el poder de la música sobre la esfera afectiva, pero quizás sus efectos sobre el estado de ánimo del sujeto sean más sutiles o, al menos, más difíciles de detectar a priori y dependan en gran medida de factores como los hábitos de escucha musical de los sujetos mientras realizan tareas de la misma naturaleza o similares, el nivel de formación musical (como otros estudios ya han demostrado) y su grado de sensibilidad musical. En cualquier caso, resulta difícil establecer relaciones que demuestren una reacción en cadena estímulo-alteración de estado de ánimo-comportamiento. Por ello, lo ideal sería contar con una muestra lo más amplia posible y un control de variables estricto. 90

5. El pulso entre precisión y creatividad bajo los efectos de la emoción Este apartado pretende aportar un último apunte sobre las correlaciones directas e inversas entre las emociones de valencia contraria (positivas y negativas) y el comportamiento que inducen en los traductores, de acuerdo con los resultados de los estudios más recientes. En psicología se ha demostrado que las emociones, positivas y negativas, pueden propiciar soluciones creativas en tareas cognitivas o de resolución de problemas. En este sentido, De Dreu et al. (2008) sugieren dos factores de influencia sobre el comportamiento creativo —la activación emocional (mood activation) y la valencia (mood valence)— y proponen el llamado Dual Pathway to Creativity Model. Según dicho modelo, la activación emocional o arousal es un indicador de la probabilidad de un comportamiento creativo (por ejemplo, un incremento de la activación puede dar lugar a una mayor motivación y, por ende, a una mayor creatividad en la tarea), mientras que la valencia, que puede tener un valor positivo o negativo, determinaría el modo en el que se puede presentar la creatividad. Así, las emociones positivas y las negativas son susceptibles de fomentar acciones creativas por igual, pero de formas distintas. Por una parte, las emociones positivas fomentan el pensamiento divergente y la búsqueda de la innovación, lo que puede desembocar en conductas creativas. Por otra parte, los estados de ánimo negativos pueden ser percibidos por el propio sujeto que los sufre como indicadores de que se encuentran en una situación con la que no están conformes o que requiere modificaciones. Esta conciencia puede desencadenar una voluntad de cambio que ponga en tela de juicio los esquemas de pensamiento preexistentes y permita un acercamiento al problema desde una nueva perspectiva, dando lugar, a su vez, a soluciones originales y creativas. Al examinar la influencia de las emociones sobre la creatividad de los traductores, el primer obstáculo es cómo medir la creatividad, cuando aún no existe siquiera un método o procedimiento estándar y de amplio reconocimiento para evaluar la calidad de las traducciones. Esta problemática ocasiona grandes obstáculos metodológicos y debates internos en los foros sobre didáctica de la traducción, publicaciones periódicas y centros de recursos como TAUS, que implementan herramientas y servicios para la mejora 91

de la calidad en traducción. Algunos autores sostienen que algunas estrategias de traducción pueden ser, por su propia naturaleza, más creativas que otras (Naranjo, 2016b). Sobre la base del concepto de creative shift o «giro creativo», Bayer-Hohenwarter (2010) desarrolla un método riguroso y exhaustivo para detectar un comportamiento creativo por parte del traductor, tanto en el producto, como en el proceso de traducción. Rojo y Ramos (2016) aplican este método en un estudio con emociones, en el que los resultados reflejan una tendencia a traducir con mayor creatividad tras un impacto emocional positivo y una tendencia a una mayor precisión o corrección (ausencia de errores) tras un impacto emocional negativo. Lehr (2013) también revela un impacto similar de las emociones en la calidad y creatividad de la traducción. Una posible explicación es que los sujetos a los que se les ha proporcionado un feedback negativo centran más su atención en no cometer errores en la siguiente tarea similar, mientras que el feedback positivo, al inducir una emoción de valencia positiva en los traductores, fomenta el pensamiento divergente o creativo. 6. Consideraciones finales El estudio de las emociones en los estudios de traducción, aunque reciente, parece haber despertado un especial interés por parte de los investigadores del TPR en los últimos años. Se están comenzando a detectar diversos detonantes emocionales que pueden tener un importante papel en el entorno profesional y académico del (aspirante a) traductor, como el feedback positivo o negativo y otros estímulos externos con carga emocional, como los propios textos a los que se enfrenta el traductor en su actividad profesional y la música de fondo como elemento presumiblemente facilitador de una mayor sintonía entre traductor y texto. Sin embargo, la revisión de la metodología de los trabajos publicados evidencia que aún queda mucho camino por recorrer. Los principales escollos parecen ser la naturaleza inestable de la emoción; la falta de resultados congruentes en las disciplinas «madre» de la emoción, como la psicología; la ausencia de materiales validados y la dificultad de controlar variables en condiciones experimentales que entorpecen la validez eco92

lógica de los estudios. El impacto de estos problemas se puede atenuar con una recogida de datos exhaustiva y relevante, que incluya todas las herramientas e indicadores (fisiológicos, psicológicos, neurológicos y demás), seguida de la triangulación de datos para evitar posibles incongruencias o resultados contradictorios. A pesar de las dificultades metodológicas, hasta el momento los resultados parecen arrojar algo de luz sobre la incidencia de las emociones en el proceso de traducción y en el texto meta resultante. Cabe destacar las correlaciones entre la inducción externa de emociones negativas y la corrección, y entre la inducción de emociones positivas y la creatividad traductológica. Por otra parte, la inteligencia emocional, como un rasgo de personalidad inherente al traductor, se ha revelado como un parámetro indicativo de la capacidad de gestión emocional en la toma de decisiones durante el proceso de traducción, lo que permite establecer una correlación entre la inteligencia emocional y la experiencia y el éxito profesional del traductor. Esta nueva área de investigación abre un espacio para estudiar otros posibles puntos de convergencia entre traducción y emociones desde múltiples puntos de vista. Algunas vías de estudio para un futuro próximo son la relación emocional entre traductor y texto original, y entre intérprete y discurso, así como entre el traductor y el propio autor (o intérprete y orador), explorando los conceptos de la empatía y la «fidelidad emocional» entre TO y TM. Así, sería interesante comprobar si un texto o un discurso con carga emocional puede afectar a la integridad psicológica del traductor o intérprete o determinar qué estrategias lingüísticas y paralingüísticas se emplean para reproducir en la lengua meta la carga emocional del texto original. Yendo un paso más allá, podrían también explorarse otros conceptos de la psicología estrechamente relacionados con las emociones, como el placer, la motivación y la recompensa y cómo pueden influir en la calidad final del producto. Los resultados significativos en este sentido tendrían implicaciones desde el punto de vista del rendimiento laboral y empresarial. En definitiva, los estudios existentes hasta ahora en este ámbito acaban de «tocar tierra» y, por tanto, las perspectivas en cuanto a todo el territorio que queda aún por explorar se presentan prometedoras.

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4 LOS ESTUDIOS DE RECEPCIÓN EN TRADUCCIÓN AUDIOVISUAL: ASPECTOS METODOLÓGICOS Marina Ramos Caro

1. Introducción En los últimos años la Traducción Audiovisual (TAV) ha ganado importancia y adeptos a una velocidad vertiginosa. Desde comienzos de este siglo XXI se han multiplicado los congresos, las publicaciones y las revistas especializadas en una modalidad de traducción que responde a las necesidades de una sociedad cada vez más dependiente de las imágenes. A pesar de la importancia de la opinión y experiencia del público en este tipo de productos, el estudio empírico de la recepción de textos audiovisuales traducidos se encuentra aún en proceso de consolidación, aunque cada vez son más los autores que se dedican a este tipo de trabajos (Gottlieb, 1995; Fuentes Luque, 2003; Chiaro y Antonini, 2005; Chmiel y Mazur, 2012; CabezaCáceres, 2013; Brems y Ramos-Pinto, 2013). Posiblemente una de las razones que justifican la escasez de estudios de recepción es la complejidad metodológica que este tipo de trabajos entraña en todas sus fases, desde la localización de sujetos, pasando por la edición de los estímulos y la operacionalización de las variables, hasta el análisis e interpretación de los resultados. Por este motivo, el presente capítulo aborda los aspectos metodológicos relacionados con los estudios de recepción de textos audiovisuales traducidos en cada una de sus fases, con el propósito de allanar el terreno a todos aquellos investigadores que sientan que el trabajo de recepción debería adquirir una mayor importancia en los Estudios de Traducción en general y en la TAV en particular. Los estudios de recepción en TAV provienen de la Teoría de la Recepción, pionera en situar el foco de la teoría literaria en 99

los lectores a finales de los años sesenta (Jauss, 1982; Iser, 1978; Fish, 1980). Dentro de la teoría literaria, la Teoría de la Recepción surge como crítica a las teorías formalistas de la literatura que se centran exclusivamente en los significados existentes en los textos. Por el contrario, la teoría de la recepción estudia la interacción entre los lectores y los textos, trasladando el foco de atención del texto al lector. Para los autores enmarcados en esta corriente, un texto solo adquiere relevancia al ser leído y es el lector quien reconstruye dicho texto desde el punto de vista de su época. Esta nueva corriente propició también un importante cambio de perspectiva en los estudios de traducción, ya que impulsó el paso de las teorías de equivalencia de corte lingüístico a una concepción de la traducción más enfocada al texto meta y a su efecto en la cultura de llegada. Este cambio de perspectiva tuvo una enorme importancia; una gran parte de las teorías vigentes en los estudios de traducción proviene de este nuevo paradigma, como los Estudios Descriptivos de la Traducción, basados en la Teoría del Polisistema (Even-Zohar, 1990) y el enfoque cultural en los Estudios de Traducción (en adelante, ET; Baker, 2006). Sin embargo, este tipo de teorías siguen centrándose en lectores teóricos e hipotéticos y se suelen limitar al análisis de traducciones literarias desde un punto de vista cultural. Más recientemente, en los ET se ha empezado a imponer la necesidad de entender qué ocurre exactamente en el proceso de recepción de las traducciones para poder saber si las teorías y estrategias desarrolladas están funcionando correctamente. Este tipo de estudios tiene un corte más empírico-experimental y se centra principalmente en tres líneas de investigación: a) los procesos cognitivos [y emocionales] que tienen lugar en el momento de la recepción; b) el efecto que tienen determinados aspectos contextuales, sociológicos, técnicos o lingüísticos en la recepción; y c) la valoración de los lectores de determinadas estrategias de traducción (Brems y Ramos-Pinto, 2013). De igual forma que los estudios culturales de la traducción se centran en el análisis de la traducción literaria, podemos decir que la investigación con lectores (o espectadores) reales ha tenido su desarrollo principalmente en relación con la Traducción Audiovisual (Brems y Ramos-Pinto, 2013). El siglo XXI está siendo escenario del florecimiento de la Traducción Audiovisual a nivel educativo, profesional, económico y académico, y con él 100

estamos viviendo también una época dorada de la investigación experimental en traducción con espectadores reales. Este capítulo explora esta corriente en expansión desde un punto de vista metodológico. Tras una revisión de algunos de los estudios de recepción más importantes llevados a cabo en TAV en el apartado 4.2, pasaremos a describir el proceso de realización de un trabajo de recepción de textos audiovisuales traducidos, desde la construcción de un marco teórico interdisciplinar (4.3.1) hasta el diseño del experimento en todas sus fases (apartado 4.3.2): el establecimiento de las preguntas, objetivos y variables de la investigación (4.3.2.1), la creación de materiales (4.3.2.2), la elección de la muestra (4.3.2.3) y los instrumentos (4.3.2.4), la concepción del protocolo experimental (4.3.2.5) y el control de las variables extrañas (4.3.2.6). 2. Los espectadores reales en Traducción Audiovisual La recepción de textos audiovisuales traducidos se ha estudiado desde diversos enfoques y mediante el uso de distintas metodologías de análisis. Uno de los primeros estudios de este tipo fue realizado por Gottlieb (1995), en el que el autor analizó la recepción de los errores en subtítulos de 123 participantes por medio de un botón de protesta y de cuestionarios. Algo más tarde, Jensema (1998) midió la recepción de subtítulos con diferentes velocidades por medio de cuestionarios. El autor demostró que la velocidad más adecuada era de 145 palabras por minuto, y que los espectadores eran capaces de adaptarse a una velocidad mayor siempre que no excediera el límite de 170 palabras por minuto. Uno de los grandes logros de este trabajo fue la representatividad de la muestra, ya que consiguió analizar la respuesta de 578 espectadores con diferente nivel de capacidad auditiva: personas sordas, con dificultades auditivas y sin discapacidad. Otro estudio pionero fue el llevado a cabo por Fuentes Luque (2003), quien estudió la recepción humorística de 30 espectadores expuestos a escenas subtituladas y dobladas. Para ello, se basó en la observación de la expresión facial de los participantes y utilizó cuestionarios. Con el avance del siglo XXI, los estudios de recepción fueron cada vez más frecuentes y, gracias a los enormes desarrollos tecnológicos, se comenzaron a utilizar métodos más sofis101

ticados para intentar objetivar la medición de la recepción de los espectadores. Sin duda, el método más popular es actualmente el lector de movimientos oculares (eye-tracker),1 que se ha aplicado para analizar diversos aspectos de la recepción. Por ejemplo, Moran (2008) analiza la recepción de la variación lingüística en subtítulos por medio de un lector de movimientos oculares y de cuestionarios. El autor consiguió demostrar que los espectadores se fijan más tiempo en subtítulos que contienen unidades léxicas poco frecuentes. Además, el número de fijaciones en el resto de la imagen es mayor cuando hay subtítulos con unidades léxicas frecuentes. No obstante, su muestra es pequeña, ya que estaba compuesta por solo 16 participantes. Otro ejemplo es el trabajo de Caffrey (2008), quien puso a prueba la recepción de los subtítulos en anime, en concreto, el abuso de los mismos. Con ese fin, introdujo subtítulos adicionales para explicar las referencias culturales no verbales y utilizó un lector de movimientos oculares y dos cuestionarios: uno de esfuerzo cognitivo y otro de extracción y retención de la información, compuestos por preguntas abiertas y una escala Likert. Según sus resultados, las escenas con subtítulos adicionales ayudaban a los espectadores a retener información cultural. No obstante, en este caso aún nos encontramos con resultados no concluyentes, debido a que solamente se analizó la respuesta de 20 sujetos. Por último, estudios más recientes con eye-tracking destacan por ser pioneros en el análisis de modalidades menos estudiadas, como el doblaje (Romero-Fresco, en preparación) o el subtitulado no profesional (Orrego-Carmona, 2016). Romero-Fresco (en preparación) compara la recepción de películas en versión original y películas dobladas. El estudio parece indicar que, al contrario de lo que sucede con los espectadores de escenas en versión original, al ver las escenas dobladas, el público evita mirar las bocas de los personajes. Esto apunta a la existencia de un mecanismo inconsciente desarrollado por los espectadores para favorecer la suspensión de la incredulidad (Coleridge, 1917), pues evita que se fijen en la sincronización labial. Por su parte, Orrego-Carmona (2016) analiza la recepción de series de televisión subtituladas por profesiona1. Kruger (2016) ofrece una completa revisión del uso de eye-tracking en TAV, pero presentamos aquí otros ejemplos a modo de ilustración.

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les y por no profesionales. El autor muestra a 52 participantes 13 clips de la serie The Big Bang Theory en tres versiones distintas: la versión profesional obtenida del DVD a la venta en España y dos versiones amateur creadas por dos comunidades distintas de fansubbers. La recepción se analiza por medio de un lector de movimientos oculares, cuestionarios y entrevistas. De este estudio, el autor obtiene resultados que apuntan a que la calidad de los subtítulos no se ve afectada por el hecho de haber sido realizados por aficionados. Ya en los últimos años, los estudios de recepción han ido ampliando sus horizontes hasta incluir modalidades de la TAV menos tradicionales, como la recepción de subtítulos en videojuegos, la audiodescripción (AD) y la subtitulación para sordos (SPS). La recepción de videojuegos ha sido estudiada en contadas ocasiones. O’Hagan (2009) presenta un ejemplo pionero en la recepción de localización de videojuegos. La autora analiza la experiencia de juego completa del videojuego Ico (PlayStation 2) en su versión localizada al inglés. Para ello, graba la trayectoria de juego y los movimientos de las manos de un jugador. Además, registra los comentarios del jugador por medio de diarios de juego y entrevistas. Aunque el estudio presenta una clara limitación por la baja representatividad de la muestra, la autora consigue reunir valiosos datos cualitativos para investigar la recepción del videojuego. Sus resultados apuntan a que la experiencia queda mermada por las diferencias culturales en ciertos aspectos, como es el caso de la libertad de movimiento del jugador y la comprensión de la historia de fondo. Sin embargo, el videojuego consigue una implicación emocional del jugador lo suficientemente elevada como para que sea capaz de cruzar las fronteras culturales gracias a la información no verbal. Otro ejemplo más reciente de la recepción de videojuegos es el trabajo de Mangiron (2016), en el que se estudia la recepción de los subtítulos en videojuegos. En este caso, la autora consigue reunir a un mayor grupo de participantes: 13 personas sordas y 12 personas sin discapacidad auditiva. El videojuego utilizado para medir la recepción de los subtítulos fue creado por los alumnos del Máster en Creación de Videojuegos de la Universidad Autónoma de Barcelona. De este modo, la autora puede crear diferentes versiones del videojuego para analizar distintos parámetros por medio de encuestas y de un 103

lector de movimientos oculares: la presentación de los subtítulos, la posición de los mismos, la velocidad de lectura, las diferencias en la velocidad de lectura con subtítulos de una o dos líneas, el modo de identificar al personaje y la forma de presentación de los efectos sonoros. En general, la autora concluye que existen diferencias notables entre las preferencias de los usuarios. Por ejemplo, los participantes sordos parecen preferir una presentación de los subtítulos más directa, mientras que las personas sin discapacidad auditiva prefieren una presentación más creativa de los subtítulos, en cajas de texto adornadas. Otro dato interesante es que los dos grupos prefieren que los subtítulos aparezcan centrados en la pantalla, cuando la tendencia general en videojuegos es a colocarlos a la izquierda. Por otra parte, los participantes sordos presentan una velocidad de lectura menor, pero ambos grupos parecen leer los subtítulos de dos líneas más rápido que los de una. El uso de avatares para identificar a los personajes parece no surtir efecto. Por último, los participantes prefieren que los efectos sonoros aparezcan en una burbuja emergente. Aunque todavía nos encontramos en los inicios de la investigación de la recepción de videojuegos, los estudios que hemos descrito, pioneros en este campo, subrayan su vital importancia para poder mejorar la calidad de este producto. La recepción del subtitulado para sordos (SPS) ha recibido bastante más atención. Un ejemplo a gran escala es el trabajo de Romero-Fresco (2015), una monografía en la que se presentan los resultados de un proyecto europeo centrado en tres aspectos de la recepción: las opiniones de los espectadores, su comprensión de los subtítulos y la percepción de los mismos. En siete países europeos se recogen las opiniones de los espectadores por medio de cuestionarios, se mide su comprensión con test y se analiza su percepción por medio de eye-tracking. Por su parte, Miquel Iriarte (2014) realiza un estudio con 72 participantes sordos, con dificultades auditivas y sin discapacidad. La autora analiza cómo los espectadores reciben, procesan y priorizan la información de las películas con subtítulos para personas sordas y con déficit auditivo. Para ello, combina el uso de un lector de movimientos oculares con test de comprensión oral y lectora, y demuestra que, si bien los usuarios del lenguaje oral son más eficientes en la comprensión de la información oral, los hablantes de lengua de signos son más eficientes con la información visual. 104

La audiodescripción (AD, en adelante) es un tipo de traducción intersemiótica que implica una forma de recepción exclusivamente auditiva, ya que sus principales usuarios son las personas con discapacidad visual. Encontramos varios estudios de recepción de la AD. Chmiel y Mazur (2012) abordan los estudios de recepción desde un punto de vista exclusivamente metodológico. Tras mostrar a los sujetos 3 fragmentos con AD, las autoras analizan algunos parámetros, como la subjetividad/objetividad de las descripciones o la comprensión de los sujetos. Sin embargo, no exponen los resultados de su investigación, sino que se limitan a comentar algunas recomendaciones metodológicas para este tipo de estudios, como la importancia del nivel educativo de los sujetos y la medición de parámetros como la comprensión. Otros trabajos analizan la recepción de películas con diferentes estilos de AD. CabezaCáceres (2013) analiza la influencia de 3 parámetros (velocidad, entonación y explicitación) en la comprensión de la AD. El autor selecciona tres fragmentos de una película, uno para cada parámetro, y cada parámetro se presenta a su vez en tres versiones diferentes a un grupo de 10 personas (velocidad alta, media y baja; entonación enfática, adaptada y uniforme; explicitación alta, media y baja). El autor demuestra que, si bien las diferencias en la entonación no tienen efecto en la comprensión, una menor velocidad de narración y una mayor explicitación se traducen en una mejor comprensión. Para terminar, en los últimos años se ha incluido en los estudios de recepción el análisis de la recepción emocional de los textos audiovisuales traducidos. En concreto, encontramos una serie de trabajos que analizan el impacto emocional de la audiodescripción (Ramos y Rojo, 2014; Ramos, 2015, 2016a) por medio de cuestionarios y de la medición de la frecuencia cardiaca de 70 participantes ciegos y videntes. De este modo, dicha investigación consigue comparar la potencia emocional de textos audiovisuales, con y sin audiodescripción, y probar la eficacia de dos estilos diferentes de AD: uno más neutro y otro más subjetivo. Todos estos trabajos tienen en común varios elementos, como el uso de una metodología experimental, la triangulación de los datos, el análisis estadístico de los resultados, la replicabilidad y la búsqueda de la objetividad. Se trata, en definitiva, de estudios que importan teorías y metodologías de otras disciplinas científicas y que tratan de imitar sus procedimientos para 105

conseguir ofrecer una panorámica más objetiva y realista de los fenómenos de estudio. Sin embargo, esta manera de proceder no suele resultar fácil para muchos de los investigadores que, provenientes de tradiciones humanísticas, carecen de las herramientas necesarias para llevarlos a cabo. En los Estudios del Proceso de la Traducción (Translation Process Research, TPR), este tipo de metodologías se han aplicado desde hace más tiempo y han proliferado las acciones formativas en forma de talleres y escuelas de verano para formar a los investigadores, como el Translation Process Research Workshop, un encuentro científico bianual que en 2016 ha celebrado su quinta edición. Sin embargo, el análisis de los procesos involucrados en la creación y recepción de la traducción es aún reciente en el ámbito de la TAV. Por este motivo, en los siguientes apartados revisaremos cada una de las fases en el diseño y realización de un estudio de recepción de textos audiovisuales traducidos con el fin de facilitar la tarea a todos aquellos interesados en la respuesta de los espectadores reales ante cualquier modalidad de Traducción Audiovisual. 3. Aspectos metodológicos de la recepción en TAV Como hemos mencionado con anterioridad, en los últimos años han aparecido algunos trabajos que resaltan el papel del diseño metodológico dentro de los estudios de recepción en Traducción Audiovisual (Perego, 2016; Pérez González, 2014). Un buen ejemplo es el capítulo 5 de la monografía de Pérez González (2014), dedicado a la metodología de investigación en TAV. En dicho capítulo se incluye un amplio apartado sobre la metodología empírica y una revisión de los principales métodos de investigación: eye-tracking, cuestionarios y entrevistas, métodos archivísticos y estudios de corpus. Por su parte, el trabajo de Perego (2016) se presenta como la introducción del número especial de la revista Across Languages and Cultures centrado en los estudios empíricos de recepción en TAV. En su artículo, Perego (2016) revisa la evolución de la investigación en TAV hasta llegar al punto en que se encuentra en nuestros días, en el que han adquirido una importancia vital los estudios empíricos centrados en medir la experiencia de los espectadores ante textos audiovisuales traducidos. A continuación, la autora describe al106

gunos de los principales resultados obtenidos hasta la fecha y expone los escollos y posibilidades que presenta este tipo de metodología. Ambas contribuciones son, sin duda, lecturas de referencia para el investigador interesado en analizar de manera experimental la recepción de textos audiovisuales traducidos. No obstante, se echan en falta otros estudios que describan cada una de las fases del proceso con el fin de facilitar al investigador novel el diseño y la realización de un trabajo de estas características. Y eso es precisamente lo que vamos a hacer en este apartado: delinear, paso por paso, los pormenores que caracterizan cada una de las partes que componen un trabajo empírico de recepción de textos audiovisuales traducidos. 3.1. El marco teórico: un collage multicolor Todo estudio enmarcado dentro de los estudios de traducción deberá hacer una revisión exhaustiva de los trabajos previos sobre traducción que estén relacionados con el mismo. Sin embargo, y a pesar de que cada año aumenta el número de publicaciones sobre traducción, en la mayoría de los casos una revisión limitada a los estudios de traducción no será suficiente para enmarcar un trabajo de recepción y el investigador deberá realizar un acercamiento integrado que beba de numerosas disciplinas (Perego, 2016). Existen numerosas peculiaridades de los estudios de recepción en TAV que motivan esta tendencia. En primer lugar, los textos audiovisuales en sí poseen unas características especiales, pues se trata de textos multimodales en los que el significado surge de la interacción de distintos canales: el visual y el auditivo. En ambos canales, además, la información se puede transmitir de manera lingüística o no lingüística, lo que los convierte en textos de gran complejidad semiótica (véase O’Toole, 1994; Kress y van Leeuwen, 2001; Baldry y Thibault, 2006). Si bien en otras modalidades de traducción la labor del traductor se limita a encontrar un equivalente lingüístico en la lengua meta, la tarea del traductor audiovisual es buscar las palabras en su idioma que expresen la integración de los diferentes recursos semióticos presentes en el texto audiovisual, puesto que el mensaje verbal se complementa con otros recursos semióticos (véase Taylor, 2016). Por este motivo, a la hora de analizar la recepción de la 107

TAV, en muchos casos deberemos recurrir a otras disciplinas, como la semiología y el análisis multimodal, que nos ayuden a estudiar el significado conjunto que surge gracias a la interacción de la información proporcionada por los diferentes códigos semióticos; los Estudios Cognitivos del Cine nos servirán para saber cómo procesan las películas los espectadores y la Psicología de los Medios de Comunicación será necesaria para encontrar herramientas que midan los procesos psicológicos involucrados en la recepción de textos audiovisuales. De hecho, si nos fijamos en los estudios que hemos mencionado en el apartado anterior, veremos que los fenómenos de estudio en el proceso de recepción están, en la mayoría de los casos, relacionados con fenómenos psicológicos, ya que estamos tratando de entender qué sucede en la mente y el cuerpo de los espectadores al ser expuestos a textos audiovisuales traducidos. Por ejemplo, el trabajo antes mencionado de Cabeza-Cáceres (2013) trata de entender cómo funciona la comprensión en la recepción de la AD. Caffrey (2008) está interesado en el esfuerzo cognitivo y en la retención de la información. Fuentes Luque (2003) quiere saber cómo funciona el humor, y Ramos (2015, 2016a) se centra en las emociones provocadas por textos audiovisuales. Un buen ejemplo de este marco teórico interdisciplinar es el estudio de Kruger et al. (2016), centrado en analizar los fenómenos de «inmersión psicológica» y disfrute de los espectadores al ser expuestos a películas con y sin subtítulos por medio de cuestionarios y electroencefalografía (EEG). Además de revisar los estudios previos sobre el procesamiento de la subtitulación y el doblaje, los autores recurren a otras disciplinas que puedan explicar los fenómenos de su estudio. En primer lugar, para poder entender cómo funciona la experiencia fílmica, los autores recurren a los Cognitive Film Studies, una rama de los Estudios de Cine que se basa en la psicología cognitiva, para desarrollar sus teorías sobre la recepción emocional, la comprensión y las preferencias estéticas de los espectadores. Gracias a esta disciplina, Kruger et al. (2016) explican cómo, por medio de las neuronas espejo, los espectadores se ven inmersos en una «simulación corporeizada» (Embodied Simulation, Gallese y Guerra, 2012) al ver a los personajes en la escena. No obstante, los Estudios Cognitivos del Cine se centran en elaborar y probar teorías generales sobre la percepción fílmi108

ca, y Kruger et al. (2016) quieren medir un fenómeno concreto de esa percepción: la inmersión psicológica. Por este motivo, recurren también a la Psicología de los Medios de Comunicación, rama que se ha dedicado principalmente a desarrollar y validar cuestionarios sobre este fenómeno. No obstante, los cuestionarios son herramientas subjetivas para analizar procesos psicológicos, por lo que Kruger et al. (2016) deciden completar su análisis con una medida objetiva: la electroencefalografía (EEG). Para ello, los autores también incluyen en su marco teórico un apartado dedicado a la Neurociencia. Con este ejemplo podemos ver cómo un trabajo de recepción en TAV requiere de las teorías y técnicas elaboradas en diferentes disciplinas para poder ofrecer un contexto apropiado que enmarque el trabajo, en este caso, los Estudios Cognitivos del Cine, la Psicología de los Medios de Comunicación y la Neurociencia. 3.2. Diseño y construcción de un estudio de recepción En todos los trabajos científicos experimentales es necesario llevar a cabo una metodología exhaustiva y minuciosa, ya que se pretende retratar un fenómeno de manera objetiva y desarrollar experimentos que puedan ser replicados en el futuro. Sin embargo, los estudios de recepción de textos audiovisuales requieren un control especialmente cuidadoso de todos los elementos que los componen, pues están expuestos a numerosas variables extrañas que pueden modificar los resultados en todas las fases, desde la selección y edición de los estímulos hasta el trato con los participantes. A continuación, veremos algunas de las características más importantes de cada una de las fases experimentales aplicadas a los estudios de recepción de textos audiovisuales traducidos. 3.2.1. Preguntas de investigación y variables El primer paso en el diseño de cualquier estudio consiste en definir qué queremos hacer. En realidad esta fase es igual para todo tipo de investigación experimental (véase Rojo, 2014) y no presenta ninguna particularidad para los estudios de recepción en TAV. A pesar de ello, por su enorme importancia, en este apartado describiremos cómo se desarrolla esta fase. En primer lu109

gar, deberemos establecer unos objetivos claros y hacernos las preguntas correctas y específicas que nos lleven a formular nuestras hipótesis. Se trata de un proceso que va de lo más general a lo más concreto, desde los objetivos generales hasta llegar a la formulación de unas hipótesis claras y la definición de variables que se puedan medir. Por ejemplo, Orrego-Carmona (2016) establece de manera muy clara su objetivo principal en su estudio sobre la recepción de subtitulado profesional y no profesional: saber si la recepción del público del material audiovisual subtitulado se ve influenciada por el tipo de subtítulos (profesionales vs. no profesionales). Este objetivo general se concreta en dos preguntas de investigación: 1. ¿Se observa alguna diferencia en la comprensión y la reacción del público ante los subtítulos profesionales y los no profesionales? 2. ¿Existe una correlación positiva (en términos de la comprensión) entre la recepción y los subtítulos profesionales? Para poder establecer las hipótesis y variables, es necesario conceptualizar el fenómeno de estudio de manera que se pueda medir. Este proceso se llama «operacionalización», lo que en palabras de Ávila Baray (2006) se traduce en... [...] definir las variables para que sean medibles y manejables[...]. El investigador necesita traducir los conceptos (variables) a hechos observables para lograr su medición. Las definiciones señalan las operaciones que se tienen que realizar para medir la variable, de forma tal, que sean susceptibles de observación y cuantificación.2

Orrego-Carmona (2016) conceptualiza el término «recepción» basándose en el modelo de Gambier (2006), en el que se diferencian tres tipos de recepción bien definidos: a) las reacciones a nivel cognitivo que se observan en los datos de movimientos oculares; b) la respuesta provocada en los sujetos relacionada con la atención verbal, icónica y narrativa de los sujetos, con su comprensión del contenido y su percepción subjetiva de la 2. Trabajo online disponible en: www.eumed.net/libros/2006c/203/ [última consulta: 15.12.2016].

