Tecnologías de información geográfica y análisis arqueológico del territorio: Actas del V Simposio Internacional de Arqueología de Mérida 8400094077, 9788400094072


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Spanish; Castilian Pages 848 [847] Year 2011

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SUMARIO
PRESENTACIÓN
I TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA Y PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA
II TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA Y ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO DEL TERRITORIO
III SISTEMAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA Y ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO DE LA VISIBILIDAD
IV LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA Y LA MODELIZACIÓN DEL MOVIMIENTO EN ARQUEOLOGÍA
V MODELOS PREDICTIVOS Y ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO DEL TERRITORIO
VI LAS TECNOLOGIAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA Y LA GESTIÓN DE LOS DATOS ARQUEOLÓGICOS
VII REDES Y FORMAS EN EL ESTUDIO DEL PAISAJE
VIII LA APLICACIÓN DE LAS TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA EN EL ESTUDIO DE SITIOS ARQUEOLÓGICOS
CONCLUSIONES
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Tecnologías de información geográfica y análisis arqueológico del territorio: Actas del V Simposio Internacional de Arqueología de Mérida
 8400094077, 9788400094072

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Victorino Mayoral Herrera Sebastián Celestino Pérez (eds.)

ANEJOS DE AESPA

LIX

TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA Y ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO DEL TERRITORIO Actas del V Simposio Internacional de Arqueología de Mérida ARCHIVO ESPAÑOL DE

ARQVEOLOGÍA

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Tecnologías de información geográfica y análisis arqueológico del territorio

Anejos de AEspA LIX

Anejos de AEspA LIX

SUMARIO

ANEJOS DE ARCHIVO ESPAÑOL DE ARQUEOLOGÍA LIX

TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA Y ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO DEL TERRITORIO

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4

Tecnologías de información geográfica y análisis arqueológico del territorio

ANEJOS

SERIE

DE

Anejos de AEspA LIX

AESPA

PUBLICADA POR EL INSTITUTO DE

HISTORIA

Director: Francisco Pina Polo, Universidad de Zaragoza, España. Secretario: Carlos Jesús Morán Sánchez, Instituto de Arqueología, CSIC-Junta de Extremadura-CCMM, Mérida, España. Comité Editorial: José Beltrán Fortes, Universidad de Sevilla, España; Manuel Bendala, Universidad Autónoma de Madrid, España; Rui Manuel Sobral Centeno, Universidade de Porto, Portugal; Adolfo J. Domínguez Monedero, Universidad Autónoma de Madrid, España; Sonia Gutiérrez Lloret, Universidad de Alicante, España; Guadalupe López Monteagudo, Instituto de Historia, CSIC, Madrid, España; Pedro Mateos, Instituto de Arqueología, CSIC-Junta de Extremadura-CCMM, Mérida, España; Manuel Molinos, Universidad de Jaén, España; Ángel Morillo, Universidad Complutense, Madrid, España; Inés Sastre Prats, Instituto de Historia, CSIC, Madrid, España; Ricardo Olmos Romera, Escuela Española de Historia y Arqueología, CSIC, Roma, Italia; Almudena Orejas, Instituto de Historia, CSIC, Madrid, España; Isabel Rodà de Llanza, ICAC-Universidad Autónoma de Barcelona, España; Ángel Ventura Villanueva, Universidad de Córdoba, España. Consejo Asesor: Juan Manuel Abascal, Universidad de Alicante, España; Michel Amandry, Bibliothèque Na-tionale de France, París, Francia; Xavier Aquilué, Museu d’Arqueologia de Catalunya, Empúries, España; Javier Arce, Université Lille, Francia; Pietro Brogiolo, Università degli Studi di Padova, Italia; Francisco Burillo, Universidad de Zaragoza, España; Luis Caballero Zoreda, Instituto de Historia, CSIC, Madrid, España; Monique Clavel-Leveque, Université Franche-Comté, Besançon, Francia; Teresa Chapa, Universidad Complutense de Madrid, España; Filippo Coarelli, Universitá degli Studi di Perugia, Italia; Carlos Fabião, Universidade de Lisboa, Portugal; Carmen Fernández Ochoa, Universidad Autónoma de Madrid, España; María Paz García-Bellido, Instituto de Historia, CSIC, España; Carmen García Merino, Universidad de Valladolid, España; Pierre Gros, Université Aix-Marseille, Francia; Simon Keay, University of Southampton, Reino Unido; Pilar León, Universidad de Sevilla, España; Pierre Moret, Université Toulouse, Francia; Domingo Plácido, Universidad Complutense de Madrid, España; Sebastián Ramallo, Universidad de Murcia, España; Thomas Schattner, Instituto Arqueológico Alemán, Madrid, España; Armin Stylow, München Universität, Alemania; Giuliano Volpe, Universitá degli Studi di Foggia, Italia.

Anejos de AEspA LIX

SUMARIO

VICTORINO MAYORAL HERRERA SEBASTIÁN CELESTINO PÉREZ (eds.)

TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA Y ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO DEL TERRITORIO ACTAS DEL V SIMPOSIO INTERNACIONAL DE ARQUEOLOGÍA DE MÉRIDA

INSTITUTO DE ARQUEOLOGÍA – MÉRIDA CSIC - Junta de Extremadura - Consorcio de Mérida

MÉRIDA, 2011

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6Reservados Tecnologías información geográfica y análisis arqueológico del territorio todos losde derechos por la legislación en materia de Propiedad Inte-

lectual. Ni la totalidad ni parte de este libro, incluido el diseño de la cubierta, puede reproducirse, almacenarse o transmitirse en manera alguna por medio ya sea electrónico, químico, óptico, informático, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo por escrito de la editorial. Las noticias, los asertos y las opiniones contenidos en esta obra son de la exclusiva responsabilidad del autor o autores. La editorial, por su parte, solo se hace responsable del interés científico de sus publicaciones.

Imagen de cubierta: Thomas Frank and Karl Peter Wendt, Upscaling Population Density - Theory and applications from the Neolithic up to Roman times, fig. 3: The principle of the «Largest Empty Circle» (LEC) according to Preparata & Shamos (1988) (Zimmermann et al. 2005: 52, fig. 5). Imagen de contracubierta: Pau de Soto Cañamares, SIG y Network Analysis en el estudio de las redes de comunicación de la Cataluña romana, fig. 10: modelo de movilidad de la Península Ibérica en época romana.

Catálogo general de publicaciones oficiales: http://publicacionesoficiales.boe.es

© CSIC © De cada texto, su autor e-NIPO: 472-11-198-4 e-ISBN: 978-84-00-09407-2 Depósito Legal: M. 48.399-2011 Imprenta TARAVILLA. Mesón de Paños, 6. 28013 MADRID

Anejos de AEspA LIX

Algunos de los participantes del V Simposio Internacional de Arqueología de Mérida sobre Sistemas de Información Geográfica y Análisis Arqueológico del Territorio. Noviembre de 2007.

SUMARIO

Presentación .................................................................................................................. VICTORINO MAYORAL y SEBASTIÁN CELESTINO

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SIG para todos: aplicaciones SIG en el campo de la didáctica y la difusión ......... CÈSAR CARRERAS MONFORT

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I.

TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA Y PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA ..................................................................................................

Creating a High-Quality Field Survey Record: an assessment of field mapping and navigation technologies used by the Groningen Institute of Archaeology survey projects in Italy 1998-2007 ......................................................................... MARTIJN VAN LEUSEN Appendix: Upgrading the Digital Field Assistant 2001-2004 ................................... NICK RYAN & MARTIJN VAN LEUSEN GIS and the source-critical analysis of intensive survey data on- and off-site ....... JOHN BINTLIFF Integración de tecnologías SGDB, SIG y GPS en la planificación y desarrollo de las prospecciones del Ager Tarraconensis ............................................................. MARTA PREVOSTI, HÉCTOR ORENGO, PAU DE SOTO y JOSEP ABELA La Edad del Bronce en el Bajo Guadarrama (Bargas, Toledo): trabajos de prospección arqueológica 2005-2007 ............................................................................ ANTONIO URIARTE GONZÁLEZ, JUAN PEREIRA SIESO, IGNACIO MONTERO RUIZ, M.ª ISABEL MARTÍNEZ NAVARRETE y JESÚS CARROBLES SANTOS Empleo de los SIG en la gestión arqueológica del territorio. La experiencia de la Carta Arqueológica Municipal de Córdoba .......................................................... RAIMUNDO FCO. ORTIZ URBANO y PATRICIO J. SORIANO CASTRO Revisión del Inventario Arqueológico de la provincia de Salamanca 2004-2005: Aplicaciones SIG y GPS ................................................................................................. ANTONIO URIARTE GONZÁLEZ, MARKEL GORBEA PÉREZ, LAURA CARDENAL CARDENAL, MIGUEL LAGE y DAVID OLIVER FERNÁNDEZ Aplicación de las herramientas SIG en el estudio de la producción cerámica celtibérica de los alfares del entorno del río Piedra ................................................... M.ª ESPERANZA SAIZ CARRASCO y RAÚL LÓPEZ ROMERO II.

TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA Y ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO DEL TERRITORIO ...................................................................

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Análisis Espacial y Patrones de Asentamiento: Una Revisión de los Estudios del III y II Milenios ANE en el sur de España ...................................................... LEONARDO GARCÍA SANJUÁN

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Metodología de análisis de la transformación del paisaje en los abrigos con arte rupestre del valle del Ésera ............................................................................ MARÍA SEBASTIÁN LÓPEZ y MANUEL MARTÍNEZ-BEA

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Tecnologías de información geográfica y análisis arqueológico del territorio

Anejos de AEspA LIX

Recorriendo un territorio desaparecido: restitución fotogramétrica y análisis del paisaje de la necrópolis prehistórica del vado de Alconétar ............................. ENRIQUE CERRILLO CUENCA La ocupación del valle del Duero en la Prehistoria Reciente: los recintos de fosos. ......................................................................................................................... MARCOS GARCÍA GARCÍA Del Bronce al Hierro al sur del Duero: propuesta para una lectura crítica basada en el análisis territorial ............................................................................. ANTONIO BLANCO GONZÁLEZ Aplicaciones SIG y análisis del territorio. La experiencia del Centro Andaluz de Arqueología Ibérica de Jaén. .................................................................................. LUIS MARÍA GUTIÉRREZ SOLER y LAURA WIÑA GARCERÁN El territorio inmediato de Kelin en época ibérica (siglos IV-III a.C.): un caso práctico de análisis con SIG ................................................................................... ANDREA MORENO MARTÍN y DAVID QUIXAL SANTOS Los SIG como instrumento de reflexión: criterios para la toma de decisiones locacionales en el sureste ibérico .......................................................................... LETICIA LÓPEZ MONDÉJAR Ocupación y estructuración de la Cossetania oriental (Tarragona) de época ibérica al Bajo Imperio. ............................................................................................... JOSEP GUITART, JOSEP MARIA PALET, MARTA PREVOSTI y CARME RUESTES Aproximación al análisis territorial de la Frontera Meridional de los cántabros a través de herramientas SIG ..................................................................................... JOSÉ RAMÓN AJA SÁNCHEZ, RAQUEL CAMPO LASTRA, VALENTÍN CASTILLO CALCINES, MIGUEL CISNEROS CUNCHILLOS, JESÚS GARCÍA SÁNCHEZ, ELENA MARTIN LATORRE, LEONOR DE LA PUENTE FERNÁNDEZ y JOSE LUÍS RAMÍREZ SÁDABA Análisis del poblamiento antiguo y explotación del territorio en la Tierra de Lemos (Lugo): la organización del espacio en la Civitas Lemavorum ................... MANUEL GRANDE RODRÍGUEZ Aplicaciones SIG para el estudio del poblamiento rural de la isla de Mallorca durante la Antigüedad tardía: el caso de la zona este ......................................... CATALINA MAS FLORIT y MIGUEL ÁNGEL CAU ONTIVEROS Poblamiento en Galicia entre la Antigüedad y la plena Edad Media. Reflexiones y propuestas sobre la diacronía y diferente naturaleza de los datos espaciales ......................................................................................................................... JOSÉ CARLOS SÁNCHEZ PARDO Poblamiento disperso como estrategia de explotación del llano. Análisis espacial junto a la desembocadura del Guadámez (Badajoz, España) .............................. FRANCISCO JAVIER HERAS MORA Patrón de asentamiento y articulación territorial. Las comunidades de la Precordillera de Arica entre los siglos XI al XV ........................................................... ROLANDO CÉSAR AJATA LÓPEZ III.

SISTEMAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA Y ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO DE LA VISIBILIDAD ........................................................................

Cálculos de visibilidad en arqueología. La visibilidad del territorio desglosada en ángulos verticales y su aplicación al período ibérico tardío de Andalucía central ....................................................................................................................... MAR ZAMORA MERCHÁN

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Anejos de AEspA LIX

SUMARIO

Un paisaje ibérico de Cataluña: protección del territorio colectiva y percepción de comunidad a través de una combinación de análisis de visibilidad .............. CARME RUESTES BITRIÀ Estudio de visibilidad en un territorio de frontera prerromano. Los castros de las Loras (Burgos) ................................................................................................... JESÚS GARCÍA SÁNCHEZ e IRENE MARTÍNEZ CASAS O povoamento do bronze final na peneplanicie alentejana: o Rio Guadiana enquanto elemento estruturante. ............................................................................. PEDRO BARROS, MANUELA DE DEUS, NUNO CALDEIRA, ANA MARIA COSTA, ANA SOFIA GOMES e PEDRO LÓPEZ ALDANA: Citânia de Briteiros e médio vale do Ave (NW de Portugal): SIG e análise arqueológica do território .................................................................................................. JOÃO FONTE, JOANA VALDEZ, FRANCISCO SANDE LEMOS e GONÇALO CRUZ

IV.

LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA Y LA MODELIZACIÓN DEL MOVIMIENTO EN ARQUEOLOGÍA ...........................................

Movimiento, circulación y caminos en el paisaje digital. La aplicación de los SIG en el estudio arqueológico de los desplazamientos humanos ...................... IGNASI GRAU MIRA

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Computational Models for Understanding Movement and Territory ........................ ANDREW BEVAN

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Cazadores-recolectores: más allá del territorio de explotación ............................... GUSTAU AGUILELLA ARZO

395

Movilidad y vías de paso en los paisajes prehistóricos: megalitos y vías pecuarias en Almadén de la Plata (Sevilla, España) ............................................................ PATRICIA A. MURRIETA FLORES, DAVID W. WHEATLEY y LEONARDO GARCÍA SANJUÁN

V.

MODELOS PREDICTIVOS Y ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO DEL TERRITORIO ....................................................................................................................

The social factor–evidence and limitations of archaeological distribution maps ... ANDREAS ZIMMERMANN

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Upscaling Population Density–Theory and applications from the Neolithic up to Roman times ............................................................................................................. THOMAS FRANK and KARL PETER WENDT

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Modelización del paisaje mediante SIG para la investigación de sociedades agrarias paleotécnicas ............................................................................................ CARLOS FERNÁNDEZ FREIRE y ANTONIO URIARTE GONZÁLEZ

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Os Sistemas de Informação Geográfica na Pesquisa Arqueológica. Um modelo preditivo na detecção de Villæ em meio rural ....................................................... HELENA RUA

459

Una reflexión sobre los modelos predictivos y su aplicación a la gestión del patrimonio arqueológico ......................................................................................... JESÚS BERMÚDEZ SÁNCHEZ

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VI. LAS TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA Y LA GESTIÓN DE LOS DATOS ARQUEOLÓGICOS ...............................................................

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Tecnologías de información geográfica y análisis arqueológico del territorio

Anejos de AEspA LIX

Los SIG y la gestión de la información arqueológica ............................................... CÉSAR PARCERO-OUBIÑA y CÉSAR A. GONZÁLEZ-PÉREZ El papel de las «tecnologías de la información geográfica» en la Arqueología ..... FERNANDO PÉREZ LAMBÁN Infraestructuras de Datos Espaciales en arqueología: Arte Rupestre de África Nororiental (ARANO) .............................................................................................. ALFONSO FRAGUAS BRAVO , ANTONIO URIARTE GONZÁLEZ, JUAN M. VICENT GARCÍA, VÍCTOR M. FERNÁNDEZ MARTÍNEZ y ANTONIO MENCHERO FERNÁNDEZ: Presentación de un nuevo Sistema de Gestión Global en Arqueología: CVSIG, una infraestructura de datos espaciales en Arqueología ............................................. M. Á. BRU CASTRO, M. RETUERCE VELASCO y M. FARJAS ABADÍA Documentación en Arqueología. Aplicaciones del Núcleo Español de Metadatos .......................................................................................................................... ARANCHA RESPALDIZA y MIGUEL ÁNGEL BERNABÉ Servicios de Mapas Web y su aplicación en el ámbito de la Arqueología .............. PATRICIO SORIANO CASTRO y RAIMUNDO ORTIZ URBANO El Sistema de Información Geográfica del Área de Protección del Patrimonio Arqueologíco y Paleontológico de la Comunidad de Madrid .................................. JESÚS BERMÚDEZ SÁNCHEZ, PILAR HERRÁIZ SIGÜENZA y RAFA SOUSA GARRIDO EKUMENE, SIG corporativo gestor del patrimonio cultural. De la necesidad a la realidad ................................................................................................................ ATICS, S. L. Aplicación de los SIG a la Prehistoria y Arqueología en el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid ......................... JAVIER BAENA PREYSLER y PATRICIA RÍOS MENDOZA Aplicación de herramientas SIG en el proyecto CASTELLA. Centros de poder en Asturias: castillos y fortalezas feudales ................................................................ JOSÉ AVELINO GUTIÉRREZ GONZÁLEZ, PATRICIA SUÁREZ MANJÓN y JESÚS IGNACIO JIMÉNEZ CHAPARRO

VII.

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REDES Y FORMAS EN EL ESTUDIO DEL PAISAJE .................................

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Las formas de los paisajes. Lo visible y lo invisible .................................................. ALMUDENA OREJAS SACO DEL VALLE Towns and road networks in southern Spain during the Iberian and Roman periods ...................................................................................................................... LEIF ISAKSEN, GRAEME EARL and SIMON KEAY Integración de metodologías SIG para el estudio del territorio en época romana: aplicación a las centuriaciones del Ager Tarraconensis. ..................................... JOSEP MARIA PALET, HÉCTOR A. ORENGO y J. IGNACIO FIZ FERNÁNDEZ SIG y Network Analisys en el estudio de las redes de comunicación de la Cataluña romana ................................................................................................................. PAU DE SOTO CAÑAMARES Análisis de redes hidráulicas. Abastecimiento de aguas en la Córdoba del pasado ........................................................................................................................... GUADALUPE PIZARRO BERENGENA y RAIMUNDO ORTIZ URBANO Infraestructuras hidráulicas en Baetica: propuesta para el estudio del trazado de sus acueductos .......................................................................................................... LÁZARO G. LAGÓSTENA BARRIOS, FRANCISCO DE B. ZULETA ALEJANDRO, Mª. DEL MAR CASTRO GARCÍA, ÁNGEL D. BASTOS ZARANDIETA y JULIÁN TALAVERA COSTA

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Anejos de AEspA LIX

VIII.

SUMARIO

LA APLICACIÓN DE LAS TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA EN EL ESTUDIO DE SITIOS ARQUEOLÓGICOS ..................

Proceso de diseño y configuración de un sistema de información para la gestión del patrimonio emeritense ....................................................................................... ISIDORO ARROYO BARRANTES, TERESA BARRIENTOS VERA y PEDRO MATEOS CRUZ Forma Tarraconis: GIS aplicado a la arqueología urbana ........................................ J. IGNACIO FIZ y JOSEP M. MACIAS

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Restitución 3D de la topografía de la antigua ciudad de Tarraco en un entorno SIG: propuestas metodológicas y primeros resultados .................................................. HÉCTOR A. ORENGO, J. IGNACIO FIZ FERNÁNDEZ y JOSEP M. MACIAS

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Aplicaciones informáticas en arqueología de campo y de gestión. La experiencia de trabajo en el yacimiento de Córdoba ................................................................ PATRICIO J. SORIANO CASTRO y RAIMUNDO ORTIZ URBANO

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El Archivo del Suelo ...................................................................................................... JOSÉ MANUEL GARRIGA PEREA y ADELA LÓPEZ GONZÁLEZ Sistema de Información Geográfica aplicado a la carta de riesgo de Martos (Jaén) ........................................................................................................................ JOSÉ LUÍS SERRANO PEÑA, JOSÉ M. VALDERRAMA ZAFRA, JUANA CANO CARRILLO y FRANCISCO MOZAS MARTÍNEZ

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La aplicación de los SIG en el Sistema de Registro Arqueológico de la Plaza Velarde de Santander. .............................................................................................. JOSÉ MANUEL IGLESIAS GIL y JESÚS IGNACIO JIMÉNEZ CHAPARRO

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Hasta Regia. Una primera aproximación a la configuración espacial de la urbe y su territorio .............................................................................................................. DANIEL JESÚS MARTÍN-ARROYO SÁNCHEZ

783

Aplicación de técnicas de teledetección hiperespectral en la ciudad celtibérica de Segeda .................................................................................................................. J. G. REJAS, F. BURILLO, R. LÓPEZ, M. A. CANO, M. E. SÁIZ, M. FARJAS, T. MOSTAZA y J. J. ZANCAJO Cálculos de visibilidad aplicados al sistema defensivo del castro de Villasviejas del Tamuja (Botija, Cáceres) .................................................................................. REBECA CAZORLA MARTÍN y JOSÉ ÁNGEL SALGADO CARMONA Aplicación de los SIG al análisis microespacial del yacimiento arqueológico de La Ulaña (Humada, Burgos) ................................................................................... IRENE MARTÍNEZ CASAS, MIGUEL CISNEROS CUNCHILLOS y JAVIER M.ª SÁNCHEZ ESPESO

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Recintos fortificados de la Edad del Hierro en Vizcaya: Pico Moro y El Cerco de Bolunburu. Obtención de microtopografías y creación de MDT ......................... JUAN JOSÉ CEPEDA OCAMPO y JESÚS IGNACIO JIMÉNEZ CHAPARRO

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CONCLUSIONES .........................................................................................................

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Some reflections on the role of GIS in Landscape Archaeology ............................... MARTIJN VAN LEUSEN

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The Mérida Symposium. Some Concluding Comments .............................................. JOHN BINTLIFF

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PRESENTACIÓN POR

VICTORINO MAYORAL HERRERA* SEBASTIÁN CELESTINO PÉREZ** Instituto de Arqueología-Mérida CSIC-Junta de Extremadura-Consorcio de Mérida

Don’t be too proud of this technological terror you’ve constructed. The ability to destroy a planet is insignificant next to the power of the Force. DARTH VADER. Star Wars. Episodio IV

La temática de la monografía que el lector tiene en sus manos (o en su pantalla) responde a las inquietudes y perspectivas de una línea emergente en el Instituto de Arqueología: el análisis arqueológico del territorio, y el potencial de las Tecnologías de Información Geográfica (TIG en lo sucesivo) como herramientas para expandir sus posibilidades. La experiencia acumulada en el desarrollo de diversos proyectos de investigación ha marcado esta dirección, que pretende potenciar un estudio de la construcción humana del paisaje mas allá de fronteras cronológicas, geográficas o disciplinares. El progresivo incremento de esta actividad investigadora ha conducido de manera natural a la necesidad de un espacio de trabajo específico: el Laboratorio para el Análisis Arqueológico del Territorio y la Arquitectura, creado en noviembre de 2006. La dotación de recursos materiales y humanos que éste aporta tiene como principal objetivo servir de plataforma tecnológica para el desarrollo de las líneas de investigación del centro. Al mismo tiempo, desde hace ya varios años nuestra labor se beneficia de los aires renovados que aporta el ir y venir de alumnos y profesores en los cursos de postgrado cuyo tema monográfico es la aplicación de las TIG. Podemos decir con gran satisfacción que hemos tenido la fortuna de contar entre el profesorado con muchos de los principales expertos en este campo en el ámbito nacional. No menos estimulante ha sido la ** [email protected] ** [email protected]

presencia de un alumnado crítico e intelectualmente inquieto. Tanto unos como otros están bien representados en las páginas de este libro. Es en buena medida este clima de intensa actividad el que creó las condiciones idóneas para que surgiera la propuesta de «tomar el pulso» al estado actual de las investigaciones a escala peninsular. Esta voluntad se plasmó en la celebración en Mérida del V Simposio Internacional de Arqueología durante los días 7 al 10 de noviembre de 2007. La aplicación de los Sistemas de Información Geográfica y otros recursos tecnológicos afines tiene ya una larga trayectoria en nuestra disciplina. Sin embargo su plena integración dentro del arsenal conceptual y metodológico empleado en Arqueología peninsular es relativamente reciente. De hecho, los inmediatos precedentes en cuanto a la celebración de encuentros de este tipo en España datan del año 2004 (Grau Mira [ed.] 2004, Martín de la Cruz y Lucena Martín [eds.] 2004) y aún es bastante restringida la bibliografía sobre el tema mas allá de los artículos especializados. Con integración queremos decir tanto la utilización de estos recursos como el despertar de una conciencia crítica sobre sus limitaciones y debilidades. Este proceso ha ido de la mano del acelerado progreso de la informática, que ha supuesto la democratización de capacidades de cálculo y almacenaje de datos que hasta no hace mucho sólo estaban al alcance de un grupo bastante restringido de investigadores. Al mismo tiempo, aunque a un ritmo más lento, se han pro-

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Victorino Mayoral Herrera, Sebastián Celestino Pérez

ducido grandes cambios en cuanto a la disponibilidad de herramientas (programas, hardware, instrumental de campo…) y por consiguiente respecto a la capacidad de adquirir y analizar datos. Todas estas circunstancias nos colocan en un momento decisivo respecto al futuro de la utilización de las nuevas tecnologías en Arqueología. Parafraseando el título de la conocida obra de Umberto Eco, las posturas (con sus inevitables y deseables matices) parecen bascular entre dos polos. Por un lado pueden distinguirse a los apocalípticos, que ven en la llegada de estos cambios una tergiversación sobre cuál es el verdadero objeto de la investigación, o no consideran que respecto a la gestión del registro supongan ventajas capaces de justificar su implantación. La ola de escepticismo que recorre otros países con una trayectoria más larga en este tipo de trabajos alimenta en parte este rechazo. Por otro lado son mayoría los integrados, que cifran grandes esperanzas en el uso de los nuevos medios para la resolución de los viejos problemas, o que con aún mayor optimismo, sueñan con el desarrollo de la capacidad de plantear nuevas preguntas. Sin embargo, lo que durante las sesiones de debate fue definido como «autocomplacencia tecnológica» no debería llevarnos a olvidar los numerosos condicionantes que pesan en las posibilidades de las TIG. Comenzando por lo más elemental, el empleo de estos medios nunca solventará las carencias que pueda presentar la información arqueológica que empleemos como punto de partida en nuestro trabajo. Al contrario, su procesado a través de potentes herramientas informáticas multiplicará exponencialmente el error. Como apuntan Parcero y otros, a menudo la tentación de lanzarnos a reproducir la realidad como pequeños dioses es demasiado fuerte, y se olvida la importancia del rigor y la crítica en el registro de la evidencia. Pero podemos ir aún mas allá en nuestra crítica sobre los factores que condicionan el uso de las TIG en nuestra disciplina. Una parte no pequeña del desconcierto y la insatisfacción de los arqueólogos que se acercan a estos medios, deriva del desajuste entre el contexto original en el que éstas fueron diseñadas y el que determinan nuestros objetivos y prioridades. Entre otros Gillings (2000) ha insistido en la idea de que no estamos en absoluto ante herramientas neutrales. Esto puede ser especialmente problemático si nos entregamos pasivamente al «qué podemos hacer», en lugar de partir del «qué necesitamos». Como se planteó reiteradamente en el encuentro, no se ha de despreciar el riesgo de que finalmente la rigidez y complejidad de la herramienta prevalezca

Anejos de AEspA LIX

sobre las preguntas y demandas específicas de la investigación histórica. Ya hace tiempo que el profesor Manuel Molinos advierte a sus alumnos de estos peligros tomando como inmejorable ejemplo la cita que encabeza esta introducción. Queda para las páginas finales de la obra una valoración crítica del contenido del Simposio, por lo que nos limitaremos aquí a realizar unos breves comentarios sobre la estructura de esta monografía. Aquellos que participaron en el encuentro podrán observar notables diferencias respecto a la organización de las sesiones. Como en su día se planteó, pretendíamos abarcar de la forma más exhaustiva posible los diferentes campos de aplicación de las tecnologías de información geográfica. En la práctica, el tipo y cantidad de contribuciones presentadas puso de manifiesto contrastes que esperamos sean representativos de la actividad actualmente desarrollada por los diversos profesionales de la Arqueología. El trabajo de Carreras Monfort nos ha parecido un buen punto de partida para reflexionar sobre algunos aspectos básicos de la representación cartográfica y el manejo de información espacial en los estudios arqueológicos. En la primera sección, dedicada a las aplicaciones TIG en prospección arqueológica, puede verse cómo el problema de la georeferenciación y gestión de los datos de campo ha encontrado un gran aliado en las nuevas tecnologías. Uno de los aspectos más prometedor en el desarrollo actual de estas aplicaciones es la creciente disponibilidad de dispositivos móviles, que permiten trasladar al terreno las herramientas SIG e integrarlas con los sistemas GPS. Esto agiliza enormemente la interacción entre nuestros datos de partida y los que se van adquiriendo en el trabajo de campo. Sin duda la sección más nutrida fue, como resulta lógico, aquella cuya denominación coincide con el título general del volumen. Numerosos casos de estudio a diversas escalas, ponen de manifiesto la incorporación de las TIG, especialmente de los SIG como columna vertebral para la planificación y desarrollo de la investigación. Se pone de relieve no obstante, como señala Leonardo García en este volumen, la importancia de desarrollar propuestas formales en cuanto a las premisas teóricas y a la explicitación de la metodología empleada Los siguientes apartados dan testimonio de la alta especialización que se ha desarrollado en el estudio de aspectos específicos de la actividad humana en el paisaje. Sin duda una de las temáticas de mayor éxito en este sentido sigue siendo el análisis de la visibilidad como una variable significativa para compren-

Anejos de AEspA LIX

der la distribución de elementos arqueológicos. También está bien representada la importancia actualmente concedida a la dimensión dinámica de los grupos humanos, mostrándose elaboradas propuestas para analizar desplazamientos relacionados con la caza, la ganadería y el comercio. Por otro lado, otro vasto campo de modelización es el orientado a formular predicciones sobre la localización de restos arqueológicos. Muy discutido en cuanto a sus presupuestos y a la validez de sus resultados, este tipo de trabajos no ha alcanzado un gran desarrollo en España salvo notorias excepciones (Fernández Cacho 2004). Todos estos modelos y simulaciones son susceptibles de mejora, en un proceso inacabable de sofisticación y complejidad. Sin embargo, pensamos que la clave de su utilidad nunca residirá en la posibilidad de replicar la realidad, de la misma manera que resulta irreal el objetivo de lograr una reconstrucción positiva del pasado. Como resalta Grau en su ponencia, estamos ante un valioso dispositivo heurístico que concede gran importancia a la experimentación. La presente obra reune además una nutrida representación de trabajos relacionados con aspectos morfológicos del análisis arqueológico del territorio. Uno de los campos de investigación más pujantes en este sentido es actualmente el de las tramas de parcelación. Aunque destacan los logros obtenidos respecto al período romano, abundan los casos de estudio que se fechan desde la Prehistoria hasta la Edad Moderna. Agrupamos también aquí las contribuciones relacionadas con el análisis de redes, tanto hidráulicas como de comunicaciones. El numeroso bloque de contribuciones presentado bajo el epígrafe de la gestión quiere atender a las múltiples acepciones de este término en Arqueología. Pacero y González centran la cuestión alejándonos de dicotomías artificiosas entre investigación y gestión. Quizás una demostración patende de la disolución de las tradicionales barreras del conocimiento es la irrupción de un nuevo concepto, el de Infraestructura de Datos Espaciales, tratado en los trabajos de Fraguas et alii, Bruno et alii y Respaldiza y Bernabé. Asistimos al fin de los Sistemas de Información Geográfica como elementos encerrados en los límites del usuario aislado. La estandarización de datos y los nuevos sistemas de búsqueda y gestión parten de una concepción mucho más versátil y global, que permite compartir datos y aplicaciones, potenciando el trabajo en red y facilitando como nunca la difusión del conocimiento. El último bloque de las actas agrupa un conjunto de contribuciones cuya escala de trabajo se ciñe

PRESENTACIÓN

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a los límites del sitio arqueológico. Plantear una sección de este tipo resultaba natural e inevitable, ya que en Mérida se está desarrollando una de las experiencias más completa de gestión de la arqueología urbana a través de un Sistema de Información Geográfica. Junto con una presentación preliminar de esta experiencia se mostraron otras similares en diversos grados de desarrollo en ciudades como Córdoba, Tarragona, Valencia, etc. También dentro de esta sección encontrará el lector diversos trabajos en los que el objeto de investigación son sitios arqueológicos alejados de las áreas urbanas. El volumen se cierra con algunas valoraciones de carácter general debidas a la entusiasta implicación de los profesores Bintliff y van Leusen. Para concluir, queremos aprovechar estas líneas para reiterar nuestro más sincero agradecimiento a cuantas instituciones y personas han colaborado en esta iniciativa y han contribuido con su apoyo, entusiasmo y dedicación a que llegara a buen puerto. Queremos dar las gracias en primer lugar a Pedro Mateos como director del Instituto de Arqueología, al Consorcio de la Ciudad Histórico-artística y Monumental de Mérida, al Excmo. Ayuntamiento de Mérida, y la Junta de Extremadura a través de las consejerías de Cultura y de Economía, Comercio e Innovación y a la Asamblea de Extremadura. Gracias también al Ministerio de Educación, que a través de una Acción Integrada ha contribuído generosamente a la financiación de este trabajo1. Por su parte hay que agradecer a todos los miembros del comité científico su activa colaboración en todo el proceso de gestación de esta obra y especialmente a José Ángel Salgado, quien ha llevado con gran eficacia la secretaría científica del Simposio Internacional cuyo resultado es la presente edición. Igualmente en deuda quedamos con Carlos Morán, que se ocupó del secretariado del simposio, así como con Rebeca Cazorla y los becarios de colaboración Miguel Angel Bru, Rolando Ajata, Lucía Magnin, Catalina Mas, Joana Valdez y Joao Mario Martins, que contribuyeron al buen funcionamiento de las sesiones. Nuestra gratitud también a todas aquellas personas que han participado en este volumen, realizando en ocasiones un considerable esfuerzo para poder estar presentes en Mérida durante aquellas jornadas de noviembre. Queremos, en fin, dar las gracias desde estas líneas a todos los asistentes al simposio por su interés. 1 Acción Integrada del Ministerio de Innovación (ref. HUM2007-29137E), ayudas del CSIC, ayuda de la Consejería de Economía, Comercio e Innovación de la Junta de Extremadura (ref. CON07059).

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Victorino Mayoral Herrera, Sebastián Celestino Pérez

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SIG PARA TODOS: APLICACIONES SIG EN EL CAMPO DE LA DIDÁCTICA Y LA DIFUSIÓN POR

CÈSAR CARRERAS MONFORT* Universitat Oberta de Catalunya Institut Català d’Arqueologia Clássica (ICAC)

RESUMEN El presente artículo trata de analizar cual es el principal objetivo que existe en la realización de mapas. Jugamos con dos conceptos, «mapear» y «cartografiar», para distinguir claramente las finalidades que existen en la creación de representaciones gráficas que son conocidas con el nombre de mapas. El trabajo de Harley y Woodward (1987) «History of cartography» nos sirve como punto inicial para esta discusión filosófica. Sin embargo, la introducción de los Sistemas de Información Geográficos (SIG) ha modificado las practices actuales en la creación de mapas, por consiguiente este artículo reflexiona sobre si este cambio también ha afectado los objetivos y tipologías de mapas. En este caso, se han identificado dos tipos generales de mapas: orientativos y representativos. El primer tipo proporciona información sobre la localización de objetos y acontecimientos, mientras que los mapas representativos muestran normalmente conocimientos sobre conceptos, condiciones y procesos. Dado que los mapas originalmente se concibieron para difundir conocimiento a una amplia audiencia, aquí se trata de explicar como la tecnología SIG está mejorando esta difusión en contextos formales e informales de educación. La mayor parte de la argumentación de los usos educacionales del SIG se basa en el proyecto de investigación europeo SEEARHweb, en el cual se ha empleado SIG como una enciclopedia arqueológica de la Prehistoria de Grecia. SIG se ha empleado para hacer accesible cualquier tipo de información referente a yacimientos de la Prehistoria de Grecia como complemento de cursos en línea. Existen otros ejemplos de este tipo empleando programas «híbridos» como EXHIBIT, desarrollado por el MIT, con la combinación de bases de datos, Googlemaps y líneas de tiempo. Gran parte de estas herramientas aún deben ser evaluadas para demostrar que realmente son útiles para la educación formal presencial y a distancia. En lo que respecta a los mapas representativos SIG, se ha utilizado otro ejemplo para mostrar todo su potencial. Se analiza en detalle una simulación de los costes del transporte en época romana para observar la importancia de la calidad de los datos, la elección de las variables y los algoritmos para generar modelos interpretativos. Tal como se insistía, la «letra pequeña» es sumamente importante en cualquier mapa representativo en SIG. SUMMARY The present paper attempts to analyse what is the main objective of making maps. We play with two concepts, «to * Avda. Tibidabo, 39-43, 08035 Barcelona, carreras@uoc. edu

map» and «to cartography», in order to distinguish the aims behind creation of graphic representations that are known as maps. The work by Harley and Woodward (1987) «History of cartography» is our starting point for this philosophical discussion. However, the introduction of Geographical Information Systems (GIS) have modified our current practices of creating maps, so the paper also discusses whether this has also affected the aims and typologies of maps. In this case, two general types are discriminated: orientative and representative maps. The first one provides information about things or facts locations, while representative maps show normally knowledge on concepts, conditions and processes. Since maps originally are created to disseminate knowledge to a wider audience, here it is attempted to explain how GIS technology is improving such dissemination in formal and informal contexts of education. Most of the argument of educational uses of GIS is based on a European research project called SEEARH-web, in which GIS have been employed as an archaeological encyclopaedia of Greek Prehistory. GIS was used to make accessible all kind of information related to Greek Prehistoric sites as a complement for on-line courses. There are other examples of this kind using «mashup» programmes such as EXHIBIT, developed by the MIT, with combination of databases, Googlemaps and timelines. Most of these tools should be still tested in order to see if they are useful to formal presential education and e-learning. With regards to representative maps in GIS, other example was used to show their potential. A simulation of transport cost in Roman times was analysed in detail to observe the importance of data quality, variables choice and algorithms when generating interpretative models. As was stressed, «small letter» is important in any representation map in GIS. PALABRAS CLAVE: Cartografía, mapas, SEEARH-Web, EXHIBIT. KEYWORDS: Cartography, maps, SEEARH-Web, EXHIBIT.

En las últimas décadas, el vertiginoso desarrollo tecnológico y de las comunicaciones que ha afectado todas las disciplinas académicas ha obligado a aceptar cualquier novedad técnica sin un espíritu excesivamente crítico. En este sentido, la introducción de los Sistemas de Información Geográfica en el mundo de la arqueología ha supuesto un gran avance, sin duda alguna, pero en ocasiones sin que mediase ninguna reflexión crítica que pudiera evaluar la

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Fig. 1. El mapa de Hecateo de Mileto (siglos

idoneidad de determinadas aplicaciones y su rigurosidad metodológica. Tal vez en este contexto, sería interesante cuestionarse de nuevo qué son los mapas y para qué nos sirven. La publicación del libro de Harley y Woodward (1987) «History of cartography» viene en nuestra ayuda, y proporciona una definición adecuada para este objetivo. Según estos autores, «los mapas son representaciones gráficas que facilitan la comprensión espacial de las cosas, conceptos, condiciones, procesos, o acontecimientos del mundo humano». Como se puede observar, discriminan claramente diferentes tipos de información de comunidades humanas susceptible de tener una dimensión espacial. Otra de sus definiciones, tal vez más filosófica, entiende los mapas como «herramientas que emplean los hombres para dar sentido a su universo a diversas escalas». Otra de las distinciones de Harley y Woodward es la dicotomía entre mapas estáticos y dinámicos. Por un lado, mapas como herramientas de representación proporcionan una imagen, en ocasiones estática de cómo se observaba ese espacio en un momento concreto. Siempre teniendo en cuenta que esa imagen fija no es del todo real, porque el mundo está siempre en constante movimiento. Así los mapas de usos del

VI-V

a. C.).

suelo, pluviométricos o de pautas de poblamiento aunque se representan estáticos, presentan continuos cambios en el tiempo y espacio. Existen otro tipo de mapas de procesos dinámicos, que siempre han sido más complicados de representar, generalmente gracias al empleo de series temporales (p. e. mapas de migraciones por décadas). Tampoco la representación es del todo real pero al menos identifica las tendencias o las pautas de comportamiento humano. Tal vez la definición más interesante de su obra es la distinción entre dos conceptos a los cuales define con los verbos «mapear» (to map) y «cartografiar» (to cartography). Con ellos los autores pretendían diferenciar aquellos mapas que son esencialmente descriptivos de una realidad objetivable de aquellos que suponen una representación subjetiva intencionada de la realidad. Pero analicemos en más detalle ambos conceptos. Por un lado, el concepto mapear hace referencia a aquellos mapas intuitivos que permiten a cualquier persona orientarse en un espacio o territorio desconocido. Al tratarse de mapas intuitivos, tanto los textos como los símbolos deben ser de comprensión clara y que permitan relacionarlos con el mundo real que

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los represente. Acostumbran a seleccionar aquellos elementos del paisaje más fáciles de reconocer a los ojos del visitante como montañas, accidentes costeros, elementos arquitectónicos o naturales. Todos estos elementos destacables en el paisaje formarán parte de esta representación en dos dimensiones que se denomina mapa, y que en este caso busca ser una representación estricta y evidente de la realidad. La voluntad de este tipo de mapas es facilitar la orientación de las personas en entornos extraños, y por lo tanto es importante transmitir la información sin errores ni posibles mal interpretaciones. Estos eran los primeros mapas de navegantes de la antigüedad que servían como información para viajeros posteriores, militares y comerciantes. La mayor parte de los mapas e itinerarios como el Periplus Maris Erithrae, cumplen esta función orientativa para el reconocimiento de nuevas tierras, costas o mares. Por otro lado, el concepto cartografiar identifica la creación de mapas que son una representación subjetiva del mundo. Son mapas que desde su origen, y de forma explícita o no, muestran una forma de entender un paisaje o una geografía. Esta representación subjetiva puede tener numerosos objetivos, los más comunes hacen referencia a cuestiones políticas cuando existen más de una comunidad en conflicto o son de límites territoriales (p.e. propiedad). Los antiguos grommáticos romanos o topógrafos de la antigüedad definían el territorio en función de unos intereses administrativos y de un Estado respecto a otras entidades políticas. Esta definición del mapa cartografiado modelaba posteriormente ese paisaje y las relaciones existentes en él. Un ejemplo paradigmático son las centuriaciones romanas que delimitan el territorio en parcelas en función de unos ejes, definidos por la posición del sol (E-O y N-S), así como las características de relieve del terreno. Esta cartografía del territorio también puede llegar a definir el urbanismo de la ciudad construida exnovo. Pero el concepto cartografiar puede ir más allá, puede representar cualquier tipo de concepción del espacio desde un punto de vista de poder, religioso, económico (p.e. mapas de costos, de beneficios, sociales etc…). Analizar las cartografías antiguas es sumamente complicado, dado que las realidades físicas han ido cambiando y las representaciones en forma de mapa que nos han llegado son bastante incompletas. Algunos referentes del paisaje como deltas, colinas, meandros o árboles han ido desapareciendo o moviéndose a lo largo de los años, por lo que no siempre se pueden identificar correctamente. Pero sobretodo, el problema de las cartografías

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antiguas es su interpretación, entender la intencionalidad en su modelación del paisaje que seguramente corresponden a unos contextos temporales de los cuales desconocemos muchos detalles. Un caso ilustrativo es la división territorial de Hispania en época de Augusto. Hacia el 27 a. C. divide las provincias de Hispania Citerior y Ulterior en tres provincias que corresponderían a la Baetica (actual Andalucía), la Lusitania (incluyendo el NO Peninsular o sea Gallaecia y Asturia) y la Tarraconense. Parece que la división se realiza por cuestiones de logística militar, coherencia territorial, impuestos (provincias imperiales y senatoriales) y administrativas aprovechando las guerras cántabras y astures. Ahora bien, hacia el 15 a. C. se encuentra un nuevo documento que habla de la provincia Transdouriana (seguramente incorporando Gallaecia y Asturia), y entre el 16-13 a. C. existe una nueva división en que este territorio al Norte del Duero pasa de Lusitania a la provincia de la Tarraconense. La lógica de estas continúas divisiones ha sido motivo de controvertidas discusiones entre especialistas sin que se halla llegado a una clara conclusión. Por lo tanto, tal como nos defienden Harley y Woodward (1987), existen estos dos tipos de mapas o representaciones gráficas de territorios y paisajes: unos orientativos y de ubicación de «objetos» en el espacio; y otros, representativos que identifican concepciones subjetivas del territorio.

INTRODUCCIÓN DE LOS SIG: LOS NUEVOS MAPAS La incorporación de la tecnología en el mundo de la cartografía y de los mapas ha supuesto numerosas mejoras en su potencial, tanto en el nivel de detalle, manipulación, representación gráfico e información que pueden incorporar (Jones 1997). Precisamente, los sistemas responsables de este cambio cualitativo son los llamados Sistemas de Información Geográfica (SIG). Se entiende como SIG a «… un conjunto de herramientas para recoger, almacenar, obtener, transformar y mostrar datos espaciales del mundo real con un determinado objetivo» (Burrough 1986). Esta definición es lo sumamente amplia para incluir sistemas informáticos cartográficos, de diseño gráfico (CAD), procesamiento de imagen y bases de datos relaciones (DBMS). Esto supone la existencia de diferentes tipos de SIG, que comprenden diversos

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programas informáticos combinados en una «caja de herramientas espacial» (Wheatley y Gillings 2002, 9). En principio, todos ellos permiten un mayor volumen de información obtenida y mostrada en función de las peticiones del usuario, y que puede ser interactiva y escalable. Mapas digitales a los cuales se puede superponer imágenes de satélite y de los cuales se pueden realizar modelos en 3D. Por otra parte, y en lo que respecta a su aplicación en arqueología nos permite crear mapas temporales, que pueden convertirse en animaciones, y modelar aspectos del paisaje en el pasado. A pesar de todo este potencial tecnológico, la distinción que proponen Harley y Woodward (1987) permanece vigente, existen mapas orientativos, o con información «objetivable»; y mapas representativos, que son los que pueden generar más problemática.

MAPAS ORIENTATIVOS EN SIG Gran parte de los mapas de arqueología creados actualmente en SIG son mapas orientativos, vincu-

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lados al concepto de «mapear», o sea ubicar cosas y acontecimientos humanos en el espacio. Un ejemplo tan básico como ubicar todos los yacimientos de un mismo período según sus funcionalidades, y asociados a la fotografía aérea y distritos administrativos actuales y la red viaria del período como aparece en la figura 2. Estos mapas en los que hay una superposición de restos arqueológicos sobre mapas actuales, e incluso fotografía aérea son excelentes instrumentos para la localización y orientación. En este sentido, poco a poco se van incorporando como elementos icónicos en la educación universitaria formal, porque permiten un acceso fácil a un gran volumen de información espacial. En la medida que toda la información de uno o varios períodos se organiza por categorías, y el SIG permite interactuar con búsquedas de datos, la herramienta se convierte en una verdadera enciclopedia organizada a partir de datos georefeenciados especialmente adecuada para la docencia, en este caso de arqueología (Carreras 2008). Algunos ejemplos conocidos de estas aplicaciones didácticas son los atlas digitales en línea reali-

Fig. 2. Distribución de yacimientos arqueológicos romanos en el valle del Llobregat (Barcelona).

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zados dentro del Timemap Project (programa TimeMap) liderado Ian Johnson (Univ. Sydney) con estudios de caso sobre las dinastías chinas, la historia de crecimiento de Sydney, y además, aplicaciones relacionadas con lugares del patrimonio de la Humanidad declarados por la Unesco. Estos mismos mapas orientativos son especialmente útiles para las distintas administraciones, sobre todo autonómicas y locales en nuestro país, que gestionan el patrimonio arqueológico y que deben documentar las áreas de riesgo potencial de destrucción ante posibles desarrollos inmobiliarios o infraestructuras. De nuevo, en este caso la documentación debe ser objetiva para que cualquier persona pueda gestionarla adecuadamente y localizar el lugar preciso en riesgo de desaparición. Pero la misma gestión del patrimonio tiene una vertiente más divulgativa o educativa enfocada al conocimiento, por parte del público general, de las distintas culturas arqueológicas. Al igual que sucedía en el campo de la educación formal, las aplicaciones SIG para facilitar la comprensión de paisajes históricos o yacimientos son sumamente interesantes, principalmente en el caso de que los paisajes y los restos arqueológicos se hayan visto modificados por el paso del tiempo. Un ejemplo ilustrativo son aplicaciones GRASS o QGIS para ilustrar antiguos campos de batalla en

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la antigüedad, en que se muestran los emplazamientos de ejércitos y el paisaje reconstruido como los que desarrolla Rubio (2006). Si bien estos mapas pueden ser accesibles off-line o on-line, seguramente con búsquedas preconfiguradas, comienzan a ser accesibles a través de dispositivos móviles como las PDAs. Aprovechando la popularidad los GPS incorporados en los coches basados en tecnología SIG, se han comenzado a plantear la generación de servicios asociados a la localización (LBS), entre los cuáles se incorpora información relativa a turismo cultural y por extensión al patrimonio arqueológico. Ya se han comenzado a realizar algunas aplicaciones vinculadas a la visita a museos o diferentes centros patrimoniales, y en relación a entidades paisajísticas coherentes como es el caso de la vall de Ribes (Compte, Molina y Turbau 2006). Vinculado al GPS y como una tecnología próxima a SIG, los llamados mashups, se encuentra el GoogleMaps (2D) y Google-Earth (3D), que trabajan con mapas de satélite autoescalables y mapas temáticos vectoriales superpuestos, y al cual se pueden asociar información hipertextual asociada a un espacio georeferenciado. Algunos mapas enciclopédicos sobre la arqueología de un período o de un territorio para la docencia y/o la difusión se están realizando en esta tecnología, que tan sólo se ve limitada por las escasas posibilidades de búsqueda e interacción.

Fig. 3. Distribución de presidentes americanos (aplicación EXHIBIT-MIT).

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En algunos casos, las aplicaciones de GoogleMaps (2D) se han combinado con bases de datos en XML para crear herramientas didácticas a medida. Un ejemplo interesante es la aplicación EXHIBIT del proyecto SIMILE del MIT (http://simile.mit.edu/exhibit). Se trata de una herramienta que sitúa información georeferenciada en un mapa, y que además permite selecciones de información y filtros. A su vez, la distribución espacial se puede combinar con otra herramienta con una línea de tiempo, en que se muestra la documentación procedente de un período concreto. Gran parte de estas aplicaciones sencillamente muestran información georeferenciada, dando escasa capacidad de interacción al usuario, más allá de simples búsquedas o filtros. Un paso más allá en el uso didáctico y divulgativo de SIG son aplicaciones con ARC-GIS y con conectores ARC-IMS, que se están realizando dentro del proyecto SEEARCHWEB (http://155.207.128.15/). El proyecto europeo SEEARCH-WEB pretende el diseño de una serie de herramientas para el aprendizaje en línea, y que han utilizado la arqueología de la Prehistoria de Grecia como estudio de caso. Una de las aplicaciones desarrolladas recoge la documentación sobre distintos yacimientos arqueológicos de la prehistoria de Grecia accesibles a través de SIG (ARC-GIS, ARC-IMS). La documentación está digitalizada en capas, visibles o no, y en los yacimientos se puede encontrar distintos tipos de documentación

que va desde una base de datos a una aplicación multimedia en Flash. Para facilitar la interacción, el sistema proporciona una serie de herramientas básicas para relacionar y acceder a la información que aparece en pantalla. Los primeros resultados provisionales de la aplicación SIG de SEEARH-WEB en cursos de arqueología aparecen referenciados en Politis (2008). El proyecto era aún más ambicioso y pretendía que la aplicación fuese actualizada por los arqueólogos trabajando en Grecia y telemáticamente podrían añadir contenidos referentes a su yacimiento. Mientras que la aplicación, no tan sólo sería accesible al conjunto de estudiantes matriculados en un curso, sino que podría ser de acceso universal y por lo tanto, una aplicación orientada a la difusión del patrimonio arqueológico vía Internet. Por supuesto, las aplicaciones SIG de información arqueológica orientativa o descriptiva tienen un gran potencial que todavía debe evaluarse a partir de estudios de caso concretos, tanto en las aulas como por parte del público en general. Se trata de instrumentos que nos permiten un acceso más cómodo a documentación especializada, que generalmente estaba inédita o en publicaciones de escasa difusión. Tanto la calidad de los contenidos como las aplicaciones que se puedan hacer con estas herramientas dependen de las instituciones responsables escolares, universitarias o museísticas.

MAPAS REPRESENTATIVOS EN SIG

Fig. 4. Aplicación SIG del proyecto SEEARCH-WEB.

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MAPAS REPRESENTATIVOS EN SIG Si recordamos la definición inicial de Harley and Woodward (1987), los mapas orientativos facilitaban la comprensión espacial sobre todo de cosas y acontecimientos; una documentación puntual o regional en principio fácilmente objetivable. Por el contrario, los mapas representativos identifican básicamente conceptos, condiciones o procesos que son más subjetivos, y que responden a diferentes formas de entender o interpretar el paisaje. Precisamente los SIG permiten crear mapas representativos que puedan ser más fidedignos, y que sirvan para modelar paisajes en la antigüedad. A pesar de que la naturaleza fragmentaria de la documentación arqueológica de la antigüedad, los SIG nos permiten proyectar e interpolar datos con el objetivo de observar la realidad en todo su conjunto. Esta facilidad de modelar aquellas partes del registro arqueológico de las que no disponemos, hace de los SIG una herramienta muy potente, pero al mismo tiempo «peligrosa» si no se usa con propiedad. Según el tipo de variables que se utilicen, si los datos son o no correctos, o bien si el algoritmo es el adecuado; el mapa resultante puede ser muy diferente y generar errores de cierta magnitud. Por lo tanto, se debe tener bien claro en la elaboración de estos mapas que representan conceptos, condiciones antiguas o procesos humanos de cómo construimos nuestro modelo. Un modelo es, de hecho, una reproducción sintética de la realidad y por lo tanto, para reproducirla necesitamos definir aquellas variables que la puedan resumir y también la relación que existe entre estas variable, que se expresa en un algoritmo. Cuando imaginamos estos mapas representativos en SIG, los debemos entender como simulaciones gráficas a unos condiciones del paisaje o bien unas simulaciones numéricas que generan unos mapas concretos. Como ya se indicaba, el gran riesgo de este tipo de mapas es que el resultado final sea aceptado sin ningún espíritu crítico. Es sumamente importante la «letra pequeña» del modelo; las variables, el algoritmo empleado y los datos histórico-arqueológicos en que se sustenta. Algunos de los proyectos más conocidos son simulaciones gráficos, en otras palabras representaciones gráficas de paisajes, espacios y edificios antiguos, en ocasiones desaparecidos, para entender mejor su articulación. Un ejemplo clásico son la reconstrucción de los monumentos de Avebury en el paisaje, para entender su significado y relación entre sí (Wheatley y Gillings 2002). En este sentido, existen trabajos sobre la visibilidad de yacimientos, cambios en la línea de costa, en el curso de ríos o localiza-

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ción monumentos de acuerdo con las condiciones de la antigüedad que permiten aproximarnos a una reconstrucción real del paisaje antiguo. Si bien, en principio estas herramientas mejoran sustancialmente estas reconstrucciones que modelan el relieve, la visibilidad y reconstruyen las estructuras; pueden generar errores si los datos arqueológicos no son suficientemente sólidos. Por ejemplo, en ocasiones las muestras carpológicas y los pólenes, no son suficientemente significativas para poder inferir una cobertura vegetal para todo un territorio. Por lo tanto, inferencias sobre visibilidad a partir de una hipotética cobertura vegetal, a veces resultan excesivamente aventuradas. Tal como se indicaba anteriormente, si bien algunas de las simulaciones gráficas pueden aportarnos nuevas perspectivas a determinados problemas arqueológicos, es necesario revisar el modelo en su «letra pequeña», y buscar cierta rigurosidad aunque los resultados no sean tan espectaculares. Dentro de las simulaciones gráficas se han venido incorporando recientemente trabajos que incluyen datos gráficos (p.e. pinturas, gravados, fotografías) que completan la documentación arqueológica o sencillamente la existencia de estructuras ya desaparecidas. En estos casos, a partir de un modelo DEM se busca el origen desde el cual se realizó la imagen, por lo tanto la visión que nos proporciona del territorio en un momento concreto. Otro tipo de mapas proceden de simulaciones numéricas, generalmente de condiciones para un determinado tipo de hábitat o condiciones para determinadas explotaciones económicas. Aquí siempre es conveniente distinguir si las condiciones actuales (p.e. temperaturas, climáticas, de las especies) son inferibles para el mismo territorio en la antigüedad. En la mayoría de casos, no existe una relación directa sino que se deben analizar con cuidado los cambios, a partir de la documentación arqueológica pertinente, si ésta existe. Algunos errores en este tipo de mapas proceden de una excesiva simplificación o de carecer de datos arqueológicos sólidos para los periodos que se desean modelar. Otras simulaciones numéricas analizan la fricción del hombre con el espacio, el movimiento de personas y mercancías por un marco físico irregular tanto en la orografía como en las infraestructuras de comunicación. El resultado de estos modelos nos proporciona una visión a nivel de esfuerzos, costes y tiempo en el movimiento del hombre en la antigüedad, que tiene evidentes aplicaciones económicas. En este sentido, se planteó una simulación de la red de transportes romana en Britannia (Carreras 1994; 2000) aprovechando la excelente documenta-

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Fig. 5. Costes de transporte desde Baetica a Britannia (Carreras 2000).

ción de la red de transporte viaria, fluvial y marítima que se disponía de esta provincia, y por su puesto su condición de isla. Disponiendo de toda esta infraestructura digitalizada, y transferida posteriormente a un SIG como SPANS, y posteriormente ARC/ INFO, se llevó a cabo una aplicación de análisis de redes («network analysis»). Se trataba de buscar la ruta más corta a nivel de costes económicos y de tiempo invertido, teniendo en cuenta las condiciones de cada medio de transporte en época romana. Para generar el modelo era sumamente importante que los datos históricos de costes de los distintos medios de transporte fueran sólidos. En este caso, se contaba con el Edicto Diocleciano del 301 d. C., una ley de precios máximos promulgada para el Imperio romano oriental que proporcionaba equivalencias entre los distintos medios. Para que las equivalencias fueran adecuadas era necesario comparar las capacidades de cada medio de transporte y establecer un coste en kilogramo de trigo por kilómetro por tonelada transportada. Un valor que permitía establecer comparaciones con otros períodos históricos o fuentes de época romana (epigráficas y papirológicas). En el modelo de costes de transporte, se intuía que en función de la capacidad que se daba a los distintos medios, se podrían generar variaciones en los mapas resultantes. De todas formas, las variaciones no suponían grandes cambios con respecto a las ten-

dencias generales. La segunda variable a tener en cuenta era la velocidad, de la cual no se disponía de ninguna fuente directa, a excepción de descripciones de viajes documentados por autores clásicos, que se veían afectados por el relieve y las condiciones climáticas. Finalmente, se utilizaron estos datos combinados con datos etnográficos del siglo XIX que teóricamente no suponían grandes cambios, excepto en el transporte terrestre (p.e. suspensión carros, arneses, collares). Con todos estos valores para cada uno de los medios se implementaron para cada una de las respectivas infraestructuras de modo que nos pudiera generar el camino más rápido o más barato entre dos puntos en el mapa, o entre un punto (origen) y el resto de puntos (destinaciones). En esta segunda aplicación, se nos proporciona un valor de coste mínimo en tiempo o dinero para cada nodo del mapa, y a partir de estos valores se puede generar un mapa de interpolación de toda la provincia de Britannia. Esta modelación del espacio en términos económicos de época romana debería reflejarse en la distribución arqueológica, y por ello se utilizaron distintos indicadores cerámicos (p.e. cerámica BlackBurnished 2, Oxfordshire ware, numerosas tipologías anfóricas) para ver si existía una vinculación. De hecho, gran parte de los mapas de costes identificaban las distribuciones, a menores costes acostumbra-

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ban a coincidir mayores cantidades de una determinada cerámica. Era la zona con un mayor margen de beneficios. Finalmente, el modelo iba más allá calculando el coste del transporte de las importaciones de otras provincias del Imperio, como muestra la figura 5. En este caso, se trata de una segunda aplicación que calcularía el menor coste en el transporte de un producto como el aceite bético, desde el valle de Guadalquivir (Baetica) a Britannia, en donde el modelo empleaba preferentemente la ruta Atlántica. Con este ejemplo propio se ha querido evidenciar la importancia de los detalles en mapas representativos, que cualquier valor de las variables puede alterar el resultado final y por lo tanto, el mapa ilustrativo. Cualquier mapa de simulación gráfica o numérica debe ser explicito en las variables utilizadas, los algoritmos y los valores adjudicados; ya que de su rigurosidad depende la fiabilidad de la representación. En general los mapas representativos SIG en arqueología tienen un gran potencial, si bien en muchos casos la documentación arqueológica no permite la creación de modelos sólidos. Hoy en día, la mayoría de mapas representativos tan sólo se utilizan en el ámbito de la investigación, se trata de modelos hipotéticos que sirven para la argumentación científica. En este sentido, estos mapas representativos que han requerido un gran esfuerzo conceptual para la modelización, y que explican básicamente conceptos, condiciones o procesos, que hasta ahora eran difíciles de representar por la cartografía tradicional, se difunden en marco muy especializado. Sólo en casos muy excepcionales, sobre todo los modelos gráficos, se están incorporando a contextos educativos y de difusión. Así como los mapas orientativos parece que gozan de un consenso, y que su información fácilmente puede transmitirse en las aulas y en la difusión del patrimonio arqueológico, existen dificultades en extenderlo a estos mapas representativos. Al tratarse de modelizaciones hipotéticas, en ocasiones falta ese reconocimiento de la comunidad científica, para que sea ampliamente difundido en las instituciones vinculadas al patrimonio arqueológico. No obstante, en los últimos años algunas reconstrucciones de paisajes o edificios realizadas en realidad virtual están apareciendo sin dificultades en espacios de difusión como museos, centros de interpretación o yacimientos arqueológicos. Existen numerosos ejemplos, pero se podría ilustrar como modelo el del Museu de Lleida, de reciente inauguración, que incorpora modelos de un poblado ibérico de Els Vilars (Arbeca) y el poblado tardoantiguo de Bovalar (Se-

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rós), tanto en la versión presencial como su aplicación en Internet (http://www.museudelleida.cat). Estos modelos de realidad virtual son la colaboración entre los arqueólogos responsables del yacimiento y técnicos multimedia, y plantean una hipótesis de interpretación del yacimiento. Sin embargo, los mapas representativos SIG resultan más extraños tanto en su vertiente gráfico como numérica. En el caso de las simulaciones gráficas, las aplicaciones de realidad virtual son una competencia excesiva y seguramente explican que determinados modelos gráficos SIG no aparezcan en centros patrimoniales. En lo que respecta a los modelos numéricos, es realmente preocupante que no hayan sido incorporados con normalidad ni a aulas ni a instituciones patrimoniales. Algunos modelos de localización o de fricción del movimiento son muy didácticos a la hora de explicar procesos o conceptos complejos, ya que pueden mostrar las consecuencias de determinadas decisiones o conceptos como el tiempo o los costes en la antigüedad. Esperemos que en el futuro, los distintos mapas SIG tengan un mayor espacio en la docencia y la difusión en nuestro país, ya que mejoran la calidad de nuestro conocimiento espacial, en este caso de la antigüedad. El medio nos proporciona nuevas oportunidades para representar cosas, conceptos, condiciones o acontecimientos a un nivel de detalle y con unas posibilidades de interacción inimaginables. Si bien las posibilidades de los SIG nos hacen ser optimistas, debemos estar vigilantes en la calidad de los datos y de los modelos que se empleen. Valorar los esfuerzos intelectuales en creación de nuevos modelos alternativos, y ser críticos ante la excesiva superficialidad en el empleo se los SIG en nuestra disciplina.

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CREATING A HIGH-QUALITY FIELD SURVEY RECORD: AN ASSESSMENT OF FIELD MAPPING AND NAVIGATION TECHNOLOGIES USED BY THE GRONINGEN INSTITUTE OF ARCHAEOLOGY SURVEY PROJECTS IN ITALY 1998-2007 BY

MARTIJN VAN LEUSEN* Department of Classical and Mediterranean Archaeology, Rijksuniversiteit Groningen

RESUMEN Este artículo presenta una vision general del desarrollo, desde 1998, de los métodos de geolocalización y cartografiado para la prospección de superficie dirigida por los equipos del Instituto de Arqueología de Groningen en varias campañas al año en el centro y sur de Italia. El esfuerzo principal ha sido hacia una mayor precisión y mayor resolución de los métodos de cartografiado, usando equipamiento muy pesado en condiciones extremas. Aunque nuestros equipos han optado por usar el software libre ArcPad en 2005, la mayoría del desarrollo metodológico se ha realizado con el sistema de software compartido FieldMap producido por la Universidad de Kent (GB). El desarrollo de las funciones arqueológicas del FieldMap entre 2001-2004 se ha descrito en un artículo de los autores Ryan y Van Leusen, presentado en la conferencia de la CAA 2005 en Tomar, Portugal, pero que ha permanecido sin publicar hasta ahora (ver apéndice). SUMMARY This article presents an overview of the development, since 1998, of mapping and navigation methods and techniques for the field walking surveys conducted by teams from the Groningen Institute of Archaeology several times each year in central and southern Italy. The main drive has been towards higher accuracy, higher resolution mapping methods, using highly portable equipment under increasingly difficult conditions. Although our teams have made the decision to use the off-theshelf ArcPad software in 2005, most methodological development has taken place using the shareware FieldMap system produced at the University of Kent (GB). The development of FieldMap’s archaeological functionality in 2001-2004 was described in a conference paper by Ryan and Van Leusen, presented at the CAA 2005 conference in Tomar, Portugal, but has remained unpublished until now (see Appendix). KEYWORDS: Methodology, Field mapping, GPS, Landscape archaeology. PALABRAS CLAVE: Metodología, cartografía de campo, GPS, arqueología del paisaje. * Poststraat 6, 9712 ER Groningen (the Netherlands). [email protected]

LANDSCAPE ARCHAEOLOGY, GIS, AND FIELD SURVEYS A generally accepted definition of the scientific goal of most landscape archaeological projects is: to establish and explain the presence of diachronic patterning in the remains of settlement and land use, in relation to (a reconstruction of) the contemporary landscape. The main tool for collecting archaeological data from the landscape is field survey, and GIS has become a standard tool for the management and analysis of landscape archaeological data, including field survey data. Typically the GIS will include a regional inventory of known archaeological sites and remains. So, the typical archaeological GIS reflects (however imperfectly) the current state of knowledge regarding locations of archaeological sites. This knowledge not only is incomplete, it is also severely biased (unrepresentative), and one of the goals of fieldwork must therefore be to produce less biased (more representative) datasets. I want to distinguish here between research and visibility biases: research biases emerge from the research preferences or designs of the archaeologist, whereas visibility biases emerge from external factors that ‘hide’ or ‘uncover’ parts of the archaeological record. Without going too deeply into this topic, here is an example taken from our research in central Italy of what I mean by systematic biases (fig. 1). Geographical biases lead to avoidance of up- and highlands. As you can see, archaeologists have neatly avoided the Lepine and Ausonic mountains, haunts of the famous mountain tribes that fought Rome in the earliest times of the Roman republic.

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LEPINI

AUSONI

Fig. 1. Overview of archaeological research carried out in the Pontine region (south Lazio) until 1999. 1-5: ‘topographic’ surveys, black outlines: systematic intensive surveys by University of Amsterdam, A-G: systematic intensive surveys by University of Groningen. The Lepine Margins study area is outlined in red.

Fig. 2. A comparison of the different ‘narratives’ emerging from the archaeological records produced by the three main types of landscape research conducted in the Lepine margins near Norba.

A second set of systematic biases can be demonstrated by considering the archaeological record in more detail; we have done this (Van Leusen et al. 2005) for the Lepine margin around one of the earliest Roman colonies (Norba), as indicated in figure 1 (red rectangle). Within this area of about 9 by 11 km, we note that the archaeological record is composed of a number of sets of sites with quite different characteristics. This is partly due to the different research designs, and partly to the varying visibility of the remains, but behind all this there is always the researchers’ decision to concentrate on some particular part of the archaeological record rather than any other. As we can see in the graph (figure 2), the ear-

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Fig. 3. Examples of ‘easy’ and ‘difficult’ survey landscapes.

liest ‘topographical’ research resulted in a site record (blue bars) consisting exclusively of Roman sites for this area, giving the appearance of a landscape colonized by the Romans in the Republican period, and largely abandoned by the early Empire. If we look at the systematic site-oriented surveys of the early 1990s (purple bars), the graph begins to include a considerable percentage of pre-Roman sites of the Archaic period (6th century), but this approach is still not able to distinguish less diagnostic periods such as the post-Archaic and the mid-Imperial period, or to register the very low density and low-visibility Iron Age material. The later landscape-oriented surveys (yellow bars) constitute a very different graph, one where there is evidence for use of the landscape in all periods from early Iron Age to mid-Imperial, and, numerically at least, the most intensive settlement and land use appears to have been in the Archaic. Given that the current (and foreseeable) archaeological record contains such systematic biases, what can we do to alleviate or circumvent these? This has been an interest of mine since my earliest GIS work (Van Leusen 1996). For the current paper, I will concentrate on the changes that can be made to field surveying methods and techniques: 1. Need to conduct surveys in ‘difficult’ and ‘uninteresting’ landscape types, such as dunes, marshes and mountains. 2. Need to develop very intensive survey methods to reliably detect ‘shy’ sherds, e.g. through the use of smaller units, adaptive collection methods, and more elaborate recording of visibility factors. Adaptive collection methods include such approaches as the (unsystematic) ‘judgmental’ survey

advocated by some archaeologists, adaptations related to the visibility and accessibility of the terrain, and the ‘adaptive sampling’ approach proposed by Orton (2000).

GIS & GPS SUPPORT Field walking surveys benefit enormously from the ability of light-weight field GIS supported by GPS reception to produce geographical ‘notes’ of various kinds on the spot, as well as to serve as navigation tools carrying a range of useful map layers into the field. Our department has used the shareware FieldMap, developed by Dr. Nick Ryan at the University of Kent Computing Laboratory (www.mobicomp.org), to develop and explore the functionality required for efficient and effective field working, but in 2005 we decided to change over to the commercial software ArcPAD (www.esri.com) when the maintainance of FieldMap could no longer be guaranteed. As happens regularly in archaeology, attempts to develop ‘disciplinary’ IT solutions are overtaken by events, and offthe-shelf products now provide the kind of functionality that required specialist programming only a few years ago. Among the autonomous improvements of the last few years are, firstly, the increased functionality of hardware – increased memory and battery life, more and better Bluetooth-connected peripherals such as digital cameras, and a general decrease in weight of components. Secondly, the progressive availability of high-resolution digital map layers – topographic maps, RS, and aerial photography – has greatly simplified the task of GIS technicians.

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ASPECTS OF QUALITY CONTROL The main factor determining geographical quality during field mapping is the quality of the GPS signal received and passed to the field GIS. Improved chipsets (SIRFstar III) and the recent addition of WAAS/EGNOS differential correction have increased the sensitivity of the single-receiver GPS antenna and the notional and actual accuracy of GPS readings (from 10/5m to 4/2m), but the quality of the calculated position remains variable. Our studies of the behaviour of single-receiver GPS signals over time suggest that readings are relatively stable and accurate (typically within a few m of their true position) for any particular satellite configuration, but tend to wander as some satellites disappear below the horizon and other appear. This occurs especially when satellites numbers are low and/or the satellite configuration itself is poor, and it is therefore important that the research director and technical staff understand and use the information on positional quality provided by the GPS software. For our own surveys, we have accepted a maximum PDOP (positional dilution of position) of 4 (see en.wikipedia.org/wiki/Dilution_of_ precision_(GPS) for an explanation of DOP measures), and geographical records that are as much as 5m off their true position. With the issue of GPS accuracy dealt with, we concentrated on the problem of producing accurate maps of our field collection units without losing too much valuable field time on mapping procedures. Eventually, we developed the ‘roving mode’ functionality to be able to quickly map units in difficult terrain (see appendix), and experimentally tested several methods for accurate gridding of fields in traditional agricultural terrain. For example, in our recent surveys in the Crimea, giant and featureless agricultural fields were digitally gridded before the survey, and one team member of the field team is given the task of marking each grid corner (using canes with flags) so the team can maintain orientation.

EVALUATION / FURTHER DEVELOPMENT Some form of GPS-enabled field GIS has been in use for the field surveys of the Groningen Institute of Archaeology Department of Classical and Mediterranean Archaeology for almost 10 years now. Work on the development of archaeological functionality, although costly in terms of research time, has been very rewarding in that it has forced us to specify precisely what it is we need, has resulted in some of

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the most detailed digital field records ever produced, and has clarified our goals for the near future. To begin with the failures of past and current systems, off-the-shelf hardware is still not sufficiently stable and robust for the hot and dusty (and, very occasionally, wet) work of field surveying in the Mediterranean. Some of our PDA’s require regular resets, resulting in lost data, possibly because of the heat, and cable connectors remain a weak spot. Whilst the ArcPAD software itself is robust (i.e., it continues to work throughout the day), its limitations require work-arounds. For example, it cannot be loaded with map data having several different projections and coordinate systems, and the loading of colour air photographs is hampered by file size restrictions. On the positive side, field mapping systems are now relatively cheap, easy to learn and to use, and provide all but the most specialised functionality for archaeologists. They have been especially valuable as lightweight mapping tools teams for our mountain surveying teams, and have allowed us, in recent years, to collect the accurate geographical notes without which locational analysis in GIS will not be possible. Some avenues for further research and development are now clear, and will be pursued over the next few years. The first of these is the removal of obstacles to (wireless) connectivity, so that software on the PDA is able to receive, process and display data received from other instruments – for example, geophysical survey instruments, laser ranging equipment and digital cameras. Secondly, both the accuracy of our survey records and our understanding of the research biases involved would be greatly enhanced if each team member and his or her finds can be tracked individually. This requires not just a greater investment in equipment and training, but also requires the development of new procedures to ensure that the many resulting data streams are coordinated and, eventually, merged. And thirdly, all our efforts to improve field recording methods will be useless if we cannot demonstrate that the resulting data provide new insights into the settlement and land use history of our chosen region. GIS analysis of survey data must therefore go beyond the distribution map.

CONCLUSION What field archaeologists need, is a technically robust system that delivers the desired mapping and navigation functions in a user-friendly package. What this means in practice will differ somewhat depending on the goals of each individual survey team, but

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one can certainly envision an ‘Archaeology toolbar’ that provides standard functionality such as the automated mapping of surveyed transects, the recording of linear features such as terrace walls, and the assignment of unique IDs to all the various archaeological samples collected. Despite progress on such issues as hardware/software cost and reliability, GPS receiver sensitivity and accuracy, ease of data exchange with the project GIS, and the availability of high-resolution digital maps, several problem areas remain. One of the least tractable is the issue of map projections and coordinate systems: in a country such as Italy, several different systems have been in use, and it is not always clear on which system any particular digital dataset was originally based. Another issue awaiting a technological

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resolution is the tracking of individual field walkers and their finds, which would be a great help in understanding the differences between field walkers and the effect this has on the reliability of our field records. BIBLIOGRAPHY LEUSEN, P. M. van (1996): «Unbiasing the Archaeological Record», in Archeologia e Calcolatori, 7 (1996): 129-136. RYAN, N. & M. VAN LEUSEN (2002): «Educating the Digital Fieldwork Assistant», in Burenhult, G & J Arvidsson (eds), Archaeological Informatics: Pushing the Envelope. CAA 2001 (BAR International Series 1016): 401-412. Oxford: Archaeopress.

APPENDIX: UPGRADING THE DIGITAL FIELD ASSISTANT 2001-2004 BY

NICK RYAN & MARTIJN VAN LEUSEN

In an earlier article (Ryan & Van Leusen 2002) we described the development of an easily portable kit for the recording and sharing of information in the field, based on commercially available hardware and the FieldMap software developed by one of us (Ryan) at the University of Kent Computing Laboratory. Further development tests conducted during the 2001-2004 field survey campaigns of the Groningen Institute of Archaeology in central and southern Italy, as well as the continuing evolution of hardware components, have led to significant changes to the system. We believe the system is now almost ready to be used for production work by other groups, and therefore not only describe the more important technical improvements and field tests, but also indicate how the system may be made more robust in the future.

TECHNICAL DEVELOPMENTS The technical development to the system may be grouped under three headings: achieving and maintaining platform independence, enabling data entry and output routes requested by the users, and improvements to the hardware components. Platform independence was identified as a desirable property of the system early on, both for the users who might otherwise be tied to one particular operating system supplier, and for ease of development. Users of the FieldMap system, who are assumed to have a GIS available, need to be able to load and unload map layers so a map conversion utility was added, and new methods for recording notes in the field were also added. Finally, independent hardware developments allowed our system to make use of longer-lasting internal batteries, to replace cables by Bluetooth connections, and to store map layers on an SD card rather than in internal memory.

ACHIEVING AND MAINTAINING PLATFORM INDEPENDENCE The early version of FieldMap described in Ryan & Van Leusen 2002 was written in Waba, a language similar to Java but designed for devices with limited capabilities. Originally, this language was selected to provide a degree of platform-independence, as it offered runtime environments for both Palm and Windows CE devices. Other minimal Java implementations were available for PDAs but lacked many required features, and none offered any compatibility between different platforms. Subsequently, even this small degree of platform-independence was lost as FieldMap became too large and complex to run on early Palm devices. Improvements in PDA performance as new models were released, and the eventual availability of a more complete Java runtime system for Windows CE devices (Jeode from Insignia Inc.), led us to reconsider this choice. The Jeode runtime system supports ‘Personal Java’, an early attempt to define a subset of the Java language suitable for small devices, which is based on the Java 1.1.8 specification with some later extensions. Programs written to this specification continue to run successfully with all later releases of Java on desktop/laptop machines. FieldMap version 3.0 was therefore written in Java with the consequent benefit of much greater platform-independence in that it will now run on most Windows, Mac and Linux desktops and laptops, as well as on PDAs running a Windows CE derivative. A more complete technical description of the current implementation is given in Ryan 2005. The Jeode runtime system is no longer maintained, and the Personal Java specification is similarly outdated. With each new release of Windows CE (at one time called PocketPC, now Windows Mobile) there have been new problems to overcome, because of

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ble to Microsoft developers that a local web server might be used on a PDA and that IE might therefore need to connect to a local server. However, the interaction of web server and browser is now fundamental to the process of creating notes in FieldMap, and discussions with other developers indicate that we are not alone in requiring such a mode of operation. With the move to platform-independent Java, the opportunity was taken to simplify the installation process on the different machines used to run FieldMap. The program is now supplied in the form of selfinstalling executable programs for the PocketPC (which also installs several needed utility programs) and for Windows-based desktops or laptops. Installation on Linux-based machines remains partly manual. Fig. 1. The MapConv module.

changes in the PDA operating system and libraries, and the increasing incompatibility of Jeode. For example, additional programming was needed to develop a minimal web browser because of changes in the way the ‘Pocket’ version of Internet Explorer interacted with the underlying networking libraries provided on the device. Apparently it was inconceiva-

Fig. 2. The Leica laser ranging binoculars in use, connected by serial cable to the GPS-enabled PDA.

DATA ENTRY AND OUTPUT ROUTES The FieldMap system has been designed to work in conjunction with a GIS, so it contains functions for the import and export of some common GIS data formats. FieldMap uses its own internal format for vector map layers, and conventional GIF or JPEG images for raster layers. A separate program – MapConv – has been developed for use on the desktop or laptop to import, organize and export FieldMap map layer collections. MapConv is used to convert vector files from GRASS ASCII files, ESRI Shapefiles, or an XML format based on a subset of GML, automatically inserting each layer’s bounding box and other metadata into the map catalogue for the current project. Raster layers may be imported from GIF, TIFF, JPEG or PNG images. Here, an interactive dialog is used both to define the image bounding box and to divide the input image into tiles of a size that is more suited to display on a PDA (see our discussion of memory problems below). Export functions for the FieldNotes, which are in XML format, have not been added yet, but simple XSLT scripts can be used, for example, to read out FieldNotes as comma separated files. Further GIS and DBMS import and export formats may be added as required in the future. In principle, the FieldMap kit can be extended with any data capture device. In fact, we have already experimented with several of these. For example, it is now possible to use the PDA voice recorder to record spoken notes that have an identifier linking them to a geographical feature such as a point, line, or polygon. Simple camera attachments or built-in cameras with some PDAs may also be used for annotated photographic records; taking a picture trig-

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gers the note form for recording associated comments and metadata. In 2003-4 we added a device to take remote position readings, i.e., to map landscape features without having to be physically there. Some military binoculars like the Leica Vector 15 GMD incorporate laser rangefinder, digital compass, and inclinometer, and can be used to take accurate position readings relative to the observer’s position at distances up to 2 km away. This, we have found, is a very useful feature especially in mountainous terrain, where objects such as field boundaries, caves, and geological features can often be seen from a distance but not easily reached. A new function within the FieldMap software translates the range, azimuth and inclination information provided by the binoculars into x,y,z locations in the chosen coordinate system, correcting (after calibration) for local deviations in the magnetic north. Since this also allows the kit, in principle, to be used as a simple portable but relatively low precision Total Station for making digital elevation models, we have defined a new basic geographical feature (‘multipoints’) to allow the taking of large sets of 3D measurements from a single location whilst averaging the observer’s own location to enhance accuracy. Further work in this area will be needed to establish whether this is a viable method for creating potentially very detailed terrain models.

HARDWARE IMPROVEMENTS Battery life has always been a concern with mobile equipment because advances in battery systems lag behind those in other hardware technologies. Current PDAs can provide around four hours of continuous use, with some GPS receivers achieving up to nine hours. Nevertheless, it is now possible to extend the usable life of the kit to cover a full working day in the field by carrying a spare battery for the PDA and swapping batteries when one is exhausted. This requires careful handling as, with many PDAs, the internal backup power is provided by a capacitor rather than a battery. This will provide enough power to maintain the contents of the memory during a main battery change, but is sufficient only if all other parts of the PDA are shut down. If a program is still running when the main battery is removed the backup power may fail, and memory content - including both programs and data - may be lost. Safer alternatives are to use a charging cable when in a vehicle, or to carry a separate external battery. Suitable external batteries are available of similar size to a

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small mobile phone and providing about 3000mAH of charge, sufficient to recharge both PDA and GPS batteries in the field. We carry one of these with each field kit as a safety measure. Earlier versions of the system still required a serial communication cable between PDA and GPS receiver. In the field, this could be the source of many problems. The cables would often catch on bushes, pulling one or the other device out of the user’s hand or pocket. In some cases, the delicate socket on the PDA might be damaged beyond immediate repair. Happily, most PDAs and some GPS receivers are now equipped with Bluetooth wireless communications, an effective and convenient cable-replacement technology. Provided the two devices remain within a few meters of each other, continuous communication can be maintained. Compatible GPS receivers, primarily intended for vehicle navigation systems, are now readily available and prices are falling. Unlike desktop machines which separate disk storage from the faster short-term memory used for running programs, PDAs typically only have a fixed amount of internal memory (usually 64-128MB) which must be used both for storage and program execution. As the size of the project data increases, the space available to run programs decreases, so the device may not have enough memory anymore to run programs. Freeing up internal memory has therefore been an important goal, and since most PDAs can now use plug-in storage cards in Compact Flash (CF) or Secure Digital (SD) formats up to 1GB, we looked at their use for map storage. Large field projects can need many megabytes of map data, especially when many raster layers are used, so storage cards have become an essential extra in order to leave sufficient internal memory for running programs on the device. Even with this external storage, however, care is needed to select only those layers that are essential to the task in hand, as it is easy to exhaust the available internal memory by loading too many layers. An incidental benefit of using storage cards to hold the map layer and note data is that once a complete project is transferred to a memory card, it may be used with any field kit.

ARCHAEOLOGICAL TESTS AND APPLICATIONS The field kit was tested, and ideas for further enhancement developed, during field survey campaigns by the Groningen Institute of Archaeology (GIA) in Italy (2001-2005). These tests have led to

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Fig. 3. FieldMap’s ‘roving mode’ allows the survey team to create a precise geographical record of its activities even in the roughest terrain and in the absence of base maps. At the top, parameters for the current survey unit are entered; at the bottom, the surveyed ‘box’ and individual surveyors’ transects have been generated.

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the development of a system that is sufficiently stable to be used by independent survey teams after a brief training, and includes significant improvements and extensions to the functionality of the kit as presented by us at the Visby CAA meeting in 2001, but they have also given rise to some worries about the robustness of the system. Both the improvements and extensions that resulted from the field tests and the remaining obstacles to general use by field teams will be reviewed here. In typical use by one of our survey teams, the field kits are pre-loaded with a number of raster, vector, and site layers providing information on the local landscape. Raster layers used by us include aerial photographs and scanned topographic maps of different scales; among the many vector layers are streams, roads, and tracks digitized off topographic maps, and the boundaries of previously surveyed fields. Sets of archaeological site locations from our own previous studies and from the literature, and other potentially significant point features such as sources and caves, are present as site layers. Since internal memory is limited, these map layers are permanently stored on an SD or CF card inserted into the PDA. Whilst the card may hold the entire set of map layers for a project, only essential layers are then loaded into internal memory as needed. The kit is normally configured for intensive systematic field survey in so-called ‘roving’ mode, i.e. a survey grid is not set out beforehand, but rather survey units of variable size and shape are recorded as-you-go. The survey team administrator, who is responsible for the proper functioning of the kit and the proper recording of field data, starts up the FieldMap application and ensures that GPS reception functions. When the team starts its survey of a field, the number of walkers and the walker interval are entered on-screen; when the team leader decides to end a unit, the software uses its GPS track of the administrator’s position to construct and display the bounding box for the unit, and presents a recording form for the administrator to fill out. It also keeps track of the unique numerical unit identifier that is used to locate and record any finds bags from the unit. Once this information is saved, the software assumes that the team is ready to start surveying the next unit, and presents start/stop options along with the survey parameters to the administrator. At the end of the day, all unit records for each team are downloaded onto the Data Managers laptop PC and cross-loaded onto the other PDA kits in use, so that all teams start each field day with fully up-to-date information. The ‘roving mode’ was developed to allow survey

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Fig. 4. FieldMap screenshot showing cadastral map (brown) and fieldnote (black and red symbols) layers in use during the Nettuno 2005 field survey.

teams to move quickly from one unit to the next without compromising on the high resolution and precision achieved by earlier versions of the system. In fact, units of arbitrary size and shape can be walked and recorded on the fly, without having to do any map recording or setting out of grids. The GIA field tests have generated a wealth of ideas about the potential uses to which future versions of the FieldMap kit might be put, and some items on this ‘wish list’ are discussed in the next section. However, they have also highlighted some problems that will need to be resolved if the system is to become suitable for general use. The most important of these have to do with the robustness and reliability of the system in the field. As indicated above, it is possible for an improperly trained operator to lose data during battery change. Less disastrous but still very annoying are damage to or loss of single notes because of memory problems, and the system should be able guard against this. Failure of hardware components

such as the GPS receiver must be guarded against by having spares available, but failure of the PDA itself after a full day’s work would be disastrous. Memory management is now the main worry with respect to the system’s reliability, and it is hoped that replacing Jeode by a more modern version of Java will allow is to achieve this in the near future. However, the regular use of a system consisting of several communicating devices in the sometimes adverse conditions encountered in the field will always require that its operators be well-trained, and their training be kept up to date, to avoid improper use or maintenance. Thus, all components must be properly charged, cleaned, and shielded from heat, dust, and rain; the operator must be able to monitor the quality of the data generated by components such as the GPS receiver, must know how to maximize it and when not to accept poor quality data; and he must also know how to recognize and recover from problems such as the loss of a Bluetooth connection.

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CURRENT AND FUTURE DEVELOPMENT Because the field kit, in its present state, is already beginning to be used for survey work by teams from other Dutch universities, often in different environments and using different approaches, we continue to explore ways in which the capabilities and reliability of the kit can be enhanced. New capabilities might, for instance, include note-taking under conditions where systematic observations are impossible; near real-time sharing of data between PDAs whilst in the field; and the addition of new sensing devices for voice, images, radio frequency identification (RFID) tags, and remote measurements. Accuracy might be improved by taking advantage of evolving GPS technology, and reliability by taking further precautions against hardware/software failure. Here we present a few of the ideas we are currently working on, and some of our plans for future development. Maintaining platform independence requires a constant effort in the constantly changing environment of commercially available apparatus. For example, developments in the capabilities of PDA’s and mobile phones are now better served by the various configurations and profiles of the Java 2 Micro Edition (J2ME) than they are by Jeode. For PDA’s, the ‘Connected Device Configuration’ (CDC) and Personal Profile (PP) provide the contemporary equivalent to the earlier Personal Java. For Java-enabled phones, the simpler ‘Connected Limited Device Configuration’ (CLDC) and ‘Mobile Information Device Profile’ (MIDP) provide similar capabilities. During the coming year (2005-6), changes will be made to enable FieldMap to run correctly in this environment. Harmonization with the more up-to-date runtime environments will also allow us to complete our, currently experimental, implementations of FieldMap for Java-enabled mobile phones and Linux-based PDA’s. A first step in developing the wireless communications capability of the system has already been taken, since the GPS receiver uses Bluetooth to communicate with the PDA. We will extend this to other components when the opportunity arises – e.g., in future models of the Leica ranging binoculars. FieldMap can already use WIFI or Bluetooth in combination with a GPRS mobile phone for networking, and is able to report location, notes, and other observations to a remote web server. In future work, we intend to use this capability to synchronize data between PDA’s and the data manager’s laptop when each team returns from the field (replacing the cur-

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rent practice of manually copying over the files), and to upload fieldnotes at regular intervals both to create a backup copy on the remote web server, and to allow each PDA kit to obtain near real-time updates on the state of other kits. Current GIA field procedures could be further streamlined if the kit were also used to track the processing of finds bags all the way from the field and into storage, as well as to record finds descriptions digitally rather than via paper forms. With regard to the tracking of finds bags, an RFID tag reader might be used to securely identify bags tagged with an RFID tag. Besides minimizing the opportunities for error, RFID technology might actually turn out cheaper than our current system, which requires inserting writable plastic tickets in each bag. Our previously published evaluation of FieldMap (Ryan & Van Leusen 2002) was conducted during survey campaigns in 2000, following the removal of ‘Selective Availability’ (SA, the signal dithering technique used by the US Department of Defense to reduce the accuracy of positioning information available to non-military users). At the time, we presented the results of experiments designed to test the accuracy of these improved GPS data, and concluded that the removal of SA brought the accuracy of simple, single frequency navigational receivers within a useful range for typical field survey applications, without the need for additional differential correction. More recently, Wide Area Augmentation Systems (WAAS) have been introduced, employing geostationary satellites to broadcast differential correction information that can be picked up by most new GPS receivers and used to improve overall accuracy to a claimed 1-2m (Enge 2004). Our recent field trials have covered the period when the European augmentation system, known as the European Geostationary Overlay System (EGNOS), has been undergoing final trials prior to entering full-time service. Initial results show a significant improvement in accuracy and overall stability of position fixes when the correction signals are available. Our observations suggest, however, that the claimed accuracy can only be achieved with short-term averaging over a few minutes. For single location fixes, 95% typically lie within 3m of the true position. From 2008, the European GPS system Galileo will start to come online, and may, in combination with existing systems, enable further improvements in availability, reliability and accuracy. The system could then also be used in the creation of high resolution DEMs and the precise mapping of architectural features in the field.

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All FieldMap users work within a context, which is partly provided by the sensors attached to the PDA (the GPS receiver, for example, providing the user’s locational context) and partly by the user’s identity and preferences. Whilst the FieldMap system has rudimentary ‘context awareness’, current implementations have not explored this feature to any great extent. We want to find out if contexts can be made to work for field survey teams. Members of multidisciplinary teams might want to work within different types of contexts, for example: a geomorphologist or pedologist may work at different scales and will want to record different types of things from an archaeologist. Each team or individual specialist may need access to particular note topics recorded by others. Thus different teams may visit a site or area at different times, yet still have access to the full range of data recorded by others. This variety of aims and methods suggests the need for an extensible menu of survey configurations, so each project member can select appropriate PDA settings from a context list or menu. As a first step in this direction, we are looking into the possibility of a ‘preliminary survey’ mode that would allow greater freedom of movement to an operator or operators moving about independently. The user interface could then be optimized for the task of making preliminary observation on the presence or absence of archaeological materials on traversing new terrain for the first time, with minimal attention needed for the recording process itself. As already indicated above, it is important that the operator should be able to detect, and recover from, an input or PDA error as quickly as possible. For this reason, the editing functionality of the FieldMap

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software must be expanded. However, it is not intended that full GIS functionality should be programmed; simple editing of the content of fieldnotes, and reassignment of notes to other note groups should be sufficient. Graphical vertex editing would be used in cases where the shape of the unit is not accurately recorded by FieldMap, e.g., when it creates a rectangular unit box at an oblique field boundary or when the occasional low precision GPS signal has resulted in a large recorded position error. The ability to re-order notes would be useful in the case of notes misfiled in the field, and when merging notes belonging to the same layer but made by different teams.

ACKNOWLEDGEMENT We are grateful to Leica Systems Netherlands for the loan of their Vector binoculars in the October 2003 and October 2004 field seasons.

REFERENCES ENGE, P. (2004): «Retooling the Global Positioning System», Scientific American, May 2004. RYAN, N. (2005): «Smart environments for cultural heritage», Proceedings of the Kyoto conference. RYAN, N. & M. VAN LEUSEN (2002): Educating the Digital Fieldwork Assistant, in Burenhult, G. & J. Arvidsson (eds.), Archaeological Informatics: Pushing the Envelope. CAA 2001 (BAR International series 1016): 401-412. Oxford: Archaeopress.

GIS AND THE SOURCE-CRITICAL ANALYSIS OF INTENSIVE SURVEY DATA ON- AND OFF-SITE BY

JOHN BINTLIFF* Faculteit der Archaeologie

RESUMEN La prospección hiperintensiva proporciona no sólo grandes cantidades de datos, sino que también dichos hallazgos son una «capa» cada uno de ellos tan difícil de interpretar como una capa estratigráfica en un asentamiento de larga ocupación. Aquí las herramientas de Información Geográfica pueden ofrecer herramientas rápidas y cruciales para ayudarnos a encontrar un orden en la compleja montaña de datos. Éste artículo mostrará las formas en las que un análisis crítico basado en herramientas de Información Geográfica de paisajes rurales y urbanos extraordinariamente complejos en Grecia pueden extraer dinámicas de asentamiento de gran resolución, tanto intra como inter-site. SUMMARY Hyperintensive surface field survey brings not only very large amounts of data but shows that surface finds are a ‘layer’ every bit as difficult to interpret as a layer of stratigraphy on a long-occupied settlement site. Here GIS can provid rapid and critical analytical tools to help us find order in the mountain of complex data. This paper will demonstrate the ways in which a GIS-based critical analysis of extraordinarily-complex urban and rural landscapes in Greece can extract high-resolution settlement dynamics both intra- and inter-site. PALABRAS CLAVE: avances en registro digital de campo: la ciudad de Koroneia, Grecia Central, 2007. KEYWORDS: Advances in Digital Field-recording: The City of Koroneia, Central Greece 2007

1.

INTRODUCTION

Koroneia is a major city in Central Greece [Figure 1], of some 100 hectares, urban for a period of some 1200 years, steep and heavily-terraced and with immense quantities of surface ceramics requiring small grid units for careful study. The current surface field survey of the entire city, commenced in summer 2006, is a joint project between Leiden University (represented by the author) and the University of Ljubljana (Prof. Bozidar Slapsak), and has benefitted im* Postbus 9515, Rijks Universiteit Leiden. 2300 RA LEIDEN The Netherlands. E-mail: [email protected]

mensely from recent advances in rapid digital fieldrecording. What was required for some decades now has finally become available at low cost to research projects: a kit linking accurate GPS with hand-held computing, thus tying spatial and quantitative datainput to digitised air photos and topographic maps. The major systems vying for archaeological use are: • • • •

ESRI ArcGIS Mobile MapInfo MapX Mobile Franson GpsTools GeoSoft GeoPad

In the event our Project Field Computer specialist, Bart Nordervliet, opted for the first, ESRI ArcPad. Figure 2 shows screen displays for field recording of small grid recording units (20x20m) at Koroneia, and Figure 3 shows Bart with the handheld computer, linked by cable to a small GPS device in his hat. It becomes possible even in the field to display collected numerical and spatial data relating to all survey units. Figure 4 shows the grid units recorded in 2007, starting from the highest part of the city (the Acropolis), plotted onto the digitised air photo of the site, and also the density of surface ceramics plotted onto the national series of 1:5000 topographic maps. Figure 5 illustrates a preliminary classification, made in the field, of the functional zonation of the ancient city, into public, domestic and commercial quarters, based on ceramics and surface architecture.

2.

INTERPRETATION OF SURFACE FINDS: CONTROVERSY AND OFFSITE CARPETS

GIS has a great power to assist us in resolving complex issues in Field Survey interpretation. Since 1988, when Anthony Snodgrass and I published part of the Boeotia Project’s offsite data as evidence for artificial manuring (Bintliff & Snodgrass 1988), a lively debate has raged over the existence and causa-

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tion of largescale carpets of worn potsherds in ancient landscapes. In fact we were applying to Greece what had earlier been well-documented in the Near East by the renowned geoarchaeologist and landscape surveyor Tony Wilkinson (cf. Wilkinson 1989) [Figure 6]. What we need to get to grips with such phenomena is precisely the speed and space-data capabilities of GIS. In the inner territory of the ancient city of Thespiae, our GIS specialist Phil Howard was able to provide us with striking images of the incredible offsite carpet, which seems to radiate out from all GrecoRoman towns in Boeotia [Figure 7] (Bintliff, Howard & Snodgrass 2007). In every transect a visibilitycorrected count of this offsite material had been made. In order to narrow down the factors behind this laying-down of millions of pieces of ceramic we sampled many parts of the counted carpets, and from this subsample of more than 3000 dated sherds it proved possible to clarify the chronology of the phenomenon. In figure 8 are displayed the Early and then Late Roman sherds from this subsample, which points to a minor role for these periods. In contrast, Figure 9 shows the contribution of the generic ‘Classical Greek’ era (G-H), which clearly forms the vast majority of the offsite carpet. For one part of the district, Figure 10 shows in histogram form the overwhelming dominance of this climax period in Central Greece. Since the source of these carpets must surely be urban refuse, and Boeotian cities reach their maximum size in the Classical Greek period, it is clear that Wilkinson’s theory for the Near Eastern sherd carpets – that they reflect peak human population and hence the need to enhance agricultural yields in the landscape through intense spread of human waste – fits well with the Greek data. Finally, GIS can swiftly display the answer to a subsidiary argument relating to urban-based rural manuring carpets: a cost-surface which combines distance from the city and steepness of slopes [Figure 11] can provide a realistic model of the constraints posed by the landscape in carrying out such an activity. Here the darker the zonal colour, the more effort is required to bring cart- or donkey-loads of urban waste to citizens’ country estates, and this map agrees well with the main lines of density of the manure carpets as evidenced by worn surface sherds.

3.

HIDDEN LANDSCAPES

Two kinds of ‘hidden landscape’ will here be briefly discussed. In 1999 (Bintliff, Howard and Snodgrass) we published a further provocative theory

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regarding surface ceramic data. This concerned the proposal that for some periods of the past, especially during farming prehistory, characteristic pottery was coarseware, which in well-cultivated Mediterranean environments could suffer progressive degradation in size and number of pieces, so that many smaller rural sites could only betray their presence on the surface by a few worn sherds. Often these sites were recognised when a richer surviving assemblage of later date revealed a site, whose surface finds when sampled included an unexpected if slighter component of the poorer-preserved period. We suggested that frequently such sites were missed or seen as casual offsite discard even on intensive survey, and hence a ‘hidden landscape’ could be an important element in landscape history to try to allow for. In Southern Mainland Greece, for example, later Neolithic and Early Bronze Age smaller sites seemed to suffer from such lack of recognition. In the landscape immediately adjacent to the ancient city of Thespiae for example, no sites of this period were found in our survey, merely 17 sites of historical periods, except for two adjacent prehistoric hamlets at the city itself and a second pair of hamlets several kilometres to the south [Figure 12]. However at many of the historic sites, as well as within survey transects between them, small collections of prehistoric sherds of LN-EBA date were collected (on the left of the figure shown as numbers in boxes attached to historic sites). Deploying our ‘hidden landscape’ theory and reanalysing these ‘non-site’ finds led us to divide those findspots into likely casual discard and vestigial sites of rural activity. We suggested that the original settlement pattern had consisted during that prehistoric era of some 1500-2000 years of long-lived hamlets separated by some half-hour walking-distance (23km) together with short-lived rural farms which shifted location around the landscape. In Figure 13 another countryside, this time south of the ancient city of Tanagra, also in Boeotia, gave us evidence of vestigial rural sites of the same era, based on localised small clusters of sherds, here marked in colour zones for prehistoric sherd numbers per transect. A second kind of ‘hidden landscape’ which still largely escapes recognition in intensive surface survey is what we call ‘site haloes’ (cf. Bintliff & Snodgrass 1988). On the Boeotia Project, where we had been counting surface ceramics since 1980, we observed that rural sites usually consisted of a clear core of dense finds, associated with building debris, then a surrounding concentric zone of high but lower density, followed by ‘offsite’ finds. The middle zone we argued represented an area beyond the habitation and

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dense activity zone of the site, where intermediate densities were encountered, the site halo. We have suggested that the finds here accumulate as the result of a number of processes: plough dispersal and weather dispersal out from the site core; deliberate dumping of waste material on site peripheries; and the accumulation of manuring waste onto peripheral gardens and ‘infield’ cultivation zones. The last-named practice is well-attested in many societies. In Boeotia, where site haloes are often 1-200 metres wide outside the site core, deliberate garden-infield manuring seems the most reasonable explanation for most of this material. We can illustrate this best from our recent survey in the inner and then outer countryside belonging to the ancient city of Tanagra. In Figure 14 we see one of the famous city manuring haloes, this one reaches out some 2 kilometres from the city, falling off with great regularity in correlation with distance and slope. The millions of ancient sherds in this urban manure carpet at this level of mapping resolution totally obscure the details of the small garden manure haloes which should lie around the rural sites we found in this sector, although fortunately the site cores were sufficiently dense to rise still above the level of this phenomenon. If in contrast we move to the outer limits of the city’s territory, some 7-8 kilometres away, [Figure 15] the normal rural picture suddenly reveals itself. We see a busy picture of high density locations, representing a number of Greek and Roman farm and villa sites, together with a large and small Medieval hamlet. All are surrounded by ‘site haloes’ of high finds’ density, generally extending in relation to the scale of the rural site: the larger the population, the larger the area of gardens or infield. But now, once the site haloes fade out, almost no finds at all, or extremely low density scatters, appear in the intervening landscape. The city is now far to too distant for urban manure carpets to reach into this district (they are, of course, in turn ‘site haloes’ for the city; but on a phenomenal scale!). Further excellent back-up from GIS in the issue of detecting sites, haloes and offsite can be seen in the next two illustrations. In Figure 16 we see that once survey transects are mapped with surface densities, GIS can be asked to sum the concentric distribution of finds from the site core outwards in regular bands. Here sequent 50 m radius rings around the site core enable us to analyse the detailed spread of finds at varying distances and also in relation to different directions. This particular example is especially instructive as it demonstrates something counterintuitive: rural Classical cemeteries often consist of very small scatters of fineware. They are noticed

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by the quality rather than quantity of surface potsherds. Here we see that anywhere near an ancient Boeotian city, the dense spread of urban manure in the landscape, not of course spread over graves, leads to such sites appearing as ‘low points’ in density terms compared to surrounding anciently-farmed fields (Bintliff & Howard 2004). Figure 17 sums up the results of comparing cumulative densities of surface sherds at different distances out from rural domestic sites with the overall offsite levels in the inner countryside of the ancient city of Thespiae. Clearly densities closer to the rural sites are consistently higher as we get closer to the site cores, although site impacts can still be found up to 150-200 metres away from the larger settlements. But still all these halo figures are higher than the average for the whole landscape, despite high urban manure. This is comforting, for it shows that apart from some periods (of ‘hidden landscapes’), most eras should have rural sites whose cores and at least part of their haloes, will stand out as distinct finds’ high-points in comparison to offsite densities, even in the inner hinterland of ancient towns. ‘Sites’ thus are there to locate, although very detailed surface recording is required.

4.

TACKLING THE PROBLEM OF THE SIGNIFICANCE OF COMMON AND RARE PERIODS IN A SITE COLLECTION

In many Mediterranean landscapes with rich cultural histories, a large proportion of surface survey sites reveal finds of more than one period. Frequently the amounts of sherds or lithics vary greatly by period. Whereas it is normally straightforward to take the phase with the most abundant artefacts as the main period of use of the site, it is not at all clear how one should interpret the presence of periods represented by far less material, especially if this comes down to a small fraction of the recovered finds. Usually the periods with limited sherds are stated as ‘temporary/ seasonal use’, or offsite activity, but one can also observe projects where the addition of a mere 2-3 further sherds is taken to lift a period into ‘occupation phase’. The fact is, that field surveyors do not have any guidelines to help in evaluating variable sherd densities by period on the same site. In the southern hinterland of the ancient city of Thespiae, this problem is typical for the rural sites encountered, so it has been necessary to evolve a package of linked approaches which step-by-step allow us to employ a rigorous analysis of the data, so that strong arguments can be presented for the functional status of each

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period represented in a surface site collection. The task was very considerable and took several years to develop. The methodology and results are described in brief form in Bintliff and Howard (1999 2004), and in full in Bintliff, Howard and Snodgrass (2007). By use of two sites from this district, I shall now illustrate some aspects of the new methodology. Figure 18 shows the application of what we term ‘Residual Analysis’ to site THS 4. In this area close to the city of Thespiae there is an abundant urban manure carpet of worn ancient sherds in every single field. In fact for this part of the countryside the expected ‘offsite’ density of such material is a high 2500 sherds per hectare (or 1 sherd for every 4 square metres of the landscape). The ‘Null Hypothesis’ we start our analysis with, is that the ‘site’ identified by fieldwalkers as an anomalous focus of surface finds, must be clearly elevated in density above this local offsite to be considered as an occupation site (unless, as seen earlier, it is a vestigial ‘hidden landscape’ site, or a rural cemetery). In the case of this site, surface densities leave no doubt that this is an unusual concentration, but we nonetheless must consider the next possibility, that in some periods of the past, the locality was merely an agricultural field, hence formed part of the depositional zone for offsite manuring and other casual finds, whilst in others it was purely domestic in function. It is thus necessary to calculate a second ‘Null Hypothesis’: given the share of offsite finds for the major periods in this landscape, what would be the expected density of surface finds for these periods in a non-site field? The Figure shows that we can find very high amounts of Classical (GH) finds in all fields of this district, but low numbers of offsite for the other major periods represented in the landscape. If we then compare the density of finds at the site per period with the expected ‘offsite’ density for these phases, we can check which periods stand out as unexpectedly high and hence likely to record a genuine activity focus. In order to make the analysis repeatable we convert all the figures to a sherd sample population of 500, so we can immediately compare the results with other sites. By far the commonest period at the site is Late Roman (‘actual density’) , and since the local offsite for this period (‘expected density’) is very low, we can easily claim that the site was at its most flourishing in this period, from the vast ‘residual’ above the Null Hypothesis figure. In immediate contrast, Early Roman is much lower in finds, but again, since the local offsite is very slight, the residual is strong, though in a different class from LR. In fact, as we shall see shortly with our second case-study site, by

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combining such numbers with the display of finds per period over the site collection-grid, it is possible to show that the contrast ER-LR also matches one in the spread of finds for these periods: the ER is a medium-sized farm (0.4ha), whilst the LR is a small hamlet (1.27-2.2 hectares in size). Counter-intuitively, the Classical Greek finds from THS 4 (G-H), although intermediate in find numbers between ER and LR, can be discounted as ‘offsite’, since the vast majority of local offsite belongs to this period, and the residual is too slight to be more than statistical variation: there is no G-H occupation. In the next example, the same procedures can be followed for a site with a different ‘cultural biography’, in the same district, site LSE 1. Figure 19 shows that this site sits on the western edge of a very high density offsite zone, close to the ancient city of Thespiae; although it still rises above that manure carpet in the densities from the site grid, there is clearly a problem that the finds from the Classical Greek era have to be especially high to disprove the Null Hypothesis that the locality was merely a heavily-farmed field in that era of maximum urban manuring. In Figure 20 we see a different balance of dated finds per sample of 500 sherds from the site to the preceding example. Now Classical Greek leads, followed by ER and then LR in least common presence. Nonetheless, the datable local offsite is almost entirely of Classical Greek age, whereas the ER-LR period has little density in surrounding fields. Despite the high offsite, however, the Classical Greek finds are still twice the density expected by the Null Hypothesis that this period is just heavy manuring sherds; since the site would not be a manured field, we can reinstate all the finds of that period as domestic discard, making that era easily the peak flourishing of occupation. This result brings us to the familiar problem outlined earlier: what can the status of the ER and LR finds be, since they are quite out of proportion to the Greek phase of site use? We cannot simply write them off as obviously casual discard in the fields, since the ER is some 5 times commoner than expectation, and the LR 3 times local offsite. On the other hand, we must beware of small number statistics. Our local average for offsite per phase is a generalisation which does not allow for very local fluctuations, and once we get to very low figures we need to allow for statistical ranges in small spatial manifestation: the residual for LR is then not so convincing. Rather than leave this at that point, with a major occupation for G-H, a lesser for ER and a problematic LR discard role, we can deploy GIS once again to refine our analysis.

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In Figure 21 we have plotted the G-H finds across the site grid: a large farm can be argued-for. In the following Figure 22 the finds for ER and LR are shown: we interpret this as a dramatic size-reduction by ER, a small farm, whilst the limited LR finds are so widely scattered that we consider that phase to be offsite or at the most temporary activity at the locality. From these two examples, I hope I have made clear that unravelling the ‘cultural biography’ of site LSE1 and other multiperiod surface sites, is only possible if we possess:

city is matched by an equally flourishing countryside, whilst the catastrophic shrinking of the city in H-R times is matched by a drastic reduction in rural occupation. In LR times the slight increase in the size of the city is out of proportion to a far more vigorous resettlement of the countryside, but we have several reasons to argue that the large estate centres of this period may have had low resident populations.

1. Large sherd collections located in an extensive site grid to control spatial variability of activity over time. 2. Mapped offsite sherds in the site’s surroundings, dated so as to demonstrate the levels of finds required to justify a real activity focus at the site.

BINTLIFF, J. and P. HOWARD (1999): Studying needles in haystacks - Surface survey and the rural landscape of Central Greece in Roman times. Pharos 7: 51-91. BINTLIFF, J. L. and P. HOWARD (2004): A radical rethink on approaches to surface survey and the rural landscape of Central Greece in Roman times. In F. Kolb and E. Müeller-Luckner (Eds.): Chora und Polis. München, R. Oldenbourg Verlag: 43-78. BINTLIFF, J. L., P. HOWARD and A. M. SNODGRASS, et al. (199): The hidden landscape of prehistoric Greece. Journal of Mediterranean Archaeology 12.2: 139-168. BINTLIFF, J. L., P. HOWARD and A. M. SNODGRASS, eds. (2007): Testing the hinterland: The work of the Boeotia Survey (1989-1991) in the southern approaches to the city of Thespiai. Cambridge, MacDonald Institute Monographs. University of Cambridge. BINTLIFF, J. L. and A. M. SNODGRASS (1988): Off-site pottery distributions: A regional and interregional perspective. Current Anthropology 29: 506-513. WILKINSON, T. J. (1989): Extensive Sherd Scatters and Land-Use Intensity: Some Recent Results. The Journal of Field Archaeology 16: 31-46.

Once all sites, from the largest to the smallest in a region, have been given their ‘cultural biographies’, it is possible to create a more sophisticated narrative of entire landscapes. The final set of figures shows the cumulative urban plus rural dynamic picture combined for the city of Thespiae and its inner southern hinterland (Bintliff, Howard and Snodgrass 2007). In Figures 23-25 we see from the total gridded survey of the city that it reaches its maximum size in Classical Greek-Early Hellenistic times, then shrinks drastically in the Late Hellenistic era, remaining small if slightly larger in Late Roman times. In Figures 2628 we see this city trajectory in outline together with the accompanying rural sites for the same periods (C = cemetery, F = small farm, MF and LF medium and large farm, H = hamlet, LA = non-residential low activity focus). The Classical Greek highpoint for the

BIBLIOGRAPHY

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Fig. 1.

Fig. 2.

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Fig. 3.

Fig. 4. 20 × 20 m grid units.

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Fig. 5. Suggested functional zoning of the ancient town.

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Fig. 6. The pioneer: Tony Wilkinson (1989).

Fig. 7. The offsite carpet in the hinterland of Thespiae City: rural sites in white, offsite densities in greyscale. Average offsite for the whole region is 2350 sherds per hectare.

Fig. 9. A positive result: a Classical Greek behaviour, not correlated to the size or number of rural sites.

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Fig. 8. A case study: the south chora of Thespiae, mapping by period of a dated sample of >3000 sherd from an estimated 1.37 million offsite sherds.

Fig. 10. Chronological Cmposition of the Part of the Thespiae Hinterland Offsite pottery.

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Fig. 11. GIS created acces surface from Thespiae City into its south hinterland fits offsite sherd density when the city was at its maximum population. Here the elevation data are shown to make easier and more difficult routes out of the city (shown as its wall outline).

Fig. 12. The controversial LN-EH Hidden Landscape in the Thespiae chora.

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Fig. 13. Middle terrace and Prehistoric Occupation (Late Neolithic?) south of ancient Tanagra City.

Fig. 14. Surface ceramic density around ancient Tanagra city: the inner territory (chora). The urban manuring halo dominates over those of embedded farms, villas and cemeteries present within these transects.

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Fig. 15. The density values for the furthest outer Chora in 2004: Note the same colour code for surface pottery densities. Sites and their haloes with almost no intervening offsite scatters.

Fig. 16. Complexity of surface phenomena, 50 m radius rings to 200 m allow a quantitative but also qualitative review of site impact into its landscape, as GIS sums the density of all units encountered in each ring as a cumulative density chart.

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Fig. 17. In a heavily-carpeted offsite landscape do your sites really exist? Yes – GIS helps...

Fig. 18. Residual Analysis: the methodology.

Fig. 20. Applying a Residual Analysis Filter. Actual = recorded density, Predicted = expected density from surrounding fields for this district of the chora..

Fig. 19. A case study for hyper intensive ‘residual’ and spatial analysis of a surface site with complex multiple period presence in an area of high offsite caarpets, site LSE1, south chora of Thespiae.

Fig. 21. The dominant occupation of LSE1 displayed: Classical Greek, a large farm.

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Fig. 22. Spatial display of the second and third period componentes at LSE1: shrunken ER farm and offsite or shed for LR.

Fig. 23. Surface finds of Classical-Early Hellenistic age at Thespiae City.

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Fig. 24. Surface finds of Late Hellenistic age at Thespiae City.

Fig. 25. Surface finds of Late Roman age at Thespiae City.

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Fig. 26.

Fig. 27.

Fig. 28.

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INTEGRACIÓN DE TECNOLOGÍAS SGDB, SIG Y GPS EN LA PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO DE LAS PROSPECCIONES DEL AGER TARRACONENSIS POR

MARTA PREVOST, HÉCTOR ORENGO, PAU DE SOTO, JOSEP ABELA* Institut Català d’Arqueologia Clàssica

RESUMEN Se expone en este artículo la metodología de prospección desarrollada en el marco del estudio arqueológico del paisaje del ager Tarraconensis (al occidente del río Francolí). Experiencias de prospección previas ayudaron en el desarrollo de metodologías que integrasen sistemas gestores de bases de datos (SGBD) y sistemas de información geográfica (SIG). La campaña de prospecciones intensivas que presentamos consideró desde la fase de planificación estas nuevas tecnologías, a las que se sumaron los sistemas de posicionamiento global (GPS) y el desarrollo de una base cartográfica georefenciada. Mediante la integración de tecnologías SGBD, SIG y GPS se pretende superar las dificultades que plantea la gestión de la gran cantidad de información generada por los seis diferentes equipos de campo que participan en el proyecto. Asimismo, gracias a la metodología utilizada la generación de planos de prospección se automatiza, reduciendo significativamente el tiempo empleado en el trabajo de laboratorio y ayudando a la distribución de las áreas de trabajo de los diversos equipos. En la fase de procesado de datos el tratamiento en SIG resultará esencial, no solamente por su capacidad de integración de datos procedentes de otros estudios con base cartográfica, sino por el tratamiento estadístico al que puede someter estos datos que resultarà en la producción de planos temáticos que reflejen eficazmente la complejidad de los resultados. SUMMARY In this article it is intended to show the surveying methodology developed in the framework of the Ager Tarraconensis project. Previous surveying experiences in the study area contributed to the development of methodologies allowing the integration of database management systems (DBMS) and geographic information systems (GIS). The addition of Global Positioning System (GPS) and the development of a georeferenced cartographic reference archive were employed from the early planning stages. By means of the use of new technologies, it is our purpose to overcome difficulties deriving from the large amount of data generated by the six independent field teams which integrate the project. Likewise, surveying maps generation is automatised, reducing considerably the amount of time invested and also helping the distribution of work areas among the teams. At the stage of data processing, GIS will turn out essential due to its capacity of inte* Pl. Rovellat, s/n. 43003 Tarragona, [email protected]; [email protected]; [email protected]

grating data from other studies and producing thematic maps which will effectively reflect the complexity of the survey outcomes. PALABRAS CLAVE: Prospección, ager Tarraconensis, SGDB, GPS, SIG, estudio arqueológico del paisaje. KEYWORDS: Field survey, Ager Tarraconensis, SGDB, GPS, GIS, archaeological landscape study.

1. 1.1.

INTRODUCCIÓN LA

APLICACIÓN DE LOS

SIG

A LA PROSPECCIÓN

ARQUEOLÓGICA

La aplicación de los sistemas de información geográfica (SIG) a la prospección arqueológica no puede ser actualmente considerada una novedad metodológica (Gillings y Sbonias 1999, 39). Asimismo, la integración de sistemas de posicionamiento global (GPS), SIG y sistemas gestores de bases de datos (SGDB) resulta cada vez más común en la planificación y desarrollo de los diversos tipos de prospecciones arqueológicas (Johnson y Wilson 2003). La introducción de estas nuevas tecnologías aporta indudables ventajas (Ruiz 2004; García 2005, 149). En primer lugar, permiten la utilización de gran cantidad de información arqueológica de forma simple. Este punto ha de ser considerado esencial tanto en el caso de los datos aportados por las prospecciones intensivas, cuya organización, análisis y representación resulta complicada, como en el manejo o introducción de datos, procesos en los que los errores resultan frecuentes (Gillings y Sbonias 1999, 39). Asimismo, los SIG permiten incorporar gran cantidad de información geoespacial de interés en la planificación y realización de los trabajos de prospección. No solamente ortofotografías y mapas topográficos sino también mapas sedimentológicos, situación de yacimientos y hallaz-

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Marta Prevosti, Héctor Orengo, Pau de Soto y Josep Abela

gos dispersos, líneas antiguas del paisaje, etc., resultaron de gran utilidad a este respecto. También cabe destacar el reciente aumento de la exactitud de los datos espaciales recogidos con GPS, que permite evitar errores sujetos tanto a la interpretación que de la cartografía puede hacer el arqueólogo como de los errores que ésta misma presenta. Esta última precisión ha de ser especialmente considerada en el caso de los trabajos desarrollados en el ager Tarraconensis, donde la transformación paisajística ha sido especialmente destacada durante los últimos años. Además, la toma de datos mediante GPS no sólo aporta exactitud espacial sino rapidez en la toma de datos (Torres et al. 2004). Los GPS, los sistemas gestores de bases de datos y los SIG son altamente compatibles, permitiendo la automatización de procesos y evitando así la pérdida o corrupción de la información que aportan procesos más lentos y tradicionales (Chapa et al. 1998). Esta rapidez en la incorporación de datos resulta esencial durante el desarrollo de los trabajos de campo ya que permite un análisis instantáneo de los datos y la toma de decisiones concernientes a la estrategia de prospección mientras ésta se desarrolla.

1.2.

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EL

PROYECTO EN CONTEXTO

El proyecto de estudio arqueológico del ager de la antigua Tarraco pretende, mediante la integración de metodologías pluridisciplinares, ofrecer una visión integral del hinterland de esta ciudad entre el siglo V a. C. y el VIII d. C. Dada la enorme amplitud de este territorio, el trabajo fue dividido en diferentes fases centradas en unidades territoriales asequibles como son las comarcas. Con esta división territorial se pretende no sólo mantener la coherencia de las unidades geográficas sino poder analizar independientemente los datos aportados por los diferentes trabajos a la espera de resultados de carácter global. La primera fase de estudio se centró en la comarca del Baix Penedès (la Cosetania oriental) (Guitart et al. 2003). El segundo sector constituye el proyecto: «Estudio del paisaje arqueológico antiguo del ager Tarraconensis (a la derecha del río Francolí)» (PAT). El área de estudio se centra en las comarcas del Baix Camp y del Tarragonés, y se puede delimitar geográficamente por el río Francolí en su extremo oriental, por la Sierra de Prades al norte, por la riera de Riudecanyes al oeste y, finalmente, por el mar Mediterráneo al sur.

Fig. 1. Situación del área de estudio.

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INTEGRACIÓN DE TECNOLOGÍAS SGDB, SIG Y GPS EN LA PLANIFICACIÓN...

Las diversas técnicas de estudio cuyos resultados serán integrados en este proyecto se clasifican en tres líneas de investigación, cada una de ellas desarrolladas por un equipo especializado: el poblamiento y los patrones de asentamiento, la arqueomorfología1 y el paleoambiente (palinología y geoarqueología). En cuanto al desarrollo de la línea dedicada al estudio del poblamiento y los patrones de asentamiento debemos destacar el papel de las prospecciones de campo, apartado en el que se centra el presente artículo. Estas se han desarrollado en dos fases. La primera se concreta en la realización de prospecciones extensivas a fin de localizar yacimientos ya conocidos, ubicarlos con precisión en su marco geográfico y reevaluar su significación. La segunda fase corresponde al desarrollo de prospecciones intensivas cuya planificación se ha basado en el trabajo de Carreté et al. (1995). Se pretende mediante la utilización de este trabajo, también desarrollado en el Ager Tarraconensis, establecer comparaciones en la distribución de yacimientos con el fin de obtener una visión más completa del poblamiento en el área.

2.

METODOLOGÍA

Como se ha señalado previamente, los trabajos de prospección han sido divididos en extensivos e intensivos. Cada uno de estos requirió una aproximación metodológica diferenciada. En primer lugar, se realizó una prospección extensiva de todos los yacimientos arqueológicos conocidos en el área de estudio en el período comprendido entre el siglo V a. C. y el VIII d. C. Esta primera campaña pretendía otorgar ubicaciones precisas a los yacimientos conocidos anteriormente mediante la utilización de un GPS de mano Maguellan Explorist 210. Para ello se llevó a cabo un minucioso vaciado de los datos recopilados por la Administración, fruto de excavaciones preventivas, de noticias y, en definitiva, del extenso trabajo que desde hace algunos años se está llevando a cabo para el conocimiento y la conservación del patrimonio arqueológico de Cataluña.2 Además, se recopilaron 1 Véase Palet et al. en este mismo volumen «Integración de metodologías SIG para el estudio del territorio en época romana: aplicación a las centuriaciones del ager Tarraconensis». 2 En lo referente a la recopilación de datos pertenecientes a la Administración, se llevó a cabo un vaciado del Inventari del Patrimoni Arqueològic de Catalunya, donde se recogen todos los datos sobre yacimientos arqueológicos (ya sean noticias, descubrimientos aislados, o excavaciones arqueológicas). Además, se realizó un extenso vaciado y análisis de las memorias arqueológicas presentadas procedentes de las excavaciones preventivas llevadas a cabo durante estos últimos años.

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y analizaron todas las fuentes bibliográficas conocidas sobre cada uno de los distintos yacimientos, se revisaron las colecciones de materiales de los museos locales, así como colecciones privadas con el fin de obtener datos de la máxima precisión posible, especialmente en relación a la cronología y tipología de los yacimientos. Muchos de éstos presentaban una gran variabilidad en cuanto a la exactitud de su localización geográfica, su datación y su tamaño, por lo que resultó necesaria la verificación de su ubicación y una nueva prospección de su superficie. Asimismo, se reevaluó la dimensión arqueológica de estos yacimientos mediante el análisis de materiales cerámicos in situ, la estimación del área de dispersión de materiales y la documentación de cualquier elemento asociado de interés arqueológico. La correcta localización de los yacimientos, así como la elaboración de una minuciosa revisión de sus tipologías y de su evolución cronológica supuso un laborioso trabajo de análisis y catalogación de más de 140 yacimientos y la consulta de más de 600 entradas bibliográficas. Los datos obtenidos en este primer trabajo de prospección y reevaluación fueron introducidos en la base de datos de la Forma Orbis Romani (Guitart y Ruestes 2003, 165). Los trabajos de prospección intensiva requirieron una mayor intervención de los SIG, así como un mayor esfuerzo en la compatibilización con SGDB y

Fig. 2. Situación de los transectos de prospección intensiva.

Marta Prevosti, Héctor Orengo, Pau de Soto y Josep Abela

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Fig. 3. Ficha de campo utilizada en las prospecciones intensivas.

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INTEGRACIÓN DE TECNOLOGÍAS SGDB, SIG Y GPS EN LA PLANIFICACIÓN...

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Fig. 4. Base de datos de las prospecciones intensivas.

GPS. En primer lugar, y gracias a la integración de elementos con base cartográfica en la base de datos, los SIG permitieron el diseño de dos transectos o franjas de prospección intensiva en aquellas zonas en las que la densidad de yacimientos documentados durante las prospecciones intensivas era menor. Para la elección de la forma y situación de estos se tuvo en cuenta la conservación de las trazas de centuriación documentadas en el análisis arqueomorfológico (Palet 2003), la capacidad de abarcar diversas unidades geográficas y, finalmente, la situación de aquellas zonas más amenazadas por la construcción y que, por tanto, requerían una pronta documentación. Igualmente, los transectos prospectados por el equipo de Carreté et al. (1995) fueron georeferenciados, vectorizados e incluidos en el SIG a fin de evitar superposiciones. Se seleccionó el «campo» como unidad mínima de prospección arqueológica porque éste suele implicar un único uso del suelo y la visibilidad del material en superficie se mantiene constante (Lock et al. 1999). Cualquier circunstancia que pudiese afectar esta visibilidad fue también considerada en el momen-

to de asignar unidades de prospección. Así, un cambio de cultivo dentro de un mismo campo requería la creación de dos registros diferentes. Asimismo, la necesidad de comparar los resultados de las prospecciones con aquellos obtenidos por Carreté et al. (1995) resultó determinante para la adopción del campo como unidad de prospección. Todos los campos con visibilidad de la superficie que quedaban delimitados total o parcialmente dentro de los límites de los transectos fueron prospectados. La utilización del campo como unidad de registro exigió el empleo de fichas en las que pudiera documentarse toda información de interés arqueológico de cada una de las unidades prospectadas (figura 3). Estas fichas disponían de diversos apartados con información referente al registro mismo, las condiciones del campo, las condiciones de la prospección, la topografía, las posibles estructuras y, por último, al material localizado, tanto aquel no recogido como el que requiriera un posterior análisis de laboratorio. Esta ficha no sólo fue diseñada a fin de poder extraer densidades de cerámica cronotipológicas, sino que

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también pretendía poder analizar la metodología empleada: el rendimiento de los diversos grupos, la influencia de las condiciones de visibilidad, la importancia de los condicionamientos ambientales, etc. A partir de la información contenida en la ficha de campo se diseñó una geodatabase ODBC que incluyera toda la información recogida y que pudiese ser incorporada y analizada en un entorno SIG mediante protocolos SQL (figura 4). La clave de cada registro fue el identificador único de cada unidad de prospección. La funcionalidad de la base de datos se potenció con la incorporación de subformularios (para materiales o cotas de campo) y links a datos relevantes en formato gráfico (como por ejemplo las fotografías de los diferentes campos). En concreto, el subformulario referente al material arqueológico encontrado permitía individualizar los hallazgos, su tipología, cronología y si estos fueron o no recogidos. Una vez desarrollada la base metodológica, y tras la formación de los diversos arqueólogos y jefes de grupo encargados de la prospección, se procedió al desarrollo de los trabajos de campo. Debido a que la cantidad de arqueólogos fluctuaba en cada una de las distintas salidas al campo se hizo necesaria la creación de un número máximo de grupos (un máximo de seis). Cada uno de estos grupos debía estar formado, como mínimo, por cuatro individuos que prospectaban, cumplimentaban las respectivas fichas, tomaban las cotas GPS, y analizaban el material recuperado. Los datos sobre los campos prospectados se introducían semanalmente en el SIG. Al realizarse entre una y dos salidas semanales la base de datos se mantenía actualizada con la frecuencia necesaria para obtener resultados de prácticamente cada salida al campo. De este modo, y aunque el número de grupos variase, no había problemas de duplicación de campos prospectados u omisiones. Cada equipo de prospección disponía de un GPS Magellan Explorist 210 con el que tomaba las cotas del perímetro del campo a prospectar. La verificación del posicionamiento de los puntos GPS se realizó a partir de su localización en los ortofotomapas 1: 5000 georeferenciados y sugirió márgenes de error inferiores a los tres metros. Como el software SIG utilizado no reconocía directamente las coordenadas exportadas desde las unidades GPS utilizadas, fue necesario el empleo de un software intermediario que permitiese convertir las cotas de los GPS a un formato reconocible. El software utilizado fue el GPS TrackMaker. Este programa permitía importar las coordenadas del GPS (geográficas) y exportarlos como un fichero .txt (con proyección UTM, hoja 31N, ED50) reconocible por el SIG. Aunque simple, este paso fue totalmente

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Fig. 5. Polígonos de los campos generados automáticamente a partir de las cotas GPS.

necesario para poder exportar los puntos de control y de límites de cada campo marcados durante las prospecciones. La utilización de un script para Arc View 3.2, diseñado para transformar en polígonos las cotas referidas a cada registro, ha permitido generar automáticamente los mapas de campos prospectados y de aquellos visitados pero que debido a condiciones de accesibilidad o visibilidad no pudieron serlo.

3.

RESULTADOS

No es el objeto de este artículo presentar los resultados de los trabajos de prospección, todavía en curso. Aun así ofreceremos, a fin de poder evaluar la importancia de la introducción de los nuevos sistemas digitales, una síntesis del estado de los trabajos realizados hasta el momento. Como ya hemos dicho, las prospecciones extensivas proporcionaron localizaciones exactas para más de 140 yacimientos, pero de igual importancia resulta el haber descartado la existencia (o constatado la desaparición) de algunos yacimientos documentados a partir del material bibliográfico y el registro patrimonial.

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INTEGRACIÓN DE TECNOLOGÍAS SGDB, SIG Y GPS EN LA PLANIFICACIÓN...

En cuanto a las prospecciones intensivas, en el primer transecto, han sido prospectados un total de aproximadamente 300 campos. Del total de campos prospectados, se ha localizado material en casi 200. La superficie del primer transecto era de 8743704 m2 y se prospectaron un total de 2898589 m2. Dadas las concentraciones de materiales y las relaciones espaciales entre los campos, únicamente se ha podido determinar la existencia de tres concentraciones de materiales que podrían constituir yacimientos. En el segundo transecto, aún en fase de prospección, se han visitado medio centenar de campos, el 50% de los cuales proporcionó material en superficie. Lamentablemente, el alto grado de urbanización de la zona dificulta la conexión de campos con materiales, y por lo tanto, la posible identificación de yacimientos.

4.

CONCLUSIONES

El interés principal de este artículo es el planteamiento metodológico aplicado a las prospecciones del ager Tarraconensis. Los resultados obtenidos hasta el momento demuestran que la incorporación de tecnologías SGDB, SIG y GPS ha aportado múltiples beneficios, tanto a nivel de planificación como de realización, a los trabajos de prospección del ager Tarraconensis. En cuanto a la fase de planificación, la utilización de tecnologías SIG, ha permitido la toma informada de decisiones de prospección gracias a la capacidad de integración y visualización de datos de estos sistemas. La forma y ubicación de los transectos resulta un buen ejemplo de esto último. También ha mejorado significativamente el trabajo logístico de prospección, facilitando la integración de diversos grupos de trabajo con independencia, evitando la duplicidad de prospecciones u omisiones sin la necesidad de realizar un excesivo trabajo de comunicación entre ellos. La posibilidad de visualizar los resultados de las salidas de prospección pocas horas después de su realización que proporciona esta metodología ha permitido un seguimiento fluido del trabajo realizado. Igualmente ha facilitado la rápida comprensión de los datos generados por las prospecciones entre los arqueólogos noveles, que podían conocer rápidamente las localizaciones de nuevos asentamientos (aunque fuera de otros grupos de prospección) y de la distribución de materiales en los campos colindantes. Por todos estos motivos entendemos que la utilización de los SIG ha permitido una clara optimización de recursos durante esta primera fase de desarrollo del proyecto.

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Otra de las ventajas de la utilización de los SIG en este proyecto ha sido la valoración del rendimiento de trabajo, donde se han evaluado los kilómetros prospectados, las zonas no prospectadas, y las medias por equipo de investigadores en cuanto a campos analizados y material encontrado. También diversos condicionamientos (ambientales, de visibilidad, sedimentarios, culturales, etc.) han podido ser analizados a fin de concretar su influencia en los resultados de la prospección. El uso de GPS ha dotado a los trabajos de prospección de una gran precisión en la delimitación de las áreas de los campos y una reducción sustancial del tiempo necesario para su incorporación al SIG permitiendo, no solamente, una representación de gran calidad sino también una mayor exactitud en los cálculos relacionados con las superficies prospectadas. En lo referente al apartado de los análisis y resultados, cabe destacar que la utilización de tecnologías SGDB y SIG ha sido imprescindible dado el volumen de información generada, de muy difícil análisis por medios analógicos. Los SIG, además, han permitido la realización de diversos cálculos estadísticos, la elaboración de mapas temáticos, de frecuencias, de coropletas y dasimétricos que facilitan la visualización de la información generada. El SGDB por su parte ha resultado básico en el cruce de información y su análisis permitiendo la mejora de las capacidades estadísticas del SIG y la incorporación de documentos no georeferenciados como pueden ser las fotos de prospección o los dibujos de material. A pesar de las indudables ventajas derivadas de la utilización de estos sistemas hemos de apuntar que su introducción no parece haber aportado grandes innovaciones metodológicas o teóricas en cuanto a las estrategias de prospección o el análisis de los datos que de éstas se derivan. Aun así, las capacidades locacionales, de almacenamiento de datos, análisis y visualización que la combinación de estos sistemas permiten, suponen un importante salto cualitativo en el desarrollo, en todas sus fases, de los trabajos de prospección arqueológica.

AGRADECIMIENTOS Los autores quisieran agradecer a Ana Ejarque y al doctor Josep Maria Palet las sugerencias aportadas para la mejora del texto. Asimismo, Encarna Raga tradujo el resumen original y por ello merece un especial reconocimiento.

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LA EDAD DEL BRONCE EN EL BAJO GUADARRAMA (BARGAS, TOLEDO): TRABAJOS DE PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA 2005-2007 POR

ANTONIO URIARTE GONZÁLEZ1*; JUAN PEREIRA SIESO2**; IGNACIO MONTERO RUIZ3*; M.a ISABEL MARTÍNEZ NAVARRETE4*; JESÚS CARROBLES SANTOS5*** * Instituto de Historia. Centro de Ciencias Humanas y Sociales. CSIC ** Facultad de Humanidades. Universidad de Castilla-La Mancha *** Diputación Provincial de Toledo

RESUMEN Se presenta una estrategia de prospección arqueológica de superficie que incorpora la utilización de tecnología SIG y GPS. Dicha prospección está dirigida a la documentación de yacimientos arqueológicos dentro de un proyecto de investigación de la Edad del Bronce en el entorno del curso bajo del río Guadarrama, a su paso por el término municipal de Bargas (Toledo). Dicho proyecto hace especial hincapié en los aspectos ambientales y económicos mediante la aplicación de diversos métodos de análisis arqueométrico y, también, a través del estudio de los patrones de asentamiento. Mediante la prospección se pretende documentar, de la forma más sistemática y completa posible, el registro arqueológico de superficie, con objeto de analizar sus pautas de distribución y contrastar hipótesis relativas a la ocupación y explotación del paisaje durante la Edad del Bronce. La prospección consta de cuatro fases: 1) definición y selección de las unidades de prospección; 2) inspección de dichas unidades, 3) documentación de información; y 4) descarga e integración de datos. En la primera fase es de gran utilidad el uso de cartografía digital: mapas topográficos 1:10.000 y 1:25.000, ortofotografía aérea (a través del SIGPAC), cartografía catastral, imagen de satélite Landsat 7 ETM+. Cada unidad de prospección se inspecciona de forma intensiva. Los materiales arqueológicos indentificados son definidos como conjuntos, tanto puntuales (si ocupan una posición concreta) como extensos (si conforman distribuciones más o menos densas). Los conjuntos de materiales arqueológicos son documentados (descripción en los cuadernos de campo, fotografía, recogida de ítems diagnósticos) y georreferenciados mediante GPS. Tras el trabajo de campo, se descargan en el ordenador las fotografías y las mediciones GPS y se realiza la corrección diferencial de estas últimas a fin de aumentar su precisión. La información de campo se cumplimenta en una base de datos de tipo relacional y se integra y visualiza en el SIG. A partir de la distribución de los conjuntos de materiales arqueológicos se establecen los límites generales de cada yacimiento. La observación preliminar de los datos de prospección, aunque pendientes de ser completados en próximas campañas, ofrece un patrón de 1

[email protected] [email protected] 3 [email protected] 4 [email protected] 5 [email protected] 2

ocupación disperso y denso, con preferencia por las cuestas y terrazas próximas al río. Este panorama es semejante al que presentan otros trabajos llevados a cabo en diversos contextos de la cuenca media del Tajo. ABSTRACT We present an archaeological survey strategy that involves the use of both GIS technology and GPS. It aims at locating archaeological sites in the framework of a research project on Bronze Age settlement patterns in the Lower Guadarrama basin (municipality of Bargas, province of Toledo, Spain). The project focuses on environmental and economic aspects of the archaeological record by applying a set of archaeometrical methods, combined with locational analyses of settlement patterns. Through survey we expect to document surface artifact distribution in a systematic and comprehensive way, analyzing patterns of distribution and testing hypotheses concerning land use during the Bronze Age. This survey has been planned as a four-stage process: 1) definition and selection of survey units; 2) inspection of survey units; 3) data recording; and 4) data download and integration. In the first stage the use of digital cartography has been very useful: topographic maps (1:10,000 and 1:25,000 scales), aerial ortophotos (through SIGPAC), cadastral cartography, Landsat 7 ETM+ imagery. Each unit is intensively surveyed. Archaeological items are identified as sets, whether specifically located or extensively distributed. Archaeological sets are recorded (field descriptions, photographs, and collection of diagnostic items) and georeferenced by means of GPS. After fieldwork, photographs and GPS files are downloaded and GPS accuracy is improved through differential correction (DGPS). Field data are transferred to a relational database, and incorporated and visualized through GIS. Site boundaries are established through the analyses of the distribution of archaeological sets. Although survey data still requires some additional fieldwork, preliminary observation shows a discrete and dense settlement pattern, giving priority to river basin slopes and terraces. These results are similar to those obtained by other research groups throughout the Middle Tagus basin. PALABRAS CLAVE: Prospección, Edad del Bronce, Río Guadarrama, Landsat 7 ETM+, SIG, GPS. KEYWORDS: Survey, Bronze Age, Guadarrama River, Lansat 7 ETM+, GIS, GPS.

Antonio Uriarte, Juan Pereira, Ignacio Montero, M.a Isabel Martínez y Jesús Carrobles

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INTRODUCCIÓN En este artículo se presenta una estrategia de prospección que incluye el uso de SIG6 y GPS, dentro de un proyecto de investigación sobre la Edad del Bronce en el entorno del Bajo Guadarrama (Bargas, Toledo) (figs. 1-3). Dicho proyecto se enmarca en una serie de Convenios de Colaboración entre cuatro instituciones: el Área de Prehistoria de la Facultad de Humanidades de Toledo, el Instituto de Historia del CSIC y el Servicio de Arqueología de la Diputación Provincial de Toledo, y cuenta con el apoyo institucional y logístico del Ayuntamiento de Bargas. El objetivo del proyecto es estudiar las estrategias económicas (captación de recursos, circuitos de intercambio, patrones de asentamiento) de las comunidades que ocuparon la cuenca media del Tajo y, más concretamente, la cuenca baja del río Guadarrama, uno de sus principales afluentes. Los trabajos más recientes sobre la Edad del Bronce en este ámbito (Fernández 2002; Muñoz 1993) indican el desarrollo de un área cultural con personalidad propia y afinidades detectadas en el registro artefactual con otros ámbitos geográficos. Las evidencias arqueológicas documentadas hasta el momento en la cuenca media del Tajo muestran que no se llegó a alcanzar la complejidad social de otras áreas. El reducido tamaño de los asentamientos, los datos económicos y la escasez de elementos de prestigio invitan a proponer un modelo de subsistencia mixto, basado principalmente en la agricultura y la ganadería (Ruiz Taboada 1998), con un cierto predominio de la segunda. Uno de sus posibles rasgos sería la movilidad estacional de los rebaños, en la que debió de jugar un papel protagonista el vado del Tajo situado aguas arriba del peñón toledano y controlado por el poblado del Cerro del Bu. Se especula con la posibilidad de que se llegara a consolidar un sistema adehesado caracterizado por una formación poco cerrada de encinas, alcornoques y algunos arbustos. El clareo permitiría, sobre todo, la explotación ganadera y también la explotación agrícola de cereal con un barbecho de larga duración. Estas formas económicas mixtas y poco intensivas son adecuadas en zonas con suelos delgados como los existentes en la zona. Por otra parte, los elementos foráneos sugieren la circulación de determinados productos excedentarios (Ruiz Taboada y Montero 2000). Este sistema económico centrado fundamentalmente en la subsistencia tiene dos efectos importantes (Rovira y Montero 1994), 1) reduce la tensión social, al no propiciar la competencia 6

Como software SIG se ha utilizado ArcGIS (versión 9.2).

Fig. 1. Localización del área de trabajo.

Fig. 2. Área de trabajo: Bajo Guadarrama, a su paso por el término municipal de Bargas (Toledo).

entre élites; y 2) favorece la perduración de rasgos arcaicos al no depender de sistemas de intercambio complejos. Ello habría dado lugar a un tipo de sociedad muy estable y conservador, sin apenas cambios durante casi un milenio, como parece reflejar la cultura material hasta ahora documentada. Para avanzar en estas cuestiones y contrastar las hipótesis con ellas relacionadas se ha planteado una estrategia de investigación paleoambiental y paleoeconómica basada, por un lado, en diversos tipos de análisis arqueométrico (caracterización de materiales, datación, análisis paleoambientales) y, por otro, en el estudio de los patrones de asentamiento. Dentro de esta segunda línea, se ha realizado una prospección arqueológica de superficie dirigida a la documentación sistemática de los asentamientos prehistóricos del área de estudio. Un tipo característico de asentamiento que ha sido definido en la cuenca del Tajo, así como en otras áreas de la Península Ibéri-

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LA EDAD DEL BRONCE EN EL BAJO GUADARRAMA (BARGAS, TOLEDO)

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Fig. 3. Paisaje del Bajo Guadarrama.

ca, son los poblados ribereños de «hoyos» (Blasco 2004; Díaz del Río 2001). Estos se caracterizan por estructuras negativas excavadas en el suelo (en cuyo relleno a veces hay restos constructivos) y con una distribución no evidente. Es difícil decidir si su frecuente emplazamiento en terreno llano y, sobre todo, en las terrazas bajas fluviales refleja un patrón prehistórico o resulta de las condiciones del descubrimiento (agricultura, red viaria, urbanización, extracción de áridos). La situación descrita está en consonancia con lo que ocurre en la mayor parte del occidente europeo, muy especialmente a lo largo de la Edad del Bronce (Mordant y Richard 1992), lo que dota de especial interés y proyección a la investigación que aquí se presenta. La estrategia de prospección es de tipo selectivo e intensivo. Es selectiva, porque los espacios a prospectar se definen y escogen en función de algún rasgo que los haga particularmente interesantes. Es intensiva, porque cada espacio es inspeccionado en su totalidad. Con ello se tiende a cubrir el área de trabajo de la forma más representativa y productiva

posible, siempre en función del tiempo y los recursos disponibles. La prospección consta de cuatro fases: selección de las unidades, inspección de cada unidad, documentación de los hallazgos y trabajo de laboratorio.

1.

DEFINICIÓN Y SELECCIÓN DE LAS UNIDADES DE PROSPECCIÓN

Una unidad o polígono de prospección es una porción de superficie del paisaje que se destina a ser inspeccionada y que se elige y delimita en función de alguna característica que la hace interesante para los objetivos del trabajo. La selección y definición de cada unidad de prospección atiende a uno o varios de estos criterios: 1) conocimiento previo de la existencia de yacimientos arqueológicos en el paraje a partir de la documentación (inventario arqueológico, bibliografía, etc.); 2) referencia oral o toponímica; 3) vinculación espacial a algún elemento geográfico significativo (cursos de agua, tipos de

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Fig. 4. Definición de unidad de prospección en el SIGPAC (Fuente: http://sigpac.jccm.es/visorsigpac/).

suelo, recursos mineros, etc.); y 4) condiciones favorables para la inspección (visibilidad y conservación del registro arqueológico). La progresiva revisión de unidades resulta en un «parcheado» del paisaje, expresión de las áreas prospectadas. En la definición de las unidades de prospección juegan un importante papel diversas fuentes de información geográfica digital, como los mapas topográficos (1:10.000 y 1:25.000), la ortofotografía aérea (a través del SIGPAC: http://sigpac.mapa.es/fega/visor/, http://sigpac.jccm.es/visorsigpac/) (fig. 4), la cartografía catastral (http://ovc.catastro.minhac.es) y la imagen de satélite Landsat 7 ETM+.

2.

INSPECCIÓN DE LAS UNIDADES7

Cada unidad de prospección se inspecciona de forma intensiva en toda su extensión (fig. 5). Para ello los prospectores caminan en paralelo con una separación de cinco metros (Ruiz Zapatero y Fernández Martínez 1993, 90). 7 El procedimiento sigue en sus líneas básicas el empleado por el Prof. Antonio Gilman en la prospección del entorno del yacimiento de Cancho Roano (Zalamea de la Serena, Badajoz) (ver Walid y Nuño, 2005): Proyecto I+D+I BHA20012308 «Estudio arqueológico y paleoambiental de la comarca de La Serena: una vía para potenciar la economía y el turismo sostenido de Extremadura».

Fig. 5. Esquema de inspección.

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LA EDAD DEL BRONCE EN EL BAJO GUADARRAMA (BARGAS, TOLEDO)

El material arqueológico se ha asignado a conjuntos, dejando la definición de yacimientos para una fase posterior, ya en el laboratorio. Definimos conjunto como una agrupación de piezas arqueológicas asociadas espacialmente. Hay dos tipos: 1. Puntual: Conjunto formado por uno o más ítems, no separados entre sí más de 2,5 m, distancia hasta la que un prospector alcanza a distinguir un elemento arqueológico de pequeño tamaño. 2. Extenso: Los ítems arqueológicos ocupan una determinada superficie con una concentración sensiblemente superior a lo habitual. Dentro de este conjunto pueden definirse, a su vez, otros, tanto puntuales como extensos. Los conjuntos se señalizan para facilitar su identificación y localización en el terreno.

3.

DOCUMENTACIÓN DE HALLAZGOS

La documentación del registro arqueológico de superficie ha buscado rentabilizar tiempo y esfuer-

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zo para disponer de un listado coherente y lo más completo posible de los yacimientos en la zona de estudio. En consecuencia, ha primado los aspectos generales y los detalles significativos sobre la exhaustividad. La documentación se ha ceñido a las siguientes tareas (fig. 6): 1) la delimitación y documentación de conjuntos extensos; y 2) la documentación de aquellos conjuntos puntuales que aportaran información relevante desde el punto de vista cronológico y funcional. Ello conllevó: 1. La descripción general del conjunto en el cuaderno de campo. 2. La georreferenciación del conjunto mediante GPS, con promediado de posiciones y posterior corrección diferencial en el laboratorio. Se ha utilizado el receptor Leica SR20. Los conjuntos puntuales se georreferencian mediante una posición, mientras que los conjuntos extensos, mediante una delimitación. 3. La recogida de ítems diagnósticos, una vez georreferenciados, para su estudio en el laboratorio.

Fig. 6. Inspección y documentación: 1) Inspección de una unidad de prospección. 2) Delimitación de un conjunto extenso. 3) Señalización de un conjunto puntual. 4) Georreferenciación de un conjunto puntual mediante GPS.

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Los identificadores de campo siguen una lógica temporal, según el orden de realización de las entidades. Su estructura es la siguiente: EEEAAMM DDNNN. EEE son las tres letras que expresan el tipo de entidad; AA, MM y DD son, respectivamente, el año, el mes y el día en que se redacta la ficha; NNN el número correlativo de registro dentro del día y para el tipo de entidad. Este sistema de identificación permite gestionar de forma sencilla las entidades en la base de datos (v. infra), tanto a la hora de establecer las relaciones como de realizar búsquedas y consultas.

4.

Fig. 7. Ficha GPS.

En aras de la sistemática, se ha seguido un procedimiento de registro y nomenclatura basado en entidades, semejante al propuesto por el Grupo de Investigación en Arqueología del Paisaje (actual Laboratorio de Arqueoloxía da Paisaxe) de Santiago de Compostela (Martínez 1997). Tres letras mayúsculas abrevian la denominación de las entidades consideradas: 1. Conjuntos (CON): Es una agrupación de piezas arqueológicas asociadas espacialmente. 2. Mediciones GPS (GPS) (fig. 7): Georreferencian conjuntos o, también, cualquier actividad ejecutada por los prospectores que se considere oportuno localizar (por ejemplo, la posición desde la que se ha tomado una fotografía). Cada medición GPS registra una entidad geométrica (punto, línea o área) que representa la ubicación y la forma de la realidad registrada. 3. Fotografías (FOT): Registra en una tabla las tomadas en el trabajo de campo 4. Yacimientos (YAC): Se definen a posteriori en el laboratorio, a partir de la interpretación y síntesis de la información documentada en el trabajo de campo.

TRABAJO DE LABORATORIO

Su objetivo es la elaboración de un registro organizado y completo de la información documentada, siempre con la intervención de herramientas informáticas: 1. Descarga y procesado de los ficheros GPS8. Ello conlleva la corrección diferencial de las mediciones. En nuestro caso, se han utilizado los ficheros de referencia de la estación de Olías del Rey (Toledo) de la red IBEREF (http://www.iberef-gps.com), formada por receptores Leica. La corrección diferencial ha permitido obtener precisiones inferiores a 1 m, suficientes para la escala de trabajo. 2. Descarga de fotografías digitales, identificadas individualmente. 3. Cumplimentación de la base de datos con la información registrada en los cuadernos de campo. 4. Visualización de las entidades documentadas en el SIG y definición y delimitación de yacimientos (Fig. 8): Los conjuntos puntuales y extensos son representados como capas vectoriales (de puntos y polígonos, respectivamente) en el SIG y, allí donde su concentración permite definir yacimientos, los límites de cada uno son digitalizados manualmente (en una capa vectorial de polígonos). 5. Estudio de los conjuntos de materiales arqueológicos recogidos en el trabajo de campo. La base de datos se ha creado y organizado mediante el sistema de gestión de bases de datos (SGBD) Microsoft Access (versión 2003). El diseño conceptual de la base de datos se organiza según un modelo relacional, basado a su vez en el modelo entidad/ relación (De Miguel y Piattini 1997), y se inspira en el registro de entidades de campo antes mencionado. La base de datos incorpora diferentes tipos de enti8 Como software se ha utilizado Leica Geo Office (versión 2.0).

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LA EDAD DEL BRONCE EN EL BAJO GUADARRAMA (BARGAS, TOLEDO)

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Fig. 8. Definición de los límites de un yacimiento a partir de conjuntos de materiales arqueológicos.

dades. Cada tipo de entidad se concreta en una tabla y cada entidad concreta, en un registro dentro de la tabla correspondiente. Las tablas están relacionadas entre sí mediante identificadores, de forma que se puede vincular unas entidades con otras.

RESULTADOS PRELIMINARES Los trabajos de prospección se han desarrollado preferentemente a ambos lados del río Guadarrama, a lo largo de unos 13 km de su curso, desde el puente de la carretera CM-4003, junto a las Casas de Barruelos y la Casa de los Tributillos, hasta el puente de la carretera N-403, junto a las Casas de la Venta del Guadarrama. Hasta el momento9 se han documentado 17 yacimientos, de los cuales 15 presentan materiales asig9 Se han realizado diferentes campañas de prospección, las cuales han sumado un total de 9 días (10 a 12 de abril, 27 y 28 de mayo y 23 de junio de 2006 y 2 a 4 de abril de 2007). El número de prospectores ha sido variable, aunque nunca inferior a 10.

nables a la Prehistoria Reciente (cerámica a mano, industria lítica tallada en sílex y cuarcita, molinos de mano de granito, azuelas de piedra pulimentada). De estos 15 yacimientos, 6 ya estaban registrados en el inventario arqueológico de Castilla-La Mancha y han sido objeto de revisión, mientras que los 9 restantes han sido documentados por primera vez. En el SIG se han calculado las áreas de los yacimientos, previamente delimitadas por nosotros. Los valores obtenidos son bajos, inferiores a 1 ha en la mayoría de los casos, sobre todo en los sitios documentados ex novo, algunos de los cuales presentan superficies inferiores a los 1.000 m2 (uno de ellos, apenas 70 m2). Consideramos que la alta intensidad aplicada en la prospección ha permitido la detección de estas pequeñas concentraciones de materiales en un terreno de topografía indiferenciada. La observación preliminar de la distribución de los asentamientos dibuja un patrón de ocupación disperso a la par que denso, con una ubicación preferente en las cuestas y terrazas de la margen izquierda del río. Tenemos, por tanto, un panorama de partida coherente con el que ofrecen trabajos previos sobre la Prehistoria

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Antonio Uriarte, Juan Pereira, Ignacio Montero, M.a Isabel Martínez y Jesús Carrobles

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Fig. 9. Unidades de prospección y yacimientos documentados.

Reciente de la cuenca media del Tajo. En concreto, estos resultados iniciales sugieren también un carácter doméstico de la economía agraria de las sociedades implicadas que incluye una cierta movilidad de aquellos de sus componentes dedicados al pastoreo. Próximas campañas de prospección contribuirán a completar el inventario de yacimientos prehistóricos, cuyas características internas y distribución serán objeto de ulterior estudio mediante métodos de análisis espacial.

AGRADECIMIENTOS Las indicaciones de Antonio Gilman y Pedro Díaz del Río han sido de gran utilidad en la planificación de la estrategia de prospección. Diversos alumnos han participado en las campañas de prospección; cabe mencionar, por su particular tesón, a Sara Maldonado, Ángela Crespo, Gema Lancha y Esther Fernández. Pedro Díaz del Río y Guillermo Reher han revisado los textos en inglés.

BIBLIOGRAFÍA BLASCO BOSQUED, M. C. (2004): «Los poblados ribereños de ‘hoyos’ en el entorno madrileño. Un modelo de asentamiento de la Edad del Bronce peninsular», en M.ª R. GARCÍA HUERTA y J. MORALES HERVÁS (coords.): La Península Ibérica en el II milenio a. C.: poblados y fortificaciones. Universidad de Castilla-La Mancha. Cuenca, 349-387. DE MIGUEL CASTAÑO, A. y PIATTINI VELTHUIS, M. (1997): Fundamentos y modelos de bases de datos. Ra-Ma. Madrid. DÍAZ DEL RÍO ESPAÑOL, P. (2001): La formación del paisaje agrario: Madrid en el III y II milenios b.C. Comunidad de Madrid. Madrid. FERNÁNDEZ DEL CERRO, J. (2002): Aproximación al conocimiento de la Edad del Bronce en la cuenca media del Tajo. El Cerro del Bu (Toledo). Universidad Autónoma de Madrid. Madrid. MARTÍNEZ LÓPEZ, M. C. (coord.) (1997): Contribución a un sistema de registro de yacimientos arqueológicos en Galicia. Grupo de Investigación

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LA EDAD DEL BRONCE EN EL BAJO GUADARRAMA (BARGAS, TOLEDO)

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EMPLEO DE LOS SIG EN LA GESTIÓN ARQUEOLÓGICA DEL TERRITORIO. LA EXPERIENCIA DE LA CARTA ARQUEOLÓGICA MUNICIPAL DE CÓRDOBA* POR

RAIMUNDO FCO. ORTIZ URBANO y PATRICIO J. SORIANO CASTRO** Convenio Universidad de Córdoba – Gerencia Municipal de Urbanismo de Córdoba

RESUMEN Dentro de las tareas que desarrolla la Oficina de Arqueología de la Gerencia Municipal de Urbanismo de Córdoba se encuentra el Proyecto de Prospección Arqueológica Superficial de las zonas 21, 22 y 25 del PGOU de Córdoba. La finalidad de este trabajo se dirige principalmente al conocimiento para la protección de los yacimientos arqueológicos. De esta puesta al día de los datos se deben extraer unas medidas de protección, junto con programas de conservación, investigación y puesta en valor de los yacimientos. La amplitud superficial, el gran número de yacimientos arqueológicos existentes así como la multiplicidad de factores a tener en cuenta determinaron que la información de partida, así como la que se fuera generando conforme avanzaban las labores en campo, debía ser sistematizada, almacenada y analizada posteriormente en un SIG. ABSTRACT Among the tasks being carried out by the Office of Archaeology of the Gerencia Municipal de Urbanismo (Municipal Urban Planning Management Office) of Cordoba is the Project for Archaeological Prospecting Surface in the areas 21, 22 and 25 of the PGOU (General Planning for Urban Organization) of Cordoba. The aim of this work is focused primarily on the knowledge for the protection of archaeological sites. Some heritage protection rules, along with conservation, research and exhibition programs of the archaeological finds should be obtained from this principal purpose. The amplitude of the surface, the large number of existing sites as well as the multiplicity of factors to be taken into account determined that the initial information, next to that generated as the work in the field was advancing, should be systematized, stored and analyzed later in a GIS. PALABRAS CLAVE: SIG, gestión del territorio, carta arqueológica, Córdoba. KEYWORDS: GIS territorial planning, archaeological inventory, Cordoba. * Este trabajo se inscribe en el Convenio de Colaboración que el Grupo de Investigación HUM-236 del Plan Andaluz de Investigación, integrado por todos los miembros del Seminario de Arqueología de la Universidad de Córdoba, mantiene con la Gerencia Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento de Córdoba para el estudio de Córdoba, ciudad histórica, entendida como yacimiento único (www.arqueocordoba.com) ** Plaza de la Corredera s/n. Córdoba; raimundo_ortiz@ hotmail.com, [email protected]

1.

INTRODUCCIÓN

Dentro de las tareas de la Oficina de Arqueología de la Gerencia Municipal de Urbanismo de Córdoba se encuentra el Proyecto de Prospección Arqueológica Superficial de las zonas 21, 22 y 25 del PGOU de Córdoba. Este Proyecto fue concebido como un desarrollo de la Carta Arqueológica de Riesgo del ámbito del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Córdoba, redactada a partir del Protocolo de Colaboración suscrito a tal efecto por la Consejería de Cultura y la Gerencia Municipal de Urbanismo en octubre de 1996. Una vez incorporado dicho documento a las Normas de Protección del Patrimonio Arqueológico del nuevo PGOU y del Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico (PEPCH), se planteó la conveniencia de completar la información arqueológica ya existente para el Suelo Urbano (zonas 1 a 20 y 23) y contenida en el Catálogo Arqueológico de la Carta de Riesgo, con la que debería aportar la Prospección Arqueológica Superficial de las zonas 21-22 (Suelo Urbanizable Programado y Suelo Urbanizable no Programado previsto en el nuevo PGOU) y 25 (Suelo no Urbano). La finalidad de este trabajo se dirige principalmente al conocimiento para la protección de los yacimientos arqueológicos. La Prospección Arqueológica Superficial, combinada con otros métodos de localización de yacimientos arqueológicos, adquiere una importancia capital no sólo para la elaboración de un Catálogo de Yacimientos, sino también para la determinación de las medidas de protección, investigación y puesta en valor de los yacimientos. Otro de los objetivos de este proyecto se centra en la definición de los paisajes resultantes de la acción humana en el término municipal de Córdoba desde la Prehistoria hasta el siglo XIX.

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Raimundo Fco. Ortiz Urbano y Patricio J. Soriano Castro

Las zonas que se incluyen en la intervención corresponden con espacios calificados como Suelo No Urbano (zona 25) y Suelo Urbanizable (zona 21 y 22), cada uno de ellos con una problemática diferenciada. En el primer caso, los factores que inciden en la destrucción o alteración del patrimonio arqueológico provienen de procesos naturales, y en especial tipo y grado de utilización humana del terreno, junto con el expolio arqueológico. Para el caso del Suelo Urbanizable, los peligros para los yacimientos arqueológicos provienen principalmente de la inminente puesta en carga urbanística de los terrenos. Esta diferencia en los factores de degradación del patrimonio arqueológico ha derivado en una metodología prospectiva particularizada para cada uno de estos dos ámbitos, una más general en el caso del suelo no urbano, y la otra tendente a intensificar la exploración superficial para el suelo próximo a urbanizar. De los dos tipos de suelos investigados, nos centraremos en el calificado como urbanizable (zonas 21 y 22) ya que sus características han requerido de una adaptación particularizada en su metodología de análisis, en la cual los SIG han jugado un papel relevante.

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La amplitud superficial, el gran número de yacimientos arqueológicos existentes así como la multiplicidad de factores a tener en cuenta determinaron que la información de partida, así como la que se fuera generando conforme avanzaban las labores en campo, debía ser sistematizada, almacenada y analizada posteriormente en un SIG. Resulta importante señalar que la herramienta básica de toma de datos en campo ha sido el GPS, que además de localizar los elementos dispersos en el territorio permite crear un determinado volumen de información sobre las características del yacimiento: identificadores, topónimos, pequeñas descripciones, conservación, datos que posteriormente serán utilizados en programas como los Sistemas de Información Geográfica para su almacenamiento o tratamiento.

2.

PROSPECCIÓN DE LAS ZONAS 21 Y 22. CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES

Por lo que respecta a las zonas de estudio debemos comenzar señalando que, al constituir el nuevo Suelo Urbanizable (fig. 1), estas concentran las mayores tensiones urbanísticas que se generan en la

Fig. 1. Clasificación de tipos de suelo según la normativa urbanística. Classification of types of soil according to the urban development regulation.

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EMPLEO DE LOS SIG EN LA GESTIÓN ARQUEOLÓGICA DEL TERRITORIO

ciudad durante los tres cuatrienios de desarrollo del PGOU. Por tal razón, las Normas de Protección del Patrimonio Arqueológico (Arts. 8.2.19 y 8.2.20) prevén para estas zonas un procedimiento especial de actuación, distinto al previsto para el Suelo Urbano Consolidado restante, en el momento en que se produzca la puesta en carga de estos terrenos. Las especiales características de estas nuevas bolsas de crecimiento de la ciudad y, especialmente, los procedimientos de ordenación y gestión previstos en la normativa urbanística vigente, permiten unos métodos de actuación en lo referente a la protección, investigación y conservación del Patrimonio Arqueológico sustancialmente diferentes a los que se han previsto para las zonas de suelo urbano consolidado. El principio global que, de acuerdo con la citada normativa, deberá regir la actuación en estas zonas es el de prevenir y evitar las afecciones sobre los elementos más singulares del Patrimonio Arqueológico, procurando concentrar en ellos los usos más compatibles con su protección y, en su caso, con su conservación y/o puesta en valor. De este modo, y junto con la documentación exigible para la tramitación de todo Plan Parcial, es necesaria la presentación de un Estudio HistóricoArqueológico exhaustivo en el que se tengan en cuenta las características históricas del ámbito completo del Plan Parcial, su contextualización arqueológica y una evaluación del Patrimonio Arqueológico previsible y de las afecciones que sobre el mismo se derivarían de la ejecución de la urbanización y edificación. De acuerdo con este Estudio Arqueológico, los servicios técnicos municipales deberán emitir un Informe en el que se contendrán las medidas de análisis preventivo del Patrimonio Arqueológico (prospección arqueológica superficial, fotografía aérea, sondeos geofísicos, sondeos arqueológicos…) cuyos resultados deberán incorporarse a la redacción del Proyecto de Urbanización, de modo que tanto éste como el subsiguiente Proyecto de Reparcelación tengan en cuenta las características de los depósitos arqueológicos y se adecuen en su ordenación a la protección de los elementos de mayor singularidad. Estas zonas se encuentran normalmente a una distancia relativa al núcleo principal. Esta «lejanía», atendiendo a las dinámicas urbanísticas (expansióncontracción) de los diferentes momentos de la ciudad histórica, puede condicionar la existencia y mayor/menor densidad de estructuras arqueológicas. Por otro lado, esta característica condiciona la presencia de otro tipo de estructuras arqueológicas de interés relacionadas con el medio rural como pueden ser

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caminos históricos, infraestructuras (acueductos) o construcciones con funcionalidades agrícolas y/o residenciales (villas o almunias), etc. Nos encontramos así con unos espacios de especial interés arqueológico que nos permitirán completar el conocimiento histórico tanto desde puntos de vista sincrónicos como diacrónicos. Atendiendo a la conservación, los ámbitos de las zonas 21 y 22 se caracterizan por la existencia de diferentes factores que inciden en la destrucción o alteración del patrimonio arqueológico. Las causas de destrucción se derivan tanto de procesos notables de alteración del registro arqueológico por procesos naturales, y en especial tipo y grado de utilización humana del terreno como del expolio arqueológico. Por otro lado, el escaso impacto de actividades de origen humano en determinadas zonas, como en terrenos serranos, favorece la conservación de estos bienes pero dificultan, de igual manera, la accesibilidad al registro arqueológico, relacionado con la existencia de vegetación, inexistencia de accesos, etc. La amplitud superficial, el gran número de yacimientos arqueológicos existentes y la multiplicidad de factores a tener en cuenta han determinado que la información de partida, así como la que se fuera generando conforme avanzaban las labores en campo, debía ser sistematizada, almacenada y analizada posteriormente en un SIG. De igual manera, esta diferencia en los factores de degradación del patrimonio ha derivado en una metodología prospectiva particularizada tendente a intensificar la exploración superficial para el suelo próximo a urbanizar.

3.

SOLUCIÓN METODOLÓGICA

Como solución a las especiales características físicas comentadas de estas zonas de estudio, la organización de la prospección superficial se ha basado en lo que hemos denominado «Unidades de Prospección» (fig. 2). Estas unidades han coincidido en la mayoría de los casos con los límites del parcelario de rústica. Para la creación de estas unidades de estudio se ha procedido a la adquisición de las capas de parcelario rústico de Catastro en formato shape. Una vez seleccionadas las parcelas afectadas, se efectuó su clasificación por atributos según su uso. Esta organización ha dado como resultado cuatro categorías: Red Viaria, Cauces Hidrográficos, Infraestructuras de transporte (ferrocarril) y polígonos catastrales (fig. 3). Las tres primeras categorías han sido desestimadas ya que en el caso de que existieran vestigios arqueológicos, estos han sido con una

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Raimundo Fco. Ortiz Urbano y Patricio J. Soriano Castro

Anejos de AEspA LIX

Fig. 2. Área de Prospección Arqueológica. Archaeological Field Survey Area.

Fig. 3. Codificación de los parcelas catastrales y definición de las Unidades de Prospección. Codification of the cadastral parcels and definition of the Archaeological Field Survey Units.

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EMPLEO DE LOS SIG EN LA GESTIÓN ARQUEOLÓGICA DEL TERRITORIO

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Fig. 4. Análisis de los resultados de la prospección. Analysis of the results of the Archaeological Field Survey.

alta probabilidad destruidos, tanto por factores naturales (cauces hidrográficos) como antrópicos (obras de infraestructuras), y las condiciones de accesibilidad impedían su inspección. El grupo de parcelas restantes, las conformadas dentro de las manzanas rústicas propiamente dichas, son las que se han considerado en la elaboración de las «Unidades de Prospección». Las posibilidades de análisis de los Sistemas de Información Geográfica, por ejemplo la superposición de diferentes capas de información tanto temática como temporal (ortoimágenes históricas o actuales, capa de PGOU, medio físico, usos del suelo actuales, yacimientos conocidos por bibliografía, etc.) han facilitado en una segunda fase el diseño de planimetrías de campo, la planificación de las rutas de acceso al territorio y el propio planteamiento de la prospección. La envergadura superficial de la zona de investigación hace necesaria una programación a medio/ largo plazo para alcanzar los propósitos iniciales, y un planteamiento de fases lo más ajustado posible a los objetivos generales y específicos a cubrir, de modo

que el uso de un SIG favorece de forma evidente las labores de organización de los trabajos. Así, tras un periodo de vaciado bibliográfico y localización cartográfica de elementos arqueológicos conocidos, todo lo cual se integró dentro del SIG, se procedió a la comprobación sobre el terreno de la información obtenida. Es en las fases de campo donde el GPS se muestra como una herramienta de gran utilidad en la definición y localización de yacimientos. En este proceso el manejo de GPS ha sido enfocado en dos directrices. En primer lugar se ha utilizado el modo de trabajo de navegación en tiempo real. La localización geográfica de los yacimientos se ha basado en las citas y referencias bibliográficas recopiladas. En la mayoría de las ocasiones el yacimiento ha estado definido por una única coordenada, en otras según la antigüedad de los textos se ha requerido una transformación de coordenadas geográficas a UTM y por último existe un conjunto de yacimientos que han tenido que ser localizados de forma aproximada según referencias toponímicas o geográficas. Una vez identificado el yacimiento, o en el caso de localizar uno nuevo, el segundo

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Raimundo Fco. Ortiz Urbano y Patricio J. Soriano Castro

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Fig. 5. Yacimientos arqueológicos. Archaeological sites.

de los usos del GPS se ha centrado en la delimitación de la superficie ocupada mediante un polígono de puntos coordenados y la creación de un área para mediciones de superficies. A la par, se ha realizado una diagnosis del estado de conservación y se ha obtenido una muestra de materiales muebles de superficie que permita depurar las cronologías. Esta información se completa con una «Ficha de Yacimiento» creada para su manejo en Pocket PC. Una vez realizado el trabajo de recopilación de datos en campo, la información puramente arqueológica se completa con el tratamiento en laboratorio de la capa «Unidades de Prospección» (shp). En uno de sus atributos se indica si ha sido estudiada o no y, en este segundo caso, la causa (Arboleda, Construcciones, Cubierta Vegetal, Cultivos/Huertas, etc.). Estas referencias sirven para evaluar los resultados del trabajo en relación con el tiempo empleado (superficie prospectada/tiempo) y realizar una primera diagnosis de los restos arqueológicos hallados, generando una nueva clasificación respecto a los objetivos planteados. Podemos obtener así inicialmente un plano donde queden reflejadas las Unidades Pros-

pectadas, las No Prospectadas pendientes de Revisión (cultivos) y las No Prospectadas sin accesibilidad al registro (parcelaciones, construcciones). Esta exposición de resultados se completa con las posibilidades de cálculo de extensiones, adjuntando el porcentaje total de la cobertura del trabajo, niveles de conservación, etc. (fig. 4). Por último, este modo de organizar el trabajo y almacenar los datos tomados en campo permite la explotación de los Sistemas de Información Geográfica para la creación de planos finales destinados a memorias, informes o investigaciones históricas posteriores desde un punto de vista territorial (Fig. 5), en definitiva, rapidez a la hora de obtener información para la toma de decisiones y versatilidad al poder incluir la información en proyectos de índole puramente urbanística.

4.

CONCLUSIÓN

La puesta en práctica de esta metodología de trabajo arqueológico con fuerte apoyo de herramientas

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EMPLEO DE LOS SIG EN LA GESTIÓN ARQUEOLÓGICA DEL TERRITORIO

de análisis espacial se plasma en la siguiente relación de ventajas: 1. Gestión integral de los datos. El uso de Sistemas de Información Geográfica permite un tratamiento integral de la información. 2. Soporte a las labores de planificación de los trabajos. 3. Realización de análisis de calidad de datos y cumplimiento de objetivos durante todas las fases del proyecto.

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4. Acceso rápido a los datos y a sus actualizaciones. 5. Producción de información temática con una finalidad arqueológica (investigación, gestión, difusión) y urbanística (establecimiento de protecciones). 6. Manejo de formatos cartográficos normalizados que permitan su incorporación en otros trabajos de índole espacial (gestión urbanística). ,

REVISIÓN DEL INVENTARIO ARQUEOLÓGICO DE LA PROVINCIA DE SALAMANCA 2004-2005: APLICACIONES SIG Y GPS POR

ANTONIO URIARTE GONZÁLEZ*, MARKEL GORBEA PÉREZ**, LAURA CARDENAL CARDENAL, MIGUEL LAGE*** y DAVID OLIVER FERNÁNDEZ1 * Instituto de Historia. Centro de Ciencias Humanas y Sociales. CSIC c/ Albasanz 26-28, 28037 Madrid (España) ** Conatus Arqueología, S.L. c/ Zaragoza 22, 28804 Alcalá de Henares, Madrid (España) *** Fundación Las Médulas IV Avenida 2, Poblado de Compostilla, 24400 Ponferrada, León (España)

RESUMEN

SUMMARY

De octubre de 2004 a noviembre de 2005 se realizó la revisión del Inventario Arqueológico de la Provincia de Salamanca (IAPS), encargada por la Junta de Castilla y León y ejecutada por la empresa GrupoEntorno. En dicho trabajo se utilizaron herramientas SIG y GPS en dos ámbitos: 1) planificación y ejecución de la prospección arqueológica y 2) aplicación de criterios de normalización y de procedimientos de actualización automática de la información. La prospección se estructuró en tres fases: preparación, trabajo de campo e integración de datos. En la fase de preparación se diseñó un cronograma para toda la campaña y se prepararon documentos para facilitar el trabajo de campo (mapas de ubicación de los yacimientos, listados de puntos de ruta para navegación GPS). En el trabajo de campo, se realizó la localización y reconocimiento de los yacimientos utilizando los mapas citados y la navegación GPS. El GPS se utilizó también para tomar las coordenadas de los yacimientos y en la delimitación de éstos. Tras el trabajo de campo, la información espacial fue integrada en el SIG. En cuanto a la normalización y actualización de la información, se empleó el SIG en cuatro tipos de tarea: 1) definición geométrica de las entidades arqueológicas, tanto en su localización como en su morfología; 2) asignación automática de atributos temáticos mediante procedimientos de superposición; 3) descripción del yacimiento y su entorno a través del análisis visual de la cartografía digital; y 4) generación de documentos cartográficos. La definición geométrica consistió en el establecimiento, en formato vectorial, de las coordenadas, límites y dimensiones de cada yacimiento a partir de diversas fuentes de información: descripción del emplazamiento, mediciones GPS y cartografía digital (mapa topográfico y ortofoto). Superponiendo la capa de yacimientos a otras, se asignaron de forma automática atributos como la altitud, el término municipal y la hoja del mapa topográfico. Asimismo, el análisis visual de la ubicación de los yacimientos sobre otras capas de información permitió enriquecer la descripción de aspectos como el acceso, el emplazamiento, los usos del suelo y la geomorfología y litología. Por último, se generaron mapas de ubicación de cada yacimiento sobre el mapa topográfico y sobre la ortofoto.

From October 2004 to November 2005 we carried out the revision of the Archaeological Inventory of the Province of Salamanca (Castilla y León, Spain) (Inventario Arqueológico de la Provincia de Salamanca, IAPS), commissioned by the regional government (Junta de Castilla y León) and performed by GrupoEntorno Company. For this task we used GIS and GPS tools in two ways: 1) planning and performing the archaeological survey and 2) application of standardization criteria and automatic updating procedures. The survey was structured in three stages: preparation, fieldwork and data integration. In the preparation stage we designed a chronogram for the whole campaign and produced documents to assist fieldwork (site location maps, waypoints for GPS navigation). Sites were located and recognised using these maps and GPS navigation. GPS was also used for locating and delimiting these. Once the fieldwork was done, spatial information was incorporated into the GIS. Concerning data standardization and update, we used GIS for four different types of task: 1) geometric definition of archaeological entities, both in their location and in their morphology; 2) automatic assignment of thematic attributes by means of overlay functions; 3) site description through visual analysis of digital cartography; and 4) generation of cartographic documents. Geometric definition consisted of establishing, in vector format, the coordinates, limits and size of each site through several data sources: place description, GPS measurements and digital cartography (topographic map and orthophotography). Overlaying site layers on to others, we could automatically assign certain attributes such as elevation, municipality and topographic map sheet. Also, visual analysis of site location over other layers allowed for a more enriching description of certain aspects such as accessibility, location, land use, geomorphology and lithology. Finally, we produced location maps for each site using topographic maps and orthophotography as background.

1

[email protected]; [email protected]; miguel [email protected]; [email protected]

PALABRAS CLAVE: Prospección, IAPS, Junta de Castilla y León, SIG, GPS, cartografía digital. KEYWORDS: Survey, IAPS (Archaeological Inventory of the Province of Salamanca), Regional Government of Castilla y León, GIS, GPS, digital cartography).

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Antonio Uriarte, Markel Gorbea, Laura Cardenal, Miguel Lage y David Oliver

Anejos de AEspA LIX

Fig. 1. Provincia de Salamanca.

1.

INTRODUCCIÓN

De octubre de 2004 a noviembre de 2005 se llevó a cabo la revisión del Inventario Arqueológico de la Provincia de Salamanca (IAPS), encargada por la Junta de Castilla y León y ejecutada por la empresa GrupoEntorno2. El IAPS forma parte del Inventario Arqueológico de Castilla y León (IACyL) y constaba, al inicio de la revisión, de 2.029 fichas, entre yacimientos y hallazgos aislados3, repartidos en 363 municipios (fig. 1). En este trabajo se presenta la aplicación de herramientas SIG y GPS en el desarrollo de dicha revisión. Dos fueron los ámbitos de utilización: 1. La planificación y ejecución de la prospección arqueológica de superficie dirigida a recoger información con la que contrastar y actualizar la información del inventario. 2. La aplicación de criterios de normalización y de procedimientos de actualización automática para 2

http://www.grupoentorno.es/ A lo largo del texto utilizaremos de forma genérica el término yacimientos para referirnos tanto a los propios yacimientos como a los hallazgos aislados.

dotar de homogeneidad y coherencia a la organización de los datos. Debemos hacer hincapié que el presente artículo no tiene como objeto hacer una exposición completa y sistemática del conjunto de tareas que conllevó la revisión del IAPS, sino mostrar la utilidad del uso de las tecnologías de la información geográfica (TIG) en la documentación y gestión de inventarios arqueológicos, concretamente de aquellos aspectos que tienen dimensión espacial. Como software SIG se utilizó ArcView (versión 3.2), complementado con scripts disponibles gratuitamente en Internet4. El sistema de coordenadas utilizado fue el UTM 30 Norte, con Datum Europeo 1950. Las capas de información geográfica utilizadas fueron las siguientes: 1. Mapa Topográfico (escala 1:10.000), en formato vectorial SHP, descargado del Sistema de Información Territorial de Castilla y León (SITCyL)5. De él se extrajeron, además, nuevas capas, como la de términos municipales o la de marcos de las hojas del mapa.

3

4 5

http://arcscripts.esri.com/ http://www.sitcyl.jcyl.es/

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REVISIÓN DEL INVENTARIO ARQUEOLÓGICO DE SALAMANCA 2004-2005

Fig. 2. Cronograma, organizado por municipios.

Fig. 3. Usos del suelo en la provincia de Salamanca.

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Antonio Uriarte, Markel Gorbea, Laura Cardenal, Miguel Lage y David Oliver

2. Ortofotografías aéreas en color real (escala 1:10.000), en formato ráster ECW, con resolución espacial de 0,7 m. Este formato requirió el uso del plugin ArcView® 3.x ECW & JPEG 20006. 3. Mapa de Síntesis Geológica (escala 1:100.000), en formato vectorial SHP. 4. Mapa de Usos del Suelo (escala 1:50.000), en formato vectorial SHP. 5. Modelo digital de elevaciones SRTM: Es un MDE elaborado a partir de la Shuttle Radar Topography Mission de la NASA mediante la técnica de interferometría radar. Cubre aproximadamente un 80% de la superficie terrestre y tiene una resolución espacial en torno a los 90 m. En cuanto al GPS, se usaron receptores Garmin GPS 72 y, para la descarga y gestión de las mediciones, el programa MapSource (versión 5.4).

2.

PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA

El objeto de la prospección era visitar aquellos yacimientos cuya información precisara ser contrastada, ampliada o actualizada a partir de observaciones de campo. El protocolo de trabajo se estructuró en tres tiempos: preparación, realización y descarga de datos.

2.1.

PREPARACIÓN

En esta fase se planificaron las visitas a los yacimientos y se reunió la información necesaria para su búsqueda y reconocimiento. Consistió en las siguientes tareas: 1. Elaboración del cronograma de prospección (fig. 2): Dado el considerable número de yacimientos, consideramos oportuno diseñar un calendario de visitas ordenado y realista, basado en una serie de criterios geográficos. Los municipios fueron agruparon por semanas (desde diciembre de 2004 hasta agosto de 2005), reunidas a su vez en cuatro sectores o cuadrantes: noreste, noroeste, suroeste y sureste. A partir del análisis visual de las capas de geología, usos del suelo y MDE, se definieron los sectores siguiendo tres criterios básicos: el tipo de paisaje, la estación del año y la distancia a la ciudad de Salamanca, sede del equipo de prospección. La provincia de Salamanca se reparte en tres unidades morfoestructurales: las planicies sedimentarias cenozoicas y cuaternarias, en el noreste; las penillanuras, en el 6

http://www.ermapper.com/

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oeste y centro; y las sierras, en el sur (VV.AA., 1988). Las planicies sedimentarias son mayoritarias en el sector 1; las penillanuras, en el sector 2 y en la parte norte de los sectores 3 y 4; y las sierras en la parte sur de estos últimos. La agricultura es predominante en las planicies sedimentarias, tanto la de secano (cereal) como la de regadío (maíz, remolacha); en las penillanuras lo es el paisaje de dehesa; y en las sierras los bosques y pastizales (VV.AA., 1990) (fig. 3). Se empezó por el sector noreste, por dos razones. La primera es su mayor proximidad a la ciudad de Salamanca, lo que lo hacía propicio para aprovechar las escasas horas de luz invernales. La segunda razón es que en estas fechas los campos de secano están sin cultivos y la visibilidad arqueológica es buena. Según fuera avanzando el año y hubiera más horas de luz, la prospección podría llevarse a zonas más alejadas y donde el ciclo agrícola no fuera un factor tan condicionante. Las áreas de sierra, en los sectores meridionales, fueron dejadas para el verano, cuando la meteorología es menos rigurosa. Hay que señalar que, debido a las múltiples contingencias que se fueron presentando, el cronograma no se cumplió a rajatabla en la práctica, lo cual no le restó valor como documento pensado para la planificación y control de las visitas. 2. Preparación de información de campo: En lo que al uso de SIG y GPS se refiere, ésta consistió en mapas de campo y listados de puntos de ruta para navegación GPS. La cartografía de campo representa la localización de los yacimientos (a partir de las coordenadas del inventario) sobre el mapa topográfico (Fig. 4). Se utilizó para definir la ruta de acceso a cada yacimiento y establecer el orden de visitas dentro de cada jornada. La navegación GPS se pensó para facilitar la localización de los yacimientos. Como puntos de ruta (waypoints) se usaron las coordenadas del inventario. Éstos fueron exportados de la base de datos al software GPS y, a continuación, cargados en el receptor GPS.

2.2.

REALIZACIÓN

DEL TRABAJO DE CAMPO

El protocolo de campo se estructuró en tres fases: búsqueda y reconocimiento, inspección y documentación: 1. Búsqueda y reconocimiento: Consiste en una aproximación progresiva, a modo de zoom, estructurada en tres momentos o escalas: zona, paraje y sitio o enclave. En la escala zona se accede por carretera a la localidad más próxima al yacimiento. En la escala paraje, se busca, desde la localidad de parti-

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Fig. 4. Mapa de campo, con la ubicación de los yacimientos.

da, el entorno donde esperamos que se encuentre el emplazamiento del yacimiento. Ello se consigue combinando tres recursos: descripción del emplazamiento en la ficha del inventario, cartografía de campo y navegación GPS. En la escala sitio o enclave se accede al lugar concreto donde se ubica el yacimiento y se comprueba si existe registro arqueológico cuyas características sean coincidentes o, al menos, coherentes con la información de la ficha del inventario. 2. Inspección: Se prospecta el enclave para identificar los elementos y los límites del yacimiento, contrastando las observaciones de campo con el contenido de la ficha. 3. Documentación: Se revisan los diferentes campos de la ficha a partir de las observaciones de campo. Un aspecto a revisar es la posición y extensión del yacimiento. En caso de que haya que cambiar o precisar dicha información, procede utilizar el GPS. Este se utiliza tanto para tomar posiciones puntuales como para delimitar distribuciones de ítems arqueológicos o delinear estructuras (calzadas, murallas, puentes, etc.). Cabe señalar que el GPS no se utilizó únicamente para georreferenciar los yacimientos en su conjunto, sino también elementos concre-

tos integrados dentro de ellos, como estructuras relevantes o concentraciones de materiales particularmente densas. Un aspecto a tener en cuenta fue la precisión de las mediciones GPS. Los receptores utilizados pertenecen a la «familia» de los denominados navegadores convencionales (según Ortiz), con precisiones bajas. Los receptores Garmin utilizan como medida de la precisión la EPE (Estimated Position Error), que expresa el error típico de la posición en el plano. Según el modelo de probabilidad normal, la posición real se situaría, con un 95% de probabilidad, dentro de un círculo con centro en la posición medida y de radio con valor EPE × 27. Los valores EPE de nuestras mediciones variaron, dependiendo de las circunstancias, entre 3 y 20 m, lo que significa radios de entre 6 y 40 m. Partiendo de la base de que el ojo humano no es capaz de distinguir grosso modo objetos menores de 0,2 mm, errores superiores a 1, 2 y 5 m son perceptibles a escala 1:5.000, 1:10.000 y 1:25.000, respectivamente. Ello implica que nuestras mediciones GPS no fueran del todo precisas y que, por tanto, tuvieran que ser com7 http://www.elgps.com/documentos/consejos/Significado EPE.html (acceso: 30-03-2008)

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Antonio Uriarte, Markel Gorbea, Laura Cardenal, Miguel Lage y David Oliver

plementadas con otras fuentes de información a la hora de establecer las coordenadas definitivas del yacimiento (v. infra). No obstante, dados los objetivos del trabajo, hay que recalcar que las limitaciones en la precisión fueron irrelevantes en la mayoría de los casos, sobre todo para elementos con cierta extensión, como las dispersiones de materiales arqueológicos. En cualquier caso, el GPS fue una herramienta enormemente útil a la hora de mejorar las coordenadas de la mayoría de los yacimientos

2.3.

DESCARGA

DE DATOS

De vuelta del trabajo de campo, se descarga la información registrada, la cual comporta tanto la cumplimentación de la base de datos con la nueva información documentada en el campo como la descarga de ficheros digitales (GPS y fotografías).

3.

NORMALIZACIÓN Y ACTUALIZACIÓN DE LA INFORMACIÓN ESPACIAL

La revisión del IAPS no supuso únicamente el contraste y la actualización de sus contenidos, sino también un paso adelante en la aplicación de criterios de normalización y coherencia a dichos datos. En lo que a la información con dimensión espacial respecta, las herramientas SIG jugaron un papel fundamental. Nuestro trabajo es un modesto ejemplo de hasta dónde se puede llegar en la aplicación de la tecnología SIG en la gestión del patrimonio arqueológico, como muestra el incipiente desarrollo de las Infraestructuras de Datos Espaciales (IDE) en el campo de la arqueología, con ejemplos como ARANO SDI, Arkegeomática o la IDE Casa Montero. Se ejecutaron cuatro tipos de aplicación SIG: 1) definición geométrica de las entidades arqueológicas, tanto en su localización como en su forma y tamaño; 2) asignación de atributos temáticos mediante procedimientos de superposición; 3) descripción a través del análisis visual de la cartografía digital; y 4) generación de documentos cartográficos.

3.1.

