Estudios lingüísticos del español hablado en América 3 : parte 2 : el sintagma nominal 8498950287, 9788498950281


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Índice
El sintagma nominal (parte II)
1. El pronombre personal
1.1. Presentación y objetivos
1.2. Las formas. Átonos y tónicos
1.3. Las funciones
1.4. El pronombre personal sujeto
Referencias bibliográficas
2. El pronombre personal completo: los clíticos
2.1. Introducción
2.2. Uso distinguidor de los clíticos y alteraciones pronominales
2.3. Inmovilización morfológica del clítico de complemento indirecto y otras faltas de concordancia
2.4. Duplicación del complemento directo y ausencia de clítico
2.5. Recapitulación
3. Las preposiciones
3.1. Introducción
3.2. Estructura semántica de los complementos morfológicos externos o relacionales de la preposiciones españolas
3.3. La sintaxis de las preposiciones
3.4. Las orientaciones de sentido o campo de usos de las preposiciones
3.5. Campos de usos de las preposiciones españolas en las hablas americanas
3.6. Conclusiones
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Estudios lingüísticos del español hablado en América 3 : parte 2 : el sintagma nominal
 8498950287, 9788498950281

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13/7/09

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EL SINTAGMA NOMINAL (Parte II)

Desde hace tiempo venía echándose en falta en los estudios del español hablado en América un trabajo de conjunto que describiera y explicara las numerosas variedades lingüísticas del inmenso mundo hispanohablante, analizándolas con criterios actuales, desde un enfoque metodológico homogéneo y sobre un macro-corpus común abundante, extraído directamente de la realidad oral de aquellas tierras.

9 788498 950281

ISBN 978-84-9895-028-1

Y, precisamente, cubrir esa laguna científica es el objetivo de estos Estudios lingüísticos del español hablado en Hispanoamérica, fruto del trabajo de un numeroso equipo de especialistas. Nos propusimos realizar el trabajo con enfoque descriptivo y explicativo, suficientemente homogéneo, que mostrara las más destacadas variedades geográficas y sociales y que fijara, en lo posible, las estructuras de la comunicación oral en las diversas zonas hispanoamericanas. Tal vez con estos Estudios se puedan lograr unos adecuados mapas de isoglosas del español hablado en Hispanoamérica —junto con los demás estudios de geografía lingüística— sobre el soporte oral comunicativo, atendiendo a las realizaciones morfológicas, sintácticas, léxico-semánticas y discursivas de aquel deslumbrante mosaico lingüístico.

CÉSAR HERNÁNDEZ (ed.)

CUB VOL 3.2 - ESTUDIOS LINGUISTICOS:Maquetación 1

Estudios lingüísticos del español hablado en América VOLU MEN II I.2

El sintagma nominal (PARTE II)

CÉSAR HERNÁNDEZ

Visor Libros

(ed.)

00 Preliminares (3.2):00 Preliminares (3.2) 10/07/09 11:34 Página 3

ESTUDIOS LINGÜÍSTICOS DEL ESPAÑOL HABLADO EN AMÉRICA (VOLUMEN III.2)

00 Preliminares (3.2):00 Preliminares (3.2) 10/07/09 11:34 Página 4

ESTUDIOS LINGÜÍSTICOS DEL ESPAÑOL HABLADO EN AMÉRICA I II III.1 III.2

LA EL EL EL

ORACIÓN Y SUS REALIZACIONES SINTAGMA VERBAL SINTAGMA NOMINAL (PARTE I) SINTAGMA NOMINAL (PARTE II)

00 Preliminares (3.2):00 Preliminares (3.2) 10/07/09 11:34 Página 5

CÉSAR HERNÁNDEZ ALONSO (ed.)

ESTUDIOS LINGÜÍSTICOS DEL ESPAÑOL HABLADO EN AMÉRICA VOLUMEN III.2

EL SINTAGMA NOMINAL (PARTE II)

Visor Libros

00 Preliminares (3.2):00 Preliminares (3.2) 10/07/09 11:34 Página 6

Visor Lingüística/12

© César Hernández © Los autores © Visor Libros, S. L. Isaac Peral, 18 - 28015 Madrid ISBN obra completa: 978-84-9895-024-3 ISBN volumen III.2: 978-84-9895-028-1 Depósito Legal: MImpreso en España

00 Preliminares (3.2):00 Preliminares (3.2) 10/07/09 11:34 Página 7

ÍNDICE

EL SINTAGMA NOMINAL (Parte II) 1 1.1 1.2 1.3 1.4

El pronombre personal ..................................................................... Presentación y objetivos ..................................................................... Las formas. Átonos y tónicos ............................................................ Las funciones ..................................................................................... El pronombre personal sujeto ............................................................

11 11 14 16 70

El pronombre personal complemento: los clíticos ........................... Introducción.............................................................................................. Uso distinguidor de los clíticos y alteraciones pronominales ............. Inmovilización morfológica del clítico de complemento indirecto y otras faltas de concordancia ............................................................. 2.4 Duplicación del complemento directo y ausencia de clítico ..............

223 223 237

2 2.1 2.2 2.3

3 Las preposiciones .............................................................................. 3.1 Introducción ...................................................................................... 3.2 Estructura semántica de los complementos morfológicos externos o relacionales de las preposiciones españolas ....................... 3.3 La sintaxis de las preposiciones .......................................................... 3.4 Las orientaciones de sentido o campo de usos de las preposiciones.. 3.5 Campos de usos de las preposiciones españolas en las hablas americanas ..................................................................... 3.6 Conclusiones .......................................................................................

305 316 353 353 358 367 371 373 524

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EL SINTAGMA NOMINAL (PARTE II)

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1 EL PRONOMBRE PERSONAL Emilia V. Enríquez y Marta Albelda Universidad de Valencia

1.1. PRESENTACIÓN Y OBJETIVOS A lo largo de este capítulo vamos a centrar nuestra atención en una clase de palabras que, ya, desde su misma designación presenta problemas: ¿son todas sus formas verdaderamente “pronombres”?, ¿puede mantenerse en ellas su carácter de “persona”? No entraremos aquí en una discusión teórica inicial que empañaría la clara intención de este trabajo: aportar una visión descriptiva, lo más objetiva posible, de cómo se utilizan estas formas en una amplia parte del mundo de habla hispana. En cualquier caso, si asumimos con Grice (1975, 1978) o Sperber y Wilson (1994) (y tantos otros), que todo hecho comunicativo —y, por ello, cognitivo— cumple una determinada función en el discurso, cabe plantearse que algún valor aportarán a él este conjunto de formas de las que nunca se prescinde del todo. Queda claro, pues, cuál ha sido el hilo conductor de nuestro estudio: realizar un profundo análisis del corpus que nos brindaba este proyecto, siendo conscientes de

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EMILIA V. ENRÍQUEZ Y MARTA ALBELDA

que los datos observados podrían arrojar luz sobre esos planteamientos básicos. Sin duda, detrás de todo análisis, por muy imparcial que se pretenda, debe existir una hipótesis previa que nos permita estructurar la toma y la organización de los datos y, por supuesto, así ha sido también en este caso. Los supuestos previos se derivan, de hecho, de los dos problemas iniciales apuntados arriba: ¿tienen algo en común las formas de primera y segunda persona con las de tercera, a pesar de que a las dos primeras se las prefiera considerar “nombres” y “personas”, quedando las terceras relegadas a ser “pronombres”, “no personas” o, en el mejor de los casos, “alguna otra cosa” 1?; ¿en qué medida ese carácter “personal” es privilegio del yo y del tú? Estas cuestiones han determinado que hayamos mantenido el rasgo diferenciador [+/–persona] en todos nuestros análisis (Jensen, 1973). De aquí se han derivado otros aspectos, a nuestro juicio, relevantes: por ejemplo, en qué medida se explicitan en el discurso unas formas u otras, o cuándo y con qué valores lo hacen. Estos nuevos planteamientos han exigido un etiquetado minucioso no solo de las formas pronominales expresas, sino de todos aquellos casos en que el verbo queda como único índice categorial. Además de identificar la fuerza ilocutiva que parece emanar de cada caso o los referentes personales reales a los que va dirigido el enunciado. Iremos viendo en los siguientes apartados cada una de estas cuestiones. Quedan todavía algunas precisiones importantes sobre el carácter y aportación de este estudio: dado el importante material hablado sobre el que basamos el análisis, en los casos en los que parecía oportuno, hemos prescindido de ejemplos simplificados, que se centren únicamente en textos descontextualizados. Muy al contrario, hemos querido acercar al lector a la verdadera situación comunicativa que se vive en esos fragmentos, con sus reiteraciones, dudas, cambios de intención y de persona (respecto al recto proceder gramatical) y, muy especialmente, con los casi obligados anacolutos. Creemos que esta opción puede aportar también una visión diferente —quizá también más humana y más real— sobre

1 Por ejemplo, los clásicos estudios de Bello (1847) y Benveniste (1946) y las propuestas más recientes de Alarcos (1994). Nuevas propuestas, ante un tema todavía abierto podemos leerlas en C. Muñoz (1986) o Satorre (2002).

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EL PRONOMBRE PERSONAL

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una casuística que suele quedar circunscrita a fórmulas excesivamente artificiales (sea por estar basadas en cuidadas obras literarias o por ser propuestas artificiales que intentan sustentar un marco teórico predeterminado). Por último, para acabar nuestra presentación, señalaremos los criterios de selección y organización del corpus sobre el que hemos basado este análisis. La coherencia y cohesión de los datos, desde una perspectiva sociolingüística, parecía aconsejar que partiéramos inicialmente de un corpus estable y homogéneo, tanto en la selección de los informantes, como en su localización temporal y duración de las encuestas. Optamos, pues, por el Macrocorpus de la norma lingüística culta de las principales ciudades del mundo hispánico a partir del cual se podría establecer una base de comparación sólida, que permitiera comparaciones posteriores. En cuanto a los gráficos y tablas que aportamos, no pareció aconsejable organizar alfabéticamente las ciudades, puesto que ello rompía toda continuidad geográfica, y se presentan ordenadas con un criterio geográfico, de oeste a este y desde el norte occidental (México) al norte oriental (Madrid). En resumen, los más de 60.000 datos sobre los que se basa nuestra aportación corresponden al análisis de catorce encuestas por cada una de las doce ciudades que a continuación enumeramos2: – – – – – – –

México D.F (México) - (ME). San Juan (Puerto Rico) - (PR). San José (Costa Rica) - (CR). Caracas (Venezuela) - (CA). Bogotá (Colombia) - (BO). Lima (Perú) - (LI). La Paz (Bolivia) - (LP).

2 Mantenemos los códigos propuestos en el corpus mencionado, que recordamos aquí porque serán también los protagonistas de nuestras tablas. Recordamos, por otra parte, que en este corpus, el número de cada encuesta incorpora también información sobre la generación y el sexo. Así, de la primera generación las referencias 01 y 02 corresponden a hombres, y las referencias 03 y 04 a mujeres; en la segunda generación, 05, 06 y 07 corresponden a informantes masculinos y 08, 09 y 10 se refieren a los informantes femeninos. Por último, en la tercera generación, los hombres son los números 11 y 12, y 13, 14 las mujeres.

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EMILIA V. ENRÍQUEZ Y MARTA ALBELDA

– – – – –

Santiago (Chile) - (CH). Buenos Aires - (BA). Las Palmas (Gran Canaria-España) - (GC). Sevilla (España) - (SE). Madrid (España) - (MA).

1.2. LAS FORMAS. ÁTONOS Y TÓNICOS Bien sabrá ya el lector que acceda a estas páginas que, bajo la denominación tradicional de pronombres personales, se agrupan unas formas cuyo referente directo se corresponde con los tres componentes básicos del sistema comunicativo: el emisor, el receptor y todo aquello que no es ni lo uno ni lo otro. Estos tres referentes discursivos, cuando se expresan en términos gramaticales, se estructuran en las llamadas tres personas: primera (la referida al hablante), segunda (la referida al oyente) y tercera (la referida a todo aquello que no puede considerarse elemento activo en el acto comunicativo). Así, frente a las otras categorías de carácter nominal, a esta clase de palabras se les reconoce, junto con el verbo, la marca explícita de la persona. Podemos delimitar, entonces, las llamadas tres personas básicas3: P1 = yo; P2 = tú y P3 = él. Además, como clase nominal que es, también están presentes en su paradigma las marcas formales de género y número, aunque muestran, de nuevo, ciertas peculiaridades que alejan a esta categoría de la descripción morfológica nominal. Respecto del número, las tres personas admiten la pluralidad, pero esta debe entenderse como asociación pluripersonal y no como suma de elementos equivalentes. Solo así cabe entender nosotros [= P1 + (nP2) + (nP3)], vosotros - ustedes [= nP2 + (nP3)] frente a ellos [= nP3)]. Por último, las variantes formales de género las encontramos en todas las formas excepto en las que se refieren directa y explícitamente a P1 y P2. Tenemos, entonces, las variantes de género ella, nosotras, vosotras, ellas, con la peculiaridad de que en nosotras y vosotras no es solo P2 y (o) P3 el que adquiere la 3 Recordemos las propuestas de Bobes Naves (1971), Hernández Alonso (1975: 134-35) o Schmidely (1979: 32).

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EL PRONOMBRE PERSONAL

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marca de género, sino, precisamente, es P1 quien se marca a sí mismo como sexuado [en el caso de nosotras = P1f + (nP2f ) + (nP3f ) ] o el que señala a su interlocutor con esa marca [vosotras = nP2f + (nP3f )], siendo este el único caso en español en el que P1 y P2 se tiñen con la marca de género. Y destacamos este aspecto porque creemos que nos puede ayudar a entender un hecho importante observado en el comportamiento de muchas informantes mujeres en nuestro corpus: la neutralización del elemento P1f en favor de términos genéricamente no marcados4. Cabe señalar, además, la franca recesión en la que se encuentra en el mundo hispánico no solo el femenino vosotras, sino su masculino, vosotros, a favor de un ustedes que presenta ya plenamente neutralizado el rasgo genérico. Avanzando en la explicación de este paradigma, sabemos, también, que históricamente, es, de nuevo, la única clase de palabras que mantiene restos de la antigua declinación latina, diferenciando entre caso recto y caso oblicuo y, dentro de este, entre formas átonas (especializadas en las funciones de objeto directo —me, te, la, lo, nos, os, los, las, se— e indirecto —me, te, le, nos, os, les, se—) y formas tónicas (como complementos de término preposicional). Y para acrecentar la complejidad de este pequeño subsistema, debemos añadir que, junto a las formas de segunda persona consideradas canónicas, se deben incorporar las que tradicionalmente se ligaban a contextos de cortesía, usted y ustedes, las cuales han pasado a ser miembros de pleno derecho del paradigma, en especial, la segunda del plural, ustedes, que ha desplazado claramente a vosotros en prácticamente todo el mundo hispánico5. En consecuencia, estamos ante una categoría compleja, representante directa de los actantes discursivos, de clara intención pragmática, donde las marcas morfológicas nominales canónicas se unen a las de persona, desinencia y función gramatical y cuyo paradigma podemos ver organizado y resumido en la siguiente tabla:

4

Véase el apartado 4.1.2.7. Para un estudio en profundidad sobre las formas de tratamiento en el mundo hispánico, véase Fontanella de Weinberg (1999). Véase también Serrano (2000). 5

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EMILIA V. ENRÍQUEZ Y MARTA ALBELDA

Tabla 1.1 Tónicos Recto Sujetos Primera persona

Átonos Oblicuos

Términos de preposición

sg. pl. sg.

yo mí, conmigo nosotros, nosotras nos Segunda persona tú ti, contigo usted te pl. vosotros, vosotras os ustedes Tercera persona sg. él, ella sí, consigo pl. ellos, ellas (reflexivos) neutro ello

Directos

Indirectos

me

lo,la, le los, las, ?les –

le les –

Considerando, pues, la complejidad de esta clase gramatical, no puede sorprendernos que cada una de sus formas y sus funciones presente usos y características muy peculiares a lo largo de toda la geografía del mundo hispánico, algunas de las cuales pretendemos poner de manifiesto en el análisis que ofrecemos a continuación. 1.3. LAS FUNCIONES El estudio de las funciones de los pronombres personales concierne especialmente a los pronombres complemento, tanto tónicos como átonos. Dado que estudiaremos los tónicos en el apartado 4, dedicamos las siguientes líneas a la descripción de los pronombres átonos. 1.3.1. Los pronombres átonos más usados Se han obtenido y analizado un total de 23.899 pronombres complemento átonos6 (PcA) en el Macrocorpus de la norma lingüística culta de las principales ciudades del mundo hispánico. 6

Denominados también así por Gili Gaya (1943: 228), Alcina y Blecua (1975: 599) y Hernández (1986: 582). Bello (1847: 265) se refiere a ellos como caso casos complementarios. También Fernández Ramírez (1951) y la RAE (1973) emplean los casos para aludir a los PcA. Alarcos (1994) los considera incrementos personales átonos del verbo y distingue entre el complementario acusativo y el complementario dativo.

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EL PRONOMBRE PERSONAL

Llama la atención la diferencia cuantitativa entre los diversos PcA. El pronombre átono más empleado en el total de las zonas geográficas del Macrocorpus es me (27,2%), al que le sigue se (22%), en cuyo porcentaje no se han diferenciado las variantes de la forma le de los usos reflexivos y pronominales (de verbos que no son obligatoriamente pronominales)7. Les sigue el pronombre le en porcentaje (12,2%). El menos presente es el pronombre os (0,05%). No obstante, los porcentajes de presencias de PcA de cada país difieren en algunos casos de los porcentajes totales, como se verá más adelante. Gráfico 1.1. Porcentaje de presencias de PcA en el total del corpus 30% 25% 20% 15% 10% 5% 0% % de presencia 7

ME

SE

27,2%

22%

LE

LO

12,2% 11,4%

TE

LA

LES

LOS

LAS

OS

8,3%

4,5%

3,4%

3,1%

1,7%

0,05%

En este trabajo no entramos en las discusiones sobre las diferentes posturas de los valores y las funciones sintácticas del pronombre se. Hemos reconocido función sintáctica a todos aquellos casos en que los otros pronombres de tercera persona (le, la, lo y plurales) podrían ocupar el lugar del se, esto es, los usos reflexivos y recíprocos y los que acompañan a verbos que sin ser propiamente pronominales se pueden pronominalizar (levantar/levantarse, retirar/retirarse). Consideramos que en ambos casos el pronombre realiza una función sintáctica, al igual que la desempeñaría otro PcA que se encontrara en su lugar (perspectiva funcionalista, Alarcos 1980). Así por ejemplo, en el enunciado Es una danza que se llama el baile del danzante (LP-05), funcionalmente el lugar del pronombre se lo podría ocupar el PcA la si no se hubiera producido la intransitivización (la llaman el baile del danzante). Por otro lado, no se incluyen en este cómputo las formas de se morfema de verbo obligatorio y exclusivamente pronominal, por no considerarlo componente separable del verbo, ni tampoco la pasiva refleja y la impersonalidad. Para una profundización teórica sobre el tema, véase Peregrín Otero (1999), Mendikoetxea (1999), Maldonado (2004).

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EMILIA V. ENRÍQUEZ Y MARTA ALBELDA

La alta presencia del pronombre me se debe en gran parte al tipo de discurso del Macrocorpus, la entrevista oral. El análisis sobre un corpus real de lengua hablada en el que intervienen dos interlocutores y donde uno de ellos (el entrevistado) adopta el rol de protagonista de ese espacio comunicativo, determina el eje de las relaciones personales. El entrevistado, o informante, relata, describe y opina desde su perspectiva personal, de tal forma que lo habitual es que la primera persona se constituya en el centro del discurso. Esta es una de las principales diferencias entre los resultados que ofrece este análisis y los que proceden de trabajos basados en otro tipo de discursos o en obras literarias. En este sentido también es revelador que de los pronombres plurales, de nuevo, el nos sea el más frecuente (6,1%), al igual que ocurre con los PpS (§1.4.1.1). Los PcA les, las, los8 se emplean en Hispanoamérica para la referencia a la tercera persona del plural y también a la segunda persona del plural en correspondencia con ustedes para la intimidad familiar y para el tratamiento formal de respeto; este último uso también en la Península (Hernández Alonso, 1984: 596; Fontanella de Weinberg, 1999: 1402-1406). Así se puede apreciar en el siguiente ejemplo de México, en el que el hablante reproduce en estilo directo las palabras dirigidas a un grupo de interlocutores: Les aseguro que ahorita les hago una pregunta de química de las más sencillas, y nadie la responde (ME-02). No se emplea en Hispanoamérica, en consecuencia, la forma os, como tampoco el PpS vosotros, ni la segunda persona del plural en los verbos con sujeto omitido (§1.4.1.1). Se han registrado 13 presencias del PcA os sobre el total de 23.899 PcA encontrados en este corpus. De ellos, 11 se documentan en España, distribuidos entre Las Palmas, Sevilla y Madrid. En Bogotá se utiliza en dos ocasiones como cita de un texto bíblico: Tiraos los unos a los otros; Amaos los unos a los otros (B0-06). La mínima aparición en España también la atribuimos al tipo de discurso analizado, en el que no se favorece la apelación a la segunda persona del plural. Por otro lado, de los dos PcA de tercera persona con variación de género, el pronombre femenino es el menos frecuente tanto en singular (4,5% la), como en plural (1’7% las) en comparación con el masculino (11,4% lo; 3,1% los). Este hecho es comprensible en tanto en cuanto la forma lo singular puede representar además 8 Y en algunos casos el se variante de les y con valores reflexivos referidos a la segunda y tercera persona del plural.

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EL PRONOMBRE PERSONAL

del género masculino, el neutro (Gili Gaya, 1943: 237; Fernández Ramírez, 1951: 101; Alcina y Blecua, 1975: 605; Hernández, 1984: 596). Véase, en el siguiente ejemplo, el valor neutro de lo: Él tiene más facilidad; en cambio, yo voy un poco más a los detalles constructivos, por ejemplo, las gradas, las puertas… dimensiones, todo eso me lo deja (LP-10). Respecto al masculino plural (los), debe tenerse en cuenta que en ocasiones es la referencia universal para los dos sexos9: estaba en un grupo en la sociedad muy simpático de amigas y de amigos que, pues, todavía los encuentro en mis correrías por los salones de la sociedad (CA-13). En la siguiente tabla se recogen los porcentajes de aparición de PcA en cada una de las zonas geográficas estudiadas. Se pueden apreciar con detalle las diferencias cuantitativas con respecto a los totales del corpus. Tabla 1.2. Porcentajes de presencias de cada PcA por zonas geográficas % Totales PcA MÉXICO México PUERTO RICO San Juan COSTA RICA San José VENEZUELA Caracas COLOMBIA Bogotá PERÚ Lima BOLIVIA La Paz CHILE Santiago ARGENTINA Buenos Aires ESPAÑA Las Palmas Sevilla Madrid 9

ME

TE

LE

LA

LO

NOS OS

LES LAS LOS SE

24

9

12

6

9

9

0

4

2

4

22

23

3

13

4

11

6

0

4

2

4

30

27

5

16

4

11

4

0

4

2

4

23

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4

15

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0

3

2

4

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5

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0

6

2

3

25

35

7

10

4

10

6

0

3

1

3

21

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5

8

5

0

3

1

3

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8

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11

5

0

3

2

3

22

31

7

11

3

15

5

0

2

3

4

19

29 35 29

15 11 8

8 8 11

4 7 4

13 12 12

5 6 8

0,01 0,03 0,01

3 3 3

1 1 1

3 2 2

19 14 21

Para una discusión teórica sobre la reconsideración del estatuto de los llamados pronombres de tercera persona como tales, especialmente en el caso de los PcA, véase Satorre Grau (2002), quien propone denominarlos elementos referenciales determinados.

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EMILIA V. ENRÍQUEZ Y MARTA ALBELDA

Frente a los resultados generales de todo el corpus, en los que el PcA me es el mayoritario, en San Juan de Puerto Rico y en Caracas es mayoritario el se: San Juan (30% se vs. 23% me), Caracas (25% se vs. 21% me). Obsérvese, por el contrario, cómo en otras ciudades la presencia del me supera el porcentaje global del corpus (27,2%), especialmente en el caso de Lima (35%) y Sevilla (35%). Destaca en algunas zonas la desviación del porcentaje del PcA te respecto a los totales del corpus (8,3%). Así, por ejemplo, su empleo es menor en San Juan (3%), San José (5%) y Bogotá (5%), mientras que ocurre lo contrario en otras zonas, donde asciende, La Paz (13%), Las Palmas (15%) y Sevilla (11%). Esto se debe simplemente a la elección de las formas de tratamiento de cada entrevista (tú/vos, usted) establecida por los dos interlocutores. No es un dato que dependa, por tanto, de la variación geográfica. En todo el ámbito hispánico te es el PcA correspondiente tanto al tuteo como al voseo. En todas las zonas geográficas conviven las formas pronominales de confianza (tú/vos, te) y de cortesía o formalidad (usted, le, la, lo) (cfr. Lapesa, 1970; Hernández Alonso, 1984; Fontanella de Weinberg, 1999). De hecho, los datos reflejan la complementariedad de estos dos PcA en algunos usos; por ejemplo, se observa que en algunas zonas cuando asciende la cifra de PcA te, baja la de le: Las Palmas (15% te, 8% le) y Sevilla (11% te, 8% le), a diferencia de Madrid (8% te, 11% le). Respecto a los PcA le y les, los valores más bajos los presentan Buenos Aires y las tres ciudades españolas. En estas zonas y en Caracas, la forma lo está más presente que le, a diferencia de las otras zonas geográficas en las que ocurre lo contrario. En Caracas y en Buenos Aires el pronombre lo presenta la frecuencia más alta (15%), incluso más alta que en España. Y no se debe al loísmo, puesto que solo hemos encontrado un caso en Caracas y ninguno en Buenos Aires. Quizás algo puede tener que ver con el duplicado de objetos directos que, como se verá más adelante, tiene una buena presencia en ambas zonas geográficas. Sin embargo, no son suficientes estos datos cuantitativos para deducir otras posibles explicaciones; debería realizarse un estudio cualitativo de los casos, pues podría estar determinado simplemente por el contenido de las interacciones y las referencias deícticas que los interlocutores establecen.

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EL PRONOMBRE PERSONAL

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1.3.2. Las funciones 1.3.2.1. Las funciones de los pronombres átonos Del total de PcA analizados, 23.899 PcA, 7.842 cumplen la función de complemento directo (CD) y 16.057 de complemento indirecto (CI). La proporción es el 33% CD y el 67% CI, esto es, el doble de indirectos. Las funciones de CD y CI han sido destacadas en la bibliografía del tema (Bello, 1847; Gili Gaya, 1943; Fernández Ramírez, 1951; Alcina y Blecua, 1975; Alarcos, 1980, 1994; Hernández Alonso, 1984; García-Miguel, 1991; Fernández Soriano, 1999; Marcos Marín et alii, 1999, entre otros)10. En la función de CD hemos incluido los casos en que lo cumple la función de atributo o predicativo, cuando posee valor neutro (Gili Gaya, 1943: 238; Alcina y Blecua, 1975: 605; RAE, 1973: 207, 425), en este caso su referencia puede ser tanto femenina como masculina, singular o plural: ellas tampoco critican el arte en la revista como profesionales que no lo son (BO-04). En esta función lo no presenta correferencia con un pronombre complemento tónico (PcT). También cualquier PcA con función de CI puede asociarse a predicativos o atributos, especialmente, como destaca Fernández Ramírez (1951: 191), “en dependencia de predicados nominales adjetivos”: No le es cien por cien simpática al hombre (BA-08), pues le es más posible a la persona admitir las nuevas evidencias (PR-06). Por otra parte, en algún caso, los PcA con función de CD o CI aparecen junto a un atributo (o predicativo11) que los modifi10

Muchos gramáticos emplean indistintamente complemento (objeto) directo y acusativo, por un lado, y complemento indirecto (dativo), por otro, como es el caso, por ejemplo, de Bello (1847: 264-265, 574 y ss.), Gili Gaya (1943: 233), Alcina y Blecua (1975: 604-605), Campos (1999); Bello sin embargo, aunque mantiene las denominaciones de los casos latinos, propone desterrarlas. No entramos en la consideración de si cabe distinguir entre las funciones de dativo y complemento indirecto, como sostienen, por ejemplo, Gutiérrez Ordóñez (197778), Alarcos (1980, 1994) o la RAE (1973), por ser una distinción que recoge más claramente criterios funcionales y restringe los dativos a los dativos superfluos. También Fernández Soriano (1999: 1259) defiende esta distinción. Para una mayor profundización véase Gutiérrez Ordóñez (1999). 11 En palabras de Fernández Ramírez (1951: 191), “el acusativo se asocia a complementos predicativos”.

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ca y que algunos lingüistas han denominado atributo de CD o de CI (Rodríguez, 1982; Alarcos, 1994; Briz, 1997; véase también Campos, 1999: 1539): siempre me han creído la profesora, pero yo era alumna (LP-08); entonces, este, el que me llamaba a mí “el niño prodigio”, convocó a todos los estudiantes (ME-11); yo les llamo trepas, personas que lo único que buscan es ascender socialmente (GC-01). Hemos analizado también los PcA que realizan la función de dativo superfluo (Bello, 1847; Gutiérrez Ordóñez, 1977-78, 1999) o de interés (Fernández Ramírez, 1951; RAE, 1973), considerada por algunos autores distinta a la función de CI12. Se ha hablado de diferentes subtipos de dativos superfluos (véase, por ejemplo, Bello, 1847; Fernández Ramírez, 1951; Gutiérrez Ordóñez, 1999), como el dativo simpatético, el dativo ético, el dativo commodi y el dativo de dirección. Cualquiera de los PcA puede cumplir esta función de dativo superfluo13, siempre y cuando sea un dativo; es decir, excepto las formas lo, la, los, las. Los resultados del análisis del corpus reflejan que el 40% de dativos superfluos son el PcA me, 30% te, 10% le y 7% nos. Del resto de formas apenas tenemos representación. De nuevo, la mayor presencia de los pronombres de primera y segunda persona se debe, en gran parte, al tipo de discurso analizado, que favorece la referencia a las dos personas presentes en el diálogo. Las zonas geográficas que presentan los mayores porcentajes de estos dativos son Bogotá, Las Palmas, Lima, Madrid y México. Algunos ejemplos de dativo ético son: – … me veía llegar el día de las elecciones […] y empezaban a llevar gente y a votar y a defender nuestra causa… (BO-10). – … no se me enfermó nadie… (BO-14). – … ¿Y sabes algún otro idioma? —Inf.: Inglés, pero no como para conversarlo.[…] O sea, te sé leer, te sé traducir… (LI-10).

12

Cfr. nota 10. Destaca la aportación de Gutiérrez Ordóñez (1977-78: 422), quien apunta que los CI ejercen una función nominal, mientras que la función de los dativos es pronominal, esto es, siempre son PcA. En el caso de los dativos distingue entre los concordados (misma persona y número que el sujeto) y no concordados (diferente persona a la del sujeto). 13 Algunas de sus características fundamentales son, entre otras: no son duplicables por el complemento con a, a diferencia del complemento indirecto; si se suprimen, la predicación no varía; pueden coaparecer con un CI; desempeñan una función discursiva, no sintáctica. En Gutiérrez Ordóñez (1999: 1905-1928) se presentan con detalle todas sus características.

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De dativo posesivo: – … apenas hace una semana me nombraron mi primera auxiliar. Es una señora chilena (BO-14). – … el director, cuando vio que yo me iba, que prácticamente yo no le asistía a clases (CH-13). – … le dan al principio los materiales para que construya una casa […] más o menos decente, pero luego le crece un niño, se le mete un amigo en la casa (GC-05).

De dativo de dirección: – … es para adiestrar gente que nos venga a servir al… en el Vaticano (BO-14). – … “¡Ay, me vine sin plata!” “No importa, señorita Irma […] Me lo viene a pagar después” (CH-10).

Los siguientes gráficos recogen la distribución de PcA con función de complemento directo y de complemento indirecto y su porcentaje en cada zona geográfica del corpus. En algunas ciudades el desequilibrio entre CD y CI es considerable: la proporción de CI es aproximadamente tres veces superior a la de CD en México, Costa Rica, Lima, Chile, Las Palmas y Madrid, donde la desproporción es mayor. Gráfico 1.2. Presencias relativas / absolutas en cada zona geográfica Relativa 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

Total CD

29

33

26

45

42

28

35

27

46

28

35

24

Total CI

71

67

74

55

58

72

65

73

54

71

65

76

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24

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Absoluta 2.000 1.800 1.600 1.400 1.200 1.000 800 600 400 200 0 Total CD Total CI

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

689

514

620

1.056

642

493

678

529

902

670

433

616

1.692 1.042 1.779 1.301

898

817

1.894

1.240 1.266 1.400 1.060 1.666

A continuación apreciamos la distribución de complementos directos e indirectos por cada PcA en particular. Gráfico 1.3. Presencias relativas / absolutas en cada PcA Relativa 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0

ME

TE

LE

LA

LO

NOS

OS

LES

LAS

LOS

SE

Total CD

12

8

3

99,3

99,9

20

17

2

100

99,5

30

Total CI

88

92

97

0,7

0,1

80

83

98

0

0,5

70

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EL PRONOMBRE PERSONAL

Absoluta 7.000 6.000 5.000 4.000 3.000 2.000 1.000 0 Total CD Total CI

ME

TE

LE

782

161

89

5.732 1.827 2.824

LA

LO

1.075 2.731 8

4

NOS

OS

LES

LAS

LOS

SE

294

2

16

389

735

1.568

1.160

10

801

0

4

3.687

Los PcA de primera y segunda persona, me, te, nos, os y el reflexivo se, cuando no es variante de le, ofrecen la misma forma para las dos funciones sintácticas, pueden funcionar como complementos directos o indirectos. En todos ellos la función de CI supera a la de CD; esta mayor proporción de usos indirectos muestra que los pronombres personales son, de verdad, personales. Es decir, mientras que los CD se reparten más proporcionalmente entre la referencia a seres animados y a no animados, en el caso de los CI, aunque pueden señalar a “personas o cosas”, se utilizan mayoritariamente para personas, puesto que “el dativo es un caso eminentemente personal” (Fernández Ramírez, 1951: 191)14. En consecuencia, si estos datos revelan un mayor uso de los PcA con función de CI, destacan, a la vez, su valor personal y respaldan la presencia del rasgo [+humano] en los pronombres personales (Enríquez,

14 Fernández Ramírez (1951: 191) cita el cómputo realizado por H. Peine (el que a su vez se basa en Löfstedt, 1928: 179): en latín hay mayoría de casos de dativo con referencia personal (solo 1/12 no tienen referencia personal) y señala que en español debe de haber aumentado esta desproporción. V. en la misma línea las afirmaciones de Fernández Ordóñez (1993: 72), quien cita a García (1975).

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1984: 97, 110)15. Es importante defender el rasgo [+humano] de los PcA especialmente para matizar el valor pleonástico que habitualmente se otorga a la duplicación de los pronombres personales complementarios16. 1.3.2.2. Leísmo, laísmo, loísmo Como es bien sabido, los PcA de tercera persona sí presentan diferencia de forma según la función sintáctica que desempeñen. Le, les es la forma para el CI, la, lo, las, los para el CD. Sin embargo, como se observa en los datos del gráfico anterior, no se trata de correspondencias estrictas. Se registra el uso de las formas la, lo, las, los para el CI y de le, les para CD, a pesar de que la Real Academia Española los ha considerado usos desviados, excepto en el caso de le acusativo masculino singular (RAE, 1973: 424-425). Si comparamos los porcentajes de la función no etimológica con los de función etimológica17, cuantitativamente es legítimo admitir la escasez de porcentaje del leísmo, laísmo y loísmo, puesto que no son cantidades significativas para constituirlas como normas de una lengua, aunque no es posible tampoco desestimar su presencia. En el presente trabajo nos limitamos a describir los resultados extraídos de este corpus. A pesar de que el leísmo, el laísmo y el loísmo están presentes en diversas áreas geográficas del español, los factores que influyen en su producción varían según los territorios y el nivel sociocultural. Es diferente en cada lugar su frecuencia y

15

Por cierto, también el rasgo [+humano] favorecido por la función de CI apoya el valor personal no solo de la primera y segunda persona, sino también de la tercera (del PcA le). Este rasgo es, además, una de las causas que favorece el leísmo (véase Fernández Ordóñez, 1993: 66, 72). 16 Marcos Marín (1978: 81) ya destacaba que el rasgo [+humano], junto con el de [+antepuesto], favorece la duplicación de pronombres personales complementarios. De hecho, en nuestro corpus, los ejemplos de duplicación con el rasgo [-humano] son escasos: Nosotros nos conseguimos para hacer este viaje, por ejemplo, un camión enorme, […] y se le quebraron los ejes, porque los caminos son malos (CH-10); yo a cada sitio le encuentro su encanto (SE-04). 17 Fernández Ordóñez (1999: 1320) siguiendo a Lapesa y a Marcos Marín aboga por la terminología distinguidor/ confundidor en lugar de etimológico / no etimológico.

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presentan particularidades en ocasiones diversas18. El siguiente diagrama muestra el porcentaje de leísmo, laísmo y loísmo en el total del corpus analizado, donde claramente se aprecia la complementariedad de las dos funciones sintácticas: Gráfico 1.4. Porcentaje de leísmo, laísmo y loísmo en el total del corpus 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

LE

LA

LO

LES

LAS

LOS

Total CD

3%

99,3%

100%

2%

100%

99,50%

Total CI

97%

0,7%

0,2%

98%

0%

0,50%

No hemos encontrado en nuestro corpus ningún caso de laísmo plural. En el resto, como se puede apreciar, son cifras bajas. El fenómeno más acusado es el leísmo singular con una presencia del 3% en el total del corpus. Por su parte, los porcentajes de laísmo y loísmo apenas llegan al 1%. Veamos con un poco más de detalle el leísmo. En el análisis del corpus se han encontrado 89 casos de leísmo singular (frente a 2.824 casos en que le es CI)19. El leísmo plural es más reduci18

Baste citar la propuesta de Fernández Ordóñez (1999: 1322) de distinguir tres situaciones para caracterizar y explicar el leísmo: 1. zonas en que se distingue el caso pronominal; 2. zonas en las que el español convive con otras lenguas no-indoeuropeas y 3. zonas donde, además de leísmo, hay laísmo y loísmo. 19 No es este el lugar para establecer generalizaciones sobre estos fenómenos, entre otras razones porque no se trata de una muestra suficientemente amplia y porque la realidad lingüística actual (frente al corpus analizado, que recoge desde la década de los 70 hasta principios de los 90, según la ciudad) muestra que el leísmo es un fenómeno en crecimiento. Por otro lado, téngase en cuenta que el corpus aquí examinado recoge un nivel diastrático culto.

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do: se han registrado un total de 16 casos (frente a 801 casos en que les es CI). Gráfico 1.5. Leísmo en cada ciudad Porcentajes 1 0,9

% de casos

0,8 0,7 0,6 0,5 0,4 0,3 0,2 0,1 0

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

Total LE

0,9

0,2

0,1

0,07

0,12

0,1

0,14

0

0,51

0,17

0,24

0,5

Total LES

0

0,2

0,1

0,12

0

0,1

0,24

0

0

0,24

0

0,9

Nº de casos 30 25 20 15 10 5 0

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

Total LE

26

7

3

1

3

2

4

0

15

5

7

16

Total LES

0

2

1

1

0

1

2

0

0

2

0

7

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Los porcentajes de leísmo singular y plural en el conjunto del total de pronombres le/ les muestran que en ninguna de las zonas ciudades se llega siquiera a un 1% de presencia del leísmo. La ciudad con el mayor número es México20 con 26 presencias en singular, le siguen Madrid21 con 16 casos en singular y 7 en plural y Buenos Aires con 15 casos en singular22. Santiago de Chile es la única ciudad en la que no se ha encontrado ninguno. Es un dato curioso que México y Buenos Aires no presenten leísmo plural, mientras que recogen las cifras más altas en singular. También está ausente el leísmo plural en Bogotá, Santiago de Chile y Sevilla. En la distribución de casos de leísmo por sexos, no hemos encontrado datos relevantes: en los hombres 59 casos de le y 8 de les; en las mujeres 30 casos de le y 8 de les. Respecto a la distribución por generaciones, tampoco es relevante la diferencia de datos, puesto que en cada zona geográfica la distribución varía y muchas veces se acumulan en una misma entrevista. Los resultados han sido: 19 casos de le y 3 de les para la 1ª generación, 26 casos de le y 11 de les para la 2ª generación y 44 casos de le y 2 de les para la 3ª generación. Si atendemos a los ejemplos concretos, conviene señalar matices a la producción del leísmo23, al menos en las zonas que se han considerado distinguidoras de los casos (Fernández Ramírez, 1951: 1999; Fernández Ordóñez, 1999: 1322 y ss.). Los verbos más frecuentes con los que aparece el leísmo son ayudar, avisar24, llamar25 20 Cabe señalar que de los 26 casos de leísmo singular analizados en México, 12 de ellos se documentan en una sola entrevista, la ME-12. 21 Tanto el leísmo singular como el plural en Madrid están regularmente distribuidos en las 14 entrevistas analizadas de esta zona. 22 De los 15 casos de Buenos Aires, 7 se registran en una sola entrevista (M-14), en la que en 5 de ellos el leísmo se produce con el verbo llamar. 23 Fernández Ordóñez (1999) detalla nítidamente los contextos verbales en que se produce un leísmo aparente. 24 Los verbos ayudar y avisar en el español medieval presentaba régimen de dativo y actualmente se está transformando en acusativo. En algunas zonas de Hispanoamérica este cambio todavía no se ha realizado plenamente (Fernández Ordóñez, 1999: 1330). 25 El verbo llamar, que presentaba doble acusativo, en español se reinterpreta como un predicativo y un segundo complemento, que según las zonas vacila entre CD o CI (véase Fernández Ramírez, 1951: 200; Fernández Ordóñez, 1999: 1336). Véase un ejemplo con la forma acusativa: estudio tercero actualmente de ingeniero técnico de Obras Públicas, como se ha venido llamando, pero que actualmente no sabemos cómo lo llamamos (MA-01).

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(‘denominar’). En México, 14 de los 26 casos de leísmo se realizan con el verbo llamar, en Puerto Rico 5 de 9 y en Buenos Aires 7 de 15. Véanse a continuación algunos ejemplos de leísmo. En México: – … le ayuda bastante… (ME-02). – … Mira, Pepe, que yo no puedo, que no hay dinero […] ¿Cómo le hago, Pepe? (ME-09). – … el primer diploma que tuvo se le dieron de Brasil… (ME-11). – … A esa inmensidad, yo le llamo la ciencia (ME-12). – … el hombre se despoja de ese escepticismo de fin de año […] que le embargaba… (ME-12).

En Puerto Rico: – – – –

… … … …

le está ayudando en gran manera a contestarse… (PR-02). aparatos técnicos que le ayudan a comprender… (PR-07). eso en inglés le llaman el floor… (PR-05). Él puede comenzar a dirigirles y ayudarles… (PR-06).

En Costa Rica: – … ¿Y tus papás a qué se dedicaban? Inf.- Bueno, mi mamá, una ama de casa. Este… trabajó poco tiempo, a veces ahí en una tienda de una tía mía, que le ayudaba a medio administrarle (CR-02).

En Caracas: – … los maridos están tan metidos dentro del sistema, que de lo único que se ocupan es de trabajar, ¿no?, porque están pendientes de que este le va a pisar… (CA-02).

En Bogotá: – … El mejor de los ciclistas te va a desarrollar cien kilómetros por hora […] pero no hay ninguno que le gane al jet (BO-02). – … hoy día no encuentra uno quién le ayude… (BO-09).

En Lima: – … si a una persona se la han pasado toda la vida engañándole… (LI-13).

En La Paz: – … muchas cosas a mi marido le horrorizan, desde que somos solteros… (LP-03).

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– … el verde es hermoso para la decoración […] a mí me encanta ponerle en la decoración (LP-04). – … y cuando yo les vi por primera vez, ellos se arrodillaban… (LP-06).

En Buenos Aires: – … le llaman el tercer factor o hormona naturética… (BA-05). – … lo va a ir a buscar para que lo informe, para que le diagrame técnicamente… (BA-02). – … yo creo que a mí me tocó […] de avisarle a Carodi… (BA-11). – … a lo mejor ese trabajo le sugiere o le obliga a ver otros trabajos…26 (BA-05). – … El latino, yo le conozco más… (BA-12).

En Las Palmas: – … si él se declara inocente […] tú estas obligado a defenderle… (GC-02). – … ese asesino […] si le condenan a veinte años y le perdonan… (GC-02). – … todo esto lo están pagando todos estos pequeños países o grandes países… de… menos desarrollados, del Tercer Mundo, o pobres, como queramos llamarles… (GC-06).

En Sevilla: – … porque la niña está en las Irlandesas, que está en la barriada de Bami, y tiene que coger un autobús que le lleva… (SE-07). – … este fue un sacrificio que él ofreció, porque quizás, él que tanto disfrutaba con el pregón, como le veíamos los cofrades con aquella sonrisa… (SE-11).

En Madrid: – … pues este crecimiento en Madrid yo le veo normal… (MA-01). – … que no miran a un estudiante en general, ¿no?, sino… o sea, en particular, sino al conjunto del estudiante que como ven el prototipo de que el padre tiene dinero, que le mima… (MA-01). – … ¿sus estudios, dónde les hizo y cómo les hizo? (MA-10). – … luego va también mucha gente de Zaragoza. Gente de Aragón, porque les pilla cerca… (MA-10). – … No le conozco de nada, no sé quién es (MA-12). – … ayer me decía esta arquitecta que no, que no, que están muy bien los ladrillos porque tiene grandes ventajas, porque no se ensucian y no hay que estarle pintando (MA-14). 26 Este caso lo hemos considerado leísmo por no seguir la distribución habitual recogida por Fernández Ordóñez (1999: 1326) para América.

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En cuanto al laísmo, solo para el singular, hemos encontrado 1 caso en Santiago de Chile, 3 en Buenos Aires y 4 en Madrid. Véanse algunos ejemplos: – … ¿Qué cosa la interesaría saber de mi experiencia vivida? (CH-05). – … Ahora, sacando Ramírez, que ya la digo no puedo ser objetivo… me gusta mucho Yupanqui… (BA-02). – … la estructura la permite… alcanzar peso de hasta seiscientos y más kilos… (BA-07). – … la tenés bien afirmada levantás la otra y la das vuelta… (BA-03). – … hoy día con los jarabes muy buenos que hay … a mi tía la han mandado uno que era así (MA-07). – … en un momento dado la prestarán el auxilio que me… que se presta en esos casos (MA-12).

En cuanto a los casos de loísmo documentados en el corpus, solo podemos hablar claramente de loísmo en dos ejemplos, uno de Costa Rica (no le gustaría que lo manden criticar a los demás por su forma de ser, CR-07) y otro en Caracas (eso, chica, no… no sé le… lo desagrada a uno enormemente27, CA-04). Los otros casos son más bien dudosos y según Fernández Ordóñez (1999) no podrían considerarse como loísmo, puesto que según la autora, la alternancia le/lo es legítima y se explica por determinadas razones: – … el primer semestre yo di un curso de introducción al dibujo y mi interés primordial fue enseñarlos a usar todos sus cinco sentidos, no usar meramente la vista…28 (PR-02). – … con tantas preguntas lo hacían estudiar a uno…29 (ME-02). – … hizo una alusión a que un colegio tan disciplinado […] lo había impresionado30 (LI-14).

27 Obsérvese que la informante vacila en el uso. Fernández Ordóñez (1999: 1323-1325) también señala la doble alternativa le/lo para este verbo, aunque este ejemplo no cumpliría los rasgos propios de un contexto con le, puesto que no tiene interpretación agentiva. 28 Fernández Ordóñez (1999: 1331) señala para el verbo enseñar que “cuando lo enseñado se expresa mediante la oración de infinitivo introducida por a, con cierta frecuencia en […] zonas americanas se ha reinterpretado el objeto personal como directo y se pronominaliza en acusativo”. 29 En este ejemplo aparece el acusativo con una perífrasis causativa, considerado el uso habitual en América (Fernández Ordóñez, 1999: 1327). 30 Según lo señalado por Fernández Ordóñez (1999: 1325) parece que lo predominante en este caso, en que el sujeto es inanimado, es el dativo.

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Como reflejan los datos descritos arriba, la presencia de estos tres fenómenos en la lengua es reducida en comparación con los usos etimológicos (o distinguidores). En las gramáticas del español se suele señalar una ausencia de laísmo y de loísmo en Hispanoamérica o, como máximo, se habla de su uso excepcional en estos lugares, a los que se suele añadir Canarias, Andalucía, norte de la Península y Aragón (RAE, 1973: 204; Alcina y Blecua, 1978: 606; Marcos Marín et alii, 1999: 155). Respecto al leísmo, las gramáticas suelen destacar su mayor desarrollo en algunas zonas de la Península, en concreto donde tiene su eje, Madrid y Valladolid y donde fundamentalmente se extiende, Castilla la Vieja. En Hispanoamérica señalan algunas gramáticas que es más excepcional (Gili Gaya, 1943: 235-236; Hernández Alonso, 1984: 598) y en otras lo consideran un rasgo más extendido, al menos para el leísmo de cosa (Marcos Marín et alii, 1999: 155). Sin embargo, si se presta atención a los datos que presenta este corpus, aun siendo parciales —puesto que se refieren a un determinado estrato social—, no parece que la consideración del leísmo en el español americano sea tan excepcional. Los resultados del análisis reflejan, por ejemplo, los mismos usos en Buenos Aires, incluso más, en el caso de México, que en Madrid31. Respecto al laísmo y al loísmo, su mínima presencia sí que permite hablar de excepcionalidad en Hispanoamérica. En estudios más específicos sobre el español de las diversas zonas de América sí se suele matizar la presencia de estos fenómenos. Así, por ejemplo, Mendoza (1992: 461) señala la presencia de leísmo, laísmo y loísmo en Bolivia, al igual que Bentivoglio y Sedano (1992: 785) para Venezuela, aunque afirman que son casos más bien excepcionales. En México, Moreno de Alba (1992: 637) señala que hay leísmo, aunque poco, y el laísmo y loísmo no se producen. Para Perú, Caravedo (1992: 727) afirma la existencia de leísmo y loísmo en las clases populares del español andino. Para Argentina, Vidal de Battini (1964: 162) reconoce la existencia del leísmo en algunas zonas, pero lo considera en retroceso. Vaquero 31 Para una profundización más extensa sobre el leísmo en diversas zonas de Hispanoamérica y de la Península, véase Fernández Ordóñez (1993, 1999). Para un análisis detallado de los distintos sistemas de empleo de los PcA de tercera persona en las zonas de Castilla, véase Klein-Andreu (1993); para las zonas de Asturias y Cantabria, véase Fernández Ordóñez (1999: 1355-1360).

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(1996: 63) considera el leísmo de Puerto Rico como un uso reciente32. De acuerdo con los resultados aquí recogidos para Chile, Rabanales (1992) indica que se mantiene el sistema etimológico de los PcA. 1.3.3. La posición de los pronombres átonos La posición que ocupa un PcA siempre se considera en relación con un verbo. En general, existen dos posibilidades: antes del verbo, posición llamada anteposición o proclisis 33, o después del verbo, esto es, posición denominada posposición o enclisis. En este segundo caso, el PcA se une al verbo formando con él una unidad. La descripción de la realidad lingüística, sin embargo, se puede perfilar más, de modo que estas dos posiciones ofrecen, como hemos encontrado en nuestro corpus, hasta seis posibilidades 34. Por un lado, el PcA puede aparecer antepuesto a un verbo conjugado que no se encuentra en grupo verbal (posición libre-no grupo), como en los ejemplos: les hacen florecitas, las meten al horno y las venden (CR-04), ella nos enseñó no solo las primeras letras (BO-09), me escogió a mí para que fuese preceptor de su hijo (SE-12). Si acompaña a un grupo verbal en el que hay un verbo conjugado y una forma no personal, el PcA puede aparecer o bien antepuesto al verbo conjugado (antepuesto-grupo) o bien enclítico, es decir, unido a la forma no personal del grupo verbal (pospuesto-grupo). Los siguientes son ejemplos de proclisis: entonces ya me empezaban a pagar (ME-08), las cámaras las está manejando en el mismo momento (BA-06), eso es lo que te iba a decir (GC-10). Véanse algunos casos de enclisis en grupo verbal: debo decirle que yo hice toda mi instrucción primaria y secundaria en el Colegio de la 32 La consideración de un uso reciente del leísmo en Puerto Rico procede del análisis realizado por Vaquero sobre el mismo corpus aquí analizado En nuestro caso, hemos detectado 7 casos de leísmo singular y 2 de plural. Quizás se puede deber a que la autora no considera estas cifras como relevantes o a que los casos aquí documentados se producen en las entrevistas que el equipo de Samper Padilla (1995) incorporó a posteriori al Macrocorpus. 33 Bello (1847: 575), entre otros, también los considera afijos. 34 En otras épocas de la historia de la lengua se documentan más posibilidades, como la enclisis en verbos conjugados en indicativo (Bello, 1847: 575576), la presencia de lo antes de algunos gerundios (Bello, 1847: 578; Gili Gaya, 1943: 177), etc.

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Inmaculada (LI-11), vino otro director pero el Jardín había que hacerlo (GC-10), hacen que sufra uno terriblemente cuando tiene que utilizarla a menudo (SE-01). En cuanto a qué grupos verbales admiten esta doble posibilidad, cabe precisar que no puede hacerlo cualquier grupo verbal en el que se combina un verbo conjugado con formas no personales, como ocurre en los siguientes ejemplos: ¿Me permite interrumpirlo? (dirigiéndose a una segunda persona) (ME-05); dentro de las responsabilidades que le corresponde realizar al ministro (PR-06). Aunque los dos verbos del grupo aparecen seguidos en la cadena de habla, no forman un grupo verbal: en el primer caso, no se puede anteponer el PcA lo al verbo conjugado, o, al menos, si lo hiciera, cambiaría la referencia personal (animada) a una referencia inanimada; en el segundo ejemplo no sería posible trabar el PcA le al infinitivo realizar. Ello se debe a que la subida de clíticos se encuentra regulada por una serie de condicionamientos (véase Luján, 1993). Los grupos que, en general, permiten esta doble posición son las perífrasis verbales de infinitivo 35 y de gerundio, los auxiliares modales y aspectuales, los verbos causativos y algunos grupos en que el verbo principal y el dependiente presentan el mismo sujeto (Luján, 1993; Fernández Soriano, 1999: 1262 y ss.). Por otra parte, el PcA también puede aparecer trabado en formas no personales que no se encuentran en un grupo verbal (no personal-no grupo), como muestran estos ejemplos: – …yo tenía que hablar y salí a escena con un zapato de tacón, un huarache, los pantalones escurriéndoseme por las piernas, la crinolina cayéndoseme… (ME-04). – … hay otra vía que es quizás un poquito más cómoda, y es traer esa tecnología o esa técnica de otra parte, pagar por ella, e instaurarla en el país (CA-02). – … estamos acostumbrados a sentarnos en butacas… (CA-03). – … voy a atender otras consultas fuera del archivo, sin cerrarlo… (BO-14). – … escribe su última carta a Pedro Alcántara Herrán, ofreciéndole los servicios a la República… (BO-06). – … todo chileno con trabajo y con cierta iniciativa pudiera ser capaz de armarse una casa sencilla y elemental (CH-11). – … cuando terminas la carrera, no estás suficientemente bien preparada como para irte (MA-04). 35 En el caso de la perífrasis verbal haber que + infinitivo parece que la anteposición del PcA es más extraña: un desarrollo intelectual del niño, y eso también habría que ponerlo (GC-04); hay que dárselo un poquito volátil (BO-04).

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Son casos en los que la forma verbal no personal acompaña a una preposición o forma parte de un sintagma nominal. Téngase en cuenta que a veces esta forma no personal puede aparecer junto a otra forma personal pero no formar grupo verbal con ella: mi interés primordial fue enseñarlos a usar todos sus cinco sentidos (PR-02), esto no quiere decir hacerle competencia ni a los arquitectos ni a las empresas constructoras (CH-11). En este sentido, el PcA los no se podría anteponer a fue, en el primer ejemplo y le no se podría anteponer a quiere en el segundo, puesto que no constituyen grupo verbal. Por otro lado, el PcA aparece también trabado en uno de los dos verbos que forman un grupo que solo tiene formas no personales (no personal-grupo): – … no tengo tantos años como para… poder perderlos… (CA-03). – … en el año cuarenta en la guerra de los Supremos, deja la provincia de Neiva, con un deseo extraordinario de irse superando… (BO-12). – … no hubo manera de podernos hacer entender… (LI-06).

La última posibilidad como trabado es con el imperativo afirmativo: – … fíjese… (ME-05). – … y no más le decía mi sobrina: “¡Córrele, córrele! ¡Vámonos!” (ME-13). – … como son varones, todos los cuatro hijos mayores, dales tú cariño… (CA-013). – … Cuéntame algo de las experiencias universitarias… (GC-01). – … Llevaros mucha ropa, sobre todo la ropa interior36 (SE-03).

En resumen, el PcA aparece antepuesto a verbos conjugados, excepto con imperativos. En el caso de los imperativos afirmativos y de las formas no personales, excepto el participio, que no admite PcA, el pronombre aparece enclítico. Si se trata de un grupo verbal en el que se combinan formas personales con no personales, y teniendo en cuenta que hay restricciones, el PcA puede ocupar las dos posiciones, proclítica y enclítica37. En definitiva, la po36 En ocasiones, el imperativo con el PcA os se realiza con el infinitivo, en lugar de eliminar simplemente la d final de la forma verbal de segunda persona; se considera un error gramatical. 37 Así lo recogen, en general, las diversas gramáticas (Gili Gaya, 1943: 236; RAE, 1973: 426; Hernández Alonso, 1986: 600; Fernández Soriano, 1999: 1261; entre otros).

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sición del PcA viene determinada por la forma que adquiera el verbo del que dependa38. Es común a ambas posiciones la imposibilidad de introducir elementos intermedios entre el PcA y el verbo, a diferencia de los complementos con PcT y de los CD y CI no pronominales: – … a mí en este momento me interesa escucha su opinión (CH-05). – … cada vez la gente va aceptando más el que una mujer sea médico… (GC-08). – … la mujer tiene, digamos, una equivalencia de condiciones espirituales para el hombre (CH-05).

Los resultados totales sobre el análisis de la posición de los PcA en el Macrocorpus se recogen en la siguiente tabla. Tabla 1.3. Porcentajes de la posición de los PcA en el total del corpus

% Posición

Libre

Antepuesto Grupo

76%

8,5%

Procl. vs. Enclis. Proclisis = 84,5%

Pospuesto No personal No personal Imperativo Grupo No grupo Grupo Afirmat. 5%

7,6%

0,5%

2,4%

Enclisis =15,5%

Como se observa, la proclisis asciende a un 84,5% vs. a un 15,5% de enclisis. Dentro de la proclisis, la posición más frecuente es la anteposición en verbos conjugados que no forman grupo verbal (libre), en un porcentaje del 76%. El alto porcentaje de esta posición no cabe atribuirlo a la elección de los hablantes, puesto que en estos casos la proclisis no es opcional sino obligatoria39. Este número indica más bien el mayor uso en la lengua de verbos conjugados en estructura simple. El otro 24% se reparte en las otras cinco posibles posiciones. De estas, tres son posiciones enclíticas obligatorias: en formas no personales que no constituyen grupo verbal (7,6%), en formas no personales que sí conforman un grupo verbal (0,5%) y en los casos de imperativo afirmativo (2,4%). La 38 Para una explicación de la posición y del orden de los PcA, v. Mendikoetxea (1993: esp. 220-226). La autora parte de que los PcA son núcleos funcionales y presentan propiedades similares a las de los afijos de concordancia. 39 Como señalan Gili Gaya (1943: 236), la RAE (1973: 425) y Hernández Alonso (1986: 600), en algunas zonas de España (Asturias, Galicia y León) la enclisis es mayor.

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posición es facultativa en grupos verbales en los que aparecen formas personales y no personales. El resultado del análisis muestra que en estos casos la anteposición (8,5%) es un poco más frecuente que la posposición (5%). En el siguiente gráfico se aprecia la distribución de porcentajes de usos proclíticos y enclíticos en cada zona geográfica. Se puede comprobar que los porcentajes son muy similares en todas las ciudades, por lo que no hablaremos de variantes geográficas en la posición. La mayor proporción de PcA en posición proclítica se explica, como hemos dicho, no por una mayor tendencia a su uso cuando los verbos están conjugados, sino por el mayor porcentaje en la lengua de verbos que requieren el PcA antepuesto, es decir, los conjugados. Gráfico 1.6. % de PcA proclíticos y enclíticos en cada zona geográfica 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

Proclíticos

83

86

86

84

83

86

84

82

85

84

87

86

Enclíticos

17

14

14

16

17

14

16

18

15

16

13

14

No hemos incluido los porcentajes detallados de las diversas posiciones en cada zona geográfica porque no aporta información relevante. Al igual que en el diagrama anterior, apenas se aprecian diferencias respecto a los porcentajes totales40. Sin embargo, los por40 V. Luna (1977), para una muestra cuantitativa y descriptiva de la posición del PcA en construcciones de infinitivo, para el caso de México.

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centajes de cada PcA sí que muestra en algunos casos información diferente respecto a los totales vistos anteriormente. Gráfico 1.7. % de la posición de cada PcA 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0

ME

TE

LE

LA

LO

NOS

OS

LES

LAS

LOS

Libre

85

65

78

65

68

75

42

77

67

65

SE 77

Antepuesto grupo

6

15

8

10

11

9

8

8

9

7

7,6

Pospuesto grupo

2

4

6

10

9

7

8

4

8

7

5

No personal No grupo 4

5

7

13

10

7

8

10

15

20

9

No personal Grupo 0,1

0,1

0,3

1

1

0,2

0

0,7

1

0,8

0,4

Imperativo Afirmat.

11

0,7

1

1

2

34

0,6

0,2

0,2

1

3

Los PcA de tercera persona son los que presentan porcentajes más altos en la posición enclítica a formas no personales que no constituyen grupo (No personal-No grupo), más especialmente en el caso de los PcA de CD (la 13%, lo 10%, las 15% y los 20%). Aunque los porcentajes de los PcA que acompañan a formas no personales en grupo (No personal-Grupo) son muy pequeños, obsérvese que también los PcA de tercera persona superan a los de primera y segunda. Sin embargo, con el imperativo los de tercera persona se combinan poco, frente a los PcA de segunda persona (te, os 41), que se emplean en esta posición en un porcentaje considerable respecto a los demás PcA (te 11%, os 34%). El valor de

41 Recuérdese que en el caso del PcA os la muestra es muy reducida. Solo se han registrado 13 casos en todo el corpus.

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apelación del imperativo se combina fácilmente con la segunda persona. También en la primera persona (me, nos), el uso en los imperativos es ligeramente superior al de la tercera persona (me 3%, nos 2%). Lo más interesante de estos porcentajes es la comparación de las posiciones en las que el hablante puede elegir (antepuesto grupo vs. pospuesto grupo): la posición antepuesta es la más frecuente, como se ha visto en los totales, pero obsérvese que en el caso de los PcA me y te la diferencia se acentúa. Me se sitúa en posición antepuesta de grupo en un 6%, mientras que en posición trabada de grupo supone un 2% de los casos. La diferencia en te todavía es mayor, aparece en un 15% en posición antepuesta de grupo y en un 4% en posición pospuesta de grupo. En el cómputo de la posición de PcA comparando sus funciones sintácticas, CD y CI, en los casos en que se puede elegir posición (en grupo verbal), en los CD el porcentaje es muy similar (4,5% antepuestos; 5,3% pospuestos), en los CI, la diferencia es algo mayor (6% antepuestos, 2% pospuestos). En cifras absolutas, hemos encontrados 368 PcA CI antepuestos a grupo verbal en el total del corpus y 140 PcA CI pospuestos a grupo verbal. Por otra parte, debemos señalar la frecuente combinación de PcA. Por lo general se admiten dos PcA (Bastida, 1976; Fernández Soriano, 1999), pero no es imposible la presencia de tres (RAE, 1973: 427)42. Sin embargo, no hemos encontrado ninguna secuencia de tres PcA formando grupo pronominal en el corpus analizado43. Del total de PcA que se han analizado, en torno al 8% aparecen combinados en grupo pronominal, mientras que el 92% aparecen solos. Los pronombres de primera y segunda persona se combinan un poco menos que los de tercera persona: me aparece combinado en grupo pronominal en un 6,5% y el PcA te aparece 42

Bello (1847: 585) afirma que “todas las combinaciones, o son binarias […], o ternarias”.V. también Gili Gaya (1943: 237), quien señala que “un verbo puede llevar dos y aun tres pronombres átonos”. Algunos ejemplos ofrecidos por estos autores son: Búsquesemelo (Gili Gaya 1943: 237), Castíguesemele (al niño) (Bello, 1847: 585). 43 Téngase en cuenta que es un caso diferente cuando se combinan tres pronombres, pero uno de ellos es un PcT, como por ejemplo: a mí se me creó un problema, porque me ofrecieron unas oportunidades bellísimas (PR-14). No nos referimos a un grupo pronominal de estas características, sino solo cuando se combinan tres PcA.

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en un grupo pronominal en un 5%; mientras que los de tercera persona se combinan en grupo pronominal en torno a un 10%. La ordenación de los PcA combinados no es libre, sino, más bien, bastante estricta. Existen una serie de restricciones en cuanto al orden que deben seguir los PcA y que han sido recogidas de forma extensa por distintos autores (Bello, 1847; Perlmutter, 1970; Dinnsen, 1972; Bastida, 1976)44. En general, el orden secuencial aceptado es SE- 2ª p.-1ªp.-3ªp. Junto a este orden, Dinnsen (1972) aplicó una segunda restricción, los CI deben preceder a los CD45. Estas restricciones se aplican tanto a los proclíticos como a los enclíticos46: tengo un hijo de veintitrés años, que ya es poeta, que en este momento no voy a tener el gusto de presentárselo (CA-11), un profesor, que no te lo voy a nombrar porque vive todavía (GC-13). Por otro lado, en los casos en que la posición del PcA es facultativa, no es posible la separación secuencial de los dos PcA combinados, es decir, situar uno antes de la forma personal del verbo y otro enclítico a la forma no personal (cfr. Bello, 1847: 586; RAE, 1973: 427). Así, por ejemplo, en esos hospitales te lo pueden solucionar (GC-08) no es posible *te pueden solucionarlo. Sin embargo, en alguna ocasión encontramos un grupo verbal en el que aparece un PcA antepuesto a uno de los dos verbos y el siguiente pospuesto, como muestra este ejemplo: esto sí se representa un esfuerzo nacional interesante, porque se puede hacerlo (LP-06). Se trata de un caso diferente, el se que se encuentra antepuesto al verbo poder es un morfema de impersonalidad, mientras que el lo es un PcA. No se puede considerar, por tanto, que se y lo formen un grupo pronominal y en este sentido, no se aplicarían las reglas de los grupos pronominales. Las posibilidades de combinación de los PcA pueden presentar también distintas combinaciones de funciones sintácticas. Por un

44 Para un resumen y comentario de estas restricciones, v. por ejemplo, López García (1998: 495-500), Fernández Soriano (1999: 1264-1268). 45 Tanto el orden de los casos como la denominada ley de Perlmutter para el orden secuencial de las persona ha sido atribuido por López García (1998: 498) a cuestiones de concordancia con el verbo, en tanto que considera los PcA como formantes de la frase verbal. 46 La restricción de Dinnsen (1972) parece que en ocasiones deja de cumplirse, puesto que son posibles combinaciones como te me como a besos (Bastida, 1972). No hemos encontrado ninguna de estas en nuestro corpus.

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lado, hemos encontrado frecuentemente un PcA de CI seguido de un PcA de CD47: – … debemos también de dejarle un mundo en orden como trataron los viejos de entregárnoslo a nosotros… (BO-06). – … si las materias primas nuestras de esta pobre Latinoamérica nos las pagaran un poquito más caras… (BO-06). – … sabe cómo son los problemas, no como necesariamente se los pintan, ni las soluciones (BO-12), – … y las chicas te lo contestan en un momento… (BA-09). – … me lo trajo un amigo de Estados Unidos … (BA-01).

En ocasiones el PcA CI es reflexivo: – … debe ser alguien que le hace la pregunta o ella misma se la hace… (GC-04).

También es común la combinación de un PcA CI con un PcA dativo48: – … es rarísimo que en Televicentro en un estudio, en un programa se te emocione los camarógrafos (ME-04). – … en ese período no falté ni un solo día, no se me enfermó nadie (BO-14). – … estaba con su abogado allá, al mismo que yo había echado para afuera del juzgado civil. Casi se me hincó, el hombre, allá, casi se arrollidó… (CH-12). – … además es muy cómodo de conducir, para los novatos en conducción es estupendo, porque no se te cala, puedes arrancar en segunda (SE-07).

Hemos encontrado también el dativo superfluo junto a PcA CD: – … cuando me leí el Quijote, que me lo leí por mi cuenta… (PR-04). – … dentro de veinticinco años los papeles ya están amarillitos y tú te los sabes de memoria (PR-04). – … me la tienen que aprender muy bien… (CA-04). – … el otro día, hablando yo con un joven, yo le decía eso, y no me lo quiso creer (CA-14). – … el niño se quedaría sin escolarizar […] me fui a hablar con la directora y me lo metió en el colegio (GC-09). 47 La aparición de dos PcA en estos casos es muy frecuente porque en verbos transitivos que requieren dos argumentos es extraño el empleo del PcA de CD sin un PcA de CI, como lo sería, por ejemplo, debemos también de dejarle un mundo en orden como trataron los viejos de entregarlo a nosotros. 48 Recuérdese que diferenciar entre CI y dativo permite hablar de la coaparición de ambos en la misma secuencia (Gutiérrez Ordóñez, 1977-78, 1999).

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También el PcA CI o CD se puede combinar con el se de la pasiva o de verbos pronominales49 (Fernández Ordóñez, 1999: 1336-1339; Gutiérrez Ordóñez, 1999: 1918; Mendikoetxea, 1999: 1694-1697): – … se supone que mi mamá se la había llevado la policía porque había matado a un señor (ME-04). – … Dios es lo infinito, es la eternidad. Ahora bien… pero la evolución es algo que se efectúa en una forma recta, en cualquiera dirección, pero recta. Se dice que no, sino que es cíclica. Se lo simboliza con una espiral (ME-12). – … se nos exigió estudiar unos libros muy importantes (BO-03). – … no se les ocurrió hacer estas reformas importantes (LI-07). – … es simplemente un grupo de personas que han consultado. Se las junta y se las hace interactuar … (CH-07). – … por ejemplo, en Londres se nos advirtió que nos riéramos… (CH-09). – … ya nadie se te metía adentro… (BA-11). – … la gente estaba acostumbrada a cruzar por donde se le daba la gana50 (BA-11). – … ese señor se lo toma casi todo un poco en plan de juerga… (MA-04). – … porque tengo entendido que… es tal la aglomeración, que si no se le levanta al niño y se coge un buen sitio… (MA-07).

Por último, señalamos una peculiaridad que hemos encontrado en tres ciudades del corpus51: México, Caracas y Buenos Aires52. Se trata del empleo de la combinación de los pronombres se los para referirse a un CI plural y a un CD masculino singular: – … por más que uno busca procedimientos para facilitarles el aprendizaje, pues nada más este… o no hacen caso, o… pues quizá no se les logra despertar el interés o, lo que es peor, tienen poca capacidad intelectual. Yo, no queriendo, no queriendo, pues este… este… tengo que hacer lo que hacen todos los de mi especialidad […] yo se los digo en forma un poco soslayada, pero se los hago sentir (ME-06). 49

Mendikoetxea (1999: 1695) señala que esta secuencia es menos común con los PcA de tercera persona masculinos, especialmente con el singular lo. 50 Se ha pronominalizado en este caso la estructura dar la gana. 51 Bello (1847: 595) y Fernández Ordóñez (1999: 1258) recogen también este fenómeno para Hispanoamérica en general. También señalan la presencia de este fenómeno Bentivoglio y Sedano (1992: 786) para Venezuela, Moreno de Alba (1992: 640) y Company (1992) para México, Caravedo (1992: 727) para Perú, Montes (1992: 534) para Colombia. 52 Gili Gaya (1943: 234) y Hernández Alonso (1986: 599) recogen este fenómeno para el dialecto aragonés, pero en la forma se les dije a ellos, como un tipo de leísmo.

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– … no dedicarse nada más a enseñar puras fórmulas, ¿no?, como lo hacen casi todos los maestros, sino enseñarles algo que digan: “Bueno, esto se los enseño porque les va a servir para esto” (ME-02). – … la juventud entonces va a las discotecas, o va… al cine, pero más nada. Y como… y como el clima no se los permite, porque hace tanto frío (CA-04). – … yo a veces les digo: realmente iría a vender ballenitas al subterráneo, si no fuera que yo sé que soy una gran profesora —se los digo—, a esta altura de mi carrera (BA-07).

En estos casos, dado que el PcA se, variante tanto de le como de les, pierde la marca del plural, la conciencia lingüística de los hablantes advierte la necesidad de reflejarlo en el CD. También hemos encontrado esta peculiaridad con el PcA CD femenino: anécdotas… tengo muchas, pero esa me parece más divertida para contárselas a ustedes (BA-08). 1.3.4. Duplicación y redundancia en los pronombres átonos 1.3.4.1. Descripción de los diversos modos de duplicación Los PcA, como ya se ha dicho, desempeñan fundamentalmente funciones de CD o de CI. Con frecuencia se duplican estos complementos53, de forma que en la misma oración en la que se encuentra el PcA puede aparecer otro complemento con la misma función sintáctica54: un sintagma nominal, un sintagma preposicional o una oración. Véanse los siguientes ejemplos: ese caso lo resolvió el Supremo así (PR-12); a estas autoridades no se les pide que hagan una óptima calidad de televisión (BO-01); las que vienen las tenemos que hacer (MA-07). Entre los componentes de estos complementos que se duplican, se encuentra también la posibilidad de que se haga uso de un PcT en la misma persona, género y número: he empezado entonces por convencerlos a ellos (CH-11). Es decir, los PcA se pueden repetir bien mediante sintagmas no 53 No hay PcA con función sintáctica de atributo que se dupliquen, debido a su valor neutro. 54 No entramos en la discusión de si cumplen la misma función sintáctica o no. Fernández Ramírez (1951: 209) afirma que se trata de un complemento idéntico; otros autores lo han cuestionado (por ejemplo, v. García-Miguel, 1991: 377-378).

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EL PRONOMBRE PERSONAL

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pronominales, bien mediante sintagmas pronominales55. Nos referiremos a los complementos CD y CI que no son PcA como complementos argumentales. Cabe la posibilidad de que aparezcan ambos complementos, el PcA y el argumental, juntos (antepuestos o pospuestos al verbo) o de que aparezcan separados por el verbo56. Dicha repetición afecta tanto a los que realizan función de CD como a los que cumplen función de CI. Los siguientes son ejemplos de PcA con función de CD duplicados; obsérvense todas las posibles combinaciones de posición, de aparición juntos o separados por el verbo y de duplicación con otro complemento argumental pronominal o no pronominal: – – – – – –

… la lógica la colocaban aparte… (ME-05). … es que antes debían fabricarnos a todas con las piernas bonitas (MA-04). … los interrumpió los estudios… (LI-07). … me lo pidieron que lo hiciera (CA-03). … a usted la tiene que ver el médico que le toca (GC-08). … no iba a pretender que él dejara lo que había cultivado por tantos años por seguirme a mí (PR-13). – … no sé cómo expresarlo… es el… el hecho de elegirte a ti concretamente… (GC-08). – … ¿y en seguida lo nombraron profesor a él? (BA-11). – … esos cuatro millones nos van a comer a nosotros… (LP-12).

La misma diversidad de combinaciones la encontramos en la duplicación de PcA con función de CI: – – – – –

… le he dicho a la muchacha que voy adentro… (PR-04). … y cuando se dice algo seriamente, a las personas no les gusta (CR-06). … está interesado en que si yo puedo conseguirle a alguien… (CA-09). … le pedí a don José Hernández Díaz que me prestara el Pijoán (SE-11). … a mí me parece extraordinariamente interesante la forma cómo ellos han podido regresar a la Tierra (CH-05).

55 Los PcA no se doblan mediante otros PcA. Hemos encontrado en el corpus dos casos en los que el PcA aparece repetido exactamente con la misma forma: todos han pasado por mis manos y todos me siguen distinguiéndome con su cariño (SE 12); ya nos estamos al borde de recibirnos (BA-04). Son repeticiones que se deben a problemas discursivos, como la inmediatez que supone el habla, la ausencia de una clara planificación de los enunciados, etc. 56 V. otra opinión en Fernández Soriano (1999: 1248), quien no considera reduplicación en el caso de que el complemento argumental se encuentre antepuesto al verbo.

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– … la verdad, es que nos hubiera parecido a nosotros de hacerlo… (SE-08). – … a mí tanto como encantarme, no, la verdad te digo (CG-09).

En el caso de la presencia explícita del pronombre sujeto en verbos pronominales o reflexivos que presentan también un pronombre complemento, no se puede hablar de duplicación o redundancia gramatical, puesto que ocupan funciones sintácticas distintas (yo ni me lo figuro, MA-04; porque imagináte vos que es un ensayo además, BA-09). Sin embargo, es una redundancia comunicativa que también conviene resaltar, puesto que sí se duplica la referencia personal: el pronombre sujeto coincide en persona y número con el pronombre complemento. En estos casos, la duplicación del PcA mediante otro complemento solo se puede realizar mediante un PcT, normalmente acompañado del adjetivo reflexivo mismo/a/os/as, nunca mediante un complemento no pronominal: cuando yo me oigo a mí mismo… (BA-12). 1.3.4.2. Descripción de los resultados de la duplicación de pronombres El porcentaje de PcA repetidos en el total del corpus es de un 8,7%. De este total, el 4,8% se repiten mediante complementos argumentales no pronominales y el 3,9% son repeticiones mediante complementos argumentales pronominales (PcT). Respecto a estos últimos, es mayor el número de casos en los que aparecen ambos complementos juntos (3,2% sobre el total de 3,9%), o bien antes del verbo, o bien detrás (a mí me parece extraordinariamente interesante la forma cómo ellos han podido regresar a la Tierra, CH-05; es hermoso para nosotros tenerlo a él, LP-04). Se encuentran separados, uno delante del verbo y el otro después, en un 0,7% (sobre 3,9%) (a mí tanto como encantarme, no, la verdad te digo, CG-09; yo las utilizaba a ellas como recaudo de información, CA-10)57. Los porcentajes de repetición en cada zona geográfica no presentan grandes diferencias. Véanse los resultados en el siguiente gráfico. 57 Respecto a la repetición de PcA en complementos no pronominales, la diferencia es muy pequeña. Además, ocurre lo contrario que en la duplicación en complementos pronominales. En el caso de los no pronominales, aparecen juntos —antes o después del verbo— en un 2,2% (sobre el total de 4,8%) y aparecen separados en un 2,6% de los casos.

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47

EL PRONOMBRE PERSONAL

Gráfico 1.8. % de repetición en cada zona geográfica 14 12 10 8 6 4 2 0

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

TOT

C. No pron.

3,5

5,7

7,3

5,8

5,9

3,9

3,8

4,9

3,3

5,8

3,9

4

4,8

C. Pron.

2,5

4

4,1

4,4

3,6

2,8

3,1

4,7

3,7

4,3

5,6

4,7

3,9

6

9,6

11,4

10

9,5

6,6

6,8

9,5

7

10

9,5

8,8

8,7

C. No pron.+pron.

Como se puede apreciar, los porcentajes oscilan entre el 6% de PcA repetidos (porcentaje más bajo, en México) y el 11,4% (porcentaje más alto, en Costa Rica). En cuanto a la repetición de PcA y complementos argumentales no pronominales (C. No pron), San José de Costa Rica presenta la cifra más alta (7,3%). En el caso de la repetición mediante complementos argumentales pronominales, la cifra más alta se encuentra en Sevilla (5,6%). Respecto al porcentaje de repetición mediante complementos no pronominales en Costa Rica, esta cifra se debe en concreto al PcA le. Del total de PcA repetidos en complementos no pronominales en esta ciudad, el 76% son le; en cifras absolutas, aparece repetido en 134 ocasiones, respecto a las 649 repeticiones registradas en el total de zonas geográficas58. Véase la comparación con el resto de ciudades, teniendo en cuenta los totales de PcA analizados en el corpus.

58

También para el mismo PcA en plural, les, San José de Costa Rica presenta el número más alto de repeticiones mediante complementos no pronominales. Pero en este caso, no es una cifra tan llamativa: 13 casos respecto a un total de 67 en las 12 ciudades del corpus.

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EMILIA V. ENRÍQUEZ Y MARTA ALBELDA

Gráfico 1.9.

Nº de repeticiones mediante complemento no pronominal (Escala logarítmica) 10.000

1.000

100

0

1 LE

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

42

60

134

79

51

31

41

61

29

63

17

41

Total PcA 2.381 1.556 2.399 2.357 1.540 1.733 1.946 1.929 1.962 2.336 1.250 2.510

Porcentaje repeticiones mediante complemento no pronominal 10% 9% 8% 7% 6% 5% 4% 3% 2% 1% 0% LE

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

TOT

2%

4%

6%

3%

3%

2%

2%

3%

1%

3%

1%

2%

3%

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EL PRONOMBRE PERSONAL

El PcA le, además, representa las cifras más altas de repeticiones con complementos no pronominales en comparación con el resto de PcA en el total del corpus. El siguiente diagrama muestra las cifras de repetición de PcA y complementos argumentales en cada PcA concreto. Hay diferencias mucho más marcadas que en la comparación entre zonas geográficas. Gráfico 1.10. Porcentaje de repetición de cada PcA en los totales del corpus 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0

ME

TE

LE

LA

LO

NOS

OS

LES

LAS

LOS

SE

C. No pron. 0,09

0

56

8,8

15,7

2

0,09

5,8

1,81

3,8

5,8

C. Pron.

5

14

1

2

5

0

3

0,4

1

3,3

65

En relación con la repetición de PcA y complementos no pronominales, el PcA le registra un 56% del total de repetidos. Los otros PcA de tercera persona (la, lo) presentan mayor porcentaje de repeticiones en complementos no pronominales: la (8,8%), lo (15,7%). Como reflejan los datos, no tiene sentido hablar de que los PcA me y te se repitan mediante estructuras diferentes al PcT, como sí ocurre con otros PcA (Escríbele una carta al rector, BO08). La primera y segunda persona del diálogo no necesitan referirse a ellas mismas mediante una marca específica, puesto que están claramente identificados sus papeles en la situación concreta de habla. En el caso del PcA te, no se repite nunca con complementos no pronominales. En cuanto a me, el diagrama refleja un 0’09% de repetición; se debe a un caso, excepcional, que hemos encontrado en una entrevista de Costa Rica (CR-03): me están faltando

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50

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el respeto a mi persona. El informante, no en balde, sino con algún propósito concreto, especifica el referente de primera persona mediante un modo propio de designar a la tercera persona. Podría considerarse como una forma de objetivar lo dicho, en tanto que desdobla el yo en dos referentes, el yo-hablante y mi persona. Emplea una estructura semejante al modo de referirse a terceros. En el caso de la primera y de la segunda persona del plural (nos, os) es distinto, puesto que no es necesario que todas las personas a las que se refiere el PcA estén presentes en el marco del diálogo. La multiplicidad y la posible heterogeneidad de personas gramaticales que pueden incluirse bajo su referencia (Enríquez, 1984: 52-55) permiten especificar con más frecuencia los integrantes a los que refiere el PcA. Por otro lado, la baja representatividad del PcA os en cualquiera de los parámetros que se están estudiando, como ya se ha comentado, se debe tanto al tipo de discurso analizado en este trabajo como a su inexistencia en el español de América. Los dos siguientes ejemplos son los únicos en el corpus en el que os se repite: Amaos los unos a los otros (BO-06); Tiraos los unos a los otros59 (BO-06). Veamos algunos ejemplos de nos repetido mediante un complemento argumental no pronominal: Eso nos llega a preocupar a las organizaciones que estamos trabajando (BA-13); Todas esas cosas nos chocan a los alumnos limeños ahora (LI-05). También hemos encontrado repetido este PcA con un complemento que contiene cuantificadores: Ahí nos tienen a todos a gatas (ME-13). Respecto a la repetición del PcA con complementos argumentales pronominales (PcT), el diagrama anterior muestra que me es el PcA más repetido, con gran diferencia del resto (65% del total de repetidos), al que le sigue le con un 14%. Se aprecia una disminución de repeticiones en los PcA de tercera persona con función de CD: la (1%), lo (2%), las (0,4%), los (1%). En las repeticiones del PcA se (3%) se recogen, sobre todo, los usos en que este pronombre es variante de le, les cuando acompaña a un PcA de CD: se lo dije a ellos con toda tranquilidad (GC-14); luego se la 59 El informante (colombiano) emplea estos enunciados como citas directas del texto bíblico. Consideramos que los unos a los otros cumple la función de complemento directo, al igual que lo haría un PcT: amaos a vosotros; o un complemento referido a la tercera persona: amadlos a los colombianos. No obstante, también cabría interpretarlo como una aposición del sujeto; en este caso, no podríamos hablar de repetición.

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enseñaré a ustedes (MA-11); aunque también hay casos en que se repite el PcA con valor reflexivo: No se valora a sí misma (LP-06). Veamos algunos ejemplos de repetición de PcA CD de tercera persona mediante complementos argumentales pronominales: – … no hacía nada más que estar con la pena de verla a ella tan mortificada… (ME-13). – … he venido hoy por conocerla a usted… (LP-11). – … a usted la tiene que ver el médico que le toca (GC-08). – … es la misma sociedad que está cambiando y que las hace cambiar a ellas… (LP-03). – … a su vez él observa a dos señoritas que lo reemplazaron a él… (BA-09). – … ahora a él lo reemplazaron, cuando pidió licencia por el cargo… (BA-11). – … lo que más los interesó a ellos fue el alunizaje60 (CH-11). – … ¿qué se propone usted con esto, fuera de la mera información de los hechos? Inf.— Sacarlos a ellos de las corrientes mentales estereotipadas y rutinarias… (CH-11).

Los siguientes ejemplos muestran la repetición del PcA CI de tercera persona (le, les) mediante complementos pronominales: – – – –

… a él nunca se le había hecho un reconocimiento público… (PR-08). … No les da mucho tiempo a ellas tampoco… (LI-07). … A ella le hubiera gustado venir… (LP-09). … la cabalgata les gusta a ellos quizás un poco más por la bullanguería que lleva (SE-07).

Se muestran a continuación los porcentajes de PcA repetidos teniendo en consideración la función sintáctica que realizan. Respecto a los que se repiten mediante un complemento pronominal, son CD el 1,4% del total de PcA de CD analizados en el corpus, y cumplen la función de CI el 5,1% respecto al total de PcA CI del corpus. Es decir, los PcA CI se duplican tres veces más que los PcA CD mediante complemento pronominal. Respecto a los que se repiten mediante un complemento no pronominal, la diferencia ahora es muy pequeña: los PcA CD se repiten un 4,7% respecto al total de PcA CD en corpus, mientras que los PcA CI se repiten en un 4,9% del total de PcA Cl en el corpus. Los siguientes gráficos presentan los porcentajes de PcA repetidos teniendo en cuenta la función sintáctica en cada una de las zonas geográficas. 60 En este contexto impresionar presenta el valor de “cautivar la atención o ánimo con el que se hace o dice algo” (RAE, 2001), por lo que se considera un CD.

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Gráfico 1.11. % de PcA repetidos en C. Pron. 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

TOT

C. Pron. CD

1,2

1,6

0,6

1,3

0,8

0,8

1,5

2,6

1,6

3,1

0,9

0,5

1,4

C. Pron. CI

3

4,3

5,3

6,7

5,7

3,5

3,9

5,4

5,5

4,6

8,1

6,1

5,1

% de PcA repetidos en C. No Pron. 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0 ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

TOT

C. No Pron. CD

3

3,7

3,5

4

4,2

4,7

4

4,3

3,7

8,4

5,5

8,3

4,7

C. No Pron. CI

3,5

6,6

8,6

7,3

7

4

4

5

3

4,7

3

2,6

4,9

Como muestran los diagramas, en todas las ciudades la repetición de PcA CI mediante complementos pronominales es más abundante que la de PcA CD. Obsérvese que Las Palmas, aun sien-

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EL PRONOMBRE PERSONAL

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do mayor la proporción de PcA CI repetidos, la cantidad de PcA CD repetidos (3,1%) es más alta que la del resto de zonas. En cuanto a la repetición mediante complementos argumentales no pronominales, en casi todas las zonas geográficas hispanoamericanas el número de PcA CD es menor, mientras que en España (y también en Lima), es mucho más alto el número de PcA CD que el de PcA CI repetidos. 1.3.4.3. La redundancia Una vez descritos los porcentajes de PcA repetidos y siendo conscientes de su relevancia cuantitativa en el corpus, conviene preguntarse, primero, cuál es el complemento redundante (el PcA o el complemento argumental) y, segundo, hasta qué punto tal complemento redundante lo es. Se habla de redundancia porque en la repetición de los PcA se conciben dos posibilidades: que uno de los dos complementos se pueda eliminar sin que sufra menoscabo la gramaticalidad (no la sigo la moda, BA-08) o que no se pueda eliminar porque el resultado sería agramatical o comunicativamente inadecuado (a él le creaba angustia61, BA-12). En el caso de que sea omisible uno de los dos complementos, se habla indistintamente de que dicho complemento es redundante, enfático o pleonástico62 (Bello, 1847: 579; Gili Gaya, 1943; Fernández Ramírez, 1951: 209; Marcos Marín et alii, 1999: 154). En los estudios sobre el tema se han establecido diferentes posturas acerca de cuál es el complemento redundante, que puede ser eliminado sin que el enunciado pierda su corrección gramatical. Según Fernández Ramírez (1951: 209-212), cuando los PcA se repiten mediante complementos argumentales no pronominales 61

Suponiendo que se considere que el PcA le es el eliminable. La distinta calificación de este fenómeno ha podido provocar problemas de confusión de conceptos, no solo por la imprecisión semántica de las palabras énfasis o pleonasmo, sino también porque el concepto de énfasis responde a una cuestión distinta a la de redundancia. Énfasis respondería a la pregunta por el motivo o propósito que quien duplica el pronombre persigue, mientras que redundancia atañe a la posibilidad de omisión del pronombre. Así, por ejemplo, en la oración A mí me causa terror (CH-08), la presencia de los dos complementos sería enfática, pero no redundante, puesto que no es posible la secuencia sin el PcA. 62

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(tanto antepuestos como pospuestos al verbo), el pleonástico siempre es el PcA. Sin embargo, si el repetido es un complemento pronominal, el pleonástico ahora es este (el PcT) y no el PcA63. Para Fernández Soriano (1999: 1248 y ss.), sin embargo, los complementos redundantes son siempre los PcA64. Así, por ejemplo, apunta que en Me ha visto a mí, me es obligatorio, pues no es posible ha visto a mí. Sin embargo en Le di el regalo a Juan, ahora el PcA sí es omisible. Sea cual sea el complemento que se considere redundante, lo que debe tenerse en cuenta es que los PcA tienen la capacidad gramatical y comunicativa de aparecer solos, sin duplicarse, mientras que los complementos argumentales en ciertas posiciones no pueden aparecer sin la duplicación en un PcA65. No podemos olvidar que la cuestión de la redundancia y de las posibilidades de omisión de los PcA duplicados atañe al nivel gramatical. Desde un punto de vista comunicativo la llamada redun63 V. también la opinión de Gili Gaya (1943: 231), Barrenechea y Orecchia (1977: 356) y Luján (1999: 1282), entre otros. Gili Gaya (1943: 231), más concretamente, señala, refiriéndose a la repetición de un PcA mediante un complemento pronominal: “se trata, pues, de una repetición del mismo complemento, la cual se inició como expresión enfática para poner de relieve el concepto, y se ha propagado después por analogía, perdiendo en muchos casos el énfasis originario”. Y más adelante, refiriéndose a los PcT repetidos, afirma que “significan en cuanto a, en lo que se refiere a, sobre, acerca de” (Gili Gaya, 1943: 232). 64 El fondo de esta dialéctica es mucho más profundo y encierra la cuestión sobre la naturaleza de los clíticos, si pueden considerarse elementos argumentales o no. La bibliografía sobre el tema es abundante y profunda. En el caso de que no se consideren como morfemas autónomos, los PcA repetidos se entenderán como elementos que no poseen propiedades argumentales y por tanto, se hablará de su necesidad o de su redundancia, según las características del complemento al que doblen. Dicho de otro modo, se defiende o bien que los PcA absorben el caso del verbo, al menos en muchas ocasiones (Jaeggli, 1993), o que no absorben caso, sino que lo asignan al complemento que duplica (Suñer, 1993); también hay posturas intermedias (Mendikoetxea, 1993). No es nuestro objetivo en este trabajo defender ninguna postura, nos limitamos a describir los resultados del corpus analizado. 65 Uno de lo resultados más destacados en las investigaciones del doblado de clíticos es la consideración de que los PcA establecen concordancia entre el verbo y alguno de sus argumentos, al igual que lo hacen las desinencias verbales de persona y número para el sujeto (García-Miguel, 1991; Suñer, 1993; Mendikoetxea, 1993; López-García, 1998). Una primera aproximación a esta tesis aparece ya en Alarcos (1980). Algunos autores se plantean la existencia de conjugación objetiva en español (Llorente y Mondéjar, 1974, entre otros).

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dancia ya no es redundante, no es un uso gratuito, sino que tiene un valor en el discurso, que requiere ser explicado. Más adelante (§1.3.4.4.), a partir de los resultados del corpus, ofrecemos una explicación a estos usos redundantes. Nos detenemos primero en los contextos en los que el análisis del corpus ha mostrado que es posible eliminar, en un sentido gramatical, el PcA en la duplicación. De acuerdo con lo señalado por la bibliografía del tema, siempre que un complemento argumental es pronominal, es necesaria la presencia de un PcA; cuando el complemento argumental no es pronominal, el PcA es opcional, puesto que depende de la posición: si el complemento argumental está antepuesto al verbo, el PcA es necesario; si está pospuesto, habitualmente no es necesario en los que cumplen función de CI y es poco frecuente en los CD (García-Miguel, 1991: 380, y Fernández Soriano, 1999: 1248)66. A partir de las muestras analizadas en el corpus, podemos considerar seis contextos en los que el PcA sería redundante, y por tanto, eliminable en un sentido gramatical. Estas seis posibilidades dependen de la posición que ocupe el PcA, siempre y cuando el complemento argumental se encuentre pospuesto al verbo (catáfora), ya que de otra forma sería necesario el PcA. Así, el PcA será redundante cuando se encuentre: – En posición libre antepuesto a un verbo: les inculca a sus alumnos más responsabilidad (BA-05); entonces los mandan al auditorium a los chicos (LI-10). – Antepuesto a un grupo verbal: si ve que no lo puede solucionar el tema (GC08); evidentemente no le puedes pedir a un niño que ponga atención (GC-03). – Pospuesto a un grupo verbal: él iba a ganarle al medio ambiente (CA-01); quería matarle un poco el punto a Melanie Klein (BA-12). – Pospuesto a una forma no personal que no se encuentra en un grupo verbal: hablaba de darle educación a los niños (BO-07); dándole valor a los sacrificios (SE-11). – Pospuesto a uno de los dos verbos que forman un grupo que solo tiene formas no personales: dispone de menos tiempo para poder dedicarle a su profesión (CH-4); llegan a querer darle consejos a esa gente (LI-13). – Pospuesto al imperativo afirmativo: llévaselo a otro abogado (BO-10); Tomémoslo a Troilo (BA-02). 66 López García (1998: 501) señala que en la primera y en la segunda persona siempre es obligatorio el PcA, mientras que en la tercera persona es opcional (López García, 1998: 501). De hecho, como se ha visto en los resultados del corpus, en las formas de primera y segunda persona no es posible un complemento argumental diferente al pronombre tónico y en estos casos siempre es necesaria la duplicación.

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En las dos primeras posiciones (libre y antepuesto a grupo verbal) los complementos repetidos aparecen separados: el PcA antes del verbo y el complemento argumental después de este (ya sé que tú te la has pasado toda la vida entre el cambur y la miseria, CA-11; nos llega a preocupar a las organizaciones que estamos trabajando, BA-13). En las otras posiciones los dos complementos repetidos se encuentran juntos tras el verbo. De todas, la posición en la que más se duplican los PcA es la libre (le hemos dado una respuesta a la juventud, BO-12), puesto que es la estructura verbal más frecuente. Teniendo en cuenta las distintas posiciones anteriores, respecto al total de los PcA repetidos en el corpus, el 32% de los PcA son redundantes (y por tanto, eliminables gramaticalmente). Las ciudades en las que es más alto el porcentaje de redundancia son: Bogotá (43%), Puerto Rico (42%), La Paz (42%) y México (41%). Las zonas con menor aparición de redundancia de PcA son las peninsulares (Madrid, 15% y Sevilla, 14%) y Chile (23%). Gráfico 1.12. % de PcA eliminables sobre el total de repetidos 50 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0 ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

TOT

41

42

30

37

43

37

42

23

34

28

14

15

32

Se ha detallado en el análisis de estos pronombres la función sintáctica, CD o CI, puesto que, mientras que es generalizada en todos los dialectos del español la repetición del indirecto, se ha señalado que la repetición del complemento directo es extraña en la variedad estándar (Jaeggli, 1993: 164; Fernández Soriano, 1999:

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EL PRONOMBRE PERSONAL

124767; Fernández Ordóñez, 1999: 1382) y solo se realiza en algunas zonas, entre las que se suele destacar el español rioplatense68 (Barrenechea y Orecchia, 1977; Suñer, 1993: 178; López García, 1998: 501; Fernández Soriano, 1999: 1251; Fernández Ordóñez, 1999: 1382). En el corpus aquí analizado se han encontrado casos de duplicación del PcA de CD en todas las áreas geográficas, excepto en Sevilla. En Buenos Aires tenemos un alto número de casos (13), pero también en La Paz son abundantes (16) y en otras ciudades, como Madrid (11), Caracas (8) o Las Palmas (7)69. La siguiente tabla recoge el número de casos en que el PcA es eliminable en las seis posiciones comentadas anteriormente. En la posición en que el PcA se encuentra libre (proclítico a una forma finita) se detalla si se trata de la función de CD (Este asunto es lo que la espantó a mi hija, BA-10) o de CI (Esos desmayos que les dan a las chiquillas, CR-04). Tabla 1.4. Nº de PcA (CD y CI) eliminables en cada zona geográfica Nº PcA eliminable

Libre CD

MEXICO P. RICO C. RICA VENEZ. COLOM. PERU BOLIVIA CHILE ARGEN. ESPANA TOTAL México S. Juan S. José Caracas Bogotá Lima La Paz Santiago B. Aires G. Canaria Sevilla Madrid

5

2

Libre CI 34 Proclítico 3 Grupo Enclítico 10 Grupo No pers. 0 Grupo No pers. 6 No grupo Imperativo 0 Afirmativo Nº Total 58 PcA Elim

46

67

4

8

4

5

16

1

13

7

0

11

76

64 51

31

28

34

28

15

33

14

18

396

5

4

6

2

0

0

5

5

9

1

1

41

4

5 13

10

5

2

3

4

4

0

3

63

0

0

0

0

1

0

1

1

0

0

0

3

6

4 11

13

4

4

4

5

13

2

1

73

0

0

0

3

0

0

0

4

0

0

0

7

81 89

63

43

56

42

47

66

17

34

659

63

En otro momento nos dice: “son sólo los clíticos de acusativo de tercera persona los que no admiten el doblado” (Fernández Soriano, 1999: 1250). 68 Jaeggli (1993: 164), sin embargo, lo atribuye a “bastantes dialectos hablados en Latinoamérica”. 69 En Fernández Ordóñez (1999: 1382-1383) se recogen ejemplos de este fenómeno en algunas zonas rurales peninsulares: en las provincias de Toledo, Palencia, Segovia.

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Respecto a la presencia de CD repetidos, el análisis de los datos muestra diferentes estructuras según los casos. En algunas de ellas, no resulta tan extraña la presencia del PcA, incluso en ocasiones queda plenamente justificada. Vistos los resultados de la tabla, si se generaliza su ausencia en la variedad estándar, deberían establecerse unas restricciones. Atendiendo a los ejemplos concretos del corpus, señalamos, en primer lugar, algunos casos que no se pueden considerar como repeticiones. Por un lado, cuando se trata de un uso del pronombre reflexivo: nos conocíamos absolutamente todos (MA-10). Por otro lado, cuando se trata de una suma de anáfora y catáfora en el mismo enunciado, como se puede observar en los ejemplos: hay que respetar el que un alumno quiera estudiar Geografía e Historia, la veo una carrera desde luego con muy pocas salidas (GC-14); el ferrocarril ruso debe ser muy bueno […]. Porque las carreteras, yo las vi carreteras estrechas (MA-05). En estos casos, los CD pospuestos son valoraciones de un referente que ya se ha presentado antes del verbo mediante una anáfora. Dicha anáfora, a su vez, precisa la presencia del PcA correspondiente, lo cual genera una catáfora respecto al segundo complemento situado después del verbo70. Por último, tampoco es posible la eliminación del PcA en estructuras fijas como Ya lo creo que sí (GC-11), puesto que están plenamente lexicalizadas en la lengua71. En cuanto a los casos encontrados en que el PcA CD duplicado es una clara redundancia, es conveniente señalar algunas precisiones sobre las características de estas estructuras, que permiten que la repetición del PcA no resulte extrañe en la variedad estándar y que son frecuentes en algunas zonas geográficas72: 1. El PcA aparece frecuentemente con cuantificadores en el CD73. En Madrid y Las Palmas, se han encontrado diversos ejemplos con 70

Fernández Ramírez (1951: 212) lo explica del siguiente modo: “el uso del acusativo átono suele producirse tras de una mención no pronominal del objeto a que hace referencia […] de tal manera que el complemento nominal posterior aparece muchas veces como un desarrollo amplificatorio aunque sin independencia en la cadena sonora”. Más adelante puntualiza que se cruzan anáfora y catáfora. 71 Barrenechea y Orecchia (1977: 360-62) detallan otras situaciones en las que no consideran duplicación. 72 Las tres primeras restricciones también las recoge Fernández Soriano (1999: 1251). 73 V. también Suñer (1993: 186-192).

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esta estructura: Lo tolero casi todo (MA-02); Ese señor se lo toma casi todo un poco en plan de juerga (MA-04); Lo tenía todo resuelto a esa hora (GC-13); el profesor que lo da todo en las clases (GC14); si tú administrativamente y políticamente lo pasas todo a Menorca (GC-12). También en Caracas: el niño los va a manejar a todos (CA-09), me los encuentro constantemente a todos (CA-13). Se ha encontrado un caso en Buenos Aires: Si no te lo va a decir todo mal (BA-09) y otro en Bogotá: Los ama a todos (BO-11). 2. También el PcA coaparece con numerales en el CD. De nuevo, hay diversos casos en Madrid: Para mí es encantador que llegue la 1.30 y ya los tenga a los tres (MA-09); Mis hermanos estuvieron perseguidos… los cogieron a los dos (MA-13). También, hay un caso en Costa Rica: una tarde se los dejaba a los tres a mi mamá (CR-04). 3. En tercer lugar, el complemento directo que se repite es con frecuencia el sintagma preposición a + indefinido uno, que también, dicho sea de paso, es frecuente con la repetición de los complementos indirectos74. Quizás este rasgo se debe al valor de reflexividad que presenta el indefinido uno. En Caracas, en la mitad de los casos, el CD repetido es el indefinido uno: lo tienen a uno prensado por todos lados (CA-02), lo desvincula a uno de las profesiones (CA-03), lo hielan a uno (CA-04), lo obligan a uno (CA-05). También en México: ve uno teatro infantil, convence a los niños o los niños lo convencen a uno (ME-04), los nervios lo deshacen a uno (ME-04) y en Costa Rica: uno ve cosas en la familia que lo inclinan a uno hacia ciertas áreas (CR-02), que incluso lo absorben más a uno que los hijos (CR-10); se lo podía llevar la corriente a uno (CR-05). 4. En muchos casos la repetición del CD se debe a motivos pragmáticos en la situación concreta de habla, como es la ambigüedad, la necesidad de aclarar el referente o de recordarlo al interlocutor si se ha quedado un poco lejano en el diálogo. Así se aprecia en este ejemplo de Lima: – … o sea que tenían que ocupar el terreno. Pasé a S. Pedro, el Sagrado Corazón, y cuando estaba en tercero de media, lo cerraron, porque lo vendieron el terreno (LI-10).

74 Fernández Ramírez (1951: 212) también hace alusión a este rasgo, pero no considera uno como indefinido sino como un pronombre personal.

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En el siguiente ejemplo de Caracas, la coaparición de los dos complementos se puede justificar por el riesgo de confusión de referente: – … yo buscaba los cerros, yo iba a Catia, y a mí no me gustaba […] y siempre buscaba los cerros de San José del Ávila y no los veía a los otros así verdecitos (CA-08).

Se especifica a cuál de los cerros se refiere. También la repetición se emplea en el siguiente ejemplo para desambiguar: – … el recreo es general para todos, chicos y grandes; entonces eso causa un riesgo a los pequeños. Ah, porque tú sabes, los grandes, bueno, son más bruscos…entonces vienen corriendo, pueden atropellar a un pequeño. Entonces los mandan al auditórium a los chicos (LI-10).

Otro caso claro de justificación por el contexto situacional es el siguiente de México: – … Entonces una voluntaria se dedicó a un chiquito. Y lo cargaba todo el día. Lo traía al muchachito este… aquel, desnutrido… (ME-10).

Dentro del discurso de habla, el referente de lo (un chiquito) acaba de ser presentado en una oración anterior, por lo que lo, además de ser catafórico, es anafórico. La repetición de complementos se interpreta aquí no como una presentación del referente, como ocurre en otros casos en que el PcA es solo catafórico, sino como una necesidad de actualización del referente del pronombre. 5. Otro tipo de estructuras que se pueden añadir a la lista anterior son las siguientes, que no consideraremos generalizaciones, puesto que no se ha encontrado una muestra suficientemente amplia el corpus analizado. Se trata en todas ellas de la necesidad de especificar el referente cuando puede dar lugar a ambigüedad su identificación. 5.1. En casos en que el CD contiene una comparación. En estas estructuras aparecen dos referentes: yo le conozco mejor a Salvador que a sus hermanas (MA-14). 5.2. En algunas estructuras en que aparece un atributo del CD antepuesto al PcA. En estos casos el atributo se consideraría una anáfora del PcA: Fue una arquitectura que […] saneó muchísimas economías […] Fue una salida fácil […] hacia un desarrollismo —también es como la hemos llamado en España a esta arqui-

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tectura (GC-05). En este ejemplo desarrollismo75 (como modo de denominar a la arquitectura) es el atributo del CD a esta arquitectura. 6. Tampoco resulta extraña a la variedad estándar la repetición del PcA en estructuras semilexicalizadas con verbos de actividad mental cuyo CD constituye una oración subordinada76, en las que sí sería posible la eliminación del PcA: yo ni me lo figuro lo que podrá ser (MA-04), ya lo sabíamos que iba a suceder (GC-13), no me lo esperaba yo en absoluto tener un premio (GC-13). En definitiva, en algunas zonas geográficas los rasgos anteriores justifican el doblado de CD. En concreto, se explican así la mayor parte de los casos de México, Costa Rica, Caracas, Las Palmas, Madrid. Aunque también se han documentado en estas zona otros ejemplos donde el doblado no presenta ninguno de los rasgos anteriores: – … A veces lo toman los muchachos a broma, a veces a risa, también, en cuanto a esta situación, ¿verdad?, y andan: “¿Por qué eres un taradito?”, o sea, cualquier… Pero bueno, uno lo comprende esto de los estudiantes… (ME-06). – … realmente soy una persona sumamente celosa en eso, ahora mismo estoy haciendo la presentación de un autor de un libro… lo estoy haciendo, a pesar de que me lo pidieron que lo hiciera con toda libertad (CA-03). – … Eso es un problema que en parte puede existir para ellas. Ahora, si ellas se la toman la libertad como debe ser… (MA-08). – … Fue el fundador de La Liga Marítima, de La Vida Marítima, revistas, todo esto de Marina. […] Y claro, yo de marino, de viajes, de marino y eso no lo he conocido nunca a mi padre. Lo he conocido ya siempre en plan de estar en casa77 (MA-13).

75

La informante recupera con el la la forma desarrollismo, pero su intención es considerarla como adjetivo, desarrollista. 76 Se trata de casos en que el PcA lo tiene valor neutro y constituye una anáfora o catáfora oracional (Fernández Ramírez, 1951: 218). 77 Alguno de los ejemplos que aquí se muestran no resultan extraños a la variedad estándar del español, especialmente este caso con el verbo conocer. En este sentido, se ha hablado de que la duplicación de PcA de CD viene favorecida por el carácter animado y determinado de su referente y por la presencia de la preposición a en el complemento argumental (Jaeggli, 1993; López García, 1998: 501).

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En otras zonas geográficas, como en Lima, La Paz y Buenos Aires, la mayoría de los ejemplos de coaparición del PcA y del complemento argumental CD pospuesto no muestran apenas ninguna de las estructuras anteriores (cuantificación, necesidad de recordar o aclarar el referente, presencia del sintagma a uno, etc.), como se puede observar en los ejemplos78. Ejemplos de Buenos Aires: – … Se fueron con el alambre carril para bajar, bajar todo el Catedral. Bueno, nosotros dimos nuestra clase, terminó la clase y habrá sido una clase de una hora más o menos; y como había bastante gente para subir por el alambre carril, cuando nosotros terminamos la vimos a Sonia que recién estaba bajando… (BA-03). – … En un momento dado me gustaba mucho más el ensayo y la novela la desechaba. Ahora no sé si es por comodidad, porque la novela produce una comodidad, lo deja vagar un poco al individuo, lo hace pensar menos… (BA-06). – … En la venta vos sabés que entran una serie de factores, además de la venta en sí, que es la simpatía, la gracia, el aspecto personal. Bueno, todo eso tengo que cuidarlo plenamente. Me interesan las modas por esa razón, pero no la sigo la moda (BA-08). – …¿Pero cada pregunta tiene asignado un valor? Inf.— Claro, ya tiene. Y además te las podés llevar mimeografiadas las pruebas (BA-09). – … Y es precisamente este asunto de las matemáticas lo que la espantó a mi hija (BA-10).

Ejemplos de La Paz: – … es una circunstancia que sería prácticamente hacer de Bolivia un país que tenga personalidad propia, ¿no?, y no se esté distorsionando como ocurre en otros países, ¿no? En que se lo utiliza el problema del folclor en términos turísticos… (LP-06). – … Una vez viene una señora con un Cristo, una pintura. Es todo lo que tiene y tiene que vivir de algo; entonces, nos pide por favor que lo tengamos al Cristo y que lo vendamos (LP-08). – … Tiene un hijo y no puede dedicarse así como tú, por ejemplo, que la habías hecho tu tesis y no hacías otra cosa… (LP-09). – … me contaba esto como una queja, yo trataba de decirle, ¿ves?: “No, no, tú sigue limpiando, pero en ese momento pues la obedeces a mi mamá y no le discutas” (LP-09).

78 V. Suñer (1993: 178), Jaeggli (1993: 164 y ss.) y Fernández Ordóñez (1999: 1382), donde se explican rasgos de duplicación de CD.

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Ejemplos de Lima: – … Inf.— Se casó, interrumpió los estudios. Enc.— Ya, claro. Inf.— Estaba estudiando Ciencias Económicas, ¿no? Estudió dos años, dos, hasta tres años, creo. Los interrumpí los estudios… (LI-07). – … Son cuatro horas. O sea, de ocho y media a doce y media. Enc.— ¿Nada más? Inf.— Nada más. Y es un trabajo que en realidad, lo deja agotado al niño, ¿ah? (LI-10).

Por otra parte, la coaparición del PcA con el complemento indirecto, como se puede observar en la tabla, es mucho más abundante y común en todas las zonas geográficas. A continuación, se ofrecen algunos ejemplos: – … me dice: “Y bueno, ¿dónde se quedan?” Yo le digo a la señora, y ella me dice: “¿Que se quedan ahí?” (PR-03). – … uno tiene que variar la concepción inclusive a veces, que uno ve en otras familias la misma educación que le han dado a uno, que uno ve en otras familias (CR-07). – … quién sabe si nosotros hemos atendido los problemas del país y los problemas de educación y de salud, y si le hemos dado una respuesta a la juventud… (BO-12). – … esta leche, que es de muy mala calidad —en general es una leche que se le da a los chanchos… (CH-06). – … el hombre que trabaja full time en una cosa tiene una mentalidad distinta del hombre que está picoteando un poco por todos lados. Les inculca a sus alumnos más responsabilidad hacia lo que están haciendo… (BA-05). – … y yo creo que en la universidad de ahora es importante partir de ese criterio, de acercarle al alumno los temas desde el punto de vista de su experiencia particular (GC-03). – … Enc.: ¿Qué temas te preocupan más hoy? Inf.: yo creo que lo que más nos preocupa a todos será, quizás, el problema de la enseñanza (SE-14).

1.3.4.4. Tipos de enunciados en la redundancia pronominal La presencia de dos complementos pronominales (un PcA y un PcT: A mí me da lástima, CA-12) con la misma (o con la supuesta misma) función sintáctica79 en un enunciado reclama una explicación, puesto que en la lengua no hay nada gratuito y algún valor comunicativo debe de tener su uso. Una de las hipótesis previas

79

V. nota 54.

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para explicar las razones era que la reduplicación es más frecuente en predicados en los que aparece el rasgo [+humano] (§1.3.2.1.). Ello fue lo que nos llevó a analizar los PcA repetidos en complementos pronominales a partir del tipo de ilocución del enunciado en el que se encuentran (Austin, 1962; Searle, 1969; Sbisà, 1995; Vanderveken y Kubo, 2001). La clasificación empleada es la misma que se presenta y se explica con detalle en el apartado 4.1.2.1.: enunciados cognitivos, estimativos, estativos y activos. Se recogen todas las posibilidades de combinación de los dos pronombres (el PcA y el PcT): directos e indirectos, todas las personas y las diversas posiciones (juntos o separados, antepuestos o pospuestos al verbo). En estos enunciados el PcT requiere la presencia del PcA y, por tanto, el PcA es obligatorio; dicho de otro modo, el PcT es redundante gramaticalmente80, puesto que el PcA puede aparecer solo, sin el PcT. Algunos ejemplos de los que aparecen en el análisis son: – Cognitivos: – … pero a mí lo que me intriga es ¿cómo de cosméticos? (ME-02). – … yo no sentía que yo era parte de la universidad, ni que la universidad era mía, ni que yo necesitaba a la universidad, ni que la universidad me necesitaba a mí… (PR-O8). – … así que esa es nuestra primera función. ¿Verdad?, dentro de eso pues nosotros los hacemos conscientes a ellos, los reunimos… (PR-13). – … nosotros tratábamos de presentarle cosas que a ellos le llamara la atención… (PR-08). – … a mí no se me había ocurrido dar clases de español… (CR-05). – … a mí me causó mucha impresión, leyéndome una historia… una historia universal en forma de periódico… (CA-05). – … se abre la universidad, y me correspondió a mí, con otros compañeros desde luego, inaugurar la Ciudad Universitaria (BO-12). – … le escribí una carta a Raúl Porras, diciéndole que a él le tocaba ahora recoger la herencia de Riva Agüero (LI-12). – … ya te decía algunas cositas así un poco absurdas que me exige a mí mi marido para dejarme trabajar libremente… (LP-03). – … primero se hace un estudio previo de la problemática del sujeto… Entonces, se le hace actuar a él, se le hace como vivir así, pero actuándolas, ciertas escenas… (CH-07). – … una cosa, digamos, de… penosa, triste […] fue que a nosotros nos conocen muy poco, casi no nos conocen… (CH-09). 80 Aunque no es redundante comunicativamente, como intentamos defender en este trabajo.

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EL PRONOMBRE PERSONAL

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– … teníamos un camarote de cuatro y dos de dos […] Yo, a mí me había tocado camarote de cuatro… (BA-03). – … a mí el director, por supuesto, me lo… me lo permite… (GC-10). – … no conocía cómo se escribía el nombre, él lo escribe como a él le sonaba… (GC-07). – … en estas cosas de antibióticos, tienen que hacer unas instalaciones muy grandes, y, claro, pues… necesitan ellos poner unos precios, o… concederles a ellos unos precios altos, para poder obtener un beneficio (MA-07). – … de todas maneras, a mí me da la sensación de que, en muchas partes de Andalucía, la Semana Santa es casi un carnaval (SE-06).

– Estimativos: – … tenía yo la escena muy difícil con una compañera que es una gran actriz […] ella estuvo fría, a ella le sentó muy bien que se hiciera la repetición, pero a mí me partieron por la mitad (ME-04). – … pensemos que es más bien de los ex alumnos porque a mí ese título de ex no me va… (PR-08). – … hay una reminiscencia, unos atavismos que a mí me enferman (PR-12). – … ¿y ese curso de gramática de qué es? Inf.- Es de primaria. Gramática Española de primero. A mí me encanta darlo… (CR-09). – … a mí me parece que los sicólogos deberían opinar mejor (CA-01). – … estamos metidos por dentro de unos rieles donde no nos podemos salir en absoluto. A mí me da lástima… (CA-12). – … estamos muy mal de instrumentos, porque a nosotros nos gusta mucho la música… (BO-12). – … es un poco extraacadémico en apariencia lo que digo, en realidad, eso no cabe duda, además no me arredran a mí las novedades (LI-11). – … a ella le reventaba y era tremendamente movida, muy, muy capaz, y por eso mismo no quiso entrar a la universidad (LI-08). – … llegué a una conclusión que a mí me satisfacía… (LI-08). – … no, no es que está demasiado grande, pero, por ejemplo, esto de los edificios a mí no me convence mucho. Prefiero una ciudad como Cochabamba (LP-04). – … me desespera a mí pensar eso porque no… no me puedo imaginar… (CH-08). – … y esta obra […] a mí me parece que está más o menos ambientada a los finales de la guerra civil… (CH- 09). – … hay quienes le interesan los paisajes; a mí no es lo que más me conmueve (BA-02). – … además a mí me conviene, Beatriz, porque es un hombre muy trabajador (BA-09). – … son carreras que a mí nunca me han atraído… (GC-01). – … esta Semana Santa …me parece que no me debe de ir a mí mucho… (SE-06). – … a mí me tiemblan las piernas cada vez que veo sangre (MA-04). – … a ella las Matemáticas y todo eso le privan (MA-09).

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– Estativos: – … nosotros nos quedaba todavía medio capítulo, por filmar, estábamos muertos de cansancio ya todos81 (ME-04). – … pero en esas actitudes de los padres hubo una gran cantidad de enseñanza y entonces el respeto está en el agradecimiento. En el agradecimiento de todo lo que le debemos a ellos… (CR-06). – … en realidad a mí me benefició en cierta forma… (CA-03). – … la aviación me ha servido a mí también para conocer muy bien mi tierra… (CA-06). – … ahí sí vuelven a poner en órbita, que es en, guardadas proporciones, lo que nos falta a nosotros (BO-06). – … pero como las amigas son casadas, tienen sus problemas familiares, sus hijos que atender […] no les da mucho tiempo a ellas tampoco… (LI-07). – … ves hermoso para nosotros tenerlo a él… (LP-04). – … ellos no tuvieran que someterse a la necesidad de tener que mantenernos a nosotros… (GC-01). – … por lo menos los que a mí me rodean se dan buena vida; estilo maharajás… (MA-08). – … a mí me pilló la guerra en San Rafael… (MA-10).

– Activos: – … entonces ella, dentro del ambiente de la natación en el cual ya tenía mucho tiempo nos inició a nosotros (ME-01). – … entonces se les ayuda, ¿verdad?, a ellos porque no los dejamos solos… (PR-13). – … yo no iba a pretender que él dejara lo que había cultivado por tantos años, por seguirme a mí (PR-13). – … nos dieron a nosotros el documento… (CR-09). – … yo las utilizaba a ellas como recaudo de información de una Venezuela que ya estaba desaparecida (CA-10). – … cuando se les presenta este problema inmediatamente me envían a mí la obra para restaurarla… (BO-14). – … se les va a dar una charla por una persona especializada sobre nutrición, sicología, pediatría […] que los ayuda a ellos también a poderse desarrollar mejor (LI-10). – … a veces les hablan a ustedes de las variaciones como la de Brahms y cosas por el estilo (LI-12). – … a mí me ha ayudado mucho el periodismo para ser buen escritor (LP-11). – … yo le gané el juicio a él y a los empleados también (CH-11). – …¿y qué te pasó a vos que hasta los veinticuatro no estudiabas? (BA-01).

81

Falta la preposición a junto al PcT nosotros.

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– … en vez de nombrar al delincuente me había nombrado a mí… (GC-02). – … en la enseñanza universitaria uno se tropieza a menudo con alumnos que tienen mucha más edad que el mismo profesor. A mí me sucede también casi todos los años… (GC-03). – … porque recuerdo todo lo que a mí me enseñaron […] yo procuro hacer esto hoy día con mis alumnos (SE-06). – … a mí me han regalado así como dieciocho bandejas de acero inoxidable (MA-03).

Los resultados del análisis aparecen en el siguiente gráfico. Se recogen los valores absolutos de cada ciudad y el porcentaje global de todas ellas. Gráfico 1.13. Nº de PcA repetidos eliminables según tipos de enunciado 80 70 60 50 40 30 20 10 0

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

5

21

21

15

12

8

10

26

12

12

10

14

Estimativos 29

21

40

51

24

28

27

36

48

48

48

71

Estativos

3

3

3

5

6

3

2

0

2

1

1

5

Activos

20

8

32

27

12

19

13

22

17

25

10

26

Cognitivos

Los enunciados estimativos son, con diferencia, los que más favorecen la duplicación de PcA en complementos pronominales (52%). Por su parte, en los estativos apenas se duplica el PcA (3,7%). Los enunciados activos (25,6%) y los cognitivos (18,4%) presentan un porcentaje más moderado de repetición. Lo que muestran, en definitiva, estos resultados es que los enunciados en los que están más presentes las relaciones personales y suponen una implicación de la persona en el acto de habla, en esos enunciados,

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la redundancia pronominal es mayor. Y, del mismo modo, en aquellos enunciados en los que la persona no evalúa lo dicho, sino que simplemente transmite un hecho o da cuenta de una realidad, la repetición de los pronombres apenas se produce. En este sentido, parece que conceptos como énfasis o pleonasmo, a los que se ha recurrido para explicar este fenómeno82, pueden ser sustituidos por un factor de mayor implicación personal y de mayor presencia del rasgo [+humano] como favorecedor de la duplicación83. 1.3.4.5. Algunos anacolutos frecuentes en la duplicación de pronombres En el doblado de complementos, uno de los rasgos más comunes documentados en casi todas las zonas geográficas analizadas es la ausencia de concordancia en número y a veces en género entre los PcA y su correspondiente complemento argumental repetido84. Afecta a los PcA de tercera persona, CD y CI, pues son las únicas formas que tienen flexión de género y número, aunque Alarcos (1994: 255) solo lo atribuye a los PcA le y les. No obstante, en el total de anacolutos analizados, el más frecuente es el de le singular repetido en un complemento CI en plural. Según Alarcos, el complemento argumental al que duplica es léxico, mientras que en alguna ocasión en nuestro corpus aparece con PcT. También Alarcos apunta que el complemento argumental no antecede al PcA, aunque hemos encontrado algún caso en que sí lo antecede (y esa cosa lo han hecho ya con algunos niños, ME-10). Registramos este tipo de anacolutos en todas las zonas hispanoamericanas85, excepto en La Paz, aunque Mendoza (1992: 461) 82

V. una crítica al concepto de énfasis en Albelda (2004: 175-176). Junto a ello, no hay que desestimar otros factores, como puede ser el rasgo oral. Según Fernández Ramírez (1951: 212), el doblado catafórico “se generaliza en el habla espontánea y se restringe más su empleo en la palabra escrita”. V. en la misma línea, Barrenechea y Orecchia (1977: 351). 84 Se han atribuido las causas de este anacoluto a la repetición de los complementos: dado que el PcA es redundante, no hace falta especificar el número, que ya se especifica en el complemento no pronominal (Marcos Marín, 1978: 265; Fernández Soriano, 1999: 1259). 85 Alarcos (1994: 255) señala que “es un uso más americano que peninsular, aunque gana terreno”. También otros autores constatan la presencia de este fenómeno en diversas áreas hispanoamericanas: Rabanales (1992: 568) para Chile, Bentivoglio y Sedano (1992: 786) para Venezuela. 83

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sí que lo recoge en su estudio sobre el habla de Bolivia. En España no hay ningún ejemplo en Las Palmas, pero sí aparece en las entrevistas de Sevilla, y con menos frecuencia en las de Madrid. Véanse algunos ejemplos: – … nosotros tratábamos de presentarle cosas que a ellos le llamara la atención… (PR-08). – … le he dado clases de inglés a dos o tres cubanos… (PR-09). – … los cursos que le han dictado a ellos… (CA-07). – … a los niños tiene que permitírsele todo… (CA-09). – … unos padres tienen que darle primero a sus hijos una seguridad absoluta (CA-13). – … la moda que podía interesarle a ellos (BO-04). – … queríamos hacerle no una competencia directa a las revistas del Grupo de Armas (BO-04). – … teniendo este conocimiento elemental, se le podría proveer a los chilenos de los materiales también a un costo bajo (CH-11). – … a ellos le gusta lo que le llaman los cacharritos… (SE-07). – … dándole valor a los sacrificios… (SE-11). – … los estudios superiores que me dices que lo hiciste aquí en la facultad… (SE-11). – … están muy bien los ladrillos porque… porque tiene grandes ventajas, porque no se ensucian y no hay que estarle pintando (MA-14).

En ocasiones, por concordancia ad sensum, ocurre lo contrario, el PcA es plural mientras que el complemento argumental es singular, aunque de referencia colectiva: – … lo cual los impresionó a mi familia (PR-02). – … les dimos motocicletas a la policía… (LI-12). – … se les exige a toda voluntaria que trabaje en la Orientación para la Joven (BA-12). – … los he visto a esa gente… (GC-09). – … les faltaba algo a la familia real… (SE-12).

Una última peculiaridad que conviene comentar, por tratarse de un hecho frecuente en corpus, es la ausencia de preposición en el complemento argumental antepuesto al verbo y con PcA: – … nosotros nos quedaba medio capítulo por filmar… (ME-04). – … pero la verdad era que él no le gustaba el trabajo del hospital (ME-08). – … dos de ellas les atendí los adolescentes… (CR-08). – … ellos no les llama la atención (SE-06).

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1.4. EL PRONOMBRE PERSONAL SUJETO Sabemos que una peculiaridad de estas formas en español, cuando cumplen la función gramatical de sujeto, es que su presencia no es necesaria para la recta comprensión de los significados. Ello se debe a que las desinencias verbales suplen la deíxis personal que conllevan estas formas y permiten dirigir la atención a la persona sujeto. Esto, sin duda, ha motivado que su presencia se justifique en muchas obras especializadas por matices pleonásticos o enfáticos86. Sin embargo, desde que el componente pragmático de nuestros mensajes ha quedado demostrado, se ha evidenciado también que la presencia del pronombre personal sujeto (PpS) no se debe a factores comunicativamente secundarios sino que se convierte en uno de los más poderosos mecanismo lingüísticos que posee nuestro sistema para establecer en el discurso todo un juego de referencias personales que unen o enfrentan a los implicados. En definitiva, que impregnan al significado de fuerzas ilocutivas muy diferentes. Ya en otros lugares87 hemos destacado que dobletes como: 1. 2. 3. 4.

(a) (a) (a) (a)

Tengo hambre. Nos veremos luego. Nunca dice nada. Tienes que estudiar.

(b) (b) (b) (b)

Yo tengo hambre. [Los demás, no sé] Nosotros nos veremos luego. [A tus amigos, no.] Ella nunca dice nada. [¡Pero su marido…!] Tú tienes que estudiar. [Aunque nosotros no pudiéramos]

No pueden considerarse equivalentes. En a) nos encontramos ante enunciados meramente declarativos, mientras que en b) sí se presupone la existencia de otra persona con la que el sujeto contrasta explícita o implícitamente. Es decir, el PpS, por el hecho de presentarse en el enunciado, supone siempre una individualización de la persona, y queda irremisiblemente contrapuesto a todas las demás posibles. De ahí la necesidad de reconocer que la presencia pronominal incorpora en la oración un contenido significativo y pragmático que se le escapa a la sola desinencia verbal.

86 87

Y así se mantiene, por ejemplo, en Luján, 1999. V., por ejemplo, Enríquez (2000:311).

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Una vez establecida esta —a nuestro juicio— importante distinción. Veamos cómo se utilizan estas posibilidades discursivas en nuestros corpus. Debe quedar claro, sin embargo, que nos movemos en un marco absolutamente controlado por las intenciones comunicativas del hablante y que es difícil predecir cuándo el emisor va a decidir utilizar una dirección u otra en su discurso. Como veremos, su posición frente a los demás será siempre determinante, y varía notablemente en función de los diferentes temas que aborda en la conversación. De ahí que cada hecho lingüístico sea absolutamente personal e irrepetible, por más que reconozcamos estrategias similares. Para ver cómo construyen nuestros informantes sus estrategias comunicativas, un primer paso es, sin duda, saber en qué proporción recurren o no al contraste explícito entre las distintas personas discursivas; veremos a continuación en qué medida la estrategia se establece realmente entre un juego de actantes discursivos, para pasar después a analizar cómo juega el hablante con su propia individualidad, trasladándola desde las posiciones más concéntricas a las más difuminadas. 1.4.1. Presencia o ausencia del pronombre personal sujeto 1.4.1.1. Los pronombres más usados Tomados conjuntamente nuestros datos —y asumida la globalización—, podríamos afirmar que cualquier receptor de un enunciado oral emitido en español escuchará al menos en una de cada cuatro ocasiones un pronombre personal sujeto acompañando al verbo. En efecto, según el corpus analizado, la presencia de los pronombres sujeto media es del 26% (véase Anexo, tabla 7). Cierto es, también, que la posibilidad de que sea una determinada forma u otra dependerá del modo en que el emisor o hablante organice su discurso, pero siguiendo con la especulación que nos permiten los datos, podemos aventurar que es posible que ese pronombre fuera un yo y que apareciera en boca de una mujer de más de cincuenta y cinco años, y acaso venezolana o costarricense, dado que el pronombre de primera persona es, efectivamente, el más frecuente y las mujeres de la tercera generación las que más parecen estructurar su diálogo en torno a temas de carácter

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más personal88 y Caracas y San José donde más presencias de esa forma se han detectado (véase Anexo, tabla 1). Gráfico 1.14. Porcentaje de presencia de cada PpS (Total de la muestra) 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% YO %

TÚ USTED /VOS

61,9% 7,1%

4,3%

ÉL

ELLA

NOS. OS

NOS. AS

VOS. OS

VDS. ELLOS ELLAS

8,6%

4,0%

6,5%

0,3%

0,0%

0,7%

5,9%

0,7%

El lector entenderá, desde luego, que esta no es más que una hiperbólica simplificación de las tendencias más generales que se han observado. Veamos con más precisión la casuística registrada. Ya hemos dicho que, en todo el ámbito estudiado —y atendiendo únicamente a las formas expresas, el pronombre más frecuente es, como cabía esperar, el representante directo del hablante, el yo. En todos los países, y tanto en hombres como mujeres, supone siempre más del 50 % de todos los PpS presentes en el corpus (véase Anexo, tablas 7-9), sin embargo, en diez ciudades se registran porcentajes de uso de yo más altos en hombres que en mujeres (solo en México y Bogotá no se cumple esta tendencia) y en siete de las doce ciudades estudiadas (Puerto Rico, San José, 88 Y este es un aspecto que debemos destacar: no es que utilicen más los verbos con pronombre expreso sino que, simplemente, el contenido de sus enunciados se desenvuelve en un terreno más marcadamente personal, por lo que aparecen más verbos susceptibles de presentar el pronombre explícito. Estamos, pues, en un terreno meramente cuantitativo. Cuando opongamos ausencias a presencias se verá que la proporción de presencias respecto de ausencias no es, en general, tan divergente.

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Lima, Buenos Aires, Las Palmas, Sevilla y Madrid) los hombres superan el setenta por ciento en el uso del yo, frente al 30% restante repartido entre todas las demás formas. Son los informantes de San José (con un 78%) y Sevilla (con un 77%) quienes más parecen centrar su enunciado en torno a su propia persona. En las mujeres, solo en Sevilla se llega a estas cifras (un 71%), lo que incide en la apreciación de que el discurso femenino parece compartir más el papel protagonista. Gráfico 1.15. Porcentaje de presencia de YO (Total hombres y mujeres) 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

TOT

Hombres 55% 71% 78% 54% 45% 71% 61% 64% 74% 70% 77% 70% 66% Mujeres

58% 50% 65% 53% 66% 61% 52% 54% 49% 66% 71% 67% 59%

Más divergencias se observan entre las otras formas, cosa que tampoco puede sorprendernos porque, como venimos diciendo, es cada hablante quien organiza su universo discursivo, dedicando su atención a unos u otros personajes secundarios. Por tanto, no es ni tú ni vos ni usted el siguiente más numeroso, sino que las posiciones varían. Aunque, curiosamente, la tendencia general muestra que él presenta una cierta homogeneidad en todo el corpus como segundo pronombre más frecuente —desde luego, siempre con índices muy inferiores a los del gran protagonista principal del discurso—. Si nos fijamos en las tablas totales (Anexo, tabla 7) vemos que solo en cuatro ciudades (Bogotá, Santiago, Las Palmas y Ma-

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drid) se prefieren otras formas89. Y la situación es similar si revisamos los datos de hombres y mujeres por separado: solamente se ve una cierta preponderancia de nosotros en los hombres de México, las mujeres de Buenos Aires y, globalmente, en Bogotá; entre los hombres, únicamente los sevillanos registran tú como la segunda forma preferida, mientras que sí la prefieren claramente las mujeres de Caracas, Santiago, Sevilla, Madrid y Las Palmas (que la comparten con él). Únicamente en las mujeres de San Juan de Puerto Rico se ha detectado un uso preferente de ellos, sin duda debido a la fuerte focalización de una de las encuestas en “el estudiantado” puertorriqueño: – “… Se creó, una junta estudiantil. Ellos formaban parte de la dirección estudiantil, de la dirección del centro, o sea, una junta. Estaba compuesta por el director del centro, por la directora de programas, y un representante de cada facultad. Quiere decir que había mayoría del ESTUDIANTADO, y ellos tenían lo que se llama voz y voto.” (PR-08).

Gráfico 1.16. Porcentaje de presencias de cada PpS (Total hombres y mujeres) 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% YO

TÚ USTED /VOS

ÉL

ELLA

NOS. OS

NOS. AS

VOS. OS

VDS. ELLOS ELLAS

Hombres

66,2% 3,4%

5,3%

8,8%

2,1%

7,1%

0,0%

0,0%

0,9%

5,9%

0,2%

Mujeres

58,6% 9,8%

3,5%

8,5%

5,4%

6,0%

0,5%

0,0%

0,6%

5,9%

1,0%

89 Respectivamente, nosotros en Bogotá, tú en Santiago y Las Palmas y tú y usted —en igual proporción— en Madrid.

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EL PRONOMBRE PERSONAL

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Por hacer un breve resumen de las tendencias observadas, queda claro el predomino de la forma yo, frente a las restantes, mientras que él, tú (vos, en Costa Rica y Argentina) y nosotros se entremezclan en segundos, terceros o cuartos lugares. Globalmente, sin embargo, parece poder afirmarse que las mujeres, en general, prestan más atención que los hombres a tú (o al vos) (en todo el corpus analizado, apenas un 3% en hombres, frente al 10% en las informantes femeninas) y a los femeninos ella y ella. La coincidencia, sin embargo, en las formas masculinas, él y ellos y en la plural nosotros no dejan de sorprender. Respecto de las formas más escasas, no es desconocido que vosotros es, en general, el más difícil de registrar —quizá por ser muy dependiente de un determinado contexto—. En nuestro corpus, desde luego, apenas si tenemos rastros, puesto que no hemos detectado absolutamente ningún caso de pronombre expreso y solo 21 verbos en segunda persona del plural (de los cuales, 17 aparecen en boca del encuestador)90. De los cuatro casos registrados en los informantes, tres aparecen en estilo directo91: – … es una idea bonita. También tiene el inconveniente de que parece demasiado paternalista con respecto a los demás, ¿no? Un poco lo de “desgraciados de todo el mundo, amaros y así podéis integraros”, ¿no?, pero es una idea curiosa (MA-04). – … Nosotros íbamos andando por la calle, y nos dijo eso: “Fijaros en esos señores que van por ahí, todos ellos son agentes secretos” (SE-03). – … por eso las gentes a nosotros nos habían dicho: “Llevaros mucha ropa, sobre todo la ropa interior”. A las señoras de los médicos polacos les encanta la ropa interior europea (SE-03).92

El caso restante es plenamente contextual e implica directamente a los interlocutores, en este caso, a los encuestadores: – … me estoy acordando en este momento, ya que estáis buscando las voces de madrileños castizos, de que en un viaje que yo hice el año sesenta y dos a Italia, llevaba un chófer joven, joven de veinticuatro años, recién casado que era de Arganda. Pero en mi vida he oído a alguien tan madrileño como él (MA-08). 90

En concreto, siete en Madrid, y cinco en Sevilla y Las Palmas. Además, una cita bíblica: “Amaos los unos a los otros” (BO-06), que no consideramos por ser ya casi un estereotipo. 92 Adviértase el irremediable uso del infinitivo en sustitución de su forma imperativa. 91

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Nos resistimos a pensar que sea un pronombre en desuso, y preferimos creer que en otro tipo de contextos sí pueda darse con mayor frecuencia. Con todo, si pensamos que, realmente, es la forma personal de la que más desligado puede estar el hablante (puesto que dentro del discurso de la tercera persona están también la familia, el marido, los hijos, los amigos…), también podemos entender que sea la persona —y, en consecuencia, el pronombre— al que menos atención preste. El hecho de que, además, ustedes —mucho más extendido en el mundo hispánico—, presente una incidencia también sumamente escasa (apenas un 1%), parece reforzar esta hipótesis. Parece obvio que si ya se han planteado dificultades con la forma masculina, la variante femenina tampoco ha podido registrarse. Sólo en un caso, de nuevo en el encuestador, podría haberse presentado el pronombre (aunque no lo ha hecho). El contexto lo propicia una informante madrileña, preocupada por la posición en la sociedad de la mujer: – … estamos librando ahora las batallas y hasta que lo consigamos, serán las futuras mujeres. Enc.— yo creo que sí, mira, pasada esta generación, en esta generación ya *podéis hacer, y podemos hacer… (MA-08)93.

Dejaremos, pues, estas formas como asignatura pendiente para centrarnos en el comportamiento observado en los restantes elementos del paradigma que nos ocupa. 1.4.1.2. Presencias y ausencias: valores concretos de cada forma Poco se podría aportar al conocimiento del juego expresivo que nos permiten estas formas, si nos limitáramos solo a las que se presentan explícitamente en el enunciado: tan importante es el contexto en el que aparece como todos aquellos en los que no lo hace y podría (o no) haber estado presente. Como veremos, en muchos casos, inferir cuál de los PpS podría haberse presentado no es del todo un hecho obvio, en especial, claro está, en las formas con va93

Como convención, hemos incluido un asterisco en las formas verbales susceptibles de presentar un pronombre expreso, aunque no lo hagan. Se corresponden lógicamente con las que han sido computadas como ausencias pronominales.