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dificultad y el disfrute de los vídeos; y c) la repercusión, que se refleja en los hábitos de consumo audiovisual de los espectadores y su actitud frente al material subtitulado. Estos tres fenómenos se analizan por medio de cuestionarios, entrevistas y el lector de movimientos oculares. Una vez establecido el fenómeno de estudio, es hora de formular las hipótesis basándonos en los resultados de investigaciones previas. En este caso, Orrego-Carmona (2016) se basa en la literatura existente para pronosticar en su hipótesis principal que: H: Las puntuaciones de comprensión serán mayores con los subtítulos profesionales que con los subtítulos no profesionales. De esta hipótesis principal se derivan a su vez varias hipótesis específicas en las que se deberá concretar la forma de medir cada una de las variables: H1: La capacidad de reacción será mayor con los subtítulos profesionales. H2: El esfuerzo de lectura de los subtítulos será menor con los subtítulos profesionales. H3: La comprensión percibida por los sujetos será mayor con los subtítulos profesionales. La variable independiente es el parámetro que queremos manipular en nuestro experimento. En el estudio de Orrego-Carmona (2016), la variable independiente será siempre el tipo de subtítulos, y el autor la operacionaliza distinguiendo subtítulos profesionales de subtítulos no profesionales a través de la existencia o no de una remuneración. Por su parte, la variable dependiente es la que reflejará los efectos resultantes de modificar la variable independiente, y será distinta para cada una de las hipótesis. En la hipótesis 1, la variable dependiente es la capacidad de reacción que, como hemos comentado más arriba, engloba a su vez tres fenómenos: reacción, respuesta y repercusión (Gambier, 2006). La reacción cognitiva se mide mediante un lector de movimientos oculares. La respuesta engloba la atención cognitiva, también medida mediante eye-tracking, la comprensión y el juicio subjetivo de los participantes sobre la dificultad y el disfrute de los vídeos, medidos con cuestionarios y test de comprensión. La repercusión es una combinación de los hábitos de 111

consumo de los participantes y su actitud hacia la subtitulación, y se mide mediante cuestionarios y una entrevista. Por su parte, las variables dependientes de las hipótesis 2 y 3 serán respectivamente el esfuerzo de lectura y la comprensión y se miden mediante sendos cuestionarios de autoinforme. Como hemos visto, se trata de un proceso que va de lo general a lo específico, y cuyo fin es determinar de forma concreta y cuantificable los límites del estudio. Para ello, es necesario establecer un objetivo claro, formular unas preguntas apropiadas que se puedan medir por medio de nuestro análisis, establecer las hipótesis y operacionalizar las variables de forma que puedan ser cuantificadas. 3.2.2. Materiales En los estudios de recepción de textos audiovisuales, los materiales serán los fragmentos de película traducidos (subtitulados, doblados, audiodescritos) que se mostrarán a los participantes. Esta fase es de vital importancia para el estudio, pues se trata de decidir qué ejemplos vamos a utilizar para nuestro análisis. Es recomendable que sean fragmentos representativos del fenómeno que deseamos estudiar y debemos ser cuidadosos en la selección, la edición y el tratamiento de los mismos. Los textos audiovisuales poseen ciertas características que los convierten en excelentes estímulos para la investigación experimental: por una parte, consiguen acaparar la atención de los participantes, por lo que pueden ser usados en experimentos en los que se requiere la realización de dos tareas a la vez. Por otra parte, ofrecen una fácil estandarización del contexto experimental, tanto de las condiciones de visionado como del contenido del estímulo en sí. Además, ofrecen una altísima validez ecológica, ya que forman parte de nuestra vida diaria (Rottenberg et al., 2007). No obstante, los estímulos audiovisuales son complejos y han de manejarse con cuidado, pues presentan una enorme variabilidad: las películas pueden diferir entre sí en numerosos factores, como la ausencia o presencia de sonido o música, el color, el hecho de que presenten imágenes estáticas o dinámicas, su duración, la intensidad, la temática o el tipo de imágenes que aparecen (Rottenberg et al., 2007). Por eso, a la hora de seleccionar las películas, deberíamos seguir idealmente un protocolo de selección y valida112

ción de las mismas antes de utilizarlos en una investigación. Según Rottenberg et al. (2007), los pasos para validar estímulos audiovisuales deberían ser los siguientes: 1. Buscar películas completas que pudieran ser candidatas adecuadas para nuestro fenómeno de estudio. 2. Visualizar por completo dichas películas. 3. Seleccionar los fragmentos que más nos interesen para los fines de nuestra investigación. 4. Editar las películas hasta conseguir el corte exacto. 5. Llevar a cabo un estudio piloto con los clips seleccionados. 6. Reeditar los clips en base a los resultados del estudio piloto. 7. Realizar el estudio con los estímulos validados. En todos los pasos es necesario ser precisos, pues se ha demostrado que las variaciones en los estímulos audiovisuales, aunque sean mínimas, pueden modificar su efecto (Rottenberg et al., 2007). También deberemos llevar cuidado para no modificar ninguno de sus elementos, como la música o las imágenes. Sin embargo, otra posibilidad más sencilla es utilizar estímulos audiovisuales previamente validados para el objetivo de nuestro estudio. De esta forma solo es necesario seleccionar entre toda la batería de películas validadas aquellos estímulos más adecuados para nuestro estudio, siempre siguiendo unos criterios de selección claros y coherentes. Por último, en el caso de que necesitemos crear diferentes versiones de los mismos estímulos, es también importante seguir un procedimiento exhaustivo. En concreto, Ramos (2015, 2016) localiza fragmentos de películas previamente validados científicamente como estímulos efectivos para crear ciertas emociones básicas (asco, miedo y tristeza). La autora explica los criterios de selección de los estímulos dentro de la batería de clips ya validados por expertos en psicología, algunos de los cuales son: que sean fragmentos audiodescribibles, que tengan una duración similar o que sean películas desconocidas, ya que la familiaridad de los participantes con las mismas podría modificar los resultados. Además, Ramos (2015, 2016) necesita disponer de dichos fragmentos de película en diferentes versiones: como estímulo audiovisual, y con dos tipos de AD diferentes, una versión neutra y objetiva y otra subjetiva. Con el fin de crear las dos versiones con AD, la autora sigue un procedimiento claro y replicable, justificando cada una 113

de sus decisiones. Por ejemplo, es necesario utilizar la misma voz y el mismo tipo de locución en las dos versiones. A la hora de crear la versión subjetiva, es importante determinar qué se entiende por subjetividad y cuáles son los parámetros que la van a diferenciar de la versión objetiva (véase Ramos, 2016). Por último, la autora encargó a dos audiodescriptores profesionales la revisión de la AD para asegurarse de que cumplía con los requisitos necesarios y así confirmar su validez ecológica. 3.2.3. Muestra: Perfil socioeconómico y espectatorial de los sujetos Una de las mayores dificultades a la hora de realizar estudios de recepción es la localización de los sujetos. Aparte de los estudiantes universitarios, por lo general accesibles para los investigadores, suele ser complicado conseguir un número adecuado de sujetos para lograr cierta representatividad y alcanzar unos mínimos con potencia estadística que nos permitan realizar un análisis en profundidad. Además, los estudios de recepción de textos audiovisuales suelen contar con protocolos experimentales extensos, pues la mera exposición a los estímulos ya conlleva una duración considerable, sin tener en cuenta el tiempo que hay que dedicar a las pruebas previas o posteriores a las que se someta a los participantes. Por último, en muchos de estos estudios se trabaja con grupos con necesidades especiales, como niños o personas con algún tipo de discapacidad visual o auditiva, lo cual dificulta aún más el acceso a y el trato con los participantes. Por este motivo, la mayoría de estudios de recepción en traducción audiovisual suele incluir muestras relativamente pequeñas, sobre todo si implica métodos de medición diferentes a las encuestas, como lectores de movimientos oculares o medidas psicofisiológicas (Caffrey, 2008), lo cual dificulta la obtención de resultados generalizables y la extracción de conclusiones sólidas. No obstante, en los estudios de recepción de textos audiovisuales existen enormes diferencias individuales entre los participantes, y la mejor forma de solucionar dicho problema es con la realización de estudios a gran escala (Rottenberg et al., 2007; Chmiel y Mazur, 2012). Un buen sistema para conseguir mayor acceso a los participantes es ofrecer algún tipo de compensación, como créditos ECTS en el caso de los alumnos universita114

rios o una gratificación económica. También es siempre una buena idea recurrir a asociaciones que nos ayuden a localizar participantes, como la ONCE en el caso de tratarse de un estudio con participantes invidentes. Por último, la fase de selección de participantes en un estudio de estas características requiere tomar ciertas precauciones, tal y como nos recuerdan Rottenberg et al. (2007): las películas son estímulos que demandan un gran esfuerzo a nivel cognitivo, por lo que debemos ser cuidadosos al utilizarlas con determinados participantes, como niños o personas con algún tipo de discapacidad cognitiva. Esto se aplica sobre todo en los casos en los que estemos midiendo cualquier proceso relacionado con la comprensión. Por otra parte, debemos asegurarnos de que los grupos de nuestro estudio sean lo más homogéneos posible. Para ello, conviene siempre realizar una encuesta previa para determinar el perfil socio-económico y espectatorial de los participantes y, en caso de que se trate de personas con discapacidad visual o auditiva, también se recomienda controlar que el tipo y el origen de dicha discapacidad sea similar (véase Luque, 2009). También es una buena idea intentar que las muestras estén equilibradas en cuanto a la edad y el sexo de los participantes con el fin de que los grupos sean comparables. Por último, es importante mantener siempre el anonimato de los participantes, por lo que se recomienda tener un sistema de codificación de los datos. En apartados posteriores veremos otras recomendaciones relacionadas con los participantes, como el control de variables intervinientes y extrañas, tales como el cansancio de los participantes, los efectos del orden de presentación de los estímulos, o el grado de emocionalidad de los sujetos. 3.2.4. Instrumentos La fase de selección de instrumentos es, posiblemente, la más importante en todo el diseño del estudio. Esto es así para todos los tipos de investigación experimental. Para decidir qué método es el más adecuado para nuestro trabajo, debemos saber exactamente qué queremos medir y cómo lo queremos medir. En realidad, este paso se facilita enormemente si ya se ha realizado de manera correcta la primera fase de establecimiento de objetivos, preguntas e hipótesis y la operacionalización de las variables. 115

Como vimos anteriormente, Kruger et al. (2016) pretendían medir la inmersión psicológica de los espectadores expuestos a estímulos con y sin subtítulos. Ahora bien, ¿cómo se mide la inmersión psicológica? En el apartado dedicado al marco teórico vimos que Kruger et al. (2016) recurren a la Psicología de los Medios de Comunicación para poder entender su fenómeno de estudio. En dicha disciplina se han desarrollado instrumentos de medición de la inmersión psicológica, un constructo que incluye a su vez otros conceptos, como la transportación, la identificación con el personaje, la presencia o el realismo percibido. Para su estudio de la inmersión en presencia de subtítulos, Kruger et al. (2016) desarrollan un cuestionario fusionando instrumentos de medición ya existentes y validados: la escala de transportación de Green y Brock (2000); el cuestionario de identificación con el personaje, de Tal-Or y Cohen (2010); la escala de presencia, de Kim y Biocca (1997); y la escala de realismo percibido, de Cho et al. (2014). Además, los autores están interesados en analizar la correlación entre la inmersión y el disfrute, por lo que añaden un ítem para medir este parámetro. Al igual que sucede con las escalas utilizadas en el estudio de Kruger et al. (2016), muchos instrumentos de medición en psicología se basan en la propia introspección de los participantes. Con el fin de aportar una mayor objetividad al análisis, una práctica recomendable es triangular los datos, es decir, obtener información por medio de varias herramientas y así conseguir retratar de forma más objetiva el fenómeno de estudio. Una buena opción es la combinación de datos cuantitativos y cualitativos; mientras que los primeros aportan objetividad, los segundos nos ayudan a entender con mayor profundidad nuestros resultados. Kruger et al. (2016) también proponen una metodología para triangular sus datos de inmersión psicológica por medio de EEG. Aunque aún no la han puesto en práctica, los autores describen el procedimiento y el análisis de datos necesario para poder analizar la inmersión psicológica de participantes expuestos a películas con y sin subtítulos. 3.2.5. Procedimiento y protocolo experimental En esta fase se establece y describe el desarrollo del experimento en sí. Como es importante que todo el experimento se 116

lleve a cabo con la menor variación posible entre las diferentes sesiones, se recomienda crear un protocolo claro de investigación en el que se especifiquen los pasos que hay que seguir. Para ello, lo ideal es realizar un estudio piloto previo para comprobar que todo funciona correctamente. En esta fase de la investigación es importante tener en cuenta determinados factores. Por ejemplo, debemos calcular bien el tiempo que se tardará en realizar cada fase del experimento, pues una sesión experimental demasiado larga puede provocar cansancio, estrés o falta de atención en los participantes, factores que podrían modificar los resultados (Chmiel y Mazur, 2012; Rottenberg et al., 2007). El contexto físico del experimento es también importante en los estudios de recepción con estímulos audiovisuales, ya que las variaciones en las condiciones pueden modificar los datos (por ejemplo, la iluminación (Knez, 1995) y la temperatura de la sala (Anderson, Deuser y DeNeve, 1995), el tamaño de la pantalla de proyección (Detenberg y Reeves, 1996) o la presencia de otras personas (Fridlund, 1992)). Un ejemplo es el protocolo establecido por Krejtz et al. (2013) para analizar las consecuencias de mantener los subtítulos en un cambio de plano por medio de un lector de movimientos oculares. En primer lugar, los sujetos rellenan el consentimiento informado (paso 1), luego se sientan frente a una pantalla con eyetracker para proceder a la calibración y validación del mismo (paso 2). Se realiza un cuestionario previo para recabar información personal de los sujetos (paso 3). A continuación, los participantes ven los vídeos (paso 4) y, por último, deben contestar tres preguntas para medir la comprensión de los clips (paso 5). 3.2.6. Control de variables extrañas Como hemos mencionado anteriormente, uno de los problemas más comunes al realizar una comparación de variables entre diferentes grupos de participantes es la enorme variabilidad entre dichos sujetos. Por ejemplo, al medir la respuesta emocional de un grupo de participantes podría suceder que uno de los grupos estuviera compuesto principalmente por sujetos con una gran sensibilidad a nivel emocional. Esto puede distorsionar los datos, con lo que nuestros resultados ya no se deberían a la exposición a diferentes estímulos, sino a esta característica concreta de los sujetos. Normalmente, este problema se soluciona 117

llevando a cabo estudios con muestras grandes; si cada uno de los grupos del estudio contara con 100 sujetos al azar, habría muchas posibilidades de que hubiera sujetos de todo tipo en todos los grupos. Sin embargo, y por los motivos que ya se expusieron con anterioridad, a veces no es posible realizar estudios a tan gran escala. Por esta razón, existen algunos métodos que nos pueden ayudar a controlar las variables extrañas en un experimento. Un ejemplo es la técnica de Ramos (2015, 2016) para controlar la emocionalidad de los sujetos. Con el fin de saber si es necesario eliminar algún sujeto de la muestra, la autora dedica un estímulo por cada emoción a controlar la reactividad emocional de cada uno de los participantes. Así, para saber si algunos sujetos presentaban una mayor tendencia a emocionarse que otros, la autora muestra un estímulo de asco, otro de miedo y otro de tristeza en la misma versión a todos los sujetos. También es importante controlar la exposición previa de los participantes a cada uno de los estímulos. Para ello, basta con incluir una pregunta después de cada visionado en la que se pregunte a los participantes si ya habían visto esa escena con anterioridad. Otra variable extraña que puede aparecer en los estudios de recepción con textos audiovisuales son los efectos provocados por el orden de presentación de los estímulos. El hecho de ver una escena en primer lugar puede modificar el efecto de las siguientes escenas en los participantes. Por eso es importante presentar los estímulos de forma aleatoria. Además, Ramos (2015, 2016) propone introducir un sistema adicional para controlar los efectos del orden de presentación. Aunque muestra el resto de estímulos de forma aleatoria, coloca siempre en el mismo orden los estímulos que sirvieron para controlar la emocionalidad de los participantes: todos los sujetos son expuestos a las escenas de El padrino en primer lugar, El silencio de los corderos en octavo lugar y Return to me en decimoquinto lugar. De esta manera, se asegura de que el hecho de ver un estímulo al principio, a mitad o al final del experimento no influya en los resultados. Por último, se procuró que los sujetos que ocuparan la misma posición en cada uno de los 6 grupos del estudio recibieran los estímulos en el mismo orden para eliminar totalmente los posibles efectos que se puedan derivar del hecho de ver o escuchar los estímulos antes o después. Por ejemplo, el sujeto número 1 del grupo de videntes recibiría los estímulos 118

en el mismo orden que el primer sujeto del grupo de personas con discapacidad visual. Para ello, se estableció un orden aleatorio básico que se corresponde con el orden en que verían o escucharían los estímulos todos los primeros sujetos de cada grupo. La Tabla 1 (a continuación) muestra el orden para todos los sujetos número 1 de cada grupo.

Con el fin de aplicar este procedimiento a todos los sujetos (y no solo a los sujetos número 1 de cada grupo), se creó una tabla en la que se especifica el orden aleatorio en el que verían los estímulos los sujetos 2 de cada grupo, así como los sujetos 3, 4 y 5 hasta el sujeto 10 de cada grupo. En la siguiente tabla (Tabla 2 de la siguiente página) se puede ver dicho orden. Los números de las películas se corresponden con el orden que ocupan según se codificaron para el sujeto 1 en la tabla de arriba (es decir, 1 = Padrino, 2 = Halloween, 3 = Bambi, 4 = Trainspotting, etc. Ver la Tabla 1, arriba). Como se puede observar en la Tabla 2 (a continuación), los estímulos presentados en primer, octavo y decimoquinto lugar son siempre los mismos para todos los sujetos ya que, como hemos explicado con anterioridad, son los estímulos dedicados a controlar la tendencia a emocionarse de los sujetos. 119

4. Conclusiones Los estudios de recepción de textos audiovisuales son esenciales para saber si la Traducción Audiovisual está cumpliendo su función y si las teorías que desarrollamos al respecto son ciertas. Sin embargo, el desarrollo de este tipo de trabajos entraña no pocas dificultades: por una parte, los textos audiovisuales son estímulos complejos que han de ser tratados con cautela. Por otro lado, el trabajo experimental con seres humanos supone también ciertos riesgos y dificultades que debemos tener en cuenta. El presente capítulo ha realizado un recorrido por todas las fases necesarias para el diseño y realización de un estudio de recepción en Traducción Audiovisual. En primer lugar, hemos hecho una breve revisión de algunos de los trabajos de recepción más importantes en TAV que han servido para ilustrar la necesidad de construir un collage para poder dotar a este tipo de estudios interdisciplinares de una base teórica amplia y sólida. A continuación hemos descrito cada uno de los pasos de 120

la realización de un experimento de esta naturaleza, resaltando las características específicas de los estudios de recepción en la TAV y ofreciendo ejemplos para ilustrar cada uno de estos pasos. En cada una de las fases, hemos justificado la importancia de seguir un procedimiento riguroso que nos permita realizar estudios replicables y retratar el fenómeno de estudio con la mayor objetividad posible. Para ello, hemos resaltado la importancia de emplear mecanismos que contribuyan a controlar las variables extrañas y triangular los datos usando diferentes herramientas de medición. Esperamos que el presente capítulo sirva de guía para todos aquellos interesados en la recepción de la TAV. El análisis de la recepción de textos audiovisuales traducidos supone recorrer un camino fascinante y repleto de posibilidades que, además de acercarnos a otras disciplinas y hacernos aprender a cada paso, nos hace avanzar por el impulso y la motivación de saber que nuestro trabajo tiene como fin último mejorar la vida de muchos seres humanos mediante el acceso a una comunicación audiovisual sin barreras. Por este motivo, tenemos el deber de abrir nuestra mente y estar atentos a todas las ideas que puedan mejorar una modalidad de traducción cada vez más importante, a la vez que tratamos de ser más rigurosos en el desarrollo de nuestra metodología y nuestros diseños experimentales. Movidos por la fuerza de dicha motivación, cada pequeño paso que demos, por muy pequeño que parezca, será un avance en el camino que habrá merecido la pena recorrer. 5. Referencias ANDERSON, K.A., W.E. DEUSER y K.M. DENEVE (1995). «Hot Temperatures, Hostile Affect, Hostile Cognition, and Arousal: Test of a General Model of Affective Aggression». Personality and Social Psychology Bulletin, 21(5), 434-448. ÁVILA BARAY, H.L. (2006). Introducción a la metodología de la investigación. España. Consulta en línea: www.eumed.net/libros/2006c/203/ [última consulta: 15.12.2016]. BAKER, M. (2006). Translation and Conflict: A Narrative Account. Nueva York y Londres: Routledge. BALDRY, A. y P. THIBAULT (2006). Multimodal Transcription and Text Analysis. Londres: Equinox.

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5 EL GÉNERO COMO MÉTODO DE ESTUDIO Y ENSEÑANZA EN LA TRADUCCIÓN DE TEXTOS ESPECIALIZADOS EN INGLÉS-ESPAÑOL; EL GÉNERO Y LA TRADUCCIÓN JURÍDICA María Ángeles Orts

1. El género como metodología en el ámbito del discurso especializado Este capítulo aspira a ofrecer una visión general del trabajo investigador realizado bajo el paradigma de la teoría del género, en el ámbito de la traducción jurídica en inglés-español. Primeramente, se ofrecerá un recorrido general por lo que ha significado la génesis y evolución de estos estudios en el ámbito de la lingüística, y sus repercusiones en la traductología. En segundo lugar, a través de conceptos clave pertenecientes a este paradigma, los de «comunidad especializada» y «propósito discursivo», ofreceremos una serie de reflexiones sobre lo que significa aplicar los estudios de género a la traducción especializada. Finalmente, haremos un recorrido por los estudios más significativos del campo concreto de la traducción jurídica, clasificándolos según traten el binomio derecho-lenguaje en traductología desde su más amplio espectro, o se centren, de forma más instrumental, en abordar la traducción de los géneros del derecho público (leyes, sentencias, tratados) o del privado (testamentos, contratos, poderes). Al tiempo que esta clasificación se lleva a cabo, emitiremos un diagnóstico metodológico que categorice los estudios según el método de investigación empleado: por un lado, aquellos basados puramente en la reflexión teórica del investigador, sean de índole prescriptiva o descriptiva, por otro, aquellos en los que se introduce algún elemento empírico (estudios cualitativos mixtos), o los que, basados en corpora, aplican el género a través de mediciones netamente cuantitativas. Con todo ello, intentaremos ofrecer una visión panorámica de lo que supone esta metodología de estudio en el campo de los textos jurídicos y su traducción. 125

En líneas generales, la teoría del género constituye un paradigma de fecundos resultados en el campo de la investigación y descripción del discurso especializado, por prodigar una atención especial a los aspectos teóricos y aplicados de las variedades profesionales y académicas del lenguaje. Más específicamente, la traducción especializada, y concretamente —como veremos posteriormente— la traducción jurídica, se han visto especialmente favorecidas por esta visión, que liga la comunicación especializada con las profesiones y su discurso a nivel social y contempla las diferentes tipologías textuales como géneros que conforman y hacen evolucionar la actividad comunicativa de dichas comunidades profesionales en el mundo. Aunque su génesis se halla en las teorías sociolingüísticas de Dell Hymes (1974), y en la gramática funcional de M.A.K. Halliday, (1978), y no se introducirá hasta la misma década de los setenta como un concepto relevante en traductología (Bassnett y Lefevere, 1990), la teoría del género no es un paradigma atomista, sino holístico, que lo convierte en un instrumento analítico muy versátil, al permitirle incorporar los hallazgos de los paradigmas que le preceden. Esta afirmación implica que el enfoque analítico sobre el que se asienta la teoría del género trasciende el concepto de registro de Halliday como una corriente que «prioritises linguistic forms over the social and the cultural»1 (Downing, 1996, p. 14) en favor de una perspectiva que favorece el análisis del texto como género y que lo concibe como «a communicative vehicle for the achievement of goals»2 (Swales, 1990, p. 46). La vocación integradora y holística del paradigma queda bien clara en el ámbito de la traducción de la mano de lo que, retomando un concepto tradicional de la teoría literaria, Monzó llama «genología», o teoría de los géneros: La genología, en su aplicación a la traducción, podría considerarse una plataforma conciliadora en la que se darían cita la lingüística (pragmática, sociolingüística, análisis del discurso, lingüística textual, lingüística cognitiva, lingüística funcional sistémica), la semiótica, los estudios culturales de la traducción, la filosofía, la psicología, la antropología (cultural, cognitiva) [2003, p. 9]. 1. «da prioridad a las formas lingüísticas sobre las sociales o culturales» (traducción propia). 2. «un vehículo de comunicación para la consecución de objetivos» (traducción propia).

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En concreto, si bien el concepto de género entra en el ámbito de la traducción de la mano de las teorías funcionalistas alemanas de Reiss y Vermeer (1984/2014), son esenciales para el desarrollo de la teoría de género como paradigma analítico y operativo las aportaciones teóricas hechas por la lingüística supraoracional y las contribuciones de la pragmática, junto con una nueva visión interdisciplinar y comunicativa del lenguaje (Alcaraz, 2000). Estas van a cristalizar en tres perspectivas metodológicas que contemplan de manera diferente cómo se entrama, en el género, la relación texto-contexto: la Nueva Retórica norteamericana (véanse, por ejemplo, Bazerman, 1988 y 1994; Freedman y Medway, 1994, así como Schäffner, 2002, en el ámbito de la Traducción), la Escuela de Sydney (Martin, 1984, 1992, 1997), así como los estudios de inglés para fines específicos —o ESP en inglés— (Swales, 1990, 2004; Bhatia, 1993, 2004; Berkenkotter y Huckin, 1995), que se originaron a partir del análisis del papel del inglés como lengua franca en el mundo académico y profesional. Esta última perspectiva queda representada en el ámbito de la traducción por los trabajos de Trosborg (1997, 2000), quien pone de relieve la importancia que reviste la dimensión social del género, al permitir contemplar el encargo de traducción como un proceso sociocomunicativo, en tanto en cuanto este ha de responder a las expectativas del destinatario. En cualquier caso, y pese a que durante las dos últimas décadas ha habido diferentes definiciones y descripciones de lo que constituye un género (Martin, 1984, 1992, 1997; Bazerman, 1988; Bhatia, 1993, 2004 y 2008; Eggins, 1994; Orlikowski y Yates, 1994; Berkenkotter y Huckin, 1995; Freedman y Medway, 1994; Swales, 1990, 2004; Fairclough, 2003, 2006; entre otros), y según Bawarshi y Reiff (2010, p. 3), el término «género» en sí mismo resulta, a veces, confuso, compitiendo con otras teorías «popularizantes», que lo comprenden como una mera forma de tipología textual; un sistema artificial de clasificación de los textos. El dilema entre texto y género lo solucionan, en el ámbito traductológico, los llamados —de forma equivocada y contradictoria, a nuestro modo de ver y como la propia Aragonés señala (2009), puesto que se trata de una perspectiva que va más allá de las fronteras de lo textual— integrantes del «enfoque textual» de la traducción, entre los que se encuentran Hatim y Mason (1990, p. 105), García Izquierdo (2000) y Schäffner 127

(2002, pp. 210-212), entre otros, y que distinguen entre tipo de texto, o modelo clasificatorio basado en el tema o ámbito disciplinario, y género textual, concebido desde su total dimensión social y comunicativa.3 Contemplar el proceso de traducción como un procedimiento comunicativo integral equivale, desde nuestra propia perspectiva, a adentrarse en el conocimiento y empleo de las herramientas operativas esenciales en el ámbito de las profesiones. Así, al traductor especializado se le va a asignar el papel crítico de mediador en el proceso comunicativo en el que se halla involucrado, al desentrañar cómo están estructurados los acontecimientos comunicativos que produce una comunidad lingüística profesionalizada, sus géneros, con lo que se pone así de relieve el cariz social e intercultural de su labor. Según García Izquierdo y Montalt (2002), traducimos desde y hacia el género, ya sea consciente o inconscientemente. En sus palabras: If translating is a communicative act, then the notion of genre is critical to understand the full scope of what translators actually do. Genres are not just semiotic constructs that impose restrictions upon the translator but, put in Bazerman’s words (1998), «opportunity spaces for realising certain kinds of activities, meanings and relations». Genres offer multiple communicative resources that must be used to empower the translator, instead of restricting him [2002, p. 141].4

2. El género y la traducción especializada: comunidad discursiva y propósito comunicativo El género es un concepto especialmente afecto a la traducción especializada, desde el momento en que la hace más efecti3. Esta afirmación está muy en la línea de lo que Monzó llama «transgénero» (2003 y 2007), del que nos ocuparemos más adelante. 4. «Si traducir es un acto comunicativo, se sigue que la noción de género es crítica para entender el alcance completo de lo que realmente hacen los traductores. Los géneros no son solo construcciones semióticas que imponen restricciones al traductor, sino que, en palabras de Bazerman (1998), constituyen “espacios de oportunidad para realizar ciertos tipos de actividades, significados y relaciones”. Los géneros ofrecen múltiples recursos comunicativos que deben ser utilizados para capacitar al traductor, en lugar de limitarlo» (traducción propia).

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va y más precisa.5 En nuestra opinión, existen dos conceptos clave para el traductor especializado en la definición, ya clásica, de uno de los pioneros de la teoría del género, John Swales (1990): el de comunidad discursiva y el de propósito comunicativo. En primer lugar, una comunidad discursiva es un conjunto de miembros de una colectividad profesional o académica que poseen un mayor conocimiento sobre los fines convencionales, la interpretación y el uso de los textos que maneja dicha comunidad, que aquellos que no son especialistas. En este sentido, y pese a no ser practicante de la disciplina en cuestión, el traductor especializado no solo debe conocer el campo temático y la terminología especializada y recursos documentales de dicha disciplina (Gamero, 2001, p. 42), sino que debe necesariamente adquirir competencia genérica sobre sus textos: lo que se ha dado en llamar genre literacy (Spack, 1988, p. 36). Por otro lado, analizar el propósito comunicativo de los distintos géneros nos lleva a contemplar cómo estos muestran restricciones en términos de su intención, posicionamiento, forma y valor funcional. Esto quiere decir que, pese a que el traductor posea cierta libertad para utilizar los recursos lingüísticos —aquellos que Gamero (2001, p. 38) llama «elementos intratextuales»—, debe respetar las prácticas estándar dentro de las fronteras de cada género en particular. Concretamente, Hatim y Mason (1990, 1997), al analizar la traducción desde su dimensión comunicativa, pragmática y semiótica —en el estudio de lo que Gamero llama «elementos extra-textuales» (2001, p. 38)—, dan a entender que ciertos recursos léxico-gramaticales y mecanismos retórico-discursivos que se asocian en general al ámbito de los distintos registros (dimensión comunicativa y pragmática) se utilizan de manera peculiar y genuina dentro de cada tipología genérica (dimensión semiótica). Alcaraz (2000), por su parte, ve el propósito comunicativo del género 5. En España, existen trabajos especialmente interesantes en este campo, orientados hacia las diferentes disciplinas que analizan traductológicamente. Entre otros muchos son reseñables los trabajos que, partiendo de diferentes corpora (Gamero, 2001, en el campo de los textos técnicos alemán-español, o García Izquierdo, 2009, en lo relativo a los textos médicos) o mediante análisis textuales con ejemplos (Suau, 2010, sobre los géneros de la economía y la empresa y Socorro Trujillo, 2008, en el ámbito del Comercio internacional), intentan dar una visión general de lo que es la traducción especializada. Del ámbito de la traducción jurídica nos ocuparemos más adelante.