DEFINICIÓN

GEOMÉTRICA DE LAS ENTIDADES

ARQUEOLÓGICAS

En el SIG los yacimientos son representados como entidades espaciales. En ciertos casos, esto se llevó a cabo también con algunos de sus elementos constitu-

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yentes (dispersiones de material, estructuras). Como en la mayoría de los ejemplos de aplicación arqueológica, se recurrió al modelo de datos vectorial. Cada yacimiento fue definido geométricamente, bien como una entidad puntual bien como una entidad extensa. A nivel puntual, el yacimiento se modeliza como un punto, definido por un único par de coordenadas X e Y. A nivel extenso, el yacimiento se modeliza como una entidad bidimensional (polígono o línea), definida por una serie de vértices. La mayoría de los elementos arqueológicos registrados a nivel extenso eran dispersiones de materiales, las cuales se representaron mediante polígonos. Algunas otras fueron representadas como líneas (calzadas, lienzos de muralla, puentes, etc.). Si un yacimiento ha sido definido geométricamente a nivel extenso, puede también ser representado a nivel puntual, a partir de su centroide; para ello se utilizó el script Center of Mass 1.0a.8 Cada yacimiento fue definido geométricamente de una determinada manera dependiendo de su propia idiosincrasia, de la escala de representación y de la información disponible: 1. Los hallazgos aislados (verracos, estelas, etc.) fueron representados como entidades puntuales, ya que su carácter de objetos arqueológicos aislados convierte en irrelevante su dimensión espacial para la escala manejada en el trabajo (entre 1:5.000 y 1:25.000). 2. Los mismo hicimos con los yacimientos de pequeño tamaño (fuentes, tumbas rupestres, etc.), los cuales definimos como yacimientos puntuales. 3. Aquellos yacimientos cuya forma y extensión eran perceptibles a la escala manejada fueron definidos como yacimientos extensos y representados como polígonos. Es el caso de las dispersiones de ítems arqueológicos o de los edificios. En el caso de que no dispusiéramos de información relativa a los límites del yacimiento, nos limitamos a definir éste a nivel puntual, con un único par de coordenadas. 4. Una variante de los yacimientos extensos son los yacimientos lineales (calzadas, murallas, puentes de cierta longitud, etc.), representados como entidades lineales. En la definición geométrica de cada yacimiento se cruzaron diferentes fuentes de información: 1. La información previa existente en el inventario, tanto espacial (coordenadas y delimitación sobre la cartografía adjunta a la ficha) como textual (descripción del emplazamiento).

8

http://www.jennessent.com/arcview/centermass.htm

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Fig. 5. Definición del trazado de una calzada romana a partir de datos GPS y ortofoto. Izquierda: visualización de las mediciones GPS sobre la ortofoto. Derecha: digitalización precisa del trazado de la calzada sobre la ortofoto.

Fig. 6. Definición del perímetro de una construcción antigua a partir de datos GPS y mapa topográfico. Izquierda: visualización de la posición GPS sobre el mapa. Derecha: digitalización precisa del perímetro del edificio sobre el mapa.

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Antonio Uriarte, Markel Gorbea, Laura Cardenal, Miguel Lage y David Oliver

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Fig. 7. Coordenadas del yacimiento en la base de datos.

2. La documentación de la prospección, dentro de la que cabe destacar las mediciones GPS. 3. La cartografía digital (mapa topográfico y ortofoto). La comparación de estos tres tipos de datos permitió confirmar, precisar o sustituir tanto las coordenadas puntuales como las delimitaciones. Por ejemplo, en el caso de yacimientos representados en el mapa topográfico (edificios, puentes, etc.) o visibles en la ortofoto, la visualización conjunta de dichas capas con la medición GPS propició la digitalización precisa de los límites. La digitalización de las características geométricas de los yacimientos nos permitió calcular de forma automática ciertos atributos espaciales, como la superficie en el caso de los yacimientos extensos o la longitud en el de los yacimientos lineales. Gracias a ello dotamos de coherencia a la representación espacial y a la información numérica intrínseca a esta. Respecto al sistema de coordenadas utilizado, en la versión original del IACyL, éste es de tipo geográfico, con longitud y latitud en unidades angulares (grados, minutos y segundos sexagesimales). Además, no existe mención explícita del datum. En la revisión del IASP incluimos coordenadas tanto

geográficas como proyectadas y homogeneizamos y explicitamos tanto el datum como el sistema de proyección. El datum utilizado fue el Datum Europeo 1950. Asimismo, se utilizó la proyección UTM para los husos 29 y 30 norte, dado que el meridiano 6º oeste, que separa ambos, atraviesa la provincia de Salamanca.

3.2.

ASIGNACIÓN

DE ATRIBUTOS TEMÁTICOS MEDIANTE

SUPERPOSICIÓN

Algunos campos del inventario fueron actualizados de forma automática mediante superposición de capas, cruzando los yacimientos con otras con información geográfica relevante: 1. Altitud: En función de las coordenadas de cada yacimiento, se asignó la altitud a partir del MDE SRTM. 2. Contextualización administrativa: Mediante el procedimiento de inclusión de punto en polígono, se asignó a cada yacimiento el municipio donde se localizaban sus coordenadas, utilizando como cartografía base una capa vectorial de municipios elaborada a partir del mapa topográfico (escala 1:10.000) del SITCyL (Fig. 8). En el caso de los yacimientos ex-

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Fig. 8. Asignación de término municipal a yacimiento mediante superposición.

tensos y lineales, que pueden situarse en más de un término municipal, se realizó la asignación mediante el procedimiento de intersección de polígonos. 3. Contextualización cartográfica: Del mismo modo, se extrajeron del mapa topográfico los límites de las hojas que lo conforman y se elaboró una capa vectorial. A partir de ella, se asignó a cada yacimiento la hoja del mapa topográfico a escala 1:10.000. Asimismo, de forma automática quedó asignada la hoja correspondiente del Mapa Topográfico Nacional, tanto a escala 1:25.000 como 1:50.000.

3.3.

DESCRIPCIÓN

CON APOYO CARTOGRÁFICO

El análisis visual de la cartografía fue un importante complemento a las observaciones de campo en la descripción de determinados aspectos: acceso, emplazamiento, usos del suelo del entorno y geomorfología y litología. Para todos ellos se utilizaron el mapa topográfico y la ortofoto, además del mapa de usos del suelo para el entorno y el mapa de síntesis geológica para la geomorfología y litología.

3.4.

GENERACIÓN

DE DOCUMENTOS CARTOGRÁFICOS

Para cada yacimiento se elaboraron dos mapas de ubicación: uno sobre el mapa topográfico y otro sobre la ortofoto (Figs. 9-10). Los mapas fueron exportados a formato de dibujo vectorial EMF (Enhanced Metafile).

AGRADECIMIENTOS Queremos aprovechar este artículo para recordar a todos aquellos que, con su trabajo o su ayuda desinteresada, contribuyeron a la revisión del inventario. En el proyecto, además de los autores, participaron Juan Ignacio García Hernández, Ana García Martín, Riccardo Frigoli, M.ª Teresa Dortez Cáceres, María Blanco Fernández y Sabah Walid Sbeinati. Javier Gómez Rodríguez, intervino en el desarrollo e implementación de la base de datos. Nicolás Benet Jordana, desde la Unidad Técnica del Servicio Territorial de Cultura de Salamanca, asumió la coordinación y dirección facultativa. Isabel y Conchi, de dicha unidad, nos proporcionaron los informes de las interven-

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Antonio Uriarte, Markel Gorbea, Laura Cardenal, Miguel Lage y David Oliver

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Fig. 9. Documento cartográfico en que se muestra la localización y delimitación de un yacimiento sobre el mapa topográfico.

Fig. 10. Documento cartográfico en que se muestra la localización y delimitación de un yacimiento sobre la ortofoto.

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ciones arqueológicas. María Ruiz del Árbol Moro y el resto del grupo de investigación Estructura Social y Territorio – Arqueología del Paisaje del Instituto de Historia del CSIC facilitaron información sobre los yacimientos tratados en el Proyecto ZAC (Zona Arqueológica de Las Cavenes). Óscar López Jiménez, director del Proyecto Berrueco, nos orientó en la revisión de los yacimientos de la Zona Arqueológica del Berrueco. Los arqueólogos de la empresa ESTRATO nos facilitaron la visita a los castros de Las Merchanas y El Castillo durante los trabajos de restauración que estaban llevando a cabo en ambos yacimientos. Santiago Ormeño Villajos y César Escribano, de la E.T.S.I. de Topografía, Geodesia y Cartografía, nos orientaron en cuestiones de georreferenciación. Antonio Blanco González, Ana Cabrera Díez, Carlos Cancelo Mielgo, Carlos Cortés Montes, María de Lara Sánchez-Escribano, Elías López-Romero, Daniel Rubio Gil, Ignacio de la Torre Sainz y Jimena Martínez Quintana contribuyeron con su consejo o colaboración desinteresada en diferentes aspectos del trabajo.

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Diversas personas del campo salmantino prestaron amablemente su ayuda en la localización de los yacimientos durante el trabajo de campo. Guillermo Reher revisó los textos en inglés de este artículo.

BIBLIOGRAFÍA FRAGUAS BRAVO, A. (2007): Del panel a la hegemonía. Nuevas teorías y tecnologías para el arte rupestre del noreste de África. Universidad Complutense de Madrid. Madrid. ORTIZ, G.: «El funcionamiento del GPS: un repaso a los principales componentes, tipos de receptores y métodos». En http://www.gabrielortiz.com/ (acceso: 30-03-2008) VV.AA. (1988): Análisis del medio físico de Salamanca. Delimitación de unidades y análisis territorial. Junta de Castilla y León. Valladolid. VV.AA. (1990): Geografía de Castilla y León 8: Las comarcas tradicionales. Ámbito. Valladolid.

APLICACIÓN DE LAS HERRAMIENTAS SIG EN EL ESTUDIO DE LA PRODUCCIÓN CERÁMICA CELTIBÉRICA DE LOS ALFARES DEL ENTORNO DEL RÍO PIEDRA* POR

M.ª ESPERANZA SAIZ CARRASCO y RAÚL LÓPEZ ROMERO Centro de Estudios Celtibéricos de Segeda**

RESUMEN

SUMMARY

Dentro del Proyecto Segeda una de las líneas de investigación que se está desarrollando es el estudio de los alfares celtibéricos del Sistema Ibérico Central con el fin de identificar las características de cada complejo alfarero, la producción cerámica del mismo y la distribución de sus cerámicas. En una primera aproximación, se han realizado prospecciones microespaciales en cada uno de los yacimientos, con el objetivo de intentar delimitar la extensión del alfar, la distribución interna de las estructuras que lo caracterizan, su adscripción cronológica y registrar los restos materiales superficiales significativos del alfar (bordes cerámicos, pellas de barro, fallos de horno, escorias de horno cerámico y adobes) con ayuda de una Estación Total. También se han determinado las producciones de los alfares celtibéricos mediante un estudio sistemático que integra distintos niveles: tipológico/funcional, caracterización arqueométrica, análisis multivariantes y estudio de la decoración y acabado. El tratamiento de estos datos mediante el apoyo de herramientas SIG ha facilitado profundizar en el conocimiento sobre los alfares celtibéricos a dos niveles. Por un lado, la interpretación a nivel microespacial obteniendo datos relacionados con la especialización de cada zona del alfar (existencia de uno o varios hornos, localización de los mismos y del testar), la producción o producciones cerámicas del mismo, los diferentes momentos cronológicos, etc. Por otro lado, a nivel macroespacial analizando la distribución de estas producciones en el territorio. En el trabajo presentado pretendemos mostrar las posibilidades que nos aporta la aplicación de las herramientas SIG integradas dentro de la metodología desarrollada para los alfares celtibéricos. Para ello, hemos seleccionado tres de los alfares celtibéricos ubicados en el entorno del río Piedra, y que por sus características y el conocimiento de este territorio nos permitían plantear hipótesis que en otros alfares no estamos en disposición de realizar.

In the Project Segeda one of the lines of actual investigation is the study of the celtiberian potter’s workshop on Central Iberian Chain, in order to identify the characteristics of each center, its ceramic production and its distribution over the territory. In the first approximation, micro nivel surveys have been realized in each of the sites, with the aim to try to delimit its extension, the internal distribution of the structures that characterizes it, its chronological adscription and finally registering the superficial significant evidences of the potter’s workshop (pottery, kiln’s dross, dollops of clay, burned pottery and adobes) with a Total Station’s help. On the other hand, the aim was to establish ceramic production from different potter’s workshops. An integral approach was adopted, incorporating various levels of information, they were derived by multi-analytical techniques of study: typological and multivariate analysis, the study of ceramic bodies decoration and archaeometric characterization. The treatment of this information with the support of tools GIS has facilitated to penetrate into the knowledge on potter’s workshops on Central Iberian Chain, in two different levels. Then, by the interpretation to microspatial level we have obtained information related to the specialization of every zone of the potter’s workshop (existence of one o more kilns, location of the same ones and their pottery’s rubbish tip), the type of ceramic productions of the same one, the different chronological moments, etc. On the other hand, by the analysis macrospatial that has allowed us to know about the distribution of those productions over the territory. In this article, we try to show the possibilities in the application of the tools SIG integrated in the methodology developed for the potter’s workshops on Central Iberian Chain. So, we have selected three of the celtiberian potter’s workshops located in the environment of the river Piedra, those characteristics and the knowledge of this territory have been allowed us to raise hypothesis, that in other potter’s workshop we couldn’t realize them.

* Este trabajo se ha desarrollado gracias al Proyecto I+D: HUM 2005-03369/HIST financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia y fondos FEDER y a la colaboración del grupo Hiberus de la Universidad de Zaragoza. ** Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de Teruel. Universidad de Zaragoza. Ciudad Escolar s/n, Teruel, 44002. [email protected]; [email protected]

PALABRAS CLAVE: SIG, prospección microespacial, alfares, Sistema Ibérico Central. KEYWORDS: GIS, micro-nivel survey, potter’s workshops, Central Iberian Chain.

100

1.

M.ª Esperanza Saiz Carrasco y Raúl López Romero

INTRODUCCIÓN

El interés de los investigadores por los diferentes procesos tecnológicos, las materias primas, y otros aspectos relacionados con la fabricación de cerámicas es relativamente reciente. Sin embargo, este hecho ha supuesto un cambio en la investigación de los materiales cerámicos tendente al conocimiento de éstos desde sus centros de producción, es decir, los alfares. Por tanto, en los últimos años estamos asistiendo a un crecimiento de los estudios sobre la alfarería

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prerromana. A pesar de este cambio de tendencia, siguen existiendo grandes lagunas en la investigación arqueológica sobre este tema, y en particular, sobre los alfares prerromanos del ámbito celtibérico. En el territorio del Sistema Ibérico Central se han documentado, hasta el momento, 12 alfares de época celtibérica de los cuales sólo se han realizado excavaciones sistemáticas en dos: Las Tejedas (Orihuela del Tremedal, Teruel) y Los Vicarios (Valdecebro, Teruel). Por tanto, la mayoría son yacimientos inéditos que no han sido objeto de ningún estudio. Los yacimientos en los que se centra este trabajo son:

Fig. 1. Mapa de situación de los alfares del Sistema Ibérico estudiados.

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LAS HERRAMIENTAS SIG EN EL ESTUDIO DE LA PRODUCCIÓN CERÁMICA...

Barranco de la Cañada (Torralba de los Frailes, Zaragoza), Mojón de Ibdes II (Monterde-Llumes, Zaragoza) y La Rodriga (Fuentelsaz, Guadalajara). Estos alfares se localizan en la cuenca del río Piedra, zona de contacto entre las Parameras de Molina (Guadalajara) y el valle del río Piedra, las Ramas Castellana y Aragonesa del Sistema Ibérico respectivamente, donde afloran litologías de edad mesozoica (principalmente cretácicas), terciaria y cuaternaria. Asimismo el ecosistema de monte bajo y predominio de la carrasca, y la cercanía a cursos de agua, garantizan el suministro de materia prima para la fabricación cerámica. La cronología de estos centros es similar, centrada en los siglos III-II a. C., con probable perduración hasta el I a. C. En el presente trabajo se exponen los resultados de la metodología aplicada al estudio de estos alfares celtibéricos del Sistema Ibérico, prestando especial atención al apoyo de las herramientas SIG en los diferentes procesos de esta investigación, en combinación con otros factores.

2.

2.1.

METODOLOGÍA: LA PROSPECCIÓN MICROESPACIAL OBJETIVOS

Los objetivos que se persiguen con la prospección microespacial son: — Delimitar la extensión del yacimiento para poder actuar de cara a su preservación y planificación de futuras intervenciones. — Situar y recoger con E. Total los elementos identificativos del alfar, así como documentar y registrar las estructuras visibles en superficie. — Diferenciar áreas funcionales dentro del yacimiento y/o áreas de mayor intensidad de ocupación a partir de la interpretación de la dispersión y concentración significativa de los diferentes vestigios arqueológicos teniendo en cuenta, los procesos postdeposicionales que han afectado al yacimiento. — Establecer, a partir de los materiales cerámicos recogidos en superficie, la producción cerámica del alfar, así como el momento de funcionamiento del mismo.

2.2.

ELEMENTOS

101

tema Ibérico está condicionada por la hipótesis de que a partir de determinados elementos identificativos es posible aproximarnos a la distribución espacial y funcional de estos establecimientos. Existe un trabajo precedente a este respecto realizado en el alfar de La Rodriga (Arenas 1991-1992). En este proceso previo fue clave definir los indicios que indican la existencia de las posibles áreas funcionales dentro del alfar, así como la catalogación de un yacimiento como centro productor de cerámica. Son los siguientes: — Bordes cerámicos: la gran cantidad de material que se conserva en los alfares, nos obligó a plantear un muestreo dirigido a aquéllos fragmentos cerámicos más representativos y que nos aportan más información sobre las formas cerámicas. — Pellas de barro: son elementos de arcilla, aparentemente informes, que aparecen en número abundante. En cuanto a su función no existe consenso (tapones para las toberas de la parrilla, separadores o soportes dentro del horno, entre otras). — Fallos de cocción: son aquellas cerámicas que durante el proceso de cocción se han roto o deformado y presentan una coloración variable dependiendo de la temperatura alcanzada en el horno (grisácea o negruzca, verdosos casi vidriados, morados, etc.). Por tanto, la concentración de este tipo de material nos ayuda a interpretar donde se puede ubicar el testar del alfar. — Fragmentos de escorias de horno cerámico: o fragmentos de las paredes interiores del horno vitri-

QUE CARACTERIZAN EL ALFAR

La elección de esta estrategia de prospección microespacial para el estudio de los alfares del Sis-

Fig. 2. Elementos identificativos de alfar: 1. Bordes cerámicos; 2. Pella de barro; 3. Adobe; 4a y 4b. Cerámicas calcinadas; 5. Escorias de horno cerámico.

102

M.ª Esperanza Saiz Carrasco y Raúl López Romero

ficadas por la acción del fuego. Suelen ser bastante pesadas, de color verdoso, incluso vidriadas. Su localización en superficie y el estudio de su dispersión nos aporta dos datos importantes: la posible ubicación de los hornos y la observación de la probable destrucción de estas estructuras. — Fragmentos de adobes: los hornos cerámicos de los alfares prerromanos se construyen principalmente con adobes y arcilla o barro. Por tanto, corresponden a la estructura del horno y nos aportan datos sobre la posible ubicación de éste. — Otros elementos: cualquier vestigio arqueológico metálico, lítico, etc que pueda aportar información adicional sobre el alfar y su funcionamiento, cronología, etc.

2.3.

ESTRATEGIA

DE RECOGIDA DEL MATERIAL

La recogida de material se realizó con el apoyo de una Estación Total (Pentax, R315N) que nos ha permitido su ubicación georreferenciada en coordenadas UTM. Las bases topográficas desde las que se llevaron a cabo la toma de datos se estable-

Anejos de AEspA LIX

cieron en lugares estratégicos desde los que la visibilidad del yacimiento fuera idónea para la lectura de la Estación Total. Según las características del yacimiento, fue necesario el establecimiento de bases de apoyo para la mejora del registro de la información. Tras esta labor inicial, se siguieron los siguientes pasos: — División de la superficie del yacimiento en sectores o bandas de 2-10 m de anchura (longitud variable), dependiendo de las características físicas del enclave, la densidad de material superficial y la visibilidad del yacimiento. — Señalización con bolsas de todos los elementos en su posición original. — Recogida: identificación de los materiales con un código númerico correspondiente con el de la E. Total sobre la bolsa y siguiendo un orden según el tipo de material (bordes, pellas de barro, etc) para agilizar el trabajo de lectura. — Documentación de los elementos o estructuras que podían tener relación con el funcionamiento del alfar (muros, restos de hornos, manchas de ceniza, etc).

Fig. 3. Prospección microespacial con Estación Total.

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3.

LAS HERRAMIENTAS SIG EN EL ESTUDIO DE LA PRODUCCIÓN CERÁMICA...

ESTUDIO DE LA PRODUCCIÓN CERÁMICA

La producción cerámica identifica unos productos cerámicos con unas características comunes en sus pastas, formas y decoraciones/acabados. La vinculación del objeto cerámico con su lugar de fabricación se considera el objetivo de la descripción cerámica, a la que quedan supeditados el resto de elementos. Por tanto, en el modelo de estudio de las producciones de los alfares celtibéricos se realiza un análisis integrado que consta de varios niveles y que aúna cada una de esas características, que tratadas de forma aislada difícilmente nos permiten discriminar diversas producciones cerámicas.

3.1.

ESTUDIO TIPOLÓGICO/FUNCIONAL

Las formas cerámicas estudiadas se agrupan dentro de los grupos funcionales establecidos para el yacimiento de Segeda I (Cano et al. 2002): vajilla de almacenaje/transporte, vajilla de servicio, vajilla de mesa, y elementos auxiliares. En el caso de los alfares del río Piedra se apre-

103

cia, de forma general, un predominio de la vajilla de almacenaje (tinajas, ilduratin) sobre el resto de recipientes, aunque también se documentan numerosas vasijas de servicio y mesa, así como otros elementos (fusayolas y pondus). La excepción se cumple en el alfar de Barranco de la Cañada, donde destacan las formas cerámicas de tamaño medio/pequeño como los cuencos o vasos caliciformes.

3.2.

ANÁLISIS MULTIVARIANTES

El objetivo de estos análisis es definir las formas de cada alfar a partir de las características métricas de los fragmentos de bordes e intentar concretar la procedencia de cerámicas de otros yacimientos con una probabilidad de error mínima, tal y como planteó A. Aguilera (1998). Para comprobar la viabilidad de este tipo de análisis en las cerámicas celtibéricas se ha experimentado con una única forma: las tinajas. Las once variables seleccionadas nos informan sobre el tamaño y la dirección del labio y del cuello. Las medidas se han realizado con el programa Autocad 2002.

Fig. 4. Tabla de formas cerámicas documentadas en los alfares del río Piedra.

104

M.ª Esperanza Saiz Carrasco y Raúl López Romero

Tras la realización del análisis discriminante los resultados muestran cierta homogeneidad entre las medidas de los bordes de los tres alfares, clasificando correctamente los fragmentos con una probabilidad del 60% según el alfar de procedencia.

3.3.

Anejos de AEspA LIX

El alfar de La Rodriga es el que mejor nos permite rastrear sus productos en el territorio por ciertas peculiaridades decorativas que no están presentes en los otros dos yacimientos: emplea decoración impresa, el color naranja y es el único donde se documentan motivos figurados.

DECORACIÓN 3.4.

Se analizan tanto los aspectos técnicos (modo de aplicación de la decoración, con qué tipo de instrumentos: pincel múltiple, compás, punzones, etc) como los estilísticos (los motivos representados ya sean geométricos, vegetales o figurados y los colores empleados). En los alfares del río Piedra los motivos representados son mayoritariamente geométricos y la decoración empleada es la pintura. Los colores utilizados son el marrón, rojo, naranja y negro, bien de forma individual o en bicromía.

ESTUDIO

ARQUEOMÉTRICO

Recientemente se ha publicado un trabajo en el que se exponen detalladamente los objetivos de este estudio, las técnicas analíticas realizadas y los resultados obtenidos (Igea et al. 2008). Para el caso que nos ocupa, simplemente queremos hacer hincapié en ciertos detalles generales que consideramos de gran importancia. La cerámica celtibérica de estos alfares se ha elaborado a partir de un modo de producción especia-

Fig. 5. Esquema de la metodología de investigación desarrollada.

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LAS HERRAMIENTAS SIG EN EL ESTUDIO DE LA PRODUCCIÓN CERÁMICA...

lizado mediante el uso de tecnologías homogéneas comunes: emplean arcillas illíticas ricas en moscovita, la temperatura de cocción alcanzada se establece entre 850-900 ºC, no existe una adición intencionada de desgrasantes y parece que la arcilla ha experimentado un proceso de machaqueo previo al decantado. Además no se documenta relación entre el tipo de pasta utilizada y la morfología o función a la que estaban destinadas las piezas. 4.

APLICACIÓN DE LOS SIG AL ESTUDIO DE LOS ALFARES: INTERPRETACIÓN DE LOS DATOS

En este trabajo, el empleo de las herramientas SIG ha partido de su consideración como una tecnología aplicada a la resolución de problemas (Bosque Sendra 1992, 21) y no como «generadores de mapas finales». La utilización de estos sistemas nos ha permitido una gestión, edición y cálculo de la ingente información arqueológica recogida en los trabajos de campo, y ha servido como apoyo para su análisis, posibilitando la generación de nuevas hipótesis y líneas de trabajo. 4.1.

CONVERSIÓN

DE DATOS

Tras el trabajo de campo (vid. apartado 1.4) fue necesaria la conversión de los datos almacenados en la Estación Total a otro formato compatible con los programas CAD. Para evitar pérdidas de información durante la exportación se utilizó el conversor de ficheros DataLink DL01, que transfiere los datos en formato de texto y en ficheros con extensión DXF, posibilitando la comprobación y la lectura de éstos por el programa SIG empleado. Toda la información fue agrupada en una Geodatabase donde además de los atributos primitivos recogidos por la Estación Total (ubicación UTM, el código identificativo, y la clase de objeto: borde, fallo de cocción, escoria de horno, etc) se añadieron campos adicionales con otros atributos descriptivos de los materiales (forma, tipo de pasta, decoración, motivos decorativos, cronología, etc.). Posteriormente, se complementaron con «atributos de bloque», enlaces a imágenes o dibujos. 4.2.

ANÁLISIS

DE LA INFORMACIÓN

El estudio de los datos recogidos en los trabajos de campo se va a desarrollar a dos niveles de análi-

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sis. Por un lado, nivel microespacial, es decir, dentro de cada alfar se estudiará la dispersión de los elementos recogidos para intentar conocer la organización de los alfares y distribución de sus estructuras (testares, hornos, obrador, almacén, etc.). Por otro lado, la posibilidad de unir esta información con otros datos cartográficos del territorio estudiado (curvas de nivel, capas geológicas, hidrográficas, usos del suelo, etc) nos ha permitido obtener una imagen representativa o aproximada de la distribución de cada producción cerámica. El conocimiento de ésta nos puede aportar datos de carácter económico, tales como el establecimiento de un área máxima de dispersión de la producción, plantear rutas óptimas para el transporte de ésta, las relaciones con recursos necesarios para el desarrollo de la alfarería (canteras de arcilla, agua, combustible, etc.), los tipos de intercambio, etc.

4.2.1.

Análisis Microespacial

El análisis microespacial desarrollado fue aplicado sobre aquellos elementos característicos que componían y describían el alfar. Conocer las particularidades de un yacimiento de estas características, resultó fundamental para el desarrollo y funcionalidad de este trabajo considerando que el conjunto de elementos y propiedades físicas documentadas en superficie definían su origen, función y finalidad. Es decir, lo que queríamos documentar en el yacimiento no eran únicamente objetos sino sucesos, por tanto, explicar el hecho de que estos objetos o fragmentos de objetos se encontrasen en un lugar concreto y las circunstancias que llevaron a que ese material se depositase allí (Barceló et al. 2006, 31). Una vez volcada toda la información de la microprospección al programa SIG, se plantearon diferentes sistemas de representación gráfica de esta información: — Representación por fragmentos individuales: se representaron los distintos elementos materiales recogidos diferenciándolos según atributos (cerámicas, fallos de cocción, escorias de horno, etc.) y según los elementos característicos de cada uno de estos. Las dispersiones individuales nos aportaron una primera visión, superficial pero muy descriptiva, de cómo se distribuyen los diferentes materiales arqueológicos en el yacimiento, permitiéndonos buscar respuestas que explicasen las concentraciones significativas de elementos característicos o la función de estos. — Representación por capas raster de densidad: esta representación de superficie muestra la densidad

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Fig. 6. Representación de las áreas funcionales según la dispersión por fragmentos individuales en Mojón de Ibdes II (Monterde, Zaragoza).

de la distribución espacial de un fenómeno expresado por puntos. Los cálculos fueron desarrollados utilizando la Densidad Focal o Kernel. Se estableció un radio del círculo de 8 m y se ponderaron los puntos del interior de manera desigual según su proximidad al centroide del píxel (pesando más los más cercanos y menos los distantes). Por tanto, la representación de las agrupaciones dentro del yacimiento se realiza por proximidad de los fragmentos dentro de un círculo con radio previamente establecido y común a todos (Moreno 2006, 681-682). Con este tipo de representación, frente a la de fragmentos individuales, podemos apreciar de una forma más nítida la realidad de las concentraciones de diferentes materiales o atribuciones, observándose donde radican las mayores acumulaciones de los diversos materiales. A diferencia de otros trabajos (Arenas 1991-1992) donde los datos se represen-

tan a partir de los porcentajes según número de fragmentos y peso por cuadro, en nuestro caso, prevalece la representación de los datos según la densidad de los elementos recogidos, por lo expuesto anteriormente. Para finalizar se realizó la representación de estas dispersiones y densidades en un modelo 3D. Éste se generó a partir de las restituciones de curvas de nivel 1:5000 del SITAR (Sistema de Información Territorial de Aragón), obteniendo un MDE con un ancho de píxel de 0,5 m. Para conseguir resultados más satisfactorios la restitución se complementó con un pequeño levantamiento topográfico del enclave y su entorno próximo. El modelo 3D nos posibilita la observación de fenómenos que en una representación en planta son más de difíciles de analizar o interpretar como, por ejemplo, las orientaciones o direcciones de las pendientes.

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Fig. 7. Representación de las escorias de horno y cerámicas por densidades en el modelo 3D de Mojón de Ibdes II (Monterde, Zaragoza).

La mayor dificultad en la observación de estas representaciones se encuentra en discernir si las acumulaciones significativas responden a una realidad que se oculta bajo el subsuelo o se deben a procesos postdeposicionales a los que se ha visto sometido el yacimiento a lo largo del tiempo. Por este motivo, en el proceso de interpretación de los datos obtenidos en el análisis microespacial en las tres modalidades expuestas, siempre ha primado la valoración crítica de los datos a tratar empleando criterios basados en la geoarqueología tal y como plantean numerosos autores (Collado et al. 1993; Burillo 1996). Nunca debemos de ignorar los procesos de alteración postdeposicional ya que son responsables, en buena medida, de la ubicación superficial de los materiales arqueológicos y por tanto, condicionan muchas de las interpretaciones que se puedan plantear o exponer. Como se aprecia en las figuras 6 y 7 el estudio de las dispersiones de material tanto de forma individual como por densidad nos han permitido estable-

cer la ubicación de distintas «áreas funcionales» en el alfar de Mojón de Ibdes II. Sobre todo, es evidente que elementos como las cerámicas, fallos de cocción, pellas de barro y escorias de horno se agrupan en dos zonas cercanas pero bien diferenciadas que marcan la localización de los hornos y el testar. Por otra parte, la funcionalidad de otros sectores se plantea por otras evidencias como restos de una estructura rectangular de piedra que podría corresponderse bien con el obrador o almacén del alfar.

4.2.2.

Análisis macroespacial

El estudio de los materiales de los alfares (vid. apartado 2) nos ha mostrado que existe una gran estandarización de la producción cerámica celtibérica, lo que dificulta su discriminación. A este problema, se le suma la inexistencia de excavaciones sistemáticas realizadas sobre asentamientos o necrópolis celtibéricas del entorno y la falta de sistematización

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Fig. 8. Mapa de coste de desplazamiento de Mojón de Ibdes II y La Rodriga.

de sus materiales cerámicos (hecho que, por ejemplo, no nos permite hacer estimaciones según de volumen de material encontrado por yacimiento). Por estos motivos, el análisis de la dispersión de las producciones los alfares celtibéricos estudiados se ha desarrollado comparando con los materiales cerámicos procedentes de las prospecciones de las comarcas de Daroca (Burillo 1991) y de Catalatayud [Burillo (inédito)], intentado rastrear aquellas piezas que presentaban alguna característica o singularidad propia. En este caso, el concepto de accesibilidad, se concibe como la relación entre la fricción sufrida y el tiempo que tarda una persona en desplazarse por un determinado territorio. El concepto sigue los preceptos del SCA (Site Catchment Analisis) (Higgs y Vita-Finzi 1972), aunque en este caso con el objetivo específico de conocer qué mercados se encuentran más accesibles en tiempo/distancia a cada alfar, y si la ubicación del alfar determina la dispersión de la producción (Wheatley y Gillings 2002, 159-162), en un terreno orográficamente muy escarpado y por tanto, determinante en el desplazamiento de personas y carromatos, como sería el cauce del río Piedra. A partir del MDE del territorio estudiado se ha calculado una capa de costes teóricos, basándonos en la formulación de Gorenflo y Gale (1990) quienes estiman que la velocidad de desplazamiento sobre un

determinado terreno es exponencial al porcentaje de pendiente existente: v = 6e

-3.5[pendiente+0,05).

Esta fórmula de la fricción de desplazamiento es la más utilizada por los arqueólogos en sus estudios territoriales. Criticada por algunos autores por ignorar otros factores (Wheatley y Gillings 2002, 155), según nuestra propia experiencia en la investigación del Sistema Ibérico [Burillo y López (2005-2006); Burillo et al. (2009)] y comparando sus resultados con los obtenidos en la aplicación de otras formulaciones (Marble 1996 y Parcero 2002), consideramos que es la más adecuada para cumplir nuestros objetivos. Para el cálculo de los costes de recorrido se construyó un mapa raster de fricciones unitarias (píxel de 5 x 5 m), que miden lo costoso que resulta atravesar un píxel. En este caso se seleccionó el atributo de grados de pendientes para valorar este coste. Tuvimos en cuenta el factor de la orografía del territorio para analizar que rutas son más accesibles y rápidas en una hipotética ruta comercial. El mapa de accesibilidades resultante representa los asentamientos que se encuentran en las isocronas de mayor influencia comercial de cada alfar y la accesibilidad en relación distancia/tiempo a cada uno. A partir de esta representación gráfica, se rastreó el

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Fig. 9. Mapa de coste de desplazamiento de los tres alfares estudiados y distribución de sus producciones cerámicas.

material cerámico de esos asentamientos con el fin de adscribirlos a algún alfar. Esta metodología nos ha facilitado la adscripción de materiales «dudosos» a un alfar determinado según sus zonas de mayor influencia comercial, aunque este hecho habrá que corroborarlo con otro tipo de análisis cerámicos. Los resultados han sido más satisfactorios para el caso de La Rodriga y Mojón de Ibdes II. Por su posición geográfica estos alfares compartirían una zona de distribución de sus producciones común. Sin embargo, el estudio de la accesibilidad al entorno de estos, nos muestra que existe un menor esfuerzo de desplazamiento para el primero hacia la zona endorreica de la Laguna de Gallocan-

ta, mientras que para el alfar Mojón de Ibdes II, se reduce considerablemente en el tramo final del río Piedra, el Jalón Medio y el norte del río Jiloca (Fig. 8). El estudio de la producción de los alfares en los asentamientos y necrópolis celtibéricas del entorno nos demuestra que existe una evidente relación entre el coste de desplazamiento por el entorno y la distribución de la producción (Fig. 9). Solamente se han documentado fragmentos de Barranco de la Cañada en dos yacimientos. Quizás este hecho responda a que se trata de un alfar de pequeñas dimensiones, por lo que su producción es menos voluminosa y llega a un mercado más reducido.

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En cualquier caso, es evidente que respecto a la ubicación de estos centros alfareros se prima la proximidad a las materias primas antes que al mercado principal y a las posibles vías de comunicación, al igual que se ha comprobado en el territorio de Kelin (Duarte et al. 2000, 238). Por ejemplo, la ciudad de Segeda I (Mara, Zaragoza) centro jerarquizador de este territorio se halla relativamente distante de estos alfares, y en principio, al ser su mayor «mercado potencial» sería lógico pensar que estos centros deberían ubicarse más cercanos. La distancia al yacimiento más lejano con presencia de un determinado material cerámico distintivo de un alfar nos da el radio máximo de la dispersión de la producción. Para Mojón de Ibdes II y La Rodriga esta área tiene un radio de 45 km y 44 km, respectivamente. Por tanto, con los datos disponibles hasta el momento, la distribución de estas producciones se enmarcaría dentro de un comercio de corta distancia y acción comarcal, como se ha documentado en el área ibérica dentro del territorio Kelin, donde el radio de distribución de sus alfares se encuentra entre 14-32 km (Duarte et al. 2000, 238).

4.

CONCLUSIONES

El objetivo de este trabajo era presentar la metodología aplicada en el estudio de tres de los alfares celtibéricos del Sistema Ibérico Central ubicados en el entorno del río Piedra. En esta exposición hemos hecho especial hincapié en la complementación de las herramientas SIG con el resto de recursos empleados en la investigación y determinación de las producciones cerámicas de estos centros. Los resultados del análisis microespacial corroboran que el método empleado tanto de recogida de datos como de interpretación de éstos en las diferentes modalidades expuestas (fragmentos individuales, capas raster de densidad y modelos 3D) es válida. Como ya se ha explicado (vid. figura 6), se han podido distinguir varias áreas funcionales del alfar sin necesidad de excavar. Aunque estas hipótesis hay que contrastarlas con excavación, según hemos comprobado en otros yacimientos donde se conoce la ubicación de los hornos la dispersión superficial de las escorias se corresponde con la localización de estas estructuras. En el análisis macroespacial hemos mostrado una primera aproximación a la distribución de las producciones cerámicas de los alfares del río Piedra en el territorio. En el proceso de estudio de la distribución cerámica hemos encontrado numerosas dificultades que se deben principalmente al conocimiento defi-

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ciente que se tiene del poblamiento de este territorio y de sus materiales cerámicos. A esto hay que unir el hecho de que no se han podido consultar los materiales de todos los yacimientos. Por este motivo, no estamos en disposición de explicar, por ejemplo, a qué se deben los vacíos observados en los mapas. A modo de resumen, podemos concluir que las herramientas SIG en nuestro trabajo han sido utilizadas como apoyo a la creación de nueva información arqueológica. La posibilidad de combinar datos geográficos y arqueológicos de diferente origen nos permitieron generar nuevos mapas con el fin de intentar resolver los interrogantes de las hipótesis iniciales (distribución interna de los alfares, distribución de las producciones, rutas óptimas, etc.). A su vez, nos han hecho plantearnos nuevas líneas de investigación y objetivos futuros. La gran similitud y las escasas variaciones en las formas, pastas y decoraciones de las producciones de Barranco de la Cañada, Mojón de Ibdes II y La Rodriga, evidencian la estandarización del proceso de fabricación de estas piezas y la más que probable sincronía de funcionamiento de estos centros o bien la sustitución de un alfar por otro en un corto espacio de tiempo. Por otro lado, la escasa distancia que separa estos alfares hace que nos planteemos numerosos interrogantes en relación a una posible especialización de alguno de ellos, o sobre la gran demanda existente en ese territorio, según se desprende de la gran cantidad de yacimientos documentados. Somos conscientes de que estos primeros resultados son parciales por las causas citadas y con los datos manejados hasta el momento resulta imposible dar respuesta a todos los interrogantes planteados.

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II TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA Y ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO DEL TERRITORIO

Imagen: E. Cerrillo.

ANÁLISIS ESPACIAL Y PATRONES DE ASENTAMIENTO: UNA REVISIÓN DE LOS ESTUDIOS DEL III Y II MILENIOS ANE EN EL SUR DE ESPAÑA POR

LEONARDO GARCÍA SANJUÁN* Departamento de Prehistoria y Arqueología Universidad de Sevilla

RESUMEN El objetivo de este artículo es plantear una reflexión sobre la configuración metodológica predominante en el análisis espacial de los patrones de asentamiento dentro de la Arqueología española. Para ello se plantea la revisión crítica de una serie de estudios publicados en relación con el III y II milenios ANE en el Sur de España. Como parte de esta reflexión se examinan las implicaciones epistemológicas correspondientes en términos de formalización teórica y metodológica de las investigaciones, las variables y técnicas de análisis más utilizadas y las proposiciones interpretativas a que han dado lugar. SUMMARY The aim of this paper is to discuss the methodologies prevailing within Spanish Archaeology for the study of settlement patterns. To this end, a critical review of several published studies that deal with Copper and Bronze Age societies in Southern Spain, is carried out. Discussion involves themes such as the degree of theoretical and methodological formalisation of research, which are the most favoured variables and techniques for spatial analysis and the specific interpretive propositions that have emanated from those studies. PALABRAS CLAVE: Edad del Cobre, Edad del Bronce, Alto Valle del Guadalquivir, estrategias de captación de recursos, prospección, análisis multivariante. KEYWORDS: Copper Age, Bronze Age, Guadalquivir High Valley, site catchment strategies survey, multivariate analysis.

1.

INTRODUCCIÓN

Debido al predominio que tuvo la epistemología histórico-cultural, centrada en las nociones de artefacto y yacimiento y escasamente interesada en sus respectivas dimensiones espaciales, en sentido estricto, con anterioridad a los 1980 no existió análisis de los patrones territoriales dentro de la Arqueología española. En el último cuarto de siglo, el análisis * María de Padilla s/n. 41004 Sevilla, Spain; [email protected]

espacial arqueológico ha experimentado una significativa progresión en nuestro país, aunque esta progresión no ha sido uniforme ni se presenta en la actualidad exenta de problemas relativos a, por ejemplo, el grado de formalización teórica y metodológica de las investigaciones, las variables y técnicas de análisis más utilizadas y las proposiciones interpretativas a que da lugar. El objetivo general de este trabajo es proponer una reflexión sobre las metodologías empleadas dentro de la arqueología española de los últimos dos decenios para el análisis espacial de los patrones de asentamiento de las sociedades prehistóricas. Dada la amplitud y complejidad de este objetivo, este trabajo se centrará de forma más modesta y realista en la revisión de una casuística de estudios ya publicados, concretamente relativos a las sociedades del III y II milenios cal ANE en el sur de España. De todas las publicaciones que podrían en principio incluirse en esa casuística se ha hecho una selección de aquellas que abordan el tema del análisis territorial desde una perspectiva metodológica formalizada. Por metodología formalizada entiendo aquella basada en la descripción y justificación previa de los objetivos del estudio, sus fundamentos teóricos, los criterios de selección de variables y de recogida de datos (incluyendo la discusión explícita de los problemas inherentes a los mismos), el empleo de una metodología cuantitativa (estadística descriptiva e inferencial), la utilización de métodos y procedimientos de análisis de las relaciones espaciales entre las entidades investigadas, así como su ulterior reflejo en una cartografía arqueológica y la valoración crítica de los resultados obtenidos y sus limitaciones. Aunque a título nominal o declarativo (por ejemplo al enunciar el diseño de la investigación) casi todas investigaciones realizadas en los últimos tres decenios en relación con las sociedades del III y II

Leonardo García Sanjuán

Tab. 1. Estudios Territoriales Formalizados Centrados en las Sociedades Andaluzas de la Edad del Cobre y Edad del Bronce. Características Metodológicas Principales. (*) PSS (Prospección Sistemática de Superficie); JEV (Justificación Explícita de la Selección de Variables); AED (Análisis Estadístico Descriptivo); AEM (Análisis Estadístico Multidimensional); TEA (Técnicas Espaciales de Análisis); SIG (Sistemas de Información Geográfica). Fuente: Elaboración propia.

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ANÁLISIS ESPACIAL Y PATRONES DE ASENTAMIENTO

milenio en el sur de España han considerado el análisis de la dimensión territorial como prioritario (por ejemplo para la definición de las estrategias económicas o de las formas de desigualdad y de jerarquización social), en realidad son pocas las que han profundizado en la cuestión a partir de una metodología formalizada. Las investigaciones seleccionadas para examen en este trabajo son listadas en la Tabla 1. De entre ellas, un papel seminal corresponde al trabajo de A. Gilman y J. B. Thornes en relación con las áreas de captación de una serie de asentamientos prehistóricos del sureste (Gilman y Thornes 1985), un trabajo pionero por plantear un desarrollo metodológico muy sólido que no ha sido igualado posteriormente. En las dos décadas posteriores, y de forma más bien espaciada, se han venido publicando investigaciones que han abordado el problema de la territorialidad entre las sociedades inscritas en ese mismo marco cronológico. Por orden temporal de aparición, cabe destacar las investigaciones de las estrategias de captación de recursos en la comarca Noroeste de Murcia (López García 1991; Vicent García 1991), la complejidad social durante la Edad del Cobre en el alto valle del Guadalquivir (Nocete Calvo 1989), del poblamiento de la campiña de Jaén durante la Edad del Bronce Final (Molinos Molinos y otros 1994), de las dinámicas de asentamiento en el III y II milenio ANE en Sierra Morena occidental (García Sanjuán y Hurtado Pérez 1998; García Sanjuán 1999; García Sanjuán y otros 2006; García Sanjuán y otros, En Prensa), y más recientemente, de la ocupación de la campiña cordobesa durante la Edad

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del Cobre y la Edad del Bronce (Bermúdez Sánchez 2001; 2004; 2006; Bermúdez Sánchez y Martín de la Cruz 2000; Martín de la Cruz y otros 2000; 2004) y del marco territorial de asentamiento de la Edad del Bronce de Peñalosa (Cámara Serrano y otros 2004).

2.

ESTUDIOS Y MÉTODOS

El estudio de A. Gilman y J. B. Thornes (1985) sobre uso del suelo en la Prehistoria Reciente del Sureste español aplicó por primera en nuestro país conceptos y métodos de análisis de las estrategias de selección del lugar de asentamiento, determinación del tamaño de sus territorios económicos y categorización y descripción (cuantitativa) de sus espacios y recursos de producción que desde los años 1960 se venían proponiendo en la arqueología anglosajona a partir de los impulsos epistemológicos de la «ecología cultural» y la «geografía económica». Esta investigación se basó en una meticulosa labor de recogida de datos arqueológicos y medioambientales sobre el terreno. Las variables medioambientales incluidas en el estudio fueron la topografía (altitudes y pendientes), los usos del suelo (investigados a partir de la utilización comparativa de datos históricos tomados del Catastro de Ensenada, siglo XVIII DNE), la hidrología y la climatología. La definición de las áreas de captación en torno a los asentamientos se hizo en base a la estimación de áreas isócronas de 30 y 60 minutos mediante medición directa in situ (fig. 1) Los datos de uso de suelo en el momento de realización

Fig. 1. Potencial de uso del suelo dentro de la isócrona de 1 hora del asentamiento de Cerro de La Encina (Granada). Fuente: Gilman y Thornes, 1985: 161.

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Fig. 2. Intervisibilidad de los asentamientos de la Edad del Bronce Antiguo del alto valle del Gualdaquivir (campiña jiennense). Fuente: Nocete Calvo, 1989: 213.

del trabajo de campo, matizados con la ayuda de la información obtenida de las fuentes documentales, más los datos de hidrología y geomorfología, permitieron elaborar una clasificación básica de la potencialidad de uso de los terrenos en varias categorías simples (monte/no arable, cultivos de secano, cultivos de regadío, cultivos en terrazas…), cuya descripción y análisis cuantitativo condujo a los autores del estudio a proponer una lectura en clave de estrategias de producción económica del conjunto de comunidades estudiadas. Por su parte, el estudio de la ocupación humana durante la Edad del Cobre y la Edad del Bronce en el alto valle del Guadalquivir (Nocete Calvo 1989) constituyó una traslación al ámbito de la Prehistoria Reciente de los renovadores planteamientos que, a la altura de la primera mitad de la década de los 1980, se estaban llevando desde la Universidad de Jaén, básicamente en relación con la ocupación del espacio en época ibérica – cf. por ejemplo Ruiz Rodríguez y Molinos Molinos 1984; Ruiz Rodríguez y otros 1984; etc. El análisis espacial de este estudio se dirigió a establecer dos cuestiones principales: por una parte los criterios de la «elección general del

lugar de asentamiento» (Nocete Calvo 1989, 44-82), y por otra la «valoración del potencial agronómico» de sus entornos o territorios (Nocete Calvo 1989, 8395). En relación con la estrategia de selección del lugar del asentamiento, las variables incluidas en el análisis fueron la pendiente general, la altitud relativa del asentamiento, el coeficiente de compacidad de Haggett, la pendiente teórica, la pendiente real más pronunciada y el índice de amesetamiento. En relación con la valoración del potencial agronómico, este estudio partió de asumir, de forma general una «… certeza de homologación entre los suelos actuales y los suelos prehistóricos que surge de la gran homogeneidad que rige el espacio de la campiña…» (Nocete Calvo 1989, 83). Específicamente se propuso una clasificación de suelos en tres categorías, denominadas suelos «no aptos», de «secano» y de «policultivo». De acuerdo con la metodología propuesta, las mediciones de estas variables se realizaron dentro de un círculo de 1 km en el entorno del asentamiento. Otros métodos de análisis espacial empleados en este estudio son los polígonos de Thiessen y el cálculo de intervisibilidad (fig. 2), no siendo detallados los criterios y cartografía sobre los que es-

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ANÁLISIS ESPACIAL Y PATRONES DE ASENTAMIENTO

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Fig. 3. Usos del suelo e hidrología dentro de la isócrona de 1 hora del asentamiento de Cueva del Calor (Cehegín, Murcia). Fuente: Vicent García, 1991: 116.

tos últimos son realizados. En conjunto, se trata de un planteamiento altamente formalizado, que partió de la formulación teórica del marco conceptual de estudio, la obtención de datos nuevos mediante prospección de superficie (el inventario total de localizaciones empleadas es de 210), la definición de una serie de variables y su análisis mediante técnicas estadísticas multidimensionales (multivariantes) y espaciales. Un estudio de patrones de asentamiento muy completo es el que llevó a cabo un amplio equipo multidisciplinar en relación con el poblamiento entre el IV y el II milenio ANE en la comarca noroeste de Murcia (López García 1991). Parcialmente inspirado en el trabajo publicado unos años antes por A. Gilman y

J. B. Thornes, este estudio partió de una cuidadosa formulación de las premisas teóricas y el diseño metodológico de la investigación así como de la generación de una base empírica ex novo mediante prospecciones de superficie tanto extensivas como intensivas al objeto de obtener una muestra de yacimientos «representativos de la diferenciación paisajística regional y del intervalo cronológico cultural bajo estudio» (Vicent García 1991, 85). Las variables medioambientales consideradas fueron la topografía (altitudes y pendientes), los usos del suelo, la geología, la geomorfología, la hidrología, los suelos, la climatología y la vegetación. El estudio de los recursos potenciales disponibles para las comunidades prehistóricas estudiadas es muy completo y detalla-

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Fig. 4. Potencialidad agraria en el entorno de los asentamientos del Bronce Final en el Alto Guadalquivir. Fuente: Molinos Molinos y otros, 1994: 149.

do, e incluyó un minucioso análisis de fuentes documentales históricas (textos medievales, Catastro de Ensenada del siglo XVIII o el diccionario de Madoz del siglo XIX) para la reconstrucción de la evolución de los paisajes agrarios (Prados Torreira y otros 1991), así como estudios paleoambientales en base a muestras arqueológicas de fauna y restos vegetales (López García y otros 1991) y análisis de captación de recursos abióticos (Sánchez Rodríguez 1991). El análisis espacial-territorial de esta investigación se basó en una elaborada metodología que incluyó el pormenorizado estudio de las áreas de captación económica de 30 asentamientos seleccionados, quedando la delimitación de las mismas fijada mediante líneas isócronas de 60 minutos estimadas mediante procedimientos informáticos cotejados con observaciones de campo. El estudio de la ocupación de la campiña de Jaén durante la Edad del Bronce Final en el contexto del análisis del sitio de Calañas de Marmolejo (Jaén) (Molinos Molinos y otros 1994) es uno de los ejemplos más completos y valiosos de análisis territorial de poblaciones de la Edad del Bronce en el sur de España, dada la calidad de la organización y presen-

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tación de los datos (que son minuciosamente descritos, incluyendo certeras reflexiones en cuanto la dificultad de medición de ciertos parámetros en el trabajo de campo) así como la originalidad y rigor del análisis y su carácter estadístico. La metodología de este estudio de patrones de asentamiento fue muy parecida a la empleada por F. Nocete Calvo en el estudio anteriormente comentado, y se basó en tres grupos de variables fundamentales: la topografía del asentamiento (a través de los coeficientes de altitud relativa y pendiente, así como en términos de visibilidad), el tamaño (extensión) del asentamiento y la potencialidad agraria del entorno. El análisis de estas variables fue cuantitativo, en base a análisis de conglomerados y de factores, presentándose los datos numéricos intermedios necesarios para valorar el alcance y significado de los resultados obtenidos en términos de clasificación de asentamientos. Se aplicaron además técnicas específicas de análisis espacial, como es el caso del coeficiente del vecino más próximo, cuenca visual y concentración visual. Los resultados fueron expresados en una serie de mapas fácilmente inteligibles y coherentes con el discurso del texto. Por otra parte, el análisis de las dinámicas de asentamiento en el III y II milenios cal ANE en Sierra Morena occidental (provincias de Huelva y Sevilla) realizado por la Universidad de Sevilla como parte de una línea de investigación relativa a la complejidad social en la Edad del Bronce en el suroeste de la Península Ibérica (García Sanjuán y Hurtado Pérez 1998; García Sanjuán 1999, 227-259; García Sanjuán y otros 2006; García Sanjuán y otros, 2011), comparte con los trabajos anteriormente citados el carácter formalizado en cuanto a la descripción de los registros de asentamientos y sus problemas, el tratamiento cuantitativo de la información mediante estadística descriptiva y multidimensional y la utilización de técnicas de análisis espacial (en este caso mediante SIG). Las variables medioambientales empleadas en la búsqueda de la caracterización de las estrategias de elección del lugar de asentamiento incluyen la topografía (pendiente, altitud relativa, accesibilidad, visibilidad) y el medio físico (sustrato edafolitológico, agua, capacidad agronómica potencial), mientras que el análisis de la integración territorial incluye como variables la morfogénesis, litología, edafología, altimetría y recursos minero-metalúrgicos. En una revisión reciente de este trabajo (García Sanjuán y otros, 2011) se ha aplicado una metodología de definición del área de captación de recursos de los asentamientos basada en áreas isócronas y no en círculos de radio fijo (fig. 5), y se

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Fig. 5. Altimetría y distribución de yacimientos dentro de la isócrona de 1,5 horas del sentamiento de El Trastejón (Zufre, Huelva) y comparación con el buffer de 1500 m usado en un estudio previo. Fuente: García Sanjuán y otros, 2011.

Fig. 6. Cuenca visual acumulada de los monumentos megalíticos del entorno del embalse de Aracena. Mapa de detalle. Según García Sanjuán y otros, 2006: 192.

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han empleado técnicas de cálculo de cuencas visuales más robustos (fig. 6), posibilitándose así una valoración crítica de la metodología empleada 15 años antes en el análisis del mismo conjunto de datos. En años reciente se han publicado varios trabajos en los que se dan a conocer los resultados obtenidos en una investigación realizada por la Universidad de Córdoba en torno a los patrones de ocupación del territorio en la cuenca media del Guadalquivir (campiña cordobesa) durante la Edad del Cobre y la Edad del Bronce (Bermúdez Sánchez 2001; 2004; 2006; Bermúdez Sánchez y Martín de la Cruz 2000; Martín de la Cruz y otros 2000; 2004). Aunque comparte con los estudios descritos anteriormente el rasgo de basarse en una serie de prospecciones sistemáticas y de tener un marcado carácter cuantitativo y formalizado, esta investigación se diferencia de ellos en que pone su énfasis analítico principal en la aplicación de análisis espacial (mediante SIG) y no en el empleo de técnicas estadísticas multidimensionales. Las variables empleadas se agrupan en dos ejes de variabilidad fundamentales, relativos a la topografía del asentamiento (altitud absoluta, morfología, orientación, distancias a la red hidrológica, cuenca visual y cuenca visual acumulada) y su entorno (geología, edafología, índice de gravedad y grado de dispersión de la red de asentamientos y rutas óptimas de desplazamiento) (fig. 7). Entre las técnicas de análisis espacial empleadas se incluyen cálculos realizados a partir de modelos digitales del terreno, como por ejemplo rutas óptimas de desplazamiento (y su asociación con la red de asentamientos) y cuencas visuales simples y acumuladas (Martín de la Cruz y otros 2004, 219-224). Estos últimos resultan mucho más completos y robustos que los estudios de línea de intervisibilidad y cuenca visual previamente realizados por Nocete Calvo (1989, 182, 192, 213, 215 y 219), Molinos Molinos y otros (1994, 114-118) y García Sanjuán (1999, 127 y 133). La serie de análisis espaciales de escala territorial llevados a cabo en relación con las comunidades del III y II milenio cal ANE de Andalucía se cierra con la publicación reciente que da cuenta de los primeros resultados del estudio del poblamiento del entorno geográfico de la comunidad de la Edad del Bronce de Peñalosa (Jaén) durante la Edad del Bronce —cf. especialmente Cámara Serrano y otros (2004), aunque hay referencias parciales en otros trabajos—.1 La 1 En el estudio del poblado de Sevilleja (Spanedda y otros, 2004) se incorpora un mapa con la distribución de asentamientos de la Edad del Bronce en el valle del Rumblar, donde los asentamientos aparecen ya clasificados de acuerdo a

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monografía originalmente publicada de este asentamiento (Contreras Cortés y otros 2000a) incluía dos capítulos que abordaban, respectivamente, la organización del territorio en el Neolítico y la Edad del Cobre por una parte (Contreras Cortés y otros 2000b) y en la Edad del Bronce por otro (Contreras Cortés y otros 2000c). El carácter preliminar y provisional del capítulo territorial de este trabajo venía subrayado por la ausencia de mapas de distribución de yacimientos o de tablas que listasen las localizaciones en base a las cuales se plantean las interpretaciones e hipótesis propuestas —al comienzo de este apartado se especificaba que «los resultados específicos de las campañas de prospección realizadas por el Proyecto de Investigación serán objeto de una segunda parte de esta Memoria y necesitan ser completadas a partir de la documentación de zonas aledañas…» (Contreras Cortés y otros 2000b, 377)—. A partir de un registro de localizaciones obtenido en prospecciones superficiales, el enfoque metodológico seguido en publicaciones más recientes de este equipo se basa en tres ejes o niveles de variabilidad de los patrones de asentamiento. El primer se refiere a la articulación del asentamiento con el área que lo circunda, e incluye tres índices, denominados «pendiente del área geomorfológica», «dominio visual 1» y «domino visual 2». El segundo se refiere a la unidad geomorfológica de asentamiento, definida como el «elemento concreto del paisaje, más o menos individualizado, donde el asentamiento se sitúa» (Cámara Serrano y otros 2004, 506) e incluye 5 índices, denominados «compacidad de la unidad geomorfológica», «pendiente teórica de la unidad geomorfológica», «pendiente real de la unidad geomorfológica», «compacidad de la sección de la UGA» e «índice de amesetamiento». Finalmente, el tercero es relativo al asentamiento e incluye el denominado «índice de pendiente teórica del asentamiento». Este planteamiento coincide a grandes rasgos con el propuesto en el estudio del poblamiento de la Edad del Cobre en el alto Guadalquivir (Nocete Calvo 1989), ya comentado, aunque es difícil conun Análisis de Componentes Principales. Las variables seleccionadas y los yacimientos listados no son, sin embargo incluidos en este trabajo. En otro trabajo reciente que aborda las pautas de ocupación del medio y la territorialidad de las sociedades argáricas (Molina González y Cámara Serrano, 2004) se plantea una síntesis de las características principales de los asentamientos de la Edad del Bronce en el Sureste español aunque, sin embargo, no se incluyen en la publicación tablas descriptivas de las características espaciales o territoriales de tales asentamientos ni mapa alguno (descriptivo o analítico) de distribución de yacimientos (la figura 4 muestra una hipótesis de delimitación de los principales «grupos» de la cultura de El Argar a escala de todo el Sureste español).

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firmar este extremo ya que, al especificar su metodología de trabajo, Cámara Serrano y otros (2004, 506-507) no aportan las fórmulas de los coeficientes. La variabilidad de patrones de asentamiento es analizada de forma estadística mediante Análisis de Componentes Principales (del cual se presentan datos tabulados, incluyendo matrices de correlación entre las variables, y gráficos con los tres primeros componentes). La clasificación de asentamiento es mostrada en un mapa SIG sobre modelo digital del terreno. Este estudio territorial, del que hasta ahora solo se ha realizado una publicación (por lo que hay que considerarlo en curso de realización), se basa en prospecciones sistemáticas, y ofrece un alto grado de formalización, reflejada en la presentación tabulada del inventario original de yacimientos y localizaciones a partir del cual se realiza el estudio, en la definición justificada de variables, en el empleo de métodos cuantitativos y en la utilización de cartografía digital mediante SIG. Entre los problemas que se observan en las publicaciones parciales hasta ahora efectuadas se cuentan la falta de una definición precisa de los índices empleados, el bajo porcentaje de variabilidad reunido por las dos primeras componentes

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(del 58,3%), un problema reconocido por los propios autores (Cámara Serrano y otros 2004, 507), o la falta de una aplicación extensiva de técnicas específicamente espaciales de análisis.

3.

TENDENCIAS METODOLÓGICAS

La revisión de los planteamientos y formulaciones teórico-metodológicas en los trabajos anteriormente citados o descritos sugiere algunas líneas de reflexión en torno a la configuración metodológica predominante en los análisis espaciales de escala territorial dentro de la Prehistoria Reciente del Sur de España. Aunque la muestra de estudios manejada sea muy pequeña y por tanto carezca de valor estadístico, y a pesar de que el análisis territorial no alcanza el mismo estatus epistemológico en todas las investigaciones implicadas (dependiendo de cuál sea su principal tema de interés), es posible intentar formular a partir de ella una valoración de las tendencias metodológicas predominantes en la manera en que el problema general, es decir, la territorialidad de las sociedades del III y II milenio cal ANE, ha sido abordado (Tabla 2).

Tab. 2. Ejes de variabilidad principales considerados en los estudios territoriales formalizados centrados en las sociedades de la Edad del Cobre y Edad del Bronce del sur de España. Se emplea la terminología original de los trabajos examinados. Fuente: elaboración propia.

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La topografía es la dimensión de variabilidad más frecuentemente analizada en estos estudios. Esta variable se mide en los siete estudios considerados, aunque se expresa en la práctica en distintos coeficientes y parámetros, utilizados en unos u otros estudios. Destaca por una parte el empleo de coeficientes de altitud relativa que miden la preponderancia del lugar elegido para el asentamiento con respecto a su entorno inmediato (Nocete Calvo 1989, 56-57; Molinos Molinos y otros 1994, 108; García Sanjuán 1999, 123). En el estudio del territorio de la Edad del Bronce en el valle del Rumblar, estos coeficientes parecen ser denominados «dominio visual 1» y «dominio visual 2», aunque es imposible afirmarlo con seguridad ya que en la única publicación en la que los mismos son citados (Cámara Serrano y otros 2004, 506) no se presentan las fórmulas empleadas. Como ejemplo de problemas reseñables vinculados al empleo de los coeficientes de altitud relativa cabe mencionar una cierta falta de formalización teórica en el planteamiento general de algunos trabajos (objetivos interpretativos del análisis territorial) y, de forma mucho más específica, la utilización de datos de altitud absoluta, y no relativa, para valorar la preeminencia topográfica de los asentamientos, como ocurre en el estudio de los patrones de asentamiento en la campiña cordobesa.2 Otros coeficientes relativos a la topografía que encontramos empleados en este grupo de trabajos son los de pendiente, que miden la accesibilidad-inaccesibilidad del lugar del asentamiento (Gilman y Thornes 1985, 56-57; Vicent García 1991, 113; Molinos Molinos y otros 1994, 108; García Sanjuán 1999, 123; Martín de la Cruz y otros 2000, 165; Cámara Serrano y otros 2004, 506), así como las posibilidades de uso y explotación del entorno en combinación con datos sobre edafología o hidrología (López García 1991; Martín de la Cruz y otros 2000, 172), o los coeficientes, diagramas y mapas de intervisibilidad y cuenca visual simple (Nocete Calvo 1989, 182, 192, 213, 215 y 219; Molinos Molinos y otros 1994, 114118; García Sanjuán 1999, 127 y 133), así como, más recientemente, y gracias al empleo de los SIG, de cuenca visual acumulada (Martín de la Cruz y otros 2004, 222; García Sanjuán y otros 2006). 2 La aparente contradicción observada en esta investigación entre los datos de la topografía de los asentamientos y del alcance y tamaño de sus cuencas visuales, al comparar los resultados para la Edad del Cobre y la Edad del Bronce, se debe precisamente a la utilización de datos de altitud absoluta y no relativa para establecer el grado de preponderancia topográfica de los asentamientos, un simple error metodológico que se hubiera resuelto aplicando cualquiera de los coeficientes de altitud relativa empleados en los estudios citados anteriormente.

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Una situación curiosa se da en relación con la definición de áreas isócronas en base a la topografía para el estudio de patrones de captación de recursos. El más antiguo de los trabajos aquí considerados empleó una metodología basada en la experiencia directa de campo, estableciendo el límite de referencia del área de captación económica del asentamiento en una hora (Gilman y Thornes 1985, 35-37), con lo cual aplicaban las propuestas teóricas planteadas en la literatura teórica de la época —cf. por ejemplo Higgs y Vita-Finzi, 1972:31; Vita-Finzi, 1978:26; Davidson y Bailey 1984:30-31; Butzer 1989:209; etc.)—. Sin embargo, a pesar de la gran influencia y reconocimiento que este trabajo ha tenido posteriormente por la solidez de su metodología, tan solo uno de los otros estudios incluidos en esta muestra llegó a abordar una aplicación análoga de procedimientos de definición de áreas isócronas en torno a los asentamientos estudiados (Vicent García 1991). En los restantes trabajos ha predominado el empleo de círculos de radio fijo en torno al asentamiento. Las razones de esta preferencia metodológica pueden ser fundamentalmente prácticas: en ausencia de tecnología SIG, el cálculo más fiable de líneas isócronas sería mediante medición directa in situ, un procedimiento muy lento y costoso. En este sentido, el estudio de la comarca noroeste de Murcia es excepcional por haber partido del diseño de un software específico para este fin. En la actualidad, sin embargo, el abaratamiento de costos de la cartografía topográfica digital de precisión y la disponibilidad casi universal de los SIG facilita una aproximación al tema de la definición de las áreas de captación basada en el tiempo de desplazamiento reflejado en isócronas más que en los círculos de radio fijo. La comparación entre el resultado de la configuración de recursos disponible en el área de captación económica de los asentamientos de la Edad del Bronce de Sierra Morena occidental (García Sanjuán y otros, 2011) demuestra la gran importancia de la racionalidad teórica y metodología seguida en la definición de su perímetro (fig. 5). Una aplicación novedosa del análisis espacial que, de forma análoga al cálculo de áreas isócronas, ha venido posibilitada por la extensión de los SIG y la disponibilidad de cartografía topográfica digital de mayor detalle, es la del cálculo de rutas óptimas de desplazamiento de acuerdo con la topografía. Se trata de un método de análisis que posibilita la exploración de las redes de comunicación entre asentamientos, recursos, accidentes naturales, etc. y que tan solo aparece en dos de los programas de investigación aquí considerados (Martín de la Cruz y otros 2004, 224; Murrieta Flores y otros, 2011).

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La segunda dimensión de variabilidad más frecuentemente analizada en los estudios formalizados de los patrones de asentamiento de las sociedades de la Edad del Cobre y la Edad del Bronce del sur de España es la morfología-fisiografía, que aparece expresada en diferentes variables específicas, tales como la geomorfología (Gilman y Thornes 1985, 48-83; López García 1991, 193-211), coeficientes que miden la morfología del asentamiento y su entorno, con especial énfasis en el grado de amesetamiento (Nocete Calvo 1989, 60; Cámara Serrano y otros 2004, 507), la morfogénesis, que refleja las características estructurales del paisaje (fluvial, montañoso, acolinado, etc.) y que es empleado en el estudio de Sierra Morena occidental (García Sanjuán 1999, 228229), o la orientación, que mide el grado de exposición del asentamiento a factores como la insolación y los vientos (Martín de la Cruz y otros 2004, 216), y por tanto puede ser considerado igualmente un parámetro relativo a la morfología. La proximidad a recursos hídricos es otro de los ejes de variabilidad de los patrones de asentamiento que aparece analizado de una forma regular en este grupo de investigaciones. Este parámetro se encuentra recogido en el estudio de Gilman y Thornes (1985, 77-83), quienes además analizan en detalle el potencial de desvío y canalización de aguas a partir de la red hidrológica principal al objeto de explorar las posibilidades de las prácticas agrícolas de irrigación en el entorno de los asentamientos examinados. También aparece en los trabajos del noroeste de Murcia (López García 1991, 121-133), alto Guadalquivir (Molinos Molinos y otros 1994, 109), Sierra Morena occidental (García Sanjuán 1999, 135-137) y campiña cordobesa (Martín de la Cruz y otros 2000, 166), en estos casos distinguiéndose la jerarquía del curso de agua en base a su ubicación dentro de la red de drenaje. Una cuestión de potencial interés a tener en cuenta es la del número de clases que se tiene en cuenta al analizar la variable morfología-fisiografía. En el estudio del poblamiento en las campiñas cordobesas se emplean tres (alto, vertiente y llano) (Martín de la Cruz y otros 2004), mientras que en el estudio de Sierra Morena occidental se emplearon asimismo tres, pero diferentes en concepto y definición (karstica, estructural montañoso y estructural acolinado). En general, dado el carácter exploratorio que estos estudios de patrones de asentamiento tuvieron, ante las importantes limitaciones de la calidad de la información arqueológica y cartográfica y la escasez de estudios análogos que emplear como referencia, se percibe cierta tendencia al empleo de clasificaciones

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generalistas sobre las detalladas, de forma que se puedan apreciar las tendencias principales. Naturalmente, el número de categorías empleadas puede depender del tamaño del área de referencia: cuanto mayor sea el marco espacial del análisis, mayor tenderá a ser la variabilidad física y morfológica implicada y por tanto mayor tendrá que ser el número de categorías. Otra dimensión de variabilidad analizada en los estudios valorados es la capacidad agronómica (o agrológica) potencial. Este parámetro es empleado en 5 de las 6 investigaciones consideradas. Las categorías empleadas en este caso varían bastante de un estudio a otro. En el trabajo de Gilman y Thornes (1985) se utilizan datos de uso de suelo directamente recogidos en el momento de realización del trabajo de campo, y luego ponderados mediante el uso de cartografía histórica, clasificándose la potencialidad de uso de los terrenos en varias categorías simples («monte/no arable», «cultivos de secano», «cultivos de regadío», «cultivos en terrazas»…). Semejantes son las categorías empleadas en el análisis del poblamiento de la comarca noroeste de Murcia, que incluye tres principales: «monte», «secano» y «regadío» (Vicent García 1991, 117). En el análisis del alto Guadalquivir se emplea una re-clasificación triple de suelos, con las categorías de «no aptos», «secano» y «policultivo» (Nocete Calvo 1989, 93). En el estudio del entorno del sitio de Calañas de Marmolejo se basa en los mapas de suelos publicados para las provincias de Jaén y Córdoba, empleándose 8 categorías «de las cuales las dos primeras corresponden a suelos con escasa o nula potencialidad para el cultivo y las tres últimas a suelos potencialmente muy productivos vinculados a las vegas de los ríos» (Molinos Molinos y otros 1994, 109), sin que se especifique la escala de la cartografía fuente. La cartografía empleada en el análisis de los territorios del III y II milenio cal ANE en Sierra Morena occidental corresponde a la cobertura digital producida por la entonces existente Agencia del Medio Ambiente (hoy Consejería de Medio Ambiente) en su «evaluación de los recursos ecológicos de Andalucía», y con una escala de 1:400.000, claramente insuficiente para un análisis de áreas de captación de recursos (García Sanjuán 1999, 111). Finalmente, en el estudio de la campiña cordobesa se emplea información de cartografía edafológica (la fuente no se precisa) combinada con los datos de pendiente para producir una reclasificación de los suelos en términos de «la mayor o menor potencialidad edafológica» (Martín de la Cruz y otros 2000, 166). Entre las variables de carácter más estrictamente cultural que medioambiental, la que es tenida en

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Fig. 7. Distribución y tamaño de los asentamientos de la Edad del Cobre y del Bronce en la campiña cordobesa. Fuente: Martín de la Cruz et al., 2004.

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cuenta en más estudios es la densidad y grado de concentración del poblamiento en relación con el espacio (número, tamaño y proximidad de los asentamientos dentro del espacio total estudiado). En la muestra de trabajos que estamos considerando, este parámetro se estima mediante el test de Clark y Evans (Nocete Calvo 1989), los coeficientes del Vecino Más Próximo (Molinos Molinos y otros 1994, 104; García Sanjuán 1999, 249) y Gravedad (García Sanjuán 1999, 250). Por otra parte, el único estudio que aborda la cuestión de la capacidad de sustentación del territorio de los asentamientos en términos demográficos, a partir de las características de los suelos, es el de la comarca noroeste de Murcia (Albadalejo Montoro 1991, 157-183)

4.

DISCUSIÓN

La Tabla 3 resume de forma comparativa y jerarquizada los parámetros determinantes del asentamiento de la Edad del Cobre y la Edad del Bronce de acuerdo a lo propuesto por los trabajos tenidos en cuenta aquí y según las variables que tratan (topografía, morfología, geología-suelos, hidrología y capacidad agrícola potencial). A partir de los estudios formalizados tratados en esta revisión se desprende que, de forma general, las comunidades del III milenio del sur de España tuvieron como criterio prioritario en sus estrategias de elección del asentamiento la disponibilidad de tierras de elevado potencial agrario, y que existe una fuerte correlación entre dicho potencial productivo, el tamaño (demografía) de las comunidades y su capacidad de movilización de recursos. Esta variable, sin

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embargo, no debe ser entendida en el sentido de que explique todos los patrones de asentamiento de las formaciones sociales del III milenio ANE. Como en cualquier otro periodo histórico o prehistórico, en la Edad del Cobre hubo una diversidad de estrategias espaciales y locacionales, con comunidades que siguieron pautas específicas. Es decir, pudo haber comunidades que, en función de sus condiciones materiales y circunstancias, dieran mayor prioridad al factor seguridad-defensiva frente al factor de optimización productiva agraria y otras que orientaran sus patrones de asentamiento a otras formas de producción económica (ganadería, metalurgia). Esto pudo ser consecuencia en parte de una especialización productiva entre comunidades, aunque este extremo permanece como una hipótesis todavía no demostrada. A partir de finales del IV milenio cal ANE (comienzos de la Edad del Cobre) se produce la consolidación de la economía agraria, que, paulatinamente, se hace más estable y segura, con mayor estabilidad frente a periodos de fluctuaciones productivas (o crisis). Durante el III milenio se produce por tanto la intensificación de una serie de procesos, entre los que destacan principalmente la creciente productividad agropecuaria, el crecimiento demográfico (poblacional) y la aparición de la metalurgia del cobre, que se retroalimentan, dando lugar a fenómenos de agregación poblacional, complejización de las relaciones sociales, y un probable aumento del conflicto intergrupal. Los estudios revisados en este trabajo ponen precisamente especial énfasis en la valoración del impacto que la seguridad tiene en la definición de las estrategias de ocupación del espacio: el conflicto social comienza a ser un elemento

Tab. 3. Jerarquización de parámetros de la estrategia de elección del asentamiento. Resumen.

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estructural (de hecho infraestructural) de la vida, lo que provoca que la seguridad defensiva (inaccesibilidad, defendibilidad, control visual) comience a ser un elemento de consideración primaria en la estrategia de elección del asentamiento. En la Edad del Bronce todas esas circunstancias se acentúan, por lo que la seguridad defensiva comienza a ser de hecho el primer y máximo factor determinante de la elección del lugar de asentamiento, en detrimento incluso de la proximidad a las mejores tierras y/o recursos agropecuarios. Centradas en el asentamiento y su localización y en las estrategias productivas agrarias (uso del suelo, capacidad de intensificación productiva), las aproximaciones formalizadas planteadas hasta la fecha en relación con la territorialidad de las sociedades del III y II milenio en el sur de España han prestado poca atención a otros ejes de variabilidad. Uno de estos ejes, por ejemplo, es la explotación de recursos abióticos, y más concretamente, recursos minero-metalúrgicos. Tan solo dos de los siete estudios tomados en consideración articularon variables tales como presencia/ausencia de minas de cobre en el área de captación del asentamiento, distancia a los recursos potencialmente explotables, etc. Una posible explicación de la escasa atención prestada hasta ahora a este eje de variación del poblamiento es la dificultad de contar con datos fiables de distribución de recursos a partir de prospecciones de superficie así como el costo adicional correspondiente a su oportuna caracterización arqueométrica. Paradójicamente, el que probablemente sea el más completo estudio de recursos abióticos en el entorno de un asentamiento del II milenio ANE, el realizado a mediados de los 1980 en el territorio del asentamiento argárico de Gatas (Carulla 1987), no ha sido incluido en esta revisión al no reunir todas las características de formalización metodológica propuestas como criterio de selección3. 3 El trabajo realizado en Gatas es prácticamente el primero en el que se seguía el planteamiento metodológico propuesto por Gilman y Thornes (1985) en su estudio de usos del suelo en la Prehistoria Reciente del Sureste, planteando un análisis en profundidad del contexto territorial, espacial y ecológico inmediato (área teórica de captación económica) de una comunidad de los milenios III-II ANE. La memoria que da cuenta de la primera fase de esta investigación, centrada en la prospección del asentamiento de Gatas y su entorno (Chapman y otros 1987a), a la que seguiría 12 años más tarde la memoria de las excavaciones en él llevadas a cabo (Castro Martínez y otros 1999), incluye básicamente dos capítulos dedicados al capítulo de prospección arqueológica: uno que se centra en la prospección a escala semi-micro del propio sitio de Gatas (Chapman y otros 1987b), incluyendo un detallado análisis de captación de recursos abióticos (Carulla 1987) y un segundo que trata del inventario de localizaciones

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Otro eje de variabilidad de las estrategias de asentamiento que ha recibido una atención comparativamente menor es el de la relación espacial de los asentamientos con lugares vinculados a la reproducción ideológica, como por ejemplo, sitios funerarios o santuarios con arte rupestre. Como es sabido, esta dimensión del análisis de la organización espacial de las sociedades prehistóricas ha recibido un notable impulso en los últimos dos decenios a partir de las propuestas teóricas «paisajísticas» de corte postprocesual y ha sido objeto de mayor atención en otras regiones de la península Ibérica. En este sentido, uno de los parámetros más comúnmente señalados en la literatura es el de la relación visual existente entre los sitios y monumentos funerarios entre sí y con respecto a los asentamientos, un problema que es abordado solo en dos de los seis estudios aquí reseñados. De nuevo en este caso la extensión de los SIG posibilita la ampliación del espectro de problemas tratados y de técnicas empleadas en el estudio de los patrones de asentamiento prehistóricos. Finalmente, un tercer aspecto del análisis espacial que aparece infrarrepresentado en la selección de estudios aquí tratada es la de la conectividad (vías de paso y comunicación, rutas de intercambio), tan solo considerada en uno de los estudios. A este respecto, una consideración quizás pertinente sea la de la dificultad de abordar este problema antes de la extensión de los SIG: gracias a las posibilidades de cálculo de rutas óptimas mediante modelos digitales del terreno, el análisis de los patrones de movimiento y acceso por el territorio, por ejemplo a través del análisis de las vías pecuarias (un tema ya viejo de debate en relación con, por ejemplo, las distribuciones de monumentos megalíticos) ha recuperado protagonismo en los últimos años (Bermúdez Sánchez 2006; Fairén Jiménez y otros 2006; Murrieta Flores y otros 2008; 2011). Aparte de los estudios metodológicamente formalizados que han servido de base para la discusión realizada en este trabajo, otros estudios realizados en las dos últimas décadas han contribuido de forma muy del III y II milenios ANE identificados en la depresión de Vera (Pedro y otros 1987). En relación con este último capítulo, sus autores establecen que su objetivo es la «…localización cartográfica de los distintos asentamientos y necrópolis [así como] el análisis espacial de los yacimientos aquí expuestos así como los que puedan añadirse con posterioridad» (Pedro y otros 1987: 30). En la práctica, aunque se desarrolla un pormenorizado catálogo de las 75 localizaciones reunidas, describiendo distintos aspectos de su registro arqueológico, el citado «análisis espacial» no es nunca abordado, no llegando a plantearse una valoración de las relaciones espaciales que los distintos asentamientos pudieron tener entre sí o de las estrategias que esas comunidades siguieron en cuanto a elección del lugar del asentamiento.

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significativa al avance de la investigación sobre las sociedades del III y II milenio en el Sur de la península Ibérica, aunque no han desarrollado aproximaciones particulares o específicas al problema de la territorialidad con un planteamiento metodológico que se ajuste al concepto de formalización aquí empleado. Entre ellas cabría destacar, por orden cronológico de su publicación, los estudios del territorio almeriense desde los inicios de la producción hasta fines de la Antigüedad (Cámalich Massieu y Martín Socas 1999; Martín Socas y otros 1999), el poblado argárico de Fuente Álamo (Almería) (Schubart y otros 2000; Arteaga Matute 2000), la evolución del paisaje y el poblamiento humano en la Tierra Llana de Huelva durante el Holoceno (Campos Carrasco y Gómez Toscano 2001), la ocupación humana en el entorno de la Cueva del Toro (Antequera, Málaga) entre el IV y el II milenios ANE (Cámalich Massieu y otros 2004; Moreno Alonso y otros 2004) y análisis del III milenio en la cuenca del río Odiel (Huelva) (Nocete Calvo 2004). Otros trabajos han abordado de forma más o menos prioritaria el tema de la territorialidad entre las sociedades de la Edad del Cobre y la Edad del Bronce, especialmente en el contexto del bajo valle del Guadalquivir – cf. por ejemplo Cruz-Auñón Briones y otros 1992; Nocete Calvo 2001; López Aldana y Pajuelo Pando 2001; Lazarich González y otros 2004; etc.). Aunque por las limitaciones de espacio es imposible entrar en una valoración pormenorizada de los fundamentos metodológicos del tratamiento que el análisis espacial de los patrones de asentamiento conlleva en esta otra serie de trabajos, se pueden señalar dos problemas básicos. La primera es que los esfuerzos invertidos en prospecciones de superficie e inventariado de registros de yacimientos no son siempre conducentes a un análisis espacial de los patrones de asentamiento. Varios de estos trabajos se plantean pormenorizadas y cuidadosas descripciones del registro de yacimientos obtenido durante las prospecciones y en algunos se aportan recuentos o resúmenes gráficos del número de localizaciones y/o asentamientos por periodos. Sin embargo, al no entablarse un análisis espacial formalizado de la variabilidad del poblamiento humano en el marco geográfico en cuestión, el resultado efectivo es una ordenación y estructuración del inventario de las localizaciones conocidas (o descubiertas) en el marco de estudio designado, pero no un análisis de las pautas espaciales y estrategias de ocupación del territorio. Una segunda categoría de problema es la que representa la publicación solo parcial de los datos y criterios empleados en el análisis territorial, sin los

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cuales la metodología no puede ser satisfactoriamente comprendida o valorada. En algunos de los trabajos citados se detectan problemas en cuanto al nivel de formalización científica, especialmente en lo referente a la presentación de los datos y los resultados estadísticos y a la calidad de la cartografía presentada. Así, no se incluyen ni tablas o inventarios de las localizaciones (o yacimientos, o asentamientos) utilizados para definir las interpretaciones propuestas, ni de las mediciones y observaciones realizadas en cuanto a las variables seleccionadas, ni mapas de distribución donde dichos yacimientos aparezcan localizados e identificados. Los patrones locacionales o de asentamiento descritos en algunos de estos trabajos (en algunos casos pomposamente presentados como «modelos») no pueden ser externamente valorados ante la falta de claridad en el previo proceso de tratamiento, análisis y presentación de los datos.

5.

COROLARIO

Como corolario a lo expuesto en las páginas precedentes cabría señalar tres grandes conclusiones. La primera y más simple es que el número de estudios que abordan el análisis de los patrones de asentamiento de las sociedades de la Edad del Cobre y la Edad del Bronce en el sur de España desde una formulación metodológica formalizada es bastante reducido: en el cuarto de siglo transcurrido desde la aparición del estudio de A. Gilman y J. A. Thornes hasta la actualidad ese número se reduce a siete. De ello parece desprenderse que el análisis espacial de las estrategias de ocupación del territorio constituye un área todavía por consolidar dentro la metodología de investigación de la Prehistoria Reciente del Sur de España y previsiblemente todavía pasará cierto tiempo antes de que se establezca como práctica disciplinar normalizada. Ello no parece corresponderse con las amplias expectativas generadas por la introducción de los primeros elementos de formalización científica en el tratamiento de la dimensión espacial de los patrones de asentamiento, allá por los años 1980. Una segunda conclusión a la que puede llegarse a partir de esta revisión es que, en general, los estudios formalizados de los patrones de asentamiento del III y II milenio ANE en el sur de España resultan bastante homogéneos en términos de formulación epistemológica, objetivos y planteamiento metodológico. En cuanto a lo primero destaca el interés por las estrategias locacionales (selección del lugar de ubicación del asentamiento), que se consideran representativas de la configuración que asumen dos gran-

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des ejes de variabilidad de las formas de vida de las comunidades prehistóricas: la organización de la producción agro-ganadera y las estrategias defensivas (protección y control del territorio y sus recursos). Destaca, por tanto, el papel epistemológico principal que se concede al lugar de asentamiento (frente a localizaciones y sitios arqueológicos de otra naturaleza) en el análisis espacial-territorial. Ello tiene probablemente mucho que ver con la inspiración teórica de estos estudios que, de forma muy mayoritaria, a través de las formulaciones de sus propios autores, se puede considerar materialista-marxista. En tercer lugar, cabe mencionar que la literatura sobre sociedades del III y II milenio ANE en el sur de España que no ha hecho del análisis espacial de los patrones de asentamiento una prioridad epistemológica, plantea una problemática propia en relación con este tema, que exigiría una discusión en sus propios términos. Dada la limitación de espacio en este trabajo, tanto solo se han apuntado dos cuestiones: la aparente discontinuidad metodológica entre la recogida de datos (prospección y catálogo) y su análisis, y la inexistencia de una normalización disciplinar sobre la forma en que los datos y los procesos de su análisis son presentados y publicados. Cabría añadir al respecto que algunos trabajos publicados en los últimos años se proponen como «análisis territoriales» discusiones completamente alejadas de la base metodológica representada por los estudios formalizados reseñados en este artículo. De hecho, para ser más exactos, ocasionalmente se han presentado como análisis o interpretaciones territoriales lo que en realidad son apreciaciones bastante subjetivas de los resultados de determinadas prospecciones arqueológicas de superficie y/o de distribuciones concretas de localizaciones arqueológicas en términos de dinámicas culturales generales. De estas observaciones se desprende la conveniencia de una permanente y activa reflexión sobre los conceptos, procedimientos y métodos que se emplean desde la Arqueología para el análisis de las formas de ocupación del espacio. Su mera enunciación en los textos teóricos como forma de metodología científica potencialmente disponible será insuficiente si su aplicación práctica resulta escasa, incompleta o confusa.

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METODOLOGÍA DE ANÁLISIS DE LA TRANSFORMACIÓN DEL PAISAJE EN LOS ABRIGOS CON ARTE RUPESTRE DEL VALLE DEL ÉSERA POR

MARÍA SEBASTIÁN LÓPEZ y MANUEL MARTÍNEZ-BEA* Departamento de Ciencias de la Antigüedad. Área de Prehistoria. Universidad de Zaragoza

RESUMEN En los estudios sobre arte rupestre el análisis que relaciona a los abrigos decorados con el contexto arqueológico y geográfico del entorno aparece como una de las temáticas más recurrentes en los últimos años, en gran medida debido a la aplicación generalizada de los Sistemas de Información Geográfica. Sin embargo, la mayoría de aproximaciones realizadas en esta línea (análisis de visibilidad, explotación del territorio, rutas óptimas...) se han realizado atendiendo a valores geomorfológicos actuales, con lo que los resultados obtenidos podrían aparecer deformados. En el presente estudio, que se presenta tan sólo como una aproximación metodológica, nos centramos en los abrigos con arte esquemático de la cuenca del Ésera y el contexto arqueológico circundante atendiendo tanto a yacimientos neolíticos como de la Edad del Bronce, dada la dificultad de adscribir estos abrigos esquemáticos con un momento crono-cultural definitivo. El empleo de los SIG se conforma como una herramienta básica para localizar y cuantificar las variables territoriales a lo largo del tiempo. El análisis estadístico-espacial permite examinar la estructura o patrón del paisaje actual y pasado, manifestar las implicaciones ecopaisajísticas de tal transformación, detectar las tendencias territoriales de cambio y crear modelos de reconstrucción de dichas variables. Con esta base se analizan los yacimientos arqueológicos atendiendo a la posible explotación del entorno, tanto agrícola como ganadero, por parte de estos grupos productores, planteando la existencia de un verdadero paisaje socializado en el que también participan los abrigos decorados y que humanizan el medio físico. SUMMARY In the studies on rock art the analysis that relates to the decorated shelters to the archaeological and geographic context surroundings appears like one of thematic the most recurrent ones in the last years, in great measurement due to the generalized application of the GIS. Nevertheless, most of approaches made in this line (visibility analysis, operation of the territory, optimal routes...) they have been made taking care of present geomorphologic values, with which they obtained results could appear deformed. In the present study, that only appears as a methodology approach, we were centered in the shelters with schematic art of the river basin of the Ésera and the surrounding archaeological context taking care of so much * Pedro Cerbuna, 12. 50009 Zaragoza. [email protected]

Neolithic deposits as of the Age of the Bronze, given the difficulty to assign these schematic shelters with cultural a little while definitive. The use of the SIG is satisfied like a basic tool to locate and to quantify the territorial variables throughout the time. The statistical-space analysis allows examining the structure or pattern of the present landscape and past, to show the eco-landscape implications of such transformation, to detect the territorial tendencies of change and to create models of reconstruction of these variables. With this base the archaeological deposits are analyzed taking care of the possible operation of the surroundings, as much agriculturist as cattle dealer, on the part of these producing groups, raising the existence of a true socialized landscape in which also the decorated shelters participate and that humanize the average physicist. PALABRAS CLAVE: Neolítico, Edad de Bronce, arte esquemático, SIG, ecopaisaje, análisis estadístico-espacial. KEYWORDS: Neolithic, Bronze Age, schematic art, GIS, ecolandscape, spatial-statistic analysis.

INTRODUCCIÓN El paisaje ha variado a lo largo de la historia geológica del planeta promovido por la acción antrópica y de forma natural, en función de factores como la disposición de océanos y masas continentales, las conmutaciones en la composición atmosférica o los cambios en la radiación solar incidente en relación con la posición de la Tierra respecto al sol. Estos cambios se han producido a distintas escalas desde la milenaria hasta la secular, con consecuencias que en ocasiones han tenido carácter global y que se han manifestado en enfriamientos de hasta 8 ºC y calentamientos de 5 ºC en relación a la temperatura media de la superficie actual (cuantificada en 15 ºC). (Peña, J. L. et al. 1996). Este artículo tiene como objetivo adecuar las metodologías de paisaje utilizadas en los estudios de prehistoria hasta el momento, para realizar un intento

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María Sebastián López y Manuel Martínez-Bea

de retrospección hacia el pasado y de este modo, poder abordar desde otra perspectiva las funcionalidades territoriales. Sabemos que son diversos los elementos que determinan la ocupación de un territorio por parte de los grupos humanos, así como las estrategias de movilidad y los recursos económicos, estrechamente relacionados con el medio ambiente y capaces de variar dicho comportamiento. Por tanto, cuanto más nos acerquemos al estadio ecopaisajístico en el que se encontraban esos grupos humanos, mejor podremos deducir su comportamiento. A lo largo de estas líneas se plantea la metodología seguida con un SIG para elaborar una cartografía diacrónica de paleoambientes, que muestre a grandes rasgos la evolución del paisaje. Siendo conscientes de las limitaciones del cartografiado de estos elementos y del exhaustivo desarrollo metodológico que estos conllevan.

ÁREA DE ESTUDIO La superficie delimitada para la implementación de esta metodología es la correspondiente a la cuenca del río Ésera. Se ha elegido esta zona dada su riqueza paisajística y arqueológica. Geográficamente el área de estudio cubre un amplio rango altitudinal, desde los 580 m, en los puntos más bajos del río hasta los 2.500 m en las cumbres. Entre uno y otro extremo se dan todas las combinaciones posibles de pendiente, exposición y litología, de manera que puede hablarse de un territorio de extraordinaria complejidad que sirve de soporte a una fauna y a una flora de gran valor. El área de estudio se estructura en un conjunto de macizos y valles. Entre los primeros destacan los macizos de Cotiella y las sierras de Ferrera y Chía. Los segundos siguen una dirección norte-sur con importantes sinuosidades. La cabecera del río Ésera drena el sector central del territorio, mientras que el Cinca y el Isábena lo hacen parcialmente por el oeste y por el este respectivamente. El relieve se caracteriza por la gran influencia de la estructura y el glaciarismo pleistoceno. Los macizos calcáreos (Cotiella, Chía, Ferrera) se definen por los relieves contrastados, muy enérgicos, dominados por los grandes escarpes verticales, ocasionalmente afectados por la acción glaciar (Cotiella), con desniveles de cientos de metros en distancias muy cortas. El paso de los ríos a través de los macizos calcáreos ha dado lugar a la formación de profundos cañones o congostos (Ventamillo, Obarra, Plandes-

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Fig. 1. Mapa de localización general zona de estudio.

cún) de gran interés paisajístico y biogeográfico. Los macizos graníticos también producen relieves muy elevados, pero los escarpes, provocados por la erosión de los glaciares, no son tan verticales ni, por lo común, presentan tanto desnivel; dan lugar a formas más pesadas, salpicadas de lagos y de evidencias de la erosión glaciar, con crestas muy afiladas. Por su parte, los grandes afloramientos pizarrosos generan formas mucho más alomadas, con divisorias amplias en las que también ha actuado el glaciarismo pero con una impronta muy inferior. Por último, las áreas de margas abren pequeños surcos o depresiones encerrados entre elevados escarpes calcáreos (Martínez de Pisón, 1991; García-Ruiz et al., 1992; Chueca, 1993). Gran parte del territorio estudiado se vio afectado por la acción de los glaciares durante la última crisis fría, lo que ha tenido una enorme trascendencia sobre el relieve actual. El valle cuentan con una gama extraordinaria de formas glaciares (circos, cubetas de sobreexcavación, valles en artesa, rocas aborregadas) y de depósitos (morrenas, depósitos glaciolacustres), hasta el punto de que el paisaje actual por encima de los 2.000 m es imposible de explicar sin la permanencia de grandes masas de hielo, que en algunos tramos del valle llegaron a superar los 600 metros de potencia (García-Ruiz y Martí Bono, 1994). Las temperaturas actuales muestran los rasgos típicos de los ambientes de montaña, con valores medios anuales bajos o incluso muy bajos por encima de 1.500 m y elevada frecuencia de heladas. La precipitación media en el fondo del valle oscila entre 1.100 y 1.300 mm/año, mientras que a 2.500 m de altitud alcanza valores próximos a los 1.700 mm. La cuantía de las precipitaciones es elevada en com-

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paración con los relieves prepirenaicos o con la Depresión del Ebro, pero, a igual altitud, es ligeramente inferior a la del Pirineo Occidental y Oriental (García-Ruiz, 1997.). Los tres ríos mencionados cuentan con caudales medios elevados, aguas altas en primavera (máximos en mayo y junio), estiajes poco acusados en verano y muy bajos caudales en invierno, como consecuencia del descenso de las precipitaciones y del proceso de retención nival. Los fuertes desniveles y la gran heterogeneidad topográfica y litológica traen consigo una gran riqueza de especies vegetales, desde los carrascales submediterráneos hasta los ambientes glaciares y de tundra. Actualmente existen zonas parcialmente perturbada por el hombre, de robledales y pinares de pino laricio, pinares de pino silvestre, bosques mixtos mesohidrófilos, hayedos, abedulares, abetales, pinares subalpinos y pastos alpinos y subalpinos. Pero no sólo destaca su naturaleza, sino también la pronta presencia humana en el territorio. El hallazgo de las secuencias cronológicas de los yacimientos de la cueva del Moro y los abrigos de Forcas I y II documentaban el poblamiento paleolítico del Ésera quedando ininterrumpido hasta el Bronce Final (siglo VIII a. C.). Muestra de ello son los yacimientos de Laspaúles y Trillo, la cueva de las Campanas de la Puebla de Castro o la de las Brujas de Juseu. A las que se une el descubrimiento del primer dolmen en el valle del Ésera el de Mas de Abad y pinturas de tipo antropomorfo de difícil clasificación (Mas de Aspra). La parte alta del Ésera posee menos hallazgos, todos ellos adscribibles a una época tardía (Bronce Final). Se limitan a un hacha de aletas de bronce procedentes de Cerler, otra de rebordes localizada el Laspaúles y varios círculos de tipo cromlech del término de Chía. Queda un vacío de yacimientos en el valle medio del Ésera en torno a las localidades de Seira, Campo y Santaliestra. Sólo el hallazgo de algún molino junto a cerámica prehistórica en el Alto de la Cruz (Campo) marca la presencia de gentes en la edad del Bronce en la zona (Utrilla, P. y Mazo, C. 1991, 1992). La diversidad espacial y temporal de los recursos ha permitido el asentamiento de comunidades humanas que han transformado profundamente el paisaje, en algunos casos provocando serios deterioros (erosión de los suelos, aumento de la torrencialidad, eliminación de masas forestales, reducción drástica de poblaciones faunísticas y florísticas). El aprovechamiento tradicional descansó sobre una agricultura destinada a la alimentación humana local y una ga-

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Fig. 2. Principales yacimientos estudiados.

nadería ovina que alternaba estacionalmente el uso de los pastos supraforestales y de las estepas de la Depresión del Ebro mediante sistemas trashumantes que entraron en profunda crisis a mediados del siglo XX. En la actualidad la agricultura se restringe al fondo del valle (terrazas y llanuras aluviales) y depósitos morrénicos de suave pendiente, con predominio exclusivo de los prados, mientras la ganadería ovina y vacuna ha visto estabilizados sus censos después de décadas de retroceso general, en parte gracias a la Política Agraria Comunitaria (Daumas, 1976; Lasanta et al., 1998). Parece evidente que la situación actual del valle dista mucho del estadio inicial en el que lo encontrarían nuestros antepasados, por eso creemos conveniente realizar un cuantificación de estos cambios para poder entender mejor su comportamiento frente a él.

METODOLOGÍA • INTERÉS

DE LOS

SIG

La aplicación de los Sistemas de Información Geográfica en investigación arqueológica ha sido una de las renovaciones metodológicas más importantes de los últimos años. A mediados de los años 80 se desarrollaron las primeras aplicaciones arqueológicas de los SIG en los Estados Unidos, donde estos

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programas se orientaron principalmente a la gestión de los recursos culturales y al desarrollo de modelos predictivos de localización de asentamientos (Kohler y Parker, 1986). A partir de estos primeros trabajos, las aplicaciones se desarrollaron muy rápidamente (Kvamme y Kohler, 1988; Kvamme, 1990) ampliándose los campos principalmente hacia la reconstrucción paleoambiental y la relación de la sociedad con el medio ambiente (Allen, 1990), en consonancia con la tradición procesualista predominante en el entorno académico. En España, durante la última década, han alcanzado un gran desarrollo como disciplina y como herramienta. Experimentado un fuerte crecimiento tanto en el mundo de la investigación como en el aplicado directamente al desarrollo; universidades y centros de investigación crean y perfeccionan sus propios SIG sobre temas muy variados, que abarcan campos muy dispares. Destaca la rapidez con que se extiende su utilización como herramienta en todas las disciplinas en las que hay tratamiento de datos espaciales. Se debe hacer mención especial al interés que los SIG adquieren en los estudios sobre áreas de montaña, como es el caso de nuestra zona de estudio, por varias razones (Errea, 1999): • La montaña constituye un territorio de gran heterogeneidad espacial, como consecuencia de la compartimentación del relieve, de los fuertes contrastes que crea la topografía (forma de las laderas, pendientes, exposiciones) y del gradiente climático que supone la altitud, lo que origina una gran diversidad de recursos y ecosistemas en territorios muy reducidos. • Se trata de un territorio muy frágil y fácilmente vulnerable. Las laderas originan un espacio integrado, en el que las aguas de escorrentía ponen en contacto las diferentes partes de la ladera, distribuyendo nutrientes, partículas edáficas y semillas. Pero, por otro lado, el gradiente de relieve que implican las pendientes favorece la instalación de procesos erosivos, que afectan al suelo y a los microambientes de la ladera. En este sentido, la montaña es un espacio extremadamente frágil. • Posee un gran valor ambiental. Por su diversidad ecológica, por sus muchos endemismos, por sus formas de relieves singulares (glaciares, por ejemplo), por abastecer de agua a los espacios llanos, etc. De todos estos rasgos propios de las áreas de montaña, se desprende el gran volumen de datos con el que se trabaja, superpuestos en el mismo espacio.

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A este respecto, los Sistema de Información Geográfica cumplen un importante papel, ya que permiten modelizar su complejidad tridimensional. Variaciones climáticas relacionadas con la altura y exposición, influyen fuertemente en los componentes biofísicos de los ambientes de montaña: suelos, vegetación, fauna..., así como en la localización de los espacios agrícolas y asentamientos humanos. Esta complejidad derivada del relieve puede representarse a partir del Modelo Digital del Terreno (MDT), que proporciona una categorización de zonas en función de la pendiente, elevación y orientación, o por la delimitación de unidades de paisaje, construídas a partir de la síntesis de datos ambientales que reflejan el «carácter» de un área más que su forma física (Heywood et al., 1994).

• METODOLOGÍA

APLICADA PARA EL ANÁLISIS

DE LA TRANSFORMACIÓN DEL PAISAJE

El esquema de trabajo seguido en la elaboración del la cartografía diacrónica de transformación del paisaje fue el siguiente: • Fase de análisis: Estudio in situ de el estado actual de los recursos naturales de la zona y sus evidencias en la estructura territorial (restos arqueológicos). • Fase de diagnóstico: Identificación de los diferentes ecosistemas o regiones geográficas complejas. • Establecimiento de criterios de análisis: Se concretó el «concepto de paisaje» y a partir de ahí se determinaron los principales factores o elementos que lo componen para adecuar las variables de estudio. El paisaje fue concepto básico que orientó la metodología, entendido éste como un sistema compuesto por subsistemas interrelacionados. Que pueden sintetizarse, en factores bióticos (poblaciones vegetales y animales que se localizan en un determinado lugar), abióticos (espacio formado por factores ambientales, el medio y el sustrato) y antrópicos (conjunto de poblaciones humanas que se localizan en un determinado lugar transformando dicho paisaje). Por lo tanto, se trata de clarificar y cuantificar los factores abióticos actuales de los cuales tenemos información cartográfica fiable, mediante el estudio de las variables que influyen en él, para generar unidades morfológicamente homogéneas sobre las cuales poder extrapolar la información de aquellas variables

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como la vegetación, de la que no se tiene información actual y que son las que más variaciones han sufrido a lo largo de los tiempos. De cara al objetivo de este trabajo lo más interesante a destacar es que en la primera fase (análisis del área de estudio) se elaboraron 11 mapas que se presentaron a escala 1:50.000. En función del contenido de cada mapa se utilizó una fuente de información distinta (base topográfica en formato digital, fotografías aéreas de distintas fechas, datos de localización de yacimientos arqueológicos y trabajo de campo). La relación de los mapas resultantes se incluye en la figura 3.

Fig. 3. Mapas elaborados en la fases de análisis.

El análisis de los recursos naturales sirvió para establecer una diferenciación geográfica concreta dentro de la zona de estudio, donde se elaboran los mapas de síntesis ambiental, de usos del suelo y de zonificación. Estos mapas constituyen en buena medida el producto final cartográfico sobre el que se sustenta el análisis y posterior volcado de la información polínica y climática general de la zona de estudio. Pero también pueden considerarse el resultado final desde una perspectiva puramente metodológica, ya que son el fruto de superponer los mapas (valorados) más importantes del análisis, para lo que resulta imprescindible el uso de SIG. Dentro de la variedad de software SIG que existe en el mercado se optó por utilizar básicamente ArcInfo, ya que consideramos que el programa ArcGIS constituye una familia escalable de productos cuya unión forma un sistema de información geográfica completo. Mientras que el resto del software se empleó de forma muy puntual. Con el fin de proceder a la delimitación de zonas geográficamente homogéneas sobre las que obtener síntesis evolutivas más concretas, se utilizaron diversas variables ambientales y de usos del suelo.

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Algunos de los mapas empleados se simplificaron, eliminando manchas menores o uniendo diversas clases en otras mayores, para evitar la excesiva compartimentación del área de estudio. Se trataba de identificar áreas relativamente homogéneas con un doble criterio: • El grado de fragilidad o de conservación del territorio, que depende de las pendientes, el tipo de relieve, el grado de erosión, entre otros factores. • El grado de importancia para la organización general del espacio, en particular las áreas más propicias para la producción ganadera o para las actividades agrícolas. De acuerdo con el primer criterio las variables empleadas fueron: pendientes, orientaciones, litología, unidades geomorfológicas y especies significativas vegetación actual. Estos mapas se trabajaron de forma simplificada, de manera que no hubiera excesivas clases en cada uno de ellos y que la valoración asignada a cada clase fuera lo más sencilla posible. De la superposición ponderada de todos los mapas surgió un mapa de síntesis con la suma de todas las valoraciones. Este mapa es un claro indicador de las tendencias espaciales dominantes, pero es necesario reclasificarlo para simplificar el número de unidades identificables. El producto resultante permite disponer de una primera zonificación en función de la fragilidad del territorio, de su interés geoecológico y de las limitaciones que impone a un aprovechamiento del mismo. Posteriormente se elaboró el mapa valorado de usos del suelo para disponer de una perspectiva espacial sobre el peso de las distintas unidades desde el punto de vista de la organización humana del espacio. De forma deliberada no se superpuso el mapa de valoración de usos del suelo a los restantes mapas ambientales. De haberlo hecho, el mapa resultante hubiera resultado mucho más farragoso y difícil de interpretar, ya que tiende a haber una valoración relativamente opuesta en ambos conjuntos de variables. Es decir, las unidades que reciben una alta valoración ambiental (por ejemplo, las áreas de roquedos, las laderas de fuertes pendientes, los congostos) tienen muy poco interés desde el punto de vista de los aprovechamientos del suelo. Al final hubiera habido una cierta compensación que no habría resultado útil. Ambos mapas, el de valoración de factores ambientales (o geoecológicos) y el de valoración de los usos del suelo, son la base que permite construir el mapa de unidades geográficamente homogéneas del área de

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Fig. 4. Variables y pesos utilizados para la elaboración de la cartografía.

estudio. La figura 4 anota los valores dados a cada una de las unidades representadas en los mapas. Se deduce el mayor peso otorgado para los mapas de síntesis y de zonificación a las formas de relieve, la litología, la pendiente y las orientaciones; que sumadas a la información procedente de la fotointerpretación geomorfológica nos aportan información a cerca de la evolución del paisaje. Las restantes variables sirven sobre todo para matizar el resultado final. Los mapas de síntesis ambiental y de valoración de usos del suelo permiten distinguir cuatro unidades: • Zona 1: Se localiza en el tercio norte del área de estudio y corresponde básicamente a un área con pendientes muy fuertes, predominio de relieves graníticos y metamórficos afectados intensamente por la acción de los glaciares, laderas con importantes riesgos geomorfológicos, vegetación predominada por pinares subalpinos de Pinus uncinata, comunidades de pedregales y casmofíticas, o abetales. • Zona 2: Se extiende en el extremo suroccidental del área de estudio. Las pendientes son muy fuertes, existen formas glaciares labradas en sustrato calcáreo y formas kársticas donde viven especies vegetales frágiles de alto valor ecológico. • Zona 3: Localizada en la parte media de la cuenca del Ésera. No es una unidad homogénea desde el punto de vista de la litología, las formas

de relieve, la altimetría o las pendientes. Incluso la vegetación varía mucho de unos puntos a otros, pero se define bien por la presencia de los núcleos de población más importantes, el predominio de pendientes relativamente suaves, abundancia de recursos pastorales de verano y presencia de los mejores prados de fondo de valle, lo que también proporciona los mejores recursos alimentarios para el invierno. • Zona 4: Corresponde a litologías arcillosas y areniscosas, con relieves alomados y con una vegetación en parte muy degradada por la actividad humana. Lo que mejor define a esta unidad es su elevada antropización y, sobre todo, la importancia de la actividad agrícola en el pasado. Con la delimitación de estas grandes unidades morfológicamente homogéneas y de acuerdo a la finalidad del presente estudio que radica en la estimación de las transformaciones en el paisaje por medio de la distribución inicial y de la tendencia de cambio. Se ha considerado oportuno la utilización de las matrices de transformación de Markov, ya que proporcionan una aproximación a la modelización de las dinámicas de cambio de un paisaje (Peña 2001). El análisis de Markov se fundamenta en que las condiciones futuras dependen del estado inicial y de las probabilidades de cambio de dicho estado. Se puede estimar a partir de éstas las tendencias de cambio. Por lo tanto si se conoce el modo en el cual cambian de un uso de

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Fig. 5. Esquema de reclasificación y superposición de capas de información, seguido para la determinación de unidades geográficas homogéneas.

suelo a otro para un periodo determinado en la zona de estudio, se puede llegar a conocer cómo podría estar estructurado el paisaje en un pasado.

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El principio que siguen estas cadenas es que a partir de un presente conocido, el pasado es dependiente de estos cambios. El objetivo es identificar los procesos claves en el cambio de usos de suelo, el cálculo de las probabilidades y el lapso de tiempo para las transiciones entre los diferentes estados. Los modelos matriciales de Markov son adecuados para simular gran variabilidad de sistemas dinámicos, como las comunidades vegetales o paisajes (Acevedo et al., 1995). Pese a ser un modelo teórico refleja bien la evolución de los distintos estados en el tiempo en unas condiciones determinadas. Para determinar la transformación del paisaje y la evolución de sus elementos constitutivos se parte de los cambios que podemos percibir en comparar la actualidad con periodos pasados. Los mapas de análisis y su posterior reclasificación en zonas morfológicamente homogéneas anteriormente realizados, son un útil básico para la representación cartográfica y para la cuantificación y análisis espacial de las estructuras paisajísticas. Manejar una clasificación jerárquica de las distintas categorías identificadas como la que hemos utilizado, permite agrupar o desglosar la leyenda según cuáles sean nuestras necesidades del análisis del paisaje. La cartografía de usos del suelo y unidades homogéneas son la base para el análisis espacial, el requerimiento indispensable para la posterior traducción en variables métricas. Unas variables métricas que, se convierten tanto en indicadores para caracterizar las condiciones del paisaje, la composición, el patrón o la forma de cada uno de los elementos constituyentes, como para detectar el patrón de los cambios de los usos del suelo a lo largo del tiempo.

Fig. 6. Diagrama de flujos, resumen de la matriz de transición de los cambios de los usos del suelo.

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Las tendencias de cambio de los usos del suelo y cubiertas del suelo se han calculado a partir de las tablas cruzadas de los datos de superficie de cada clase, convertidas a probabilidades de cambio en matrices de transición. Para facilitar la lectura y esquematizar los tránsitos entre categorías, se han elaborado diagramas de flujo. Dado que el análisis de Markov radica en la estimación de la distribuciones por medio de la proporción inicial (vector de estado inicial) y la tendencia de cambio (matriz de transición), conseguidas ambas, se modelizan las transformaciones surgidas en un espacio concreto mediante cálculos matriciales.

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Es a partir del quinto milenio a. C. cuando comienzan a registrarse los primeros elementos de cultura material atribuidos al Neolítico en la parte oriental de la cuenca; en áreas situadas entre los 500 y 600 m de altitud. Durante el tercer milenio a. C. se culminará la ocupación de los buenos espacios agrícolas, al mismo tiempo que adoptan algunas de ellas una funcionalidad funeraria (dólmenes de Mas de Abad). Desde el punto de vista económico, esta etapa se caracteriza por dos hechos quizá correlacionados: se ocupa todo tipo de tierras, incluso las menos atractivas, de modo que se llena por completo de yacimientos la cuenca, intensificándose la actividad ganadera en las zonas altas.

RESULTADOS La ecología del paisaje está principalmente fundamentada en la noción de que los patrones medioambientales influencian fuertemente los procesos ecológicos (Forman y Godron, 1986). Los hábitat donde los organismos viven se estructuran espacialmente a varias escalas, y estos patrones actúan recíprocamente con la precepción del ser vivo y su comportamiento para manejar los procesos de dinámica de poblaciones y estructura de la comunidad (Johnson et al., 1992). Una ruptura en los patrones del paisaje puede comprometer la integridad funcional de esta estructura y por consiguiente inferir con los procesos ecológicos críticos necesarios para la persistencia de la población (With, 1997). Por ello en el presente trabajo se ha enfatizado en el desarrollo de métodos de cuantificación de la transformación del paisaje, considerándolo un requisito previo al estudio de las relaciones del hombre frente al territorio. Así, en nuestro caso, creemos que la evolución del poblamiento en el valle del Ésera está íntimamente ligada a los cambios climáticos y estructurales acaecidos en el paisaje. Ya que, aunque la primera ocupación del Prepirineo en época prehistórica tiene lugar en el musteriense, entre los 50000 y 40000; no será hasta el 130000 B.P., fecha de inicio del Interstadio Tardiglaciar en la oscilación templada del Bölling, cuando el hombre magdaleniense opte por abandonar sus territorios tradicionales de caza y se extienda por Sierras Exteriores ocupando algunas de sus abundantes cuevas tal y como indican las fechas de Carbono 14 de Forcas I (Graus). En el Epipaleolítico, el nuevo cambio climático que supuso su paso al Holoceno no marcó apenas diferencias en cuanto a las tendencias de ocupación de territorios; serán ocupadas en esta época las mismas zonas.

CONCLUSIONES Y DISCUSIÓN En las páginas precedentes se ha descrito la metodología seguida para el análisis de la transformación del paisaje en el valle del Ésera. En dicha metodología se ha destacado la utilización de un SIG como herramienta imprescindible para obtener unos resultados que tratan de compaginar el territorio y el comportamiento del hombre frete a él en el pasado. Hay que tener en cuenta, como ya se ha señalado previamente, que la complejidad del territorio es tan elevada y la diversidad ambiental y de recursos tan amplia que se hace necesario contemplar de forma discriminada el territorio, identificando áreas homogéneas con planteamientos de distintos sistemas de gestión en función de su potencialidad productiva y de sus limitaciones de uso. Para ello, resulta conveniente manejar un volumen de información muy amplio que además debe tener una plasmación espacial en función de la heterogeneidad del territorio. En este sentido, los SIG constituyen una herramienta básica, al poder superponer todas las variables consideradas apropiadas. En un plano más metodológico se ha comprobado que la selección de las capas de información es importantísima a la hora de obtener resultados sintéticos. No todas las variables utilizadas en la fase de análisis pueden combinarse a la vez y con un mismo valor. Es necesario seleccionar las más representativas para evitar duplicaciones o para supravalorar o infravalorar algunas variables. Una correcta combinación y ponderación de variables son esenciales a la hora de establecer unidades morfológicamente homogéneas. En este sentido, el ejemplo más significativo es la clara separación que debe realizarse a la hora de establecer mapas de síntesis entre las variables ambientales y las de uso del suelo. Su super-

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posición lleva a contrarrestar el peso de cada variable, de forma que surgen mapas muy farragosos y difíciles de interpretar, al haber una valoración muy distinta en ambos conjuntos de variables. La utilización de SIG parece, pues, imprescindible en estudios espaciales que tratan de discriminar entre diferentes áreas en función de su uso potencial del suelo. Sólo con el uso de estas herramientas potentes y precisas, es posible tener en cuenta todas las variables físicas y humanas que se superponen en un territorio heterogéneo, desde una perspectiva física, y diversificado, tras milenios de ocupación humana. Cabe destacar que las tendencias de cambio presentadas aquí a través de las cadenas de Markov son meras aproximaciones teóricas que a menudo no se ajustan a la realidad, pues las situaciones iniciales son distintas en cada periodo y los factores condicionantes del cambio, variables a lo largo del tiempo, no sólo en número sino en su incidencias sobre el territorio. Consecuentemente, las proyecciones resultantes serán menos probables cuanto mayor sea la distancia temporal a estimar. Así mismo debe admitirse la discreta precisión que supone realizar la simulación de los distintos usos del suelo, ya que su dinámica está medida por la acción humana y ésta, a su vez, condicionada por causas o intereses socioeconómicos, fluctuantes y a menudo arbitrarios. Las cadenas de Markov estiman qué cantidad de territorio de cada una de las zonas geográficamente homogéneas han sido susceptibles de cambio, pero no indican dónde va a producirse dichas transformaciones, pues aunque el contenido de la matriz se basa en datos espaciales, los resultados que obtienen carecen de componente espacial. Para cartografiar la tendencia de cambio detectada se combinan los valores resultantes con la predicción de los autómatas celulares, los cuales añaden el componente de contigüidad espacial a la transición de cambio del análisis de Markov. No obstante, las metodologías empleadas en el presente trabajo se han mostrado idóneas para detectar la transformación del paisaje.

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RECORRIENDO UN TERRITORIO DESAPARECIDO: RESTITUCIÓN FOTOGRAMÉTRICA Y ANÁLISIS DEL PAISAJE DE LA NECRÓPOLIS PREHISTÓRICA DEL VADO DE ALCONÉTAR POR

ENRIQUE CERRILLO CUENCA* Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Instituto de Arqueología – Mérida

RESUMEN Presentamos en este trabajo una aproximación al estudio del paisaje de una necrópolis del III milenio cal BC próxima a uno de los vados de la cuenca interior del Tajo. La Vega del Guadancil es una de las necrópolis mejor conocidas de este territorio, puesto que ya fue dada a conocer tras la excavación en 1873 por Jerónimo de Sande, y más tarde por diversos autores, entre los que habría que citar a los Leisner. Esta necrópolis fue cubierta por el embalse de Alcántara en 1969. Hemos recopilado información tanto del vado como de la necrópolis a partir de distintas fuentes históricas, tanto textuales, gráficas como fotográficas. El descenso del nivel del agua a finales de 2007 permitió acceder a la necrópolis, corroborar la existencia de los monumentos publicados y localizar otros inéditos. Cabe destacar el hallazgo de una estela armada. Paralelamente, produjimos una base cartográfica de la topografía original del vado y sus inmediaciones. La técnica empleada, después de ensayar con topográficos antiguos, fue la fotogrametría digital que ofreció mayor resolución que la anterior. Por medio de esta técnica y fotogramas del llamado «vuelo americano» de 1956 obtuvimos una ortofoto y un MDE. Este MDE fue utilizado como base cartográfica para situar los elementos localizados, pero además sirvió para iniciar un análisis del paisaje, en el que empleamos recursos varios como análisis de prominencia, cuencas visuales acumuladas y análisis de coste anistrópico, que deberían servir para comprobar si efectivamente el vado fue concebido como un espacio monumentalizado durante el III milenio cal BC. Se discute esta posibilidad brevemente.

paintings and engravings at the main chamber of one of the dolmens, connecting this dolmen with a currently well-known background of regional megalithic art. Since this necropolis was flooded by the construction of a great reservoir in 1969, we have compiled texts, artwork and specifically ancient photographical information of the ford and the necropolis to get as more information the better to reconstruct both them. As the level of water descended dramatically in late 2007, we were able to make a little survey work that consisted in identifying and geo-referencing the already known barrows and other yet unpublished ones. We must stress the discovering of a stelae with engraved weapons. Besides this work, our aim was to produce a topographical map of the ford and its surrounding area. To achieve this goal we have tested several GIS based methods, based on the geo-referencing old topographical maps of the area. Digital photogrammetry has revealed as the most reliable technique and that which offered more accuracy. We have produced a DSM (Digital Surface Model) and an ortophoto by processing aerial photographs taken by the USAF in 1956. Despite the problems derived of this technique; we finally obtained a digital topography of the ford with a 10 meters /pixel resolution. We think that this procedure can be applied when analysing highly transformed areas with archaeological purposes. The produced DEM has been used to locate sites as well as to start a landscape analysis of megalithic sites in the area. We have tested prominence analysis; anisotropic cumulative cost of moving, and cumulative viewsheds in order to check if the ford was really conceived a monumentalized landscape of the ford during the IIIrd millennium cal B.C. We discuss briefly this possibility.

SUMMARY

PALABRAS CLAVE: megalitismo, fotogrametría, visibilidad, rutas de mínimo coste, prominencia.

In this paper we present the landscape analysis of a necropolis from the IIIrd millennium cal BC located close to a ford in river Tagus (Spain). Vega del Guadancil was one the best known barrows from the interior River Tagus drainage, it was partially excavated in 1873 by Jerónimo de Sande, a clergyman who donated the recovered grave goods for the Paris 1879 World Exposition. Other authors have studied the necropolis later, especially Georg and Vera Leisner, who described carefully the remaining architectures and recognised some * Plaza de España, 15. 06800 Mérida (Badajoz). E-mail: [email protected]

KEYWORDS: megalithic sites, photogrammetry, visibility, least cost path analysis, prominence

1.

INTRODUCCIÓN

El vado de Alconétar se situaba, en el valle del Tajo a su paso por la provincia de Cáceres (Fig. 1), y es, sin duda, un paisaje bien representado en la bibliografía arqueológica e histórica.

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Enrique Cerrillo Cuenca

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Fig. 1. Localización del área estudiada, vado de Alconétar, en la península Ibérica y en relación al valle del Tajo y la falla Alentejo-Plasencia.

La principal razón para ello es que sus características geomorfológicas, que más tarde comentaremos, le convertían en uno de los pocos puntos donde el valle del Tajo podía vadearse sin excesivas dificultades, creando unas condiciones de «punto de paso» que se manifiestan en la abundancia con que aparece representado el poblamiento arqueológico de distintas etapas. Infelizmente, de este paisaje tenemos que hablar en pasado. A finales de la década de 1960 la construcción de la presa de Alcántara, situada a unos 50 km río abajo, anegaba una amplia extensión de territorio que durante años detentó el título de mayor embalse de Europa. La construcción de este pantano tuvo una afección muy directa sobre el patrimonio arqueológico, y la política de documentación y

salvamento arqueológico propia de la época fue mínima, aunque meritoria, pues permitió documentar, excavar y trasladar algunos bienes patrimoniales (Caballero Zoreda, 1970). Aunque el trabajo que actualmente realizamos en Alconétar tiene un carácter de documentación diacrónico, nos hemos fijado en la necrópolis megalítica situada al Norte del propio vado, en la antigua rivera del río Guadancil y en la zona adyacente. La necrópolis, hoy parcialmente desaparecida bajo las aguas del pantano, fue ya referida por diversos investigadores que llegaron a visitarla en distintos momentos antes de la inundación (Guerra, 1883, Paredes Guillén, 1909, Mélida, 1920, Leisner y Leisner, 1956). Posteriormente otros autores han revisado la información disponible, realizando tanto propuestas

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sobre la vinculación entre la necrópolis y el vado (Galán Domingo y Martín Bravo, 1991-1992, Martín Bravo y Galán Domingo 2000), como interpretando la información conocida en relación con el megalitismo regional (Bueno Ramírez 2000) o las manifestaciones gráficas que decoraban los ortostatos de una de las cámaras (Bueno Ramírez y Balbín Behrmann 2003). Nuestra aportación al estudio de la necrópolis ha consistido en reconstruir el paisaje del modo más completo posible, gracias tanto a referencias gráficas como textuales, pero además en realizar un breve trabajo de campo que nos ha permitido localizar nuevos monumentos pertenecientes a la necrópolis, así como algunas áreas de dispersión de materiales que podemos interpretar como espacios de habitación prehistóricos. Con ello hemos obtenido una visión más completa del vado durante la Prehistoria y de cómo este espacio de paso fue concebido. Aunque sin duda, lo que motiva la presentación de esta ponencia en esta reunión es el uso de fotogrametría digital para elaborar un Modelo Digital de Elevaciones, que no sólo nos proporciona una base cartográfica para referenciar las actividades humanas identificadas en distintos puntos del vado, sino además un producto que puede emplearse para realizar una caracterización del paisaje gracias a distintos módulos de análisis espacial. Como veremos, el uso de vuelos fotogramétricos, ya convertidos en una fuente histórica más de análisis del paisaje, nos permitirá aproximarnos a las condiciones físicas del vado durante el III milenio.

2.

EL VADO DE ALCONÉTAR: UN PASO FLUVIAL EN EL VALLE DEL TAJO

Son dos los accidentes geográficos que han determinado la condición de Alconétar como punto de paso. El primero de ellos es el propio río, el Tajo, que al alcanzar el denominado «Complejo Esquisto Grawáquico» en la provincia de Cáceres se sume en un profundo y escarpado valle, en el que simplemente por sus condiciones topográficas es difícil hallar zonas aplanadas donde cruzar el río. En la actualidad el río está tan embalsado que es difícil cuantificar su caudal o su régimen y cómo estos factores influyeron en el tránsito humano de una margen a otra. Se estima que tradicionalmente el Tajo extremeño presentó un régimen pluvio-nival, alcanzando su mínimo caudal en los meses estivales y en el comienzo del otoño (Barrientos Alfageme, 1990). Aunque carecemos de datos numéricos que avalen este

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comportamiento, la consulta de fuentes históricas, como toda una serie de memoriales encaminados al convertir el Tajo en navegable, ya señalan que es precisamente en los meses entre julio y octubre cuando se produce el estiaje del río y existen mayores dificultades para la navegación. Pero ante todo, el Tajo es un río con un comportamiento bastante irregular. Los trabajos llevados a cabo sobre su caudal en época holocénica (Benito et al. 2003) demuestran episodios de crecidas que acabarán por formar distintas «terrazas» en distintas épocas. El segundo elemento geográfico es la falla de Alentejo-Plasencia, un largo corredor natural que atraviesa la actual región de Extremadura en dirección SW-NE, creando un corredor natural que conecta el Suroeste peninsular con la Meseta, y que precisamente alentó algunas hipótesis sobre la pertinencia de este accidente geográfico como vía de comunicación natural durante la Protohistoria (Álvarez Rojas y Gil Montes, 1988). Es precisamente en Alconétar cuando la falla de Alentejo-Plasencia atraviesa el Tajo y se crean las condiciones necesarias para el paso. Las pendientes que caracterizan el valle del Tajo se ven abatidas por la falla, y en su lugar se presenta una reducida llanura producida por la deposición de material plio-cuaternario, que se presenta en forma de potentes bancos de arena. Cuando el Tajo alcanzaba esta formación se producía un extenso meandro en el que la profundidad del agua se reducía, lo que de forma eventual permitiría el cruce del río. Un elemento que nos ha resultado muy útil para valorar la profundidad de estos bancos de arena es la información relativa a la construcción de los puentes que se levantaron en esta zona sobre el Tajo. En algunos tramos encontramos una potencia de arenas de más de 4 metros depositados sobre la base pizarrosa del terreno, y parecen ser de deposición reciente, si tenemos en cuenta que entre el depósito de las arenas y la pizarra de halló precisamente la espada de bronce de Alconétar (Navascués de Juan, 1933). Aunque conocemos algunos datos más sobre la formación de estos bancales de arenas, un estudio geomorfológico del vado nos ayudaría a caracterizar mejor de que forma podría producirse el paso del vado durante el Holoceno. La diferencia topográfica existente entre la falla, situada en una zona deprimida, y el resto del valle del Tajo posibilitó el cruce del río en el pasado, pero también provocó que el área de Alconétar quedará inundada de inmediato tras la construcción del embalse, y que la superficie cubierta por las aguas fuera mayor que en otros puntos del Tajo. La desaparición del paisaje ha sido por tanto total, y ni siquiera

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Fig. 2. Topografía actual del sitio, tras la inundación del área del pantano.

en épocas de sequía ha resultado posible reconocer la parte más deprimida del cauce del río. Por último, hay que resaltar el valor de paso que esta área ha tenido en las comunicaciones a lo largo de toda de la Historia, desde las infraestructuras civiles más recientes (carreteras y ferrocarril), hasta las más antiguas (vía romana de Mérida a Astorga y Cañada Leonesa), todas ellas con trazados no coincidentes entre sí, puesto que sobre ellas han incidido diversos factores de atracción en su trazado, la coincidencia de estas vías se reduce a puntos muy concretos del entorno del vado.

3.

VIEJAS FUENTES Y NUEVOS DATOS PARA LA NECRÓPOLIS MEGALÍTICA DE VEGA DEL GUADANCIL

Hasta la fecha, las evidencias publicadas de la necrópolis megalítica de Vega del Guadancil se pueden considerar como una información bastante parcial, y en algunos casos confusa. Para tratar de corregir el desorden con el que se habían presentado los datos hemos cotejado la información publicada y la

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referida en documentación de archivo inédita con trabajos de campo realizados en fechas recientes. En noviembre de 2007, una excepcional bajada del nivel de agua del pantano dejaba al descubierto la mayor parte de la Vega del río Guadancil, y facilitaba el acceso a los túmulos ya conocidos y a otros nuevos de los que ofreceremos una información hasta hoy inédita. La primera mención a la necrópolis megalítica de Vega del Guadancil data de 1883, y se debe a un estudioso local (Guerra, 1883), que narra como en 1874 Jerónimo de Sande, un clérigo de la localidad de Garrovillas de Alconétar, a la postre correspondiente de la Real Academia de la Historia, «explora» dos sepulcros megalíticos junto al río Guadancil. En este trabajo se ofrece una descripción muy somera de la necrópolis, centrado únicamente en la descripción de dos cámaras de pizarra, y del ajuar recuperado en ella. Habrá que esperar hasta 1909, cuando Vicente Paredes (1909) visite la necrópolis, describa de nuevo los dos dólmenes y ofrezca noticias de otros intactos situados en las inmediaciones. Esta información es quizás la más prolija, y se ha completado con la visita al Archivo Histórico Provincial de Cáceres, donde se conservan tanto anotaciones, como plantas y fotografías que Vicente Paredes toma a pie de campo durante sus visitas. Las aportaciones de J. R. Mélida (1920) nos sirven para constatar la degradación de las estructuras, pero es sobre todo el trabajo de Georg y Vera Leisner (1956) el que nos descubrirá una necrópolis formada por al menos 6 monumentos de distinto tamaño en el que las cámaras de Vega Guadancil parecen ser las de mayor tamaño del conjunto. Nuestros trabajos de prospección en el sitio han documentado nuevas estructuras que podemos unir a las que ya conocemos, y que posiblemente se correspondan con los túmulos intactos ya citados por V. Paredes. De un lado hemos reconocido los túmulos de Vega del Guadancil 1 y 2, los excavados por J. de Sande, sobre los que existía cierta especulación sobre su posición real. En ese sentido, hay que señalar que se hallan justo en la misma situación en la que Paredes las describiera en sus cuadernos de campo, lo que viene a confirmar de forma ya definitiva la procedencia de los materiales depositados en el Museo de Cáceres y en el Museo Arqueológico Nacional, y las descripciones que distintos autores venían realizando sobre la necrópolis. Guadancil 1 es una sepultura de corredor largo, según las descripciones publicadas, que presenta un túmulo de 23 metros diámetro formado a partir de cantos de cuarzo blanco, bien conservado, que algunos puntos alcanza tres metros de alzado. Recuperamos en las inmediaciones

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Fig. 3. Vista del valle del Guadancil en noviembre de 2007, con indicación de los principales monumentos megalíticos y entidades topográficas.

de esta cámara algunas cerámicas características del III milenio cal BC. En el estado actual de conservación nos resulta imposible ofrecer más datos sobre el monumento, más que el material empleado en su construcción fue la pizarra. A escasos metros de ésta cámara se sitúa el dolmen de Guadancil 2, ya bastante desmontado en el momento en el que Paredes Guillén visita la necrópolis, aunque por la proximidad, y el tamaño del túmulo conservado, es factible que arquitectónicamente fuera muy semejante al anterior. En las inmediaciones de estos dólmenes, hemos documentado otras tres estructuras megalíticas de menor entidad. Sólo podemos precisar de una de ellas que se trata de una cámara simple de pequeño tamaño, compuesta por 7 ortostatos de pizarra. En un cerro contiguo, el de Garrote, los Leisner ya señalaron la presencia de otros dos monumentos que son los que se conservan actualmente en mejor estado. El cerro Garrote es la entidad topográfica más elevada, con sus 371 msnm, destaca sobre el entorno del vado, pero además sobre el relieve aplanado de la penillanura de pizarra, lo que le convierte en una referencia significativa del paisaje. Una de las sepulturas, Garrote 1 es un dolmen de corredor situado hacia la mitad de

la plataforma que constituye el cerro, mientras que en el extremo Sur se localiza una nueva cámara compuesta por doce ortostatos que se ha denominado Garrote 2. Es posible que en el extremo opuesto del cerro existiera otro sepulcro, hoy destruido por la construcción de un vértice geodésico. En la zona más próxima al vado hemos localizado un nuevo grupo de cuatro sepulcros ya desmantelados y en un precario estado de conservación, en el que únicamente se conserva parte del túmulo. A ellos tendríamos que unir el dolmen del Cerro de la Horca, explorado en 1909 por Paredes Guillén (1909), aunque no hay constancia de tal sepulcro hoy en día, la toponimia parece indicar que se situó en uno de los cerros más prominentes del entorno del vado, desaparecido tras los trabajos de extracción de áridos. Por último dos pequeños túmulos con lajas de pizarra recortadas se sitúan entre los anteriores y la propia Vega del Guadancil. Su estado de conservación es muy deficiente, y por lo tanto no es posible hablar con claridad sobre su estructura. En las inmediaciones se localizó una estela armada, además de algunas cerámicas y restos de talla de sílex que podrían estar señalando un área de habitación.

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Fig. 4. Localización de las evidencias en la base topográfica creada.

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Otras estructuras se localizan, aparentemente, aisladas y sin formar parte de un grupo establecido de monumentos. En una zona próxima al meandro del Tajo hemos localizado un pequeño túmulo en las proximidades del topónimo «Vadollano» de los topográficos antiguos. Mientras que en las elevaciones situadas en la margen derecha del Guadancil, los Leisner (1956: 320) citaban un dolmen arrasado, que hoy en día es difícil reconocer como tal. Emplazamos a futuros trabajos en prensa o en realización que aportarán información más específica sobre cada uno de los elementos comentados. Por el momento queremos señalar únicamente la existencia de una necrópolis muy extensa formada por al menos once monumentos, que se ampliaría algo más si tenemos en cuenta una serie de indicios de difícil interpretación o referencias hoy en día no reconocibles.

4.

FOTOGRAMETRÍA DIGITAL: POSIBILIDADES DE APLICACIÓN EN ARQUEOLOGÍA

Una vez recopilada la información anterior surgía la necesidad de recrear de algún modo la topografía de la necrópolis megalítica. La cartografía histórica de esta zona es muy abundante precisamente por su condición de paso, aunque no contamos con el primer mapa topográfico a escala hasta 1946, cuando se edita por primera vez la hoja 650 del Mapa Topográfico Nacional. El valor histórico de esta cartografía es más que evidente, conserva la topografía y mucha de la toponimia a la que hacen referencia los textos consultados, aunque su valor para generar modelos digitales es muy limitado. Intentamos generar un MDE a partir de las curvas de nivel, pero la información altimétrica resultó ser poco precisa, y sobre todo con una resolución poco o nada adecuada a nuestros propósitos. Este primer acercamiento al problema nos sirvió para descartar esta técnica y tratar de buscar una solución en la restitución de fotogramas aéreos. No es necesario resaltar la versatilidad que la fotografía área tiene en Arqueología. Ha pasado de emplearse en la fotointerpretación e identificación de evidencias arqueológicas, a convertirse en un recurso en el que percibir transformaciones del paisaje (Orejas Saco del Valle, 1995). En nuestro trabajo el uso de fotogramas aéreos ha sido algo distinto a estas dos vías de análisis, hemos empleado técnicas de restitución fotogramétrica, para obtener dos productos cartográficos del vado de Alconétar antes de la inun-

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Fig. 5. Vista tridimensional del vado de Alconétar, a partir del MDE creado por restitución fotogramétrica.

dación provocada por el embalse. Aunque la restitución fotogramétrica no es desconocida dentro del conjunto de las TIG, es más, es el paso previo de un buen porcentaje de la producción cartografía actual, creemos que su aplicación arqueológica, en paisajes con una afección antrópica tan severa como la que nos ocupa (zonas embalsadas, planes de regadío, nivelaciones, etc) puede ser útil para revertir «virtualmente» la base territorial del paisaje a un estado de menor afección antrópica. A partir de la fotogrametría hemos obtenido dos productos cartográficos distintos del vado de Alconétar. El primero de ellos es un Modelo Digital de Superficies (MDS) de la zona, que, como ya avanzamos, nos servirá para abordar la implantación de los monumentos megalíticos en el área del vado con herramientas SIG. El otro producto es una ortofoto digital construida a partir de la ortorrectificación y geo-referenciación de distintos fotogramas aéreos, que servirá de base para fotointerpretar y analizar el paisaje. La base de cualquier restitución fotogramétrica es un conjunto de fotogramas aéreos, o «bloque» siguiendo la terminología específica, que se han tomado a partir de un plan de vuelo preestablecido. En este plan de vuelo se establece un solapamiento mínimo entre fotogramas que permita las condiciones de estereoscopia y por tanto de restitución tridimensional. No describiremos aquí una serie de procedimientos de carácter teórico que están implícitos en el desarrollo de cualquier restitución fotogramétrica, ni tampoco otro tipo de elementos metodológicos necesarios para comprender como se logra la obtención de los productos cartográficos finales. Nos remitimos a una serie de publicaciones de iniciación a la materia que pueden ser útiles a la hora de abordar su uso (Santamaría Peña y Sanz Méndez 2000). Aunque sin

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ningún tipo de variación en cuanto a su planteamiento teórico, la fotogrametría aérea puede realizarse tanto de manera analógica como digital. En nuestro caso hemos prescindido del uso de restituidores digitales para emplear única y exclusivamente un software de restitución fotogramétrica, que ha ofrecido resultados adecuados al tipo de respuestas que pretendíamos obtener, aunque somos conscientes de que se podría haber mejorado el resultado final con un restituidor fotogramétrico. Para restituir el área de Alconétar fue necesario recurrir a un vuelo fotogramétrico anterior a la construcción de la presa en 1969, y a una recopilación de entidades (construcciones, etc) cuyas coordenadas que se pudieran identificar tanto en los fotogramas como en la cartografía actual. Aunque otros vuelos posteriores a esa fecha habían recogido la zona en época de sequía, continuaban existiendo zonas anegadas, por lo que no quedó otra solución que recurrir al llamado «vuelo americano» de 1956. Los inconvenientes que plantea su uso como soporte para la restitución fotogramétrica no son precisamente pocos, y se derivan tanto de una falta de información sobre algunas particularidades de los fotogramas en sí o una deficiente lectura de algunas características (el altímetro, por ejemplo), como de su calidad y las condiciones específicas que se daban en el momento de su toma. La principal dificultad que hallamos fue la escasa coincidencia de las dos pasadas horizontales en que se programó el vuelo, puesto que fueron tomadas con dos cámaras fotogramétricas y diferentes distancias focales, y en meses y en horas distintas, lo que tuvo una consecuencia directa a la hora de ensamblar los productos cartográficos de ambas pasadas. Hemos utilizado fotogramas ya positivados con un formato de 22,5 × 22,5 cm. Los fotogramas se escanearon en un escáner convencional de gran formato a 600 ppp, sin ningún tipo de interpolación por software, aunque hubiera sido recomendable emplear una resolución mayor y un escáner fotogramétrico calibrado que eliminara una serie de handicaps que presenta el hardware convencional. El proceso de trabajo es similar al empleado en cualquier restitución fotogramétrica, y no pretendemos describirlo en extenso, máxime cuando cada software presenta peculiaridades de trabajo muy específicas, aunque compartan una misma base teórica. Se procede realizando la orientación interna de los fotogramas, es decir se reproducen, en nuestro caso de manera virtual, las condiciones bajo las que se tomaron los fotogramas, teniendo en cuenta tanto la altura del vuelo, la distancia focal y diversos parámetros de rotación. Una

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Fig. 6. Una recreación del valle del Guadancil, hoy inundado, a partir del MDE y la superposición de la ortofoto del vuelo de 1956.

vez solucionada la orientación interna, se resuelve la externa, en la que se recrean las condiciones en las que cámara captó el terreno en relación al mismo. Para ello es necesario contar con puntos con coordenadas absolutas que puedan identificarse además en el fotograma, con ello logramos determinar la posición en coordenadas absolutas y tridimensionales de cualquier elemento representado en el fotograma. Es necesario además incluir puntos de solape entre los fotogramas que ayuden a establecer correspondencias. Resueltas la orientación externa e interna puede determinarse por triangulación el valor en coordenadas absolutas de varios puntos del fotograma, y mediante la interpolación de éstos un MDS. La estimación del Error Medio Cuadrático (RSME) establecía para la triangulación de los puntos un error de 1,3 metros para los fotogramas de una de las pasadas horizontales, y 0,9 m para la otra. No obstante, una vez producida la ortofoto, y comprobada ésta con puntos de GPS corregidos en postproceso (fiabilididad próxima a 0,40 m) el error resultó mayor y se situaba en torno a los 5 metros con respecto a coordenadas reales. Dado ese margen de error, la ortofoto obtenida tras ortorectificar y geo-referenciar los fotogramas, no podía ser utilizada como un producto cartográfico fiel, y la consecuencia directa es que el MDS producido tuvo que ser interpolado a 10 m/ pixel para generalizar y discretizar ese error. Las comprobaciones realizadas en el caso del MDS sí nos muestra un adaptación del producto obtenido a los elementos topográficos reales. Estos errores se derivan tanto de la calidad de los fotogramas, como del proceso de escaneado, y podrían minimizarse mejorando la toma de coordenadas en campo, además de

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emplear un escáner adecuado y un restituidor, sin embargo con el procedimiento utilizado obtenemos un producto final sin una inversión de recursos excesiva, con una resolución adecuada a las necesidades de trabajo, y lo que resulta más interesante: un control absoluto sobre el proceso de producción cartográfica, que está definido por unas necesidades científicas específicas. Un ejemplo de ese capacidad de control sobre la producción final del MDE final es el proceso de edición de los datos restituidos en bruto, es decir el MDS. Hay que hacer notar las diferencias existentes entre un MDS en el que se refleja la superficie de un determinado territorio en un momento concreto, en el que se toman los fotogramas, frente a un MDE que únicamente representa las características del relieve topográfico. Una edición supervisada del modelo permitió eliminar ciertas anomalías del terreno derivadas, por ejemplo, de la vegetación o de construcciones recientes. Producir un MDE implica eliminar las transformaciones humanas del territorio, y así valoramos excluir del MDE una serie de alteraciones producidas antes de 1956 y que sí tenían una influencia real en el paisaje más tradicional, como carreteras o puentes sobre el río. En cambio mantuvimos otros elementos, como la fortificación medieval de Alconétar, que si no tienen influencia en el estudio de la necrópolis si nos servirían posteriormente para otros trabajos. Este proceso de edición del MDE nos parece un punto importante del proceso, pues exige ya una primera interpretación de los elementos culturales que están representados en los fotogramas y una toma de decisiones sobre lo que debe y no debe contener el mismo, para lo que no siempre puede existir una respuesta satisfactoria. Por otro lado, existen características cartográficas que no pueden representarse de un modo adecuado a nuestras necesidades específicas. El caso más evidente es el de la red hidrógráfica, que en los fotogramas del «vuelo americano» aparece representado en un momento histórico muy concreto, 1956, cuando se ha regulado ya el caudal del río parcialmente, y sobre todo cuando se ha producido la injerencia de construcciones como molinos y aceñas desde época moderna, que hemos documentado bien en cartografía histórica. Además, los fotogramas empleados presentan en el Tajo, en los meses de abril y mayo, precisamente en la estación en la que el río lleva su mayor caudal. Todo ello no hace sino incidir en el propio valor histórico del fotograma como fuente de información, y en que debe leerse acompañándolo de toda información histórica disponible que ayude a interpretarlo.

5.

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HACIA LA INTERPRETACIÓN DE LA NECRÓPOLIS MEGALÍTICA DE ALCONÉTAR EN EL PAISAJE

El siguiente paso que nos plantea el trabajo que hemos realizado en Alconétar es determinar si existe una relación directa entre el vado y algún tipo de conceptualización del paisaje que se encuentra latente en la propia construcción de los sepulcros. Antes de comenzar a aplicar una serie de herramientas de análisis geográfico, debemos tratar irremediablemente algunas cuestiones de cronologías, enmarcar culturalmente la necrópolis de Alconétar en la tradición funeraria del III milenio cal B. C. en el Tajo, y sobre todo observar y analizar lo que está ocurriendo en ese mismo intervalo de tiempo en otros vados del Tajo. Se han identificado varios vados a lo largo del Tajo, ya recogidos por Galán y Martín, el principal en este sector es el de Alconétar, además de los de Talavera la Vieja (González Cordero y Morán Sánchez 2006) y el de Azután, si bien tampoco hay que olvidar otros vados menores que de forma puntual han estado en uso y que no aparecen reflejados en bibliografía de ningún tipo. La propuesta de E. Galán y A. Martín (1991-1992) establecía una relación directa entre puntos de paso y el establecimiento de los monumentos. Sin embargo, si existiera una pauta de ubicación de la necrópolis en pasos fluviales habría que considerar una vigencia de ese modelo durante un lapso cronológico de más de un milenio. Tendríamos que reflexionar sobre las tempranas fechas de construcción de Azután en el V milenio cal B. C. (Bueno Ramírez et al. 2005) y la aparente construcción de la necrópolis de Alconétar únicamente hacia el III milenio, o al menos los monumentos para los que contamos con algún tipo de indicador cronológico, sin que por el momento sea factible a tenor de lo observado retrasar el límite de finales del IV milenio cal B. C. La situación se complicaría aún más si valoráramos dentro de ese modelo el dolmen del Guadalperal (Leisner y Leisner, 1960) que aparentemente prolongó su uso durante distintos periodos. Por tanto, no parece probable que la apropiación territorial y conceptual de esos espacios de vado haya sido más o menos sincrónica, ni siquiera que se haya realizado siguiendo una misma motivación ideológica en todos los casos. Las formulaciones sociales y conceptuales que se esconden detrás de cada caso son específicas, y precisamente es lo que convierte a la necrópolis de Vega de Guadancil en un caso único dentro de la cuenca del Tajo. Más aún si observamos el registro arqueológico de las formas de poblamiento

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a lo largo de esos dos milenios. Así, pensamos que debe relativizarse el hecho de que los monumentos megalíticos situados en vados respondan a una necesidad de evidenciar un poblamiento «no estable» (Galán y Martín 1991-92: 202). La identificación de espacios de hábitat a ambas márgenes del Tajo en las proximidades de Alconétar, y precisamente en áreas contiguas a los túmulos varía radicalmente esa perspectiva, y establece un sentido distinto para la necrópolis megalítica de Alconétar, que por otra parte no es inédito en la cuenca del Tajo (Bueno Ramírez et al. 2000). Más bien parece que haya que incidir en el carácter diverso con el que se nos presentan las manifestaciones funerarias del Tajo durante el III milenio cal B. C., momento en el que se están erigiendo necrópolis como la de Alconétar en convivencia con formas menos de enterramiento menos monumentales como pueden ser los enterramientos en cueva del área de Romangordo, localizados en los riberos del Tajo algunos kilómetros aguas arriba (Cerrillo Cuenca y González Cordero 2007). ¿Se construyó toda la serie de pequeñas cámaras que rodean a ambos túmulos con posterioridad condicionada tal vez por la presencia de éstos? La pregunta no tiene una respuesta unívoca, y tan siquiera la tipología arquitectónica de los dólmenes que hemos reconocido arrojaría luz sobre esta cuestión. La diversidad tipológica de los monumentos sugiere tal vez la existencia de ciertas disimetrías sociales en el propio entorno del vado, y quizás la inexistencia de un patrón sincrónico en su construcción. Por ello, ante la incapacidad de establecer una cronología que funcione para todo el conjunto, y de cara al análisis del paisaje con la metodología que empleamos, conviene admitir la singularidad de cada sepulcro y comprenderlo en relación con sus características topográficas, antes que como parte de un todo. De este modo, nuestro trabajo se centrará en explorar las pautas de ubicación de los monumentos siempre bajo supuestos experimentales, teniendo en cuenta la «tensión» que siempre se establece entre los modelos creados y la realidad. Contamos además con la realidad de áreas de poblamiento contiguas, y marcadores gráficos (no olvidemos la estela localizada), que nos sirven para detectar el despliegue de un discurso de apropiación territorial, además de ser un espacio también habitado que está sujeto a una concepción no exclusivamente ideológica. Las aplicaciones de análisis geográfico han construido una base más sólida para desentrañar los vínculos existentes entre el megalitismo y esas áreas de

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paso (Wheatley y Murrieta Flores 2008), que han generado además una bibliografía nutrida en el caso de los SIG y reflexiones más profundas sobre el uso de las superficies de coste en el estudio los paisajes prehistóricos (Fairén Jiménez 2004). En nuestro caso ya realizamos un ensayo sobre el área del poblado de Los Barruecos que dejaba entrever cierta relación entre vías pecuarias y megalitismo (Cerrillo Cuenca 2006). En este caso, más allá de lo evidente, la primera cuestión que se nos plantea es determinar si existe una relación directa entre las áreas «naturales» de paso y la ubicación de los túmulos, a una escala mucho menor que la de la propia área del vado. La búsqueda de caminos naturales, es esencia distinta de un cálculo de caminos óptimos (Llobera 2006). No buscamos el camino adecuado para caminar de un punto de origen a otro de destino, sino aquellas áreas que potencialmente pudieran haberse convertido en «caminos» por sus mejores condiciones de tránsito. Con este objetivo usamos GRASS, para desarrollar una serie de experiencias encaminadas a explorar la situación de los dólmenes en relación a su topografía más inmediata. Para analizar esas pautas «naturales» de recorrido, diseñamos un proceso metodológico que consistió en la parcelación del área del vado en seis cuadrículas y en la selección aleatoria de un punto por cada una de ellas, que se convertirían en puntos de origen. Posteriormente elegimos otros 50 puntos por cada cuadrícula, lo que suponía establecer 300 puntos de destino en todo el área del vado. A partir de aquí, gracias a un script de GRASS, establecimos rutas óptimas desde cada uno de los 6 puntos de origen a la totalidad de los destinos obteniendo 1800 rutas óptimas, que sumadas mediante álgebra de mapas nos ofrecieron un mapa raster que codificaba el número de veces que cada celda era visitada por una de estas rutas. Este tipo de aproximación basada en la suma de recorridos óptimos ya ha sido aplicada con éxito en otros entornos (Fábrega Álvarez 2006). Una reclasificación en cinco categorías, serviría para detectar cuáles eran las áreas más transitadas, y de este modo su teórica relación con la necrópolis. Hay que precisar que el módulo de GRASS empleado en el cálculo de superficies de coste fue «r.walk», que se basa en las reglas de Naismith para establecer los costes de la impendancia. Entre las ventajas de este módulo frente a otros que hemos probado destacan tres: 1) la estimación anisotrópica de los costes de recorrido, 2) el componente empírico que subyace en los parámetros que determinan el coste, y 3) la posibilidad de calcular la superficie de costes empleando el «movimiento del caballo de ajedrez», que resuelve de una for-

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Fig. 7. Conjunto de puntos aleatorios distribuidos en todo el área del vado, empleados como hipotéticos puntos de origen.

Fig. 8. Red de caminos óptimos obtenidos según el procedimiento descrito en el texto.

ma elegante la tendencia a la «poligonización» de los resultados. La relación entre las rutas «naturales» seleccionadas y el área específica del vado resultó ser bastante dispar, ya que el cálculo realizado proponía distintas alternativas para el cruce del río. No obstante, sí existe una pauta registrada en el área de la falla contigua al vado, en la que precisamente se estableció la necrópolis. Escogimos aquellas soluciones que estaban categorizadas como «más transitadas» en la reclasificación que realizamos, que identificamos formalmente como un «área de paso» antes que de un camino concreto que no ha quedado fosilizado formalmente en la topografía, y, que comprobando coincidencias con la red viaria histórica, sólo coincidiría de forma parcial con el trazado de la calzada romana. Los monumentos se establecen en distintas distancias a esa área teórica (tabla 1), algunos de ellos son completamente coincidentes con el camino propuesto, mientras que en otros la distancia aumenta hasta más de un kilómetro. La cuestión es ahora determinar el grado de visibilidad puntual que existe entre el la zona de trán-

sito y los monumentos megalíticos. Para ello convertimos el camino óptimo en «observador» y cuantificamos el número de veces que era visto cada monumento desde el camino, una metodología de trabajo que ha sido tratada de manera más específica para fortificaciones protohistóricas (Bell y Lock 2000). De esta forma pretendemos explorar la capacidad de percepción de cada monumento desde la zona de paso, o lo que es lo mismo consideramos realizar un tipo de visibilidad «en movimiento». La ventaja de esta aproximación es que evitamos la trampa de la sincronía/diacronía entre los monumentos, y únicamente jugamos con la posibilidad de suponer a cada elemento como un evento único ante el área de paso. Un simple análisis de correlación de Pearson entre las variables de distancia y visibilidad acumulada ya depara que existe una correspondencia negativa entre ambas variables (valor obtenido, –0,452), lo que puede estar motivado por una probable selección de la topografía en la ubicación de los sepulcros megalíticos. De los resultados obtenidos no puede inferirse que la visibilidad de los sepulcros obedezca a una jerarquización espacialmente concep-

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Fig. 9. Algunos resultados obtenidos con el análisis de prominencia (radios 20, 25, 30, 50, 100 y 200 m). Observamos una tendencia continuada al incremento (Garrote 2), tendencia a la pérdida de prominencia casos de Guadancil 1 y 8, y untúmulo situado en un área ligeramente destacada pero con pérdida de prominencia a distintos intervalos (Casa del cubano 1).

tualizada de la necrópolis, si bien Guadancil 1 y 2, los túmulos de mayor tamaño de toda la necrópolis, se localizan en las posiciones «más vistas» de todo el conjunto. Lo más seguro es que esa ubicación no sea inocente y estos monumentos se hayan construido en el paraje de mayor visibilidad de todo el área de paso. Aun así, los resultados obtenidos no deben tomarse sin más crítica. Así, si tenemos en cuenta el grupo de monumentos del Cerro Garrote, comprobamos que su visibilidad es muy reducida desde al camino, al mismo tiempo que su distancia al área de paso se ve aumentada con respecto a otros casos del mismo conjunto. No obstante están situados sobre una plataforma elevada casi 200 metros sobre la falla que le confiere una posición prominente sobre el resto de la necrópolis. Esta plataforma, el cerro Garrote, es visible desde más de 300 posiciones en el área de paso, lo que justificaría la elección de este «contenedor» topográfico de la necrópolis por su gran visibilidad. En esencia podríamos diferenciar dos tendencias de «visibilidad» en el conjunto de la necrópolis, una primera puntual con los túmulos concretos y otra «zonal», más centrada en las entidades topográficas que abarcan a los monumentos.

Una de las alternativas que existen para caracterizar la posición topográfica de esos «contenedores» es valorar la prominencia topográfica, tal y como ha sido descrita M. Llobera (2001). Una vez más, dentro del conjunto de módulos de GRASS disponibles para el análisis arqueológico hallamos «r.prominence», diseñado por B. Ducke para este fin. Dicho cálculo nos permite estimar el porcentaje de posiciones que se localizan topográficamente por debajo de la posición de un individuo (Llobera 2001: 1007). Siguiendo el procedimiento descrito, el índice de prominencia se calcula para diferentes radios, lo que permite valorar de un modo eficaz de qué forma es perceptible la topografía en la que se construyen los monumentos: si únicamente destacan sobre un entorno muy limitado, o si por el contrario una posición comienza a destacar más si consideramos un espacio más amplio. Esta vía de aproximación es muy adecuada a nuestro caso de estudio, pues facilita la identificación de tendencias específicas de uso de la topografía en la construcción de la necrópolis. Hemos analizado la prominencia de cada uno de los monumentos en radios de 20, 35, 50, 100 y 200 metros. Los resultados pueden verse en el gráfico adjunto. En este análisis descubrimos tres

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RECORRIENDO UN TERRITORIO DESAPARECIDO

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yor capacidad de percepción visual a estos túmulos, resaltando su presencia en la topografía no sólo transformando arquitectónicamente el espacio. En suma, podemos hablar de distintos recursos que se están empleando a la hora de manifestar la necrópolis de una forma muy expresiva dentro de esa área de tránsito natural. Hemos tratado de desenmascarar esas estrategias de visibilidad puntual y zonal siguiendo supuestos experimentales a partir de superficies de coste, visibilidad y prominencia tratadas de un modo crítico, que parecen denotar un comportamiento territorial sobre el que habría que profundizar.

6.

Fig. 10. Cálculo de prominencia topográfica realizado sobre el área de trabajo.

tendencias específicas: 1) aquellos monumentos instalados en el cerro Garrote, que destacan poco sobre la topografía inmediata, aunque van adquiriendo de forma progresiva prominencia a medida que consideramos un radio mayor; 2) los monumentos instalados en cerros aislados próximos al área de tránsito, que comienzan a perder prominencia a partir de los 100 metros, y por último, 3) los situados en el área de vega, que a partir de 50 metros dejan de hallarse en una situación prominente. Estas tres estrategias de uso de la topografía, parecen corroborar que en las pautas de ubicación de los dólmenes existe una tendencia a paliar la pérdida de percepción visual de la necrópolis con la búsqueda de cerros aislados y destacados sobre el paisaje del vado que contrarresten la pérdida de condición de visibilidad puntual de los túmulos. No parece además que exista una relación entre tamaños o tipos de arquitecturas con un modelo específico de los descritos, aunque este aspecto requeriría una exposición más detenida de los casos concretos. Debemos hacer hincapié en que la propia construcción de los túmulos, con grandes guijarros de color blanco, como está documentado en Guadancil 1 y 2, y Garrote 1 y 2, dotaría aún más de una ma-

NUEVAS LÍNEAS DE TRABAJO

A lo largo de este trabajo hemos presentado brevemente los resultados preliminares de un proyecto más amplio en desarrollo sobre la creación de un paisaje de paso en la cuenca del Tajo. El proyecto en sí abre líneas de trabajo en dos direcciones: la mejora de las técnicas de documentación fotogramétrica, el uso de los módulos de análisis geográfico comentados. Anunciamos aquí únicamente algunas de las perspectivas de trabajo que siguen estas tres líneas, que pretenden concretarse en trabajos futuros. Además de ello, permite evaluar culturalmente la construcción de ese paisaje de vado. La fotogrametría digital se ha revelado como una herramienta eficiente para reconstruir la base física de la necrópolis megalítica de Alconétar, se ha logrado producir un MDE con un valor adecuado para la interpretación histórica. Así, puede valorarse el uso de la fotogrametría digital como una técnica más del análisis del paisaje arqueológico, no sólo porque potencialmente puede revertirse la base territorial del paisaje a diferentes momentos, sino porque actualmente puede integrarse en cualquier plataforma SIG sin excesivas dificultades y amplificar el potencial de análisis. Comprobados los resultados de esta experiencia, desde el Instituto de Arqueología, estamos impulsando técnicas de fotogrametría de objeto cercano para la documentación de estructuras arqueológicas. Por otro lado continuamos aplicando diversos módulos de análisis geográfico para explicar con una mayor gama de análisis la realidad de la necrópolis. Tratamos de caracterizar tanto la visibilidad como la prominencia de aquellas entidades topográficas que no presentan indicios de yacimientos, lo que potencialmente nos permitirá explicar de un modo más completo el proceso de implantación de la necrópolis. En suma, hemos ofrecido en este trabajo una

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Enrique Cerrillo Cuenca

aproximación al problema que debe continuarse en futuros trabajos. Habría que señalar la gran capacidad que nos ha ofrecido una solución de código abierto, como es GRASS, a la hora de generar una serie de análisis cuya realización en términos de tiempo y esfuerzo sería más costosa en una aplicación con licencia propietaria. Al hilo de la interpretación cultural del conjunto son varios los aspectos que quedan por explicar, sin ser el menor de ellos la relación entre las áreas de habitación y la necrópolis. El despliegue escénico de la necrópolis representa precisamente la translación de ese proceso a una escala territorial, en la que se produce un apropiación conceptual del paso mediante un latente discurso de poder, generado desde las bases de una tradición megalítica ya conocida en el Tajo. El paso de Tajo se convierte en un espacio en el que se pueden identificar diferentes estrategias de expresión de poder y de control, quizás, la que hemos tratado de explicar con toda esta serie de supuestos experimentales sea sólo la más temprana.

AGRADECIMIENTOS Este trabajo ha sido realizado dentro del proyecto de investigación «La formación de un paisaje de paso: el vado de Alconétar» PRI09C058, financiado por la Junta de Extremadura en su Plan Regional de Investigación.

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LA OCUPACIÓN DEL VALLE DEL DUERO EN LA PREHISTORIA RECIENTE: LOS RECINTOS DE FOSOS POR

MARCOS GARCÍA GARCÍA* Departamento de Prehistoria, Arqueología, Antropología Social y Ciencias y Técnicas Historiográficas. Facultad de Filosofía y Letras – Universidad de Valladolid

RESUMEN Debido al relativo desconocimiento acerca de los patrones de asentamiento en el valle medio del Duero durante la Prehistoria Reciente, han surgido diversos problemas históricos que, en un principio llevaron a definir esta zona como un vacío de población. Afortunadamente, los trabajos de prospección y el reciente descubrimiento de más de 40 recintos de fosos gracias a la fotografía aérea y la excavación de uno de ellos, El Casetón de la Era II (Villalba de los Alcores, Valladolid), han aportado nuevas perspectivas. De forma breve, se resume cuáles son los pasos que el investigador pretende seguir para arrojar algo de luz sobre la forma en que el sector NW de la provincia de Valladolid y SW de Palencia se pobló entre el Calcolítico y la Primera Edad del Hierro, incidiendo especialmente en la función de los recintos de fosos y en su articulación con los yacimientos coetáneos. Se trata de la presentación de un proyecto de Tesis Doctoral de Arqueología del Paisaje que tiene a la prospección, el GPS, los SIG y la teledetección como principales herramientas.

SUMMARY This paper summarizes an ongoing doctoral research about the occupation of the middle Douro Valley between the Copper Age and the Early Iron Age (3000-500 B.C.). Due to the low knowledge about the settlement patterns in this area, some authors have considered it was uninhabited until the Early Iron Age, when the first remains of a permanent architecture appear clearly in the archaeological record. However, this situation has changed in the last 20 years thanks to recent works of field survey and, specially, with an aerial photography-based project which has allowed to discover more than 40 enclosures in this area. This kind of sites, very common in other European countries like France (enceintes fossoyées), Germany (Erdwerke), Denmark (indelukke) or Italy (vilaggi trincerati), seems to have been occupied during the Copper and Bronze Age, as it’s shown by the archaeological survey of some of them and the excavation of the enclosure of El Casetón de la Era II (Villalba de los Alcores, Valladolid). This would mean that there were permanent structures earlier than what tradi-

* Plaza del Campus, s/n, 47011 Valladolid. mggarcia@ fyl.uva.es El proyecto se inscribe dentro del programa de becas de Formación de Profesorado Universitario del Ministerio de Educación y Ciencia.

tionally has been thought. Choosing a 25 km radio area from El Casetón de la Era II, this project aims to find the relations between 277 sites and nine enclosures within, in three different geographic zones: the plain of Tierra de Campos, the moor of Torozos and the river Pisuerga Valley. This temporal and spatial diversity is necessary in order to explain the diverse relations between the human groups and their environment as well as the different settlement patterns through time. The information used in this studio comes from the Archaeological Inventories and from two pieces of field survey, one took place on autumn 2007, and the other planned to be held on autumn 2008. The archaeological and spatial data will be managed, explored and analyzed with GIS tools and combined with other types of information such as plant and pollen remains or satellite images, so that the theoretical model of settlement can be contrasted and, if necessary, changed. The main applications of GIS to be used are the visual analysis, in order to clarify a possible ritual function of the enclosures, the relation between the shortest path and the traditional cattle tracks, and the locational analysis, which means the connection between the potential field productivity and the election of the settlement. PALABRAS CLAVE: Prospección, teledetección, fotografía aérea, Calcolítico, Edad de Hierro. KEYWORDS: Survey, teledetection, aerial photography, Calcolithic, Iron Age.

1.

EL POBLAMIENTO EN EL VALLE MEDIO DEL DUERO: LA PROBLEMÁTICA DE LOS RECINTOS DE FOSOS

Las investigaciones de los últimos veinte años han permitido desterrar la vieja idea de Maluquer de que el sector central de la Submeseta Norte fue un desierto con anterioridad a la etapa prerromana (Maluquer, 1960), lo que no obsta para admitir que el conocimiento de la Prehistoria Reciente de dicho espacio, pese al enorme cúmulo de información reunida en el Inventario Arqueológico de Castilla y León, y pese a los también numerosos documentos aportados por la Arqueología de Salvamento, sigue siendo todavía

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pondencia con la Edad del Cobre, pero en casi un 40 % de los sitios comparecen también cerámicas de la Edad del Bronce, revelando que se trata de yacimientos reocupados (Delibes 2002: 301). La pregunta —que constituye en gran medida el elemento vertebrador de nuestra investigación— es saber si se repiten ocupaciones de la misma entidad que las originales o si, como la hipótesis de la trashumancia pastoralista propone, durante el Bronce Medio y Final se ha producido cierta reacción contra la vida sedentaria.

2.

Fig. 1. Fotografía aérea del recinto de fosos El Casetón de la Era II (Villalba de los Alcores, Valladolid), ortorrectificada a partir el original de J. del Olmo (1999).

demasiado descriptivo y poco consistente. Tal vez la etapa más atendida por los estudiosos haya sido el Bronce Tardío (Cogotas I) al que, sobre la base de la escasa entidad de sus poblados, se atribuye la condición de cultura pastoralista itinerante. Y, como consecuencia de ello, ha sido común situar la inauguración de la vida sedentaria en el Duero Medio hacia la primera Edad del Hierro, lo que representa un enorme retraso con respecto a otros ámbitos peninsulares. Este escenario ha comenzado a cuestionarse después de las excavaciones efectuadas en los yacimientos zamoranos de Las Pozas y Los Bajos de Vecilla Trasmonte (García Barrios 2007: 249-252) o en el vallisoletano de Los Cercados1 y, sobre todo, de los vuelos realizados por Julio del Olmo entre 1991 y 2002 (Olmo 1999: 48-49) que han permitido localizar cerca de 50 recintos de fosos, un tipo de yacimientos bien conocidos en Europa Occidental y, de manera más incipiente, en otras zonas de la Península Ibérica como en el Guadalquivir (Marroquíes Altos), en el Guadiana (La Pijotilla, San Blas) o en el Tajo (Fuente la Mora, Gózquez de Arriba, Las Matillas). Unos yacimientos, en suma, que, en el caso de la Meseta y debido a su entidad, pueden calificarse como «los primeros poblados permanentes» (Díaz-del-Río 2003: 74). Los materiales recuperados superficialmente en las cuatro decenas de recintos de fosos conocidos hasta ahora en el valle medio del Duero confirman su corres1 Según información personal de José Ignacio Herrán Martínez.

EL YACIMIENTO DE EL CASETÓN DE LA ERA II

En el centro de la investigación se halla el primer recinto de fosos de la Submeseta Norte objeto de un estudio integral, El Casetón de la Era II (Villalba de los Alcores, Valladolid), que desde 2006 está siendo excavado por un equipo de la Universidad de Valladolid, dirigido por Germán Delibes de Castro, Julio Fernández Manzano, José Ignacio Herrán Martínez, Elisa Guerra Doce y José Antonio Rodríguez Marcos. Durante estas dos primeras campañas se han localizado tres anillos concéntricos construidos durante el Calcolítico (la datación radiocarbónica de uno de sus fondos es cal. 2135+35 a. C.), así como multitud de hoyos también de este periodo. Igualmente, como hacían pensar las prospecciones, se han documentado hoyos y diversas estructuras (hoyos de poste y posibles zanjas de cimentación) excavadas tras la colmatación de los fosos durante el Bronce Medio y Final. Entre aquéllos cabe destacar un par que podrían hacer pensar en rituales, a juzgar por el hallazgo de restos esqueléticos de animales (perro y vaca) en conexión anatómica.

Fig. 2. Sección del foso 1, correspondiente al anillo interior de El Casetón de la Era II. La escasa potencia y disposición de los estratos hacen pensar en una rápida colmatación natural mezclada con depósitos antrópicos de cenizas.

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LA OCUPACIÓN DEL VALLE DEL DUERO EN LA PREHISTORIA RECIENTE

La información que pueda aportar este recinto de fosos es esencial no sólo para conocer la función de este tipo de yacimientos, sino también para encontrar una interacción con los demás asentamientos coetáneos.

3.

EL PROYECTO DE INVESTIGACIÓN

El gran objetivo del presente proyecto es informarse sobre el poblamiento y sobre las formas de vida de las comunidades que habitaron el espacio central de la Cuenca del Duero durante el Calcolítico, la Edad del Bronce y la Primera Edad del Hierro, con vistas a un análisis comparado por épocas que permita precisar qué continuidades y diferencias se dan entre ellos. Igualmente, se contemplan una serie de objetivos parciales que amplían el conocimiento de la Prehistoria Reciente en la Submeseta Norte y que por sí solas justificarían el trabajo. En este sentido el proyecto concederá especial atención al estudio funcional (muy polémico) de los nueve recintos de fosos documentados hasta el momento en el área de estudio (El Casetón de La Era II, La Cuesta-Los Villares, Fuente de las Pocillas, El Cementerio, Las Quintanas, Santa Cruz III, La Rdonda, El Villar y La Serna), indagará a través de un análisis de Arqueología Espacial en la posible jerarquía del poblamiento de esta y del resto de las épocas, profundizará —apenas si hay datos en este sentido en el valle medio del Duero— en el estudio paleoecológico y en los aprovechamientos paleoeconómicos del entorno, se preguntará por los sistemas de aprovisionamiento de materias primas a larga distancia, las redes de comunicación, etc. Se plantea, en definitiva, construir un renovado estado de cuestión sobre la Prehistoria Reciente meseteña.

4.

ÁREA DE ESTUDIO

Dado que los objetivos son ambiciosos y el método de trabajo de campo intensivo, se ha preferido seleccionar un área de estudio abarcable (25 km de radio) en torno al recinto de fosos de El Casetón de la Era II, considerando la distancia media que un ser humano cubre en un día. Además, teniendo en cuenta que el centro de la Submeseta Norte es una zona de paisaje poco diferenciado, el área seleccionada consigue abarcar tres unidades geoestructurales diferentes, facilitando cierto contraste en el análisis locacional: la llanura de Tierra de Campos, el páramo de los Montes Torozos y el Valle del Pisuerga. A la diver-

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sidad espacial se une la cronológica: nueve recintos de fosos y otros 277 yacimientos de las Edades del Cobre, Bronce y Hierro I. El objetivo de la variabilidad es establecer patrones de asentamiento diferentes, y conocer la evolución de la ocupación del territorio para enriquecer el discurso histórico y resolver problemas como el hábitat y la actividad económica.

4.1.

PROSPECCIÓN

El trabajo de campo se ha secuenciado en dos campañas de prospección, la primera realizada los meses de octubre, noviembre y diciembre de 2007, y las dos últimas semanas de febrero de 2008, mientras que la segunda está prevista para otoño de 2008 e invierno de 2009. La campaña de 2007 pretendía ser un ensayo de metodología en el área más inmediata al Casetón de la Era II (5 km de radio), para poder optimizar al máximo la decisiva campaña de 2008-2009. Además de hallar los métodos más adecuados, esta prospección perseguía dos objetivos principales: hallar nuevos yacimientos y reducir el considerable número de adscripciones como «indeterminados». Con esta meta, la campaña siguió un criterio también doble: prospección selectiva y muestreo aleatorio. Las áreas seleccionadas respondían, en primer lugar, a los yacimientos indeterminados (10), y en segundo, a las zonas más propicias para contener yacimientos, que, teniendo en cuenta los datos del inventario, eran las lomas de páramo tendidas a los valles excavados por los arroyos, nunca a más de 300 metros de éstos. Por lo que respecta al muestreo aleatorio, el área de la prospección se estratificó siguiendo criterios espaciales, resultando tres zonas diferenciadas: el llano, correspondiente a Tierra de Campos, el páramo de los Montes Torozos, y la ladera de transición. Mientras que la última se reservó para la prospección selectiva, en las otras dos se generó una malla de transectos de 500 × 250 metros, de los que aleatoriamente se eligieron 13 en el llano y 2 en el páramo, con un intervalo de confianza del 20%. Lo resultados de la prospección siguen pendientes de un estudio detenido, cuyo resultado será el trabajo de investigación o tesina, por lo que como mucho puede adelantarse nuestra satisfacción con la mejora de los datos: 5 de los 10 yacimientos indeterminados han recibido adscripción y 9 de los 15 transectos han deparado materiales prehistóricos.

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Fig. 3. Área de estudio del proyecto de tesis, indicando las tres unidades geoestructurales y la distribución de los yacimientos y de los recintos de fosos. El marco central corresponde al área de ensayo para el trabajo de investigación.

4.2.

FUTURAS

APLICACIONES

SIG

El SIG ha sido fundamental a la hora de planificar, gestionar y analizar los resultados de la prospección, ya que el uso combinado del GPS ofrecía multitud de posibilidades. En el futuro inmediato será la principal herramienta para el análisis locacional de los asentamientos, siguiendo la línea del codirector del proyecto, César Parcero Oubiña (2002). A partir de aquí todo el proceso de la investigación estará guiado, en lo que respecta a la Arqueología del Pai-

saje, por un enfoque sintético frente al reconstructivista, es decir, considerando al paisaje principalmente como fuente de información para generar conocimiento acerca de las sociedades del pasado. Con esa idea, y siendo siempre preeminente la teoría al instrumento, las aplicaciones del SIG al estudio locacional se centran en los análisis de visibilidad, fundamentales para definir una posible función ritual de los recintos. Igualmente se analizará la movilidad entre los asentamientos, hacia las fuentes de materias primas y la correlación entre caminos ópti-

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LA OCUPACIÓN DEL VALLE DEL DUERO EN LA PREHISTORIA RECIENTE

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Fig. 4. Entorno más inmediato de El Casetón de la Era (5 km) objeto de estudio para el trabajo de investigación. Se indica la extensión de los yacimientos del Cobre al Hierro I, así como de los Prehistóricos Indeterminados.

Fig. 5. Zonas prospectadas durante la primera campaña: los transectos del área de llanura y páramo, los yacimientos prehistóricos indeterminados (octubre - diciembre de 2007), y las zonas más propicias del área de ladera (febrero de 2008).

mos y las rutas de trashumancia tradicionales. Finalmente, se analizará la relación entre la elección del asentamiento y la potencialidad productiva del territorio, para aclarar el debate sobre el pastoreo y la forma de vida semi-nómada. En cualquier caso, el SIG no será más que una herramienta para dar respuesta a unas preguntas previas dentro de un modelo teórico de poblamiento y de un plan de trabajo muy pautado.

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DEL BRONCE AL HIERRO AL SUR DEL DUERO: PROPUESTA PARA UNA LECTURA CRÍTICA BASADA EN EL ANÁLISIS TERRITORIAL POR

ANTONIO BLANCO GONZÁLEZ* Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología. Facultad de Geografía e Historia – Universidad de Salamanca

RESUMEN

SUMMARY

En este trabajo se presentan las principales líneas teóricas y metodológicas de la investigación que estamos desarrollando sobre el cambio cultural entre la Edad del Bronce y la Edad del Hierro en la Meseta. Se trata del momento de mayor cambio en la Prehistoria reciente del interior de la Península Ibérica. Ante el tradicional peso de la dimensión temporal, el trabajo responde a una mayor atención al comportamiento espacial, adoptando un enfoque territorial y un marco regional. Desde el punto de vista teórico la investigación arranca de un registro arqueológico elaborado exclusivamente desde lecturas normativistas y particularistas, por lo que se precisa una aproximación a los procesos y grandes tendencias en la línea funcionalista y procesual. A lo largo del trabajo se enfatiza la importancia del marco interpretativo en el uso de la tecnología SIG, para evitar visiones sesgadas y reduccionistas. La lectura propuesta asume tales retos y se inspira en tendencias intelectuales dispares pero complementarias, como el análisis de la capacidad de adaptación de los sistemas sociales y ecológicos (resilience theory). Este marco generalista y materialista es compensado mediante tendencias sociológicas sincréticas, como las teorías de la estructuración y de la práctica, que parten de reconocer la naturaleza dual del objeto de estudio. En este contexto la sociedad es entendida no como realidad estática y ordenada, sino como proceso de relaciones sociales en permanente construcción mediante actuaciones contingentes (social becoming). Se define el paisaje como la materialización acumulativa de las disposiciones rutinarias, creado por ellas y generador a su vez de las condiciones materiales en que se reproducen las estructuras y las prácticas sociales. La aplicación de tales conceptos a la transición Bronce Final-Primer Hierro en la Meseta implica considerarla una coyuntura de desarticulación y reordenación de sus elementos constitutivos, con graves limitaciones que invalidan una aproximación acrítica al análisis territorial con GIS empleando categorías esencialistas como las ‘culturas’ o las ‘totalidades sociales’. Por último se presentan las variables empleadas en el análisis espacial y estadístico, elegidas en función de las hipótesis en debate.

This paper presents the main methodological and theoretical trends on the investigation we are developing about Bronze Age-Iron Age transition in the South of the Duero Valley (Northern Plateau, Spain). It is characterized by being the period with major changes in the Late Prehistory of the inner region in the Iberian Peninsula. Due to the traditional importance of spatial dimension throughout the investigation, this work tries to emphasize spatial behaviour adopting a territorial focus and regional framework. From a theoretical point of view, this investigation departures from an exclusively normativist and particularist development of the archaeological record, therefore it is intended a processual and functionalist approach. Throughout this paper it is emphasized the importance of the interpretive framework in the use of GIS technologies, in order to avoid reductionist and biased viewpoints. The proposed approach encounters these challenges and is inspired by different but complementary intellectual trends like resilience theory. This generalist and materialist framework is compensated by synchretic sociological theories like social agency and structuration theory which implies recognizing the dual nature of the tarjet object. In this context society is conceptualized rather than a static and preexistent ordered reality as an unfinished project, the ongoing process of social becoming through social agency. Thus landscape is conceived as the accumulative materialization of routine dispositions, both medium and outcome of the material conditions in which ones structures and practices are recursively reproduced. This conceptual framework is applied to the Late BronzeEarly Iron Age transition in the Spanish Plateau. It implies its understanding as a critical conjuncture defined by the disaggregation and restructuration of its constitutive elements with important handicaps that invalidate a non-reflexive territorial analysis with GIS using essentialist cathegories like ‘archaeological culture’ or ‘social totalities’. Finally, the variables included in the spatial and statistical analysis are introducted. These have been elected due to their importance in the several hypotheses being debated.

* C/ Cervantes s/n. 37002 Salamanca. E-mail: ablancoglez @usal.es El proyecto se inscribe dentro del programa de becas de Formación de Profesorado Universitario del Ministerio de Educación y Ciencia.

PALABRAS CLAVE: análisis territorial con SIG, cambio cultural, resilience theory, theory of social becoming, social agency, meseta, Bronce Final, Primer Hierro. KEY WORDS: territorial analysis with GIS, cultural change, resilience theory, theory of social becoming, social agency, spanish plateau, late Bronze Age, early Iron Age.

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1.

Antonio Blanco González

EL OBJETO DE ESTUDIO

Dentro de la relativa estabilidad observada en el proceso histórico protagonizado por los primeros grupos agrarios del interior peninsular, el interludio entre el final de la Edad del Bronce y el comienzo de la Edad del Hierro representa el momento de mayor discontinuidad en las múltiples instancias observadas (p.e. Delibes y Romero 1992; e.p.; Delibes y Fernández Manzano 2000: 109-117; Blasco 2007: 74-84). La ruptura es tajante en dos esferas tan significativas como son el ámbito doméstico (Esparza 1995: 137-138; Delibes y Romero e.p.) y el mundo ideológico o de las creencias (Delibes y Fernández Manzano 2000: 114-115; Delibes 20002001). Lejos de rebatir o siquiera matizar esta sensación, los nuevos argumentos procedentes de los análisis territoriales mediante tecnología SIG (Recuero et al. 1995; Blasco y Baena 1997; Blanco González 2008) o las numerosas excavaciones en extensión la han acentuado, hasta el punto de haberse interpretado en clave histórica de ruptura estructural, implicando una reordenación socioeconómica integral (Esparza 1995: 137; e.p.). Sin embargo esta lectura de la «larga duración» es muy reciente y requiere programas de investigación específicos, hasta ahora inexistentes. En este trabajo se presenta un esbozo de las principales líneas teóricas y metodológicas que sustentan el análisis con SIG que venimos desarrollando sobre esta problemática.1 El objeto central de estudio es el cambio, en sus diversas manifestaciones y ritmos: ruptura cultural, transformación material —leída desde los enseres a la ocupación del territorio— que implica también disrupción del ordenamiento social y de las mentalidades. Para dar cuenta de la estrategia seguida se hace necesario recalar someramente en la teoría que la sustenta, así como una breve referencia previa al estado de la cuestión.

2.

ESTADO DE LA CUESTIÓN: ¿DE QUÉ ESTAMOS HABLANDO?

Aunque en la región considerada los estudios sobre el final de la Prehistoria reciente fueron muy tempranos —comenzando las excavaciones de C. Morán o J. Cabré en los años 1920— los intereses de la investigación sobre este tema se estancaron y desafor1 Tesis doctoral titulada Poblamiento del Bronce Final y Primer Hierro en el sector meridional de la Cuenca del Duero dirigida por el Dr. A. Esparza (Universidad de Salamanca).

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tunadamente no se han beneficiado de enfoques alternativos al tradicional, por lo que gran parte de los esfuerzos siguen orientándose desde planteamientos tradicionales (Fernández-Posse 1998: 91-92). Cuestiones básicas, como las propias características de las entidades cronoculturales, su relación temporal, la convivencia o sustitución de culturas o la posibilidad de reconocer movimientos démicos, distan de estar claras (p.e. Sacristán 1997: 48-56). La extrapolación de interpretaciones particularistas —a partir de las siempre insuficientes lecturas estratigráficas disponibles— se ha prolongado hasta los años 80. Sólo a partir de los años 90 aparecen algunos trabajos de investigación sintéticos en términos de procesos históricos, valorando aspectos funcionales y considerando la información territorial (p.e. Álvarez-Sanchís 1999; Díaz-del-Río 2001) aunque sólo afectan parcialmente al intervalo temporal aquí considerado. De esta manera el estudio del Bronce Final y el Primer Hierro en la Meseta peninsular no encuentra contrapunto más allá del extendido historicismo con ciertos tintes funcionalistas. La ausencia de debate teórico o de planteamiento crítico de las cuestiones básicas (Sacristán 1997; Fernández-Posse 1998) lleva en ocasiones a no saber de qué estamos hablando: el significado de las entidades culturales es implícito, se da por conocido y además no hay consenso en su uso (p.e. Lucas 1987). No hace falta recordar que se trata de unas categorías definidas inicialmente de manera muy reduccionista —apenas unas cerámicas en ocasiones— y que progresivamente se han ido dotando de un forzado e impreciso contenido social. Así, a título de ejemplo, la ‘Cultura de Cogotas I’ puede ser hoy entendida como un modelo socioeconómico independiente de la alfarería que la caracteriza (FernándezPosse 1998: 116-120), o ambas expresiones son consustanciales y se difunden conjuntamente (Abarquero 2005), además de seguir siendo definido como un «círculo» o un «horizonte cultural» que afecta a ambas mesetas (Blasco 2004; 2007). En definitiva, las unidades de estudio se han definido según conceptos procedentes exclusivamente del particularismo histórico, como entidades culturales idealistas, a un nivel descriptivo e idiográfico, cuya difícil generalización ha hecho abusar de la extrapolación de referencias puntuales. Su lectura socioeconómica precisa una teoría explícita y no restrictiva del verdadero objeto de estudio: la sociedad, sobre la cual no hay modelos teóricos coherentes. Mediante una simplificación extrema, podría decirse que el tema que nos interesa ha sido hasta el siglo XXI una «tierra de nadie» en cuanto a la re-

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novación teórica, si bien ha generado un importante volumen de información arqueográfica que, en parte por las limitaciones del registro —ambigüedad y parcialidad— y en parte por la inercia académica, no presenta todos sus frentes cerrados, por lo que hay que contar con un amplio margen de incertidumbre. Estos problemas se agravan al estudiar la coyuntura de cambio plurisecular de la ‘transición Bronce-Hierro’ (1200-800 cal a. C.), caracterizada por unas manifestaciones elusivas, de rasgos híbridos, que hacen de ella una etapa oscura (Ruiz Zapatero 2007: 39-40). Una opción pragmática para su definición, sin duda la más prudente, sigue consistiendo en cotejar los rasgos culturales del antes y el después, reconocibles ambos como claros momentos sucesivos, estructurados, ordenados, y caracterizar el momento transicional a partir de lo que no es (Blasco 2007). Sin embargo, como se verá, esta lectura presenta limitaciones que nuestra línea de trabajo ha de sortear. La alternativa pasa por construir una lectura ‘horizontal’ de los fenómenos considerados, tratando de integrar las visiones ‘verticales’, eminentemente temporales (Fernández-Posse 1998: 254). Ha de asumir el reto de integrar las lecturas culturalistas y normativistas en términos de regularidades, tendencias estructurales y grandes procesos de ámbito regional. El análisis territorial debe incluir los ineludibles atributos culturales para dotarles de sentido sociológico, explorando la variabilidad espacial de los rasgos estilísticos con los que se han definido las culturas arqueológicas.

2.

TEORÍA: PAISAJES Y SOCIEDADES EN CONSTRUCCIÓN

Como se ha podido ver, en nuestra opinión una parte esencial del problema de la transición entre la Edad del Bronce y la Edad del Hierro en la Meseta es de naturaleza teórica. Nuestra lectura se inspira en tendencias intelectuales dispares pero complementarias y pretende ofrecer una síntesis flexible y coherente, en la cual el empleo de tecnología SIG ocupa un lugar central. En concreto, al centrar el interés en un momento de ruptura, entendemos nuestra investigación como un ejercicio particular de análisis de la discontinuidad a muy diversos niveles, a través de las claves de funcionamiento de los sistemas socio-ecológicos complejos y su capacidad de adaptación y reestructuración ante cambios imprevistos (Van der Leeuw

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y Aschan-Leygonie 2000). Estos intereses coinciden parcialmente con los de la Resilience Alliance,2 que está proporcionando nuevos puntos de vista, más complejos, a la Arqueología procesual (Redman y Kinzig 2003). De hecho, la aplicación de la resilience theory al estudio regional de paisajes prehistóricos en la Península Ibérica mediante SIG cuenta ya con algunos notables precedentes (p.e. Barton et al. 2004). Sin embargo semejante propuesta procesual-sistémica del cambio, combinada con un empleo acrítico de las utilidades SIG —específicamente programadas para el análisis de fenómenos espaciales estructurados según lógicas deterministas (Wheatley y Gillins 1995)— entrañaría en nuestro caso un alto riesgo. Este estribaría en favorecer la deriva de la investigación hacia un sesgo de naturaleza similar al tradicional —aunque de muy distinto signo—, y nuestra lectura del cambio sería parcial e inapropiada ante la complejidad del objeto de estudio. En efecto, los enfoques materialistas, generalistas, deterministas como el que perseguimos, presentan entre sus debilidades inherentes cierto esencialismo y la persistencia del enfoque dualista del historicismo cultural. Son cuestiones en las que no es pertinente entrar ahora, y que remiten en último término a la polarización de las teorías de la sociedad entre ‘el problema de Durkheim’ frente al ‘problema de Weber’ (Aróstegui 1995: 160). Digamos brevemente que la lógica de tales enfoques implica prescindir de una parte del problema, al pensar la sociedad o el paisaje —nuestros objetos de estudio— como totalidades a descomponer en categorías universales: tipos evolutivos, formaciones sociales, culturas, sistemas de explotación del territorio, modelos de poblamiento, etc. Si aplicamos la advertencia al caso de estudio, y a la metodología del análisis territorial, lo veremos más claro. El momento transicional (1200-800 cal a. C.) constituye una coyuntura inestable, de desarticulación y reordenación de sus elementos constitutivos, de la que no tenemos cronologías finas y sobre cuyos protagonistas hay consenso en definirlos como grupos segmentarios de débil integración política (p.e. Harrison 1994; Díaz-del-Río 2001; Delibes y Romero e.p.). Es decir, llegado el caso, son comunidades de fácil segregación y disidencia, cuya respuesta previsible ante la crisis se caracterizaría por 2 Se trata de un grupo de trabajo multidisciplinar e internacional que investiga sobre tales aspectos, como señala su página web: URL: http://www.resalliance.org [consultado febrero 2008]. Su principal publicación es la revista electrónica Ecology and Society http://www.ecologyandsociety.org [consultado febrero 2008].