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riantes de género, pero también en las situaciones en las que el antecedente sustantivo expresado es un nombre o sintagma que implica a una evidente colectividad (la gente, los colombianos, en el Instituto…) o un grado de indeterminación personal extremo (las personas, los humanos, uno…). Por tanto, parece conveniente centrarse en cada pronombre de manera bien diferenciada, para establecer, en cada caso, las conductas observadas. Por otra parte, tampoco la frecuencia de presencias de cada pronombre respecto de sus ausencias coincide con el comportamiento que hemos observado al considerar solamente el conjunto de todas las formas pronominales expresas (sin preocuparnos de los contextos donde podrían haber aparecido y no lo han hecho). Ahora ya no es la forma yo la que más se presenta ante sus verbos. Según nuestros datos (Anexo, tablas 4 a 6), usted y ustedes son las voces que suelen acompañan a su verbo de modo más habitual. La posición de ustedes podría ser interesante, por ser el pronombre menos frecuente después de vosotros, pero esa escasez da datos (con apenas 117 apariciones en todo el corpus —49 en hombres y 68 en mujeres—) aconseja también no sacar conclusiones precipitadas. Cabe plantearse la hipótesis de que en situaciones en donde la interacción hablante-oyente sea más fluida, se favorezca la elipsis pronominal, y así parece confirmarse en las intervenciones de los encuestadores94, que presentan frecuencias de ustedes mucho menos elevadas: Tabla 1.5. Encuestador

ME PR

CR CA BO

LI

LP CH BA GC

Presencias 16 8 8 1 3 7 6 6 19 8 Ausencias 8 6 2 0 2 3 7 5 7 0 TOTAL 24 14 10 1 5 10 13 11 26 8 % Presencias 33% 43% 20% 0% 40% 30% 54% 45% 27% 0%

SE MA TOT 0 0 0 –

21 18 39 46%

103 58 161 36%

94 Aunque las intervenciones de los encuestadores no se han computado en las tablas de datos, sí se han tenido en cuenta aparte, puesto que era difícil prescindir de ellas para interpretar la interacción encuestador-informante. En casos como este, donde la función del encuestador es, sin duda, la de interrogar al informante y acercarse a su realidad personal, es fácil entender que las formas de segunda persona (P2) directamente dirigidas al interlocutor fueran más abundantes. Permítasenos, pues, la licencia de —solo en estas ocasiones— comparar los datos de los informantes con los de sus interlocutores, aceptando, en cualquier caso, que la división por ciudades aquí no implica relación del sujeto con ella.

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Respecto de las formas restantes, las diferencias entre yo y las demás formas no son en ningún caso tan marcadas y las variaciones entre unas ciudades y otras y entre hombres y mujeres son manifiestas (véase Anexo, tablas 7 a 9). Por ejemplo, entre los informantes masculinos yo solo supera en presencias a tú/vos (frente a sus respectivos usos tácitos) en las tres ciudades españolas estudiadas (Las Palmas, Sevilla y Madrid), más Santiago de Chile; incluso ella aparece con índices de presencias superiores a yo entre los hombres de La Paz y los caraqueños. Parece evidente que las necesidades discursivas de cada intervención van favoreciendo o no la presencia verbal de una u otra persona y el hablante, entonces, hace uso de las formas pronominales expresas que requiere, en proporciones similares, sin distinguir excesivamente entre el pronombre yo y los restantes. Veamos, entonces en qué condiciones aparecen cada uno de ellos. 1.4.1.2.1. Presencias o ausencias del pronombre yo: tipos de enunciados Como se puede apreciar en los gráficos que presentamos a continuación, el porcentaje de presencias de la forma yo respecto de los casos en los que no se expresa es relativamente homogénea en todas las ciudades estudiadas y el comportamiento entre hombres y mujeres también es semejante (gráf. izdo.): Gráfico 1.17. Presencia de yo (valores relativos) 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

Hombres

28%

37%

51%

43%

34%

20%

41%

36%

35%

28%

28%

30%

Mujeres

36%

42%

45%

50%

34%

21%

25%

37%

29%

28%

29%

28%

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Presencia de yo (valores absolutos) 450 400 350 300 250 200 150 100 50 0

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

Hombres

166

196

370

251

88

200

196

226

261

203

159

MA 215

Mujeres

255

232

362

407

246

201

196

232

150

249

177

250

Se observa, sin embargo, una presencia absoluta mayor de estas formas en Costa Rica y en las mujeres venezolanas, que claramente utilizan de modo más habitual el pronombre expreso. Al contrario, los hombres colombianos han resultado los más reacios a destacar mediante el pronombre expreso las referencias directas a su persona. Sabemos que, sin duda, el posicionamiento del hablante dentro de su discurso es clave para explicar la presencia de la primera persona: “yo soy yo y estoy hablando de mí mismo”. Pero, cabe preguntarse: ¿cualquier tipo fuerza ilocutiva referida al yo favorece de la misma manera la presencia, junto al verbo, de su forma pronominal? Puesto que —dado el volumen y la dispersión de los datos— resultaba imposible realizar una clasificación extensa de posibles actos de habla implicados en cada caso95, decidimos establecer una clasificación más global que permitiera agrupar toda la casuística observada en bloques más o menos homogéneos. Retomamos, entonces, una vieja clasificación cuya operatividad ya habíamos de95

Intentamos, inicialmente, aplicar una clasificación similar a la propuesta por Searle (1979) y Vanderveken (1990), adaptada al español por Moreno Cabrera (1994) (véase también, Enríquez, 2001), pero la dispersión y escasez de datos en cada grupo hacía inservibles los resultados.

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mostrado en su momento para este tipo de corpus96, basada en cuatro grandes bloques que pueden encuadrarse entre los actos de habla asertivos, compromisivos y expresivos propuestos por Searle97: son lo que hemos denominado enunciados cognitivos, estimativos, estativos y activos. Pasamos a explicar brevemente cómo hemos definido cada una de ellas. A) Enunciados cognitivos (o de actividad mental98) En este grupo se han considerado los enunciados que requieren, por parte del sujeto, alguna actividad de carácter intelectual, pero que no suponen toma de postura o juicio alguno por parte del mismo, ya que estos se estudian como bloque aparte. Quedan, entonces, incluidas dentro de este grupo las expresiones habitualmente relacionadas con los verbos llamados voluntativos (de deseo, ruego, mandato, preferencia, duda o intención) además de aquellos que se refieren a actividades propias del intelecto, como saber, querer, desear, recordar, pensar99, conocer100, entender, comprender, darse cuenta, advertir, notar (=‘advertir’), imaginar (=‘pensar’), ele-

96

Nos referimos a la que presentamos en Enríquez (1983). Allí, sin embargo —y con muchas aclaraciones y precisiones—, la clasificábamos en términos de semántica verbal, ya entonces reconocíamos (p. 162) la importancia de no considerar exactamente la forma verbal sino las intenciones ilocutivas que se albergaban en torno a la expresión de esa forma. Hoy claramente hemos optado por esta última postura, puesto que la percepción de un mismo verbo resulta muy diferente, dependiendo de las ampliaciones modales y aspectuales que lo arropen o la propia construcción en la que se presente. 97 Searle (1979: 29); v. también Enríquez (2001: 445 y ss.). 98 Remitimos a la definición que de cognición nos propone el Diccionario de Uso del Español de María Moliner, en su segunda edición (1998 —versión electrónica del 2001—, por ser la que más claramente resume nuestra propuesta. 99 En usos que no impliquen opinión, como en Estuve pensándome la oferta durante toda la noche, frente a Pienso que no debe hacerse así, que es equivalente a opino, y que se consideraría en el grupo siguiente. 100 De nuevo, en expresiones que implican una cierta labor intelectual, como en Conozco bien esos textos y sé que no incluyen nada insultante, frente a Conozco casi toda Europa o Allí conocí a mi marido, que se corresponden más con hechos acaecidos a los que el hablante alude y que da como ciertos. Estos casos se reúnen en el cuarto grupo, el de expresiones estativas [y que pueden asimilarse a algunos de los actos ilocutivos asertivos propuestos por Searle, en los que “el hablante presenta un determinado hecho como verdadero” (1979: 29)].

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gir, decidir, enterarse, plantearse, intentar, aprender101, etc. Incluimos también en este grupo las perífrasis con tener que, deber o expresiones más complejas que impliquen cualquier tipo de actividad intelectiva o emocional. Veamos algunos ejemplos: – … Los aviones no se caen. A los aviones los tumban. Acuérdate de eso. Eso sí lo he aprendido yo (CA-06). – Yo quisiera pintar todos los días y todas las tardes y todas las noches, pero no se puede (ME-03). – … O sea que me he visto, en realidad, obligada a repasar todas aquellas cosas que yo aprendí (PR09). – … hay un tipo de dificultades realmente que… impiden que el niño esté… en un grupo, […] pero sí requiere de la maestra un trabajo especial, […] y realmente si, entonces, si hago esto, descuido… todos los aspectos… normales que yo quiero… conducir, pues, cómo está la emoción, cómo está la sociabilidad, cómo está el interés… (CA-09). – … y yo me acuerdo de que mi padre me llevaba cuando era chico a las playas del sur (GC-05 – … yo no sé si usted ha estado en el Museo de Antropología de México (PR-04). – … Yo no sé. Esos eran turistas. Yo no sé… cómo son ellos (BA-03). – … Yo conozco su opinión sobre la guerra del Pacífico y precisamente él dice que había intereses ingleses (LP-01). – … Pero ese domingo reflexioné yo sobre la parte legal, y la parte legal parece que no tenía arreglo (CH-12). – … por lo menos, yo sentí que había peligro de muerte (CR-05). – … yo no sé si haya una política definida en cuanto a transporte (BO-02). – … en ese sentido yo tengo mucha esperanza (LI-11). – … como yo ya no sé lo que es caro ni lo que es barato… (MA-07). – … porque todo era… pues, limpio, fuera de envidias, digamos, de las envidias normales que puede haber, pero menos de las que yo percibo ahora en ese ambiente (ME-01).

Y una determinante expresión de voluntad, aunque no venga arropada por ningún verbo de los considerados “especializados” la recogemos en esta informante sevillana: 101 En relación a aprender/enseñar, hemos considerado que el primero sí exige, necesariamente, al sujeto una actividad mental (como “adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o la experiencia” define el DRAE esta voz), por lo que sí forma parte de este grupo. Al contrario, enseñar podría incluirse entre los llamados “causativos” (‘causar que X aprenda’) sin que en ningún momento se exija raciocinio alguno al sujeto y, por tanto, casos con este tipo de valores se han considerado dentro del cuarto grupo, que recoge expresiones que describen actividades objetivas y externas.

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– … Yo no voy a vivir allí ni amenazada (SE-03).

B) Enunciados estimativos102 Como un subgrupo de los anteriores —que experiencias previas aconsejaban considerar aparte—, en este grupo reunimos los enunciados que suponen una opinión, juicio, toma de postura o parecer del sujeto. Son expresiones habitualmente centradas en verbos como considerar, opinar, juzgar, creer (= ‘considerar, opinar’)103, parecer, encontrar (=‘considerar’), suponer (=‘creer’), plantearse, esperar (=‘creer’), entender (=‘considerar’), reconocer, etc. Sin duda, las expresiones más numerosas de esta categoría son las que se presentan con “creo”: – … Yo creo que para juzgar hay que tener un poco de distancia (LP-14). – … Mirá, yo creo que en realidad el que trajo la… el negocio fue Larrague (BA-11). – … Bueno, yo no creo que la vocación se herede… (GC-02). – … Va a ser en el jardín. yo creo que va a estar muy bonito (ME-10). – … Pero los aspectos negativos de mi estancia en Alemania están referidos, creo yo, a la experiencia humana (LI-07).

Pero podemos encontrar otras muchas variantes: – … Los chiquitos yo pienso que difícilmente disfrutan de eso (CR-08). – … O sea, más que ninguna me preferiría vivir en Sevilla (SE-01). – … Pero yo tengo mi opinión sobre eso, ¿no? Los pobres admirando a los ricos, eso es lo que pienso de la feria (SE-04). – … ¿Qué es lo que falla ahí? El… me imagino yo que el factor humano, ¿verdad? (CR-10). – … esa primera parte de la frontera fue la que negoció el general Vásquez Cobo… Diría yo que esa línea, sin sernos enteramente favorable, no nos perjudicó sensiblemente (BO-05). – … yo diría que… Servicio Social como que tiene que… que definirse mucho; depende del campo en que trabajes (CH-04).

102 Tomamos aquí el sentido de estimar como ‘hacer una estimación sobre algo’, según las dos primeras acepciones del DRAE: “Apreciar, poner precio, evaluar algo” y “Juzgar, creer”, a las que podemos añadir la segunda acepción del DUE: “Tener sobre una cosa cierta opinión”. 103 Adviértase el distinto uso de creer que se plantea en este grupo, respecto de la afirmación de un informante sevillano: “O sea, yo si creo en algo teóricamente… teóricamente, es en la revolución constante, si no, no creo en nada.” (SE-02), donde es evidente que nos remite a una interpretación volitiva y no de opinión.

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– … Bueno, pero yo no diría “por culpa”; claro que hay madres que sí se podrían calificar de culpables… (ME-08). –Yo estoy en total desacuerdo contigo por lo siguiente: (LP-06). – el amor a la concisión y a la… a cierto… calidad directa del uso del idioma, no podría yo atribuirla, simplemente, a que he estado […] muy en contacto con la cultura de Estados Unidos y la cultura anglosajona (PR-11). – Voy a comen… a empezar con un tema que se me acaba de ocurrir, que sería referente a… la ocupación de la juventud en Caracas… y las fallas que yo encuentro y la manera como podría resolverse (CA-01). – … yo encuentro que el realismo… es una cosa un poco de… de finura, de finura de expresión (MA-13). – Y entonces yo… solamente le encuentro cosas, cuestiones que son positivas como es, por ejemplo, el que la escolaridad obligatoria… sea… llegue hasta los… los dieciséis años… (GC-14). – … quizás sea una idea un tanto peregrina, pero yo quizás lo vea así (SE-02). – … la lógica menor *no la considero —ni la consideraban entonces— como parte de los tratados fundamentales… (ME-05).

Debemos señalar que la secuencia de expresiones cognitivas con otras estimativas son sumamente frecuentes: el hablante primero establece su posición intelectual para proceder después a emitir su juicio. El modelo básico más frecuente es “No sé, pero creo…”, con todas las posibles variantes de pronombre expreso: Yo no sé pero creo…, No sé, pero yo creo…, Yo no sé, pero yo creo…, incluso con ambas negativas (no sé, … no creo o yo no creo, etc.)104: – … lo construyeron cuando el… no sé si fue el cólera; creo que fue el cólera (CA-08). – … Aún no sé, yo creo que la literatura debe ir, de una vez, […] hacia la desaparición de los géneros (SE-02). – … Yo no sé. Creo que salen con otra especialidad… (CR-04). – … es un castellano. No sé, yo no creo que hablemos como los de Burgos o los de Valladolid o los de Palencia (MA-06). Pero también encontramos otras muchas variantes: – … más que ninguna me… preferiría vivir en Sevilla. Pero en caso de tener que vivir, pues sí. yo creo que me adaptaría a cualquiera de ellas (SE-01) [preferencia-parecer].

104 Estas estructuras no deben confundirse con las también muy frecuentes expresiones de valor expletivo (que se ven en este mismo apartado —subapartado E—), dado que estas últimas aparecen, en general, desconectadas de la estructura oracional y tampoco presentan valores significativos claros dentro del contexto en el que aparecen. En otras palabras, son muletillas expresivas.

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– … me gustó, es decir, no… no… veo que no… no… no es tan malo como yo pensaba… (BA-01) [percepción-opinión]. – … y la idea que yo tengo de la lengua, desde luego, se basa en la experiencia que yo he tenido con Hispanoamérica (PR-11) [opinión-conocimiento]. – … esas mujercitas, a las cuales respeto mucho porque considero que el ama de casa es una mujer… que sufre las suyas (BA-08). – … eso es lo que yo procuro, y creo que hasta aquí es… no he hecho una mala labor (CH-11). – … pero no… no me atrevo a decirle de dónde es, porque no me acuerdo… Creo que es algo así como húngaro, una cosa así (CH-07). – Sí, claro. yo sé que eso es un poco difícil. […] Sé que es un poco difícil porque la responsabilidad es de cada uno. […] Pero yo pienso que sí, el que la mujer o la madre esté apegada al hijo, esto crea sentimientos de… de dependencia… (CR-02). – … tuvo que repetir… no recuerdo bien, yo creo que fue ingreso… ingreso, ingreso o primero… (MA-10).

Y tampoco es desconocido el modelo inverso, donde primero se emite el estimativo y después el proceso cognitivo: – … Yo creo que… los momentos que yo recuerdo más felices… (CR-03). – … hasta en Góngora. En Hermana Marica creo que habla algo de las migas. Creo, no estoy totalmente seguro (SE-02). – … Yo creo que primero tengo que explicar que para ser sicoanalista se necesita un entrenamiento especial… (ME-08).

La relativa frecuencia con que se dan estas estructuras en toda nuestra muestra parecen apuntar hacia un proceso muy extendido —quizá de significación psicolingüística—, mediante el cual el hablante pretende “dulcificar” con la duda una opinión más tajante105, hecho que no nos sorprende porque, como iremos viendo al estudiar las formas restantes, la intención del sujeto por difuminar su egocentrismo discursivo es algo permeable a todas las demás personas. Estamos, pues, ante la primera manifestación de un fenómeno que resurgirá en posteriores usos pronominales. También nos permite establecer una segunda hipótesis: si las opiniones se matizan a través de expresiones cognitivas de inseguridad o duda, es probable que estas presenten una frecuencia menor en el uso pronominal. Veremos si se cumple en nuestros datos.

105

V., por ejemplo, Haverkate, 1994.

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C) Enunciados estativos Bajo esta denominación recogemos un amplio grupo de enunciados donde la acción descrita queda fuera de todo proceso dinámico, ajena a todo desarrollo temporal. Es decir, no plantean actividad o la presentan globalmente, fuera de las coordenadas espacio-temporales, como hechos o situaciones que no admiten valoración ni alteración alguna. Podrían ser equivalentes a lo que Simon C. Dik (1978: 55) define como “situaciones”, donde caben tanto las “posiciones” (situaciones no dinámicas y no controladas), como los “estados” (situaciones no dinámicas, pero controladas). Dentro de este conjunto incluimos, evidentemente, las expresiones que se refieren a cualidades o procesos estables, reunidas, en general, en torno a ser y a estar106, y, además, a verbos como tener, saber (= ‘ser capaz de’ nadar, bailar, llorar, convencer, etc.), conocer (‘haber estado’), encontrarse (= ‘estar’), sentirse (= ‘estar’), nacer, vivir, dedicarse a, valer (‘ser útil’), pasar (= ‘estar’), e incluso expresiones con ir cuando se refieren a procesos temporalmente lejanos y continuados, como en: “fui al colegio de Los Escolapios”, que precisan el resultado de un proceso ya acabado. Ilustremos algunos de estos casos: – … Desde chico, siempre tuve esa vocación de… de la ingeniería química (ME-02). – … Quisiera describirle… la experiencia que he obtenido en los años que me he dedicado… a la labor de… del ministerio como pastor evangélico (PR-06). – … Yo les estoy dando clases de recuperación… tres veces por semana (CR-14). – … Yo tengo un hijo de veintitrés años, que ya es poeta… (CA-11). – … Laura, que es en la revista donde yo trabajo, trata, como digo yo, de… de ser algo diferente (BO-04). – … Desde joven, desde que yo era universitaria, fundé un colegio que… futuramente se convirtió en el Colegio Nacional de Mujeres de Lima (LI-14). – … Yo soy viuda hacen [sic] diez años y quedé bajo mi cargo con seis hijos (LP-08). – … Como iba diciendo, yo estoy en tercero y cuarto de Sociología (CH-06). – … Esa era la tarea que yo tenía más importante como productor (BA-06). – … Mientras yo me dedique a la profesión, él podrá tener un apoyo… (GC-09).

106 Se excluyen aquí los casos en los que estar implica ‘ir’, que hemos considerado dentro del cuarto grupo, que integra las acciones puntuales y dinámicas.

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– … Yo tengo una devoción muy grande por la Amargura, y además, en fin, he vivido muchos años muy cerca de ella (SE-07). – … Era muy temprano, según el chófer y… pero yo ya estaba aburrida de estar en casa (MA-03).

Pero, quizá, la importancia que el propio individuo da a lo que él mismo es (o se considera), la podamos ver reflejada en este maravilloso ejemplo de un informante madrileño que se reconviene a sí mismo: – … la lechuza de Igor le decía a Baroja: “tú no serás nunca nada”. A mí no ha sido la lechuza, pero soy yo quien dice: “Manolo, no has sido nada y podías haber sido algo por falta de estudio”. Yo no soy nada. Tanto, que cuando llegué al museo, hace muchos años, a mí, pues eso, un chaval de catorce años, era Manolito. Y al cabo de los años, todavía hay quien me dice: “Oye, Manolito”. Para mí, es una satisfacción, pero es un poco fastidio. No he llegado a don Manuel (MA-11).

D) Enunciados activos Hemos considerado, por último, los enunciados donde se describe cualquier actividad de carácter más objetivo. Este grupo incluye todo tipo de actividades, sean físicas, fisiológicas, sociales o de comportamiento, y tanto si se conciben en movimiento o reposo, en pleno desarrollo o ya pasadas. Se agrupan en torno a verbos como hacer, decir, hablar, ver, oír, ir, venir, comprar, salir, llevar, enseñar, estudiar, leer, jugar, y un largo etcétera. Podemos considerarlas expresiones dinámicas que señalan a procesos o acciones que, en cierta medida y aunque sean pasados, se perciben como acontecimientos puntuales107. Ejemplos de estos usos (con y sin pronombre expreso) son: – … Pero yo ya no veo a nadie; a todas les he dado el pésame por teléfono (ME-14). – … yo, ya desde tercer año de Medicina, empecé a ir a los sanatorios para enfermos mentales (ME-08). – Luego el… yo estuve fuera de la universidad, y no regresé hasta mil novecientos sesenta y dos (PR-01). – … pues yo no podía salir del hospital, como dietista jefe que yo era (PR-13).

107 De nuevo, semejantes a los que Dik (1978: 55) define como “acontecimientos dinámicos”.

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– … a los nueve meses pedí que me trajeran a San José y desde entonces vivo en San José (CR-06). – … Bueno, yo desde hace mucho que lavo mi ropa, plancho mi ropa, todo. Lo mío es mío (CR-02). – Generalmente yo me tomo… unos dos meses al año para viajar, este año no lo hice realmente… (CA-03). – … El plan de Colcultura es que yo retorne a ese curso para seguir adiestrando personal (BO-14). – … así no estaba en el libro, pero yo demostraba el teorema, me encantaba (LI-08). – … Él tiene más facilidad; en cambio, yo voy un poco más a los detalles constructivos, por ejemplo, las gradas, las puertas… dimensiones, todo eso me lo deja ya un poco… (LP-10). –… una sorpresa para mí fue el hecho de que pude viajar perfectamente, en pleno invierno, por partes muy heladas, […] con toda comodidad y con escaso frío, lo que casi nadie cree acá, ¿ah?… (CH-09). –… ellos nos avisan a nosotros, yo recibo la nota… controlo a ver si ya se ha hecho algo y se le avisa… (BA-10). – … yo cuando paso la consulta en el Materno, bueno, muchísimas veces se retrasa la consulta, porque si te viene un niño en estado malísimo… (GC-08). – … yo oigo por ahí a chicos y a chicas, que estudian ahora, y no conocen siquiera el nombre de algunos de sus compañeros de clase (SE-13). – … si saco la oposición me dedicaré al… al desempeño del cargo. Si no la saco, entonces buscaré un empleo (MA-02).

E) Fórmulas expletivas Como conjunto aparte se han considerado las fórmulas de carácter expresivo que muy a menudo acompañan al enunciado oral. Aunque suele aludirse a ellas como “fórmulas fijas”, lo cierto es que al advertir el gran número de variantes que hemos encontrado —tanto en este pronombre como en los de segunda persona (véase §1.4.1.2.5)— hemos llegado a esbozar una sonrisa con cierto sentimiento de admiración ante una lengua que permite tal variedad expresiva y ante unos hablantes que hacen uso notorio de esas posibilidades. Pasamos a enumerar una buena parte de ellas que, como se puede apreciar, se centran fundamentalmente en torno a dos verbos: decir y saber. Desde luego, los ejemplos que aportamos no son exhaustivos y en muchos de ellos solo incluimos la referencia a un informante, pero nos sirve para establecer la gran cantidad de variantes formalmente tan cercanas aunque pocas veces idénticas. Donde sí hay coincidencia formal entre los informantes, hemos optado por mantener el alto grado de referencias, puesto

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que permitirá al lector hacerse cargo de la vitalidad de las mismas y en las zonas geográficas donde más se concentran. g

Con el verbo decir:

– Digo (ME-02, -03, -04, -05, -06; -07; PR-06, -08, -11; CA-07; BO-05; LI07, -08, -11; GC-11). – Digo yo (CR-10; CA-08; BA-8). – Te digo (ME-01, -04; CA-06; BO12; GC-13; SE-11). – Ya te digo (ME-10,-13; CA-09; GC04,-06, -09, -10, -12, -13; SE-03, -10). – Ya te digo que… (ME-02; MA-03; SE-10). – Le digo (ME-06, LI-13). – Ya digo (GC-3, -4, -8, -11; MA-09, -11). – Ya le digo (ME-05; LI-13; LP-14; MA-09, -10). – Yo te digo (CA-10, -14). – No digo yo… (PR-8; BO-03, SE-05). – Te dije (ME-04). – Te diré (GC-12). – No digo (MA-06). – No te digo… (CA-14). – No le digo (LI-14). – Yo diría (PR-13; CA-07; BA-8). – Diría yo (CR-11; PR-6, -8, -11; CA04, -07, -08, -10; BO-03, -05; GC-06). – Te diría yo (CA-08; LP-09). – Como yo diría (PR4; SE-09). – Te puedo decir (LP-03). – Le podría decir (LI-01). – Le decía yo que… (CR-11). – Le decía yo a usted … (ME-11). – Como digo (ME-12; PR-04; BO-06, -14; LI-07, -08, -10; GC-03; SE-05; MA-04, -06). – Como te digo (ME-04,-13; CA04, -08, -10; BO-10; LI-07, -08, 10; SE-10, MA-10).

– Como le digo (BO-03, -11; LI11, -13, -14). – Como digo yo (CA-8; BO-04; MA-04). – Como decía (CA7; BO-04). – Como decía yo (BO-04). – Como yo decía (BO-04). – Como te decía (ME-02, GC-02, -04). – Como te decía yo (SE-11). – Como le decía (CR-11). – Como le decía yo a usted (ME-11). – Como yo le decía (PR-12). – Como dije antes (ME-06; GC-10). – Como ya dije (CA-11; BO-04). – Como le dije (ME-08). – Quiero decir (PR-11). – ¿Qué le digo? (CR-04; MA-10). – ¿Qué te digo? (SE-03, 10). – ¿Qué digo yo? (CR-12). – ¿Qué te digo yo? (GC-07; SE-02, 08). – ¿Qué te voy a decir? (CA-10). – ¿con qué digo yo?108 (CR-12). – ¿Qué te diré? (LI-07). – ¿Qué te diré yo? (ME-05). – ¿Qué le diría yo? (ME-08, MA-08). – ¿Qué te diría yo? (ME-09; SE-10, MA-04). – ¿Qué podré decirle? (ME-11). – ¿Qué quiere usted que le diga? (MA-12). – Yo, qué quiere usted que le diga (MA-12). – ¿Cómo te dijera? (CR-08, ME-02). – ¿Cómo te diré? (ME-09). – ¿Cómo le diré? (CA-12). – ¿Cómo te puedo decir? (LP-03). – ¿Cómo podría yo decir? (ME-09). – ¿Cómo diría yo? (MA-04, -05).

108 El caso concreto es: “… mi opinión es que si… si no se procede con inteligencia, si no se procede con… ¿con qué digo yo?, con trabajo, con dedicación…” (CR-12).

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g

Con el verbo saber:

– ¡qué sé yo! (ME-05; PR-03, -04; CR04, -06, -08, -11, -12; CA-04, -12; BO-02; LI-03, -04, -05, -06, -08, 09, -10, -13; LP-03, -04, -05, 06, -08, -09, -10; CH-01, -04, -07, -08, -09, -11, -14; BA-01, -02, -03, -04, -05, -11, -14; GC-08, -09, -11, -13; SE-07, -09; MA-09, -13, -14). – ¡qué sé yo qué! (CR-06). – ¡qué sé yo ni qué! (PR-02). – ¡yo qué sé! (MA-13). – no sé (ME-03, -04; PR-01, 03; CA 01, -04, 05, -07, -08, -09, 12; SE01, -02, -03, -04, -06, -08, -10). – yo no sé (ME-04; PR-14; CA-04, -05, -07, -09, -10; BA-11; SE-02, -04). – No sé yo (ME-12; SE-08). – no sé si usted sabe/ habrá oído… (PR-12, LI-13). – no sé si sabrás que… (MA-03). – no sé si tú sabes… (CH-03, CH-10, ME-09, BO-08). – no sé si sabes… (CH-04). – yo no sé si tú sabes… (CA-04).

g

Con otros verbos:

– ¿cómo te explico? (LI-10). – ¿me explico? (CA-10; LP-05; MA-08). – repito (PR-05; BO-11; LI-11; GC-05). – vuelvo a repetir (ME-06, -07). – se lo repito (LP-14). – le vuelvo a repetir (ME-08). – como repito (LI-14). – como le repito (LI-11). – le advierto (LI-13). – le advierto a usted (MA-9). – te advierto (MA-14). … ¡Y tantas otras variantes!

1.4.1.2.2. Presencias o ausencias del pronombre yo: análisis de los datos Según la clasificación de enunciados que acabamos de justificar, esperábamos que fueran las expresiones de carácter más subjetivo —cognitivas y estimativas— las que presentaran no solo mayores frecuencias de uso sino también mayor presencia pronominal, quedando las estativas y las activas en lugares secundarios. Respecto de los usos expletivos, dado que quizá están motivados más por hábitos expresivos que por cualquier otra causa, confiábamos en que los datos nos permitieran descubrir alguna tendencia, si la hubiera. Una visión general de los casos obtenidos podemos apreciarla en los siguientes gráficos (que resumen los aportados en la tabla 10 del Anexo).

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Gráfico 1.18. Porcentaje de usos de actos ilocutivos en 1ª persona Hombres 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% Cognitivos

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

TOT

18% 19% 20% 15% 19% 14% 16% 20% 17% 22% 12% 21% 18%

Estimativos

8%

Estativos

24% 32% 25% 40% 16% 36% 10%

18% 17% 17% 29% 10% 24% 18% 19% 17% 14% 22% 17%

Activos

49% 28% 36% 24% 31% 37% 49% 48% 39% 45% 25% 32% 37%

Expletivos

11%

4%

2%

3%

4%

2%

8%

19% 12% 44% 23% 25%

1%

5%

5%

4%

6%

2%

4%

LP

CH

BA

GC

SE

MA

TOT

Mujeres 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% Cognitivos

ME

PR

CR

CA

BO

LI

20% 15% 20% 17% 14% 16% 13% 22% 11% 20% 22% 25% 18%

Estimativos

9%

Estativos

25% 36% 25% 28% 15% 38% 11% 13% 11% 11% 28% 31% 23%

13% 17% 12%

Activos

42% 33% 35% 38% 59% 32% 59% 44% 60% 46% 20% 29% 41%

Expletivos

4%

4%

3%

5%

9%

3%

10% 16% 13% 14% 19% 24% 11% 14%

5%

1%

7%

4%

4%

6%

4%

4%

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Como puede verse (véase columna de totales, a la derecha), las dos clases de enunciados predominantes son —por este orden— los activos y los estativos: en definitiva, los informantes nos cuentan lo que hacen, lo que tienen y cómo son. Después, lo que piensan. Sin duda, la clase más numerosa ha resultado ser la que se refiere a expresiones activas, lo que era esperable por la diversidad de acciones que incluye. Sin embargo, aunque es la tendencia dominante, no es general: en San Juan de Puerto Rico, en Caracas y en Sevilla los informantes parecen haber preferido expresarse mediante enunciados estativos. También las mujeres limeñas. Frente a estos, los hombres limeños y las mujeres sevillanas y madrileñas no han mostrado preferencia alguna entre los activos y los estimativos. Respecto de las expresiones cognitivas y su subclase, las estimativas, aunque esperábamos una mayoría, quizá, de enunciados cognitivos, no ha sido así, y, en general, se han registrado en proporciones muy similares. Las fórmulas expletivas, por último, no suelen superar el cinco por ciento, lo que es de agradecer si lo que se pretende en cualquier hecho comunicativo es preservar el contenido del mensaje. Solo los hombres mejicanos nos muestran un uso especialmente elevado de estas fórmulas, incluso por encima de sus propias opiniones, que puede justificarse por un mal hábito expresivo en alguno de los informantes109. Hasta aquí nos hemos centrado en el tipo de enunciados más numerosos que presentaban la primera persona discursiva (P1). Queda ahora preguntarnos si esos enunciados son también los que muestran mayores presencias pronominales y la respuesta es negativa (véase Anexo, tabla 11). Quizá por economía lingüística110, o quizá —como creemos— por implicación directa del “yo” subjetivo, son efectivamente las expresiones estimativas, es decir, las que implican una determinada opinión o punto de vista del hablante, las que presentan siempre una mayor presencia pronominal junto al verbo. De todas las ciudades y grupos analizados destacan los costarricenses (hombres y mujeres, con más de un 80% de presencias de yo junto a verbos 109 En concreto, se ha registrado un uso superior a lo normal en un informante de la primera generación. Esperamos (aunque temamos que sea la tendencia de las nuevas generaciones) que no sea un hecho generalizado. 110 Puesto que sabemos —y ya Martinet nos lo hizo patente (1972)— que es precisamente lo más frecuente lo que más tiende a relajarse y lo que, por sabido, puede favorecer más la imprecisión.

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Gráfico 1.19. Presencia del PpS YO en cada uno de los actos ilocutivos Hombres 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

TOT

Cognitivos

40% 31% 55% 58% 26% 20% 40% 29% 20% 31% 32% 29% 34%

Estimativos

38% 61% 83% 58% 66% 34% 67% 41% 46% 50% 46% 40%

Estativos

40% 36% 52% 36% 28% 24% 56% 50% 30% 35% 26% 35% 34%

Activos

19% 27% 30% 36% 12% 13% 24% 31% 34% 18% 22% 21% 24%

53%

Mujeres 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

CH

BA

GC

Cognitivos

43% 37% 49% 48% 44% 20% 20% 32%

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

5%

39% 28% 30% 34%

SE

MA

TOT

Estimativos

46% 60% 80% 75% 65% 32% 49% 49% 33% 40% 49% 43% 52%

Estativos

48% 43% 41% 55% 44% 26% 27% 54% 13% 39% 26% 30% 37%

Activos

25% 34% 29% 39% 24% 15% 19% 29% 33% 16% 17% 17% 24%

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con valores estimativos), así como también las mujeres caraqueñas (con un 75%). Solo se ha constatado una indifirenciación entre estimativos y cognitivos en los hombres y mujeres mexicanos, los hombres venezolanos y las mujeres bonaerenses. También en Las Palmas las mujeres estabilizan en torno al 40% tanto estimativos como cognitivos y estativos. En todos los demás grupos de nuestra muestra, la presencia del pronombre yo en los estimativos supera significativamente a la de los cognitivos. Pero se obseva, además, un dato curioso: la semejanza de frecuencias en el uso pronominal de los enunciados cognitivos y los estativos111. Podría establecerse que los hablantes dan tanta importancia —o más— a lo que ellos son, lo que tienen, lo que han conseguido (quizá, con su esfuerzo) como a lo que piensan. Sus acciones de vida diaria, sin embargo, sus relatos de anécdotas o historias vividas, no parecen favorecer la presencia pronominal112, al menos, no tanto como las otras situaciones destacadas. La situación general queda representada como sigue (véase, Anexo tabla 11). En cuanto a las fórmulas expletivas, pueden apreciarse tendencias muy diferentes entre unas ciudades y otras: Gráfico 1.20. El PpS YO en las fórmulas expletivas 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% Hombres Mujeres

ME PR CR CA BO LI LP CH BA GC SE MA TOT 11% 42% 69% 35% 20% 26% 83% 74% 77% 13% 15% 23% 36% 16% 48% 23% 48% 56% 16% 50% 48% 67% 15% 18% 28% 33%

111 Recuérdese que en los pronombres átonos los estativos quedaban siempre muy por debajo (§ 3.4.4). 112 Curiosamente es en este tipo de enunciados en los que la presencia de los PpS se justifica más frecuentemente por contraposición o contraste entre las personas implicadas en el discurso.

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Como se puede apreciar, se registra cierta homogeneidad entre hombres y mujeres, excepto en San José de Costa Rica y Bogotá. En el caso de Bogotá, por ejemplo, los hombres parecen haber preferido fórmulas como digo, le digo, repito o ya le digo (con cierto número de variantes), mientras que en las mujeres hemos registrado como digo yo, como diría yo o yo diría con más asiduidad. En Costa Rica son los hombres los que eligieron fórmulas como ¿Qué te digo yo?, ¡Qué sé yo!, Diría yo, etc.113 En La Paz, Santiago de Chile y Buenos Aires la tendencia de hombres y mujeres es, como en el resto de las ciudades, semejante (con un alto uso de presencias pronominales en ambos sexos), pero la presencia pronominal en sus hombres es claramente más acusada. La Paz —con el 83%—, y Buenos Aires —con un 77%— nos muestran un claro predominio de ¡qué se yo! México, Las Palmas y Sevilla son las ciudades donde estas expresiones suelen presentarse sin pronombre expreso (digo, ya te digo y no sé son las predominantes). En general, puede decirse que se comportan de modo semejante a como lo hacen los enunciados estimativos, y cabe que pudieran considerarse como un nuevo subgrupo de los cognitivos, dado que, efectivamente, es en el automatismo del uso de estas fórmulas donde el hablante deja entrever, inconscientemente, sus dudas, sus inseguridades o su interés por asegurarse de que el discurso que está creando en ese momento llega también a su interlocutor. En resumen, pues, hemos visto que tanto los verbos en primera persona como el pronombre yo son los más abundantes, pero que la presencia del pronombre junto al verbo sí es selectiva: de los cuatro tipos de expresiones verbales que hemos diferenciado, en función de su fuerza o intención ilocutiva, las más abundantes han sido las que se refieren a acciones habituales, de carácter externo al propio sujeto, sin embargo, no son estas las que presentaban mayor frecuencia en la presencia pronominal. Al contrario, parece confirmarse que son todos aquellos enunciados que, de un modo u otro, afectan a la subjetividad del hablante los que propician el uso del PpS yo, muy especialmente, los verbos estimativos o de opinión. Tendencia que, en mayor o menor medida se cumple en todas las ciudades analizadas, y tanto en hombres como en mujeres: de media, diremos que de cada dos estimativos, uno aparece113 Para mayores precisiones puede consultarse la tabla de ejemplos que se incluyó en el apartado anterior.

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rá con pronombre expreso, y en Costa Rica será muy fácil que oigamos un yo ocho de cada diez veces que escuchemos a un hablante expresar una opinión. En cuanto a los estativos, casi en uno de cada tres de estos enunciados es probable que nos encontremos un yo expreso (en proporciones muy similares a los cognitivos). Hemos relacionado este comportamiento con la importancia que el hablante atribuye a los hechos que han determinado su vida, o que definen tanto lo que es como lo que piensa. 1.4.1.2.3. Presencias o ausencias de los pronombres tú / vos Ya vimos, al hablar de la distribución general de todos los pronombres que las expresiones más directamente ligadas al oyente no son precisamente unas de las más utilizadas (sean o no con presencia pronominal). También mencionamos que, en general, los enunciados en segunda persona se habían registrado, en toda la muestra, más frecuentemente en mujeres que en hombres, lo que puede verse bien reflejado en el siguiente diagrama: Gráfico 1.21. Uso de la 2ª p. sg. (valores absolutos) 300 250 200 150 100 50 0

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

Hombres

44

2

14

42

28

43

20

103

12

190

60

MA 28

Mujeres

221

41

109

268

58

54

141

184

127

261

82

195

Podemos valorar, respecto de estos datos, que en las ciudades en que el uso de la segunda persona es más semejante es en Lima y, aún así, en las mujeres es un 25% superior al de los hombres;

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en Sevilla casi un 40% más, y en Bogotá ya se duplican los casos. Realmente llamativo es el caso de Caracas y México, donde las mujeres sextuplican y quintuplican estos usos. En Puerto Rico y Costa Rica el bajo uso de estas formas se debe a la predominancia del tratamiento de respeto en la mayor parte de las encuestas114. Fijémonos ahora en la presencia del pronombre personal tú (vos en Costa Rica y Argentina). Hemos querido mostrar las tablas tanto de frecuencias absolutas como relativas para que se aprecie, como es el caso, que aunque en términos relativos los comportamientos sean homogéneos, la presencia de los enunciados con pronombre expreso es, en general, también más acusada en las mujeres —muy especialmente, en Caracas y, en menor medida, en Santiago de Chile—, y solo en Lima y Las Palmas los usos son idénticos. En cuanto a vos (en Costa Rica y Buenos Aires), vemos que el comportamiento no difiere del observado en tú, por lo que no trazaremos diferenciación alguna: Gráfico 1.22. Presencia de Tu/Vos Valores relativos 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

Hombres

14%

0%

7%

33%

39%

26%

50%

28%

50%

17%

8%

21%

Mujeres

20%

34%

19%

54%

40%

19%

34%

42%

25%

13%

37%

22%

114 Es importante hacer notar aquí que la muestra no es homogénea en cuanto a los usos de cortesía: hay ciudades en donde se ha utilizado preferentemente la fórmula cortés (como en Puerto Rico), frente a otras, como Las Palmas,

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Valores absolutos 160 140 120 100 80 60 40 20 0

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

Hombres

6

0

1

14

11

11

10

29

6

32

5

MA 6

Mujeres

37

14

21

143

23

10

31

77

32

34

30

43

Pero poco nos pueden decir estas primeras aproximaciones si no tenemos en cuenta, de nuevo, los valores referenciales de estos enunciados. Es decir, cuáles (o quiénes) son los referentes reales de estas expresiones. Referentes discursivos de la segunda persona Sabemos, desde luego, que tanto el pronombre como la forma verbal pueden presentarse como referencia directa al oyente (P2), o bien pueden referirse al propio hablante (P1), que, mediante el uso de esta segunda persona, parece conseguir difuminar su propia individualidad. Hace ya tiempo que autores como Bobes Naves donde únicamente se registra el tuteo. En otras se advierte un mayor uso del tuteo con las informantes femeninas mientras que se prefiere el tratamiento de respeto para los hombres (en México, La Paz, Costa Rica y Colombia, por ejemplo) y, por último, en las restantes, se entremezclan las formas de tratamiento familiar y cortés, con una tendencia a aplicar el tratamiento de tuteo para los informantes de primera y segunda generación y de respeto para los de la tercera. Esto, desde luego, hace que nuestros datos sean más difíciles de interpretar, pero no afecta, realmente, al estudio de porcentajes de presencia y ausencia pronominal en los casos en los que sí se aportan datos. Por tanto, nos centraremos en ellos, dejando claro que no pretendemos aquí un estudio de las fórmulas de cortesía en estas ciudades, para lo cual, no hay duda, esta muestra no sería representativa.

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(1971: 32-33) o Gregorio de Mac (1977: 40) pusieron de manifiesto este hecho, explicándolo como una inclusión del hablante en el campo del oyente con el fin de conseguir un acercamiento entre ambos. Según esto, implicaría un cierto grado de cortesía positiva —en términos de Penny Brown y Stephen Levinson (1987)—. Sin embargo, en otro momento también pusimos de relieve que esa necesidad de acercamiento hacia el oyente no quedaba del todo clara, a la luz de los datos que, en su día, manejamos115, puesto que habíamos encontrado ejemplos donde las formas verbales de segunda persona alternaban sin transición alguna con usos indeterminados. Veamos aquellos ejemplos: – “… que haya mucha gente es una ventaja y es un inconveniente, porque, primero, te puedes relacionar con muchísima más gente, y también, no sé, […] por eso mismo que haya mucha gente, pues, se está más incómoda en todos los sitios”. – “… y natación, porque quizá sea el único deporte que pueda hacer uno, el día que tiene uno libre, que puede ir con la familia y puedes estar un poquitín disfrutando del domingo”. – “… si encima que uno está pensando todo el día sobre sus problemas, tiene que coger una novela, te plantea unos problemas, y tienes que pensar sobre ellos, llega un momento en que te vuelves loco”.

Estos eran casos tomados de un corpus más amplio del mismo que estamos manejando ahora, y se complementan con otros que hemos podido detectar en nuestro análisis actual116: – “… tú sabes que… que uno hace una torta, y tú esperas que se repose, y te la comes fría. No, allá la… te la ponen acabadita de sacar del horno, caliente.” (CA-04). – “… Ese hecho de que tú… de que a ti te hablen, y que tú no entiendas, y entonces que tú quieras entender, porque… porque lo necesitas… ¡ah!, eso es muy desagradable. Y… y más cuando tú … cuando tú te planteas vivir en un sitio, porque cuando… cuando uno va de paseo, de turista, bueno, no importa, porque te facilitan todo nada más que para que tú te gastes el dinero.” (CA-04). – “… ya ahí empieza un poco también el peligro, porque uno va con la carrerilla tomada de la autopista, y se mete por ahí, ¿no?, creyendo que puedes ir lo mismo (SE-07).

115

V. Enríquez, 1984, pág. 141. Otros casos similares podemos encontrarlos en algunos de los ejemplos incluidos en usted. 116

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Resulta evidente que de ninguno de estos casos se desprende una identificación con el interlocutor. Al contrario, el hablante parece obviarlo y, simplemente, estar utilizando una de las primeras fases que el sistema permite para que el hablante diluya su individualidad discursiva inequívoca en todo un juego de personas que le permiten llegar al anonimato más absoluto: el indefinido uno117. Aunque, sin duda, algo de familiaridad imprimen al enunciado y pueden inducir al interlocutor a sentirse partícipe de la conversación sin, realmente serlo. Más tarde volveremos sobre esta cuestión, que será hilo conductor de nuestro análisis y lo será porque en todos los demás pronombres hemos observado siempre usos generalizadores similares a los de la segunda persona cuya finalidad no parece más que la de ir alejando al sujeto hablante del exigido protagonismo que le exige ser el creador del mensaje. Pero no sacaríamos aquí a colación este tema —que podría apartarse de la más pura descripción de los pronombres personales sujeto—, si no hubiéramos observado, conjuntamente con los mencionados usos de la persona verbal, un comportamiento diferente también en la presencia pronominal que estamos analizando, y que ya se constató en el habla madrileña118: una decidida preferencia por la presencia de la forma tú en las referencias que señalan claramente hacia la persona presente en el acto discursivo y con la que se mantiene el diálogo119. Veamos cómo se estructuran los datos sobre los que basamos nuestro análisis (véase Anexo, tabla 12): 117

Recientemente, Miranda Steward (2003: 203) ha explicado este hecho como una posible muestra de que los ejemplos madrileños podrían apuntar hacia una cortesía negativa, mientras que en ejemplos del puertorriqueño observa estrategias de cortesía positiva. Probablemente se complementen los dos valores en todo el mundo hispánico. Es muy posible que en muchos de los usos generalizadores de la segunda persona no pueda excluirse del todo la intención de implicar al oyente, pero en otros muchos casos sí. Nosotros no hemos planteado esa distinción en el análisis de nuestro corpus por evitar mayores fragmentaciones —y, quizá, también, porque exigiría un largo debate previo y un mayor número de datos—, pero en cualquier caso se cumple siempre el alejamiento de la primera persona hacia otros linderos que desdibujan su responsabilidad directa en lo dicho. 118 V. Enríquez, 1984, pp. 141 y 348. 119 O en su caso, en estilo directo, donde el hablante reproduce un supuesto diálogo previo.

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Gráfico 1.23. Porcentaje de usos de la 2ª persona según su referente Hombres 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% Personales

CH

BA

GC

18% 100% 64% 52% 29% 33% 25% 21%

ME

PR

CR

CA

8%

12% 27% 29% 26%

Generalizadores 39%

0%

7%

Expletivos

0%

29% 19%

43%

BO

LI

LP

SE

29% 64% 30% 35% 23% 25% 66% 23% 7%

MA 4%

TOT 40%

37% 40% 55% 67% 23% 50% 18% 34%

Mujeres 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% Personales

ME

Generalizadores 7% Expletivos

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

TOT

46% 54% 28% 51% 66% 41% 26% 23% 14% 10% 49% 22% 32% 2%

41% 21%

0%

33% 28% 23% 58% 65% 20% 64% 35%

47% 44% 31% 28% 34% 26% 46% 54% 28% 26% 32% 14% 34%

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Como podemos apreciar, en el total de la muestra (a la derecha el gráfico), tanto en hombres como en mujeres, los casos de segunda persona verbal más numerosos son los referidos a usos generalizadores, pero sí se observa una cierta preferencia por estos usos en los hombres mientras que en las mujeres parece esbozarse una evolución, de oeste a este, desde una clara mayoría de referencias personales120 hacia una indistinción entre ambos usos (en Santiago, La Paz y Chile), para pasar una preponderancia de los usos generalizadores en Buenos Aires y Las Palmas y Madrid. En Sevilla se rompe esa tendencia y casi el 50% de las formas verbales de segunda persona presentan referentes personales. Hay, pues, ciertas variaciones entre ciudades y entre hombres y mujeres: Las Palmas, por ejemplo (con 125 casos de usos generalizadores en los hombres, y 169, las mujeres, frente a solo 22 y 25 de referencias al oyente, respectivamente) es la ciudad donde los usos generalizadores de la segunda persona han resultado ser más frecuentes en todos los informantes; por su parte, Santiago de Chile es donde las referencias generalizadoras y personales (al interlocutor) son similares, apareciendo en una proporción casi idéntica, con independencia del sexo. Por último, en Venezuela, los dos grupos prefieren claramente las referencias personales a las generalizadoras. Esta equiparación entre las preferencias de hombres y mujeres no se mantiene en ninguna otra de las ciudades observadas: en Bogotá y México, los hombres se decantan por los usos generalizadores y las mujeres por los personales, en Madrid y San José de Costa Rica es a la inversa y son las mujeres las que parecen preferir las referencias indirectas a P1; en Lima y Sevilla los hombres utilizan ambos recursos indistintamente mientras que las informantes femeninas sí optan de forma clara por la interactuación con el oyente. En Puerto Rico, por otra parte, el alto porcentaje que reflejan los gráficos en los usos personales de los hombres se debe —como puede verse en las tablas— a dos únicos casos de segunda persona, lo que explica esa elevada proporción que, sin embargo, no es 120 Hablaremos de referencias “personales” por oposición a las generalizadoras, siendo conscientes de que ambas son personales, pero asumiendo que el término “personal” de segunda persona hace referencia explícita al oyente, al interlocutor, mientras que en el generalizador, como ya hemos destacado, el señalamiento personal queda abiertamente dirigido hacia una primera persona desdibujada.

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significativa. En cuanto a los generalizadores, solo hemos registrado un único uso y sin presencia pronominal, que incluimos —por curiosidad— en un contexto más amplio que, además, nos permite de nuevo apreciar el juego interpersonal entre yo, tú y uno: – … Entonces se puede caminar por todo eso. Y después sube uno más arriba, hasta el final del campanario, y tiene toda una vista de San Juan y es… a mí me encanta, […] uno se mete. Y yo he entrado allí con clases completas, y nos hemos metido allí, todos, […] en el Convento y… verdaderamente, sobre todo… Enc.— Pero ¿ subes?, ¿puedes subir? Inf.— Pero ¿para qué vas a subir?” (PR-04).

En resumen: podría perfilarse una tendencia a un mayor uso de valores generalizadores en los hombres y un uso personal en las mujeres que claramente se contradice en Las Palmas, Madrid, Argentina y Costa Rica, donde son las mujeres quienes presentan más usos indirectos, y Madrid, Venezuela y Caracas, donde son los hombres los que también optan por las referencias personales. Veamos ahora algunos ejemplos de estas referencias directas, con y sin pronombre expreso121: – Enc.— Bueno, pero… por ejemplo: esas cremas que dicen humectantes y no sé qué tanto… ¿de veras… sirven? Inf.— Pues mira: pon tú que la publicidad tenga cierto empirismo, ¿verdad?, cierta poca… base científica, pero en sí… digo… la cuestión de investigación, sí existe (ME-02 h.). – Inf.— … Podemos seguir, si quieres. Espérate, dame un descansito. Enc.— Ahora.” (PR-05 h.). – … siempre he creído que muchos papás utilizan a los hijos —vos me has oído decir eso, ¿verdad?— como un trofeo.” (CR-08 m.). – Enc.— No, no, no, no, no. Alumnos de la universidad, te digo. Inf.— Ajá. ¡Ah, ya! En general. Enc.— Sí, sí, sí. Inf.— ¿Vos no producís alumnos… profesores? Enc.— Sí, sí. Profesores de español.

121 En los ejemplos de referencias directas al interlocutor, hemos preferido incluir también la intervención que da pie a la respuesta del hablante (o se desprende de ella), cuando lo hemos considerado relevante. Por otra parte, dado que establecemos diferencias entre ambos sexos, hemos incorporado en la referencia de cada encuesta las abreviaturas h. y m., respectivamente, para hombres y mujeres, con el fin de recordar el dato al lector (véase, sin embargo, nota 2).

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Inf.— ¡Ah! ¿De verdad? ¡Qué curioso! … (CR-01 h.122). – Enc.— Pero debe ser horrible… saber que los… que los edificios donde uno vive están construidos sobre lo que era antes un cementerio; a mí no me gustaría. Inf.— Bueno, tú sabes que eso es a la gente que tenga esa sensibilidad, hay quien no le importa…(CA-08 m.). – Enc.— No, es que yo te estoy hablando es de Inglaterra como potencia en ese momento. Inf.— Tú ya la definiste, Era potencia (BO-06 h.). – … decidimos hacerlo, el trámite en primer lugar en… ministerio, tú sabes la burocracia cómo es, ¿no?, es un poco lento, papeleos, ¿no? Aparte de eso, el mobiliario, todo eso que tú tienes una lucha constante contra las… los… los trabajadores que no están acostumbrados a cumplir.” (LI-10 m.)123. – … superior de… en cuanto a la clasificación del estrato, nada más. No sé, ¿qué opinas tú? Otra persona.— Sí, eso. yo pienso que… pues las formas clásicas…” (LP-06 h.). – Inf.— …Y en español, ¿quieres tú saber qué ha escrito… Enc.— Claro. Inf.— …en español? Estas obras también se están traduciendo…” (CH-03 m.). – Enc.— Contáme algo. Inf.— Bueno, vos preguntáme algo, dame lugar para que yo cuente algo. A ver, preguntáme lo de Bariloche.” (BA-09 m.). – … da un poco de vergüenza en un núcleo de gente decir: “¿Cómo… vos no cruzastes [sic] el charco?”…” (BA-01 h.)124. – … y el consejero me dijo: “¿ Tú quieres seguir en… en… en la Universidad de La Laguna de… de… de consejera?”…” (GC-14 m.). – Enc.— Carmen, normalmente has vivido en Sevilla salvo algunas salidas cortas, ¿no es así? Inf.— Pues sí, sí, efectivamente. Tú conoces mi vida casi perfectamente y sabes que normalmente he vivido en Sevilla.” (SE-10 h.). – … me dijo: “Bueno, ¿pero es que tú no sabes que la abeja es el macho de la palmera?” Efectivamente […], las abejas traían el polen para fecundar…” (MA-11 h.)125. 122

Incluimos este ejemplo por ser el único registrado en los hombres costarricenses con referencia directa al interlocutor. 123 Adviértase en este ejemplo un segundo pronombre expreso, esta vez de carácter generalizador (en cursiva). 124 En estilo directo, el único caso en los informantes masculinos bonaerenses con vos expreso referido a un —supuesto— oyente (que, en este caso, podría ser el propio informante). 125 Todos los casos referidos a persona en los hablantes madrileños están incluidos en secuencias de estilo directo.

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En cuanto a usos generalizadores, podemos ver también otra muestra de nuestros ejemplos: – … la televisión tiene otra cosa. Tiene la emoción de sentirse al aire, aunque no veas al público. Pero tú estás trabajando… tú estás trabajando para mucha gente que te está viendo. No sabes quién es, a lo mejor no es nadie más que los señores que están arriba en cabina, ¿no?, pero es distinto… es distinto (ME-04 m.). – vos llegás donde el médico y le decís: “Mire, doctor, tengo tal cosa” (CR-10 h.). – … yo considero que en cada comercial tú te puedes manifestar de algún modo […] en este comercial, que ahorita está en el aire, de K., donde yo hago una cantidad de trucos… (CA-10 m.). – … creo que es uno de los… de los puntos fundamentales que se deben definir antes de… de pensar en desarrollo de una ciudad. Porque si tú sabes realmente cómo vas a solucionar ese problema, también te puedes imaginar qué tipo de ciudad necesitas… (BO-02 h.). – Dominando la gramática, tú te defiendes bastante bien, ¿no?, en poco tiempo, ¿no?, enriqueces tu vocabulario (LI-07 h.). – … no faltan inclusive los vivos, ¿no es cierto?, los que se te quieren, te quieren pasar lance, y evidentemente de eso tú te matas de risa porque ya los conoces, más o menos… (LP-03 m.). – … entonces, tú puedes agregar toneladas de… de abono y en el fondo no vas a obtener ningún beneficio, porque reaccionan químicamente con el suelo… (CH-02 h.). – … Es decir, el alumno que vos ves que estuvo mal en redacción en la primera composición, en la segunda un poquitito mejor, y fue mejorando, podés evaluar el adelanto (BA-09 m.). – … y tenías la comodidad de disponer del coche que bueno, ya nadie se te metía adentro, que vos tenías el baño para vos y demás, ¿no?… (BA-11 h.). – … los originales nos vienen. Y entonces tú analizas si ese original puede ser importante o no (GC-07 h.). – … Y en cambio por los puntos que atraviesa la carretera general, que hay varios, o que tú ves la carretera general cerca, que van paralelas, pues se veía una fila de coches enorme (SE-07 h.). – … te preguntan, te piden consejo y tú le das lo que puedes… dentro de todo lo que sabes, que algunas veces aciertas, ya no por lo que sepas, sino por la experiencia que tienes y porque yo ya llevo aquí ocho años.” (MA-03)126.

Las fórmulas expletivas las estudiaremos conjuntamente con las de usted, por comparar variantes —como veremos— muy seme126 Obsérvese la alternancia de primera y segunda persona en una misma oración, cosa nada extraña en nuestro corpus.

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jantes. Aquí solo querríamos apuntar que, si bien —de nuevo— se ha registrado un mayor número de usos en las mujeres (584 casos, frente a solo 200 en los hombres), estas muletillas expresivas tienen el mismo peso en ambos sexos, y suponen el 34% de las formas de segunda persona registradas. Presencia y ausencia del PpS TU en función de su referente Queda ahora plantearnos cuál es el comportamiento de la forma tú en cada una de estas referencias (Anexo, tabla 12). Tal y como podemos ver reflejado en nuestro siguiente gráfico, los usos personales del PpS tú se sitúan siempre por encima de sus usos generalizadores y solo en tres grupos no se cumple esta tendencia: en las mujeres bonaerenses (en quienes se aprecia una clara identidad entre ambas referencias —que coinciden en un 28% de presencias de vos—) y en los hombres bogotanos y las mujeres de Costa Rica (quienes presentan mayor frecuencia pronominal en los usos generalizadores —y que eran, además, quienes más los utilizaban—). Gráfico 1.24. Porcentaje del PpS TÚ en función de su referente Hombres 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% Personales

ME

PR

CR

38%

0%

11% 45% 25% 50% 20% 68% 100% 27% 25% 27% 37%

Generalizadores 18%

0%

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

33% 50% 31% 43% 58% 33% 17%

SE

7%

MA

0%

TOT

26%

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106

EMILIA V. ENRÍQUEZ Y MARTA ALBELDA

Mujeres 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% Personales

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

TOT

28% 64% 17% 80% 45% 27% 42% 67% 28% 32% 63% 33% 50%

Generalizadores 13%

0%

33% 58%

22% 35% 58% 28% 11%

0%

17% 25%

En resumen, hemos constatado que los usos generalizadores son los más utilizados aunque, globalmente, sea en las referencias personales donde más se favorezca la presencia del pronombre expreso. Por su parte, los usos expletivos —que consideramos muy relacionados con el intento del hablante por implicar al interlocutor en un universo discursivo del que, realmente, es parte secundaria127— son sumamente frecuentes (de hecho, en el total de la muestra, incluso superiores a las referencias personales directas) y, sin embargo, presentan índices de presencia pronominal muy bajos (en torno al 10%), lo que parece demostrar el poco interés que subyace en estos discursos por destacar la figura del interlocutor. 1.4.1.2.4. Presencias o ausencias de la forma de cortesía usted Para valorar conjuntamente todas las formas relacionadas con el oyente, parece conveniente presentar ahora los comportamientos 127 Especialmente, en este tipo de entrevistas, donde, efectivamente, se pide al sujeto que hable de sí mismo.

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107

EL PRONOMBRE PERSONAL

observados en relación con usted, cuyo uso global podemos ver representado en las gráficas siguientes: Gráfico 1.25. Presencia de USTED Valores relativos

100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

Hombres

69%

57%

61%

49%

81%

63%

79%

31%

48%

57%

71%

85%

Mujeres

68%

32%

35%

74%

50%

46%

59%

61%

50%

57% 100% 64%

Valores absolutos 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

Hombres

29

4

17

19

25

5

31

12

23

4

5

28

Mujeres

13

18

23

14

12

16

16

20

20

8

1

18

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Ya hemos destacado el escaso número de formas que se han registrado en toda la muestra. Sin duda, tenemos muy pocos datos en los hombres de Puerto Rico (a pesar de que en seis de las siete encuentras se utiliza este tratamiento) y de Lima (aunque aquí sí es cierto que solo dos encuestas se plantean desde las fórmulas de cortesía); también en Sevilla los datos son muy limitados (con dos encuestas en hombres que mantienen la cortesía y cuatro en mujeres). Finalmente, pocos son también los datos obtenidos en Las Palmas, en ambos sexos, aunque aquí no es de extrañar, puesto que absolutamente todas las encuestas presentan el tuteo como fórmula de intercambio (y los casos registrados vuelven a responder a enunciados en estilo directo). La prudencia, pues, aconseja desestimar el alto uso de usted en las mujeres sevillanas, pero sí nos permite destacar el elevado número de presencias en Madrid (con nueve encuestas con tratamiento de cortesía —cinco en hombres y cuatro en mujeres), Bolivia y La Paz. No obstante, no nos sorprende, desde luego, el alto porcentaje de presencias de usted dado que sabemos desde un principio que esta forma de tratamiento es la que más usos explícitos propicia (recordemos lo dicho en el §1.4.1.1.). En cuanto a sus referentes, como en tú, usted (y su persona verbal relacionada) también presenta la doble posibilidad de señalar directamente al interlocutor o, por el contrario, al propio hablante, de manera más o menos encubierta128. Casos de este segundo uso son: – … su argumentación es muy sólida; no es… Ahí no encuentra usted nada de poesía, nada de divagaciones; todo es muy concreto, muy cerrado… (ME-05). – … Cuando usted llega a Europa, la primera vez que se monta en un tren, en primera, o en segunda, o en tercera, pero tiene oportunidad de ir en primera, entrega ese tique y ellos lo… lo ponchan y le dan una fecha (PR-03). – … pues lógicamente el mercado es menor. Sin embargo… este… ¡diay!, depende de lo que usted haga y de lo que usted dé, y de su empeño y de cuánto usted trabaje. Porque en este asunto es trabajar y producir

128

Decimos “más o menos encubierta” porque, como ocurría en tú (y se hizo patente en algunos ejemplos), es frecuente que en el mismo enunciado —si no en una misma oración— alternen las formas en primera y tercera persona. También aquí podrán observarse casos de esta naturaleza.

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EL PRONOMBRE PERSONAL

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para mostrar. Y mostrarse uno mismo si… si sabe, si puede o si hace bien las cosas… (CR-04)129. – … Entonces nosotros no desarrollamos nada. Se desarrolla el intelecto, porque usted estudió. Si no se estudia, pues, no se desarrolla el intelecto tampoco, se queda usted un analfabeto (CA-12). – … Si usted no sabe que si usted le pregunta a una amiga, le va a decir sí o no, es decir, no sabe con seguridad qué le va a contestar, usted no tiene por esa persona una completa amistad; usted tiene … una parte de su sentimiento es de desconfianza (BO-13). – … En Italia igual, porque en Italia si usted habla inglés… si habla francés y español, entiende casi todo. De modo que la… cuando estoy en Italia, puedo hablar en italiano. Y cuando estoy en Brasil, puedo hablar en brasilero… (LI-13)130. –… prefieren hablar en su idioma nativo que es el quechua o aimara. Entonces usted les escucha hablar quechua y aimara, pero también hablan el español, ese español primitivo, ¿no? (LP-12). – …y gente mayor anda de pantalones y con abrigo, y usted ve señoras con abrigo de visón a cualquiera cos… a… hora del día (CH-09). – … Cuando usted está en muy buena relación con su novio o con una amiga o con lo que sea, usted puede pasarse un tiempo sin verlo tranquilamente. Cuando se está en mala relación… usted necesita estar prendida. Ahora bien… si en el tratamiento bien llevado… uno toma en cuenta rápidamente… lo que uno es para es para el paciente… y uno interpreta… (BA-12)131. – … Bueno, ahora ve usted a un obrero vestido igual que un señor, exactamente lo mismo (MA-13).

Como ejemplos de valores canónicos de usted (referidos a P2) podemos citar: – Enc.— Doctor, ¿y el trato con los alumnos como maestro es completamente diferente que como director? Inf.— Pues, eso tendría usted que preguntárselo a ellos. Por mi parte, yo los trato como cualquier maestro podría tratarlos… (ME-06). – … esa llanura española… es precioso, yo creo… Nunca yo había visto unos colores tan sobrios y tan bellos como esos. Usted me entiende porque usted es española… 129 Destacamos aquí el caso de uno, en los mismos términos comentados en la página 68. Igualmente, en algunos de los ejemplos siguientes, donde también encontramos usos impersonales. 130 Volvemos a los constantes guiños entre uno, usted y la primera persona. Aquí, de nuevo, se difuminan los contornos entre la primera y el usted. 131 Este ejemplo podríamos interpretarlo, quizá, como un caso de acercamiento, real, al interlocutor, el cual podemos inferir que es una mujer (al seleccionar el hablante las variantes novio y prendida), evidentemente, con clara intención de implicarlo en sus afirmaciones.

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Enc.— Yo no soy de esa región, pero la llanura castellana me llama la atención (PR-03). – … ella da clases de español en el Instituto de Lengua Española. Usted tiene que conocer a… a… a… a esta muchacha… María. […] Son filólogos, él y la hermana (CR-01). – … y yo decía: “Mire, señor: a mí no me importa que usted esté enamorado o no, porque yo tengo mi novio en Nueva york”… (CA-14). – … voy a hacerle un paréntesis aquí para preguntarle si usted tiene algunas inquietudes o algunas preguntas o algunas… interrogantes que quiera formular. Enc.— Doctor, pues ya que […]se refiere a la situación del país frente a la educación… (BO-07). – … hágame una pregunta: “¿Qué entendemos por feminismo?” Enc.— Me gustaría saber su opinión acerca del feminismo. Inf.— Usted quisiera que le hablara mi opinión acerca… Bueno, la verdad es que yo no soy feminista, soy más femenina que feminista (LI-14)132. – Enc.— […] ¿Por qué no nos cuenta su trayectoria como escritor? […] Porque usted es uno de los mejores escritores, tal vez el mejor escritor boliviano. Inf.— Yo quedo muy honrado con esa frase que usted me… me endilga, pero no creo llegar a tanto (LI-11). – Enc.— … ¿De qué otra cosa le gustaría conversar en este momento? Inf.— Me con… me gustaría oír los planes o los proyectos que usted tiene, J. L., para un futuro próximo. Enc.— Bueno, terminar primero mis… mis estudios, recibirme este año; pero en todo caso me interesaría que usted hable más que yo … (CH-05). – … Ahora, observe usted, usted me está haciendo la encuesta y yo soy la que le está preguntando… (BA-13). – … me presenté en las Cortes, me dijeron: “¿Qué comisiones quiere usted coger?”, digo: “La educación, la primera”… (GC-12). – Enc.— ¿Y su relación con la Academia, con la vida cultural de Sevilla? Inf.— Pues ya puede usted calcular, no he dejado de asistir a ningún acto de la Academia… (SE-12). – … y yo tenía indiscutiblemente muy buenas condiciones de voz. Ahora, probablemente, en esta cinta que me está usted tomando, no. Esto va a ser un desastre. Enc.— ¡Qué va! (M A-09).

¿Qué distribución de estos dos tipos de referencias personales hemos encontrado en nuestro corpus? Los datos no muestran en esto coincidencias con lo que vimos en las formas de segunda persona (véase valores absolutos en la tabla 13 del Anexo): las refe132

Interesante ejemplo, a nuestro juicio, por ser la propia informante la que propone la pregunta, a la que luego responde como si, realmente, la hubiera planteado el encuestador. En cierto modo, una curiosa variante de pregunta retórica donde participa también el interlocutor.

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111

EL PRONOMBRE PERSONAL

rencias generalizadoras con el tratamiento de cortesía han resultado ser claramente menos utilizadas que las referencias personales directas y solo en las mujeres de Buenos Aires y de Costa Rica ambos señalamientos no presentan diferencias significativas: Gráfico 1.26. Porcentaje de usos de cortesía (3ª sg) según su referente Hombres

100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% Personales

ME

PR

CR

CA

74%

BO

LI

CH

BA

GC

SE

MA 82%

100%

79%

36%

45%

88%

74%

65%

100%

43%

Generalizadores 5%

0%

0%

5%

35%

0%

3%

6%

0%

14%

0%

Expletivos

0%

21%

59%

19%

13%

23%

29%

0%

43%

18%

21%

Mujeres 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

95%

21%

51%

79%

79%

43%

93%

61%

43%

93%

0%

46%

Generalizadores 0%

32%

31%

0%

21%

20%

7%

15%

50%

0%

0%

25%

Expletivos

47%

18%

21%

0%

37%

0%

24%

8%

7%

Personales

5%

100% 29%

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En cuanto a las presencias concretas de la forma usted han resultado ser, en el conjunto de los datos, algo superiores, precisamente, en los enunciados generalizadores, es decir, en los menos utilizados: así pues, los valores generalizadores en el tratamiento de cortesía se usan poco pero se recurre a la forma usted con mayor frecuencia cuando el hablante decide utilizar este recurso133: Gráfico 1.27. Presencia del PpS USTED en función de su referente Hombres

100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

ME

CA

BO

LP

CH

BA

SE

68%

86%

64%

81%

31%

61%

100%

68%

Generalizadores 100%

50%

91%

100%

100%

100%

0%

88%

Personales

TOT

Mujeres

100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

PR

CR

BO

LI

LP

CH

BA

MA

Personales

75%

24%

42%

73%

56%

60%

41%

77%

TOT 57%

Generalizadores

50%

75%

80%

57%

100%

100%

60%

29%

63%

133 Adviértase que en las gráficas que presentamos hemos eliminado las ciudades donde no se ha registrado ningún uso generalizador, puesto que no cabía comparación alguna. Los datos globales pueden consultarse en la tabla 13.

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EL PRONOMBRE PERSONAL

113

Podemos pensar que la ambigüedad que se crea en estas expresiones —cuando no van claramente dirigidas al oyente— respecto de la tercera persona del singular, y, por tanto, con el indefinido uno (que ya hemos visto que es otro importante sustituto del protagonista discursivo) podría explicar este hecho. Varios de los ejemplos que hemos aportado más arriba, parecen corroborar nuestra hipótesis. Pensemos, por ejemplo, qué ocurriría si en los ejemplos siguientes elidiéramos el pronombre expreso: – …Quizás la [vajilla] que uno usa diariamente, uno debe buscar un diseño agradable, relacionar la vajilla. Los… los cuchillos que usted coma, ¿son cómodos a la mano?, ¿tienen un diseño bonito? (PR-03). – … En cambio, usted hoy encuentra salas de exposición del orden de treinta y ocho, cuarenta salas de exposición… Salas de conciertos populares pues está la gran sala de conciertos de la Universidad Nacional, que es magistral… […] En fin, hoy hay, por ejemplo, en música formas de asistir usted diariamente a un concierto, […] Hay un mayor movimiento cultural porque hay muchos más sitios o puntos en donde uno puede desarrollar su afición o al teatro, o a la música, o a la lectura” (BO-12).

O, en el ya visto: – …. Cuando usted está en muy buena relación con su novio o con una amiga o con lo que sea, usted puede pasarse un tiempo sin verlo tranquilamente. Cuando se está en mala relación… usted necesita estar prendida. Ahora bien… si en el tratamiento bien llevado… uno toma en cuenta rápidamente… lo que uno es para es para el paciente… y uno interpreta…” (BA-12).

Es obvio que las relaciones interpersonales discursivas quedarían alteradas. 1.4.1.2.5. Las fórmulas expletivas para la segunda persona: tú, vos y usted Cuando estudiábamos más arriba los usos generalizadores más alejados de P2, aceptábamos la tesis de la profesora Steward, quien propone que tales usos podrían indicar un claro ejemplo de cortesía negativa (véase nota 117). Al analizar ahora el alto número de expletivos en segunda persona, sí podríamos considerarlos como la contrapartida de los anteriores: como claras expresiones de “cortesía positiva”, donde el hablante, sin duda, pretende implicar al receptor de su mensaje, captar su benevolencia o hacerlo cómplice.

01 El pronombre personal:01 EL PRONOMBRE PERSONAL 10/07/09 12:01 Página 114

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Y quizá sea por ello por lo que este tipo de expresiones son tan numerosas también en la segunda persona, aunque, frente a lo observado en yo, ahora la presencia pronominal sea menos frecuente. Con todo, el repertorio es amplio y muy ligado a los verbos de percepción y entendimiento134: g

Con el verbo ver:

– ¿Ves? [tú] (ME-08, 10, PR-14, LP-04, LP-09, CH-08, BO-04; CO-02; LI10, CA-01, 02, 04, GC-02, MA-04). – ¿Ve? [usted] (CR-10, LI-13, PR-14). – ¿Tú ves? (PR-13, CA-14, -08). – ¿Usted ve? (ME-06, CA-12). – ¿Ves tú? (CH-04). – ¿no ves? (CA-10). – ¿no ve? (CA-12). – Vieras g aislado: “llegó un profesor nuevo de latín, profesor Oroz; vieras, serio, como catedrático” (CH-14). g en contexto: –“¡Pero vieras el nivel de la secundaria!” [vos] (CR-09). – Viera: –“pero viera qué curioso” [usted] (CR-01). – Verás (LP-03, SE-10). – Tú verás (GC-12). – Verás tú (SE-02, -04). – Verá usted (ME-05, MA-11). – ¿Viste? g – Viste que… [vos]: –viste que mucha gente… (BA-09). – Ya ves que…: “ya ves que son chocantones, eh, para dar los permisos” (ME-03). – Ya ves (aislada) (GC-11). – Ya verás (ME-13). – Como verás (LP-06). – Como usted ve (CA-12). – Para que veas (ME-14, GC-08). – Para que vea (ME-08). – Déjame ver (ME-01). – Vamos a ver (MA-08). 134

g

Con el verbo saber:

– ¿sabes? (GC-08). – ¿sabes que? (ME-03, BO-10, LP-10, GC-08). – ¿sabe? (CA-12). – ¿vos sabés? (CR-09). – ¿no sabés? (CR-01). – tú sabes (aislada) (GC-08, ME-3, LI-07, -10, CA-08, -12, -14, PR-04, 09, -13, SE-03). – tú sabes que… (BO-08, -10; CA-04). – ¿sabés qué? (BA-09). – ¿sabes tú? LI-07. – usted sabe (ME-06, PR-04, CA-12). – usted sabe que … (CR-11, ME-05). – ya sabes (aislada) (ME-03). – ya sabe usted (MA-09). – como sabes (SE-11). – como tú sabes (aislada) (GC-13, PR-13, MA-03, BO-09, -14). – como tú bien sabes (SE-03). – como usted sabe (bien) (ME-05, CA-12). – ¡Vaya usted a saber! (MA-10).

De nuevo, las referencias no pretenden ser exhaustivas. Sí el repertorio.

01 El pronombre personal:01 EL PRONOMBRE PERSONAL 10/07/09 12:01 Página 115

115

EL PRONOMBRE PERSONAL

g

Con el verbo mirar:

g

Con el verbo decir:

– Mira (ME-02, ME-03, -10; CH-01, 03, -08, -10, -14 LI-05, -07, -09, -10, GC-09, -10, -11, -13, SE-02, -11, MA03). – Mirá (CR-1, -08, -09; -11, -13; BA-11; LP-03, LP-08). – Mirá…: –“Mirá qué contestación absurda” (BA-08). – “… estos señores, mirá los años que nos están curando con una cosa que hoy hay en la farmacia y que es una pomada.” (LP-08). – Mire (CR-04, 09, ME-05, 08; PR-03, CA-12, SE-12, MA-11). – Mire usted (ME-06, -11, LI-13, SE-12, MA-14). – Mira tú: “¿por qué le vamos a dar poder a este?, si mira tú, tal y cual” (GC-12).

Dime (LI-07). Dime tú (CH-13). Decíme (CR-09). Di tú (aislado): “… los apartamentos y ocupados ya hace cinco años o cuatro años, di tú, creo que cinco años…” (BO-10). – ya me dirá usted (MA-09).

g

g

Con el verbo oír:

– Oye (CH-01, -13, -14; LP-09; GC-07, -08, -13; ME-01, -03, LI-05, CA-04, SE-04). – Oiga (LI-13). g

Otros:

– Ponte (LI-09). – Ponte tú (LP-03, CH-03). g

Con el verbo fijarse:

– ¡fíjate! (aislada): (GC-09, LI-07,09, MA14, CH-08,-10): “¡Fíjate no más!” (ME-10). – Fíjate que…: “… Fíjate que en mí, desde chico, siempre tuve esa vocación.” (ME-02). “… Porque fíjate que lo malo es que yo no puedo saber si va el chofer.” (ME-03). “… Fíjate que hay casitas…” (ME-09). “… Porque fíjate que se han dado casos…” (ME-10).

– – – –

– – – – – – – –

Con el verbo querer:

si usted quiere (ME-05, CA-12). si quiere (ME-06). si quieres (LP-03, LI-05). si tú quieres (LP-06, -10; CH-04). si queremos (PR-05). … de donde usted quiera (MA-06). qué quiere usted que le diga (MA-12). yo qué quiere usted que le diga (MA-12).

g Con otros verbos de entendimiento – ¿me entendés? (CR-08). – ¿me entiendes? (LP-03, GA-12, CH-03). – ¿entiendes? GC-09, -12, CH-03. – ¿comprendes? (GC-09, CA10, SE-02, MA-03). – ¿comprende? CA-12, MA-06. – ¿cómo te explico? (LI-10). – ¿te das cuenta? (LP-04, LI-10). – como te darás cuenta (PR-13).

01 El pronombre personal:01 EL PRONOMBRE PERSONAL 10/07/09 12:01 Página 116

116 g

– –

– – – – –

EMILIA V. ENRÍQUEZ Y MARTA ALBELDA

Con el verbo fijarse:

“… fíjate que, ahora, se me hace como más difícil que eso haya podido pasar” (GC-09). ¡fijáte! (BA-03). Fijáte que…: “… fijáte que yo, por ejemplo, escribí un articulo (CR-09). fijáte que dos veces he tratado de resumirlo (CR-09). ¡Fijáte qué horror! (CR-09). fíjese à ME-05, ME-14. fíjate tú à GC-08, -09, MA-04, -14. fíjese usted (M-06). ¿Te fijas? (CH-03). fíjense (PR-10).

g Con otros verbos de entendimiento – ¿No crees? (ME03). – ¿Creyeras? (LP-11). – Piensa (LI-02). – ¡Calculá! (CR-09). – ¡Calcule usted! (SE-12). – ¡Tú calcula! (MA-04).

Considerando estos enunciados dentro del conjunto de los usos de la segunda persona (con personales y generalizadores), las fórmulas expletivas suponen una parte importante de todos los casos estudiados. En el total de la muestra alcanzan el 34% de las formas verbales de segunda persona (tanto en hombres como en mujeres): es decir, uno de cada tres verbos en segunda persona aparece en un enunciado de este tipo, llegando incluso al 67% en los hombres bonaerenses o a casi el 55% en todos los hablantes de Santiago de Chile. En el caso del tratamiento de cortesía, con la tercera persona verbal, los enunciados expletivos no son tan significativos y se sitúan en torno al 23% de estas personas verbales: ahora solo uno de cada cinco verbos tendrá esta función discursiva. El comportamiento varía, sin embargo, cuando consideramos los porcentajes de presencia pronominal. Como cabía esperar, sin duda, usted presenta mayor porcentaje de presencias que tú: en el total de nuestros datos, los enunciados expletivos con el pronombre tú expreso apenas alcanzan el 10% (frente al 90% que aparecería sin pronombre) mientras que las expresiones con usted suponen un 26% del total de las expletivas en 3.ª persona. Pero también aquí podemos observar algunas excepciones que se escapan a esa norma. Fijémonos solo en los casos en que se tienen datos de ambas opciones:

01 El pronombre personal:01 EL PRONOMBRE PERSONAL 10/07/09 12:01 Página 117

117

EL PRONOMBRE PERSONAL

Gráfico 1.28. Presencia de la forma TÚ/USTED en fórmulas expletivas TÚ 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

ME

Hombres

0%

Mujeres

6%

PR 0%

CR

CA

BO

LI

LP

CH

0%

0%

0%

0%

75%

0%

GC

SE

MA

TOT

50% 12%

BA

0%

0%

3%

0%

30%

0%

3%

24% 17% 10% 19% 29% 11%

8%

USTED 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

ME

Hombres

67%

Mujeres

0%

PR 0%

LI

LP

CH

BA

33% 26% 100% 0%

CR

0%

22%

7%

67% 50% 35%

38% 33%

0% 100% 75% 17%

0%

CA 25%

BO

8%

GC

SE

MA

TOT

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Los grupos más reacios a utilizar el pronombre expreso —tanto en tú como en usted— han resultado ser el de las mujeres puertorriqueñas (que con 18 casos de expletivos en “tú” y 27 en “usted”, no presentan ningún pronombre) y el de los hombres limeños (con 16 casos en “tu” y 1 en “vd.”, tampoco ninguno con pronombre). Aunque con pocos casos, los hombres bonaerenses presentan otra particularidad: claramente han optado por el vos en las expletivas (en un 50% de ocho ocasiones, frente al usted —una vez de catorce, es decir, el 7%—) y también los bolivianos parecen decantarse por los expletivos con tú expreso frente al usted (aparece tú en 6 de 8 ocasiones —un 75%—, y solo 2 casos y ninguno con PpS en “usted”). Entre la mujeres, se prefiere la presencia de tú en México (de 103 de segunda persona, tú aparece en 6 ocasiones —un 6%— pero solo se registra un caso de usted —sin pronombre—) y San José (1 tú de 34 casos pero ninguno de usted, entre doce). Frente a estas situaciones, que parecen más de carácter aislado, en los hombres de México, San José de Costa Rica, Caracas, Bogotá, Santiago de Chile, Sevilla y Madrid se cumple la tendencia (con mayor o menor número de datos); también en las mujeres de Caracas, Lima, Chile (aunque muy próximos), Buenos Aires, Sevilla y Madrid. En resumen: será más fácil escuchar una expletiva de segunda persona, pero más difícil que ésta vaya acompañada de su pronombre expreso. En cuanto a qué aspectos lingüísticos podrían justificar estas tendencias, ya hemos apuntado que los enunciados con usted —quizá por ser el más joven de los elementos que ha pasado a formar parte del paradigma pronominal, y por no poseer persona gramatical propia—, son los más necesitados del apoyo pronominal para reafirmar su función, y, por ello, sean quizá también los que más claramente recurren a su forma pronominal expresa. Si nos planteamos, por último, por qué los hablantes muestran esa reticencia al uso expreso de tú en estas fórmulas, podríamos pensar que su uso se limita por evitar redundancias excesivas. Sin embargo, podemos aventurar otra hipótesis: admitiendo el continuo juego de distancias y acercamientos entre el hablante y su interlocutor —y el tratamiento de cortesía es ya una muestra palpable de ello—, tan descortés sería no implicar para nada en su discurso a su otro participante como plantear un excesivo acercamiento hacia su persona, en especial —como es el caso— cuando

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no existe una relación de intimidad con ella. Ahora es el “tú” quien debe tratarse con un cierto distanciamiento y, si además sabemos que la presencia pronominal suele reforzar el contraste, la oposición entre las personas implicadas, parece que las propias normas de cortesía positiva podrían aconsejar mantener esa distancia entre el “yo” y el “tú” bien definida, sin atosigamientos ni excesivas exigencias. Y para ello es muy probable que lo mejor sea eso: mantener a la segunda persona atenta, implicada, pero nunca acaparada. 1.4.1.2.6. Presencias o ausencias del pronombre nosotros: clases de grupos En las tablas generales ya pudimos comprobar que nosotros, si no es el pronombre menos utilizado sí es uno de los que menor frecuencia de uso ha presentado en todas las ciudades estudiadas —menor incluso que ellos— (repásense, si se desea, las tablas 7 a 9). Sin embargo, no nos confundamos, la primera persona del plural, es —después de la primera del singular— la forma verbal más utilizada en todo el corpus. En los gráficos que presentamos a continuación, pretendemos recordar este hecho. En ellos podemos apreciar el alto número de casos registrados en todos los países en el uso de la primera persona del plural (a la derecha) mientras el porcentaje de presencias de la forma nosotros (a la izquierda) queda en índices similares entre hombres y mujeres y siempre muy bajos. Gráfico 1.29. % Presencia de NOSOTROS 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

Hombres

15%

12%

13%

18%

12%

7%

7%

13%

10%

8%

4%

MA 9%

Mujeres

6%

19%

10%

13%

15%

10%

14%

13%

8%

9%

6%

6%

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Uso de la 1.ª persona del plural 400 350 300 250 200 150 100 50 0

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

Hombres

326

145

134

251

259

229

324

127

115

234

73

234

Mujeres

376

226

233

271

234

228

169

195

146

141

109

319

En las líneas que incluimos a continuación intentaremos plantearnos qué posibles causas pueden explicar esta circunstancia. Y el primer paso para poder estudiar esta cuestión es el de saber qué referentes exactos componen el concepto de grupo: “yo” ¿y quién más? Teniendo esto en cuenta distribuimos nuestros datos en cuatro clases: según presentaran referentes discursivos, personales, corporativos o generalizadores. Un quinto grupo lo conforman las fórmulas expletivas que, como siempre, hemos considerado aparte. Pasamos a caracterizar y ejemplificar cada uno de ellos. A) Dentro del grupo de enunciados con referentes discursivos hemos considerado aquellos casos en que el grupo que incluye la primera personal se compone de todos los implicados directamente en el acto discursivo concreto de la entrevista. En definitiva, el hablante y su interlocutor, y en casos excepcionales, algún otro participante en ese espacio comunicativo. No son, desde luego, los más frecuentes (véase Anexo, tabla 14), pero sí son los que más claramente implican a P1 con P2. Algunos ejemplos de estos enunciados —con y sin pronombre expreso— son: – Muy cerca del… fin del solsticio de invierno está la Navidad, que acabamos de pasar (ME-12). – Enc.— ¿Te acuerdas que con F. pensábamos ir un día?

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Inf.— Sí pensábamos. ¡Ah, no!: Vamos a ir, y también a Taxco (ME-03). – Enc.— …Verás la reproducción más tarde… bueno, empecemos, no tienes que identificarte… Inf.— Bueno, vamos a tratar cualquier tema […] esto, creo que nos tenemos que remontar bastante a mi educación elemental (PR-02). – Enc.— …¿Qué opinión tenés sobre la crisis actual? Inf.— Pues, hay crisis en muchos aspectos. yo diría más bien como que lo redujéramos o restringiéramos a uno de ellos. Enc.— Es tu decisión (CR-06). – … por ejemplo. Uno de esos textos lo corrigió M. Enc.— Pero una cosa es corregirlo y otra es hacerlo. M. no es especialista tampoco en cuestiones de enseñanza. Inf.— yo no tengo idea como están, ¿vos sabés? Vale la pena que… que observemos eso. Más nosotros, que tenemos hijos en primaria (CR-09). – … Bien, si usted quiere hacerme ahora alguna otra pregunta, o dirigimos la… la conversación hacia otros… menesteres, para no hacerlo tan autobiográfico… Enc.— No, a mí me gustaría que continuara por… por el camino de la autobiografía (CA-11). – Enc.— […] ¿Qué nos diría acerca de la educación, por ejemplo? Inf.— La educación está muy encadenada con lo que veníamos hablando, porque resulta que la educación es un ceder de sí mismo. Cuando uno está chiquito… (BO-13). – Inf.— Podríamos conversar ahora de deportes. Enc.— Sí, justamente iba a cambiar totalmente de… de tema porque sé que te encantan… te encanta el deporte, ¿no?… (LI-02). – Enc.— ¿Qué tipo de propiedades tenían tus papis? ¿En dónde tenían? ¿En Coripata o en Coroico? Inf.— ¿No te acuerdas? Si hemos debido de ir en las vacaciones. ¿No te acuerdas? Enc.— No, no me acuerdo, yo nunca he ido (LP-09). – Enc.— […] ¿Hay algún otro problema especialmente interesante para usted de conversar en este momento? Inf.— Sí; podríamos conversar sobre la medicina sicosomática. Enc.— Lo escucho (CH-05). – … Pero… volvamos al trabajo y volvamos a que me realizo en mi trabajo porque… Enc.— Oye una cosa, perdón que te interrumpa, pero aparte del trabajo, ¿qué otras cosas te interesan? (BA-08). – … pues tú imagínate que ahora mismo nosotros su… no supiéramos que Gorbachov es quien es, ni que la perestroika tuviéramos una mínima referencia… (GC-06). – … Bueno después de esta breve interrupción se me ha ido un poco la idea de lo que estábamos hablando. – Enc.— Bueno estabas hablando de… O sea, de la esencialidad, ¿no?, de unos problemas de Sevilla que tú no querías… (SE-10).

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– Enc.— Sí, sí. Muy bien. Don A., me gustaría saber cómo… Inf.— Bueno, “don A.”, vamos a suprimirlo, de momento. Enc.— Bueno, A. Me gustaría saber… (MA-07).

B) Como referentes personales etiquetamos los casos donde el hablante explicita claramente en su enunciado la o las personas que incorpora en esa particular asociación pluripersonal. Suelen estar íntimamente ligados a su realidad más inmediata (familia, amigos, compañeros) o ser personas bien diferenciadas en el discurso y a las que se alude claramente. – … estaba internado el chiquito de Pepe, mi hermano —este niño, Pepito, que se murió de leucemia— allí, en el hospital. Entonces, nosotros íbamos todos los días al hospital a ver… a estar con el muchachito, y vimos a las voluntarias. Vimos… nos enteramos de que el trabajo que hacían era muy… bonito, muy… como… Nosotros vimos cómo trataban a Pepito, y todos; y entonces nos interesamos. Y desde entonces fue cuando entramos allá (ME-13). – … Todavía nosotros nos reunimos, los del grupo. Bueno, tan es así que… que mi esposo, pues, lo conocí ahí en el grupo de Florencia… (PR-03). – … esa escuela era… era solo de hombres, no era mixta como hoy día. De manera que, a pesar de que… que éramos solo varones, la mayor parte del personal docente eran maestras (CR-11). – … Nosotros vivíamos en un apartamento bastante pequeño… Enc.— ¿Tú y tu marido? Inf.— Sí… que, bueno, nos costó horrores conseguirlo… (CA-04). – … nosotros vivíamos en un barrio clásico de Bogotá que era Santa Bárbara, en la carrera séptima, sexta y quinta (BO-12). – … nosotros tuvimos oportunidad de estar en… en España… más de un año […] Porque… P. estuvo… haciendo un trabajo allá en… en… el Archivo de Indias (LI-10). – … mis padres eran propietarios, antes de la reforma agraria, de fincas en la región, y obviamente esto significaba que nosotros hemos pasado mucho tiempo viajando a la región y tenemos muchos lazos, diremos, de orden… emocional, sentimental con la región en sí (LP-06). – Nosotros hicimos una expedición preciosa por todo el interior de Antofagasta; visitamos Tocopilla… Calama, Chuquicamata, San Pedro de… la estación San Pedro, San Pedro de Atacama, Socaire, Chiu-Chiu… (CH-10). – … el viaje que hicimos con… papá y mamá nosotros estuvimos en el país… de Arnés, estuvimos en Burdeos, estuvimos en Arcachon… (BA-11). – … en lo que se refiere concretamente a mi apellido, pues nosotros tenemos de reconocida presencia en esta isla desde principios del siglo XVIII (GC-06).

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– … En las paradas de taxis tú tienes que hacer cola igual que si fuera un autobús, y entonces van llegando los taxis, y por turno, los vas cogiendo. Pero nosotros, al principio, no sabíamos eso, nosotros veíamos un coche que nos parecía un taxi, y, no sé, hacíamos señas y te paraban siempre (SE-03). – … en El Escorial está San Lorenzo del Escorial, eso que todo el mundo conoce, y luego… el pueblo que dijéramos, que es la villa del Escorial, […] que es donde estamos nosotros, donde vamos nosotros (MA-07).

C) Los referentes corporativos135 incluyen los casos de primera persona de plural donde el hablante alude a grupos imprecisos pero de los que él se siente parte: el trabajo, el país, o la pertenencia a cualquier colectivo de carácter político, religioso, o social suelen ser representativos de estos usos. Como curiosidad diremos que este sentimiento de pertenencia a “clase” o “grupo” aparece frecuentemente definido por el propio hablante. Veamos algunos ejemplos, que no implican presencia pronominal alguna pero que sí nos ayudan a perfilar mejor ese concepto de colectividad que caracteriza a estos usos: – … los de nivel graduado teníamos que hacer trabajos de investigación adicional (PR-03). – … aquellos de nosotros que hemos hecho de las enseñanzas de lenguas extranjeras, este… el centro de nuestra vida profesional (PR-10). – … Un sistema de unidades que nos permitió, al grupo que entramos juntos al Liceo de Aplicación, graduarnos… en… en algo más de cinco años, en vez de los seis años anteriores (CA-06). – … la vida de la universidad, que es una vida colectiva inmensamente grata (BO-12). – … pero hay sitios en que las mujeres somos mal recibidas y sin embargo, en otros… en otros casos, gustan más las mujeres médicos que los hombres (MA-04). – … Y los padres, pues, estamos un poco como abuelos (MA-09).

Para terminar, una categórica alusión a estos sentimientos de grupo: – Enc.— Por “nosotros”, te refieres a los de tu religión. Inf.— A los de mi religión, desde luego (ME-07).

135 Término que hemos elegido por diferenciar a este grupo de los colectivos, que tendrán un papel importante en el análisis de las terceras personas.

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Pasemos a ver algunos otros ejemplos donde creemos que queda patente la expresión de ese sentimiento colectivo del hablante y que sí forman parte de nuestro cómputo (en cursiva, los conceptos que consideramos relevantes para entender el criterio de colectividad): – … aquellos a quienes la vida nos concedió el privilegio de haber conocido las postrimerías del siglo pasado y la mitad del siglo presente, hemos podido darnos cuenta de la transformación que se ha operado, no solo en el mundo, sino muy particularmente en nuestro país. Nosotros pudimos ser testigos de las épocas donde la tracción era casi de la carreta, hasta nuestros días, en que tenemos el jet como máxima expresión de traslación (ME-12). – … habíamos un… un grupo de profesores que… que decíamos: “Esto hay que pararlo”, pero no sabíamos cómo (PR-01). – … Aun las personas que como yo …. somos tildados de bilingües, siempre sentimos una preferencia afectiva por el vernáculo, y en la medida en que rechazamos más y más modelos o patrones de conducta […]de la población norteamericana, más difícil se nos es… se nos es el poder… codificar mensajes… (PR-10). – …si lo comparamos con otros países, nosotros tenemos garantías sociales muy grandes, garantías de salud muy grandes a la par de otros países. Pero eso no quita que nosotros hayamos repartido mal los recursos. Que los hayamos destinado a actividades que no tenían ningún fundamento… (CR-03). – … los demás miembros de la… de la comunidad caraqueña, pues como no sentimos el miedo, porque no sentimos a la tierra temblar, entonces, pues, no estamos todos o… afectivamente conmovidos con la… y lo vemos como es: un problema que nos preocupa, nos conmueve o nos conduele… (CA-05). – … un programa que se llama Tras la huella del hombre colombiano, que trata de presentar, pues, la raigambre que tenemos nosotros como colombianos a nivel de nuestras tribus indígenas… (BO-01). – … Sí, en realidad… como nunca me he mudado a la Punta, tenemos —yo digo “tenemos” porque en realidad toda la Punta piensan [sic], creo, así—, tenemos un especial concepto de lo que es la Punta (LI-01). – … Por eso yo te digo que en Bolivia estamos en el momento oportuno de que esta gente que pueda ser campesina, va a seguir utilizando sus valores y subiendo económicamente (LP-06). – … No hay clase alta en… en el… en el área donde nosotros trabajamos… Estamos haciendo, en este momento, primero una pequeña investigación so… es decir, primero tenemos que aprender, saber qué es lo que es el lenguaje y qué lo que es la comunicación. En eso estamos, aprendiendo recién un poco de gramática… (CH-06). – … Después nosotros tenemos aquí en el otro piso, en el décimo piso, un salón de reuniones y conferencias… y ahí se dictan cursos de capacitación. En estos momentos se dictan cursos de inglés, nada más. Pero

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hemos tenido otra… serie de seminarios y cursos para personal de la empresa… y es lo controlamos aquí, a través de mi oficina también (BA-10). – … Todavía teníamos algunas asignaturas, o sea, en la universidad central, en la universidad de la calle Laraña. Teníamos la Química y la Física en la antigua universidad. Ya desapareció. Y teníamos algunas clases […] en Madre de Dios… (SE-05). – … la especialidad de endocrinología y nutrición consiste en los enfermos y la patología de las glándulas de secreción interna, […] las enfermedades de… las gónadas, que nosotros llamamos gonadas y en realidad son las glándulas sexuales, la pituitaria y también nos ocupamos de los problemas de nutrición… (MA-06).

D) Por último, las referencias generalizadoras reúnen los casos en los que el hablante intenta cobijarse en una idea de grupo para atenuar su protagonismo discursivo. Como ocurría en los generalizadores de tú, son también casos fácilmente sustituibles por “yo” (expreso o no) o por uno. En los ejemplos que proponemos a continuación hemos intentado seleccionar —siempre que ha sido posible— precisamente aquellos en donde se observa alternancia con yo (e incluso, también, con usos generalizadores de “tú” —GC-06—): – … siempre yo llevo a cabo una encuesta entre ellos y en… encontramos que concuerdan lo que ellos nos dicen con lo que los libros y los textos dicen (ME-06). – … una reunión semanal, en la cual los miembros vienen a la congregación para estudiar juntos la Biblia. Y en realidad debemos… puntualizar, que ha sido muy valiosa las experiencias de mutuo enriquecimi… enriquecimiento que hemos tenido en estos estudios (PR-06)136. – … yo diría que el respeto va aparejado con… con el conocimiento que tengamos nosotros de cada persona con la que tenemos que relacionarnos (CR-03). – … yo respeto a los niños, por… lo que significan, en el sentido de la palabra “futuro”, no sabemos qué va a ser un niño, hay que respetarlo. Y respeto a los ancianos, por lo que guardan. Yo a quien respeto menos es a los que están en el medio (CA-03). – … Entonces, hacemos un balance de la relación con el Brasil y llegamos a la conclusión de que no fue enteramente satisfactoria, porque nos enfrentamos a una diplomacia más efectiva y más preparada… (BO-05)137. – … También me gustó mucho la… pueblito que se llamaba en… “motel

136

Nótese el uso corporativo de la segunda forma verbal (en cursiva). En cursiva, en el mismo ejemplo, un uso que debe considerarse no generalizador, sino corporativo. 137

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del placer”, si lo traducimos, que en realidad… era una tranquilidad increíble (LI-01). – … yo pienso que hay una guerra subterránea para derribar los valores occidentales […] tendríamos que echarle la culpa al oriente, pero, claro, no estoy en condiciones de… de hacerlo, pero yo creo que ha sido tan violenta, tan artificial… (LP-13). – …él ataca la actitud de su madre, que podríamos calificarla una actitud netamente española, ¿no es cierto?, con la beatitud y la piedad (CH-03). – … Yo estoy muy contenta con la carrera, por supuesto… y es una cosa que brinda mucho si uno se puede desarrollar y hacemos esfuerzos por desarrollar (BA-04). – … Y antes no sabías lo que pasaba por el mundo, teníamos unas noticias muy fragmentarias, muy… muy sumarias, ¿no?, algunas cosas sabías, pero… no tenías una información abundante, ni siquiera fiable (GC-06). – … El que mira ahora los chanfarrinones y las cosas que nos presentan en algunas exposiciones, mal llamadas exposiciones… No diremos que eso es esplendor de orden, no diremos que eso es exposición de belleza, diremos que es cualquier cosa, pero no es bello (SE-12). – … Después, el oficial que hemos llamado “chusquero” pues este es el hombre rígido, el hombre que hace, fiel cumplidor a todos… (MA-01).

Como colofón presentamos un interesante ejemplo donde, en un muy limitado espacio temporal, el informante utiliza varias de las posibilidades referenciales que estamos considerando: – … Bien, podemos hablar1 sobre movimiento estudiantil en la Universidad de Puerto Rico, el cual ha pasado por una serie de etapas que sociológicamente consideramos2 interesantes. Por un lado, yo recuerdo cuando era estudiante, hace ya, no sé, más de quince años que entré en la universidad y esto estaba, como nosotros decimos3, estaba muerto, en términos de cualquier intento de reforma estudiantil o… o… a nivel de facultad, era la década del cincuenta… (PR-01).

Vemos una primera expresión dicursiva y la segunda claramente generalizadora, puesto que es ya la opinión del hablante lo que cuenta. De hecho, inmediatamente cambia su discurso a la primera persona del singular para volver después a un plural corporativo, como miembro de la comunidad universitaria. E) Los usos expletivos en primera persona de plural presentan mucha menor variedad y frecuencia que los referidos a primera y segunda persona, pero no son tampoco extraños:

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g Con el verbo decir: – Digamos (ME-01, -02, -03, -04, -05, -06, -09, -11; PR-05, -06, -08; CR-01, -02, -03, 04, -07, -08, -10, -11, -12, -13, -14; CA-01, -02, -03, -04, -07, -08, -09, -10, -13; BO-02, -03, -07, -09, -12, -14; LI-01, 04, -07, -08, -10, -13; LP-01, -02, 03, -05, -07, -08, -10, -11, -12, -13, -14; CH-01, -02, -04, -05, -06, -07, -09, -12, -13; BA-03, -04, -05, -06, -09, -10, -11, -13; GC-02, -05, -06, -13; SE-13; MA-01, -02, -04). – No digamos (ME-06). – … que digamos: (BO-03; BA-12; MA-08). – Digamos así (CA-11; SE-14). – Digámoslo así (BO-01, -02, -05; GC-05; SE-11; MA-06). – Diríamos (ME-05, -06; PR-01; CA-07; BO-03; LI-09; LP-07; BA-14; SE-09). – No diríamos (BA-14). – Diremos (LI-14; LP-03,-06, -07, -12; SE-12). – No diremos (SE-12). – Decíamos (ME-06).

g

– Que dijéramos: “el pequeño; […] no ha cumplido ningún verano, con… conocimiento de causa, que dijéramos” (MA-07). – Como si dijéramos (PR-05; GC08, -11; SE-08; MA-05). – Como si dijésemos (MA-05). – Si decimos (expresión aislada) (SE-08). – Como decimos (CA-04; LI-07). – Vamos a decir así (CA-10; LP-14; BA-05). – Vamos a decirlo (así) (C-13). – Vamos a decir (CA-12; GC-03). – Podemos decir (CA-09; LP-01). – Podíamos decir (MA-07). – Pudiéramos decir (PR-06; SE-09, -13). – Podríamos decir (ME-04, -06; LP-10; CH-02, -06, -07, -12; SE-11). – Podríamos decir así (SE-09). – ¿Cómo diríamos? (BA-08, -09; MA-12). – ¿Qué dijéramos? (ME-11). – ¿Qué podríamos decir? (LI-12). – ¿Qué digamos?: “se puede influir de una manera o de otra mediante… qué digamos, relaciones e influencias.” (ME-06).

Con otros verbos:

– Supongamos (ME-02, -05; BO-02; LI-02; CH-10; BA-10). – Vamos a suponer (M-04). – Pongamos (LP-11; CH-08; BA-03; GC-10). – Vamos a poner (CA-10; MA-04). – ¡qué le vamos a hacer! (CH-01; GC-09, -12; MA-09, -12, -14). – ¡qué vamos a hacer! (CR-01).

– Pudiéramos llamar (PR-05). – Podríamos llamarla (CH-06). – Como podríamos llamar (CH-06). – Vamos a llamarlo/la así (CA-10, -11; GC-06). – Como sabemos (LI-14). – Vamos a ver, … (ME-14; PR-02; GC-07, -10; MA-06, -07, -08, -10). – si queremos (PR-05).

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El repertorio (nunca exhaustivo) se centra, claramente, en el verbo decir, con una expresión estrella, la forma digamos, presente absolutamente en todas las ciudades estudiadas, aunque su vitalidad disminuye notablemente en las peninsulares. Pero lo realmente significativo de este grupo de expresiones es, como veremos a continuación, que en todas ellas se elude siempre la presencia pronominal. 1.4.1.2.7. Presencias o ausencias del pronombre nosotros: análisis de los datos Una vez justificada la clasificación que proponemos para las formas de primera persona del plural, veamos cómo se comportan respecto de la presencia del pronombre. Respecto al uso de la primera persona del plural en función de las cinco clases consideradas (Anexo, tabla 14), la tendencia general es que las referencias menos presentes en nuestra muestra son las relativas a los grupos pluripersonales discursivos y a los usos generalizadores del “yo” —tanto en hombres como en mujeres, y por ese orden—; les siguen las fórmulas expletivas (únicamente en los hombres de Santiago de Chile y en las mujeres de San José de Costa Rica se ha registrado un uso de expletivos fuera de esta tendencia general) y son, sin duda, las referencias a grupos personales y corporativos las que más se utilizan, con una especialización interesante: en general, en los hombres se han registrado más referencias a los grupos corporativos (salvo en Lima, Buenos Aires, Sevilla y Madrid), mientras que las mujeres parecen identificarse preferentemente dentro de grupos de carácter más personalizado (con las excepciones de San Juan, Bogotá y Las Palmas).

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129

EL PRONOMBRE PERSONAL

Gráfico 1.30. % Uso de la 1.ª persona del plural en función de su referente Hombres 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% Discursivos Personales Corporativos Generalizadores Expletivos

ME 4% 12% 38% 21% 25%

PR 3% 8% 48% 28% 12%

CR 3% 25% 33% 21% 18%

CA 3% 22% 34% 31% 11%

BO 2% 9% 75% 10% 4%

LI 2% 43% 37% 6% 11%

LP 7% 4% 46% 5% 39%

CH 3% 15% 35% 8% 39%

BA 0% 42% 35% 4% 19%

GC 5% 11% 60% 14% 10%

SE 1% 53% 26% 16% 3%

MA 4% 40% 34% 12% 10%

LP 2% 51% 33% 1% 12%

CH 3% 41% 33% 13% 10%

BA 1% 60% 21% 2% 15%

GC 3% 8% 67% 15% 7%

SE 3% 46% 17% 24% 10%

MA 3% 72% 12% 7% 7%

Mujeres 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% Discursivos Personales Corporativos Generalizadores Expletivos

ME 2% 51% 36% 1% 10%

PR 0% 38% 52% 6% 4%

CR 3% 21% 19% 7% 50%

CA 3% 64% 18% 5% 10%

BO 2% 35% 56% 3% 4%

LI 0% 48% 33% 2% 16%

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Como en otras ocasiones, la situación es muy diferente cuando consideramos las presencias pronominales, respecto de sus ausencias. Cabe destacar, en especial, que en absolutamente ningún caso de los 775 expletivos computados se ha presentado un pronombre personal expreso, por más que fórmulas como “supongamos nosotros”, “como nosotros sabemos” o “diríamos nosotros” no nos resultan del todo ajenas a nuestro sistema. Por su parte, los discursivos son otro de los grupos que presenta frecuencias de uso pronominal sorprendentemente bajas: ningún caso en mujeres, y apenas ocho casos en los hombres. En toda la muestra —a pesar de ser siempre un pronombre muy poco usado—, es en las referencias a los grupos corporativos donde se presenta un mayor uso explícito de nosotros (con un 19% en hombres y un 17% en mujeres).

Gráfico 1.31. Presencia de NOSOTROS en función de su referente Hombres 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

Discursivos 23%

0%

0%

0%

0%

20%

13%

0%

0%

8%

0%

0%

Personales

0%

0%

3%

6%

22%

6%

17%

11%

8%

8%

3%

9%

Corporativos 36%

24%

36%

22%

13%

11%

12%

30%

20%

11%

11%

16%

Generalizadores 3%

0%

4%

30%

0%

0%

0%

20%

0%

0%

0%

4%

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EL PRONOMBRE PERSONAL

Mujeres 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

Discursivos 0%

0%

0%

0%

0%

0%

0%

0%

0%

0%

0%

0%

Personales

7%

10%

14%

16%

11%

8%

20%

10%

5%

0%

10%

6%

Corporativos 7%

29%

31%

13%

20%

17%

13%

23%

26%

13%

5%

11%

Generalizadores 0%

0%

12%

7%

0%

0%

0%

12%

0%

0%

4%

0%

Podemos, desde luego, hacer alguna precisión secundaria. Por ejemplo, entre personales y corporativos no se establecen diferencias de comportamiento respecto de la presencia pronominal en las mujeres de México y Caracas (que sí presentaban usos de la persona verbal claramente más altos en los personales); en las mujeres de La Paz sí hay coincidencia con un mayor uso de formas de referencia personal y una utilización del pronombre también más alta en este grupo y esa misma coincidencia se observa también en las mujeres sevillanas. En cuanto a los hombres, solo los bogotanos muestran porcentajes de uso pronominal algo superiores (y en este caso, con un uso mucho mayor de enunciados corporativos). En los hombres de Lima las diferenciales que muestra nosotros en los discursivos respecto de los otros grupos no pueden considerarse significativas138.

138 Solo se han registrado cinco casos de referencias discursivas, con una única presencia. Sí se mantiene la significación entre personales y corporativos, apoyada en un número de casos mucho más elevado.

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En nuestra breve reflexión final podemos mantener que, efectivamente, la referencia de una primera persona del plural que más fácilmente nos podemos encontrar es a un grupo de carácter corporativo y, de cada cinco de ellas una irá acompañada del pronombre personal; el siguiente señalamiento más frecuente será a un grupo personal en el que el hablante se incluye. Con estos grupos solo en un caso de cada diez nos encontraremos la forma nosotros junto al verbo. Comportamientos algo distintos se han detectado en los hombres bogotanos, quienes también prefieren las referencias a grupos corporativos, aunque solo en una de cada ocho ocasiones utilizarán el pronombre expreso, mientras que sí lo harán en una de cada cinco veces que utilicen referencias a grupos personales. Por último, en las mujeres paceñas se mantiene esta misma proporción en el uso de esta forma pronominal, aunque ellas sí han preferido siempre tanto los señalamientos a grupos personales como una presencia mayor del pronombre en ellos. Y nuestra última pregunta sobre estos casos: ¿Por qué no hay presencia pronominal en discursivos? Sencillamente, porque en nuestras entrevistas el hablante no tiene por qué sentirse integrado con el interlocutor hasta el grado de incorporarlo a su imaginario colectivo (y, por tanto, en la misma medida que lo hace en los personales o los corporativos). Dada la relación informante-encuestador en la mayor parte de la muestra del Macrocorpus, la unión entre ambos no deja de ser más que superficial y momentánea. Es muy probable que el tipo de relación entre los protagonistas conversacionales, determine profundamente la presencia o no de este pronombre cuando las referencias sean al grupo pluripersonal P1+P2, y no en los otros casos. 1.4.1.2.8. Nosotras / nosotros en informantes mujeres La presencia de la forma explícita nosotras ha sido también sumamente escasa en nuestra muestra. Se reduce a los siguientes casos139:

139 Las encuestas donde hemos registrado estos casos son: PR: Preps.: -14, -13; Otros: -8 (“todas nosotras”); CA-04; BO-04, -08; LI-08; CH-13; BA-3, -14; GC-10, -13; Prep.-03; MA-08, -14; Prep. -08, -14; Otras: -08 (“como nosotras”).

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133

EL PRONOMBRE PERSONAL

Tabla 1.6. nosotras Sujeto C. Preposicional Otros

ME PR CR CA BO 0 0 0

0 4 1

0 0 0

0 1 0

3 0 0

LI

LP

0 1 0

0 0 0

CH BA GC 5 0 0

2 0 0

2 1 0

SE 0 0 0

MA TOTAL 8 1 2

15 8 2

Centrándonos en la función de sujeto, vemos que los datos se reducen a 15, y muchos de ellos en la misma informante: – … la empresa nuestra tiene una rotativa […] y es diferente a las rotativas que tiene Carvajal, entonces por eso tenemos que cambiar el tamaño, porque los anchos y… de los papeles son diferentes […] Entonces, si nosotras conservamos el mismo tamaño se desperdiciaría demasiado papel, y el papel, pues, es un artículo de lujo, que ?no podemos desperdiciar (BO-04). – … entonces nosotras, que no tenemos140 nada más qué hacer sino estudiar, pues… no, no tenemos el valor que debíamos tener (BO-08). – Inf.— … Pero las idiotas somos nosotras. Estoy de acuerdo. Enc.— Ya sabes que exigen. Inf.— Porque… Sí, pero nosotras queremos la igualdad de derechos pero… pero relativamente. Y eso que yo, a mis hermanos, procuro meterles en vereda ya a un nivel europeo (MA-08). – … Nosotras estábamos… adheridas al Liceum Club de Londres… (MA-14). – … Estuve educándome en un colegio importante de Madrid, Santa Isabel, de donde salieron… cuando nosotras entrábamos, salían las dos princesas (MA-14).

Cuando el PpS acompaña al cuantificador todas (como en otros casos de la muestra) no lo consideramos dentro del cómputo general de sujetos, porque sería siempre prescindible: – … Así que las mamás sabían que si su nena estaba por acá bailando con el novio pues no podía pasarle nada porque estábamos todas nosotras velándola (PR-08).

También se consideran aparte los usos donde el verbo queda elidido.

140

En estas formas no consideramos que pueda haber alternancia presencia/ausencia, puesto que el sujeto es el relativo. Estos casos no se han considerado en nuestro cómputo nunca como posibles “ausencias”, de ahí que tampoco lo destaquemos, ni en cursiva ni en negrita (véase, sin embargo, §4.2).

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– … él iba a dar su conferencia, nosotras todas sentadas en unas sillas (MA-14).

En el próximo caso, la informante parece arrepentirse de usar la forma femenina, y nos puede servir como nexo de unión con un fenómeno muy generalizado en nuestro corpus: el uso de la forma masculina nosotros referida claramente a sujetos femeninos. Veámoslo: – … te tienes que comer el postre caliente. Claro, sabroso, pero es algo novedoso para nosotras que no… siempre… Para nosotros el postre siempre es frío, sea lo que sea. En cambio para ellos… para ellos es… la modalidad del postre caliente… (CA-04).

Y, claramente ya, nos enfrentamos a este tipo de ambivalencias en el uso de los pronombres de primera plural, en las mujeres. Observemos uno de los ejemplos incluido más arriba (BO-04), pero ahora en un contexto más amplio (que hemos intentado reducir al máximo entendible): – … Laura es clasista, que a nosotros nos gusta mucho pero a veces no nos debiera gustar tanto, porque debemos1 llegar […] desde la secretaria para arriba, ¿no? Entonces, sí la va a afectar un poquito […] visualmente, porque en contenido de redacción, no creo; yo creo que estamos bien. […] El cambio de formato, precisamente, se debe a que la empresa nuestra tiene una rotativa, […] y es diferente a las rotativas que tiene Carvajal, entonces por eso tenemos2 que cambiar el tamaño, porque los anchos y… de los papeles son diferentes […] Entonces, si nosotras conservamos el mismo tamaño se desperdiciaría demasiado papel, y el papel, pues, es un artículo de lujo, que no podemos3 desperdiciar. […] y además porque nos gusta un formato más grande. Se va a destacar muchísimo más […] esta va a circular como Vogue, de… americana que es un formato muy lindo, y que no solamente lo buscamos4 que fuera así, sino que nos… el aprovechamiento del papel nos da precisamente ese tamaño. […] y esa es simplemente la razón; porque para nosotros5 seis páginas u ocho no, pues, no quieren decir nada, ¿no? […]. Enc.— ¿Y quiénes se dedican a la redacción?, ¿tienen personas que permanentemente escriben? Inf.— Sí, nosotros tenemos6 dos niñas de planta que son X.X. y X.X.,

Si —como ha sido nuestro proceder— intentamos etiquetar aquellos casos en los que el PpS podría haberse expresado pero no se ha hecho, al ir analizando linealmente nuestra muestra no tendríamos problemas en debemos1 y tenemos2 que consideraríamos como “evidentes” casos de ausencia del pronombre explícito de

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masculino plural (apoyados en el incuestionable referente anafórico “a nosotros”. El problema se plantea cuando, de repente, nos encontramos ante ese rotundo “nosotras conservamos…”: “No pasa nada —pensamos— la informante es mujer, sus colaboradoras —nos lo ha dicho ella antes— también lo son, y ella parece haber decidido cambiar a una deíxis personal más consecuente con su realidad”. Según esta argumentación, está claro que las formas no podemos3 y lo buscamos4 se ajustan a esa nueva elocución, donde se ha optado por destacar la feminidad de las protagonistas: “Sin duda —volvemos a pensar— estos casos responden a verbos donde el pronombre no expreso es nosotras”, por lo que volvemos a actuar en consecuencia y etiquetamos convenientemente ese rasgo. El desconcierto del bienintencionado analista será obvio para el lector cuando tanto él como el estudioso se enfrenten a los usos para nosotros5 y nosotros tenemos6… En ese momento es necesario tomar una decisión, que es la que nos vimos obligados a tomar en este estudio: clasificar estos enunciados como de imprecisión genérica141. Las situaciones de imprecisión genérica han resultado, en el Macrocorpus mucho más frecuentes de lo que cabría esperar. Incluimos buena parte de los casos estudiados porque consideramos que es un interesantísimo índice de neutralización pragmática (o sociolingüística, o —quizá también— psicolingüística) de un rasgo que las gramáticas normativas dan como evidente: que si P2 es femenino necesariamente aplicará ese rasgo en su discurso. En los ejemplos siguientes (se entiende que todos en boca de informantes mujeres) vemos que no es así y que, quizá, sea la única contrapartida conocida por nosotros142 a la reconocida concordancia ad sensum143. También podremos valorar que en absoluto pueden considerarse casos aislados:

141

Lo cual no conlleva pocas dificultades, dado que es difícil determinar hasta dónde llega esa imprecisión. Quizá habría que calificar así toda la encuesta. Nosotros no lo hemos hecho, y establecimos el margen en el que esa imprecisión no vuelve a hacerse explícita. La duda, sin embargo, es insoluble. 142 Las autoras de estas líneas acaban de utilizar el mismo fenómeno que ellas mismas están describiendo, y han decidido no alterar su inclinación inicial, para mayor abundamiento en él. 143 Concordancia que, por lo demás, resulta de vital importancia para valorar el juego de personas discursivas, como veremos al estudiar los casos de la tercera persona.

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– … las señoras nos vamos desde temprano; ahí comemos, muy mal, pero comemos ahí. […] Y arreglamos asuntos, y platicamos, y estamos contentos; tomamos café, y lo que tú quieras. Estamos muy contentos. Eso hacemos los… ese grupo de señoras (ME-10). – Inf.— ¡Ah! Entonces, tenemos nosotros también un aula que nosotros hicimos, las voluntarias (ME-10). – … ¿sabes lo que tenemos? Nosotros, las voluntarias… regalamos un… el oratorio… al hospital (ME-10). – … Y el lunes íbamos nosotros a hacer una… mandar decir una misa de acción de gracias, las voluntarias. Va a ser en el jardín. yo creo que va a estar muy bonito. De los veinticinco años de los del… de la fundación del hospital. Eso lo vamos a mandar decir nosotros (ME-10). – … Pero mi prima María —la mayor de las hijas, que era de mi misma edad— congeniábamos mucho, y siempre nos quisimos mucho. Y… hacíamos alguna travesura como esta, que era una travesura: a la hora que todos estaban distraídos, nosotros tratábamos de salirnos corriendo, porque había cerca […]una señora muy limpia que vendía, en una panadería, arroz con leche y natas. Y ya nosotros, con las moneditas, nos íbamos a ver a la señora aquella vendedora, para que nos compusiera unos panes que comprábamos, llamados cocoles o semitas. La buena señora […] nos los llenaba de arroz o de nata, y nosotros […] nos los íbamos comiendo corriendo, para que no se dieran cuenta de nuestra ausencia (ME-13). – … este pobre hombre caminó ¡lo que no te imaginas para llegar a encontrar el famoso guante! Y y regresó cansado, y nosotros más cansadas de estar allí esperándolo … (ME-13). – Fíjate que llegaron y las bajaron del barco, y vieron que todos tomaban un camión, un coche, coches especiales, y también ellas se subieron. Pero al llegar a una especie de palacio dijeron: “¡Ay, no! Para nosotros no es esto. Si somos religiosas, cómo vamos a vivir con esta abundancia, no. Vámonos a buscar a otras monjitas” (ME-14). – … realmente nosotros aprendimos a ser damas en la Escuela Superior Central (PR-09). – … en la vinculación propiamente con… la trayectoria del hombre, esa… esa no la teníamos nosotros, esa nos ha tocado aprenderla, a los que tenemos más de treinta años, ya de adultos (CA-03 -mujer). – Y ayer en la tarde, precisamente con mi cuñada, estábamos hablando nosotros un poco en forma sectaria, si se quiere… de que los caraqueños estamos bravos, porque… la gente del interior nos está como… acorralando un poquito (CA-08). – … y nosotros íbamos todos los domingos, todas las muchachas de Caracas (CA-14). – … nosotros íbamos al colegio solas (BO-08). – … con mi hermana Charo y su cuñada, decidimos salir en una de esas turs típicas de las islas, [..] no éramos muy deportivas, y la tercera era en burro. Y se nos ocurrió subir en burro. Después, lamentamos tremendamente haber decidido subir en burro porque la cuesta era supe-

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rempinada. […], y cuando queríamos bajarnos del burro no había forma porque el camino era muy, muy estrecho, […], y realmente lo… las mulas estas sabían dónde ponían las patas y probablemente las griegas estas también, pero nosotros nos hubiéramos venido cuesta abajo, de una sola caída. Juramos que nunca más íbamos a ser tan turistas, y de hecho bajamos en bus (LI-08). – Un buen día mamá fue invitada, después de muchos años de trabajar ahí, a un seminario en Bogotá. Fue la primera experiencia de su vida, y nosotros, malas realmente, porque ya éramos universitarias, nos burlábamos de ella (LI-08). – … pasamos cerca de un año en Pueblo Libre y luego nosotros, mis hermanas y yo, regresamos a República Portugal (LI-09). – … Porque las indias se sientan en una forma natural, y eso les… eso les facilita el parto, por ejemplo, ¿no? Nosotros, por no sentarnos así, resulta que ahora actualmente los ejercicios que se hacen para tener el parto sin dolor, […] habría que admirar y decir “se pare pues como una india, porque ella sabe sentarse”. Y nosotros no sa… no sabemos sentarnos (LI-13). – … Ellos llegaron a infundir tan profundamente en nosotros, las tres hermanas, el amor a la cultura, a la dignidad de la mujer, […] en tal forma que han sido el norte de nuestra vida, sí (LI-14). – Inf.— […] para los cursos es que llamamos personas especializadas. Enc.— Ah, para dictar los cursos. Inf.— Para dictar los cursos. Ahora… esté… nosotros… las socias… que no somos especializadas, pero… diríamos… con inquietudes… y… somos las que hacemos la parte administrativa… diríamos… del… esté… del centro. Y para dictar cursos siempre llamamos especialistas en las materias (BA-14). – … nosotros tenemos la congregación de antiguas alumnas… (MA-13). – … nosotros íbamos siempre con nuestra madre. Nosotras señorita de compañía no hemos tenido, no teníamos. – … pero no era… no era ponerse morenos como ahora. No, y en… en Cercedilla, en la sierra, pues también nos poníamos morenas del sol, claro (MA-13).

Dada la ambigüedad de estos contextos, hemos preferido no computar en ellos presencias y ausencias, pero para valorar la extensión de esta imprecisión genérica podemos ampliar que, de las ochenta y cuatro encuestas que componen la muestra de informantes femeninas, este fenómeno se ha registrado en treinta y cuatro de ellas, es decir, en un 40%. Y solo en una ciudad, Sevilla —que, por cierto, ha resultado ser la ciudad donde menos usos pronominales se han registrado (tanto átonos como tónicos)— no hemos encontrado ninguna encuesta que presente casos similares.

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1.4.1.2.9. Los pronombres de tercera persona y sus referentes personales: clasificación Como venimos haciendo, para valorar el alcance de las presencias pronominales respecto de sus ausencias, se hacía necesario plantear una clasificación más precisa respecto de los referentes hacia los que apuntan estas personas verbales en los enunciados. Aquí pasamos ya de la designación directa a una tercera persona bien definida textual o contextualmente hasta las referencias individuales más desdibujadas posibles, llegando casi a la impersonalidad. Por último, como índice gramatical representante de la “la no persona”, al señalamiento que permite la desinencia verbal se incorpora ahora el rasgo [-humano] y [-animado} en sus posibles referentes. Así pues, hemos considerado cuatro clases de posibles grupos referenciales, con criterios que el Esbozo de la RAE no ha ayudado a deslindar. El primer elemento de la clasificación estaba claro: la clase que señala a referentes personales directos, bien definidos, textual o contextualmente. Para las clases restantes hemos partido del concepto de colectivo que nos ofrece nuestra gramática. Recordemos cómo define a los colectivos: – … Son en realidad nombres de cosas numerables […] Pero al mismo tiempo designan en singular un conjunto, en plural varios conjuntos (colectivos propios) de personas o cosas, unas veces numéricamente determinadas: matrimonio, trío, otras veces indeterminadas: asamblea, agrupación. Unos son específicos, implican la índole de las personas o cosas que son unidades del conjunto: cabildo, coro, arboleda; otros no: conjunto, serie, multitud […]” (Esbozo, §1.2.3.4.c).

Respecto de gente y público reconoce el Esbozo que son colectivos específicos, pero que —como los nombres de sustancia (sangre, frío, humo)— en plural designan la clase (Ibíd.). Ahora queda claro también el segundo elemento de nuestra clasificación: la clase que agrupará los casos que apunten a referentes colectivos propios, sean específicos o no. Y, dentro de esta categoría, también los relacionados con gente, público y similares. A continuación el Esbozo reconoce (§1.2.3.4.d) otro conjunto designativo “muy relacionado con la significación gramatical de los nombres colectivos”:

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– … Se halla en cierto modo relacionada con la significación de los colectivos la que adopta el singular de los nombres de seres o cosas numerables, incluso el singular de los colectivos propios específicos, para designar genéricamente (singular genérico) todos los seres o todas las cosas de una misma clase o especie […] el sistema gramatical del número queda aquí modificado en el sentido de que singular y plural son términos equivalentes. Alternan frecuentemente dentro de un mismo contexto: Se han cometido atropellos con los indígenas […]; La explotación innominada que se consuma con el indígena.

Aporta, además, otro ejemplo basado en una canción popular: La mujer, con ser frágil/es firme roca en querer. Los hombres, con ser tan fuertes, /adoran a cuantas ven (Esbozo, ibíd.). Esta caracterización nos permite, pues, distinguir entre la clase de referentes singulares genéricos, definida en los mismos términos en que lo hace esta gramática, y una segunda clase, la de los referentes plurales genéricos, que hemos denominado referentes plurales corporativos, por coherencia, también, con la considerada para la los usos de 1ª del plural. El quinto grupo designativo incorpora los casos de referentes personales indefinidos, cuya caracterización nos brinda también el Esbozo al plantear el importante cambio de categoría que admite en los indefinidos uno y una: “consiste en el uso de uno o una como pronombre personal indefinido, con el carácter de persona general” (§1.2.8.3.1.º —el subrayado es nuestro—). Admite, a continuación, la distinción entre los usos puramente indefinidos de estas formas: “persiguen a uno (a cierto hombre)” de los usos personales indefinidos: “le persiguen a uno (a cualquiera, a mí)”. De esta clase de referencias nos interesaba especialmente saber cuál era su comportamiento, por estar ya muy cercana a la impersonalidad. En este grupo hemos incluido también las referencias a persona en el mismo sentido de ‘una persona cualquiera’); al contrario, sus usos plurales: las personas que…, en usos similares a las gentes que… muchas veces apuntan hacia referentes de clase, y como referentes plurales corporativos se han considerado. En resumen, hemos establecido una clasificación en las terceras personas que comprende cinco grandes grupos, los cuales —ordenados de mayor a menor precisión personal— serán los relativos a: enunciados con referentes personales directos (personales); enunciados con referentes plurales corporativos (corporativos); enunciados con referentes singulares genéricos (genéricos); enunciados con referentes colectivos propios —genéricos o no— (colectivos) y, por último, los enunciados con referentes personales indefinidos (indefinidos). Debe

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quedar claro que, en muchos de estos casos, en especial con los genéricos y los colectivos, es frecuente el anacoluto, explicable por una muy habitual concordancia ad sensum o por cambios del hablante en su estrategia discursiva. Se irán destacando cuando se crea procedente, aunque el lector pueda observarla en otras muchas ocasiones. Quedan, por último, por especificar como clase aparte los casos cuyos referentes no son personales (no personales). Habiéndose constatado en estudios previos que estos referentes en ningún caso favorecen la presencia pronominal, por economía explicativa hemos preferido dejarlos al margen de los análisis y los cómputos que a continuación haremos para centrarnos en otros aspectos que quizá merezcan más atención. A estos nos dedicaremos, globalmente, en el apartado 4.1.3.1. Con todo, ponemos énfasis en destacar este especial prejuicio que parece subyacer en todos los hablantes a la hora de usar un PpS referido a sujetos no personales. Presencias o ausencias del pronombre él El número total de formas verbales de tercera persona computados para este análisis es el tercero más numeroso después de nosotros144, y, desde luego, también con una presencia pronominal mucho más elevada que este último. Su distribución general en toda la muestra es la siguiente: Gráfico 1.32. Presencia de ÉL (Valores relativos) 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

Hombres

23%

23%

18%

39%

8%

16%

14%

21%

20%

11%

34%

11%

Mujeres

23%

34%

19%

27%

25%

24%

25%

19%

19%

27%

29%

8%

144 Una vez descontados, además, los casos cuyos referentes eran claramente no personales.

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141

EL PRONOMBRE PERSONAL

(Valores absolutos) 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

Hombres

29

27

22

80

3

26

15

42

29

13

27

14

Mujeres

45

54

43

73

19

32

42

27

20

34

23

17

Observamos una distribución global de frecuencias relativas similar pero podría destacarse una cierta tendencia a un uso algo superior en las informantes femeninas, en especial, en las ciudades centroamericanas y, desde luego, en Venezuela, donde ya acostumbramos a encontrar un claro pico en nuestros gráficos. En cuanto a la agrupación de los datos en torno a las cinco categorías referenciales señaladas en el apartado anterior, podemos hacer algunas precisiones previas (véase valores absolutos en el Anexo, tabla 15): con la tercera del singular es evidente que era difícil que se presentara algún caso cuyo referente fuera un plural corporativo y, de hecho, habría resultado ser una categoría superflua para esta persona si no nos hubiéramos enfrentado con un peculiar enunciado —aunque sin pronombre expreso—: – … una cosa rara que me sucede es que a medida que pasa el tiempo más me preocupo por los casos, al revés de otros abogados, que a medida que pasa el tiempo, pues, va creando una… una coraza para… que lo… que los aísla de… de la situación que se están enfrentando en la corte (PR-12).

Donde el propio informante parece dudar entre el uso genérico y el corporativo. Tampoco esperábamos una clara presencia del PpS él en los enunciados construidos en torno a referentes pronominales indefinidos y, efectivamente, así ha sido, aunque tampoco ha resultado

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un uso inexistente, por lo que se demuestra que sí cabe concebir un pronombre él expreso en este tipo de discurso, con sujeto indefinido, aunque sea ocasional. Curiosamente, de los tres casos registrados, dos son de informantes canarios y el otro de un hombre caraqueño: – … no estoy totalmente en contra de introducir cosas que uno pueda ver que… que él mismo… que… que despierten cosas, ¿no?, que uno vea que está dando en teclas que están ahí… como dormidas, que despiertan y que él se siente pues contento (GC-04). – … una persona que bebía y perdía el control y… y tenía una conducta… de este tipo, pero que él no era consciente de lo que hacía. Entonces esos son atenuantes o incluso… pueden llegar a ser hasta eximentes, ¿no? Es lo que se llama la… una persona que está incapacitada. Si… si *está loco o lo que sea, pues no puedes meterlo en la cárcel, tendrás que pedirle al juez que lo someta a un tratamiento siquiátrico, ¿no? (GC-02).

A continuación presentamos el ejemplo, algo más complejo, de nuestro informante de Caracas, donde prácticamente todo el discurso podía reestructurarse con la forma indefinida uno145. El final del ejemplo, con la apreciación global “eso sería un tema”, nos da idea de hasta qué punto nuestro informante está teorizando sobre una clara abstracción de lo individual: – … Es decir, el individuo no se libera de esas ciudades, no at… no a través de él mismo, porque él no puede, ya vemos que *no puede, *es un ignorante, *es un rebelde, sin ninguna causa, un rebelde sin ninguna solución en el bolsillo, totalmente negativo; si nosotros le damos a él la… oportunidad, o el Estado, o la empresa privada, de canalizar la… su… su perso… o sea, de canalizar la formación.de su personalidad, así lle… llevándolo y permitiéndole que él asista a otras sociedades, que él asista a otros lugares, creo que podríamos liberar un… al individuo y hacerlo más íntegro en sí mismo, o sea, más libre, porque *es más él mismo; y al *ser más él mismo, él puede enfrentarse a todos los otros problemas sin estar… rebelándose contra cosas que lo dominan porque ya más nada lo podrá dominar, ya que él en sí mismo será un… todo un… un vaciado y un monumento de cosas que él ha adquirido… él ha formado y no que… y no se le están alimentando. Eso sería… un tema (CA-01).

145 Para evitar excesivos subrayados, volvemos a destacar con un asterisco (*) aquellos verbos susceptibles de presentar fuera uno o él. Continuaremos con este convencionalismo en los demás ejemplos.

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Sin embargo, este tipo de enunciados construidos en torno a la indefinición que propicia uno son sumamente frecuentes y, además, frente a la reticencia a utilizar el pronombre expreso, no dudan en reiterar —a veces en clarísimo exceso— la forma indefinida. Un hecho interesante en este punto es el observado en las informantes femeninas, puesto que lo habitual es que lo utilicen de forma idéntica a como lo hacen los varones (en un comportamiento de imprecisión genérica similar al observado en nosotros-nosotras). A menudo, es cierto, aparece combinado con adjetivos que sí mantienen el género femenino o con claros sustantivos referidos a mujeres: – … Estaba hablando en la fila, que es donde uno debe ir… callada recorriendo todos los corredores… (LI-08). – … bueno, se anquilosa un poco uno cuando uno no está al día, en todo sucede como con las modas. Uno se ve anticuada si no está uno al día, igual pasa con la cultura… (LI-14). – … me jubilé, porque ya estaba cansada —uno se cansa, sabe—, y entonces me quedé en casa (PR-14). – … uno se va cuando está viviendo en su casa y se va lejos, tanta falta que le hace a uno, ¿verdad? Eso era tan distinto antes… antes uno no podía salir sola (PR-14). – … en un momento determinado a mí se me exigía que hiciera desfiles de moda, que enseñara maquillaje, que hiciera un curso de peluquería, y aun cuando… uno, por mujer, no está desvinculado de eso, eso no puede ser parte esencial de la vida… (CA-03). – … se permitía ir al colegio, [Risas] vamos a decir así, hasta que venía la regla; porque después se convertía uno en señorita y se acababa la educación (CA-10). – … cuando uno está joven es una cosa, cuando *?está mediana y cuando *?está vieja otra [Carraspeo]. Con la ventaja de la vejez que uno se… se libera de muchos prejuicios… (CA-14). – … yo encantada, pues a esa edad tiene uno mucho apetito… (CA-14). – Y estaba un poquito cansada. Trabajar treinta años no es nada… tampoco fácil. Y ya treinta años seguidos y ya se siente uno un poquito… cansadito (CR-14).

Pero el uso casi generalizado en las mujeres es a utilizar, sin mayores distinciones, la forma masculina, por lo que en caso de sujeto tácito debería esperarse siempre la forma masculina —que, además, sería la que claramente aceptaríamos—. Los ejemplos siguientes están todos en boca de informantes mujeres: – … a uno lo único que le toca es aceptar lo que *?vive, pensando toda la vida que algún día *?ha de morirse y que se… *? se muera independiente de lo que *?haga en ese momento (CR-03).

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– … salí porque realmente uno tenía un concepto de… de… la disciplina y de… la responsabilidad muy grande y yo sabía que no podía defraudarlos dejando una carrera botada a medio palo (CR-10). – …A mí me encanta que las chicas puedan salir, puedan ir a tomar un café, un refresco, […]. Pero por otro lado sabe uno que la niña se porta bien. *?Conoce todos los planes… (ME-09). – … fue el prim… la primera casa que tuve mía prácticamente, o sea, no la casa de mis padres en la que había vivido toda la vida… Como uno se va instalando, *?va empezando a hacer las cosas, eso… te hace… añorarla siempre, aunque no haya sido muy bonita (LI-04). – … porque uno se pregunta qué es lo que realmente *?hace si no puede motivar a la gente a… a superarse (LI-04). – Teníamos unos tiques que se llaman kilométricos, que le venden a uno el pasaje por kilómetros y *?los va usando conforme avanza… (LI-08). – … llega el momento en que uno se interesa más cada vez por cada uno de los temas y *?va encontrando mayor interés en el dictado de los mismos (LI-09). – … como son cosas de culturas desaparecidas… que uno no tiene ningún contexto cultural para entender lo que está viendo, pues uno ve, y… y… *?pasa por el lugar pero verdaderamente *?no ve lo que hay (PR-04). – porque si uno es capaz de convivir con un niño, también *? es capaz de convivir con un anciano y, en consecuencia, con la sociedad (CA-03).

Teniendo en cuenta estas consideraciones, pasemos ya a estudiar los enunciados que presentan una tercera persona de singular con referentes personales, genéricos, colectivos e indefinidos masculinos, en las doce ciudades estudiadas: Gráfico 1.33. % de uso de 3.ª persona singular masc. Hombres 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% Personales Genéricos Colectivos Indefinidos

ME PR CR CA BO LI LP CH BA GC SE MA TOT 66% 52% 58% 32% 67% 87% 76% 75% 76% 67% 89% 82% 67% 19% 34% 26% 48% 22% 2% 7% 23% 18% 27% 9% 13% 22% 14% 2% 5% 6% 6% 0% 13% 3% 0% 3% 1% 3% 5% 1% 11% 11% 14% 5% 11% 5% 0% 6% 3% 1% 2% 6%

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EL PRONOMBRE PERSONAL

Mujeres 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

TOT

Personales

87% 54% 63% 72% 74% 88% 68% 67% 88% 71% 79% 86% 74%

Genéricos

8%

33%

33%

19%

9%

8%

24%

20%

9%

20%

19%

10%

19%

Colectivos

3%

3%

2%

3%

5%

0%

1%

2%

0%

2%

1%

1%

2%

Indefinidos

2%

9%

2%

7%

12%

5%

7%

11%

3%

7%

1%

3%

5%

Claramente se aprecia que, en el total de formas verbales de tercera singular referidos a un sujeto masculino, se apunta en especial hacia un sujeto personal bien definido textualmente (sea en anáfora o catáfora), aunque quizá esta preferencia aparezca de modo más acusado en las mujeres, ya que solo en Lima hay una absoluta coincidencia entre ambos sexos. La única posición claramente divergente respecto de la tendencia general se ha observado en los hombres de Caracas, que parecen haber elegido un discurso centrado más en usos genéricos que personales. Otro dato que quizá también merezca la pena destacar es la mayor frecuencia de enunciados indefinidos frente a los colectivos, aunque ambos sean los menos numerosos. La razón bien pudiera deberse a que, en definitiva, por muy desdibujada que esté la figura del “yo” en los indefinidos, no deja de estar presente. Apréciese, por ejemplo, en los casos que proponemos a continuación, la clara interferencia entre la primera y la tercera persona en muchos de estos enunciados: – … tampoco uno sabe lo que va a pasar porque… no es uno el que decide, son… en el caso del jurado, son doce ciudadanos; en el caso del juez, es el juez, con su criterio, y son tantas las… las… las circunstancias que median y para… para mover la conciencia del que juzga, que uno no puede… predecir lo que va a suceder (PR-12).