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reflejado en su organización discursivo-textual o macroestructura y en la organización retórica de esta. Es tan vital este concepto en el proceso traductológico especializado que, a menudo, la incomprensión de un texto se achaca en mayor medida a la falta de familiarización del destinatario del mensaje con la macroestructura del género, que a la incomprensión de su terminología especializada. En este sentido, cuanto más rígida sea la macroestructura que articula un género, mayor porcentaje de predictibilidad habrá para que el traductor emule las líneas maestras del género origen en el género meta, y viceversa. Existen disciplinas como el derecho (con sus leyes, sentencias, normativas y reglamentos) o la ciencia (con sus artículos de investigación y monografías) en las que la predictibilidad es mayor por la rigidez con que se estructuran sus géneros (Bhatia, 1995; Alcaraz y Hughes, 2002); hay otras, por el contrario, como el discurso profesional del turismo, donde la mayor heterogeneidad y el carácter híbrido de dichos géneros hace incluso difícil catalogar esta disciplina como una lengua de especialidad (Calvi, 2010). También atañe al propósito comunicativo del texto la identificación de la materia/sujeto/realidad extra-textual que el texto intenta representar, cambiar o usar. Esa manipulación retórica ha sido denominada por Hatim y Mason (1990) «función textual» o «foco contextual dominante», y conecta con la noción hallidayana de tenor: la relación entre el emisor (en este caso, la comunidad especializada) y el receptor del texto (su audiencia), así como la finalidad que, según esa relación, tiene dicho texto. Hatim (2001, p. 215) distingue tres tipos de textos principales, según su foco retórico: — Textos expositivos. Se trata de textos descriptivos y narrativos: descripciones de objetos o situaciones, y narraciones que organizan acciones y eventos en un determinado orden. Presentan este tipo de foco, por ejemplo, las conferencias, los libros de texto, los artículos periodísticos y reseñas, entre otros. — Textos instructivos o exhortativos. Reiss (1976) encuentra este foco en los textos operativos que despiertan el interés de los lectores y los convencen o disuaden de hacer algo. Hatim y Mason (1990) identifican dos subtipos: instructivos con alternativa, como en los anuncios o las recomendaciones de consumo, e instructivos sin alternativa, como en los contratos y tra130

tados, o instrumentos prescriptivos que regulan el comportamiento civil. — Textos argumentativos, donde la atención se centra en la gestión situacional, y cuya función dominante es administrar o dirigir la situación de una manera favorable para el objetivo textual de la comunidad emisora. En el discurso jurídico, por ejemplo, es fácil encontrar este tipo de función en los fundamentos de derecho, o justificaciones que los propios jueces utilizan para fundamentar sus decisiones dentro de una sentencia. Por último, es necesario considerar los fenómenos de hibridez e intertextualidad que pueden tener lugar en los varios niveles del género; a saber, la identificación de la mezcla de textos y tradiciones lingüísticas que componen el fondo del texto o género en concreto, o la existencia de conexiones discursivas con otros textos. Borja (2000, p. 71) proporciona una definición de ambos conceptos. Por un lado, la intertextualidad es, según afirma, «la dependencia de unos textos de otros y la inteligibilidad de los textos depende de esta relación». Esto es algo que podemos observar con mucha frecuencia —apunta también Borja (ibid.)— en el sistema de derecho anglosajón, que se basa en la jurisprudencia, y en virtud del cual toda nueva sentencia que se pronuncia hace referencia, inevitablemente, a las resoluciones judiciales dictadas anteriormente sobre el mismo tema. Por otro lado, la hibridación se define como la aparición de otros tipos de textos dentro de los textos. El caso de los textos turísticos, como apunta Calvi (2010), sería un ejemplo prototípico de hibridación, por el input suministrado por otras disciplinas para interpretar, describir y explicar los mecanismos que subyacen a la actividad turística en sí. Otro ejemplo sería el discurso corporativo, donde, a modo de ilustración, los informes destinados a los accionistas hacen un uso manipulativo de los recursos ofrecidos por otros géneros del campo de la contabilidad, las finanzas, las relaciones públicas y el derecho (Bhatia, 2012; Breeze, 2015), con el fin de convencer a los usuarios de la benignidad de la gestión empresarial. Traducir desde y hacia los géneros implica, pues, no perder de vista los conceptos, anteriormente descritos e ilustrados, de propósito comunicativo y comunidad discursiva, que han de materializarse en un enfoque integral que tenga en cuenta la macroestructura, la función retórica y la intertextualidad de los 131

géneros sometidos al proceso de traducción, sin olvidar, por supuesto, los aspectos discursivos que operan a nivel de registro, como son sus dispositivos de textualización (las estrategias de tematización y puesta en escena), así como, a nivel formal, las selecciones léxicas y morfosintácticas. La inclusión de estos parámetros debe servir para que el traductor adquiera conocimientos sobre las comunidades especializadas a las que estos géneros pertenecen, uniendo los resultados obtenidos con los rasgos culturales y etnográficos de cada comunidad discursiva profesional en concreto, y dando cuenta de cómo estos inciden en dichos géneros. A continuación, nos ocuparemos más concretamente de las vertientes metodológicas más importantes que aplican los estudios de género a la traducción jurídica. 3. El género y la traducción jurídica en inglés/español Si el género parece ser un paradigma especialmente indicado para el ámbito de la traducción especializada, todavía lo es más, y más significativamente, para el de la traducción jurídica y, de forma específica, para la traducción del inglés jurídico desde y hacia el español. Existen múltiples formas en las que podríamos clasificar las investigaciones llevadas a cabo desde el ámbito del género en traducción jurídica. Sin embargo, en este trabajo hemos decidido distinguir entre los trabajos más teóricos, es decir, aquellos que reflexionan de forma amplia sobre la relación entre género jurídico y la traductología, normalmente basados en la introspección del investigador (Rojo, 2013), y aquellos, más instrumentales, que analizan los géneros en el contexto comunicativo en el que se sitúan dentro de la comunidad jurídica, de índole metodológica más variada. Así, distinguiremos aquí entre los estudios basados en la traducción o análisis contrastivo de los instrumentos que dan expresión al derecho público (sector del ordenamiento jurídico que regula la organización y funciones del estado y demás entes públicos) y al privado (el que rige las relaciones entre particulares). Al mismo tiempo, y dentro de cada una de estas secciones, intentaremos llevar a cabo un diagnóstico que categorice los estudios según su índole metodológica: aquellos basados puramente en la reflexión teórica del investigador, aquellos en los que se introduce algún 132

elemento empírico (estudios cualitativos mixtos), o los que, basados en corpora, aplican el género a través de mediciones netamente cuantitativas. 3.1. Los estudios teóricos sobre el género, la traducción y la profesión jurídica La opacidad de la disciplina del derecho en sí hace de la traducción jurídica uno de los campos más delicados en la labor del traductor. No en vano el derecho es una de las instituciones más verbales, inseparable del lenguaje porque los instrumentos y los procedimientos de los que se vale son puramente lingüísticos (Gibbons, 2004), y el lenguaje es el resultado del propósito al que sirve, que incluye necesariamente el uso de tecnicismos, de una tipología textual tremendamente rígida (Bhatia, 2004) y un «lenguaje fosilizado» (Alcaraz y Hughes, 2002a, p. 9). Este factor de dificultad resulta, paradójicamente, favorable a la utilización del género como patrón metodológico en el ámbito de la traducción jurídica, pues es precisamente la estratificación lingüísticoretórica del discurso jurídico y la predictibilidad de sus géneros lo que facilita la tarea del traductor, que, en principio, es un agente lego en el proceso comunicativo de traslación del texto jurídico a otra lengua. A esto se añade que el discurso de la profesión jurídica está profundamente ligado a las limitaciones socioculturales del contexto en el que se utiliza: al tratarse la traducción jurídica inglés-español de una tarea que tiene lugar a partir de dos sistemas legales del todo diferentes, el del derecho continental y el Common Law, es la teoría del género la que va a venir en ayuda del traductor jurídico, que, al adquirir las claves sobre las diferencias lingüístico-retóricas que subyacen a dichos géneros, se va a convertir en pieza eje como mediador lingüístico entre ambos sistemas. En este sentido, y siguiendo una línea metodológica basada en el estudio cualitativo —que ha inspirado casi la totalidad de los primeros trabajos de investigación sobre género en traducción jurídica—, nos encontramos con las obras monográficas de Trosborg (1997), Borja (2000; 2007a), Alcaraz y Hughes (2002) y Cao (2007), que analizan el lenguaje legal y su traducción y que pasamos a describir, en orden cronológico, más adelante. Si bien todas estas monografías son esenciales hoy para entender cómo 133

funcionan las cuestiones más básicas de la traducción jurídica entre culturas y sistemas, en ellas la teoría del género queda subyacente a la pura descripción lingüística y traductológica. En primer lugar, la obra de Trosborg (1997), pese a no estar centrada exactamente en los textos jurídicos y no utilizar las herramientas de la teoría del género de forma explícita, abre un nuevo camino en la teoría y práctica de la traducción, al tratar por primera vez los textos especializados como tipologías textuales. Las dos áreas principales de investigación se centran, primero, en el papel que desempeñan los tipos de texto cuando se intenta comprender el proceso de la traducción y en cómo hacen frente los traductores a los diferentes tipos de texto en su práctica diaria. En segundo lugar, la obra analiza en qué medida y en qué áreas son idénticos los tipos de texto a través de las lenguas y culturas, y qué similitudes y diferencias se pueden observar en los tipos de textos de textos originales y traducidos. Esta obra, que se acerca también a la traducción de los géneros jurídicos (Bhatia, 1997, pp. 203-215), constituye un análisis multidimensional que se mueve entre tipología textual y género, y va a constituir una base sobre la que se van a apoyar otras obras posteriores acerca de la materia (p. ej. Schäffner, 2002; Zhisheng Wen, 2004; Aragonés, 2009, este último sobre traducción de patentes). Aunque todavía tampoco utiliza el concepto «género» de forma expresa, la mayor fortaleza del estudio que Borja ejecuta en el año 2000 es la innovadora organización tipológica que realiza de los textos jurídicos, orientada a la traducción profesional y realizada a través del contexto de las dos tradiciones jurídicas, española e inglesa, y que constituye hoy una obra de referencia en el campo (p. ej., Cabré, 2006; Prieto Ramos, 2009). En una obra posterior (2007), Borja también abarca los problemas más acuciantes en el ámbito de los géneros que suscita la traducción jurídica y jurada, pero, a nuestro parecer, no aborda cuestiones lingüísticas y científicas de gran calado, y este trabajo constituye simplemente un buen manual al uso para traductores jurídicos. Por otro lado, la obra de Alcaraz y Hughes (2002), que tiene sus antecedentes en un estudio descriptivo anterior de los autores (1994/2007), constituye un sólido estudio descriptivo del inglés legal y los problemas de su traducción a otros idiomas. Aborda cuestiones de interés para los traductores, como la definición 134

del sistema inglés como lingüística y culturalmente distinto a los continentales, junto con una descripción sincrónica y diacrónica de su discurso jurídico. Dicha descripción se basa en todos los campos pertinentes de análisis lingüístico, proporcionando una caracterización precisa del registro, en términos del vocabulario empleado (los fenómenos léxicos que se pueden encontrar en esta variedad lingüística, tales como la polisemia, la homonimia, las relaciones de hiperonimia e hiponimia, sinónimos, antónimos y falsos cognados), de su morfología y su compleja sintaxis (de la que los autores destacan su «anfractuosidad»). Asimismo, los autores escrutan algunos de sus géneros, que clasifican en orden a las dificultades traductológicas que puedan presentar, a varios niveles: léxico, discursivo y pragmático. Finalmente, en la exploración de los recursos lingüísticos y estilísticos de los que dispone el traductor de textos legales, abordan lo que denominan la presencia de «anisomorfismos», o faltas de equivalencia entre lenguas y sistemas jurídicos. A estas obras anteriormente mencionadas, y por su carácter similar en el orden metodológico, debe unirse la obra de Cao (2007), quien examina la traducción jurídica desde el prisma comparativo de los sistemas jurídicos anglonorteamericano y continental; adoptando una perspectiva interdisciplinaria entre el derecho y el lenguaje, Cao aborda cuestiones lingüísticas y jurídicas, y analiza la competencia traductora a través de varios tipos de textos legales que incluyen contratos, leyes e instrumentos jurídicos multilaterales. También en el nacimiento de estos estudios, aunque en otro orden temático muy distinto y con un corte teórico-aplicado, se encuentran los trabajos seminales de Monzó (2001, 2005). Dichos trabajos reflexionan sobre el papel del aprendiz de traductor jurídico en el proceso intercultural que constituye la traducción a través de géneros. En estos términos el género supone un estadio en un proceso dialéctico, que implica la familiarización, o «enculturación» del traductor, pero también su «desculturación» o reacción ante el proceso alienante que podría suponer la imposición de parámetros culturales y lingüísticos propios de la lengua extranjera. El trabajo de Monzó revela cómo el interés de lingüistas y traductores ha desembocado en diversos enfoques del discurso jurídico que ya contemplan la noción de género como una teoría social informada sobre modelos retóricos. Estos modelos son relativos a los diferentes propósitos personales e insti135

tucionales de la disciplina. De hecho, Monzó tiene un papel fundamental en el desarrollo del rol profesional del traductor jurídico, ya que acuña la noción de «transgénero» (2002, 2003), que está destinada a concebir al traductor como un creador, y no como un simulador de otras realidades. La autora insiste en distinguir dos fases epistemológicas: la tradicional, que se centra en géneros originales, es la menos explorada y trabaja con traducciones. La tradicional, según Monzó, entiende que la traducción es siempre instrumento y que lo interesante es conocer los sistemas jurídicos y los contextos de producción y recepción de los textos en cada sistema social para hacerla pasar por original. La menos explorada, más centrada en la traducción (lo que llama «transgénero» o transgenre) y menos en los originales, trata la traducción como sistema relativamente autónomo, con sus propios condicionantes, lo que legitima su estudio como objeto y no como siervo de los originales. Los estudios de Monzó se centran en la formación de traductores-intérpretes, pero, en cierta forma, también están contextualizados dentro de un programa de acción social: la mejora de las condiciones y calidad profesionales de los traductores en una vena poco ortodoxa, pero decididamente encaminada a «mejorar la realidad docente y profesional» de la disciplina (Rojo, 2013, p. 64). No nos gustaría terminar este recuento sobre los trabajos teórico-descriptivos en el área sin mencionar el factor que contempla la adopción por parte de la comunidad internacional del inglés como lingua franca para el derecho. En este sentido está encaminado el trabajo de Orts (2015a), que, desde la teoría del género, analiza las consecuencias que tiene el uso generalizado del inglés en las relaciones jurídicas internacionales para su traducción al español y a otras lenguas, lo que provoca, entre otras cosas, que algunos conceptos de la ley sustantiva anglosajona se hayan desdibujado, al ser transferidos a otros sistemas. De manera inversa, relata cómo los conceptos jurídicos angloamericanos se han deslizado subrepticiamente en el derecho sustantivo del país de recepción y algunas veces tienen profundas consecuencias en la forma en que se llevan a cabo los actos jurídicos. El objetivo final de este trabajo es poner de relieve el papel esencial que desempeña el conocimiento de la cultura jurídica y la epistemología en la búsqueda del establecimiento de las relaciones jurídicas y comerciales entre las colectividades lingüísticas diferentes que son la española y la anglosajona. 136

Esta sección ha querido, pues, recoger, aunque no de forma exhaustiva, los trabajos de corte más generalista y descriptivo sobre los géneros jurídicos y su impacto en traducción. Las secciones siguientes estarán dedicadas a la aplicación más instrumental de este paradigma. 3.2. Los estudios instrumentales: aplicación de la teoría del género al análisis de textos jurídicos en derecho público y privado En los años más recientes, los estudios contrastivos de los textos legales en inglés y español han atraído el interés de la investigación científica, un interés que se cristaliza en la existencia de un copioso corpus de trabajos sobre géneros jurídicos específicos. Como afirma Borja: Los enfoques adoptados son variados: en unos se analizan los rasgos intratextuales (sintácticos, léxicos, pragmáticos...) del discurso legal; en otros se profundiza en los factores extratextuales que subyacen al texto (históricos, culturales, sociales, etc.); mientras que otros aplican metodologías contrastivas a la investigación traductológica [2007a, p. 5].

Desde la década de los ochenta, el interés de lingüistas y traductores ha desembocado en diversos enfoques del discurso jurídico. Se trata, en su mayoría, de estudios de tipo híbrido, en los que se combina el microanálisis cualitativo con ciertas mediciones que no llegan a utilizar grandes corpora de estudio, pero en cuya metodología se atisba ya cierta vocación de cariz cuantitativo. Entre ellos, la obra de Bhatia (1983, legislación; 1993, géneros jurídicos), Kurzon (1986, sumarios), Tiersma (1986, contratos, 1999/2010, lenguaje jurídico y tecnologías de la comunicación), Trosborg (1995/1997, contratos) y Feak et al. (2000, revisiones jurídicas). En el ámbito de la lingüística legal comparada, a nivel europeo sería justo hablar de una «escuela escandinava» del lenguaje jurídico, como lo pone de manifiesto —aparte de los trabajos de la propia Trosborg—, y solo por poner algunos ejemplos, la obra de Mattila (2006/2013), así como las investigaciones de Engberg y Kjaer (2011), Engberg (2012, 2013a y 2013b) y Salmi-Tolonen (2011, 2013 y 2014). Todas estas obras versan sobre el estudio de la lingüística legal y sus relaciones con otras disciplinas como la sociología, la ciencia política y la 137

filosofía, desde el punto de vista de la epistemología, donde se parte de lo que se ha dado en llamar la «anglointernacionalización» del derecho (Vogt, 2004; Orts, 2015b), un concepto en virtud del cual se considera al inglés como el «idioma rey» en las relaciones jurídicas internacionales, al desempeñar un papel muy importante en la traducción de conceptos jurídicos e influir en la forma en que se aplican algunos términos que pertenecen al derecho sustantivo del Common Law en las distintas tradiciones jurídicas. Este bagaje intelectual, desarrollado en diversos puntos del globo en lo relativo al estudio del derecho y su lenguaje, es sustancial para el desarrollo de la traducción jurídica, en tanto en cuanto aporta claves de medición y análisis que van a recoger los estudiosos de esta disciplina a través de los géneros. Por razones operativas, y tal y como hemos señalado al inicio de este trabajo, nuestra clasificación de los estudios en el campo de la traducción va a estar asentada sobre la división instrumental entre géneros del derecho público (el que permite regular las relaciones de subordinación y supraordenación entre el Estado y los particulares, como son la legislación parlamentaria, las sentencias judiciales o los tratados internacionales) y aquellos del derecho privado (la rama del derecho que se ocupa, preferentemente, de las relaciones jurídicas entre particulares). En este sentido, las Figuras 1 y 2 (véanse páginas 139 y 140) pueden servir de ayuda para entender dicha clasificación, puesto que ilustran cómo se organizan los géneros en las tradiciones jurídicas anglonorteamericana y española, en función de su estructuración en el conjunto del sistema al que pertenecen, y teniendo en cuenta las distintas fuentes de las que beben los géneros. Vemos, por ejemplo, cómo los géneros en el derecho público en inglés contemplan la existencia del derecho promulgado (la legislación, aprobada en el Parlamento) y el no promulgado (la sentencia judicial). Esta diferenciación no es relevante en español, puesto que la jurisprudencia es una fuente secundaria en nuestro derecho. Es, también, reseñable la existencia de un apartado en el derecho civil en inglés (un ordenamiento jurídico, por cierto, no tan claramente vertebrado en los sistemas no codificados del Common Law) de los documentos internacionales, que forman un grupo aparte, desligado del derecho civil doméstico, en español. 138

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FIGURA 1. Los géneros jurídicos en el Common Law

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FIGURA 2. Los géneros jurídicos en el Derecho español

A continuación, pasamos a hacer un recuento de los trabajos realizados en el campo de los distintos ordenamientos jurídicos. 3.2.1. Los géneros del derecho público y su traducción En el panorama general, se han llevado a cabo interesantes estudios monográficos de corte lingüístico-descriptivo y monolingüe sobre los géneros del derecho público, como los de Solan sobre sentencias (1993) y sobre legislación parlamentaria americana (2010), y más recientemente el trabajo de Ferguson (2013), sobre las sentencias del derecho inglés. En España, Montolío (2011) y Polanco y Yúfera (2012), tomando como punto de partida las sentencias, realizan un profundo estudio descriptivo y prescriptivo sobre la calidad comunicativa de los documentos jurídicos escritos en español. El trabajo reúne ejemplos de formulaciones lingüísticas y de mecanismos de organización sintáctico-discursiva de los documentos sometidos a análisis, que obstaculizan o impiden la comprensión de los textos por parte del ciudadano lego en Derecho. En lo que se refiere al análisis más de corte lingüístico mixto, en forma de examen contrastivo por medio de corpus pequeños, están las obras de Tessuto (2012) y de Mazzi (2007) sobre los géneros judiciales en inglés y su equivalente en italiano, mientras en España, Ruiz Moneva (2013) lleva a cabo el mismo tipo de análisis en inglés y español. Por otro lado, si miramos los estudios cuantitativos dentro del ámbito del derecho público en inglés, cabe destacar la perspectiva descriptiva que estos adoptan, basada en los datos extraídos, en su mayoría de manera automática, de los corpora jurídicos. Por regla general, como ya se ha apuntado anteriormente, los estudios sobre lenguajes de especialidad de carácter más teórico se llevan a cabo desde un enfoque prescriptivo, frecuentemente basado en la intuición del autor y/o en la observación directa de un número reducido de textos. Sin embargo, la lingüística del corpus ofrece posibilidades que, si bien no se conciben como sustitutivos de trabajos de carácter más prescriptivo, pueden arrojar luz sobre patrones léxico-gramaticales, semánticos, incluso pragmáticos que, como afirman McEnery et al. (2006), pueden ser ignorados si se realiza un examen subjetivo de una muestra reducida de textos. Dentro de este ámbito de estudios descriptivos basados en corpus, encontramos el trabajo de Marín 141

y Rea (2012), Marín (2016) y Marín et al. (2015) sobre las sentencias judiciales en el Reino Unido. Dada la importancia de este género en los sistemas del Common Law, donde el derecho emana principalmente de la jurisprudencia, estas autoras dedican su trabajo al estudio de la terminología especializada de este género jurídico, centrándose en distintos aspectos ya recogidos en obras esenciales sobre el inglés jurídico, como las de Tiersma (1999), Alcaraz (1994/2007), o Alcaraz y Hughes (2002). En Marín y Rea (2012) encontramos un estudio cuantitativo sobre las expresiones latinas en un corpus de sentencias judiciales de 8,5 millones de palabras en el que se concluye que, a pesar de recogerse como una característica relevante del léxico jurídico, su presencia en este tipo de textos (el corpus recoge 1228 sentencias) no tiene una relevancia tal, ya que la frecuencia de estas expresiones y su distribución es considerablemente baja en comparación con otros términos especializados. Marín (2016) presenta un estudio sobre el lenguaje subtécnico, que supone un 45 % del total de términos extraídos del corpus anteriormente citado. En él, se estudian las redes de colocados que se asocian con estos términos en el ámbito especializado y en el general (recurriendo también a un corpus no especializado), y se observa el comportamiento semántico de estos términos, que, a menudo, adquieren significados especializados en contacto con el contexto legal. Por último y dentro de los estudios de investigación-acción basados en corpus, encontramos el trabajo de Marín et al. (2015), en el que se evalúa la eficacia de una plataforma de autoaprendizaje para la adquisición del inglés jurídico (FLAX) basada en corpus. Este experimento se lleva a cabo en la asignatura de traducción jurídica de la Universidad de Murcia, que incorpora esta herramienta como instrumento para la preparación de un ensayo final del que dependerá la nota de todos los alumnos de la asignatura (tanto los del grupo experimental, que utilizan la herramienta, como los del grupo de control, que no la utilizan). Los trabajos se procesan de manera automática y se observa que, aquellos alumnos que hicieron uso de la plataforma FLAX utilizaron una mayor cantidad de términos especializados que los que no lo hicieron, con una distribución más alta que el grupo de control. Asimismo, a nivel pragmático, a juzgar por el uso que hacen ambos grupos de los marcadores discursivos, a pesar de que las diferencias son sutiles, se observa que el grupo experimental tiende a utilizar este tipo de marcadores de manera más consistente. 142

Aunque la mayoría de las obras mencionadas no se apliquen al ámbito de la traducción, todas proporcionan un útil marco de referencia para entender cómo funcionan desde el punto de vista genérico los textos jurídicos del ámbito público, y pueden resultar de utilidad al abordar la traducción de este tipo de textos. A nivel europeo, y desde una perspectiva más traductológica, encontramos la investigación seminal de Engberg (2004), así como las de Vesterager (2010) y Pimentel (2014), que abordan el estudio de los instrumentos legislativos y sentencias y su traducción, desde el ámbito de las características funcionales y pragmáticas que poseen en distintas lenguas. Más concretamente en España, y en el ámbito de las lenguas que aquí analizamos, son dignos de mencionar los trabajos de Borja y Monzó (fundamentalmente, Monzó Nebot y Borja Albi, 2000; Monzó Nebot et al., 2001; Borja, 2005, 2007b y 2013). Estos están basados en el corpus GITRAD del grupo de investigación GENTT de la Universitat, destinado a la práctica profesional de la traducción en ámbitos jurídicos. En estos artículos, y otros anteriores, Monzó y Borja relatan las aplicaciones de dicho corpus y la benignidad de su puesta en práctica en contextos laborales y en la docencia, inscribiéndose, en cierto sentido, en el ámbito de la investigación-acción. En general, sin embargo, se echan en falta trabajos sobre los géneros del ámbito público (ámbito en el que incluimos la legislación, las decisiones judiciales y los tratados), que constituyan enfoques contrastivos con fines traductológicos y que, haciendo uso de corpora de distintos tamaños, realicen un balance pormenorizado de las diferentes estructuraciones y textualizaciones de los géneros desde la perspectiva cultural del ordenamiento en el que se originan. Ejemplos paradigmáticos de este tipo de estudio son los trabajos de Orts (2016a), sobre la traducción de las leyes en inglés-español, y (2016b), que incorpora un corpus reducido de sentencias en ambas lenguas. El primero constituye una serie de reflexiones descriptivas sobre los puntos difíciles a los que se enfrenta el traductor en el ámbito de los textos legislativos, originados en las diferencias interpretativas y hermenéuticas que influyen decisivamente en la forma en la que se redactan las leyes en los sistemas de los que emergen. El último, por otra parte, ejecuta un análisis contrastivo de corte mucho más cuantitativo basándose en parámetros arquetípicos como la intertextualidad y la macroestructura, e inscribiéndose, así, en una me143

todología de corte mixto, donde se aúna la cuantificación y el análisis cualitativo. Por último, y aunque no en el marco de la traducción inglésespañol, querríamos cerrar esta sección con una obra novedosa por su utilización del método cuantitativo a través de corpora: la de Biel (2014a y 2014b), sobre la traducción multilingüe de los documentos legislativos de la EU. En ella vuelve a la noción de «transgénero» o género en la traducción de Monzó, tomando como caso concreto el Eurolect. En sus artículos analiza —en términos de ajuste de texto, a través del llamado «concepto de Chesterman» (1997)— el género no traducido de las legislaciones nacionales sobre corpus comparables, centrándose en lo que considera las principales categorías funcionales de dicho género: los modelos mentales de razonamiento jurídico, la modalidad deóntica, el encuadre, la despersonalización y las relaciones lógicas entre las unidades del discurso. Siempre en el campo de la legislación europea, Biel (2015), además, hace un estudio de las preposiciones compuestas, que son abundantes en la legislación, y que, según afirma, forman perfiles fraseológicos en los géneros legislativos. En publicaciones más recientes (2016, 2017), describe la influencia del Eurolect en cuatro géneros: legislación, sentencias, informes institucionales y sitios web para los ciudadanos de la UE, con especial atención a las secciones en las que se comunican los derechos de los ciudadanos. Quizá estudios de este cariz computacional, no basados en el polaco, sino en el español, aportarían datos de gran utilidad en el panorama de la traducción jurídica entre el inglés y este idioma. 3.2.2. Los géneros del derecho privado y su traducción Fuera de los organismos transnacionales como la EU, donde existe una imperiosa necesidad de traducir las leyes como instrumentos de regulación común a varios Estados, quizá sea el ámbito de los instrumentos jurídicos de tipo privado —es decir, aquellos que afectan a las transacciones entre individuos y a sus quehaceres diarios en el mundo global en el que vivimos— los más relevantes como labor rutinaria de traducción. En este tipo de géneros incluimos los poderes, los testamentos, los contratos, las escrituras notariales, amén de todos aquellos textos que gobiernan el comercio internacional y que se encuentran en el ámbito de los acuerdos privados, regidos por la llamada Lex Mercatoria: 144

un sistema de normas que tiene como principal objetivo la autorregulación dentro de una categoría definida del comercio (De Ly, 1992, p. 208). En la industria del transporte marítimo, por ejemplo, dicha autorregulación incluye las formas estándar de los contratos de fletamento y conocimientos de embarque, así como las Reglas Amberes/York y el Reglas y Usos Uniformes relativos a los créditos documentarios, entre otros (Montori Díez, 2009, p. 65). Todas estas organizaciones (además de la Organización Marítima Internacional —OMI— y la CNUDMI, principal órgano jurídico del sistema de las Naciones Unidas en el ámbito del derecho mercantil internacional) pueden proporcionar conjuntos de normas y reglamentos, pero las normativas específicas se materializan en los contratos y acuerdos a nivel privado que aplican dichos acuerdos a través de las legislaciones nacionales de manera uniforme en todas las jurisdicciones. Así, en este mundo globalizado, cobran especial importancia las relaciones multilingües (tanto en el ámbito civil como en el mercantil) que entablan los ciudadanos, y la traducción en este contexto es la materia obligada para el traductor jurídico. Más allá de las fronteras de lo que son los estudios del ámbito de la traducción del discurso jurídico en inglés y en español, a nivel europeo destaca, como heredera de la tradición de estudios genéricos basados en ESP, toda una estela de literatura sobre ADR (alternative dispute resolution), que ha dado lugar a interesantes obras, también de carácter híbrido entre lo cualitativo y lo cuantitativo, que escrutan las estrategias lingüístico-retóricas de las diferentes Cortes de Arbitraje del mundo en contextos multilingües y multiculturales, y las diferencias y concomitancias entre sus versiones en inglés y aquellas en otros idiomas como el italiano. Entre ellas destacan los trabajos recogidos en las monografías de Bhatia, Candlin y Gotti (2003; 2010; 2012) y la de Bhatia, Garzone y Degano (2012), que contemplan al arbitraje como un tipo de género discursivo. Estos textos, de nuevo, son de tipo lingüístico y contrastivo entre otras lenguas, pero sus parámetros de análisis (que abarcan una gama de estudios en los que priman, alternativamente, los análisis de tipo pragmático, discursivo, retórico y léxico-sintáctico), constituyen una base de trabajo de gran valor para el traductor que se enfrente a las distintas normativas de las cortes de arbitraje y sus distintas articulaciones. En este punto cabría puntualizar que, en el ámbito estricto de la traducción como disciplina, los estudios sobre los textos 145

privados son mucho más abundantes que en el área de lo público que dejamos atrás. Por un lado, dirigidas a un público no iniciado en la traductología jurídica, se encuentran las monografías de Vázquez y del Árbol (2008 y 2009) sobre la traducción de poderes notariales y testamentos, que se inscriben en un tipo de estudio prescriptivo basado en corpus paralelos y arrojan algunos datos sobre el léxico y las macroestructuras más arquetípicas en los textos legales de este ámbito, sin profundizar demasiado en los conceptos más problemáticos que emanan de la traducción de este tipo de instrumentos. Adentrándose más hondo en definir las restricciones y prioridades que afectan a estos géneros para identificar las estrategias de traducción más adecuadas en cada caso, las obras de Borja (2005) y Monzó (2007) abordan la traducción de testamentos en inglés-español. Borja expone las cuestiones que causan más problemas de traducción, tanto desde el punto de vista extratextual como textual, y analiza las distintas soluciones posibles atendiendo a la necesidad de preservar el efecto jurídico del texto original y a la función que debe cumplir la traducción en el momento de su recepción. El hallazgo de equivalencias, creando, por medio del transgénero, un tercer espacio de comunicación, es el objetivo de la obra de Monzó. Dejando a un lado los diseños basados en la formación de traductores e intérpretes y en el campo profesional de la disciplina están los análisis comparativos centrados en el análisis del discurso jurídico de Orts (2006, 2009, 2012 y 2014), sobre testamentos, contratos, pólizas de fletamento y de seguro. El modelo de análisis genérico que Orts propone se basa en corpus paralelos de tamaño reducido, sobre la premisa de que la macroestructura de los géneros jurídicos presenta una rigidez que los hace bastante predictibles para que el traductor emule las líneas maestras del género origen en el género meta, y, por tanto, no hace necesaria la recopilación de grandes corpora para fines traductológicos. Divide el proceso de análisis en tres niveles distintos: el formal o superficial —dividido, a su vez, en tres subniveles: ortotipográfico o de formato visual, léxico y sintáctico—; el discursivo o textual; y el pragmático o genérico, que abarca los rasgos que distingue como cognitivos y comunicativos. De esta manera, la dimensión pragmática y contextualizada del texto se hace necesaria, en primer lugar, para la discriminación de las convenciones contextuales y comunicativas del género (tipología genérica y sistema jurídico en el que se da) y su macroestructura 146