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la ausencia de preceptos homogéneos en las decisiones locacionales, proliferando las experiencias de búsqueda de alternativas, en muchas ocasiones frustradas. ¿Hasta qué punto podemos definir patrones de asentamiento presuponiendo un comportamiento normativo homogéneo en el territorio y aceptando su referida laxitud temporal?. Queda también patente que su interpretación en términos tradicionales de culturas arqueológicas o estructuras sociales podría dejar demasiados comportamientos ‘fuera de la norma’ sin explicar, o fusionaría respuestas locacionales a ‘normas’ tan dispares que el esquema propuesto no se ajustaría a la compleja realidad. Por tanto se requiere un enfoque complementario al aplicado para analizar la permanencia. Frente al estudio mediante categorías como las ‘culturas’ o las ‘totalidades sociales’, de apariencia estructurada y ordenada en sí mismas, nos enfrentamos a posibles comportamientos territoriales solapados en el tiempo, fragmentarios y no coincidentes. Parece más adecuado pues enfocar el final de un mundo y el comienzo de otro desde las formas discontinuas de apropiación del paisaje que pudieron acumularse durante esos siglos (Barrett 1994: 35-96), y que un análisis acrítico con SIG tendería a homogeneizar y difuminar, al igual que la interpretación intuitiva de los ‘mapas de puntos’. En definitiva, nuestro trabajo trata de superar la dicotomía partiendo de reconocer la naturaleza dual del problema. Se precisa emplear teorías sociales sincréticas o de compromiso, que atiendan a la definición de las estables estructuras en la longue durée mediante enfoques territoriales a ‘escala macro’, pero sin descuidar los rasgos idiográficos presentes en ese mismo tablero de juego: comportamientos rutinarios, cotidianos, verdaderos epicentros del cambio. A través de ellos se construyó, durante el intervalo 1200-800 cal a. C., una nueva sociedad y unas estructuras distintas a las previas. La propuesta se inspira en la vía teórica intermedia que trata de integrar la colectividad impersonal con el individuo activo o sujeto agente —social action, human agency—; las tendencias deterministas atemporales con la actuación en su contexto histórico; la cohesión normativa de las instituciones y preceptos con la capacidad de improvisación individual (Dobres 2000: 130-144). Esa es la otra cara de la moneda que también puede y debe enfocar nuestro análisis con SIG mediante lecturas integradas, evitando caer en un nuevo tipo de subjetivismo (Lake 2004). Las teorías sociológicas referidas son de sobra conocidas (Giddens 1995; Bourdieu 1997), y también lo es su repercusión entre algunos arqueólogos an-

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glosajones desde los años 80 (p.e. Tilley 1982). En este contexto, antes que como entidades preexistentes fijas, resulta más adecuado entender las sociedades en estudio desde el concepto de social becoming: procesos dinámicos e inacabados de relaciones sociales, en permanente construcción, mantenimiento y transformación (Sztompka 1994: 275-277). Asimismo el paisaje, entendido como registro arqueológico, sería al tiempo causa y efecto de la actuación humana, como un continuo de interacciones culturales y naturales de efecto acumulativo a largo plazo (Barton et al. 2004: 256-258). Constituye las condiciones materiales que de forma activa facilitaron las prácticas sociales rutinarias, a través de las que existieron las estructuras y la sociedad, y de las cuales es a su vez resultado histórico, en parte involuntario (Barrett 2001: 155-162). Un concepto similar de paisaje ha sido empleado en un reciente trabajo de análisis territorial, en el que se define como el registro acumulado de actuaciones contingentes y plenamente conscientes (Grau 2007: 124-125).

3.

METODOLOGÍA

La puesta en práctica de los anteriores fundamentos se ha efectuado mediante una metodología extensiva, de la cual nos centraremos aquí en lo concerniente al análisis mediante SIG. El ámbito regional observado adopta la forma de un transecto de 6.400 km2 entre el río Duero y el Sistema Central. Se trata de un área de estudio definida a partir de criterios geográficos e historiográficos, tratando de recoger registros variados y representativos. Comprende unidades geográficas complementarias, como el paisaje plano de las campiñas meridionales del Duero al norte —con una dedicación actual del suelo hacia la agricultura de secano— y los bloques serranos del Sistema Central al sur —de tradicional uso ganadero— (Fig. 1). Desde el punto de vista arqueológico, el área de trabajo afecta a diversas ‘zonas nucleares’ de culturas arqueológicas a lo largo del periodo comprendido. Tras la relativa uniformidad de las manifestaciones culturales durante el Bronce Final, con el cambio de milenio se asiste a la proliferación de grupos locales (Romero y Jimeno 1993: 187; FernándezPosse 1998: 137-140; Ruiz Zapatero 2007: 43). Su individualización arqueológica sobre criterios estilísticos o de patrones de asentamiento requiere un examen más profundo que el disponible (Barroso 2002) pues se han definido como agregados politéticos de rasgos a partir de unas categorías demasido rígidas

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Fig. 1. Área de trabajo en el contexto de la Península Ibérica.

y tal vez inadecuadas. El área de estudio pretende pues examinar mediante el SIG la variabilidad espacial de una muestra de tales entidades territoriales (Fig. 2) en combinación con diversas variables geográficas. La metodología de análisis territorial descansa en la exploración cuantitativa de la variabilidad en el amplio tramo cronológico 1700-300 cal a. C., partiendo de un planteamiento crítico de las unidades de estudio; es decir, se trata de obtener una ordenación alternativa de la muestra de yacimientos, considerada en bloque. Se pretende relativizar así los criterios usados para la ordenación temporal, incluyendo la información estilística no como criterio de secuenciación, sino como un elemento o variable más del estudio del poblamiento. El tratamiento cuantitativo de la información recurre a diversas técnicas de estadística descriptiva e inferencial, como suele ser habitual en los análisis de poblamiento con SIG (p.e. Williams 2004: 216-220).

En concreto se sigue un análisis escalonado o en sucesivas fases de clasificación y reducción de los datos (p.e. Mayoral 2004: 83-85 y 123-134; Uriarte 2005: 615; Mayoral et al. 2007: 148-153). Se pone un especial énfasis interpretativo en la utilidad en estas últimas técnicas, las del análisis multivariante (Shennan 1992: 243-294), por su carácter exploratorio en la identificación de regularidades y por su contrastado uso en el análisis territorial en Arqueología (p.e. Rodríguez Alcalde 1995: 181-185; Picazo 1998: 4274). Esta metodología implica el empleo integrado de diversas utilidades SIG de los programas ArcView 3.2 y ArcGIS 9.2 y el paquete estadístico SPSS v. 15. Para ello se ha reunido una serie de capas temáticas con las cuales poder responder a las hipótesis actualmente abiertas respecto a las estrategias de explotación del medio, la dinámica paleoambiental y el comportamiento espacial de los rasgos estilísticos de la cultura material.

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3.1.

LA

BASE DE DATOS DE YACIMIENTOS

Es el elemento central del análisis estadístico y espacial. Se ha elaborado sobre una base de datos relacional (Microsoft Access) a partir de los sitios arqueológicos catalogados como tales en el área de estudio. Desde la Dirección General de Patrimonio Cultural se nos facilitaron los datos en papel del Inventario Arqueológico de Castilla y León (IACyL) con las coordenadas geográficas y adscripción cronocultural de todos los yacimientos de las provincias de Valladolid, Ávila, Salamanca y Segovia comprendidos en el transecto de estudio y en el referido intervalo cronológico. Sobre esta información primaria se fueron completando los distintos campos, que reponden a informaciones dignas de ser incorporadas al análisis con el SIG. Los principales campos comprendidos en la caracterización de los yacimientos, y empleados como variables en el análisis estadístico son: — — — — —

Extensión (en has). Atribución estilística de la cultura material. Tipo de emplazamiento. Distancia a cursos fluviales y humedales. Superficies de suelos accesibles, según su potencialidad agraria, en territorios isócronos de 30’, 60’ y 120’ desde el sitio.

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arqueológico de la gran mayoría de ellos, custodiado en los respectivos museos. Ello permitió depurar la base de datos, que en su estado final consta de 167 registros. En consonancia con el planteamiento teórico seguido, esta información estilística no será empleada para definir entidades culturales bien delimitadas, como rasgos ideales compartidos homogéneamente por todos los miembros de las comunidades en estudio. Tales decisiones técnicas se entienden mejor en contextos específicos de comportamiento estructurado en patrones recurrentes, introduciendo el concepto de habitus (Dietler y Herbich 1998: 244-248). Respecto a la variable del tipo de emplazamiento, se ha prescindido de su estimación cuantitativa mediante las diversas fórmulas disponibles para valorar la altitud relativa o la prominencia (p.e. Parcero 2002: 69-70). El problema es que incluso recurriendo a su tipificación, los grandes contrastes del área de trabajo —con una llanura sin relieves destacados y una región montañosa con accidentada orografía— reducen su efectividad. Se ha recurrido por contra a un criterio cualitativo, basado en observaciones contrastadas con la naturaleza geomorfológica de los sitios, obteniéndose así valores en una escala ordinal.

3.2. El primer registro de la base de datos a completar fue el de su georreferenciación. Las coordenadas UTM de los sitios se han obtenido referenciando un punto central del área de dispersión de material arqueológico en superficie, mediante cotejo de la planimetría parcelaria de las fichas del IACyL a escala 1:10.000 y la ortofotografía del Sistema de Información Geográfica de Parcelas Agrícolas (SIGPAC)3 a escala 1:6.000. Este cotejo permitió a su vez la medición homogéna de las superficies de dispersión de material en superficie, comprobándose la estimación consignada por los prospectores en las fichas del IACyL. El tamaño de los yacimientos es siempre un criterio problemático, para el que en esta ocasión optamos por este método porque permite uniformizar su medición, gracias a la existencia de planimetría de detalle elaborada por los prospectores. Debido a la disparidad de criterios de adscripción cronocultural del IACyL, la atribución estilística de los yacimientos ha requerido el estudio del material 3 http://sigpac.mapa.es/fega/visor/ [consultado febrero 2008].

MODELIZACIÓN

MEDIANTE

SIG

El resto de las variables consideradas en la caracterización de los yacimientos ha requerido la creación de varios modelos de datos ráster. El punto de partida para recurrir a la modelización consistía en la necesidad de obtener un criterio uniforme para cuantificar el esfuerzo en el desplazamiento pedestre desde los sitios hasta dos tipos de recursos considerados esenciales en nuestra investigación: el agua y terreno óptimo para diversos usos agrarios. El análisis de los territorios accesibles desde puntos del espacio es una de las aplicaciones de los SIG con mejores perspectivas de aplicación en Arqueología (Conolly y Lake 2006: 214-225). De hecho —como es de sobra conocido— los programas comerciales SIG incorporan sencillos comandos para definir territorios de formas geométricas —buffers— que sirven perfectamente para cuantificar los recursos (p.e. Hunt 1992; Williams 2004). Sin embargo en nuestro caso, atendiendo a la orografía accidentada del sector meridional del área de trabajo (Fig. 1) esta forma de delimitación no garantizaría la homogeneidad de los muestreos, y dado el alto número de yacimientos (167) su obtención manual requeriría un tiempo considera-

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Fig. 2. Culturas arqueológicas del Primer Hierro en la Meseta y área de trabajo con los yacimientos estudiados (a partir de Fernández-Posse 1998: 143 y Ruiz Zapatero 2007: 42).

ble. La opción alternativa consistía pues en emplear el SIG para el dibujo automatizado de los polígonos de tramos isócronos basados en una aproximación más realista, que considerara la accesibilidad, derivándolos a partir de modelados de coste-distancia. El número de experiencias con este tipo de aplicaciones está aumentando en España, bien generadas con el software Idrisi (p.e. Parcero 2002: 65-68; Mayoral 2004: 82) o con GRASS (p.e. Lage 2007). En este caso, la obtención de los polígonos isócronos ha sido efectuada por A. Esparza (Universidad de Salamanca) computando en ArcView 3X el algoritmo de Tobler (1993) y con la ayuda de una rutina escrita por L. Celaya (STIG, Universidad de Salamanca). En una apretada síntesis, podemos indicar que la fuente primaria fue el modelo digital de elevaciones (MDE) a escala 1:25.000 de la Junta de Castilla y León, de 25 m de píxel. A partir de él se derivó una superficie de fricción mediante el citado algoritmo de Imhof-Tobler, que calcula valores de costes con un

criterio anisótropo —considera la dirección de avance pedestre y valora de distinta manera el ascenso o descenso de las pendientes—. La superficie de costes acumulados se ha generado mediante un algoritmo de enlace a ocho celdas. Sobre el grid resultante se han generados los polígonos, sin considerar la red hidrográfica como un elemento de fricción. El resultado son unos grid con tres tramos de isocronía correspondientes al entorno accesible en 30’, 60’ y 120’ desde cada yacimiento (Fig. 3). Estos grid han sido empleados para cuantificar en unidades de tiempo el esfuerzo en acceder a dos tipos de recursos hídricos: cursos fluviales de cualquier orden y humedales. Para ello las mediciones se efectúan manualmente, mediante la superposición de los grid de tramos isócronos de los sitios a las respectivas capas temáticas de hidrología. En cada punto de agua más cercano al yacimiento se anotó el valor de dicho pixel, expresado en fracciones de una hora.

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Fig. 3. Ejemplo de grid con tres tramos isócronos, correspondientes al entorno accesible en 30’, 60’ y 120’ desde el yacimiento #150.

El último grupo de variables consideradas en la caracterización de los yacimientos hacn referencia a la aptitud agraria del terreno en el entorno a corta, media y larga distancia del yacimiento. La línea conceptual e interpretativa del site catchment analysis seguida aquí presenta mayor afinidad con su reinterpretación como «enfoque experimental» no reconstructivo (Gilman y Thornes 1985: 172-189; Vicent 1991: 53-65; Chapa et al. e.p.) que con su empleo originario, en la línea de la ecología cultural (p.e. Williams 2004), aunque —como ya se ha expuesto— no comparte íntegramente sus presupuestos teóricos. La cuantificación de distintas clases de suelos según una escala de calidad ha tenido que sortear el problema de la inexistencia de parte de la cartografía del Mapa de Clases Agrológicas del MAPA, problema que se ha sorteado elaborando una cartografía propia, que cubre todo el transecto de trabajo, a partir de diversos criterios geomorfológicos y orográficos.

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APLICACIONES SIG Y ANÁLISIS DEL TERRITORIO. LA EXPERIENCIA DEL CENTRO ANDALUZ DE ARQUEOLOGÍA IBÉRICA DE JAÉN POR

LUIS MARÍA GUTIÉRREZ SOLER y LAURA WIÑA GARCERÁN* Centro Andaluz de Arqueología Ibérica. Universidad de Jaén

RESUMEN

SUMMARY

En esta comunicación se presenta, a grandes rasgos, la trayectoria de los trabajos que, con relación a la implantación de los Sistemas de Información Geográfica (SIG) y al análisis arqueológico del territorio, se vienen realizando en el Centro Andaluz de Arqueología Ibérica de Jaén desde mediados de la década de los años noventa. Algunos de ellos, como ArqueGIS, pueden considerarse auténticas experiencias pioneras y han tenido como objetivo directo de investigación las posibilidades que ofrecía el propio SIG como una herramienta útil para la gestión y la tutela del patrimonio arqueológico, superando las deficiencias de los datos de partida y permitiendo, al mismo tiempo, elaborar mapas temáticos y explotar su potencial analítico, para realizar consultas complejas. Por otra parte, el desarrollo de nuevas propuestas de caracterización arqueológica de las colecciones de materiales de superficie, dentro de lo que se ha dado en llamar «microprospección» arqueológica, junto con la incorporación a la prospección arqueológica tradicional de las nuevas tecnologías, especialmente por lo que se refiere a la progresiva implantación de los sistemas GPS, para la adquisición de datos georreferenciados, ha favorecido la utilización de las aplicaciones SIG. Estas se han venido utilizando tanto para el almacenamiento y gestión espacial de los datos, como para profundizar en el conocimiento de las variables territoriales de mayor interés para explicar las acciones sociales y los procesos históricos que determinan la localización de los sitios arqueológicos. En el proyecto Baecula y, especialmente, en el proyecto de prospección de los valles de los ríos Víboras y S. Juan se han iniciado trabajos que valoran la importancia de variables concretas como la red hidrográfica o las cuencas visuales acumuladas. Finalmente, queremos hacer mención a los trabajos de colaboración con los miembros del Laboratorio de Visualización Científica del Consorcio Interuniversitario per la Gestione del Centro di Calcolo Elettronico dell’Italia nord-orientale (CINECA), con sede en la ciudad de Bolonia, que tuvieron como resultado la producción de navegaciones arqueológicas sobre el territorio y modelos en formato VRML. Estos recursos informáticos constituyen, sin duda, un precedente en la modelización virtual 3D que aún representa un reto para las aplicaciones SIG en Arqueología.

This presentation overviews the work that the Andalusian Centre for Iberian Archaeology (Centro Andaluz de Arqueología Ibérica) of the University of Jaén has done over the past decade in the field of Geographic Information Systems (GIS) and archaeological analysis of territory. Some of this work, for example ArqueGIS, pioneered the field and had as its main aim to assess the possibilities of GIS as a tool for management of archaeological heritage. This project also examined how the shortcomings of initial data were overcome and thus used for thematic maps, for full exploitation of their analytical potential and, as a result, for complex queries. Use of GIS applications has been favoured by several factors: for example, the development of new proposals for archaeological characterization of surface items in the field of the so-called archaeological microsurveying, or the use of new technologies for traditional archaeological surveying, in particular the growing application of GPS for georeferenced data. GIS applications have been used for storage and for spatial management of data as well as for gaining further knowledge of the territorial variables which may explain the social actions and historical processes which rule the location of archaeological sites. Project Baecula, in particular the survey project of rivers Víboras and S. Juan, are some of the frameworks in which specific variables are considered, like the watercourse network or the visual basins. Joint research with staff of the Laboratorio de Visualización Científica del Consorcio Interuniversitario per la Gestione del Centro di Calcolo Elettronico dell’Italia nord-orientale (CINECA), based in Bolonia, is also worthy of note. This resulted in virtual archaeological navegations of territory and VRML models. These computing tools foreran the threedimensional virtual modelling which is still a challenge for the use of GIS in archaeology.

* Edificio C-6. Campus de Las Lagunillas, s/n. 23071 Jaén. [email protected]; [email protected]

PALABRAS CLAVE: Microprospección, ArqueGIS, proyecto Baecula, CINECA, VRML, red hidrográfica, cuenca visual acumulada. KEYWORDS: Microsurvey, ArqueGIS, Baecula project, CINECA, VRML, watercourse network, cumulative visual basins.

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Luis María Gutiérrez Soler y Laura Wiña Garcerán

La tradición de estudios vinculados al desarrollo de la Arqueología Espacial en Jaén ha marcado la propia trayectoria de la investigación, primero, como parte del Colegio Universitario del Campus de Jaén, dependiente de la Universidad de Granada y, posteriormente, en el ámbito del Centro Andaluz de Arqueología Ibérica, desarrollado en el marco institucional y académico de la Universidad de Jaén. Los estudios de la Cultura Ibérica han determinado el banco de pruebas en el que ha tenido cabida el análisis territorial, definiendo los patrones de asentamientos a partir de una serie de variables medioambientales entre las que se encontraban la altitud absoluta y la altitud relativa, que intentaba valorar la localización de los sitios arqueológicos con relación a su entorno inmediato, en un radio de 2 kilómetros, estableciendo un índice que resultaba de dividir la altitud absoluta del asentamiento entre una altura máxima y una altura mínima; la pendiente, medida en un radio de 4 kilómetros; la potencialidad agraria, estableciendo un potencial valor teórico agronómico en 1, 2 y 4 kilómetros, con el interés de definir el valor económico del territorio de un asentamiento en el área de captación de recursos, dentro de la escala semi-mircroespacial, es decir, aquella que define los límites de la ciudad con relación a su territorio; el territorio de vega en 2 y 4 kilómetros, con la intención de valorar las tierras específicamente de vega que, teóricamente, incrementarían el valor del emplazamiento en una sociedad básicamente agraria, de tipo cerealista; finalmente, la visibilidad, a partir del estudio de 12 cortes topográficos, orientados siguiendo los puntos cardinales (N, NE, E, SE, S, etc.), calculada sobre mapas de la región a escala 1:50.000, con las consiguientes limitaciones para determinar la presencia o ausencia de zonas oscuras en el interior del área considerada, correspondiente a un radio de 4 kilómetros, en los que se calculaban los límites de su control visual teórico. A todas estas habría que añadir la red hidrográfica, ya que los principales cursos fluviales juegan un papel determinante en la organización de los patrones de poblamiento, tanto a nivel semi-microepacial, es decir, en la definición de las cuencas que marcan los límites territoriales de la ciudad, como a una escala más amplia, de carácter regional, mostrando la alternancia de patrones longitudinales con otros de carácter reticular. Entre las variables culturales, de carácter sociopolítico, interesadas en profundizar en los procesos de agregación y desagregación y en las relaciones de vecindad, se encuentran el tamaño, la tipología, la función y la distancia al vecino más próximo. La pri-

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mera variable resulta difícil de establecer en prospección debido a la actuación de factores naturales y antrópicos de alteración, entre los cuales destacan, fundamentalmente, los procesos postdeposicionales, además de influir las características de la ocupación, especialmente por lo que respecta a la complejidad interna del sitio, a la función que cumple dentro de la región y a la profundidad de la secuencia cultural; este, ha sido, sin duda, uno de los fundamentos para desarrollar métodos y técnicas específicas en el trabajo de caracterización de los registros arqueológicos de superficie. Dentro de este grupo de variables también habría que incluir la concentración visual, es decir, el número de asentamientos que cada emplazamiento domina visualmente, de forma efectiva, sin zonas oscuras y en el marco de su propio territorio de control político, permitiendo avanzar en la configuración de las redes de intervisibilidad que se organizan entre las ciudades para la etapa del Ibérico Pleno. Estas variables, bien fijadas en el trabajo monográfico sobre el asentamiento de Las Calañas de Marmolejo (Molinos et al., 1994), junto a las propuestas por otros grupos pioneros en los trabajos de Arqueología Espacial, especialmente las llegadas desde el Seminario de Arqueología y Etnología de Teruel (SAET), han servido de experiencia previa, consciente o inconscientemente, para el desarrollo de muchas de las aplicaciones SIG que se han venido poniendo en práctica en la arqueología española a lo largo de estos últimos años, favoreciendo un proceso de reflexión crítica sobre la escasa precisión de los datos de partida manejados y ha contribuido, de un modo decisivo, a reducir la distancia que separaba a los datos de la interpretación en los estudios de paisaje, potenciando todo tipo de análisis que colaboran, de un modo activo, en la evaluación del peso que juegan aspectos geográficos y paisajísticos en la restitución paleoambiental y en el desarrollo de trabajos experimentales que tratan aspectos tan variados como la determinación de cuencas de visibilidad acumulada, tiempos empleados en recorrer una distancia a partir de la estimación de rutas óptimas o cálculos demográficos. Todos estos esfuerzos se encaminan hacia la contrastación de la validez de las hipótesis históricas propuestas, basadas en el análisis arqueológico y en la mejora de nuestra representación de la realidad. El trabajo con estas variables territoriales está en la base de las aplicaciones SIG que hemos llevado a cabo a lo largo de estos años, comenzando por un proyecto ambicioso a mediados de la pasada década.

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1.

APLICACIONES SIG Y ANÁLISIS DEL TERRITORIO

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PROYECTO ARQUEGIS

La primera experiencia en el campo de las aplicaciones SIG fue el denominado proyecto ArqueGIS,1 diseñado íntegramente en la Universidad de Jaén gracias a la colaboración interdisciplinar entre dos grupos de investigación, de una parte el GIPAJ (Grupo de Investigación del Patrimonio Arqueológico de Jaén) y, de otra, el Laboratorio de Cartografía y SIG. El proyecto tenía un fuerte carácter experimental, ya que no sólo pretendía servir como instrumento de investigación y gestión territorial del patrimonio arqueológico (Alcázar 2003), sino también tratar sobre las posibilidades que ofrecía, en sí mismo, el desarrollo de un prototipo avanzado de SIG, profundizando en el análisis de nuevas tecnologías de gestión de datos espaciales bien georreferenciados en un mismo sistema de coordenadas (Garrido et al., 1996; Feito et al., 1997). Por lo que respecta a las características técnicas del proceso de trabajo, para la ejecución del proyecto se emplearon tres estaciones Sparc de Sun, unidas gracias a una red, Ethernet, que trabajaban en el sistema operativo Unix. En cuanto al programa informático se eligió System 9, un SIG vectorial, que también incorpora módulos de herramientas que permiten utilizar información de tipo raster. Las posibilidades que ofrecía de relacionar objetos o entidades entre sí a través de los denominados descriptores topológicos («perteneciente a», «contenido por», «confina con», etc.) proporcionaba un modo de aproximación a la realidad muy cercano al humano, además de manifestar una gran capacidad para realizar análisis espaciales avanzados, tanto funciones de procesamiento de atributos (cálculos de áreas, perímetros, longitud, pendiente y orientación de las entidades espaciales), como funciones de procesamiento geométrico (relaciones de superposición, proximidad/contigüidad o inclusión entre entidades espaciales) y funciones de proceso de referencia (selección de entidades espaciales en un nivel superior o inferior de la escala jerárquica que establece el propio sistema). En cuanto a los planteamientos iniciales y a los objetivos propuestos, ArqueGIS surgió con la vocación de dar respuesta a cualquier actuación dirigida a la gestión y tutela del patrimonio arqueológico, así como la de apoyar el desarrollo de los proyectos de investigación en curso en la Campiña de Jaén, den1 «Arqueología y ciencia experimental para la recuperación y conservación del patrimonio arqueológico» (SEC93-1162). Proyecto de Investigación I+D, financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia, a través del Plan Nacional de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico. Periodo de duración: 1994-1998.

Fig. 1. Proyecto ArqueGIS. Ámbito territorial del proyecto.

tro de una concepción global de los bienes culturales que unía en un mismo grupo de trabajo a profesionales libres, a investigadores de plantilla de la Universidad de Jaén y a conservadores del patrimonio. La zona escogida para aplicar este prototipo correspondió al entorno geográfico de la ciudad de Jaén, ocupando un territorio, orientado hacia el NE., de aproximadamente 175 km2, que permitía incluir dos importantes asentamientos, el cerro de la Plaza de Armas de Puente Tablas y el cerro de Peñaflor, que habían sido excavados sistemáticamente y que constituían referencias imprescindibles para la investigación de la Cultura Ibérica y el periodo emiral en la Campiña de Jaén. Hasta ese momento, en este territorio, además, se encontraban inventariados otros 91 yacimientos, la mayor parte de ellos conocidos a través de campañas de prospección, los cuales, aparentemente, representaban funciones diversas y pertenecían a diferentes momentos de la secuencia, cubriendo, al mismo tiempo, un amplio espectro de posibles localizaciones y circunstancias con relación a su tutela, desde los que se ubicaban en la zona urbana y el área periurbana de Jaén y, por tanto, en terreno urbanizable en un futuro no muy lejano, tal y como el paso del tiempo se encargó en demostrar, hasta su entorno rural más inmediato.

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La base cartográfica de referencia para la construcción del SIG fue el mapa topográfico de Andalucía a escala 1:10.000, que emplea el sistema de coordenadas UTM, ya que esta era la escala de mejor resolución disponible, homogénea, para todo el territorio. Las dificultades de accesibilidad a la información fue uno de los mayores problemas a los que tuvo que enfrentarse el proyecto, ya que todos los datos de partida tenían un formato tradicional (textual, representaciones gráficas no digitalizadas, etc.), en muchos casos había dificultades para identificar los límites de las parcelas en el catastro y las escalas de representación de los mapas temáticos disponibles (1:200.000 el edafológico y 1:50.000 el geomorfológico, etc.) los hacían, en la práctica, inservibles, ya que el grado de definición de los fenómenos en estudio no permitía una aproximación geográfica fiable, además debía tenerse en cuenta la pérdida de precisión espacial al integrar datos procedentes de fuentes de carácter muy diverso, representados a distintas escalas. Por tanto, uno de los principales obstáculos para el correcto desarrollo de este primer prototipo de SIG, de carácter arqueológico, fue la calidad de la información disponible sobre el territorio, ya que los datos geográficos eran de poca calidad, en la mayor parte de ocasiones cartografiados a escala muy general y no estaban disponibles en formato digital. Actualmente, los avances realizados por el Instituto Cartográfico de Andalucía (ICA) en la elaboración de cartografía temática permiten afrontar un trabajo de estas características con mayores garantías de éxito. Uno de los mayores retos del proyecto consistió en la selección y en la organización de la información considerada como significativa para dar forma a la base de datos con la que se alimentó el SIG. Esta se organizó en cuatro bloques, a saber, la identificación espacial de la cuadrícula (número de hoja del mapa topográfico y número de orden de la cuadrícula), información topográfica (altura máxima, altura mínima, pendiente y clasificación de la pendiente), información geomorfológica (litología, tipo de contacto entre diferentes elementos litológicos, tipos de estratificación y de accidentes tectónicos y presencia de minas y canteras) e información agrológica (tipos de suelos, inclusiones, textura, fase litológica y vegetación y cultivos). Finalmente, su estructura se aproximó a la ficha de inventario y catalogación de yacimientos arqueológicos diseñada por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, DatARQUEOS (base de datos del Patrimonio Arqueológico de Andalucía) que alimentaba el Sistema de Información del Patrimonio His-

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Fig. 2. Proyecto ArqueGIS. Consulta de una función de procesamiento geométrico.

tórico de Andalucía (SIPHA), de modo que pudiera ser de interés y utilidad, también, para la administración regional. Las fichas por yacimiento incluían, básicamente, información de carácter administrativo y datos referidos a su interpretación cronológica y funcional, a los que se añadieron, como ya hemos visto, datos relacionados con su contexto geográfico y medioambiental (posición topográfica, geomorfología, valor agrológico, etc.) Esta documentación, de tipo vectorial, se completaba con la información que proporcionaba la cartografía temática, la cual se organizó, para introducirla en el sistema, configurando un reticulado que simulaba una estructura raster, dividiendo el territorio en cuadrículas de 200 × 200 metros, es decir, estableciendo una retícula modulada a partir de unidades con una extensión de 4 hectáreas que comenzaron a rellenarse con toda clase de información disponible. Ambas bases de datos se asociaban a sus respectivas entidades espaciales, al definir un campo numérico de enlace entre ambos conjuntos de datos, que permitían su cruce e integración.

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APLICACIONES SIG Y ANÁLISIS DEL TERRITORIO

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Fig. 3. Proyecto ArqueGIS. Aplicación del lenguaje de consulta SQL.

Fig. 4. Proyecto ArqueGIS. Consulta del tipo «contenido por».

Finalizada la introducción y carga de datos se comprobó la capacidad del sistema en la fase de explotación de ArqueGIS. Los análisis espaciales son muy variables con relación al grado de complejidad de las preguntas planteadas, si bien es cierto que la mayor parte de estas se limitaban a relacionar pares de variables territoriales entre sí, estableciendo asociaciones directas que permitían gestionar y editar la información de un modo eficiente, vinculando los yacimientos y su zona de influencia con la altitud, la red hidrográfica o determinada clase de recursos potenciales, estableciendo preguntas del tipo «entidades que cumplan una o varias condiciones definidas por el usuario», «entidades contenidas o no contenidas en una ventana que cumplan propiedades determinadas», «entidades intersectadas o no intersectadas que cumplan propiedades determinadas», que interrogaban sobre el proceso histórico o que facilitaban la protección y tutela del patrimonio, determinando, por ejemplo, los yacimientos que se iban a ver afectados por obra civil en un determina-

do trazado lineal, aunque, en la mayoría de los casos, el análisis espacial de ArqueGIS se limitó a la elaboración de mapas temáticos y a explotar su potencial analítico a partir de consultas más o menos complejas y a la visualización de resultados, más que a su utilización como una herramienta útil de investigación que permitiera experimentar sobre aspectos concretos del análisis territorial, profundizando en el conocimiento del control visual del territorio, en el cálculo de rutas óptimas de desplazamiento, en la valoración de las posibilidades productivas del entorno, etc. Una vez finalizado el proyecto de investigación fue difícil continuar en esta línea de desarrollo de una aplicación SIG que fuera creciendo y retroalimentándose, debido a problemas relacionados con el tipo de información existente y con las características del equipo empleado, a los déficit en la calidad de la información, a la falta de disponibilidad, a tiempo completo, de un técnico familiarizado con el trabajo en esta clase de aplicaciones y a la dificultad del

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Luis María Gutiérrez Soler y Laura Wiña Garcerán

manejo del programa, que hacía complicada la gestión y la manipulación de la estructura de la información, la consulta y la edición de los datos y su compatibilidad con los nuevos sistemas de información utilizados por las principales instituciones públicas, hasta el punto que esta aplicación, finalmente, fue trasvasada e implementada en MapInfo, un programa mucho más amigable y que funcionaba sobre PC. Pese a los errores e imprecisiones acumulados debido a la calidad de los datos geográficos y cartográficos que manejamos, ya que en numerosas ocasiones combinamos series de naturaleza muy diferente, y a la escasa formación de los arqueólogos en el conocimiento y manejo de las aplicaciones SIG, el balance resultó positivo y esta experiencia puede considerarse como pionera por su vocación de construir un sistema de información, específicamente arqueológico (SIA), que aprovechara equipos informáticos de vanguardia y la experiencia en los proyectos de investigación arqueológica acumulada durante años.

2.

TRABAJOS DE VISUALIZACIÓN CIENTÍFICA

En el periodo 1994 a 1998 la posibilidad de acceder al Consorcio Interuniversitario per la Gestione del Centro di Calcolo Elettronico dell’Italia nordorientale (CINECA), con sede en la ciudad de Bolonia y, especialmente, la colaboración con los miembros de su Laboratorio de Visualización Científica (VISIT),2 especializado en el desarrollo de técnicas de cálculo automático destinadas a la creación de modelos matemáticos que facilitaran una mejor comprensión de la naturaleza y la estructura de los datos en examen y su carácter variable en el tiempo, permitió realizar algunos trabajos de carácter experimental en el ámbito de lo que se ha dado en llamar animaciones por ordenador de carácter foto-realista grabadas, primero, en video y que, más tarde, gracias a los formatos VRML, permitieron interactuar y navegar en tiempo real por el territorio, visualizando tanto la distribución de los asentamientos en el paisaje actual como algunas aplicaciones SIG, por ejemplo, la construcción del mapa de pendientes en el caso del territorio de Giribaile. Estos trabajos tenían como objetivo la restitución del paisaje antiguo y la presentación de interpreta2 Programa Icarus-1 e Icarus-2. TRM (Training & Mobility of Researchers). IV Programa Marco de la Unión Europea (DGXII).

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ciones históricas fundamentadas en hipótesis arqueológicas. La técnica empleada se basó en un procedimiento de síntesis de imágenes que proporcionaban animaciones por ordenador de aspecto foto-real. La definición de las imágenes dependía, lógicamente, tanto de la resolución espacial del pixel, como del tamaño del área digitalizada. El procedimiento técnico (Gutiérrez et al., 1995) consiste en un método de sincronización de imágenes que toma como base un Modelo Digital del Terreno (MDT), georreferenciado, sobre el que se sincroniza una textura, siguiendo los pasos que se indican a continuación: • Adquisición de datos altimétricos, georreferenciados en un sistema de coordenadas conocido. Los datos fueron adquiridos, según los casos, a partir de mapas cartográficos, levantamientos topográficos específicos de las áreas de interés, imágenes satélites, ortoimágenes, etc. • Transformación de los valores altimétricos en un MDT, el cual permite la visualización del territorio bajo la forma de un modelo matemático formado por una malla de polígonos, calculados a partir de una superficie de interpolación sobre el valor de la cota dado a cada punto del terreno. • Elaboración de una textura. Las capas de información se basan en datos de carácter continuo que presenten una imagen actual de la superficie terrestre (fotografía aérea vertical, ortoimagen, etc.), una selección de datos de interés (capas en las que se representan la distribución de asentamientos, mapas de pendientes, la red hidrográfica, etc.) o un modelo de interpretación del territorio (restitución del paisaje antiguo). • Procesamiento digital de la imagen. El tratamiento digital de las imágenes permite resaltar determinado tipo de informaciones útiles para su posterior visualización científica (clasificación automática, utilización de filtros, coloreado artificial de imágenes en blanco y negro con una paleta geográfica, etc.). • Rectificación de la imagen utilizada como textura y sincronización con el MDT. Para llevar a cabo este proceso resulta útil apoyarse en puntos de control sobre el terreno (GCP) y en capas vectoriales que contienen elementos fácilmente reconocibles en la imagen. Una recomendación de carácter práctico es que tanto el área digitalizada como la imagen superpuesta abarquen una superficie de un tamaño mayor al que desea visualizarse, compensando, de este

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Fig. 5. Visualización 3D del territorio de Giribaile, mostrando el índice de pendientes.

modo, la pérdida de superficie que experimenta la imagen durante el proceso de rectificación. • Superposición de capas vectoriales. Las informaciones más habituales recogen la documentación arqueológica concerniente al patrón de poblamiento y a algunos aspectos relativos al medio, actual o pasado, en el que estos se contextualizan, tales como la red hidrográfica, el dominio visual, etc. • Finalmente, se procede a la navegación dentro del modelo. El formato de salida en ocasiones fue una grabación en video (fotograma a fotograma) o la elaboración de un modelo interactivo VRML (en tiempo real), para ser visualizado en Internet, a través de la red. • Consulta de bases de datos asociadas al modelo. Como resultado de la aplicación de esta técnica de visualización científica se llevaron a cabo varias producciones de video arqueológico (Ruiz Rodríguez et al. 2000), la primera de las cuales, del año 1994, completaba con una navegación arqueológica los resultados del proyecto ArqueGIS, mientras que otras dos, que datan de los años 1998 y 1999, se centraron en la presentación de los resultados de proyectos de investigación concretos, desarrollados en torno a los oppida ibéricos de la meseta de Giribaile y del cerro de la Plaza de Armas de Puente Tablas. La primera de estas, presentada en octubre del año 2000

a la 11ª Rassegna Internazionale del Cinema Archeologico de Rovereto, mostraba la hipótesis de reconstrucción de un territorio antiguo, con una extensión de 144 km2, correspondiente a un cuadro de 12 kilómetros de lado, e incluía los asentamientos arqueológicos localizados en prospección en el entorno de Giribaile, mientras que la segunda, más reducida espacialmente, se aproximaba a la estructura interna de una ciudad ibérica y permitió la creación de un modelo VRML, en el que se realizaba un acercamiento a los resultados de las campañas de excavación llevadas a cabo en el cerro de la Plaza de Armas de Puente Tablas, incorporando los datos proporcionados por la prospección geofísica y la reconstrucción virtual de la casa n.º 2 como un modelo tridimensional elaborado en 3dStudio. El perfeccionamiento de las técnicas de visualización científica y de realidad virtual, asociadas a ciertos modelos de SIG, especialmente aquellos orientados al objeto, ha permitido en los últimos años avanzar en el tratamiento y representación de la dimensión temporal de los datos, trabajando con diferentes versiones temporales de una misma entidad, es decir, con diferentes estados de los objetos a través del tiempo. En esta línea de investigación, de modelización virtual 3D, se enmarcan los trabajos iniciales que llevamos a cabo en el Laboratorio de Visualización Científica del CINECA, a semejanza de otros productos, como el Proyecto NUME, elaborado por aquellos años para celebrar la capitalidad

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europea de la ciudad de Bolonia, en el que se utilizaba una columna temporal que mostraba la transformación sufrida por esta ciudad a partir de la Edad Media.

3.

EXPERIENCIAS DE MICROESPACIO

Un objetivo de estos proyectos ha sido, entre otros, utilizar las posibilidades que ofrecen ciertas aplicaciones de los SIG para introducir, almacenar, organizar, manejar y consultar documentación de prospección, capturada mediante GPS, a la que poder sumar información cartográfica y topográfica, de índole variada, fotografías aéreas, ortoimágenes, etc., a partir de la superposición de toda clase de capas de información georreferenciada en el mismo sistema de coordenadas UTM. Así, estas aplicaciones SIG están resultando de un enorme valor como vehículos para la organización y gestión de los datos tomados en campo, además de su importancia como herramienta destinada a la construcción y selección de hipótesis de investigación y a la evaluación del peso que juegan diversos aspectos geográficos y paisajísticos. A diferencia de los trabajos anteriores, ya comentados, que se habían desarrollado en el ámbito más experimental de las aplicaciones SIG y que habían venido marcados por la inexactitud de la información arqueológica de base y por la necesidad de manejar datos cartografiados a escalas muy distintas, en esta ocasión los sistemas de georreferenciación espacial resultaban muy precisos, especialmente por lo que se refiere a la calidad de la resolución de los datos de campo tomados con dos receptores GPS monofrecuencia de la marca Leica SR510 y a las ortoimágenes disponibles sobre el territorio, las cuales permitían contar con un nivel de precisión espacial nunca conocido en el proceso de documentación arqueológica en la provincia de Jaén, facilitando la localización de sitios, la definición de áreas y perímetros, la elaboración de croquis topográficos y plantas, etc., permitiendo, por ejemplo, introducir la arquitectura como factor de análisis (Torres et al. 2004). Tras una década de estudios espaciales que habían abordado la investigación de la dinámica de los patrones de asentamiento a escala regional en la provincia de Jaén, desde comienzos de los años noventa los trabajos de prospección han centrado su interés en un trabajo específico dentro de los propios sitios arqueológicos, analizando y valorando, con una mirada atenta, su complejidad y buscando una nueva aproximación metodológica. Como resultado de ese esfuerzo colectivo se han desarrollado numerosas campañas de

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documentación de restos de superficie, combinando los estudios topográficos y las lecturas de estratigrafía muraria con el estudio de la cultura material presente sobre el terreno, tomando como referencia de análisis, cuando era posible, el fragmento de cerámica y desarrollando protocolos propios de muestreo de las colecciones de superficie, en aquellos casos en los que el número de fragmentos era tal que hacía inviable el trabajo de conteo individual de todos los fragmentos, especialmente cuando el objeto de interés se centraba en el interior de los asentamientos. De este modo, se fijaron las condiciones básicas del método en la práctica del microespacio de superficie en la primera campaña de excavación en el santuario heroico de El Pajarillo (Gutiérrez et al., 1998), articulándose más, a medida que experiencias posteriores se han enfrentado con secuencias más complejas, asentamientos de más entidad y, paralelamente, ha ido creciendo la capacidad de nuestro equipo, tanto por lo que respecta a la medios técnicos como a los recursos de capital humano disponibles, desarrollando una mecánica propia de trabajo. Esta, intenta profundizar en la comprensión de la dinámica de transformación de los asentamientos a través del tiempo y en la elaboración de taxonomías de asentamientos a partir de la comparación de colecciones de superficie que permitan caracterizarlos funcionalmente. Para conseguir los objetivos propuestos se potenció la investigación de estrategias intensivas de prospección, primando la calidad de la documentación del registro de superficie y optando por la generalización de los muestreos aleatorios estratificados sistemáticos no alineados dentro de los asentamientos. Este modo de actuación forma parte de lo que se ha dado en llamar «prospección microespacial», que marca, tal vez, la mayor especificidad de los trabajos que sirven de seña de identidad a la tercera generación de prospectores que proceden del Centro Andaluz de Arqueología Ibérica de Jaén. Lógicamente, esta forma, detallada y precisa, de aproximarnos al registro de la cultura material, especialmente por lo que respecta a la consideración de los controles de calidad, que atienden tanto a los aspectos concretos del diseño de la prospección como a la ejecución de la práctica de campo, estimando las condiciones del muestreo y el tiempo empleado por unidad de superficie recogida, facilita, sobremanera, la disponibilidad de datos de primera mano, utilizables en posteriores aplicaciones SIG, en la que esta información se cruzará con otra documentación basada en variables culturales (tipología, función, extensión, distancia al vecino más próximo, etc.) y medioambientales, valorando estas últimas a escala

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APLICACIONES SIG Y ANÁLISIS DEL TERRITORIO

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Fig. 6. Muestreo con cuadrícula móvil en la meseta de Giribaile.

regional (vegetación-clima, litología, morfología, capacidad de uso agrícola, hidrografía, altimetría, pendientes, etc.) y semi-microespacial (unidades biogeográficas, series de vegetación, tipo de suelo, unidad y subunidad morfológica, potencialidad agrícola, unidad y subunidad hidrográfica, altura relativa máxima y mínima, área de control visual, situación, pendiente, etc.). El análisis comparativo y la valoración de diversos factores de localización, en este juego de escalas, deberá permitir una aproximación válida al conocimiento arqueológico.

4.

APLICACIONES SIG EN LOS PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN ACTUALES

Por el momento, son dos los proyectos dirigidos desde el Centro Andaluz de Arqueología Ibérica que intentan recoger lo mejor de la experiencia acumulada en el ámbito de la prospección para generar una documentación de calidad con la que comenzar a

trabajar aplicaciones SIG en territorios que presentan problemáticas de investigación distintas en el alto Guadalquivir.

– EL

PROYECTO

BAECULA

En el caso del proyecto Baecula (Bellón et al. 2004) la investigación contempla actuaciones combinadas de prospección a varias escalas, circunscritas, a nivel regional, al ámbito más oriental de la provincia de Jaén, en el tramo alto del río Guadalquivir cercano a su nacimiento en la sierra de Segura, encaminadas a la determinación de los movimientos de tropas y las acciones bélicas relacionadas con la Segunda Guerra Púnica, mientras que, a nivel más concreto, los trabajos llevados a cabo dentro de los asentamientos se centran, primero, en la localización, y, en segundo lugar, en el análisis preciso de los principales escenarios que relatan las fuentes escritas, comenzando por el estudio pormenorizado de un

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Fig. 7. Cerro de las Albahacas. Primera campaña de prospección y fotointerpretación del campamento.

campo de batalla localizado en los terrenos del cerro de las Albahacas (Santo Tomé, Jaén) e identificado con el lugar del enfrentamiento directo entre los ejércitos cartaginés y romano dirigidos por Asdrúbal y Publio Cornelio Escipión, el Africano, en el 208 a. C., en el entorno inmediato de la ciudad de Baecula (Polibio X, 38 a 40 y Tito Livio, XXVII), que a partir de ahora habría que situar en el oppidum de Turruñuelos. Las campañas de prospección arqueológica han permitido obtener interesantes resultados metodológicos combinando los registros GPS de materiales cerámicos y metálicos, documentándose estos últimos gracias a la utilización de detectores. Así, la propia naturaleza del registro arqueológico relacionada con una ocupación tan breve, a nivel de cultura material se concreta en una gran abundancia de materiales cerámicos y de elementos metálicos pertenecientes a los dos ejércitos, que marcan un horizonte cronológico de unos pocos días en los que transcurre toda

la acción bélica y de la que, presumiblemente, cabe esperar pocas evidencias constructivas, sólo aquellas relacionadas con los elementos imprescindibles para levantar, de forma apresurada, un campamento provisional. Todos estos condicionantes hacen que la prospección, en este caso concreto, cobre un valor añadido a la hora de informar sobre el proceso de formación de los depósitos del sitio arqueológico, ya que como han confirmado los sondeos de excavación realizados hasta el momento, este consta de un único nivel estratigráfico, poco profundo, el cual se ha visto muy alterado tanto por el cultivo del terreno como por la actuación continuada de los expoliadores a lo largo de muchos años de actuaciones incontroladas. La naturaleza del registro ha condicionado el diseño de una estrategia de prospección específica que combina la utilización del detector de metales, los registros de microespacio y la ubicación de ítems mediante GPS. Como un primer avance, en los tra-

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APLICACIONES SIG Y ANÁLISIS DEL TERRITORIO

bajos de prospección llevados a cabo en la primera campaña de julio y septiembre de 2006 se registraron 1.760 puntos GPS, a lo largo de 28 transects que seguían las alineaciones de las «camadas» de los olivos, es decir, el terreno intermedio, sin cultivar, que queda entre dos hiladas. Los hallazgos localizados mediante la utilización del detector tienen un carácter variado, predominando los restos de proyectiles pertenecientes a la batalla (básicamente, dardos, puntas de flecha, jabalinas, a los que cabe añadir glandes y lingotes de plomo), además de un amplio conjunto de monedas hispano-cartaginesas. Todos estos elementos fueron ubicados con posicionamiento GPS, mientras que los fragmentos cerámicos fueron recogidos por estratos, correspondiendo estos a las unidades definidas por el espacio central delimitado por cuatro olivos. A excepción de los materiales cerámicos de selección de los que se realizaba una localización precisa (GPS), el resto se ubicaba a partir de una posición aproximada de los hallazgos (por estratos). Por tanto, la calidad de partida de este registro de superficie sí permite afrontar su inclusión en aplicaciones SIG que puedan confirmar la validez de las hipótesis del proyecto de investigación sobre los movimientos de tropas en esta acción concreta de la Segunda Guerra Púnica, aunque, por el momento, será necesario esperar los resultados del estudio de los materiales de los trabajos ya finalizados y de las nuevas campañas, tanto las realizadas en septiembre de 2007 como en enero-febrero de 2008 y las que se lleven a cabo, a partir de ahora, en los próximos años. Hasta el momento, los datos de campo GPS obtenidos en estas primeras campañas de prospección en el cerro de las Albahacas y los resultados del estudio de materiales en el laboratorio han comenzado a ser introducidos y a alimentar un SIG, conjuntamente con los sitios localizados en la prospección a escala regional.

— PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA DE LOS DE LOS RÍOS VÍBORAS Y SAN JUAN

VALLES

El ámbito territorial de este proyecto se localiza en el confín suroccidental de la provincia de Jaén, en el corredor natural que jalona las subbéticas cordobesas, sirviendo de límite administrativo actual entre las provincias de Córdoba y Jaén. El territorio que centra el proyecto de investigación puede considerarse una prolongación natural, hacia el sur, de la Campiña de Jaén, que constituye el área nuclear sobre el que se ha elaborado la teoría «clásica» sobre el pa-

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Fig. 8. Localización en el territorio de los oppida ibéricos en los valles de los ríos Víboras y S. Juan.

trón de poblamiento para época ibérica. La propuesta de trabajo actual plantea como principal objetivo de investigación la revisión de la hipótesis sobre la existencia de un vacío poblacional para el horizonte Ibérico Antiguo y Pleno, conceptualizado como un black hole en un territorio de frontera (Montilla et al., 1989) y su posterior ocupación, asociada a la primera romanización, a partir de un modelo que reproduce los esquemas tradicionales de época ibérica, basados en el desdoblamiento de un oppidum en otras unidades menores dentro del territorio político que constituye su pagus (Ruiz Rodríguez y Molinos 2007: 46-52). En este ámbito territorial encontramos entre otros los asentamientos de La Bobadilla, La Muela, La Celada, Torre del Moro, Cerro Cambrón, confluencia Almedinilla-S. Juan y Cabeza Baja de Encina Hermosa, identificados, tradicionalmente, como oppida ibéricos. Todos estos sitios están siendo revisados, actualmente, como parte de un trabajo específico desarrollado por el Centro Andaluz de Arqueología Ibérica destinado a la defensa de una tesis doctoral, a partir del diseño de una estrategia de prospección intensiva centrada en el estudio de las evidencias materiales que puedan ser documentadas dentro de los límites que marcan su perímetro, a partir de una estrategia que hace uso del método del registro microespacial con cuadrícula móvil, del posicionamiento GPS (empleando, como en el proyecto Baecula, dos equipos monofrecuencia, trabajando uno en modo estático, que recibe observaciones continuas durante todo el tiempo que dura la sesión de trabajo, y otro, móvil, bajo configuración Stop & Go y funcionando en modo

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Fig. 9. La Muela. Identificación de hitos y muestreo.

cinemático), de los mapas topográficos a escala 1:10.000 elaborados por el ICA, en formato digital, y de la ortofotografía digital en color a escala 1:60.000 y resolución sobre el terreno de 1 m, publicada por la Junta de Andalucía y disponible sobre la zona de estudio. Las imágenes seleccionadas corresponden al trabajo concreto en el oppidum de La Muela, un cerro amesetado que presenta una tamaño teórico cercano a las 8,5 hectáreas y que ha sufrido un proceso de destrucción significativo, debido al aprovechamiento del terreno como cantera y a la construcción del trazado de una antigua línea de ferrocarril, en desuso y reaprovechada, actualmente, como vía verde. Las condiciones de conservación del sitio han marcado la aproximación metodológica del trabajo que sólo era capaz de desarrollar la prospección sistemática de superficie en el sector Oeste del asentamiento, empleando como unidad de referencia del muestreo una cuadrícula móvil de 1 m2, la cual, siempre se disponía en el punto central de cada espacio que

conforma la retícula de olivos, dando forma a una malla artificial que facilitaba las tareas de prospección y que resultaba fácil de reconocer gracias a la utilización de las ortoimágenes. Dentro de cada unidad de referencia se recogía la totalidad de elementos reconocibles en el registro móvil, procesando variables tales como el número de fragmentos por metro cuadrado, el peso total de los fragmentos, los porcentajes de materiales por categorías cerámicas, etc. El trabajo se completó con una revisión del resto del terreno, tanto en el sector Oeste como en el Este, esta última zona inculta, recogiendo los materiales de selección, los cuales eran cartografiados con posicionamiento GPS y procesados, posteriormente, en el laboratorio de ceramología del Centro Andaluz de Arqueología Ibérica. Los datos georreferenciados, gracias al empleo del equipo GPS, han aportado calidad en la elaboración del SIG (en proceso), tanto en este como en otros sitios arqueológicos localizados en la zona de estudio. Este hecho se hace especialmente evidente en la

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Fig. 10. La Muela. Selección de puntos prominentes y cuenca visual acumulada en un radio de 5 km.

mejora de la calidad de los datos disponibles para la visualización de elementos presentes en el croquis topográfico que no quedan reflejados en la imagen raster generada a partir de la cartografía disponible a escala 1:10.000, pudiendo distinguir aspectos de un gran interés para la interpretación arqueológica vinculada al reconocimiento de elementos tales como posibles alineaciones de muros latentes, líneas de rotura del terreno, etc. Por el momento, la aplicación más usual que estamos llevando a cabo para el desarrollo del análisis locacional, como en otros tantos casos de la práctica arqueológica en España, se relaciona con el estudio de la visibilidad e intervisibilidad, abordan-

191

do los aspectos primarios de las acciones sociales del hombre en su proceso de interacción con la naturaleza y con otros asentamientos. La experiencia inicial, por el momento, se limita a aplicar los algoritmos ya diseñados en programas comerciales como ArcGIS v.9.2. En el ejemplo que se presenta se ha realizado el cálculo de la cuenca visual acumulada para el oppidum de La Muela a partir de una selección de puntos destacados en el perímetro y en el interior del asentamiento. El análisis combinado de la disposición de la red hidrográfica y de la cuenca visual acumulada, junto con el estudio de la variabilidad topográfica y la capacidad productiva del suelo, permite una aproximación inicial a dos de los factores más determinantes en la definición del patrón de asentamiento de una sociedad de la Edad del Hierro, de carácter básicamente cerealista, tal y como vienen manifestando a lo largo de los últimos años, los estudios, ya clásicos, sobre la implantación de la Cultura Ibérica en la Campiña de Jaén (Ruiz Rodríguez y Molinos, 1993). De este modo, la comprensión de la estructura visual del paisaje, con relación al desarrollo de los conceptos de visibilidad y visibilización, se ha convertido en una variable determinante para comprender la manera en la que se fijan los territorios políticos y las áreas de influencia social y económica pertenecientes a cada uno de los oppida ibéricos, los cuales, básicamente, siguen una organización basada en la ocupación de cuencas hidrográficas de primer, segundo o tercer orden, las cuales, en ocasiones, fijan límites precisos en el paisaje antiguo, hasta perpetuarse como límites de los territorios ciudadanos, adaptándose a los nuevos modos de organización del campo romano. En este sentido, resulta paradigmático el estudio de la centuriación del municipio de Atalayuelas (Fuerte del Rey, Jaén), mostrando la continuidad de la herencia del territorio de una ciudad de época ibérica, cuyos límites se materializan en época flavia con una red de torres, que perpetúan en el tiempo los antiguos confines de un territorio heredado (Castro y Gutiérrez 2001).

CONCLUSIONES La experiencia del Centro Andaluz de Arqueología Ibérica en el ámbito del análisis SIG aplicado al estudio del territorio, si bien ha sido limitada hasta el momento, ha contado con un proyecto específico centrado en la investigación de las posibilidades que estos sistemas de información geográfica ofrecían para implementar un nuevo modelo de gestión y tu-

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tela del patrimonio arqueológico. En este sentido ArqueGIS debe considerarse una experiencia pionera en la investigación arqueológica española, si bien sus resultados se vieron limitados por ciertas deficiencias de base, entre las que cabe citar problemas relacionados con la calidad de la información de partida y la falta de disponibilidad de medios técnicos y humanos para asegurar su continuidad una vez que concluyó el periodo de ejecución del proyecto. En estos últimos años, de la mano del desarrollo de trabajos de documentación muy precisos en el marco de lo que se ha dado en llamar «microprospección» arqueológica, con la fijación de protocolos de trabajo estandarizados, se dispone de una documentación de primera mano, bien estructurada y georreferenciada. Esta información está en la base del desarrollo de nuevas aplicaciones SIG, dentro de proyectos que cuentan con objetivos de investigación precisos y con los equipos técnicos y humanos capaces de insertarla adecuadamente, como una herramienta útil, valorando sus posibilidades para validar las hipótesis de partida e interpretar los patrones de poblamiento.

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EL TERRITORIO INMEDIATO DE KELIN EN ÉPOCA IBÉRICA (SIGLOS IV-III A. C.): UN CASO PRÁCTICO DE ANÁLISIS CON SIG POR

ANDREA MORENO MARTÍN* y DAVID QUIXAL SANTOS** Dpto. Prehistòria i Arqueologia – Universitat de València

RESUMEN Kelin (Caudete de las Fuentes, València) es un oppidum ibérico con una ocupación ininterrumpida desde finales del siglo VII hasta el I a. C., que se consolida como lugar central ya a finales del V a. C. Las prospecciones y excavaciones arqueológicas llevadas a cabo durante las dos últimas décadas en la comarca valenciana de Requena-Utiel han proporcionado numerosa información en cuanto al proceso de territorialización ibero. Kelin organizó su territorio en base a un patrón de asentamiento jerarquizado que incluía asentamientos de rango superior (oppida), granjas, caseríos y establecimientos rurales de diversas funcionalidades, atalayas fortificadas y lugares cultuales como necrópolis, cuevas y santuarios. Nuestra intención es analizar el entorno del yacimiento para aproximarnos a las estrategias económicas y poblacionales que se desarrollaron. El ejemplo que presentamos combina el análisis mediante SIG de las áreas de captación con el resto de información arqueológica y biogeográfica de la que disponemos (densidad de yacimientos en los alrededores, naturaleza de los mismos, análisis arqueobotánicos, recursos hidrológicos, edafología, etc.). Mientras que, a largo plazo, nuestro objetivo es estudiar todas estas variables para valorar la emergencia de la complejidad espacial y territorial a escala comarcal, como reflejo de la complejidad socio-cultural de los iberos. SUMMARY The Second Iron Age begins in the East of the Iberian Peninsula in the 6th century BC. It is known as Iberian Culture due to the fact that ancient Greek and Latin writers named these people Iberians. Kelin (Caudete de las Fuentes, València) is an Iberian Iron Age oppidum (7th-1st BC), which becomes the central place of a large territory from the 5th century BC. Archaeological excavations and surveys for 20 years in this region (Requena-Utiel) have reported excellent information on the territorial organization of Kelin. All these archaeological evidences reflect a hierarchical settlement pattern with high rang settlements (oppida), farms, hamlets and diverse rural establishments, hill forts and cultual places as sanctuaries, caves and necropolis. To understand the mechanics of this territory in a macrospatial scale, we have differentiated several areas within the territory. Thus, we are analysing now, how they are structured in a semi-microspatial scale. In other words, how the settlements are occupying and exploiting their surroundings in order to obtain supplies and surpluses. * FPI BES-2005-7890. Av. Blasco Ibáñez, 28. 46010 València. E-mail: [email protected] ** Becario V Segles Universitat de València. Av. Blasco Ibáñez, 28. 46010 València. E-mail: [email protected]

The aim of our research project is to study the emergence of socio-cultural complexity through the analysis of spatiality and the archaeological record. This paper presents one of those cases: the economic territory of the archaeological site of Kelin. The analysis has been conducted with GRASS-GIS 6.3 in Mac. Our goal now is to study the immediate economic territory of Kelin in order to approach the economic and settlement strategies which took place. The GIS computation outputs are completed and enriched with all our archaeological and biogeographical data (density of sites within this surrounding area, functions and activities developed, archaeobotanical studies, nature and uses of the soils, presence of water sources, etc.). PALABRAS CLAVE: Protohistoria, Cultura Ibérica, hábitat rural, explotación y abastecimiento, GRASS-GIS. KEY WORDS: Protohistory, Iberian Iron Age Culture, rural occupation, catchment area and economic territory, GRASS-GIS.

1.

INTRODUCCIÓN1

PLANTEAMIENTO Este ejemplo ofrece un análisis sobre el cálculo mediante SIG de las zonas óptimas de desplazamiento y acceso a la tierra en torno al yacimiento ibero de Los Villares/Kelin (Caudete de las Fuentes, València). Nuestro interés se centra en analizar las posibilidades productivas de los asentamientos en función de las capacidades de su entorno y del coste de acceso a la tierra, para evaluar así las diferentes estrategias poblacionales y la aparición del hábitat disperso y sin amurallar. En este sentido, Kelin es un ejemplo interesante, pues como oppidum de primer rango, desarrolló una actividad económica acorde con su población, su es1 Este artículo deriva de un póster científico presentado en el 2007 en el V Simposio de Arqueologí de Mérida, cuyas actas se publican en el presente volumen. No obstante, la demora en su publicación nos llevó a presentar una revisión y actualización de dicho trabajoen 2009 (Morenoy Quixal, 2009). Por el contrario, aquí se respeta en lo posible el texto inicial de 2007, añadiendo únicamente aquellos aspectos necesarios y actualizando la bibliografía.

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Andrea Moreno Martín y David Quixal Santos

tatus y sus necesidades a través de un proceso de ocupación y explotación de su entorno más inmediato.

ÁREA

DE ESTUDIO

El yacimiento de Los Villares fue identificado a partir de estudios numismáticos como la antigua ciudad ibera de Kelin (Ripollés, 1979; 1980 y 2001). Su dilatada e ininterrumpida cronología (VII-I a. C.) ha permitido valorar la ocupación del cerro y sus inmediaciones, teniendo en cuenta tanto el urbanismo y la estructuración interna del asentamiento, como la presencia extramuros de hábitat y estructuras vinculadas a las actividades productivas. Otras variables como el tamaño (aprox. 10 has), el rico registro material tanto en producciones locales como importadas, la evidencia epigráfica más extensa y la existencia de una ceca propia, lo diferencian del resto de oppida comarcales (Mata, 1991). Todas estas premisas permiten argumentar que Kelin ejerció como núcleo central del territorio desde finales del siglo V a. C. Además, su ubicación en una zona estratégica para el control de las rutas comerciales entre la costa y el interior peninsular, así como su control sobre las tierras agrícolas óptimas, acentúan su rol como asentamiento vertebrador y organizador de las actividades productivas, redistributivas y territoriales a escala comarcal.

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El estudio de su extenso territorio durante las dos últimas décadas ha proporcionado numerosa información en cuanto al origen y la dinámica de la Cultura Ibérica, así como sobre el proceso de territorialización y la creación de las entidades iberas en el interior de la provincia de València (Mata et al. 2001a y 2001b; Moreno 2010). El territorio de Kelin se caracteriza por un patrón de asentamiento complejo y jerarquizado que presenta una red de núcleos interdependientes, donde se diferencian poblados fortificados, asentamientos y establecimientos rurales, y lugares de carácter cultual. Las últimas intervenciones que hemos llevado a cabo se han centrado en la prospección y excavación de yacimientos ubicados en zonas llanas o piedemontes, lugares donde tradicionalmente no se intervenía. De manera que contamos con nuevos datos y un registro cada vez más rico en relación a la ocupación y explotación de las zonas productivas (Vidal et al. 2004; Mata et al., 2009; Pérez et al., 2007; Quixal et al., 2008).

2.

METODOLOGÍA: EL CÁLCULO DE LOS ENTORNOS DE EXPLOTACIÓN

PRECEDENTES La primera aplicación sistemática y estrictamente arqueológica del cálculo del entorno de explotación es

Fig. 1. Mapa del territorio de Kelin durante los siglos

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a. C.

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MAPAS

Fig. 2. Diagrama de costes y usos del suelo, a partir de Von Thünen.

el Site Catchment Area (SCA) desarrollado por VitaFinzi y Higgs (1970). Estos primeros análisis tenían sus precedentes teóricos en las obras de Von Thünen (1875, traducida el inglés en el 1966) y de Chisholm (1966), y en sus teorías de localización óptima mediante círculos concéntricos y la premisa de disminución de ingresos con la distancia. Von Thünen ya advirtió que para hacer frente a las necesidades económicas, las comunidades se centraban en su entorno inmediato para reducir al mínimo los desplazamientos. Hipótesis que retomaría Chisholm en su análisis de los usos del suelo en comunidades agrícolas. La distancia se convertía, pues, en la variable por excelencia a tener en cuenta en el estudio de los entornos de explotación, ya que era básicamente ésta la que explicaba los diferentes usos de la tierra. Estos modelos, aunque reducían en exceso el papel que otros factores ajenos a la distancia pudieran tener, nos ofrecen las premisas básicas para el análisis de las áreas inmediatas, enfatizando el papel de los desplazamientos y la distribución de las prácticas productivas de intensivas a extensivas alrededor de los poblados. Evidentemente, nuestros estudios no se centran en ejemplos imaginarios con condiciones de espacio isotrópico, sino que nos encontramos ante un paisaje diverso y alternante donde las relaciones de espacialidad y las prácticas sociales se desarrollan de manera compleja y acumulativa. Ya Haggett, Cliff y Frey (1977: 211-217) ofrecieron una distorsión de la estructura anular de Von Thünen introduciendo nuevas variables como el relieve, la edafología, las estrategias económicas, la tecnología o los medios de transporte. Más recientemente otros autores también han valorado la importancia de los significados culturales como condicionantes de los desplazamientos y la ocupación del espacio (Llobera 2000).

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DE COSTES Y SUPERFICIES DE FRICCIÓN

El cálculo tradicional del área de captación de sociedades agrícolas toma como límite un radio máximo de 5 km, el equivalente a caminar una hora desde el asentamiento. Teniendo en cuenta este desplazamiento regular se produce un área totalmente geométrica, pues se asume que las distancias son euclidianas. De esta manera se establece una gradación desde el centro del círculo, en nuestro caso un yacimiento, hasta el exterior del mismo; diferenciando un primer km de uso más intensivo, un segundo anillo hasta los 2,5 km y el resto del espacio perteneciente al área definida. Esta delimitación teórica fue matizada por Flannery en su estudio de la región de Oaxaca diferenciando, por un lado el área de captación y por otro el área de explotación (1976: 103-117). La producción básica del poblado comprende un área de en torno a 2,5 km, mientras que el área de captación de recursos superaría los límites de la anterior (5-15 km). Esta dualidad entre el SCA y el SET (Site Economic Territory) (Flannery, 1976; Davidson y Bailey, 1984) la hemos aceptado en nuestro análisis, ya que, como veremos a continuación, la diferenciación de ambos es factible en el caso de Kelin. En las últimas décadas el empleo de innovadoras aplicaciones computerizadas ha aportado nuevos puntos de vista en el cálculo de las áreas de captación (Conolly y Lake 2006; Wheatley y Gillings 2002; Van Leusen, 1999; Burrough y McDonnell, 1998; Hunt, 1992; entre otros). Los nuevos métodos permiten obtener superficies de fricción que ofrecen un coste más acorde con el desplazamiento real a través del paisaje y reducen la distancia abarcable en una hora, ya que ésta no se considera una línea recta.2 Del mismo modo que también permiten un grado de análisis y combinación de variables más complejo y la obtención de representaciones gráficas mucho más detalladas. En nuestro análisis hemos calculado, a partir de un MDE de diez metros de resolución, un mapa de pendientes sobre el cual se ha calculado un mapa de costes. El análisis se ha completado con la valoración de la vegetación y las especies cultivadas, los tipos de suelos y las actividades desarrolladas partir de los 2 Recientemente hemos empezado a trabajar con un nuevo script de GRASS, r.walk, con la intención de obtener resultados comparativos entre el cálculo isotrópico y el anisotrópico, e intentar así adecuar al máximo nuestras aproximaciones sobre los territorios económicos de los yacimientos. Aunque tendremos que esperar aún para hacer públicos los resultados.

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Fig. 3. Mapa de coste de Kelin (radio 5 km) sobre mapa de pendientes.

datos empíricos con los que contamos. GRASS-GIS 6.3 en plataforma Mac ha sido nuestra herramienta analítica, y los algoritmos empleados son (Neteler y Mitasova 2004: 120-ss.): — r.cost: calcula el coste acumulativo de desplazamiento desde un punto, que especificamos a partir de sus coordenadas (Kelin), sobre una superficie de fricción (mapa pendientes). Cada celda en el mapa de coste contendrá un valor que representa el coste de atraversar sucesivamente las contiguas. r.cost produce un mapa donde cada celda indica el coste mínimo total de atravesar el espacio entre cada una y el punto especificado. En el cálculo hemos empleado el Knight’s move (movimiento del caballo de ajedrez) para mejorar la precisión1. — r.slope.aspect: genera mapas de pendientes y de orientación a partir de un raster con valores de altitud real, en nuestro caso un MDE, producido a partir de imágenes ASTER L-1A de 15m. de resolución.

3.

UN CASO PRÁCTICO: EL ENTORNO DE KELIN

En el estudio de la economía y del abastecimiento de Kelin debemos centrarnos en las posibilidades productivas del entorno y en el tipo de explotación que se infiere a partir de los datos con los que contamos. La existencia de registros estratigráficos y análisis de restos orgánicos (carbón, fauna, semillas) nos ofrece una excelente información sobre las especies producidas y/o consumidas (Mata, 1991; Grau Almero et al. 2001); siendo ésta la piedra angular de nuestra aproximación al paleopaisaje. El cerro de Los Villares, donde se asienta la ciudad de Kelin, se encuentra a unos 800 msnm en la fértil vega del río Madre. Desde su emplazamiento domina el sector norte de la extensa meseta de RequenaUtiel. Su territorio inmediato de explotación y abastecimiento se presenta como un área rica en posibilidades, tanto por la conjunción de diferentes tipos de suelos y la diversidad biogeográfica, como por el hecho de encontrarse excelentemente comunicada

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Fig. 4. Vista del Llano de Las Casas y la Vega del Madre desde la sierra de La Bicuerca (NW de Kelin).

al tratarse de un punto de confluencia de caminos. En esta zona encontramos una amplia diversidad de nichos ecológicos y recursos (Fig. 4): entornos de ribera (río Magro y Madre), llanos (Caudete de las Fuentes y Las Casas), sierras (La Bicuerca, El Cerro del Telégrafo y La Ceja), fuentes y manantiales (Fuente del Cristal, Fuente Grande, Fuente Chica, Manantial de la Alberca), canteras (SE de la Bicuerca), etc. Para los habitantes de Kelin, el acceso a la tierra estaba asegurado dentro de los 5 km de radio (=1 hora a pie) alrededor del núcleo de población, pues las aproximadamente 7.900 hectáreas que representa son más que suficientes para la subsistencia básica3. El área se ha calculado a partir de una superficie de fricción, producida por el mapa de pendientes, y un mapa de coste. El resultado es un área irregular, delimitada por el relieve, que representa el coste acu3 La aproximación al cómputo poblacional de Kelin en el Ibérico Pleno ofrece una cifra en torno a los 4000 habitantes (Valor y Garibo, 2004: 111; Moreno y Valor, 2010). Mientras, los cálculos de la superficie necesaria para mantener a una familia (4-6 miembros) que hemos consultado rondan las 4 hectáreas (Alonso 1999: 279-280; Jameson 1990: 94).

mulativo del desplazamiento desde el yacimiento hasta cualquier punto dentro del perímetro teórico. En ella hemos diferenciado tres subzonas: 1. un área inmediata a 1-1,5 km (aprox. 165 ha), de agricultura y prácticas intensivas básicas para el día a día de la población. Comprende la vega del río con los suelos mas óptimos de toda la comarca (fluvisoles), los únicos que se podrían destinar a cultivos hortícolas. 2. una adyacente a 3-3,5 km (aprox. 4000 ha), caracterizada por suelos de capacidad moderada (regosoles) y pendientes algo más acentuadas, con frutales y agricultura extensiva, que también podría albergar actividades de aprovisionamiento de madera y producciones artesanales que no se pueden desarrollar dentro del poblado. 3. la restante hasta el límite teórico de una hora de desplazamiento a pie, donde se desarrollarían la ganadería extensiva y otras prácticas agrarias y rurales como complemento a la subsistencia básica.

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Fig. 5. Entorno de explotación de Kelin, con tres subzonas.

No obstante, la estrategia económica no se limitaba a este panorama. La explotación del entorno no estaba centralizada en Kelin, o eso parece indicar la existencia en su entorno inmediato de 5 yacimien-

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tos en el siglo V a. C. y el doble, 10, en los siglos siguientes. Esta alta concentración es, sin duda, la más destacada de todo el territorio, y está en relación directa con el rol y la economía del lugar central. Estos yacimientos satélites también se ubican en las zonas agrícolas más productivas (vega del Madre y llano de Las Casas). La asociación de éstos con Kelin no se limita únicamente a cuestiones de proximidad, sino que los análisis de visibilidad y caminos óptimos también nos permiten vincularlos entre sí (Moreno 2006: 92-165). Desde un punto de vista estrictamente arqueológico, como luego puntualizaremos, relacionamos la cultura material documentada y las cronologías definidas con una estrategia de ocupación organizada desde el asentamiento principal. Con intención de valorar el rol de estos lugares, hemos calculado su índice de productividad. Partiendo de la base de que las características edafológicas del territorio fuesen las mismas en época ibérica que en la actualidad, los mapas de suelos nos indican si un yacimiento está ubicado en una zona fértil o no. Al tratarse de yacimientos de escasa entidad y docu-

Fig. 6. Concentración de yacimientos en torno a Kelin (Llano de Caudete) durante los siglos

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a. C.

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Fig. 7. Cálculo de los índices de productividad a partir de un área de 500 m de radio.

Fig. 8. Índices de productividad del entorno inmediato de Kelin y algunos ejemplos del resto del territorio.

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Fig. 9. Reconstrucción de los usos de suelo en el entorno de Kelin.

mentados en prospección, hemos calculado sus índices de productividad sobre un área de tan sólo 500 m de radio, es decir, la más inmediata. No nos interesa definir un perímetro cerrado, sino aproximarnos a las zonas óptimas de producción, tanto por acceso, como por la potencialidad de suelos y pendientes. Para realizar este cálculo hemos procesado la cartografía digital disponible «Capacidad de uso del suelo para la Comunidad Valenciana (año 1992)» en servicio WMS de la Conselleria de Medi Ambient, Aigua, Urbanisme i Vivenda de la Generalitat Valenciana, con el software libre GV-SIG4. El índice, sobre base 1, se calcula multiplicando el porcentaje de área de cada tipo de suelo por el valor asignado en relación a su productividad (Suelo tipo 1 × 1, tipo 2 × 0,8, y así sucesivamente hasta 5=0). Los resultados obtenidos se enmarcan entre el 0,6 y el 0,8, por tanto, se trata de yacimientos con una potencialidad productiva alta. Este hecho es más destacado si lo comparamos con la tónica general del resto del territorio, donde dominan los yacimientos con índices de productividad medios/bajos (entre 0,4 y 0,6). Aunque las áreas de producción de estos yacimientos se solapan, esto no genera competencia, tanto 4

http://www.gvsig.gva.es/

por la entidad y la funcionalidad de los asentamientos, como por pertenecer a un modelo general y complementario. El tamaño, la ubicación y los ajuares no nos hacen pensar estrictamente en poblados de residencia permanente, sino en casas de labor o de campo, almacenes de aperos agrícolas, refugios, corrales, estructuras al aire libre o, simplemente, resultado del abono de los campos con los restos domésticos (Mata et al., ep.). Todo ello constituye, en definitiva, el hábitat rural dependiente de Kelin. Estas asociaciones periburbanas también están presentes en torno a otras ciudades ibéricas, como es el caso de Edeta (Bonet, Mata y Moreno 2007) o Ullastret (Plana y Martín 2001).

4.

CONCLUSIONES

Los siglos IV-III a. C. se confirman como un período de incremento y diversificación del hábitat rural en torno a Kelin, caracterizado por estrategias socioeconómicas plurales, complementarias y bien organizadas. El modelo económico combinaría la explotación de las vegas de los ríos con la agricultura de secano extensiva, la ganadería ovicaprina y los recursos forestales.

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Es un modelo productivo mixto que se complementa con una dinámica de intercambios con otros asentamientos de su propio territorio y con otras ciudades ibéricas, tal y como confirma el registro arqueológico (Duarte et al. 2000; Mata et al. 2000). El entorno inmediato de Kelin no presenta algunos de los materiales o recursos documentados en él, por lo tanto, su área de captación (SCA) iba más allá de su área de producción directa (SET). Un buen ejemplo es el Pinus nigra, especie documentada en el registro antracológico, que crece en altitudes en torno a los 2.000 msnm y que debió ser transportado desde el norte de la comarca. Actividades como la caza se desarrollarían en zonas de monte cercanas, como la Bicuerca (a 5,5 km) o el Negrete (a 14 km). Lo mismo sucede con recursos minerales como el hierro (Mata, Moreno y Ferrer 2000) o la sal, que procedería de alguna de las 4 salinas que se localizan en la comarca, probablemente la de Jaraguas por su proximidad (a 5 km). Nuestras últimas valoraciones sobre el hábitat disperso nos han permitido plantear una revisión de las categorías y de la estructura rural del territorio de Kelin, que se presenta cada vez más como compleja y diversificada. Existe una estrategia poblacional más allá de la mera ocupación de espacio: se trata de procesos en los que la heterogeneidad y complementariedad de los diferentes tipos de yacimientos aportarían la cohesión y autosuficiencia indispensables para la construcción de un territorio jerarquizado.

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LOS SIG COMO INSTRUMENTO DE REFLEXIÓN: CRITERIOS PARA LA TOMA DE DECISIONES LOCACIONALES EN EL SURESTE IBÉRICO POR

LETICIA LÓPEZ MONDÉJAR* Dpto. de Prehistoria, Arqueología, Historia Antigua, Historia Medieval y CC.TT. Historiográficas. Universidad de Murcia

RESUMEN La utilidad de los SIG ha sido demostrada para analizar, interpretar y proponer soluciones a certezas de estrategias locacionales. Éste artículo presenta su aplicación en el sureste peninsular al comienzo de la dominación romana en este área, donde se encuentran escasos estudios en esta línea y especialmente pocas aplicando análisis SIG y sus posibilidades para el estudio del territorio. En este sentido, el objetivo es reflexionar sobre los rasgos aceptados tradicionalmente sobre el patrón de asentamiento Ibérico en la historiografía, mostrando que la aplicación de herramientas de gestión de información geográfica (aplicaciones SIG) son una herramienta efectiva para analizar y explicar las diferentes estrategias locacionales, y su importancia para comprender la organización y evolución de los asentamientos del área de Lorca (Murcia, España), el territorio elegido en este caso. Cerro del Castillo, Coto de los Tiemblos y los Cantos de Doña Inés han sido elegidos en este estudio ya que representan tres patrones de asentamiento diferentes entre el resto de los sitios Ibéricos de esta zona. Por lo tanto, serán propuestos diferentes análisis, incluyendo varios aspectos, visibilidad desde los asentamientos, su localización en vías de comunicación y la disponibilidad de recursos económicos en su entorno, tratando de alcanzar una visión global de los resultados que permitan la integración de estos asentamientos como parte de un paisaje más amplio. Más adelante serán estudiadas las características que favorecen la continuidad de estos sitios en la época romana. De este modo, esta propuesta espera ser una reflexión sobre el importante rol que juegan las herramientas de información geográfica como una herramienta muy importante para el estudio del poblamiento Ibérico, permitiendo una revisión y una valoración más objetiva de los estudios tradicionales que explican las decisiones locacionales, y además, proponiendo interesantes líneas de trabajo para interpretar muchos de los aspectos que explican el desarrollo de esta zona entre la época ibérica y romanización. SUMMARY The utility of GIS has been demostrated to analyze, to interpret and to propose solutions to certains locational strategies. This paper presents their application in the Iberian Southest and at the beginning of the Roman dominance of this peninsular * C/ Santo Cristo, 1, 30001 Murcia. E-mail: laemon@ hotmail.com

area, where scarces studies are found in this line and where it has not been carried out so far any analysis applying the GIS and their possibilities to the study of this territory. This way, the aim is to reflect about the traditionally accepted features of the pattern of Iberian settlements in the historiography, showing that the application of the GIS is an effective tool to analyze and to explain the differents locational strategies, and his importance for the understanding of the organization and evolution of the settlements of the Lorca area (Murcia, Spain), the territory chosen in this case. Cerro del Castillo, Coto de los Tiemblos and Los Cantos de Doña Inés have been selected in this study since they represent three differents patterns of settlements between the rest of Iberian sites of this regional area. Therefore, differents analyses will be proposed including varied aspects, such as visibility from the settlements, their locations in the communication roads and the availability of economic sources in their environment, trying to achieve a global vision of the results that allow the integration of these settlements as a part of a much wider landscape. Furthermore, the characteristics that favour the continuity of these sites in Roman Age will be studied. Thus, this proposal expects to be a reflection about the important role of GIS as an useful tool in the study of Iberian settlements, allowing a new revision and a more objetive valuation of the traditionally accepted approaches to explain certains locational decisions, and moreover, proposing interesting working lines to interpret many of the aspects that would explain the development of these territories in Iberian age and in the first moments of the Roman world. PALABRAS CLAVE: protohistoria, sureste Ibérico, estrategias locacionales, análisis de visibilidad, análisis locacional, análisis de captación de recursos, SIG. KEY WORDS: protohistory, Iberian southeast, locational strategies, viewshed analysis, location analysis, site cathment analysis, GIS.

1.

INTRODUCCIÓN

En los últimos años los numerosos trabajos que han abordado el estudio del poblamiento ibérico en diversas áreas peninsulares han puesto de manifiesto la utilidad de los SIG para aproximarnos a los más diversos aspectos de este. Si bien los datos que un

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Leticia López Mondéjar

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Fig. 1. Localización de los asentamientos ibéricos en la comarca de Lorca (Murcia, España).

análisis de este tipo nos puede ofrecer requieren ser completados con otros muchos y, especialmente, con aquellos que aporta la propia arqueología, también nos permiten revisar, de una forma probablemente más objetiva, muchos de los factores que, tradicionalmente, se han señalado para explicar la toma de determinadas decisiones locacionales en el sureste peninsular. Así, desde una perspectiva amplia, ayudados por el uso de los SIG, y teniendo presentes aspectos tan diversos como el patrón de asentamiento, la explotación económica y el control del territorio, nuestro objetivo será, ante todo, llevar a cabo una primera aproximación a la estrategia de emplazamiento que definiría a los asentamientos de la comarca de Lorca (Murcia) en época ibérica, abordando dos cuestiones fundamentales. Por un lado, trataremos de comprender mejor aquellos criterios concretos que pudieron caracterizar y condicionar la estrategia locacional de los núcleos ibéricos lorquinos y, por otro,

en función de todos esos factores, intentaremos advertir si esa estrategia pudo ser un elemento decisivo a la hora de determinar la continuidad o no de dichos centros en época romana. Partimos así de las tipologías planteadas para los asentamientos ibéricos murcianos y de los rasgos que definirían la decisión locacional de los mismos, entre los que se ha otorgado siempre un papel especial a aquellos relacionados con el acceso a los recursos del entorno, la proximidad a las vías de comunicación y el control que pudieron ejercer sobre ellos, cuestiones, todas estas, que podemos reinterpretar y analizar desde la óptica de los SIG (Lillo, 1981: 1114; Santos, 1994: 47-50). Atendiendo a esos criterios y tipologías, trataremos de poner en conexión con estas los hábitats localizados en el término municipal de Lorca y, en concreto, tres de ellos: el Cerro del Castillo, el Coto de los Tiemblos y el centro establecido en Los Cantos de Doña Inés. Las diferencias que parecen caracterizar el patrón de asentamien-

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to de dichos núcleos ibéricos ofrecen un interesante punto de partida para abordar un estudio como el que proponemos, permitiendo un análisis comparativo entre ellos, ya que reflejarían, dentro del mundo ibérico comarcal, tres modelos distintos de estrategia de emplazamiento.

2.

EL POBLAMIENTO IBÉRICO EN LORCA: UNA APROXIMACIÓN A LA ESTRATEGIA LOCACIONAL DE LOS ASENTAMIENTOS COMARCALES A TRAVÉS DE LOS SIG

Los tres asentamientos seleccionados se ubican en la Región de Murcia y, más concretamente, en la comarca de Lorca, dentro del extenso término municipal de esta población, superior a los 1.800 km2 y localizado en el extremo suroccidental de la provincia. A lo largo de su historia, este territorio, definido por su carácter estratégico y fronterizo, ha jugado asimismo un papel fundamental desde el punto de vista de las comunicaciones del sureste peninsular. La importante ruta natural que representa el curso fluvial del río Guadalentín, unida a las propias características de su orografía, marcada por la depresión prelitoral murciana que atraviesa la comarca en dirección suroeste – noreste, han convertido estas tierras lorquinas en un sector clave, por el que han discurrido, desde época prehistórica, los principales ejes de comunicación que conectarían el ámbito regional con el mundo levantino y los territorios andaluces. El principal núcleo de población localizado en la comarca se ubica en la actual ciudad de Lorca, a los pies del Cerro del Castillo, en el que se situaría el primero de los asentamientos que nos interesan. Este oppidum ibérico se establece en un cerro emplazado en la margen derecha del curso del Guadalentín, a más de 470 metros de altitud, con un excepcional dominio visual sobre el valle y las amplias tierras de la depresión prelitoral murciana que se extienden a sus pies. Se trata claramente de un enclave con un marcado carácter estratégico, que debió convertirse en un punto esencial desde el punto de vista de las comunicaciones y los intercambios comarcales, como refleja la propia cultura material documentada en el casco urbano de Lorca (García 2004: 62-63; García et al. 2006: 329-332). Además, dispondría asimismo de abundantes recursos en su entorno, localizándose próximo a las fértiles tierras regadas por el Guadalentín y a algunas de las principales ramblas de la comarca. En este sentido, su ocupación ininterrumpida desde la prehistoria hasta la actualidad es el mejor reflejo de su privilegiado emplazamiento.

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El Cerro del Castillo quedaría así incluido entre aquellos poblados ibéricos murcianos caracterizados, sobre todo, por localizarse a una altitud destacada sobre uno de los valles regionales, del que tendría un claro dominio y que, además, constituiría una vía obligada de paso por esa zona (Lillo 1981: 14). Desde nuestra perspectiva de análisis esos rasgos podrían traducirse en una amplia visibilidad sobre el valle, dominando así las rutas que discurrirían por sus proximidades, y en un emplazamiento que le proporcionaría importantes defensas naturales y un acceso relativamente fácil a los numerosos recursos de su entorno, controlados también desde ese centro. El segundo asentamiento indicado, el Coto de los Tiemblos, se localiza junto a la rambla del Estrecho, una de las ramblas lorquinas de mayor longitud e importancia, próximas a la cual veremos discurrir algunas de las rutas ganaderas y vías de comunicación actuales que enlazarán con el sector más occidental de la comarca. Este pequeño poblado ibérico, que parece surgir durante el Ibérico Pleno, desapareciendo en época tardorrepublicana, se halla localizado en la parte superior de un cerro desde el que se domina la citada rambla. Parece así ofrecer un patrón de asentamiento similar al de aquellos núcleos definidos por su emplazamiento en áreas de montaña, mostrando una clara relación con ciertos puntos de paso o rutas naturales, sobre las que pudieron ejercer un importante control (Lillo 1981: 14 y 218; Santos 1994: 47-50). Desde este punto de vista, y en función de todo ello, este centro debería caracterizarse por una visibilidad centrada probablemente en esa vía natural de comunicación que constituiría la citada rambla del Estrecho, favorecida por una posición predominante en el entorno, así como por la presencia de recursos de todo tipo en sus inmediaciones. Por último, en el sector de los altiplanos de Coy – Avilés, encontramos el asentamiento de Los Cantos. Se trata probablemente de un establecimiento de marcado carácter rural, situado en una llanura aluvial localizada apenas un kilómetro al sur de la población de Doña Inés. Este núcleo parece mostrar un patrón de asentamiento singular, similar al descrito por P.A. Lillo para el núcleo murciano de Ascoy (Cieza), situado en una zona prácticamente llana, sin defensas naturales ni artificiales, y con abundantes tierras de cultivo en su entorno, que constituirían, junto a un importante comercio, la base de la riqueza de su población (Lillo 1981: 287). En función de esos rasgos, se trataría de un asentamiento que no tendría por qué ocupar un punto destacado en el paisaje, siendo el control del territorio un aspecto secundario en su estrategia locacional, pero que, en cambio, contaría

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con un área de captación económica de cierta extensión, y con un fácil acceso a amplias tierras aptas para el desarrollo de las actividades agropecuarias, base esencial de su economía (Santos 1994: 47-50). Esa importancia que pudieron tener los intercambios, nos llevaría asimismo a situar este tipo de yacimientos junto a alguno de los principales ejes viarios comarcales, siendo así el control de esa ruta de comunicación, la presencia de importaciones y la posibilidad de producir un amplio excedente otros factores a tener en cuenta a la hora de analizar su estrategia de emplazamiento. Tomando como base de nuestro estudio todo lo indicado, y a la hora de abordar un análisis comparativo de la decisión locacional de estos tres centros aprovechando las posibilidades que, para ello, nos ofrecen los SIG, podríamos quizás sintetizar todos los aspectos señalados en función de tres cuestiones básicas que, como hemos podido advertir, debieron jugar un papel esencial en la estrategia de emplazamiento de esos núcleos. En primer lugar, la presencia de determinados recursos en su entorno y el acceso que sus habitantes tendrían a ellos. Teniendo presente el carácter agropecuario que parece caracterizar a la mayoría de los asentamientos ibéricos del sureste, resulta fundamental analizar la existencia de tierras aptas para el cultivo en sus inmediaciones (Lillo 1981: 11 y 13; Santos 1994: 46-47). Partiendo de este planteamiento, tomaremos como base de nuestro análisis un área de captación teórica de una hora de camino desde cada uno de ellos, utilizando los datos que, sobre los usos del suelo en la comarca, nos aportan los mapas de usos del suelo actuales así como aquellos referidos a cultivos y aprovechamientos, teniendo presentes además las propias características edafológicas que caracterizarían cada sector comarcal y los rasgos que, tradicionalmente, han definido la explotación de estas tierras lorquinas. Otro aspecto fundamental a tener en cuenta sería la proximidad de estos núcleos a las vías de comunicación de la comarca, hecho que pudo ofrecerles interesantes posibilidades de intercambio, favoreciendo además su desarrollo económico y social. En este sentido, puede resultar muy útil, a la hora de analizar esos ejes viarios, el cálculo de rutas óptimas, poniendo siempre en conexión los resultados con los datos históricos, los hallazgos arqueológicos documentados en la comarca, los caminos tradicionales y las vías pecuarias que han surcado estas tierras a lo largo de los siglos, así como con aquellos ejes naturales de circulación marcados por la propia orografía.

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Una última cuestión sería, finalmente, aquella referida al control que pudieron ejercer estos asentamientos sobre esos recursos y vías de comunicación. Para ello también los SIG nos ofrecen algunas herramientas útiles, como el análisis de las cuencas visuales, o el estudio de la dispersión de determinados elementos materiales, que podrían estar reflejando el desarrollo socio-económico alcanzado por dichos núcleos ibéricos. Abordaremos así nuestro análisis partiendo del estudio de estos tres aspectos básicos en cada uno de esos centros. En cualquier caso, claro está, para comprender su estrategia de emplazamiento y, sobre todo, su evolución a lo largo de los siglos y especialmente en los momentos previos al cambio de Era, será necesario atender al contexto en el que se insertan y no ver estos núcleos como asentamientos aislados en el paisaje.

3.

3.1.

ANALIZANDO LOS ASENTAMIENTOS IBÉRICOS LORQUINOS LA

EXPLOTACIÓN DEL ENTORNO INMEDIATO:

TIERRAS, AGUA, BOSQUES Y GANADOS

Como acabamos de señalar, uno de los aspectos básicos que parece definir el patrón de asentamiento de los centros ibéricos murcianos sería la proximidad a los recursos que su entorno inmediato pudo ofrecerles. Para abordar esta primera cuestión, tal y como apuntábamos, resultaría fundamental el análisis del área teórica de captación de recursos de esos núcleos, a través de la cual podríamos aproximarnos, por un lado, a la accesibilidad que estos tendrían a las tierras del entorno y, por otro, a los posibles recursos que sus habitantes pudieron encontrar y explotar en estas (Hodder y Orton 1999: 253-256; Santos 1994: 18-20; Grau 2004: 65-67). Desde este punto de vista, debemos recordar además ese carácter fundamentalmente agropecuario que definiría la economía de la mayor parte de los núcleos ibéricos regionales, convirtiendo la proximidad a aquellas tierras más aptas para el desarrollo de las actividades agrícolas en uno de los factores esenciales a tener en cuenta en su estrategia locacional (García 2004: 53; Lillo 1981: 11-14, 1990: 146 y 1999: 12; Brotons 1995: 269-274). En este sentido, el descenso que parece apreciarse en la altitud media de los centros lorquinos durante el Ibérico Pleno, podría interpretarse, quizás, como reflejo de un mayor interés por conseguir un acceso más fácil y rápido a esas áreas agrícolas de la comarca, consecuencia del cual sería,

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asimismo, el incremento que se advierte, en estos momentos, en la extensión alcanzada por el área de captación económica de estos asentamientos con respecto a aquellos del periodo anterior. Así, abordaremos de forma especial los recursos agrícolas que caracterizarían el entorno de estos centros, pero sin olvidar aquellos otros que quedarían, asimismo, dentro de su área de captación económica, como los que ofrecerían aquellas áreas de carácter forestal, cuya extensión superaría, con toda probabilidad, la que presentan actualmente en la comarca (Ayala 1991: 324-325; Chávez et al. 2002: 27-29). Por lo que respecta a los primeros, queda claro que, junto a las propias características que ofrecerían los suelos de este área regional, también otros factores pudieron influir en el desarrollo de esas actividades agrarias, entre los que la presencia de agua, en las proximidades de esos asentamientos, sería una cuestión importante a tener en cuenta, especialmente en una comarca en la que la aridez es uno de los rasgos climáticos más destacados, incluso en este momento en el que, probablemente, como se ha apuntado, la circulación hídrica y el grado de humedad debieron ser en cierta mediada, un poco superiores a los actuales (Alías 1988: 14-17; Cámalich y Martín 1999: 301-303; Chávez et al. 2002: 27-35; Ros 1989: 41-43). En este sentido, el análisis de la distancia de esos núcleos ibéricos lorquinos a los principales cauces y manantiales de la comarca, y, particularmente, a las diversas ramblas que discurren por esta, refleja un claro interés de todos ellos por establecerse en sus proximidades, no localizándose ningún establecimiento a más de 200 metros de alguno de estos cauces. Si observamos el centro instalado en el Cerro del Castillo, ese carácter estratégico y defensivo al que hacíamos referencia, dificultaría posiblemente el acceso a las tierras bajas, próximas al cauce fluvial, mostrando un área de captación teórica más reducida que la de otros asentamientos ibéricos lorquinos, próxima a las 2500 has. Aun así, la expansión del hábitat a los pies del cerro, documentada desde el Ibérico Pleno pero, especialmente, durante los siglos previos al cambio de Era, facilitaría la explotación de las fértiles tierras situadas junto al curso del Guadalentín, sin renunciar, al mismo tiempo, a un indiscutible control de las mismas y, en general, de todo el valle, desde la parte más alta del cerro (Ramallo 1990: 153-154; Martínez y Ponce 1999:227-228). Atendiendo al territorio que quedaría dentro del área de captación de recursos de este núcleo cabría destacar, fundamentalmente, la amplia extensión de las tierras que podríamos considerar más aptas para

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el desarrollo de las actividades agrícolas, concentradas sobre todo al noroeste y sureste del asentamiento, sin contar aquellas ocupadas por el actual casco urbano de la ciudad. Se trata de suelos de vega parda caliza, idóneos para el desarrollo de cultivos de secano y, especialmente, de cereal (Ayala 1991: 295 y 336-338; Alías 1988: 25-28). Por el contrario, sólo un mínimo porcentaje de ese área de captación parece extenderse por las estribaciones de las sierras vecinas donde unas precipitaciones, superiores a las actuales, favorecerían el desarrollo de un monte alto que presentaría buenas condiciones para la caza y la explotación de todo tipo de recursos forestales (Ayala 1991: 295 y 336-338). Las actividades cinegéticas y el pastoreo, junto a la recolección de plantas aromáticas y medicinales, están documentadas en la comarca desde época prehistórica y, en general, a lo largo de todo el periodo ibérico en diversos yacimientos murcianos y del sur y sureste peninsular (Alías 1988: 14-17; Ayala 1991: 432 y 486-488; Morgenroth 2004:111-115; Chávez et al. 2002: 135-145; Martínez y Muñoz 1999: 28 y 37-46). Tampoco podemos olvidar la posible explotación de los recursos metalíferos documentados en la Sierra del Caño y Peña Rubia por este centro que, ya desde época argárica, pudo desarrollar una cierta actividad metalúrgica (Ayala 1991: 381 y 387; Ramallo 2006: 56-57). Todos esos recursos pudieron completar así esa explotación agropecuaria que debió ser, a juzgar por la capacidad agrícola de las tierras de su entorno, uno de lo pilares básicos de la economía del Cerro del Castillo, favorecida además por la proximidad de este yacimiento al principal curso fluvial de la comarca. Este, junto a la fuente localizada al suroeste del asentamiento, proporcionaría los recursos hídricos necesarios para el abastecimiento de sus habitantes así como para el desarrollo de esas actividades agrarias, permitiendo también el desarrollo de aquellas actividades, como la alfarería, documentada ya en este centro durante el Ibérico Final (García 2004: 53; Martínez 1988: 543-544; Martínez y Ponce 1999: 228). La enorme productividad de las tierras de su entorno y sus posibilidades de producir un excedente más que suficiente destinado a los intercambios, parecen quedar asimismo de manifiesto en los últimos hallazgos documentados en el propio casco urbano de Lorca, que podrían quizás ponerse en relación con un probable sector de almacenamiento (Martínez y Ponce 1999: 229). Todo ello estaría quizás reflejando el papel de este núcleo como centro encargado de organizar, almacenar, y redistribuir esa amplia producción en todo el ámbito comarcal, factores que pudieron influir, de forma decisiva, en el

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Fig. 2. Mapa de los tipos de suelos dentro del área de captación económica de los asentamientos ibéricos analizados (1 hora).

desarrollo de este oppidum (Morgenroth 2004: 111115). En cuanto al área de captación que pudo ser explotada por el centro localizado en el Coto de los Tiemblos, presentaría una extensión superior a las 3100 has, de las cuales, si atendemos al uso tradicional del suelo en el entorno del yacimiento, las tierras agrícolas ocuparían aproximadamente las dos terceras partes. Al igual que en el núcleo anterior, también aquí serían probablemente los cultivos de secano los que alcanzarían un mayor desarrollo y, en concreto, los cereales (Alías 1988: 42-45). Asimismo, también dentro de su área de captación quedarían un manantial y diversas ramblas, como la ya mencionada del Estrecho, y las de los Calderones, el Prado y el Ventorrillo, todas ellas próximas al yacimiento, permitiendo así el abastecimiento de la población y favoreciendo, quizás, la instalación de pequeños cultivos de huerta en sus márgenes (Santos 1994: 40-42; Alonso 2000: 38 y siguientes). Junto a esas actividades agropecuarias, cabría

señalar, quizás, la explotación de los recursos forestales que se extenderían por este área comarcal, entre los que destacaría la recogida de plantas aromáticas y medicinales, pero también su posible aprovechamiento como zonas de pasto. En este sentido, la ganadería pudo ser también una actividad económica importante para el desarrollo de este centro, especialmente si tenemos en cuenta las numerosas vías pecuarias que atraviesan este sector lorquino y, concretamente, la presencia de la vereda de la Rambla de Caravaca, cuyo trazado, siguiendo el curso de la rambla del Estrecho, discurre junto al yacimiento. Finalmente, el área de captación de recursos que presenta el último de los centros analizados, instalado en Los Cantos de Doña Inés, podría incluirse entre las más extensas de los núcleos ibéricos de la comarca, alcanzando casi las 4.000 ha gracias a los propios rasgos que marcan la orografía de este sector lorquino. De ellas, prácticamente el 80% correspondería a tierras aptas para el desarrollo de actividades agrícolas, en las que los cultivos de secano

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Fig. 3. Porcentaje de cada tipo de suelo dentro del área de captación económica (1 hora) de los asentamientos ibéricos analizados.

serían los predominantes, pero donde el regadío, favorecido por la presencia de dos fuentes y diversas ramblas en el entorno del yacimiento, ofrecería también altos rendimientos, especialmente si atendemos a las propias características de los suelos de este sector lorquino (Ayala 1991: 346-348; Alías 1987: 4849). Entre los secanos, destacarían probablemente los cereales (trigo, cebada y avena) y las leguminosas, todos ellos documentados en época prehistórica en este área lorquina y durante el periodo ibérico en la región y en el ámbito del sureste (Rivera et al. 1988: 317-334; Lillo 1981: 71; Santos 1994: 32-36 y 4347; Ramallo 2006: 125; Alonso 2000: 29 y siguientes). El hallazgo, ya en época altoimperial, de numerosos recipientes destinados al almacenamiento en otros núcleos de la zona, reflejaría, asimismo, la amplia productividad de estas tierras (Ramallo 1990: 156-157; Martínez 1991-1992: 207-209). Junto a ello podríamos señalar la posible explotación ganadera y forestal de los cerros y sierras próximas, documentada en función de los datos que ofrecen algunos de los núcleos argáricos de este sector comarcal (Ayala 1991: 297-299). Entre los restos localizados cabría destacar, por ejemplo, la presencia de madera de olivo carbonizada, así como de coscoja y de encina, cuya rica madera pudo servir

para la elaboración de determinados elementos de construcción e, incluso, de carros, de los que el hallado en el núcleo del Cerro del Castillo sería un claro ejemplo (García et al. 2006: 329-332; Ayala 1991: 433; Rivera et al. 1988: 324-325). La recolección de frutos silvestres, plantas aromáticas y medicinales, esparto, y el desarrollo de las actividades cinegéticas, documentadas en algunos yacimientos lorquinos, completarían finalmente la economía de este asentamiento (Rivera et al. 1988: 323-325; Ayala 1991: 432 y 439).

3.2.

EJES

VIARIOS COMARCALES Y ESTRATEGIAS

DE EMPLAZAMIENTO

Como vemos, la presencia de abundantes recursos en el entorno de los centros analizados, refleja en los tres casos una decisión locacional en la que estos aspectos jugarían un papel esencial, sin embargo, dos cuestiones parecen matizar, en cierta medida, su importancia. Por un lado, el emplazamiento totalmente distinto que caracteriza a estos tres núcleos y, por otro, el diferente desarrollo alcanzado por cada uno de ellos y su propia evolución a lo largo de las centurias siguientes, aspectos ambos que implicarían

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la existencia de otros factores, al margen de los indicados, que también debieron ser fundamentales en la estrategia locacional de estos asentamientos (Hodder y Orton 1999: 251-258; Grau 2004: 65-67). Entre ellos, las rutas de comunicación que discurrirían en sus inmediaciones sería, quizás, uno de los más destacados y, por ello, otra de las cuestiones a tener en cuenta en nuestro análisis. Para rastrear esos posibles ejes viarios utilizados en época ibérica, como indicábamos anteriormente, el cálculo de rutas óptimas puede ser de gran ayuda, siempre y cuando tengamos también presentes los datos que nos aportan, entre otros, los caminos tradicionales e históricos de la comarca, las vías pecuarias, y los propios hallazgos arqueológicos. De este modo, poniendo en conexión esos trazados con las rutas calculadas a partir de nuestro SIG y con la propia dispersión del poblamiento ibérico lorquino, hemos intentado aproximarnos a los posibles ejes de circulación de estos momentos. Analizaremos así, en base a ellos, el papel que pudieron desempeñar esas vías de comunicación en la decisión locacional de estos tres asentamientos. Por lo que respecta al asentamiento instalado en el Cerro del Castillo se situaría en el que podríamos considerar como el principal eje de circulación de la comarca: el valle del Guadalentín (Ros 1989: 46-52 y 415). Será junto al curso de este río donde, siglos después, veremos discurrir la calzada romana que enlazará con las tierras interiores andaluzas (Ramallo 1990: 156; Martínez 1995: 205-106), constituyendo asimismo, este enclave lorquino, un importante punto de referencia en época prehistórica y durante todo el periodo medieval, controlando el acceso a las tierras murcianas desde el norte de Almería (Chávez et al. 2002: 145; Martínez 1995: 207; García 19891990: 98-99 y 2004:63; Cámalich y Martín 1999: 162 y siguientes; Jiménez 1994:142-153 y 198-212). El emplazamiento de este oppidum, junto al cauce del Guadalentín debió ser un factor fundamental en el desarrollo de este centro ya desde época muy temprana, no sólo a nivel económico, sino también social y cultural, como demuestra la abundancia y calidad de las importaciones que ha ofrecido su necrópolis, localizada a los pies del cerro, así como la riqueza que muestran algunos de los enterramientos documentados en ella, de la que sería claro reflejo el carro ibérico hallado en la calle Corredera y datado en torno al siglo IV a. C. (García 1989-1990: 95100 y 2004: 53-80; Martínez y Ponce 1999: 228-229 y 2006: 75-80; García et al. 2006: 329-332). Junto a esa ruta de primer orden que representaría el citado curso fluvial, cabría señalar, además, las vías y

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caminos óptimos que procederían del norte de Almería a través del pasillo de Pulpí y cruzando la depresión prelitoral murciana desde Huércal-Overa (Chávez et al. 2002: 95-98 y 145; Ros 1989: 41-43; Martínez 1995: 207; Jiménez 1994: 142-153 y 198212; Cámalich y Martín 1999: 158-165). Asimismo, tampoco podemos olvidar las rutas óptimas que enlazarían con el litoral murciano, bien atravesando las sierras litorales, siguiendo las vías naturales marcadas por ramblas y barrancos, o desde el entorno de Cartagena, discurriendo por un trazado probablemente similar al de la futura Vía Augusta (Ayala 1991: 475479; Ros 1989: 37-40; Martínez 1995: 207 y 1999: 19-59). En el caso del Coto de los Tiemblos, como indicábamos anteriormente, veremos situarse este núcleo junto a la rambla del Estrecho, vía natural de comunicación que enlazaría el entorno del Cerro del Castillo y el valle del Guadalentín con el área de las altiplanicies lorquinas, y por la que discurrirían también, siguiendo un recorrido muy próximo a ella, los caminos óptimos que pondrían en conexión ambos sectores comarcales. Su emplazamiento, muy próximo a este cauce y, por tanto, al trazado de esa ruta que se dirigiría hacia el área de Coy y Doña Inés, parece apuntar al carácter estratégico de este centro como otro de los factores clave para comprender su estrategia locacional. Asimismo, la presencia de importaciones itálicas de época republicana, producciones que presentan una dispersión limitada en el ámbito comarcal, podría estar también reflejando, la continuidad de esta ruta, como vía de acceso a los altiplanos comarcales y al noroeste murciano, a lo largo de esos siglos previos al cambio de Era. En cuanto al centro instalado en Los Cantos, y en relación a las posibles vías de comunicación que encontramos en sus inmediaciones, cabría señalar, en primer lugar, los numerosos caminos rurales, rutas actuales y vías pecuarias que atraviesan este sector comarcal, enlazando el término municipal de Lorca con la vecina comarca del noroeste. Baste recordar, desde este punto de vista, el cordel de Archivel, que discurre junto al asentamiento y que, enlazando con la Cañada Real del mismo nombre, conduce directamente hasta los valles del Quípar y el Argos, alcanzando el importante núcleo ibérico localizado en Los Villaricos (Caravaca). En este área confluyen, asimismo, los caminos óptimos que enlazarían ambas zonas regionales. Estos, alcanzarían el Guadalentín remontando el valle del Turrilla, siguiendo la citada rambla del Estrecho, o, quizás, por una ruta más septentrional, que pudo ser también transitada, si atendemos a la dispersión de las producciones itálicas y

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a los propios hallazgos numismáticos localizados en este sector, desde los momentos finales del mundo ibérico comarcal y, sobre todo, a partir de época altoimperial (Martínez 1988: 558; Lomba et al. 1999: 498; Ros 1989: 41-43). De la importancia que pudo tener esta ruta ya desde los siglos V – IV a. C. serían quizás un claro reflejo las producciones áticas documentadas en el asentamiento de Los Cantos, el posible lugar de carácter sacro situado en el vecino Cerro Pelado, así como la escultura ibérica hallada en las proximidades de Coy, elementos, todos ellos, que estarían indicando el desarrollo alcanzado, ya en esos momentos, y posiblemente gracias a su participación en los intercambios, por los asentamientos ibéricos localizados en este área de la comarca (Martínez 19911992: 213-216; Lillo 1981: 45). Asimismo, el conocido Centauro de los Rollos, hallado en las proximidades de Campo Coy (Caravaca), estaría indicando el destacado papel de la vía de comunicación que, a través del noroeste murciano, enlazaría con el mundo andaluz, y con la que este sector de los altiplanos lorquinos serviría de enlace (Brotons 1995: 250-254; García 2004:63). Tras todo lo indicado hasta ahora, podríamos señalar que la ubicación concreta de esos núcleos parece estar en relación con los recursos que les ofrecería su entorno inmediato, pero también, con la presencia de esos ejes de comunicación e intercambio. En este sentido, y a la hora de conocer aquellos factores que desempeñarían un papel más destacado en la decisión locacional de esos tres centros, resultaría necesario abordar el posible control que estos pudieron tener de esas áreas agrícolas, valles, ramblas, puntos de paso y vías naturales de comunicación. Desde este punto de vista, el estudio de las cuencas visuales de esos centros nos permitirá aproximarnos a aquellos intereses concretos a los que pudo responder la estrategia de emplazamiento de cada uno de ellos.

3.3.

EL DE

CONTROL DEL TERRITORIO DE LA COMARCA

LORCA

EN ÉPOCA IBÉRICA

Pasamos así a abordar la última de las cuestiones señaladas: el control del territorio comarcal que, en función de su propia decisión locacional, pudieron ejercer estos tres asentamientos y, más concretamente, el control de las vías y recursos que veíamos en su entorno (Zamora 2006: 41-54). De nuevo, tenemos la posibilidad de analizar estos aspectos a partir de los SIG. Por un lado, podemos tener presente, una vez

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más, el área de captación mencionada para cada uno de esos centros, aquellas tierras más fácilmente accesibles y sobre las que, por tanto, podrían tener un control más o menos directo, que les permitiese actuar, por ejemplo, en caso de peligro para sus cosechas o ganados. Por otra parte, sería posible asimismo abordar el análisis de estos aspectos atendiendo a las cuencas visuales de esos núcleos, aceptando así ese dominio visual como reflejo de un control real sobre esos territorios (Grau 2004: 65-67; Ruiz y Molinos 1984: 196-198; Zamora 2006: 41-54). Desde esta perspectiva, el Cerro del Castillo de Lorca parece encontrarse entre aquellos núcleos ibéricos comarcales que presentarían una cuenca visual más extensa, con un porcentaje de tierras visibles, en un radio de 8 kilómetros, superior al 30%. Su ubicación estratégica, en un punto predominante del paisaje, desde el que controlaría ampliamente las tierras agrícolas que se extenderían a ambos márgenes del valle del Guadalentín, a lo largo de toda la depresión prelitoral y también hacia el norte, le permitiría un control absoluto de todo este sector lorquino, así como de las innumerables rutas, vías pecuarias y caminos óptimos que confluirían en este tramo del valle, procedentes del área costera, del valle del Segura, del norte de Almería y del interior comarcal. Todo ello parece confirmar dicha cuenca visual como una de las más destacadas de la comarca, tanto por su extensión, como también por el interés estratégico y económico de esas áreas y ejes viarios que quedarían comprendidos dentro de la misma, además de su posible conexión con aquellos núcleos instalados en la depresión prelitoral y las sierras de su entorno. No podemos olvidar tampoco, en relación con esas condiciones de visualización, otra cuestión esencial en el control de estos territorios como sería la propia ‘visibilización’ de este oppidum en el entorno (Grau 2004: 68-72). Favorecido por su emplazamiento y la presencia de estructuras defensivas, documentadas en la ladera del cerro (Martínez y Ponce 2002: 387-388), se convertiría en un punto de referencia clave a nivel territorial. La situación que refleja el asentamiento instalado en el Coto de los Tiemblos es, sin embargo, muy distinta, ya que el porcentaje de tierras visibles que se extenderían en un radio de 8 kilómetros en torno al yacimiento, inferior al 1%, o quizás menor, si tenemos en cuenta posibles variables como la vegetación, se encontraría entre los más bajos de los que ofrecen los diversos asentamientos ibéricos documentados en la comarca. Quedaría además fuera de su alcance la mayor parte de las tierras que veíamos incluidas en ese área teórica de captación de recur-

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Fig. 4. Mapa de la cuenca visual del Cerro del Castillo (Lorca, Murcia) (8 km).

sos, orientándose su cuenca visual al control de la vía natural marcada por el cauce de la rambla del Estrecho por la que, como indicábamos, discurrirían también los caminos óptimos que se dirigían hacia los altiplanos lorquinos. Así, la búsqueda de un emplazamiento estratégico desde el que dominar esa ruta de comunicación con el interior comarcal y el noroeste murciano, parece ser, quizás, uno de los factores fundamentales para comprender la decisión locacional de este núcleo (García 2004: 53-54), que no parece mostrar conexiones visuales con otros centros. Por último, el asentamiento localizado en Los Cantos de Doña Inés presentaría una cuenca visual más amplia que el anterior, controlando, a pesar de localizarse en una zona prácticamente llana, casi el 19% del territorio inmediato a este núcleo dentro de ese radio señalado, quizás también un poco más reducida si tenemos presente la posible presencia de vegetación arbórea en el entorno. Centrada en aquellas tierras más aptas para el desarrollo de las actividades agropecuarias, dicha cuenca englobaría ade-

más una extensión importante de este sector de la comarca, dominando los caminos óptimos que veíamos discurrir por este ámbito comarcal, algunos siguiendo un trazado muy similar al de muchas de las vías pecuarias que cruzarán estas tierras lorquinas, y controlando, así, esa ruta natural que conduciría hasta el noroeste murciano y el valle del Quípar (García 2004: 54).

4.

CRITERIOS PARA LA TOMA DE DECISIONES LOCACIONALES EN EL MUNDO IBÉRICO LORQUINO

Tras todo lo señalado, hemos logrado aproximarnos, desde una perspectiva general, a los diversos rasgos que definirían el patrón de asentamiento comarcal y, sobre todo, gracias a los análisis planteados a través de nuestro SIG, a todos aquellos factores que pudieron influir en la estrategia de emplazamiento de los centros lorquinos analizados, entre los cua-

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LOS SIG COMO INSTRUMENTO DE REFLEXIÓN

Fig. 5. Mapa de la cuenca visual del Coto de los Tiemblos (Lorca, Murcia) (8 km).

Fig. 6. Mapa de la cuenca visual de Los Cantos de Doña Inés (Lorca, Murcia) (8 km).

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Fig. 7. Porcentaje de tierras visibles y no visibles en un radio de 8 km desde los asentamientos ibéricos analizados.

les cabría destacar el continuo interés de estos por buscar una cierta proximidad y un fácil acceso tanto a los recursos naturales como a las principales vías de comunicación de la comarca. En este sentido, el análisis de esos criterios, parece confirmar, asimismo, la inclusión de estos tres núcleos en esas tipologías iniciales definidas para el mundo ibérico regional y, más concretamente, para el ámbito del Segura, reflejando así ciertos paralelos entre el patrón de asentamiento de ambos sectores murcianos. Los distintos factores indicados hasta ahora resultarían básicos para comprender y explicar la decisión locacional de estos tres centros, sin embargo, se advierten claros contrastes en otros aspectos de su patrón de asentamiento y, especialmente, en la propia evolución de cada uno de ellos. Todo ello haría necesario matizar esos aspectos generales en función de los datos obtenidos a través de los diversos análisis planteados, abordando, de forma más concreta, aquellos factores que tendrían un papel decisivo en cada una de esas tres decisiones locacionales e, indirectamente, en el posterior desarrollo de esos centros, siempre desde una óptica global y teniendo presente la propia evolución del poblamiento ibérico comarcal. En este sentido, señalábamos las amplias tierras agrícolas con las que debió contar en su entorno el Cerro del Castillo, especialmente si tenemos en cuenta, como indicamos, que la población pudo extenderse también a los pies del cerro y en sus proximidades (Martínez y Ponce 1999: 227-228). Estas áreas de explotación agropecuaria, aparecen controladas totalmente, al igual que los ejes viarios que discurrirían

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junto a él, desde el oppidum, que quizás funcionó asimismo como punto de refugio, en caso de peligro, para esa población situada en el valle. La combinación de recursos, excedentes y posibilidades de intercambio, unida a la estratégica posición de este núcleo en un punto clave para el control de las comunicaciones comarcales, serán los factores que mejor expliquen la estrategia locacional de este asentamiento así como su amplia continuidad cronológica y el desarrollo socio-económico alcanzado por el mismo, reflejado en la riqueza y variedad de su cultura material (García 1989-1990: 98-99 y 2004: 6063; García et al. 2006: 329-332; Martínez y Ponce 1999: 232-233). En cuanto al pequeño poblado instalado junto a la rambla del Estrecho, y si atendemos a esa cuenca visual señalada, parece que su ubicación pudo responder más a una vocación estratégica y defensiva, que a la explotación del entorno, especialmente al quedar las tierras agrícolas en las zonas más periféricas de su área de captación, fuera de su control visual directo y, en función de los datos con los que contamos hasta el momento, del de cualquier otro centro ibérico comarcal. Así, es probable que este asentamiento no explotase en toda su extensión ese área de captación indicada, tal y como veíamos también entre aquellos núcleos del valle del Segura, definidos por su función de vigilancia y control y en los que primaría su valor geoestratégico frente a su potencial económico (Lillo 1981: 14 y 217-218; Santos 1994: 47-50). El Coto de los Tiemblos, ubicado estratégicamente en una de las principales vías de acceso a los altiplanos lorquinos desde el valle del Guadalentín, funcionaría por tanto como punto de vigilancia de dicha ruta, basando posiblemente su economía en las actividades agropecuarias, entre las que la ganadería debió jugar un papel destacado, probablemente, junto a los intercambios, como demuestran las importaciones itálicas documentadas en este poblado. Desde el punto de vista agrícola, la producción se limitaría, probablemente, a la subsistencia de sus habitantes, quedando quizás reducida, en función de la aptitud de los suelos que quedarían controlados visualmente por este centro, a aquellas tierras situadas al sur y sureste del asentamiento, en las que pudieron desarrollarse, fundamentalmente, cultivos de cereales en secano (Alías 1988: 65). Así, el principal factor que parece definir la estrategia locacional de este asentamiento sería, con toda probabilidad, el control de esa ruta hacia los altiplanos lorquinos, aspecto que quizás cabría poner en relación con el final de su ocupación y con los

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Fig. 8. Control visual del territorio de explotación y de las rutas óptimas desde los núcleos ibéricos.

cambios que parecen caracterizar los ejes viarios comarcales en los siglos previos al cambio de Era y a lo largo de todo el periodo altoimperial (García 2004: 53; Lillo 1981: 218). Finalmente, por lo que respecta al núcleo de Los Cantos, parece tratarse de un pequeño establecimiento de carácter rural, que debió desarrollar una economía fundamentalmente de tipo agropecuario, basada no sólo en actividades agrícolas de secano, sino también en un importante desarrollo de la ganadería, actividad documentada desde época prehistórica en este sector de la comarca (Ayala 1991: 429-439). No podemos olvidar tampoco su inmejorable posición desde el punto de vista de las comunicaciones comarcales. Su emplazamiento en la ruta que enlazaría no sólo dos importantes núcleos ibéricos murcianos, el oppidum de Los Villaricos (Caravaca) y el instalado en el Cerro del Castillo de Lorca, sino también con el ámbito granadino, proporcionaría a este centro interesante posibilidades de intercambio (Brotons 1995: 250-254). La probable presencia de un estable-

cimiento ibérico en el cercano cerro de El Villar (Martínez 1991-1992: 207-209), con el que este centro tendría una conexión visual, y que estaría controlando además, desde una posición más destacada, todas esas posibles rutas indicadas, aseguraría, asimismo, el control de esos territorios explotados por el centro instalado en Los Cantos. Aun así, la abundancia de recursos y la productividad de esas tierras serían, quizás, el principal factor a tener en cuenta en la decisión locacional de este centro, tal y como parece reflejar la amplia ocupación de este sector comarcal que veremos desarrollarse a lo largo del periodo altoimperial. En este sentido, y para completar esos rasgos que caracterizarían la estrategia de emplazamiento de esos centros, sería interesante analizar la posible relación entre esta y la continuidad que aquellos pudieron tener en época romana. El análisis de aquellas decisiones locacionales que, en cierta medida, prosperan, se abandonan, o simplemente se ‘respetan’, puede quizás aproximarnos a los intereses que caracteriza-

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ron la presencia de Roma en la comarca durante estos primeros momentos.

5.

ESTRATEGIA LOCACIONAL Y ORGANIZACIÓN TERRITORIAL: ROMA Y LA PERVIVENCIA DE LOS MODELOS DE ASENTAMIENTO INDÍGENAS EN LA COMARCA DE LORCA

Partiendo de ese punto de vista, cabría preguntarse de qué modo pudo influir la decisión locacional de esos núcleos ibéricos en su posterior abandono o continuidad durante el periodo altoimperial y, sobre todo, qué estrategias de emplazamiento serán aquellas que mejor reflejen no sólo los intereses ibéricos, sino también los romanos. En general, si observamos la evolución del poblamiento que parece documentarse en determinadas áreas de la Península Itálica y, concretamente, en la Campania meridional, serían fundamentalmente los centros que estarían en relación con los principales ejes comerciales, y aquellos con mayores posibilidades de desarrollar una producción agrícola importante, los que se mantendrán tras la instalación de Roma en esas tierras (Vallat 2002: 243-244). Sin olvidar el distinto contexto en el que se insertarían ambos territorios, podríamos, sin embargo, indicar algo similar para el caso de los asentamientos lorquinos analizados, especialmente si atendemos a esos factores que, en función de todo lo señalado, parecen determinar su estrategia de emplazamiento. Así, desde los años previos al cambio de Era, se advierte en la comarca una cierta continuidad de dos tipos de centros ibéricos, por un lado, los asentamientos emplazados en lugares estratégicos desde el punto de vista de las vías de comunicación y, por otro, aquellos ubicados en los sectores lorquinos más aptos para el desarrollo de las actividades agrícolas y con un mejor acceso a esas tierras de cultivo. El interés por la explotación agraria de la comarca parece situarse, de este modo, entre los principales factores que determinan la instalación romana en esta zona del sureste peninsular. Baste recordar, en este sentido, la importante ocupación que se observa, desde el siglo I d. C., en todo el ámbito de la depresión prelitoral murciana y en las fértiles tierras que se extienden por este sector lorquino (Alías 1988; Ramallo 1990: 156-157). Desde esta perspectiva, se advierte la continuidad del centro instalado en el Cerro del Castillo de Lorca como núcleo central de este sector comarcal, observándose, ya de forma definitiva, una clara expan-

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sión de su población por las laderas del cerro y por parte del valle, tal y como han documentado los últimos trabajos llevados a cabo en el casco urbano lorquino (Martínez y Ponce1999: 229-233). Así, a las posibilidades de explotación agropecuaria de este área y al inmejorable control que este asentamiento lograría de la nueva calzada romana, cabría añadir, probablemente, el interés de Roma, en esos primeros momentos, por confirmar al Cerro del Castillo como núcleo organizador y articulador del poblamiento en todo este sector de la comarca (Ramallo 1990: 154). Reflejo de la continuidad que debió caracterizar este periodo sería también la convivencia de ritos funerarios que queda de manifiesto en la necrópolis de este asentamiento a finales del siglo I a. C. y en los primeros años de la centuria siguiente. (Ramirez 2004: 114 y 117). Del mismo modo, también el sector de los altiplanos de Coy – Avilés experimentará, desde los momentos previos al cambio de Era, pero especialmente a partir del I d. C., un amplio desarrollo, con la instalación de numerosos asentamientos de carácter rural en las proximidades de Los Cantos, así como de un importante núcleo en El Villar, que se convertirá, junto al anterior, en uno de los principales centros romanizadores de todo este área comarcal, organizando la explotación de estos territorios y controlando las rutas hacia el noroeste murciano y las tierras andaluzas (Ramallo 1990: 156-157; Martínez 1991-1992: 207-216). La riqueza agrícola de este sector lorquino y su interés desde el punto de vista de las comunicaciones comarcales serán, posiblemente, dos de los rasgos que expliquen la continuidad de este asentamiento y, en general, el poblamiento que se documenta en este área, durante todo el periodo romano y en época medieval (Martínez 1991-1992: 213-216; Jiménez 1994: 121-128). Una situación totalmente distinta la ofrece el núcleo ibérico instalado en el Coto de los Tiemblos, que parece pervivir hasta época tardorrepublicana. Desde los años previos al cambio de Era, dos fenómenos parecen modificar, en cierta medida, los ejes de circulación que, hasta el momento, discurrirían por el territorio lorquino: la instalación de la Vía Augusta y la ocupación de nuevas áreas comarcales. El establecimiento de diversos núcleos en las proximidades de la Sierra de la Tercia debió favorecer el desarrollo de la ruta que, al igual que los caminos óptimos trazados para este sector comarcal, y la posterior vía pecuaria del cordel de Los Alagüeces, recorrería el norte de la comarca, pasando junto al asentamiento del mismo nombre, hasta enlazar con los altiplanos lorquinos (Martínez 1988: 544). Asimismo, el valle del Turrilla, ruta natural ya utilizada desde época

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prehistórica (Ayala 1991: 479) y por la que también veíamos discurrir algunos de los caminos óptimos calculados para esta zona comarcal, se convertirá ahora, definitivamente, en otra de las principales vías de acceso al sector de Coy y Doña Inés, favorecido por el trazado de la nueva calzada romana, tal y como se documenta en los diversos asentamientos de nueva creación que vemos surgir en sus márgenes a lo largo de todo el periodo imperial (Martínez 19911992: 213-216). Así, todos esos factores pudieron influir, quizás, en la paulatina pérdida de importancia de la vía de comunicación natural que discurriría próxima a la rambla del Estrecho, tal y como parece reflejar la ausencia de datos que pudiesen indicar una ocupación en época altoimperial en algún punto próximo a su trazado. A todo ello cabe añadir, finalmente, el nuevo modelo de control del entorno que veremos desarrollarse desde el siglo I d. C., en el que los factores estratégicos y de defensa que condicionaron, durante el periodo anterior, la decisión locacional del Coto de los Tiemblos, quedarán en un segundo plano. En este nuevo contexto, el dominio de las tierras agrícolas y de las vías de comunicación no dependerá ya tanto de la propia ubicación estratégica de los distintos núcleos, sino que vendrá de la mano de la multiplicación del número de establecimientos instalados a lo largo y ancho de todo el territorio comarcal, controlando de forma más directa aquellas zonas que tendrán un interés especial para el mundo romano.

6.

LOS SIG Y EL ANÁLISIS DEL POBLAMIENTO IBÉRICO EN EL SURESTE PENINSULAR

Como hemos podido observar, el análisis de los distintos aspectos señalados, nos ofrecería una primera aproximación a aquellos criterios que debieron desempeñar un papel destacado en la estrategia locacional de esos tres centros ibéricos lorquinos. El uso de los SIG, en combinación con otros datos, especialmente los aportados por la propia documentación arqueológica, ha resultado esencial, para abordar algunos de esos aspectos. En este sentido, podríamos destacar tres cuestiones básicas sobre la estrategia de emplazamiento de los asentamientos comarcales, en cuyo análisis han quedado reflejadas las posibilidades que pueden ofrecer los SIG para el estudio concreto del poblamiento en este área del sureste peninsular. Desde esta perspectiva, cabría señalar, en primer lugar, su utilidad tanto para revisar muchos de esos

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criterios planteados tradicionalmente por la historiografía como característicos del patrón de asentamiento de los núcleos ibéricos regionales, como para valorar la importancia concreta de los mismos, determinando el posible papel que cada uno de esos factores pudo jugar en la decisión locacional de esos tres asentamientos. Junto a ello, el análisis de esos criterios, desde la perspectiva de los SIG, ha permitido, además, comprobar los paralelos que parecen documentarse entre el patrón de asentamiento de algunos de esos centros comarcales y el que ofrecen los núcleos ibéricos del valle del Segura. La relación que establecíamos al comienzo de nuestro análisis entre los tres centros lorquinos señalados y algunas de esas tipologías de hábitats ibéricos propuestas para ese otro ámbito murciano, parece así quedar confirmada. En este sentido, el caso del Coto de los Tiemblos sería quizás el más interesante, al abandonarse este núcleo en época tardorrepublicana, posiblemente como consecuencia del paulatino declive de la vía de comunicación junto a la que se establece, fenómeno también documentado en otros poblados del valle del Segura con un patrón de asentamiento similar (Lillo 1981: 218). Aun así, las diferencias que se aprecian entre los centros de ambos sectores regionales, especialmente si atendemos a su evolución y continuidad, hace necesario tener siempre presente, a la hora de analizar los criterios que determinarían la estrategia locacional de cada uno de ellos, el propio contexto en el que se insertan esos asentamientos y la organización del territorio que caracterizaría a esas dos áreas murcianas. Finalmente, cabría destacar, la utilidad de los SIG para abordar el estudio del poblamiento lorquino desde un punto de vista diacrónico, analizando la posible continuidad en época romana de algunos de esos aspectos que definieron, a lo largo del periodo ibérico, la decisión locacional de los núcleos de la comarca. Como hemos señalado, la estrategia de emplazamiento de estos centros, determinará, en muchos casos, la continuidad o abandono de los mismos, fenómenos que no harán sino reflejar, desde el siglo I d. C., la confirmación de un nuevo patrón de asentamiento y, en general, de un nuevo modelo de organización territorial. El resultado será la desaparición de todos aquellos núcleos que, como el Coto de los Tiemblos, responderían al modelo definido a lo largo del periodo ibérico anterior. Así, queda claro que no podemos entender la decisión locacional de esos centros al margen de la organización del pobla-

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miento comarcal y de los cambios que implicará la integración definitiva de estos territorios del sureste peninsular en el mundo romano.

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OCUPACIÓN Y ESTRUCTURACIÓN DE LA COSSETANIA ORIENTAL (TARRAGONA) DE ÉPOCA IBÉRICA AL BAJO IMPERIO POR

JOSEP GUITART*, JOSEP MARIA PALET**, MARTA PREVOSTI**, CARME RUESTES* * Departament de Ciències de l’Antiguitat i de l’Edat Mitjana. Edifici B. Universidad Autónoma de Barcelona ** Institut Català d’Arqueologia Clàssica

RESUMEN Valoradas las potencialidades de las metodologías SIG para el estudio arqueológico del territorio, este sistema se consideró la herramienta adecuada para desarrollar el proyecto titulado, Estudio del Paisaje Antiguo de la Cossetania Oriental, promovido por el Institut d’Estudis Catalans y financiado por AUCAT. El área de estudio se centró básicamente en la comarca del Baix Penedès (Tarragona), un territorio localizado entre Barcino (Barcelona) y Tarraco (Tarragona), área que en general había sido poco estudiada arqueológicamente. El proyecto planteó el estudio arqueológico del territorio y su dinámica evolutiva entre época ibérica y tardoantigua, es decir, entre los siglos V a. C. y VI d. C. La aplicación de un SIG fue fundamental para el estudio de los patrones de asentamiento. Se elaboró una base de datos Access de yacimientos a partir de una revisión documental y bibliográfica, y de prospecciones extensivas e intensivas. Dicha base se integró en un SIG ArcView para realizar una secuencia cronológica de mapas de distribución de yacimientos simbolizados según su tipología. Con intención de obtener una ayuda gráfica visual para analizar la distribución del poblamiento, se calcularon Polígonos de Thiessen para yacimientos de un mismo período teniendo en cuenta su tipología y posibles relaciones jerárquicas. Así mismo, con ArcInfo, se efectuaron análisis de visibilidad y áreas de explotación del territorio a partir de yacimientos relevantes, que han resultado clave para analizar la organización del territorio. Los resultados permitieron caracterizar las dinámicas de ocupación del territorio durante el período cronológico analizado. Caben destacar los cambios en los patrones de asentamiento al inicio de la romanización, y la consolidación de las formas romanas de ocupación del territorio a partir de época cesariana y augustal con la implantación de una centuriación y del sistema de la villa romana. En época tardoantigua se detecta un nuevo proceso de cambio en los patrones de asentamiento.

the Institut d’Estudis Catalans and supported by AUCAT. The area of study was located in the Baix Penedès (Tarragona), a territory located between Barcino (Barcelona) and Tarraco (Tarragona). This area had not been the object of many archaeological researches, specially the inland sector. The project focuses on the archaeological analysis of the territory and its dynamics of change from Iberian to Late Antiquity periods (VIV B.C. - VI A.D.). SIG research was very useful for settlement analysis. A Data-Base for sites was elaborated in Access. Landscape data from extensive field walking, surveys, bibliographical research and artefact analysis were integrated in a SIG ArcView. A sequence of chronological and typological site maps was easily obtained. In order to analyze settlement distribution Thiessen polygons were calculated for the same periods and typologies. Moreover, visibility and site catchment’s analysis were calculated for the main sites. The results allow us to characterize landscape dynamics and land-use during the period analyzed. Important changes were detected in settlement patterns and distribution in the beginning of Romanization (2nd-1st centuries BC). Nevertheless, Roman landscape based on villa-system and centuriated territorial organization seems to be established from Caesarean and August times, while Late Antiquity is characterized by important changes in settlement patterns and human impact. PALABRAS CLAVE: protohistoria, tardoantigüedad, Baix Penedès, Access, ArcView, ArcInfo, análisis de visibilidad, análisis de explotación del territorio, AUCAT, Institut d´Estudis Catalans. KEY WORDS: protohistory, late antiquity, Baix Penedès, Access, ArcView, ArcInfo, viewshed analysis, site catchment analysis, AUCAT, Institut d´Estudis Catalans.

1.

INTRODUCCIÓN

SUMMARY The potentiality of GIS methodologies were considered in order to develop the research project intituled, Study of the Ancient Landscape of the Oriental Cossetania, promoted by * 08193 Bellaterra, Cerdanyola del Vallès, Barcelona. E-mail: [email protected]; [email protected] ** Pl. d’en Rovellat s/n, 43003 Tarragona. E-mail: jpalet@ icac.net; [email protected]

La construcción de la autopista Pau Casals, de Sitges al Vendrell, entre las comarcas del Garraf y del Baix Penedès, por parte de la empresa AUCAT entre 1996 y 1997 motivó un conjunto de intervenciones arqueológicas en distintos yacimientos (Morer, Rigo, Barrasetas, 1997; Morer, Rigo 2003a; Morer, Rigo 2003b). Este tipo de obras públicas de gran

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Josep Guitart, Josep Maria Palet, Marta Prevosti y Carme Ruestes

impacto social suele generar una conflictividad en el territorio, que enfrenta sectores de población diversos, y ello tiene consecuencias en la actividad arqueológica y puede contaminar actuaciones arqueológicamente correctas. En el caso que nos ocupa, las intervenciones arqueológicas se llevaron a cabo con todos los medios, e incluso para salvar y dejar visitable uno de los yacimientos (el Fondo del Roig de Cunit), se modificó el trazado de la autopista y se incluyó un nuevo puente, no proyectado. Posteriormente, la empresa AUCAT, asesorada por M. Prevosti, se planteó la inversión en un proyecto de estudio territorial, a desarrollar entre 1998 y 2001, en las comarcas afectadas por la construcción de la autopista. La inversión se realizó a través de la Universidad Autónoma de Barcelona y el Institut d’Estudis Catalans, lo cual fue motivo de una fructífera relación entre la universidad y la empresa privada. La dirección científica corrió a cargo de J. Guitart, J.M. Palet y M. Prevosti. El proyecto constituyó un magnífico ejemplo de la incidencia que la arqueología del paisaje puede tener en la gestión del territorio, tanto por la relación con la empresa Aucat, como para la sólida base que acabó aportando al conocimiento de la arqueología de la zona. En este sentido, especialmente la interpretación histórica de los orígenes de la estructuración del territorio y de la dinámica de la ocupación humana, desde época ibérica a época romana y medieval, explican muchos aspectos de la realidad posterior e incluso actual. El planteamiento científico del proyecto consistió en realizar un estudio arqueológico del paisaje en el territorium de la antigua Tarraco, cuya enorme amplitud espacial obligaba a abordar la tarea en una serie de etapas, por unidades territoriales asequibles, la primera de las cuales se concretaba en la comarca del Baix Penedès: la «Cossetania oriental». Se trata de un territorio localizado entre Barcino y Tarraco, que en general había sido poco estudiado arqueológicamente. Así se desarrolló un estudio del paisaje centrado en el período romano, pero con una perspectiva diacrónica que tomaba como punto de partida el ibérico pleno (siglos V-III a. C.), ocupándose también de las transformaciones del territorio en época bajo-imperial y en la Antigüedad tardía (siglos V-VII d. C.). El estudio se llevó a cabo entre 1998 y 2001, culminando en la convocatoria y posterior publicación del Simposio Internacional Territoris antics a la Mediterrània i a la Cossetània oriental (Guitart, Palet, Prevosti 2003) (fig. 1). El planteamiento metodológico global del trabajo se basó en la combinación de los resultados de tres ámbitos fundamentales de estudio: el poblamiento,

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Fig. 1. Situación del área de estudio.

la morfología del territorio y los estudios paleoambientales. En lo que se refiere al estudio del poblamiento, el trabajo se centró en cinco apartados básicos, cuyos resultados se recogieron en la base de datos integrada en el SIG: 1. Las prospecciones extensivas, centradas en los yacimientos ya conocidos, sobre los que se recogió toda la información disponible y se realizó una prospección sistemática superficial, con inventario de materiales y elaboración de una ficha con todos los datos para la base de datos del SIG. 2. Las prospecciones intensivas, sistemáticas, de tres transectos, cuyos resultados también se integraron en la base de datos. 3. Prospecciones sistemáticas intra site, que se efectuaron en dos yacimientos: Tomoví (Albinyana) y Mas Quefa (la Bisbal). 4. El estudio de los materiales arqueológicos conservados en colecciones particulares y museos. 5. El diagnóstico por sondeos en yacimientos estudiados previamente en prospección. En relación con el estudio arqueomorfológico, la investigación se centró en el análisis de las macroestructuras del paisaje a través de la fotointerpretación del vuelo de la USAF de 1956 a escala aproximada de 1:33.000. Para la verificación de la morfología

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obtenida a partir del análisis de las fotos de 1956 se utilizaron ortofotos digitales distribuidas por el Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC) a escala 1:25.000 (2,5 m/píxel) y 1:5.000 (0,5 m./píxel) (Figura 3). También se emplearon planimetrías históricas sobretodo de inicios del siglo XX. Entre éstas cabe destacar los mapas de minutas municipales realizados entre los años 1914 y 1923 a escala 1:25.000 por el Instituto Geográfico y Estadístico, así como la primera edición del Mapa Topográfico Nacional de 1926 a escala 1:50.000. Se llevó a cabo también un control de terreno de los elementos morfogenéticos y macroestructuras del paisaje. La planimetría restituida sirvió de base para el estudio arqueomorfológico, la detección de distintas formas de organización del territorio y el establecimiento de una secuencia de cronología relativa entre ellas. La datación absoluta de las trazas se basó en criterios de modulación y en la inserción de otros elementos arqueológicos (trazas de la vía romana, yacimientos).

2.

INTEGRACIÓN DE LA INFORMACIÓN ARQUEOLÓGICA EN EL SIG

La información arqueológica se integró y analizó mediante ArcView y ArcInfo. Se empleó una base cartográfica digitalizada a escala 1:50.000 del Institut Cartogràfic de Catalunya, y utilizando su capa de curvas de nivel se creó un MDT (Modelo Digital del Terreno) de 25 × 25 m de resolución. También se integraron en el SIG representaciones digitalizadas de redes viarias y otros restos de morfología histórica. Esta información gráfica se conectó a una base de datos Acces 97 con información de posicionamiento geográfico y descriptiva sobre los yacimientos. A partir de estos datos se realizó una serie diacrónica de mapas de distribución de los yacimientos simbolizados según su tipología que contempla las épocas ibérica, republicana, imperial y bajo imperial. Dichos mapas constituyeron la base para estudiar la evolución de poblamiento y para implementar tres categorías de análisis espaciales: polígonos de Thiessen, áreas de explotación del territorio y análisis de visibilidad. Los polígonos de Thiessen y áreas de explotación del territorio se generaron con el fin de obtener una herramienta gráfica que ayudara a visualizar mejor la distribución del poblamiento. Los polígonos fueron calculados respecto a yacimientos de un mismo periodo histórico y teniendo en cuenta sus tipologías y posibles relaciones jerárquicas. Así, para la época ibérica, por ejemplo, se deter-

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minaron polígonos que contemplan únicamente los poblados, poblados y establecimientos rurales, y el conjunto de yacimientos representativos de poblamiento. Las áreas de explotación del territorio fueron calculadas respeto a poblados ibéricos y a villas y establecimientos rurales romanos. Se trata de un análisis anisotrópico basado en la siguiente hipótesis: un yacimiento debía explotar un área de 5 km de radio a su entorno, que equivaldría a 1 hora de camino en terreno completamente llano. Pero, en realidad, los desniveles del terreno supondrían un aumento del esfuerzo y que en 1 hora se hiciese menos camino: 100 m de subida representarían 15 minutos extra y 100 m de bajada 7 minutos y medio extra. Así, afectada por la topografía del terreno, el área de 5 km disminuiría 1,25 km cada 100 m de subida y 650 m cada 100 metros de bajada. Las resultantes áreas de explotación romanas, que frecuentemente se sobreponían parcialmente, fueron recortadas a partir de los correspondientes polígonos de Thiessen. Finalmente, en un intento de estudiar la dinámica del control visual del territorio, se implementaron análisis de visibilidad binarios desde poblados ibéricos y villas romanas. Se añadieron 6 m de altura al punto de observación de los poblados, ya que pudieron contar con torres, y 3 m en el caso de las villas, dada la posible existencia de algún piso o torre en estas edificaciones.

3. LA

DINÁMICA TERRITORIAL ETAPA IBÉRICA

(Fig. 2)

Los datos recogidos en la base de datos fueron representados en diversos mapas que permiten empezar a entender el funcionamiento estructural del llano del Baix Penedès, en base a la distribución topográfica, espacial y funcional de los establecimientos. Se han recogido evidencias de 42 yacimientos que han proporcionado materiales del ibérico pleno (siglos IV-III a. C.). De ellos, solamente tres han sido excavados de forma exhaustiva: les Toixoneres/Alorda Park (Calafell), les Guàrdies (el Vendrell) y el Fondo del Roig (Cunit), cuatro lo han sido parcialmente y otros diez han sido objeto de alguna intervención arqueológica más restringida. Estas excavaciones sirven pues de muestra para entender el conjunto de los establecimientos de la zona, y en base a este conocimiento se ha podido establecer la tipología de los asentamientos (Asensio et al. 2000).

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Fig. 2. Distribución y tipología de los yacimientos de las épocas ibérica y republicana.

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Los mapas muestran una dispersión moderada del hábitat rural, de tipo granja, posiblemente de estructura sencilla, construidos con materiales perecederos, que han dejado pocas evidencias, especialmente en el registro de prospección. Dos yacimientos corresponden a núcleos concentrados: les Masies de Sant Miquel, un oppidum rodeado de murallas, de unas 4 ha, con posibles funciones de capitalidad de la zona, y las Toixoneres – Alorda Park, centro también amurallado, de 0,3 ha, que se interpreta como una ciudadela militar. Pero también se distingue un tercer tipo de establecimiento, constituido por los centros de actividad económica especializada, metalúrgica, textil o ceramista. Así, el yacimiento de Les Guàrdies (el Vendrell), es un centro dedicado a la metalurgia del hierro, además de ser centro de almacenamiento de grano (Morer, Rigo 2003b). Otro campo de silos importante se halla en el Corral de Castellvell (Cunit). Así pues, el poblamiento del ibérico pleno parece que se articula alrededor de los dos asentamientos comentados, el de las Masies de Sant Miquel (Banyeres del Penedès) (Carrasco et al. 1990; 1994; Cela et al. 2003) y Toixoneres – Alorda Park (Calafell) (Sanmartí, Santacana 1986; 1992; Asensio, Morer, Pou 2003). El primero, situado en el centro del llano del Baix Penedès, constituye el oppidum de mayores dimensiones de la comarca. Se fecha entre los siglos VI y II a. C. Sus potentes murallas y sus dimensiones denotan su importancia y permiten clasificarlo como el centro de poder principal de la región. Alrededor del oppidum, se observa un área con un notable vacío, significativo de que los campesinos que cultivaban los campos más cercanos al poblado debían residir en su interior, protegidos por las murallas. Efectivamente, el área de captación de les Masies de Sant Miquel (figs. 4 y 5), resulta un área casi circular, que ocupa la mayoría del llano, dentro de la cual solo se encuentran dos establecimientos de tipo campesino, mientras que los 20 restantes se hallan en los límites del llano, en el pie de monte e incluso en las montañas que cierran el Baix Penedès. Estos yacimientos más alejados, no permitían que el campesino fuese y volviese en un mismo día del poblado a trabajar las tierras, por lo que se interpretan como hábitats definitivos o estacionales, de labradores y ganaderos que explotaban las tierras más distantes del poblado. El poblado de les Toixoneres – Alorda Park se data entre los siglos VII y finales del III o inicios del II a. C. A su alrededor se encuentran abundantes establecimientos rurales, hecho que significa que la mayoría de campesinos no habitaba la ciudadela. Estos peque-

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ños establecimientos formaban una densa red de ocupación de la franja costera. Si dibujamos el área de captación del poblado (Figura 4), se observa que muchos de ellos quedan dentro de esta área, concretamente doce. Cuatro más quedan fuera, aunque muy cerca de sus límites. El poblado se ha interpretado como una plaza fuerte, habitada por una élite militar, con funciones de avanzadilla sobre la costa y control comercial, aunque también con actividad de agricultura, especialmente de control de los pequeños hábitats rurales mencionados. Así pues, les Masies de Sant Miquel parece haber sido el núcleo principal de poder de una comunicad regional del ibérico pleno, típicamente campesina. Probablemente estaba ubicada en el centro de un llano en función de la centralidad y accesibilidad de la actividad principal que ocupaba a sus habitantes. Esta situación de centralidad también ofrecía unas posibilidades excepcionales de dominio del territorio, así como de comunicación excelente, aunque iba en detrimento de la estrategia defensiva. Quizás para esta función compartía o delegaba parcialmente en la ciudadela de Calafell (Alorda Park). Llama la atención la ubicación del oppidum de les Masies de Sant Miquel, en contraste con la mayoría de oppida ibéricos, en el centro de una llanura agrícola, en un punto central de comunicaciones, de tal forma que, en cambio, podríamos decir que reunía las condiciones topográficas idóneas para una ciudad romana. A pesar de ello, tras la conquista romana, se abandonó y el emplazamiento no fue utilizado para un asentamiento de carácter urbano.

LA

ETAPA REPUBLICANA (SIGLOS II-I A.C.)

(Figura 2)

Tras la conquista romana, los cambios en la distribución del asentamiento resultan significativos: los dos poblados ibéricos se abandonan y se documenta una densificación de establecimientos rurales de carácter disperso por el territorio, que alcanzan en esta etapa el número máximo. La distribución del asentamiento rural en este período no es uniforme, observándose cuatro áreas de agrupación principales: la costa; la zona de tránsito en el interior hacia el valle del Gaià; el paso del río Foix hacia la costa; y el piedemonte del Montmell. En cierta medida, esta estructura es una herencia de la estructura del período ibérico. Con todo, se observa una tendencia clara a la ocupación del llano, que en la etapa ibérica estaba menos poblado. De todas formas, siguen existiendo zonas vacías, que resultan muy difíciles de interpretar, para lo cual

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convendría un buen estudio de la sedimentación holocena y de procesos postdeposicionales, que hoy por hoy no poseemos. Respecto al sistema de vías de comunicación, parece que se mantuvieron los mismos ejes que en el período ibérico, que se corresponden con las zonas más ocupadas, citadas más arriba: la vía del litoral, el corredor hacia la cuenca del Gaià, la vía de comunicación que pasa por el piedemonte de la Sierra Litoral y el paso del Foix hacia la costa. La riera de la Bisbal debía funcionar también como una vía natural de comunicación en sentido interior-costa, como indica la presencia junto a ella del alfar de Tomoví, uno de los más importantes de la zona, en una situación interior (Martín, Prevosti 2003). El oppidum de les Masies de Sant Miquel entra en clara recesión o incluso se abandona paulatinamente, con el inicio del dominio romano. El poblado bien estudiado de les Toixoneres – Alorda Park (Sanmartí, Santacana, 1992) se abandona de forma muy generalizada a finales del siglo III e inicios del II, aunque un pequeño sector del poblado sigue habitado hasta el tercer cuarto del siglo II a. C. Les Guardies (el Vendrell), que en el ibérico pleno había tenido un papel de economía especializada y de dependencia, en esta etapa se convierte en un establecimiento de carácter puramente agrícola, con lo cual pasa a ser un establecimiento de tercer orden (Morer, Rigo 2003b). En cambio, los pequeños establecimientos campesinos, de tipo granja, dispersos por el territorio, se multiplican. De esta forma el patrón de distribución de la población, en los siglos II y I a. C. protagoniza un cambio remarcable: los núcleos de población agrupada desaparecen mientras que proliferan los pequeños establecimientos dispersos. El estudio de poblamiento por períodos muestra que el hábitat disperso prácticamente se duplica en esta fase, respecto al período ibérico pleno (s. IV-III a. C.). Su caracterización tipológica es difícil. Sabemos por la excavación de alguno de estos establecimientos que se trataba de granjas con estructuras muy degradadas de naturaleza endeble, de fuerte tradición ibérica, aunque con frecuencia presentan la incorporación de elementos constructivos romanos, como tegulae o la utilización de mortero. Se documenta también la incorporación de sistemas nuevos de transformación agrícola, como algún depósito recubierto de mortero o el uso de dolia. En general, se trata de establecimientos sencillos, relacionados con una economía campesina, aunque la fuerte incorporación de cerámica de importación indica una actividad económica muy notable, con un comercio que ha de exceder el ámbito de la economía doméstica. Posiblemente

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se trata de la población procedente de los poblados, que se establece sobre sus campos de trabajo. Pensamos en este sentido que se trata de una etapa de gran dinamismo económico, que se refleja en la densificación de granjas y en las cerámicas de importación relacionadas con la existencia de un comercio de larga distancia. Hay que resaltar que algunos de estos establecimientos campesinos adquieren ya un fuerte carácter romano, como es el caso de les Guàrdies, donde se levanta un edificio rectangular, con una área de prensa de aceite, aunque presenta el hogar de carácter ibérico. También posee carácter romano la casa romana que se levanta encima de las ruinas del poblado de les Toixoneres – Alorda Park (Pou et al., 1993). En la mitad del siglo I a. C., se construye el Vilarenc (Calafell) (Revilla 2003), una granja plenamente dentro de la tradición romana, que está al límite de lo que podríamos empezar a denominar villa (Prevosti, en prensa). Todo ello indica que con el dominio romano, esta sociedad entró con fuerza y dinamismo en el ámbito económico del mundo romano del Mediterráneo occidental. El cambio del siglo II al I a. C. representa un punto de inflexión importante para la expansión de los establecimientos rurales. Pensamos que una de las claves interpretativas de la transformación es que la zona pasa a formar parte del ager de Tarraco. De hecho, la estructura de los asentamientos se parece más a la de la ciudad romana, con el núcleo urbano (Tarraco) y los asentamientos rurales dispersos por su territorium, que a la estructura de asentamientos ibérica, con la población concentrada en poblados y algunas granjas dispersas por el territorio (Prevosti 2005: 349, 369-370). Se trata de un período de transición de la estructura ibérica a la romana, con la lenta disolución de la sociedad y la economía ibérica, que va quedando cada vez más marginal, a medida que se implanta la agricultura más especializada y de gestión centralizada, propia del sistema de la villa romana.

LA

ETAPA ALTOIMPERIAL

(Figura 3)

En esta fase se documenta un cambio importante en los patrones de asentamiento. El poblamiento rural disperso se reduce de manera significativa (a la mitad e incluso menos), y se implanta un modelo de asentamiento más concentrado, organizado según el sistema de la villa romana (fig. 4). Sin duda, la producción de vino es uno de los puntos fuertes de las villas del inicio del imperio (Martín, Prevosti 2003). Esta nuclearización del asentamiento rural es coetá-

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Fig. 3. Distribución y tipología de los yacimientos de las épocas imperial y bajo imperial.

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nea a la centuriación del territorio (Tarraco IV, Palet 2003), así como a posibles cambios en la propiedad de la tierra. La cronología inicial de los cambios comentados posiblemente pueda situarse a partir de la promoción de Tarraco a colonia en época cesariana. Este nuevo patrón de asentamiento es evidente hacia el cambio de era y se mantiene durante los dos primeros siglos del Imperio, hasta finales del siglo II d. C. Así, si en el período republicano se detectaban 85 establecimientos rurales de tipo granja, en época imperial se reducen a 37. Se hace patente pues la notable disminución de granjas dispersas, acompañada de la consolidación de un tipo de asentamiento más nuclearizado, organizado según el sistema de la villa. En esta fase, junto a las villae existirían también pequeñas granjas y áreas de explotación que podrían pertenecer a pequeños propietarios. En muchos casos son yacimientos definidos por estructuras de carácter agropecuario (muros, dolia, opus signinum) y materiales constructivos (tegulae), y de importación sin que se identifiquen áreas de residencia de lujo. Las villae en esta zona son centros de gran entidad que organizan la explotación del territorio en fundi de mayor tamaño, seguramente con coloni establecidos en las pequeñas granjas de alrededor de las villas. Es posible que en esta época, esta nueva situación fuese acompañada de un cierto despoblamiento de la comarca, debido a la lejanía del centro de poder, de Tarraco. En todo el territorio en estudio se detectan solamente cinco yacimientos que se pueden calificar claramente como villas: el Vilarenc (Calafell), Tomoví (Santa Oliva y Albinyana), que son las más estudiadas, y Mas Quefa (la Bisbal del Penedès), la Feixa del Cintet (Castellet i la Gornal) y la Masia dels Arcs (Sant Jaume dels Domenys). Seguramente, en la economía de las villas de la primera etapa del imperio, juega un papel importante la producción de vino (Martín, Prevosti 2003).

ETAPA

BAJOIMPERIAL Y TARDOANTIGÜEDAD

(Figura 3)

A partir del siglo III se documenta una nueva nuclearización del poblamiento, con el abandono de numerosos establimentos rurales altoimperiales, hecho que se traduce en la reducción del número de establecimientos. Pensamos que esta reducción y nuclearización del poblamiento durante el bajo Imperio es real, pero sin duda debe matizarse en función del nivel de conocimiento de cada sector estudiado. En este sentido, se dispone de información detallada para dos sectores: la marina penedesenca, jun-

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to a la línea de costa, y el interior, en el extremo nordoccidental del territorio, en el municipio de La Bisbal del Penedès. En esta zona interior, los yacimientos con cronología bajoimperial representan más del 17% del total, lo cual permite matizar la imagen de abandono generalizado del campo que se deduce de las cifras referidas a la globalidad del territorio. De hecho, en este sector, el modelo de asentamiento basado en las villae parece mantenerse hasta finales del Imperio. En la zona litoral, por el contrario, los cambios son importantes a partir del siglo III. La cronología final de ocupación de la villa del Vilarenc (Calafell), justo en este momento, es significativa al respecto. Otros establimentos rurales de la zona proporcionan datos similares. Sólo en un yacimiento (les Albardes) se ha documentado en excavación una continuidad de ocupación hasta finales del s. IV - mediados del V (Morer, Rigo, Barrasetas 1997, 77-78). En este sector litoral, los cambios en relación con la fase anterior son más marcados, mientras que en la zona interior se observan más elementos de continuidad. Disponemos de poca información para el resto del territorio, pero los datos comentados podrían extrapolarse, de manera que determinadas villae podrían haber tenido continuidad en época bajo imperial, aunque esta continuidad sea, a falta de nuevos datos, hipotética. Es posible que durante el Bajo Imperio la centuriatio perdiera su función estructuradora original. Seguramente la nuclearización comentada refleja una cierta concentración de la propiedad en manos de grandes propietarios (Revilla, Miret 1994, 204-205). Asimismo podemos hablar de un cierto despoblamiento, probablemente debido a la desactivación económica motivada por la lejanía del núcleo administrativo y comercial del que depende, Tarraco. Sin embargo, es durante la Antigüedad tardía (siglos VI-VII) cuando se documentan las transformaciones más importantes, reflejadas sobre todo en los estudios polínicos de Cubelles y Creixell (Riera 2003). Los diagramas reflejan una importante deforestación entre los siglos V y VII, acompañada de una extensión de las comunidades arbustivas y herbaceas, relacionada con prácticas ganaderas y explotaciones agropecuarias más extensivas. En este período la ruptura respecto al patrón de asentamiento de época imperial es muy notable. Ello se refleja también en la morfología del territorio, con la desaparición definitiva del modelo de centuriación y la potenciación de nuevos ejes de comunicación, de tradición ganadera (vías pecuarias), hecho documentado por la investigación arqueomorfológica (Palet 2003).

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Fig. 4. Áreas de explotación del territorio de los poblados ibéricos (imagen superior). Áreas de explotación de las villas imperiales recortadas a través de polígonos de Thiessen (imagen inferior).

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Fig. 5. Cuenca visual del poblado ibérico de Les Masies de Sant Miquel.

Resulta interesante el emplazamiento de nuevos establecimientos junto a estas vías. La necrópolis paleocristiana de la Ermita de Sant Esteve (Sant Esteve de Castellet), o los yacimientos de la iglesia de Sant Miquel (Calafell) y, especialmente, el de La Solana (Cubelles), ambos en plena marina penedesenca, en la confluencia de las cañadas con la vía romana de la costa. El yacimiento de la Solana constituiría una muestra paradigmática del nuevo tipo de establecimiento. En el yacimiento, fechado entre los siglos V y VII, se han excavado unos 90 silos, que junto con los análisis carpológicos, dan testimonio de la producción de grano. La producción de vino también se ha confirmado por la presencia de una prensa y depósitos, donde los análisis han identificado haber contenido vino o derivados. La ganadería también se ha estudiado bien, con la presencia de ovicápridos y bovinos, además de la presencia de cánidos y équidos. El

estudio de las piezas metálicas y algunos hornos siderúrgicos ha puesto de manifiesto que en el yacimiento se realizó la cadena siderúrgica completa de fabricación de objetos de hierro. Parece que se trata de una aglomeración de viviendas de carácter sencillo, donde la economía ganadera va cobrando cada vez más peso (Barrasetas 2003). Así pues, en este territorio la antigüedad tardía habría que entenderla como una etapa en que el sistema de la villa, basado en una red de gestión de ricas haciendas agrícolas, está en proceso de desaparición, mientras que en su lugar aparecen nuevas formas del hábitat rural. Los datos indican, pues, un largo proceso de cambio, que se inicia en plena época imperial y que se acelera a partir del siglo V, que afecta tanto a los patrones de asentamiento como a la explotación del territorio. La Antigüedad tardía, en esta zona de la costa catalana, se caracteriza por la expansión de la

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ganadería extensiva, los importantes cambios en la articulación viaria, así como en la evolución del paisaje, donde la deforestación y la erosión del interior se complementan con la explotación del litoral como prados húmedos. La dinámica territorial documentada incide en la situación alejada del Baix Penedès en relación con el núcleo urbano de Tarraco. Se observa, en este sentido, el contraste entre la etapa republicana, con una densidad de población importante que deriva claramente de la situación del período ibérico pleno, y la etapa alto imperial poco poblada, con pocas villas, situación que se incrementa en la tardo romanidad hasta el punto de mostrar un territorio subexplotado agrícolamente. En época ibérica esta región gozaba de una personalidad y vitalidad propia, importante, que heredó en el período republicano, pero que se perdió en el alto imperio, seguramente debido al papel centralizador del núcleo urbano. Los datos sugieren, en este sentido, un proceso de cambio que se inicia en plena época imperial, y que se acelera a partir del siglo V, con una explotación del territorio más extensiva relacionada con la expansión de actividades ganaderas. No podemos por el momento determinar las características de estas actividades. Los estudios microregionales desarrollados en distintas zonas del nordeste peninsular indican que seguramente no significaron el desarrollo de rutas trashumantes de larga distancia, sinó desplazamientos de corta o media distancia, entre la marina litoral y las áreas de montaña y llanos prelitorales.

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APROXIMACIÓN AL ANÁLISIS TERRITORIAL DE LA FRONTERA MERIDIONAL DE LOS CÁNTABROS A TRAVÉS DE HERRAMIENTAS SIG1 POR

JOSÉ RAMÓN AJA SÁNCHEZ*, RAQUEL CAMPO LASTRA*, VALENTÍN CASTILLO CALCINES**, MIGUEL CISNEROS CUNCHILLOS*, JESÚS GARCÍA SÁNCHEZ*, ELENA MARTÍN LATORRE**, LEONOR DE LA PUENTE FERNÁNDEZ**, JOSÉ LUIS RAMÍREZ SÁDABA* * Dpto. de Ciencias Históricas – Universidad de Cantabria ** Dpto. de Geografía, Urbanismo y Ordenación del Territorio – Universidad de Cantabria

RESUMEN La considerada como frontera meridional de los cántabros en la Antigüedad ha proporcionado, a lo largo de los años, numerosos yacimientos arqueológicos cuyo estudio y excavación ha dado materiales y datos sobre las sociedades existentes antes y después de la llegada de los romanos a la zona. Teniendo en cuenta esto planteamos el proyecto de Investigación En la frontera de los cántabros: el tránsito de la estructura social y territorial indígena a la romanizada (ss. I a. C. I d. C.), para cuya realización han sido fundamentales las herramientas SIG que sintetizaba el producto de un exhaustivo trabajo de campo. El objetivo de nuestro proyecto es conocer el modo, las fases y las características que tuvo el proceso de transición entre el mundo indígena anterior a la presencia de Roma y la organización de la sociedad romanizada resultante de la conquista militar en un espacio que se circunscribe a la considerada como frontera meridional de los cántabros, es decir, a la zona comprendida entre las localidades de Reinosa (Cantabria) y Herrera de Pisuerga (Palencia) como eje Norte/Sur y Humada (Burgos) y Mudá (Palencia) como eje Este/Oeste. Este espacio se encuentra en diferentes estados de investigación y conocimiento, existen asentamientos indígenas de tipo castreño, asentamientos romanos (de carácter civil y militar), vías de comunicación y asentamientos cántabro-romanos. La cronología abarcada comprende los siglos I a. C. y I d. C., ambos inclusive, aunque también se tienen en cuenta los siglos III-II a. C. y II d. C. Tras dejar constancia del marco investigador en el que nos movemos, en el presente artículo explicamos la metodología y fases seguidas en nuestro trabajo para la consecución de los objetivos antes propuestos, haciendo un muy especial hincapié en la que, sin duda, constituye una de las herramientas básicas de nuestro trabajo: una base de datos que no es otra cosa 1 La presente comunicación se inserta dentro del Proyecto de Investigación que tiene por título: En la frontera de los cántabros: El tránsito de la estructura social y territorial indígena a la romanizada (ss. I a. C. - I d. C.), n. o de referencia HUM 2005-06805/HIST, financiado por la Dirección General de Investigación del Ministerio de Educación y Ciencia. * [email protected]; [email protected]; miguel. [email protected]; [email protected]; jose.ramirez@ unican.es ** [email protected]; [email protected]; [email protected]

que el resultado del planteamiento de los objetivos del trabajo. Ésta no sólo incluye datos relativos a los asentamientos sino que también se centra en los materiales encontrados en los mismos lo que ayuda a determinar el tipo y cronología de los asentamientos, entre otros aspectos. Añadiendo a todo ello la localización, emplazamiento y características geográficas, podremos comprender e interpretar los yacimientos que son identificados o clasificados como «asentamientos militares» y, teniendo en cuenta los datos relativos a otra clase de ámbitos (asentamientos indígenas, vías de comunicación) presentes en la base de datos añadir otra clase de información expresiva de las circunstancias de la erección de los asentamientos militares (por ejemplo, visibilidad de asentamientos indígenas y de vías romanas, distancias entre asentamientos indígenas y asentamientos militares romanos, sincronía o diacronía entre unos y otros, etc.). SUMMARY What has been considered as the southern frontier of the Cantabrian people in antiquity has provided, over the years, a lot of archaeological sites. The study and excavation of such sites have brought forth objects and pieces of information about the societies that lived there before and after the Romans arrival in the region. With this in mind we have proposed the research project: The transition from the social and territorial native structure to the Romans structure (I b. C.-I a. C. centuries). GIS tools have been essential for the project with the corresponding field trips. The objective of our project is to know how, in what stages, and with which characteristics the transition process took place between the native world prior to the Romans´ presence and the organization of the new Roman society after the military conquest in a space enclosing the considered as the southern frontier of the Cantabrian people. The space we are working in is located between the localities of Reinosa (Cantabria) and Herrera de Pisuerga (Palencia), as the north/south axis, and Humada (Burgos) and Mudá (Palencia), as the east/west axis. In this space we have, in different stages of research and knowledge, native settlements of a «Castreño» type, Roman settlements (with a civil or a military character), communication routes and Cantabrian-Roman settlement. The chronology we are dealing with goes from the first century before Christ to the first century after Christ, both inclusive, although we have also taken into consideration the IIIII centuries before Christ and the II century after Christ.

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Within this the research framework in the present communication we explain the methodology and stages that have been followed in our work to obtain the objectives that we have proposed above, placing great emphasis, on what is without, any doubt, one of our basic work tools: a data base which resumes the results of our research aims. The data base not only includes the information related with any settlement, it also collects the material finds that have been discovered in the settlement which help us to fix the type and chronology of every settlement, among other aspects. We add the find, localisation and geographical characteristics, we should be able to understand and interpret the archaeological sites that are identified and classified as military settlements and, to think about the dates that are related with other kinds of human features (native settlements, communication routes) we can find in the data base. We would be able to add other types of information about the circumstances of the military settlement (for example, the visibility of native settlement and Roman routes, the synchronization or the non synchronization between one and another). PALABRAS CLAVE: Protohistoria, romanización, castro, visibilidad, distancia, asentamientos militares. KEY WORDS: Protohistory, romanization, castro, viewshed, distance, military settelement.

1.

INTRODUCCIÓN

El marco geográfico elegido para el proyecto que nos ocupa se ubica en la confluencia de las actuales provincias de Cantabria, Palencia y Burgos, dentro de un gran rombo cuyos vértices coinciden con las localidades de Reinosa (Cantabria) y Herrera de Pisuerga (Palencia) —como eje norte-sur—, y con las de Humada (Burgos) y Mudá (Palencia) —como eje este-oeste—. Dicho espacio comprende los valles cántabros de Campoo, Valdeprado y Valdeolea, la comarca palentina de La Braña y la burgalesa de Valdelucio. Se trata de un área extensa, considerada por muchos autores, y desde antiguo, como un territorio caracterizado por haber servido de frontera entre los cántabros y los antiguos pueblos del norte meseteño, vacceos y turmogos, y que permite contemplar aspectos numerosos y de muy diversa índole referentes tanto al paisaje histórico («fronterizo») del área, como a las interrelaciones habidas entre sus antiguos pobladores (las culturas de los pueblos antes mencionados), y también el impacto de la conquista militar y la activación del proceso aculturador romano. Así mismo es una zona que se caracteriza por ser transición entre las últimas estribaciones de la Cordillera Cantábrica y las tierras aluviales de la cuenca del Duero. Uno de nuestros objetivos es el análisis territorial de dicha zona para contribuir a conocer cómo, en qué fases y con qué características se produjo la transición entre el mundo indígena anterior a la llegada de

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Roma a la zona y la organización de la sociedad romanizada resultante de la conquista militar. Este análisis se contempla en un marco cronológico que comprende todo el siglo I a. C. y todo el siglo I d. C., siendo sabedores de que exige profundizar algo más en el período previo (siglos III-II a. C.). Igualmente, somos conscientes de la dificultad de establecer, a priori, una cronología en los yacimientos de época romana, por lo que incluimos en la investigación los datos de todos los asentamientos de esta época, dado que la mayor parte de los mismos tienen un origen en el siglo II d. C. y en la tardoantigüedad.

2.

MARCO INVESTIGADOR

Tradicionalmente se ha venido considerando que todos los castros ubicados en la frontera entre Cantabria y la Meseta eran contemporáneos, tenían un marcado carácter defensivo, estuvieron involucrados en las guerras cántabras y, quizá, por ello mantenían unas relaciones culturales con el resto de los pueblos del norte. En la actualidad, sabemos que sus influencias tuvieron que ver más con los pueblos de la Meseta y con el Valle del Ebro, tanto en sus aspectos materiales como incluso estructurales, que con los del noroeste de la Península Ibérica. Nosotros creemos, también, que no todos esos castros respondieron a la misma finalidad, ya que están situados en un territorio de frontera, donde la guerra, pero igualmente los intercambios se deben interpretar dentro de un contexto de relaciones, y que, además, no debieron ser contemporáneos, dadas las dimensiones de algunos de ellos y la distancia que les separa. Asimismo, la visión que Roma tuvo de ese territorio cismontano, quizá, tuvo que ver más con la Meseta que con las regiones de montaña, aplicándose en dicho territorio una política urbanizadora que ya había puesto en práctica en el noreste y en la Meseta Norte, en concreto en el convento cluniense al que se adscribieron las ciudades cántabras (diferenciándose del noroeste que formaron conventos propios): la traslación de asentamientos a otros ex novo dentro de los términos de los antiguos, con lo que no se producía cambio político alguno, en función de una articulación del espacio en la que las vías desempeñaron un papel fundamental, no sólo en el aspecto estratégico, sino también en el económico, facilitando una romanización de la sociedad y un cambio de sus estructuras más profundo de lo que ha venido considerándose, ya que la falta de documentos o la errónea interpretación de éstos ha dado lugar a una idea de

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Fig. 1. Ejemplo de área de estudio.

escasa permeabilidad a los aportes nuevos, debido a los pocos núcleos de población urbanos conocidos y, en el fondo, a la reminiscencia de un carácter «indómito» que carece de justificación científica.

3.

CONSIDERACIONES METODOLÓGICAS

Tras plantear los objetivos del estudio procedemos a crear la tabla de datos. La ficha debe ser el resultado del planteamiento de los objetivos del trabajo (Orejas 1996: 44). Es decir, que si uno de nuestros objetivos es el estudio del establecimiento militar en el antiguo solar de los cántabros, parece obligado incluir en nuestra base de datos los asentamientos romanos fortificados (castra) que generó la propia dinámica de las guerras cántabras, bien durante las operaciones militares del conflicto bélico o bien tras su conclusión. En este segundo caso, la finalidad fue guardar y controlar el recién conquistado territorio, pero también servir de apoyo e instrumento a su óptima administración y a su explotación económica, humana y militar. Es evidente, que los asentamientos de esta clase que nos interesan son principalmente los explorados, prospectados y/o excavados dentro de nuestro «rombo» hasta la fecha, si bien en el análisis final puedan tenerse en cuenta datos procedentes de otros campamentos romanos situados fuera de nuestra área. Los datos que debe contener, por consiguiente, la base

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de datos sobre cada campamento deben tender claramente a discriminar lo más posible las características específicas de cada uno de ellos: ubicación, cronología, tipología y documentación (restos materiales y/o evidencia escrita). Si esto se consigue, la base de datos por sí misma será expresiva del modelo y las características que tuvo la ocupación militar romana de Cantabria en su frontera meridional, y a partir de ello podrá inferirse si ésta fue equiparable, o no, a lo que es posible apreciar en los territorios colindantes, o en general en todo el norte peninsular, y también qué clase de consecuencias tuvo ese modelo para el posterior proceso de romanización de Cantabria. Los campos relativos a las estructuras de asentamientos militares romanos deben, por tanto, traducir los objetivos anteriores en datos concretos que permitan inferencias y deducciones ulteriores, de cada asentamiento en particular y de todos ellos en conjunto, filtrando y discriminando la información recogida en las salidas y labores de campo efectuadas por el equipo de investigación y por el cotejo de la bibliografía pertinente. Así, por ejemplo, como veremos más adelante, campos como tipo de estructura arqueológica, cronología, tipo de defensas del yacimiento o distancia al curso de agua más próximo están destinados a poder determinar ulteriormente no sólo el tipo de asentamientos militares a través de sus características más expresivas (defensas, disposición sobre el terreno, organización interna, recursos de autosuficiencia en el entorno, etc.), sino también su fecha de erección y —más importante aún— su mayor o menor desarrollo cronológico. En este punto hay que decir que es muy importante poder conocer, en primer lugar, los asentamientos que tienen una cronología sincrónica (cuáles estuvieron en activo al mismo tiempo y en los mismos lapsos de tiempo) y aquéllos otros que no la tienen; y en segundo lugar, en qué casos las estructuras militares pueden vincularse a asentamientos temporales por factores de tipo estacional («cuarteles de invierno») o de desarrollo de operaciones militares puntuales (asedios; construcción, vigilancia y control de vías de comunicación, etc.), o por el contrario en qué casos se trata de asentamientos estables y más duraderos que pudieron adquirir las características de bases militares (durante la guerra y/o después de ella), en las cuales se centralizaba el acuartelamiento de efectivos y unidades, se establecía la recepción de los pertrechos militares (annona militaris) y el reclutamiento de contingentes indígenas, y se dirigían las operaciones de policía, logística y organización del territorio ocupado (labores de ingeniería pública, explotación de minas,

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operaciones de patrulla y escolta, diplomacia con los jefes indígenas, etc.). Al atender, también, la base de datos a los materiales permitirá justamente establecer la cuestión crítica antes comentada y relativa al recorrido cronológico de los distintos asentamientos. Así, todo lo referente al material numismático y epigráfico nos deberá llevar a conocer detalles muy específicos sobre los asentamientos militares y ayudará, entre otras cosas, a determinar el tipo y la cronología de cada asentamiento. Todo ello, junto a datos como su localización, emplazamiento y características geográficas, debe servir, para la correcta comprensión e interpretación de los yacimientos que son identificados o clasificados como «asentamientos militares» y para que los datos relativos a otra clase de ámbitos (asentamientos indígenas, vías de comunicación) presentes en la base de datos añadan otra clase de información expresiva de las circunstancias de la erección de los asentamientos militares (por ejemplo, visibilidad de asentamientos indígenas y de vías romanas, distancias entre asentamientos indígenas y asentamientos militares romanos, sincronía o diacronía entre unos y otros, etc.).

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lisis del propio yacimiento, de sus elementos y de su entorno, hasta la red o estructura que conforma el conjunto de los mismos sobre el territorio. 3. Indicar, con la mayor precisión posible, la documentación cartográfica y gráfica que debe de ser utilizada para la realización de ese estudio, con referencia a los organismos generadores de la misma, a la fecha de elaboración, a su numeración y códigos de identificación, así como a otras características de la misma.

Incluimos los datos básicos de la localización del yacimiento en los que figura el n.º de registro, el nombre del yacimiento, la fecha de visita. Este campo puede resultar interesante a la hora de plantear la evolución del estado de visibilidad y acceso de los yacimientos en diferentes épocas de año. La visita en una u otra época del año o momento del ciclo agrícola puede condicionar los resultados de la prospección o de la simple toma de datos de campo. De esta manera, reconocemos esta dificultad. Los campos correspondientes a los bloques relativos a la Localización e Identificación de los yacimientos responden a varios objetivos:

Para la identificación incluimos los datos necesarios para la ubicación geográfica del yacimiento. En este sentido, consideramos que los campos: denominación del yacimiento; otras denominaciones del yacimiento; lugar o paraje del yacimiento; nombre de la finca) inciden en la toponimia. El equipo reconoce el yacimiento por el nombre habitual en las referencias bibliográficas, pero a veces se opta por el que, después de la visita realizada, se considera más oportuno. Sin embargo también se reúnen otras denominaciones útiles para el análisis de toponimia. Denominaciones que, unas veces, recogen términos orales de los informantes de los distintos autores, y otras transcriben la toponimia del mapa utilizado, al que no siempre se hace referencia en la información bibliográfica. En este caso, y aún utilizando la fuente idónea (mapas topográficos editados en España, a escalas 1:25.000 y 1:50.000) hay que tener presente que al reducir la escala se seleccionan los topónimos; y que según los organismos cartográficos y editores, y según las distintas ediciones, varían los topónimos (por correcciones, por errores de impresión, o por pérdida de memoria oral entre la población). El término que figura en el lugar o paraje es el recogido en la edición del mapa topográfico utilizado por el equipo de trabajo, mientras que el nombre de la finca se extrae del parcelario catastral. Para la localización, propiamente dicha, se han utilizado distintas variables territoriales y herramientas de trabajo:

1. Ubicar los mismos con la mayor exactitud posible utilizando diversos documentos y procedimientos. Con ello también se pretenden subsanar imprecisiones y errores procedentes de otras fuentes (publicaciones, inventarios) en los que dicha ubicación no tuvo un tratamiento riguroso o no se contaba con los instrumentos de que ahora se dispone. 2. La ubicación exacta del yacimiento permite su estudio a diferentes escalas, desde el aná-

• Localización del yacimiento en el territorio (campos: coordenada X GPS; coordenada Y GPS). El trabajo de campo, con uso de GPS, ha permitido establecer la altitud del lugar (altura elipsoidal WGS84) y las coordenadas X e Y. • Localización precisa en los documentos cartográficos (MTN del IGN y Catastro) y en las ortofotos (campos: nombre de la Hoja del IGN 25.000; número de Hoja del IGN 25.000; año de la

4.

LA BASE DE DATOS

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Fig. 2. El yacimiento de Celada Marlantes en la Base de Datos.

Hoja del IGN 25.000; coordenadas UTM de la Hoja del IGN 25.000; altitud de la Hoja del IGN 25.000; número de la Hoja de la Ortofoto; entidad que promueve el vuelo; fecha de la Ortofoto; código parcela; código polígono). El mapa topográfico utilizado corresponde a la edición más reciente de la cartografía a escala 1: 25.000 realizada por el Instituto Geográfico Nacional en formato digital. El nombre de la hoja utilizada, el número de la misma y el año de edición son fundamentales para una referencia completa. A partir de este mapa se recogen las coordenadas UTM para la localización del yacimiento en dicha hoja, que es el método tradicional, no siempre utilizado por los autores de las informaciones, mejorado por la precisión que permite el sistema automatizado de la edición digital. Se habrá observado, también, que prestamos especial atención a la ubicación absoluta del yacimiento en el espacio representada con las coordenadas UTM en el sistema ETRS89, previendo el cambio del sistema de referencia oficial de España en el momento

que se realizó este trabajo, del Internacional ED50 al ETRS89, a efectos prácticos similar al sistema utilizado por los Sistemas de Posicionamiento Global (GPS por sus siglas en inglés) que es el conocido como WGS84. La información sobre la altitud nos interesa como forma de ubicación tridimensional de los yacimientos, compartiendo la visión de que es indicativa de la vocación del hábitat, sin que por ello caigamos en posturas deterministas, pero es incuestionable que son datos que hacen referencia a las condiciones de habitabilidad del asentamiento (Orejas 1996: 45), posturas de las que podemos decir que sí que adolece el diletantismo arqueológico de la zona, dedicado fundamentalmente a equiparar cualquier relieve exento con un castro prerromano. Nosotros entendemos este dato como necesario a la hora de analizar la funcionalidad y el papel de los asentamientos, tanto prerromanos como romanos altoimperiales, y no como un parámetro a la hora de ubicar los mismos. De hecho, somos conscientes de que la situación del asentamiento está en función del control de

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los alrededores más inmediatos, de los que dependía la vida de sus habitantes, especialmente en la Segunda Edad del Hierro (Sánchez-Palencia y FernándezPosse, 1986-87: 377), y no sólo atiende a meras supeditaciones geográficas (Peralta y Ocejo, 1996: 25-26), en las que la altitud absoluta es un factor condicionante de carácter esencialmente climático, que puede determinar su mayor o menor periodo de habitabilidad. Ahora bien, mientras que la historiografía cántabra ha prestado especial atención a la altitud absoluta, ha obviado casi cualquier referencia a la altitud relativa, que creemos presenta un gran interés para el análisis territorial. Las ortofotos editadas por la Junta de Castilla y León, a escalas de referencia 1:10.000 y 1:5.000, han sido fundamentales para la localización previa al trabajo de campo y para una mejor planificación de la ruta de acceso al yacimiento, lo cual queda recogido en una de las dos fotos de la ficha. Cuando las referencias iniciales de localización no eran precisas, o cuando dichas informaciones consistían en un texto descriptivo sin representación gráfica o sin coordenadas, la observación previa de las ortofotos se convierte en una herramienta fundamental para el reconocimiento de las estructuras a que hacían referencia las fuentes de información. En el caso de yacimientos sin estructuras, con presencia de materiales, la ortofoto ha permitido mejorar de forma decisiva la descripción y coordenadas de su localización. No creemos que debamos insistir en este tema, ya que como algún investigador ha destacado la fotografía aérea nos da la posibilidad de analizar conjuntamente la organización del hábitat en la zona de estudio junto al potencial de explotación de recursos en el medio físico (Ruiz del Árbol 2005: 61). El Catastro de Rústica, al que todo el mundo tiene acceso a través de Internet, permite identificar el número del polígono en el que se ubica la parcela en la que se han localizado el yacimiento o los materiales. Mención especial merecen en estos dos apartados todo lo referente a la adscripción o pertenencia del yacimiento: administrativa (campos: provincia; municipio); propiedad (campos: propietario de la finca y localidades más próximas). En ellos se recogen las referencias básicas de aproximación territorial al yacimiento. Una información que tiene el valor añadido de su utilidad futura para la realización de catálogos de patrimonio local. La propiedad de la finca también tiene interés en dicho sentido, sea de titularidad pública y privada, facilitando información para futuros estudios y actuaciones. En cuanto a las localidades más próximas, siempre se hace referen-

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cia a los pueblos, barrios o aldeas más próximos identificados en el mapa topográfico, incluso aunque se hallen deshabitados, de forma que, en primer lugar, se relaciona no el más próximo en línea recta, sino el de mayor accesibilidad topográfica, no siempre coincidente con el trazado actual de las vías de comunicación. El apartado de características geográficas presenta campos dirigidos a plantear la morfología de los asentamientos y la situación y emplazamiento del lugar. Pretendemos con ello recoger y clasificar, de forma sistemática, las condiciones topográficas del terreno sobre el que aparecen asentados o sobre el que se extienden. Se trata de una información de gran interés en tanto que indica la relación entre las necesidades de las distintas comunidades pobladoras (defensivas, de habitabilidad, de explotación de los recursos y de control del territorio, de visualización de otros asentamientos, etc.) y las posibilidades que ofrece un determinado espacio geográfico. Para asegurar la coherencia interna y la sistematización de los datos hemos elegido unificar los parámetros para definir el emplazamiento de los yacimientos en función de lo planteado por A. Llanos en 1974 en su análisis del urbanismo y arquitectura de los castros alaveses. Un estudio que, aunque antiguo, puede ayudar a solucionar este apartado de sistematización gracias al uso de una tipología significativa en el estudio del mundo prerromano del entorno del norte de la Meseta por la cercanía de su zona de estudio al ámbito cultural de nuestra propia investigación. Los tipos de emplazamientos utilizados en este análisis son: en llano, en espolón, en escarpe (simple o doble), en colina (amesetada o en ladera), en collado. Además, hemos añadido a estos tipos otras variables complementarias (en valle, en cueva, en abrigo y otros) que nos permitan tener un panorama lo más completo posible. Otra propuesta similar es la de Carballo de 1990, desarrollada a partir de sus investigaciones sobre la cultura castreña en la cuenca media del Ulla (Fernández-Posse, 1998: 211-223; Orejas, 1996: 46). Esta caracterización inicial se completa con datos morfológicos que permitan interpretar los posibles modos de vida de los pobladores en relación con las condiciones y elementos geográficos del mismo. De un lado, aquéllas que pueden indicar diversos aprovechamientos agropecuarios, en función de la disponibilidad de espacios cultivables (terrenos más o menos llanos e irrigados), de la vegetación existente y de los tipos de suelos, estableciendo hipótesis sobre la evolución pasada y las relaciones de dichas condiciones y elementos. Por otra parte, también se

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ha pretendido recabar información sobre otras características del yacimiento que se refieren a sus dimensiones y, por tanto, posibilidades de acogida o tamaño de la población y de explotación productiva dentro del mismo; igualmente sobre las condiciones de insolación y exposición a los vientos que redundan en una mejor o más dura habitabilidad, y que también permiten la elaboración de hipótesis referentes a las pautas y prioridades en las decisiones de establecerse una comunidad en un determinado espacio geográfico con unas características concretas (primando el factor defensivo, la accesibilidad a los recursos, el confort ambiental, etc.). En definitiva, el bloque recoge dos tipos de información: • La que hace alusión a las características físicas del medio y se refiere a los posibles recursos para el desarrollo de la vida humana: existencia o no de fuentes dentro del yacimiento; tipo de vegetación que hay dentro del yacimiento según el Mapa Forestal; tipo de roquedo que hay dentro del yacimiento según el Mapa Geológico; aprovechamiento o clase agrológica tomado del Mapa de Clases Agrológicas. • La de carácter territorial, referida a la orientación dominante del emplazamiento, la extensión aproximada del recinto del yacimiento, que se obtiene a través de la recogida de varios puntos con GPS; la distancia euclidiana en metros hasta el curso de agua más próximo, dirección respecto al yacimiento en la que se localiza este curso de agua, y denominación del mismo. El apartado dedicado a las Estructuras arqueológicas contiene información acerca de la funcionalidad del mismo; hemos planteado aquí una lista de las que podemos encontrar y que constituye nuestro objeto de estudio. El tipo de estructuras comprende elementos prerromanos, militares y romanos: castro, asentamiento militar, asentamiento rural, asentamiento urbano, necrópolis, vía, puente; además de un campo que marca una indefinición funcional como el «indeterminado» y otros. Son elementos que se han sucedido en el tiempo construyendo un paisaje propio en cada una de las etapas de romanización de la frontera meridional de los cántabros. Igualmente, para cada estructura hemos concebido también una confirmación que indique si la consideramos segura, dudosa o no localizada tras nuestra inspección. La cronología indica la época a la que atribuimos el yacimiento. Podemos seleccionar periodos amplios (Hierro, Romano o Medieval), concretos (Hierro I, Hierro II, Romano imperial, Romano tardío) o de

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transición (Hierro II- Romano); el campo observación completa la información cronológica, por ejemplo en intervalos,2 ejemplo para el caso de la Ulaña: principios del siglo III a.C. hasta mediados del siglo I a. C. Existiendo siempre la posibilidad de indicar solapamiento, es decir que el yacimiento abarca varios de los períodos considerados. Para sistematizar las Defensas hemos optado por el mismo trabajo que sirve de base para homogeneizar la caracterización de los tipos de asentamiento, debido a que el sistema defensivo está condicionado por el emplazamiento elegido para asentar un núcleo de poblamiento. Muchos de los tipos de sistemas defensivos irán en concordancia con el tipo de emplazamiento, pero también con la época concreta. Los sistemas defensivos de los campamentos romanos obedecen a otras necesidades pese a compartir tiempo y espacio con el mundo prerromano en una coyuntura de conquista militar. Los tipos de defensa elegidos son: simples (muralla), concéntricos (fosos), alternantes de falsa entrada (ej. subida en zigzag) y compuestos (ej. fosos y muralla) (Llanos 1974: 111). La sistematización de los aspectos defensivos se complementa con la referencia al glosario de Romeo (Romeo 2005: 191-213), sobre los sistemas defensivos en la antigüedad. Acompañamos los datos descriptivos con una fotografía del yacimiento tomada en el trabajo de campo, además de un croquis del acceso al sitio. Tras todo lo relacionado con el asentamiento, es decir, con la esfera espacial, nos interesan también los materiales en general, y los numismáticos y epigráficos en particular, pues ambos suelen tener un tratamiento específico en los estudios arqueológicos y de todos es sabido que la cartografía de monedas y epígrafes puede ser de interés para la localización de asentamientos. El apartado Materiales centra su atención en la indicación del fósil director (del artefacto) usado para fechar el yacimiento, que resumimos en cerámica y metales, ya que ambos permiten asignar cronologías con mayor o menor precisión en los períodos que son de nuestro interés. Asimismo, existe la posibilidad de señalar la presencia de otros materiales que corroborarían o no esa datación y, también, de indicar su confirmación: si es segura o dudosa, ya que en algunos casos estamos ante ma2 Podemos encontrar una metodología similar en Ruestes Bitriá C., «El poblament antic a la Laietània litoral (del Besòs a la riera de Caldes): l’aplicació d’un GIS (Sistema d’Informació Geogràfica) a l’estudi de la seva evolució i les seves relacions espacials». Tesis doctoral leída en el Departament de Ciencies de l’antiguitat i de l’edad mitjana. Universidad Autónoma de Barcelona a 10-09-2002.