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– … cuando uno viene de un estrato social, digamos, de… de gente no muy adinerada, como puede ser el caso tuyo o el caso mío… Y antes, cuando uno estudiaba, *no tenía dinero, *no tenía nada, de manera que *ha vivido en una eterna crisis. Yo creo que… [Risas] yo creo que ahora la estamos pasando mejor, ¿verdad? (CR-07). – … uno los ama a todos y *los respeta a todos como son, cada uno dentro de sus características especiales, y uno está para servirles a todas [sic] y *quiere hacerse todo para todos… y es otra experiencia bellísima y extraordinaria, la vida parroquial, y yo considero como una verdadera familia y me considero yo como el padre de esa familia, y los amo a todos como verdaderos hijos en el Señor (BO-11). – … Uno sale… *termina los estudios… *tiene que sacar su bachillerato. Con una monografía en alguno de los cursos que *ha estudiado en el último ciclo o año (LI-02). – … En Tarija, que uno va a la cosecha, *recoge la plata, *recoge el maíz o *recoge las ovejas, o lo que sea, *las vende y *tiene la plata, *tenía la plata. *No pagaba impuestos… (LP-08). – … uno caminaba por la calle y *no podía hablar, porque si *abría la boca se le metían, así, todas las… las polillas habidas y por haber (CH-10). – … cuando uno tiene cuarenta años como tengo yo y *no tiene una figura extraordinaria, tampoco soy un monstruo, pero no soy una figura extraordinaria, entonces… si ?es sensata, ?tiene que llegar a su término medio (BA-08)146. – … creo que hay un gran desfase entre esa visión que el alumno tiene y… y lo que, en realidad, debería uno conseguir cuando *explica todas esas cosas (GC-03). – … incluso el nivel… nivel científico es más difícil de mejorar, porque cada uno tendrá que hacerlo a su manera y a su modo, a través de libros, o *quedará más bajo (SE-13). – … Iban también con el oso; el oso y la mona. Y los organillos, por todas las calles iban tocando el organillo, y cada cual se asomaba al balcón y *les echaba unas perras. Vivían de eso (MA-13).

En resumen, en cuanto al uso de los enunciados que podrían recurrir a la presencia explícita de él, la homogeneidad es mayoritaria en todo el Macrocorpus y son las referencias directamente personales y, en segundo lugar, los singulares genéricos los más utilizados. El señalamiento hacia personales indefinidos se usa considerablemente menos y los que menor interés parecen haber despertado en nuestros informantes son los referidos a colectivos.

146 Considérese la variación de género que se implica en este ejemplo (véase § 4.1.2.9.2).

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EL PRONOMBRE PERSONAL

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Los porcentajes de presencia pronominal, en relación a los enunciados que la eluden, no varían sustancialmente las tendencias observadas más arriba: de hecho, ya vimos lo extraño de la presencia pronominal en las referencias personales indefinidas. Además, con referentes colectivos no hemos registrado ni un solo caso de pronombre él expreso. Algunos de los ejemplos etiquetados son: – … EL PÚBLICO es el que aparente… hace que una obra sea buena o mala, o que pegue o que no pegue, porque se le da la gana venir o porque *no quiere ir (ME-04). – … ESTE SECTOR, yo no sé cuántos son, pero… o sea, qué sector… qué porciento del estudiantado representa, el hecho es que *está dispuesto a cualquier cosa, solamente por la cuestión universitaria, que no están asociados a ningunas organizaciones (PR-01). – … Si EL PERSONAL DE… DE PREESCOLAR Y DE PRIMARIA estuviera bien preparado, estuviera147* bien remunerado, la cosa sería distinta. Porque el maestro tendría estímulo, *tendría mucho estímulo. Y, al tener mucho estímulo económicamente, pues *se tendrá que superar (CR-14). – … el laboratorio es un material a veces compartido con EL DIURNO, pero EL DIURNO, con mucha razón, es receloso… de sus materiales, y a veces *trata de… guardarlo para sí, lo ponen bajo llave, por ejemplo, instrumentos que son costosos como microscopios, se me ocurre pensar, ellos a veces… tienen… diez, doce microscopios, y entonces los guardan, porque… eso es para uso exclusivo del DIURNO, entonces EL NOCTURNO, o no tiene microscopio, o *tiene tres o cuatro que ha conseguido… la sociedad de… de padres… (CA-07)148. – … EL CLERO en realidad se ha fraccionado, *se ha dividido, y tú encuentras desde las posiciones más retardarias hasta los tipos más avanzados… (BO-02). – … por ejemplo, la aparición ya de una candidatura indígena demuestra cómo EL CAMPESINADO en Bolivia ha adquirido una conciencia… realmente… *Tiene una razón de patria y sobre todo de… ya de conformarnos y ser parte del Estado boliviano (LP-02).

147

Situamos aquí el asterisco en la posición que probablemente tendría el PpS de aparecer, dado que si el lector intentara incorporar el pronombre en posición anterior al verbo la secuencia podría resultarle al borde de la agramaticalidad. 148 Incluimos este ejemplo porque nos parece interesante la oposición que se establece entre diurno - nocturno como colectivos. Adviértase también la alternancia con la tercera del plural.

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– … Hay gente que… que tiene que tomar un aire así como un poco doctoral, un poco… para… para poderse relacionar con los demás, porque si *no tiene ese rol *se siente perdido, *se angustia… (CH-07)149. – … EL GOBIERNO no estaba dispuesto a la creación de nuevas facultades en… en… en España, ni… no solo *no estaba dispuesto a crear universidades sino que *no estaba dispuesto a crear facultades (GC-12). – … Yo empecé en Puente Genil, y *ya era UN GRUPO MIXTO. Y aquí, igual. O sea que… Pero, vamos, que tengo clases que son de niñas solas (SE-06).

Otros muchos casos de colectivos registrados en el corpus y a los que no hemos podido dar cabida en nuestros ejemplos se refieren a multitud de instituciones sociales u organismos públicos (el Ayuntamiento, el Gobierno, el Congreso, el Obispado…), ideologías o partidos políticos (el marxismo, el liberalismo, el Frente Popular, el Partido Liberal, el MNR…) otros colectivos típicos (como el pueblo, el equipo, el alumnado o el ejército) e incluso otros de tono menos neutro (el populacho). Consecuentemente, centraremos nuestra comparación en los dos grupos más usados que son, además, los que claramente protagonizan las presencias del pronombre él: los personales y los genéricos. Gráfico 1.34. Presencia del PpS ÉL en función de su referente Hombres 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% Personales Genéricos 149

ME PR CR CA BO LI LP CH BA GC SE MA TOT 33% 32% 27% 42% 13% 19% 17% 22% 19% 13% 37% 10% 22% 8% 17% 9% 45% 0% 0% 13% 17% 31% 6% 14% 18% 21%

En este ejemplo queda claro que el adjetivo perdido nos da la pauta para incluirlo dentro de las ausencias de un posible pronombre masculino, rompiendo la concordancia con el colectivo. Por ser casos relativamente frecuentes, nos hemos decidido a incorporarlo a nuestro catálogo de ejemplos.

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EL PRONOMBRE PERSONAL

Mujeres 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% Personales Genéricos

ME PR CR CA BO LI LP CH BA GC SE 26% 52% 23% 33% 32% 27% 24% 27% 21% 33% 37% 0% 17% 12% 16% 14% 10% 38% 7% 11% 12% 0%

MA 9% 5%

TOT 27% 14%

Es fácil apreciar la evidente tendencia a un mayor uso de la forma pronominal él cuando el enunciado apunta hacia personas concretas, en especial, en las informantes mujeres (—solo en La Paz se ha registrado una distorsión en las tendencias, más provocada por un uso inesperado del PpS en los genéricos, que por una tendencia contraria en las referencias personales)150. En cuanto a los hombres, aun siendo también preferente en nueve ciudades el uso de él en referencias estrictamente personales, las diferencias no son tan evidentes y, en el total de la muestra la utilización del PpS en ambos grupos es muy semejante. Cabría destacar el alto uso de estas formas en los hombres caraqueños, superando siempre el 40%. Como ejemplos representativos del primero de estos grupos rivales (los personales) podemos citar: – … Pero el señor, el esposo de mi prima, era una persona muy bondadosa, muy caritativa, muy humanitaria, muy hospitalaria. Y… y era contador. Trabajaba en la colonia española. Con este motivo… pues, tenía varias amistades… Pero él, por su bondad, cuando venían jóvenes —que eso era con frecuencia— de España, a los lugares donde él trabajaba, inmediatamente les ofrecía su ayuda y su casa (ME-13). – … nos cupo la satisfacción que a él nunca se le había hecho un reconocimiento público, y casi a las dos semanas de nosotros haber hecho 150 Claramente influenciado por el discurso de una informante, muy dirigido hacia el estudiante universitario (LP-10).

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ese festival y él haberse mostrado tan encantado con ello, él murió… (PR-08). – … yo le explicaba matemática al hijo del dueño, que le costaba un poco la matemática y era compañero mío, pero él estaba en La Salle (CR-06). – … y ahí él tenía un pequeño negocio, donde *vendía… loza, cemento, cal, clavos, de cuanto Dios creó, y *vendía alcancías que *traía de Mérida, de esas abrillantadas y ollas abrillantadas, que * traía. Él se iba a Mérida y ahí *las buscaba… (CA-10). – … otra de las cosas de Lukács es que él… insiste en que la obra literaria esté catalogada o dé una… una pauta del momento histórico que se vive… (BO-08). – … el padrastro de mi papá… tenía… vivía en Trujillo, *tenía una hija contemporánea con mis hermanas… (LI-03). – … cuando yo tomaba clases con mi profesor de aimara, él no me decía Mabel, sino *me decía Mabela (LP-04). – Mi hermano mayor lo contó. *Dice que años atrás que… cuando él estudiaba, los estudiantes de Derecho encontraron, en la Alameda, un burro… Entonces, los chiquillos todos, lo arrearon a la universidad… (CH-12). – … Me parece realmente original Piazzola; me parece que él está tratando de encontrarle un nuevo ritmo a la ciudad… (BA-02). – … el cónsul cuando escribía, sobre todo de otras islas en las cuales él … él no había estado o… o *no conocía cómo se escribía el nombre, él lo escribe como a él le sonaba, ¿no?… (GC-07). –… Don J. G. Á., a quien tú quizás no conocieras, murió en el año 1955; *fue un sacerdote sevillano y cofrade, ¿verdad? Sevillano y cofrade en toda la extensión de la palabra. Él no era de Sevilla, él era de Villamanrique, pero *se había criado en Sevilla… (SE-11). – … Fue Carlos III; Carlos III que es… era un apasionado de las ciencias naturales hizo… pensó en hacer algo muy grande, muy interesante. Y él construyó este palacio, *hizo el gabinete de ciencias naturales (MA-11).

En torno al segundo grupo que más usos pronominales ha registrado, el de los referentes singulares genéricos, lo conforman casos como los siguientes: – … cuando nosotros preguntamos, ¿no?, dos veces, y encontramos que el alumno siempre responde… responde… responde en forma adecuada, pues es un buen “cliente”, y lo catalogamos así, ya, digamos, él no nos preocupa, nos preocupan los otros que… que por más que uno busca procedimientos… (ME-06). – … el estudiante de histo… de taller tiene que estar consciente de la labor del historiador del arte que le está ayudando en gran manera a contestarse muchas preguntas que él no tiene tiempo para contestarse… (PR-02). – … y que muchas veces el derrumbe de los matrimonios se debe más que todo al varón por irrespetuoso, por creer que solamente él tiene razón, por borracho, por… mujeriego, parrandero, ¿verdad? (CR-07).

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EL PRONOMBRE PERSONAL

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– … el linimento para el reuma, el EI-7, todo el mundo anda detrás de ver cómo *consigue un poco de EI-7, porque no hay otro linimento igual en las farmacias. – … yo creo que si el hombre se da cuenta de que él … puede… desarrollar su sentimiento y ser mejor… y ser mejor con su sentimiento desarrollado, *lo haría. Pero *no se ha dado cuenta del poder de la música. *No se ha dado cuenta todavía. Eso por una parte (CA-12). – … uno nunca puede ver en la cara del juez lo que está pensando; entonces, uno sicológicamente trata de sugestionarlo de que el pensamiento de uno y sus razonamientos son verdaderos y son básicos para que él sentencie a favor de la causa que uno está defendiendo (BO-10). – … Entonces… el niño ahí por ejemplo no solamente… ¿cómo te explico?, desarrolla… digamos… su actividad sicomotora, sino que *está relacionando, por ejemplo, distancias. Entonces él está… desenvolviéndose entre de un espacio, ¿no?, y… *está adquiriendo una noción de espacio (LI-10). – el conocimiento de la ciencia lingüística para que esta base sólida sirva al alumno de modo que él pueda posteriormente incursionar en la misma investigación de problemas lingüísticos bolivianos (LP-07). – … al chileno normalmente le ocurre que las cosas le afectan muy poco. Solamente cuando de por medio *tiene problemas o con el sueldo o con el trabajo, es el único modo de que él se preocupe por lo que está alrededor… (CH-02). – … porque me he dado cuenta también que el alumno no aprende si no elabora él (BA-09). – … la preocupación que puede sentir o que debe sentir el arquitecto porque la arquitectura que él hace, y que *enseña, por supuesto… esté en concordancia con la vida humana… (GC-05). – … Hoy, al niño se le procura conseguir todo lo que él lleve dentro (SE-06). – … un buen cirujano no tiene mucha sangre a la vista.[…] porque él sabe donde *va a cortar. *Usa antes pinza y luego *corta (MA-04). – … el provinciano que viene de… de… de una provincia lejana, cuando *viene a Madrid, no tiene sentido auténtico de lo español; *lo tiene cuando se va de Madrid (MA-06).

Como ya se habrá podido apreciar, los sustantivos referidos a nacionalidades (el cruceño, el aimara, el mexicano, el argentino…) y a profesiones (el minero, el bailarín, el abogado, el novelista, intelectual, etc.) son los referentes más habituales en estos usos. Concluyendo nuestra revisión general sobre los usos del pronombre él, destacaremos únicamente el dato de que su presencia en la oración queda nítidamente enmarcada en referencias a personas bien delimitadas en el discurso o a referentes singulares genéricos, como representantes de colectivos más o menos cercanos a la vida cotidiana del hablante. En esos casos, tomados global-

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mente, es esperable un pronombre expreso en —aproximadamente— una de cada cinco ocasiones, y tanto en hombres como mujeres, aunque entre las mujeres, cuando el señalamiento se realiza hacia una persona concreta —claramente, a un hombre— podríamos esperar él en uno de cada tres casos. Con referentes colectivos o personales indefinidos la presencia del PpS él es anecdótica. Presencias o ausencias del pronombre ella En la forma femenina, ella, se observa —en el total de la muestra— un porcentaje de uso idéntico al de él: un 21% de presencias. Varía, sin embargo, notablemente el número de casos registrados en hombres y en mujeres ya que estas últimas casi triplican el uso del pronombre expreso. Sin duda, aunque la proporción de presencias frente a ausencias sea similar, el discurso femenino sí parece centrar más su atención sobre su propio universo (cosa que no se apreció, respecto de los hombres, en el discurso masculino). La situación particular de cada una de las ciudades estudiadas queda reflejada en las gráficas siguientes: Gráfico 1.35. Presencia de ELLA Valores relativos 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

CA

BO

Personales

16% 20% 28% 20%

ME

PR

CR

8%

11% 45% 13% 16%

LI

LP

CH

BA

GC

Genéricos

19% 37% 28% 31%

8%

19% 36% 24% 14% 19% 13% 11% 22%

6%

SE

MA

TOT

13% 12% 18%

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153

EL PRONOMBRE PERSONAL

Valores absolutos 250

200

150

100

50

0

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

Hombres

19

30

69

10

37

75

40

68

44

17

8

33

Mujeres

222

57

156

118

71

89

105

58

129

112

24

92

Como se ve, solo La Paz ha registrado, en nuestra muestra, un porcentaje de presencias superior en los hombres (aunque, de hecho, se mantiene un mayor uso de enunciados con esta forma en las mujeres), pero es importante señalar que incluso en esta ciudad los usos de las formas verbales de tercera persona con referente femenino son un 162% más frecuentes en hombres y mujeres. Solo en Chile los hombres las usan un 17% por encima de las mujeres, y donde también se acercan más los usos observados en ambos sexos es en Lima, donde las mujeres apenas han registrado un 18% más de formas referidas a mujeres. En Sevilla, aunque el número de datos es menor, el uso de formas referidas a mujeres expresadas por las propias mujeres supone un 200% más que esos mismos usos en boca de hombres. En las demás ciudades, como puede apreciarse en los valores del gráfico, la proporción se dispara. Sin embargo, es cierto que la proporción de presencias de ella es bastante homogénea en todo el corpus. Respecto a las cinco categorías referenciales que hemos distinguido en las terceras personas, como en el masculino, en singular femenino tampoco se ha registrado ningún caso de referentes plurales corporativos. Los grupos restantes presentan la siguiente distribución, en cuanto a enunciados con verbo de tercera persona referidos bien directamente a una mujer, o a un grupo genérico de mujeres, bien a un colectivo femenino o a un indeterminado de este género:

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Gráfico 1.36. Porcentaje de usos de la 3.ª p. sg. con referente femenino Hombres 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

TOT

Personales

37% 17% 77% 40% 27% 89% 70% 71% 80% 24% 63% 48% 63%

Genéricos

26%

0%

16%

0%

16%

3%

8%

Colectivos

16% 47%

4%

60% 57%

4%

23% 26% 20% 76% 25% 52% 26%

Indefinidos

21% 37%

3%

0%

4%

0%

0%

0%

0%

13%

0%

5%

LP

CH

BA

GC

SE

MA

TOT

0%

3%

0%

0%

0%

0%

6%

Mujeres 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

ME

PR

CR

CA

BO

LI

Personales

93% 91% 79% 88% 49% 83% 80% 71% 98% 84% 67% 76% 83%

Genéricos

3%

2%

12%

4%

41%

9%

11% 14%

0%

1%

0%

2%

Colectivos

1%

2%

6%

5%

6%

6%

9%

14%

2%

14% 33%

8%

6%

Indefinidos

3%

5%

3%

3%

4%

2%

0%

2%

0%

1%

14%

3%

0%

7%

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155

EL PRONOMBRE PERSONAL

Las preferencias en toda la muestra son evidentes: es claro el predomino de los enunciados que señalan a mujeres directamente aludidas en el discurso, mientras que los otros tres grupos referenciales son escasamente representativos. Sí podemos apuntar hacia una mayor predilección en los hombres por los enunciados colectivos y a un uso muy restringido de las referencias a grupos genéricos de mujeres. Las informantes mujeres, al menos, sí muestran cierto interés por los colectivos de su propio sexo. Cuando nos centramos ya en la distribución de las presencias explícitas del pronombre ella (véase Anexo, tabla 16, para los valores absolutos de toda la muestra) la comparación resulta casi una obviedad puesto que casi la totalidad de estas formas se refieren a mujeres directamente nombradas en el enunciado (el 89% en los hombres y el 97% en las mujeres)151: Gráfico 1.37. Presencia del PpS ELLA según su referente Hombres 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

ME

PR

CR

Personales

43%

0%

34% 50% 30% 12% 64% 19% 20% 25% 20% 13% 26%

CA

Genéricos

0%

Colectivos

0%

43%

0%

9% 0%

BO

LI

LP

CH

0%

0%

0%

0%

0%

0%

0%

0%

BA

GC

SE

MA

0% 0%

0%

0%

TOT 3%

12%

7%

151 Con puntos negros, en las gráficas, aparecen los lugares donde no se han registrado casos.

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EMILIA V. ENRÍQUEZ Y MARTA ALBELDA

Mujeres 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

TOT

Personales

20% 38% 33% 35% 17% 22% 45% 29% 14% 22% 19% 13% 26%

Genéricos

17% 100% 11%

0%

0%

13%

0%

25%

Colectivos

0%

0%

0%

0%

0%

0%

0%

0%

0% 0%

0%

0%

0%

8%

0%

0%

Veamos algunos de los ejemplos encontrados: – Enc.— No… me estabas hablando de la última competencia de TU MAMÁ; fue en el año ¿qué? Inf.— Entonces, la última competencia en la que ella participó fue en la Olimpiada de Londres, en mil novecientos cuarenta y ocho (ME-01). – … LA OTRA COMPAÑERA pues tuvo la suerte de que se repitió la escena, ella entró en situación y yo ya la hice la escena muy molesta (PR-04). – …Y en este momento hay un nieto que permanece casi todo el día con nosotros… Que en realidad… como ella trabaja, si no fuera por nosotros, sería muy problemático para ella quién se lo cuidara (CR-11). – … MI MADRE tuvo la suerte de… que le viniera la… la menstruación, su primera menstruación, muy tarde, ella se desarrolló cerca de los dieciséis años, lo cual le permitió continuar yendo al colegio, porque era… la costumbre de sacar a las muchachas del colegio, cuando le venía la primera menstruación… (CA-10). – MI SECRETARIA, por ejemplo, está rehabilitando el bachillerato y quiere continuar una profesión, buscar una profesión. ella es una mujer casada, tiene hijos, pero quiere hacerlo y [ELLA] lo está haciendo… (BO-12). – Él era topógrafo, trabajaba en tasaciones… siempre su actividad ha sido muy libre, […] Siempre ha tenido un trabajo muy libre, siempre le ha gustado salir mucho con MI MAMÁ, inclusive ella lo acompañaba a hacer sus mediciones (LI-03). – … MI MADRE estaba muy relacionada con los indios. Entonces, ella era el juez, porque la justicia no llega, pues, allí. Ahora llegará, pero creo que ni llega nunca (LP-08).

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EL PRONOMBRE PERSONAL

157

– … hay muchachas violadas desde los diez años… a mí me tocó entrevistar a UNA PROSTITUTA de diecisiete años […]. y *me fue contando su historia y… me fue diciendo que ella fue en realidad violada cuando *tenía once años… (CH-06). – … El año pasado yo la invité a MABEL… a que diera un curso sobre estructuras lingüísticas […] yo la invité y resultó una cosa muy interesante las clases que ella dio, a mí, por lo menos, me gustaron mucho (BA-12). – … Y MI HIJA, que está estudiando… Derecho […] me llama algunas veces cuando le surgen frases… […]en latín, entonces ella me reúne unas cuantas frases, *me llama por teléfono, me las… *me las dicta y yo se las traduzco. Y a ella también le di clase […] Incluso se planteó el problema ella si *iba a estudiar lenguas clásicas porque le gustaba muchísimo el latín pero… (GC-13). – … quizá al cargo de los colegios había, pues, monjas muy competentes, ¿no? UNA, concretamente, era COMPAÑERA MÍA DE LA FACULTAD, […].*Era una mujer de una visión extraordinaria y *no opinaba ni nada, sino que siempre *pedía consejos a las profesoras, al claustro y no se dejaba ella llevar por sus ideas… (SE-08). – … Después ha sido mi profesor o MI PROFESORA LA DOCTORA C., una alemana residente en España, […] Ella me enseñó todo lo que sé respecto a la cuestión. *Era la clásica alemana intransigente, durísima, de muy mal genio, de muy mal carácter, trabajadora infatigable… (MA-06).

Con referentes singulares genéricos las presencias del pronombre son significativamente escasas, para lo que era de esperar —si comparamos con los usos del masculino—. Mostramos a continuación usos de estas referencias, con y sin pronombre expreso: – … es el problema de una falta de desarrollo sano de un niño que no ha podido desarrollar todas sus capacidades, que las está desviando. Enc.— ¿Por culpa de LA MADRE? O sea cuando no se rompe esa relación madre-hijo a tiempo. Inf.— Bueno, pero yo no diría “por culpa”; […]es por lo que le vuelvo a repetir: es la interacción de todos los factores que están rodeando la situación de la manera de ser de la madre, de cómo ella misma fue creada, de qué presiones *tiene, de su propia madre, de la suegra, del marido; es toda una constelación emocional; yo no llamaría culpable a la madre (ME-08). – … tenemos doce educadores en salud al nivel local que están en la… sus oficinas se encuentran localizadas en las unidades de salud pública, o centros de salud. Entonces UN SUPERVISOR EN EDUCACIÓN SANITARIA, que está a nivel regional, la oficina de este supervisor, de la región noreste,

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está en el Hospital Universitario, ¿verdad? Ella supervisa todos esos pueblos, de la región noreste (PR-13)152. – … quien no puede respetarse a sí mismo no puede ser respetado por los demás. LA PERSONA QUE NO TIENE UNA VERDADERA CONCIENCIA DE LO QUE VALE, en agradecimiento a quien ella piense que se lo dio, si es a Dios o a un poder divino… (CR-01). – … muchas veces LA SECRETARIA también es una persona indispensable, *no tiene el título que uno tiene, *no tiene la preparación que uno tiene, pero uno puede ayudarla a superarse… (CA-03). – … la comunidad todo eso lo tiene para el servicio, para el servicio de las niñas que *educan, para el servicio de la sociedad. Individualmente CADA RELIGIOSA es muy pobre, *no tiene nada, y la misma comunidad o todo eso que se ve y que tienen no es de nadie; porque las religiosas, las superioras van pasando, se van sucediendo y ninguna posee nada (BO-11). – … se dice con desprecio “pare como UNA INDIA”, ¿no? Y no… al contrario, habría que admirar y decir “se pare pues como una india”, porque ella sabe sentarse. Y nosotros no sa… no sabemos sentarnos… (LI-13). – … la bailarina de ballet, como tú has dicho, tiene mucho músculo y… inclusive en las pantorrillas, ¿no? En cambio, UNA GIMNASTA, no. *Tiene el cuerpo mejor formado y menos musculatura (LP-04). – … hay problemas de que LA CHOLITA, cuando quiere pasar a un estrato superior, ya hay resistencia, diremos. Mientras *está en su estrato no hay problema (LP-06). – … LA ASISTENTE SOCIAL necesita una preparación bastante profunda, […] …en sicología y siquiatría, porque el… la Universidad de Chile, por ejemplo, es ella quien recibe a la persona en la primera entrevista y es ella quien decide si realmente la persona está o no está enferma… (CH-04). – … LA MUJER que quiere lee. Una mujer que está en su casa tiene… un montón de horas para… que *puede emplear leyendo y cultivándose… (GC-13). – Enc.— ¿Qué opinas de LA MUJER EXTRANJERA? Inf.— *Es extraordinaria. Bueno, relativamente, igual. De todo hay. Lo mismo la española que la extranjera, de todo hay; es que… no sé en qué vive* mejor ni en qué peor (MA-08). – … la libertad que está adquiriendo LA MUJER es porque se la está dando precisamente la sociedad, no es que ella la esté tomando, sino es la sociedad la que se la da. También ella pues se resiste un poco a vivir en el clasismo que han estado viviendo antes (MA-01).

También se han encontrado un cierto número de enunciados referidos a colectivos (ya hemos dicho que, además, mayoritariamente en los informantes masculinos), pero solamente en San Juan 152 Particularmente interesante nos resulta este ejemplo porque “desvela” el sexo de ese “supervisor” genérico. No hemos querido simplificar el contexto para que el lector pueda apreciar cómo se desarrolla ese cambio en el discurso.

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EL PRONOMBRE PERSONAL

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se han constatado formas pronominales expresas. Es más, de hecho, ha sido un solo informante quien centró su discurso en la Iglesia como institución social plenamente protagonista: – … Esto es la liturgia de la Iglesia, la… los ideales que ella encarna de servir a la humanidad… (PR-06). – Esto es que la Iglesia es esencialmente una iglesia de la comunidad, y ella controla toda su vida administrativa. O sea, que, para cada una de las áreas de… trabajo de la Iglesia, ella elige un grupo de personas que son las responsables de… llevar a cabo estas funciones administrativas, y ellas, pues, le rinden cuenta de cada uno de los recursos que la Iglesia ha dispuesto… para que lleven a cabo esas funciones administrativas (PR-06).

En los colectivos restantes nunca hemos constatado la presencia pronominal. Consideremos algunos ejemplos: – … NUESTRA RAZA tuvo que pasar una noche muy dura. Pero llegó el momento en que *tuvo que formarse nuevamente nación (ME-12). – … que yo creo que TODA PERSONA recuerda de su infancia, no importa cuál fue su época, muchas cosas agradables, a pesar de situaciones económicas difíciles por las que *haya atravesado (CR-06). – … LA GENTE se entusiasma y *empieza a creer que esas cosas se transplantan, las realidades sociales no se pueden transplantar… (CA-09). – … ese es el fracaso de LATINOAMÉRICA, y *cree que peleando contra los grandes *va a crecer en vez de meditar sobre sus problemas y darle soluciones propias (BO-06). – … es GENTE… MUY CENTRADA EN SÍ MISMA y poco expansiva. No es… no es gente con la que uno pueda conversar fácilmente […]; generalmente *está abstraída en sus propios problemas (LI-04). – … LA CLASE MEDIA prácticamente es una clase sándwich, en el sentido de que *no es nada… en el sentido de los valores, ¿no? No, *no puede bajar a ser la clase proletaria, urbana o rural, porque *no puede bajar, diremos, a utilizar la abarca… (LP-06). – … considero que es positivo, en el sentido de que TODA LA GENTE se dé cuenta de qué es lo que es la universidad, la institución en la cual *trabaja o en la cual *estudia… (CH-03). – … yo creo que LA JUVENTUD en este momento está desconforme, ¿no?, *está frustrada en sus convicciones personales respecto a la gente madura. Me imagino que ellos quieren un cambio radical en el mundo (CH-05). – … en una conversación donde hubiera UN GRUPO DE GENTE, por numerosa que *sea, si entre ellos hay un porteño, inmediatamente me doy cuenta quién es el porteño (BA-02)153. 153 Considérese en este ejemplo y en el anterior el cambio a ellos, como concordancia ad sensum (§ 4.1.2.9).

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– Por eso, LA GENTE ¿qué es lo que hace? cuando *tiene algún problema… aunque no sea… demasiado grave, recurre al hospital porque *sabe que allí, […] te resuelven todo (GC-08). – … culturalmente LA GENTE no está al nivel que *debiera tener una gran ciudad. Y siguen siendo muy ruidosos, demasiado (SE-14)154. – Enc.— ¿No crees que es muy sincera LA JUVENTUD de hoy, que obra tal cual piensa? Inf.— Sí, bueno. *Presume de sinceridad, pero me parece que, en el fondo, tampoco acaban de ser sinceros (MA-08).

Por último, la situación respecto de los personales indefinidos tampoco varía frente a la tónica vista hasta hora de escasa presencia pronominal. Su gran mayoría remite al indeterminado persona, aunque solo en una ocasión (de un total de 58 casos) hemos registrado el pronombre ella expreso: – …pero incluso… con UNA PERSONA que tú sepas perfectamente cómo es ella, que te vas a llevar muy bien, luego existen problemas estúpidos de estos de… problemas de convivencia […] que son realmente insoslayables (MA-04).

Pero en este tipo de enunciados, como en los colectivos y los genéricos, lo usual es la omisión de la forma pronominal: – … si UNA PERSONA vive en una sociedad en la cual existe una constitución, pero él no quiere aceptar esa constitución, es evidente que ESA PERSONA nunca podría recibir… un nombramiento para ocupar un cargo público, *no podría ser un representante popular, puesto que lo primero que *tendría que hacer era aceptar una constitución, ¿verdad? (ME-07). – … el caso de… de UNA PERSONA que está pasando por una crisis… en la cual *necesita orientación y en la cual *necesita ayuda… la Iglesia está de acuerdo, o mejor, se siente155 más feliz cuando su ministro… puede servir también a esa necesidad (PR-06). – comprender a OTRA PERSONA es comprenderla en todo su trabajo diario, en… en las dificultades que ha pasado. A veces hasta cuando sin quererlo *nos ofrece una interposición en nuestros planes (CR-06). – … no es el tema político lo que importa […]. Es cómo UNA PERSONA a otra le quita la libertad y *no la deja vivir (CH-03). – … Es que UNA PERSONA solamente se da cuenta de lo que es la medicina, cuando *ha estado viviendo en un hospital, cuando *ha pasado malos ratos, *ha visto un funcionamiento, cuando *se ha enfrentado a un enfermo y eso ocurre siempre al final. Y al final, ya sigues (MA-04). 154

De nuevo, observemos el cambio hacia la tercera de plural. Este verbo se refiere a La Iglesia, como institución, y por tanto sería un caso de referente colectivo. 155

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En este punto —y a la vista de lo observado con las formas masculinas— cabe preguntarse si el indefinido una tiene alguna representatividad entre las informantes femeninas, a lo que claramente hay que contestar que no. Han sido sumamente infrecuentes los casos en los que las informantes femeninas muestran la indefinición pronominal mediante el indefinido una, pero, es más, en los casos en los que la desinencia verbal permitiría una presencia pronominal expresa, si la presencia de él podía parecer plausible, la forma ella expresa nos resultaría —cuanto menos— extraña, si no absolutamente agramatical. Veamos los pocos ejemplos donde podría darse esta situación: – … La ciudad que no tuviera personalidad ninguna, para mí no existiría. Eso es un sitio donde se mete una, porque *?no tiene más remedio, debajo de un techo. Pero eso no es una ciudad (SE-13). – … los caballeros que presumen mucho, de que hacen muchas cosas, pero resulta que la mujer hace más. Porque, primero, y eso… desde que se levanta una, *?tiene que hacer sus cosas particulares, de dejar su camita hecha y demás. Los hombres, eso, por descontado que nada. Se… o desayunan en casa o porque se lo dejan hecho o se lo hacen, o se van a desayunar fuera. Y nosotras nos lo tenemos que hacer (MA-08). – … además usted sabe qué ingrato es el dichoso piano. Es uno de los instrumentos que después de haber estado años encima de él, se dejan quince días, y se vuelve, y aquello no son manos, son garrapatas. Es horroroso, las manos endurecen una barbaridad. Además, que no da lugar, no. No, porque si ?dice: “Bueno, ya algún día me pondré”, y ese algún día no llega nunca, precisamente, yo creo, que un poco por complejo, porque se ve una que “¡huy, por Dios!, parece mentira, si esto ya no me sale”, y *?se va dejando, y cada vez peor… (MA-09).

Muy pocas ocasiones nos muestran la alternancia uno y una. Se da ese caso en la informante anterior, donde casi a renglón seguido nos dice: – … he cantado en muchísimos festivales y, en bodas […] porque en cuanto que decían: “¡Huy!, esta canta”. “Pues nada, que cante”, y ya pues se hacía uno allí el número uno en seguida… (MA-09).

O en esta otra: – … Ahora los salones son pequeñitos; entonces había de cuarenta y cinco a cincuenta muchachos en cada salón, y uno le enseñaba […]. Después,

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a lo último, pues entonces se dividió y, como eran tantos muchachos, entonces pues ni enseñábamos una… dos asignaturas cada maestra; íbamos a los seis salones, o a los tres salones que fueran, porque antes enseñábamos todas las asignaturas en el salón, […] y entonces las maestras, pues una enseñaba aritmética y español, o… o ciencia y estudios sociales. Así pues, intercambiábamos las clases y una no tenía nada más que hacer dos preparaciones, ¿ve?, que antes *?las tenía que hacer todas (PR-14).

Todas las demás expresiones personales indefinidas fueron en masculino, por lo que debemos considerar, de nuevo, una clara neutralización del rasgo de género también en estos usos. Como resumen de lo observado respecto del uso del PpS ella, habría que destacar la clara especialización de esta forma en el señalamiento casi exclusivo hacia mujeres muy concretas que el hablante nos ha presentado previamente en su discurso. Al contrario, las referencias a colectivos de mujeres (singulares genéricos) nos ha resultado sorprendentemente escasa, como también nos lo ha resultado la presencia del pronombre en estos mismos casos (apenas un 8% en las mujeres y un escaso 3% en los hombres). En otras palabras, considerando el total de la muestra, en nueve de cada diez casos el PpS ella se refiere explícitamente a una mujer concreta y bien definida contextualmente; solo en uno de cada veinte casos encontraremos un pronombre ella apuntando hacia cualquiera de los otros grupos referenciales. Presencias o ausencias del pronombre ellos La tercera persona del plural, referida a un sustantivo masculino, tiene en el Macrocorpus una presencia similar —aunque algo superior— a la de la tercera persona singular; sin embargo, tomados en conjunto todos sus usos, la presencia pronominal es claramente menor que la de los pronombre él y ella (con un 14% de presencias, frente al 21% coincidente en las formas de singular). Respecto de estas medias de uso, pueden señalarse las bajas frecuencias de pronombre expreso en México y su elevada presencia en las mujeres puertorriqueñas. En cuanto al número total de casos en tercera persona plural con referente masculino, de nuevo las mujeres centroamericanas y caribeñas parecen preferirlas en su discurso.

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Gráfico 1.38. % Presencia del PpS ELLOS 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

CH

BA

GC

SE

MA

Hombres

ME 8%

13% 17% 24% 18% 11% 22% 11%

PR

CR

CA

BO

LI

LP

9%

11%

6%

11% 14%

TOT

Mujeres

6%

28% 11% 15% 11% 13% 20% 20% 18% 12%

8%

3%

14%

Uso de la 3.ª p. pl. con referentes masculinos 350 300 250 200 150 100 50 0

ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

Hombres

180

153

126

203

120

107

122

148

102

134

72

MA 168

Mujeres

199

275

299

283

188

204

122

134

51

122

102

218

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El elevado número de formas en tercera plural dirigidas a sujetos masculinos frente a su poca presencia pronominal no puede extrañarnos puesto que, de hecho, esta desinencia es la que se utiliza para las referencias personales más indeterminadas, cercanas ya a la impersonalidad. Por tanto, hablar de la presencia pronominal de ellos en este tipo de enunciados podría parecer un contrasentido. Sin embargo, en nuestra muestra sí hemos encontrado al menos dos casos que merece la pena comentar. En el primero aparece el pronombre expreso sin que sea posible identificar nítidamente ningún grupo o colectivo al que pueda referirse el pronombre: lo encontramos en una informante mexicana que cuenta la odisea de una hija monja durante la Segunda Guerra (ME-14). Veamos el marco completo en el que se desarrolla, puesto que son las dos únicas referencias que se hacen al lugar en toda la entrevista: – … se embarcan en Marsella. Y al atravesar el mar, viene la guerra, pero a todo dar. Y entonces ella… venía llena de soldados el barco donde ellas venían, y fueron a dar a África. Y en África pasaron… bueno… la pena negra, las pobres. Enc.— Ya me imagino. Inf.— Y siempre protegidas de San José en qué forma. Fíjate que llegaron y *?las bajaron del barco, y vieron que todos tomaban un camión, un coche, coches especiales, y también ellas se subieron. Pero al llegar a una especie de palacio dijeron: “¡Ay, no! Para nosotros no es esto. Si somos religiosas, cómo vamos a vivir con esta abundancia, no. Vámonos a buscar a otras monjitas”. —Que se habían dado la dirección—. Pues ese era un campo de concentraión, donde debían de haber estado encerrados todos, y estas andaban sueltas porque se fueron al convento a buscar unas monjitas, que las ampararan… […] Inf.— Y saliéndose ellas, paseándose muy tranquilas; y los otros encerrados en el campo de concentración. El palacio aquel que ?ellos decían, era un campo de concentración. ¡Fíjate nada más! Enc.— Pues de veras que… Dios las protegió.

En el segundo caso podemos, sin duda, forzar como referente al colectivo de “pacientes”, más por inferencia que por el propio contexto: – … hay sitios en que las mujeres somos mal recibidas y sin embargo, en otros… en otros casos, gustan más las mujeres médicos que los hombres. Porque tienen… ?dicen ellos, que tienen más atenciones, más delicadeza (MA-04).

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EL PRONOMBRE PERSONAL

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Curiosamente, son casos con el verbo decir, el único con el que hemos detectado casi lo que podrían considerarse fórmulas fijas de tercera persona. Son usos habituales: dicen, como dicen ellos (CR-14), decían ellos (CH-09), ellos dicen (BO-13). Lo cierto es que, en general, cuando una forma verbal de sujeto indeterminado se presenta con el pronombre expreso parece ya apuntar hacia algún colectivo —más o menos nítidamente definido en el discurso— y tendemos a identificarlo con algún grupo o colectivo, haya sido mencionado o no. Si, por ejemplo, en: – … El intelectual tiene que participar de la vida civil. Yo nunca he pedido un puesto público, pero me los han ofrecido los cargos y no he podido rechazar, porque, como ciudadano, tengo deberes con mi patria (LP-13).

Incluimos el pronombre ellos: “pero ellos me lo han ofrecido”, por muy indeterminado que el sujeto siga siendo intentaremos incorporar a ese “ellos” dentro de una determinada clase: ¿los políticos, la clase dirigente, el gobierno? Con lo que lo identificamos no como indefinido sino como colectivo o corporativo. En el ejemplo siguiente encontramos un primer verbo que no identificaríamos con “los italianos”, mientras que a renglón seguido sí hablaríamos de “los españoles”: – …en Italia la situación era más seria. Había momentos en que *?decían: “Bueno, no se sabe si sale el avión porque los controladores en la torre de control están en huelga o en paro, o *?lo anuncian”. De manera que… uno no sabía…. En cambio, en España había las clásicas pintadas, como dicen ellos, las clásicas sentadas y las pancartas de vez en cuando pero en la Ciudad Universitaria nada más, porque en el centro de Madrid no vi nada (LI-11).

Un caso similar nos encontramos en: – … me hubiera gustado conocer la parte del sur de España que… que *?dicen que es la más bonita, además ellos dicen que hay diferencia… bueno… sorprendente entre el sur y el norte de España… (CA-04).

Y tendríamos la misma sensación de señalamiento a un corporativo o colectivo indeterminado, si en los ejemplos siguientes incorporáramos el PpS: – … el héroe ha desaparecido, ya no hay el héroe. Si usted pone el héroe, por decir, a mí me dicen, un día me dijeron “pasatista”, porque en mi novela, dicen, D., hay… hay un héroe nacional (LP-11).

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EMILIA V. ENRÍQUEZ Y MARTA ALBELDA

– … yo no sé si la humanidad entera. Dicen que están en todas partes lo mismo, pero yo no sé si los países más nuevos que tienen una… una personalidad menos acentuada, […] pueden resistir ese embate… (BO-13).

También en el caso siguiente es el hablante el que nos fuerza a inferir un colectivo, poco definido textualmente (?‘los responsables de impulsar las nuevas modas’): – Enc.— ¿Qué opinas de las modas tanto de hombres como de mujeres? Inf.— Soy una persona bastante perseguida por la estética; y… esas modas rompen, rompen con la estética, con una armonía formal que yo rindo mucho culto. Eso obedece indudablemente a que ellos se aparten de las formas… para mí las formas tienen una importancia primordial en cuanto… pienso que muchas veces aunque no sean exponente del fondo, sí nos acercan a él. Y, posiblemente, esas formas que ellos adoptan, no son reveladoras de un fondo muy positivo. Pero desde luego *?si lo hacen para romper con una serie de fondos que son los que nos presiden en esta sociedad actual, pues, como choque, puede ser eficiente (MA-02).

En el próximo ejemplo entenderíamos sin ningún problema como indefinido: “si me daban esa beca”, pero inmediatamente el propio hablante nos hace reflexionar sobre esa indefinición: – Inf.— La Contraloría no fue que me negó del todo, pero sí yo … yo ya casi que tenía… iba destinado a renunciar si me daban esa beca. … Porque eran dos años sin goce de sueldo. Enc.— ¿Para quedarte allá? Inf.— No. Ellos me daban… no me iban a dar los dos años. ¡Ah, sí! Claro que me hubiera gustado y si me hubiera podido quedar, me quedo (CR-01).

Una curiosa mezcla entre referencias colectivas e indefinidas que el informante ni siquiera intenta desambiguar la encontramos en un hombre sevillano (indicamos con subíndices c e i las referencias al colectivo gente —en una clara concordancia ad sensum— y a los personales indefinidos): – … culturalmente la gente no está al nivel que debiera tenerC una gran ciudad. Y siguen siendoC muy ruidosos, demasiado. Y nos echanI la culpa de la Sevilla o la España de pandereta. Pero yo creo que, en parte, tienen razónI, que la gente no se comporta como es debido. O sea, se creenC que siempre tienen que estar cantandoC por las calles o armando alboroto (SE-14).

No puede, pues, sorprendernos que colectivos y corporativos sean los grupos de tercera persona plural que más hayan acaparado la presencia de la forma ellos.

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En lo que se refiere a la clase de referentes singulares genéricos que proponíamos para el estudio de las terceras personas (véase §1.4.1.2.9), ya vimos que era una de las preferidas por las formas de singular, frente a la clase de plurales corporativos, prácticamente desconocida en las referencias singulares (véase pág. 98). Situación inversa es la que se presenta ahora, donde las referencias a singulares genéricos son prácticamente inexistentes. Según esto se podría pensar en una clara distribución complementaria, de no habernos topado con un único ejemplo donde el referente de ellos es, claramente, un singular genérico: – La tarea del director está un poco librada aparte de su talento… natural que tiene que tener, por supuesto, todo director o realizador, está un poco librada a su temperamento, inclusive a su… esté… divagación en un mundo muy especial en el cual ellos se manejan con esquemas muy especiales en los cuales yo no entraba (BA-06).

Es evidente, sin embargo, que sobra presentar esta categoría en nuestros gráficos sobre las formas verbales del plural o en los porcentajes de uso de la forma ellos, en relación a su señalamiento personal, por lo que prescindiremos de esta categoría. En las cuatro categorías restantes, si observamos el número de verbos (con o sin pronombre expreso) que hemos registrado en cada clase, la situación que presenta nuestra muestra es la siguiente, donde (frente a lo observado en el singular) se puede apreciar que son ahora las referencias a grupos personales directos —con algunas excepciones— las menos frecuentes, mientras que, sin duda, tanto en hombres como mujeres, son los plurales corporativos los que aparecen con mayor profusión, lo que, parece conformar un rasgo específico del señalamiento de estas terceras personas verbales. Frente a estos grupos, las otras dos clases restantes (indefinidos y colectivos) aparecen con frecuencias similares, lo que sin duda tiene que ver con los comportamientos destacados más arriba, donde veíamos que la imprecisión quizá no fuera tanto tácita (no hay duda de que el hablante tiene en su mente un grupo representativo de esa conducta, opinión o actitud) como expresa (en el discurso es donde, evidentemente, puede aclararse al interlocutor la imagen mental o puede, como se ha visto, dejar que el oyente infiera cualquier referente abstracto).

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Gráfico 1.39. Porcentaje de usos de la 3.ª p. pl. con referente masculinos Hombres 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% ME

PR

CR

CA

BO

GC

SE

MA

TOT

Personales

4%

12%

8%

7%

1%

14% 19% 26% 27%

5%

46%

6%

13%

Corporativos

71%

46%

44%

68%

63%

34%

39%

57%

29%

40%

22%

39%

49%

Colectivos

14% 31% 21% 14% 29% 37% 25%

8%

16% 37%

4%

20% 21%

Indefinidos

11% 11% 27% 11%

8%

27% 18% 28% 35% 17%

8%

LI

LP

15% 17%

CH

BA

Mujeres 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

18% 13% 10% 11%

3%

17%

2%

2%

24%

4%

4%

17% 11%

Corporativos

26%

56%

50%

61%

63%

41%

64%

24%

35%

Colectivos

39% 27% 17% 16% 28% 19% 10% 14% 10% 21% 33% 16% 21%

Indefinidos

17%

Personales

ME

PR 53% 7%

CR 53%

51%

TOT 49%

20% 22% 13% 14% 27% 20% 25% 11% 39% 32% 19%

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Vistos ya los señalamientos que prefiere la tercera persona verbal, sepamos cuáles propician la presencia del pronombre expreso (véase también tabla 17, para los valores absolutos): Gráfico 1.40. % Presencia del PpS ELLOS Hombres 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

CA

BO

LI

LP

CH

GC

SE

MA

TOT

Personales

13% 11% 50% 43%

ME

PR

CR

0%

20%

9%

13% 14% 14%

9%

0%

16%

Corporativos

11%

20%

20%

16%

17%

33%

13%

10%

0%

24%

18%

Colectivos

0%

8%

19% 10% 26%

8%

30%

8%

13% 20% 33%

6%

14%

LP

CH

28%

BA

8%

Mujeres 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

BO

LI

GC

SE

MA

TOT

Personales

ME 6%

42% 17% 13% 20%

PR

CR

CA

3%

33% 33% 17% 20%

BA

0%

8%

15%

Corporativos

12%

31%

16%

27%

11%

18%

26%

29%

29%

14%

25%

3%

20%

Colectivos

3%

20%

6%

0%

15% 18% 33%

1%

20% 12%

6%

0%

10%

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Dejamos ahora aparte los enunciados indefinidos, puesto que ya hemos visto que en ningún caso favorecían su presencia, para centrarnos en las referencias personales, corporativas y colectivas. La situación que reflejan estos gráficos no deja de resultar, a nuestro juicio, de gran interés: estamos ante el único uso pronominal analizado hasta ahora en donde, verdaderamente, no se destaca ninguna de las clases referenciales como preferida y, en especial, la relativa a los referentes personales directos. Es un hecho que solo podemos explicar si tenemos en cuenta que, efectivamente, el pronombre ellos es quizá, de entre todos, el más alejado de la esfera de intereses del hablante, por lo que es lógico pensar que no realce señalamiento alguno. Centremos, mediante ejemplos, las situaciones enunciativas que componen cada uno de estos grupos. En primer lugar veamos los ejemplos con referentes colectivos propios. Adviértase aquí que muchos de ellos —como venimos diciendo— podrían haberse considerados indefinidos si el propio informante no nos hubiera señalado hacia el colectivo al que va dirigido su enunciado: – … hice teatro infantil casi como una casualidad. UNA PRODUCTORA porque necesitaba una niñita muy chiquitita fue al teatro infantil. Había niños chicos, que a lo mejor ahí conseguía una niña que necesitaba y pues *me vieron que estaba yo allí corriendo entre los pasillos, me metía entre los decorados, y pues, por lo visto, esa era la niña que ellos necesitaban para su personaje. *Hablaron con mi mamá, mi mamá aceptó… (ME-04). – … la historia del arte se dedicó… surgió mayormente EN ALEMANIA como una disciplina como una… como una nueva historia y ellos fueron los que la propulsaron (PR-02). – … No, pero es que en EL INSTITUTO *no tienen, este, así, cosas de exhibición, ellos ahora… abrieron, o *están por abrir, un museo en el Centro Ceremonial Ca… de Caguana (PR-04). – … ahí llega todo el medicamento que viene… todo lo que importan156. Bueno, se le importa… se hace por licitación y participan casi todos LOS LABORATORIOS que venden medicamentos en las farmacias públicas estas. La cuestión es que con la Caja, cuando se ha aceptado un pedido, entonces ellos mandan el gran pedido y ahí se queda en una bodega especial hasta que se le haga control de calidad (CR-10). 156 En este caso los que “importan” son también “los de La Caja”, otro colectivo en concordancia ad sensum, pero que —en este ejemplo— no se señala con pronombre expreso.

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– … LA UNIVERSIDAD nos embarcó, porque no nos mandó nada. No mandó dinero y nosotros allá… bueno, te podrás imaginar […] no teníamos dinero… de… escribíamos para acá y… no sabíamos qué pasaba… Nos decían que… que ellos no habían recibido los papeles… entonces a… nosotros sí los habíamos mandado… (CA-04). – … ya se acabaron las peleas políticas; solo quedan unas ahí en EL CONGRESO pero esas son pagadas como los toros. Allá se pagan y entonces ahí *?van y *?dictan unas vainas que no entienden ellos y que casi siempre se las presentan otros y *?llaman después lidias. – … yo ntré a esa junta desde el comienzo, sí. Los mayores accionistas eran BAVARIA. Eran LOS DE BAVARIA Y CONSTRUCTORA GERMANIA, […] una sociedad bastante grande. Lógicamente, ellos tenían todas las acciones, y yo entraba allí en una minoría pues hasta… hasta difícil, pero esta gente se portó muy bien conmigo, *me dejaron… *me eligieron presidenta por honor a que era la mujer que estaba en la junta… (BO-10)157. – …entré a PETROPERÚ. Terminando estas prácticas te hacen un… hacen una evaluación a todos los becarios, que becario llaman allí en Petroperú a los que practican, ¿no? Con remuneración, te dan unos tres mil o cinco mil soles mensuales. Con estas evaluaciones ellos… se fijan para el próximo año quiénes pueden entrar a la empresa. Y más o menos en julio deciden, después de hacer todos los concursos, exámenes, quiénes son los que entran a trabajar (LI-02). – … yo estaba trabajando en… para LA FUNDACIÓN KONRAD ADENAUER de los alemanes. Tenían ellos un proyecto regional para toda América Latina (LI-08). – Enc.— Bueno, EN ESTADOS UNIDOS, en general, ellos se llaman americanos, ¿no? No se llaman norteamericanos, dentro de Estados Unidos. Inf.— ¡Ah, no, claro! ellos son americanos…[…] por supuesto. En el momento que quieren distinguirse de nosotros… Por ejemplo, si uno quiere comparar la… la cultura argentina con la cultura de Estados Unidos, *dicen: “Bueno, nosotros somos americanos del Norte”, ¿no es cierto?, para distinguirse de los argentinos que son americanos del Sur, ¿no?, en ese caso *hacen la diferencia, ¿no? (LP-11). – … UNA DE LAS EMPRESAS EN QUE SE FORMÓ SINDICATO y […] y… bueno, ahí se trabajó en la formación y en la capacitación de… de la gente. […] ya… ellos tienen muchos años en la pelea, entonces ellos van a dar clases… (CH-04)158. – ESTA EMPRESA tiene una cantidad de industrias… y… hay algunas cosas como… donaciones… o… publicaciones… publicidad, propaganda que… se centraliza en esta oficina. Es decir que si una de las empresas

157

Ejemplo poco habitual donde aparecen dos claros colectivos referidos a una misma entidad. 158 Nuevamente, sea el sindicato, sea la gente que lo cosntituye, el colectivo y la concordancia ad sensum son evidentes.

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le piden una donación […], ellos nos avisan a nosotros, yo recibo la nota… controlo a ver si ya se ha hecho algo y se le avisa… (BA-10). – … el catálogo de LA CAJA DE TENERIFE es muy amplio, es muy amplio. Enc.— Sí, sí. Además tenían incluso algún premio de investigación, […] Inf.— Sí, sí. Y no sé si existe el Rumeu de Armas, también me parece que lo tienen ellos, de investigación histórica me parece. *Tienen varios y… bueno… es muy bueno, y bien llevados, además tienen… También ellos tenían la Universidad de La Laguna ahí al lado, que también ellos tenían la colaboración estrecha (GC-07). – … en lugar de comprar la moneda, compras esos bonos, y, claro, es que es un negocio que tienen ellos montado con eso de los bonos… [en Varsovia] (SE-03). – … Estuve en Moscú y en Leningrado. […] Fue en verano, a… finales del mes de julio. Enc.— ¿Qué temperatura había allí, y cómo…? Inf.— Pues una temperatura primaveral. ellos decían que hacía mucho calor. Pero era primaveral, con lluvias… por la tarde, cuando se quitaba el sol… hacía un fresquito muy agradable (MA-05).

Como se ha podido apreciar, empresas, instituciones y países resultan ser los colectivos más frecuentes a los que se alude mediante ellos. En todos los ejemplos es evidente la concordancia ad sensum. A continuación presentamos algunos de los casos que hemos considerado dentro del grupo de referentes plurales corporativos (cuando el referente está señalado excesivamente lejos en el discurso, lo recordamos entre corchetes, aunque en algunos casos el sentido de la frase lo haga innecesario), los cuales ya hemos visto que son la principal referencia de los usos de tercera persona (aunque no en presencias pronominales): – … LOS TURISTAS FRANCESES que vienen, esos sí se interesan muchísimo por la cuestión arqueológica de todo, no importando que ellos sean o *no sean, digamos… arqueólogos (ME-03). – … estoy enseñando actualmente un curso de Historia del Arte Moderno y lo estoy llevando desde el Renacimiento hasta el arte de… final del siglo diecinueve, de manera que ellos tengan una visión del desarrollo de estos cuatrocientos años del arte moderno, para que luego *puedan tomar el curso de Arte Contemporáneo, y *estén preparados. [ los alumnos] (PR-03). – … la llegada de un hijo no es fortuita, ha sido siempre provocada por LOS PADRES. Y ellos, por consiguiente, han tenido su responsabilidad hasta la mayoría de edad (CR-06). – … prefiero tener entrevistas frecuentes con LOS PADRES, aunque sea en los ratos que ellos vienen a dejar los niños, o entrevistas… particulares, cuando *las solicitan o cuando yo las convoco, de tres en tres meses, en-

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tonces ellos me dicen los cambios de conducta, ¿verdad?… yo digo las normas que se a… se llevan aquí, cómo se pueden llevar en el hogar y a… tenemos, pues, un intercambio de opiniones y… y orientación (CA-09). – … tenemos muchos colaboradores permanentes que son, por ejemplo, los fotógrafos, que no son nuestros, sino son de toda la editorial. Tenemos LOS ARMADORES DE ARTE que tampoco son nuestros, sino ellos arman las tres revistas (BO-04). – personas que no han tenido contacto con NIÑOS PEQUEÑOS, no se imaginan todo lo que ellos pueden hacer (LI-10). – … nosotros tenemos que contar con LOS INDÍGENAS porque son ellos los que traen las cosas del campo (LP-08). – Nos topamos con MUCHOS en una tienda que había… para HIPPIES, ¿ah?, y que ahí compraron ellos ropa… y bien curioso, que *compraron ropa y cuando *salieron, *botaron en la calle la que llevaban puesta, ¿ah?; *fueron y *la botaron, y no estaban tan malas, le advierto, ¿ah?… (CH-09). – … Aparte de eso que es la importación… ya sea de toros, ya sea… sobre todo se traen machos, es decir, toros de… y caballos de carrera. Hembras se traen en menor cantidad. […] Creo que es una cuestión de política, de hábil política de LOS PRODUCTORES, por ejemplo, INGLESES en su caso. Ellos exportan padres de… toros exportan… pero hembras, vientres, no… porque… *se reservan las hembras (BA-07). – … al menos LOS ALUMNOS muestran un poco más de interés, porque ya no les estás hablando solo de la historia tradicional de la literatura […]sino que les estás hablando de ciertos conceptos que ellos han tenido siempre en la memoria, pero que, sin embargo, *no han sabido ver nunca en la experiencia (GC-03). – … Es decir, que la fuerza que tienen los… los… LOS SUDAMERICANOS o LATINOAMERICANOS, no la tenemos nosotros Enc.— Tal vez porque están creando el lenguaje… Inf.— El lenguaje, exacto; ellos están creando un nuevo… un nuevo lenguaje que habrá que llamar hispanoamericano, iberoamericano o latinoamericano, como quieren… los Estados Unidos (MA-06).

Dediquemos, por último, nuestra atención a los ejemplos que ilustran la clase más desfavorecida de los señalamientos con PpS ellos, los personales directos: – … fue su obra maestra: su revista Ábside. Ahora, ellos fueron traductores de Horacio, y muy buenos, insignes traductores. [“los hermanos Méndez P.”] (ME-05). – … y en eso…[mi madre] grita al primo, el nombre de él: “¡Fulano, Fulano, levántate! ¡Ladrones, Ladrones!” Precisamente en los pies de la cama donde dormían los primos, estaban unas tablas, y ellos, al pararse violentamente, se tiran las tablas encima de la cama, encima de ellos… (ME-13). – … Tuvimos una suerte… Nos quedamos con UNOS VIEJITOS que ellos alquilan unas habitaciones a estudiantes jóvenes. Y *fueron tan amables

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con nosotros, tan corteses, sobre todo, no solo ellos, sino en las calles… (PR-03). – En mi casa no se dice una… una mala palabra. MIS HIJOS sabrán todas las malas palabras y groserías, ellos las sabrán, pero lo que es en mi casa no la… *no me la dicen (CA-12). – … y entonces mi padre pensando, como todo padre, en que el hijo estudiara algo que fuera de mucho provecho, pues, se interesó en que yo estudiara esa… esa profesión. Pero para MIS HIJOS, lo que ellos quieran estudiar (PR-12). – Usted tiene que conocer a… a… a… a esta muchacha… María. Ellos dan clases de español. *Son filólogos, ÉL Y LA HERMANA. *Dan clases de español en el Instituto de Lengua Española (CR-01). – … detrás de mí habían DOS ENAMORADOS peleando. Y les escuchaba todo y ellos creían que no entendía nadie, pero es… escuchaba, y hablaba uno de… parece que la novia quería romper la boda, y é … él la reprochaba… (LI-11). – Enc.— ¿De su padre qué recuerdos guarda? Inf.— Oh… los más grandes; de MIS PADRES, padre y madre. Lo poco que soy en la vida y lo que poco que haiga hecho [sic] y mis aspiraciones los debo a la guía de los dos. Ellos llegaron a infundir tan profundamente en nosotros, las tres hermanas, el amor a la cultura, a la dignidad de la mujer, al escrúpulo y la corrección en tal forma que *han sido el norte de nuestra vida, sí (LI-14). – … ya no somos menores de edad. ¿Por qué nos ponen el rótulo inicial de Hispanoamérica? Somos los americanos del Sur, como hablaron LOS LIBERTADORES. *Hablaban de Sudamérica… la emancipación sudamericana, ¿no? No hablaban ellos de Hispanoamérica (LP-11). – … solamente he tenido una carta de ella, que me señala que ha hecho un viaje muy simpático a Suiza a conocer a sus suegros y que estaba algo desfinanciada porque había tenido pérdidas de dinero en un departamento que ellos habían arrendado… [su hija y su yerno] (CH-05). –… ni EL RECTOR de la universidad, ni EL VICERRECTOR, por ejemplo, son personas que han tenido estudios universitarios. Ahora, yo no sé qué *podrán hacer, sinceramente, si ellos no han tenido realmente una experiencia universitaria (CH-10). – … se acercaron DOS SEÑORES NORTEAMERICANOS, correctísimos, y *nos dijeron si les permitíamos que *nos convidaran a tomar una copa. Y entonces nosotras los miramos muy serias y les dijimos: “No, gracias, estamos ocupadas”, […] “Bueno, le dijimos que estábamos ocupadas y entonces ellos se fueron” (BA-08). – Entonces… el… el mejor… de esos ingenieros… el jurado lo declara Premio Bunge y Born. Enc.— ¿Hay que anotarse… para… el concurso? Inf.— Pueden anotarse, pero… generalmente la misma comisión, los mismos miembros del jurado… que son LOS PRESIDENTES DE LAS ACADEMIAS o LOS DECANOS DE LAS FACULTADES o DE… SOCIEDADES CIENTÍFICAS y… según la rama, ellos mismos proponen… (BA-10)159.

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– … MIS PADRES, pues dependiendo de su situación, pues me podían poner en un centro escolar o en otro en el que me dieran de comer, para que ellos no tuvieran que someterse a la necesidad de… tener que mantenernos a… a nosotros (GC-01). – … la verdad es que LOS NIÑOS se te hacen mayores sin darte cuenta. Normalmente pasa eso, aunque estés con ellos, pero así lo notas mucho más, mucho más… sobre todo ellos notan, pues, el día que estoy de guardia, eso *lo llevan peor (GC-08). – … a LOS NIÑOS MÍOS, como son todavía tan chicos, lo único que les gusta de la Semana Santa son los caramelos que les dan los nazarenos. Y que ellos interpretan la Semana Santa como una ocasión para que le den caramelos. Entonces, *van a ver las cofradías, y *empiezan a pedir caramelos, y luego*vuelven a casa y *dicen: “Hoy traigo dos, hoy traigo diez”. Pero otra cosa, claro, todavía *son muy pequeños y *no lo alcanzan (SE-07). – Enc.— Y usted entonces, ¿con quién pasó la guerra? Inf.— Con mi madre y mis hermanas. Porque LOS HERMANOS estaban aquí, en Madrid, pero no los pudimos ver en toda la guerra. Como *estaban escondidos, no pudimos verlos. Porque nos seguíanI los pasos, cuando salíamos a la calle, nos seguíanI a ver dónde íbamos. Como ellos estaban escondidos, para ver si, claro, para ver si los encontraban I… (MA-13)160.

Como conclusión a las características observadas en el funcionamiento de los enunciados en tercera persona del plural y a la presencia o no del pronombre ellos, podemos apuntar la clara neutralización de las preferencias por un referente u otro. Cabe considerar que es la persona donde más difuminada aparece la individualidad del hablante y, por tanto, la persona donde él menos se molesta en establecer las diferencias y los contrastes que suponen el pronombre expreso. Simplificando al máximo el análisis de nuestros datos podemos afirmar que solo en uno de —aproximadamente— siete usos de la desinencia de tercera persona del plural (sin sujeto expreso) podremos encontrar un PpS, pero será difícil determinar a qué tipo de referente puede apuntar: con casi idéntica probabilidad podría ser personal que corporativo o colectivo. Presencias o ausencias del pronombre ellas Ya vimos que los casos de tercera plural referidos a femeninos son también poco abundantes, en especial —y no constituirá una 159

Incluimos este ejemplo porque en él aparece nombrado un colectivo y, a continuación, se especifica cuál es la composición personal del mismo. Por otra parte aparece otro grupo corporativo, el de “los ingenieros”, sin pronombre expreso. 160 Con el subíndice (I) señalamos las terceras personas que se presentan en el ejemplo como claros ejemplos de indefinidos, aunque —como siempre— las inferencias del oyente podrían incorporarlo a una clase referencial más específica.

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sorpresa— en los hombres, por lo que para este colectivo nos abstendremos de sacar conclusión alguna en lo que se refiere al uso de este PpS. Sí podemos, sin embargo, presentar una visión de conjunto sobre la distribución que hemos registrado (véase Anexo, tabla 18): Gráfico 1.41. Porcentaje de ELLAS (Valores relativos) 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% ME

PR

CR

CA

BO

LP

CH

BA

GC

SE

MA

TOT

Hombres

0%

75%

7%

0%

11% 22%

LI

0%

20%

0%

0%

0%

0%

10%

Mujeres

13% 30% 15%

7%

0%

16%

5%

23%

0%

0%

0%

13%

5%

Uso de la 3.ª p. pl. con referentes femeninos (Valores absolutos) 130 110 90 70 50 30 10 30 -10 ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

Hombres

7

4

14

2

19

9

5

5

0

4

2

15

Mujeres

109

20

20

27

29

40

19

22

73

5

1

35

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Era de esperar, de nuevo —y ahora con mayor justificación—, que fuera en las mujeres donde encontráramos el mayor número de casos de terceras personas plurales referidas a femeninos, con dos claros picos (en México y Buenos Aires) que responden más a la especial estructuración del discurso de dos informantes (BA-09 y ME-10) que a una media real, y, por tanto, tampoco aquí sacaremos conclusiones al respecto. Sí nos interesa destacar la media global de presencias pronominales, que está en un 13%, es decir, casi idéntica a la de ellos (con un 14%) y algo superior a nosotros (con un 11% —recuérdese— tanto en hombres como en mujeres). Pero ya sabemos, por todo lo visto hasta aquí, que la distribución de los datos varía mucho en función del tipo de referentes a los que señala el verbo. Veamos qué hemos observado en nuestra muestra161: Gráfico 1.42. Porcentaje de usos de la 3.ª p. pl. con referente femenino Hombres 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

ME

PR

CR

CA

BO

LI

CH

BA

GC

SE

MA

0%

0%

29%

0%

5%

33%

0%

0%

0%

100%

0%

12%

Corporativos 0%

50%

71% 100% 79%

22%

80%

0%

50%

0%

60%

53%

Personales

TOT

Colectivos

43%

0%

0%

9%

5%

22%

20%

0%

50%

0%

40%

23%

Indefinidos

57%

50%

0%

0%

11%

22%

0%

0%

0%

0%

0%

12%

161

Retiramos de estos gráficos las ciudades que, por presentar muy pocos datos, podrían distorsionar la valoración general. Son, en hombres, PR, CA, LP, BA, GC y SE; en mujeres solo Sevilla. El número total de casos puede consultarse en la tabla 18 del Anexo).

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Mujeres 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% ME

PR

CR

CA

BO

LI

LP

CH

BA

GC

SE

MA

TOT

0%

22% 24%

0%

0%

0%

5%

0%

0%

3%

13%

Corporativos 55% 55% 100% 48% 72% 68% 100% 82% 93% 80%

0%

83% 74%

Colectivos

0%

Personales 30% 30%

6%

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0%

0%

25%

0%

14%

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0%

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Indefinidos 8%

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5%

1%

20% 100% 14%

8%

Como ocurría en ellos, los enunciados referidos a personas concretas no son ya tan abundantes y son los corporativos también ahora los que aglutinan gran parte de los casos registrados162. Algunos ejemplos de los usos con referentes plurales corporativos, con o sin pronombre expreso, son: – … se me negó, por LAS MISMAS MONJAS, tomar el examen de la Universidad de Puerto Rico. Me acuerdo que la principal me dijo que no todo el mundo era material de universidad, que me fuera a una escuela vocacional, […] pero no le creí por completo, y decidí ir a estudiar a la Universidad Interamericana. Algo a lo cual ellas objetaron ya que la universidad era protestante, pero yo me tuve que imponer, y fui allá (PR-02). – … Y, realmente, yo no diría que me informé de mucho conocimiento EN LA ESCUELA SUPERIOR CENTRAL, pero sí fui formada a la luz de la convicción y el principio, y sobre todo, a la luz de la belleza ejemplar que realmente AQUELLAS PERSONAS supieron derramar diariamente, porque no era cuestión de asambleas, ni de conferencias, era que ellas, al ca-

162 Adviértase, sin embargo, que en los informantes masculinos el pequeño número de datos presentes en algunas ciudades aconseja que interpretemos únicamente los valores totales.

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minar, al hablar, al conversar, realmente, nos enseñaban lo que era ser una dama, que eso es lo que me parece a mí que falta hoy (PR-09). – Enc.— ¿Son maestras y sicólogas también? ¿O solo maestras? Inf.— No. Solo MAESTRAS con especialidad en… problemas de… este… lenguaje, principalmente, afasias, todo. Ellas son especializadas en México, por cierto, hicieron las dos la maestría (CR-08). – … Aunque LAS MAESTRAS eran diferentes en aquella época, yo diría que *eran como más preocupadas (CR-11). – porque LAS RELIGIOSAS, las superioras van pasando, *se van sucediendo y ninguna posee nada. […] y ellas individualmente son sumamente pobres. También aprendí de ellas muchísimo. *Son realmente edificantes en su vida de piedad, de austeridad, en su vida de obediencia… (BO-11). – … han tenido todos nuestros hombres en un porcientaje muy grande el pecado de lanzarle los niños en los hombres… en los hombros a LAS MUJERES para que los eduquen ellas (BO-13). – … tenemos la fiesta de la madre, que la vamos a hacer el día jueves, porque MUCHAS MAMÁS tienen niñitos mayores, entonces el viernes en la mañana *van a los otros colegios. Así que ellas mismas decidieron que fuera el jueves (LI-10). – … yo te puedo decir que las chicas más inquietas, las más embromadas, las que están en política, que están en economía, son MUJERES, ¿no? […]Pero claro, tal vez yo creo que todavía ellas confrontan, ¿no?, el problema. Nosotros hemos pasado por una serie de cosas, que tal vez ellas las van a pasar un poquito menos. Y mi hija, cuando crezca, un poquito menos… (LA-03). – … De todo eso, una décima parte captaban LAS NIÑAS. No te… *no tienen interés, ni aun las niñas que en la clase decían: “Yo quiero seguir francés, madame”, […]. esas seguían… […]porque *ya tenían condiciones naturales por el idioma, […] por ejemplo, los verbos, que son un poco difíciles; fácilmente los… *los comprendían y las… todo… en fin, podían ellas desempeñarse empleando los verbos en alguna forma; igual la gramática, que también es un poco difícil (CH-14). – califiqué la información y la redacción. Y después yo les di varias citas y ellas tenían que marcarme las figuras literarias y por qué las usaba el autor… [sus alumnas] (BA-09)163. – … LAS PERSONAS QUE HOY TIENEN UNA RESPONSABILIDAD de romper ese… esos esquemas del pasado están… están asumiendo su papel, *lo están haciendo, ¿no? A veces pensamos que no como *debieran, ¿no?, pero también, bueno […] es meritorio acordarse de nosotros (GC-06). 163 Realmente, en esta informante encontramos un interesante caso de inferencia del colectivo al que señala: dedica la mayor parte del tiempo de la entrevista a explicar cómo estructura sus clases —es profesora pero no se dice— y alude constantemente a “ellas” —sus alumnas— pero nunca menciona explícitamente en el discurso ningún referente de clase; sin embargo, como receptores, tampoco nos cabe ninguna duda.

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Las referencias a grupos personales bien definidos contextualmente constituyen la otra clase referencial donde la presencia del PpS ellas ha podido registrarse en mayor número de casos (con una frecuencia similar a la de las referencias corporativas, en las mujeres —15% en estas y 14% en las personales— y muy superior a las corporativas, en los hombres —que solo registraron un 7% de presencias, frente al 30% en las personales). A modo de ejemplo de estos usos podemos considerar: – Y entonces ella… venía llena de soldados el barco donde ellas venían, y *fueron a dar a África. Y en África *pasaron… bueno… la pena negra, las pobres. [su hija monja y una compañera] (ME-14). – … ¡Ah!, fue cómico, porque estábamos en Madrid. MIS COMPAÑERAS querían ahorrar dinero así que *se fueron a un hotel de tercera. Enc.— Los americanos son muy ahorrativos en eso, ¿verdad? Inf.— Sí, sí. Mis amigas querían ahorrar. Ellas eran jóvenes, igual que yo … (PR-03). – … yo lo hago pensando sobre todo en MIS HIJAS, que no me gustaría que fueran maltratadas por un hombre. Uno las quiere, las ama y entonces, así como uno no quiere que… *sean mal consideradas desde el punto de vista social, que *sean explotadas, lo mismo pues piensa y considera uno con relación a todas las mujeres (CR-07). – … formas de hablar que entonces eran… comunes entre los jóvenes ahora yo se lo digo a MIS HIJAS y *no entienden. De manera que cuando… a su vez, ellas me hablan y yo no sé, tengo que preguntar, tengo que ir a… a ese diccionario jergal de la juventud, también les digo que *no se preocupen, ni yo … (LI-11). – … hubo jurado con… con PINTORAS, ARTISTAS RECONOCIDAS, ¿no?, que estuvieron a cargo de… del jurado y ellas discernieron los premios (LI-12). – … Entonces yo propuse DOS EX ALUMNAS, pero extraordinarias, […] Y ellas están dando las cátedras not… notablemente dadas, porque claro, *son jóvenes, *han aprendido la matemática moderna… (BA-09). – … Normalmente era un cuarto, una habitación insalubre, en donde estaban los niños cuidados por DOS SEÑORITAS VIEJAS que aún viven, y *están exactamente iguales que cuando yo estaba allí (SE-02).

Con referentes colectivos no hemos encontrado ninguna presencia pronominal, aunque sí enunciados que podrían incluirlos. Son casos como: – Bueno, pero en… —vuelvo al cincuenta y cuatro, con AQUELLAS GENTES DE SUDAMÉRICA—: *me hacen una invitación muy tentadora para ir a fundar un instituto como el que a la sazón ya nosotros teníamos funcionando en México (ME-11).

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– … Entonces, AL CONVENTO, cuando entró, *le dijeron que *no la iban a destinar ella a profesora, sino profesora… de música, y que ella iba a ser la que iba a tocar en… en las misas (ME-04). – LAS COMUNIDADES entonces adquieren ese televisor, *se consiguen el salón, bien sea el salón de la junta comunal, el salón parroquial, el salón de un colegio o de una escuela … (BO-01). – ESTA GENTE era tierna, era muy cariñosa, además *me contaban cosas fabulosas. A mí *me parecían fabulosas. *Me contaban, qué sé yo, historias de duendes, de aparecidos, de fantasmas; *cantaban… *cantaban las canciones de su tierra, y todo esto me parecía maravilloso… (LI-13). – … hombres demócratas que aspiran que en Bolivia debe gobernar un gobierno elegido por el pueblo y LAS FUERZAS ARMADAS cumplir su rol que siempre *han tenido, ¿no?, la defensa de la soberanía… (LP-02). – … Porque LAS ELITES en todas partes, son las elites, ¿no? *No tienen acento. *Hablan bien, con corrección, con propiedad, etcétera (LP-12). – … se querían mucho… A su vez, LAS FAMILIAS también se visitaban y *se distinguían con visitas, en fin, y relaciones muy especiales; pero eso fue relegado a un tiempo muy pasado (CH-05). – … Y habían COMPAÑÍAS que estaban trabajando en ese momento, ¿ah? *Estaban dando incluso, una obra griega… Estaba la Sarita Montiel haciendo representación, ¿no? (CH-09). – … planteás una… un pro… un cuestionario a TODA LA… LA CLASE y dividís en grupos de seis. Entonces ellas van recogiendo de cada uno… una… un concepto sobre ese tema y después el redactor dice todo lo que sobre el tema… (BA-09).

Por último, tampoco en los referentes personales indefinidos se han registrado usos del pronombre expreso. Cabe destacar en este grupo que prácticamente todos los casos registrados en este grupo se refieren a “personas” en el sentido que explicamos en la pág. 96 de ‘cualquier persona’. Algunos ejemplos significativos son: – … ALGUNAS PERSONAS no entienden a pesar de que les insisto, de que *son muy inquietas, y de que en fin, *presentan varios síntomas que corresponden a lo que nosotros conocemos como orgánicos (ME-06). – … el dirigente religioso se hace parte de la vida íntima de la comunidad en la cual trabaja, y entonces queda mejor habilitado para servir a CADA UNA DE LAS PERSONAS ya que ellas le abren de una manera más espontánea su corazón… (PR-06). – … hay PERSONAS que, bueno, les encanta el bochinche, y *están para allá… y *saben que hay lío en Ingeniería, y entonces *están en Economía, y *se van a ver qué es lo que pasa en Ingeniería. En vez de evitar, lo que *hacen es buscar… (CA-04). – … si CUATRO PERSONAS viajan cada una con su carro al centro de Bogotá, habrá cuatro veces más contaminación […]que si las mismas cuatro se reúnen y *se van todas […] en un solo carro (BO-02).

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– … hay PERSONAS que tienen al revés el problema, o sea, *pueden hablar, sin embargo, *no pueden escribir. yo, sin embargo, puedo escribir pero… tengo temor a… pasar… hacer el ridículo pronunciando mal unas palabras… (LI-02). – Es decir, que existen MUCHÍSIMAS PERSONAS que… están… aisladas, pues porque o se sienten aislados, más que estar aisladas *se sienten aisladas, lo cual es prácticamente lo mismo, porque *no han tenido nunca un hogar (MA-04).

Escasos, pues, en general, los enunciados referidos a plurales femeninos y presencia pronominal de ellas muy especializada en señalar hacia referentes plurales corporativos o a grupos personales bien delimitados en el discurso. Las referencias indefinidas, incluso en este caso en el que se apoyan en el término persona, no parecen necesitar mayores precisiones textuales y nunca se apoyan en el pronombre expreso. 1.4.1.3. Presencias pronominales episódicas En este apartado nos referiremos a dos usos de los pronombres sujeto que, por su escasa incidencia, no pueden señalarse más que como hechos ocasionales, aunque sí consideramos que debemos dar cuenta de ellos sin mayores precisiones. Nos referimos a los usos de los PpS con referentes no personales y a la presencia del pronombre anafórico indeterminado ello. 1.4.1.3.1. Presencias pronominales con referentes no personales Frente a los 1750 casos de PpS que hemos encontrado en nuestro corpus que señalan a terceras personas, solo en nueve ocasiones hemos registrado un pronombre sujeto referido a un sujeto no personal. En otras palabras, no llega a un uno por ciento la probabilidad de encontrarnos un pronombre personal sujeto de tercera persona que señale a un referente no personal (en concreto, apenas un 0,5%). Parece, pues, evidente, que la presencia de los pronombres personales en función de sujeto sí está plenamente determinada por el rasgo [+humano], aunque —como venimos observando— tampoco su exclusión absoluta puede considerarse. Por otra parte, es innegable la “humanización” que se produce en algunos de los casos encontrados, que son:

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– Con el PpS él: – … El sol… el sol, nuestro logos, él entrega… se entrega completamente a todos los seres en sus planetas; entrega su vida sin distinción de nadie (ME-12). – …Enc.— Pero ¿qué tipo de papeles? ¿Van a producir un papel especial o…? – …Inf.— Bueno, sa… él sale del baga… bagazo. Y… la verdad es que las variedades… no sé… no son… no estoy muy enterado… (LI-02).

– Con el PpS ella: – Creemos que se debe devolver a la sociedad parte de lo que ella le ha dado (BO-12). – Y uno como docente está obligado con su escuela, con su universidad. De manera que si ella demanda un servicio de un… bueno, pues lo menos que puede hacer es corresponder, o tratar de corresponder (ME-06).

– Con el PpS ellos: – … Se habla a veces de que eso es cruel, pero no es cruel, porque ellos siempre pelean (PR-12) [los gallos]. – … fue el mejor gallo de Puerto Rico en ese torneo, y… me rega… me… me dieron un trofeo, que era para el gallo pero lo tiene que tener uno porque ellos no saben (PR-12)164.

– Con el PpS ellas: – … No, no, las encuestas… yo no creo en eso, a mí me parecen que son muy objetivas, ellas son muy objetivas y, por supuesto, a uno le molesta cuando (CR-12). – … todas ellas tienen una… este… demostración. [las religiones] (ME-07). – Esa es… esas son músicas que aparecen… y ellas desaparecen en la misma forma como *aparecen (CA-12).

Es incuestionable que los usos pronominales de tercera persona referidos a sujetos, entidades u objetos no personales son casi anecdóticos, por lo que, sin poder rechazarlos, debemos considerarlos como hechos ocasionales —menos que secundarios—, si queremos realmente valorar la función que la presencia del pronombre personal sujeto puede desempeñar en nuestros enunciados. 164

Irónico y delicioso ejemplo donde el gallo es el protagonista de los galardones que su dueño parece “verse obligado” a aceptar, como campeón subsidiario. El representante de tan afamado ser no puede por menos que referirse a sí mismo mediante la más indefinida de las formas posibles: uno.

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1.4.1.3.2. La presencia de la forma ello Aunque forma claramente secundaria en nuestro corpus, sí han podido detectarse algunos usos —muy pocos— y, puesto que en este caso no cabe comparación alguna entre presencias y posibles ausencias165, nos limitaremos a dejar constancia de ellos. Como pronombre sujeto solo se ha registrado en dos ocasiones, ambas en Bogotá: – … repito que ello no entraña ninguna crítica (BO-05) y – … con todos los servicios que ello conlleva (BO-07).

Además, aparece una nueva vez, en Madrid, aunque en esa ocasión apoyando a todo: – … Me gusta la dimensión humana de… de las cosas, el problema de la cooperación, las relaciones sociales; todo ello pues, posiblemente haya aumentado mi fondo de conocimientos (MA02).

Curiosamente, no es en las generaciones de mayor edad donde se han presentado. Como término preposicional la nómina es algo mayor: un total de veintiún casos que se distribuyen entre las preposiciones de (seis casos), para (en cuatro ocasiones), a, con y por (tres casos junto a cada una de ellas) y, finalmente, en (dos casos). Los contextos son los siguientes: – … Aunque él asuma, en determinado momento, una toma de conciencia que lo aleje por completo de ello (PR-02). – una toma de conciencia que lo aleje por completo de ello (PR-02). – es un academismo —si se pudiera hablar de ello— sin ningún resultado verdaderamente útil para nada (CA-01). – … se debe poner un especial empeño en administrar bien es en la propia libertad porque de ello depende nuestra vida (MA-02). – … el torero está consciente de que en los tendidos de la mayoría de las plazas existe un público desconocedor. El torero se aprovecha de ello (MA-02). – … aunque para mí el campo de las ciencias naturales, y dentro de ello la zoología, es lo que más me interesa (MA-11). – … la labor proselitista se hace, pero… para ello… hay personas que son apartados, que tienen… reciben imposición de manos… para ello (ME-07). 165 Sí cabría, sin duda, su comparación con otras formas discursivas que cumplan su misma función señalativa, hacia conjuntos difusos, pero no es este el caso que ahora nos ocupa.

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– … ni los organismos competentes, vamos, indicados para ello… (SE-08). – … Para ello, pues necesito encontrar un trabajo apropiado para… para realizar este acceso (MA-01). – … pues ellos siempre encuentran una salida favorable para… para ello (MA-01). – … ha habido un desarrollo económico y social que llevó a ello (LI-07). – … Él accedió a ello (PR-02). – … es a la universidad donde deben de acudir a ello (SE-09). – … una vocación en el sentido más puro de la palabra, queriendo decir con ello que… es la manera con la cual el individuo logra identificarse a sí mismo (PR-06). – … prefieran… ocupar, pues, los cerros, no obstante que con ello peligran sus vidas (CA-05). – … Tenemos varias adaptaciones de… de clásicos, no solamente españoles sino de… mundialmente… adaptados a temas modernos. Esto me parece buena idea, ya que se han conseguido grandes éxitos con ello (MA-01). – … esto no quiere decir […] de que sin… por ello no tengan oportunidad en otro mundo, otra parte, ¿verdad?, de recibirla (ME-07). – … He tenido que… que aceptar en la oficina lo que viene para poder sostener a mi familia y, por ello, he tenido que… que… que dedicarme a ambos campos (PR12). – … y, desde luego, por ello se van creando más inquietudes (BO-12). – … la persona que dejé en Bucaramanga encargada de este trabajo está en ello (BO-14). – … me dejaron seguir en ello (PR-02).

A estos pocos casos se reduce, pues, el protagonismo de la forma neutra, de referencias complejas y abstractas, en la muestra de lengua hablada que nos propone el Macrocorpus. Se hace, sin duda, necesario su estudio en otros registros —hablados y escritos— para saber el verdadero alcance que pueda tener esta escasa representación. 1.4.2. La estructura oracional y la ambigüedad como factores secundarios A menudo se ha explicado la presencia pronominal por factores de ambigüedad sintáctica. Creemos, sin embargo, que poco influyen en la estructuración de un discurso espontáneo que, por serlo, está sujeto a continuos ajustes, adaptaciones y reelaboraciones improvisadas. Es cierto que hay determinadas estructuras sintácticas o situaciones comunicativas que pueden favorecer o no la presencia pronominal. Pero cierto es también que siempre encontramos ejemplos que contravienen esa tendencia.

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Sabemos, por ejemplo, que en la yuxtaposición o coordinación de oraciones con un mismo sujeto es menos probable que encontremos un pronombre expreso: –… la mujer se libera y trabaja (CR-02). –… Él vendía barcos y compraba barcos de una agencia […] Internacional (CR-06). – … El estudiante nuestro es respetuoso, es bueno (CR-07). – …él se inclinó o encauzó esa inquietud por el periodismo (CR-13). – … O sea, él lee y entiende el inglés, pero no lo habla (LI-04).

Pero son frecuentes casos como: – … ellas han sido criadas en un ambiente machista y ellas fomentan el machismo (CR-07). – … Ahora, si usted es bueno, usted va a una galería y usted se ubica rapidito (CR-04). – … ellos tienen una visión, incluso del cosmos, diferente. Ellos no se enfrentan a la naturaleza, ellos forman parte de la naturaleza… (LI-13). – … pero Tony, como es el único varón, pues él… no se ha dejado, sino que él siempre bien cariñoso… (PR-14). – … pero… mucho más interesante es el… el equipo de padres juntos, porque ellos mismos… discuten, ellos mismos se plantean problemas, ellos mismos se sitúan sus normas, entonces no soy yo la que estoy conduciendo la audiencia (CA-9).

También sabemos que en las oraciones de relativo, cuando este es el sujeto, no procede, por redundante, reiterarlo con un pronombre: – … hay ingenieros que se dedican a la producción en sí (ME-02). – … influir en la familia por intermedio de personas pertenecientes a la comunidad que tengan influencia en esta y logren cambiar la actitud respecto a los problemas de salud (BO-07).

Y sin embargo encontramos: – Hay una voluntaria, una señora… este… sueca, que ella está muy bien relacionada con la industria, con el comercio… (ME-10).

Otra situación donde no esperamos encontrar un excesivo uso pronominal es en enunciados de cierta longitud que entrelazan situaciones más o menos complejas, en especial si se refieren al mismo sujeto:

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– … de hecho, cuando él sale de esta universidad, aun cuando se va a dedicar, probablemente, a la profesión que estudió, pues él probablemente se case, tenga hijos, tendrá vecinos, naturalmente, participará activamente en la vida política, tendrá que saber lo que pasa en el mundo. Y eso es lo que nosotros queríamos darle (PR-08).

Un ejemplo que casi raya lo tópico sería: – … Nosotros viajamos en tres semanas, fuimos de… Holanda a Copenhague, en Dinamarca; a Oslo, en Noruega, a Bergen, en Noruega. Entonces bajamos de nuevo en tren hasta París; de París fuimos a Madrid; de Madrid fuimos a Sevilla. Entonces subimos en tren Sevilla, Madrid, Marsella y Florencia. Todo eso lo hicimos en veintiún días, viajando. Pero eso, pues uno tiene que hacerlo cuando es joven, yo creo, porque yo no lo podría hacer… (PR-03).

Sin embargo, no han sido pocos los casos en que las reiteraciones no parecen importar al hablante: – … por eso es que ALGUNOS DE ELLOS cuando vienen a Puerto Rico no se sienten bien en Puerto Rico, porque ellos quisieran que Puerto Rico reaccionara como ellos reaccionan y Puerto Rico no reacciona como ellos esperaban (PR-11). – … en el Hospital de Marinos, yo trabajaba de ocho a cinco de la tarde, con una hora para almorzar, de lunes a viernes, así es que era un trabajo como si yo fuera una oficinista. Por supuesto, ¿verdad?, cuando venían las… las emergencias […], por ejemplo, cuando se anunciaba un temporal, pues yo no podía salir del hospital, como dietista jefe que yo era, hasta que yo no supiera, que yo dejaba abastecimientos de agua, de comida, de combustible, para por lo menos una semana… (PR-13). – … tradicionalmente, era el hombre el protector a la mujer; cuando tú tienes que proteger, tú creces… cuando tú eres responsable, cuando tú te haces responsable, tú creces… internamente, sens… en sensibilidad, en… en todo… (CA-10). – … nosotros creemos que nosotros sabemos que *tenemos desarrollado el intelecto, y es mentira. *Tenemos una serie de conocimientos que nos han dado… nuestros profesores o nuestros padres, ¡qué sé yo !; pero la verdad es que nosotros no sabemos de eso absolutamente nada. Nosotros lo que hacemos es repetir como los loros. Ahora, que nosotros tengamos una conciencia auténtica de lo que *hacemos, de lo que *hablamos… (CA-12). – … cuando él tenía… estaba en la cuna, yo le ponía sinfonías… yo le ponía… un… un aparato para que *oyera… Bueno, pero un niño… recién nacido o de un año o de dos años, bueno, no… no tiene por qué saber… la técnica musical. Sin embargo, aquel niño a los tres años iba

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y *buscaba, por ejemplo, el concierto que él quería que le pusieran ya… los discos. Y entonces, él no sabía leer… él no… en absoluto y él por algo… él conocía cuál era… la bolsa donde estaba el disco que él quería que le pusieran. Y él escogía conciertos…(CA-12).

Es cierto que en algunos casos podríamos explicar las presencias por contraste interpersonal o por evitar alguna posible ambigüedad. Y, efectivamente, a lo largo de esta exposición hemos visto numerosos ejemplos donde el hablante hace un esfuerzo expresivo por destacar los contrastes entre las personas que está presentando en su discurso. Veamos aquí nuevamente dos ejemplos casi emblemáticos: – eran unos enamorados, y que la muchacha todos los días esperaba al muchacho en su ventana, y una vez el muchacho tuvo que salir de viaje, y [ÉL] salió y [ÉL] se tardó mucho en regresar. Entonces ella, cuando él llegó, ella ya se había muerto de amor, se supone, ¿no? Digo, demasiado romántico para ser verdad [Risas]. Pero total, [ELLA] se murió. Y entonces, cuando el muchacho llegó, ella ya estaba muerta. Y… y… pues, pues él también se supone que la quería muchísimo, ¿no?, puesto que hasta la fecha se ve que el individuo, como a las doce de la noche, así cuando dan las doce en el convento de San Jacinto, se aparece por la callecita así en su caballo, y [ÉL]va a la ventana donde ella lo esperaba (ME-03). – “Bueno, señor, yo entiendo que para usted sea un problema que… yo no hable francés, pero usted tiene que comprender que para mí también es un problema que usted no hable castellano, y sin embargo yo no le he reclamado nada, o sea, usted está en Francia y [USTED] habla castellano, a mí me parece que yo hago demasiado… hablando italiano, porque es un idioma más cercano a ustedes, y que ustedes conocen y [USTEDES] dominan perfectamente; además yo pregunté cuando llegué aquí, y usted me dijo que usted hablaba italiano perfecto, entonces yo considero que no estoy faltando a nada, entonces yo podría, en cierta forma, devolverle la queja, diciéndole que por qué usted no habla castellano. Yo no hablo francés, señor, porque no hablo francés, yo no soy francesa, yo soy venezolana” (CA-03).

Pero también es cierto que, en otras muchas ocasiones, al hablante no parece importarle excesivamente —quizá, nada en absoluto— las ambigüedades que puedan derivarse de su discurso (“va a la suya” diríamos con cierta ironía en algunos de los ejemplos con los que hemos topado) y, desde luego, cabe preguntarnos si el oyente, en estos casos, sería capaz realmente de “decodificar” el mensaje.

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– … el doctor Fromm se divorció de la doctora von Ryman, y ella siguió trabajando en Nueva-York. [ELLA] Hizo trabajos, sobre todo en sicóticos, muy buenos; [ÉL] se casó con una señora que estaba enferma del corazón, y los médicos —por lo menos esa es la versión que yo sé— le recomendaron que [ELLA2] se viniera a Cuernavaca… (ME-08).

Como vemos aquí sí importaría el contraste él-ella, al menos para evitar una interpretación lineal: “ella se casó con una señora”, pero la informante no considera oportuno señalarlo. Otros casos similares son: – … hay un grupo de señoras casi todas extranjeras. Ahí [ELLAS] se llevan a los chiquitos que pueden ambular; [ELLAS] los llevan y ahí [ELLAS] les ponen juegos. [ELLOS] Hacen trabajos manuales, [ELLOS] hacen sus trabajos para su mamá el día de las madres, y el día de Navidad. Para el día de las madres [ELLOS] hacen tarjetas de Navidad […] la tarjeta hecha por los mismos niños, y hasta el sobre escrito por ellos (ME-10). – … entonces, él decía que sus hijos no debían aprender a leer, porque este país era de los bárbaros; y, a machete limpio, [ÉL] persiguió a esa bisabuela mía [Risas], en una hacienda que [ELLOS] tenían en Naiguatá, porque la bisabuela montó sus hijos en un burro y [ELLA] dijo: “Pues mis hijos me los llevo para Caracas”. Porque [ÉL] no quería, [ÉL] decía que… el país era de los bárbaros y que aprender a leer era una rémora. El tipo estaba loco, ¿no?, de perinola. Entonces ella se vino… para Caracas con… con sus hijos, y después [ELLA] se fue para Centroamérica y [ELLA] se casó allá con un judío y después se… murió el judío y … (CA-10). – … y la mujer… el ama de casa, hoy… en día vive duro, [ELLA] vive duro y [ELLA] vive difícil y [ELLA] no tiene mayores estímulos ni mayores alicientes, y [ELLA] si no tiene la suerte de encontrar un marido que comprenda eso y que llegue de noche a casa, aunque [ÉL] llegue cansado, y de tanto en tanto [ÉL] la invite a salir y [ÉL] la trate un poco como novia, creo que [ELLA] tiene todo el derecho del mundo a sentirse frustrada… (BA-08). – … unos chiquitos desnutridos, tristes, que no querían comer; chiquititos, ¿verdad? Y entonces el médico dijo: “Yo quisiera una voluntaria que siempre estuviera cargando a este niño. […] A ver si mejora y todo”. Entonces UNA VOLUNTARIA se dedicó a un chiquito. Y [ELLA] lo cargaba todo el día. [ELLA] lo traía al muchachito este… aquel, desnutrido; [ÉL] empezó a engordar, [ÉL] se puso chapeado, [ÉL] se puso retevivo, retemono (ME-10).

En otros muchos casos, nos enfrentamos a contrastes difíciles de matizar incluso con el pronombre expreso: – … Pues lo conocí cuando [ELLOS] se fueron a vivir frente a casa, ya él era cuñado o ?él era… el… el hermano ?de él. [ÉL] Estaba casado con una

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media parienta de nosotros, ¿ve?, y entonces ellos fueron a vivir frente a casa, ?él y la mamá, ya los demás hermanos se habían casado… (PR14). – … EL ESTUDIANTE realmente siempre pretende que EL PROFESOR le esté dando todo lo que él1 necesita, que [ÉL2] le diga todo lo que él1 debe… conocer y saber, y por otro lado, el profesor está acostumbrado a hacer el tipo de clase donde él2expone, [ÉL2] habla, [ÉL2] dice, él hace prácticamente todo el trabajo… (CA-07). – … El caso también de UNA CHIQUITA que no venía de educación especial, que era de educación física, porque ella1 no podía, [ELLA1] tenía que cuidar los hermanitos en la mañana. Porque la mamá iba en las mañanas a trabajar a casas y ella1 tenía que quedarse cuidándolos y [ELLA1] no podía venir. No porque ella1 no quisiera, sino porque LA MAMÁ le exigía quedarse en la casa cuidando unos hermanitos, mientras ella2 iba a una casa a trabajar, lavando, porque [ELLA2] tenía que hacerlo, porque papá no tenían (CR-14).

Parece, por tanto, recomendable que fijemos nuestra atención en otros criterios, mucho más dependientes de la subjetividad del hablante, si pretendemos entender qué tipo de situaciones pueden favorecer el contraste interpersonal y, con ello, la presencia expresa del pronombre. 1.4.3. El juego de personas y personalidades 1.4.3.1. El carácter “personal” de los pronombres personales sujeto Hasta aquí hemos venido analizando con cierta minuciosidad las posibles situaciones que podían favorecer la presencia de los pronombres personales sujeto. Asumida la importancia del contraste interpersonal, puesta ya de manifiesto en multitud de estudios y creemos que suficientemente comprobada, consideramos interesante avanzar un paso más y establecer qué tipos de señalamientos (o deíxis —sean textuales o contextuales—) podrían establecer una situación preferente para que ese contraste se llevara a efecto. Partiendo de la premisa de que el sujeto enunciador, el hablante, es el protagonista absoluto de su discurso —el cual organiza dependiendo de sus propios intereses— y que, por tanto, cada uno de ellos es único e irrepetible, también es incuestionable, en primer lugar, que el tipo de contexto enunciativo determinará, desde su inicio, la postura que el hablante seleccione para él. En nuestras encuestas lo hemos visto: el hablante estaba allí para hablar de sí mismo:

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–… Bien, si usted quiere hacerme ahora alguna otra pregunta, o dirigimos la… la conversación hacia otros… menesteres, para no hacerlo tan autobiográfico… Enc.— No, a mí me gustaría que continuara por… por el camino de la autobiografía (CA-11). – Enc.— … ¿De qué otra cosa le gustaría conversar en este momento? Inf.— Me con… me gustaría oír los planes o los proyectos que usted tiene, J. L., para un futuro próximo. Enc.— Bueno, terminar primero mis… mis estudios, recibirme este año; pero en todo caso me interesaría que usted hable más que yo … (CH-05).

Y eso —no hay duda— es lo que se pretendía, lo que ha asumido y lo que ha hecho166. De ahí que la primera persona verbal y el pronombre yo hayan sido los protagonistas, y que también la primera persona del plural adquiriera especial relevancia: tras el “yo”, el “nosotros” como segundo punto de interés… ¿y después? Pues después no ha sido el oyente sobre quien se ha centrado la atención: ha sido, precisamente, sobre “los otros”, sobre las terceras personas. Y se ha aludido a ellos precisamente como eso, como personas167, en general, mucho más cercanas al universo del hablante que su propio interlocutor. Solo después, cuando la esfera de lo personal se ha agotado, entra en el juego el segundo participante en la conversación. Si consideramos conjuntamente todas las presencias pronominales de tercera persona, vemos que casi duplican las dedicadas al oyente (tú, vos y usted), y además siempre señalando hacia referentes humanos, bien diferenciados en el discurso, sea como personas concretas, sea como miembros singulares de un colectivo. Estas personas acaparan más del 90% de las presencias pronominales de sus respectivos pronombres, quedando el 10% restante para referentes más imprecisos, aunque siempre personales. Así, podemos concebir el sistema pronominal personal del español como una poderosa herramienta pragmática que permite situar al individuo en el punto justo en el que el hablante —protagonista y director del acto comunicativo— desea hacerlo. Debemos pensar entonces en yo como sujeto activo y único responsable de su acto, en nosotros como un poderoso colectivo que acoge y pro166 Recordemos algunos de los ejemplos de los apartados 1.4.1.2.3.1, 1.4.1.2.4. ó 1.4.1.2.6.A. 167 No hace falta repetir aquí lo ya dicho en el apartado 1.4.1.3.1.

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tege al hablante, en él y ella como compañeros de viaje. Consideremos tú como cómplice o competidor circunstancial (más circunstancial todavía, usted). Pensemos, por último, en ellos y ellas como grupos ajenos, actores que —las más de las veces— convierten al sujeto hablante en sujeto paciente, donde son “otros” los que realizan las acciones que él sufre o asume: dicen, ofrecen, suspenden, nombran, hacen… Tenemos, pues, motivos suficientes para considerar que no solo las formas directamente ligadas al acto comunicativo, sino también aquellas que —según algunos autores— no lo estarían tanto, tienen su clara representación como seres humanos de pleno derecho en nuestro sistema lingüístico mediante la categoría de los tradicionalmente denominados pronombres personales y cuando, efectivamente, cumplen su función como sujetos, es decir, activos y plenamente participantes en la acción que se relata. Incluso en el señalamiento de las personas verbales los referentes acaparan la esfera de lo personal, y pocos son los sujetos tácitos que escapan a ella, a lo largo de este estudio se ha puesto de manifiesto. Por último, la tercera persona es también, sin duda —y lo hemos visto en las referencias a personales indefinidos y en los usos de uno—, la persona del anonimato, de la indeterminación, de la ósmosis con la colectividad, pero tampoco en esos enunciados podemos hablar de la pérdida de la condición humana. Se habla, desde luego, de las cosas, pero pocas veces fuera de la influencia de quienes las controlan. 1.4.3.2. Del egocentrismo a la alienación En el apartado anterior hemos defendido el derecho de los pronombres, de todos ellos, a mantener su carácter “personal”. Queremos seguir ahondando en ello, para lo cual podemos concebir la estructura del sistema de la persona gramatical —vehículo de las interrelaciones personales— como un triángulo en cuyo vértice hay que situar inevitablemente la personalidad del hablante, el “yo”, el protagonista absoluto del discurso, presente en todas las demás expresiones de la persona y guía de cada una ellas. Ese “yo”, por descontado, es la rotundidad, la autoafirmación; acaso, quizá, el egocentrismo. Y de él parten dos ejes, en uno de ellos, el “yo” no pierde su protagonismo, a lo sumo, lo comparte con un colectivo

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del que se siente miembro de pleno derecho y, desde su posición de privilegio, bien en solitario, bien como miembro de ese colectivo, se confronta con todas las demás personas, y ahí empieza el juego de los pronombres: a mayor confrontación, mayor presencia pronominal. MENOR PRESENCIA DE PpS atenuación: alienación complicidad agrupación

uno

autoafirmación

yo contraste:

nosotros oposición:



él

vosotros, ustedes ellos, ellas

MAYOR PRESENCIA DE PpS

Es en este eje donde podemos situar, de hecho, prácticamente la totalidad de los pronombres personales que hemos encontrado en nuestra muestra, puesto que mayoritariamente se referían a individuos bien diferenciados. También en este eje se centran las tácticas de cortesía que despliega el hablante: la confrontación con el oyente no puede plantearse tan libremente como con las demás personas, y encontramos entonces un cierto juego de acercamiento (uso de tú), distanciamiento (omisión del pronombre) que nos ha resultado especialmente llamativo en el caso de las fórmulas expletivas de segunda persona, precisamente las más relacionadas con el intento del hablante por implicar al interlocutor en un universo discursivo del que, realmente, no forma parte. Hemos visto que son sumamente frecuentes (incluso superiores a las referencias personales directas) y, sin embargo, con muy bajos índices de presencia pronominal. Ya lo dijimos: tan descortés sería no apelar al oyen-

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te, como señalarlo de manera excesiva e inadecuada. Es, por tanto, con la tercera persona donde el contraste es más libre, y es básicamente donde yo encuentra a sus oponentes. Sobre el otro eje es sobre el que el hablante teje su anonimato. En los que hemos denominado usos generalizadores de segunda persona debemos reconocer la complicidad, la intención de hacer partícipe al “tú” en algo que, realmente, le es ajeno. Mediante nosotros el “yo” consigue diluirse en la colectividad, se presenta ahora el hablante como ente social, acepta las responsabilidades en la medida que otros también lo hacen. Llega el “yo” incluso a introducirse claramente en el área de la tercera persona, la del anonimato, y ahí encontramos la profusión de ejemplos donde uno (raramente una) pasa a ser el ficticio protagonista. Sin embargo, parece que de esta suplantación de personalidades el hablante es consciente y prescinde del señalamiento directo a esa persona mediante el pronombre personal: cuanto mayor es la distancia entre el hablante y la persona que está suplantando, menor es la presencia pronominal en esos casos. Entonces, el pronombre queda para los que “verdaderamente” están situados en su papel en el discurso: el PpS tú con valor generalizador es mucho menos frecuente, también nosotros y, por supuesto, él y ella; uno —ajeno al sistema personal— es su claro disfraz, en cuyo ámbito escasamente tiene cabida el pronombre personal expreso (por más que gramaticalmente pudiera aceptarse con cierta facilidad). Nos enfrentamos, pues, ante un juego de personas que también nos desvelan las distintas personalidades con las que el actante discursivo decide presentarse ante nosotros. El “yo” logra evolucionar en su atenuación discursiva apoyándose en la primera del plural, en la segunda del singular y, por último, en la tercera persona singular: en todas ellas hemos reconocido usos donde, claramente, asomaba una primera persona atenuada. “Yo” puede contrastar con todas las demás personas, pero donde claramente cabe plantearse la confrontación es con vosotros-ustedes y ellos-ellas, que son, realmente, las únicas personas donde nunca llega a quedar involucrado. Quizá precisamente por este hecho sea por lo que en torno a estos referentes no hayamos encontrado tampoco una especificidad en los usos pronominales, lo que podemos interpretar como cierto desinterés hacia ellos por parte del hablante. Consideramos, en definitiva, que el sistema de los pronombres personales del español, en especial en su función de sujeto, se estructura siempre en torno a referentes humanos y siempre, además,

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a partir de un juego de intenciones, de relaciones personales, que el hablante va modelando a lo largo de su discurso. Puesto que estamos ante diálogos espontáneos, debemos aceptar un importante componente de improvisación que explica los continuos cambios entre unas personas u otras, en un juego discursivo lleno de matices, que difícilmente podrían entenderse si no se admiten estos distintos planos por los que discurre. Por tanto, no solo diríamos que nuestro sistema pronominal es “personal”, sino que, además, es “personalizado”, en tanto que permite al hablante matizar continuamente las distancias que establece entre todos los protagonistas de su universo discursivo. En resumen, estamos convencidos de que nunca lograríamos explicar de manera adecuada las presencias o ausencias de los pronombres personales sujeto en nuestros enunciados si no aceptáramos: que el hablante es el auténtico protagonista de su acto comunicativo y que, por tanto, considera sus opiniones, sus pensamientos y convicciones como el eje motor de su discurso; que el hablante refuerza o no su propio protagonismo o el de los demás participantes, en función de sus preferencias puntuales, y puede hacerlo mediante un rasgo inequívoco: mediante el uso de un pronombre personal que reafirme la personalidad del participante, sea como cómplice o como antagonista; y, por último, que este juego de intenciones, personas y personalidades rebasa los límites de lo que tradicionalmente se ha considerado gramatical, para introducirnos, de pleno, en el universo de lo pragmático, de la comunicación en su sentido más absoluto. Y precisamente el sistema lingüístico del español nos proporciona una potente herramienta para ello: el pronombre personal. 1.4.4. A modo de recapitulación Hasta aquí hemos intentado presentar una amplia visión del funcionamiento de los pronombres personales en doce importantes ciudades del mundo hispánico. Respecto de los pronombres átonos, hemos estudiado tres rasgos: función, posición y redundancia. Se puede decir que, de forma general, estos tres rasgos no han presentado variaciones geográficas. Las hay, claro, en algunos casos muy puntuales de menor interés (véase, por ejemplo, gráfico de repetición de los PcA —§1.3.4.2—). En este

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sentido, se ha incidido con más frecuencia en los contrastes entre los PcA que entre ciudades. Podemos destacar como aspectos especialmente coincidentes en todas las ciudades estudiadas la presencia de los casos de leísmo, cuyas diferencias han sido sorprendentemente pequeñas, aunque en México, Buenos Aires y Madrid las frecuencias hayan sido algo más altas. La posición, por su parte, ha resultado ser el rasgo más estable, con una clara preferencia hacia la proclisis (84,5% del total). Donde sí podemos destacar un comportamiento algo diferente es en las repeticiones mediante complementos no pronominales: en casi todas las zonas geográficas hispanoamericanas el número de pronombres en función de complemento directo es menor que el de los complementos indirectos, mientras que en las ciudades españolas —a las que debemos añadir también Lima— se invierte la tendencia y el número de pronombres con complemento directo repetido es mucho mayor que el de los complementos indirectos. En cuanto a los pronombres átonos que podrían considerarse redundantes (y, por tanto, eliminables), las ciudades donde se ha registrado menor índice de redundancia han sido Sevilla (un 14%), Madrid (un 15%) y Santiago de Chile (un 23%), en claro contraste con el resto de las ciudades hispanoamericanas, en especial, Bogotá (con un 43%), Puerto Rico y La Paz (que coinciden en un 42%) y México (41%). Plena coincidencia hay también en la importancia que posee —incluso en los pronombres átonos— el rasgo [+humano]. Efectivamente, la presencia de los complementos indirectos en nuestra muestra ha resultado ser tres veces superior a la de los complementos directos y sabemos, como ya destacó Fernández Ramírez (1951: 191) que “el dativo es un caso eminente personal”, y así se ha constatado en todo el corpus. Pero, además, este rasgo no solo destaca en la primera y en la segunda persona, sino que también lo hace en la tercera, donde influye directamente en los casos de leísmo168. También la existencia de los llamados dativos éticos responde plenamente a la incidencia de este rasgo. Destacaremos, por último, que este mismo rasgo [+humano] ha resultado, además, determinante en los casos de reduplicación y, muy especialmente, en los verbos que hemos denominado estimativos (o de opinión), cla168 Y así se reconoce habitualmente (véase, por ejemplo, Fernández Ordóñez, 1993: 66 y 72).

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ramente humanos y que acaparan el 52% de las duplicaciones mediante complementos pronominales. Y si este rasgo es dominante en la esfera de los pronombres átonos, es claramente el protagonista absoluto de los pronombres en función de sujeto, con una total uniformidad en todas las ciudades estudiadas. En todas ellas, además, hemos observado comportamientos muy similares en el uso de los pronombres sujeto que creemos de interés recordar aquí. En todas, por ejemplo, se ha registrado un uso preferente del pronombre de primera persona también con los verbos estimativos —lo que demuestra la gran cercanía de enunciados como yo creo y a mí me parece—. También han coincidido los informantes en destacar, mediante el uso expreso del pronombre sujeto, los enunciados relacionados no solo con sus opiniones (ya lo hemos dicho) o con sus pensamientos (los que hemos llamado cognitivos), sino también con aquellos acontecimientos que el hablante considera que han determinado su vida o que lo definen como individuo (los estativos), relejando el uso pronominal, todos ellos, en los enunciados que se limitan a relatar acciones que no suponen ningún acercamiento emocional. Parejo ha resultado también el tratamiento que han dado a los usos generalizadores, es decir, aquellos en los que el hablante usurpa la personalidad de otros (sea la persona que sea), donde la disminución del pronombre expreso ha sido siempre notoria. Y también ha habido armonía en la consideración que todos los hablantes han resultado tener hacia su interlocutor: en contadas ocasiones, por ejemplo, han utilizado el pronombre expreso nosotros para incorporar al oyente en la esfera del hablante, como si al utilizarlo se violaran las distancias que impone la más mínima cortesía; como si con él se obligara al auditor169 a integrarse en una intimidad que le es ajena. Ni siquiera en las fórmulas expletivas se permite remarcar ese acercamiento. Porque, efectivamente, el uso de nosotros ha quedado plenamente limitado a aquellas personas que el hablante considera directamente ligadas a su realidad más cotidiana o íntima. A lo largo de nuestro análisis hemos mantenido bien diferenciados los usos que observábamos en hombres y en mujeres170. El 169

Permítasenos recuperar este desusado pero conveniente término en sustitución de oyente o interlocutor (DRAE, 22ª ed.). 170 No lo hemos hecho, sin embargo, entre las tres generaciones que distinguía el Macrocorpus porque no observamos diferencias tan relevantes.

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dato, quizá, más representativo —y por el que hemos mantenido esta distinción— es que han sido las mujeres quienes más han situado el foco de la conversación en cuestiones de carácter personal y, también, quienes más han compartido su protagonismo con el resto de los actantes. No es que hayan utilizado más los pronombres sujeto —en eso las divergencias entre hombres y mujeres no han sido tantas— sino que el número de enunciados dedicados a esos temas ha sido notoriamente más alto. En los hombres sí se ha impuesto claramente el “yo” y han esquivado las referencias directas al oyente (que también se han concentrado en el discurso femenino), reservando la segunda persona para las referencias encubiertas a sí mismo. Plenamente coincidentes han sido los recursos de atenuación de la persona en hombres y mujeres, pero hemos constatado un cierto pudor en las informantes femeninas a marcar su rasgo diferenciador de género, optando por una imprecisión ambigua que ha resultado ser unánime en todas las ciudades estudiadas. En cuanto a posibles preferencias geográficas en el uso o no de estas formas, aunque con matices que se han puesto de manifiesto en su debido momento, sí podríamos destacar una decidida preferencia por la presencia pronominal en Caracas, Costa Rica y Puerto Rico (por este orden) —donde han solido concentrarse los picos de mayor frecuencia—. En cuanto al resto de las ciudades consideradas, aunque es cierto que en Lima, Madrid, México y Bogotá las tendencias de uso han resultado ser menores, las diferencias con las ciudades restantes no han sido tan acusadas. Por último, en cuanto a la llamativa presencia de los pronombres de primera persona frente a todos los demás (tanto en tónicos como en átonos), viene favorecida —entre otras razones— por el tipo de discurso del Macrocorpus, la entrevista. Es cierto que en ella se faculta a uno de los interlocutores, el entrevistado, a que adopte el rol de protagonista absoluto de ese espacio comunicativo, donde le está permitido relatar, describir y opinar sin tener por qué considerar las perspectivas del otro. Sin embargo, por esa misma razón hemos podido captar con especial libertad cómo urde el hablante la trama de su universo discursivo cuando, efectivamente, la situación le permite centrar plenamente su atención en sí mismo. La base de comparación con otro tipo de discursos está servida.

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46

72

0

19

249

192

0

0

4

ELLA

NOSOTROS 630

18

ÉL

NOSOTRAS

VOSOTROS

VOSOTRAS

USTEDES

14

26

15

332

2

0

0

2

311

60

198

42

9

96

4

0

0

0

60

27

81

22

30

370

4

0

0

0

326

163

290

53

25

33

90

9

0

0

8

4

27

55 395

11

0

0

0

41 442

62

2

91

15

0

0

0

80

38

65 324 153

40

Perú Lima Aus. Pres.

9

2

0

0

3

42

6

266 42

8

0

0

4

428 65

99

199 32

18 37

52 34

45

273

1

0

0

5

419

139

234

22

76

4

38

4

0

0

0

38

25

58

21

21

646 334 1.521 401

Colombia Bogotá Aus. Pres.

21

193

2

0

0

4

446

89

219

19

70

3

51

3

0

0

0

47

56

57

47

41

870 392

Bolivia La Paz Aus. Pres.

25

238

7

0

0

27

279

103

274

40

2

44

2

0

0

5

43

23

69

32

181 106

795 458

56

135

4

0

0

2

240

148

200

45

101

17

18

8

0

0

2

49

25

49

43

38

9

226

10

0

0

6

345

107

197

9

385

0

30

6

0

0

3

30

22

47

12

66

846 411 1.177 452

Chile Argentina España Santiago Buenos Aires Las Palmas Aus. Pres. Aus. Pres. Aus. Pres.

España Madrid Aus. Pres. Aus.

Total

Casos Pres. estudiados

3

162

1

0

2

0

172

28

110

2

107

0

12

4

0

0

0

10

4

50

6

35

50

362

0

0

2

44

512

112

315

15

174

309

1615

52

0

4

120

0

425

24 3.305

0

0

0

12

41 4.550

14 1.330

31 2.809

46

49

61

527

65

0

0

25

576

351

766

381

626

486

3.832

117

0

4

145

5.126

1.681

3.575

690

2.241

833 336 1.156 465 10.937 5.488 16.425

España Sevilla Aus. Pres.

2.641 744 1.647 741 2.146 1.032 2.213 1.227 1.762 564 2.735 610 1.933 697 1.969 784 1.777 660 2.471 668 1.420 457 2.742 682 25.456 8.866 34.322

102

ELLAS

TOTAL

353

ELLOS

6

0

0

74

42

14

22 151 157

USTED

29

101

188

TÚ /VOS

43

809 732 742 658

886 421

YO

656 428

Costa Rica Venezuela San José Caracas Aus. Pres. Aus. Pres.

Totales

México Puerto Rico D. F. San Juan Valores absolutos Aus. Pres. Aus. Pres.

Tabla 1. Valores absolutos en el total de la muestra (hombres y mujeres)

01 El pronombre personal:01 EL PRONOMBRE PERSONAL 10/07/09 12:01 Página 205

EL PRONOMBRE PERSONAL

205

3

50

0

96

16

NOSOTROS 276

0

0

ELLA

VOSOTROS

USTEDES

1.036 303

TOTAL

0

7

ELLAS

15

165

ELLOS

3

20

4

0

17

6

27

713 277

1

133

0

0

128

24

92

4

20

8

1

0

1

2

21 155

8

0

18 206

19

22 123

17

0

48

4

0

45

2

80

19

771 477 872 463

13

105

0

0

116

50

101

11

3

1

0

2

Bolivia La Paz Aus. Pres.

7

95

0

0

213

67

135

3

32

22

96

8

10

2

12

1

0

5

95

0

0

16 301

8

26

5

11

0

27

2

0

23

18

15

31

10

783 200 284 196

Perú Lima Aus. Pres.

721 194 1.335 281 821 322

17

99 21

3

0

229 30

34

142 13

6 25

17 11

174 88

Colombia Bogotá Aus. Pres.

25

6

37

1

17

0

0

0

93

0

0

17 103

9

42 116

12

29

0

9

4

0

12

7

29

23

6

4

119

8

0

216

16

104

3

158

0

15

3

0

18

1

13

4

32

525 203

965 353 861 351 1.153 289

4

131

2

0

110

59

162

27

74

396 226 481 261

Chile Argentina España Santiago Buenos Aires Las Palmas Aus. Pres. Aus. Pres. Aus. Pres.

0

4

2

0

3

1

27

5

5

Aus.

Total

15

150

0

0

212

29

116

5

22

126

455

369

15

2

0

77

18 1.408

0

0

22 2.180

4

14 1.336

28

6

9

227

34

0

271

81

337

202

131

86

1.635

49

2

2.451

450

1.673

328

586

7.528

Casos Pres. estudiados

501 215 4.997 2.531

España Madrid Aus. Pres.

667 206 1.050 307 10.965 3.823 14.788

2

68

1

2

70

7

53

2

55

407 159

España Sevilla Aus. Pres.

206

5

29

3

14

ÉL

29

28

13

0

1

USTED

2

13

38

TÚ /VOS

6

362 370 329 251

425 166

YO

330 196

Costa Rica Venezuela San José Caracas Aus. Pres. Aus. Pres.

Totales

México Puerto Rico D. F. San Juan Valores absolutos Aus. Pres. Aus. Pres.

Tabla 2. Valores absolutos en el total de la muestra (hombres)

01 El pronombre personal:01 EL PRONOMBRE PERSONAL 10/07/09 12:01 Página 206

EMILIA V. ENRÍQUEZ Y MARTA ALBELDA

2

14

14

11 199

1

0

6

76

0

0

0

43

21

54

18

17

265

4

0

0

210

113

189

42

3

34

3

0

0

23

43

43

23

21

25

240

8

0

8

236

82

201

5

2

43

11

0

0

35

36

73

14

123 143

25

167

5

0

4

199

65

57

12

35

4

21

1

0

3

35

6

19

12

23

472 246

Colombia Bogotá Aus. Pres.

38

178

1

0

5

206

72

99

19

44

2

26

3

0

0

22

17

32

16

10

738 201

Perú Lima Aus. Pres.

16

98

2

0

4

145

67

123

11

60

3

24

1

0

0

24

38

42

16

31

586 196

Bolivia La Paz Aus. Pres.

21

107

5

0

27

169

44

112

13

107

1

27

2

0

5

26

14

27

20

77

399 232

17

9

4

0

2

37

18

20

20

32

5

107

2

0

6

129

91

93

6

227

21

57

0

52

0

15

3

0

3

1

94

0

0

0

12 102

21

34

8

34

0

8

2

0

0

7

3

23

1

30

652 249 426 177

España Sevilla Aus. Pres. Aus.

Total

35

212

0

2

44

300

83

199

10

152

183

961

37

2

120

0

348

6 1.897

0

0

12

19 2.370

10

17 1.473

18

43 1.160

52

300

31

0

25

305

270

429

179

495

400

2.197

68

2

145

2.675

1.231

1.902

362

1.655

8.897

Casos Pres. estudiados

655 250 5.940 2.957

España Madrid Aus. Pres.

916 309 1.318 379 753 251 1.692 375 14.491 5.043 19.534

56

42

4

0

2

137

111

84

20

95

365 150

Chile Argentina España Santiago Buenos Aires Las Palmas Aus. Pres. Aus. Pres. Aus. Pres.

1.605 441 934 464 1.375 555 1.341 764 1.041 370 1.400 329 1.112 375 1.004 431

95

ELLAS

TOTAL

188

ELLOS

4

USTEDES

0

0

VOSOTROS

2

0

18

36

NOSOTRAS

43

22 183

176

ELLA

45 106

39

NOSOTROS 354

153

ÉL

13

88

6

14

USTED

27

150

TÚ /VOS

37

447 362

461 255 326 232

YO

413 407

Costa Rica Venezuela San José Caracas Aus. Pres. Aus. Pres.

Totales

México Puerto Rico D. F. San Juan Valores absolutos Aus. Pres. Aus. Pres.

Tabla 3. Valores absolutos en el total de la muestra (Mujeres)

01 El pronombre personal:01 EL PRONOMBRE PERSONAL 10/07/09 12:01 Página 207

EL PRONOMBRE PERSONAL

207

Aus.

Pres.

81% 19% 69% 31% 72% 28% 70% 30% 92%

Total

78% 22% 69% 31% 68% 32% 64% 36% 76% 24% 82% 18% 73% 27% 72% 28% 73% 27% 79% 21% 76% 24% 80% 20% 74% 26%

TOTAL

0%

0%

0%

88% 12% 63% 38% 88% 12% 93%

0%

0%

ELLAS

0%

0%

0%

0%

0%

0%

0%

0% 100%

7% 88% 13% 92%

8% 88% 13% 93%

7%

0%

0% 100%

0% 100%

7% 78% 22% 87% 13% 81% 19% 86% 14% 88% 12% 79% 21% 84% 16% 88% 12% 88% 12% 93%

0%

0%

0%

0% 100%

7% 94%

0%

0%

0% 87% 13%

6% 86% 14%

0% 44% 56%

0% 100%

79% 21% 83% 17%

93%

0%



ELLOS

0%



40% 60% 33% 67% 27% 73% 38% 63% 80% 20% 20% 80% 40% 60% 78% 22% 33% 67% 63% 38% 20% 80%

0%

0% 84% 16% 50% 50% 67% 33%

USTEDES

0%

0% 57% 43% 100%

0%

100%

0%



VOSOTROS



0% 100%

0%

7% 89% 11%

0% 100%

5% 93%

NOSOTRAS 100%

8% 95%

8% 90% 10% 87% 13% 83% 17% 92%

208

NOSOTROS 90% 10% 84% 16% 89% 11% 85% 15% 87% 13% 92%

8% 85% 15% 61% 39% 82% 18% 86% 14% 83% 17% 88% 13% 89% 11% 79% 21%

9% 79% 21%

España Madrid Aus. Pres.

ELLA

España Sevilla Aus. Pres.

77% 23% 71% 29% 82% 18% 68% 32% 86% 14% 80% 20% 79% 21% 80% 20% 80% 20% 81% 19% 69% 31% 91%

España Las Palmas Aus. Pres.

ÉL

Chile Argentina Santiago Buenos Aires Aus. Pres. Aus. Pres.

31% 69% 66% 34% 57% 43% 43% 57% 33% 67% 51% 49% 29% 71% 56% 44% 51% 49% 43% 57% 25% 75% 25% 75% 45% 55%

Bolivia La Paz Aus. Pres.

USTED

Perú Lima Aus. Pres.

81% 19% 67% 33% 82% 18% 49% 51% 60% 40% 78% 22% 63% 37% 63% 37% 73% 27% 85% 15% 75% 25% 78% 22% 72% 28%

Colombia Bogotá Aus. Pres.

TÚ /VOS

Venezuela Caracas Aus. Pres.

68% 32% 61% 39% 52% 48% 53% 47% 66% 34% 79% 21% 69% 31% 63% 37% 67% 33% 72% 28% 71% 29% 71% 29% 67% 33%

Costa Rica San José Aus. Pres.

YO

Puerto Rico San Juan Aus. Pres.

Valores relativos

Totales

México D. F. Aus. Pres.

Tabla 4. Valores relativos de presencias versus ausencias en el total de la muestra

01 El pronombre personal:01 EL PRONOMBRE PERSONAL 10/07/09 12:01 Página 208

EMILIA V. ENRÍQUEZ Y MARTA ALBELDA

31% 69% 43% 57% 39% 61% 51% 49% 19% 81% 38% 63% 21% 79% 69% 31% 52%

77% 23% 77% 23% 82% 18% 61% 39% 92%

84% 16% 80% 20% 72% 28% 80% 20% 92%

ÉL

ELLA

0%

0%

0%

0% 25% 75% 93%

7% 100%

0% 89% 11% 78% 22% 100%

0% 80% 20%

0%

0%

29% 80% 20%

Aus.

Pres.

Total

8% 79% 21% 78% 22%

96%

94%

0%

0%

0% 0% 31% 69%

0% 100%

9% 89% 11%

0% 90% 10% 76% 24% 77% 23% 74% 26%

0% 100%

6% 89% 11% 86% 14%

33% 67%

0%

4% 91%

88% 13% 88% 12% 82% 18%

66% 34% 89% 11% 80% 20%

29% 71% 15% 85% 38% 62%

92%

0% 100% 0% 100%

9% 89% 11%

España Madrid Aus. Pres.

72% 28% 70% 30% 66% 34%

España Sevilla Aus. Pres.

0% 0% 100%

10% 92% 8%

16% 94% 6%

20% 89% 11%

48% 43% 57%

50% 83% 17%

0% 100% 73% 27%

0%

77% 23% 72% 28% 62% 38% 65% 35% 79% 21% 83% 17% 72% 28% 73% 27% 71%

0%

0% 100% 100%

0%

8% 87% 13% 83% 17% 76% 24% 83% 18% 89% 11% 78% 22% 89% 11% 91%

0% 100%

0%

TOTAL

0%

100%

0%

ELLAS

0%

92%

0%

0% 100% 20% 80% 75% 25%

0%

ELLOS

0% 100%

0%

0% 100%

0%

USTEDES

0%

0%

0%

0%

VOSOTROS

7% 87% 13% 90%

7% 93%

NOSOTROS 85% 15% 88% 12% 87% 13% 82% 18% 88% 12% 93%

8% 89% 11% 55% 45% 87% 13% 84%

8% 84% 16% 86% 14% 79% 21% 80%

España Las Palmas Aus. Pres.

35% 72% 28%

Chile Argentina Santiago Buenos Aires Aus. Pres. Aus. Pres.

7% 67% 33% 61% 39% 74% 26% 50% 50% 72% 28% 50%

Bolivia La Paz Aus. Pres.

USTED

0% 93%

Perú Lima Aus. Pres.

86% 14% 100%

Colombia Bogotá Aus. Pres.

TÚ /VOS

Venezuela Caracas Aus. Pres.

72% 28% 63% 37% 49% 51% 57% 43% 66% 34% 80% 20% 59% 41% 64% 36% 65%

Costa Rica San José Aus. Pres.

YO

Puerto Rico San Juan Aus. Pres.

Valores relativos

Totales

México D. F. Aus. Pres.

Tabla 5. Valores relativos de presencias versus ausencias en los hombres

01 El pronombre personal:01 EL PRONOMBRE PERSONAL 10/07/09 12:01 Página 209

EL PRONOMBRE PERSONAL

209

80% 20% 63% 37% 72% 28% 69% 31% 92%

ELLA

94%

87% 13% 70% 30% 85% 15% 93%

78% 22% 67% 33% 71% 29% 64% 36% 74% 26% 81% 19% 75% 25% 70% 30% 75%

ELLOS

ELLAS

TOTAL

0%

0%

0%

0%

0%

0%

0%

0%

0%

0%

0%

0%

7% 86% 14% 95%

5% 84% 16% 95%

5%

0%

6% 72% 28% 89% 11% 85% 15% 89% 11% 87% 13% 80% 20% 80% 20% 82%

0% 57% 43% 42% 58% 83% 17% 25% 75% 67% 33% 71% 29% 50%

0%

0% 84% 16% 50%

80% 20% 100%

0%

0% 100%

USTEDES

0%

0% 57% 43% 100%

0%

100%

0%



VOSOTROS



0% 100%

NOSOTRAS 100%

0%

6% 81% 19% 90% 10% 87% 13% 85% 15% 90% 10% 86% 14% 87% 13% 79%

0% 0%

25% 78% 22%

8%





92%

6%

0%

3%

0%

Pres.

74% 26%

87% 13%

86% 14%

54% 46%

0%

83% 17%

89% 11%

78% 22%

77% 23%

51% 49%

70% 30%

67% 33%

Aus.

Total

0% 100%

75% 25% 82% 18%

0% 100%

8% 97%

0%

0%

79% 21%

6% 94%

0% 100%





94%

88% 13% 89% 11%

71% 29% 92%

0% 100% 36% 64%

63% 37% 78% 22%

0% 100% 0% 100%

18% 88% 12%

50% 40% 60%

0%

50% 67% 33%

21% 91% 9%

14% 81% 19%

19% 73% 27%

50% 43% 57%

25% 87% 13%

España Madrid Aus. Pres.

71% 29% 72% 28%

España Sevilla Aus. Pres.

210

NOSOTROS 94%

8% 81% 19% 64% 36% 76% 24% 86%

77% 23% 66% 34% 81% 19% 73% 27% 75% 25% 76% 24% 75% 25% 81% 19% 81%

ÉL

España Las Palmas Aus. Pres.

29% 72% 28%

Chile Argentina Santiago Buenos Aires Aus. Pres. Aus. Pres.

32% 68% 68% 32% 65% 35% 26% 74% 50% 50% 54% 46% 41% 59% 39% 61% 50%

Bolivia La Paz Aus. Pres.

USTED

Perú Lima Aus. Pres.

80% 20% 66% 34% 81% 19% 46% 54% 60% 40% 81% 19% 66% 34% 58% 42% 75%

Colombia Bogotá Aus. Pres.

TÚ /VOS

Venezuela Caracas Aus. Pres.

64% 36% 58% 42% 55% 45% 50% 50% 66% 34% 79% 21% 75% 25% 63% 37% 71%

Costa Rica San José Aus. Pres.

YO

Puerto Rico San Juan Aus. Pres.

Valores relativos

Totales

México D. F. Aus. Pres.

Tabla 6. Valores relativos de presencias versus ausencias en las mujeres

01 El pronombre personal:01 EL PRONOMBRE PERSONAL 10/07/09 12:01 Página 210

EMILIA V. ENRÍQUEZ Y MARTA ALBELDA

72

0

6

26

14

744 100% 741 100% 1032 100% 1227 100% 564 100% 610 100% 697 100% 784 100% 660 100% 668 100% 457 100% 682 100% 8866 100%

NOSOTROS

NOSOTRAS

USTEDES

ELLOS

ELLAS

TOTAL

2%

3%

1%

0%

10%

6%

9

96

4

0

60

27

1%

13%

1%

0%

8%

4%

11%

4

55

11

0

41

62

65

33

0%

5%

1%

0%

4%

6%

2

91

15

0

80

38

6% 153

4%

0%

7%

1%

0%

7%

3%

12%

3%

6

42

2

3

65

9

32

37

34

1%

7%

0%

1%

12%

2%

6%

7%

6%

4

38

4

0

38

25

58

21

21

1%

6%

1%

0%

6%

4%

10%

3%

3%

3

51

3

0

47

56

57

47

41

0%

7%

0%

0%

7%

8%

8%

7%

2

44

2

5

43

23

69

32

6% 106

0%

6%

0%

1%

5%

3%

9%

4%

14%

17

18

8

2

49

25

49

43

38

3%

3%

1%

0%

7%

4%

7%

7%

6%

0

30

6

3

30

22

47

12

66

0%

4%

1%

0%

4%

3%

7%

2%

10%

0

12

4

0

10

4

50

6

35

0%

3%

1%

0%

2%

1%

11%

1%

8%

0

24

0

12

41

14

31

46

49

0%

4%

0%

2%

6%

2%

5%

7%

7%

61

527

65

25

576

351

766

381

626

1%

6%

1%

0%

6%

4%

9%

4%

7%

74% 465 68% 5488 62%

46

81

40

13%

68% 336

ELLA

10%

3%

2% 157

62% 452

74

22

22

58% 411

ÉL

6%

2%

56% 458

42

14

66% 392

USTED

6%

59% 401

43

54% 334

TÚ /VOS

58% 732 71% 658

YO

57% 428

421

% de cada PpS

Totales

México Puerto Rico Costa Rica Venezuela Colombia Perú Bolivia Chile Argentina España España España Total D. F. San Juan San José Caracas Bogotá Lima La Paz Santiago Buenos Aires Las Palmas Sevilla Madrid Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres.

Tabla 7. Total de porcentajes de cada PpS (hombres y mujeres)

01 El pronombre personal:01 EL PRONOMBRE PERSONAL 10/07/09 12:01 Página 211

EL PRONOMBRE PERSONAL

211

29

3

50

5

15

0

ÉL

ELLA

NOSOTROS

USTEDES

ELLOS

ELLAS

0%

5%

2%

17%

1%

10%

10%

3

20

4

17

6

27

4

0

1%

7%

1%

6%

2%

10%

1%

0%

1

21

8

18

19

22

17

1

0%

4%

2%

4%

4%

5%

4%

0%

0

48

4

45

2

80

19

14

0%

10%

1%

10%

0%

17%

4%

3%

2

21

1

30

3

13

25

11

88

1%

11%

1%

15%

2%

7%

13%

6%

2

12

1

16

8

26

5

11

45% 200

1%

4%

0%

6%

3%

9%

2%

4%

0

27

2

23

18

15

31

10

71% 196

0%

8%

1%

7%

6%

5%

10%

3%

1

17

0

17

9

42

12

29

61% 226

0%

5%

0%

5%

3%

12%

3%

8%

0

9

4

12

7

29

23

6

64% 261

0%

3%

1%

3%

2%

8%

7%

2%

0

15

3

18

1

13

4

32

74% 203

0%

5%

1%

6%

0%

4%

1%

11%

0

4

2

3

1

27

5

5

70% 159

0%

2%

1%

1%

0%

13%

2%

2%

0

18

0

22

4

14

28

6

0%

6%

0%

7%

1%

5%

9%

2%

9

227

34

271

81

337

202

131

0%

6%

1%

7%

2%

9%

5%

3%

77% 215 70% 2531 66%

303 100% 277 100% 477 100% 463 100% 194 100% 281 100% 322 100% 353 100% 351 100% 289 100% 206 100% 307 100% 3823 100%

29

USTED

2%

54%

212

TOTAL

6

TÚ /VOS

71% 370 78% 251

YO

55% 196

166

% de cada PpS

Totales

México Puerto Rico Costa Rica Venezuela Colombia Perú Bolivia Chile Argentina España España España Total D. F. San Juan San José Caracas Bogotá Lima La Paz Santiago Buenos Aires Las Palmas Sevilla Madrid Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres.

Tabla 8. Total de porcentajes de cada PpS (hombres)

01 El pronombre personal:01 EL PRONOMBRE PERSONAL 10/07/09 12:01 Página 212

EMILIA V. ENRÍQUEZ Y MARTA ALBELDA

22

0

1

11

14

441 100% 464 100% 555 100% 764 100% 370 100% 329 100% 375 100% 431 100% 309 100% 379 100% 251 100% 375 100% 5043 100%

NOSOTROS

NOSOTRAS

USTEDES

ELLOS

ELLAS

TOTAL

3%

2%

0%

0%

5%

10%

6

76

0

0

43

21

1%

16%

0%

0%

9%

5%

12%

3

34

3

0

23

43

43

1%

6%

1%

0%

4%

8%

8%

4%

2

43

11

0

35

36

73

14

0%

6%

1%

0%

5%

5%

10%

2%

4

21

1

3

35

6

19

12

23

1%

6%

0%

1%

9%

2%

5%

3%

6%

2

26

3

0

22

17

32

16

10

1%

8%

1%

0%

7%

5%

10%

5%

3%

3

24

1

0

24

38

42

16

31

1%

6%

0%

0%

6%

10%

11%

4%

8%

1

27

2

5

26

14

27

20

77

0%

6%

0%

1%

6%

3%

6%

5%

18%

17

9

4

2

37

18

20

20

32

6%

3%

1%

1%

12%

6%

6%

6%

10%

0

15

3

3

12

21

34

8

34

0%

4%

1%

1%

3%

6%

9%

2%

9%

0

8

2

0

7

3

23

1

30

0%

3%

1%

0%

3%

1%

9%

0%

12%

0

6

0

12

19

10

17

18

0%

2%

0%

3%

5%

3%

5%

5%

43 11%

52

300

31

25

305

270

429

179

1%

6%

1%

0%

6%

5%

9%

4%

495 10%

71% 250 67% 2957 59%

43

54

23

19%

66% 177

ELLA

10%

4%

4% 143

49% 249

45

18

21

54% 150

ÉL

3%

3%

52% 232

13

14

61% 196

USTED

8%

66% 201

37

53% 246

TÚ /VOS

50% 362 65% 407

YO

58% 232

255

% de cada PpS

Totales

México Puerto Rico Costa Rica Venezuela Colombia Perú Bolivia Chile Argentina España España España Total D. F. San Juan San José Caracas Bogotá Lima La Paz Santiago Buenos Aires Las Palmas Sevilla Madrid Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres. Pres. %Pres.

Tabla 9. Total de porcentajes de cada PpS (mujeres)

01 El pronombre personal:01 EL PRONOMBRE PERSONAL 10/07/09 12:01 Página 213

EL PRONOMBRE PERSONAL

213

140 24%

236 40%

65 11%

591 100%

Estativos

Activos

Expletivos

Total H.

179 25%

299 42%

32

716 100%

Estativos

Activos

Expletivos

Total M.