cognitiva. Una vez se ha llevado a cabo tal identificación, se procede a desentrañar las peculiaridades de dicho género como texto informativo con un propósito y una presentación retórica genuina (foco retórico, elementos metadiscursivos), para acabar determinando sus características léxico-gramaticales y ortotipográficas. Esto permite que el traductor no pierda de vista que el texto o textos a los que se enfrenta tienen, ante todo, un propósito comunicativo, y que dicho propósito se logra a través de medios retóricos y lingüísticos. En líneas similares, pero más en la línea de la descripción a través de ejemplos y con un enfoque cognitivo-pragmático cercano a la filosofía del derecho, están los trabajos de Ferran (2006, 2012 y 2014) sobre la traducción de testamentos, contratos, poderes y trust, a los que llama en general «documentos negociales» y que trata como actos de habla jurídicos, materializados lingüístico-textualmente de forma distinta según la tradición jurídica de la que emanan. Finalmente, vemos necesario dar cuenta de la nueva teoría del género, esbozada por Bhatia (2008, 2010 y 2015) de forma prescriptiva, en dos trabajos de carácter puramente teórico, sobre el papel de la persuasión lingüística y del poder en los géneros de la comunicación profesional: el Critical Genre Analysis (CGA), o teoría crítica del género. Dicha teoría está inspirada en el análisis crítico del discurso (CDA) de Fairclough (2003 y 2006) y parte de la premisa de que las comunidades especializadas hacen gala de un alto nivel de sofisticación retórica, ocultando claves lingüístico-pragmáticas cuyo desciframiento se ofrece únicamente a sus miembros. En el campo de la traducción inglés-español destacan los trabajos de Orts (2015b, 2015c y 2016b) —basados a su vez en la llamada «teoría conspiratoria del lenguaje jurídico» de Danet (1980 y 1984) y Goodrich (1984 y 1987)—, que presentan un carácter mixto, combinando el análisis cuantitativo de corpora con el análisis cualitativo. La tesis subyacente a estos estudios estriba en que ciertos géneros profesionales, como las pólizas de seguro o los contratos de fletamento, tienen un carácter complejo y de alta especialización, y pueden estar dirigidos a desorientar a los usuarios legos con respecto a sus verdaderos objetivos: que las comunidades de las que emanan (Lloyd’s, BIMCO, y otras organizaciones supranacionales del ámbito privado) mantengan la posición de liderazgo e influencia que ostentan en la escala social. Los artificios de persuasión o manipulación que se implementan lin147

güísticamente en dichos géneros son muy sutiles, pero su análisis y deconstrucción, e incluso su posterior traducción, pueden sacar a la luz rasgos que una interpretación o una traducción más superficial dejarían ocultos. Creemos que este enfoque traductológico, quizá combinado con las teorías sobre el transgénero o género en traducción, podría aportar novedosos hallazgos a lo que es el proceso de traducción de los documentos negociales de corte internacional. 4. Conclusiones A la vista de todo lo expuesto a lo largo de este capítulo sobre la teoría de género y su evolución desde la lingüística supraoracional hasta nuestros días, podemos concluir que dicha teoría ha dado numerosos frutos a la investigación en el ámbito de la descripción, enseñanza y traducción de textos especializados. De hecho, ha conferido a estas actividades un grosor conceptual y pedagógico mucho mayor que el ofrecido por otros enfoques estructuralistas y funcionalistas. El género, pues, se nos presenta como un nuevo paradigma globalizador de paradigmas precedentes y se descubre como un instrumento único para dar soporte teórico y sistematización a la enseñanza y aprendizaje de la traducción especializada y, más en concreto, de la traducción jurídica, atendiendo al cariz social e intercultural del trabajo del traductor en este ámbito. Como hemos visto, la rigidez macroestructural de los géneros jurídicos y su relativa predictibilidad han fomentado, bien la fundamentación de la teoría a partir de modelos descriptivos —basados en la introspección del investigador—, bien estudios analíticos de tipo mixto donde todavía «la flexibilidad y la creatividad priman sobre el rigor científico» (Rojo, 2013, p. 55). Quizá el empleo de estudios de un carácter empírico más acentuado, asentados sobre sólidas bases lingüísticas y traductológicas, iluminaría mucho el panorama dentro de la disciplina. Ciertamente, el camino a recorrer todavía es largo, y el empleo de la teoría del género por parte de practicantes y docentes en traducción no está exento de trampas y peligros, como los que plantea adoptar este paradigma de una forma plana y superficial, contemplando la tarea traductológica como una simple operación de simulación de textos paralelos, exenta de rigor y del conocimiento necesario que im148

pone adentrarse en un discurso tan opaco y conceptualmente complejo como es la comunicación jurídica. La investigación en este ámbito de la traducción no puede consistir solamente en la recogida documental de tipologías textuales y la recopilación de glosarios, sino en una comprensión real de cómo funciona un género jurídico y cómo se traduce, tomando en cuenta sus características lingüísticas, pero también su cariz retórico y pragmático. Asimismo, las aportaciones analíticas de corte computacional y de carácter empírico, como las que la lingüística del corpus ofrece a la traducción, son todavía escasas, y se realizan sobre todo en el campo de la descripción de las lenguas profesionales, con alguna excepción, como son los trabajos de Biel. Empero, si las hubiese, no podrían estar basadas solo en el empleo de una aparatología cuantificativa como fin en sí mismo, sin que de ella se extrajesen conclusiones de peso o reflexiones profundas que llevaran a una mayor comprensión sobre cómo funciona la comunicación verbal en el ámbito profesional. Es el conocimiento fundamentado y profundo de todos estos factores genéricos (pragmáticos, cognitivos, retóricos, lingüísticos) el que va a otorgar al traductor un lugar reconocido dentro del ámbito jurídico y la confianza de unos profesionales cuya labor está basada y fundamentada en las palabras. 5. Referencias ALCARAZ, E. (2000). El inglés profesional y académico. Madrid, Alianza Editorial. — y B. HUGHES (1994/2007). El inglés jurídico (6ª ed.). Barcelona: Ariel. — y B. HUGHES (2002). Legal Translation Explained. Manchester y Northampton, Massachusetts: St. Jerome Publishing. ARAGONÉS, M. (2009). Estudio descriptivo multilingüe del resumen de patente: aspectos contextuales y retóricos. Berna: Peter Lang. AUDIT, B. (2001). «L’américanisation du droit: introduction». Archives de philosophie du droit. Philosophy of Law Archives, 45(1), 7-11. BASSNETT, S. y A. LEFEVERE (1990). Translation, History and Culture. Londres: Printer Publishers. BAWARSHI, A.S. y M.J. REIFF (2010). Genre: An Introduction to History, Theory, Research, and Pedagogy. West Lafayette, Indiana: Parlor Press. BAZERMAN, C. (1988). Shaping Written Knowledge: The Genre and Activity of the Experimental Article in Science. Madison: University of Wisconsin Press.

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6 EL IMPACTO DE LA CENSURA FRANQUISTA EN LA TRADUCCIÓN DE LIBROS: PRINCIPALES ENFOQUES Y PROPUESTAS METODOLÓGICAS Purificación Meseguer Cutillas

1. Introducción Censurar es un acto tan complejo como intrincado, difícil de rastrear e identificar, y cuyas consecuencias son imposibles de calibrar. También es un acto primigenio, que ha ido evolucionando en su aplicación práctica, pero cuya naturaleza, precisamente, le otorga un carácter subjetivo e irracional. Puede que esto explique la dificultad que encuentran quienes tratan de sistematizar el fenómeno censorio en el ámbito de la traducción literaria, de dotarlo de definiciones, clasificaciones o criterios específicos de estudio. Pese a lo novedoso de las aportaciones de aquellos autores que han tratado de acercarse a este fenómeno adoptando diferentes enfoques (Dunnet, 2002; Merkle, 2007; Billiani, 2007; Seruya y Moniz, 2008), lo cierto es que perfilar un modelo de análisis que permita a los investigadores interesados en la censura identificar, caracterizar y cuantificar el hecho censorio en la traducción de un texto dado, para luego explotar los resultados obtenidos y finalmente dar cuenta de una realidad tan escurridiza, se torna un reto difícil. En el presente trabajo, se traslada esta complejidad al estudio de la censura franquista. Y es que existen varios factores que hacen del franquista un sistema censor particularmente complejo: desde su instauración, sobre un páramo intelectual y cultural, pasando por su desarrollo, sacudido por los diferentes vaivenes políticos que agitaron el país durante las casi cuatro décadas de dictadura, hasta su consolidación, en la que todos los partícipes de la censura —ya la acometieran de manera voluntaria o por miedo a represalias— acabaron interiorizando los criterios censorios marcados por la Administración. Esto atri159

buye a la censura franquista una dimensión plural y heterogénea, que tiende a rehuir de cualquier tentativa de comprensión y de sistematización, en nuestro caso, a la hora de estudiar el impacto que la censura tuvo en la traducción de libros importados desde el extranjero. Es lo que nos proponemos comprobar a través del presente estudio, dando un repaso a las diferentes propuestas de los investigadores que han querido desentrañar este fenómeno y reflexionar sobre la pertinencia e idoneidad de las metodologías empleadas. Así pues, en los siguientes apartados se ofrecerá, en primer lugar, unas claves sintéticas que nos permitan poner en evidencia los mecanismos de reacción puestos en marcha a nivel legal e institucional para neutralizar cualquier manera de pensar disidente que intentara filtrarse por medio de la literatura procedente del extranjero y así extraer la idiosincrasia del hecho censorio perpetrado por la Administración franquista; en segundo lugar, se realizará un repaso a las diferentes propuestas metodológicas con las que se pretende abordar esta difícil relación entre traducción y censura franquista, como las pioneras de Pegenaute (1992, 1999) y Lázaro (2001, 2002, 2004) o las que propone el grupo TRACE (Fernández López, 2007; Rabadán, 2000; Santoyo, 2000; Santamaría, 2000; Pérez Álvarez, 2002; Gómez Castro, 2003; Uribarri, 2005). El objetivo que se persigue con este bosquejo del panorama actual consiste en reflexionar sobre las posibilidades y limitaciones de los diferentes modelos de análisis desarrollados hasta la fecha para estudiar el impacto de la censura en la traducción de libros publicados bajo el régimen franquista. Porque, pese al inestimable valor de las metodologías existentes, aún es necesario seguir elaborando y perfeccionando herramientas específicas que, además de permitirnos analizar el impacto que tuvo la censura en la traducción de textos literarios durante la España franquista, nos permitan acercarnos un poco más a la realidad que censores, traductores, editores y lectores configuraron durante aquella época. 2. El sistema censor franquista Las peculiares circunstancias que rodean la instauración, crecimiento y consolidación del sistema censor franquista le otorgan, efectivamente, un carácter complejo y único. La deso160

lación y represión que siguió a la Guerra Civil española impulsó a muchos intelectuales a huir al extranjero dejando tras de sí un vacío que allanaría el camino de quienes buscaban construir una nueva realidad cultural sobre los cimientos franquistas. A esa cruda realidad aludía Andrés Sorel con eso de que «Y lo que la muerte no arrastró, lo conquistó el exilio» (2009, p. 5). A través de un férreo control destinado a filtrar material contaminante procedente del otro lado de la frontera, la censura pretendía fortalecer e instaurar los valores que pregonaba el régimen abriendo lo que conviene llamar un periodo coercitivo o prohibitivo (Savater, 1966). Con la Ley de Prensa de 1938 y con este propósito, la censura, inspirada en modelos de propaganda italianos y alemanes (Cisquella et al., 1977, p. 19), se institucionalizaba. Si bien se tornaba complicado esbozar unos criterios definidos que fueran más allá de la subjetividad y criterio de los propios censores, existía consenso sobre los temas a censurar que, en estos primeros años de la dictadura, se circunscribían casi exclusivamente a ataques directos contra Franco y su régimen, como rezaba el artículo 18 de esta ley, que señalaba a «escritos que directa o indirectamente tiendan a mermar el prestigio de la nación o del régimen, entorpezcan la labor del Gobierno o siembren ideas perniciosas entre los intelectualmente débiles». La censura fue ganando en sistematicidad a lo largo de los años siguientes, dándose, según Abellán (1980, p. 193) una «perfecta ósmosis entre censura civil y eclesiástica» que quedó reflejada en la prohibición de determinadas obras y autores, o en la aparición de editoriales que primaban la publicación de ciertas obras, más amables con Franco y sus pares dictadores (Ruiz Bautista, 2008). Para armonizar estos criterios, se elaboró un informe donde el censor debía responder afirmativa o negativamente a preguntas como ¿Ataca [la obra] al Dogma? ¿A la moral? ¿Al régimen y a sus instituciones? ¿A las personas que colaboran o han colaborado con el régimen? El informe venía acompañado de una resolución que podía ser favorable (autorizando la obra o autorizándola con supresiones) o desfavorable (denegándola con o sin denuncia e incluyendo o no al autor en la lista de «autores malditos»). Sin embargo, esta primera valoración del censor no era sino una valoración inicial que debían ratificar otros agentes implicados en el proceso, en este caso, dictaminadores y responsables de la censura (Abellán, 1978, p. 8), pero en el que también podían 161

haber colaborado otros agentes menos visibles. El caso es que las presiones a las que se vio sometido el sector editorial fueron tales que los propios editores llegaron a contribuir a la causa censurando los textos que querían incluir en sus propios catálogos. Cabe señalar que entre las medidas que trajo consigo esta primera Ley de Prensa, la «censura previa», por la que los editores estaban obligados a presentar a censura un ejemplar de la obra que quisieran publicar y que quedaba sujeto a las tachaduras y modificaciones que el censor de turno considerase oportunas, impulsó en parte esta censura editorial, que vino a sumarse a la censura institucional. Las vicisitudes de la coyuntura nacional e internacional hicieron, sin embargo, que el régimen franquista se viera obligado a ofrecer una imagen más aperturista y flexible hacia el exterior, lo que condujo, en gran medida, a la promulgación de la Ley de Prensa e Imprenta de 1966. Esta ley, no obstante, no fue más que un intento de lavado de imagen, puesto que consistió en desplazar la responsabilidad hacia el editor, abriéndose en esta ocasión un periodo de adoctrinamiento (Savater, 1996, p. 9). Entre las medidas que se aprobaron con esta nueva ley, estaba la implantación de la «consulta voluntaria» con la que los editores ya no estaban obligados a presentar sus proyectos editoriales a censura. Pero los editores se mostraron más suspicaces que nunca y presentaban a censura manuscritos ya edulcorados para evitar las cuantiosas multas o el secuestro de ediciones, algo que podía suceder si la Administración consideraba que la obra publicada no se amoldaba a los estándares ideológicos de la época (Abellán, 1982). De modo que el editor se vio obligado a participar de esta represión, pidiendo también a sus traductores que se anduvieran con cuidado al tratar ciertos temas. Y es que, según Cisquella et al. (1977, p. 73), «la aplicación de la Ley de Prensa normaliza de algún modo la difusión de temas “malditos” durante años, pero no consiente ni lo más mínimo en otros», como los referentes a la historia de España y al régimen político vigente tras la victoria en la Guerra Civil; cuestiones relacionadas con el comunismo, el anarquismo, la sexualidad, los textos religiosos; o referencias a la moral y costumbres. Esta autocensura editorial y del traductor se plasma en un incremento de la censura interna, que quedó reflejada en el descenso de las denegaciones y aumento de los silencios administrativos, una medida inhibitoria que, una vez más, devengaba responsabili162

dad en el editor (Abellán, 1980). De este modo, la censura contaba con varios artífices que acabaron convirtiéndose en partícipes de esta represión cultural e intelectual. De esta manera, al implicar a todos los involucrados en el proceso editorial, a todos los eslabones de la cadena que pretendía poner en manos de los lectores españoles obras literarias procedentes del extranjero, el aparato censor aseguraba cierta coherencia en el tratamiento que recibía el material destinado a ser publicado, y también el respeto y acato de unos criterios que existían de facto. La maquinaria censoria franquista es compleja, pero puede arrojar interesantes pistas sobre la relación que mantiene la censura con la traducción que a la sazón desempeñó un importante papel en la construcción del tejido literario franquista. Veamos a continuación de qué modo han rastreado los investigadores esta compleja relación. 3. El impacto de la censura franquista en la traducción de libros El franquismo supone un campo de estudio tan extenso como interesante para los investigadores que tratan de esclarecer el impacto de la censura y el papel que desempeña la traducción en contextos represivos. Tratar de medir este impacto se convierte en una tarea ardua y plantea un dilema metodológico que aún queda por resolver. Una vez llevada a cabo la labor de contextualización, los investigadores se enfrentan al problema de elegir el modelo de análisis que mejor se adecúe a los objetivos de su investigación. En esta sección, se exponen tres de los principales modelos empleados en la investigación del impacto de la censura franquista en la traducción de libros: aquellos que se basan en los expedientes del Archivo General de la Administración (AGA), los que parten de análisis textuales y los que abogan por modelos mixtos que combinen los estudios cuantitativos con los cualitativos. 3.1. Pruebas documentales: expedientes de censura Todavía hoy siguen surgiendo estudios que, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, tratan de medir el impacto 163

de la censura en la traducción de libros durante el franquismo. Muchos de estos estudios toman como punto de partida los expedientes de censura oficiales del AGA, una prueba de inestimable valor para el investigador que busque, por un lado, conocer los trámites administrativos que rodearon la publicación de un determinado libro y, por otro lado, desentrañar el complejo funcionamiento del aparato censor. Lázaro (2001, 2002, 2004) fue pionero en este sentido al poner de manifiesto, a través del estudio de dichos expedientes, el modo en que la censura franquista abordaba las obras de ciertos autores extranjeros, como George Orwell, Virginia Woolf, D.H. Lawrence o H.G. Wells. Además de arrojar luz sobre el funcionamiento del aparato censor, Lázaro reflexiona sobre el modo en que la censura influyó en la recepción de estos autores. Pero el autor no fue el único en proponer una metodología basada en el estudio minucioso de los expedientes; también lo hizo Laprade (2005, 2007, 2011), que evidenció cómo actuó la censura franquista frente a la obra de Ernest Hemingway. Las reflexiones que se derivan de la investigación de Laprade proporcionan interesantes datos sobre el funcionamiento del aparato censor, a trechos firme y a trechos arbitrario, un hallazgo que en aquel momento abrió nuevas vías de estudio para los investigadores. Por este motivo, abundan las investigaciones que, en la línea de los trabajos de Laprade y Lázaro, y en un intento por ahondar en los entresijos del aparato censor franquista, han ido surgiendo durante estos últimos años: destacan las de Fernández López (2007) sobre cómo actuó la censura frente a la literatura infantil y juvenil, donde más que adoctrinar, pretendía ejercer una labor paternalista, protegiendo a los jóvenes de posibles peligros; o las de Cruces Colado (2006) sobre las traducciones de Camus, que realiza un recorrido por las distintas etapas que acogieron las obras del Nobel francés, dejando entrever la disparidad de opiniones entre los censores y la arbitrariedad del sistema. Existen también estudios muy recientes que siguen descubriendo interesantes cuestiones sobre la censura, como las de Godayol (2016), que desvela el tratamiento que recibieron las traducciones al catalán de seis obras de Simone de Beauvoir antes y después de la Ley de Prensa e Imprenta de 1966, o las de Julio (2016), sobre la autorización de tres diferentes versiones de la pieza teatral de Georg Büchner, Dantons Tod, que revelan tanto la ingenuidad de los censores como la osadía de 164

Emilio Romero, que reescribió la pieza hasta convertirla en una obra propagandística. Todos estos estudios proporcionan interesantes pistas sobre el aparato censor y su funcionamiento, lo que demuestra la pertinencia y aplicación práctica de esta metodología basada en el estudio de los expedientes de censura oficiales. Y es que desbrozar el expediente de censura de una obra concreta lleva, en efecto, al investigador a resolver importantes cuestiones sobre el funcionamiento de la censura franquista, no solo sobre la arbitrariedad de sus resoluciones sino también sobre la rigurosidad con la que se aplicaban sus criterios, sobre su trato de favor hacia algunas editoriales afines al régimen o sobre cómo influyeron en su articulación los vaivenes políticos que sacudieron el franquismo. Los expedientes también dejan constancia de una prueba de inestimable valor para el objetivo central que nos ocupa, esto es, el de medir el impacto de la censura en los textos traducidos. En efecto, por regla general, cualquier actuación censoria quedará reflejada en esos documentos: en primer lugar, en el informe que había de rellenar el censor encargado de valorar la obra enviada a consulta donde, como vimos anteriormente, debía responder a preguntas concretas con el fin de valorar globalmente el posible carácter disidente de la misma; y, en segundo lugar, en las galeradas, que corroborarían las posibles tachaduras propuestas por los censores. Pese a su valor, sin embargo, estas pruebas documentales no podrán resolver todas las cuestiones que se derivan de investigaciones de esta naturaleza, principalmente porque no se trata aquí exclusivamente de llevar a cabo un estudio historiográfico sobre la censura mediante un rastreo administrativo de la misma, sino ante todo de medir el impacto de dicho fenómeno en la traducción de un determinado texto. Por otra parte, el investigador no encontrará sistemáticamente galeradas con tachaduras en los informes del AGA, puesto que tras la aprobación de la Ley de Prensa e Imprenta de 1966, como vimos anteriormente, el editor dejaba de estar obligado a presentarlas a consulta. Además, una vez identificada la censura externa u oficial, pueden surgir preguntas pertinentes para nuestro estudio, que no podremos resolver únicamente apoyándonos en la información que nos proporciona el expediente, como, por ejemplo, ¿qué sucede con la censura interna? ¿Cómo sabe el investigador que la obra en cuestión no ha pasado antes por un 165

filtro previo? ¿O incluso a posteriori? ¿Se acatan siempre las directrices del censor? ¿Llegó al público la obra tal y como la Administración lo preconizaba? ¿O hubo más tarde otra nueva remodelación, acometida quizá desde la propia editorial? La mayoría de estas preguntas puede resolverse de una manera muy sencilla, con un análisis textual de la obra original y la obra traducida, otra de las metodologías empleadas por investigadores interesados en explorar esta compleja relación entre traducción y censura. 3.2. Análisis manuales: el estudio contrastivo del TO y el TM Esta otra vertiente metodológica, centrada no tanto en el proceso de publicación sino en el producto final, esto es, en la versión censurada de la novela, ha sido empleada por otro colectivo amplio de investigadores. Como ya adelantara Abellán (1987), basta con un simple cotejo de la versión original y la traducción para descubrir el grado de incidencia censoria. Pegenaute (1992) fue uno de los autores que, durante la década de los noventa, y junto a autores como Pajares Infante (1992), Toda Iglesia (1992) o Lanero Fernández y Villoria Andreu (1992), se basó en estos minuciosos análisis textuales para detectar posibles ejemplos de censura en obras extranjeras publicadas en diferentes épocas en España. Esta metodología permite al investigador recabar información importante sobre una obra determinada como, por ejemplo, qué tratamiento ha recibido el posible contenido susceptible de censura. Esto puede hacerse mediante una escrupulosa lectura del original o a través de una lectura simultánea con la versión traducida. Una vez identificados los pasajes problemáticos, el investigador puede comprobar si se ha llevado a cabo algún tipo de tratamiento censorio y cuál ha sido la estrategia empleada por el censor (supresión, modificación, reescritura, metacensura). Si la novela objeto de estudio ha sido publicada en su versión íntegra posteriormente, el investigador podrá además acudir a esta versión para corroborar los datos extraídos en un primer análisis. Se trata pues de una metodología asequible, directa y prolífica, que no requiere de otro material que un texto fuente y un texto meta, y apela a destrezas de traductor, en lugar de a las propias del historiador. Quizá por esta razón son muchos 166

los autores que adoptan esta metodología, como Lefere (1994), que a través de una lectura del original y de la traducción, detectó las supresiones que la censura franquista realizó en tres novelas de Claude Simon y que obedecían a los criterios de censura apuntados por Abellán (1980), a saber, sexo, religión, uso del lenguaje y política. Pascua Febles (2011) se decantó también por esta metodología para identificar las mutilaciones que sufrieron los relatos de la serie Guillermo de Richmal Crompton bajo el franquismo y en su estudio no solo revelaba el férreo control de la literatura infantil y juvenil sino que volvía a poner de manifiesto la arbitrariedad del sistema. Por su parte, Franco Aixelá y Abio Villarig (2009) centraron su estudio en un corpus de ocho novelas norteamericanas que destacaban por un fuerte componente sexual y la presencia de vulgarismos. A través de un estudio de las tres estrategias censorias halladas en las versiones franquistas (atenuación, conservación e intensificación) y detectadas tras una lectura contrastiva y otra lectura independiente de los textos origen y meta, los autores pudieron comprobar el tratamiento que recibieron estas novelas y los recortes que sufrieron bajo la censura. Pero al igual que sucediera con la metodología basada en el estudio de los expedientes de censura, estos análisis manuales vuelven a dejar en el aire importantes cuestiones relacionadas, en esta ocasión, con el hecho de que sea imposible discernir a los autores de la censura identificada. En primer lugar, ¿qué tipo de censura presenta el texto? ¿Fue la obra el blanco de la censura institucional? ¿O lo que llegó a consulta no era más que una versión censurada por la propia editorial? Luego de estos interrogantes, existen también ciertos inconvenientes que hacen de esta metodología un recurso algo limitado. Por un lado, se trata de un trabajo arduo y complicado, asumible si se trabaja con una cantidad muy limitada de textos. Esto permite al investigador atisbar únicamente una dimensión puntual de la realidad franquista, una obra determinada en una época concreta. Con lo cual, solo conseguirá el margen necesario para extraer conclusiones generales o largoplacistas al precio de grandes esfuerzos y numerosos estudios para ampliar su espectro de visión. Frente a estas limitaciones y apuntando también a estas preguntas que planteamos con anterioridad, surge otra línea de investigación. En esta ocasión, se trata de incorporar la metodología de los estudios basados en el análisis del cor167

pus, lo que permite, por un lado, ampliar el objeto de estudio y, por otro lado, combinar un estudio cualitativo con un estudio cuantitativo que permite analizar en profundidad los efectos de la censura al tiempo que se cuantifica en términos estadísticos (véase Rojo, 2013). 3.3. Estudios basados en el análisis del corpus: el grupo TRACE El grupo de investigación TRACE (acrónimo de TRAducciones CEnsuradas) ha realizado una labor de valor incalculable para el estudio de la censura durante la España franquista. Este grupo, coordinado por investigadores de las universidades de León, el País Vasco y Cantabria, ha despejado muchas de las incógnitas que rodean esta difícil relación entre traducción y censura en diferentes momentos de la dictadura y en distintos campos de estudio, como la narrativa (con aportaciones de autores como Fernández López, 2000, 2005; Rabadán, 2000; Santoyo, 2000; Santamaría, 2000; Pérez Álvarez, 2002; Gómez Castro, 2003, 2008; Uribarri, 2005), teatro (Merino y Rabadán, 2002; Pérez López de Heredia, 2003; Bandín, 2007), y el cine y la televisión (Gutiérrez Lanza, 2000). El objetivo que persiguen estos investigadores es precisamente detectar la incidencia censoria en textos importados del extranjero e identificar la naturaleza y el porcentaje de estrategias empleadas por los censores. Para ello se trabaja con un corpus informatizado que permite realizar una alineación segmento por segmento y comprobar así si ha habido algún tipo de modificación en la traducción. El fin de esta metodología basada en el análisis automático del corpus consiste en permitir al investigador confirmar o refutar de forma empírica sus hipótesis de investigación, y de así dotar su estudio de cierto rigor científico. En el marco de la España franquista y de la influencia que ejerció la censura en textos traducidos, la metodología propuesta por el grupo TRACE abre nuevas vías de estudio para el investigador, que puede ampliar enormemente su objeto de estudio o, por el contrario, estrechar al máximo el cerco, realizar búsquedas muy concretas. Pese a lo valioso y esclarecedor del método, empero, no todos los investigadores encuentran en TRACE la metodología que mejor se adapta a las necesidades de sus pesquisas. Exis168

ten varias razones por las que el estudio de la censura franquista se circunscribe a otro tipo de metodologías, como las expuestas anteriormente. En primer lugar, debido al uso de programas informáticos de alineación y análisis y de difíciles tratamientos estadísticos, se trata de un modelo de una gran complejidad, que requiere mucho esfuerzo y tiempo por parte del investigador. Imaginemos que el objetivo es analizar marcas textuales concretas que, por ejemplo, presentan contenido pernicioso, ya sea sexual, político o religioso; quizá no sea interesante realizar aquí, como propone esta metodología, un alineamiento segmento por segmento, algo que, por otro lado, puede resultar cuanto menos arriesgado. Analizar este tipo de incidencias de forma aislada puede llevar al investigador a malinterpretar los resultados, algo que sucede con el uso de las palabras malsonantes cuando una omisión que a priori parece ideológica se justifica por una cuestión estilística o una compensación que ha de encontrarse más adelante en el texto. De ahí que traducir «God Damn it!» por «Maldita sea», «What the hell» por «Qué diablos», o «Jesus» por «Santo Dios» pueda ser a priori interpretado como los estigmas dejados por censores al acecho de ataques contra la fe católica, cuando obedecen meramente a decisiones de índole estilística a las que se enfrenta el traductor. El planteamiento metodológico de TRACE aísla todos aquellos segmentos en los que se detecta una incidencia textual, esté o no motivada ideológicamente, algo que se comprueba a posteriori. Este método aporta sistematicidad, pero esto no evita que, en ciertas ocasiones, trabajar con segmentos aislados pueda conducir a considerar la incidencia textual de una forma desarraigada del texto en su conjunto, y a interpretar la razón que la motivó, como ya han apuntado algunos autores (p. ej., Cunico y Munday, 2007, pp. 195-217). Quizás este tipo de metodologías necesite acercarse a la realidad franquista, conocer los motivos que esconde la censura de una obra determinada y tratar de descifrar un comportamiento del traductor que no puede preverse ni sistematizarse. Este aspecto puede apreciarse especialmente en los trabajos realizados sobre autocensura, donde el traductor es señalado sistemáticamente como autor de omisiones y modificaciones, y hasta responsable de alterar de manera notable la trama de la obra cuya traducción se le había encargado. Pero de estos ejemplos de supuesta autocensura, no hay siempre evidencia. Y es que 169

olvidamos que por ley está sujeto a reproducir fielmente el contenido original de una obra, que su autocensura no puede ir más allá de unas simples palabras y que no puede suprimir, modificar o añadir contenido atendiendo a su propio criterio. Según Francisco Torres Oliver, traductor durante el franquismo entrevistado en el marco de esta investigación: No parece lógico que un traductor cometiera una arbitrariedad así por su cuenta. No conozco a ninguno que lo haya hecho. Por otra parte, he estado hojeando los contratos más antiguos que conservo, y en ellos figura una cláusula en la que se advierte al traductor que su trabajo será revisado por una tercera persona encargada de evaluarlo; esta advertencia parece ya suficientemente disuasoria, dado que el coste de la corrección, en caso necesario, se deduciría de la cantidad estipulada en el contrato. En uno de ellos (no de esa época, pero ligeramente posterior) se dice textualmente: 4) «El traductor se compromete a respetar fielmente el contenido y tónica del texto original...».1

Este ejemplo denota, como en los estudios explorados hasta ahora, un claro distanciamiento de la realidad de la época donde siguen sin observarse aspectos claves que forzosamente habrán de influir en las decisiones del traductor, como el contexto profesional de este, la participación de otros agentes del proceso editorial o las presiones a las que se veía sometido el editor. No contar con datos sobre la época puede llevar al investigador a pasar por alto el enorme poder del aparto censor y a otorgar al traductor responsabilidades que no le corresponden. Por este motivo, deben seguir buscándose otro tipo de metodologías que nos permitan suplir estos límites. 4. En busca de un modelo para el estudio de la censura en traducción Las diferentes propuestas metodológicas que se han explorado en apartados anteriores —a saber, el estudio de los expedientes del AGA, los análisis textuales, y los que combinan los análisis cuantitativos y cualitativos— han demostrado ser de gran 1. Entrevista realizada a Francisco Torres Oliver en el marco de la presente investigación.