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Fig. 3. Ejemplo de base de datos dedicada a epigrafía.

teriales descontextualizados o procedentes de expolios o de informaciones no contrastables. Si la hay consideramos conveniente completar la información con la fotografía del fósil director. El apartado de Numismática incluye los principales campos de cualquier ficha sobre la materia: tipo de moneda, ceca, metal, metrología, peso, depósito, anverso (tipo y leyenda), reverso (tipo y leyenda) y cronología. Con esta información no sólo accedemos a los elementos identificativos de la moneda, sino también obtenemos la documentación suficiente para poder, llegado el caso, realizar un análisis de circulación monetaria. Estos datos descriptivos van acompañados de la fotografía del material numismático. Para finalizar sólo nos queda hablar del apartado de Epigrafía. Los campos descritos en la base de datos constituyen los elementos informativos más relevantes que se pueden tener de un epígrafe, además de ser el punto de partida del conocimiento de todo un abanico de temas para los que la epigrafía constituye un mecanismo de análisis fundamental y del

mismo modo, podemos considerar que son a los que todos los investigadores suelen hacer referencia en obras como los corpora epigráficos. Así el campo Público o Privado se refiere al carácter de los monumentos: los primeros son mandados por el poder público, mientras que los privados pertenecen a los particulares. El Hallazgo es el lugar en el que el monumento fue encontrado; puede ser más o menos preciso, es decir, el núcleo urbano, orilla de río, monte, etc. o el municipio y el lugar exacto del hallazgo con las circunstancias en las que aquél acaeció. El Lugar de conservación, señala el espacio en el que en la actualidad se puede ver el epígrafe o se halla depositado; de existir número de inventario (o si es posible conocerlo) se incluye, para facilitar la búsqueda. El Tipo se refiere a la clasificación de los epígrafes en función de su temática; así hablamos de Ara funeraria, Ara votiva, Hito Terminal, Estela funeraria, Miliarios, Monumental, Tessera y otros (donde incluimos todos aquellos epígrafes que no se pueden clasificar en ninguno de los apartados anteriores, por ejemplo, los grafitos). El Estado de con-

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APROXIMACIÓN AL ANÁLISIS TERRITORIAL DE LA FRONTERA MERIDIONAL...

servación indica el grado de deterioro del monumento. La Cronología alude a la fecha precisa o aproximada que se puede atribuir al epígrafe. La Descripción se refiere a cómo es el monumento; sus medidas, material sobre el que se ha realizado la inscripción, distribución, etc. La Decoración señala si está o no decorado y qué clase de decoración contiene. Los Comentarios son precisiones que se pueden hacer o que otros autores han hecho al epígrafe; se incluyen aquí las lecturas (diferentes a la nuestra y siempre que existan) más representativas hechas por los investigadores que se han ocupado del monumento. La Bibliografía, donde se recogen las obras más importantes que tratan el monumento en cuestión. Concluimos con el Texto, es decir, nuestra lectura de la pieza y la Foto o documentación gráfica de la pieza. El carácter público o privado, el tipo, el lugar de hallazgo, la descripción de la pieza (incluyendo aquí la decoración si es que tiene), y el propio texto escrito nos proporcionan información de los individuos que hicieron dichos monumentos, así como de las características sociales que se les pueden atribuir: creencias religiosas, procedencia étnica, organización jurídico-social, etc., tanto desde un punto de vista individual como colectivo. La cronología y el lugar de hallazgo de los epígrafes nos permite ponerlos en relación, por ejemplo, con los asentamientos existentes en la zona o con las calzadas, por ejemplo, cuando ambos elementos coincidan. A estos campos se añaden otros de menor interés analítico, pero fundamental si pensamos en el acceso del investigador al epígrafe. Nos estamos refiriendo al lugar de conservación de la pieza (con el número de inventario en el caso de que exista o sea posible conocerlo), su estado de conservación, la bibliografía y el aparato gráfico.

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ANÁLISIS DEL POBLAMIENTO ANTIGUO Y EXPLOTACIÓN DEL TERRITORIO EN LA TIERRA DE LEMOS (LUGO): LA ORGANIZACIÓN DEL ESPACIO EN LA CIVITAS LEMAVORUM POR

MANUEL GRANDE RODRÍGUEZ* Universidade de Vigo

RESUMEN El análisis arqueológico del territorio es uno de los campos de estudio de la arqueología más prolijo en los últimos tiempos. Aplicando las nuevas técnicas y tendencias de investigación, nos adentraremos en el estudio arqueohistórico de un territorio de la Gallaecia antigua, en concreto, el de la actual comarca de la Tierra de Lemos —al sur de la provincia de Lugo—, espacio ocupado probablemente en tiempo pretérito por la Civitas Lemavorum, a través de la cual podemos investigar como objetivo último las mutaciones producidas en una región del Noroeste, debido al dominio impuesto por el estado romano sobre el mundo indígena. El trabajo que aquí presentamos, responde a las conclusiones provisionales que hemos desarrollado en base a los primeros resultados de la investigación de dicha zona, basada en la prospección superficial, aérea y documental —de las fuentes epigráficas y literarias—, que aquí no tenemos espacio ni tiempo de incluir. Estas valoraciones previas, sin ser definitivas, nos sirven no sólo para analizar la propia organización de un paisaje rural de la Gallaecia interior en época romana, sino también nos aporta una primera visión general sobre la transición entre los caracteres del poblamiento y la explotación del territorio en el transcurso del fin de la Cultura Castreña y la definitiva integración del Noroeste en el Estado romano. Cambios que, entre rupturas y continuidades, demarcaron el proceso que conocemos como romanización y que, no puede circunscribirse únicamente a una aculturación material. El resultado de nuestras acciones, es la localización de una serie de arqueositios que fueron ocupados en época romana —y también medieval— configurando un poblamiento peculiar —bien distinto del prerromano— en base a los intereses imperiales. Actuaciones llevadas a cabo en un territorio apto para la explotación agropecuaria y, también minera, ya que ciertos vestigios afirman la importancia del beneficio aurífero, férrico e incluso del estaño, en nuestro distrito, durante la dominación romana».

new fieldwork techniques and research trends, we will focus on the study archeohistorical of a territory in ancient Gallaecia, more specifically on the area known as Tierra de Lemos —to the south of the province of Lugo— the site of Civitas Lemavorum, what will allow us investigate the modifications produced in a North-western region as a consequence of the dominance of the Roman estate upon the indigenous world. The present study reflects the provisional conclusions reached on the grounds of the first results achieved in the investigation carried out in that area. Such investigation was based on surface, aerial and document prospecting —the last one dealing mainly with epigraphic and literary sources— which will not be accounted for in this study due to lack of space and time. These preliminary appraisals, not being definite, help analyse the very organisation of the inland rural landscape of Gallaecia in Roman times as well as provide a first general view of the transition from the nature of the settlements to the exploitation of natural resources during the course of the end of the Castreña culture and the final incorporation of the Northwest into the Roman estate. Such changes, somewhere in between breaches and continuities of this culture, marked out the process known as Romanization which cannot just be limited to sheer acculturation. The result of our research is the location of a series of archeosites occupied in Roman times, and later in medieval times, forming a peculiar settlement that differed from the Preroman one and attended to imperial interests. The investigation was performed on a land apt for farming exploitation as well as mining, as there is documentary evidence that states the importance of gold, iron and even tin profits in our district under Roman dominance. PALABRAS CLAVE: Protohistoria, romanización, Gallaecia, cultura castreña, explotación agropecuaria y minera, paisaje rural. KEY WORDS: Protohistory, romanization, Gallaecia, Castreña culture, rural landscape, agricultural and mining exploitation.

SUMMARY Nowadays landscape archaeology is one of the most protracted study fields in archaeology. Putting into practice the

1.

* Laboratorio de Arqueoloxía da Univ. de Vigo, Facultade de Humanidades, Campus de Ourense, Avenida de la Universidad, s/n, Edificio de Hierro, local 22, CP 32001. E-mail: [email protected]

La aplicación de nuevas técnicas y metodologías de investigación para el conocimiento del desarrollo del paisaje desde la antigüedad, ha convertido a la

PRESENTACIÓN

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Manuel Grande Rodríguez

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Fig. 1. Localización general de la comarca de Tierra de Lemos. Elaboración propia a partir de Rodríguez Colmenero (1996).

arqueología espacial en un campo en auge y a la vez, en continuo desarrollo, pese a la falta de un referente epistemológico hegemónico, una vez confirmadas las lagunas procesualistas y la ausencia de nuevas propuestas afianzadas (García Sanjuán 2005: 185). Este artículo propone un ensayo sobre el análisis del poblamiento, ocupación del espacio e infraestructuras desarrolladas por el estado romano en una comarca actual de la Gallaecia antigua —la Tierra de Lemos, al sur de la actual provincia de Lugo—, calibrando los cambios y/o continuidades que se han producido desde el pasado protohistórico (I mil.a. E.) hasta la Alta Edad Media (s. V-IX). La comarca de Lemos (fig. 1) es el posible resultado de la fosilización territorial de la Civitas Lemavorum, entidad administrativa —de factible base étnica— creada en época romana al sureste del Conventus Lucensis, y que se organizó en base al pueblo del mismo nombre —los Lemavi— que posiblemente ocupaba la zona desde época protohistórica —pese a las posibles reorganizaciones y movimientos promovidos por la administración romana—. Con ello intentamos investigar si este territorio es un paradigma de las teorías generales de la romanización en el noroeste peninsular, o si por el contrario ofrece nuevas hipótesis que cambien la imagen histórica de este tiempo y proceso. Nuestro objetivo último responde a la posibilidad de hablar de un único o varios modelos de romanización para el noroeste, y si esta variabilidad puede analizarse a través del paisaje, en conjunto con otras fuentes. No son demasiados los trabajos de arqueología espacial en Galicia referidos a la romanización ya que ha sido el mundo castreño el que ha copado, dada su óptima viabilidad para el estudio espacial, los prin-

cipales trabajos de investigación. Por ende, la gran mayoría de estos trabajos sobre el análisis arqueológico del castro, hacen hincapié en el escaso impacto de la dominación romana en la Gallaecia. Sin embargo a la luz de nuestros primeros resultados, parece que la importancia de Roma en esta región puede ser definida como algo más que una breve interrupción entre la cultura Castreña y el mundo medieval, como algunos autores apuntan para otras zonas de la Gallaecia (Criado Boado 1991 o López Quiroga 2004). A partir de las fuentes escritas, epigráficas y sobre todo a través del análisis arqueológico —en su doble vertiente espacial y superficial— hemos llegado a una serie de conclusiones —provisionales, eso sí— y tendencias, que dan buen testimonio de la romanización en las tierras de Lemos. Podemos indagar en dicho paisaje, sobre los diversos modos de actuación e integración que Roma llevó a cabo para con el control social y político-administrativo de este mundo indígena. Una integración en el estado imperial que, a tenor de lo que a continuación vamos a exponer, no sucedió de una manera categórica y homogénea en todos los territorios del noroeste. Los primeros datos nos dejan entrever que no se utilizó un único modelo de romanización, debido a los múltiples intereses romanos y a las diversas situaciones previas —protohistóricas— de las diferentes comunidades indígenas.

2.

EL POBLAMIENTO PROTOHISTÓRICO DE LA TIERRA DE LEMOS

El poblamiento durante la Edad de Hierro en la Tierra de Lemos está fundamentado en un hábitat

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ANÁLISIS DEL POBLAMIENTO ANTIGUO...

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Fig. 2. Poblamiento fortificado en altura (castro) prerromano y romano de la Tierra de Lemos.

hegemónico: el poblado fortificado en altura, conocido como castro y que, en base a su marcado carácter territorial ha dado lugar a la denominación de Cultura Castreña, refiriéndose a aquella que se forjó durante el I milenio a.E. Este hecho no es novedoso, porque si algo caracteriza el paso de las comunidades del Bronce Final hacia la I Edad de Hierro en el mundo Mediterráneo y en la Península Ibérica, son los asentamientos protegidos en altura. Los resultados del ensayo analítico de la estructura de poblamiento de esta época, aportan ciertas tendencias y modas que pueden trascender el simple marco geográfico para profundizar en cuestiones sociales y culturales. Porque el paisaje —y por tanto su análisis— no es sólo la base de las relaciones humanas de distinta índole, sino también su resultado. No obstante, el análisis espacial de los castros de nuestra zona de estudio —100 yacimientos castreños documentados— presenta ciertas dificultades como la fragilidad de la información recogida en su superficie —con una ergología mal definida—, la abrupta geografía o la abundante vegetación a causa del creciente abandono del rural gallego, que impiden hacer ciertas precisiones.

Debido a la falta de tiempo, podemos resumir, que, en general, hay una cierta inercia a que los castros situados en una altura muy superior a la media (+ 480 metros en el caso de Lemos), ocupando las más altas cumbres o espolones anexos a aquellas (tipos A y B1), con una visibilidad absoluta (cerca de los 400º centesimales) con dificultades de acceso por las abruptas pendientes y rodeados por terrenos poco aptos para la agricultura pero si para la ganadería; muestran una ocupación más antigua (Hierro I?). Por el contrario, los castros ubicados en el entorno de la media altitudinal (entre 300 y 400 metros), localizados a media ladera, en laderas bajas o penillanuras (tipos B2 y B3), con peores resultados de visibilidad pero de mejor accesibilidad y rodeados de terrenos óptimos para la agricultura, semejan ser más recientes (Hierro II). No se sitúan junto a los grandes cursos fluviales —Miño y Sil—, sino en las terrazas laterales y declives de terrenos elevados relacionados con la red terciaria de drenaje —arroyos y pequeños ríos tributarios de Miño, Cabe, Lor y Sil— , rodeados de tierras óptimas para el cultivo y para la ganadería, significando de este modo, una mayor

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Manuel Grande Rodríguez

especialización agraria. Su orientación se diseña preferentemente hacia el interior de estas vegas y hacia la zona central de la comarca, protegidos de los vientos del oeste y del norte, y optimizando las horas de insolación. En definitiva, el poblamiento prerromano se ubica en la zona occidental de la Tierra de Lemos —en la periferia del valle del Miño, o sea, en la penillanura que la antecede— y en los bordes montañosos que rodean la cuenca sedimentaria central de Monforte, hacia el centro-noroeste y sur de la misma. Esta zona de ocupación es la más propicia para las labores agropecuarias, ya que cuenta con las mejores y más fértiles tierras. Este hecho no es más que una continuación del poblamiento anterior —Hierro I y Bronce Final— que incluso podemos retrotraer a época previa, como atestiguan los numerosos megalitos de la zona oeste y septentrional. Mientras, en la zona más oriental —desfiladero del Lor— y meridional —cañón del Sil— del valle de Lemos desciende la densidad de asentamientos, siendo casi nula en algunas zonas la presencia de castros. Los estudios polínicos generales sobre la Galicia antigua (Aira González 1996), refrendan los datos de ocupación y densidad espacial del Hierro II: una zona occidental mas poblada desde el II Milenio a.E., con índices medios (30-50%) de bosques formados por árboles caducifolios donde destacan los robles y castaños, ambos con una fehaciente importancia alimenticia, que conviven con índices medios de gramíneas y ericaceas (30-50%) asociadas, bien a terrenos de la cuenca sedimentaria, bien a deforestaciones y trabajos agrícolas, como lo demuestran los índices de cereales detectados (1-5%), que indicarían unos buenos rendimientos agrarios. Mientras en la zona sur y este ascienden los índices de bosque (hasta el 70%), las gramíneas y ericaceas descienden en una relación inversamente proporcional (45%). En general es de común consenso la existencia de un umbral, a partir de una pendiente del 30%, en el que las labores agrícolas se ven seriamente dificultadas. Así, en el caso de estudio de La Vera Alta se optó por la creación de una categoría, denominada cultivo dificultoso, que recogiera aquellos terrenos de uso agrícola que tuvieran una pendiente superior al 30% (Fig. 3). Aunque dicha categoría no recoge una gran cantidad de terreno, sí resultó significativa a la hora de diferenciar dos modelos de poblamiento contrapuestos que parecen coexistir durante la Edad del Hierro (Fernández Freire 2008: 420-4).

DRENAJE Otra cuestión importante a tener en cuenta es la imposibilidad de elevar agua en épocas anteriores a la generalización de determinados sistemas hidráu-

licos. La mayor o menor acumulación de flujo es un buen indicador de la posibilidad de establecer sistemas de regadío por simple gravedad, sin necesidad de elevar el agua. Para implementar esta regla contamos con la variable auxiliar de acumulación de drenaje, una capa generada a partir del principio de que el agua fluye cuesta abajo por gravedad y siguiendo el camino más pronunciado. El agua de lluvia fluye en una dirección predecible y se junta con flujos procedentes de otras partes del paisaje. Cuando se acumula flujo por encima de un umbral, se forma una corriente. El procedimiento requiere primero la generación de una capa de dirección del flujo en la que se establece hacia dónde drena cada celda y a partir de ella se creará la capa de acumulación, en la que se establece, para cada píxel, cuántos píxeles vierten sus precipitaciones en él. De nuevo el caso de estudio de La Vera Alta nos sirve para ejemplificar la utilización de esta variable auxiliar. En este caso, se aplica un procedimiento heurístico consistente en identificar el umbral a partir

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MODELIZACIÓN DEL PAISAJE MEDIANTE SIG...

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Fig. 4. Determinación de áreas de regadío potencial en función de la acumulación de drenaje y de los usos del suelo actuales. Zona: Comarca de La Vera Alta (Cáceres).

del cual la acumulación de drenaje es significativa para el establecimiento de determinados cultivos en la zona. A partir de este dato podemos decidir qué zonas son aptas para un regadío que aproveche las condiciones naturales del terreno.

VEGAS

INUNDABLES

En las sociedades donde no existen sistemas de elevación de agua ni de conducción de ésta a larga distancia, la agricultura de regadío se practica en vegas fácilmente inundables mediante desvíos sencillos del caudal de los ríos hacia las tierras llanas circundantes. Por tanto, podemos usar dos variables estables a escala general, como son la hidrografía y las pendientes, para definir áreas aptas para la agricultura de regadío. Para el valle del Guadiana Menor, hemos utilizado un MDE elaborado a partir de las curvas de nivel del

Mapa Topográfico Nacional (escala 1:25.000) y los principales cursos fluviales, extraídos también de dicho mapa, ambos con una resolución espacial de 25 m. A partir del MDE se genera la capa de pendientes en porcentaje, la cual es reclasificada en dos grupos a partir de un umbral del 5%. Mediante el procedimiento SIG de análisis de costes, utilizando la capa de ríos como capa de origen y la de pendientes como capa de costes, se generan las vegas potencialmente irrigables. Comenzando en los ríos, las áreas de vega van creciendo mientras la pendiente sea inferior al 5%; en cuanto se encuentra con una pendiente superior a dicho valor, se detiene el proceso.

5.

USOS ACTUALES COMO INDICADORES DE USOS PRETÉRITOS:

Los usos actuales del suelo pueden resultar un buen indicador de la potencialidad agraria o, también,

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Carlos Fernández Freire y Antonio Uriarte González

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Fig. 5. Definición de vegas irrigables a partir de las pendientes y los ríos. Zona: Corredor del Guadiana Menor (Jaén).

de transformaciones del paisaje acontecidas en el pasado. Un caso semejante es el uso del maíz como indicador de suelos apropiados para el cultivo intensivo (vid. Fábrega 2005: 58). En esta misma línea, se han definido para el caso de estudio de La Vera Alta las zonas de cultivos herbáceos, principalmente tabaco, como aquéllas más viables para una producción intensiva, ya que, al ser una producción muy rentable en el momento de su introducción, se le han dedicado las mejores zonas de vega. Dentro de este mismo esquema de trabajo también es posible integrar eventos pretéritos que han modificado el paisaje agrario, siempre y cuando tengamos una referencia espacial válida. En el caso de estudio de La Vera Alta sabemos que es a partir de la Edad Media cuando se acentúa el proceso de degradación del bosque, dando lugar a las actuales formaciones de escobonales, jarales en zonas más erosionadas o incluso cantuesales y tomillares en las zonas más degradadas. Todas estas ocupaciones, recogidas en el documento de usos actuales, se pueden reconvertir a

una categoría más acorde con la situación previa a la sobreexplotación de la Edad Media mediante una sencilla operación de reclasificación que reasigne esos usos a la clase original de bosque. La revisión de documentación histórica y también los análisis paleobotánicos nos pueden ser muy útiles en esta labor «decapante».

6.

CONCLUSIONES

A modo de conclusión, queremos insistir en cómo creemos que hay que entender y aplicar la metodología propuesta: 1. En primer lugar, no tiene el más mínimo afán reconstructivo, sino que responde a una estrategia de investigación de tipo experimental. De hecho, el documento de usos potenciales del suelo no tiene valor en sí mismo, más allá de su uso dentro del análisis locacional.

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2. Sólo es válida para estudios de tipo general y comparativo, a escala regional y, preferentemente, diacrónica. 3. Por tanto, no es excluyente, sino complementaria, con otro tipo de métodos y escalas de trabajo, como bien demuestran los estudios regionales, en los que un mismo objetivo de investigación (la dinámica histórica de un área concreta) integra de forma coherente los resultados de diferentes líneas de trabajo. 4. Por último, tiene un carácter plástico, flexible. Las variables y reglas utilizadas no constituyen recetas rígidas, sino que requieren una justificación bien fundamentada, basada en una profunda reflexión histórica, geográfica y antropológica, siendo, además, susceptibles de crítica y modificación en virtud de la aplicación de nuevos criterios.

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MODELIZACIÓN DEL PAISAJE MEDIANTE SIG...

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Carlos Fernández Freire y Antonio Uriarte González

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OS SISTEMAS DE INFORMAÇÃO GEOGRÁFICA NA PESQUISA ARQUEOLÓGICA. UM MODELO PREDITIVO NA DETECÇÃO DE VILLAE EM MEIO RURAL POR

HELENA RUA Instituto Superior Técnico*

RESUMO O recurso aos Sistemas de Informação Geográfica – SIG, tem vindo a permitir transformar a análise de dados ambientais, tradicionalmente intuitiva, em valores devidamente quantificados de modo a determinar as características de uma região histórica e a elaborar hipóteses de cenários de anteriores sociedades. Conjugando dados obtidos em campanhas arqueológicas com a topologia do terreno permite-se, por exemplo, estabelecer registos cartográficos acerca do domínio visual de um local, hierarquizar a envolvente em função das necessidades defensivas e estabelecer relações de vizinhança de acordo com o período histórico considerado. Ou seja, permite-se analisar em simultâneo espaço, tempo e forma, raramente assim considerados numa pesquisa arqueológica tradicional. Ao associar factores de natureza geográfico-ambiental a modelos arqueológicos tradicionais, designando-os por Sistemas de Informação Geográfico-Arqueológicos – SigArqueo, podem efectuar-se distintas aplicações, embora complementares, correspondendo a diferentes níveis de aprofundamento da pesquisa de acordo com os objectivos pretendidos e a disponibilidade de dados, desde a elaboração de simples modelos de Gestão de Recursos Culturais à sua sofisticação, com a implementação de modelos que permitam reconstruir a Paisagem Antiga. A medição das características ambientais de ocupação de um espaço por um determinado grupo social, condicionado pelo meio onde se insere e no qual imprime os seus registos descobertos pelo trabalho de campo, é um modo de detectar outros locais onde a conjugação de factores ambientais seja semelhante, resultando na identificação de potenciais sítios arqueológicos. Aplicando esta metodologia a casos existentes de Villæ romanas em meio rural, no território nacional, efectuou-se um modelo de pesquisa automática para a Localização de Sítios, que permitiu, em paralelo, sistematizar o modo como considerar a informação e, como um dos resultados, a determinação de Áreas de Potencial Arqueológico. A georreferenciação de sítios, a identificação de novos sítios e a determinação da verdadeira extensão da sua ocupação, devidamente cartografados ao mesmo suporte, é, pois, um tipo de informação fundamental a ter em consideração em trabalhos de análise de Impacte e de Planeamento Ambiental. A nível regional, a conjugação dessa informação é um modo de acautelar o território e o uso do solo no contexto do planeamento urbanístico, a considerar na elaboração de Car* Instituto Superior Técnico. Av. Rovisco Pais, 1049-001. Lisboa, Portugal. E-mail: [email protected]

tas de Condicionantes prevista no actual regime jurídico dos instrumentos de gestão territorial. A nível local, a utilização dos modelos SigArqueo tem uma ampla implementação, quer no apoio a trabalhos de campo, tais como a determinação da densidade de ocorrências em tempo real, quer em trabalhos de investigação histórica, tais como a determinação de espaços por reconstituição virtual, integrando a informação recolhida. SUMMARY Recourse to Geographic Information Systems – GIS has led to transformation of the analysis of environmental data, traditionally intuitive, into duly quantified values, in such a way as to determine the characteristics of an historical region and to formulate hypothetical scenarios of former societies. By comparing data obtained from archaeological campaigns with the topology of the site it is possible, for example, to establish cartographical details of the visual range from a site, to assess the surroundings from a defence point of view and to establish neighborhood relationships in accordance with the historical period under consideration. In short, it allows us to analyze together space, time and form which are rarely brought together in traditional archaeological research. By associating the geographic and environment factors to the traditional archaeological models, designating them by Geographic-Archaeological Information Systems – GisArchaeo, distinct applications can be effected, though complementary, corresponding to different levels of the research in accordance with the established aims and the availability of data, like the elaboration of simple models of Management of Cultural Resources to its complexity, with the implementation of models that allows to reconstruct Ancient Landscape. The measurement of the characteristics of occupation of a space by a determined social group, conditioned by the ambient it is inserted into and on which it impresses its identity discovered by the work in the field, it is a way of detecting other places where the interplay of environmental factors is similar, resulting in the identification of sites of archaeological potential. Applying this methodology to cases of study in Portuguese territory – roman rural Villæ – an automatic model of research was become fulfilled to Locate Sites, that allowed, at the same time, systemize the way to consider the data’s and, as one of the results, to establish Areas of Archaeological Potential. The georeference of sites, the identification of new sites and the determination of the true extent of their occupation, when mapped on the same basis, is fundamental

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information to take into consideration in analysis of Impact and Environmental Planning. On a regional level, the consideration of this information it is a way to safeguarding the territory and the use of land in the context of urban planning, to take into account in the drawing of maps of Conditional Factors as laid down in the present juridical regime of instruments of territorial management. On a local level, the use of GisArchaeo models has spread over a wide range, whether in support of work in the field, such as determining the density of occurrences in real time, on in works of historical investigation such as the determination of spaces by virtual reconstitution, incorporating the information collected. PALABRAS CLAVE: cartografía, topología, arqueología del paisaje, planeamiento ambiental, potencial arqueológico, planeamiento urbanístico, localización de sitios. KEYWORDS: cartography, topology, landscape analysis, territorial management, archaeological potential, urban townplanning, site location.

1.

PROJECTO E MÉTODO DE PESQUISA

Para a determinação de um padrão de ocupação, começou-se por recolher informação que permitisse seleccionar casos de estudo e, tanto quanto possível,

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procurou-se utilizar sítios que já se encontrassem georreferenciados. Para o efeito, foi elaborado um levantamento do património romano, de forma a poder ponderar as opções de escolha de entre os vestígios disponíveis e onde foi considerada, preferencialmente, a região sul de Portugal, correspondendo a uma zona suficientemente ampla e relativamente homogénea do ponto de vista morfológico. Apesar de se terem identificado numerosas Villæ, raras são as suficientemente escavadas para se poder fazer ideia da respectiva globalidade (Alarcão, 1988: 107) – pars urbana e pars rustica. Por esta razão, numa primeira fase da implementação do modelo preditivo optou-se por ponderar a escolha em termos por tipologia e dimensão da edificação, existência de elementos decorativos, nomeadamente mosaicos, que permitisse antever uma afinidade em termos culturais e económicos em relação aos ocupantes. No entanto, não foi descurada a possibilidade de, mais tarde, aferir a escolha em função da especificidade de produção de cada sítio: Villa agrícola, Villa piscatória e Villa fortificada/administrativa. Como aferição e validação do modelo preditivo a implementar, foram seleccionados dez casos de

Fig. 1. Ilustração da georreferenciação do património romano classificado e identificação dos casos de estudo.

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estudo. O número de casos escolhidos resultou do compromisso entre o total de casos obtidos na pesquisa bibliográfica e o número mínimo de casos necessários para se considerarem representativos num estudo de natureza estatística. Foi ainda ponderada a disponibilidade de dados acerca do ambiente físico e sua relação com as características culturais, tendo como base a hipótese de que os vestígios que permaneceram até à actualidade, especialmente edificações, correspondem a zonas onde os factores ambientais se preservaram, permitindo, assim, encontrar padrões comuns capazes de racionalizar e orientar a descoberta arqueológica no período romano. Após a selecção dos dez casos de estudo procedeu-se à recolha de informação específica relacionada com estes sítios, nomeadamente topográfica e hidrográfica, elementos gráficos das estruturas arquitectónicas e ambiental. Para poder efectuar comparações entre os diferentes sítios foi necessário compatibilizar dados de diferentes origens, para permitir, posteriormente, a sua sobreposição. Assim, para os dados relativos à topografia dos locais foi utilizada a cartografia digital à escala 1: 25.000 (IgeoE). Os elementos gráficos relacionados com o levantamento de estruturas arquitectónicas tiveram diferentes origens e tratamentos. Para os casos onde foi possível obter informação desenhada efectuou-se a respectiva conversão digital; de desenhos de campo feitos à escala 1:20, por ter sido possível aceder a esses elementos para um dos casos de estudo — Freiria — que resultou na aproximação mais rigorosa, até à conversão da informação obtida nos elementos bibliográficos de dois casos de estudo — Milreu e São Cucufate — apesar da margem de erro ser grande para os propósitos arqueológicos. Quanto aos restantes sete casos que, por diferentes razões, não foi possível dispor de dados suficientemente fiáveis e úteis para as necessidades da presente modelação, apenas se efectuou a georreferenciação de sítios/localização do ponto central, mas considerando o seu futuro reaproveitamento para a obtenção de outros dados relacionados com a determinação da extensão das propriedades e, até, desenvolver hipóteses de reconstituição virtual do espaço arqueológico. Contudo, torna-se importante ponderar aspectos relacionados com a normalização de procedimentos, quer do levantamento gráfico quer da reprodução dessa informação. Dada a escassez da informação relacionada com os aspectos arqueológico/ambientais, optou-se por utilizar parâmetros e temas de Base de Dados SIG já

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existentes, passíveis de serem implementados na modelação preditiva. Os dados utilizados correspondem a temas do Atlas do Ambiente (CNIG), com a vantagem de serem disponibilizados em formato digital mas com o inconveniente de o serem a uma escala muito abrangente aos propósitos arqueológicos, visto tratar-se de registos estatisticamente mais resumidos. O resultado da recolha foi tão diverso (Fig. 2) que obrigou a ponderar a informação não só em temas mas, também, em grupos temáticos e a salvaguardar a sobreposição da informação entre escalas semelhantes, do geral para o pormenor. Contudo, dispor de informação a nível nacional está em conformidade com a pesquisa automática que se pretende implementar a uma área mais alargada. Para poder efectuar operações de medição e de sobreposição de dados, sobre os temas seleccionados, foi necessário atribuir um limite que correspondesse à extensão da propriedade rústica dos dez casos de estudo, ultrapassando, deste modo, as indefinições dos limites fundiários e permitindo que se estabelecessem valores para cada indicador SigArqueo considerado. Deste modo, a partir do ponto central de cada caso de estudo, determinou-se a sub-bacia hidrográfica de cada sítio, medida à linha de água mais próxima utilizando, para o efeito, a cartografia à escala 1: 25.000. Ao polígono assim determinado, que se utilizou como hipótese de desenvolvimento do trabalho e que permitiu obter resultados bastante promissores na implementação do modelo preditivo, foi acrescentada a área correspondente à regularização da figura geométrica, de modo a ultrapassar as diversidades que pudessem ocorrer das diferentes localizações do ponto central, procurando compensar eventuais erros e omissões, e os inconvenientes das incertezas associadas à determinação proposta, que se designou por área de influência. Não obstante as incertezas relativamente à hipótese formulada que permitiu ultrapassar o desconhecimento da verdadeira extensão da pars rustica, os resultados obtidos são bastante interessantes porque reflectem áreas classificadas grandes herdades, segundo os critérios do que seria uma grande propriedade agrícola antes da mecanização da agricultura, com áreas perfeitamente compatíveis com o percurso pedonal característico das zonas rurais. Com base nas condições pré-estabelecidas, determinaram-se dez propriedades rurais, que podem ser classificadas como sendo: uma grande (Freiria), três médias (Milreu, Abicada e Pisões) e seis pequenas (Torre de Palma está na transição), que, por sua vez,

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Fig. 2. Temas e coberturas utilizados no modelo SigArqueo.

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Fig. 3. Áreas de influência e limites atribuídos a cada sítio, para utilização na Modelação Preditiva.

permitiram a determinação dos valores ambientais característicos de cada caso de estudo. Deste modo, efectuaram-se medições e comparações de dados, entre diferentes Villæ, organizaram-se quadros comparativos de factores ambientais e ponderou-se a informação de modo a determinar índices que pudessem vir a ser implementados na pesquisa automática. A informação foi estudada por temas, em quatro grupos dominantes, de modo a permitir efectuar a sobreposição da informação, primeiramente em cada eixo e, depois, entre eixos, e a determinar valores característicos, quer da produção agrícola e dos recursos hídricos, quer da ocupação urbana, de forma a alcançar o objectivo proposto. Para a sobreposição da informação ponderaram-se os temas e intervalos de acordo com o que se atribuiu ser a sua importância para o período cultural em questão, estabelecidos por afinidade e por consulta directa a especialistas desta área que se disponibilizaram para o efeito, de modo a proceder à sua classificação exaustiva, assim como dos intervalos con-

siderados. A acessibilidade ao modo como os dados foram estruturados assim como o seu nível de detalhe, foram a principal razão da ponderação atribuída a cada tema. A utilização destes parâmetros, ainda que genéricos, permite compreender a tendência natural da sequência da análise e detalhar, em modelações sucessivas, os temas que se demonstrem mais adequados ao objectivo da análise. Por outro lado, a permanente aferição, de acordo com novos dados que, entretanto, venham a ser obtidos, é uma possibilidade SigArqueo. A estruturação dos temas por quatro grandes eixos permitiu organizar a informação, aceder e analisar cada tema individualmente, e ponderar a sua importância na caracterização social da época a que o estudo se reportava, de forma a sistematizar as operações de sobreposição a uma pesquisa do tipo exclusivo, ou seja, do tipo 0 e 1 (Sim ou Não; ou Há ou Não-há), de modo a poderem ser utilizados na pesquisa ao potencial arqueológico de uma região alargada.

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Fig. 4. Temas, ordem de grandeza e factores de ponderação utilizados na modelação SigArqueo.

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Após a ponderação dos temas, intervalos e eixos, procedeu-se à elaboração do modelo SigArqueo de determinação de Villæ em meio rural, através da sobreposição de temas, respeitando a ordem estabelecida e exposta, com a respectiva correspondência gráfica.

SISTEMATIZAÇÃO (OVERLAY)

DAS OPERAÇÕES DE SOBREPOSIÇÃO

A sobreposição da informação foi efectuada de dois modos: — por Sobreposições Binárias, que permitiu a determinação de ocorrência de indicadores afins como indutores de potenciais sítios; — por Somas Ponderadas, que resultou na determinação de áreas de igual preferência para a conjugação de factores dos temas ponderados. SOBREPOSIÇÕES BINÁRIAS No método de Sobreposições Binárias, a informação, hierarquizada de modo a efectuar operações de overlay por eixos e entre eixos, permitiu obter uma área onde se procedeu à análise das orientações e dos declives mais favoráveis para a instalação de uma Villa em meio rural. Com este procedimento obtive-

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ram-se seis locais — potenciais sítios arqueológicos — que correspondem às variáveis ambientais inicialmente seleccionadas. A medição de variáveis ambientais características de sítios arqueológicos permite a determinação de novos sítios, mas a obtenção de resultados implica a verificação da correspondência entre o modelo e a realidade, o que pode ser efectuado por pesquisa bibliográfica aos dados existentes e por confirmação no local. Para os resultados obtidos efectuou-se a sobreposição com os registos existentes, bibliográficos, tais como a Carta Arqueológica e a base de dados do IPA — tendo-se verificado a predominância de Villæ fortificadas na região — e os de natureza gráfica, tais como a cartografia e as imagens aéreas — o que resultou numa grande correspondência de alinhamentos entre o modelo e a realidade (indiciando a existência de vias). A análise no local das zonas mais promissoras permitiu constatar que: — os resultados excluíam as zonas correspondentes aos vestígios de ocupação mais recente, nomeadamente islâmico-medievais; — o tipo de solo também teve um peso determinante na pesquisa, uma vez que as zonas de edificações foram igualmente excluídas; — foram detectadas infraestruturas de apoio rural, provavelmente correspondentes a pré-existências;

Fig. 5. Resultado da pesquisa automática: seis sítios a prospectar.

Fig. 6. Modelo Digital do Terreno dos seis sítios a prospectar, evidenciando as áreas mais promissoras.

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Fig. 7. Resultado da pesquisa por ponderação de valores, determinação de áreas de igual preferência e selecção das zonas de maior acumulação com base na divisão cartográfica da escala 1:25.000.

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— e que os alinhamentos resultavam do diferente crescimento da vegetação local (diferentes constituições da camada superficial do solo). A certeza quanto à existência de vestígios arqueológicos enterrados só poderá ser comprovada com trabalhos de escavação.

MÉTODO

DAS

SOMAS PONDERADAS

A sobreposição da informação pelo Método das Somas Ponderadas corresponde à repartição de áreas, por sucessivas intersecções, de acordo com a classificação atribuída. A implementação deste tipo de análise, apesar do nível de generalização da informação considerada, permite determinar áreas de igual potencial arqueológico e efectuar uma pré-selecção dessas áreas, que vise proporcionar uma pesquisa de maior detalhe em fases subsequentes. A sobreposição da informação permitiu determinar áreas de igual preferência para a conjugação de factores dos temas ponderados (em que as áreas de igual ponderação foram delimitadas, pelo que se designou, por isolinhas arqueológicas). Essa ponderação variou entre 1 e 75 e, para efeitos de prosseguimento do estudo, validaram-se os primeiros 20.%, ou seja, valores entre 60 e 75. As áreas correspondentes a estas primeiras classificações foram intersectadas com a divisão cartográfica à escala 1:.25.000, o que resultou numa sobreposição com 529 cartas. Dessas, seleccionaram-se novamente os primeiros 10.% com a classificação mais elevada, correspondendo a 53 cartas (i. e., 2.% do total), para se poder iniciar a experimentação a uma análise mais pormenorizada; o objectivo último será o estabelecimento de procedimentos que permitam a análise de todas essas áreas. O resultado intermédio agora obtido, apesar de corresponder a uma área muito mais alargada do que a da anterior modelação, por sobreposições binárias, voltou a validar as mesmas zonas como sendo de elevado potencial. Nessas 53 cartas procedeu-se à pesquisa das características ambientais genéricas para o período cultural em questão, nomeadamente em termos de declives e orientações, e, nas que revelaram maior afinidade de factores, tais como orientações predominantes a Sul e a Este (cartas 412, 539 e 574), procedeu-se, então, à especificidade da pesquisa das características ambientais romanas para a escolha dos locais mais propícios para a instalação de uma propriedade (pars rustica), quer em termos de qualidade do solo para a produção agrícola quer em termos

Fig. 8. Esquema das preocupações ambientais na época romana, para a pars rustica e para a pars urbana.

de dimensão, e, depois, do sítio mais adequado para a localização da casa (pars urbana), que correspondesse às necessidades técnicas para uma construção dessa natureza. Esta fase da análise é susceptível de pesquisa a uma escala mais pormenorizada. De acordo com as preocupações ambientais romanas para a escolha de um espaço onde instalar uma Villa em meio rural — de produção agrícola — nas três cartas onde predominavam as orientações mais favoráveis, foram seleccionados os locais em que a conjugação de factores era a mais bem classificada em termos de produção agrícola, utilizando para isso informação à escala 1:.25.000. Como, em qualquer das três cartas, os valores mais elevados se agrupavam na mesma área, estabeleceuse um limite de 6.000.x.6.000 km2, equivalente a uma propriedade de dimensão média. E, nas zonas assim determinadas, seleccionaram-se as que correspondiam às preocupações ambientais romanas para a instalação da pars urbana da Villa: pequena encosta, traseiras para o rio, eventualmente vista de mar/rio e bons ventos. Por fim, efectuou-se a sobreposição dos resultados obtidos pelo método das Somas Ponderadas aos registos existentes, quer em termos de pesquisa bibliográfica de referência quer em termos de pesquisa local – field walk. A consulta à base de dados do IPA permitiu comprovar a existência de muitos vestígios romanos na zona agora obtida, especialmente alcarias. Por sua vez, a pesquisa ao Campo Arqueológico de Mértola permitiu detectar a existência de edificações, efectuadas segundo o método construtivo tradicional na região — alvenaria de pedra vã-xisto — de difícil datação e, na proximidade de uma das hipóteses de

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Fig. 9. Ilustração do Modelo Digital do Terreno das áreas de maior potencial nas Cartas 412, 539 e 574 (dados à escala 1:25.000).

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localização da casa romana, existe um pequeno povoado islâmico (Relíquias), do tipo fortificado, com espólio de superfície datando do século V d. C., provavelmente correspondendo à persistência de uma anterior ocupação romana, muito comum na região. Para validar estes resultados será necessário proceder a escavações.

COMPARAÇÃO

DOS RESULTADOS INTERMÉDIOS

Com a implementação do presente modelo SigArqueo verifica-se que, apesar de não terem sido especificadas algumas características associadas aos casos de estudo, tais como a tipologia de produção dominante associada a cada Villa — rural ou industrial — que, por sua vez, influenciava a respectiva organização social e estrutural, bem como a determinação da área da pars rustica, que tornaria mais criteriosa a quantificação dos coeficientes de ponderação dos temas utilizados, a estruturação e manipulação da informação disponível permitiu obter indicações quanto ao potencial arqueológico de uma região. Com efeito, os locais determinados por sobreposição binária correspondem aos de maior probabilidade de ocorrência no método de somas ponderadas. O que pode dever-se: à utilização dos mesmos dados; ao seu nível de generalização; ou à necessidade da sua melhor especificação, que permita, também, esclarecer a persistência dos resultados de classificar como elevado potencial arqueológico uma região com características tão particulares, onde predominam as Villæ fortificadas. Dos resultados intermédios agora obtidos, apesar de ambos terem conduzido a resultados semelhantes, pode concluir-se que as sobreposições binárias se revelaram adequadas à determinação de sítios — áreas com características ambientais específicas (pesquisa arqueológica) — i. e., é um método indicado quando se pretende encontrar um resultado muito específico. E que o método de somas ponderadas, por enquanto, tem uma implantação preferencial na hierarquização do potencial arqueológico (planeamento arqueológico), ou seja, como um instrumento de apoio à elaboração de cartas de condicionantes de uma região.

CONCLUSÕES Com o desenvolvimento deste trabalho pensa-se ter contribuído para um novo modo de inferir o pas-

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sado, pelo controlo dos vestígios no tempo e no espaço em que se integram, nomeadamente pela georreferenciação de estruturas e artefactos, pela determinação de classes e tipos no meio ambiente em que se inserem, e pela medição de densidades e de distribuições de ocorrências de espólio durante o processo de escavação. E, consequentemente, contribuir para a gestão integrada dos recursos culturais e para a pesquisa arqueológica de diferentes cenários passados. Para poder alcançar os objectivos propostos, foi necessário estabelecer um conjunto de procedimentos que se espera virem a implementar-se como normas comuns a qualquer intervenção arqueológica, nomeadamente quanto à fase de levantamento, de modo a permitir a conjugação da informação recolhida nos diferentes espaços e tempos, e à consideração da informação no modelo SigArqueo. Refira-se que a sequência de operações a implementar no modelo, que permitiu obter conclusões e alcançar o objectivo proposto quer quanto a hipóteses de ocupações arqueológicas quer no sentido de determinar o potencial arqueológico local e regional, para além de inovadora, é suficientemente flexível para ser utilizada e optimizada em trabalhos desta natureza, de modo a concorrer, também, num procedimento normativo, fundamental para que possam vir a efectuar-se comparações entre desenvolvimentos distintos. Com este desenvolvimento torna-se, assim, possível a fundamentação de decisões em trabalhos de análise de impacto e de planeamento ambiental, quer em zonas de expansão urbanística, de modo a minimizar a destruição de eventuais vestígios arqueológicos, quer em Planos Directores Municipais, como forma de acautelar o ordenamento do território e o uso do solo no contexto do planeamento urbanístico. Nomeadamente tirando partido dos instrumentos disponibilizados pelo Sistema Nacional de Gestão Territorial que, através dos diferentes planos – Regional, Inter-municipal e Municipal – estabelece níveis de aproximação ao ordenamento do território, desde a macro-escala até ao pormenor. Prever a integração de diferentes intervenções arqueológicas, à escala local, num único plano, é um modo de contribuir para a correcção de disfunções dos projectos elaborados a nível regional, tal como se encontra previsto no actual regime jurídico. Podem ainda explorar-se outros desenvolvimentos que permitam dinamizar o âmbito destes instrumentos para além do que se encontra actualmente previsto, tais como a análise baseada no registo de fenómenos e na previsão de actualização dessa informação que, para este tema específico, se reflecte na

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Fig. 10. Hipótese de reconstituição da casa do celeiro do Casal da Freiria, integrando a informação associada com o levantamento arqueológico

Carta Arqueológica, onde se registam as condicionantes culturais em função do período histórico. Com a integração dos dados recolhidos pelo Observatório do Sistema Nacional de Informação Territorial podem vir a identificar-se áreas afins de ocorrência de índices ambientais/culturais, de modo a determinar áreas de potencial arqueológico, cuja informação deverá integrar as Cartas de Condicionantes. A conjugação de dados históricos, existentes e potenciais, será um modo mais rigoroso de analisar a informação relativa a épocas anteriores que se poderão reflectir em análises mais objectivas, contribuindo decisivamente para a definição dos princípios de orientação da disciplina do território, que poderão reflectir-se em condicionantes na aprovação de projectos, de acordo com o potencial da área em que se localizam, de modo a garantir a prevenção e a recuperação do futuro património. A nível local, prevê-se a ampla utilização dos modelos SigArqueo nas implementações de reconstituição virtual, integrando a informação recolhida, e na acessibilidade da informação arqueológica, permitindo novas pesquisas de acordo com novas inferências que entretanto venham a desenvolver-se.

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OS SISTEMAS DE INFORMAÇÃO GEOGRÁFICA NA PESQUISA ARQUEOLÓGICA

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UNA REFLEXIÓN SOBRE LOS MODELOS PREDICTIVOS Y SU APLICACIÓN A LA GESTIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO POR

JESÚS BERMÚDEZ SÁNCHEZ Área de Protección del Partimonio Arqueológico, Paleontológico y Etnográfico. Comunidad de Madrid*

RESUMEN

SUMMARY

Partiendo de la necesidad que la gestión del Patrimonio Arqueológico tiene de delimitar y definir yacimientos y zonas de protección, se presenta una reflexión crítica y constructiva sobre la actual aplicación de los Sistemas de Información Geográfica en la elaboración de modelos predictivos y se propone un modelo de elaboración de modelos de sensibilidad arqueológica en la gestión del Patrimonio. Este modelo, de aplicación general, se desarrolla de manera particular para el caso específico de la Comunidad de Madrid. Tras exponer una visión muy general de los modelos predictivos desarrollados hasta el momento, se hace una revisión crítica de los mismos, basada en la excesiva simplicidad que implica aplicar aspectos cuantitativos y estadística de muestreo a la compleja realidad arqueológica. En el modelo de gestión propuesto se tiene en cuenta la variedad cultural del pasado europeo, así como la existencia de numerosas prospecciones superficiales, catálogos y excavaciones arqueológicas. Pero dada la discrepancia existente entre la información de superficie y la del subsuelo, como complemento a lo conocido se hace necesario sumar la capacidad predictiva de los SIG. En el caso de la Comunidad de Madrid, todo el territorio está prospectado y se han realizado miles de intervenciones. Con el fin de organizar y justificar la exigencia o no de la realización de actuaciones arqueológicas en los proyectos de obra, se han definido numerosas y amplias zonas protegidas tanto en las normativas municipales, como Áreas de Protección Arqueológica, como con el máximo nivel de protección legal, es decir, como Bienes de Interés Culturales. Estas amplias zonas protegidas que se comenzaron a definir a finales de los años 80 y principios de los noventa, deben de ser revisadas a partir de los nuevos datos conocidos y de la capacidad de los SIG para determinar las zonas de mayor susceptibilidad de aparición de restos desconocidos.

Given the need the management of the Archaeological Heritage has to delimit and define sites and protection zones, we present a critical and constructive reflection on the current application of the Geographical Information Systems (GIS) in the elaboration of predictive models. It proposes a sample of archaeological sensibility models in the management of the Cultural Heritage. This model, of general application, develops in a particular way for the specific case regarding Comunidad de Madrid. After exposing a very general view of the predictive models developed up to the moment, a critical review is done of these based on the excessive simplicity that involves applying quantitative aspects and statistics of sampling, to the complex archaeological reality. In the proposed management model, the European cultural variety from the past are taken into account as well as the existence of numerous superficial surveys, catalogues and archaeological excavations. But given the existing discrepancy between the surface information and that of the subsoil, complementary to what we know it becomes necessary to add the predictive capacity of the GIS. In the case of the Comunidad de Madrid, the whole territory is surveyed and thoussands of interventions are done. In order to organize and justify the exigency or not of the accomplishment of archaeological actions in the projects of work, numerous and wide protected zones have been defined in the municipal regulations as Areas of Archaeological Protection, or with the maximum level of legal protection as Bienes de Interés Cultural (Assets of Cultural Interest). These wide protected zones that began to define at the end of the 80´s and beginning of the 90´s, must be examined based on the new information and the capacity of the GIS to determine the zones of major susceptibility of appearance of unknown remains.

* Área de Protección del Patrimonio Arqueológico, Paleontológico y Etnográfico. Dirección General de Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura y Turismo de la Comunidad de madrid. C/ Arenal, 18, 28013 Madrid. E-mail: [email protected] Departamento de Prehistoria y Arqueología. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Autónoma de Madrid. Carretera de Colmenar Viejo, Km. 5. Cantoblanco. 28049 Madrid. E-mail: [email protected]

Palabras clave: patrimonio arqueológico, modelos predictivos, modelos de sensibilidad arqueológica, areas de protección arqueológica, Bienes de Interés Cultural. Keywords: archeological heritage, predictive models, archaeological sensivity models, archaeological protection areas, Assets of Cultural Interest.

¿Qué protegemos?, ¿qué es un yacimiento?, ¿dónde están los yacimientos?, ¿cómo protegemos lo que no conocemos?

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Jesús Bermúdez Sánchez

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Fig. 1. ¿Qué protegemos?

Todo el medio está antropizado y en cualquier parte podemos encontrar evidencias de la intervención humana, pero no podemos proteger todo, debemos delimitar espacios y establecer prioridades.

1.

EL MODELO PREDICTIVO

Una descripción simplista del modelo predictivo podría ser la de un sistema que extrapola los resultados obtenidos en un estudio pormenorizado de una parte al todo. Mediante la prospección superficial de una reducida parte de un territorio, se localizan una serie de yacimientos que son considerados muestra significativa. A partir de variables físicas se extraen unos patrones de ubicación que se extrapolan al resto. Normalmente este tipo de patrones más o menos complejos se han venido aplicando en los Estados Unidos. Este modelo ha ido evolucionando y complicándose, tanto en el número de variables consideradas como los sistemas de control de fiabilidad de los resultados.

2.

CRÍTICAS Y OBSERVACIONES A LOS MODELOS PREDICTIVOS • La efectividad de los modelos se mide en cantidad de yacimientos que, identificados en superficie, se pueden proteger. Pero no se localiza ni se da explicación a los yacimientos singulares que puedan dar sentido al modelo de ocupación. • Normalmente se aplica a zonas con poca variedad de ocupación humana.

Fig. 2. Ejemplo1. Discrepancia entre datos de superficie y del subsuelo.

• Está demostrado que los datos de superficie están afectados por multitud de factores y que difieren notablemente de los datos del subsuelo. • Los modelos predictivos implican manejar un grado de error desconocido ya que nunca podremos saber si la muestra que valoramos de partida es representativa. • La ocupación sucesiva por el hombre de un territorio implica la existencia de modelos diferentes. • Un modelo predictivo simple implica generalizar la variedad. • Tal y como se conciben, sólo tienen sentido en trabajos específicos aplicados a la investigación de periodos y zonas concretas o como forma de investigación de metodología. • Por tanto, no se pueden gestionar aplicando únicamente modelos predictivos. Pero… • Aunque se prospecte todo, al diferir los datos de superficie de los datos del subsuelo, es necesario complementar esta información de alguna forma. Este papel lo pueden desempeñar los modelos predictivos. • Los modelos predictivos pueden y deben de ser considerados parte de los criterios a considerar

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UNA REFLEXIÓN SOBRE LOS MODELOS PREDICTIVOS...

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Gestionar implica controlar todo lo conocido, pero esto es sólo una muestra insuficiente, necesitamos la capacidad de los modelos predictivos, pero no para predecir lo que pasa en las zonas no prospectadas sino en el subsuelo. • Incluir modelos predictivos que se asuman como probados, a partir de factores como: · Terrazas de los ríos. · El conjunto de cuevas y abrigos conocidos. · Procesos geomorfológicos. · Mapas de densidad de yacimientos. · Proximidad a yacimientos conocidos. · Cualquier factor o variables que mediante el correspondiente estudio determine influencia en la localización de yacimientos (tales como la hidrografía, confluencias hidrográficas, edafología, vías pecuarias, visibilidad, orientación o proximidad a recursos como minas de sal, metal, sílex).

Fig. 3. Ejemplo 2. Discrepancia entre datos de superficie y del subsuelo.

Dado que se propone incluir los yacimientos conocidos junto con elementos predictivos, en conjunto habría que hablar del resultado en forma de mapas de sensibilidad. • Hay otros factores antrópicos que pueden incluirse como zonas sensibles, como pueden ser las Áreas de expansión urbanas o grandes ejes de comunicación. Si bien, para este caso nos inclinamos por exigir la realización de actuaciones específicas (estudios arqueológicos previos de valoración, prospecciones, sondeos, excavaciones y seguimientos, en función de cada caso concreto).

a la hora de elaborar mapas de sensibilidad arqueológica. 3.

PROPUESTA DE MODELO DE GESTIÓN

En estadística, para establecer una muestra representativa hay que conocer la población total. Pero en Arqueología nunca sabemos si la muestra de lo que tenemos es representativa del total, porque desconocemos el total. Por lo tanto, la única muestra válida a valorar es el conjunto de datos posibles y nuestro máximo objetivo será el de hacer aproximaciones. Incluir todo lo conocido o que se pueda llegar a conocer de lo existente: • Considerar todos los yacimientos conocidos conservados. • Promoviendo la prospección superficial y global de cobertura total como herramienta básica de trabajo. • Promoviendo actualizaciones periódicas de esa información. • Considerando toda la información procedente de distintas fuentes que haga referencia al patrimonio conocido o intervenido (fuentes históricas, bibliografía, actuaciones arqueológicas, proyectos de investigación, etc.).

El modelo debe de poder incorporar en cualquier momento otros factores de riesgo que se considere. Por lo que debe de gestionarse mediante un SIG. De esta forma estos mapas de sensibilidad incluirían todo lo conocido y previsible pero, en cualquier caso, seguirán siendo parciales y estarán necesitados de actualización continua. Sólo es una forma de mejorar, de racionalizar lo que tenemos. Así como de organizar y rentabilizar nuestro trabajo.

4.

EL MODELO DE PROTECCIÓN EN MADRID

El caso de Madrid puede ser paradigmático al tener prospectado todo el territorio (figura 4), tener una gran concentración de actuaciones que han contrastado y modificado sensiblemente la información obtenida en superficie. A partir de esta información

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Jesús Bermúdez Sánchez

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Fig. 4. Yacimientos arqueológicos de la Comunidad de Madrid. (unos 5.000 polígonos).

Fig. 5. Zonas arqueológicas protegidas como Bienes de Interés Cultural. Máximo nivel legal de protección.

se delimitaron amplias zonas arqueológicas incoadas o declaradas como BICs (figura 5) y se han incluido en gran cantidad de normas municipales áreas de protección Arqueológica (figura 6). Cada planeamiento municipal se informa de forma independiente dado que es una competencia municipal, lo que produce significativas diferencias comparativas entre las Áreas de Protección Arqueológicas definidas. Quedando en muchos casos delimitadas por los propios límites municipales. La información utilizada para definir las Zonas (BIC de la Comunidad) y Áreas de protección (de ámbito municipal) se basó en una prospección de cobertura total realizada, en la mayoría de los casos a finales de los ochenta e inicios de los noventa. Los datos existentes tras realizar una enorme cantidad de actuaciones ha modificado, en algunos casos de forma sensible, los datos conocidos. A la diferencia entre la información de superficie y la del subsuelo, hay que sumar que, algunos registros se han excavado en su totalidad. En cualquier caso, se muestra una divergencia importante entre los datos obtenidos en las prospecciones con lo conocido posteriormente.

Fig. 6. Áreas de Protección Arqueológica incluidas en las normativas municipales.

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5.

UNA REFLEXIÓN SOBRE LOS MODELOS PREDICTIVOS...

PROPUESTA PARA EL CASO MADRILEÑO • Elaborar un mapa de riesgo o sensibilidad arqueológica a través de un SIG que tenga en cuenta todos estos factores y esté vivo (utilizar la posibilidad de los SIG de generar actualizaciones en cadena, caso de Geomedia). Es decir que, cualquier actualización en el Catálogo de yacimientos o en las variables consideradas implique una actualización automática y, por tanto objetiva, de todas las zonas sensibles. • Para ello hay que realizar un esfuerzo de actualización de datos: revisión del catálogo (actualmente en proceso), faltan datos cartográficos a incorporar al actual SIG (recursos, mapas geo-

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lógicos, edafológicos, localización de minas, terrazas, vías pecuarias, planeamiento urbano). • Que ese Mapa de sensibilidad sea tenido en cuenta tanto, a la hora de emitir informes sectoriales (planeamiento y estudios ambientales), como a la hora de definir y redefinir espacios protegidos. Las Áreas de Protección Arqueológica y, en algunos casos, la falta de yacimientos conservados se muestran como elementos insuficientes a la hora de justificar o eximir de la realización de estudios arqueológicos. En función de la experiencia acumulada, se plantea como necesario redefinir la delimitación de los espacios actualmente protegidos, Áreas de Protección Arqueológica (A, B, C ó D) o Zonas BIC.

VI LAS TECNOLOGIAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA Y LA GESTIÓN DE LOS DATOS ARQUEOLÓGICOS

Imagen: J. Baena Preysler.

LOS SIG Y LA GESTIÓN DE LA INFORMACIÓN ARQUEOLÓGICA POR

CÉSAR PARCERO OUBIÑA y CÉSAR A. GONZÁLEZ-PÉREZ Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit) Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)

RESUMEN Este texto se centra en repasar algunas cuestiones relativas a la relación entre las tecnologías geoespaciales y la información arqueológica, entendida ésta en su doble dimensión de registro y patrimonio. Se aborda la aplicabilidad de estas tecnologías para la gestión de la información, comenzando por considerar los factores que hacen de la información arqueológica un conjunto singular y complejo, y sus particularidades con relación a otros ámbitos de la realidad geográfica (fragmentación, variabilidad de escalas y contextos, variedad de aproximaciones, ausencia de estándares de documentación). Otro aspecto problemático que se considera es la propia naturaleza de las herramientas SIG, y la forma en la que ello puede afectar a la modelización de la información arqueológica. Las IDE aparecen como el actual horizonte hacia el que tienden los desarrollos en el manejo de información geográfica, y la progresiva incorporación de la arqueología en estos contextos aparece como una oportunidad para normalizar sus procesos de trabajo, al tiempo que plantea nuevos e importantes desafíos (metadatos, estandarización, controles de calidad). A partir de todo ello, se consideran las posibilidades que ofrece la incorporación regular de este tipo de tecnologías en arqueología para integrar la información arqueológica y patrimonial en su matriz contextual significativa, el territorio / paisaje, y para tomarla en cuenta en los procesos de planificación territorial. Las tecnologías geoespaciales permiten algo más que localizar y describir sitios singulares: permiten explorar las relaciones entre esos sitios y sus entornos, y obtener así información adicional relevante para su manejo patrimonial. SUMMARY This paper focuses on the relationship between geo-spatial technologies and the archaeological information, understood in its double condition both as material record and as part of the cultural heritage. The applicability of GIS technologies to the management of information is addressed, considering in advance the reasons that make the archaeological record a peculiar and complex field, especially as compared to other parts of the geographical reality: fragmentation, temporality, subjectivity, scalar and contextual variability, lacking of standards for documentation. The very nature of GIS tools is also addressed, as well as the way in which they can influence the modelling of archaeological information. Spatial Data Infrastructures are currently a key concept regarding the use of geographical information, and a progressive incor* Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit). San Roque, 2. 15704 Santiago de Compostela. E-mail: [email protected]; [email protected]

poration of archaeology into them can be a good chance to normalize the processes of work and documentation, while raising some important challenges: metadata, standardization, quality controls. A regular incorporation of GIS technologies into the management of archaeological and heritage information can provide a basis for their integration into their more significant contextual framework, landscape and/or territory, and can allow their fluid and regular incorporation into the processes of territorial planning. Geo-spatial technologies should allow something else than simply locate and describe singular sites: to explore the relationship between those sites and their environments, obtaining additional information relevant for their management as part of the cultural heritage. PALABRAS CLAVE: tecnologías geoespaciales, geografía, IDE, metadatos, territorio/paisaje, planificación territorial. KEY WORDS: geo-spatial technologies, geography, SDI, metadata, territory/landspcape, territorial planning.

Dentro de los ámbitos posibles de aplicación del conjunto de las llamadas tecnologías geoespaciales (SIG y similares) a la arqueología seguramente el menos atractivo es aquél relacionado no con las diferentes posibilidades analíticas orientadas a la investigación de problemas históricos, sino con la «simple» gestión de la información. Este es un ámbito casi siempre poco agradecido, en el que no por casualidad los arqueólogos hemos ido cediendo terreno a otros expertos (informáticos), aunque procuraremos argumentar que de forma un tanto imprudente. De forma breve y seguramente parcial, lo que este texto pretende es ofrecer una serie de reflexiones generales sobre las posibilidades y condiciones para la gestión digital de la información arqueológica, y especialmente reclamar la importancia de atender a este tipo de cuestiones como un ámbito relevante de trabajo y desarrollo. Adicionalmente, el lector podrá encontrar en varios de los trabajos de este volumen ejemplos concretos y bien fundamentados de cómo llevar a la práctica algunas de estas cuestiones.

482

1.

César Parcero Oubiña y César A. González-Pérez

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LA INEVITABLE CONVERGENCIA ENTRE SIG Y ARQUEOLOGÍA

dante al respecto (una buena síntesis de hace ya unos años en Kvamme, 1999). Así, la representatividad de los resultados obtenidos por medio de diferentes procedimientos analíticos es una cuestión ampliamente tratada, al igual que las cuestiones relativas a la precisión de la información, grado de detalle, fiabilidad, etc. Sin embargo, este tipo de debates se han extendido mucho menos al campo de la propia gestión de la información. Independientemente de la finalidad última con la que estemos trabajando, lo cierto es que la relación entre los SIG y la arqueología es necesariamente compleja por la propia naturaleza de ambos elementos. A continuación repasaremos brevemente algunas cuestiones relacionadas con esta compleja relación, seguramente bien conocidas pero en las que (sólo por si acaso) siempre vale la pena insistir.

Desde una mirada retrospectiva, la importante incorporación de los SIG y otras tecnologías geoespaciales al mundo de la arqueología puede entenderse como algo casi «natural». Al menos dado el contexto de desarrollo de la arqueología que coincidió con la aparición de las primeras herramientas SIG realmente funcionales (entre finales de los ochenta y principios de los noventa) y que se puede desdoblar en dos partes: • Por un lado, todos los desarrollos relacionados con las diferentes corrientes de lo que podríamos caracterizar conjuntamente como «arqueologías espaciales» (valga la generalización que esto implica). En este ámbito, y como se aprecia con claridad en buena parte de las contribuciones de este volumen, los SIG y afines se han ido convirtiendo en una herramienta analítica amplia y exitosamente difundida, problematizada y revisada, que ha adquirido casi una entidad disciplinar propia, de una forma que seguramente no nos agrada a todos por igual. • Por otro lado, la progresiva importancia que se ha ido reclamando sobre la gestión material de los elementos que conforman el registro arqueológico. Tal vez de forma demasiado simplificadora, pero al menos esencialmente ilustrativa, podemos proponer que los elementos del registro arqueológico han adquirido con fuerza en los últimos años una dimensión paralela como bienes patrimoniales. Esta doble dimensión es algo intrínseco al registro, aunque como es bien sabido no está exenta de contradicciones, propias o impuestas (ver p.e. Azkárate 2002) (esa tensión entre gestión e investigación ante la cual uno piensa que el registro arqueológico debe de ser más bien indiferente). En todo caso, el conjunto de procesos que se han asentado terminológicamente como «gestión» también han sido un campo bastante «natural» para la aplicación de tecnologías geoespaciales como los SIG, aunque seguramente con más retardo primero, y presumiblemente con más proyección futura, por todo lo que envuelve a este ámbito (como las relaciones inmediatas y directas con otras disciplinas, sobre todo con aspectos tan críticos como la ordenación del territorio; es muy recomendable al respecto Fernández Cacho 2006). A pesar de esta convergencia «natural» entre SIG y arqueología, lo cierto es que la relación entre ambos elementos no puede ser sino compleja, por la propia naturaleza de los dos. Muchos de estos conflictos, o más bien condicionantes, han sido problematizados desde hace tiempo, y la literatura es abun-

2.

LAS ESPECIFICIDADES DE LOS SIG

Al margen de que les asignemos una u otra categoría de las que han sido propuestas (tecnologías, herramientas, ciencia, Wright et al. 1997), ciertamente los SIG están lejos de ser algo neutro. Han sido diseñados (y construidos, en tanto que aplicaciones informáticas concretas) a partir de una concepción teórica también concreta y muy evidente que somete la realidad a una simplificación basada en los tres paradigmas heredados de los que habla Fisher (1999: 6): cartográfico, clasificatorio y binario: El primero (cartográfico) se refiere a la simplificación de fenómenos complejos, de tal forma que, para cualquier dimensión o fenómeno espacial posible, una posición del espacio sólo puede recibir un único valor (por ejemplo, un único uso del suelo, o un único valor z de elevación para el terreno). El segundo (clasificatorio) asume la seguridad de poder asignar con certeza a cualquier objeto un valor dentro de un conjunto de valores posibles (por ejemplo, asignar un uso del suelo a cada posición posible de un espacio). El tercero (binario) se refiere a la naturaleza de los sistemas informáticos (por ejemplo, las bases de datos), que operan a partir de una clasificación absoluta, sin matices intermedios (verdadero/falso; un objeto pertenece a una clase o no pertenece) de cualquier dimensión analizada. Esta reducción condiciona el modo en el que los objetos han de ser vistos para poder ser manejados y analizados en un entorno SIG. Son tecnologías creadas para la acción, y para un tipo de acción concreta: la gestión de los recursos geográficos (natura-

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LOS SIG Y LA GESTIÓN DE LA INFORMACIÓN ARQUEOLÓGICA

les, sociales), gestión que se proyecta, evidentemente, desde una óptica económica y política. Por ello no es extraño que sus más acabadas utilidades, incluso dentro del campo de la arqueología, se dirijan en esta dirección: determinación de localizaciones óptimas, control de recursos, modelos predictivos, etc (destacan contra esta generalidad posiciones originales y ricas como las de M. Llobera, p.e. 2007). Todo esto lo sabemos desde hace tiempo, y por esta línea han venido muchos de los debates más amplios sobre la significación del empleo de los SIG en arqueología, como todo lo relacionado con las tendencias al determinismo ambiental o a la simplificación de los procesos de construcción del espacio (ya desde Gaffney y van Leusen, 1995, debates que siguen siendo visibles en la actualidad, como muestran muchas de las contribuciones de este volumen). También se ha prestado mucha atención a definir los márgenes de precisión y resolución con los que la información es manejada (p.e. Verhagen 2000, entre otros muchos), buscando de este modo incrementar el grado de certeza con el cual podemos comprender los resultados del análisis de la información arqueológica en estos entornos. Aunque todas estas cuestiones resultan esenciales, consideramos que todo este conjunto de problemas se podrían enfrentar de forma más directa si asumimos que los SIG y las tecnologías y herramientas afines no son una forma de reproducir la realidad, sino de representarla. Reproducir significa replicar, asumiendo, por ejemplo, que los problemas de resolución y precisión son sólo obstáculos coyunturales, imperfecciones en nuestra capacidad de capturar el mundo real, que el propio perfeccionamiento de las tecnologías permitirá aliviar con el tiempo. Pero los SIG (como por otra parte cualquier otra forma analógica de representación, como un simple mapa en papel) no reproducen el mundo real, sino que lo representan, lo descomponen en una serie de categorías y clases de objetos por medio de un proceso de traducción que incorpora siempre un proceso paralelo de simplificación, más o menos explícito según los casos (Wegener 2000). Un SIG es, en términos básicos, una forma de representar entidades del mundo real combinando la representación de su geometría con la de sus atributos (representaciones que, además, se generan y mantienen de forma autónoma, y sólo se integran a través de vínculos). Esto es una doble forma de simplificación, sujeta a los ya mencionados tres paradigmas básicos de los SIG de los que habla Fisher. Y es un nivel elemental de modelización de la información que nos viene impuesto por las tecnologías (o incluso las herramientas) que queremos o

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podemos emplear, independientemente de que nuestra información sea más o menos adaptable a esas condiciones. También es importante resaltar que la diferenciación entre datos espaciales y datos no espaciales (o atributos) que casi siempre hacen los SIG es totalmente artificial y no atiende a la naturaleza de las entidades representadas. El paradigma orientado a objetos, bien asentado desde hace años en la comunidad de ingeniería de software, defiende la idea de que las entidades que observamos en el «mundo real» han de ser representadas en el ordenador respetando los aspectos de modularidad e identidad que se observan en dicho «mundo real» (Meyer, 1997); por ejemplo, un sitio arqueológico constituye una entidad en sí mismo, y ha de ser representado en el ordenador como una entidad altamente cohesiva. Descomponer un sitio en dos partes (espacial y no espacial) que se tratan, almacenan y visualizan de formas diferentes es algo como poco contraindicado, según el paradigma reinante en ingeniería de software. Además, este tipo de simplificación y representación tiene otras implicaciones, entre ellas una muy directa y relevante para el caso que nos ocupa (el de la información arqueológica): la geometría, la localización espacial y la definición de la forma de las cosas, es algo no accesorio sino fundamental para los SIG. Pensar en clave espacial, cartográfica, no es sólo una opción, sino la opción, pues construir un sistema de información pasa por tener la capacidad de localizar en el espacio los elementos que lo componen. Esto, en principio, encaja muy bien con una de las condiciones esenciales y sustantivas del registro arqueológico, su materialidad, y con la importancia que su componente espacial ha ido adquiriendo gracias a las sucesivas reivindicaciones hechas por todas las escuelas de las arqueologías espaciales y del paisaje. Y, como se ha señalado, esta afinidad explica en gran parte el éxito de la incorporación de los SIG en arqueología, por comparación con otras disciplinas próximas (como la historia, por ejemplo). Pero, a su vez, tiene una contrapartida: todo lo que no tiene una dimensión espacial no es fácilmente incorporable a los SIG. En la medida en que haya partes de nuestra información que no tengan una base material directa, podremos encontrar un primer nivel de desafío. Pero además hay un segundo nivel de desafío, que viene dado por aquella información que sí posee una base material clara, pero cuya localización espacial es desconocida, incierta o cambiante en el tiempo. Los SIG son fuertemente espaciales, desde luego, pero son además estáticos y deterministas. Representar en ellos información espacial difusa o variable en el tiempo es muy difícil o imposible.

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3.

César Parcero Oubiña y César A. González-Pérez

LA NATURALEZA DE LA INFORMACIÓN ARQUEOLÓGICA

La información o, mejor, el registro arqueológico es también un ámbito complejo, al menos tanto como cualquier otro subconjunto de la realidad geográfica, pero seguramente con condiciones específicas que lo hacen todavía más especial. De partida, la propia arqueología como disciplina es un espacio complejo, que implica a agentes diversos, y a veces hasta contradictorios, con perspectivas y objetivos diferentes sobre un mismo registro. Pero además la arqueología ha sido y es, cada vez más, un ámbito extra-arqueológico: el registro no sólo es relevante en tanto que documentación histórica, sino que es una parte esencial del territorio contemplado con una mirada puramente contemporánea. Los bienes patrimoniales son elementos regulados legalmente, que afectan a las condiciones de la ordenación territorial y que, por lo tanto, hace tiempo que han perdido su supuesta inocencia (si alguna vez la tuvieron) para pasar a ser un componente más de los procesos de planificación y construcción del territorio. De este modo, los agentes interesados en el registro arqueológico son cada vez más diversos y hasta extraños a ese registro, y sus perspectivas son cada vez más variadas y a menudo contradictorias. De todos modos, el principal factor de complejidad del registro arqueológico es más estructural que todo eso, y reside en su propia naturaleza. La parte más evidente del registro es su componente material: el conjunto de evidencias tangibles que son producto o efecto de la acción social pretérita. Éste es también, con todas las salvedades que se quiera, el componente más sencillo de manejar como información geográfica: estas evidencias materiales se pueden casi siempre localizar, a menudo delimitar y siempre describir. Por definición, todo lo que puede ser localizado y descrito puede ser una parte natural de un SIG. Pero el registro no son sólo, ni siempre, elementos singulares, fácilmente delimitables y describibles, sino también (e incluso diríamos que sobre todo) contextos formados por esos elementos y sus relaciones. Un excelente ejemplo de este tipo de contextos son los paisajes, concepto cuya fuerza articuladora en terrenos tan concretos como el normativo está hoy bien asentada (el ejemplo evidente, entre otros, es la Convención Europea del Paisaje). Es justo reconocer que la arqueología ha sido una de las disciplinas que más ha contribuido a este asentamiento (seguramente porque estaba en una buena posición para ello, como argumentan p.e. Fisher y Feinman 2005 o Redman 2005). Pero al mismo tiempo es igual de

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justo asumir que esto nos plantea un importante desafío concreto: desarrollar no sólo procedimientos para reconocer, describir y analizar históricamente los paisajes, sino criterios objetivables para poder caracterizarlos y delimitarlos por medio de las tecnologías «naturales» para ello, los SIG. Además, el registro arqueológico son más cosas. O lo que es lo mismo, hay más cosas que deben ser consideradas en cualquier proceso de documentación arqueológica. La primera son las propias representaciones del registro, los mecanismos concretos mediante los cuales convertimos (significamos) los elementos materiales en parte propia del registro. El mejor ejemplo son las representaciones gráficas: dibujos, secciones, etc., pero también descripciones textuales, imágenes, descripciones históricas, etc. Todo esto es parte también del registro, y lo es en su doble dimensión: la material (en tanto que documentos físicos) y la intangible (discursos, valoraciones, descripciones, etc). Una segunda cosa son estos valores e interpretaciones, aquellas cosas que los elementos materiales significan o simbolizan para nosotros como arqueólogos, pero, desde una perspectiva necesariamente multivocal, también para otros colectivos (ver p.e. Labadi 2007). Estos son componentes inmateriales que, de partida, pueden ser más difíciles de integrar en un SIG, pues su propia existencia reposa sobre la necesidad de la subjetividad. Los SIG son herramientas desarrolladas para operar sobre condiciones objetivas, y por ello, inicialmente, muy poco adecuadas para manejar la subjetividad. Finalmente, hay un rasgo especialmente relevante para el registro arqueológico que los SIG, al menos en la forma en la que los conocemos ahora, manejan con dificultad: la temporalidad (p.e. Jessop 2004). El registro arqueológico es histórico, y como tal la temporalidad es esencial en su propia definición. De partida, la única forma accesible de incorporar esto a un SIG es considerando que la temporalidad es un atributo de los elementos materiales que forman el registro, pero esto no es una forma apropiada de solucionarlo. La temporalidad debería de poder ser tratada como una condición de la información arqueológica, del mismo modo que lo es la espacialidad. Por ejemplo, un sistema que gestione la temporalidad como una dimensión de la información utilizaría un enfoque similar a las técnicas de versionado que existen en otros campos de aplicación, como, por ejemplo, en bases de datos orientadas a objetos o en sistemas de gestión de código fuente. En estos sistemas, la modificación de una entidad de información implica la creación automática de una nueva versión

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LOS SIG Y LA GESTIÓN DE LA INFORMACIÓN ARQUEOLÓGICA

de la misma, incluyendo un sello temporal que especifica el intervalo de fechas de validez de dicha versión y especifica los cambios en relación a la versión anterior. De este modo, la temporalidad es gestionada mediante una infraestructura transversal a los datos propios de las entidades de interés.

4.

LA GESTIÓN DE LA INFORMACIÓN ARQUEOLÓGICA

Todo lo que hemos comentado no pretende sugerir la imposibilidad o la inconveniencia de integrar la información arqueológica por medio de SIG. Al contrario, se trata sólo de recuperar algunas reflexiones seguramente conocidas sobre la naturaleza y las condiciones de esa relación. La intención ha sido presentar el trasfondo general sobre el que se sitúa el que creemos que es el problema esencial de la información arqueológica en nuestro tiempo: la fragmentación. Nos centraremos ahora un poco en este asunto, tratando de explorar algunas de sus causas para poder proponer varias líneas en las que sería importante centrar el trabajo futuro de forma que la información arqueológica pueda ser más y mejor manejada y gestionada.

4.1.

LA

FRAGMENTACIÓN DE LA INFORMACIÓN

Aunque seguramente no haya ningún dominio de información que pueda considerarse simple, el registro arqueológico ofrece algunas particularidades que lo hacen especialmente propenso a la fragmentación, al menos en el contexto actual. La más relevante es (sigue siendo todavía a estas alturas) la ausencia de criterios estandarizados de documentación de la información arqueológica. Esto puede obedecer, en cierta medida, a las condiciones cambiantes que se han ido sucediendo en la práctica arqueológica en función del predominio de diferentes paradigmas en el mundo de la investigación. Pero el problema no es que los paradigmas teóricos sean diversos y cambiantes, lo cual es además una parte necesaria de la práctica científica en general, y arqueológica en particular; más allá de esto, el problema estriba esencialmente en la falta de procedimientos reconocibles para el desarrollo de estándares metodológicos y de registro, incluso aunque éstos pudiesen ser cambiantes. La existencia de diferentes normativas legales se podría argumentar como una de las razones que condicionan las formas en las que la información se do-

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cumenta. Sin embargo, las regulaciones legales rara vez determinan aspectos concretos de la metodología de trabajo y de los procedimientos de registro de la información, que constituyen un ámbito que se ha desarrollado al margen de aquéllas, a partir sobre todo de la necesidad de resolver problemas prácticos y/o metodológicos (como detalla p.e. Rodríguez Temiño 2004). Una razón más de fondo puede ser la propia indefinición profesional de la disciplina. La existencia de distintos agentes involucrados, como los servicios nacionales o regionales de patrimonio, las asociaciones profesionales (allí donde existen y funcionan activamente), los museos o las instituciones de formación (como las universidades, en tanto que teóricas garantes de la competencia profesional de los titulados) no parece haber sido capaz de vencer la inercia individualista de la arqueología. La indefinición profesional de la arqueología y la búsqueda de un espacio propio ha dado lugar por mucho tiempo a su asimilación a las profesiones liberales humanísticas en las que supuestamente el criterio de cada individuo practicante es condición suficiente para optar por la aplicación de una u otra metodología de trabajo. Así, la adopción de criterios de trabajo estandarizados parece haberse percibido durante mucho tiempo más como una muestra de incapacidad individual que como una respuesta al funcionamiento normal de cualquier disciplina científica. Pero hay otras dos razones, más prácticas y concretas, que explican esa fragmentación de la información. En primer lugar, la información es fragmentaria porque el modelo típico de registro se ha construido en torno a dos conceptos esenciales: fichas y bases de datos (Criado y González, 1993). Su utilidad ha sido amplia durante mucho tiempo, especialmente a partir de la introducción de herramientas informáticas de gestión de bases de datos que permitieron incrementar su funcionalidad y facilitar su gestión. Ahora bien, podemos señalar dos limitaciones esenciales. La primera es tecnológica, la imposibilidad de incorporar adecuadamente en ellos la dimensión espacial del registro. La segunda es la falta de una perspectiva integradora, el desarrollo de modelos de información muy coyunturales o hiperespecializados, útiles para determinadas funciones y elementos del registro pero difíciles de extender para dar cabida a la información procedente de contextos diversos, formada por elementos variados y destinada a usos múltiples. En segundo lugar, y más importante, la fragmentación se deriva de una concepción del registro arqueológico, y por extensión de los elementos del patrimonio, centrada todavía, a los niveles concretos

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César Parcero Oubiña y César A. González-Pérez

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de manejo y gestión de la información, en conceptos como los de yacimiento, o sitio, o monumento. Esto choca con una concepción que reivindica una perspectiva diferente, en la que sea el paisaje la categoría que aporte esa matriz de significación. En otras palabras, se trata de avanzar hacia una práctica que permita contextualizar la información (registro) arqueológica dentro del espacio, los elementos arqueológicos (patrimoniales) como componentes del paisaje. Una primera forma de superar estas limitaciones vino dada por la sustitución de la preeminencia de las bases de datos (meros almacenes de información) por la de los sistemas de información (herramientas capaces de realizar operaciones de valor directo para el usuario final sobre la información que albergan). Es cierto que en buena medida este salto vino propiciado por la incorporación amplia y realmente funcional de herramientas antes inexistentes, como son los SIG. Pero es posible que ese salto haya sido hasta ahora más aparente que real. En la mayor parte de los casos, los SIG han sido ante todo nuevas herramientas para viejos procedimientos (retomando el juego de palabras de Maschner, 1996), y muy pocas veces herramientas nuevas para procedimientos nuevos. Un caso muy habitual es el de la simple adición a las bases de datos tradicionales de una interfaz cartográfica, lo que en buena medida supone un salto funcional muy importante, pero que en el fondo no siempre implica una modificación real en la forma en la que los datos son manejados. Los datos han seguido siendo datos, en lugar de convertirse en información (entendiendo ambos conceptos en el sentido que se le da, por ejemplo, en Silver y Silver, 1989: «Data is the raw material that is processed and refined to generate information»; en Floridi 2005: 353). Por ahora, los sistemas de información difícilmente existen fuera de las herramientas concretas que nos permiten gestionarlos y explotarlos. Una opción al respecto supondría priorizar la creación de archivos antes que la de memorias (Criado, 1996). La interpretación del registro en términos históricos, antropológicos o patrimoniales es un paso avanzado que descansa ante todo en el acceso al propio registro. Esto es especialmente importante en el caso de una actividad destructiva, como la excavación, cuyo resultado más inmediato debería ser la generación de un conjunto de representaciones lo más amplio, detallado y comprensible (objetivable —que es algo distinto que objetivo— y reproducible) que permita a cualquiera acceder a aquellos elementos que el propio proceso de trabajo ha ido destruyendo. Por ello el producto más inmediato que

debería resultar de estas actividades no es un documento discursivo, más o menos cerrado, apoyado en un listado más o menos selectivo y puramente descriptivo de evidencias, sino el propio registro en si (entendido con sólo como datos brutos, sino especialmente como sus contextos y relaciones) en forma de archivo. En este caso, la creación de sistemas de información puede concebirse al tiempo como un medio (herramienta) de trabajo y como un fin en si mismo, como un producto a partir del cual se podrán generar lecturas diversas. En este contexto, el registro arqueológico no son ya los datos que apoyan un discurso concreto sobre el pasado sino la documentación que permita contrastarlo y, en su caso, reemplazarlo por discursos alternativos.

4.2.

OPCIONES

CONTRA LA FRAGMENTACIÓN

Mejorar las condiciones de fragmentación de la información supone definir una serie de prioridades sobre las que deberíamos trabajar en adelante y que en gran parte no son un deseo futuro, sino que ya desde hace algún tiempo se viene trabajando en ellas, como muestran con claridad y calidad algunas de las contribuciones a este volumen. Un primer punto, que en cierto modo contiene a todos los demás, es la conveniencia de dar un paso adelante en el siguiente sentido: no sólo hacer investigación por medio de tecnologías geoespaciales, sino también hacer investigación específicamente sobre las tecnologías geoespaciales, desarrollos que permitan avanzar hacia la superación de las limitaciones (o simplemente las condiciones) que marcan las tecnologías disponibles, casi siempre comerciales. No nos engañemos al respecto: nuestro ámbito de trabajo es la arqueología, el estudio de las formas de la cultura material, de sus procesos de producción, uso, función y sentido. No estamos proponiendo que seamos nosotros quienes abordemos esta tarea, sino que tendamos a la integración efectiva de especialistas en tecnologías de la información en los procesos de trabajo que lo requieran. Sólo combinando las sensibilidades y el saber-hacer de quienes conocen el domino de la información en cuestión (los arqueólogos) y de quienes conocen las tecnologías será posible, de mejor o peor forma, «domesticar» las tendencias «naturales» de estas tecnologías (González Pérez 2000). En términos más concretos, para encarar con decisión los problemas de fragmentación mencionados sería necesario dar importancia a cuatro ámbitos de trabajo que, en cierto modo, se pueden entender como consecutivos:

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LOS SIG Y LA GESTIÓN DE LA INFORMACIÓN ARQUEOLÓGICA

1. La definición de estándares para la documentación y registro de la información. Esto no significa necesariamente definir e imponer un modelo de validez universal e imperecedera, sino sobre todo establecer procedimientos para promover consensos y para normalizar las formas en las que esos estándares puedan ir cambiando. En todo caso, desarrollar un estándar implica establecer un modelo de validez «universal», y esto es posible solamente cuando se dan dos condiciones a la vez: una, que la universalidad se defina de un modo acotado, contextual y consensuado; dos, que este modelo de validez sea abstracto, permitiendo cierta variabilidad en cada instancia concreta que lo adopte. La empresa no es sencilla, por los factores de dispersión de la profesión que antes mencionábamos, pero desde luego el contexto actual ha apuntado con absoluta claridad hacia esa necesidad. Así, uno de los conceptos clave en este tiempo es el de la interoperabilidad. Interoperabilidad, según se define por ejemplo en el texto de la iniciativa europea INSPIRE (www.ec-gis.org/ inspire), no significa que todos utilicemos los mismos programas, formatos, modelos, etc. sino que la información pueda ser compartida de forma directa y simple («que sea posible la combinación de los conjuntos de datos espaciales y la interacción de los servicios [...] sin exigir un esfuerzo particular por parte de operadores humanos o de máquinas», p. 19 del texto de la directiva en español). Como veremos inmediatamente, hay otras condiciones que habría que cubrir, pero este paso es necesariamente el primero, y lo es tanto desde un punto de vista lógico como porque normativamente está en pleno proceso de implantación. Es, pues, no sólo algo con lo que estaríamos de acuerdo, sino también algo que nos veremos forzados a hacer en poco tiempo. 2. El empleo de herramientas y tecnologías como forma de integrar y normalizar los procesos de registro y, sobre todo, de archivo de la información. Paradójicamente, en muchos casos la incorporación de herramientas digitales ha tendido a funcionar más bien como una forma de aumentar la fragmentación, a través de la hiper-especialización de las herramientas empleadas y del diseño de utilidades muy ad-hoc. En este sentido, el propio carácter condicionante que tienen las herramientas digitales puede pasar a ser aquí un factor positivo, al limitar las posibilidades de «personalizar» el tratamiento de los datos y, de ese modo, producir convergencias «de facto». La necesidad de integración se hace especialmente importante cuando la información arqueológica se contempla como parte de procesos que no son estrictamente arqueológicos. Un ejemplo muy elocuente es la in-

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corporación del registro arqueológico en los diferentes procesos de planificación territorial (ordenación del suelo, evaluación de impactos, etc). 3. La explotación de una de las grandes potencialidades actuales de las herramientas SIG y afines: la accesibilidad que permiten. El patrimonio en general, y la arqueología en particular, no debería perder el ritmo iniciado en otros ámbitos de la información geográfica y posicionarse como un componente necesario más en la implementación de Infraestructuras de Datos Espaciales (IDE). La distribución de información por la red es hoy realmente una posibilidad muy poderosa, y el horizonte IDE es ya una realidad en muchos ámbitos. Como se puede apreciar en algunas de las contribuciones a este volumen, la arqueología también está empezando a ser uno de ellos, y sin duda deberá de seguir siéndolo. 4. Finalmente, todo ello debe acompañarse de un esfuerzo por incrementar la legibilidad de la información que manejamos y ponemos a disposición de otros. Los metadatos son seguramente la parte menos apetecible de toda esta historia, y se les ha prestado muy poca atención hasta ahora desde nuestro campo. La definición de estándares generales al respecto, como los derivados de INSPIRE, el Dublin Core, las especificaciones de ISO 19115 o el Núcleo Español de Metadatos, es un paso que sin duda contribuirá a normalizar la situación. Pero en cualquier caso éstos son sólo meros esquemas que definen unos campos obligatorios (CORE), y posibilitan la incorporación de otros. Aquí es donde hay que incidir, buscando el desarrollo de un modelo de metadatos específico para tratar con la información patrimonial y, en concreto, arqueológica. Todo esto, como apuntábamos, se orienta al horizonte necesario de la interoperabilidad. Las bases para la interoperabilidad y estandarización de la información geográfica ya están puestas (sólo recientemente, pero se trabaja mucho en ello, a través de organismos como el Open Geoespatial Consortium) y éste es el terreno de juego en el que, desde la arqueología, deberíamos de implicarnos.

5.

LIMITACIONES COYUNTURALES

Hasta ahora nos hemos centrado en resaltar que el principal punto crítico en una gestión de la información arqueológica por medio de tecnologías SIG es la propia estructuración de esa información. La idea que hemos querido desarrollar es una muy elemental: que antes lanzarnos abiertamente en brazos de las posibilidades que ofrecen las tecnologías, ne-

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César Parcero Oubiña y César A. González-Pérez

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cesitamos centrar nuestros esfuerzos en conceptualizar y categorizar (modelizar) la información arqueológica adecuadamente a los problemas que queremos enfrentar. Esa adecuación se entiende en tres niveles: 1 funcionalmente, 2 integralmente y 3 compartidamente (estandarizadamente). Pero del otro lado de la cuestión también podemos encontrar limitaciones, referidas a las capacidades reales que las herramientas actuales nos ofrecen para tratar la información como podríamos desear. No cabe duda de que el salto en funcionalidad, capacidad y operatividad de las herramientas SIG en los últimos años ha sido muy grande, y que sin duda seguirá creciendo en el futuro, cuando probablemente muchas de las cosas que nos preocupan ahora pasen a ser «asuntos resueltos». De partida cabe pensar que toda mejora es siempre bienvenida y que cuantas más capacidades tengan las herramientas disponibles, mejor para nosotros. En realidad, las cosas no son siempre así directamente. No hay muchos ámbitos del trabajo arqueológico en los que sea tantas veces aplicable con razón la corriente expresión de «matar moscas a cañonazos». Seguramente muchos de nosotros trabajemos de forma cotidiana con herramientas tan potentes como ArcGIS, de las que apenas usamos habitualmente un porcentaje muy reducido de sus capacidades potenciales. Pero, por otra parte, estas herramientas todavía presentan algunas carencias bastante críticas para el manejo de información arqueológica y, en este sentido, es posible que estemos tratando, por equivalencia con la expresión anterior, de «matar elefantes con tirachinas». Una de ellas, tal vez la más notable en este momento, es la incapacidad de operar con entidades tridimensionales. Es cierto que, en términos de visualización, es posible obtener resultados muy satisfactorios en entornos de realidad virtual 3D, no sólo trabajando con la topografía del terreno sino modelando la superficie de objetos y entidades singulares, con opciones complejas y satisfactorias de renderizado, texturizado, etc. Pero lo que todavía no podemos hacer con eficacia es manejar información tridimensional, manejar entidades que no son sólo planos o superficies, sino volúmenes, y que mantienen entre sí relaciones volumétricas. Esto puede ser poco importante en algunos casos, pero no en otros. Pondremos dos ejemplos en los que sí lo es. El primero es la información estratigráfica. Una de las cuestiones esenciales en excavación es definir las relaciones estratigráficas entre unidades que son volúmenes o superficies, volúmenes que se relacionan como tales (se adosan, se cortan, se cubren, etc), y que, como uno de sus rasgos esenciales, pue-

den contener cosas en su interior. Esa relación de inclusión resulta crítica para poder comprender secuencias estratigráficas (por ejemplo, la posición de los materiales dentro de una secuencia concreta), y esto es algo que las herramientas SIG disponibles todavía no han resuelto. Un caso similar, aunque más complejo, es el de la documentación de información sobre elementos construidos, sobre arquitecturas. En este caso la representación de la geometría de esas entidades pasa necesariamente por considerar su componente volumétrico que puede ser, además, bastante complejo según los casos. Los avances en herramientas de campo para el registro de este tipo de información (como los escáneres 3D) están todavía muy por delante de las posibilidades de las herramientas SIG para incorporarla de forma efectiva, como información y no sólo como representación visual. Igualmente, la correcta comprensión de los procesos de construcción de estos elementos necesita de forma imprescindible manejarlos como volúmenes que son.

6.

CONSIDERACIONES FINALES

Para terminar, y como forma de resumir de algún modo lo que aquí hemos querido presentar, nos gustaría emplear un par de metáforas que pueden sonar más o menos extrañas, pero que nos parecen ilustrativas de la intención de nuestro texto. La primera se refiere a la teoría de los marcos de referencia de la lingüística cognitiva. Según ésta, todas las palabras se refieren a marcos conceptuales, por lo que pensar de modo diferente requiere hablar de modo diferente. Igual que, según George Lakoff (2007), los liberales estadounidenses han caído en la trampa de tratar de rebatir a los conservadores empleando el propio lenguaje de éstos, nosotros tendemos a caer en la trampa de los SIG al pensar en sus términos, al encajar nuestras viejas necesidades analógicas en sus posibilidades digitales. Contra esto conviene recordarnos a nosotros mismos la necesidad de pensar en términos arqueológicos, y definir a partir de ellos los posibles usos de las tecnologías disponibles. Esto se ha repetido antes de ahora en muchos otros lugares, y sigue siendo bien visible en otras contribuciones de este volumen, pero creemos que, pese a ello, la tentación de los «terrores tecnológicos» sigue siendo a menudo demasiado fuerte. Una segunda metáfora surge a partir de un paralelismo con la extendida idea de la Web 2.0 (Internet concebido como una red de personas y no de máquinas). Se podría formular como la apuesta por

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construir el Patrimonio 2.0, entender que el patrimonio (en este caso, la arqueología) debe ser contemplado y gestionado no sólo como un conjunto de elementos materiales concretos, que son sin duda su parte esencial e irrenunciable, sino como un conjunto de significaciones y valores que asignamos y construimos sobre esos elementos materiales, y que son precisamente los que convierten sucesivamente en registro y en patrimonio a lo que de partida no son más que una serie de objetos que, eso sí, podemos (casi siempre) localizar y delimitar con bastante naturalidad en el espacio.

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EL PAPEL DE LAS «TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN GEOGRÁFICA» EN LA ARQUEOLOGÍA POR

FERNANDO PÉREZ LAMBÁN Universidad de Zaragoza*

RESUMEN Recientemente una serie de artículos, réplicas y contrarréplicas (Capel 2003 2005; Chuvieco et al. 2005; Tapiador 2006) han azuzado un debate irresuelto en el ámbito académico de la Geografía: el papel que juegan las Tecnologías de la Información Geográfica (TIG) en la Geografía, la ordenación conceptual de las diversas disciplinas que la componen y la conveniencia de considerarlas ‘ciencias’, ‘técnicas’ o ‘subcampos’. Se trata de cuestiones profundamente epistemológicas que afectan a la Arqueología por su notoria dimensión geográfica y más aún desde el momento que se inició la aplicación de las TIG —fundamentalmente los SIG— al proceso de formación del conocimiento arqueológico. Por otra parte un debate análogo al vivido en la Geografía también se ha dado, y se da, en los ámbitos de la Historia y la Arqueología. Por todo ello parece conveniente el aporte de la perspectiva de los arqueólogos a la discusión de dicha problemática y al mismo tiempo es necesaria la definición de la naturaleza de las relaciones por un lado entre las TIG y la Arqueología y por otro entre las distintas disciplinas involucradas en la formación del conocimiento arqueológico, que precisamente pueden encontrar en el SIG un medio de comunicación e int eg r a c i ó n . El objetivo de la presente comunicación es presentar esta problemática así como apuntar el esbozo de una aproximación al debate puramente deductiva, que parte de las definiciones de los elementos que lo componen. SUMMARY The role that Geographic Information Technologies play in Geography has been discussed recently by Capel (2003; 2005), Chuvieco et al. (2005), and Tapiador (2006). Other topics were drawn in the debate such as how different academic disciplines are related and how they should be arranged. These matters contain epistemological implications that can have an effect on Archaeology because of its important geographic dimension. Even more if we consider the great impact that GIT —in particular Geographic Information Systems— have had in Archaeology. Therefore it seems convenient to analyse this problem from the point of view of an archaeologist, as it seems necessary to define the connection between GIT and Archaeology. In fact, GIS can serve as a specific tool to communicate and integrate * Miembro del Grupo Hiberus, becario de investigación F.P.U., del Departamento de Ciencias de la Antigüedad, Área de Prehistoria, de la Universidad de Zaragoza. Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades. Teruel. Ciudad Escolar s/ n. 44003 Teruel. E-mail: [email protected]

different disciplines that are applied to the archaeological investigation. The aim of this communication is to illustrate this sort of discussion, and to point out a possible approach to it from a deductive perspective based on the definitions of its components. PALABRAS CLAVE: Tecnologías de la Información Geográfica (TIG), Sistemas de Información Geográfica (SIG), arqueología, ciencia. KEY WORDS: Geographic Information Technologies (GIT), Geographic Information Systems (GIS), archaeology, science.

EL DEBATE ENTORNO A LAS TIG Y LA GEOGRAFÍA El debate que Capel, Tapiador, Chuvieco y otros once geógrafos mantuvieron acerca del papel que juegan y el lugar que ocupan las Tecnologías de la Información Geográfica en la propia Geografía no debe ser ajeno a los arqueólogos ya que si en el pasado se dijo «American archaeology is anthropology or it is nothing» (Willey y Phillips, 1958: 2), hoy quizás habría que decir que la arqueología sin geografía no es nada; que es la geografía del pasado pues las sociedades antiguas deben ser explicadas en el contexto de su cultura y de su medio ambiente, lo que impone como necesidad arqueológica la reconstrucción «paleogeográfica». El detonante del debate fue un artículo de Capel (2003) en el que, a raíz de su participación en el tribunal del primer concurso para la habilitación de profesores de Universidad del Área de Geografía Humana (del 30 de septiembre al 11 de octubre de 2003 en Oviedo), reflexionaba a cerca de este procedimiento de selección y del estado actual de la geografía en el ámbito académico español. Consideró importante hacer partícipe a la comunidad de estas reflexiones para ofrecer su visión de las habilitaciones a los futuros concursantes y para manifestar su

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prevención frente al rumbo que puede estar tomando la geografía española. Se proponía estimular un debate y la contestación llegó dos años después de mano de once geógrafos (Chuvieco et al. 2005) que sostenían unas posiciones diametralmente opuestas a las de Capel. Éste no tardó en lanzar su contrarréplica ese mismo año (Capel 2005) respondiendo casi punto por punto el texto de los anteriores. Al año siguiente intervino otro geógrafo (Tapiador 2006), mostrando igualmente su desacuerdo con Capel pero con una perspectiva diferente a la de sus otros once compañeros implicados en el debate. Los principales aspectos controvertidos eran la importancia y el lugar de las TIG en la Geografía. Capel en 2003 manifestó su descontento con la presentación por parte de los concursantes a las habilitaciones de programas de materias adscritas a dos o más Áreas de Conocimiento o programas considerados por él excesivamente técnicos, como uno basado en SIG Según su parecer «solamente deberían aceptarse en las pruebas de Habilitación, en el nivel de Profesores Titulares, programas de aquellas materias que están adscritas exclusivamente al Área de Conocimiento de Geografía Humana». Capel decía que se estaba asistiendo a un proceso de «magnificación de las técnicas» en detrimento del conocimiento profundo de los contenidos teóricos y metodológicos de la geografía, hasta tal punto que «hay especialistas de SIG que no tienen ni idea de lo que es la geografía». Muchos de sus compañeros geógrafos consideraron que todo esto implicaba la consideración de las TIG como disciplinas ajenas al núcleo de la geografía: auxiliares, técnicas y de importancia secundaria. El desacuerdo con esta visión de las TIG desencadenó el debate. Chuvieco et al. (2005) argumentaron en primer lugar que presentar un programa como los que escandalizaban a Capel es perfectamente legal. Capel (2005) contrarreplicó que una cosa es que un supuesto sea legal y otra que sea conveniente. En segundo lugar alegaron que la especialización en TIG pasa necesariamente por la completa asunción de los fundamentos teóricos de la geografía. Capel (2003) no había negado esta posibilidad, de hecho escribió que el manejo de los SIG «puede ir unido» —y no «va unido»— a un desconocimiento de dichos fundamentos. Ahora bien, no creo que las carencias en la formación sean un mal posible exclusivamente entre los especialistas en SIG y en principio la sucesión de grados obtenidos y el propio procedimiento de habilitación deberían ser garantes de que los habilitados poseen una base conceptual sólida y una especialización interesante. Si esto es o no así es otra cues-

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tión. Por último la pléyade de geógrafos encabezados por Chuvieco defendió, y este es el punto clave de su posición, que las TIG deben ocupar un lugar central en la geografía actual. Consideran que identificar las TIG con meras «habilidades técnicas» es un reduccionismo improcedente dadas las importantes implicaciones metodológicas y conceptuales que comportan. Además consideran que las divisiones de disciplinas entre centrales y auxiliares, o categorías similares, por las connotaciones peyorativas que conllevan, suponen una infravaloración de muchos profesionales. También ofrecen un argumento de índole pragmática para considerar las TIG parte del núcleo de la geografía: actualmente son estas las disciplinas más dinámicas académicamente, con mayor impacto socioeconómico y que más salidas profesionales ofrecen a los estudiantes de geografía. Sería por tanto arriesgado no hacerles un hueco en el seno de la geografía. Es sin embargo Tapiador (2006) quien mejor despeja esta cuestión. Para él las TIG son un modo de aproximación a la realidad geográfica imprescindible —llega a calificarlas «único medio de medida posible», lo cual parece exagerado— lo que les otorga un papel fundamental en geografía; las considera disciplinas instrumentales, pero precisamente por ello indispensables y centrales. No puedo sino mostrarme de acuerdo con tapiador en cuanto a la cardinalidad de las ciencias, esto es, su división tradicional en nucleares y auxiliares. Obedece esta distinción a una concepción jerárquica de las relaciones entre las disciplinas. Esta concepción debe ser superada pues no sólo es errónea sino que en cierto modo es completamente opuesta a la realidad. Calificar a una ciencia como nuclear frente a otras que son sus auxiliares parece subrayar la importancia de la primera en detrimento de las segundas. Así según interese al ego de cada cual una ciencia aparecerá como auxiliar o nuclear. ¿Es la Numismática una ciencia auxiliar de la Arqueología, o lo es la Arqueología de la Numismática? ¿Sirve la moneda para datar un estrato o el estrato para contextualizar la moneda? En realidad hay una multidireccionalidad en la utilidad y aplicación de las ciencias entre sí mismas. Es más, la pretendida auxiliaridad de algunas de ellas es lo que realmente subraya su importancia, pues es lo que manifiesta su utilidad. Así si C es auxiliar, o digamos útil, a B tanto mejor, y si B lo es a A, todavía mejor. El problema es si A, la ciencia nuclear, por no ser auxiliar, ya no es útil a B y C ¿hemos de concluir que es una ciencia «dependiente» o científicamente inútil? Pues no, porque además de la inducción existe la deducción, los caminos de ida y vuelta, y guste o no A, por muy

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nuclear que sea, también es auxiliar de B y C. En resumen, la cardinalidad debe ser descrita en términos de multidireccionalidad y su concepción jerárquica tradicional es errónea pues en una estructura piramidal en la que cada nivel inferior sustenta a su superior, la cúspide no sustenta nada. En general, a modo de «ley universal», se puede decir que en una jerarquía ascendente la cabeza es lo más carente de sentido. Ahora bien, Capel considera que desdibujar esta cardinalidad tiene serias implicaciones de ordenación académica. Admite que esta ordenación es inoportuna y que quizás convendría revisarse, pero en este caso habría que plantearse muy seriamente los motivos para hacerlo y las bases de la nueva situación, lo que no es tarea sencilla. Todavía no son conocidas, que yo sepa, las razones por las que se creó el Área de Análisis Geográfico Regional. Las que he escuchado han sido interpretaciones bien diversas: estratégicas (el deseo de controlar un espacio en la geografía española), profesionales (creación de un Área de Conocimiento con vocación aplicada a los estudios territoriales y a la ordenación del territorio), corporativas (enriquecer las posibilidades universitarias de la geografía) e incluso epistemológicas (la existencia de tal área como entidad platónica que el desarrollo del conocimiento geográfico había de descubrir necesariamente). Seguramente los que tomaron la iniciativa o se adhirieron a ella deberían narrar esa historia públicamente, para conocer todos los entresijos que llevaron a dicha creación (Capel 2003). También Tapiador siente la necesidad de reorganización, pues la división de la geografía —física, humana y regional— es arbitraria y no obedece a razones epistemológicas sino sociológicas. Chuvieco et al., la consideran muy conveniente para ubicar las TIG en una posición más acorde con sus planteamientos. Parecería entonces que hay consenso en la posibilidad de redefinición de la ordenación académica en geografía, aunque Capel la ve viable pero no conveniente. El problema reside en las motivaciones de cada uno. Capel define unos procesos de divergencia y convergencia, a la vez peligrosos y enriquecedores. La divergencia sería producto de la hiperespecialización que llevada al extremo podría producir una atomización y posterior disolución de la propia geografía. Por otra parte es un camino hacia la exploración, investigación y expansión de la geografía. El proceso de convergencia se da al haber profesio-

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nales formados en otras disciplinas que realizan trabajos geográficos, es un miedo al intrusismo que desvirtúa y devalúa la geografía complicando el panorama laboral a los nuevos geógrafos. Sin embargo esta convergencia puede suponer un aporte de perspectivas y métodos que enriquezcan la geografía. Capel teme que la consideración de las TIG como parte del núcleo de la geografía potenciaría demasiado el proceso de divergencia. Por su parte Chuvieco et al., consideran que precisamente englobar las TIG en el núcleo de la geografía la fortalece ante los procesos de convergencia a la par que impide que se produzca un éxodo dado que Existe un notable riesgo de que estas nuevas disciplinas atraigan también a muchos geógrafos que, de esta manera, abandonen la Geografía para converger en disciplinas que otorgan más valor a los desarrollos y aplicaciones tecnológico-instrumentales, extrayendo de ello el uso y la investigación sobre estos temas, una situación que podría considerarse muy negativa para el futuro de nuestra ciencia (Chuvieco et al. 2005: 42). Pero además de esta discusión sobre el equilibrio entre ambos procesos, Capel (2005) advierte una oscura sospecha. Especula que la posición de algunos de quienes se alinean con el enfoque de Chuvieco et al. puede obedecer a una estrategia para ganar cotas de poder dentro de las esferas departamentales y universitarias a través del control del proceso de afirmación de las TIG y del nuevo espacio que para éstas tecnologías quieren ganar en el núcleo de la geografía. No sé qué alcance y veracidad tiene esta sospecha. Es grave, pero no es ajena a la historia de la Universidad Española. Las nuevas generaciones abrazan corrientes científicas en boga en un determinado momento y con ellas se oponen a las teorías y prácticas ya asentadas y a quienes las defienden. Supongo que es lo que en psicología se conoce como «matar al padre», un paso necesario en la maduración. En todo caso, y al margen de la sospecha de Capel, considero que tanto las consideraciones epistemológicas como las estratégicas, teniendo en cuenta la investigación y el mundo laboral actuales, aconsejan un replanteamiento de la ordenación académica en el sentido propuesto por Chuvieco et al. para enriquecer y actualizar la geografía, siempre y cuando en la docencia no se prime la aplicabilidad frente a la reflexión teórica. Queda por resolver una cuestión nada sencilla. En estos artículos se habla de la geografía como ciencia, de las TIG como técnica y como incipiente cien-

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cia, o para evitar las implicaciones de estos términos, se recurre frecuentemente a utilizar la palabra disciplinas. No es cuestión baladí por cuento respecta a la definición de las relaciones entre estas categorías.

REDEFINIR LA CIENCIA EN BÚSCA DE UN MARCO EPISTEMOLÓGICO COMÚN Cada una de las visiones ofrecidas por estos geógrafos se basa en una concepción particular de la ciencia y del proceso de formación del conocimiento. Así en el fondo de este debate se discute el propio concepto de ciencia, su adecuación geográfica y su relación con las TIG Si el concepto de ciencia está en la base del debate, en lugar de dejar que subyazga, considero oportuno plantearlo explícitamente. Desde la afirmación de las Ciencias Naturales a lo largo del siglo XIX y gracias al espectacular desarrollo de la Física en el siglo XX se creó un paradigma físico-matemático que sentaba las bases de las vías de acceso o formación del verdadero conocimiento: el conocimiento científico. Quizás la formulación más temprana, completa e influyente de este paradigma fue la efectuada por el «Círculo de Viena»: el empirismo lógico, o positivismo lógico, según el cual el único conocimiento aceptable es aquel que o bien resulta de un proceso analítico riguroso o bien es verificable empíricamente, de tal modo que sólo la ciencia empírica, la lógica y las matemáticas pueden considerarse vías epistemológicas válidas. Incluso quienes prestaron atención a las Ciencias Sociales, como Hempel, se vieron influidos por estas ideas y trataron de adecuar las materias sociales y humanas a dicho paradigma. Ésta es la raíz de la frustración de la Nueva Arqueología. Otros han abordado el problema desde otra perspectiva considerando la propia Ciencia una construcción cultural, y por tanto subjetiva, formada por «paradigmas» o «programas de investigación» según Khun o Lakatos respectivamente. Pero además el paradigma físico-matemático mismo en que se ha intentado basar el propio concepto de Ciencia entró en crisis a finales del siglo XX (Wallerstein 2005). Parece que dada la situación no sólo las Ciencias Sociales necesitan una redefinición. Las palabras no son inocentes. Además de sus denotaciones —presentes en las definiciones académicas—, las palabras están cargadas de connotaciones —presentes en el uso social del concepto—, especialmente palabras como «ciencia», por lo que merece la pena considerar definiciones de ciencia,

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más o menos explícitas, provenientes de textos de diverso nivel divulgativo y ámbito académico. En general puede decirse que hay tres aspectos cuya definición delimita el propio concepto de Ciencia: su objeto, su objetivo y su método. En cuanto a su objetivo sorprendentemente que algunas de las definiciones generales eluden explicitar cuál es el objeto de la ciencia. En la de la Real Academia Española es una cuestión omitida, mientras que en la de la Real Academia Española de las Ciencias Exactas, Físicas y Naturales el objeto de la ciencia aparece ambiguo, poco definido mediante la perífrasis «lo que sucede». Las definiciones de Asimov (1982; 18) y Huxley (2000; 23), mediante «el juego limpio de la Naturaleza» y «la experiencia sensorial» respectivamente, implican que la ciencia se ha de ocupar de la realidad y su relación con el ser humano, esto es, del conocimiento de la realidad. También Watsosn, LeBlanc y Redman (1981; 11) consideran que la ciencia debe trabajar sobre el mundo en que vivimos para explicar los fenómenos de la naturaleza. Tapiador (2006) lleva esto al extremo de restringir la parte de la realidad que es objeto de la ciencia a aquella que a priori se puede medir y que «presuponemos que existe». El relativismo cognoscitivo implícito en el reconocimiento de la limitación de la experiencia sensorial de una realidad que sólo alcanzamos a presuponer no concuerda con una posición tan extrema respecto a la mensurabilidad de una parte de la realidad. Además esta condición que impone la posibilidad de medida es, cuanto menos, problemática: si, como parece, se refiere sólo a una realidad directamente accesible y mensurable a través de nuestros sentidos e instrumentos sencillos, entonces la ciencia queda reducida a casi nada; ni la física nuclear, ni la astrología, ni la teledetección, ni por su puesto las ciencias sociales entran en la definición. Todas ellas observan y miden sus objetos de estudio de manera indirecta, a través de las consecuencias de la existencia de entidades teóricas no perceptibles por los sentidos pero no por ello menos reales (por ejemplo, el descubrimiento de un planeta en un sistema lejano por la interrupción intermitente de la luz proveniente de la estrella entorno a la que orbita, cada vez que el planeta se interpone entre dicha estrella y el observador). Por otra parte, si hay una realidad mensurable y otra que no lo es, y la ciencia sólo se preocupa por una de ellas, sus explicaciones serán necesariamente parciales e incompletas. Aunque pueda parecer un buen intento por concretar el mundo, la realidad, la naturaleza, la restricción cuantitativa de Tapiador resulta poco operativa. Es preferible por tanto considerar como objeto

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de la ciencia la realidad o la naturaleza en su enorme complejidad y magnitud, teniendo en cuenta que es parcialmente perceptible directamente, parcialmente perceptible indirectamente con la ayuda de instrumentos de medida y parcialmente hipotetizable en función de las partes del problema conocidas. El objetivo de la Ciencia es la explicación lo más completa posible del objeto de la ciencia. Esta explicación es compleja. En general se pretende llegar y leyes generales que expliquen un fenómeno y permitan predecirlo. Lo afirman claramente Watson, LeBlanc y Redman (1981; 11): «La formulación y confirmación de tales leyes y teorías es el objetivo primario de la ciencia». Para la R.A.E. es la adquisición de «un conjunto de conocimientos (...) sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales». La R.A.C.E.F.N. marca como objetivo la formulación de teorías cuya función es «resolver la ambigüedad, reducir la irregularidad a la uniformidad y mostrar que lo que sucede es, en cierto modo, inteligible y predecible». La ley y la predictibilidad son claves en la mayoría de las definiciones. Es significativo el modo en que Huxley (2000; 23) y Asimov (1982; 18) se refieren a este objetivo. Para el primero es una «teoría explicativa»; para el segundo unas «leyes subyacentes». Considero más acertadas en este punto las palabras de Huxley que las de Asimov. «Es un lugar común la idea de que el mundo está regido por leyes y que la tarea de la ciencia es descubrirlas. Sin embargo, lo que involucra esta pregunta está lejos de ser cosa sin problemas» señala Chalmers (2006; 200) y sospecho que es por estas dificultades que al definir la Ciencia describe el objetivo de la ciencia con manifiesta vaguedad: «llegar a un conocimiento de determinado tipo», o también «concebimos la ciencia como una búsqueda abierta con el fin de mejorar el conocimiento» (Chalmers 2006; 153). Este «lugar común» presupone que las «leyes subyacentes» son entidades reales, lo cual origina un gran problema ya no epistemológico sino ontológico. La realidad no es, que sepamos, como un programa informático del cual, mediante la ciencia, podamos llegar a conocer cada vez más fragmentos de su código de programación. Esta concepción de la realidad conduce a las inevitables preguntas de qué hace que la materia obedezca a dicho código y quién lo ha creado. De este modo no se avanza mucho más allá de la solución que buscó Boyle en el siglo XVII a la pregunta de qué hace que la naturaleza se adapte a leyes: su respuesta fue Dios. Pero los conocimientos científicos no son leyes subyacentes descubiertas sino explicaciones creadas; las leyes no se encuentran, se formulan. Los fenóme-

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nos físicos —una manzana que cae— no se repiten porque una ley lo dicte, sino que esa ley ha logrado explicar un fenómeno del funcionamiento del universo y por tanto es aplicable cada vez que ese fenómeno se repite para explicarlo. Éste es el valor predictivo de una ley: que describe una y otra vez un fenómeno que se repite. Esta es la visión de la ley vista como la expresión de una regularidad que inició Hume. Obviamente hay más que regularidades en el conocimiento científico. La regularidad puede ser o no causal. La causalidad implica una direccionalidad no explícita en la mera regularidad. Hay que tener en cuenta las condiciones en las que esa regularidad se produce y las «influencias perturbadoras» de la misma. Para superar estos escollos Chalmers recurre a las «propiedades disposicionales» de la materia: Si admitimos cosas tales como disposiciones, tendencias, potencias y capacidades en nuestra representación de los sistemas materiales, las leyes de la naturaleza pueden representar estas disposiciones, tendencias, potencias o capacidades (...) Las descripciones de las formas de actuar de las potencias activas involucradas (...) constituyen las leyes de la naturaleza (Chalmers 2006; 205-206). Estoy dispuesto a admitir esto siempre y cuando estas «potencias activas» o «propiedades disposicionales», que no son sino regularidades matizadas, no se consideren entidades reales, en cuyo caso nos encontraríamos de nuevo en el punto donde nos dejó Boyle. Deben considerarse más bien descripciones completas de fenómenos, incluidas sus circunstancias, entendidos los fenómenos como las manifestaciones de los estados de cosas y sus cambios. Pero una descripción y una explicación no son la misma cosa, y la ciencia busca la segunda. La explicación de un fenómeno recurre siempre a la descripción del funcionamiento de las partes que lo componen, pero éstas no son necesariamente explicadas. Ulteriores estudios pueden explicar así mismo alguna o todas estas partes —ahora fenómenos estudiados— recurriendo a nuevas descripciones de las partes implicadas. Por tanto en ciencia se recurre a descripciones operativas de estados de cosas y sus cambios; también a explicaciones completas de los fenómenos, que incluyen descripciones. Ambas cosas son verificables y ambas han sido llamadas leyes, pero son diferentes. Una vez hecha esta matización cabe plantearse si todo conocimiento científico debe ser expresado en forma de ley. Las leyes son válidas para los fenómenos constantes bajo condiciones similares, pero resulta que hay fenómenos naturales donde esa cons-

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tancia no se da. Si la ciencia persigue una explicación global, holística, deberá integrar en sus explicaciones tanto los fenómenos constantes como los inconstantes y por tanto parte de su conocimiento podrá ser expresado en forma de ley y parte no. Pero es más, las leyes científicas no constituyen una «última verdad», sino sólo modelos o teorías explicativas, pues, como admite Asimov, «sin que importe las veces que una teoría haya resistido una prueba de forma satisfactoria, no puede existir ninguna certeza de que no será destruida por la observación siguiente» (Asimov, 1982; 25). Un modelo explicativo o teoría explicativa, como representación de aquellos aspectos esenciales de la realidad para la resolución de una cuestión, puede demostrarse válido a lo largo del tiempo, pero si en un determinado momento hay necesidad de cambiar de escala de trabajo podrán entrar en juego variables que previamente se consideraban no relevantes y el modelo explicativo deberá revisarse, completarse o cambiarse. Así pues el objetivo de la ciencia es la explicación tanto de conjunto como de parcelas de la realidad; la generación de un conocimiento que permita comprender. Pero además se espera que dicho conocimiento científico sea útil o bien por su valor para nuevas investigaciones o bien por su aplicabilidad en la resolución de problemas cotidianos. Así el conocimiento generado por la ciencia puede ser utilizado por la ciencia para la obtención de nuevo conocimiento o puede ser aplicado por la técnica para un determinado fin1. Por ello Huxley (2000; 23) a la «teoría explicativa» añade la «consiguiente acción tecnológica». En resumen, el objetivo de la ciencia es la mejora y adquisición de conocimiento, útil en los términos descritos, sobre el mundo. Este conocimiento se expresa como modelo o teoría explicativa que involucra tanto una representación de los fenómenos —estados de cosas y sus cambios— como su descripción y explicación. Reservamos el término ley, por tradición, para aquellas teorías explicativas sobre fenómenos regulares o constantes. Aceptamos que toda teoría explicativa, como construcción cultural que es, resulta susceptible de ser sustituida por otra mejor conforme se adquieren nuevos conocimientos o se cambien las escalas de trabajo. Por último resta el tercer aspecto propuesto para la definición de Ciencia. El método es un pilar para la ciencia. De hecho muchas veces la propia ciencia 1 «La diferencia radica en que la ciencia genera conocimiento mientras que la técnica aplica ese conocimiento para un determinado fin» (Chuvieco, et al., 2005; 51.). Además la relación entre ciencia y técnica no es una relación «uno a uno» sino «varios a varios».

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se define en función de su método: la ciencia es el proceso de generación de conocimiento según un método determinado y el conocimiento será científico si se deriva de dicho método. Ahora bien, esto que parece lógico y natural en una reflexión epistemológica encierra cierto peligro. Es aquí donde quizás haya pesado más el paradigma físico-matemático. Un método es un procedimiento epistemológico arbitrario diseñado para ser eficiente en el estudio de una faceta de la realidad determinada, con unas limitaciones técnicas de observación determinadas y con unos conocimientos previos determinados. Pero éstas son cuestiones que pueden variar con el paso del tiempo y de un área del conocimiento a otra, de modo que no se puede pretender la convergencia de diversas disciplinas en el método de una predominante, ni definir cuales son científicas y cuales no en función de su adecuación a dicho método. Haciendo esto estaríamos excluyendo de la explicación del mundo facetas de la realidad que serían no susceptibles de conocimiento científico de manera que, una vez más, los modelos explicativos quedarían incompletos. La idea de que un paradigma metodológico con pretensiones universales y ahistóricas deba definir la ciencia se antoja como poco dogmática, al mismo tiempo que ignora la influencia sobre la ciencia que tienen las circunstancias sociales e históricas de los investigadores. Pese a esto, el relativismo de Fayerabend parece excesivo; aunque los científicos estén condicionados por sus propios deseos subjetivos no se puede negar la existencia y trascendencia de los métodos, eso sí, en plural. Chalmers expresa muy coherentemente un relativismo atemperado al escribir que la idea general es, por lo tanto, que en un tiempo determinado pueden modificarse progresivamente partes cualesquiera de la red de objetivos, métodos, normas, teorías y hechos observacionales que constituyen una ciencia, y que las partes restantes de la red servirán de trasfondo contra el cual se darán las razones del cambio. No obstante no será ciertamente posible dar razones para cambiar todo lo de la red de una vez, pues entonces no habría suelo donde sentarse a argumentar (Chalmers 2006; 160). Esta posibilidad de pluralidad y cambio metodológicos exige que el método concreto adoptado sea debidamente explicitado, justificado, debatido, aceptado y contrastado. No obstante se pueden identificar unos procesos fundamentales que forman parte de cualquier meto-

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dología, en tanto que son partes del proceso cognoscitivo y, no lo olvidemos, adoptemos la estrategia de investigación que adoptemos, el órgano con el que la desarrollamos es siempre el mismo, el cerebro, del que por desgracia aún desconocemos casi todo su funcionamiento (de no ser así quizás todas estas reflexiones estarían superadas y parecerían triviales si no absurdas). Las definiciones aquí recogidas aluden a estos procesos fundamentales como: «la observación y el razonamiento» (RAE); «la observación y la lógica» (RAECEFN); «experiencia sensorial», «hipótesis de trabajo» e «inferencias lógicas» (Huxley 2000; 23); «datos observados» y «la razón» (Asimov, 1982; 18); el método «hipotético-deductivo» que consiste en «hipotetizarlo primero y verificarlo después con medidas objetivas» (Tapiador 2006). Hay claramente dos partes fundamentales: la observación y el análisis de lo observado. La verificación es también una parte importante que sólo incluye explícitamente Tapiador. Asimov en sus Cien preguntas básicas sobre ciencia (1997) ofrece una descripción sencilla de lo que considera «una versión ideal del método científico» en seis pasos: Primero se detecta y observa un problema. En segundo lugar se separa y desecha los aspectos no esenciales del problema. Tercero, reunir todos los datos esenciales del problema, obtenidos o de la observación o de la experimentación, para construir con ellos una versión simplificada de la realidad, carente de la distorsión de sus aspectos no pertinentes y con una selección de datos a utilizar, puesto que la realidad misma es inabarcable. En cuarta posición está el análisis de dicha versión simplificada de la realidad mediante herramientas racionales, como la lógica y la matemática, y con la ayuda de los conocimientos científicos previos. Así se debe llegar a una descripción o generalización provisional que explique el problema en forma de breve enunciado o relación matemática: se trata de la hipótesis. Quinto, verificar experimentalmente la hipótesis en función de su valor predictivo o carencia del mismo. En sexto y último lugar queda el rechazo o la rectificación de la hipótesis si no demuestra tener un valor predictivo o su erección al status de teoría o ley explicativa en caso de que lo tenga. El propio Asimov admite que estas pautas no tienen por qué ser seguidas puntualmente y concibe este método como un ideal. Además ya hemos visto como no toda la realidad es susceptible de ser explicada mediante leyes con valor predictivo. En definitiva, hay tres procesos fundamentales sea como sea el método que se diseñe: una observación de la realidad que se desea explicar y la captura de

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datos de la misma; una construcción de una versión simplificada de la realidad que es la representación o modelización; y un análisis e interpretación del modelo. Comentaremos estos procesos más adelante, pues las TIG cuentan con herramientas para ayudar en cada uno de estos procesos. Hay que aclarar que precisamente gracias a la modelización cada disciplina puede adaptarse en función de su objeto de estudio; las variables irrelevantes para el problema pueden ser excluidas de la versión simplificada de la realidad que se construya. Así volvemos a la posibilidad de pluralidad y cambio metodológicos y a la exigencia de debate, justificación, explicitud y contrastación. Así, para sintetizar, se pueden destacar cinco puntos que ofrecen una definición abierta de ciencia —y recordemos que la relación entre significado y significante es una mera convención que podemos modificar de forma justificada y consensuada—: 1. El objeto de la Ciencia es toda la realidad en su enorme magnitud y complejidad pues todo está interconectado. 2. El objetivo de la Ciencia es la generación de conocimiento sobre dicha realidad; un conocimiento que no debe ser sólo descriptivo sino también explicativo. 3. Dicho conocimiento debe ser útil para su aplicación por parte de la técnica o para la generación de nuevo conocimiento y en todo caso para la mejor comprensión del mundo en que vivimos. 4. La subjetividad es inevitable y la única forma de prevenirla es estudiarla y explicitarla. 5. El método, el proceso cognoscitivo para la formación del conocimiento, debe ser explicito, justificado, discutido y consensuado y debe pasar por una observación, una modelización y un análisis e interpretación.

LAS TIG, LA CIENCIA Y LA ARQUEOLOGÍA Las TIG irrumpen directamente en el punto metodológico de la ciencia. Su papel es precisamente observar, representar y analizar información de aquellos planos de la realidad que tienen una dimensión geográfica. De hecho comúnmente se definen como «disciplinas que permiten generar, procesar o representar información geográfica» (Chuvieco et al. 2005; 37). Dada esta definición, no es casual que diversos autores jueguen con las siglas inglesas GIS para descifrarlas como Geographic Information System, como Geographic Information Studies, o como Geographic Information Science (Conesa 2005; 24-25). Esta Cien-

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cia de la Información Geográfica es, siguiendo a Sui (2004; 63), aquella parte de la ciencia que estudia los modos de representar el tiempo y el espacio geográfico. Por otro lado también se han propuesto definiciones más concretas que ven en las TIG el único medio de la geografía para «proporcionar medidas objetivas y permitir el tratamiento y la confrontación de hipótesis con esas medidas con el objeto de incrementar la evidencia empírica de la teoría» (Tapiador 2006). Además ¿qué hay que entender por tecnología?, ¿por qué se definen como conjunto de disciplinas? Generalmente se entiende que el concepto TIG engloba a otros como la teledetección o los SIG, lo cual puede aparentemente alejar éstos de los profundos fundamentos teóricos, conceptuales y científicos que los hacen posibles y que justifican para algunos autores el planteamiento de una ciencia dedicada al estudio de la información geográfica. Este aparentemente alejamiento se percibe si consideramos las TIG como meras técnicas o si arrastrados por expresiones como «tecnología punta» o «de última tecnología» entendemos por tecnología una infraestructura o instrumento de aplicación útil y con matices de novedad y actualidad. Pero en realidad, la tecnología se relaciona con el conjunto de conocimientos científicos, medios y técnicas que permiten la aplicación de la ciencia en actividades prácticas o en la propia investigación científica. De este modo, partiendo de la definición de tecnología, las TIG pueden definirse como el conjunto de conocimientos, medios y técnicas para aplicar la ciencia de la información geográfica en actividades prácticas o en la propia investigación científica. Teniendo en cuenta las definiciones dadas para Ciencia y tecnología, no cabe describir la relación entre los conceptos TIG y GIScience de forma jerárquica pues son en realidad cosas distintas en participación mutua: las TIG se fundamentan en la GIScience y ésta es práctica y aplicable gracias a la primera. Los SIG, la Teledetección, la Cartografía y otras disciplinas afines forman parte de las TIG y participan activamente de forma bidireccional en la GIScience coherentemente con las definiciones aceptadas. La aportación de las TIG a la ciencia es precisamente observar, representar y analizar información de aquellos planos de la realidad que tienen una dimensión geográfica. Significativamente el papel que tanto Chuvieco et al., como Tapiador otorgan a las TIG en el proceso de formación del conocimiento apunta en esta dirección. Para los primeros el gran aporte de las TIG es:

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la eventualidad de disponer de procedimientos y técnicas de análisis que permiten la formalización de un problema concreto, a un nivel de escala abarcable, ofrece una amplia e innovadora gama de posibilidades metodológicas a cualquier investigación, dentro de planteamientos teóricos muy diversos (Chuvieco et al. 2005; 39). Para el segundo la función de las TIG es más restringida y consiste en: proporcionar medidas objetivas y permitir el tratamiento y la confrontación de hipótesis con esas medidas con el objeto de incrementar la evidencia empírica de la teoría (Tapiador 2006). Básicamente las TIG intervienen en la formación del conocimiento en primer lugar mediante una captura de datos que permita objetivar variables, en segundo lugar y como consecuencia facilitando el intercambio de información y datos entre investigadores, y en tercer lugar construyendo representaciones o modelos analíticos capaces de integrar datos de diversos planos de la realidad. La pretensión de objetividad es legítima. Aunque sea un ideal inalcanzable el estudio de la subjetividad permite objetivar la variable si bien el dato permanece subjetivo. Se trata de disponer de procedimientos y medios que permitan obtener y tratar datos con una subjetividad análoga y conocida para todos los casos. Esto los hará susceptibles de análisis conjunto y comunicables dentro de la comunidad científica. Algunas TIG, como la Topografía y la Cartografía desde hace tiempo o la Teledetección más recientemente y aún en experimentación, ya han contribuido notablemente a la objetivación de variables en Arqueología. Sin embargo menor aplicación han tenido las TIG en lo que se refiere a la intercomunicación de datos entre investigadores. En este campo pueden ser de gran utilidad para la Arqueología los conceptos de metadato e IDE (Infraestructura de Datos Espaciales). Los metadatos son datos sobre los datos que informan de su proceso de captura o producción, fecha y autoría del mismo, fiabilidad, etc. Es decir el metadato contiene la información para el estudio de la subjetividad del dato. Las Infraestructuras de Datos Espaciales, como sistemas para la creación de bases de datos y para el acceso telemático a las mismas2, son un medio prometedor para 2 Una definición aceptada sería: «La definición clásica de una IDE es básicamente tecnológica, ya que la presenta como

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que diferentes investigadores compartan los datos y resultados de sus investigaciones. Sería de gran utilidad contar con Infraestructuras de Datos Arqueológicos que contuvieran, por ejemplo, datos paleoambientales o los resultados de los análisis cerámicos así como su método y condiciones de análisis. Las TIG además de ayudar a la observación de la realidad en cuanto a objetivación de variables se refiere, también lo hacen incrementando la precisión en la captura de datos y permitiendo el acceso a aspectos de la realidad difícilmente perceptibles o incluso imperceptibles por los sentidos. Ejemplos de los primero en la práctica arqueológica son los Sistemas de Posicionamiento por Satélite (GPS, Glonass, Galileo), la estación total, la fotogrametría o el escaneado láser. Para lo segundo, a la tradicional y fructífera fotointerpretación se añaden actualmente en esperanzada experimentación la teledetección y el georradar aplicados a la Arqueología. Un aspecto fundamental de la investigación arqueológica en el que las TIG pueden jugar un papel fundamental es la modelización; la construcción de representaciones de la realidad. En este campo son los SIG una herramienta muy valiosa, pues precisamente se definen como conjunto de partes —hardware, software, datos, conocimientos, usuarios...— que trabajan de forma coordinada con un objetivo común: la gestión, análisis y modelización de información geográfica. Ahora bien, dado que la Arqueología trabaja con una realidad presente para la comprensión de una realidad pasada la modelización puede adoptar aquí una doble vertiente. Se puede modelizar la realidad patrimonial actual para mejorar su análisis y gestión, pero también se puede construir un modelo de la realidad pasada a partir de los conocimientos arqueológicos, paleoambientales y geomorfológicos que se tengan. Aunque esto es complicado y nunca podrá constituir una certeza es una vía para combatir el actualismo de los datos que aqueja la aplicación de SIG en Arqueología. una red descentralizada de servidores, que incluye datos y atributos geográficos; metadatos; métodos de búsqueda, visualización y valoración de los datos (catálogos y cartografía en red) y algún mecanismo para proporcionar acceso a los datos espaciales» (Capdevila Subirana, 2004). Un ejemplo de I.D.E. es la I.D.E.E. (Infraestructura de Datos Espaciales de España) que define así sus objetivos en su página Web: «La Infraestructura de Datos Espaciales de España (IDEE) tiene como objetivo el integrar a través de Internet los datos, metadatos, servicios e información de tipo geográfico que se producen en España, a nivel nacional, regional y local, facilitando a todos los usuarios potenciales la localización, identificación, selección y acceso a tales recursos, a través de este geoportal» (www.idee.es).

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En ambos casos la modelización de la realidad arqueológica conlleva integrar datos diversos en un SIG Ésta es la verdadera potencia de los SIG aplicados a la Arqueología. Sin embargo aquí parece abrirse un problema, pues dada la fuerte vinculación actual de los SIG a la informática parecería que éstos son sólo útiles desde una perspectiva cuantitativa, mientras que las sociedades del pasado, la experiencia humana estudiada por la Arqueología, debe contemplar aspectos de la realidad no mensurables y por tanto no integrables directamente en un entorno informático. Afortunadamente hay una posibilidad. Consiste en que las disciplinas pertinentes según el caso estudien previamente esas parcelas de la realidad y construyan su modelo. Si bien esa realidad no era mensurable, su modelo sí puede adquirir forma concreta y es por tanto susceptible de codificación e introducción en el SIG De no ser así difícilmente podrían construirse mapas que reflejen, por ejemplo, el sentir político de los distintos distritos de una ciudad. En Arqueología, si se cuenta con información que lo justifique, pueden de esta forma integrarse en un SIG polos de atracción o repulsión de la población por cuestiones culturales o excluir de un análisis de captación de recursos una zona determinada por motivos religiosos o por una anomalía administrativa documentada. Esta integración de «modelos disciplinares» en un macro modelo permite además el análisis conjunto de los diversos aspectos de la realidad contemplados por la representación construida. Quizás así puedan superarse las «conclusiones por adición» fruto del trabajo de diversos especialistas que construyen sus diversos modelos llegando a sus diversas conclusiones recopiladas al final de las monografías. Se trata de analizar el sistema y no sólo sus partes.

UNA OPORTUNIDAD MÁS TRASCENDENTAL: LA TERCERA CULTURA Y EL MACROSCOPIO Precisamente esta capacidad integradora de las TIG las sitúa en un punto estratégico en ese propósito de redefinición de la parcelación del saber que se anunciaba al principio. Las TIG pueden constituir un marco común en el que «científicos» e «intelectuales literarios» tengan que entenderse. Por ello Conesa (Conesa 2005; 25-26) identifica la geografía con el «nuevo sistema» y los SIG con «el instrumento» que vaticinaba Jöel de Rosnay de cara a comprender el mundo desde una perspectiva global y sistémica:

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El microscopio y el telescopio han sido muy valiosos en el conocimiento científico del universo. Ahora necesitan un nuevo instrumento quienes tratan de entender y organizar con eficacia su actividad en este mundo, tanto si son responsables de las principales decisiones en política, ciencia e industria, como si son agentes individuales (Conesa 2005; 25)3. Es curioso como De Rosnay parece anticiparse al concepto de TIG: el macroscopio no es una herramienta como las demás. Es un instrumento simbólico, hecho de un conjunto de métodos y de técnicas tomadas de muy diferentes disciplinas (De Rosnay, 1977; 1-2). También De Rosnay advierte que los «terrenos vedados» de la educación impiden tener una visión de conjunto, que requiere un nuevo enfoque: el enfoque sistémico: Es este nuevo enfoque [sistémico] lo que simboliza el macroscopio. Se apoya en una consideración global de los problemas o de los sistemas en estudio y se concentra en el juego de interacciones entre sus elementos (De Rosnay, 1977; 3). Quizás las TIG macroscópicas faciliten el surgimiento de la «tercera cultura» en la que confiaba Snow para salvar la división entre «científicos» e «intelectuales literarios». Si bien en las últimas décadas la tendencia es la hiperespecialización, hay que reivindicar tenazmente la necesidad de síntesis. Un gran conjunto de conocimientos hiperespecializados pero aislados entre sí es prácticamente inútil. Como hemos dicho, los SIG pueden convertirse en el instrumento clave para representar y analizar conjuntamente conocimientos geográficos hiperespecializados, y por tanto para hacer su síntesis. En este sentido los SIG serían el macroscopio para aquellas partes del conocimiento que tienen una dimensión espacial y sería de esperar que para otros ámbitos científicos surgieran otros macroscopios. En general puede decirse que se necesita una perspectiva holística y comunicación entre diversas ciencias. «científicos» e «intelectuales literarios» deberían dejar de diferenciarse al participar en la «tercera cultura» de «intelectuales científico-literarios». 3 Conesa traduce la cita de la versión inglesa de 1975 de De Rosnay: The Macroscope: A New World Scientific System, New York. Es mucho más clara la traducción de este pasaje que hace Conesa que la que encontramos en la edición española de 1977, de ahí que la haya seleccionado.

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Es acaso demasiado pronto para hablar de una tercera cultura ya existente. Pero ahora estoy convencido de que esta cultura se aproxima. Cuando llegue, algunas de las referidas dificultades de comunicación serán por fin allanadas; porque dicha cultura no tiene más remedio, pera cumplir su cometido, que entenderse en su propio lenguaje con la cultura científica (...). Hay señales de que ya está sucediendo. Algunos historiadores sociales, además de hallarse en relaciones de buen entendimiento con los científicos, se sienten inclinados a volver la atención hacia los intelectuales literarios (Snow, 1977; 81-82). La investigación obliga cada vez más a la interdisciplinaridad, y para que ésta sea posible es necesaria la comunicación entre científicos, se dediquen éstos a la Geografía, la Arqueología o la Física. Para que esta comunicación sea posible es necesario compartir un lenguaje y un conocimiento básico interdisciplinario común, es decir, una formación global: la «tercera cultura».

SUMMARY: THE ROLE OF GEOGRAPHIC INFORMATION TECHNOLOGIES IN ARCHAEOLOGY The debate started by Capel (2003; 2005), Chuvieco et al. (2005) and Tapiador (2006) pointed out three main themes: the role that Geographic Information Technologies (GIT) should play within Geography according to the different conceptions of science, the convenience of modifying Spanish University Organisation because of the subject of Geography, and academic strategies. In our opinion, GIT should play a really important role in the Geographical research because they aren’t only techniques but whole disciplines that involve explicit procedures and knowledge. And what is more, nowadays GIT form part of almost any geographical research and have the most socioeconomic and labour impact, that’s why it wouldn’t be an appropriate strategy to relegate them to a second term place (Chuvieco et al. 2005). Even if we consider GIT as «instrumental disciplines», subordinated to the nuclear science, we have to admit that their significant utility place them in the centre of any Geographical research (Tapiador 2006). The connection between disciplines should not be discussed throughout a pyramidal approach but it must be done according to multidirectional conception of their utility. Nevertheless, all these considerations point out the need of a reorganisation of a Geography discipline

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in the Spanish University system that must be considered as a really serious issue. According to Capel (2005), it is quite achievable but not convenient at the moment. He considers that recognition of GIT as a specific Area of Knowledge would lead it to an extreme specialisation that might dissolve Geography itself. On the other hand, Chuvieco et al. (2005) consider that giving a central role to GIT in the area of Geography would be the best way of making the science attractive to students, and of interest for the society; also, in long terms, it would be the only efficient method to prevent intrusions into the geographical investigation and practice by non geographers that would balance on the edge with other disciplines or sciences. However, Capel (2005) points out the possible existence of hidden intentions in order to privilege GIT within the Spanish University educational structure. He considers that this might be a strategy of creating a Area of Knowledge pattern in order to dominate it and assure its position in the institutions of higher education. Most of the subjects that were discussed would enclose their epistemological grounds. This fact made difficult the agreement between the authors also because their concept of Science is quite different. That’s why we consider it might be a good idea focusing on the subject of Science. The consolidation of Natural Sciences along the 19th century and the spectacular development of Physics in the 20th century conducted to the creation of the physical and mathematical paradigm of Science. This idea of Science was stated by the Vienna Circle as the logical positivism or logical empiricism. It has had en enormous influence on the Philosophy of Science, and even in Social Sciences through the conceptions made by Hempel. However, by the end of the 19th century the physical and mathematical paradigm of Science ended up in crisis. Khun and Lakatos pointed that the social and cultural implications on scientific structures and theories had been overlooked in the discussion, and nowadays the whole confidence on scientific knowledge is been re thought (Chalmers 2006; Wallerstein 2005). Finally, we managed to outline five general points that might define the essence of Science. It was done through the synthesis and critical approach of some definitions of Science that we have borrowed from several scientific texts that represent diverse popular and academical levels, and which were produced by scientifics from different disciplines as Physics or Archaeology. We have also observed different approaches to this topic before we could conclude that:

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1: The object of Science is the whole reality in all its dimensions and complexity since everything is related. 2: The purpose of Science is the generation of new knowledge about reality. This knowledge should not only describe but also explain the object of Science. 3: Scientific knowledge must be useful in order to apply it via practice or in order to generate further knowledge. And in any case it should be useful for a better comprehension of the world in which we are residing. 4: Subjectivity is unavoidable, that’s why the study and clearness are the only ways to prevent it. 5: The method, the process of the acquisition of knowledge, must be explicit, justified, discussed, and contrasted. In any case, this method will always imply an observation, a representation of a simplified version of reality, and an analysis-interpretation. Although the definition of Science may not be concise enough, we consider that it is capable of offering a common workframe where Natural and Social Sciences can come together. This is of great importance because human behaviour and his communities ought to be studied in relation to physical aspects of the world. And it’s right within the methodological subject where GIT is positioned. Their aim of it is «to generate, to process and to represent geographic information» (Chuvieco et al. 2005). The creation of observations also constitutes the main purpose of GIT that has been described as the only valid method in order to obtain objective measures and to contrast them with hypothesis (Tapiador 2006). These aspects place GIT next to the concept of the Science. Therefore the acronym GIS – usually understood as Geographic Information Systems – is sometimes referred to GIStudies or even GIScience. This sort of Science based on the geographic information is defined as a part of Science that studies the ways of representing time and geographic space (Sui 2004: 63). Since technology can be defined as a sum of knowledges, procedures and resources in order to deal with scientific application while resolving problems or generating further knowledge, the relationship between GIT and GIScience cannot be defined in terms of hierarchy. They must be considered as different subjects that interact: GIScience requires GIT in order to evolve, and GIT receive backing from GIScience. To sum up, the employ of GIT can be of utility in some methodological aspects; mainly in those concerning observation and representation. Even if absolutely objective measures are not possible, GIT

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can be useful in making variable objectives. If all the measures are subjective in the same way and amount, it will be possible to compare them, and analyse them as a whole. Having objective variables that contain homogeneous data allows sharing information. There are two concepts related with TIG that we consider important in order to share scientific data: the metadata and the Spatial Data Infrastructures. The first one is related to the information about the data that is offered. This information involves the method of creation of data, date, author, reliability... and allows studying data itself. In this way other scientists can decide whether to use it or not. The second concept, SDI, refers to databases that are accessible to the scientific community mainly via Internet. It would be really interesting to have Infrastructures of Archaeological Data that would contain, for instance, the results of ceramic analysis, environmental information or radiocarbon dates. The representation through GIT, mainly GIS, permits the integration of different aspects of reality concentrated in one model. This can be the most important contribution of GIT to Archaeology. This allows analysing simultaneously different aspects of reality if we considered it as a system where different parts interact. In order to conclude it can be pointed out that this capacity of integration of different aspects of reality in one model places GIT close to the concept invented by De Rosnay (1977): the macroscope. He sought after a systemic perspective which would allow a whole vision of reality. While telescopes let us explore what it’s far away and microscopes show extremely tiny things, De Rosnay looked for a macroscope in order to observe the whole. Can GIT act as a sort of macroscope? And even more, can GIT be useful within the creation of the «third culture» announced by Snow (1977)?

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INFRAESTRUCTURAS DE DATOS ESPACIALES EN ARQUEOLOGÍA: ARTE RUPESTRE DE ÁFRICA NORORIENTAL (ARANO) POR

ALFONSO FRAGUAS BRAVO*, ANTONIO URIARTE GONZÁLEZ*, JUAN M. VICENT GARCÍA*, VÍCTOR M. FERNÁNDEZ MARTÍNEZ** y ANTONIO MENCHERO FERNÁNDEZ* RESUMEN Se trata la aplicación de las Infraestructuras de Datos Espaciales (IDE) en la gestión e investigación del patrimonio cultural y, en concreto, arqueológico. Una IDE se define, a grandes rasgos, como un Sistema de Información Geográfica distribuido en Internet. Es, por tanto, una herramienta idónea para la difusión y análisis de datos con dimensión espacial, como es el caso de la información arqueológica. En este contexto, es de especial interés su aplicación en regiones con recursos económicos escasos, en las que el acceso a la información presenta importantes trabas para los investigadores locales. De este modo, las IDEs son un recurso idóneo para hacer realidad lo que los teóricos poscoloniales relegan al plano del discurso: la igualación de oportunidades en el acceso al conocimiento como elemento de nivelación social. En la materialización de esta idea juega un papel fundamental la existencia de software libre para el diseño y explotación de IDEs. Dentro de este contexto poscolonial, se presenta la infraestructura de datos espaciales de arte rupestre de África nororiental (ARANO), que recoge en su desarrollo actual las estaciones de Etiopía, Eritrea, Somalia y Djibuti y que pretende incorporar las de toda el África Nororiental. SUMMARY This work shows the use of Spatial Data Infrastructures (SDI) in the management and research of cultural and, specifically, archaeological heritage. A SDI can be broadly defined as an Internet distributed GIS. So it is a suitable tool for spatial data distribution and analysis, for example archaeological information. In this context, it is interesting to apply SDI in regions with scarce economic resources, in which access to information has considerable obstacles for local researchers. In this way, SDI are a suitable resource for achieving what postcolonial theorists relegate to the field of discourse: equalizing opportunity in the access to knowledge as a social leveling factor. For materializing this idea, free software plays a basic role for designing and exploiting SDI. * Instituto de Historia. Centro de Ciencias Humanas y Sociales. CSIC. C/ Albasanz, 23-28. 28037 Madrid (España). E-mail: [email protected]; antonio.uriarte@cchs. csic.es; [email protected]; antonio.menchero. [email protected] ** UCM (Ciudad Universitaria). C/ Profesor Aranguren s/ n, 28040 Madrid (España). E-mail: [email protected]

In this postcolonial context, we present the Northeastern Africa Rock Art SDI (ARANO), which currently includes sites from Ethiopia, Eritrea, Somalia and Sudan, and has the aim of incorporating all those from Northeastern Africa. PALABRAS CLAVE: IDE, arte rupestre, patrimonio cultural, patrimonio arqueológico, internet, África Nororiental, XSL, BASIC, SQL. KEY-WORDS: SDI, rock art, cultural heritage, archaeological heritage, internet, Northeastern Africa, XSL, BASIC, SQL.

0.

INTRODUCCIÓN

Este trabajo presenta el concepto de Infraestructura de Datos Espaciales (IDE) como Sistema de Información (SI) digital adecuado para compartir información arqueológica entre diferentes equipos repartidos alrededor del mundo dedicados a una misma temática. La IDE sitúa a estos equipos en un esquema cooperativo. Posteriormente se expone la metodología empleada en la construcción de un ejemplo operativo: ARANO SDI. Mostraremos la potencia brindada por las IDEs para desarrollar SI para el patrimonio arqueológico, con el la idea de fondo de nivelar la brecha digital (Ramonet, 1996; 2004) existente entre el sur empobrecido y el norte. En el marco de las tecnologías digitales de la información y comunicación (TIC) entendemos que un SI pretende ser un reflejo lo más fiel posible de la realidad que describe (figura 1). Pese a esta intención, la realidad es terca e indómita por lo que no permite ir más lejos de modelar esquemas conceptuales más o menos ricos y exhaustivos dentro del dominio de los datos descritos (ontología en el contexto informático). Multitud de facetas de la realidad se quedan fuera de un SI pero de pretender incorporarlas podríamos terminar creando un SI del tamaño y complejidad de la realidad, lo que lo haría inma-

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nejable, como sin duda serían inmanejables los mapas levantados por los cartógrafos del Imperio imaginado por Jorge Luis Borges ya que coincidían totalmente con aquel (Borges, 2005: 119). Un SI lo componen, grosso modo, datos y acciones sobre esos datos; es decir, los nombres y los verbos del lenguaje natural.

1.

PRINCIPALES PARADIGMAS DE PENSAMIENTO DIGITAL

Los diferentes modos de conjugar esos verbos para actuar sobre aquellos nombres es lo que denominamos paradigmas de pensamiento digital. Los esquemas que organizan los nombres objeto de acción son los metamodelos de datos. Nombres y verbos, datos y acciones se presentan interrelacionados mediante diferentes arquitecturas. Simplificando y reduciendo en extremo podemos adoptar una división trinitaria para cada parte de un SI (tabla 1). Aproximadamente, el discurrir de los metamodelos de datos fue unido a la posibilidad de pensarlos mediante diferentes paradigmas de pensamiento digital. Aproximadamente, en el discurrir del tiempo podemos seriar cronológicamente en la década de 1960 las arquitecturas transaccionales que accedían a datos organizados jerárquicamente mediante lenguajes tipo ‘Goto’ (Dijkstra, 1995 [1968]). Estas derivarían en arquitecturas cliente-servidor en los años 1990 interrelacionando bases de datos relacionales a través de lenguajes estructurado-procedurales (Dijkstra, 1995 [1968]; Kernighan, 1978; Tanenbaum, 1990) mayoritariamente. En estos años iniciales del siglo XXI se está produciendo la evolución hacia arquitecturas navegacionales en las que participan múltiples clientes y

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servidores interrelacionando bases de datos semi-estructuradas gracias a lenguajes orientados al objeto (Beck y Cunningham, 1989; Rubin, 1992; Booch, 1994; Fraguas Bravo, 1994; Quirós Casado, 1994; Fraguas Bravo, 1997; González Pérez, 1999). Pese a lo indicado, no puede trazarse una línea única que ligue necesariamente un paradigma de pensamiento digital a un metamodelo de datos y a una arquitectura de interrelación. Por ejemplo, en su origen Lisp es uno de los primeros lenguajes de alto nivel, sigue el paradigma estructurado-procedural y está orientado a listas, habiendo sido formulado en 1956-58. También orientados a listas están los actuales del tipo Extensible Stylesheet Language (XSL) como XPath o XSLT. ¿No hay nada nuevo bajo el sol? Un programa de ordenador no es más que una secuencia de instrucciones que realizan acciones interactuando con datos de manera condicional y/o repetida. El paradigma del ‘Goto’ fue habitual en los albores de las tecnologías computacionales. De hecho, la arquitectura de los microprocesadores, en tanto que circuitos electrónicos miniaturizados, mantiene ese modo comunicación. Son los lenguajes más próximos a la máquina que resolvían el discurrir de una zona a otra del programa mediante saltos incondicionales, bien mediante la invocación de la posición de la memoria donde se localizaba la siguiente orden a ejecutar (caso del lenguaje ensamblador de los diferentes microprocesadores), bien mediante el acto más simbólico de referir un número de línea (caso del clásico lenguaje BASIC). En esos momentos iniciales los programas estaban diseñados para solventar problemas específicos, eran relativamente pequeños y manejables. El salto incondicional desde una parte a otra de un programa de ordenador se podía seguir (trace) más o menos de manera fácil.

Fig. 1. Esquema del solapamiento entre la realidad y un sistema de información.

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Tab. 1. Relación entre paradigmas digitales de pensamiento, metamodelos de datos y arquitecturas de interrelación.

A medida que los ordenadores fueron comenzando a resolver problemas más complejos el código fuente1 se fue haciendo cada vez más prolijo. Seguir el flujo de los programas, el orden de ejecución de los comandos comenzó a volverse más y más dramático. La abstracción de los diferentes procesos que conformaban el código fuente de los programas supuso la progresiva gestación del paradigma estructurado-procedural que pone el acento en las acciones a realizar. El clásico Teorema de Dijkstra (Dijkstra, 1995 [1968]) propone que cualquier problema solucionable mediante un programa de ordenador puede resolverse organizando el código fuente en tres tipos de estructuras: 1) secuencial, 2) selectiva o condicional, y 3) iterativa. Cualquiera de ellas puede anidarse para cumplir con la lógica del proceso a realizar. Gracias a las sencillas técnicas planteadas por el teorema, seguir y adecuar el funcionamiento del programa resultaba más sencillo a los humanos, a costa de que la máquina tuviera que realizar un mayor número de operaciones. Esta carga superior se veía paliada por las nuevas generaciones de máquinas cada vez más potentes. Por ejemplo, el lenguaje C (Kernighan y Ritchie, 1978) supuso una de las más exitosas implementaciones de los conceptos de la programación estructurada. Gracias al nivel de abstracción del lenguaje C respecto a la máquina se pudo acometer la complejidad de un sistema operativo como Unix2 y hacerlo independiente del microprocesador (del que el lenguaje ensamblador es altamente dependiente). Pese a que aprender los rudimentos de las técnicas estructuradas pudo resultar complejo (quizá más pesado que complejo dada la habitual pereza a aprender nuevas técnicas cuando se dispone de otras bien aprendidas y funcionando), el nivel de abstracción logrado permitió que la programación de ordenadores dejara de estar en manos de unos cuantos intérpretes iniciados en el arcano lenguaje ensamblador de cada microprocesador. En cualquier caso, los be1 El código fuente de un programa es la secuencia de instrucciones que lo componen. 2 En origen acrónimo modificado de UNiplexed Information and Computing System y actualmente registrado como la marca UNIX® propiedad del consorcio The Open Group.

neficios descritos eran muchos y retroalimentaron la generación de nuevo software cada vez más complejo que necesitaba de máquinas más veloces. Probablemente esta espiral continuará mientras sigan existiendo ordenadores y programas. Un nuevo paso en la evolución de los paradigmas de pensamiento digital se efectuó al generalizarse el paradigma orientado a objetos (POO) para poder acometer nuevos sistemas más complejos en los que interactúan objetos con diferentes propiedades (atributos) y métodos (acciones) encapsulados. Pensar en los entornos gráficos de usuario (GUI) en los que se desarrollan los programas actuales (procesadores de texto, sistemas de información geográfica, navegadores de Internet, etc.) puede ser un didáctico ejercicio para comprender el POO. Cualquier elemento dentro de un GUI es un objeto. Gráficamente, por ejemplo, pensemos en cuando arrastramos y soltamos en la papelera de reciclaje un documento que no necesitamos para eliminarlo. Hay dos objetos (documento y papelera) que interactúan entre sí mediante métodos que cambian el estado de las propiedades de los mismos. El documento es arrastrado y dejado caer sobre la papelera que lo recibe. Una vez completada su acción (arrastar) el objeto documento pasa a formar parte de la propiedad tabla de contenido del objeto papelera. Así podríamos continuar describiendo todas y cada una de las relaciones, incluso más detalladamente, pero no vamos a cansar al lector. Lo que interesa al argumento de estas líneas es que este modo de pensar se acerca bastante a la forma de actuar de los seres humanos ante el mundo real. El POO se aproxima al modo de funcionar del pensamiento humano dejando el flujo del programa a la interacción entre objetos que encapsulan atributos y métodos que realizan acciones a partir de esos atributos. Un SI trata de la interacción entre las acciones y los datos. Si las acciones se piensan y codifican según diferentes paradigmas de pensamiento como hemos visto, los datos se almacenan siguiendo un modelo abstracto que permite posteriormente su recuperación más o menos ágil. Un modelo de datos consta de las entidades a manipular, de los atributos de esas entidades y de las relaciones de las entida-

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Fig. 2. Interfaz de comunicación de ARANO.

des entre sí. Los modelos de datos son quizá las piezas más difícilmente modificables de un SI. No por problemas técnicos sino porque las organizaciones suelen ser conservadoras en todo aquello relacionado con sus datos, pues es a partir de ellos que se logra la información y se destila el conocimiento. Pese a lo dicho, lentamente se ha ido produciendo una evolución de los modelos de datos. Un buen ejemplo para pensar el metamodelo jerárquico sería el árbol de directorios-carpetas de Unix-Linux o de DOS-Windows. La diferencia entre el metamodelo jerárquico (cada elemento tiene un único padre) y el de red es que un elemento inferior de la jerarquía puede tener varios padres. Así definida, una jerarquía es un caso particular de una red. Este modelo de datos fue desarrollado en colaboración entre el gobierno estadounidense y diferentes empresas privadas en la Conference on Data System Languages (CODASYL) en 1959. Producto de esta conferencia fue la emisión de un conjunto de recomendaciones por parte del grupo de trabajo Data Base Task Group (Olle, 1978). Este metamodelo de datos se asienta en un único archivo monolítico de datos en el que se almacenan las diferentes entidades que lo forman (los registros), los cuales se enlazan entre sí formando un árbol (conjunto de nodos conectados). Al estar orientados al registro, en los sistemas jerárquicos es necesario reorganizar toda la información en disco ante cualquier modificación en el esquema de los datos. Bases de Datos clásicas como IMS

(IBM) implementan el modelo jerárquico; IDMS (Cullinet), DMS-1100 (Sperry Univac), IDS II (Honeywell) y UDS (Siemens) utilizan la organización en red. El metamodelo relacional está asentado en la teoría de conjuntos matemática y en la lógica del predicado. Este modelo organiza los datos en relaciones entre tuplas de filas que a su vez están divididas en columnas. Edgar Frank Codd (1970) sentaría las bases del modelo relacional. Desde los laboratorios de IBM en San José (California, EEUU), Codd definiría un sólido y analítico metamodelo de datos pese a que la empresa para la que trabajaba desoyera sus postulados. IBM en ese momento dominaba el mercado de las bases de datos con sus productos basados en el metamodelo jerárquico. El metamodelo relacional independiza los datos fragmentándolos en sus unidades de información y sus relaciones para garantizar que «future users of large data banks must be protected from having to know how the data is organized in the machine (the internal representation). [...] Activities of users at terminals and most application programs should remain unaffected when the internal representation of data is changed and even when some aspects of the external representation are changed. Changes in data representation will often be needed as a result of changes in query, update, and report traffic and natural growth in the types of stored information» (Codd, 1970: 377). A partir de 1980 los vaticinios de

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Fig. 3. Página de entrada del geoportal ARANO.

Codd parecen cumplirse tras la implantación masiva del nuevo metamodelo de datos, una vez adoptado por parte de la entonces joven compañía Oracle. SQL (Structured Query Language) se convierte en un potente lenguaje de consulta para datos almacenados según el modelo relacional y que, en principio, puede emplear cualquier usuario relativamente entrenado sin depender de los programadores que diseñaron el sistema. SQL utiliza el álgebra y el cálculo relacional para acceder a los datos garantizando la integridad de la información recuperada, al tiempo que dispone de una sintaxis próxima al inglés. Por ejemplo «SELECT NOMBRE FROM YACIMIENTOS WHERE PAIS=’Somalia’» seleccionará los nombres de todos los yacimientos de Somalia de una hipotética base de datos de yacimientos. Para garantizar el funcionamiento óptimo el diseño según este metamodelo requiere un proceso de normalización que puede resultar, en función de la realidad a modelar, ciertamente complejo. Bases de Datos como Oracle, PostgreSQL, SQL Server o MySQL implementan el metamodelo relacional. El metamodelo semiestructurado facilita que los ordenadores se adapten a la información en lugar de

a la inversa, como ocurre en el relacional. La versatilidad del modelo relacional tiene dos problemas principales si lo comparamos con el metamodelo jerárquico: 1) el tiempo requerido para realizar una operación sobre la base de datos será directamente proporcional al tamaño y complejidad del diagrama de relaciones entre entidades que definan su modelo, al contrario de lo que ocurría en el modelo jerárquico; 2) si se pierde información estructural de la base de datos, no podremos recuperar nada, pues al estar atomizados los datos dependen unos de otros para representarse (Daum y Merten, 2002: 94-95). Podría argumentarse en contra de la segunda objeción indicada que los sistemas gestores de bases de datos relacionales implementan controles para garantizar la información referencial del sistema, sin embargo esos controles refuerzan la primera crítica planteada. El despegue imparable de los servicios hipertextuales basados en la WWW ha modificado las reglas de la información digital a partir de la década de 1990 y fundamentalmente hacia el final del milenio. En muy poco tiempo la cantidad de información digital accesible desde la WWW ha crecido exponencialmente y gestionarla de manera óptima comienza a esca-

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par del metamodelo relacional (Daum y Merten, 2002; Florescu, 2005; Sperberg-Mcqueen, 2005). En estos momentos nuevos metamodelos de datos se están definiendo para dar cuenta de la creciente cantidad y complejidad de los datos disponibles. Las arquitecturas navegacionales en las que se fundamenta la WWW distribuyen la carga de trabajo del almacenamiento y gestión de la información semi-estructurada del mundo real. En la arquitectura transaccional un terminal ciego solicita (mediante una transacción) los datos al sistema que los custodia y es este último quien realiza todo el proceso de extracción y preparación de los datos. En la arquitectura cliente-servidor se diferencian claramente los roles de quién procesa la información (cliente) y quién la sirve (servidor). En la arquitectura navegacional varios clientes pueden consumir la información de varios servidores, procesándola y sirviéndola a su vez. Un buen ejemplo serían los llamados Mashups, en los que queda nivelado el trabajo en equipos distribuidos a lo largo del mundo (bien es cierto que el mundo inmerso en la era digital). Por supuesto, con todos los problemas de validación y veracidad de la información obtenida pero ¿no hemos de aplicar nuestros cánones igualmente en una biblioteca tradicional (habitualmente editorial, autor, etc.)? (Shapiro, 2001 [1999]: 221234). La heterogénea procedencia de la información existente sobre el arte rupestre del Cuerno de África (variadas potencias coloniales, investigadores con criterios diferentes, equipos de investigación diversos, etc.) como parte del mundo real nos hizo optar por el metamodelo semi-estucturado para organizar la información del corpus de arte rupestre del Cuerno de África.

2.

IDEs Y SOFTWARE LIBRE PARA EL ARTE RUPESTRE DEL CUERNO DE ÁFRICA

El corpus rupestre referido ha sido diseñado como una IDE asentada en los paradigmas tecnológicos orientado a objetos y estructurado-procedural, bases de datos semi-estructuradas y arquitectura navegacional de clientes-servidores. Los vértices del cuadrado que delinea una IDE son información, tecnología, recursos humanos y legislación (Guerrero, I., Com. Per.). Todos ellos son importantes pero en este trabajo nos vamos a centrar principalmente en la parte tecnológica. Así, en su aspecto tecnológico una IDE es una arquitectura orientada a servicios (SOA) (Muro Medrano, 2006), una aplicación web. Coloquialmente, podemos decir que una IDE es un Sistema de Infor-

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mación Geográfica (SIG) interoperable y distribuido en Internet. La adecuación a los estándares facilita la interoperabilidad de una IDE, estándares relativos tanto a la metadatación de la información como a la existencia de una serie de protocolos públicos para el acceso y el consumo de los datos (tanto por máquinas como por humanos) (fig. 2). La metadatación consiste básicamente en describir profusamente los diferentes archivos de datos. Existe normativa internacional al respecto (ISO 19115, Dublin Core Metadata Initiative DCMDI)3. Resumiendo, el núcleo de una IDE está necesariamente soportado por acuerdos, como la iniciativa SDI Africa auspiciada por la Economic Commission for Africa (ECA), por la Global Spatial Data infrastructure Association (GSDI) y por EIS-Africa, con la colaboración del International Institute for Geoinformation Science and Earth Observation (ITC)4. Dado el interés de este trabajo en participar en la lucha política para mitigar dentro de sus posibilidades, ciertamente pequeñas, las desigualdades sociales de la sociedad 20:80 (un 20% rico que consume el 80% de los recursos mundiales frente a un 80% pobre que consume un 20%), la IDE propuesta se articula en torno al software libre (free software) y de código abierto (open source). Una confusión habitual de conceptos se da entre software libre y software gratuito (freeware). En la Free Software Foundation (FSF, http://www.fsf.org/) (agrupación de referencia sobre el software libre), fundada por el programador y hacker Richard Stallman en 1985, se indica que para entender el concepto se debería pensar en «free» como «libertad de expresión» (free speech) y no como «almuerzo gratis» (free lunch). El software libre es un asunto de libertad y no de precio. Libertad para ejecutar, copiar, distribuir, estudiar, cambiar y mejorar un programa. El concepto de có3 Dada la complejidad de esas normas, para el caso español se consensuó el Núcleo Español de Metadatos como una serie mínima de datos sobre los datos, un subconjunto de la norma ISO junto con el DCMDI. Existen diferentes utilidades para generar los metadatos como la de dominio público adaptada para la norma ISO completa, DCMDI y el subconjunto del NEM (CatMDEdit). 4 Otro ejemplo sería el acuerdo alcanzado por el Parlamento europeo: INSPIRE (Infraestructure for Spatial Information in Europe) que es una iniciativa de la Comisión Europea que se ha materializado en la directiva 2007/2/CE de 14 de marzo de 2007. En esta directiva europea se define IDE como una agregación de «metadatos, conjuntos de datos espaciales y los servicios de datos espaciales; los servicios y tecnologías de red; los acuerdos sobre puesta en común, acceso y utilización; y los mecanismos, procesos y procedimientos de coordinación y seguimiento establecidos, gestionados o puestos a disposición de conformidad con lo dispuesto en la presente Directiva» (D.O.U.E. 25.4.2007: L108/5).

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Fig. 4. Mapa de distribución de arte rupestre en el Cuerno de África.

digo abierto se refiere, también, a la posibilidad de acceder libremente al código fuente de un programa (ver nota 1). Se utilizó por primera vez en 1997 por algunos usuarios de la comunidad FSF, principalmente Eric S. Raymond (último compilador de Jargon file o el libro de la jerga hacker) y Bruce Perens (líder del proyecto Debian5 de 1996 a 1997). La diferencia entre ambas posturas es más filosófica que otra cosa. Mientras que Raymond y Perens abogan por actualizar el término, dado que software libre es un concepto muy ambiguo y difícil de introducir en el mundo empresarial, Stallman, fiel a su posturas políticas y morales6, ha continuado desentendiéndose en 5 Distribución del sistema operativo Linux (Unix libre cuyo núcleo fue codificado en 1991 por Linus Torvald) en la que se ha basado el popular Ubuntu que tiene como eslogan: «Linux para seres humanos»). 6 En numerosos foros y páginas de la WWW de reconocido prestigio atribuyen a Stallman las siguientes palabras pronunciadas durante una conferencia: «Que las empresas tengan especial influencia en la política significa que la democracia está enferma. El propósito de la democracia es asegurarse de que los ricos no tengan una influencia proporcional a su riqueza. Y si tienen más influencia que tú o que

cierta medida de las corporaciones. Las corporaciones rechazan el concepto de software libre mientras que han abrazado con ardor la idea del código abierto (IBM, Corel, Netscape, Microsoft, etc.). Tanto FSF como OSI (Open Source Initiative, http:// www.opensource.org/) trabajan juntos en múltiples proyectos, lo que demuestra que, en la práctica del usuario que utiliza programas con este tipo de «licencias»7, ambos términos resultan equivalentes. Sin embargo, en la práctica del desarrollador de código abierto, este término sea quizá algo más restrictivo que software libre (aunque sólo fuera por haber eliminado la palabra libertad). Puesto que una de las convicciones de este trabajo es que el modelo cooperativo de desarrollo tecnolóyo, eso significa que la democracia está fallando. Las leyes que obtienen de esta forma no tienen autoridad moral, sino la capacidad de hacer daño». 7 Free software, Open source, Public domain software, Copylefted software, Non-copylefted free software, GPL-covered software, The GNU system, GNU programs, GNU software, Non-free software, Semi-free software, Proprietary software, Shareware, Freeware, Private (custom) software, Commercial software, Apache license, etc.

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Fig. 5. Pintura rupestre en el abrigo de Las Geel (Somalia) (Guther et al. 2003: fig.5).

gico es más fecundo en logros para el conjunto de la humanidad que el modelo individualista, estando en conjunto más cerca de las posturas ideológicas de Stallman que de las de Raymond y Perens, la arqui-

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tectura funcional del SI propuesto está diseñada para que la información esté distribuida en múltiples máquinas alrededor del mundo, fortaleciendo la colaboración entre los diferentes centros de investigación. Los diferentes equipos de investigación podrán servir contenidos de diverso tipo (textos, fotografías, servicios, imágenes de satélite, etc.), aprovechando los equipos situados en países más desfavorecidos toda la potencia tecnológica adquirida por los países ricos y los países ricos la cercanía a los yacimientos estudiados por los equipos locales. La clave para poder compartir, como ya se ha dicho, es la existencia de protocolos públicos de acceso a la información. La implementación técnica se articula sobre la red de redes que es Internet. El identificador universal de recurso (URI), que es una cadena que identifica de forma unívoca un recurso en una red, se instituye como el aglutinador de datos y programas. Es decir, mediante URIs podemos acceder tanto a los datos como a los servicios que los consumen. Simplificando, podemos decir que, detrás de esos punteros que son las URIs, encontramos diferentes servicios y conjuntos de datos. En el caso de una IDE, los programas que se encargan de ofrecer servicios pueden

Fig. 6. Visualización de la información general de una estación rupestre catalogada en ARANO.

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utilizar un servidor web de aplicaciones que facilite la labor de servir nuevos servicios, un servidor geográfico que permita servir capas geográficas, y un motor de bases de datos nativa XML. Dado que las URI son, en ocasiones, localizadores universales de recursos (URL), pueden ser consumidas por clientes ligeros, como es el caso de navegadores web. Por ejemplo, el URI y el URL de la IDE propuesta es http://www.arano.co.nr/. ARANO SDI aspira a convertirse en la IDE con información sobre las localizaciones con arte rupestre de África Nororiental (fig. 3) que dé servicio a toda la comunidad en pie de igualdad. En la actualidad el corpus conocido y almacenado se corresponde mayoritariamente con representaciones humanas y de bóvidos, probablemente domésticos (fig. 5), con diferentes niveles de esquematización. El estilo etíope-arábigo fijó una larga tradición historiográfica que surgió de los trabajos seminales de Henri Breuil (1934). Definido por Pavel ¢ervi¤ek (1971), el estilo etíope-arábigo ha sido empleado para vincular diferentes paneles desde Argelia hasta la Península Arábiga, dividiéndolo en dos sub-estilos con carácter cronológico. El estilo etíope-arábigo ha sido emplea-

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do como sistema clasificatorio por todos los estudios sobre el arte rupestre de la zona clásicos (¢ervi¤ek, y Braukamper, 1975; ¢ervi¤ek, 1976, 1979; ¢ervi¤ek, y Kortler, 1979) y más recientes (Joussaume, 1981; Brandt y Carder, 1987; Joussaume, 1995; Calegari, 1999; Bouakaze-Khan, 2002; Gutherz et al., 2003). Aunque, a partir de los trabajos de Le Quellec y Abegaz (2001), que introducen la noción de escuela en oposición a estilo al fijarse en lo que separa a los diferentes paneles pastorales en lugar de en lo que los une, han comenzado a aparecer algunas voces discordantes con el paradigma de un estilo etíope-arábigo monolítico (Le Quellec, 20012002; Fraguas Bravo, 2007). Con todo, en un reciente trabajo Joussaume (2007) sigue hablando de varios estilos en el arte del Cuerno de África, aunque claramente circunscritos geográficamente. La aparente similitud iconográfica quizá pudiera explicarse por convergencia cultural en el contexto de sociedades de ideología pastoral (Fraguas, 2007). Algunos diseños geométricos han sido interpretados como el estadio final de la evolución-abstracción de la imagen del bóvido (Clark, 1954; Graziosi, 1964a, 1964b; Calegari, 1999). Presentes en menor propor-

Fig. 7. Interfaz de consultas pedefinidas y XQuery para la información alfanumérica de ARANO.

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Tab. 2. Indicadores del Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008 de la ONU de los países del Cuerno de África y España.

ción que los motivos figurativos aparecen algunas figuras geométricas, probablemente relacionadas con rituales propiciatorios de la lluvia relativamente recientes y que encuentran paralelo iconográfico en zonas de África oriental (Fernández y Fraguas, 2007). No existiendo dataciones absolutas directamente sobre los motivos, se las sitúa convencionalmente entre el III milenio a.n.e. y el cambio de era por paralelos iconográficos con la cerámica del Grupo-C nubio y algunas fechas radiocarbónicas tomadas sobre carbones en catas de sondeo realizadas bajo los paneles rupestres. Los cuatro países que actualmente ocupan esta zona son Etiopía, Eritrea, Djibouti y Somalia. Según los indicadores del Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008 de la ONU (http://hdr.undp.org/en/reports/global/hdr2007-2008/chapters/spanish/) (tabla 2) los países de la zona tienen puestos muy bajos. En el rango medio (71-155) se encuentra Djibouti (149). En el rango bajo (156-177) se sitúan Eritrea (157) y Etiopía (169). Somalia, de la que no se puede calcular su IDH por falta de datos, está incluida por el informe entre los países menos adelantados (sic). Obviamente existen infinitos ámbitos en los que la ayuda internacional es más necesaria e importante. Sin embargo, la intención que nos ha movido a implementar ARANO SDI, en el modo que se describe en este texto, es habilitar los mecanismos necesarios para que las instituciones de investigación de estos países dispongan de similares recursos técnicos a los del rango alto (1-70), por ejemplo, España (13). Es importante dar de comer pero también lo es habilitar los mecanismos para que los países del Cuerno de África escalen puestos en la clasificación del IDH.

En la actualidad, el prototipo de portal web para la interacción de los usuarios humanos del SI está formado por tres grandes bloques: 1) servicios de consulta y actualización de una base de datos nativa XML que codifica la información de cada yacimiento según el lenguaje AranoML (lenguaje XML de modelado) (figs. 6 y 7); 2) un visor básico de mapas (fig. 8); y 3) la posibilidad de descargar de una lista los archivos de datos en su formato de almacenamiento original (mayoritariamente archivos .shp que se han convertido en el estándar de facto). Los servicios web (web services, WS) habilitan que los usuarios-máquina interoperen con los datos almacenados en ARANO SDI. Estos WS son utilizados por la interfaz humana mencionada para desarrollar su trabajo y son los siguientes: 1) los relacionados con la gestión de yacimientos (inserción, actualización, consulta y eliminación); y 2) WS para acceder a los diferentes geodatos (por ejemplo, una capa de puntos con las localizaciones de arte rupestre) según los protocolos del Open Geospatial Consortium (OGC). Los protocolos utilizados en ARANO SDI son: 1) Web Map Service (WMS) para la obtención de mapas; 2) Web Feature Service (WFS) para la obtención de los elementos vectoriales; y 3) Web Feature Service Transactional (WFS-T) para poder añadir nuevos puntos georreferenciados de estaciones con arte rupestre. La arquitectura funcional de ARANO SDI (fig. 9) se articula en torno a una serie de URIs a los documentos de cada yacimiento según el lenguaje AranoML, a las diferentes imágenes de los paneles, a los servicios que permiten interactuar con esos documentos, y a los diferentes servicios WFS, WCS y WMS para utilizar los geodatos relacionados. Todas estas URIs refieren URLs que están en la actualidad alber-

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INFRAESTRUCTURAS DE DATOS ESPACIALES EN ARQUEOLOGÍA

Fig. 8. Visor de mapas presentando la información espacial gestionada por ARANO.

Fig. 9. Diagrama de la arquitectura funcional de ARANO.

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Fig. 10. Diagrama de la implementación tecnológica de ARANO.

gadas en un único servidor físico, pero no existe ningún impedimento tecnológico para que apunten a multitud de servidores, pudiendo aunarlas (y con ellas la información que referencian) en, por ejemplo, una única consulta. Es decir, la información podría estar distribuida. Como software de base, en la implementación tecnológica de ARANO SDI (fig. 10) se han empleado diferentes programas. Como servidor de aplicaciones se ha usado Apache Tomcat. Sobre él se ha desplegado la parte alfanumérica, compuesta por Arano-local y Arano-catalog, y la parte espacial, formada por Geoserver. Arano-local y Arano-catalog son las aplicaciones web que funcionan como código ad-hoc para implementar la base de datos nativa XML. Ambas se valen del framework de desarrollo Apache Cocoon, también desplegado sobre Tomcat. Los desarrollos futuros del SI propuesto pasan por la presentación a los países del área y a aquellos investigadores que pueden estar interesados en el sistema con la finalidad de ampliar el corpus, para lo cual se trabaja en la formulación de una conferencia internacional. En el aspecto puramente tecnoló-

gico se está migrando la información a una base de datos nativa XML (eXist). Concluyendo, la utilización de software libre y de código abierto en el diseño e implementación de ARANO SDI, así como la adhesión a los estándares internacionales auspiciados por el OGC facilitan el acceso a la información geográfica a los países más desfavorecidos. En las conclusiones de la conferencia AfricaGIS2005 (Tshwane, Sudáfrica), se reconoce la oportunidad brindada por la información geoespacial para el desarrollo de África (VV.AA., 2005). Pensamos que el patrimonio cultural también forma parte de la mejora de las condiciones de existencia de África. La implantación de IDEs como ARANO en el resto de las áreas y períodos estudiados arqueológicamente facilitará el acceso a la información y a la investigación distribuida y cooperativa al laboratorio de ideas (think tank) mundial, lo cual propiciará una participación más «igualitaria» de los países con menos recursos en el proceso de generación de conocimiento, desplazando las propuestas «universales» de los países ricos y generando un verdadero conocimiento mestizo.

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PRESENTACIÓN DE UN NUEVO SISTEMA DE GESTIÓN GLOBAL EN ARQUEOLOGÍA: CVSIG, UNA INFRAESTRUCTURA DE DATOS ESPACIALES EN ARQUEOLOGÍA POR

M. Á. BRU CASTRO*, M. RETUERCE VELASCO**, M. FARJAS ABADÍA***

RESUMEN En el presente artículo se exponen las bases para un nuevo proyecto de gestión del yacimiento arqueológico de Calatrava la Vieja (Carrión de Calatrava, Ciudad Real), en el que se plantea la implantación de una Infraestructura de Datos Espaciales (IDE) como sistema de gestión global, utilizando como herramienta los SIG, y su potencialidad como integrador de informaciones cartográficas a diferentes escalas, indispensables en la continua codificación gráfica de la información arqueológica, con informaciones documentales de diverso ámbito y entidad, presentadas en bases de datos. Se analizan en el artículo una serie de pautas fundamentales, a tener en cuenta en un proyecto de esta envergadura, que deben servir de referencia a lo largo del trabajo, de esta forma se presentan las cuestiones claves de interés que puede conllevar la aplicación de estas herramientas en la gestión de un yacimiento arqueológico, así como de su entorno tanteando las posibilidades de su proyección y utilidad. A partir de esta presunción, se presenta la compleja diacronía del complejo de Calatrava «la Vieja», desde su primera ocupación en la Edad del Bronce, hasta su abandono en el siglo XV, destacando su continuidad y la importancia de nuestras actuaciones que han de ser igualmente expuestas. Partiendo de este «palimpsesto» evolutivo presentado, se analizan las posibilidades que ofrecen los SIG a través de las diferentes relaciones que podamos obtener con las Bases de Datos y analizando la potencialidad de su aplicación en estudios inter-site. Además, se plantean las premisas que debería tener la Base de Datos, «caballo de batalla» fundamental para la correcta inserción digital de datos, para su interrelación con otros datos y con el posterior análisis y estudio de sus relaciones con las diferentes realidades del yacimiento. En último lugar exponemos las primeras pautas de trabajo que hemos realizado en la codificación digital del yacimiento y de su georreferenciación espacial, para su posterior inserción en el Sistema de Información Geográfico. Éste exige una correcta ubicación geo-espacial, y con ello un amplio trabajo de aplicaciones topográficas para crear una geometría espacial y una cartografía de calidad suficiente para insertar información real de las diferentes evidencias, * * Becario de Posgrado de la Universidad Autónoma de Madrid. E-mail: [email protected] *** Director del yacimiento de Calatrava «la Vieja». Email: [email protected] *** E.T.S.I. en Topografía, Geodesia y Cartografía. Universidad Politécnica de Madrid. E-mail: [email protected]

que se pueden encontrar en un yacimiento de estas características. SUMMARY On this paper there will be exposed the aim for a new project to manage the archaeological site of Calatrava la Vieja (Carrión de Calatrava, Ciudad Real), considering the implementation of a «Space Data Infrastructure» (IDE) as a global managing system, using GIS tools by its capacity to consolidate cartographic information in different scales, necessary for the continuous graphic codification of the archaeological information, coming from different sources as field and nature, registered on the data bases. This article analyzes the basic and fundamental guidelines to be consider on a project of this magnitude, and should be reference along the work, as the way to show up the key questions that can arise with the application of these tools on the management of an archaeological site, also as its environment considering the possibilities on further utilities. Considering what we have mention below as the staring point, we present the complex evolution in time of the habitable structure of Calatrava la Vieja, from its first occupation on the bronze age until its abandon in the 15´Th century, emphasizing its continuity and the relevance of our actions that have to be registered as well. From this evolutive «palympsest» presented, the possibilities offered by the GIS are analyzed through the relations that we could obtain from the data bases and analyzing the potentiality of its application on inter-site studies. Those are the premises that a Data Base should have to enter correctly the digital inputs, to interrelate with other inputs for further analyze of the different realities of the archaeological site. Finally, we would like to put forward the initial work guidelines that we have done on the digital codification of the archaeological site and its geographic-space reference, for its further GIS input. This will demand a correct geographic-space location and a large topographic application works to create a space geometric and a high quality cartography enough to input real information of the different evidences that can be found in a site like this one. PALABRAS CLAVE: Edad del Bronce, Edad del Hierro, Edad Antigua, Edad Media, Calatrava la Vieja, IDE, inter-site, ubicación geo-espacial, cartografía. KEY-WORDS: Bronze Age, Iron Age, Ancient Age, Middle Age, Calatrava la Vieja, SDI, inter-site, geographic-space location, cartography.

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M. Á. Bru Castro, M. Retuerce Velasco y M. Farjas Abadía

INTRODUCCIÓN, PRESENTACIÓN DEL PROYECTO El proyecto CVSIG se presenta desde un principio como un nuevo sistema de gestión de datos en arqueología que, en concreto, pretende centrar la compleja labor interdisciplinar de diversos equipos de investigación, creando una Infraestructura de Datos Espaciales, que tiene como fin albergar la información planimétrica y contextual de los diferentes bienes patrimoniales, tanto muebles como inmuebles, permitiendo una mayor accesibilidad y análisis de los datos, y facilitando el desarrollo de una interpretación de la compleja variación ocupacional del yacimiento de Calatrava la Vieja1. Nuestro planteamiento además, no encierra el área exclusiva de aplicación del yacimiento, sino que plantea el manejo de diferentes escalas de información, trabajando en los medios de explotación y desarrollo económico de las áreas circundantes, así como la posibilidad de análisis de vinculaciones materiales halladas en el yacimiento, con materias primas del entorno, traduciéndose en estudios de explotación metalúrgica (Barrio et alii, 2008), monetal (Hernández-Canut, Hervás y Retuerce, 2006) o ceramológica (Zozara, Retuerce y Aparicio, 1995; Thiriot, J., Hervás, M.Á. y Retuerce, M., 2008; Hervás, Retuerce y Thiriot, 2009; Melero, Retuerce y Hervás, 2009; Pérez y Retuerce, 2009; Retuerce, Hervás y Juan, 2009) hasta análisis de patrones zoo-arqueológicos y sus correspondencias con su entorno (Morales et alii, 1988; Aguilar, 1990; Roselló y Morales, 1991). El proyecto no se centra sólo en un período del yacimiento, el medieval, si no que pretende abarcar todo el patrimonio circundante, para de esta forma tener una gran variabilidad de datos y del conocimiento de la ocupación de esta franja del río Guadiana. Por otro lado, no deseamos dejarnos ensimismar por la tecnología y su evolución y no queremos tratar los objetos como meros elementos aislados en el espacio; asimilamos la concepción del espacio y del territorio arqueológico como lugar de desarrollo de identidades, de transformaciones, contactos y reflejo de los cambios sociales, pero también como un lugar de 1 Este proyecto basa gran parte de su diseño teórico, en otras aplicaciones desarrolladas en Europa, en concreto en la escuela italiana de Siena, donde los estudios intra-site ( o del yacimiento) están reportando un gran apoyo en la continua y compleja codificación de datos de las excavaciones intensivas, para una mayor explotación de los datos en las etapas interpretativas. Por poner algunos ejemplos relevantes, citamos el ya clásico trabajo de la colina del Poggio Imperiale (Poggibonsi) (Nardini 2000) o, entre otros, el que se desarrolla en el yacimiento del Castillo de Miranduolo (Chiusdino, Siena) (Peripimeno, 2006; Peripimeno y Salzotti, 2006).

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memoria, donde la sociedad grababa, y aún en la actualidad graba, su conceptualización del paisaje o del espacio circundante (Bernand y Ashmore, 1999)2. Pero no por ello queremos ignorar la importancia que la ubicación y la contextualización de la cultura material nos facilita para el planteamiento analítico posterior. Comprendiendo que si esta premisa es necesaria, creemos que debe equilibrarse con las nuevas aproximaciones metodológicas, y no tratando los datos como algo exterior a la cultura (Clarke 1968; Hodder 1986). No siendo este párrafo una excusa para salvaguardar nuestros estudios de etiquetas procesualistas, si no para evidenciar en un corto espacio explicativo que se pueden compaginar, gracias al uso de estas herramientas, diferentes tipos de análisis. Antes de continuar con el planteamiento, queremos destacar que éste se inscribe en una línea de investigación de sistemas de adquisición de datos patrimoniales, tratamiento y gestión de los mismos, que tendrá como fin la realización de una tesis doctoral sobre esta nueva metodología de aplicación para la gestión patrimonial en el yacimiento de Calatrava «la Vieja». La investigación se ve favorecida por el apoyo, tanto documental como personal, de los directores del yacimiento —Dr. Manuel Retuerce y D. Miguel Ángel Hervas—, que colaboran de forma activa en el desarrollo del mismo. Por otra parte, existe un grandísimo apoyo interdisciplinar por parte de la Dr. Mercedes Farjas (Universidad Politécnica de Madrid (UPM)) y del Dr. Julio Zancajo (Universidad de Salamanca), así como del equipo de investigación «Gestión del Patrimonio Cultural y Nuevas Tecnologías» (UPM). REFLEXIONES PREVIAS A LA GENERACIÓN DEL PROYECTO Antes de plantear un proyecto de estas características, creemos fundamental hacer una reflexión crítica previa del fin que se obtiene con el desarrollo de estas herramientas y su aplicación en la gestión arqueológica. Con tal finalidad, nos planteamos una serie de preguntas básicas. ¿Qué es el CVSIG? El Sistema de Información Geográfico, o si se quiere Sistema de Información Arqueológico de Calatrava la Vieja, se presenta como un proyecto y una herramienta de gestión de datos que vincula la enorme variedad de documentación e 2 Rescatando una descripción postprocesualista del territorio «…the landscape is constituted as an enduring record of – and testimony to- the lives and works of past generations who have dwelt within it, and in so doing, have left there something of themselves.» (Ingold 1993: 152).