535 41%

97

Estativos

Activos

Expletivos

Total M+H

319 24%

Estimativos

4%

13 732

2%

20 580

95

4%

22 809

3%

42 820

42

4% 1541

35

2% 1400

62

329 30% 545 35% 453

366 34% 386 25% 465

163 15% 266 17% 193

184 17% 309 20% 227

558

23

182 33% 284 35% 312

200 36% 203 25% 233

70 13% 139 17%

83 15% 161 20% 138

526

19

147 28% 261 36% 141

1307 100% 1084

7%

8%

250 19%

106

Cognitivos

4%

89 98

166 32% 183 25% 232

93 18% 127 17%

101 19% 148 20%

15%

50

262

10

82

43

77

66

18 718

4% 980

28

32% 508

33% 148

14% 143

16% 153

5%

38% 426

28% 105

12%

17% 103

3%

24%

40%

17%

19% 141 14%

75 16% 124 20% 48 10%

52

8%

23 983

2%

6

1%

34 622

5%

85 13%

43 939

5%

8 782

1%

46 631

7%

3%

1922

66

3%

1262

14

1%

1253

80

6%

52% 661 34% 699 55% 580 46%

15% 713 37% 132 10% 137 11%

15% 193 10% 243 19% 194 15%

16% 289 15% 174 14% 262 21%

3%

59% 302 32% 463 59% 280 44%

84 11%

82 13%

99 13% 138 22%

480

91 10% 128 16%

15% 355 38%

9%

14% 148 16%

4%

31% 359 37% 236 49% 300 48%

16% 358 36%

29% 102 10% 115 24% 112 18%

129 17% 157 22%

68 12% 153 21% 1340 18%

89 12% 248 44% 165 23% 1867 25%

78 14% 154 22% 1265 17%

5%

30 728

4%

33 566

6%

13 716

2%

301 7528

4%

4%

34 901

4%

39 603

6%

40 905

4%

368 8897

4%

1257

56

4%

1629

64

4%

1169

72

6%

1621

53

3%

16425

669

4%

604 48% 748 46% 261 22% 490 30% 6413 39%

198 16% 189 12% 414 35% 442 27% 3909 24%

212 17% 295 18% 220 19% 256 16% 2484 15%

187 15% 333 20% 202 17% 380 23% 2950 18%

515

21

311 60% 418 46% 122 20% 259 29% 3658 41%

55 11% 100 11% 166 28% 277 31% 2042 23%

70 14% 173 19% 142 24% 102 11% 1219 14%

58 11% 176 20% 134 22% 227 25% 1610 18%

742

35

293 39% 330 45% 139 25% 231 32% 2755 37%

143 19%

142 19% 122 17%

214

TOTALES

61

Estimativos

9%

145 20%

Cognitivos

Mujeres

45

8%

105 18%

Estimativos

México Puerto Rico Costa Rica Venezuela Colombia Perú Bolivia Chile Argentina España España España Total D. F. San Juan San José Caracas Bogotá Lima La Paz Santiago Buenos Aires Las Palmas Sevilla Madrid Suma %Usos Suma %Usos Suma %Usos Suma %Usos Suma %Usos Suma %Usos Suma %Usos Suma %Usos Suma %Usos Suma %Usos Suma %Usos Suma %Usos Suma %Usos

Cognitivos

Hombres

YO (% según tipo actos iloctvs.)

Tabla 10. Enunciados ilocutivos en primera persona

01 El pronombre personal:01 EL PRONOMBRE PERSONAL 10/07/09 12:01 Página 214

EMILIA V. ENRÍQUEZ Y MARTA ALBELDA

Puerto Rico San Juan

Costa Rica San José

Venezuela Caracas

Colombia Bogotá

Perú Lima

Bolivia La Paz

Chile Santiago

Argentina Buenos Aires

España Las Palmas

España Sevilla

España Madrid

Total

58

425 166

Expletivos

Total H.

5% 107 69 39% 97

37 28% 159 68 30% 1057 553 34%

177 142 45% 220 146 40% 206 180 47% 252 213 46% 90

417 118 22% 227 102 31% 383 162 30% 281 172 38% 396 112 22% 571 90 14% 556 143 20% 407 173 30% 401 203 34% 623 125 17% 209 52 20% 397 93 19% 4868 1545 24%

85

886 421

Activos

Expletivos

Total M+H

10937 5488

14 26% 440 229 34% 1156 465

12 17% 39 833 336

9 14% 60 1177 452

41 73% 55 846 411

47 59% 15

72 53% 148 50 25% 119 70 37% 306 108 26% 303 139 31% 2504 1405 36%

795 458

9 64% 33

50 38% 65

870 392

13 20% 5

1521 401

12 43% 53

646 334

27 44% 16

742 658

14 40% 35

809 732

19 45% 21

656 428

12 12% 23

58 39% 536 177 25% 82

94 66% 129 64 33% 103 140 58% 108 86 44% 124 88 42% 164 131 44% 115 105 48% 150 106 41% 1182 1302 52%

Estativos

99 61% 50 216 81% 65 128 66% 49

61

45 42% 64

146 104 42% 122 62 34% 149 160 52% 109 118 52% 95

Estimativos

58 38% 232 57 20% 124 50 29% 182 80 31% 158 29 16% 216 117 35% 143 59 29% 267 113 30% 1943 1007 34%

5940 2957

11 28% 247 121 33% 655 250

7 18% 29 426 177

5 15% 32

Cognitivos

TOTALES

44 43% 586 633 52% 39 39% 123 43 26% 195 82 30% 1280 762 37%

652 249

14 67% 29

7 13% 61

365 150

22 48% 7

46 54% 48

399 232

4 50% 24

586 196

7 16% 4

738 201

10 56% 36

472 246

20 48% 8

413 407

5 23% 22

447 362

11 48% 17

326 232

5 16% 12

23 27% 39

69 49% 58

27

3

23 33% 103 70 40% 73

461 255

44 32% 55 40 49% 47

Total M.

20 20% 94 63 49% 42

225 74 25% 120 62 34% 201 83 29% 191 121 39% 324 102 24% 257 45 15% 377 86 19% 200 80 29% 208 103 33% 352 66 16% 101 21 17% 214 45 17% 2770 888 24%

29 32% 65

46 44% 264 91 26% 61

43 65% 62

Expletivos

71 75% 23

Activos

42 60% 28 111 80% 24

86 48% 114 86 43% 119 84 41% 104 129 55% 59

28 46% 28

93

45 44% 119 29 20% 79

4997 2531

3 23% 193 108 36% 501 215

5 15% 10 407 159

4 13% 28

525 203

27 77% 26

481 261

25 74% 8

396 226

5 83% 9

284 196

6 26% 1

783 200

2 20% 17

Estativos

66 48% 58

31 35% 183 65 26% 108 57 35% 1224 643 34%

62 40% 596 669 53%

22 32% 108 45 29% 886 454 34% 36 46% 92

83

79 49% 72

26 50% 100 43 30% 58

61 50% 42

33

31 37% 82

27 56% 26

65 46% 61

36 29% 103 26 20% 109 48 31% 46 46 41% 77

Estimativos

62 43% 52

30 40% 88 77 67% 66

10 12% 314 45 13% 179 57 24% 207 93 31% 193 100 34% 271 59 18% 108 31 22% 183 48 21% 2098 657 24%

12 28% 272 86 24% 21

35 34% 38

13 26% 113 28 20% 45 51 66% 67

174 88

7 35% 8

51 36% 72

329 251

9 69% 13

96 52% 148 84 36% 31

362 370

8 42% 4

330 196

7 11% 11

56 40% 106 60 36% 87

52 58% 37 57 58% 26

Cognitivos

Mujeres

192 44 19% 107 40 27% 182 79 30% 90

Activos

81 55% 37

84

31 31% 67

57 61% 22 105 83% 41

Estativos

42 40% 70

Estimativos

17 38% 36

63

28

Cognitivos

Aus. Pres. %Pres. Aus. Pres. %Pres. Aus. Pres. %Pres. Aus. Pres. %Pres. Aus. Pres. %Pres. Aus. Pres. %Pres. Aus. Pres. %Pres. Aus. Pres. %Pres. Aus. Pres. %Pres. Aus. Pres. %Pres. Aus. Pres. %Pres. Aus. Pres. %Pres. Aus. Pres. %Pres.

México D. F.

Hombres

ilocutivas

YO - Fuerzas

Tabla 11. Enunciados ilocutivos con el PpS YO (presencias y ausencias)

01 El pronombre personal:01 EL PRONOMBRE PERSONAL 10/07/09 12:01 Página 215

EL PRONOMBRE PERSONAL

215

14

19

38

Generalizadores

Expletivos

Total H.

14

97

184

Generalizadores

Expletivos

Total M.

78

28

116

222

Personales

Generalizadores

Expletivos

Total M+H

43

6

5

32

37

6

2

29

6

0

3

3

29

18

1

10

27

18

1

8

2

0

0

2

14

0

0

14

14

0

0

14

0

0

0

0

Puerto Rico San Juan Aus. Pres.

101

37

31

33

88

33

30

25

13

4

1

8

22

1

15

6

21

1

15

5

1

0

0

1

Costa Rica San José Aus. Pres.

153

83

31

39

125

75

23

27

28

8

8

12

157

0

36

121

143

0

32

111

14

0

4

10

Venezuela Caracas Aus. Pres.

52

16

9

27

35

14

0

21

17

2

9

6

34

6

9

19

23

6

0

17

11

0

9

2

Colombia Bogotá Aus. Pres.

76

30

23

23

44

14

14

16

32

16

9

7

21

0

8

13

10

0

4

6

11

0

4

7

Perú Lima Aus. Pres.

120

65

30

25

110

63

26

21

10

2

4

4

41

8

17

16

31

2

14

15

10

6

3

1

Bolivia La Paz Aus. Pres.

181

132

28

21

107

75

18

14

74

57

10

7

106

24

39

43

77

24

25

28

29

0

14

15

101

33

55

13

95

29

53

13

6

4

2

0

38

10

22

6

32

6

21

5

6

4

1

1

Chile Argentina Santiago Buenos Aires Aus. Pres. Aus. Pres.

385

98

254

33

227

60

150

17

158

38

104

16

66

12

40

14

34

7

19

8

32

5

21

6

España Las Palmas Aus. Pres.

107

51

29

27

52

21

16

15

55

30

13

12

35

5

1

29

30

5

0

25

5

1

4

España Sevilla Aus. Pres.

174

25

104

45

152

20

103

29

22

5

1

16

49

8

21

20

43

8

21

14

6

0

0

6

España Madrid Aus. Pres.

15

60

56

Pres.

65

80 1701 626

704

623 213

374 333

1246 495

519

448 153

279 277

455 131

185

175

95

Aus.

Total

216

TOTALES

73

Personales

Mujeres

5

México D. F. Aus. Pres.

Personales

Hombres

TU

Tabla 12. Presencia del PpS TÚ en función de sus referentes (valores absolutos)

01 El pronombre personal:01 EL PRONOMBRE PERSONAL 10/07/09 12:01 Página 216

EMILIA V. ENRÍQUEZ Y MARTA ALBELDA

10

0

3

13

Hombres

Personales

Generalizadores

Expletivos

Total H.

0

1

6

Generalizadores

Expletivos

Total M.

15

0

4

19

Personales

Generalizadores

Expletivos

Total M+H

TOTALES

5

Personales

Mujeres

42

6

2

34

13

0

0

13

29

6

2

21

México D. F. Aus. Pres.

USTED

42

27

9

6

39

27

9

3

3

0

0

3

22

0

9

13

18

0

9

9

4

0

0

4

Puerto Rico San Juan Aus. Pres.

53

16

5

32

42

12

5

25

11

4

0

7

40

2

15

23

23

0

15

8

17

2

0

15

Costa Rica San José Aus. Pres.

25

20

1

4

5

3

0

2

20

17

1

2

33

7

1

25

14

1

0

13

19

6

1

12

Venezuela Caracas Aus. Pres.

18

0

2

16

12

0

1

11

6

0

1

5

37

6

14

17

12

0

4

8

25

6

10

9

Colombia Bogotá Aus. Pres.

22

13

3

6

19

12

3

4

3

1

0

2

21

1

4

16

16

1

4

11

5

0

0

5

Perú Lima Aus. Pres.

19

2

0

17

11

0

0

11

8

2

0

6

47

0

7

40

16

0

2

14

31

0

5

26

Bolivia La Paz Aus. Pres.

40

12

0

28

13

5

0

8

27

7

0

20

32

5

6

21

20

3

5

12

12

2

1

9

45

15

8

22

20

2

8

10

25

13

0

12

43

2

15

26

20

1

12

7

23

1

3

19

Chile Argentina Santiago Buenos Aires Aus. Pres. Aus. Pres.

9

1

0

8

6

1

0

5

3

0

0

3

12

0

0

12

8

0

0

8

4

0

0

4

España Las Palmas Aus. Pres.

2

1

1

0

0

0

0

0

2

1

1

0

6

3

0

3

1

1

0

0

5

2

0

3

España Sevilla Aus. Pres.

15

5

5

5

10

2

5

3

5

3

0

2

46

9

2

35

18

6

2

10

28

3

0

25

España Madrid Aus. Pres.

Tabla 13. Presencia del PpS USTED en función de sus referentes (valores absolutos)

309

116

34

159

183

65

31

87

126

51

3

72

Aus.

381

41

75

265

179

13

53

113

202

28

22

152

Pres.

Total

01 El pronombre personal:01 EL PRONOMBRE PERSONAL 10/07/09 12:02 Página 217

EL PRONOMBRE PERSONAL

217

83

276

Expletivos

Total H.

354

Total M.

2

70

119

630

Generalizadores

Expletivos

Total M+H

72

0

54

Corporativos 207

13

16

218

Personales

3

22

Discursivos

TOTALES

36

Expletivos

0

9

0

5

Generalizadores

311

28

53

136

89

5

183

10

13

83

77

0

128

18

40

53

12

5

60

0

0

51

9

0

43

0

0

34

9

0

17

0

0

17

0

0

Puerto Rico San Juan Aus. Pres.

326

140

42

59

75

10

210

116

15

31

42

6

116

24

27

28

33

4

41

0

3

30

8

0

23

0

2

14

7

0

18

0

1

16

1

0

Costa Rica San José Aus. Pres.

442

54

67

108

196

17

236

27

13

42

145

9

206

27

54

66

51

8

80

0

24

25

31

0

35

0

1

6

28

0

45

0

23

19

3

0

Venezuela Caracas Aus. Pres.

428

20

35

275

90

8

199

10

8

105

72

4

229

10

27

170

18

4

65

0

0

51

14

0

35

0

0

26

9

0

30

0

0

25

5

0

Colombia Bogotá Aus. Pres.

419

63

19

139

194

4

206

37

5

63

101

0

213

26

14

76

93

4

38

0

0

22

15

1

22

0

0

13

9

0

16

0

0

9

6

1

Perú Lima Aus. Pres.

446

146

16

180

80

24

145

21

1

49

70

4

301

125

15

131

10

20

47

0

0

25

19

3

24

0

0

7

17

0

23

0

0

18

2

3

Bolivia La Paz Aus. Pres.

279

70

31

80

88

10

169

20

23

49

71

6

110

50

8

31

17

4

43

0

5

28

10

0

26

0

3

15

8

0

17

0

2

13

2

0

237

44

8

55

128

2

134

22

3

23

84

2

103

22

5

32

44

0

24

0

0

16

8

0

12

0

0

8

4

0

12

0

0

8

4

0

Chile Argentina Santiago Buenos Aires Aus. Pres. Aus. Pres.

345

34

53

208

35

15

129

10

21

83

11

4

216

24

32

125

24

11

30

0

0

27

2

1

12

0

0

12

0

0

18

0

0

15

2

1

España Las Palmas Aus. Pres.

172

13

37

35

83

4

102

11

25

18

45

3

70

2

12

17

38

1

10

0

1

3

6

0

7

0

1

1

5

0

3

0

0

2

1

0

España Sevilla Aus. Pres.

512

44

48

101

301

18

300

21

21

34

216

8

212

23

27

67

85

10

41

0

1

17

23

0

19

0

0

4

15

0

22

0

1

13

8

0

España Madrid Aus. Pres.

34

8

Pres.

0

29

0

0

7

8

0

36 4547 551

775

479

1583 349

1577 158

133

2367 280

341

153

708 149

1113 124

52

2180 271

434

326

875 200

464

81

Aus.

Total

218

Corporativos 128

13

6

179

Personales

0

50

0

2

45

0

3

Discursivos

Mujeres

79

65

Generalizadores

39

Corporativos

10

Personales

México D. F. Aus. Pres.

Discursivos

Hombres

NOSOTROS

Tabla 14. Presencia del PpS NOSOTROS en función de sus referentes (valores absolutos)

01 El pronombre personal:01 EL PRONOMBRE PERSONAL 10/07/09 12:02 Página 218

EMILIA V. ENRÍQUEZ Y MARTA ALBELDA

56

0

22

17

1

96

Hombres

Personales

Corporativos

Genéricos

Colectivos

Indefinidos

Total H.

0

16

5

4

153

Corporativos

Genéricos

Colectivos

Indefinidos

Total M.

184

0

38

22

5

249

Personales

Corporativos

Genéricos

Colectivos

Indefinidos

Total M+H

TOTALES

128

Personales

Mujeres

198

28

7

78

1

84

106

15

5

44

0

42

92

13

2

34

1

42

81

0

0

16

0

65

54

0

0

9

0

45

27

0

0

7

0

20

Puerto Rico San Juan Aus. Pres.

290

18

10

97

0

165

189

4

4

68

0

113

101

14

6

29

0

52

65

0

0

12

0

53

43

0

0

9

0

34

22

0

0

3

0

19

Costa Rica San José Aus. Pres.

9

0

52

0

92

73

0

0

8

0

65

80

9

0

44

0

27

324 153

38

20

97

0

169

201

19

7

43

0

132

123

19

13

54

0

37

Venezuela Caracas Aus. Pres.

199

16

14

40

0

129

57

9

4

6

0

38

142

7

10

34

0

91

32

0

0

1

0

31

19

0

0

1

0

18

13

0

0

0

0

13

Colombia Bogotá Aus. Pres.

234

23

0

13

0

198

99

6

0

9

0

84

135

17

0

4

0

114

58

0

0

1

0

57

32

0

0

1

0

31

26

0

0

0

0

26

Perú Lima Aus. Pres.

219

17

15

32

0

155

123

12

1

25

0

85

96

5

14

7

0

70

57

0

0

16

0

41

42

0

0

15

0

27

15

0

0

1

0

14

Bolivia La Paz Aus. Pres.

274

15

9

64

0

186

112

15

3

26

0

68

162

0

6

38

0

118

69

0

0

10

0

59

27

0

0

2

0

25

42

0

0

8

0

34

200

12

0

26

0

162

84

3

0

8

0

73

116

9

0

18

0

89

49

0

0

9

0

40

20

0

0

1

0

19

29

0

0

8

0

21

Chile Argentina Santiago Buenos Aires Aus. Pres. Aus. Pres.

197

10

6

53

0

128

93

8

2

23

0

60

104

2

4

30

0

68

47

2

0

5

0

40

34

1

0

3

0

30

13

1

0

2

0

10

España Las Palmas Aus. Pres.

110

2

2

21

0

85

57

1

1

15

0

40

53

1

1

6

0

45

50

0

0

1

0

49

23

0

0

0

0

23

27

0

0

1

0

26

España Sevilla Aus. Pres.

315

10

6

35

0

264

199

7

2

21

0

169

116

3

4

14

0

95

31

0

0

4

0

27

17

0

0

1

0

16

14

0

0

3

0

11

España Madrid Aus. Pres.

Pres. 0

10

0

79

0

1

0

50

0 0 11 2809 766

194

111

594 129

1

1909 626

1473 429

103

34

304

0

1032 378

1336 337

91

77

290

1

877 248

Aus.

Total

EL PRONOMBRE PERSONAL

74

0

0

2

0

72

45

0

0

0

0

45

29

0

0

2

0

27

México D. F. Aus. Pres.

ÉL

Tabla 15. Presencia del PpS ÉL en función de sus referentes (valores absolutos)

01 El pronombre personal:01 EL PRONOMBRE PERSONAL 10/07/09 12:02 Página 219

219

5

3

4

16

Genéricos

Colectivos

Indefinidos

Total H.

179

Total M.

6

10

195

Indefinidos

Total M+H

10

Genéricos

Colectivos

169

Personales

TOTALES

3

6

Indefinidos

5

Genéricos

46

0

0

1

45

43

0

0

1

42

3

0

0

0

3

60

14

9

0

37

36

3

1

0

32

24

11

8

0

5

27

0

6

1

20

21

0

0

1

20

6

0

6

0

0

Puerto Rico San Juan Aus. Pres.

163

7

12

26

118

113

5

9

16

83

50

2

3

10

35

62

0

0

3

59

43

0

0

2

41

19

0

0

1

18

Costa Rica San José Aus. Pres.

90

3

12

5

70

82

3

6

5

68

8

0

6

0

2

38

0

0

0

38

36

0

0

0

36

2

0

0

0

2

Venezuela Caracas Aus. Pres.

99

3

25

35

36

65

3

4

29

29

34

0

21

6

7

9

0

0

0

9

6

0

0

0

6

3

0

0

0

3

Colombia Bogotá Aus. Pres.

139

5

8

9

117

72

2

5

7

58

67

3

3

2

59

25

0

0

1

24

17

0

0

1

16

8

0

0

0

8

Perú Lima Aus. Pres.

89

0

18

15

56

67

0

9

12

46

22

0

9

3

10

56

0

0

0

56

38

0

0

0

38

18

0

0

0

18

Bolivia La Paz Aus. Pres.

103

1

26

8

68

44

1

8

6

29

59

0

18

2

39

23

0

0

2

21

14

0

0

2

12

9

0

0

0

9

148

0

12

0

136

111

0

3

0

108

37

0

9

0

28

25

0

0

0

25

18

0

0

0

18

7

0

0

0

7

Chile Argentina Santiago Buenos Aires Aus. Pres. Aus. Pres.

107

1

29

1

76

91

1

16

1

73

16

0

13

0

3

22

0

0

0

22

21

0

0

0

21

1

0

0

0

1

España Las Palmas Aus. Pres.

27

0

10

0

17

21

0

8

0

13

6

0

2

0

4

4

0

0

0

4

3

0

0

0

3

1

0

0

0

1

España Sevilla Aus. Pres.

111

12

22

2

75

82

12

7

2

61

29

0

15

0

14

14

1

2

0

11

10

1

0

0

9

4

0

2

0

2

España Madrid Aus. Pres.

81

0

8

1

72

Pres.

1

0

7

1

8

8

1331 351

56

189

111

975 334

963 270

36

79

83

765 262

368

20

110

28

210

Aus.

Total

220

Colectivos

165

Personales

Mujeres

4

México D. F. Aus. Pres.

Personales

Hombres

ELLA

Tabla 16. Presencia del PpS ELLA en función de sus referentes (valores absolutos)

01 El pronombre personal:01 EL PRONOMBRE PERSONAL 10/07/09 12:02 Página 220

EMILIA V. ENRÍQUEZ Y MARTA ALBELDA

20

165

Indefinidos

Total H.

46

75

34

188

Corporativos

Colectivos

Indefinidos

Total M.

3

100

54

353

Colectivos

Indefinidos

Total M+H

26

0

3

20

40

11

0

3

6

2

15

Corporativos 159

Personales

TOTALES

33

Personales

Mujeres

0

0

14

25

Colectivos

1

7

México D. F. Aus. Pres.

Corporativos 113

Personales

Hombres

ELLOS

332

35

103

157

37

199

18

59

101

21

133

17

44

56

16

96

0

19

60

17

76

0

15

46

15

20

0

4

14

2

Puerto Rico San Juan Aus. Pres.

370

93

70

178

29

265

59

49

133

24

105

34

21

45

5

55

0

8

37

10

34

0

3

26

5

21

0

5

11

5

Costa Rica San José Aus. Pres.

395

85

72

204

34

240

63

46

105

26

155

22

26

99

8

91

0

3

78

10

43

0

0

39

4

48

0

3

39

6

Venezuela Caracas Aus. Pres.

266

34

70

157

5

167

25

44

94

4

99

9

26

63

1

42

0

17

24

1

21

0

8

12

1

21

0

9

12

0

Colombia Bogotá Aus. Pres.

273

45

69

114

45

178

29

32

84

33

95

16

37

30

12

38

0

10

24

4

26

0

7

18

1

12

0

3

6

3

Perú Lima Aus. Pres.

193

54

29

87

23

98

33

8

55

2

95

21

21

32

21

51

0

13

35

3

24

0

4

19

1

27

0

9

16

2

Bolivia La Paz Aus. Pres.

238

36

28

138

36

107

24

17

64

2

131

12

11

74

34

44

3

3

32

6

27

3

2

21

1

17

0

1

11

5

135

41

18

42

34

42

13

4

15

10

93

28

14

27

24

18

0

3

9

6

9

0

1

6

2

9

0

2

3

4

Chile Argentina Santiago Buenos Aires Aus. Pres. Aus. Pres.

226

37

63

116

10

107

13

23

67

4

119

24

40

49

6

30

0

13

15

2

15

0

3

11

1

15

0

10

4

1

España Las Palmas Aus. Pres.

162

60

34

34

34

94

40

32

18

4

68

20

2

16

30

12

0

3

6

3

8

0

2

6

0

4

0

1

0

3

España Sevilla Aus. Pres.

362

128

65

124

45

212

69

34

74

35

150

59

31

50

10

24

1

2

18

3

6

1

0

2

3

18

0

2

16

0

España Madrid Aus. Pres.

Tabla 17. Presencia del PpS ELLOS en función de sus referentes (valores absolutos)

32

Pres.

0

49

36

4

48

68

4

97

3305 527

702

721

1510 358

372

1897 300

420

423

856 212

198

1408 227

282

298

654 146

174

Aus.

Total

01 El pronombre personal:01 EL PRONOMBRE PERSONAL 10/07/09 12:02 Página 221

EL PRONOMBRE PERSONAL

221

4

7

Colectivos

Indefinidos

Total H.

55

7

9

95

Corporativos

Colectivos

Indefinidos

Total M.

24

55

10

13

102

Personales

Corporativos

Colectivos

Indefinidos

Total M+H

14

0

0

11

3

14

0

0

11

3

0

0

0

0

0

15

4

0

7

4

14

3

0

7

4

1

1

0

0

0

9

2

0

5

2

6

0

0

4

2

3

2

0

1

0

Puerto Rico San Juan Aus. Pres.

30

0

0

27

3

17

0

0

17

0

13

0

0

10

3

4

0

0

3

1

3

0

0

3

0

1

0

0

0

1

Costa Rica San José Aus. Pres.

27

8

0

14

5

25

8

0

12

5

2

0

0

2

0

2

0

0

1

1

2

0

0

1

1

0

0

0

0

0

Venezuela Caracas Aus. Pres.

42

3

1

32

6

25

1

0

18

6

17

2

1

14

0

6

0

0

4

2

4

0

0

3

1

2

0

0

1

1

Colombia Bogotá Aus. Pres.

45

5

12

26

2

38

3

10

25

0

7

2

2

1

2

4

0

0

3

1

2

0

0

2

0

2

0

0

1

1

Perú Lima Aus. Pres.

21

0

5

16

0

16

0

0

16

0

5

0

5

0

0

3

0

0

3

0

3

0

0

3

0

0

0

0

0

0

Bolivia La Paz Aus. Pres.

25

1

4

20

0

21

1

3

17

0

4

0

1

3

0

2

0

0

2

0

1

0

0

1

0

1

0

0

1

0

56

1

0

51

4

56

1

0

51

4

0

0

0

0

0

17

0

0

17

0

17

0

0

17

0

0

0

0

0

0

Chile Argentina Santiago Buenos Aires Aus. Pres. Aus. Pres.

9

1

2

6

0

5

1

0

4

0

4

0

2

2

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

España Las Palmas Aus. Pres.

3

1

0

0

2

1

1

0

0

0

2

0

0

0

2

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

España Sevilla Aus. Pres.

50

5

6

38

1

35

5

0

29

1

15

0

6

9

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

España Madrid Aus. Pres.

425

42

40

292

51

348

33

20

251

44

77

9

20

41

7

Aus.

61

2

0

49

10

52

0

0

45

7

9

2

0

4

3

Pres.

Total

222

TOTALES

24

Personales

Mujeres

0

3

Corporativos

0

México D. F. Aus. Pres.

Personales

Hombres

ELLAS

Tabla 18. Presencia del PpS ELLAS en función de sus referentes (valores absolutos)

01 El pronombre personal:01 EL PRONOMBRE PERSONAL 10/07/09 12:02 Página 222

EMILIA V. ENRÍQUEZ Y MARTA ALBELDA

02 Los clíticos:02 Los clíticos 10/07/09 12:03 Página 223

2 EL PRONOMBRE PERSONAL COMPLEMENTO: LOS CLÍTICOS Milagros Aleza Izquierdo Universitat de València

2.1. INTRODUCCIÓN* 2.1.1. Fenómenos analizados En el primer apartado analizamos y describimos el comportamiento y alternancia de los pronombres átonos en función de objeto en zonas hispanoamericanas. Para ello iniciamos nuestro análisis examinando el corpus de zonas distinguidoras de las que tenemos noticias sobre el empleo canónico de los pronombres, por lo que no domina ni el leísmo ni el loísmo. Nos basaremos, fundamentalmente, en cada uno de los corpus americanos procedentes del macrocorpus de la norma lingüística culta de las principales ciudades del mundo hispánico (salvo * Quisiera agradecer a mi colega Manuel Pruñonosa la ayuda prestada en la corrección final de las partes de este trabajo.

02 Los clíticos:02 Los clíticos 10/07/09 12:03 Página 224

224

MILAGROS ALEZA IZQUIERDO

La Paz): Bogotá (BO), Buenos Aires (BA), Caracas (CA), Lima (LI), México (ME), Santiago de Chile (SCH), San José de Costa Rica (SJCR) y San Juan de Puerto Rico (SJPR), que constituye un corpus homogéneo, al que sumaremos el material obtenido en el análisis de las grabaciones (sin transcribir) de Ciudad de Guatemala y la República Dominicana, realizadas por investigadores del proyecto EGREHA (Estudios Gramaticales del Español Hablado en Hispanoamérica). Prioritariamente, abordamos el uso de los clíticos de tercera persona en las construcciones transitivas, registrando las estructuras verbales en las que se producen empleos leístas. Rastrearemos los verbos en los que los hablantes han optado por el empleo de le / les como pronombres que ocupan la función de complemento directo, en lugar de los acusativos lo / la y su plurales. Contrastaremos estos usos desviados de la norma gramatical con otras secuencias en las que los mismos verbos aparecen con los pronombres correspondientes. En cuanto a las construcciones leístas, distinguimos entre los casos de leísmo académico y los casos no admitidos por la Real Academia Española de la Lengua (leísmo no académico). Dentro de este apartado, hemos incluido la opción del pronombre en la construcción impersonal con se (se + clítico + verbo impersonal). Los ejemplos encontrados no son muy numerosos, pero resultan sorprendentes en cuanto que se observa mayoritariamente la preferencia por le / les. En el apartado segundo, se aborda el uso de los clíticos en zonas de contacto de lenguas, zonas no distinguidoras, donde predominan los fenómenos de leísmo y loísmo (según los casos). Para el estudio del sistema pronominal expuesto al contacto lingüístico, nuestra aportación está basada en los resultados del corpus transcrito de Asunción (Paraguay), elaborado para este fin, el material de La Paz (Bolivia) del macrocorpus y las grabaciones sin transcribir de las zonas andinas y Ecuador proporcionadas (al igual que en el caso de Asunción) por los organizadores de este proyecto EGREHA. Estas nuevas grabaciones aportan información sobre zonas no existentes en el macrocorpus. En un tercer apartado, analizamos las faltas de concordancia entre clítico y sintagma referencial, lo que nos lleva a centrar nuestro análisis, sobre todo, en la inmovilización del pronombre le, señalada en muchos de los estudios gramaticales sobre la lengua es-

02 Los clíticos:02 Los clíticos 10/07/09 12:03 Página 225

EL PRONOMBRE PERSONAL COMPLEMENTO: LOS CLÍTICOS

225

pañola. Los datos aquí obtenidos confirman, como se verá más adelante, la extensión del fenómeno, según se atestigua en todos los corpus, especialmente en San Juan de Puerto Rico, donde el porcentaje es muy elevado. Para establecer dicho porcentaje contabilizamos el número de predicados verbales en los que se ha doblado la función de complemento indirecto y la cantidad de casos en los que se produce la inmovilización del clítico. En un cuarto punto, describiremos el fenómeno de la duplicación del complemento directo mediante un clítico antepuesto, fenómeno que hemos registrado en Buenos Aires, Lima, La Paz, México, Santiago de Chile, San José de Costa Rica, Asunción y otras zonas de contacto de lenguas. Contrariamente a lo anterior, coinciden con el estándar europeo las ciudades de Bogotá, Caracas y San Juan de Puerto Rico, ya que presentan únicamente los casos posibles gramaticalmente en el español general, como se verá más adelante. Por último, tratamos la ausencia de clítico y el denominado complemento directo nulo. Para referirnos a los informantes del macrocorpus y Paraguay utilizamos las abreviaturas establecidas junto con el número de la página correspondiente. En el caso de Asunción de Paraguay, hemos numerado las páginas de cada informante a partir del número uno. En cuanto a las grabaciones sin transcribir, indicamos sus datos de procedencia (siglas del informante y ciudad), el minuto y segundo en el que empieza la frase o segmento lingüístico seleccionado (v. gr.: EC27Loja. 7: 54). 2.1.2. Estado de la cuestión 2.1.2.1. En las Antillas, a pesar del uso general diferenciador a nivel pronominal entre el complemento directo y complemento indirecto, Vaquero (1996: 63) nos advierte del comienzo de la extensión del leísmo de persona, sobre todo en contextos formales, por ser considerado más cortés que el uso etimológico: Tengo el gusto de invitarle1. El leísmo de persona avanza en los sociolectos altos y medios, posiblemente por resultar más elegante que los ca1 Parece ser que su uso es reciente, ya que no aparece en los materiales del habla culta de San Juan, recogidos entre 1968 y 1975 y analizados por Morales y Vaquero (1990).

02 Los clíticos:02 Los clíticos 10/07/09 12:03 Página 226

226

MILAGROS ALEZA IZQUIERDO

nónicos (López Morales, 1992: 309). Este uso cortés aparece en la lengua escrita (en menor medida en la hablada) en el español de Colombia, sobre todo al sur del país (Montes, 1992: 533). La norma lingüística mexicana no practica ni el leísmo ni el loísmo (Lope Blanch, 1996: 83). Moreno de Alba (1999: 71) menciona un incipiente leísmo de persona, aunque poco usual. Quesada (1996: 108) da cuenta del empleo etimológico de los pronombres en toda América Central, si bien el leísmo de persona aparece en contextos formales, como por ejemplo cuando se atiende a un cliente en una oficina o por teléfono: ¿Ya le atienden?, Le llamamos después2. También se recurre al pronombre le en oraciones impersonales con se. Bentivoglio y Sedano (1992: 785) informan de cierta presencia del leísmo en los medios de comunicación venezolanos, quizá por influencia de los materiales procedentes de España. En cuanto a Perú, se distingue entre la modalidad costeña y la andina. La costa presenta un sistema pronominal distinguidor, que se altera en la construcción impersonal con se en favor del leísmo, y con determinados verbos como denominar, considerar, llamar… que presentan la ocurrencia de le (Caravedo, 1996: 161-162). Contreras (1974: 167) observa en su corpus de Chile el uso del leísmo en verbos de fenómenos psíquicos. El porcentaje de leísmo es ínfimo y viene condicionado, por tanto, por el tipo de verbo. 2.1.2.2. Las anomalías más importantes se producen en el español en zonas de contacto con lenguas indígenas. Así se destaca la importancia del leísmo en Ecuador3 (salvo en la zona de Loja, Quilis, 1992: 601), o el leísmo urbano y loísmo rural en Paraguay (Kany, 1976: 135; Granda, 1982: 262; Fernández Ordóñez, 1999; Palacios 2000, 2001 y en prensa (b)), el leísmo en la franja guaraní del noreste argentino: Corrientes, Misiones y este de las zonas de Chaco y Formosa (Abadía e Irigoyen, 1977: 219; Abadía, 1999: 254; Doni de Mirande, 1996: 216), alteraciones en zonas de contacto en Guatemala (García Tesoro, 2002), anomalías en la zona 2

Como se advierte en los ejemplos, el referente no es la tercera persona del discurso, sino la segunda de respeto, usted. 3 Toscano (1953), Kany (1976: 135), García y Otheguy (1983), Argüello (1987), Quilis (1988 y 1992), García (1990), Fernández Ordóñez (1999), Palacios (2002a y en prensa (a)).

02 Los clíticos:02 Los clíticos 10/07/09 12:03 Página 227

EL PRONOMBRE PERSONAL COMPLEMENTO: LOS CLÍTICOS

227

argentina de influencia mapuche (Martínez, 2001: 926) y en zonas andinas. En cuanto a las zonas andinas de Perú4, Bolivia5 y noroeste argentino6, el sistema pronominal (desarrollado más adelante) se ve profundamente alterado por la presencia de loísmo, leísmo y neutralizaciones de género y número en favor del uso preponderante de la forma singular lo, en detrimento de los otros pronombres de tercera persona de objeto (Kany, 1976: 139; Mendoza, 1992; Caravedo, 1996: 162-163). A propósito de la zona andina, Caravedo explica que el leísmo y el loísmo alternan en el mismo hablante o en distintos hablantes de la misma zonas. El loísmo está extendido tanto en bilingües como en monolingües andinos de la misma zona y monolingües de zonas no quechuahablantes, así como en la parte amazónica. Al eliminarse las diferencias de género, número y caso se pueden crear muchas ambigüedades, ya que en muchos casos no se puede determinar si el referente es complemento directo o indirecto: Lo sacamos las pancitas (Caravedo, 1996: 162). Por otra parte, las anomalías incluyen la pérdida del complemento directo pronominal explícito (denominado complemento directo nulo) cuando el sintagma referencial va antepuesto al verbo, y la ausencia de clítico, que se produce sin someterse a las restricciones que esta pérdida tiene en el español general (como veremos más adelante) en zonas de no contacto con otras lenguas. 2.1.2.3. Se encuentra en expansión el empleo de la forma le de complemento indirecto para singular y plural. Kany (1976: 140) documenta ejemplos de Argentina, Uruguay, Chile, Colombia, Venezuela, Nicaragua, Honduras, México y Cuba. En Venezuela (Bentivoglio y Sedano, 1992: 786) y Puerto Rico aparece cuando no hay peligro de ambigüedad: “cuando la frase nominal plural no está

4 Pozzi-Escot (1972: 130), Minaya (1978), Escobar (1978: 106), Godenzzi (1986), Klee (1989 y 1990), García (1990), A. M. Escobar (1990), Lipski (1996: 345), Caravedo (1996: 162, 1996-1997: 551), Granda (1999a y 1999b), Fernández Ordóñez (1999), Calvo (1999a) y Palacios (en prensa (b)). 5 Herrero (1969), Gutiérrez Marrone (1984), Justiniano (1986: 29), Dietrick (1988), Lipski (1996: 214), Mendoza (1992 y 1999), Fernández Ordóñez (1999) y Calvo (2000b). 6 Lacunza (1977), Gómez y Assis (1977), Rojas (1980), Granda (2002) y Fernández Lávaque (2002).

02 Los clíticos:02 Los clíticos 10/07/09 12:03 Página 228

228

MILAGROS ALEZA IZQUIERDO

demasiado alejada, en el discurso, del clítico sustituto”, como afirma Vaquero (1996: 63) en relación con el segundo país. El fenómeno se da en todos los sociolectos antillanos (López Morales, 1992: 309). También informan de esta expansión Contreras (1974: 163) y Rabanales (1992: 568) en su estudios respectivos del español actual en Chile. En las encuestas realizadas en Ecuador, Quilis (1992: 600) detecta esta forma en el habla de un universitario de Esmeraldas. 2.1.2.4. Se desarrolla en la lengua culta antillana la pluralización del clítico lo con referente singular (“losismo”) en convivencia con el pronombre se en función de complemento indirecto y con referencia plural (Vaquero, 1996: 63). También lo registra Quesada (1996: 108) en el español de América Central. En Venezuela dan cuenta de la frecuencia del mismo Bentivoglio y Sedano (1992: 786), debida seguramente a la necesidad que el hablante tiene de marcar de alguna manera el plural del referente de se. Lope Blanch (1996: 83) señala que esta anomalía está generalizada en todos los niveles socioculturales del español mexicano y se produce “cuando, en los sintagmas se lo y se la, el antecedente de se es plural, el morfema –s de pluralidad que correspondería a ese pronombre invariable se se traspasa a lo o a la: Di el libro a tus padres > Se los di”. Moreno de Alba (1992: 640) matiza que en México esta construcción se oye tanto en la lengua hablada como en la escrita y en todo tipo de hablantes. Lo mismo que señalan Montes (1992: 524) en el habla de todos los niveles y registros en Colombia y Rivarola (1985: 242) en el español de Perú: aparece en todos los registros y niveles diastráticos; incluso está presente en textos literarios. Contreras (1974: 162) también la registra en el habla de Chile. En cuanto a su uso en la modalidad costera peruana, generalizado en todas las clases sociales, Caravedo afirma: “Lo interesante es que los hablantes no perciben ninguna anomalía y justifican perfectamente este uso, considerando el normativo como incorrecto” (Caravedo, 1996: 162). En las encuestas de Quilis sobre Ecuador se documentan casos en la costa, oriente y la sierra (Quilis, 1992: 601). Kany (1976: 142-143) aportaba ejemplos de Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia, Ecuador, Colombia, Venezuela, Panamá, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, México, Nuevo México y Cuba. El autor ya avanzaba en su época que esta pluralización se hallaba en camino de aceptación en muchas zonas.

02 Los clíticos:02 Los clíticos 10/07/09 12:03 Página 229

EL PRONOMBRE PERSONAL COMPLEMENTO: LOS CLÍTICOS

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2.1.2.5. Es muy común en algunas modalidades americanas la duplicidad del complemento directo en todas las posiciones posibles del mismo respecto del verbo. En este sentido, se destaca como peculiaridad de estos dialectos, frente al español general, la duplicidad del complemento directo nominal pospuesto al verbo mediante clítico que antecede en el orden secuencial al resto de los constituyentes: Lo veo a tus amigos. Así ha sido registrada por gran cantidad de estudios, como veremos más adelante. Barrenechea y Orecchia (1977) dan cuenta de su alcance en el habla culta bonaerense, de modo que en el caso del complemento directo pospuesto resulta también gramatical la duplicidad si los complementos son definidos (Korkostegi, 1998: 274). Bentivoglio y Sedano (1992: 785) relacionan el uso redundante de los clíticos de tercera persona en el español de Venezuela con la función sintáctica. Si la función es la de complemento indirecto, el clítico está casi siempre presente, incluso con referentes inanimados. En cambio, si el objeto es directo, depende de la naturaleza del sintagma referencial con el que aparece; si este es un pronombre, la presencia del clítico es obligatoria; si duplica a un nombre, lo normal es que no haya clítico: Metió a mi hermana a estudiar piano. En un trabajo posterior, Sedano y Bentivoglio (1996: 122) afirman que la duplicación está muy extendida en el caso del complemento indirecto, incluso cuando el referente es inanimado (Le di un golpe a la puerta); en cambio, la del complemento directo no suele darse en el español venezolano. Estaríamos, entonces, ante una modalidad que no se apartaría del estándar europeo, en cuanto que la aparición del pronombre en la estructura < clítico + verbo + comp. directo > resultaría anómala (Bentivoglio, 1978: 22). En cuanto a Chile, Rabanales (1992: 570) habla de tendencia a reforzar tanto el complemento indirecto y el directo. Si bien es más frecuente con el primero (Urrutia y Fernández, 1998). En el español chileno, al igual que en el bonaerense, la duplicación viene favorecida por el carácter [+específico], resultado de la combinación de los rasgos [+determinado] y [+definido] del complemento directo, según el estudio de Silva-Corvalán (1980-1981). La autora observa que todos sus casos en posición posverbal presentan un complemento directo definido, y la mayoría de ellos contienen el rasgo [+humano]. En su opinión, la aparición del pronombre está relacionada con el grado de topicalidad del complemento directo.

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Resultados muy parecidos son los obtenidos por Morales (1991) en el análisis de las encuestas realizadas en San Juan de Puerto Rico. La autora detecta que en las estructuras dobladas con sintagma referencial pospuesto, los rasgos [+definido] y [+humano] adquieren más relieve que otros, frente a la posición inversa. La duplicación también ha sido señalada en zonas de contacto del español con lenguas indígenas. Numerosos son los estudios que la destacan en el español andino (Pozzi, 1975; Gómez y Assis, 1977; Rojas, 1980; Gutiérrez Marrone, 1984; Godenzzi, 1986; Mendoza, 1991, 1992 y 1999; Martínez, 1996; Fernández Ordóñez, 1999; entre otros). Caravedo (1996: 163) señala la frecuencia de la duplicación (al igual que la elisión pronominal) en el español andino peruano y lo relaciona con el orden de los constituyentes: si el orden es “verbo + objeto”, el último se marca dos veces con el pronombre y el objeto léxico. En cambio, si el orden es el contrario, se suele elidir el pronombre. Igualmente se detecta el fenómeno en Paraguay y Ecuador, aunque en estos casos, al abundar el leísmo, son numerosas las estructuras transitivas leístas duplicadas (Fernández Ordóñez, 1999: 1342 y 1348). Generalmente la duplicación se produce con referentes animados. El fenómeno se amplía afectando también a los referentes indefinidos en un zona de mayoría de población indígena en Guatemala (García Tesoro, 2002). 2.1.3. Corpus Datos del perfil sociolingüístico de los informantes cuyas grabaciones hemos analizado en nuestro trabajo y las siglas que se han establecido para identificarlos. 2.1.3.1. Macrocorpus de la norma culta Reproducimos los datos tal como aparecen en el macrocorpus (Samper, Hernández y Troya, 1998), salvo CH (Santiago de Chile), CR (San José de Costa Rica) y PR (San Juan de Puerto Rico) que transcribimos como SCH, SJCR y SJPR. Bogotá BO-1. Hombre de 27 años. Programador de cine y televisión; profesor universitario. Estudios: Sociología y Filosofía y Letras.

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BO-2. Hombre de 26 años. Periodista. BO-3. Mujer de 33 años. Abogada. BO-4. Mujer de 32 años. Diagramadora de una revista femenina. BO-5. Hombre de 49 años. Abogado. BO-6. Hombre de 53 años. Ingeniero. BO-7. Hombre de 43 años. Médico. BO-8. Mujer de 40 años. Licenciada en Filosofía y Letras. BO-9. Mujer de 40 años. Ama de casa. Estudios: Radiología. BO-10. Mujer de 36 años. Abogada. BO-11. Hombre de 60 años. Sacerdote. BO-12. Hombre de 58 años. Abogado. BO-13. Mujer de 70 años. Ama de casa; labores de servicio social. BO-14. Mujer de la tercera generación. Licenciada en Bellas Artes. Buenos Aires BA-1. Hombre de 29 años. Contador público. BA-2. Hombre de 35 años. Abogado y docente universitario. BA-3. Mujer de 28 años. Profesora de Filosofía. BA-4. Mujer de 31 años. Estudia Computación Científica. BA-5. Hombre de 49 años. Médico. BA-6. Hombre de 39 años. Directivo de un canal de televisión. BA-7. Hombre de 41 años. Contador público nacional. BA-8. Mujer de 40 años. Ejecutiva en una agencia de publicidad. BA-9. Mujer de 48 años. Profesora de Letras en enseñanza secundaria. BA-10. Mujer de 48 años. Profesora de Geografía. BA-11. Hombre de 69 años. Ingeniero agrónomo. BA-12. Hombre de 62 años. Siquiatra, profesor universitario. BA-13. Mujer de 63 años. Asistente social. BA-14. Mujer de 57 años. Administradora de su estancia. Caracas CA-1. Hombre de 35 años. Odontólogo. CA-2. Hombre de 27 años. Ingeniero eléctrico. CA-3. Mujer de 34 años. Bibliotecóloga y filósofa. CA-4. Mujer de 27 años. Oficinista. Estudiante de Letras. CA-5. Hombre de 47 años. Abogado. CA-6. Hombre de 47 años. Abogado. CA-7. Hombre de 39 años. Profesor de Biología. CA-8. Mujer de 50 años. Maestra. CA-9. Mujer de 42 años. Sicóloga. CA-10. Mujer de 46 años. Especialista en publicidad y mercadotecnia. CA-11. Hombre de 64 años. Periodista. CA-12. Hombre de 65 años. Profesor de música. CA-13. Mujer de 56 años. Ama de casa. (Su marido es odontólogo). CA-14. Mujer de 77 años. Ama de casa.

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Lima LI-1. Hombre de 29 años. Administrador de empresas. LI-2. Hombre de 26 años. Ingeniero industrial. LI-3. Mujer de 25 años. Sicóloga industrial. LI-4. Mujer de 26 años. Profesora de Literatura. LI-5. Hombre de 37 años. Profesor universitario de Historia. LI-6. Hombre de 43 años. Abogado. LI-7. Hombre de 46 años. Abogado. LI-8. Mujer de 39 años. Educadora especialista en Teleducación. LI-9. Mujer de 40 años. Historiadora. LI-10. Mujer de 40 años. Profesora de preescolar. LI-11. Hombre de 70 años. Profesor universitario de Literatura, escritor y periodista. LI-12. Hombre de 59 años. Diplomático. LI-13. Mujer de 66 años. Etnomusicóloga. LI-14. Mujer de 60 años. Educadora. La Paz LP-1. Hombre de 25 años. Estudiante universitario de Historia. LP-2. Hombre de 34 años. Abogado. LP-3. Mujer de 34 años. Periodista. LP-4. Mujer de 25 años. Ama de casa. Estudios: un año de universidad. LP-5. Hombre de 41 años. Gerente de empresa. LP-6. Hombre de 42 años. Economista. LP-7. Hombre de 40 años. Catedrático de Lingüística. LP-8. Mujer de 54 años. Anticuaria. Estudios: licenciatura en Historia. LP-9. Mujer de 53 años. Ama de casa. Estudios: enseñanza secundaria. LP-10. Mujer de 36 años. Arquitecta. LP-11. Hombre de 71 años. Escritor. LP-12. Hombre de 70 años. Economista. LP-13. Mujer de 68 años. Abogada LP-14. Mujer de 60 años. Escritora. Estudios: licenciatura en Filosofía y Letras. México ME-1. Hombre de 26 años. Contador público. ME-2. Hombre de 25 años. Ingeniero químico. ME-3. Mujer de 25 años. Trabaja en una agencia de viajes. Estudios: High School y Artes Plásticas. ME-4. Mujer de 24 años. Actriz de teatro. Licenciada en Filosofía y Letras. ME-5. Hombre de 49 años. Profesor de Filosofía. ME-6. Hombre de 48 años. Siquiatra. ME-7. Hombre de 38 años. Ingeniero civil. ME-8. Mujer de 42 años. Sicoanalista. ME-9. Mujer de 49 años. Ama de casa. Estudios: Segunda Enseñanza. (Su marido era contador público).

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ME-10. ME-11. ME-12. ME-13. ME-14.

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Mujer de 55 años. Ama de casa. (Su marido era empleado federal). Hombre de 62 años. Médico. Hombre de 81 años. Estudios: Comercio, Historia y Filosofía. Mujer de 80 años. Obstetra. Mujer de 71 años. Ama de casa. Estudios: Bachillerato (Su marido era médico dentista).

Santiago de Chile SCH-1 SCH-2 SCH-3 SCH-4 SCH-5 SCH-6 SCH-7 SCH-8

(CH-1). Hombre de 25 años. Estudiante de Medicina. (CH-2). Hombre de 27 años. Químico. (CH-3). Mujer de 26 años. Profesora universitaria de Literatura. (CH-4). Mujer de 31 años. Asistente social. (CH-5). Hombre de 52 años. Médico. (CH-6). Hombre de 43 años. Sociólogo. (CH-7). Hombre de 36 años. Sicólogo. (CH-8). Mujer de 38 años. Egresada de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. SCH-9 (CH-9). Mujer de 38 años. Profesora de español en enseñanza secundaria. SCH-10 (CH-10). Mujer de 39 años. Profesora universitaria de Literatura. SCH-11 (CH-11). Hombre de 65 años. Constructor civil. SCH-12 (CH-12). Hombre de 74 años. Abogado. SCH-13 (CH-13). Mujer de 56 años. Nutricionista. SCH-14 (CH-14). Mujer de 62 años. Asistente social y profesora de francés. San José de Costa Rica SJCR-1 SJCR-2 SJCR-3 SJCR-4

(CR-1). Hombre de 30 años. Licenciado en Economía. (CR-2). Hombre de 28 años. Profesor universitario de Filosofía. (CR-3). Mujer de 34 años. Licenciada en Administración Pública. (CR-4). Mujer de 30 años. Graduada en Dibujo Arquitectónico. Estudiante de licenciatura en Artes con especialidad en Pintura. SJCR-5 (CR-5). Hombre de 37 años. Profesor universitario de Ingeniería Eléctrica. SJCR-6 (CR-6). Hombre de 46 años. Profesor universitario de Física y Matemáticas. SJCR-7 (CR-7). Hombre de 50 años. Profesor universitario de Filología. SJCR-8 (CR-8). Mujer de 46 años. Sicoterapeuta. SJCR-9 (CR-9). Mujer de 46 años. Profesora universitaria de Filología Española. SJCR-10 (CR-10). Mujer de 49 años. Farmacéutica. SJCR-11 (CR-11). Hombre de 64 años. Licenciado en Economía. SJCR-12 (CR-12). Hombre de 68 años. Bachiller en Biología. Ex diputado y educador. SJCR-13 (CR-13). Mujer de la tercera generación. Profesora universitaria pensionada. Ex ministra de Educación. SJCR-14 (CR-14). Mujer de la tercera generación. Maestra pensionada.

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San Juan de Puerto Rico SJPR-1 (PR-1). Hombre de 34 años. Doctor en Ciencias Sociales. SJPR-2 (PR-2). Hombre de 31 años. Profesor universitario de Arte y pintor. SJPR-3 (PR-3). Mujer de 24 años. Profesora universitaria de Arte. SJPR-4 (PR-4). Mujer de 29 años. Profesora universitaria de Arte. SJPR-5 (PR-5). Hombre de 55 años. Catedrático en la Facultad de Comercio. SJPR-6 (PR-6). Hombre de 36 años. Pastor evangélico. SJPR-7 (PR-7). Hombre de 54 años. Dramaturgo y crítico de teatro. SJPR-8 (PR-8). Mujer de 37 años. Profesora universitaria y abogada. SJPR-9 (PR-9). Mujer de 37 años. Profesora universitaria de Español. SJPR-10 (PR-10). Mujer de 46 años. Profesora universitaria de Inglés. SJPR-11 (PR-11). Hombre de 57 años. Catedrático en la Facultad de Humanidades. SJPR-12 (PR-12). Hombre de 57 años. Abogado. SJPR-13 (PR-13). Mujer de 57 años. Educadora de Salud Pública. SJPR-14 (PR-14). Mujer de la tercera generación. Maestra.

2.1.3.2. Grabaciones transcritas (EGREHA) PA: Hablantes de la capital de Asunción PA-1. Asunción. 2ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio. PA-5. Asunción. 2ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural alto. PA-13. Asunción. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. PA-14. Asunción. 1ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio. PA-16. Asunción. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. PA-17. Asunción. 2ª generación F (Mujer). Nivel sociocultural medio. PA-18. Asunción. 2ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. PA-19. Asunción. 2ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. (Habla poco guaraní). PA-23. Asunción. 3ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio. (Habla guaraní, no lo escribe). PA-25. Asunción. 1ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio. (Habla, escribe y lee guaraní). PA-30. Asunción. 3ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural alto. (Habla poco guaraní). PA-32. Asunción. 3ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural alto. (Habla guaraní y lo escribe).

2.1.3.3. Grabaciones no transcritas (EGREHA) Chile CH1 Santiago. 1ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio. CH2 Santiago. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio.

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CH3 Santiago. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. CH4 Santiago. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. CH6 Santiago. 2ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. CH7 Santiago. 2ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. CH8 Santiago. 2ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. CH9 Santiago. 2ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio. CH12 Santiago. 3ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio. CH14 Santiago. 3ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio. CH15 Copiapó. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. CH16 Copiapó. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. CH18 Copiapó. 2ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio. CH19 Copiapó. 2ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. CH21 Copiapó. 3ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. CH24 Rancagua. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. CH25 Rancagua. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. CH27 Rancagua. 2ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. CH28 Rancagua. 2ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio. CH30 Rancagua. 3ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. Venezuela VE2 Oriente. 1ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio. VE4 Oriente. 2ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio. VE6 Occidente. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. VE8 Occidente. 2ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio. VE9 Sur. 1ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio. VE11 Sur. 2ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. VE13 Sur. 3ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio. VE15 Caracas. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. VE17 Caracas. 2ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio. Perú PE3 PE5 PE6 PE7 PE8

Andina. Andina. Andina. Andina. Andina.

3ª 3ª 3ª 1ª 2ª

generación. generación. generación. generación. generación.

F (Mujer). Instrucción superior. M (Hombre). Instrucción superior. F (Mujer). Sin instrucción. F (Mujer). Instrucción primaria. F (Mujer). Instrucción primaria.

La La La La

1ª 1ª 2ª 1ª

generación. generación. generación. generación.

M (Hombre). Nivel sociocultural medio. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. M (Hombre). Nivel sociocultural medio.

Bolivia BO1 BO2 BO3 BO5

Paz. Paz. Paz. Paz.

Ecuador EC1 Quito-Sierra. 2ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio.

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EC2 Sierra. 2ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural alto. EC5 Sierra. 3ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio. EC6 Sierra. 2ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. EC7 Sierra. 1ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural alto. EC13 Sierra. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. EC16 Sierra. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural alto. EC17 Quito-Sierra. 1ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural alto. EC18 Quito-Sierra. 1ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural alto. EC19 Quito-Sierra. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. EC20 Sierra. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. EC21 Quito-Sierra. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. EC22 Quito-Sierra. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural alto. EC24 Sierra. 2ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural alto. EC26 Loja. 1ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural alto. EC27 Loja. 2ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. EC28 Loja. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural alto. EC29 Loja. 2ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. EC30 Loja. 2ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural alto. EC31 Loja. 2ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. EC34 Costa. 3ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio. EC36 Costa. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. EC40 Costa. 1ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural alto. Guatemala GU1 GU2 GU3 GU5 GU7 GU8 GU9

Ciudad. Ciudad. Ciudad. Ciudad. Ciudad. Ciudad. Ciudad.

2ª 2ª 2ª 2ª 1ª 1ª 3ª

generación. generación. generación. generación. generación. generación. generación.

M (Hombre). Nivel sociocultural alto. M (Hombre). Nivel sociocultural alto. M (Hombre). Nivel sociocultural medio. F (Mujer). Nivel sociocultural medio. M (Hombre). Nivel sociocultural medio. M (Hombre). Nivel sociocultural medio. M (Hombre). Nivel sociocultural alto.

República Dominicana RD001 Rep. Dom. Seybo. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio (urbano). RD002 Rep. Dom. Seybo. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio (rural). RD007 Rep. Dom. Seybo. 2ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio (urbano). RD012 Rep. Dom. Seybo. 3ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio (urbano). RD013 Rep. Dom. Seybo. 3ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio (rural). RD018 Rep. Dom. Baní. 1ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio (urbano).

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RD019 Rep. Dom. Baní. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio (rural). RD024 Rep. Dom. Baní. 2ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio (rural). RD025 Rep. Dom. Baní. 2ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio (rural). RD030 Rep. Dom. Baní. 3ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio (urbano). RD031 Rep. Dom. Baní. 3ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio (urbano). RD035 Rep. Dom. Sto. Domingo. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio (urbano). RD036 Rep. Dom. Sto. Domingo. 1ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio (urbano). RD041 Rep. Dom. Sto. Domingo. 2ª generación. F (Mujer). Nivel sociocultural medio (urbano). RD042 Rep. Dom. Sto. Domingo. 2ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio (urbano). RD047 Rep. Dom. Sto. Domingo. 3ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio (urbano). RD048 Rep. Dom. Sto. Domingo. 3ª generación. M (Hombre). Nivel sociocultural medio (urbano).

2.2. USO DISTINGUIDOR DE LOS CLÍTICOS Y ALTERACIONES PRONOMINALES 2.2.1. Uso de los pronombres en zonas distinguidoras de caso 2.2.1.1. Alteraciones en las ciudades del macrocorpus, Ciudad de Guatemala y República Dominicana 2.2.1.1.1. Bogotá El uso distinguidor de los pronombres átonos es lo que predomina prácticamente en la totalidad del corpus de la norma culta analizado. Tanto para personas como para cosas, los pronombres usados son los de complemento directo: lo / la / los / las. Hemos contabilizado un total de 297 oraciones con pronombres en función de complemento directo (animados y no animados). 69 casos corresponden a referencias de persona, en las que se emplean mayoritariamente las formas del caso acusativo, ya que solamente entre ellas hemos hallado 12 de casos de uso de las formas le / les (un 4% del total de construcciones transitivas) y

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todos ellos de persona. La presencia del pronombre dativo se produce tanto en construcciones personales como impersonales. Las estructuras personales leístas aparecen con los verbos ayudar, fascinar, regir y servir: – Hoy día no encuentra uno quién le ayude (BO-9: 818). – A mí me gustaba mucho acompañarlo a él a los juzgados, a la oficina, ayudarle a preparar memoriales, me enseñó a escribir en máquina (B-10: 824). – Yo me comprometí con el dueño del terreno a ayudarle para que fuera un cementerio netamente católico (BO-11: 838). – Yo creo que un poco más de lo que ese núcleo de personas puede recibir, pero les estamos llegando al alma, porque la gente quiere ser más de lo que es; la gente quiere identificarse con personas mejores que ellas. Entonces, sí podemos dar un poco la moda un poquito estilizada y un poquito elevada para ellas, pero… pero eso les fascina (BO-4: 777). – A los pocos días puede salir de ahí y esos decretos también le rigen a él (BO-6: 791). – Uno está para servirles a todas (BO-11: 840).

La presencia del pronombre le con el verbo ayudar contrasta con el empleo acusativo del siguiente fragmento: – Muchas veces anexos a mi especialización los llevo por estimación a determinada persona, por ayudarla en determinado momento (BO-10: 825).

Junto a estas oraciones personales, consta la presencia de la construcción impersonal con se, que aparece con el pronombre le. Los verbos de estas estructuras son conocer, creer y mandar: – Las religiosas son muy mal juzgadas, porque no se les conoce (BO-11: 840). – Entonces en el año treinta se le cree adicto como tantos, como a tantos ingleses a… al Libertador (BO-6: 785). – América es un país de vagos. Al que pida limosna se le manda a las colonias, porque si tiene tiempo sobrante debe producir para la comunidad (BO-6: 791).

Uso que contrasta con el empleo acusativo en construcciones personales con los mismos verbos conocer y creer: – La historia de Brasilia tú la conoces mejor que yo, es interesantísima (BO-10: 831). – No sé cómo los padres de hoy, porque no los crean viejos, porque los crean al… al día, pueden dejar a los hijos tan desamparados ante esa… ofensiva de pornografía y de exaltación sexual (BO-13: 853).

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Por tanto, ayudar, conocer, creer, fascinar, mandar, regir y servir son los verbos que aparecen en estructuras leístas. De los cuales, ayudar, conocer y creer alternan el uso de ambos pronombres. 2.2.1.1.2. Buenos Aires Se caracteriza igualmente por el gran índice de uso distinguidor de los pronombres clíticos. De las 351 secuencias transitivas con clíticos en función de complemento directo (de las cuales 93 son de persona), solamente 17 casos optan por el uso no acusativo. 4 de ellos responden al leísmo académico. Las cifras muestran que el porcentaje del leísmo en este corpus es mínimo e insignificante (como en el caso anterior de Bogotá): constituye tan solo un 4,84% del total de las construcciones halladas: – Yo creo que a mí me tocó, no sé por qué, en fin, de avisarle a Carodi (BA-11: 988). – El latino, yo le conozco más, lógicamente el nuestro, ¿no?, pero el latinoamericano se destaca (BA-13: 1002). – A lo mejor ese trabajo le sugiere o le obliga a ver otros trabajos para poder comprenderlo [a uno] (BA-5: 928). – En algunos casos tiene bastante aplicación, pero, digamos, el mercado para los licenciados en Economía… o para los economistas es la administración pública. Entonces uno a veces también le rehuye un poco (BA-01: 874).

En la mayoría de los casos registrados la referencia es no personal. En casi todos se produce la construcción predicativa con el verbo llamar: – La gente de campo le llama “las casas” (BA-14: 1014). – Le llaman el tercer factor o hormona naturética (BA-5: 929). – De Canadá se trae la Hostein Frishen que aquí hace el holando, holando argentino le llaman (BA-7: 940). – Muchos millones de pesos por un… toro, un semental, como le llaman a veces (BA-7: 940). – No son lo que yo le llamo el fuerte interno (BA-8: 948). – Nosotros tenemos la casa principal… que en el campo le llaman el chalet (BA-14: 1014). – Frente a eso hay… lo que se llama un galpón… que está construido… con una división… le llaman galpón grande, galpón chico, y arriba un altillo… y todo eso con corredores (BA-14: 1014). – Le llaman así a la chata rusa… un carro de cuatro ruedas sin baranda (BA-14: 1015). – No le veo [el grabador a casete] en forma inmediata (BA-1: 870).

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En los ejemplos anteriores el verbo llamar pronominaliza de forma distinta al siguiente, que opta por el uso acusativo; aunque, evidentemente, su preferencia es por el pronombre de complemento indirecto: – Generalmente hay problemas que están… yo no sé si llamarlos de moda… que en que… mucha gente trabaja al mismo tiempo en todas partes (BA-5: 929).

Junto a los ejemplos con referencia inanimada, hemos hallado varios con un referente personal en femenino singular / plural: – A la mucama… como en el campo le llaman, la mucama del chalet… aunque no sea chalet… como le explico (BA-14: 1014). – Es decir, vos les llevás a las chicas, esa mía no, fue una especie de combinación, pero vos te llevás una serie de preguntas con el sí y el no (BA9: 957).

Según lo visto, los verbos afectados por la pronominalización no distinguidora son avisar, conocer, llamar, llevar 7, obligar, rehuir y ver. Los dos casos de construcción impersonal con se que hemos encontrado rigen dativo: – Y se le avisa [a la empresa] (BA-10: 975). – Ustedes saben que ahora obligan a la mujer a usar el apellido del marido (…). Se usaba por tradición acá en el país… ahora se le obliga usarlo (BA-14: 1018).

Junto con el leísmo, hemos encontrado, sorprendentemente, dos casos de laísmo: – Cuando esa pierna te queda hacia atrás y la tenés bien afirmada levantás la otra y la das vuelta (BA-3: 903). – Ya la digo [a usted] no puedo ser objetivo (BA-2: 898).

2.2.1.1.3. Caracas El uso distinguidor de los pronombres átonos es lo que predomina en la totalidad del corpus de Caracas. Tanto para personas como para cosas, el uso de los pronombres es el canónico. De 7 Como es de esperar, con referente inanimado este verbo aparece con acusativo: “Y la otra mano la llevás libre”. BA-3: 907.

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las 347 estructuras transitivas con pronombre clítico de complemento directo, solamente 13 pronominalizan le / les. Este último número supone un 3,7 % del total de las estructuras transitivas. La mayoría se refieren a un masculino singular de persona (leísmo académico). Dejar, madurar y supervisar aparecen en predicados personales: – Regañan, porque no le dejan… ir a tal parte, tú sabes, esas restricciones [Ruido de aviones] le parecen a uno como una desgracia, ¿no? (CA-14: 291). – Entonces nosotros motivamos… provocamos ciertos incentivos en el maestro, pero quienes les supervisan, quienes están por encima de ellos, no entienden (CA-07: 217).

Dejar aparece también con acusativo en otra estructura con infinitivo (en este caso con infinitivo transitivo): – Hay que pelear con mucha gente para que a uno lo dejen… trabajar y desarrollar algunas cosas… (CA-02: 164).

En el ejemplo siguiente del verbo madurar, se observa una vacilación entre ambos casos: – Una serie de experiencias que le iban a… lo iban a madurar a él emocionalmente […]; no quiere decir que él iba a ganarle al medio ambiente (CA-01: 156).

La mayor parte de los casos que optan por le / les se producen en construcciones impersonales con se 8: – Hay por lo menos asegurada una cierta… ¿cómo se diría?, un cierto… o… conocimiento mínimo, que debe conocer el profesor para poder enseñar, y por otra parte, se le ha adiestrado, entiendo yo, en una forma bastante aceptable también, en cuanto al uso de técnicas de trabajo (CA-07: 218). – Bueno, creo que… me parece bien que uno… se presente primero, ¿verdad?, no se le conoce y… vale la pena que se sepa… quién es la persona que está hablando (CA-07: 214). – El ser humano, pues, es el… es el capital principal de la sociedad, tiene una importancia muy destacada… cómo se pueda aprovechar esta persona… desde pequeña, pues, cómo se le puede guiar, cómo se le puede orientar (CA-09: 245). 8 D’Introno (1978) observa casos de alternancia de los pronombres de acusativo y dativo en estas estructuras.

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– Se les llama entonces para una actividad (CA-09: 240). – [Al individuo] se le llevó a un campamento y se le sometió a condiciones de miedo, hambres, fatigas… a través de experiencias programadas (CA-01: 156). – No solamente al niño… se le puede tratar así (CA-09: 247).

Por tanto, los verbos que aparecen en dicha construcción impersonal son adiestrar, conocer, guiar, llamar, llevar, orientar, someter y tratar. Todos ellos van acompañados de los pronombres le / les. No obstante, en otro tipo de estructura (sin se) conocer, llevar, orientar, someter y tratar aparecen únicamente con clíticos de complemento directo en nuestro corpus, opción que contrasta con lo anterior: – Hasta el punto que uno de mis más grandes amigos (…) lo conocí yo en los exámenes de primer año de bachillerato (CA-05: 194). – Si nosotros le damos a él la… oportunidad, o el Estado, o la empresa privada, de canalizar la… su… su perso… o sea, de canalizar la formación… de su personalidad, así lle… llevándolo y permitiéndole que él asista a otras sociedades (CA-1: 155). – Y como usted decía, si yo lo llevo a una orquesta sinfónica… y ya yo lo… lo he… lo he orientado hacia eso, le digo: “Mira, ¿aquel sonido? Ese es el clarinete (CA-12: 277). – Y… entonces, al tener el preescolar aquí, observar a los niños, a ellos por supuesto no les aplico las pruebas (…) las tareas a que los someto son una observación mucho más… sistemática (CA-09: 238). – Y cómo tratar a un obrero, que es una persona muy especial también, que no se puede tratar como nos podemos tratar a nivel universitario, ¿no?, que se supone que todos somos personas de alto nivel, etcétera, etcétera, sino que hay que tratarlos en una forma muy especial (CA-02: 172).

2.2.1.1.4. Lima En el corpus de Lima se han registrado 239 secuencias transitivas pronominalizadas9. Como se puede apreciar, es sobresaliente el empleo distinguidor de los pronombres de objeto, ya que solo un 3,7% de estas estructuras transitivas son leístas. Por tanto, escasas estructuras pronominalizan el complemento directo con le / les. Se trata de dos leísmos de persona en plural; el empleo de le con el verbo llamar más predicativo y de dos construcciones impersonales: 9 69 de ellas se caracterizan por una referencia de persona, que solamente en cinco casos se pronominaliza mediante un clítico no acusativo.

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– Y he seguido metido en el asunto de libros con otros proyectos, que la timidez de nuestras gentes… a veces no les ayuda a… a… impulsarlos, pero hay que seguir con los proyectos abiertos y trabajar sobre ellos… (LI-12: 1164). – Entonces era todo: “Hagan ustedes, miren ustedes, investiguen, ya, que el papá les busque, que la mamá los lleve” (LI-10: 1138). – Es la tesis de grado que le llaman (LI-2: 1035). – Hay las fiestas agrarias, ¿no?, que dependen to… le llamo agraria como puede ser del ganado también, todo lo que está relacionado a la tierra, ¿no? (LI-13: 1179). – Después de la muerte de Atahualpa, las… las ingas, les llaman, que eran sus compañeras, lloran y se desesperan (LI-13: 1183).

Los predicados leístas aparecen, por tanto, con los verbos ayudar, buscar, llamar en predicados verbales personales, y separar en la construcción impersonal con se: – Sí, se les separa por edades [a los niños]. O sea, lo ideal es, por ejemplo, separar cada medio año (LI-10: 1132). – Lo que trata es de demos… de demostrarle al alumno fundamentalmente cómo la literatura y el arte son, en parte muy grande, producto de su época, y cómo los dos van juntos y no… no se les puede separar (LI-6: 1088).

No obstante, los verbos ayudar, buscar y llamar aparecen con sus pronombres correspondientes, al contrario de lo que hemos observado en los ejemplos leístas: – Y no se le da la… el tratamiento indicado. Bueno, aparte de eso, te diré que… también tuve oportunidad de ir al archivo, porque… lo ayudé en algunas investigaciones a Perci que había que sacar, ¿no? (LI10: 1140). – Tomó su machete y se fue a buscarla a ella en la casa de su madre… (LI-06: 1083). – Lo llamamos el malecón Pardo (LI-1: 1024). – Está frente a la iglesia de Ancón, es muy fácil de ver cuando uno… una casa así que llama la atención, una torreta así, una especie de… mirador, no sé cómo llamarlo (LI-5: 1081). – Estuve allí en Filipinas, en Manila, cuando se hablaba mucho español en la parte central […] comercial y algunas personas de… lo llamaban entonces (LI-11: 1147). – La que llaman garúa en esta tierra. El llamarla en esta tierra ya indica que es un peruanismo, aunque no haya sido formado aquí, pero acuñado aquí, difundido aquí, que han echado raíces (LI-11: 1155). – Esa la llamo yo justamente, llamo Costa, sierra y montaña [publicación] (LI-11: 1156).

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Curiosamente, observamos un caso de presencia de lo con el verbo preocupar, cuyo sujeto es inanimado (predicado intransitivo con este tipo de sujeto): – He discutido con él algunas veces, le he dado incluso las razones de mi falta… de fe, porque a él lo preocupaba mucho (LI-13: 1185).

2.2.1.1.5. México En el corpus de México hemos hallado 423 oraciones transitivas con clítico. En la mayoría, el empleo de los mismos es el acusativo. 156 de estas construcciones contienen referencias personales para el complemento directo. En su inmensa mayoría se pronominalizan mediante los clíticos lo / la / los / las. No obstante, encontramos 35 casos de leísmo (23 de persona y 12 de cosa), número superior al de las otras ciudades, aunque supone únicamente un 8,2 % del total de los predicados transitivos. Entre ellos, 10 casos (con los verbos avisar, ayudar, ganar, jalar, llamar, saludar y ver) entrarían dentro de la etiqueta de leísmo académico: – Vi que estaba el maestro esperando a los alumnos. (…) yo fui a avisarle y le expuse cómo estaba el problema (ME-01: 6). – Un individuo que esté trabajando en cualquier profesión, simplemente… pues, ya reconoce lo que es un ácido, lo que es un álcali, qué es una cosa corrosiva, qué es una cosa de peligro, un reactivo que sea peligroso; o sea que, en lo general, le ayuda bastante (ME-02: 20). – Yo que entro, y que veo al que fue mi marido (…) haciéndole una observación a la persona que le ayudaba… a su empleada, ¿verdad?, y voltea y se me queda viendo (ME-14: 142). – El muchacho que me ganó iba a ir a Jamaica, pero yo sabía que yo le podía ganar a él (ME-01: 4). – Fui yo por mi lado, independiente; intervine en la competencia y le gané, lo cual vino a comprobar que le podía yo ganar (ME-01: 4). – Entonces, como llevaba careta y todo, pues ya el hombre resistía si le pegaban patadas, si le jalaban, si… (…), y una emoción terrible desde los niños que van a… al… los últimos pisos de… del teatro, de los niños que están en la primera fila (ME-04: 36). – No hay más que una sola verdad, universal: el Creador, llamémosle como sea (ME-12: 129). – Por lo del… policía, que le saludó al espejo, creyéndose que era su compañero (ME-13: 135). – Y él tenía unos ojitos muy… chiquitos ¡y de una perspectiva!; y no más se le quedaba viendo, viendo, viendo. Y ya cuando se fue, se despidió de mí, y me dice: “Te espero mañana en Mascarones a las cinco de la tarde”. “Sí, padre” (ME-14: 143).

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15 constituyen casos de leísmo no académico, tanto de persona como de cosa (últimos ejemplos). Los verbos son los siguientes: acompañar, captar, estorbar, hacer comprender, llamar y soltar. – Una señora andaba buscando una señorita, que le fuera a acompañar; así como especie de dama de compañía (ME-14: 141). – Y la señora M. y yo empezamos a ver, y con las manos me dice: “Somos mujeres; nos vamos a entender muy bien”. Correcto; pero llegaron los señores. […] Bueno, ahí, medio yo les iba captando (ME-09: 97). – El caso fue que ella mató a sus hijos para que no le estorbaran… digamos, para sus relaciones con el señor este (ME-03: 31). – Quizá venga un solo idioma que una a los hombres, que les haga comprenderse mejor (ME-12: 131). – A esa inmensidad, yo le llamo… le llama la ciencia, el universo, el cosmos, el macrocosmos. La religión le llama Dios, el Creador. Los no deístas, los que no creen en un dios, le llaman la naturaleza. Otras religiones, los musulmanes, le llaman Alá. La religión cristiana le llama Dios, el Creador; los musulmanes, Alá. Naciones budistas, pueblos budistas, orientales, le llaman Brahama. La antigua filosofía esotérica le llama el Absoluto, el Gran Todo, el Infinito (ME-12: 122). – Ese aliento es la vida, ese aliento es Dios. Para nuestros fines vamos a llamarle la vida, para los fines de nuestra plática (ME-12: 123). – Entonces había un curso que le llamaban propedéutico (ME-05: 48). – La filosofía también es una ciencia, si queremos llamarle a… a… al conocimiento, ciencia… ME-05: 53). – Actúan como cualquier ser humano (…). Les suelto un poquito y me van a pedir permiso para tardeadas (ME-06: 63).

De los anteriores, los verbos acompañar, ayudar, llamar, ver aparecen también con los pronombres correspondientes desde el punto de vista distinguidor, con lo cual alternan el leísmo y el no leísmo: – Me dijo el padre: “Te vas a ir con una señora; vive solita; es muy buena, muy rica. Quiere una señorita que la acompañe. Allí no tienes ningún peligro” (ME-14: 141). – Poco a poco el padre va entrando, pero en… en ¿qué le diría yo? Para socializar más al niño, precisamente, para ir rompiendo esa liga, para irlo ayudando a separarse de la madre (ME-08: 86). – De manera que si ella demanda un servicio de un… bueno, pues lo menos que puede hacer es corresponder, o tratar de corresponder. Pero claro, le… le digo… yo no tengo… tal vez, qué digamos, tendencia a ejercer una… una cierta autoridad como quieren algunas personas llamarla (ME-06: 61). – Se fueron al convento a buscar unas monjitas, que las ampararan… Y las encontraron, pero después de las diez de la noche, en que todo el mundo las veía; y las encontraron (ME-14: 147).

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El resto está constituido por oraciones impersonales con se: – Pero, llámesele… —el nombre es lo que menos importa— llámesele Dios, la Naturaleza, Alá, el Absoluto, el Gran Todo, el Infinito (ME-12: 122). – Es un hombre que… como profeta cumplió su misión, pero no se le adora, no se le venera (ME-07: 76). – La seña que recibió en la Biblia está muy clara, ¿verdad?, que él pide que se le ayude, porque él no puede vivir en el resto del mundo puesto que los hombres lo persiguen y lo matan. Entonces Dios, para evitarle eso, le puso una seña (ME-07: 74). – Porque entonces consiguieron ellos… varias… qué digamos… consiguieron varios beneficios, varias ventajas que ellos dicen. En primer lugar, el pase automático, este… que no se les cuide, que no haya comisiones de orden, que se les deje libres en los salones de clases (ME-06: 62). – Actúan como cualquier ser humano (…) se les debe facilitar vivir, claro, con ciertas limitaciones. Se les deja un poquito y ya piden más y más cada vez (ME-06: 63). – Pero, llámesele… —el nombre es lo que menos importa— llámesele Dios, la Naturaleza, Alá, el Absoluto, el Gran Todo, el Infinito (ME-12: 122).

Los verbos ayudar, cuidar, llamar y presentar (al margen de la construcción con se) aparecen con los pronombres de complemento directo: – Poco a poco el padre va entrando, pero en… en ¿qué le diría yo? Para socializar más al niño, precisamente, para ir rompiendo esa liga, para irlo ayudando a separarse de la madre (ME-08: 86). – Yo no he trabajado así; pero en el sentido de la rehabilitación, la tendencia es hacer que el niño actúe como cualquier chico normal, sin sobreprotegerlo, es decir, sin cuidarlo demasiado (ME-09: 89). – De manera que si ella demanda un servicio de un… bueno, pues lo menos que puede hacer es corresponder, o tratar de corresponder. Pero claro, le… le digo… yo no tengo… tal vez, qué digamos, tendencia a ejercer una… una cierta autoridad como quieren algunas personas llamarla (ME-06: 61). – Aquí en el veintitrés estoy con ellas. ¡Vente! Sirve que te las presento; nos estamos un ratito y luego vamos a donde tú quieras (ME-14: 142).

2.2.1.1.6. Santiago de Chile Se caracteriza por el empleo distinguidor de los pronombres clíticos casi en toda su totalidad. De las 340 construcciones transitivas con pronombres átonos en función de objeto directo (de las cuales 108 contienen referencia de persona), solamente en 5 casos se opta por el uso no acusativo (1,47%); por lo que el porcentaje

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del leísmo en este corpus es prácticamente nulo. Los ejemplos muestran este uso en los verbos avisar, corregir, entender y llamar: – Le avisó; no la esperó en la estación (SCH-12: 444). – Pero no le corrija a don Andrés Bello pues”. “¿Por qué?” —me dijo. “Porque él redactó el Código Civil (SCH-12: 432). – A ver, le voy… le voy a contestar lo que me preguntó a ver si le entendí. (Se desconoce el sexo del encuestador) (SCH-07: 378). – Miren, era tanto, que nosotros sentíamos que cuando llegaba… se le llamaba a las horas de comida, y volvía, tendido en la cama10 (SCH-14: 448). – Le llaman beneficio social a cualquiera otra prestación que se dé aparte de la asignación familiar (SCH-04: 353).

Hemos encontrado ejemplos con llamar acompañado de clítico de objeto directo: – El mismo Moreno elaboró una… podemos llamarlo una teoría de… sicológica (SCH-07: 383). – La investigación como… propiamente tal, yo no la… no… no le tengo mucha simpatía, la investigación científica pura, por llamarla así (SCH02: 311).

En las grabaciones sin transcribir, hemos registrado —de forma esporádica— leísmo y usos anómalos de lo y la en hablantes de nivel sociocultural medio: – Se les está educando a los jóvenes (CH4Santiago. 12: 27). – Cuando le falta algo y cree que Dios le ha abandonado [a usted] (CH9Santiago. 18: 30). – A uno la vida le va cambiando (CH07Santiago. 4: 35). – ¿Tú lo leíste las cartas? (CH7Santiago. 15). – También lo[h] puedo contar que me tocó el Servicio Militar en el ejército (CH14Santiago. 19: 28). – No la he leído lo último [la estadística] (CH18Copiapó. 6: 10).

2.2.1.1.7. San José de Costa Rica En cuanto a San José de Costa Rica, el uso distinguidor de los pronombres átonos es lo que predomina, como en las ciudades anteriores. Documentamos 389 construcciones transitivas con pronombre. 118 de estas oraciones transitivas contienen una referen10

Se refiere a un niño.

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cia de persona. Solamente 12 del total de las construcciones son formalmente leístas (el 3%). Los verbos hallados en estas construcciones de leísmo académico son los siguientes: administrar, avisar, ayudar, educar, llenar, malformar, orientar y perjudicar. Ayudar, administrar, avisar y llenar aparecen en construcciones personales: – Trabajó poco tiempo, a veces ahí en una tienda de una tía mía, que le ayudaba a medio administrarle (SJCR-02: 1505). – Cuando veía un chiquillo que era un chiquillo lerdo en el trabajo, entonces investigaba qué era el asunto; si le costaba mucho, que si tenía quién le ayudara; que si no tenía a nadie (SJCR-14: 1642). – Con un reloj de tiempo que le avise a uno (SJCR-06: 1548). – Para él el estudio, lógicamente, le llenaba (SJCR-14: 1653).

El resto se registra en la construcción impersonal con se: – Antes un padre sabía cómo educar a un hijo (…) Pues ahora no sabe uno si es mucho lo que le está dando, si es poco lo que le está dando, si, cuando se le da, se le está mal educando, se le está malformando o, cuando no se le da, más bien se le está perjudicando (SJCR-06: 1554). – Bueno, además yo creo que al… a… a un hijo se le debe orientar, se le debe enseñar lo que es la responsabilidad ante los demás y ante sí mismo (SJCR-03: 1516).

Por otro lado, llamar, mandar (‘enviar’) y tener aparecen en construcciones no aceptadas por la norma académica: – En el año sesenta y siete surgió dentro de la Iglesia católica un movimiento que le llamaron Movimiento de Renovación Carismática (SJCR01: 1497). – Lo que ven en el cine Reina. Es… No, yo les mando. Yo les exijo ir a ver una obra de teatro por semestre, pero soy la excepción. Nadie lo hace (SJCR-09: 1589). – Sí, vienen con esa idea de que vos les tenés que ayudar porque ellos tienen un problema (SJCR-08: 1576).

Los verbos ayudar, educar, llenar y mandar (con referencias personales) figuran en otros párrafos con sus pronombres correspondientes: – Yo la ayudaba en las materias mías y siempre andaba protegiéndola y dándole y… y… salvándole más de un problemita que ella tuviera, para que se fuera a quedar en educación física… (SJCR-14: 1644). – Y ese conocimiento se vuelve tan problemático que hace también difícil el poder educarlo (SJCR-06: 1554).

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– Pero a uno lo llenan mucho los nietos y, en realidad, uno siente una gran satisfacción (SJCR-11: 1620). – De hecho, cuando yo fui con el coro todo completo, tal vez muchos se enojaron, pero yo los mandé a ellos solos con una persona a cargo (SJCR01: 1498).

2.2.1.1.8. San Juan de Puerto Rico Hemos contabilizado un total de 300 construcciones con pronombres en función de complemento directo (animados y no animados). 80 casos poseen referencias de persona, en las que se emplea generalmente el acusativo. Entre las construcciones transitivas, hemos hallado 30 de casos de leísmo (10% del total) y casi todos ellos de persona. Los primeros casos poseen referencias masculinas singulares de persona en construcciones no impersonales. Los verbos son ayudar, llamar, nombrar y rodear: – Creo que el estudiante de histo… de taller tiene que estar consciente de la labor del historiador del arte que le está ayudando en gran manera a contestarse muchas preguntas que él no tiene tiempo para contestarse una investigación histórica este… extensa (SJPR-02: 1211). – Le es muy fácil revisarse a sí mismo y de hecho la… el éxito de la ciencia descansa sobre esa capacidad que tiene de revisarse a sí mismo, y de desprenderse de… de… de sus ideas, a base de las nuevas observaciones, y realidades que… que… que obtiene por los nuevos medios de investigación, o aparatos técnicos que le ayudan a comprender, y analizar la… la realidad (SJPR-06: 1253). – Podría citar a Luis Rafael Sánchez, que es un… escritor de mucha fuerza, ya; no hay que llamarle promesa, porque ya ha escrito una obra, como La pasión según Antígona Pérez, que es una obra redonda (SJPR07: 1264). – Los demás estudiantes allí aplaudían al que antes le llamaban, quizás, estofón y se reían de él (SJPR-08: 1268). – Vino el hábeas corpus y el abogado que le nombraron vio que… se enteró de que el juicio había durado cuatro semanas (SJPR-12: 1302). – Hacer o un robot legal, del que se gradúa abogado, un robot científico, del que se gradúa en Ciencias Naturales, y que no tenga ningún tipo de noción de las otras circunstancias que le rodean (SJPR-08: 1274).

Los siguientes ejemplos corresponden a pronominalizaciones con referencias personales masculinas plurales, femeninas o bien inanimadas: Los verbos afectados son ayudar, dirigir, enseñar, entrenar, exponer y llamar.

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Referencia personal – Entonces queda mejor habilitado para servir a cada una de las personas ya que ellas le abren de una manera más espontánea su corazón, desde el cual él puede comenzar a… a dirigirles y ayudarles, en la solución de cada uno de sus problemas (SJPR-06: 1258). – No creas que tampoco estuve de vaga, porque… me conseguí un grupo de niñas y señoras que estaban muy ansiosas de aprender a tejer, y les enseñé a tejer (SJPR-13: 1310). – Ahora los salones son pequeñitos; entonces había de cuarenta y cinco a cincuenta muchachos en cada salón, y uno le enseñaba, ¿ves?, por ejemplo, a hacer… (SJPR-14: 1317). – Nosotros preferíamos que usara su tiempo enseñándole a leer y a escribir a los conserjes (SJPR-08: 1273). – Traté de entrenarles en esto y traté de entrenarles en el uso correcto o por lo menos… —no, correcto no es la palabra que debo usar— en el uso adecuado del material para las necesidades expresivas de ellos (SJPR-02: 1217). – Hemos traído pianistas, compositores, también les exponemos (SJPR-08: 1272). – Educadores en salud, generalistas, como le llamamos nosotros, hay tres nada más (SJPR-13: 1314). (Con falta de concordancia).

Referencia no personal e inanimada – Eso en inglés le llaman el floor (SJPR-05: 1246). – De tal manera que puede dar lo que se llama órdenes. En algunos sitios quieren ser demasiado castizos y le llaman pedidos (SJPR-05: 1248). – Se fueron por un sitio que le llaman el Palo (SJPR-12: 1301).

Entre ellos, hallamos también dos casos del empleo de ambos pronombres junto al mismo predicado en el mismo párrafo. Se trata de los verbos enseñar y llamar: – Puedo trabajar directamente con ellos, enseñándolos lo más básico, enseñándoles a apreciar y a convivir con el arte (SJPR-02: 1214). – Esto es más a lo que yo le llamo el universalismo, que a llamarlo universalismo por encima de la copa, al árbol, y el árbol es más universal porque tiene un tronco, aunque sus hojas sean de diferente apariencia, y tiene unas raíces… (SJPR-07: 1262).

Se observa que en las construcciones impersonales con se que aparecen en el corpus se prefieren los clíticos de complemento indirecto. Las referencias son de todo tipo: de ambos géneros, de ambos números, humanas e inanimadas. Los verbos documentados son ayudar, constituir, convencer, llamar, permitir, premiar y preparar:

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– Van enumerando sus problemas, ¿verdad?, pues vamos a ver esos problemas, cómo los podemos resolver. ¿Verdad?, entonces se les ayuda, ¿verdad?, a ellos porque no los dejamos solos, pero que ellos ayuden… resuelvan esos problemas con los recursos que tiene la comunidad para resolverlos (SJPR-13: 1311). – Queda por discutirse la aceptación de la erre uvular, que Navarro Tomás cree que es de origen indígena y está muy… arraigada en la parte suroeste de la isla, casualmente donde quedó el núcleo más fuerte de indios, que finalmente se les constituyó en indios libres (SJPR-07: 1259). – Por lo general los padres siempre se les convence a la larga, ¿no? (SJPR02: 1212). – El tercer mercado y el cuarto mercado no son tales tercer o cuarto mercado, son parte del over the counter; pero son una parte especial que se le ha dado en llamar tercero y cuarto mercado (SJPR-05: 1247). – No es raro, o mejor dicho es completamente corriente, en los círculos que hemos nombrado anteriormente, que cuando se trata de esta clase de orden se le llame “orden de mercado”, o sea, traducirla literalmente de market order en lugar de usar el término… castizo (SJPR-05: 1243). – Pero la terminología, pues, suele ser pegajosa de manera que a esa serie de transacciones se le sigue llamando over the counter (SJPR-05: 1243). – Por una de esas cosas tradicionales se le llama por un término bastante pintoresco, se llama over the counter (SJPR-05: 1244). – En aquella época no se permitían las marchas dentro del campo. Ellos, como no se les permite marchar dentro del campus, se sientan frente al museo en una protesta pacífica (SJPR-01: 1199). – El estudiante también se le premia con dinero, porque dábamos premios en metálico… (SJPR-08: 1268). – La gente aquí tiene la idea de que mientras se es estudiante y se entra por esos portones para dentro, no se le puede dar ningún tipo de responsabilidad. Claro, y si no se le ha preparado para eso, solamente quizás se le ha preparado para bregar con tubos de ensayos, o para analizar obras de teatro, o para analizar literatura, o para defender casos en un estudiante de Leyes, etcétera, pero no se le ha preparado en las otras fases de la vida… (SJPR-08: 1270).

Por último, señalamos que los verbos ayudar, constituir, nombrar, preparar y rodear aparecen también con el clítico de complemento directo, en construcción personal: – Todavía a mí todas ellas, bueno, me escriben y me mandan felicitaciones en Navidad, y mira que hace tiempo que se fueron, que yo no las veo, y donde quiera que yo voy, hay una de ellas, ¡ave María!, se ponen tan contentas cuando me ven. Yo las ayudaba mucho con… lo mismo que tenía el hijo allí, ¿ve?, pues en cualquier… pues estaba yo para ayudarlos en Aguadilla (SJPR-14: 1321).

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– Esto significa que ninguna… persona en particular posee órdenes, y autoridades, que lo constituya en un agente especial y distinto de las demás personas que adoran y que constituyen la comunidad religiosa (SJPR-06: 1253). – Algunos miembros, conocidos entre la comunidad religiosa, alcanzan la… confianza de los demás miembros, los cuales a base de este hecho, los eligen y los nombran, para ocupar distintas funciones que son propias del cuerpo como tal (SJPR-06: 1255). – [a ellos] no solamente los preparamos (SJPR-13: 1312). – Quiere decir que el artista, por más abstracto que sea, no se puede liberar de la realidad física, de la realidad que lo… que lo rodea (SJPR02: 1213).

2.2.1.1.9. Ciudad de Guatemala y República Dominicana En Ciudad de Guatemala, de un total de 81 construcciones transitivas con clítico en función de objeto directo (en 35 de las cuales el pronombre posee una referencia personal)11, solamente hemos encontrado cuatro ejemplos leístas, lo que supone que un escaso 4,9% de los predicados transitivos oídos opta por los pronombres le / les como clíticos de complemento directo: – – – –

[a un chico] le fueron a amenazar con un arma (GU8, 6:15). [la religión] para que… le conozcan más (GU3, 11:10). La gente les ofrezca o les vea (GU1, 6:05). Su forma de vida les ha enseñado a ser así (GU7, 3:50).

En relación con el uso de los clíticos en este corpus, observamos también que cuando le se refiere al tratamiento cortés de segunda persona, no aparece duplicada la función de complemento indirecto [a usted] nunca. Hemos contabilizado un número aproximado de 18 ocurrencias. Veamos algunos ejemplos: – – – – –

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¿Qué le puedo decir? (GU1, 13:43). ¿Cómo le podría decir? (GU8, 0:53). No le podría decir (GU8, 2:45). Por serle sincero (GU8, 9:20). Solo así como le estoy contando (GU8, 14:57).

Se han seleccionado para su análisis las grabaciones que corresponden a los niveles medio y alto, por tanto, las grabaciones oídas son las siguientes: GU1, GU2, GU3, GU5, GU7, GU8 y GU9 (siete grabaciones de un total de nueve). Corresponden a informantes de Ciudad de Guatemala.

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En cuanto a la República Dominicana, hemos analizado 17 grabaciones que corresponden a hablantes de varias zonas del país (Seybo, Baní y Santo Domingo), que tienen un nivel sociocultural medio. En estas grabaciones sin transcribir hemos contabilizado unos 116 predicados verbales transitivos con clítico. Muy pocos contienen referencias personales (humanas), solamente 40 sintagmas verbales. Se destaca el uso distinguidor de los pronombres. Únicamente hemos hallado cuatro usos leístas, dos de ellos con el verbo llamar en estructura predicativa (el primero, impersonal): – – – –

Se le llama mascota [a un guante] (RD042Sto.Dgo. 8:32). Algunos le llaman aflautado12 (RD047Sto.Dgo. 8:22). Uno no tiene bien a quién creerle (RD012Seybo. 1:30). Si no tiene una gente al frente que le … lo vaya guiando (…) (RD025Baní. 8:57).

2.2.1.1.10. Conclusiones Los resultados de nuestro análisis nos llevan a corroborar que la presencia del leísmo es escasa en todos los corpus estudiados. En Bogotá (BO), de un total de 297 oraciones transitivas con pronombres átonos de tercera persona (todos ellos sintagmas definidos con el rasgo + persona) solamente el 4% son estructuras leístas; en su mayoría el uso es el permitido por la RAE. En el caso de Buenos Aires (BA), el porcentaje es un poco superior al anterior: de 351 casos de construcciones transitivas con clítico, un 4,84% del total presenta un uso desviado del pronombre. A diferencia del anterior, las referencias contienen tanto los rasgos [+animado] como [–animado]. Caracas (CA) presenta un porcentaje similar a las anteriores ciudades: el 3,7% de un total de 347 ocurrencias. La mayoría de las construcciones se refieren a masculinos en singular y de persona (leísmo académico). El material analizado de Lima (LI) pone de relieve el escaso leísmo. Solamente el 3,7% de un total de 239 casos de oraciones transitivas con clítico.

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Se refiere a un timbre de voz y forma de hablar.

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En cuanto a México, el porcentaje es un poco más elevado que el de las ciudades anteriores. Un 8,2 % de un total de 423 casos. Aún así, el porcentaje de estructuras leístas no es significativo en modo alguno. Estos predicados tienen referencias animadas e inanimadas. Santiago de Chile (SCH) destaca igualmente por la poca presencia del leísmo. De las 340 construcciones transitivas con clítico, solamente hemos registrado 5 casos leístas, de los cuales 2 (podría haber un tercero) coinciden con el leísmo académico. El porcentaje es de 1,47%. San José de Costa Rica (SJCR) presenta únicamente un 3% de leísmo (en su mayoría leísmo académico), contabilizado entre un total de 389 construcciones objeto de estudio. El corpus de San Juan de Puerto Rico (SJPR) contiene un porcentaje similar al de México: 30 de 300 construcciones optan por los pronombres le / les, es decir, un 10%. La mayoría se apartan de la norma académica. No obstante, sigue siendo una cifra poco significativa. Ciudad de Guatemala y la República Dominicana se han caracterizado prácticamente por la ausencia del mismo en las grabaciones orales sin transcribir. Dentro de este apartado, hemos incluido los casos de la construcción impersonal con se (se + clítico + verbo impersonal transitivo). Los resultados son sorprendentes y no varían de unos países a otros, en cuanto a las ciudades analizadas en estas líneas. En los únicos casos presentes en el corpus de Bogotá, se opta por le / les, tanto para referencias masculinas como femeninas. Los dos ejemplos de Buenos Aires pronominalizan referencias femeninas en el caso dativo. Caracas opta igualmente por le / les con referencias de ambos géneros. En los dos ejemplos hallados en Lima, se prefiere les (referencias animada e inanimada). El corpus de México contiene estructuras con referencias masculinas en singular y plural y en todos los casos se emplea le / les, tanto para animadas como inanimadas. En el corpus de Santiago de Chile, el único caso escrutado se refiere a un niño y se usa el pronombre le. En el material de San José de Costa Rica hay ejemplos que eligen le para remitir a un masculino singular de persona. También en todas las construcciones registradas en San Juan de Puerto Rico, aparecen le / les para señalar a referentes masculinos

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en singular y plural (no hay referencias femeninas)13. El único caso del corpus sin transcribir de la República Dominicana rige también le. Quisiéramos destacar que no hemos encontrado apenas el uso formal del pronombre le, referido a la segunda persona de cortesía. Los ejemplos hallados indican lo contrario. Solo hemos encontrado un caso con le en las grabaciones orales: – Cuando le falta algo y cree que Dios le ha abandonado [a usted] (CH9Santiago. 18: 30).

En cambio, la presencia del acusativo se observa de forma exclusiva en las ciudades del macrocorpus14: – Enc.— Bueno, doctor X., yo quisiera oírlo hablar a usted sobre las actividades del Ministerio de Relaciones Exteriores (BO-5: 777). – Me dice: “¡Hey, señorita! Mire, ¿usted sabe que hoy hice las torticas que a usted tanto le gustan? Y… y en cuanto se… iba a estar pendiente, cuando se termine el… el ejercicio… y se las voy a tener envuelticas y yo la voy a esperar por aquí” (CA-14: 298). – Le hacen: “Ve, ve cómo sí pasé, aunque usted me dejó, sí pasé. La obligaron a usted a pasarme a mí”. ¿Te imaginás? La autoridad y el respeto están en el suelo (SJCR-9: 1598). – El muchacho muchas veces salía con cosas… que a usted la hacían pensar. Y la hacían cuestionarse: si estaré haciendo bien o estaré haciendo mal (SJCR-14: 1637). – Si nosotros quisiéramos visitarlos a ustedes, tendríamos que hacer un preparativo (LI-5: 1077). – Me dijeron: “[…] estaríamos dispuestos… si usted pasa el examen de inglés, a entrevistarla y ver si se le puede diseñar una beca” (LI-8: 1131). – Entonces era todo: “Hagan ustedes, miren ustedes, investiguen, ya, que el papá les busque, que la mamá los lleve” (LI-10: 1146). – Y llegó José María y me dijo: “He conocido un amigo de usted, que dice que quiere verla de todas maneras” (LI-13: 1178). – “No, no, no. Sí, si Dios la tiene destinada… yo creo que Dios, a usted, la tiene destinada para formar una familia” (ME-14: 145). – “Carmen D. servidora”. “Pase usted, la están esperando” (ME-14: 146).

13

Para una visión más completa, véase el apartado 2.2.1.2.5. Incluso en La Paz, ciudad incluida dentro de las zonas no distinguidoras de caso: “No me gusta la vida social, no voy a ninguna parte. Yo he venido ahora por conocerla a usted, pero yo no voy a fiestas”. LP-11: 1462. 14

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2.2.1.2. Selección del caso pronominal en función del tipo de verbo y estructura gramatical En este apartado, rastreamos la selección del complemento directo e indirecto dependiendo del tipo de verbo y estructura gramatical; para contrastar los resultados entre las ciudades implicadas. 2.2.1.2.1. Verbos de acción o afección psíquica En relación con los verbos de afección psíquica (lexemas verbales de proceso de experimentación anímica), Gutiérrez Ordóñez (1999: 1879) establece dos tipos de estructuras posibles (agentiva e inacusativa): a) Agentiva. Construcción transitiva en la que el sujeto asume el papel de agente, y el complemento directo se interpreta como ‘término’ o ‘tema paciente’. b) Inacusativa. Construcción en la que el sujeto es inanimado y afecta a un ‘experimentante’ que se pronominaliza como complemento indirecto. En definitiva, es el valor de agentividad el que determina la rección del caso15: – Lo singular de estos verbos se halla en la alternancia de construcción de acuerdo con el valor de agentividad asumido por el predicativo (Gutiérrez Ordóñez, 1999: 1880).

Algunos de estos verbos forman parte del grupo de verbos ‘pseudo-impersonales’ de Alcina y Blecua (1975: 895). Se caracterizan por incluir sujetos inanimados pospuestos al verbo. Por tanto, se interpretan como estructuras no agentivas (ningún agente realiza la acción). En el caso de las estructuras biactanciales intransitivas, se ha señalado la ‘involuntariedad’ como rasgo característico, es decir, la ausencia de control voluntario de alguno de los componentes implicados sobre la acción verbal (Vázquez, 1995: 218; Gutiérrez Or15

En la estructura transitiva el sujeto se interpreta, por tanto, como agente o agente-causa, y la transformación pasiva es posible, frente a la intransitiva en el que el sujeto es no agente y la transformación pasiva es imposible (Gómez Torrego, 1993: 87-88).

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dóñez, 1999: 1880). Por su parte, Gutiérrez señala que dicho rasgo (presente o ausente) implica un significado distinto en el mismo verbo, con sujetos animados e inanimados. Este criterio se aplica a verbos como alegrar, convencer, desagradar, disgustar, distraer, entretener, estorbar, fascinar, halagar, inquietar, intrigar, molestar, preocupar, sorprender…: Los niños la molestan (= causar molestias). Los niños le molestan (= desagradar, resultar molestos). Por su parte, indica Fernández-Ordóñez (1999: 1325) que los verbos complacer, desagradar, disgustar, encantar, halagar, interesar, molestar y preocupar forman parte de un grupo de verbos de interpretación estativa, que se inclinan por el dativo. El acusativo, no obstante, aparece en oraciones que combinan un sujeto animado y aspecto perfectivo. Sin embargo, en Argentina, Chile y Perú está generalizado el uso del acusativo, según los datos recopilados por esta autora. En el caso de nuestro macrocorpus, encontramos ejemplos de verbos de afección que alternan ambos argumentos y otros que rigen un único caso, como veremos a continuación. El verbo molestar rige, efectivamente, dativo en Bogotá, Lima y San Juan de Puerto Rico. En todos los casos aparece el verbo con sujeto inanimado: – A X.X. le ma… le molesta que diga hobby (BO-6: 795). – Ella… decidió que no… quería seguir ninguna carrera, porque eso de que sus hermanas todas habían entrado en la universidad y sacado muy buenas notas a ella le molestaba sobremanera, y incluso en el colegio a ella le molestaba porque llevaba una tradición… de alumnas, digamos, muy destacadas (LI-8: 1117). – Esta actitud le fue molestando a los artistas (SJPR-2: 1214). – Es como ahora en las guaguas de la Autoridad, todo el mundo tiene que tener la cantidad necesaria, les pasará, y les molestará, pero al final se van a dar cuenta de que el cambio es fructífero y necesario (SJPR-9: 1281).

En cambio, en Buenos Aires (con sujeto inanimado) y Santiago de Chile (con sujeto animado) se pronominaliza un acusativo, lo que coincide con lo anteriormente observado por Fernández Ordóñez: – Lo que más se cuida es siempre es no… no molestar al enfermo y no… en fin… hacer algo que pueda perjudicarlo; solamente se prueban cosas que no lo molesten en absoluto (BA-5: 926).

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– Entonces él le dice que qué viene a hacer, que por qué viene ahí a molestarlo (SCH-12: 434).

El único ejemplo hallado del verbo complacer pertenece al corpus de Caracas. Al llevar sujeto animado, es el acusativo el argumento: – Unos… lo hacían simplemente por … complacerlo a él (CA-13: 285).

Como era de esperar, el régimen verbal de encantar, acompañado de un sujeto inanimado, determina la función dativo. Los ejemplos con este verbo han sido registrados en Buenos Aires, Caracas y San José de Costa Rica: – Y ellas están: «¿Señora, traemos El Quijote?» Por lo menos si no leemos… no vamos a leer mucho, pero ¿sabés qué?, que les encanta y se dan cuenta de que… que eso las favorece (BA-9: 963). – Hay personas que, bueno, les encanta el bochinche (CA-4: 191). – Hay personas que les encanta estar metidas en eso (CA-4: 191). – El peso de la deuda externa y el resto de cosas que a los economistas les encanta plantear (SJCR-5: 1542).

En cuanto a desagradar, Cano (1981: 338) destaca las vacilaciones de este verbo entre el complemento directo y el indirecto. Aparece el primero cuando el verbo adquiere el sentido de ‘causar un desagrado’; con objeto indirecto se da el sentido estativo de ‘no gustar’. El único ejemplo registrado en nuestro macrocorpus pertenece a Caracas. A pesar del sujeto inanimado, es el acusativo el que aparece tras una vacilación entre ambos pronombres. El sentido del verbo es el señalado por Cano para el acusativo: – Pero eso, chica, no… no sé le… lo desagrada a uno enormemente (CA4: 185).

Preocupar pronominaliza ambos casos en nuestros ejemplos. En todas las oraciones el sujeto es inanimado y la pronominalización es diferente. Buenos Aires, Santiago de Chile (sorprendentemente) y San José de Costa Rica optan por el dativo. Lima, en cambio, presenta el acusativo: – A uno puede preocuparle pero por otra razón (BA-12: 1001). – La política es muy interesante, pero otras cosas de tipo… importante, por llamarlo así, no le preocupan (SCH-2: 313).

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– Se necesita gente que… que no tenga otras aspiraciones, ¿verdad?, que no le preocupe (SJCR-11: 1618). – Porque a él lo preocupaba mucho [la falta de fe] (LI-13: 1185).

El verbo interesar rige siempre dativo (Buenos Aires, Caracas, Lima, México, Santiago de Chile y San Juan de Puerto Rico), salvo en un caso de Santiago de Chile (el último ejemplo). En todas las ocurrencias el sujeto es inanimado; lo cual podría explicar la casi exclusiva presencia del dativo. Por los ejemplos escrutados, parece que el orden del argumento y el sujeto respecto del verbo es indiferente para la elección del pronombre16: – A veces pienso que más que… es decir, lo privado puede… puede incidir mucho en que… que… que les interese el alumno como contribuyente (BA-1: 871). – Y, el día de mañana el… gobierno (…) lo tendrá alguien que le interese la política de la economía (BA-2: 891). – Hay quienes le interesen los paisajes (BA-2: 898). – Solamente la propaganda cuida un poquito de eso, como le interesa que la idea quede clara… (CA-9: 242). – A los veinticinco años… no… y hoy no se entiende tan fácilmente ese tipo de razonamientos, no le interesa (LI-8: 1114). – La tercera sí trabaja en una compañía de aviación, lo cual… le interesa mucho (LI-11: 1153). – Está enamorada la niña, ¿no? No le interesa nada (ME-9: 91). – Pero no, no, otra cosa más… ¿No sé si les interese a ustedes? (ME-9: 93). – El alumno, en este momento, si elige una posibilidad, realmente tendría que seguir lo que a él le interesa; si se ve desplazado de esa posibilidad (SCH-2: 317). – No existe ningún problema a que… en un sistema de tutoría, por darle un nombre, este alumno pueda desarrollar algo que a él le interesa (SCH2: 318). – Son como fríos y distantes y… no les interesa hablar francés, o inglés, mejor dicho, no les interesa hablar inglés (SJPR-3: 1224). – Es como el que echa quince centavos y saca una lata de… de refrescos. Lo que le interesa es el refresco, no la máquina que se lo dio (SJPR-8: 1276). – Las niñas iban como de favor; no les interesaba nada (SCH-14: 448). – El año pasado yo les hice una encuesta y, en… en primer lugar, lo que más los interesó a ellos fue… el alunizaje (SCH-11: 421).

Por otra parte, consolar e impresionar se incluyen dentro del listado de verbos en los que predomina la interpretación agentiva, 16

Véase Fernández-Ordóñez (1999: 1325).

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por lo que suelen regir acusativo, tanto en el español estándar europeo como en Argentina, Chile y Perú; en cuyos países (según los datos recopilados por Fernández-Ordóñez), se emplea incluso cuando el sujeto inanimado aparece pospuesto al verbo (p. 1325)17. Nuestros ejemplos confirman dicha teoría, y amplían esta preferencia a Lima, México y San Juan: – Él soltaba el llanto y no había modo de consolarlo (LI-10: 1141). – Hizo una alusión a que un colegio tan disciplinado y organizado en el esfuerzo particular realmente lo había impresionado (LI-14: 1189). – Por mi parte, [a los alumnos] (…) no trato de impresionarlos con mi cargo (ME-6: 64). – Terminé un bachillerato en Humanidades (…) lo cual obviamente los impresionó a mi familia (SJPR-2: 1211).

Aunque no se encuentran en el listado de Fernández-Ordóñez, nuestro corpus ofrece otros predicados de sentido de afección anímica y similar. Añadimos a este listado: abochornar, absorber, aburrir, afectar, agradar, agradecer, aguantar, apantallar, asustar, atraer, chocar, conmover, dañar, defraudar, embargar, entusiasmar, estimular, frustrar, estorbar, invadir y perturbar. Estorbar rige dativo en México con sujeto animado: – Ella mató a sus hijos para que no le estorbaran… digamos, para sus relaciones con el señor este (ME-3: 31).

Entusiasmar y perturbar presentan estructura transitiva. El primero en Caracas (con sujeto animado); y en Santiago de Chile (animado); el segundo en Buenos Aires (sujeto inanimado): – Ellos (…) haciendo la actividad con agrado, poniendo música de fondo… entusiasmándolos, animándolos a que hagan, por ejemplo… montarse en el tubo (CA-9: 240). – Yo siempre tenía alguna cuestión, así, una cosa para entusiasmarlas, pero ni así y todo (SCH-14: 448). – Mi hermano (…) entonces, para allá escribió; había unos congresos de… donde había… unas exposiciones y congresos filatélicos, y los entusiasmaban como diciendo: “Tráigalas para acá, que aquí hay ocasión de venderlas” (SCH-14: 453). – Intoxicada por la infección que tenía ella en su útero… por las toxinas microbianas que… la estaban perturbando (BA-12: 992).

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Tipo A Pedro lo inquieta / asombra /asusta la creciente venta de heroína.

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Agradar aparece con dativo en un ejemplo de Santiago de Chile. El sujeto es inanimado: – Creo que eso es muy importante, o sea, cuando uno lee, que a uno le agrade lo que lea (SCH-1: 305).

Chocar presenta una ocurrencia transitiva en Lima (sujeto inanimado), invadir y apantallar en México (sujetos inanimados): – La muerte de ese hijo lo chocó enormemente (LI-5: 1074). – En el hombre mismo parece como que cierta nostalgia lo invade, cierto escepticismo, al fin de año (ME-12: 124). – Esperé la contestación. Parece que eso los apantalló, aparentemente. No me dijeron nada (ME-1: 7).

Por otra parte, chocar rige dativo en un ejemplo que corresponde a San Juan (sujeto inanimado): – Tengo una estudiante norteamericana cuyo color le choca a mis estudiantes latinos (SJPR-2: 1212).

Afectar18 y embargar (con sujeto inanimado) aparecen con dativo. El primero en Santiago de Chile y San Juan, el segundo, en México: – Al chileno normalmente le ocurre que las cosas le afectan muy poco (SCH2: 313)19. – El educador en salud ayuda a la gente a estudiar los problemas de salud, que le afectan, y los guía para que los resuelvan ellos mismos (SJPR-13: 1311). – Antonio le afectó mucho la muerte de su papá (SJPR-14: 1320). – El hombre se despoja de ese escepticismo de fin de año, los últimos días del año, esa nostalgia que le embargaba (ME-12: 124).

Según nuestros ejemplos, abochornar (San Juan de Puerto Rico), absorber (San José de Costa Rica), aguantar (San Juan), asustar (San José, con sujetos animado e inanimado), atraer20 (Santiago de 18

Gómez Torrego (1993: 91) incluye este verbo dentro de los casos de inseguridad en lo que al régimen del verbo se refiere. A pesar de ser considerado un verbo transitivo, el valor agentivo del sujeto poduce la pronominalización con formas de dativo. Su transformación pasiva resultaría extraña. 19 Contreras (1974: 167) incluye este verbo en el listado de verbos de procesos psíquicos que podrían preferir el dativo. 20 Ídem.

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Chile), conmover (San José, con sujeto inanimado), convencer y dañar (Santiago de Chile, sujeto animado), defraudar (San José), estimular (Santiago de Chile) y motivar (Bogotá, Caracas y Lima, con sujetos inanimados) rigen acusativo. Con excepción de lo indicado previamente entre paréntesis, el sujeto de estas estructuras es animado: – Yo nunca me… me… ni los abochorné delante de nadie, ni los regañé delante de nadie (SJPR-14: 1318). – [Los nietos] incluso lo absorben más a uno que los hijos (SJCR-11: 1618). – Es… terrible, porque está lleno de esos americanos turistas que… ¿quién los aguanta? (SJPR-4: 1241). – Explotó una… una bomba de… de… de estas de turno. Y a él lo asustó mucho (SJCR-8: 1571). (Sujeto inanimado). – O sea, hay niños que los va a asustar más, como hay chiquitos que los asustan más los payasos que otros. Pero son cosas que los asustan (SJCR8: 1571). (Sujeto anim. / anim. / inanim.). – Ahora yo siento que la gente que está criando adolescentes eso es lo que los tiene más asustados (SJCR-8: 1580). (Sujeto inanimado). – Aun cuando uno quisiera ponerle atractivo a las clases —¿cómo… cómo expresar?—, hacerles un poquito como de… de chiste para… de conversación familiar como para atraerlas, ¡inútil! (SCH-14: 447). – En… en ese juzgado él vivió los problemas de lo que era la delincuencia infantil (…) Y eso lo conmovió mucho (SJCR-13: 1634). (Sujeto inanimado). – He empezado entonces por convencerlos a ellos (SCH-11: 309). – Hay alguna gente que no es muy equilibrada, que la dañan (SCH-1: 309). – O sea, salí porque realmente uno tenía un concepto de… de… la disciplina y de… la responsabilidad muy grande y yo sabía que no podía defraudarlos dejando una carrera botada a medio palo (SJCR-10: 1598). – En este momento tenemos contratistas de… de CORVI (…) desp… con… con… después de haberlos estimulado a que hicieran grandes trabajos (SCH-11: 418). – Tengo que darles todo esto en una forma sintética y, si se pudiera decir, un poco predigerida, pero estimulándolos siempre a fondo (SCH-11: 420). – Enseñanza de historia o de conocimiento del país que les… pues, les haga impacto o los motive para tener afecto al país [a mis hijos] (BO-9: 819). (Sujeto inanimado). – Los cursos que se le han dictado a ellos… (…) creo que los han… motivado bastante (CA-7: 217). (Sujeto inanimado). – Se sentían entusiasmados; eso los motiva más. LI-4: 1064. (Sujeto inanimado).

Aburrir y perjudicar (San José) aparecen con dativo (aunque hay que tener en cuenta que este último aparece en una construcción

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impersonal con se) y frustrar, en el mismo corpus, rige ambos argumentos (dativo con inanimado y acusativo con sujeto animado): – Ya ahora uno le compra a los hijos de eso y como que no les hace gracia, ¿verdad? Bueno, el primer día andan así, juegan así, pero después como que les… les aburre, ¿verdad? (SJCR-7: 1561). – Antes un padre sabía cómo educar a un hijo (…) cuando se le da, se le está mal educando, se le está malformando o, cuando no se le da, más bien se le está perjudicando (SJCR-6: 1554). – Entonces puede ser que… que hasta le frustren a uno los planes que tenía, pero esa frustración es solamente buscando el beneficio de uno mismo (SJCR-6: 1552). – Entonces a mí se me quedó una sobrina de S., por ejemplo, que vivía aquí, una gordita, y me odia para toda la vida y donde me ve sale corriendo. Yo no sabía. Dice que yo le maté la vida, que la frustré, que la hice pedazos (SJCR-9: 1589).

2.2.1.2.2. Construcciones con infinitivo Nos referimos a las construcciones causativas, constituidas por un verbo personal regente y un infinitivo. El primero actúa semánticamente como causa (directa o indirecta) de la acción expresada por el infinitivo. El complemento del verbo regente es a la vez sujeto del infinitivo. Desde el español antiguo, estas construcciones ofrecían dos posibilidades (a diferencia del latín temprano) según pronominalizaran en acusativo o en dativo (Alfonso 1997: 14-15)21.

21 En latín clásico, el caso regido era el acusativo, aunque en el latín tardío empieza a surgir también el dativo cuando el infinitivo subordinado posee ya un complemento directo “aparentemente como un mecanismo para marcar la jerarquía sintáctica, semántica y pragmática en la competencia entre los dos objetos, uno animado y el otro inanimado”, procedimiento que heredan algunas lenguas romances como el francés o el italiano, a parte del español —que ha sido todavía más innovador en su evolución— (Alfonso 1997: 14-18, la cita está en la p. 18). Desde el español antiguo, estas construcciones ofrecían dos posibilidades, según pronominalizaran en acusativo o en dativo. El estudio realizado por la autora pone de manifiesto los factores que confluyen en la elección del caso desde los orígenes de la construcción en español. Son de diversa naturaleza: sintáctica (la transitividad / intransitividad del infinitivo subordinado), semántica (grado de coerción que ejerce el causante sobre el causado) y pragmática (colocación jerárquica de los participantes en la causación). Desde esta perspectiva, el acusativo va asociado a un infinitivo intransitivo, a la causación coercitiva o a la

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Según Fernández-Ordóñez (1999: 1326), los verbos suasivos [sic] y de influencia con oraciones de infinitivo actualmente también presentan variación en el caso que pronominaliza el sujeto del infinitivo. La elección entre el acusativo y el dativo depende del mismo verbo y de las características de la oración de infinitivo. De este modo, permitir, prohibir, impedir, proponer, mandar, ordenar pronominalizan el sujeto en dativo (Su padre le permitió ir al cine). En cambio, las estructuras en las que el infinitivo va precedido de preposición, lo hacen en acusativo. Los datos recopilados por la autora apuntan a que esta es la distribución más generalizada en Andalucía, Canarias y América. Si bien en las zonas distinguidoras de la Península y en áreas arcaizantes de Canarias y América es el dativo el que pronominaliza el sujeto en cláusulas dependientes de verbos como obligar, autorizar y animar (Su jefe le autorizó a marcharse). Esto se debe a que esas áreas han conservado el uso antiguo, el cual requería regularmente el dativo22. De hecho, en algunas macrozonas dialectales, entre las que figura América del Sur, mandar está desplazando el dativo en pro del acusativo si el infinitivo es intransitivo (los mandaron irse a la cama)23, debido a que este verbo adopta el comportamiento sintáctico de los verbos hacer y dejar. Ambos rigen acusativo si la oración del infinitivo es intransitiva, y dativo si es transitiva (La madre no la dejó subir al tobogán / La policía les hizo sacar el coche de la acera). No obstante —sigue añadiendo la autora— hay zonas en España y en América donde aparece el acusativo con infinitivo transitivo, minoritariamente en Andalucía —según los datos de Cano— y en Canarias y América de forma más extendida (Fernández-Ordóñez, 1999: 1327):

colocación del causado en posición inferior. Por el contrario, el dativo se relaciona con un infinitivo transitivo, una causación tenue, no coercitiva (indirecta) o el causado está conceptualizado como jerárquicamente superior. Cualquiera de estos factores puede intervenir en la elección del caso (Alfonso 1997: 28). Sería interesante un estudio más pormenorizado de las perífrasis causativas actuales en el que se aplicaran los parámetros de la autora. 22 Véase Lapesa (1964: 58-86). 23 Cano (1981: 145 y 351) indica que con mandar es posible la pronominalización acusativa cuando el verbo subordinado es intransitivo. No obstante, se prefiere la rección del complemento indirecto; en especial cuando el verbo subordinado es transitivo: Le mandó traer unos dulces. / ?Lo mandé traer un libro.

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– Ello es atribuible a que las perífrasis causativas muestran una evolución desde los ejemplos más antiguos, en que el dativo parece haber sido el caso más generalizado para pronominalizar el sujeto del infinitivo con cualquier verbo causativo, hasta el momento actual, en que ciertas áreas y para ciertos verbos (hacer, dejar, en menor grado, mandar) están sustituyendo el dativo primitivo por el acusativo.

Para Cano (1981: 349), la aparición del dativo con el verbo dejar respondería al fenómeno del leísmo, muy extendido cuando el infinitivo subordinado es transitivo y lleva su propio complemento directo, dando lugar a las vacilaciones entre ambos pronombres: Lo / le dejaron traer su libro. En nuestro corpus hacer y dejar pronominalizan el sujeto de la oración de infinitivo intransitivo (o sin complemento directo explícito) mediante el clítico de acusativo. Así podemos verlo en los ejemplos siguientes de Bogotá, Buenos Aires, Caracas24, México, Santiago de Chile y San Juan de Puerto Rico: – Todos los padres salen allá con sus bebés a hacerlos gatear, de triciclos, de bicicletas, de patines (BO-10: 833). – Ahora no sé si es por comodidad, porque la novela produce una comodidad, lo deja vagar un poco al individuo, lo hace pensar menos (BA-6: 936). – En Mendoza cuando se los hace esperar generalmente och… seis días, una semana (BA-7: 947). – El hombre era educado para crecer rápidamente, porque él era el hombre, el que salía adelante, el responsable de millares de cosas… eso lo hacía crecer… (CA-10: 261). – Pues, con tantas preguntas lo hacían estudiar a uno (ME-2: 20). – Entonces, por ejemplo, uno tiene un conflicto tremendo con la madre, ¿ah?; entonces, lo hacen vivir y actuar una escena… consciente; esto es totalmente consciente; nada de hipnosis; no se usa hipnosis aquí; nada, nada, nada de eso… (SCH-7: 383). – También estoy exigiendo en mis cursos de… de taller, un poco más de conocimiento histórico. No se ha acostumbrado hasta ahora, pero los estoy haciendo leer (SJPR-2: 1213).

Por el contrario, la elección es la del dativo en las siguientes oraciones correspondientes al corpus de Caracas, México y Santiago de Chile. En Caracas y Santiago de Chile, se trata de la 24 D’Introno (1978) registra la alternancia de lo y le con estos verbos en el español de Venezuela, dualidad que desaparece en las construcciones impersonales con se.

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construcción impersonal con se, lo que explicaría la aparición del dativo: – Se le hizo vivir solo (CA-1: 156). – Quizá venga un solo idioma que una a los hombres, que les haga comprenderse mejor (ME-12: 131). – Primero se hace un estudio previo de la problemática del sujeto… Entonces, se le hace actuar a él, se le hace como vivir así (SCH-7: 383).

En el caso de infinitivos transitivos, aunque lo general es el uso del pronombre dativo, hemos encontrado acusativo y dativo en nuestro material. De este modo, consta un ejemplo de construcción impersonal con dativo en Caracas y Santiago de Chile: – Se le hizo preparar su comida (CA-1: 156). – Se le hace jugar distintos roles (SCH-7: 383).

Usos que contrastan con los ejemplos siguientes (correspondientes a Caracas y Santiago de Chile), en los que aparece el acusativo con infinitivo transitivo, como es habitual en América, Canarias y minoritariamente en Andalucía occidental (Cano 1981: 349-350). Por las informaciones recogidas por Fernández-Ordóñez (1999: nota 18) hacer con acusativo se ha registrado en Chile y Perú. Nuestros ejemplos amplían la lista a Caracas: – El hecho de saber dónde están (…), y lo… lo hace tomar, de repente, un camino diferente como me tocó a mí (CA-3: 175). – Se puede recurrir al otro truco de hacerlo jugar el rol de… del hijo agresivo (SCH-7: 383).

Cuando el infinitivo va precedido de una preposición obligatoria, se pronominaliza el sujeto del infinitivo en acusativo. Es la rección más generalizada en Andalucía, Canarias y América (Fernández-Ordóñez, 1999: 1326), y viene confirmada por los ejemplos de nuestro corpus, que corresponden a las ciudades de Bogotá, Buenos Aires, Caracas, México, Santiago de Chile y San Juan de Puerto Rico: – Enseñanza de historia o de conocimiento del país que les… pues, les haga impacto o los motive para tener afecto al país, ¿no? [a mis hijos] (BO-9: 819). – Ahora esté… justamente el otro día estaba hablando con un colega que…(…); y lo acompañé a tomar exámenes (BA-1: 871).

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– El ama de casa, hoy… en día vive duro, (…) y si no tiene la suerte de encontrar un marido que comprenda eso (…), y de tanto en tanto la invite a salir y la trate un poco como novia (BA-8: 949). – Ellos (…) haciendo la actividad con agrado, poniendo música de fondo… entusiasmándolos, animándolos a que hagan, por ejemplo… montarse en el tubo (CA-9: 240). – Entonces contrataron a un grupo de ingenieros, los reunieron y los pusieron a desarrollar la tecnología… de todos los vidrios de automóviles (CA-2: 164). – El primer choque está en… cuando a uno lo ponen a trabajar con una secretaria (CA-2: 171). – Yo he procurado que este programa (…), no se limite a… a enseñarlo… a bailar, no se limite a enseñarlo a hacer títeres, no se limite a enseñarlo a nadar [al niño] (CA-3: 175). – Uno puede ayudarla a superarse por una parte, y uno puede ayudarse u… a triunfar [a la secretaria] (CA-3: 178). – Lo mandaron a hacer mucha maniobra [al muchacho]25 (CA-6: 207). – Ellos son los primeros que lo obligan a uno a hacer una clase de ciencias naturales en un aula (CA-7: 218). – Para socializar más al niño (…), para irlo ayudando a separarse de la madre (ME-8: 86). – Son ellas las que, en realidad, forman los hijos, los impulsan a estudiar (SCH-5: 361). – El primer semestre yo di un curso de introducción al dibujo, y mi interés primordial fue enseñarlos a usar todos sus cinco sentidos (SJPR-2: 1216).

La excepción se produce en zonas distinguidoras peninsulares y áreas arcaizantes de Canarias y América, donde aparece el dativo por conservación del uso antiguo intransitivo. En nuestro material hemos hallado varios casos con dativo, que corresponden al corpus de Buenos Aires, Lima, México, Santiago de Chile, San José de Costa Rica y San Juan de Puerto Rico: – A lo mejor ese trabajo le sugiere o le obliga a ver otros trabajos para poder comprenderlo (BA-5: 929). – Les enseñaban a estas mujeres a coser (LI-8: 1110). – Le enseñaban a uno a contarle un cuento al chiquito (ME-10: 100). – Se les debiera enseñar a pegar ladrillos (SCH-11: 416). – Enseñarle al hijo a ser su propio yo (SJCR-3: 1513).

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Con el sentido de ‘enviar’. Véase Cano (1981: 144).

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– Enseñándole a leer y a escribir a los conserjes (SJPR-8: 1267). – Y uno le enseñaba, ¿ves?, por ejemplo, a hacer… (SJPR-14: 1317). – Me conseguí un grupo de niñas y señoras que estaban muy ansiosas de aprender a tejer, y les enseñé a tejer (SJPR-13: 1310).

Como vemos, ejemplos de Bogotá, Buenos Aires, Caracas, México, Santiago de Chile y Puerto Rico se adecuan a la norma general del uso del acusativo. Los verbos regentes son animar (Caracas), motivar (Bogotá), acompañar (Buenos Aires), invitar (Buenos Aires), poner (Caracas), enseñar (Caracas, San Juan de Puerto Rico), ayudar (Caracas, México), mandar (Caracas), obligar (Caracas), impulsar (Santiago de Chile). Por el contrario, en las oraciones últimas se opta por el dativo. Los verbos regentes de estos ejemplos son obligar (Buenos Aires) y enseñar (Lima, México, Santiago de Chile, San José de Costa Rica y San Juan de Puerto Rico). Este último verbo aparece, por tanto, con ambos casos en el corpus de Caracas y Puerto Rico26. Los verbos de percepción con infinitivo presentan igualmente vacilaciones en la elección del pronombre. Fernández-Ordóñez (1999: 1327) afirma que en este grupo, al igual que ocurre con los verbos dejar y hacer, el sujeto se pronominaliza en acusativo si el infinitivo presenta una estructura intransitiva y en dativo si es transitiva. Sin embargo —añade la autora— el uso del acusativo en el segundo caso (con verbos transitivos) está generalizado en Aragón, La Mancha, Andalucía, Canarias, América Central, Perú, Chile y Argentina. Por nuestra parte, poco podemos aportar, ya que los ejemplos con esta construcción son escasos. Tan solo hemos podido recoger un caso transitivo de Santiago de Chile (acompañado, por tanto, del pronombre acusativo lo), y una oración de Puerto Rico (también con el mismo pronombre) intransitiva: – La única imagen que tiene el niño, de… el niño, de su padre, es cuando lo veía fumar pipa (SCH-3: 326). – Poco tiempo lo veíamos salir caminando por sus propios pies [al paciente] (PR-13: 1308).

26 En las grabaciones orales de Guatemala se encuentran dos casos con le (§2.1.1.9).

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2.2.1.2.3. Verbos de régimen reinterpretado Se trata de verbos transitivos cuyo régimen habitual en latín o español antiguo era el dativo, y que en el español moderno han ido pronominalizando en acusativo. Son verbos como ayudar, aconsejar, avisar, enseñar, obedecer, picar, reñir y temer27. La permanencia o transformación del régimen ha dependido del verbo y de las áreas geográficas. Las zonas distinguidoras del norte y centro peninsulares suelen conservar el régimen originario dativo. La alternancia de ambos casos se detecta en Andalucía y Canarias, mientras que la generalización del acusativo ha sido señalado en América, sobre todo, en el cono sur (Fernández-Ordóñez, 1999: 1330-1331). Según la información recopilada por la autora, ayudar pronominaliza en dativo el objeto animado (independientemente de que sea acompañado de una oración de infinitivo introducida por la preposición a) en la mayor parte de las zonas distinguidoras españolas, áreas canarias, México y América Central. En cambio, en Andalucía occidental, Canarias y Sudamérica aparece el acusativo como solución preferente o única. En nuestro corpus de Bogotá, conviven ambas recciones. El dativo se emplea para referencias masculinas, y el acusativo para el femenino: – Yo me comprometí con el dueño del terreno a ayudarle para que fuera un cementerio netamente católico (BO-11: 838). – Estoy empeñada también en unos negocios civiles y penales que, como te digo, muchas veces anexos a mi especialización los llevo por estimación a determinada persona, por ayudarla en determinado momento (BO-10: 825).

Ambos pronombres conviven en Lima, donde hallamos un caso con les y dos ejemplos con lo / los: – Puesto en manos de… de Venezuela y Perú, que eran quienes habían auspiciado esta edición. Y he seguido metido en el asunto de libros con otros proyectos, que la timidez de nuestras gentes… a veces no les ayuda a… a… impulsarlos, pero hay que seguir con los proyectos abiertos y trabajar sobre ellos… (LI-12: 1164). – Tuve oportunidad de ir al archivo, porque… lo ayudé en algunas investigaciones a Perci que había que sacar (LI-10: 1140). 27

Véase Gómez Torrego (1993: 85-86).

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– A la vez también se les va a dar una charla por una persona especializada sobre nutrición, sicología, pediatría… que los ayuda a ellos también a poderse desarrollar mejor dentro de su hogar, ¿no? (LI-10: 1143).

El corpus de México presenta ambas recciones. En el primer ejemplo aparece el pronombre acusativo, frente al resto de casos, en los que se pronominaliza el dativo: – Poco a poco el padre va entrando, pero en… en ¿qué le diría yo? Para socializar más al niño, precisamente, para ir rompiendo esa liga, para irlo ayudando a separarse de la madre (ME-8: 86). – Un individuo que esté trabajando en cualquier profesión, simplemente… pues, ya reconoce lo que es un ácido, lo que es un álcali, qué es una cosa corrosiva, qué es una cosa de peligro, un reactivo que sea peligroso; o sea que, en lo general, le ayuda bastante (ME-2: 20). – La seña que recibió en la Biblia está muy clara, ¿verdad?, que él pide que se le ayude, porque él no puede vivir en el resto del mundo puesto que los hombres lo persiguen y lo matan. Entonces Dios, para evitarle eso, le puso una seña (ME-7: 74). – Yo que entro, y que veo al que fue mi marido, acabado de recibir de dentista, con su bata blanca… fíjate… con su bata blanca, haciéndole una observación a la persona que le ayudaba… a su empleada, ¿verdad?, y voltea y se me queda viendo (ME-14: 142).

Alternancia también en San José. El primero de los casos con dativo se refiere a una mujer: – Trabajó poco tiempo, a veces ahí en una tienda de una tía mía, que le ayudaba a medio administrarle (SJCR-2: 1505). – Cuando veía un chiquillo que era un chiquillo lerdo en el trabajo, entonces investigaba qué era el asunto; si le costaba mucho, que si tenía quién le ayudara; que si no tenía a nadie (SJCR-14: 1642). – Entonces en el matrimonio es indispensable que… que exista, digamos, el conocimiento de la otra persona, pero para respetarla, para aceptarla, para ayudarla a realizarse y no para absorberla como… como se ha hecho en… como se ha visto desde hace muchos años (SJCR-3: 1515). – Yo la ayudaba en las materias mías y siempre andaba protegiéndola y dándole y… y… salvándole más de un problemita que ella tuviera, para que se fuera a quedar en educación física… (SJCR-14: 1644).

Ambos pronombres aparecen en el corpus de San Juan de Puerto Rico. Las referencias femeninas y objetos inanimados pronominalizan en acusativo: – Creo que el estudiante de histo… de taller tiene que estar consciente de la labor del historiador del arte que le está ayudando en gran manera a

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contestarse muchas preguntas que él no tiene tiempo para contestarse una investigación histórica este… extensa (SJPR-2: 1211). Le es muy fácil revisarse a sí mismo y de hecho la… el éxito de la ciencia descansa sobre esa capacidad que tiene de revisarse a sí mismo, y de desprenderse de… de… de sus ideas, a base de las nuevas observaciones, y realidades que… que… que obtiene por los nuevos medios de investigación, o aparatos técnicos que le ayudan a comprender, y analizar la… la realidad (SJPR-6: 1253). Entonces queda mejor habilitado para servir a cada una de las personas ya que ellas le abren de una manera más espontánea su corazón, desde el cual él puede comenzar a… a dirigirles y ayudarles, en la solución de cada uno de sus problemas (SJPR-6: 1258). En Puerto Rico esto es un deporte, que no sé por qué razón el gobierno no… no… no lo ha ayudado más, o no lo ha ayudado más, no; porque he… he dicho una cosa incorrecta, ¿por qué el gobierno no lo ayuda?, porque no lo ha ayudado nunca… (SJPR-12: 1305). Todavía a mí todas ellas, bueno, me escriben y me mandan felicitaciones en Navidad (…). Yo las ayudaba mucho con… lo mismo que tenía el hijo allí, ¿ve?, pues en cualquier… pues estaba yo para ayudarlos en Aguadilla (SJPR-14: 1321).

En Buenos Aires y Chile solamente aparece el acusativo: – Mirá, lo que nos hemos reído… porque… nosotros hacíamos un papel bastante pobre, pero lo que era ese señor sobre los esquís era algo increíble, ¿no? Además que cuando se caía por supuesto que tenían que acudir todos a ayudarlo a levantar (BA-3: 908). – Ellas saben que las poesías estudiadas en mi… en mi materia la tienen que saber todo el año, para toda la vida. Entonces, cualquier día, en cualquier lección oral, recita la poesía, tanto como para ayudarlas como para no, a veces cuando estoy por ponerle un uno y no estoy segura, le pido la poesía (BA-9: 960). – Le dije a los inspectores del trabajo que estaba a su disposición para ayudarlos (SCH-12: 431).

Según Fernández-Ordóñez, en áreas distinguidoras españolas del norte peninsular, La Mancha, Andalucía oriental, Canarias, América Central y gran parte de Sudamérica, el verbo enseñar va acompañado siempre de dativo, esté presente o no en la oración el objeto ‘enseñado’. Cuando dicho verbo rige una oración de infinitivo con la preposición a, en la Mancha, Andalucía y en algunas zonas americanas reinterpretan el dativo originario en acusativo (p. 1331)28. 28 La autora señala que aun así no son posibles oraciones del tipo: *A los niños no los enseñan en el colegio.

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Rastreado el macrocorpus, ya vimos ejemplos con dativo en Lima, México, Santiago de Chile, San José de Costa Rica y San Juan (§2.2.1.2.2): – – – – – – – –

Les enseñaban a estas mujeres a coser (LI-8: 1110). Le enseñaban a uno a contarle un cuento al chiquito (ME-10: 100). Se les debiera enseñar a pegar ladrillos (SCH-11: 416). Enseñarles a que colaboren (SCH-15, 11: 18) (grabación oral). Enseñarle al hijo a ser su propio yo (SJCR-3: 1513). Enseñándole a leer y a escribir a los conserjes (SJPR-8: 1267). Y uno le enseñaba, ¿ves?, por ejemplo, a hacer… (SJPR-14: 1317). Me conseguí un grupo de niñas y señoras que estaban muy ansiosas de aprender a tejer, y les enseñé a tejer (SJPR-13: 1310).

Por otra parte, hemos registrado oraciones con acusativo en Caracas (con infinitivo intransitivo), y Puerto Rico (con infinitivo transitivo), que son los siguientes: – Enseñarlos… por ejemplo, a que conozcan y disfruten de… de las cosas de la vida (CA-2: 178). – Enseñarlo a bailar (CA-3: 177). – Enseñarlos a usar todos sus cinco sentidos (SJPR-2: 1226).