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utilidad para el estudio del impacto de la censura en la traducción de textos importados del extranjero durante el franquismo. Sin embargo, cada una de estas metodologías presenta ciertas carencias o limitaciones que impiden al investigador ir más allá y descifrar los avatares de este complejo sistema. El uso de los expedientes del AGA, aunque valioso para conocer la actuación censoria frente a un determinado texto o autor, clave para identificar la participación de esa censura externa o institucional, no deja ver la forma en la que el texto traducido llega a las dependencias de la censura, esto es, si ha habido algún tipo de censura previa o censura interna. La información que encierran estos expedientes es, a veces, como apuntan autores como Jané-Lligé (2016), nula, escueta, insuficiente o contradictoria. Existen casos en los que los expedientes guardan documentos clave que permiten al investigador extraer conclusiones sobre determinadas actuaciones, como la censura editorial —el expediente de la Liga anti-muerte, de Kingsley Amis, contiene una carta escrita de puño y letra de Esther Tusquets, editora de Lumen, en la que esta afirmaba haber realizado unas cuantas modificaciones antes de enviar el texto a censura (Meseguer y Rojo, 2015) con tal de agilizar los trámites de publicación— o como la autocensura del traductor —el expediente de Los ojos de Ezequiel están abiertos, de Raymond Abellio encierra un documento que señalaba al traductor de la obra como autor del 30 % de los casos de censura detectados en el análisis textual (Meseguer, 2016)—. Por desgracia, estos documentos son excepcionales y difíciles de encontrar y, en la mayoría de los casos, si solo contamos con documentación oficial, el investigador no puede sino entrar en elucubraciones. El análisis textual podría paliar las carencias que presenta sustentar un trabajo de estas características únicamente en la información que proporcionan los expedientes. Pero un estudio textual por sí solo resulta, en muchas ocasiones, tan insuficiente y arriesgado como utilizar los expedientes del AGA como única fuente de documentación. En el caso de los análisis textuales, contaremos a lo sumo con ejemplos de las mutilaciones que ha sufrido un texto. Esto permitirá al investigador realizar un análisis de las estrategias censorias halladas en el texto y evaluar el impacto de estos recortes en el conjunto de la novela. Pero las dificultades de esta metodología pesan sobremanera: en primer lugar, el investigador ha de trabajar a ciegas e invertir tiempo y esfuerzo en hacer el análisis, descono171

ciendo si los resultados serán satisfactorios o suficientes —en el caso de los expedientes, al menos, sabemos de antemano si la censura proponía algún tipo de modificación en el texto—; en segundo lugar, y en el caso de hallar ejemplos de censura, el investigador no podrá saber únicamente por el análisis textual si esos ejemplos detectados son achacables a la censura externa o a la censura interna. De nuevo y pese a que esta metodología pueda responder a los objetivos y necesidades de estudios concretos, el lector querrá conocer más detalles, razones que justifiquen esta censura. Ya hemos visto que algunos investigadores complementan los análisis textuales con la documentación encontrada en los expedientes del AGA y aportan, en el caso del grupo TRACE, modelos y herramientas para descifrar lo que se esconde tras estos casos de censura franquista. Los estudios de TRACE en concreto permiten al investigador identificar patrones de comportamiento, normas de traducción para géneros y épocas determinadas. Así y todo, es legítimo pensar que aún es necesario encontrar metodologías más específicas que nos permitan no solo extraer conclusiones sobre ejemplos concretos, sino conocer en profundidad la realidad de los traductores en la época franquista. Esta cuestión aflora cuando tratamos el fenómeno de la autocensura. Y es que una vez que encontramos ejemplos que evidencian la actuación censoria en los textos (a través de los análisis textuales, ya sean manuales o informáticos), una vez que identificamos el tipo de censura que se ha ejercido (censura externa o institucional, o censura interna), aún cabe descifrar muchos interrogantes. El primero y más importante tiene efectivamente que ver con la censura interna, puesto que, al no tener pruebas documentales, es muy difícil reconocer al autor de las manipulaciones. La autocensura es un fenómeno muy difícil de identificar y cuantificar y, sin embargo, señalar al traductor sistemáticamente como autor de los ejemplos de autocensura en un texto parece haberse convertido en la tendencia de los últimos estudios sobre este fenómeno. La búsqueda de una metodología que nos permita desentrañar todos los misterios que encierra la censura franquista sigue pues siendo el objetivo principal de los investigadores. Algunos autores abogan por abordar la labor de los responsables de canalizar la actividad traductora de la época (p. ej., Jané-Lligé, 2016). Una de las opciones que tiene el investigador es efectiva172

mente complementar estas metodologías con la información que pueden proporcionar aquellos que sufrieron en primera persona los efectos de la censura. Las entrevistas han resultado ser de gran utilidad en este caso. Meseguer (2015) exploró el impacto de la censura en textos traducidos del inglés y del francés durante la dictadura empleando un modelo de análisis mixto que se complementaba a su vez con el estudio de los expedientes del AGA y las entrevistas a historiadores, editores y traductores de la época franquista. El valiosísimo testimonio de estas personas resultó clave para interpretar los resultados de los análisis textuales y de la información recabada en los expedientes de un corpus de nueve novelas. Entre estos resultados destaca precisamente los que atañen al fenómeno de la autocensura, algo a lo que los propios traductores entrevistados, Manuel Serrat Crespo y Francisco Torres Oliver respondían cuanto menos sorprendidos: les costaba imaginar que el traductor, obligado por ley a reproducir fielmente el original, cometiera tal temeridad, pero reconocían casos aislados en los que el editor presionó al traductor para que tratara ciertos temas con cuidado. De hecho, la editora entrevistada, Beatriz de Moura, admitía que los editores se veían sometidos a muchas presiones, entre ellas, cargar con responsabilidades económicas o ver sus ediciones destruidas ante sus ojos si se atrevían a hacer caso omiso de las recomendaciones de la censura. El historiador Ian Gibson y el investigador Edward Douglas Laprade, uno de los primeros autores que abordó el impacto de la censura en la recepción de autores ingleses, arrojaron también información interesante sobre el funcionamiento de la censura, como la existencia de criterios establecidos, de tratos de favor a las editoriales o de privilegio a la publicación de autores afines al régimen. 5. Conclusiones Hoy en día existen diferentes metodologías para abordar el estudio del impacto que la censura franquista tuvo en la traducción de novelas que nos llegaban desde el otro lado de la frontera. Si bien es cierto que los expedientes del AGA y los análisis textuales han demostrado su conveniencia en estos estudios, también queda patente que el investigador ha de ir un paso más allá si quiere resolver las muchas incógnitas que se desprenden de 173

sus resultados. Lo que se abre ahora es la posibilidad de retroceder unas décadas e intentar reconstruir aquel panorama de la forma más fidedigna posible. Una opción es completar estos modelos de análisis con toda la información que tengamos a nuestro alcance. Las entrevistas a traductores y editores de la época han resultado ser una buena fuente de documentación, pero existe una plétora de posibilidades para el investigador, que puede acercarse aún más a la realidad a través de sus editores, conociendo la actividad de una editorial concreta o la trayectoria de su editor, y a través también de los traductores, teniendo presente su contexto profesional y todos los factores que podían influir en su labor. Porque pese a la ingente cantidad de estudios sobre la censura, lo cierto es que aún queda muchísimo por investigar y conocer de este complejo sistema y del papel que a través de ella desempeñó la traducción en la configuración del sistema literario franquista. En busca del modelo imposible: teniendo en cuenta tanto el objeto de estudio (la traducción literaria) como el contexto en el que se arraiga (la época histórica del franquismo), difícilmente puede el investigador pretender desarrollar herramientas que le permitan aspirar al empirismo. Y ahí radica el verdadero desafío metodológico: someterse a un ejercicio de funambulismo pluridisciplinar con tal de enriquecer su método de trabajo, haciendo las veces de estadista, de filólogo, de historiador, de periodista y, desde luego, de traductor. 6. Referencias ABELLÁN, M. (1982). «Censura y autocensura en la producción literaria española». Nuevo Hispanismo, 1, 169-180. — (1987). Fenómeno censorio y represión literaria. Diálogos hispánicos de Amsterdam, 5, 5-26. BANDÍN, E. (2007). «Translating English Renaissance Drama under Franco’s dictatorship: stage versions vs. reading editions». En M.J. Brilhante y M. Carvalho (Eds.), ACT 15. Teatro e Traduçao: Palcos de Encontro, pp. 261-272. Porto: Campo das Letras. BILLIANI, F. (Ed.) (2007). Modes of Censorship and Translation: National Context and Diverse Media. Manchester: St. Jerome Publishing. CRUCES COLADO, S. (2006). «Las traducciones de Camus en España durante el Franquismo: difusión y censura». Transitions: Journal of Franco-Iberian Studies, 2, 82-113.

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7 MAPA DE LA INVESTIGACIÓN EN INTERPRETACIÓN EN LOS SERVICIOS PÚBLICOS EN ESPAÑA Ana Isabel Foulquié Rubio

1. Introducción Este capítulo presenta una revisión de la situación actual de la investigación en el ámbito de la Interpretación en los Servicios Públicos (ISP) en España, desde sus inicios hasta la actualidad. Así, y tomando como referencia el tema tratado en cada uno de los estudios presentados, se realiza una clasificación de los mismos en función del método y la metodología utilizados. Al mismo tiempo, se revisa el uso de las distintas metodologías de corte cualitativo y cuantitativo, destacando las más importantes en este campo. Este trabajo se erige como una revisión de los últimos desarrollos metodológicos en investigación en ISP en España. El objetivo último es ayudar a investigadores, formadores de intérpretes e intérpretes en activo a reflexionar sobre temas importantes en este campo y a buscar posibles direcciones de investigación. Además, se pretende presentar un mapa de la situación de la investigación en ISP que contribuya a determinar aquellos ámbitos que aún requieren un mayor interés por parte de los investigadores. El capítulo comienza con un breve recorrido por el nacimiento y evolución de la investigación en ISP en el mundo, para abordar, más tarde, la clasificación de los principales trabajos de investigación en ISP en España en función del ámbito de estudio y del tipo de diseño: teórico, empírico y didáctico. 2. La investigación en ISP: desde los inicios hasta nuestros días Durante los años cincuenta, sesenta y setenta, la inmensa mayoría de los estudios de investigación en el ámbito de la inter179

pretación se centraban en la modalidad de interpretación de conferencias, ya que se consideraba el único tipo meritorio de recibir las atenciones de investigadores e incluso profesionales. No es, de hecho, hasta mediados de los setenta cuando los investigadores comienzan a ser conscientes de otro tipo de interpretación diferente de la realizada en los congresos o conferencias: la interpretación en juzgados y otros servicios públicos. En opinión de Mason (1999, p. 147), el primer estudio relacionado con este ámbito data de 1976, fecha en la que Lang (1976a) analizó el trabajo de un intérprete en un juzgado de Papúa, Nueva Guinea, y su función en la situación comunicativa. También de ese mismo año es otro trabajo de este mismo autor (Lang, 1976b), en el que analiza la función desarrollada por los enfermeros como intérpretes lingüísticos. En este trabajo se resaltan tanto los aspectos positivos de dicha interpretación (por ejemplo, la formación médica de estos enfermeros) como los aspectos más negativos (por ejemplo, su incapacidad para transmitir información más allá de la expresada lingüísticamente por parte del paciente). Se trata de los dos primeros estudios en los que se analiza la función del intérprete en los servicios públicos, un tema que hoy en día sigue acaparando la atención de numerosos investigadores. Los trabajos de Lang mencionados más arriba tenían como tema central de estudio aspectos relevantes que en la actualidad aún mantienen una relevancia plena en ISP, como son el papel desempeñado por el intérprete y el uso de intérpretes ad hoc para realizar funciones propias de un profesional. También es a partir de los años setenta cuando otro tipo de interpretación comienza a despertar el interés de los investigadores: la interpretación natural y los intérpretes naturales en el ámbito de los servicios públicos. De este modo, a mediados de la década de los setenta, Harris (1976; 1978), considerado pionero en la investigación sobre cómo las personas bilingües utilizan sus destrezas lingüísticas para mediar en la comunicación, comienza a estudiar el uso de intérpretes naturales en el ámbito de los servicios públicos y el uso de los niños como intérpretes naturales en los entornos educativos (Bullock y Harris, 1995; Harris, 1980). Tras estos primeros estudios, que ubican a la ISP en el mapa internacional de la investigación y analizan determinadas características propias que la identifican como disciplina independiente de la interpretación de conferencias, durante la década de los años ochenta se observa un cierto vacío investigador. De hecho, 180

será ya a partir de la década de los noventa, especialmente tras el Primer Congreso Internacional de Critical Link celebrado en Ottawa (Canadá) en 1992 y organizado por Brian Harris,1 cuando se observa un auge en la producción investigadora internacional relacionada con la ISP. A este auge contribuye también la publicación de Mikkelson (1996) de su artículo «Community Interpreting: an Emerging Profession» en Interpreting —la revista por excelencia de investigación en interpretación de conferencias—. A partir de ese momento comienza a aparecer una serie de investigaciones y reuniones centradas específicamente en los servicios públicos, entre las que destacan las aportaciones de Corsellis (2002), Mikkelson (1999), Wadensjö (1993), Angelelli (2001), y Cambridge (2002). También cabe destacar la celebración de las sucesivas ediciones del Congreso Critical Link desde 1992, en las que de forma asidua se presentan investigaciones de especial relevancia para la ISP a nivel internacional. Además, la celebración de estos congresos se materializa normalmente en una publicación posterior con una selección de las ponencias presentadas a los mismos (Brunette et al., 2003; Carr, 1997; Hale et al., 2009; Roberts, 2000; Schäffner et al., 2013; Wadensjö et al., 2007). Estas publicaciones han contribuido a despertar el interés de un número creciente de investigadores por la ISP. De forma simultánea, comienzan a aparecer artículos de investigación en revistas especializadas, principalmente de medicina, sociología y enfermería, en las que los profesionales de estos sectores aportan sus puntos de vista sobre la comunicación con usuarios alófonos y los problemas a los que se enfrentan, prestando especial atención a la figura del intérprete y a las peculiaridades de trabajar con intérpretes. Las más numerosas se centran en el entorno sanitario, tal vez por tratarse de un ámbito en el que la falta de comunicación puede poner en peligro la vida de una persona. En este ámbito encontramos numerosas publicaciones que analizan la labor del intérprete en el ámbito sanitario desde las perspectivas de los diferentes actores en la situación comunicativa. Entre otros trabajos destacan, por ejemplo, el de Drennan y Swartz (2002), que analiza el uso de los intérpre1. Brian Harris, pionero en los estudios de interpretación en los servicios públicos organizó el primer congreso de ISP en Ottawa, Canadá en 1992. En http://www.criticallink.org/what-is-critical-link/. Fecha de consulta: 15 de diciembre de 2016.

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tes en las consultas de psiquiatría en Sudáfrica, o el de Rivadeneyra et al. (2000), que estudian las consultas centradas en los pacientes cuando interviene el intérprete. Por su parte, Elderkin-Thompson et al. (2001) indagan en la perspectiva de las enfermeras que actúan a la vez como enfermeras y como intérpretes; Abbe y Simon (2006) analizan la perspectiva de padres, intérpretes y profesionales en las consultas de pediatría; Bischoff et al. (2003) investigan la comunicación entre el médico y los pacientes alófonos; y por último, cabe destacar el trabajo de uno de los investigadores que más ha contribuido en este aspecto, Glenn Flores (1998, 2005, 2012), autor de diversas publicaciones en las que se exponen los problemas que se encuentran las personas alófonas en los servicios de urgencias, centrándose en las consecuencias que la carencia de un servicio de interpretación puede tener para todas las partes implicadas. Especialmente relevantes para la consolidación de la investigación en ISP a nivel internacional son los trabajos que analizan las investigaciones en función del enfoque metodológico utilizado y los paradigmas estudiados. Así, en el año 2006, aparece un volumen monográfico sobre investigación en ISP de la revista Lingüística Antwerpsiana titulado Taking stock: research and methodology in Community Interpreting, con Hertog y van der Veer (2006) como editores. En dicho volumen se repasan los distintos paradigmas con los que se relaciona la ISP y las metodologías de investigación más utilizadas en este ámbito, con autores como Bischoff (2006), Corsellis (2006), Grbic y Pöllabauer (2006), Hale (2006), Hertog et al. (2006), Pöchhacker (2006), Pöllabauer (2006), y Valero Garcés (2006a), entre otros. También a este respecto cabe destacar el estudio desde el punto de vista metodológico de Vargas Urpi (2012b), en el que hace un recorrido por los distintos métodos utilizados en función del tema tratado, a nivel internacional. En los avances conseguidos en ISP merecen especial mención autores como Corsellis, considerada pionera en la profesionalización de la ISP gracias al diseño e implementación de un sistema de cualificación y acreditación profesional de intérpretes, y a la creación de un registro profesional de intérpretes en Reino Unido que se considera modelo a la hora de diseñar registros de ese tipo. Es importante destacar también el trabajo desarrollado por Hertog en la puesta en marcha de proyectos europeos de profesionalización y calidad en interpretación judicial (p. ej., Grotius y Aequitas). 182

Los trabajos aquí mencionados ponen de manifiesto que la interpretación en los Servicios Públicos ha despertado el interés de los investigadores en todo el mundo. Sin embargo, el análisis presentado en este trabajo se centra en España, puesto que hasta la fecha no existen demasiados estudios que sistematicen la investigación en ISP en nuestro país. 3. La investigación en ISP en España Si bien a nivel mundial se podría fechar el nacimiento de la investigación en ISP en 1976 (aunque con el parón mencionado en la década de los ochenta), en España no es hasta 1998, con las obras de Grau Mestre (1998) y Valero Garcés (1998), cuando comienza a aflorar la investigación en este ámbito. Dos años más tarde, ya en el año 2000, la investigación en ISP empieza a despegar con fuerza con el trabajo publicado por Martin (2000) en un capítulo de investigación sobre este tema. En dicho capítulo, Martin define la interpretación social en España y realiza un breve análisis del estado de la cuestión de esta disciplina centrándose únicamente en nuestro país. Uno de los trabajos que se considera pionero en ISP en España, es el trabajo fin de carrera2 de la autora de este capítulo, centrado en el ámbito policial. Dicho estudio empleó como instrumentos de la investigación un breve cuestionario remitido a los intérpretes de diferentes comisarías de Granada y Málaga y entrevistas estructuradas a cargos policiales de dichas comisarías. A pesar del carácter iniciático de aquel trabajo, en aquellos momentos supuso el primer intento de esbozar el estado de la cuestión de la interpretación en el ámbito policial dentro de España. Al igual que ocurre en la investigación a nivel internacional, la celebración de congresos internacionales en España y la posterior publicación de las actas con una selección de las contribuciones han contribuido a fomentar el interés por la ISP. El primer Congreso Internacional que se celebró relativo a este tema en España lo organizó la Universidad de Alcalá de Henares en el año 2002 y desde entonces se ha celebrado cada tres años (2002, 2. Foulquié Rubio, Ana Isabel (1999). La interpretación en la policía en Granada y Málaga. Trabajo fin de carrera sin publicar presentado en el Departamento de Traducción de Interpretación de la Universidad de Granada.

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2005, 2008, 2011 y 2014). Este congreso siempre gira en torno a un tema de relevancia en el ámbito de la investigación en ISP. En cuanto al tipo de trabajos que estudian este tema, y dada la juventud de esta disciplina, gran cantidad de los que se realizan en España son de corte teórico. Se trata de trabajos en los que los investigadores intentan sentar los fundamentos teóricos de la disciplina antes de proceder a testarlos de modo empírico. Sin embargo, cabe destacar que, a medida que aumenta la cantidad de trabajos y se consolida la disciplina, cada vez se encuentra un mayor número de trabajos de corte empírico descriptivo. Además de artículos en revistas y capítulos de libro, se encuentran bastantes trabajos publicados en actas de congresos, puesto que, al tratarse de una disciplina joven, gran cantidad de los estudios se recogen en este tipo de publicación. También es importante destacar que muchos de estos trabajos se materializan finalmente en tesis doctorales, por lo que hay bastantes trabajos que se presentan en este formato. En cada uno de los ámbitos tratados diferenciaremos tres tipos de estudio: de corte teórico, de corte empírico y de corte didáctico. En cuanto a los estudios de corte teórico, y como ya comentamos anteriormente, existe una gran presencia de trabajos de este tipo, dada la corta edad de la investigación en esta disciplina en España. En este tipo de estudio, los temas se tratan desde un punto de vista teórico, dando cuenta de cómo está la situación en el ámbito explorado, pero sin remitirse a ningún tipo de dato empírico. Como veremos, la temática más abundante en este tipo de estudios se centra en la revisión histórica, el estado de la cuestión y el análisis de la profesión. Si los estudios de corte teórico se basan en la introspección para presentar un modelo o defender determinados postulados, los estudios de corte empírico descriptivo utilizan métodos cuantitativos o cualitativos en función del objetivo del estudio y de la situación en la que se encuentra el ámbito investigado. En ISP algunos autores optan por un tercer tipo denominado mixto, en el que los datos obtenidos con métodos cuantitativos se suelen triangular con métodos cualitativos y viceversa, ya que ambas estrategias se pueden combinar en un mismo proyecto. En los estudios de corte empírico, tanto cualitativos como cuantitativos, los dos métodos principales empleados en ISP son la entrevista y la encuesta. Aunque la primera es frecuente, el instrumento de recogida de datos por excelencia es la encuesta (Pochhacker, 2004, 184

p. 63). En España, este instrumento se utiliza para recoger datos tanto en estudios cuantitativos como en estudios cualitativos. En cuanto a la temática para la que se emplea, se centra principalmente en describir el estado de la cuestión y analizar la realidad profesional. Por último, encontramos también estudios de corte didáctico, que en su mayoría emplean una metodología de investigación-acción con la que se pretende proponer cambios en la formación basándose en el análisis de situaciones problemáticas que sirven de punto de partida para elaborar programas didácticos de utilidad práctica (Rojo, 2013, p. 44). Se trata de una metodología que utiliza diversas técnicas para la recogida de información con la finalidad de proporcionar a los formadores de traductores e intérpretes y a los investigadores una serie de marcos para centrarse de una forma más sistemática en el análisis de su formación y evaluación. El objetivo principal de este tipo de investigaciones es lograr que la formación no se base simplemente en la experiencia, sistematizando una serie de cuestiones que atañen principalmente a la formación de futuros traductores e intérpretes. Además, mediante la investigación-acción se pretende ofrecer una mejor explicación de los problemas que surgen en la formación. Dentro de esta metodología se diferencian dos tipos de formación: la formación destinada a los profesionales y la formación en grado o postgrado. En este tipo de investigación también incluiremos aquellos trabajos que se centran en el análisis o la preparación de materiales docentes. En aras de la claridad, y para facilitar la identificación de cada uno de los trabajos, a continuación, se clasifican los estudios de ISP en España en función del contexto en el que se desarrolla la interpretación: ISP en general, en el ámbito judicial, en el policial, en el sanitario y en el educativo. Partiendo de dicha clasificación, en cada ámbito se destacan los trabajos más significativos y las herramientas metodológicas utilizadas en cada caso. 3.1. La investigación en ISP desde una perspectiva general En este apartado se recogen aquellos estudios que no se centran en un ámbito en concreto. A este respecto cabe destacar que, pese a la existencia de un amplio número de trabajos que adoptan una perspectiva generalista, como veremos en este ca185

pítulo, existe una tendencia creciente a centrar el análisis en un ámbito específico para profundizar más en las peculiaridades del mismo. Dentro de los estudios que adoptan una perspectiva general, nos encontramos en primer lugar con una serie de trabajos de corte teórico en los que el investigador realiza una revisión histórica de la disciplina. Así, dentro de este tipo de estudio se encuadra el capítulo de Alonso Araguás (2006), en el que la autora, tomando como referencia la historia, analiza la necesidad de comunicación entre diversas culturas remontándose a la época de la América Colonial. En su opinión, conocer los aciertos y errores de otras épocas puede contribuir a que no se cometan los mismos errores en la actualidad. Además, el análisis de los temas que centraban el debate en aquella época no difiere mucho de los temas que se siguen debatiendo en la actualidad, tal y como indica Giambruno (2008, p. 23) en su análisis del papel desempeñado por los intérpretes en la conquista española de América. En la misma trayectoria de investigación se encuentra el estudio de Alonso Araguás y Payàs Puigarnau (2008), en el que las autoras presentan los resultados de un estudio que sitúa los orígenes de la interpretación en España en el siglo XIII. En la línea de análisis de la actividad desarrollada por los intérpretes en la historia también se encuadran otros dos trabajos de Alonso Araguás, uno de 2010 sobre la figura de los alfaqueques y de su función al servicio de las autoridades, y otro de 2012, en el que realiza un recorrido por la profesión del intérprete en España y América entre los siglos XV y XVII. Alonso Araguás y Payàs Puigarnau pertenecen, junto con otros investigadores, al Grupo Alfaqueque de la Universidad de Salamanca, uno de los grupos más prolíficos en la investigación de la ISP a través de la historia. De este grupo es otra publicación (Baigorri Jalón et al., 2008), en la que la mediación lingüística y cultural se analiza mediante la comparación de periodos históricos y zonas geográficas con movimientos migratorios similares. Este tipo de estudios ponen en perspectiva el análisis de la profesión y permiten analizar la antigüedad de la profesión del intérprete en los servicios públicos. Además, el conocimiento de lo que ha acontecido en otros países o de lo ocurrido a lo largo de la historia proporciona la posibilidad de no volver a cometer los mismos errores cuando se trata de establecer estructuras que permitan un entendimiento entre las culturas. 186

En cuanto a los trabajos que realizan un análisis específico de la profesión, por un lado, los hay que toman como referencia sus propias experiencias, como los estudios de Hasnaoui Ahmed (2005), Hajjaj (1999) y Mbarki (2013), en los que los autores analizan el papel del intérprete desde su propia experiencia como intérpretes o mediadores lingüísticos y desarrollan una teoría sobre las necesidades de la profesión, la falta de formación y la falta de una definición de las funciones del intérprete en los servicios públicos en España. Por otro lado, nos encontramos con aquellos trabajos que utilizan herramientas propias de los estudios de corte empírico, como comentábamos anteriormente. Este tipo de estudios se basa en los datos aportados tanto por los propios intérpretes, como por los usuarios y los representantes de las entidades públicas. Entre los que analizan la percepción de los intérpretes encontramos el trabajo de Martin y Abril Martí (2008), en el que las autoras presentan la perspectiva de los intérpretes que trabajan en diferentes ámbitos de la ISP. En este mismo grupo se encuadra el trabajo de Ortega Herráez et al. (2009) y los de Vargas Urpi (2012a, 2014). En el primero, los autores comparan la percepción que los propios intérpretes tienen de su trabajo en diferentes ámbitos utilizando encuestas y entrevistas en profundidad. En cuanto a los trabajos de Vargas Urpi (ibid.), mediante una metodología cualitativa de entrevistas semiestructuradas e informales, la autora intenta definir la ISP y la mediación intercultural partiendo de la información proporcionada por los mediadores e intérpretes que trabajan con el colectivo chino. También hay estudios que analizan la percepción de los profesionales que trabajan con intérpretes. En esta línea se encuentra el estudio realizado por Valero Garcés (2008), en el que, mediante el uso de entrevistas a trabajadores en distintos ámbitos de la ISP, pretende realizar un análisis y clasificación de las soluciones utilizadas en situaciones similares (p. 245). En la misma dirección, aunque centrado en los servicios públicos en Cataluña e intentando reunir no solo la perspectiva de los intérpretes sino también la de los demás interlocutores, encontramos el estudio de Arumí Ribas et al. (2011). El objetivo principal de este estudio era recopilar un corpus de datos que reuniera la perspectiva de todos los implicados en la comunicación para poder definir el perfil de traductor e intérprete en los servicios públicos (Arumí Ribas et al., 2011, p. 206). Las autoras del estudio pretendían, en un primer momento, combinar una 187

serie de herramientas para la recogida de datos (a saber, la entrevista, el cuestionario y la observación), pero debido a las dificultades de acceso a la población decidieron utilizar únicamente cuestionarios para la recogida de datos. Junto a los estudios teóricos de corte histórico y los centrados en el análisis de la profesión, se encuentran los trabajos que intentan presentar el estado de la cuestión en ISP. Este tema es uno de los que más interés ha despertado entre los investigadores, dado que es una forma de conocer el terreno en el que desean investigar para identificar las carencias. Como hemos mencionado, el estado de la cuestión se puede analizar desde una perspectiva puramente teórica, usando básicamente la capacidad de introspección del investigador, o empleando una metodología de corte empírico a partir de la recogida de las impresiones de los intérpretes, interlocutores o instituciones que proporcionan los servicios de interpretación. En este último caso son los propios participantes los que aportan datos sobre cómo se encuentra la ISP en el momento. Entre los primeros estudios que adoptan un enfoque teórico para esbozar el estado de la cuestión se encuentra el trabajo de Grau Mestre (1998), donde ofrece un primer acercamiento a la ISP en España. En esta misma línea se encuadran el trabajo de Valero Garcés (1998) y el de Martin (2000), que ofrecen una perspectiva del estado de la cuestión de la ISP en España. En otro trabajo posterior, Valero Garcés (2006) se centra en la comunicación en las instituciones oficiales, pero continúa adoptando una perspectiva generalista más allá de ámbitos concretos. Uno de los más actualizados temporalmente es el trabajo de Del Pozo Triviño (2013), en el que la autora presenta la situación de la ISP en el siglo XXI, revisando el estado de la cuestión en cada uno de los ámbitos de la ISP (judicial, sanitario, social, educativo). Para ello, primero realiza una descripción de la demografía en España y de sus características, y posteriormente analiza la situación de la ISP. También basados en la introspección del propio autor, pero centrándose en zonas geográficas determinadas, hallamos los trabajos de González García (2004, 2006), en los que se presenta el estado de la cuestión en la zona norte de España; Marinescu (2003) y Valero Garcés (2003, 2006b) se centran en la zona centro, principalmente Madrid. El estudio de Ugarte Ballester (2006) muestra la situación de la ISP en Cataluña y Baleares, atendien188

do al análisis de planes de inmigración desarrollados por las autoridades. Por su parte, Martin (2006) analiza la situación en Andalucía. En la Comunidad Valenciana, pero ampliando el área de estudio al Levante, cabe destacar el trabajo de Sales Salvador (2006), que analiza el estado de la cuestión en esta zona de España. En la Comunidad Canaria, Toledano Buendía et al. (2006) presentan la situación de la ISP en esta zona, prestando especial atención a la situación en la interpretación judicial, mientras que Iliescu Gheorghiu (2005, 2008) centra sus estudios en la provincia de Alicante y principalmente en la población rumana. Como comentábamos anteriormente, y dada la juventud de la ISP, especialmente en España, son bastantes los estudios que adoptan una perspectiva de análisis más general. Junto a los estudios que definen el estado de la cuestión desde un punto de vista teórico, localizamos una serie de trabajos que lo hacen valiéndose de herramientas de corte empírico. Como mencionábamos anteriormente, y a pesar de que la entrevista ocupa un lugar destacado en este tipo de estudios, la encuesta es la herramienta más utilizada. De este modo, cabe mencionar, entre otros, el trabajo de Calvo Encinas (2004), que analiza el estado de la cuestión en la provincia de Toledo. En su trabajo se recoge un total de 60 respuestas a cuestionarios distribuidos entre trabajadores de la Administración Pública. En esta misma línea, el trabajo de Baigorri Jalón et al. (2006) pretende, mediante el uso de la encuesta, recabar datos sobre la interpretación en el ámbito sanitario en Castilla y León. Los datos de la encuesta se complementan con informes del Servicio de Salud en la zona geográfica analizada. Al igual que con los estudios de Calvo Encinas y Baigorri Jalón et al., los trabajadores de los servicios públicos son los informantes en los que se basan Bestué et al. (2012). Así, las autoras, emplean una encuesta para recabar datos, tanto del ámbito sanitario como del educativo, aunque uno de los principales inconvenientes es que hay una gran disparidad en la cantidad de respuestas obtenidas en cada uno de estos ámbitos (Bestué et al., 2012, p. 39): A lo largo del año 2009 realizamos más de setenta y cinco encuestas entre trabajadores del sector médico-sanitario y educativo mediante cuestionario escrito. Concretamente estos últimos representaron el 90,7 % de los encuestados mientras que el 9,3 % de la muestra restante correspondió a trabajadores de hospitales y centros de salud.