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PRESENTACIÓN DE UN NUEVO SISTEMA DE GESTIÓN GLOBAL...

información que el yacimiento nos brinda de una forma enmarañada. Se pretende así reconstruir la evolución del lugar, tanto social, como política, económica, constructiva, religiosa, etc. a través de las realidades materiales registradas en el proceso de excavación, de este importante enclave medieval de la Meseta, pero cuya ocupación por parte del hombre se remonta a la Edad del Bronce. ¿Por qué? La realidad que nos encontramos tras más de 24 años de excavación y estudio en el yacimiento, es de una continua e incesante actividad constructiva y ocupacional del cerro de Calatrava la Vieja, así como una evolución del paisaje y de sus rutas de comunicación y explotación del entorno. Además, nuestras mismas actuaciones y restauraciones varían el entorno sedimentario y de conservación, por lo que es necesario conocer, registrar y almacenar de forma gráfica toda la variación que se produce en el yacimiento, para de esta forma evidenciar el proceso evolutivo que ha sufrido y sufre el lugar. ¿Para qué? Para conseguir una nueva información digital que permita ser cruzada, visualizada e interrogada, consintiendo ser analizada a la vez que conservada en una misma estructura de datos. Además, se trata de abstraer los datos e insertarlos dentro de un sistema que permita analizar de forma conjunta su realidad espacial y sus características. ¿Qué se busca? No centrarse únicamente en un análisis del entorno y del paisaje, si no además servir de estructura de gestión de todo el conjunto del yacimiento, partiendo del uso de la multiplicidad de escalas, pretendiendo reproducir lo más fielmente posible la realidad física que nos encontramos y que intervenimos, para después interpretar y crear nuestros modelos. En definitiva, usando la herramienta SIG en toda la «profundidad» posible. ¿Qué se pretende solucionar? La dificultad de visualización, almacenaje y consulta de la enorme cantidad de datos que se generan campaña tras campaña y que finalmente provocan sin querer otro problema añadido y continuo de gestión y análisis. Con ello, se pretende facilitar la visualización e información de todas las evidencias posibles y estructuras que se nos presentan en el yacimiento de Calatrava la Vieja, para así poder ayudar a la generación de interpretaciones de la realidad y de sus posibles causas.

BREVE HISTORIA EVOLUTIVA DEL YACIMIENTO Aunque es complejo sintetizar la evolución de este importante asentamiento meseteño, lo encontramos

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necesario para comprender la enorme heterogeneidad de datos que este mismo presenta, y que han hecho que precisamente se plantee el proyecto de gestión de datos arqueológicos que estamos analizando. Calatrava la Vieja se encuentra situada al norte del término municipal de Carrión de Calatrava, en la provincia de Ciudad Real. La ocupación de este enclave estratégico se caracteriza por el aprovechamiento de un cerro en la vertiente sur del río Guadiana. (fig. 1). El primer poblamiento constatado del área, nos retrotrae a la Edad del Bronce en lo que se conoce en esta zona, como el poblamiento de las Motillas o las Morras, en la zona de Albacete, y que en nuestro yacimiento presenta una ocupación en el área norte del mismo. Su conocimiento es limitado por la gran potencia de la ocupación medieval, pero por referencia a otros trabajos de excavación, como el de la Motilla de Azuer, podemos intuir su potencialidad e importancia constructiva (Najera y Molina 2004). Lo que interesa en nuestro proyecto es no estancarnos en el estudio nuclear más evidente, el medieval, y avanzar en el análisis del entorno ocupacional de esta área, para conocer así las pautas ocupacionales diacrónicas de todo el entorno; y con ello generar un producto de información que incluya el conocimiento del patrimonio existente en el área pudiéndose actualizar según se vaya ampliando ese conocimiento. De esta forma y continuando con la evolución histórica, se han comenzado a documentar una serie de muros, que interpretamos se vinculen a una ocupación ibérica, que se relaciona con la gran cantidad de cerámica ibérica residual encontrada tanto en el yacimiento intramuros, como en la prospección extensiva de un área más amplia. La primra constatación escrita se refiere a la fundación islámica de este asentamiento en época Omeya (Al-Himyari, ed. 1938: 196), vinculada por su epónimo a algún personaje, los Rabah, de posible procedencia Siria. De época anterior, se atestiguan retos cerámicos de una ocupación romana o tardoantigua, y algunos spolia que, llevados allí en época andalusí, se vinculan a Oretum, la capital romana y visigoda de la región. En época omeya, Calatrava fue la capital de una extensa región dividida en numerosos iqlim (distritos). Se hallaba situada en el centro de la submeseta sur, en un importante cruce de caminos al abrigo del cual adquiriría gran desarrollo urbano y un indudable valor geopolítico y estratégico. Por Calatrava pasaba la ruta principal entre Córdoba y Toledo, y también los caminos de Mérida a Calatayud y del Atlántico a Levante, lo que generaba un intenso trá-

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M. Á. Bru Castro, M. Retuerce Velasco y M. Farjas Abadía

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Fig. 1. Imagen aérea oblicua de Calatrava «la Vieja», vista general desde el sur-este, 2001 [Imagen M. Retuerce Velasco].

fico comercial y la convertía, al mismo tiempo, en punto clave del sistema defensivo de la Meseta, cubriendo los accesos a Córdoba frente a los reinos cristianos del norte (Retuerce y Hervás, 2004). La importancia de Calatrava se acentuó a raíz de su destrucción por parte de los rebeldes toledanos (8534/ 239 H) y de su inmediata reconstrucción por orden del emir Muhammad I (Manzano 1991: 289), momento en el que se fortificó todo el perímetro del cerro y se reconstruyó y amplió la fortificación anterior, que pasó a desempeñar la función de alcázar. A partir de entonces, y como cabeza de una amplia región, Calatrava se convirtió en el punto más importante de apoyo del poder omeya cordobés en la Frontera Media. Tras la caída del Califato, en 1031, Calatrava gozó de cierta independencia y notable prestigio, al tiempo que los reinos taifas de Sevilla, Córdoba y Toledo se disputaban su posesión. Como consecuencia de

la batalla de Zalaqa (1086), los almorávides se apoderaron de toda la región, llegando hasta las inmediaciones de Toledo. A partir de entonces, Qal’at Rabah se convertirá en el más importante núcleo islámico frente al Toledo cristiano. En 1147, en pleno declive del poder almorávide, la ciudad fue tomada por Alfonso VII, convirtiéndose entonces en la plaza cristiana más avanzada frente a los musulmanes. Ante la dificultad que suponía la defensa de una región tan amplia y tras fracasar la encomienda dada a los templarios, Sancho III de Castilla entregó la plaza a la Orden del Cister (1158), lo que dio lugar al nacimiento de la primera Orden Militar hispana, que adoptaría el nombre propio del lugar (Retuerce y Hervás, 2004). Como cabeza de la Orden de su mismo nombre, Calatrava permaneció integrada en el reino de Castilla hasta 1195, año en que los almohades la recuperarán

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PRESENTACIÓN DE UN NUEVO SISTEMA DE GESTIÓN GLOBAL...

para el Islam, a raíz de su victoria sobre Alfonso VIII en la batalla de Alarcos. No obstante, el propio Alfonso VIII la retomará definitivamente en 1212, pocos días antes de la batalla de las Navas de Tolosa (Jiménez de Rada, ed. 1989: lib. VIII, cap. VI). La plaza, que volvió inmediatamente a manos de la Orden de Calatrava, inició a partir de entonces un irreversible proceso de decadencia. La nueva realidad política de la región provocó la completa desarticulación de los condicionantes geoestratégicos que habían asegurado durante siglos la prosperidad de la ciudad. Ésta, ubicada en un lugar malsano y demasiado lejos de la nueva línea de frontera, no era ya la sede más adecuada para la Orden, cuya cabeza se trasladaría muy pronto, en 1217, a la antigua fortaleza calatrava de Dueñas, unos sesenta kilómetros más al sur, que a partir de ese momento sería conocida como Calatrava la Nueva. La antigua Calatrava, citada desde entonces como Calatrava la Vieja, quedó como cabeza de una encomienda más de la Orden. Pocas décadas después, la fundación de Villa Real (Ciudad Real) supondría la condena definitiva de la vieja ciudad del Guadiana: la ciudad regia no sólo sustituyó en importancia a Calatrava la Vieja a nivel comarcal, sino que, además, provocó un ligero desvío del camino de Córdoba a Toledo, dejando a Calatrava fuera de la principal ruta de la región (Retuerce y Hervás, 2004). Así, el ya entonces pequeño asentamiento calatravo continuó languideciendo, sin llegar a alcanzar la Edad Moderna. En los primeros años del siglo XV, la sede de la encomienda fue trasladada unos kilómetros más al oeste (al actual despoblado de El Turrillo), y poco después a Carrioncillo (hoy Carrión de Calatrava). A comienzos del siglo XVI, Calatrava aparece ya completamente abandonada, convertida en un despoblado arruinado próximo al viejo camino entre Andalucía y Toledo, tal como demuestran los testimonios de ilustres viajeros de la época. Desde entonces se mantendrá un culto en la iglesia calatrava del alcázar, que posteriormente se trasladará a la ermita actual que seguramente reutilice las estructuras de una mezquita del arrabal. A partir de 1984 se iniciaron las primeras excavaciones que tuvieron su pleno auge en la formación del Parque Arqueológico Alarcos-Calatrava, y que han permitido actuaciones tanto de excavación como de reconstrucción, de diferentes evidencias constructivas del mismo yacimiento. Por supuesto nuestro fin, en el proyecto, no es limitar el trabajo a las estructuras exhumadas o trabajadas sino también dejar constancia de aquellas reconstrucciones planteadas para su posterior criba interpretativa.

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GENERACIÓN DE UN SISTEMA DE GESTIÓN INTRA-SITE Partiendo de esta base en la que observamos un auténtico palimpsesto documental, como definía la realidad arqueológica la Field Archaeology en 1974 a través de Aston y Rowley (1974), se define una enorme cantidad de datos disociados, que debemos analizar, documentar e interpretar, creando con ello una estructura de datos conjunta e interrelacionada, que permita vincular información dispersa, y que logre generar un estudio de ubicación e interrelación de datos, para su posterior interpretación. Creemos, de esta forma, elemental la generación de un proyecto SIG, que deberá tener su acento en la vinculación de las bases de datos, alfanuméricos y geoespaciales, con los formatos vectoriales y raster traducidos gracias al SIG, en una cartografía dinámica e interrelacionable, a la vez que cuestionable por métodos analíticos típicos de estas herramientas, ya sea a través del lenguaje SQL, del sistema overlay, de buffers u otros, pero siempre vinculados a una fase de adquisición de datos, georreferenciación e introducción en parámetros alfanuméricos fundamentales para el desarrollo de su posterior estudio analítico. Esta estructura deberá funcionar como una IDE (Infraestructura de Datos Espaciales) gestionando la información a través de la enorme potencialidad de las Bases de Datos (Forte 2002; Weathley y Gillings 2002; Conolly y Lake 2006). Las Bases de Datos Geoespaciales serán, de este modo, nuestro «caballo de batalla» para la abstracción espacial de la realidad física del yacimiento, por lo que su diseño deberá permitir que las Unidades Estratigráficas sean los elementos vinculantes elementales, que generen el soporte de los datos materiales digitalizados, y que permita la generación de vinculaciones con otras realidades estatigráficas. Dicho de esta forma, creemos que cada Unidad Estratigrafica, debe ser, como es, el núcleo generador y contenedor de las informaciones para desarrollar los posteriores análisis. Las Unidades Estratigráficas, a su vez, estarán englobadas en áreas mayores ya dispuestas en el yacimiento, para de esta forma jerarquizar la información de la Base de Datos Geoespacial (fig. 2). En cualquier caso, creemos fundamental buscar ayuda para su desarrollo en aplicaciones ya experimentadas, como son las realizadas por la escuela de Arqueología Medieval sienesa, que lleva desarrollando desde los años 90 con gran éxito aplicaciones GIS intra-site con un resultado más que notable (Fronza, 2000). El diseño de estas Bases de Datos Geoespaciales nos permitirá generar a través de su vinculación planimétrica, una información diacrónica visualizable en

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Fig. 2. Líneas fundamentales de la Base de Datos Geoespacial Guidelines of the Geo Data Base.

2D, pseudo 3D (Baena y Ríos 2006) o 2.5D (Gillins y Wise, 1998) o como ya se empiezan a generar, en verdaderas aplicaciones 3D (Peripimeno 2006). Esta visualización conjunta de los datos, además de una nueva información cartográfica, que nos permitirá un análisis por el sistema overlay de diferentes áreas y procesos deposicionales, que nos ayude en la compleja tarea interpretativa de áreas de excavación. De esta forma, pretendemos sirva para una explotación de la potencialidad de los análisis de la herramienta SIG; ya sea para los datos intra-site y del alzado, como para las aplicaciones futuras inter-site y de explotación del entorno.

PASOS PREVIOS PARA LA GENERACIÓN DE HERRAMIENTAS DIGITALES DE TRABAJO PARA LA INSERCIÓN EN EL SIG Uno de los problemas existentes en la generación de un proyecto de este tipo es la carencia de una cartografía digital de la zona, georreferenciada y a

micro-escala, requiriéndose en muchos casos de una auto-generación, por parte de los arqueólogos, con las dificultades que ello atañe de formación y conocimiento. Por ello, a lo largo de los trabajos de exhumación y diseño que se han realizado a lo largo de la fase de excavación de Calatrava, se ha producido en esos veinte años una cartografía en una red local con sus pequeños errores de georreferenciación, pero con una exactitud considerable y de gran importancia en su labor documental. A partir de la existencia de esa red local para el dibujo arqueológico a escala 1:20, la adaptamos a una planimetría digital vectorial a escala 1:25000 del entorno, para de esta forma georreferenciar nuestra planimetría. Esto nos pareció claramente insuficiente debido a los problemas derivados de la adaptación de una planimetría a la otra, emanados de la falta de puntos de control comunes, aunque usamos como nexo la fotografía aérea existente. Por ello optamos directamente por la creación de una Red nueva, generada a partir de GPS bifrecuencia en método Relativo estático con unas coordenadas de muy alta precisión (6 mm)

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Fig. 3. Estructura de la Red General de apoyo topográfico (planimetría y ortofoto SIGPAC 2007).

(fig. 3). Posteriormente, planteamos una Red interna al área del yacimiento principal, en método Relativo Cinemático y vinculada a la anterior, generando una conexión con los ejes establecidos para el dibujo arqueológico, para poder constituir de esta forma una georreferenciación de los mismos y así poder dotar automáticamente a nuestra red de dibujo arqueológico de unas coordenadas planimétricas en WGS84 y en ED50 para su correcta inserción en el SIG. A partir de este punto, utilizamos los GPS en método diferencial o RTK, para generar los puntos que nos permitan diseñar un Modelo Digital del Terreno, y de esta forma tener una maya regular de puntos del terreno del entorno, para posteriores análisis con los SIG. Con estos primeros pasos estamos desarrollando un sistema cartográfico básico, elemental para el desarrollo posterior de vinculación de información alfanumérica desde una Base de Datos, olvidándonos de esta forma de símbolos creados, planteando el dibujo de cada área, UUEE u objeto de forma individualizada, aspecto básico de los SIG, no siempre explotado por la Arqueología.

Posteriormente trabajamos en el desarrollo de herramientas de trabajo vectoriales para el futuro, como fue el levantamiento fotogrametrico del frente principal del alcázar para vincularlo al MDT (Alguacil y Menasalvas, 2005) y de esta forma iniciar la documentación vectorial de los alzados con miras a un proceso de estudio de Arqueología de la Arquitectura (fig. 4). Además de estos trabajos, iniciamos pruebas para la obtención de información digital a través de Lasser-Scan de «objeto cercano», y comenzamos a trabajar con un elemento fundamental para la codificación posterior de los materiales de las UUEE, la pseudofotogrametría. Todos los elementos gráficos y cartográficos generados nos permitirán el volcado paulatino de informaciones de diversos datos de excavación, prospección y análisis de la arquitectura, que deberán ser convenientemente filtrados en una Bases de Datos relacional. Pero este segundo paso, elemental en la codificación de datos, para el posterior análisis, es un proceso en el que se están centrando actualmente nuestros esfuerzos, y del que en sucesivos artículos presentaremos nuestros avances.

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Fig. 4. Levantamiento fotogramétrico del lado Oeste del Alcázar Photogrametrical survey of the west site of the Alcazar.

CONCLUSIONES Creemos que el uso y desarrollo que lleva impulsando la Arqueología en nuestro país en la implementación de los SIG, es correcta, pero todavía está por explotar en su base fundamental, que es como entidad cartográfica relacional de informaciones en un yacimiento, o sea su aplicación intra-site. Sí es cierto que algún autor ha hecho aplicaciones fuera de la península (Bermúdez 2000) y conocemos algún ejemplo de desarrollo concreto (Quesada et alii, 1995; 1997). Sin embargo, se ha asistido a lo largo de los 90, pero sobre todo en su etapa final, a un desarrollo tanto en Inglaterra pero en mayor medida en Italia, teniendo su apogeo en esta última década del uso de los SIG como herramienta de gran relevancia en la gestión de datos de excavación3. Siendo sus aplicaciones ejemplos muy relevantes de las posibilidades de explotación que estas herramientas nos ofrecen. Por lo tanto basándonos en ejemplos ya desarrollados, pero aportando la singularidad de su aplicación en ámbito peninsular, planteamos un proyecto 3 Para Inglaterra podemos destacar el ejemplo de gran relevancia de la plataforma SIG dirigida por D. Powlesland en West Heslerton Assessment (Conolly y Lake, 2006: 39- 41), para Italia hacemos referencia a los destacables yacimientos comentados.

integral de documentación, visualización, interrelación y de generación de análisis que permita explotar y facilitar el manejo y estudio del trabajo de investigación histórico y cultural que se lleva realizando en Calatrava «la Vieja», así como de integración de información para facilitar su conocimiento y su relación con materiales que han perdido la ubicación original, y de los que este proyecto pretende recuperar su anterior ubicación espacial así como sus cualidades, de forma virtual, para poder llevar a cabo un análisis y un estudio futuro de los mismos. Para ello planteamos como futuro de la propuesta, el establecimiento de las UUEE o UUEEMM como base estructural referencial, siendo las mismas elementos de ubicación topológica frente a otras UUEE, comprendiendo con ello todo lo que en las mismas podríamos encontrar o hemos encontrado, como cerámica, metales, y todos aquellos objetos muebles relevantes. De esta forma, el uso de los SIG, no se centrará en escalas aisladas, pudiendo generar una visualización desde escalas pequeñas, como 1:10, hasta escalas micro-regionales 1:25000. Una vez creada la cartografía o fotogrametría de referencia podremos establecer una vinculación cartográfica directa por pseudo-fotogrametría georeferenciada, que permita generar dibujos vectoriales (nos olvidamos de símbolos), o bien usando aquella cartografía realizada en

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la excavación georreferenciándola y dibujándola vectorialmente. Con ello se permitirá la vinculación a una Base de Datos Geoespacial que genere una herramienta de gestión integral de los datos, y que vincule nuestros análisis de explotación del yacimiento y del entorno, así como su sistema constructivo. Esta herramienta permitirá un desarrollo de diferentes posibilidades en gran variedad de campos, ya que facultará su uso con fines de investigación, de divulgación, de sistema de ubicación y conocimiento geográfico de datos, de interrelación de ubicaciones, y de un largo etcétera de posibilidades4. Concluyendo, nuestro fin es explotar al máximo las posibilidades de vinculación que los SIG permiten de la información gráfica y de las Bases de Datos, codificando a través de ellos la realidad arqueológica, para en una segunda fase realizar un análisis de nuestra realidad representada digitalmente, que permita recuperar en la medida de lo posible la información perdida en el momento de la excavación, o a lo largo del tiempo, generando una herramienta polivalente y de continua modificación que genere un aprovechamiento máximo de la información existente en un yacimiento arqueológico, y en concreto de la realidad cultural evolutiva del yacimiento de Calatrava «la Vieja».

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DOCUMENTACIÓN EN ARQUEOLOGÍA. APLICACIONES DEL NÚCLEO ESPAÑOL DE METADATOS POR

ARANCHA RESPALDIZA y MIGUEL ÁNGEL BERNABÉ Universidad Politécnica de Madrid*

RESUMEN Las aplicaciones de los Sistemas de Información Geográfica (SIG) a la Arqueología, u otra disciplina humanística no son una novedad. La evolución de los mismos hacia sistemas distribuidos e interoperables, y estructuras donde las políticas de uso, compartido y coordinado de los datos sí lo son, estando todos estos aspectos contemplados en la Infraestructura de Datos Espaciales. INSPIRE es el máximo exponente europeo en cuestiones de iniciativa y marco legal en estos aspectos. La metodología arqueológica recopila y genera gran cantidad de datos, y entre los atributos o características intrínsecas están la posición y el tiempo, aspectos que tradicionalmente explotan los SIG. Los datos se catalogan, organizan, mantienen, comparten y publican, y los potenciales consumidores comienzan a tenerlos disponibles. Toda esta información almacenada de forma tradicional en fichas y posteriormente en bases de datos relacionadas. Los metadatos son los que contienen información útil para los usuarios en los procesos de descubrimiento y explotación de los datos. Además, estos datos también suelen ir acompañados de información sobre ellos mismos, que describe su especificaciones, calidad, etc. Cotidianamente usamos los metadatos: ficha bibliográfica del libro o especificaciones de un ordenador. Pudiéndose definir como: «información descriptiva sobre el contexto, calidad, condición y características de un recurso, dato u objeto que tiene la finalidad de facilitar su recuperación, identificación, evaluación, preservación y/o interoperabilidad». En España existe una iniciativa para estandarizar la descripción de los metadatos de los conjuntos de datos geoespaciales: Núcleo Español de Metadatos (NEM), los mismos contienen elementos para la descripción de las particularidades de los datos geográficos, que incluye todos los registros obligatorios de la Norma ISO19115 y del estudio de metadatos Dublin Core, tradicionalmente usado en contextos de Biblioteconomía. Conscientes de la necesidad de los metadatos, para optimizar la búsqueda y recuperación de los datos, se pretende formalizar la documentación de los datos arqueológicos a partir de la utilización del NEM, consiguiendo así la interoperabilidad de la información arqueológica.

and structures in which policies for shared and coordinated data use are, and all these aspects are included in the Spatial Data Infrastructure (SDI). INSPIRE is the main European exponent in matters related to initiative and legal frame. Archaeological methodology gathers and creates a great amount of data, and position and time, aspects traditionally exploited by GIS, are among the attributes or intrinsic characteristics. Data are catalogued, organised, maintained, shared and published, and potential consumers begin to have them at their disposal. All this information, traditionally stored as cards and later in relational alphanumeric databases. The metadata as they contain information that is useful for more users in the processes of discovery and exploitation of data. Moreover, this data are often accompanied by information about themselves, describing its especifications, quality, etc. We use metadata very often: in a book’s bibliographical card, or in the description of the characteristics of a computer. They may be defined as «descriptive information regarding the context, quality, condition and characteristics of a resource, data or object with the purpose of facilitating is recuperation, identification, evaluation, preservation and / interoperability.» There is an initiative in Spain to standardise the description of metadata in sets of geo-spatial data: the Núcleo Español de Metadatos (Spanish Metadata Nucleus), which contains elements for the description of the particular characteristics of geographical data, includes all the obligatory registers from the ISO Norm 19115 and from the metadata study Dublin Core, traditionally used in library management. Being aware of the need of metadata, to optimise the search and retrieval of data, the objective is to formalise the documentation of archaeological data from the Núcleo Español de Metadatos (Spanish Metadata Nucleus), thus obtaining the interoperability of the archaeological information. PALABRAS CLAVE: Arqueología, gestión, difusión, documentación, metadatos, Nucleo Español de Metadatos, NEM KEY WORDS: Archaeology, management, diffusion, documentation, metadata, Núcleo Español de Metadatos, Spanish Metadata Nucleus, NEM

SUMMARY The application of Geographical Information Systems (GIS) to Archaeology and other social sciences is not new. Their evolution towards inter-operating, distributed systems, * Grupo Mercator. Universidad Politécnica de Madrid. LatinGEO. E-mail: [email protected]; ma. [email protected]

1. 1.1.

DOCUMENTACIÓN EN ARQUEOLOGÍA REGISTRO

ARQUEOLÓGICO

El Patrimonio Arqueológico es una parte sustancial del Patrimonio Cultural, caracterizado, entre otras

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Arancha Respaldiza y Miguel Ángel Bernabé

cosas, por la materialidad de sus registros. Esta materialidad lleva aparejada la «espacialidad»: los elementos del Patrimonio Arqueológico ocupan un lugar en el espacio que forma parte sustancial de su propio valor patrimonial. Las características materialidad, especialidad e inamovibilidad hacen que el Patrimonio Arqueológico sea extremadamente vulnerable a los procesos de cambio en el paisaje, y que han alcanzado un nivel de intensidad sin precedentes en los últimos años. La documentación de los registros, tanto de metodología de prospección como de excavación, es vital en cualquier intervención arqueológica. Todos los materiales a catalogar, tienen intrínsecamente su componente espacial, así se consigue que la documentación arqueológica sea un modelo de la realidad. Y en las ocasiones donde las intervenciones son de carácter de urgencia el poder tener documentado un registro vulnerable, así a la excavación se le dota de un valor positivo, ya que conceptualmente la excavación es un método destructivo pasa a un segundo plano ya que lo necesario y vital es documentar todo el registro arqueológico. Valoremos también el desarrollo en las analíticas que permiten conseguir una mayor calidad en la investigación, ya que no olvidemos que en definitiva el trabajo es para el conocimiento histórico de las comunidades humanas.

1.2.

ESPACIALIDAD

DEL

REGISTRO ARQUEOLÓGICO

El hecho de trabajar con la documentación arqueológica considerándola geográfica supone tener totalmente presente su consideración espacial, es decir, el registro arqueológico no perderá nunca las coordenadas de su lugar de hallazgo, por tanto llevará información de su georeferenciación, y toda la información referente a su calidad, tanto a en la adquisición de datos, como en la producción de la documentación; y en la explotación y difusión de la propia documentación arqueológica. Ya Bernabé et al. ya se plantearon que «la catalogación de la Información Geográfica traerá una serie de ventajas colaterales: trabajos de campo pensando en la reutilización posterior de la información, inquietud en la calidad de la IG y se avanzará en la resolución de los problemas pendientes relativos al registro y a la salvaguardia de los derechos de la propiedad de la IG» (Bernabé, Domingo y Fábrega 2001).

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2.

METADATOS

2.1.

METADATOS

ESPACIALES

Los metadatos se definen generalmente como: «datos sobre los datos». Describen el contenido, la calidad, la condición y otras características de los datos. Ayudan a una persona a localizar y entender los datos espaciales disponibles. Se ha de pensar en los metadatos espaciales como una leyenda, mucho más detallada que la del mapa papel, que describe a las personas que han producido los datos, las fuentes documentales utilizadas en la producción, los atributos que poseen los datos, la fecha de publicación, el sistema de referencia, la frecuencia de mantenimiento... (ISO-19115). Como podemos ver, «La teoría y práctica de los metadatos tiene sus raíces en la catalogación de documentos impresos y consiste en la incorporación de textos para describir los atributos de los documentos dotándolos de significado, contexto y organización. En el mundo digital se ha incorporado para facilitar la gestión de archivos y navegación en red. La creación e implementación de metadatos es un proceso intensivo que requiere una importante inversión de tiempo, recursos humanos y económicos por lo que es necesario hacer un balance de costos y beneficios teniendo en cuenta las necesidades de los usuarios y de los administradores de la colecciones actuales y futuras» (Salvador y Ruiz 2005). La implementación de los metadatos es algo que se está adaptando a la realidad de la documentación dentro de cada disciplinas, y se están estableciendo estándares, unificaciones de iniciativas para que la información sea accesible. Según la propia guía del Núcleo Español de Metadatos: «Los metadatos de la IG informan a los usuarios sobre los datos existentes describiendo: el sistema de referencia espacial, la calidad, la distribución, el formato, restricciones de seguridad, frecuencia de actualización, etc. de tal manera que sirven para describir un conjunto de datos geográficos, contestando a las preguntas: “de qué”, “de cuándo”, “de dónde”, “de quién son” y “el cómo se han generado los datos”». Los metadatos se estructuran en tres categorías atendiendo a las funciones que desempeñan y a la información que ofrecen: descriptivos, estructurales y administrativos. Otra clasificación de los metadatos: descubrimiento, exploración y explotación. «Los metadatos de Descubrimiento sirven para contestar: qué, por qué, cuándo, quién, dónde y cómo. Los de Explotación permiten determinar si el conjunto de

Anejos de AEspA LIX

datos posee características necesarias. Sirven para asegurar que los datos cubren las necesidades y se usan correctamente. Los de explotación permiten conocer el procedimiento de adquisición y utilización de los datos. Ayudan a los usuarios finales al mantenimiento, almacenamiento, reutilización y archivado de los datos existentes» (Manso 2003).

2.2. a.

PRINCIPALES

USOS DE LOS METADATOS

Gestión de los datos

La garantía de los datos geoespaciales es el punto fundamental para que se realicen descripciones completas del contenido de estos datos en metadatos, así mismo la precisión del conjunto ayudan a avalar la inversión que ha supuesto la producción de estos datos y de sus metadatos. Los propios datos no necesitan para estar completos de la presencia y conocimiento de las personas que han producido los datos, y el paso del tiempo supone además un paso más hacia el olvido, así la descripción de los datos se pierde, o se hace más pobre, y los propios datos tienen sus valores devaluados. Dentro de los tipos de metadatos hemos contemplado los que describen la utilización de los datos. Así se puede incitar al uso adecuado y normalizado de los datos, también se establecen en este tipo de metadatos las normas de protección intelectual de los mismos, y así se pueden evitar los conflictos sobre el uso erróneo de los datos.

DOCUMENTACIÓN EN ARQUEOLOGÍA

internacionales, podrán encajar entre ellas como las piezas de un puzzle, siendo posible cubrir las necesidades locales y al mismo tiempo ayudar a la creación de la IDE Nacional. c.

Transferencia de los datos

Los metadatos deberían acompañar la transferencia de un conjunto de datos. El metadato ayudará a la organización receptora de los datos a procesar e interpretar los datos, a incorporarlos a su dominio y a actualizar los catálogos internos que describen los datos de su dominio. Los metadatos se almacenan en catálogos o Bases de Datos Distribuidas para facilitar la búsqueda de IG. Los catálogos se convierten en los ejes fundamentales de los servicios distribuidos de información geográfica porque gestionan las búsquedas que satisfagan condiciones o restricciones de los usuarios, es decir, facilitan la interoperabilidad de los servicios. 2.3.

OBJETIVOS

a. Buscar y encontrar los conjuntos de datos, saber de su existencia, disponibles de una zona y un tema, escala o con las características que demanda el usuario. b. Valorar de la calidad de los datos. c. Comparar entre diversos datos para seleccionar los más cercanos a la demanda. d. Informar de datos existentes, ubicación y disponibilidad. e. Describir las características técnicas del modo más objetivo, amplio y completo.

b. Publicación de los datos: catálogos y geoportales Los SIG a menudo requieren muchos tipos (categorías de temas) de datos. Pocas organizaciones pueden permitirse crear todos los que necesitan. A menudo los datos creados por una organización también pueden ser usados por otras. Haciendo disponibles los metadatos a través de catálogos de datos y «geoportales», las organizaciones pueden encontrarlos para usar y colaboradores con quien compartir dichas colecciones y esfuerzos de mantenimiento, así como potenciales consumidores de sus datos. Los comités centrales están dirigiendo el desarrollo de las Infraestructuras de Datos Espaciales Global y Nacional de modo que los productores de datos puedan proporcionar metadatos a otros usando Internet. Los gobiernos regionales están haciendo lo mismo, en el tercer nivel del conjunto geográfico, creando IDE regionales que, si están construidas siguiendo los estándares

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3.

ESTÁNDAR ISO 19115 Y EL NÚCLEO ESPAÑOL DE METADATOS

Los estándares son colecciones de palabras controladas de un conjunto de metadatos. El estándar genérico de metadatos es Dublín Core [DCMI], la información de éste es de 15 campos que proporcionan información relevante de descubrimiento. Así que como normativa a seguir es escasa y para la documentación geoespacial inoperable. 3.1.

ISO-19115 GEOGRAPHIC INFORMATIO-METADATA

La norma ISO-19115 la constituyen 409 elementos, un núcleo de 22, y se encuentra organizada en:

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Información del metadato Fecha de creación, actualización del mismo, el estándar y versión descrito, restricciones de uso y acceso, sistemas de seguridad, acceso en línea, contacto responsable metadatos. Información de identificación Descripción del conjunto de datos, estado del avance, período temporal, actualización de los datos, dominio espacial, palabras clave, niveles de seguridad y acceso a datos. Información de la calidad de los datos Estado de consistencia, complejidad, exactitud y referencias de fuentes para la creación de los datos. Información de la representación espacial Dimensión, resolución y escala. Información del sistema de referencia Tipo de coordenadas, precisión, datos para transformaciones, conversiones de coordenadas, descripción de datum, elipsoide de referencia y sistema de proyección cartográfica. Información del contenido Entidades y atributos. Información de la distribución Información para solicitud de datos, contacto, horarios, formatos de almacenamiento, distribución, costes. Reseñamos estas preguntas que plantea Miguel Ángel Manso que ayudan a entender la documentación que estandariza la norma: 1. ¿Qué describe el conjunto de datos? a. ¿Cuál es el título? b. ¿Qué área geográfica cubre? c. Las situaciones que describen, ¿a qué período de tiempo corresponden? d. ¿Es un mapa en formato digital, una imagen de satélite o, por el contrario, es algo diferente, cómo pueden ser datos alfanuméricos? e. ¿Si hubiera que describir la temática del conjunto de datos en una sola palabra, ¿cuál utilizarías? ¿aparece algún municipio o accidente geográfico remarcable en el conjunto de datos? f. ¿Qué uso recomendaría que se hiciese? g. ¿Dispone de algún archivo de imagen que muestre el contenido de los datos?

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h. La información contenida en el conjunto de datos, ¿cada cuánto se actualiza? i. ¿Cómo se representan las entidades geográficas? 1. ¿Cómo se almacenan estas entidades? ¿Qué modelo de datos utiliza? 2. ¿Qué sistema de coordenadas se utiliza para situarlas? 3. ¿En qué sistema de referencia se ha basado? j. ¿Cómo se describen las entidades geográficas en el conjunto de datos? 1. ¿Qué tipos de entidades están presentes? 2. Para cada entidad, ¿qué atributos se describen? 3. ¿Qué tipo y rango de valores tienecada uno de sus atributos? 4. Para los atributos medidos, ¿cuáles son las unidades de medida, la resolución, la frecuencia temporal y a la precisión estimada de las medidas? Nota: En el caso de la cartografía temática, se tendrá que explicar tan sólo las modificaciones que se han hecho en la cartografía de base, es decir, no es necesario documentarlas, sino simplemente citarlas. 2. ¿Quién ha producido el conjunto de datos? a. ¿Quién creó el conjunto de datos? 1. En el caso de que sea necesario, especificar quiénes han sido los autores del trabajo publicado. 2. Indicar quién editó el conjunto de datos. b. ¿A quién se puede dirigir las preguntas sobre el conjunto de datos? c. ¿Qué finalidad tienen los datos? ¿Qué problemas cree que aún hay en el conjunto de datos? 1. ¿Qué se podría decir sobre la exactitud de las observaciones 2. En particular, ¿con qué exactitud se conocía la localización geográfica? 3. Si los datos incluyen información sobre la altura o la profundidad, ¿con qué exactitud se conocía la cota? 4. Si la información está incompleta, ¿dónde están los datos que faltan? ¿qué es exactamente lo que falta? 5. Las observaciones realizadas, ¿tienen el mismo significado en todo el conjunto de datos? 3. ¿Cómo se creó el conjunto de datos? a. ¿Cuáles son los trabajos previos a partir de los que se originan los datos?

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1. Las observaciones que produjeron las fuentes documentales ¿fueron realizadas por los mismos autores del conjunto de datos y sus colaboradores? 2. ¿Alguna parte de las fuentes documentales se han incluido en alguna publicación? 3. ¿Han sido publicadas las fuentes documentales? 4. Las fuentes documentales ¿han sido compiladas en alguna escala en particular? 5. ¿Qué período representan las fuentes documentales? 6. ¿Qué información en concreto fue obtenida de cada fuente? b. ¿Cómo se modificaron las fuentes documentales? 1. ¿Cómo fueron recogidas, gestionadas o procesadas? 2. Para esta actividad, ¿se utilizó algún otro tipo de fuente documental? 3. ¿Se generó otro producto intermedio que tenga un valor en sí mismo? 4. ¿Cuándo se realizó el proceso? 5. ¿Participó en el proceso algún organismo o empresa, además de los autores de los datos? c. ¿Existen datos similares o relacionados con este conjunto de datos? 4. ¿Por qué se creó este conjunto de datos? a. ¿Cuáles fueron los motivos por los cuales se produjo este conjunto de datos? b. ¿Qué objetivos se cumplieron al presentar los datos? c. ¿Cómo recomendaría que se utilizara estos datos? d. ¿Le preocupa que algún usuario no especializado pueda interpretar mal los datos? Si es así, ¿de qué aspectos de los datos estaría preocupado? 5. ¿Cómo sería posible obtener una copia del conjunto de datos? a. ¿Existen restricciones legales para el acceso o uso de los datos? b. ¿Quién distribuye los datos? c. ¿Con qué nombre o número conoce el distribuidor este conjunto de datos? d. Como distribuidor, ¿qué matizaciones legales le gustaría que el usuario conociese? e. ¿Cómo pueden los usuarios encargar o conseguir los datos?

DOCUMENTACIÓN EN ARQUEOLOGÍA

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1. ¿En qué formato(s) están disponibles los datos? 2. ¿Están disponibles en Internet? 3. ¿Están disponibles en cinta o disco? 4. ¿Qué precio tienen los datos? 5. ¿Cuánto tarda un pedido normal? f. ¿Qué software/hardware es necesario para utilizar el conjunto de datos? g. ¿Estarán disponibles los datos tan sólo durante un período limitado? 6. ¿Quién escribió los metadatos? a. ¿Qué lenguaje se ha usado para describir el conjunto de datos? b. ¿Cuándo se modificaron los metadatos por última vez? c. ¿Estos metadatos en concreto, han estado revisados o lo serán en el futuro? d. ¿Existe alguna restricción legal respecto a quién puede ver o utilizar los metadatos? e. ¿A quién se pueden dirigir las preguntas sobre los metadatos? 3.2.

NÚCLEO ESPAÑOL

DE

METADATOS

Consenso de la iniciativa española que define una recomendación de un conjunto de metadatos definidos en la norma ISO-19115 por diversos factores como: utilidad, relevancia, significado, etc. Según la ISO-19106 Geographic Information - Profiles se trata de un perfil de la ISO-19115. El núcleo del NEM es el perfil ISO-19115 Core Metadata for Geographic Datasets donde se definen 22 elementos, a estos se han añadido otros estándares y recomendaciones (descrito en su propia normativa): 1. Dublin Core que no tiene equivalente en la ISO-19115 Core Metadata for Geographic Datasets. 2. Propuesta del perfil espacial de metadatos Dublin Core elaborada por el Comité de Normalización Europeo. 3. Recomendaciones de la directiva INSPIRE (Infraestructure for Spatial Information in Europe) y la guía sobre Sistemas de Información Geográfica de la Directiva Marco del Agua. Los elementos del NEM están definidos en: Ruta identificativa por Nombre: Norma ISO19115. Ruta identificativa por Número de Referencia: ISO-19115. Etiqueta (es): Español. Etiqueta (en): Inglés.

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Definicdo por: ISO-19115. Definición (es): Descripción. O/OP/C: Obligatorio/Opcional/Condicional. Tipo de dato: Distintos valores. Dominio: Elemento asociado metadato.

horizontal y vertical de los datos incluidos en el ámbito. O/OP/C: O Tipo de dato: Class Dominio: EX_Extent

Ejemplo: Ruta identificativa por Nombre: DQ_Scope.extent Ruta identificativa por Número de Referencia: 138, 140 Etiqueta (es): Extensión Etiqueta (en): Extent Definido por: ISO-19115 Definición (es): Información sobre la extensión

3.3.

INICIATIVAS

EXISTENTES

La IDE Cataluña tiene en su catálogo la Carta Arqueológica del término municipal dependiente del Ajuntament de Tossa del Mar, y ha sido metadatada la Carta Arqueológica siguiendo las recomendaciones del NEM.

CATÁLOGO DEL PATRIMONIO CULTURAL Serie: Catálogo del Patrimonio Cultural. Resumen: Proyecto en el que se incluye información gráfica sobre la localización de los 100 elementos incluidos en la «Carta Arqueológica», y agrupados según la categoría: BCIN (Bien Cultural de Interés Nacional), BCIL (Bien Cultural de Interés Local) o EPA (Espacio de Protección Arqueológica). También se incluye información alfanumérica como el nombre, el término municipal, las coordenadas, cronología, estado de conservación,... Propósito: Delimitar unos parámetros en los que se limiten las actuaciones urbanísticas, y tener información asociada a cada elemento de interés cultural. ISO I.D.E.C. Metadata Información de los Metadatos Idioma: Español Conjunto de caracteres: 8859part1 Nivel jerárquico: Conjunto de Datos Contacto: Nombre individual: Servei de GIS Nombre de la organitzación: Ajuntament de Tossa de Mar Función del contacto: Conservador Información sobre el contacto: Teléfono: 972 34 01 00 Fax: 972 34 06 00 Dirección: Punto de entrega: Ajuntament de Tossa de Mar Ciudad: Tossa de Mar Área administrativa: Girona Código postal: 17320 País: Espanya Correo electrónico: [email protected] Recursos en línia: Enlace: www.tossademar.com Función: Información Horario de Atención: De 8.00 a 15.00 de dilluns a divendres Instrucciones para el contacto: Demanar pel Servei de GIS Fecha de la Información: 20041220 Nombre del estándar de los Metadatos: ISO 19115 Geographic Information - Metadata Versión del estándar de los Metadatos: FDIS Información de los Datos

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DOCUMENTACIÓN EN ARQUEOLOGÍA

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Información de la Identificación: Citación: Título: Catálogo del Patrimonio Cultural. Título Alternativo: 5300017 Fecha: 12/04/2004 Succeso: Creación Fecha de edición: 20/12/2004 Serie: Nombre: Catálogo del Patrimonio Cultural. Resumen: Proyecto en el que se incluye información gráfica sobre la localización de los 100 elementos incluidos en la «Carta Arqueológica», y agrupados segun la categoría: BCIN (Bien Cultural de Interés Nacional), BCIL (Bien Cultural de Interés Local) o EPA (Espacio de Protección Arqueológica). También se incluye información alfanumérica como el nombre, el término municipal, las coordenadas, cronología, estado de conservación,... Propósito: Delimitar unos parámetros en los que se limiten las actuaciones urbanísticas, y tener información asociada a cada elemento de interés cultural. Estado: En funcionamento Punto de Contacto: Nombre individual: Servei de GIS Nombre de la organitzación: Ajuntament de Tossa de Mar Función del contacto: Punto de Contacto Información sobre el contacto: Teléfono: 972 34 01 00 Fax: 972 34 06 00 Dirección: Punto de entrega: Ajuntament de Tossa de Mar Ciudad: Tossa de Mar Área administrativa: Girona Código postal: 17320 País: Espanya Correo electrónico: [email protected] Recursos en línea: Enlace: www.tossademar.com Función: Información Horario de Atención: De 8.00 a 15.00 de dilluns a divendres Instrucciones para el contacto: Demanar pel Servei de GIS Mantenimento de recursos: Frecuencia de mantenimento i actualitzación: No programado Palabras clave descriptivas: Palabra Clave: Selva, La Tipo: Lugar Nombre del tesauro: Título: I.D.E.C. - Comarques Palabras clave descriptivas: Palabra Clave: Tossa de Mar Tipo: Lugar Nombre del tesauro: Título: I.D.E.C. - Municipi Palabras clave descriptivas: Palabra Clave: Arqueología Tipo: Tema Nombre del tesauro: Título: I.D.E.C. - Societat Restricciones Legales de los datos: Limitaciones de uso: Uso para la finalidad declarada en la solicitud. Prohibida la reproducción total o parcial, así como su comercialización.

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Restricciones de acceso: Copyright Restricciones de uso: Copyright Tipo de representación espacial: Vectorial Denominador de la escala de representación: 5000 Lenguaje: Catalán Categoría del tema: Sociedad Límites geográficos: Oeste: 2.86777790925473 Este: 2.9720979621136 Sud: 41.7064824866826 Norte: 41.7752410788303 Información de la Representación Espacial Representación espacial vectorial: Nivel Topológico: Solo geometría Objetos geométricos: Punt Información de la Distribución Distribuidor: Contacto de distribución: Nombre individual: Servei de GIS Nombre de la organitzación: Ajuntament de Tossa de Mar Función del contacto: Distribuidor Información sobre el contacto: Teléfono: 972 34 01 00 Fax: 972 34 06 00 Dirección: Punto de entrega: Ajuntament de Tossa de Mar Ciudad: Tossa de Mar Área administrativa: Girona Código postal: 17320 País: Espanya Correo electrónico: [email protected] Recursos en línea: Enlace: www.tossademar.com Función: Información Horario de Atención: De 8.00 a 15.00 de dilluns a divendres Instrucciones para el contacto: Demanar pel Servei de GIS Proceso de pedido: Precios: consultar al Servei de GIS Fecha prevista de disponibilidad de los datos: 20 / 12 / 2004 Instrucciones de pedido: Es necesario enviar el formulario «Solicitud de cartografía digital» debidamente rellenado a [email protected]. Tiempo de entrega: Varía en función del pedido realizado. Formato disponible: Nombre: Arcview (SHP) Versión: 3.2 Opciones de transferencia: Unidades de distribución: Indefinidas Tamaño de la transferencia: 5 Mbytes En línea: Enlace: [email protected] Función: Información Fuera de línea: Formato del sistema: cdRom

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DOCUMENTACIÓN EN ARQUEOLOGÍA

La Infraestructura de Datos Espaciales de Andalucía (IDEAndalucia) es la propuesta de la Junta de Andalucía a las directrices de INSPIRE. El geoportal de la IDEAndalucía, abierto a la participación de todos los productores de la Comunidad Autónoma, pretende ofrecer un servicio de búsqueda de datos espaciales que permite responder a las preguntas que se hacen los usuarios sobre ¿qué información geográ-

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fica hay?, ¿dónde encontrarla?, ¿quién la produce?, ¿cuáles son sus características? o ¿Cómo obtenerla?, a fin de asegurar que la documentación disponible fluya ágilmente entre proveedores y usuarios. Las Zonas Arqueológicas de Andalucía se encuentran reseñada en la IDEAndalucia. La zona arqueológica es una figura legal dentro de los Bienes de Interés Cultural declarados por la Consejería Cultura.

Fig. 1. Zona arqueológica: IdeAndalucia.

ZONAS ARQUEOLÓGICAS Serie: Mapa Digital de Andalucía 1:100.000 Fecha de creación: Fecha: 30/12/2003 Succeso: Creación Resumen: La base digital recoge la localización de los yacimientos arqueológicos declarados Bienes de Interés Cultural existentes en Andalucía. Descripción de los Catálogos de objetos: Incluido en el conjunto de datos: No Tipo de objectos: Restos arqueológicos: Identificación Nombre Código (Sistema de Información del Patrimonio) Citación del catálogo de objetos: Título: I.D.E.C. - Construccions Distribución: Nombre de la organitzación: Instituto de Cartografía de Andalucía Correo electrónico: [email protected] Teléfono: 955057600 Fax: 954219024 Área Administrativa: Sevilla País: España

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Existen otras iniciativas donde se publica información sobre Patrimonio Cultural, como es el caso de los Bienes de Interés Cultural Arquitectónico y Entornos de los Bienes de Interés Cultural Arquitectónicos (Comunidad Foral de Navarra); Conjuntos Histórico-Artísticos y Monumentos (Junta de Andalucía); y Bienes de Interés Cultural Arquitectónicos (Ayuntamiento de Pamplona).

4.

CONCLUSIONES Y TRABAJOS FUTUROS

Se plantea la aplicación del NEM como estándar de los metadatos de la documentación del registro arqueológico, que por los aspectos espaciales intrínsecos permite aplicarle las normas de estandarización para datos geoespaciales. Así el registro arqueológico es accesible, demanda que a día de hoy está en el aire. Quedará para otro momento valorar otras opciones de estandarización de la documentación arqueológica partiendo de su condición de objeto de aprendizaje, que ya se han comenzado a realizar como la iniciativa del Departamento de Historia de América II de la Universidad Complutense de Madrid. (Fernández-Valmayor et al. 2002). La democratización de la información ha conseguido que todos consumamos de manera natural IG. La demanda llega a unos niveles elevados que a su vez supone una situación bastante preocupante, ya que se crea la duda de la garantía y calidad de esos datos. Porque para situaciones de riesgo e impacto la certeza de la información es fundamental, y para el caso particular del Patrimonio se trata de garantizar su preservación, así que es vital el incorporar los mecanismos de calidad. La IG es información fundamental en la toma de decisiones, vitales en los planes de ordenación urbana, planes estratégicos, estudios de impacto ambiental, etc. momentos en los cuales la documentación arqueológica, como otra fuente de IG, tiene que estar, ha de existir ya que es la mejor manera de que se lleve a buen término el inicio del preámbulo de la Ley de Patrimonio Español: «El Patrimonio Histórico Español es el principal testigo de la contribución histórica de los españoles a la civilización universal y de su capacidad creativa contemporánea. La protección y el enriquecimiento de los bienes que lo integran constituyen obligaciones fundamentales que vinculan a todos los poderes públicos». Si la documentación arqueológica está representada dentro del entramado de la realidad, existe más probabili-

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dad de que cuente, por el mero hecho de conocer su existencia. Aprovechar los esfuerzos en Software Libre, como gvSIG y Sextante (entre otros), y en datos libres Open Street Maps, las distintas IDEs (IDEE, IDEA, I SITNA, etc.) y la iniciativa europea INSPIRE, para que el Patrimonio Histórico puede colocarse dentro del apartado «Lugares protegidos». Por último, conviene hacer hincapié en el carácter de información geográfica que intrínsecamente tiene la documentación arqueológica que permite estar en la línea de trabajo de las disciplinas científico-tecnológicas, y así la adaptación a nuevos avance podría hacerse de manera natural, siguiendo en cierto modo la inercia, y consiguiendo evitar así su punto vulnerable: la preservación; hablamos siempre de la Historia misma: «Una parte de la memoria de la Humanidad puede quedar inaccesible, invisible, inexistente». (Salvador y Ruiz 2005).

BIBLIOGRAFÍA ARIZA, F. J. (2002): Calidad en la Producción Cartográfica. BERNABEU, M. A.; DOMINGO, A. M. y FÁBREGA, J. M. (2001): «Metadatos para un vuelo fotogramétrico». Mapping Interactivo. Revista Internacional de Ciencias de la Tierra, Nº 72. http://www. mappinginteractivo.com/plantilla-ante.asp?id_ articulo=60 (03/2008) DUBLIN CORE METADATA INICIATIVE. http://dublincore. org MANSO, M. A. y BERNABÉ, M. A. (2006): «Metadatos: extracción y derivación automática de atributos». Jornadas Técnicas de la IDE en España 2006. http://jidee06.uji.es MANSO, M. A. (2003): «Metadatos en los Sistemas de Información Geográfica (ISO-19115)». http:// gauss.euitto.upm.es/m.manso.html NEBERT, D. D. (2004): El recetario para las Infraestructuras de Datos Espaciales, v. 2.0. http:// redgeomatica.rediris.es/metadatos/index.htm OLIVA, R. y QUESADA, E. (2006): «Los Metadatos geográficos: actualidad y estándares». Mapping Interactivo. Revista Internacional de Ciencias de la Tierra, n.º 112. http://www.mappinginteractivo. com/plantilla-ante.asp?id_articulo=1337 (03/2008) SALVADOR, A. y RUIZ, A. A. (2005): «Metadatos para la preservación de colecciones digitales», en Cuadernos de documentación multimedia, n.º 16: 48-60.

SERVICIOS DE MAPAS WEB Y SU APLICACIÓN EN EL ÁMBITO DE LA ARQUEOLOGÍA1 POR

PATRICIO J. SORIANO CASTRO y RAIMUNDO FRANCISCO ORTIZ URBANO*

RESUMEN La siguiente comunicación se centra en una nueva línea de trabajo desarrollada dentro del Convenio entre la Universidad y la Gerencia Municipal de Urbanismo de Córdoba, orientada a la difusión de la información arqueológica mediante servicios de mapas vía Web. Apoyándonos en dos aplicaciones, la primera dirigida a la difusión de la información contenida en la Carta de Riesgo Arqueológica Municipal y la segunda enfocada en la investigación del mundo funerario del yacimiento de Córdoba, abordaremos varias cuestiones innovadoras respecto a este tipo de servicios. Entre estas cuestiones destacan el manejo de software libre para proyectos de servidores de mapas vía Web (Apache, PHP, Mapserver, p.mapper), las posibilidades de difusión e intercambio de geoinformación arqueológica mediante estándares OGC de servicios Web (principalmente Servicios de Mapas en Red o Web Map Service-WMS), y la estandarización de la información cartográfica de carácter arqueológico mediante Metadatos (ISO 19115). SUMMARY The following paper focuses on a new line of work carried out within the Agreement between the University and the Gerencia Municipal de Urbanismo (Municipal Urban Management Office) of Cordoba, aimed at the availability of archaeological information through Web map services. Based on two applications, the first aimed at the disposal of information coming from the Municipal Charter for Archaeological Risk and the second focused on the research of funerary aspects in the site of Cordoba, we will address several innovative issues about this type of service. These issues highlighted are the management of open source software for Web map server projects (Apache, PHP, Mapserver, p.mapper), the potential for sharing of geo-information by archaeological standards OGC Web Services (mainly Map Network Services or Web Map Services-WMS) and the standardization of cartographic archaeological information through Metadata (ISO 19115).

1 Este trabajo se inscribe en el Convenio de Colaboración que el Grupo de Investigación HUM-236 del Plan Andaluz de Investigación, integrado por todos los miembros del Seminario de Arqueología de la Universidad de Córdoba, mantiene con la Grencia Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento de Córdoba para el estudio de Córdoba, ciudad histórica, entendida como yacimiento único (www.arqueocordoba.com) * Convenio Universidad de Córdoba – Gerencia Municipal de Urbanismo de Córdoba. Plaza de la Corredera s/n. CP. Córdoba. E-mail: [email protected]; raimundo_ortiz@ hotmail.com

PALABRAS CLAVE: Gerencia Municipal de Urbanismo de Córdoba, Carta de Riesgo Arqueológico Municipal, software libre, Apache, PHP, Mapserver, OGC, WMS, metadatos. KEY-WORDS: Municipal Urban Management Office of Cordoba, Municipal Charter for Archaeological Risk, open source software, Apache, PHP, Mapsercer, OGC, WMS, metadata.

1.

SIG E INTERNET: EL ACCESO GLOBAL A LA INFORMACIÓN ESPACIAL

El acceso vía Web a información espacial es uno de los hitos que en el siglo XXI más está marcando las tendencias de las Tecnologías de Información Geográficas. Junto a los buscadores de información (Google, Yahoo, etc.), estamos asistiendo a la emergencia de una nueva serie de herramientas cartográficas on-line de bajo coste (Google Earth y Google Maps, NASA World Wind, Yahoo Maps) (fig. 1). que tienen una masa de usuarios que sobrepasa en mucho a la que pueden tener las principales firmas comerciales de programas de SIG. Esta respuesta a la demanda de información espacial se caracteriza por su sencillez de manejo que facilita su uso por parte de cualquier usuario, con o sin conocimientos básicos de manejo de herramientas SIG (Metternicht 2006: 2-3). A pesar de su sencillez, la mayoría de estas tecnologías, disponen de las herramientas básicas de los SIG de escritorio, operaciones que de fondo son altamente complicadas. Un magnífico ejemplo del desarrollo del uso de estas tecnologías Web basadas en Sistemas de Información Geográfica combinadas con explotación 3D, en un ámbito más cercano, lo podemos encontrar en el navegador en tres dimensiones denominado «Descubre tu Provincia. Málaga 3D» de la Diputación Provincial de Málaga (www.idemap.es/). Esta aplicación que incluye, entre otras capas, información de lugares de interés arqueológico2 de la provincia, está 2 La consulta de información asociada a esta capa arqueológica, no devuelve tanto datos de carácter histórico-arqueo-

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Patricio J. Soriano Castro y Raimundo Francisco Ortiz Urbano

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Fig. 1. Córdoba (España) en Yahoo Maps. (espanol.maps.yahoo.com/).

concebida como un producto final con claros fines turísticos (el volumen principal de referencias junto a la disponibilidad de ortofotos de calidad, se centra en capas de servicios como transporte, restauración, hostelería, deportes, etc.). En su pantalla de navegación se dota al usuario de las principales herramientas de un SIG enfocadas a la visualización primero (vista 2D, 3D, 3D personalizada, zoom, identificación, búsqueda por atributos sobre las capas) y otras más complejas desarrolladas sobre análisis espacial (cálculo de distancias y áreas, perfiles, personalización de la vista 3D, visor de vuelos interactivos, iluminación, cálculo de rutas, importación de datos GPS, dibujo de entidades gráficas y exportación a shape) (fig. 2). lógico, como información dedicada al conocimiento turístico del elemento patrimonial (nombre, emplazamiento, dirección, tipo de acceso, web de información adicional e información de contacto para visitas). Esta información se completa con un visor de fotografías relacionadas con el yacimiento arqueológico.

Los ejemplos antes indicados, nos sirven de apoyo para introducirnos en otras cuestiones relevantes a las que este tipo de iniciativas dan solución. Así, por ejemplo, la disponibilidad de estos mapas «a la carta» vía Internet permiten la posibilidad de acceso a productos de tipo cartográfico en tiempo real y de manera interactiva que cubren la solicitud de información espacial cada vez más demandada por el ciudadano, consiguiendo la ampliación de los formatos de distribución, desde los existentes en papel, a la descarga de archivos digitales (matricial o vectorial) hasta llegar a la posibilidad de confección de cartografía a medida, lo que lleva una reducción costes de adquisición para el usuario. Junto al aumento de los cauces de difusión de la datos espaciales, entre la que se encuentra la información sobre patrimonio cultural, el trabajo de investigación de cualquier fenómeno histórico con metodología arqueológica, también se ve beneficiado por estas tecnologías. Bajo este prisma, juega un

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SERVICIOS DE MAPAS WEB Y SU APLICACIÓN EN ... LA ARQUEOLOGÍA

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Fig. 2. Visor «Descubre tu provincia. Málaga 3D» (www.idemap.es).

papel significativo la disponibilidad de cartografía base actualizada y de temáticos de referencia (arqueología, edafología, geología, usos del suelo, etc.). Esta documentación es esencial a la hora de afrontar de proyectos de estudio territorial (prospecciones), cartas arqueológicas urbanas o cualquier otra línea de investigación donde el componente espacial esté presente. La existencia en este momento de datos geográficos normalizados con posibilidades de consulta y acceso más dinámico (vía Web) supera uno de los principales lastres presentes en este tipo de trabajos. Esta dificultad se centra en las vías de adquisición y su adecuación a los objetivos concretos a cumplir. La recopilación de información arqueológica procedente de la investigación, por ejemplo para la creación del contexto histórico-arqueológico, es también esencial (planta de excavaciones, ubicación del elemento a estudiar, planos de dispersión, temáticos de fases y funcionalidades, hipótesis de reconstrucción, etc.). Son pocas las ocasiones donde podemos encontrar este tipo de documentación plenamente desarrollada desde un punto informático para su manejo

digital3. Es aquí donde los Sistemas de Información Geográfica juegan un papel notable, tanto para la incorporación de datos (escaneado, digitalización, georreferenciación, creación de integridad topológica, asignación de atributos) como para su posterior análisis, explotación y presentación de resultados. Si conseguimos llegar a este nivel de trabajo, Internet se presenta como una de las vías principales de difusión de los datos de la investigación. A los cauces tradicionales de divulgación científica principalmente circunscritos al ámbito académico (publicaciones científicas, congresos, foros de investigación), la presentación de los resultados, por ejemplo en una página Web, facilitará una mayor conocimiento de los mismos. Si el trabajo tiene un objetivo admi3 Esta diversidad de criterios en relación con la representación gráfica de elementos arqueológicos, queda plasmada en un trabajo reciente sobre las posibilidades de uso de herramientas informáticas (bases de datos y SIG) en el estudio sobre el mundo funerario de época islámica en el yacimiento de Córdoba. Se documentaron hasta cinco formas diferentes de representación de tumbas, hecho que dificultada la rápida vinculación con la información de las unidades estratigráficas con la finalidad es análisis espaciales (Soriano 2006: 58-59).

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nistrativo (ej. cartas arqueológicas) este aspecto es principal debido a su finalidad pública. Gracias a las herramientas existentes, la publicación en Web no sólo se debe limitar a la información textual, sino que con apoyo de las tecnologías de información espaciales que comentaremos a continuación, podemos presentar los datos con componentes geográficos en Internet de una manera dinámica. En el siguiente artículo, intentaremos dar un repaso a las aportaciones que estas tecnologías (IDEs, estándares, metadatos) están teniendo para la investigación histórica. Por último expondremos las líneas de trabajo y primeros resultados del uso de acceso a información arqueológica vía Internet del yacimiento arqueológico de Córdoba, dentro del convenio de colaboración parta la investigación de la ciudad de Córdoba, subscrito entre la Universidad de Córdoba y la Gerencia Municipal de Urbanismo de la ciudad.

2.

INFRAESTRUCTURA DE DATOS ESPACIALES, ESTÁNDARES OGC Y METADATOS. POSIBILIDADES Y USOS EN ARQUEOLOGÍA

Como hemos comentado, la creación de geoportales de consulta de datos espaciales soluciona en parte el problema vinculado con la falta de vías para la difusión de cartografía tradicional (papel), lo que provoca en ocasiones la descoordinación entre los productores y mayor coste para los usuarios. Este aspecto se ponderaba en el caso de trabajos territoriales desde un punto de vista histórico, ya que a la dificultad de adquisición de datos cartográficos en formato analógico, se suma el hecho de trabajar con series cartográficas actuales donde quedan reflejados aspectos geográficos en la actualidad que deben ser eliminados de los criterios de análisis con fines arqueológicos (ferrocarriles, puentes, modificaciones del terreno, etc.). Este aspecto no está en parte superado, pero al menos contamos con una información de partida más accesible en formato digital, dispuesta a ser revisada y modificada con las herramientas correspondientes o lo que es lo mismo con Sistemas de Información Geográfica. El número elevado de actividades humanas (tanto actuales como pretéritas) que poseen un componente locacional tiene su reflejo en la producción de un gran volumen de datos georreferenciados. Por otro lado la demanda de este tipo de productos es constante, aumento que se ve acrecentado por la oferta, vía informática, de estos productos. Como respuesta a esta necesidad, y basadas en el mandato de la

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Directiva INSPIRE4 de la Unión europea, surgen las Infraestructuras de Datos Espaciales. Analizaremos a continuación los componentes y servicios de las IDEs incluyendo en este análisis ejemplo de uso para la práctica arqueológica. Desde un punto de vista tecnológico una Infraestructura de Datos Espaciales (IDE), se define como una red descentralizada de servidores, que incluye datos y atributos geográficos; metadatos; métodos de búsqueda, visualización y valoración de los datos y algún mecanismo para proporcionar acceso a los mismos. Esta definición se completa desde un punto de vista organizativo, al incluir a este concepto las políticas y acuerdos institucionales destinados a facilitar la disponibilidad y el acceso a la información espacial (Capdevila 2004). El sustento del buen funcionamiento de las IDEs se basa en la existencia de una serie de principios que las rigen. En concreto, éstos están basados en la existencia de un marco institucional que de cobijo al establecimiento de acuerdos entre los productores de información geográfica. La creación, mantenimiento y difusión de estos datos tienen su sustento en una serie de normas o modelos a los que se debe ajustar la información manejada, estándares que permiten la interoperabilidad de los sistemas que los manejan facilitando así el intercambio de información. Un tercer principio que debe regir una IDE es la existencia de una serie de herramientas tecnológicas que permitan la búsqueda (visores), consulta (catálogos) y uso de datos geográficos. Por último, para el buen funcionamiento de estas Infraestructuras debe establecerse una política de datos que permita aumentar la disponibilidad de los mismos y compartir los desarrollos tecnológicos. Nos centraremos en algunos de estos componentes, exponiendo ejemplos de las posibilidades de usos para la Arqueología. Una primera muestra que nos puede servir con tal fin es el trabajo de prospección arqueológica. Destacamos este tipo de proyectos por su carácter claramente territorial y por la gran demanda de datos geográficos que requiere. En primer lugar, y que para nosotros es de gran relevancia, es la creación de un nuevo cauce de difusión de la información geográfica. Son numerosas las ocasiones que para la realización de un proyecto arqueológico es necesaria documentación de tipo cartográfico. Así podemos ver que para el caso concreto de la realización de una prospección arqueoló4 El funcionamiento de la Directiva se recoge en la Directiva 2007/2/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 14 de marzo de 2007. (http://www.ec-gis.org/inspire/)

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gica superficial este tipo de documentación es de primera necesidad, al requerir de series planimétricas lo más actuales posibles, que permitan delimitar la zona a prospectar, organización del trabajo en campo, localización de accesos al área de estudio, topónimos de interés, caminos de tránsito, cálculo de extensiones, características físicas del terreno, existencia de pasos de cauces de agua, tipo de terreno, zonas cultivadas. No debemos olvidar la recopilación de datos arqueológicos existentes, información que procede de fuentes diversas y con importantes diferencias respecto a su calidad, tanto desde un punto de vista textual como de localización.

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La compilación de capas espaciales con información arqueológica en las Infraestructura de Datos Espacial españolas tiene, hoy por hoy, un peso escaso. En la figura 3 se presenta los resultados de la búsqueda de datos arqueológicos en las iniciativas IDE y SIG a escala autonómica. Lejos estamos de algunos proyectos internacionales, como la National Spatial Data Infrastructure de Estados Unidos. El acceso y búsqueda de yacimientos arqueológicos (Historical Sites) en este servicio da buena muestra del desarrollo y expansión de este tipo de proyectos, siendo numerosos los resultados obtenidos y la variedad de organismos

Fig. 3. Resultados de la búsqueda de datos arqueológicos en las iniciativas IDE y SIG de España.

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Fig. 4. Aplicación Mapserver del Patrimonio Cultural Nacional en Rumanía. (http://map.cimec.ro/indexEn.htm)

productores.5 Otro buen ejemplo lo encontramos la página del Ministerio de Cultura de Rumania, donde podemos manejar una aplicación desarrollada en Mapserver para consulta de su Patrimonio Cultural6 (fig. 4). Apoyándonos en un visualizador, podremos tratar capas sobre yacimientos, excavaciones, museos y cartográficas base. La información sobre el repertorio nacional arqueológico de Rumania nos devuelve datos sobre el elemento seleccionado, nombre código, tipo de yacimiento, ciudad más cercana, periodo, cultura, etc. Esta documentación se completa con una cobertura de excavaciones arqueológicas donde se indica la fecha de excavación, nombre del director, resumen de la secuencia, bibliografía vinculada y origen de la fuente de datos. A pesar de la escasez de datos, la variedad de servicios que ofrecen las IDE, pueden ser de gran

utilizada para el caso que nos ocupa. En los diferentes catálogos que se suelen incorporar, podemos consultar el listado de capas cartográficas para un determinado sector de estudio. Otro de los servicios de gran utilidad es el de «Búsqueda de Nombre Geográficos». Estas herramientas suelen basarse en formularios de consulta tanto alfanuméricos como espacial (fig. 5). Los repertorios toponímicos están estandarizados según las normativas la uso. Así por ejemplo, la disponibilidad de estos recursos se desarrolla según un Modelo de Nomenclátor específico7. Sobre la posibilidad de recopilación de datos espaciales dentro de las IDEs, representados en los Catálogos de Datos, juega un papel relevante la existencia de «datos sobre los datos» o metadatos. En ellos se describe el contenido, la calidad, el formato y otras características asociadas a un recurso, en este caso geográfico, construyendo un mecanismo para consulta de datos y servicios de forma que los usua-

5

http://gos2.geodata.gov/wps/portal/gos http://map.cimec.ro/scripts/mapserv.exe?map=E:\ Mapserver\Mapserver\MapserverVechi\mapserver_en.map& mode=browse 6

7 Para la IDE española se utiliza el Modelo de Nomenclátor de España

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Fig. 5. Búsqueda de nombres geográficos en la IDE de España (http://www.idee.es/)

rios puedan localizarlos y acceder a ellos. (Sánchez et al. 2008)8. La estructura y contenido de los metadatos están desarrollados sobre las Normas ISO19100 relativas a la información geográfica. El tema de los metadatos posee cierta complejidad y se encuentra en continuo desarrollo. Así, la ISO 19115 referente a este tema incluye cuenta con 140 páginas, 409 ítems (unos de obligatorios y otros opcionales) y 27 listas controladas9. Comentaremos a 8 La estandarización de los datos geográficos está desarrollada por la Organización de Estandarizaron Internacional (ISO). Los perfiles y normas dentro de el campo de datos espaciales son la ISO 19115 «Geographic information – Metadata» que ha sido adoptada como Norma europea y como Norma Española. En el caso de España el Grupo de Trabajo de la IDE ha definido el Núcleo Español de Metadatos (NEM) como recomendación formada por la ampliación del Núcleo de la Norma ISO 19115 con los ítems necesarios pata incluir los elementos del Dublín Core Metadata. 9 Existen diversas herramientas que permiten crear metadatos conforme a las normas entre ellas destacamos: CatMEdit (http://catmdedit.sourceforge.net/) y MetaD (http://www. geoportal-idec.net/geoportal/IDECServlet?pag=metad& home=s)

continuación sólo algunos aspectos que pueden servir de interés en el campo que nos ocupa. Los metadatos de la información geográfica informan a los usuarios sobre los datos existentes describiendo: el sistema de referencia espacial, la calidad, su distribución, el formato, restricciones de seguridad, frecuencia de actualización, etcétera, de tal manera que sirven para describir un conjunto de datos geográficos, contestando a las preguntas: «de qué», «de cuándo», «de dónde», «de quién son», «de donde son» y «el cómo» se han generado los datos. Así a la hora de hacer una selección de la cartografía necesaria para nuestro trabajo podremos conocer el título y la descripción del conjunto de datos, quién ha generado dicha información, cuándo y con qué frecuencia se actualiza, qué ámbito geográfico abarca, su formato y el modo de adquirirla. En el caso de la información de índole arqueológica dentro de los metadatos, indicar que la norma ISO 19115 establece en el apartado de Identificación la clasificación temática del conjunto de datos, ítem de obligado cumplimiento. En el caso de una búsqueda

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Fig. 6. Yacimiento de Madinat Al-Zahra en el Visor de la IDEAndalucía.

de tipo arqueológico por esta clasificación deberíamos entrar en la categoría «Sociedad: Características de la sociedad y las culturas», que incluye temáticas en relación con demografía, turismo o servicios entre los que se encuentran datos culturales. Este aspecto un poco «camuflado» de la información arqueológica se ve completado con la definición de «palabras clave descriptivas» de carácter opcional que pueden basarse en tesauros a medida, relacionados con los descriptores de tipo Temporal o por Tema. Una vez que comprobada la existencia de datos geográficos de nuestro interés, estos mismos podrán ser visualizados o cargados en las herramientas que las IDEs presentan para tal fin. La posibilidad de confeccionar un mapa con información de diversas fuentes y localizados en distintos servidores remotos, es posible gracias a la aplicación de normas establecidos por organizaciones como OGC (Open Geospatial Consortium). El Open Geospatial Consortium (OGC) fue creado en 1994 y agrupa a más de 250 organizaciones públicas y privadas. Su fin es la de-

finición de estándares abiertos e interoperables dentro de los Sistemas de Información Geográfica. Persigue acuerdos entre las diferentes empresas del sector que posibilitan la capacidad de comunicación de sus sistemas de geoprocesamiento y facilitan el intercambio de la información geográfica en beneficio de los usuarios10. Entre las especificaciones de la OGC con más implantación está la WMS - Web Map Service o Servicio de mapas en la Web, actualmente en su versión 1.3.0. Este servicio produce mapas de datos espaciales referidos de forma dinámica a partir de información geográfica. Este estándar internacional define un «mapa» como una representación de la información geográfica en forma de un archivo de imagen digital conveniente para la exhibición en una pantalla de ordenador en diferentes formatos (PNG, GIF o JPG). Las operaciones básicas que según la OGC debe tener un Web Map Service son: 10

http://www.opengeospatial.org/

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Fig. 7. Capa WMS de yacimientos arqueológicos de Valencia (España) en GvSIG.

— GetCapabilities: Nos devuelve un archivo XML con los metadatos del servicio (Nombre, Descripción, Palabras Clave, Restricciones de Acceso) sus capacidades (Tipo de peticiones, formatos de salida, Metadatos de las capas) — GetMap: Mediante esta operación se nos es devuelto un mapa construido a mediada, por ejemplo indicando las capas a incluir, su orden, con un alto y ancho de la imagen definido y en un formato seleccionado — GetFeatureInfo: Esta operación es opcional y sirve para obtener información sobre un determinado elemento (feature) del mapa. La mayoría de los visores integrados en las páginas Web de las IDEs incorporan herramientas de carga de este tipo de servicios y de consulta de sus capacidades. Estas posibilidades de consulta visual mediante un visor ligero han favorecido un acercamiento al usuario no especializado al manejo de he-

rramientas de consulta y análisis espacial. Así la mayoría de ellos cuentan con comandos de visualización (zoom, encuadre, desplazamiento), identificación, extracción de coordenadas, medición o impresión (fig. 6). Estas funcionalidades se completan con la gestión de las capas incorporadas o a incorporar, visualización de la leyenda o acceso a temáticos predefinidos. De un mayor interés para nosotros se presenta la posibilidad de carga de servicios WMS en clientes pesados o de escritorio,11 por 11 Un aspecto a destacar y que se vincula con este «sentimiento» de cooperación y disponibilidad gratuita de datos, es el hecho de que hayan sido los desarrollos SIG de distribución gratuita los que con mayor rapidez han incorporado la posibilidad de carga de servicios OGC. Resaltamos en concreto dos aplicaciones con un importante calado en este aspecto y de desarrollo nacional: GvSig desarrollado por la Consejería de Infraestructura y Transportes de la Generalitat Valenciana (http://www.gvsig.gva.es/) y Kosmo de la empresa SAIG, Sistemas Abiertos de Información Geográfica (http://www.saig.es/)

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sus posibilidades manejo, almacenamiento y superposición de capas generadas por nosotros mismos, entro otras muchas variables (fig. 7). El uso de estos servicios en SIG de escritorio tiene por otro lado algunos aspectos negativos como es por ejemplo la imposibilidad de impresión de las capas a determinadas escalas, lentitud de refresco de las vistas, o la no incorporación de datos alfanuméricos asociados.

3.

CARTA ARQUEOLÓGICA MUNICIPAL DE CÓRDOBA: PROYECTO DE SERVIDOR CARTOGRÁFICO ARQUEOLÓGICO DEL YACIMIENTO CÓRDOBA

Desde la puesta en marcha del convenio de colaboración entre la Gerencia Municipal de Urbanismo y la Universidad de Córdoba para el estudio del yacimiento arqueológico Córdoba como ciudad histórica en el año 2001, la aplicación de nuevas tecnologías enfocadas a un mejor conocimiento histórico de la ciudad ha jugado un papel relevante. En este camino, los trabajos desempeñados por los miembros del Convenio GMU-UCO (prospección, excavación, redacción de proyectos, supervisiones y trabajos de catalogación, estudios histórico-arqueológicos) y sus líneas de trabajo se han visto apoyados por la creación de herramientas informáticas a medida. La vinculación de este proyecto a la labor de la Oficina de Arqueología de la Gerencia Municipal de la ciudad ha sumado la necesidad de desarrollo de aplicaciones enfocadas a la gestión del patrimonio arqueológico tal y como queda establecido respecto a sus funciones en el Plan General de Ordenación Urbana. En este sentido y debido a la presencia del componente espacial como un elemento más, el manejo de herramientas SIG ha sido de vital importancia. Dentro de estas labores de gestión-administrativas, compete a la corporación local la creación, actualización y mantenimiento de la carta arqueológica de riesgo en ámbito urbano, así como la redacción y desarrollo de la carta arqueológica en ámbito no urbano. En consonancia con otra serie de documentos de diagnosis (ej. Carta de la Erosión de la Historia, Catálogo de Bienes Protegidos) los resultados obtenidos han servido para el desarrollo del articulado relacionado con el patrimonio histórico de la ciudad de Córdoba. Este tipo de trabajos se constituyen como instrumento imprescindible por su carácter básico evaluador del nivel de conocimiento que se tiene sobre la evolución histórica de la ciudad (Rodríguez y González 2002) hecho que no cumpli-

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ría sus funciones sin su inclusión en la normativa sobre planeamiento urbanístico municipal. Con el paso de los años, lo que en principio se diseñó como unas primeras fichas en papel que a posteriori se digitalizaban en dBase, se ha convertido en un potente sistema de gestión de expedientes de índole arqueológica con un módulo de gestión espacial, plasmado en la aplicación al-Mulk SIG de la Gerencia Municipal de Urbanismo de Córdoba. En el sistema se incluyen la locación del expediente (referencia catastral, dirección postal y/o referencia a planeamiento urbanístico), datos sobre tramitación administrativa12, tipo de cautela (excavación, supervisión, prospección, control arqueológico de movimiento de tierra, sin cautela, etc.). Un segundo apartado hace referencia a los datos del solicitante, promotor de la obra, cotas de proyecto, afección a muralla, superficie del solar, etc. En el caso de intervenciones arqueológicas, una vez finalizados sus trámites administrativos (final de excavación, Resolución de la Dirección General de Bienes Culturales e Informe Arqueológico Municipal y labores de Supervisión), se procede con una periodicidad semestral al vaciado de los resultados histórico-arqueológicos derivados de la excavación. Es en este momento cuando se completa la información relativa a la fecha de inicio-finalización de la excavación, arqueólogo director, resumen de cotas arqueológicas generales (inicial y final) y por fases, descripción del área intervenida, superficie de la excavación, resumen de la secuencia por períodosfases, elementos conservados, etc. Para un mejor análisis y consulta de los datos se ha incluido una subtabla vinculada con los datos de la secuencia-funcionalidad registrada. La secuencia histórica del yacimiento arqueológico de Córdoba comienza en el Calcolítico hasta época Contemporánea. Para los criterios de funcionalidad nos hemos basados en el Tesauro de Patrimonio Histórico de Andalucía (Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico 1998) incluyendo una veintena de funcionalidades generales (Espacios Públicos, Infraestructuras Hidráulicas, Construcciones Funerarias, etc.) y unas cien entradas sobre funcionalidad específica que completa esta primera clasificación (por ejemplo Espacios PúblicosAnfiteatro, Infraestructuras Hidráulicas-Cloaca, Construcciones Funerarias- Monumento Funerario, etc.). Al objetivo administrativo de la Carta Arqueológica, se le añade un importante carácter consultivo 12 Los trámites administrativos tienen un carácter doble. En primer lugar los relacionados con la gestión de la Oficina de Arqueología de la GMU y por otro los relacionados con la administración autonómica.

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Fig. 8. Servidor de mapas del Patrimonio Arqueológico de Córdoba.

orientado a la investigación histórica del yacimiento (trabajos de investigación, artículos, tesinas o tesis). En este apartado juega un papel relevante el aspecto vinculado a la actualización, ya que la consulta de la carta lleva pareja la revisión de la misma según los resultados aportados por dicha investigación, pretendiendo con ello aumentar la calidad documental. Todas estas labores de mejora y la existencia de una información espacial de carácter arqueológico básica permiten y requieren del diseño de una aplicación de consulta SIG vía Internet. En el caso concreto que nos ocupa, la finalidad de este proyecto es la creación de una herramienta de consulta vía Web que amplíe por una parte los usuarios potenciales de la documentación arqueológica, cargando las posibilidades en el aspecto de la Difusión, enfocada a usuarios básicos o especializados, es decir dar a conocer a la ciudadanía un recurso patrimonial relevante, al menos en el caso concreto de Córdoba. Otro aspecto que cubrimos es el acercamiento de unas herramientas y aplicaciones que requieren unos conocimientos sobre técnicas espaciales profundos, a

usuarios no iniciados en esta materia. Todos esto, sin perder un rigor científico y atendiendo a las propuestas e iniciativas de normalización de datos cartográficos (sistemas de referencias, metadatos, etc.). Centrándonos ya en el proyecto piloto de creación de un Servidor Cartográfico Web de la Carta de Riesgo de Córdoba indicar que tras una primera fase de búsqueda y testeo de las posibilidades tecnológicas en este campo nos hemos decantado por la aplicación P.Mapper13 que ya incorpora un desarrollo importante para estos fines. P.Mapper usa MapServer, desarrollo en código abierto (Open Source Initiative), para la creación de aplicaciones SIG en Internet/Intranet. Para el almacenamiento de información alfanumérica de los expedientes de excavación nos hemos decantado por MySQL. La aplicación cuenta con una ventana principal donde se presenta en primer lugar el área geográfica de la aplicación, en este caso, la ciudad de Córdoba y una serie de herramientas de manejo básicas (zoom, encuadre, desplazamiento, identificación, 13

http://www.pmapper.net/

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Fig. 9. Consulta de atributos.

consulta por selección espacial). Por otro lado podemos acceder al conjunto de capas incluidas con la posibilidad de consulta de sus leyendas o metadatos sobre la capa. (fig. 8). Es relevante la capacidad de búsqueda de datos por atributos alfanuméricos (Dirección, Número de Expediente, Director, etc.) (fig. 9). El visor se completa con la opción de impresión en diferentes formatos de la imagen del plano en vista o la exportación a un archivo de datos georreferenciado. Se ha preparado la aplicación para que cargue por defecto una capa puntual con datos de la Carta Arqueológica de Riesgo, la cartografía básica en formato DGN de la ciudad de Córdoba y otras capas relacionadas con la zonificación arqueológica o datos sobre elementos inmuebles protegidos. En relación con la

información arqueológica podemos realizar clasificaciones de la documentación, en nuestro caso por la secuencia histórica documentada. Al estar basado en entorno de desarrollo Mapserver para la aplicación de aplicaciones SIG y en los estándares de creación de Web Map Server, podemos hacer conexión a otro tipo de servidores cartográficos como por ejemplo WMS de Cartografía Catastral.14 Sistema de Información Geográfica de Parcelas Agrícolas (SIGPAC),15 o el acceso a las diferentes capas de la IDE-E y por nuestra localización geográfica a la Infraestructura de Datos de Andalucía.16 14

http://www.catastro.meh.es/servicios/wms/wms.htm http://www.mapa.es/es/sig/pags/sigpac/intro.htm 16 http://www.andaluciajunta.es/IDEAndalucia/IDEA.shtml 15

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Fig. 10. Relación de capas incorporadas en el Servidor de Mapas.

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Las posibilidades de desarrollo y aplicación son varias. En la actualidad se plantea el desarrollo de visores temáticos donde se presenten los trabajos de diferentes proyectos de investigación. Partimos de la máxima de que un mejor conocimiento-difusión de nuestros bienes patrimoniales desde un punto de vista social17, es esencial para una mejor valoración de los mismos. Esta es la filosofía que envuelve la puesta en marcha de este proyecto Servicio de Mapas Web de carácter arqueológico, en el que junto a los medios más tradicionales de difusión del conocimiento histórico, se suman el uso de herramientas tecnológicas más recientes, en concreto Internet18.

BIBLIOGRAFÍA CAPDEVILA I SUBIRANA, J. (2004): «Infraestructura de Datos Espaciales (IDE). Definición y desarrollo actual en España». Scripta Nova: Revista electrónica de geografía y ciencias sociales, n.º 8: 170. CSG (2005). SGTNEM_2005_01: Núcleo Español de 17 En lo referente a la información geográfica y desde un punto de vista autonómico, la Consejería de Cultura entiende la información cartográfica como instrumento útil para la sociedad y por tanto como un servicio público. (Decreto de Ordenación de la cartografía Andaluza) (Díaz y Rodríguez, 2005) 18 El convenio posee desde hace unos años de una página Web propia. www.arqueocordoba.com

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Metadatos. Infraestructura de Datos Espaciales Española. Consejo Superior Geográfico, Ministerio de Fomento, Madrid. Accesible en: http:// www.idee.es/resources/recomendacionesCSG/ NEM.pdf DÍAZ IGLESIAS, J. M.; RODRÍGUEZ DE GUZMÁN SÁNCHEZ, S. (2005): «Nuevos compromisos para la gestión de la cartografía temática del Patrimonio Histórico de Andalucía», PH: Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico Año n.º 13, n.º 53: 107-112. INSTITUTO ANDALUZ DEL PATRIMONIO HISTÓRICO (1998): Tesauro de Patrimonio Histórico Andaluz: versión 0. Junta de Andalucía. Granada. METTERNICHT, G. (2006): «Consideraciones acerca del impacto de Google Earth en la valoración y difusión de los productos de georrepresentación», GeoFocus, n.º 6: 1-10. MURILLO, J. F.; VENTURA, A.; HIDALGO, R. (1998/99): «El planeamiento urbanístico y la Gestión del Patrimonio Arqueológico en Córdoba», Kobie, 25: 45-73. SÁNCHEZ, A.; NOGUERAS, J.; BALLARI, D. (2008): Normas sobre metadatos (ISO19115, ISO19115-2, ISO19139, ISO15836). Mapping, n.º 123 2008 (Ejemplar dedicado a: La familia de normas ISO 19100): 48-57. SORIANO CASTRO, P. J. (2006): «Propuestas metodológicas en informática para la investigación arqueológica funeraria». Anales de arqueología cordobesa, n.º 17, 1: 47-66.

EL SISTEMA DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA DEL ÁREA DE PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO Y PALEONTOLÓGICO DE LA COMUNIDAD DE MADRID POR

JESÚS BERMÚDEZ SÁNCHEZ*, PILAR HERRÁIZ SIGÜENZA y RAFA SOUSA GARRIDO Área de Protección del Patrimonio Arqueológico, Paleontológico y Etnográfico. Dirección General de Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid**

RESUMEN El presente póster pretende mostrar una visión general del Sistema de Información Geográfica existente en el Área de Protección del Patrimonio Arqueológico, Paleontológico y Etnográfico. En una primera etapa, desde los años 1991 a 2001, se trabajó en la creación del SIG y su implantación en el Área de Protección del Patrimonio Arqueológico para ello se informatizó la Carta Arqueológica realizada entre los años 1985-1994 y se crearon grandes zonas de protección arqueológica. Es a partir del año 2003 cuando el proceso de actualización del SIG de Arqueología recibe un importante y definitivo impulso con la modificación y reestructuración del mismo que ha supuesto un cambio primordial tanto cuantitativo como cualitativo, en la metodología de trabajo del Área de Protección del Patrimonio Arqueológico. Esta nueva etapa se ha centrado en la instalación de la herramienta SIG en todos los puestos de trabajo de los técnicos del Área de Arqueología y la formación de los mismos en la herramienta, la incorporación de la conexión al Sistema de Información Geográfica Institucional de la Comunidad de Madrid (SIGI), generación de un interfaz que permite la descodificación de los datos alfanuméricos contenidos en la Carta Arqueológica 1985-1994, informatización de la documentación de las actuaciones arqueológicas realizadas en la Comunidad de Madrid desde 1985, informatización de los expedientes de informativos, etc. La inclusión de nuevas capas de información patrimonial como son la cartografía histórica del ejército, proyectos de investigación, la Carta Paleontológica de Madrid, las Actuaciones Arqueológicas y Paleontológicas recogidas en el Anuarios de desde el año 2002, catálogo de Arte Rupestre, elementos defensivos de la guerra civil, resultados de las actuaciones arqueológicas y paleontológicas de los proyectos de Metro y M30, etc. Por último, pero no menos importante, se ha procedido a elaborar una aplicación que nos permite actualizar y reelaborar el catálogo de yacimientos arqueológicos de la Comunidad de Madrid. Junto a la exposición descriptiva y cronológica del SIG del Área, se plantea el camino a seguir en un futuro inmediato. Se propone desarrollar un Sistema Integrado de Información con una visión algo más compleja y amplia que la actual que ** Profesor Honorario de la Universidad Autónoma de Madrid. Departamento de Prehistoria y Arqueología. Facultad de Filosofía y Letras. Carretera de Colmenar Viejo, km 15 Cantoblanco, 28059 Madrid. E-mail: jesus.bermudez@ madrid.org ** C/ Arenal, 18, 28013 Madrid. E-mail: pilar.herraiz@ madrid.org; [email protected]

aglutine el conjunto de necesidades de gestión de información, tanto en lo que se refiere a las diferentes fuentes de captura e integración de datos, como al procesamiento y a los diferentes formatos de salida. Igualmente se destaca el papel que el SIG puede desempeñar a la hora de actualizar los actuales ámbitos de sensibilidad y protección patrimonial. SUMMARY The present poster gives an overview of the Geographical Information System (SIG) in the Archaeological, Paleontological and ethnographical heritage preservation department. During the first phase from 1991 until 2001 the SIG was established and implemented in Archaeological heritage preservation department. To this end, the Archaeological Catalogue created from 1985 till 1994 was computerized while extended areas of archaeological preservation. As from 2003, the modification and restructuring of the SIG gave a strong impetus to the updating process. This required a fundamental quantitative and qualitative change in the working method applied in the Archaeological heritage preservation department. During this new phase the main focus was on: the SIG tool installation in every technician workstation and the workstation of the Archaeological department, the training of staff for the use of the tool, the incorporation in the tool of the connection to the Institutional Geographical Information System (SIGI), the creation of an interface allowing the decoding of the alphanumerical data contained by the Archaeological Catalogue 1985-1994, the computerization of the documentation on the archaeological intervention made in the Madrid region since 1985, the computerization of the information files, the incorporation of new information layers on the property such as the army’s historical map, investigation projects, the paleontological map of Madrid, the archaeological and paleontological interventions recorded in the register from 2002 to 2005 as well as the actions taken since 2005, the rupestrian art catalogue, defensive elements of the civil war, results of the archaeological and paleontological interventions made in the context of the underground and motorway M30 projects, etc. Last but not least, an extension was created in order to update and review the archaeological catalogue in the Madrid region and it propose the way to follow in the next future. PALABRAS CLAVE: SIG, SIGI (Sistema de Información Geográfica Institucional de la Comunidad de Madrid), Carta Paleontológica, Área de Protección del Patrimonio Arqueológico, Paleontológico y Etnográfico.

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Jesús Bermúdez Sánchez, Pilar Herráiz Sigüenza y Rafa Sousa Garrido

KEY-WORDS: GIS, SIGI (Institutional Geographical Information System), Paleontological map, Archaeological, Paleontological and ethnographical heritage preservation department.

Desde que en 1991 comenzase el proceso de informatización de la documentación recogida en la denominada Carta Arqueológica (1985-1994), para implementar un Sistema de Información Geográfica que facilitase el trabajo de control y protección del Patrimonio Arqueológico, el SIG se ha convertido en una herramienta primordial para la gestión de dicho patrimonio. Entre los años 1985 y 1994, se elaboró un inventario de yacimientos arqueológicos de la Comunidad de Madrid y se inició una primera fase de informatización del mismo. En una primera etapa se trabajó en la elaboración de una ficha de inventarios de yacimientos para la Carta Arqueológica que recogiese todos aquellos aspectos que se deseaba documentar de un yacimiento. En estos años se llevaron a cabo varias campañas de prospecciones sistemáticas de todo el territorio de los municipios de la Comunidad de Madrid para conocer e inventariar. Los resultados de estas campañas se plasmaron en las fichas de la Carta Arqueológica y en la cartografía de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio a escala 1:5000, así como un estudio bibliográfico y documental de los términos prospectados para su posterior informatización. El proceso de informatización, de la Carta Arqueológica para la creación del SIG de Arqueología y su implantación en el Área de Protección del Patrimonio Arqueológico, comenzó en 1992 la herramienta SIG seleccionada para tal fin fue ArcInfo 6.0/ 6.1 instalado en una estación SUN. En el SIG se utilizó la cartografía oficial del Servicio de Cartografía de la Comunidad de Madrid, parte de las capas de información contenidas en el mapa topográfico a escala 1:25.000 con los siguientes bloques de información geográfica: división administrativa (limites de Madrid y sus municipios), hidrografía (ríos y arroyos), vías de comunicación (ferrocarril, carreteras); la altimetría procedía del Servicio Cartográfico del Ejercito con la digitalización de las curvas de nivel a escala 1:50.000 del mapa topográfico del ejército. En cuanto a la información arqueológica se estructuró y estandarizó la información contenida en las fichas de la Carta Arqueológica, se crearon archivos de bases de datos para gestionar esta información alfanumérica, y se digitalizaron un total de 3624 yacimientos arqueológicos (escala 1:5000). La implementación de este Sistema de Informa-

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ción Geográfica facilitó el trabajo de control y protección del Patrimonio Arqueológico de la Comunidad de Madrid, este trabajo sirvió de apoyo para establecer amplias áreas de protección arqueológica, Bienes de Interés Cultural con la categoría de Zonas de Protección Arqueológica o Zonas de Protección Paleontológica y Áreas de Protección Arqueológica recogidas en los documentos de ordenación del territorio. Esta herramienta estuvo operativa hasta el año 2000-2001 en que ArcInfo (ESRI) fue sustituida por Geomedia (Intergraph). A partir de 2001 se inició, tímidamente, un proceso de actualización, modificación y reestructuración del SIG que ha supuesto un importante cambio tanto cuantitativo como cualitativo en el mismo. Este proceso se ha desarrollado en varias fases, en un primera fase 2001-2002 se implantó un nuevo software SIG (Geomedia) y se comenzó el proceso de carga de aquellas fichas de yacimientos arqueológicos de los municipios que aún no se habían incluido tras las prospecciones arqueológicas de 1985 a 1994 y revisiones posteriores. En la siguiente fase comienzos de 2003, se implementó la conexión al Sistema de Información Geográfica Institucional (SIGI) lo que supuso tener acceso a toda la cartografía oficial de la Comunidad de Madrid actualizada. La conexión al SIGI incrementó exponencialmente las posibilidades de análisis territorial y gestión del SIG de Arqueología así nos permite el acceso a una cartografía base con una amplia variedad de fuentes cartográficas como son: el mapa topográfico escala 1:5.000 y a escala 1:1.000 de la Comunidad de Madrid con las siguientes categorías de información geográfica: Altimetría, construcciones, Ferrocarriles, Hidrografía, Infraestructuras, Suelo Urbano, Viales, Zonas Arboladas, Otros; a escala 1:25.000 encontramos categorías como Altimetría o Hidrología; elementos geográficos recogidos en la cartografía catastral tanto rústica a escala 1:2.000 como urbana a escala 1:1.000; ortoimágenes de los satélite IRS y SPOT de los años 2002 y 2004 con una resolución de imagen de 5 metros y 2,5 metros respectivamente; ortoimágenes del Ministerio de Agricultura de los años 1997 y 2002 con una resolución de imagen de 50 centímetros en las ortoimágenes del año 2002; imágenes topográficas georreferenciadas del mapa topográfico de 2004 de la Comunidad de Madrid a escala 1:50.000. Paralelamente se colocó la herramienta SIG en todos los puestos de trabajo de los técnicos del Área de Arqueología instalando la versión de Geomedia Desktop en los puestos de los técnicos arqueólogos, así como en varios puestos de consulta para permi-

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Fig. 1. Fuente principal de información cartográfica.

tir el acceso a la información arqueológica tanto a los profesionales como a los investigadores que trabajan con el patrimonio arqueológico de la Comunidad de Madrid y la versión Geomedia Proffesional en tres puestos de técnicos especialistas. En una fase posterior el esfuerzo se centro por un lado en conseguir un acceso fácil y ágil a los datos contenidos en la Carta Arqueológica 1985-1994 y en la mejora y actualización de la información contenida en los almacenes relativos a zonas de protección arqueológica Bien de Interés Cultural y a las Áreas de Protección Arqueológica recogidas en los documentos de ordenación urbana de los municipios de la comunidad de Madrid y por otro en afrontar la tarea de sistematizar e informatizar la documentación existente en el Área de Protección del Patrimonio Arqueológico desde el año 1985 contenida en los expedientes arqueológicos. Cuando en 1991 se informatizaron las fichas de yacimientos arqueológicos debido a las limitaciones informáticas tanto de los equipos como de los programas disponibles en aquel momen-

to, se optó por codificar la información alfanumérica y dividirla en varios archivos de bases de datos para poder gestionar toda la información. Todo este proceso de codificación y compartimentación en bases de datos supuso que el acceso a la información fuese complicado y de difícil comprensión para el usuario, ya que se necesitaba recurrir a una tabla de conversiones de los valores de los campos para conocer la información referida a un yacimiento. Por este motivo resultaba de vital importancia acometer el proceso de descodificación de los campos y para ello se elaboró una pequeña aplicación que permite mostrar la información en Geomedia en el mismo formato que la ficha de la Carta Arqueológica 1985-1991, con los apartados de Clasificación Cultural, Tipología, etc. del yacimiento. Por otro lado se acometió la tarea de sistematizar e informatizar la documentación existente en el Área de Arqueología relativa a las actuaciones arqueológicas realizadas en la Comunidad de Madrid desde 1985 procedente de los más de 6.000 expedien-

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Fig. 2. Yacimientos arqueológicos de la Comunidad de Madrid.

Fig. 3. Descodificador de los contenidos de la «Carta Arqueológica de 1985».

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Fig. 4. Formulario de actuaciones arqueológicas y paleontológicas anteriores a 2005.

Fig. 5. Cartografía Histórica del Ejército.

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Fig. 6. Análisis espacial del poblamiento prehistórico del curso bajo del río Jarama.

tes en su mayor parte de actuaciones para su carga en bases de datos y la digitalización de las mismas. En estos momentos se continúa avanzando en este proceso de actualización con la carga de las actuaciones arqueológicas tanto las ya realizadas como las que se están registrando actualmente en el Área (Figura 4). En los últimos años, se han incluido nuevas capas de información histórica y patrimonial como es la cartografía histórica del ejército procedente del Ministerio de Defensa y referida al territorio de Madrid con un total de 1002 imágenes georreferenciadas que se han incorporado al SIG de arqueología. También se han incorporado los resultados de varios proyectos de investigación y otra información arqueológica como son: • «Estudio espacial del poblamiento prehistórico en el curso bajo del río Jarama», Universidad Complutense de Madrid. • «Estudio y caracterización del poblamiento medieval en la Comunidad de Madrid a partir

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de los restos materiales (estructuras y cultura medieval) Universidad Autónoma de Madrid. Información de áreas con protección Medioambiental de la Comunidad de Madrid. La Carta Paleontológica de Madrid realizada por el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Las Actuaciones Arqueológicas y Paleontológicas recogidas en los Anuarios de los años 2002 y 2003. Elaboración de los expedientes para la declaración como Bienes de Interés Cultural de los abrigos con Arte Rupestre de la Comunidad de Madrid Elementos defensivos de la guerra civil, Resultados de las actuaciones arqueológicas y paleontológicas de los proyectos de Metro y M30, que en un futuro estarán integrados en el SIG y se podrán consultar.

En los últimos años ya se había planteado la necesidad de contar con una base de datos permanentemente actualizada sobre el patrimonio arqueológico

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Fig. 7. Caracterización del poblamiento humano en la Comunidad de Madrid.

Fig. 8. Proyecto geoarqueológico de seguimiento de las obras de remodelación de la M-30.

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Fig. 9. Nuevo Catálogo de Yacimientos Arqueológicos.

madrileño, así surgió la idea de la elaboración de un nuevo Catálogo de Yacimientos Arqueológicos de la Comunidad de Madrid que sería la herramienta fundamental para la aplicación de los instrumentos de protección patrimonial y permitiría conseguir una gestión más eficaz para la protección y conservación del patrimonio arqueológico. Este nuevo catálogo debía unificar toda la información relativa a los yacimientos arqueológicos dispersa en distintas bases de datos, como son la Carta Arqueológica, los expedientes de intervenciones arqueológicas y paleontológicas y los proyectos de investigación. Con estas premisas durante el año 2007 se abordó la tarea de elaborar este nuevo Catálogo de yacimientos arqueológicos, el primer paso a seguir fue crear una nueva ficha de yacimientos arqueológicos acorde con planteamientos científicos actuales que ha sido la el punto de partida para la elaboración de la Base de Datos de Yacimientos. La aplicación del Catálogo ha integrado toda la información existe y ha elaborado

una serie de utilidades de las cuales destacamos las más importantes con son: el uso de filtros y consultas, así como su salida impresa, generación de una herramienta de exportación del catálogo de yacimientos para facilitar su uso a los profesionales de la arqueología e integración de una herramienta de importación de yacimientos arqueológicos para la actualización, modificación o supresión de los yacimientos existentes en el catálogo. Como en tantos otros ámbitos, caminamos hacia modelos organizativos complejos e integrados. Si bien debemos pensar en modelos factibles que se ajusten a las necesidades y posibilidades reales. Por esta razón, planteamos un Sistema de Información Patrimonial que integre toda la información gestionada y funciones principales que se desempeñan en un organismo autonómico como es el caso de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid. El modelo actual tiende a organizarse en diferentes

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Fig. 10. Sistema Integrado de Gestión de Información Patrimonial.

sistemas de información que cuesta integrar o que son completamente independientes, pero las posibilidades y avances que desde hace tiempo ofrecen distintas herramientas informáticas, como son los propios SIG, plataformas WEB, sistemas de programación, bases de datos o las propias capacidades del software, nos invitan a tomar este camino, que ya está muy experimentado, y plantear un único y coordinado sistema de gestión. Si a las posibilidades técnicas unimos la necesidad y obligación por parte de los organismos responsables de dar soluciones a aspectos tan importantes como son la agilización de los trámites administrativos, la gestión de un número cada vez creciente de intervenciones y, en general, de información patrimonial, o la difusión de los resultados obtenidos en esas intervenciones, parece evidente la conveniencia de adoptar este tipo de Sistemas Integrados de Información. En nuestro caso, proponemos un modelo basándonos en nuestra experiencia en la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura y Turismo de la Comunidad de la Madrid. A modo de

resumen presentamos un esquema del Sistema y destacamos algunas de las funciones que pensamos pueden enriquecer el modelo actual (Figura 10). En lo que respecta a las funciones Web, planteamos la necesidad de generar una plataforma WEB que integre diferentes funciones de alimentación y soporte de salida del Sistema. Por una parte, se podría facilitar la tramitación de expedientes administrativos por parte del público en general, tal y como se realiza y fomenta en otros organismos públicos, como puede ser la realización de solicitudes, la consulta del estado de su expediente o la entrega de los informes y memorias de intervenciones. Por otro lado, Internet es la plataforma ideal para difundir el patrimonio, por ello iniciativas como la del Anuario de Actuaciones Arqueológicas y Paleontológicas de la Comunidad de Madrid, podrían generarse y alimentarse directamente desde el Sistema sin tener que implicar actuaciones independientes para su creación y gestión. Esta misma plataforma de difusión podría servir para la publicación de los Informes y Memorias de las intervenciones que desde el traspaso de las competencias a las comunidades autónomas se han venido generando,

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problema éste que acucia especialmente al caso madrileño, en donde un número ingente de memorias se encuentran en los archivos, sin que prácticamente ninguna de ellas se haya publicado, lo que supone una cantidad de recursos e información patrimonial poco aprovechada. También destacamos, la necesidad de integrar el sistema de registro de información de expedientes administrativos con el resto del sistema de información, de forma que una única plataforma sirva y permita gestionar todos los recursos. En la actualidad se ha conseguido generar un sistema de gestión de registro y tramitación de expedientes que debe seguir ampliándose. Además, se hace necesario establecer un sistema por el cual la información aportada en las intervenciones alimente de forma automatizada el

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sistema, tanto a nivel de la información referida a las propias actuaciones (ámbitos de actuación y datos administrativos) o de los posibles resultados obtenidos y modificaciones de la información patrimonial que incluya los propios informes de dichas intervenciones. Por último, destacamos el papel que el SIG puede desempeñar en la toma de criterios a la hora de definir y/o actualizar las delimitaciones de los distintos ámbitos de sensibilidad y protección patrimonial. En este sentido, parece posible y deseable enriquecer el modelo actual de delimitación de las actuales Zonas Arqueológicas y Zonas Paleontológicas incoadas o declaradas como Bienes de Interés Cultural, así como de las Áreas de Protección del Patrimonio integradas en los distintos planeamientos municipales.

EUKEMENE, SIG CORPORATIVO GESTOR DEL PATRIMONIO CULTURAL. DE LA NECESIDAD A LA REALIDAD POR

ATICS, S.L.*

RESUMEN ATICS S.L. es una empresa que ofrece multitud de servicios relacionados con el patrimonio cultural y la arqueología. El gran volumen de datos que generamos en cada proyecto y el alto componente territorial de nuestra disciplina y nuestro trabajo diario hizo que apostáramos por el diseño y la implantación de un Sistema de Información Geográfico de carácter corporativo. Así nace EKUMENE, Sistema Gestor del Patrimonio Cultural. Ekumene es un sistema de información geográfica orientado a la gestión de los datos espaciales y alfanuméricos generados por ATICS. Ekumene es un SIG corporativo. Constituye un recurso global para el funcionamiento diario de la empresa. El Sistema Gestor del Patrimonio Cultural tiene como objetivo general servir de instrumento útil para la gestión de la información y de los proyectos de una empresa de las características de ATICS. Ekumene organiza la información cartográfica y alfanumérica que genera la empresa, con el fin de que la gestión de los recursos de información sea ágil y eficiente. Soporta el inventario y la actualización de la información completa (cartográfica, planimétrica y alfanumérica) de los elementos necesarios para la gestión de proyectos. Además permite generar cartografía general (información básica) y temática (en función de los atributos alfanuméricos o elementos georeferenciados) de tipo genérico o resultado de explotaciones particulares Ekumene no ha supuesto solo el inicio del uso de tecnología SIG en ATICS, sino que requirió profundos cambio en la organización y gestión del trabajo. Estos cambios se realizaron de manera programada y paulatina con el fin de no alterar de forma demasiado brusca los procesos productivos de la empresa. Pasados 4 años de la implantación de Ekumene, los resultados y beneficios son positivos. Tenemos el convencimiento que es el camino a seguir. SUMMARY ATICS S.L is a company which offers a great deal of services related to the cultural heritage and archaeology. The huge amount of data we generate in each project, the high territorial component of our discipline and our daily work made us bank on the design and implementation of a Geographic Information System with corporative nature. This is how EKUMENE starts, Management System of Cultural Heritage.

** Torrent de les Piques, 36 baixos. 08304 Mataró (Barcelona). E-mail: [email protected]

Ekumene is a geographic information system oriented to the management of space and alphanumeric data generated by ATICS. Ekumene is a corporative GIS. It represents a global resource for the company’s daily work. The Management System of Cultural Heritage aims to be a useful tool for the management of information and for the projects of a company like ATICS’s. Ekumene organises cartographic and alphanumeric information generated by the company, for the management of information resources to be efficient and agile. It bears the stocktaking and actualization of complete information (cartographic, planimetric and alphanumeric) of the necessary elements for the administration of projects. Moreover, it allows generating general cartography (basic information) and thematic (according to alphanumeric attributes or georeferenced elements) of generic type or as a results of personal working. Ekumene doesn’t only mean the beginning of the use of GIS technology in ATICS but also means big changes in organisation and work management. Such changes took place in a gradual and programmed way so not to alter the productive processes of the company. Four years after the implementation of Ekumene, the results and benefits are positive. We strongly believe this is the right way to follow. PALABRAS CLAVE: SIG corporativo, cartografía, planimetría, información alfanumérica, cartografía temática. KEY-WORDS: corporative SIG, cartography, planimetry, alphanumeric information, thematic cartography.

INTRODUCCIÓN Las tecnologías de la información geográfica a medida que han evolucionado y madurado se abren camino en disciplinas que contienen un alto componente territorial. Su difusión ha generado una gran necesidad de desarrollar productos con tecnología SIG y los responsables de los diferentes organismos públicos y directivos de empresa privada toman conciencia sobre las posibilidades de su introducción en los procesos productivos y de gestión. La «Associació de Tècnics d’Investigacions Culturals i Socials, S.L. (ATICS) Gestió i difusió del Patrimoni Arqueològic i Històric» fue creada en Ma-

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ATICS, S.L.

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DIAGNOSIS Y SOLUCIONES

taró (Barcelona) el 10 de Febrero de 1993. Su finalidad es ofrecer todos los servicios relacionados con el mundo del patrimonio histórico y cultural. La empresa cuenta con un equipo humano y técnico con experiencia profesional contrastada y en continua relación con las nuevas tecnologías. El equipo y los socios conforman todo el bloque operativo de la sociedad, dotada así mismo de una amplia infraestructura material y una sede ubicada en Mataró. La empresa tiene por objeto la realización de todo tipo de tareas relacionadas con la arqueología, la restauración, la difusión, la musealización, y los estudios históricos. La empresa fue consciente que debía adaptarse a las nuevas tecnologías para aumentar su competitividad y en los últimos años ha realizado inversiones importantes en bienes de equipo y en infraestructura tecnológica para lograr tal fin. La ley 9/ 1993, de 30 de septiembre, del patrimonio cultural catalán ha jugado un papel clave en dar cabida legal a las tareas que desarrollamos, a la vez que hace posible la creación de más empresas en el sector de la arqueología y por lo tanto una mayor competencia. Ser innovadores y pioneros es fundamental para la empresa privada, pero cualquier cambio se ha de valorar detalladamente y realizar un cálculo de riesgos y beneficios. ATICS ha sido innovadora y pionera en el sector introduciendo las tecnologías de la información geográfica en su proyecto de empresa. El principal activo de ATICS es la información. La empresa genera información y la ofrece a sus clientes los cuales toman decisiones en función de ésta. ATICS es una empresa del sector informacional y como tal se ha adaptado a las nuevas tecnologías para ser competitiva. En el pasado esta información no se generaba ni gestionaba de forma óptima. En consecuencia la información se perdía por la falta de una organización de la misma, la inexistencia de procedimientos y procesos protocolarios, y el déficit en los flujos de información. Para una empresa en el que el principal activo es precisamente la información esto representaba una pérdida de eficiencia en la productividad.

La solución de este problema pasaba por la exploración y el análisis de la información que generaba la empresa con el fin de identificar los fallos y plantear soluciones. La información se dividió en dos grandes tipologías según su naturaleza: información alfanumérica e información geográfica. Por primera vez se consideraba la información geográfica como tal, convirtiéndose más adelante en el puntal de la organización de las diversas tareas que ejecuta la empresa. Estas dos grandes tipologías presentaban una gran heterogeneidad y dispersión de datos, una pérdida constante de información y ningún tipo de relación entre ambas. Reconocidos y diagnosticados los problemas se optó por la definición, el diseño y la construcción de un sistema de información que gestionará toda la información generada por la empresa. Así nace EKUMENE, sistema gestor del patrimonio cultural.

Ekumene es un sistema de información geográfica orientado a la gestión de los datos espaciales y alfanuméricos generados por ATICS. Ekumene es un SIG corporativo. Constituye un recurso global para el funcionamiento diario de la empresa. El Sistema Gestor del Patrimonio Cultural tiene como objetivo general servir de instrumento útil para la gestión de la información y de los proyectos de una empresa de las características de ATICS. Ekumene organiza la información cartográfica y alfanumérica que genera la empresa, con el fin de que la gestión de los recursos de información sea ágil y eficiente. Soporta el inventario y la actualización de la información completa (cartográfica, planimétrica y alfanumérica) de los elementos necesarios para la gestión de proyectos. Además permite generar cartografía general (información básica) y temática (en función de los atributos alfanuméricos o elementos georeferenciados) de tipo genérico o resultado de explotaciones particulares.

DESARROLLO La información alfanumérica y cartográfica que permite el funcionamiento del sistema de información

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EUKEMENE, SIG CORPORATIVO GESTOR DEL PATRIMONIO CULTURAL

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Fig. 3. Esquema general gestión de cartografía.

está formada por diversas bases cartográficas con estructura de datos ráster y vectorial. Existen tres conjuntos: cartografía de base, cartografía temática o de referencia, la cual también integra información alfanumérica, y la cartografía Ekumene. La cartografía Ekumene es aquella que genera ATICS producto de su actividad. Es la información cartográfica más importante, debido a que es la que más información alfanumérica propia contiene, además de ser la más dinámica. La cartografía Ekumene sirve como catálogo de elementos del patrimonio y como catálogo de intervenciones realizadas. La información alfanumérica se almacena en una base de datos relacional creada sobre Microsoft Access 2003 siguiendo las indicaciones del modelo lógico definido y elaborado previamente. La entrada de información en la base de datos se realiza a partir de formularios integrados en un aplicativo creado con Visual Basic para Aplicaciones (VBA). VBA es un lenguaje de programación visual, común en Microsoft Office que permite personalizar determinadas acciones y comportamientos de sus

objetos y componentes. VBA es un lenguaje de programación derivado de Microsoft Visual Basic. Su objetivo básico es servir de fuente de información alfanumérica a la cartografía implementa en una geobase de datos. El dominio de la base de datos Ekumene son los elementos del patrimonio catalogados por la administración pública competente o considerados como tales por ATICS, y la intervenciones sobre el patrimonio que desarrolla la empresa. Ekumene además de registrar datos referidos a los elementos del patrimonio tiene funcionalidades de modificación y consulta de datos. También ofrece la posibilidad de generar informes con mapas y fotografías. La construcción de la estructura física-sig del sistema de información es muy heterogenia debido a la diversa naturaleza de la cartografía que la integra. De esta manera, vamos desde la estructuración en carpetas y subcarpetas de la cartografía de base, como es el caso de las ortoimágenes, a la exportación de cartografía .dxf (AutoDesk) y .mmz (MiraMon) a una geobase de datos en el caso de la cartografía temática,

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Fig. 4. Modelo relacional de la base de datos.

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Fig. 5. Formulario de entrada de datos.

hasta la creación ex novo de cartografía con diferentes metodologías (herramientas CAD, o por medio de Shape Files) y su integración en una geobase de datos en el caso de la cartografía Ekumene. La conexión entre la información cartográfica y la alfanumérica se realiza por medio de una conexión ODBC. La unión de los campos comunes carga la información alfanumérica a las entidades o fenómenos geográficos, u otorga el componente espacial a los datos almacenados en la base de datos.

FUNCIONALIDADES DE EKUMENE Ekumene es un gestor del patrimonio cultural conocido e intervenido por ATICS. Su función básica es recoger toda la información que genera la empresa con el fin de almacenarla, gestionarla y consultarla cuando se requiera. Ekumene está orientado a tareas de gestión simple, repetitivas, informativas o ejecutivas. Es capaz de soportar consultas simples y generar productos de aprovechamiento inmediato como listados, informes, inventarios y cartografía temática. Las funcionalidades descritas están subordinadas a la capacidad de operación de los programas informáticos utilizados,

así como a la cantidad de datos recogidos en Ekumene.

CONSULTA • Seleccionando un elemento del patrimonio conocer sus atributos. • Consultas derivadas de las existentes en el SGBD (elementos por cronología, tipología, nivel de afectación, etc.). • Conocimiento de los elementos del patrimonio intervenidos por ATICS (currículum geográfico).

CARTOGRAFÍA • Mapa temático de representación de atributos de los elementos del patrimonio. • Mapa temático de intervenciones llevadas a cabo por la empresa (por municipios, promotores, etc.). • Mapas derivados de prospecciones arqueológicas y estudios de impacto del patrimonio cultural.

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EXPLOTACIÓN DIVERSAS

OPERACIONES DE ANÁLISIS TERRITORIAL

• Cálculo de superficie prospectada. • Cálculo de superficie ocupada por yacimientos arqueológicos o patrimonio arquitectónico. • Análisis de tendencias. • Análisis de proximidad. Durante el presente año (2007) hemos realizado un paso adelante integrando el popular Google Earth en EKUMENE. Podemos exportar la información geográfica de nuestro SIG al formato KML (acrónimo de Keyhole Markup Language), que es el formato propio de Google Earth para representar entidades geográficas. Desde el mes de Junio de 2007 el territorio catalán tiene una cobertura del 100% con la incorporación a Google Earth de las ortofotos del Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC). Esto permite explotar la potencialidad de Google Earth por lo que se refiere

a la visualización de imágenes de manera continua (streaming) y el dibujo sobre estas de polígonos y marcas de situación. Después con una herramienta de exportación incorporamos los polígonos y marcas a EKUMENE. Las entidades cartografiadas están siempre geoferrenciadas. Cualquier ordenador con conexión a Internet que tenga instalado Google Earth (gratuito) puede abrir los archivos KML o KMZ y visualizar la información geográfica (yacimientos o intervenciones, por ejemplo) de manera simple y rápida, conociendo su localización de forma inmediata a través de coordenadas o por medio de las propias imágenes.

BENEFICIOS DESPUÉS DE 8 AÑOS DE LA IMPLANTACIÓN DE EKUMENE. BENEFICIOS

TANGIBLES

• Mejora en la calidad del trabajo. • Reducción de los costes de producción.

Fig. 6. Generación de cartografía temática.

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Fig. 7. Ekumene en Google Earth.

• Reducción de los costes de operación. • Inventario completo de recursos. • Facilidades de análisis, consulta y representación de la información espacial. • Generación de modelos para el análisis espacial. • Reducción de los tiempos en los procesos de ejecución. • Facilidad de expansión del sistema. • Aumento de la facturación.

BENEFICIOS • • • • • •

INTANGIBLES

Pioneros en el sector. Mejora de la toma de decisiones. Reducción de incertidumbre y riesgo. Mejora de la imagen corporativa. Salto tecnológico. Oportunidades de expansión hacía otros sectores.

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CONCLUSIONES La implantación de un Sistema de Información Geográfica en una organización tiene más implicaciones y requerimientos que la utilización de un SIG en el marco de un proyecto personal o en el uso como una herramienta auxiliar para obtener productos ad hoc, necesarios en la realización de algunos proyectos o tareas de un departamento o equipo de trabajo. El diseño y la implantación de un SIG en una empresa de las características de ATICS no es tarea sencilla. El ejercicio profesional de la arqueología desde la empresa privada implica una gran coordinación entre los diferentes estamentos y sectores que van desde las administraciones públicas, promotores privados, constructoras y grandes ingenierías. La gran cantidad de actores que intervienen generan múltiples dificultades que hacen difícil la planificación a medio y largo plazo. Ekumene no ha supuesto solo el inicio del uso de tecnología SIG en ATICS, sino que requirió profundos cambios en la organización y gestión del trabajo. Estos cambios se realizaron de manera programada y paulatina con el fin de no alterar de forma demasiado brusca los procesos productivos de la empre-

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sa. Pasados 8 años de la implantación de Ekumene, tenemos el convencimiento que es el camino a seguir.

BIBLIOGRAFÍA BAENA, J. (2002): «La Arqueología peninsular y los SIG: presente y futuro». Arqueoweb, Revista sobre Arqueología en Internet. CASTELLS, M. (2001): La era de la información: Economía, Sociedad y Cultura (vols 1,2,3). Alianza Editorial S.A. Madrid. DURAND-DASTES, F.; FAVORY, F.; FICHES, J.-L.; MATHIAN, H.; RAYNAUD, C.; SANDERS, L.; VAN DER LEEUW, S. (1998): Des oppida aux métropoles, archéologues et géographes en vallée du Rhône. Archaeomedes, collection villes. Anthropos. Paris. MAGUIRRE, D.; GOODCHILD, M. y RHIND, D. (1991): Geographical information system: principles and applications.Longman Scientific-technical. Harlow, Essex, Wiley, New York. MORENO, A. (2006): Ekumene, gestor del patrimoni cultural. Memoria proyecto fin Máster en Tecnologías de la Información Geográfica. LIGIT, Universitat Autònoma de Barcelona. Bellaterra, Barcelona.

APLICACIÓN DE LOS SIG A LA PREHISTORIA Y ARQUEOLOGÍA EN EL DEPARTAMENTO DE PREHISTORIA Y ARQUEOLOGÍA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID POR

JAVIER BAENA PREYSLER y PATRICIA RÍOS MENDOZA Universidad Autónoma de Madrid*

RESUMEN Desde la Universidad Autónoma de Madrid, se han venido desarrollando distintas actividades y proyectos relacionados con la aplicación de los SIG a la Prehistoria y la Arqueología desde los años 80. En este trabajo pretendemos mostrar una revisión de las tendencias y actividades desarrolladas por nuestro grupo, así como una proyección de las acciones de futuro dentro de este campo, tanto en el ámbito de la investigación, como en el de la docencia y la divulgación. En los últimos años, nuestro grupo ha centrado su investigación en el ámbito del análisis microespacial, para el que este tipo de herramientas ofrece enormes posibilidades de análisis. SUMMARY From the Department of Prehistory and Archaeology of the Universidad Autónoma of Madrid, several different activities and projects has been promote related to the application from the SIG from Prehistory and Archaeology since the 80th. In this work we try to show a revision of the tendencies and activities developed by our group, as well as a projection of the actions of future within this field, as much in the scope of the research, like in the one of teaching and managing. In the last years, our group has centered its investigation in the scope of the micro-space analysis, for which this type of tools offers enormous possibilities of analysis. PALABRAS CLAVE: Paleolítico, Edad de Bronce, espacio geográfico, gestión patrimonial, ARC-INFO, UNIX. KEY-WORDS: Paleolithic, Bronze Age, geographical space, heritage management, ARC-INFO, UNIX.

INTRODUCCIÓN La Universidad Autónoma de Madrid y en concreto su Departamento de Prehistoria y Arqueología, han venido desarrollando desde los años 80, un es** Dpto. de Prehistoria y Arqueología. Facultad de Filosofía y Letras. Campus de Cantoblanco 28049. Universidad Autónoma de Madrid. E-mail: [email protected]; [email protected]

pecial interés por el estudio de las dinámicas sociales en su dimensión espacial. La formación geográfica de sus estudiantes e investigadores durante las décadas de los ochenta y noventa, así como la propia proximidad existente entre los Departamentos de Geografía y Prehistoria y Arqueología crearon las condiciones necesarias para el desarrollo de la investigación en este campo. Fruto de esta doble condición de Geografía e Historia en los investigadores surgidos de nuestro Departamento fue el trabajo de E. Grandío (Grandío, 1989), obra pionera en el campo de la aplicación de la tecnología informática al estudio de las relaciones del hombre con el espacio geográfico. El inicio de la creación de un equipo de investigación sobre el tema hemos de situarlo a finales de los 80 y principios de los 90, momento en que nuestro Grupo comenzaba desarrollar un importante interés por el desarrollo de aplicaciones destinadas a la gestión del Patrimonio Arqueológico mediante el empleo de herramientas SIG. Esta fase fue el resultado de la colaboración entre tres entidades diferentes: el Servicio de Cartografía de la UAM, el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UAM1 y la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid. La elaboración de un primer SIG para la gestión del Patrimonio arqueopaleontológico de la Comunidad de Madrid, a comienzos de los años 90 fue, sin duda, un hecho pionero a escala peninsular, ya que fuera de nuestro territorio, distintas instituciones se encontraban por esas misma fechas desarrollando proyectos similares (Van Leusen, 1995; CRMS-Cultural Resource Management System). Se puede decir que el origen y desarrollo de los SIG dentro del 1 Dirigidos por Javier Espiago y Concepción Blasco Bosqued, respectivamente.

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ámbito Europeo, se relacionaba más con una respuesta a las necesidades propias de la gestión patrimonial, que al deseo de encontrar respuestas de índole arqueológica, que hasta esos momentos trataban meritoriamente de ser respondidas mediante procedimientos alternativos2. Parte de la explicación de esta circunstancia estriba en el hecho de que durante estos primeros momentos, el tipo de plataformas y de software que se empleaba resultaban enormemente costosos y no permitían en ningún caso la generalización y popularización de estos sistemas. Para su puesta en marcha, se requerían estaciones de elevado costo de adquisición y mantenimiento, sobre sistemas operativos de difícil acceso y aprendizaje. Este fue el caso de ARC-INFO, que en sus inicios requería del empleo de sistema UNIX, para cuya programación además se emplearon lenguajes propios como los de Avenue. Resulta difícil entender como en estos mismos momentos comienzan a surgir las primeras aplicaciones de carácter «individual» que, sin duda, se nutrían de forma más o menos explícita de la propia infraestructura generada por los proyectos destinados a la Administración. Como política comercial, la producción de equipos costosos sobre plataformas de complejo manejo, resulta a la larga poco rentable. Por ello, las compañías privadas promovieron, desde una política mercantilista, la inversión de esta tendencia. Esto produjo una clara «socialización» de la herramienta informática, con la expansión de las plataformas PC. Con ello, y de manera algo más ralentizada, los distintos paquetes informáticos SIG se fueron adaptando a una política mucho más eficaz, bien mediante la rebaja de los precios de los mismos e incluso creando software libre en algunos casos, bien mediante la modulización de los programas (lo que suponía una forma de pago en plazos del programa), e inclusive transigiendo con el posible tráfico de software fraudulento. Como resultado de todo ello, durante la década de los noventa, los SIG han sufrido un acentuado proceso de «democratización» que ha primado la aparición de aplicaciones de carácter particular frente a los grandes proyectos, cuya promoción y desarrollo han sido en gran medida, absorbidos por la administración desde un enfoque estrictamente patrimonialista. La situación en la que la universidad ha desarrollado su actividad durante las últimas décadas, no ha permitido la creación de importantes centros de investigación aplicada, resultado lógico de la falta de recursos a que se ha visto sometida, y en parte por 2 Basta con realizar una revisión de los trabajos contenidos en la Revista de Arqueología Espacial dirigida por el profesor F. Burillo Mozota en Teruel.

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la dualidad de sus objetivos: docencia e investigación. En este sentido, nuestro Grupo ha sabido asumir el papel de espacio docente dentro de este campo. La actividad se ha materializado en la organización de reuniones y congresos y, especialmente, en la integración de los contenidos de SIG y arqueología dentro de los cursos de doctorado durante la década del 2000 y en la actualidad con la integración de similares contenidos en el Master de Arqueología impartido por la UAM (http://www.uam.es/departamentos/ filoyletras/prearq/agenda01.htm). Dentro de este contexto, nuestro equipo de trabajo ha sufrido una evolución paralela a la de otros grupos de ámbito universitario. Desde los proyectos de ámbito administrativo, se ha producido una evolución hacia la fragmentación de las aplicaciones, en clara sintonía con las propias necesidades que los investigadores del Departamento han tenido. Pese a ello, existen varias líneas de investigación, sobre las que nuestro equipo de trabajo ha tenido un gran interés. En primer lugar, la evaluación de la potencialidad de estos sistemas dentro de la Arqueología, ha resultado un campo de enorme interés, que ha requerido la actualización de plataformas y software, con el fin de analizar todas las posibilidades de aplicación que un software en continua transformación tiene dentro de nuestro campo. En los últimos años, la incorporación de sistemas SIG 3D viene siendo un campo de enorme interés para nosotros. Por otra parte, la aplicación de los SIG a la gestión del Patrimonio, y en concreto, del Patrimonio dentro de la Comunidad de Madrid, ha sido una línea recurrente dentro de nuestros trabajos. En nuestra comunidad, este problema resulta especialmente complejo ya que dentro del concepto administrativo de Madrid, se engloban tanto ámbitos rurales como plenamente urbanos. El análisis de los patrones de asentamiento, dentro de distintos periodos de la prehistoria ha sido otro de los puntos de interés. La perspectiva desarrollada tiene muy en cuenta los límites del rigor interpretativo que se desprenden de las evidencias analizadas en este tipo de estudios y de la propia conservación del registro arqueológico. Los estudios referidos al ámbito madrileño, del Paleolítico a la Edad del Bronce, con especial incidencia en las causas económicas (relaciones economía-medio desde planteamientos de tendencia procesualista), han sido los más desarrollados. Dentro de esta línea de trabajo, en los últimos años, el estudio espacial del yacimiento de Camino de las Yeseras (San Fernando de Henares, Madrid), nos ha llevado a abordar de nuevo la cuestión del numeroso y peculiar registro arqueológico conocido

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Fig. 1. Proceso de integración de datos procedentes del yacimiento paleolítico de Tafesa (Madrid) dentro de un SIG, con la representación de los volúmenes de material acumulados dentro del paleorrelieve existente.

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en nuestra Comunidad cuando se pretenden analizar las distribuciones de poblamiento en el territorio con el apoyo de los SIG. Nos referimos, por un lado, a la marcada dualidad que refleja el registro arqueológico conocido entre la sierra y las cuencas sedimentarias (Ríos, e.p.) y, por otro, a la consideración de tipos o categorías dentro del computo total de sitios identificados como yacimientos que se recogen en la documentación de Carta Arqueológica, memorias y resto de publicaciones (Ríos 2006). Por último, también en los últimos años, venimos realizando distintas aplicaciones de ámbito microespacial con el estudio de la distribución espacial de los registros arqueológicos y su relación con los procesos postsedimentarios a través de los SIG. Este campo de estudio guarda una estrecha relación tanto con la propia investigación en Prehistoria como con el estudio geoarqueológico de los yacimientos. Este campo resulta especialmente interesante para la investigación de las fases más antiguas, en las que la discriminación entre procesos antrópicos y naturales resulta siempre compleja, y requiere del empleo de herramientas que analicen y discriminen para los materiales valores en relación con su distribución, su orientación o pendiente, dentro de cada contexto sedimentario (fig. 1). En esta aportación pretendemos realizar una visión rápida de algunos de los campos en los que nuestro grupo ha desarrollado distintas aplicaciones mediante el examen crítico de las metodologías y resultados obtenidos en cada una de ellas. Pretendemos con ello dar a conocer la experiencia que desde un centro como el nuestro, universitario, hemos sido capaces de seguir, desde un claro reconocimiento de las limitaciones e imperativos que cada contexto tiene.

1.

SIG Y GESTIÓN PATRIMONIAL

En el ámbito de la Gestión Patrimonial uno de los primeros trabajos fue la Informatización de la Carta Arqueológica de la Comunidad de Madrid, a través de un proyecto desarrollado desde 1985 a 1993. Este proyecto, dirigido por los profesores C. Blasco y J. Espiago, se presenta en diversos foros sobre el tema y se publican varios artículos en los primeros años de los noventa. En 1991 J. Baena y C. Blasco presentan una ponencia con el título «Tratamiento de la información gráfica espacial» en el Congreso de Inventarios y cartas arqueológica celebrado en Soria 1991, trabajo que se publicará dos años después, en 1993 (Blasco y Baena, 1993). En 1992 se publica otro trabajo que

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explica el desarrollo de un SIG para la gestión de los datos arqueológicos (Espiago et al., 1992). Ese mismo año, los mismos autores, Blasco, Baena y Espiago, presentan en California (Santa Bárbara) una ponencia sobre el tema, dentro del importante encuentro, Conference of Anthropology and Human Behaviour, que se publicará 4 años después, en 1996, bajo el título, «The role of GIS in the management of archaeological data: and example of an application to the Spanish administration» (Blasco et al., 1996). Al año siguiente, dentro de un Convenio establecido entre la CAM y la UAM, se llevó a cabo un estudio previo sobre las posibilidades que estas herramientas (SIG) tienen en la definición de zonas arqueológicas. El tema se presenta el II Coloquio Internacional de Arqueología e Informática que se celebró en Bilbao en octubre de 1993, trabajo que se publicará en 1995 en un volumen dedicado a Aplicaciones informáticas en Arqueología (Blasco et al., 1995). Al mismo tiempo, nuestro grupo participa en diversos proyectos que enriquecen los estudios, tanto de gestión como de investigación. En las fechas en que se inician estos trabajos uno de los mayores problemas existentes era la ausencia de una cartografía digital con la que poder iniciar la aplicación de estos sistemas, razón por la que parte de nuestros esfuerzos estuvieron encaminados a la obtención de bases de datos en cartografía digital. Los resultados se materializaron en la creación y depuración de una base en formato MDT para la Comunidad de Madrid, estructura de datos básica en la recreación de distintas modelizaciones aplicadas al campo de la Geografía, la Geoarqueología y la Prehistoria. Tras unos años en los que las aplicaciones SIG tuvieron un mayor desarrollo en ámbito de la investigación, en 2002, a partir de un nuevo Proyecto de Investigación, iniciamos un estudio sobre la recuperación del Patrimonio arqueológico en áreas urbanizadas con el apoyo de los SIG. El objetivo del proyecto era poner la tecnología SIG al servicio de la arqueología con el fin de evitar la pérdida del Patrimonio Arqueológico afectado por la actividad derivada del avance de las áreas urbanizadas. Asimismo, facilitar los trabajos de la arqueología preventiva, además de recuperar información de yacimientos que desaparecieron tras su prospección o excavación (Blasco et al., 2004).

2.

SIG EN INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA

Aunque los trabajos enfocados a la Gestión del Patrimonio tendrán su repercusión en el desarrollo de

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investigaciones concretas posteriores, en los primeros años también se desarrollaron aplicaciones en ámbitos específicos de investigación en Prehistoria. Uno de los primeros trabajos fue la Tesis de J. Baena, «Paleolítico Inferior y Medio en la región sur de Madrid: estudio de las facies de «talleres»», leída e 1993, aunque se publicará en formato ETD Micropublicaciones de la UAM en 1995 (Baena, 1995). Fue la 1ª tesis doctoral de Prehistoria en que se aplicaron SIG, en este caso al estudio del poblamiento paleolítico, analizando la ocupación de la zona sur (confluencia Jarama-Manzanares) mediante la recogida e interpretación de los testimonios existentes desde antiguo. Se trata de un trabajo ambicioso, en el que los aspectos metodológicos priman sobre los de estricto contenido geoarqueológico. No obstante, el trabajo realiza una primera recuperación de los datos sobre la localización de yacimientos paleolíticos históricos de Madrid. En la misma línea de investigación, en el trabajo de J. Baena (1990), «Una nueva localización de industrias del Paleolítico antiguo en Madrid», se presenta uno de los primeros MDTs aplicados al estudio del paleolítico de la Región madrileña. En general, el panorama científico en el año 1993, tanto en España como en el resto de Europa, refleja un aumento considerable del número de trabajos en los que se expone la aplicación de SIG, lo cual se aprecia en Congresos y reuniones científicas celebradas con regularidad, algunos ya dedicados en exclusiva a los SIG y otros, celebrados también regularmente, de Informática aplicada a la arqueología, como el ya citado II Coloquio Internacional de Arqueología e Informática que se celebró en Bilbao en octubre de 1993. Este enorme auge se considera que culmina en 1995 con la publicación Archaeology and Geographical Information Systems: A European Perspective, editada por G. Lock y Z. Stancic, como resultado de la reunión celebrada en Italia en 1993 (Lock & Stancic, 1995). Este libro aprovecha la experiencia acumulada en este campo en los últimos años y ofrece una visión europea alternativa al trabajo de Allen, Green y Zubrow, Interprating Space (1990), que, del mismo modo, es considerada la perspectiva norteamericana del potencial de ofrecido por los SIG. La aportación española a esta publicación de referencia europea fue un estudio sobre el poblamiento campaniforme en la región de Madrid (Baena et al., 1995). Este trabajo busca el establecimiento de un patrón de ocupación campaniforme a través de aspectos tales como la relación de los yacimientos con los suelos y la hidrografía, los recursos minerales, las vías de comunicación y la visibilidad.

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Otro estudio de aplicaciones semejantes, fue el estudio de los patrones de ocupación en el Bronce Final y la Primera Edad del Hierro en la zona del Bajo Manzanares cuyos resultados se dan a conocer en varios artículos presentados en dos congresos (Recuero et al., 1995; 1996). Durante estos mismos años, se inicia el desarrollo de aplicaciones de ámbito meso o micro espacial mediante el empleo de SIG. Uno de los casos de estudio más llamativo fue el análisis de la distribución de tumbas en la necrópolis de El Cigarralejo (Murcia) presentado en el Computer Applications in Archaeology (CAA) de 1994 y el de 1995 (Quesada et al., 1995; Baena et al., 1996). Este estudio, es un claro ejemplo en el que se combinan distintos aspectos: • Recuperación de datos procedentes de excavaciones antiguas e integración de los mismos dentro de sistemas informáticos. • Utilización de un mínimo de recursos SIG para el análisis de la distribución de entidades arqueológicas dentro de una alta resolución • Comparación de las distribuciones a escala diacrónica mediante el empleo de recursos de gestión de campos de bases de datos en la clasificación de la cronología de las estructuras. Esta línea de aplicación de los SIG a escalas de alta resolución permitió realizar una primera aproximación a la potencialidad de estas herramientas en el campo del arte parietal de la Sierra de Chiribiquete, en Colombia en 1992 (Baena et al., 1996, Baena y Blasco, 1996). Dicho estudio, parte del establecimiento de un mosaico de imágenes que procesadas son codificadas y tratadas como capas de información en base a su cromatismo. La aplicación del SIG permitió elaborar un protocolo de trabajo con estos materiales que se revela enormemente eficaz en el estudio de discriminación y asociación de motivos y fases de elaboración, aplicable en especial en el caso de paneles intensamente pintados, en los que conviven secuencias estilístico-cronológicas diferenciadas. Igualmente, iniciamos la aplicación de estos protocolos al ámbito de las representaciones muebles (Baena et al., 1994) y en concreto al estudio de las representaciones de Keros y Pajchas de época colonial, analizando las relaciones cromáticas y temáticas presentes. La culminación de todos los trabajos acometidos desde el Servicio de cartografía de la UAM y el Departamento de Prehistoria y Arqueología, tuvo su plasmación en 1997 en una obra de conjunto editada desde la propia UAM «Los SIG y el análisis es-

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pacial en arqueología» (Baena et al., 1997). La obra presenta distintos ejemplos de aplicación de este tipo de herramientas desde una perspectiva claramente empirista. Como todo trabajo basado en aplicaciones del ámbito de la informática, en la actualidad se encuentra en gran medida superada, pero en su momento, ejemplarizó las posibilidades que su uso tiene dentro del campo de la investigación y la gestión del patrimonio. Conviene contextualizar el trabajo dentro de un contexto peninsular en el que existían muy pocos trabajos en los que se emplearan estas herramientas. Muestra del eco que la obra tuvo, fue el gran impulso que a nivel peninsular ha tenido la aplicación de estos sistemas en la Arqueología. A finales de los años noventa las aplicaciones SIG en Arqueología ya eran un hecho en España, en estos años el Grupo presenta varios trabajos que se publican en ediciones internacionales (Baena et al., 1999a; Baena et al., 1998a; 1998b). Entre ellos, nos gustaría destacar los trabajos realizados en la aplicación de los SIG al estudio de la ingeniería romana con el caso del acueducto de Cádiz (Baena et al., 1998), en el que se realiza un modelo teórico del trazado del acueducto a partir de la definición de funciones para el cálculo de rutas óptimas entre dos puntos. A partir de esta fecha, el departamento de Prehistoria y Arqueología ha seguido desarrollando distintas aplicaciones ligadas ya a la investigación dentro de ámbitos muy diferenciados. Todos estos trabajos tienen como aspecto común la escasa financiación (se mueven fuera de grandes proyectos financiados) y su ánimo eminentemente exploratorio. Este es uno de los campos que en la actualidad más nos interesa, pues consideramos que la potencialidad de estas herramientas aún puede ofrecer muchas posibilidades. Por otra parte, como centro de formación que somos, muchos de los proyectos emprendidos en los últimos años, tienden a satisfacer necesidades concretas, dentro de ámbitos específicos de investigación, una vez superada la novedad que en los noventa tuvieron estas herramientas. Desde finales de la década de los noventa, momento en el que podemos situar el fin de esta «etapa de consolidación» de las aplicaciones, nuestro grupo emprende distintos trabajos en el ámbito de la reflexión teórica, bien en relación con aspectos referidos a la presentación de los resultados (Baena et al., 1998), bien en relación con el grado de asimilación de estas tecnología a nivel peninsular (Baena 2000), bien en relación con el efecto que los datos de partida tienen en relación con el uso de los SIG en nuestro campo (Planas 2000). Con estos trabajos, el año 2000 da paso a lo podríamos considerar como siguiente y

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última fase, «de plena integración» de los SIG en la Arqueología espacial y del Paisaje. Ese año ve la luz la tesis doctoral de Jesús Bermúdez (Bermúdez 2000), primera tesis en España sobre SIG aplicados a la Arqueología. Esta nueva fase abre las puertas a numeroso trabajos de investigación surgidos desde la UAM, a reflexiones de carácter general sobre el grado de penetración de estos sistemas (Baena 2003; Baena y Ríos 2006), y a las nuevas perspectivas y expectativas que este tipo de herramientas tienen. Se trata de una fase de plena integración de los sistemas en los que ya la didáctica sobre los SIG no tiene cabida y sí por el contrario demostrar su utilidad en los problemas arqueológicos particulares, como una metodología más dentro de un estudio arqueológico. En este momento, nos gustaría destacar los siguientes trabajos: — Estudio de procesos postdeposicionales y microespacio: El estudio del registro arqueológico prehistórico requiere de una perfecta comprensión de los procesos que han intervenido en la propia formación de dicho registro. Dinámicas como las de ámbitos fluviales, o edáficos suelen alterar la conservación de la distribución de los testimonios, dificultando con ello la comprensión de las actividades humanas que originalmente tuvieron lugar. La aplicación de los SIG al ámbito de la geoarqueología resulta fundamental en la medida en que este tipo de herramientas permite controlar y analizar las posibles variables que hayan podido intervenir en la formación del registro de manera objetiva. En los últimos años, y fruto del apoyo científico que la Administración viene realizando, el ámbito de la investigación se ha extendido a los ámbitos interfluviales3 se ha puesto en marcha la creación de distintos SIG con el fin de analizar los testimonios arqueológicos de fases pleistocénicas desde distintas vertientes. En la actualidad los SIG se han consolidado como eficaces herramientas de análisis y gestión de los yacimientos. La actual dinámica de grandes yacimientos que la Arqueología de gestión afronta, hace todavía más necesaria la formación e incorporación de estas herramientas. Este tipo de sistemas están siendo aplicados en el estudio de la distribución de registros de otros yacimientos, como son los casos del yacimiento de Parque Darwin (Madrid) o El Cañaveral (Madrid). 3 Estudio y documentación de yacimientos del Pleistoceno en la Comunidad de Madrid: interfluvios de las cuencas del Manzanares y Jarama (CAM) proyecto nr.1664/2007/00.

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Fig. 2. a) Planimetría de la actuación urbanística en el Cañaveral. b) distribución de artefactos en el sector RGE6.

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Primero, en relación con la propia gestión arqueológica de los datos de campo. Resulta obvio que mediante el empleo de SIG, es posible desarrollar un mantenimiento y gestión de grades volúmenes de la información, integrando datos de muy distinta naturaleza. Además, la integración de los datos dentro de estos sistemas, facilitan de forma interactiva la toma de decisiones sobre las actuaciones a desarrollar en campo. Hemos podido apreciar este caso en el yacimiento de El Cañaveral, en el que el diseño SIG va paralelo a las tareas de prospección, sondeo y en su caso excavación. Muchas de las actuaciones realizadas, han sido el resultado de los datos microespaciales que el sistema nos ha proporcionado (determinación de ampliaciones en sondeos, rebajes mediante máquina hasta cotas con densidades significativas de material, etc.). En segundo lugar, la creación de este tipo de sistemas, nos permitirá en asociación a otro tipo de datos (sedimentológicos, micromorfológicos, estudio de remontajes, etc.), analizar el grado de alteración sufrida por el medio y con ello, analizar el comportamiento humano en estos parajes (fig. 2). Dentro de esta línea iniciamos en años anteriores algunos trabajos sobre la zona de Vallecas (Madrid). Se trata de espacios en los que no existen actualmente cursos fluviales y que sin embargo conservan en la topografía, relieves que permiten la reconstrucción de posible paleocauces. El caso del Camino de Salmedina, es un ejemplo en el que la presencia de testimonios arqueológicos con grados elevados de alteración (rodamiento), puede ser explicada mediante el empleo de herramientas SIG, y en concreto mediante la reconstrucción del modelo hidrológico existente en la zona (Conde y Baena 2004). De forma paralela, en el análisis espacial del yacimiento calcolítico de Camino de las Yeseras (San Fernando de Henares, Madrid), nos planteamos la posibilidad de estudiar el comportamiento o la distribución espacial de las estructuras en función del terreno en el tramo excavado, ya que, además, este podía ser significativo, puesto que se trata de un transecto que, tal y como estaba dispuesto sobre la terraza, nos permitía, desde el borde o escarpe natural de la misma hacia el interior, observar la dinámica de distribución centro-periferia del poblado calcolítico (Ríos 2006). En este caso el empleo de herramientas SIG nos permitió, además de facilitar el manejo una ingente cantidad de información tanto en número de objetos como de información asociada a esos objetos y a las áreas y estructuras de excavación, realizar un análisis sobre la adaptación de las estructuras al terreno a través de un estudio de pendientes.

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Fig. 3. a) Planimetría general con representación de las 2 grandes tendencias observadas en líneas de drenaje de las estructuras. b) líneas hipotéticas de evacuación-drenaje del poblado, sobre el área que define la extensión calculada para el yacimiento.

El resultado indicaba la existencia de un planteamiento previo a la instalación de los grupos calcolíticos en el sitio, basado en dar solución a las necesidades que requeriría una instalación doméstica de tal entidad que, a su vez, se adaptara a las características impuestas por el terreno e incluso se beneficiara de ellas, como en el caso de las líneas de drenaje (fig. 3). A nivel metodológico, los resultados preliminares obtenidos reflejan que las aplicaciones SIG pueden ser muy efectivas en determinados yacimientos de distribución espacial compleja en los que el procesamiento que se requiere de la información puede ser en cierto modo paralelo al empleado en el ámbito macroespacial, o en los que los problemas de representación espacial se hacen demasiado complejos para el empleo de los métodos tradicionales. Recientemente, en el Curso de Verano en Reinosa en 2007, o en el V Simposio Internacional de Arqueología de Mérida en noviembre del mismo año, nos planteamos la necesidad de redefinir las entidades espaciales con que se trabaja en Arqueología. Y es que en nuestro campo, somos herederos de la definición que desde la Geografía se ha hecho del espacio, despreciando el componente social que éste tiene. El espacio que a nosotros nos interesa, queda

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justificado por la propia actuación humana, y debe ser la propia organización de los individuos la que determine el marco espacial de análisis. Por ello, aunque cada estudio posee unas peculiaridades propias adscritas al tipo de yacimiento/s o ámbito territorial, proponemos la ruptura de los tradicionales ámbitos de análisis (Ríos 2006). En estos trabajos hemos optado por considerar la escala de trabajo desde una perspectiva fundamentalmente social (y económica al tiempo), considerando que los umbrales de trabajo en los que un SIG tiene cabida son: • Huellas o trazas: forma parte del espacio referido al gesto concreto realizado por un individuo. Alude al espacio del gesto, o la actividad concreta. • Espacio individual: referido a estructuras y contextos individuales de un yacimiento, «el nivel de espacio social y personal», donde los factores culturales e individuales son dominantes (García Sanjuán 2005: 201). • Espacio familiar/ doméstico: ámbito resultado de la suma de actividades que un grupo de parentesco realiza en ámbitos delimitados o recintos cerrados, por ejemplo, una cabaña. • Espacio colectivo: correspondiente a los yacimientos individuales (agregaciones de estructuras, contextos, depósitos estratigráficos y artefactos), como espacios de actividad colectiva donde los factores sociales y culturales se expresan en la organización espacial de los vestigios materiales. • Espacio de explotación e intercambio: explora las relaciones entre los asentamientos y entre los asentamientos y el medio ambiente, o lo que es lo mismo, entre las comunidades humanas entre sí y entre las comunidades humanas y el medio ambiente en que estas se desenvuelven. Términos como organización espacial y jerarquía de los asentamientos, áreas de captación, o dinámica de poblamiento, se incluyen dentro de esta línea de trabajo. • «Post-espacio»: procesos postdeposicionales, tafonomía, a escalas también diversas En la actualidad los SIG se han consolidado como eficaces herramientas de análisis y gestión de los yacimientos. La actual dinámica de grandes yacimientos que la Arqueología de gestión afronta, hace todavía más necesaria la formación e incorporación de estas herramientas. Este tipo de sistemas los estamos aplicando de la distribución de registros de varios yacimientos en proceso de estudio. La situación de la Universidad, no permite llevar a cabo una labor técnica de evaluación de aspectos referidos al software SIG, si bien como centro estamos abiertos a nuevas herramientas analíticas que intervengan en el estudio y análisis del registro es-

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pacial. El campo de los SIG 3d resulta enormemente atractivo dentro de nuestro campo de investigación, existiendo en la actualidad grupos que han iniciado la exploración de sus posibilidades (Barceló et al., 2006). Aunque en sus inicios la Universidad participó de proyectos de entidad en colaboración con administraciones, dada la novedad de este tipo de herramientas, en la actualidad, el empleo de las mismas se ha centrado en aspectos concretos de la investigación, Consideramos que la relevancia de los SIG en su aplicación a nuestro campo, debe desaparecer, en favor de los propios ámbitos en que estos se aplican: la gestión del patrimonio, el estudio de los modelos de cambio en la ocupación y explotación del espacio y el territorio, o el análisis de la formación del registro arqueológico, son algunos de los verdaderos protagonistas de nuestra investigación, y sus problemas los relevantes a la hora de aplicar distintas herramientas de análisis e investigación, entre ellas los SIG.

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APLICACIÓN DE HERRAMIENTAS SIG EN EL PROYECTO CASTELLA. CENTROS DE PODER EN ASTURIAS: CASTILLOS Y FORTALEZAS FEUDALES POR

JOSÉ AVELINO GUTIÉRREZ GONZÁLEZ*, PATRICIA SUÁREZ MANJÓN** y JESÚS IGNACIO JIMÉNEZ CHAPARRO***

RESUMEN

SUMMARY

El Proyecto CASTELLA. Centros de poder en Asturias: castillos y fortalezas feudales ha tenido como objetivo prioritario la elaboración de un catálogo exhaustivo de las fortificaciones y castillos de época medieval en el marco geográfico del actual territorio de Asturias, así como el estudio histórico-arqueológico de los asentamientos fortificados de este periodo. El resultado de ello es la elaboración de una completa monografía a modo de Carta Arqueológica especializada en el objeto de estudio, en la que se ha pretendido superar la mera descripción de los asentamientos estudiados, y dar un paso más en la comprensión y análisis de las particularidades del incastellamento en el norte peninsular. La metodología empleada para ello – revisión de fuentes y estudios previos y trabajo de campo- se completa con la aplicación de las herramientas de análisis y tratamiento de la información obtenida del estudio a través de las aplicaciones de los Sistemas de Información Geográfica. La investigación se basa, por un lado, en la recogida y revisión de documentación escrita, referencias bibliográficas clásicas y actuales, inventarios y cartas arqueológicas, memorias de excavaciones previas, fondos materiales depositados en museos y colecciones privadas, mapas topográficos, fotografía aérea, cartografía digital, toponimia, etc. Por otro, en el estudio del territorio de implantación de las fortificaciones, en su perspectiva diacrónica, a fin de establecer la distribución y jerarquización de los asentamientos. La introducción de las herramientas de análisis y representación visual de resultados proporcionadas por los SIG en el desarrollo del proyecto ha supuesto una novedosa aportación a las investigaciones arqueológicas en Asturias, permitiendo dar a conocer las posibilidades de este tipo de análisis en el conjunto de nuestro patrimonio arqueológico. La Utilización de tecnologías SIG en este proyecto está orientada hacia diversos objetivos, como son la integración de los datos espaciales y los obtenidos mediante la revisión de la información existente y el trabajo de campo, su uso como herramienta para la realización de trabajos de fotointerpretación, la elaboración de un inventario de fortificaciones medievales, el estudio del territorio de asentamiento de estas fortificaciones y la elaboración de materiales de representación de los resultados obtenidos. En el presente texto se pretende, preferentemente, exponer el uso de los SIG como herramienta para la realización de inventarios arqueológicos.

The CASTELLA Centers of power in Asturias: castles and feudal fortresses project has taken as a priority the elaboration of an exhaustive catalogue of the fortresses and castles of medieval age in the geographical frame of the current territory of Asturias, as well as the historical - archaeological study of the fortified settlements of this period. The result of this project is the elaboration of a complete monograph as an archaeological catalogue specializing in the object of study, in which has tried to overcome the mere description of the studied settlements, as well to advance in the comprehension and analysis of the particularities of the incastellamento in the north of the Iberian Peninsula. The methodology used for it (review of sources and previous studies and field work) is completed by the alication of tools of analysis and processing of the Geographical Information Systems. These tools, which are contained in GIS software, are alied to the information obtained during the study. The research bases, on the one hand, are the withdrawal and review of written documentation, bibliographical classic and current references, inventories and archaeological catalogs, reports of previous excavations, material funds deposited in museums and private collections, topographic maps, aerial photography, digital cartography, toponymy, etc. On the other hand, in the study of the territory of settlement of the fortresses, in a perspective throughout the time, in order to establish the distribution and hierarchic structuring of these fortified sites. The introduction of the tools of analysis and visual representation of results provided by GIS in the development of the project has suosed a new contribution to the archaeological researches in Asturias, allowing the announcement of the possibilities announcing the possibilities of this type of analysis in the set of our archaeological patrimony. The utilization of GIS technologies in this project is orientated towards diverse objectives, such as the integration of the spatial information and the information obtained by means of the review of the existing sources and the fieldwork, the use of these tools for the accomplishment of photointerpretation works, the elaboration of an inventory of medieval fortresses, the study of the settlement territory of these fortresses and the elaboration of materials of representation of the obtained results.

*** Profesor de Arqueología. Departamento de Historia, Universidad de Oviedo. E-mail: [email protected] *** Investigadora. Departamento de Historia, Universidad de Oviedo. E-mail: [email protected] *** Arqueólogo. E-mail: j.ignacio.jimenez.chaparro@ gmail.com

PALABRAS CLAVE: fortificaciones, Medioevo, carta arqueológica, incastellamento, Norte-peninsular, fotografía aérea, cartografía digital, toponimia. KEY-WORDS: fortresses, Middle Age, archaeological map, incastellamento, Northen-Spain, aerial photography, digital cartography, toponymy.

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1.

José Avelino Gutiérrez, Patricia Suárez y Jesús Ignacio Jiménez

INTRODUCCIÓN DEL PROYECTO, OBJETIVOS Y ESTADO DE LA CUESTIÓN

El proyecto CASTELLA. Centros de poder en Asturias: castillos y fortalezas feudales se desarrolla dentro del Marco del Plan de Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación (I+D+I) de Asturias 2001-2004, aprobado por resolución de fecha 22 de abril de 2004 (BOPA 7 de mayo de 2004), quedando englobado dentro del campo de acción prioritaria de «Servicios Públicos y Calidad de Vida», en el programa específico de «Patrimonio Cultural», y en el que la Consejería de Cultura, Comunicación Social y Turismo del Principado de Asturias actúa como entidad colaboradora del mismo.1 El proyecto CASTELLA pretende revisar y actualizar el catálogo de fortificaciones medievales de Asturias, incluyéndolo en una base de datos elaborada con las herramientas y tecnologías de la información de las que disponemos actualmente. En el inventario se incluye también la evaluación y diagnóstico de su estado de conservación y uso, así como el desarrollo de propuestas para su protección, rentabilidad y aprovechamiento sociocultural y proyectos de estudio complementarios (excavaciones, análisis de estructuras arquitectónicas, planes directores y otros instrumentos de protección), susceptible de empleo por las instituciones regionales dedicadas a la gestión de los Bienes Culturales. El proyecto parte, pues, de la confección de un Corpus documental del Patrimonio histórico relacionado con las fortificaciones medievales asturianas, que incluye no sólo la catalogación sino un análisis arqueológico básico de los asentamientos fortificados, creando una base de datos fundamental tanto para la reconstrucción histórica de las bases del poder político en el territorio asturiano como para la gestión y protección patrimonial. En este sentido, las descripciones antiguas nos sirven para evaluar el grado de destrucción o deterioro de los yacimientos objeto de estudio. En otros casos contamos con documentos privilegiados, como las fotografías publicadas en obras de los primeros años del pasado siglo, que constituyen muchas veces el único testigo de tales monumentos, ya 1 El equipo de trabajo lo componen José Avelino Gutiérrez González, IP (Universidad de Oviedo), Francisco Javier Fernández Conde (Universidad de Oviedo), Lorenzo Arias Páramo (Universidad de Oviedo), José Luis Avello Álvarez (Universidad de León), Patricia Suárez Manjón (Universidad de Oviedo). Contamos con las colaboraciones de Alejandro Sánchez (Topografía), Ignacio Jiménez Chaparro (SIG), Melquiades Ranilla García (Diagnósticos y Patologías estructurales), Iván Muñiz López y Carmen Benéitez González (documentación).

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que buena parte de ellos han desaparecido por completo. Es fundamental la cantidad de información de la tesis doctoral de J. L. Avello, que nos permite evaluar de una manera más fidedigna la evolución del deterioro de muchas de estas torres y castillos, o la menos frecuente rehabilitación de algunos de ellos. Son varias las regiones europeas en las cuales los estudios sobre la génesis de los asentamientos fortificados en la alta Edad Media, como centros de coerción feudal con una funcionalidad militar o geoestratégica, de control del territorio y de las comunidades campesinas, así como los procesos políticos y socioeconómicos que conducen a su nacimiento e implantación, son aspectos ampliamente estudiados. Este tipo de estudios son especialmente relevantes en Italia, donde se ha desarrollado una fructífera investigación sobre la problemática del incastellamento. A pesar de la fuerte implantación de estos estudios en otras regiones, en el noroeste peninsular ha sido escasa la importancia de estos planteamientos metodológicos e historiográficos. Tan sólo en el territorio leonés se ha investigado el origen de los asentamientos fortificados desde su origen en la transición entre la Antigüedad y la alta Edad Media, así como su papel en la ordenación territorial feudal (Gutiérrez González, J. A. 1995; Ib. 1997; Ib. 2002). En el caso concreto del actual territorio del Principado de Asturias, el estudio de los asentamientos fortificados medievales carece de tradición historiográfica comparable a los casos expresados anteriormente. Es por ello que, pese a su importancia en etapas de indudable peso histórico como el reino de Asturias, predomina la percepción de escasez de fortificaciones medievales con respecto a otras regiones. Una de las razones por las cuales las fortificaciones medievales asturianas tienen exigua presencia en las obras generales relacionadas con esta temática se debe a la pobreza de restos conservados y su escasa monumentalidad. Algunas de las escasas publicaciones regionales de conjunto se limitan a una somera enumeración y descripción de las principales fortificaciones (González García 1978; Figaredo 1987), especialmente de las mejor conservadas, como son las torres y casas-fuertes de época bajomedieval. En ellas ha resultado marginado el estudio de la mayoría de las fortificaciones altomedievales, cuya disfuncionalidad en la plena y baja Edad Media condujo al abandono de las mismas y por ello a una rápida degradación y ruina de sus estructuras. De mayor interés resultan los estudios de los pioneros de la historia y la arqueología medieval asturiana, como Juan Uría Ríu y José Manuel González, si bien sólo alcanzaron a unas pocas fortifica-

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APLICACIÓN DE HERRAMIENTAS SIG EN EL PROYECTO CASTELLA...

ciones altomedievales. La culminación de esta etapa pionera de catalogación y estudio histórico viene representada por la tesis doctoral de José Luis Avello Álvarez (Avello Álvarez 1985), de la que sólo ha sido publicado el estudio de las torres bajomedievales (Avello Álvarez 1991). La escasa tradición de los estudios de arqueología medieval en la región asturiana, es una razón que posiblemente ha incidido en el ínfimo desarrollo de las investigaciones centradas en yacimientos medievales y concretamente en los asentamientos fortificados (Fernández Conde 1992), en el ámbito temporal de la Edad Media, el interés se ha centrado mayoritariamente en los edificios de carácter religioso. Este hecho contrasta con a la dilatada trayectoria de otros campos de investigación arqueológica como la prehistórica o la castreña. Son muy escasas las excavaciones de las cuales es posible obtener datos acerca de las fases fundacionales, de ocupación y abandono de los asentamientos fortificados de época medieval, que permitan establecer su adscripción cronológica (Rodríguez Otero 1992; Álvarez Estrada y Moure Ferreiro 1992; Álvarez Estrada y Moure Ferreiro 1990; Camino Mayor y Rodríguez Otero 1989; Álvarez Estrada y Moure Ferreiro 1985; Avello Álvarez 1987). En este sentido es paradigmática la intervención llevada a cabo en el castillo de Peñaferruz (Gijón), bajo la dirección de J. A. Gutiérrez González, que constituye un modelo de análisis de las fortificaciones medievales asturianas, basado en un exhaustivo estudio de la documentación histórica, un completo análisis del territorio adscrito al mismo y una intervención arqueológica llevada a cabo con rigor científico, que ha permitido la publicación de los resultados de la misma (Gutiérrez González 2003) y el desarrollo de un conjunto de estudios interdisciplinares englobados en su proyecto. Además ha dado lugar a posteriores trabajos de investigación del territorio de Gijón entre la Antigüedad y la Edad Media. Todo ello constituye un modelo de investigación integral de un territorio a partir del estudio intensivo de uno de sus asentamientos, que sirve de referente a la hora de plantear la investigación que nos ocupa, dando un paso más en la interpretación de los asentamientos fortificados y superando la mera enumeración descriptiva de los yacimientos. Es por todo lo expuesto anteriormente que se puede afirmar que las investigaciones sobre arquitectura militar en Asturias son, cuando menos, escasas e incipientes. Obviamente, esto conlleva dificultades para realizar un análisis de conjunto del fenómeno de implantación territorial del sistema de asentamientos fortificados medievales en nuestra región.

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Los Sistemas de Información Geográfica (SIG), recientemente incorporados a los estudios de ámbito arqueológico, se muestran como un elemento de exploración interesante por su capacidad para generar modelos interpretativos de la realidad espacial y territorial en la distribución de los asentamientos y unidades de población de las comunidades del pasado, que permite desarrollar estudios macro y microespaciales de distribución de yacimientos, así como modelos de asentamiento e implantación territorial, desarrollando esquemas de interpretación evolutiva del uso u ocupación de un espacio desde una perspectiva diacrónica, analizando la diferente funcionalidad de los espacios en momentos distintos del proceso histórico. De esta manera, en el proyecto CASTELLA. Centros de poder en Asturias: castillos y fortalezas feudales hemos pretendido incorporar algunas de las ventajas que nos ofrecen los SIG a la hora de gestionar, elaborar y analizar información geográfica. Si, como hemos dicho anteriormente, las investigaciones sobre fortificaciones medievales en Asturias adolecen de una escasa implantación, la implantación del uso de los SIG en la arqueología asturiana es prácticamente inexistente. A este respecto, el presente trabajo también pretende servir para mostrar cómo estas tecnologías pueden ser aplicadas a la investigación arqueológica en el Principado de Asturias.

2.

RECOGIDA Y REVISIÓN DE LA INFORMACIÓN

Se ha llevado a cabo una exhaustiva labor de recopilación de la información existente acerca de los asentamientos fortificados medievales en Asturias. Para ello se ha procedido a la consulta de documentación del periodo medieval y la revisión de fuentes literarias, así como la consulta de la bibliografía existente acerca del fenómeno de incastellamento medieval y los registros de la carta arqueológica referidos a yacimientos de esta tipología. Toda esta información que se convierte en parte de los datos contenidos en las diversas fichas de catalogación, unida a la obtenida mediante el trabajo de campo, pasa a formar el cuerpo del inventario de fortificaciones. Dicho inventario será tratado mediante SIG tanto para la gestión de los datos como para la obtención de nueva información a partir del análisis de la que se contiene en el inventario. Un primer paso de la investigación es el estudio de la documentación existente, intentando extraer toda la información posible y sus implicaciones en el poblamiento de la zona, valorar su capacidad coer-

José Avelino Gutiérrez, Patricia Suárez y Jesús Ignacio Jiménez

Figs. 1 y 2. Tipología de fortificaciones medievales establecida para el Proyecto «CASTELLA»

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APLICACIÓN DE HERRAMIENTAS SIG EN EL PROYECTO CASTELLA...

citiva o su papel como articuladores de un espacio político, plasmado en las menciones al honor o territorium atribuido a los castillos medievales, especialmente los documentados desde época altomedieval. El cabildo de la catedral de Oviedo y otras instituciones monásticas generaron un amplio corpus documental medieval. Este corpus documental se encuentra en gran parte publicado. En múltiples ocasiones, tanto la catedral de Oviedo como algunos monasterios asturianos fueron posesores de diversas propiedades en zonas que quedaban bajo la jurisdicción de algún castillo, e incluso en algunas ocasiones llegaron a detentar la propiedad o la tenencia de los castillos. La posesión de los mismos incluía las funciones a ellos vinculadas, que se pueden traducir en el ejercicio del poder público mediante la transferencia de derechos sobre las comunidades y los territorios sometidos a su jurisdicción, de modo que se convierten en centros político de un espacio. Dentro de las obras literarias clásicas sobre la historia y las antigüedades de la región asturiana encontramos interesantes referencias a castillos medievales con una cierta frecuencia.Estas referencias nos dan noticias sobre fortificaciones y emplazamientos que eran visibles en la época en que fueron escritas por sus autores (siglos XVI a XIX), y que en la actualidad no se conservan o no se aprecian restos en superficie. Este tipo de menciones las encontramos en las obras de Tirso de Avilés, Luis Alfonso de Carvallo, Trelles y Villademoros, Jovellanos, González de Posada y Menéndez, F. Canella, O. Bellmunt o A. de Llano. De todas formas, es imprescindible tener en cuenta la inexactitud inherente a este tipo de fuentes. En cambio, otras obras como el Diccionario de Pascual Madoz, Recuerdos y Bellezas de España de J.M. Cuadrado o la España Sagrada del P. Risco aportan datos más concretos sobre torres y castillos existentes en nuestro territorio y vinculados en muchos casos con los grandes linajes nobiliarios del pasado. En algunas de estas obras se incluyen fotografías y grabados o dibujos antiguos que son fundamentales por cuanto que, en ocasiones, son las únicas imágenes de las que disponemos para conocer el aspecto de algunas de torres ya desaparecidas.

cias documentales obtenidas previamente, así como reconocer y documentar de forma detallada las estructuras conservadas, las características de las diversas tipologías de asentamiento y las relaciones de las fortificaciones con su entorno: poblamiento antiguo, vías de comunicación, recursos y potencialidades, cuenca visual y otros factores geoestratégicos que expliquen y justifiquen su implantación. En un medio físico montañoso como el asturiano, sumamente accidentado y cubierto de una feraz cubierta vegetal arbórea, arbustiva y herbácea, los trabajos de prospección resultan especialmente arduos. Si bien el asentamiento en altura, en las cimas de picos, cerros y crestones rocosos, destaca en el paisaje, por contra, el acceso, la localización y el reconocimiento de estructuras en superficie suelen ser más difíciles y complicados. En estas circunstancias, las técnicas de prospección a realizar distan bastante de las convencionales en terrenos más llanos, abiertos y áridos o cultivados. El tipo de prospección en este medio debe ser imperativamente selectiva más que extensiva, dirigida a la comprobación de indicios obtenidos por los medios anteriormente señalados (documentación escrita, noticias históricas y bibliográficas, toponimia y leyendas, cartografía y fotografía aérea, etc.). Las áreas y zonas de riesgo han sido previamente seleccionadas y muestreadas, analizadas mediante la cartografía y fotografía. El trabajo de campo se dirige a confirmar o rechazar las hipótesis de localización en las supuestas zonas de riesgo, así como a registrar las evidencias materiales visibles. Durante los trabajos de campo, se han elaborado las fichas de inventario de las estructuras, mediciones topográficas o croquis y dibujos, posteriormente digitalizados, De la observación de los fenómenos anteriormente citados, se ha extraído la información necesaria para elaborar una catalogación de las fortificaciones, estableciendo una tipología, según la nomenclatura establecida a nivel internacional por el International Burgen Institute —IBI— y la establecida por nosotros para el proyecto CASTELLA —PC—. (figs. 1 y 2).

4. 3.

INVENTARIO Y CATALOGACIÓN DE LAS FORTIFICACIONES MEDIEVALES ASTURIANAS: LA PROSPECCIÓN

El objetivo del trabajo de campo es la obtención de datos que permitan comprobar y cotejar las noti-

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EL USO DE LOS SIG EN EL PROYECTO CASTELLA. OBJETIVOS Y HERRAMIENTAS DE ANÁLISIS TERRITORIAL

Una de las principales novedades en la catalogación y documentación ha sido la incorporación de las herramientas más actuales de análisis e interpretación del territorio, accesibles a través de las nuevas tec-

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nologías informáticas. Estas herramientas nos permiten la gestión, tratamiento y análisis de de la información referente a los yacimientos y su entorno, así como la elaboración de materiales de difusión de los resultados obtenidos, facilitando la comprensión y divulgación de las investigaciones realizadas. Una de estas herramientas nos la proporcionan los denominados Sistemas de Información Geográfica (SIG), recientemente incorporados a los estudios de carácter arqueológico, con resultados sumamente novedosos y positivos en el análisis territorial. Este instrumento de trabajo nos permite conjugar los datos procedentes de la observación directa del espacio obtenida tanto a través del trabajo de campo (prospección del territorio) como a partir de las herramientas de observación disponibles (ortofotografías, fotografía aérea, mapas topográficos…) y generar modelos de interpretación derivados de la aplicación de los sistemas de información geográfica. Para la realización de los trabajos SIG dentro del presente proyecto se ha recurrido a la utilización del conjunto de software comprendido en el paquete ArcGis de ESRI. Dicha elección se ha realizado atendiendo a criterios de usabilidad y compatibilidad con otros software ya utilizados como el Sistema Gestos de Bases de Datos Relacionales (SGBDR) Access de Microsot Office. El uso de este conjunto de herramientas permite la visualización, consulta y análisis de información geográfica fundamental en el trabajo de interpretación del territorio desde perspectivas de investigación novedosas basadas en el análisis espacial del territorio objeto de estudio. Con el uso de los Sistemas de Información Geográfica en este proyecto pretendemos alcanzar unos objetivos que se pueden resumir en Integración de los datos obtenidos en el trabajo de campo, de la documentación y la información espacial. Gracias a la utilización de los SIG podemos elaborar materiales cartográficos que sirvan de apoyo en la materialización de las tareas de prospección arqueológica. Así mismo, el uso de estas herramientas supone una ayuda fundamental para llevar a cabo las labores de fotointerpretación. Igualmente pretendemos servirnos de los SIG para la elaboración del inventario de fortificaciones, con el que posteriormente poder acometer el Estudio del territorio de asentamiento de las fortificaciones y la elaboración de materiales de representación de los resultados obtenidos. Una de las funciones que nos ofrece el uso de los SIG a aplicados a la investigación arqueológica es la integración, dentro de un mismo sistema de información, de datos provenientes de diversas fuentes, ya sea información espacial o alfanumérica. A este respec-

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to hay que decir, que, además de la información obtenida en las prospecciones, y reflejada en la ficha normalizada, se utiliza la cartografía 1:200.000 del IGN, Las cartografías 1: 10.000 y 1:5.000 del Servicio de Cartografía de la Consejería de Infraestructuras y Política Territorial del Principado de Asturias. También se ha utilizado la ortofoto 1:5.000 del mismo organismo, así como diversos vuelos de fotografía aérea. De igual manera se han realizado mediciones con navegador GPS tomadas en campo y los levantamientos topográficos de estructuras. Todo ello, se integra en el inventario de yacimientos arqueológicos mediante el uso de los SIG. Todos estos datos son introducidos en el Sistema de Información, los datos alfanuméricos mediante la inclusión de las tablas de datos de Access y su conversión en entidades con topología de punto mientras que la información espacial es introducida desde las cartografías en formato CAD y su conversión en entidades de una Base de datos geográfica (Geodatabase). A partir de los datos cartográficos introducidos, se procede a la elaboración de Modelos Digitales del Terreno mediante la creación de redes de triángulos irregulares (TIN) que pueden ser interpolados para crear un Modelo Digital de Elevaciones (MDE) de tipo raster (Moreno Jiménez, A. 2005. 697-791), aunque la interpolación de la información cartográfica para la elaboración del MDE puede realizarse también directamente sin necesidad del paso previo de creación del TIN. A partir de los datos contenidos en las cartografías y los obtenidos a partir del tratamiento de estos, se pueden elaborar productos cartográficos que sirvan de apoyo a los trabajos de prospección, como mapas de localización del yacimiento y de su entorno específicamente orientados hacia los trabajos arqueológicos, eliminando de los mismo aquellos datos irrelevantes para este tipo de trabajos y que por tanto introducen ruido en el mismo. Este tipo de mapas constituyen una valiosa herramienta a la hora de realizar las salidas de trabajo de campo. La fotointerpretación, consiste básicamente en el examen de las imágenes aéreas con el fin de identificar objetos, determinar la importancia de los mismos, analizar y evaluar los componentes del paisaje con el propósito de obtener información de utilidad para las disciplinas que usan esta técnica (Fernández García, F. 2000). A este respecto, uno de los usos de la fotointerpretación, es el de rastrear en las fotografías aéreas las huellas dejadas por elementos históricos que estuvieron presentes en el paisaje con anterioridad al comienzo de la fotografía aérea. Estos elementos, que pueden no ser apreciables a la altura de superficie o no de manera global, pueden ser vi-

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APLICACIÓN DE HERRAMIENTAS SIG EN EL PROYECTO CASTELLA...

Figs. 3 y 4. Mapas de localización de yacimientos elaborados como material de apoyo para la prospección.

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José Avelino Gutiérrez, Patricia Suárez y Jesús Ignacio Jiménez

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Fig. 5. Torre de Peñerudes. Superposición de ortofoto sobre MDE.

sualizados mediante la fotografía aérea, y analizados mediante el uso de técnicas de fotointerpretación. El uso de estas técnicas en la arqueología se remonta a los inicios del siglo XX y, unidas a la prospección de superficie, forman la base de las técnicas de identificación y análisis arqueológico del territorio (García Sanjuán, L. 2005. 105-119). En el caso del proyecto CASTELLA se han utilizado distintas series de fotografías aéreas, desde las ya clásicas del llamado «vuelo americano» (1956-57), hasta las más recientes ortofotografías y fotografías aéreas oblicuas en formato digital, cedidas por el Centro de Cartografía Ambiental y Territorial de la Consejería de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio e Infraestructuras del Gobierno del Principado de Asturias. Estas imágenes se han utilizado para la identificación de restos de algunos de los emplazamientos estudiados, de los que fue posible identificar su emplazamiento y, en algunas ocasiones, restos de las estructuras que conformaron la fortificación. Este trabajo de fotointerpretación se realizó, junto con la cartointerpretación, como paso previo a la realización de la pros-

pección de superficie, con el objetivo de contar con la mayor cantidad de datos posibles sobre los yacimientos y así conseguir una mayor eficiencia en los trabajos de campo. Otra aplicación de los SIG en el campo de la fotointerpretación consiste en la restitución de las ortofotos mediante su superposición en un MDE obtenido a partir de la cartografía 1:5.000. (Moreno Jiménez, A. 2005: 714-715) Con ello se consigue una observación del territorio a prospectar mucho más intuitiva, especialmente a nivel del análisis del relieve y la orografía de los asentamientos fortificados, característica ésta de vital importancia en el tipo de asentamientos a estudiar, sobre todo en las fortificaciones Altomedievales. Además, está superposición de las ortofotos nos permite elaborar materiales de difusión en 3D, tanto en foto como en video. Otro ejemplo del uso de los SIG como herramienta utilizada en los trabajos de fotointerpretación consistió en el uso de ortofotografías para la realización de una interpretación de conjuntos estructurales complejos observados sobre el terreno, sólo aprehensibles a

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Fig. 7. Diagrama de flujo de la información del proceso de conformación del inventario arqueológico.

Fig. 6. Croquis realizado a partir de la información obtenida en la prospección del Castillo de Tudela.

través de una imagen aérea y la generación de planimetrías de los mismos. Un claro ejemplo de esto lo encontramos en el caso del conjunto de las estructuras defensivas complejas del Castillo de Tudela (Oviedo), en el que a través de la fotointerpretación se han plasmado en un croquis detallado las particularidades del recinto fortificado observadas sobre el terreno, que ha podido ser introducido en el inventario de fortificación mediante el SIG. Además, estas imágenes constituyen en sí mismas un interesante instrumento de análisis, ya que sirven de soporte al desarrollo de herramientas de interpretación que detallaremos a continuación. Entendemos que la herramienta idónea para la elaboración y gestión de un inventario de yacimientos arqueológicos son los SIG y por ello hemos incorporado estas aplicaciones al inventario de fortificaciones medievales del presente proyecto. En el presente esquema se puede observar el flujo seguido por la información hasta llegar a las herramientas SIG. Los datos provenientes de la revisión

de la documentación, la información extraída de las fuentes literarias, así como la información contenida en la ficha de prospección son introducidos en la base de datos. Dicha base de datos es gestionada mediante el software Access de Microsoft Office, herramienta de sobra conocida por los usuarios de informática con lo que la introducción de estos datos en el inventario no ofrece dificultad ninguna para quien deba realizar estas operaciones ni conocimientos específicos acerca del uso de los SIG. Para ello se ha diseñado una ficha básica de datos que recoge información general sobre la fortificación (nombre de la misma, concejo en el que se localiza, localidad, nombre del lugar en el que se asienta), elevación, tipología (según la nomenclatura establecida a nivel internacional por el International Burgen Institute —IBI—, y la establecida por nosotros para el Proyecto CASTELLA —PC—), estado de conservación (según categorías establecidas por el Inventario del Patrimonio Cultural Europeo), una cronología de sus fases de ocupación, si conserva o no estructuras defensivas y arquitectónicas, materiales hallados en superficie, información resumida de las referencias documentales que hacen alusión a la fortificación (si las hay o no, y el año de las mismas), y si ha sido objeto de excavaciones arqueológicas. Las tablas de la base de datos resultante pueden ser leídas directamente desde ArcGIS o exportadas a la Geodatabase para operar con ellas y relacionarlas con el resto de información (Moreno Jiménez, A. 2005. 375-420). Por otro lado, las cartografías y las ortofotos son exportadas al SIG, donde se integran con las tablas de la base de datos, en las que la información espacial, coordenadas UTM, son tratadas como atributos, que luego el SIG convierte en elementos espaciales.

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Fig. 8. Mapa en el que se reflejan los yacimientos que conforman el inventario, así como sus cronologías y tipologías.

Una vez introducidos los datos en el sistema de información, son susceptibles de ser objeto de consultas, bien sean basadas en sus atributos o en sus características espaciales. En el momento de escribir este texto, se está procediendo a la actualización de la información espacial contenida en el inventario para poder dar cabida en el mismo a las fortificaciones y su espacio anexo, a las estructuras de las mismas que se pudieran conservar y los materiales recogidos en superficie durante las prospecciones, con lo que la estructura topológica del inventario se verá modificada para adecuarla a la realidad arqueológica y dar cabida a todos los elementos comprendidos en los yacimientos objeto de este estudio. Una funcionalidad evidente de la utilización de los SIG en la investigación arqueológica es el estudio territorial de los yacimientos y su entorno. Para ello se debe primero realizar una recogida de información acerca del entorno de las fortificaciones con dos objetivos, por un lado, y como ya hemos dicho, como un material que sirva de guía en los trabajos prospección y por otro lado como captura de datos para su estudio posterior.

Existen factores todos ellos determinantes para comprender la complejidad y estructuración de un espacio determinado, y más en un ámbito cronocultural en el que la importancia de la localización geográfica y espacial del asentamiento es fundamental. Tal es el caso de los castillos y fortificaciones de época altomedieval, cuya ubicación está en muchos casos determinada por patrones de ocupación directamente vinculados con el control de un territorio en el que la observación y visualización de elementos fundamentales de estructuración del territorio tales como las vías de comunicación. A ello hay que añadir la interpretación de estos asentamientos desde la perspectiva de su valor estratégico basado en posición relevante, no tanto desde el punto de vista del control efectivo de un espacio como de su papel como símbolo de poder, y por tanto más relacionado con su intención de ser visualizado desde diversos puntos del entorno inmediato. Por ello, en cuanto a la realización trabajos de análisis de la información espacial acerca de las fortificaciones y su entorno, nos hemos centrado principalmente en la realización de estudios de visibilidad de los asentamientos. La

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Figs. 9 y 10. Estudios de visibilidad del Castillo de Lugás y el Castillo de Tudela respectivamente.

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Fig. 11. Mapa del Castillo de Rales y su entorno.

Fig. 12. Mapa del territorio de Primorias (oriente de Asturias) con las fortificaciones altomedievales existentes en él.

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Fig. 13. Mapa del valle del Navia en el que se muestran los emplazamientos bajomedievales perteneciente a este territorio.

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realización de estos estudios de visibilidad nos ha permitido llegar a interesantes conclusiones acerca la ubicación de estos asentamientos. Otro de los objetivos mencionados consiste en la representación de los resultados obtenidos, una de cuyas expresiones típicas son los mapas temáticos. No queremos dejar de mencionar la importancia que para nosotros tiene la elaboración de materiales de representación de los resultados obtenidos. Los SIG nos ayudan a materializar esta tarea, mediante la elaboración de materiales tales como cartografías arqueológicas en las cuales plasmar los resultados de nuestras investigaciones También nos permiten elaborar imágenes y videos de representación tridimensional de los yacimientos y su entorno que hacen más fácilmente comprensible su naturaleza (Moreno Jiménez, A. 2005: 723742). Todo ello colabora a conseguir una adecuada difusión de las investigaciones científicas, tanto dentro de entornos científicos especializados como para el público general, consiguiendo una mayor comprensión de la naturaleza del proceso estudiado.

5.

A MODO DE CONCLUSIONES

A modo de conclusiones, podemos decir que, debido a la mayor cantidad de datos acerca de las fortificaciones bajomedievales, el estudio pretende centrarse en los castillos altomedievales (Castella, Castra), considerando a los castella como centros organizadores del territorio. Generados en torno al poder regio o la aristocracia de los primeros siglos medievales son progresivamente abandonados en el transcurso de la profunda reforma territorial del siglo XIII. Estos cambios determinan el traslado de las funciones de los antiguos castillos roqueros a otro tipo de edificaciones implantadas en espacios destinados a la obtención de los recursos del espacio inmediato en el que se asientan: las torres señoriales bajomedievales. Asimismo la observación en campo de los fenómenos de incastellamento se puede traducir en la tipología elaborada, que partiendo de las dos situaciones mencionadas anteriormente se desarrolla de la siguiente manera: — Asentamientos en altura, encaramados en altas cimas montañosas, con amplia cuenca visual pero difícil acceso. Habitualmente, son fortificaciones altomedievales, originadas en el periodo de la monarquía asturiana, aunque perduran hasta los siglos centrales medievales y —en menos ocasiones— hasta los bajomedievales. Su frecuente abandono en plena Edad

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Media motivó su ruina. Las condiciones ambientales han ocultado sus estructuras remanentes hasta hacerlas prácticamente irreconocibles e invisibles en superficie. La tipología y morfología de estos asentamientos es sumamente reiterativa: una pequeña torre o minúsculo recinto en el estrecho espacio de las cumbres rocosas en que se asientan; fosos, taludes y espacios tallados en la roca acompañan frecuentemente el aparato constructivo, no tanto por aumentar las cualidades defensivas y poliorcéticas de unos enclaves ya de por sí de difícil y escarpado acceso, sino para acentuar la visibilidad y carácter fortificado del lugar. Frecuentemente se han aducido razones estratégicas, militares y defensivas para explicar la naturaleza de la ubicación y entidad de estos emplazamientos. Sin embargo, no se puede negar que, más allá de unas funciones como meras atalayas de vigilancia, la función estrictamente bélica de estas fortificaciones es casi inexistente. Es posible llevar a cabo un razonamiento más convincente a la hora de explicar el encaramamiento de estos castillos de altura. En un periodo en el cual se están formando las estructuras políticas y administrativas, de establecimiento de nuevas relaciones de poder después de la crisis del sistema antiguo que culmina en los acontecimientos del siglo octavo, los grupos de poderosos emergentes desde entonces necesitarían afianzar su dominio territorial, su control sobre el espacio y la población. Se hace imprescindible la creación de nuevos centros de poder, de ordenación del territorio y de jerarquización de la sociedad, tras la disminución de su poder de coerción sufrido a raíz de la conquista islámica y la desestructuración de institucional que conllevó. En este esquema encuentra su sentido la creación de los castillos de altura: cómo mostrar a una población dispersa en valles y montañas que hay un señor, un poderoso, que controla, vigila, domina y ejerce su poder; un medio muy útil es exhibir amenazadoramente su fuerza; pero, en ausencia de poderosos y ejércitos numerosos que lleven a cabo esa coacción, el recurso idóneo es hacer visible de forma permanente una parte de ese poder. Estos primeros castillos de altura serían, pues, fundamentalmente jalones o hitos jurisdiccionales del alcance del poder de los señores. Es frecuente enarbolar la bandera de la amplia visibilidad de un castillo como un factor de estrategia bélica en el control del territorio. Ya hemos expuesto la inutilidad de ese factor, anulado por la excesiva elevación de su posición y la escasa entidad de sus defensas y las fuerzas que puede albergar. La estrategia en el control territorial no sería tanto militar como jurisdiccional, otorgándole más importancia al hecho de ser visto que al de ver, se trata de

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hacerse ostentosamente visible desde el entorno, el camino, las aldeas y los campos donde viven, trabajan o circulan los grupos sociales sobre los que el señor pretende imponer su poder. Esto explica la elección de estos incómodos pero bien visibles asentamientos. — Esta red de castillos altomedievales que se conformaron a instancias del poder regio y la aristocracia magnaticia de los primeros siglos medievales son progresivamente abandonados a partir de la profunda reforma territorial del siglo XIII, que implica el surgimiento de un nuevo modelo de organización y jerarquización del poblamiento, el nacimiento de las «polas» por iniciativa regia o señorial. Se trata de asentamientos en llanura, rellanos, laderas, mesetas, valles o en núcleos rurales y urbanos. Habitualmente son fortificaciones pleno y bajomedievales (recintos amurallados de villas, castillos urbanos, torres y casas fuertes). En los menos casos su conservación es buena, habiéndose recuperado y habilitado para usos públicos o privados. En los más, la situación es variada: destrucción total o parcial, alteraciones diversas... Las dificultades no son aquí de localización y aproximación, sino más bien de reconocimiento y acceso (en caso de uso privado).

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VII REDES Y FORMAS EN EL ESTUDIO DEL PAISAJE

Imagen: L. Isaksen, G. Earl y S. Keay.

LAS FORMAS DE LOS PAISAJES. LO VISIBLE Y LO INVISIBLE1 POR

ALMUDENA OREJAS SACO DEL VALLE Instituto de Historia. CCHS. CSIC*

RESUMEN Los análisis morfológicos constituyen, evidentemente, un pilar esencial en la aproximación integral al paisaje como registro arqueológico. Son abundantes los ejemplos de «buenas prácticas» en la realización de análisis arqueomorfológicos sobre parcelarios regulares (sean o no ortonormados), redes hidráulicas, explotaciones mineras a cielo abierto o redes de comunicaciones. El objetivo de esta contribución es realizar una revisión crítica del papel de los estudios morfológicos en la Arqueología del paisaje y su significado en la estrategia global de la investigación. Los Sistemas de Información Geográfica contribuyen, indudablemente, a la mejora cuantitativa y cualitativa de la información, al permitir no sólo una mayor precisión en los datos y versatilidad a la hora de presentarlos, sino, además, la visibilización de aspectos que no son obvios: condiciones de habitabilidad, potencialidad económica, accesibilidad, movilidad, cuestiones relacionadas con la percepción del espacio y la apropiación visual, etcétera. Es preciso tener presente que la descripción morfológica en si misma no permite explicar por inferencia las relaciones sociales que dieron lugar a esas estructuras. Es imprescindible plantear el papel de las tecnologías de la geo-información en el estudio de paisajes antiguos en el marco de las técnicas no destructivas, que constituyen un cuerpo sólido y bien articulado, superado ya su papel subsidiario respecto a la excavación arqueológica. Un aspecto esencial es su relación con una concepción amplia del registro arqueológico (el paisaje como registro) y la necesidad de poner en juego estas tecnologías de acuerdo con los interrogantes históricos planteados, y no exclusivamente como mejoras en la forma de documentar y presentar la información de un «registro tradicional» (objetual, monumental, on-site). El empleo de estas tecnologías conduce a una constante interrogación sobre la calidad de la información que integramos, tratamos y producimos (sistemas de coordenadas, correcciones de escalas, sistemas de proyección, georreferenciación…) y a la necesidad de buscar la articulación coherente del registro geomorfológico y geo-arqueológico, así como el paleoambiental y paleoeconómico. Una aplicación adecuada de estas tecnologías en el proceso de la investigación permite, además, la rentabilización de su uso en propuestas de protección y difusión del patrimonio cultural, su seguimiento y su integración en políticas de planificación espacial y desarrollo regional. 1 Este trabajo ha sido realizado en el marco de los proyectos Formación y disolución de la civitas en el Noroeste peninsular, CIVITAS (HAR2008-06018-C03-01/HIST) y Programa de Investigación para la conservación y revalorización del Patrimonio Cultural, TCP (CSD2007-0058). * C/ Albasanz, 26-28. 28037 Madrid. E-mail: almudena. [email protected]

Entre estas investigaciones, los trabajos sobre parcelarios regulares romanos ortonormados, las centuriaciones, tienen ya una tradición casi centenaria y han constituido un punto de referencia permanente. Una revisión de estos estudios y del papel que están jugando en ellos los sistemas de información geográfica permite poner de manifiesto dos aspectos esenciales: la necesidad de ubicarlos en un programa de investigación histórico-arqueológica y la urgencia de reflexionar sobre la pertinencia de la metodología y las herramientas utilizadas. SUMMARY Morphological analysis constitutes, obviously, an essential pillar on an integral landscape approach as archaeological record. There are several examples of «good practices» to make the archaeomorphological analysis of pltted land (orthogonal or not), water networks, mining exploitations or road networks. The main focus of this contribution is making a critical review of the role of the morphological studies in landscape archaeology and its meaning in the global research strategy. The Geographical Information Systems contribute, unquestionably, to the quantitative and qualitative information improvement, allowing not only a higher data precision and versatility publishing them, but besides, showing not-so-obvious aspects: settlement conditions, economical potentiality, accessibility, movement, subjects related to space perception and visual appropriation, etc. It is necessary to know that the morphological description does not allow by inference to explain the social relations that created those structures. It is essential to set out the role of the Geo-information technologies on the study of ancient landscapes. As non-destructive techniques they constitute a solid and well articulated body, Grown beyond their secondary role with respect to the archaeological excavation. An essential aspect is its relation with an extended conception of the archaeological record (landscape as record) and the need to relate these technologies with the historical questions at hand, and not exclusively as improvements in documentation and publishing the «traditional record» (object, monumental, on-site). The use of these technologies leads to a constant interrogation regarding the information quality that we incorporate, treat and produce (coordinate systems, scale corrections, projection systems, georeferencing...) and the need the establish a coherent articulation of the geomorphological and geoarchaeological records, together with the palaeoenvironmental and palaeoeconomical data. A suitable application of these technologies in the research process also allows, the profitability of its use in cultural heritage protection and disseminate proposals, its integration and tracking in special planning and regional development policies. Within this field, the studies on roman orthogonal plot allotments, have a centenarian tradition of being a reference

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point. A review of these studies and the role that Geographical Information Systems are playing in them earmark two essential points: The need to find them on a historical-archaeological research program and the demand for further reflexion on the appropriateness of the methodology and tools being used. PALABRAS CLAVE: Arqueomorfología, arqueología del paisaje, técnicas arqueológicas no destructivas. KEY WORDS: Archaeomorphology, land-scape archaeology, archaeological non destructive techniques.