Por tanto, en nuestra muestra, Lima, México, Santiago de Chile y San José de Costa Rica presentan oraciones con dativo exclusivamente, San Juan de Puerto Rico combina ambos casos; mientras que Caracas usa únicamente el acusativo. Incluso hemos encontrado un caso de loísmo en San Juan: “enseñándolos lo más básico”. PR-13: 1310. En el análisis de Cano (1981: 176), se señala que enseñar (que adquiere el sentido de ‘saber’ en las construcciones de infinitivo con a) lleva un objeto directo (+ humano), que es la persona en quien se provoca ese ‘saber’ y que ha de interpretarse como sujeto de infinitivo. En nuestra opinión, dada la naturaleza de dicho predicado consideramos, por tanto, leísmo la presencia del dativo en estas estructuras transitivas29. De igual modo consideramos el verbo avisar en una de sus estructuras. Al igual que advertir integra dos esquemas sintácticos diferentes analizados por Cano (1981: 214-215): Con objeto directo humano y el contenido del sintagma introducido por 29

Véase Gómez Torrego (1986: 81).

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de (sintagma preposicional que puede faltar): avisar / advertir a alguien de algo, la presencia de le puede ser considerada un leísmo. Mientras que en la estructura de doble objeto —avisar (le) algo a alguien— el destinatario es el objeto indirecto, por tanto, se pronominaliza en dativo. Análisis similar al que desarrolla Gómez Torrego (1993: 80), para el que la presencia del objeto de complemento directo en la primera estructura sería lo gramatical. La primera de las estructuras es la que nos interesa. En nuestro corpus apenas hay presencia del verbo avisar con clítico: dos ejemplos de Buenos Aires, uno de México, Santiago de Chile y San José de Costa Rica. En todos ellos aparece el uso leísta: – – – – –

Y se le avisa [a la empresa] (BA-10: 974). Avisarle a Carodi (BA-11. 988). Avisarle [a él] (ME-1: 15). Le avisó; no la esperó en la estación (SCH-12: 444). Con un reloj de tiempo que le avise a uno (SJCR-6: 1562).

Sobre el verbo amenazar, Fernández-Ordóñez afirma que el uso originario del dativo se conserva esporádicamente en la península, Canarias y puntos de América; mientras que el acusativo es el caso habitual en Andalucía, Canarias y América. En nuestro macrocorpus, los únicos ejemplos hallados (en San José y San Juan) presentan el acusativo: – Las bombetas a la mayoría de niños los amenaza mucho (SJCR-8: 1571). – Ellos lo viven intensamente, como si fuera una realidad. Y los amenaza mucho (SJCR-8: 1572). – Los … amenazan… amenazan expulsarlos (SJPR-1: 1200).

Sin objeto expreso, el verbo aconsejar aparece con dativo en Caracas y América Central (al menos)30 y con acusativo en la mayoría de las zonas distinguidoras: La Mancha, Andalucía, Colombia, Argentina, Chile y Perú (Fernández-Ordóñez, 1999: 1334). En nuestro corpus solamente se ha registrado un caso sin objeto expreso, y es el acusativo el caso regido: – La maestra los puede aconsejar (SJPR-14: 1321).

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Creándose una situación de leísmo (Lapesa, 1968: 532).

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2.2.1.2.4. El verbo llamar con objeto directo y complemento predicativo Cano (1981: 70) explica que con llamar se indica el nombre, mote, etc. (predicativo) que se le da a algo o a alguien (complemento directo). La construcción, etimológicamente transitiva, ha producido vacilaciones en el uso del clítico, hasta el punto de que el objeto directo ha sido interpretado como indirecto en muchas zonas (leísmo), produciéndose así la coexistencia de ambas formas incluso en el mismo hablante. Gómez Torrego (1993: 83) señala que las vacilaciones proceden de la creencia de que el predicativo es un complemento directo y el auténtico complemento directo personal es un complemento indirecto. La pasiva en estos casos resulta gramatical, por lo que claramente la persona desempeña la función de complemento directo. Fernández-Ordóñez recoge la interpretación de García (1975). Esta última sostiene que la elección en el mismo hablante no es libre, sino que depende de que el predicativo forme parte inherente del objeto o externa al mismo. En el primer caso (situación del nombre propio, por ejemplo) el verbo rige acusativo. En la segunda posibilidad, en la que el predicativo constituye una denominación especial propia de un grupo o una zona (apelativo, mote, apodo), se prefiere el dativo. De este modo, la distribución sería la que muestran los ejemplos siguientes recogidos por Fernández-Ordóñez (1999: 1335): a) b) c) d)

Cuando nació mi hija, la / *le llaman María. Aunque se llama María, todos la / le llaman Marichu. A los cerdos, aquí les llamamos “chones”. Al torero José Miguel Arroyo le llaman “Joselito”.

Los datos de la autora determinan una distribución de la preferencia del caso en función del norte y sur geográficos. El dativo se muestra como el caso preferido en el norte peninsular español, y el acusativo en el sur, Canarias, Perú, Chile y Argentina (p. 1336). En cuanto al macrocorpus, el único ejemplo hallado en el corpus de Bogotá rige acusativo, al igual que los ejemplos de Caracas. En todos los casos el predicado se refiere a denominaciones particulares, adjudicadas por parte del mismo hablante, un grupo, o adquiridas a través de la comunidad y el saber científico o general:

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– Para la próxima edición tenemos un artículo que se llama (…) nosotros dentro de la redacción lo llamamos así, que es: «De qué hablan las mujeres profesionales, de qué hablan las mujeres en general» (BO-4: 784). – Era después de tener uso de razón, por llamarlo así (CA-6: 204). – Es un trabajo, donde… lo que nos corresponde hacer… es planificar… la ocupación constructiva del tiempo libre, tanto del niño como del adolescente y del joven (…). En realidad lo llamamos Recreación dirigida, aun cuando el término… oficial y para casi todas las naciones y el adoptado es la Recreación organizada, y el más técnico es el de Ocupación… constructiva del tiempo libre u ocio (CA-3: 174). – Ahora… experimentos como esos, porque yo… yo lo llamo experimento (CA-9: 261). – A veces se reúnen hasta quince personas todos los domingos, que ya le han dado por llamarla la Peña (CA-14: 302). – Esa Caracas… física, llamamos… llamémosla así, tenía su lado espiritual verdaderamente encantador (CA-11: 265). – Todo el mundo siempre los llamó los Morí, algunos en cambio les decían Maury (CA-5: 209). – Mi madre, se liberó… de… la decadencia cultural de su rama… [Risas] vamos a llamarla así… (CA-10: 254). – De ahí que mi adolescencia se… se torciera un poco, desde un punto de vista… de mala influencia erótica, llamémosla así (CA-11: 267). – Una especie de comunidad religiosa… de tipo, vamos a llamarlo socializante (CA-11: 275). – El grupo… Tenía además… aquí había un… un club, que era un club in… de intelectuales, que lo llamaban el Culto a Osiris, a Osiris… (CA-14: 301).

Lima y San José presentan casos leístas y usos etimológicos indistintamente, sin que se puedan observar las diferencias establecidas por García (1975). Le: – Es la tesis de grado que le llaman (LI-2: 1036). – Hay las fiestas agrarias, ¿no?, que dependen to… le llamo agraria como puede ser del ganado también, todo lo que está relacionado a la tierra, ¿no? (LI-13: 1188). – Después de la muerte de Atahualpa, las… las ingas, les llaman, que eran sus compañeras, lloran y se desesperan (LI-13: 1196). – En el año sesenta y siete surgió dentro de la Iglesia católica un movimiento que le llamaron Movimiento de Renovación Carismática (SJCR-1: 1497). Lo: – Está frente a la iglesia de Ancón, es muy fácil de ver cuando uno… una casa así que llama la atención, una torreta así, una especie de… mirador, no sé cómo llamarlo (LI-5: 1082).

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– Estuve allí en Filipinas, en Manila, cuando se hablaba mucho español en la parte central […] comercial y algunas personas de… lo llamaban entonces (LI-11: 1151). – La que llaman garúa en esta tierra. El llamarla en esta tierra ya indica que es un peruanismo, aunque no haya sido formado aquí, pero acuñado aquí, difundido aquí, que han echado raíces (LI-11: 1168). – Pues esa [publicación], esa la llamo yo justamente, llamo Costa, sierra y montaña (LI-11: 1172). – Lo llamamos el malecón Pardo (LI-1: 1024). – Yo lo podría llamar en ese momento que me faltó el respeto porque no me dio mi lugar en el momento adecuado, digámoslo así (SJCR-3: 1517).

Buenos Aires selecciona le mayoritariamente. Solamente hemos registrado un caso con lo. No se observa que funcione la distribución de García (1975): Le: – Las estancias… la gente de campo le llama «las casas» (BA-14: 1014). – El descubrimiento de una nueva hormona (…) que se llama el tercer factor; le llaman el tercer factor o hormona naturética (BA-5: 929). – De Canadá se trae la Hostein Frishen que aquí hace el holando, holando argentino le llaman (BA-7: 940). – Muchos millones de pesos por un… toro, un semental, como le llaman a veces (BA-7: 940). – Problemas surgen en todas partes, en el trabajo también y también en la casa, surgen problemas familiares, que es con los más allegados que uno tiene, con más razón en el trabajo, que no son lo que yo le llamo el fuerte interno (BA-8: 948). – Nosotros tenemos la casa principal… que en el campo le llaman el chalet… la gente de campo, aunque no sea un chalet, como lo nuestro no es un chalet (BA-14: 1014). – Le llaman galpón grande, galpón chico, y arriba un altillo… y todo eso con corredores (BA-14: 1014). – Después un ca… un… en casa hay también un carro ruso, una chata rusa, que… en especial… que no tiene baranda… que… que… le llaman así a la chata rusa… un carro de cuatro ruedas sin baranda (BA-14: 1015). Lo: – Generalmente hay problemas que están… yo no sé si llamarlos de moda (BA-5: 929).

En Santiago de Chile, la mayoría rige acusativo. Solamente un caso con dativo (último ejemplo): – El mismo Moreno elaboró una… podemos llamarlo una teoría de… sicológica (SCH-7: 383).

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– Este año quiero […] hacer un repaso un poco general de la antropología —podríamos llamarla, un poco exageradamente tal vez, con un poco de petulancia, un poco de… antropología filosófica— (SCH-11: 421). – Las llaman así equivocadamente, porque en realidad no es un título… es un cargo nada más (SCH-13: 447). – La investigación como… propiamente tal, yo no la… no… no le tengo mucha simpatía, la investigación científica pura, por llamarla así (SCH2: 311). – La política es muy interesante, pero otras cosas de tipo… importante, por llamarlo así, no le preocupan (SCH-2: 313). – Le llaman beneficio social a cualquiera otra prestación que se dé aparte de la asignación familiar (SCH-4: 353).

Todos los casos de México y San Juan van con dativo. México: – No hay más que una sola verdad, universal: el Creador, llamémosle como sea (ME-12: 129). – A esa inmensidad, yo le llamo… le llama la ciencia, el universo, el cosmos, el macrocosmos. La religión le llama Dios, el Creador. Los no deístas, los que no creen en un dios, le llaman la naturaleza. Otras religiones, los musulmanes, le llaman Alá. La religión cristiana le llama Dios, el Creador; los musulmanes, Alá. Naciones budistas, pueblos budistas, orientales, le llaman Brahama. La antigua filosofía esotérica le llama el Absoluto, el Gran Todo, el Infinito. Pero, llámesele… —el nombre es lo que menos importa— llámesele Dios, la Naturaleza, Alá, el Absoluto, el Gran Todo, el Infinito, desde luego como lo proclama la antigua filosofía oriental, tenemos lógicamente que admitir que hay una raíz de todo cuanto es y existe, fuente de todo lo creado, un principio que siempre ha sido, es y será (ME-12: 122). – Ese aliento es la vida, ese aliento es Dios. Para nuestros fines vamos a llamarle la vida, para los fines de nuestra plática (ME-12: 123). – Entonces había un curso que le llamaban propedéutico (ME-5: 48). – La filosofía también es una ciencia, si queremos llamarle a… a… al conocimiento, ciencia… (ME-5: 53). San Juan: – Podría citar a Luis Rafael Sánchez, que es un… escritor de mucha fuerza, ya; no hay que llamarle promesa, porque ya ha escrito una obra (SJPR7: 1264). – Los demás estudiantes allí aplaudían al que antes le llamaban, quizás, estofón y se reían de él (SJPR-8: 1268). – Educadores en salud, generalistas, como le llamamos nosotros (SJPR-13: 1314). – Eso en inglés le llaman el floor (SJPR-5: 1246).

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– De tal manera que puede dar lo que se llama órdenes. En algunos sitios quieren ser demasiado castizos y le llaman pedidos (SJPR-5: 1248). – Esto es más a lo que yo le llamo el universalismo, que a llamarlo universalismo por encima de la copa, al árbol, y el árbol es más universal porque tiene un tronco, aunque sus hojas sean de diferente apariencia, y tiene unas raíces… (SJPR-7: 1262). – Se fueron por un sitio que le llaman el Palo. (SJPR-12: 1301). – No es raro, o mejor dicho es completamente corriente, en los círculos que hemos nombrado anteriormente, que cuando se trata de esta clase de orden se le llame «orden de mercado», o sea, traducirla literalmente de market order en lugar de usar el término… castizo (SJPR-5: 1243). – A esa serie de transacciones se le sigue llamando over the counter (SJPR5: 1243). – Por una de esas cosas tradicionales se le llama por un término bastante pintoresco, se llama over the counter (SJPR-5: 1244). – Son una parte especial que se le ha dado en llamar tercero y cuarto mercado (SJPR-5: 1247).

2.2.1.2.5. Construcción impersonal con se Caso especial es el de las construcciones impersonales con se + verbo transitivo y complemento con a. A juzgar por los ejemplos antiguos, la aparición de le y les podría ser lo normativo31; no obstante, la situación actual evidencia las vacilaciones en el uso del pronombre, sobre todo cuando el complemento es de persona, y los gramáticos no se ponen de acuerdo sobre su función. Entre los gramáticos españoles, hay una gran diversidad de opiniones. Por ejemplo, Gili Gaya (1961: 129), la RAE (1982: 382-383), Fernández Ramírez (1987a: 120), Porto Dapena (1986: 35), Hernanz y Brucart (1987: 65), Gómez Torrego (1992: 21), Seco (1994: 183), Alcina y Blecua (1994: 923), Marcos, Satorre y Viejo (1998: 370) consideran que el complemento que se pronominaliza es el directo. Por otra parte, Álvarez Martínez (1989: 57), Alarcos Llorach (1994: 209), en la misma línea que Cuervo y Bello32, consideran claramente que el pronombre pronominaliza un dativo y, por tanto, la construcción es intransitiva. No obstante, entre los mismos que reconocen la función acusativa, algunos como Gili Gaya (1961: 129), Porto Dapena (1986: 31

Véase la completa documentación recopilada por Santiago (1975). El autor toma como fuentes ejemplos, que se documentan a partir del siglo XVI, procedentes de los trabajos de Cuervo y Monge. 32 Apud Santiago (1975: 85-94).

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35) y Gómez Torrego (1992: 21) parecen aceptar la aparición de le y les para referentes masculinos de persona junto con la y las para el femenino, para evitar la ambigüedad entre el sentido impersonal, reflexivo y pasivo. Aunque muchos de nuestros gramáticos españoles reconocen la función del complemento directo, se hacen determinadas concesiones al leísmo de persona en el género no femenino: Por ejemplo, Gómez Torrego (1993: 95), al tiempo que se manifiesta contundente al afirmar que el complemento que acompaña a se con verbos transitivos (se la ve bien, se los llama nexos) es claramente un complemento directo, justifica el uso de le / les como “contextualmente obligado”: – Para nosotros, se trata de c. directos por lo que las formas pronominales correspondientes deben ser las de acusativo (lo, la, los, las). No obstante cuando se trata del masculino, lo más general en España (no así en algunas zonas de Hispanoamérica) es la forma le en estos casos, lo que vendría a ser como una especie de leísmo contextualmente obligado. Sin embargo, también hemos recogido muchos casos de lo («se lo vio») aparecidos en textos cultos de escritores españoles de renombre.

Porto Dapena (1986: 35) interpreta que el se impersonal es reacio a combinarse con formas pronominales de acusativo, debido a que el se de complemento indirecto se combina con una forma de acusativo de tercera persona (se lo dije). A fin de evitar la ambigüedad, el hablante opta por el pronombre le, fundamentalmente, cuando pronominaliza un referente personal: – Esto explica tal vez la tendencia, incluso entre hablantes no leístas, a sustituir la forma de acusativo con se impersonal, por le(s), sobre todo cuando se refiere a personas. (…) Con todo, especialmente en el español actual, no es infrecuente el uso de las formas de acusativo en este caso: Se la quiere mucho aquí.

En la lengua actual las posibilidades son múltiples, de ello da cuenta Manuel Seco (1995: 164). El autor recoge los diversos usos de los pronombres (ilustrados con ejemplos de escritores), su distribución inestable, y preferencias a ambos lados del océano: – Cuando el pronombre personal de 3ª persona en función de complemento directo concurre con se en oraciones de sentido impersonal, hay duda entre usar le, les para masculino y femenino (…) o bien le o lo, los para masculino (…) y la, las para femenino (…); o bien le, les para masculino (…) y la, las para femenino (…). Aunque es cuestión mal dilucidada por los

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gramáticos, el hecho es que en la lengua general de hoy, en España, se prefiere la tercera y última opción de las mencionadas (masculino, se le, se les, femenino, se la, se las); en América, la segunda (masculino, se lo, se los; femenino, se la, se las).

Desde una óptica muy distinta, Álvarez Martínez (1989: 57) confiere al pronombre se la función de elemento intransitivador, y, por tanto, el clítico pronominaliza a un complemento indirecto, que pasaría a directo si desaparece el se: Se acompañó a los amigos hasta su casa = > Se les acompañó hasta su casa. La autora señala que la norma de mayor uso en el ámbito hispánico se basa en el fenómeno del se intransitivador, que desvía el complemento directo a complemento indirecto, impide la presencia de sujeto y la consiguiente inmovilidad del verbo: – Cuando el segmento en función de complemento directo presenta la preposición a porque se refiere a persona, o porque se ha querido personificar algo, no puede desviarse a sujeto, ya que esta función no admite preposición. Entonces se desvía a complemento indirecto.

Alarcos Llorach (1994: 209) presenta una perspectiva similar. Las aparición de los pronombres le y les sugiere que la función es la del objeto indirecto. En cuanto a América, ya mencionamos que Cuervo y Bello consideraban intransitiva esta construcción, lo que explicaba la presencia masiva del pronombre dativo en América. Actualmente, los datos de Fernández-Ordóñez apuntan a que el empleo del acusativo es habitual en algunos países del cono sur: Argentina, Perú, Chile y Uruguay. Sin embargo, en la mayor parte de las zonas hispanohablantes se muestra la preferencia por el dativo, caso que originariamente presentaba la construcción (Fernández-Ordóñez, 1999: 1336-8). En cuanto a nuestra aportación, hemos tenido en cuenta las ciudades americanas del macrocorpus distinguidoras y establecemos una comparación entre ellas (excluimos, por tanto, La Paz). Estas ciudades del macrocorpus presentan el uso prácticamente exclusivo del pronombre de complemento indirecto. Todos los ejemplos de Bogotá, Caracas y Lima presentan los pronombres en función de complemento indirecto, tanto para referencias masculinas como femeninas33. También Buenos Aires, con la excepción de un ejemplo con pronombre acusativo. 33 El uso de se implicaría la falta de importancia del sujeto. Consecuentemente, el paciente alcanzaría más relieve en la oración, por lo que se acercaría

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Bogotá (como ya vimos en §2.2.1.1.1) contiene en su material tres casos de esta estructura. Los referentes son personales, dos masculinos y uno femenino: – América es un país de vagos. Al que pida limosna se le manda a las colonias, porque si tiene tiempo sobrante debe producir para la comunidad (BO-6: 791). – Entonces en el año treinta se le cree adicto como tantos, como a tantos ingleses a… al Libertador (BO-6: 785)34. – Las religiosas son muy mal juzgadas, porque no se les conoce (BO-11: 840)35.

En el corpus de Buenos Aires (§2.2.1.1.2) ya mencionamos dos ejemplos que pronominalizan referencias femeninas (la primera es humana, la segunda, inanimada). Añadimos el único ejemplo con los que hemos encontrado (con referencia no humana): – Ustedes saben que ahora obligan a la mujer a usar el apellido del marido, cosa que antes no era obligatorio. Se usaba por tradición acá en el país… ahora se le obliga usarlo (BA-14: 1018). – Y se le avisa [a la empresa] (BA-10: 975). – En Mendoza se los hace esperar [a los animales] (BA-7: 947).

El material de Caracas contiene varios casos (§2.2.1.1.3). Todos ellos (de ambos géneros) presentan el caso dativo, como en los anteriores. Las referencias son de persona: – [Al individuo] se le llevó a un campamento y se le sometió a condiciones de miedo, hambres, fatigas… a través de experiencias programadas. […] Se le hizo vivir solo, se le hizo preparar su comida (CA-1: 156). – Bueno, creo que… me parece bien que uno… se presente primero, ¿verdad?, no se le conoce y… vale la pena que se sepa… quién es la persona que está hablando (CA-7: 214). – Hay por lo menos asegurada una cierta… ¿cómo se diría?, un cierto…

más a la función sujeto, adquiriendo así más grado de especificidad. Este hecho favorecería el uso del pronombre de complemento indirecto para el objeto en las construcciones impersonales con se (García, 1990: 161). 34 Uso que contrasta con la reposición del acusativo en la flexión personal del mismo verbo: “No sé cómo los padres de hoy, porque no los crean viejos, porque los crean al… al día, pueden dejar a los hijos tan desamparados ante esa… ofensiva de pornografía y de exaltación sexual”. BO-13: 853. 35 Este último predicado rige el uso acusativo en otra secuencia que corresponde al texto de otro hablante (estructura no impersonal): “La historia de Brasilia tú la conoces mejor que yo, es interesantísima”. BO-10: 831.

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o… conocimiento mínimo, que debe conocer el profesor para poder enseñar, y por otra parte, se le ha adiestrado, entiendo yo, en una forma bastante aceptable también, en cuanto al uso de técnicas de trabajo (CA-7: 218). – Cómo se pueda aprovechar esta persona… desde pequeña, pues, cómo se le puede guiar, cómo se le puede orientar (CA-9: 245). – No solamente al niño… se le puede tratar así (CA-9: 247). – Se les llama entonces para una actividad, por ejemplo, tres actividades de veinte, veinticinco minutos, porque para las edades de ellos es suficiente (CA-9: 240).

Dos son los ejemplos hallados en el corpus de Lima (§2.2.1.1.4). Tanto el primero (cuya referencia es animada masculina plural) como el segundo (que remite a un sintagma nominal inanimado y plural) presentan el pronombre les: – Sí, se les separa por edades [a los niños] (LI-10: 1132). – Lo que trata es de demos… de demostrarle al alumno fundamentalmente cómo la literatura y el arte son, en parte muy grande, producto de su época, y cómo los dos van juntos y no… no se les puede separar (LI-6: 1088).

Del mismo modo, México (§2.2.1.1.5), Santiago de Chile (§2.2.1.1.6) y San José de Costa Rica (§2.2.1.1.7) prefieren el pronombre de complemento indirecto. Los referentes son animados y masculinos. Los cuatro sintagmas verbales de México muestran la opción por le / les. Todas las referencias son personales y masculinas (salvo el último ejemplo): – Él pide que se le ayude (ME-7: 74). – En primer lugar, el pase automático, este… que no se les cuide, que no haya comisiones de orden, que se les deje libres en los salones de clases [a los muchachos] (ME-6: 62). – Se les deja un poquito y ya piden más y más cada vez (ME-6: 63). – Es un hombre que… como profeta cumplió su misión, pero no se le adora, no se le venera (ME-7:76). – [A esa inmensidad] llámesele dios (ME-12: 122)36.

En cuanto a Santiago de Chile, el único ejemplo se refiere a un niño y se pronominaliza también en dativo: 36 Contrasta con el acusativo de esta estructura personal: “De manera que si ella demanda un servicio de un… bueno, pues lo menos que puede hacer es corresponder, o tratar de corresponder. Pero claro, le… le digo… yo no tengo… tal vez, qué digamos, tendencia a ejercer una… una cierta autoridad como quieren algunas personas llamarla”. ME-6: 61.

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– Miren, era tanto, que nosotros sentíamos que cuando llegaba… se le llamaba a las horas de comida, y volvía, tendido en la cama (SCH-14: 448).

Los cuatro casos de San José (de referencia personal masculina) presentan el uso del pronombre le: – Bueno, además yo creo que al… a… a un hijo se le debe orientar (SJCR3: 1516). – Antes un padre sabía cómo educar a un hijo (…) se le está mal educando, se le está malformando o, cuando no se le da, más bien se le está perjudicando (SJCR-6: 1554).

En el corpus de San Juan de Puerto Rico (§2.2.1.1.8), se rige dativo en la construcción impersonal con se. Entre las oraciones, se encuentran varias caracterizadas por la presencia del verbo llamar + predicativo. Referencia animada humana: – El estudiante también se le premia con dinero, porque dábamos premios en metálico… (SJPR-8: 1268). – La gente aquí tiene la idea de que mientras se es estudiante y se entra por esos portones para dentro, no se le puede dar ningún tipo de responsabilidad. Claro, y si no se le ha preparado para eso, solamente quizás se le ha preparado para bregar con tubos de ensayos, o para analizar obras de teatro, o para analizar literatura, o para defender casos en un estudiante de Leyes, etcétera, pero no se le ha preparado en las otras fases de la vida37 (SJPR-8: 1270). – Queda por discutirse la aceptación de la erre uvular, que Navarro Tomás cree que es de origen indígena y está muy… arraigada en la parte suroeste de la isla, casualmente donde quedó el núcleo más fuerte de indios, que finalmente se les constituyó en indios libres (SJPR-7: 1259). – Por lo general los padres siempre se les convence a la larga, ¿no? (SJPR2: 1212). – Entonces se les ayuda, ¿verdad?, a ellos porque no los dejamos solos38 (SJPR-13: 1311).

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Lo mismo en cuanto a los verbos preparar y ayudar: “El gallo pelea siempre con otro gallo, no hay duda, pelea aunque uno no… y uno lo que hace es que los pone en igual… en igualdad de condiciones, o sea, los prepara para la pelea”. SJPR-12: 1305. [A ellos] “no solamente los preparamos”. SJPR-13: 1312. 38 En la construcción personal se restaura el acusativo: “En Puerto Rico esto es un deporte, que no sé por qué razón el gobierno no… no… no lo ha ayudado más, o no lo ha ayudado más, no; porque he… he dicho una cosa incorrecta, ¿por qué el gobierno no lo ayuda?, porque no lo ha ayudado nunca”. SJPR-12: 1305. “Todavía a mí todas ellas, bueno, me escriben y me mandan felicitaciones en Navidad (…). Yo las ayudaba mucho”. SJPR-14: 1321.

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– Ellos, como no se les permite marchar dentro del campus, se sientan frente al museo en una protesta pacífica (SJPR-1: 1199). Referencia inanimada: – No es raro, o mejor dicho es completamente corriente, en los círculos que hemos nombrado anteriormente, que cuando se trata de esta clase de orden se le llame “orden de mercado” (SJPR-5: 1243). – A esa serie de transacciones se le sigue llamando over the counter (SJPR5: 1243). – Por una de esas cosas tradicionales se le llama por un término bastante pintoresco, se llama over the counter (SJPR-5: 1244). – Una parte especial que se le ha dado en llamar tercero y cuarto mercado (SJPR-5: 1247).

Hasta el momento, hemos visto cómo todas nuestras ciudades distinguidoras de caso del macrocorpus presentan la pronominalización en dativo. Hecho que contrasta con la situación diferente que ofrece La Paz, como veremos más adelante. 2.2.2. Uso de los pronombres en zonas de contacto de lenguas 2.2.2.1. Zonas andinas En el estudio de Fernández Ordóñez, consta un apartado específico dedicado a las peculiaridades del español andino en cuanto al sistema pronominal de objeto. La autora se basa en los ejemplos aportados por las investigaciones realizadas en enclaves andinos: Perú: Ayacucho (Pozzi-Escot, 1975 y Lozano, 1975); Puno (Godenzzi, 1986 y 1991); bilingües residentes en Lima (Escobar, 1990), Cuzco (Klee, 1989) y Calca (Klee, 1990); Bolivia: La Paz (Mendoza, 1991); noroeste argentino: Tucumán (Rojas, 1980; Gómez y Assis, 1977; Martínez, 1996 y 1996-1997), y área andina en su totalidad (Escobar, 1978). Nos basaremos fundamentalmente en este estudio recopilatorio, por lo que el corpus con el que ejemplifiquemos estará en parte extraído de este material, y en parte procederá de las grabaciones orales proporcionadas por la organización del presente volumen y de las encuestas de La Paz del macrocorpus de la norma culta. Para este fin, seleccionamos las correspondientes a las zonas andinas de Perú, concretamente transcribimos PE3, PE5, PE6, PE7 y PE8, de las cuales solamente las dos primeras proceden de en-

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trevistas realizadas a hablantes con instrucción superior. En cuanto a Bolivia, los ejemplos añadidos corresponden a las grabaciones de BO1, BO2, BO3, BO5; todos ellos hablantes de nivel sociocultural medio y a los materiales de La Paz del macrocorpus. Por otra parte, estudios recientes de Germán de Granda, Julio Calvo y Ana María Fernández Lávaque nos han sido de gran utilidad a la hora de elaborar la descripción y ejemplificación de los siguientes fenómenos. El contacto secular del español con el quechua y aimara ha provocado importantes alteraciones en el sistema pronominal andino. En este sentido, Perú, Bolivia, Ecuador y el noroeste argentino sufren un reajuste pronominal que muestra como preferencia el empleo de le / les en Ecuador, y de lo en el resto de las zonas, como ya veremos. El comportamiento de los clíticos constituye una de las alteraciones incrementadas por el contacto lingüístico del español con otras lenguas. Se han relacionado con el contacto del español con lenguas indígenas las alteraciones pronominales (la neutralización de las formas canónicas pronominales de complemento directo, los marcados índices de loísmo, la presencia del lo arreferencial y el complemento directo nulo —que veremos más tarde—) detectadas en las zonas andinas centrales y meridionales. 2.2.2.1.1. Fernández Ordóñez, haciéndose eco de los datos de Godenzzi (1986) y Klee (1989 y 1990), señala que en el español de los Andes centrales y meridionales se neutralizan las posibles formas pronominales del objeto de tercera persona a favor de la forma lo, como única forma (lo que trae consigo la neutralización de caso y la falta de concordancia entre el pronombre y el sintagma nominal cuando este no está en masculino singular): – Comienza a hacer esas ojotas, esas sandalias y lo venden (Godenzzi, 1986: 189. Apud Fernández-Ordóñez, 1999: 1345). – Hicimos construir una escuela en un lugar que ya no lo va a mover ni la naturaleza ni nadie (Klee, 1990: 42. Apud Fernández-Ordóñez: 1345). – Había un perro que lo ladraba (Mendoza, 1991: 141. Apud Fernández Ordóñez, 1999: 1347). – A Chabuca lo trajeron mantas (Escobar, 1978: 111. Apud Fernández Ordóñez, 1999: 1347).

Señalamos en primer lugar, por consiguiente, la preponderancia del pronombre lo referencial, resultado de la neutralización de

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los clíticos españoles de tercera persona en una sola forma (que se da mayoritariamente en las zonas andinas), tanto para referirse al complemento directo como el complemento indirecto. La falta de concordancia entre el clítico y el sintagma nominal ha sido señalada reiteradas veces en el estudio del español peruano de hablantes bilingües y monolingües de español de zonas andinas. Sobre Perú han dado cuenta del fenómeno los trabajos de Pozzi-Escot (1972: 130), Minaya (1976), Escobar (1978: 106); Godenzzi (1986); Klee (1989, 1990); García (1990), Lipski (1996: 345), Caravedo (1996: 162; 1996-97: 551), Palacios (en prensa (b)). Sobre su uso en Bolivia han dado información Justiniano (1986: 29), Stratford (1989: 119), Lipski (1996: 214), Mendoza (1992 y 1999); Calvo (2002b), etc. El noroeste argentino (de sustrato quechua) presenta la misma peculiaridad: Lacunza de Pockorny y Postigo de Bedia (1977); Gómez y Assis (1977), Rojas (1980), Fernández Lávaque (2002: 1681) y Granda (2002:66). Caravedo (1996-97: 560) detecta casos de loísmo y leísmo en textos orales de informantes andinos procedentes de zonas monolingües y bilingües. Aunque los porcentajes son pequeños cuantitativamente39, desde el punto de vista cualitativo, la autora señala la preferencia hacia el uso del pronombre masculino lo que “ya no conserva su capacidad diferenciadora, pues tiene un valor neutral para cualquier tipo de objeto”. Esta indiferenciación genérica y de caso afecta tanto a bilingües como a hablantes monolingües de español, por lo que no es un rasgo privativo de ninguno de estos tipos en los datos de la autora. Esta discordancia genérica se observa claramente en los casos de vacilaciones de los dos pronombres ante los mismos verbos: – Trigo le botan así nomás, por encima del terreno lo botan así nomás, ni usan animales pero la botas trigo (Caravedo, 1996-97: 565).

Es evidente que estamos ante un lo polivalente capaz de neutralizar las diferencias entre el complemento directo y el indirecto, como sustituto pronominal de la tercera persona además de las distintos valores que puede asumir como elemento arreferencial40. 39

La muestra leísta es superior a la otra. Godenzzi (1986: 197) contempla entre las posibilidades del pronombre lo la de servir simplemente como refuerzo verbal e incluso la de ser usado como recurso estilístico. 40

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Ejemplos extraídos de los trabajos sobre el noroeste argentino prueban su presencia también en zona de sustrato, tal como podemos comprobar en estas frases recogidas por Lacunza y Postigo (1977) en la provincia de Jujuy, Granda (2001) y Fernández Lávaque (2002) en Salta; y sobre el noroeste en general, Gómez y Assis (1977). Afecta al complemento directo: – A las chicas lo pegaron hasta cansarse (Fernández Lávaque, 2002: 1681). – No lo he visto a tu hermana (Granda, 2001: 66). – Quiero que me lo estudie bien esa lección (Gómez y Assis, 1977: 300).

Correferencial con el complemento indirecto: – Lo di mi palabra (Lacunza y Postigo, 1977: 197). – Entonces lo dijo el chancho a las cabras que él odiaba eso (Granda, 2001: 66). – El marido lo dijo a la mujer que se calle (Fernández Lávaque, 2002: 1681).

En nuestro corpus hemos encontrado numerosos casos, tanto con el orden secuencial canónico en el español general como con el pronombre lo situado antes del sintagma nominal: SN… pronombre: – A la mujer también lo quieren pisotear (BO5LaPaz. 28: 53). – Unas cosas viejas para quemarlos y para que se renueven después del San Juan (BO5LaPaz. 16: 32). – La papa también lo pelamos, lo picamos sin cuadrado (PE8Andina. 2: 37 primaria). – La alverjita (…) lo ponemos a remojar con agua caliente (PE8Andina. 2. 43 primaria). – La libreta ya me pidieron hace dos meses que me pidieron que lo llevara, pero yo no lo he llevado (…) ¿Por qué no tienes que traerlo tú para que yo lo firme? (PE7Andina. 7: 30 primaria). Pronombre… sintagma nominal: – Que yo lo quiero a Giovanna, que no le quiero a su hijo. (PEAndina. 17: 45). – Me lo compraban mis papás esos pequeños chisguetitos que hay de agua para mojar (BO5LaPaz. 12: 07).

2.2.2.1.2. La neutralización de caso y morfológica de los pronombres objeto convive con el uso distinguidor. El corpus de La Paz del macorocorpus es una prueba de la existencia del uso canó-

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nico de los pronombres objeto. Los usos desviados constituyen un porcentaje muy pequeño, en consonancia con el resto del macrocorpus. De este modo, en el material de La Paz consta un total de 253 oraciones con pronombres en función de complemento directo (animados y no animados). 89 casos corresponden a referencias de persona, en las que se emplean mayoritariamente las variantes diferenciadores, ya que entre ellas hemos hallado únicamente 12 de casos de leísmo de persona y 1 de cosa. Por tanto, lo general es el empleo distinguidor de los pronombres. Como hemos dicho anteriormente, registramos 13 estructuras leístas (5,13% del total de estructuras transitivas), de las cuales las tres primeras son leísmos académicos: – Le agrada, sí… sí. Él me ha pedido que yo le ayude (LP-04:1359). – Después dijo, en otra vez, ya dijo, que sí… que su madre le había ayudado mucho (LP-11: 1441). – A un niño usted le corrige (LP-14: 1483).

Es, por tanto, superior el número de estructuras con leísmo no académico. Entre ellas, registramos 9 casos de referencia de persona y uno de cosa: – Cambiaban esa severidad con una bondad increíble de darles cosas, de enseñarles, enseñarles que se puede tener una casa con una ventanita, por ejemplo, ¿no?, y ayudarles, en fin, en una serie de cosas (LP08: 1408). – Usted me dirá, pero más fácil sería corregirles, pero es ponerles una traba y coartarles un poco la espontaneidad (LP-14: 1483). – Por cierto, con la chiquita, con mi nieta, le corrijo, pero a la empleada, no (LP-14: 1483). – Y algunas veces no les corrijo [a los niños], porque me encanta oírles hablar mal (LP-14: 1484). – Entonces usted les escucha hablar quechua y aimara, pero también hablan el español, ese español primitivo, ¿no? (LP-12: 1454). – Mi padre no admitía ni pongos, ni personas de servicio, y cuando ha sido prefecto, etcétera, nunca ha permitido que se le hinquen ni le hagan señales de adoración. Siempre les ha hecho sentar, les ha dado la mano y… (LP-13: 1471). – No se si llamarles líderes o gente interesada (LP-05: 1380). – Luisito es organizado porque él ha querido, ¿ves? Eso te decía hace un rato, uno les puede dar una educación, les puede mimar muchísimo, pero cuando ya uno llega a cierta edad, si uno quiere ser es lo que quiere ser, ¿no? (LP-08: 1414).

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– Enc.— No, no sabía que era tanto. Ah, ¿cuándo ha tenido la mujer derecho al voto? – Inf.— El derecho al voto… le han dado el año cincuenta y tres, el veintiuno de julio de mil novecientos cincuenta y tres, con el voto universal (LP-13: 1469).

Los predicados verbales afectados, como puede verse, son los siguientes: ayudar, corregir, dar, escuchar (+ infinitivo), hacer sentar, llamar y mimar. A pesar de la existencia de predicados con le / les de verbos transitivos como ayudar y llamar, en el corpus hemos encontrado la presencia de lo y los en otros fragmentos, usos que contrastan con los anteriores: – Además de la ayuda moral, lo estoy ayudando a hacer la bibliografía (LP04: 1359). – A mi papá lo querían muchísimo porque él los ayudaba muchísimo a ellos y mi padre era de un temperamento bueno (LP-09: 1419). – Sí, yo creo que también esa… es la tercera generación, podríamos llamarlo así (LP-06: 1384). – Ellos son aimaras con ciertos valores culturales, pero hasta qué punto están integrados, diremos, con los valores nacionales, podríamos llamarlo así, de Bolivia, la bandera, la guerra… (LP-06: 1385).

Por otra parte, no hemos encontrado ninguna construcción impersonal con se en la que el pronombre usado sea el de complemento indirecto. Los ejemplos recogidos (con referencias animadas e inanimadas) muestran exclusivamente el empleo acusativo: Referencia animada humana: – Es el… como te digo, con contenido social. Se trata de dos italianos que llegan a Estados Unidos y se los complica en un caso de… de homicidio. Y a los dos se les sigue un proceso de lo más injusto y al final se los condena (LP-04: 1357). – Más que calificar los hechos cometidos como delitos que, hasta los dieciséis años, no son castigados, pero se califican, ¿no?, para los efectos de la reeducación… no, no se los castiga, se los lleva a un hogar, etcétera (LP13: 1472). Referencia inanimada: – El primer curso de periodismo que se dio en la Universidad Católica, acá, se lo dio para periodistas en ejercicio (LP-03: 1346).

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– Es un área con gente muy quisquillosa de lo que dice o de cómo se la interpreta (LP-03: 1350). – Es que considero que es muy importante mi matrimonio, ¿te das cuenta? Para mí es muy importante y hasta cierto punto se lo ha puesto en cuestión (LP-04: 1359). – El chairo es… es una sopa que se la prepara con chuño, además tiene otras verduras y mote (LP-04: 1365). – Ya no se hace la vestimenta manualmente, se lo hace con máquina de coser, ¿no?, lo cual no le da un valor, diremos, ya puro al folclor, por un lado (LP-06: 1380). – Yo veo un capital fabuloso en Bolivia, y una circunstancia muy, muy favorable para que este país realmente sea nación o, es decir, este país sea nación, manteniendo estos valores culturales que se los puede tipificar a través de lo que hemos explicado hace rato (LP-06: 1390). – Se lo utiliza el problema de… se lo utiliza el problema de folclor en términos turísticos, ¿no? No, aquí se lo puede utilizar además en términos turísticos (LP-06: 1380.

Consecuentemente, el corpus de La Paz se diferencia de las otras ciudades del macrocorpus (§2.2.1.2.5) en que sus informantes prefieren los pronombres de acusativo en construcciones impersonales con se, opción que contrasta sobresalientemente con la de las otras ciudades. En cuanto a nuestras grabaciones sin transcribir, señalamos que hemos encontrado leísmo en hablantes de todos los niveles socioculturales: Leísmo académico: – Las mujeres le animan o a veces están cantando o bailando en torno al que recibe (PE5Andina. 22: 06). – Que los padres le van a ayudar [al muchacho] (BO3LaPaz. 12: 50). – La mujer no le soporta, ya viene el divorcio [al marido] (BO3LaPaz. 14: 26). – Animándole al que está, al que está recibiendo el golpe? (PE5Andina. 21: 42). Leísmo no académico: – Ya el joven le empieza a seguir por donde vaya [a la jovencita] (PE5Andina. 27: 45). – [a la jovencita ] no le dice nada. De repente le dice algo, de repente le dice que ¡bueno! que le va a raptar algún día (PE5Andina. 27: 50). – ¿Pa qué les has mandado? (PE3Andina. 21: 45). – Porque si la madre va a estar en la calle, no más sin verle a sus hijos ¿Cómo quedan esos hijos? (BO3LaPaz. 16: 58). – A mí me gustaría verles mujeres casadas (BO3LaPaz. 10: 04).

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– Y precisamente esos niños es que no trabajan, esos jovencitos que no trabajan ¿de dónde sacan plata? Les obligan esos maleantes que venden esas drogas; tienen que asaltar, tienen que robar (BO3LaPaz. 20: 04). – Yo les ayudo, les prácticamente los … les enseño. PE3Andina. 13: 40). – Les ayudo, yo trato de ayudarles (…) “ayúdala a tu hija” (PE3Andina. 12: 16). – Aquí le llamamos cortamonte (PE6Andina. 11: 37).

Se observan discordancias que afectan al género y al número. Los dos primeros ejemplos presentan falta de concordancia en cuanto al género, los siguientes no concuerdan en número, fenómenos de los que da cuenta Mendoza (1992: 461) en su descripción del castellano andino boliviano: – El corso infantil nunca la vi tampoco, o no la he visto. Me indicaron que es buena (BO5LaPaz. 6: 50). – Hay fereados que no se deberían de dar, pero lamentablemente acá en Bolivia se las dan (BO5LaPaz. 30: 52). – Charapas le dicen a los loretanos (PE3Andina. 4: 10). – Porque si la madre va a estar en la calle, no más sin verle a sus hijos ¿Cómo quedan esos hijos? (BO3LaPaz. 16: 58). – No más sin verle a sus hijos (BO3LaPaz. 16: 58). – Me lo compraban mis papás esos pequeños chisguetitos que hay de agua para mojar (BO5LaPaz. 12: 07.

Mendoza (1992: 461) aporta también un ejemplo de laísmo: – A María la has contestado muy mal.

2.2.2.1.3. Por otra parte, se señala en la mayoría de los trabajos sobre las modalidades andinas, la presencia del pronombre lo arreferencial (funcionando como mero índice aspectual) en construcciones donde el español estándar no lo presenta: Lo murió, lo entró, lo llegó… (Cerrón-Palomino, 1992; Caravedo, 1996). Calvo (2000a: 105) ha observado que la partícula andina -pu es traducida como un clítico invariable, sustituto del resto de los clíticos oblicuos de tercera persona en español: – Esta es una de las causas de la profusión de lo neutro en castellano andino, que en este aspecto ha conformado una nueva norma en el ámbito de un sistema pronominal divergente, anómalo con respecto al español peninsular: un lo que se nos ofrece anquilosado como partícula invariable, que ya no remite anafórica o catafóricamente a un sustantivo pleno sino que tiene valores aspectuales con significado de ‘para siempre’, etc.

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Esta construcción es más fácil de detectar si se trata de oraciones intransitivas o dotadas con la presencia de un dativo de interés. De este modo, Granda interpreta que la presencia de lo en contextos sintagmáticos con pasiva refleja, cuasi-refleja y/o dativo de interés, recogidos en el noroeste argentino (Se me lo perdió la plata, Se me lo enfermó la guagua, Se me lo rompió el plato), surge como calco del valor de los sufijos verbales quechuas -rqu, -pu y -ku (Granda, 1999a:129)41. Esta incapacidad pronominal de la forma la separa del sistema pronominal y la aproxima a la pragmática y a las partículas andinas (Calvo 2000a)42. Desde este punto de vista es únicamente como podemos interpretar oraciones como las siguientes: – Ella lo ha venido (Granda, 2001: 65). – Se lo llevaremos esta cama (Calvo, 2000b: 34443). – Se lo ha cocinado para mi hijo / Se lo ha comprado calzados (Calvo, 2000b: 34444). – No lo ha salido (Fernández Lávaque, 2002: 168145).

2.2.2.2. Ecuador En cuanto al español de Ecuador, Fernández Ordóñez (1999: 1341-1343) destaca tres fenómenos característicos del sistema pronominal desarrollado en la actualidad y que afecta a los individuos de todos los niveles socioculturales. – La extensión geográfica del leísmo pronominal. Iniciado en la sierra, se ha propagado a lo largo de las diversas zonas, de 41

El sufijo -ku representa una involucración emocional del sujeto o narrador en la ejecución de la acción descrita por el verbo. Por su parte, -pu incluye un sentido semántico benefactivo-detrimentativo: “Valores ambos que son perceptibles, aislada o conjuntamente, en numerosos casos de empleo, en el castellano manejado en zonas andinas, de lo como portador de contenidos semánticos-funcionales no canónicos desde el punto de vista del español general” (Granda, 1999a:124). Véase Fernández Lávaque (1995b). 42 Agradecemos a Julio Calvo (especialista en el español andino y la lengua quechua) su ayuda prestada en el análisis de las oraciones andinas de nuestro corpus sin transcribir. 43 El autor lo analiza así: con lo intencionativo próximo a -rapa: “Tenemos intención de llevarnos esta cama, aunque sea un perjuicio para alguien”. 44 Glosado en aimara con -rapi benefactivo, según la interpretación del autor. 45 Añade valor terminativo.

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tal forma que la costa y el oriente ya comparten con la sierra las alteraciones pronominales en favor del uso de le / les, independientemente de la función sintáctica del referente nominal46. – La omisión de los clíticos referidos a objetos directos determinados inanimados; el denominado complemento directo nulo, general en las zonas andinas (Las elecciones yo nunca ∅ entendí). La ausencia del clítico con referentes inanimados acentúa la presencia de le / les normalmente referidos a complementos directos animados y de persona: Les van a matar [a ellos]. – La duplicidad del complemento directo se traduce frecuentemente en un leísmo redundante, en el que el pronombre acompaña a su antecedente: Le conoció a mamá. En esta ocasión, nos centraremos en el primer apartado y dejamos los otros dos fenómenos que serán tratados posteriormente en el apartado cuarto de este capítulo. 2.2.2.2.1. En nuestro corpus, restringido en este caso a las conversaciones orales sin transcribir de los niveles medio y alto, hemos corroborado los aspectos recogidos por la autora en las grabaciones correspondientes a las ciudades de Quito y Cuenca. No obstante, quisiéramos resaltar el escaso leísmo encontrado en los hablantes de la ciudad de Loja, situación que coincide con los datos adelantados por las encuestas de Quilis (1992). De un total aproximado de 235 construcciones transitivas con clítico en función de complemento directo, el 28% de dichos predicados se constituyen con los pronombres le / les. Este porcentaje se distribuye de forma desigual en las distintas zonas. En Quito, el 38,59% de un total de 57 predicados corresponde a empleos leístas. De las 74 estructuras oídas en la Sierra, el porcentaje de leísmo asciende al 71,62%. Sin embargo, en Loja solamente el 7,31% (de un total de 82 predicados) emplean le / les en lugar de los clíticos correspondientes. Los tres hablantes de origen costero y resi46

Véanse Toscano Mateus (1953), García y Otheguy (1983), Quilis (1988 y 1992), García (1990) y Palacios (2002a, en prensa (a) y en prensa (b)). Mi agradecimiento a Azucena Palacios por su generosidad al haberme proporcionado sus trabajos en prensa.

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dentes en Quito apenas han empleado el clítico en sus predicados transitivos. Hemos oído 22 casos transitivos, y solo 4 han optado por el clítico no acusativo. El empleo de le / les pronominalizadores de complemento directo se extiende tanto a referencias animadas como inanimadas, masculinas y femeninas: Gran parte de las oraciones leístas incluyen una referencia masculina singular de persona (leísmo académico): – A él no le querían porque era pobr (EC18Quito-Sierra. 12:50). – El padre no le reconocía [a él] (EC18Quito-Sierra. 16:15). – Le castigaron [a él], le obligaban a estar en la cocina, a hacer obras del huerto (EC18Quito-Sierra. 18:32). – El gallito de la catedral se cansó de que él también le insulte tanto y se bajó y le comenzó a picotear (EC19Quito-Sierra. 6:00). – Quizás Dios le oyó [a él] (EC18Quito-Sierra. 21:50). – Es todo un conglomerado de gente que le espera al turista para que se sienta bien (EC24Sierra. 14:11). – Como ecuatorianos tenemos que ayudarle que él salga adelante (EC24Sierra. 18:38). – [a un sobrino] mi madre le ayuda(ba) le enseñaba a rezar, ¿entiendes? (EC31Loja. 15:37). – [alguien] que yo le conocía mucho (EC31Loja. 24:07).

El leísmo se extiende también a referencias plurales: – – – –

Les encaminamos (EC13Sierra. 7:10). Hacerles sentirse orgullosos de ser ecuatorianos (EC16Sierra. 4:02). Todo eso le hace cambiar [a los pueblos] (EC2Sierra. 6:40). El municipio no les deja trabajar [a ellos] (EC1Quito-Sierra. 10:50).

Por otro lado, llama la atención la presencia importante del leísmo con referencias de persona femeninas47: – Sin que nadie les moleste [a ellas] (EC1Quito-Sierra. 11:00). – Él siempre le va a querer a ella (EC18Quito-Sierra. 13:12). – Se va para allá, para la corrida de toros y le lleva su hija (EC21QuitoSierra. 12:00) (Le = su hija). 47 En consonancia con los resultados obtenidos por Palacios (2002a) en un estudio sobre el sistema pronominal átono de los hablantes de la zona serrana de Ibarra. La autora destaca que la presencia de le es favorecida por el género femenino del referente en un notable porcentaje de ocurrencias transitivas (42,6%). También se observa la fuerte presencia del pronombre con referencias femeninas en hablantes de Quito (Palacios, en prensa (a)).

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– Le vio a Bella Aurora (EC21Quito-Sierra. 12:15). – Cuando le vio a Bella Aurora, dicen que Bella Aurora murió (EC21QuitoSierra. 12:39). – A usted sólo le han botado con agua (EC5Sierra. 11:05) (Usted posee referencia femenina). – Por verle a ella (EC6Sierra. 2:25). – La gente le veo tanto hipócrita (EC7Sierra. 8:05).

Al referirse a animales, es frecuente el empleo leísta, como si se tratase de referencias personales: – Los toros por lo general les traen de haciendas aledañas a la ciudad (EC19Quito-Sierra. 15:50). – Mucha gente le confunde [los cuys] con las ratas (EC7Sierra. 9:07). – El chancho le preparamos en dos versiones (EC24Sierra. 10:55).

Hemos hallado también una fuerte presencia de leísmo para referirse a elementos inanimados en el corpus de La Sierra: – Los sombreros también le hacen con moldes (…), pero eso le hacen de un solo color (EC6Sierra. 13:00). – Le preparan aquí [la paja], le cocinan (…), le hacen hervir y le ponen anelina de diferente color; le compran así la paja del color (EC6Sierra. 13:20). – La una industria es la que le forma el sombrero (…), la tercera etapa es la que le acaba (EC6Sierra. 14:30). – Est(os) móviles les hace una señora (EC6Sierra. 14:40). – Les entrega [los móviles] (EC6Sierra. 14:50). – Esto le trae de lejos (EC6Sierra. 15: 28). – Cogiéndole como Dios (…) al sol (EC16Sierra. 8:05). – [una época] yo le llamaría de un neofeudalismo (EC22Quito-Sierra. 4:45). – El extranjero a lo mejor le vea al Ecuador de otra forma (EC24Sierra. 6:10). – Inf. – Nuestra comida típica es (…) el cuy, el cuy con papas. No sé cómo le llaman, digamos en España, pero… – Enc. – No lo tenemos). – Inf. – No le tienen (EC24Sierra. 8:44). – [el pan con quesillo] al meterlo en el horno (…) se le dora (EC24Sierra. 10:37). – Nosotros le llamamos el, el khuchimaki, que en quichua quiere decir “la mano del puerco” [al cocido] (EC24Sierra. 12:38). – La mano del puerco le cocinamos y luego digamos, le… le… le… le ponemos colorante (EC24Sierra. 12:44). – Póngale a hervir [la flor chiquiragua (?)] (EC17Quito-Sierra. 12:50).

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– Repe le llamamos acá48 (EC2649. 8:55). – Chafaina a base de arroz, a mí no me gusta, ni tampoco le he consumido (EC26. 10:12).

Sin embargo, en las otras zonas es escaso el leísmo de este tipo: – Pero aunque no le pronuncies [la zeta], pero al escribir el niño debe aprender a observar (EC31Loja. 19:00).

Palacios (en prensa (a)) destaca la convivencia de los sistemas etimológico y leísta en hablantes quiteños de todos los niveles socioculturales, con la matización de que las neutralizaciones genéricas de las formas de acusativo en un único pronombre lo (denominada por la autora “loísmo”) se da en el grupo mediobajo de la muestra analizada por ella. En opinión de Palacios, el sistema ecuatoriano, al igual que el paraguayo, es más innovador que el del español en otras zonas de contacto50, ya que su simplificación consiste en la neutralización de los rasgos de caso y género (en menor medida de número). Esta reorganización del sistema pronominal se corresponde con estructuras cognitivas importadas de la lengua amerindia de contacto (Palacios, en prensa (b)). 2.2.2.2.2. Construcción impersonal con se En la gran mayoría de las oraciones impersonales con se, el verbo rige dativo, tanto con referencias animadas como inanimadas, masculinas y femeninas, en singular y plural. Los ejemplos recogidos corresponden a la zona de la Sierra. Las referencias animadas personales destacan sobre la totalidad de la muestra: – Se les encuentra en todos los semáforos [a las personas] (EC1Quito-Sierra.11:40).

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Se refiere a un sopa típica de Loja. Informante no oriundo de Loja. Procedente de una población a 200 kms de Loja (al norte). 50 Como el andino o el español guatemalteco en contacto con la lengua maya, donde se tiende a neutralizar el género y el número, pero no el caso como norma general. 49

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– Se les obliga de pronto a formar un partido político51 (EC1Quito-Sierra. 21:59). – Se les viste a todos los… de pastores (EC2Sierra. 9:25). – Para su independencia, se le ayuda [a la gente] (EC13Sierra. 4:30). – Se les ayuda con víveres (EC13Sierra. 4:52). – [a los extranjeros] también se les ayuda con los trámites (EC13Sierra. 8:46). – Se les ubica a cada uno el… el… la habitación que les corresponde (EC13Sierra. 11:11). – Bastante se les ayuda a los extranjeros (EC19Quito-Sierra. 19:14). – [a los peruanos] se les ha tratado, digamos, de la mejor forma (EC24Sierra. 24:05).

Hemos encontrado casos de referentes animados no personales, y varios referidos a elementos inanimados: – [al chancho] se le pela (…), se le pela completamente y luego se le aliña (EC24Sierra. 11:09). – Pero también tenemos el puerco, el puerco chaspado. Es el puerco eh… que se le…, se le chaspa, ah…, con ramas de eucalipto y sale, digamos, o sea, la cáscara que nosotros le llamamos la khuchiqara; en quichua quiere decir “la piel del puerco” (EC24Sierra. 11:25). – [al cuy] se le asa (EC2Sierra. 14:05). – Los higos medio tiernos se les pasa en panela (EC5Sierra. 13:20). – Tal vez el tinte… el tinte con que… con que se le visita a la procesión haya cambiado (EC17Quito-Sierra. 19:25).

No obstante, estos ejemplos contrastan con los siguientes no leístas, oídos en zonas serranas (sobre todo, en Quito): – Ese entorno se lo tienen que cuidar (EC1Quito-Sierra. 6:30). – Se los mantiene aquí en el albergue (EC13Sierra. 6:18). – Hay personas que ya se los ve tantos años que siguen latigando y fustigando (EC17Quito-Sierra. 18: 40). – Se lo veía un ave tan majestuosa [el cóndor] (EC17Quito-Sierra. 15:05). – [la iglesia] posteriormente se la construyó con lo que ahora tenemos (EC19Quito-Sierra. 7:25).

En el caso de Loja, se emplea el pronombre acusativo en todos los predicados recogidos:

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Se refiere a los indígenas.

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– – – – – – – – – –

Que se la va a traer cada año… en agosto [a la Virgen] (EC27Loja. 7:54). Que se la traen en peregrinación [a la Virgen] (EC27Loja. 8:02). También se los toma en cuenta a los ancianitos (EC29Loja. 25:50). [los cuys] se los faena, se los pela bien y se los pasa con ajo, con bastante ajo y se los deja para un día para otro; al siguiente día, se lo pasa al horno, si no se lo asa en brasa, bien sabroso, el cuy (EC30Loja. 17:38). Al maíz se lo pela previamente (…), cocinándole con… con… con… con ceniza, luego se lo deja en bastante agua y se lo saca toda la corteza (…), se lo muele (EC30Loja. 15:00). Porque la erre se la pronuncia como erre (EC31Loja. 16:32). Siempre se lo hace (EC30Loja. 15:50). A veces lo hablan muy rápido (…), se lo habla [el español] (EC30Loja. 11:59). Aquí se lo pronuncia mejor, casi casi claro (EC30Loja. 12:14). Mejor se lo pronuncia [el español] (EC28Loja. 3:58).

2.2.2.2.3. Palacios (2002a) advierte que no existe relación de biunivocidad entre los pronombres y el género de los referentes, puesto que una misma forma pronominal puede tener ambas referencias genéricas, si bien el rasgo de humanidad (y no el de animacidad) favorece y potencia el uso del leísmo. Por otra parte, las características morfológicas del quechua de Ecuador52 imposibilitan que exista correlación entre las marcas morfológicas de dativo y acusativo en quechua y las funciones de dativo y acusativo en español53. Ejemplos como los siguientes (extraídos de nuestro corpus) muestran las discordancias genéricas entre el clítico y su referente nominal: – Quizás muchos lo conocen [la historia de la Bella Aurora] (EC18QuitoSierra. 11:50). – Otra comida que lo hacen también del maíz mismo (EC30Loja. 16:02). – En cualquier pastelería lo van comprando [la tarta] (EC29Loja. 26:30). – Aquí la tomamos un buen jugo de naranja (EC29Loja. 19:45). – Ahí lo conocí a esta que es mi mujer (EC34Costa. 20:42).

2.2.2.3. Paraguay y noreste argentino 2.2.2.3.1. La reestructuración del sistema pronominal del español paraguayo ha sido uno de los fenómenos más señalados, fruto 52

Modalidad en la que no hay concordancia de objeto explícita en la segunda y tercera persona. 53 En opinión de la autora, la simplificación del sistema pronominal o la reestructuración del mismo serían un ejemplo de convergencia lingüística.

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del contacto del español con el guaraní. En el español de Paraguay y en la región del noreste argentino (región guaranítica), el contacto de lenguas ha dado pie a una serie de alteraciones pronominales, muy semejantes a lo que ocurre en Ecuador (Fernández Ordóñez, 1999: 1347). Los estudios sobre el español paraguayo destacan el leísmo como fenómeno común en el español del Paraguay. Germán de Granda (1982: 262) sostiene la hipótesis de la causación múltiple, factores internos (reajuste por contacto) y factores externos, en este caso la presencia de colonizadores norteños, principalmente del País Vasco, contribuyeron al afianzamiento del fenómeno. Palacios (2000) en el análisis de una serie de entrevistas orales (grabadas a individuos bilingües de distintos sociolectos) y textos escritos (en los que se refleja el registro coloquial de los sociolectos menos instruidos) ha detectado casos de loísmo en zonas rurales y leísmo en zonas urbanas. El leísmo (con referentes animados) predomina en los sociolectos medio y medio alto de las zonas urbanas y no ha anulado el uso minoritario de otras formas, de modo que sus informantes leístas rechazan el empleo del pronombre le en la pronominalización de referentes femeninos en plural, por lo que admiten le veo al niño, le veo a los niños, le veo a la niña, pero no le veo a las niñas (sino las veo a las niñas). Son los universitarios y los hablantes procedentes de zonas urbanas los que muestran mayoritariamente el uso del leísmo, en oposición al loísmo imperante en zonas rurales (Palacios, 2000: 127). La pronominalización de referentes no animados es escasa, pues en este caso se prefiere la omisión del clítico (como en otras zonas de contacto)54. En la zona rural que rodea Asunción es sobresaliente el empleo del clítico lo en la función de complemento directo con todo tipo de referentes, tanto para singular como plural (al igual que ocurre 54 Véase más adelante §2.4.2.2. En el estudio que hace Martínez (2001) de la zona argentina de influencia mapuche (provincias de Chubut, Río Negro y Neuquén) se constata la misma ausencia de clítico de objeto directo condicionada a la menor relevancia del referente. La frecuencia de uso del clítico aumenta con referentes animados y entidades individualizadas dentro del discurso. Véase p. 926. Resultados parecidos a los de García Tesoro (2002) en su estudio sociolingüístico de informantes del departamento de Quetzaltenango, zona con un 61% de población indígena. Las lenguas mayas carecen de pronombres de tercera persona.

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en zonas andinas y otras zonas de contacto), como se observa en los siguientes ejemplos aportados por Palacios: – El que puede se ha comprado una vaca en su época y lo va criando. – Allí hay muchísimoh animaleh en el monte, muchisimoh, entonse elloh van a cazar porque sabe que en un día o en dos lo matan). – La hierba por ejemplo lo hase mi padre en mi casa. – Vivían en chabolitah que lo hasían ello mihmo. – Un trabajo de diez personas, se van a hacerlo.

En opinión de la autora, estos fenómenos pueden explicarse como producto de la influencia del guaraní, que hace que los dos sistemas de las lenguas en contacto (en este caso, español y guaraní) converjan en tendencias similares: – En este sentido, la invariabilidad pronominal del guaraní sin restricciones de género, número o caso activa la posiblidad que el español tiene de neutralizar los rasgos de género, número y/o caso (también el caso en el leísmo, sólo género y número en el loísmo paraguayo) del sistema pronominal, con lo que la estructura del español paraguayo converge con la del guaraní en la tendencia hacia la invariabilidad pronominal que se registra en los casos de leísmo y loísmo analizados en este trabajo (Palacios, 2000: 141).

Si bien el leísmo parece ser el fenómeno predominante, Palacios (2000: 141) prefiere hablar de tendencia a la invariabilidad pronominal, que puede dar como resultado la elección de le o lo. La distribución de ambos fenómenos obedece, como hemos visto, a fenómenos sociolingüísticos como la procedencia (urbana o rural) y el nivel sociocultural. 2.2.2.3.2. En el material proporcionado por la organización de este volumen (grabaciones orales transcritas), en los niveles medio y superior, hemos contabilizado 69 secuencias transitivas con pronombres clíticos. Entre los predicados transitivos pronominalizados, hallamos 28 predicados leístas (incluimos los pronombres de la construcción impersonal con se), un 40,5 % del total. De estos, 9 se ajustan al leísmo académico. Los verbos amar, amenazar, blanquear(?), llamar (‘telefonear’), llevar, operar, salvar y violar contienen referencias masculinas de persona en singular: – Solamente con una voluntad de amarle a dios (PA-25: 4). – Escobar era el defensor de la selección de Colombia, que le amenazaron ya … y porque el hizo un autogol (PA-23: 4).

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– Y un contrato de compraventa, prácticamente le blanquea al portador en el sentido de que puede figurar tranquilamente, puede sacar chapa, puede sacar registro con ese vehículo que no va a tener ningún problema (PA25: 2). – Sí, me estoy moviendo, le estoy llamando diariamente al jefe de investigaciones (PA-25: 3). – Él tuvo un aneurisma de aorta, le llevamos por supuesto a un hospital (PA-19: 3). – Al día siguiente el médico nos dice, ¡ah!, no, está regio, tiene cinco de coma, vamos a operarle está regio, claro se le opera (PA-19: 355). – Este señor está con un coma doce como le dijeron y así está desde el principio ni operación, nada le salva… (PA-19: 3). – Al final nos contaron que dos policías de civile(s) de investigación le habían violado, le habían violado (PA-1: 656).

Con los verbos siguientes se producen predicados caracterizados por el leísmo no académico: alienar, ayudar, controlar, cubrir, dejar salir, delatar, dirigir, encubrir, invitar a comer, llamar, llevar y mover: – Ellas vienen perdidas, ellas vienen de cero sin nada, vienen y se encuentran con la gran ciudad, y quedan anonadada(s) quedan atontada(s) y la cuidad les aliena (PA-13: 3). – Por todo esto del machismo no se valoriza a esa chica que viene acá, esa chica no tiene un lugar, donde decir bueno yo vengo, no hay una institución, una organización que les dirija a esas chica(s) acá en Asunción, que les controle que leh(s) ayude, del campo a la ciudad hay mucha diferencia (PA-13: 2). – Se ubican ahí para los lugares donde ellos se refugian dejpué[s de cometer un robo, y la gente le cubre, le encubren, nadie le delata, todos se callan, pero saben bien y nada … quienes son los ladrones … (PA-17: 4). – No sé si decir en el ochenta, se genera toda una lucha para conseguir reivindicaciones del cuerpo médico, del cuerpo docente y el cuerpo digamos de funcionarios medios lo que sería enfermeras, camilleros etcétera, inician una lucha por ajustes salariale(s), incluso estuvieron ahí viviendo dentro del hospital porque la policía no les dejaba salir (PA-19: 1). – Pasan días enteros allí tirados en … sin comer nada, comiendo lo que les da el hospital por generosidad, a veces de caridad que los enfermos, que los médicos les invitan a comer algo en los bares de enfrente (PA-19: 1). 55 Hemos hallado el verbo operar con acusativo en el siguiente ejemplo del mismo hablante: “Él jamás apareció por la cátedra, atendido por los médicos de guardia, hasta que se produjo el desenlace lógico, que lo operamos desde el primer día”. PA-19: 3. 56 Referente masculino.

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– Pero la mayoría de los médicos al final son de no empleados de estas instituciones que les llaman seguros médicos así entre comilla(s), se ofrecen por sumas (PA-32: 3). – Changas le llamamos nosotros a un trabajo esporádico, o sea no un trabajo así fijo, o sea es el término que usamos aquí, a lo mejor … changas, le llamamos, son changadores (PA-16: 2). – La gran roma [sic] que le llama a la Europa (PA-25: 4). – Generalmente vienen los adulto(s) o la policía misma, o a pegarle(s), o a llevarle(s) preso(s) o llevarle(s) (PA-1: 6). – Eso es lo que a ellos les mueve (PA-17: 2). – Entonces ahora nosotros organizamos una especie de tutoría, les suelo llamar (PA-17:157).

Si bien se ha destacado la preferencia por le en la construcción impersonal con se (Fernández Ordóñez, 1999: 1348), en nuestro corpus los pronombres que se han usado en la construcción impersonal con se han sido lo / la y le / les: En cambio, Asunción (a pesar de su carácter leísta) se diferencia de las ciudades distinguidoras analizadas (§2.2.1.2.5) por la convivencia de ambos pronombres, aunque predomina el acusativo: Referencia animada humana: – Por eso no se los puede recoger a todos y, cuando se los recoge, qué se hace con ellos, de dónde se empieza, se le(s) empieza a educar? (PA-13: 2). – Si se queda viuda por ejemplo, si está sola se va a morir de hambre porque no sabe qué hacer porque nunca se le dió la oportunida(d) nunca, se la capacitó nada (PA-1: 3). – Cuando la persona fallece no tienen recurso, se le ayuda, se le compra cajones (PA-14: página única). Referencia inanimada: – Sí, … el aborto todavía no está legalizado en nuestro país, pero igual se lo practica, hay bastante casos de muertes por aborto por que se lo hace en forma clandestina (PA-16: 4).

57 Hemos encontrado un caso en el que aparece el pronombre lo con los verbos dejar y llamar: “Significa … que la tentación de la carne … que no hay que dejarla mucho tiempo sola a la mujer o sea el marido no tiene que dejar mucho tiempo que por que la tentación de la carne en el sentido sexual”. PA1: 3. “Y justamente ahora tengo problemas (…), problema lo llamo yo porque es una materia la cual tengo que pasar”. PA-13: 3.

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Nos resulta curiosa este uso del acusativo en una modalidad donde siempre se ha destacado la fuerte presencia del leísmo. En el nivel bajo de Asunción hallamos 40 predicados transitivos; de los cuales, 24 son leístas, es decir, el 60% del total de construcciones transitivas. Los verbos afectados son asentar, dejar, votar, quitar, acariciar, traer, mandar, preparar, ayudar, suplir, utilizar, llevar, acoger, buscar y llamar (verbo este último que aparece con ambos pronombres58). 2.2.2.3.3. Granda (1999a), en su análisis sobre una serie de construcciones morfosintácticas que derivan del contacto multisecular entre el español y el guaraní (resultado de la transferencia lingüística, entre las que figuran las que pueden ser consideradas calcos del mismo por interferencia de la lengua indígena y los fenómenos que son resultado de una convergencia lingüística entre el español paraguayo y el código de la lengua indígena)59, observa la ausencia de clítico en la función de objeto indirecto (como hecho de convergencia), por lo que solamente se emplea el sintagma preposicional con el pronombre tónico y siempre detrás del verbo: Mando a él este canasto. Fernández Ordóñez (1999: 1349) recoge ejemplos en los que se observa que el pronombre tónico puede funcionar como complemento directo o indirecto y es siempre personal: – La maestra dice a ellos para venir temprano (Usher, 1976: 51. Apud Fernández Ordóñez, 1999: 1349). – Encontré a ellos en el monte (Usher, 1976: 50. Apud Fernández Ordóñez, 1999: 1349). – Si puede, lleva a ellos con la madre de él (Abadía, 1996: 213. Apud Fernández Ordóñez, 1999: 1349).

58 Anotamos un ejemplo que nos parece interesante, por la alternancia del caso en el mismo párrafo. Es un ejemplo de una grabación del nivel bajo en el que observamos una vacilación entre ambos pronombres. En el primer sintagma verbal (personal) aparece lo; en la construcción impersonal se transforma en le: “Si, cajón lo llamamo(s), normalmente cajón se le llama pero también se usa mucho ataúd”. PA12, nivel bajo: 4. 59 En el capítulo 12: “Interferencia y convergencia lingüísticas e isogramatismo amplio en el español paraguayo”. Para las nociones metodológicas empleadas, véase la página 317.

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En relación con todos los fenómenos señalados, Fernández Ordóñez (1999: 1349) destaca la generalidad de los mismos en la totalidad del territorio de Paraguay y en todos los niveles socioculturales: – En Paraguay, donde el conocimiento del guaraní es general entre toda la población, estos usos son comunes en todo el país, pero especialmente intensos en los estratos más populares y en el habla informal de los estratos medios y superiores, abandonándose progresivamente según aumenta el nivel cultural del hablante, que aún así, nunca renuncia al leísmo con referentes humanos o animados en el singular (Granda, 1982: 2639).

2.2.2.3.4. En cuanto a la zona guaraní argentina (Corrientes, Misiones y franjas territoriales de las provincias de Chaco y Formosa), las investigaciones realizadas (Abadía e Irigoyen, 1977, Kaul, 1977 y Abadía, 1999) confirman la presencia de los mismos fenómenos descritos para el español de Paraguay: leísmo, faltas de concordancia entre el complemento directo y su pronombre, elisión del complemento directo pronominal y la no duplicación del objeto directo tónico de tercera persona. 2.2.2.4. Zonas de contacto en México En zonas bilingües mexicanas o de fuerte influjo sustratístico indígena, se ha detectado la neutralización de los pronombres de objeto directo mediante la forma invariable lo en hablantes de poco dominio del español. Así lo registran Francis (1960: 94) en Chiapas, Suárez (1945: 150, 1980) en Yucatán (influencia maya) y Hill en el español con influjo nahua del centro de México (1987). Los primeros ejemplos corresponden al español de Chiapas descrito por Francis: – Lo arreglé la casita (Apud Lipski, 1996: 306). – Sacalo las botellas (Apud Lipski, 1996: 306).

Los siguientes corresponden a los datos de Suárez: – ¿Ya lo anunciaste la boda? (Apud Lipski, 1996: 305).

Los últimos proceden del estudio de Hill: – Lo compramos la harina (Apud Lipski, 1996: 306). – Lo ponen abajo los plátanos (Apud Lipski, 1996: 306).

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2.3. INMOVILIZACIÓN MORFOLÓGICA DEL CLÍTICO DE COMPLEMENTO INDIRECTO Y OTRAS FALTAS DE CONCORDANCIA En este apartado nos ocuparemos de la falta de concordancia morfológica entre el clítico y su sintagma referencial. En primer lugar, abordaremos el fenómeno en el pronombre de complemento indirecto le con referencia en plural, la pluralización del clítico singular lo y otras discordancias halladas. 2.3.1. Inmovilización de le en el marco del sintagma verbal Es muy frecuente la inmovilización numérica del pronombre le reproduciendo referentes en plural. Afecta a oraciones (incluso a estructuras superiores) que contienen un predicado verbal con duplicación de la función de complemento indirecto mediante el clítico en singular antepuesto o pospuesto a su referencia, que está en plural. Se ha señalado numerosas veces que en todo el ámbito geográfico hispánico se produce esta falta de concordancia del clítico, sobre todo, si el sintagma referencial está alejado del pronombre60. Como fenómeno del español general, su presencia en las hablas americanas cuenta con testimonios bien documentados. Kany (1976: 140) aportaba ejemplos de Argentina, Uruguay, Chile, Colombia, Venezuela, Nicaragua, Honduras, México y Cuba. Estudios actuales confirman la extensión del fenómeno: Bentivoglio y Sedano (1992: 786) lo registran en el español de Venezuela. Actualmente se produce en todos los sociolectos antillanos (López Morales, 1992: 309). Su expansión es general en Chile (Contreras, 1974: 163 y Rabanales, 1992: 568). Quilis (1992: 600) lo detecta en el habla de un universitario ecuatoriano de Esmeraldas. Es habitual encontrarlo cuando no hay peligro de ambigüedad, es decir, “cuando la frase nominal plural no está demasiado alejada, en el discurso, del clítico sustituto”, como afirma Vaquero (1996: 63), en relación con su presencia en Puerto Rico. Por nuestra parte, el primer tipo de discordancia que vamos a analizar afecta a la duplicación del complemento indirecto en un 60

Fenómeno que afecta también a los predicados verbales leístas.

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mismo sintagma verbal. Para ello nos centraremos, sobre todo, en nuestro material del macrocorpus y Asunción, aunque aportamos también algunos ejemplos de las grabaciones sin transcribir. 2.3.1.1. Bogotá En el corpus de Bogotá constan unas 170 estructuras con clíticos en función de complemento indirecto. 24 de ellas contienen la duplicación del sintagma nominal complemento indirecto en plural, entre las que se observan 8 casos (el 33,3% de los predicados con duplicación) de no concordancia de número entre el clítico y su referente nominal, al producirse la no pluralización del pronombre. En todos estos casos, le antecede al referente nominal en plural. Seleccionamos un ejemplo por informante: – Cosa que no le pasa a todos (BO-2: 763). – Colombia no tiene experiencia en revistas; y si nosotros queríamos hacerle no una competencia directa a las revistas del Grupo de Armas que son: Vanidades, Buenhogar, Cosmopolitan, sí queríamos que Colombia tuviera una revista auténticamente colombiana (BO-4: 771). – Entonces por eso es mi afición y hay que darle un justo… precio a las personas (BO-6: 786). – La forma de parar la ciudad era quitándole la corriente a los tranvías a las doce (BO-12: 848). – Pero han tenido todos nuestros hombres en un porcientaje muy grande el pecado de lanzarle los niños en los hombres… en los hombros a las mujeres para que los eduquen ellas (BO-13: 859).

2.3.1.2. Buenos Aires En el corpus de Buenos Aires, figuran 163 oraciones con clítico en función de complemento indirecto. Se observan 10 casos de oraciones con pleonasmo en el mismo sintagma verbal, de las cuales 4 presentan la no concordancia de número entre el clítico y su referente nominal (40%), al producirse la no pluralización del pronombre. En dos casos el pronombre sucede a su referencia nominal; en los otros dos, antecede61: 61 En las grabaciones sin transcribir hemos encontrado igualmente varios casos de falta de concordancia en el complemento indirecto: “Le pregunté a ellos”. VE2Oriente. 10: 10. “Trato de inculcarle a los niños que la violencia no es nada buena”. VE11Sur. 5: 28. “Donde trabajo le inculco a los niños mucho deporte”. VE11Sur. 6: 26.

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Sintagma referencial… le – Hay quienes le interesan los paisajes; a mí no es lo que más me conmueve (BA-2: 899). – Posiblemente a mamá y a papá le debemos no solo todo lo que nos han dado, sino… ese sentido a comprender que no podemos estar sin hacer algo por los demás (BA-13: 1008). Le… sintagma referencial – Yo creo que el sicoanálisis es una escuela que tiene que ser revisada íntegramente… es decir… yo le doy muchísima importancia a los aspectos sociales que los sicoanalistas no dan (BA-12: 992). – El investigador a través de la consigna sabe que tiene que darle un sentido a las manchas, que, por otra parte, con más o menos claridad, él percibe que no son más que manchas (BA-12: 998).

2.3.1.3. Caracas En cuanto al material de Caracas, hemos contabilizado 284 estructuras no leístas con le y 54 con les. La duplicación del complemento indirecto con referencia plural se produce en 27 oraciones, 15 de las cuales son oraciones en las que se ha producido la inmovilización del pronombre al no pluralizarse. El porcentaje (55,5%) es notable, teniendo en cuenta que la mayoría de los predicados presenta el fenómeno señalado. En 14 casos el pronombre antecede al sintagma referencial. Seleccionamos un ejemplo por informante: Le… sintagma referencial – Yo tengo entendido que en los Estados Unidos el… creo que es el sesenta por ciento de las mujeres le montan cachos a los maridos (CA-2: 167). – Eso es justamente lo que, a través de este programa le evitamos a los muchachos (CA-3: 177). – No se le ve… término ni solución inmediata a estas tragedias (CA-05: 194). – Los cursos que se le han dictado a ellos… ha habido cursos más largos, más cortos, ha habido seminarios, creo que los han… motivado bastante (CA-07: 216). – Una cosa que no me ha gustado, por ejemplo, y que lo he visto en algunos de mis sobrinos, eso de que le echaran el agua, que le echen el agua a los muchachos antes de bautizarlos, realmente yo no… yo no recuerdo que antes se hiciera eso (CA-08: 227). – Ella se diagnosticaba ella, y se medicaba ella, y medicaba a todo el mundo, le inyectaba a todos… [Risas] (CA-10: 255). – Ese chiste… dicho una vez al azar de una conversación… intrascendente, parece que le ha dado la vuelta, por lo menos, a unos cuantos países americanos (CA-11: 262).

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– A veces… sí se me llena la… pero no van los niños y yo quiero dedicarle a los niños las cosas (CA-12: 273). – A mí me parece que unos padres… tienen que darle primero a sus hijos… una seguridad absoluta (CA-13: 283). – Uno le busca el lado bueno a las cosas (CA-14: 288). Sintagma referencial… le – Unos creen que a los niños tiene que permitírsele todo, porque negarle algo es causarle un trauma (CA-09: 238).

2.3.1.4. Lima En cuanto a las construcciones con complemento indirecto, el corpus de Lima presenta 189 casos de pronominalización. 150 contienen el pronombre le, aunque 3 de ellas son casos de inmovilización del pronombre. Forman parte de un total de 8 oraciones con complemento indirecto duplicado y referencia plural. Se produce, por tanto, una falta de concordancia de número en el 37,5% de los predicados verbales. En las tres oraciones el pronombre se antepone al sintagma nominal: – He estado en… Huancayo, he… ido a Arequipa, si es que en realidad es sierra, creo que no le gusta mucho a los arequipeños… (LI-01: 1029). – Ah, me dio todas las virosis que le dan a los niños, inclusive repetidas: tos convulsiva como tres o cuatro veces, varicela, sarampión, o sea, bue… (LI-03: 1048). – Uno no puede tampoco darle la importancia… máxima a estas a… a estas ayudas instrumentales (LI-11: 1151).

2.3.1.5. México De las 265 estructuras con complemento indirecto pronominalizado, encontramos 200 con pronombre le, de las cuales 4 se caracterizan por la falta de concordancia entre el pronombre y el referente nominal. Las oraciones con referencia plural duplicada en el mismo predicado verbal ascienden a 15, por lo que el porcentaje de inmovilización de le es del 26,66%. En todos los casos el pronombre antecede al referente nominal: – Son las fiestas que le hacemos a los chiquitos (ME-10: 105). – Llegábamos con nuestros cocoles y nuestras semitas muy bien satisfechas, y agradeciéndole mucho a las personas que nos los regalaban (ME-13: 133). – Al entrar la policía ve… se ve en el espejo —pero, como era de noche, y no se dio cuenta, le saluda al policía diciéndole: “Buenas noches, compañero”. Y así es que todo esto —como tú comprenderás— era para estar,

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después de que ya pasó el susto, era una risa tremenda, por lo de… que le había pasado a los primos con las tablas, por lo del… policía, que le saludó al espejo, creyéndose que era su compañero (ME-13: 135). – Los reactores nucleares en escala, cuando se le presentan a los alumnos de preparatoria, de secundaria, pues… realmente les llama el interés (ME02: 20).

2.3.1.6. Santiago de Chile En Santiago de Chile encontramos 250 estructuras dotadas del pronombre de objeto indirecto singular, 43 con el pronombre en plural y 10 oraciones con referencia en plural duplicada y el pronombre en singular. El pronombre siempre antecede a su referente nominal. Seleccionamos un ejemplo por informante: – Es una leche que se le da a los chanchos (SCH-06: 368). – En días pasados escuché una entrevista que le hicieron por radio a unos hippies) SCH-09: 396). – Saben bien qué es lo que les gustaría cambiar; pero no ven claro con qué podrían hacer la sustitución, cosa que también creo que le pasa a los adultos (SCH-11. 422). – Entonces, teniendo este conocimiento elemental, se le podría prove… proveer a los chilenos de los materiales también a un costo bajo (SCH-11. 422). – Se le ocurrió a ellos de decir que… eran funcionarios (SCH-12: 426). – Aun cuando uno quisiera ponerle atractivo a las clases —¿cómo… cómo expresar?—, hacerles un poquito como de… de chiste para… de conversación familiar como para atraerlas, ¡inútil! (SCH-14: 448).

En cuanto a la falta de concordancia del complemento indirecto, debemos señalar que las grabaciones sin transcribir presentan la misma situación que hemos encontrado en el otro corpus62. 2.3.1.7. San José de Costa Rica En cuanto a San José de Costa Rica, hemos escrutado 280 estructuras con le y 67 con les no leístas. Hay 18 oraciones con duplicación y referencia no singular, de las cuales 7 presentan falta de concordancia entre el pronombre y su referencia (el 38,88%). En todos los casos el pronombre antecede a su referente: 62

Veamos algunos ejemplos que son de Santiago y Copiapó, del nivel medio: “Yo le tengo fe a los jóvenes”. CH7Santiago. 14: 19. “Que mi hija le diera a sus hijos las mismas posibilidades que le estoy dando yo a ellos”. CH18Copiapó. 15: 32.

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– La gente le daba nombres distintos a esas pozas (SJCR-05: 1539). – En el agradecimiento de todo lo que le debemos a ellos (SJCR-06: 1552). – Ya ahora uno le compra a los hijos de eso y como que no les hace gracia, ¿verdad? (SJCR-07: 1562). – La idea es darle a los estudiantes que van a ser maestros elementos para que se puedan defender como tales (SJCR-09: 1591). – Y yo siempre comparo la labor de Guido Miranda con la de un padre de familia que no le da de comer a los chiquitos para tener plata en el banco (SJCR-10: 1604). – Fue una cosa tan espantosa… que yo digo: “Así debe pasarle a los médicos también” (SJCR-10: 1606). – Me dice: “Mirá, yo tengo en este momento diecinueve nietos. Trabajo —es un pensionado del Banco Nacional— porque, si no, no podría regalarle nada a los diecinueve nietos” (SJCR-11: 1620).

2.3.1.8. San Juan de Puerto Rico En San Juan de Puerto Rico observamos 143 estructuras con pronombre le y 39 con les (no leístas). A estas hay que sumar las 16 construcciones en las que no hay concordancia entre el pronombre y el sintagma referencial, extraídas de un total de 21 oraciones con referencia plural y duplicación del complemento indirecto. Se trata de un porcentaje muy elevado (76,19%). En casi todos los casos (15) se produce la secuencia del pronombre seguido del sintagma nominal. Seleccionamos algunos ejemplos: Le… sintagma nominal – Es lo que yo le trato de decir a mis estudiantes (SJPR3: 1218). – Esta actitud le fue molestando a los artistas (SJPR-02: 1215). – Me parece a mí muy mal ubicado, ¿no?, porque… es esa cosa que le da a los arquitectos de forzar una perspectiva (SJPR-04: 1235). – Bueno, sí, porque le he dado clases de inglés a dos o tres cubanos y le he dado clases de español a dos o tres norteamericanos (SJPR-09: 1275). – El supervisor le da servicio a esos pueblos (SJPR-13: 1313). Sintagma nominal… le – Nosotros tratábamos de presentarle cosas que a ellos le llamara la atención (SJPR-08: 1270).

2.3.1.9. Zonas andinas En el material de La Paz del macrocorpus, se contabilizan 187 construcciones con pronombre de complemento indirecto en singular (excluidas las estructuras leístas) y 5 estructuras duplicadas que poseen una referencia plural. Entre estas últimas, tan solo se

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observa un caso de duplicación del complemento indirecto con referente en plural y pronombre singular le: – Y el papel de la mujer es muy importante en cuanto a que es ella la que comparte más tiempo con sus hijos, ¿te das cuenta? Entonces, le da más a sus hijos, en cuanto a enseñanza. Una misma yo creo que le está enseñando el tener sentimientos (LP-04: 1361).

Aparte del dato extraído del corpus de La Paz, en nuestras grabaciones andinas sin transcribir hemos encontrado alguna falta de concordancia que afecta al número del pronombre le63: – Charapas le dicen a los loretanos (PE3Andina. 4: 10).

2.3.1.10. Paraguay En cuanto a Asunción de Paraguay (niveles alto y medio), hallamos varios ejemplos de inmovilización de le (de un total de 12 oraciones con SN en plural). En estos casos, antecede el pronombre al sintagma nominal: – Se nota la extrema pobreza realmente, la gente que puede decir bueno muy bien no tiene para darle condiciones de alimentación a sus hijos entonces ellos hacen (PA-5: 2). – Sin que esto se entienda como que el estado viene y le pone el yugo en la cabeza a las clases más desprotegidas sino que por el contrario (PA-5: 3). – Yo le estaba diciendo a unos compañeros, la comunida(d) económica europea, la comunida(d) europea tiene doce países (PA-25: 4). – Y el gobierno, no sólo hoy, sino siempre le dio la(s) espaldas … no sólo hoy, hoy también, le dio las espaldas a clínicas (PA-19: 1). – Los votos (…) le pertenecen a la propuesta, le pertenecen a las coyunturas (PA-5: 2).

2.3.2. Inmovilización de le en estructuras supraoracionales La falta de concordancia entre ambas unidades (el referente nominal y el clítico complemento indirecto) se localiza además en estructuras superiores al predicado verbal, como oraciones de relati63

Se suman casos de leísmo, como los siguientes en los que el pronombre es correferencial de un complemento directo: “Porque si la madre va a estar en la calle, no más sin verle a sus hijos” BO3LaPaz. 16: 58. “Ayúdale a tus hijos”. PE3Andina. 12: 17. “Los sombreros también le hacen con moldes”. Ec6Sierra. 13: 00.

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vo, oraciones copulativas y unidades superiores a la oración simple, ya que el referente y el clítico se encuentran en predicados distintos: 2.3.2.1. Bogotá – Entonces, le estamos dedicando temas periodísticos de análisis, que van más directamente a ellas para que encuentren todas algo especializado (BO-4: 776). – Ese es el fracaso de Latinoamérica, y cree que peleando contra los grandes va a crecer en vez de meditar sobre sus problemas y darle soluciones propias (BO-6: 790). – Son libros que me toca hacerle injertos en las partes rotas o, mejor dicho, faltantes, porque los rotos o rasgados también se deben tratar, se deben unir (BO-14: 861).

2.3.2.2. Caracas64 – Si nosotros los sacamos, a ellos, del medio ambiente en donde están y les decimos: “Bueno, vamos a destruir la sociedad de consumo, vamos a destruir esa tecnología que tanto dicen ustedes que nos aprisiona, vamos a destruirle este… este hacinamiento, vamos a dejarlos libres en un campo más abierto”… estarían fracasados (CA-01: 154). – Los maridos están tan metidos dentro del sistema, que de lo único que se ocupan es de trabajar, ¿no?, porque están pendientes de que este le va a pisar (CA-02: 167). – Ustedes estudian, se gradúan, muchas veces, excelentes estudiantes no se les sigue una… un seguimiento, no se le sigue una política, realmente que pueda conducir a una beca posterior (CA-03: 174). – Eso de Carapa… parece ser una… un síntoma de… de los problemas recurrentes que continuaremos… viviendo, salvo que se le encuentren o… se le busquen soluciones (CA-05: 195). – Mi… mi abuelo ese… este… no… ¿cómo es la cosa?, no… sabía mucho de… de leer y eso, pero era un hombre muy inteligente, muy bello… y que permitió que sus hijas… fueran al colegio de las señoritas Alvarado (…). Ahora le enseñarían inglés, en aquella época le enseñaban francés (CA-10: 254).

2.3.2.3. Lima – Por ejemplo, mi padre, mi madre, yo no me acuerdo que me besaran, así, bueno, uno los besaba para decirle “buenos días” y punto (LI-13: 1176).

64 También en una grabación sin transcribir de la zona sur del país: “Y escucho a unos, y escucho a los otros, y le oí comentarios y ellos me respetan también”. VE9Sur. 8: 06.

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2.3.2.4. México – Desde muy chico, a mí me dijeron las personas que me conocían, que una buena profesión para mí sería la de diplomático o licenciado, por tanto que le hablaba y les platicaba y los convencía, y me gustaban las ventas y cosas de esas (ME-01: 6).

2.3.2.5. Santiago de Chile – En realidad, son penetrantes; hacerle clases así, en un… en un tema así tan… tan complejo como este que tengo que hacer yo, exige cierta honestidad intelectual… (SCH-11: 422)65.

2.3.2.6. San José de Costa Rica – Muchas veces dicen: “Pero diay, dejá ya de trabajar, ya para qué, ya estás dando palos de ciego”. Y le digo: “Ustedes dicen eso, pero no es así” (SJCR-14: 1653). – Siempre tengo dos chiquillos que vienen aquí… Yo les estoy dando clases de recuperación… (…) hay que ir metiéndole alguito nuevo (SJCR14: 1638).

2.3.2.7. San Juan de Puerto Rico Hemos encontrado siete casos entre los que figuran los siguientes: – Como los estudiantes tienen tantos requisitos, no se les puede exigir que tengan muchos requisitos previos, así que a veces usted tiene un estudiante cogiendo Arte Contemporáneo que no ha tomado ni Renacimiento, ni clásico, que están en… en… limpio. Van a que uno le enseñe todo (SJPR-03: 1219). – Entonces uno va y ve esas bóvedas, ¿no?, que le han quitado el empañetado (SJPR-04: 1243). – Fue inmediatamente después de la gran huelga que se expulsaron un montón de estudiantes y se le quitaron todos sus privilegios (SJPR-08: 1277). – Fue una de las razones que, en realidad, me hicieron continuar estudiando y que le agradezco en cierto modo que me pusieran a enseñar inglés (SJPR-09: 1281)66.

65 Se refiere a los jóvenes. Sumamos un ejemplo de las grabaciones de Santiago: “El informativo se caracteriza por contar los hechos tal cual son, sin conferirle ningún tipo de interpretación”. CH1Santiago. 6: 53. 66 Deducimos que la referencia está en plural por la persona plural del verbo: pusieran.

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– Educadores en salud, generalistas, como le llamamos nosotros, hay tres nada más (SJPR-13: 1314).

2.3.2.8. Los ejemplos seleccionados de Asunción (niveles medio y alto) presentan también faltas de concordancia entre los pronombre y el referente: – Inclusive las propias mujeres se tienen ciertos conceptos, que no le da gusto hacer el amor con el condón (PA-1: 3). – No van a ver de tal hora a tal hora, van a estudiar, pero son muy pocos, los demás le ponen la televisión y allí están ellos, prendido(s), y no leen (PA-17: 2). [Alternan le y les para la misma referencia]). – Mis primos no les digo que todos, pero casi todos tienen negativo (PA18: 3). [Se refiere al entrevistador].

2.3.3. “Losismo” y otras faltas de concordancia 2.3.3.1. “Losismo” Entre las faltas de concordancia, se destaca la pluralización del pronombre lo (contaminado por la referencia plural del pronombre se en estos casos), denominado por algunos autores “losismo”67. Los ejemplos que exponemos pertenecen al material del macrocorpus: – Yo a veces les digo… les digo: “Realmente iría a vender ballenitas al subterráneo, si no fuera que yo sé que soy una gran profesora —se los digo—, a esta altura de mi carrera ya tengo formado… porque me… me desesperaría, las malas son ustedes” (BA-9: 963). – La juventud entonces va a las discotecas, o va… al cine, pero más nada. Y como… y como el clima no se los permite, porque hace tanto frío (CA-04: 183). – Él no nos preocupa, nos preocupan los otros que… que por más que uno busca procedimientos para facilitarles el aprendizaje, pues nada más este… o no hacen caso, o… pues quizá no se les logra despertar el interés. Sin querer estamos analizando a la persona en cada circunstancia, con personas, ¿no?, y estamos dándonos cuenta. Por ejemplo, yo se los digo en forma un poco soslayada, pero se los hago sentir (ME-06: 64). – Ahora que vengan los dueños de ese carro, van a investigar quién se los abrió y nos van a llevar hasta… la policía, y vamos a salir en los periódicos, y va a ser un gran escándalo (ME-13: 139). – Y los mandé a ver una obra de teatro, La rosa de dos aromas. Y no se los puse en el examen con todo el afán de que despierten al teatro, que les guste (SJCR-09: 1589). 67

Es un fenómeno antiguo. Véase Concepción Company (1991-1992 y 1998).

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Como indicábamos en la Introducción, las investigaciones actuales confirman la generalidad del fenómeno. Actualmente está presente en el habla general de las Antillas (Vaquero, 1996: 63), América Central (Quesada, 1996: 108), Venezuela (Bentivoglio y Sedano, 1992: 786), Colombia (Montes, 1992: 524), México (Moreno de Alba, 1992: 640 y Lope Blanch, 1996: 83), Perú (Rivarola, 1985: 242 y Caravedo, 1992: 727), Chile (Contreras, 1974: 162) y Ecuador (Quilis, 1992: 601). A estos países podemos sumar Argentina. 2.3.3.2. Otras faltas de concordancia Hemos encontrado otras faltas de concordancia entre el clítico y el sintagma nominal en zonas distinguidoras de caso. En los siguientes ejemplos, el clítico está en plural y su sintagma nominal (gente, policía) va en singular, al prevalecer la concordancia con el sentido plural del colectivo: – Espero, primero que todo, que Colcultura atienda las necesidades del laboratorio para así mismo poder traer esta gente y darles so… en el mismo laboratorio, que es lo indispensable, las explicaciones y el adiestramiento necesario (BO-14: 863). – Hay gente que la fortuna los… los desvía de lo que podrían haber sido… (BA-11: 989). – La gente… de esa generación que viene aquí les gusta… [Risas] la casa… por eso. Sí, les recuerda eso (CA-14: 293). – Les dimos motocicletas a la policía, les dimos… torres de radio para las comisarías de N.N., les dimos un lo… el primer local distrital que tuvo la PIP en N.N. (LI-12: 1168).

O a la inversa: – Él a todo el mundo le daba… su cazador de mariposas, y lo ponía… ponía a todos los amigos a cazar mariposas (CA-13: 284).

Hemos encontrado también en México discordancias de género esporádicas: – Cuando uno estrena una obra, cuando se levanta el telón por primera vez en una obra, una obra la tiene uno dormido (ME-04: 35). – Y hacemos una tómbola que… que la vendemos el boleto en diez pesos (ME-10: 100).

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2.4. DUPLICACIÓN DEL COMPLEMENTO DIRECTO Y AUSENCIA DE CLÍTICO 2.4.1. Duplicación del complemento directo Es general en algunas modalidades americanas la duplicación mediante clíticos del complemento directo con nombres de objeto definidos y de persona en posición postverbal (Lo conozco a Juan; lo veo el libro), lo que supone una redundancia ajena a la modalidad estándar europea actual (en la que la duplicidad en esta posición se restringe al caso del complemento indirecto: Le dije a tu hermano que no viniera). Se trata de una de las manifestaciones posibles en el sistema español de la duplicación de objetos: – Entendemos por duplicación de objetos la coaparición en una misma oración de un pronombre clítico o morfema objetivo y un sintagma nominal o sintagma preposicional (CD o CI) correferentes (Korkostegi, 1998: 267).

Esta focalización del objeto (tanto directo como indirecto) en posición preverbal es un fenómeno de la diacronía del sistema lingüístico hispánico. En el español antiguo el clítico en ambas funciones oracionales duplicaba a un sustantivo antepuesto o pospuesto al verbo (Rivero, 1986 y 1993; Korkostegi, 1998). Difundida por casi la totalidad de Hispanoamérica (inclusive en algunos dialectos de España68), se ha considerado una construcción enfática (Rivarola, 1986: 35). El español moderno europeo general ha retenido la estructura de duplicidad del complemento indirecto, y ha abandonado la del complemento directo cuando el pronombre va antepuesto al sintagma referencial. En cambio, en muchas hablas americanas se han mantenido las dos, produciéndose una expansión del fenómeno, con lo que la duplicidad ha favorecido al complemento directo en todas las posiciones: A tu hermano lo veo / Lo veo a tu hermano. Se considera que afecta a sintagmas referenciales que combinan los rasgos [+específico, +animado] (Suñer, 1993: 178), aunque en nuestros ejemplos veremos que el segundo no es necesario. 68 En el castellano del País Vasco se puede dar la copia pronominal con referencias animadas y definidas. Véanse Korkostegi (1998) y Fernández Ulloa (2003).

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Se ha destacado en el habla de Argentina69, Bolivia70, Colombia (zonas sur y Amazonia)71, Chile72, Ecuador73, Perú74, Paraguay75, Los Ángeles76, Guatemala77 y México (hablantes bilingües)78. Es una manifestación más del pleonasmo pronominal: se produce la coexistencia de un sintagma nominal o sintagma preposicional con un clítico correferencial dentro de la misma oración (Elizaincín y Laca, 1985: 37). Se muestra como recurso para marcar la continuidad referencial de los participantes del discurso y reforzar el tópico de la oración (Barrenechea y Orecchia, 1977; Morales, 1992a y 1996-97)79. El uso del clítico correferencial es una ma-

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Barrenechea y Orecchia (1977) incluyen este fenómeno dentro de las posibles estructuras duplicadas (en el español bonaerense) con pronombres de primera, segunda y tercera persona. Véase también Morales (1992a y 19961997). 70 Sobre su uso en Bolivia, tenemos los trabajos de Herrero (1969), Gutiérrez Marrone (1984), Stratford (1989), Justiniano de la Rocha (1986), Mendoza (1991 y 1992), Dietrick (1998), entre otros. 71 Acerca del fenómeno en la Amazonia colombiana puede consultarse el libro de Rodríguez de Montes (1981). 72 Silva-Corvalán (1980-1981), Rabanales (1992) y Urrutia y Fernández (1998). 73 Lipski (1996: 269) y Fernández-Ordóñez (1999: 1342). 74 Sobre su uso en el habla de Perú, véanse Escobar (1978), Minaya (1978), Godenzzi (1986) Rivarola (1986) y Escobar (1988, 1998). Para el español andino en general, véase Calvo (1999a), Luján (1987) y Luján y Parodi (1999). 75 Fernández-Ordóñez (1999: 1348). 76 Luján y Parodi, desde una perspectiva minimalista chomskiana, explican la reduplicación del español andino y de Los Ángeles, como resultado de la adquisición de la morfología de concordancia fuerte del español estándar: “La aparente repetición del caso en las estructuras duplicadas que aquí nos ocupan es esperable y predecible, especialmente en áreas de contacto lingüístico donde los hablantes deben aprender una lengua que tiene un sistema explícito de inflexiones de concordancia, como el español estándar” (Luján y Parodi, 1999: 332). 77 García Tesoro (2002) registra su uso en el departamento de Quetzaltenango. 78 En México es en la zona central (de influjo nahua) donde se dan estas alteraciones pronominales (Hill y Hill, 1986). 79 El tópico se asocia al sujeto psicológico o conceptual de la oración (Elizaincín y Laca, 1985).

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nifestación de la concordancia entre el verbo y el objeto80, motivada por el grado de topicalidad de la frase nominal acusativa o dativa81 (Silva-Corvalán, 1980-1981: 562). En el español estándar europeo resultaría anómala la secuencia < pronombre clítico + verbo + sintagma nominal >; pero no sería incorrecta si el clítico refuerza un sintagma pronominal tónico (lo vi a él), duplica la función de un numeral (los veo a los cuatro desde aquí), o del pronombre todos (los veo a todos muy bien). Por otra parte, se señala que este tipo de estructuras son más frecuentes en el español coloquial y en el registro oral (Suñer, 1993: 178; Korkostegi, 1998): – La duplicidad de objetos es un fenómeno ligado al estilo coloquial como lo prueba el hecho de que, tal como dijimos, socialmente no esté estigmatizado (Korkostegi, 1998: 278).

2.4.1.1. Duplicación en zonas distinguidoras Ya mencionamos en la introducción la existencia de esta duplicación con complemento directo pospuesto (definido o específico) en algunos dialectos americanos. Es general en el habla culta de Buenos Aires (Barrenechea y Orecchia, 1977) y se detecta en el español chileno de Santiago (Silva-Corvalán, 1980-1981; Rabanales, 1992: 570; Urrutia y Fernández, 1998), con complementos directos cuyo referente, en su mayoría, ha sido ya mencionado en alguna de las cláusulas precedentes (Silva-Corvalán, 1980-1981: 566). Aunque el resto de los países o zonas donde se documenta esta posibilidad presenta la característica del contacto de lenguas. Analizados el macrocorpus de la norma culta y el corpus de Asunción, hemos registrado dos posturas:

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La concordancia que se produce entre sujeto y verbo se marca mediante la flexión verbal. La concordancia entre verbo y el complemento (directo o indirecto) se señala mediante clíticos desde los comienzos del idioma español (SilvaCorvalán, 1980-1981: 565). 81 De hecho, no ocurre cuando el complemento directo presenta un grado bajo de topicalidad, como, por ejemplo, cuando es [– específico] o es el foco de una pregunta: *La necesita secretaria, *¿Qué lo compraste? (Silva-Corvalán, 19801981: 568). La autora destaca el hecho de que no sea un fenómeno irregular ni inaceptable, ya que se trata de un fenómeno lingüístico universal en expansión, que se da en todo tipo de lenguas.

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A) Coinciden con el estándar general: Bogotá, Caracas y San Juan de Puerto Rico. Los únicos casos de duplicación son los comunes. B) Amplían el contexto canónico de la duplicación: Buenos Aires, Lima, La Paz, México, Santiago de Chile, San José de Costa Rica (en menor medida) y Asunción. En todas estas ciudades hemos encontrado la secuencia constituida por pronombre < clítico + verbo + sintagma nominal > (sintagmas definidos o/y específicos), junto a las estructuras gramaticales españolas generales de (A)82. 2.4.1.1.1. Bogotá No se observan apenas casos de duplicidad del complemento directo definido mediante clítico antepuesto, los únicos casos son ejemplos comunes en el español general. Hay varios casos con dos pronombres todos y él. Referencia de persona: – A mí me gustaba mucho acompañarlo a él a los juzgados, a la oficina, ayudarle a preparar memoriales (BO-10: 824). – Me considero yo como el padre de esa familia, y los amo a todos como verdaderos hijos en el Señor (BO-11: 840). – Uno está para servirles a todas y quiere hacerse todo para todos, para salvarlos a todos (BO-11: 840).

2.4.1.1.2. Caracas En Caracas hemos encontrado varios casos e incluso uno con falta de concordancia. Los referentes duplicados son pronombres tónicos de tercera persona, toda / todos (con y sin sustantivo), uno y los otros. Referencia de persona: – Se le hizo vivir solo, se le hizo preparar su comida, este… andar solo en el bosque, remar solo, una serie de experiencias que le iban a… lo iban a madurar a él emocionalmente (CA-01: 153). – Entonces tanto con… observándolos a ellos, como observando a los propios niños, uno va adquiriendo una serie de experiencias frente a distintos estímulos de sicología (CA-09: 237). 82

La duplicación se amplía en las zonas de contactos de lenguas, como veremos.

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– Yo… empecé a… a utilizar toda mi memoria, y a ir a casa de mi abuela y casa de mi mamá… y las utilizaba a ellas, como… recaudo de información de una Venezuela que estaba desapareciendo y que iba a desaparecer (CA-10: 251). – Entonces el personal tiene que estar preparado de tipo… de tipo siquiátrico, para saber cómo se manejan esas emociones, porque si no el niño los va a manejar a todos (CA-09: 237). – Él a todo el mundo le daba… su cazador de mariposas, y lo ponía… ponía a todos los amigos a cazar mariposas; a unos les interesaba, a otros no, pero les parecía muy divertido; entonces él siempre tuvo, pues, esa inclinación de la investigación (CA-13: 279). – Ellos estaban en un cuartel de ingenieros en El Junquito, y me acuerdo que bajaban de El Junquito y pasaban por la casa a saludarlo a uno (CA06: 203). – Esos señores aquellos americanos que lo tienen a uno… prensado por todos lados (CA-02: 163). – Siempre buscaba los cerros de San José del Ávila… y… no los veía a los otros así verdecitos (CA-8: 223). Referencia inanimada: – Lo primero que me dijo fue: “Ya sé que tú te la has pasado toda la vida entre el cambur y la miseria” (CA-11: 262).

2.4.1.1.3. San Juan de Puerto Rico En San Juan de Puerto Rico solamente hemos registrado tres casos de duplicidad del complemento directo, en todos los casos el sintagma referencial está constituido por pronombres personales tónicos de persona, lo que no difiere del español general. Referencia de persona: – Un ambiente donde estuviera expuesto continuamente a una cultura que a su vez lo redondearía a él (SJPR-08: 1267). – Entonces, es… cuando empezaron a pensar en una persona que pudiera sustituirla a ella por un año, pues dijeron: “¡Quién mejor que Luz, que se va a quedar cesante ahora!” (SJPR-13: 1310). – Esa es nuestra primera función. ¿Verdad?, dentro de eso pues nosotros los hacemos conscientes a ellos, ¿verdad? (SJPR-13: 1311).

2.4.1.1.4. Buenos Aires La capital bonaerense presenta una buena muestra de estructuras duplicadas (16 predicados), en las que el pronombre átono aparece en primer lugar y, por tanto, es seguido (a mayor o menor

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distancia) por el sintagma nominal referencial, tanto animado como inanimado: Referencia de persona: – Yo, por ejemplo, ahora he hecho consultar bibliografía; en lugar de hablarles yo lo que dice Arrieta; lo que dice… Carlos Vega en el ensayo del Himno, lo que dice Menéndez y Pelayo o Juan María Gutiérrez, y Rojas, ellas han tenido que traer, las he oído a ellas (BA-9: 958). – Las escucho más a ellas; ahora, me cuesta un poco, eso lo reconozco… (BA-9: 959). – Ahora no sé si es por comodidad, porque la novela produce una comodidad, lo deja vagar un poco al individuo, lo hace pensar menos (BA-6: 936). – Y la veíamos a Sonia bajar; bueno, la veíamos bajar y nos quedamos fascinadas porque esté… ella bajaba haciendo curvas y no… no bajaba a una velocidad… en fin… super… pero… bajaba bien (BA-3: 904). – En una conversación donde hubiera un grupo de gente, por numerosa que sea, si entre ellos hay un porteño, inmediatamente me doy cuenta quién es el porteño. Hasta en el exterior uno inmediatamente, casi a veces esté… viéndolo de lejos, lo ve al porteño (BA-2: 887). – Sí, pero se lo tuvieron que aguantar a de… en la clase dirigente a Carlos Pellegrini [Risas]. ¿Qué va a hacer? (BA-2: 896). – Cuando nosotros terminamos… la vimos a Sonia que recién estaba bajando (BA-3: 904). – Pero… uno a su vez es el… descendiente de miles y miles y miles de hombres que evidentemente cada uno ha puesto su parte en… en hacerlo a uno como uno es y uno a su vez… con los hijos (BA-5: 926). – El año pasado yo la invité a Mabel… a que diera un curso sobre estructuras lingüísticas en el servicio de siquiatría (BA-12: 990). – Para el alumno a veces no será conveniente porque lo deja un poco sometido, pero en otro momento lo puede iluminar a un alumno (BA-9: 958). Referencia inanimada: – – – – –

Me interesan las modas por esa razón, pero no la sigo la moda (BA-8: 951). Él no la puede sacar de la nada esa idea (BA-5: 922). Lo dicen después que lo han aprendido el predicativo (BA-9: 962). Lo dio una profesora el cursillo, yo no asistí (BA-9: 956). Ahora tiene que seguir usándolo el apellido… aun cuando tenga hijos del segundo matrimonio… igual (BA-14: 1018). – No lo he llegado a tener nunca un diálogo inteligente (BA-06: 933).

Morales (1996-97: 704) señala la existencia de la duplicación del relativo objeto con un clítico, por lo que el relativo ve mermadas sus propiedades semánticas anafóricas hasta el extremo de funcionar a modo de conector:

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– En Buenos Aires la marcación de un tópico objeto en todos los contextos permite, cuando este es un relativo, un proceso de desgaste de sus rasgos anafóricos, que le van haciendo perder las características pronominales y convierte al relativo en un simple conector.

La duplicación requiere que la oración de relativo sea explicativa: – Son vapores griegos, que los acomodan para exportar ganado (Morales, 1996-97: 699).

En nuestro corpus hemos encontrado varios casos de duplicidad en oraciones de relativo: – Sonia (…) el furgón y que lo tienen preparado con asientos. (BA-3: 900). – Era una carrera muy larga que no la iba a poder resolver tan rápido como Computación. (BA-4: 911). – Manejar los elementos más importantes que tenemos nosotros acá y que yo los conozco. (BA-6: 933).

2.4.1.1.5. Lima En cuanto a Lima, como en el resto de los países anteriormente expuestos, encontramos estructuras duplicadas de objeto directo (12 con referencia personal y 2 que remiten a referentes inanimados, todos definidos)83: Referencia de persona: – Tomó su machete y se fue a buscarla a ella en la casa de su madre… La encontró, con la querida, pero sin necesidad de estar llevando a cabo ninguna… actitud… que desdijera de… su condición de querida permanente (LI-06: 1082). – Si nosotros quisiéramos visitarlos a ustedes (LI-05: 1078). – Fue a buscarla a ella en la casa de su madre (LI-06: 1089). – Yo no lo recordaba a él y lo encontré en el palacio arzobispal (LI-07:1107). – A la vez también se les va a dar una charla por una persona especializada sobre nutrición, sicología, pediatría… que los ayuda a ellos también a poderse desarrollar mejor dentro de su hogar, ¿no? LI-10: 1143). – Yo andaba jalándola a la de delante (LI-08: 1116). – Como ella… era el hijo tardío, mi madre le com… lo convenció al cura… de… los maristas de… que… seguramente ya mi padre no iban a poder acompañarlo mucho tiempo y pagarle los estudios si iban a morir (LI-08: 1114).

83 Los primeros ejemplos contienen pronombres tónicos, por lo que coinciden con la duplicación posible en el español estándar europeo.

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– Y… es un trabajo que… en realidad, lo deja al niño agotado, ¿ah? (LI-10: 1135).

– Bueno, aparte de eso, te diré que… también tuve oportunidad de ir al archivo, porque… lo ayudé en algunas investigaciones a Perci que había que sacar, ¿no? (LI-10: 1139). – Entonces los mandan al auditórium a los chicos, ¿ya? Entonces ¿qué pasa?, los chiquitos no disfrutan el recreo (LI-10: 1142). – Los… los llevan a los turistas a ver la estatua de Camoens (LI-11: 1159). – Presidente formal la hicimos a la hermana gemela del sah (sic) (LI-14: 1190). Referencia inanimada: – Pasé a San Pedro, el Sagrado Corazón, y cuando estaba en tercero de media, lo cerraron porque lo vendieron el terreno al… banco y tenían que ocuparlo de inmediato para construir (LI-10: 1132). – Los interrumpió los estudios (LI-07: 1119).

2.4.1.1.6. México En el corpus de México, las secuencias transitivas contienen 12 casos claros de duplicación con clítico antepuesto en sintagmas referenciales (8 de persona y 4 de cosa). Los siete primeros ejemplos son duplicaciones usuales en el español de España. Referencia de persona: – Ve uno teatro infantil, convencen a los niños o los niños lo convencen a uno y va uno como sea, pero ya han pasado muchos años (ME-04: 35). – O sea que le van… lo van guiando a uno, ¿verdad?, con objeto de que sea una cuestión… tampoco una biblia, ¿verdad?, ni tampoco un folleto, sino una cosa normal (ME-02: 18). – Pues por un lado quitaba un poquito tiempo, pero por otro lado… pues, con tantas preguntas lo hacían estudiar a uno (ME-02: 19). – Cada vez que decían: “Silencio, vamos a salir al aire” y estábamos en el treceavo piso, parecía que lo iban a tirar a uno por la ventana desde el treceavo piso, ¿no? (ME-04: 35). – Y ya los nervios lo deshacen a uno, y es la cosa (ME-04: 40). – Pero en la televisión no, la televisión se nota más, está más cerca del público, es como si uno estuviera en la sala de la casa del señor que lo está mirando, ¿no?, y no el señor sentado en el salón y viéndolo a uno en el escenario (ME-04: 41). – Es imposible que quieran juzgar a los filósofos, desde ese tribunal de la filosofía escolástica… Pero es que no hay otro tribunal posible para juzgarlos a ellos (ME-05: 52).

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– Entonces una voluntaria se dedicó a un chiquito. Y lo cargaba todo el día. Lo traía al muchachito este… aquel, desnutrido; empezó a engordar (ME-10: 101). Referencia inanimada: – La cosa por la que no quieren que entre todavía el público es porque están los frescos, los murales muy a la mano y muy a la vista, ¿no? Entonces los pueden destruir, y son unas cosas valiosísimas. Y lo que van a hacer es que los van a transportar esos murales por medio de un procedimiento que ellos tienen (ME-03: 23). – Ahora, como te dije, la otra compañera pues tuvo la suerte de que se repitió la escena, ella entró en situación y yo ya la hice la escena muy molesta (ME-04: 41). – A mediados de año, cuando nos hicieron… pues… una prueba a base de la construcción de una estructura (…) tuve que calcularlas aproximadamente unas cinco veces o seis esa estructura, porque se me caía, de acuerdo a mis cálculos (ME-01: 5)84. – Uno lo comprende esto de los estudiantes (ME-06: 65).

2.4.1.1.7. Santiago de Chile Entre las construcciones transitivas del corpus de Santiago de Chile85, hallamos 12 de casos de duplicaciones: 8 de persona y 4 de referencia inanimada. Las 6 primeras estructuras coinciden con la norma general. También la última de todas ellas. Referencia de persona: – Mi mujer, que… que ha querido siempre mucho a la América, lo quiso mucho a él (SCH-05: 360). – La asesoría no es solo hacerles, ¿no es cierto?, el pliego, sino que capacitarlos a ellos para que puedan seguir adelante (SCH-04. 354). – He empezado entonces por convencerlos a ellos de que el… el fin de estas clases, intrínseco, es que ellos, que son especialistas, tengan por lo menos 84

Se observa falta de concordancia entre el número del clítico y el del sintagma nominal. 85 Urrutia y Fernández (1995) han hecho un estudio comparativo entre el vasco y el castellano de Chile (lejos del centro irradiador del quechua y el aimara). Estadísticamente se constata que en ambas modalidades la duplicación está muy asociada al pronombre de complemento indirecto “persona”, y menos al directo. Los autores (1998) han publicado un estudio en el que se adscriben a la hipótesis, muy arraigada en la actualidad entre los lingüistas, de la causación múltiple en el caso de la variedad americana. Véase también el trabajo reciente de Fernández Ulloa (2003).

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un… una… un sector de su mente de lo que los norteamericanos llaman generalista (SCH-11: 420). El año pasado yo les hice una encuesta y, en… en primer lugar, lo que más los interesó a ellos fue… el alunizaje (SCH-11: 421). Sacarlos a ellos de las… de las corrientes mentales estereotipadas y rutinarias, hasta donde sea posible; que sean capaces de… de mirar las cosas con originalidad (SCH-11: 422). A la clase siguiente, llega allá, se sube a su pupitre —la mesa—, pasa lista, los mira a todos y les dice: “En la clase anterior estuve aquí, no pude hacer clase, porque estaba uno de ustedes; no sé cuál era… [Risas] (SCH12: 432). Tuve el gusto de tenerlo de visita muchas veces a Jorge en el norte (SCH05: 360). Entonces, él elaboró después toda una teoría, ¿ah?… Pero lo que se hace concretamente es hacerlo jugar roles al sujeto… en las relaciones conflictivas que él pueda tener (SCH-07: 384).

Referencia inanimada: – ¿Tú lo leíste El miedo a la libertad (SCH-01: 306). – Cuba también lo tiene el problema del negro; tú sabes que en Cuba también hay segregación (SCH-01: 308). – Hay dos grandes sicosis: la esquizofrenia y la sicosis maníaco-depresiva, que no tienen una base orgánica demostrada hasta ahora. Se la supone no más la base (SCH-07: 384). – Yo entretanto tenía un departamentito que me atendía una señora inglesa en la plaza… la plaza Italia, y estuve pensando de qué manera de… lo iba a dejar aquello (SCH-05: 360).

Hemos encontrado algunos ejemplos en las grabaciones orales sin transcribir: – Yo los adoro a los dos [padres] (CH2Santiago. 8). – Mejorarlo al ser humano (CH6Santiago. 14: 45). – No la proyecto mi vida (CH2Santiago. 9: 50).

2.4.1.1.8. San José de Costa Rica Pocos son los casos que hemos encontrado en San José de Costa Rica. En 6 estructuras se produce la duplicidad del CD, una de ellas de referencia inanimada definida, única construcción que se aleja del estándar europeo. Referencia de persona: – Ellas llegaban al gimnasio a verlo a uno (SJCR-01: 1495).

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– De hecho, cuando yo fui con el coro todo completo, tal vez muchos se enojaron, pero yo los mandé a ellos solos con una persona a cargo (SJCR01: 1498). – Una tarde a la semana se los dejaba los tres a mi mamá, y en dos horas yo salía y pintaba y venía realizada. O venía y me las cuidaba aquí y me metía a esa casita que está ahí cayéndose, y me metía a pintar interiores (SJCR-04: 1537). – En ese sentido, pues era una… una situación de peligro en la medida en que la corriente se lo podía llevar a uno al río Toro Amarillo (SJCR05:1540). – Le hacen: “Ve, ve cómo sí pasé, aunque usted me dejó, sí pasé. La obligaron a usted a pasarme a mí”. ¿Te imaginás? La autoridad y el respeto están en el suelo (SJCR-09: 1582). Referencia inanimada: – Yo los amo esos cuentos (SJCR-09: 1588).

2.4.1.1.9. Ciudad de Guatemala En cuanto a las grabaciones orales no transcritas de Ciudad de Guatemala, hemos encontrado varios casos de duplicidad del complemento directo: uno con el clítico antepuesto al sintagma referencial y varios que duplican un relativo: – A veces (…) los pistean [?] a las autoridades y ahí van con sus trozas… al aserradero (GU9, 16: 34). – Tenemos varios parques que los pueden ver (GU1, 24:03). – Hay varios sectores en Guatemala que los pueden apreciar muy bien (GU1, 24: 18). – [el restaurante] que usted lo puede ver (GU1, 26: 04). – [día feriado] que lo celebramos el diez de mayo (GU5, 18: 15). – [a los alemanes] que los sacó de aquí (GU5, 22: 32). – [un licor] que lo sacan de … (GU5, 24: 10).

2.4.1.2. Duplicación en zonas de contacto de lenguas La duplicación también ha sido señalada en zonas de contacto del español con lenguas indígenas. Numerosos son los estudios que la destacan en el español andino (Pozzi, 1975; Gómez y Assis, 1977; Rojas, 1980; Gutiérrez Marrone, 1984; Godenzzi, 1986; Mendoza, 1991, 1992 y 1999; Martínez, 1996; Fernández-Ordóñez, 1999, entre otros) (CAravedo (1996: 163) señala la frecuencia de la duplicación (al igual que la elisión pronominal) en el español andino peruano y lo relaciona con el orden de los constituyentes. Igual-

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mente se detecta el fenómeno en Paraguay y Ecuador. Generalmente la duplicación se produce con referentes animados, si bien el fenómeno se amplía a los referentes e incluso indefinidos en un zona (con mayoría de población indígena) guatemalteca (García Tesoro, 2002). 2.4.1.2.1. En nuestro corpus hemos hallado la construcción, como era de esperar. En La Paz encontramos construcciones con duplicaciones del implemento mediante clítico antepuesto con referencias definidas: 17 de persona y 2 de no persona. Las primeras duplican a un sintagma con pronombre tónico o numeral, por lo que son las restantes las que se apartan del estándar europeo. Referencia de persona: – Es hermoso, para nosotros, tenerlo a él. […] (LP- 04: 1357). – A mi papá lo querían muchísimo porque él los ayudaba muchísimo a ellos (LP-09: 1419). – Mirá, yo no lo conozco a él (LP-09: 1424). – Es la misma sociedad que está cambiando y las hace cambiar a ellas (LP03: 1354). – Yo he venido ahora por conocerla a usted, pero yo no voy a fiestas (LP11: 1450). – [a mis hijos] yo los he animado bastante a los dos (LP-09: 1415). – Entonces, nos pide por favor que lo tengamos al Cristo y que lo vendamos (LP-08: 1406). – Oírla a mi madre era una maravilla (LP-08: 1414). – Sí, habiéndola visto a mi mamá… (LP-09: 1424). – Yo la admiro a mi hermana (LP-09: 1425). – Y para que veas, un ejemplo, tú lo conoces a René (LP- 10: 1434). – Creo, al contrario, que tenemos que elevarlo al indio para que primero se mestice y después de dos o tres generaciones se iguale a nosotros (LP11: 1444). – Los europeos, por ejemplo (…) lo juzgan a Bolívar con criterio europeo (LP-11: 1446). – Felipe no era un gran poeta. Era un gran predicador social y como predicaba la izquierda y no lo de las dictaduras, por eso le han dado… lo han… lo han ensalzado tanto a León Felipe (LP-11: 1451). – He tratado a la empleada de contentarla en toda forma, para que los atienda a mis papas, tal vez se hubieran quedado solos (LP-09: 1431). – “No, no, tú sigue limpiando, pero en ese momento pues la obedeces a mi mamá y no le discutas” (LP-09: 1431). – Ahora dice que ya tiene tres novicias, las hizo llevar a las demás hermanas poco a poco (LP-09: 1442).

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Referencia inanimada: – Tiene un hijo y no puede dedicarse así como tú, por ejemplo, que la habías hecho tu tesis y no hacías otra cosa (LP-09: 1415). – Yo nunca he pedido un puesto público, pero me los han ofrecido los cargos (LP-11: 1442).

Sobre el castellano paceño, Mendoza (1999) señala la duplicación del complemento directo, indirecto y de complemento directo con pronombre demostrativo. No he encontrado muestras en nuestro corpus. 2.4.1.2.2. En el español andino, donde ya vimos la existencia del lo polivalente (§2.2.1.1), es frecuente la duplicación de todo tipo de referentes con el pronombre lo. En nuestro corpus, registramos casos, tanto con el orden secuencial canónico en el español general como con el pronombre situado después del sintagma nominal. SN…pronombre: – A la mujer también lo quieren pisotear (BO5LaPaz. 28: 53). – Unas cosas viejas para quemarlos y para que se renueven después del San Juan (BO5LaPaz. 16: 32). – La papa también lo pelamos, lo picamos sin cuadrado (PE8Andina. 2: 37 - primaria). – La alverjita (…) lo ponemos a remojar con agua caliente (PE8Andina. 2: 43 - primaria). – La libreta ya me pidieron hace dos meses que me pidieron que lo llevara, pero yo no lo he llevado (…) ¿Por qué no tienes que traerlo tú para que yo lo firme? (PE7Andina. 7: 30 - primaria). Pronombre… sintagma nominal: – Que yo lo quiero a Giovanna, que no le quiero a su hijo (PE3Andina. 17: 45). – A veces me da gusto de ayudarla a ella (PE3Andina. 16: 07). – Las de este la(d)o empiezan a animarlo al otro (PE5Andina. 22: 23). – Cuando lo soltamos al sapo, el sapo se agrandó, estaba dando a luz (BO2LaPaz. 14: 20). – Me lo compraban mis papás esos pequeños chisguetitos que hay de agua para mojar (BO5LaPaz. 12: 07).

Como se puede constatar, lo suele ir acompañado de su correspondiente sintagma nominal (de referencia definida o indefinida), en todas las posiciones, como se observa en las oraciones an-

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teriores. Con frecuencia esta combinación suele ir acompañada de pronombres dativo, tanto en función de complemento indirecto como simples dativos éticos: – Me lo vas a traer mi abrigo (Mendoza, 1991: 171. Apud Fernández Ordóñez, 1999: 1345). – ¿Me lo vas a firmar la libreta? (Rojas, 1980: 82-83. Apud Fernández Ordóñez, 1999: 1345). – La chiquita no se me lo ha resfriado (Gómez y Assis, 1977: 300).

Advierte Fernández-Ordóñez (1999) que los hablantes de nivel sociocultural más elevado modifican este sistema, ya que la duplicación adquiere el orden secuencial estándar en español general y se empieza a adquirir la moción de plural; aunque no se llega a alcanzar un completo dominio de la concordancia genérica más que en un 10% de los casos (Fernández-Ordóñez, 1999: 1345-1346). 2.4.1.2.3. Por otra parte, se señala que la dificultad de los hablantes andinos a la hora de elegir el caso da lugar igualmente a la aparición de cierto leísmo, propio del nivel sociocultural medio e incluso alto, que resulta minoritario, salvo en Ecuador (Fernández-Ordóñez, 1999: 1346). La redundancia pronominal afecta también a las construcciones leístas: – No le quiero a su hijo (PE3Andina. 17: 45). – Le he perdido a mi hijo (Mendoza, 1992: 461).

Como anteriormente señalábamos siguiendo el estudio de Fernández-Ordóñez, la ausencia del clítico con referentes inanimados acentúa la presencia de le / les, según la autora, referidos, sobre todo, a complementos directos animados y de persona. El leísmo cobra resonancia igualmente en las estructuras duplicadas. Así lo hemos podido constatar en nuestro estudio de las grabaciones de Ecuador: – A él no le querían porque era pobre (EC18Quito-Sierra. 12: 50). – Es todo un conglomerado de gente que le espera al turista para que se sienta bien (EC24Sierra. 14:11). – Se les viste a todos los… de pastores (EC2Sierra. 9:25). – Se les ubica a cada uno el… el… la habitación que les corresponde (EC13Sierra. 11:11). – Bastante se les ayuda a los extranjeros (EC19Quito-Sierra. 19: 14). – Él siempre le va a querer a ella (EC18Quito-Sierra. 13:12).

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– Se va para allá, para la corrida de toros y le lleva su hija (EC21QuitoSierra. 12:00). (Le = hija). – Le vio a Bella Aurora (EC21Quito-Sierra. 12:15). – Cuando le vio a Bella Aurora, dicen que Bella Aurora murió (EC21QuitoSierra. 12:39). – Por verle a ella (EC6Sierra. 2:25).

También hemos encontrado varios casos con referencias inanimadas en informantes serranos: – – – –

¿Le conoce el ramo? (EC6Sierra. 13:22). Le compran así la paja del color (EC6Sierra. 13:20). Cogiéndole como Dios (…) al sol (EC16Sierra. 8:05). Tal vez el tinte… el tinte con que… con que se le visita a la procesión haya cambiado (EC17Quito-Sierra. 19: 25).

Solamente en dos casos de la sierra, la duplicidad se manifiesta mediante los clíticos correspondientes al complemento directo: – Se lo veía un ave tan majestuosa [el cóndor] (EC17Quito-Sierra. 15:05). – No lo podía aceptar a él (EC18Quito-Sierra. 13:25).

Situación que contrasta con los resultados del estudio del corpus de Loja, que presenta casos de duplicidad no leístas: – La encontró a la Bella Aurora en su cuarto (…), entonces este toro la embistió y la mató (EC19Quito-Sierra. 4:22). – También se los toma en cuenta a los ancianitos (EC29Loja. 25:50). – Que la ayudan a la persona a vivir más y más años (EC28Loja. 12.35) [Se refiere al agua medicinal]. – Que lo quemamos al Presidente porque ha sido un mal Presidente (EC29Loja. 13:20) [Se refiere a la quema de monigotes en carnaval]. – Las adornaban las casas con los nacimientos (EC30Loja. 6:30). – Lo tuestan el maíz y luego lo muelen (EC30Loja. 16:08). – Allá también la pronuncian bien a la erre (EC31Loja. 16:37).

En definitiva, de un total de 32 estructuras duplicadas, 23 siguen el esquema secuencial en el que el pronombre es catafórico; lo que supone un 71,87% de las secuencias con doble complemento directo. 2.4.1.2.4. En las grabaciones de Asunción (niveles medio y alto) hemos encontrado 5 predicados con el pronombre de complemento directo situado antes que el referente nominal definido:

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– Creo que son, están entre veinte mil y treinta mil niños, de la calle en estos momentos y son muchos y, por eso no se los puede recoger a todos (PA-13: 2). – Significa … que la tentación de la carne … que no hay que dejarla mucho tiempo sola a la mujer (PA-1: 3). – Hasta el año pasado en que mi hijo se operó, en que ya no iba a tener tiempo de … tenía que cuidarlo al chico (PA-18: 2). – Y la tratamos siempre a las chicas o a la señora según el caso, como si fuese de la familia (PA-18: 3). – Al final lo tuve en cesárea en operación cesárea, se había liado el cordón por el cuello, casi me lo matan al hijo mío este, yo casi lo mato al médico (PA-18: 3).

Dado el abundante leísmo que se ha señalado en Paraguay, las estructuras duplicadas se observan en las construcciones transitivas leístas, como podemos ver en estos ejemplos del corpus de Asunción (niveles medio y alto)86: – Sí, me estoy moviendo, le estoy llamando diariamente al jefe de investigaciones (PA-25: 3). – Solamente con una voluntad de amarle a dios [sic] (PA-25: 4). – Por todo esto del machismo no se valoriza a esa chica que viene acá, esa chica no tiene un lugar, donde decir bueno yo vengo, no hay una institución, una organización que les dirija a esas chica(s) acá en Asunción (PA-13: 2). – La gran roma [sic] que le llama a la Europa (PA-25: 4).

2.4.1.2.5. García Tesoro (2002), en sus estudios sobre el habla del departamento de Quetzaltenango, zona en la que el 61% de la población es indígena, ha detectado la presencia de la duplicación del complemento directo y la omisión del clítico [- animado] en los casos en los que es posible recuperar la información del referente87. Generalmente la duplicación se produce con referentes animados, si bien el fenómeno se amplía en esta zona a los referentes animados, inanimados e incluso indefinidos. Se observa la duplicación del complemento directo con el pronombre lo, independientemente del género del referente. El contacto con las lenguas mayas ha facilitado la reestructuración del sistema pronominal (García Tesoro, 2002: 53). 86

Lo mismo que se registra en las grabaciones del nivel bajo. La autora pone en relación la omisión con las lenguas mayas, que carecen de pronombres de tercera persona. 87

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2.4.2. Ausencia de clítico 2.4.2.1. Otro fenómeno que se señala en los estudios gramaticales sobre algunas zonas americanas, especialmente zonas andinas, es el denominado “complemento directo nulo”. Se caracterizan por la ausencia del clítico o sintagma nominal en el predicado transitivo. Una de las manifestaciones del contacto más notable es la no aparición del clítico de complemento directo cuando el sintagma referencial está desplazado a la izquierda: Las elecciones nunca entendí, situación en la que se genera la ausencia del clítico, fenómeno que se denomina complemento directo nulo88. Germán de Granda (1999a)89 ha estudiado con detalle la omisión de clíticos de tercera y sexta persona en posición preverbal en el español de las zonas andinas. El autor lo califica dentro de los fenómenos producidos por una pluricausación o causación múltiple, por las razones que resumimos a continuación: A) La ausencia de clítico preverbal está relacionada con la transferencia al español de estructuras gramaticales indígenas: la inexistencia en quechua de pronombres clíticos morfológicamente independientes y de un elemento morfológico (transición o marca) que indique la tercera persona objeto. B) La misma estructura existía en el español medieval y clásico, la cual evolucionó en los siglos siguientes hacia la focalización del objeto mediante un clítico, en posición preverbal, con lo que la función se duplica con la presencia del sintagma nominal y el pronombre (A María la saludé ayer). 88 Sobre la ausencia de clíticos, véanse, entre otros, los siguientes. Sobre Perú: Escobar (1978), Godenzzi (1986, 1991), Klee (1989, 1990), Escobar (1990), Cortázar (1990), Pozzi-Escot (1975), Lozano (1975), Minaya (1978), Mendoza (1991 y 1999), Lipski (1996: 345), Caravedo (1996 y 1996-1997), Fernández Ordóñez (1999), Calvo (1999a) y Granda (1999a y 1999b). En Bolivia: Gutiérrez Marrone (1984), Justiniano (1986: 29), Dietrick (1988), Lipski (1996: 214), Mendoza (1992 y 1999); Fernández-Ordóñez (1999), Calvo (2000b). En el noroeste argentino: Lacunza (1977), Gómez y Assis (1977), Rojas (1980), Granda (1996b y 2002), Fernández Lávaque (2002). Sobre la falta de marca de objeto de tercera y sexta persona en quechua, véase Calvo (1993). 89 En el capítulo “Origen y mantenimiento de un rasgo sintáctico (o dos) del español andino. La omisión de clíticos preverbales” (pp. 85-106).

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La no redundancia por medio de clíticos competía en el español de los siglos XVI y XVII con la presencia de los mismos. El área andina ha mantenido, por tanto, una pauta gramatical románica que constituye actualmente un arcaísmo lingüístico y que coincide con una estructura quechua90. C) Se trataría, en consecuencia, del resultado de dos matrices causales: una interna (la preservación de una estructura sintáctica española) y externa (la retención de la misma se intensifica por el contacto del español andino con una lengua aborigen de similares pautas gramaticales). Por tanto, estaríamos ante un caso de convergencia lingüística (Granda, 1999a: 94). A esta omisión Granda añade también (como modalidad formal del mismo fenómeno) la ausencia de objetos directos explícitos nominales, en la estructura superficial de la oración andina: En el mercado ( ) hemos comprado. En cuanto al complemento directo nulo y a la vista de los datos apuntados por los especialistas en español andino, Fernández-Ordóñez (1999: 1343) señala: “Este uso es la norma para el español de los bilingües (la mayor parte de la población) de zonas rurales y de las clases populares y medias de las ciudades andinas”. Por tanto, son frecuentes frases como las siguientes91: – Al maestro φ saludó en la plaza (Escobar, 1978: 109. Apud FernándezOrdóñez, 1999: 1343).

90

Echenique (1996: 154) ha llamado la atención sobre el comportamiento de los clíticos a ambos lados del océano, como en el País Vasco y zonas americanas señaladas. En los hablantes bilingües vascos se observan estos resultados: ausencia de clíticos al hablar castellano, el empleo del pronombre le para todo el masculino y femenino animado y la/ lo para inanimados, como resultado del contacto de las dos lenguas a lo largo de los siglos. Estos fenómenos presentan un perfil muy similar a los datos señalados en zonas andinas, en cuyo castellano la omisión se produce cuando el complemento directo es preverbal, variación que podría explicarse por la pervivencia del uso antiguo castellano, cuyas raíces podrían estar seguramente en la zona vasca. Véase también Urrutia y Fernández (1998: 879) que destacan la relación que existe en el español del País Vasco entre la duplicación, el leísmo y la ausencia de clítico. Los referentes personales la propician, los inanimados favorecen la ausencia del clítico. 91 Se reproducen los ejemplos tal como aparecen en las fuentes citadas.

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– El castellano nosotros φ hemos aprendido hablando su dejo desde pequeños (Escobar, 1990: 88. Apud Fernández-Ordóñez, 1999: 1343). – Esos bultos vas a llevar φ a la tienda (Mendoza, 1991. 129. Apud Fernández-Ordóñez, 1999: 1343). – Dale φ no más (Mendoza, 1991: 132. Apud Fernández Ordóñez, 1999: nota a pp.)92. – Los panes traigo de ese horno (Mendoza, 1999: 319). – A la chica he visto en la iglesia (Mendoza, 1999: 319).

En los ejemplos el sintagma nominal antecedería al pronombre si lo hubiera. El cuarto ejemplo podría ser también una omisión nominal, caso este último muy frecuente en estas hablas, como ya se ha mencionado. En nuestros ejemplos está prácticamente ausente esta construcción. Tan solo hemos percibido un caso en las grabaciones sin transcribir, ya que nos hemos ceñido a las grabaciones de niveles superiores. Necesitaríamos disponer de material transcrito93 para encontrar mucho mejor los posibles casos: – Las mujeres le animan o a veces están cantando o bailando en torno al que recibe (PE5Andina. 22: 06).

En el corpus de La Paz del macrocorpus, hemos registrado un ejemplo: – Yo nunca he pedido un puesto público, pero me los han ofrecido los cargos y no he podido rechazar (LP-11: 1442).

Rivarola (1986: 36) hace alusión a una ausencia de clítico en construcciones de objeto indirecto (A Juan he pegado fuerte)94, casos en los que la duplicación es obligatoria, y advierte que podría estar relacionada con el contacto del español con el quechua o aimara. 2.4.2.2. Resultado de la interferencia del guaraní en el español hablado es también la elisión o no realización del pronombre de 92

No obstante, Fernández-Ordóñez añade que, a diferencia del español andino ecuatoriano, en Perú y Bolivia la omisión no suele producirse con frecuencia en oraciones ditransitivas ni en oraciones contiguas a la del antecedente. 93 No descartamos el hecho de poder haber pasado por alto la audición de la construcción, ya que el que sean grabaciones sin transcribir puede dificultar la percepción de la misma. 94 Como se ha detectado en Paraguay.