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Una vez presentados los estudios teóricos y empíricos que analizan la situación de la ISP en España desde una perspectiva más general, centraremos nuestra revisión en los estudios de corte didáctico. Como afirmábamos al comienzo de este apartado, los estudios de corte didáctico reflexionan sobre la situación de la formación de intérpretes, tanto desde el punto de vista de las competencias necesarias en el desempeño de la profesión, como desde la perspectiva de las competencias proporcionadas en la educación universitaria a nivel de grado y postgrado. Entre los centrados en la formación de profesionales encontramos el trabajo de Abril Martí y Martin (2008), en el que analizan la competencia en ISP como base para la formación de profesionales. En dicho trabajo, publicado en las actas de un congreso, las autoras analizan las competencias necesarias para ser un buen profesional de la ISP, tomando como referencia el modelo de competencias para traducción de Kelly (2002) y otras competencias específicas propuestas por el European Language Council y por el proyecto Grotius. También se realiza un breve análisis de los tipos de formación existentes en diversos países y de la situación de la formación en este ámbito en general. En esta línea, Ugarte Ballester (2008) presenta un currículo para una formación completa a nivel profesional, teniendo en cuenta que la mayor parte de los asistentes a estos cursos ya ejerce como intérprete en los servicios públicos. En el norte de España, González García y Auzmendi (2005) analizan un curso organizado por las propias autoras tras apreciar que existía la necesidad de formar a los profesionales que ya trabajaban en el sector de la ISP. Entre los centrados en la formación de grado o postgrado, se encuentra la tesis doctoral de Abril Martí (2006), en la que realiza un análisis de la formación en ISP en países de todos los continentes (Italia, España, Bélgica, Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Sudáfrica, etc.) y presenta la situación de la formación en estudios de grado y de postgrado en España. Dentro de la formación específica de postgrado cabe citar también los trabajos de Luis Estévez y Toledano Buendía (2002), que presentan el diseño curricular de un máster en ISP impartido en la Universidad de Gran Canaria. El artículo de Montes de Oca Sanjusto (2003) también reflexiona sobre los contenidos de dicho máster, haciendo una breve revisión de los recursos humanos, la metodología y la evaluación. A nivel de postgrado, es im190

portante mencionar los trabajos de Valero Garcés (2013, 2012, 2010), en los que presenta el diseño de un programa de formación y reflexiona sobre los resultados obtenidos con el mismo. En cualquiera de los apartados anteriores destacan los trabajos realizados por varios grupos de investigación, como son el grupo CRIT de la Universitat Jaume I de Castellón y el grupo FITISPOS de la Universidad de Alcalá. También en este campo se incluyen los trabajos del grupo MIRAS de la Universidad Autónoma de Barcelona. Otro tipo de estudio didáctico es la elaboración de materiales docentes para la enseñanza de aspectos relacionados con la ISP, tanto a nivel de grado como de postgrado. En este marco se encuadran los trabajos de Alonso Araguás y Baigorri Jalón (2008), en los que presentan una propuesta de contenidos y actividades para aplicar tanto en grado como en postgrado. Del mismo modo, el trabajo de Del Pozo Triviño (2009) ofrece el diseño de una guía docente con diversas unidades didácticas desarrolladas para la enseñanza de la ISP a nivel de grado. La revisión de la investigación en ISP desde una perspectiva general se ha centrado principalmente en el análisis de la profesión y en el estado de la cuestión, abordando dichos temas desde diferentes enfoques metodológicos, como son el teórico, el empírico y el didáctico. Estos estudios que presentan una panorámica general de la ISP son una forma adecuada de perfilar una disciplina todavía relativamente joven. Sin embargo, al adoptar una perspectiva demasiado general, es difícil abordar los temas en profundidad. Posiblemente, este es uno de los motivos por los que es más frecuente centrar la investigación en un ámbito de especialización específico. En los siguientes apartados pues, presentaremos los diversos estudios existentes centrados en ámbitos específicos de la ISP. 3.2. La investigación en ISP en el ámbito sanitario El ámbito sanitario es uno de los contextos que más interés ha despertado entre los investigadores. Al igual que en los estudios que adoptaban una perspectiva global, entre los trabajos centrados en el ámbito sanitario, encontramos estudios tanto de corte teórico como de corte empírico. Los objetivos son también similares a los anteriores, aunque enfocados al ámbito de estu191

dio específico. Así, el objetivo de muchos de estos estudios es analizar el estado de la cuestión y la profesión de intérprete en el ámbito sanitario, centrándose en los temas principales de debate, como son la profesionalización, el rol y la función del intérprete en los hospitales y centros de salud, etc. Entre los que presentan el estado de la cuestión con un enfoque teórico destaca el trabajo de Beyaert y Pons (2009), quienes realizan una revisión teórica de las distintas formas de facilitar la comunicación y presentan una serie de consejos para los sanitarios que trabajan con intérpretes. Destaca también el trabajo de Navaza (2009), que refleja la situación de la interpretación en el ámbito sanitario en España; el trabajo de Valero Garcés (2003), que analiza el estado de la cuestión tomando como referencia hospitales públicos de la zona centro; y el trabajo de Abril Martí y Martin (2011), que ofrece una panorámica general del estado de la cuestión en el ámbito sanitario. En cuanto al estado de la cuestión de los estudios de corte empírico, destaca el hecho de que muchos de los trabajos utilizan la percepción de los usuarios para determinar la situación en la que se encuentran los servicios de interpretación. Entre los trabajos que tratan este tema, encontramos el trabajo de Burdeus Domingo y Arumí Ribas (2012), en el que las autoras utilizan las entrevistas semiestructuradas como herramienta de recogida de datos de dos grupos diferenciados: los profesionales de los centros de salud y el personal encargado de la gestión de los servicios de interpretación. En su estudio, destacan las dificultades encontradas para acceder a los profesionales y el bajo índice de respuesta por parte de algunos centros. Nevado Llopis (2015) también se sirve de entrevistas semiestructuradas, además de un grupo de discusión, para obtener información sobre las principales estrategias utilizadas por los profesionales sanitarios para la comunicación con los pacientes en un estudio empírico cualitativo con el que pretende realizar una clasificación de las distintas estrategias empleadas por los profesionales sanitarios. También cabe mencionar el estudio realizado por González (2008) a través de encuestas al personal sanitario y a mujeres magrebíes en la provincia de Guipúzcoa. Siguiendo una metodología observacional, encontramos los trabajos de Jiménez Hortelano (2014) y Jaime Pérez (2014), que a través de encuestas a los profesionales intentan determinar el estado de la cuestión en los centros de salud de Parla en la Comunidad Autónoma de Madrid. En este 192

sentido cabe destacar también el trabajo realizado por SánchezPedreño Sánchez (2014), que analiza el estado de la cuestión a través de un estudio empírico cualitativo mediante entrevistas realizadas en el hospital de referencia para la Región de Murcia. En el ámbito sanitario también ha despertado interés el análisis de la profesión del intérprete. Así, entre los estudios de corte teórico que se ocupan de este tema encontramos el trabajo de Castillo García y Taibi (2005), en el que toman como referencia sus experiencias como intérpretes sanitarios para ahondar en la necesidad de profesionalizar estos servicios. Junto a estos estudios de corte teórico, hay un grupo más numeroso de estudios que utilizan una metodología empírica para analizar la profesión del intérprete sanitario. Así, encontramos estudios mixtos como el de Navaza (2008), que combina la observación, las entrevistas y los grupos focales para investigar los conflictos culturales de los ciudadanos africanos relacionados con las extracciones de sangre en un hospital de Madrid. Las conclusiones del estudio explican los motivos por los que las personas de origen africano son tan reacias a someterse a un análisis de sangre y cuál es la función que puede tener en todo esto el mediador intercultural o el ISP. Navaza utiliza el término mediador intercultural como equivalente al término intérprete en los Servicios Públicos. También centrado en el análisis de la profesión del intérprete y más concretamente en el rol que debe desempeñar, encontramos el trabajo de Niño Moral (2008), que reúne información sobre la percepción de la función del intérprete que tiene el personal de diversos hospitales de Alicante, utilizando la encuesta como instrumento. Junto a los trabajos que exploran las percepciones de los implicados mediante entrevistas y encuestas, existe también un grupo de estudios centrados en el análisis del discurso del propio intérprete. Un ejemplo de este tipo de trabajos son los de Sales Salvador (2014; Sales Salvador et al., 2014), en los que analiza el trabajo de la mediadora interlingüística mediante el análisis del discurso de una serie de situaciones en las que la mediadora realiza su trabajo. Uno de los problemas principales para emplear el análisis del discurso como herramienta de análisis es que las situaciones a las que se aplica deben cumplir una serie de características. Hale y Napier (2013, p. 119), citando a Stubbs (1983), explican las tres características principales del análisis del discurso, a sa193

ber: los datos analizados deben ser auténticos, las unidades del lenguaje deben encontrarse por encima del nivel de oración y el análisis del lenguaje debe tener en cuenta el contexto. Como hemos mencionado anteriormente, y a pesar de tratarse de una metodología utilizada con frecuencia en interpretación bilateral o en ISP a nivel internacional (Hale y Napier, 2013, p. 117), en España esta herramienta apenas se ha utilizado. El principal problema que presenta este tipo de estudios radica en el acceso a los datos, ya que es difícil conseguir acceso a situaciones reales, principalmente por motivos de confidencialidad y protección de datos. Otro de los problemas de esta metodología es que el discurso analizado debe ser real, ocurrir de una manera natural (Hale, 2007). Normalmente, el problema radica en la confidencialidad de los temas tratados y en algunas ocasiones incluso en las reticencias de los propios intérpretes a que se les grabe mientras trabajan. A pesar de esto, en la investigación en interpretación se permite el uso tanto de encuentros bilingües reales como de situaciones simuladas en las que el intérprete actúa como si se encontrara en una situación real. En cuanto a los estudios de corte didáctico, podemos citar el trabajo de Ruiz Mezcua (2010), en el que se propone una unidad didáctica para formar a intérpretes en el ámbito sanitario. Sin embargo, cabe señalar que, a excepción del estudio mencionado, la mayoría de trabajos de corte didáctico no suelen centrarse en un ámbito de especialización, sino que tratan la formación en ISP desde una perspectiva más general. La revisión realizada en esta sección nos permite afirmar que el ámbito sanitario es, probablemente, el que más interés ha despertado entre los investigadores, acaparando la mayor parte de los estudios. Cabe destacar, sin embargo, que mientras que a nivel internacional la ISP en el ámbito sanitario también ha sido un tema abordado por los propios profesionales de la sanidad, en España parece preocupar prácticamente en exclusiva a los investigadores de la interpretación, pero no a dichos profesionales. 3.3. La investigación en ISP en el ámbito judicial En España, la investigación en el ámbito judicial también ha atraído la atención de algunos investigadores interesados en este tipo de interpretación. En primer lugar, es posible distinguir un 194

grupo de trabajos centrados en establecer el estado de la interpretación judicial desde un punto de vista eminentemente teórico. Probablemente, el primer trabajo en este ámbito sea la tesis doctoral Giambruno (1997), en la que analiza la función desempeñada por el intérprete judicial desde un enfoque eminentemente teórico. El trabajo de Pérez González (2002) intenta determinar el estado de la cuestión de los servicios de traducción e interpretación, al igual que el trabajo de Aldea Sánchez et al. (2004). Uno de los autores más prolíficos en este campo es Ortega Herráez. En sus trabajos, tanto desde el enfoque teórico como desde el enfoque empírico, combina el análisis del estado de la cuestión con el análisis de la profesión de intérprete judicial. Así, el trabajo de Ortega Herráez y Foulquié Rubio (2005) presenta la situación de la profesión de traductor e intérprete judicial y las condiciones de acceso a dicha profesión basándose en la propia introspección de los autores. Con un enfoque teórico, el trabajo de Ortega Herráez (2012) hace una revisión de las condiciones de trabajo de los intérpretes en el ámbito judicial y analiza la implementación de la Directiva Europea 2010/64/UE relativa al derecho a interpretación y a traducción en los procesos penales. En esta misma línea de trabajo del análisis de la Directiva Europea mencionada anteriormente encontramos el trabajo de Blasco Mayor (2013; 2015), que analiza la calidad de estos servicios auspiciados por dicha Directiva. También hallamos el estudio de Del Pozo Triviño (2013) que presenta el estado de la cuestión, tomando como punto de partida la Directiva mencionada anteriormente. Por su parte, el trabajo de Gómez Moreno (2014) se basa en su propia experiencia para realizar una descripción del trabajo del intérprete judicial. Resulta especialmente interesante la aportación de Gascón Nasarre (2013), que compara las condiciones de acceso para trabajar como intérprete judicial en España y Austria. Por otra parte, hay también un grupo de trabajos de corte empírico que abordan la cuestión de la interpretación en el ámbito judicial. Un buen ejemplo son los realizados por Ortega Herráez. En uno de sus primeros estudios, el publicado con Martin (2006), se analiza el estado de la cuestión de la interpretación judicial en España. Para ello se sirven de encuestas, entrevistas y documentación pública de los propios procesos de contratación de intérpretes. Posteriormente, la mayoría de sus trabajos se centran mayoritariamente en el análisis de la profesión (Ortega Herráez, 2007, 2010, 2012). Sus estudios no se ubi195

can en un ámbito geográfico específico sino que abarcan la totalidad del territorio. En ellos describe la situación profesional de los intérpretes basándose principalmente en encuestas remitidas a diversos intérpretes que trabajan en los juzgados bajo distintas modalidades de contratación. Con los datos obtenidos realiza un análisis descriptivo de la situación de los intérpretes en el ámbito judicial. Otro de sus estudios (2007) se centra en los intérpretes de árabe, utilizando la encuesta como herramienta. También desde un enfoque empírico, pero esta vez empleando el análisis de corpus como herramienta metodológica, publica un estudio en el que analiza el contenido de las diferentes pliegos de contrataciones utilizados para la contratación de traductores-intérpretes en los juzgados (Ortega Herráez, 2013). Por otro lado, y con un enfoque didáctico encontramos la tesis de Hunt Gómez (2013), defendida en la Universidad de Granada que propone el uso de las nuevas tecnologías y una serie de materiales reales para la didáctica de la interpretación judicial; cabe destacar también un artículo de la misma autora, en colaboración con otras compañeras (Hunt Gómez et al., 2014), que se basa en la observación de las reacciones de los estudiantes de varias universidades ante la expresión de violencia física y verbal en el curso de un juicio penal. Como se desprende de la revisión realizada, a pesar del interés en la interpretación en el ámbito judicial, la cantidad de trabajos es aún limitada en comparación con otros ámbitos de la traducción e interpretación. Por un lado, destaca el uso de la encuesta como herramienta metodológica para recabar la información y acercarse a la población objeto de estudio. Por otro lado, la mayoría de estudios en España en este ámbito se han centrado en obtener la opinión de los propios intérpretes, por lo que sería conveniente indagar sobre las percepciones que tienen los propios usuarios y los operadores jurídicos del trabajo realizado por los intérpretes, algo que se representa harto complicado por las propias características de las situaciones en las que suelen intervenir los intérpretes. 3.4. La investigación en ISP en el ámbito policial El ámbito policial no ha sido objeto de gran atención por parte de los investigadores. Entre los diversos motivos que pue196

den explicar la escasez de estudios en este ámbito se encuentran la confidencialidad de los informes y el derecho a la intimidad de las personas involucradas: Esto puede deberse al hecho de que este género de la interpretación se desarrolla fundamentalmente en el marco de diligencias cuyo carácter no es público y en las que se tiene un especial celo por proteger el derecho a la intimidad de las personas involucradas, además de cuestiones como la no revelación de informes sensibles [Ortega Herráez, 2013, p. 13].

A la vista de las particularidades de este ámbito, no es de extrañar que la cantidad de trabajos publicados sea bastante escasa. No obstante, existen algunos estudios que han abordado la investigación en el ámbito policial desde enfoques diferentes. Con un enfoque eminentemente teórico encontramos, por ejemplo, el trabajo de Olalla Fernández (2006), en el que presenta las características del trabajo del intérprete en este ámbito, basándose en su propia experiencia; y el trabajo de Ortiz Soriano (2015), que abarca diferentes aspectos de este ámbito, tomando también como referencia su experiencia como intérprete profesional. Con un enfoque empírico descriptivo aparecen los dos primeros trabajos de investigación en la interpretación en el ámbito policial en España. Estos trabajos aparecen en el año 2002 y su autora es la misma que escribe este capítulo (Foulquié Rubio, 2002a, 2002b). Los estudios presentan los resultados obtenidos mediante un método de recogida de datos mixto (cualitativo y cuantitativo), en el que los datos de los cuestionarios enviados a los intérpretes se completan con entrevistas realizadas a los propios gestores de los servicios. Posteriormente, y en un intento de describir el estado de la cuestión en toda España, se presenta el estudio realizado por Ortega Herráez y Foulquié Rubio (2008), en el que los autores analizan los servicios de interpretación en la policía. El estudio se basa en los datos recogidos a través de dos cuestionarios destinados a recabar datos desde la perspectiva tanto de los intérpretes como de los policías que utilizan sus servicios. Cabe destacar la dificultad experimentada por los autores para acceder a las fuentes, puesto que no existió gran predisposición para colaborar con la investigación. Es importante mencionar que la interpretación en el ámbito policial constituye uno de los grandes retos en investigación en ISP, ya que existe cierto desin197

terés por parte de la población diana y hay importantes dificultades para acceder a esta población. En el año 2012 se publica un estudio empírico de la autora de este capítulo (Foulquié Rubio, 2012), en el que mediante un cuestionario dirigido a los abogados que trabajaban en el turno de Extranjería se recababa su opinión sobre los intérpretes con los que trabajaban en la policía. Así, la investigación en el ámbito policial tiene características paralelas con la investigación en el judicial; un ejemplo es la escasez de estudios debida a las dificultades para acceder a los datos y la confidencialidad de los mismos. También comparte con el ámbito jurídico la temática tratada y las herramientas, puesto que la mayor parte de los estudios utilizan la encuesta como instrumento de recogida de datos. Sin embargo, y a pesar de que constituye un ámbito de estudio interesante y de gran utilidad social, aún es necesaria una mayor cooperación y concienciación de las autoridades involucradas. 3.5. La investigación en ISP en el ámbito penitenciario Este ámbito es un campo bastante nuevo en el que no nos constan estudios hasta el año 2007, cuando encontramos el trabajo de Martínez-Gómez Gómez (2007), con un enfoque eminentemente teórico. En este estudio, la autora presenta un primer acercamiento al estado de la cuestión de la ISP en las prisiones de España, aportando una perspectiva teórica de la problemática lingüística en las instituciones penitenciarias. Con un enfoque empírico, encontramos las tesis doctorales de Martínez-Gómez Gómez (2011) y de Baixauli Olmos (2012). La primera se centra en evaluar la calidad de las interpretaciones en diversos centros penitenciarios. De este modo, la autora utiliza herramientas cuantitativas de recogida de datos (encuestas para conocer las expectativas de la población reclusa y el personal) y simulación de entrevistas grabadas analizadas por parte de evaluadores externos. En este caso, los cuestionarios sirven principalmente para conocer las características, las expectativas y la evaluación de los interlocutores de las simulaciones que se graban y posteriormente se analizan. Así la autora recoge un corpus de simulación de entrevistas en las que analiza la calidad del trabajo realizado por los intérpretes basándose en el análisis del discurso. A pesar de no tratarse de entrevistas rea198

les, los informantes son los interlocutores reales de las situaciones, es decir, presos, personal de prisiones y las personas que normalmente actúan como intérpretes. En el caso de la tesis de Baixauli Olmos, el autor reúne datos sobre la situación de la interpretación en el contexto penitenciario mediante un estudio cualitativo que utiliza la observación directa en visitas al centro penitenciario de Castellón, así como el uso de entrevistas y cuestionarios dirigidos a los internos, a los trabajadores y a los gestores de dicho centro (Baixauli Olmos, 2012, p. 178). Con un enfoque eminentemente empírico y utilizando como herramientas la encuesta y la entrevista, encontramos el estudio presentado por Valero Garcés y Mojica López (2014), que analizan los problemas de comunicación a los que se enfrentan las mujeres extranjeras y los trabajadores de una cárcel de Madrid. Por último, con un enfoque empírico, pero con una metodología de análisis del discurso, encontramos el trabajo de Martínez-Gómez Gómez (2014), en el que la autora presenta un estudio sobre la calidad de la interpretación realizada en centros penitenciarios, con un corpus de 19 entrevistas interpretadas entre 19 prisioneros alófonos y 8 funcionarios de prisiones. Al igual que ocurría en el ámbito judicial y el policial, la interpretación en el ámbito penitenciario no ha sido objeto de muchas investigaciones. A esto ha podido contribuir hasta ahora —como en el caso del ámbito policial—, la confidencialidad de los datos, la dificultad para acceder a la población por los problemas de seguridad, y la dificultad para obtener los permisos de acceso. Otro motivo que podría explicar la escasez de estudios es el hecho de que el aumento de extranjeros en las cárceles españolas es un fenómeno relativamente reciente, sobre el que aún no existe una verdadera concienciación de la necesidad de servicios profesionales en dicho ámbito. 3.6. La investigación en ISP en el ámbito educativo Como destacábamos en la introducción y se ha puesto de manifiesto anteriormente en este trabajo, los estudios centrados en el ámbito educativo son muy escasos. Los trabajos que hacen referencia al estado de la cuestión en este ámbito forman parte de análisis general del estado de la cuestión de la ISP, como es el caso de los trabajos de González García (2006), Martin (2006), 199

Valero Garcés (2006b), Vargas Urpi (2012a), entre otros. En España apenas se encuentran estudios centrados exclusivamente en el ámbito educativo y aquellos que lo hacen analizan la figura del mediador intercultural, cuyas funciones se solapan con frecuencia con las funciones del intérprete en los servicios públicos. Los mediadores interculturales centran la atención del trabajo de Llevot Calvet (2002), que investiga su función en el contexto educativo de Cataluña, y de Ortiz Cobo (2005), que analiza su función dentro de un estudio más amplio sobre la integración de los alumnos extranjeros. También es interesante destacar en este ámbito la tesis doctoral de Vargas Urpi (2012a) que, aunque no se centra en el ámbito académico, aporta mucha información sobre la actuación de los mediadores interculturales y los intérpretes, ya que parte del trabajo desarrollado por estos se realiza en el ámbito académico. Centrado específicamente en el ámbito educativo, encontramos otro trabajo de la propia autora del presente capítulo (Foulquié Rubio y Abril Martí, 2013). En este trabajo se mostraban los resultados preliminares de un estudio piloto realizado como preparación de la tesis doctoral de la autora de este capítulo, centrada en los problemas de comunicación con los padres extranjeros en el ámbito educativo. El artículo de 2013 muestra el un estudio piloto de encuesta en el que se prueba el instrumento, logrando interesantes datos preliminares sobre la provisión de servicios de interpretación en el ámbito educativo. En cuanto a la tesis doctoral (Foulquié Rubio, 2015) incluye el cuestionario enviado a los docentes de 134 centros de Educación Infantil y Primaria, y 48 centros de Educación Secundaria. Se obtuvo un total de 143 respuestas de Educación Infantil y Primaria, y se descartaron las respuestas de los docentes de Educación Secundaria, dada la baja tasa de respuesta. También en el ámbito educativo, pero con diferente metodología empírica, encontramos un ejemplo de análisis del discurso, en el que Vargas Urpi y Arumí Ribas (2014) analizan la calidad de la interpretación en una situación real mediante un análisis de las entrevistas entre padres chinos y profesores. Las autoras basan el análisis de la calidad en las intervenciones del intérprete de chino a catalán. El análisis presentado aquí nos lleva a concluir que se trata de un ámbito en el que es necesario indagar más por parte de los investigadores, ya que hay múltiples temas por explorar. Se trata 200

pues, de un ámbito en el que incluso pequeños estudios, como el presentado por la autora como estudio piloto, arrojan interesante datos preliminares que informan de la situación en la que se encuentra la comunicación en el ámbito académico. Es importante destacar que los estudios mencionados anteriormente se centran en una o en dos partes de la situación triádica (docente - facilitador de la comunicación - padre/madre), pero los estudios que investigan la percepción que tiene la tercera parte (padre/madre) son muy escasos, y normalmente no se centran en el ámbito de la interpretación, sino en la función desempeñada por el facilitador de la comunicación. Además, y dado que con frecuencia aparece la figura del niño como facilitador de la comunicación (Bestué et al., 2012), sería interesante indagar en la perspectiva de los niños que actúan como facilitadores de la comunicación en el ámbito educativo. 4. Conclusiones sobre la investigación en ISP La ISP comienza a despertar interés real a nivel internacional a principios de la década de los noventa, con algún amago en la década de los setenta, cuando comienzan a ocurrir diversos procesos migratorios, que conllevan problemas de comunicación. Hasta ese momento, este tipo de interpretación se consideraba de tercera clase y no se estimaba necesario investigar en este campo, por lo que la mayoría de trabajos se centraba en la interpretación de conferencias. En España, hay que esperar hasta los primeros años del siglo XXI para que empiece a despertarse el interés por la ISP. Si bien sigue existiendo una gran cantidad de estudios basados en un enfoque teórico, como ocurre con la mayoría de disciplinas relativamente jóvenes, se está produciendo ya un incremento de la cantidad de estudios con un enfoque empírico descriptivo. Este incremento en los estudios de corte empírico pone de manifiesto que la ISP va ocupando poco a poco su espacio dentro de los estudios de interpretación en general. También comienzan a aparecer estudios que se centran en la formación a nivel educativo y en las necesidades de la misma a nivel profesional. Algunos de estos estudios analizan lo ya que se ha hecho hasta ese momento en formación, mientras que otros presentan materiales docentes para facilitarla. 201

Si nos centramos en el análisis de la investigación en ISP en función del ámbito tratado, constatamos que en España el ámbito sanitario ha sido el más prolífico en cantidad de estudios, tanto de corte teórico como empírico. No obstante, todavía existen ámbitos de la interpretación que están prácticamente sin explorar. El ámbito judicial, por ejemplo, ha despertado el interés de los investigadores, pero las dificultades en materia de confidencialidad para investigar en dicho ámbito hacen que en España no haya una producción científica muy extensa. Posiblemente esta producción aumente tras la entrada en vigor de la Directiva Europea 2010/64/UE, que intenta delimitar y regular de algún modo este campo. Entre los ámbitos en los que existen menos estudios, cabe mencionar también el policial, el penitenciario y el educativo. Esta escasez de estudios generalizada puede deberse a la dificultad para obtener respuestas. Tal y como refleja la limitada cantidad de respuestas obtenidas con algunos estudios de encuesta, podemos afirmar que uno de los principales problemas a los que se enfrentan los investigadores es el bajo índice de respuesta obtenido, lo que reduce la posibilidad de extrapolar los datos a una población mayor. En la mayoría de los ámbitos revisados, es necesario concienciar a la población sobre la importancia de su participación en este tipo de estudios para poder determinar la situación real del intérprete en los servicios públicos. 5. Referencias ABBE, M., y C. SIMON (2006). «A survey of language barriers from the perspective of pediatric oncologists, interpreters, and parents». Pediatric blood Cancer, 47, 819-824. ABRIL MARTÍ, M.I. (2006). La Interpretación en los Servicios Públicos: Caracterización como género, contextualización y modelos de formación. Hacia unas bases para el diseño curricular. (Tesis doctoral). Universidad de Granada, Granada. — y A. MARTIN (2008). «Profesionalizar en la práctica: la competencia en interpretación en los servicios públicos como base para la formación de profesionales». En C. Valero-Garcés (Ed.), Investigación y práctica en traducción e interpretación en los servicios públicos. Desafíos y alianzas, pp. 103-120. Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá. — y A. MARTIN (2011). «La barrera de la comunicación como obstáculo en el acceso a la salud de los inmigrantes». En F.J. García Castaño y

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8 UN BREVE RECORRIDO METODOLÓGICO POR LA DIDÁCTICA DE LA TRADUCCIÓN Marta Navarro Coy