Los estudios morfológicos de paisajes históricos poseen ya un amplio recorrido. Es indiscutible su peso en una aproximación integral a los paisajes como creaciones culturales, pero también lo es que un análisis morfológico, por muy detallado que resulte, no constituye más que una etapa en el conjunto de la investigación arqueológica. El desarrollo de las tecnologías asociadas a la geo-información y la ampliación de sus aplicaciones abren nuevas posibilidades a estos estudios y llevan a plantear de nuevo su papel, tanto en la estrategia global de la investigación, como en su integración en programas de ordenación territorial o en la propuesta de soluciones patrimoniales innovadoras. Resultaría poco eficaz presentar una perspectiva global y exhaustiva sobre los SIG y los estudios morfológicos de paisajes. Por una parte hay trabajos de distintos investigadores, obras colectivas y coloquios recientes que ofrecen esa panorámica de forma más o menos sistemática2 y, sin duda, este volumen considerado globalmente, contribuirá a enriquecer y matizar esa visión. El objetivo se limita, por lo tanto, a presentar algunas reflexiones nacidas, por una parte de la experiencia del grupo de investigación en el que me integro3 y, por otra, de los proyectos de colaboración europea en los participamos desde 1995 y en los que estos temas siempre han ocupado un lugar importante en las reuniones de trabajo y publicaciones4. La visión que ahora planteo es deudora pues, de una u otra forma, de estas experiencias 2 Entre otros: Bender, Evelpidou, Krek & Vassilopoulos 2008; Campana & Francovich 2006; Campana & Forte 2006; Conolly & Lake 2006; Forte 2002; Gillings, Mattingly & Van Dalen 1999: Mehrer & Wescott 2006; Wheatly & Gillings 2002; García Sanjuán, L. y Wheatley, D. 2002; Sande Lemos, Baena, Dantas Giestal y Rocha 2000: Allen, Green & Zubrow 1990. 3 Ruiz del Arbol & Orejas 2000; Orejas, Ruiz del Árbol & López 2002; Sánchez-Palencia, Ruiz del Árbol & Pecharromán 2003; Ruiz del Árbol & Beck 2004. 4 En el marco de la Ación COST G2: Peterson 1998; Vermeulen & De Dapper 2000; Slapsak 2001; como resultado de la Acción COST A27: Bender, Evelpidou, Krek & Vassilopoulos 2008.

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y de colaboraciones y discusiones con miembros de esos proyectos. Es obvio que el desarrollo y la buena acogida de las potentes herramientas de análisis de datos espaciales tienen una estrecha relación con un cambio esencial en la concepción del registro arqueológico. Ese cambio ha fundamentado la Arqueología del paisaje e implica mucho más que una ampliación del marco espacial de estudio; supone poner en el centro de la investigación los procesos sociales sin renunciar a su complejidad y, por lo tanto, implica enfrentarse a un registro complejo: el paisaje en su integridad y su diacronía, teniendo en cuenta sus aspectos visibles y la trama invisible de relaciones sociales que le da forma5. Investigar la complejidad requiere herramientas complejas, pero proporcionadas a los interrogantes que sustentan el proceso de generación de conocimiento; la importancia de la relación yacimientos/ medio hace que, hasta ahora, sea éste el campo de mayor aplicación del SIG en Arqueología, pero la necesidad de una concepción integradora y de articular escalas espaciales y tiempos hace evidente la pertinencia de la incorporación de múltiples datos en un único sistema de información georreferenciada. Los SIG facilitan la visibilización del registro arqueológicos (Criado 1993; Traina 1989; Chapa, Vicent, Mayoral & Uriarte 2008) y proporcionan la capacidad analítica, de integración, de georreferenciación, de manejo de abundantes y diversos datos que esta orientación requiere. Parto, por lo tanto, del enorme potencial que poseen estas herramientas para enfrentarse a la complejidad de datos espacialmente referenciados pero de diversa naturaleza, origen y escalas espaciales y temporales: información paleoambiental, cartografía, cartografía histórica, planimetrías, fotografía aérea, imagen satélite, datos adquiridos sobre el terreno, capas ya procesadas, datos documentales sobre la explotación de recursos (en términos de potencialidad o basados en evidencias de explotación), el poblamiento (yacimientos y patrones), las comunicaciones, etc. Una correcta captura de estos datos es la base para su adecuado tratamiento ulterior y para la obtención de información sobre aspectos significativos desde el punto de vista de la Geoarqueología como 5 Esta aproximación, con múltiples matices se puede ver en una amplia bibliografía. Entre los trabajos recientes: Barker 1995 y 1996; Barker y Lloyd 1991; Barker, Gilbertson & Mattingly 2007; Cambi & Terrenato 1994; Criado 1994; Orejas 1998; Fairclough & Rippon 2002; Ruiz del Árbol & Orejas 2005; Bloemers 2005; Bartels, Ruiz del Árbol, van Londes & Orejas 2008; y los cinco volúmenes de la serie «The Archaeology of Mediterranean Landscapes», publicados entre 1999 y 2000, producto del proyecto POPULUS.

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las pendientes, la insolación, la red de drenaje, índices de erosión, etc. Las posibilidades de procesarlos se han incrementado de manera exponencial en los últimos años. Además, los SIG multiplican la capacidad de establecer relaciones (es decir, la verdadera trama social del paisaje) y «visibilizarlas»: habitabilidad, potencialidad productiva, visibilidad, movimiento/ desplazamientos como creadores del paisaje… Y, obviamente, permiten efectuar estudios paleomorfológicos con mayor precisión, sea mediante tratamientos visuales o numéricos (tratamiento de imágenes, índices, filtros, etcétera). En cualquiera de estos ámbitos hay un problema subyacente y que conviene tener siempre presente: un SIG permite multiplicar la cantidad de informaciones extraíbles de los datos, pero no mejora su calidad, de forma que se pueden acumular errores derivados de problemas de georreferenciación, incorrecciones geométricas, resoluciones espaciales o espectrales inadecuadas… Lamentablemente en ocasiones el uso de los SIG se está convirtiendo en una forma de mejorar las ilustraciones, pero no contribuye de forma específica al avance científico. En cualquier caso, resulta esencial no perder de vista que las nuevas posibilidades abiertas por las tecnologías de la información geográfica (TIG) se insertan en el desarrollo del conjunto de técnicas no destructivas en Arqueología (prospección de superficie, teledetección, topografía y microtopografía, fotogrametría, escaneado 3D de superficies…) y, como se ha mencionado, tiene notables conexiones con los estudios geoarqueológicos y paleoambientales. Las TIG facilitan su compatibilidad y potencian su complementariedad6.

LOS SIG Y LA ARQUEOLOGÍA DEL PAISAJE ¿Está acelerando el uso generalizado de los SIG una imposición de las aplicaciones técnicas sobre las preguntas históricas? ¿Estamos generando una «investigación virtual» que se aproxima más a juegos, o a la creación de escenarios virtuales (que se validan a sí mismos), que al conocimiento de procesos históricos? Estas son cuestiones clave que raramente se plantean explícitamente. Convendría efectuar una reflexión para evaluar si globalmente estamos mejorando la investigación sobre paisajes históricos 6 Barber, Mills & Bryan 2003; Campana 2005 y 2006; Devereux, Amable, Crow & Cliff 2005); Rapp & Hill 1998; Read & Graham 2002; Schollar, Tabbagh; Hesse & Herzog 1990; van Andel 1994; Vermeulen & Verhoeven 2004.

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y en qué medida los SIG, o las TIG en general, nos están permitiendo responder mejor a interrogantes históricos y plantear nuevas hipótesis de trabajo; en fin, si nos ayudan a conocer mejor las relaciones sociales del pasado y sus conexiones con el presente. Indudablemente estamos mejorando cuantitativa y cualitativamente los inventarios de «marcadores» históricos del paisaje, pero esto no implica de manera automática un avance en la investigación en términos de cambios históricos sino, simplemente, el establecimiento de secuencias más precisas y mejor georreferenciadas. Los SIG poseen un indudable potencial en dos aspectos que no se han explorado en profundidad: por una parte, permiten determinar con mayor precisión y fundamento el papel que los elementos o redes han jugado históricamente y juegan hoy; por otro lado, la posibilidad de operar con diversas variables y capas de información proporciona la capacidad de profundizar en lo invisible, es decir en la relaciones sociales (en todas sus dimensiones) que son realmente las constructoras de paisaje. La impresión que globalmente se percibe es que, en muchos casos, no somos capaces de ir más allá de los asentamientos en un paisaje, acumulando capas de información, pero sin llegar a explorar la potencia de las TIG para adentrarnos en una aproximación integral al paisaje como registro arqueológico que supere las fases de detección, identificación y análisis morfológico. Este es uno de los retos a los que nos enfrentamos: buscar el equilibrio entre los objetivos científicos y las técnicas aplicables y la adecuación entre ambos. En parte (pero sólo en parte) es un problema de creación de protocolos y de ubicación progresiva en el marco de la investigación. En este marco cobra sentido la generalización de la denominación de tecnologías de geo-información como un campo específico, ligado a varias disciplinas tradicionales y a diversas aplicaciones, concebido como una red de tecnologías adaptables a problemas de diversa índole y que permanentemente reajustan las soluciones que proponen en función de las preguntas que investigadores o profesionales plantean. Se concibe así como un ámbito interdisciplinar y que evoluciona en función de demandas científicas y sociales convergentes. Básicamente las TIG incorporan fotogrametría aérea digital, lidar, FDA (Field Data Acquisition), tecnología GPS, tecnología GIS, teledetección (como «remote sensing», es decir, en sentido amplio, incluyendo todo un conjunto de operaciones y herramientas de identificación, observación, interpretación y medida sin entrar en contacto directo con los objetos), cartointerpretación, clasificación y caracteriza-

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ción, corrección de datos... El tránsito de los SIG a las TIG en Arqueología no es trivial, ya que supone pasar de los paquetes de programas destinados a transformar, manipular y analizar datos espacialmente distribuidos a un conjunto articulado de técnicas y métodos que van asumiendo un peso específico también en la vida académica y consolidando el papel de las técnicas no destructivas en la investigación Arqueológica. No obstante, no podemos ignorar que en realidad el ritmo de las innovaciones y de la accesibilidad a datos e infraestructuras lo va imponiendo el muy activo mercado de la información geográfica (Krek 2002 y 2005) que va otorgando un valor económico a las tecnologías y a los bancos de datos y orientando las vías preferentes de investigación y desarrollo: IDEs, TIGS, metadatos, semántica geoespacial…

APLICACIONES Y SOLUCIONES Los estudios arqueológicos basados en TIG poseen, en términos generales dos focos de interés. En primer lugar, las propuestas metodológicas, que a su vez incluyen tres grandes apartados: a) captura de datos y cartografía (FDA, LIDAR, teledetección espacial, fotointerpretación, registros documentales y cartográficos) y que requiere obtención de información lo más precisa posible y corrección de los datos; b) análisis y modelización; y c) modelado de superficies y representación 3D. En segundo lugar, la aplicación a casos de estudio, que con frecuencia pretenden tener un carácter ejemplar al ser presentados como muestras de buenas prácticas. En este sentido los usos esenciales del SIG en Arqueología se han centrado en objetivar las relaciones poblamiento/ medio, en objetivar las decisiones locacionales y en actuar como herramienta predictiva. Así, la mayor parte del trabajo implica el uso de SIG para cartografía computerizada, para un «mapeo» más o menos sofisticado que incluye la combinación de datos de distintas fuentes y la manipulación y corrección de datos históricos. En realidad el desarrollo original de los SIG estaba más vinculado a la construcción de modelos predictivos en el ámbito de la gestión de recursos (naturales, sociales, culturales); en Arqueología esta capacidad predictiva tiene que ver sobre todo con la localización y densidad de yacimientos, aproximación que con frecuencia ha sido el centro de críticas por determinismo. En relación con este carácter predictivo, uno de los ámbitos en los que más claramente se está demostrando la utilidad de los SIG es en la

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planificación y generación de sistemas de registro de prospección y muestreo; proyectos como Tuscania Survey Project, Sydney Cyprus Project o UNESCO Lybian Valleys Survey constituyen buenas muestras de su efectividad (Barker 1996; Barker y Lloyd 1991; Francovich, Patterson & Barker 2000; Gillings, Mattingly & van Dalen 2000; Tripcevich 2004; GarcíaDils y Ordóñez 2008). El SIG no sólo facilita el registro rápido, preciso y eficaz de datos de campo o el diseño dirigido del muestreo, sino que además hace posible el establecimiento de correlaciones entre la localización del hábitat y variables medioambientales. Los SIG se utilizan también, con desigual éxito, para la generación de modelos predictivos para la localización de determinados tipos de asentamientos (Rua 2009) mediante la selección de una serie de variables que se consideran permanentemente asociadas a esos núcleos y con validez a escala local o regional. La historia de los paisajes comienza a ser considerada ya en ciertas ocasiones extremadamente útil en la planificación (Marcucci 2000) e incorporada a estudios de carácter predictivo en los que las TIG tienen un importante papel: los SIG hacen posible la integración de informaciones para estudiar el cambio en los paisajes desde una perspectiva diacrónica, contribuyendo así a proporcionar valiosa información sobre las tendencias en un futuro cercano y gestionar mejor la planificación (Bender, Boehmer, Jens & Schumacher 2005). Este tipo de estudios presta, habitualmente, especial atención a los registros de los siglos XVIII, XIX y XX, cuando son más abundantes y regulares las fuentes catastrales, la cartografía y la documentación escrita relativa a las características de la propiedad y los propietarios, así como a los usos del suelo. El esfuerzo reside ahora en incluir informaciones relativas a periodos anteriores, que pueden aportar igualmente datos esenciales para conocer los cambios que han ido dando forma al paisaje y ayudar en la toma de decisiones en el presente y para el futuro. Volviendo a los interrogantes planteados en el apartado anterior, la cuestión es si podemos ir más allá de una serie de cartogramas combinados y de la acumulación de datos. En términos generales nos seguimos enfrentando a los problemas que siempre lo han sido: clasificación y caracterización de unidades espaciales; limitaciones técnicas y connotaciones ideológicas de la representación espacial; dificultades para establecer comparaciones (falta de protocolos, estándares…). Un aspecto en el que los SIG están jugando un importante papel es en la compatibilidad de los registros on-site y off-site y la mejor

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definición de uno y otro. Tratar ambos dentro de una única estrategia de investigación es esencial para romper con la jerarquización a la tradicionalmente se han sometido y para establecer correctamente la significación de la distribución de materiales (en términos cuantitativos y cualitativos).

EL REGISTRO MATERIAL DEL PAISAJE: LOS ESTUDIOS (PALEO) MORFOLÓGICOS Y LOS PARCELARIOS Los estudios sobre las formas de los paisajes antiguos, y, en particular, sobre parcelarios regulares constituyen un punto de referencia ineludible en la investigación sobre paisajes y territorios como vía para conocer los mecanismos e ideologías que sustentaron la dominación romana sobre territorios provinciales; dentro de ellos las centuriaciones tienen una fuerte tradición. Se trata de trabajos que se remontan a los años treinta del pasado siglo y especialmente desarrollados a partir de los años ochenta en Francia y en Italia7. Pese al notable desarrollo de estudios sobre otras formas de división de la tierra como celtic fields, parcelaciones no ortonormadas, terrazas antiguas8 y los avances en estudios morfológicos arqueomineros9, la investigación sobre parcelarios romanos ortonormados sigue teniendo un peso específico importante y es un referente metodológico ineludible (fig. 1). El registro visible que revela la permanencia de estructuras relacionadas con la ordenación y la explotación antigua del espacio no es obvio ni fácilmente identificable; en realidad, como veremos a continuación sólo una estricta combinación de criterios y 7 Como síntesis: Ariño, Gurt & Palet 2004; Cortadella 1994 y 1995; Olesti, Cortadella & Prieto 1998; Olesti & Plana 1993; Orejas 1995. En algunas obras colectivas se han recogido trabajos recientes: serie Misurare la terra; Clavêl-Lévêque 1995; Clavel-Lévêque & Vignot 1998; Clavel-Lévêque & Orejas 2002; Orejas 2006. Otros estudios monográficos en: Compatangelo 1989; Arrayás 2005; Gugl 2006 y 2008, con interesantes aportaciones metodológicas. Novedades relativas a estas investigaciones aparecen regularmente recogidas en la «Chronique Cadastres» en Dialogues d’Histoire Ancienne. La morfología es igualmente el tema central de los trabajos de Chouquer (2000) o de González Villaescusa (2002 y 2006). 8 Celtic fields: Brongers 1976; Crawford 1923; Spek, van Waatering, Kooistra & Bakker 2003; Humme, Lindenbergh y Sueur 2006. Terrazas de cultivo: Poupet 2000; Harfouche 2006; Ruiz del Árbol 2004, 2005 y 2006; Palet & Riera 2000; Ballesteros y Criado 2006. Sistemas de campos (field systems) de cultivo en función del aprovechamiento hidráulico: Barker, Gilbertson & Mattingly 2007: 141-174 y apéndice 10. Ordenación territorial en comunidades romanas sin estatuto privilegiado: Orejas 2002; Orejas, Ruiz del Árbol & Sastre 2005. Ver también Fleming 1988; Vermeulen 2006. 9 Como ejemplo de trabajos desarrollados recientemente: Atlas historique des zones mines I et II (Orejas 2001-2003).

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operaciones, derivados de una propuesta metodológica precisa, permite sostener hipótesis razonables (fig. 4). En varias ocasiones la fragilidad metodológica y el elevado número de centuriaciones dadas a conocer, muchas de ellas con escasa base empírica, han conducido al escepticismo o la crítica más radical hacia estas propuestas, que necesitan reubicarse en el conjunto de la investigación sobre la explotación agraria antigua y su lectura en términos sociales y económicos. En buena medida los trabajos sobre ordenaciones del espacio agrario han resultado pioneros en la conexión de los estudios de base morfológica (basados en la frecuencia de trazas moduladas y orientadas) y otras investigaciones sobre la construcción de estructuras (bancales y elementos de delimitación sean muros, setos o zanjas), la evolución de los usos del suelo o los cambios en las características físico-químicas de los suelos10. Las TIG están facilitando el desarrollo de estudios morfohistóricos que, lamentablemente, en algunas ocasiones terminan en sí mismos, convirtiéndose así en terreno abonado para un nuevo desarrollo de la tipología (o de la cronotipología), cuando el objetivo es únicamente encuadrar un parcelario en una clasificación formal (básicamente según el módulo empleado) y deducir una datación. Dos aspectos son esenciales para reorientar y fundamentar estos estudios sobre parcelarios romanos regularizados: en primer lugar, la recuperación de la historia, es decir, la consideración de la normalización de los sistemas de intervención sobre el espacio cultivable en el marco de los complejos procesos de territorialización que el poder romano impuso sobre el suelo dominado, en estrecha relación con las imposiciones fiscales y las desigualdades sociales. En segundo lugar, hay que revisar en profundidad los criterios metodológicos y técnicos empleados para la detección, identificación y análisis de parcelarios antiguos ortonormados. Antes de profundizar en cada uno de ellos resulta ilustrativo recordar, aunque sea de forma muy sintética, que conocemos arqueológicamente tres grandes tipos de tramas que se utilizaron para dividir de la tierra. Las tramas que acondicionan el espacio de explotación apoyándose en elementos o redes físicas, por ejemplo, en estructuras naturales como fallas, canales o paleocanales, adaptando el parcelario a meandros fluviales o a pendientes me10 Entre los estudios mencionados en la nota 7 resultan especialmente significativos los de Spek, van Waatering, Kooistra & Bakker 2003 sobre celtic fields en Zeijen, Holanda; los trabajos en terrazas de cultivo en Delos de Poupet 2000 y en Salamanca de Ruiz del Árbol 2005; y los desarrollados en Wadi Faynan (Jordania) Barker, Gilbertson & Mattingly 2007.

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Fig. 1. a) Terrazas de cultivo romanas (lindones) de la Fuente de la Mora (El Cabaco, Salamanca) y b) base del bancal romano (Foto: María Ruiz del Árbol).

diante terrazas. Estos sistemas pueden ser regulares (por ejemplo a través de un sistema de irrigación o con terrazas moduladas) o irregulares. En segundo

Fig. 2. Centuriación Béziers A (según M. Clavel-Lévêque en Clavel-Lévêque & Orejas 2002).

lugar, las redes geométricas no ortonormadas que aparecen, sobre todo, relacionadas con parcelarios deominados «indígenas» y con una geometrización del espacio en función del máximo aprovechamiento de recursos edafológicos o hídricos. Por último, las redes planificadas geométricas regulares, ortonormadas, orientadas y moduladas cuya ordenación responde no sólo (a veces incluso ni de forma prioritaria) a maximizar el provecho obtenido de la tierra sino a imponer un orden que refleja decisiones políticas y desigualdades sociales (figs. 2 y 3). Es obvio que esta somera clasificación morfológica no es homogénea, ya que mezcla, explícita o implícitamente, varios aspectos: los condicionantes físicos (topografía, calidad de los suelos, disponibilidad de agua), los tipos de cultivo, la búsqueda del beneficio en términos de producción, las condiciones sociales de acceso a la tierra… sus combinaciones son múltiples y un mero análisis morfológico puede, solamente, ponernos en la pista de las estrategias de explotación del espacio bajo la dominación romana, pero nunca se derivarán de él correspondencias automáticas. Por otra parte, si podemos abordar con metodología arqueológica el estudio de parcelarios antiguos es porque han quedado evidencias materiales de ellos, en algunos casos detectables a través de estructuras que han permanecido formalmente (por fosilización o por reutilización, y con la primitiva u otras funciones), en otros a través de análisis que permiten visualizar estos elementos hoy ocultos debido a los cambios en el uso del suelo, la cobertura vegetal, etc.: fotografía aérea, LIDAR, micro-topografía, análisis de suelos o paleoambientales son herramientas esenciales en este proceso. La pervivencia de elementos como límites de parcelas (o de grupos de parcelas), redes secundarias de comunicación o estructuras hi-

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Fig. 3. Centuriación de Astigi (Écija) (según P. Sáez, S. Ordóñez y S. Gacía-Dils en Clavel-Lévêque & Orejas 2002).

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dráulicas ha alimentado algunos estereotipos (Orejas 2006: 12-14) y la cuestión es si las tecnologías de la geoinformación están contribuyendo a reflexionar sobre ellos y a superarlos. Con frecuencia se considera que el mundo agrario es, al menos hasta la mecanización del campo, extremadamente conservador, cuando en realidad los elementos o redes de elementos que hoy detectamos son resultado de múltiples cambios, de forma que esos ítems, aún cuando materialmente hayan permanecido, han tenido diversos papeles en la articulación del territorio. Esas funciones son las que les otorgan significado histórico y no meramente formal. Los paisajes no existen sin sus sociedades y su supuesta ancestralidad e inmutabilidad encubre con frecuencia discursos esencialistas11. Esto está relacionado con otros estereotipos como la asociación directa de determinados modelos a periodos históricos (el paisaje ortonormado romano, el radial medieval) y la idealización del paisaje geometrizado, imagen que trasmiten ya los agrimensores romanos12 y que se puede encontrar detrás de otros procesos históricos de colonización como los alentados por Carlos III en Sierra Morena, por otra parte muy significativo dada la rápida descomposición del sistema «ideal» (Sáez, Ordóñez & García-Dils 2002). Convertir el análisis morfológico en un objetivo en sí mismo de la investigación provoca su deshistorización y elimina de la argumentación a los campesinos, a los mineros, a los colonos, las formas de 11 Es cierto que muchos de los elementos a los que nos referimos (terrazas, bancales, muros de piedra seca, caminos) presentan serios problemas de datación, pero esto no debe llevar a considerarlos atemporales. En algunos casos esta indeterminación se ha legitimado por el tiempo geográfico y la larga perduración de estructuras campesinas, pero ciertamente, muchas veces hay detrás cuestiones ligadas a discursos identitarios, longevidad de estados-nación, regiones, etc. Para ello se usan centuriaciones, openfields, bocage o límites territoriales relacionados con un «momento cero», dotado de carácter fundacional en la construcción del paisaje, que es también el momento constitutivo de la comunidad; la inalterabilidad de estos elementos se lee como prueba de la continuidad de la comunidad. 12 Higinio Gromático inicia así su tratado Constitutio limitum: «Entre todos los rituales o acciones de medición que la tradición nos ha transmitido el más importante es el establecimiento de los limites. En efecto, tiene un origen celeste y una continuidad ininterrumpida; proporciona, a los que efectúan una división rectilínea, un sistema flexible de trazado, un bonito aspecto en los planos catastrales y dota también de un aspecto agradable al ordenamiento de las tierras mismas. De hecho, no se ha establecido el trazado de los limites sin tener en cuenta el sistema del mundo, ya que los decumani se orientan en función del curso solar y los cardines según el eje del mundo. Ante todo, se da el caso de que este sistema de medida procede de la ciencia de los arúspices etruscos; ellos dividieron el mundo en dos partes en función del recorrido del sol…» (Th. 131)

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acceso a la propiedad de la tierra, la fiscalidad. El paisaje como construcción social, como reflejo de complejas y cambiantes relaciones sociales, desaparece del discurso, y queda un espacio reducido a líneas y puntos y a las relaciones geométricas entre ellos. La ausencia de la sociedad genera, incluso, la identificación de redes falsas sobre elementos reales, al generar tramas supuestamente identificables con parcelarios antiguos pero absolutamente desconectadas del poblamiento, de las actividades, de la red de comunicaciones… La ordenación de la información en capas en los SIG puede contribuir a acentuar estos problemas si no establecen adecuadamente las interrelaciones de datos; puede formalizar la tendencia a estratificar el paisaje. Ya G. Bertrand en los años setenta y desde la ecología histórica propuso articular la evolución de los paisajes a través de una serie de geosistemas y agrosistemas, que tienen una fase de estabilidad y cuyo final está marcado por hitos agro-técnicos, como niveles que se superponen y van sellando las fases anteriores (Bertrand 1978; Orejas 1995: 57-63). La pionera propuesta de Bertrand continúa siendo globalmente interesante y la Arqueología del paisaje ha incorporado muchas de su propuestas; pero estas y otras aproximaciones fenomenológicas han contribuido a afianzar la idea de que el mundo rural necesita una intervención radical y externa para cambiar (una centuriación, una concentración parcelaria, la fundación de un núcleo urbano). De aquí se ha derivado una, a mi juicio, errónea lectura estratigráfica de los paisajes; obviamente muchos elementos pueden ser objeto de análisis estratigráficos, pero la lectura global del paisaje exige una aproximación integrada: el pasado y el presente conviven en un espacio social dinámico. Las tecnologías de la geoinformación poseen las herramientas necesarias para evitar caer en estos errores, dada su versatilidad para integrar datos pero también pueden contribuir a fortalecer estereotipos. Centrándonos en el caso de las centuriaciones, como ejemplo de parcelarios regulares, obviamente es necesario contar con un número suficientemente significativo de trazas que justifiquen la hipótesis de un catastro romano (por su frecuencia, por su módulo, por su orientación); los SIG resultan en este caso extremadamente valiosos por la capacidad de detectar elementos lineales y seleccionarlos mediante filtros (Gugl 2006 y 2008). Pero no olvidemos que, por un lado, los datos arqueológicos han de ser compatibles con la hipótesis de trama propuesta (esto implica establecer adecuadas conexiones entre capas de información y analizar sus relaciones espaciales y

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temporales); por otro lado, la centuriación es una operación que tiene sentido en el contexto de la imposiciones imperialistas romanas (Clavel-Lévêque 1983). Es por eso prioritario no dejar de lado la información proporcionada por los textos antiguos. El registro arqueológico (en sentido amplio) y las fuentes escritas aportan perspectivas distintas y complementarias; en particular los tratados de agrimensura permiten entender mejor tanto el sentido de las intervenciones efectuadas sobre el terreno como los medios para efectuarlas (fijación de limites) y corregirlas (en especial al resolver las controversiae). Permiten entender la amplia gama de posibilidades y variables y el dinamismo de estos paisajes agrarios (renormationes, revisión de límites), lejos de la imagen estática transmitida por la idea de un parcelario estable ortogonal, y proporcionan un mejor conocimiento de las técnicas aplicadas (Conso, Gonzalez & Guillaumin 2005). Ante todo, es absolutamente necesario entender qué sentido adquirieron estas intervenciones y plantear los motivos que llevaron a la ordenación o reordenación de parcelarios bajo dominio romano en general, y de las centuriaciones en particular, como materialización del control del espacio. La centuriación poseyó una fuerte carga ideológica ya desde las primeras operaciones en el siglo III a. C. en Italia, pero sobre todo cuando se convirtió en un instrumento de control del suelo sometido; primero del suelo itálico, en espacial al final de la república, y luego del suelo provincial. Los trabajos de E. Gabba (recogidos en Gabba 1994) han abordado este aspecto, marcando que, sobre todo desde el final del siglo II a. C. la centuriación se convirtió en un mecanismo para la instalación de colonos, en una forma de controlar el uso del ager publicus y, sobre todo tras la guerra de los aliados, en una forma de integración de territorios, paralela a procesos de municipalización y cambios de estatutos. Las operaciones ligadas a la centuriación se desarrollaron en tierras confiscadas al enemigo, que quedaron integradas en el ager publicus y que el senado y el pueblo de Roma (y luego el emperador) «privatizan», asignándolas a ciudadanos romanos o a comunidades, o destinándolas a locationes (a cambio de vectigalia), venditio quaestoria (privatización y obtención de recursos inmediata, sobre todo en Italia), occupatio… La centuriación es la marca de estas tres fases (apropiación, incorporación al ager publicus y asignación); así, la morfología del parcelario ortogonal, orientado y modulado es un auténtico símbolo del territorio dominado por Roma y ocupado y explotado por o para ciudadanos romanos.

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Según los casos, se otorga además a la centuriación una serie de funciones estratégicas complementarias: conexión entre distintos ámbitos geográficos, circulación, defensa, fijación de población, explotación intensiva, regulación de usos del suelo y de fiscalidad. Supone garantizar el acceso a los recursos públicos, y, por lo tanto es uno de los mayores ámbitos de consolidación de la aristocracia tardorrepublicana y sus clientelas. Por lo tanto, reducir el estudio de estos parcelarios a una cartografía más o menos precisa de las trazas de los antiguos límites conservadas no deja de constituir un mero catálogo. Por otro lado, la mayor parte de los parcelarios organizados a lo largo de la historia son de tendencia ortogonal y por ello es fácil encontrar un cierto número de trazas ajustables a una hipotética centuriación. Esto ha conducido a una multiplicación de propuestas, no siempre bien fundamentadas: hay que poner en juego métodos y técnicas más estrictos, tanto para ubicar históricamente los parcelarios como para obtener datos más precisos sobre la coherencia de la orientación de los límites detectados, la modulación y la frecuencia de las trazas (fig. 4). Un solo ejemplo resulta suficientemente elocuente: la cartografía española 1:25.000 no recoge el parcelario, por lo tanto es imprescindible recurrir a otros documentos cartográficos (sobre todo catastrales) y a fotografías aéreas, que tienen una proyección cónica; de manera que sólo es posible efectuar en ellas un estudio correcto del parcelario previa georreferenciación y corrección geométrica de las imágenes, operación que no suele realizarse. En este sentido, queda fuera de toda duda el papel esencial de los SIG que permiten efectuar correctamente estas operaciones e integrar datos de diverso origen y características (información arqueológica, geomorfológica, red de drenaje, suelos, etc.). Algo similar se puede afirmar respecto a la ventaja de las herramientas que permiten filtrar las imágenes para obtener una cartografía de trazas con distintas orientaciones (estableciendo la tolerancia adecuada), analizando su frecuencia y modulaciones a las que se ajustan. Un parcelario no es una malla en el vacío: está relacionado con el poblamiento rural y con centros urbanos. Ocupar y explotar un espacio, convirtiéndolo así en territorio, son realidades indisociables en el proceso de jerarquización, control y utilización del espacio que está detrás de cualquier centuriación. Sólo teniendo esto en cuenta se puede evaluar la capacidad organizativa de los parcelarios regulares. Así, es imprescindible incorporar al estudio la información arqueológica (incluyendo datos geoarqueológicos y paleoambientales) y documental que dota

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Fig. 4. Parcelario regulares/ centuriaciones. Métodos y técnicas.

de sentido histórico a la red de límites que articula un parcelario. No olvidemos, en cualquier caso, que centuriación no es sinónimo de catastro. Hay otras muchas formas de intervenir y parcelar dando lugar a un catastro, como mecanismo administrativo y fiscal que, como indicaba antes, supone la regulación del acceso a la tierra, la adscripción fiscal de individuos o comunidades y la fijación de tasas. Conocemos ejemplos de parcelarios regulares basados en diversas unidades de medida13, aspectos de la organización territorial de 13 Los catastros del centro-este de Túnez proporcionan un buen ejemplo: los catastros de las ciudades libres mencionados en la ley agraria del 111 a. C. (Thapsus, Lepti Minus), ortogonales pero modulados sobre el codo púnico, nunca fueron sustituidos por centuriaciones de 20 x 20 actus, que sólo se realizaron realmente en la periferia de algunas ciudades que obtuvieron estatuto colonial como Hadrumeta o Útica. La centuriación sólo afectó a los espacios convertidos en ager populi romani en 146 a. C. y no a los de las ciudades aliadas de Roma (Ouni & Peyras 2002).

comunidades sin estatuto privilegiado, como las civitates de Noroeste hispano (Orejas & Sastre 1999; Orejas 2002; Orejas, Ruiz del Árbol & Sastre 2005), sistemas de terrazas de cultivo antiguas y otras morfologías de sistemas de campos de cultivo (ver nota 8). En cualquier caso debemos huir de la tentación de centrar la investigación en exclusiva en la identificación de estructuras agrarias o de límites entre comunidades: todo ello, sin duda, fue cambiante, y, sobre todo, tuvo sentido únicamente en el proceso de la conformación de territorios políticos y fiscales impuestos por Roma en un suelo provincial. Trabajar sobre la ordenación del espacio rural permite afrontar el estudio de los procesos de territorialización impuestos por Roma, la distorsión experimentada por las comunidades indígenas y leer las desigualdades que Roma impone en los territorios dominados. Los trabajos que pretenden dar autonomía a la «morfohistoria» limitan, en realidad, el proceso de investigación a la primera fase, desvinculán-

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dola de la Arqueología y de la Historia, cayendo en un reduccionismo morfológico, tan empobrecedor como los reduccionismos ambientales que han marcado otros trabajos.

TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN GEOGRÁFICA Y PATRIMONIO El uso de TIG facilita la producción de un material versátil, fácilmente actualizable y compatible con trabajos elaboradores desde diversas disciplinas. Por ello, estos nuevos documentos constituyen un útil puente entre la investigación y la propuesta de soluciones para la protección y proyección del patrimonio con base científica. En 2001 la UNESCO y la Agencia Espacial Europea lanzaron conjuntamente una iniciativa para el uso de la tecnología espacial en el control y seguimiento del patrimonio cultural y natural incluido en Lista del Patrimonio Mundial. Éste fue el primer paso para iniciar colaboraciones internacionales y la creación de un grupo de expertos que ha impulsado otros proyectos siempre en el marco del uso de TIG para la protección del patrimonio. A finales de 2008 la colaboración internacional e interdisciplinar en este ámbito se ha visto reforzada por la firma de un acuerdo de cooperación entre la Agencia de Exploración Aeroespacial Japonesa y la UNESCO siempre con el objetivo de mejorar la documentación y el seguimiento de los lugares declarados Patrimonio de la Humanidad. Actualmente más de 50 instituciones (entre ellas 25 agencias espaciales) se han unido a esta «Open Initiative on the Use of Space Technologies for World Heritage Sites». En consonancia con esta propuesta, en 2004 se organizó en Pekín una reunión científica internacional sobre Remote Sensing Archaeology que sirvió para formalizar un equipo de expertos con el objetivo de estimular investigación y proyectos interdisciplinares en este campo. En 2005 tuvo lugar en Campeche (México) un congreso sobre Use of Space Technologies for the Conservation of Natural and Cultural Heritage y en 2006 se celebró en Roma un segundo congreso internacional bajo el título From Space to Place (Campana & Forte 2006) centrado en el estudio de los paisajes antiguos y su protección a través de tecnologías de información geográfica, especialmente teledetección, SIG, visualización 3D y reconstrucciones virtuales. Estos hitos marcan la progresión que ha experimentado en los últimos años el uso integrador de esas tecnologías en el ámbito de la protección del patrimonio y de su presentación al público.

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La posibilidad de efectuar estudios predictivos, la facilidad de acceso a una información de buena calidad (en especial a través de GIS Web), los trabajos en red, las infraestructuras y recursos compartidos, la homologación de la información, el desarrollo de estudios comparativos sobre bases documentales homogéneas, constituyen otras tantas vías abiertas para la generación de nuevas soluciones en la concepción y presentación del paisaje histórico como patrimonio, y en su incorporación a programas de ordenación y planificación del territorio, teniendo siempre como referencia la dimensión social del paisaje.

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TOWNS AND ROAD NETWORKS IN SOUTHERN SPAIN DURING THE IBERIAN AND ROMAN PERIODS BY

LEIF ISAKSEN*, GRAEME EARL** and SIMON KEAY***

RESUMEN Este artículo ofrece una introducción a la Conectividad Urbana en la Edad de Hierro y el proyecto del sur de la península en época romana. En particular presenta una metodología para aplicar herramientas de análisis de red para información compleja y variable relacionada a las rutas de comunicación romanas. Las fuentes principales de información tomadas para identificar las rutas de transporte son los itinerarios romanos, debido a la falta de evidencias materiales para la infraestructura de transporte fuera de los asentamientos urbanos. Con la integración de varios datos con inscripciones, arquitectura y artefactos dentro de sus amplias muestras geográficas, este artículo trata de modelar conexiones en el vasto contexto de los patrones conocidos de asentamiento urbano Romano e Ibérico. Este amplio proyecto de conectividad urbana se estructura en cinco cuestiones de investigación: (1) ¿Cómo de significantes fueron las consideraciones geográficas en la localización de las ciudades en el Sur de la península entre el siglo V a. C. y el siglo II d. C.? (2) ¿Cómo de significantes fueron las relaciones interurbanas en el mismo período? (3) ¿Cómo se manifestaron? (4) ¿Cuál fue el impacto de Roma en esas relaciones? (5) ¿Qué clase de metodologías pueden ser desarrolladas para caracterizar las conexiones entre ciudades? Este artículo explora las novedades metodológicas relacionadas a las posibilidades de representación, reconstrucción y análisis de las redes de transporte y comunicación en la Bética. En particular trata asuntos conceptuales, de datos, computacionales y de visualización inherentes en cualquier estudio. SUMMARY This paper provides an introduction to the Urban Connectivity in Iron-Age and Roman Southern Spain project. In particular it introduces a methodology for applying network analysis tools to complex and variable information relating to Roman communication routes. The primary sources of information drawn upon to identify transport routes are the Roman itineraries, given the paucity of material evidence for transport infrastructure outside of urban settlements. Through the *** PhD Student, School of Electronics and Computer Science, University of Southampton, SO17 1BF. E-mail: [email protected] *** Lecturer, Achaeology, School of Humanities, University of Southampton, SO17 1BF. E-mail: graeme.earl@soton. ac.uk *** Director of Archaeology, British School at Rome, Via Gramsci, 61, 00197, Rome / Professor, Archaeology, University of Southampton, SO17 1BF. E-mail: [email protected]

integration of such data with inscriptions, architecture and artefacts within their broader geographical canvass, this paper attempts to model connections in the broader context of known Iberian and Roman urban settlement patterns. This wider Urban Connectivity project is structured around five research questions: (1) How significant were geographical considerations in the location of towns in southern Spain between the 5th century B.C. and the 2nd century A.D.? (2) How significant were inter-urban relationships over the same period ? (3) How were they manifested ? (4) What was the impact of Rome on these relationships ? (5) What kind of methodologies can be developed for characterizing connections between towns ? This paper explores methodological issues related to the possibilities for representation, reconstruction and analysis of transport and communication networks in Baetica. In particular it addresses conceptual, data, computational and visualisation issues inherent in such a study. PALABRAS CLAVE: Bética, Hispania Romana, análisis de redes, visibilidad, redes viarias, Sistemas de Información Geográfica, bases de datos, transparencia epistémica, comunicaciones, rutas. KEY-WORDS: Baetica, Roman Spain, Iberian, network analysis, visibility, road Networks, Geographic Information Systems, databases, epistemic transparency, communications, routes.

INTRODUCTION This paper provides an introduction to the Urban Connectivity in Iron-Age and Roman Southern Spain project. In particular it introduces a methodology for applying network analysis tools to complex and variable information relating to Roman communication routes. The primary sources of information drawn upon to identify transport routes are the Roman itineraries, given the paucity of material evidence for transport infrastructure outside of urban settlements. Through the integration of such data with inscriptions, architecture and artefacts within their broader geographical canvass, this paper attempts to model connections in the wider context of known Iberian and Roman urban settlement patterns.

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Leif Isaksen, Graeme Earl and Simon Keay

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Fig. 1.

The Urban Connectivity project is structured around the following five research questions (Keay and Earl 2008): (1) How significant were geographical considerations in the location of towns in southern Spain between the 5th century BC and the 2nd century AD ? (2) How significant were inter-urban relationships over the same period ? (3) How were they manifested ? (4) What was the impact of Rome on these relationships ? (5) What kind of methodologies can be developed for characterizing connections between towns ? The project is employing a range of computational techniques in order to integrate diverse data sets and to explore their relationship to the regional landscape. In particular, it considers connectivity between urban centres to be an important aspect both in the cultural record for Baetica and the social and economic systems from which such archaeological distributions derive. To date the project has focussed on methods for integrating complex and ambiguous datasets relating to approximately 195 settlements that, for a

variety of reasons, can be considered as ‘towns’ (fig. 1). It has also explored territoriality in Roman Baetica, considered visibility as a factor in urban settlement, assessed the impact of geography on urban connections, looked for multi-scalar networks in epigraphic and stamp data, and considered the relevance of different forms of material culture in establishing loose hierarchies of urban settlement. This paper is therefore complemented by other methodological and theoretical work presented and published in a variety of international venues (see Isaksen 2007a 2007b 2008, Keay and Earl 2006 2007 2007a 2008, Earl and Keay 2007), building on early work on specific southern Spanish Roman town sites and Baetica as a whole (e.g. Keay 1988 2007; Keay et al. 2001; Keay, Wheatley and Poppy 2001). The Urban Connectivity project was formally completed in 2005, although collaborative work with colleagues in the University of Seville and the Delegación Provincial de Cultura en Sevilla has continued since then. Final publication will take the form of a monograph complemented by online publication of the datasets and methodological components (Keay and Earl Forthcoming 2010).

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TOWNS AND ROAD NETWORKS IN SOUTHERN SPAIN...

THE CONTEXT OF ROUTES ANALYSIS IN BAETICA The methodology outlined below for analysis of routes and the results recently explored in detail by Isaksen (2007b) do not operate in a vacuum. For the past eight years we have been systematically analysing the Roman urban concept and its material reality in southern Spain. The routes introduced below now draw together a complex patchwork of data. Integration of this has required the use of a range of techniques, primarily relating to probabilistic data management tools and Geographic Information Systems (GIS). The result has been a series of interlinked databases defining a very detailed summary of the archaeological, architectural and geographic attributes of the c. 195 «urban» sites that consititute the project corpus (see Earl and Keay 2007). Attributes directly linked to the towns include epigraphic data re-contextualized to the town of their origin, associated kilns, buildings and architectural elements, ceramic and other chronologies, areas, estimated population sizes (see Keay and Earl 2008) and so on. From these a series of simple hierarchical summaries have been

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established allowing rigorous, if crude, comparison between towns and the examination of potential connections. Geographical context has been at the heart of our analyses, with issues such as resource availability (catchment), cost distance, and topography all being taken into account. Visibility has also played an important role, with the project considering the extent to which visibility influenced the location and exploitation of urban centres (see fig. 2). Most recently our attention has turned to the issue of territoriality, and in particular the extent to which we might usefully ascribe dispersed material culture data to urban centres, and interpret the form and influence of such territories within the context of the provincial landscape of Roman Baetica. Through a series of careful case studies (explored in detail in Keay and Earl 2008) we have begun to characterise urban territories using the full breadth of information available to us – namely geography, epigraphy and cultural material. Although fraught with difficulty the territories proposed by Stylow (Stylow et al. 1998) and augmented by our own analyses offer together a new way of interacting with the

Fig. 2.

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Leif Isaksen, Graeme Earl and Simon Keay

Baetican record, and also possibilities for carefully qualified economic and social studies. These analyses suggest that territoriality is closely related to issues of connectivity but also that it is naive to see single spatial territories associated with urban sites. Work considering factors such as visibility, geographic resources and the material character of towns has led us to conceptualise a «fluid» territorial landscape in which legally defined boundaries and land divisions are only one factor (for these see for example Sáez 2002 and Le Roux 1999). At a macro-scale we have also considered the structure of conventus divisions and location of conventus capitals, and in particular considered their geographic and network aspects. Although evidence is limited, geographical factors, and perhaps visibility and prominence by association, do seem to be playing a significant role. We have argued therefore that formal administrative expressions of such territories may have at their core pre-existing, geographically determined divisions (Keay and Earl 2007). All analyses completed to date confirm that the geographical context had considerable influence over urban networks and their urban nodes. We have argued that Roman urban territories emerged in part from pre-existing systems, and also that the geographical influence on urban Iberian communities in turn influenced the ways in which they influenced the provincial landscape of Roman Baetica. All such territories will in due course be integrated with the transport analyses outlined below in order better to understand what seems to be a continuum of settlement, variously ascribed to urban centres, rather than to a discrete map of influence and control.

NETWORK ANALYSIS OF ROUTES IN BAETICA For the remainder of this paper we will explore the possibilities for representing, reconstructing and analysing transport and communication networks in Baetica. In particular, we will address the conceptual, data, computational and visualisation issues inherent in such a study. The primary source of information that we can draw upon in identifying transport routes are the Roman itineraries since, aside from a handful of notable exceptions, the evidence for roads and other axes of communication outside of urban settlements is sparse. The surviving itineraries do not in themselves provide us with a record of a hard and fast transport and communication infrastructure. However, in combination with a limited number of well established routes from other sources, they do provide us

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with topological data which enable us to construct a theoretical network which can be analyzed with various forms of network analysis. Network Analysis provides a powerful toolset from which to generate metrics showing the relative importance of individual locations and routes within their wider context. We also have knowledge of a very large number of sites at which we can be fairly certain transport activity took place (towns, bridges, miliaria), as well as evidence linking some of those sites to the surviving Latin place-names in our network. Using these two sets of data we can not only begin to unravel some of the structural elements of the system, but we can also begin to understand its spatial nature as well. The three elements required to undertake the analysis are a Relational Database Management System (RDBMS) in which to store the information, a Network Analysis package with which to analyse it, and a GIS which provides both data visualization and manipulation capabilities. As an over-arching principle, the GIS and Network Analysis software merely act as client applications to the RDBMS. That is, the database application provides a standalone resource that can be read and manipulated externally but is not dependent on third-party software, allowing for greater flexibility. The various components are described below and in fig. 3 below. Microsoft Access 2003 is the RDBMS in which the database specific to this analysis is implemented. None of the underlying data structure is Access dependent however, and therefore migration to an open source or multi-user platform would not prove difficult if desired. The principle difficulty to be encountered would be rewriting an additional Visual Basic import/export module that has been written to interface with the GIS and Network Analysis software. As a consequence considerable metadata and code commenting was carried out during the development process, and will be provided in the documentation accompanying the final project monograph and online publication. ArcGIS ArcInfo 9.2, a proprietary GIS developed by ESRI, is the software package used for processing and displaying spatial data.. On the whole, it has a reasonably user-friendly interface and supports RDBMS connections via the Microsoft Jet Database Engine (upon which MS Access is based), thereby minimizing the need for data duplication caused by format migration. As noted above however, Access has no native support for spatial data. As a consequence linear topological data is processed through the custom Visual Basic extension module. This allows the database to generate files importable by

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Fig. 3.

ArcGIS, which in turn are used to generate topologically correct vectors. Finally, the Pajek software package is used to generate and analyse the network. This software is a specialist Network Analysis tool written by Vladimir Batagelj and Andrej Mrvar of the University of Ljubljana, and free for non-commercial use (see http:/ /vlado.fmf.uni-lj.si/pub/networks/pajek/). Its main strength lies in reading very simple ASCII text tables that can be exchanged using spreadsheet and database software with relative ease. It also provides a large suite of analysis and visualization tools, and results can be exported as Scalable Vector Graphics or Bitmaps. Of principle interest to the investigation is its ability to quickly generate networks and then calculate various indices for each node. It also enables the user to assign values to network links and categorise nodes in nominal or numeric fashion. The greatest drawback in its use is the inability to integrate it

directly with other software. To enhance its usability, the extension module has been further enhanced, enabling the database to automate the export of data into Pajek-readable files. The export function enables a user to export networks from the database consisting of towns within the region and routes that connected them. A further option permits the classification of the towns by Boolean or nominal values. As indicated above, the data available for understanding the Baetican transport network is broad, irregular, and from a variety of sources.

1.

ITINERARIES

Textual and epigraphic evidence suggests strongly that guides for travellers in the ancient world were based on topology rather than topography. That is to say, almost every certifiable ‘travel guide’ we possess

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(pictorial or textual) indicates the position of locations in relation to other ones, rather than embedding them within an independent spatial matrix (such as a Cartesian coordinate grid) (Brodersen 2001:9-12). This is certainly not to imply that the ancients had no notion spatial relationships. On a small scale, plans such as the Forma Urbis in Rome (Rodríguez Almeida 1981), the surveying-map from Lacimurga in Baetica/Lusitania (Gorges 1993) and the cadastral map found at Arausio (modern Orange) in Gallia Narbonensis (Piganiol 1962) are clearly designed to represent a totality of spatial information, albeit schematically and within limited extents. On a wider scale, Ptolemy’s project, during the mid-second century AD, certainly was an attempt to present site locations independently of one another. However, the apparent failure (or decision) not to utilise such information in what we would understand to be a portable ‘world’ or even a provincial map for many centuries after Ptolemy indicates that, to a pragmatic traveller at least, such information was redundant or perhaps even misleading. It seems to have been more important to possess a navigational aid directing the user from departure point to destination, as well as providing information on changing posts, accommodation, and perhaps more besides (Salway 2001:34). This information has come down to us as itineraries in a number of forms from around the Empire. Some are epigraphic, others written lists, and perhaps the most famous is a visual depiction known as the Peutinger Table (Miller 1887). Salway (2001) has argued forcefully that the larger texts are in fact composed of numerous shorter itineraries of uncertain origin but which probably vary in date to a considerable degree. In support of this argument we can see that not only the style, but also the kinds of information recorded change markedly from region to region, even within a single document. It is important not to lose sight of this fact, as the disparities are not always so evident at the provincial scale with which we are concerned, but can nevertheless be present.

2.

CLASSICAL TEXTS

Numerous ancient authors refer to locations, infrastructure, the economy, and routes taken by individuals which have direct or indirect relevance to Baetica. Of particular note are the Geographys of Strabo (Jones 1922), and Ptolemy (Bejarano 1987), Pliny the Elder’s Historia Naturalis (Rackham 1957), the Bellum Alexandrinum and Bellum Hispaniensis (Way 1955), Appian’s Iberike (White 1912), and the

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De Chorographia of Pomponius Mela (Bejarano 1987).

3.

ARCHAEOLOGICAL SITES

As we have outlined above there is a huge number of archaeological sites in Andalusia, ranging from isolated scatters of a few pottery sherds, via geophysically and topographically attested urban sites, to large excavated urban centres such as that at Italica (Santiponce). Clearly, one of the key prerequisites for understanding the spatial network is therefore relating such sites to their historical toponyms. Some attempts have been made to associate archaeologically attested sites with communities named in the Classical sources, and in particular by Caesar, Pliny and Strabo. Other associations have been made on the basis of written (largely epigraphic and numismatic) evidence. Such association of space with appellation are however complex. For example, sites such as rei publicae tispitanae remain floating in space, without even clear topological associations. From the perspective of our analysis it has been vital to separate conceptually the sites from the historical appellations, providing the semantic rigour made essential by the use of automated and semi-automated Network Analysis tools. In this way we can continue to generate maps that choose either to ignore or include uncertain identifications. In some cases we may even be able to provide evidence for or against the identification of a town with a particular site or to propose that the network logically implies a missing, or wrongly ascribed, urban settlement.

4.

MILIARIA

AND BRIDGES

Milestones are, theoretically, the most ideal indicator of an imperial road. Unfortunately, since they are large and often inscribed, few remain and fewer still have a clear provenance. Where still in situ, however, their inscriptions can provide invaluable spatial and chronological information. Bridges are one of the very best sources we have, although not many are still standing. They locate with absolute certainty an intentionality to cross a river at a specific location, providing not merely a node within the network but one with clear directionality and implications for multi-modality. In some cases an inscription associated with the bridge can even inform us of the date of construction bringing necessary chronological rigour to the network analytics.

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5.

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SECONDARY SOURCES

A large number of books and articles have been written about aspects of Baetica and its network of communication, but most are referred to or collated in two works by Sillières and Corzo (Sillières 1990; Corzo 1992). Supplementing these are two volumes of the Tabvla Imperii Romani (TIR) that cover the area of Baetica (International Academic Union 1995; 2000). Although the latter consist of brief, encyclopaedic entries with only brief supporting argument they thereby provide an ideal starting point for a database. The more detailed works are used to improve accuracy thereafter. Having established the principal sources above, it is necessary to find some common structure in which they can be related. The first consideration is to find a way to separate source information from the entities to which they refer. This can be done by dividing the database into ontic and epistemic layers, in order to permit bi-directional querying both from source to routes, and from route to sources. These two layers are shown in fig. 4 below. The epistemic layer deals with assertions by our primary and secondary sources that transport activity took place between two named locales.Larger routes, such as the Via Augusta, are in fact composed of smaller ones, e.g. the Hispalis-Carmo route, the

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Carmo-Obulcula route, and so on. The layer therefore requires three tables. At the lowest level are the sources. This is simply a list of the sources used for the data. Dependent upon this is a table of itineraries (drawn from Corzo 1992). An itinerary is any entire route described by a source. It is important to remember that we are dealing here with descriptions of itineraries, and that for a number of records the itinerary is the same but the sources for it differ. To aid in referring to them, each itinerary is therefore given a unique alphanumeric name as well as a database ID. In this way it can be seen that, for example, RC 01 is a different itinerary in the Ravenna Cosmography than RC 10, even though they both pass through the same towns. As these itineraries are also directional, the beginning and end locations are also recorded. Finally, in the highest level table the constituent parts of each itinerary are recorded. Of particular note are the names used for the nodes as these vary from source to source, even when the same route is being described. Also stored, though not used in the current study for reasons explained below, are the mileage (where recorded) in both Roman and Arabic numerals to allow for both computational and scriptural analysis. Although this gives some potential for inconsistency there is no simple way to convert between them automatically without adding extra complexity into the database which would inhibit portability. Again, the start and end locations are recorded. The ontic layer differs by referring to the actual routes themselves. It is of course a matter of philosophical debate as to whether such things as routes exist in any objective sense. We might therefore define our database entities as logical statements to the effect that «Any traveller may go from location A to location B, more or less directly without topographical or legal restriction».

Fig. 4.

Although in principle this should involve a simple atomic table with a unique identifier, and two terminal locations, every route description has in fact a beginning and an end. We may therefore wish to suggest that two descriptions going in opposite directions are referring to the same actual route. In order to allow for this the route table consists simply of an identifier and a notes field, with the nodes being linked via a mapping table. Each route is mapped to precisely two nodes (or ‘termini’), one of which is marked as being the start. The route descriptions are then linked to the routes, with a Boolean field to indicate whether they were going in the reverse direction. The Nodes table records further information

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Fig. 5.

that can be assigned to the historical toponyms, such as references by Classical sources. The nodes have been given standardized names taken from the TIR. As there are a number of sites within the region and its surrounds that have the same or similar names however, each is also given a unique identifier. The legal status of towns is mapped onto two lookup tables to ensure consistency. By separating the descriptions of the itineraries from the nodes and edges they represent, it is simple to create a user interfaces that enable the data to be easily accessed. The user can iterate through the itineraries, and within each itinerary, in order to step through the stages from which it is composed. In addition to providing the available textual information, such as the appellation of each town assigned by a given author, the user interface also displays information about the node that the cited place name is identified with. Attached to this data is other historical information related to it. The form is shown in fig. 5, below. The final step in the Network Analysis requires exporting this information into the ASCII text file format required by Pajek. Fortunately, MS Access supports customization using the VBA programming language. A script was written, providing functionality for an extra button that enables the user to select which itineraries to export by means of a simple SQL criterion (for example, ‘WHERE sources LIKE «Rav*»’.). There is then also the possibility of categorizing the nodes by field (for example «status»). The files produced are saved to a user-defined directory with the appropriate extensions. The script and all other components of this analysis will be made available alongside the Urban Connectivity monograph and online publication. The resulting database structure is surprisingly simple, being composed of only a few tables, and

hinging on an axis between the routes and their descriptions. As a formal structure it gives us the ability to query the data relating to individual sources, itineraries and nodes computationally. Having linked this to Pajek, we are in a position to begin creating and analysing node networks of the Roman itineraries (see Isaksen 2007b) The experience of seeing network diagrams generated by Pajek, such as that in fig. 6 above, makes the viewer aware that visual representations of the data provide a much more intuitive and comprehensive experience than textual ones. A database form provides an overview of the minutiae but it is difficult to perceive how all the nodes relate to one another. In contrast, a network diagram enables us to understand such relationships quickly, but at the expense of displaying only one or two of the nodes’ attributes at a given time. Furthermore, the network diagram only exists in an abstract space. This is no bad thing in itself. As the values generated are based entirely on just one parameter (essentially just the presence or absence of links within the network) there is a danger inherent in presenting it in a more complex setting, thereby implying influence from other factors (distance, topography, etc.). The network is simply a model, and nothing more than that. On the other hand, such information is fairly meaningless within a vacuum. We are not interested in the fact that node «Hispalis» and node «Astigi» show higher betweenness values than the other n - 2 nodes in set x. What interests us are the historic towns of Hispalis and Astigi, and the implication that they formed transport hubs within an integrated network. By mapping the network on to Cartesian space and superimposing other features we can therefore identify correlations between features in all three. The first step in achieving visualisation of the topological network in the archaeological context of

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Fig. 6.

the Urban Connectivity project is to map the abstract framework onto the concrete geographical reality of southern Iberia. This enables us to make better sense of how network structures and analytics relate to phenomena external to the dataset. By placing these within a spatial framework further information, such as the extent of the study area, topography, hydrography, aerial photography and so on can be added to provide a contextual backdrop as an aid to interpretation. This information in turn enables a user to obtain a far clearer overview of the locations’ spatial relationships to one another, as well as the potential barriers and links between them. The second step is to ensure that in providing the data in this fashion, we do not reify it. In other words, the realities of the data should be made as evident as possible to the user. First we have to be able to clearly distinguish between different sources of information, and secondly we have to be able to show our level of certainty in some way. Some of our information has been confirmed to within a high level of probability but much has not. It is important to be able to compare and contrast alternative theories, whilst highlighting the areas which are most open to debate. In

accomplishing these tasks, the information gathered thus far can be incorporated with much greater ease into a wider academic dialogue on the development of Roman urbanism in the western provinces. As a network of routes in hypothetical space has already been established, we can start the process of spatial representation process by fixing these within the archaeological and geographic framework described in detail at the beginning of this paper. In practice, this means giving nodes, and thereby routes, a known location. The immediate difficulty that presents itself is that place names do not actually exist in real space. As a result, it is not possible to assign them geographical coordinates directly as in many cases the places they refer to are simply unknown. A solution to this problem is to introduce a mapping table and link them with a table of archaeological sites which have concrete geographical locations (represented as Eastings and Northings). The data structure is shown in fig. 7 below. The Sites table used for this analysis was created using information from the wider Urban Connectivity project, supplemented by the TIR for sites outside of the main study area. The map provided with

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Fig. 7.

the text of the TIR was scanned and georeferenced in ArcGIS 9.2 using the 1924 UTM 30N coordinate system. A point data GIS shapefile was then created with the same coordinate system and each known location was added to the point layer by heads-up digitizing. In turn Eastings and Northings were extracted from these point entities. To inform the user which system has been used, the sites table includes a Coordinate_System field. The data was imported into the database and further relevant fields added. In the case of this initial analysis the area, the number of inscriptions, and any fortification types have been included where known from the Urban Connectivity project databases. Two further Boolean fields have been added to define the presence if known of miliari and bridges for all sites based on the TIR descriptions and supplemented by Sillières (1990). Crucially, the system as implemented allows any combination of attribute data to be incorporated within the route analysis. It enables us to provide alternative mappings if desired without hav-

ing to amend the node table itself and in this way quickly to visualise alternative hypotheses simply by swapping mapping tables. Two groups of point data deserve special attention. A large number of the nodes included in the routes database (about 30%) are only uncertainly identified with specific locations by the TIR. For this reason, the mapping file has an extra Boolean field recording the judged certainty of the ascribed location. An optimistic approach has been taken such that in cases for which the TIR states explicitly that there is only a tentative association between a site and a historic name, the field is set to false. This avoids introducing a further level of interpretation. The second point dataset of interest relates to a smaller number of sites which are not present on the map as no site has been associated with them. In such cases, an alternative source has been used if possible (generally Sillières 1990). Otherwise, the node is not mapped and needs to be interpolated by the system. To make the inclusion of other data providers trans-

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Fig. 8.

parent, the mapping table contains a further source field. This allows for the provision of mixed data sets, giving greater flexibility when weighing alternatives. The terminus identifier field in the mapping table is a primary key to ensure that no node is mapped twice, although conceivably two different nodes could refer to the same site. The export function used to export to Pajek was extended both to write the ASCII file needed for ArcGIS and to give the user the choice of whether to incorporate uncertain nodes based on the value of the locational certainty field. The two result sets work best viewed in parallel with one another as they allow for either a complex but provisional network, or a simplified and more certain one. A drawback of the latter is that when uncertain nodes form the final links in an itinerary, the final portion cannot be drawn at all. The input file also assigns each linear feature a unique identifier based on the itinerary. Using this as a handle, it is then simple to link them back to the itinerary table in the database using a data source connection. The joined table in ArcGIS can then be re-categorized, representing each of the itineraries based on its name or source. The standard symbolo-

gy tools and labelling system provided by all ArcGIS licenses then instantly enable the user to generate an overview of the framework underlying the projected route network that is epistemically transparent (see fig. 8). In this way it becomes clear, in a way not obvious on other maps, on what basis we are constructing the hypothesized transport system. As the spatial information is being processed within the GIS it is also necessary to be able to import the data produced by Pajek. This requires a more complex solution because Pajek does not export information in a GIS-readable format. As Pajek also has no Application Programming Interface (API), the only option is to convert a Pajek-produced ASCII text file into a format that can be understood by a GIS. Several further complicating factors are perhaps inevitably involved. Most problematic of all is the fact that Pajek does not maintain the database unique identifiers of the nodes, as each must be numbered serially (starting at 1) at import time. The result is that there is no way, other by name, of tying the results back to the information in the database and we have several cases of two locations sharing the same name. In order to circumvent analytical and data integra-

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tion problems Pajek data needs to be re-imported back into the database itself, in a separate network analysis results table. Each time a file is written from the database for Pajek to import the table is cleared and rewritten with both the database unique identifiers of each node, and the new serial identifiers required by Pajek. Once node metrics have been generated with the Network Analysis software, they can be saved easily as files. Some extra VBA functions and three further buttons were added to the database user interface that can import these files with the corresponding Network Analysis metrics generated by Pajek. The table can then be accessed directly either by a database user, ArcGIS or any other data analysis package. There are two disadvantages to such a system which should be made clear. The first is that, as stated above, network analysis indices are entirely relative to the network which generated them and as such are not a property of the nodes themselves. Although the table contains only the nodes which form the network, it does not store the links between them, and it is entirely up to the user to ensure that network analysis data is only displayed in conjunction with the network which generated it. In order to at least partially protect against this problem the database checks the number of vertices described in the import file against the number of nodes in the table so that only the last network exported can be re-imported. The second disadvantage is that it only allows for one set of data to be imported at a time. This problem can be overcome if necessary by replicating the data either within the database (which should be discouraged due to issues of maintenance) or at the GIS level, where it can be integrated with a spatial distribution set and exported as a shapefile if desired.

CONCLUSIONS This paper has introduced the Urban Connectivity project and described some of our current thinking relating to the apparent interconnectivity of urban settlements within the Iberian and Roman landscape of southern Spain. We have demonstrated the value of conceptualising and visualising urban landscapes as networks, associating people with networks of material culture, locations with attributes, and towns with territories. The available data allow for multi-scalar interpretations to be explored. At the macro scale our urban summaries (expressed hierarchically) provide a possibility to weight provincial and conventus links whilst more fine grained data such as inscriptions and coinage offer a window onto

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more localised systems. Certainly the transportation analyses completed provide us with a far greater understanding of connections between Baetican towns, and in particular the conventus capitals and the key urban centres, with network axes seemingly based around Astigi and Hispalis, and the Via Augusta, the Genil and the Guadalquivir rivers. Furthermore, our studies both of Dressel 20 amphora stamps and of alieni recorded on inscriptions (Earl and Keay 2007) indicate that strong local networks underpinned what were perhaps only rarely punctuated by the longer distance connections. Crucially the techniques employed make for rigorous and reflexive appreciation of the connections defined, and allow for ready variation and experimentation. From a technological perspective the paper has introduced a specific approach for network analysis in the context of Roman communication networks. The goal was to provide a simple system that enables a user to interrogate the data source visually and conceptually in a way that did not conceal its variegated nature. The database structure itself has been kept as simple as possible but there is plenty of room for additional fields should they prove desirable. For example, it might be worth linking towns to sources by means of a mapping table which also held a reference to their location within the text. Currently, those wishing to follow up a reference to a classical source would need to consult the TIR to find its location. Pajek proved itself to be an extremely useful tool for Network Analysis, though with a number of important limitations. One of the greatest advantages is that it is free for non-commercial use and fully documented. The user interface in the form used for this analysis is not always intuitive although fairly simple once grasped. The program is also remarkably quick, enabling results to be generated and visualized within a matter of minutes. The downside is that it has no API to allow for customization or integration with software packages. This in turn requires all interfacing to be performed through flat ASCII text files. Such files are very quick to produce and process, but on the other hand, are meaningless if they become separated as the ordering of information within them is dependent on the order of nodes described in the initial Network (*.vec) file. An alternative considered for this analysis was to write a program from scratch using the InfoVis CyberInfrastructure (IVC) software framework (InfoVis CyberInfrastructure). This consists of a series of Java APIs which provide the functionality needed to build custom Network Analysis software and we intend to investigate it further at a later date. In the meantime,

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Pajek also provides a much wider suite of tools than those used for this focussed case study. For the wider Urban Connectivity project these will be explored further both in relation to transportation and other forms of network. Now that the framework has been created it is in fact very simple to extend, of particular importance since the dataset considered within this project is only a fraction of the itineraries that have come down to us. Both the Antonine Itineraries and the Ravenna Cosmography/ Peutinger Table cover almost the entire ancient world, much of the latter in a visual format. There are numerous others, large and small. We do not propose to create a ‘super-itinerary’, which in turn would map the Roman world. The data do not lend themselves to such broad brush aggregation, without loss of the details that make them so important. Rather than producing a unified network we consider that the framework described will at least enable the visualisation at a coarse scale of the different sources, the breadth of attributes now available via the wider Urban Connectivity project, the routes’ starts and finishes, the virtually-certain, and the wild-speculation. In turn local scale analyses of the type here may provide additional insights into what remains an uncertainly connected Roman world. In this way we hope in the future be able to glean some better understanding of the way itineraries worked and how they were used by travellers, rather than chasing the chimera of a complete knowledge of Roman transport structures.

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INTEGRACIÓN DE METODOLOGÍAS SIG PARA EL ESTUDIO DEL TERRITORIO EN ÉPOCA ROMANA: APLICACIÓN A LAS CENTURIACIONES DEL AGER TARRACONENSIS POR

JOSEP MARIA PALET MARTÍNEZ*, HÉCTOR A. ORENGO* y J. IGNACIO FIZ FERNÁNDEZ**

RESUMEN En los últimos años los estudios arqueomorfológicos aplicados al conocimiento de las formas de los paisajes han experimentado una significativa renovación teórica y metodológica con importantes aportaciones desde la arqueología de campo, los estudios regresivos y la aplicación de los SIG. Las posibilidades abiertas por el análisis digital son prometedoras especialmente en relación a la fiabilidad del registro planimétrico, la precisión de las restituciones y la posibilidad de integrar gran diversidad de fuentes en un mismo entorno. Por otra parte, la calidad del material informático actual, junto con la disponibilidad de software especializado, permite realizar modelados topográficos en tres dimensiones a partir de documentos fotográficos y cartográficos anteriores a las grandes reformas territoriales de los años sesenta generándose así documentos que permiten una mejor aproximación al territorio antiguo. Asimismo los análisis de visibilidad facilitan el planteamiento de hipótesis sobre como se concibió, organizó y desarrolló la actuación de los agrimensores romanos sobre el medio y su relación con la estructuración urbana de la colonia. Este trabajo presenta la aplicación del análisis digital y de las metodologías SIG al estudio arqueomorfológico del Camp de Tarragona. El estudio de las formas del paisaje muestra una compleja morfología agraria bien conservada en este territorio, fuertemente marcada por unos sistemas ortogonales de estructuración territorial que relacionamos con trazas de centuriaciones asociadas a la implantación territorial de Tarraco (Tarragona). Los resultados obtenidos revelan no solamente un desarrollo muy notable de la planimetría territorial en la antigüedad, sino también su importancia en la modelación del paisaje del Camp de Tarragona en época medieval y moderna. SUMMARY GIS-based analysis of Roman field systems has been widely employed during the last years producing relevant results. The increase of planimetric reliability and the capacity of in** Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ICAC). PLaça Rovellat s/n. 43003 Tarragona. ** Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ICAC). PLaça Rovellat s/n. 43003 Tarragona. Universitat Rovira i Virgili. Plaá Imperial Tarraco 1. 43005 Tarragona. E-mail: [email protected]; [email protected]; [email protected]

tegrating diverse georeferenced sources provided by GIS remains unmatched by other digital systems. However, these previous works have generally relied upon traditional methodologies failing to produce new approaches to the study of Roman landscapes. In order to do so, a wide range of methodologies will be employed in the study of Tarraco’s (modern Tarragona) centuriations. GIS-based archaeomorphological research, multispectral imagery analysis, landscape modelling techniques and visual analysis are some of these. Concretely, viewsheds generation from the auguraculum (the initial spot from which both city and ager were planed) will prove essential in order to investigate the genesis of Tarraco’s centuriated systems. Over reliance on the Corpus Agrimensorum Romanorum as an analytical source has resulted in the idea of a landscape defined under the Roman land surveyor’s technical criteria. Roman surveying texts interpretations have also promoted the application of rather rigid parameters in these structures morphologic analysis. This paper will try to demonstrate the flexibility and adaptability of the Roman land surveying techniques. Their application, rather than being a rigid one, will allow overcoming the physical environment constrains in developing a truly Roman landscape. However, in this paper we would like to move beyond the practicalities of Roman field surveying applications and explore the concepts and ideas behind the making of a centuriated landscape, of which the city layout was an essential part. We aim to show the centuriation as a land appropriation process in which cultural and religious factors played an essential rôle. Particularly, this landscape appropriation draws its basis in a complex cosmogonical conception related with the foundation rite of Roman colonies. On a more pragmatic level, we will demonstrate Tarraco’s three closest centuriated systems were planned at a single time and they were related to the city layout. This process was surely connected to this city’s acquisition of a Colonial status. GIS techniques will prove invaluable in, not only, the definition and analysis of the centuriation traces, but in the investigation of the concepts and ideas behind the planning of Roman landscapes. PALABRAS CLAVE: arqueomorfología, análisis digital, registro planimétrico, modelos topográfico, fotografía, cartografía, visibilidad, Tarraco. KEY-WORDS: archaeomorphology, digital analysis, planimetrical record, topographic models, photography, cartography, viewshed, Tarraco.

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1.

Josep Maria Palet Martínez, Héctor A. Orengo y J. Ignacio Fiz Fernández

INTRODUCCIÓN

LOS SIG

Y EL ESTUDIO DE LAS FORMAS DEL PAISAJE

La introducción de los SIG en los estudios arqueomorfológicos del paisaje ha supuesto una gran mejora técnica, metodológica y, hasta cierto punto, interpretativa. En concreto, podemos destacar la mayor fiabilidad de las restituciones y la precisión planimétrica con la que estos sistemas permiten trabajar, aspecto esencial en el caso de estudios metrológicos en los que las distancias relativas entre los elementos del paisaje resultan de gran relevancia (Romano y Tolba, 1996; Romano, 1998; Slapšak y Stanèiè, 1998; Clavel-Lévêque y Orejas 2002). Asimismo, la capacidad de integrar cualquier informa-

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ción con base cartográfica de forma rápida y exacta es otra gran ventaja de los SIG si tenemos en cuenta la diversidad de fuentes que han de ser integradas en los estudios de paisaje diacrónicos. La capacidad analítica de los SIG, que ofrece capacidades exclusivas de estos paquetes de software, resulta de gran utilidad en la interpretación arqueológica. Por último cabe destacar la capacidad de exportación gráfica de los SIG permitiendo una gran calidad en la presentación y difusión de los resultados. El presente artículo pretende mostrar cómo el empleo de los SIG puede resultar de gran beneficio para el estudio arqueomorfológico del paisaje y en concreto de los sistemas de parcelación romana. El trabajo se centra en un estudio de caso: las centuriaciones del Ager Tarraconensis (figura 1). Se descri-

Fig. 1. Mapa de situación del área de estudio.

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birá la metodología seguida para la extracción y análisis de las tramas ortogonales presentes en esta área, siendo por tanto, la presentación de la metodología utilizada el objetivo principal del trabajo. Los análisis SIG han sido además aquí utilizados para caracterizar la articulación geométrica de las tramas centuriadas y su relación con la estructura de la ciudad romana. Desde esta perspectiva, se presentan los resultados aportados por el análisis de visuales aplicado al territorio. Estos permiten apuntar sugerentes hipótesis de carácter histórico, que serán desarrolladas en posteriores publicaciones.

ESTRUCTURACIÓN

DEL

AGER TARRACONENSIS:

ANTECEDENTES

El presente estudio sobre las centuriaciones de Tarraco tiene sus antecedentes en la investigación territorial desarrollada desde 1999 en la zona «cossetana» en el marco del proyecto «Estudi del paisatge arqueològic antic a la Cossetània oriental», coordinado desde la Universitat Autónoma de Barcelona y el Institut d’Estudis Catalans (Guitart et al. 2003). En una primera fase, los trabajos se centraron en la comarca del Penedès para extenderse más tarde al llano del Camp de Tarragona. Los resultados permitieron constatar la presencia de hasta cuatro tramas centuriadas, tres en las comarcas del Camp de Tarragona (Tarraco I, II, III) y una cuarta en el Penedès (Tarraco IV), inscritas en el territorio de Tarraco (Ariño et al. 2004: 49; Palet 2003 y 2005). Desde el año 2006 el estudio de las estructuras agrarias del Camp de Tarragona constituye un proyecto de investigación, actualmente en curso, en el marco del programa Ager Tarraconensis del Institut Català d’Arqueologia Clàssica. El proyecto tiene como objetivo principal la revisión de las trazas y tramas documentadas a través de material foto-cartográfico digital, la teledetección a través de imágenes multiespectrales en áreas donde la fotografía convencional no documenta trazas y el análisis SIG de las retículas para estudiar su articulación y conceptualización. Los trabajos se han limitado en esta ocasión al Camp de Tarragona. Es importante señalar que la revisión realizada de las restituciones arqueomorfológicas ha permitido mejorar la precisión y la fiabilidad de las líneas del paisaje seleccionadas, con errores máximos inferiores a 5 m para el conjunto del territorio. La investigación sobre la estructuración del territorio de Tarraco cuenta con importantes antecedentes ya que la problemática había atraído la atención

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de la investigación desde finales de los años 80 del siglo XX. En conjunto, se destacaba la presencia de una trama centuriada que se extiende por el Tarragonès y el Alt Camp (trama III, Palet 2003). En este caso las estructuras fueron identificadas por primera vez por A. Marqués (Marqués y Gurt, 1988; Burés et al., 1989). La restitución propuesta defendía una centuriación con módulo de 20 actus con una orientación de 36º centesimales este respecto al NG. Posteriormente, O. Olesti y J. Massó estudiaron esta misma trama para situar en ella un límite de propiedad rural localizado en el Burguet (Alcover), formado por una fosa y una serie de ánforas dispuestas en posición invertida del tipo Dressel 2/4 de producción local, fechadas entre época augustal y finales del siglo I d. C. (Olesti y Massó, 1997). Una nueva revisión de esta trama puede consultarse en los trabajos más recientes de I. Arrayás (2003 2004 y 2005). Para este autor la trama se extendería por el conjunto del Camp de Tarragona y podría fecharse en época tardorepublicana, en la segunda mitad del siglo II a. C., datación propuesta a partir del estudio de los patrones de asentamiento. Este autor apuntaba además la posibilidad de una renormatio o ampliación de la trama tardorepublicana, en época cesaroaugustal.

LA

INTEGRACIÓN CIUDAD Y TERRITORIO

Los gromatici tratan con frecuencia las relaciones morfológicas entre la estructura urbana y la estructura territorial, especialmente, Hyginio Gromático aborda el problema de las transformaciones históricas de las ciudades y los condicionantes topográficos de su emplazamiento para señalar que las excepciones al modelo teórico, la ratio pulcherrima, fueron frecuentes (Th., 142-145). La situación en Hispania ha sido tratada en diversas ciudades, algunas con estatuto colonial (Ilici, Caesaraugusta, Barcino, Emerita Augusta, Tarraco), observándose la diversidad de situaciones y las dificultades de análisis derivadas del propio registro arqueológico (Ariño y Gurt 1994; Ariño et al. 2004: 164-176). Nos interesa especialmente el tratamiento que hasta el presente se ha otorgado a la ciudad de Tarraco. El núcleo urbano se emplaza junto a la línea de costa y las estructuras agrarias se extienden por el llano hacia el interior, de manera que la ciudad presenta una situación periférica y a su vez central respecto al conjunto de la superficie centuriada. Las tres tramas del Camp de Tarragona mantienen orientaciones diferenciadas, siendo la orientación de la trama III la que coincide con la orientación de

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Fig. 2. Situación del auguraculum en Tarragona.

las estructuras urbanas. Esta articulación morfológica se manifiesta además tanto en la correlación entre kardines y decumani del centro urbano y de la centuriación como en la proyección de la retícula teórica y los ejes de simetría del forum de la colonia. Todo ello ha permitido proponer una articulación conjunta entre la trama III y la ciudad (Palet 2003 y 2005). Sin embargo, existían serias dificultades en la adscripción cronológica y caracterización de esta relación modular. Sabemos que la estructura urbana básica de la terraza baja está ya establecida a inicios del siglo I a. C., y que se irá perpetuando en las diversas reformas urbanas que conocerá la ciudad (Macias 2000; Macias y Remolà 2004). Resulta, por tanto, difícil establecer el momento exacto de una programación conjunta, pudiendo resultar coetánea a las transformaciones urbanas del 100 a. C., a la conversión en colonia cesariana, o formar parte de programas de organización territorial posteriores. Estudios recientes sobre la estructuración urbana de Tarraco, demuestran que ésta se organizó en base a una retícula con una modulación de 1 por 2 actus (Macias y Remolà 2004: 32 fig. 22, 34-35; Fiz y

Macias 2007) con una orientación de 34º E centesimales respecto al NG. Por otro lado conocemos desde dónde y en qué forma se planificó la futura ciudad. En los años 20 del siglo pasado Serra Vilaró (1932: 82-83) documentó, en una manzana colindante con el área del foro de la colonia, una construcción que interpretó como una «pérgola». Recientemente, esta construcción ha sido reconocida por C. Salom (2006) como un auguraculum, basándose para ello en un riguroso estudio de paralelos con las ciudades de Bantia, Cosa, Roma y Pollentia. Este autor intuía que el auguraculum habría sido el lugar desde donde se habría proyectado la planificación urbana de la colonia. Son escasos los ejemplos completos de auguracula existentes en el mediterráneo occidental. Sabemos que consistían en estructuras cuadrangulares o rectangulares elevadas en los lugares con mayor dominio visual del entorno (Gros y Torelli 2007: 25; Brown 1951: 20; Brown 1960: 26: 16-30; Mar y Roca 1998: 112-114; Orfila 2004: 139-141; Carandini 2007: 13-53; Mar 2005: 108-110). Además, los auguracula están orientados aproximadamente hacia los puntos cardinales y presentan en algún caso una es-

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tructura arquitectónica, por ejemplo cipos, que permite una división interna en varios espacios menores (figura 2). Arqueológicamente sólo se conoce un ejemplo bien conservado en la ciudad de Bantia (Gotarelli 2000), ciudad lucana próxima a la actual Banzi in Basilicata (Italia). En este caso el auguraculum se define como una superficie abierta delimitada por nueve cipos dispuestos regularmente, en filas de tres, en el interior de una área rectangular no siempre orientada según los ejes cardinales. En una sociedad antigua el ritual es necesario, sobretodo si nos referimos al «minuto cero» de la existencia de una ciudad. El acto fundacional de una colonia romana forma parte de la cognición del colectivo que la habita y que ha de sentirse parte de un ente inmediato (la ciudad) y de un ente aún mayor (la propia Roma). Por tanto, el significado y la importancia que puedan tener estas construcciones, los auguracula, sólo puede entenderse dentro del contexto fundacional de una colonia romana. Los rituales asociados a la fundación, realizados por el oficiante o augur, implicaban actos de «esquematización visual» del paisaje presente y del paisaje futuro que abarcará la nueva colonia. Es el augur quien lo percibe y proyecta en un esquema trazado en el aire o sobre el suelo mediante su bastón curvo (lituus). Y lo hace desde el auguraculum: el punto más alto, desde el que puede abarcar visualmente ciudad y territorio. El augur delimitaba el paisaje que se abría ante sus ojos, y lo definía a grandes rasgos seleccionando los elementos topográficos constituyentes, sean estos un árbol, una montaña o un bosque. De esta manera refrendaría la creación de la futura ciudad y del territorio que le sería asignado (Rywert, 1985: 35-36 y 210 nota 51c; Liv I, 18; Var. de l.l VII). Una vez realizados tales ritos, es el agrimensor quien, siguiendo las instrucciones «visuales» del augur, procederá a su aplicación sobre el terreno, tomando el cipo central del auguraculum como primer locus gromae. Por tanto, siguiendo la lógica asociada a estos templa, el auguraculum de Tarraco justificaría su uso dentro del proceso de planificación conjunta del territorio y de la ciudad. Tras cumplir con su función, la estructura sería colmatada de manera intencionada, tal como aparece arqueológicamente documentado en Cosa y Bantia (Gros y Torelli 2007: 174-175; Gotarelli 2003: 143-144). Así, tomando como origen el auguraculum de Tarraco, el estudio que presentamos ha utilizado el cálculo y análisis de visibilidades para estudiar la percepción que del territorio pudo tener el augur en

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el momento del rito fundacional. En este apartado del trabajo, se plantea también estudiar la relación entre esta percepción y conceptualización «sagrada» del espacio y la posterior articulación geométrica y materialización de las tramas centuriadas por parte de los agrimensores.

2. LA

MATERIALES Y MÉTODOS BASE CARTOGRÁFICA

Una gran cantidad de información geográfica ha sido introducida en el SIG desarrollado para el proyecto. Sin duda, la fiabilidad de los resultados viene determinada por la calidad de los datos de partida. Es por esto que tratándose de un estudio con fuertes enfoques morfológicos y metrológicos queremos especificar en este apartado las características de las fuentes empleadas y como éstas han sido creadas e introducidas en el sistema para asegurar una alta fiabilidad planimétrica. Dentro del material fotográfico destaca el empleo de la fotografía aérea de la USAF de 1956 a escala aproximada de 1:33.000. El proceso de ortorectificación y georeferenciación de los 32 fotogramas que cubren el área de estudio fue llevado a cabo por miembros del Departament de Geografia de la Universitat Autònoma de Barcelona. Éstos fueron escaneados a fin de conseguir resoluciones de 1 m /píxel. Para la ortorectificación de cada uno de los fotogramas se emplearon más de 20 puntos de control de suelo (GCP) y un modelo digital del terreno (MDT) de 1 m/píxel obteniendo RMSE inferiores a los 5 m. Estas fotografías destacan por su calidad y definición pero sin duda su característica de mayor interés es la temprana fecha en la que fueron tomadas, anterior a las grandes modificaciones del paisaje ocurridas en los años 60. Estas imágenes constituyeron la base sobre la que el estudio de las formas del paisaje fue realizado (figura 3). Para la verificación de la morfología obtenida a partir del análisis de las fotos de 1956 se utilizaron ortofotos digitales distribuidas por el Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC) a escala 1: 25.000 (2,5 m/píxel) y 1:5.000 (0,5 m/píxel). La inclusión de fotografías multiespectrales fue considerada necesaria en cuanto a su capacidad para discernir elementos no detectables en el espectro de luz visible. Se incluyeron fotografías digitales SWIR realizadas por el ICC a escala 1: 25.000 (2,5 m/píxel) pero también se dispuso de un total de siete imágenes tomadas por los satélites Landsat con los sensores MSS, TM, ETM y ETM+ entre 1978 y 2003. Las

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imágenes Landsat hubieron de sufrir un proceso de transformación de proyección para poder ser integradas en el SIG. Éstas son suministradas en la proyección geográfica global World Geodetic System de 1984 mientras que la cartografía suministrada por el ICC está proyectada en el European Datum de 1950. También se emplearon planimetrías históricas cubriendo los siglos XVIII, XIX y XX. Entre éstas cabe destacar los mapas de minutas municipales realizados entre los años 1914 y 1923 a escala 1:25.000 por el Instituto Geográfico y Estadístico, doce en total, correspondiendo a las diversas poblaciones dentro del área de estudio, así como la primera edición del Mapa Topográfico Nacional de 1926 a escala 1:50.000. Para la georreferenciación de estas planimetrías se utilizó la base cartográfica actual 1:5.000 distribuida por el ICC en formato vector. La base cartográfica contaba también con un mapa de las cubiertas del suelo a escala 1:50.000, un mapa geológico 1:50.000, un mapa de zonas húmedas y un mapa hidrológico todos estos proporcionados en formato digital por el Departament de Medi Ambient i Habitatge de la Generalitat de Catalunya. Por último contamos con un MDT de 30 m de celda proporcionado por el ICC. Para poder completar y adaptar la base cartográfica a las necesidades de la investigación se hubo de desarrollar un MDT propio de mayor resolución espacial que el proporcionado por el ICC. A partir de más de tres millones de puntos de cota obtenidos de 117 mapas vectoriales a escala 1:5.000 y utilizando una interpolación Natural Neighbors se desarrolló un MDT de 5 m de celda. Finalmente, éste fue sometido a una identificación y relleno de depresiones causadas por la interpolación a fin de obtener un MDT sin depresiones en el que poder aplicar análisis topográficos.

METODOLOGÍAS

DE ANÁLISIS

SIG

El trabajo arqueomorfológico se fundamentó en las restituciones morfológicas, digitalizadas en Autocad, elaboradas previamente a partir de la foto- y cartointerpretación «tradicional»: vaciado y análisis de formas sobre la fotografía aérea de 1956 analizada con estereoscopio, verificación y rectificación a partir de los ortofotos del ICC a escala 1:25.000 y 1:5.000 y comparación con cartografía histórica y moderna. En la revisión realizada en el contexto del presente trabajo, las restituciones del Camp de Tarragona fueron superpuestas a las diversas capas de la base car-

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to-fotográfica, documentos que proporcionaron excelentes elementos para la restitución morfológica. A este efecto, se creó una capa de líneas vector asociada a una tabla de datos en la que se reseñaba el tipo de elemento restituido (caminos, límites de campos, límites municipales, etc.), la fuente documental a partir de la que el elemento habría sido restituido y su orientación. Se procedió a continuación a la revisión del trazado de las líneas, a su rectificación en algún caso, y a añadir en otros casos líneas que habían pasado desapercibidas en el primer estudio. En este apartado destaca también el análisis de las fotografías multiespectrales cuyo resultado final es la restitución de líneas del paisaje indetectables en las franjas visibles del espectro electromagnético. A fin de mejorar su capacidad de análisis, cada una de las bandas de estas imágenes sufrió un proceso de mejora de contraste al tiempo que fue tratada con diversos filtrados de bordes como el Laplace o el High Pass. Igualmente, se realizaron composiciones en falso color e índices de uso común para destacar elementos de interés en las imágenes. Otra metodología de especial relevancia para el estudio arqueomorfológico es la generación de rutas de menor coste a partir de superficies de fricción o costos. A pesar de los diversos modelos de costos disponibles en la literatura arqueológica (De Silva y Pizziolo 2001; Van Leusen 2002; etc.) las especiales características del área de estudio requirieron la generación de un modelo propio expuesto ya por I. Fiz y H. Orengo (en prensa). Este modelo permitió retrazar la ruta Tarraco - Ilerda y comprobar la influencia que han tenido las inundaciones periódicas del río Francolí, no sólo en el trazado de las rutas y los asentamientos cercanos sino también en la parcelación. Es por esto que se decidió desarrollar una simulación de las inundaciones periódicas del Francolí empleando el módulo r.sim.water desarrollado para GRASS (Mitasova et al.). Este módulo realiza un modelado de flujos sobre tierra basado en la dualidad partícula-campo (onda), permitiendo el desarrollo de simulaciones de gran realismo de procesos como el de inundación. Para la realización de esta simulación se empleó el DTM sin depresiones, rásters de derivativas de X e Y basado en éste, mapa de exceso de precipitación (intensidad de precipitación – capacidad de infiltración del suelo), y surface roughness coefficient de Manning. El mapa resultante siendo un ráster de profundidad de las aguas fue sumado al DTM para obtener un mapa de altura absoluta de los niveles de agua durante procesos de inundación.

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CÁLCULO

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DE VISIBILIDADES APLICADO AL ESTUDIO

DE LAS CENTURIACIONES

La visibilidad, como patrón utilizado en los análisis locacionales de paisajes pretéritos y como función aportada por los GIS, ha sido tratada de muy diversas formas en multitud de trabajos, mayoritariamente centrados en época pre y protohistorica (Wheatley 1995; Fisher et al. 1997; Lake, Woodman y Mithen 1998; Martin de la Cruz, Bermúdez y Perlines 2004; Winterbottom y Long 2006; Zamora 2007). Sin embargo, la aplicación del cálculo de visibilidad en la arqueología clásica ha sido menor, y permanece como un campo prácticamente inexplorado en lo que se refiere a las formas de organización del territorio y específicamente a la ejecución y materialización de las centuriaciones (Clavel-Leveque y Orejas 2002). La visibilidad, aplicada al análisis arqueológico resulta de gran complejidad al haber de tener en cuenta aspectos tan variados como la selección de objetivos visuales, las emociones sentidas en paisajes dotados de características diferenciadoras o la propia organización cultural del espacio (Zamora 2006: 42). Weatley y Gillings (2000: 3) definen la visibilidad como «los actos congnitivos y perceptuales que sirven no únicamente para informar, estructurar y organizar la situación y forma de los hechos culturales sino también en lo que se refiere a su propia escenografía y lo que se encuentra a su alrededor». En el presente estudio se introduce, en primer lugar, la figura que oficia el aspecto religioso de la fundación, es decir el augur, y en segundo lugar quien planifica y ejecuta la ordenación urbana y del territorio, es decir el agrimensor. Ya hemos visto anteriormente cual es el componente visual en el ritual del augur. En realidad, la selección de objetivos visuales, los detalles emocionales diferenciadores, el hecho cultural y la escenografía, son los elementos básicos en el acto inicial de la fundación de una colonia romana. El cálculo de visibilidades produce mapas booleanos en los que se indica qué celdas de un MDT son visibles y cuáles no desde uno o varios puntos indicados por el usuario, en este caso el origen de las visibilidades sería el auguraculum de Tarraco. Mediante el análisis de los resultados proporcionados por este cálculo de visibilidades se pretende caracterizar la percepción que del territorio tuvo el augur en el momento del rito fundacional y su posterior plasmación en la articulación geométrica de las tramas centuriadas por los agrimensores. En este sentido, para estudiar la relación entre visibilidad y centuriación ha resultado necesario re-

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flexionar sobre cómo se construye una parcelación, sea esta urbana o territorial. Un levantamiento requiere unos cálculos y un instrumental que permitan construir alineaciones, además es necesaria una ubicación inicial desde donde pueda dominarse la mayor cantidad de área sujeta a la división parcelaria. Por tanto, el estudio de la visibilidad es útil para conocer como pudo haberse desarrollado un primer levantamiento topográfico del área sujeta a una deductio. Aun así, no consideramos suficiente abordar este problema desde una perspectiva tecnológica, racional y laicista. Por el contrario, resulta necesario incluir en su análisis el ritual y el elemento religioso, presente en la vida romana, y abandonar la laicidad usualmente asociada a la agrimensura. Así pues, los análisis de visuales pueden contribuir a explicar el diseño y conceptualización de las centuriaciones, profundizando en un ámbito inédito en el uso de los SIG. Los presupuestos teóricos enunciados fueron puestos en práctica mediante la utilización de la función de cálculo de visibilidad. Para realizar estos cálculos se tuvieron en cuenta los siguientes aspectos técnicos. Se utilizaron dos Modelos Digitales de Elevación, cuyas características ya han sido descritas, aplicando funciones de cálculo de visibilidad con MDT a resoluciones de 30 m/píxel y 5 m/píxel. Los resultados, en ambos casos fueron parecidos. Aplicamos la función de cálculo de visibilidad más sencilla, tomando como punto de referencia el lugar desde el cual el augur habría realizado sus visuales, es decir, el centro del auguraculum. Por otro lado, las estructuras excavadas y documentadas gráficamente por Serra Vilaró fueron digitalizadas, vectorizadas y georeferenciadas con respecto al plano catastral de la ciudad actual, en formato shp, importándolas sobre el ArcGIS 9.2. Sin embargo tuvimos que enfrentarnos a un problema importante, motivado por los grandes rebajes de roca, acometidos durante el proceso de ensanche y urbanización de la ciudad en el siglo XIX. Solventamos esta complicación con la recopilación y análisis de fotografías antiguas del área que aún conservaban una altura original de la roca (Gabriel 2001: 339 Lam. 20 y 341 Lam. 22; Orengo y Fiz, en prensa). Así a partir de esta nueva información, hicimos una extrapolación que nos situaba la cota original en unos 6 y 8 metros aproximadamente por encima de la cota actual. De todos modos los cálculos se hicieron tanto desde la cota actual como la considerada como cota real, siendo los resultados similares. También validamos que la ubicación del auguraculum correspondía al mejor lugar desde donde se visualizaría a un tiempo ciudad y territorio. Escogi-

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mos varios puntos de referencia entre los cuales se encontraba la llamada Torre de Minerva. Ubicada en el punto más alto de la ciudad fue edificada en una primera fase entorno a los inicios del siglo II a. C. (Ruiz de Arbulo 2006: 579). Desde allí se podía controlar el Camp de Tarragona, incluso mejor que desde el auguraculum. Sin embargo no había visibilidad de la propia ciudad romana. Esto último entraría en contradicción con la actividad del augur consistente en cubrir con la mirada tanto el territorio y como la futura ciudad. Las pruebas de visual no se redujeron a tomar como origen el punto situado en la cota más alta, sino que también se aplico usando como referencia la última curva de nivel entorno a la torre. Los resultados fueron similares: no había visual de la ciudad.

3.

RESULTADOS

DESCRIPCIÓN DE TARRAGONA

LAS TRAMAS CENTURIADAS DEL

CAMP

DE

La revisión de las restituciones sobre la base cartofotográfica digital confirma, con precisión y fiabili-

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dad la existencia de tres tramas centuriadas en el conjunto del Camp de Tarragona sobre las cuales se sobreponen las tramas radiales y radioconcéntricas de época medieval. Ha podido validarse por tanto la existencia e imbricación de los dos sistemas de estructuración territorial detectados: los sistemas radiales o radioconcentricos y las tramas ortogonales, así como su adscripción cronológica al período medieval (siglos XII y XIII) y romano, respectivamente (figura 3). La primera de las tres tramas de época romana documentadas se sitúa en el Tarragonès y el Baix Camp, al noroeste de la ciudad, en la zona de Constantí (Tarraco I, Palet 2003: 224) (figura 4). Constituye la trama más cercana a la ciudad romana, modulada a 20 actus, ocupa una superficie reducida (6.500 ha). Los ejes rectores principales, los decumani de la trama, se orientan a 50º centesimales oeste respecto al NG. Las trazas ocupan una área limitada por las dos vías romanas principales de la zona, la vía de la costa y la vía a Ilerda que remonta el curso del Francolí por su margen derecho (la via De Italia in Hispanias). Uno de los límites mejor conservados, fosilizado en el Camí antic de Constantí, converge con

Fig. 3. Estudio arqueomorfológico sobre la ortofotografía de 1956.

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Fig. 4. Planimetría de las tramas centuriadas del Camp de Tarragona.

estas vías en el paso del río Francolí. La proyección de este eje hacia la ciudad coincide con un decumanus de la trama urbana y se orienta, como veremos más adelante, con el eje visual trazado desde el auguraculum. En el sentido de los decumani, se documentan un total de 5 grandes límites paralelos, modulados a 20 actus, en tramos largos superiores a los 3,5 km de longitud. En el sentido de los kardines, el eje principal, el posible kardo maximus de la trama, corresponde a la vía de Constantí a Vila-seca. Se documentan hasta un total de 4 grandes ejes paralelos a este kardo, modulados también a 20 actus. Por último cabe destacar que la orientación de la trama I, de 50º centesimales NG, tendría los ejes cardinales como diagonales. La segunda trama (Tarraco II) se extiende por la franja litoral al oeste del Cap de Salou entre la línea

de costa, la vía romana y las primeras elevaciones de la Sierra Litoral, en los municipios de Reus, Vila-seca, Cambrils, Montbrió, Vinyols y Mont-roig, en el Baix Camp (figura 4). Su estado de conservación en la morfología del paisaje moderno es extraordinario y su adscripción al período romano resulta incontestable por la presencia perfectamente documentada de diversas centurias con módulo de 20 × 20 actus. Destaca además la entidad de los restos conservados con tramos rectilíneos y equidistantes de aproximadamente 6 km. Sobre el terreno, los ejes presentan la forma de caminos hondos o fosas encajadas en el suelo. Buen ejemplo de ello son el límite de término entre Cambrils y Montbrió o el Camino viejo de Montbrió. Sobre el mapa las dos líneas presentan una equidistancia de 20 actus a lo largo de 8 centurias. Los límites de esta centuriación presentan un tra-

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zado y orientación general perfectamente adaptada a la pendiente y al drenaje natural del llano. La conservación es especialmente relevante para los ejes orientados hacia la montaña, los limites montani de la trama, con una orientación de 31º centesimales oeste respecto al NG. En este sector del Camp de Tarragona la imbricación entre el sistema ortogonal y las redes radiales es muy marcada, con evidencia clara de captación de líneas y superposición de trazas entre las tramas romana y medieval. Este hecho es especialmente visible al este, entorno a los núcleos de Reus y Vilaseca, que son el centro de potentes sistemas radiales. Otros núcleos de origen medieval como MontRoig, Montbrió y Riudoms ilustran morfologías similares. En la zona donde la centuriación se conserva mejor son visibles diversos ejes «mayores», con trazados rectilíneos y equidistantes que se mantinen durante varios kilómetros, especialmente para los limites montani o decumani. En los términos de Montbrió, Vinyols y Riudoms se documentan diversas trazas perpendiculares a estos límites, siendo posible distinguir diversas centurias cuadradas de 200 iugera. Por otra parte, la vía romana de la costa, tras abandonar Tarraco y superar el Cap de Salou, atraviesa el término de Cambrils, donde tiende a respetar la orientación de la centuriación, aunque su trazado es, a tramos, sinuoso. Sobre el terreno, la vía se conserva todavía en algunos sectores en forma de profunda fosa abandonada, encajada en el substrato. Cabe destacar que esta centuriación se extiende más allá de la vía hacia la línea de costa. En esta trama se han podido documentar trazas sub-superficiales en el término de Vinyols mediante teledetección, allí donde la morfología histórica destacaba la ausencia de trazas, probablemente debida a procesos sedimentarios que las mantuvieron enterradas. A pesar de la aplicación de diversos filtrajes y composiciones en falso color, únicamente la banda 5 (1.55 – 1.75 µm) de la imagen adquirida por el Landsat 5 TM el 15-05-1992, produjo resultados positivos a este respecto. Dos factores pueden explicar la visibilidad de las trazas exclusivamente en esta imagen. En primer lugar los datos pluviométricos proporcionados por el Servei Metereològic de Catalunya confirmaron la caída de lluvia el día anterior a la toma de la imagen. Este hecho resulta decisivo ya que, probablemente, la humedad se acumuló en las antiguas fosas que formaban las tramas enterradas. En segundo lugar, la compactación de la super-

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ficie de estas fosas debido al tránsito antiguo aseguró la retención de humedad a lo largo de las líneas y por tanto la visibilidad en la banda cinco de la imagen Landsat que resulta especialmente adecuada para la discriminación del contenido de humedad del suelo (Shih y Jordan, 1992). Hemos de señalar, no obstante, que la situación de las trazas documentadas no encaja perfectamente con la retícula teórica. Esto es debido, en primer lugar, a la georeferenciación de la imagen. Al tratarse de una escena Landsat en la que cada píxel mide unos treinta metros, resulta muy difícil obtener la situación exacta de los GCP en la imagen. Además el tamaño del píxel determina las mediciones del sensor incluyendo dentro de la superficie del píxel no sólo la reflectancia que puede corresponder a la estructura arqueológica sino la reflectancia global correspondiente. Estas razones justifican cierto desplazamiento de las trazas documentadas con respecto a la retícula teórica. Aún así hemos de señalar que la distancia entre estas trazas sub-superficiales aparece modulada a 20 y 40 actus. Asimismo cabe destacar que la orientación de las trazas corresponde a la de la retícula teórica, tanto en relación a los kardines como a los decumani (fig. 5). Así pues, la restitución obtenida sugiere una implantación más grande en el territorio de esta trama II con una superficie dividida aproximada de 13.000 ha. La tercera trama (Tarraco III) se extiende por el interior, en el Tarragonés y el Alt Camp. Se observan trazas conservadas en dos sectores separados por el río Francolí y la vía De Italia in Hispanias: una zona más cercana a la ciudad, entre Morell, Alcover y Vilallonga, y un sector más al interior en los términos de Valls y Vilardida. En los dos sectores los kardines tienen una orientación de 31º centesimales este respecto el NG., lo que significa una variación únicamente de 3º respecto a la estructura urbana de la ciudad (fig. 4). El trazado de la vía De Italia in Hispanias corresponde al antiguo camino de Tarragona a Montblanc. Su trazado remonta el margen derecho del Francolí, evitando cuidadosamente las áreas de inundación periódica, para dirigirse hacia el interior, a la zona de Montblanc y a Ilerda, en el valle del Ebro. El sector más próximo a la ciudad se extiende al sudeste del Francolí, en los municipios de Alcover, La Selva, Morell y Vilallonga del Camp, y enlaza con la trama I comentada más arriba. En esta zona la conservación de las trazas es muy buena, hecho que permite precisar el uso de un módulo de 20 × 15 actus. Las trazas conservadas se sitúan entre el río

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Fig. 5. Resultados de la teledetección.

Glorieta al norte y el barranco del Mas Blanc al sur del Morell, donde los ejes cambian de orientación para conformar la trama I. En toda la zona la hidrología condiciona la orientación y en algunos casos la equidistancia de los ejes, especialmente para los decumani. El análisis morfológico resultó especialmente fructífero en los términos de Vilallonga y del Morell, en la zona conocida como «Quatre Camins», donde interseccionan dos ejes de la trama. Se observan diversos kardines modulados a 15 actus; en el sentido de los decumani, en cambio, se documentan equidistancias de 20 actus. Entre los kardines destaca, por ejemplo, el «Camí vell de Reus», que mantiene un trazado rectilíneo durante 5 centurias de 20 actus. En este sector del Morell han podido documentarse unidades rectangulares de 15 × 20 actus o equidistancias co-

herentes con este módulo (45 × 60 actus - 3 centurias de 20 ×15 actus) (Palet 2007). En el sector más interior de esta trama III, las trazas se articulan con la vía conocida como «Camí de Vilafranca a Montblanc». Se trata de un «eje fuerte» y morfogenético en el territorio que condiciona la morfología del parcelario. Entre Vilardida y Fontscaldes la vía es de trazado rectilíneo durante unos 12 km y constituye el límite de término de diversos municipios (Valls, Alió, el Pla de Santa Maria, Vila-rodona, Bràfim). Sabemos que el camino corresponde en realidad al trazado de la vía romana a Ilerda por el interior, evitando la ciudad de Tarragona. De Vilardida a Fontscaldes, entre los ríos Gaià y Francolí, la vía se articula con la trama centuriada de manera clara: en el sentido de los kardines documentamos hasta 7 limites modulados a 15 actus; en el sentido de los de-

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cumani se observa, en cambio y una vez más, el módulo de 20 actus. A menudo las trazas conservadas presentan equidistancias equivalentes a múltiples del módulo 15, tales como 30 o 90 actus. En el sentido de los decumani los límites están en esta zona peor conservados, aunque lo suficiente para contrastar equidistancias de 20 actus. Esta trama ocuparía una superficie aproximada de 18.000 ha. En cuanto a la orientación de las tres tramas, se observa una desviación angular constante entre Tarraco II y I, al igual que entre esta última y Tarraco III. Esta desviación angular entre los kardines de las tres tramas es de 19º centesimales, y entre los decumani de 181º. El conjunto presenta, por tanto, una articulación geométrica que sugiere el carácter unitario de las tres tramas. Una articulación semejante

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ha sido documentada en la centuriación de la colonia Flavia de Corinto (Romano 2002).

RESULTADOS

DEL CÁLCULO DE VISIBILIDADES

La existencia de las tres tramas centuriadas descritas y la ubicación escenográfica del auguraculum convertían en sugerente el desarrollo de un análisis de visuales desde este punto central. Así podríamos caracterizar la plasmación sobre el territorio de la percepción visual del augur y la ejecución del trabajo de los agrimensores. Por tanto, una vez realizado el cálculo de visibilidad, se superpuso el plano ráster resultante a las tramas centuriadas y se cotejaron ambos resultados (fig. 6).

Fig. 6. Trazas de las tramas centuriadas y zonas de visibilidad positiva desde el auguraculum.

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Fig. 7. Análisis de la visual generadora de la trama Tarraco II.

La primera trama analizada fue Tarraco II. Observando el plano ráster resultado del cálculo, vimos una zona de visibilidad positiva, por nosotros llamada «corredor visual» (fig. 7). Su forma sería triangular y tendría su origen en el auguraculum, extendiéndose a lo largo de trece kilómetros hasta donde se inicia la trama sujeta a análisis, teniendo allí una anchura de unos 500 metros aproximadamente. Haciendo pasar un eje por la bisectriz de este corredor visual, comprobamos que coincidía con una de las diagonales de la trama centuriada. Después elegimos la intersección entre el vértice situado al NW de una de las centurias, como punto de instalación de la groma, o nuevo locus gromae. Esta centuria era la primera coincidente en su diagonal con el eje visual procedente del auguraculum Una

vez situada la groma, los agrimensores quizás iniciarían aquí el proceso de construcción de Tarraco II. Este punto estaría situado, como decíamos, a unos trece kilómetros del auguraculum, siendo esta una distancia suficiente como para ser visible desde allí. No hemos de olvidar que el instrumental utilizado por los agrimensores permitiría la realización de operaciones a larga distancia (Lewis 2001). A. Roth (1996) nos menciona como en la Narbonense se han detectado relaciones importantes entre las limitatio y las vías de comunicación, por ejemplo, la vía Domitia. Así siguiendo el procedimiento conocido como varatio en los tratados de agrimensura, las vías serían utilizadas como hipotenusa y, por tanto, como diagonal, de las cuadrículas que constituirán la nueva trama centuriada.

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Fig. 8. Análisis de la visual generadora de la trama Tarraco I y detalles de la visual, el decumanus urbano y el Camí antic de Constantí.

El método utilizado por los agrimensores no deja de ser una de las aplicaciones del teorema de Thales. Por tanto, la centuriación se implantaba, siempre según teoría de la autora, y posteriormente confirmada por G. Chouquer y F. Favory (2001: 301-302), a partir de un tramo de vía rectilínea, solución mucho más frecuente, o a partir de una limitatio precedente. Esta relación ha sido también observada en el territorio de Nimes (Fiches y González 1997). Por tanto, desde esta diagonal y una vez escogido el locus gromae, se buscó un ángulo determinado a partir del cual construir los triángulos que servirían de base para generar las modulaciones que compondrían cada centuria. Según la autora es aquí

cuando entrarían en funcionamiento las diversas posibilidades que mencionan los agrimensores en cuanto a la orientación de las tramas, ya fuera con respecto a la costa o longitudinalmente a un valle o en la forma más adecuada a la morfología del territorio. Esta construcción determinaría la orientación del decumanus y el kardo maximus. Nuestra propuesta se basa en que no siempre fue necesaria la presencia de una vía o de un sistema anterior para la construcción de una centuria. Bastaba con elegir un punto elevado desde el cual se dominara el área sujeta a planificación y desde donde fuera posible realizar largas alineaciones, con desplazamientos de la groma cuando las dificultades así lo

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Fig. 9. Análisis de la visual generadora de la trama Tarraco III.

requirieran. Este proceso se seguiría por aproximación hasta el lugar planificado, en un inicio, como nuevo locus gromae de la centuriación, aplicando a continuación la práctica común descrita por los agrimensores. Entendemos que el lugar donde se sitúa el auguraculum sería escogido como primer locus gromae, y desde aquí se definiría la primera planificación morfológica de todo el paisaje centuriado. Tarraco I (fig. 8) pudo ser construida de diversas formas como veremos más adelante. Habría que destacar, en primer lugar, que uno de los ejes mejor conservados de la centuriación, fosilizado en el Antic camí de Constantí, es paralelo a uno de los decumani teóricos de la trama. Éste límite corresponde al eje visual que parte desde el auguraculum. Esto, en principio no resulta del todo determinante, a no ser que añadamos otro factor. Trasladando el locus gromae en dirección NE, hasta justo donde se iniciaría uno de los decumani de la trama urbana, y desde allí,

proyectando una línea paralela, vemos que coincide en su trazado con una parte importante de este antiguo camino. Entendemos que el paso del río Francolí, en la búsqueda de la vía Tarraco-Ilerda, se hiciera precisamente en una intersección aproximada con esta proyección, resultado del traslado de la groma. Es decir, nos encontraríamos ante una situación en la cual uno de los decumani de la trama encajaría perfectamente en su materialización, que no planificación, con una de las calles de la ciudad romana. Cabe destacar además que desde el auguraculum, existían visuales positivas que seguían los ejes cardinales que, como se ha comentado, funcionaron como diagonales de Tarraco I. La trama Tarraco III (fig. 9), la más alejada de la ciudad, sería la que presentaría más problemas en su ejecución. Sin embargo, analizando el resultado de las visuales sobre el territorio se pudo comprobar que existía otro «corredor visual» de las mismas carac-

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Fig. 10. Síntesis de las relaciones angulares entre las visuales de las tramas desde el cipo central del auguraculum.

terísticas vistas para la trama II. Trazando un eje desde el auguraculum y haciéndolo atravesar por la bisectriz de la visual no se vio coincidencia con la diagonal de alguna de las centurias propuestas individualmente de 20 × 15 actus. Sin embargo se apreció que la diagonal sí atravesaba la correspondiente a dos centurias contiguas, formando en conjunto 20 x 30 actus. Este sistema de diseño ya fue definido por A. Roth (1996: 299-301) siendo aplicado en su momento en las centuriaciones Beziers B y C (Chouquer y Favory 2001: 90). Nuevamente y tal como ya se había dicho para la trama II insistimos en que no se habría necesitado de la construcción de un sistema previo o de una vía que sirviera de generadora de las centurias. Parece, pues, que efectivamente desde el auguraculum se trazaron las visuales necesarias para la planificación del territorio. Se intuye, además, que un elemento de ritual complejo se relacionaba con este proceso. Sin embargo, cabe la posibilidad de una relación puramente casual y por tanto que no existiera relación real alguna entre el proceso técnico de planificación del tramado centuriado y el auguraculum. Tal relación solamente puede explicarse en base a las interpretaciones de cómo las visuales desde el auguraculum sirvieron para definir la planificación urbana de la ciudad y del territorio (fig. 10). En el caso de Tárraco encontramos que una proyección de las visuales, la correspondiente al eje de uno de los

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decumanus de la trama Tarraco I tiene un ángulo de 38.6º con respecto al eje principal que formarían el cipo central y el cipo situado al norte. Pero además, desde el cipo central, saldría otra diagonal que atravesando el cipo situado al nordeste, coincidiría con el eje central del kardo urbano, formando esta vez un ángulo de 37.6º con respecto al eje central. Por tanto, existe una diferencia de tan solo un grado entre ambas diagonales. Existen paralelos a este sistema utilizado de orientación para el trazado de la limitatio, por ejemplo en Cosa. En este caso la diagonal visual que atravesaría el vértice NE de su auguraculum fue utilizada para construir la centuriación de la colonia latina en el momento de su fundación (Gros 2007: 174). Por otra parte, parece que se documenta una relación directa entre el trazado de visuales desde el auguraculum que se ha descrito y un momento histórico concreto, la fundación o promoción de Tarraco a colonia. Así, independientemente de que la trama urbana ya exista con anterioridad (Macias 2000), los resultados obtenidos sugieren una actuación y planificación conjunta, en un mismo momento, que afecta a la trama urbana y a la trama I en el territorio. En cuanto a las otras dos tramas centuriadas, las visuales y por tanto las diagonales a partir de las cuales serían construidas saldrían desde el cipo central del auguraculum, manteniendo ambas una relación de 17,6º (Tarraco III) y 26º (Tarraco II) con respecto al eje de la visual de la trama I.

4.

CONCLUSIONES

En este artículo se ha intentado mostrar cómo la aplicación de los SIG puede aportar significativos avances al estudio del paisaje centuriado. La capacidad de integración de diferentes técnicas analíticas ha permitido aunar la información producida por análisis de rutas, hidrológicos, de visibilidades, arqueomorfológicos y la teledetección en un solo entorno. En concreto, la exactitud de los datos aportados por el análisis arqueomorfológico no sólo se basa en la georeferenciación de los datos en SIG sino también en la cantidad y diversidad de fuentes cartográficas y ortofotográficas incluidas en este. Por último cabe destacar la capacidad de los SIG para investigar la conceptualización y desarrollo de los sistemas centuriados gracias a sus capacidades para recrear el entorno de la antigüedad y cómo este pudo haber sido visualizado. La percepción del paisaje centuriado ha sido tratada a través del análisis de visuales, el cual subra-

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ya la importancia del auguraculum como «lugar central» en la conceptualización del conjunto del territorio. El trazado de visuales demuestra que las diagonales entre los cipos NE y NW y el cipo central del auguraculum corresponden respectivamente al decumanus maximus de la trama I y a la orientación de los kardines de la trama urbana, comprobándose una relación geométrica entre los tres elementos: auguraculum, trama urbana y trama I. Además el estudio muestra que es posible la aplicación de visuales en la construcción de las tramas centuriadas sin necesidad de vías o limitatio precedentes. En los casos estudiados ello aparece bien reflejado en la planificación de las tramas II y III. Para el diseño de estas tramas se emplearon los ejes visuales trazados por el augur sin descuidar la articulación geométrica de las mismas, manteniendo para ello una desviación angular constante. Se comprueba, así pues, una concepción unitaria del conjunto del paisaje centuriado. Los resultados obtenidos significan un avance importante en la comprensión e interpretación del conjunto de las tramas centuriadas. La articulación entre las visuales trazadas desde el auguraculum, la trama urbana y las tres tramas centuriadas sugiere una actuación conjunta, en un mismo momento, asociada a la fundación y al cambio de estatuto jurídico de Tarraco a colonia hacia el 49 /44 a. C. (Ruiz de Arbulo 2002:139-141), que afectaría a la ciudad y a la centuriación del territorio. El estudio de visuales demuestra que el cipo central del auguraculum fue usado por el agrimensor como primer locus gromae. Desde este punto se habría realizado la compleja e inmensa tarea de articular la forma urbana de Tarraco con el territorio que le fue asignado. Así pues, los resultados refuerzan la idea de una actuación cesariana en Tarraco sin que ello excluya necesariamente la existencia de obras de planificación urbana y territorial anteriores. Por otra parte, la estructuración del territorio de Tarraco ejemplifica la importancia del hecho religioso en la conceptualización y configuración de los paisajes romanos centuriados. El agrimensor basaba su trabajo práctico en las indicaciones dejadas por el augur durante el rito de fundación. Su disciplina, como afirmaban los tratadistas de agrimensura, tenía sus orígenes en los misterios divinos, tal y como ocurría con los ritos etruscos. El uso de los SIG y, en concreto, los análisis de visibilidades, se perfilan como un destacado útil en el estudio de la conceptualización y posterior materialización de las centuriaciones. A la aproximación más tecnicista y laica asociada a este tipo de estu-

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dios podemos y debemos contraponer la importancia que, para aquella sociedad, debió tener el factor religioso y simbólico en la plasmación del ideal de paisaje romano.

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SIG Y NETWORK ANALYSIS EN EL ESTUDIO DE LAS REDES DE COMUNICACIÓN DE LA CATALUÑA ROMANA POR

PAU DE SOTO CAÑAMARES*

RESUMEN

SUMMARY

En este artículo se pretende mostrar como se está estudiando la red de comunicaciones de época romana en el noroeste peninsular. Este análisis parte, en primer lugar, de la reconstrucción de las vías de comunicación estudiadas hasta nuestros días. Esta red se compone de tres conjuntos diferenciados dependiendo del medio físico por el que transcurran. En primer lugar se han recopilado todas las vías terrestres conocidas, tanto principales como secundarias. Durante la elaboración de esta red de calzadas se ha intentado ajustar lo máximo posible su recorrido a la realidad geográfica existente, utilizando para ello mapas topográficos, ortofotomapas y modelos digitales del terreno, y gracias también a los distintos estudios publicados sobre estos territorios, y a la georreferenciación de distintos elementos arqueológicos significativos, como miliarios, mansios o yacimientos. Posteriormente se recogieron las posibles vías fluviales navegables en época romana. Estos conocimientos se han basado, en primer lugar, en las informaciones que nos ofrecen las fuentes clásicas y, en segundo lugar, en estudios morfológicos, etnográficos e históricos. Finalmente y para completar esta red de comunicaciones, se han recogido las posibles rutas marítimas, teniendo en cuenta las distintas categorías de los puertos marítimos de la costa catalana, y las principales características de la navegación por estas costas. Con la obtención de un modelo vectorial de la red de comunicaciones romana, se procedió a analizar su posible capacidad de movilidad y comunicación. En este sentido, se decidió valorar su Grado de Centralidad calculando el número de vías de comunicación que se relacionaban con cada uno de los distintos núcleos urbanos. Este estudio se relaciona directamente con los estudios de la Teoría Grafos, iniciados por L. Euler ya en el siglo XVIII (James 2002), pero con la particularidad de la distinta valoración de las aristas según el medio de transporte que representan. De este modo el grado de comunicación de los distintos núcleos (nodos) no se valora únicamente por el número de vías que se le relacionan si no que depende a su vez de su capacidad de comunicación por mar o por vías fluviales. El resultado de estos análisis de conectividad ofrece una visión clara de las comunicaciones en estos territorios. Principalmente se pueden dividir en tres grandes grupos dependiendo de su morfología. Un primer grupo lo ofrecen aquellas zonas en las que se encuentra un núcleo principal muy bien comunicado, junto con un territorio cercano también bien comunicado. Un segundo grupo lo forman los grandes núcleos con un elevado grado de centralidad pero sin un territorio bien comunicado. Finalmente, el tercer grupo lo conforman los territorios con una mala comunicatividad.

The intention in writing this article is to show how the network of roads and sea and fluvial routes communications at Roman times are being studied. This analysis starts with the reconstruction of the communication networks that have been studied up to now. This network consists of three different groups according to their physical environment. Firstly, all the known land roads, both main as well as secondary ones, have been collected. Throughout the preparation of this roadway network, its route has been adjusted, as much as possible, to the actual geographical facts, using topographic maps, orthophotomaps and digital land models. Also, the different previous studies, which had been published as well as the geographical references from significant archaeological elements have been a great help. After that, the possible Roman sailing fluvial routes were collected. This knowledge has been based, firstly according to the information given by the classical sources, and secondly, by the morphological, ethnographic and historical studies. Finally, the sea routes were collected taking into account the different categories of the harbours on the Catalan coast and its main sailing characteristics. After the acquisition of a vectorial model of the Roman communication network, the capacity of such communication was analysed. In this case it was decided to assess the Centrality Degree calculating the number of communication networks that were related to each of the different urban centres. This study is directly related to the graph theory, which was started by L. Euler far back in the eighteenth century (James 2002), though having a peculiarity which is the different assessment of the edges according to the means of transport which they belong to. Thus the degree of communication of the different nodes are not assessed only by the number of the routes related to them but it also depends on the capacity of communicating by sea and fluvial routs. The result of these studies show a clear view of the communication networks in this territory. Basically, they can be divided in three important groups, depending on their morphology. One first group would be those areas in which we find a main urban centre very well communicated and it is next to a territory which is as well communicated. A second group is formed by big urban centres with a high degree of centrality but with not such a well communicated territory. And finally, the third group would be those with rather a bad communication.

** Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ICAC). PLaça Rovellat s/n. 43003 Tarragona. E-mail: [email protected]

PALABRAS CLAVE: vías terrestres, calzadas, mapas topográficos, ortofotomapas, modelos digitales del terreno, georreferenciación, etnografía, rutas marítimas, movilidad, Teoría Grafos. KEY WORDS: land routes, roads, topographic maps, ortophotomaps, digital terrain models, georeferencing, ethnography, maritime routes, movement, Grafos Theory.

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Pau de Soto Cañamares

INTRODUCCIÓN El estudio de las redes de comunicación en el mundo romano se ha ido desarrollando a medida que los datos históricos, epigráficos y arqueológicos, han permitido completar cada vez más los vacíos existentes en nuestro conocimiento. Los primeros estudios arqueológicos sobre las vías de comunicación se centraban principalmente en reconocer y vincular las distintas ciudades y localizaciones que aparecían en los Itineraria antiguos. En este sentido, obras como las de Wesseling (1735), Parthey/Pinder (1848), Blázquez (1892), Miller (1916) o Cuntz (1929) pueden ser buenos ejemplos. En la actualidad, estos estudios están ganando popularidad gracias, en parte, a los avances en nuevas tecnologías como, en este caso, los SIG y sus posibilidades de localización, interpretación o reconstrucción de territorios y recorridos. En este estudio se pretende explicar como se está analizando la red de comunicaciones que existió en el noreste peninsular durante el período romano. Una de sus principales características ha sido la realización de una nueva red general de vías de comunicación, elaborada a partir de técnicas SIG, con la recopilación de datos y su inclusión dentro de un modelo vectorial. Se ha tenido en cuenta no sólo el estudio de las vías terrestres de comunicación (véase calzadas), sino también aquellas corrientes fluviales que por su morfología y por la documentación histórica y arqueológica se les puede suponer una navegabilidad en época romana y, finalmente también, las posibilidades de la comunicación marítima dentro de la costa catalana. Cuando se empezó a abordar este estudio, apareció la problemática sobre cómo recopilar, combinar y analizar toda la información aparecida y publicada sobre las redes de comunicación en este territorio. En este aspecto, las funciones y la potencialidad de los SIG resultaron ser las más idóneas para acometer este tipo de trabajo. Dentro del entorno que ofrecían los SIG, fue posible combinar informaciones procedentes de imágenes y mapas (cartografía antigua, mapas topográficos, ortofotomapas, etc.), de datos arqueológicos e históricos georreferenciados (mansios, miliarios, yacimientos, etc.), así como informaciones y trazados viarios (itineraria antiguos, costes de transporte, etc.) y a su vez, mantener toda la información gracias a gestores de bases de datos.

REELABORACIÓN DE LA RED DE COMUNICACIONES Una de las principales características de este estudio ha sido la integración dentro del modelo de

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comunicaciones del conjunto de medios de comunicación utilizados en época romana. Así, se integraron dentro del mismo modelo la red de comunicaciones terrestres, las posibles comunicaciones fluviales y finalmente, también las marítimas. Dadas las diferentes características de los medios de transporte que las utilizaban en cuanto a la velocidad, al coste o a la capacidad de carga, se hizo necesaria la utilización de sistemas SIG tanto para su desarrollo como para su posterior análisis. En lo referente a las vías terrestres, una de las principales peculiaridades de este trabajo fue la necesidad de implementar una nueva red de comunicaciones utilizando como base, la gran cantidad de estudios publicados sobre algunos tramos de la red viaria catalana. Es importante destacar la falta de un estudio global de la red de comunicaciones romana en este territorio a excepción quizás de la elaborada en 1997 dentro del proyecto de la Tabula Imperii Romani (Guitart et al., 1997). Aunque lamentablemente ésta no ofrecía el grado de detalle suficiente, ni la totalidad de las posibles vías romanas que se requerían para este estudio.1 Como se ha comentado, para realizar esta red terrestre se estudiaron, por un lado, los grandes ejes viarios de época romana como fueron la Vía Augusta y los Itinerarios Antoninos que cruzaban estos territorios. Sobre éstos, ya desde finales del siglo XIX y comienzos del XX, se empezó a analizar el posible recorrido de su trazado. El intento de ubicación de las principales mansiones recogidas tanto en los Vasos de Vicarello, como en otras fuentes que hacían referencia a esta vía,2 fue uno de los focos de interés en el estudio arqueológico por parte de estudiosos como Wesseling (1735), Miller (1916) o Cuntz (1929). Posteriormente, trabajos más locales como los de Pallí (1985) o Mayer y Rodà (1997) son los que aportaron en gran parte los trazos generales del posible trazado de este eje viario. En lo referente a las otras vías terrestres de Cataluña, su estudio ha recibido un tratamiento desigual. Mientras que algunas de ellas, debido a su estado de conservación u otras características han recibido un amplio tratado, como 1 A pesar de ofrecer un mapa y una serie de descripciones sobre las vías, quizás el grado de elaboración del mapa no ofrecía suficiente detalle, ni las descripciones son lo suficientemente explícitas para plasmar con acierto y exactitud todas las vías conocidas de la geografía catalana. Esto se debe al distinto objetivo que se buscaba con esta publicación, que no se centraba únicamente ni especialmente en el aspecto de las comunicaciones en época romana. 2 Los datos del Itinerario de Antonino, la Tabula Peutingeriana, la Tegula de Valencia, etc... fueron recopilados, analizados y comparados entre sí, para establecer paralelismos y diferencias de trazado o cronología entre sí.

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por ejemplo la Vía del Capsacosta (St. Pau de Segúries, Girona),3 otras en cambio apenas han sido objeto de estudio o análisis. Una vez finalizada la recopilación y el análisis de los datos, se procedió a su inclusión dentro de un sistema SIG, que permitía entre otras acciones una situación geográfica precisa, una adaptación detallada al medio físico y su posterior uso en Sistemas de Network Analysis. Dentro de la Base de Datos del SIG, se incluyeron cuando fue posible su datación (tanto de uso como de construcción, mediante los datos ofrecidos por los distintos miliarios, información arqueológica, o incluso datación relativa mediante las variaciones en los Itineraria, por ejemplo). Además de esta inclusión de los posibles recorridos de las vías terrestres, se realizó un importante trabajo de localización y ubicación de elementos arqueológicos, históricos, toponímicos y geográficos, que fueran de ayuda para situar con más precisión las calzadas romanas. En este sentido, fue importante la adscripción de todos los miliarios localizados y estudiados en este territorio, que fueron divididos por períodos cronológicos y por su ubicación (in situ o no). De este modo, posteriormente fue posible incluso proponer diferentes redes de comunicaciones dependiendo de su cronología o utilización. También se trató en este apartado la localización de las mansiones que aparecen en los distintos Itineraria antiguos, ya comentados anteriormente. Su utilización resultó sumamente útil en tanto en cuanto nos permitió proponer en algunos puntos algunas variaciones a los trazados estimados anteriormente, así como el tener en cuenta sus distancias aproximadas para poder realizar cálculos temporales de comunicatividad. Gracias a la localización prácticamente segura de algunas de las mansios (aquellas que coincidían con ciudades como Gerunda, Barcino o Tarraco), se intentó situar con la máxima precisión el resto de mansios del territorio. A pesar de haber logrado en algunos casos una localización prácticamente segura, en otros casos, la posibilidad de distintos trazados, o la baja seguridad del trazado propuesto, únicamente permitió una localización aproximada basada en algunos casos en estudios anteriores como los mencionados de Pallí (1985) o Mayer y Rodà (1997). Para realización de todo este trabajo se utilizaron especialmente, a parte de los datos arqueológicos 3 Vías romanas como la mencionada del Capsacosta, la Vía Emporitana o incluso la vía de Auso, famosa por sus miliarios republicanos de Manus Sergius son algunas de las vías más estudiadas de este territorio. Otras, como las vías Pirenaicas o Pre-Pirenaicas en cambio, carecen generalmente de amplios estudios.

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propios, las informaciones coordenadas localizadas en publicaciones, los mapas topográficos de Cataluña (serie 1:5000 / 1:10000 / 1:25000, facilitados por el ICC), los ortofotomapas (series 1:5000 / 1:100000 / 1:25000, facilitados por el ICC), y un modelo digital del terreno (valor de la celda: 30 m, facilitado también por el ICC). Gracias a la combinación de estos mapas se intentó ajustar con la máxima precisión los posibles trazados de las calzadas romanas que cruzaban este territorio. En algunos casos, cuando los datos publicados sobre alguna calzada únicamente recogía las poblaciones que comunicaba, se escogía el trazado óptimo siguiendo criterios geográficos, históricos e incluso etnológicos entre esas poblaciones. Para finalizar este estudio se ha previsto realizar próximamente análisis sobre caminos óptimos en algunos puntos de la red, que ofrecerán una mayor solidez a estos trazados. Fruto de todo este estudio, se configuró una red viaria de comunicaciones representada por dos grandes ejes de comunicación (Vía Augusta e Itinerario de Antonino II) y por una treintena de ejes de carácter secundario que unirían los distintos núcleos urbanos entre sí y con otros territorios colindantes.4 Una de las principales particularidades del modelo de red de comunicaciones es que su imagen resultante se adapta en gran medida a la realidad geográfica del territorio, alejándose de las típicas formas esquemáticas. La nueva red de comunicaciones refleja en algunos puntos su carácter abrupto y curvilíneo, más parecido seguramente a la realidad. Además, la potencialidad de los SIG permite dotar a esta red de su carácter geográfico, perfectamente coordenado y capaz de ser combinado en cualquier momento con otros tipos diversos de datos, como puntos, imágenes, etc. Para el estudio de la red de comunicaciones fluviales, se tuvieron en cuenta diversos aspectos. En primer lugar, se realizó un estudio de las noticias históricas que aparecen en las fuentes clásicas sobre los ríos, cómo son descritos y en que medida serian navegables a ojos de los geógrafos antiguos que los describían.5 En este sentido, el río principal de esta zona estaba representado, obviamente por el Ebro. De él nos hablan autores como Estrabón (III, 4, 16), Plinio (NH, XIV, 71) e incluso Julio César entre otros. Naturalmente, los geógrafos e historiadores clásicos también reflejaron en sus escritos las características de otros ríos, como la Muga y su relación con el lago 4 Para ver con más detalle la red de comunicaciones resultante, de Soto (2006). 5 El principal estudio realizado sobre los ríos de la península y su influencia en el mundo romano lo encontramos en Parodi (2001).

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Stagnum Toni (Avieno, 547), o el Fluvià que lo reconocen como el puerto de Empúries (Estrabón, III, 4, 9). De otros ríos, sin embargo, parece desprenderse por las fuentes las pocas facilidades para la navegación que ofrecían debido, por ejemplo, a su carácter estacional. En este sentido Plinio (III, 21) nos describe el río Subi (Francolí) como un «torrente que baña a Tarraco». Además, se han tenido en cuenta otros aspectos, como su morfología actual y la supuesta en época romana. En este sentido, destacar como los últimos estudios sobre la morfología de la costa ampuritana han dado a conocer los posibles recorridos en época antigua de los ríos Fluvià y Ter, con una desembocadura mucho más cercana a la colonia griega que en la actualidad (Aguelo et al. 2005: 71-102). También se han tenido en cuenta datos arqueológicos, principalmente para intentar delimitar la profundidad de penetración que ofrecían estos ríos. En el caso del río Ebro, justificar su navegabilidad (tanto desde el interior hacia la costa como en el recorrido inverso) parece sencillo, tanto por lo que se desprende de las fuentes clásicas como por los numerosos datos arqueológicos con que contamos, empezando por los puertos fluviales de época romana en Dertosa, Caesaraugusta o Vareia. Además, la documentación etnológica también ha ayudado a justificar de algún modo este tipo de navegación. En el mismo caso sobre el río Ebro, su navegación con grandes mercantes de hasta 50 toneladas se realizó hasta bien entrado el siglo XIX, si bien con distintos medios motrices, pero que nos pueden revelar perfectamente la capacidad de navegación que permitían. A parte del Ebro, también se ha podido justificar la navegabilidad de otros ríos de esta geografía. En este sentido, la localización de embarcaderos, de época romana principalmente, pero también de época medieval (vinculado al dominio árabe), nos ha sido de gran ayuda. En el río Llobregat (Rubricatum) se localizó un posible embarcadero situado en uno de los pilares del Pont del Diable (Martorell) hecho que nos estaría indicando una posible navegabilidad hasta este punto, junto con otros dos embarcaderos más situados entre este punto y su desembocadura. Otros embarcaderos que nos demuestran la navegabilidad de ríos han sido localizados en Besalú (Girona) en relación al río Ter y en Balaguer (Lleida) de época musulmana en relación con el río Segre (Sicoris).6 El tercer medio de comunicación estudiado ha sido el mar. La navegación marítima entre los puertos cos6

Debo agradecer en este apartado la aportación de sus conocimientos e informaciones a los arqueólogos de la empresa Àtics SL.

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teros catalanes debió ser, seguramente el principal medio de comunicación que sirvió para comunicar y distribuir mercancías a un nivel de desplazamiento de media y larga distancia. Son numerosas las ciudades de época romana situadas cerca de la costa. De hecho, los primeros asentamientos en los que se documenta población itálica se sitúan en estos territorios costeros. A lo largo de esta costa nos encontramos con enclaves marítimos de distinta importancia. Centros de primer orden (portus), como debieron ser Tarraco, y quizás Dertosa o Emporion, se sitúan distribuidos por la costa flanqueados por otros de categoría inferior (emporium) como debieron ser Barcino, Iluro, Baetulo, o incluso con diversos embarcaderos (statio) como Subur o Darró. Además de analizar la importancia de los distintos puertos, también se tuvo en cuenta, a la hora de valorar las capacidades comunicativas, las peculiaridades de navegación del mar Mediterráneo, sobretodo en la zona comprendida entre las Islas Baleares y la costa catalana.7 Durante la realización de todo este conjunto de estudios sobre las posibilidades comunicativas de los distintos medios de la red romana en este territorio, se fueron integrando estos datos dentro de un entorno SIG. Para esta tarea, se debieron configurar distintos modelos para cada uno de los tipos de datos que se obtuvieron. Tanto modelos de vectores para la creación de la red como para la situación de los distintos elementos arqueológicos (tanto con aristas como con puntos). A estos se les dieron distintos valores para poder posteriormente realizar los cálculos pertinentes. Esta tarea, aún en fase de elaboración, es la que permitirá proponer los distintos cálculos de rutas óptimas o zonas de máxima distribución de productos entre otros cálculos, teniendo en cuenta los distintos medios de comunicación, impedancias en los cambios de vehículos, etc.

RESULTADOS DE LOS ANÁLISIS El análisis funcional de esta red se centró principalmente en la capacidad de movilidad de cada uno de los distintos núcleos urbanos. Así, principalmente se intentó valorar las distintas capacidades de las ciudades de época romana de este territorio para recibir y exportar mercancías, o para la entrada y salida de personas y mercaderes. Para realizar este análisis se intentó valorar cual era el mejor método 7 En este apartado es importantísima la aportación de J. Ruiz de Arbulo (1990), con su análisis de las condiciones marítimas de estas costas a partir de informaciones antiguas y modernas, como los distintos derroteros de la Marina.

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para cuantificar dicha circulación. Se llegó a la conclusión de que un valor indicativo podría ser el número total de vías de comunicación que se relacionaban con cada uno de los distintos núcleos de población. Durante la configuración de este sistema, nos dimos cuenta de la estrecha relación entre este modo de aproximación y la Teoría de Grafos que se aplica, principalmente en matemáticas. Los estudios sobre la morfología y la funcionalidad de las redes de comunicación, hoy más conocidos como parte del Network Analisys tienen en los geógrafos británicos de la década de los sesenta del pasado siglo a unos de sus principales precursores. Así, Dicks (1969) publicó su estudio sobre la red británica de comunicaciones, llegando a la conclusión que la red de comunicaciones se caracterizaba por representar una morfología en forma de árbol. Según este estudio, Londinum (Londres) representaría su raíz, y el resto de ciudades se comunicarían a ella y entre sí siguiendo un esquema fluvial, representando cada vía como un afluente de otra vía principal hasta analizar su trazado principal. Algunas de estas aplicaciones que podrían parecer novedosas, aparecieron en contextos matemáticos o geográficos, en algunos casos incluso ya a mediados del siglo XVIII. Uno de los principales ejemplos fue el estudio realizado por el matemático Leonhard Euler en 1736 cuando demostró que una procesión no podía cruzar una sola vez cada uno de los siete puentes que unían las 2 islas del río Pregel con tierra firme en la ciudad de Königsberg (actualmente Kaliningrado) sin repetir ninguno. Su estudio se considera el punto de inicio de la Teoría de Grafos. Posteriormente, aparecieron otros estudios como los del cartero chino o el hombre de negocios. La Teoría de Grafos, y por consiguiente, este estudio, se basa principalmente en el análisis de los grafos. Los grafos son conjuntos de vértices (o nodos), unidos por aristas (o arcos) formando una morfología particular que puede utilizarse para representar (o no) algún aspecto de la realidad.8 En nuestro caso, se ha identificado a cada ciudad y nudo de comunicaciones con un nodo, y a cada fragmento de vía de comunicación con un arco (aunque se le ha mantenido su parecido con su trazado real para su mejor identificación). El estudio que se realizó partió de lo que se conoce en Network Analysis como el Grado de Centralidad (Centrality Degree). Se corresponde con el estudio de la centralidad de un nodo respecto al resto 8 En el caso de Euler, cada nodo representaba una porción de tierra firme donde se ubicaba la ciudad de Koningsberg, mientras que cada arco representaba a cada uno de los puentes por los que debía transcurrir la procesión.

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de nodos y de toda la red, y se pueden analizar distintas variables dependiendo de que tipo de valores se cuantifiquen (Shermann, 1972). Para nuestro estudio, este valor fue entendido como la capacidad máxima de comunicarse con los otros nodos de la red, y se sintetizó básicamente con la suma de las diversas vías de comunicación que se le relacionaban. En este sentido, la forma de valoración se nos aparece como mucho más sencilla e intuitiva, puesto que no se deriva de los cálculos relacionados en toda la red (en la que se deberían haber tenido en cuenta todos los territorios del Imperio Romano), sino únicamente sobre cada nodo en particular. Quizás el elemento más novedoso aportado por este estudio sea la diferencia de valor otorgado a cada una de las aristas dependiendo del tipo de transporte que por ella circula. En el sistema inicial estudiado en un grado de centralidad típico (utilizado por ejemplo en sociología) cada arista tiene invariablemente un valor igual a uno, por lo que el nodo con mayor valor es aquel que más cantidad de aristas recibe, y el que tiene una capacidad menor es aquel que se combina con el número mínimo de estas mismas aristas. En cambio, en nuestro caso se han valorado de forma diversa los valores de las aristas dependiendo de diversos condicionantes. La realidad comunicativa de los distintos medios de comunicación, según las fuentes clásicas, la arqueología, la etnología e incluso, la lógica actual (incluyendo las normas físicas) aplicadas a los medios de tracción romanos, permiten interpretar la diferencia de costes, tanto a nivel económico como temporal, de los distintos medios de comunicación. Estudios como los efectuados por Carreras (1994), o más actualmente en obras como Lawton (2006) permiten realizar una aproximación cuantitativa a esta diferenciación de costes, que obviamente se trasluciría al estudio de la comunicatividad de estos nodos. En nuestro caso, se tomaron en cuenta las diferencias de costes entre los distintos medios de comunicación y, principalmente, el impacto que la posibilidad de ser utilizados comportaba a cada uno de los distintos núcleos estudiados. De este modo, se distinguieron cuatro tipos distintos de categorías de aristas. Uno para las comunicaciones marítimas, otro para las fluviales y dos para las comunicaciones terrestres, uno de ellos referente a los principales ejes viarios (Vía Augusta, etc.) y finalmente, otro para las vías secundarias. Se otorgaron cuatro valores naturales para cada uno de los distintos tipos de aristas, ya que se juzgó suficiente para valorar las potencialidades de la comunicatividad de los núcleos estudiados y para obtener valores diferenciales ob-

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servables entre zonas bien y mal comunicadas. Así, se otorgó para las aristas que representaban una vía marítima un valor de 4 puntos, para las fluviales de 3, y para las vías principales y secundarias valores de 2 y 1 respectivamente.

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Después del estudio de cada uno de los distintos núcleos urbanos de la geografía catalana junto con algunos otros puntos, escogidos por el elevado número de comunicaciones que recibían, se obtuvo el siguiente resultado:

Tab. 1. Jerarquía de centros según su valor de comunicatividad

Los datos de este análisis fueron introducidos en un entorno SIG. El mejor método para su representación, fue la interpolación de los distintos valores en una capa raster. Se valoró cada uno de los distintos nodos de la red de comunicaciones con el valor propuesto en la tabla anterior (figura1), para posteriormente, y ya dentro del marco geográfico de Cataluña, poder realizar una interpolación de todos los valores. El resultado obtenido fue un mapa donde aparecían representados los distintos territorios de este ámbito geográfico con distintas intensidades de coloración que representaban los distintos grados de su comunicatividad. Del mapa resultante se pudieron establecer tres modelos distintos dependiendo de su comunicatividad. En primer lugar, se pudo observar como se localizaban algunas zonas con un nivel muy alto de posibilidades de comunicación. Estas zonas corresponderían

principalmente con las colonias de Emporion y de Barcino y sus respectivos hinterlands. En estos territorios, nos encontramos como los dos núcleos tienen una muy alta capacidad para recibir y exportar mercancías (y para el tránsito de personas), y a su vez, disponen de una importante red de comunicaciones a su alrededor que facilita las comunicaciones con poblaciones y territorios vecinos. En este sentido, es importante destacar el fuerte desarrollo de núcleos en una relativa corta distancia, como Gerunda o Blandae en las proximidades de Emporion, o Iluro y Baetulo en las de Barcino. También serán significativos los territorios de Ad Fines y Semproniana, en los alrededores de Barcino, donde si bien no se ha documentado la existencia de núcleos urbanos propiamente, sí se desarrollaron importantes centros de producción e intercambio (De Soto y Carreras 2006-2007).

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Un segundo tipo de modelo de comunicaciones lo encontramos en grandes núcleos urbanos que concentraban el trazado de los grandes ejes de comunicación pero que, seguramente debido a su gran importancia y atracción, no permitieron un desarrollo urbanístico de los territorios vecinos. En este caso, nos encontramos con ciudades como Tarraco, Dertosa o Ilerda. Véase como en el caso de la capital provincial, recibe únicamente las vías terrestres más importantes (y que han quedado recogidas precisamente en los Itineraria), mientras que a su vez, no necesita una red de comunicaciones secundarias puesto que no tiene ningún centro urbano en sus proximidades. Los casos de Dertosa e Ilerda son muy parecidos, en el primer caso, la ciudad situada cerca de la desembocadura del río Ebro, se fortalece gracias a su papel de puerto dual (marítimo/fluvial), y a las posibilidades de comunicarse por tierra, gracias principalmente, al papel de la Vía Augusta. Quizás un papel ligeramente distinto lo encontramos en la capital leridana. En este caso, sí que se comunica con los territorios vecinos, pero destaca que a diferencia del primer modelo donde todo el territorio estaba bien comunicado entre sí (gracias principalmente a una red triangulada), la red de comunicaciones de Ilerda es totalmente radial. Este núcleo, según su modelo de comunicaciones, se elaboró con la intención de crear un núcleo concentrador de mercancías relacionado con el transporte a través del río Sicoris (Segre), afluente del Ebro. Finalmente, nos encontramos con un tercer modelo dentro de la red catalana, en el que la red de comunicaciones es nula o prácticamente nula. La principal zona que muestra este tipo de comunicaciones es el extremo noroeste, aunque actualmente está en proceso de revisión puesto que seguramente existiría un entramado de vías secundarias que unirían los territorios de Lugdunum Convenarum (St. Bertrand de Commiges) con los de Ilerda. Otras zonas donde se encontraría una red limitada de comunicaciones lo encontramos en algunos territorios de la zona central de Cataluña. Los núcleos de Aesso, Iesso o Sigarra, se beneficiarían únicamente del trazado de algunas vías secundarias, importantes sin duda para el transporte de mercancías intangibles como el trigo de estas tierras.

FUTURA

INVESTIGACIÓN: COSTES Y TIEMPO

DE TRANSPORTE

No es el objetivo de este trabajo el presentar conclusiones significativas en relación a la comunicatividad e importancia histórica de los territorios estu-

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diados. Aún así, la configuración a grandes rasgos que se desprende del presente artículo sobre la movilidad de este territorio parece reflejar la distinta importancia que, en época romana tuvieron los diversos medios de comunicación. Así, las zonas mejor comunicadas de todo el territorio se sitúan principalmente en la zona costera, a excepción de un único punto que se sitúa en el interior pero en este caso en relación con una vía fluvial. Las facilidades que se obtenían del transporte marítimo potenciaban, sin duda, una buena red de comunicaciones terrestres para la redistribución de las mercancías importadas. Sin estas infraestructuras, el transporte marítimo carecía de todo su interés. El trazado de la Vía Augusta, muy cercano a la línea costera en la mayor parte de su recorrido, seguro que facilitó la distribución de los productos arribados a los distintos puertos. Además, la situación estratégica de la mayor parte de estos puertos, en la desembocadura de ríos con posibilidades de navegación, también favoreció el transporte fluvial hacia el interior. Una vez integrada en el SIG la red de comunicaciones existente en época romana, en la que aparecen representados los distintos medios de transporte, los nodos en los que se puede realizar un cambio de transporte, y las restricciones necesarias, es cuando se pueden calcular las diferencias en los costes de transporte a distintas áreas geográficas. En este sentido, si se utilizan, por ejemplo, los datos obtenidos de las fuentes clásicas como el Edicto de Diocleciano para el transporte de trigo calculado en Toneladas por Kilómetro recorrido: 0,097 kg de trigo T/km para barcos; 0,33 kg T/km en barca fluvial a favor de la corriente; 0,66 kg T/km en barca fluvial a contracorriente; 4,92 kg T/km en carro; 4,21 kg T/km (Carreras, 1994) en asno se puede llegar a elaborar un mapa de costes interpolando los datos obtenidos al calcular los costes de transporte desde un punto inicial al resto de puntos de la red de comunicaciones. De este modo se han tomado como elementos de análisis 75 puntos de la red de comunicaciones coincidentes con los principales núcleos urbanos de época romana, así como con puntos geográficos estratégicos (pasos naturales, embarcaderos, mansios, etc.), y finalmente puntos intermedios para cubrir eficientemente todo el territorio. Una vez establecidos todos estos puntos se ha procedido al cálculo de costes de transporte. La realización de estos cálculos de transporte se ha elaborado en esta fase inicial, con un cálculo de coste por kilómetro recorrido desde un punto inicial hacia el resto de puntos establecidos en la red. De los resultados obtenidos, y una vez interpolados para una mayor visualización se puede em-

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pezar a desprender las primeras limitaciones económicas para cada uno de los distintos territorios estudiados. A modo de ejemplo, se ha tomado como elemento transportable una tonelada de trigo desde distintos puntos de la geografía catalana (Tarraco, Iulia Libica, Iesso y Emporion). Teniendo en cuenta que el gasto del transporte de trigo, únicamente resultaría económicamente viable la distribuación de mercancías hasta zonas marcadas con tonalidades claras (quizás también en las zonas inmediatamente más cercanas marcadas con tonalidades grisáceas, pero no en zonas oscuras ) en los mapas resultantes. A pesar de estar en una etapa inicial, ya se pueden percibir visualmente las probables zonas de distribución de los distintos puntos estudiados. Así, las zonas costeras se benefician de una amplia difusión, favorecida sin duda por el bajo coste del transporte marítimo, y a su vez por el uso de las corrientes fluviales como vías de penetración. En cambio, los territorios interiores en los que el transporte es significativamente más elevado, estas zonas de difusión quedan drásticamente seccionadas. Estos análisis nos pueden permitir además, proponer las rutas más probables de comunicación de estos territorios. De este modo por ejemplo, en el caso de Iulia Libica, situada justo en el centro de los Pirineos catalanes, se le podrían atribuir tres rutas distintas de comunicación con los territorios costeros (hacia el oeste buscando el río Segre y Ebro hasta Dertosa; hacia el sur utilizando la ruta terrestre que pasaba por Auso hacia Barcino; finalmente hacia el este, pasando por la Vía del Capsacosta en busca del río Fluvià que desembocaba a muy poca distancia de Emporion). De estas tres rutas, la que se nos aparece como significativamente más económica resulta ser la última, siguiendo la Vía del Capsacosta hacia Emporion. Quizás fuese su utilización como vía de penetración hacia los territorios Pirenaicos centrales la que llevase a los gobernadores romanos a valorar su mantenimiento y conservación, hasta el punto de ser actualmente una de las vías romanas mejor conservadas del territorio catalán. Aunque todo este estudio está en proceso, las informaciones generadas a partir del análisis de redes, y principalmente, en el estudio de la centralidad, pueden ayudar a comprender y a conceptualizar la distinta morfología de la red de comunicaciones, que sin duda será el reflejo de las intencionalidades del poder romano dentro de este territorio. Teniendo en cuenta que puede ser complejo comprender totalmente la movilidad dentro de este territorio sin tener en cuenta las comunicaciones con los territorios adyacentes, se está empezando a elaborar un estudio de

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las mismas características pero con un marco geográfico mucho más amplio y completo que abarque toda la península. Al igual que en el caso catalán se tomarán como referencia los principales núcleos urbanos de época romana y se analizarán sus posibilidades de comunicación tanto a nivel marítimo, fluvial y terrestre, valorándose del mismo modo que el expuesto en este artículo y posteriormente elaborando un mapa de valores. Siguiendo un esquema parecido al utilizado en este estudio pero a nivel peninsular, parece desprenderse ya a primera vista una serie de grandes focos de comunicación y a su vez unos vacíos bastante significativos. Como no podía ser de otro modo, los grandes centros dotados de importantes redes de comunicación se encuentran en las capitales conventuales, como Caesaraugusta, Hispalis, Emerita Augusta, Bracara Augusta y Lucus Augusti. Por contra también se localizan importantes vacíos, como el ocupado por la Cordillera Cantábrica o el Sistema Ibérico. Pero muy a pesar nuestro, este estudio a nivel peninsular aún se halla elaboración y por tanto sus resultados, aunque interesantes, deben ser tomados con cautela. A pesar de todo esto, con la elaboración de este artículo se ha querido mostrar como a través de los análisis de redes se pueden empezar a mostrar distintos elementos de una realidad histórico-arqueológica a veces, difícilmente demostrable, como pueden ser las razones de las distribuciones de materiales, la concepción teórica de un territorio, las elecciones de capitales conventuales o las variaciones estratégicas de algunos territorios a través del tiempo.

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Fig. 1. Imagen donde se muestran los mapas topográficos, los ortofotomapas y el MDT utilizados en este proyecto.

Fig. 2. Mapa donde aparecen representadas las mansios recogidas en los Itineraria, así como los distintos miliarios documentados en este territorio.

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Fig. 3. Mapa donde aparecen representados los recorridos de los ríos Fluvià (al norte) y Ter supuestos en época romana.

Fig. 4. Mapa resultante de la red de comunicaciones romana propuesta en este estudio.

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Fig. 5. Esquema de la morfología de Konigsberg y traslación a un modelo de Grafos realizada por L. Euler. (Imagen: Encyclopaedia Britannica).

Fig. 6. Dos grafos iguales con la diferencia que en el primero todas las aristas tienen un valor 1, mientras que en el segundo se han valorado de forma distinta (véase el cambio de importancia de algunos nodos).

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Fig. 7. Mapa donde aparecen representadas las distintas comunicatividades del territorio catalán (en oscuro mayor comunicatividad).

Fig. 8. Mapa donde se representan los puntos de análisis de costes de la red.

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Fig. 9. Distintos mapas resultantes sobre los costes de transporte calculados en kilogramos de trigo por kilómetro recorrido / tonelada transportada.

Fig. 10. Mapa sobre la movilidad en la península.

ANÁLISIS DE REDES HIDRÁULICAS. ABASTECIMIENTO DE AGUAS EN LA CÓRDOBA DEL PASADO POR

GUADALUPE PIZARRO BERENGENA* y RAIMUNDO ORTIZ URBANO* Convenio de colaboración Universidad de Córdoba – Gerencia de Urbanismo1

RESUMEN Las experiencias de SIG aplicados al conocimiento de redes hidráulicas antiguas son escasas y poco conocidas, pero en el caso de Córdoba pensamos que la sistematización de datos obtenidos a través de distintas fuentes puede tener su mejor soporte en un Sistema de Información Geográfica diseñado para combinar datos históricos con datos técnicos. Ésta también será una herramienta útil para determinar cuál es el estado de conservación de cada estructura o si ésta aún está en funcionamiento y proponer, si no una figura de protección, una herramienta administrativa que posibilite su correcto estudio histórico - arqueológico. SUMMARY The experiences of GIS applied to knowledge of ancient hydraulic networks are scarce and poorly known. In the case of Cordoba we believe that the systematization of data obtained from different sources may have its best support in a geographic information system, designed to combine historical and technical data. This will also be a useful tool to determine the conservation status of each structure or if it is still in operation, and propose a figure of protection, an administrative tool to make possible its correct historical-archaeological study. PALABRAS CLAVE: Canalizaciones, arroyos, manantiales, arqueología hidraúlica, cartografía, digitalización, Gerencia Municipal de Urbanismo de Córdoba. KEY-WORDS: Channels, brooks, springs, hydraulic archaeology, cartography, digitalize, Planning Local Office of Cordoba.

** Área de Arqueología. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Córdoba. Plaza del Cardenal Salazar, 3. 14003 Córdoba. E-mail: [email protected]; [email protected] 1 Este trabajo se inscribe en el Convenio de colaboración que el Grupo de Investigación del P.A.I. HUM 236, integrado por todos los miembros del Área de Arqueología de la Universidad de Córdoba, mantiene con la Gerencia Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento de Córdoba para el estudio de Córdoba, ciudad histórica, entendida como yacimiento único.

ORIGEN DEL TRABAJO Nuestra investigación consiste en el estudio técnico, arqueológico e histórico del conjunto de canalizaciones, arroyos y manantiales que formaron parte del sistema de abastecimiento de agua potable a Córdoba a lo largo de la historia. Algunas de las estructuras (canalizaciones, fuentes, aljibes, etc.) a las que nos referimos son de origen romano, otras de época contemporánea, pero la mayor parte de ellas han estado en funcionamiento hasta hace pocos años. Tradicionalmente los estudios de arqueología hidráulica en el ámbito urbano presentan algunos problemas. Actualmente las excavaciones arqueológicas derivadas de la expansión de Córdoba hacia poniente han sacado a la luz numerosas canalizaciones de gran capacidad cuya existencia se desconocía y que presentan técnicas constructivas muy diferentes. Muchas de estas estructuras pasan desapercibidas en los correspondientes informes arqueológicos al ser vistas aisladamente, sin tener en cuenta su trazado completo o su correspondencia con alguna de las antiguas conducciones históricas que conocemos a nivel documental o planimétrico. Esta fragmentación también hace que la figura de protección aplicada a una canalización histórica afecte a veces a uno sólo de sus tramos. Resulta difícil determinar la cronología de tales infraestructuras debido a la habitual ausencia de materiales cerámicos en el interior de los canales y a su uso continuado durante siglos. Cuando aparecen, sólo sirven para determinar la fecha de desamortización. Por otra parte, a pesar de tratarse de estructuras lineales, algunas conducciones están compuestas de tramos de muy distinta factura, lo que indica reparaciones y reaprovechamientos de un mismo canal con siglos de diferencia.

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EL ORIGEN DE LOS DATOS Al igual que en otras ciudades, en Córdoba los datos acerca de las fuentes y canalizaciones que formaban parte del antiguo sistema de abastecimiento de agua han llegado hasta nosotros principalmente gracias a los trabajos de varios eruditos locales del XIX. En esa centuria las distintas administraciones comenzaron a promocionar la búsqueda de nuevas y más caudalosas fuentes de suministro a raíz del aumento de la demanda que produjeron los nuevos usos dados al agua: no sólo había cambiado el concepto de higiene o de salud sino que también se multiplicaban zonas ajardinadas y paseos dotados de sus correspondientes fuentes y juegos de agua. Su consumo con fines industriales también se había incrementado (Matés 2006: 9). La mayor parte de las investigaciones e informes generados a partir de ese momento se guardan en los archivos municipal y provincial de Córdoba y en la Empresa Municipal de Aguas. Esta última conserva además la cartografía que acompañaba a las escrituras de compra venta o cesión de determinados manantiales e infraestructuras en la primera mitad del XX,

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cuando comenzaba a centralizarse la gestión del abastecimiento de agua para consumo humano de la ciudad. Así, pretendemos completar posibles lagunas de información con los planos, informes técnicos y perfiles longitudinales realizados por los ingenieros que perseguían mejorar el rendimiento de veneros y manantiales. Éstos incluyen además otros datos de interés, como el caudal de cada conducción o la calidad de las aguas transportadas por éstos. El estudio de la evolución del sistema de abastecimiento de agua no es el único objetivo de nuestro trabajo. Más allá del trazado o la cronología de las diferentes conducciones, saber cómo se resolvió el problema del acceso al agua potable en la Córdoba del pasado nos permitirá establecer relaciones entre abastecimiento de agua y expansión urbana y, así aproximarnos a la evolución de la ciudad en los siglos pasados.

ANÁLISIS DE REDES HIDRÁULICAS Y SIG Teniendo en cuenta que manejamos información cartográfica y documental, el SIG se presenta como

Fig. 1. Documentación escrita. Diferentes documentos que se refieren al trazado de los veneros. Datos técnicos conservados.

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Fig. 2. Documentación planimétrica conservada.

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Fig. 3. Elementos conservados in situ. Las «Aguas de San Basilio» en los jardines de Vallellano de la capital.

Fig. 4. Hallazgos arqueológicos. Canalización de abastecimiento de gran envergadura hallada en el curso de una intervención urbana en el centro de Córdoba.

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el soporte más adecuado para aunar ambas. Los pasos que hemos seguido en su diseño han sido los siguientes: 1. Digitalización de los trazados de todas las canalizaciones, acueductos y paleocauces que aparecen en la documentación cartográfica conservada. A ésta se le han añadido los hallazgos de infraestructuras hidráulicas en intervenciones arqueológicas recientes. La base para nuestra cartografía ha sido el plano de Córdoba escala 1:1.000 de la Gerencia Municipal de Urbanismo. 2. Inclusión de la información en una base de datos. Cada canalización ha sido dividida en segmentos según las características físicas de cada tramo. Por tanto, cada segmento - tramo de cada canalización es un registro de una base de datos en la que se ha ido añadiendo información ajustándose a los siguientes campos:

ANÁLISIS DE LOS DATOS: OBTENCIÓN DE RESULTADOS Existen escasos ejemplos en que los SIG se hayan aplicado al análisis de redes hidráulicas. Más allá de convertirlo en un simple continente de datos, cartográficos, documentales y arqueológicos, pretendemos que el SIG nos permita un análisis de toda la información de la que disponemos para: — Formular hipótesis sobre el origen y trazado completo de determinadas conducciones antiguas de las que sólo conocemos un tramo con metodología arqueológica. También debemos

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plantear si dos o más de las canalizaciones históricas que conocemos hoy en día pudieron ser una sola canalización en origen. Era frecuente aprovechar el trazado de canales más antiguos o derivar nuevos ramales a partir de ellos, siempre con condicionantes como la topografía del terreno, los caudales de agua transportados o la técnica edilicia. — El aprovechamiento y canalización de un manantial a un punto determinado de la ciudad puede estar determinado por la zona urbana que se encuentra en expansión en una determinada época, la de construcción del canal. — La calidad de las aguas de cada conducción viene expresada en los manuscritos que manejamos con diferente terminología (aguas pesadas, corrosivas, etc.). La inclusión de este dato en un SIG permite establecer la preferencia por un manantial determinado en función de la calidad de sus aguas. Por ejemplo, sabemos que en época romana se explotaban preferentemente los manantiales de agua de mejores cualidades sobre aquellos que estaban más cerca de la ciudad pero cuyas aguas eran de peor calidad. Además, las aguas con gran contenido en cal pueden arruinar una conducción en un breve periodo de tiempo si no se realizan los trabajos de mantenimiento adecuados. Así, el aprovisionamiento de aguas de poca calidad suele estar determinado por la carestía o por un difícil acceso al recurso. El análisis químico de las aguas transportadas por una conducción puede ayudar a determinar dónde se encuentra el manantial donde tiene su origen. — Determinación del posible cambio de uso de un acuífero. Algunos manantiales fueron utilizados originariamente para aprovechamiento agrícola, pero con el paso del tiempo, la mayor demanda de agua potable en el interior de la ciudad hizo que fueran canalizados y sus aguas utilizadas para mayor consumo humano o industrial. — Estos cambios en el aprovechamiento están íntimamente ligados a la evolución urbana, a los aumentos de población y a los avances tecnológicos que permitieron el aprovechamiento de algunos manantiales que estaban muy alejados de la ciudad o a una cota topográfica que dificultaba su aprovechamiento. En cuanto a los cálculos poblacionales realizados a partir de los caudales de agua disponibles en cada etapa histórica, son muy discutidos (Ventura, 1996).

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Fig. 5. Combinación de datos documentales, planimétricos y técnicos en un SIG. Formulación de hipótesis de trazados e identificación de canales. Creación de una herramienta para el estudio de la evolución urbana de la ciudad con los datos obtenidos.

A MODO DE CONCLUSIÓN Dado que lo que pretendemos realizar es un estudio evolutivo de la antigua red de abastecimiento de agua, Queremos ir más allá de la identificación de las técnicas constructivas hidráulicas propias de cada época histórica o la identificación del trazado de una canalización. Las estructuras incluidas en el SIG no serán tratadas de manera independiente o aislada y evitaremos que la herramienta informática quede reducida a un simple continente de datos. El SIG servirá para analizar las claves de la estrecha relación que existe entre agua, ciudad y territorio teniendo en cuenta aspectos como las razones históricas, sociales, técnicas y ambientales que llevaron a la construcción o a la desaparición de un canal u otro tipo de estructura

hidráulica, razones que están íntimamente relacionadas con la evolución urbanística de Córdoba y las formas de explotación del entorno de la ciudad en los distintos periodos históricos.

BIBLIOGRAFÍA MATÈS BARCO, J. M. (2006): «Evolución y cambio en el abastecimiento urbano: del sistema clásico al moderno». [http://www.unizar.es/eueez/cahe/ mates.pdf]. Consulta el 9 de febrero de 2008. VENTURA VILLANUEVA, A. (1996): El Abastecimiento de agua a la Córdoba romana. II. Acueductos, ciclos de distribución y urbanismo. Universidad de Córdoba.

INFRAESTRUCTURAS HIDRÁULICAS EN BAETICA: PROPUESTA PARA EL ESTUDIO DEL TRAZADO DE SUS ACUEDUCTOS POR

LÁZARO G. LAGÓSTENA BARRIOS, FRANCISCO DE B. ZULETA ALEJANDRO, M.a DEL MAR CASTRO GARCÍA, ÁNGEL D. BASTOS ZARANDIETA y JULIÁN TALAVERA COSTA*

RESUMEN Esta comunicación se estructura en dos apartados bien diferenciados. El primero persigue dar a conocer a la comunidad investigadora los fines y procedimientos esenciales del Proyecto de Excelencia P06-HUM-02409, Captación, usos y administración del agua en los municipios de la Bética romana, aprobado en la convocatoria de 2006 por la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía, y en cuyo desarrollo se considera el empleo de la metodología SIG como base destacada de los trabajos. La segunda parte de la comunicación se dedicará a exponer los resultados del análisis de una red hidráulica antigua concreta, la del acueducto romano que abastecía a la ciudad de Gades, desde su caput aquae en la serranía de Cádiz, hasta el catellum aquae de la ciudad. Se expondrá un análisis obtenido a partir de los nuevos datos de prospección y los recursos internos de ARCGIS 9, contrastándolo con el obtenido en una experiencia similar, pionera en la materia, de la que nos separa ya más de una década (Baena et al. 1996; Roldán et al. 1999). Los resultados obtenidos muestran la utilidad del procedimiento para su aplicación al estudio de la edilicia hidráulica antigua y el conocimiento, a través de la identificación precisa de sus recorridos, de la vinculación de los acueductos con la ordenación, articulación y explotación de los territoria de las civitates implicadas. SUMMARY This paper is structured in two differenced sections. The first one pursues to show to the research community the objectives and essential procedures of the Project of Excellence P06-HUM-02409, Captación, usos y administración del agua en los municipios de la Bética romana, approved in the 2006 announcement by the Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa of Junta de Andalucía, and in whose development it is considered the use of the GIS methodology as important base of the works. In the second section of the communication it will be put forward the results of the analysis of a concrete ancient hydraulic network, the one of the roman aqueduct that supplied water to Gades, from its caput aquae in the mountainous region of Cadiz, to the castellum aquae of the ancient city. It will be put forward an analysis obtained from the new ** Seminario Agustín de Horozco de Estudios de Historia Económica Antigua y Medieval. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Cádiz. Avda. Gómez Ulla, s/n: 11003 Cádiz. E-mail: [email protected]

prospecting information and the ARCGIS 9 resources, contrasting it with the one obtained from a similar experience, pioneer in the subject, ten years ago (Baena et al., 1996; Roldán et al., 1999). The results obtained show the usefulness of the procedure for its application to the study of ancient hydraulic and the knowledge, through the precise identification of its courses, of the link of aqueducts to the planning, articulation and exploitation of the territoria of involved civitates. PALABRAS CLAVE: red hidraúlica, Gades, caput aquae, catellum aquae, ArcGis, edilicia hidraúlica. KEY-WORDS: hydraulic network, Gades, caput aquae, catellum aquae, ArcGis, hydraulic edification.

1.

INTRODUCCIÓN

En los tres últimos años, los integrantes del grupo de investigación Patrimonio Histórico de Andalucía en la Antigüedad (III PAI -HUM-240 coordinado por el Dr. D. Francisco Javier Lomas Salmonte) y promotores del seminario permanente Agustín de Horozco de Estudios de Historia Económica Antigua y Medieval, hemos dedicado nuestra atención a la investigación sobre la hidráulica romana, en general, y bética en particular. En este sentido hemos desarrollado sendos proyectos, financiados por CEHOPUCEDEX, del Ministerio de Fomento, denominados respectivamente Las obras de ingeniería hidráulica de época romana en la provincia de Cádiz y Edición crítica y anotada de los informes de época moderna y contemporánea de rehabilitación del acueducto romano de Gades, y reconstrucción virtual 3DS de sus principales elementos arquitectónicos. Desde junio de 2007 desarrollamos, además, el Proyecto de Excelencia P06-HUM-12409, Captación, usos y administración del agua en los municipios de la Bética romana. Esta reorientación de nuestros intereses investigadores perseguía recuperar una línea de trabajo que

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Lázaro G. Lagóstena Barrios et al.

permitiese abordar problemáticas históricas actualmente desatendidas para el espacio histórico constituido por la Bética romana, la relativa a las necesidades y usos de los recursos hidrológicos de la rica red cívica existente en el territorio de esta provincia occidental del imperio. Dos convicciones fundamentales se encuentran tras los planteamientos de nuestro trabajo y la proyección de nuestra investigación. En primer lugar la de la existencia de una paulatina y progresiva generación, por primera vez en la historia de este espacio, de una red de abastecimiento hídrico, con destino preferentemente urbano, que, alcanzando mayor o menor relevancia, según cada caso particular, se implantó en buena parte de los núcleos cívicos existentes, una red que posee sus características intrínsecas, cuya descripción supera, lógicamente, el ámbito de esta comunicación, pero que, en su conjunto, configuraron unos mecanismos de abastecimiento hídrico no superados hasta bien avanzada la época contemporánea. Y, en segundo lugar, la trascendencia del estudio geográfico de esta red y sus elementos para profundizar en el conocimiento de diversos aspectos históricos de las numerosas comunidades cívicas que la generaron: aspectos relacionados con el ordenamiento, la intervención y la articulación del territorio; otros vinculados con ciertas prácticas económicas de estas sociedades, especialmente de carácter extractivo y productivo; otros que tienen conexión con su ordenamiento sociopolítico y administrativo; y también aspectos relativos al conocimiento de asuntos propios de las antiguas entidades demográficas y las necesidades vinculadas a la disposición de agua que les son propias. Una investigación de esta entidad temática y territorial ha de sustentarse necesariamente en la construcción de un corpus informativo que reúna los testimonios literarios, epigráficos, arqueológicos e historiográficos que sobre el particular pueda ser recopilado. En este sentido el equipo ha apostado por el recurso a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, y especialmente por aquellas que permiten georreferenciar todos aquellos elementos informativos procesados. Las características peculiares de la investigación sobre la hidráulica antigua y sus sistemas de captación, conducción, almacenamiento y distribución, le otorgan un valor esencial a esta conexión espacial del testimonio concreto con el territorio histórico, el espacio geográfico y geológico de cada comunidad, y los recursos hídricos disponibles en la geografía propia de cada una de ellas. Atendiendo a la metodología SIG, como se mostrará a continuación, y a las experiencias previas,

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hemos diseñado un protocolo técnico, de aplicación a todas las conducciones hidráulicas históricas, que nos permite prever su recorrido y analizar sus inferencias con el resto de los vestigios históricos-arqueológicos con los que se relacione. Este protocolo, ensayado nuevamente en un caso complejo y completo, como es el del acueducto romano de la ciudad de Gades, será aplicado de manera experimental al mayor número de casos posibles en el marco de Baetica, y esperamos obtener resultados de considerable valor para el estudio histórico del poblamiento cívico, el ordenamiento, la gestión y la explotación de los territoria de estas comunidades en tanto éstos se relacionen con la disposición de recursos hídricos.

2.

UN ANTECEDENTE EN LA APLICACIÓN DE LA METODOLOGÍA SIG AL ESTUDIO DE LA HIDRÁULICA BÉTICA

Nuestro trabajo se inspira, lógicamente, en las numerosas aplicaciones y posibilidades de la metodología SIG desarrolladas para el estudio de redes y rutas, y en los avances de los recursos informáticos y cartográficos, del hardware, y los del software que se concretan en la aparición reciente de la versión ARGIS 9. Pero esta experiencia retoma una propuesta original y pionera, ya mencionada, que prospecta las posibilidades y dificultades del cálculo del trayecto recorrido por un acueducto romano, ejemplificado en el caso gaditano (Baena et al. 1996; Roldán et al. 1999). En estos trabajos los autores plantearon de manera genérica diversas aplicaciones SIG al estudio de problemas territoriales en la Antigüedad, para ejemplificar estas posibilidades de manera concreta en el estudio del trazado del acueducto romano de Gades. Su propuesta se estructuró en una descripción preliminar del acueducto y sus características técnicas, de los elementos históricos de su ruta, conocidos hasta la fecha, de las condiciones topográficas del territorio que atravesaba, de la orientación general del trazado, del gradiente total y medio de la conducción, y de las soluciones técnicas edilicias de aplicación previsible en su construcción. También indicaron las variables principales a considerar en este caso, como la diversidad topográfica que atravesaría el recorrido, la conexión del mismo con la red hidrográfica y los conocimientos técnicos de la época de su construcción. El método de análisis aplicado consistió en la generación con Arcview de varias capas: calculando

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INFRAESTRUCTURAS HIDRÁULICAS EN BAETICA

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Fig. 1. Gráfica comparativa entre los path 1-2-7 y 1-2-3 con el trabajo pionero de Baena, Blasco, Roldán, Almonacid, Bermúdez, Carro, Río y Espiago, de 1996, la escala de trabajo fue mucho mayor sin embargo se puede considerar que obtuvieron resultados óptimos.

la ruta más corta; generando un modelo de elevación a partir de las curvas de nivel con las cotas 10 y 20 metros; estableciendo un buffer de 4.000 metros de anchura respecto a la shortest route; y por superposición de las capas anteriores, la identificación y localización de los lugares problemáticos, susceptibles de aplicación de soluciones arquitectónicas. Con estos recursos calcularon varias rutas óptimas para el trazado, atendiendo a variables relativas a los Factores de Coste Horizontal y Coste Vertical en los cambios de gradiente, y contemplando las diversas soluciones arquitectónicas factibles para la mejor resolución de la obra: arcuationes, minas, sifones. Concluyeron esta destacada aportación incidiendo en las prácticas y conocimientos que deben estar presentes en la aplicación de este potente recurso, para evitar la proyección de soluciones excesivamente teóricas y poco realistas, pues se advierte de la necesidad de un concienzudo trabajo de campo, de la posibilidad de errores en la toma o disposición de datos geográficos y cartográficos, y de la dificultad de contemplar, en la toma de decisiones respecto al modelo, aspectos de naturaleza cultural o económica. Sin duda desde la publicación de aquellos trabajos, a pesar de los pocos años transcurridos, los recursos técnicos han mejorado notablemente, tanto aquellos destinados a la toma de datos sobre el terreno, que han incrementado su fiabilidad, como los propios de la cartografía digital, que permiten una observación más detallada y precisa de la topografía a estudiar. Creemos necesario insistir en las medidas de corrección que deben estar presente para que la apli-

cación de estos cálculos tenga un valor real para el conocimiento histórico y la protección del patrimonio. Estas medidas se concretan en el estudio individualizada de cada caso, en la necesidad de exhaustivos trabajos de campo que permitan contrastar la mayor cantidad de variables posibles de los modelos, también en el tratamiento con rigor de los datos tomados sobre el terreno o proporcionados con los recursos cartográficos actualmente disponibles. Pero sin ningún género de dudas, es el conocimiento histórico de la cultura, la comunidad y la geografía de quienes promueven en el pasado la proyección de este tipo de obra arquitectónica, la mejor garantía del éxito de la aplicación de la metodología SIG al estudio de la hidráulica antigua.

3.

3.3.

EL TRAZADO DEL ACUEDUCTO DE GADES. NUEVO ENSAYO DE APLICACIÓN DELIMITACIÓN

ESPACIAL DEL ACUEDUCTO

Dista el manantial de Tempul, caput aquae de la conducción, unos 55 kilómetros en línea recta del castellum aquae sito en la actual Cádiz, otrora Gades. Obviamente el desarrollo del acueducto es notablemente superior pudiendo alcanzar más de 75 kilómetros de recorrido, debido a que intenta mantener la cota de altura con el menor costo posible, es por ello que alargan notablemente el recorrido tal y como ya describió el ingeniero Mayo: para evitar los

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Lázaro G. Lagóstena Barrios et al.

puentes se alargaba mucho el trazado, buscando los arroyos y cañadas casi en su origen (Mayo, 1877: 17). El propósito desde el Seminario Agustín de Horozco es realizar un análisis espacial tan preciso como sea posible, por lo que ante el gran desarrollo del acueducto se hace necesario delimitar distintos ámbitos o sectores siguiendo su trayectoria, que además de definir su trazado permita relacionarlo históricamente con su entorno inmediato como se avanzaba con anterioridad. Denominamos Sector I al comprendido entre el caput aquae y el Valle de los Arquillos, incluyendo el sifón de este último; desde la salida del Valle de los Arquillos hasta el Cerro Candol o Candón en Puerto Real lo denominamos Sector II; desde este cerro hasta la Torre de los Arquillos, Sector III; y desde dicha torre hasta el castellum aquae, Sector IV. A su vez el Sector I lo dividimos en dos subsectores: 1a (Tempul-Fuente Ymbro) y 1b (Fuente YmbroValle de los Arquillos), y el Sector IV en tres subsectores: 4ª, Sifón de las Marismas; 4b, Isla de León, San Fernando; y 4c, Sifón de Gades. La sectorización en ámbitos de estudio viene condicionada por la propia extensión del acueducto, por su fábrica, por la información histórica disponible, por las limitaciones del hardware/software utilizado y por las evidencias arqueológicas que se utilizan como puntos de control en los análisis.

3.4.

EL SECTOR 1A: MANANTIAL YMBRO

DE

TEMPUL – FUEN-

TE

En el presente trabajo, por razones de extensión del mismo, vamos a exponer los resultados de las primeras experiencias de análisis espacial realizadas sobre el que denominamos Sector 1a, la primera parte del acueducto del que se conserva la mejor y más abundante documentación histórica (Hurtado, De Rueda, Perosini, 1784; vide Lagóstena, Zuleta y Fatás 2007) y de la que conocemos suficientes eviden-

Anejos de AEspA LIX

cias arqueológicas que permiten refrendar los resultados obtenidos con Arcgis 9.2. El sector 1a queda comprendido entre el manantial del Tempul (caput aquae) y la galería descubierta de tierra sita en Fuente Ymbro. Este tramo está bien descrito en lo que conocemos como los Informes O’Reilly, diversos estudios técnicos que el conde de O’Reilly durante su periodo como gobernador de Cádiz encargo a militares e ingenieros para la rehabilitación del acueducto de los romanos. El proyecto nunca llegó a realizarse pero quedaron informes muy descriptivos.

3.5.

CREACIÓN

DEL

MODELO DIGITAL

DEL

TERRENO

Para la realización de los análisis ha sido necesario crear un modelo digital de elevaciones propio. Para ello se han digitalizado las curvas de nivel, los puntos de cota y la hidrografía del mapa topográfico de Andalucía 1:10.000, disponibles en servicio WMS de la Infraestructura de Datos Espaciales de Andalucía. Lo actualizado de dichos datos ha hecho necesario restituir, corregir y completar los datos topográficos con vectorizaciones a partir del mapa topográfico de Andalucía 1:10.000 mosaico raster de los años 1987-1992, y con correcciones en el trazado de la hidrografía en base al también servicio WMS del IDE Andalucía, correspondiente a la Ortofotografía digital pancromática del vuelo americano realizado entre 1956 y 1957 por el ejército de los Estados Unidos. Con las herramientas propias de Arcgis 9.2 se ha creado un TIN (Triangular Irregular Network), donde se ha cuidado con especial precaución la hidrografía y las elevaciones comprendidas entre las curvas de nivel que delimitan el paso del acueducto, pues el desarrollo de éste viene condicionado por su encuentro con estos accidentes. La ausencia de suficiente datos espaciales para crear la hidrografía y las laderas elevadas ha obligado a asumir que la altura desciende de manera constante

Fig. 2. Garganta de Bogas: vectorización, realización del TIN y conversión a Raster.

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INFRAESTRUCTURAS HIDRÁULICAS EN BAETICA

entre las líneas de nivel siguiendo la tendencia de las curvas, por lo que se ha recalculado por triangulación la Z de cada nodo intermedio de los arroyos y las elevaciones. Una vez finalizado el TIN se ha convertido al formato Raster propio de Arcgis con un tamaño de celda de dos metros por píxel.

3.6.

ANÁLISIS ESPACIAL

Asumidas las limitaciones y errores inherentes a un modelo virtual el principal objetivo del análisis espacial consiste en definir una hipótesis de trazado para el acueducto de los romanos. Para esta operación utilizaremos la herramienta Shortest Path, de Spatial Analyst, que calcula la ruta más corta entre dos puntos en base a unas condiciones preestablecidas. Elegimos como punto de origen la localización de restos de opus caementicium en el manantial de Tempul, que proponemos identificar como los restos de la presa original que debía reconducir las aguas para darles entrada en el acueducto, y como punto de lle-

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gada el extremo más alejado de una galería que se halla en las inmediaciones del Cortijo de Fuente Ymbro, a 6.742 metros de distancia del manantial, y con una diferencia de altura, según nuestro MDE, de 12’47 metros. Del análisis de las descripciones técnicas aportadas por los ingenieros del XVIII inferimos las características del acueducto: con ligera pendiente zigzaguea al seguir las laderas, evita las minas y los pasos en alto, pero cuando el rodeo es excesivo mina o cruza mediante un puente-sifón. También contrastando los mencionados informes con los restos arqueológicos de la mina del 2.º Cuquillo y del sifón de Bogas, podemos establecer que los romanos minaron alturas de hasta poco más de 140 metros (unos 20 metros sobre el specus), y depresiones de 90 metros (unos 31 metros bajo el nivel del acueducto). No tenemos constancia de que el acueducto tuviera pozos de resalto, tampoco las condiciones del terreno lo exigen, así pues, vamos a considerar una pendiente continua desde el caput aquae hasta la galería sita en Fuente Ymbro.

Fig. 3. Raster de pendiente continua.

Fig. 4. Resultado de la intersección de los dos rasters: raster calculation.

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Lázaro G. Lagóstena Barrios et al.

Fig. 5. Reclasificación que generó el path 1-2-7.

Es necesario obtener un nuevo raster con la pendiente continua entre el manantial y Fuente Ymbro, este se obtiene generando un polígono 3D a partir de estos dos puntos, el polígono se convierte en un TIN y finalmente en un nuevo raster. Este nuevo raster es una superficie inclinada desde el caput aquae hasta Fuente Ymbro. Con la herramienta de Spatial Analyst, Raster Calculator, al MDE se le resta el nuevo raster de pendiente continua, obteniendo de esta operación un nuevo raster (Calculation) donde el plano que une Tempul con Fuente Ymbro tiene como valor de al-

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tura cero, tomando valores positivos las alturas superiores al plano y negativas las inferiores. El raster calculation tiene que ser reclasificado (Spatial Analyst/Reclassify) en base a las características del trazado. Elegimos el método de clasificación equal interval sin decimales y con una escala de 10 valores. Conocemos que el acueducto nunca llegará a descender por debajo de los 31 metros, ni atravesará cotas por encima de los 20 metros de su nivel, así pues todas las alturas inferiores y superiores a dichas cotas se consideran NoData, quedando fuera del análisis. Para Spatial Analyst el menor costo posible para el desarrollo del acueducto es mantenerse dentro de la nueva cota 0, por lo tanto a la horquilla entre -1 y 1 metros le asignamos en la reclasificación el primer lugar. La segunda opción es minar una elevación de hasta 20 metros de altura sobre el nivel del acueducto, y la tercera opción es construir un puente-sifón en valles de hasta 31 metros de profundidad. Sin embargo esta primera reclasificación no generó los resultados esperados, no hallando las mayores coincidencias con el trazado original hasta que a la opción de construir un puente-sifón se le asigno un valor de siete, reforzando el peso de las dos primeras. Una vez hecha la reclasificación se procedió a crear los mapas Costdistance y Costdirection a Fuente Ymbro con la función Cost Weighted, donde tomamos como cost raster el Reclass of Calculation. Con los mapas generados y la herramienta Shortest Path hallamos el camino óptimo hasta el Tempul bajo las condiciones impuestas al modelo.

Fig. 6. Comparación entre el Plano 2º del manuscrito de los militares Hurtado y De Rueda (1784) y el path 1-2-7 a su llegada a Fuente Ymbro tras cruzar el Arroyo del Infierno. La similitud entre ambos es notable. En rojo las evidencias arqueológicas.

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INFRAESTRUCTURAS HIDRÁULICAS EN BAETICA

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Fig. 7. Tabla comparativa de los resultados del tramo 1a con los informes de época moderna sobre el acueducto de Gades.

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Lázaro G. Lagóstena Barrios et al.

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Fig. 8. Zonas de Probabilidad y señalización de los elementos coincidentes con la documentación histórica.

Los distintas reclasificaciones empleadas generaron similares caminos óptimos que se contrastaron con los mapas del XVIII (Hurtado y De Rueda 1784; vide Lagóstena, Zuleta y Fatás 2007) y con las evidencias arqueológicas conocidas, hasta hallar una reclasificación que generara el path de mayor coincidencia, este fue el path 1-2-7. La segunda parte del análisis consistió en extraer del path 1-2-7 las zonas en la que atraviesa el terreno o bien lo cruza mediante un puente o un sifón. Para esta operación el path 1-2-7 se convirtió a un archivo de puntos (con la extensión XTools Pro), estableciendo una distancia de punto a punto de 2 metros, para luego interporlarlo sobre el raster Calculation desde 3D Analyst Tools con la herramienta Data Functional Surface / InterpolateShape. Al archivo de puntos obtenido se le añadió el campo Z y se suprimieron los decimales, esta última operación supuso limitar las alturas a superar a 19 metros y las depresiones a –27 metros, en cualquier caso suficiente para nuestros análisis. Una vez creado el archivo de puntos se procedió a extraer los resultados. Para el rango de alturas comprendido entre 1 y 0 consideramos que el acueducto sigue la pendiente normal, mientras que por encima de 1 indica la existencia de una mina y por debajo de 0 anuncia un puente o un sifón. El resultado de este análisis se muestra en la siguiente tabla: A pesar de los ya mencionados errores inherentes e inevitables de los MDE, de la imprecisión de los datos restituidos y de que el ejercicio se ha realizado como si la solera del acueducto fuera sobre la superficie del terreno, las coincidencias halladas

del path 1-2-7 con los informes técnicos y con los registros arqueológicos, y habiéndose generado tan sólo con dos puntos distantes entre sí varios kilómetros, podemos defender el modelo como una técnica de prospección remota o como un modelo predictivo que permite establecer los trazados de los acueductos de la Antigüedad. Esto permitirá avanzar en su estudio e investigación, así como definir unos polígonos de prospección y de protección, una vez que el trabajo de campo los ratifique. Es por tanto, que los investigadores del Seminario Agustín de Horozco, estamos aplicando este protocolo a todo el acueducto romano de Gades y, también, a otros acueductos de Baetica en función de las características de cada uno. Se definió el polígono de protección del acueducto en este tramo a partir de los path 1-2-3 y 1-2-7. A dichos path se les aplicó un buffer de 1 m (Analysis Tools/Proximity/Buffer) de modo que quedaran las zonas coincidentes como calles de dos metros de ancho, luego se generó un polígono con ambas polilíneas (Xtools Pro), el polígono generado lo consideramos como de Máxima Probabilidad para el curso del acueducto romano. Como es obvio se hace necesario volver a crear un nuevo buffer que defina una extensión mayor, con 50 m observamos que los restos arqueológicos conocidos quedan dentro de las calles de 102 m que se generan, a la que nombramos como de Alta Probabilidad. Sin lugar a dudas quedarán algunos restos fuera de la zona de probabilidad pero al tiempo que el trabajo de campo compruebe nuestra hipótesis de trazado puede localizar las excepciones que se hallan producido.