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complemento directo inanimado. Azucena Palacios explica esta construcción (no aislada dentro del panorama hispánico del contacto de lenguas) como efecto de la pérdida de la restricción [+ determinado], restricción que funciona en el español estándar95, por lo que la pérdida afecta tanto a objetos indeterminados (práctica general en español) como determinados96: – ¿Traés comida? – Traigo ∅. – Eso no es verdad.- ¿Quién ∅ dijo? – Vos sabés, las cosas de mujeres nadie ∅ entiende.

Las características del sistema pronominal guaraní (carencia de marcas de género, y en la práctica de número; la indiferenciación formal de las funciones sintácticas de objeto directo e indirecto; la ausencia de pronombres átonos similares a los del español; y la imposibilidad de referir a objetos no animados) potencian determinados rasgos del sistema español, produciéndose un proceso de convergencia lingüística entre los sistemas de ambas lenguas: – Como consecuencia de la convergencia lingüística se eliminan restricciones sintácticas y semánticas en el proceso de elisión de objeto o de la invariabilidad pronominal, que tienen como consecuencia una mayor extensión de estos fenómenos (Palacios, 2000).

La ausencia del pronombre se produce regularmente en el habla de los bilingües de nivel socio cultural medio y bajo, aunque alcanza, en menor medida, el habla más culta (Fernández-Ordóñez, 1999: 1348). En nuestro corpus, hemos encontrado un par de casos: – Se nota la extrema pobreza realmente, la gente que puede decir bueno muy bien no tiene para darle condiciones de alimentación a sus hijos entonces ellos hacen (PA-5: 2).

95 En español general la elisión pronominal está sujeta a una serie de restricciones sintácticas. Sólo los complementos directos indeterminados pueden elidirse, salvo en los siguientes tipos de oraciones: oraciones que funcionen como complementos de un nombre en un sintagma nominal, oraciones de sujeto, cláusulas adverbiales e interrogativas parciales en las que el elemento interrogativo no es el complemento directo (Palacios 2001: 1108). 96 Palacios (1998). En un trabajo posterior (2001: 115), se amplía la ausencia del pronombre a referentes [-animados].

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– Anteriormente estuve estudiando dos años administración en la católica y dejé, no me llenaba (PA-13: 1).

En cuanto a la zona guaraní argentina (Corrientes, Misiones y franjas territoriales de las provincias de Chaco y Formosa), las investigaciones realizadas (Abadía e Irigoyen, 1977; Kaul, 1977 y Abadía, 1999) confirman la presencia de los mismos fenómenos descritos para el español de Paraguay, entre ellos, la elisión del complemento directo pronominal y la no duplicación del objeto directo tónico de tercera persona. Seleccionamos algunos ejemplos: – Limpié ya los platos nuevos ¿guardo en el aparador? (Abadía e Irigoyen, 1977: 219-Resistencia). – Me vine y cuando encontré a él así… (Abadía e Irigoyen, 1977: 221-Resistencia). – No me atendió por lo que no tenía documento pero traje ahora (Abadía, 1999: 254).

También se ha detectado la ausencia del clítico en la zona argentina de influencia mapuche (Martínez, 2001)97. 2.4.2.3. En el macrocorpus de la norma culta, además del ejemplo de La Paz expuesto anteriormente, hemos encontrado varios ejemplos en Buenos Aires, uno en Caracas y en Lima: – Enc.— Ahora la gente de las universidades privadas está haciendo mucha licenciatura en Administración. ¿Qué te parece a vos? ¿Las universidades privadas qué te parecen? – Inf.— …no puedo… no puedo juzgarla porque en realidad no… no conozco, ¿no? (BA-1: 870). – Yo, por ejemplo, ahora he hecho consultar bibliografía; en lugar de hablarles yo lo que dice Arrieta; lo que dice… Carlos Vega en el ensayo del Himno, lo que dice Menéndez y Pelayo o Juan María Gutiérrez, y Rojas, ellas han tenido que traer, las he oído a ellas. Yo las fui guiando y después di la síntesis porque en la… a… las… hay unas que no consultaron nada porque no les da el tiempo (BA-9: 958).

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Provincias de Chubut, Río Negro y Neuquén. La ausencia del clítico está relacionada con la relevancia del referente, de modo que cuando este apunta a entidades indeterminadas, la ausencia del pronombre es mayor (Martínez, 2001: 926).

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– Entonces nosotros motivamos… provocamos ciertos incentivos en el maestro, pero quienes les supervisan, quienes están por encima de ellos, no entienden (CA-07: 217). – O sea, de dos años y medio a tres años, de tres años y me… a tres años y medio, y tres años y medio a cuatro años, ¿no? Pero como recién empezamos y tenemos poquito alumnado, nosotros hemos separado de dos años y medio a tres años once meses, digamos (LI-10: 1132).

En el corpus oral de Ciudad de Guatemala, hemos detectado varios casos de ausencia de complemento directo en hablantes distintos: – No he oído (…) No puedo hablar de eso porque no… no he oído (GU7, 9: 58). – Tal vez conozco pero… voy porque conozco, pero… porque la dirección no… (GU8, 21: 28).

2.4.2.4. La ausencia del clítico también puede afectar al complemento indirecto. Granda (1994a) observa la ausencia del clítico de objeto indirecto en el español de Paraguay (como hecho de convergencia lingüística entre el español y el guaraní), por lo que solamente se emplea el sintagma preposicional con el pronombre tónico cuando va detrás del verbo: Mando a él este canasto (§2.2.3.3). La misma ausencia ha detectado Abadía (1999: 254) en la zona argentina de Corrientes, zona guaranítica: Ella siempre dio al chico todo lo que… En el español paraguayo la no presencia del clítico afecta tanto al complemento directo como al indirecto. Fernández-Ordóñez (1999: 1349) recoge ejemplos en los que se observa que el pronombre tónico, que constituye el sintagma preposicional no duplicado, puede funcionar como complemento directo o indirecto y es siempre personal: – La maestra dice a ellos para venir temprano (Usher, 1976: 51. Apud Fernández-Ordóñez, 1999: 1349). – Encontré a ellos en el monte (Usher, 1976: 50. Apud Fernández-Ordóñez, 1999: 1349). – Si puede, lleva a ellos con la madre de él (Abadía, 1996: 213. Apud Fernández-Ordóñez, 1999: 1349).

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Se refiere a la violencia.

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2.5. RECAPITULACIÓN Analizados los materiales del macrocorpus, entrevistas transcritas de Asunción y grabaciones sin transcribir (§1.3.3) proporcionados por los organizadores del proyecto EGREHA, niveles socioculturales medio y alto, destacamos los siguientes aspectos: A) Confirmamos el uso distinguidor casual de los pronombres en las ciudades del macrocorpus, Ciudad de Guatemala y República Dominicana. Los porcentajes hallados de leísmo son insignificantes. El uso canónico de los pronombres átonos es lo que predomina prácticamente en la totalidad del corpus de la norma culta analizado. Tanto para personas como para cosas, los pronombres usados en estructuras transitivas son los de complemento directo. En Bogotá, de un total de 297 estructuras transitivas con pronombres átonos de tercera persona, el 4% corresponde a estructuras leístas; en su mayoría el uso es el permitido por la RAE. En el caso de Buenos Aires, el porcentaje es un poco superior al anterior: de 351 casos de construcciones transitivas con clítico, un 4,84% del total presenta un uso desviado del pronombre. A diferencia del anterior, las referencias contienen tanto los rasgos [+animado] como [–animado]. Caracas presenta un porcentaje similar a las anteriores ciudades: el 3,7% de un total de 347 ocurrencias. La mayoría de las construcciones se refieren a masculinos en singular y de persona (leísmo académico). En Lima se pone de relieve el escaso leísmo: el 3,7% de un total de 239 casos de construcciones transitivas con clítico. En cuanto a México, el porcentaje es un poco más elevado que el de las ciudades anteriores. Un 8,2% de un total de 423 casos. Estos predicados tienen referencias animadas e inanimadas. Santiago de Chile destaca igualmente por la poca presencia del leísmo. De las 340 construcciones transitivas con clítico, solamente hemos registrado 5 casos leístas (1,47%). San José de Costa Rica presenta únicamente un 3% de leísmo (en su mayoría leísmo académico), contabilizado entre un total de 389 construcciones objeto de estudio. El material de San Juan de Puerto Rico muestra un porcentaje similar al de México: 30 de 300 construcciones optan por los pronombres le / les, es decir, un 10%. La mayoría se apartan de la norma académica. Guatemala y la República Dominicana se han caracterizado prácticamente por la ausencia del mismo en las grabaciones orales sin transcribir.

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La opción por el pronombre procedente del caso dativo está, en parte, condicionada por el tipo de estructura verbal. Así, la construcción predicativa con el verbo llamar y la impersonal con el pronombre se favorecen el uso de le / les, independientemente de los rasgos semánticos y morfológicos de los referentes. B) Sobresalen las alteraciones pronominales tanto de caso como de género, e incluso de número, en zonas de contacto del español con lenguas indígenas, independientemente de las estructuras verbales. En los datos del macrocorpus relativos a la ciudad de La Paz, hemos hallado varios casos leístas, que representan únicamente un 13% del total de predicados transitivos pronominalizados. Sorprende que la construcción impersonal con se rige siempre acusativo en este corpus, lo que la diferencia de las otras ciudades del macrocorpus que presentan casi en exclusiva la presencia del pronombre dativo. En las grabaciones orales sin transcribir de zonas andinas de Bolivia y Perú, hemos registrado casos de leísmo y faltas de concordancia entre el pronombre y el sintagma correferencial. En zonas andinas, el uso canónico de los pronombres objeto convive con un considerable índice de “loísmo”, entendido este como el uso preponderante del pronombre lo como resultado de la neutralización causal y morfológica de los pronombres objeto. En las grabaciones de hablantes de zonas serranas de Ecuador, sobresale la fuerte presencia del leísmo, tanto con referentes masculinos como femeninos, animados e inanimados. Resultados que contrastan con los de Loja, donde se emplea mayoritariamente el pronombre de acusativo. Algunos ejemplos correspondientes a hablantes de Quito-sierra, Loja y zona costera muestran discordancias genéricas entre el clítico y su referente nominal. En cuanto a Paraguay, en los niveles medio y alto, hemos contabilizado un 40,5% de leísmo. Abundan más los casos de leísmo no académico. Sorprende que en la construcción impersonal con se conviven los pronombres de objeto directo con los de objeto indirecto, situación que contrasta con los resultados del macrocorpus. C) La inmovilización numérica del pronombre le se halla presente en todas las ciudades del macrocorpus, zonas andinas y Paraguay. La falta de concordancia entre el clítico y su referente se pro-

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duce dentro del marco del predicado verbal y en estructuras supraoracionales. En la mayoría de los casos, el pronombre antecede a su sintagma referencial. Entre las faltas de concordancia, se observa la pluralización del pronombre lo, al contaminarse de la referencia plural del pronombre se. Encontramos ejemplos en nuestro material de Buenos Aires, Caracas y México. D) En cuanto a la duplicación del complemento directo con clítico antepuesto al verbo y a su sintagma referencial, hemos hallado lo siguiente: – Bogotá, Caracas y San Juan de Puerto Rico no se apartan de la norma general del español. Los únicos casos de duplicación son comunes al estándar europeo. – Buenos Aires, Lima, La Paz, México, Santiago de Chile, San José de Costa Rica (en menor medida) y Asunción amplían el contexto canónico de la duplicación. En todas estas ciudades hemos encontrado la secuencia constituida por pronombre < clítico + verbo + sintagma nominal > (sintagmas definidos o/y específicos), junto a las estructuras gramaticales españolas generales de (A). En las grabaciones orales sin transcribir de Ciudad de Guatemala, se observa un caso de clítico antepuesto y varios que duplican un relativo. En el material andino (incluido Ecuador) es frecuente la duplicación de todo tipo de referentes con el pronombre lo polivalente. En las zonas de Ecuador y Asunción, donde la presencia del leísmo es importante, este tipo de pleonasmo se extiende a estructuras leístas.

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3 LAS PREPOSICIONES Marcial Morera Universidad de La Laguna

3.1. INTRODUCCIÓN Desde un punto de vista estrictamente semántico, como el resto de las lenguas naturales del mundo, la lengua española presenta dos tipos de nombres1 casualmente distintos: nombres en caso recto y nombres en caso oblicuo. Los nombres en caso recto se caracterizan por presentar su significación nominal en estado puro, sin la más mínima determinación relacional. Es lo que sucede en el caso de las formas casa, punto, yo, Carmen, este, -mos (de estudiamos, por ejemplo), que se limitan simplemente a denominar descriptiva o mostrativamente.

1

Entendemos por nombre cualquier unidad idiomática que implica una delimitación en el universo del discurso, o, como quiere Bello, de una forma más referencial, “que tiene un lugar determinado en la naturaleza”. Gramática de la lengua castellana (Edic. de R. Trujillo), Tenerife, 1981, p. 181.

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MARCIAL MORERA

Es lo que explica el nombre de nominativos con que designan las gramáticas clásicas a este tipo de nombres primarios o elementales. Los nombres en caso oblicuo, por el contrario, se caracterizan porque, además de su significación categorial nominal, portan una significación relacional espacial o complemento morfológico externo que los convierte en término de una determinada relación: v. gr., el pronombre complementario de tercera persona le, que presenta el nombre ‘él’ que le sirve de base semántica acompañado de la significación relacional externa ‘movimiento-de aproximaciónterminal-sin extensión’ 2. De ahí que los gramáticos y los lexicógrafos suelan definirlo mediante la paráfrasis ‘a él’; o el adverbio aquí, que presenta el sustantivo mostrativo espacial ‘este lugar’ que le sirve de base semántica acompañado de la significación relacional externa ‘situación-de ubicación-absoluta’. De ahí que los gramáticos y los lexicógrafos suelan parafrasearlo mediante la expresión ‘en este lugar’. Se ve, pues, que en esta clase de nombres derivados se encuadran, no solamente los llamados casos oblicuos de las gramáticas clásicas, sino también clases de signos distribucionalmente tan heterogéneos como los tradicionalmente denominados pronombres posesivos, adverbios (hoy, ayer, mientras, antes…)3, tiempos verbales y preposiciones 4. Todo nombre en caso oblicuo consta, pues, de dos ingredientes semánticos básicos: A) Un signo con significación categorial nominal, que actúa como núcleo semántico o base de la combinación: en el caso del citado le, por ejemplo, el pronombre de tercera persona ‘él’; en el caso del adverbio aquí, el contenido mostrativo-descriptivo ‘este lugar’. Desde el punto de vista de la significación primaria5, este ele2

Para todo lo relacionado con el concepto de significado relacional o complemento morfológico externo, vid. L. Hjelmslev, La categoría de los casos, Madrid, 1978. 3 “El adverbio —señala L. Hjelmslev en sus Principios de gramática general, Madrid, 1976, p. 320— entra en la categoría del nombre”. 4 En esto no hacemos sino seguir las enseñanzas del mencionado L. Hjelmslev, que señala que “en lo que concierne a la conjugación y a la preposición nadie duda que pertenecen a la categoría del adverbio”. Op. cit., p. 306. 5 Para todo lo relacionado con el concepto de significación primaria, vid. E. Coseriu, Gramática, semántica, universales, Madrid, 1978, p. 208. Vid. también las precisiones que a este concepto se hacen en M. Morera, “Hacia una nueva delimitación de los conceptos de gramática y lexicología”, Revista de Filología de la Universidad de La Laguna, nº. 13 (1994), pp. 280-284.

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mento nuclear de los nombres en caso oblicuo puede manifestarse, y de hecho se manifiesta, de dos maneras distintas en las lenguas concretas: 1. Dotado de una determinada significación primaria. En este caso, el término de la relación se entiende como nombre semánticamente completo, como signo que no necesita precisión ulterior. Es el caso de la forma hoy, por ejemplo, cuyo sustantivo básico presenta la significación primaria mostrativo-descriptiva ‘este día’. En español, pertenecen a esta clase de nombres en caso oblicuo los llamados adverbios, tiempos verbales, pronombres posesivos y el pronombre complementario le, que, desde el punto de vista exclusivamente semántico —sin tener en cuenta su distribución en el enunciado—, sólo se diferencian en el tipo de significación primaria que se asocia a su significación categorial nominal: mostrativo-descriptiva en el caso de los adverbios y los tiempos verbales y personal en el caso de los posesivos y le. 2. Desprovisto de significación primaria. En este caso, el término de la relación se entiende, sin más, como punto de universo del discurso semánticamente indeterminado. Es lo que caracteriza a las tradicionalmente denominadas preposiciones: v. gr., la forma hasta, cuyo nombre básico, que actúa como término de la relación de extensión que implica, carece de la más mínima precisión semántica6. De ahí que haya que añadírsela sintagmáticamente, mediante el llamado régimen, cuya naturaleza estudiaremos más adelante, en el apartado 3. La única precisión semántica que puede portar el contenido nominal o término de la preposición está relacionada con su disposición u orientación en el espacio. En efecto, desde este punto de vista, hay que distinguir dos tipos de preposiciones: • Preposiciones con punto de referencia, término o contenido nominal orientado o polarizado. En español, participan de esta condición semántica las formas contra, pro, sobre, bajo, ante y tras. Así, la forma ante, por ejemplo, significa ‘situación de ubicación en el polo positivo de un punto de referencia orientado horizontalmente’. A su vez, este punto de referencia orientado puede manifestarse de dos maneras distintas: 6 He desarrollado este importantísimo aspecto semántico de las preposiciones en Teoría preposicional y origen y evolución del sistema preposicional español. I, Puerto del Rosario, 1997, pp. 17-33. En adelante abreviaremos en Teoría preposicional.

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– Con indicación de disposición en el espacio, que puede ser vertical u horizontal. Es lo que caracteriza el punto de referencia o término orientado de las preposiciones sobre, bajo, ante y tras. – Sin indicación de disposición en el espacio. Es lo que caracteriza a las formas preposicionales contra y pro. Este contenido de orientación es el que determina el comportamiento tan particular que presentan algunas de estas preposiciones en la realidad concreta del hablar, donde se adverbializan con mucha facilidad7. Es lo que sucedió en el caso de la forma ante, origen del adverbio temporal antes. • Preposiciones con punto de referencia, término o contenido nominal desprovisto de orientación. Es el caso de las formas castellanas con, sin, en, entre, según, por, hacia, para, a, hasta, de y desde, que, precisamente por ello, son semánticamente más precarias que aquéllas. Es claro, pues, que lo que diferencia a las preposiciones del resto de los nombres en caso oblicuo no es su estructura semántica general (todos tienen significación relacional y término), sino el hecho particular de la ausencia de significación primaria en su nombre nuclear. Precisamente por ello, es rechazable la idea de que los signos donde y cuando de combinaciones como donde su padre y cuando la guerra, por ejemplo, funcionen como preposiciones, como quieren algunos autores. El hecho de que ambos nombres en caso oblicuo posean la significación primaria ‘relativo-espacial’ y ‘relativo-temporal’ en su punto de referencia, respectivamente, pone bien a las claras que se trata de adverbios, y no de preposiciones8. B) Un signo descriptivo (de naturaleza espacial, por tanto) sin significación categorial que actúa como complemento morfológico externo (como elemento relacional) del mencionado término nuclear, y que, por tanto, convierte a éste en término de una relación: v. gr., el contenido ‘sentido de alejamiento sin extensión’ im7

Vid. el capítulo “El caso particular de las preposiciones ante, tras, sobre y bajo” de la obra anteriormente citada, pp. 43-46. 8 Vid. el capítulo “Sobre la supuesta preposicionalización de los adverbios relativos donde y cuando”, en Teoría preposicional, pp. 73-78.

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plícito en los llamados pronombres posesivos9; el contenido ‘situación de ubicación relativa en el polo positivo de un punto de referencia orientado verticalmente’ de la preposición sobre; el contenido ‘sentido de tránsito’ de la preposición por; etc. Esto quiere decir dos cosas muy claras: 1. Que todas y cada una de las preposiciones (exactamente igual que los adverbios, los posesivos, etc.) poseen una significación relacional invariante en su esquema semántico. No hay, por tanto, ninguna razón para hablar de preposiciones llenas y preposiciones vacías, como quieren algunos autores10. Las formas de y a, consideradas tradicionalmente como preposiciones vacías de significado, presentan un valor relacional tan preciso (‘sentido de alejamiento sin extensión’ y ‘punto final absoluto de un movimiento de aproximación’, respectivamente, como veremos luego) como las preposiciones sobre, contra, hasta, etc., consideradas tradicionalmente preposiciones llenas de significado. En este sentido, ni siquiera el planteamiento más atenuado de Bello, que habla de preposiciones de sentido vago y preposiciones de sentido determinado11, hace justicia a la clase gramatical que nos ocupa. 2. Que el verdadero significado relacional o morfológico externo de las preposiciones son meras relaciones espaciales, que absolutamente nada tienen que ver con los contenidos lógico-designativos del tipo ‘lugar’, ‘tiempo’, ‘causa’, ‘instrumento’, ‘agente’, ‘medio’, ‘finalidad’, ‘objeto’, etc., que se les ha solido atribuir tradicionalmente. En realidad, estos matices lógico-designativos no pasan de ser otra cosa que aleatorias orientaciones de sentido circunstanciales o variantes contextuales de los mencionados valores invariantes espaciales. Así, la forma por, por ejemplo, que lo único que significa constante e invariablemente es algo así como ‘tránsito a través de un espacio’, puede usarse, y de hecho se usa, para expresar relaciones lógico-designativas de ‘espacio’ (pasear por el jardín), ‘tiempo’ (trabajar por la mañana), ‘instrumento’ (conquistado por las armas), ‘causa’ (se rompió por tanto uso), ‘agente’ (escrito por Cer9

Vid. L. Hjelmslev, La categoría de los casos, p. 157. Lo inadecuado de esta distinción había sido señalado ya por B. Pottier en su Lingüística moderna y filología hispánica, Madrid, 1970, p. 25. 11 “Hay preposiciones de sentido vago que, como de, se aplican a gran número de relaciones diversas; hay otras de sentido determinado que, como sobre, pintan con bastante claridad relaciones siempre semejantes”. Gramática, p. 160. 10

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vantes), ‘modalidad’ (poner por orden), ‘finalidad’ (trabaja por comer), etc., sin alterar lo más mínimo la mencionada significación invariante. Todos estos sentidos contextuales se ven a través de la fórmula o esquema semántico ‘tránsito a través de un espacio’, aunque ese espacio sea en unos casos un lugar, en otros una circunstancia temporal, en otros un instrumento, en otros una persona, en otros un fenómeno no controlado, etc. De dos maneras distintas se suelen formalizar los complementos morfológicos externos concretamente en las lenguas naturales. En unos casos, aparecen formalizados con significante propio. Es lo que sucede con el contenido relacional o morfológico externo ‘sentido de alejamiento sin extensión o genérico’ del llamado genitivo latino, que se formaliza como -ae, en la primera declinación, -i, en la segunda, -is, en la tercera, -us, en la cuarta, y -ei, en la quinta. En otros, se formaliza de manera amalgamada, conjuntamente con el significante del elemento nuclear: v. gr., la significación morfológica externa ‘sentido de aproximación terminal sin extensión’ implícita en la forma pronominal le, la significación morfológica externa ‘situación de ubicación absoluta’ implícita en la forma adverbial ahora, la significación morfológica externa ‘situación de ubicación relativa limitada’ implícita en la preposición entre, etc. En todo caso, hay que tener en cuenta que estas diferencias formales no afectan lo más mínimo la estructura semántica del nombre en caso oblicuo: tan nombres en caso oblicuo —es decir, con significación relacional o morfológica externa añadida— son el pronombre le, el adverbio ahora y la preposición entre españoles, que formalizan la relación externa de manera amalgamada, como el genitivo rosae latino, que la formaliza de forma independiente. 3.2. ESTRUCTURA SEMÁNTICA DE LOS COMPLEMENTOS MORFOLÓGICOS EXTERNOS O RELACIONALES DE LAS PREPOSICIONES ESPANOLAS La significación relacional o complementación morfológica externa implícita en las preposiciones españolas se encuentra organizada sobre los siguientes contrastes semánticos espaciales12. 12 La teoría espacial de las preposiciones y de los casos tiene antecedentes bastante ilustres. Para una visión panorámica del problema, vid. L. Hjelmslev,

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3.2.1. ‘Situación’ / ‘sentido’ Este primer contraste semántico separa las preposiciones que implican una relación estática de las que implican una relación dinámica o de desplazamiento. Implican la figura de contenido ‘situación’ las formas con, sin, en, entre, sobre, bajo, ante y tras. Implican la figura de contenido ‘sentido’ las formas según, por, contra, pro, hacia, para, a, hasta, de y desde. Es lo que se aprecia en combinaciones como ir a (hasta, de, desde, para, hacia, por, contra, pro, según) la fila e ir con (sin, en, entre, sobre, bajo, ante, tras) la fila. 3.2.2. ‘Acompañamiento’ / ‘ubicación’ En el ámbito de los complementos morfológicos externos de ‘situación’, se distinguen, a su vez, dos grupos de formas relacionales: las que implican ‘acompañamiento o concomitancia’ y las que implican ‘localización o ubicación’. Implica relación de ‘acompañamiento’ el complemento morfológico externo contenido en las preposiciones con y sin: voy con (sin) coche. Implica simple relación de ‘ubicación’ el complemento morfológico externo de las formas preposicionales en, entre, sobre, bajo, ante y tras: v. gr., voy en (entre, sobre, bajo, ante, tras) el coche. 3.2.3. ‘Acompañamiento positivo’ / ‘acompañamiento negativo’ En el grupo de las preposiciones que indican ‘situación de acompañamiento’, el complemento morfológico externo de la preLa categoría de los casos. En 1962, B. Pottier explica, desde este mismo punto de vista, algunas de las oposiciones preposicionales latinas y románicas en su Systématique des éléments de rélation, Paris, 1962. Ya en español, M. L. López y R. Trujillo aplican la misma hipótesis en sus trabajos Problemas y métodos en el análisis de las preposiciones (Madrid, 1970) y “Notas para un estudio de las preposiciones españolas” (Thesaurus XXVI, pp. 234-279), respectivamente. De este último, sobre todo, surgió mi Estructura semántica del sistema preposicional del español moderno y sus campos de usos, Puerto del Rosario, 1988.

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posición con presenta dicha figura de contenido con signo positivo. Podemos decir, por tanto, que la forma con significa constante e invariablemente algo así como ‘situación-acompañamiento o copresencia-positivo’: v. gr., lo hizo con mucho cuidado. Por otro lado, el complemento morfológico externo de la preposición sin presenta la significación invariante ‘situación de acompañamiento’ con signo negativo. Tenemos entonces que su significación invariante sería algo así como ‘situación-acompañamiento o copresencia-negativo’: v. gr., lo hizo sin mucha cuidado. 3.2.4. ‘Absoluto’ / ‘relativo’ Los complementos morfológicos externos de ‘situación de ubicación’ se dividen también en dos grandes grupos. De un lado, están los que implican la situación de forma absoluta o autónoma, sin hacer alusión a un punto de referencia. Es lo que caracteriza el complemento morfológico externo de la preposición en, que, consecuentemente, vendría a significar constante e invariablemente la relación espacial ‘situación-ubicación-absoluta’: v. gr., vive en los árboles. De otro lado, están los que presentan la situación de forma relativa, es decir, en relación con un determinado punto de referencia. Es lo que define a los complementos morfológicos externos implicados en las formas preposicionales entre, sobre, bajo, ante y tras: vive entre (sobre, bajo, ante, tras) los árboles. 3.2.5. ‘Limitado’ / ‘polarizado’ Los complementos morfológicos externos de ‘situación-ubicación-relativa’ se manifiestan también de dos maneras distintas en el sistema preposicional de la lengua española. En un caso, el punto de referencia (múltiple) actúa simplemente como límite o cauce de la mencionada ‘situación-ubicación-relativa’ de base. Es lo que define el complemento morfológico externo implicado en la preposición entre, que, por tanto, parece significar en español constante e invariablemente algo así como ‘situación-ubicación-relativa-limitada’: v. gr., camina entre los árboles. El hecho de que los puntos de referencia de esta preposición se entiendan como ‘límites de la

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situación que implica’ es el que hace que una combinación como dividir entre cinco se entienda en el sentido de ‘partir algo dando una porción de ello a cada uno de los cinco elementos aludidos’, en tanto que una combinación como dividir en tres se entiende simplemente en el sentido de ‘partir algo en tres porciones’, sin más. De ahí que los verbos que denotan ‘fraccionamiento de la materia’, a secas, como descuartizar, descomponer, romper, etc., rechacen la preposición entre en el sentido señalado (obviamente, no en otros sentidos, como el agentivo, por ejemplo: v. gr., romperlo entre tres, que se puede entender en el sentido de que los tres participan en la realización de la acción), al contrario que la preposición en: romperlo en tres. En el resto de los casos, el punto de referencia de la ‘situación-ubicaciónrelativa’ actúa como mero término de una orientación. Participan de esta condición semántica las formas preposicionales sobre, bajo, ante y tras (v. gr., camina sobre (bajo, ante, tras) los árboles), que implican todas la forma semántica ‘situación-ubicación-relativa-polarizada u orientada’. 3.2.6. ‘Polarización positiva’ / ‘polarización negativa’ El complemento morfológico externo de ‘situación-ubicaciónrelativa-polarizada’ presenta dos variantes distintas. En unos casos, se manifiesta de forma positiva. Es lo que define los complementos morfológicos externos de las preposiciones sobre y ante, cuyos significados invariantes podrían describirse como ‘situación-ubicación-relativa-polarizada respecto de un punto de referencia dispuesto verticalmente-positiva’ (v. gr., ponerlo sobre la mesa) y ‘situación-ubicación-relativa-polarizada respecto de un punto de referencia dispuesto horizontalmente-positiva’ (v. gr., presentarse ante el juez), respectivamente. En otros casos, la significación invariante ‘situación-ubicación-relativa-polarizada’ se manifiesta de forma negativa. Es lo que define los complementos morfológicos externos de las preposiciones bajo y tras, cuyos significados invariantes podrían definirse como ‘situación-ubicación-relativa-polarizada respecto de un punto de referencia orientado verticalmentenegativa’ (v. gr., encontrarse bajo la mesa) y ‘situación-ubicaciónrelativa-polarizada respecto de un punto de referencia orientado horizontalmente-negativa’ (v. gr., esconderse tras la puerta), respectivamente.

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3.2.7. ‘Interno’ / ‘externo’ Los complementos morfológicos externos que implican ‘sentido’ se distinguen, en principio, por la posición que éste ocupa respecto de su punto de referencia. De un lado, el sentido característico del complemento morfológico externo puede discurrir por el interior del punto de referencia. Es lo que caracteriza el complemento morfológico externo de la forma preposicional por, que, consecuentemente, puede describirse como ‘sentido-interno’ o ‘tránsito’. En este rasgo semántico de ‘interioridad’ coincide la preposición que nos ocupa con la preposición de ‘situación-ubicación-absoluta’ en. Entre las combinaciones vivir por el bosque y vivir en el bosque, por ejemplo, la única diferencia que existe es el carácter dinámico de la primera y el estático de la segunda. La estructura semántica del complemento morfológico externo de por determina que el hablante pueda entender esta preposición en tres sentidos distintos: en el sentido de ‘canal’, ‘ámbito’ o ‘medio’, cuando el régimen se considera en su parte central; en el sentido de ‘causa’, cuando el régimen se considera en su fase ya superada; y en el sentido de ‘finalidad’, cuando el régimen se considera en la fase que está por transitar, como se verá más adelante, en el estudio de su campo de usos. De otro lado, el sentido que implica el complemento morfológico externo puede estar situado fuera de los límites del punto de referencia. Es lo que sucede en el caso de las formas preposicionales contra, pro, según, hacia, para, a, hasta, de y desde: v. gr., orientarse contra (según, a, hasta, para, hacia, de, desde) la ciudad. 3.2.8. ‘Subordinado’ / ‘orientado’ El complemento relacional de ‘sentido-externo al punto de referencia’ se manifiesta en nuestra lengua de dos maneras distintas. Por una parte, se manifiesta simplemente subordinado al punto de referencia. Es lo que caracteriza al complemento morfológico externo implicado en la preposición según, cuyo sentido discurre siempre ‘en pos del punto de referencia implicado en su esquema semántico’. De ahí que la podamos describir como ‘sentido-externo-subordinado o en pos de’. Es lo que explica que una combinación como según el instructor se entienda en el sentido de ‘si-

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guiendo lo que dice el instructor’. Por otra parte, el complemento relacional de ‘sentido-externo’ se puede manifestar simplemente orientado respecto del punto de referencia contenido en su esquema semántico. Es lo que caracteriza a los complementos morfológicos externos inherentes a las formas preposicionales contra, pro, hacia, para, a, hasta, de y desde: v. gr., mover contra (hacia, para, a, hasta, de, desde) el instructor. 3.2.9. ‘Aproximación’ / ‘alejamiento’ El complemento morfológico externo ‘sentido-externo al punto de referencia-orientado’ implícito en las preposiciones contra, pro, hacia, para, a, hasta, de y desde se manifiesta, a su vez, de dos maneras distintas. Por una parte, se manifiesta con orientación de aproximación al punto de referencia. Es lo que caracteriza a los complementos morfológicos externos de las preposiciones contra, pro, hacia, para, a y hasta: v. gr., ir contra (hacia, para, a, hasta) la ciudad. Por otra parte, se puede manifestar con orientación de alejamiento respecto del punto de referencia. Es lo que caracteriza el complemento morfológico externo que portan las formas preposicionales de y desde: v. gr., ir de (desde) la ciudad. 3.2.10. ‘Polarizado’ / ‘no polarizado’ Por su parte, el complemento morfológico externo de ‘sentido-externo-orientado-aproximación’ se manifiesta de dos maneras distintas en nuestra lengua. De un lado, se manifiesta situado en uno de los dos polos (positivo o negativo) del punto de referencia orientado implicado en su estructura semántica. Es lo que define el ‘sentido de aproximación’ inherente al complemento morfológico externo de las preposiciones contra y pro: v. gr., lucha contra (pro) el aborto. De otra parte, se manifiesta sin indicación de polarización, porque el punto de referencia implícito en su estructura semántica carece de orientación. Es lo que caracteriza el complemento morfológico externo de las formas preposicionales hacia, para, a y hasta: v. gr., desplazarse hacia (para, a, hasta) el centro.

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3.2.11. ‘Positivo’ / ‘negativo’ El complemento relacional de ‘sentido-externo-orientado-aproximación-polarizado’ presenta, a su vez, dos variantes opuestas. Por una parte, se presenta ubicado en el polo positivo del punto de referencia orientado implicado en su estructura semántica, de tal manera que parece que pugna o se enfrenta con él. Es lo que define el complemento morfológico externo de la preposición contra, que, para entendernos, podríamos describir como ‘sentido-externoorientado-aproximación-polarizado-positivo’: v. gr., campaña contra el aborto. Por otra parte, el complemento morfológico relacional de ‘sentido-externo-orientado-aproximación-polarizado’ se presenta ubicado en el polo negativo de su punto de referencia orientado, de tal manera que parece que sigue su corriente o disposición. Es lo que define el complemento morfológico externo de la preposición pro, que, por tanto, podríamos describir como ‘sentido-externo-orientado-aproximación-polarizado-negativo’: v. gr., campaña pro aborto. 3.2.12. ‘Initivo’ / ‘finitivo’ Los complementos morfológicos externos de ‘sentido de aproximación no polarizado’ presentes en las preposiciones hacia, para, a y hasta se diferencian en que unos sitúan el punto de vista en la fase de partida del sentido (es lo que define el complemento morfológico externo de las formas preposicionales hacia y para (v. gr., volver para (hacia) su casa, pero no *llegar para (hacia) su casa, por el carácter terminal del verbo llegar), en tanto que otros sitúan el punto de vista en la fase de llegada del sentido. Es lo que define el complemento morfológico externo de las preposiciones a y hasta: llegar a (hasta) su casa. 3.2.13. ‘No determinación’ / ‘determinación’ Los complementos morfológicos externos de las preposiciones hacia y para se diferencian, finalmente, en la consideración del punto de referencia. En el caso de hacia, el término del sentido actúa simplemente como punto de referencia de la orientación de

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aproximación, sin más. De ahí que podamos describir su complemento morfológico externo como ‘sentido-externo-orientado-aproximación-no polarizado-initivo-sin determinación del límite’: v. gr., caminar hacia el pueblo. En el caso de para, el término actúa como límite del movimiento, como punto en que acaba el movimiento. De ahí que podamos describir su complemento morfológico externo como ‘sentido-externo-orientado-aproximación-no polarizado-initivo-con determinación del límite’: v. gr., caminar para el pueblo. 3.2.14. ‘Puntualidad’ / ‘extensión’ Los complementos relacionales que implican ‘sentido-externoorientado-aproximación-finitivo’ se diferencian, a su vez, por el contraste semántico ‘puntualidad’/ ‘extensión’. Implica ‘puntualidad’ el complemento morfológico externo de la preposición a, que, por tanto, podemos parafrasear como ‘sentido-externo-orientado-aproximación-no polarizado-finitivo-puntualidad’, o, de forma más simplificada, ‘punto final absoluto de un movimiento de aproximación’. Según las condiciones del contexto, presenta dos orientaciones de sentido radicalmente distintas: una orientación de sentido dinámica, cuando el contexto implica movimiento (v. gr., salir al mercado), y otra orientación de sentido estática, cuando el contexto implica situación, sea espacial o temporal: v. gr., estar a la mesa; abrir a las cinco. Por el contrario, implica la figura de contenido ‘extensión’ el complemento morfológico externo de la forma preposicional hasta, que, por tanto, podemos parafrasear como ‘sentido-externo-orientado-aproximación-no polarizado-finitivo-extensión’. Se trata de una forma de contenido que presenta enormes posibilidades interpretativas. Desde el punto de vista de la posición de la acción denotada por el verbo regente, pueden darse dos soluciones distintas: A) Que dicha acción aparezca ubicada a lo largo de la relación de extensión contenida en la preposición: v. gr., esperaremos hasta las cinco. Es lo que podríamos denominar hasta de anterioridad, relación que, en el terreno adverbial, se formaliza mediante las formas aún y todavía. En este caso, desde el punto de vista de la relación entre la acción denotada por el regente y la persona, animal

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o cosa denotada por el régimen, pueden darse también dos soluciones distintas: 1. Que lo denotado por el régimen se entienda simplemente como término de la extensión de hasta: v. gr., regar hasta la pared. Se trata de una variante semántica que presenta, a su vez, dos subvariantes distintas: • En unos casos, dicho término se considera incluido en la extensión de hasta: v. gr., incluyeron hasta el coche; • En otros casos, dicho término queda excluido de la extensión de hasta: v. gr., llegaron hasta el mar. Esta doble posibilidad es la que aprovecha Rómulo Gallegos para escribir el siguiente fragmento de su obra Doña Bárbara (p. 19): “a causa de la frase ambigua en el documento, donde al tratarse de la línea divisoria ponía: “hasta el palmar de La Chusmita”, surgió entre los dos hermanos la discordia, pues cada cual pretendía, alegando por lo suyo, que la frase debía interpretarse agregándole el inclusive que omitiría el redactor”. 2. Que lo denotado por el régimen se entienda prolongado a lo largo de la extensión de hasta: v. gr., no trabajo hasta que no me paguen. Es algo así como no trabajo mientras no me paguen. B) Que la acción denotada por el régimen aparezca ubicada justamente después del límite de la extensión de hasta: v. gr., la combinación mejicana llegaremos hasta las cinco. Este uso de hasta, que podemos denominar de posterioridad, y que, en el terreno adverbial, aparece formalizado mediante la forma ya, se localiza sobre todo en Hispanoamérica, como veremos más detalladamente luego. En ningún caso nos encontramos ante un cambio en la significación del complemento morfológico externo de la preposición, como quieren algunos autores13, sino más bien ante cambios en la interpretación del signo. También los complementos morfológicos externos inherentes a las formas preposicionales de y desde se oponen por el contraste se13

Es el caso de Lope Blanch, por ejemplo, que considera que esta “innovación lingüística, este cambio sintáctico dialectal, implica un cambio en el contenido” de la preposición. “Precisiones sobre el uso mexicano de la preposición hasta”, Anuario de lingüística hispánica, VI (1990), p. 307.

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mántico citado: de presenta el sentido de su complemento morfológico externo sin extensión, de tal manera que se puede decir que significa constante e invariablemente algo así como ‘sentido-externo-orientado-alejamiento-no extenso’. De ahí que pueda aparecer en combinaciones nocionales del tipo proceder de cuna humilde, pero no en combinaciones extensivas del tipo *salió de las tres de la mañana; desde presenta el sentido de su complemento morfológico externo matizado por la figura de contenido ‘extensión’. Podríamos decir, por tanto, que significa constante e invariablemente algo así como ‘sentido-externo-orientado-alejamiento-extenso’. De ahí que pueda aparecer en contextos extensivos del tipo salió desde las tres de la mañana, pero no en contextos nocionales del tipo *procede desde cuna humilde. Se ve, por tanto, que lo que caracteriza a las preposiciones no es tanto la naturaleza semántica de sus constituyentes, sino más bien su estructura semántica. No se trata de otra cosa que de nombres sin significación primaria determinados por un complemento morfológico externo. Precisamente por ello es por lo que, teóricamente por lo menos, todas las palabras descriptivas de las lenguas naturales pueden preposicionalizarse, echando fuera de su significación categorial la significación primaria que contienen y convirtiéndola en un complemento morfológico externo o descripción de una relación. Es lo que sucedió con el sustantivo español cabo, origen de la preposición española arcaica cabe14. 3.3. LA SINTAXIS DE LAS PREPOSICIONES Desde el punto de vista sintáctico, las preposiciones plantean dos tipos de problemas distintos. De una parte, los problemas relacionados con la precisión semántica de su punto de referencia o término desprovisto de significación primaria (es decir, el problema del tradicionalmente llamado régimen preposicional). De otra, los problemas relacionados con la categoría gramatical y léxica del elemento que las rige (esto es, el problema del llamado regente preposicional). 14 Vid. M. Morera, “La preposicionalización del nombre”, en Teoría preposicional, pp. 61-72.

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Desde el punto de vista de la precisión semántica de su punto de referencia, hay que decir que las preposiciones pueden aparecer en dos contextos radicalmente distintos: A) Sin régimen o determinación sintáctica, es decir, sin precisión semántica del punto de referencia implícito en su esquema semántico. Es lo que sucede en el caso de las preposiciones entre, contra y con de las combinaciones entrener, contraponer y compartir, por ejemplo. En estos casos, de contextos compositivos, la preposición complementa al núcleo verbal sin la más mínima huella de significación primaria en su punto de referencia o término. Es lo que la gramática tradicional suele denominar prefijos, que, como ha demostrado B. Pottier15, no son otra cosa que variantes de las preposiciones en distribución absoluta. Lo particular aquí no es el significado inherente del complemento morfológico de la preposición, que es en todos los casos el mismo, sino más bien la ausencia de complemento y el nivel sintáctico-compositivo en que actúa. B) Acompañado de un régimen o complemento, que tiene la función de determinar o conceptualizar su punto de referencia o término desprovisto de significación primaria: v. gr., desde Valencia, para su hijo, con amor, etc. La combinación de estas dos formas es lo que suele denominarse sintagma preposicional, que, como vemos, no es otra cosa que una variante del sintagma nominal en caso oblicuo. Desde el punto de vista de la relación sintáctica entre la preposición y su régimen, hay que distinguir dos grandes tipos de complementos preposicionales: 1. Complemento directo16. Se trata de un sustantivo en caso recto que complementa la significación del punto de referencia o término de la relación mediante aposición o redenominación: v. gr., el sintagma las cinco de la combinación hasta las cinco. 2. Complemento indirecto. Se trata de un sustantivo en caso oblicuo (adverbio o preposición, en español) que sitúa el punto de re15 Lingüística moderna y filología hispánica, p. 168. Vid. también mi trabajo “La naturaleza semántica de los prefijos españoles”, en Teoría preposicional, pp. 35-42. 16 O. Jespersen fue el primero en percatarse de esta función sintáctica, en su La filosofía de la gramática, Barcelona, 1975, p. 90.

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ferencia del significado de la preposición en una determinada relación espacial: v. gr., salió de entre las sombras; por encima. Desde el punto de vista de la naturaleza semántica de dicho complemento, hay que hablar de dos grandes variantes de esta función sintáctica: • Complemento indirecto adverbial, cuando dicha función sintáctica aparece desempeñada por un sustantivo en caso oblicuo con significación primaria inherente: v. gr., desde aquí, por entonces, etc. En este caso, el punto de referencia de la preposición aparece circunscrito en la significación relacional espacial, temporal o modal del complemento. • Complemento indirecto preposicional, cuando dicha función sintáctica es ejercida por un nombre en caso oblicuo sin significación primaria en el término o preposición: v. gr., a por, para con, de entre, de por17. En este caso, el punto de referencia o término de la preposición nuclear aparece ubicado en el ámbito de relación abstracto implícito en la preposición complementaria18. A veces, las dos preposiciones de estas combinaciones terminan fundiéndose en una misma unidad semántica, dando lugar a una nueva preposición. Es lo que sucedió con las combinaciones preposicionales antiguas por a y des de, que dieron lugar a las preposiciones españolas actuales para y desde19. Desde el punto de vista de su dependencia, los sintagmas preposicionales pueden aparecer regidos tanto por sustantivos como por adjetivos o verbos, a los que, frente al sustantivo en caso recto, que los complementa de forma directa, complementan de forma indirecta. Precisamente por ello, no es lo mismo disfrutar la paga que disfrutar de la paga; querer un niño que querer a un niño; la

17 El problema ha sido tratado por I. Bosque en su “Preposición tras preposición”, en J. Dorta y M. Almeida (eds.), Contribuciones al estudio de la lingüística hispánica. Homenaje al Prof. Ramón Trujillo, Barcelona, 1997, pp. 133-155. 18 Para un planteamiento más extenso de este problema de la sintaxis preposicional, vid. mi “La función sintáctica ‘régimen preposicional’”, en Teoría preposicional, p. 47-59. 19 Para todo lo relacionado con la historia semántica de la preposición desde, vid. mi estudio “Origen y evolución de las preposiciones españolas des y desde”, en Teoría preposicional, pp. 167-178.

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casa en que vivo que la casa que vivo; pienso que vendrá que pienso de que vendrá; dudo que trabaje que dudo de que trabaje, etc., que muchos autores suelen considerar como mera variación formal de las mismas estructuras sintácticas. Es lo que ha dado lugar a las famosas polémicas sobre el queísmo, dequeísmo, relativo sin preposición, etc.20. Sin embargo, por más vueltas que se le dé a este problema, no queda otro remedio que aceptar que se trata de construcciones distintas: con complemento directo o interno la una y con complemento indirecto o externo la otra21. Érica García fue perfectamente consciente de la diferencia al afirmar respecto de la oposición construcción queísta/ construcción dequeísta que “en el caso de 0 no hay nada, y sí hay algo cuando está de. Por obvia que sea la observación, no deja de ser significativa, y tener consecuencias. Porque esta oposición entre ‘nada’ y ‘algo’ no se presenta en el vacío: estamos en plena sintaxis, o sea, en la colocación de constituyentes en construcciones. Si no hay nada, los términos irán juntos, y estarán directamente ligados. Si está de, en cambio, hay un conector explícito: y la presencia de este conector hace que los elementos estén, de ipso, menos unidos entre sí que cuando van directamente yuxtapuestos”22. Obviamente, esta relación sintáctica indirecta o externa será de tantos tipos como complementos morfológicos externos exista en el sistema preposicional de la lengua de que se trata. Así, con significará la relación indirecta o externa como ‘acompañamiento o copresencia positiva’; a, como ‘término final absoluto de un movimiento de aproximación’; entre, como ‘situación de ubicación limitada o encauzada’; etc., etc. Lo que hay que tener en cuenta, en todo caso, es que la naturaleza categorial del regente no afecta lo más mínimo la significación relacional de la preposición, que es siempre la misma: si ‘sentido de alejamiento sin extensión’ hay en el de de los niños vienen de París, significación de aleja-

20 Vid., por ejemplo, M.ª L. Gutiérrez Araús, “La omisión de preposición ante relativo que en el español de Puerto Rico”, en Actas del II congreso internacional sobre el español de América, México, 1986, pp. 407-417. 21 Para una exposición más detenida de esta importantísima oposición sintáctica, vid. mi Sintaxis lingüística vs. sintaxis lógica (La complementación sustantiva del verbo español), Tenerife, 1988. 22 “El fenómeno (de)queísmo desde una perspectiva dinámica del uso comunicativo de la lengua”, en Actas del II congreso internacional sobre el español de América, México, 1986, p. 50.

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miento sin extensión’ hay en el de de olor de rosas; si ‘término final absoluto de un movimiento de aproximación’ hay en el a de mirar al mar, ‘término final absoluto de un movimiento de aproximación’ hay en el a de mirar al niño y en el a de olor a rosas. Lo que varía aquí no es el significado del complemento morfológico externo de la preposición, sino más bien su sentido, en función de su contexto de uso o distribución. Los llamados de genitivo (o de complemento del nombre) y de ablativo (o de complemento verbal), a ablativo (o de complemento circunstancial), a acusativo (o de complemento directo) y a dativo (o de complemento indirecto), no son unidades preposicionales distintas, sino orientaciones de sentido diferentes de las mismas formas de contenido, que ni se desemantizan ni alteran su valor, por muy distintos que sean los contextos de uso en que aparecen. 3.4. LAS ORIENTACIONES DE SENTIDO O CAMPO DE USOS DE LAS PREPOSICIONES En la realidad concreta del hablar, la significación invariante de la preposición se actualiza en sentidos diferentes, dependiendo de la naturaleza denotativa de los elementos del entorno (regente y régimen, fundamentalmente). Así, cuando aparece complementada por un sustantivo denotativo de ‘lugar’, desarrolla un matiz ‘espacial’: v. gr., venir de la calle; cuando aparece complementada por un sustantivo denotativo de ‘tiempo’, desarrolla un matiz ‘temporal’: llegaremos al amanecer; y cuando aparece complementada por un sustantivo o expresión denotativa de fenómeno, objeto, persona, concepto, etc., etc., entonces suele entenderse en sentido ‘nocional’, que, según la naturaleza específica de dicho elemento régimen y la acción que guarda con la acción denotada por el regente, la preposición suele fijarse en sentidos lógicos-designativos más concretos de ‘modalidad’, ‘instrumento’, ‘medio’, ‘causa’, ‘agentividad’, ‘finalidad’, ‘condición’, ‘consecuencia’, etc. Sucede, además, que, en muchos casos, determinadas preposiciones se especializan solamente en algunos de estos sentidos contextuales, con exclusión del resto. Es lo que ha sucedido en el caso de las preposiciones españolas según y pro, por ejemplo, que solamente se emplean en funciones referenciales nocionales.

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Por último, hay que señalar que, desde el punto de vista de la relación conceptual entre lo denotado por el regente y lo denotado por el sintagma preposicional, pueden darse dos situaciones contextuales distintas: A) Que entre ambos elementos no exista la más mínima afinidad conceptual, de tal manera que el concepto expresado por el sintagma preposicional se entienda como complemento externo de la noción expresada por el regente. Es lo que sucede en el caso de los sintagmas preposicionales en la oficina y a las cinco de las combinaciones trabajaremos en la oficina y llegaremos a las cinco, por ejemplo. B) Que entre las denotaciones de ambos constituyentes exista una afinidad conceptual mayor o menor, de tal manera que el concepto expresado por el sintagma preposicional se entiende como expansión semántica de la noción expresada por el elemento regente o de algún rasgo conceptual de él: v. gr., colaborar con los colegas, llegar al techo, etc., donde las nociones implicadas en los sintagmas preposicionales con los colegas y al techo actúan como expansión o precisión de los rasgos conceptuales ‘participación en una determinada actividad’ y ‘movimiento finitivo’ de los regentes colaborar y llegar, respectivamente. Aunque desde la gramática tradicional (con su concepto de complemento régimen) hasta los funcionalismos modernos se ha querido ver en este uso preposicional una función sintáctica distinta de la que desempeñan los sintagmas preposicionales en el apartado anterior23, lo cierto es que, desde el punto de vista de la significación de la preposición, no existe la más mínima diferencia semántica entre ambos: si ‘situación de acompañamiento positivo’ presenta el con de la combinación viajar con su hermano, ‘situación de acompañamiento positivo’ hay en la combinación colaborar con los colegas. La diferencia no es aquí de significación preposicional, sino de orientación de sentido, de matiz en la estructura conceptual del enunciado.

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Alarcos, por ejemplo, habla en estos casos de función sintáctica de suplemento. Estudios de gramática funcional del español, Madrid, 1984, pp. 156-157. La idea fue aplicada luego por Hortensia Martínez en su obra El suplemento en español, Madrid, 1986.

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3.5. CAMPOS DE USOS DE LAS PREPOSICIONES ESPANOLAS EN LAS HABLAS AMERICANAS Aunque el sistema preposicional que acabamos de describir es exactamente el mismo para todas las personas que hablan la lengua española —la existencia de estas invariantes es la que garantiza la unidad del idioma—, lo cierto es que, por lo menos algunos de sus elementos constitutivos presentan usos particulares en los distintos ámbitos diatópicos, diastráticos, diafásicos e históricos que la constituyen. Pongamos un ejemplo: en combinaciones espaciales como entrar para la casa, la preposición para presenta en las hablas tradicionales canarias el sentido de ‘movimiento de aproximación con el propósito de permanecer en el término’, frente a la preposición a de combinaciones como entrar a la casa, que se entiende como ‘movimiento de aproximación sin noción de permanencia’24, usos desconocidos o, por lo menos, no habituales en la norma estándar del idioma. Obviamente, no se trata de solecismos, corrupciones o degradaciones de los usos más generales, como creía el viejo y trasnochado preceptismo gramatical, sino de desarrollos particulares de las unidades invariantes del idioma, que expresan las cosas de forma particular: el a de entrar a la casa de Canarias y América, por ejemplo, expresa la relación entre el verbo y el complemento de forma distinta a como la expresa el en en la combinación entrar en la casa del habla más normativa: aquélla expresa la relación como ‘movimiento’; ésta la expresa como ‘ámbito’. Por tanto, si se quiere dar cuenta de cómo funciona realmente una lengua natural y de lo que caracteriza a sus distintas modalidades de uso, no queda otro remedio que arrumbar las viejas prácticas puristas, que consideraba espurio todo uso que no coincidiera con el estándar25, y explicar el material desde dentro, a partir de la sig24

“Tanto a como para se construyen con verbos de movimiento para indicar la dirección de ese movimiento —nos dice Antonio Lorenzo—; sin embargo, en ambas preposiciones hay un sentido de temporalidad, pero de matiz diferente, por el que se oponen entre sí, puesto que para significa una permanencia más o menos prolongada o definitiva en el punto límite del movimiento y a, en cambio, indica una permanencia más o menos corta en dicho punto”. El habla de Los Silos, Santa Cruz de Tenerife, 1976, p. 127. 25 Moreno de Alba, por ejemplo, señala que los usos americanos de las preposiciones “pueden dividirse en tres grupos, según se trate de usos superfluos, omisión o sustitución”. El español de América, México, 1988, p. 187.

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nificación invariante de los términos. ¿Cómo se usa el sistema preposicional descrito antes en el español americano? Es lo que vamos a ver de forma detallada en las páginas que siguen. 3.5.1. Campo de usos de la preposición ‘con’ La significación invariante ‘situación-acompañamiento-positivo’ de la preposición con presenta constante e invariablemente el elemento que la rige en una relación de concomitancia respecto del elemento que la complementa. Desde el punto de vista de la participación o no de la persona, animal o cosa denotada por el régimen en la realización de la acción u objeto denotado por el regente, desarrolla dos grandes variantes semánticas: ‘copresencia’ o ‘acompañamiento pasivo’ y ‘coparticipación’ o ‘acompañamiento activo’. A) La significación invariante ‘situación-acompañamiento-positivo’ de con denota ‘copresencia’ o ‘acompañamiento pasivo’ cuando la persona, animal o cosa denotada por el sustantivo que la complementa actúa como mero objeto concomitante de la acción o el objeto denotado por el elemento regente, sin ejercer ningún papel argumental respecto de él: v. gr., paseaba con su madre. Desde el punto de vista de la significación categorial del mencionado elemento regente, se distinguen, a su vez, las siguientes distribuciones de la variante general que nos ocupa: a) Con un regente sustantivo, lo denotado por el sintagma preposicional se entiende como ‘que acompaña, tiene o contiene lo denotado por el régimen’. Es lo que se aprecia en los textos que citamos a continuación: “le exigían sombrero tipo cura (…), camisa amarilla con corbata” (BO-9, 1); “Una mujer no se puede emancipar completamente teniendo un hogar con hijos” (ídem, 5); “La Biblioteca Nacional tenía una sala de música muy buena con equipos de sonido” (BO-12, 2); “había una especie de canastita que tenía una polea arriba con unos piolines” (BA-11, 2); “es un paseo muy lindo con unos árboles enormes” (ídem); “le llaman así a la chata rusa un carro de cuatro ruedas con baranda” (BA-14, 5); “Comíamos pan con salami” (PR-3, 5); “me encantaba Yungay con sus palmeras” (LI-3, 6); “Una noche les quitó una bolsa con bastantes

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huesos” (CA-8, 8); “son salas con amplios ventanales” (P-19); “Dos grandes espejos con marcos dorados brillaban en la pared” (Ríos, 150); “quiso dejar testimonio de que el arroz con leche no le agrada” (Tregua, 104). Cuando el sustantivo regente denota persona, entonces la relación de concomitancia se suele entender más bien en el sentido de ‘portando o llevando’: la señora con el sombrero. En este caso, con puede alternar, sin grandes problemas, con la preposición de, alterando radicalmente la forma de expresar la relación entre el verbo y el complemento: mientras que con la expresa como ‘concomitancia’, de la expresa como ‘orientación de alejamiento’. De ahí que, como señala Beatriz Lavandera, “el efecto de con consiste en introducir un concepto como una propiedad no inherente al objeto, y que lo hace con un cierto grado de inesperado. El hablante enfatiza la existencia de esa propiedad, mientras que al usar de hace de la propiedad el dato para reconocer el objeto”26. b) Con un regente verbal, la variación de la preposición que nos ocupa es mucho más heterogénea. En principio, hay que distinguir las siguientes subvariantes, según la naturaleza léxica del contexto: 1. Cuando el régimen es un sustantivo denotativo de persona, la significación invariante ‘situación-acompañamiento-positivo’ de con se entiende en el sentido de ‘copresencia’, a secas. En este caso, pueden distinguirse las siguientes distribuciones, según la naturaleza denotativa del verbo regente: • Regida por verbos denotativos de situación o permanencia, como estar, quedar, permanecer, estudiar, vivir, etc:“Al día siguiente Valeria estaba con nosotros en la cancha tomando clase” (BA-3, 6); “estaba viviendo con los alemanes en plena guerra” (BA-11, 5); “Allí estudié yo con todos los hijos de santandereanos” (BO-9, 1); “para que los profesores y los estudiantes conviviesen, estuviesen juntos con personas de su mismo nivel intelectual” (PR-8, 2); “aquí estoy estable en ciudad Bolívar, con mis cinco hijos” (VEO12); “Con él conocí más de doscientos pueblos” (Ríos, 29).

26 “Distribución no aleatoria de formas alternantes: alternancia de/ con”, en Estudios sobre el español hablado en las principales ciudades de América, México, 1977, p. 408.

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• Regida por verbos designativos de movimiento, se distinguen, a su vez, dos variantes más concretas: – Si la persona denotada por el régimen se encuentra en el mismo sitio que el agente o el objeto de la acción denotada por el elemento regente, entonces se entiende como ‘acompañamiento inmediato’: “el viaje que hicimos con papá y mamá nosotros estuvimos en el país de Arnés” (BA11, 1); “En la volanta número dos iba Tito con Fulano” (ídem, 6); “Le gustaba salir con chicas y con muchachos” (LP-9, 1); “se protegía caminando siempre con nosotros” Ríos, 63); “él venía a la nuestra con su señora o solo” (Presidente, 125). – Si la persona denotada por el elemento que desempeña la función de régimen se encuentra alejada del lugar en que se halla el agente o el objeto de la acción denotada por el verbo de movimiento, entonces se entiende como ‘acompañamiento mediato’, ‘acompañamiento que se consumará después de recorrer la distancia que existe entre las personas relacionadas’: “a veces hasta con su abuelito le mando” (POO3); “va el abuelo con la nieta, con la hija” (CHO32); “¿Por qué no regresas con tu marido?” (Páramo, 94); “La semana venidera irás con el Aldrete” (ídem, 106); “yo voy con ellos, sargento. Voy a rezar con ellos” (Ríos, 249). Esto quiere decir que el con que nos ocupa no significa ‘dirección’, como pretenden algunos autores27, sino ‘acompañamiento positivo’, como es natural. Precisamente por eso, no es lo mismo mandar el niño con su madre que mandar el niño a su madre. En el primer caso, la relación se expresa como ‘concomitancia’, y de ahí que se entienda que el envío se hace con la finalidad de que el niño esté o permanezca de forma más o menos prolongada con su madre. En el segundo caso, por el contrario, la relación se expresa como ‘término final absoluto del movimiento de aproximación’, y de ahí que se entienda simplemente que la madre es el término del movimiento. A pesar de todo esto, en algunas 27 Vid., por ejemplo, Daisuke Kishi, “Sobre la preposición con de dirección en el habla de México”, en El español de América, tomo 2, Junta de Castilla y León, 1991, pp. 1019-1021.

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hablas americanas ha terminado desapareciendo el mencionado matiz de ‘permanencia’, y potenciándose el matiz ‘direccional’ del verbo, con lo que han surgido combinaciones como “—¿Adónde vas? —Con doña Inés Villalpando por un molino nuevo” (Páramo, 78); “Y, si voy mucho con ellos, acabarán por saber quién soy” (Llano, 87), en ciertos aspectos extrañas para las normas más tradicionales del idioma. La evolución de este uso parece haber desembocado en expresiones como la siguiente, donde ya se prescinde hasta del verbo de movimiento: “Lo compré con (=en casa de) don Antonio” (V. Suárez, 154, cit. por Kany, Sintaxis, 405). 2. Cuando el régimen de la preposición es un sustantivo denotativo de cosa concreta, entonces la significación invariante ‘situación-acompañamiento-positivo’ de con se entiende en el sentido de ‘portando o llevando’, como vimos más arriba respecto de los contextos nominales: “apostamos una botella de whisky que no la he visto todavía, no se ha presentado con ella” (BO-10, 3); “hay cuatrocientos muchachos y muchachas que llegan en sus blue-jeans o en suéter o con ruana” (BO-12, 2); “Es adorable ver a un muchacho joven con su rosita en la mano” (BO-13, 3); “cuando te caés con los esquís es un drama levantarte” (BA-3, 9); “se pone la minifalda con esas preciosas piernas” (BA-8, 3); “Yo iba con el rosario en la mano rezando el avemaría” (BA-13, 6); “iban a misa con reboso” (ME-3, 10); “con el cascabel, la tibia y la quena salen las mujeres a cantar, a bailar” (POO5); “las que son mestizas (ataviadas) con sus sombreros de paja” (ídem); “las mujeres íbamos con collaritos” (BoOO6); “Al fin de fiesta el pulpero/ se quedó con la mascada” (Fierro, 137). 3. Si el complemento preposicional denota tiempo, entonces la preposición se entiende en el sentido de ‘circunstancia concurrente’: v. gr., el barco embarrancó con la noche. En este apartado destacan sobre todo aquellas combinaciones en que nuestra preposición aparece regida por los verbos de sentido incoativo o terminativo empezar, acabar, terminar, etc., y complementada por una expresión que remite a una circunstancia temporal: “Así que mis experiencias terminaron con el fracaso de la actitud de las alumnas” (CH-14, 2); “con ese cortamontes (…) terminaba todo el carnaval” (POO5); “Todo comenzó con Miguel Páramo” (Páramo, 86). En algunos de estos casos, con puede alternar con el adverbio

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temporal cuando (mis experiencias terminaron con el fracaso/ mis experiencias terminaron cuando el fracaso), con diferencias sensibles en la forma de expresar la relación entre el complemento y el verbo: mientras que con presenta la circunstancia como hecho meramente concomitante, cuando presenta la acción denotada por el verbo como encuadrada en una circunstancia temporal concreta. B) El significado invariante ‘situación-acompañamiento-positivo’ de la preposición con se especializa en el sentido de ‘coparticipación’ o ‘acompañamiento activo’, cuando lo denotado por el sustantivo que la complementa resulta implicado de una u otra manera en lo designado por el elemento que la rige. Desde el punto de vista de la orientación de la actividad, esta ‘coparticipación’ o ‘acompañamiento activo’ puede entenderse en dos sentidos radicalmente distintos: a) En un sentido de ‘no reciprocidad’, cuando la persona, animal o cosa denotada por el régimen preposicional no actúa en el mismo nivel argumental que la persona, animal o cosa denotada por el elemento regente, sino como argumento secundario. En este caso, hay que distinguir los siguientes matices más concretos: 1. Cuando el régimen preposicional denota ente abstracto, a veces sin determinar, la significación invariante mencionada suele desarrollar un sentido contextual de ‘modalidad’: “Es que no podés resumir un trabajo que has hecho con cierta coherencia” (CR-9, 3); “Recuerdo con cariño a los profesores” (CA-6, 5); “vienen con mucho contento al colegio” (CA-9, 3); “gobierna con una sabiduría infinita” (ME-12, 1); “nos recibió con gusto” (ME-13, 4); “Yo he tenido otro caso (…) que recuerdo con mucha simpatía” (PR12, 3); “ese trabajo lo podía yo desempeñar con muchísima facilidad” (PR-13, 3); “cuando empecé con este ritmo me quedaban cuatro materias todavía” (BA-1, 3); “Hay que hacerlo con precisión” (BA-12, 8); “Trabaja, yo diría, más o menos un medio tiempo con mucha responsabilidad” (BO-4, 4); “Las ideas se expresaban con la más absoluta libertad” (BO-12, 2); “allá llegué con el cuento de que quería especializarme en las cosas que no hubiera visto en Colombia” (BO-14, 6); “quedé con el cuello facturado” (CHO11). 2. Cuando el régimen preposicional denota materia, sustancia, producto de alimentación, tema, etc., la orientación de sentido de la significación invariante ‘situación-acompañamiento-positivo’ de

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con se entiende en sentidos diversos, dependiendo de la naturaleza de la acción denotada por el verbo regente: • Cuando el verbo regente denota elaboración o composición, manipulación, etc., como hacer, preparar, formar, componer, etc., entonces la preposición desarrolla un matiz contextual de ‘materia’: “es otra comida preparada con pollo y ají” (LP4, 9); “era una pomada hecha con sanguijuelas” (LP-8, 6); “nosotros mezclamos muchas veces el guaraní con el castellano” (P-12, 3); “entonces hacían un revoltillo ahí con jamón y con tomate y con cebolla” (CA-4, 3); “trabaja con materiales reales” (BO-8, 2); “nunca se ha comerciado con el cuerpo humano de la mujer en la forma tan descarada y tan baja que se está hoy” (BO-13, 2); “los poetas modernistas sí trabajaban con una realidad tangible” (ídem); “Ella ha integrado su secretaría con cuatro responsables” (BA-13, 3); “Ese equipo de ballet acuático se formó con los mismos muchachos que formaban el equipo de natación” (ME-1, 1); “preparamos unos altares muy bonitos con espejos” (POO5); “lo aderezamos con ají” (POO8); “las tapan con hojas de plátanos” (CHO32). En muchos de estos contextos, sobre todo cuando el verbo denota elaboración, con puede alternar sin problemas con la preposición de: pomada hecha con sanguijuelas/ pomada hecha de sanguijuelas. Las diferencias relacionales son aquí obvias: con expresa la relación entre el verbo y el complemento como ‘concomitancia’, y de ahí el matiz de ‘materia externa de la elaboración’ que observamos en el texto de nuestro ejemplo; de, por el contrario, la expresa como ‘orientación de alejamiento genérico o no extenso’, y de ahí el matiz de ‘origen de la materia’ que se aprecia en la frase pomada hecha de sanguijuelas. • Cuando el verbo regente denota una acción que implica simplemente afección externa de algo, entonces el sintagma preposicional introducido por la preposición con desarrolla un matiz contextual puramente objetivo. Es sentido que se observa más concretamente en las siguientes distribuciones: – Con verbos denotativos de la idea de proporcionar dote, regalo, etc., como dotar, obsequiar, regalar, invitar, etc.: “Nadie les dijo que se les iba a dotar con tierras de viejo” (Llano, 17). A pesar de todo, el verbo obsequiar se suele

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construir en América sin preposición, como se aprecia en los textos que siguen: “Me obsequió un mate” (Morínigo, cit. por Kany, Sintaxis, 407); “Él me obsequió este libro” (Ramos Duarte, 373, cit. por Kany, ídem). Como señala Cuervo desde finales del siglo XIX28, se trata de un uso neológico que cambia radicalmente la relación del complemento con el verbo: en obsequiar con un mate, el complemento se siente simplemente como algo concomitante con el predicado, en tanto que en obsequiar un mate se entiende como parte interna del predicado, o, si se quiere, como objeto totalmente afectado. Precisamente por ello, no puede aceptarse la idea, expresada entre otros por el mismo Cuervo, de que nos encontramos ante una construcción aberrante: “creemos, pues, que no son castellanas estas frases: Él me obsequió un libro; Este anillo me fue obsequiado por don Fulano”29. Lo que hay aquí no es impropiedad gramatical, sino una forma particular de complementar el verbo que nos ocupa. Lo que en realidad parece haber sucedido es que el verbo obsequiar se ha desplazado a la órbita sintáctica de verbos como dar o regalar, tal y como sugiere Kany30. Esto no quiere decir, ni mucho menos, que obsequiar “haya debilitado (su significado) pasando al de dar o regalar”, como quiere este mismo lingüista norteamericano31, pues es evidente que en español una cosa es regalar un libro y otra bastante distinta obsequiar un libro. – Con verbos de sentido incoativo o terminativo, como acabar, terminar, empezar, etc. En este caso, suele aparecer combinado con un matiz de materia: “voy a empezar con un tema que se me acaba de ocurrir” (CA-1, 1); “en realidad ya cuando me recibí ya empecé con investigación” (BA-5, 5); “terminaron justamente con arbitraria usurpación de los diarios” (LI-11, 13); “Empezando con que la gente que se 28

“Es neologismo el uso que entre nosotros, lo mismo que en otros puntos de América, se hace de obsequiar dándole acusativo de cosa en vez del de persona, que es el régimen propio y natural de este verbo”. Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, Bogotá, 1954, p. 306. 29 Loc. cit. 30 Sintaxis hispanoamericana, Madrid, 1969, pp. 406-407. 31 Loc. cit.

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quede no tiene posibilidad de nada” (CR-9, 11); “A la larga acabarán con todo” (Páramo, 102); “y, por consiguiente, hay que acabar con él” (Bárbara, 83). En muchos de estos contextos, la preposición con puede alternar sin problemas con la preposición por (empezar con el tema/ empezar por el tema), lo que alteraría radicalmente la forma de expresar la relación sintáctica indirecta entre el verbo y el complemento: con presenta al régimen como mero elemento concomitante. Por eso se entiende como circunstancia que acompaña el inicio o el fin del proceso; por lo presenta como ‘tránsito’. Por eso se entiende como ‘vía a través de la cual se entra o se sale del proceso’. También es factible la alternancia del complemento preposicional con el complemento directo: v. gr., empezar con (por) el tema/ empezar el tema. Las diferencias relacionales son ahora mucho más profundas: en el primer caso la complementación es ‘indirecta’; hay una afección parcial del complemento por parte del predicado; en el segundo, la complementación es ‘directa’; el sustantivo complementario se encuentra totalmente afectado por el predicado. – Con el verbo denotativo de la noción de ‘representarse en la fantasía imágenes o sucesos mientras se duerme’ soñar: “todas las noches soñaba/ con viejos, perros y guascas” (Fierro, 284); “Soñé con las herejías/ que andaban por extirpar” (ídem, 294). Exactamente igual que en el caso del verbo obsequiar, estudiado ya, en Hispanoamérica el verbo que nos ocupa se suele construir con régimen acusativo: “Me sonreía de modo que me hizo soñarla dos noches” (Ferretis, Quijote, 112, cit. por Kany, Sintaxis, p. 407), alterándose así radicalmente su relación con el complemento, como sabemos ya: en soñar con herejías, la relación sintáctica es ‘externa de acompañamiento’, lo que hace que el complemento se sienta como ‘objeto afectado’; en soñar herejías, la relación sintáctica es ‘interna’, lo que hace que el complemento se entienda como ‘objeto creado’. – Con verbos denotativos de la idea de ‘cómputo’, ‘aportación’, ‘contribución’, etc., como contar, contribuir, etc.: “hoy día no cuenta prácticamente con feligreses” (BO-11, 1); “Pero seguramente esta gente contaba con un gran capital” (CA-2, 2); “no contaba yo con los medios para pagar a ese

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personal” (CA-9, 1); “cuenta con todos los elementos” (CH1, 1); “vos me tenéis que contribuir con algo también” (P16). La sustitución del complemento indirecto de ‘coparticipación’ por el complemento directo (v. gr., contar con un gran capital/ contar un gran capital) altera tanto la relación sintáctica entre el verbo regente y el sustantivo complementario, que obliga a que aquél cambie de sentido: en el primer caso, el verbo contar se entiende en el sentido de ‘tener en cuenta’, ‘disponer’, etc.; en el segundo, en el sentido de ‘numerar o computar las cosas’. 3. Cuando el régimen preposicional denota objeto manipulable, artefacto, ingenio mecánico, etc., desarrolla la significación invariante ‘situación-acompañamiento-positivo’ de con un matiz contextual ‘instrumental’: “pateábamos con los zapatos” (ME-1, 2); “se le cae el guante con que manejaba” (ME-13, 4); “nos han curado con lagartijas” (LP-8, 6); “los estoy mirando con ojos siglo veinte” (CH-3, 11); “entonces se le iba y se le abría la puerta, con las llavezotas esas pesadas” (CA-8, 9); “cogía su agua con la totumita y bebía” (CA-8, 12); “estábamos todos hablando siempre con los mismos términos” (BA-6, 5); “la educación no se remedia únicamente con dinero” (BA-7, 2); “todos los demás eran estudios particulares un poco prendidos con alfileres” (BA-10, 1); “ninguna idea puede eliminarse con un balazo” (BO-12, 2); “cualquier cosita que yo hiciera bien con la plumilla (…), pues era un dibujo errado por cualquier insignificancia” (BO-14, 4); “se descubren la pierna y con unos zurriagos de cuero trenzado, con eso se dan” (POO5); “mi tío lo carga, lo sujeta con la soga” (POO8); “con la misma plata hay que pagar todo” (CHO11); “¿con qué te compras la ropa, con qué te compras la alimentación” (CHO26); “jugábamos con unos vasos de cartón” (VEOO4). 4. Cuando el régimen preposicional denota persona, entonces la significación invariante que nos ocupa desarrolla un matiz contextual de ‘intermediario’: “Posiblemente se habrá asesorado con algún amigo” (BA-11, 8); “me he sicoanalizado muchos años con sicoanalistas de primerísima categoría, entre los cuales Emilio Rodrigué” (BA-12, 3); “sí queríamos que Colombia tuviera una revista auténticamente colombiana y una revista íntegramente hecha aquí, con equipo de aquí” (BO-4, 2); “una mujer así (…) puede ayudarse con la abuela” (BO-13, 4); “He resuelto reemplazarte con

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el coronel” (Gallegos, Bárbara, 34); “hazte respetar con ella. Mata a esa mujer que te ha jurado la guerra” (ídem, 163); “Si usted no dispone otra cosa, la voy a mandar con Carmelito” (ídem, 211); “El coronel los puede afusilar por lo que se hicieron vencer con las chicheras” (Ríos, 140); “Nunca vayas a hacerte un traje con él” (Tregua, 171); “Cada rico estanciero, cada señorón de pago, venían a hacerse cortar el pelo o la barba con él” (Lynch, Romance, 311, cit. por Kany, Sintaxis, 405); “No sé cómo me contengo de hacerlo sacar con mis peones” (Díaz V., El traje, 100, cit. por ídem); “Ah, es que me daba rabia que se haga vencer con el hijo de la Tabla-guitarra” (Cuando vuelva, 8, cit. por ídem); “Hágame pegar con su hijo” (p. 58, cit. por ídem); “Por qué no te has hecho leer con cualquiera” (p. 73, cit. por ídem); “Con esa vieja se había hecho conquistar” (ídem); “Aprendíamos con mi tío a hablar como los blancos” (Atahualpa, 21); “Cuando uno se enferma, se hace sacar la muela enferma con el curandero” (ídem, 28). Este uso nocional de la preposición con es particularmente frecuente en el pueblo llano de Yucatán, cuya lengua yucateca presenta una construcción semejante, según señala Labodie D’Arce: “se trata de un reforzamiento semántico del español por el sustrato de la lengua indígena. Por esto, probablemente, la fórmula española, sin ser privativa de Yucatán, tiene más aparición allí que en el resto del país”32. 5. Si el régimen preposicional denota fenómeno, acción controlada, etc., entonces la preposición con desarrolla un matiz contextual de ‘medio’: “¿Qué ganancia sacará con matarnos?” (Llano, 87); “Yo entonces calculé que con unos cien pesos quedaba arreglado todo” (ídem, 89-90); “va a pagarle con la misma moneda” (Bárbara, 112); “Le amenazaré con pedir auxilio si no me deja” (Ríos, 93); “Amenazarme con don Policarpo equivalía a apretar un botón casi mágico” (Tregua, 96); “Esto va a hacerle con que duerma” (Atahualpa, 51). 6. Si el régimen preposicional denota fenómeno, acción, etc., no controlados, entonces la significación invariante ‘situaciónacompañamiento-positivo’ de con se entiende en sentido ‘causal’: “me criticaba alguna cosa que no le gustaba y se entusiasmaba con

32 “La estructura Se lo dijeron con su papá del español yucateco. `¿Simplemente transposición de la sintaxis maya al español?’”, en El español de América, tomo 3, Junta de Castilla y León, p. 1285.

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otras” (LP-11, 3); “me entusiasmé mucho más que con el cine” (BA-6, 1); “No se contentan simplemente con la seguridad” (BO12, 3); “Bueno, nosotros somos felices con que nos suministren para equipo de béisbol” (ídem, 6); “Desgraciadamente el fantasma viene con la publicidad” (BO-13, 1); “estar contenta con lo que tengo hoy día” (CHOO8); “¿Qué saco con amargarme?” (CHO11); “vibran enteros con su baile” (CHO32); “para que ellos salgan adelante con su trabajo” (VEO13); “ahí no tuvimos problemas ni con vivienda ni con el material” (VEO13); “mucho mucho se ha divertido Lima con los carnavales” (POO2); “El cuarto donde estaba se sentía caliente con el calor de los cuerpos dormidos” (Páramo, 116-117); “se había alegrado con la noticia de la llegada del amo” (Bárbara, 38); “tal vez rabioso con la injusticia de esa semana” (Tregua, 92); “despidiéndonos salimos encantadas con los marcos de porcelana pintados a mano” (T., 2/ VI, 20, cit. por Poloniato, “Las preposiciones en la prensa de Bogotá”, 233). 7. Si el régimen preposicional denota persona o institución y la acción denotada por el verbo o expresión presenta sentido unidireccional, con afecto, trabajo, etc., entonces con desarrolla un matiz de ‘finalidad’ o ‘destino’: “nos quedamos trabajando con la alcaldía” (VEO13); “No volví a trabajar con él” (Llano, 50). b) En un sentido de ‘reciprocidad’, cuando la persona, animal o cosa denotada por el régimen preposicional se encuentra en el mismo nivel nocional que la persona, animal o cosa denotada por el agente o el objeto de la acción denotada por el elemento regente. Según la naturaleza denotativa del verbo nuclear, pueden distinguirse las siguientes distribuciones de esta variante semántica general de la preposición con: 1. Regida por verbos o expresiones de lengua, como hablar, conversar, dialogar, comunicarse, etc.: “Hablo el idioma inglés y lo practico ya sea con visitantes extranjeros que vienen al país o con hablantes de inglés” (CR-5, 2); “tuve una explicación con esa persona” (BA-6, 4); “no tengo un diálogo inteligente con ellos” (ídem); “yo no me podía comunicar con el resto de las personas” (CA-4, 2); “Cuando terminamos el almuerzo estuve conversando con ella” (BO-12, “5); “Yo soy muy franca con el cliente; cuando hablo con él le digo…” (BO-10, 1); “Los muchachos no hablan con sus padres” (BO-13, 1); “prefiero tener entrevistas frecuentes con los padres” (CA-9, 2); “¿ya no se comunica con ellos?” (POO2); “yo con-

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verso con gente” (CHOO7). Cuando se quiere hacer alusión a una sola de las direcciones de la acción denotada por el verbo de lengua, entonces se emplea simplemente la preposición a, incluso en el caso de verbos de sentido recíproco como conversar: “yo les converso” (CHO11); “Y por las noches, en las comelonas, siempre le conversaban al Embajador” (Atahualpa, 62). 2. Con verbos o expresiones denotativas de pugna, como luchar, enfrentarse, combatir, pelear, tener problemas, etc.: “hemos perdido también territorios en la guerra del Chaco con Paraguay” (LP1, 4); “Rivalidad, yo creo que rivalidad más que todo con una tía mía” (LP-4, 7); “no pueden tomar una serie de medicamentos que les va a interferir con la insulina” (CR-10, 4); “tuve ciertas fricciones con ellos” (ME-1, 4); “hay que pelear con mucha gente para que a uno lo dejen trabajar” (CA-2, 1); “otro problema se plantea con quienes hacen las labores de supervisión” (CA-7, 3); “yo recuerdo los pleitos de mi mamá con mi abuela” (CA-10, 4); “no quiere tener que pelear con nadie” (CH-8, 4); “desavenencias con miembros de su familia” (BA-13, 2); “no tenemos pendientes con Venezuela problemas territoriales” (BO-5, 3); “Dicen que tuvo en otro tiempo una mala partida con la policía” (Don Segundo, 56); “Era algo duro de entendederas y le gustaba encararse con todos” (Llano, 27); “No te metas con Lleras” (Ríos, 93). En el habla popular de América, no es infrecuente, sin embargo, que el verbo pelear aparezca combinado con la preposición a o incluso sin preposición: “él mismo vino a peliarme,/ y tal vez me hubiera muerto” (Fierro, 249); “y no los quise peliar,/ por no perderme ese día” (ídem, 304), alterándose de esta manera radicalmente la forma de expresar la relación sintáctica entre el verbo y el complemento: con la expresa como ‘concomitancia’, presentando la persona, animal o cosa denotada por el régimen como rival activo; a la expresa como ‘punto final absoluto de un movimiento de aproximación’, con lo que la persona, animal o cosa denotada por el régimen se entiende simplemente como término de la pugna; y el complemento directo la expresa como objeto interno, como objeto pasivamente afectado por la acción denotada por el verbo. 3. Con verbos o expresiones denotativos de la idea de actividades que implican o admiten la idea de colaboración o coparticipación, como colaborar, trabajar, cooperar, jugar, etc.: “le agradezco muchísimo que usted coopere con nosotros” (ME-8, 1); “Un tipo muy interesado en que su gente salga adelante y con él pre-

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paramos un concurso” (LP-5, 7); “Participa en la primera campaña en el Apure con Páez” (BO-6, 1); “Y casi siempre la rezábamos con los primos” (BO-9, 3); “Ahoritica estamos trabajando con ingenieros” (BO-10, 7); “a mí lo que me fascinaba era el trabajo con los muchachos” (CR-14, 5). 4. Con verbos o expresiones denotativos de la idea de negociación, pacto, compromiso, acuerdo, etc.: “es el caso de nuestras negociaciones con Venezuela” (BO-5, 1); “Aquellos pactos se suscribieron con el sindicato, entre el sindicato y la empresa” (BO-10, 9); “Yo me comprometí con el dueño del terreno a ayudarle” (BO11, 2); “hay que hacer negociaciones no sólo con Chile” (LP-1, 5); “también tenía compromisos con las fuerzas armadas” (LP-2, 4); “yo no estoy de acuerdo con Adorno” (BA-12, 2); “estoy de acuerdo con la píldora del día después” (CHOO2); “se originó la leyenda de su pacto con el diablo” (Bárbara, 36). 5. Con verbos designativos de la idea de encuentro, contacto, concordancia, coincidencia, convergencia, etc.: “me he encontrado con profundas dificultades” (BA-2, 3); “Y cuando volvió además se encontró con el regalo de mamá” (BA-3, 1); “no hay nada como el contacto con el público” (ME-4, 3); “concuerda lo que ellos nos dicen con lo que los libros y los textos dicen” (ME-6, 6); “el contacto con estudiantes de otras universidades (…) deja experiencias” (BO-3, 1); “nos encontramos con el padre en uno de los viajes” (BO-12, 5); “Otra forma sería llevarlo al mar (…), llevarlo a que reme, llevarlo al contacto con todos los medios ambientes” (CA-1, 7); “coincidió con la enfermedad del papá” (CR-3, 6); “enraizarlo en su más profundo alcance con el sentido social” (CR-13, 1); “Desde el primer momento el alumno tiene contacto con el laboratorio” (CH-2, 5); “Además, requiere contacto con los centros de salud” (ídem); “se encuentra mucho con competidores” (CHOO6); “el contacto con la gente es importante” (CHOO8); “una de las experiencias más enriquecedoras para mí fue mi encuentro con el teatro español” (CHO12); “un amigo servicial,/ lo compuso con el juez” (Fierro, 301); “no están muy conformes con desbaratar todo lo que se había hecho por allá” (Bárbara, 76); “me disgusta que congeniés con toda gente” (Presidente, 242); “aunque casi nunca pueda entenderme con él” (Tregua, 84); “Y ese niño sin dar con los números de teléfono” (Atahualpa, 52). 6. Con verbos o expresiones denotativas de la idea de relación, vinculación, obligación, asociación, etc.: “Con las catamarqueñas

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estuvimos en muy buenas relaciones” (BA-11, 5); “Yo no trato de establecer una relación cordial con ellos” (ME-6, 4); “la relación sentimental que nos une con el pueblo hace que tratemos (…) de hacer algo por esta gente” (LP-6, 1); “el niño se va vinculando con determinados elementos” (CA-3, 1); “yo lamento no haber tenido una vinculación con la música” (CA-3, 2); “no tiene nada que ver ni con los gestos ni con nada” (CA-10, 7); “las asocio con cambios de temperatura más que con el sol” (CR-8, 4); “está muy asociado con la reforma agraria” (LP-2, 8); “Relacionado con siquiatría, ¿qué estudian ustedes?” (CH-1, 1); “todo lo que tiene que ver con computación” (LI-2, 2); “generalmente ligados con la agricultura” (LI5, 4); “Aquí en Bogotá hay cuatro hospitales universitarios grandes y algunos vinculados con la docencia” (BO-7); “reconoce una obligación directa con nuestro Señor Jesucristo” (PR-6, 1). En este caso, el regente puede ser también un sustantivo denotativo de relación afectiva o parentesco: “Con Cristi era muy amigo, pese a que tenía mucha diferencia de edad” (BA-11, 5); “Vale que con él somos viejas amistades” (Presidente, 173); “El alcalde es muy amigo con mi hermano”; “Julio es compañero con mi sobrino”; “Carmen con Pedro son primos hermanos” (Sundheim, 166, cit. por Kany, Sintaxis, 405). En estos contextos, prefiere la norma más estándar la preposición de (v. gr., ser amigo de Antonio, en lugar de ser amigo con Antonio), que expresa la relación sintáctica de forma radicalmente distinta, como hemos visto ya en otros casos: mientras que con la presenta como ‘concomitancia’, y de ahí el matiz de ‘reciprocidad’ que se percibe cuando ella aparece, de la expresa simplemente como ‘alejamiento genérico’, es decir, de forma unidireccional. 7. Con verbos o expresiones denotativos de emparejamiento, coordinación, correspondencia, etc.: “se casó allá con un judío” (CA-10, 2); “motivó que sus hijos… de ese… del matrimonio con el loco de mi abuelo no la quisieron ni nombrar” (ídem); “Estaba casado con una media parienta de nosotros” (PR-14, 3); “yo diría que el respeto va aparejado con el conocimiento que tengamos nosotros de cada persona” (CR-3, 2); “no ha querido cumplir con la promesa que le ha hecho a la virgen” (BoOO6); “no ha cumplido con su trabajo” (VEO13); “Compartir con alguien mi vida” (CHOO2); “Y esto viene a coordinarse con lo que le decía hace unos momentos” (BO-5, 4); “uno tiene que evolucionar con los hijos” (BO-9, 5); “La Facultad de Derecho estaba en la calle no-

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vena con la carrera octava” (BO-13, 4); “lo colocan en la calle veintiséis con la carrera séptima” (BO-13, 4); “el rebozo va bien con el vestido” (ME-3, 10); “Y no sólo que no va con el clima de Puerto Rico” (PR-3, 4). 8. Con verbos o expresiones denotativos de la idea de reunión, mezcla, confusión, etc.: “Iba a reuniones con las altas esferas” (CR9, 11); “casi todo el mundo confunde lo que es el amor con lo que es la posesión” (CR-3, 2); “se confunde el arquitecto con el ingeniero” (LP-10, 3); “viene casi a identificarse con ellos mismos” (CR13, 2); “Y ahí viene el problema de hasta qué punto ellos se identifican con la patria boliviana” (LP-6, 4); “Y el veinticuatro de diciembre nos reuníamos con amigos muy íntimos o con la familia” (BO-9, 3); “no nos reuníamos con nadie” (CA-4, 2); “se siguieron oyendo confundidos con la lluvia” (Páramo, 79); “yo me identifico con Miñoa” (CHOO6); “con ese aderezo lo mezclamos” (POO8). 9. Con verbos denotativos de la idea de hacer algo en beneficio o daño de terceros, como presentar, recomendar, acusar, quejarse, etc.: “Pues tengo muchas ganas de presentarte con ellos” (ME14, 2); “lo que voy a hacer es quejarme con el Presidente” (Presidente, 239); “llegué a la oficina a las tres y cuarto y tuve que disculparme con el gerente” (Tregua, 175); “¿Me puedes presentar con él?” (Ramírez, 64, cit. por Kany, Sintaxis, 405); “Lo voy a recomendar con Plácido, el garrotero mayor” (Anda, Juan del Riel, 53, cit. por ídem, 406); “Vuelven a quejarse con el profesor” (García Roel, 305, cit. por ídem); “Un mes más tarde se quejó con la Marchanta” (Azuela, La Marchanta, 61, cit. por ídem); “expresó su condolencia y la del gobierno, con las fuerza de Policía y con los familiares de las víctimas” (T., 12, V, 2, cit. por Poloniato, “Las preposiciones en la prensa de Bogotá”, 233). En estos contextos, prefiere el español más oficial la preposición a (lo recomendó con Plácido/ lo recomendó a Plácido), que presenta el sustantivo régimen como término de la relación, y no como ‘copartícipe’ de ella, que es lo que hace la preposición con. Según Kany, este uso de la preposición que nos ocupa “tal vez provenga del deseo de distinguir más fácilmente entre el complemento directo y el complemento indirecto o entre el complemento con a para expresar movimiento y el complemento directo personal introducido por a —es decir, un deseo de evitar la ambigüedad y a menudo la cacofonía provocada por dos aes seguidas—. Por ejemplo, “le voy a presentar a mi

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amigo” carece de la claridad de “le voy a presentar con mi amigo”, igual que “lléveme a mis amigos” es menos inteligible que “lléveme con mis amigos”, y “presenté a Juan a mi tío” menos eufónico que “presenté a Juan con mi tío””33. 10. Con verbos o expresiones denotativas de la idea de comparación, compulsa, contraste, confrontación, etc.: “no teníamos comparaciones posibles con otra niñez” (CA-1, 5); “si comparamos una escuela fiscal con una particular, hay diferencias” (LP-1, 8); “en toda nuestra historia jamás podríamos compararnos con grandes equipos como esos” (CHOO1); “Sería necesario cotejarlo con los títulos de propiedad de La Barqueña” (Bárbara, 103). 3.5.2. Campo de usos de la preposición ‘sin’ La significación invariante ‘situación-acompañamiento-negativo’ del complemento morfológico externo de la preposición sin presenta constante e invariablemente la noción regente en una relación de concomitancia negativa respecto del elemento que la complementa. Sus orientaciones de sentido más habituales en el español americano son las siguientes: A) Cuando aparece regida por un elemento de significación categorial sustantiva, entonces se suele entender en el sentido adjetivo de ‘que no tiene’ o ‘que carece’: “el muchacho actualmente está en un aprieto, en un callejón sin salida” (CA-1, 1); “¿Y cómo se comporta, qué hace un niño sin respeto” (CR-5, 3); “en ese entonces simplemente era una especie de cable sin fin” (BA-3, 3); “tuvo que retirarse a una vida privada humilde, sin dinero” (BO6, 2). En esta distribución, el elemento régimen es a veces un infinitivo: v. gr., papas sin pelar; pantalón sin planchar. Al contrario que en los casos anteriores, en este contexto es absolutamente imposible la conmutación de sin con la preposición con (*papas con pelar; *pantalón con planchar), simplemente porque la falta de homogeneidad categorial entre los elementos relacionados rechaza la figura de contenido ‘positivo’ de su significación morfológica externa. Por el contrario, admite ser transformada en una construc33

Op. cit., p. 405.

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ción participial negativa: v. gr., papas sin pelar>papas no peladas, con radicales diferencias sintácticas: en papas sin pelar, hay dos nombres en relación de concomitancia negativa; en papas no peladas, un nombre y un atributo negativo. B) Cuando, por el contrario, aparece regida por un elemento de significación categorial verbal, entonces la significación invariante del complemento morfológico externo de sin se suele entender en el sentido modal de ‘desprovisto de’. En este caso, lo normal es que nuestra preposición aparezca en una de las distribuciones siguientes: a) Complementada por un sustantivo de denotación concreta, como coche, nevera, ropa, libro, etc.: “salen del hospital sin ropa” (ME-10, 4); “no pueden vivir sin una nevera” (CA-1, 1). b) Complementada por un sustantivo de designación abstracta, como atención, ganas, amor, esperanza, etc.: “O sea que es una compañía que se puede utilizar sin resquemores” (LP-5, 3); “Porque quedé sin ganas de hacer nada” (ME-9, 5); “sacaba los dientes de una manera, sin dolor” (ME-14, 3); “Usted hace las escalas que va haciendo el avión en los países que a usted le interesa sin recargo” (BA-13, 4); “el día que decidan urbanizar la sabana hasta Chocontrá, pues la urbanizan, sin necesidad de…” (BO-9, 5); “las atendía sin ningún problema” (P-18, 1). Tanto en un contexto como en el otro, la forma sin puede ser sustituida por la forma con, con las diferencias semánticas consabidas: mientras que sin presenta la relación como ‘concomitancia negativa’, con la presenta como ‘concomitancia positiva’. c) Complementada por un verbo en forma infinitiva: “llegué a México sin saber qué hacer” (PR-2, 3); “él puede enfrentarse a todos los otros problemas sin estar rebelándose contra cosas que lo dominan” (CA-1, 2); “estábamos cobrando sin trabajar” (CA-4, 5); “de repente estás sin hacer nada” (ídem); “que coman juntas sin botar el termo, sin ensuciar” (CA-9, 3); “no me atrevía a comprometerme a un estudio diario sin saber que de la noche a la mañana me tocara faltar a las clases por salud” (BO-14, 5). Por las relaciones semánticas señaladas más arriba, en estos contextos el sintagma preposicional introducido por sin no puede ser reemplazado por un sintagma preposicional introducido por con. Sin embargo, sí admite ser transformado en una oración copulativa nega-

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tiva (v. gr., llegué a México sin saber qué hacer> llegué a México y no sabía qué hacer), con evidentes cambios en la forma de organizar el material idiomático de la construcción: sin presenta el primer predicado en una relación de acompañamiento negativo respecto del segundo; la construcción copulativa, por el contrario, presenta el segundo predicado como expansión semántica del primero. 3.5.3. Campo de usos de la preposición ‘en’ La significación invariante ‘situación-ubicación-absoluta’ del complemento morfológico externo de la preposición en presenta constante e invariablemente el término que la rige (sustantivo, adjetivo o verbo) encuadrado estáticamente en el ámbito del elemento que la complementa. Según la naturaleza denotativa de dichos elementos, podemos distinguir, entre otras, las siguientes variantes contextuales: A) Cuando aparece complementada por un sustantivo denotativo de lugar, desarrolla un matiz contextual ‘espacial’. En este caso, según la naturaleza conceptual del regente, pueden distinguirse las siguientes distribuciones: a) Regida por verbos o expresiones denotativas de situación, como estar, quedar, permanecer, sentar, localizar, poner, exponer, etc.: “cuando vieron las ventanas abiertas se ponían las manos en la cabeza” (CA-3, 5); “Entonces no debe estar en un país libre un tipo que no es libre” (BO-6, 6); “estar aquí en este balcón (…) permite formarse una idea general de los problemas” (BO-7, 1); “Hicimos una encuesta que tuvimos la oportunidad de presentar en un congreso internacional” (BO-7, 4); “me sentaba en una piedra y empezaba a tocar y cantar” (BO-10, 3); “El trabajo preliminar lo presentamos en unas jornadas que hubo en San Pablo” (BA-12, 2); “Es gente que expone en galerías” (CR-4, 10). En algunos sitios de América, como Puerto Rico, por ejemplo, también es frecuente expresar mediante la preposición en el complemento situativo de algunos sustantivos: v. gr., los sucesos más interesantes en la Biblia34, 34

Vid. Mª. Vaquero, “Antillas”, p. 65.

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frente a la norma académica, que prefiere en estos casos la preposición de: los sucesos más interesantes de la Biblia. Las diferencias relacionales entre ambas preposiciones son obvias: en presenta el régimen como ‘ámbito en que se localiza el regente’; de, como ‘punto desde el que se orienta’. b) Regida por verbos o expresiones denotativas de actividades, como trabajar, estudiar, buscar, entretener, etc.: “está sufriendo en carne propia algo que todos han conocido” (CH-9, 5); “hacía vida en el barco” (LP-8, 2); “Nosotros nos encontramos que en el país no faltan organizaciones comunitarias” (BO-1, 2); “En Bogotá estábamos sometidos a un régimen en que el transporte es un servicio público para lo que les conviene” (BO-2, 2); “Las primeras graduadas ya salieron y están ejerciendo en los diferentes centros” (BO-7, 4); “trabajábamos en la biblioteca de la universidad” (BO12, 2). En muchas ocasiones, el régimen preposicional no es un nombre de lugar propiamente dicho, cuanto un nombre denotativo de persona, medio de comunicación, obra literaria, etc., que denota el campo o ámbito en que se ejerce o localiza la actividad denotada por el elemento regente: “en esa lucha terrible de la naturaleza y del hombre venció la naturaleza” (CH-10, 5); “en el campo de la radio y la televisión es muy poco lo que tenemos nosotros acá” (BO-1, 4); “ellas tampoco critican el arte en la revista” (BO-4, 2); “Eso no ha mermado en mí la feminidad que desde siempre mantengo” (BO-10, 1); “Era un pasaje en donde salíamos del colegio” (BO-12, 1); “tiene veintiséis hijos en distintas mujeres” (CA-10, 5); “fue la primera vez que dirigí en televisión” (BA6, 4); “va a producir un mejoramiento en la raza” (BA-7, 1). c) Regida por verbos de movimiento, generalmente con indicación de modalidad, se distinguen, a su vez, las siguientes distribuciones: 1. Con verbos de movimiento que implican la idea de interioridad, como entrar, penetrar, introducir, meter, irrumpir, etc.: “Ese gancho se insertaba en el otro gancho” (BA-3, 3); “el profesor era un tío que entraba en una clase” (CA-2, 5); “no me gustaba estar entrando en la procesión ni nada” (CA-8, 11); “la mete en una barrica de agua” (ME-13, 3); “en dos días tenés mucho que contar, ¿no?, sobre todo, metidos en un camarote” (BA-3, 2); “penetra en la misma Colombia” (PR-11, 3). En muchísimos casos, el ámbito de la penetración es más un campo de actividad, una institución,

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una profesión, etc., que un lugar físico propiamente dicho: “para luego, sí, entrar de lleno en la restauración” (BO-14, 2); “ya hice la solicitud para entrar como alumna regular en Bellas Artes” (BO14, 5); “casi no me he metido en la reforma” (CH-10, 7); “simplemente encerrarse en su música” (CA-1, 3); “ha habido la posibilidad de que la vida de nosotros haya entrado en contacto humano con ellos” (CA-5, 2); “sería un poco dejar mi campo específico para entrar en eso” (CA-9, 3); “toda voluntaria que entra en la institución tiene la obligatoriedad de cumplir ese servicio” (BA-13, 2); “Fue la época en que ingresé en la Acción Católica” (LI-7, 16). Tanto en un caso como en el otro, en alterna con la preposición a (v. gr., entrar en la habitación/ entrar a la habitación), sin aparentes cambios denotativos, pero con sensibles diferencias en la forma de expresar la relación sintáctica indirecta: en la expresa como ‘ámbito en que se entra’; a, como ‘término final absoluto del movimiento de penetración’. 2. Con verbos de movimiento que implican la idea de sumir en un determinado medio o elemento, como enterrar, sumergir, zambullir, lavar, bañar, hundir, anegar, bucear, etc.: “También recuerdo más de una vez (…) bañarme en las pozas de los ríos” (CR5, 2); “hundió una de sus manos en mi estómago” (Páramo, 129); “cada vez se volcaba como si se hundiera en la noche” (ídem, 185); “repartía los duraznos en almíbar” (Tregua, 92). Algunos de ellos pueden construirse también con la preposición bajo (v. gr., zambullirse en el agua/ zambullirse bajo el agua), sin aparentes cambios denotativos, pero con evidentes alteraciones en la forma de expresar la relación sintáctica entre el verbo y el sustantivo complementario: en presenta el régimen como ‘ámbito estático en que se realiza la acción’; bajo, como ‘parte superior de una relación de situación de inferioridad’. 3. Con verbos de movimiento que implican la idea de ascensión, generalmente con matiz de límite final, como montar, cargar, embarcar, subir, encaramar, etc.: “llegaba la gente a entregar el café (…), y a cargarlo en camiones” (CR-5, 2); “Él se embarca con voluntarios ingleses en un barco llamado el Tar-Tar” (BO-6, 1); “lamentamos tremendamente haber decidido subir en burro” (LI-8, 1); “había una bruja que se montaba en una escoba” (CA-8, 11); “al niño se le deja de poner normas y se le dice que se monte en un sitio” (CA-9, 2); “animándoles a que hagan, por ejemplo, montarse en el tubo, treparse a los árboles” (CA-9, 3); “todos los días

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se encaramaba en árbol” (CA-9, 8); “la bisabuela montó sus hijos en una burra” (CA-10, 2); “y me apeo en cualquier tranquera” (Fierro, 183); “Había cargado en un burro ollas y frazadas” (Ríos, 245). En ocasiones, el complemento de estos verbos se construye con la preposición a (v. gr., subir en el caballo/ subir al caballo), transformándose así la forma de expresar la relación sintáctica: en presenta el régimen como ‘ámbito en que termina el movimiento’; a, ‘punto en que termina el movimiento’. 4. Con verbos de movimiento que denotan la idea terminal de sujetar o prender, como amarrar, atar, prender, sujetar, asir, etc.: “Para tenerlo a la mano/ el flete en el pasto até” (Fierro, 163); “Decíle que me ate el tordillo viejo en el birlocho” (Sánchez, La gringa, I, cit. por Kany, Sintaxis, 425). También en estos casos, y con las mismas diferencias semánticas, puede la preposición en conmutar con la preposición a: v. gr., atar en el árbol/ atar al árbol. Se ve, por tanto, que no es que el en de atar en se encuentre “mal usado”, como quieren algunos autores35, sino que expresa la relación sintáctica de forma particular. 5. Con verbos de movimiento que implican la idea de hacer o dejar que algo vaya a parar a cierto sitio o lugar, que se encuentra, generalmente, en un plano inferior, como vaciar, verter, echar, arrojar, tirar, botar, caer, etc.: “recayeron en mí nada menos que el formar un ciclo de teatro universal” (BA-6, 2); “Que lo cargue en nuestra cuenta” (Páramo, 78); “lo echan en una olla” (POO8). 6. Con verbos de movimiento a secas, sin determinación modal, es poco frecuente la preposición en, aunque aparece en algún que otro caso: “Juimos en ca`don Teodoro” (García Roel, 187, cit. por Kany, Sintaxis, 425). B) Complementada por un sustantivo denotativo de objeto, fenómeno, persona, etc., desarrolla un matiz contextual ‘nocional’, generalmente en relación con el ámbito o campo de la actividad denotada por el elemento nuclear. Según los valores denotativos de los elementos del entorno, pueden distinguirse las siguientes subvariantes de esta variante semántica general:

35 Dice Kany que “detrás de ciertos verbos se halla a veces el en mal utilizado: atar en por atar a”. Op. cit., p. 425.

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a) Una variante en que la significación invariante mencionada se entiende como ‘ámbito en que se ejerce la actividad denotada por el verbo regente’. Es subvariante que encontramos, entre otras, en las siguientes distribuciones: 1. Con verbos que denotan la idea de detenerse cierto tiempo en alguna cosa, como tardar, retrasar, apresurarse, demorarse, durar, etc.: “Pues a mí me ha parecido muy raro, por qué demoraron tanto en elaborar esa acta” (BO-8, 5); “tardó unos minutos en bajar” (BA-3, 5); “Él no tardará en morirse” (Páramo, 112); “No tardaría en estar seca del todo” (Llano, 92); “Pero tenemos que apurarnos en arreglar nuestras cosas” (Ríos, 20); “Una paloma demora mucho en cruzar de una banda a otra del río” (ídem, 36); “Bueno, apresúrate en traer a la india” (Icaza, Huasipungo, 30, cit. por Kany, Sintaxis, 425). En la norma académica, el verbo apresurarse se suele construir, por el contrario, con la preposición a (v. gr., apresurarse a hablar), expresándose entonces la relación más como ‘término final absoluto de un movimiento de aproximación’ que como ‘ámbito de actuación’. 2. Con verbos que denotan la idea de tener una cosa su fundamento en otra, como radicar, apoyar, consistir, basar, fijar, fundamentar, estribar, etc: “¿Me puede describir un poquito en qué consiste su trabajo?” (BA-10, 4); “¿sería tan amable de informarse acerca de Capacitación Popular, en qué consiste y cuál es su labor aquí?” (BO-1, 1); “consiste en una mesa redonda con todos los profesores que hemos tenido durante el año” (BO-3, 2); “se basó en el resultado de las primeras incursiones alemanas contra los barcos mercantes ingleses” (CA-1, 2); “se repartían cada semestre premios consistentes en libros” (CA-11, 1); “el problema radica en que muchas veces el que tiene razón legalmente no siempre es el que gana en los hechos” (LP-1, 2); “allá nadie se fija en ti” (CHOO2); “pero él me ganaba a mí/ fundado en su autoridad” (Fierro, 300); “ya me he fijado en que anda espiándome los pasos” (Bárbara, 226). El verbo fijar, cuando aparece complementado por una oración completiva introducida por la forma que, lo normal es que se construya sin preposición: “Desde que salimos con ella de la Casa Nueva, me fije que se empeñaba la mujer en lo abrir los ojos” (Presidente, 171); “Fíjate que ellos hace seis años que viven con nosotros” (Tregua, 124), con lo que se altera radicalmente la forma de su relación con el complemento: con preposición en, se presenta el

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régimen como ‘ámbito en que se sitúa la acción’; sin preposición, como ‘objeto totalmente afectado por el predicado’. 3. Con verbos o expresiones indicativos de la idea de afirmación, como corroborar, demostrar, confirmar, ratificar, reafirmar, comprobar, etc., o de la idea contraria de duda, como titubear, vacilar, dudar: “eso está comprobado en sicología” (CA-9, 7); “esta falta de equilibrio se demostraría en que ellos quieren combatir una sociedad de consumo” (CA-1, 1). 4. Con verbos o expresiones que denotan la idea de ejercer un determinado efecto sobre cierta persona, animal o cosa, como influir, actuar, intervenir, infundir, afectar, etc.: “eso le va ampliando a uno su cultura, le va influyendo en su formación” (CA-8, 4); “nunca lo quebraron en ninguna materia” (CA-13, 5); “están influidos en la sintaxis y el vocabulario” (PR-11, 3); “podría haber habido una influencia en estos autores” (CH, 3, 8); “llegaron a infundir tan profundamente en nosotros (…) el amor a la cultura” (LI-14, 6); “no se sabe realmente cuánto va a afectar el tamaño en cuanto a las cuartillas” (BO-4, 3); “Le contestaría yo que vino a sentar un precedente que nos afectó en las negociaciones posteriores” (BO-5, 3); “influyen definitivamente en sus miembros” (BO7, 2); “¿usted cree que el aspecto económico influye en la asistencia de la gente?” (BoOO1); “esto sería otro de los aspectos fundamentales que está primordiando en la creatividad de los artesanos” (ídem). 5. Con verbos o expresiones que denotan la idea de sobresalir en una determinada actividad, como destacar, manifestar, sobresalir, relucir, etc.: “lo que ellos buscan es destacarse en algo” (ME-6, 7); “manifestada sobre todo en una hermana mía” (BA-13, 2); “Se notaba en que el ruido del río era más fuerte” (Llano, 31-32). 6. Con verbos o expresiones que denotan la idea de fijar la atención, el interés, etc., en alguna cosa, como ensimismar, enfrascar, ocupar, sumir, absorber, embeber, empapar, etc.: “tenía que estar muy empapado en esto” (LP-5, 1); “el doctor A se ocupa en los transplantes renales” (BA-5, 1); “yo estaba tan enfrascado en la conversación que el resto no me interesaba” (BA-8, 4); “él estaba muy ocupado en sacar leña” (Llano, 33). 7. Con verbos que denotan la idea de poner empeño, esfuerzo, etc., en la realización de algo, como obstinarse, esmerarse, esforzarse, empeñarse, aplicarse, etc.: “yo me esmeré en no parecer nunca masculina” (LP-13, 3); “tengo obligación de interesarme en las

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modas” (BA-8, 2); “no hay ningún interés en asistir a eso” (CH9, 4); “mi mamá estuvo insistiendo en lo mismo” (CH-10, 2); “se ha puesto demasiado el acento en grandes construcciones suntuarias” (CH-11, 1); “estamos interesados especialmente en los radicales” (CHO35); “los aerosoles ahorita se aplican en cosméticos” (ME-2, 7); “está muy interesado en los estudios” (ME-6, 1); “las mujeres están interesadas en estudiar” (BO-8, 8); “estoy empeñado también en unos negocios civiles” (BO-10, 1); “debieron fijar la atención en ese problema” (CA-7, 3); “tuvieron mucho empeño en darnos una buena educación” (CA-13, 1); “Me ocupaba con esmero/ en floriar una baraja” (Fierro, 295); “En recorrer el partido/ continuamente se empleaba” (ídem, 301); “Sería absurdo que nos empeñásemos en mantener ese funesto rencor de familia” (Bárbara, 79); “Bien está que ocupe en buscarle una solución al problema” (ídem, 183); “Se empecinó en reconstruirme pormenores” (Tregua, 88). 8. Con verbos o expresiones denotativos de actividades diversas, como trabajar, ensayar, experimentar, etc.: “realizamos ensayos también en educación primaria” (CA-7, 1); “Yo nunca había tenido una experiencia en casación” (BO-10, 2); “hace como unos diez años empecé a trabajar en política” (BO-10, 2); “trabajando en arquitectura estaríamos muriéndonos de hambre” (CR-4, 11); “Ella trabaja en artesanía, su marido también” (LI-13, 10); “lo que sucede es que nuestra carrera está encarada científicamente para resolver problemas científicos en la computadora, en computación” (BA-4, 2); ·”Un hombre que trabaja full-time en una cosa tiene una mentalidad distinta del hombre que está picoteando un poco por todos lados” (BA-5, 5); “¿en qué ocupa el tiempo la mujer adulta?” (BA-13, 1). 9. Con verbos que denotan la idea de intervenir una persona o cosa, generalmente junto con otra u otras, en la realización de una determinada actividad, como cooperar, colaborar, participar, ayudar, intervenir, etc.: “¿A veces cooperan los dos en algunos trabajos” (LP-10, 2); “Yo he intervenido en política” (LP-11, 7); “me comprometía a ayudar en un cementerio” (BO-11, 2); “Empecé a participar en concursos de estudiantes y a ganar premios” (PR-2, 3); “Entendemos por valores, en primer lugar, la participación en compañías” (PR-5, 1); “Yo he tenido la oportunidad de participar en un plan de formación de personalidad” (CA-1, 2); “participé en la elaboración de los programas de Ciencias de la Naturaleza” (CA-

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7, 1-2); “Tomo parte activa (…) en el consejo de redacción” (BO4, 1). 10. Con verbos o expresiones que denotan la idea de adiestrar a alguien en una determinada actividad, como instruir, iniciar, preparar, formar, educar, ejercitar, entrenar, etc.: “nuestra intención era formar niños en primaria” (BO-11, 1); “yo inicié mis estudios en un colegio de religiosas en Bogotá” (BO-3, 1); “se necesita tener una cierta preparación en la natación” (ME-1, 1); “debería darse al individuo una posibilidad de formar su personalidad en varios campos” (C-1, 2); “traté de entrenarles en el uso correcto” (PR-2, 7); “Entonces el educador en salud, pues tiene cuatro funciones básicas” (PR-13, 3); “Terminó su formación en derecho en mil novecientos doce” (CE-13, 3); “inició a su hijo en los vicios” (Ríos, 54). 11. Con verbos denotativos de la idea aspectual de comienzo o fin, como empezar, terminar, acabar, etc.: “En el caso de Brasil, tuvimos negociaciones directas que culminaron en los dos tratados” (BO-5, 2); “toda conversación termina en crítica hacia alguien” (CA-3, 4); “y me inicié prácticamente casi por casualidad en televisión” (BA-6, 1). 12. Con verbos o expresiones que denotan la idea de obtención de títulos, pericia, especialización, etc., o sustantivos denotativos de títulos, carreras, cursos, diplomas, etc.: “una tendencia tengo para sacar un máster (…) en finanzas” (LI-2, 7); “me gradué en la Universidad Católica de doctor en Pedagogía” (LI-14, 2); “una chilena, compañera mía al principio del curso, se graduó en cerámica” (CR-4, 8); “han salido doctores, licenciados en educación” (VEO13); “Yo tenía mucha práctica en contabilidad” (CR11, 5); “En Chile no existe la licenciatura en antropología” (CH6, 1); “está siguiendo la carrera de ingienería en informática” (P-7, 1); “vieron que había la posibilidad de una carrera en las artes” (PR-2, 3); “aproveché mi estadía en la Universidad de Míchigan para estudiar cursos avanzados en nutrición y dietética” (PR-13, 2); “me especialicé, pues, en Biología y Química” (CA-7, 1); “en estos programas se ha procurado traer las autoridades en su materia” (BO1, 2); “tenemos (…) mucha gente muy importante que es profesional en el tema” (BO-4, 4); “Entonces sigo contándote los cursos en letras” (BO-8, 7); “también es faculta en brujerías” (Bárbara, 14); “Nunca fui especialista en prolegómenos” (Tregua, 165). En muchos de estos casos, la preposición que nos ocupa puede ser sustituida por la preposición de (v. gr., curso en nutrición/ curso de nu-

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trición). Obviamente, con en se presenta el régimen como ‘campo de la especialización’, en tanto que con de, se presenta como ‘punto del que procede la materia’. 13. Con verbos o expresiones que denotan la idea de depositar confianza o tener fe en alguien, como creer, confiar, etc.: “hay gentes que no creen en eso” (BO-12, 5); “¿Tienes confianza en las personas?” (CH-1, 4); “Y eso es lo que me ha costado más a mí en la vida: madurar, racionalizarme y creer en mí misma” (CR-3, 5); “hay que tener una gran dignidad, una gran ecuanimidad y una gran seguridad en uno mismo” (CR-5, 4); “tengo mi creencia, creo en Dios” (CHO10); “hay que tener fe en Dios” (CHO11); “confiado en el olvido en que lo tenía la gente” (Llano, 90); “Tenía necesidad de hablar con alguien, de confiar en alguien” (Tregua, 180). En el caso de la expresión tener confianza, en lugar de un complemento con en, pueden haber un complemento indirecto pronominal o un complemento indirecto introducido por la preposición a: “Papá, quiero saber si vos me tenés confianza” (Tregua, 130); “Respiró aliviada: aún me tiene confianza” (ídem, 194-195). La diferencia relacional entre estos dos tipos de construcciones es radical: mientras que en presenta el régimen como ‘ámbito en que se encuadra la noción de confianza’, a lo presenta como ‘término de una movimiento de aproximación’. 14. Con verbos o expresiones que denotan la idea de aplicar el pensamiento en alguna actividad, como pensar, meditar, reflexionar, etc.: “solamente está pensando en salir a ganar plata” (BO-2, 2); “Nunca pienso en eso porque si pienso prefiero detenerme y no hacer nada” (BA-6, 1); “pensé en una solución” (P-13); “no pensé en que necesitara tiempo para que secara” (ME-13, 2); “salió la idea de pensar en un centro de este tipo” (LI-8, 7). Si desapareciera la preposición, la complementación directa podría hacer que la persona, animal o cosa denotada por el régimen se entendiera como objeto realizado o creado, y no como objeto afectado, que es lo que sucede cuando el complemento se introduce mediante la preposición en. 15. Con verbos o expresiones que denotan la idea de punto de encuentro o acuerdo, como convenir, coincidir, quedar, acordar, etc., o sus contrarios discrepar, diferir, disentir, etc.: “Ahora, discrepamos en algunos aspectos” (LI-13, 10); “no tengo ningún empacho en decir que me deja indiferente” (BA-8, 2); “para que vean las diferencias en animales” (CA-9, 3); “yo diferiría un poco en un relato

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sobre mis últimas actividades” (CH-5, 1); “Quedamos en vernos uno de estos días” (Tregua, 132). Con los verbos del segundo grupo, el complemento puede construirse también con la preposición de (v. gr., discrepar en la opinión/ discrepar de la opinión), lo que alteraría radicalmente el vínculo sintáctico entre el verbo y el complemento: mientras que en presenta el régimen como ‘ámbito del desacuerdo’, de lo presenta como ‘origen o punto de arranque del desacuerdo’. 16. Con verbos denotativos de la idea de emplear o invertir dinero, como gastar, consumir, derrochar, dilapidar, invertir, emplear, etc.: “Este año gastamos más de diez mil pesos en juguetes” (ME10, 5); “Muchas veces se invierten grandes sumas en obras suntuarias” (BO-7, 2); “¿en qué inviertes el tiempo en el día?” (VEOO2); “hay que hacer una inversión en educación y en salud” (CHO13); “la que trabaja ahí ha invertido en su propiedad” (CHO38); “que gasta el pobre la vida/ en juir de la autoridad” (Fierro, 120); “iba a invertir en la obra en la cual fundaba tantas esperanza” (Bárbara, 231); “Valle empleaba en hacerlo casi toda la corbata” (Ríos, 87). 17. Cuando el elemento regente es un adjetivo calificativo, lo normal también es que la significación invariante ‘situación-ubicación-absoluta’ del complemento morfológico externo de la preposición en desarrolle un matiz contextual de ‘ámbito nocional de la cualidad’: “Muy valiosa y extraordinariamente responsable en la actividad que desarrolla” (BA-13, 3); “El latinoamericano es rápido en la captación” (BA-13, 5); “es profundo en sus estudios y fantástico” (BO-4, 4); “Son realmente edificantes en su vida de piedad” (BO-11,3) ; “Las casas de nuestro Bogotá antiguo eran magistrales en los aleros” (BO-12, 1); “fuimos muy honestos en eso” (CA-8, 9); “es que el mundo también iba muy lento en transformación” (CA-5, 5); “Hacía gimnasia y muy exigente en su ropa” (LP-9, 12); “Es piadosa y diligente/ y sufrida en los trabajos” (Fierro, 221); “cierto dueño de hato muy rico en cabezas de ganado” (Bárbara, 35); “La señorita Terrèze fue la primera en levantarse al otro día” (Atahualpa, 45). b) Una segunda variante en que la significación invariante ‘situación-ubicación-absoluta’ del complemento morfológico externo de la preposición en se entiende en sentido modal, sobre todo cuando el sustantivo que lo complementa se interpreta como ‘forma o

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procedimiento de la acción’. Las distribuciones más comunes de esta variante nocional de en son las siguientes: 1. Complementada por un sustantivo denotativo de la idea de estilo, modalidad, procedimiento, etc., como modo, manera, estilo, forma, sentido, etc.: “los colombinos no nos hemos aferrado, en forma intransigente, a un procedimiento de solución” (BO-5, 3); “la liberación femenina, mira, se puede entender en muchos aspectos” (BO-10, 2); “empezamos a educar la gente en ese sentido” (BO-10, 8); “se le muestra en el orden determinado y fijo la serie de diez láminas” (BA-12, 8); “la mujer se ve obligada a salir a trabajar en forma rentada” (BA-13, 1); “por eso se puede trabajar en forma mucho más tranquila” (CH-2, 2); “en alguna forma tiene que salir” (CA-4, 6); “eso sí no se puede conocer en otra forma” (CA-6, 8); “la música pervierte en la misma forma como un vocabulario vulgar” (CA-12, 5); “intervine yo nadando en estilo de pecho” (ME-1, 2); “pero el padre Dezza lo hablaba en una forma exquisita” (ME-5, 5); “vas en calidad de buzo” (VEO17); “me tenía en concepto de una hija” (VEO12); “se quitaba el sombrero en forma llamativa” (Ríos, 7). En la inmensa mayoría de estos casos, el español académico prefiere la preposición de (v. gr., trabajar en forma rentada/ trabajar de forma rentada), que expresa la relación sintáctica de manera radicalmente distinta, como hemos visto en otros casos: en presenta el régimen como ‘campo o ámbito de la acción’; de, como ‘origen de la acción’. 2. Complementada por un sustantivo denotativo de la idea de grupo o colectividad, como corro, bandada, conjunto, grupo, etc.:“Hembras se traen en menor cantidad” (BA-7, 2); “Teniéndolo en mayores cantidades se aprovechan al máximo las posibilidades” (BA-7, 5); “El trabajo en equipo está bien para la lectura de obras” (BA-9, 6); “Trabajando ellos en conjunto para ellos mismos” (BO-12, 5); “en estos procesos anteriores se trabajaba en grupo” (BO-1, 6); “prefiero los niños que funcionan en grupo corriente” (CA-9, 2); “muchos vaqueros anduvieron en tropel” (Bárbara, 143). 3. Complementada por sustantivos denotativos de la idea de prenda de vestir, parte del cuerpo, etc., como camisa, zapatilla, cuero, pie, puntilla, etc.: “Y a veces se quedaba en cueros porque decía que ése era nuestro deseo” (Páramo, 81); “aunque tenga barba y ande en dos patas como los cristianos” (Don Segundo, 58); “Volvió a hacer la operación de secarse en pelota” (Llano, 44). En el

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caso de puntilla, la norma académica prefiere la preposición de (de puntillas), que expresa la relación sintáctica como ‘origen’. No hay, por tanto, extravío gramatical en la construcción americana, como quiere Cuervo, cuando señala que “análoga a de pies, de rodillas es la frase de puntillas, que los bogotanos decimos en puntillas (o más comúnmente en puntas de pie), extraviados, a lo que parece, por expresiones que indican modo, como en cuclillas, en mangas de camisa, etc.”36. Lo que hay aquí es simplemente diferencia en la forma de expresar la relación entre el verbo o núcleo y el sustantivo complementario. 4. Complementado por sustantivos o expresiones de denotación abstracta de cualidad, condición, situación, sentimiento, etc., como angustia, libertad, paz, gesto, bancarrota, figura geométrica, etc.: “se ha ido disminuyendo en algo para pasar a tipo de patología más propia de países en mejor estado económico” (BO7, 1); “el cinco por ciento de la población está en condiciones de sufragar los gastos necesarios para la atención médica adecuada” ´(ídem); “los hospitales de Colombia viven en malas condiciones económicas” (BO-7, 2); “vive un poquito en la angustia de las cuatro paredes” (BA-8, 1); “¿y no hay manera de grabar en secreto?” (BA12, 2); “llegamos a ver esos famosos almendros en flor” (BA-13, 5); “confieso que iba como en éxtasis” (BA-13, 6); “tienen que poner en garantía su equipo” (VEO13); “económicamente es un país en bancarrota” (LP-12, 4); “yo quedé en libertad de escoger una cosa completamente diferente” (CA-3, 1); “ya ni los muertos pueden dormir en paz” (CA-8, 8); “todos lo tenemos en potencia” (CA-12, 3); “lo picamos en cuadrados” (POO8); “nos agachábamos en línea recta” (VEOO4); “después se van para abajo en punta” (El beso, 9); “busqué la ruda y al pie,/ puesto en cruz, hice mi resto” (Fierro, 286); “rezaba el rosario con los brazos en cruz” (Llano, 62); “La pared blanca del segundo piso empezaba en línea recta sobre el muro” (Ríos, 8); “la boca se le contrae en un gesto de desaliento” (Bárbara, 10); “¿Se acuerda, Carmelito, de la mañana aquella en que partimos usted y yo, en junto con unos cuantos vaqueros de El Miedo?” (ídem, 61). 5. Complementada por sustantivos denotativos de acciones, como crecimiento, comparación, ayuda, reparación, etc.: “se llama La 36

Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, p. 317.

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Comunidad en marcha” (BO-1, 2); “entonces todos estábamos en un proceso de acoplamiento tremendo” (BO-4, 3); “éste resolviera algunas cuestiones que estaban en discusión” (BO-5, 2); “la Nacional está ahora cerrada, está en reparación” (BO-12, 2); “ahí se presentan todas las novedades, digamos, los trabajos que están en curso” (BA-5, 8); “vienen en busca de trabajo” (BA-13, 2); “los problemas que se están planteando en una ciudad en crecimiento” (CA-5, 5); “tenía que salir alguien en defensa de los niños” (CA9, 7); “hemos perdido territorios en cesiones a Argentina y otros países” (LP-1, 4); “Hay dos grupos en pugna con fuerzas exactamente iguales” (LP-12, 3); “¿cómo ves la Punta en comparación con otros lugares de Lima?” (LI-1, 2); “Vengan santos milagrosos,/ vengan todos en mi ayuda” (Fierro, 111). En muchos de estos contextos, el sintagma introducido por en puede transformarse en construcción de gerundio: v. gr., ciudad en crecimiento/ ciudad creciendo. Las diferencias semánticas entre ambos tipos de construcciones son evidentemente radicales: en la primera, el regente se presenta situado estáticamente en el ámbito semántico del régimen; en la segunda, lo que tenemos es un sustantivo del que se predica una acción cursiva. 6. Complementada por adjetivos calificativos, como serio, especial, grande, negro, etc.: “se llama el Colegio San Tarsicio, un colegio que empezó muy en pequeño” (BO-11, 1); “le llevábamos hojas en blanco” (CR-14, 7); “te puedo decir que no me gusta nada en especial” (CA-4, 7); “la gente tiene que tomar su trabajo en serio” (CA-12, 1); “fue cuando empecé a entrenar ya en serio” (ME1, 1). También se construyen a veces con en los complementos modales que tienen como régimen un participio de pasado femenino en plural, acompañado o no de artículo: “nos sentíamos felices de correr y andar en las escondidas” (ME-13, 1), que en la norma académica se suelen construir con a: andar a escondidas. c) También puede desarrollar la significación invariante ‘situación-ubicación-absoluta’ del complemento morfológico externo de la preposición en un matiz contextual de ‘materia’, cuando el sustantivo que la complementa denota sustancia, materia, géneros, etc.: “Nos hizo ollas en cerámica, muy lindas” (CR-4, 9); “no fueron editadas en papel” (P-18, 2); “Trabajaron en lanas, en consignaciones y qué sé yo” (BA-11, 8); “Eso que me entregaron en cuartillas y en fotografías aparte, pues toma forma” (BO-4, 3); “yo tengo la

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responsabilidad (…) de que las páginas sean y estén donde deben estar; las que son de color sean impresas en color” (ídem); “se restauran cuadros al óleo, tallas en madera, cerámicas, etcétera” (BO14, 1); “Harán entrega al Gobierno Municipal de un busto en bronce del precursor de la radiodifusión” (E., 20/ VII, 9-A, cit. por Poloniato, “Las preposiciones en la prensa de Bogotá”, 239); “le conté sobre su escritorio en billetes de a quinientos” (Presidente, 171). Muchas de estas combinaciones son consideradas por los preceptistas gramaticales crudos galicismos. “Decir casa en madera por casa de madera, vestido en lana por vestido de lana, etc., esto sí constituye un auténtico galicismo”37. Pero, independientemente de cuál sea el origen de la construcción, lo cierto es que, sintácticamente, una cosa es casa en madera, donde el complemento se presenta como ‘ámbito en que se sitúa estáticamente el núcleo’, y otra muy distinta casa de madera, donde el complemento se presenta como ‘origen de la materia del núcleo’. d) Cuando la cosa denotada por el complemento preposicional denota artefacto, ingenio mecánico, utensilio, etc., la significación invariante ‘situación-ubicación-absoluta’ de la forma preposicional en desarrolla un matiz contextual cuasi ‘instrumental’. Es variante semántica nocional que encontramos principalmente en las siguientes distribuciones: 1. Regida por verbos denotativos de desplazamiento, como llevar, transportar, venir, traer, sacar, etc., y complementada por un sustantivo denotativo de medio de transporte, recipiente, etc.: “llegas en el yet en una, dos horas” (ME-3, 2); “uno volaba en las aviones de antes” (LI-11, 6); “Así que se exportan en vapor, en ese tipo de vapor acondicionado” (BA-7- 2); “Se construyen rampas para los vacunos que vienen en camiones hasta el puerto” (ídem); “Se los lleva en camionetas hasta Mendoza” (BA-7, 5); “Entonces creemos que por pasar en avión y ver lleno de verde, tenemos lleno de comida” (BO-6, 5); “Me gusta mucho irme en autobús y regresar en avión” (CR-1, 12); “se viajaba en barco, por supuesto” (CA-6, 6); “Andábamos casi siempre en bicicleta o en patines” (CR3, 2); “Y entonces yo me iba en tranvía a la casa de ella” (CR-11, 1); “los viajes me gustaba hacerlos en bus más que en avión” (CH10, 6); “la gente iba en tranvía” (POO2); “para regresar se vienen 37

Kany, Sintaxis hispanoamericana, p. 425.

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en caballo” (POO8); “cuando está sancochado lo sacamos en una vasija” (ídem); “los alumnos lo llevábamos en hombros” (Ríos, 56). En algunos de los contextos citados, en puede ser sustituida por la preposición por (v. gr., viajar en barco/ viajar por barco), con radicales diferencias en la forma de expresar la relación sintáctica entre núcleo y complemento: en presenta el régimen como ‘ambito estático en que se realiza el desplazamiento’; por, al contrario, como ‘canal o vía del desplazamiento’. 2. Con verbos que denotan la idea de elaboración, como escribir, fabricar, hacer, cepillar, etc., y un sustantivo denotativo de ingenio mecánico: “no alcanzan a hacer cerámicas en torno” (CR-4, 8); “me enseñó a escribir en máquina” (BO-10, 1); “no sabía nada de escribir en máquina” (VEO12). La norma académica prefiere en estos casos la preposición a (escribir en máquina/ escribir a máquina), que expresa la relación de manera distinta: en escribir en máquina, el régimen se presenta simplemente como ‘ámbito estático de la acción’; en escribir a máquina, como ‘punto final absoluto de la acción’, de ahí que parezca más dinámico que aquél. 3. Regida por verbos o expresiones de lengua, lectura, escritura, etc., y complementada por sustantivos denotativos de idiomas: “a mí me gusta más hablar en guaraní” (P-7, 2); “redactó y dictó correspondencia en inglés” (LI-6, 6); “Y este libro lógicamente lo escribió en italiano” (BO-3, 2); “La escribió en francés y está traducida al inglés” (CH-3, 6); “no saben expresarse en castellano” (LP-12, 1); “Usted habrá escuchado transmisiones en quechua” (ídem); “hay un estudio americano hecho en lengua española” (CA9, 3). En muchas de estas combinaciones, sobre todo cuando el regente es un sustantivo, más que como ‘medio’, el término complementario o régimen se entiende ora como modalidad ora como cualidad: “quedaba el problema de muchas materias en español” (PL-7, 1); “eran unas señoritas que educaban en francés” (CA-10, 1); “nos enseñaban muchísimos cursos en italiano” (LI-4, 8); “presumo de tener bastante buena ortografía en francés” (LI-11, 13); “Llevaban diccionarios en español” (ME-9, 6). Se trata de contextos en que la preposición que nos ocupa puede a veces ser sustituida por la preposición de (v. gr., diccionario en español/ diccionario de español), alterándose así radicalmente la forma de expresar la relación sintáctica, como sabemos ya. 4. Regida por verbos denotativos de la idea de transacción comercial, como vender, comprar, subastar, empeñar, alquilar, adqui-

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rir, etc., y un complemento denotativo de cantidad: “(vendimos) en trescientos cincuenta mil bolívares el metro” (CA-14, 6); “la vendimos en un poco más” (CA-14, 7); “se vende como es lógico en millones de pesos - se ha vendido un carnero en cuatro millones de pesos” (BA-7, 2); “vendo una acuarela en cincuenta mil pesos” (CR-4, 11); “conseguí un par de zapatos en un dólar” (PR-13, 1). También en estas combinaciones es posible la presencia de la preposición por (vendo en mil bolívares/ vendo por mil bolívares), que expresaría la relación sintáctica como ‘tránsito’ o ‘vía’, y no como ‘situación estática’. e) Cuando el elemento complementario denota móvil de la acción denotada por el verbo regente, la mencionada significación invariante de la preposición en se suele entender en sentido ‘causal’:“Me fui, en ver que no venías” (Kany, Sintaxis, 425); “podría jactarse en llamarla suya” (Bárbara, 34); “se dijo para sus adentros, complacido en el hallazgo” (ídem, 45). Con la misma diferencia relacional que antes, podría aparecer aquí por en lugar de en: complacido en el hallazgo/ complacido por el hallazgo. f ) Por último, regida por verbos denotativos de la idea de modificación de una materia, desarrolla la significación invariante ‘situación-ubicación-absoluta’ del complemento morfológico de la preposición en un matiz contextual ‘resultativo’. Es sentido que puede aparecer principalmente en dos distribuciones distintas: 1. Regida por verbos denotativos de cambio o transformación, como convertir, traducir, trocar, volver, cambiar, transfigurar, etc.: “ya como que se convierte en instrumento” (CA-8, 9); “nos convertimos en una oenegé” (P-16); “lo convierte en una persona que piensa” (BO-1, 5); “esto no se tradujo en realizaciones materiales” (BO7, 5); “nos hemos convertido en algo así como una masa” (CR-3, 4); “se va transformando en algo así como una especie de pantano o de humus” (CA-5, 1). 2. Regida por verbos denotativos de la idea de partición, como dividir, cortar, partir, romper, desdoblar, descomponer, etc., y complementada por un sustantivo denotativo de cantidad: “Por ejemplo, en lo que toca a la Guajira, quedaba dividida en dos” (BO-5, 1,); “hubo de aceptarse que la negociación de la frontera se dividiera en dos etapas” (BO-5, 3); “está dividido en cinco áreas de investigación” (CH-6, 4); “se repartieron en las diferentes carreras” (CA-6, 2); “La lluvia se convertía en brisa” (Páramo, 79); “como

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si estuviera derritiéndose en un charco de lodo” (ídem, 125); “pero si somos perseverantes, creo que podremos abrir la piedra en dos” (VEO11). C) Regida por un sustantivo denotativo de tiempo, la significación invariante ‘situación-ubicación-absoluta’ del complemento morfológico externo de la preposición en desarrolla un matiz contextual ‘temporal’. Es variante semántica que puede entenderse en dos sentidos parcialmente distintos: a) Complementada por sustantivos denotativos de tiempo sin cuantificación, se suele entender en el sentido de ‘localización temporal’, a secas. En este caso, pueden distinguirse dos distribuciones distintas: 1. Complementada por sustantivos denotativos de parte del día, como mañana, tarde, madrugada, noche, etc.: “Y tuvimos que mudar el matrimonio, que era en la noche, para la tarde” (CA-6, 2); “Después, en la tarde, pues, hacían su procesión” (CA-8, 11); “Llegan los sábados en la tarde acá” (LP-3, 5); “ya no me dio tiempo por tener que ir a peinarme (…), por el compromiso de hoy en la noche” (ME-3, 1); “en la mañana sí puedo dar mis clases” (ME-6, 4); “tuvieron que irse en la madrugada” (CR-9, 10); “me entero de la situación del país en la mañana” (VEO17); “la criada que salió a comprar el pan en la mañana” (Presidente, 207). En estos casos, prefiere la norma académica la preposición por (salir a comprar pan en la mañana/ salir a comprar pan por la mañana), que expresa la relación como ‘tránsito’, y no como ‘ámbito estático’. 2. Complementada por sustantivos denotativos de la idea de año, estación, mes, etc.: “En el año sesenta y uno el eminentísimo señor cardenal Luis Concha (…) me llamó” (BO-11, 2); “es vivir un poquito en el futuro” (BA-8, 1); “En invierno hay que atravesar la cordillera de los Andes” (BA-7, 5); “él va a cumplir cinco años en julio” (POO3); “Quizá en otro día, en otra tarde, una noticia como esa me hubiera arrebatado” (Ríos, 115). En algunas partes de Hispanoamérica, se introduce mediante la preposición en hasta el sustantivo denotativo de tiempo vez: “Una cuchara chica tenía que tomarme en cada vez” (García Roel, 50, cit. por Kany, Sintaxis, 427); “En veces empalidece” (T. González, 109, cit. por ídem); “Pero, en esta vez, Gabriel no quiere dar su brazo a torcer” (Robleto, 90, cit. por ídem), que, en el español académico, este

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sustantivo suele construirse bien con a (a veces empalidece), entendiéndose entonces como ‘puntualidad’, bien sin preposición (veces empalidece), adverbializándose contextualmente. b) Complementada por sustantivos denotativos de tiempo con cuantificación, se suele entender en el sentido temporal extensivo ‘en el transcurso de’, ‘a lo largo de’, o ‘durante’, según los casos: “El Telecentro, creo yo que, en unos cuantos años, pueda constituirse en el núcleo fundamental” (BO-1, 2); “la mortalidad infantil ha descendido en los últimos diez años” (BO-7, 1); “visité todo lo que pude en esos días” (BA-13, 3); “en dos meses hicieron piezas por delante” (BA-11, 9); “hemos debido de ir en vacaciones” (LP-9, 5); “en diez años he ido como cuatro veces” (VEO17); “en todo el año no aprendí casi” (POO7). 3.5.4. Campo de usos de la preposición ‘entre’ La significación invariante ‘situación-ubicación-relativa-limitada’ del complemento morfológico externo de la preposición entre presenta constante e invariablemente el elemento regente ubicado en una situación flanqueda o encauzada por el elemento régimen (generalmente plural). Como la inmensa mayoría del resto de las preposiciones, según la denotación de los elementos del entorno, esta forma semántica invariante puede entenderse en los siguientes sentidos contextuales: A) ‘Sentido espacial’, cuando el régimen preposicional se refiere a un lugar. Según el número de dicho elemento complementario, esta variante semántica general de entre, presenta dos grandes distribuciones: a) Cuando el régimen es un sustantivo en número plural, entonces la ‘situación de ubicación’ de nuestra preposición se localiza fuera de la extensión de dichos elementos. De acuerdo con la naturaleza denotativa del régimen, se distinguen dos distribuciones distintas: 1. Regida por verbos o expresiones denotativas de movimiento o desplazamiento, como venir, caminar, correr, andar, etc.: “ellos venían metidos entre fardos” (CR-8, 2); “pasaba toda la avenida

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entre Fuerzas Armadas y la avenida esta Urdaneta” (CA-10, 3); “Caminó entre aquellos hombres en silencio” (Llano, 91). 2. Regida por verbos o expresiones denotativas de situación o permanencia, como quedar, permanecer, esconder, perder, estar, localizar, etc.: “las terribles cosas que trae la celebridad, entre comillas” (BO-8, 1); “yo estoy así entre medio, entre el personal y la gerencia” (BA-10, 4); “se quedan unas rejas de unos cinco centímetros entre duela y duela” (ME-4, 7); “no es sino un átomo entre los millones de galaxias” (ME-12, 1); “Está a medio camino entre Coripata y La Paz” (LP-9, 5); “Nací en Caracas, entre las esquinas de Platanal y Desamparados” (CA-11, 1); ); “Se oía el zumbido de sus alas entre las flores del jazmín” (Páramo, 78); “Todo lo que hice fue entreverar sus piernas entre mis piernas” (ídem, 82); “Entonces ella corrió a esconderse entre las demás mujeres” (ídem, 108). b) Cuando el régimen preposicional es un sustantivo en número singular, entonces la significación ‘situación-ubicación-relativa-limitada’ de entre se localiza en el interior de la extensión de dicho elemento. Según su naturaleza denotativa concreta, pueden distinguirse dos distribuciones distintas: 1. Complementada por sustantivos denotativos de masa, materia continua o colectivos. En este caso, se entiende que la ‘situación de ubicación’ de entre aparece limitada por los distintos constituyentes o partes de dicho sustantivo: “Me encontraba, como digo,/ en aquella soledad,/ entre tanta escurrida” (Fierro, 162); “era la flor deliciosa/ que entre el trevolar creció” (ídem, 172); “entre una nube de tierra/ se hizo allí una mescolanza” (ídem, 208); “murmuró con una leve sonrisa entre la pelambre del rostro” (Bárbara, 13); “Levanté la cabeza y oí a varios jinetes galopando entre el polvo” (Ríos, 111); “Se ponen a apostar a ver cuál aguanta más entre el agua” (Carrasquilla, Hace tiempo, I, 70, cit. por Kany, Sintaxis, 428 “Entre la oscuridad había en una de las paredes un socavón negro en el que no serían encontrados” (Ferretis, Quijote, 42, cit. por ídem). 2. Regida por sustantivos denotativos de objetos continuos o cuantificables. En este caso, se entiende que son los lados o paredes de la cosa denotada por el régimen los que actúan como límites de la ‘situación de ubicación’ de entre: “se movía entre el inmenso paño de sábana” (Bárbara, 44); “entre casa anda siempre en shorts” (Tregua, 124); “Usted se queda entre el carro” (C., cit. por

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Kany, Sintaxis, 428); ); “El papel está entre la gaveta” (Gagini, 134, cit. por ídem); “Se lo metió entre el bolsillo” (Padrón, cit. por ídem). La norma académica prefiere en estos contextos la preposición en (v. gr., se lo metió en el bolsillo), que, como sabemos, carece de la noción de ‘límites de la situación’. Así, mientras que en el meter entre el bolsillo americano, el verbo meter se sitúa en un espacio perfectamente delimitado por los paños que forman el bolsillo, de tal manera que parece que éste oprime la situación, en el académico meter en el bolsillo, dicho verbo se limita a situarse de forma neutra en el espacio del bolsillo. B) ‘Sentido nocional’, cuando el régimen preposicional se entiende como concepto, noción, persona, animal, fenómeno, etc. De acuerdo con la naturaleza denotativa concreta de los elementos del entorno, en este apartado del campo de usos de la preposición entre, hay que distinguir dos grandes subvariantes: a) ‘Ámbito nocional delimitado en que se desarrolla la actividad denotada por el regente’. En este caso, las personas, los animales o las cosas denotadas por el régimen preposicional no desempeñan función predicativa respecto de la acción denotada por el verbo o la expresión regente. Digamos que el énfasis se pone aquí más sobre la significación situativa del esquema semántico de la preposición que sobre los términos que le sirven de límites, es decir, que sobre los elementos que funcionan como régimen o complemento. Este sentido contextual general de nuestra preposición, presenta a su vez dos subvariantes más específicas: 1. ‘Ámbito nocional con número de límites cuantitativamente no definido’, que, según la naturaleza denotativa del regente, presenta, a su vez, los matices más concretos siguientes: • ‘Ámbito nocional con límites cuantitativamente no definidos de la actividad’, cuando la preposición aparece regida por verbos denotativos de actividades diversas, como trabajar, estudiar, divertirse, etc.: “no me encontré desambientado entre ellos” (BO, 3, 3); “desde que estoy trabajando he tenido siempre que trabajar entre hombres” (BO-10, 1); “es necesario tener un sentido justo del equilibrio para poder manejarse entre gentes de distintos temperamentos” (BA-6, 1); “Noté que su respiración era despareja como si estuviera entre sue-

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ños” (Páramo, 123); “creí que allí entre la gente se me bajaría el miedo” (ídem, 128). • ‘Ámbito nocional con límites cuantitativamente no definidos del contraste’, cuando la preposición aparece regida por verbos o expresiones denotativos de relieve, como sobresalir, destacar, distinguirse, descollar, etc.: “¿Qué países así son los más destacados entre los que usted conozca?” (CA-9, 6); “entre las que yo destacaría está Celina Barrientos” (LP-3, 6); “empecé a destacar entre los primeros cinco lugares” (ME-1, 2); “entre las que resaltan más son tres fiestas” (POO5). 2. ‘Ámbito nocional con límites cuantitativamente definidos’, cuando el régimen de la preposición presenta una cuantificación exacta (generalmente par). En este caso, se pueden distinguir a su vez las siguientes subvariantes semánticas más concretas: • ‘Ámbito con límites definidos de la actividad’, cuando el régimen denota los extremos de la acción denotada por el verbo. Es subvariante que, por lo general, se entiende en sentido modal: “mi vida ha transcurrido entre el cambur y la miseria” (CA-11, 1); “Es la gran intermediaria entre el campo y la ciudad” (LP-3, 7); “Junta experiencia en la vida/ hasta pa dar y prestar/ quien la tiene que pasar/ entre sufrimiento y llanto” (Fierro, 115). Este mismo sentido modal, aunque con un matiz correlativo, es el que parece caracterizar el entre de combinaciones populares tan denostadas por los preceptistas gramaticales como entre más bebe más le gusta, donde las funciones regente y régimen aparecen desempeñadas por uno de los cuantificadores relativos más o menos. Según Cuervo, este uso de con “proviene sin duda de la contaminación de Entre tanto que bebe, más sed le da+mientras más bebe más sed le da”38. En la norma académica se prefiere en estos casos el pronombre relativo cuanto (v. gr., cuanto más bebe más le gusta) y en otros registros populares del idioma la preposición contra (v. gr., contra más bebe más le gusta). Obviamente, la

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Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, p. 332. Aunque este mismo autor solamente recoge la expresión para Colombia, México y Costa Rica (ibidem), lo cierto es que la misma aparece en todo el español popular, aunque en mayor o medida según las zonas.