1. Introducción En el panorama de la didáctica de la traducción a nivel universitario existe consenso a la hora de afirmar que el nivel de desarrollo de la investigación no es comparable al alcanzado en otras disciplinas como, por ejemplo, en el caso de la didáctica de lenguas extranjeras. En efecto, la didáctica de la traducción es una disciplina relativamente joven, ya que se comenzó a desarrollar solo a partir de los años cincuenta del siglo XX. Así, a finales de dicho siglo, algunos autores hacían referencia a la multitud de carencias que todavía presentaba esta disciplina y, en este sentido, por ejemplo, Kiraly (1995, p. 18) se quejaba de la ausencia de una pedagogía sistemática de la traducción y advertía de carencias, entre las que podemos destacar la ausencia de un enfoque sistemático basado en principios pedagógicos y traductológicos, la no incorporación de contribuciones de otras disciplinas, la actuación magistral del profesor o la falta de distinción de los componentes de la competencia traductora. Este capítulo tiene como principal objetivo ofrecer una revisión metodológica de las distintas etapas por las que ha atravesado la didáctica de la traducción, haciendo especial hincapié en su actual consideración como disciplina que, aunque joven, ya cuenta con propuestas didácticas que sitúan al alumno en el centro del proceso de aprendizaje. Así, en primer lugar haremos una breve referencia al papel que la traducción ha desempeñado en los diferentes enfoques y métodos de enseñanza-aprendizaje de lenguas. A continuación, prestaremos atención a la evolución de las propuestas en el ámbito de la didáctica de la traducción. Para ello, partimos de la distinción de González Davies (2004), según la cual 215

existen tres perspectivas del proceso de aprendizaje: una perspectiva transmisionista que no tiene en cuenta a la persona que aprende y a la que, según esta visión, hay que transmitirle unos conocimientos que solo están en poder del profesor; una perspectiva transaccional donde ya el alumno es parte activa del proceso de aprendizaje; y una perspectiva transformacional que tiene como base los principios humanistas y socioconstructivistas en un contexto centrado en el aprendiz y en el aprendizaje, donde el profesor actúa como guía y donde hay lugar para los procedimientos que ponen en relación el trabajo de clase y la práctica externa. 2. El papel de la traducción en las metodologías de enseñanza-aprendizaje de lenguas extranjeras Sin duda, la búsqueda de un método ideal para la enseñanza de lenguas extranjeras fue una preocupación constante principalmente a lo largo del siglo XX, y de hecho, durante dicho siglo fueron surgiendo metodologías que ganaban a las anteriores en popularidad entre aquellos profesionales encargados de ponerlas en práctica (Navarro Coy, 2005, p. 255). Para Maarckwardt (1975, p. 41) es un hecho históricamente demostrable que en el ámbito de la enseñanza de lenguas extranjeras los puntos de vista experimentan cambios radicales cada veinte o veinticinco años aproximadamente, movidos sin duda por la existencia de un descontento generalizado con la metodología reinante y su consecuente desaparición o abandono por parte de los profesores de lenguas en sus aulas. Por su parte, la didáctica de la traducción es una disciplina relativamente joven, ya que se comenzó a desarrollar a partir de los años cincuenta del siglo XX, y tan solo en los últimos veinticinco años, con la consolidación de los Estudios de Traducción que tuvo lugar a partir de la definición de este ámbito de estudio por Holmes (1972, 1988), asistimos a un paulatino desarrollo de una didáctica de la traducción como disciplina independiente de la didáctica de lenguas extranjeras. Como señala La Rocca (2007), no cabe duda de que la didáctica de lenguas extranjeras y la de la traducción persiguen objetivos en parte diferentes, ya que la primera tiene como objetivo principal que el estudiante adquiera una competencia comunicativa, y la segunda la adquisición de una competencia traductora. No obstante, también es cierto que estas didácticas tienen 216

puntos en común, ya que la mayoría de los modelos de competencia traductora consideran la competencia comunicativa, bien como un prerrequisito para la adquisición de la competencia traductora (Snell-Hornby, 1988), bien como un componente esencial de la misma (Hurtado, 1996; Presas, 1998; PACTE, 1998; Andreu et al., 2002). La actividad de la traducción en la enseñanza de lenguas extranjeras (traducción pedagógica) ha desempeñado papeles muy diferentes en los distintos enfoques y métodos de enseñanza-aprendizaje de lenguas, tal y como intentaremos reflejar a continuación. Las metodologías de enseñanza aprendizaje de lenguas extranjeras pueden dividirse en dos grandes bloques bien diferenciados: las metodologías gramaticales y las humanísticas. En lo que respecta a los métodos gramaticales, podemos afirmar que, generalmente, su aplicación en el aula ha reflejado de forma muy clara el papel pasivo y de mero receptor que al estudiante durante mucho tiempo le tocó desempeñar. Así, entre otras características, los métodos gramaticales destacan por centrarse en el desarrollo de la capacidad cognitiva y dejar de lado facetas propias del ser humano, como las necesidades comunicativas, el contexto afectivo o los sentimientos, entre otros (Sánchez, 1997). Los métodos humanísticos van a diferir bastante de los gramaticales, principalmente, como señalan Dubin y Olshtain (1986), por la importancia que se empieza a conceder a la persona que aprende, teniendo en cuenta sus necesidades e implicándola en el proceso. Asimismo, la figura del profesor también va a sufrir un cambio bastante radical, pasando a convertirse en un facilitador del aprendizaje cuyo papel principal será el de crear un ambiente favorable para que el aprendizaje tenga lugar. La traducción desempeñó un papel clave en uno de los métodos más representativos de los llamados enfoques gramaticales, concretamente en el denominado método tradicional o de gramática-traducción. Este método puede considerarse una consecuencia lógica de un período donde el modelo reinante en la enseñanza de lenguas era aquel que se seguía para la enseñanza de las lenguas clásicas como el latín y el griego. Dos de las principales características de este método eran: — El conocimiento adquirido mediante las explicaciones gramaticales se aplica a través de la realización de ejercicios de traducción directa e inversa. 217

— El significado de las oraciones y los textos no es relevante, ya que su única función es servir para la realización de ejercicios de gramática y de traducción. Este método se introdujo con fuerza en Inglaterra en el s. XIX y sirvió para reafirmar la enseñanza de las lenguas modernas dotándolas del prestigio que les confería utilizar el mismo método de enseñanza que las lenguas clásicas. Se trataba en su mayoría de manuales en los que las unidades didácticas se estructuraban en torno a listas de vocabulario traducido, observaciones gramaticales y ejercicios de traducción directa e inversa de una serie de oraciones a menudo construidas para ilustrar determinados puntos gramaticales. Tal y como afirman Richards y Rodgers (1986), se trataba de oraciones descontextualizadas y de escasa utilidad. Efectivamente, coincidimos con Hurtado (1995, p. 51) en que el principal problema de este tipo de manuales (compuestos en su mayoría por textos literarios de gran dificultad para el alumnado) residía en una concepción errónea de la traducción, a la que se consideraba como un simple acto de transposición de palabras. Las críticas al método tradicional no se hicieron esperar, algo que, en cierto modo, no sorprende si tenemos en cuenta que se trata de un método para el que no existe una fundamentación explícita de las bases lingüísticas y psicolingüísticas del aprendizaje en las que se apoyan las propuestas de enseñanza. No obstante, gozó de gran popularidad e influencia, lo que quizá, a su vez, tal y como indica Cook (2009, p. 112) propiciaron su rechazo: The reasons for the rejection of translation are complex; but both the popular perception and the academic reaction against it derive from the widespread influence of the grammar-translation method, which has become the stereotype of the use of translation in language teaching... Under its influence written translation exercises became the central feature of language teaching syllabuses in text books for self-study, in schools and in universities. These exercises are regarded as a means of instruction, practice and assessment; L2 competence is measured by the accuracy of the lexical and grammatical equivalence attained in translation.

Las críticas recibidas por el método tradicional tuvieron gran influencia en la opinión de muchos académicos que comenzaron a rechazar tajantemente el uso de la traducción en el aula de idiomas. Dicho rechazo se basaba principalmente en la imposi218

bilidad del método tradicional de conseguir que los alumnos se comunicaran en la lengua objeto. Esta reacción tiene como consecuencia que se empiece a conceder importancia al uso oral de la lengua e incluso a identificar el aprendizaje de la L2 con la adquisición de la lengua materna, lo que da origen a la aparición de los denominados «métodos naturales», de entre los que destaca el llamado «método directo». El método directo tuvo una gran acogida tanto en Europa como en Estados Unidos, en estos últimos principalmente por el uso que de él hicieron dos de sus máximos defensores, Sauveur y Berlitz (Richards y Rodgers, 1986, p. 9). Uno de los aspectos que caracterizaba a este método es su rechazo a la traducción, ya que, a diferencia de lo que ocurría en el método tradicional, aquí se va a prohibir de forma tajante la traducción y el uso de la lengua materna en el aula, por lo que, en el transcurso de la clase, el profesor únicamente hace uso de la segunda lengua. Sin embargo y a pesar del éxito del que gozó el método directo, la ausencia de una base metodológica rigurosa que lo justificara, hizo que algunos lingüistas, como es el caso de Sweet (1964), dudaran de su efectividad y comenzaran a poner de manifiesto sus limitaciones. Además de los métodos naturales, otros como el audiolingual, el situacional y algunos de los métodos humanistas siguen desterrando a la traducción de la clase de lengua, dando prioridad a la lengua oral frente a la escrita y quedando la traducción relegada a un ejercicio literario para estudiantes de nivel avanzado. No obstante, años después, la traducción vuelve a adquirir importancia como actividad pedagógica (Widdowson, 1981; Hurtado, 1988; Duff, 1989) y se valora su carácter de actividad comunicativa auténtica (Tudor, 1987; Grellet, 1991; Stibbard, 1994; González Davies, 2000, 2002a, 2002b). Como señala La Rocca (2007), si por un lado, con el auge de los métodos estructurales y audiolingües, hasta los años sesenta, y más tarde, con los nociofuncionales y comunicativos, la traducción como actividad pedagógica es abandonada y fuertemente rechazada, por el otro, a partir de los años cincuenta se produce un fuerte desarrollo de la actividad de intermediación lingüística, debido a la situación socioeconómica mundial, caracterizada por un notable incremento de las relaciones internacionales y por la creación de organizaciones como la ONU y la CEE. Como consecuencia de esta situación favorable, se asiste a un fuerte incremento del número de instituciones que ofrecen cursos ofi219

ciales para traductores y la traducción comienza a desarrollar su propia didáctica, aunque no de forma totalmente autónoma respecto a la de lenguas extranjeras (Zabalbeascoa, 1995). Efectivamente, en la segunda mitad del siglo XX comienzan a surgir los métodos funcionalistas que, basados en el trabajo de lingüistas como Halliday, señalan la importancia de enseñar la lengua en un contexto dado y con una finalidad establecida. Posteriormente, algunos de estos docentes partidarios de un acercamiento funcionalista y comunicativo (como es el caso de Duff, 1989; y Grellet, 1991) reconsideraron el uso de la traducción en la enseñanza de lenguas mediante el diseño de nuevos ejercicios mucho más comunicativos y creativos. Se defiende que la traducción de textos auténticos con un propósito dado es una actividad comunicativa más natural y de mayor utilidad que muchas de las actividades usadas en la clase de lengua. En este sentido, el libro de Duff Translation (1989) intenta revitalizar el uso de la traducción en la didáctica de lenguas diseñando una gran variedad de ejercicios inspirados en una metodología dinámica y variada, que abarca desde el trabajo en parejas o en grupo hasta el trabajo conjunto de clase. La inspiración pragmática de muchas de sus actividades hace que sea posible utilizarlas en la enseñanza de la traducción profesional, aunque el principal objetivo del manual sea mejorar el dominio de la lengua extranjera, que en este caso es el inglés. En este sentido, Hurtado (1999, p. 21) también destaca el trabajo de Grellet (1991). Aunque el uso de la traducción planteado por Grellet también se sitúa en la didáctica de lenguas, su organización por objetivos y cuidadosa secuenciación de los ejercicios puede ser útil para el profesor de traducción. Estos trabajos ilustran el nuevo enfoque de la traducción en la enseñanza de lenguas caracterizado por la definición de objetivos pedagógicos y el establecimiento de un corpus metodológico bien diseñado y estructurado. De esta forma, la traducción consigue al fin liberarse de la fosilización de los clásicos manuales de gramática para convertirse en un nuevo método renovado, humanizado y con un claro carácter comunicativo. Este nuevo enfoque confiere un enorme potencial al uso de la traducción en la clase de lengua, porque tal y como subraya Sewell (1996, p. 139): It would seem that many lovers of languages love to translate, it is a very motivating activity, more so perhaps than some other language learning activities conducted exclusively in the target language. This feature is perhaps something teachers can capitalize on.

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3. El panorama en didáctica de la traducción Since I began teaching translation skills some fifteen years ago, I have become increasingly convinced that the conventional, teacher-centred translation exercise class —the primary didactic event in numerous programmes for the training of professional translators— is hardly an ideal venue for the development of a professional self-concept, the conceptualization of oneself as a professional translator. Nor is it well-suited for acquiring the ability to work collaboratively with other professionals, or for learning how to learn autonomously (i.e. independently of a teacher) after graduation. It is my contention that this traditional ‘instructional performance’ derives from what Bereiter and Scardamalia (1993 188) have called a «common-sense epistemology», which sees the teacher as the possessor and distributor of knowledge —in fact, of truth—. KIRALY, 2000, p. 15

Tal y como señala González Davies (2004, p. 14) se puede decir que existen tres enfoques principales del proceso de aprendizaje en general y que también son visibles en el ámbito de la traducción. Se trata de los enfoques transmisionista, transaccional y transformacional: — El enfoque transmisionista (transmissionist) hace referencia al contexto de aprendizaje tradicional orientado al producto (product-oriented) y centrado en el profesor (teacher-centred) donde se seleccionan unas traducciones modelo destinadas a ser recibidas por alumnos «incondicionales» a los que se pide «lee y traduce». — El enfoque transaccional (transactional) se basa en un aprendizaje cooperativo donde hay trabajo de grupo e interacción, pero el profesor sigue teniendo la respuesta final a los problemas surgidos en las actividades. — El enfoque transformacional lo conforma un contexto centrado en el aprendiz y en el aprendizaje, que se centra en el estudio colaborativo y la exploración del proceso de traducción, donde el profesor actúa como guía y donde hay lugar para los procedimientos que ponen en relación el trabajo de clase y la práctica externa. El enfoque transmisionista se ve bien reflejado en la cita de Kiraly con la que iniciábamos este apartado y representa una ma221

nera de entender la educación según la cual el proceso de enseñanza se reduce a la simple transferencia de conocimientos del profesor a los estudiantes y donde el profesor está en la situación de «guardián del secreto» siguiendo la denominación de Illich (1971). Tal y como el propio Kiraly (2000, p. 17) señala, se trataría de distribuir la verdad relevante de forma eficiente y asegurarse de que los estudiantes la han absorbido para poder digerirla, memorizarla y finalmente regurgitarla. Años antes, también Bruner (1968) refleja la situación de una forma muy gráfica, ya que según él, «The relation between teacher and learner is a relation between someone who possesses something and one who does not». Los otros dos enfoques apuestan, sin embargo, por la figura del alumno como parte activa y fundamental del proceso de aprendizaje. Miller y Seller (1985) describen la relación entre los enfoques educacionales y las premisas filosóficas, psicológicas y sociales en las que se basan en forma de dilemas a los que, según ellos, han de enfrentarse tanto profesores como estudiantes. Para estos autores, los polos de los diferentes dilemas representan los dos enfoques extremos de los tres que anteriormente señalábamos: la posición transmisionista y la transformacionista. A continuación, ofrecemos un resumen traducido de los dilemas planteados por Miller y Seller: — El aprendiz como estudiante y cliente frente al aprendiz como persona. ¿Debería el proceso educativo tratar al aprendiz en el aula más como a un consumidor de conocimiento o como a una persona tridimensional con su lado emocional, físico y también cognitivo? — Control del profesor frente a control del estudiante. ¿Quién debería controlar el proceso de aprendizaje, el profesor o el estudiante? Entre los aspectos del proceso de aprendizaje se encuentran el contenido y los objetivos, los procedimientos de aprendizaje y la comunicación interpersonal en el aula. — Conocimiento público frente a conocimiento privado. ¿Es el conocimiento a adquirir por los estudiantes igual para todos o existe un aspecto personal e idiosincrático relacionado con lo que se aprende? — Motivación extrínseca frente a motivación intrínseca. ¿De dónde debería proceder la motivación de los estudiantes, de elementos externos como el profesor o las actividades o de su propio interior? 222

— Aprendizaje atomizado frente a aprendizaje holístico. ¿Deberían el conocimiento y las destrezas dividirse en porciones para facilitar el aprendizaje o deberían los aprendices enfrentarse a rodajas complejas de realidad dentro de las cuales encontrarán sus propias subdivisiones y su propio orden? — Las personas comparten características frente a cada aprendiz es único. ¿Pueden todos los estudiantes aprender lo mismo a la misma velocidad y de la misma forma, o cada aprendiz se enfrenta a una tarea de aprendizaje de una forma esencialmente personal e idiosincrática? — Aprendizaje individual frente a aprendizaje social. ¿Es el aprendizaje algo que cada individuo debe hacer por sí mismo, o debería ser un proceso colaborativo? — El conocimiento visto como contenido frente al conocimiento visto como proceso. ¿Qué conlleva básicamente el aprendizaje, la adquisición de hechos fijos o la creación de significados personales e interpersonales? La siguiente tabla puede servir como caracterización de los dos enfoques, el transmisionista y el transformacional siguiendo los dilemas de Miller y Seller:

,

223

Paralelamente a estos extremos opuestos representados por las perspectivas transmisionista y transformacionista, encontramos una visión de la realidad que se corresponde con cada una de ellas. Para el primero de los enfoques existe una única realidad objetiva igual para todas las personas: Experience plays an insignificant role in the structuring of the World; meaning is something that exists in the world quite aside from experience. Hence, the goal of understanding is coming to know the entities, attributes, and relations that exist [Duffy y Jonassen, 1992, p. 2].

Sin embargo, para el segundo enfoque, la realidad la construyen los propios individuos: Constructivism, like objectivism, holds that there is a real world that we experience. However, the argument is that meaning is imposed on the world by us, rather than existing in the world independently of us. There are many ways to structure the world, and there are many meanings or perspectives for any event or concept. Thus there is not a correct meaning that we are striving for [Duffy y Jonassen, 1992, p. 3].

3.1. La perspectiva transmisionista y la enseñanza de la traducción En este apartado trataremos de reflejar las diferentes perspectivas transmisionistas que, de manera general, han dominado el panorama de la enseñanza de la traducción escrita hasta los años ochenta del siglo XX. Para esta revisión, nos basamos en la realizada por Rojo (2001), que sigue la agrupación en cuatro bloques en los que Hurtado (1995, 1999, 2001) engloba los diferentes acercamientos: la didáctica tradicional de la traducción, los estudios contrastivos, los tratados esencialmente teóricos y la enseñanza por objetivos de aprendizaje, aunque esta última la abordaremos más adelante por tratarse de una perspectiva transaccional. 3.1.1. La didáctica tradicional Por didáctica tradicional, se refiere Hurtado (2001) a aquella relacionada con la didáctica tradicional de lenguas y propia de 224

manuales de traducción, o de prácticas pedagógicas que conciben la enseñanza de la traducción como una mera recopilación de textos, donde prima la ausencia de unos criterios claros de selección de los mismos; es posible encontrar incluso traducciones anotadas o comentadas cuyos comentarios se ciñen exclusivamente a cuestiones de tipo lingüístico. En España, un ejemplo de este método lo constituye el Manual de traducción inversa español-inglés de Merino y Sheerin (1989). Estos autores presentan un listado de oraciones que ilustran distintas palabras básicas (por ejemplo, a, al, algo, algún, etc.) y puntos gramaticales (por ejemplo, adjetivos, adverbios, condicional, futuro, etc.). Para cada oración se proporciona una traducción al inglés sin ningún tipo de explicación, y también se proponen algunas versiones alternativas en los casos que lo permiten. Se trata casi siempre de ejemplos descontextualizados que a menudo ilustran un registro literario demasiado formal que no resulta de gran utilidad al estudiante medio de lenguas. Sirva de ejemplo la oración 953: «¡Ojalá no sufras todo lo que yo he sufrido!», la cual se traduce como «May you not suffer all (that) I have suffered!». Al final del manual se incluyen algunos fragmentos literarios (por ejemplo, un poema de Juan Ramón Jiménez) de difícil traducción incluso para un nativo inglés. Los fragmentos se presentan con la única instrucción de «lea y traduzca». En la serie Cuadernos para la traducción inversa de la editorial Anglo-Didáctica es posible encontrar varios ejemplos más recientes de este tipo de método. Hurtado (1999, pp. 16-18) resume los principales rasgos de este planteamiento didáctico en cinco puntos básicos: — Confunde la didáctica de lenguas y la didáctica de la traducción, puesto que la clase de traducción todavía se concibe como una continuación de la clase de lengua. — Ilustra una concepción literalista de la traducción, planteando un concepto de traducción basado en la transcodificación de elementos lingüísticos. — Demuestra una ausencia de objetivos pedagógicos. — Demuestra una carencia de criterios metodológicos, siendo casi imposible distinguir la finalidad y la organización de los ejercicios. Los manuales carecen de criterios para la selección y progresión de los textos, adolecen de consignas metodológicas más explícitas que el escueto «lea y traduzca» y no diferencian 225

entre los objetivos y metodología de la traducción directa y los de la traducción inversa. — Se caracteriza por una polarización en los resultados, no solo porque el estudiante recibe exclusivamente una solución válida que puede confundir como la única posible, sino también porque no llega a descubrir ni las causas de sus errores ni qué hacer para lograr una traducción adecuada por sus propios medios. 3.1.2. Los estudios contrastivos En lo que respecta a los estudios contrastivos, Hurtado (2001) destaca las estilísticas comparadas por ser las que «con mayor fuerza se han planteado explícitamente como un método de enseñanza de la traducción» (p. 163). En este sentido destacan los trabajos de Vinay y Darbelnet (1958) y Vázquez Ayora (1977). Sus categorías de procedimientos técnicos de traducción pronto encontraron aplicación en el aula como método de análisis comparado de los textos implicados en la traducción. Aunque este tipo de estudios resulta de innegable utilidad para la traducción, estamos de acuerdo con Hurtado (1999) en que todavía presentan serias insuficiencias teóricas y pedagógicas que no los convierten en el método más apropiado para la enseñanza de la traducción. Entre dichas insuficiencias destacan: la comparación de unidades aisladas, la falta de atención en el proceso traductor y la limitación de los objetivos pedagógicos y de la metodología a cuestiones contrastivas entre las dos lenguas. 3.1.3. Los tratados esencialmente teóricos Según Hurtado (2001, p. 164), el vacío existente en didáctica de la traducción durante muchos años dio pie a que se utilizaran estudios del ámbito de la lingüística contrastiva y la traductología como métodos para la enseñanza de la traducción (véase, por ejemplo, Larson, 1984; Tatilon, 1986; Newmark, 1988, etc.). Aunque algunos de estos trabajos muestran mayor preocupación por la metodología, a la hora de la verdad, nos volvemos a encontrar ante libros sobre aspectos teóricos de la traducción que plantean «el conocimiento de la reflexión teórica como un medio de aprendizaje de la práctica» (Hurtado, 2001, p. 164). Es cierto que el carácter eminentemente teórico de estos trabajos hace difícil incluirlos en una clasificación como esta y «eti226

quetarlos» como enfoques transmisionistas ya que, en la mayoría de los casos no encontramos una propuesta didáctica en la que poder comprobar el contexto de aprendizaje en el que tendrían lugar unas supuestas propuestas pedagógicas. No obstante, en los casos en que no es así, el enfoque transmisionista suele ser el que mejor las define y por ello, aunque con la salvedad mencionada, hemos decidido incluirlas en este apartado. Entre estos trabajos, encontramos, por ejemplo, los de Hatim y Mason (1990) y Nord (1991). Se trata de libros a mitad de camino entre la traductología y la didáctica de la traducción, puesto que plantean modelos de análisis que pueden resultar de utilidad pedagógica, pero la aplicación didáctica parece quedar en un segundo plano. Los dos trabajos proponen modelos de análisis basados en un acercamiento «descendente» (top-down) que procede desde el texto situado en un contexto cultural determinado. El trabajo de Hatim y Mason es quizás el que presenta un mayor carácter teórico. Los autores no se detienen demasiado en la aplicación didáctica y los ejemplos de textos que utilizan no tienen un propósito pedagógico claro, sino más bien ilustrar el modelo de análisis propuesto. Por otra parte, el trabajo de Nord (1991) tiene un propósito didáctico más claro que la propia autora expresa en el prólogo del libro (véase Nord, 1991, p. iii). Las implicaciones didácticas del modelo se reflejan en el análisis detallado de tres textos que ejemplifican la relación entre la noción de función o efecto y distintos factores del texto y el contexto. En este grupo se incluye también el trabajo de García Izquierdo (2000) Análisis textual aplicado a la traducción. El objetivo básico de este trabajo es introducir a los lectores en los fundamentos del análisis textual lingüístico y demostrar su utilidad para la traducción. García Izquierdo dedica seis capítulos a la caracterización del modelo textual propuesto. Lo interesante desde un punto de vista pedagógico es que cada capítulo incluye al final una propuesta didáctica destinada, en palabras de la autora, «a comprobar qué repercusiones puede tener en la práctica de la actividad traductora (fundamentalmente en sus primeros estadios) el análisis de todos estos aspectos» (García Izquierdo, 2000, p. 14). Cada propuesta didáctica sugiere una o más actividades, para las que se especifica el objetivo a conseguir, los materiales que podrían utilizarse y el procedimiento para realizarlas adecuadamente. Como bien se desprende del 227

título de la obra, la mayoría de las actividades propuestas están más orientadas al análisis textual que a la traducción. Los materiales son casi siempre textos periodísticos en castellano y el procedimiento a menudo se limita al análisis de los textos. Un ejemplo es la actividad dedicada al análisis de la cohesión (véase García Izquierdo, 2000 pp. 166-168): los materiales son dos fragmentos de textos periodísticos en castellano; el procedimiento requiere el análisis de todos los aspectos relacionados con la cohesión gramatical y léxica de un fragmento y la división de temas y remas del otro. Por esta razón, la mayoría de las actividades de García Izquierdo son más útiles como ejercicios previos a la traducción que como ejercicios de traducción propiamente dichos. A pesar de presentar también algunas deficiencias, no podemos olvidarnos de la existencia de determinados manuales y cursos elaborados con un claro propósito didáctico. Por ejemplo, Mona Baker (1992) en su libro In Other Words adopta una perspectiva de análisis basada en un acercamiento «ascendente» (bottom-up), es decir, desde el nivel léxico hacia el textual. De este modo, establece siete categorías basadas en las posibles dificultades de equivalencia en cada uno de los diferentes niveles: nivel de palabra, colocaciones y expresiones idiomáticas, nivel gramatical, las estructuras de información y temáticas a nivel textual, la cohesión textual y el nivel pragmático. Baker admite que esta organización puede parecer artificial e incluso contradecir la indudable validez teórica de un acercamiento «descendente» (top-down) que proceda desde el texto situado en un determinado contexto cultural. Sin embargo, la autora justifica su decisión principalmente por razones pedagógicas («... because it is much easier to follow for those who have had no previous training in linguistics») aunque también apunta ciertos motivos teóricos («... meaning is realized through form and without understanding the meanings of individual forms, one cannot interpret the meaning of text as a whole») (Baker, 1992, p. 6). El trabajo de Baker plantea interesantes sugerencias para la enseñanza de la traducción. Sin embargo, su aplicación didáctica se ve afectada por la falta de contextualización de la situación didáctica. En la mayoría de los casos, el inglés es la lengua origen y se utilizan ejemplos de traducciones a otras lenguas, que incluyen el chino y el japonés. Sin embargo, no se 228

especifica si el libro se dirige a la práctica de la traducción directa, es decir, a estudiantes de inglés como lengua extranjera que traducen a sus lenguas maternas, o a la traducción inversa, esto es, a estudiantes ingleses que traducen a otra lengua extranjera. Esta falta de contextualización es relevante, ya que la direccionalidad es un factor a tener en cuenta en la didáctica de la traducción, puesto que incide en la mayor o menor importancia concedida a los diferentes aspectos del proceso traductor. Por el contrario, el curso de Hervey et al. (1995), Thinking Translation: A Course in Translation Method: Spanish-English, está específicamente diseñado para estudiantes ingleses que traducen a su lengua materna. Estos autores eligen como objetivo la enseñanza de la traducción directa, alegando que al traducir a la lengua materna se puede lograr una mayor calidad que al hacerlo a una lengua extranjera. Como consecuencia, su curso de traducción se permite prestar una mayor atención a macro-elementos más complejos como la prosodia o la aliteración, presentando textos literarios en español de autores (por ejemplo, Goytisolo) que sin duda resultarían extremadamente difíciles de traducir para alguien cuya lengua materna no fuera el inglés. Pero sin duda lo más interesante de este curso es la clasificación de diferentes problemas de traducción en torno a cinco tipos de filtros textuales que sirven como guía al tratamiento de las dificultades de traducción: 1) el filtro cultural, que incluye la discusión sobre distintos métodos para la traducción de cuestiones culturales; 2) el filtro formal, centrado en el nivel intertextual, discursivo, en el nivel de la oración y en el gramatical. El nivel gramatical incluye a su vez una consideración de las dificultades de traducción a nivel de estructura y léxico, nivel prosódico y nivel fonológico/gráfico; 3) el filtro semántico, que incluye diferentes tipos de significado, desde el literal hasta el afectivo; 4) el filtro de la variación sociolingüística (en inglés, «varietal filter»), que engloba cuestiones de registro; y 5) el filtro del género, con tratamiento de tipos de género oral y escrito. En realidad, los tipos de filtro de Hervey y Higgins en cierto modo se corresponden con las dimensiones contextuales establecidas por Hatim y Mason y constituyen una interesante sugerencia de cómo utilizarlas en la aplicación didáctica de un curso real de traducción. El resultado es una útil organización de los contenidos del curso, pero una insuficien229

cia metodológica en cuanto a la selección de textos, su progresión e incluso su evaluación. Como indica Hurtado (1996, p. 2001), a pesar del avance que supusieron las diferentes propuestas centradas en la búsqueda de criterios para enseñar a traducir se seguían produciendo: — una falta de definición de los objetivos de aprendizaje, ya que se plantean cuestiones de tipo lingüístico, teórico y de método de trabajo, pero no objetivos relacionados con las dificultades que supone aprender a traducir; — una polarización en los resultados, ya que no hay indicaciones suficientes de cómo ha de prepararse al estudiante para que consiga adquirir un método de trabajo, capte los principios que le permitan aprender a resolver los problemas de traducción, encontrando por sí solo las soluciones traductoras justas, y descubra las causas de sus errores; — una falta de un marco metodológico propio, es decir, criterios de selección de textos, actividades que le enseñen a traducirlos correctamente, progresión, evaluación, etc. En este sentido, Kiraly (1995, p. 18) se queja de la ausencia de una pedagogía sistemática de la traducción y advierte las siguientes carencias: — Ausencia de un enfoque sistemático basado en principios pedagógicos y traductológicos. — No incorporación de contribuciones de otras disciplinas. — Dependencia del modelo lingüístico. — No incorporación de modelos interpretativos y culturales. — Actuación magistral del profesor. — Aceptación de un papel pasivo de los estudiantes. — Falta de aplicación de los resultados de la investigación empírica. — Falta de distinción de los componentes de la competencia traductora. — Falta de crítica de las viejas prácticas de enseñanza. Las carencias alegadas por Kiraly y Hurtado reflejaban cómo en el ámbito de la didáctica de la traducción se advertía una necesidad apremiante de contar con una propuesta metodológica innovadora que, además, permita colocar al estudiante en el 230

centro del proceso de enseñanza y aprendizaje, algo que ya se advierte en las propuestas de corte transaccional y, sobre todo, transformacional, que tratamos a continuación. 3.2. La perspectiva transaccional y la enseñanza de la traducción Tal y como señala Agost (2008, p. 138), los años sesenta fueron testigo de un cambio en la concepción del aprendizaje universitario. Así, en palabras de la autora: Asistimos al paso del conductismo al cognitivismo; de la enseñanza entendida como transmisión de conocimientos a la enseñanza entendida como construcción del conocimiento; de un tipo de conocimiento inerte a un conocimiento generativo; de un papel pasivo del alumno a un papel activo; de un papel del docente como único responsable del proceso enseñanza-aprendizaje a un papel de corresponsable con el aprendiz de dicho proceso.