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BIBLIOGRAFÍA BAENA PREYSLER, J.; BLASCO BOSQUED, M. C.; ROLDÁN GÓMEZ, L.; ALMONACID, C.; BERMÚDEZ SÁNCHEZ, J.; CARRO, I.; RÍO, A.; ESPIAGO, J. (1996): «Applications of GIS to the archaeology of Roman Hispania», Cost Action G2. Paysages antiques et structures rurales. The use of Geographic Information Systems in the study of ancient landscapes and features related to ancient land use. Workshop proceedings, Ljbljana 1996, 1-20. BARRAGÁN MUÑOZ, J. M. (coord.) (1993): Agua, Ciudad y Territorio. Cádiz. FIERRO CUBIELLA, J. (1989): «El acueducto romano de Gades», Revista de Arqueología 95, 19-24. LAGÓSTENA BARRIOS, L.; ZULETA ALEJANDRO, F. (2009): «Gades y su acueducto: una revisión», en LAGÓSTENA BARRIOS, L.; ZULETA ALEJANDRO, F. (coord.), La captación, los usos y la administración del agua en Baetica: estudios sobre el abastecimiento hídrico en comunidades cívicas del conventus Gaditanus. Cádiz. LAGÓSTENA BARRIOS, L.; ZULETA ALEJANDRO, F.; FATÁS

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ARANA, R. (2007): Edición crítica y anotada de los informes técnicos de época moderna y contemporánea de rehabilitación del acueducto romano de Gades y reconstrucción virtual de sus principales elementos arquitectónicos. Memoria del proyecto elaborado para el CEDEX-CEHOPU del Ministerio de Fomento. Cádiz. MAYO, A. (1877): «Obras del Acueducto de Tempul para el abastecimiento de aguas a Jerez de la Frontera», Anales de Obras Públicas 5. Madrid. MUÑOZ VICENTE, A. (1991): «Intervención arqueológica en el acueducto romano de Cádiz: los sectores de El Mimbral (Jerez) y Tres Caminos (Puerto Real)», Anuario Arqueológico de Andalucía 1989, III, Actividades de Urgencia, Sevilla, 89-103. ROLDÁN GÓMEZ, L.; BAENA PREYSLER, J.; BLASCO BOSQUED, C.; BERMÚDEZ SÁNCHEZ, J.; GARCÍA ORTIZ, E. (1999): «SIG y arqueología romana. Restitución del trazado del acueducto de Cádiz», en BAENA PREYSLER, J.; BLASCO, C. y QUESADA, F. (coords.): Los SIG y el análisis espacial en arqueología. Ediciones de la Universidad Autónoma de Madrid. Madrid, 255-272.

VIII LA APLICACIÓN DE LAS TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA EN EL ESTUDIO DE SITIOS ARQUEOLÓGICOS

Imagen: I. Arroyo et al.

PROCESO DE DISEÑO Y CONFIGURACIÓN DE UN SISTEMA DE INFORMACIÓN PARA LA GESTIÓN DEL PATRIMONIO EMERITENSE1 POR

ISIDORO ARROYO BARRANTES*, TERESA BARRIENTOS VERA* y PEDRO MATEOS CRUZ**

RESUMEN La documentación patrimonial emeritense (fundamentalmente la arqueológica), custodiada en el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, presentaba, hasta el inicio de este proyecto, unos problemas básicos en su gestión: la desvinculación de la información alfanumérica y la información gráfica y, como consecuencia de ello, la falta de agilidad en su uso. Por ello se planteó la necesidad de poner en funcionamiento un sistema de información para la gestión del patrimonio emeritense que integrara y activara toda la documentación existente. Contamos para su elaboración con la documentación arqueológica gestionada de forma única y normalizada y volcada en una base de datos que incluye todas las intervenciones arqueológicas del Consorcio de los últimos 17 años y con las planimetrías arqueológicas digitales o escaneadas y georreferenciadas. Además se han solicitado a otras instituciones cartografías digitales del municipio que sirvieran de base al volcado de datos gráficos. Con todo ello se ha estado diseñando y configurando un sistema basado en la tecnología de los sistemas de información geográfica, cuya puesta en funcionamiento permitirá la gestión integral de la información patrimonial emeritense. SUMMARY The cultural heritage documentation of Mérida (mainly the archaeological one), watched over by the Consorcio Ciudad Monumental de Mérida, has some basic problems about its management: the disjoint between textual information and the spatial information, and, as consequence, the difficulty of its use. Because of that we plan to put into operation an information system to manage the Mérida cultural heritage that 1 Agradecemos los consejos y orientaciones iniciales recibidos de Silvia Fernández Cacho, de Leonardo García Sanjuán, del grupo de trabajo de la Gerencia de Urbanismo de Córdoba y de Diego Jiménez del Ayuntamiento de Mérida. Agradecemos también la participación del equipo humano del Departamento de Documentación del Consorcio (especialmente de Berta Marín) y de Carlos Morán del IAM, de los trabajadores en formación provenientes del acuerdo con el SEXPE (Maribel Garrido, Pepa Mesa, Puri Cáceres, Toñi López y Belén Domínguez), así como de los participantes en el programa de Prácticas en Empresas. ** Consorcio Ciudad Monumental de Mérida. C/ Reyes Huertas, 5. Mérida. E-mail: [email protected]; [email protected] ** Instituto de Arqueología de Mérida. Pza. de España, 15. Mérida. E-mail: [email protected]

integrate and activate all existing documentation. To develop it, we had the standardized archaeological documentation managed, stored in a data base then contains all archaeological interventions of last 17 years and with the digitals or scanned and georeferenced archaeological plans. Furthermore we have requested to other institutions digital cartographies of Mérida to serve as basis to download of graphic data. With all of which we have been designing and configuring a Geographical Information System that will allow the integral management of cultural documentation of Mérida. PALABRAS CLAVE: Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, base de datos, planimetría, georreferenciación, cartografía digital, SIG. KEY WORDS: Monumental City of Merida Consortium, data base, planimetry, georeferencing, digital cartography, GIS.

1.

INTRODUCCIÓN

El Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida es un organismo de entidad pública integrado por cuatro instituciones (Junta de Extremadura, Ayuntamiento de Mérida, Ministerio de Cultura y Diputación de Badajoz), cuya función es la gestión integral del yacimiento emeritense. Legislativamente se halla al amparo de las leyes de Patrimonio Histórico Español de 1985 (16/85), de Patrimonio Histórico y Cultural de la Comunidad Autónoma Extremeña de 1998 (2/99), del PGOU y Plan Especial del Conjunto Histórico-Arqueológico de Mérida, aprobado en el año 2000 y de las normas de desarrollo aprobadas por sus órganos de gobierno (Consejo Rector o Comisiones Ejecutivas). El Plan Especial especifica las medidas y niveles de protección del yacimiento arqueológico emeritense, dividiendo la ciudad en cinco zonas a las que aplica un procedimiento de intervención normalizado, siendo una de las particularidades normativas más interesantes que el Ayuntamiento no conceda licencias de obras sin la intervención previa del Consorcio.

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Isidoro Arroyo Barrantes, Teresa Barrientos Vera y Pedro Mateos Cruz

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Como ya hemos indicado, antes del inicio de los trabajos contábamos con una metodología de adquisición y almacenamiento de datos que centralizaba toda la información arqueológica del yacimiento de Mérida. Con el nuevo Sistema de Información Geográfica pretendemos avanzar en este sentido al contar con una herramienta muy potente y flexible para la consulta y administración de todos aquellos datos.

3. Generar las condiciones y herramientas necesarias para la configuración y salida rápida de planos. Gracias a la normalización, la centralización y la interrelación de la información será posible obtener planos de manera semi-automática a partir de los datos almacenados en el Sistema. 4. Proporcionar una herramienta con capacidad de análisis de la información para la investigación sincrónica y diacrónica del yacimiento emeritense. 5. Servir como base para estudios que realicen investigadores del propio Consorcio o de otras instituciones. Para ello el Sistema debe proporcionar la mayor cantidad de datos de una manera flexible y robusta, para que el usuario pueda seleccionar de entre ellos los que necesite para sus estudios. 6. Permitir el acceso a los datos de manera remota usando estándares abiertos. Los investigadores que lo necesiten tendrán acceso al sistema desde cualquier parte del mundo usando Internet. 7. Facilitar el acceso a la información a los usuarios no especializados. 8. Iniciar los procesos de investigación usando el nuevo sistema mediante la creación de diversos planos temáticos en toda el área de estudio: de usos funcionales y diacrónicos del espacio. Tras la determinación de los objetivos del Sistema, nos propusimos en primer lugar recopilar el material gráfico y textual que sobre el tema existiera referente al área de trabajo para analizar sus formatos y contenidos y, finalmente, seleccionar y sistematizar aquéllos que fueran útiles al propósito requerido.

2.1.

2.2.

La gestión del yacimiento se organiza desde cuatro áreas fundamentales: la documentación, la investigación, la conservación y la difusión. Cada una de estas áreas ha generado un departamento que se encarga de desarrollar programas específicos, coordinados desde la dirección de la entidad. La Ciudad de Mérida se trata desde el Consorcio como un solo yacimiento, en su compleja riqueza diacrónica, por lo que todo el sistema de registro de la documentación arqueológica es tratado de forma normalizada y cualquier intervención realizada pasa a formar parte de la base de datos única existente en el centro, que en la actualidad está siendo renovada. El departamento de documentación es el que ejerce esa labor de normalización y sistematización del registro y por tanto el encargado de la implantación del nuevo Sistema de Información Geográfica. Este departamento está formado por un equipo de arqueólogos, documentalista, informático, topógrafos, dibujantes de arqueología y personal auxiliar.

2.

PLANIFICACIÓN DEL NUEVO SISTEMA

OBJETIVOS

Los objetivos generales demandados a este sistema de información están fundamentalmente enfocados a la gestión e investigación del patrimonio emeritense y, además, a establecer mecanismos de servicio al público, profesional o no, sobre el tema. Estos objetivos han sido: 1. La creación de un lenguaje común con el resto de los departamentos del Consorcio y con las entidades colaboradoras implicadas en la gestión urbanística y patrimonial emeritense, especialmente con el Instituto de Arqueología de Mérida, en donde se está elaborando un sistema similar pero cuyo ámbito de acción abarca a todo el territorio extremeño. 2. Conseguir las condiciones para poder realizar consultas ágiles sobre toda la información textual y espacial, de forma conjunta, logrando un mayor dinamismo en el sistema de gestión de datos.

DATOS

INICIALES

Los datos, imágenes y cartografías de los que partimos para iniciar el proyecto fueron: a) Procedentes del Consorcio: l. La base de datos de documentación arqueológica. Desde el año 1987 se comenzó a centralizar la información sobre las intervenciones arqueológicas del yacimiento de Mérida, y, a partir de 1993, se dio el paso fundamental de unificar el sistema de registro arqueológico y la creación de una única base de datos de fichas de arqueología, que sigue vigente (Arroyo, 1998; Márquez, 2001). Esta base de datos consta de una serie de tablas relacionadas siendo la principal de ellas, y con la que se relaciona el resto, la tabla de intervenciones. Tanto la información almacenada en esta base de datos como la experiencia del uso de la misma durante todos estos años nos ha servido como punto de partida para la

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PROCESO DE DISEÑO Y CONFIGURACIÓN DE UN SISTEMA DE INFORMACIÓN...

elaboración del nuevo Sistema de Información del Consorcio (fig. 1). • Las planimetrías arqueológicas. Del mismo modo que en la década de los 90 se normalizó tanto el sistema de registro como la base de datos que contenía la información arqueológica, la confección de planos también sufrió un proceso de unificación y normalización. De esta manera los restos arqueológicos se sitúan en coordenadas UTM y se organizan en capas por Unidades Estratigráficas. Tanto el sistema de digitalización como el sistema de nomenclatura de las capas se ha ido refinando a lo largo de los años. Esta organización de capas por UE facilita la relación de las planimetrías con la base de datos y, gracias al uso de coordenadas universales, se pueden relacionar espacialmente todos los datos planimétricos (Pacheco, 1997; Márquez, 2001). • Fotografías arqueológicas. El departamento de documentación cuenta con un gran archivo de fotografías de las distintas intervenciones en formato analógico y digital. Las imágenes digitales están almacenadas en un servidor de archivos, y las fotografías y diapositivas antiguas se hallan en un archivo físico general. • Dibujos de material. Al igual que sucedía con la planimetría, éstos inicialmente se trabajaban exclusivamente en papel y los dibujos de las piezas se archivaban en las carpetas de la intervención correspondiente. Actualmente los dibujos de materiales se hacen a mano y luego son digitalizados en formato CDR (Corel Draw). Estos dibujos son almacenados en las carpetas correspondientes dentro del servidor de Archivos. • Informes. Los distintos informes de cada intervención que realiza el arqueólogo se almacenan en la carpeta correspondiente dentro del servidor de archivos. • Otros documentos: Otros documentos como diagramas estratigráficos, publicaciones, etc se almacenan en el mismo servidor de Archivos en la carpeta de su intervención. b) Del Ayuntamiento de Mérida y su Delegación de Urbanismo: • Los catálogos de patrimonio arqueológico y arquitectónico. Son documentos en PDF donde aparecen distintas planimetrías y una ficha por cada elemento catalogado. • Cartografías del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Son cartografías en formato DWG con bastante fiabilidad espacial pero con la información no preparada para SIG ya que los polígonos de los elementos urbanos no se encuentran cerrados ni

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tienen una continuidad en las distintas hojas de las que se compone esta serie cartográfica. • Fotogramas de los vuelos de 1996 para la elaboración de cartografías. c) De la Junta de Extremadura: • Cartografía 1/10.000. En formato DWG. Más completa espacialmente que la del ayuntamiento y de características similares. • Ortofotografías satélite del área emeritense. • Datos, no digitales, de la Carta arqueológica de Extremadura correspondientes al término de Mérida. d) De Catastro: • La planimetría catastral urbana y rústica del término municipal en formato SHP. • Las tablas de los datos catastrales (excepto las de tipo fiscales y/o personales). Paralelamente a la recopilacíon de datos, nos encargamos de sistematizar, en lo que denominamos «expedientes documentales», toda la información dispersa perteneciente a los distintos monumentos de la ciudad no afectados por intervenciones arqueológicas. En total se recopilaron 70 expedientes, que constan de planos, fotografías, vaciado de documentación de archivo relativa a cada uno de ellos y listado bibliográfico sobre el monumento. Uno de estos expedientes recoge toda la documentación general sobre Mérida, destacando de ella los planos históricos. Toda esta información se almacena en ficheros de diversos formatos en el servidor de archivos.

3. 3.1.

ANÁLISIS TÉCNICO ESTUDIO

DE LOS DATOS

Para diseñar el sistema que permitiera cumplir los objetivos propuestos, procedimos en primer lugar al estudio de los datos. Decidimos, según su tipología y el uso que le pretendíamos dar, cual sería la manera más adecuada de almacenarlos y localizarlos. Esto nos llevó a separarlos en dos grandes grupos: 1. Por un lado aquéllos que son susceptibles de ser utilizados en búsquedas. Este tipo de información se almacenaría en una nueva Base de Datos y son: la base de datos de información arqueológica y todas las planimetrías de las que disponemos. 2. Por otro lado los datos almacenados en documentos de diverso tipo sobre los cuales no se podrán realizar búsquedas directas. Esta información se almacenaría en el Servidor de Archivos del Consorcio organizada de manera muy precisa. Ejemplos de datos de este tipo son: los informes arqueológicos, las fo-

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Isidoro Arroyo Barrantes, Teresa Barrientos Vera y Pedro Mateos Cruz

tografías de las intervenciones, las fichas de los catálogos del Plan General de Ordenación Urbana, los dibujos de material, los diagramas de las excavaciones, etc. Las peculiaridades del primer grupo de datos nos permitió determinar con bastante precisión las características que tendría que cumplir la Nueva Base de Datos que daría soporte a nuestro Sistema de Información Geográfica: debería permitir el almacenamiento, la manipulación y las consultas de información de tipo textual así como de tipo planimétrico o espacial. Así mismo, sería posible la interrelación de ambos tipos de información, controlar el acceso a los datos en función de permisos o perfiles preestablecidos, garantizar la integridad de los datos, poner los datos a disposición de otros programas en formatos estándares, permitir la conexión remota, llevar a cabo el registro de accesos y, por último, ser robusta, eficiente y ajustarse a nuestras posibilidades económicas. Teniendo todo esto en cuenta y tras probar algunas soluciones, decidimos utilizar como Sistema Gestor de Bases de Datos (SGBD) a PostgreSQL con la extensión espacial PostGIS. Para gestionar los documentos que componen los datos del segundo de los bloques, decidimos usar el servidor de Archivos del Consorcio, para lo cual hubo que definir minuciosamente la localización de las carpetas que contendrían cada uno de los documentos de diverso tipo que estarán indirectamente relacionados con la información del SGBD. Más adelante veremos con detalle la arquitectura del sistema.

3.2.

SEGURIDAD

En cuanto a la seguridad de los datos la planteamos desde tres frentes: 1. Integridad de los datos. La base de datos contiene un gran número de reglas referentes a las condiciones que tienen que cumplir aquellos para ser válidos. El SGBD tiene tres mecanismos para asegurar la integridad: • Comprobación de valores de un campo dentro de un rango de valores válidos. Consiste en comprobar si el valor introducido en un determinado campo se corresponde con una lista de valores admisibles, pero para nuestro Sistema, existen comprobaciones complejas que deben realizarse. • Integridad referencial. Si dos tablas están relacionadas por un campo, un valor de este campo se corresponderá con algún elemento de la tabla relacionada. Al igual que con los rangos de valores com-

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plejos, las relaciones entre valores de distintas tablas, en ocasiones, dependen de condiciones específicas. • Integridad espacial. A las tablas que contienen información espacial se le aplican una serie de controles de validación sobre el campo que almacena la geometría. Estos controles evitan que haya geometrías no válidas, especialmente cuando se importan polígonos complejos; y que no haya geometrías duplicadas. Estos errores son muy frecuentes en archivos CAD, de donde proceden gran parte de los datos espaciales de nuestro Sistema. Este tipo de complejas comprobaciones se implementa utilizando lo que en bases de datos se conoce como disparadores, que son funciones que se ejecutan automáticamente cuando se inserta, modifica o borra un dato de una tabla y comprueban que se cumplan las condiciones que se especifican en los metadatos correspondientes. 2. Control de accesos: El sistema administra los permisos que tienen los distintos usuarios autorizados para acceder a los datos. De esta manera un usuario sólo podrá consultar, modificar, añadir o borrar información en función del perfil de permisos que se le haya concedido. Normalmente, los controles de acceso se hacen a nivel de tabla, es decir, si un usuario tiene permisos concretos para una tabla, los tiene para todos los registros de la misma. Para nuestro sistema damos un paso más ya que hemos llevado el control de accesos a nivel de registros. En determinadas tablas, un usuario puede consultar un subconjunto de los datos o modificar elementos sólo si tiene permiso para la tabla y si, además, tiene permisos para los registros afectados. Un ejemplo de esta situación lo podemos encontrar en la tabla de Unidades Estratigráficas que almacena información sobre todas las UE de todas las intervenciones de Mérida. Un arqueólogo podrá modificar sólo aquellas Unidades de las que sea responsable, y si intenta modificar o eliminar un registro de una UE que no le corresponde, el sistema se lo impedirá. Esta funcionalidad se implementa usando disparadores, como se comentó antes. Hay que resaltar que todos estos complejos controles de integridad y de seguridad de los datos los lleva a cabo el propio SGBD, lo que nos permite independizar los datos del Sistema del programa que se use para acceder a ellos. Tanto si utilizamos una aplicación hecha a medida, un programa de SIG, o un software comercial para conectarnos vía ODBC, la integridad de los mismos estará asegurada ya que no depende del sistema de acceso. 3. Copias de seguridad: Hemos creado un protocolo de copias de seguridad que consiste en la realización de una copia diaria que se mantiene durante

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quince días; cada quince días se realiza una copia de seguridad completa que se mantiene durante un año; cada seis meses se realiza una copia de seguridad completa a un servidor externo al Consorcio y cada año se saca una copia histórica que se conserva en un edificio diferente al de ubicación de los servidores.

3.3.

USO

DEL

SISTEMA

El sistema está diseñado para conseguir una total independencia de los datos y de los programas que se usen para su manejo, por lo tanto es posible utilizar aplicaciones estándar del mundo SIG para el manejo de las capas y programas estándar de bases de datos para la consulta o modificación de los datos no espaciales. También mediante administradores del SGBD y conocimientos del lenguaje SQL y de las extensiones que proporciona PostGIS, es posible crear consultas complejas uniendo tablas espaciales con tablas textuales y produciendo nuevas capas temporales o vistas que pueden ser utilizadas o guardadas en formato SHP, utilizando las aplicaciones que, para ello, proporciona el SGBD. Todo esto es muy potente y muy flexible pero muy complejo, por lo que para el uso diario del Sistema, hay que desarrollar una serie de programas que faciliten el acceso a los datos, así como para la elaboración de consultas complejas, sin necesidad de conocer su estructura interna. Podemos dividir estos programas en tres grupos: 1. Programas de administración del Sistema. En este grupo estarían aplicaciones para la asignación de permisos a usuarios, la creación de la estructura de carpetas para almacenar los documentos en el Servidor de Archivos, etc. 2. Programas de incorporación masiva y comprobación de datos. Son programas desarrollados para la actualización de las tablas del Sistema así como para realizar ciertas verificaciones sobre los datos. Los usan principalmente los responsables del Departamento de Documentación que, sin ser personal técnico en Sistemas, sí administran la información del mismo. 3. Programas de usuario. En este bloque están incluidos aquellos programas que permiten a los investigadores acceder de una forma sencilla a los datos del sistema, elaborar consultas complejas, exportar los resultados obtenidos, crear nuevas capas, etc. Paralelamente, se han redactado manuales y realizado cursos de formación de distintos niveles para que el personal que trabaja con el Sistema entienda los métodos, los datos y las aplicaciones de que dispone para su manejo.

3.4.

METADATOS,

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TABLAS Y CAPAS

Para unificar criterios se elaboran unos metadatos donde se documentan todas las tablas del SGBD, tanto aquellas que contienen información espacial como aquellas que sólo contienen información textual. En estos metadatos se indica el contenido de cada tabla y su propósito, los campos que la componen y su significado, las comprobaciones que hay que hacer sobre los datos, las relaciones que existen, de qué tipo son y sobre qué campos se llevan a cabo, detalles sobre seguridad y permisos de acceso. También se especifican las vistas, que en terminología de bases de datos son consultas preestablecidas sobre una o más tablas y que sirven para agilizar accesos frecuentes o para añadir automáticamente datos textuales a las tablas espaciales. Estos metadatos están redactados como un manual de consulta tanto para desarrolladores, administradores o usuarios. En un futuro los adaptaremos a las especificaciones del Núcleo Español de Metadatos, siendo esto especialmente necesario cuando esté disponible el acceso desde Internet. El sistema contiene una serie de tablas espaciales que tienen un campo que representa una geometría. Cuando se accede a la base de datos del Sistema usando un programa SIG, estas tablas se ven representadas como capas. Esto no quiere decir que sean las únicas capas que proporcionará nuestro Sistema, ya que se pueden realizar vistas personalizadas para cada usuario cruzando información de distintas tablas con información espacial o sin ella, de lo que resultarían nuevas capas derivadas. Un ejemplo del uso de vistas predefinidas en nuestro Sistema en el callejero Histórico. Existe una tabla espacial que proporciona una capa, llamada «callejero» que contiene el trazado de todas las calles de la ciudad. Además se ha elaborado una tabla llamada «nomcalles» que contiene los distintos nombres que cada calle ha tenido a lo largo de la historia. A partir de ello se ha diseñado una vista que con la información de estas dos tablas nos proporciona una nueva capa en la que aparecen el trazado de las calles y los distintos nombres que ha tenido. Clasificamos las capas obtenidas directamente de las tablas que tienen información espacial en tres bloques: datos básicos, datos generales de patrimonio y datos arqueológicos. Estos grupos se dividen en subgrupos que a su vez se materializan en tablas y vistas del SGBD que conforman las capas básicas del sistema (fig. 2). De estos tres, el grupo de los datos arqueológi-

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cos es el más complejo, el que mayor cantidad de datos alberga y el que es susceptible de ser relacionado con mayor número de tablas para cruzar información de diverso tipo. Las tablas de este grupo las dividimos en: tablas relacionadas con intervenciones y tablas relacionadas con detalles planimétricos. Las tablas relacionadas con intervenciones2 son: • Cortes: Capa de polígonos que contiene exactamente el perímetro de las áreas de documentación o excavación (sondeos, área abierta, zanja, etc.) de las intervenciones arqueológicas. Se relaciona con la tabla de Intervenciones. No puede haber dos cortes con el mismo nº de intervención. Si una intervención tiene varios cortes, todos estarán agrupados en un «multipolígono». • Intervenpun: Contiene puntos que indican la situación de intervenciones sin afección al subsuelo (recopilaciones de documentación, expedientes de incidencias, etc.) o de intervenciones en curso que aún no tienen cortes arqueológicos. Se relaciona con la tabla de Intervenciones. No puede haber dos puntos con el mismo número de intervención. • Intervenpol: En esta capa de polígonos están las intervenciones arqueológicas antiguas de las que no se conserva exactamente el corte, en cuyo caso el polígono indicará el solar o la zona en el que se hizo la intervención. Se relaciona con la tabla de Intervenciones. No puede haber dos polígonos con el mismo nº de intervención. Cuando se inserta un dato en la tabla «cortes», se elimina automáticamente de «intervenpun» y de «intervenpol». Cuando se intente insertar o modificar el nº de intervención de un elemento de la tabla «intervenpun», la Base de Datos comprobará que la intervención no exista en la tabla «cortes» ni en la tabla «intervenpol», evitándolo en caso contrario. Esto mismo ocurre al introducir o modificar datos en la tabla «intervenpol». • Intervenpunv: Vista con todos los puntos correspondientes a los centroides de «intervenpol», centroides de «cortes» y los puntos de «intervenpun». Nos permite tener una visión general de todas las intervenciones. Las tablas relacionadas con los detalles planimétricos son las siguientes: • arq_Contornos: Contiene los contornos de los restos documentados para visualizaciones a escalas que no se aprecien los detalles.

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• arq_Detalles: Dibujo en detalle de los restos arqueológicos por UE. Almacenará todos los restos dibujados de todas las intervenciones arqueológicas. • arq_Cotas: Para almacenar los puntos de cotas tomados en las intervenciones. • arq_Bordes: Lineas que representan los límites (bordes originales) de las estructuras o edificios documentadas arqueológicamente. Si los restos documentados corresponden a la parte central de una estructura, sin que existan los bordes, estos restos no aparecerán en esta tabla, sino en la tabla «contornos» o detalles. No se dibujan las lineas de los pavimentos, ya que coinciden con los límites de los muros. • arq_RestL: Contiene las reconstrucciones de las UE. Estas restituciones son líneas de continuación de los bordes de las estructuras. • arq_RestP: Contiene reconstrucciones de estructuras. Esta tabla se usa para restituir planimétricamente el polígono de contorno de los edificios y está pensada, al igual que la siguiente, para su proyección en 3D, por ello ambas contienen un campo de elevación. • arq_RestPavim: Representa la reconstrucción de los pavimentos y junto con la anterior se utilizará en las proyecciones 3D. Esta información está extraída de los metadatos del sistema. Se puede apreciar la descomposición de los elementos gráficos en distintas tablas que se relacionan con el resto de la Base de Datos para aportar más información. Existe otro grupo de tablas espaciales que se encargan de almacenar los datos planimétricos provenientes de excavaciones realizadas en el ámbito de proyectos de investigación. Su jerarquía es similar, pero se añaden algunas como «proy_areaestudio» que almacena el área de estudio del proyecto.

4.

ADECUACIÓN DE LOS DATOS E INCORPORACIÓN INICIAL

Tras esto, o más bien, mientras esto se pone en marcha, comenzamos a trabajar en los procesos que adecuarían la información que tenemos, presentada más arriba, para introducirla en el nuevo Sistema.

4.1.

ADECUACIÓN,

VERIFICACIÓN E INCORPORACIÓN

INICIAL DE DATOS ESPACIALES Y CARTOGRÁFICOS 2 La intervención arqueológica individualiza cualquier tipo de actividad arqueológica realizada en la ciudad, con o sin remoción de terreno. Pueden ser de varios tipos: excavación, seguimiento, sondeo, documentación, incidencia y prospección.

Tras el diseño de las tablas y sus metadatos, comenzamos, con la adaptación y corrección de los datos de los que disponíamos para cada uno de los

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grupos comentados, con objeto de que cumplieran los requisitos necesarios y fuesen introducidos en el SGBD. Esta fase fue muy laboriosa y para su desarrollo contamos con varios auxiliares contratados temporalmente. Entre otras tareas, cabe destacar: • La corrección espacial de las parcelas de catastro, que en algunos casos contenían errores de más de 10 metros. Además se ha añadido información de carácter administrativo y al estar integrada en el sistema se puede cruzar con información arqueológica, patrimonial, etc., convirtiéndose en una de las capas básicas más útiles para la gestión del patrimonio urbano. • La creación, a partir de las distintas series cartográficas con que contamos, de capas de elementos urbanos (jardines, glorietas, aceras, etc.). • Creación de los cortes de las intervenciones a partir de los planos de AutoCAD de las mismas (digitalizando y georreferenciando los cortes de intervenciones antiguas) o de los solares intervenidos en los casos en los que no se pudo localizar el corte exacto. • Localización de los elementos catalogados en la carta arqueológica de la Consejería de Cultura, en formato papel. Tuvimos que transformar los datos de localización de variedad de sistemas de referencia: coordenadas geográficas referidas al meridiano de Greenwich o al de Madrid con distintos elipsoides, coordenadas UTM referidas al uso 29 o al 30. • Creación del plano topográfico del casco urbano de la ciudad a partir del plano con curvas de nivel del año 1923. Los datos espaciales, generalmente en archivos de CAD, se procesan en formato SHP y quedan preparados para su incorporación al sistema. Un aspecto a tener muy en cuenta es que los datos de varias de las tablas cambiarán a lo largo del tiempo, es lo que denominamos «capas transitorias». Para este tipo de tablas se ha creado un método que permite modificar o incorporar los datos según sea necesario. Por ejemplo el subgrupo de Manzanas urbanas, que está formado por una capa que contiene los datos de las manzanas de catastro, otra con las manzanas de planeamiento del PGOU y otra con manzanas que han sido derribadas por distintos motivos, pero que nos interesa tener documentadas. Con el tiempo, las manzanas que están en la tabla de planeamiento son realizadas, con lo cual pasan a ser manzanas catastrales. También sucede, en algunos casos y por distintos motivos, que la ejecución de las manzanas de planeamiento es finalmente distinta a su diseño previo en el PGOU, información que ob-

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tenemos de los proyectos de obras, y, por último, alguna de las manzanas antiguas son derribadas para construir edificios nuevos o zonas ajardinadas. Para poder efectuar todos esos cambios a los datos del sistema, se han establecido unos métodos y se ha desarrollado un programa que permita la incorporación de las modificaciones. El método consiste en crear un SHP donde se marcan de una manera especial los elementos gráficos que se incorporan, los que se modifican y los que se borran, además de especificar el valor de los distintos campos que acompañan a la información gráfica en la tabla. Una vez elaborado el SHP de actualización se ejecuta un programa que toma este archivo y lleva a cabo las operaciones necesarias para la inserción, modificación o eliminación de los elementos. Este método se usa también para la incorporación inicial de datos a las tablas espaciales. Para comenzar a procesar la cartografía en detalle de las intervenciones arqueológicas, se mejoró el sistema de nomenclatura de capas que hasta ahora veníamos utilizando en la creación de dibujos CAD con las UE de las excavaciones y se creó un protocolo de transformación de planimetría de CAD a SHP para incorporarla al Sistema de la manera antes vista. A grandes rasgos (fig. 3), el protocolo consiste en aislar dentro del archivo CAD los elementos poligonales, puntuales y lineales, ejecutando una serie de comprobaciones y eliminando el resto de información que, aún estando en el archivo de CAD, no pasará al nuevo Sistema. Hemos diseccionado la información arqueológica hasta el nivel de UE, no marcando por tanto los materiales constructivos u otros elementos de menor entidad, aunque son datos que quedan almacenados en los planos originales de CAD (en su capa de tramas); asimismo sólo hemos trabajado en la representación gráfica con estructuras, no con estratos de tierra. En estas tablas se han incluido una serie de atributos básicos en los que el elemento común es el número de intervención y el número de UE, que permiten enlazar con otras tablas y con las fichas de arqueología, para la elaboración de planos generales o parciales de todo el área urbana: por fases, cronologías, cotas, año de excavación o cualquier otro de los datos contenidos en la Base de Datos.

3.4.

ADECUACIÓN,

VERIFICACIÓN E INTRODUCCIÓN

DE DATOS TEXTUALES

En cuanto a la información exclusivamente textual del Sistema almacenada en el SGBD, se ha par-

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tido de la Base de Datos de fichas de Documentación. Hemos revisado los aspectos que, durante los años que lleva usándose, han resultado problemáticos, superfluos o se han echado en falta. Uno de los principales problemas era un deficiente control de los accesos, que fue válido en su momento, pero actualmente insuficiente debido al incremento de datos y usuarios. Otro, aún más importante, era que no se hacían comprobaciones exhaustivas de los datos introducidos en la misma, por lo que en ocasiones encontramos información mal relacionada o que no se corresponde con el contenido esperado, por ejemplo relaciones entre UE que no son recíprocas, terminología confusa en algunos campos, materiales relacionados con una cronología no compatible con su UE, etc. El diseño de las tablas correspondientes en la nueva Base de Datos incluye todas las reglas necesarias para evitar este tipo de problemas en cuanto a seguridad e integridad de los datos, pero es necesario verificarlos antes de transformarlos, para lo cual en muchas ocasiones hay que recurrir a las fichas de campo o a los informes del arqueólogo. Otro de los problemas a solucionar por el nuevo Sistema es la ambigüedad terminológica. Ya en la anterior base de datos se tuvo en cuenta esto y se tipificaron varios campos, elaborando lista de valores para cronologías, usos del espacio, tipología de material, etc. Con el nuevo sistema damos un paso más con la elaboración de un Tesauro que engloba y actualiza todos los términos de estas listas además de incorporar otros que son usados en distintas tablas de la nueva Base de Datos. Para la elaboración de este Tesauro, hemos partido del publicado por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, añadiendo/eliminando los descriptores específicos que necesitamos para nuestra documentación.

5.

PRIMERAS INVESTIGACIONES USANDO EL SISTEMA COMO HERRAMIENTA

Al mismo tiempo que se desarrolla el Sistema, y se incorporan datos arqueológicos al mismo, hemos comenzado el primer proyecto de investigación utilizando el nuevo SIG como herramienta para elaborar planos cronotipológicos, comenzando por la reconstrucción del trazado de la muralla, de los acueductos y de las vías urbanas de época romana. El método de trabajo ha consistido en la búsqueda de intervenciones arqueológicas en las que han

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aparecido restos de esos tipos y consulta del expediente documental correspondiente, la georreferenciación de planos antiguos, la preparación de planimetrías de AutoCad (comprobando sus coordenadas y seleccionando y limpiando sus datos), la toma de datos topográficos de campo en aquéllos restos integrados y visibles en la ciudad, el diseño de tablas y metadatos (similares a los definidos para el resto del Sistema) y, por último, el volcado de datos a las capas. En total se tomaron datos de 145 intervenciones (36 intervenciones en muralla, 40 en acueductos y 69 en vías intramuros). Respecto a los datos gráficos sólo el 11,6% han sido georreferenciados; el resto fueron datos provenientes de planos con coordenadas UTM o toma directa de nuevos datos de campo. Los resultados que hemos podido observar en los planos han sido bastante esclarecedores y, en algunos casos, diferentes de lo que hasta la fecha se pensaba. Un estudio en profundidad será próximamente publicado (fig. 4).

6.

DESCRIPCIÓN TÉCNICA DEL SISTEMA

El equipo de hardware y software utilizado para la implantación del Sistema consta de cinco servidores: de base de datos, de aplicaciones, de mapas, de archivos y de copias de seguridad (fig. 5). a) El servidor de base de datos lo proporciona el SGBD que es PostgreSQL, un potente motor de base de datos libre, ampliamente usado en ámbitos profesionales, muy bien documentado y con una larga experiencia. Además es software libre y multiplataforma. Permite el acceso simultáneo a los datos tanto para consulta como para actualización usando la técnica del versionado, y transacciones, que son fundamentales a la hora de asegurar la integridad de los datos en actualizaciones complejas de múltiples tablas. Podemos programar funciones y disparadores que son necesarios para garantizar la seguridad de los datos y su integridad de manera totalmente centralizada e independiente de cualquier programa externo. El lenguaje SQL que incorpora es muy completo y el módulo PostGIS añade una serie de funciones que permiten el manejo de datos espaciales. El formato de almacenamiento de estos datos y las funciones que los utilizan cumplen con los estándares del Open Geospatial Consortium (OGC). Otra virtud de PostGIS es que se utiliza desde hace muchos años y está reconocido por gran cantidad de programas SIG del mercado.

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b) El servidor de aplicaciones permite centralizar la localización de los programas que hemos desarrollado, que son utilizados por los usuarios mediante un navegador web. Está formado por Apache, PHP y MapServer. Apache, permite la conexión vía http de los usuarios al sistema y el lenguaje de programación PHP, incorporado como un módulo de Apache, ejecuta los programas que acceden y administran la información del Sistema. Por último, el servidor MapServer se integra en el servicio de aplicaciones para facilitar la visualización de planos en los programas. c) El servidor de mapas consiste en el programa MapServer, pero esta vez proporciona acceso a usuarios remotos a las capas del Sistema usando los estándares WMS y WFS especificados por el OGC. d) El servidor de archivos permite a los programas que se ejecutan en el servidor de aplicaciones y a cualquier usuario autorizado el acceso a los ficheros almacenados. Es Samba el programa encargado de ello así como de ejercer de controlador primario del dominio del Consorcio. Actualmente tenemos dos sistemas de identificación de usuarios: por un lado el SGBD tiene una tabla de usuarios que es utilizada para controlar el acceso al servidor base de datos, de aplicaciones y al de mapas. Por otro lado, el servidor de archivos (Samba) tiene su propia base de datos de usuarios y se usa, además, como controlador de dominio del Consorcio. En un futuro pensamos unificar el sistema de accesos implantando un servidor LDAP al que consultarán el servidor de base de datos, el de aplicaciones, el de mapas, y el servidor de archivos los permisos de cada usuario. e) El servidor de copias de seguridad se encarga de realizar copias diarias del Sistema y del resto de documentos del Consorcio. El programa responsable es backuppc siguiendo las pautas de copias que comentamos en el apartado de seguridad. Estos servidores se implementan, actualmente, en dos máquinas. La primera soporta el servidor de aplicaciones, el de base de datos y el de mapas y cuenta con dos procesadores Xeon, con 4 Gigabytes de memoria RAM y tres discos duros ultra wide SCSI configurados en RAID 0. Este ordenador se conecta a la red del Consorcio usando un enlace gigabit ethernet. Si la cantidad de datos y de accesos al sistema superase la capacidad de este ordenador, sería posible la separación de los servidores en máquinas distintas con mínimos cambios en cuanto a la configuración del Sistema y los programas desarrollados. La segunda máquina, sobre la que se aloja el servidor de archivos y el de copias de seguridad, es un

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ordenador con un procesador Xeon, un Gigabyte de memoria RAM y un array de hasta quince discos duros (actualmente tiene ocho con una capacidad en bruto de 2,5 Terabytes) configurados en RAID 5. La conexión con la red del Consorcio es gigabit ethernet. Este ordenador también se utiliza en el Consorcio como controlador de dominio. El sistema operativo que utilizan estos dos ordenadores es Debian gnuLinux La estructura del Sistema permite al usuario trabajar con cualquier programa del mundo SIG que permita la conexión a una fuente de datos espaciales PostGIS. Entre estos programas se encuentran la práctica totalidad de software libre de SIG, como gvSIG, uDig, QuantumGIS, JUMP, GRASS, etc. Además, la suite ArcGIS de ESRI, que es el software más usado para el manejo de este tipo de datos espaciales, al menos en el campo de la arqueología, también permite, mediante su extensión Data Interoperability, la conexión con una fuente de datos PostGIS.

7.

ESTADO ACTUAL DE DESARROLLO

El diseño lógico del Sistema está finalizado, es decir, hemos decicido qué queremos y cómo lo vamos a realizar. También hemos determinado sus especificaciones en cuanto a programas, formatos, métodos, etc. Se ha realizado la puesta en funcionamiento de los servidores y los servicios necesarios. Con respecto a la introducción de información con contenido espacial, se han introducido los datos en las tablas correspondientes a capas de los grupos «datos básicos» y «datos generales de patrimonio», así como las capas relacionadas con intervenciones arqueológicas. Los proyectos de investigación sobre el trazado de vías urbanas, muralla y acueductos romanos también han aportado nuevas capas temáticas además de datos de detalles de estructuras de las intervenciones que han intervenido en este proyecto. Hemos comenzado a utilizar el Sistema para labores administrativas desde el departamento de Documentación, como la atención a solicitudes de información sobre potencialidad arqueológica por parte de promotores, constructores, etc; elaboración rápida de planos de contextualización, lo que facilita en gran medida la creación de informes arqueológicos; consultas al callejero de la ciudad y a las zonas arqueológicas para determinar el tipo de intervención necesaria; acceso sobre el plano a las fichas de los distintos catálogos de protección en medio urbano o en medio rural dentro del término de Mérida; obten-

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ción directamente desde el plano de la ciudad de los datos de las intervenciones arqueológicas que ya se han realizado o que aún están en curso, etc. En lo que respecta a las tablas que no contienen datos espaciales, se ha creado el Tesauro y los programas que permiten su administración, aunque hay que tener en cuanta que su desarrollo no está cerrado y se siguen añadiendo términos según se van planteando nuevas necesidades. La información de la antigua base de datos se está convirtiendo al nuevo sistema de manera paulatina. En primer lugar se ha realizado el tratamiento y conversión de todas las tablas que están relacionadas con las intervenciones arqueológicas para enlazarlas con las tablas gráficas de «cortes», «intervenpun» e «intervenpol». Se han añadido algunos campos y se han eliminado otros que, a lo largo del tiempo, han demostrado ser innecesarios. Además se han relacionado ciertos campos con el nuevo Tesauro, de esta manera todo lo referente a cronologías y usos del solar intervenido contiene ahora términos que están presentes en el tesauro como descriptores. El resto de tablas se han quedado en la antigua base de datos de fichas y los datos se introducen como siempre, por lo que tenemos un problema a la hora de relacionar datos de las tablas de una base de datos con las de la otra. Para solucionar esto hemos recurrido al estándar ODBC, de esta manera la antigua base de datos se conecta al nuevo SGBD para obtener los datos de las tablas que ya se han pasado al nuevo Sistema y relacionarlos con los que aún siguen en el antiguo. Sin embargo esto no es tan sencillo a la inversa, por lo que la solución que hemos adoptado consiste en crear en el nuevo Sistema de tablas temporales que son fiel reflejo de las que existen en la antigua base de datos, sin ningún tipo de verificación ni control de integridad, y que intervienen en las relacionas del nuevo Sistema. Estas tablas temporales se actualizan cada cierto tiempo y sufrirán, paulatinamente, un proceso similar al hecho sobre las tablas de intervenciones antes mencionado. Con respecto al desarrollo de programas, hemos creado una biblioteca de clases en PHP y una estructura-tipo de programación para unificar todas las aplicaciones que vamos desarrollando. Actualmente las aplicaciones desarrolladas desde el departamento que ya están en uso son las siguientes: — Gestión de intervenciones arqueológicas (fig. 6) que relaciona información de la tabla espacial «cortes» con las tablas de datos de «intervenciones», «arqueólogos», «tesauro», «cronologías», «ocupaciones» y permite realizar búsquedas complejas sobre

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cualquiera de los campos de estas tablas. El resultado de la consulta se puede materializar en una capa, bien sea un SHP que se puede descargar, o bien en una vista personal en el SGBD que se puede utilizar para cruzarla con otras capas y seguir así procesando información. — Programa de administración del callejero para realizar consultas sobre plano o sobre los datos de las calles (nombre actual o histórico, tipo de vía, barriada, etc.) e incorporar nuevos datos. — Para el Tesauro hemos desarrollado un administrador que se encarga de gestionar el conjunto de tablas que proporciona la coherencia terminológica al sistema. — Programa de control de documentación entregada por los arqueólogos externos al Consorcio que permite de forma automática publicar la lista de arqueólogos habilitados para realizar intervenciones en Mérida. Esta lista es accesible desde Internet en la página del Consorcio y esto es posible gracias a la conexión de nuestro servidor Web con el SGBD. En el futuro pretendemos realizar un conjunto de programas consistente en aplicaciones desarrolladas para acceder desde Internet y consultar ciertos datos del Sistema que puedan ser interesantes para el ciudadano, desde información turística o cultural a información administrativa. Queda pendiente la incorporación de datos en detalle de la planimetría arqueológica, lo que supone la consiguiente revisión y procesamiento de los archivos CAD que actualmente tienen esa información (aunque parcialmente ya se ha realizado para alguno de los proyectos de investigación en curso, comprobando su eficacia). También se acometerá próximamente el tratamiento de todas las tablas de la antigua base de datos, y la elaboración del resto de programas necesarios para la administración, consulta y explotación del nuevo sistema. Próximamente se dará acceso desde el exterior al servidor de mapas así como al servidor web público, que se conectará al Sistema y, usando aplicaciones que desarrollaremos, mostrará información útil a personas ajenas a la investigación arqueológica como turistas, promotores o propietarios interesados en el seguimiento del trámite administrativo de su solar, entre otras aplicaciones.3 3 Este trabajo está siendo desarrollado desde el departamento de Documentación del Consorcio, con la ayuda de medios técnicos aportados por el Instituto de Arqueología de Mérida y la colaboración de personal contratado temporalmente gracias a convenios entre el Consorcio y el Servicio Extremeño de Empleo, lo que nos ha permitido contar con un informático, un topógrafo y cuatro auxiliares durante dos periodos de seis meses.

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Isidoro Arroyo Barrantes, Teresa Barrientos Vera y Pedro Mateos Cruz

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Fig. 1. Estructura de la base de datos de fichas de arqueología.

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PROCESO DE DISEÑO Y CONFIGURACIÓN DE UN SISTEMA DE INFORMACIÓN...

Fig. 2. Agrupación de capas básicas del Sistema.

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Isidoro Arroyo Barrantes, Teresa Barrientos Vera y Pedro Mateos Cruz

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Fig. 3. Tratamiento de archivos CAD para su incorporación a la tablas del Sistema.

Fig. 4. Nueva planta del trazado viario y del perímetro amurallado de Augusta Emerita.

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PROCESO DE DISEÑO Y CONFIGURACIÓN DE UN SISTEMA DE INFORMACIÓN...

Fig. 5. Estructura del Sistema.

Fig. 6. Programa de gestión de intervenciones arqueológicas.

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FORMA TARRACONIS: GIS APLICADO A LA ARQUEOLOGÍA URBANA POR

J. IGNACIO FIZ* y ** y JOSEP MACIAS**

RESUMEN Desde aquel incipiente interés renacentista del siglo XVI hasta la profesionalización de la arqueología en la actualidad, la ingente actividad realizada en Tarragona ha necesitado de formas de registrarla y organizarla, a fin de ser estudiada en el contexto diacrónico general de la ciudad. Esta tarea se ha visto favorecida en el último decenio del siglo pasado por la aparición y adopción de una herramienta informática que no fue diseñada específicamente para la Arqueología. El GIS o SIG, se ha convertido en un instrumento básico e indispensable para cualquier ciudad que tenga un mínimo bagaje patrimonial. Prueba de ello son las publicaciones de Cartas Arqueológicas obtenidas a partir de este software, o sin ir mucho más lejos, los trabajos presentados en este simposio. Presentamos a continuación la experiencia de Tarragona en la creación de un programa, bajo soporte GIS, para la gestión de la actividad arqueológica. Previamente contextualizaremos esta experiencia ya que es justa heredera de iniciativas individuales y de equipos y proyectos previos que trataron, con mucha menor suerte que no éxito, de organizar y poner orden en la maltrecha documentación arqueológica de nuestra ciudad. Describiremos posteriormente las funcionalidades básicas de este programa, su arquitectura y las aplicaciones realizadas en el desarrollo de sendos proyectos de estudio de la ciudad. En este último caso nos centraremos, principalmente, en el proyecto Planimetria Arqueològica de Tàrraco, impulsado por el Museu d’Història del Ayuntamiento de Tarragona y el Institut Català d’Arqueologia Clàssica, y que ha contado con la colaboración de la Generalitat de Catalunya para su edición. Seguidamente veremos como el uso de la información en capas registrada en el GIS combinada con la inclusión de la cartografía histórica de una ciudad permiten el análisis de problemas arqueológicos irresolubles sólo con los datos estrictamente arqueológicos. En este caso se aplicará sobre la validación de la morfología urbana de Tarraco propuesta por Macias (2000a). Por último se hará una reflexión sobre cuales podrían ser las mejoras aplicables sobre el programa, en previsión de futuras revisiones del mismo. SUMMARY A wide range of archaeological work has been carried out in Tarragona, from the inception of this science in the renaissance in the 16th century to today. It is due to this, that we have ** Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ICAC). Plaça Rovellat s/n. 43003 Tarragona. E-mail: [email protected] ** Universitat Rovira i Virgili. Plaça Imperial Tarraco, 1. 43005 Tarragona. E-mail: [email protected]

found it necessary to organise and register all studies performed in this city, so that they may be included in the diachronic context of the city. This task has been improved tremendously through the use of a software application, even if it was not intentionally designed for archaeological work. We refer to the GIS, a key tool in working in any city with some cultural heritage. Proof of this can be seen in the archaeological maps – obtained through use of this software- detailed in this symposium. Therefore we would like to present our work with a design of a GIS-based program and aiming at efficient archaeological management. To start with we include a little background experience, detailing previous (individual or collective) experience, of those who tried to classify and establish some order in the archaeological data for this city, which was in a rather bad state. Thereafter, we describe the program’s key functions, its organisation and applications, developed in some of the projects of the archaeological stud of Tarraco Finally we focus on Archaeological Planimetry of Tarraco, a project encouraged by the Tarragona City Council Museum, the (ICAC), and the Generalitat de Catalunya for its publishing. We will therefore show how different layers of data registered by means of GIS, along with historic cartography of a city can be used to analyse archaeological problems of otherwise unresolved. This method will be applied when validating Tarraco’s urban morphology proposed by Macias (2000a). PALABRAS CLAVE: Tarragona, Museu d´Història, Insitut Català d’Arqueología Clàssica, cartografía histórica, planimetría arqueológica de Tarraco, carta arqueológica, SIG. KEYWORDS: Tarragona, Museu d´Història, Insitut Català d’Arqueología Clàssica, historical cartography, Tarraco’s archaeological planimetry, archaeological map, GIS.

1.

ANTECEDENTES

Colonia Iulia Urbs Triumphalis Tarraco, capital de la Hispania Citerior fue una de las ciudades más relevantes del Mediterráneo Occidental. Una próspera urbe que llegó alcanzar entre 89 y 90 ha, repartidas entre el área intramuros (unas 60 ha), los suburbia (10-15 ha) y una rada portuaria con sus equipamientos (8-10 ha). Conocida por sus grandes edificios públicos: Concilium Provinciae, Circo, Anfiteatro, Teatro,

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Foro y termas. La organización urbana de la ciudad, en viae e insulae, es uno de los aspectos menos conocidos de las actuales investigaciones arqueológicas. Las razones de estas lagunas se deben al uso de materiales constructivos más efímeros, a la transformación de áreas residenciales intramuros en parcelas de cultivo y a las continuas afectaciones derivadas del reciclaje constructivo. Debidas estas últimas a la construcción de bastiones, fortificaciones y otras defensas militares levantadas entre la Edad Media y Moderna, tras la contracción de la ciudad en la Tardo Antigüedad. A todo esto hay que añadir las destrucciones ocasionadas por los ensanches contemporáneos. Tarraco comenzó a generar constancia escrita a partir del Renacimiento, cuando diversos humanistas locales iniciaron la compilación de lápidas, monedas, inscripciones y demás antigüedades. A este periodo corresponde el primer «museo arqueológico» ubicado en los jardines y huerto del palacio episcopal por iniciativa de los arzobispos de la ciudad; así como las primeras descripciones efectuadas por Lluís Pons d’Icart o los grabados de Anton Van den Wijngaerde (Massó, 2004). El siglo XVIII representa un nuevo resurgimiento en el interés por documentar y catalogar los restos arqueológicos. Conocemos la actividad y producción de dos ingenieros militares (Joseph Boy y Juan Grül) y de numerosos historiadores, concluyendo el Siglo de las Luces con el tomo XXIV de la España Sagrada de Enrique Flórez, íntegramente dedicado a Tarragona. Las necesidades de defensa militar de una Tarragona considerada estratégicamente como Plaza, así como el proyecto y materialización de un puerto que renovara la vieja estructura medieval significaron la elaboración de una cartografía indispensable para el conocimiento y evolución de esta ciudad en un momento crítico y decisivo en la definición de su futura morfología urbana. En algunos de estos planos pueden reconocerse el muelle romano o el mismo circo, lo cual nos muestra como en esos momentos comenzaba a gestarse una necesidad de situar los restos antiguos en el contexto contemporáneo de la ciudad como elemento esencial a tener en cuenta en el diseño de la ciudad futura (Ruiz de Arbulo y Mar, 1999: 133). Así el siglo XVIII dió paso a las primeras planimetrías detalladas continuándose esta labor con los grabados de la expedición de Alexandre de Laborde donde el circo y el anfiteatro fueron objeto de levantamientos detallados (Casanovas y Quílez, 2006). Con el siglo XIX y por iniciativa individual de prohombres destacados, se creó la Societat Arqueològica Tarraconense. Esta entidad, junto con la Co-

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misión Provincial de Monumentos Histórico Artísticos, asumió la vigilancia y protección del patrimonio. La iniciativa de B. Hernández Sanahuja, nombrado inspector de Antigüedades en 1853, significó una increíble tarea individual que palió en alguna medida los catastróficos efectos que produjeron tanto la construcción del puerto de Tarragona como el ensanche urbanístico desde la Part Alta de la ciudad hasta su conexión con el barrio de la Marina, situado en la ribera del puerto. Una información esencial para la arqueología tarraconense y que cubre gran parte del último siglo hasta nuestros días procede del Butlletí Arqueològic, creado por iniciativa de E. Morera y editado por la Reial Societat Arqueològica Tarraconense (RSAT). La incorporación de J. Serra Vilaró en 1925 a la sede episcopal de Tarragona significó un revulsivo para la arqueología urbana, cuando la continua transformación de Tarragona propició la documentación, y conservación, de la necrópolis Paleocristiana y de una parte del forum coloniae. Tras la Guerra Civil el crecimiento de Tarragona propició numerosos episodios que superaron con creces la voluntad de gestión y control de la administración. Dentro de esta dinámica la documentación arqueológica quedó supeditada a la acción voluntariosa de historiadores locales o de investigadores pertenecientes a entidades como el Museo Arqueológico Provincial o el Instituto Arqueológico Alemán. Cabe mencionar iniciativas personales en el marco de la RSAT como las llevadas a cabo por Isidre Valentines, quien, a lo largo de treinta años y hasta su fallecimiento en 1959, fue recopilando sobre un plano de la ciudad a escala 1/ 500 los restos arqueológicos a la vista o puestos en evidencia en las intervenciones de salvamento, añadiendo a tal formato textos explicativos, transcripciones de la epigrafía, fotografías y croquis de los restos (Hernández y López, 2001). A partir del año 1982 la Generalitat de Catalunya asumió una serie de competencias que marcan el nacimiento de una arqueología urbana de Tarragona profesionalizada iniciando un período aún inconcluso y, benévolamente, calificado de «situación bastante peculiar dentro del panorama estatal» en un excelente análisis externo (Rodríguez, 2004: 102). La gestión de la arqueología urbana en Tarragona durante los últimos 25 años se caracteriza por la falta de acuerdo entre las administraciones y por la ausencia de un grupo consolidado y estable de gestión y potenciación de la investigación, fuese cual fuese el período histórico a tratar. En el año 1985 se presentó una segunda recopilación topográfica de los restos arqueológicos de la

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FORMA TARRACONIS: GIS APLICADO A LA ARQUEOLOGÍA URBANA

ciudad (Cortés y Gabriel, 1985), dando lugar a un manual de inestimable interés para cualquier arqueólogo en los últimos veinte años. En este período una de las aspiraciones subyacentes a la gestión del patrimonio arqueológico de la ciudad, en sus diferentes etapas y protagonistas, ha sido la definición de un instrumento esencial, básico para la gestión de la arqueología urbana, como una planta municipal en la que de una forma detallada se representase la información arqueológica de la ciudad. El referente conceptual, sin lugar a dudas, se encontraba en la Forma Urbis Romae, realizada por Rodolfo Lanciani entre 1893 y 1901. La gran obra de Lanciani se fundamentaba en una cartografía de 46 láminas a color donde se presentaban los restos conocidos de Roma, así como notas anexas referentes a las noticias registradas en su otro inmenso trabajo la Storia degli Scavi di Roma. La creación del Taller Escola d’Arqueologia (TED’A) en 1987, y de su sucesor el Centre d’Arqueologia Urbana de Tarragona (CAUT) en 1990, fueron breves episodios que permitieron aliviar la situación desorganizada que atravesaba la arqueología urbana en Tarragona. A pesar de su efímera existencia, la gran expansión de la informática producida durante los años ochenta y noventa, permitió que los primeros SGBD para PC fueran usados por ambas instituciones. Los primeros intentos fueron desarrollados por el TED’A (1989) con la informatización de las fichas de registro de las intervenciones arqueológicas sobre dBaseIII. Posteriormente se diseñó y aplicó el Sistema d’Informació de Cartografia Arqueològica Urbana de Tarragona (SICAUT 1993), fruto de la colaboración municipal con el Programa d’Arqueologia Urbana de la Generalitat. Pudieron así realizarse las primeras digitalizaciones de plantas arqueológicas (microestation) y el vaciado de la información arqueológica, volcándola en bases de datos (dbase III). Ambas iniciativas fueron, desde el punto de vista metodológico en el ámbito que nos interesa y a pesar de su breve existencia, suficientes para dejar una fuerte impronta y transmitir a los proyectos herederos la necesidad, cada vez más imperiosa, de una planimetría de conjunto de los restos encontrados. En el año 1997 se creaba el Seminari de Topografia Antiga de la URV, siendo uno de los objetivos el retomar la labor comenzada por el TED’A en relación a la informatización del registro de las excavaciones arqueológicas realizadas en Tarragona. Así, un equipo dirigido por Ángel Rifa (2000) y auspiciado por el Museu d’Historia de Tarragona, formalizó un proyecto en el que se creó una base de datos que

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«recogiera» todas las intervenciones arqueológicas realizadas en nuestra ciudad hasta el año 2000. Un trabajo no solamente centrado en la recogida de la información alfanumérica, sino que, tal base de datos, incorporaba plantas y secciones digitalizadas y una ubicación topográfica de cada una de las intervenciones en un plano general de la ciudad. Dos fueron los resultados alcanzados en aquel trabajo. El primero fue la definición de las variables y tablas necesarias para la creación de una base de datos adecuada a la gestión arqueológica de un entorno urbano. El segundo, más tecnológico, fue la constatación de que un SGBD no bastaba por si solo en la resolución del problema. Sólo la conjunción de la información textual del suceso arqueológico, con su ubicación geográfica y la delineación vectorial en un entorno visual permitirían un manejo y consulta de carácter correcto y ergonómico. Se constaba finalmente que un CAD, aún dotado de algunas de las funcionalidades de un SIG no bastaba por si solo para cubrir las necesidades en la gestión de la información arqueológica. Todos estos proyectos no fructiferaron debido, principalmente, a que la tecnología SIG aún no se había difundido lo suficiente en nuestro país; y carecían de una planimetría catastral donde incorporar todas las estructuras arqueológicas identificadas en las diferentes intervenciones realizadas en la ciudad e integradas en la red urbana.

2.

FORMA TARRACONIS: INICIOS DE UN PROYECTO

En el año 2002 se iniciaron los trabajos de diseño e implementación de un sistema de información arqueológico (SIA) que permitiera la gestión y explotación del corpus arqueológico de cualquier ciudad. La arquitectura del SIA estaría formada principalmente por una Base de Datos y por un Sistema de Información Geográfica, ambos en conexión. La metodología de trabajo ya había sido definida en el año 2001 (Fiz, 2002) en base a los experimentos realizados sobre diversos entornos GIS. Se había aplicado en Tarragona sobre una selección de restos arqueológicos como eran, entre otros, las murallas, el Concilium Prouinciae, el forum coloniae o el anfiteatro. Sin embargo las pruebas solo se habían centrado primero en la digitalización y vectorización de las plantas arqueológicas seleccionadas, para después comprobar como se podían incorporar a un SIG. Se experimentó con aquellas plantas publicadas hasta la fecha. Así, de una manera rápida se podía disponer

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J. Ignacio Fiz y Josep Macias

de unos primeros experimentos y resultados. Finalmente nos decantamos en la versión 3.1 de Arcview. Estas pruebas permitieron en su momento la publicación de plantas de conjunto con todas las ventajas de precisión y maquetación cartográfica que permitía el uso de un GIS (véase por ejemplo Ruiz de Arbulo, 2002: 142). Viendo que los resultados de aquella primera experiencia habían sido positivos, continuamos con las pruebas sobre la otra parte de la arquitectura definida. Esta no era otra que la correspondiente a la base de datos, el verdadero talón de Aquiles de cualquier SIA. La base de datos implementada fue llamada Registro de Excavaciones Arqueológicas (REA), y diseñada para la entrada de datos de las diversas intervenciones que se pudieran realizar en un entorno urbano. Así pues se implementaron toda una batería de fichas de intervención arqueológica, UE, inventario de materiales, fotos, estadísticas, material epigráfico, material escultórico y noticias. Nuestra intención, en principio, se centraba en recoger exhaustivamente toda la información asociada a una actuación arqueológica. Ambas experiencias se materializaron en la realización del proyecto Estudi de la Part Baixa de Tarragona, financiado por el Museu d’Historia de Tarragona y dirigido por J. Ruiz de Arbulo. Este proyecto dio lugar a la primera Carta Arqueológica sobre GIS, en el contexto de uno de sus barrios más significativos. Fue un proyecto piloto para el cual se tuvo en cuenta la ciudad en toda su dimensión arqueológica y temporal, desde la época ibérica hasta el siglo XIX. Al mismo tiempo, y en relación a este proyecto, se finalizaba una tesis doctoral (Fiz, 2004). En dicho trabajo se presentaba una primera versión del sistema Hipodamo, un sistema de información arqueológica construido sobre GIS. Además se proponía como metodología no solo la creación de una cartografía arqueológica digitalizada de Tarragona, fundamentada en GIS, sino también incorporar una primera selección de cartografía antigua, georeferenciándola junto con la planta urbana actual de la ciudad. En los capítulos finales se defendía la virtud del sistema creado como forma de comprender en su globalidad el conjunto de restos documentados en todas las épocas susceptibles de conservación y estudio. Se proponía una herramienta de estas características como ayuda al ejercicio de dialéctica y discusión, como forma de comprender la ciudad como producto de un conjunto sucesivo de diversos procesos formativos, destructivos y evolutivos. El objetivo era trazar una primera planta arqueológica global de la ciudad, una Forma Tarraconis. Complementariamente

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se intentó, con la utilización de cartografía antigua superpuesta a la planta actual de la ciudad, ubicar determinadas construcciones romanas, segmentos de muralla o el muelle d’opus pilarum, desaparecidas a día de hoy y que ya fueron rotuladas por los ingenieros encargados del levantamiento de los planos en el siglo XVIII y XIX (ver ejemplos de aplicación en Fiz y Macias, 2004; Fiz y Macias, 2007). Finalmente, la utilidad y eficacia del sistema Hipodamo se comprobó al ser aplicado en el estudio del foro de la colonia (Ruiz de Arbulo et al., 2006), donde se elaboró una documentación exhaustiva referente tanto a noticias y hallazgos como excavaciones realizadas en el entorno más próximo al área afectada. Por tanto a finales del 2004 se había finalizado el diseño y construcción del SIA Hipodamo. Las pruebas que se habían efectuado habían funcionado, quedaba pendiente la tarea de elaborar una nueva Forma Tarraconis que solventara las deficiencias y problemas de su predecesora. Una Forma Tarraconis a la que se la bautizó posteriormente, como Planimetría Arqueológica de Tarragona

3.

EL SIA HIPODAMO

Cualquier sistema informático que se quiera construir ha de pasar en principio por varias fases en lo que habitualmente se llama «Ciclo de Vida del Software». Consiste en una serie de pasos de requerimientos, diseño, construcción, pruebas y mantenimiento en principio garantes de la bondad del producto resultante. En este apartado desarrollaremos a grandes rasgos los aspectos más destacados por los que ha pasado el diseño y construcción del SIA Hipodamo.

3.1.

REQUERIMIENTOS

La construcción de cualquier Sistema de Información requiere como paso inicial la definición de aquellos aspectos básicos y necesarios que habrá de cumplir el nuevo programa construido. Estos aspectos o requerimientos van más allá de las desideratas, serán los elementos de control cuando, una vez construido el sistema, se ponga finalmente a la práctica. Los requerimientos esperados del sistema fueron: A. Existen dos informaciones tipológicas asociadas a una intervención arqueológica. Una corresponde a los límites de la parcela intervenida. La otra nos indica los diversos sondeos realizados en el interior de la misma y es la

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B.

C.

D.

E.

F.

FORMA TARRACONIS: GIS APLICADO A LA ARQUEOLOGÍA URBANA

que realmente nos da una información sobre cual ha sido el área realmente intervenida, así como de que espacio aún estaría sujeto a futuras intervenciones. La elaboración de una función en la que se determinara que superficie se ha excavado y que superficie falta por excavar permitiría definir una ratio útil para determinar el riesgo de las zonas afectadas. Registro, consulta y ubicación sobre plano de las fuentes de información conocidas: intervenciones arqueológicas, noticias arqueológicas o datos historiográficos, resultados de la georeferenciación de cartografía histórica. La incorporación de esta información aportaría un corpus de una entidad inestimable para gestión de la arqueología urbana de de Tarragona. El sistema debería permitir diversos sistemas de consulta: criterios topográficos o catastrales (calle y/o núm.); criterios tipológicos (palabras claves referentes a epigrafía, mosaicos, cisternas, etc.); más consultas por calle con zona afectada. La demanda por criterio de calle y número de parcela provocaría como respuesta un listado de las parcelas afectadas. Así como su visualización sobre plano. Dada una nueva intervención arqueológica, el sistema debe permitir su incorporación, sumándola a una capa común. En esta última se recogerán todas las plantas arqueológicas, diferenciadas con un código, siendo consultable por el usuario final. El sistema interpretará las diversas fases representadas en el archivo CAD y las interrelacionará con las fases de los restos arqueológicos recogidos en cada ficha. Se requiere la consulta mediante criterios temporales. Consecuentemente la digitalización de las planimetrías arqueológicas debe recoger, mediante el uso de capas, los diferentes períodos históricos. De esta manera seria posible, si así se requiere, la obtención de una instantánea de la ciudad en un espacio temporal que podría ajustarse a un año concreto o a un periodo predefinido (por ejemplo durante los Antoninos) o un periodo totalmente ad-hoc. Existirá una función que permitirá el control de una serie de capas que se enumeraran a continuación siguiendo los siguientes apartados: — F.1. Topografía actual: red urbana, parcelario, edificios singulares, curvas de nivel

703

actuales, nombre de calles, numeración de edificios y, finalmente, accidentes geográficos como la línea de costa o los ríos cercanos. — F.2. Topografía antigua: línea de costa en época romana, diferentes hipótesis anteriores de línea de costa, curvas de nivel de épocas anteriores, murallas romanas, ejes viarios intra y extramuros y áreas funerarias. — F.3. Planos y fotografías áreas antiguas. En este caso el sistema debe permitir la superposición de cada una de estas imágenes raster, georeferenciadas. G. Facilitará la consulta de los datos asociados a aquellas capas que así lo requieran. En los casos siguientes se procurará que la información visualizada sea: — G.1. Intervenciones arqueológicas. Si una zona determinada está compartida por varias intervenciones estas aparecerán en una lista en la que se representarán los códigos identificadores de intervención. Al seleccionar uno de los códigos se visualizará la siguiente información: número y nombre de la intervención, situación, secuencia cronológica, definición y características. — G.2. Noticias arqueológicas. La selección de un punto determinado puede implicar que sean varias las noticias ubicadas allí. En este caso se presentarán en forma de lista identificadas por el código de noticia. Al elegir una de ellas se mostrará la siguiente información: núm. de noticia, localización y comentario. — G.3. Material epigráfico. Se seguirá el mismo criterio anterior y se permitirá la consulta de datos (CIL, tipo inscripción y trascripción). Además se incluye imagen fotogràfica. — G.4. Material escultórico. Seguiremos el mismo criterio anterior. H. Generación de cartas arqueológicas. El sistema permitirá maquetar en forma de Atlas el conjunto de hojas que formarán parte de la carta arqueológico de la ciudad

3.2.

LA

ARQUITECTURA DEL

SIA

A partir de estos requerimientos y en función de los diversos paquetes informáticos existentes en el

704

J. Ignacio Fiz y Josep Macias

Fig. 1.

mercado se decidió cual sería la arquitectura de trabajo del SIA. Tres son las aplicaciones informáticas o subsistemas de trabajo implicados y interrelacionados entre sí: un subsistema CAD —presentado por el programa Autocad 2007—, el subsistema REA — base de datos implementada mediante el SGBD Filemaker en su versión 6.0—, y el subsistema Hipodamo construido a partir del programa comercial GIS Arcview en su versión 3.1 (fig. 1). El subsistema CAD proporciona a Hipodamo la información planimétrica vectorizada; el REA almacena los datos necesarios para la gestión de la información, mientras que Hipodamo gestiona mediante sus herramientas vectoriales y raster, la combinación de los datos proporcionados por las otras dos. Este subsistema CAD, evidentemente no creado por nuestro equipo de trabajo, se encarga de crear y gestionar los plantas de cada una de las intervenciones arqueológicas. Para esto es necesario realizar una vectorización tanto de planimetrías correspondientes a excavaciones antiguas, como modificando planos digitalizados elaborados previamente por los técnicos implicados en los trabajos arqueológicos. Por decisión de diseño se decidió que en este proyecto se realizarían alineaciones correspondientes a las estructuras murarias, prescindiendo de la caracterización precisa de los materiales constructivos. Sin embargo en algunos casos se hizo una excepción, debido a la singularidad de determinados restos, y por tanto se representaron y caracterizaron por ejemplo sillares o megalitos. El sistema de vectorización se caracterizó por el uso de polilíneas o derivados como puedan ser circunferencias, arcos o cuadrado, por los problemas de conversión asociados a las splines. Se ha diferen-

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ciado entre elementos reales y elementos restituidos. Se han aplicado símbolos convencionales a las tumbas documentadas con el objetivo de ilustrar la variedad tipológica de los contenedores funerarios utilizados. También se tuvieron en cuenta hasta cuatro tipos de cotas altimétricas: cota de muro, roca, pavimento y municipal actual. Para la representación e identificación de la evidente variedad tipológica en cuanto a formas y material constructivo o cronología, se utilizó un protocolo aplicado principalmente sobre el CAD. Este protocolo era absolutamente necesario para el correcto traspaso e interpretación de la información por parte del subsistema de Hipodamo. Además se estableció otro protocolo por el cual las fases de los restos arqueológicos exhumados fueran representadas en el CAD. Así se asignaba una capa a cada fase, identificándola con un código. En la tabla de fases de la base de datos REA se registraban estas fases asignándoles el mismo código utilizado en el CAD. De esta manera, cuando se introdujera una nueva intervención, las rutinas creadas tomarían los registros de la tabla fases en REA y los interrelacionarían con los datos obtenidos del fichero CAD, incorporándolas en la capa de restos por fases. El traspaso de la información planimétrica generada con CAD a Hipodamo se hizo a través de dos archivos diferenciados. El primero correspondía a la representación de las estructuras siguiendo una categorización por código de color en función del tipo de estructura representada (sillares, alcantarillas, pavimentos, mosaicos, etc.). El segundo archivo incorporaba la información correspondiente a las cotas arqueológicas y actuales. El subsistema REA utilizó como SGBD de base el programa comercial FileMaker en su versión 6.0. Esto permitió la creación de una base de datos estándar e interrelacionada a partir de campos preestablecidos. En búsqueda de una posición maximalista se creó un sistema de tablas diseñadas en un modelo entidad/relación que permitiera la gestión y explotación de la información arqueológica de cualquier conjunto o conjuntos urbanos. Técnicamente se activaron los plugins pertinentes para compartir los datos con el sistema Hipodamo. Por último el subsistema Hipodamo, encargado de administrar la información documental, vectorial y raster asociada a la documentación arqueológica, que por motivos de simplificación y ejemplo se ha ajustado a la ciudad de Tarragona, pero que en versiones futuras se podría extender a cualquier paisaje arqueológico.

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3.3.

DISEÑO

DEL

FORMA TARRACONIS: GIS APLICADO A LA ARQUEOLOGÍA URBANA

SISTEMA

Para el diseño del sistema, y teniendo en cuenta que el proceso se efectuó en un período de transformación radical a nivel informático (1998-2004), se aplicaron dos metodologías. Las metodologías de diseño tradicionales se elaboraban a partir del llamado Modelo Entidad/Relación, explicado en las Facultades de Informática aún a inicios del presente siglo. Sin embargo, a mediados de los noventa surgió un nuevo paradigma en la programación informática, la orientación a objetos, que obligo a reformulación de metodologías de diseño que permitieran una correcta construcción de los Sistemas de Información requeridos por los usuarios. Este cambio tecnológico afectó, como no podía ser de otra manera, al diseño del sistema. En un primer momento, cuando se diseño la base de datos de registro de intervenciones REA, no se había previsto que tendría que dar soporte a un SIA. Por esa razón su primer diseño siguió el Modelo Entidad/Relación (léase Chen, 1988). Sin embargo, cuando en el año 2002 (Fiz, 2002) nos planteamos el crear un SIA teniendo como nú-

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cleo un GIS comercial, ArcView, vimos que era necesario el rediseño del sistema siguiendo otra metodología. La razón estribaba en que el programa de la empresa ESRI estaba diseñado siguiendo el paradigma de orientación a objetos. Por tanto, cualquier nuevo objeto que nosotros quisiéramos tratar, por ejemplo los restos arqueológicos vectorizados con CAD, tendría que ser diseñado e implementado bajo los mismos parámetros. Finalmente la metodología de diseño utilizada fue UML (Arlow y Neustadt, 2006), Unified Modeling Language, un lenguaje de modelado que permite diseñar y documentar aplicaciones desarrolladas en un lenguaje orientado a objetos La gran ventaja de esta metodología es su estandarización, debida principalmente a que los autores que han creado UML son los mismos creadores de los tres métodos de análisis y diseño OO más usados anteriormente en la industria del software. De la misma manera las grandes empresas mundiales de software y hardware se implicaron también en la creación de un estándar que pusiera fin a la llamada «guerra de los métodos» iniciada en los noventa. El resultado del diseño del nuevo sistema puede verse en la figura 2.

Fig. 2.

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3.4.

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IMPLEMENTACIÓN

Finalmente fueron desarrollados e implementados tanto la base de datos, sobre SGBD Filemaker Pro 6.1, como el subsistema Hipodamo (fig. 3). Para este último y sobre, ArcView 3.1, se diseñaron pantallas y rutinas elaboradas en el lenguaje nativo de ArcView (Avenue). La mayor parte del esfuerzo se centró en la conexión y carga de las bases de datos y en las rutinas construidas para la adquisición de las estructuras exhumadas en una intervención y su posterior integración en una capa común de restos arqueológicos. Exteriormente el usuario percibe una «interficie» similar a la que pueda tener en el manejo del programa Arcview. Sin embargo se añadieron una serie de botones, con rutinas escritas en Avenue (fig. 4) que permiten: añadir, modificar y borrar tanto intervenciones como restos arqueológicos dibujados con CAD; consultar información asociada a intervenciones, restos escultóricos y epigráficos; consultar los restos arqueológicos según periodo seleccionado por el usuario; seleccionar cartografía histórica rectificada y georeferenciada, ortofotomapas y vuelos aéreos rectificados y georeferen-

ciados; convertir la información vectorial de los restos nuevamente a formato CAD; y, finalmente, crear una cartografía mediante layouts predefinidos para su posterior maquetación y publicación. La consulta de las capas se hace a través de ventanas con demanda por diversos criterios de búsqueda y para la presentación se diseñaron pantallas específicas obviando el sistema de ArcView más generalista pero menos ergonómico. Las capas que finalmente fueron incluidas para la consulta del sistema reflejan: la configuración urbana actual (red urbana, parcelas catastrales, cotas actuales y ortofotomapas ICC Escala 1:5.000); la información arqueológica (restos, secciones, noticias, epigrafía, arquitectura y escultura); más la información complementaria (cartografía antigua). Debido a que las bases de datos no se habían construido en el mismo sistema de ArcView se implementaron una serie de rutinas encargadas de establecer, al inicio del programa Hipodamo, una conexión ODBC con el programa encargado de registrar las intervenciones arqueológicas, REA. Las tablas solicitadas en demanda eran:

Fig. 3.

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Fig. 4.

• Intervenciones arqueológicas que usando como enlace el código de intervención se asociaran a la capa vectorial de áreas de intervención representada mediante polígonos. • Noticias arqueológicas. Estas se representaran mediante una capa vectorial simbolizada por un punto. Se incluyeron como datos de localización las coordenadas UTM que aunque fuera aproximadamente ubicarían el lugar en el que se produjo la noticia referida. • Material escultórico. Representada por mediación de una capa vectorial simbolizada por un punto. Las coordenadas de localización de cada material escultórico se obtendrán de REA. En cuanto a la escala de representación se seguirá el mismo criterio que en el caso anterior. • Material epigráfico. A través de la conexión ODBC con REA se obtendrán los datos identificadores de cada ficha de material epigráfico. Podrá localizarse a partir de los campos creados para tal uso. La capa vectorial que la represente habrá de simbolizarse mediante un punto. La escala de representación será la definida en los dos casos anteriores, por ejemplo 1:500. • Fases. La conexión ODBC permitirá acceder a REA, de donde se obtendrá la tabla en la que se habrán almacenado todas las fases de cada una de las intervenciones. Esta consulta será enlazada con una capa vectorial, simbolizada mediante líneas, que almacenará las interpretaciones planimétricas de cada intervención. En el caso de las noticias y el material escultórico y epigráfico, la elección de la UTM como criterio de localización se debió principalmente a un problema como pueda ser la falta de persistencia del dato topográfico. Esta se entiende como la incapacidad de permanecer invariable ante la transformación y desarrollo del entorno urbano. Podemos entender que una parcela urbana sufre cambios en el topónimo de

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la calle, el número o en su misma configuración por subdivisión o agregación sucesiva, obligando por tanto a la revisión de la información almacenada en la base de datos que pueden llegar a no coincidir con los presentados en pantalla. En cambio, podemos encontrarnos con problemas cuando las noticias hacen referencia a antiguas parcelas agrícolas extramuros, y que solo son ubicables por referencias topográficas aproximadas. Una solución habría sido la utilización del número de catastro de la parcela, sin embargo aquí nos encontramos con otro problema dado que las noticias e intervenciones corresponden a menudo a espacios no catastrales, por ejemplo las propias calles o plazas. Por tanto esta solución no era viable. Planteando posibles soluciones a esta problemática pensamos en la elaboración de Thesaurus toponímicos mediante los cuales se podría conocer la «genealogía» de un determinado elemento topográfico o toponímico urbano a lo largo del tiempo. Sin embargo, dada su complejidad esta posibilidad fue descartada al menos para esta versión del sistema. Para finalizar entendimos que el criterio de elección del punto como elemento de representación del material escultórico, epigráfico y noticias dentro del SIA era además necesario para su futura utilización en estudios dentro del marco del análisis espacial.

4.

EL PROYECTO PLANIMETRIA ARQUEOLÒGICA DE TÀRRACO

Como hemos visto en apartados anteriores, esta trayectoria establece que en el año 2004 el SIA estaba construido y validado. Pero la difusión de los resultados preliminares estaba mediatizada por la dificultad de obtener y difundir los frutos de la arqueología urbana de Tarragona. Desde inicios de los años 90 del siglo pasado la realización de excavaciones arqueológicas descansa fundamentalmente en el binomio empresa constructora/empresa privada de arqueología. A excepción de determinados monumentos bajo custodia pública, la mayor parte de los resultados arqueológicos obtenidos en los últimos 20 años han sido fruto de una actividad profesional individual o empresarial separada o, mejor dicho, atomizada. La ausencia de un marco institucional globalizador ha «disgregado» Tarraco (una única realidad científica, museística necesitada de un modelo de gestión coordinado) en un despropósito de voluntariosas iniciativas particulares y de legítimos derechos de propiedad intelectual sin solución de proyección social y científica (véase Dupré 2001;

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Fig. 5.

Rodríguez 2004: 102-106; Ruiz de Arbulo 2004 con abundante bibliografía). Las indefiniciones sobre las que se había fraguado la arqueología urbana de Tarragona a lo largo de casi veinte años, y que la diferenciaban de las otras tres capitales catalanas o el resto de las capitales provinciales de Hispania, dibujaban un panorama en el que era absolutamente necesaria la colaboración de instituciones, empresas de arqueología más el colectivo profesional de arqueólogos. Cualquier otra solución desde una iniciativa unilateral estaba condenada sino al fracaso al menos a la ampliación de la brecha entre las partes implicadas. Solo como reto colectiva y plurinstitucional sería posible producir una obra globalizadora, y para ello ha sido imprescindible contar con la colaboración de los arqueólogos y empresas privadas que intervienen en la ciudad, junto con la RSAT, depositaria de parte del fondo historiográfico de la ciudad. Este proyecto dió mayor contenido y precisión a la propuesta metodológica (Fiz, 2004) formalizando una nueva Forma Tarraconis o Planimetria Arqueològica de Tàrraco, en un proceso que ha durado casi cuatro años hasta su edición convencional (Macias et al.,

2007). En este contexto uno de los trabajos más importantes fue el de contactar con el colectivo de arqueólogos para que autorizaran o no la cesión de la información y la publicación posterior de sus planimetrías. Esta política queda reflejada en las fichas descriptivas de las intervenciones de uno de los dos volúmenes de la publicación. Los arqueólogos que así lo quisieran podían redactarlas quedando con su firma reconocimiento de su trabajo. Organizativamente hablando los trabajos realizados consistieron principalmente en el vaciado documental de memorias administrativas, archivos privados y publicaciones científicas, la digitalización y vectorización de plantas arqueológica. Además se inició un proceso de vaciado cartográfico para cotejar informaciones de áreas con información arqueológica actualmente negativa (fig. 5) y, finalmente, una actuación topográfica mediante posicionamiento GPS para validar las estructuras arqueológicas más importantes de la ciudad. Toda esta información ha sido incorporada al SIA Hipodamo permitiendo una posterior generación de planimetrías arqueológicas. La Planimetria Arqueològica de Tàrraco responde a una adaptación y simplificación de la potenciali-

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Fig. 6.

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Fig. 7.

dad que representa el programa Hipodamo a fin de ajustarlo a una publicación en formato clásico. La necesidad social e institucional que ha generado esta obra incide en la necesidad de implementar de forma cotidiana esta metodología a nivel de actualización de contenidos y, sobre todo, como herramienta de gestión y difusión de la información. La obra ha sido concebida en dos volúmenes. El primero refleja la metodología usada y articula toda la información en 840 fichas descriptivas que coinciden con las parcelas catastrales —unidad básica de identificación— que contienen información de interés. El segundo volumen lo compone una carpeta que contiene la relación de planos en formato 1: 5.000, 1: 1.250

y 1:500 (figs. 6 y 7) con el propósito de constituir una herramienta de difusión útil en el entorno científico y profesional, incluyendo los diversos agentes privados y públicos que intervienen en la gestión y transformación del patrimonio histórico. Mediante las herramientas de consulta por fases creadas para el SIA Hipodamo se definieron una secuencia de periodos históricos según la realidad arqueológica de Tárraco y el volumen de información existente. La ubicación temporal de lo restos no ha tenido en cuenta exclusivamente el momento constructivo sino que también su fase de utilización o visualización urbanística. De esta manera se planteó la siguiente periodización temporal: época ibérica

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hasta la llegada de los Escipiones (aprox. 500-218); época tardorepublicana (218-30); época de Augusto hasta la crisis militar postneroniana (30 a. C. – 69 d. C.); entre las dinastías flavia y antonina (69-180); entre los gobiernos de L. Vero y el último emperador de Occidente (180-476); y, finalmente, la etapa visigoda.

5.

APORTACIÓN DEL SIA AL CONOCIMIENTO DE LA MORFOLOGÍA URBANA

La identificación de la morfología urbana de Tarraco ha sido una de las aspiraciones tradicionales de la investigación arqueológica en Tarragona, una ciudad donde la preeminencia de su arquitectura pública y las dificultades de gestión han dificultado avances considerables en relación al estudio de su arquitectura privada o doméstica (Macias 2004a). El área residencial excavada en los años 30 del pasado siglo por Serra Vilaró fue el elemento a partir del cual se empezó a definir la retícula urbana. R. Cortés identificó una de las insulae existentes en esta área (1987, 21), seguidamente se definieron decumanus y cardines, entorno a la insulae, identificando una medida de 35 m. o un actus para la anchura de las insulae de la ciudad (Aquilué et al. 1991: 57). En 1999 otra aportación incidía en la propuesta de un actus de anchura ampliándola a la organización urbanística del entorno del forum coloniae en base a un sistema de parcelas rectangulares (Mar y Roca 1998, 119). Finalmente, se presenta en las jornadas de Tàrraco 99, una propuesta global sobre el sistema de ordenación viario intramuros (Macias 2000a). Fue el primer modelo interpretativo efectuado a partir del parcelario urbano a escala 1/500 que incorpora los datos arqueológicos publicados hasta la fecha y reconoce un módulo de 1 por 2 actus con viae de 6 m de anchura y un cardo maximus en torno a los 7 m. Los últimos trabajos arqueológicos y la realización del proyecto Planimetría Arqueológica establecen que la evolución urbana se realizó en tres fases claramente diferentes. La primera (aprox. 2 ha) se desarrolló a partir del asentamiento ibérico y aunque no se ha identificado la red urbana se propone la existencia de un decumanus maximus que delimitaba este sector del ensanche posterior (Díaz et al. 2005). La segunda (aprox. 24,6 ha) se debe a la gran planificación urbana de finales del II a. C., a partir de la ratio mencionada de 1 por 2 actus. En la tercera área (aprox. 11 ha) se detecta un cambio en el ritmo urbano, aunque los pocos restos exhumados no permiten establecer una propuesta clara (Fiz 2004: 474;

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Macias et al. 2007: 15-46). La definición urbana de este tercer sector puede obedecer a un ensanche intramuros cronológicamente posterior, quizás relacionado con las reformas cesarianas o augusteas, pero su estudio plantea numerosas dudas debido a la fuerte afectación histórica producida en las épocas moderna y contemporánea. A esta sectorización hay que añadir la concepción actual sobre la zona portuaria extramuros (Macias 2004b) y la existencia de una importante laguna en el ensanche de finales del s. II a. C. La ubicación de una gran cantera durante el siglo XIX ocupando una extensión de 7 ha conlleva que la arqueología no permite reconstruir la red urbana en esta zona, pero la georefenciación de la cartografía histórica proporciona una nueva perspectiva interpretativa apostando por la continuación de modulo republicano y por la presencia hipotética de otra puerta en la muralla (Fiz y Macias 2007). La interpretación urbanística a partir de la georeferenciación cartográfica permite comprender mejor la organización del área residencial intramuros comprendida entre las estructuras monumentales de la cima de la colina y la zona portuaria desarrollada en una bahía natural inferior. La ciudad residencial propiamente dicha nace en torno a los 15 msnm y asciende hasta los 45 m. Este hecho determinó claramente la planificación de la ciudad romana en base a terrazas de contención que salvarían la elevada pendiente que presentaba la ciudad (aprox. 7%). Sabemos que la zona urbana intramuros de la Tarraco fue paulatinamente abandonada a partir del siglo IV d. C., constituyendo un área posiblemente de uso mixto que mantuvo su estatus jurídico dado que quedó libre de usos funerarios. Así se recuperó la bipolaridad característica de la época republicana: una zona elevada y protegida desarrollada en torno a las estructuras del Concilium Provinciae, una zona central intermedia y un área portuaria inferior (Macias 2000b). Esta división agrourbana permaneció inalterable hasta entrado el siglo XIX, cuando el ensanche urbanístico reunificó de nuevo Tarragona y, sorprendentemente, con la misma disposición geográfica que la ciudad romana. De tal manera que las calles del siglo XIX mantienen la misma orientación que los cardines de finales del siglo II a. C. Esto debió ser así porque algunos de los elementos de terrazamiento de época romana, permanecieron, mutándose, a partir del siglo IV y hasta el XIX. Tras la desurbanización de Tárraco el área residencial pasó a zona de cultivo, pero las antiguas estructuras se mantuvieron, bien como muros de margen o como límites de parcelas o caminos. Así las antiguas viae debieron permane-

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Fig. 8.

cer como límites del catastro agrícola visigodo y medieval, porque así se pueden apreciar en el parcelario rustico de los siglos XVIII y XIX. Consecuentemente, el nuevo parcelario urbano trazado en el siglo XIX (fig. 8) mantiene parte de esta ordenación viaria, muy consecuente con la iluminación solar y el pendiente orográfico. La hipótesis de la continuidad de las trazas principales de la ciudad romana, insulae y viae, transformadas en límites parcelarios agrícolas que unían la cima de Tarragona con el puerto se sustenta en los datos georeferenciados de la cartografía histórica. Analizando este sector se aprecia la preeminencia de tres vías que, con mayor o menor precisión, se reflejan en la cartografía o grabados de los siglos XVI y XIX. Estos tres caminos son coincidentes con tres de los cardines teóricos de la ciudad. El más oriental es claramente una reminiscencia del cardo maximus de la ciudad y fue, durante los periodos moderno y contemporáneo, la ruta de comunicación más importante entre la parte alta y el área portuaria. La cartografía

histórica también nos muestra coincidencias con los decumani permitiendo la reconstrucción de la forma Tarraconis en áreas afectadas por las canteras del XIX. El más obvio es un decumanus republicano, identificado en parte bajo el Teatro y que de acuerdo a la cartografía de 1800, se puede prolongar hasta un camino de conexión entre los llamados caminos del Mig y dels Caputxins. Éste mismo vial conducía a otro sendero, esta vez extramuros, que ha sido interpretado como una derivación de la via Augusta que, bordeando la costa, unía con la vía principal en dirección Barcino. Esta vía pasaba justo por debajo del anfiteatro, donde la arqueología muestra una pequeña área de necrópolis previa a su construcción.

6.

PLANIMETRÍA ARQUEOLÓGICA DE TÁRRACO: FUTURO

Los años transcurridos desde la finalización de este SIA, añadido a que estábamos solo ante un pro-

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totipo, y la increíble mejora de la tecnología en pocos años hacen que el sistema tenga que ser renovado y deban de implementársele nuevas funcionalidades. Tenemos que tener en cuenta que algunos requerimientos del sistema no fueron implementados o simplemente se pensó en otros cuando la construcción del programa estaba tan avanzada que se hizo inviable su modificación.

6.1.

NUEVAS VERSIONES

Y

SOFTWARE LIBRE

En primer lugar es necesario un traspaso a nuevas versiones del software comercial utilizado desde un inicio, obteniendo así mejoras en la capacidad de gestión y exportación del software actualizado. Posteriormente, debe considerarse que la difusión continua de esta información, tanto a la comunidad científica como a la sociedad en general, es absolutamente imprescindible. En contrapartida, también hay que tener en cuenta que la definición, construcción y rentabilización de un Sistema de Información de estas características destinado a la gestión de información patrimonial, y financiado con fondos comunes, debe poder ser utilizable por cualquier entidad pública o persona física. Esta premisa nos conduce al Software Libre, una nueva concepción que equilibra progresivamente la balanza de usuarios en un mundo dominado por las grandes empresas de software. La extensión de este fenómeno se fundamenta en la libertad del usuario sobre el producto una vez ha sido obtenido y que le permite usarlo, estudiar su funcionamiento, adaptarlo a sus necesidades, distribuir las copias, transformar el programa y hacer públicas tales mejoras de cara al resto de la comunidad. Libertades impensables con el software comercial, pero que presentan el lastre, mayor que en versiones comerciales, que no siempre está garantizada su continuidad temporal. En nuestro caso, la aparición de GIS con gran difusión como GRASS o en nuestro país GVSig, ha permitido aliviar y difundir este software de manera gratuita entre la comunidad de arqueólogos. Particularmente defendemos este nuevo concepto informático, tal como se ha hecho por ejemplo desde el proyecto GVSIG desarrollado la Conselleria d’Infraestructures i Transport de la Generalitat del País Valencià (http://www.gvsig.gva.es;). Es destacable también la aportación de nuevas funcionalidades, a través del proyecto Sextante (http://www.s extantegis.com/), aplicadas al mismo programa GVSIG pero esta vez bajo el impulso de la Consejería de Industria, Energía y Medio Ambiente de la Junta de

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Extremadura. Quizás éste es uno de los ejemplos más claros que caracterizan al Software Libre. En el caso de Tarragona en particular o Cataluña en general, deberían ser las distintas instituciones quienes adopten una actitud específica que, en todo caso, debería abogar por una metodología de documentación y una plataforma de software unitaria. El tiempo ya transcurrido desde los inicios del Software Libre, la enorme difusión planetaria que ha tenido y la apuesta de algunas instituciones estatales abren un periodo de reflexión sobre la aplicación de esta opción en el diseño y creación de futuras versiones de Hipodamo.

6.2.

NUEVAS

FUNCIONALIDADES

Un aspecto a plantear en las nuevas versiones que se hagan del programa Hipodamo es en el nivel de información hasta el que se pretende llegar. Actualmente se contemplan únicamente las estructuras arqueológicas con fases de uso. Metodológicamente es posible llegar al nivel de Unidad Estratigráfica o Unidad Funeraria. Tal aproximación sería deseable, pero las peculiares características en las que nos encontramos y de las que ya hemos hablado obligan a realizar esta reflexión. Podríamos plantearnos la realización y desarrollo de un Software Libre que cubriera estas funciones y fuera repartido entre las empresas de arqueología y el colectivo de arqueólogos. Estos elaborarían memorias y presentarían resultados siguiendo estándares de trabajo, permitiendo así la fácil integración posterior de la información. De todos modos entre las nuevas funcionalidades está la mejora en la funcionalidad de consulta de las parcelas intervenidas, basándose en criterios de recuperación por palabras clave (como por ejemplo: termas, depósitos, cloacas, etc.) o por periodos cronológicos. Otro apartado a tener en cuenta es la incorporación al sistema de la información correspondiente a elementos arquitectónicos, epigráficos y escultóricos. En la primera versión se tuvo en cuenta pero no llegó a ser materializado. Por último consideramos esencial la elaboración de funciones que faciliten la creación de Cartas de Riesgo y de Potencialidad Arqueológica y que permitan valorar la pérdida o erosión de los depósitos arqueológicos. Además de poder prever cual es el volumen del paquete estratigráfico que aún queda en la ciudad de Tarragona. Pueden elaborarse, en función de las intervenciones ya realizadas en parcelas actualmente edificadas, funciones para la visualización on-line de la situación actual del volumen ar-

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queológico. El registro de cotas arqueológicas por fases permitirá la comparación entre diversas parcelas adyacentes de tal manera que podamos saber cual pueda ser el potencial estratigráfico aún remanente.

6.3.

DIFUSIÓN

EN LA RED: INTERNET

Nos parece sugerente que cualquier proyecto de futuro de la Planimetría Arqueológica de Tarragona sea difundido a través de Internet. Esta es una herramienta de conocimiento provocadora de una auténtica revolución, no solo tecnológica sino también cultural y social aún de difícil evaluación. La difusión de datos y resultados destinada a comunidades científicas y públicas es uno de los aspectos esperados de un aplicativo de estas características. Arqueólogos, constructores, entidades públicas y privadas han de tener acceso de una manera rápida, y actualizada, de la información registrada en el SIA futuro. Ejemplos estatales en la difusión de estos contenidos podemos encontrarlos en el Mapa Arqueològic de Sabadell (Carlus, Terrats y Vicente, 2007). Este proyecto desarrollado desde el Museo d’Història de Sabadell permite la presentación, sobre una «interfície» de enorme difusión como es GoogleEarth, de las parcelas urbanas asociadas a la intervención y las fichas que las documentan. Cada una de éstas se identifica por un icono que representa un periodo cronológico. La forma de distribución es mediante un CD o descarga a través de la web. Es posible dar un paso más, previendo formatos de presentación de datos similares, pero acompañándolos de las estructuras arqueológicas e información fotográfica. Además, y teniendo en cuenta las capacidades crecientes de este entorno de gran difusión, los restos arquitectónicos pueden ser representados en 3D. Esta solución presentaría solamente dos informaciones como capas: las fichas de intervención, y los restos arqueológicos. Añadir que se han realizado pruebas, sin publicación en la red aplicando sólo transformaciones en la proyección de las coordenadas de localización. Los resultados positivos obtenidos hacen que esta sea una opción a tener en cuenta en futuros proyectos de difusión de los datos de la Planimetría Arqueológica de Tarragona. Otra forma de difusión utiliza los recursos de publicación en Internet que proporciona el software GIS. El esfuerzo de éstas por hacer sus datos intercambiables entre diversos sistemas hace que podamos usar específicamente para Internet el programa que más pueda adecuarse a nuestras características (ArcIMS de ESRI o MapGuide de AutoDesk, entre otros).

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RESTITUCIÓN 3D DE LA TOPOGRAFÍA DE LA ANTIGUA CIUDAD DE TARRACO EN UN ENTORNO SIG: PROPUESTAS METODOLÓGICAS Y PRIMEROS RESULTADOS POR

HÉCTOR A. ORENGO*, J. IGNACIO FIZ FERNÁNDEZ* y ** y JOSEP M. MACIAS*

RESUMEN Durante los últimos años el Institut Català d’Arquelogia Clàssica, el Museu d’Història de Tarragona, contando con la colaboración de la Generalitat de Catalunya, han desarrollado el proyecto Planimetría Arqueológica de Tárraco, destinado a la elaboración de una planta arqueológica global en la cual se recogieran intervenciones y noticias referentes a los hallazgos arqueológicos existentes. Este trabajo fue publicado utilizando como plataforma de trabajo un SIG construido para tal fin (Macias et al. 2007). Sin embargo, un problema de difícil solución arqueológica venía dado por las transformaciones urbanísticas de la ciudad, sufridas en su mayor parte a lo largo de los siglos XIX y XX. Éstas habían provocado la pérdida irremediable de gran parte de la elevación que acogiera la ciudad romana, cambiando substancialmente su aspecto original. Ante esta situación y como proyecto paralelo a la realización de la Planimetría Arqueológica de Tarragona se plantearon formas de cubrir este vacío. Se presenta en esta comunicación una propuesta metodológica para la reconstrucción de los grandes «vacíos topográficos» originados por la evolución urbanística de Tarragona mediante la obtención e integración en un SIG de diversos tipos de información documental. En estas zonas rebajadas no resulta posible la obtención de información estratigráfica y arqueológica, por lo que es imprescindible la definición de vías metodológicas alternativas basadas en la extrapolación de datos extraídos de la cartografía histórica, panorámicas del XVI o fotografías tomadas en los siglos XIX y XX. Esta técnica permite aplicar los resultados obtenidos en los nuevos análisis interpretativos, complementando así la interpretación arqueológica de la topografía urbana de la ciudad romana. A partir de esta información, y aplicando funciones y técnicas de interpolación propias de un GIS, se propone aquí un modelo de relieve de la ciudad de Tarraco. SUMMARY The widespread implementation of GIS-based 3D topographical models has been a great aid in the development and testing of archaeological hypotheses. In this paper, a topograph** Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ICAC). Plaça Rovellat s/n. 43003 Tarragona. E-mail: [email protected]; [email protected] ** Universitat Rovira i Virgili. Plaça Imperial Tarraco, 1. 43005 Tarragona. E-mail: [email protected]

ical reconstruction of the ancient city of Tarraco, the Roman capital of the Tarraconensis province, is presented. This model is based on topographical data obtained through archaeological excavations, old photographic documentation, georeferenced archive maps depicting the pre-modern city topography, modern detailed topographical maps and differential GPS measurements. The addition of the Roman urban architectural features to the model will offer the possibility to test hypotheses concerning the ideological background manifested in the city shape. This is accomplished mainly through the use of 3D views from the main city accesses. These techniques ultimately demonstrate the ‘theatreshaped’ layout of the city (to quote Vitruvius) as well as its Southwest oriented architecture, whose monumental character was conceived to present a striking aspect to visitors, particularly those arriving from the sea. PALABRAS CLAVE: Tarragona, carta arqueológica, Museu d´Història de Tarragona, Insitut Català de Arqueología Clàssica, cartografía histórica, planimetría arqueológica. KEY-WORDS: Tarragona, archaeological map, Museu d´Història de Tarragona, Insitut Català de Arqueología Clàssica, historical cartography, archaeological planimetry.

1.

INTRODUCCIÓN

Los modelos topográficos 3D han resultado de gran utilidad en la recreación de entornos antiguos, tanto a nivel ilustrativo como analítico. Muchos de estos modelos han sido desarrollados a partir de topografías modernas asumiendo que los cambios del medio acaecidos desde época antigua no han resultado significativos. No en vano, el desarrollo de modelos topográficos de recreación del entorno antiguo presenta serias dificultades en cuanto a la restitución de elementos desaparecidos o sedimentados También resulta problemático el determinar, sin el apoyo de información estratigráfica, cada una de las fases significativas de cambio paisajístico y adscribir cronologías a cada una de ellas.

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En este trabajo presentamos diferentes aproximaciones metodológicas a la reconstrucción de las topografías desaparecidas en entornos urbanos y, en concreto, intentaremos reconstruir la topografía preindustrial de Tarragona. Creemos que los grandes cambios topográficos en esta ciudad se dieron a partir de la construcción del puerto de época moderna, para la cual gran parte de la fachada marítima fue utilizada como cantera afectando a unas 7 ha de la ciudad romana. Otros cambios significativos pueden deberse a la construcción de los fortines modernos en diversos puntos de la ciudad y la colmatación sedimentaria que estos comportaron. Planteamos como justificación epistemológica previa que si podemos llegar a atenuar tales transformaciones urbanas contemporáneas, mediante los datos proporcionados por la arqueología urbana, podremos plantear así un modelo topográfico muy aproximado a la orografía de la antigua Tarraco. Una vez desarrollado este modelo teórico, podrá ser empleado para contrastar hipótesis sobre la planificación de la ciudad, la distribución de sus edificios y el trasfondo ideológico que estos reflejaban.

2.

METODOLOGÍA

A pesar de que el enfoque metodológico presentado a continuación es parte de un proyecto en curso el estado actual del trabajo permite ofrecer algunas conclusiones preliminares. En primer lugar, nuestro estudio restitutivo partió de los datos e ideas aportados por el trabajo de R. Gabriel (2001). Para tal estudio fue empleado como base un plano de 1883 con curvas isométricas a tres metros. El empleo de perfiles topográficos realizados en 1800, 1852 y 1876, así como de vistas panorámicas del siglo XVI y fotografías antiguas de Tarragona (tomadas durante los trabajos de desmonte del frente marítimo), han resultado igualmente importantes en la planificación inicial del trabajo. Por otro lado la propuesta metodológica de I. Fiz (2001) y primeras aplicaciones concretas (Fiz y Macias 2004 y 2007) proveyeron el marco metodológico de incorporación de la cartografía y la creación de la geodatabase inicial a partir de la cual se pudo desarrollar este proyecto. Así se integraron documentos de diversa índole en la restitución de la topografía pre-industrial de Tarragona. Cada una de estas fuentes aporta un tipo de información diferente (línea de costa, cotas antiguas, localización de elementos arqueológicos, etc.) que requiere, consiguientemente, una metodología propia para su tratamiento. Realizaremos en este

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apartado una descripción de las diversas fuentes empleadas, y de las tecnologías utilizadas para su integración en un entorno SIG dentro del cual podrán ser analizadas.

2.1.

ANÁLISIS

DE MAPAS ANTIGUOS

El análisis de mapas antiguos puede aportar restituciones de gran relevancia para el conocimiento de la antigua topografía de la ciudad y otros elementos de interés arqueológico. La creación de una base cartográfica diacrónica georeferenciada resultó, por tanto uno de los apartados más importantes del proyecto y es la base sobre la que otros tipos de análisis futuros deberán ser realizados. Para la realización de esta base cartográfica se recopilaron una serie de treinta mapas cubriendo los últimos cinco siglos. Estos fueron escaneados a alta resolución a fin de mantener una resolución superior a un metro por píxel en cada caso. La incorporación de estos mapas en un SIG requería necesariamente su georeferenciación. El gran cambio sufrido en la forma y topografía urbana desde finales del siglo XVIII impidió la elección de puntos de control de suelo (GCP) apropiados para la referenciación de aquellos mapas anteriores al siglo XIX. Para paliar en alguna medida esta problemática fue aplicada una metodología de georeferenciación regresiva (figura 1). Este método implicaba partir de los mapas más modernos para localizar los elementos de referenciación o GCPs que permitiesen la georeferenciación de los mapas del siglo XIX. Una vez georeferenciados, permitieron a su vez la obtención de los GCPs necesarios para la georeferenciación de mapas aún más antiguos. El uso de mapas de cronología

Fig. 1. Diagrama mostrando los pasos seguidos en el proceso de georeferenciación.

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de los mapas con mayor exactitud geográfica tenían una mayor peso en la interpolación.

2.2.

Fig. 2. Metodología seguida para la obtención de una línea de costa media.

intermedia ha resultado imprescindible para establecer una conexión entre los mapas más modernos con aquellos de mayor antigüedad. Dichos GPCs se incluyeron en una capa de nodos ligándolos a una base de datos en la que se incluía información referente a su ubicación, cronología y mapas en los que podían ser localizados. Esta capa resultará de gran utilidad para la posterior incorporación de nuevas planimetrías históricas a la base cartográfica del proyecto. Los valores RMSE resultantes del proceso de georeferenciación de los diversos mapas fueron interpretados como una indicación de la exactitud planimétrica de cada uno de los mapas incorporados. Una vez desarrollada la base cartográfica fueron vectorizados aquellos elementos de interés arqueológico representados. Entre estos cabe destacar, por ejemplo, la antigua línea de costa y el antiguo muelle de pilares romano pero también otros elementos arquitectónicos, parcelas, caminos o canales. A pesar del empleo del máximo número posible de GPC para la georeferenciación de los mapas, éstos no coincidían completamente dada la falta de una relación matemática entre sus diversos elementos. Para conseguir una adecuada restitución de los elementos de interés se desarrolló una metodología restitutiva propia. En primer lugar se seleccionaban aquellos mapas georeferenciados con un menor valor RMSE, es decir, los de mayor exactitud en el proceso de georeferenciación. Luego se vectorizaron aquellos elementos de mayor interés transformándolos después en puntos y asignando a cada uno un identíficador único. A partir de los puntos de las distintas vectorizaciones se realizó una interpolación para conseguir una ubicación media del elemento (figura 2). La interpolación utilizada (IDW) permitía incluir los valores RMSE de cada uno como factor de peso, y de esta forma los elementos digitalizados a partir

ANÁLISIS

DE FOTOGRAFÍAS DE ARCHIVO

La utilización de fotografías antiguas permite cálculos aproximados del antiguo nivel del suelo, así como las instantáneas de finales del siglo XIX testifican el uso de la antigua fachada marítima como cantera para la construcción del nuevo puerto (figura 3). Este proceso, iniciado en la última década del siglo XVIII, fue fundamental, no sólo en el cambio de la topografía urbana, sino también en la modificación de la línea de costa. Los puntos de cota obtenidos mediante este análisis por Gabriel (2001: 316-317) fueron empleados para la generación del modelo 3D. En algunos casos pudo aplicarse el uso de inverse viewsheds (Orengo y Fiz 2008) para la localización del punto desde donde se realizó la fotografía. Esta metodología está basada en el principio de correspondencia visual entre observador y observado. Aquellos elementos arquitectónicos que fueron registrados en una panorámica y que permanecen en la actualidad son proyectados y registrados sobre una cartografía actual. Desde estos puntos se realiza un cumulative viewsheed donde la zona o zonas con el mayor número de celdas visibles equivalen a los puntos candidatos desde los cuales fue realizada la panorámica. Estos puntos, junto a la localización de aquellos obtenidos gracias a la cartografía georeferenciada permitió la obtención de cotas desaparecidas mediante aproximaciones trigonométricas.

2.3.

REVISIÓN

DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS

Las excavaciones arqueológicas pueden proporcionar evidencias de gran fiabilidad en la reconstrucción de antiguas topografías. Dada la existencia de un registro de excavación adecuado, no resulta difícil identificar los niveles de circulación ya que las cotas, plantas y secciones incorporan esta información de forma estandarizada. Las ventajas de este tipo de información resultan incontestables: son la única fuente, junto con las estructuras de época romana que todavía se conservan, que proporcionan una evidencia directa del nivel del suelo. Además, su precisión es muy superior a la que se puede obtener a partir del estudio de fotografías o mapas antiguos. En este caso se revisaron las cotas de roca y de pavimentación registradas en las excavaciones arqueológicas incorporándolas en la geodatabase creada.

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Fig. 3. Fotografías antiguas mostrando niveles de suelo actualmente desaparecidos.

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Sin embargo y a pesar de las ventajas de este tipo de información, es necesario tener en cuenta la imposibilidad de comprobar, en la mayoría de los casos, la exactitud de las cotas tomadas durante la excavación, dado el carácter destructivo de las intervenciones arqueológicas. Además en muchos casos éstas son tomadas en relación a otros puntos de cota o a estaciones bases arbitrarias. Cuando este es el caso, el cálculo de cotas absolutas puede ser complicado e incorporar errores significativos. Finalmente, y como sucede en otras ciudades con substrato estratigráfico romano, en Tarragona se conservan en superficie excepcionales restos de estructuras arqueológicas de época romana de las que, mediante el uso de un DGPS, se obtuvieron cotas absolutas de gran precisión y fiabilidad. Las características arquitectónicas de estas fuentes permiten que en algunos casos las cotas puedan ser fácilmente extrapolables, particularmente cuando se trata de extensiones que fueron sujetas a trabajos de nivelación del terreno, como es el caso del circo de la ciudad o de las plazas públicas. En el caso del Concilium Prouinciae, por ejemplo, podemos hablar de una extensión aproximada de 4,5 ha de suelo nivelado.

2.4.

NIVELES

DE SUELO ANTIGUO CONSERVADOS

Los niveles de suelo antiguo conservados resultan difíciles de identificar. Las cotas tomadas se centran en superficies de roca descubiertas, localizadas en la parte exterior de las antiguas murallas de la ciudad formando fuertes pendientes. Para intentar evitar la toma de cotas en superficies rebajadas se han empleado mapas antiguos. Estos mapas ayudan a localizar las áreas donde se realizaron los rebajes de roca durante el siglo XIX para la construcción del puerto. Es probable, pues, que las superficies rocosas existentes en fechas anteriores a 1792 estuviesen también presentes en época romana (Gabriel 2001). La correcta localización de estos niveles de roca antiguos resulta de importancia para la reconstrucción de las zonas periurbanas de Tarraco, principalmente éstas formando parte de la fachada marítima, elemento destacado dentro de la concepción escenográfica de la ciudad.

2.5.

MAPAS

TOPOGRÁFICOS MODERNOS

Se emplearon también mapas topográficos modernos en formato digital. En primer lugar se introdujo la información de la última edición del mapa topo-

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gráfico de Catalunya 1: 5.000 publicado por el Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC). También se empleó la información de los mapas topográficos municipales de Tarragona a escala 1:500. A partir de estar informaciones topográficas se desarrolló un modelo digital de la topografía actual de Tarragona que permitió extraer interpolaciones de aquellas áreas de la ciudad en las que las cotas de suelo antiguas resultaban insuficientes.

2.6.

CREACIÓN DE UN MODELO TARRACO ROMANA

TOPOGRÁFICO

3D

DE LA

Una vez obtenido el máximo posible de cotas antiguas se desarrolló, a partir de éstas, una red triangulada irregular (TIN). Se eligió este método porque no requiere ninguna interpolación y mantiene la información altimétrica sin modificaciones. Asimismo, la visualización de los vértices de las facetas triangulares resulta clara y su análisis en un entorno 3D resulta rápida y sin necesidad de emplear grandes recursos del sistema. La capacidad de análisis resulta esencial ya que se trata un modelo en continuo desarrollo al que se le han de incorporar nuevas cotas a medida que se realizan excavaciones o se obtienen nuevas fuentes. Para completar el modelo este fue recortado en función a la información obtenida a partir de la línea de costa antigua. Se añadió también una restitución del antiguo puerto romano. Por último, y a partir de la información planimétrica de época romana recopilada (Macias et al., 2007) se desarrollaron modelos 3D en un entorno CAD y se exportaron en un formato compatible con ArcGIS 9.2, programa con el que se desarrolló el modelo final 3D (figura 4).

3.

ANÁLISIS VISUAL 3D A PARTIR DEL MODELADO TOPOGRÁFICO

Las capacidades de visualización que el llamado 3D SIG ofrece van más allá de la generación de mapas raster booleanos en los que la única información aportada consiste en determinar si una celda del raster es visible desde un punto determinado o no lo es. La visualización en 3D permite reconstruir visualizaciones del entorno tridimensional facilitando la generación de hipótesis basadas en la percepción visual del medio. En este apartado se intentará explorar alguna de las posibilidades que este tipo de modelados ofrecen para el análisis de visibilidades en un entorno 3D.

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Fig. 4. Modelo 3D que incluye los caminos de acceso a la ciudad, el puerto romano, la antigua línea de costa y los edificios públicos.

La integración de representaciones artísticas en entornos SIG ha sido hasta el momento largamente desechada por la falta de relaciones matemáticas entre los elementos representados en las mismas (Orengo y Fiz, 2008). Pero, a pesar de la dificultad de su integración, las representaciones artísticas ofrecen información de gran utilidad para los análisis de los espacios antiguos; dado que las vistas, panorámicas y paisajes que un autor representa, de forma más o menos fidedigna, reflejan la visión del entorno desde un lugar determinado. Este es el caso de uno de los dibujos más representativos de Tarragona: la vista efectuada desde la torre de Sant Fructuós realizada por Anton Van den Wyngaerde en 1563. Este artista flamenco recibió de Felipe II el encargo de realizar panorámicas de varias ciudades españolas. Durante un largo periplo interrumpido por su muerte (1561-1571), efectuó dibujos de más de cincuenta ciudades y villas. El artista recaló en Tarragona en 1563 y realizó dos vistas panorámicas de la ciudad, una desde el interior y otra desde el mar mirando hacia la vertiente oriental de la montaña (Platja del Miracle). Contagiado por la fascinación renacentista hacia la cultura clásica y las antigüedades, no dudó en esbozar las ruinas del anfiteatro, el arco de Berà o la Torre de los Escipiones (Sada y Remolà 2003).

La panorámica de mayor interés en el marco de este estudio es la que Wyngaerde realizó desde la torre de la iglesia del convento de Sant Fructuós en la que se representan varios elementos de interés arqueológico, actualmente desaparecidos, que no han podido ser localizados por la investigación arqueológica reciente (figura 5). La torre sólo aparece representada en un plano de 1643, siendo poco después derruida durante la Guerra dels Segadors. La georeferenciación de dicho plano ha permitido la ubicación de la torre, de igual forma ha sido posible localizar otros elementos visibles en la representación de Wyngaerde. Utilizando el modelo 3D se produjo una vista del entorno desde el punto desde donde fue realizado el dibujo para así recrear la visión del artista. Partiendo de los elementos localizados en el plano de 1643 como referencia pudo restituirse aproximadamente la situación de un tramo de la antigua muralla romana reseñada en el dibujo de Wyngaerde (figura 6 1/3 columna). El modelo 3D también puede ser utilizado para la generación de hipótesis en relación a la ordenación y planificación urbana. En este caso, se generaron una serie de vistas en 3D desde los diversos caminos conocidos de acceso a la ciudad. La mayoría de estas vistas no produjo una visualización comprensiva de la ciudad y sus monumentos. Muchos de los edi-

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Fig. 5. Fragmento del dibujo de Wyngaerde mostrando las antiguas murallas. Obtenido en Remolà (2004: 69, fig. 16).

Fig. 6. Vista 3D desde la torre de la iglesia de San Fructuós orientada siguiendo el dibujo de Wyngaerde.

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Fig. 7. Vista 3D desde el puerto romano desde donde se pueden apreciar los edificios representativos de la ciudad.

ficios de representación pública resultaban ocultos por la topografía, las murallas u otros elementos arquitectónicos. Únicamente desde el puerto era posible obtener una visualización de todos los edificios representativos de la ciudad, si exceptuamos el anfiteatro (figura 7). Este aspecto es un elemento más que valida la percepción que el posicionamiento topográfico de los edificios públicos fue concebido para que estos pudieran ser vistos desde el puerto, acentuado la función propagandística de la fachada portuaria de Tarraco. Esta vista sugiere claramente que la ciudad se desarrolla visualmente desde el puerto romano, con una disposición urbanística en terrazas coherente con la pendiente de la orografía natural del enclave. Este planteamiento pretendió maximizar el impacto visual en esta escenografía aplicando conceptos helenísticos característicos de ciudades escalonadas como Pérgamo y, en el caso de Tárraco, estableció una clara jerarquía urbana entre una zona residencial inferior, que había evolucionado a partir de la antigua Kese ibérica, y el forum coloniae construido en torno al 100 a. C. y presidido por un imponente templo capitolino. A sus pies una planicie portuaria que en época augusta acogió el teatro estableciendo una fachada monumental portuaria a dos niveles (cf. el contexto arqueológico en Ruiz de Arbulo 2003; Macias 2004; Díaz et al. 2005; Ruiz de Arbulo et al. 2006). Vitruvio (II, 8, 11), refiriéndose a Halicarnaso, afirma Is autem locus est theatri curvature similis;

mientras que Diodoro (XIX 45.3 y XX 83.2) utiliza el mismo término para describir la ciudad de Rodas. Estos autores sin embargo no hacían referencia a una disposición radial como cabría esperar a partir del uso del término theatroide. En realidad se esta hablando de una composición escenográfica compuesta a partir de la sucesión de terrazas «adornadas» con edificios públicos y religiosos. Según R. Mar (1993: 107), este urbanismo escenográfico fue aplicado en Tarraco, donde los condicionantes orográficos no fueron obstáculo debido a la coincidencia de recursos económicos e intereses políticos de la casa imperial y las elites provinciales. Tarraco se aposentó sobre una elevación costera que asciende hasta los 80 msnm y presenta una longitud de más de 1 km. El forum coloniae republicano representa el primer planteamiento urbanístico de cariz theatroide y, la posterior sede del Concilium Prouinciae (s. I d. C.), incidió en este desarrollo a partir de un gran proyecto impulsado por Roma que en la parte superior de la cima monumentalizó una superficie de 12 ha. Asimismo, Ruiz de Arbulo (1999: 55) incide, en relación a la sede conciliar, en la realización de increíbles obras de nivelación de la pendiente como grandes rebajes en la roca, muros de contención y transporte de tierra para poder mantener una visión axial y asegurar así la superposición sucesiva de terrazas, culminando el conjunto con el templo situado en la terraza superior y dedicado a Augusto. Lo que resulta una impresionante metáfora del poder imperial incidiendo

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Fig. 8. Visibilidades acumuladas desde el trayecto a seguir por un barco para acceder al puerto desde el noreste.

en la imponente vista escenográfica que este conjunto supondría al llegar a la ciudad en barco. A fin de comprobar estas hipótesis se desarrolló un plano de visibilidades acumuladas a partir de 32 puntos distribuidos en la ruta de acceso al puerto desde el noreste (figura 8). Los resultados muestran que la vista de la ciudad se encuentra restringida por el frente marítimo y la muralla de la ciudad, sin permitir una visión del conjunto monumental.1 Una vez el barco alcanza el puerto, las visibilidades se expanden súbitamente abarcando la ciudad en su conjunto y permitiendo la visión estratificada y alineada de todos los edificios representativos intramuros de la ciudad. Los conjuntos arquitectónicos de Tarraco como el teatro y las termas monumentales, sobre los que se elevaría el foro local y el templo capitolino y sobre ellos a su vez el conjunto del Concilium Prouinciae, se presentarían a la vista del llegado por mar de una forma axial y estratificada provocando un gran impacto escenográfico. Así pues, podemos confirmar que la adecuación de la topografía urbana y la distribución de los edificios públicos proporcionaban una visión súbita e 1 La existencia de un cierre meridional de la muralla como elemento de protección tiene una clara lógica en el contexto del s. II a. C. No obstante, no se ha documentado arqueológicamente dicha evidencia y cabe la posibilidad que, dentro de las obras de monumentalización altoimperiales y en el contexto de la Pax Augusta, este cierre fuera desmontado.

impactante de la colonia en toda su magnificencia a las naves que se aproximaran por el norte. La navegación hacia la ciudad desde el sur no ofrecía una imagen súbita de la fachada monumental de la ciudad pero sí igualmente impactante ya que esta trayectoria, al estar alineada con el eje visual de la ciudad, permitía la emergencia gradual del conjunto arquitectónico a medida que los navegantes se acercaban.

4.

CONCLUSIONES

A pesar de que los métodos y resultados presentados en este artículo son todavía preliminares, en espera de la introducción de nuevos datos en el modelo, podemos presentar algunas conclusiones. Como hemos visto en los casos expuestos, el desarrollo de modelos topográficos 3D permite la generación y exploración de hipótesis concernientes a la conceptualización y ordenación del entorno. Asimismo, mediante la generación de visualizaciones 3D posicionadas y orientadas y la utilización de elementos de referencia, pueden ayudar en la ubicación de elementos de interés arqueológico presentes en representaciones artísticas históricas. Entendemos que en un entorno urbano la información con la que alimentar las geodatabases del GIS ha de ir más allá de la obtenida exclusivamente a través de la excavación

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arqueológica. El uso combinado de cartografía histórica y representaciones artísticas aporta nuevos tipos de información que, salvando posibles errores de precisión y fiabilidad de las fuentes, son absolutamente necesarios en la reconstrucción de la ciudad histórica. La combinación del modelo topográfico con reconstrucciones 3D de la planimetría urbana no sólo resulta de utilidad para el análisis de la distribución de los edificios públicos y su relación con la topografía urbana, sino que también contribuye a la comprensión de los conceptos ideológicos subyacentes en la planificación de la forma urbana.

AGRADECIMIENTOS Los autores quisieran agradecer los comentarios y sugerencias proporcionados por el Dr. Mark Gillings y Ana Ejarque que han contribuido sensiblemente a la mejora del presente texto.

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APLICACIONES INFORMÁTICAS EN ARQUEOLOGÍA DE CAMPO Y DE GESTIÓN. LA EXPERIENCIA DE TRABAJO EN EL YACIMIENTO DE CÓRDOBA POR

PATRICIO J. SORIANO CASTRO y RAIMUNDO ORTIZ URBANO Convenio Universidad de Córdoba – Gerencia Municipal de Urbanismo de Córdoba*

RESUMEN

SUMMARY

Los métodos y las técnicas surgen de la búsqueda de soluciones para afrontar los trabajos cotidianos. Dentro de la Oficina de Arqueología de la Gerencia de Urbanismo de Córdoba, el principal problema a la hora de gestionar el Patrimonio Arqueológico viene dado por la ingente cantidad de datos que se requiere almacenar, consultar y procesar, procedentes de una actividad arqueológica cada vez más exhaustiva. La demanda de acceder de forma ágil y rápida a una información muy diversa y en constante crecimiento genera la necesidad de crear un sistema metodológico de trabajo relacionado con una estructura integrada de datos ordenados. Esta metodología cubre todos los aspectos del trabajo en la Oficina de Arqueología, desde la obtención de datos en campo, pasando por su almacenamiento y análisis, hasta llegar a la publicación, sin olvidar un aspecto relevante como es su explotación para la ordenación de los sectores de la ciudad sometidos a planeamiento de desarrollo. En cuanto a la obtención de datos, las aplicaciones informáticas permiten almacenar y relacionar la información espacial de campo, tomada a través del levantamiento topográfico de elementos arqueológicos con GPS o estación total, con el uso de bases de datos con soporte PC y PocketPC en las que se incluyen los datos alfanuméricos obtenidos de los diversos tipos de intervención (seguimientos, excavaciones, prospecciones...). Este sistema permite analizar los datos pudiendo utilizar como opción integradora las herramientas SIG, y constituyéndose en documentación básica para la gestión, la investigación y la difusión del Patrimonio Arqueológico en soporte físico o digital (WEB). De este sistema se extraen los datos para la redacción de proyectos e informes de intervenciones, estudios histórico-arqueológicos, investigaciones, etc. además de para gestionar el Patrimonio Arqueológico cordobés y la toma de decisiones desde la Oficina de Arqueología. Las ventajas de utilizar este sistema integral de datos pasan por la sistematización de la información, el aumento de las capacidades de interrelación entre grandes cantidades de datos, una mayor velocidad a la hora de tomar datos así como en el momento de obtener resultados de su análisis y un aumento de la accesibilidad propiciada por el propio soporte digital. Todo ello supone en definitiva un gran ahorro de tiempo y una mayor agilidad a la hora de tomar y emitir decisiones.

The methods and techniques emerge from the search for solutions to meet the everyday work. Within the Office of Archaeology of Gerencia Municipal de Urbanismo (Municipal Urban Management Office) of Cordoba, the main problem when it comes to managing the Archaeological Heritage is given by the vast amounts of data that is required to store, process and consult from an archaeological increasingly exhaustive. The demand for a quick access to a wide range of information in a constant growth generates the need to create a system of methodological work related to an integrated structure of sorted data. This methodology covers all aspects of work in the Office of Archaeology, since data collection in the field, going through storage and analysis, up to the publication, not to mention an important aspect as is its exploitation for the management of the sectors subject to the city development planning. As for data collection, computer applications allow store and relate spatial information field, taken through the archaeological survey of total station or GPS, with the use of databases that support in the PC and PocketPC that includes alphanumeric data obtained from the various types of intervention (watching, excavations, surveys ...). This system allows us to analyse the data using GIS as inclusive tools, and constituting basic documentation for the management, research and dissemination of the Archaeological Heritage in hardware or digital (WEB). This system draws data for drafting reports and speeches, historical and archaeological studies, investigations, etc. as well as to manage the Archaeological Heritage of Cordoba and the decision-making from the Office of Archaeology. The advantages of using this integrated system of data passing through the systematization of information, increasing the capabilities of interrelation between large amounts of data, greater speed to take data as well as at the time of obtaining results of their analysis and increased accessibility brought about by the digital format. This involves ultimately a great time saving and greater agility to take decisions.

* Área de Arqueología. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Córdoba. Plaza del Cardenal Salazar, 3. 14003 Córdoba. E-mail: [email protected]; raimundo_ [email protected]

KEY-WORDS: Municipal Urban Management Office of Cordoba (Archaeology office), archaeological heritage, GPS, total station, PocketPC, GIS, WEB, PGOU (Urban Management Plan).

PALABRAS CLAVE: Oficina de Arqueología de la Gerencia Municipal de Urbanismo de Cordoba, patrimonio arqueológico, GPS, estación total, PocketPC, SIG, WEB, PGOU.

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1.

Patricio J. Soriano Castro y Raimundo Ortiz Urbano

INTRODUCCIÓN: LA CONFIGURACIÓN DE LA CIUDAD HISTÓRICA

LA CIUDAD HISTÓRICA Córdoba ha estado durante 5.000 años en el mismo sitio como resultado de la conjunción de una serie de variables que determinaron tanto su nacimiento como el posterior desarrollo y continuidad en el hábitat bajo muy diferentes civilizaciones y coyunturas históricas, pero siempre jugando un destacado papel a escala regional e incluso, en varias ocasiones, peninsular y circunmediterránea. Pero antes de la ciudad estaba el río, el Guadalquivir, auténtico padre de Córdoba y origen de su fortuna. Parece claro que el principal atractivo para el asentamiento humano en el solar de la futura Córdoba lo constituía el control de los vados sobre el Guadalquivir, que permitían su cruce en los períodos de estiaje. Junto a ello debe considerarse la encrucijada de rutas de comunicación que aquí confluían. Por último, el emplazamiento de Córdoba contaba con una gran variedad de recursos que era posible captar en un extenso territorio que participaba de tres nichos ecológicos complementarios: la Sierra y piedemonte de la misma, la vega fluvial y la Campiña. A partir de la Edad del Cobre (c. 3.000 a. C.) (fig. 1) los alrededores de la actual ciudad de Córdoba empiezan a focalizar un poblamiento disperso, habiéndose documentado recientemente una ocupación calcolítica en el Parque Cruz Conde, donde se instalará la primitiva Corduba hasta la fundación de la ciudad romana. Hacia el s. X a. C., comienza la formación del núcleo protourbano tartésico de Corduba. En este momento, Corduba tendría el aspecto de una gran aldea situada en un punto elevado sobre el Guadalquivir y rodeada de numerosas granjas destinadas a la explotación de las ricas tierras de la vega fluvial. En el s. VII a. C., momento de máximo florecimiento de la cultura tartésica, Corduba constituye ya un centro de población al que podemos denominar como «urbano». Asentada sobre una superficie de más de 50 hectáreas, posiblemente amurallada y con un urbanismo incipiente, comienza a articular un territorio económico y político, todo lo cual la llevará a transformarse en la principal ciudad tartésica del valle medio del Guadalquivir. Esta vocación «central» de Córdoba sobre el Guadalquivir Medio continuará, durante toda la etapa ibero-turdetana, hasta la llegada de los ejércitos romanos a la Península Ibérica. La ciudad romana, cuya fundación es atribuida a Claudio Marcelo, se establece al NE de la primiti-

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va ciudad tartésica e ibérica, con la que coexistirá a lo largo de más de un siglo hasta el definitivo abandono de ésta, en un momento impreciso de comienzos del s. I a. C. El desarrollo urbano de la Córdoba romana, capital de la provincia Hispania Ulterior desde un momento impreciso del s. II a. C. y denominada oficialmente como Colonia Patricia desde época de Augusto, se encontraba prácticamente configurado en el tránsito del siglo I al II d. C. A partir de la segunda mitad del s. III d. C. se percibe una transformación espacial de la ciudad, marcada por una pérdida de importancia de los espacios públicos. Estos cambios se acelerarán entre finales del s. IV y los últimos años del s. VI, en los que la ya imparable cristianización de la ciudad, la desintegración del Imperio y la incorporación al reino visigodo de Toledo corren parejos a una mutación de la vieja Córdoba. Sin embargo, la integración de la antigua Hispania en el ámbito del imperio islámico y las nuevas necesidades de organización administrativa, militar y tributaria propiciaron la recuperación de la fortuna de Córdoba, inmediatamente transformada en sede del emir de al-Andalus, dependiente de los califas omeyas de Damasco. El corazón de la Córdoba islámica lo constituía la Medina. Fuera de este espacio intramuros se habían formado, ya desde momentos relativamente tempranos, diversos arrabales. La historia urbana de Córdoba tras la desintegración del Califato es un preámbulo de su posterior desarrollo a lo largo de los siglos bajomedievales y modernos. La ciudad queda circunscrita a la antigua Madina y a una parte de los arrabales encerrados desde al menos la segunda mitad del s. XI por una muralla que experimentará transformaciones y refecciones a lo largo del s. XII, durante la ocupación almorávide y almohade. Este panorama general sólo experimentará una cierta inflexión al comienzo de la etapa almohade, cuando el emir ‘Abd al-Mu’min convierte de nuevo a Qurtuba, por unos meses (1162), en capital de al-Andalus. Tras la conquista cristiana se establecerán, a lo largo de los siglos XIII y XIV, las claves de lo que será la «imagen» de la ciudad hasta, prácticamente, los albores del presente siglo, con una intensa implantación de la componente religiosa (mediante parroquias y conventos) en la trama urbana. Un último florecimiento en las décadas centrales del s. XVI no supondrá sino una ligera transformación en una ciudad que, salvo limitadas operaciones urbanísticas (v. gr. la plaza de la Corredera) y de construcción de elementos «singulares» en los siglos XVII y XVIII, llegó a la desintegración del Antiguo Régimen y la confi-

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APLICACIONES INFORMÁTICAS EN ARQUEOLOGÍA DE CAMPO Y GESTIÓN

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CORDUBA (c. 3000 - 100 a. C.)

COLONIA PATRICIA (45 a. C. - c. 350 d. C.)

CORDUBA (c. 350 - 711)

QURTUBA (711 - 1031)

QURTUBA (1031- 1236)

CORDOVA (1236 - 1856) Fig. 1. La ciudad histórica.

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Fig. 2. La ruptura con la ciudad histórica (1956-1986).

guración de la nueva «ciudad burguesa» con un «aspecto» esencialmente medieval. Como acabamos de comprobar a través de este breve recorrido por la historia del desarrollo histórico de Córdoba, la fundación de la ciudad romana por Claudio Marcelo no respondió a un hecho casual, al igual que el viejo emplazamiento prerromano no lo había sido tampoco, y en ella subyace una voluntad de dotar a toda la zona meridional de la Península Ibérica, de un centro administrativo de primer orden. La ciudad refundada por Augusto nos proporciona la primera gran «capa» de desarrollo de la ciudad en toda su extensión. Aquí tenemos todo lo que configura la imagen de una capital provincial romana, con todo su equipamiento público. Aunque el proceso histórico no se detendrá y la ciudad experimentará permanentes transformaciones, la siguiente gran «capa» de su desarrollo urbano la constituirá la ciudad resultante de la conquista islámica en el año 711, prontamente convertida en capital de al-Andalus. Surge de este modo, a lo largo de la segunda mitad del s. X un modelo urbano radicalmente distinto, de-

finido por una gran aglomeración urbana constituida por tres medinas (Qurtuba, al-Zahra y al-Zahira). El desarrollo urbanístico que tuvo Córdoba en ese momento no volverá a ser alcanzado hasta el último tercio del siglo XX, cuando tras la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana de 1986, comiencen a urbanizarse extensas áreas que no habían sido ocupadas desde el siglo X. De este hecho arranca buena parte de la problemática patrimonial y arqueológica de la ciudad de Córdoba. Como hemos indicado más arriba, con posterioridad a la muerte de Almanzor, Córdoba experimenta un fenómeno de retraimiento que la circunscribe a las dos unidades fundamentales que se mantendrán hasta el siglo XX: la antigua ciudad romana, posterior Medina islámica y Villa Cristiana, permanentemente refortificada, y la Axerquía, constituida por una parte de los arrabales orientales de la ciudad islámica, apresuradamente fortificados a lo largo del primer tercio del siglo XI. Esas dos ciudades, la «alta» y la «baja» se mantendrán incólumes, gracias a su gran extensión, albergando a la población cordobesa hasta inmediatamente después de la Guerra Civil,

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cuando el éxodo rural y la explosión demográfica impulsen la construcción de nuevos barrios, algunos ya planificados desde época de la República y otros por el PGOU de 1958. Esta pervivencia de la ciudad medieval hasta prácticamente los comedios del siglo XX queda explicitada con las distintas ediciones de la Hoja 923 de la Serie L del Mapa Topográfico del Instituto Geográfico Nacional (fig. 2), que entre las ediciones de 1896 y 1933 nos presenta una ciudad con una extensión prácticamente idéntica a la que había tenido en 1236, y que es la misma que aparece reflejada en el detallado grabado de Guesdon de 1853. Sólo la edición correspondiente a 1969 refleja ya la expansión de Córdoba en los cuatro puntos cardinales como consecuencia del desarrollo marcado por el PGOU de 1958, y la de 1992 anticipa las líneas de crecimiento marcadas ya por el nuevo PGOU de 1986.

2.

LA PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO EN EL ÁMBITO DE APLICACIÓN DEL PGOU DE CÓRDOBA

Arqueológico, y la aprobación definitiva del nuevo PGOU en 1986, explica la falta de implicación de este último en la defensa del yacimiento arqueológico sobre el que se asienta la actual ciudad de Córdoba, aún cuando su Disposición Transitoria Segunda establecía la necesidad de promulgar unas Ordenanzas Arqueológicas a la mayor brevedad posible. De este modo, y entre 1986 y mediados de los años noventa, en Córdoba se asistió a un rápido e intenso desarrollo urbanístico acompañado de la construcción de grandes infraestructuras. La destrucción en 1991 del vasto complejo monumental interpretado como palacio imperial de Maximiano Hercúleo, en Cercadilla, constituye sólo la punta del iceberg de un proceso acelerado de afección sobre el yacimiento arqueológico que se venía produciendo desde los años sesenta. Una destrucción generalizada de los depósitos arqueológicos que, por si fuera poco, no se tradujo al menos en un mayor conocimiento del pasado de la ciudad de la mano de una correcta gestión de la investigación arqueológica.

EL PGOU Las Normas de Protección del Patrimonio Arqueológico del Plan General de Ordenación Urbana de Córdoba, en vigor desde Marzo de 2002, son el resultado de un proceso que se inicia en 1996 con los preceptivos trabajos de revisión y adaptación del Plan General de Ordenación Urbana de 1986 y culmina con la Aprobación Definitiva del nuevo PGOU en Diciembre de 2002. Durante todo el s. XX, y especialmente desde la promulgación de la Ley del Suelo de 1956, que en Córdoba tiene su reflejo en el Plan General de Ordenación Urbana de 1958, la destrucción sistemática del Patrimonio Arqueológico fue una constante, haciéndose en aras de un «desarrollismo» en el que primaban unos intereses urbanísticos y económicos no siempre reglados y escasamente transparentes, y que consagran la ruptura definitiva con el modelo de ciudad histórica que se había mantenido hasta las transformaciones operadas a partir de la segunda mitad del s. XIX.

LA

RUPTURA CON LA CIUDAD HISTÓRICA

(1956-1986)

Tras el final de la dictadura franquista y la recuperación de las libertades democráticas, la coincidencia entre la promulgación de la Ley de Patrimonio Histórico Español de 1985, en la que se regula por primera vez de un modo específico el Patrimonio

731

DE

2002

Y LA

NORMATIVA ARQUEOLÓGICA

En una ciudad con cinco mil años de antigüedad y con un pasado esplendoroso durante varias de las etapas de tan dilatada historia, resultaba evidente la necesidad de trasladar el marco normativo patrimonialista, culminado en nuestro caso en 1991 con la promulgación de la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía, a los procesos reglados emanados de las sucesivas normas urbanísticas. Esta tarea se acometió, como ya hemos indicado, a partir de 1996 con los trabajos de adaptación-revisión del Plan General y con la redacción del Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico, teniendo como primera y fundamental etapa la confección de la Carta Arqueológica Municipal de Riesgo, en el marco de un Protocolo suscrito en Octubre de ese año entre la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Córdoba. A diferencia de la mayor parte de las Cartas Arqueológicas que, con anterioridad y posterioridad, han sido redactadas tanto en Andalucía como en el resto de España, la de Córdoba fue concebida ya desde el propio Pliego de Condiciones como un documento destinado a contener una parte propositiva a incluir, con el rango de Normas Urbanísticas de obligado cumplimiento, en el Plan General de Ordenación y en el Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico. De este modo, la suerte de la Carta Arqueológica Municipal quedó ligada a la de estos dos instru-

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Fig. 3. El Modelo de Gestión: Documentos Base (Zonificación Arqueológica, Catálogo Arqueológico, Catálogo PEPCH, Carta de Erosión de la Historia).

mentos básicos de planeamiento urbanístico y de protección del Patrimonio Urbano, siguiendo en su compleja tramitación las mismas etapas. La Carta Arqueológica Municipal de Córdoba consta de tres documentos interrelacionados por un Sistema de Información Geográfica, estando encomendado su mantenimiento y gestión a la Oficina de Arqueología de la Gerencia Municipal de Urbanismo (fig. 3): • Catálogo Arqueológico. Incorpora en el SIG toda la información de carácter histórico y arqueológico disponible, tomando como unidad básica la parcela catastral o el código de vía pública. • Carta de Erosión de la Historia. Evalúa la afección ya producida sobre el yacimiento arqueológico y la naturaleza de ésta, tomando como base igualmente la parcela catastral o el código de vía pública. • Carta de Riesgo Arqueológico. Constituye el documento de síntesis de los dos anteriores, estableciendo una zonificación arqueológica del ámbito completo del Plan General y unas Ordenanzas de aplicación para cada una de ellas, incluidas como Normas de Protección del Pa-

trimonio Arqueológico en el Capítulo Segundo del Título Octavo del Régimen Urbanístico del Plan General 2001. La Zonificación Arqueológica fija un total de 25 Zonas: P Zonas 1 a 6. Corresponden al ámbito del Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico. Es en este ámbito en el que se concentra la mayor parte del Patrimonio Histórico de la ciudad. Las Normas de Protección se aplican tanto a los clásicos elementos arqueológicos soterrados, como a los edificios, murallas e hitos urbanos catalogados. P Zona 7. Engloba el emplazamiento de la ciudad prerromana, inmediatamente al oeste de la posterior fundación romana. P Zonas 8 a 20. Definen porciones de suelo urbano del núcleo principal (esto es, la ciudad de Córdoba en sentido estricto) caracterizadas por su carácter periurbano y suburbano. Para cada una de estas veinte zonas, las Normas de Protección del Patrimonio Arqueológico establecen: Q Objeto y ámbito de aplicación. Q Cautelas arqueológicas, aplicadas mediante una Información Urbanística de carácter ar-

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queológico que es preceptiva para la tramitación de cualquier licencia municipal: · Reserva arqueológica de subsuelo (Foro colonial, Complejo de Culto Imperial, Alcázares). · Condiciones especiales de conservación de las murallas y fortificaciones urbanas. · Sondeos Arqueológicos. · Intervención Arqueológica en extensión. · Control Arqueológico de movimientos de tierras. · Supervisión arqueológica. · Ausencia de cautelas. Q Condiciones para las intervenciones arqueológicas y para la obtención de la Licencia Municipal de excavación arqueológica. Q Condiciones de conservación y puesta en valor. Zonas 21 y 22. Agrupan los sectores de suelo urbanizable previstos en el nuevo PGOU. De acuerdo con las peculiaridades de estos suelos, se establece un procedimiento especial de gestión arqueológica que se inicia en el momento mismo en que se pone en marcha el Planeamiento de Desarrollo. De este modo los Planes Parciales están obligados a aportar, junto a la documentación prevista para su tramitación, un exhaustivo Estudio Histórico-

P P

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733

Arqueológico particularizado. De acuerdo con este documento, los servicios técnicos municipales emiten el correspondiente Informe en el que se detallan las medidas concretas de análisis preventivo del Patrimonio Arqueológico (prospección arqueológica superficial, fotointerpretación aérea, estudios geofísicos o sondeos arqueológicos), cuyos resultados son incorporados a la redacción del Plan Parcial, de modo que tanto éste como los subsiguientes Proyectos de Reparcelación y de Urbanización tengan en cuenta las características de los depósitos arqueológicos y se adecuen en su ordenación a la protección integral de los elementos de mayor singularidad. Zona 23. Núcleos periféricos. Zona 24. Plan Especial de Protección de Madinat al-Zahra. Zona 25. Suelo no Urbanizable.

EL MODELO

DE

GESTIÓN

En Córdoba, la gestión de la protección del Patrimonio Arqueológico, tanto soterrado como emergente (edificios catalogados por el PEPCH o por el PGOU) se realiza a través del mecanismo de concesión de las licencias municipales de obras (fig. 4).

Fig. 4. Procedimiento Administrativo.

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Patricio J. Soriano Castro y Raimundo Ortiz Urbano

Para la tramitación de cualquier Licencia Municipal (ya sea en suelo urbano, urbanizable o no urbanizable) es preceptiva la presentación de una Información Urbanística de carácter arqueológico, emitida por la Oficina de Arqueología de la Gerencia Municipal de Urbanismo, en la que se analiza la afección y se establecen las correspondientes cautelas arqueológicas. En el caso de que la actuación proyectada no represente afección para el Patrimonio Arqueológico, la Información Urbanística de carácter arqueológico no establecerá cautelas, por lo que podrá continuar la tramitación de la Licencia Municipal de Obras. Con el fin de no incentivar la ocupación del subsuelo con sótanos, especialmente en las Zonas 1 a 6, las Normas de Protección son muy restrictivas, estando apoyadas por la declaración de Áreas de Reserva Arqueológica de Suelo, en las que no se permite la construcción de sótanos y los sistemas de cimentación deben garantizar la no afección a los depósitos arqueológicos, y por la prohibición de ocupar el subsuelo de los patios, declarados «testigos» del yacimiento arqueológico. Estas medidas preventivas, acompañadas de la dotación de una red de edificios destinados a aparcamiento de vehículos, están permitiendo la preservación de los depósitos arqueológicos en el ámbito del PEPCH, donde el sistema de cimentación más utilizado es la losa, que sólo precisa la excavación de 0,60 m y que permite la obtención de la licencia municipal con la única cautela de una Supervisión Arqueológica de las labores de cimentación, realizada de oficio por arqueólogos municipales. En el caso de que la actuación para la que se solicita licencia prevea la ocupación del subsuelo con sótanos o un sistema de cimentación que afecte a depósitos con interés arqueológico, la Información Urbanística prescribirá la realización de una Intervención Arqueológica Preventiva, lo que supondrá la no tramitación de la Licencia en tanto no se cumplan las cautelas arqueológicas, esto es, se realice la excavación arqueológica. Para la ejecución de la intervención arqueológica es necesario contar con la autorización administrativa proporcionada por la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía, en cumplimiento del vigente Reglamento de Actividades Arqueológicas, y con la Licencia Municipal de Excavación Arqueológica, concedida por la Gerencia Municipal de Urbanismo previo dictamen de su Oficina de Arqueología, en el que se tiene en cuenta la adecuación del Proyecto y el cumplimiento de los requisitos que para el mismo contempla el Artículo 8.2.7 del PGOU.

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En esta fase, en la que concurren las competencias de dos administraciones, la autonómica y la municipal, se procura la máxima coordinación, tanto en la tramitación como en el control de las intervenciones arqueológicas y en la toma de acuerdos tras la presentación del correspondiente InformeMemoria de resultados, estableciendo la viabilidad o no del proyecto de edificación y, en su caso, las posibles condiciones a las que se deberá someter la concesión de la Licencia Municipal de Obras. De acuerdo con el Artículo 8.2.6 de las Normas de Protección del Patrimonio Arqueológico, el Informe Arqueológico Municipal puede establecer las siguientes condiciones de conservación de los vestigios arqueológicos: • Conservación in situ de elementos inmuebles, definidos por su potencial intrínseco de puesta en valor y musealización o por las posibilidades futuras de lectura en función de la evaluación de la potencialidad de su contexto. • Conservación in loco de elementos inmuebles, exigible en caso de aparición de retazos cuyo traslado sea posible sin afectar significativamente a las características propias del bien, con el objetivo de adecuar la conservación y puesta en valor de los vestigios arqueológicos con las necesidades de la edificación. • Conservación soterrada, recomendable por la necesaria protección del bien o por la imposibilidad de compatibilizar la conservación y puesta en valor con el proceso edificatorio. Hasta aquí, y en relación con el suelo urbano, las Normas de Protección del Patrimonio Arqueológico van de la mano del proceso reglado de concesión de licencias de obras de las que se derivan afecciones sobre el subsuelo o sobre el Patrimonio Histórico edificado. Sin embargo, el PGOU va más allá y establece unas medidas mucho más eficaces de preservación de los archivos del pasado que subyacen bajo nuestra ciudad: • Testigos en los patios de las parcelas del Conjunto Histórico, que suponen entre el 20 y el 30% de la superficie total en función de la Ordenanza de aplicación. • Reserva Arqueológica de Suelo en los sectores del yacimiento donde la Erosión de la Historia ha sido más intensa o los depósitos arqueológicos tienen una especial relevancia científica o patrimonial. • Reserva Arqueológica de Suelo en las zonas verdes y espacios libres. • Testigos del yacimiento bajo el viario, en parcelas de equipamiento y en zonas libres de par-

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celas residenciales, especialmente en los suelos urbanizables sometidos a planeamiento de desarrollo. • Reserva Estratégica de yacimiento, especialmente referida a los arrabales de la Córdoba omeya. Junto a la preservación íntegra de las potencialidades del yacimiento arqueológico y en paralelo a las medidas de conservación y puesta en valor de los vestigios del mismo puestos al descubierto como resultado de las intervenciones arqueológicas preventivas, el PGOU 2001 y las políticas de él emanadas, consideran necesario buscar una rentabilidad sociocultural del Patrimonio, de modo que la explicitación del pasado en el presente de la ciudad sea capaz de generar sinergias de muy variado tipo: económico, social, educativo, cultural, científico... En esta línea, los Parques Arqueológicos urbanos representan un último nivel dentro de lo que podemos calificar como gestión integral del Patrimonio Arqueológico, al constituirse como auténticos equipamientos urbanos capaces, mediante una adecuada planificación y gestión, de cubrir un variado espectro de objetivos. Así, el Ayuntamiento de Córdoba ya ha dado los pasos iniciales para la creación de una primera fase de Parques Arqueológicos: • Parque Arqueológico del Anfiteatro Romano y áreas suburbanas occidentales. • Parque Arqueológico del Complejo de Culto Imperial de la provincia Baetica. • Parque Arqueológico de los Alcázares de Córdoba. • Parque Arqueológico de Fontanar. • Parque Arqueológico periurbano de las canteras de Peñatejada. • Parque Arqueológico periurbano de las «Minas del Cobre», en Cerro Muriano. Por último, debemos destacar que, más allá de la existencia de un marco reglado capaz de aunar las normas emanadas de la legislación patrimonial y de la urbanística, la gestión arqueológica en Córdoba concede una relevancia prioritaria a la investigación, consciente de que es necesario aplicar la máxima de que sólo aquello que se conoce puede ser protegido. Para ello se han articulado un conjunto de medidas: • Creación de un Laboratorio de Arqueología en el marco de un Convenio para la Investigación Arqueológica en el ámbito del PGOU de Córdoba, vigente desde 2001 entre la Gerencia Municipal de Urbanismo y la Universidad de Córdoba. El laboratorio, adscrito a la Oficina de Arqueología de la Gerencia Municipal de Urbanismo, ocupa dependencias municipales y

• •





EL

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cuenta con personal técnico (arqueólogos, documentalistas, restaurador, informáticos, ingeniero topógrafo, dibujantes y administrativos). Creación, desarrollo y aplicación del sistema integrado de registro arqueológico al-Mulk. Coordinación y apoyo financiero a los programas y proyectos de investigación arqueológica puestos en marcha desde el Área de Arqueología de la Universidad de Córdoba (v. gr. Proyectos Funus y Suburbia). Difusión de los resultados de la investigación a través de la revista Anales de Arqueología Cordobesa, de periodicidad anual y de la serie de monografías Arqueología Cordobesa. Puesta en marcha de una página web específica para la arqueología cordobesa (www.arqueo cordoba.com).

SISTEMA DE INFORMACIÓN ARQUEOLÓGICA AL-MULK.

El sistema de gestión antes expuesto se apoya, para su desarrollo, en una herramienta informática de gestión denominada Al-Mulk.1 Esta se estructura en varios niveles de información, gestionados por herramientas GIS e interrelacionados entre sí. Nivel 0. Gestor cartográfico. Desarrollado por el Área de Topografía y Sistemas de Información Geográfica de la UCO, reúne en un mismo soporte toda la información cartográfica existente para el término municipal de Córdoba. Nivel 1. Herramienta de gestión administrativa de la Carta Arqueológica Municipal de Riesgo para las Zonas 1 a 20 (Suelo Urbano del Núcleo Principal) y 23 (Suelo Urbano de Núcleos Periféricos), y Zonas 21 y 22 (Suelo Urbanizable) (fig. 5). Esta aplicación gestiona todos los expedientes relacionados con los trámites de concesión de licencia de obra municipal que atañen al patrimonio arqueológico municipal. Junto a este papel, y esta vez orientado a la investigación, el sistema recoge el catálogo de todos los bienes de carácter arqueológico con una precisa ubicación planimétrica2 que junto a la «Carta de Erosión de la Historia» conforman la Carta de Riesgo Muni1 El Sistema de Información Al-Mulk, es una aplicación desarrolla para la Oficina de Arqueología de la Gerencia Municipal de Urbanismo de Córdoba. Esta aplicación informática esta programada en PowerBuilder, mientras que el apartado SIG es un desarrollo basado en Geomedia Objects de la empresa Intergraph. 2 La información está vinculada espacialmente con la referencia catastral del inmueble, con una capa de ejes de calles identificados con el código de vía pública, o el parcelario generado con ejecución del planeamiento urbanístico en desarrollo.

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Fig. 5. Al-Mulk.

cipal (Murillo et al. 1998-1999: 58). En este documento se articulan las líneas que rigen la política arqueológica en la ciudad durante le período de vigencia del Plan General de Ordenación Urbana de Córdoba. Incorpora toda la documentación inicial de la Carta Arqueológica de Riesgo hasta la revisión de diciembre de 2001, y desde marzo de 2002 incluye toda la documentación generada por las cautelas arqueológicas impuestas a todas aquellas actuaciones urbanísticas que puedan generar afecciones sobre el Patrimonio Arqueológico en el ámbito de aplicación del PGOU. Es gestionada por una aplicación GIS específicamente desarrollada sobre un entorno GeoMedia. La unidad espacial de referencia es, en primera instancia, la parcela catastral (del Catastro de Urbana en el Suelo Urbano, y del Catastro de Rústica en el Urbanizable y en el no Urbanizable) y el código de Vía Pública (para actuaciones desarrolladas en la vía pública), y en segunda las referencias de planeamiento

(para el suelo urbanizable una vez aprobados los correspondientes proyectos de urbanización y de reparcelación). La información gestionada con este primer nivel del Sistema de Información Arqueológica es utilizada fundamentalmente para Informaciones Urbanísticas de carácter arqueológico, para la redacción de Estudios Históricos-Arqueológicos, de Proyectos de Intervención Arqueológica Preventiva y para el desarrollo de Programas y Proyectos de Investigación. Nivel 2. Herramienta de gestión administrativa de la Carta Arqueológica Municipal de Riesgo para las Zonas 24 (Plan Especial de Protección de Madinat al-Zahra) y 25 (Suelo no Urbanizable). Incorpora toda la documentación generada por la Carta Arqueológica Municipal de Riesgo (Zona 25) hasta su última revisión en Junio de 2006, y se halla completada por una investigación paralela referida al medio físico y ecológico, desarrollada por un equipo pluridisciplinar de la UCO. La gestión de estos datos se apoya

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en una aplicación GIS desarrollada sobre un entorno ArcGIS. La unidad espacial de referencia es la parcela catastral correspondiente al Catastro de Rústica. La información gestionada con este segundo nivel del Sistema de Información Arqueológica es fundamentalmente utilizada para Informaciones Urbanísticas de carácter arqueológico, para la redacción de Estudios Históricos-Arqueológicos y de Proyectos de Intervención Arqueológica Preventiva, y el desarrollo de Programas y Proyectos de Investigación. Nivel 3. Junto a información relacionada con el estado de los trámites administrativos, al-Mulk cuenta con una serie de campos relacionados con la secuencia estratigráfica, donde se vuelcan de forma semestral los informes de actividades arqueológicas realizadas en la ciudad. Las posibilidades de consulta desde el punto de vista de investigación se centran en filtros sobre esta secuencia registrada y su funcionalidad. Para este propósito se ha dotado al sistema de un listado basado en el Tesauro de Patrimonio Histórico andaluz (Agudo et al. 1998; García y Hurtado 2000) adaptado a la casuística del yacimiento cordobés. El resultado de la búsqueda queda plasmado tanto en informes como en planos sincrónicosdiacrónicos, que reflejan el nivel de conocimiento existente sobre la totalidad de la ciudad gracias a las capacidades de representación del módulo mapa con que se ha dotado a la aplicación. La información gestionada con este tercer nivel del Sistema de Información Arqueológica es fundamentalmente utilizada para el desarrollo de programas y proyectos de investigación, la publicación de estas investigaciones y la redacción de tesis doctorales. Actualmente, este conjunto de datos es explotado por varias líneas de investigación desarrolladas por el personal del Laboratorio de Arqueología de la GMU-UCO (Miraflores, Proyecto Funus, Prospecciones en Suelo Urbanizable, Arrabales de Poniente). Estos proyectos combinan la información de base de datos procedente de Al-Mulk con las planimetrías procedentes de las intervenciones arqueológicas dentro de un sistema de información geográfica.

3.

INVESTIGACIÓN APLICADA

Desde la puesta en marcha del convenio de colaboración entre la Gerencia Municipal de Urbanismo y la Universidad de Córdoba, destinado a la investigación de la ciudad histórica, han sido varios los proyectos enfocados a la integración de nuevas tecnologías en la investigación, gestión y difusión del yacimiento cordobés.

3.1. 3.1.1.

ADQUISICIÓN

737

DE DATOS

Excavaciones

Al-Mulk El nivel inferior de la herramienta Al-Mulk está orientado a la inserción y almacenamiento de los datos procedentes de excavación (fig. 6). Incorpora la totalidad de la documentación generada por cada una de las intervenciones arqueológicas llevadas a cabo por el Laboratorio de Arqueología, desde los datos globales de la intervención hasta el registro de unidades estratigráficas y los listados y catálogos de bolsas, materiales, fotografías, etc. Esta aplicación cuenta con una prolongación para su empleo en la toma de datos directamente en campo, realizada sobre PocketPC, y que presenta los mismos campos de información que la base de datos situada en PC, con la que se encuentra sincronizada.

Sistema de registro gráfico. El registro planimétrico de las intervenciones arqueológicas es uno de los trabajos a los que se dedican más recursos dentro del Laboratorio. La completa y correcta plasmación de cada uno de los elementos arqueológicos de carácter inmueble que aparecen en el transcurso de los trabajos de campo es una de las labores de mayor importancia a la hora de plasmar la información arqueológica desde el punto de vista geográfico. Cada uno de los elementos inmuebles que aparecen en una intervención arqueológica son dibujados a escala real y referidos a un sistema de coordenadas reales UTM basado en el estándar ED50.

3.1.2.

Supervisiones Arqueológicas. Aedilis

Una de las competencias que actualmente asume la Gerencia Municipal de Urbanismo para la adecuada protección del Patrimonio Histórico Arqueológico, es la realización de Supervisiones o Seguimientos Arqueológicos de todas aquellas intervenciones (públicas o privadas) que afecten al subsuelo del núcleo urbano de Córdoba, así como de su Término Municipal (Cánovas et al. 2004:208). Esta cautela incluida en el Plan General de Ordenación Urbana se define como «la cautela que tiene como objeto la documentación del registro arqueológico afectado en aquellos casos en los que la Información Urbanísti-

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Fig. 6. Al-Mulk y Pocket Al-Mulk.

ca de carácter arqueológico estime una afección sobre depósitos sin valor arqueológico. Será realizada por un técnico competente durante la ejecución de las obras debiendo elaborarse el correspondiente Informe a la finalización de la misma» (Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico de Córdoba art. 8.2.2). Respecto al procedimiento administrativo, con anterioridad al comienzo de las obras se debe solicitar a la Oficina de Arqueología la Información Urbanística de carácter arqueológico precia a la presentación del plano con la localización de la parcela catastral y el tipo de obra a ejecutar. La solicitud se debe presentar de igual manera cuando se acometa el derribo de un inmueble de más de cien años y en aquellos otros casos en los que esté comprobada o se presuma su adosamiento a las murallas de la ciudad (Murillo et al. 1998-1999: 60 ss.). Las características peculiares de este tipo de trabajos hacen que el técnico responsable necesite casi de inmediato información del entorno arqueológico de la zona a supervisar junto con otros datos de carácter administrativo. De igual forma el número ele-

vado de supervisiones que se realizan y su dispersión por el término municipal (núcleo urbano principal, núcleos periféricos, zonas urbanizables) hace recomendable la aplicación de herramientas de localización de los solares afectados. Con este criterio se está trabajando en una herramienta de registro en campo basado en PocketPC, donde se disponen los datos de la solicitud, la zona arqueológica de la intervención y diversas reseñas sobre los resultados arqueológicos. Esta aplicación está apoyada por una aplicación cartográfica que tiene como objeto la localización rápida de cada actuación (callejero, parcelario catastral, capas de información urbanística). La posibilidad de conectar las PocketPC con sistemas de GPS sirve de igual manera para la navegación en la ciudad así como el cálculo de rutas de acceso.

3.1.3.

Prospección en Suelo Urbanizable (Biblio GPS)

Con el fin de completar la información arqueológica de la Carta de Riesgo en el ámbito del suelo no

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Fig. 7. Prospecciones en suelo periurbano.

Urbanizable, se está llevando a cabo el proyecto de prospección arqueológica municipal «Córdoba y su Territorio» conformándose como un instrumento primordial orientado al establecimiento de medidas de protección de los yacimientos ubicados en el ámbito rural mediante el procedimiento de Inscripción Genérica de carácter colectivo en el Catálogo General del Patrimonio Histórico de Andalucía (fig. 7). De igual modo, el volumen de información recuperado permitirá complementar las medidas recogidas en la Normativa de Protección del PGOU, al realizarse una evaluación de las características de estos yacimientos que oriente el Informe Arqueológico municipal previo a la concesión de cualquier licencia de movimiento de tierras en este ámbito. Junto a estos preceptos orientados a la protección, la prospección superficial del término de Córdoba dotará de un volumen importante de información histórica, base de futuros programas de conservación, investigación y puesta en valor. La envergadura del campo de investigación hace necesaria una planificación a medio/largo plazo y un faseado lo más ajustado posible a los objetivos generales y específicos a cubrir. Así, tras un primer momento de vaciado bibliográfico y documental exhaustivo de la información textual disponible y su posterior tratamiento informático, se ha procedido a

la comprobación sobre el terreno de la información obtenida (Soriano 2002: 9-28). En este proceso el manejo de GPS ha sido fundamental. La localización geográfica de los yacimientos se ha extraído de las citas y referencias bibliográficas recopiladas. Una vez localizado cada uno de estos yacimientos, se ha procedido a la delimitación de la superficie ocupada mediando un polígono de puntos coordenados y la creación de un área para mediciones de superficies. A la par, se ha realizado una diagnosis del estado de conservación y la obtención de una muestra de materiales muebles de superficie que permita aquilatar las cronologías. En laboratorio y utilizando el software GISDataPro se ha procedido a la corrección diferencial de las medidas obtenidas. El proceso de análisis ha concluido con el tratamiento y manipulación de la información en un Sistema de Información Geográfica. Queremos destacar el servicio de «orientación» que el GPS ha ofrecido. En la mayoría de las veces las fuentes bibliográficas no han sido recientes, y las condiciones de reconocimiento del yacimiento se han visto alteradas por alteraciones de origen natural y/ o antrópico. Esto ha producido una perdida de información que incide en el reconocimiento visual de los restos, llegando a veces a la incapacidad de ubicar un yacimiento citado. La orientación precisa del GPS

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Fig. 8. Estudio de intervenciones arqueológicas.

permite tanto la localización del yacimiento como la documentación de su pérdida/destrucción.

los elementos arqueológicos según su cronología y tipología.

3.2.

Proyectos de investigación (fig. 9)

ANÁLISIS

Estudio de intervenciones arqueológicas (fig. 8) La asociación mediante herramientas SIG de la información procedente de las excavaciones arqueológicas almacenada en la base de datos Al-Mulk con el registro gráfico y planimétrico de las mismas permite obtener un acceso visual rápido a toda la información generada durante las intervenciones realizadas. Estas posibilidades no se restringen sólo a la visualización de la información contenida en la base de datos, sino que permiten la creación de consultas complejas en diferentes niveles de información, que van desde la propia unidad estratigráfica hasta el conjunto de los elementos referidos a la ciudad en general. De este modo, se puede acceder a la información plasmada en planos temáticos que muestran

Dentro del proyecto de investigación «Espacio y usos funerarios en la ciudad histórica. El ejemplo cordobés (siglos II a. C.-XV d. C.)»3 realizamos una serie de trabajos orientados al análisis de las posibilidades que diversas herramientas informáticas (Bases de Datos y Sistemas de Información Geográfica) pueden ofrecer al investigador actual dentro del campo de la Arqueología y, más concretamente, a su aplicación al estudio del Espacio y Usos Funerarios en la Córdo3 Proyecto de Investigación «Espacio y usos funerarios en la ciudad histórica. El ejemplo cordobés (siglos II a. C.- XV d. C.)», financiado por el Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica 2000-2003 del Ministerio español de Ciencia y Tecnología, con apoyo de la Unión Europea a través de sus fondos FEDER (Ref. BHA 2003-08677) dirigido por el Prof. Dr. Desiderio Vaquerizo Gil.

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Fig. 9. Proyecto «Espacio y usos funerarios del Yacimiento Córdoba».

ba histórica, entendida como yacimiento único. Partiendo de un marco teórico y conceptual ya existente para esta área de conocimiento histórico en Córdoba (Vaquerizo 2002; Casal 2003), incorporamos, tras una fase de análisis, estas nuevas tecnologías, aportando nuevas posibilidades o vías de desarrollo. Nuestro trabajo se centró en el análisis de los cementerios islámicos de Madinat al-Qurtuba y de la topografía funeraria de la Córdoba romana e islámica. Los trabajos informáticos realizados para el primer estudio fueron orientados hacia la incorporación de herramientas de análisis desde el punto de vista intra-cementerial. Contamos con buenos ejemplos, al menos desde el punto de vista cuantitativo, de excavaciones de amplios sectores de necrópolis islámicas con un número de tumbas considerable, que permite un estudio del modelo de crecimiento (extensiónsuperposición), áreas funcionales, vías funerarias, distribución por sexo/edad, etcétera. Para este trabajo se realizó una investigación orientada al estudio de los procesos en la adquisición y adecuación de las producciones cartográficas arqueológicas (escaneado, digitalización, georreferenciación y vinculación

con información alfanumérica) y su ulterior explotación con un Sistema de Información Geográfico (Soriano 2006: 57-58). Cambiando de escala de trabajo y de arco cronológico, el siguiente caso objeto de investigación se centró en el estudio de las transformaciones diacrónicas (desde el asentamiento prerromano hasta Qurtuba tardoislámica) operadas en la interrelación entre las áreas de deposición funeraria de la ciudad de Córdoba y los sectores productivos, residenciales y de representación política y social (Soriano 2006: 61-65). Tras la recopilación y adaptación de la información arqueológica, comenzamos su explotación mediante técnicas de análisis alfanuméricas (filtros de búsquedas, consultas a la base de datos, ordenamiento de la información según diferentes criterios, mediciones y estadísticas) como espaciales (buffer o área de influencia).4 4 En este tipo de análisis se hace necesario completar la información arqueológica (funeraria) con otras capas relevantes tales como recinto amurallado por etapas históricas, viario, ubicación de las puertas de acceso a la ciudad, arroyos, elevación, etc.

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Fig. 10. Web Arqueocordoba.es

los espacios funerarios y relación con otros usos (urbanísticos, industriales) – Sectorización de espacio funerario por cuestiones sociales (origen étnico, condición social) relacionada. – Desde el punto de vista del estudio de necrópolis, podemos plasmar aspectos referidos con su crecimiento y fases (dispersión, sustitución) o a la distribución interna atendiendo a las descripciones de las tipologías de tumbas (tamaño, orientación, posición, estructuras asociadas, ajuar) o a cuestiones antropológicas (edad, sexo, enfermedades, etnias).

A modo de conclusión, indicamos que la inserción de herramientas avanzadas desde el punto de vista tecnológico en proyectos de investigación de esta envergadura, puede terminar, si previamente hemos hecho un estudio de las capacidades y necesidades que requiere este manejo, en una ampliación de las perspectivas de acercamiento en el estudio de un determinado fenómeno histórico. En el caso del estudio del mundo funerario las perspectivas que se identificaron fueron las siguientes: – Ampliación del marco del estudio a escala urbana y periurbana, superando los análisis desde el punto de vista del objeto (tumba-ajuar, monumento) hacia la relación con el entorno histórico. – Incorporación de nuevas variables geográficas (topografía, hidrografía) al estudio de localización de espacios cementeriales. – Relación del mundo funerario con otros aspectos históricos con plasmación espacial, como las reorganizaciones del espacio urbano según las etapas (deductio augustea, cristianismo, expansión califal, fundaciones pías, red de parroquias) – Estudio desde un punto de vista diacrónico de

3.3.

DIFUSIÓN

Difusión (página web y carta arqueológica en servidor) (fig. 10) Partiendo de esta iniciativa y ya dentro del convenio de colaboración GMU-UCO está a la disposición del público la página Arqueocordoba.5 5

http://www.arqueocordoba.com/

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BIBLIOGRAFÍA AGUDO TORRICO, J.; FERNÁNDEZ RUTKOWSKI, D.; GARCÍA GUTIÉRREZ, A.; GARCÍA SANJUÁN, L.; HERNÁNDEZ LEÓN, E.; HURTADO PÉREZ, V.; MARTÍN PRADAS, A.; ONTIVEROS ORTEGA, E.; PÉRZ HUMANES, M.; RAMOS LIZANA, M. y ROLDÁN SABORIDO, J. C. (1998): Tesauro de Patrimonio Histórico Andaluz. Versión 0. Sevilla. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. CASAL, M.ª T. (2003): Los cementerios musulmanes de Qurtuba. Córdoba. Serie de Arqueología Cordobesa, 9. GARCÍA SANJUÁN, L. y HURTADO PÉREZ, V. (2000): «Quince mil palabras de viaje sin destino. La terminología arqueológica dentro del Tesauro de Patrimonio Histórico de Andalucía». Boletín Informativo del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, 31 (Junio): 112-117. MURILLO, J. F.; VENTURA, A. e HIDALGO, R. (1998/99):

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EL ARCHIVO DEL SUELO POR

JOSÉ MANUEL GARRIGA PEREA* y ADELA LÓPEZ GONZÁLEZ*

RESUMEN El Archivo del Suelo es un Sistema de Información Geográfica (SIG) creado para el Servicio de Investigación Arqueológica Municipal (SIAM) del Ayuntamiento de Valencia, que pretende integrar todo tipo de referencias históricas (arqueológicas, bibliográficas, archivísticas, fotográficas, gráficas, etc.) que posean una ubicación geográfica, para que la historia se convierta en una herramienta para la gestión del presente y el futuro de la ciudad. El Archivo del Suelo, al promoverse desde el SIAM, se basa principalmente en las excavaciones arqueológicas. Este servicio custodia un gran número de negativos, diapositivas, fichas de registro arqueológico, informes, expedientes, memorias y cartografía de intervenciones arqueológicas. Toda esta documentación ha dado lugar a un gran número de publicaciones y artículos sobre temáticas concretas, pero su gran valor informativo lo adquiere cuando es introducida en el sistema de forma sistemática y le permite al SIG responder a consultas que se le puedan formular en el futuro; resultando información exhaustiva y de fácil disponibilidad. La integración de las excavaciones en el Archivo del Suelo abre las puertas para el estudio de la ciudad como un único yacimiento, transcendiendo de las intervenciones aisladas, y posibilita estudiar esta información complementada por las fuentes citadas anteriormente. Dentro de la vertiente arqueológica, aunque pensando en un enfoque de la aplicación para el análisis arqueológico y la gestión urbanística, se genera una herramienta que permite el cálculo y caracterización del potencial arqueológico en cada punto de la ciudad, tomando como ejemplo el realizado en la ciudad francesa de Tours. El Archivo del Suelo es un SIG mayoritariamente vectorial que emplea los archivos shapes de Esri, el formato más utilizado mundialmente y utilizado también en otras secciones del Ayuntamiento de Valencia, aunque permite la entrada de información raster como por ejemplo las ortofotos de la ciudad. Como base cartográfica se emplea el catastro municipal, siendo esta la misma cartografía manejada por constructores, urbanistas y gestores de servicios públicos e infraestructuras, facilitando así la integración y el intercambio. Sobre esta base y empleando coordenadas UTM, se está situando información de diversas fuentes de un modo sistemático. Se dispone de una lista cronológica controlada de los periodos históricos de la ciudad y un tesauro temático atemporal que permite clasificar los datos independientemente de su cronología y su fuente. De este modo se está introduciendo información proveniente de excavaciones arqueológicas, cartografía y fotografía histórica, fuentes archivísticas, referencias bibliográficas, grabados y dibujos. Dependiendo de la información se recoge en una base de datos y se representa gráficamente como un elemento superficial, lineal o puntual. Todas las bases de datos y la información gráfica están conectadas por lo * ESETE c.b. soluciones topográficas. Av. Blasco Ibáñez, 145-5. 46002 Vaencia. E-mail: [email protected]; www.esete.eu

que a cualquier consulta se contesta con un listado de todos los datos relacionados y su ubicación en la ciudad. El Archivo del Suelo es una herramienta SIG, que como tal demanda información, aproximadamente el 80% de un SIG son los datos, y en estos momentos, tras siete años de desarrollo e introducción de datos, ya se encuentra en situación de aportar respuestas de gran calidad y cuanta más información le aportemos, más potente y útil se mostrará. SUMMARY The Archivo del Suelo (AS, Land’s File) is a Geographical Information System (GIS) which is created for the Servicio de Investigación Arqueológica Municipal (SIAM, Local Archaeological Investigation Service) at Valencia’s Town Council, that claims to join all sort of historical references (archaeologic, bibliographic, photographic, graphic, and so on) within a geographical location, in order to turn the History into a present and future management tool for the city. The Archivo del Suelo, which is promoted by SIAM, is mainly based on archaeological excavations. This service is guarding a large number of negatives, slides, archaeological record cards, reports, dossiers, memories and cartography of archaeological interventions. All this documentation has generated lots of publications and articles about specific subjects, but its real informative value appears when it’s entered the system in a systematic way and it allows GIS to answer likely future enquiries; the result is some available and thorough information. The integration of excavations in the Archivo del Suelo permits the study of a town like an only site, much more than isolated interventions, and it makes possible to study this information, including the above-mentioned sources. At the archaeological side, though thinking about an approach of the application for archaeological analysis and urban management, a tool is generated to calculate and typify the archaeological potential on each point of the city, getting as an example the one carried out at the French city of Tours. The Archivo del Suelo is a mostly vector GIS which uses the Esri shapes files, the most known worldwide format and also applied in other departments at Valencia’s town council, but it admits information raster such as the city ortophotography. The cartographical base is the local land registry, which is also used by builders, town planners, infrastructures and public services managers, what makes easier the integration and exchange. Over this base by using UTM coordinates, information from several sources is being placed in a systematic way. There’s a controlled chronological list with the historical periods of the city and a timeless thematic thesaurus which classifies the data independently of its chronology and source. In this way, information is entering which comes from archaeological excavations, cartographical and historical photography, archivistic sources, bibliographical references, engravings and drawings. Depending on the information, it’s gathered into a data base and it’s depicted graphically like a superficial, lineal or punctual element. All data base and graphic information are connected, consequently, any request is

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replied by a list with all related data and its location at the city. The Archivo del Suelo is a GIS tool which demands a lot of information, approximately the eighty per cent of a GIS are the data, and at this moment, after seven years developing and inputting data, nowadays Archivo del Suelo is able to provide great quality answers and the more information it receives, the more useful and powerful it will become. PALABRAS CLAVE: SIAM, Valencia, SIG, análisis arqueológico, gestión urbana, arqueología urbana, MicroStation, CorelDraw, AutoCAD, UTM, ODBC, base de datos. KEY-WORDS: SIAM (Archaeological Research Municipal Service), Valencia, GIS, archaeological analysis, urban management, urban archaeology, MicroStation, CorelDraw, AutoCAD, UTM, ODBC, data base.

En este artículo se va a presentar el Archivo del Suelo (AS), un Sistema de Información Geográfica (SIG) de Arqueología Urbana para el Servicio de Investigación Arqueológica Municipal del Ayuntamiento de Valencia (SIAM). No vamos a presentar los resultados o conclusiones alcanzadas mediante el empleo de herramientas SIG. Lo que vamos a mostrar es el SIG AS como el objetivo final de nuestro proyecto; tratando de exponer el sistema de trabajo y la creación de un SIG en el que introducir toda la información referente al Patrimonio Cultural. En la medida en que los datos son introducidos pueden ser empleados bien para la investigación o la gestión urbanística. Por esta razón trataremos de mostrar la metodología, herramientas que estamos desarrollando y exponer un par de ejemplos de los óptimos resultados que el sistema ya está proporcionando. Cabe destacar los beneficios de la introducción sistemática de la información en un SIG, frente al empleo de un SIG como herramienta para alcanzar o verificar la solución en un proyecto de investigación. En este sentido se trabaja en organismos estatales y locales, donde se controla toda la información empleando SIG, ejemplo de ello son SIGPAC (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación), SIGECA (Ministerio de Economía y Hacienda) o SITMUN (Diputación de Barcelona). Además de permitir el inventario o almacenamiento de la información de un modo organizado y útil, permite la gestión y abre la posibilidad de numerosas vías de investigación a diferentes disciplinas. Incluso facilita la introducción objetiva huyendo de interpretaciones prematuras que afecten a los datos. Como desarrollaremos más adelante, no nos limitamos a la introducción, gestión y análisis de intervenciones arqueológicas; el sistema se plantea como el empleo de Técnicas de la Información Geográfica (TIG) al servicio de la Arqueología, por lo que debe emplear todas las disciplinas involucradas en las

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la labores arqueológicas. Uno de los inconvenientes a primera vista o freno frente a la implantación de Bases de Datos (BBDD) o SIG, es la rigidez ante la introducción de la información, que se convierte al mismo tiempo en una ventaja al proporcionar una plataforma de lenguaje único para profesionales de diferentes disciplinas. Desde el año 1983 en que se aprobó la Normativa de Protección Arqueológica, se ha generado un considerable volumen de información tanto textual como gráfica y planimétrica, que se ha visto incrementado exponencialmente por la gran expansión urbanística valenciana, tanto en el recinto histórico como en áreas periurbanas, afectando a alquerías y zonas de gran relevancia arqueológica y etnológica. El SIAM, tanto en su vertiente de investigación y divulgación, como en la de gestión en colaboración con otros servicios, no se limita al depósito de la información, por lo que persigue el objetivo de entender las intervenciones como parte de un mismo yacimiento. En busca de este objetivo, un SIG se presenta como la opción más eficaz. Partiendo de la definición extraída del glosario del Instituto Cartográfico Valenciano, un SIG es hardware, software y procedimientos diseñados para soportar capturar, administrar, manipular, analizar, modelar y representar gráficamente datos u objetos referenciados espacialmente, para resolver problemas complejos de planeamiento, administración e investigación. Los autores del artículo y desarrolladores técnicos del sistema somos topógrafos y gracias a nuestra formación nos encontramos capacitados para aplicar las Técnicas de Información Geográfica a cualquier disciplina. Rara vez la Topografía es el objetivo final de un proyecto, más bien la topografía es una ciencia enfocada a proporcionar el apoyo técnico para labores cartográficas en cualquier proyecto de otras disciplinas. Pertenecemos a ESETE soluciones topográficas, una empresa de servicios topográficos aplicados al Patrimonio Cultural, desde la que desarrollamos todo tipo de trabajos vinculados a labores patrimoniales, desde planimetrías arqueológicas a apoyo cartográfico en Prospecciones Arqueológicas y Etnológicas. Nuestra experiencia en este campo, nos proporciona conocimientos y sensibilización para poder colaborar fructíferamente con arqueólogos, favoreciendo la interdisciplinaridad en cualquier proyecto. Desde el año 2000 trabajamos para el Servicio de Investigación Arqueológica Municipal, de la Concejalía de Cultura, del Ayuntamiento de Valencia desarrollando el Archivo del Suelo. En el año 2000 se plantea como Proyecto Final de Carrera (PFC) de Ingeniero Técnico Topógrafo la ela-

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boración de un SIG para la gestión de intervenciones arqueológicas del SIAM, gracias a la inquietud de Javier Martí, arqueólogo de este servicio municipal. Con Emilio Forcén, Jefe del Servicio de Cartografía Informatizada del Ayuntamiento, como director académico, se desarrolló el PFC «El Archivo del Suelo, un Sistema de Información Geográfica para el Servicio de Investigación Arqueológica Municipal». Este proyecto fue premiado en primer lugar en la Quinta Edición Premios Bancaja-UPV y posteriormente en la Primera Edición Premio San Isidoro otorgado por el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos en Topografía a nivel nacional, reconociendo su calidad e innovación. En la actualidad es coordinado por el Doctor Albert Ribera i Lacomba, Jefe del SIAM, y prosigue su empleo, evolución y desarrollo. Cuando se sentaron las bases para la elaboración del Archivo del Suelo, el SIAM ya contaba con un complejo Sistema de Información (SI) para la administración de datos alfanuméricos, tanto en su vertiente administrativa como en la técnica. La estructura de bases de datos se encontraba desarrollada en FileMaker. También se habían realizado las primeras tentativas en la vectorización de planimetrías arqueológicas con programas como MicroStation, CorelDraw y AutoCAD. Esta base proporcionaba un punto de partida, al haber iniciado tanto la generación de las BBDD como la introducción de datos, aunque también suponía un condicionamiento para los siguientes pasos, es decir, el paso de un Sistema de Información (SI) a un Sistema de Información Geográfica (SIG). En el momento de establecer la estrategia del proyecto, no teníamos conocimiento de ningún otro SIG de gestión de intervenciones arqueológicas en ámbito urbano del que tomar ejemplo; y los software disponibles en el mercado no proporcionaban las herramientas específicas que precisaba el SIAM. Como parte del pliego de condiciones de este proyecto, se contemplaba la continuidad sobre las bases de datos de FileMaker denominada Sistema de Gestión de Excavaciones Arqueológicas (GEA+), que recoge la información técnica de las excavaciones con un alto grado de detalle. Este software proviene de Mac y no permite la conexión con el motor de bases de datos de Microsoft Jet. Al no querer restringir su funcionalidad, obligando a exportaciones periódicas de los registros a una base convencional, nos decantamos por la creación de software propio con herramientas enfocadas al acceso a datos empleando protocolos Open Database Connectivity (ODBC), esto nos proporciona una plataforma totalmente abierta a las futuras necesidades o aplicaciones que puedan surgir (Schwartz, 2000: 63).

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Para la creación del sistema empleamos como software de programación Visual Basic, utilizando MapObjects y sus componentes como herramienta cartográfica. Como se ha comentado la información alfanumérica es recogida en FileMaker y la gráfica es generada empleando Autodesk Map. La generación de software de aplicación frente al empleo de las aplicaciones genéricas disponibles en el mercado, a pesar de ser mucho más costoso y requerir conocimientos de programación, proporciona grandes ventajas. Es cierto que en el mercado existen grandes aplicaciones SIG, con potentes librerías de herramientas para diversas disciplinas, pero no para la arqueología; por la falta de demanda y reciente incorporación en esta disciplina. Este déficit de herramientas específicas al trabajo arqueológico, también se detecta en aplicaciones de Diseño Asistido por Ordenador (DAO), que en numerosas ocasiones a de ser suplido con desarrollo de rutinas o implementaciones. La implementación propia de una herramienta SIG, dota al Archivo del Suelo de total versatilidad para realizar cualquier tipo de tarea y trabajar sobre cualquier fuente de datos. Además no exige conocimientos avanzados de informática o SIG al usuario final, ya que todos los procedimientos se encuentran automatizados. Por ejemplo el usuario no necesita saber como se carga una capa o información gráfica, o en que carpeta y de que equipo la debe buscar; mediante un gestor que hemos denominado Control de Escenarios, del que hablaremos con posterioridad, únicamente debe seleccionar esa información, y el sistema cargará los archivos necesarios y establecerá sus propiedades para su mejor visualización. Teniendo como objetivo la posibilidad de visualizar en pantalla la planimetría de todas las intervenciones realizadas en la ciudad, con la masa ingente de información que esto supone, optamos por un SIG principalmente vectorial. Lo que además proporciona mayor potencia en las herramientas de análisis como por ejemplo el cálculo de alineaciones en estructuras, ya que podemos emplear en los cálculos las propiedades geométricas de los elementos representados además de los datos alfanuméricos. La BD GEA+ recogía el registro arqueológico de las intervenciones empleando la Unidad Estratigráfica (UE) como unidad mínima, por lo que también esta es la empleada en la parte gráfica (Harris, 1979). Es muy ambicioso el querer alcanzar este grado de detalle, pero aporta al sistema gran potencia y velocidad en todo tipo de análisis espacial. Trabajando de este modo se almacena por separado la información extraída de la intervención, de las posibles interpretaciones, permitiendo al investigador proponer

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Fig. 1.

diferentes configuraciones e hipótesis, que serán almacenadas por el sistema. Establecer como unidad mínima la UE dota al sistema de gran velocidad y versatilidad, ya que estas unidades pueden agruparse para formar planos por época de la excavación a la que pertenecen o fusionarse con las de otras excavaciones para generar complejas plantas de edificios o mapas temáticos. La integración de las excavaciones en el Archivo del Suelo abre las puertas para el estudio de la ciudad como un único yacimiento, transcendiendo de las intervenciones aisladas. Para la introducción de la información cartográfica de las intervenciones se estableció una exhaustiva metodología para su homogeneización. Como punto de partida disponemos de los planos parciales o los planos por épocas en formato papel resultantes de la memoria arqueológica de cada intervención. Afortunadamente, la mayoría de las intervenciones ejecutadas en los últimos tiempos, ya emplean aplicaciones DAO; aunque la imposibilidad de implantar la metodología ya que las competencias no son municipales, implica un arduo postproceso para la incorporación de las planimetrías en el Archivo del Suelo. Nuestro objetivo es obtener cada unidad estratigráfica individualizada y georreferenciada. Para ello se vectorizan los planos en Autodesk Map y se realiza una exportación a archivos de formas de ESRI (Shapefile, SHP) (Garriga et al., 2002) de una forma automatizada, incluyendo la información necesaria para la vinculación en la base de datos del archi-

vo, empleando implementaciones desarrolladas por el equipo para facilitar el uso, acelerar el proceso y evitar las posibles erratas. SHP es el formato de archivo para aplicaciones SIG más extendido, y es el empleando por el SIG corporativo del Ayuntamiento de Valencia, lo que permite el intercambio de archivos de información entre los diferentes servicios en colaboración. La cartografía base empleada es el catastro municipal en formato SHP aunque el sistema también admite información raster georreferenciada en diferentes formatos como Enhanced Compressión Wavelet (ECW) (Ueffing, 2001: 299-306) para las ortofotografías que el ayuntamiento realiza periódicamente. Sobre este fondo de escenario y con coordenadas Universal Transversal de Mercator (UTM) y referenciación al nivel del mar, se posicionan las intervenciones arqueológicas. Una vez conseguidas las herramientas de gestión y análisis de UUEE dentro de una intervención arqueológica, la creación de planos por épocas, consulta de fichas de registro y fotografía; y el estudio simultáneo de diferentes intervenciones sobre el yacimiento único que comprende la ciudad; el sistema ya es capaz de aportar respuestas al servicio. En este punto se plantea la funcionalidad y el potencial de incluir información proveniente de otras fuentes. El único requisito ineludible para introducir en el sistema una información, es que sea posible su georreferenciación. El origen de las fuentes empleado por el momento es diverso, y comprende parte

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del gran archivo documental del Ayuntamiento de Valencia: Intervenciones Arqueológicas Fuentes Archivísticas Referencias Bibliográficas Grabados y Dibujos Fotografía Histórica Cartografía Histórica El SIAM ya poseía una clasificación oficial de las fases cronológicas ajustadas a la realidad histórica de la ciudad. Teniendo en cuenta el origen de la fuente, aún necesitábamos una clasificación temática para la introducción sistemática de la información; por lo que elaboramos un Tesauro que permitiera clasificar los elementos atemporalmente en una temática general, específica y subtemática, para facilitar las posteriores búsquedas e investigación (Martí, 2003). Para esta labor se emplearon el mayor número de profesionales procedentes de diferentes disciplinas para evitar el empleo de términos repetitivos o influenciados por connotaciones cronológicas. Las siguientes son las temáticas generales en que se clasifica la información, aunque cuenta con más de 125 subtemáticas: Arquitectura Civil Arquitectura Religiosa Ciclo del Agua Ingeniería Civil Ordenación del Territorio

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Ornamentación y Mobiliario en vía urbana Orografía e Hidrografía Toponimia Hemos desarrollado BBDD con fichas que recogen la información descriptiva según su origen, la localización, la clasificación temática… Su representación gráfica está condicionada al tipo de información y a la precisión aportada por la fuente. Las fuentes archivísticas introducidas por el momento proceden del archivo de la Policía Local de Valencia, aproximadamente doscientos registros; aunque las fuentes en archivos como el de Diputación, Archivo General de Simancas o el del Reino de Valencia, permiten intuir el potencial de este tipo de fuentes. Desde finales del siglo XVIII la policía realizaba expedientes, detallando información constructiva de los inmuebles con alzados y plantas, y planos con cambios de alineaciones de viales o incidencias. Es un archivo completísimo, pero al encontrarse en cajas de legajos no es accesible más que para algunos investigadores que invierten muchas horas en encontrar la información que necesitan. Al ser introducidos en el Archivo del Suelo, se potencia su empleo al encontrar la información que aportan simplemente al realizar por ejemplo un buffer o área de influencia. Esta información se representa planimétricamente mediante un polígono de la parcela mencionada o el área de viario.