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relación sintáctica entre regente y régimen se expresan aquí de forma radicalmente distinta: con entre, el regente (más le gusta, en nuestro ejemplo) se sitúa en un espacio limitado, oprimido o constreñido por límites. De ahí el matiz de ‘perdido en ese laberinto’ que se percibe; con cuanto, simplemente se señala que el ‘gustar’ aumenta en la misma proporción que el ‘beber’; con contra, aquél se presenta enfrentado a éste. De ahí el matiz de ‘réplica’ que denota. No hay, por tanto, en las construcciones preposicionales populares que nos ocupan incorrección gramatical, sino forma particular de expresar la relación sintáctica, percepciones distintas de los hechos. Aunque fuera verdad que la construcción con contra se hubiera originado en la construcción con cuanto, por el parecido fónico entre ambas formas, como señalan algunos autores -cosa, por otra parte, imposible de demostrar-, eso no anularía la verdad semántico-sincrónica que comentamos, que es la que importa en la comunicación real. • ‘Ámbito con límites cuantitativamente definidos de la cuantificación’, cuando el régimen preposicional denota grados diversos de una escala numérica. En este caso, desarrolla, además un matiz contextual de ‘aproximación’: “y para ese entonces tendríamos entre catorce, quince, dieciséis años” (CA-3, 3). • ‘Ámbito con límites cuantitativamente definidos de la cualidad’, cuando el régimen preposicional es un adjetivo calificativo: “me dijo loco y vagabundo, entre colérico y burlón” (Ríos, 250); “me hizo un guiño que estaba a medio camino entre lo travieso y lo asqueroso” (Tregua, 129). • ‘Ámbito con límites cuantitativamente definidos de la elección’, cuando la preposición aparece regida por verbos o expresiones denotativas de opción, como seleccionar, elegir, optar, escoger, etc. “Se han ido seleccionando entre aquellos que tienen que cumplir sus horas de alfabetización” (BO-1, 3). b) ‘Términos o límites de la extensión de la actividad’, cuando se entiende que las personas, animales o cosas denotadas por el régimen preposicional desempeñan una determinada función lógico-designativa respecto de la acción denotada por el verbo o expresión regente. Digamos que ahora se pone el énfasis más sobre los términos que sirven de límite a la relación de ubicación de entre

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que sobre esta misma relación de ubicación. Es variante general que presenta, a su vez, dos subvariantes semánticas más específicas: 1. ‘Términos de la actividad pasivos’, cuando el régimen preposicional presenta la persona, animal o cosa denotada como objeto. En este caso, también pueden distinguirse las siguientes variantes contextuales más concretas: • ‘Términos pasivos de la distribución’, cuando la preposición aparece regida por verbos denotativos de la idea de separar algo en varias partes, como dividir, distribuir, repartir, etc.: “han repartido entre los campesinos” (LP-9, 5); “entonces las riquezas se desparramaron equitativamente entre todos los habitantes” (ME-12, 6). • ‘Términos pasivos de la identidad o diferencia’, cuando la preposición aparece regida por verbos o expresiones que denotan la idea de igualdad o la contraria de diferencia, como identidad, equilibrio, diferenciar, distinguir, identificar, etc.: “hay una sutil diferencia entre el círculo pasado y el siguiente” (ME-12, 2); “No hay una diferencia tan marcada entre el hombre y la mujer de ese grupo” (CH-5, 4); “los muchachos tienen como un abismo entre lo de las cosas que fueron y lo de ahora” (CA-8, 9); “Después encontré tanta diferencia entre la escuela de mi época y la escuela de ese momento que me daba pena” (BA-10, 4); “Igualdad entre el hombre y la mujer” (LP-4, 5); “Pues entre el Bogotá mío y el de mis hijos hay un abismo muy grande” (BO-9, 4); “es un delicado equilibrio entre la tolerancia y el diálogo” (CR-5, 3); “había una música polifónica, un contrapunto, entre la chirisuya y una especie de flauta” (LI-13, 4); “hay mucha desigualdad entre los pobres y los ricos” (BoOO9); “¿Qué distancia había entre su mundo y el mío?” (Ríos, 83). • ‘Términos pasivos de la comparación’, cuando la significación invariante ‘situación-ubicación-relativa-limitada’ de entre aparece regida por verbos o expresiones que denotan la idea de comparación, contraste, etc., como comparar, contraste, cotejo, establecer paralelo, etc.: “¿podría hacer usted un paralelo entre el hombre y la mujer chilena” (CH-5, 4); “poder establecer comparaciones entre lo que habíamos hecho y lo que habíamos visto” (LI-4, 7); “podemos establecer un parangón entre cuál era el panorama que presentaba el país en 1910 y el pa-

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norama que presentaba actualmente” (ME-12, 4); “Un contraste había entre la frente que permanecía en la sombra y su mandíbula redonda” (Ríos, 106). • ‘Términos pasivos del vínculo’, cuando aparece regida por verbos o expresiones denotativas de la idea de relación, parentesco, etc., como asociación, coalición, integración, parentesco, compromiso, etc.: “no permite entonces que haya verdadera educación, ni que haya interrelación entre los miembros de un grupo” (CA-5, 4); “surgió una coalición entre los diversos sectores” (PR-1, 3); “significa tratar de encontrar un campo de relación entre las dos personas” (CR-5, 3); “hay una integración de figuras entre las culturas quechua, aimara y hasta te podría decir, maya y azteca” (LP-6, 5); “en el país no faltan organizaciones comunitarias, al contrario, sobran; y sobran porque están antagónicamente trabajando, no hay una integración entre ellas” (BO-1, 2); “El amor para nosotros es una relación entre dos seres” (CH-3, 2); “tejieron una red de compromisos entre el cholerío de Guagraloma y el dueño de la Providencia” (Hijos del Viento, 24). 2. ‘Términos límites de la actividad activos o agentivos’, cuando el régimen preposicional presenta su denotación como persona, como ser con actividad. En este caso, se distinguen, a su vez, tres subvariantes distintas: • ‘Términos de la actividad activos no recíprocos’, cuando cada uno de los dichos agentes realiza la acción denotada por el verbo de forma autónoma o independiente. Es uso que se localiza sobre todo en construcciones pasivas o pasivo-reflejas: “Esa terminología también es usada muy extensamente entre las mismas personas” (PR-5, 1); “hay que crear mecanismos y apelar a sistemas (…) que no se han practicado entre nosotros” (BO-7, 2). • ‘Términos de la actividad activos coparticipativos’, cuando las personas denotadas por el régimen preposicional participan de la actividad denotada por el verbo regente en la misma dirección: “Entre los dos te arrastramos a la sombra del portal” (Páramo, 126); “formando un poco de comparsas entre familias” (POO5); “sería apenas un centenar entre bestias y reses” (Bárbara, 44).

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• ‘Términos de la actividad activos recíprocos’, cuando dichos agentes realizan la acción denotada por el verbo regente dialécticamente, como réplica el uno del otro. Es subvariante semántica de entre que encontramos fundamentalmente en las siguientes distribuciones: – Regida por verbos o expresiones de lengua, como dialogar, hablar, conversar, correspondencia, tratado, pacto, etc.: “El resultado de este trabajo fue una mejor comprensión entre mi padre y yo” (PR-2, 3); “entendiéndose directamente entre ellos” (PR-5, 3); “el diálogo se hacía entre un chiquillo y una chiquita” (CR-14, 4); “hubo otras gestiones entre los dos países” (BO-5, 2); “en el tratado entre España y Portugal de 1877, Tabatinga se había atribuido al dominio español” (BO-5, 3); “Es un proyecto sobre correspondencia diplomática entre la delegación boliviana en Chile y la chancillería de Perú” (LP-1, 1). – Regida por verbos que denotan la idea de pugna, disputa, etc., como combatir, luchar, disputar, haber rivalidad, conflicto, etc.: “¿había rivalidad entre tus hermanos y hermanas?” (LP-4, 7); “durante la reforma agraria ha habido una situación de conflicto entre dueños y campesinos” (LP6, 2); “la competencia entre compañías de automóviles” (CA-2, 4); “el choque entre indígenas y europeos” (LP-1, 2); “sí hay una ruptura total (…) entre el hombre y la mujer” (CA-10,5); “se veía también un choque entre una concepción y otra” (CR-2, 4); “entra la lucha interna entre la madre y la mujer que quiere ver algo más que arte” (BA-8, 2); “le cedían a Venezuela algunas porciones de terreno que se había disputado entre los dos países” (BO-5, 2); “y puso fin a todos los problemas territoriales entre los dos países” (ídem). – Regida por verbos o expresiones que denotan la idea de participar con alguien en una determinada actividad o proceso, como cooperación, colaboración: “no hay absolutamente cooperación entre el hijo y la madre” (BO-13, 4). – Regida por verbos o expresiones denotativas de distancia, como alejamiento, aproximación, acercamiento, etc.: “antes había más acercamiento entre los jugadores” (VEOO4).

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– Regida por verbos o expresiones denotativas de sentimientos, afectos, etc., como celos, resentimiento, odio, amor, atracción, aversión, etc.: “empiezan los celos entre ellos mismos y aquello se volvió un desastre” (CA-2, 6); “escribo poesía de amor (…) de amor entre un hombre y una mujer, de amor al prójimo” (P-18, 1); “el amor de Calisto y Melibea no es un amor entre ellos dos” (CH, 3, 12); “Y no hay resentimiento entre nosotros” (BO-10, 1); “en el fondo siempre existe una cosa romántica entre el hombre y la mujer” (BO-13, 3); “hay mayor animosidad entre Perú y Chile que entre Bolivia y Chile” (LP-1, 5). En la inmensa mayoría de estos casos, la orientación unidireccional de la acción o del sentimiento se expresa, obviamente, mediante la preposición a: v. gr., amor al prójimo. C) ‘Sentido temporal’, cuando el régimen preposicional denota circunstancia de tiempo, como las cinco, el verano, el año próximo, etc.: “El modernismo poético, exactamente nos corresponde entre 1890 y 1910” (BO-8, 2); “teníamos dos horas entre el almuerzo y la jornada de la tarde” (BO-9, 5); “en el niño, entre los tres y los cuatro años, el proceso de pensamiento es más rápido que la capacidad que él tiene para articular la palabra” (CR8, 3); “Durante el lapso entre el nacimiento de mi hermano mayor y yo, mi madre compitió” (ME-1, 1); “entre el segundo y el tercer acto salíamos dos compañeros” (ME-4, 2); “Sí creo ver entre mil novecientos treinta y ocho y mil novecientos sesenta y uno, una dramaturgia característicamente puertorriqueña” (PR-7, 4). También en este caso, el regente de la preposición puede ser un sustantivo en número singular, con lo que son los mismos límites de este sustantivo singular los que encauzan la relación de ubicación de entre: “Se les veía la cara prieta entre el pardear de la tarde” (Llano, 74); “Llegaré entre una semana” (V. Suárez, 62, cit. por Kany, Sintaxis, 428); “Entre un mes vendré a verte” (Salazar G., 123, cit. por ídem); “Entre las diez de la mañana todo está listo para el viaje” (García Muñoz, Estampas, 21, cit. por ídem); “Antonio y yo oímos, entre las doce, un ruido en el patio de la hacienda” (Vasconez, 51, cit. por ídem). Como es obvio, la norma académica prefiere aquí la preposición en (v. gr., llegaré en una semana), cuando se trata de sustantivos denotativos de segmentos temporales largos, como día, semana, mes, año, etc., o la pre-

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posición a (v. gr., llegaremos a las doce), cuando se trata de sustantivos denotativos de segmentos temporales cortos, como las horas, con lo que cambia radicalmente la forma de expresar la relación sintáctica entre el verbo y el complemento temporal: entre, presenta al régimen como ‘ámbito delimitado de la acción’; de ahí que se ponga el énfasis sobre los límites del segmento temporal de que se trate; en lo presenta como ‘ámbito donde se sitúa la acción’, sin más; y a como ‘término final absoluto de la acción’, es decir, como punto exacto. 3.5.5. Campo de usos de la preposición ‘sobre’ La significación invariante ‘situación-ubicación-relativa-orientada desde un punto de referencia dispuesto de forma vertical-positiva’ del complemento morfológico externo de la preposición sobre presenta constante e invariablemente el término (sustantivo, adjetivo o verbo) que la rige situado en una relación de superposición respecto de la persona, animal o cosa denotado por el término que la complementa. De acuerdo con la naturaleza denotativa de dicho complemento, ha desarrollado las siguientes orientaciones de sentido en la realidad concreta del hablar: A) ‘Situación de superioridad espacial’, cuando el sustantivo que la complementa denota una noción de lugar. Según la naturaleza denotativa del elemento regente, este sentido general de sobre presenta tres subvariantes semánticas distintas: a) ‘Situación de superioridad espacial en contacto con el lugar denotado por el régimen preposicional’, cuando el regente denota acción que se realiza a ras del objeto designado, como construir, sentar, poner, actuar, influir, tender, etc.: “necesitamos poner los pies sobre la tierra” (CR-2, 3); “sobre un traje sastre se ve pasadero” (ME-3, 10); “el sol en su aparente declinación al sur arroja sobre la tierra sus rayos más débiles” (ME-12, 2); “los edificios donde uno vive están construidos sobre lo que antes era un cementerio” (CA-8, 7); “Esos chácharos se montaban sobre las paredes” (CA-8, 8); “Se lleva un esquí sobre el hombro derecho, el otro sobre el hombro izquierdo” (BA-3, 7); “el señor pretendía subirse sobre los esquís” (ídem); “casi todas ellas actúan sobre el riñón de una manera u otra” (BA-5, 2); “Entonces yo extendía sobre la

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mesa (…) mapas y planos” (LI-11, 7); “nos sentamos sobre los picachos” (BO-6, 5); “también se puede morir de esa presión o tensión que ejerce sobre uno” (CR-6, 7); “Peluca saltó sobre ella y la derribó” (Ríos, 93). En esta distribución, sobre alterna con la preposición en (poner los pies sobre la tierra/ poner los pies en la tierra), sin aparentes cambios denotativos, pero con sustanciales diferencias en la forma de expresar la relación sintáctica entre ambos constituyentes: mientras que sobre presenta el régimen como plano inferior del regente, en lo presenta simplemente como ámbito neutro. b) ‘Situación de superioridad espacial sin entrar en contacto con el lugar denotado por el régimen preposicional’, cuando el regente denota acción que se desarrolla más arriba del suelo, como, por ejemplo, volar, inclinarse, colgar, pender, etc.: “de la línea Apoporís-Tabatinga, ya sobre el Amazonas, no se moverían hacia el oriente ni una sola pulgada dos brasileños” (BO-5, 3); “teníamos sobre nosotros la espada de Damocles” (LP-1, 3); “el sol ya se encuentra sobre el cénit” (ME-12, 2); “es una vuelta eterna sobre sí mismo” (BA-12, 3); “Se inclinó nuevamente sobre ella” (Páramo, 185); “ya un pájaro tendió el vuelo sobre la llanura” (Don Segundo, 86). En este caso, resulta extraña, cuando no imposible, la preposición en (volar sobre nosotros/ *volar en nosotros), por el carácter ‘no delimitado’ de la situación del contexto. Ambas variantes semánticas espaciales pueden aparecer en contextos metafóricos diversos, como se aprecia en los textos que se citan a continuación: “lanza algunas amenazas sobre Bolivia” (LP1, 3); “¿te puede dar más luz sobre lo que tú estás haciendo?” (CH3, 9); “no cargar la mano sobre la retórica” (PR-11, 2); “y él también ha tenido bastante acogida, sobre todo porque el coronel Lozano ya es una persona supremamente conocida” (BO-1, 1-2); “se estudiaba sobre la base de lo que el profesor nos había enseñado” (BO-3, 2); “la persona que se siente rechazada es perfectamente normal que se repliegue sobre sí misma” (BO-13, 3); “parece representar un símbolo que se prolonga sobre toda mi vida” (CA-11, 1). c) Cuando regente y régimen se refieren a ejemplares de la misma clase referencial, entonces la significación invariante ‘situación-ubicación-relativa-orientada desde un punto de referencia dispuesto verticalmente-positiva’ de sobre desarrolla un matiz contextual de ‘reiteración’: “afanado en su papel de enterrador, paletada

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sobre paletada” (Bárbara, 100). Por lo general, el sobre de estos contextos admite ser sustituido por la preposición a (v. gr., paletada sobre paletada/ paletada a paletada), expresándose entonces la relación entre regente y régimen de forma radicalmente distinta: con sobre, el regente se sitúa en una posición de ‘superioridad’ respecto del régimen; con a simplemente como ‘puntualidad’. B) ‘Situación de superioridad nocional’, cuando el sustantivo que complementa la preposición denota más concepto, objeto, persona, fenómeno, acción, etc., que espacio propiamente dicho. Desde el punto de vista predicativo, esta variante semántica general de sobre presenta, a su vez, dos matices más concretos: a) ‘Situación de superioridad nocional externa o sin función predicativa respecto de la acción denotada por el regente’. Es sentido que encontramos sobre todo cuando la preposición aparece en las siguientes distribuciones: 1. Regida por verbos o expresiones denotativos de la idea de influencia, predominio, etc., como imponer, influir, tener autoridad, mandar, predominar, etc.: “le da poder a Chile sobre las posesiones que nos arrebató en el Pacífico” (LP-1, 3); “ya tenía cierto dominio sobre esa zona” (LP-1, 4); “no impone uno sus ideas sobre el otro” (LP-10, 2); “nosotros vamos a querer imponernos sobre esos cuatro millones” (LP-12, 5). 2. Regida por verbos o expresiones denotativos de la idea de puesta de relieve, como sobresalir, destacar, brillar, llevar ventaja, etc.: “la bolsa de Nueva York lleva la ventaja sobre la de Tokio” (PR-5, 2). Digamos que, en este caso, lo que interesa es más la idea de que el agente u objeto del verbo regente es superior a la persona, animal o cosa denotada por el régimen, que la situación propiamente dicha. Precisamente por ello, si sobre fuera sustituida por la preposición en, entenderíamos este texto de forma notablemente distinta: llevar ventaja en la bolsa de Nueva York implica simplemente el ámbito de ubicación de la noción denotada por el término regente. 3. Regida por verbos o expresiones denotativos de la idea de tributo, impuesto, beneficio, etc., como cobrar, tener comisión, obtener beneficio, anticipar, impuesto, etc.: “ese guía tiene comisión sobre lo que les compran los turistas” (ME-3, 5); “te dan un anti-

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cipo sobre el monto de la obra” (VEO13). Por lo mismo que antes, también resulta aquí extraña la preposición en (*impuesto en la renta), aunque, en algunos casos por lo menos, podría aparecer la preposición de (impuesto de la renta), que expresaría la relación sintáctica indirecta de forma radicalmente distinta que sobre: ésta presenta el régimen como ‘base del regente’; aquélla, como ‘origen’. 4. Complementada por expresiones numerales, se distinguen dos subvariantes radicalmente distintas: • Una subvariante de ‘aproximación cuantitativa’, precisamente porque se entiende que la acción regente no entra en contacto con la persona, animal o cosa denotada por el elemento régimen: “Creo que hay sobre cincuenta en revistas con comité editorial” (CH-2, 4); “no es raro que haya días de sobre cien millones de acciones” (CH-5, 2); “se venden sobre cien mil escudos las casas” (CH-11, 1); “Esos departamentos se están vendiendo sobre los dos mil escudos el metro cuadrado” (ídem). • Una subvariante de ‘superación’ o ‘más de’, precisamente porque se interpreta que la noción regente está por encima de la persona, animal o cosa denotada por el régimen: v. gr., perdió sobre veinte libras (cit. por Mª. Vaquero, «Antillas», 65). Es variante que se ha recogido solamente en Puerto Rico39. b) ‘Situación de superioridad nocional con función predicativa respecto de la acción denotada por el verbo regente’. En estos casos, desarrolla el sintagma preposicional que consideramos un matiz contextual de ‘materia’ u ‘objeto’, con dos sentidos distintos, según los contextos: 1. ‘Materia física que sirve de soporte a la persona, animal o cosa contenida en el regente’, cuando éste denota acción que implica la idea de elaboración o cosa manufacturada, como fabricar, elaborar, esculpir, labrar, tallar, etc.: “también trabajan sobre cosas materiales” (BO-12, 5); “Se han presentado muy frecuentemente casos de obras de arte sobre papel, como grabados, acuarelas, dibujos a tinta china” (BO-14, 1); “Es un cuadro sobre tela, hecho

39 “En Puerto Rico se ha generalizado la preposición (…) sobre con el sentido de ‘más de’”. M.ª Vaquero, “Antillas”, p. 65.

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con técnica muy similar” (BO-14, 4); “era para estudiar el estampado de la tela o sea el cuadro artístico sobre tela” (BO-14, 6). Es distribución que, según los casos, admite sin problemas la presencia de la preposición en (v. gr., cuadro en tela) y la preposición de (cuadro de tela), que expresan la relación sintáctica indirecta de forma sustancialmente distinta, como sabemos ya: en cuadro sobre tela, el régimen se presenta como la base del regente; en cuadro en tela, como ámbito del regente; y en cuadro de tela, como origen del regente. 2. ‘Materia abstracta o tema’, cuando el regente es un verbo o una expresión de lengua, pensamiento, etc., o un sustantivo denotativo de discurso, investigación, estudio, etc.: “Parece que hubo un estudio muy serio sobre si convenía o no hacer ese tren” (BO2, 2); “obtuvo el diploma con una tesis sobre ‘Aspectos de la competencia en el Mercado Común Europeo’” (BO-3, 1); “Pero lo que te iba a contar era sobre la celebridad” (BO-8, 1); “las mujeres somos un poco más conscientes sobre la educación” (BO-9, 2); “es conveniente hacer una pequeña disertación sobre un tema” (BA-9, 4); “a mí me gustaría entonces después informarme más sobre estos temas” (BA-12, 1); “la invité a Mabel a que diera un curso sobre estructuras lingüísticas” (BA-12, 1); “es un plenario que hubo sobre el apellido de la mujer casada” (BA-14, 8); “Yo conozco su opinión sobre la guerra del Pacífico” (LP-1, 6); “estamos planificando un trabajo sobre doce horas semanales” (LP-7, 4); “Quería preguntarte sobre Josefa” (LP-9, 10); “vamos a poner una tesis sobre algún problema interesante” (CH-6, 1); “nos daba unas cuartillas sobre las cuestiones del preparativo de las clases” (CH-14, 4-5); “Eso demuestra la mala orientación que había en la escuela superior y las actitudes tan arcaicas sobre educación que se tenía” (PR-2, 1). C) ‘Situación de superioridad temporal’, cuando el sustantivo que la complementa denota circunstancia de tiempo. En esta distribución, como en la cuatitativa descrita antes, se distinguen dos subvariantes distintas: a) Una subvariante de ‘aproximación temporal’, cuando se interpreta que el regente no entra en contacto con el régimen: v. gr., llegaremos sobre las cinco. b) Una segunda subvariante que podríamos definir como ‘después de’, cuando se interpreta que el regente se encuentra por en-

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cima del régimen: llegaron sobre las cinco (cit. por Mª. Vaquero, «Antillas», 65). Es variante que solamente se ha localizado en Puerto Rico40. 3.5.6. Campo de usos de la preposición ‘bajo’ La significación invariante ‘situación-ubicación-relativa-orientada desde un punto de referencia dispuesto verticalmente-negativa’ de la preposición bajo presenta constante e invariablemente el término (sustantivo, adjetivo o verbo) que la rige situado en una posición de inferioridad respecto de la persona, animal o cosa denotado por el término complementario. Según las condiciones nocionales del contexto, pueden distinguirse las siguientes variantes semánticas: A) ‘Situación de inferioridad espacial’, cuando el sustantivo que la complementa denota una noción de lugar: “estamos bajo la pollera de los padres” (P-16); “Bajo la toldilla, un joven a quien la contextura vigorosa (…), préstale gallardía casi altanera” (Bárbara, 9); “Bajo ese palo puede usted almorzar cómodo y echar una buena siestecita” (ídem, 10); “había yo venido a esconderme bajo la sombra fresca de la piedra” (Don Segundo, 45); “es lo mesmo que el macá:/ cría los hijos bajo el ala” (Fierro, 325); “Sólo lo veía retorcerse bajo las sombras” (Llano, 39). B) ‘Situación de inferioridad nocional’, cuando el sustantivo que la complementa presenta sentido abstracto: “trabajar bajo esas condiciones no es muy alentador” (LI-4, 6); “bajo todas esas influencias (…) está siempre patente una posición puertorriqueña” (PR-7, 4); “Echan la alma trabajando/ bajo el más duro rigor” (Fierro, 221). En este apartado, destacan, principalmente, dos distribuciones en que la preposición que nos ocupa: a) Aparece complementada por un sustantivo que denota cargo, protección, autoridad, fuerza, poder, amenaza, etc.: “Nosotros trabajamos siempre bajo las órdenes de la trabajadora social” (ME-10, 40 “En Puerto Rico se ha generalizado la preposición (…) sobre con el sentido de ‘después de’”. Loc. cit.

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4); “Están en hogares del Estado bajo la dirección de menores” (LP13, 7); “bajo presión de las propias monjas del colegio, que me decían…” (LI-8, 6); “quedé bajo mi cargo con seis hijos” (LP-8, 1); “el Parasistema está regimentado bajo el decreto doscientos ocho” (CA-7, 5); “tengo bajo mi órbita una serie de personas” (BA-6, 1); “bajo la fuerza inexplicable que en su corazón empezaba a desordenar su existencia, las palabras extrañas a Camila perdíanse en sus oídos sin dejar rastro” (Presidente, 106); “En efecto, Nasser, caudillo de la República Árabe unida, está a punto de tomar bajo su órbita a la Arabia Saudita” (C. 25/ IV, cit. por Poloniato, “Las preposiciones en la prensa de Bogotá”, 232); “Los gobernadores de Antioquia y Caldas han renunciado bajo presiones políticas” (T., 2/ VI, 4, cit. por ídem); “entregó quinientos pesos bajo la promesa que le hiciera el intermediario” (T., 7/ V, 3, cit. por ídem). b) Aparece complementada por un sustantivo denotativo de punto de vista, perspectiva, criterio, etc.: “Bajo el punto de vista administrativo, se sufre aquí (…) de grandes estrecheces económicas” (BO-7, 2); “estudia el modernismo pero bajo la tesis marxista” (BO-8, 2); “eso no te da la felicidad bajo ningún punto de vista” (CHOO7). C) ‘Situación de inferioridad temporal’, cuando el sustantivo que la complementa denota período de gobierno o mandato de una determinada persona: “transcurrió para mí bajo la égida (..) del general Juan Vicente Gómez” (CA-11, 1). Si en lugar de bajo apareciera aquí la preposición en (transcurrió en la égida del general Juan Vicente Gómez), entonces el régimen se presentaría simplemente como ámbito estático del regente. 3.5.7. Campo de usos de la preposición ‘ante’ La significación invariante ‘situación-ubicación-relativa-orientada desde un punto de referencia dispuesto de forma horizontal-positiva’ del complemento morfológico externo de la preposición ante presenta constante e invariablemente el elemento (sustantivo, adjetivo o verbo) que la rige en una posición de anterioridad respecto de la persona, animal o cosa denotado por el sustantivo complementario. De acuerdo con los contextos, se distinguen las siguientes orientaciones de sentido:

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A) ‘Situación de anterioridad espacial’, cuando el sustantivo que la complementa denota una noción de lugar: “eso es una cosa que no lo podemos negar, ante los ojos” (LI-2, 7); “el talento que se presenta ante las cámaras es un talento gratuito” (BO-1, 2); deteniéndose ante el hombre, lo interpeló sin hacer caso de su ficción de sueño” (Bárbara, 15). Cuando el término complementario denota persona implicada en el proceso, entonces la preposición que nos ocupa desarrolla más bien el sentido contextual de ‘en presencia de’ que un sentido contextual situativo a secas. Veamos algunos casos: “ella reconocía ante notario (…) que había recibido una cantidad de dinero” (CH-12, 2); “se le debe enseñar lo que es la responsabilidad ante los demás” (CR3, 3). B) ‘Situación de anterioridad nocional’, cuando el sustantivo que la complementa presenta un sentido abstracto: “Ante una amenaza nosotros tenemos que salvar esto” (PR-1, 5); “ante ese pachuquismo que no te respetan nada, vos tenés que tener…” (CR-9, 5); “¿Y cómo responde los alumnos ante el curso?” (LI4, 7); “ante un problema o un teorema me encantaba buscar una solución diferente” (LI,8, 5); “ante una insolencia que le oí una vez a un niño, ella enrostró” (LI-12, 2); “nos podríamos encontrar ante una tragedia” (CA-5, 1); “Tiene un sentido perfecto de la responsabilidad ante su vida” (CA-13, 5); “pueden dejar a los hijos tan desamparados ante esa ofensiva de pornografía” (BO-13, 1). En algunos de estos casos, no es infrecuente que ante desarrolle un matiz contextual ‘causal’: “se sintió apabullado ante este monumento” (LI-12, 2); “fuimos cediendo un poco ante la firmeza de los brasileños” (BO-5, 3); “uno se siente realmente como anonadado ante un título de esos” (BO11, 4). Hasta tal punto esto es así, que esta forma preposicional alterna en estos contextos con la preposición por (se sintió apabullado ante ese monumento/ se sintió apabullado por ese monumento), sin aparentes alteraciones denotativas, pero con sustanciales diferencias en la forma de expresar la relación sintáctica indirecta entre regente y régimen: mientras que ante presenta el régimen como punto de referencia de la situación en que se encuentra el regente, por la presenta como ‘tránsito’. De ahí que el matiz de ‘causalidad’ sea más patente en ésta que en aquélla.

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3.5.8. Campo de usos de la preposición ‘tras’ La significación invariante ‘situación-ubicación-relativa-orientada desde un punto de referencia dispuesto horizontalmente-negativa’ de la preposición tras presenta constante e invariablemente el término (sustantivo, adjetivo o verbo) que la rige en una posición de posterioridad respecto de la persona, animal o cosa denotado por el sustantivo que la complementa. Ha desarrollado dos grandes orientaciones de sentido en la realidad concreta del hablar: A) ‘Situación de posterioridad espacial’, cuando el sustantivo que la complementa denota una noción de lugar: “tras el Santísimo van los santos” (POO5); “Fui tras él tratando de emparejarme a su paso” (Páramo, 67); “Yo entré rápido, tras de mi padre” (Ríos, 21); “Sabía que tras los muros de los palacios de los incas vivían avaros” (ídem, 22); “Gritaron las mujeres que salían tras de las mulas” (ídem, 106); “Antero se quedó en el patio, escondido tras los tabiques de madera” (ídem, 135). Cuando régimen y regente aluden a ejemplares de la misma clase denotativa, entonces la significación invariante ‘situación-ubicación-relativa-orientada desde un punto de referencia dispuesto horizontalmente-negativa’ de tras desarrolla un matiz contextual de ‘sucesión en el espacio’: “hay como veinte grupos de mujeres, y canta uno tras del otro” (LI-13, 3); “es fantástico ver número tras número cómo se vende en la calle” (BO-4, 2); “Descascaró una naranja y me la dio de comer, gajo tras gajo” (Ríos, 110); “le entregó coyuntura tras coyuntura” (Páramo, 16); “vio cómo se le morían unos tras otros sus animales” (Llano, 88) . Como en el caso de sobre de combinaciones del tipo billete sobre billete, nuestra preposición puede conmutar en algunos de estos casos con la preposición a (v. gr., me la dio de comer gajo tras gajo/ me la dio de comer gajo a gajo), alterándose radicalmente la forma de expresar la relación sintáctica indirecta entre regente y régimen: tras presenta el régimen como ‘punto de referencia de una relación de posterioridad’; a, como ‘término final absoluto de un movimiento de aproximación’. De ahí que mientras que en aquélla hay orientación de los elementos de la serie, en ésta no. B) ‘Situación de posterioridad temporal’, cuando el régimen preposicional (sustantivo o verbo en infinitivo) denota una cir-

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cunstancia de tiempo. En este caso, lo normal es que nuestra preposición aparezca complementada por un sintagma preposicional introducido por de: “entonando, tras un ruidoso respiro de alivio, alguna intencionada copla” (Bárbara, 9); “Esta mañana tuve un serio disgusto —había dicho el señor Caviedes tras de engullir un bocado” (Boji, 44, cit. por Kany, Sintaxis, 403); “Tras de entrar nuevamente en aquella casona a despedirme del padre Fernando, me lancé adonde los vientos me llevan” (Ferretis, Quijote, 188, cit. por ídem). Como en el apartado anterior, cuando regente y régimen denotan ejemplares de la misma clase temporal, entonces desarrolla tras el matiz contextual de ‘sucesión en el tiempo’: “este problema posiblemente se continúe repitiendo año tras año” (CA5, 1). Algunos autores, como Kany, por ejemplo, piensan que en la combinación tras de-infinitivo equivale a tras-infinitivo, y que la preposición de que aparece aquí se ha introducido inadecuadamente, por influencia del de de la combinación temporal o espacial tras de-sustantivo41. En realidad, no hay tal sinonimia: tras viajar tres días y tras de viajar tres días son construcciones parcialmente distintas: mientras que en la primera el complemento del punto de referencia del esquema semántico de la preposición es directo, en la segunda es indirecto, concretamente, de origen. Por ello, la distancia que media entre tras y el sustantivo régimen es mayor en ésta que en aquélla. 3.5.9. Campo de usos de la preposición ‘según’ La significación invariante ‘sentido-externo-subordinado’ del complemento morfológico externo de la preposición según presenta constante e invariablemente la significación del elemento que la rige en una relación de movimiento en pos del sentido de la persona, animal o cosa denotado por el elemento que la complementa, que puede ser tanto un sustantivo como una oración. Se usa principalmente en dos sentidos distintos: 41 “En muchas regiones se halla tras de seguido por un infinitivo con el valor temporal de ‘después de’. Normalmente tras de así empleado no es temporal, sino que expresa modo, con el significado de además, fuera de. Se trata simplemente de una confusión con tras (de), que, usado con sustantivos, tiene el significado espacial o temporal de después de”. Sintaxis hispanoamericana, p. 403.

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A) ‘Subordinación de posterioridad nocional’, cuando el término que la complementa es un sustantivo. En este caso, hay que distinguir dos subvariantes distintas: a) ‘De acuerdo con el parecer de’, cuando se combina con sustantivos denotativos de persona, criterios, opiniones, etc.: “tenía unas rodillas preciosas según decía mi abuelo” (CA-10, 3); “según ella está vieja para hacer deporte ya” (BA-3, 1); “no tiene que sacrificarse según su concepto a la vida del hogar” (BO-13, 1); “ahora la policía según me enteré está encarando una” (P-25); “van allá según la creencia de cada cual” (BoOO1); “Tú nos quieres decir que dejemos Luvina porque, según tú, ya estuvo bueno de aguantar hambres sin necesidad” (Llano, 105). b) ‘En función de’, cuando se combina con sustantivos denotativos de circunstancia, fenómeno, materia, etc.: “el médico sabrá según la dosis que me receta” (LI-3, 2); “va como tomando distintas tonalidades, distintos coloridos, según las horas del día” (CH-10, 5); “¿Cómo se contrata y qué nombre reciben según los distintos empleos?” (BA-14, 6); “-¿venden eso o es para comerlo? —Bueno, según el producto” (POO8); “Y según el tiempo, su vuelo es distinto” (Ríos, 30); “Romero se agachaba, o levantaba la cabeza, según el compás” (ídem, 139); “Sigún; en este mundo todo tiene sus asigunes” (Presidente, 29); “Sube o baja según se va o se viene” (Páramo, 65); “Parece, según se ve, que andan recorriendo la tierra” (ídem, 177); “Según eso, yo soy tu hijo” (Llano, 87); “la cosa ya va para viejo y según eso debería estar olvidada” (ídem, 89). B) ‘Subordinación de posterioridad temporal’, cuando el elemento que la complementa es una oración: v. gr., se comía las papas según salían del fuego. Popularmente, aparece con frecuencia acompañada de la preposición a: «Soy la liebre o soy el galgo/ asigún los tiempos andan» (Fierro, 145). Digamos que lo que ocurre aquí es que a presenta el sintagma introducido por la preposición según en una relación de ‘punto final absoluto de un movimiento de aproximación’, con un matiz de ‘modalidad’. No hay, por tanto, ninguna razón semántica para negar legitimidad gramatical a la combinación, como hace, por ejemplo, Cuervo en el párrafo que sigue: «albarda sobre albarda es el a según que usa el vulgo, juntando con según, que por sí solo expresa conformidad, el a de a

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medida, a proporción, a lo que dicen»42. Donde mejor se ve el indiscutible papel semántico que juega a en estas combinaciones es en usos como Mejillones… a según (es decir, a según el precio de mercado, el tamaño, etc.) que se ven en listas de precios de algunos bares populares de Canarias, por lo menos. 3.5.10. Campo de usos de la preposición ‘por’ La significación invariante ‘sentido-interno’ del complemento morfológico externo e la preposición por presenta constante e invariablemente el elemento (sustantivo, adjetivo o verbo) que la rige en una relación de tránsito a través de la persona, animal o cosa denotada por el sustantivo que la complementa. Según la noción aportada por este constituyente sintáctico, presenta tres grandes orientaciones de sentido en la realidad concreta el hablar: A) ‘Tránsito espacial’, cuando el sustantivo que lo complementa denota una noción de lugar. En este caso, nuestra preposición suele aparecer en las siguientes distribuciones: a) Regida por verbos o expresiones de movimiento de paso, como andar, atravesar, correr, transitar, viajar, pasar, etc.: “eran muy pocos los automóviles que pasaban por un barrio como el nuestro” (BO-9, 4); “estábamos transitando por debajo de ese gran edificio” (BO-12, 1); “trato de ir siempre a mi trabajo por distintos lugares” (BA-6, 3); “eran unos animales muy listos, que corrían por las ramas de los árboles” (BA-11, 2); “le estaba pasando un huracán por encima” (CA-5, 5); “Voy a tener que hacer ese viaje por el sur alguna vez” (CA-6, 8); “Entonces íbamos a cruzar por el río” (CR-5, 6); “La tarjeta pasa por una pantalla” (LI-5, 1); “No le gusta que yo pase por El Prado” (LP-3, 1); “Debe andar vagando por la tierra como tantas otras; buscando vivos que recen por ella” (Páramo, 135); “ya han hecho giras por toda Suramérica” (VEOO2); “el paseo de la virgen por el mar” (VEOO4). A veces, el espacio por el que discurre el movimiento de por es más un ente abstracto que un ente concreto: “la municipalidad está atravesando por graves

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Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, p. 283.

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problemas” (P-16); “no le había pasado a uno por la mente que fuera así” (BO-3, 3); “hay muchos que ni siquiera han pasado por bachillerato” (BO-7, 2); “Luego paso por Rubén Darío que fue el verdadero padre de la modernidad” (BO-8, 2); “ha pasado por una época traumática de la muerte de su hijita” (LP-9, 9); “la música no pasa por el intelecto” (CA-12, 4); “lo demás tendría que correr por mi cuenta” (ME-3, 1). En el caso concreto del verbo pasar, es frecuente que el complemento desarrolle un matiz contextual de ‘tránsito intermedio’: “pasan por tu casa a buscarte” (BA-3, 2); “en todos los viajes que hago a Europa, paso por Roma” (CA-3, 5). b) Regida por verbos o expresiones de movimiento que implican penetración en un ámbito o salida de él, como entrar, introducir, salir, contagiar, filtrarse, inocular, etc., entonces el ‘tránsito’ de por se entiende como ‘vía’ : “cruza el Atlántico y entra al continente americano por las bocas del Orinoco” (BO-6, 1); “Me parecía entrar por la puerta de atrás” (BO-10, 3); “hemos tenido que salir corriendo por las diferentes puertas” (CA-4, 6); “estaban entrando por las canchas de baloncesto” (PR-1, 6); “uno no cabía por el vidrio que estaba a medio abrir” (CR-5, 6); “se trataba en que Chile cediese un corredor de tierra por el cual Bolivia podría salir al Pacífico” (LP-1, 5); “aparte de exportar en vapores, se exporta también por tierra” (BA-7, 4); “se contagia por vía intravenosa” (P-19); “hasta entrar a España por los Alpes” (CHO12); “había una flor amarilla que alcanzaba el sol que se filtraba por el techo” (Ríos, 137). c) Regida por verbos o expresiones denotativos de la idea de actuar sobre cierta parte o lugar, como cortar, agarrar, colgar, asir, etc.: “este tipo de necedades deben ser cortadas por la base” (LI9, 7); “si a ti te agarran por el cuello, pues, te vas a sentir mal” (CA9, 8); “una mano alargada en la penumbra va a cogerme por el cuello” (Presidente, 205). d) Regida por verbos o expresiones denotativas de la idea de principio o fin, como empezar, finalizar, terminar, acabar, comenzar, etc., el ‘tránsito’ de por se entiende como ‘puerta de entrada o de salida, según los casos, en el proceso’: “uno no sabe ni por dónde empezar” (CA-2, 7); “tiene que buscar por dónde empezar” (CA7, 2); “y aquella voz de uno solo/ que empieza por un gruñido” (Fierro, 209). Cuando el complemento preposicional es un infinitivo, el verbo regente se entiende como matizador aspectual incoativo o finitivo (según los casos), de la acción denotada por aquél:

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“llega un momento que me terminan por aburrirme” (BA-1, 7); “Y acabamos por ser unos grupitos tan ralos que ya nadie nos tenía miedo” (Llano, 73). e) Regida por verbos o expresiones que aluden a ejemplares de una misma clase denotativa, entonces la significación invariante ‘sentido-interno’ de por se entiende en el sentido de que se recorre la totalidad de los lugares mencionados’: “yendo departamento por departamento y hablando yo con los jueces letrados” (CH-12, 5);“No se les veía una por una o árbol por árbol” (Ríos, 123); “nos contempló a todos uno por uno” (ídem, 135). Muy frecuentemente, más que un espacio físico, regente y régimen denotan espacio abstracto: “son muchas veces trabajos que hay que meditarlos palabra por palabra” (BA-5, 6); “transcribo la respuesta palabra por palabra” (BA-12, 1). f ) Regida por verbos o expresiones denotativos de situación, desarrolla la mencionada significación invariante de nuestra preposición un matiz contextual de ‘localización un tanto indeterminada’, como se aprecia en los ejemplos que siguen: “he estado hasta Cali, hacia el sur, por el este” (CA-6, 8); “Quedaba, si mal no recuerdo, por la esquina de la Pelota” (CA-13, 1); “me asusto que me vaya a enfermar por ahí” (CA-14, 4); “me buscaban ahí por el pliegue de alguna cortina” (ME-4, 8); “son muy pocos los que van a trabajar por fuera” (BO-2, 2); “Oigo por unas partes que está pesimista la anapo” (BO-2, 5); “Después viene el desarrollo por la zona de la calle cuarenta” (BO-12, 1); “la perspectiva de ir a vender termómetros por la calle” (BA-4, 5); “fabricamos (…) en la urbanización San José, por donde está la clínica Juliá” (PR-14, 3); “esos caminos por ahí que son muy angostos” (POO8); “ella viene de las montañas, por ahí por Transilvania” (El beso, 11); “Recuerdo que vivíamos por El Cielito con mi nana” (Presidente, 173). g) En estas mismas distribuciones, cuando el complemento preposicional denota una noción cuantitativa, entonces lo que se percibe es un matiz contextual de ‘aproximación’: “La acción anda por setenta y pico” (PR- 5, 4); “anda por alrededor de sesenta” (PR-5, 5). B) ‘Tránsito nocional’, cuando el elemento que desempeña la función de complemento preposicional se entiende como objeto, fenómeno, persona, concepto, etc., no como lugar o tiempo. Es

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variante semántica general que presenta las dos orientaciones de sentido siguientes en la realidad concreta del hablar: a) ‘Tránsito nocional finitivo’, cuando el regente se sitúa en la parte final de la extensión del régimen, de tal manera que parece que este le precede. De ahí que, por lo general, el por de estos contextos pueda alternar con la preposición de, alterando radicalmente la forma semántica de expresar la relación sintáctica indirecta entre el regente y el régimen. En este caso, hay que distinguir, a su vez, varios sentidos lógico-denotativos, según las nociones contenidas en los elementos del entorno: 1. ‘Canal o vía de contacto’, cuando el verbo o la expresión regente denota la idea de transmisión o comunicación, y el elemento régimen la idea de medio de comunicación: “diseñar un curso para emitir por radio no es cualquier cosa” (BO-1, 4); “llamó por teléfono a un señor alemán” (BA-3, 2); “describen lo que ven, no lo que pueden percibir por los otros sentidos” (BA-9, 8); “alguna cosa que haya venido por tren” (BA-14, 5); “Sí recuerdo unas especies de concursos de demagogia que transmitía por radio” (CA6, 3); “yo le oí por radio todas las instrucciones hasta que se le desapareció de la pantalla al operador de radar” (CA-6, 4); “para ir a visitar a su amigo por carta Ernesto Cardenal” (CA-11, 4); “escuché una entrevista que le hicieron por radio” (CH-9, 3); “les ha dado el pésame por teléfono” (ME-14, 1); “me dijo que si quería dictar clases de historia por televisión” (LI-8, 6). 2. ‘Instrumento’, cuando el verbo o la expresión regente denota acción resultativa y el régimen objeto manipulable: “los barcos mercantes ingleses eran hundidos por lanchas” (CA-1, 2); “nosotros nos enteramos por el periódico de esto” (CA-4, 5); “Lo único que conocí por automóvil de todo eso fueron los Andes” (CA-6, 7); “es el interés por conocer cuáles son los mecanismos por los cuales funcionan las cosas” (CH-2, 1); “no hay mejor reforma agraria que la que se efectúa por ley natural” (BA-14, 1); “por referencias de algunas personas, por libros tenía uno alguna idea de cómo podía ser” (BO-3, 3); “Es de esperar que logremos una solución satisfactoria, bien, por uno de los medios pacíficos que escojamos para ese efecto” (BO-5, 3); “lo produce el propio hospital por medio de las tarifas que cobra” (BO-7, 5). También puede ocurrir que el complemento de la preposición sea un sustantivo denotativo de persona, como se aprecia en el siguiente ejemplo: “Más tarde supe

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por ella,/ de manera positiva,/ que dentró una comitiva” (Fierro, 230-231). En aquellas combinaciones en que el regente denota la idea de ‘entregar o dar algo’ y el régimen la idea de cosa que se proporciona a cambio, la significación invariante ‘tránsito’ de por desarrolla también un matiz contextual ‘instrumental’, o, cuando menos, de ‘medio a través del cual se consigue algo’. Es sentido que presenta las siguientes distribuciones más habituales: • Con verbos o expresiones de transacciones comerciales, prestaciones de servicios, etc., como comprar, vender, adquirir, alquilar, conseguir, pagar, obtener, etc.: “que se pague cuarenta y dos millones de pesos, sesenta millones de pesos por un caballo de carrera, ya no me parece tan noble” (BA-7, 1); “Duré mes y medio en el trabajo por diez mil colones” (CR-10, 10); “Había otro señor que pleiteaba por una suma insignificante” (LP-13, 3); “Yo creo que era por treinta dólares tres días” (PR-3, 9); “nos cobraba por esto veinte centavos” (LI-1, 4); “pagan cinco pesos por boleto” (ME-4, 1); “¡Qué daríamos ahorita por un fósforo!” (ME-13, 4); “estoy pagando por mi auto” (P-25). De este contexto, se pasa con facilidad a aquellos otros donde regente y régimen denotan una noción cuantitativa, con lo que la relación de ‘tránsito’ de la preposición por desarrolla un matiz ‘distributivo’: “da un pedazo de campo a sembrar, lo que se llama al tanto por ciento” (BA-14, 3); “se produce una devaluación, la última, el treinta por ciento de la moneda” (BA-7, 3); “en la televisión se produce un promedio de quince minutos por hora de grabación” (BO-1, 5); “hay un noventa y dos por ciento que están al margen casi por completo” (BO-2, 2); “El político debe mentir veinticinco por ciento” (BO-6, 4); “Era cuando los huevos eran a cinco por cinco” (CR-11, 2); “téngase en cuenta que hay trescientos sesenta yenes por dólar” (PR-5, 2); “Veinticinco mil dólares por cada uno” (PR-12, 3); “Estoy haciendo dos trabajos por uno” (LP-3, 5); “es una educadora por cada treinta mil habitantes” (PR-13, 6); “hay un presidente por barrio” (P-7, 1); “aquí es uno de los lugares que en Chile en este momento existen más publicaciones por grupos de trabajo” (CH-2, 4); “nosotros tendríamos que tener siete por uno” (CHO26); “Yo le daba sus propinas por cada pasajero que me encaminara a mi casa” (Páramo, 80).

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• Con verbos o expresiones denotativos de cambio, como sustituir, trocar, suplir, cambiar, etc.: “después se le cambió el nombre por el de Veracruz” (BO-11, 1); “le cambiaron el tomate por una papa” (PR-8, 4); “fue una experiencia que no la cambio por nada en el mundo” (PR-13, 1); “hemos cambiado un sistema por otro” (CA-9, 5); “tiene que sacarme esos chamuscos del cuerpo confesándose por mí” (Llano, 9-10); “se lo quitan y lo venden/ o lo cambian por un potro” (Fierro, 232). 3. ‘Causa’, cuando el régimen denota fenómeno no controlado, que actúa como móvil de la acción denotada por el elemento regente: “El tipo bailaba durante tres días y moría bailando por el peso de la máscara” (LP-5, 5); “Le han dado el premio por su hombría” (LP-11, 8); “Desacreditado tanto por sus violencias, sus abusos, como por sus latrocinios” (LP-12, 3); “por osados, por liberales, muchas veces comenten errores” (CA-3, 2); “Eso significa que no se ha hecho ningún estudio, que se critica por criticar” (CA-3, 4); “soy ahorita el presidente por muerte del presidente que teníamos” (CA-6, 5); “creo, pues, que por varias razones, la prueba era útil” (CA-9, 1); “te pido perdón humildemente por el tiempo que te he hecho perder” (CA-10, 1); “está sucediendo por la falta de sentimiento” (CA-12, 5); “desprendemos energía, precisamente por reacciones químicas” (ME-2, 10); “también había niños que los llevaban por rebeldes” (ME-8, 6); “El Chango Castañeda le llamábamos, y le llamaban todos, por feo” (ME-11, 1); “La reconocimos por la vestimenta” (BA-3, 4); “Intoxicada por la infección que tenía ella en su útero” (BA-12, 3); “ahora se juega por amor a la plata” (CR-2, 6); “está bastante restringido por falta de fondos” (CH-11, 1); “hay bastantes casos de muerte por aborto” (P-16); “esa es una de las razones por las cuales nosotros vivimos retirados de Bogotá” (BO-9, 4); “impresiona no sólo por su arquitectura, sino por su tradición religiosa” (BO-10, 4); “es preparación de un material que fue casi totalmente destruido por el fuego” (BO-14, 2); “No puede matricularme como alumna regular, simplemente por miedo” (BO-14, 5); “ahí también tuvimos problemas por las lluvias” (VEO13); “Pero no lo dejaban manejar por cojo que era” (Atahualpa, 61). Este mismo sentido presenta la preposición por cuando aparece combinada con el signo que en la combinación porque: “Como te digo es difícil porque lleva tres tipos de Kas”

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(LP-4, 9); “La tunta es una papa que no se puede comer porque es salvaje” (LP-8, 7); “sale de lo más guapo (…), porque le gustaba mucho vestirse bien” (ME-14, 2); “Hoy justamente estoy muy amargado porque termino de escuchar el partido” (BA-1, 7); “invitábamos gente y hacíamos escándalo porque nos quedábamos dueños absolutos de la pensión” (MA-11, 6); “mis experiencias como sacerdote son muchas, porque yo he trabajado en diversos campos” (BO-11, 1). Cuando el elemento regente denota una acción que contradice la causa denotada por el régimen preposicional (constituido, generalmente, por un elemento cuantitativo complementado por una oración de relativo con verbo en subjuntivo), entonces nuestra preposición desarrolla un matiz ‘concesivo’: “pienso que una persona, por más insensible que sea al arte se va sensibilizando” (BO-3, 3); “en una conversación donde hubiera un grupo de gente, por numerosa que sea, si entre ellos hay un porteño, inmediatamente me doy cuenta quién es el porteño” (BA-2, 1); “Yo sé bien que no me lleno por más que coma todo lo que me den” (Llano, 8); “No hay que darla por perdida/ por dura que sea la suerte” (Fierro, 209); “Pero por más que uno sufra/ un rigor que lo atormenta,/ no debe bajar la frente” (ídem, 211). 4. ‘Agentividad’, cuando el sustantivo complementario denota persona o ente animado y el elemento regente presenta generalmente sentido pasivo: “el programa de música está siendo llevado por Luis Antonio Escobar” (BO-1, 1); “el artículo que yo les comentaba antes de sicología, es escrito por un sicólogo sociólogo” (BO-4, 3-4); “esos dos proyectos de tratado no fueron aprobados por el Congreso colombiano” (BO-5, 2); “yo tengo el nombramiento firmado por su santidad Juan Veintitrés” (BO-11, 4); “se están dictando cursos por profesoras especializadas” (BO-12, 4); “es el miedo a ser cosificado por el otro” (BA-12, 5); “eran pautas que eran requeridas por la sociedad” (CA-1, 6); “nos estamos dejando como absorber por la gente del interior” (CA-8, 5); “la suegra de mi hermana muy querida por mí” (CHOO6); “De usted vine a saber por el arriero que me trajo hasta aquí” (Páramo, 80). 5. ‘Modalidad’, cuando el término complementario de la preposición denota una noción de cualidad, forma, orden, etc.: “La reforma de don Mauro trajo las escuelas graduadas, es decir, divididas por grados” (CR- 13, 3); “quiso hacer una revolución o cosa por el estilo” (BA-11, 5); “Se usaba por tradición acá en el país”

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(BA-14, 8); “Y por lotes enteros los mandan a botar cuando no sirven” (CR-10, 8); “usted me dijo que había sido por unanimidad del jurado” (BO-8, 4); “lo va a hacer por lo alto” (BO-8, 6); “hoy no existen las solteronas, por fortuna” (BO-13, 2); “comienzan a reunirse por cuadras” (LI-1, 4). Destacan en este apartado aquellas combinaciones en que el régimen de la preposición es un adjetivo calificativo y el regente un verbo del tipo tener, tomar, dar, pasar, etc.: “Juan Primito pasaba por bellaco, lo tenían por tonto de remate” (Bárbara, 1309; “siempre me tuve por güeno” (Fierro, 113); “el que se tiene por hombre/ donde quiera hace pata ancha” (ídem); “y sin embargo la gente/ lo tiene por un bandido” (ídem, 114); “yo paso por gaucho malo/ y usté anda del mismo modo” (ídem, 185); “Todo depende de qué entendés por incorrecto” (Tregua, 102). b) ‘Tránsito nocional initivo’, cuando el regente se sitúa en la parte inicial de la extensión del régimen, de tal manera que parece que éste no se ha alcanzado todavía. De ahí que, en ciertos casos, el por que nos ocupa pueda alternar con algunas de las preposiciones de ‘sentido de aproximación’, como a y para. Es sentido que encontramos principalmente en las siguientes distribuciones: 1. Regida por verbos o expresiones de movimiento, como ir, venir, mandar, llegar, salir, etc., desarrolla el matiz contextual ‘en busca de’: “vinieron por mí y fue a Suiza y fui a Alemania y fui a Francia” (BO-14, 6); “Después de mandar por mi ropa” (Presidente, 68); “Vinieron por ella y se la llevaron envuelta en una sábana” (ídem, 172); “al llegar al infierno regresan por su cobija” (Páramo, 68); ); “Iban cada rato por agua al río” (Llano, 34). “y ahora habían ido por él cuando no esperaba ya a nadie” (ídem, 90); “viene por un corderito/ y en la estaca deja el cuero” (Fierro, 170). 2. Regida por verbos denotativos de la idea de hacer un esfuerzo con la finalidad de conseguir alguna cosa, como luchar, disputar, combatir, dar la vida, etc., la significación relacional ‘tránsito’ de por se suele entender en el sentido de ‘en favor de’: “no había luchado por él” (BA-14, 9); “se disputaban por servirme” (LP-13, 3); “yo no sé qué hacía un antepasado mío luchado por los militares” (LI-6, 8); “ha entregado todo por sus hijos” (CH-3, 4); “están haciendo cola ahí por las recetas” (CR-10, 9); “Hay gente que da la vida por la caja” (ídem); “han peleado los maestros por los salarios” (CR-14, 13); “inician una lucha por ajustes salariales” (P-19);

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“La droga es producto de esta evasión (…), de esa necesidad de zafarse por ver todo irreal” (CA-1, 6); “Se llega (…) con un ánimo y un deseo especial de trabajar por solucionar todos los problemas” (BO-3, 1); “luché mucho por una casa” (CHO11); “el llanero no ha hecho nada por mejorar la industria” (Bárbara, 189); “una mirada angustiosa pugnaba por no extinguirse” (Ríos, 99); “afanábase por recoger las basuras de un rincón” (Hijos del viento, 11); “Y aunque no tenemos ahorita ninguna bandera por que pelear “Ocúpate de ir allí y ver qué cosas hacen por mí” (ídem, 88); “pues debe creerse al testigo/ si no pagan por mentir” (Fierro, 200). 3. Regida por verbos denotativos de la idea de hacer tiempo para realizar alguna cosa, como esperar, aguardar, etc.: “los viejos aguardan por ellos y por el día de la muerte” (Llano, 104). 4. También se entiende en un sentido más o menos parecido cuando aparece regida por verbos o expresiones denotativas de la idea de propensión o inclinación, como decidirse, optar, mostrar preferencia, tener vocación, inclinarse, etc.: “yo me inclino más por la fórmula del que ha sacado mayor número de votos” (LP-2, 1); “promoviendo el entusiasmo por ese trabajo” (ME-11, 5); “¿Por eso te resulta difícil decidirte por una especialidad?” (CH-1, ); “me he decidido por buscar trabajo en algo” (CH-2, 1); “opté por trabajar desde entonces” (CR-2, 5); “él tenía gran inclinación por las ciencias” (CR-13, 3); “existe alguna inclinación por la música, la pintura, la escultura” (BO-3, 2); “las preferencias de las monjas por mí ya se acabaron” (BO-9, 1); “al final opté por el empleo” (BA10, 4); “tenía una verdadera vocación por las manifestaciones de arte” (CA-11, 3); “Tengo una preferencia determinada por la calle Santa Fe” (BA-6, 3); “rogué por el alma bendita/ del que antes fue mi tutor” (Fierro, 282); “que todo andaría muy mal/ si pretendía cada cual/ votar por su candidato” (ídem, 304). 5. Regida por verbos o expresiones denotativas de la idea de mostrar interés, empeño, preocupación, etc., por alguna cosa, como preocuparse, interesarse, preguntar, desesperarse, apasionarse, sentir veneración, interceder, sentir respeto, descuidarse, etc., adquiere la significación invariante de por el sentido contextual de ‘orientación del afecto, el sentimiento, la curiosidad, etc.’: “es muy distinto a la veneración por uno mismo” (CA-8, 7); “tenía una gran pasión por las letras” (CA-11, 1); “una voracidad por surgir, por solamente tener dinero” (CA-11, 3); “empecé a tener afición por el golf ” (CA-13, 3); “el gobierno debe interesarse más por los niños” (P-13);

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“no tenía ninguna pena por la tía” (LI-13, 1); “porque me preocupo por vos te maltrato” (P-16); “empecé a despertar un poco la inquietud por todo el problema social de Chile” (CH-4, 1); “tenía yo un interés particular por los problemas del oído” (M-11, 1); “tú te desesperas por hacer algo” (LP, 8, 2); “Respeto por todo lo que ellos han hecho por nosotros” (CR-6, 4); “La educación y la salud se descuidan por atender otros frentes” (BO-7, 2); “cobre más estimación por los sacerdotes” (BO-11, 3); “al fin y al cabo algo hay que sentir por esos seres” (BO-13, 3); “no soy un tipo apasionado por el fútbol” (BA-1, 8); “tuve miedo por la vida de mi mujer” (BA-6, 4); “siempre he sentido un profundo afecto por la tierra y por los animales” (PR-12, 1); “a medida que pasa el tiempo más me preocupo por los casos” (PR-12, 2); “Un profundo rencor por el hombre había reemplazado al rencor implacable” (Bárbara, 36); “preguntan por ella y parece que sigue grave” (Presidente, 172); “cuando no era más que ministro tuvo pasión por ella” (ídem, 173). En ocasiones, el verbo preguntar se construye con complemento directo, y no con la preposición por, tal como había señalado Cuervo: “Usamos con acusativo de persona el verbo preguntar, cuando el que le corresponde es de cosa (preguntar las noticias); y decimos: ‘Salga, que ahí lo preguntan’, en lugar de ‘preguntan por usted’; acomodando el verbo a la construcción de buscar, llamar”43. Quizá haya que relacionar con este sentido las construcciones del tipo darpor infinitivo que vemos en textos como los siguientes: “ya le ha dado por llamarla la Peña” (CA-14, 6); “A veces me da por salir” (BA-1, 7); “acabarán por saber quién soy y les dará por afusilarme a mí también” (Llano, 87). 6. Regida por verbos denotativos de situación, como estar, quedar, dejar, etc., y un régimen infinitivo, desarrolla el significado relacional ‘tránsito’ de por el sentido contextual de ‘pendiente de’: “ve las marmitas que le parece que está por cocinarse en ese momento” (BA-13, 5); “como eso se está por derrumbar, han hecho una especie de armazón” (BA-13, 6); “quedaba una prueba por correrse” (ME-1, 2); “somos un pueblo joven, un pueblo que tiene todo por hacer” (BO, 3, 3); “una decisión que está por verse” (CHOO6); “Ahora está por salir el sol y la niebla se levanta” (Llano, 48); “Estás ya por parir y todavía te encariñas con este grandullón” (ídem, 50). 43

Op. cit., p. 308.

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C) ‘Tránsito temporal’, cuando el régimen preposicional denota circunstancia de tiempo. Según la naturaleza semántica del régimen, pueden distinguirse los sentidos más específicos siguientes: a) Cuando aparece complementada por sustantivos designativos de parte del día, mes, año, estación, etc., generalmente desarrolla el sentido contextual de ‘ situado en cualquier momento del segmento temporal denotado’: “yo la carrera la hice sin hacer demasiados esfuerzos, por la tarde” (BA-1, 6); “Nosotros no teníamos estudio sino por la mañana” (BO-12, 2); “por la mañana existía el estudio de restauración de documentos” (BO-14, 6). A veces este sentido contextual de ‘situado en cualquier momento de la extensión del régimen’ aparece acompañado de un matiz indefinido, como el por de contextos del tipo vive por el bosque, analizados más arriba: “Esto pasó hace treinta y cinco años, por marzo” (Llano, 89). b) Cuando aparece complementada por sustantivos temporales cuantificados, suele desarrollar la relación de ‘tránsito’ de por el sentido contextual de ‘durante’ o ‘a lo largo de’: “vinimos a continuar por un largo periodo de tiempo” (BO-5, 1); “en el tercer año tomábamos ya por un mes los cursos” (CH-14, 5); “quería que le firmáramos una orden permanente por un año” (CA-4, 1); “cuando ya uno se plantea vivir o instalarse por un tiempo ya la cosa es diferente” (CA-4, 4); “Allí trabajé, por una temporada” (CA-13, 2); “ya los alquilamos por los quince días” (BA-3, 3); “He viajado en varias oportunidades, algunas veces por tiempo largo” (LI-8, 1). c) Cuando el regente contiene una noción cuantitativa, entonces la combinación que nos ocupa se contamina de un matiz ‘distributivo’, tal y como vimos en los apartados espaciales f ) y g): “se prepararon más o menos por una emisión de ochenta días por curso” (BO-1, 1,); “El mejor de los ciclistas te va a desarrollar cien kilómetros por hora” (BO-2, 6); “tengo unas dos o tres horitas por día” (BA-4, 9); “siempre se hace un beneficio por año” (BA-14, 7); “por lo menos una vez por semana cogíamos café” (CR-5, 2); “Yo les estoy dando clases de recuperación tres veces por semana” (CR14, 2); “estoy yendo tres veces por semana” (ME-10, 6); “Él viene por unos dos días cada semana” (LP-9, 4). 3.5.11. Campo de usos de la preposición ‘contra’ La significación invariante ‘sentido-externo-aproximación-polarizado-por el polo positivo del punto de referencia’ del comple-

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mento morfológico externo de la preposición contra presenta constante e invariablemente el elemento que la rige en una posición de enfrentamiento respecto de la persona, animal o cosa denotada por el elemento que la complementa. De acuerdo con los contextos, se distinguen las siguientes variantes semánticas más o menos generales: A) ‘Enfrentamiento espacial’, cuando el régimen preposicional denota lugar. Esta variante semántica de contra aparece principalmente en las siguientes distribuciones: a) Regida por verbos o expresiones de movimiento no modales o de situación, como estar, poner, volver, mirar, orientar, etc.: “Está en el cuarto contra el baúl” (Don Segundo, 83); “Puse mi cara contra el vidrio trasero pa’ que ellos me vieran más tiempo” (Atahualpa, 64). Muy frecuentemente, este sentido de ‘enfrentamiento espacial’ aparece acompañado de un matiz dimensional de ‘al lado de’ o ‘junto a’, puesto que se entiende que entre regente y régimen preposicionales no media distancia: “Estábamos todos los internos agolpados contra el zaguán” (Ríos, 147); “vio la cara de una mujer recostada contra el marco de la puerta” (Páramo, 89); “Tenía detrás de su trapiche, contra un rincón de la bagacera, un cuarto hecho de tabiques” (Jaramillo, 33, cit. por Kany, Sintaxis, 407); “vide una fila de coches/ contra el tiatro de Colón” (Fausto, 262, cit, por ídem). El hecho había sido señalado ya por N. E. Donni de Miranda para Argentina y Chile: “la preposición contra tiene, además del sentido general de oposición, el de ‘junto a’: ‘Caminaba contra la pared’ ”44. En algunos de estos contextos, podría aparecer hacia en lugar de contra (v. gr., poner la cara contra el vidrio/ poner la cara hacia el vidrio), sin aparentes diferencias denotativas, pero con notables diferencias semánticas en la forma de expresar la relación sintáctica indirecta entre el regente y el régimen: contra presenta el regente enfrentado al régimen; hacia, lo presenta simplemente como orientado en la dirección del régimen. b) Regida por verbos o expresiones denotativas de la idea de impeler algo con fuerza, como tirar, arrojar, lanzar, zumbar, botar, etc.: “me tiré contra los ricos de esa época” (LP-11, 7); “y se zumbe contra nosotros” (Gallegos, Bárbara, 76). 44

El español hablado en Rosario, Rosario (Argentina), 1968, p.

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c) Regida por verbos o expresiones denotativas de la idea de movimiento que llega violentamente al límite, como chocar, estrellarse, golpear, rebotar, etc.: “se verían los desechos del avión al chocar contra el volcán de Turrialba” (CR-5, 5); “los cocos golpeaban contra la estructura” (CR-5, 7); “ “Mis pasos rebotando contra las piedras” (Páramo, 122). d) Regida por verbos o expresiones denotativas de hacer fuerza o presión sobre algo, como apretar, restregar, clavar, rascar, raspar, rozar, etc.: “cuyos cabos superiores sujetan contra los duros cojinetes” (Bárbara, 9); “Abrazándome contra su pecho al borde de los grandes maizales” (Ríos, 50); “Se restregaba contra el suelo, retorciéndose” (Páramo, 133); “se rascaba los morros contra la barda” (ídem, 133). En estas dos últimas distribuciones, resultaría extraña la preposición hacia (estrellarse contra el suelo/ *estrellarse hacia el suelo), por el carácter finitivo o terminativo de los verbos mencionados. B) ‘Enfrentamiento nocional’, cuando el régimen preposicional denota objeto, concepto, fenómeno, persona, etc. Según la denotación del regente, contra desarrolla esta variante semántica contextual en las siguientes distribuciones: a) Regida por verbos o expresiones denotativos de movimiento no modales, como ir, volverse, venir, etc.: “Es un hombre, para mí, que le gusta ir contra la corriente” (LP-11, 6); “El respeto en el matrimonio significa no ir contra de los principios morales de la propia esposa” (CR-7, 4); “era tratar de ir no sólo contra los que creían que yo estaba vendiendo otra cosa (…), sino en contra de los propios empresarios” (CA-6, 9); “eso va contra la libertad tuya como trabajadora” (BO-6, 6); “va contra las libertades de los demás” (ídem). b) Regida por verbos o expresiones denotativos de la idea de pugna o lucha, como combatir, rebelarse, luchar, pelear, competir, batirse, etc.: “yo he tratado en varias ocasiones de luchar contra eso” (PR-1, 2); “yo he estado siempre en una rebelión constante contra esos métodos” (ídem); “se iba a medir contra algo que era totalmente inanimado” (CA-1, 2); “Entonces no vale la pena seguir luchando así contra viento y marea” (CA-6, 9); “Tú puedes coger a cuatro ciclistas y darles una bicicleta y ponerlos a competir contra un yet” (BO-2, 6); “Fue un viejo que vino de Inglaterra (…), después de haber participado en las guerras del continente contra Na-

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poleón” (BO-6, 1); “cree que peleando contra los grandes va a crecer en vez de meditar sobre sus problemas” (BO-6, 5); “solo mediante (…) lucha incesante contra la adversidad, logran sobrevivir” (BO-7, 2); “es luchar efectivamente contra el robo de vehículos” (P-25); “luchamos contra esos prejuicios” (LP-13, 9); “se hizo una competencia contra los seleccionados” (ME-1, 3). Cuando el régimen denota rival, entonces, en la mayoría de estos contextos, contra puede alternar con la preposición con: v. gr., luchar contra el enemigo/ luchar con el enemigo. Las diferencias semánticas son , sin embargo, obvias: mientras contra presenta el régimen como ‘objetivo del combate’, con lo presenta como ‘copartícipe del combate’. c) Regida por verbos o expresiones denotativas de lengua o manifestación lingüística, como hablar, cantar, protestar, diatriba, demanda, querella, etc.: “en todas las épocas ha habido sistemas y quienes protestan contra el sistema” (CA-2, 4); “Los recuerdo como si estuviera oyendo (…) una diatriba contra todo el mundo” (CA6, 3); “estoy hablando contra cierto liberalismo” (BO-6, 5); “canta un poco contra la dictadura” (P-19, 1); “ya había empezado la campaña contra el rotc” (PR-1, 1); “afirmando su protesta contra los métodos de la policía” (PR-1, 4); “yo tuve que radicar una demanda contra el gobierno” (PR-12, 3); “protesta contra el decano de aquella época” (LI-6, 7); “le llegan muchos libros franquistas y contra Franco” (CH-9, 5); “escribí todo un prólogo contra la obligación de escribir las tesis” (BA-11, 11); “Alguna vez los misioneros debieron predicar contra él” (Ríos, 73) . d) Regida por verbos o expresiones denotativas de acciones o productos médicos, como medicina, antídoto, vacunar, tratar, etc., y complementada por un nombre denotativo de enfermedad o mal, como tos, diabetes, cáncer, malaria, sífilis, etc.: “cada cuatro meses hay que vacunarlas contra la aftosa” (BA-14, 2). e) En frases correlativas del tipo más (menos)… más (menos) (v. gr., contra más bebe más le gusta), se usa contra para indicar que la cantidad expresada por el elemento regente surge del enfrentamiento dialéctico con la cantidad expresada por el elemento régimen. Como vimos más arriba, en este caso, alterna nuestra preposición con entre y el pronombre relativo cuantitativo cuanto, con las diferencias semánticas señaladas ya. f ) En frases bipolares del tipo “¿Contra qué estudio, si no aprendo?” (Román, I, 410, cit. por Kany, Sintaxis, 408); “Contra nada porfías, porque tendrás que hacerlo” (ídem), recogidas en Chile,

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expresa contra la contrapartida de la acción denotada por el verbo regente, y desarrolla un matiz contextual de ‘a cambio de que’. “Por la idea de ‘a cambio de’ se explica la locución chilena contra nada ‘inútilmente’ (contra ná lloraban)”45. Como es de sobra sabido, la norma académica prefiere en estos casos la preposición para, que expresaría la relación sintáctica indirecta como ‘movimiento de aproximación initivo con determinación del límite’, y no como ‘movimiento de aproximación por el polo positivo del punto de referencia’, que es lo que ocurre en el caso de contra. 3.5.12. Campo de usos de la preposición ‘pro’ La significación invariante ‘sentido-externo-aproximación-polarizado-por el polo negativo del punto de referencia’ del complemento morfológico externo de la preposición pro presenta constante e invariablemente el elemento que la rige orientado en favor del movimiento del elemento que la complementa. Se trata de una preposición de uso tan restringido, que solamente suele encontrarse en contextos nocionales como los siguientes: “el movimiento de estudiantes sigue el enfoque tradicional, o sea, protestas, marchas, mítines, pro reforma” (PR-1, 4); “las oficinas del movimiento pro independencia que quedan cerca de la universidad” (PR-1, 6). 3.5.13. Campo de usos de la preposición ‘hacia’ La significación invariante ‘sentido-externo-aproximación-no polarizado-sin determinación del límite’ del complemento morfológico externo de la preposición hacia presenta el elemento que la rige en una relación de simple orientación en el sentido de la persona, animal o cosa denotada por el término que la complementa. De acuerdo con los valores nocionales de los elementos del contexto, pueden distinguirse las siguientes variantes semánticas de esta preposición: A) ‘Orientación no limitada espacial’, cuando el sustantivo que desempeña la función de complemento preposicional denota lugar. 45

Diccionario crítico-etimológico castellano e hispánico, Madrid, 1980, s. v. contra.

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Es sentido que desarrolla hacia cuando aparece en las siguientes distribuciones: a) Regida por verbos o expresiones de movimiento, como ir, venir, avanzar, extender, salir, caminar, andar, etc.: “Bogotá se extiende cada día más hacia el norte” (BO-9, 5); “tomado de la cintura te iba empujando hacia arriba” (BA-3, 3); “comienza otra vez su declinación hacia el sur” (ME-12, 2); “la savia ha descendido hacia las raíces” (ídem); “ese alumnado se va desplazando hacia otro lugar” (CH-2, 4); “empezamos a recorrer hacia el sur de España” (CH-9, 6); “una vez echaron bombas hacia dentro de las residencias donde yo trabajaba” (CA-4, 6); “avanzó hacia Isidro que esperaba en medio del camino” (Hijos del viento, 128). b) Regida por verbos o expresiones denotativos de la idea de orientación, como girar, orientar, volver, mirar, doblar, etc.: “Entonces una vez que está clavado lo girás hacia el otro lado” (BA3, 4); “le dio un giro a la manivela, rápido hacia la derecha” (CR5, 6); “Miro hacia atrás y yo misma me asombro” (LP-3, 1); “aquí siempre miran hacia el norte” (PR-8, 6). c) Regida por verbos o expresiones denotativos de situación o permanencia, como quedar, haber, estar, permanecer, etc.: “Y luego hacia arriba creo que hay otra, pero la que yo conozco es la del bulevar” (CA-8, 2); “era ya casi de las parroquias… donde una parte de Caracas finalizaba hacia el este” (CA-11, 1); “un tipo de casa que era de ventanas hacia la calle” (CA-13, 1); “Teníamos una extensión bastante grande y especialmente hacia el norte” (LP-1, 5); “No recuerdas hacia qué pueblo o hacia qué ciudad queda?” (LI-3, 5); “de esa línea hacia el oriente aquello eran territorios brasileños” (BO-5, 4); “entonces te queda una pierna hacia delante y otra hacia atrás” (BA-3, 4); “El aire transparente de la altura va tornándose denso hacia el fondo del valle” (Ríos, 27). Como se ve, en muchos de estos casos, la significación invariante de hacia desarrolla un matiz contextual de ‘localización indeterminada’, debido a que el elemento régimen se entiende simplemente como punto de referencia de la orientación. B) ‘Orientación no limitada nocional’, cuando el sustantivo que complementa la preposición se entiende bajo la especie de objeto, fenómeno, persona, concepto, sentimiento, etc. Es variante semántica de hacia que encontramos principalmente en las siguientes distribuciones:

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a) Regida por verbos o expresiones denotativos de movimiento u orientación, como avanzar, dirigir, tender, etc.: “el país está avanzando hacia una mejoría” (BO-7, 1); “una política que vaya dirigida hacia el cambio mismo de la orientación” (BO-7, 3); “entonces nos orientamos ya hacia la vida de la universidad” (BO-12, 1); “se escapan hacia cosas mucho más espirituales” (BO-12, 3); “puede llevar la discusión hacia un campo que no está bien discutido” (CA-9, 2); “fui inclinándome hacia la historia” (LP-1, 2); “No avanza hacia lo social” (LP, 13, 1); “es un paso más hacia la grandeza” (CA-3, 1); “dirigimos la conversación hacia otros” (CA-11, 2); “yo vengo con una vamos a decir tendencia hacia determinadas cosas” (CA-12, 1); “Tratar de avanzar hacia metas comunes” (CR-5, 3); “La humanidad tiende hacia la unidad” (ME-12, 6); “luego se derivó hacia todo un problema de tipo poblacional” (CH-4, 1). b) Regida por verbos o expresiones denotativas de actitud o postura, como responsabilidad, agresión, respeto, fidelidad, etc.: “el respeto yo diría que es la actitud del individuo hacia las obligaciones y derechos que tienen los demás individuos con los que vive” (CR-3, 2); “Y por ahí comienza el respeto hacia los demás” (CR6, 3); “la misma actitud que tienen hacia una parte integral” (PR2, 3-4); “Les inculca a sus alumnos más responsabilidad hacia lo que están haciendo” (BA-5, 5); “adopta una actitud de rebeldía, de agresión hacia la sociedad” (ME-6, 1); “había una falta de respeto hacia la ley” (LP-13, 9); “extremando la tradicional fidelidad de los Sandoval hacia los Luzardos” (Bárbara, 38). c) Regida por sustantivos o expresiones denotativas de sentimiento, como amor, odio, cariño, desprecio, simpatía, aversión, miedo, temor, etc.: “El costarricense tiene un alto sentido de individualismo y amor hacia la libertad personal” (CR-5, 5); “tienen que manifestar el cariño hacia nuestros padres como nosotros lo hacemos” (CR-6, 5); “por un particular cariño hacia el porteño” (BA-2, 1); “pueden ser los sentimientos hacia los padres” (LP-4, 5). En estos contextos, hacia puede conmutar con la preposición por (v. gr., compasión hacia sus hermanos/ compasión por sus hermanos), con radicales diferencias semánticas en la forma de expresar la relación sintáctica indirecta entre regente y régimen: hacia presenta el régimen simplemente como ‘punto de referencia de la orientación del afecto’; por como ‘canal o vía del afecto’. Por el contrario, difícilmente podría aparecer aquí la preposición para (v. gr., amor hacia la li-

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bertad, pero no amor para la libertad), porque el carácter espontáneo del afecto es incompatible con el carácter definido del término de para. C) ‘Orientación con limitación temporal’, cuando el elemento que actúa como complemento denota una circunstancia temporal. Este mismo hecho semántico determina que el hacia que nos ocupa presente siempre un matiz de indeterminación, que la enfrenta radicalmente a la puntualidad de a, como se ha de ver más adelante: “vino a alcanzar el medio millón de habitantes hacia el año 1945”; “hacia el año veintisiete (…) reinicia su vida de militar en el sur” (BO-6, 1). 3.5.14. Campo de usos de la preposición ‘para’ La significación invariante ‘sentido-externo-aproximación-no polarizado-initivo-con determinación del límite’ del complemento morfológico externo de la preposición para presenta constante e invariablemente el elemento que la rige en una relación de orientación que termina en la persona, animal o cosa denotada por el elemento que la complementa. Es forma semántica que ha desarrollado las siguientes orientaciones de sentido en la realidad concreta del hablar: A) ‘Orientación limitada espacial’, cuando el sustantivo complementario se interpreta como lugar. Es sentido que desarrolla nuestra preposición en los contextos siguientes, principalmente: a) Regida por verbos o expresiones denotativas de movimiento como ir, venir, echar, salir, regresar, volver, caminar, etc.: “ya estaba deseando otra vez irme para el lado donde yo vivía” (CA-8, 12); “entonces los manda para un colegio totalmente aparte del resto de la sociedad” (CA-9, 9); “me casé y fuimos para allá” (CA-14, 6); “Dio el examen a la tarde y a la noche se tomó el avión para Bariloche” (BA-3, 1); “a veces lo tenemos que echar un poquito para atrás porque es muy serio” (BO-4, 4); “estaba en la oficina pensando que me tenía que ir para el colegio” (BA-10, 5); “vienen por ahí, se meten para Chacaría” (POO3); “sí regresé para ciudad Bolívar” (VEO12). Por lo general, para puede alternar aquí con la

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preposición hacia (v. gr., tomé el avión para Bariloche/ tomé el avión hacia Bariloche), con las diferencias semánticas consabidas: para presenta el régimen como término del movimiento initivo que implica; hacia simplemente como punto de referencia de la orientación. b) Regida por verbos o expresiones de situación o permanencia, como estar, haber, hacer, tener, etc., desarrolla para un matiz de orientación con límite determinado’: “Quieren que se haga una ventana para un lado” (ME-10, 7); “la casa tenía unos balconcitos para la calle” (ME-13, 2); “Josefa está para el campo (Padrón, cit. por Kany, Sintaxis, 404); “Juan está para la sala” (ídem). También en muchos de estos casos es posible la conmutación con hacia (tenía un balcón para la calle/ tenía un balcón hacia la calle), con las diferencias semánticas consabidas. B) ‘Orientación nocional limitada’, cuando el término complementario de la relación se entiende como objeto, fenómeno, acción, persona, etc. Según las distribuciones, esta variante semántica general de para presenta los siguientes matices contextuales más concretos: a) Complementada por sustantivos denotativos de persona o institución, desarrolla un matiz contextual de ‘beneficiario’. Teniendo en cuenta la naturaleza denotativa del régimen, hay que distinguir las siguientes distribuciones de esta subvariante general de para: 1. Regida por sustantivos denotativos de objetos, actividades, instituciones, como regalo, conferencia, concierto, proyecto, empleado, etc.: “ahorita nos llegarán aviones para el ejército” (BO-6, 7); “Hay conferencias para la comunidad, conferencias para las madres” (BO7, 3); “lo hemos tratado de resolver creando un instituto especializado para niños con retardo mental” (BO-7, 4); “se ofrecían conciertos de fácil acceso para los estudiantes” (BO-12, 2); “empecé a ir a los sanatorios para enfermos mentales” (ME-8, 1); “Tenían ellos un proyecto regional para toda América Latina” (LI-8, 7); “le entregué a Antero el borrador de la carta para Salvinia” (Ríos, 98). En la Sierra Andina, incluso verbos relacionados con la maternidad, como parir, dar a luz, tener un niño, etc., pueden aparecer construidos con la preposición para: “Mi madre era una de las criadas… llegó a tener una hija para uno de los señoritos de la casa” (Rodrigo, 3, cit. por Kany, Sintaxis, 404); “La cholita parió un

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chico para don Gómez” (Benvenuto, 149, cit. por ídem). Concretamente con el verbo tener, la norma académica prefiere, como se sabe, la preposición con (tener un hijo con don Gómez), que expresa la relación, no como ‘destinatario’ o ‘beneficiario’, sino como ‘colaboración’. 2. Regida por sustantivos o adjetivos que denotan afección de personas, animales o cosas, como problema, tragedia, suerte, nocivo, importante, molesto, etc.: “para él es importante sacar buenas notas” (CHOO7); “resulta molesto para la mayoría” (VEOO2); “son nocivos para la salud de los niños” (VEOO4); “sería un problema muy grande para el municipio” (BO-9, 5); “fue una experiencia muy interesante, muy provechosa para mí” (BO-11, 3); “es una tragedia para uno levantarse y darle el asiento a una persona que está enferma” (BO-13, 2); “encuentro uno que para mí tiene un sentido en la vida extraordinariamente y es la franqueza” (BO-13, 5), “¡qué mala suerte para el propietario!” (CA-5, 2); “yo eso lo creo grave para el proceso educativo” (CA-5, 4); “para la pobre mamá debía ser terrible” (BA-11, 6); “¿Qué beneficio trae esto para la familia?” (CR-2, 7). Obviamente, en ninguno de estas dos distribuciones últimas es posible la conmutación de para con hacia (nocivo para la salud de los niños, pero no *nocivo hacia la salud de los niños); sanatorio para enfermos, pero no *sanatorio hacia enfermos), porque el contexto implica la determinación del límite del movimiento. b) Regida por expresiones denotativas de valoración, opinión, etc., como ser bueno, hacer mal, comportarse con mala educación, etc., la significación invariante ‘sentido de aproximación initivo con determinación del límite’ de para se entiende en el sentido de ‘de acuerdo con el parecer o la opinión de la persona denotada por el régimen’: “a lo mejor estamos hablando bien para nosotros” (P-7, 2); “Entonces eso fue para mí sabroso” (BO-9, 1). En algunos de estos contextos, podría aparecer la preposición según (para ella, estaba cansado/ según ella, estaba cansado), que, obviamente, expresa la relación sintáctica indirecta entre regente y régimen de forma totalmente distinta: para la expresa como ‘sentido orientado hacia su término’; según, como ‘sentido subordinado al movimiento de su punto de referencia’. c) Complementado por un infinitivo, sustantivo verbal u oración completiva, suele desarrollar la significación invariante ‘movi-

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miento de aproximación initivo con determinación del límite’ de nuestra preposición un matiz contextual de finalidad: “hemos ido a las concentraciones escolares para explicar los problemas del retardo mental” (BO-7, 4); “cada uno aportó treinta mil pesos para iniciar la obra” (BO-11, 1); “está pendiente de lo que va a hacer el vecino para que no le vaya a echar la broma” (CA-2, 4); “lo que pudimos vender lo vendimos para llevarnos la plata” (CA-4, 2); “el grupo mío presentó el examen para aprobar la educación primaria elemental” (CA-5, 3); “no tener trabajo ni siquiera para comer” (P16); “las jeringas se hervían para desinfectar” (P-19); “un ternero para que vaya al mercado en las mejores condiciones hay que castrarlo” (BA-14, 2); “luego volvimos otra vez a España para embarcarnos a Chile” (CH-9, 6); “muchos guardaron su uniforme el año pasado para usarlo este año” (CR-1, 2); “hay una lucha para no traerlo abajo” (POO2); “Llame a ese muchacho, teniente, y tome para cigarrillos” (Presidente, 178). En ciertos casos, el para que nos ocupa puede alternar con la preposición por (se lucha para no traerlo abajo/ se lucha por no traerlo abajo), que, en todo caso, expresa la relación sintáctica indirecta entre regente y régimen de forma sustancialmente distinta: la significación invariante ‘sentido de aproximación initivo con determinación del límite’ de para presenta el término como objetivo mediato; la significación invariante ‘tránsito’ de por, como objetivo inmediato. Esta subvariante semántica de para aparece muy frecuentemente en las siguientes distribuciones: 1. Regida por verbos o expresiones que denotan la idea de aptitud, capacidad, instrucción, como preparar, capacitar, ser apto, tener facilidad, servir, bastar, instruir, tener condiciones, ser suficiente, etc.: “quedé imposibilitado para seguir trabajando como chofer” (CHO10); “no sé si estamos capacitados para ser presidenta de la república” (CHO13); “están adiestrados para conseguir una serie de cosas” (PR-9, 2); “va un ejército formado para resistir” (BO-6, 1); “apenas tienen capacidad física para mover tierra” (BO-9, 5); “Las muchachas de hoy están preparadas para todo lo imaginable” (BO-13, 5); “Esos son los hombres que pueden servir para mejorar el mundo” (BO-13, 4); “falta una semana para decidir” (LP-2, 2); “En esos países no se dan condiciones físicas para criar ganado” (BA-7, 3); “la adiestran para hacerlas caminar en jaulas” (BA11, 2); “Después llegamos a Acapulco, indudablemente está muy preparado para el turismo” (BA-13, 4); “¿Qué clase de preparación

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requiere para entrar en esos cursos” (BA-14, 8); “me faltan diez años para pensionarme” (CR-14, 1); “la mujer es más apta para educar los chiquillos de la escuela” (CR-14, 9); “Me sirvió, pues, ese quinto año para aprender inglés” (CA-6, 2); “Le dieron sus instrucciones para aterrizar” (CA-6, 4); “para las edades de ellos es suficiente” (CA-9, 3); “el viaje fue corto para tener un verdadero juicio” (CA-9, 5); “nunca se bastó la agricultura del país para su sostenimiento” (ME-12, 4); “qué la faltaría para hacer los programas el próximo año” (LI-3, 7); “no pueden dar abasto para mudar la casa” (Bárbara, 76); “Pasaban mucho para que las mujeres pudieran alcanzar hasta el lomo de sus mulas” (Ríos, 106). 2. Regida por sustantivos de sentido abstracto, generalmente de acción, como colaboración, investigación, estudio, esfuerzo, examen, etc.: “estábamos empezando una campaña educativa para hacer llegar al público información correcta sobre la ley cincuenta y seis” (PR-13, 4); “Ahora justamente tengo una invitación para ir a Panamá” (ME-11, 5); “es el examen directo para validar la primaria” (BO-1, 3); “constituye la mejor solución para evitar la contaminación de la atmósfera” (BO-2, 1); “Me solicitó colaboración para esa traducción” (BO-3, 2); “tuve que dar un ultimátum (…) para que me mandaran el acta de Filosofía” (BO-8, 5); “yo estoy tratando de hacer una investigación para mi libro” (BO-12, 6). 3. Regida por sustantivos denotativos de persona, animal o cosa concreta, como casa, libro, horno, empleado, etc.: “hay diarios para todos los gustos” (CHO13); “el ganado para reproducción, para padre y madre, se exporta también” (BA-7, 2); “Tenemos una persona para hacer todos esos pequeños trabajos” (BA-14, 4); “Tenemos a X. de X., que es una francesa, para belleza facial” (BO-4, 3); “Y fuera de eso delantal para los recreos” (BO-9, 1). 4. Regida por verbos o expresiones denotativos de la idea de ‘asignar o sugerir a alguien o algo’, como nombrar, recomendar, aconsejar, preparar, ponderar, etc.: “no es recomendado para enfermos de pulmón” (P-19, 1); “el señor obispo me nombró para esta parroquia” (BO-11, 1). El carácter prospectivo de todos estos contextos hacen prácticamente imposible, en la mayoría de los casos, la aparición de la mencionada preposición por (v. gr., apto para los estudios, pero no *apto por los estudios); horno para asar, pero no *horno por asar), cuyo significado relacional cursivo o concomitante de ‘tránsito’ contrasta con aquél.

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5. Regida por una construcción exclamativa del tipo ¡qué coche!, ‘¡qué grande!, ¡qué hombre!, ¡qué hermoso!, etc., suele usarse el matiz contextual de ‘finalidad’ de para para enfatizar (muy frecuentemente de forma irónica) la valía del elemento aludido. En este contexto, en América aparece incluso complementada por un adjetivo calificativo, como se aprecia en los siguientes textos que tomamos de Kany: “¡Qué juego para entretenido!” (C., cit. por Kany, Sintaxis, 404); “¡Qué día para bonito!” (C., cit. por ídem); “¡Ah niño para necio!” (cit. por ídem); “¡Ah don Luciano para porfiado!” (Fidel Suárez, XII, 126, cit. por ídem). 6. Regida por el verbo estar, superpone para a su variante semántica contextual ‘finalidad’ un matiz secundario de inminencia: “Ahorita estoy para dar a circulación los tres tomos de las memorias de mi bisabuelo” (BO-6, 3); “Pero hubo una separación cuando Lupita, la mayor, estuvo para cursar la preparatoria” (ME-9, 2). Si, en lugar de para, apareciera aquí por (está para lavar/ está por lavar), entonces, como sabemos ya, lo que habría es más bien un matiz de ‘pendiente de’. d) Complementada por sustantivos sin determinar, el sentido contextual general de ‘finalidad’ de nuestra preposición se contamina, además, de un matiz más secundario de ‘modalidad’: “La guardaré para recuerdos” (Ríos, 64); “Date tus mañas y diles que para susto ya ha estado bueno” (Llano, 87). C) ‘Orientación temporal limitada’, cuando se combina con sustantivos que denotan circunstancia de tiempo: “la esperamos para Navidad” (LI-3, 9); “uno lee por ahí de que Caracas va a tener cuatro millones de habitantes para el año 90” (CA-5, 1); “Ya para ese entonces era viuda” (CA-13, 1); “están definidos enteramente y para siempre” (BO-5, 3); “la afluencia turística para ese día es enorme” (POO5); “para el veintiocho de julio se hace un desfile” (POO8); “Mi desafío es para el sábado” (Ríos, 90); “mi papá se la regaló para el día de su cumpleaños” (Llano, 33). El carácter initivo de la orientación de para hace que la circunstancia temporal se entienda aquí en un sentido un tanto indeterminado. Como sabemos ya, se trata de contextos en que puede aparecer también la preposición hacia, que implica mayor indeterminación temporal, por la condición indefinida de su término o punto de referencia.

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3.5.15. Campo de usos de la preposición ‘a’ La significación invariante ‘sentido-externo-aproximación-no polarizado-finitivo-no extenso’ del complemento morfológico externo de la preposición a presenta constante e invariablemente el elemento que la rige situado en una relación de ‘aproximación terminal sin extensión’ respecto de la persona, animal o cosa denotada por el elemento que la complementa. Según la naturaleza conceptual de este complemento, pueden distinguirse tres grandes variantes de sentido de esta forma semántica relacional: A) ‘Término final absoluto de un sentido de aproximación espacial’, cuando aparece complementada por un sustantivo denotativo de lugar. De acuerdo con la naturaleza conceptual del regente, esta variante semántica general de a presenta, a su vez, dos grandes subvariantes: a) ‘Punto final absoluto de un sentido de aproximación con desplazamiento’, cuando aparece regida por un verbo o expresión que denota movimiento u orientación. Según el matiz semántico concreto de este regente, pueden señalarse las siguientes distribuciones de esta variante de nuestra preposición: 1. Regida por verbos o expresiones denotativos de movimiento o tránsito, como ir, venir, caminar, andar, viajar, pasear, pasar, correr, etc.: “la gente iba a la playa, la que podía” (POO2); “las mujeres no podían salir a la calle” (ídem); “de ahí nos trasladamos a Quintero” (CHO14); “de Puerto Mont fui destinado a Santiago” (ídem); “un funcionario de Capacitación Popular suele ir a los diversos barrios” (BO-1, 2); “entonces viajé a la ciudad de Rávena” (BO-14, 6); “entonces normalmente caés al suelo con el esquí clavado” (BA-3, 4); “voy a Castelar a la casa de mi mamá” (BA-4, 9); “nos pasábamos los unos a los otros cuadernos” (CA-11, 3); “viajo constantemente a las provincias” (LI-13, 6); “se brinca de una situación a otra” (ME6, 1); “Todos salieron al recreo y nos quedamos solos” (Ríos, 80). En lugar de a, podría aparecer aquí la preposición para (la gente iba a la playa/ la gente iba para la playa), que expresaría la relación sintáctica no como ‘punto final absoluto del movimiento’, sino como ‘orientación con determinación del límite’, como sabemos ya. 2. Regida por verbos o expresiones que denotan la idea de ‘colocar una cosa sobre otra’, como, por ejemplo, encaramar, montar,

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embarcar, subir, etc.: “pueda subir a las montañas” (CA-1, 1); Saltaron al terraplén y subieron al campo de polvo” (Ríos, 75). En este caso, a puede alternar, no con la preposición para, porque su carácter ‘initivo’ contrasta con el carácter ‘finitivo’’ del regente (subir al caballo, pero no *subir para el caballo), sino con la preposición en (subir en el caballo), que, obviamente, expresa la relación sintáctica de forma totalmente distinta: a, como ‘movimiento que llega al límite’; en, como ‘ámbito estático’. 3. Regida por verbos o expresiones que denotan la idea de ‘hacer que algo vaya a parar a alguna parte’, como echar, arrojar, tirar, vaciar, incorporar, etc.: “Y entonces eso se le echaba a los espaguetis” (CA-4, 3); “los mató y los echó a una canasta” (ME-3, 8); “entonces van (…) seleccionando (…) las mejores hembras para incorporarlas al rodeo” (BA-14, 2); “se incorpora a las tropas que habrán de cruzar el Llano oriental nuestro” (BO-6, 1). 4. Regida por verbos o expresiones denotativos de término del movimiento, como, por ejemplo, llegar, alcanzar, arribar, etc.: “nunca llegó a ese nivel” (BA-11, 12); “los más pobres tienen alcance a los consultorios” (CHO10); “Lleva puesto un gabán que le llega al ombligo” (Llano, 18). No son posibles aquí ni las preposiciones para y hacia (llegar a casa, pero no llegar hacia (para) casa), por su carácter ‘initivo’, como sabemos ya, ni la preposición en (*llegar en la casa), porque su carácter ‘extenso’ contrasta con el carácter ‘puntual’ del verbo regente. 5. Regida por verbos o expresiones de movimiento que implican la noción de ‘penetración’, como entrar, meter, penetrar, ingresar, introducir, etc.: “metió los pies al agua” (CHOO6); “se me cerraron una cantidad de caminos para poder entrar al cine” (BA-6, 1); “entró a La Marianita y yo quedé allí” (BA-11, 10); “Cuando regresé no se podía entrar al cuarto” (CA-3, 5); “esos cambios han penetrado a la escuela” (CA-8, 3); “se meten a la casa y se deprimen” (CR-10, 11); “mis hermanos no podían entrar a la cocina” (CR-2, 8); “la condición para que estos préstamos ingresen al país” (CR-12, 2); “entro a las casas, veo donde duermen” (LP-8, 5); “Ya cuando va a ser la hora de que él regrese de la sabana, me meto otra vez a la cocina” (Bárbara, 157); “Entró al dormitorio con el rostro sumamente pálido” (Ríos, 94); “Su ingreso a las aldeas se convirtió pronto en una fiesta” (ídem, 198); “entré a casa sin apuros” (Don Segundo, 61). Como es de sobra sabido, el español académico prefiere aquí la preposición en (entrar en la casa), que ex-

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presa la relación sintáctica de forma radicalmente distinta, como sabemos ya: mientras que a la expresa como ‘término final absoluto del movimiento’, en la expresar como ‘ámbito’. Que no se trata de construcciones sinónimas se pone claramente de manifiesto en el siguiente texto de Rómulo Gallegos, donde se emplean ambas preposiciones en función de lo que se quiere decir: “Ya cuando va a ser la hora de que él regrese de la sabana, me meto otra vez a la cocina a prepararle su comida, porque le tiene asco a la cocinera y no come sino lo que yo le preparo. Es maniático con la limpieza. Tengo que estar todo el día detrás de las moscas y espantando las gallinas para que no se metan en la casa” (Bárbara, 157). Este uso de la preposición a es bastante antiguo en español, como ya había advertido Cuervo en el párrafo que sigue: “a los españoles no les cae en gracia que los americanos digamos entrar a una parte, cuando ellos dicen entrar en una parte. Nuestro uso es antiquísimo, cuenta con las autoridades más respetables, y aún hoy lo acepta la Academia en su Diccionario”46. 6. Regida por verbos, sustantivos o expresiones denotativos de la idea de orientación, como mirar, dar, inclinar, orientar, tender, cara, etc.: “Entonces esta sala da al balcón” (PR-4, 8); “yo no sabía que estaba frente a un sabio” (BA-11, 12); “Estar al frente del hospital infantil es también tener una ventana a la situación general” (BO-7, 1); “Frente a las chicherías bailaban” (ídem, 112). En algunos de nuestros ejemplos pueden aparecer las preposiciones hacia o para (esta sala da para (hacia) el balcón), en lugar de a, sin aparentes diferencias denotativas, pero con notables diferencias en la forma semántica de expresar la relación indirecta: a presenta el régimen como ‘término de la orientación’, en tanto que hacia y para lo presentan como ‘punto de referencia de la orientación’. A este mismo apartado pertenecen aquellas combinaciones en que nuestra preposición a aparece regida y complementada por un mismo sustantivo denotativo de orientación, como cara, frente, etc.: “vivíamos dos amigos frente a frente” (LI-6, 1); “Vigilan a los indios cara a cara” (Ríos, 45); “lo amenaza cara a cara” (Fierro, 208). b) ‘Punto final absoluto de un sentido de aproximación sin desplazamiento’, cuando aparece regida por un verbo o expresión de-

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Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, p. 338.

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notativos de ‘situación o permanencia’. De acuerdo con las peculiaridades conceptuales concretas de dicho elemento regente, hay que distinguir las siguientes distribuciones de esta subvariante de nuestra preposición: 1. Regida por verbos o expresiones denotativas de ‘situación’ o de ‘actividad sin desplazamiento’, como trabajar, estar, tener, vivir, haber, sentar, colocar, etc.: “a la espalda de nosotros hay una familia italiana” (POO3); “organizamos un concurso folclórico a orillas del lago” (LP-5, 7); “eran como vibraciones a un lado” (LP-8, 6); “no conozco nada al sur de Ecuador” (CA-6, 8); “Cuál sería mi sorpresa cuando vi un camión a la par mía” (CR-3, 5); “estaba (una chica) sentada al lado mío” (BA-10, 7); “A la diagonal estaba el pasaje Rufino Cuervo” (BO-12, 1); “a un costado hay cuatro piezas con corredor” (BA-14, 5); “allí vivíamos al lado de mamá” (PR-14, 3); “todo lo que tienen a los alrededores” (ME-9 6); “trabajó en un juzgado de San José a la par de un hombre muy eminente” (CR-13, 3); “se ponen serpentinas al cuello” (POO5); ¿Cómo lo hacen? —Siempre al hombro, siempre al hombro” (ídem); “nosotros llevamos almuerzo a espaldas” (POO8); “como si nunca los hubiera oreado al sol” (Páramo, 123); “y siempre como la nutria/ viviendo a orillas del agua” (Fierro, 213); “quien a eso de las dos de la tarde se presentó a un kiosco de venta de comestibles” (E., 27/ V, 3-A, cit. por Poloniato, “Las preposiciones en la prensa de Bogotá”, 230); “libró ayer varios oficios pidiendo que comparezcan a su despacho” (cit. por ídem); “cubierto por unos mugrientos pantalones remangados a los muslos” (Bárbara, 9); “con el agua a la coraza de la silla muchas veces” (ídem, 128); “Un individuo vestido de lana café, seguido de un soldado que lo custodiaba “remington” al hombro, puñal a la cintura, cartuchera de tiros al riñón, entró cuando salía la viuda de Carvajal” (Presidente, 239). Si, en lugar de a, apareciera aquí la preposición en (llevaba la escopeta al hombro/ llevaba la escopeta en el hombro), el regente aparecería ubicado en el ámbito del régimen, y no en yuxtaposición con él. Aplicaciones figuradas de esta variante semántica de a parecen ser las combinaciones que se citan a continuación: “mi trabajo era a nivel regional” (LI-8, 1); “Estuve cuatro meses al frente de esa restauración” (BO-14, 2); “el decreto consideraba necesario poner al servicio de la gran empresa Integración Popular los medios de comunicación social” (BO-1, 1);

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“fue un bombazo terrible en la facultad, a nivel de Facultad de Filosofía y Letras” (BO-8, 1); “hablamos a un nivel bastante elevado” (BO-10, 1); “un tartamudo podría tener problemas a nivel profesional” (CR-8, 1); “no le permite que se desarrolle a niveles superiores” (CA-10, 5); “a mayor altura, la mujer se puede liberar de ese atavismo” (ídem). Cuando el sustantivo complementario denota fenómeno natural, como viento, sol, sombra, intemperie, frío, calor, etc., entonces el sentido contextual ‘punto final absoluto espacial’ de nuestra preposición se contamina de un matiz contextual más concreto de ‘exposición’: “no me dejaba a mí ni a sol ni a sombra” (ME-14, 2); “hacía el frugal almuerzo a la sombra de un paraguatán” (Bárbara, 15); “Estábamos a la sombra de la fachada” (Ríos, 14); “la agarraría por la manta que llevaba flotando al viento” (ídem, 244). Cuando el regente es un sustantivo genérico denotativo de afección, como dolor, congestión, infección, ataque, afección, etc., y el término complementario un sustantivo denotativo de órgano corporal, como corazón, higado, cabeza, pulmón, pierna, etc., la variante semántica general que nos ocupa desarrolla un matiz contextual más concreto de ‘afección’: “Está con el ataque al hígado” (Lynch, Romance, 267, cit. por Kany, Sintaxis, 394); “Tengo una aflicción al corazón” (Juan Modesto Castro, 353, cit. por ídem); “Murió con unos dolores a la barriga” (Jorge Fernández, 144, cit. por ídem); “víctima de una enfermedad al corazón” (S., 3/V, 6, cit. por Poloniato, “Las preposiciones en la prensa de Bogotá”, 224). Este uso de a, considerado “supervivencia de un uso antiguo español”47, suele ser sustituido en la norma académica por las preposiciones de (dolor de hígado) o en (dolor en el hígado), que expresan las relación sintáctica indirecta entre el regente y el régimen de forma totalmente distinta: frente a a, que la expresa como ‘punto final absoluto del sentido de aproximación’, de la expresa como ‘origen’ y en como ‘ámbito absoluto de la afección’. Incluso, como señala Kany48, a veces los mencionados sustantivos regentes aparecen complementados, no mediante un sintagma preposicional, sino mediante un adjetivo derivado de nombre de órgano corporal: v. 47 48

Sintaxis hispanoamericana, p. 394. Loc. cit.

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gr., ataque cardíaco, dolor estomacal, etc. Sintácticamente, estas combinaciones con complemento adjetivo (esto es, con un mero matizador semántico del único foco sustantivo del enunciado, que es el elemento nuclear), absolutamente nada tienen que ver con las construcciones anteriores, en que hay dos focos sustantivos vinculados mediante una relación dimensional externa. No hay, por tanto, la más mínima razón semántica para hablar aquí de “expresiones indiferenciadas”, como hacen algunos autores. “Se ha defendido esta práctica sobre la base de que tanto a como en se emplean a menudo de manera indiferenciada para expresiones de lugar (cf., a la puerta, en la puerta, el caballero con la mano en el pecho, los ojos claros al cielo, etc.), indiferenciación, sin embargo, más ostensible en general en la lengua antigua y menos en el idioma modélico moderno”49. El sentido de ‘puntualidad espacial’ que comentamos se manifiesta de forma todavía más precisa cuando el régimen preposicional implica una noción cuantitativa, como se aprecia en los siguientes ejemplos: “están aquí a menos de un kilómetro de la urbanización” (BO-9, 5); “lleve esto y me lo parte a la mitad” (CR9, 2); “Como a cincuenta metros caí de nuevo” (CR-6, 7); “estaba a cuatro cuadras de la facultad” (BA-1, 5); “Yo soy un tipo que vivo en casa, pero a veces estoy a mil kilómetros también” (BA-1, 11); “había unos carteles indicadores que decían que a partir de allí no se caminara con zapatos” (BA-3, 8); “Queda como a hora y media en tren” (CA-4, 1); “a la legua sabemos quienes son” (POO5); “Según dicen a cuatro mil trescientos metros de altura” (Hijos del viento, 15); “La chacra estaba a unas quince cuadras atrás del monte” (Don Segundo, 78); “la bala fue a dar como a tres brazas del rollo de caimanes” (Bárbara, 17); “En la pampa de Anta, a cinco leguas, se le oye” (Ríos, 17); “decían que mataba una mosca de un tiro a cien pasos” (Presidente, 50). 2. Regida por verbos o expresiones denotativas de la idea de ‘fijar algo en algún lugar’, como aguantar, atar, amarrar, agarrar, asir, etc.: “su pañuelo de seda blanca amarrado al cuello” (Presidente, 174); “sólo parecen parches grises prendidos a las faldas de aquellos cerros azules” (Llano, 49); “él seguía todavía allí, amarrado a un horcón” (ídem, 88); “y varios pares de bolas/ atados a la 49

Loc. cit.

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cintura” (Fierro, 214); “Lo había asegurado a su cintura” (Ríos, 117). Como antes, también aquí alterna a con la preposición en, que introduciría el matiz semántico consabido: en atar a la acción verbal se presenta como algo que llega el límite; en atar en, como algo que se sitúa en ese ámbito. 3. Regida por sustantivos, adjetivos o adverbios denotativos de la idea de cercanía o yuxtaposición, como junto, anexo, vecino, cerca, etc.: “Era una clínica que se hizo anexa al maternidad de Lima” (LI-3, 1); “y la vecindad al mar te atraía” (LI-4, 2); “No estábamos tan cerca al mar, estábamos mucho más cerca de la avenida de la Marina” (ídem); “tiene una pequeña finca ahí cerca a Santa Rosa” (LP-9, 4); “Posteriormente a esa competencia, creo que tuvo una competencia más” (ME-1, 1); “San Sebastián está más cerca al Cuzco” (POO5). Concretamente con el adverbio cerca prefiere la norma académica la preposición de (cerca de casa), que expresa la relación sintáctica de forma distinta que a: ésta simplemente presenta el régimen como ‘término de la relación de proximidad’; aquélla como ‘origen’. Como señala Kany, es muy posible que el gran predominio de cerca a en Hispanoamérica “se deba a una evolución influida por formas con ella emparentadas, como junto a y próximo a”50. B) ‘Término final absoluto de un sentido de aproximación nocional’, cuando el elemento que actúa como término de la preposición denota actividad, fenómeno, persona, objeto, etc. Según la función lógico-designativa que el referente desempeñe en el enunciado, pueden distinguirse, a su vez, las tres variantes semánticas siguientes: a) Función lógico-designativa de complemento circunstancial o complemento externo o complemento no argumental de la acción denotada por el regente. En este caso, de acuerdo con la naturaleza conceptual de dicho término regente, hay que distinguir, como en el apartado anterior, dos grandes subvariantes: 1. ‘Punto final absoluto de un movimiento de aproximación nocional con desplazamiento’, cuando aparece regida por un verbo o expresión denotativo de movimiento u orientación. Según el 50

Op. cit., pp. 395-396.

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matiz semántico particular de dicho elemento regente, pueden distinguirse aquí, además, las siguientes distribuciones de a: • Regida por verbos denotativos de movimiento a secas, como ir, venir, regresar, volver, acceder, salir, etc.: “lo más adecuado es que los carros funcionen solamente para salir a pasear los fines de semana” (BO-2, 1); “inició las conversaciones conducentes a establecer con Venezuela nuestros límites” (BO-5, 1); “se produce el retiro de él a la vida privada” (BO-6, 1); “el índice de desnutrición alcanza a cerca del cuarenta por ciento” (BO-7, 1); “Pero regresemos un poco a la problemática general” (BO-7, 2); “papá pasó a trabajar a los teléfonos” (BO-9, 1); “Y era una élite la que tenía un acceso a la cultura” (BO-12, 3); “es el principio del paso de lo cuantitativo a lo cualitativo” (CA-5, 2); “mandaban a limpiar el cementerio” (CA-8, 8); “papá me sacó de la casa de mi tía y me mandó a vivir solo” (BA-11, 4); “Todos los alemanes se venían a oír Carmen” (BA-11, 6); “desde entonces se le aparecía a aconsejarle lo que debería hacer” (Bárbara, 36); “Y aguantar otra vez que le amarren a uno las manos, porque si no ellas corren a arrancar la costra del remiendo” (Llano, 10). A veces, el régimen preposicional denota espectáculo, manifestación pública, etc., como misa, fiesta, reunión, convite, recepción, presentación, etc.: “yo tengo años que no voy a una fiesta” (VEO16); “íbamos a misa de gallo y volvíamos a acostarnos” (BO-9, 3); “nosotros asistíamos a las grandes paradas” (BO-12, 1); “permitiéndole que él asista a las otras sociedades” (BO-1, 2). En todo caso, el sentido general de ‘punto final absoluto de un sentido de aproximación nocional con desplazamiento’ se contamina de un matiz conceptual de ‘finalidad’. En los contextos en que nuestra preposición aparece complementada por un infinitivo, es muy frecuente que el verbo regente y la preposición se entiendan como una especie de matización léxica aspectual o temporal de la acción denotada por aquél. Es lo que la gramática tradicional denomina perífrasis verbales: “creo yo que puede llegar a romper esas barreras” (BO-1, 2); “si nosotros alcanzamos a cubrir todo ese núcleo (…) vamos a vender muchas Lauras” (BO-4, 5); “Los demás seminarios sí van a ser de una hora dos veces a la se-

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mana” (BO-8, 6); “Si mañana tendría que elegir y fuera honesto conmigo mismo, volvería a elegir abogacía” (BA-2, 2); “luego llegué a conformar una cantidad de tareas” (BA-6, 1); “Se ha llegado a exportar hasta doscientos mil vacunos vivos” (BA-7, 2); “ocho años va a hacer que estoy acá” (BA-10, 4); “me cambié de escuela porque me iba a casar” (PR-14, 1); “Creo que los resultados van a ser interesantes” (CA-9, 1); “alcancé a oír a unas mujeres que platicaban” (Páramo, 110); “y ahí se va a largar a hablar más” (El beso, 202); “si ella ni alcanzó a sufrir, durmiéndose, pues” (Atahualpa, 50). • Regida por verbos o expresiones denotativas de movimiento de penetración, como entrar, meter, ingresar, introducir, penetrar, etc., o de movimiento que implica la idea de depositar algo en algún lugar, como echar, arrojar, incorporar, etc.: “me entraba a visitar la Capilla Sixtina” (BO-3, 3); “entré de lleno nuevamente a la política” (BO-10, 3); “yo ingresé al servicio diplomático al año siguiente” (LI-12, 1); “me volvió a nacer el deseo de entrar a Educación Física” (ME-1, 4); “No tenía ingreso a la chancillería” (LP-5, 1); “ingresé a la empresa privada” (ídem); “entré a trabajar en octubre del sesenta y siete a la mañana” (BA-1, 6); “di un curso de introducción al dibujo” (PR-2, 7); “las tierras limítrofes iban incorporándose de este modo a su feudo” (Bárbara, 35). Exactamente igual que en el apartado anterior, cuando el régimen preposicional es un infinitivo, la combinación constituida por regente y preposición se entiende como matización léxica aspectual o temporal de la acción denotada por dicho término complementario: “Yo no me meto a criticar su redacción” (BO-4, 2); “Nosotros echamos a andar el pae” (CR-12, 1); “mas dijeron que era vago/ y entraron a perseguirme” (Fierro, 150). Según Kany, tanto en las construcciones infinitivas del apartado anterior como en las de éste, la preposición que nos ocupa se elide frecuentemente en el lenguaje popular: “Vamos ir con mucho gusto” (Ambrogi, 176, cit. por Kany, Sintaxis, 391); “No creas que te voy defender” (Galeana, 111, cit. por ídem). • Regida por verbos o expresiones denotativas de situación o permanencia, como presentarse, reunirse, sentarse, etc., la preposición que nos ocupa puede desarrollar también un matiz de ‘finalidad’: “me presenté a solicitar una beca en el Insti-

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tuto Alcides de Gásperi de Roma” (BO-3, 1); “vamos a reunirnos a ver qué es lo que se puede hacer” (CA-1, 4); “Sentarse a criticar a alguien es muy fácil” (CA-3, 4); “yo me senté a la máquina a dar las gracias” (CA-11, 5); “se presente a la universidad para quitarle el sitio a un hombre” (LI-8, 5). • Regida por un nombre común y complementada por un infinitivo, adquiere también la variante ‘orientativa nocional’ de la preposición que nos ocupa un leve matiz contextual de ‘finalidad’, de que el régimen ‘está dispuesto para’: “no hay diferencias a buscar” (Tregua, 82); “No sabía el camino a tomar” (Céspedes, 121, cit. por Kany, Sintaxis, 400); “Eran bastantes las vacas a ordeñar” (Bosch, Camino real, 126, cit. por ídem). Es un tipo de frase reciente que, aunque Kany atribuye fundamentalmente a Argentina y Chile51, lo cierto es que se documenta en mayor o menor medida en todo el ámbito de la lengua española (incluido el territorio peninsular), sobre todo en su registro formal. La norma académica prefiere construir esta frase con la preposición por (camino por tomar) o mediante una oración de relativo (camino que hay que tomar, que debe ser tomado o que está pendiente de ser tomado). Esto quiere decir que nuestra lengua permite expresar de varias formas las relaciones sintácticas entre los distintos constituyentes de este texto: a presenta el régimen como ‘punto final absoluto de un sentido de aproximación’; de ahí el ligero matiz de ‘finalidad’ que hemos comentado; por lo presenta como ‘ámbito por que se transita’; de ahí el matiz de ‘pendiente de’ que se observa en frases como camino por tomar; y la construcción de relativo presenta el verbo complementario como adyacente directo del sustantivo nuclear. Así que, a pesar de la mala prensa que pesa sobre la construcción con a, tildada por algunos de “repugnante galicismo”52, lo cierto es que la misma tiene su propia fuerza expresiva. Ya P. Raimundo Morales53 y P. U. González de la Calle54 había señalado que se trata de construcciones absolu-

51 52 53 54

Op. cit., p. 399. Loc. cit. El buen decir, vol. I, Santigo de Chile, 1925, p. 21. “Camino a seguir, trabajo a realizar”, Thesaurus, I, pp. 535-536.

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tamente legítimas dentro del español, donde, por otra parte, tienen antecedentes muy antiguos. • Regida por verbos o expresiones que denotan la idea de ‘oponerse a la acción de otro’, o su contraria, como enfrentarse, ser contrario, ser favorable, oponerse, resistirse, encararse, negarse, renunciar, etc.: “condenan a un muchacho por negarse a ingresar al servicio militar” (PR-1, 4); “le permite enfrentarse a cualquier eventualidad” (CA-1, 3); “hay un tipo de gente que es muy… a veces, hasta recalcitrante y opositora a cualquier nueva idea” (CA-7, 5); “fue favorable a los planteamientos colombianos” (BO-5, 2); “y sanciona tremendamente las ideologías contrarias a la libertad” (BO-6, 3); “todos son mis hijos y esa es la grandeza del sacerdocio: renunciar a tener una familia pequeña” (BO-11, 3); “Bolivia renuncia a sus posesiones en el Pacífico” (LP-1, 3); “cuantos intenten oponerse a sus designios” (Bárbara, 12). • Con verbos o expresiones denotativas de la idea de réplica, como responder, reaccionar, replicar, etc.: “Responde a la realidad del mensaje de un hombre que tenía realmente algo superior que transmitir” (CR-13, 1). • Regida por verbos denotativos de la idea de hacer fuerza o ejercer influencia sobre alguien o algo para que haga cierta cosa, como impulsar, empujar, incitar, estimular, animar, instar, obligar, forzar, someter, lanzar, aficionar, animar, inducir, etc.: “¿Qué te impulsó a estudiar arquitectura?” (LP-10, 1); “las nuevas exigencias de la arquitectura pueden obligar a la desaparición de los aleros” (BO-12, 1); “uno puede desarrollar su afición o al teatro o a la música” (BO-12, 2); “obligan a la mujer a usar el apellido del marido” (BA-14, 8); “he tenido una enorme suerte de ser obligada a estudiar” (CA-1, 6); “ellos los someten primero a un pequeño plan piloto” (CA-9, 5); “¿Son aficionados ellos a la lectura?” (LI-3, 8); “¿Quién no puede animarse a tal cosa?” (BOOO1); “y ansina me vide pronto/ obligao a andar huyendo” (Fierro, 150); “se lanzaba a luchar de verdad” (Ríos, 57); “todos nos sentíamos un poco obligados a mostrarnos alegres” (Tregua, 129); “si te forzaba a doblegarte, en cambio, no sabía si vos me guardarías un poco de rencor” (ídem, 195). Lógicamente, cuando el verbo tirar se entiende en el sentido de ‘lanzar’, también debe construirse con la preposición a. Es lo que su-

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cede en el habla popular chilena, donde se recogen frases como la siguiente: “A mí me tira a la milicia” (Román, V, 473, cit. por Kany, Sintaxis, 393). Como es de sobra sabido, en estos casos, el español académico entiende el verbo tirar en el sentido opuesto a aquél de ‘atraer’. De ahí que el régimen preposicional de nuestro ejemplo pase a funcionar en esta variante del idioma como sujeto: la milicia me tira. • Regida por los verbos denotativos de la idea de ‘impulsar a alguien a que disfrute de cierta cosa’ convidar e invitar: “fui invitado a ocupar el cargo de J. de Bolivia” (LP-5, 1); “me convidó a volar y fuimos a Palomar” (BA-11, 5); “se invita a participar en cursos” (BA-13, 3); “Voy a hacerle mis preguntas,/ ya que a tanto me convida” (Fierro, 334); “no conseguía que le invitaran a las fiestas sociales” (Ríos, 87-88); “No sé qué tendrá mi cara que siempre invita a la confidencia” (Tregua, 99). Como se ha señalado en tantísimas ocasiones, en determinados casos, el español americano construye estos verbos con complemento directo: “Jaime les invitó tabaco” (Mata, Sanagüín, 70, cit. por Kany, Sintaxis, 391); “Los dueños convidan a los visitantes vasos de chicha” (Benvenuto, Quince plazuelas, cit. por ídem). De esta manera, la cosa afectada por la acción denotada por el verbo, en lugar de entenderse como ‘término de un movimiento’, se entiende como ‘objeto totalmente implicado o afectado por el predicado’. Sabido es, además, que se trata de verbos que también pueden construirse con la preposición con (v. gr., invitar con café), que expresaría la relación sintáctica, no como ‘término del movimiento’, ni como ‘objeto totalmente afectado’, sino como ‘objeto concomitante’. • Regida por verbos que denotan la idea de ‘superar una dificultad o reserva para hacer algo’, como atreverse, resolverse, decidirse, ceder, proceder, etc.: “logró que los venezolanos aceptaran que se procediera a la ejecución integral del fallo” (BO-5, 2); “Pues desde que yo me atreví a decírtelo es porque es así” (BO-8, 4); “sin atreverse a pensar lo que pretendían ser” (Hijos del viento, 184); “y si es que alguno se atreve/ a ponerse en mi camino,/ yo seguiré mi destino” (Fierro, 169). • Regida por verbos o expresiones denotativas de la idea de ‘ponerse a la expectativa de cierta cosa’, como disponerse, prepararse, estar pendiente, atender, esperar, estar listo, aspirar, etc.:

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“Siempre encontré a todo el mundo dispuesto a ayudarnos, dispuesto a colaborar” (BO-4); “hemos estados siempre dispuestos a oír los pareceres opuestos” (BO-5, 3); “no tendríamos que estar pendientes a lo que dictamine el gobierno” (P13); “aspiró a muchas cosas” (LP-9, 2); “Él aspiró a una beca (…), pero no le fue concedida” (CR-13, 3); “¿De manera que estás dispuesta a acostarte con él?” (Páramo, 153); “se vuelve como la araña/ siempre dispuesto a picar” (Fierro, 340); “uno tiene que esperar sin resollar a que ellos hagan su recorrido” (Llano, 10); “anunciando que al presentar el saludo protocolario a la corporación estaría listo a responder las preguntas” (E., 27/ IV, 7-A, cit. por Poloniato, “Las preposiciones en la prensa de Bogotá”, 226); “Cuando más pronto lleguen quienes tienen autoridad para decidir a esta conclusión ineludible, mejor será para todos” (E., 31/ VII, 4-A, cit. por ídem); “estaba dispuesto a dar su vida por la suya” (Bárbara, 245); “atento al riesgo de las chorreras que se forman por entre los carameros” (ídem, 9). En algunos de estos contextos, también podría aparecer la preposición para (disponerse a responder a las preguntas/ disponerse para responder a las preguntas), que, obviamente, presenta la relación sintáctica indirecta de aproximación en su fase inicial, y no en su fase final. • Regida por verbos o expresiones denotativas de la idea de ‘imponer castigo o pena’, como sentenciar, condenar, etc.: “estuvo varios días esperando la muerte a que se había condenado” (Bárbara, 21); “Estaba condenado a la tortura del internado y de las clases” (Ríos, 60). • Regida por verbos o expresiones que denotan la idea de ‘ir a un sitio donde conviene o se es llamado’, como acudir, recurrir, etc. “Entonces se recurre, ya eso es un crimen, recurren a la violencia” (BO-12, 4). • Regida por verbos o expresiones denotativas de la idea de ‘relación’, como aludir, referirse, etc.: “Entonces tú estás aludiendo a valores intrínsecos” (LP-1, 1). • Regida por verbos o expresiones que denotan la idea de ‘aportar esfuerzo en la realización de algo’, como contribuir, colaborar, cooperar, ayudar, etc.: “quiso contribuir significativamente a la salud de los niños” (BO-7, 5); “contribuye a lo que le decía hace rato” (BO-12, 6); “contribuyen a que ese equipo pueda estar a la llegada de todos los trenes” (BA-13,

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2); “estamos contribuyendo a una generación mejor” (CA-3, 2); “lo ayuda a ejercitar su capacidad” (VEOO4); “con aquellos organismos que pueden contribuir de forma decisiva a nuestro futuro económico” (T. 7/ V, 4, cit. por Poloniato, “Las preposiciones en la prensa de Bogotá”, 227). • Regida por verbos o expresiones denotativas de la idea de ‘traspasar un texto o escrito de una lengua a otra’, como traducir, verter, trasladar, etc.: “Sería útil saber si hay una razón por la cual no se ha traducido al español” (CH-3, 7); “el término no es traducible al español” (PR-5, 1). Por lo general, en las cinco distribuciones analizadas en último lugar, es muy difícil que pueda aparecer la preposición para (condenar a la cárcel, pero no *condenar para la cárcel; traducir al japonés, pero no *traducir para el japonés…), porque su carácter ‘initivo’ contrasta con la naturaleza semántica ‘finitiva’ de estos contextos. Bien es verdad que siempre serán posibles combinaciones como acudir para misa, ayudar para la fiesta, etc., pero entonces el complemento no se entiende como concreción del movimiento interno de los verbos citados, sino como circunstancia externa. • Regida por sustantivos que denotan la idea de ‘temor’, como miedo, pavor, temor: “mi mamá tiene pavor a las armas de fuego” (VEO17); “Temía a los valles cálidos y sólo pasaba por ellos como viajero” (Ríos, 29). • Regida por adjetivos calificativos, como fácil, blando, abierto, dispuesto, etc.: “además de poco escrupuloso, era blando al amor” (Bárbara, 35); “siempre fáciles a la ira” (Ríos, 136). • Complementada por expresiones denotativas de límite eminente, como extremo, tal punto, más no poder, etc., desarrolla nuestra preposición un matiz contextual de ‘límite final eminente de la cuantificación’: “pero se enamoró a tal punto la pobre” (ME-3, 8); “yo no he analizado nunca a fondo ese problema” (BO-12, 3); “no puedes desarrollarte a plenitud” (LP-3, 2); “teníamos que estirar ese dinero al máximo” (CA-4, 3); “No se debía permitir/ el abuso a tal extremo” (Fierro, 301). En algunos de estos casos, prefiere la norma académica la preposición hasta (no se puede permitir el abuso hasta tal punto), que simplemente añadiría ‘extensión’ a la relación de ‘sentido de aproximación finitiva’ implicada en la preposición a.

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2. ‘Punto final absoluto de un movimiento de aproximación nocional sin desplazamiento’, cuando se usa para expresar relaciones denotativas de situación, yuxtaposición o acomodación. Según las condiciones semánticas del regente, se distinguen dos grandes subvariantes de esta variante semántica de la preposición a: • Como expansión de un rasgo conceptual del verbo o la expresión que rige a la preposición. Es función textual que desempeña sobre todo en las siguientes distribuciones: – Regida por verbos o expresiones denotativas de la idea de ‘acomodar una cosa a otra’, como acoplar, ajustar, ceñir, acomodar, apegar, acordar, etc.: “siempre ha estado ceñido a derecho” (BO-5, 2); “Creo que es muy bueno de acuerdo a lo que yo he oído” (BA-6, 3); “la única ciudad que yo realmente recuerdo algo es Burdeos, que lo asocio a lluvias” (BA-11, 2); “que el individuo esté ajustado a su realidad venezolana” (CA-1, 1); “voy a intentar responderle de acuerdo a los resultados que estoy viendo” (CA-1, 5); “me limito a algunos programas de radio” (CA-5, 5); “es (…) mucho más independiente, menos sujeto a horarios y a compromisos” (LP-3, 2); “el que la mujer o la madre esté apegada al hijo, esto crea sentimientos de dependencia” (CR-2, 10); “una buena educación es capaz de permitir a cualquier joven romper con los esquemas de vida a que ha estado sujeto” (CHOO1); “un poquito más apegado a la antigua” (BoOO5); “me ceñí a lo indispensable” (Tregua, 165). – Regida por verbos o expresiones denotativas de la idea de ‘adecuación’, como apropiar, adecuar, etc.: “han surgido nuevas formas de redacción adecuadas a las demandas” (CHOO1); “Hay que elegir la representación más apropiada a los fines del mapa” (BA-10, 2). – Regida por verbos o expresiones denotativas de la idea de ‘aplicación’, como dedicarse, aplicarse, ponerse, estar, etc.: “ella se dedicaba a sociología matemática” (BA-4, 5); “Esos dos refranes hay que aplicarlos al campo como a todo” (BA14, 3); “no puedo dedicarme al arte en la forma en que debo hacerlo” (BO-14, 5); “Entonces me dediqué a pintar” (CR-4, 12); “Vemos cómo se dedican a provocar a los muchachos” (ME-6, 1); “las mamás eran más dedicadas al cuidado de los niños” (CA-13, 3); “me encantaría terminar

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orientación familiar y dedicarme a la educación” (CHOO6); “no me dedico a ver televisión” (VEO16); “Si buscás vivir tranquilo/ dedicáte a solteriar” (Fierro, 273). Con el verbo ponerse y un régimen infinitivo, desarrolla a un matiz aspectual incoativo léxico: “cada vez que me he puesto a resolver un pleito muy difícil (…), he superado (…) la prueba” (BA-2, 3); “era mejor que me pusiera a estudiar algo más o menos serio” (BA-10, 1); “muchas veces nos ponemos a analizar” (CA-2, 2); “nos pusimos a hablar” (CA-5, 3); “ahora los profesores de cuarto y quinto van a estar a matar” (CR9, 4); “me pusieron a enseñar inglés” (PR-9, 2); “Aquí me pongo a cantar/ al compás de la vigüela” (Fierro, 111). – Regida por verbos o expresiones denotativas de la idea de ‘asociación’, como unirse, asociarse, juntarse, etc., etc. En este caso, puede conmutar a con la preposición con (asociarse con los franceses), que expresaría la relación sintáctica de forma ‘bilateral’, al contrario que a, que la expresa de forma unidireccional. – Regida por verbos o expresiones que denotan la idea de ceñirse a un hábito o costumbre, como habituarse, aficionarse, acostumbrarse, adaptarse, etc.: “la gente estaba acostumbrada a cruzar por donde se le daba la gana” (BA-11, 8); “nos estamos acostumbrando a contar en guaraní” (P-12, 3); “y mientras tanto las mujeres y los adictos a cada uno de ellos van bailando, animándole” (POO5); “hasta que me vaya haciendo a llamarlo dotol” (Bárbara, 39). – Regida por verbos o adjetivos denotativos de la idea de ‘equivalencia’, como igual, empatar, semejante, equivaler, parecer, igualar, parejo, proporcional, etc.: “no parece que una persona equivalga a cien personas” (CA-5, 2); “era equivalente a un tercero o cuarto año de bachillerato” (CA-10, 2); “tenía actividades más o menos iguales a las de papá” (BA11, 7, 8); “Se van a destacar muchísimo más porque ahorita eso tiene un formato igual a las otras revistas femeninas” (BO-4, 3); “No hay un placer igual a sentarse uno a leer” (BO-12, 6); “Es el país, en proporción a su población y sus recursos, más endeudado que hay en el mundo” (LP-12, 4); “el rock que ellos hacen tiende a parecerse al norteamericano” (VEOO2); “Medellín empató a dos goles hoy frente al Independiente” (S., 8/ VIII, 10, cit. por Poloniato, “Las pre-

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posiciones en la prensa de Bogotá”, 233); “Y bailó, buscando un paso que se pareciera al de su pata alta” (Ríos, 97); “Ninguno de mis hijos se parece a mí” (Tregua, 84). Muy probablemente, por analogía con las construcciones mencionadas (como señala Kany55), se construyen también con a las formas antitéticas de las anteriores distinto, distante, diferente, etc.: “era diferente a la gente con que yo estaba” (LI-13, 1); “El feminismo de esas mujeres era muy distinto al feminismo de ahora” (CA-10, 4); “tiene un coste totalmente diferente al uniforme corriente” (CR-1, 2); “es una forma de ser diferente a nosotros” (CHOO8); “Ahora él vivía completamente ajeno a lo que no fuera su especialidad” (BA-11, 12); “tiene tema y tratamiento totalmente distinto al que puede tener, por ejemplo, Fernando Garavito” (BO-2, 4). El español académico prefiere en estos casos la preposición de (distinto a/ distinto de), que expresaría la relación semántica como ‘origen’ o ‘alejamiento’, y no como ‘aproximación’ o ‘acomodación’. – Regida por verbos o expresiones denotativas de actividad docente, como aprender, enseñar: “Ella nos enseñó no sólo las primeras letras, sino también a querer a nuestro país” (BO-9, 1); “yo empecé a aprender a nadar a la edad de dos años” (ME-1, 1); “estaba yo aprendiendo a volar” (CA-6, 3); “yo tenía que aprender a resolver los problemas” (PR13, 1); “hemos aprendido a caminar juntos” (LI-6, 1); “el educador es quien enseña, aprende, orienta, permite que se le oriente, enseña a corregir” (VEO11); “y es preciso, calavera,/ que aprendás en la frontera/ a cumplir con tus deberes” (Fierro, 306). – Regida por verbos o expresiones de sentido lúdico, como jugar, echar una partida, apostar, ejercitarse, etc.: “Me acuerdo que un día resolvieron jugar al truco” (BA-3, 2); “Se jugaba a los gallos, se oía la música” (Páramo, 186); “Me había ejercitado al naipe” (Fierro, 295); no me gusta que conmigo/ naides juegue a la pelota” (ídem, 337); “Aquí no hay ni la tantita que necesitaría el viento para jugar a los 55

Sintaxis hispanoamericana, 396.