No obstante, el aula de traducción habrá de esperar algunos años para poder experimentar este cambio de perspectiva basado en un enfoque cognitivo-constructivista que en las metodologías de otros campos, como la de la enseñanza de lenguas extranjeras, ya había empezado a ser una realidad. Así, con los trabajos de Delisle (1980), Beeby (1996b) y Hurtado (1999), se consigue perfilar un nuevo acercamiento a la didáctica de la traducción: la enseñanza por objetivos de aprendizaje. Para ellos, un manual de traducción trata sobre un saber operativo, es decir, saber cómo traducir, y no sobre un saber declarativo. En este sentido, Delisle distingue entre los trabajos teóricos, que tratan sobre problemas de traducción, y los manuales didácticos, que deben tratar sobre dificultades de aprendizaje. Desde esta perspectiva, todos los trabajos hasta ahora comentados se considerarían teóricos, mientras que Delisle propone un curso de iniciación a la traducción basado en dificultades de aprendizaje. Para este curso, algunos de los objetivos planteados por el autor son: diferenciar entre las equivalencias de significación y las de sentido, desarrollar la habilidad para extraer las nociones básicas de un texto y captar la organización textual, y establecer las diferencias específicas entre el inglés y el francés. Para conseguir cada uno de estos objetivos se proponen diversos ejercicios como, por ejemplo, las actividades centradas en el uso de una misma 231

palabra o expresión fuera de contexto y en contexto, con la finalidad de establecer la diferencia entre equivalencias de significación y de sentido. En esta misma línea, destaca el trabajo de Hurtado (1999), que supone un avance significativo en la clarificación de objetivos y en el diseño de propuestas metodológicas para la didáctica de la traducción. Concretamente, Hurtado propone unos objetivos de aprendizaje y metodología específicos para la formación de traductores e intérpretes en las siguientes materias: enseñanza de lenguas, traducción general, traducción especializada e interpretación. Para cada materia propone seis bloques de objetivos generales: 1) desarrollar la comprensión lectora, 2) desarrollar la expresión escrita, 3) desarrollar el uso oral (comprensión y expresión), 4) desarrollar conocimientos lingüísticos, 5) desarrollar conocimientos socioculturales, y 6) saber documentarse. Estos objetivos generales se desglosan en una serie de objetivos específicos adaptados a cada una de las materias, los cuales se llevan a cabo mediante un marco metodológico centrado en el enfoque por tareas. Así, para cada objetivo se propone una unidad didáctica que está estructurada en una serie de tareas y persigue en cada caso una tarea final. Para cada tarea se plantea el objetivo perseguido, los materiales que se emplean, el desarrollo o realización de la misma y la evaluación. A veces, también se incluyen comentarios sobre posibles modificaciones, continuación, etc. El libro de Hurtado no es un manual de traducción, sino una obra dedicada a la investigación sobre la didáctica de la traducción. De hecho, el libro recoge los resultados de un proyecto de investigación del Departamento de Traducción y Comunicación de la Universitat Jaume I de Castellón, del cual Hurtado era la directora. Así, el libro, aunque expone todos los objetivos necesarios para cada una de las materias estudiadas, no propone la metodología a seguir para cada uno de los objetivos, sino que tan solo muestra algunos ejemplos. Con el mismo objetivo que Delisle y Hurtado, pero centrado en la enseñanza de la traducción inversa, Beeby (1996a) intenta proponer un curso basado en las dificultades de aprendizaje que permita al estudiante descubrir los principios a seguir para efectuar un correcto desarrollo del proceso traductor. Su propósito es elaborar un curso de traducción inversa para estudiantes españoles que aprenden inglés como lengua extranjera. Así, Beeby 232

elabora un curso centrado en la especificidad de la traducción inversa, la cual podemos resumir en tres puntos básicos: a) un énfasis especial en la fase de reformulación, puesto que a menudo constituye la etapa más difícil para el estudiante que traduce a una lengua extranjera; b) la importancia de los microelementos gramaticales y sociolingüísticos, ya que el estudiante a menudo presenta problemas de competencia lingüística en la lengua extranjera; c) la necesidad de centrarse en los tipos de texto que con mayor probabilidad puedan convertirse en futuros encargos para el traductor de inversa. El método seguido es similar al de Delisle y Hurtado: comienza exponiendo trece objetivos básicos en la enseñanza de la traducción inversa que en cada unidad se desglosan en objetivos más específicos. Cada unidad didáctica se estructura de la siguiente forma: la exposición de objetivos («objectives»), el desarrollo de las tareas («tasks»), un pequeño comentario sobre las tareas o algún aspecto relacionado con la unidad («commentary») y las diferentes tareas propuestas («task sheet 1», «task sheet 2», etc.). Sin embargo, a diferencia de los trabajos de Delisle y Hurtado, Beeby incluye una parte teórica destinada a definir el concepto de la asignatura y proponer un marco metodológico relativo a la educación en general y a cómo aprendemos las personas. Estas partes aparecen, además, precedidas de una breve discusión sobre cuestiones tan candentes en la traducción, como la importancia de la actividad y la posibilidad o imposibilidad de su enseñanza. Los trabajos basados en la enseñanza por objetivos de aprendizaje presentan la ventaja de proporcionar un armazón metodológico que permite articular de una forma sistemática los contenidos y la progresión de la enseñanza. Además, desde un punto de vista teórico, toman como punto de partida una definición integradora de la traducción como texto, proceso y acto de comunicación. Esta concepción integradora permite considerar el acto traductor en todas sus vertientes y elaborar una metodología que incorpora los aspectos más relevantes de los distintos enfoques teóricos. A pesar de las ventajas metodológicas de este tipo de trabajos, coincidimos con Mona Baker (1992) en que la introducción de un componente teórico puede ayudar a los estudiantes a reflexionar sobre lo que hacen y cómo lo hacen, sobre todo cuando se dispone de un tiempo muy limitado. En nuestra opinión, la introducción de este componente teórico no tiene por qué estar reñido con un enfoque por objetivos de aprendiza233

je. Por el contrario, se trata de combinar la práctica con el análisis de los problemas más frecuentes en la práctica traductora y de las estrategias empleadas para resolverlos. El enfoque por tareas que, adoptado de la didáctica de lenguas extranjeras, Hurtado implementa en la didáctica de la traducción es también el protagonista de manuales en años más recientes. Así, por ejemplo, Orozco publica en 2006 Traducción del inglés al castellano. Materiales de introducción a la traducción general directa, que, tal y como la propia autora indica, pretende «familiarizar al estudiante con la traducción general de la lengua extranjera a la lengua materna, así como darle a conocer la finalidad comunicativa de la traducción, el carácter dinámico y textual de la equivalencia traductora y el método de trabajo del traductor...» (2006, p. 7). La obra se articula en torno a diecisiete unidades didácticas que contienen materiales de diversa naturaleza, desde textos para traducir hasta reflexiones sobre los aspectos que el alumno debe tener en cuenta a la hora de traducir de la lengua extranjera a la lengua materna. De corte parecido, aunque más completo es el manual que esta misma autora publica en 2012, Metodología de la traducción directa del inglés al español. La principal novedad con respecto al anterior trabajo la configura el hecho de que en este caso, La metodología de los ejercicios sigue las directrices del Espacio Europeo de Educación Superior, es decir que desarrolla las competencias transversales y específicas acordadas para el ámbito de la traducción directa en los planes de estudio que se imparten actualmente en las facultades de traducción españolas [Orozco, 2012, p. 1].

No cabe duda de que el nuevo modelo educativo del Espacio Europeo de Educación Superior supone un gran impulso para esta nueva perspectiva que adopta la educación y en la que el estudiante pasa a tener un papel eminentemente protagonista. También en el marco del Espacio Europeo de Educación Superior encontramos el trabajo de Kelly A Handbook for Translation Trainers (2005) que se presenta como una reflexión, dirigida al profesor de traducción, sobre aquellos aspectos que se deben tener en cuenta a la hora de elaborar un diseño curricular y donde, de nuevo, está presente la formación basada en competencias. Coincidimos con Galán-Mañas (2009, p. 68) en que en 234

esta obra de Kelly se pone de relieve el perfil profesional de la traducción, ya que para la autora es indispensable capacitar al estudiante para que realice las mismas tareas que lleva a cabo un profesional. También Hurtado (2007, 2008) ofrece propuestas basadas en competencias y en su opinión, tal y como indica Galán-Mañas (2009), este tipo de formación «preconiza un modelo integrado de enseñanza, aprendizaje y evaluación, que otorga una gran importancia a la evaluación formativa y tiene en cuenta propuestas pedagógicas precedentes como el aprendizaje cooperativo, el aprendizaje por problemas, el enfoque por tareas, etc.» (p. 69). Concretamente, Hurtado (2008) propone unas categorías de competencias específicas de traducción para las materias relacionadas directamente con la formación de traductores, materias como iniciación a la traducción directa, traducción inversa y las diferentes traducciones especializadas (traducción técnica, científica, jurídica, audiovisual, literaria, etc.) Las categorías que propone son las siguientes: metodológicas, estratégicas, contrastivas, extralingüísticas, profesionales, instrumentales y textuales (p. 12). Como bien señala Galán-Mañas (2013) y también apuntaba Kelly (2005), este modelo basado en competencias también se aplica en contextos profesionales y al «garantizar» que la persona no solo sabe, sino que también sabe hacer, puede resultarle de gran ayuda a la hora de incorporarse al mercado laboral. 3.3. La perspectiva transformacional y la enseñanza de la traducción: Principios de las teorías socio-constructivistas y humanistas Esta evolución en los enfoques didácticos alcanza su punto álgido con la aportación de autores que defienden una perspectiva transformacional del aprendizaje. Dichos autores, entre los que se encuentran Don Kiraly y María González Davies, se basan en los principios básicos sobre los que se asientan las denominadas teorías socioconstructivistas y humanistas del aprendizaje, teorías que enfatizan la forma única en que cada individuo percibe el mundo desde su propia experiencia en clara oposición a las perspectivas transmisionistas de la educación. Tal y como indica Lakoff (1987, p. 261): 235

We are not outside of reality. We are part of it, in it. What is needed is not an externalist perspective, but an internalist perspective. It is a perspective that acknowledges that we are organisms functioning as part of reality and that it is impossible for us to ever stand outside it and take the stance of an observer with perfect knowledge, an observer with a God’s eye point of view.

Williams y Burden (1997, pp. 204-207) sintetizan los principios en que se basa su modelo socioconstructivista y humanista del proceso de enseñanza-aprendizaje en diez afirmaciones que La Rocca (2007) resume de la siguiente forma: — Una experiencia de aprendizaje es realmente educativa cuando contribuye a la educación integral de la persona. — Los estudiantes aprenden lo que es realmente significativo para ellos. — Los estudiantes aprenden de formas que son significativas para ellos. — Los estudiantes aprenden mejor si pueden controlar su proceso de aprendizaje. — El aprendizaje se ve influido por factores emocionales y afectivos. — Se aprende en un contexto social y a través de la interacción con otras personas. — La actuación del profesor refleja sus creencias y actitudes. — El profesor tiene un importante papel de mediador en la clase. — Las tareas de aprendizaje constituyen un interfaz entre el profesor y los estudiantes. — El aprendizaje se ve influido por el contexto en que se realiza. A partir de estas afirmaciones se desprende la importancia clave que estos enfoques otorgan a aspectos como el aprendizaje significativo, el papel del aprendiz como protagonista del proceso de aprendizaje, el papel del profesor como guía y facilitador de dicho proceso, o el aprendizaje colaborativo. Dichos aspectos se contemplan en cualquier enfoque autonomizador del aprendizaje y, de hecho, tanto las teorías socioconstructivistas como los enfoques humanísticos tienen en su base lo que se conoce como autonomía de aprendizaje, concepto en el que en236

cuentran un lugar común nociones como las de responsabilidad, capacidad y predisposición del estudiante hacia el proceso de aprendizaje. A continuación, haremos una breve referencia a tres principios básicos en los que se apoyan estas teorías del aprendizaje: el aprendizaje colaborativo, la zona de desarrollo próximo y el llamado scaffolding (andamiaje): a) Aprendizaje colaborativo Working in peer groups helps students refine their knowledge through argumentation, structured controversy, and reciprocal teaching. In addition, students are more willing to take on the additional risk required to tackle complex, ill-structured, authentic problems when they have the support of others in the cooperative group... students are more likely to achieve goals they may not have been able to meet on their own [Dunlap y Grabinger, 1996, p. 68].

Como indica La Rocca (2005), la forma de organización social que, según la literatura, más favorece la instauración de un contexto favorable para el proceso de enseñanza y aprendizaje es la del trabajo colaborativo en pequeños grupos de tres o cuatro estudiantes, ya que, además de fomentar la interacción entre los estudiantes y de estos con el profesor, reduce la ansiedad típica de los contextos competitivos (Crozier, 1997; Oxford, 1999) y ayuda a instaurar relaciones interpersonales positivas, al mismo tiempo que favorece la autonomía de trabajo de los miembros del grupo (Crandal, 1999; Onrubia, 2003). De hecho, la investigación refleja que los seres humanos son más productivos en sus actividades sociales cuando trabajan de forma colaborativa que cuando lo hacen de manera competitiva. El trabajo colaborativo comporta, además, la adquisición de técnicas interpersonales como la verbalización y justificación de las propias elecciones, la negociación, la división de roles o la revisión del trabajo realizado, que son requisitos fundamentales en el mundo real (La Rocca, 2005). Para Kiraly (2000, p. 37), una de las grandes ventajas del trabajo colaborativo es que permite que las actividades de aprendizaje giren en torno a proyectos que reflejan la complejidad de las situaciones que se presentan en la vida real. Así es como se puede fomentar el «aprender a aprender», que tendrá como resultado un aprendizaje para toda la vida (lifelong 237

learning) y que servirá al alumno para poder enfrentarse a cualquier tipo de situación que se le presente una vez concluya su etapa en la institución docente y se incorpore a la realidad del mercado de trabajo. Kiraly (2000, p. 36), al aplicar los principios socioconstructivistas a la didáctica de la traducción, define el trabajo colaborativo como «the joint accomplishment of a task with the dual learning goals of meaning-making on the part of the group as well as the appropriation of cultural and professional knowledge on the part of each individual group member». Como señalamos anteriormente, en una clase colaborativa, los roles del profesor y del estudiante cambian. Así, el profesor se convierte en asesor y arquitecto (Lee y Van Patten, 1995, pp. 1216) en el proceso de enseñanza-aprendizaje, y se pone a disposición de los alumnos para resolver dudas, responder a consultas e intervenir en el proceso de enseñanza-aprendizaje para modelarlo con su acción de andamiaje, término al que haremos referencia en otro apartado. b) La zona de desarrollo próximo We propose that an essentials feature of learning is that it creates the zone of proximal development; that is, learning awakens a variety of internal developmental processes that are able to operate only when the child is interacting with people in his environment and in cooperation with his peers [Vygotsky, 1994, p. 57].

La zona de desarrollo próximo es uno de los conceptos fundamentales de las teorías de Vygotsky, y hace referencia al espacio, brecha o diferencia entre las habilidades que ya posee el niño y lo que puede llegar a aprender a través de la guía o apoyo que le puede proporcionar un adulto más competente. Tal y como indica La Rocca (2005), del concepto de zona de desarrollo próximo (ZDP) se desprende que el aprendizaje en un contexto de educación formal es posible cuando la enseñanza tiene lugar en la zona de desarrollo próximo y con la guía de una figura más experta (facilitador), que puede ser el profesor o un compañero más capacitado. Siguiendo a Kiraly (2000, p. 40), el concepto de guía es clave aquí, ya que desde esta perspectiva, los inicios del proceso de aprendizaje requieren de una ayuda que poco a poco el individuo va rechazando conforme aumenta su 238

competencia en la realización de las tareas. Finalmente, se llega a un estadio en el que la persona es capaz de autodirigir su proceso de aprendizaje sin intervención externa. Como indica Mercer (1994, p. 102): The concept (ZDP) embodies two key features of human learning and development. The first is that learning with assistance or instruction is a normal, common and important feature of human mental development. The second is that the limits of a person’s learning or problem-solving ability can be expanded by providing the right kind of cognitive support.

La actuación que realiza la persona más experta es lo que Bruner (1960, 1968, 1984) llama scaffolding o andamiaje, concepto al que dedicamos el siguiente apartado. c) Scaffolding («andamiaje») Este concepto fue propuesto inicialmente por Jerome Bruner en el contexto de la interacción entre madre y niño, bajo la influencia de los escritos de Vygotsky sobre la zona de desarrollo próximo y la noción piagetiana de constructivismo (Van Lier, 2004, p. 24). Así, para Bruner (1983) el concepto de andamiaje hace referencia a una forma de descubrimiento guiado mediante el cual el docente o facilitador va llevando de manera espontánea y natural el proceso de construcción del conocimiento. En el contexto del aula, el término «andamiaje» hace referencia al apoyo que el profesor proporciona a los alumnos para ayudarles en la construcción colaborativa de sus modelos mentales (Kiraly, 2000, p. 45). Como el propio Kiraly indica, se trata de un término clave en las teorías socioconstructivistas, ya que enfatiza una situación en la que el profesor constructivista no se limita a pedir a los alumnos que completen una tarea por sí mismos, por lo menos mientras que estos necesitan de su apoyo. No obstante, el andamiaje no debe considerarse como un apoyo rígido y predeterminado por el profesor. Al contrario, debe entenderse como una estructura flexible que surge de la zona de desarrollo próximo como una función de negociación continuada entre el profesor y los alumnos (Kiraly, 2000, p. 46), lo cual reflejan Maybin et al. (1992, p. 188) a la perfección en la siguiente cita: 239

Scaffolding is not just any assistance which helps a learner accomplish a task. It is help which will enable a learner to accomplish a task which they would not have been quite able to manage on their own and it is help which is intended to bring the learner closer to a state of competence which will enable them eventually to complete such a task on their own.

Asimismo, según MacKenzie (1999), las características definitorias de un andamiaje adecuado incluyen una dirección, un propósito y unas expectativas claras. Si se lleva a cabo correctamente, esta estructura animará al aprendiz a desarrollar su propia iniciativa, motivación y recursos. Igualmente, resultará en una mejor dirección por parte del estudiante, una reducción de la incertidumbre, la sorpresa y la decepción, así como un aumento de la eficacia. En su obra A Social Constructivist Approach to Translator Education, Kiraly (2000) aumenta hasta nueve la lista de principios socioconstructivistas basándose en su interpretación de la literatura y en su propia experiencia docente. A continuación, ofrecemos un listado y una breve explicación de los otros seis principios que según Kiraly, conforman junto a los tres ya mencionados, la lista de principios socioconstructivistas del aprendizaje: — Realidades múltiples y perspectivas múltiples: el individuo aprende a comunicarse y a pensar compartiendo y contrastando su percepción de la realidad con otros individuos, dado que no estamos solos en el mundo. — Apropiación: el aprendizaje es un proceso constructivo y no una transferencia de conocimiento. Así, en el aula debe haber un diálogo y una «apropiación de ideas» recíprocos: profesoralumno, alumno-profesor, alumno-alumno. — Implicación activa en un aprendizaje auténtico basado en la experiencia: para el desarrollo de destrezas traductoras profesionales, Kiraly defiende la realización en colaboración de proyectos de traducción auténticos. — Viabilidad: el aprendizaje no es un intento de llegar a la verdad, sino de crear las herramientas que nos permitan funcionar de manera eficaz con la realidad física y el ambiente sociocultural del que somos parte. — Aprendizaje sociocognitivo: al concepto de aprendizaje cognitivo, Kiraly añade el componente social que vuelve a hacer 240

hincapié en el diálogo entre los miembros de la comunidad profesional en la que se inicia al estudiante. — Transformación y adquisición de la competencia traductora: La competencia traductora ha de verse como un complejo de destrezas y habilidades creativas, intuitivas, multifacéticas y de construcción social. Como modelo de propuesta metodológica basada en principios socioconstructivistas y humanistas destaca la obra de González Davies (2004), Multiple Voices in the Translation Classroom, que tuvo una gran acogida en este ámbito de la didáctica de la traducción principalmente por abordar la dinámica del aula, así como la manera de ayudar a la persona encargada de formar a los futuros traductores. Durante años, asegura la autora, solo se han podido escuchar las voces de los teóricos, los investigadores y los profesionales de la traducción, pero no las de los profesores ni las de los estudiantes que son los verdaderos protagonistas del proceso de aprendizaje. Recordando lo que se ha denominado situación post método (Block, 2000; Kumaravadivelu, 1994), González Davies parte de la premisa de que no hay un único método válido para formar a los traductores, al igual que, como ya quedó patente no hay un único método válido para aprender una lengua extranjera. El objetivo que persigue su propuesta es conseguir el desarrollo de las aptitudes y actitudes del estudiante a través de la discusión, la negociación y el trabajo en equipo, con la ayuda del profesor que pasa a ser guía y consejero en el proceso de aprendizaje así como el encargado de poner en práctica toda una serie de actividades, tareas y proyectos que combinan reflexiones teóricas, trabajo en grupo y situaciones prácticas reales. Se trata, en definitiva, de una propuesta innovadora y flexible que permite tener en cuenta aspectos como la formación previa de los estudiantes, sus circunstancias personales y el entorno en el que se desarrollan las clases. 4. Conclusión Los últimos años han sido testigo de los primeros intentos de aplicar a la didáctica de la traducción una pedagogía centrada en el aprendiz y un modelo didáctico nuevo que no se basa 241

en la transmisión, sino en la construcción conjunta de significados compartidos (La Rocca, 2007). Entre estos intentos, destacamos las propuestas de Kiraly (2000, 2001, 2005) para la aplicación de las teorías socioconstructivistas del aprendizaje a la didáctica de la traducción y la propuesta de María González Davies (2004), que integra principios de las pedagogías humanista, socioconstructivista, comunicativa y cooperativa. No se trata, no obstante, de encontrar un modelo ideal para aplicar en el aula, sino de integrar ideas y aspectos de los diferentes enfoques traductológicos en aras de un enriquecimiento de la clase de traducción. No obstante, y a pesar de estas propuestas innovadoras que sitúan al estudiante en el centro del proceso de aprendizaje, existe cierto consenso a la hora de afirmar que actualmente la gran mayoría de las aulas de traducción siguen apoyándose en un enfoque transmisionista de la educación. Siguiendo a Kiraly (2000, p. 24), en dichas clases el papel del profesor y del estudiante están muy claramente definidos. Basándose en esta afirmación, para Kiraly el papel del profesor incluiría: — Seleccionar textos o ejemplos para que los alumnos los traduzcan con el fin de identificar lagunas en su conocimiento de cómo traducir correctamente. — Hacer que los alumnos traduzcan los textos solos en casa. — Seleccionar segmentos traducidos de traducciones presumiblemente imperfectas de los estudiantes para su corrección en clase. — Evaluar el aumento en el conocimiento de los estudiantes como resultado de las clases del curso por medio de la traducción de un texto realizada en situación tradicional de examen y, a continuación, evaluar la calidad de la traducción basándose en el número de errores en comparación con el promedio de la clase. Por su parte, el papel del alumno incluiría: — Trabajar solo fuera de la clase preparando traducciones de los textos elegidos por el profesor. — Leer frente a la clase frases sueltas o párrafos para su corrección por parte del profesor. — Modificar su conocimiento de forma que refleje las correcciones del profesor. 242

— Demostrar la recepción del conocimiento transmitido por el profesor realizando una traducción en situación de examen para ser evaluado por dicho profesor según sus criterios de corrección y conveniencia. Posiblemente, uno de los motivos por los que esta situación sigue prevaleciendo en la clase de traducción, es, precisamente, la escasez de trabajos que sitúan al aula en el punto de mira y que tengan, por tanto, en cuenta aspectos relacionados con la pedagogía y la psicología. No obstante, en este sentido no debe ser un pretexto, en nuestra opinión, que la gran mayoría del profesorado de traducción encamine sus investigaciones al ámbito de alguna traducción especializada en lugar de al ámbito de la didáctica, ya que, estamos totalmente de acuerdo con González Davies (2004, p. 2) cuando afirma que un profesor de traducción, como cualquier otro profesor, debe desempeñar un doble papel: el de experto en un ámbito determinado y el de experto en enseñanza. 5. Referencias AGOST, R. (2008). «Enseñar la teoría de la traducción: diseño de competencias y explotación de recursos pedagógicos». Quaderns. Revista de Traducció, 15, 137-152. ANDREU, M., L. BERENGUER, P. ORERO y O. RIPIO (2002). «Competència traductora i ensenyament de llengües estrangeres». Quaderns. Revista de Traducció, 7, 155-156. BAKER, M. (1992). In Other Words. Londres y Nueva York: Routledge. BEEBY, A. (1996a). «La traducción inversa». En A. Hurtado Albir (Ed.), La Enseñanza de la Traducción, pp. 57-78. Castellón: Publicacions de la Universitat Jaume I. — (1996b). Teaching Translation from Spanish into English. Ottawa: University of Ottawa Press. BEREITER, C. y M. SCARDAMALIA (1993). Surpassing ourselves - An inquiry into the nature and implications of expertise. Chicago y LaSalle, I11.: Open Court. BLOCK, D. (2000). «Is Method Really Dead?». A.P.A.C. of News, 39, 31-41. BRUNER, J.S. (1960). The Process of Education. Cambridge, MA: Harvard University Press. — (1968). Toward a Theory of Instruction. Harvard: Harvard University Press. — (1983). Child’s Talk: Learning to Use Language. Nueva York: Norton. — (1984). Acción, pensamiento y lenguaje. Madrid: Alianza Psicología.

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SOBRE LAS AUTORAS

PAULA CIFUENTES es Profesora Contratada Doctora en el Departamento de Traducción e Interpretación de la Universidad de Murcia y forma parte del Grupo de Investigación TRADICO (Traducción, Didáctica y Cognición, E0B6-02) de la misma Universidad. Sus intereses de investigación giran en torno a la lingüística cognitiva aplicada a la traducción y los procesos cognitivos implicados en la traducción, entre ellos, los factores de personalidad. Ha publicado numerosos trabajos académicos en revistas de reconocido prestigio internacional tales como Cognitive Linguistics (2006), Review of Cognitive Linguistics (2010), Languages in Contrast (2014), Target (2015) y VIAL (2017). Asimismo, es autora de una monografía (LINCOM Europa, 2009) y ha editado un volumen (Valenzuela, Rojo y Cifuentes, 2007). Ha realizado estancias de investigación en el Max Planck for Psycholinguistics (Holanda), en Northwestern University (Illinois), en Institute of Cognitive Science (Louisiana) y en University of East Anglia (Norwich, Reino Unido). ANA ISABEL FOULQUIÉ RUBIO es Licenciada en Traducción e Interpretación por la Universidad de Granada y Doctora por la Universidad de Murcia, donde actualmente es Profesora Asociada en el Departamento de Traducción e Interpretación. Entre sus ámbitos de investigación destacan los estudios realizados en la interpretación en el ámbito policial, judicial, sanitario y en contextos educativos. Es Intérprete Jurado desde 1999 y tiene un Máster en Derecho de Extranjería por la Universidad de Granada y un Título de Especialista en Mediación Intercultural de la Universidad de Murcia. En el año 2000 participó en la creación del grupo de investigación GRETI de la Universidad de Granada, uno de los primeros grupos de investigación en interpretación en los servicios públicos. Desde el año 2010 es también la representante de la Universidad de Murcia en Comunica, el Observatorio Permanente sobre Traducción e Interpretación en los Servicios Públicos. En la actualidad pertenece al grupo de investigación TRADICO.

249

PURIFICACIÓN MESEGUER CUTILLAS es Profesora Ayudante Doctora en el Departamento de Traducción e Interpretación de la Universidad de Murcia. Sus principales líneas de investigación se desarrollan en el campo de la traducción y la ideología. Ha publicado numerosos trabajos académicos en revistas de reconocido prestigio a nivel nacional e internacional (RESLA, Revue Française de Linguistique Appliquée, Sendebar, Quaderns, Çedille, HIKMA) y una monografía (Sobre la traducción de libros al servicio del franquismo: sexo, política y religión, editada por Peter Lang). Como traductora profesional ha vertido al castellano medio centenar de obras del inglés y del francés, de autores como Hubert Haddad (Premio de los Cinco Continentes de la Francofonía en 2008 y Premio Renaudot en 2009), Atiq Rahimi (Premio Goncourt en 2008), André Breton o Julien Gracq. Ha traducido todo tipo de textos desde ensayo y narrativa hasta literatura juvenil y cómic para editoriales como Demipage, Roca Editorial, Random House Mondadori, RBA o Tusquets. BEATRIZ NARANJO ejerce actualmente su actividad docente como Profesora Asociada en el Departamento de Filología Inglesa de la Universidad de Murcia, aunque desarrolla su actividad investigadora en el Departamento Traducción e Interpretación, donde forma parte del grupo de investigación TRADICO (Traducción, Didáctica y Cognición) de la UMU. En dicho departamento se encuentra además finalizando su tesis doctoral de carácter experimental y multidisciplinar en la que combina elementos del ámbito de la psicología de la música y de la investigación de los procesos de traducción o TPR (Translation Process Research). En concreto, sus principales líneas de investigación están orientadas al estudio del papel de las emociones y la implicación narrativa en la traducción, el impacto de los estímulos musicales en la tarea de traducción, así como la naturaleza y evaluación de la creatividad traductológica. Ha presentado también comunicaciones en varios congresos de índole internacional y ha publicado algunos trabajos sobre otras temáticas dentro del ámbito de la traducción, como la caracterización sociolectal en el doblaje inglés-español y la acuñación de neologismos creativos en la traducción económica. MARTA NAVARRO COY es Profesora Titular en el Departamento de Traducción e Interpretación de la Universidad de Murcia y miembro del grupo de investigación TRADICO (Traducción, Didáctica y Cognición) de dicha universidad. Sus principales líneas de investigación se desarrollan en las áreas de la didáctica de lenguas extranjeras y de la traducción, aunque también ha trabajado en el ámbito de la fraseología. Es autora de las dos monografías La Autonomía de Aprendizaje: Implicaciones Pedagógicas (Quaderna 2005) y La Potenciación de la Autonomía en los Centros de Autoaprendizaje de Lenguas (Quaderna 2005). Igualmente, ha editado y coeditado respectivamente los siguientes libros: Practical Approaches to Foreign Language Teaching and Learning (Peter Lang 2009) y Nuevas

250

Tendencias en Lingüística Aplicada (Quaderna 2005). Asimismo, ha publicado artículos en revistas nacionales e internacionales de prestigio. MARÍA ÁNGELES ORTS es Titular del Departamento de Traducción e Interpretación de la Universidad de Murcia. Ha desarrollado su docencia e investigación sobre el análisis y la traducción del discurso profesional de la economía y el derecho, impartiendo conferencias y cursos en diversas instituciones y universidades europeas y estadounidenses. Es miembro del grupo de investigación TRADICO (Traducción, Didáctica y Cognición) de la UMU. Ha publicado a nivel nacional e internacional sobre los distintos aspectos del lenguaje jurídico-mercantil en algunas de las revistas con mayor prestigio en el área y es autora de varios libros y numerosos capítulos de libro. Sus intereses investigadores actuales se centran en la traducción del lenguaje de la crisis y el de los delitos de corrupción y la violencia de género, así como en el estudio del lenguaje del poder y su traducción en el discurso profesional. MARINA RAMOS estudió Traducción e Interpretación en la Universidad de Granada. Desde 2009, imparte docencia en el Grado en Traducción e Interpretación y en el Máster en Traducción Editorial de la Universidad de Murcia. En 2013 defendió su tesis doctoral sobre el impacto emocional de la audio descripción. Sus principales áreas de investigación giran en torno a los procesos cognitivos y emocionales implicados en la recepción y en la creación de traducciones. Es miembro del grupo de investigación TRADICO (Traducción, Didáctica y Cognición) de la UMU, y del grupo PETRA (Entorno y Pericia de la Traducción). Ha publicado los resultados de su investigación en algunas de las revistas con mayor prestigio en el área y es autora de numerosos capítulos de libro y de una monografía. Ha recibido importantes becas de investigación y ha participado en más de una veintena de congresos internacionales. ANA ROJO es Profesora Titular en el Departamento de Traducción e Interpretación de la Universidad de Murcia, donde actualmente es coordinadora de la línea del Doctorado en Traducción e Interpretación y del Máster en Traducción Editorial. Es investigadora principal del grupo de investigación TRADICO (Traducción, Didáctica y Cognición) de la UMU, y miembro del grupo PETRA (Entorno y Pericia de la Traducción), y de la red internacional TREC (Red Temática en Investigación Empírica y Experimental). Sus principales líneas de investigación se desarrollan en las áreas de la traducción y la cognición, y en el ámbito de la metodología de la investigación, con un énfasis central en el papel que las emociones y los factores de personalidad (en especial, la creatividad) desempeñan en el proceso de traducción. Es autora del libro Diseños y métodos de investigación en traducción (Síntesis, 2013), y ha publicado numerosos libros y trabajos académicos en editoriales y revistas nacionales e internacionales de prestigio.

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ÍNDICE

AGRADECIMIENTOS ........................................................................

7

1. La investigación en traducción: un diagnóstico metodológico en diferentes ámbitos de especialidad, por Ana Rojo ...........

9

2. Metodologías de investigación en movimiento y traducción, por Paula Cifuentes Férez .......................................................

31

3. Las emociones en traducción: una revisión de la metodología experimental, por Beatriz Naranjo Sánchez ...........................

69

4. Los estudios de recepción en Traducción Audiovisual: aspectos metodológicos, por Marina Ramos Caro ................

99

5. El género como método de estudio y enseñanza en la traducción de textos especializados en inglés-español; el género y la traducción jurídica, por María Ángeles Orts ..... 6. El impacto de la censura franquista en la traducción de libros: principales enfoques y propuestas metodológicas, por Purificación Meseguer Cutillas .........................................

125

159

7. Mapa de la investigación en interpretación en los servicios públicos en España, por Ana Isabel Foulquié Rubio .............

179

8. Un breve recorrido metodológico por la didáctica de la traducción, por Marta Navarro Coy ..............................

215

SOBRE LAS AUTORAS .....................................................................

249

253