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remolinos” (Llano, 18). De todas formas, en América no es infrecuente que algunos de estos verbos, como jugar, se construya sin preposición, es decir, con complemento directo, que presenta el régimen como ‘objeto enteramente afectado por el proceso’: “monté a caballo, jugué tenis” (CA13, 2); “o sea tú montas caballo” (POO7). – Regida por verbos o expresiones de sentido incoativo, como empezar, comenzar, iniciar, principiar, etc., el regente y la preposición actúan como matizadores aspectuales incoativos léxicos de la acción denotada por el verbo en infinitivo que actúa como término de la preposición: “Así se hizo la independencia se inició entonces a imitar en este semestre” (BO-1, 1); “en el año treinta y dos principia a reclamar sus haberes militares” (BO-6, 1); “Entonces comienzo a estudiar el modernismo, desde sus bases” (BO-8, 2); “Tuve que empezar a dulcificar” (BA-9, 9); “era un muchacho que ya empezó a la facultad” (BA-11, 11); “empezó a traficarse a base de octavos” (PR-5, 3); “la profesora arranca a hablar en alemán” (LI-8, 2); “comencé a apurar mis entretenimientos, a hacerlos más a fondo” (ME-1, 1); “comienzo a meterse a la historia” (LP-8, 6); “después de haber proferido algunos gruñidos de protesta, rompió a reír, de bruces sobre el arenal” (Bárbara, 88). Como sabemos ya, también puede aparecer en estas distribuciones la preposición por (comienzo por meterme en la historia), que presenta el régimen como ‘zona de tránsito’, como ‘primera fase de un proceso múltiple’, y no como ‘inicio absoluto’. • Como complemento externo de la noción denotada por el verbo o la expresión regente. En este caso, según los contextos, desarrolla la significación invariante ‘sentido-externoaproximación-no polarizado- finitivo-sin extensión’ de a las siguientes orientaciones de sentido particulares: – ‘Materia’, cuando el complemento preposicional denota sustancia, como aceite, tinta, color, etc.: “Se han presentado muy frecuentemente casos de obras de arte sobre papel, como grabados, acuarelas, dibujos a tinta china” (BO-14, 1); “películas habladas, a colores, ese es uno de los medios, ¿verdad?, que utilizamos” (PR-13, 4); “describí gráficamente a colores” (ME-11, 2).

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– ‘Medio o instrumento’, cuando el complemento preposicional se entiende como ‘objeto que se manipula para la realización de la acción o la cosa denotada por el término regente’. Según la naturaleza concreta de dicho complemento, pueden distinguirse las siguientes distribuciones de esta a de sentido instrumental: Con un complemento que denota la idea de ‘ingenio mecánico, ‘objeto concreto’, etc., como máquina, pincel, cuchillo, torno, piedra, bala, etc.: “a mí me entregan unas cuartillas escritas a máquina” (BO-4, 2-3); “hice muchos dibujos al microscopio” (BO-14, 4); “solamente conozco las versiones a través del disco” (BA-6, 3); “después tenés que pasarlo a máquina” (BA-9, 4); “quien huía desde el pasado 7 de marzo cuando violó y causó la muerte a bala a una jovencita” (T. 25/V, 3, cit. por Poloniato, “Las preposiciones en la prensa de Bogotá”, 224); “se informa que alrededor de quince soldados han sido heridos a piedra” (E. 22/ V, 3-A, cit. por ídem). Con un complemento que denota la idea de ‘órgano corporal’, como mano, pie, ojo, pulmón, oído, etc.: “Y bueno, compraba a ojo” (BA-11, 8); “Y todo eso fue a formación propia a pulmón” (BA-11, 11); “Yo tengo la idea y entonces no puedo desarrollarla a mano” (LI-11, 14); “algunos a cuero pelado” (CHO32); “y por aquí vamos nosotros. Los cuatro a pie” (Llano, 15). Con un complemento denotativo de animal, como caballo, burro, vaca, buey, etc.: “hay que ir a caballo” (ME-3, 4); “Antes andábamos a caballo” (Llano, 15-16). Con un complemento denotativo de la idea de precio o valor, generalmente con determinación cuantitativa: “se les podría proveer a los chilenos de los materiales también a un costo bajo, con facilidades de pago” (CH-11, 2); “ciertos valores del gobierno se cotizan a noventa y seis puntos” (PR-5, 4); “se dice que Eastman Kodak está a setenta y seis puntos tres” (ídem); “tendrán que ser a diez pesos el boleto” (ME-10, 4); “pagando un veinte por ciento al contado al precio del dólar” (BA-13, 4); “él lo vendía a ciento veinte, ciento cincuenta dólares” (CHO32); “Patrón Manuelito daba a veinte los más gruesos, pero de monte” (Hijos del viento, 25).

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Con un complemento denotativo de golpe, acción, etc., como leñazo, cuchillada, navajazo, grito, pechada, empujón, voces, etc.: “el viaje que hice realmente fue un viaje que podríamos llamar un poquito a presión” (CH-9, 1); “a pescozón limpio los tratás” (CR-9, 5); “se lanzaba al agua tratando de alcanzar a nado la costa” (CA-1, 2); “La conversación se hacía a gritos” (Don Segundo, 88); “y el lomo le hinchan a golpe” (Fierro, 121); “Marcha el indio a trote largo” (ídem, 215); “Tiene uno que soportar/ el tratamiento más vil:/ a palos en lo civil,/ a sable en lo militar” (ídem, 321); “Sobra quien lo descalabre a pedradas apenas lo ven a uno” (Llano, 10); “De haberlo sabido lo atajo a puros leñazos” (ídem, 45); “Luego supe que lo habían matado a machetazos” (ídem, 94); ); “se la quitábamos a la fuerza” (Presidente, 172); “Recuerdo que a veces reíamos a los gritos, agarrándonos la barriga” (Tregua, 146). En estos casos, la función de regente y régimen puede aparecer desempeñada por el mismo sustantivo, razón por la cual el complemento modal desarrolla un matiz contextual de ‘repetición o reiteración’: “Santos continuó saboreando, sorbo a sorbo, el café tinto y oloroso” (Bárbara, 43); “lo va trajinando, poco a poco, con la falseta” (ídem, 71); “Él atravesó la calle paso a paso” (Presidente, 140); “paso a paso y como pueda/ se suele escapar el juerte” (Fierro, 171); “Y las aguas serenitas/ bebe el pingo trago a trago” (ídem, 205); “montaron y, paso a paso,/ como el que miedo no lleva,/ a la costa de un arroyo/ llegaron a echar pie a tierra” (ídem, 341). El carácter de mera ‘sucesión puntual’ del contexto determina que resulten extrañas aquí las preposiciones por (*atravesó la calle paso por paso), sobre (*atravesó la calle paso sobre paso) y tras (*atravesó la calle paso tras paso), que implicarían ‘tránsito’, ‘situación de superioridad’ y ‘situación de posterioridad’, respectivamente. En algunos de los ejemplos de los apartados anteriores, a puede alternar con la preposición con (escribir a máquina/ escribir con máquina; ir a caballo/ ir con el caballo…), expresándose así la relación como ‘acompañamiento positivo’. Regida por un sustantivo denotativo de ingenio u objeto manufacturado, como cocina, máquina, lámpara, motor,

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barco, etc., y complementada por un sustantivo denotativo de energía, como viento, gasolina, gas, vapor, etc.: “Trasladamos en una lancha a nafta a la isla Guaruja” (Carlos Quiroga, 101 cit. por Kany, Sintaxis, 394); “Una lámpara a parafina” (Latorre, Zurzulita, 24, cit. por ídem). La norma académica prefiere emplear aquí la preposición de (cocina a gas/ cocina de gas), que, en lugar de expresar la relación como ‘término final absoluto de un sentido de aproximación’, la expresa como ‘origen’. De ahí que aquélla parezca más dinámica que ésta. – ‘Modalidad’, cuando el sustantivo complementario presenta denotación abstracta. Según los contextos, pueden distinguirse las siguientes distribuciones más concretas de esta variante semántica de la preposición a: Complementada por sustantivos denotativos de modo, como manera, forma, estilo, moda, gusto, opinión, etc.: “cada maestro enseña a su manera” (PR-3, 1); “Retrato al modo fantástico” (LP-11, 4); “creo en la virgen a mi manera” (CHO11); “De modo que, a mi juicio (…), continuamos con que la educación se ha mejorado cualitativamente” (CA-7, 3); “las duchas aquí son distintas, me parece, a mi forma de ver” (LP-9, 8); “a mi modo de ver es un desastre” (BA-12, 7); “Creo que es la primera vez que arreglo un ambiente a mi gusto” (Tregua, 168). Según los casos, este uso de a puede ser sustituido, sin problemas, por la preposición según (cada maestro enseña a su manera/ cada maestro enseña según su manera), lo que alteraría sustancialmente la forma de expresar la relación sintáctica indirecta entre regente y régimen: a la expresa como mera ‘puntualidad terminal’, mientras que según la expresa como ‘subordinación a la orientación del régimen’, como sabemos ya. Complementada por un sustantivo denotativo de acción, afecto, cualidad, actitud, etc., como se aprecia en las siguientes combinaciones: “A veces lo toman los muchachos a broma” (ME-6, 5); “yo no me siento a gusto en el mundo” (ME-14, 2); “Allí las entradas a duras penas nos alcanzan para cubrir los gastos” (BO-11, 2); “Porque eso sí lo van a pagar a la fija” (BO-13, 5); “nosotros lo cogía-

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mos a broma” (PR-4, 1); “ella estudió que iba a pagar al contado” (CA-4, 2); “aquí están acostumbrados a hablar a voz en cuello” (CA-8, 4); “había sufrido transformaciones a juro” (CA-10, 4); “Yo pienso que me hubiera gustado hacer a lo mejor muchos trabajos” (BA-2, 2); “sí vende al por mayor” (POO3); “Lleras reía a carcajadas” (Ríos, 59). Con un complemento sustantivo que implica una noción cuantitativa: “ha evolucionado a un ritmo muy lento” (CA-1, 3); “Es una proyección a largo plazo” (BO-1, 4); “te pedalea a ochenta por hora” (BO-2, 6); “de ninguna manera he sentido que me traten a menos” (LP-10, 5); “¡A cántaros llovía!” (ME- 13, 5). Con un complemento nominal denotativo de la idea de relación de igualdad o desigualdad, como semejanza, diferencia, conforme, etc.: “el agua es muy fría a diferencia de la Arenilla” (LI-1, 2); “a conforme es el mal, así tiene que ser el remedio” (Bárbara, 232); “a conforme se presente, así les saldremos” (ídem, 245). Regida por un sustantivo o verbo denotativo de la idea de sensación, como saber, oler, sonar, olor, sabor, etc.: “Y a veces está lloviendo y entra el olor a tierra mojada” (ME4, 8); “entonces había un olor a plástico” (CR-5, 6); “El olor a éter y todo me comenzó a afectar” (CR-6, 7); “me gusta ese olor a hallaca, a pan de jamón” (VEO11); “una mujer que apestaba a pringue de cocina” (Bárbara, 231); “Decía que no tenía sentido ponerse a decir cosas que él no oía, que no le sonaban a nada” (Páramo, 80); “Un pueblo que huele a miel derramada” (ídem, 83); “Hay pueblos que saben a desdicha” (ídem, 153); “Olía a eso, a sombra recalentada por el sol” (Llano, 68); “agarra un sabor como a meados de burro” (ídem, 99); “Me sonaba a nombre de cielo aquel nombre” (ídem, 106); “Respiró un aire oloroso a trementina” (ídem, 108). b) Función lógico-designativa de ‘persona que recibe daño o provecho de la acción denotada por el verbo regente’ o ‘complemento indirecto’, fundamentalmente cuando aparece regida por verbos transitivos dotados de objeto directo y complementada por sustantivos denotativos de persona o cosa personificada. Según la

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orientación de la acción denotada por el verbo regente, este variante semántica de a puede presentar dos matices de sentido opuestos: 1. ‘Aproximación a la persona denotada por el complemento’, cuando la noción denotada por el verbo regente implica idea de aproximación, como dar, hacer un favor, entregar, mandar, etc.: “volvieron a venderse a gente de Brasil” (P-25); “a mí me ha tocado trabajar con otro programa” (BO-1, 2); “la inauguración oficial se efectuó cuando se abrieron al público los primeros consultorios” (BO-7, 5); “Cobré más amor al sacerdocio” (BO-11, 3); “lo único que hacíamos era quitarle la corriente a los tranvías” (BO-12, 4); “le he observado a esta profesora clases el año pasado” (BA-9, 2); “no les daba a nacer deberes a las chicas” (BA-10, 5); “¿Y cómo se le ocurrió a abuelita comprar en Alberdi?” (CA-11, 7); “no entiende qué es lo que le debe enseñar a un ingeniero” (CA-2, 6); “siempre poder corresponder a la universidad” (ME-6, 2); “le tengo pánico al examen de ingreso” (LP-4, 2); “Estoy releyendo el Olympio, la vida de Víctor Hugo, las cartas de amor de Víctor Hugo a Adela Fouché” (LP-11, 3); “Hay muchos niños que les tienen mucho miedo a las bombetas de los turnos” (CR-8, 2); “debe usted ver al señor Presidente y quejarse a él” (Presidente, 173). Este matiz semántico de ‘aproximación’ se manifiesta todavía con mayor claridad cuando el regente es un verbo denotativo de movimiento, como se aprecia en el siguiente ejemplo: “la decisión necesaria para acercarme a una mujer hermosa” (Ríos, 33). 2. ‘Alejamiento de la persona denotada por el complemento’, cuando la noción denotada por el verbo regente implica, de una u otra manera, la idea de separación, como quitar, escapar, sacar, robar, etc.: “Y nada puede escapar a los efectos de esta ley” (ME12, 1); “Yo te garantizo que le sacarán un buen chocolate al foráneo” (Ríos, 86); “La que quitaron a las indias” (ídem, 111). En determinadas partes de América, por analogía con estos verbos, se construye también con complemento indirecto el verbo aprender, que el español normativo prefiere complementar mediante un complemento preposición con de: “Apréndeme a mí, el hombre debe ser reservado” (Juan Modesto Castro, p. 398, cit. por Kany, Sintaxis, 395); “Desde hace tiempo aprendió a la abuela” (Benvenuto, 149, cit. por ídem). Digamos que nos encontramos ante dos formas indirectas distintas de expresar la relación entre dicho verbo y su complemento: mientras que el español más ge-

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neral la expresa como ‘origen’, las mencionadas normas americanas prefieren expresarla como ‘término final absoluto de un movimiento de aproximación’. c) Función lógico-designativa de ‘objeto’ o ‘término de la acción denotada por el regente’, que, según la gramática tradicional, se da sobre todo cuando dicho regente es un verbo transitivo o un sustantivo derivado de verbo transitivo, y el complemento preposicional un sustantivo generalmente denotativo de persona o ente personificado determinado: “le estoy llamando diariamente al jefe de investigación” (P-25); “y después dejé porque tenía a mamá un poco enferma” (BO-10, 1); “a mí me gusta mucho acompañarlo a él” (BO-10, 1); “Pero uno los ama a todos y los respeta a todos” (BO-11, 3); “hemos logrado una cosa muy interesante que es conseguir en la junta directiva que unamos a los copropietarios” (BO10, 6); “admiro a la juventud de hoy por la franqueza que tiene” (BO-13, 1); “no tiene por qué consultar al marido” (LP-13, 11); “era el hombre el protector a la mujer” (CA-10, 7); “yo he escuchado a gente adulta” (CA-12, 4); “La ley de protección al menor” (BA-14, 8). El uso de esta a está, de todas formas, regulado por factores mucho más complejos que los que sugiere nuestra tradición gramatical, como se ha puesto de manifiesto cuando los autores se han planteado el problema de forma más o menos detallada. Por una parte, sucede que muchos de los objetos directos preposicionales que se encuentran en los textos no denotan persona, sino animales o cosas: “no sentíamos a la tierra temblar” (CA5, 2); “Los aviones no se caen. A los aviones los tiran” (CA-6, 4); “asaltan a comercios en grupos numerosos” (ME-6, 1); “no simboliza a algo” (VEOO2); “detuvo a la mula e interrogó ingenuamente al cholo” (Hijos del viento, 15); “sintió a la oscuridad como el guarapo maduro” (ídem, 152); “está como en otro mundo, ensimismado, dibujando a la pantera” (El beso, 10); “Ahora si se mira el cielo se ve a la nube aguacera corriéndose muy lejos” (Llano, 15); “Se ve que han agarrado a la gallina por las patas” (ídem, 19); “esa amenaza de parar al país debe terminar” (R., 24/ VII, 4, cit. por Poloniato, “Las preposiciones en la prensa de Bogotá”, 226); “sin que se deja una cantidad adicional en litros o en kilowatios para estimular al nacimiento y desarrollo de industrias” (T., II/ 6, 6, cit. por ídem); “y atender con plena confianza a las cuestiones ordinarias” (T., 7/ V, 4, cit. por ídem); “¿Qué hacen ustedes que

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todavía no han maroteado a ese mostrenco” (Bárbara, 69); “Buscaremos a los patos en los montes del río” (Ríos, 44); “un techo de hoja de caña, haraposo, lleno de polvo, cubre a las casas” (ídem, 47); “He visto al San Jorge cargar a las tarántulas” (ídem, 129). Incluso, se da el caso de que algunos de ellos ni siquiera aparecen determinados: “enviar muchachos ingenuos, intoxicados por el odio irreflexivo, a servir inconscientemente a planes e intereses ultramarinos” (T., 4/ V, 5, cit. por Poloniato, “Las preposiciones en la prensa de Bogotá”, 226). Por otra parte, sucede también que determinados objetos que en la norma académica se construyen con preposición, en determinados registros populares aparecen construidos sin ella, es decir, que complementan el verbo nuclear de forma directa, según han señalado también los investigadores. Así, para Las Antillas, nos dice María Vaquero que «existen muchas vacilaciones en el uso de la preposición a con complemento directo de persona, con tendencia a la elisión»56. Veamos algunos casos concretos: “y yo salgo de clases y vengo con el bebé, también porque tengo la señora del servicio” (C121022, cit. por A. Álvarez y G. Barrios, en “Caracas y Montevideo: un estudio comparativo de la preposición “a” en dos muestras dialectales”, p. 479); “No es como ahora, que ahora los hombres no enamoran las muchachas, ahora las muchachas enamoran los hombres” (ídem); “Me vine, como le digo,/ trayendo esa compañera” (Fierro, 244). Lo que ocurre realmente aquí es que los hablantes eligen un tipo u otro de complemento en función de sus necesidades comunicativas: si sienten la necesidad de implicar totalmente (sin darle la más mínima autonomía) el sustantivo complementario en el predicado, pues simplemente lo construyen sin preposición; por el contrario, si solamente quieren afectarlo parcialmente, proporcionándole cierta autonomía, pues entonces lo introducen mediante la preposición a. De ahí la función focalizadora que atribuyen determinados autores a la variante objeto directo del sintagma preposicional que nos ocupa: «la preposición a-transitiva -nos dicen A. Álvarez y G. Barrios- además de marcar el caso -por eso es obligatoria con objetos humanos factibles de ser sujetos- tiene sin duda una función focalizadora»57. 56

“Antillas”, p. 65. “El uso de la preposición a ante objeto directo en el habla popular de la ciudad de México”, pp. 407. 57

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C) ‘Punto final absoluto de un movimiento de aproximación temporal’, o ‘puntualidad temporal’, cuando el término complementario es un sustantivo denotativo de circunstancia de tiempo. Según la denotación concreta de dicho sustantivo, podemos distinguir las siguientes distribuciones de esta a de sentido temporal: a) Complementada por sustantivos denotativos de horas, como las cinco, las doce, las cuatro, la una, etc.: “La vuelta a casa no siempre puede ser a la hora en que los chicos están despiertos” (BA-8, 2); “Las clases empezaban a las seis y se terminaban a las nueve de la noche” (BO-9, 2); “la forma de parar la ciudad era quitándole la corriente a los tranvías a las doce” (BO-12, 4); “sale a cualquier hora después de tomar cualquier cosa” (BO-13, 2); “si hay tiempo se va a almorzar y se vuelve a las tres” (CHO15). En el habla coloquial centroamericana y en la mejicana, también se construye a veces con a la noción temporal de las construcciones con el verbo ser que empleamos para preguntar por la hora: “¿A qué hora (sic) son? —A las cuatro” (Salazar García, 24, 230, cit. por Kany, Sintaxis, 393); “¿A qué horas serían cuando eso pasó, amigote?” (Inclán, II, 55). Al contrario que la norma académica, que presenta esta noción temporal como sujeto de la frase (¿Qué hora es?), los hablantes americanos aludidos prefieren presentarla como circunstancia temporal en la que se sitúa puntualmente la noción implicada en el verbo regente. Como señala Kany58, parece que el origen de tan curiosa combinación hay que buscarla en la analogía con los usos canónicos anteriores. b) Complementada por sustantivos denotativos de la idea de parte del día, como noche, mañana, atardecer, tarde, mediodía, amanecer, etc.: “a la noche, generalmente, tomábamos el tren nocturno” (BA-11, 6); “hay un secretariado que funciona a la mañana” (BA13, 3); “Yo le diría que habría que visitarlo a la tardecita” (BA-13, 6); “él (…) está a la tarde siguiente en su estudio” (El beso, 11); “Entonces empujó la puerta sólo cerrada a la noche” (Llano, 38). c) Complementada por sustantivos denotativos de segmentos temporales más o menos extensos, como día, semana, mes, año, etc., con cuantificación o sin ella: “nos casamos a los dos años” (CA-14, 5); “me pagaban creo que cien pesos al mes” (ME-8, 2); 58

Sintaxis hispanoamericana, p. 393.

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“Los demás seminarios sí van a ser de una hora dos veces a la semana” (BO-8, 6); “a mitad de semana mi vecino me llama” (CHOO6). d) Complementada por sustantivos denotativos de segmentos temporales genéricos, como vez, tiempo, momento, instante, minuto, segundo, etc.: “se están dando las dos cosas a la vez” (PR-1, 5); “Yo soy un tipo que vive en casa, pero a veces estoy a mil kilómetros también” (BA-1, 11); “me graban (…) tres grabadoras al mismo tiempo” (BA- 12, 4); “Nosotros tenemos también a veces un poco de eso” (BA-14, 3); “terminé las dos carreras al tiempo” (BO-3, 1); “Entonces vienen una serie de inquietudes que a veces la gente se alarma” (BO-12, 3-4); “están todavía a tiempo de ser arreglados” (CA-1, 4). En los tres casos citados en último lugar, las funciones de regente y régimen pueden aparecer desempeñadas por el mismo sustantivo: “día a día morían hasta doce individuos por la mañana” (Presidente, 32); “Sin embargo, fue callando día a día” (Ríos, 62); “noche a noche, un calendario/ tenían ellas que decir” (Fierro, 292); “Había quien gastaba mes a mes el producto entero de su trabajo” (Reyles, El gaucho, 18, cit. por Kany, Sintaxis, 400); “Estaba enviando día a día una redoma de leche para Lorenzo” (Azócar, 108, cit. por ídem); “Formaba noche a noche una ronda cordial cabe la luminaria” (Martínez Galindo, 146, cit. por ídem). En este caso, la relación de ‘puntualidad’ se entiende como ‘repetición’ o ‘reiteración’. En lugar de a, podría aparecer aquí la preposición tras (día a día/ día tras día), que presenta la particularidad de que expresa la ‘reiteración’ orientada en el tiempo. e) Complementada por un infinitivo (ocasionalmente, un sustantivo verbal) acompañado del llamado artículo determinado: “Al disminuir los tiempos de trabajo (…), se están ya rebajando los costos” (BO-1, 5); “ellos habían perdido comercio a la separación de los Estados Unidos de ellos” (BO-6, 7); “mi deber entonces, al llegar allí, era adiestrar personal” (BO-14, 2); “Lógicamente, al salir de allí, de Bellas Artes, yo no tenía ni título, ni calificaciones, ni nada” (BO-14, 5); “había cierta perversidad al darle al enfermo menos información de la que él necesitaba” (BA-12, 3); “Mi tío, a lo que llegaba el Embajador, tenía la costumbre de irse aflojando la corbata” (Atahualpa, 20). Se trata de complementos temporales que podría construirse también mediante el adverbio relativo cuando y una oración en forma personal, lo que eliminaría la no-

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ción de ‘puntualidad’ presente en a e introduciría una mera relación de ‘encuadre’. En combinación con el verbo estar, desarrolla nuestra preposición un matiz de ‘inminencia temporal’, como se aprecia en los siguientes ejemplos: “Está al llegar” (Bueno, 40, cit. por Kany, Sintaxis, 402); “El avión está al salir” (Rosenblat, cit. por ídem). Como sabemos ya, la presencia de por (estar por salir) y para (estar para salir) en este mismo contexto haría cambiar radicalmente el sentido de la frase: el ‘tránsito’ de por hace que se entienda en el sentido de ‘pendiente de’; el ‘sentido de aproximación finitiva con determinación del límite’, simplemente como ‘preparación’. f ) Complementada por el segmento dimensional lo largo desustantivo de tiempo, adquiere la variante semántica ‘puntualidad temporal’ de a un matiz contextual ‘durativo o extensivo’: “yo quisiera que usted me describa sus actividades a lo largo del día” (BA13, 2). 3.5.16. Campo de usos de la preposición ‘hasta’ La significación invariante ‘sentido-externo-aproximación-no polarizada-finitivo-extenso’ del complemento morfológico externo de la preposición hasta presenta constante e invariablemente el elemento que la rige situada en relación con una extensión semántica que termina en un punto final absoluto. Según la denotación del régimen, desarrolla tres grandes variantes generales: A) ‘Extensión de aproximación finitiva espacial’, cuando el sustantivo que la complementa denota lugar. Desde el punto de vista de la posición de la acción denotada por el regente respecto de la extensión del complemento morfológico externo de hasta, podemos distinguir dos subvariantes radicalmente distintas: a) ‘Extensión de aproximación finitiva espacial sobre la cual se sitúa la acción, la cosa, la cualidad, etc., denotada por el término regente’: “trepábamos un poquito hasta lo que es propiamente ya la cancha” (BA-3, 9); “se lo lleva en camiones hasta Mendoza” (BA7, 5); “¿y resulta muy caro para nosotros ir hasta allí?” (BA-13, 4); “Y lo trae prisionero hasta Santa Fe” (BO-6, 1); “se ponía unas alpargatas y un vestido hasta abajo” (CA-8, 11); “La casa se componía de un jardincito a la entrada —desde la entrada hasta el

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fondo de la casa” (ME-13, 2); “tiraba la boina hasta el techo y daba brincos” (ME-14, 9); “El hábito así, hasta el tobillo” (LP-9, 11); “partía del Dos de Mayo e iba hasta el Cinco Esquinas” (POO2); “el pelo hasta los hombros que es lo que se usaba” (El beso, 11). Por lo general, el hasta de estas frases puede alternar, sin problemas, con la preposición también terminativa a (trepábamos hasta la cancha/ trepábamos a la cancha), que presentaría la relación de aproximación finitiva sin extensión, como sabemos ya. b) ‘Extensión de aproximación finitiva espacial inmediatamente después de la cual se sitúa la acción denotada por el término regente’: “Vino a llorar hasta aquí, arrimado a su madre” (Llano, 55); “Mira qué chiquitas se ven las gentes que están hasta allá arriba” (cit. por Lope Blanch, “Precisiones sobre el uso mexicano de la preposición hasta”, 300); “Ella se sentó hasta delante” (ídem); “Su colegio estaba hasta la otra parte de la ciudad” (cit. por ídem). Se trata de un uso neológico que se localiza principalmente en el habla mejicana. Por lo demás, también en este caso es posible sustituir nuestra preposición por la preposición a (su colegio estaba hasta la otra parte de la ciudad/ su colegio estaba a la otra parte de la ciudad), e incluso de (su colegio estaba de la otra parte de la ciudad), sin aparentes diferencias denotativas, pero con sustanciales diferencias semántico-formales: hasta presenta la acción denotada por el regente situada justamente después de que haya terminado la extensión implicada. De ahí el matiz de ‘lugar remoto’ que, según señala Lope Blanch59, presentan las frases del tipo de las citadas; a la presenta en una relación de ‘yuxtaposición’ con el lugar denotado por el régimen; de ahí su matiz de simple ‘localización puntual’; y de, como ‘extendiéndose u orientado a partir del régimen’. B) ‘Extensión de aproximación finitiva nocional’, cuando el régimen preposicional denota cantidad, persona, objeto, fenómeno, etc. En este caso, el regente se sitúa siempre en la extensión implicada en el complemento morfológico externo de hasta, es decir, antes del límite. Desde el punto de vista funcional, pueden distinguirse dos distribuciones radicalmente distintas de esta variante semántica de nuestra preposición:

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«Precisiones sobre el uso mexicano de la preposición hasta», p. 300.

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a) Complementada por un sustantivo que carece de función sintáctica previa. En este caso, se entiende como ‘cuantificador terminal’ de la acción denotada por el elemento regente. Es lo que se observa en los ejemplos que citamos a continuación: “se han ido cada vez achicando los metros cuadrados de cada casa hasta llegar a los mínimos” (CH-11, 1); “Hasta donde yo sé, no hay por donde mirar a un sector de las fuerzas armadas” (BO-2, 6); “Y hasta cierto punto aquí son más independientes” (BO-9, 4); “Bueno, he llegado hasta el bachillerato” (LP-9, 6); “Iba disminuyendo hasta llegar a diez en el último año” (LP-10, 6); “me fueron ascendiendo hasta llegar a ser cobrador de cuentas en el carretón” (CR-6, 1); “esos muchachos hasta cierto punto no tienen campo de trabajo” (CA-2, 1); “hice los estudios hasta tercero de teología” (ME-5, 1); “hay que levantar mucho la pierna hasta clavar el esquí” (BA-3, 4); “coger trabajos hasta donde tú puedas financiarlos” (VEO13). En función sintáctica apositiva, se emplea a veces esta variante de hasta (generalmente, en correlación con la forma significativa de ‘origen’ desde) para indicar que la cosa aludida abarca la totalidad de su clase: “tratamos problemas de actualidad, desde los asaltos de bancos, hasta las elecciones” (CH-11, 4); “El proceso ideal pues incluiría una serie de etapas desde el diseño inicial de todas las áreas que van a cubrirse hasta la puesta ya en televisión” (BO-1, 5); “Se debería cambiar la orientación de la educación en todos sus sectores: desde el elemental o primario hasta el universitario o superior” (BO-7, 2). b) Complementada por un sustantivo, verbo, adjetivo u oración que desempeñan ya una determinada función en el enunciado60. En este caso, puede combinarse con todas y cada una de las funciones sintácticas oracionales: 1. Con el sustantivo que desempeña la función de sujeto léxico: “desde la aristocracia hasta el último de los vecinos participan en este banquete que es público” (POO5); “en el hospital atiende hasta el veterinario” (CHO32). 2. Con el sustantivo que desempeña la función de complemento directo: “está captando hasta el último ruido” (CA-8, 4); “Yo veo 60 Para un estudio más profundo de este uso cuantificador de la preposición hasta, vid. M. Morera, “Sobre el supuesto ‘travestismo’ lingüístico de hasta”, en Teoría preposicional, pp. 105-114.

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que hasta muchas de las costumbres de Caracas se han como perdido” (CA-8, 5); “a mi mamá le preguntaban hasta cosas de finanzas” (CA-10, 2); “me ofrecen hasta seiscientos bolívares el metro” (CA-14, 6); “te encuentras desde las posiciones más retardatarias hasta los tipos más avanzados” (BO-2, 6); “tenía hasta un armamento muy sofisticado” (LP-2, 7); “se hacen fácilmente tres, hasta cuatro incluso” (LP-7, 5); “a veces tienen hasta su propio colorido” (PR-5, 1); “hay hasta una especie de recelo o de celo en el trabajo que está desarrollando” (BA-13, 2); “hay unos que tienen hasta tres o cuatro” (VEOO2); “he cursado solamente hasta el sexto año” (BoOO6); “Dio hasta tres bocanadas de aquel sabor” (Páramo, 131); “el cerdo vive tan gordo/ y se come hasta los hijos” (Fierro, 272); “Por si acaso, ¿no había dejado hasta que se le fuera su mujer?” (Llano, 90). 3. Con el sustantivo que desempeña la función de complemento circunstancial o complemento régimen: “se sabía la historia patria hasta en sus mínimos detalles” (BO-9, 1); “hay hacinamiento hasta en los sitios en que teóricamente no lo debiera haber” (CA-5, 1); “pueden estar hasta en una misma facultad y no se conocen” (CA5, 4); “yo he tratado en cierto modo hasta de obligarlo un poco” (CA-12, 2); “y el indio en tal ocasión/ recela hasta de su aliento” (Fierro, 206); “digo que hasta con pichicos/ era capaz de jugar” (ídem, 299); “Bien lo pasa hasta entre pampas/ el que respeta a la gente” (ídem, 345); “Hasta en la noche, tomándome las lecciones, todavía estaba pensativo” (Bárbara, 158); “después salían hasta de día” (Llano, 34). 4. Con el adjetivo que desempeña la función de atributo o de complemento predicativo: “me consideraban a mí hasta más peligroso que los mismos de izquierda” (CA-6, 9); “yo diría en cierto modo que hasta elemental” (CA-7, 2); “está igual que tú; hasta más pálido” (Ríos, 96); “son cosas muy dichas ya/ y hasta olvidadas de viejas” (Fierro, 321). 5. Con un segmento oracional completo, que se entiende entonces como el último ejemplar de toda una serie de ellos: “hasta me llegaron a dar un Martín Fierro” (BA-6, 2); “hasta juramos querernos hasta la muerte” (BoOO6); “felizmente en la hacienda hasta se pudren las naranjas y los limones” (Ríos, 110); “Quizá hasta empecemos a tener miedo uno del otro” (Llano, 65); “y hasta se puede probar y sentir” ídem, 99); “Así hasta se nos quitaría un poco lo aburrido” (ídem, 111).

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Como se ve, en estas particulares distribuciones, la significación ‘extensión de aproximación finitiva’ de la forma preposicional que nos ocupa se entiende como delimitador de la extensión de la función sintáctica que desempeña el elemento que la complementa. De ahí que nuestra tradición gramatical la haya considerado como adverbio, equivalente a las formas aún e incluso. C) ‘Extensión de aproximación finitiva temporal’, cuando el régimen preposicional denota circunstancia de tiempo. De nuevo, según la posición que ocupe la acción denotada por el elemento regente respecto de la extensión de hasta, podemos distinguir dos grandes variantes semánticas: a) ‘Extensión de aproximación finitiva temporal en que se sitúa la acción denotada por el elemento regente’, sobre todo cuando se trata de un verbo durativo. En este caso, el régimen de la preposición puede entenderse en dos sentidos distintos: 1. Como ‘punto final absoluto en que termina la extensión que implica hasta’. Es lo que se aprecia en los textos que se citan a continuación: “Esa preocupación se inició con los albores de la Independencia (…) y se prolonga hasta ahora” (BO-5, 1); “eso hasta ahora me tiene más o menos contenta” (BO-14, 1); “hasta hace una semana he estado absolutamente sola” (ídem); “quedábamos en la vía hasta la hora de levantarse” (BA-11, 7); “teóricamente dormíamos hasta las siete” (ídem); “un error que se comete a los dieciocho años, perfectamente se puede arrastrar hasta los cuarenta” (CA-3, 3); “había decidido no ir a clase hasta después de Semana Santa” (ME-1, 4); “y así continúa otra vez hasta el fin del solsticio de invierno” (ME-12, 2); “No me las admitían hasta los siete años” (ME-14, 8); “Hasta el trece de agosto la va a defender” (LP9, 1); “había cosas que me molestaban y que hasta ahora me molestan” (LI-13, 2); “hasta ahorita todavía está cambiando” (POO3); “sí deseo que no me falte dinero hasta fin de año” (BoOO1); “hasta ahora nos hemos mantenido” (CHO13). Muy frecuentemente, el término o régimen no es un sustantivo denotativo de tiempo, sino más bien un infinitivo o toda una oración introducida por el anunciativo que: “eso duró hasta que yo estuve en primer año de bachillerato” (CA-5, 3); “las bodas, hasta no verlas no creerlas” (ME13, 6); “Entonces permanece radical hasta tanto que no acepta el

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cambio de Núñez” (BO-6, 3); “Yo hasta ahí había estado sumamente serena, había contestado todo muy bien” (BO-8, 3); “Desde allí comencé nuevamente la carrera, ya en forma regular con derechos y obligaciones, hasta coronar la carrera” (BO-14, 5); “Quién sabe cuántos tarros tiró hasta que le salió uno que compuso” (CR4, 5); “durante mucho tiempo hicimos eso hasta que aprendimos más o menos a hacer la vuelta fundamental” (BA-3, 9); “se hacen treinta pruebas hasta que la grabación salga perfecta” (BA-6, 3); “¿Por qué no había entrado a las chicherías hasta encontrar a doña Felipa?” (Ríos, 115). En algunos casos, el hasta que nos ocupa actúa en correlación con desde, que se encarga de expresar el punto de partida de la duración temporal que aquélla lleva a su término: “se hace una fiesta que empieza desde el uno de agosto hasta el treinta de agosto” (P-19). 2. Como proceso (generalmente, negativo) que se extiende a lo largo de toda la duración de hasta: “Los niños no deben de conocer ciertas cosas hasta que no tengan una edad suficiente para analizar y saber lo que son todas esas cosas” (HAB-5: 129, cit. por De Mello, en “Hasta = hasta no/ hasta no= hasta en el español hablado en once ciudades, 21); “El matrimonio no está bien hecho hasta que no hay familia” (MÉX-21: 229, cit. por ídem); “Bueno, no me caso hasta que no termine la carrera” (SANT-1: 17, cit. por ídem); “los Sandovales con los Luzardos, hasta que ellos no nos boten” (Gallegos, Bárbara, 42). Precisamente por ello, puede nuestra preposición ser reemplazada aquí por el adverbio mientras (no me caso hasta que no termine la carrera/ no me caso mientras no termine la carrera), que expresaría la relación como ‘simultaneidad no limitada’. Si, en lugar de no me caso hasta que no termine la carrera, se dijera no me caso hasta que termine la carrera, entonces tendríamos que interpretar el régimen como mero límite de la extensión de hasta, y no como proceso que ocupa toda su duración61. No hay, por tanto, en la frase que nos ocupa «no superfluo o espurio», como han querido siempre los preceptistas gramaticales, sino más bien formas distintas de interpretar el elemento que desempeña la función de régimen de la preposición: en un caso (el

61 He tratado el problema de esta construcción en mi «Sobre el llamado “no superfluo” en frases introducidas por “hasta que no”», en Teoría preposicional, pp. 95-103.

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que prefieren los puristas), se interpreta como ‘puntual’; en el otro (en el que los puristas denominan “hasta de no expletivo”), se interpreta como ‘extenso’. El uso se ha detectado en toda Hispanoamérica, exactamente igual que en España, tanto en los registros cultos como en los populares. Para México, por ejemplo, nos dice G. De Mello que “la frecuencia de uso del no expletivo con hasta parece ser más o menos igual entre hablantes cultos e incultos”62. b) ‘Extensión de aproximación finitiva temporal inmediatamente después de la cual empieza a discurrir la acción denotada por el elemento regente’, sobre todo cuando aparece regida por un verbo perfectivo o puntual, tal como advierte el citado Lope Blanch: «creo que la razón de la diferencia (entre el hasta que sitúa el verbo antes del punto de referencia y el que lo sitúa después de él) radica en la naturaleza del verbo. Si se trata de un verbo perfectivo, puntual, el hablante mexicano se inclina por la interpretación anómala, peculiar de su dialecto, según la cual, en usos como los ahora considerados, la preposición hasta introduce el complemento que indica el comienzo de la acción»63. Por el contrario, «si la acción principal se presenta como claramente imperfectiva o durativa, la preposición hasta mantiene su significado de determinación final»64: “En Europa parece que yo… a… fui hasta el año pasado por primera vez” (BO-9, 2); “hasta los cincuenta años he dejado de trabajar” (BoOO6); “hasta que llegue la fiesta, ya ahí está encargado” (POO8); “¡No! ¡Sólo hasta hoy robaron la sal!” (Ríos, 102); “Hasta que ahora pronto comencé a llenarme de sueños” (Páramo, 65); “la madre de usted no me avisó sino hasta ahora” (ídem, 74); “¿Y hasta ahora vienes con ese cuento?” (ídem, 116); “Porque las palabras que había oído hasta entonces, hasta entonces lo supe, no tenían ningún sonido, no sonaban” (ídem, 114); “Cancelaré esta cuenta hasta el día primero de mes” (Cascante, 170, cit. por Kany, Sintaxis, 432); “Me parece que hasta ahora está empezando” (Torres Arjona, 59, cit. por ídem); “Hasta ahora oigo que ‘pisto’ no es palabra castellana” (Salomé Gil, Cuadros, 103, cit. por ídem); 62 “Hasta = hasta no/ hasta no = hasta en el español hablado en once ciudades”, Anuario de Letras, XXX (1992), p. 25. 63 Art. cit., pp. 309-310. Esta tendencia distribucional había sido señalada antes por R. Williamson, en su El habla de Tabasco, México, 1986, p. 136. 64 Art. cit., p. 313.

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“Nosotros tuvimos que tomar un coche porque nos aseguraron que hasta mañana correrían de nuevo esos trenes” (Azuela, Las tribulaciones, 84, cit. por ídem); “Mi hermana salió el jueves … y debía regresar hasta la mañana” (Magdaleno, 97, cit. por ídem). Se trata de contextos en que también podrían aparecer, sin problemas, las preposiciones a (abriremos hasta las cinco/ abriremos a las cinco) y desde (abriremos desde las cinco), sin aparentes diferencias denotativas, pero con radicales diferencias en la forma de expresar la relación sintáctica indirecta entre regente y régimen: hasta presenta el régimen como ‘proceso que empieza en el punto en que acaba su extensión temporal’. De ahí el matiz enfático señalado de que la acción se ha retrasado65. Precisamente por ello, como señala Lope Blanch, «no se diría que alguien ‘no entra a trabajar hasta las ocho de la mañana’, sino que ‘Entra a las ocho’, pero sí se diría que ‘No entra a trabajar hasta las doce’»66; a lo presenta como mera ‘puntualidad temporal de la acción’; y desde como ‘punto de partida de una extensión de alejamiento’. No se trata, por tanto, de un uso anómalo o incorrecto de hasta, como nos vienen a decir algunos autores. Aquí no hay ni elisión del adverbio no, como señala Cuervo67, ni confusión entre hasta y desde, como supone Lope Blanch cuando dice que en estos contextos nuestra preposición «pasa a desempeñar funciones propias de desde en su uso también anómalo -mexicano- como introductora de complementos que indican el momento en que se produce -se «inicia»- una acción puntual: ‘Desde el viernes saldré de viaje a Europa’ o ‘Hasta el viernes saldré de viaje a Europa’, con la sola diferencia de matiz señalada más arriba»68. Y no hay ni elisión de no ni confusión hasta-desde simplemente porque: primero, si apareciera el no, entenderíamos el 65 «En la mayoría de los ejemplos tomados de discursos reales —nos dice R. Graciela Montes—, encontramos justamente esto, enfatizando que hay una tardanza en el evento o la actividad, y que se hubiera esperado que ocurriera antes». “Aspectos semánticos de la preposición ‘hasta’ en el español de México”, p. 429. 66 “Precisiones sobre el uso mexicano de la preposición hasta”, p. 300. 67 “En Bogotá (también en México y América Central) se dice ‘hasta las cuatro llega’, omitiendo el no como en ‘a las cuatro llega’ ”. Apuntaciones crítica sobre el lenguaje bogotano, p. 323. Para Moreno de Alba, “es raro que en el español (sobre todo el hablado) americano de algunas regiones (México, por ejemplo) se utilice convenientemente el adverbio no en este tipo de construcciones”. El español de América, p. 187. 68 “Precisiones sobre el uso mexicano de la preposición hasta”, p. 299.

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regente como anterior al régimen de hasta, y no como posterior; y segundo, porque desde expresa la relación sintáctica de forma totalmente opuesta a como la expresa hasta69. La génesis semántica de este uso neológico de nuestra preposición, cuyos orígenes M. Dominicy70 sitúa en el siglo XIX, hay que buscarla en los usos de anterioridad, que son los originarios. ¿Cómo se pasa del uno al otro? Pues simplemente achicando contextualmente al máximo la extensión del complemento morfológico externo del signo mediante adverbios atenuativos del tipo sólo, casi, apenas, etc., como se aprecia en el siguiente ejemplo: «apenas hasta este año hemos podido llegar hasta el Llano Oriental» (BO1, 4). Además, en principio, también debió de contribuir al desplazamiento de sentido que comentamos el hecho de que, por lo general, el sintagma con hasta apareciera al principio del enunciado, como señala el mencionado Cuervo71. Respecto de su difusión, hay que señalar que se trata de un uso que alcanza a varios países hispanoamericanos, aunque con mayor o menor vitalidad según las zonas, y que convive con el uso de anterioridad. Donde más vitalidad parece tener es en México, Colombia, América Central, etc. Para México en concreto, señala Lope Blanch que «en las dos terceras partes (69.5 %) de las ocasiones en que los hablantes mexicanos se sirven de la construcción aquí considerada, optan por la variante anómala, apartándose del uso

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Kany fue perfectamente consciente del hecho al afirmar que “cierto es que es posible rectificar el uso ilustrativo (‘hasta el lunes habrá clases en la escuela’) por medio de desde (‘desde el lunes habrá clases en la escuela’), pero no se consigue con ello expresar exactamente la misma actitud psicológica (el significado es ‘no hasta el lunes’, etc.), siendo, además, imposible reemplazar en todos los casos por desde el hasta mal usado”. Sintaxis hispanoamericana, p. 432. 70 “La evolución del español hasta en Hispanoamérica”, Anuario de Letras, XX (1982), pp. 41-90. Vid. también Félix Carrasco, “La variante mexicana de hasta: perspectivas diacrónicas sincrónicas”, en El español de América, I, Valladolid, 1991, p. 461. 71 Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, p. 466. La tendencia a la anteposición ha sido confirmada en los últimos tiempos por G. De Mello: “Los ejemplos del corpus usados para el siguiente estudio también arrojan un porcentaje más alto de anteposición de hasta, como se señala en el Cuadro 2 (anteposición= 57% sumando los casos del habla culta y popular”. “Hasta = hasta no/ hasta no = hasta en el español hablado en once ciudades”, p. 15.

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hispánico general»72, y que «afecta tanto a la norma popular como a la norma culta, aunque en porcentajes distintos, cuatro veces mayor en la primera que en la segunda»73. La implantación del fenómeno parece mucho menor en la zona de los Andes. En Chile y Argentina apenas se ha documentado algún que otro caso74. Obviamente, en estas condiciones de antítesis de sentido, el contexto se encarga de resolver las distintas posibles situaciones de ambigüedad. 3.5.17. Campo de usos de la preposición ‘de’ La significación invariante ‘sentido-externo-alejamiento-no extenso’ del complemento morfológico externo de la preposición de presenta constante e invariablemente el elemento que la rige (sustantivo, adjetivo o verbo) situado en una relación de orientación de origen respecto de la persona, animal o cosa denotado por el elemento que la complementa. Desde el punto de vista de la condición categorial del regente, en su campo de usos destacan dos grandes distribuciones: la distribución verbo-de sustantivo y la distribución nombre-de sustantivo. A) Regida por un verbo, generalmente, la significación invariante de ‘alejamiento’ mencionada trasciende el plano de la significación sintáctica propiamente dicho y se entiende como ‘movimiento de alejamiento externo’, en muy diversos sentidos, según la naturaleza denotativa del elemento complementario: a) ‘Alejamiento sin extensión espacial’, cuando dicho término complementario se entiende como denotación de lugar. De acuerdo con la naturaleza conceptual concreta del regente, pueden distinguirse, a su vez, dos subvariantes distintas de esta variante semántica general:

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“Precisiones sobre el uso mexicano de la preposición hasta”, p. 307. Loc. cit. 74 Un estudio más detallado de la difusión del uso de hasta que nos ocupa puede verse en el citado artículo de G. De Mello, “Hasta = no hasta/ hasta no = hasta en el español hablado de once ciudades”, pp. 5-28. 73

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1. ‘Alejamiento sin extensión espacial con desplazamiento’, cuando se combina con verbos que implican noción de movimiento. Se da sobre todo en las distribuciones siguientes: • Regida por verbos denotativos de movimiento no initivo, como ir, venir, llegar, traer, caminar, andar, pasear, etc.: “todo lo que viene de fuera lo consideramos muy bueno” (CA-2, 1); “Fíjate que llegaron y las bajaron del barco” (ME-14, 5); “yo iba ascendiendo de un curso a otro” (BO14, 5); “esos proyectos ya vienen elaborados de Caracas” (VEO13); “llevan palmas de la selva” (POO5); “el material viene de Amazonas” (POO6); “y si yo no les hago caso a ellos, ellos se revuelven de mí” (POO7); “puedo ir de aquí a la Florida” (CHOO8); “¡Anda, vete ya de por todo esto!” (Bárbara, 135). Cuando el complemento es un sustantivo que denota lugar de forma literal, y no de forma metafórica, puede aparecer desde en lugar de de (v. gr., llevar palmas de la selva/ llevar palmas desde la selva), para precisar el punto de partida y poner extensión a la relación de ‘alejamiento’. Como sabemos ya, el término final del movimiento se expresa mediante las preposiciones a y hasta: v. gr., Fuimos de Santiago a Valparaíso en media hora. En correlación con la preposición en, indica el de que consideramos el origen de un movimiento que luego se difunde reiteradamente y de forma ilimitada por numerosos ámbitos de la clase denotada por el régimen: “Andaba de toldo en toldo y todo me fastidiaba” (Fierro, 229); “y ansí de estrago en estrago/ vive llorando la ausencia” (ídem, 157); “y de allá bajó hace algunos años, descolgándose de hato en hato” (Bárbara, 13); “y así, de mano en mano, fue Altamira a caer en las de un tal Balbino Paiba” (ídem, 35); “La viuda de Carvajal erró de casa en casa” (Presidente, 234); “Bajó a trancas, de dos en dos, las gradas” (Ríos, 142); “Y de boca en oído, y de oído en boca, Juancito el jardinero se lo vino a saber” (Atahualpa, 56). Como señala Cuervo, “cuando decimos que la fama de una persona cunde de gente en gente o de pueblo en pueblo, no solamente ocurre a la mente el concepto de tránsito, sino el de que, habiendo cundido en un lugar, cunde luego en el

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otro”75. Como es fácil ver, esta ilimitación de los ámbitos recorridos está provocada tanto por el hecho de que sea el mismo sustantivo el que actúa como régimen de ambas preposiciones, como por el hecho de que éste aparezca sin determinación. • Regida por verbos denotativos de la idea de movimiento de separación, como salir, sacar, partir, alejar, despegar, quitar, nacer, separar, etc.: “de ahí traen leches, quesos, todo” (POO8); “de mi mesa de dibujo salen las páginas diseñadas” (BO-4, 3); “Entonces sigo el cuento, porque de ahí arranca todo” (BO-8, 3); “¿Y después los datos de dónde los sacan?” (BA-10, 2); “eran artículos sacados de veinte partes” (BA-11, 11); “Generalmente salíamos de la universidad a tomarnos un café en la esquina” (CA-6, 2); “Observo gente muy jovencita que sale de la ciudad” (CR-1, 4); “se tenía uno que salir del estudio” (ME-4, 3); “no tienen de dónde sacar” (CHO11); “Brotan quejas de mi pecho,/ brota un lamento sentido” (Fierro, 202); “Y ahora quiero que me digas/ de dónde nace el amor” (ídem, 331); “no se le agua el ojo para mandar a quitarse de por delante a quien se le atraviese” (Bárbara, 14); “Despéguese de la costa del monte, que el bicho le va acosando” (ídem, 144); “quité del cancel de la iglesia (…) el aviso del jubileo” (Presidente, 16). Aunque, en muchos de estos casos, de podría alternar con desde (v. gr., salir de mi casa/ salir desde mi casa), que pondría extensión a la relación de ‘alejamiento’, lo cierto es que en otros contextos, sobre todo, cuando lo que se destaca en el verbo es más el punto de partida del movimiento que el movimiento mismo (caso de nacer, quitar, despegar, por ejemplo), ésta resulta un tanto extraña: quitar del armario, pero no *quitar desde el armario, que, en caso de aparecer, se entendería como complemento externo a la denotación del verbo. Tanto en este caso como en el anterior, la denotación de lugar del régimen preposicional puede ser simplemente metafórica: “ellas vienen de cero sin nada” 75 Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, p. 296. Kany coincide con Cuervo en que se trata de una construcción analógica: “en numerosas regiones es corriente hacer(se) de cuenta (raramente hacer de caso) por hacer(se) cuenta), probablemente debido a analogía con otras locuciones en que se hallan presentes hacer y de (hacerse de nuevas, hacer de portero, hacer de rogar, etc.” Sintaxis, p. 413.

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(P-13); “cuando egresé del colegio, entré a estudiar Medicina a San Marcos” (LI-7, 5); “no puede partir de un esquema y prever qué va a ocurrir” (BA-12, 6); “se sacan buenos provechos de ellos” (CHO13). • Regida por verbos que denotan la idea de ‘poner una cosa suspendida por algún punto o parte de ella’, como colgar, guindar, pender, suspender, etc.: “Se acercó a un mueble del que pendían muchos bastones” (Ríos, 22); “sosteniéndolo de una de las solapas” (ídem, 95); “Estaba colgada de aquella soga que le lastimaba la cintura” (Páramo, 160); “sólo la pura funda que le colgaba de la cintura” (Llano, 44); “era raro que no viéramos colgados de los pies algunos de los nuestros” (ídem, 83). • Regida por verbos denotativos de la idea de ‘agarrar una cosa’, como prender, aferrar, asir, trincar, sujetar, pillar, coger, agarrar, etc.: “también se abastecen mucho de Tahití” (CHO32); “venían a recogerme del trabajo” (POO7); “y con ambas manos se prendió de los testículos de valle” (ídem, 137); “Escoge de las que quieras” (Páramo, 169); “Lo agarran de los cabellos/ y le arrancan los mechones” (Fierro, 225). El carácter puntual de las acciones denotadas por los verbos de las dos distribuciones estudiadas en último lugar hace que la preposición desde resulte un tanto extraña en estas combinaciones: v. gr., asir del cuello, pero no *asir desde el cuello. • Regida por verbos que carecen de la idea de movimiento, como presionar, insistir, mangonear, maquinar, influir, etc.: “De donde me presionan es de la presidencia” (El beso, 201). Se trata de un contexto en que podría aparecer perfectamente la preposición desde (presionar de la presidencia/ presionar desde la presidencia), que añadiría a la relación de ‘alejamiento’ las matizaciones semánticas consabidas. 2. ‘Alejamiento sin extensión espacial sin desplazamiento’, cuando aparece en contextos puramente estáticos, como los que se citan a continuación: “De otro lado, pues ya hay aspectos educativos que tocan formalmente con el banco” (BO-12, 5); “había un triángulo grande de ese lado” (BA-11, 8); “me parece que eran una cocina de un lado y un baño del otro” (BA-11, 9); “Yo creía que Sayuela quedaba de ese lado” (Páramo, 118). Es lo que determina que de pueda alternar en estos contextos con las preposiciones en

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(de un lado había una cocina/ en un lado había una cocina) y por (por un lado había una cocina), cambiando, eso sí, la forma de expresar la relación sintáctica indirecta entre regente y régimen: de la expresa como ‘origen’; de ahí el matiz de ‘orientación’ que se percibe en la frase de un lado había una cocina; en la expresa como mero ‘encuadre estático’; de ahí su matiz de ‘localización exacta’; y por la expresa como ‘tránsito’; de ahí que la relación de localización que implica resulte más indeterminada. b) ‘Alejamiento sin extensión nocional’, cuando el sustantivo complementario se entiende como concepto, fenómeno, objeto, persona, acción, etc. Según la naturaleza conceptual del verbo regente, puede hablarse de dos grandes subvariantes de esta variante semántica general de la preposición de: 1. ‘Alejamiento sin extensión nocional que se orienta desde la acción denotada por el verbo regente’, sobre todo cuando dicho verbo implica de una u otra manera la noción de ‘movimiento’. Es variante semántica general que encontramos sobre todo en las siguientes distribuciones: • Regida por verbos que implican la idea de ‘separación’, como desvincular, separar, divorciar, alejar, desligar, ausentarse, desaparecer, desistir, etc.: “lo desvincula a uno muchas veces de las profesiones” (CA-3, 1); “estas personas están ausentes de todos estos cursos” (CA-7, 3); “se divorció de su papá” (CA-10, 2); “hace once años que estoy separada de mi marido” (P-7, 2); “estaba en el colegio que más alejado estaba de todo tipo de actividad” (PR-1, 1); “había un sector que estábamos aislados de eso” (ídem); “se puede desligar de la política” (PR-1, 2); “estuvo mucho tiempo en Piura y alejado de la familia” (LI-2, 15); “él salvó el país del comunismo” (CHOO7); “situaciones de las que no he estado ajeno desde niño” “así que se deshicieron del perro” (CHOO8); (CHO12); “Le di de comer y no se despegó de mí en toda la noche” (Páramo, 158); “Puedo decir donde quiera/ que si faltas he tenido,/ de todas me he corregido” (Fierro, 310-311); “Para vencer un peligro,/ salvar de cualquier abismo,/ por experiencia lo afirmo” (ídem, 345); “todo el dinero que caía en sus manos desaparecía de la circulación” (Bárbara, 35); “Salvina cerró la reja y se despidió de mí” (Ríos, 116).

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• Regida por verbos que denotan la idea de ‘desprendimiento’, ‘transformación’, etc., como cambiar, desnudar, trocar, despojar, borrar, eliminar, deshacer, librar, curar, etc.: “el individuo no se libera de esas ciudades” (CA-1, 2); “Sacar montones de cosas que ella tiene y liberarse de montones de tensiones” (CR-14, 6); “Ahorita la revista cambia de formato” (BO-4, 2); “el caso fue que ella se deshizo de sus hijos” (ME-3, 8); “Los árboles de follaje caduco se han despojado de su follaje” (ME-12, 2); “una vez cambió de peinado y se hizo un rodete alto” (BA-11, 5); “Cambiaron de jefe de redacción en A” (LP-3, 2); “los comuneros se descargaron de las parihuelas” (Hijos del viento, 176); “Privado de tantos bienes/ y perdido en tierra ajena” (Fierro, 229); “De andar persiguiendo viudas/ me he curado del deseo” (ídem, 288) “doña Asunción abandonaba definitivamente el Llano para trasladarse a Caracas con Santos, único superviviente de la hecatombe” (Bárbara, 22). • Regida por verbos que implican la idea de ‘cesación’, como acabar, terminar, finalizar, cesar, dejar, etc.: “ya no puede dejar de trabajar” (LP-3, 1); “ahora dejé de hacer siquiatría” (CH1, 2); “en cualquier momento deja de ser corriente” (BA-7, 4); “usted me había dicho que había dejado de estudiar” (BA10, 1); “te la ponen acabadilla de sacar del horno” (CA-4, 3); “no pararon de cantar hasta que amaneció” (Llano, 7). Cuando el régimen preposicional es un infinitivo, la combinación constituida por el regente y la preposición se suele entender como matización aspectual terminativa léxica de dicho infinitivo. Como sabemos ya, además, esta preposición de puede conmutar con la preposición por (v. gr., acabar de estudiar/ acabar por estudiar), que, al expresar la relación como ‘tránsito’, haría que la combinación adquiriera el sentido contextual de ‘tras vencer ciertos obstáculos’. • Regida por verbos denotativos de la idea de ‘perder la memoria, la atención, etc., o apartarlas de algo’, como olvidar, distraerse, desconfiar, perder la cuenta, despistarse, dudar, etc.: “creo que me olvidé de decirle el nombre” (BA-13, 2); “todo ser humano duda de su sexo” (CA-10, 7); “el marido desconfía de sus compañeras” (BoOO3); “de mi sueño me despierto” (Fierro, 199); “Hay muchos que son dotores,/ y de su ciencia no dudo” (ídem, 333); “¿Dudas todavía de que todo

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esto no sea obra de tu enemiga?” (Bárbara, 163). Por su parte, el verbo olvidar puede construirse también sin preposición, como se observa en el siguiente ejemplo: “¡Ajai!, exclamó ella pasándome el té… al que no se olvidó agregarle el correspondiente cognac” (Jaime Mendoza, Memorias, II, 59, cit. por Kany, Sintaxis, 410). Con ello se alteran radicalmente las relaciones sintácticas: cuando aparece de, el complemento se presenta como ‘origen del proceso’; sin de, el complemento se presenta como objeto totalmente afectado por el proceso. • Regida por verbos que implican la idea de ‘prender’, como agarrar, tomar, coger, asir, prender, aprender, etc.: “Lo poquito que aprendí de física lo aprendí de él” (CR-1, 6); “entonces me llevaba de la mano a visitar gente importante” (BA-6, 4); “una encuesta que tomamos del libro de Adorno” (BA-12, 2); “También de ellas aprendí mucho” (BO-11, 3); “sería pues sacado, pero con pinzas y de los cabellos” (LP-2, 2); “Aprendé de las hormigas:/ no van a un noque vacío” (Fierro, 272); “Aprendan de las cigüeñas/ este ejemplo de ternura” (ídem, 346). 2. ‘Alejamiento sin extensión nocional que se orienta hacia la acción denotada por el verbo regente’, cuando dicho verbo implica, de una u otra manera, la idea de ‘adquisición’, ‘elaboración’, etc. En este caso, destacan las siguientes distribuciones: • ‘Materia’, cuando el verbo regente denota acción que requiere la participación de otro elemento en su elaboración y el elemento que actúa como régimen proporciona ese otro elemento. Según la naturaleza semántica del mencionado elemento regente, pueden distinguirse las siguientes distribuciones: – Regida por verbos denotativos de la idea de ‘echar o poner algo en un lugar’, “La crisis que está llena de oportunidades” (CR-5, 4); “estaba acostumbrada a vivir rodeada de gente” (LI-4, 2); “eran unas mujeres vestidas todas de negro” (LI-8, 1); “estaba rodeada de gente sumamente decente y culta” (CA-13, 2); “En esa época estaba lleno de brasileros que iban a Bariloche” (BA-3, 7); “cuando disponemos de dinero (…) compramos entonces novillos” (BA-14, 3); “está sola rodeada de una veredita” (BA-14, 5); “está cargado de recuerdos” (LP-8, 2); “Ella se creía realmente asistida de potencias sobrenaturales” (Bárbara, 35); “vi a una joven del-

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gada, vestida de amarillo” (Ríos, 82-83); “sentí que mi cuerpo se empapaba de sudor frío” (ídem, 109). – Regida por verbos denotativos de la idea de elaboración o composición, como fabricar, hacer, construir, componer, constituir, formar, etc.: “están hechas de estacas, de palos, así incrustados en la tierra, con cartones, con chapas” (P-16); “hay juguetería de toda clase también, de arcilla, de yeso, hay también de lata, de metal, de todo” (POO5); “hemos hecho de granzón, otras hemos hecho de asfalto, de asfalto frío” (VEO13); “Hizo del rancho guarida/ la sabandija más seria” (Fierro, 283); “Las ranas son buenas para hacer de comer con ellas” (Llano, 7). Las combinaciones transitivas del español académico hacerse cuenta de y hacer la vista gorda se construyen en algunos registros populares americanos con la preposición de: “Hacé de cuenta de todo lo que pasó entre vos y él” (Sánchez, Barranca abajo, II, 13, cit. por Kany, Sintaxis, 413); “Hágase de cuenta que lo tiene” (Bosch, Dos pesos, 129, cit. por ídem); “Herrera, que le conocía admirablemente, no tenía empacho en hacerse de la vista gorda” (Magdaleno, 294, cit. por ídem); “por la complicidad de los mayordomos de Luzardo, que se hacían de la vista gorda” (Bárbara, 34). Se trata de una construcción que no goza del favor de los preceptistas gramaticales. Cuervo, por ejemplo, la describe así: «hacer admite algunos complementos con de en diferentes sentidos, como hacer de madera, de gracia, de balde, hacerse de nuevas, de pencas, etc. De ahí hacer de cuenta por hacer cuenta, frase en que cuenta vale propiamente cálculo o suposición, y por consiguiente no admite tal partícula»76. Desde el punto de vista lingüístico, lo que ocurre, sin embargo, es que nos encontramos, como siempre, ante una forma de expresar la relación sintáctica entre regente y régimen distinta de la estándar: mientras que la norma académica la expresa de forma directa, presentando el régimen como ‘objeto totalmente afectado’, de la expresa de firma indirecta, presentando el régimen como ‘concepto del que procede la acción denotada por el verbo’. 76

Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, p. 433.

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– Regida por verbos denotativos de la idea de ‘adquirir responsabilidad’, como encargarse, ocuparse, preocuparse, cuidar, etc.: “nadie se preocupa del que está al lado” (CHOO8); “la juventud es la que necesita que se preocupen de ellos” (CHO13); “es el que se encarga de la presentación física” (BO-4, 2); “yo también caté de ver al araguato hace ya algunos días” (Bárbara, 59); “¿Quién cuidará de mi mujer y de los hijos?” (Llano, 88); “Ocúpate de ir allí y ver qué cosas hacen por mí” (ídem); “Otros se ocuparon de dar agua a los caballos” (López Fuentes, ¡Mi general!, 41, cit. por Kany, Sintaxis, 418). Esta construcción del verbo ocuparse contrasta con la del español académico, que suele construirlo con la preposición en (v. gr., ocuparse en dar el agua a los caballos), formalizando, por tanto, la relación sintáctica entre el regente y el régimen de manera distinta: de la formaliza como ‘origen de la materia’ y en como ‘ámbito estático de la actividad’. Según señala Cuervo, la construcción con de «es moderna e introducida, a imitación del francés, por los escritores del siglo XIX»77. – Regida por verbos denotativos de la idea de ‘adquirir conciencia o información’, como enterarse, informar, cerciorarse, asegurarse, documentarse, percatarse, acordarse, darse cuenta, tomar conciencia, etc.: “trato de cerciorarme de que me va a gustar” (BA-2, 6) “¿te acordabas de algún lugar que hubieras visto cuando chico?” (BA-11, 1); “Yo me acuerdo de las ardillas porque eso sí me había sorprendido” (BA-11, 2);“me tengo que informar de eso” (CA-9, 3); “nos enteramos de que el trabajo que hacían eran muy bonito” (ME10, 1); “tenía que enterarme de todas las materias que se daban en esas escuelas” (LP-5, 2); “me he enterado de una cantidad de cosas” (LP-8, 6); “La mayoría del pueblo colombiano conoce de la Armada por sus buques de guerra” (R., 24/ VII, 11, cit. por Poloniato, “Las preposiciones en la prensa de Bogotá”, 235); “juzgaba que era mejor que el senado en pleno conociera de tales hecho” (E., 27- IV, 7A, cit. por ídem, 237); “Me he enterado de que ha mandado un mensaje a esta corporación” (La Acción, 1-VI77

Op. cit., p. 344.

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1918, cit. por Boretti, “Ausencia y presencia de ‘de’ en el español de Rosario”, 143) “¿Se acuerda usted de Ño Venancio?” (Bárbara, 47). El verbo recordar, que en la norma académica se construyen como transitivo (recordar la infancia), es decir, con un complemento totalmente afectado, en algunas partes de América ha sido atraído al ámbito de la construcción intransitiva con de (v. gr., recordar de la infancia), que, como sabemos, expresa la relación como ‘origen’: “yo recuerdo de la infancia” (POO8); “¿Recuerda de la primera conversación que tuvimos?” (Carlos Quiroga, 133, cit. por Kany, Sintaxis, 412). Por el contrario, el verbo acordarse se construye muy frecuentemente sin preposición. Concretamente en México, según Marina Arjona, “la omisión es sistemática, ya que se da ante cualquier elemento sintáctico y en cualquier posición; además la mayoría de los informantes que usaron este verbo omitieron el de y fue el único caso en que el número de ejemplos de supresión (26, o sea el 75 %) superó el número de casos con preposición (9, o sea el 25 %)”78. – Regida por verbos denotativos de la idea de ‘posesión’, como tener, poseer, etc., generalmente acompañados de un complemento directo: “Se me está borrando la linda impresión que yo tenía de mi colegio” (BA-10, 4); “Ahora tiene que seguir usándolo el apellido aun cuando tenga hijos del segundo matrimonio” (BA-14, 8); “tú debes de haber tenido alguna imagen de mí” (CA-6, 1); “Porque estoy de acuerdo en que a un niño se tiene la responsabilidad de él” (LP4, 2); “no tengo buen concepto de los hombres” (CHO11); “Mi padre, sin ser rico, tenía de qué vivir” (Bárbara, 127). El término de la preposición puede ser un complemento de precio o de cantidad, como tengo de dos pesos, es decir, ‘tengo género de dos pesos’ o ‘tengo lotes de dos pesos’. En este caso, el término puede ser también un sintagma preposicional introducido por la a de precio o de cantidad: v. gr., tengo de a dos pesos. Esta combinación ha desarrollado en América tal expansión, que en algunos registros populares 78 “Anomalías en el uso de la preposición de en el español de México”, Anuario de Letras, XVI (1978), pp. 67-90.

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ha pasado a usarse simplemente como ‘cuantitativo’: «me tocaron de a cuatro peras” (cit. por Boy-Bowman, en Guanajuato, 197); «todos tenemos de a dos, de a tres mulas» (cit. por ídem); «fulano tiene de a dos pistolas» (cit. por ídem); «la iglesia tiene de a dos torres» (cit. por ídem). Es algo así como si se dijera ‘me tocaron lotes de a cuatro peras’, ‘todos tenemos lotes de a dos, de a tres mulas’, ‘fulano tiene un lote de a dos pistolas’ y ‘la iglesia tiene un lote de a dos torres’. En algunos registros de Colombia, por lo menos, cuando se combina con el sustantivo menester, el verbo haber rige la preposición de, al contrario que la norma académica, que lo construye sin preposición. Esto quiere decir que, frente a ésta, que presenta el complemento ‘totalmente afectado por el predicado’, aquéllos lo presentan como ‘origen del predicado’. Desde el punto de vista más estrictamente gramatical, no hay aquí «de ocioso», como afirma Cuervo en el párrafo que sigue: «Cuentan algunos entre las obras de misericordia la de «dar buen consejo al que lo ha menester»; y creemos practicarla aconsejándoles quiten ese ocioso de, pues la frase es haber menester y no haber de menester»79. Lo que hay realmente es diferencia en la forma de expresar la relación sintáctica. Cuando el régimen es un infinitivo, por lo general regente y preposición se entienden como una especie de matizador modal léxico de aquél: “Esa Micaela ha de haber molido molcates en él” (Páramo, 77); “Se lo han de haber llevado” (Llano, 72). – En combinación con el verbo deber, también se entiende como matizador modal léxico del infinitivo que la complementa. Puede entenderse en dos sentidos contextuales distintos: ‘Obligación’, cuando la significación invariante del verbo deber se entiende como acción de obligado cumplimiento: “Las instancias deben de entregarse en ventanilla”. ‘Probabilidad’, cuando la significación invariante del verbo deber se entiende como suposición del hablante: “El pobre hombre debe de haber llegado con las orejas bastante…”

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Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, p. 297.

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(BA-3, 2); “Sí deben de vender” (POO3); “En todas las casas debían de estar temblando a esa hora” (Ríos, 104); “Al fin y al cabo él debe de tener un alma” (Llano, 87). Este verbo puede construirse también, exactamente con los mismos sentidos, sin preposición, es decir, expresando la relación sintáctica de forma directa, como se comprueba en los ejemplos que siguen: “Debe ser mucho de modestia” (BA-10, 1); “esa chica debe haber sido la perversidad con pollera” (BA-11, 5); “debía tener unos cinco o seis años más que yo” (BA-11, 11); “Las criadas deben estar dormidas” (Presidente, 128); “Debió llegar a eso de la una” (Llano, 38); “Debe hacer por lo menos cinco años que llevo este cómputo” (Tregua, 81). No aciertan, pues, los gramáticos cuando afirman que deber-infinitivo significa ‘obligación’ y deber de-infinitivo ‘probabilidad’. «No deben confundirse estas dos frases -nos dice Cuervo-: Hoy deben ser las elecciones y Hoy deben de ser las elecciones; la primera connota obligación y entraña este valor; la segunda, al contrario, indica mera probabilidad o conjetura, y quiere decir: ‘Supongo que hoy sean las elecciones’»80. La observación objetiva de los datos pone claramente de manifiesto que la diferencia sintáctica que acabamos de comentar no tiene absolutamente nada que ver con esta diferencia referencial; que la regla (como tantas otras normas académicas) es absolutamente arbitraria desde el punto de vista de la lengua. Tanto una combinación como la otra pueden entenderse indistintamente en los dos sentidos. En realidad, éstos no dependen de la construcción en sí, sino de la interpretación que se haga del verbo deber. – Regida por verbos denotativos de la idea de ‘demandar o exigir, etc., algo de alguien o algo’, como pedir, necesitar, esperar, rogar, exigir, requerir, etc.: “necesitan de un análisis más profundo para ser entendidas por el común de las personas” (CHOO1); “Primeramente me va a pedir de quedarse por razones afectivas” (BA-9, 1); “¡ni qué se puede esperar/ de aquellos pechos de bronce” (Fierro, 222); “La decoración es un arte que exige, como todos, del buen gusto 80

Op. cit.,

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como cualidad fundamental” (E., 27/ IV, 2-A, cit. por Poloniato, “Las preposiciones en la prensa de Bogotá”, 235); “pero el ser humano siempre ha necesitado de un verdadero reposo” (E., 16/ V, 1-B, cit. por ídem, 236). – Regida por verbos denotativos de la idea de ‘probar a hacer cierta cosa’, como tratar, intentar, pretender, etc.: “en cambio trato de transcribir palabra por palabra las respuestas” (BA-12, 1); “tratando de vivir de changas” (P-16); “tratábamos de salirnos corriendo” (ME-13, 1); “se trató de hacer una escuela corriente donde los niños iban de día” (CA-9, 8); “Los debe de dejar y más tratándose de un superior de uno” (Llano, 51). – Regida por expresiones verbales del tipo caber duda, dar gracias, tener la culpa, dar garantías, partir de la base, ser cuestión, ser de la opinión, estar seguro, estar convencido, tener la evidencia, tener la certeza, tener conocimiento, tener culpa, tener la desgracia, tener la esperanza, tener la idea, tener la impresión, tener la seguridad, tener la sensación, tener la sospecha, tener la suerte, etc.: “Me dio garantías de que todo se haría legalmente”. – Regida por verbos de actividad lingüística o de pensamiento, como hablar, discutir, platicar, conversar, tratar, etc.: “Cuéntame algo de tus padres, de tu familia” (LP-4, 3); “Entonces cuando se habla de esa gran cultura, eso es cierto” (BO12, 3); “discuten de política, discuten de cosas actuales” (BO-13, 3); “de la natación te puedo platicar muchas cosas” (ME-1, 1); “Podríamos conversar ahora de deportes” (LI-2, 9); “Estamos hablando de hace unos treinta años” (CA-6, 1); “pero lo importante es eso, pensar de que no se puede dar un salto sino que hay que preparar el personal” (CA9, 6); “pienso de que los conozco poco” (BA-6, 4); “estábamos las dos enfrascadas hablando de nuestros hijos” (BA8, 4); “cuando hablan del progreso, entonces están hablando de los rascacielos” (BO-2, 5); “¿Qué pienso del aborto?” (CHOO2); “te voy a contar de mí” (CHOO6); “nunca más supe de él” (CHO11); “por los diarios sabía de cosas” (CHO13); “Palacios te secreteaba de mí” (Ríos, 86); “Algo sabe de la captura del general” (Presidente, 52); “sabía que las colegialas murmuraban de él” (ídem, 88); “Compadecida la vieja le dijo que ella sabía de brujerías” (Don Segun-

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do, 124); “Me contaba de su mujer y de sus chamacos” (Llano, 46); “de esto naides nos responde” (Fierro, 186); “El director del Ministerio informa, también, de una gigantesca batida” (E., 11/ VII, 4-A, cit. por Poloniato, “Las preposiciones en la prensa de Bogotá”, 237); “Toó el tiempo conversando del entierro” (Atahualpa, 19). Algunos de los verbos citados aquí, sobre todo cuando aparecen complementados por una oración introducida por el anunciativo que, pierden la preposición de, y aparecen directamente complementados: i. e., dejan de presentar a su complemento como ‘origen’, y lo construyen como ‘objeto totalmente afectado por el predicado’, como se aprecia en los siguientes ejemplos: “Cada dueño de la casa deberá verificar su contador (de gas) para cerciorarse que no hay escape” (El Rosario, 1-VI-1870, cit. por Boretti, “Ausencia y presencia de ‘de’ en el español de Rosario”, 143). Este fenómeno sintáctico, que los estudiosos denominan queísmo, es conocido tanto en España como en América, aunque, al parecer, allí goza de una gran extensión tanto en el nivel popular como en el culto, según afirman los estudiosos que se han ocupado del asunto81. Para Rosario (Argentina) señala S. H. Boretti que «en nuestra región, y pensamos que así ocurre en el resto del país, el uso de ‘que’ no precedido de preposición es un hecho sintáctico registrable nuevamente aun en la lengua más cuidada, tanto hablada como escrita»82. – Regida por verbos transitivos de lengua o pensamiento, como decir, creer, pensar, opinar, etc.: “¿quién iba a creer de 81

Los trabajos existentes sobre este problema gramatical son numerosos. Desde que Ambrosio Rabanales dedicó al asunto su pionero artículo “Queísmo y dequeísmo en el español de Chile”, (en Estudios sobre el español hablado en las principales ciudades de América, México, 1977, pp. 541-560), la bibliografía no ha hecho más que crecer. Así, por ejemplo, para Venezuela, se ha publicado el trabajo de P. Bentivoglio “Queísmo y dequeísmo en el habla culta de Caracas”, Anuario de Letras. Caracas. Universidad Central de Venezuela (1979), pp. 15-32; para Argentina, S. H. Boretti de Macchia, “(De)queísmo en el habla culta de Rosario”, Anuario de lingüística, 5 (1989), pp. 27-48; para Perú, J. MacLanchlan, “Dequeísmo y queísmo en el habla culta de Lima”, Lexis. VI (1982), pp. 11-55. 82 “Ausencia y presencia de de en el español de Rosario”, en Actas del IV congreso internacional de El español de América, t. II, Santiago de Chile, 1992, pp. 145-146.

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que esa persona iba a tener un auto de la noche a la mañana?” (BoOO1). La norma académica prefiere aquí la construcción transitiva (v. gr., decir que no lo sabe), que presenta el complemento como ‘objeto totalmente afectado por el predicado’, y no como ‘origen del predicado’. Para É. García, la consecuencia de este distanciamiento entre regente y régimen «puede verse -y usarse- como expresión de distanciamiento del hablante, que no quiere comprometerse totalmente con el contenido de la cláusula»83. No nos encontramos, por tanto, ante una construcción incorrecta, como creen los preceptistas gramaticales84, sino ante una construcción distinta de la canónica. En Puerto Rico está tan extendido, que Dietrick habla de una ocurrencia del 72.7 % en el habla de los hombres jóvenes85. En el habla popular, también adopta este régimen el verbo quedar, que en la norma académica se construye con la preposición en: “Quedamos de vernos allí” (Sánchez, La gringa, II, 5, cit. por Kany, Sintaxis, 418); “Ellos quedaron de hablar con el padre” (Barros Grez, I, 6, cit. por ídem). Obviamente, la relación sintáctica indirecta se expresa aquí de forma radicalmente distinta: mientras que de la expresa como ‘origen de la actividad’, en la expresa como ‘ámbito estático de la actividad’. – Regida por verbos denotativos de la idea de ‘producir un perjuicio o daño en el organismo’, como enfermar, afectar, perjudicar, estropear, cansarse, derrengarse, etc., o de la idea de ‘realizar alguna operación’, como abrir, cerrar, doblar, encoger, etc., y complementada por un sustantivo denotativo de órgano corporal, desarrolla el significado invariante ‘sentido-alejamiento-genérico’ el sentido nocional mencionado de la preposición de el sentido contextual más 83

“El fenómeno del (de)queísmo desde una perspectiva dinámica del uso comunicativo de la lengua”, p. 52. 84 Moreno de Alba, por ejemplo, lo describe así: “un vicio muy reciente y cada vez más extendido, sobre todo en la llamada habla culta, en muy diversas latitudes del mundo hispanohablante, es la ausencia o presencia indebida de la preposición de, muy frecuente ante un que introductor de proposición subordinada: me convencieron que fuera y es difícil de que venga, respectivamente”. Minucias del lenguaje, p. 355. 85 “(De)queísmo y cuestiones afines en el habla culta de San Juan de Puerto Rico”, p. 674.

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preciso de ‘en relación con’: “ella se enfermó de la garganta” (ME-4, 6). – Complementada por un sustantivo sin determinar, generalmente se entiende en el sentido de ‘en calidad de’. Es variante semántica que encontramos, sobre todo, en las siguientes distribuciones: Complementada por un sustantivo denotativo de título o profesión, aparece en tres distribuciones distintas: * Regida por verbos denotativos de estudio, como graduarse, estudiar, licenciarse, doctorarse, etc.: “él no solamente se graduó de abogado” (CA-12, 2); “yo me recibí de maestra y no tenía deseos de seguir estudiando” (BA-10, 1); “mi madre hacía de juez para los indios” (LP-8, 8); “mi meta era estudiar de médico” (VEO16). * Regida por verbos denotativos de acciones relacionadas con actividades laborales, como trabajar, emplearse, contratar, etc.: “trabajando de pión/ me encontraba en una estancia” (Fierro, 253); “Estoy mejor de parao” (Sánchez Gardel, 7, cit. por Kany, Sintaxis, 414) * Regida por verbos denotativos de movimiento, como pasar, andar, ir, entrar, meterse, etc.: “Andaremos de matreros/ si es preciso pa salvar” (Fierro, 182). Los verbos entrar y meterse también pueden regir la preposición a (meterse de monje/ meterse a monja), cambiando, por tanto, la forma de expresar la relación sintáctica indirecta: mientras que de la expresa como ‘origen’, a la expresa como ‘término final absoluto de un movimiento de aproximación’. Por lo tanto, no es que estos verbos no puedan regir la preposición de, como quiere Cuervo en las líneas que siguen: «es corriente el anteponer a nombres de empleos y oficios la preposición de, en esta forma: pasó de embajador, iba de capitán… Sin embargo, las frases especiales entrar a, entrarse o meterse monja o fraile están canonizadas por el uso y no admiten el de que les ponemos en Colombia y en otras partes de América»86. Es que se trata de construcciones parcialmente distintas desde el punto de vista sintáctico. 86

Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, pp. 279-280.

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Regida por verbos de lengua, como acusar, llamar, tratar, motejar, calificar, etc., y un sustantivo denotativo de cualidad o un adjetivo calificativo: “y me largó una proclama/ tratándome de valiente” (Fierro, 18); “y dende aquel momento/ me nombraba de sargento” (ídem, 181);“y que los tratan de hermanos/ cuando se van por su gusto” (ídem, 186); “le pusieron de nombre Poliglota” (Atahualpa, 21). Regida por verbos denotativos de la idea de ‘usar algo para hacer cierta cosa’, como emplear, usar, valer, servir, etc., y complementada por un sustantivo denotativo de intrumento, objeto, etc.: “Una ciudad deportiva que sirva de alternativa de escape a la misma ciudad de La Paz” (LP6, 2); “pa que dentrase a servir/ de soldao de polecía” (Fierro, 18). • ‘Partición’, cuando el elemento regente implica una parte que se separa de un todo. Se da principalmente en las siguientes distribuciones: – Regida por verbos denotativos de la idea de recibir o dar, como propinar, alcanzar, recibir, utilizar, atizar, dar, etc., y complementada por un sustantivo denotativo de golpe en plural: “(es grotesco) porque se dan de golpes” (POO5); “daba de cabezazos contra nuestra puerta” (Páramo, 114); “cuanta rana saliera a pegar de brincos afuera, la apalcuachara a tablazos” (Llano, 7); “y por gustarme dar de cabezazos contra lo primero que encuentre” (ídem, 9); “Uno da de topes contra los pilares del corredor” (ídem, 10); “Y le dio de patadas cuando vio que mamaba de las cuatro tetas” (ídem, 50); “pegaba de gritos y decía que la estaban robando” (ídem, 113); “Se daban de patadas el uno con el otro, pero no importa” (Tregua, 169); “No había siempre de trigo y, por tanto, escaseaba el trabajo” (Fernando Robles, 54, cit. por Kany, Sintaxis, 414); “Un teniente que mandaba mi pelotón, me tuvo de ojeriza desde que me vio, por huero” (Ferretis, Quijote, 66, cit. por ídem); “Pues se daban de jeringa, ¿no?” (Atahualpa, 17); “No podía ver de esas cosas” (ídem, 51). El darse cuenta que vimos más arriba se construye en algunas zonas americanas con la preposición de, expresándose así la relación sintáctica de forma

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indirecta, y no de forma directa: «yo he ido pero no me he dado de cuenta» (POO3). Darse cuenta presenta el complemento como ‘objeto totalmente afectado por el predicado’; darse de cuenta, como ‘origen del predicado’. – Regida por sintagmas verbales que contienen una noción cuantitativa y complementada a su vez por un sintagma nominal que indica una cantidad todavía mayor: “de los veinticinco que entramos, nos recibimos cuatro” (CH-2, 5); “Si mal no me acuerdo, de esos once, ocho nos graduamos” (CA-6, 1); “Del concierto, ¿qué le gustó más?” (CA-8, 1). • ‘Instrumento’, cuando el sustantivo que la complementa se entiende como elemento que se manipula para realizar la acción denotada por el verbo. Sus distribuciones más frecuentes son las siguientes: – Regida por verbos denotativos de la idea de ‘usar cierta cosa para realizar algo’, como ayudarse, servirse, valerse, usar, etc.: “no me gusta que la mujer abuse de eso” (BoOO3); “de nada habría servido su declaración” (Presidente, 19). – Regida por verbos denotativos de acciones que implican resultado o afección, como romper, partir, arreglar, subir, etc., y complementada por un sustantivo denotativo de golpe, generalmente cuantificado: “Así la quiero cuando me la pague: descopetada de un solo toletazo” (Bárbara, 35). • ‘Causa’, cuando aparece regida por sintagmas verbales denotativos de la idea de afección, sentimiento, resultado, etc., como avergonzarse, enfermar, morir, preocuparse, asustarse, apiadarse, reírse, admirarse, arrepentirse, etc., y complementada por un sustantivo denotativo de fenómeno, objeto, persona, etc.: “Sentía ansías de tenerlo” (LP-4, 1); “ahora el mundo se avergüenza de ella” (LP-6, 8); “tiene mucha pena de dejar sus cosas aquí” (LP-8, 3); “ella ya se había muerto de amor” (ME-3, 9); “encantada de haber estado allí” (ME-9, 6); “se murió de leucemia” (ME-10, 1); “se quejan de que ahora los padres tienen una preocupación más por trabajar” (CR-2, 6); “Lola Fernández pudo vivir de su pintura” (CR-4, 10); “después de haber estado una mañana brillante de sol” (ME-13, 5); “teníamos la pena de esa travesía” (ídem); “es que el mismo

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pobre se apiadaba del pobre” (P-16); “Me siento bastante satisfecho de ella” (PR-2, 3); “Me había reído de ellos” (CH12, 3); “a veces mis hijos se admiran de la cantidad de gente que yo conozco” (CA-5, 2); “no me arrepiento de haber adquirido esa experiencia profesional del periodismo” (CA-6, 9); “estoy más o menos satisfecha del trabajo realizado” (CA-7, 2); “Ella tiene terror de viajar en avión” (BA-8, 3); “yo de la rabia me ponía las manos en los bolsillos” (BA-6, 4); “en la India se muere de hambruna la gente” (BA-7, 4); “se me saltaron las lágrimas de pensar que tenía el privilegio de estar allí” (BA-13, 6); “ellos se sentían muy orgullosos de mi trabajo” (VEO12); “estoy decepcionada de la política” (CHOO7); “queda sorprendido del cambio que hay” (CHO38); “Sea usted quien sea, se alegrará de verlo” (Páramo, 66); “Tal vez yo tuve la culpa,/ porque de asustado me fui” (Fierro, 283); “De miedo de otro tutor/ no aporté por lo del juez” (ídem, 284); “ya aquél se arrepentía de las palabras” (Bárbara, 45); “ni es verdad que ande enamorado de ninguna de las muchachas de allá” (ídem, 226); “parecen chinos de tan secos” (Presidente, 97); “me la dejó tuerta un loro de un picotazo” (ídem, 173); “Yo ya no sentí vergüenza de esperar” (Ríos, 91); “sólo de aburrido tomo una cañita de cuando en cuando” (Tregua, 122); “si hubiera sabido que Elvira gustaba de mí, ni la habría observado” (ídem, 125); “Mucho gusto de saludarle” (García M., Estampas, cit. por Kany, Sintaxis, 417). Como sabemos, esta relación lógico-designativa causal puede expresarse también mediante otras preposiciones, principalmente mediante por (v. gr., me sentía orgulloso de mi trabajo/ me sentía orgulloso por mi trabajo), que expresa la relación sintáctica indirecta de forma radicalmente distinta que de: mientras que ésta la expresa como ‘origen del proceso’ (de ahí el matiz de ‘causa mediata’ que se aprecia en frases como me sentía orgulloso de mi trabajo), aquélla la expresa como ‘tránsito del regente a través de la extensión del concepto régimen’ (de ahí el matiz de ‘causa inmediata’ que se aprecia en frases como me sentía orgulloso por mi trabajo). A veces, el régimen de la preposición, más que un sustantivo o un verbo, es un adjetivo: «Parece loco de contento» (cit. por S. Martorell, El español de la Argentina, 46); «está desconocido de bueno» (ídem); «Como una luz de ligeros,/ hicieron el

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entrevero» (Fierro, 131); «Nosotros de cuando en cuando/ solíamos ladrar de pobres» (ídem, 134). • ‘Consecuencia’, cuando aparece complementada generalmente por un infinitivo que se considera posterior a la acción denotada por el regente: «La pellizcaba, la mordía de salir sangre, la besaba» (Atahualpa, 18). También podría aparecer aquí la preposición hasta (la mordía de salir sangre/ la mordía hasta salir sangre), que expresa la relación de forma radicalmente distinta: de la expresa como ‘origen sin extensión del predicado’, por lo que entendemos el complemento casi como ‘modalidad’; hasta, como ‘término final absoluto de una extensión’, por lo que entendemos el complemento como ‘circunstancia temporal’. • ‘Condición’, cuando aparece complementada por un infinitivo que condiciona la acción denotada por el régimen: “De venir a caballo ya hubiéramos probado el agua verde del río” (Llano, 16); “Ya lo hubiéramos hecho de tener todos aquellos caballos que teníamos” (ídem); “De haberlo sabido lo atajo a puros leñazos” (ídem, 45); “se lo quité con el brazo,/ de no, me mata los piojos” (Fierro, 166). También podría aparecer en estos contextos la preposición a (v. gr., de haberlo sabido lo atajo a puros leñazos/ a haberlo sabido lo atajo a puros leñazos), que era la preferida antiguamente87, y que presenta el régimen como ‘punto final absoluto de un movimiento de aproximación’ o ‘punto de acople de la significación del regente’, en lugar de como ‘origen del regente’. Se ve, por tanto, que el significado de ‘condición’ es un mero sentido contextual de la significación invariante de la preposición, y no su significación inherente, al contrario de lo que piensan algunos autores, como, por ejemplo, Ch. Kany: «Al principio se empleó de con infinitivo para expresar origen. La transición de de, ‘a causa de, por, a consecuencia de’, a de ‘si’ se encuentra en los escritores del siglo XVI, los cuales, sin embargo, usaban generalmente la preposición a con este ob-

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Según Kany, “el empleo de de con infinitivo para expresar una condición, sobre todo cuando ésta es contraria a la acción, al parecer es incluso más común en español de América que en España, donde asimismo parece estar suplantando a a+infinitivo, forma preferida por la lengua antigua”. Sintaxis, p. 419.

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jeto»88. Según este mismo autor, el cambio de a por de se pudo haber producido por analogía con expresiones condicionales como de otro modo, de lo contrario, (en el) caso de, donde no, de no, etc.89. • ‘Agentividad’, cuando el verbo regente tiene sentido pasivo y el complemento es un sustantivo generalmente personal: “Llamé al alcalde y al punto/ acompañado se vino/ de tres o cuatro vecinos” (Fierro, 277); “El Presidente de la República acompañado del Ministro de Guerra” (T., 12/ V, 2, cit. por Poloniato, “Las preposiciones en la prensa de Bogotá”, 235); “La ciudad de Cali es escenario desde ayer de un acontecimiento, que, como tal, no puede pasar ignorado de las grandes mayorías nacionales” (E., 31/ VII, 4-A, cit. por ídem). Como sabemos ya, este contenido lógico-designativo de ‘agentividad’ puede expresarse también mediante la preposición por (v. gr., acompañado del presidente/ acompañado por el presidente), que expresa la relación sintáctica indirecta entre el regente y el régimen de forma radicalmente distinta que de: ésta la expresa como ‘origen’, es decir, como ‘agente mediato’; aquélla, como ‘tránsito’, es decir, como ‘agente inmediato’. • ‘Modalidad’, cuando aparece complementada por un sustantivo denotativo de fenómeno, circunstancia, cualidad, condición, etc., generalmente sin determinación: “(lo) tuvo que defender usted porque estaba de turno” (CH-12, 6); “El individuo (…) debería prepararse (…) de manera que pueda tocar todos los medios ambientes” (CA-1, 1); “viven en los cerros en viviendas que se pueden catalogar de varios modos, desde ranchos, pues, hasta eso viviendas semibien hechas” (CA-5, 1); “y hay tantas cosas que surgen de repente” (CA8, 4); “no se puede meter de lleno” (CA-9, 3); “tenés que ponerte de costado a la ladera” (BA-3, 4); “estaba muy dejada de lado” (BA-6, 2); “¿Después lo reenganchaba cuando pasaba el tren de vuelta?” (BA-11, 7); “En el Iguazú estuve de paseo” (BA-11, 10); “es uno de los trabajos que se hacen de rutina en el campo” (BA-14, 2); “De manera que el negocio del cementerio no es tan brillante como lo pintan” (BO-11, 2); 88 89

Op. cit., p. 420. Ibídem.

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“Me decía un taxista que él había ido de mirón” (LP-2, 7); “¿ha salido algunas veces de viaje?” (LI-2, 12); “no sé qué tendrá de misterioso, de mágico” (CHO32); “se vestía de viuda” (POO2); “a veces hacen de tres en tres” (POO5); “yo para ir al baile me disfrazaba de pepino” (BoOO6); “El indio pasa la vida/ robando o echado de panza” (Fierro, 211); “Odio de muerte al cristiano” (ídem, 216); “Estaba el ñato presente,/ sentado como de adorno” (ídem, 302); “Vos siempre andás de florcita” (ídem, 307); “Alguien pasaba por su sueño, de puntapié, para no despertarlo” (Presidente, 25); “Caminan de diario, con polainas viejas” (Ríos, 45); “Entonces te la trajiste de bastimento” (Llano, 18). Muy frecuentemente, en el lenguaje coloquial, sobre todo, lo que rige este de de sentido modal es un sintagma preposicional introducido por la preposición a con sentido modal, a su vez, como apreciamos en los siguientes ejemplos: “¿Y su salud cómo la fue recuperando? ¿De a poco?” (CHO-11); “¿Alegría? ¡No ves que voy de a pie!” (Don Segundo, 78); “no era el mismo río que ella conocía de a diario” (Llano, 83); “Parece que te van a matar de a veras” (ídem, 87); “El difunto de don Lope era solo, solamente con su mujer y los dos muchachitos todavía de a gatas” (ídem, 90); “De a poco se fue calmando y las llorosas convulsiones se espaciaron” (Tregua, 93); “Lo mató la policía… de a traición” (Ezquez Zelaya, 167, cit. por Kany, Sintaxis, 415); “Aunque de a balde que juese quiero trabajar” (Acevedo Díaz, Soledad, 113, cit. por ídem); “Estos indios son así. De a buenas no te han de obedecer… Si no les trata de a malas, el indio se subleva” (Cerruto, 34, cit. por ídem); “¡Nueva York está de a mucho sombrero!” (cit. por Poloniato, “Las preposiciones en la prensa de Bogotá”, 230); «de a uno en uno» (cit. por Boy-Bowman, Guanajuato, p. 197). Lo que ocurre aquí es que la relación de ‘origen de sentido modal’ de la preposición de no tiene su punto de partida en un sustantivo a secas, sino en la relación de ‘puntualidad de sentido modal’ de la preposición a. Por lo tanto, no es lo mismo comerlo de uno en uno, por ejemplo, que comerlo de a uno en uno: mientras que en el primer caso, el punto de partida del origen de de es una cantidad en estado puro, de tal manera que parece que simplemente se cuantifica (hacerlo de uno en uno es ‘hacerlo pasando de uno a otro’, sin más), en el se-

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gundo es una cantidad presentada en una relación de puntualidad, de tal manera que parece que se habla de una modalidad de cuantificación: hacerlo de a uno en uno se entiende como ‘hacerlo de una manera que consiste en adaptarse a la forma uno en uno’. Lo que se consigue con la duplicación preposicional, pues, es enfatizar el matiz de ‘modalidad’ del contexto. En cierto sentido, podría tener razón Kany cuando señala que «al parecer, se añade de cuando la preposición introductoria original ha perdido su fuerza»90. c) ‘Alejamiento sin extensión temporal’, cuando el sustantivo que la complementa denota circunstancia de tiempo. Según la naturaleza semántica del régimen preposicional, pueden distinguirse los siguientes sentidos: 1. ‘Situación temporal’, cuando el régimen denota parte del día, nombre de edad, etc., y carece de determinación: «Me predispone bien durante el día ir de mañana por la calle Santa Fe y volver de noche por la calle Santa Fe» (BA-6, 3); «De chiquilla tenía facilidades para dibujar» (CR-4, 3); «¿Tú has hecho muchos paseos ahí de niño?» (LI-1, 3); «Hace cosa de unos siete días, de madrugadita» (Bárbara, 63); «De mañanita me levanto a bañarme» (ídem, 157); «de día se tapaba el agujero y de noche se volvía a abrir» (Llano, 89); «El sábado de tarde me llevan las cosas» (Tregua, 167). Como sabemos ya, el complemento temporal puede ser introducido también por las preposiciones a (v. gr., de noche se volvía a abrir/ a la noche se volvía a abrir), por (por la noche se volvía a abrir), en (en la noche se volvía a abrir) e incluso con (con la noche, se volvía a abrir) sin aparentes diferencias denotativas, pero con radicales diferencias en la forma de expresar la relación sintáctica entre regente y régimen: de la expresa como ‘origen’, hasta el punto de que parece que lo que señala es una característica del texto, algo así como ‘cuando el tiempo tiene esa circunstancia’. Es lo que explica que su régimen carezca de determinación y que pueda incluso ser un nombre común de edad, época, etc., y que no pueda conmutar con la preposición desde (*desde noche se volvía a abrir); a, como ‘término final absoluto de un movimiento de aproximación’, y de

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Op. cit., p. 414.

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ahí el matiz de ‘puntualidad temporal’ que implica; por, como ‘tránsito’, y de ahí su matiz de ‘a lo largo del tiempo considerado’; en, como ‘situación de ubicación absoluta’, y de ahí su matiz de ‘encuadre temporal estático’; y con, como ‘concomitancia’, y de ahí su matiz de ‘simultaneidad’. 2. ‘Inicio de la circunstancia temporal’, cuando el régimen preposicional implica cuantificación o está determinado de una u otra manera: «ya uno las tiene de varios años atrás» (LI-2, 1). Obviamente, en este contexto nuestra preposición alterna sin problemas con la preposición desde (v. gr., ya uno los tiene de varios años atrás/ ya uno los tiene desde varios años atrás), que, como sabemos, precisaría la relación de ‘origen’ añadiendo concreción al punto de partida y extensión. En estos casos, el término del segmento temporal cuyo inicio señala la preposición de puede introducirse mediante las preposiciones a o hasta: «Del sesenta y tres al sesenta y ocho estuve en la Cámara» (CA-6, 8); «estos últimos tiempos yo trabajaba de ocho de la mañana a doce del mediodía» (BA-1, 3); «de enero a diciembre encuentras fiestas en todo el departamento del Cuzco» (POO5). En correlación con la preposición en, expresa nuestra preposición el ‘principio’ de una relación que tiene continuidad en otro ámbito temporal de forma ilimitada: «De vez en cuando hay que hacer una quijotada» (CA-6,9); «De entonces en adelante/ algo logré mejorar» (Fierro, 316). B) Regida por elementos de naturaleza nominal, donde, por lo general, no hay sentido de movimiento, la significación invariante ‘sentido de alejamiento sin extensión’ de la preposición de se limita a expresar una relación sintáctica de ‘origen nocional’ del regente respecto el régimen. Dentro de este extensísimo capítulo de su campo de usos, se distinguen, en principio, dos grandes subvariantes, desde el punto de vista de la significación categorial nominal concreta del elemento regente: a) Regida por un adjetivo generalmente denotativo de cualidad física, como flaco, cetrino, cojo, feo, corto, etc., destacan las dos distribuciones siguientes, según la naturaleza semántica del complemento preposicional: 1. Complementada por un sustantivo denotativo de parte del cuerpo u órgano corporal, como pie, rostro, cara, vista, cuerpo, etc.: “ella era mujer de ley,/ moza con cuerpo de buey,/ muy blanda de

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corazón” (Fierro, 302); “Había sido el guitarrero/ un gaucho duro de boca” (ídem, 178); “es fiero de condición” (ídem, 216). 2. Complementada por un infinitivo: fácil de hacer, capaz de hacerlo, largo de recorrer. b) Regida por un adjetivo generalmente denotativo de cualidad moral, como fácil, capaz, digno, etc., y complementado por un infinitivo o sustantivo verbal: “porque si uno es capaz de convivir con un niño, también es capaz de convivir con un anciano” (CA-3, 3); “La labor que hacen las religiosas es digna de admiración” (BO-11, 3); “soy capaz de aceptar cualquier idea” (CHOO2). c) Regida por adjetivos denotativos de la idea de ‘deseo o posesión de tener alguna cosa’, como ávido, deseoso, ansioso, amante, insaciable, sediento, hambriento, codicioso, etc., y complementada generalmente por un infinitivo: “no soy fanático de sentarme a ver un juego” (VEO16); “y al mismo tiempo deseosas de presentarse” (Bárbara, 40). d) Regida por adjetivos de sentido epitético (a veces sustantivados), y complementado generalmente por un nombre de persona (común o propio): “Pobre del señor don Pedro” (Páramo, 181). Es combinación que también puede construirse de forma directa, como se aprecia en el siguiente ejemplo: “y la pobre mi mujer/ dios sabe cuánto sufrió” (Fierro, 148). e) Regida por un nombre sustantivo. En este caso hay que distinguir, a su vez, dos grandes variantes, según la naturaleza semántica del sustantivo que complementa la preposición: 1. Complementada por un sustantivo mostrativo precisado o no por un sustantivo descriptivo, el punto de origen de la relación aparece tan destacado, tan individualizado en el universo del discurso, que la significación dimensional externa ‘sentido ablativo sin extensión’ del complemento hace que lo denotado por el sustantivo regente se entienda como adscrito a lo denotado por el sustantivo régimen. Es variante general que adquiere las siguientes orientaciones de sentido según los contextos: • ‘Procedencia u origen espacial’, cuando el complemento preposicional denota lugar: “hay mucho dinero del exterior” (P-16); “cuando yo llego siempre hay mucha correspondencia, correspondencia de las filiales del interior” (BA-13, 3); “Todos nuestros muchachos son de las facultades” (BA-14, 8);

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“casi la mayoría son de derecho” (ídem); “les pareció una locura de mi parte” (BO-14, 5); “yo no soy de metrópoli” (CHOO7); “las coplas me van brotando/ como agua de manantial” (Fierro, 113); “por las señas que les he escuchado a los llaneros de por estos lados, malicio que debe ser uno a quien mentan el Brujeador” (Bárbara, 13); “Las personas principales del Cuzco lo saludaban seriamente” (Ríos, 7); “El olor agrio del bagazo (…) se hinchaba dentro de mis venas” (ídem, 109). En ocasiones, este complemento denotativo de lugar, se entiende en el sentido de ‘lugar en donde’: “también fui sacristán mayor de la catedral” (BO-11, 1); “cuando murió mi abuelo se vendió la casa de la calle Independencia” (BA11, 4); “eran lo que llamaban tres cuarteles, ¿no?… el cuartel de la parte de arriba, el del centro y el de abajo” (CA-8, 8). Con todo, no significa lo mismo la combinación el sacristán de la catedral que la combinación el sacristán en la catedral: mientras que en la primera el regente se presenta orientado desde el régimen, en la segunda se presenta ubicado en él. • ‘Ubicación temporal’, cuando el complemento preposicional denota circunstancia de tiempo: “esa es una colecta de Navidad” (ME-10, 3); “me gustaba mucho la música… los románticos, ¿no? Chopin, Mozart, Schumann y tantos autores de la época romántica” (CA-8, 3); “creo que hay algunos sacerdotes de esa época” (CA-11, 2); “las novelas de ahora ninguna me gustan” (VEO16); “Pero las cholas de ayer no han perturbado” (Ríos, 127); “Sólo quedaba la luz de la noche” (Páramo, 79); “Te digo que si el maíz de este año se da bien, tendré con qué pagarte” (ídem, 111). • ‘Partición’, cuando el regente denota cantidad: “Y yo creo que es uno de los puntos fundamentales que se deben definir antes de pensar en desarrollo de una ciudad” (BO-2, 1). En este apartado, ocupan un lugar especial aquellos contextos en que el elemento regente es uno de los cuantificadores relativos más, menos, además, etc.: “Yo no deseo estudiar más pintura de la que ya me han enseñado” (BO-14, 6); “Por nuestra organización pasan más de siete mil chicas” (BA-13, 1); “me acuerdo que era la más bonita de todas” (LP-9, 12); “aparte de estos cincuenta que te cito” (CH-2, 4); “para ser presidente tiene que sacar más de un millón de votos” (CH-11,

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6); “Esto quizá es lo más relevante de la obra de Omar Dengo” (CR-13, 1). • ‘Pertenencia’, cuando el complemento preposicional denota parte, zona, fase, etc., de una persona, animal o cosa, como balcón, campana, ventana, nariz, boca, entrada, planta, etc.: “eran los aleros de las casas” (BO-12, 1); “Me ofrecieron la corresponsalía de un diario” (LP-3, 3); “era periodista del diario ABC” (P-19); “No me gusta mucho el cuerpo de una bailarina de ballet” (LP-4, 6); “nos fuimos a tomar una copa en el último piso del aeródromo” (BA-8, 4); “el horario de la oficina es de nueve a dieciocho” (BA-10, 5); “Entonces papá tomaba un coche dormitorio especial del ferrocarril” (BA-11, 6); “la vida normal de una mujer exige mucho” (BA-13, 2); “esa es la labor de enseñar la historia de la iglesia” (PR-6, 2); “me monté encima de la azotea del edificio” (VEO12); “tiene la vista del águila,/ del león la temeridad” (Fierro, 216). Una subvariante particular de este apartado se produce cuando la preposición que nos ocupa aparece regida por un adverbio o locución adverbial espacial o temporal, como encima, arriba, detrás, dentro, fuera, cerca, etc.: “es como ponerse a operar (…) en medio de un escenario” (CH-1, 3); “no se saben mover dentro del lenguaje medieval” (CH-3, 15); “puede estudiar al margen de otras cosas” (LP-3, 6); ); “En medio del monte y lejos de los galpones y de la casa del personal y demás” (BA-11, 9); “Yo llego alrededor de las nueve menos diez” (BA-10, 5); “tienen una mayoría de mujeres arriba de los cuarenta trabajando en sus organismos” (BA-13, 1); “todo eso se prepara dentro de esa secretaría” (BA-13, 3); “se presentaba entonces fuera del local” (CA-5, 3); “se pone por debajo del precio prevaleciente” (PR-5, 4); “Fuera de unos trabajos, sólo menciono aquello” (LI-11, 1); “El hospital lleva cerca de treinta años” (BO-7, 5); “Después de que cumplí los cuatro meses, yo debía regresar a Colcultura” (BO-14, 2); “a los quince días de nacer tuvo yeso” (P-18, 1); “me gustan los animales pero lejos de mí” (CHOO8). Como señala Kany, “la frase prepositiva arriba de, formada por el adverbio arriba, es relativamente rara en español general en el sentido de encima de o de en lo alto de, etc. (…). La práctica actual de algunas regiones hispanoamericanas demuestra un abuso de arriba de (o simplemente arriba) allí donde el español gene-

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ral prescribe encima de, en lo alto de, más arriba de, o sencillamente sobre”91. El régimen puede ser también una preposición, generalmente del grupo de las relativas, como sobre, entre, ante, contra, tras, etc.: “Están sobre de ellos como una amenaza” (Marti, 80, cit. por Kany, Sintaxis, 409); “Este juego se hace entre de varias personas” (Sandoval, I, 490, cit. por ídem). En ciertos casos, el complemento de los adverbios citados prescinde de la preposición de, expresándose entonces la relación de forma directa o apositiva: “nunca nos ha gustado echar para atrás, después que hemos empujado palante” (Bárbara, 74); “El corazón … aletea contento dentro su alma” (Filloy, 44, cit. por Kany, Sintaxis, 409); “Son cerca las doce” (Arguedas, Vida criolla, 62, cit. por ídem). Según É. García, “los porcentajes de pérdida difieren de país a país, pero en todas partes de desaparece más (o aparece menos) con después que con antes, siendo a pesar donde menos se pierde de”92. • ‘Posesión’, cuando el regente denota objeto alienable, como casa, coche, muebles, libro, vaso, ajuar, etc., y el régimen persona o animal: “frecuentábamos la casa de tía y de sus hijos” (ME-13, 1); “Uno no puede hablar en el vacío de una pintura de Velásquez” (PR-3, 2); “se exhibían las obras de los estudiantes” (PR-8, 3); “había dos oficiales del ejército paraguayo” (BA-11, 4); “esa es vivienda de los peones” (BA-14, 5); “le echamos el boje del carnero” (POO8). • ‘Parentesco’, cuando el sustantivo regente denota nombre de parentesco, como padre, madre, abuelo, nieto, hijo, sobrino, tío, primo, etc.: “uno era un muchacho muy serio que era cuñado del presidente” (BA-11, 4); “el esposo de mi prima era una persona muy bondadosa” (ME-13, 1). • ‘Atribución’, cuando el elemento regente es una combinación sustantiva cualitativa que se atribuye a la persona, animal o 91

Op. cit., p. 402. “El fenómeno (de)queísmo desde una perspectiva dinámica del uso comunicativo de la lengua”, p. 58. Según Kany, se trata de la pervivencia de un uso antiguo del español. “Esta confusión de las formas preposicionales fue llevada a América y ha sobrevivido en cierto número de regiones. En Cataluña se omite asimismo de a menudo en acerca de, cerca de, dentro de, etc. (…), hecho éste que ha llevado a algunos lexicógrafos locales a atribuir dicha omisión a influencia catalana”. Sintaxis, p. 408. 92

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cosa denotada por el regente: “somos seis muchachos y el pobre del gerente” (ME-3, 1); “tumbaron el hotel Granada y está ahora ese monstruo horrible del Banco de la República” (BO-12, 1); “aquí hemos ganado mucho con que, por la venida del doctor, se le haya acabado el negocio al ladronazo de don Balbino” (Bárbara, 64); “Sólo había el maricón del niño Piter mirando” (Atahualpa, 53). • ‘Ponderación’, cuando el regente es un ejemplar de la colectividad denotada por el régimen: “acudo a vos, oh Madre virgen de las Vírgenes” (Presidente, 114). Es construcción que ha experimentado un desarrollo considerable en determinadas partes de América, donde se oyen combinaciones como las siguientes: “¿Qué hay cosas de cosas? ¡No, señor!” (Bárbara, 42); “Allí se pasan horas de horas en sus brujerías” (Barros Grez, IV, 11, cit. por Kany, Sintaxis, 418); “Jugaban horas de horas con los niños ajenos” (Herrera García, 19, cit. por ídem); “Se para delante de las tiendas viendo horas de horas cualquier baratija” (Salomé Gil, Cuadros, 164, cit. por ídem, 419). Según Kany, “en las expresiones temporales se prefieren las frases enfáticas con de: horas de horas por horas y horas (=muchas horas), práctica que es posible se remonte al antiguo uso”93. 2. Complementada por un sustantivo descriptivo a secas, lo denotado por el complemento preposicional, al carecer de determinación en el universo del discurso, se adscribe, por lo general, a lo denotado por el sustantivo regente. Es variante general que adquiere las siguientes orientaciones de sentido según los contextos: • ‘Materia de que está hecho’, cuando el sustantivo régimen designa objeto concreto: “uno tenía un cinturón de cuero ancho” (BA-3, 3); “se comían las hallacas y el dulce de lechosa” (CA8, 6); “Vende alfombras de hule y él se muere de risa de ver que en tres días se gana lo que yo me gano en un mes” (CR10, 9); “hay lagartijas muy lindas en unas cajas de madera” (LP-8, 6); “la catedral del Cuzco tiene (…) un templete de plata” (POO5); “Tenía en las manos su reloj de oro” (Ríos, 19);

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Sintaxis, p. 418.

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“Le ponen boquilla de plata o de bronce” (ídem, 74); “café de leche” (Sandheim, 123, cit. por Kany, Sintaxis, 420). En algunas partes de Hispanoamérica, como Colombia, México y América Central94, por ejemplo, se introduce también mediante la preposición de el complemento leche del sustantivo arroz: arroz de leche. Es construcción que Cuervo explica de la siguiente manera: “arroz de leche decimos en Bogotá, cuando los españoles dicen arroz con leche: la transformación se debe a construcciones como sopa de leche, de arroz, muy propias porque en ellas el complemento especifica un término general”95. • ‘Que porta’, cuando la preposición aparece complementada por un sustantivo que se encuentra en la persona, animal o cosa denotada por el elemento regente: “No dejaban avanzar a los caballeros de corbata” (Ríos, 107); “En los extremos de los corredores, dos mestizos de botas y de grandes sombreros” (ídem, 108). Como en el caso el de de sentido modal, el de que nos ocupa puede aparecer complementado por un sintagma preposicional de sentido modal encabezado por la preposición a, como se aprecia en los ejemplos que siguen: “Llanero son, pero de a caballo, que no es la misma cosa” (Bárbara, 173); “Aconséjeme usted, don Miguelito, usted que es tan de a sombrero” (Presidente, 173); “Gente de a caballo cruzó a galope por el camino” (Ríos, 111). • ‘Características de la persona, animal o cosa’, cuando el complemento preposicional es un sustantivo denotativo de cualidad, propiedad, etc.: “ese alguien tiene que ser una persona de cierta reputación” (POO5); “Es un tipo de buena pinta” (El beso, 10). • ‘Materia o disciplina de que se trata’, cuando aparece regida por nombres denotativos de obras de lenguaje, especialistas, cursos y títulos académicos, etc.: “ella tomó cursos de quechua en la misma Facultad de Letras” (LI-8, 3); “De poesía, tengo cinco libros de poemas” (LP-11, 4); “podría ser él el personaje de una de las obras de teatro” (PR-8, 2); “me fui a la cátedra de neumonía” (P-19); “tenemos un taller de len94 95

Op. cit., p. 420. Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, p. 315.

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guaje” (LP-7, 2); “voy todavía en primer año de matemáticas” (CH-6, 1); “era el creador de la profesión de dietista y director después de la escuela” (CH-13, 1); “En estos momentos se dictan cursos de inglés” (BA-10, 5); “Después hice el curso de literatura contemporánea” (BA-10, 1); “siempre me tocaba el cargo de secretaria” (BA-10, 4); “hice un curso de ciencias administrativas” (BO-3, 1); “Ya tenía yo que presentar certificados de estudios” (BO-14, 5); “Allá funcionó la Escuela de Bellas Artes” (ídem); “han obtenido su diploma de doctor” (BO-7, 3); “se formó el equipo de ballet acuático” (ME-1, 1); “era para estudiantes de arqueología” (ME-3, 3); “me puso un profesor de violín” (CA-11, 3); “me gustó la rama de investigación, la rama de química” (CR-10, 3); “ya ocupé puestos de jefatura” (CR-11, 5); “lo otro que me gusta son los reportajes, de medicina” (CHO13). • ‘Materia del discurso’, cuando el sustantivo regente denota un concepto idiomático, como palabra, oración, concepto, etc.: “hay que modificar también el concepto de familia” (CR-2, 7); “yo no le entendía ni una palabra de inglés” (ME-9, 6); “No sé si alegrarme con ese nombramiento de jefe” (Tregua, 180). • ‘Materia o energía con la que funciona’, cuando el sustantivo regente denota ingenio mecánico y el complemento preposicional denota energía: “Una lámpara de kerosene nos alumbraba” (Ríos, 30); “Había un aparato de petróleo” (Páramo, 114); “Había mecheros de petróleo aluzando la noche” (ídem, 137). • ‘Materia de la afección’, cuando el sustantivo regente denota enfermedad, como afección, irritación, dolor, etc., y el régimen parte u órgano del cuerpo, como nariz, garganta, corazón, cabeza, etc.: “ya tengo irritación de nariz, lagrimeo de ojos” (LI-3, 2); “Miguel le dará muchos dolores de cabeza” (Páramo, 133). • ‘Materia de la cantidad’, cuando el sustantivo regente implica cuantificación: “No sé si esta vez que fue hizo algo de deporte” (BA-3, 1); “Si Chile exporta grandes cantidades de cobre es porque va a poder comprar carne” (BA-7, 3); “Era un casa vieja, un montón de rosales así” (BA-11, 6); “Compraron las tres leguas de campo” (BA-11, 8); “Eso de aguinaldos había infinidad de cosas” (BO-9, 3); “eso implica una

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utilización de muy buena suma de pesos” (BO-12, 4); “eran como pedacitos de algodón” (CA-8, 8); “Lo interesante es que nos aglutinan una serie de estudiantes” (PR-1, 3); “era realmente una ensalada de cosas las que a uno le pasaban” (CH4, 6); “la mayor parte de las casas eran de madera” (CH-10, 1); “lo que significaba en verano una invasión de mosquitos” (ídem); “no debe haber una gran dosis de tolerancia” (CR-5, 3); “la asociación de fútbol va a tener campos deportivos” (LP-6, 2); “¡Vos estás creyendo que no tengo dos dedos de frente!” (Presidente, 136); “El vado para las bestias de carga es ancho, cien metros de agua cristalina” (Ríos, 36); “A veces, podía llegar al río, tras varias horas de andar” (ídem, 70); “Arrorró ni niño, Arrorró mi sol, Arrorró pedazo de mi corazón” (Atahualpa, 40). • ‘Dimensiones de lo designado por el elemento regente’, cuando el complemento preposicional implica cuantificación: “se decidió un curso de un mes” (CA-1, 2); “él era un hombre de cierta edad” (CA-6, 1); “nos pusieron el bachillerato de cinco años” (CA-6, 2); “cosa que para un muchacho de dieciséis o diecisiete años era indignante” (ídem); “era un hombre de lo más hosco y desagradable” (LI-6, 6); “(esos desmayos) les dan a las chiquillas de trece y catorce años” (CR-4, 2); “hay algunos docentes de mucho empuje” (CH-2, 3); “le trae unas cortinas de doble forro” (PR-3, 4); “Cuando me compraba un traje de cuatro pesos me decían que yo me creía rica” (PR-13, 1); “era bastante pesado (…), con un nene de seis meses que tenía que dar de mamar” (BA-4, 7); “Se traen caballos de altos precios” (BA-7, 1); “yo soy hombre de poco viajar” (VEO16); “Pero a la tarde dormí una siesta de cuatro horas” (Tregua, 126). También en estos casos el régimen de la preposición puede ser un sintagma preposicional introducido por la preposición a: “y le encendieron una vela de a locha!” (Bárbara, 65); “Y el padrecito recibió esos billetes de a miles, dándole la bendición” (Atahualpa, 36). • ‘Materia de las dimensiones’, cuando el sustantivo regente denota peso, medida, etc., y el sustantivo complementario un adjetivo denotativo de cualidad: “Debe ser un templo de unos ochenta metros de largo con murallas que están en pie” (LP5, 5); “más o menos mide un metro ochenta o dos metros de alto” (POO5).

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• ‘Que tiene o lleva ese nombre’, cuando el sustantivo complementario, generalmente nombre propio, se entiende como denominación: “independientemente del mucho ambiente, él puede estar en la ciudad de Caracas” (CA-1, 1); “los muchachos de entonces íbamos a bañarnos en lo que hoy es la parroquia de San Bernardino” (CA-11, 1); “El gran centro estaba alrededor de la plaza de Bolívar” (BO-12, 1); “vivíamos en el callejón del Coyote” (ME-13, 2). • ‘Contenido material’, cuando el sustantivo regente denota recipiente, lugar, época, como campo, año, época, día, huerto, etc.: “esas minas de oro hacía que pudiera recubrir los altares con un grosor de una moneda de libra esterlina” (BA-13, 4); “sí hay épocas de cierta estabilidad social” (CA-5, 5). • ‘Contenido de la representación’, cuando aparece regida por un sustantivo abstracto, de cualidad o acción, como, por ejemplo, ganas, experiencia, suerte, problema, etc.: “ya no tengo ganas de hablar del problema de las drogas” (CA-10, 1); “¿hay mucha diferencia de edad?” (LI-1, 1); “¿Qué tal tu experiencia de barrio en la infancia?” (LI-4, 1); “el problema es adquirir la posibilidad además de poder levantar tanto la pierna” (BA-3, 4); “son ejemplos así evidentes del gran desorden” (BA-7, 4); “tuvimos la suerte de tener un guía” (BA-13, 6); “hay también campañas de no violencia contra la mujer” (P16); “muchos son juegos de guerra; otros juegos de pelota” (VEOO4). • ‘Que tiene parecido con lo designado por el elemento complementario’, cuando aparece complementado por un nombre de animal, determinado tipo de personas, etc.: “Era muy difícil, aparte de ser una tarea de hormiga” (BA-6, 2); “caminaba en ese instante muy despacio, con paso de ladrón” (Ríos, 116); “Parecía un camino de hormiga de tan angosto” (Llano, 37). • ‘Finalidad’, cuando el sustantivo complementario denota acción, actividad, etc.: “Entonces tienen (…) un cuarto de coser” (PR-4, 8); “se debía montar un salón de belleza” (PR8, 3); “yo diría que era como un laboratorio de civismo” (PR8, 4); “nosotros tenemos aquí en el otro piso (…) un salón de reuniones y conferencias” (BA-10, 5); “uno tenía más tiempo de jugar con los hermanos” (CR-7, 3); “El material de consumo también se compra muy limitadamente” (CA-7, 4);

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“será que no hay tiempo de eso” (CA-8, 6); “los grandes caballos de carrera argentinos en su mayoría han sido exportados a Estados Unidos” (BA-7, 1); “Yo no he tenido tiempo casi de leer” (BA-12, 1); “Amárrenlo y denle algo de beber hasta que se emborrache” (Llano, 95). • ‘Contenido de la cualidad’, cuando el sustantivo regente denota cualidad: “Jerusalén es una belleza de ciudad, preciosa” (BO-10, 4); “Lástima de bestia, hecha para llevar más hombre encima” (Bárbara, 67); “¡Diablo de hombre, que no puede estarse en su casa!” (Presidente, 61); “En lugar de Atahualpa, pues, una porquería de nombre” (Atahualpa, 22). Cuando el regente preposicional es un sustantivo verbal o un infinitivo, el término complementario desarrolla dos sentidos lógico-designativos distintos dependiendo de la relación argumental que los hablantes establezcan entre la acción denotada por el regente y la persona animal o cosa denotada por el complemento preposicional: – Si entre la acción denotada por el regente y la persona, animal o cosa denotada por el complemento preposicional se establece una relación argumental de agentividad, entonces se habla de complemento subjetivo: “y en segundo término la escasez de obreros calificados y de jefes de obra” (CH11, 2); “está continuamente sondeando la marcha de los programas” (BO-1, 3); “no se puede publicar ni editar ningún mapa que no tenga la aprobación del Instituto Geográfico Militar” (BA-10, 2); “hay carreras de niños” (BO10, 8); “Ese primer impacto de la menor que llega sola y desorientada puede ser tremendo para ella” (BA-13, 2); “es el despertar de la inquietud ciudadana” (P-19, 1); “el tañido de las campanas (…) es un poco delgada” (POO5). – Si entre la acción denotada por el regente y la persona, animal o cosa denotada por el régimen se establece una relación argumental de complemento directo, se habla entonces de complemento objetivo: “un poquito se les ha hecho, como se dice vulgarmente, un lavado de cerebro” (LP-2, 6); “Te puede dar la sensación de calor” (LP-4, 11); “nos da garantías de no publicar bobadas” (BO-4, 4); “el problema de la falta de dinero permanente” (BA-8, 2); “sufrió la des-

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trucción de su torre el nueve de abril” (BO-12, 1); “yo diría que son falta de respeto” (CR-3, 3); “podríamos decir que es una definición de respeto” (CR-5, 2); “Acá en San Ramón hay un gran descuido de la parte de problemas de aprendizaje” (CR-8, 5); “Fue constructor de obras importantes en San José” (CR-13, 3); “no tiene ningún recuerdo de un diálogo con su padre” (CH-3, 7); “demostraron la necesidad de que alguien, alguna vez, se preocupe de este conglomerado de gente” (CH-6, 2); “esa añoranza del pasado es una tontería” (CA-5, 4); “no se ve gran producción de hortalizas” (CHO32); “el aspecto económico es el papel más preponderante para las compras de estas miniaturas” (BoOO1); “había derroche de alegría” (BoOO6). 3.5.18. Campo de usos de la preposición ‘desde’96 La significación invariante ‘sentido-origen-extensión’ del complemento morfológico externo de la preposición desde presenta constante e invariablemente el elemento que la rige situado en una extensión que arranca de un punto inicial absoluto. Según la naturaleza denotativa del régimen, presenta, como la mayoría del resto de las preposiciones, tres grandes variantes semánticas: A) ‘Origen con extensión espacial’, cuando el sustantivo que la complementa denota lugar. Es variante que encontramos tanto en contextos dinámicos como en contextos estáticos. Veamos algunos ejemplos: “veo eso desde lejos, porque lo veo desde la oficina” (CA4, 6); “vimos aquellos acontecimientos políticos un poco desde la barrera” (CA-6, 3); “Entonces hay que luchar aunque sea desde la penumbra” (BO-6, 4); “Desde allá hubo algunos amotinados que dispararon” (BO-12, 1); “¿cómo era el recorrido desde Lima hasta la Punta” (POO2); “miran desde la orilla, cómo los fuertes nadan en la corriente” (Ríos, 30); “Puede ver a ese hombre desde aquí” (Páramo, 116). 95

En el habla popular, presenta también nuestra preposición la variante de expresión dende, como se puede comprobar en los siguientes ejemplos: “dende el vientre de mi madre/vine a este mundo a cantar” (Fierro, 112); “y dende que todos cantan/ yo también quiero cantar” (ídem).

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B) ‘Origen con extensión nocional’, sobre todo cuando el complemento preposicional implica un concepto cuantitativo. En esta distribución aparece generalmente en correlación con la preposición hasta, que expresa el límite de la cuantificación. El sintagma resultante suele actuar como aposición cuantificadora de elementos con función sintáctica, como vimos más arriba: “va dando todo lo que va haciendo, desde las cosas más triviales hasta los estudios más profundos” (CH-1, 3); “había guaguas desde un año hasta niños de cinco años, seis años” (CH-6, 2); “preparan (todo) desde lo más caro hasta lo más barato” (POO5); “aquí somos muy positivos desde el más chico hasta el más grande” (VEO11). C) ‘Origen con extensión temporal’ o ‘duración con punto de partida’, cuando el término complementario denota circunstancia de tiempo. Según la posición que ocupe la acción denotada por el regente en el mencionado esquema semántico de desde, pueden distinguirse dos subvariantes semánticas distintas: a) Cuando el verbo regente denota una acción imperfectiva o durativa, como trabajar, estudiar, quedarse en casa, cantar, jugar, etc., entonces se entiende que la acción denotada por el regente se sitúa inmediatamente después de la circunstancia temporal denotada por el complemento preposicional. Es variante que encontramos principalmente en las siguientes distribuciones: 1. Complementada por sustantivos o expresiones denotativos de fecha (como año pasado, dos de enero, 1954, etc.), hora, adverbio temporal (como ayer, antes, mañana, etc.), etc.: “Desde el año sesenta y siete, sesenta y ocho ha venido funcionando el Fondo de Capacitación Popular” (BO-1, 1); “se demoró desde el año cincuenta y seis” (BO-1, 4); “eso es lo que estamos oyendo decir desde hace tantos años” (BO-2, 5); “Allí se tramitó durante bastante tiempo, desde el año setenta” (BO-10, 2); “se mejoró mi situación ahí en el trabajo que tenía desde antes” (BA-1, 6); “me imaginé desde ese momento que yo no era un innovador” (BA-6, 2); “desde el mes de enero vamos contratando unas terneras grandes” (POO8); “se fue desde esta mañana y no ha regresado” (Presidente, 125); “Dicen que me torcí un ojo desde entonces, de la mala impresión” (Páramo, 148). 2. Complementada por sustantivos o adjetivos denotativos de edad, como joven, infancia, chico, pequeño, adulto, diez años, etc.: “desde chico tenía ese tipo de rebelión” (BA-6, 4); “Era un grupo

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de adecos, compañeros desde jóvenes” (CA-6, 2); “tendría que haber sido operado ya desde chiquito” (P-18, 1); “desde pequeños hay que enseñarles a luchar en esta vida” (BoOO9); “ahora ya les permitimos desde dieciséis años” (ME-10, 2). 3. Complementada por una oración introducida por el anunciativo que. En este caso, pueden suceder dos cosas: • Que la acción denotada por el regente se realice de forma cursiva a lo largo de la extensión de desde: “puedo decirle que desde que me ordené, estuve de superior y profesor en el seminario” (BO-11, 1); “estoy muy ocupado ahora desde que empezó la facultad” (BA-4, 9); “En líneas generales un novillo desde que se lo compra hasta que llega a Chile pueden pasar diez días” (BA-7, 5); “yo creo que lo adquirí desde que nací” (BA-14, 3); “desde que amanece, amanece como se dice en la calle” (P-13); “Quedé sin ganas desde que faltó mi marido” (ME-9, 5); “¿qué hacías un día normal desde que te levantabas?” (POO8); “Por eso no me gustó el doctorcito ese desde que lo vi por primera vez” (Bárbara, 221). • Que la acción denotada por el regente se realice con puntualidad inmediatamente después de la acción denotada por el regente: «Desde que lo supe, se lo dije a él» (ejemplo cit. por Lope Blanch, en «Desde que…», p. 94); «Desde que venga, se lo diré» (ídem). En estos casos, la norma académica prefiere la construcción con el sintagma preposicional en cuanto (en cuanto lo supo, se lo dijo), que obviamente expresa la relación sintáctica de forma sustancialmente distinta a como la expresa desde: mientras que ésta la expresa como ‘situada inmediatamente después del punto de partida de una duración’, aquélla la expresa simplemente como ‘encuadre temporal absoluto’. Para Lope Blanch, se trata de una locución conjuntiva que introduce “acciones inmediatas anteriores a la acción puntual y perfectiva expresada por el verbo de la oración regente, ora con referencia al pasado (…), ora al futuro”97. b) Cuando el regente denota una acción puntual o perfectiva, como llegar, arribar, nacer, etc., entonces se entiende que la acción 97 “Desde que y (en)donde: sobre geografía lingüística hispánica”, en Nuevos estudios de lingüística hispánica, México, 1993, p. 94.

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denotada por el mismo ocurre en simultaneidad con el punto de partida de la duración de desde: “Desde el lunes llegó” (Cascante, 170, cit. por Kany, Sintaxis, 421); “El tomo se publicó desde abril” (C., cit. por ídem); “Se rasuró desde temprano” (Herrera García, 28, cit. por ídem); “Las comisiones especiales (…) llegaron desde temprano al aeropuerto” (E., 11/ VIII, 16-A, cit. por Poloniato, “Las preposiciones en la prensa de Bogotá”, 239). En tales circunstancias semánticas, no puede extrañar que nuestra preposición alterne con la preposición a (v. gr., llegamos desde las cinco/ llegamos a las cinco), sin aparentes diferencias denotativas, pero con radicales diferencias en la forma de expresar la relación entre el regente y el complemento temporal: desde presenta el régimen como ‘punto de partida de una duración’. Por eso, en llegar desde las cinco, el régimen las cinco se entiende como ‘punto de partida de una duración, de la extensión temporal que viene a partir de la consumación del llegar’; a lo presenta como ‘término final absoluto de un movimiento de aproximación’. Por eso, en llegar a las cinco el régimen las cinco se entiende como ‘punto en que acaba la acción de llegar’. No hay, por tanto, ninguna razón semántica para considerar que el desde que nos ocupa es una preposición «superflua»98. Según Kany, lo que sucede aquí es que «el hablante está pensando en el efecto de la acción, es decir, que psicológicamente, funde dos construcciones distintas: llegó ayer y desde ayer está aquí»99. 3.6. CONCLUSIONES Del análisis semántico-lingüístico y lógico-denotativo realizado en las páginas precedentes, pueden extraerse sobre todo dos conclusiones generales: La primera conclusión es que el sistema preposicional que se emplea en las distintas normas americanas de nuestro idioma es exactamente el mismo que se emplea en el resto de sus manifestaciones contemporáneas. No hay, por tanto, la más mínima razón idiomáti98 Moreno de Alba, por ejemplo, piensa que el desde que nos ocupa “sobra, es superfluo”, aunque reconoce que “su presencia se debe, sin duda, a que con ello se desea hacer hincapié en el tiempo transcurrido a partir de la acción”. Minucias del lenguaje, p. 355. 99 Sintaxis hispanoamericana, p. 421.

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ca para hablar de sistemas preposicionales distintos en el ámbito de la lengua española actual; ni siquiera para hablar de cambio de significado inherente de alguno de sus elementos. Desde el punto de vista más estrictamente lingüístico, incluso las preposiciones hasta y con, que, como hemos visto, han desarrollado sentidos tan particulares en las hablas ultramarinas, presentan exactamente la misma significación invariante en Hispanoamérica que en España: ‘movimiento de aproximación extenso finitivo’ y ‘situación de acompañamiento positivo’, respectivamente. Esta invariabilidad semántico-lingüística es la que hace posible la incontestable unidad de la lengua española. La segunda conclusión que se deduce de nuestro estudio es que, a pesar de esta indiscutible unidad idiomática en los aspectos invariantes de nuestras preposiciones, las mismas presentan diferencias de uso más o menos acusadas en cada una de las distintas modalidades diatópicas, diafásicas y diastráticas de la lengua. Es lo que se observa en las hablas americanas, donde algunas de ellas han terminado desarrollando matices contextuales desconocidos o poco frecuentes en el resto de las hablas hispánicas. En este sentido, una somera comparación del empleo que hacen los hablantes españoles de nuestro sistema preposicional con el empleo que hacen los hablantes hispanoamericanos nos permite extraer las siguientes conclusiones más particulares: Por una parte, que la inmensa mayoría de los usos que hacen los hablantes hispanoamericanos coincide en lo esencial con el uso que hace el resto de los hablantes del idioma. Así, la preposición de, por ejemplo, presenta en el español de América los mismos sentidos ‘espacial’, ‘temporal’, ‘agentivo’, ‘condicional’, ‘posesivo’, ‘de materia’, etc., que en el español de España; la preposición con los mismos sentidos de ‘acompañamiento’, ‘instrumento’, ‘medio’, ‘modalidad’, ‘consecuencia’, etc. Ni siquiera se observan diferencias notables entre los hablantes de las distintas clases sociales o los de las distintas generaciones. También en esta altísima comunidad normativa en el uso de las preposiciones se basa la sensación mencionada de que todos los hispanohablantes, americanos y españoles, pertenecemos a la misma patria idiomática. Por otra parte, que, a pesar de lo dicho en el punto anterior, hay determinadas preposiciones que presentan en el español americano ciertas diferencias de sentido respecto del resto de las modalidades de la lengua. Estas diferencias de uso pueden clasificarse, de forma más específica, en los siguientes tipos:

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a) Diferencias debidas a cambio de régimen preposicional por parte de determinados verbos, generalmente por analogía: v. gr., las formas tener confianza, presentar, aprender y quedar, que rigen en el español estándar las preposiciones en, a, de y en, respectivamente, y en ciertas hablas americanas las preposiciones a, con, a y de, también respectivamente. b) Diferencias debidas a conservación de antiguos usos preposicionales del español. En este caso parecen encontrarse la preposición de de sentido partitivo, la preposición a de combinaciones espaciales como meter el coche al garaje, la preposición en de combinaciones temporales como en la mañana, en la tarde, la preposición con de combinaciones también temporales como con la noche, con el amanecer, la preposición contra de combinaciones espaciales como caminar contra la pared (en el sentido de ‘junto a’), etc. c) Diferencias debidas a extensión del sentido de usos generales o canónicos de determinadas preposiciones. Es lo que parece haber ocurrido en el caso del con de combinaciones como fui a comprar con Alejandro (en el sentido de ‘fui a comprar en casa de Alejandro’), donde el matiz de ‘término del movimiento’ que desarrolla esta preposición cuando se combina con verbos de movimiento (v. gr., llevar al niño con sus padres) ha extendido su radio de acción a otros verbos predicativos no de movimiento; en el caso del con de combinaciones como pelarse con el barbero, donde el matiz de ‘medio’ o ‘instrumento’ que presenta esta preposición cuando rige sustantivos designativos de objeto ha extendido su campo de uso al ámbito de las personas; o en el caso del entre de combinaciones de sentido espacial o temporal como meter algo entre el bolsillo, llegaré entre semana, etc., donde esta preposición ha extendido su sentido espacial y temporal de espacio limitado por elementos plurales al ámbito de los objetos individuales. d) Diferencias debidas a desarrollos de sentido absolutamente insólitos en el español estándar. Es lo que se observa en el caso del llamado hasta de posterioridad, de combinaciones como abrimos hasta las cinco (en el sentido de ‘abrimos a las cinco’), el desde de anterioridad, de combinaciones como llegó desde ayer, el contra de finalidad, de combinaciones como contra qué estudio, si no apruebo, el sobre de superación, de combinaciones como perdió sobre 20 kilos (en el sentido de ‘perdió más de 20 kilos’), llegaremos sobre las cinco (en el sentido de ‘llegaremos después de las cinco’), etc.

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e) Diferencias debidas a que ciertos verbos que en el español estándar se construyen sin preposición en el español americano rigen preposición: v. gr., el verbo recordar, que el español normativo construye como transitivo y el español americano como intransitivo, con la preposición de. De forma más general, pertenece a este tipo de cambio de uso ese fenómeno sintáctico que los estudiosos suelen denominar dequeísmo. Como contrapartida de este fenómeno, tenemos que hay determinados verbos que han eliminado en América su régimen preposicional más tradicional, y han pasado a construirse como transitivos sin más: v. gr., las formas jugar, obsequiar, invitar, preguntar, etc., que en el español más normativo rigen las preposiciones a, con, a y por, respectivamente, y en determinadas hablas americanas se construyen como transitivos. Es lo que caracteriza también ese fenómeno sintáctico que los estudiosos suelen denominar queísmo. Obviamente, en ninguno de estos casos nos encontramos ante degeneraciones o corrupciones de los usos generales del idioma, como suele creer el purismo más recalcitrante, sino más bien ante conservación de usos antiguos o desarrollo de posibilidades inéditas de nuestro sistema preposicional, usos gramaticales que permiten ver la realidad designada de manera singular, al tiempo que enriquecen la norma lingüística de todos los hispanohablantes. Cuando un hablante hispanoamericano dice me pelé con el barbero o jugué fútbol, por ejemplo, está diciendo en realidad cosas en parte distintas de las que dice un español cuando dice me peló el barbero o jugué al fútbol: mientras aquél presenta el barbero como medio de la acción de pelar y el fútbol como objeto de la acción de jugar, éste los presenta como sujeto y como modalidad, respectivamente. Como tales formas de expresión diferentes, requieren el respeto y la consideración de todos los hablantes del idioma.

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LAS PREPOSICIONES

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