Fig. 2.

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Fig. 3.

Fig. 4.

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Las referencias bibliográficas comprenden extracciones textuales de callejeros o guías de viajeros que hacen alusión a posiciones concretas en la ciudad, por lo que son representadas mediante puntos. Al igual que con las fuentes archivísticas tienen un gran potencial al encontrarse ubicadas en la posición a la que aportan una información histórica; pero se visualiza la importancia de la introducción constante de la información al realizar un volcado sistemático. Al introducir los datos codificados por el tesauro temático, cuando buscamos información se presenta de un modo veloz y sorprendente. Si tuviéramos que releer el mismo libro cada vez que estamos realizando un proyecto con una temática distinta o en una zona diferente los esfuerzos serían inútiles. La posibilidad de realizar el volcado de toda la información contenida en un libro sin tener en cuenta temáticas o épocas, permite que la próxima vez empleemos el Archivo del Suelo para encontrar la información a un par de clics de distancia. Las fuentes escritas aportan infinitas noticias susceptibles de georreferenciación; hasta el momento se han introducido más de mil referencias de guías urbanas y artículos monográficos de cronistas como Teixidor (Teixidor, 1895), Cruïlles (Cruïlles, 1876) o Boix (Boix, 1862).

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Hasta la llegada de la fotografía, los grabados y dibujos aportan la única visión gráfica de la ciudad. El conocer que elementos de la ciudad se visualizan en cada grabado o dibujo, permite tener acceso a esta información con gran velocidad. Hasta el momento se han introducido más de un centenar de entradas, pero cada vez que se localiza una nueva imagen o se emplea para algún proyecto concreto es incluida en el sistema, por lo que es un sistema vivo que crece y aumenta su potencia, en todo momento. Referente a fotografía histórica el Ayuntamiento de Valencia cuenta con un amplio archivo. Ya se han digitalizado y grabado en su correspondiente ficha de la base de datos más cuatro mil imágenes provenientes de placas de cristal; de las cuales aproximadamente un millar son susceptibles de ser ubicadas en su posición. En el desarrollo de esta tarea resultan imprescindibles publicaciones sobre monumentos de la ciudad (Aldana, 1999). Para la fotografía histórica se señaliza el área representada y la posición de la cámara en el momento de la toma; y se registra en la base de datos palabras clave con información sobre los elementos retratados. Estas palabras claves aportan gran versatilidad para localizar documentación etnológica, por la naturaleza de muchas de las fotos re-

Fig. 5.

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ferentes a actos oficiales, fiestas, celebraciones o entierros de personajes célebres como Vicente Blasco Ibáñez. Tratar de contextualizar la información arqueológica sobre la trama actual de la ciudad es complicado después de la apertura de grandes vías o la construcción de los ensanches de la ciudad durante el gran desarrollo de la urbe en el siglo XX; por lo que el empleo de cartografía histórica se hace imprescindible en cualquier labor. Quizá sea ésta una de las fuentes que mayor esfuerzo precisa para su inserción, pero lo resultados obtenidos demuestran que merece la pena con creces. Una vez escaneados los planos históricos han de ser vectorizados, georreferenciados y corregidos de deformaciones producidas por el paso del tiempo o la falta de precisión en las técnicas empleadas en su producción. Aplicando traslación en el espacio, giros y homotecias apoyándonos en los edificios singulares que han perdurado hasta nuestros días en el espacio urbano para realizar las transformaciones Helmert. Posteriormente la información se individualiza, en función de la naturaleza de los datos, en diferentes capas correspondientes con las temáticas generales del Tesauro. Esta clasificación unificada para toda la información introducida permite visualizaciones, análisis y consultas de gran potencia. La posibilidad de visualizar resultados clasificados y corregidos sobre la cartografía actual ha proporcionado hallazgos con precisa situación de elementos desaparecidos. Se han introducido planos generales de la ciu-

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dad, el más antiguo de 1894 Plano de General de Valencia y sus ensanches (Herrera et al., 1985: 130131), y diversos planos parciales como Plano Geométrico de Villanueva del Grao 1865, que representa la actual zona portuaria de la ciudad. Esta labor ha permitido obtener un curvado de la ciudad a principios del siglo XX, materializado en un Modelo Digital del Terreno (MDT). El Archivo del Suelo proporciona información para las funciones del servicio y al mismo tiempo se nutre de los resultados de estos trabajos. Como otro apartado del sistema se ha generado uno referente a edificios y espacios singulares, con dos centenares de referencias, partiendo de estudios monográficos como por ejemplo los refugios antiaéreos de la Guerra Civil o edificios públicos como la Casa del Peso de la Harina. Dentro de las labores habituales del servicio, se realizan investigaciones sobre diversos temas que después de apoyarse en la información ya introducida en el sistema, son incorporados al mismo como capas temáticas para su posterior empleo; como por ejemplo la reconstrucción de la planta del Alcázar o la red hidráulica en época romana. El sistema cuenta con todas las herramientas propias de las herramientas SIG; y al mismo tiempo se han diseñado otras específicas para el trabajo diario en Arqueología o Patrimonio Cultural. Dentro de la vertiente arqueológica, aunque pensando en una aplicación de gestión urbanística y análisis arqueológico se ha diseñado un conjunto de herramientas para realizar el cálculo del potencial arqueológico, partien-

Fig. 6.

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Fig. 8.

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do de la idea reflejada en los trabajos de Tours (Rodier, 2000). Empleando las intervenciones realizadas en la ciudad, poseemos suficiente información para poder realizar una aproximación al espesor arqueológico que podemos encontrar en cada zona de la ciudad en el momento de enfrentarnos a una actuación en el subsuelo, por continuidad de las que la rodean. Para llevar a cabo esta empresa plasmamos con precisión decimétrica, la profundidad del depósito arqueológico encontrado en las diferentes intervenciones, generando así un modelo digital del terreno previsional. Alcanzado este objetivo se realizaron MDT de las diferentes épocas históricas, permitiendo así conocer la potencia correspondiente a cada momento histórico. Por último nos enfrentamos a la tarea de caracterización del depósito; para las diferentes épocas se introdujo la información de los hallazgos localizados en las intervenciones. Gracias a la implementación de esta herramienta, el sistema es capaz de contestar para cada parcela o punto concreto de la ciudad, la profundidad del depósito arqueológico, la proporción correspondiente a cada momento histórico y el tipo de vestigios que nos encontraremos, indicándonos para cada época sin nos hallamos en área rural, urbana o periurbana, si nos encontramos en un zona cementerial, convento, palacio, etc. Esta herramienta proporciona las bases para el estudio previo arqueológico antes de realizar una intervención arqueológica, y permite una planificación urbanística en base al depósito arqueológico. Poseer esta información en la fase de planificación permite modificaciones en los proyectos para minimizar el impacto sobre los restos arqueológicos y una ganancia económica y temporal en la ejecución del proyecto. Con la continua inserción de intervenciones en el sistema, la herramienta del cálculo del potencial aumenta su precisión. Otra potente herramienta, que ya se ha nombrado con anterioridad, es el Control de Escenarios. Como hemos comentado, una de las ventajas de implementar la aplicación, en lugar de adaptar el trabajo de proceso arqueológico a una genérica de mercado, es la simplificación de las tareas. El usuario final del sistema tiene acceso a toda la potencia del mismo, pero no precisa de conocimiento de SIG. Para preparar su escenario de trabajo, con la información que pretende emplear para extraer un plano temático, un inventario de información alfanumérica o realizar operaciones de análisis y cálculo, únicamente debe haber entendido la clasificación cronológica y temática de la información. Se ha desarrollado un interfaz intuitivo para la selección de shapes o capas a incluir en el espacio de trabajo, que permite sim-

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plemente seleccionar la temática, temática específica o subtemática que nos ocupa, posteriormente la época o épocas a tratar y de entre las opciones presentadas que fuentes de información y a que nivel visualizar. Posteriormente se puede seguir añadiendo información o desechando la prescindible, y el sistema permite el almacenamiento de estas configuraciones e incluso de las conclusiones o hipótesis alcanzadas. Llegados a este punto se permite el inicio de análisis espaciales, salida en formato digital o papel de listados o cartografía. Recapitulando, un SIG no es una herramienta que se limite a almacenar información, tampoco proporciona soluciones apretando un botón, ya que debe existir un conocimiento de base para poder solicitar la información y posteriormente saber interpretarla. Tampoco muestra información que no le ha sido suministrada y los resultado obtenidos nunca superaran la precisión de los datos empleados. Los SIG tampoco deben ser asimilados o confundidos con la informatización de datos alfanuméricos y escaneo o vectorización de dibujos; un SIG es una potente herramienta de gestión espacial, que responde a consulta sobre territorio proporcionando respuestas tanto en formato gráfico como alfanumérico. Podemos consultar sobre los elementos introducidos partiendo de un área de influencia desde un punto, polígono o línea, o únicamente los que cumplan unas condiciones; o consultar una ficha de nuestra base datos simplemente seleccionando la representación gráfica del mismo. El Archivo del Suelo es una herramienta SIG, que como tal demanda información. Aproximadamente el 80% de un SIG son los datos, y en estos momento, tras ocho años de recopilación de datos, ya se encuentra en situación de aportar respuestas y cuanta más información le aportemos, más potente y útil se mostrará. La información patrimonial concerniente al Término Municipal de Valencia es prácticamente infinita. La implantación del Archivo del Suelo en otro municipio de menor tamaño proporcionaría, en un corto plazo de tiempo y un coste aceptable, toda la información sobre el mismo. Toda la información contenida en fuentes como bibliografía, archivos o memorias de intervención, estaría contenida en el sistema y proporcionaría todo el apoyo inmediato para el trabajo diario o la investigación. Las bases del sistema permite su implantación a menor escala como por ejemplo en un yacimiento o a una escala mucho mayor como la provincia, la comunidad o la península. Esta reflexión apunta hacia la necesidad de establecer una metodología de registro y desarrollo

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Fig. 9.

de las labores para que exista la posibilidad de unificar la información y poder ser asimilada por un SIG. Como prometimos en el inicio del artículo, presentaremos un par de ejemplos de las aplicaciones que el sistema. Ya comentábamos que nuestro objetivo no es presentar resultados de investigaciones realizadas empleando el SIG Archivo del Suelo, pero proporciona una visión de resultados, no tanto de gestión, si no de investigación. Hemos seleccionado el artículo «Los planos de las excavaciones del Palacio Real: un caso práctico de la aplicación del Archivo del Suelo» (Garriga et al., 2006: 23-31), en el que partiendo del los planos encontrados por Josep Vicent Boira Maiques de Manuel Cavallero (1802) sobre el Palacio Real de Valencia, se emplea el Archivo del Suelo para localizar fuentes documentales recogidas en el sistema y la planimetría de la intervención rea-

lizada en los años ochenta sobre parte de los restos para situar los nuevos planos encontrados. La importancia del empleo del Archivo del Suelo no reside en la ubicación del Palacio, que es por todos conocida. Permite, partiendo de la información arqueológica de las intervenciones, contrastar la veracidad y exactitud de los planos localizados; y su posterior introducción en el sistema como hemos detallado empleando la metodología para fuentes cartográficas. Desde este momento los planos objeto de estudio, ya han pasado a formar parte de las fuentes del SIG para proporcionar respuestas a nuevas consultas. Otro ejemplo de un reciente apoyo en el Archivo del Suelo, es la recreación de la Forma Urbis (Lanciani, 1893-1901) de la ciudad de Valencia en época romana imperial para el Centro Arqueológico de la Almoina (Valencia). Durante el desarrollo del pro-

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Fig. 10.

yecto expositivo se decidió incluir una representación de la planta de la ciudad en época imperial (s. I-III) empleando como ejemplo la de la ciudad de Roma, tallada en losas de mármol y localizada en una pared interior del Templo de la Paz de esta ciudad. Del Archivo del Suelo se realizó una extracción de todas las estructuras de este periodo documentadas en las intervenciones arqueológicas. Posteriormente se realizó un estudio de las mismas y se propuso una hipotética reconstrucción en los espacios en los que no se poseía información por parte del doctor Albert Ribera. Esta planta ha sido tallada en mármol a escala 1:400, como era costumbre en su época, y se encuentra expuesta en el centro arqueológico. El resultado también ha sido incluido en el sistema; por lo que ahora ante la realización del proyecto previo de una intervención tendremos una información de sobre que edificio, público o privado, o viario vamos a realizar la intervención. El resultado de esta investigación es una aproximación a la realidad, por lo que las nuevas intervenciones permitirán perfeccionar y

perfilar la información que aporta. Como hemos repetido, el sistema está vivo y proporciona respuestas susceptibles de ser corregidas o completadas por los resultados de las labores que propiciaron la consulta. Concluyendo, y a la vista de las herramientas generadas y calidad de los resultados obtenidos, queremos constatar lo imprescindible de los Sistemas de Información Geográfica aplicados a la Arqueología, considerando el territorio como fuente principal de estudio. Por otro lado, cabe destacar la relevancia de la homogeneización de los procesos documentales que requieren sistemas como el Archivo del Suelo, que en definitiva favorecen la gestión del Patrimonio.

BIBLIOGRAFÍA ALDANA, S. et al. (1999): Monumentos desaparecidos de la Comunidad Valenciana, vol. I. Consell Valencià de Cultura. Valencia.

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BOIX, V. (1862): Valencia histórica y topográfica: relación de sus calles, plazas y puertas, origen de sus nombres, hechos célebres ocurridos en ellas, y demás noticias importantes relativas a esta capital. Impr. José Rius. Valencia. CRUÏLLES, V. (1876): Guía urbana de Valencia antigua y moderna. Impr. José Rius. Valencia. GARRIGA, J.M. et al. (2002): «El Archivo del Suelo: Un Sistema de Información Geográfica para el Servicio de Investigación Arqueológica Municipal de Valencia», TOPCART Revista del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos en Topografía, vol. XIX, 112: 10-14. GARRIGA, J.M. et al. (2006): Els plánols de les excavacions del Palau Reial: un cas pràctic de l’aplicació de l’Arxiu del Sól. El Palau Reial de València. Els plànols de Manuel Cavallero 1802. Ajuntament de València. València. HARRIS, E. (1979): Principles of Archaeological Stratigraphy. Academic Press. Londres. HERRERA, J. M. et al. (1985): Cartografía histórica de la Ciudad de Valencia. 1704-1910, Ayuntamiento de Valencia. Valencia.

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LANCIANI, R. (1893-1901): Forma Urbis Romae. Milan. MARTÍ, J. et al. (2003): «Los archivos del paisaje histórico, una herramienta al servicio de la historia urbana. Historia de la ciudad. III. Arquitectura y transformación urbana de la ciudad de Valencia», ICARO, Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia. Valencia: 31-53. RODIER, X. (2000): Le système d’information géographique totopi: Toporaphie de Tours pré-industriel. SFDE. SCHWARTZ, S. A. (2000): FileMaker Pro 5 Bible. IDG Books Worldwide: 63, Foster City, California, USA. TEIXIDOR, J. (1895): Antigüedades de Valencia. Observaciones críticas donde con instrumentos auténticos se destruye lo fabuloso, dejando en su debida estabilidad lo bien fundado. Impr. Francisco Vives. Valencia. UFFING, C. (2001): «Wavelet based ecw image compression». Photogrammetric week. FRITSCH, D. & SPILLER, R., Heidelberg: 299-306.

SISTEMA DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA APLICADO A LA CARTA DE RIESGO DE MARTOS (JAÉN) POR

JOSÉ LUIS SERRANO PEÑA*, JOSÉ M. VALDERRAMA ZAFRA**, JUANA CANO CARRILLO*** y FRANCISCO MOZAS MARTÍNEZ****

RESUMEN La aplicación de SIG a los proyectos de ordenación del territorio constituye una herramienta cada vez más necesaria para la gestión de un enorme volumen de datos sobre diferentes cartografías. Esta experiencia se ha desarrollado en el término municipal de Martos. SUMMARY The application of GIS to draft land-use planning is an increasingly necessary tool for managing a huge volume of data on different maps. This experience has been developed in the municipality of Martos. PALABRAS CLAVE: PGOU, Junta de Andalucía, cartografía, fotografía, planimetría histórica, bienes muebles, carta arqueológica municipal, CADServer, WMS, UTM, Oracle, Dbase. KEY-WORDS: PGOU, Andalucia´s Reginal Government, cartography, photography, historical planimetry, movable properties, municipal archaeological map, CADServer, WMS, UTM, Oracle, Dbase.

La Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía nos encargó en el año 2004 la redacción de la Carta de Riesgo de la ciudad de Martos (Jaén). El objeto del encargo pretendía abordar el problema de la conservación del Patrimonio Histórico allí, dadas las deficiencias observadas en su protección, como consecuencia del escaso aprovechamiento que se había obtenido de los distintos documentos de ámbito local redactados hasta esa fecha.1 Para ello se **** Arqueólogo. Grupo de Investigación del Patrimonio Arqueológico de Jaén (GIPAJ). **** Escuela Politécnica Superior de Jaén. **** Arqueóloga. Grupo de Investigación del Patrimonio Arqueológico de Jaén (GIPAJ). **** Escuela Técnica Superior de Jaén. 1 PGOU DE 1974, REVISIÓN del PGOU de 1978, PGOU de 1986, PGOU 1999, así como otros documentos informativos: Informe diagnostico del Centro Histórico de Martos de 1991 y Análisis del Centro Histórico de Martos de 1995.

hacía necesaria la elaboración de un documento que recogiera la realidad del estado de conservación de los distintos ámbitos del casco urbano de Martos, así como una valoración de los restos arqueológicos allí conservados. Para desarrollar este trabajo se exigía específicamente que habrían de llevarse a cabo una serie de estudios previos en formato de base de datos: – – – – – – – – –

Recopilación de Planimetría Histórica. Recopilación gráfica y fotográfica. Recopilación de documentación histórica. Recopilación de bibliografía. Catalogación de intervenciones arqueológicas realizadas. Catalogación de Bienes Muebles singulares. Catalogación de Bienes Inmuebles arqueológicos integrados en la trama urbana. Catalogación de yacimientos arqueológicos. Recopilación de documentación geomorfológica.

Para llevar a cabo este trabajo este equipo planteó una metodología que nos permitiera realizar un análisis completo del parcelario urbano desde lo particular a lo general. Para ello se partió de la unidad mínima urbana, la parcela catastral, de la que se tomaron todos aquellos datos que incidían en los aspectos referidos a la protección, conservación y valoración de Patrimonio Histórico-Arqueológico. De esta forma el estudio de los datos obtenidos en la prospección urbana generó un corpus de datos que ha dado lugar a una serie de mapas temáticos que constituyen el núcleo de este trabajo: 1. 2. 3. 4. 5.

Plano Plano Plano Plano Plano

parcelario. de Bienes Inmuebles. de superficie de parcelas. de patios y zonas no construidas. de alturas construidas.

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6. Plano de usos del suelo. 7. Plano de zonas catalogadas: Conjunto Histórico y Z.A. del Polideportivo. 8. Plano de estado de conservación de la edificación. 9. Plano de cronología de la edificación. 10. Plano de elementos arqueológicos emergentes: perímetro amurallado. 11. Plano de elementos: hallazgos y evidencias. 12. Plano de estado de conservación de niveles arqueológicos. 13. Plano de zonificación arqueológica urbana. 14. Plano de excavaciones arqueológicas. 15. Hipótesis de ocupación histórica: prehistórica, ibérica, romana y medieval. 16. Parcelas afectadas por arquitectura defensiva. 17. Plano de los yacimientos arqueológicos del término municipal. La interrelación de datos con esta planimetría es el verdadero instrumento que nos permite valorar la importancia de las zonas arqueológicas y su grado de conservación objetivo en el tejido urbano, lo que nos llevó a desarrollar la propuesta de zonificación arqueológica y propuestas de tutela e investigación del Patrimonio Arqueológico de Martos. El objetivo de la Carta de Arqueológica Municipal de Martos es identificar, evaluar, diagnosticar y proponer un tratamiento al patrimonio histórico-arqueológico de la ciudad y su término municipal. A la hora de enfrentar el desarrollo de este proyecto, el primer paso que nos planteamos fue el de sistematizar toda la información posible que nos facilitara

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Fig. 1. Aspecto del relieve del casco antiguo de Martos.

evaluar con criterios fidedignos, el estado actual de los depósitos arqueológicos del casco urbano y los sitios arqueológicos catalogados del término municipal, entendiendo como depósitos arqueológicos todos los niveles soterrados así como las estructuras emergentes susceptibles de estudio con metodología arqueológica. La configuración de la estructura urbana de Martos y de su término municipal tiene su origen en un denso poblamiento, que ha ocupado y explotado el territorio desde distintos criterios de aprovechamiento de sus recursos a lo largo del tiempo. El medio que sustenta este poblamiento ha moldeado las formas, pero sólo la acción antrópica es capaz de determinar los límites de su influencia. Por ello, el territorio que hoy conocemos es herencia directa del modo en que se han llevado a cabo las relaciones entre los recur-

Fig. 2. Casco antiguo de Martos.

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sos y las prioridades de aprovechamiento establecidas por la comunidad. Los factores que históricamente condicionaron el establecimiento de población original —control de aguas, campos, rutas, defensa, etc.— han dejado lugar hoy a otros no menos estratégicos, tales como concentración de población, localización de infraestructuras de comunicaciones, localización de industrias, etc., que normalmente han entrado en contradicción con los valores del asentamiento tradicional de población, o lo que es lo mismo, los centros históricos. El caso de Martos no es diferente a tantos otros cascos urbanos que contienen un centro histórico. Los problemas y carencias de los barrios antiguos se acrecientan en los últimos años por el empuje del fuerte crecimiento urbano que se extiende hacia las zonas más accesibles del entorno. Martos se localiza en la comarca de la Campiña Sur de Jaén, de la que es la segunda ciudad en importancia después de la capital, Jaén, con una población que actualmente ronda los 25.000 habitantes. La tipología edilicia de Martos está fuertemente condicionada por el paisaje de esta zona de la campiña, pero especialmente por un accidente geográfico que ha determinado las formas del urbanismo: el macizo de La Peña.

EL DISEÑO DE UN SISTEMA DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICO La gestión de la riqueza arqueológica y patrimonial de la provincia de Jaén, su diversidad y dispersión, la producción científica a la que da lugar, y la importancia que tiene esta actividad arqueológica de catalogación y conservación del Patrimonio desde el punto de vista histórico, científico y económico exige hoy que las nuevas tecnologías desempeñen nuevos cometidos, y dentro de estas pueden tener un protagonismo destacado los Sistemas de Información Geográfica (SIG). Las dificultades que encierran los actuales sistemas de almacenamiento de datos en el campo de la arqueología, la diversidad de criterios que se han de tener en cuenta y de variables a observar en cada caso, plantean ya la necesidad de normalizar determinados aspectos de las bases de datos, determinar los formatos de presentación de estos datos, de estándares en estas informaciones y, en resumen, diseñar la recopilación de información con un máximo carácter de uniformidad, de forma que sea útil a la mayoría de los usuarios de estas informaciones: administraciones públicas, patronatos, institutos, museos, investigadores y estudiosos en general.

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En combinación perfecta con las bases de datos posicionales, los sistemas se pueden adaptar a las necesidades de cada caso particular en cuanto al tratamiento de los datos, tanto desde su captura como en su administración y obtención de respuestas de salida a cuestiones planteadas al propio sistema, de acuerdo con las necesidades de los propios usuarios. Cuando nos planteamos el uso del SIG para cualquier aplicación, a medida que se va conociendo el sistema, se le van apurando las posibilidades de que realice nuevos «servicios» que, normalmente, requieren condiciones iniciales en la captura y diseño del sistema que no habían sido previstas inicialmente, y como consecuencia, nos obligan a rediseñarlo y volver a empezar con los consiguientes gastos adicionales y retrasos en la consecución de los objetivos propuestos. En este sentido, tendremos que pensar que cualquier SIG es perfectamente mejorable, incluso sin cambiar el software. Para la optimización de sus aplicaciones, nos hemos de plantear cuáles son nuestras verdaderas necesidades ya desde el almacenamiento de datos, su referenciación geográfica, escalas y análisis que se le va a solicitar. Estas cuestiones se fijan en un principio para no modificarse y sobre estos vectores definidos, abordar el diseño de las bases de datos, capturas y SIG, y posteriormente su explotación durante un tiempo razonablemente rentable, tiempo que nos dará la tranquilidad para abordar futuras mejoras del sistema con el aprovechamiento integro del trabajo ya realizado. La actuales bases de datos alfanuméricas son capaces de abordar el almacenamiento de datos de la más diversa índole (texto, numéricos, imágenes, vídeos, sonido, coordenadas, etc.). Las bases de datos geográficas, cada vez son más frecuentes y asequibles, con mayor calidad, a diversas escalas, abarcando la mayor parte del territorio y en cualquier caso, cada vez son mejores los métodos para la captura de cartografía, más económicos y de mayor precisión por lo que cualquier área podrá ser cartografiada en un breve periodo de tiempo y a costes bajos. Tenemos por tanto los elementos técnicos que son necesarios para generar el almacenamiento y georeferenciación de los datos. Tenemos, o se están capturando, los datos de una forma metódica y lógica desde el punto de vista de la temporalidad. Campañas de captura masivas de datos generalmente dan, como consecuencia, bases de datos con muchísimos errores. Bases de datos erróneas nos darán resultados erróneos en nuestras futuras consultas de análisis al sistema. Con todo ello lo único que queda es metodizar el trabajo para la formación del sistema.

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Dicho todo lo anterior, y aplicándose a la formación de un sistema de gestión del patrimonio histórico y arqueológico de la ciudad de Martos, la secuencia de los trabajos previos ha seguido el siguiente orden: • Definición de los objetivos en forma de cuestiones, análisis, mapas y en general exigencias que se le van a plantear al sistema. • Definición de los datos con los que hay que alimentar el sistema para poder responder a las exigencias previstas. • Definición de la cartografía necesaria en función del territorio sistematizado, las escalas de trabajo y las escalas de salida y elementos que deberán ser o estar cartografiados en las bases cartográficas a utilizar. Condiciones de calidad y precisión de la cartografía que se vaya a utilizar o sea necesario crear. • Definición de la metodología para la captura de las BBDD tanto alfanuméricas como cartográficas. • Definición la metodología para el control de calidad de las capturas de datos y criterios de aceptación de errores. Ello nos va a definir la calidad del SIG. Los distintos datos a capturar van a dar lugar a componentes de la información que tendrán un mayor o menor número de niveles, clases u objetos que a posteriori darán lugar, en la cartografía a utilizar, a variables visuales con el mismo nivel de organización que las componentes a introducir en la cartografía. De ello se deriva la importancia que tiene la definición de todos los datos que van a conformar las bases de datos y las categorías a establecer en cada caso. Es, como puede observase, importantísima la fase de diseño, que se debe de realizar mediante un equipo multidisciplinar que consiga coordinar los objetivos del SIG con los datos y cartografía disponibles, las características técnicas de la cartografía de salida con la calidad de los resultados de análisis solicitados. Una vez diseñadas las bases de datos, se debe de proceder a la captura de los mismos con los controles de calidad establecidos en la fase de diseño y al ensamblaje de las bases de datos con la cartografía. A partir de aquí se empiezan a programar las consultas que de forma habitual se le van a efectuar al SIG. Definida la cartografía base, o bien se inspecciona la existente o se vigila el proceso de producción de la cartografía base, a la que se debe de dotar igualmente de los debidos controles de calidad y precisión necesarios en función de las escalas utilizadas, tanto en la cartografía de base como en la que se pretende obtener.

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Los distintos elementos que componen el continuo cartográfico han de tener una serie de especificaciones o requisitos para poder formar parte de un Sistema de Información Geográfica, o sea el cumplimiento de una topología geométrica. Esto es debido a que esa información cartográfica, que en principio es meramente representativa de la realidad de forma gráfica, ahora, no solo ha de representar fielmente dicha realidad, si que habrá de responder a cuestiones de distinta índole, en la que en muchos casos la respuesta está relacionada con la situación geográfica del elemento, y en otros es condicional la situación relativa de los mismos en la solución de determinados problemas que se le puedan plantear al SIG.

DEFINICIÓN DE LA ESTRUCTURA GRÁFICA PARA EL SIG En el caso que de Martos, se disponía de una cartografía base en formato CAD, tras analizar el estado de los elementos, si cumplían o no los requisitos topológicos para pasar a formar parte del SIG, se vio que había que retocar la estructura de algunos de ellos, sobre todo los elementos superficiales, ya que la mayoría de ellos no cumplían el requisito de ser un elementos conceptualmente cerrado y ocupar por tanto una área en la cartografía, se vigiló también que los elementos lineales no se cruzaban cuando eran de la misma categoría o clase y que conformaban los tramos necesarios para que después se les pudiera asociar la información de las bases de datos. Se tuvo especial cuidado con las parcelas, tanto de rústica como de urbana, ya que la mayor parte de las cuestiones a las que irán dirigidas las consultas al SIG tendrán una respuesta con representación gráfica a nivel de parcela. La información gráfica se ha organizado convenientemente en capas, según categorías o tipos de elementos, lo que sirvió para su posterior inclusión en el SIG de una manera coherente, según el esquema de CADSERVER que comentaremos mas adelante. También hubo que homogeneizar el sistema de coordenadas y las unidades para todos los ficheros CAD de que se disponía a UTM, ya que una vez incorporados al SIG estarían todos bajo el mismo Datum geográfico. GeoMedia es el software que se ha usado para integrar en un SIG los datos geográficos con las bases de datos, utilizando un modelo avanzado de topología completa, pero mucho mas flexible en cuanto a la posibilidad de manejar en un mismo espacio de trabajo o geoespacio distintos tipos de datos, inclu-

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Fig. 3. Ventana de mapa temático de niveles arqueológicos.

so elementos raster combinados con elementos vectoriales, así como de acceder a las bases de datos de cartografía que actualmente se comparten por Internet según los protocolos WMS y WFS. Este software se ha aplicado al caso concreto de la Carta de Riesgo Municipal de Martos (Jaén), donde se pretende gestionar un enorme volumen de información del suelo urbano para la protección del Patrimonio Histórico. Para ello se han volcado en el programa una serie de bases de datos que se articulan a través de la cartografía del programa. El objetivo es determinar la potencialidad arqueológica del subsuelo y establecer cautelas en su administración. Para ello estructura básicamente la información con representación gráfica según una clasificación con un denominador común (por ejemplo «parcelas de rústica»). La información, tanto gráfica como alfanumérica, puede ser adquirida de diversas fuentes. Así por ejemplo, los elementos gráficos podemos adquirirlos de las plataformas CAD habituales (Microstation, Autocad, etc.), así como de cualquier otro forma de digitalización, incluso incorporar elementos y planos en forma-

tos raster y digitalizarlos de una manera georeferenciada en el propio software. Una vez incluida en el SIG, habrá de ser almacenada en un almacén de Geomedia tipo bases de datos para hacerlas de lectura y escritura y así poder interactuar sobre ellas. En cuanto a los datos alfanuméricos o los atributos, que serán los que asociados a los elementos le darán ese aspecto funcional de SIG, pueden ser adquiridos desde las bases de datos habituales (Oracle, Dbase, Access, etc.) o desde fuentes como hojas de texto sin formato, hojas de cálculo, etc. En el cuadro siguiente se muestra el flujo y variedad de inclusión de datos en el sistema: Se considera muy interesante la flexibilidad de integración que concede este sistema dada la variedad en la que nos podemos encontrar los datos necesarios que hay que incluir o que haya que incluir en el futuro. En el caso de Martos, la mayoría de las consultas irán dirigidas a las parcelas urbanas o rústicas, por lo tanto las relaciones se harán teniendo como referencia la unidad parcelaria. Para ello tendremos que

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Fig. 4. Ventana de mapa con las parcelas afectadas por la muralla medieval.

tener un nexo de unión con un atributo común, un identificador único que lógicamente será la referencia catastral. De igual forma se hará la conexión a los almacenes tipo base de datos en formato access, donde se encuentra la información alfanumérica y los atributos que después conectaremos con los elementos geográficos. Si hemos sido capaces de complementar todos los elementos con sus atributos podremos iniciar la fase de explotación del sistema, a traves de consultas de distinta indole, desde aquellas en las que destacamos mediante una respuesta gráfica un determinado atributo de un conjunto de elementos, como puede ser conocer las parcelas de urbana según un clasificación de superficies mediente un mapa temático, hasta aquellas en las que queremos saber como un determinado elemento interactua con los elementos de su entorno, o como los atributos de un conjunto de elementos influyen en el desarrollo de otros acontecimientos en el Geoespacio. Así por ejemplo, en la figura siguiente se muestran las parcelas que se ven afectadas por la muralla

de la ciudad antigua de Martos. Esto se consigue mediante la definición de una zona de influencia, alrededor de este elemento gráfico, de una determinada amplitud y luego ver qué elementos se ven afectados por ella, para posteriormente ser representada gráficamente. A través de las consultas, ya sean de atributos de elementos o espaciales en su variantes de intersección, diferencia, unión o zona de influencia, podemos conocer la interacción entre los elementos geográficos y sus atributos. La conclusión de los diversos planos generados ha sido la elaboración de una zonificación arqueológica de la ciudad, estableciendo las áreas de riesgo de pérdida de Patrimonio y los condicionantes que han de aplicarse para un correcto uso edificatorio del suelo. Esta catalogación atiende desde las zonas de interés histórico hasta aquellas en las que se ha comprobado la inexistencia de restos arqueológicos. Finalmente, queremos concluir este trabajo haciendo balance de lo que la investigación regulada por la administración autonómica ha aportado a Martos desde que en 1985 la Junta de Andalucía asumiera las

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Fig. 5. Propuesta de zonificación arqueológica del casco urbano de Martos. Incluye el suelo urbano y urbanizable.

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José Luis Serrano, José M. Valderrama, Juana Cano y Francisco Mozas

competencias en materia de Patrimonio Histórico. A lo largo de estos últimos 20 años se han llevado a cabo más de 26 intervenciones arqueológicas de toda índole, fundamentalmente de urgencia o preventivas, sobre la propia ciudad y el término municipal. Aunque su distribución anual es irregular, es notorio comprobar que las actuaciones relacionadas con sectores catalogados del casco urbano son las más abundantes. El abultado Patrimonio Mueble generado, del que es prueba la continua entrada de materiales en el Museo Provincial de Jaén, y el rico Patrimonio Inmueble, del que ya son visibles los primeros restos a integrar, dan fe de las posibilidades que la práctica reglada de la investigación puede aportar. La arqueología, y en definitiva el conocimiento del Patrimonio Histórico, son factores cada vez más valorados en las ciudades modernas. Los conflictos derivados del uso del suelo, en los que los elementos culturales son frecuentemente la causa, pueden ser superados con medidas adecuadas, y en este sentido, son ya numerosas las ciudades que consideran su Patrimonio Histórico como un valor añadido que ha de ser defendido. El potencial que muestra Martos no es menor que otras de la provincia de Jaén o Andalucía, pero ha de ser defendido decididamente desde la normativa municipal. La correcta gestión de estos recursos pasa por usar instrumentos administrativos adecuados al volumen y complejidad de la situación. La creación de un SIG para Martos va dirigido a la administración local, ya que la dota de un potente instrumento de análisis del territorio, que lejos de quedarse estancado, es capaz de absorber nuevas oleadas de datos al ritmo de crecimiento de la demanda de información, desde las aportaciones de nuevos trabajos arqueológicos hasta la generación de nuevas cartografías actualizadas.

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BIBLIOGRAFÍA CARMONA, R.; LUNA, D. y MORENO, A. (2002): Carta Arqueológica Municipal. Priego de Córdoba. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Sevilla. CASTRO LÓPEZ, M. (1987): «Zonificación arqueológica del suelo urbano de Jaén» Anuario Arqueológico de Andalucía. Junta de Andalucía: 338-343. DIRECCIÓN GENERAL DE ORDENACIÓN DEL TERRITORIO Y URBANISMO (2001): Análisis urbanístico de Centros Históricos de Andalucía: ciudades medias y pequeñas. Consejería De Obras Públicas y Transportes Y Consejería de Cultura, Sevilla. QUEROL, M. A. y MARTÍNEZ, B. (1996): La gestión del Patrimonio Arqueológico en España. Alianza universidad Textos. Madrid. RAYA, I.; BURGOS, A.; FERNÁNDEZ-ARAGÓN, I.; LIZCANO, R. y PÉREZ, C. (2003): Guadix, Carta Arqueológica Municipal. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Sevilla. RODRÍGUEZ TEMIÑO, I. (2004): Arqueología urbana en España. Ariel Patrimonio. Barcelona. SALVATIERRA, V. y GRANADOS, J. A. (2001): Úbeda, Carta de Riesgo Arqueológico. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. SERRANO, J. L. y CANO CARRILLO, J. (2005): Carta arqueológica Municipal de Martos (Jaén). Archivo de la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía en Jaén. VV.AA. (1992): La Carta de Riesgo. Una experiencia italiana para la valoración global de los factores de degradación del Patrimonio Monumental. Consejería de Cultura y Medio Ambiente. Junta de Andalucía. Instituto de Patrimonio Histórico.

LA APLICACIÓN DE LOS SIG EN EL SISTEMA DE REGISTRO ARQUEOLÓGICO DE LA PLAZA VELARDE DE SANTANDER POR

JOSÉ MANUEL IGLESIAS GIL* y JESÚS IGNACIO JIMÉNEZ CHAPARRO**

RESUMEN

SUMMARY

El principal objetivo del presente artículo es presentar el Sistema de Registro Arqueológico utilizado en la Excavación Arqueológica que se realiza en la Plaza Velarde (Santander, Cantabria). Trataremos de mostrar cómo los SIG una manera eficiente para gestionar esta información y analizarla. El registro Arqueológico, y en concreto el de las excavaciones de arqueología urbana, está formado por grandes cantidades de información, tanto datos alfanuméricos como espaciales. La necesidad de recoger de forma detallada y precisa toda la información referente a un yacimiento durante su excavación implica la elaboración de un sistema de información rápido y eficaz. Los Sistemas de Información Geográfica son herramientas que integran ambos tipos de información y permiten su almacenamiento, gestión y análisis. A continuación se presentan los rasgos básicos del diseño metodológico de uso de los SIG como herramienta de gestión del registro arqueológico, aplicado al caso concreto de la Excavación Arqueológica de la Plaza Velarde de Santander. En esta intervención las labores de registro y procesado informático de los datos acerca de las evidencias arqueológicas y su contexto espacial se han realizado de manera simultánea a la propia excavación, en función de las posibilidades disponibles. Por ello, hemos optado por el uso de los SIG como herramienta más adecuada para llevar a cabo la gestión del registro arqueológico. La utilización de tecnologías SIG en una excavación obliga al empleo de métodos de captura de datos georreferenciados y el uso de sistemas estandarizados de referenciación espacial nos permite la utilización de datos provenientes de diversas fuentes, así como la integración de los registros provenientes de otras intervenciones. Este sistema no requiere de un complicado proceso de aprendizaje ni de usuarios con conocimientos de SIG para la introducción de datos. Se pretende desarrollar este sistema mediante el uso de herramientas de software de uso generalizado y rutinas de uso simples y fácilmente asimilables por usuarios no expertos. El presente trabajo pretende mostrar la metodología empleada para la realización de la gestión de la información arqueológica mediante el uso de tecnologías SIG, Diseño Asistido por Ordenador y métodos de captura de datos georreferenciados y cómo esto posibilita un tratamiento y gestión de la información rápida, eficaz y precisa.

The main aim of this paper is to present the Archaeological Registration System used in the archaeological excavation that is being performed in Velarde Square (Santander, Cantabria). We will try to show how the GIS are an efficient way for managing the information and for analyzing it. Archaeological registration and, specially, the one related to Urban Archaeology, is formed by large amounts of alphanumeric and spatial information. The need of taking in a detailed and precise way all the information refered to a site during its excavation involves the elaboration of a quick and efficient informational system. Geographical Information Systems are tools which integrate both kinds of information and let their storage, management and analysis. Next we present the main traces of the methodological design for the use of GIS as a management tool in the archaeological registration, used in the specifical case of the Archaeological excavation of the Plaza de Velarde in Santander. In this intervention the tasks concerning registration and computer processing of the data taken from the archaeological evidences and their spatial context have been made at the same time that the own excavation, depending on our possibilities. Because of that, we chose the use of GIS as the most adecuate tool for the management of the Archaeological recording. The employ of GIS technology in an excavation leads to applying methods for capturing georreferenced data. The use of standard systems for spatial references let us taking data from different sources, as well as the integration of others taken from different interventions. This system does not requiere a complicated learning process or users with a knowledge of GIS for the data introduction. This system is intended to be developed by the use of software tools of generalised employment and easy rutines readily assimilated by non-specialised users. This work tries to show the methodology used for the management of the archaeological information with GIS technologies, computer assisted design and georreferenced data capturing methods and the way it provides fast, effective and accurate treatment and management of information.

—* Departamento de Ciencias Históricas. Universidad de Cantabria. Edificio Interfacultativo. Avenida de Los Castros s/n. 39006 Santander. Cantabria. E-mail: [email protected] ** Coordinador del proyecto de Excavación Arqueológica de la Plaza Velarde. Camino de los Castaños n.º 34. La Fresneda (Siero). 3342 ASTURIAS. E-mail: j.ignacio.jimenez. [email protected]

1.

PALABRAS CLAVE: Cantabria, arqueología urbana, UTM, CAD, ESRI, ArcGis, Access, cartografía. KEY-WORDS: Cantabria, urban archaeology, UTM, CAD, ESRI, ArcGis, Access, cartography.

LA PLAZA VELARDE DE SANTANDER, UN YACIMIENTO PARA EL ESTUDIO DE LA EVOLUCIÓN DE LA CIUDAD

El objetivo de este estudio es presentar el sistema de registro arqueológico empleado en la inter-

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vención arqueológica en curso de ejecución en la Plaza Velarde de Santander y como los Sistemas de Información Geográfica (SIG) son una herramienta eficaz para llevar a cabo la gestión de esta información y el análisis de la misma. No obstante, nos parece imprescindible dar a conocer someramente el yacimiento para poder entender cómo se ha realizado el registro de los datos provenientes de esta excavación. Por ello en este apartado pasaremos a mostrar, de manera sucinta, las características de dicho yacimiento así como los principales resultados obtenidos hasta el momento. Como resultado de la realización de un Seguimiento Arqueológico de las obras de sustitución de la pavimentación de la Plaza Velarde de Santander, se pudo observar la existencia de una serie de estructuras constructivas. La presencia de estas estructuras coincidía con la zona que se presumía había sido ocupada por la muralla de la villa medieval de Santander. Por esto motivo, la dirección de dicho seguimiento arqueológico, llevada a cabo por José Manuel Iglesias Gil, solicitó las autorizaciones administrativas necesarias para acometer una intervención arqueológica de mayor entidad. El objetivo de dicha excavación arqueológica era determinar la naturaleza de dichas estructuras así como el estudio del espacio circundante. Estos trabajos se realizan mediante un convenio de colaboración entre el Excmo. Ayuntamiento de Santander y del Departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Cantabria. Dicha intervención se enmarcó inicialmente en un proyecto de arqueología urbana más amplio denominado «Seguimiento arqueológico de las obras a realizar en las plazas de Alfonso XIII, Velarde y Plaza del Príncipe de Santander» y con posterioridad en un proyecto más concreto, limitado a la citada plaza y denominado «Excavación Arqueológica en la Plaza Velarde de Santander». En concreto la excavación arqueológica se limita al área de la plaza en la cual se había observado la aparición de posibles restos arqueológicos durante el seguimiento de las obras citadas anteriormente. Estas labores arqueológicas, que a la fecha de redacción de este texto no se han concluido, han arrojado una serie de resultados preliminares que nos permiten afirmar que dichas estructuras formaban parte de la muralla de la Puebla Nueva de la villa medieval de Santander, en un tramo comprendido entre las antiguas Puerta del Mar y el Portillo de Don Gutierre, así como del trazado urbano de Santander desde la época medieval hasta el presente, incluyendo las calles de Tableros, Don Gutierre-La Blanca y Arcilleros (Fernández González, 2002).

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El objeto del presente artículo consiste en mostrar cómo la utilización de las tecnologías de la información y, en concreto, de los Sistemas de Información Geográfica nos permite llevar a cabo un registro preciso, exhaustivo y completo de los elementos arqueológicos y de su contexto espacial. En la Plaza Velarde de Santander, el uso de las tecnologías SIG consiste en la elaboración de un sistema de registro arqueológico basado en los SIG y su aplicación a dicho yacimiento. Como se ha dicho anteriormente, esta excavación arqueológica se engloba dentro de un proyecto más amplio consistente en el seguimiento de las obras realizadas en tres plazas diferentes de la ciudad, todas ellas ubicadas en la misma zona del centro en el casco histórico de la ciudad de Santander. No obstante, el presente artículo se centra en la excavación arqueológica de la Plaza Velarde ya que es en ésta donde el uso de los SIG y su utilización en la gestión del registro arqueológico juegan un papel fundamental. Pese a ello pretendemos que los resultados obtenidos en los seguimientos arqueológicos de las plazas de Alfonso XIII y el Príncipe se reflejen en el sistema de registro. Pues nos parece de especial relevancia, la necesidad de registrar la información obtenida en las diferentes intervenciones arqueológicas que se realicen en el casco urbano de la ciudad y su inclusión en un mismo sistema de información que permita analizarlos de manera conjunta. El yacimiento de la Plaza Velarde de Santander nos proporciona evidencias materiales de la evolución de la ciudad, su trazado urbano y su entramado social desde la época anterior a la urbanización de la Puebla Nueva de Santander hasta la actualidad, con la gran transformación sufrida por el espacio que hoy ocupa la plaza tras el incendio de 1941, que tan profunda huella dejó en el consciente colectivo de sus habitantes para conocer la sociedad santanderina de la Edad Media (Solórzano Telechea, 2002). Dicho yacimiento se sitúa en la esquina Sureste de la plaza, teniendo como límites sur y este los propios soportales de la plaza (que motivan que sea llamada comúnmente la Plaza Porticada). Ocupa una superficie rectangular de 450 m2 aproximadamente, con 30 m de longitud en dirección norte-sur y unos 15 m en dirección Este-Oeste y cuyas coordenadas UTM generales son X = 434906.6849, Y = 4812652.0216 y una cota de 4.80 msnm, que se corresponden con el punto central del yacimiento. A raíz de la realización de los trabajos arqueológicos de la Plaza Velarde, se ha podido observar la aparición de diversos elementos que conforman la fisionomía del espacio urbano de Santander desde época medieval hasta la actualidad. En este sentido

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Fig. 1. Localización del yacimiento.

se han encontrado vestigios del Santander anterior al incendio de 1941, ya que fueron descubiertas una serie de estructuras pertenecientes a unos baños públicos situados en los sótanos del edificio de la Calle Tableros n.º 5, en la esquina con la calle La Blanca. Igualmente se ha podido observar partes del trazado urbano de época moderna, siendo evidente la presencia de diversas canalizaciones pertenecientes al entramado de desagües de la zona, y cuyas cronologías van desde el siglo XV al siglo XX. La aparición de numerosos pavimentos, en su mayoría realizados con cantos rodados, nos muestra la estructura viaria presente en los aledaños del tramo de muralla estudiado, su dirección, pendiente, morfología, técnicas constructivas, etc. El elemento arqueológico más relevante y de mayor monumentalidad que se hace presente en este yacimiento es la muralla medieval de la villa. Esta muralla, que en su estructuración perteneciente a la Puebla Nueva está fechada en torno a finales del siglo XIII y principios del siglo XIV fue derribada para acometer el ensanche de la ciudad hacia 1790. La necesidad de crecimiento de la ciudad motivó el pro-

yecto y realización de un ensanche a mediados del siglo XVIII, este ensanche fue ejecutado en la última década de los noventa de ese siglo, siguiendo el proyecto de Agustín de Colosía. Durante los trabajos realizados se ha descubierto un tramo de la muralla de la Puebla Nueva de la villa medieval de Santander. Este tramo de muralla, que sigue una dirección norte-sur aproximadamente, tiene 2,02 m de anchura en su testero y unos 2,30 m en la base de la zapata de cimentación y en su extremo norte y, prácticamente a la altura de la Puerta del Mar, realiza un giro en dirección noreste. El tramo de muralla conservado tiene una longitud de 21 m con una altura máxima de resto conservado de 3,50 m. Se trata de una muralla construida con mampuestos y sillares irregulares construida en dos fases, una primera fase de 1,20 m de anchura, realizada con una argamasa de cal y arena, en la cual abunda el componente de arena, y una segunda fase constructiva de 0,80 m de anchura cuya argamasa tiene un mayor presencia de cal. Procede dejar constancia igualmente que la muralla se encuentra enlucida en su cara exterior que da al este.

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Fig. 2. Plano con el trazado hipotético de la muralla medieval de la villa de Santander y las Pueblas Vieja y Nueva.

En el extremo norte del tramo de muralla hallado se puede constatar la aparición de parte de las estructuras que conformaban la Puerta del Mar de la villa medieval, en concreto del lateral de la misma situado más al sur ya que el resto de la puerta fue destruido por la construcción de los edificios de la Plaza en 1942 como resultado de la nueva urbanización del centro de la ciudad de Santander tras el incendio del año 1941. Esta puerta era el lugar de entrada y cobro de tributos de las mercancías que llegaban a Santander por el Muelle del Cay, ubicado en la zona contigua al tramo de muralla descubierto, por su lado Este. En los aledaños de la Puerta del Mar se han encontrado los restos de una escalera que servía para subir a la zona superior de la muralla. Tiene un ancho de 0,80 m desde la cara oeste de la muralla y el tramo conservado tiene una longitud de 5,40 m. Paralelo a la muralla por su lado oeste y a una distancia de la misma de 1,50 m aproximadamente, discurre un alineamiento de piedras de gran tamaño. Esta estructura a modo de escollera ha sido interpre-

tada como un elemento de contención de tierras para la elaboración de una plataforma sobre la que elevar una edificación. En las excavaciones se han exhumado materiales arqueológicos anteriores a la urbanización de este espacio y a su inclusión dentro del recinto de la villa. Se trata de cerámicas con decoración incisa, y jarritas de boca cuadrada, que nos sitúan en los siglos XI y XII. Es probable que, aunque el espacio correspondiente a la Puebla Vieja conformara el núcleo del poblamiento original del Portus Sancti Emetherii, e incluso del poblamiento romano del Portus Victoriae Iuliobrigensium, el área de terreno que más adelante correspondió a la Puebla Nueva debió de estar destinada a otros usos, como el agrícola. Los materiales arqueológicos recuperados en las excavaciones de esta plaza santanderina nos aportan datos de las actividades comerciales de la villa. Las piezas cerámicas permiten confirmar la existencia de un comercio local o regional, a través de los fragmentos de cerámicas con decoración incisa y jarritas de

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Fig. 3. Plano del yacimiento en el que se incluyen la cuadrícula de referencia y las zonas excavadas, así como la muralla, el pavimento correspondiente a la Puerta del Mar y la escollera de contención de tierras.

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boca cuadrada, siendo la procedencia más probable para estas últimas el alfar de Santillana del Mar. Más interés nos proporciona el comercio exterior, con circuitos hacia la Península Ibérica y Europa. Así, se han recuperado materiales cerámicos andalusíes y franceses del siglo XIII, y pipas de cerámica de procedencia inglesa y holandesa de los siglos XVII y XVIII, entre otros materiales que denotan la existencia de un comercio a mayor distancia, especialmente orientado a la Europa atlántica.

2.

LA ARQUEOLOGÍA URBANA «DE GESTIÓN» EN EL ESTUDIO DE LAS CIUDADES MEDIEVALES

Dentro de las fuentes de información que pueden ser empleadas en el estudio de las ciudades medievales, la arqueología se muestra como una de las vías más valiosa de obtención de información, tanto acerca de la conformación del espacio urbano como del tejido social (Gutiérrez González 2006). Esta, junto a otras fuentes de información debe enmarcarse dentro de estudios interdisciplinares que nos permitan conocer las evidencias de las actividades humanas, la evolución del tramado urbano de las ciudades medievales y su tejido social dentro de una evolución diacrónica (Arizaga Bolumburu 2002). La ocupación continuada e intensiva de los espacios que conforman los solares de nuestras actuales ciudades desde épocas pretéritas genera grandes cantidades de información arqueológica cuando se emprenden intervenciones en estos espacios. Por ello, el registro arqueológico de estas intervenciones se encuentra conformado por gran cantidad de datos, que pueden ser divididos en datos alfanuméricos e información espacial. Con el objeto de llevar a cabo una investigación eficiente, precisa y detallada, el registro arqueológico de las actuaciones de arqueología urbana debe obedecer a estas condiciones. Es en este punto donde los SIG se ofrecen como una herramienta adecuada para la realización de las tareas de creación y gestión de este registro arqueológico. Estamos acostumbrados a escuchar y leer el término «Arqueología Urbana» equiparándolo al concepto de «Arqueología de Gestión», dando por hecho que dicha clase de arqueología sólo se motiva por intervenciones preventivas, de salvamento o controles de obra. Dada la utilización dichas expresiones, en ocasiones, de forma equívoca procedemos a realizar, a continuación, algunas matizaciones. Es evidente que la primera precisión que debemos hacer es definir el propio concepto de arqueología

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urbana como «la práctica de la arqueología en las ciudades actuales cuando el objeto de la investigación es su propio tejido social y urbano, reconstruyendo su formación a través del tiempo, desde sus orígenes hasta la actualidad». Esta definición es aceptada en el Congreso Internacional de Arqueología Urbana de Tours de 1980 y ha sido aceptada de forma generalizada (Rodríguez Temiño 2004: 59). La intervención arqueológica en la Plaza Velarde de Santander, nos permite conocer la evolución diacrónica de la villa medieval santanderina, desde los momentos previos a la urbanización del espacio en el que se asienta el yacimiento en los siglos XII y XIII hasta la conformación de su actual fisonomía, con la construcción de la actual plaza a partir de 1942. No se trata tan sólo de una excavación arqueológica dentro del casco urbano de la actual ciudad de Santander, sino que, gracias a los hallazgos materiales provenientes de la misma y al estudio del contexto arqueológico de este yacimiento, podemos dar respuesta a algunas de las preguntas históricas que se han venido planteando acerca de la evolución de Santander. Además, en este caso es especialmente interesante el hecho de que se acometa una investigación arqueológica dentro del casco histórico de Santander, ya que es la primera que se lleva a cabo en el siglo XXI, pues tan sólo se ha realizado anteriormente una excavación arqueológica en los años ochenta del pasado siglo, en la Iglesia del Cristo en el subsuelo de la catedral santanderina, y no existe una tradición de ejecutar seguimientos arqueológicos en el casco histórico de Santander. Las noticias arqueológicas de la muralla de la Puebla Nueva se remontan hasta hace unos cincuenta años, con el derribo de un tramo al construir el edificio situado en la esquina entre las calles de Juan de Herrera e Isabel II; y la más reciente tiene su origen en el año 2001, con motivo de las obras en el solar situado entre las calles Francisco de Quevedo y Rualasal. En este último emplazamiento se descubrió parcialmente la torre de la muralla que custodiaba la Puerta de la Sierra, la cual debió de dar nombre a la cercana calle del Cubo, muralla que confirma su continuidad bajo el pavimento de la calle Francisco de Quevedo. Concretamente, en la Puebla Nueva, entre las calles de don Gutierre y Arcilleros, al este, y paralela a la calle de Tableros, se encontraba el lienzo de muralla objeto de la intervención arqueológica a la que se alude en este artículo. En este punto creemos necesario hacer una mención a la diferencia que se hace habitualmente entre arqueología de investigación y arqueología de gestión. «Como efecto del centramiento en los mecanis-

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mos de gestión, durante estos procesos de fijación de los contenidos de la gestión aplicada a la arqueología urbana, paulatinamente se marcará mayor distancia entre gestión e investigación. De hecho es frecuente oír la expresión «arqueología de gestión» como algo opuesto a la investigación… Esta separación irá agudizándose hasta llegar a considerarse dos mundos diferentes, y a menudo enfrentados… Sus consecuencias se han revelado como los obstáculos más severos a los que debe hacer cara una tutela racional del patrimonio arqueológico…» (Rodríguez Temiño 2004: 73). Debemos ser conscientes de que arqueología es siempre arqueología y por lo tanto una ciencia que estudia el pasado de las sociedades a través de sus restos materiales, sea cual sea la motivación de las intervenciones realizadas. La realización de diferenciaciones entre diversos tipos de arqueología, es artificial y en ocasiones interesada. En todo momento el rigor metodológico debe estar presente en las intervenciones arqueológicas. Por ello, cuando usemos dicho término, no haremos referencia a esa diferenciación, sino que será más bien una mención al motivo por el cual se emprendió una intervención arqueológica, bien por un proyecto de investigación o por la necesidad de salvaguardar un documento histórico ante la posibilidad de su destrucción. En especial dentro de la arqueología urbana, suele abundar la vinculación de una con otra, llegando a parecer que la arqueología urbana se nutre casi exclusivamente de la llamada «arqueología de gestión». Esto implica una serie de condicionantes habitualmente admitidos en algunos círculos a cerca de la imposibilidad de llevar a cabo un registro arqueológico pormenorizado, detallado y preciso en las intervenciones de arqueología de urgencia que, de manera ineludible lleva a una reducción sensible de la calidad de la información obtenida y a que esas intervenciones sean tratadas como meros expedientes de obra a cubrir. La dignificación de la profesión arqueológica pasa, en primer lugar, por la calidad de los trabajos realizados y los resultados científicos de las actuaciones realizadas. Es evidente que la necesidad de rapidez y la inminencia, en muchos casos, de la amortización de los restos aparecidos no debe ser utilizada a modo de escusa para la relajación de los esfuerzos dedicados a la obtención de un registro arqueológico detallado y preciso. Más bien debe ser la razón por la cual estamos obligados, a la hora de llevar a cabo intervenciones de esta naturaleza, a la obtención de unos datos lo suficientemente completos y precisos para posibilitar la relectura del yacimiento a través del registro de manera que no se pierda parte del docu-

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mento histórico que representa. Por ello este registro debe emplear las herramientas más adecuadas para la elaboración de esta documentación, y es en este punto donde los SIG pueden desempeñar un papel fundamental, al permitirnos una recogida y procesado de los datos precisa y sobre todo rápida, algo tan necesario en este tipo de intervenciones. Si bien el coste que supone la utilización de estas tecnologías por los arqueólogos aún es elevado, tanto económico como de aprendizaje, pensamos que el interés creciente que despierta en la comunidad arqueológica y la progresiva generalización de su utilización motiva a pensar que en un futuro no será insalvable. Las intervenciones arqueológicas realizadas en las ciudades se deben enfrentar a una serie de complejidades añadidas por el mero hecho de formar parte del espacio urbano, con ocupaciones ininterrumpidas desde momentos preurbanos, en algunos casos, hasta la actualidad. Esta continuidad de la reurbanización de los momentos de ocupación, unido a la intensidad del ritmo de las trasformaciones que sufren el espacio urbano, provoca una serie de especificidades, que si bien no son exclusivas de los yacimientos urbanos, si se dan de manera generalizada en éstos. Los espacios actuales, solares urbanos, no tienen porqué coincidir con los de etapas pasadas, y un caso evidente es la transformación sufrida por el espacio que abordamos al final de este artículo, ocupado por la Plaza Velarde y en el que antes de 1941 se ubicaban las calles de La Blanca, Tableros, Calleja de Tableros, Arcilleros y Don Ivanes, además de la propia muralla y la calle Herrerías al exterior. Por esta razón toma vital importancia la estandarización de la información y su unificación en sistemas capaces de integrar datos provenientes de diversas fuentes e intervenciones, que pueden estar en constante actualización. El uso de los SIG y los sistemas de georreferenciación en el registro arqueológico de las intervenciones urbanas nos ofrece la posibilidad de cumplir esas demandas. La gran intensidad en la ocupación de los espacios urbanos desde épocas pasadas hasta nuestros días con ciudades modernas superpuestas a otras de épocas anteriores provoca la existencia de una amplio número de superposiciones de estructuras y relaciones entre ellas (zanjeo de muros para albergar canalizaciones, reaprovechamiento de estructuras más antiguas en construcciones más modernas, destrucción parcial de estructuras y su uso como rellenos de otros espacios, etc.). Igualmente se produce gran cantidad de procesos postdeposiconales, de carácter antrópico en su mayoría, que provocan alteraciones en la sedimentación arqueológica, por ello las estratigrafías

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de las intervenciones urbanas suelen presentar una gran complejidad. Los diferentes condicionantes provocan la necesidad de gestionar grandes cantidades de datos alfanuméricos y espaciales, relacionarlos entre sí y analizarlos, y es en este aspecto donde la utilización de tecnologías SIG, como gestoras del registro arqueológico, constituye una gran ayuda en las labores de las intervenciones arqueológicas, tanto para quienes excavan el yacimiento como de los que quieran acceder a los datos posteriormente.

3.

LOS SIG AL SERVICIO DE LA ARQUEOLOGÍA, MODELIZACIÓN DE LA REALIDAD

Hoy el uso de los SIG no está muy difundido entre los arqueólogos, en la gestión del patrimonio arqueológico, y, en algunos casos, ni siquiera en las administraciones. Los SIG representan un presente en la arqueología que conlleva ventajas de uso como herramienta tecnológica «…los Sistemas de Información Geográfica, [...], se han posicionado como una tecnología básica, imprescindible y poderosa para capturar, almacenar, manipular, analizar, modelar y presentar datos espacialmente georreferenciados» (Moreno Jiménez 2005: 4). Esta realidad, que ya existe en otras disciplinas, cada vez adquiere más peso en la arqueología. En esta línea es necesario entender el uso de los SIG en la Arqueología como una herramienta para manejar los datos provenientes de las intervenciones arqueológicas, tanto de los hallazgos de las mismas como de su contexto espacial. No se trata, por tanto de un fin en sí mismo, sino de un medio al servicio de la investigación arqueológica, para dar respuesta a los interrogantes que éste se plantea. «La primera pregunta que todo usuario potencial de los SIG se debe hacer es en qué medida una respuesta informática con estas herramientas puede solucionar su problema concreto» ( Espiago y Baena 1997: 37.). ¿Pueden los Sistemas de Información Geográfica ser una herramienta válida para la gestión del registro arqueológico? ¿De qué manera? ¿Cuál podría ser una metodología válida para ello? Son éstas las preguntas a las cuales pretendemos dar respuesta brevemente en este artículo. En primer lugar vamos a analizar las ventajas que nos proporciona la utilización de los SIG en Arqueología, así como sus posibilidades de uso. Tras esto pretendemos explicar cómo los SIG pueden ser aplicados al caso concreto que nos ocupa, la excavación de la Plaza Velarde en Santander.

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La utilización de los SIG en la arqueología aporta una serie de rentabilidades que van desde la rapidez en la captura de datos y su georreferenciación, hasta la capacidad de analizar esa información y elaborar representaciones de la misma, pasando por la integración de datos diversos en un mismo sistema de información, la consulta de los mismos y su racionalización. Estos beneficios han sido expuestos por Fernández Cacho y García Sanjuán (2003: 3). No pretendemos incidir más en la relación de estas ventajas, pues entendemos que hoy en día están de sobra asumidos los beneficios de la incorporación de este tipo de tecnologías a los trabajos arqueológicos. 4.

PROPUESTA METODOLÓGICA PARA EL USO EN ARQUEOLOGÍA URBANA

La necesidad de generar un registro arqueológico lo más detallado y preciso posible hoy en día no necesita ser explicada, por evidente. Lo que si puede ser necesario hoy en día es justificar la dedicación de recursos a esta labor. Muchas veces, y en la llamada arqueología urbana de gestión se da con frecuencia, la falta de tiempo y medios materiales que lleva a una pérdida de rigurosidad en la elaboración de este registro (en la mayoría de las ocasiones, por no decir casi todas, motivada por causas ajenas a los arqueólogos responsables de las mismas). Además, con frecuencia «puede darse el caso… de que el excavador se vea imposibilitado para escribir la memoria de excavación», es decir, sea un mero recopilador de datos, pero no tenga la posibilidad de analizarlos. «Ante esta desafortunada circunstancia, si el registro ha sido bien llevado, al menos quedará el archivo de la información básica que permitirá a otro arqueólogo seguir adelante con el proceso» (Harris 1991: 200). Extrapolando esto a la realidad de la arqueología de hoy día, debemos constatar que las intervenciones de urgencia o salvamento se suelen limitar a una recogida de la información y a unas conclusiones sucintas, la investigación pormenorizada es llevada a cabo, con frecuencia, por otros investigadores diferentes a los excavadores. Por ello procede poner en relevancia la elaboración de registros detallados, siendo además especialmente aconsejable la estandarización del formato en el que estos registros son elaborados, regulación que entendemos pertenece a las administraciones competentes en materia de patrimonio.1 Es en este punto donde los SIG se mues1 En España podemos encontrar ejemplos notables a nivel municipal en Córdoba, Tarragona, Mérida, o a nivel autonómico en Madrid y Andalucía... por citar sólo algunos ejemplos.

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tran como una herramienta de gran utilidad, debido a las ventajas que pueden aportar a la arqueología. Uno de los problemas principales al que hay que enfrentarse a la hora de emplear los SIG en la gestión del registro arqueológico es el de su coste. No se trata tanto del coste económico, que cada vez es menor gracias al abaratamiento de las tecnologías y la generalización del software libre, sino del coste inherente a la curva de aprendizaje del proceso de formación de los propios arqueólogos en el uso de estas herramientas. Por ello en este artículo pretendemos exponer una serie de rutinas de uso que minimizan la necesidad de contar con arqueólogos experimentados en el uso de SIG. Esto se puede conseguir mediante el establecimiento de métodos de entrada de datos sencillos, basados en herramientas de uso generalizado entre los arqueólogos y con rutinas fácilmente asimilables. A este respecto, como explicaremos más adelante, la entrada de información mediante su inclusión en la base de datos facilita la tarea de recogida e inclusión de la información en el sistema de registro. A su vez, la captura y edición de los datos espaciales mediante programas de CAD nos permite un ágil tratamiento de los mismos. Coincidimos con Carandini pues «la excavación es un proceso largo y arduo, y sólo la documentación analítica de las unidades estratigráficas y su recomposición en la reconstrucción ideal pueden reparar el daño de la destrucción que aquella inevitablemente conlleva» (Carandini 1997: 19). Esta reflexión de Carandini nos sirve para ilustrar el objetivo que se persigue en la intervención arqueológica, con respecto a la gestión del registro. Éste consiste en llevar a cabo la documentación de las evidencias arqueológicas de la manera más precisa, rápida y detallada posible. Se pretende, igualmente, prestar especial atención a la integración de los elementos arqueológicos en su contexto espacial y desarrollar una información que permita el posterior análisis de los datos obtenidos sin merma de la capacidad investigadora y de análisis. Entendemos que «la única manera de justificar y compensar la desaparición de un documento histórico», y es obvio decir que la excavación arqueológica conlleva esa destrucción, «es obtener, registrar y preservar la lectura del mismo» (Parcero Oubiña, Menéndez Fernández y Blanco Rotea 1999: 3-4). Tan sólo si hemos sido capaces de convertir la realidad histórica presente en un yacimiento en datos alfanuméricos y espaciales mesurables, podremos volver a construirlo de manera ideal mediante el análisis de la documentación obtenida. Es en este punto donde los SIG constituyen una herramienta de gran utilidad ya que el uso de los mismos permite una

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documentación de mucha mayor calidad y precisión, además de posibilitar la elaboración de un conjunto de documentación detallada, completa y unificada, sin separación entre los elementos arqueológicos y su contexto espacial. La utilización de estas tecnologías nos permite modelizar la realidad arqueológica «porque conviene subrayar, de entrada, que más allá de la simple aplicación informática, un SIG encierra un modelo de la realidad sobre el territorio, estos es, se trata de una auténtica representación que pretende reproducir el mundo en el ordenador, con vistas a unas finalidades concretas y, por tanto, de acuerdo con unas reglas o criterios definidos» (Moreno Jiménez 2005: 6). Procede prestar especial atención a esto último pues un SIG representa un modelo de la realidad en base a unos criterios determinados. En la medida en que la información es introducida en el SIG por nosotros, representa nuestro modelo de la realidad que procede valorar y tratar de acercarse lo más posible a la objetividad en la captura de los datos, aunque siempre existirá una subjetividad inherente a la interpretación que el arqueólogo hace de la realidad. También buscando el uso de entornos de trabajo fácilmente manejables por usuarios no especializados, se ha diseñado el sistema de manera que la edición de la mayoría de los datos, alfanuméricos o espaciales, se realiza previamente a la inclusión de los mismos en el software SIG (el software usado es ESRI ArcGis). De esta manera se pretende que los datos de registro puedan ser introducidos por aquellos arqueólogos que han realizado su toma de campo, evitando los errores provenientes de la falta de conexión entre la recogida de los datos en campo y su introducción en el sistema de registro. La ejecución de esta labor no necesita contar con usuarios especializados en el uso de los Sistemas de Información Geográfica para la introducción de los datos en el registro. La recogida de datos alfanuméricos acerca de los elementos arqueológicos se realiza mediante las clásicas fichas de materiales, muestras, unidades estratigráficas, etc… La información es introducida en una base de datos, que en nuestro caso es gestionada mediante el Software Access de Microsoft Office. Esta base de datos será posteriormente introducida en el SIG de manera que los elementos en ella contenidos se convertirán en los atributos pertenecientes a los elementos espaciales. Estos elementos espaciales, cuya topología es un punto, se generarán automáticamente a partir de las coordenadas del elemento, incluidas en la base de datos. Los programas de Diseño Asistido por Ordenador (CAD) nos permiten llevar a cabo de manera precisa y eficaz la introducción, y edición de la informa-

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Fig. 4. Diagrama de flujo de la información, desde la captación de los datos hasta su inclusión en el Sistema de Registro Arqueológico gestionado mediante SIG.

ción espacial capturada en las intervenciones arqueológicas, así como la elaboración de cartografías y planimetrías a partir de la información recogida. Por este motivo hemos pretendido que la edición de esta información espacial se realice con anterioridad a su introducción en el SIG. Las interfaces de edición de información espacial en los software de SIG (y en concreto en ArcGis, que es el utilizado en este proyecto) no permiten un trabajo tan fluido como el que se puede realizar en los programas de CAD, lo que unido a la facilidad que presentan para integrar los datos espaciales provenientes de los programas de CAD, nos ha llevado a proponer que la metodología más eficaz para la introducción de información espacial en el SIG puede ser la creación de cartografías digitales del Yacimiento mediante Diseño Asistido por Ordenador (en concreto el software Autocad de Autodesk) y su posterior exportación al SIG. La captura de datos en el presente proyecto se realiza principalmente por cuatro vías: • Levantamiento por topografía clásica en diferentes etapas de la evolución de los trabajos,

• levantamiento fotogramétrico de determinados elementos que requieran un grado de detalle mayor que el que nos puede ofrecer la topografía clásica, • levantamiento mediante Laser-scanner de estructuras con un amplio grado de detalle y rapidez en la toma de datos. • por último, dibujo arqueológico de campo georreferenciado usando una estación total topográfica. En este último caso se procederá a la digitalización de los dibujos de campo, su georreferenciación y vectorialización mediante software CAD. Además de estos sistemas de captura de los datos espaciales emanados de los trabajos arqueológicos, se han empleado otras fuentes de información espacial, referidas especialmente al entorno del propio yacimiento, como son los mapas topográficos municipales a escala 1:2.000. Toda esta información espacial es introducida es programas de Diseño Asistido por Ordenador (por razones principalmente de disponibilidad, empleamos

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Fig. 5. Diagrama en el que se muestra el proceso de digitalización, vectorialización y georreferenciación en entorno CAD e inclusión en el SIG de los dibujos de campo.

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Fig. 6. Plano en el que se muestra la inclusión de información espacial procedente de diversas fuentes como son las topografías, la cartografía municipal y los dibujos de campo.

el entorno de trabajo de Autodesk Autocad y Map 3D) pues mediante su edición se consigue generar cartografías digitales del yacimiento. Estas cartografías pueden ser empleadas para la producción de mapas y planimetrías y además, y es esto último lo que nos ocupa en el presente trabajo, pueden ser usadas para introducir información espacial en el SIG, aquí con el término SIG nos referimos al conjunto de software empleado para la elaboración de sistema de información arqueológica. Esta información espacial introducida dentro del SIG mediante su exportación desde un entorno CAD es susceptible de ser editada dentro del propio SIG, especialmente en lo que se refiere a la incorporación de atributos a esos elementos, en todo caso se pretende que las labores de edición de la información espacial dentro del propio SIG sean mínimas y sobre todo referidas a la inclusión de atributos. Esto se podrá hacer de manera sencilla mediante la tabla de atributos del elemento, añadiendo los campos necesarios e introduciendo en los mismos los valores correspondientes. La información en un SIG se puede decir, de manera generalizada, que se compone de elementos

espaciales y sus atributos alfanuméricos y el SIG se encarga de integrar ambos tipos de información. Igualmente procede aclarar que la información espacial es introducida en el SIG de dos maneras diferentes. Por un lado, mediante la inclusión de las cartografías digitales de las que hemos hablado en el apartado anterior y, por otro, mediante la inclusión de las coordenadas UTM de los elementos arqueológicos recogidos en las fichas de inventario como atributos del objeto. Una de las ventajas del uso de los SIG es su capacidad de reconocer esas coordenadas introducidas como atributos que las convierte en elementos espaciales —en este caso se trata de una topología de punto— y las fusiona con el resto de información espacial introducida. Una vez introducida la información en el SIG se podrá editar los atributos correspondientes a cada elemento. Para ello bastará con incluir campos en la tabla de datos y asignarles los valores correspondientes. De esta manera, se podrá asignar el número de Unidad Estratigráfica correspondiente a cada una de los elementos que han sido introducidos desde los programas de CAD (hay que recordar que aquellos

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Fig. 7. Plano en el que se muestra la inclusión en el registro arqueológico de los materiales, seleccionando aquellos provenientes de una unidad en concreto.

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elementos que han sido introducidos desde la base de datos ya tienen incluidos sus atributos, es más la propia información espacial fue introducida como uno más de sus atributos), además de cualquier otra información que se desée. Igualmente procede tener presente que se pueden establecer vínculos entre un elemento del SIG y otros archivos externos lo que nos permite vincular a un elemento arqueológico informaciones tales como fotografías, transcripciones de documentos referentes al mismo, dibujos de campo y croquis de carácter descriptivo y un largo etcétera. Es evidente que parte de este trabajo ha de ser realizado por un usuario acostumbrado al manejo de estas herramientas, pero no es menos cierto que al liberarse de la actividad de introducción de los datos y edición de parte de los mismos, tarea para la cual se requiere de un usuario especializado en el manejo de SIG se reduce ostensiblemente, pudiendo ser realizado por una sola persona. Este es uno de los objetivos fundamentales que se han perseguido en el diseño metodológico de los procesos de registro de este proyecto, ya que la presencia de usuarios acostumbrados al manejo de estas herramientas, aunque aumenta de manera gradual, todavía no está generalizado. Una vez se ha completado la labor de registro arqueológico, e incluso en fases en las que la excavación aún se está realizando, la información obtenida puede ser analizada. A partir de los datos del registro se puede producir nueva información, claro ejemplo, y uno de los usos más habituales de los SIG es la realización de mapas y cartografía temáticos, aunque no se debe caer en la confusión de que la única utilidad de los SIG es la producción de cartografía. Otra utilidad analítica frecuentemente usada por los arqueólogos es la realización de consultas basadas en los atributos de los elementos que componen el registro arqueológico que el sistema nos mostrará en tablas y de manera gráfica, por ejemplo una consulta sobre los fragmentos cerámica aparecidos en una Unidad Estratigráfica determinada. Además de las consultas basadas en atributos, y esta es una de las características definitorias de un SIG, se pueden realizar consultas en base a criterios espaciales, como puede ser los elementos contenidos en un área determinada o a una distancia de un elemento concreto. De esta forma podemos realizar análisis basados en el contexto espacial de los elementos arqueológicos y las relaciones topológicas entre los mismos, lo que combinado con las consultas basadas en atributos nos abre un enorme campo de posibilidades de investigación. Así mismo podemos realizar análisis estadísticos, tanto de los datos incorporados al registro como de los

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resultados de las consultas realizadas. Estos análisis estadísticos pueden ser fácilmente reflejados en gráficos por el propio sistema, elaborando una salida grafica fácilmente comprensible.

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HASTA REGIA. UNA PRIMERA APROXIMACIÓN A LA CONFIGURACIÓN ESPACIAL DE LA URBE Y SU TERRITORIO POR

DANIEL JESÚS MARTÍN-ARROYO SÁNCHEZ*

RESUMEN Se propone un ejemplo de exploración de dos de los elementos más importantes en la configuración territorial de cualquier ciudad romana (el núcleo urbano y la calzada principal, en este caso la Vía Augusta), siguiendo una metodología sencilla. Desde una revisión de las fuentes literarias y arqueológicas, se ha recurrido al análisis de la fotografía aérea y a la prospección semimicro. El procedimiento se ha visto favorecido por la accesibilidad y fácil manejo de las herramientas principales, generándose de forma económica y rápida una información novedosa y contrastable, abriendo un amplio campo de actuación a futuras investigaciones. Además, se añaden sugerencias sobre el empleo de imágenes Landsat y SPOT o programas como Robogeo, de gran utilidad para el trabajo de campo. Entre los resultados obtenidos, detallados en el Trabajo de Investigación que da lugar a esta síntesis, destacan la localización de un tramo de calzada (interpretada como la Vía Augusta) a través de su sección y la de posibles estructuras soterradas que se manifiestan en superficie como dispersiones de piedras (indicadores edáficos).

format required by CompeGPS. This program was used to contrast them on other graphic documents and to send them to the GPS (model Garmin 60). On the land one went directly to these points and from them other waypoints were taken by way of confirmation and the pertinent pictures were taken too. Afterwards, when discharging the information in the computer, a legend was included, relating each point with the type of information that documents, and they were included in the chart of attributes the numbers of the pictures taken from each one. Also, in this article suggestions are added on the employment of images Landsat and SPOT or programs like Robogeo, of great utility for the survey. Among the obtained results, they highlight the localization of a roadway tract (interpreted as the August Road) and the possibility of buried structures that they are manifested in surface like dispersions of stones. PALABRAS CLAVE: Hasta Regia, Urbanismo romano, vías. KEYWORDS: Hasta Regia, Roman Urbanism, Roman roads.

PRESENTACIÓN SUMMARY The contents of this poster are an extract of the unpublished Work of Investigation Hasta Regia. Traditional sources and new methods in the study of the Roman city, deposited by the signatory in the Department of History, Geography and Philosophy of the University of Cádiz (2007). It is an exploration example of two of the most important elements in the territorial configuration of any Roman city (the urban nucleus and the main roadway, in this case the August Road), following a simple methodology. From a revision of the literary and archaeological sources, it has been appealed to the analysis of the air picture and the semimicro survey. The procedure has been favored by the accessibility and easy handling of the main tools, being generated in an economic and quick way a novel and contrastable information, opening a wide performance field to future investigations. The methodological process began with the creation of a file of position marks on the image of Google Earth, pointing out vertexes or other interesting points. With the help of the program GPSBabel, they were transformed to the waypoints * Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Cádiz. Avenida Gómez Ulla, s/n. cádiz. E-mail: daniel.martinarroyo @alum.uca.es

Los contenidos de este cartel son un extracto del Trabajo de Investigación inédito Hasta Regia. Fuentes tradicionales y nuevos métodos en el estudio de la ciudad romana, depositado por el abajo firmante en el Departamento de Historia, Geografía y Filosofía de la Universidad de Cádiz en el presente año 2007. Dicho Trabajo, dirigido por el Prof. Dr. Lázaro Gabriel Lagóstena Barrios, ha contado con el Seminario «Agustín de Horozco» de estudios económicos de Historia Antigua y Medieval como ámbito de trabajo. De momento exponemos los resultados concernientes a un primer análisis de la urbe hastense y parte del trazado de la que, según se han contrastado distintas hipótesis, puede considerarse como la Vía Augusta. Apuntamos que, pese a que nos ceñimos al empleo de la ortofotografía, la prospección semimicro y la georreferenciación, ha sido el estudio inte-

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gral de las fuentes disponibles el punto de partida básico para la compresión del territorio en estudio. Será un futuro estudio, propuesto como proyecto de tesis doctoral, el que englobe esta primera aproximación dando lugar a un análisis riguroso del territorium de Hasta Regia, entre los de otras colonias de la Bética.

EL NÚCLEO URBANO DE HASTA REGIA Ubicado en Mesas de Asta (Jerez de la Frontera, Cádiz), es bien conocido a través de fuentes modernas y contemporáneas, destacando destrucciones y hallazgos puntuales así como una serie de excavaciones que aportan una información escasa e imprecisa sobre su estratigrafía y su configuración urbanística. Partiendo de tales fuentes podemos establecer distintos elementos: •

• •









Murallas: que se ceñirían, en consonancia con la topografía, a los límites de la Mesa principal, que recoge la parte esencial del Yacimiento. Contamos con noticias de su destrucción parcial hacia 1870 y una inscripción asociada. Anfiteatro: identificado por sus restos en uso durante el siglo XVII. Necrópolis: reconocidas en superficie al este (cruzando la Marisma) y al oeste del núcleo principal. Portus o statio: que aprovechaba el antiguo estero, cuya utilidad para la navegación está documentada arqueológica y literariamente. Núcleo de actividad artesanal: determinado a partir de la excavación de dos hornos cercanos entre sí y en relación con su ubicación extramuros junto a la calzada y el portus o la statio. Puntos de abastecimiento hídrico: en relación con la explotación tradicional de una serie de pozos y con la localización de una cisterna. Villas periurbanas: detectadas en prospección.

No obstante, ha sido el análisis detenido de las imágenes ofrecidas por Google Earth lo que ha permitido la localización de una serie de indicadores edáficos (García Sanjuán 2005: 116-118) hasta ahora desconocidos, que no se ven reflejados en otros documentos gráficos. Sin embargo, el empleo de imágenes SPOT y Landsat será el que aporte una nueva perspectiva desde este campo. La imagen de Google Earth superpone tres bandas (asimilables a los colores rojo, verde y azul), correspondientes a las longi-

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tudes de onda lumínica que recoge. Las SPOT y Landsant cubren siete bandas, concentrando mayor información de la superficie fotografiada según la forma en que responde a la luz. El inconveniente vendría del hecho de que estas imágenes cuentan con una resolución insuficiente (con píxeles de 30 metros de lado en el caso de la Landsat). No obstante, si las compaginamos con otras de mayor resolución podríamos evidenciar la existencia de estructuras soterradas que hasta entonces habrían pasado desapercibidas. Dicho proceso se realiza con el programa ERDAS o con la extensión Fusion de Arcgis. Éste último programa, además de estar recientemente actualizado, cuenta con un manual (Peña, 2006) asequible para quienes se inician en el manejo de este recurso. En tal metodología vienen trabajando investigadores como Juan Vicent García y Antonio Uriarte desde el Instituto de Historia del CSIC, especialmente desde el Laboratorio de Teledetección y Proceso Digital de la Imagen (LabTel), por lo que es muy probable que en próximos años estas técnicas y otras más complejas se divulguen entre la comunidad científica. La interpretación de estos indicadores edáficos ha tenido en cuenta la diversidad de fuentes disponibles sobre la urbe, con especial atención a la topografía

Fig. 1. Ejemplo de salida gráfica de la información capturada.

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Fig. 2. Hipótesis sobre el cardo maximo y el decumanus maximus de Hasta Regia.

del terreno y a la exploración de los mismos sobre el terreno. Este último paso se inició con la creación de un archivo de marcas de posición sobre la imagen de Google Earth, señalando vértices u otros puntos clave. Con la ayuda del programa GPSBabel se transformaron al formato de waypoints requerido por CompeGPS, programa que a su vez fue utilizado para contrastarlos sobre otros documentos gráficos y enviarlos al GPS (modelo Garmin 60). Sobre el terreno se acudió directamente a estos puntos georreferenciados y desde ellos se tomaron otros waypoints a modo de comprobación y las fotografías pertinentes. Con posterioridad se estableció una leyenda, relacionando cada punto con el tipo de información que documenta, y se incluyeron en la tabla de atributos los números de las fotografías tomadas desde cada uno. Semejante labor hubiera resultado más sencilla con la ayuda del programa Robogeo, por lo que se recomienda su empleo en actividades como la des-

crita con anterioridad. Así pues, sincronizando el reloj de una cámara fotográfica con el del GPS, el programa indica el punto del track (recorrido georreferenciado, plasmado como una línea continua sobre la cartografía digitalizada) en el que se ha tomado una fotografía. La licencia de Robogeo se puede adquirir a través de internet. El funcionamiento del programa se explica de forma sencilla. Un satélite manda señales al GPS en cuestión cada cierto intervalo de tiempo. Así, el GPS va creando automáticamente un track a partir de posicionamientos (puntos georreferenciados). La distancia que mediará entre dichos posicionamientos será directamente proporcional a la velocidad con la que el GPS sea desplazado. De tal forma, a menor velocidad, los posicionamientos aparecerán más próximos entre sí y Robogeo será más preciso al determinar el lugar desde donde se tomó una fotografía. Para ello, el programa se limita a calcular un punto intermedio entre dos posicionamientos según la hora a la que fueron tomados estos y la fotogra-

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Fig. 3. Hipótesis sobre el Edificio 1.

Fig. 4. Hipótesis sobre el Edificio 2.

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Fig. 5. Hipótesis sobre el Edificio 3.

fía en cuestión.De nuevo en relación con la intervención comentada, los resultados, sujetos a reinterpretación y pendientes de verificación a través de la excavación, son los siguientes: •





Cardo maximo y decumanus maximus: sitúan con exactitud el núcleo urbanizado, siguiendo los cánones tradicionales del mundo romano, ligeramente adaptados a la topografía y a las particularidades de la propia urbe. Consideramos que es el trazado de los surcos de este a oeste lo que da mayor nitidez a la dispersión de piedra caliza que indica el recorrido del decumanus, mientras que distorsiona la del cardo. Edificio 1: en el extremo norte, se define con claridad una dispersión de tendencia cuadrangular. Edicio 2: coincidente con la intersección de las vías principales, podría tratarse de uno de las construcciones del foro hastense. Se tra-





ta de una dispersión rectangular orientada de norte a sur, visible sobre el terreno como una pequeña elevación, que define hacia el oeste otro espacio rectangular. Se interpreta como un templo o basílica en cuyo lateral se abriría una plaza. Avala esta hipótesis la aparición en las inmediaciones de un capitel corintio del siglo I d. C. perteneciente a una columna de cuatro metros de altitud. Edificio 3: en el área extramuros, al oeste, se observan tres alineaciones que definen sin cerrarlo un espacio cuadrangular o rectangular. Esta dispersión tiene cierta correspondencia con las curvas de nivel y se ve respetada por el espacio de necrópolis, que la bordea sin afectarle apenas. Anomalía edáfica 1: situada al noroeste, se denomina así ya que, en comparación con las precedentes, ofrece mayores dudas en cuanto a la entidad arqueológica que puede generarla. La dispersión recuerda a la disposición

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Fig. 6. Anomalía edáfica 1. Hipótesis sobre la muralla.

Fig. 7. Anomalía edáfica 2. Hipótesis sobre el teatro.

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regular de lienzos y torres en una muralla, no obstante, su ubicación en una pendiente y la utilización de su espacio por necrópolis de distintas épocas desaconsejan esta hipótesis. Anomalía edáfica 2: ligeramente apartada del núcleo por las cañadas que lo circundan y en una elevación, detectamos hacia el noreste lo que podría interpretarse como un teatro. La dispersión, de tendencia semicircular, es correspondida por el pronunciamiento de las curvas de nivel del mapa topográfico. Sin embargo, la irregularidad de la dispersión y la ausencia de materiales en superficie invitan a pensar en un afloramiento del sustrato albarizo de la zona.

LA VÍA AUGUSTA EN SU TRAMO AD PORTUM – HASTA La elección del trazado propuesto para el paso de la Vía Augusta por el territorio hastense se ha fundamentado en el contraste de diversas hipótesis, quedando este recorrido como el más probable según se

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argumenta en el trabajo de investigación que da lugar a este cartel. Así pues, contamos con el apoyo de diversas fuentes que van desde los itinerarios clásicos, especialmente los Vasos de Vicarello, hasta los restos hallados en nuestras propias prospecciones. Destacan igualmente el hallazgo de un miliario neroniano en el siglo XVIII y los testimonios literarios modernos y contemporáneos, que evidencian restos arqueológicos y topónimos en relación directa con la calzada, o indirecta, a través de la ocupación romana del entorno. El procedimiento de prospección es similar al empleado para el núcleo urbano en cuanto al registro de los datos. Sin embargo, las directrices iniciales vienen dadas por el examen de la red de caminos que según la historiografía fosiliza parcialmente este tramo, con las reflexiones que conlleva sobre la conservación y trasformación de estas estructuras. Excepcionalmente, hemos hallado indicadores edáficos a través de las imágenes de Google Earth, destacando el trazado que discurre al suroeste de Mesas de Asta y que, bordeando el extremo de la antigua marisma, pondría en relación el último tramo del camino seguido con el Yacimiento.

Fig. 8. Hipótesis sobre la Vía Augusta a su paso por Tabajete (Jerez de la Frontera, Cádiz).

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Fig. 9. Posible vestigio de la Vía Augusta junto a la Laguna Salada (Puerto de Santa María, Cádiz).

La hipótesis general cuenta además con el apoyo de la constatada presencia de múltiples asentamientos rurales romanos jalonando su recorrido. Estos se hacen evidentes a partir de los restos fundamentalmente cerámicos que se hallan en superficie. Aunque su número total sea difícilmente evaluable, pues no existe una síntesis actualizada sobre las prospecciones realizadas en la zona, hemos podido corroborar la presencia de algunos yacimientos próximos al Camino mediante la inspección directa de los mismos. Destaca también a tal fin, la utilidad potencial de la toponimia que en ciertos puntos, en los que también se localizan materiales arqueológicos en superficie, parece derivar de nombres de fincas (fundi) que a su vez provienen del nombre de su propietario en época romana (García Sánchez, 2007: 51-56 y 273). Aunque con frecuencia los indicadores edáficos observados en la fotografía aérea o por satélite no se aprecian con claridad sobre el terreno, hemos de insistir en la conveniencia de la prospección. Así pues, durante el transcurso de la investigación hemos comprobado como las remociones del terreno derivadas de la construcción de un gaseoducto o el soterramiento de una canalización de riego pueden inducirnos a un error fácilmente subsanable si se recurre a la observación directa (detectándose, por ejemplo, la presencia de postes que señalan el recorrido de la cons-

trucción soterrada) o indirecta (a través de la interpretación de una cartografía actualizada, pese a que muchas de estas obras no aparecen reflejadas). Igualmente, señalamos la conveniencia de los análisis SIG destinados a una mejor comprensión del trazado de estructuras tales como caminos y calzadas (Bermúdez Sánchez, 2006), cuestión que habremos de afrontar en futuros estudios. Dejando de lado otros posibles restos, exponemos aquí una imagen de la sección de la calzada detectada en nuestras prospecciones, como evidencia de la validez de la hipótesis. La misma, puesta al descubierto por una escorrentía que discurre por la cañada en la que se encuentra, está amenazada en su prolongación hacia el sur por el tránsito de maquinaria pesada y la urbanización ilegal del entorno. Aprovechamos de tal forma la oportunidad que nos brinda el presente cartel para denunciar esta situación y otras similares, abogando por un mejor estudio histórico de las vías pecuarias y su defensa legal ante los procesos actuales de deterioro y destrucción.

BIBLIOGRAFÍA BERMÚDEZ SÁNCHEZ, J. (2006): «El análisis de las redes viarias en la Antigüedad a partir de las posibilidades que ofrecen los SIG. Rutinas para el

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HASTA REGIA. UNA PRIMERA APROXIMACIÓN A LA CONFIGURACIÓN...

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APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE TELEDETECCIÓN HIPERESPECTRAL EN LA CIUDAD CELTIBÉRICA DE SEGEDA POR

J. G. REJAS*; F. BURILLO, R. LÓPEZ, M. A. CANO y M. E. SÁIZ**; M. FARJAS***; T. MOSTAZA y J. J. ZANCAJO****

RESUMEN La prospección arqueológica por técnicas no destructivas, entre las cuales destaca la teledetección aeroportada, es un campo de investigación abierto y de gran potencial, tal y como se deduce de las últimas aportaciones científicas presentadas en el 2nd International Conference on Remote Sensing Archaeology, desarrollado en diciembre de 2006 en la ciudad de Roma. El desarrollo en las últimas décadas de nuevos sensores de imagen, entre los que se encuentran los sensores hiperespectrales, amplía las posibilidades potenciales de utilización de esta tecnología en la localización, representación y estudio de sitios arqueológicos. En el año 1998 se inició el Proyecto Segeda, centrado en el estudio de la ciudad-estado de Segeda (Mara, Belmonte de Gracián, Zaragoza). Este exiguo tiempo de trabajo sobre un yacimiento tan extenso (aproximadamente 42 ha) ha conllevado que la exhumación de sus restos arqueológicos se encuentren en un incipiente estado preliminar. Este hecho hizo al yacimiento de Segeda como un campo de pruebas idóneo para el inicio del estudio de las propiedades de los datos hiperespectrales para la detención de indicios de estructuras enterradas y formaciones creadas por el hombre, a través de la respuesta de las superficies en longitudes de onda adecuadas del espectro reflectivo (VIS-SWIR) y emisivo (TIR), lo que puede suponer una información relevante como apoyo en prospección arqueológica. Esta comunicación presenta la campaña hiperespectral de adquisición de datos sobre el yacimiento de la ciudad celtibérica de Segeda I y las estrategias de integración con datos SAR (Synthetic Aperture Radar) aeroportados en un estudio multifuente. Del mismo modo, se muestra la metodología seguida en el tratamiento digital de las imágenes focalizado en las bandas térmicas y se aportan los resultados preliminares obtenidos a partir de las imágenes hiperespectrales fusionadas con fotografía aérea, resultados contrastados mediante radiometría de campo. SUMMARY Non-invasive archaeological surveying, such as airborne remote sensing, is a research field with great potential, as **** Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), España. **** Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de Teruel, Universidad de Zaragoza (UniZar), España. **** E.T.S.I. en Topografía, Geodesia y Cartografía, Universidad Politécnica de Madrid (UPM), España. **** Escuela Politécnica Superior de Ávila, Universidad de Salamanca (USAM), España.

evidenced by The 2nd International Conference on Remote Sensing Archaeology publication. The development of new image sensing techniques in the last decades, such as hyperspectral sensors, increases the possibilities of applying this technology to the detection and study of archaeological sites. The high spatial resolution, well suited to the scale required, coupled with the discriminant power of multi-wavelength information, make it potentially valuable for detection of buried or semi-buried features. One of the most outstanding features of the Celtiberian city of Segeda from the point of view of remote sensing is its early stage of excavation. At this stage of the research, in which the aim is to contrast traces of buried structures with human-made features, the response of surfaces in adequate wave longitudes of the reflective (VIS-SWIR) and emissive (TIR) spectrum could provide relevant data to aid in future archaeological surveys. This paper describes the process of hyperspectral data gathering on the site of Segeda and the strategy adopted for its integration with airborne SAR (Synthetic Aperture Radar) data, as part of a multi-source study. In addition, we outline the methodology followed in the processing of digital images, focussing thermal bands. Preliminary results obtained through hyperspectral images merged with aerial photography and contrasted with field radiometry are presented. PALABRAS CLAVE: prospección arqueológica, teledetección aeroportada, sensores hiperespectrales, VIS-SWIR, TIR, SAR. KEYWORDS: archaeological surveying, airborne remote sensing, hyperspectral sensors, VIS-SWIR, TIR, SAR.

1.

INTRODUCCIÓN

La prospección arqueológica por técnicas no destructivas, entre las cuales destaca la teledetección aeroportada, es un campo de investigación abierto y de gran potencial, tal y como se deduce de las correspondientes publicaciones científicas (Belvedere et al. 2001; Mena y Malpica 2005). El desarrollo en las últimas décadas de nuevos sensores, entre los que se encuentran los sensores hiperespectrales, amplía las posibilidades potenciales de utilización de esta tecnología en la representación y estudio de las características biofísicas de la Tierra, con su particularización en trabajos arqueológicos.

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En este sentido resulta de interés estudiar la relación entre parámetros biofísicos como temperatura y reflectividad que pueden ser obtenidos a partir de las imágenes, con la distribución espacial de determinadas entidades susceptibles de ser cartografiadas. Estas relaciones se manifiestan a menudo como tipos de micro o macro-texturas en superficie, que será posible detectar y caracterizar digitalmente (Farjas et al. 2003). Si nos centramos en la banda térmica las estrategias para realizar clasificación y reconocimiento de patrones, en comparación con otras zonas del espectro, pueden variar significativamente. Estructuras enterradas que respondan a distinta temperatura respecto a su entorno, pueden presentar en superficie un mismo comportamiento en el resto de bandas espectrales, de ahí su importancia para discriminar clases en un análisis multivariante. Si bien la teledetección se ha venido utilizando desde un principio en diferentes áreas de investigación, determinadas aplicaciones que requerían de mejor resolución espacial y de mayor número de bandas y más estrechas tanto en el VIS-SWIR como en el TIR, no han sido posibles hasta la aparición de sensores hiperespectrales. Técnicas como detección de anomalías térmicas y clasificación en base al ángulo espectral, se han demostrado muy útiles para la discriminación de clases en la zona del infrarrojo cercano y térmico con especial aplicación en exploración y prospección geotérmica (Belvedere et al. 2001; Rejas et al. 2005). Bajo estas premisas, los objetivos que se han planteado en esta experiencia son la utilización, potenciación y aprovechamiento de datos procedentes de teledetección hiperespectral y de sensores activos de teledetección (SAR) para el desarrollo de metodologías apropiadas al estudio del yacimiento arqueológico de la ciudad celtíbera de Segeda I. En este trabajo se presenta la configuración de las campañas de adquisición de datos con un sensor hiperespectral y un sensor SAR (Radar de Apertura Sintética) y se exponen los primeros resultados del tratamiento de las imágenes y del análisis de la información.

2.

YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE SEGEDA

El área de estudio se corresponde con el yacimiento arqueológico de la ciudad-estado celtibérica de Segeda (Zaragoza). Está situado en el interior de la península Ibérica, aproximadamente en su tercio noreste, y ha sido seleccionada e identificada por el

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INTA como una área de test de especial interés para el desarrollo de metodologías de teledetección debido a la enorme extensión de los restos arqueológicos (las conjunción de las ciudades de Segeda I y II superan las 35 ha) y ha que se encuentra en un incipiente estado de excavación. Las investigaciones arqueológicas que desde el año 1998 se vienen desarrollando en la primera fase de esta ciudad, Segeda I (El Poyo de Mara, Zaragoza) ha permitido comprobar la veracidad de la cita de Apiano que hace referencia a los acontecimientos que llevaron a su destrucción por el ejercito romano en el año 153 a. C. Los trabajos de prospección y excavación desarrollados han ratificado con los materiales arqueológicos la fecha histórica de abandono de la ciudad. Igualmente, los restos exhumados en el Poyo de Mara, acrópolis de la ciudad, han demostrado la existencia de un núcleo más antiguo y una posterior expansión de la ciudad donde los segedenses acogieron a los titos al nordeste de dicha elevación. Estos restos se encuentran bajo una potente capa de sedimientos aluviales, con un trazado de los muros que reflejan premeditada planificación urbanística. El seguimiento de un trazado de canalización de agua descubrió cerca de un kilómetro al sur del Poyo de Mara un tramo de la muralla de cuatro metros de anchura, probablemente inconclusa y que se identificó como la causante de la declaración de la guerra (Burillo, 2007: 202). El sinecismo sobre los titos permitió un considerable crecimiento del poder político y económico de la ciudad, lo que conllevó a que el Senado romano le declarase explícitamente la guerra en el año 154 a.C. Por esta razón desplazó la elección de los cónsules de los idus de marzo al 1 de enero (base de nuestro calendario actual) y movilizó un ejército de unos 30.000 hombres. Ejército que, según Apiano, fue derrotado el 23 de agosto del 153 a. C. por la tropa celtibérica bajo el mando de Caro de Segeda, la muerte de 6.000 romanos dio lugar a que ese día fuera declarado nefasto por Roma. Este papel relevante según las fuentes clásicas queda ratificado por el hecho de que fue la primera de las ciudades celtibéricas que acuñó monedas en el Sistema Ibérico central, con el nombre indígena de sekeida, jerarquizando con sus emisiones en plata un amplio territorio que se extendería por las actuales provincias de Zaragoza, Teruel y Guadalajara (Burillo, 2006). Pero Segeda I es solo una parte de la Zona Arqueológica de Segeda, ya que a ella debe unírsele otros dos yacimientos importantes, la ciudad de Segeda II en el paraje inmediato Durón de Belmonte de Gracián y el campamento romano que sitió la ciudad de

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Fig. 1. Firmas espectrales ASD medidas en laboratorio y detalle canal 78 AHS georreferenciado y cartografía superpuesta.

Segeda I ubicado en los Planos de Mara. Dicha Zona Arqueológica fue declarada Bien de Interés Cultural en el Boletín Oficial de Aragón del 25 de junio de 2001, configurando la Zona Arqueológica más extensa de Aragón y un Patrimonio Histórico de primer orden a escala nacional. De ahí que el proyecto de actuación en Segeda parte de la necesaria e imprescindible investigación científica para desarrollar un programa de conservación y musealización de sus evidencias arqueológicas, y crear un recurso patrimonial en la comarca de Calatayud que supondrá la atracción del turismo cultural.

3.

CAMPAÑAS DE ADQUISICIÓN DE DATOS

En julio de 2005 fueron adquiridos los datos con un sensor aeroportado de tipo hiperespectral llamado AHS (Airborne Hyperspectral Scanner). Se trata de un barredor mecánico de los denominados whiskbroom. El AHS registra datos en 12 bits dentro de las ventanas atmosféricas del visible al infrarrojo térmico y divide la radiación incidente en 5 espectrómetros o «puertos» individuales. Dispone de dos cuerpos negros como fuentes de referencia, controlables en temperatura en un rango de –15º C a +25º C con respecto a la temperatura de la cabeza sensora. El FOV (Field of View) y el IFOV (Instantaneous Field of View) del AHS son 89º y 2,5 mrad respectivamente. Estos datos junto a la velocidad de barrido, que oscila entre 6,25 y 35 Hz, especifican su

orientación interna y la cobertura y resoluciones espaciales a las que puede registrar un dato, de tal manera que el AHS permite obtener resoluciones que van de 2,4 a 13,7 m para alturas típicas de vuelo. Como sistema auxiliar de navegación y posicionamiento se ha dispuesto de un sistema inercial POS/ AV 410 de Applanix. Consta de un receptor GPS de doble frecuencia (L1 y L2) y de una plataforma inercial IMU. La integración de un sistema de esta naturaleza con los sensores de teledetección, permite registrar datos de posición geográfica y ángulos de actitud del sensor durante la adquisición de imágenes con alta precisión. Así mismo se ha utilizado un sistema de posicionamiento global (GPS), que registra datos en fase y código cada 1-0,5 sg, y proporciona correcciones diferenciales, lo que ha permitido su operación como estación de referencia permanente en las campañas. En junio de 2006 se han adquirido datos con un sistema radar de apertura sintética (SAR) sobre el mismo eje de vuelo diseñado en la campaña hiperespectral. El sistema SAR se corresponde con un prototipo desarrollado íntegramente en el INTA. Se trata de un sistema radar de banda L, que permite obtener imágenes del terreno sin que le afecte la cobertura nubosa ni de la vegetación. Además de la campaña aeroportada, se ha realizado una campaña de radiometría de campo con el espectrorradiómetro GER 1500 como caracterización espectral de superficies dentro del yacimiento arqueológico. A estas medidas en campo se han añadido unas medidas ra-

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diométricas realizadas en laboratorio con el espectrorradiómetro ASD para la caracterización espectral de muestras de minerales recogidas en el yacimiento arqueológico y obtención de firmas espectrales de las superficies medidas.

4.

PRE-PROCESO DE DATOS HIPERESPECTRALES

Antes de empezar a analizar las imágenes y datos auxiliares asociados, es necesario llevar a cabo una serie de tareas encaminadas a corregir dos tipos de distorsiones que se producen en el momento de la adquisición de los datos, las distorsiones radiométricas y geométricas. Además ha sido necesario transformar los parámetros de imagen a una escala absoluta, tanto espacial como espectral, de tal manera que podamos referir las medidas extraídas de las imágenes a otras procedentes de otras fuentes, sensores o tomadas en otra fecha. El primer paso que se ha seguido en las tareas de pre-proceso ha sido la estimación del ruido presente en la imagen hiperespectral. De esta manera se han desechado los canales 55 a 64 y canal 70 por presentar una relación señal/ruido elevada. Se ha aplicado un algoritmo MNF (Minimum Noise Fraction) que permite reducir el ruido en la imagen a través de una transformación de ejes de la misma. En el caso de las bandas reflectivas del sensor (hasta los 2,5 mm) los niveles digitales originales se han calibrado a radiancias mediante coeficientes de calibración obtenidos utilizando la «esfera integradora» de calibración USS 400 (http://www.labsphere. com/ ) cubierta con Spectraflect. Para las bandas térmicas se ha aplicado una interpolación lineal utilizando el nivel digital registrado y la temperatura asignada a los cuerpos negros de referencia (10 y 50º C) situados antes y después de cada línea escaneada. Para convertir los valores de radiancia en el sensor a valores de reflectividad en el terreno, parámetro este indicativo del estado de los materiales y comparable con otras firmas espectrales procedentes de librerías, se ha empleado un método empírico en el que se han utilizado las medidas radiométricas realizadas en campo y las tomadas en el laboratorio. Con este método se consiguen dos objetivos en un solo paso, por un lado se transforma de radiancia en el sensor a reflectancia del terreno, y por otro lado se corrige la distorsión radiométrica producida por la atmósfera, que absorbe y dispersa parte de la radiación que llega a la superficie. Se ha aplicado al puerto 1 del AHS el algoritmo «Empirical Line» (Smith y

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Milton, 1999) mediante firmas espectrales de superficies «brillantes» y «oscuras» dentro de la zona de estudio, adquiridas en la campaña de espectroradiometría de campo coincidiendo con el vuelo. El otro gran conjunto de tareas que hay que abordar en el pre-proceso de los datos concierne a las correcciones geométricas y a la georreferenciación de las imágenes hiperespectrales. En este sentido, se ha aplicado un método paramétrico de georreferenciación, denominado georreferenciación directa, que a partir de datos de posición y orientación medidos por un sistema inercial GPS/IMU en el momento de adquisición de las imágenes, permite corregir las distorsiones geométricas producidas por los movimientos de la plataforma y georreferenciar cada píxel de la imagen en un único proceso automático. Para el cálculo y proceso de los datos registrados por el sistema inercial se ha empleado el software POSPAC (http://www.applanix.com/), y se ha calculado la trayectoria resolviendo un posicionamiento diferencial cinemático en modo bifrecuencia L1/L2. Como estación GPS de referencia se ha utilizado la instalada en la EUITTO (ftp://ftp.geodesia. ign.es) situada a 295 km de distancia del área de estudio. Una vez calculada la trayectoria de vuelo se han corregido geométricamente las imágenes empleando un software de geocodificación directa llamado PARGE (http://www.rese.ch/products.html).La georreferenciación de las imágenes mediante este método se realiza automáticamente utilizando como datos de entrada los parámetros de orientación externa (posición y orientación) calculados del sistema inercial y un modelo digital del terreno. El MDT utilizado en el proceso de georreferenciación ha sido rasterizado a partir de la altimetría de las hojas del Instituto Geográfico Nacional (IGN) con paso de malla de 25 metros y remuestreado a 2,5 metros. Los datos de campo adquiridos por el GER 1500 se han procesado empleando Matlab, transformando a valores de reflectividad las medidas radiométricas realizadas y generando las firmas espectrales para cada una de las superficies medidas (fig. 1). Esta información se utiliza en dos fases posteriores del tratamiento de las imágenes: en la corrección atmosférica, contrastando la radiancia medida a nivel del suelo con la medida en el avión, y en el proceso de clasificación, utilizando las firmas espectrales como supervisión en la fase de entrenamiento. Las 80 bandas de imagen AHS de resolución espacial de 3,6 m se han fusionado con fotografía aérea, de resolución 0,5 m. Esta metodología permite disponer de imágenes de mejor resolución espacial

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que la original, manteniendo la riqueza de la información espectral registrada por el instrumento (Farjas et al., 2003). Para ello se ha empleado el algoritmo Imgefus implementado en el software de tratamiento de imágenes PCI. Las imágenes resultado de la fusión se han utilizado en los procesos posteriores de clasificación y análisis textural.

5.

ANÁLISIS PRELIMINARES DE LAS IMÁGENES HIPERESPECTRALES

El objetivo de las correcciones aplicadas en el preproceso es disponer de unas imágenes a mejor resolución espacial manteniendo la información radiométrica de las imágenes originales convertidas en porcentajes de reflectancia y perfectamente georreferenciadas. Estas transformaciones nos van a permitir por un lado detectar anomalías térmicas y aplicar un clasificador basado en el ángulo espectral, y por otro lado dimensionar y extraer las coordenadas de los elementos detectados. Se han seguido dos técnicas distintas en los análisis preliminares. En primer lugar se ha utilizado sólo el puerto térmico del AHS, desechando los canales 60 a 65 y el 70 por disponer de una relación señal ruido elevada. Con este primer conjunto de tareas se pretende detectar píxeles que respondan de manera distinta respecto de su entorno, es decir, se trata de calcular anomalías térmicas. Para ello se ha aplicado una combolución a toda la imagen mediante un filtro de mediana. Posteriormente se ha establecido un índice espectral térmico (IET) basándose en la

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separabilidad de clases espectrales que presentan los canales 76 y 80 del AHS. La función diseñada se ha corregido en base a la relación de los parámetros de ganancia de ambos canales, resultando la siguiente expresión: IET i = (Median80 –Median76) * 0.8/(ch80+ch76) Siendo IET i, el índice espectral térmico para cada canal térmico AHS, Mediana80 y Mediana76 los respectivos filtros de mediana aplicados a los canales 80 y 76 y 0.8 el factor de aumentación en base a la relación de los parámetros de ganancia de ambos canales (ch80 y ch76). El resultado es una imagen en la que se resaltan los píxeles detectados como posibles anomalías térmicas respecto del entorno. Se ha observado cómo una de estas posibles anomalías térmicas presenta una disposición circular concéntrica que podría corresponder a algún tipo de estructura arqueológica enterrada (fig. 2). Por otro lado, y en base a las expectativas generadas por la metodología y resultados obtenidos en (Farjas et al., 2003), se ha aplicado una segunda técnica de clasificación digital de imagen basada en el ángulo espectral. Para ello, han sido comparados directamente los espectros de laboratorio y los medidos in situ con los datos de reflectancia aparente en el sensor para designar los píxeles puros presentes en las áreas de entrenamiento. Seguidamente se ha aplicado el algoritmo SAM (Spectral Angle Mapper) de ENVI. Este algoritmo trata al espectro como un vector en el espacio con dimensionalidad igual al número de bandas, y deter-

Fig. 2. Índice de anomalía témica para el canal AHS 76 y detalle en una zona externa a la excavación.

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Fig. 3. SAM aplicado a los canales AHS fusionados. Detección de alineaciones como posibles restos de muralla celtíbera.

mina la similitud espectral entre dos espectros, uno adoptado como referencia correspondiente a un miembro puro y el correspondiente al píxel a clasificar, en base al ángulo n-dimensional entre ellos. El pixel se asignará a la clase cuyo ángulo espectral sea menor, ya que habrá mayor correlación con el espectro de referencia cuando este ángulo sea más pequeño. La precisión de la clasificación obtenida fue testeada aplicando el método de la matriz de error, obteniendo un parámetro a de 0,78. Como valor real de las clases se han empleado los espectros medidos en campo sobre 15 puntos de chequeo. El margen de precisión de la clasificación ha resultado mayor del 79 %. El porcentaje de píxeles no clasificados ha sido del 2 %, parámetro éste muy dependiente de las clases y del entrenamiento aplicado. El Spectral Angle Mapper presenta resultados satisfactorios en la clasificación de esta área. Discrimina satisfactoriamente distintos tipos de cubiertas naturales con resultados esperados según otros trabajos, si bien el interés especial resulta de la identificación en la clasificación de unos límites lineales que pudieran ser indicativos de la presencia en el subsuelo de restos constructivos, que por su tamaño y posición podrían corresponder a un tramo de la muralla de la ciudad celtibérica de Segeda I. Sin embargo, para corroborar esta información es necesaria la acción de catas y sondeos arqueológicos, que hasta el día de hoy no han podido ser desarrollados (fig. 3).

6.

CONCLUSIONES

Se han estudiado las características de los datos hiperespectrales para la detección y clasificación digital en el yacimiento arqueológico de Segeda. Los resultados muestran el gran potencial del sensor hiperespectral AHS para la detección de estructuras enterradas. Las imágenes hiperespectrales permiten discriminar entre un gran número de materiales diferentes. Se considera necesario ampliar estas investigaciones para conocer mejor estos rasgos, incluyendo capas de información como Modelos Digitales del Terreno (MDE), elementos lineales, etc. que mediante su integración permitan separar superficies conformadas por los mismos o similares materiales, pero que presenten una distribución espacial diferente. En este artículo se ha mostrado cómo se han preparado las imágenes AHS para la integración con otros datos georreferenciados. La elección de clases en la supervisión resulta muy importante en el resultado final de la clasificación realizada. El entrenamiento y el algoritmo usado en la clasificación digital tienen así mismo una gran relevancia. Cuando el entrenamiento es muy limitado, el algoritmo SAM puede funcionar mejor, mientras que si hay disponibles más píxeles que pueden ser usados como información de la matriz de covarianza en otro algoritmo de clasificación, podrá ser entonces más conveniente este último. Finalmente, se han estudiado algunas propiedades del espectro térmico registrado por el sensor AHS,

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que apuntan a su utilización para el cálculo de anomalías térmicas que puedan ser indicativas de la presencia de estructuras enterradas.

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CÁLCULOS DE VISIBILIDAD APLICADOS AL SISTEMA DEFENSIVO DEL CASTRO DE VILLASVIEJAS DEL TAMUJA (BOTIJA, CÁCERES) POR

REBECA CAZORLA MARTÍN y JOSÉ ÁNGEL SALGADO CARMONA Instituto de Arqueología – Mérida (CSIC, Junta de Extremadura, Consorcio de Mérida)*

RESUMEN Las múltiples posibilidades de los análisis de visibilidad es una de las aplicaciones de los SIG que más éxito han tenido en Arqueología. En este trabajo presentamos los resultados de varios análisis de visibilidad realizados a partir del Torreón S.E., uno de los elementos más significativos del sistema defensivo del castro prerromano de Villasviejas del Tamuja (Botija, Cáceres). Nuestro objetivo ha sido tratar de averiguar si la construcción de este bastión respondía a un intento de obtener un mayor control visual sobre el entorno. SUMMARY The multiple possibilities of the viewshed analysis are one of the GIS applications that more success has had in Archaeology. In this paper we display the results of several viewshed analysis realised from the Torreón S.E., one of the most significant elements of the defensive system of the Late Iron Age settlement of Villasviejas del Tamuja (Botija, Cáceres). Our intention was to try to find out if the construction of this tower responded to an attempt to obtain a greater visual control on the surroundings. PALABRAS CLAVE: SIG, arqueología, II Edad del Hierro, análisis de visibilidad. KEY-WORDS: GIS, archaeology, Late Iron Age, viewshed analysis.

INTRODUCCIÓN El castro de Villasviejas del Tamuja se encuentra en el término municipal de Botija (Cáceres), en su límite septentrional, lindando con los términos de Cáceres y Plasenzuela. Se trata de un hábitat fortificado de la Segunda Edad del Hierro o Hierro Pleno. El paisaje en el que se encuentra está caracterizado por suaves ondulaciones cubiertas de dehesa así como por el encajonamiento de la red fluvial, especialmente del río Tamuja, que ha excavado las rocas pizarrosas del entorno hasta constituir un marcado * Plaza de España, n.o 15. 06800 Mérida (Badajoz). España. E-mail: [email protected]; [email protected]

ribero. El yacimiento no destaca en el entorno por su altura, siendo su única particularidad el poseer una orografía que le ha hecho valedor de acoger el hábitat por sus cualidades defensivas. El castro de Villasviejas se compone de dos recintos amurallados interpretados como independientes el uno del otro. Se trata del Recinto A y el Recinto B. El primero se sitúa en una suave loma, de unos 499 m de altura en la cima, que actúa a modo de península delimitada en dos de sus lados, el occidental y septentrional por el encajonado curso del Tamuja, y en el lado oriental por la vaguada del arroyo Del Verraco, un curso de agua estacional. Este cerro no difiere en altura de los de su alrededor, siendo incluso más alta la margen izquierda del Tamuja en el lado norte. El lado sur, que lo comunica con el resto del terreno adehesado, es el único punto de fácil tránsito y acceso al resto de la colina. Actualmente, la topografía original se encuentra alterada tanto por las obras de fortificación protohistóricas como por los aterrazamientos modernos y contemporáneos que transformaron el yacimiento en tierras de labor, especialmente aptas para el cultivo de las leguminosas. El Recinto A aprovechó para la defensa del hábitat las estupendas condiciones naturales del terreno, que lo aislaban del exterior, especialmente en los lados norte y oeste, pero también se fortificó con una muralla la casi totalidad del perímetro, siendo esta obra identificable en múltiples puntos aparte de las zonas excavadas. En la zona más vulnerable, el lado sur, se realizaron dos grandes fosos con un pasillo central. El foso sureste posee actualmente una forma circular u ovalada. Es posible que originalmente no estuviese cegado por su lado este, sino que se abriera hasta la vaguada del arroyo Verraco. Este cierre es debido a la construcción moderna de un terraplén que permitiera alcanzar más fácilmente las parcelas situadas en la ladera este del cerro. El Foso Suroeste es muy probable que aprovechase una pequeña vaguada na-

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Rebeca Cazorla Martín y José Ángel Salgado Carmona

tural preexistente que se amplió, excavándose en la roca un ancho y profundo foso que reducía las posibilidades de tránsito por esta zona. Este foso ha sido transformado mediante terrazas realizadas con las piedras de granito caídas del lienzo original que se conserva en lo alto. En el frente sur se puede comprobar que existe un desnivel artificial que corresponde a la muralla que permanece aún sin desenterrar. Sin embargo, existen diferentes puntos en los que la muralla es percepti-

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ble a simple vista, pudiéndose comprobar que en los lados norte y oeste, los mejor defendidos por el encajado Tamuja, la muralla está realizada enteramente en piedra de pizarra, mientras que en los flancos más accesibles, lados este y sur, la muralla está realizada con granito, siendo ambos paramentos ataludados. Es preciso destacar que el castro se sitúa en una zona cuya geología se caracteriza por la abundancia de materiales pizarrosos, aflorando los granitos a más de 3.5 km de distancia, en el batolito de Pla-

Fig. 1. Planimetría del sitio arqueológico de las Villasviejas del Tamuja.

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CÁLCULOS DE VISIBILIDAD APLICADOS AL SISTEMA DEFENSIVO...

senzuela. La razón para esta diferenciación de materiales en la muralla se debe, posiblemente, a que ha primado la inversión de trabajo en los flancos más débiles y vistosos. En el Recinto A, en concreto en la zona sur-este, se localiza formando parte del recinto amurallado el «Torreón SE», un gran bastión defensivo construido a base de paramentos ataludados de granito asentados a hueso, formando un cubo, y relleno por piedra de pizarra que forma una plataforma. Todas sus caras son visibles a excepción del ángulo SE, aún sin descubrir. El paramento sur está sin excavar en todo su volumen, siendo sólo visible la primera hilada por medio de una trinchera poco profunda. La cara Este se encuentra derrumbada en su mayor parte, especialmente el paramento exterior de granito, quedando al descubierto el núcleo de pizarra. Sin embargo, la esquina NE está bastante bien conservada. El frente norte del torreón fue descubierto por medio de una trinchera en la que también fue localizado un refuerzo del que conservamos sólo dos hiladas. Está formado por sillares de granito bien trabajados que se adosan tanto a la cara del torreón como al paramento sur de una estructura situada al norte del Torreón. Por otra parte, El Recinto B se encuentra situado al suroeste del Recinto A. Su forma es aproximadamente cuadrangular. Se sitúa en una suave elevación con pendiente SE-NE. La zona más elevada corresponde al ángulo suroeste, con 510 m de altitud. El recinto no destaca particularmente del entorno: la orografía baja suavemente hacia el Tamuja por el este y apenas se diferencia de las lomas y afloramientos de pizarra del lado sur. Sin embargo, el frente norte está marcado por el mismo encajonamiento del río que protege el Recinto A. Las obras de defensa más visibles son los fosos que protegen los flancos más débiles, donde los cursos fluviales no crean una barrera natural. Estos fosos son diferentes a los del Recinto A: mientras que aquellos eran meras oquedades excavadas en la roca, los fosos del Recinto B son lineales y de sección cuadrangular, con paredes verticales. Actualmente se encuentran muy colmatados, por lo que su altura original debió de ser mayor de la que hoy en día presentan. Las murallas están realizadas en sillarejo de granito vertical o con un ligero talud en los cuatro flancos principales, aunque donde mejor se conserva es en los lados sur y oeste.

PLANTEAMIENTO Y OBJETIVOS El presente trabajo tiene como objetivo comprobar si el «Torreón SE», dada su monumentalidad,

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dimensiones y ubicación como parte del sistema defensivo del recinto A, se levantó respondiendo a las necesidades de control visual del entorno. Para ello, hemos planteado varios cálculos de visibilidad acumulada desde el torreón, siempre en función de la altura conservada de la estructura en la actualidad. Estos análisis se han realizado sobre Modelo Digitales de Elevaciones en formato TIN y RASTER, lo que nos ha permitido comparar ambos resultados. El software de trabajo empleado ha sido ARCGIS 9.2 de ESRI y el software libre GRASS. Para la elaboración de los MDE hemos partido de la Cartografía Digital de Extremadura 1:10000 proporcionada por la Consejería de Fomento de la Junta de Extremadura. El mapa utilizado ha sido el correspondiente a la hoja 705-14, editándose la misma para obtener tanto las curvas de nivel como los cursos de agua, empleados para elaborar el TIN mediante el empleo de la herramienta 3DAnalyst de Arcmap. Para ello se añadieron las curvas de nivel como soft lines y los cursos de agua como hard lines. La misma metodología se utilizó para crear un MDE de tipo RASTER con software libre GRASS, siendo los cursos de agua líneas de ruptura, obteniéndose una resolución de píxel de 5 m². La planimetría del Torreón se obtuvo en 2005 por Alberto Díaz Hernández mediante el reconocimiento de las estructuras de forma planimétrica y altimétrica utilizando dos receptores GPS marca Leica, modelo 1200 de doble frecuencia, trabajando en modo diferencial.

MÉTODO DE TRABAJO El estudio de la visibilidad desde una superficie concreta, como es la representada por la planta del torreón, desde el software de Arcmap presenta el problema de que la única entidad vectorial desde la que se puede realizar el análisis corresponde al punto, no siendo posible realizarla a partir de un polígono, entidad cuya figura mejor representa la planta del torreón. Para resolver este problema hemos optado por diferentes métodos. Uno de ellos, realizado con software libre consistió en ejecutar los cálculos convirtiendo el polígono en una superficie raster (Cazorla et al. 2008). Los resultados obtenidos fueron bastante prometedores, pero el problema de fidelidad entre la planta real del torreón y su modelo seguía existiendo. En el presente trabajo hemos optado por una metodología diferente. Se ha procedido a crear un polígono con la misma forma del torreón editándolo con las herramientas de Arcmap, con lo que ob-

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Fig. 2. «Torreón SE» y método de creación de los puntos de observación.

teníamos una superficie similar a la real en dos dimensiones. Posteriormente, y dado que los polígonos no sirven como origen de un mapa de visibilidad, procedimos a crear una malla regular de puntos, separados por un metro de distancia, dentro del polígono, obteniendo 297 entidades. Así mismo, y con el objetivo de contar con orígenes en la mayor parte del polígono se crearon otros 297 puntos de forma aleatoria en su interior. Finalmente, convertimos el polígono en polilíneas y trasformamos éstas en puntos, consiguiendo de este modo una buena cobertura de puntos que forman la superficie original de la planta del torreón (fig. 2). En la actualidad la altura que aún resta en pie del torreón es de 7 m, por lo que, para simularla, se han editado las tablas de atributos de las capas de puntos resultantes con el fin de otorgar a todos ellos la cota máxima conservada del torreón: 278 m, conocida gracias a la precisión de la toma de puntos con GPS diferencial. Con estas tres capas de puntos (malla regular, aleatoria y de contorno), se ha procedido a realizar los cálculos de visibilidad acumulada mediante la

herramienta viewshed del Spatial Analyst de Arcmap. Por defecto, todos los cálculos se han realizado con una «Z» de un metro más, añadido por la herramienta. Como MDE o superficie sobre la que calcular la visibilidad se ha optado por utilizar tanto un modelo RASTER como TIN. Estos últimos han sido propuestos como los más precisos para realizar cálculos de visibilidad por cuanto representan mejor las crestas y cambios de rasante del territorio circundante (Wheatley y Gillings 2000: 10). No obstante, se ha preferido también el uso del RASTER al entender que éste es lo suficientemente preciso para dar resultados fiables; al mismo tiempo nos ha servido también como forma de control de los resultados obtenidos. Así pues, hemos determinado como cuenca visual probable la unión de los resultados de todos los análisis: Cuenca visual de la malla regular, aleatoria y de contorno sobre TIN más cuenca visual de la malla regular, aleatoria y de contorno sobre RASTER. Para obtener cada uno de los mapas principales hemos utilizado el álgebra de mapas y la reclasificación de los mismos para obtener resultados «booleanos»: Visible - No visible. Asimismo, y para evaluar la in-

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fluencia de la altura en los cálculos, se han ejecutado los mismos con la segunda altura hipotética. Todos los resultados obtenidos son mapas raster con una celda de 5 m de lado, siendo posible comparar los resultados y calcular extensiones de terreno reales. Por tanto los mapas de cuencas acumuladas obtenidos son los siguientes: – Cuenca visual acumulada sobre TIN. – Cuenca visual acumulada sobre RASTER. – Cuenca visual total o más probable. Asimismo, y para poder objetivar los resultados, hemos utilizado un método de análisis basado en la distancia desde la torre a intervalos regulares. Hemos escogido un intervalo de 25 m hasta una distancia de 500 m, y de 100 m hasta 1.000 m. Para crear estos intervalos se han realizado «buffers» de distancia alrededor del polígono del torreón, utilizados como máscaras para extraer mapas raster «booleanos» de cada uno de los mapas generales. La elección como límite del análisis un radio de 1.000 m alrededor de la estructura se ha definido como una convención, ya que los resultados de los diferentes cálculos mostraban cómo la visión más allá de este radio era meramente residual.

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Este método de análisis nos permitía comparar tanto el porcentaje de celdas visibles y no visibles como el área controlada expresada en m² en cada uno de los buffers. Así pues, podemos relacionar también la visibilidad con la distancia desde el torreón, en función de la cercanía o lejanía al mismo.

RESULTADOS El cálculo de visibilidades acumuladas desde una malla de puntos, establecida para tratar de recrear una superficie de la forma más precisa posible, nos parece un método válido siempre que se edite correctamente la altura, para poder crear la tercera dimensión de modo que no se dependa de las cotas del MDE para realizar los cálculos. Los resultados obtenidos pueden diferenciarse entre los obtenidos con cada uno de los modelos y con la suma de ambas superficies, que ha dado lugar al mapa de «cuenca de visibilidad más probable». Así mismo, la extracción de los resultados por medio de máscaras de distancia a intervalos concretos ha permitido presentar de una forma objetiva los datos obtenidos.

Fig. 3. Visibilidad acumulada realizada sobre modelo digital de elvaciones TIN.

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Fig. 4. Visibilidad acumulada realizada sobre modelo digital de elvaciones RASTER.

Fig. 5. Cuenca visual más probable realizada mediante la suma de los resultados TIN y RASTER.

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Fig. 6. Porcentaje de terreno visible en cada uno de los buffers de 100 metros.

Fig. 7. Superficie visible en cada uno de los buffers de 100 metros.

El análisis de visibilidad realizado sobre el modelo TIN demuestra una visibilidad de mayor alcance que sobre el modelo RASTER, esto es, hay una distancia mayor entre el punto visible más lejano de uno y otro modelo. Al mismo tiempo, el modelo TIN muestra unos resultados más discontinuos, lo que hace que los porcentajes de visibilidad se eleven en las cercanías del observador, mientras que la cantidad de terreno visible aumenta considerablemente en el modelo TIN conforme nos alejamos de los puntos de observación. El análisis de los diferentes gráficos así como del mapa resultante nos permite obtener una serie de deducciones que definen la visibilidad desde el «Torreón SE». Una de las características más reseñables es el escaso control más allá del radio de los 1.000 m, punto donde el control del espacio ronda el 10%, por lo que es relativamente bajo. La capacidad visual analizada en el rango de 1 km cada 100 m demuestra una curva descendente interrumpida entre los 300 y 400 m, donde se mantiene el porcentaje aumentando por tanto el número de m² visibles en ese tramo.

El análisis con buffers a intervalos de distancias más pequeñas, de 25 m, nos evidencia un rápido descenso de la capacidad visual en sólo 50 m, pasando además del 90% al 70% en sólo 100 m. Sin embargo, los porcentajes se mantienen por encima del 50%, lo que se debería considerar como el límite entre una buena o mala visibilidad, hasta casi los 250 m. De ello se infiere un buen control del territorio inmediato al torreón. Así mismo, los niveles se mantienen por encima del 40% en el radio de 350 m lo que indicaría que se controla de forma aceptable el radio de visión denominado como «Corto» por T. Higuchi (Wheatley y Gillings 2000: 17-19), aquel en el cual se perciben claramente la mayor parte de las características del entorno. De igual modo, si revisamos que zonas son visibles dentro de este radio veremos que se encuentran todas aquellas más vulnerables en términos de defensa del Recinto A: la entrada a la península y la vaguada del arroyo Verraco, puntos donde justamente se concentran las mejores obras defensivas. Son también claramente vi-

Fig. 8. Porcentaje de terreno visible en cada uno de los buffers de 25 metros.

Fig. 9. Superficie visible en cada uno de los buffers de 25 metros.

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sibles las pendientes y la mayor parte de las cimas de los cerros que rodean al castro, lo que es importante ante la aproximación de un enemigo. Por otro lado, atendiendo a otros factores y al criterio de intervisibilidad, podríamos afirmar además que el «Torreón SE» sería claramente perceptible por todos aquellos visitantes que se acercasen al asentamiento, lo que puede ser relacionado con motivos de prestigio de la comunidad, al tratarse de una obra excepcional. Como conclusión, se demuestra que la construcción del bastión no respondería a necesidades de control visual sobre el entorno lejano del castro, sino que se orientaría en todo caso a la vigilancia del entorno inmediato, hecho que puede estar relacionado con el empleo de armas arrojadizas de corto alcance. Se debería desechar la idea de que el torreón estudiado actuase como atalaya vigía, para contemplar en cambio otras posibles funciones, bien puramente defensivas o bien relacionadas con motivos de prestigio. Así mismo, del análisis de los resultados obtenidos podemos destacar el hecho de que el Torreón SE del Recinto A posee un control óptimo sobre el sector SE del castro, donde se sitúa una de las zonas más vulnerables, y los accesos a la península en la que se ubica el Recinto A. Sin embargo, la zona occidental de este paso queda sin control, por lo que podemos entender la ubicación de otro torreón en el extremo SW del recinto A, que complementaría el dominio visual del acceso. Por tanto, el «Torreón SE» permitiría controlar una de las zonas más vulnerables del perímetro defensivo como es el acceso desde el arroyo del Verraco, pero también los promontorios cercanos al castro.

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BIBLIOGRAFÍA CAZORLA MARTÍN, R., CERRILLO CUENCA, E.; MAYORAL HERRERA, V. y SALGADO CARMONA, J. A. (2008): «El sistema defensivo de Villasviejas de Tamuja (Botija, Cáceres): una aplicación de software libre en el análisis de paisajes arqueológicos», II Jornadas de SIG Libre, SIGTE-Universidad de Girona, Gerona. http://www.sigte.udg.es/jornadassiglibre2008/ uploads/file/Comunicaciones_2/22.pdf GARCÍA SANJUÁN, L. (2005): Introducción al Reconocimiento y Análisis Arqueológico del Territorio. Barcelona, Ariel. HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, F. (1994): «La necrópolis de “El Romazal”. Plasenzuela (Cáceres)». Homenaje a J. M.ª Blázquez, vol. II. Madrid. HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, F.; RODRÍGUEZ LÓPEZ, D. y SÁNCHEZ SÁNCHEZ, M.ª A. (1989): Excavaciones en el Castro de Villasviejas del Tamuja (Botija, Cáceres). Mérida. HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ. F. y GALÁN DOMINGO, E. (1996): «La necrópolis de El Mercadillo (Botija)». Extremadura Arqueológica, VI. Mérida. ONGIL VALENTÍN, M. I. (1991): «Villasviejas del Tamuja (Botija, Cáceres). El poblado (1985-1990)». I Jornadas de Prehistoria y Arqueología en Extremadura (1986-1990). Extremadura Arqueológica, II. Mérida-Cáceres. WHEATLEY, D. W. y GILLINGS, M. (2000): «Vision, perception and GIS: developing enriched approaches to the study of archaeological visibility.» en LOCK, G. (ed.): Beyond the Map. Archaeology and Spatial Technologies. NATO Science Series A. Life Sciences, vol. 321, Amsterdam: 1-27.

APLICACIÓN DE LOS SIG AL ANÁLISIS MICROESPACIAL DEL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE LA ULAÑA (HUMADA, BURGOS) POR

IRENE MARTÍNEZ CASAS*, MIGUEL CISNEROS CUNCHILLOS** y JAVIER M.a SÁNCHEZ ESPESO***

RESUMEN El objetivo de este trabajo es ahondar en el conocimiento microespacial del asentamiento de La Ulaña analizándolo con una metodología basada en herramientas y aplicaciones informáticas de Sistemas de Información Geográfica. Para ello se ha requerido de un cambio en la metodología a seguir en el proceso de la excavación, tanto en la recogida de datos espaciales como en la información alfanumérica, con el objetivo de implementar el registro arqueológico en un SIG y proceder a realizar análisis espaciales y de atributos con la información incorporada al mismo. Además se ha revisado la información procedente de la excavación de campañas anteriores y se ha buscado incorporarlas al SIG en la medida de lo posible. Se debe tener en cuenta que la metodología empleada a la hora de realizar una excavación en un yacimiento arqueológico condiciona los resultados finales y la forma en la que se obtiene la información no tiene que ser la óptima para su incorporación al SIG. Esto significa que a pesar de que el registro realizado ha sido exhaustivo, para analizar esos datos mediante herramientas SIG se requiere de un sistema de recogida de información diferente al tradicional, por lo que esos datos (resultados de campañas anteriores) han tenido que ser revisados individualmente, sin poder evitar la pérdida de algunos de esos registros, no en la base de datos, sino en su incorporación al SIG, como veremos posteriormente. Es en esa revisión y tratamiento de los datos en la fase en la que nos encontramos actualmente, siendo la campaña arqueológica de 2007 en la que se ha cambiado la metodología de registro de datos a seguir, optando entre otras, por la recogida de todo tipo de material hallado en la excavación con una Estación Topográfica Total y tratada como una entidad de tipo punto, para posteriormente poder hacer análisis de densidades, distribuciones de material, etc.; y la creación de una base de datos de registro de material y de unidades estratigráficas. SUMMARY The objective of this work is to deepen the microespacial knowledge of «La Ulaña» settlement, analyzing it with a *** Dpto. Ing. Geográfica y Técnicas de Expresión Gráfica. Univ. de Cantabria. E-mail: irene_cantabria@hotmail. com *** Dpto. Ciencias Históricas. Univ. de Cantabria. E-mail: [email protected] *** Dpto. Ing. Geográfica y Técnicas de Expresión Gráfica. Univ. de Cantabria. E-mail: [email protected]

methodology based on computer tools and applications concerning to the Geographical Information Systems. Therefore it has been needed a change in the excavation process methodology. It has been modified the way to capture spatial data and the alphanumeric information, in order to implement the archaeological registration in a GIS. Thereby facilitate the performance of spatial and attributes analysis with the information incorporated on the system. Furthermore, the information recollected, in the excavation, in previous campaigns has been checked and incorporated as far as possible to the GIS. It should be taking into account that the final results are conditioned by the method used in an archaeological location when it is excavated and with the form to obtain the information, because normally it is not the best to incorporate in GIS. This means, although the register was exhaustive to analyze with GIS tools, the system to collect information should be different to the traditional one. Those data (results of previous campaigns) were revised individually, losing some of those registrations, not in the database, but when those data were introduced in the GIS, as we will see later on. Currently, in the archaeological campaign 2007, the study is in that phase, revision and treatment of data. The overall methodology has been changed according with GIS requeriments. Thus, it is had collected, using a Total Topographical Station, all material types found in the excavation and saved as a point type entity. Furthermore, could be done analysis of densities, material distributions, etc.; and create a database with the material record’s registers and stratigraphic units. PALABRAS CLAVE: estación total, oppidum, Burgos, base de datos, UTM, WGS84. KEY-WORDS: total station, oppidum, Burgos, data base, UTM, WGS84.

LA ULAÑA El oppidum de La Ulaña se encuentra ubicado en la frontera meridional de la antigua Cantabria, en concreto en el municipio de Humada, en el noroeste de la provincia de Burgos. Se trata de una «lora» prácticamente aislada de los terrenos circundantes, alargada en dirección noroeste-sureste, de unos 5 km de longitud y una anchura variable entre 1000 y 150 m. Su altitud absoluta oscila entre 1150 y 1230 m y

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Fig. 1. Peña de la Ulaña. Cara sur. Foto cedida por Maria Blanco.

la relativa es de 230 m sobre los valles que la rodean, lo que permite divisar un amplio territorio a la vez que la hace visible desde gran distancia. Una de las particularidades del yacimiento es su extensión: 586 has de las cuales 285 se localizan en la plataforma superior, y las restantes 301 a la plataforma inferior o Cinto. Es el mayor de los asentamientos de la Península Ibérica durante la Segunda Edad del Hierro (Almagro-Gorbea y Dávila 1995) y uno de los más extensos de Europa, tras los de Heidengraben (Würtemberg) con unas 1.500 ha, Kelheim y Manching (Baviera) con 650 y 350, respectivamente, y Altenburg-Rheinau (Waldschut) con 316 ha. Los trabajos arqueológicos, que se desarrollan en él desde el año 1997, han puesto en evidencia un sistema defensivo en el que se combinan elementos naturales, como es el denominado Cinto, a modo de fosos y farallones, y estructuras antrópicas, como una muralla adaptada a las características topográficas del emplazamiento en su lado norte, el más ac-

cesible, de la cual se conservan unos 2900 m que protegen 4200 m aprox.; y otra que corta transversalmente el asentamiento en dos partes desiguales, cuya función podría estar relacionada bien con necesidades defensivas bien con la compartimentación de espacios para usos diferentes, pero desconocidos en la actualidad. Las viviendas excavadas y los materiales exhumados lo relacionan, fundamentalmente, con la Meseta Norte y el Valle del Ebro. Las cerámicas señalan la presencia de dos momentos temporales concretos y continuos: el primero concierne a materiales pertenecientes a partir de la transición del Hierro I al II, es decir, de finales del IV y principios del III a.e., momentos de introducción del torno en la Meseta; el segundo se corresponde con piezas de características celtibéricas plenas, cuya cronología oscila entre el 300 y mediados del siglo I a.e., llegando tal vez hasta momentos cronológicos de las guerras cántabras, momento en el que los datos arqueológicos indican un abandono no necesariamente voluntario.

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BASE DE DATOS Desde la primera campaña de excavación del yacimiento arqueológico de La Ulaña hasta el año 2005, se ha venido usando una base de datos (BBDD) diferente a la actual. Su estructura venía dada por 9 tablas diversas referidas a los registros principales: Unidad Estratigráfica, Inventario de Materiales, cerámica, metales, óseo, lítica, malacología, numismática y varia. Cada una de esas tablas estaba formada por un número elevado de campos, y sin relaciones entre ellas, siendo más complicada la gestión de la propia BBDD al introducirla en un SIG. En el año 2006 se planteó la posibilidad de modificar la BBDD, generando una base de datos más compleja en sus tablas y relaciones, pero más sencilla de gestionar, para facilitar su inclusión en un Sistema de Información Geográfica y para la gestión propia del yacimiento. Los campos empleados en la nueva base de datos eran muy semejantes a los anteriores, pero fue necesario determinar el contenido de la BBDD y organizar de forma lógica la información, distribuyéndose en tablas más pequeñas relacionadas entre sí, para que la gestión sea más fácil y operativa. Se optó por la uniformidad en el registro en la medida de lo posible para facilitar posteriormente la selección de las entidades por la mayor cantidad de atributos permitidos, de forma que existen listas desplegables en la nueva BBDD para determinados campos, dejando la posibilidad de una descripción detallada de las unidades estratigráficas en algunas de las tablas mediante un campo memo. Como la mayor parte de los campos eran muy semejantes, aunque su estructura global había cambiado, los datos de campañas anteriores pudieron ser fácilmente incorporados, llevándose a cabo además una corrección de los posibles errores en el registro de los datos. La nueva base de datos se creó en Access, al igual que la anterior, y la metodología usada está basada en dos líneas fundamentales. El registro de las Unidades Estratigráficas, y el Inventario de Materiales, estando vinculados a su vez entre sí. La introducción de información en la Base de Datos durante la excavación arqueológica se produce a través de una serie de formularios creados a partir de la estructura relacional de las unidades estratigráficas y los materiales. A su vez, ambas líneas están relacionadas por el campo común Se_Cua_ue, que se explicará posteriormente, de modo que se podrán comprobar los hallazgos exhumados en esa unidad estratigráfica, y a su vez, desde un registro concreto de

Fig. 2. Estructura BBDD.

material, se podrá acceder a la unidad estratigráfica donde se halló. En cuanto a las Unidades Estratigráficas, éstas se gestionan a partir de una tabla principal, basada en la geometría de las unidades, cuya relación con el resto de las tablas de las unidades estratigráficas (ues) está determinada por un mismo identificador (id). Estas tablas relacionadas con la principal son las referidas a la definición del estrato; el color y los códigos de colores de las tablas de Cailleux y Munsell; los componentes geológicos, orgánicos y artificiales; la datación; las relaciones y las observaciones. Dentro de la tabla principal se introdujo un nuevo campo, denominado Se_Cua_UE, referente a la unión del Sector, del cuadro y de la Unidad Estratigráfica, acotando la localización espacial de forma alfanumérica para relacionar los diferentes materiales de campañas anteriores que no tienen coordenadas con las Unidades estratigráficas a la que pertenecen, como se explicará posteriormente. Por otro lado encontramos el inventario de los materiales, basado en una tabla única con los campos generales que tienen que formar parte del registro durante el proceso de excavación. Esta información se reduce al código de registro que le corresponde de forma única; la ubicación del material en el yacimiento (zona, sector, cuadro y ue); el número de fragmentos que lo componen y el material del que forma parte; una definición breve; la cronología general y una fotografía realizada en el laboratorio. De manera más exhaustiva, la información de los diferentes materiales se registran en las tablas específicas a cada material, agrupándolos de la siguien-

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Fig. 3. Estructura de las Ues.

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te forma: cerámica, óseo, lítica, metales, numismática, malacología y varia. De esta forma, cada ficha de material está formada por una tabla general, la cual está relacionada directamente con las tablas secundarias, unidas por un campo común basado en el código de registro, como veremos a modo de ejemplo en algunos de los gráficos referentes al material cerámico y al material óseo. Una de las tablas mas importantes para la incorporación de la información al Sistema de Información Geográfica es la tabla Cronología, tanto la referida a las Unidades Estratigráficas como a los materiales, la cual está estructurada en intervalos de 1/3 de siglo, en los cuales el valor 0 significa no perteneciente, y el valor 1 si perteneciente a ese intervalo, estableciéndose así una cronología mas concreta y selectiva, tanto alfanumérica como espacialmente.

Fig. 4. Relaciones de las tablas del material cerámico.

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Fig. 5. Relaciones de las tablas del material óseo.

La introducción de los datos en las tablas específicas por tipo de material se lleva a cabo tras el procesamiento de los materiales en el laboratorio, con lo cual, para llegar a unas primeras conclusiones en la investigación de la campaña arqueológica del 2007 se realizan los análisis con el Inventario de los materiales que ha sido cumplimentado durante el proceso de excavación, apoyándonos en las relaciones y selecciones espaciales o de atributos de dichos materiales con las unidades estratigráficas. Como se ha dicho previamente, se revisó la información preexistente para dar paso a un nuevo sistema de tratamiento de los datos. La información espacial hasta 2003 se encontraba almacenada en diferentes archivos CAD en 2D, mientras que la altimetría de cada punto figuraba en las anotaciones y en el cuaderno de campo de la excavación, pues la toma de los datos espaciales mediante un teodolito óptico obligaba al registro o transcripción en papel para después trasladarlas a soporte digital. A partir del 2004 los datos se tomaron con Estación Topográfica Total, lo cual facilitó el registro de información y evitó la anotación manual de las coordenadas.

Sin embargo, durante todas esas campañas arqueológicas se trabajó con coordenadas relativas, e hizo falta trasladarlo a coordenadas absolutas establecidas mediante GPS diferencial tanto de las bases establecidas como sus respectivas orientaciones, desde las cuales se tomaron los datos de cada campaña de excavación, para así tener la información en coordenadas absolutas y poder trabajar desde ese momento en el sistema de referencia WGS 1984 UTM Zona 30N. Tras conocer las coordenadas reales de las zonas excavadas, se fue dando la altimetría de cada punto a partir de las anotaciones del cuaderno de campo, y se crearon entidades de tipo polígono con las unidades estratigráficas de las excavaciones, para su inclusión directa en el SIG y poder trabajar con ellas. La carencia fundamental en la actualización de la información generada en las excavaciones consiste en que los registros anteriores a la campaña del 2007 se componen de información alfanumérica del material exhumado pero sin atributos espaciales en la mayor parte de los casos, como se indica en la figura 6. Para intentar paliar este problema y ubicar espacialmente los materiales en el SIG, se creó en las tablas de la base de datos un campo denominado

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Se_cua_ue, referido a la unión del sector, del cuadro y de la unidad estratigráfica, para intentar acotar la ubicación espacial de los materiales. Mediante el SIG, se introdujo también ese campo Se_Cua_UE en las unidades estratigráficas, y se crearon los centroides de cada uno de ellos. De este modo, se relacionó la tabla de las unidades estratigráficas con los centroides con las tablas de los materiales de la base de datos sin coordenadas para darles de este modo las coordenadas del centroide del Se_Cua_UE. Introducir los materiales sin información espacial en el SIG con las coordenadas del centroide de cada unidad estratigráfica, plantea sus riesgos y ha de tenerse en cuenta que no son las coordenadas reales del material arqueológico, por lo tanto no se puede trabajar con ellos de forma espacial. De este modo, a pesar de que permite conocer los materiales que hay en cada unidad, al coincidir muchos de ellos en un mismo centroide limita la posibilidad de realizar análisis de densidades y distribución de materiales, además de que no todos los materiales se han podido introducir en el SIG, pues sus campos debían ser coincidentes y algunos de los Se_Cua_Ue de los materiales no existen en los Se_Cua_Ue de las Unidades Estratigráficas, y viceversa. Aun así, los materiales no incorporados mediante este sistema son identificados y se trabaja con ellos de forma alfanumérica aunque no estén representados espacialmente. En la figura 6 podemos ver una evolución en el registro de los datos de los materiales. En color azul se representan los materiales que han sido registrados con sus coordenadas reales durante la excavación; en color magenta los materiales introducidos en el SIG a partir del centroide del campo Se_Cua_Ue; y en color amarillo los materiales que no han podido introducirse en el SIG. Como se puede comprobar, el porcentaje de materiales sin coordenadas es significativo, y mucho más los materiales con coordenadas del centroide. De este modo, se decidió realizar los análisis de los materiales a partir de los datos registrados durante la campaña arqueológica del 2007, para evitar falsear la realidad del yacimiento y distorsionar los análisis a realizar; pues como se ha dicho anteriormente, con los datos anteriores los análisis de densidades son irreales, y mientras que el conocimiento del porcentaje de materiales por unidades estratigráficas puede ser llevado a cabo en el SIG, siempre ha de tenerse en cuenta que hay un número n de materiales que no están representados más que en la base de datos de la excavación por lo que no se utilizarán para deter-

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Fig. 6. Gráfico de los materiales por campañas de excavación.

minados análisis. Es por eso que se decidió trabajar en función de los materiales de la campaña del 2007.

PROCESO DE ANÁLISIS Para realizar los análisis en el SIG previamente se ha dotado de geometría a los materiales y a las Unidades Estratigráficas, los primeros mediante una entidad de tipo punto y los segundos de tipo polígono. A partir de esta geometría, se establecen relaciones con la base de datos alfanumérica para así poder vincular los diferentes atributos al SIG y realizar los análisis que formarán parte del proceso de investigación en el yacimiento arqueológico de La Ulaña. Son muchos los análisis que pueden incorporarse al proceso de investigación de un yacimiento arqueológico por medio de los SIG (Arroyo-Bishop, 1991:167), pero en nuestro caso se debe tener en cuenta la limitación producida tras el cambio de metodología, optándose por desechar los análisis espaciales en las campañas anteriores al 2007 por los problemas mencionados anteriormente. Por todo ello se decidió proceder al establecimiento de vínculos entre las tablas de la base de datos y las entidades espaciales a través de los atributos mediante el campo común Código de Registro, y en las Unidades Estratigráficas con el campo Se_Cua_Ue. De este modo se fueron estableciendo numerosas consultas en la Base de Datos, llegando a combinar en algunos de los casos las Unidades Estratigráficas con los materiales identificados en las mismas. Las consultas espaciales tienen un objetivo claro, y es escoger las entidades que satisfagan determinadas condiciones dadas por nosotros planteando hipótesis para intentar solucionar un problema concreto. Estas consultas requieren de un procedimiento sencillo al trabajar con la información espacial, con-

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APLICACIÓN DE LOS SIG AL ANÁLISIS MICROESPACIAL...

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Fig. 7. Materiales de las Ues. Campaña 2007.

sistente en seleccionar las entidades que cumplan esas condiciones para posteriormente realizar una serie de operaciones, bien de tipo alfanumérico como es la de atributos, establecidas por ejemplo para el conocimiento de las relaciones entre las entidades, o bien de tipo espacial, por medio de las localizaciones. Uno de los análisis realizados ha sido el comprobar las unidades estratigráficas que presentan algún tipo de material. Para ello ha sido necesario vincular previamente la tabla de las unidades estratigráficas con la del inventario de materiales mediante un join en el ArcGIS, para en segundo lugar establecer una selección por atributos de esos materiales. De esta forma, se comprueba que las Unidades Estratigráficas con mayor cantidad de materiales recuperados en la excavación son las correspondientes al derrumbe de los muros, y posteriormente al derrumbe del lienzo de la Muralla Norte; lo que no debe sorprender debido a los procesos de sepultamiento y perturbación propios de un material arqueológico enterrado en zonas con poca cobertura vegetal y sometida a un constante proceso erosivo.

Además del análisis de materiales establecido para las Unidades Estratigráficas, se procedió a realizar otro tipo de análisis como es el de densidades. Para ello se comprobaron los materiales de la excavación en el ArcGIS y su ubicación espacial con respecto a las Unidades Estratigráficas, como vemos en la figura 7 en la cual quedan representados los materiales arqueológicos y las Unidades Estratigráficas establecidas durante la campaña arqueológica. Posteriormente, se realizó el análisis de densidades. En primer lugar, a partir de todos los materiales de la Estructura 90-1 y de la Estructura 91, para conocer la distribución de los mismos dentro de las estructuras y poder definir la localización de actividades, y posteriormente se realizó exclusivamente un análisis de densidades de los materiales cerámicos para conocer las concentraciones del material e intentar localizar la disposición original de los mismos en las Estructuras. En la figura 8 se representan las cerámicas exhumadas y su densidad simple con un radio de 1 m. Tras dicho análisis de materiales cerámicos, destacar que la segunda mayor densidad de material

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Fig. 8. Densidades simples del material cerámico.

Fig. 9. Densidad simple de las estructuras del yacimiento.

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APLICACIÓN DE LOS SIG AL ANÁLISIS MICROESPACIAL...

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Fig. 10. Mapa de insolaciones de La Ulaña.

pertenece al hogar, y la primera se relaciona con aquellas unidades estratigráficas situadas en la parte más protegida de la estancia, posiblemente la que pudo por su ubicación dedicarse a la «despensa». Además de los análisis establecidos para el estudio de la campaña arqueológica del 2007, se trabaja a su vez en la investigación de la distribución de las estructuras y en su patrón de asentamiento, intentando detectar posibles agrupaciones a lo largo de la plataforma superior de la Peña Ulaña. El objetivo de dicho estudio es no sólo limitarse a conocer individualmente las estructuras excavadas, sino de forma global, introduciendo a los análisis la cartografía de toda La Ulaña para poder estudiarla en su conjunto. En este sentido, el primer análisis que se realiza es el de densidades sobre las estructuras localizadas. Para ello se crean capas raster de las estructuras y de las murallas y se estudian las mismas a partir de densidades simples y de Kernel en un radio de 100 m, para visualizar las diferentes posibilidades establecidas por cada una de ellas. Estos análisis, combinados con la realización de

un mapa de pendientes, orientaciones e insolaciones, entre otros, a partir del raster creado con la cartografía 1/10000, nos pueden ayudar a conocer el patrón de asentamiento establecido por el castro de La Ulaña. Del resultado de los análisis y de los cruces combinados con los mapas resultantes, se destaca la concentración de estructuras en varias áreas de la Peña, una cercana al cruce entre la Muralla Norte y la Transversal y otra en las proximidades de toda la Muralla Norte. Estas zonas, como se pueden comprobar en los mapas expuestos, se caracterizan por un fuerte grado de insolación con respecto al resto de la peña, destacadas por las zonas orientadas al norte y noroeste, es decir, las zonas más expuestas a los vientos fríos, pero a su vez protegidas por las murallas. Destacar sin embargo, que estos estudios aún no han finalizado, pues el proceso de excavación y prospección continúa, aun son muchas las zonas por excavar y prospectar, con lo cual nuestros análisis no son concluyentes para establecer un patrón de asentamiento claro.

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RECINTOS FORTIFICADOS DE LA EDAD DEL HIERRO EN VIZCAYA: PICO MORO Y EL CERCO DE BOLUNBURU. OBTENCIÓN DE MICROTOPOGRAFÍAS Y CREACIÓN DE MDT POR

JUAN JOSÉ CEPEDA OCAMPO* y JESÚS IGNACIO JIMÉNEZ CHAPARRO** RESUMEN El presente trabajo pretende mostrar los resultados de los trabajos realizados en dos recintos fortificados de la Edad del Hierro, situados en la comarca de las Encartaciones (Vizcaya). Se ha realizado así una campaña de prospección y topografía de los mismos, completada con la realización posterior de sondeos estratigráficos en su interior. Los trabajos han consistido en la prospección superficial de los recintos y su espacio circundante, el levantamiento topográfico y la generación de Modelos Digitales del Terreno. Esta labor persigue dos finalidades, por un lado el registro de los yacimientos arqueológicos de cara a su preservación y por otro lado la obtención de información espacial acerca de los mismos susceptible de ser analizada y que pueda servir de referencia de cara a intervenciones arqueológicas futuras. Con los datos obtenidos en el trabajo de campo y mediante el uso de los Sistemas de Información Geográfica, así como de aplicaciones orientadas a los trabajos topográficos, se ha elaborado un estudio del terreno de los recintos. Dicho estudio consiste principalmente en el análisis del microrrelieve de los asentamientos, sus condicionantes microtopográficos y la dispersión de los materiales hallados en superficie. Para la obtención de los Modelos Digitales del Terreno se han ensayado diversos métodos, tratando así de aplicar el más adecuado a los objetivos marcados. Finalmente se decidió crear una red irregular de triángulos (TIN) con los puntos capturados y con la ruptura de las líneas de talud generado. Este método permite crear modelos digitales muy cercanos a la realidad. De igual forma, se ha estudiado el terreno circundante, haciendo especial énfasis en el estudio de las pautas de control visual que desde estos yacimientos se puede ejercer sobre el entorno.

SUMMARY The aim of this paper is to show the results of work done on two Iron Age hillforts (Pico Moro and Bolunburu) placed in Las Encartaciones district, in Biscay. The region is located at the western end of the Basque Country. In these two Iron Age sites it has been conducted a surveying campaign, includ-

** Dpto. de Ciencias Históricas, Universidad de Cantabria, Edificio Interfacultativo, Avenida de Los Castros s/n. 39005 Santander, Cantabria. E-mail: [email protected] ** Arqueólogo. C/ Virgen del Camino, 2, 2.o D. 39006 Santander, Cantabria. E-mail: j.ignacio.jimenez.chapàrro@ gmail.com

ing surface prospection and the identification of significant structural remains such as walls, gates and post holes. This field work has provided a great amount of information relating not only the precise limits of the sites but also their chronological attribution. In this respect, it is especially relevant the recovery of 75 flour mill fragments from El Cerco de Bolunburu hillfort. A second step in the project consists in the generation of Digital Terrain Models from recorded field data. The work undertaken wants to achieve two purposes. First of them is the record of archaeological sites in order to make possible their preservation, and the other one consists in obtaining spatial information susceptible of ulterior archaeological analysis. The study just in course consists mainly in surface micro analysis of the sites, micro-topográphical conditions and dispersion of materials found on surface. We have used geographic information systems and applications to perform these analyses, generating Digital Terrain Models from field data taken on the sites. In order to obtain these models we have applied various methods, seeking the most appropriate way to represent the surface of the ground. Finally it was decided to create a network of irregular triangles (TIN) using the points captured and the breaking-slope lines generated. This method allows us to create digital terrain models as similar as possible to reality. Likewise, it has begun the study of the hillforts surrounding land, with particular emphasis on the identification of patterns of visual control exerted from them. PALABRAS CLAVE: recintos fortificados, Edad del Hierro, prospección, microtopografía, TIN. KEY-WORDS: fortified settelments, Iron Age, survey, microtopography, TIN.

1.

JUSTIFICACIÓN

Los recintos fortificados de la Edad del Hierro conforman un patrimonio arqueológico frágil y mal conocido dentro del panorama de los estudios sobre la protohistoria vizcaína. Basta dar un vistazo a la más reciente puesta al día sobre el hábitat de la Edad del Hierro en el País Vasco (Peñalver, 2001) para percatarse de la escasa cantidad y calidad de los datos actualmente disponibles. Este aspecto se hace especialmente evidente en la falta de una adecuada car-

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Fig. 1. Situación de los yacimientos arqueológicos en el entorno del valle del Cadagua (Vizcaya).

tografía que recoja informaciones fundamentales para el estudio de este período histórico, referidas a los enclaves habitados, su emplazamiento, extensión, articulación de los sistemas defensivos y superficies ocupadas. Destaca también la baja calidad de las planimetrías, en las que queda escasa constancia de las intervenciones arqueológicas practicadas hasta la fecha (fig. 1). Pico Moro (Galdames) y El Cerco de Bolunburu (Zalla) son dos de los yacimientos de este período peor conocidos en la bibliografía arqueológica. Es por ello que los autores, dentro de un proyecto más general de revisión de las evidencias disponibles sobre la Edad del Hierro en este territorio, han considerado oportuno iniciar con ellos la labor de campo. El trabajo realizado ha consistido en la prospección del área ocupada por los recintos, la localización de elementos estructurales significativos, así como la recogida de materiales muebles en superficie. A ello ha seguido la realización de un levantamiento topográfico del microrrelieve y su tratamiento informático posterior, de cara a la obtención de modelos digita-

les del terreno. En una segunda fase, actualmente en curso, se están realizando sondeos estrtatigráficos que permitirán evaluar con mayor detalle el potencial arqueológico de los yacimientos.

2.

EL CASTRO DE PICO MORO (UTM: 490610 X; 4790000 Y; 382 Z)

Recinto amurallado que cuenta con un perímetro de 700 m y una superficie en su interior de 3 Ha. Las defensas están formadas por un anillo de forma elíptica, cuyo grosor oscila entre 2,5 y 5 m, realizado bien con muros armados con mampostería de arenisca —en el lado sur del castro, el más vulnerable— bien con un simple talud de piedra desconcertada, en la mayor parte de su recorrido. El relleno está formado por tierra y abundante piedra desconcertada. Se trata de una muralla que en la mayor parte de su recorrido refuerza un talud artificial practicado previamente en las laderas que rodean la cima del castro, que llega a alzarse en algunos puntos hasta 4 m

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RECINTOS FORTIFICADOS DE LA EDAD DE HIERRO EN VIZCAYA

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Fig. 2. Pico Moro. Modelo digital del terreno con la localización de los sondeos excavados (2007).

sobre el nivel del terreno exterior. En el extremo SE de este recinto hay evidencias correspondientes a una puerta de acceso formada por el solapamiento parcial de los extremos del anillo defensivo (fig. 2). El castro de Pico Moro aparece identificado como tal ya en el siglo XIX (Delmas 1864), si bien nunca se habían recuperado evidencias muebles que certificasen su antigüedad. Los sondeos que se están llevando a cabo en la actualidad han proporcionado varios fragmentos cerámicos, así como un regatón de hierro que permiten situar la ocupación del lugar durante la segunda Edad del Hierro. Por su localización, el castro controla visualmente un amplio tramo de la principal vía de comunicación que, a través del alto de Las Muñecas, une la comarca de las Encartaciones vizcaínas con el litoral cantábrico. En época romana este camino formará parte de la vía Pisoraca - Flaviobriga, cuyo tramo final discurre al pie del castro, relativamente cercano, de la Peña de Sámano (Bohigas et al. 1999) (fig. 3).

3.

EL CASTRO DE EL CERCO DE BOLUMBURU (UTM: 487510 X; 4782731 Y; 320 Z).

Se trata de un recinto fortificado de dimensiones modestas, situado en la terraza meridional del espolón rocoso que da nombre al lugar. El perímetro de las defensas alcanza los 158 m mientras la superficie interior del castro no llega a superar los 3.600 metros cuadrados. El anillo defensivo está formado por una muralla de mampostería de arenisca que recorre todo el lado meridional del castro. Su anchura, según los datos obtenidos en el transcurso de los trabajos de prospección, debió de haber oscilado entre los tres y los cuatro metros. La traza de la muralla actualmente visible sobre el terreno permite comprobar que el recinto contó con un vano de acceso situado en su extremo oriental (fig. 4). El yacimiento ha proporcionado 75 fragmentos de molino circular dispersos en superficie, recuperados en distintas ocasiones. Una muestra de los mismos ha podido ser situada con precisión sobre la planta

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Fig. 3. Cuenca de dominio visual sobre la vega del Cadagua y el trazado local de la principal vía de comunicación terrestre que atravesaba las Encartaciones en época romana.

Fig. 4. El Cerco de Bolunburu. Modelo digital del terreno.

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Fig. 5. El Cerco de Bolunburu. Dispersión de los fragmentos de molino circular en superficie.

del recinto, lo que permite observar su concentración en las inmediaciones y exterior de la muralla. Se trata sin duda de piezas desplazadas en el transcurso del laboreo reciente del lugar (fig. 5). Los hallazgos en superficie, unidos a los resultados proporcionados por un sondeo llevado a cabo en el interior del castro (Yarritu; Candina, 2003) permiten asignar la ocupación a la segunda Edad del Hierro.

4.

CREACIÓN DE MODELO DIGITALES DE TERRENO (MDT). OBJETIVOS Y MÉTODO

De cara a mejorar el conocimiento que se tiene actualmente de estos dos recintos fortificados hemos realizado una primera labor de documentación topográfica de los mismos, al objeto de plasmar y analizar arqueológicamente su microrrelieve. En la fase inicial se ha procedido a la realización de microtopografías como método de registro de los yacimientos arqueológicos de cara a facilitar su preservación y gestión. Por otro lado se buscaba la obtención de

información espacial que pudiera servir de base para la realización de otras intervenciones arqueológicas, tales como los sondeos estratigráficos actualmente en curso y futuras excavaciones en área. Dicha información, unida a los resultados de las intervenciones arqueológicas, podrá ser objeto de análisis posterior con el fin de determinar la existencia de un modelo de implantación para este tipo de recintos. Igualmente útil es el estudio del entorno inmediato de los castros, orientado principalmente al análisis del control visual que desde los mismos se ejerce sobre el territorio circundante. Para la creación de los MDT que aquí se presentan se ha llevado a cabo una captación de puntos sobre el terreno mediante estación total topográfica. Previamente, se situaron bases topográficas en los yacimientos mediante GPS diferencial, con el fin de poder realizar la toma de datos desde las mismas. Para cada uno de los yacimientos se capturó una serie de puntos cuyo número oscila entre 1.000 y 1.500, dependiendo de las características orográficas y la extensión del terreno a estudiar. De esta forma, se tomaron 1.029 puntos en el castro de Bolunburu y un total de 1.533 puntos en el castro de Pico Moro. Ade-

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Fig. 6. Situación de los puntos tomados con estación total en el castro de El Cerco de Bolunburu.

más de la toma de puntos, se han generado líneas de ruptura de la pendiente, con el fin de que los modelos digitales se acerquen lo más posible a la realidad. A partir de los puntos obtenidos y las líneas de ruptura de la pendiente se ha generado una malla de triángulos irregulares (TIN)) para generar la superficie de los yacimientos. Este TIN ha sido interpolado para generar un MDE raster a partir del cual se pueden obtener las curvas de nivel de los yacimientos con la equidistancia deseada. Se han ensayado otros métodos para la obtención de los modelos Digitales de Terreno, consistentes en la interpolación directa de los puntos capturados mediante alguno de los algoritmos de interpolación que ofrece el software ArcGis de Esri. El resultado obtenido mediante estos métodos no se acerca tanto a la realidad como el TIN, sobre todo en lo que se refiere a la representación de las zonas en las que el terreno es más accidentado. Al no poder controlar la formación del modelo en estos lugares, los modelos generados mediante algoritmos de interpolación proporcionan superficies más suavizadas y menos coincidentes con la realidad a representar, mientras que mediante la

utilización de líneas de ruptura de la pendiente a la hora de generar un modelo TIN, se puede controlar la formación del MDT (fig. 6).

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CONCLUSIONES

SOME REFLECTIONS ON THE ROLE OF GIS IN LANDSCAPE ARCHAEOLOGY BY

MARTIJN VAN LEUSEN*

RESUMEN Esta breve contribución presenta algunas reflexiones sobre los artículos, posters y procedimientos del V Simposio Internacional de Arqueología de Mérida. Los avances técnicos y conceptuales en el uso de los SIG por los arqueólogos se discuten en relación a las metas y las necesidades de la arqueología del paisaje, según lo entiende el autor. Para permitir al lector alguna evaluación sobre el valor de éstas reflexiones, he añadido alguna experiencia personal. SUMMARY This brief contribution presents some reflexions on the papers, posters, and proceedings of the 5th International Merida conference on Archaeology. Technical and conceptual advances in the use of GIS by archaeologists are discussed in relation to the goals and needs of landscape archaeology, as understood by the author. To allow the reader some assessment of the value of these reflections, I have added some personal background. PALABRAS CLAVE: Arqueología del Paisaje, SIG. KEYWORDS: Landscape Archaeology, GIS.

The 5th international Merida archaeological conference on GIS and Landscape Archaeology, to which I was kindly invited by the organisers, has led me to reflect not just on the themes discussed in the various sessions, but also on my own professional history and developing interests. Before commenting on specific issues arising from the papers and discussions, I would like to present you with the latter, which I hope will provide the context in which the reader can judge the modest reflections that follow. 1.

PERSONAL BACKGROUND

I studied archaeology at the University of Amsterdam, coming into contact with GIS as one of the first ** Assistant Professor, Department of Classical and Mediterranean Archaeology. Rijksuniversiteit Groningen, Poststraat 6, 9712 ER Groningen (the Netherlands). P.M.van. [email protected]

archaeologists in Europe in the late 1980s, when there were still no digital data available. For my MA thesis on the settlement history of the ancient dune landscape of North Holland I digitised both the relevant archaeological site records kept by the Dutch central state registry (ROB) and the relevant environmental maps (soils, geology, elevations). At that time, just getting the data in and (in the form of plots) out of the GIS was a struggle, so there was no actual spatial analysis – just the digital representation and juxtaposition of cartographic information. In the early 1990s, still having to digitise all cartographic and archaeological information myself, I progressed to a study of GIS analytical approaches using the public domain raster GIS, GRASS. I succeeded in demonstrating that it was possible to conduct several types of spatial analysis popular in the 1970s and 1980s inside a GIS (Van Leusen 1993). Already at this time the limitations of the archaeological and cartographic records became obvious, but I did not yet fully realise that, when we study aspects of the archaeological landscape inside a GIS, we are in fact dealing with (a) digital representations of (b) the out-of-date analog (cartographic and alphanumeric) representations of (c) the archaeological and environmental record! Through the 1990s it was largely a story of further exploring the potential of GIS for spatial analysis at the regional scale (because of the scale of the available map data, no larger scales could be studied), while making good use of the GIS as a data management and visualisation system. During this period, digital data sets became increasingly available, and GIS moved from a dedicated workstation environment to the desktop, thus widening its availability to a much greater number of students and heritage managers. These developments, and especially the exploration and extension of the analytical limits of GIS, can be beautifully traced in the annual proceedings of the CAA conference (for a listing complete to 2007, see the CAA website at caa.leidenuniv.nl). By

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the mid-1990s I began taking part in landscape archaeological projects, first in England (the Wroxeter Hinterland Project, Van Leusen & Gaffney 1996) then in Italy (the RPC project, see Attema et al. 2002). My own work of this period was finally published in my PhD thesis (Van Leusen 2002). Starting in late 1997, I was put in a position at Groningen University in the Netherlands that allowed me to do something about the problem of poor archaeological data sets, by participating in field surveys and by developing a methodology aimed a producing a good (or at least better) archaeological record for the regions being studied. Exactly what I mean by ‘good’ will be explored below. Specifically, in the last ten years I have been concerned to find ways of mapping the archaeological surface record (as it happens, in central and southern Italy) in a less biased manner than before, as well as to discover how we should represent the landscape in a manner suitable for archaeological analysis, rather than accepting to work with existing cartographic representations made for other purposes entirely (topography, soils, geology, etc). Summing up this development in one sentence, I went from an exploration of the analytical potential of GIS to an exploration of the representation of the archaeological landscape inside a GIS. This work is still in progress, but I expect to publish it in the near future. Reports on individual campaigns and on aspects of methodology are already available (many from the ‘current research’ page of the Groningen Institute of Archaeology, www.rug.nl/let/onderzoek/ onderzoekinstituten/gia/CurrentResearch/italy). What perhaps appears to be missing here is an exploration of Theory, which I capitalise here to indicate not your common or garden middle-range theorising, but the kind that asks (and answers) What It All Means. I must confess here to an aversion to this kind of theory, which seems to require us to draw conclusions even in the absence of the requisite information. Before turning to the themes discussed in the Merida conference, perhaps I should add that in the period 2002-2005 I have conducted together with others a study of a subset of archaeological GIS applications, namely ‘predictive modelling’ (Van Leusen and Kamermans 2009), which have ramifications mainly for the practise of archaeological heritage management – a theme also covered by the conference.

5th international archaeological conference of Merida. From the very wide-ranging papers and discussions, here I want to pick up on just a few topics that struck me and on which I hope my reflections can be of use to others.

2.

2.3.

REFLECTIONS ON THE CONFERENCE

With the background and experiences described above, I attended a large part (sessions III – X) of the

2.1.

LANDSCAPE

RECONSTRUCTION, REPRESENTATION

AND CHARACTERIZATION

Despite the increasing availability of digital maps and remotely sensed data, representing those aspects and variables of the landscape deemed the most relevant and important remains a challenge, especially since the dimension of time is usually missing. A DEM, however good, represents the current or recent shape of the land surface rather than its shape in, say, the late Bronze Age; a soil map specifies soils that have developed over the last few thousand years, and are still developing.

2.2.

GIS

FOR VISUALISATION OR FOR MODELLING?

Up to 90% of the GIS work presented by archaeologists at conferences is not analytical at all. Its purpose is to illustrate, or visualise, some reconstructed aspect of the past. For example, a set of hillforts plus the presumed visibility or accessibility relations between them. In such cases, the GIS is used to present the data and some of its hypothetical characteristics in a visual form. Rarely if ever are such reconstructions analysed to see if they have any testable consequences, laying the field wide open to the old ‘pretty pictures’ criticism. What use is this kind of work? Will we learn anything from it? On the other hand, does it do us any harm? I think there is a danger that students and young researchers are not made sufficiently aware that such work may teach them the technical skills of applying GIS tools to landscape archaeological data sets, but it does not teach them to be critical about their data, their models and the thought processes behind them. At least in graduate work, the student should be ready to proceed from visualisations to true modelling, in which alternative and testable scenarios about the past are investigated.

TECHNICAL

ISSUES

Despite having been introduced to GIS-using archaeologists already some 10 years ago (Wood 1996),

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SOME REFLECTIONS ON THE ROLE OF GIS IN LANDSCAPE ARCHAEOLOGY

geomorphometric analysis has been slow to be applied in landscape archaeology. I am glad to see that morphometry, or the rule-based measurement of landforms, is now finally being used in archaeological GIS models (see papers by Llobera and Fonte et al. in session VI). More generally, I believe that a formal approach to landscape description is strongly to be preferred to the intuitive approaches still prevalent today (see also the paper by Blanco Gonzalez in session III). For example, it is clear that landscape archaeologists wish to subdivide the landscape in some meaningful manner as a preliminary to designing stratified sampling strategies (e.g., the paper by Uriarte Gonzalez), but what exactly is ‘meaningful’? I am currently working with a PhD student to devise a system that encapsulates our intuitions about the landscape in a formal approach based on geomorphology, geology, soil science and landscape perception (Van Leusen and Feiken 2007). In sessions VI and VII, the conference presented some interesting case studies for the application of viewshed (line-of-sight) analysis and friction (cost surface) analysis, but little progress seems to have been made in these areas in the last few years. For example, ‘least cost’ paths are still being calculated with an algorithm that is capable only of calculating the local (i.e., within a 3x3 cell filter) optimum path. Solutions for a globally optimal path (one that takes into account all of the terrain between start and end points), if they exist, have not found their way into archaeological GIS yet. In viewshed analysis, Mar Zamora (see paper elsewhere in this volume) has in the last few years been virtually alone in investigating the important parameter ‘vertical angle of view’; her work deserves more attention because it has the potential to connect landscape archaeology to landscape architecture studies (compare the use of ‘Higuchi distances’ by Wheatley and Gillings (2000)). In the discussion following these sessions Dr Murillo made some valid remarks about the apparent lack of an underlying theory to the application of viewshed and cost surface techniques; in this regard I found some solace in Ignacio Grau’s useful reflection on the complementarity of movement and communication: only if a job cannot be done by communication do we need to travel. I hope the possibility of combining the two techniques, as foreshadowed in the work of Gaffney et al. (1996), will be explored more fully in the future. Many of the statistical tools regularly employed by GIS archaeologists, and most prominently the Chisquared-test, assume independence of observations. However, as all students of landscape archaeology

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should by now be aware, this is rarely true in geography since «near things tend to be more similar». In session XI, Andrew Bevan presented a method for geographically weighted regression that in his view deals effectively with the problem of spatial correlation (Van Leusen et al. 2005: 67-68). Such techniques should become a standard part of our GIS toolbox. One of the least problematic applications of GIS in landscape archaeology is that of the planning and execution of field work aimed at prospecting for or mapping surface archaeological remains (session IV). These tasks have become much easier, and mapping has become much more accurate, with the pairing of GIS and GPS technologies since the turn of the millennium. Technological improvements in field equipment (more powerful, robust and user-friendly portable computers) and data technology (wireless networks, the addition of a differential correction signal to GPS measurements) have been taken up avidly by landscape archaeologists, and further progress is likely to come from the integration of other data-gathering and processing equipment in this system – for example, geophysical instruments could pass their data wirelessly to the field computer, where they will be georeferenced with high accuracy by another data stream coming from the DGPS. Even if all this does not amount to a qualitative improvement of archaeological mapping and prospection, it still leads to great gains in speed and ease.

2.4.

GIS

FOR RESEARCH OR FOR MANAGEMENT?

Session X of the conference broached the issue of the sometimes conflicting interests of those who study the archaeological record, and those who must manage it (see paper by Parcero Oubina). One of the biggest changes of the past 10-15 years has been the Malta-induced growth of professional archaeology: if we look at the number of jobs, academic archaeologists are now greatly outnumbered by those working in commercial or managerial positions. The GIS needs of the latter, both in managing information about the archaeological record and in (predictive) modelling to help decide on policies with regard to the archaeological heritage, present issues that require the active involvement of academic researchers as well. That this is not an easy task is shown by the recent Dutch work on predictive modelling for archaeological heritage management (Van Leusen and Kamermans 2005; Kamermans and Van Leusen 2009).

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Martijn van Leusen

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THE MÉRIDA SYMPOSIUM. SOME CONCLUDING COMMENTS BY

JOHN BINTLIFF*

For we visitors from other European countries and from America, the most obvious remark at the conclusion of this Conference is astonishment at how vigorous and exciting Iberian GIS in regional archaeology is today – especially by younger researchers. This has been underlined by the final afternoon’s review of work by urban archaeologists and other academic departments and institutes. This is clearly a very innovative period in Spanish and Portuguese archaeology. Thanks to the excellent translators we foreigners were able to appreciate all these new advances. Could I ask you all to plan to publish not only for Iberian scholars, but also produce parallel publications in English (for example in the excellent Journal of Iberian Archaeology), or maybe as bilingual texts. Some major international publishers such as British Archaeological Reports offer assistance with translation. It is is very critical in the future, that especially younger Iberian researchers in GIS Archaeology can participate in the international discourse regarding regional and urban projects employing GIS. I would now like to offer some comments on what seem to be major issues and debates raised by the papers we have listened to over the last few days, and in the discussion sessions.

IS GIS A TOOL FOR ALLOWING US TO DO TRADITIONAL FIELDWORK AND ANALYSIS FASTER AND MORE EFFICIENTLY? OR – DOES GIS CREATE NEW QUESTIONS AND NEW ANSWERS? This is the first point I wish to raise. To a large extent this Conference has focussed on the first use of GIS. But we should not underestimate how useful this is: let us take the case of a Site Catchment, or exploitation territory. GIS can replace a few ** Leiden University (the Netherlands). E-mail: j.l.bintliff @arch.leidenuniv.nl

transects walked out from the site for 1–2 hours with a complete cost-surface in all directions. This is impossible for a field team to achieve by practical walking. Likewise, the tremendous value of standard GIS in urban heritage management we have seen so clearly this evening. Yet GIS can also make new questions and answers possible. My impression from the presentations at this Conference is that this aspect is not fully developed yet in Spanish and Portuguese case-studies. For example – Viewsheds. A viewshed analysis from a particular site may suggest that a location was significant for visual control over satellite settlements, or towards sacred monuments, or agricultural land, etc., but this has to be validated by some independent testing.

THE IMPORTANCE OF VALIDATION, AND THE TESTABILITY OF GIS CORRELATIONS A hilltop might be selected for safety, for a cooler climate, for access to grazing land, or for its viewshed potential. But hilltops by definition have good views! Only by testing the viewsheds of a whole series of alternative, neutral places in the same landscape can we argue that the one hill with the site on it and which we are interested in, is exceptional in its viewshed. This immensely strengthens the case that visual properties were a major (but not necessarily the only) factor in the choice of this location. Surely all GIS applications do indeed open up fascinating possibilities, but equally all need a form of validation, of testability. GIS allows endless calculations and new map representations – the problem lies in being able to argue whether these correlations were meaningful and known to past societies. We saw a good example of such a validation process with Leonardo Sanjuan’s paper on the giant Copper Age chamber tomb at Antequera. The orientation of this, and a small number of other exceptional megalithic

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John Bintliff

monuments was shown to be statistically very unusual. The special placing of the chamber’s alignment could with the help of GIS be related directly to a striking small rocky mountain in the middle distance – and there the discovery of rock art implied that that hill was a focus for a sacred landscape. Interestingly, whilst the human sight-line showed a slightly inaccurate view to the sacred mountain down the chamber, the direct sight-line was accurate for the pillars in the centre of the chamber. The GIS proof of an accurate orientation of the tomb but not from a living viewer might suggest that the alignment is a conceptual link between the dead and the sacred mountain.

HOW IMPORTANT IN ARCHAEOLOGICAL GIS IS CONSIDERATION OF THE QUANTITY AND QUALITY OFTHE DATABASE WE USE? My next point relates to the quantity and quality of the data we use in GIS. We have seen varying degrees of data resolution – at one extreme a study of Iberian Culture ceramic production where every piece of production debris was individually plotted with GPS and a Total Station. In between we have intensive survey maps, often ‘windows’ of the landscape rather than total landscape coverage. Then at the other extreme, large regions were presented using the Sites and Monuments Records from extensive survey by public regional archaeological authorities. If we wish to use these different types of spatial data, especially to compare and contrast maps from different projects, or even to analyse just one set of local GIS maps, we must have a careful ‘Quellenkritik’ or Source Criticism.

THE CENTRAL ROLE OF SOURCE CRITICISM (QUELLENKRITIK) Each different degree of spatial resolution has its own constraints and possibilities. Some data allow us to discuss the presence of a culture in an area, others with greater resolution let us try to make population estimates, yet others, like the Antequera Project I mentioned earlier, even let us investigate microlandscape interactions between functional and sacred landscapes in specific periods. It is also true, and easier to forget in GIS, that the geographical data we use in Archaeological GIS, have levels of resolution requiring caution. Our geology maps, soil maps, our contour maps, are simplifications of reality, usually created by taking aerial pho-

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tographs, checking some places in the field, and interpolating between the photos and the sample studypoints. My own experience with site locations is that often small local differences in the landscape around a site can be critical to understand locational decisions in the past – these small deviations of soil, or water supply, or geological formation, are frequently missing from the maps we have available from public sources. As a warning about the essential need for Source Criticism of our data and its limitations and strengths, I can report that in a conference I attended earlier this year, Rob Witcher, a leading survey fieldworker in Italy, suggested that intensive surveys there in the last twenty years (one of the most advanced countries for regional projects), have only recovered in his estimation some 10% of the historic sites which once covered the landscapes which have been surveyed so carefully. In Greece I have previously suggested that site recovery is perhaps 50%.

FOCUSSING ON SOME ‘BIG ISSUES’: THE EXAMPLE OF THE KÖLN RESEARCH PROJECT My next point is that of focussing on some ‘Big Issues’. Our German colleagues from Köln have shown us in their three papers how to amalgamate many local, GIS-based regional settlement studies, in order to ask central ‘historical’ questions regarding the very long-term development of land-use, human impact, population density and dispersion, structures of power, economic change, etc. Such a project will be very fruitful in Spain and Portugal.

IBERIA – SPAIN AND PORTUGAL AS AN IDEAL MACRO-ENVIRONMENT FOR COMPARATIVE LONG-TERM ANALYSIS OF VARIED BUT ADJACENT REGIONS OF HUMAN SOCIETAL DEVELOPMENT In Iberia there is such variation between geographical provinces, and also where – as this Conference has shown so well – we have now a very large collection of regional surveys, completed and in progress, that ppans could now be made to emulate the example set by the Köln project. But, once again, we should note well that our German colleagues have used a very explicit and careful Source Criticism of each project incorporated into their wider programme, before using regional data for macro-regional reconstructions. The helpful discussion this morning about

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THE MÉRIDA SYMPOSIUM. SOME CONCLUDING COMMENTS

public access to integrated metadata is also very relevant here.

THE IMPORTANCE OF HISTORICAL CONTEXT IN REGIONAL ANALYSIS USING GIS This brings me to a point made early on by Professor Burillo, the historical context. The Köln team relate the major shifts in Western and Central European population levels and land-use intensity, to improvements in technology, crop and livestock practices, innovations in commerce and political organisation. A series of transformations radically alter the way landscapes are exploited and perceived in the longterm, not adequately-considered if we ‘collapse time’ by taking modern land classifications or ‘traditional lifestyles’ A GIS analysis which simply takes modern land potential, or ‘traditional’ land-use ‘collapses time’, and can remove the possibility of measuring how longterm landscape evolution gives the evidence for a se-

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ries of major transformations in the settled and exploited countryside and in human perceptions of it. Congratulations to Iberian GIS archaeologists, and many thanks to the Symposium organisors: Victorino, his colleagues and the student team! Finally, can I on behalf of all the foreign contributors thank Victorino Mayoral Herrera, his colleagues and students, for the perfect organisation of this Symposium, and for the hospitality and friendliness of the local organising team. Can we thank all the Spanish and Portuguese colleagues here also, for the many days of stimulating papers and discusion – not just in the lecture-hall, but continued in the restaurants and bars (as always!). We would like to stay in contact with you as your important researches develop further. One forum for example which you might consider attending is the North-West European Mediterranean Survey Network which meets in the Netherlands or Belgium twice a year to discuss methodology, and of which I am overall convenor. Thank You!

ARCHIVO ESPAÑOL DE ARQUEOLOGÍA (AEspA) NORMAS PARA LA PRESENTACIÓN DE MANUSCRITOS

Normas de redacción Dirección.— Redacción de la Revista: calle Albasanz 26-28, E-28037 Madrid; Teléfono: +34 91 6022300; Fax: +34 913045710; correo electrónico: [email protected] Contenido.— Archivo Español de Arqueología es una revista científica de periodicidad anual que publica trabajos de Arqueología, con atención a sus fuentes materiales, literarias, epigráficas o numismáticas. Tiene como campo de interés las culturas del ámbito mediterráneo y europeo desde la Protohistoria a la Alta Edad Media, flexiblemente abierto a realidades culturales próximas y tiempos fronterizos. Se divide en dos secciones: Artículos, dentro de los que tendrán cabida tanto reflexiones de carácter general sobre temas concretos como contribuciones más breves sobre novedades en la investigación arqueológica; y Recensiones. Además, edita la serie Anejos de Archivo Español de Arqueología, que publica de forma monográfica libros concernientes a las materias mencionadas. Los trabajos serán originales e inéditos y no estarán aprobados para su edición en otra publicación o revista. Formulario de autoría.— Al enviar el artículo, los autores deben incluir una declaración específica de que el artículo no se ha sometido a presentación para su evaluación y publicación en otras revistas simultáneamente o con anterioridad. En el momento en que el artículo sea aceptado, al enviar el texto y figuras definitivas, deberán rellenar un formulario específico donde constarán las condiciones de copyright de las publicaciones del CSIC. Normas editoriales 1.

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El texto estará precedido de una hoja con el título del trabajo y los datos del autor o autores (nombre y apellidos, institución, dirección postal, teléfono, correo electrónico, situación académica) y fecha de entrega. Cada original deberá venir acompañado por la traducción del Titulo al inglés, acompañado de un Resumen y Palabras Claves en español, con los respectivos Summary y Key Words en inglés. De no estar escrito el texto en español, los breves resúmenes y palabras clave vendrán traducidos al español e inglés. Las palabras clave no deben incluir los términos empleados en el título, pues ambos se publican siempre conjuntamente. Se entregará una copia impresa y completa, incluyendo toda la parte gráfica. Se adjuntará asimismo una versión en soporte informático, preferentemente en MS Word para Windows o Mac y en PDF, con imágenes incluidas. El texto no deberá exceder las 11000 palabras. Sólo en casos excepcionales se admitirán textos más extensos. Los márgenes del trabajo serán los habituales (superior e inferior de 2 cm; izquierdo y derecho de 2, 5 cm). El tipo de letra empleado será Times New Roman de 12 puntos a un espacio, con la caja de texto justificada. Aparecerá la paginación correlativa en el ángulo inferior derecho. Se empleará a comienzo de párrafo el sangrado estándar (1, 25). Salvo la separación lógica entre diferentes apartados, no se dejarán líneas en blanco entre párrafos. En ningún caso se utilizarán negritas. Se cuidará la exacta ordenación jerárquica de los distintos epígrafes, numerándolos indistintamente mediante guarismos romanos y árabes, e incluso sin numeración. Cuando se empleen citas textuales en el texto o en notas a pie de página se entrecomillarán, evitando la letra cursiva. Dicha letra se acepta para topónimos o nombres en latín. En estos casos, se preferirán las grafías con «v» en lugar de «u», tanto para mayúsculas como para minúsculas (conventus mejor que conuentus). Por lo que se refiere al sistema de cita, deberá emplearse el sistema «americano» de citas en el texto, con nombre de autor en minúscula y no se pondrá coma entre autor y año (apellido o apellidos del autor año: páginas). Si los autores son dos se incluirá la conjunción «y» entre ambos. Si los autores fueran más de dos se indicará el apellido del primero seguido por la locución et alii. Se incluirá una bibliografía completa al final del trabajo. En la bibliografía final, los títulos de monografías irán en cursiva, mientras que en los artículos el título se colocará entrecomillado. Los nombres de los autores, ordenados alfabéticamente por apellidos, en la bibliografía final irán en letra redonda, seguidos por el año de publicación entre paréntesis y dos puntos. Si los autores son dos, irán unidos por la conjunción «y». Si son varios los autores, sus nombres vendrán separados por comas, introduciendo la conjunción «y» entre los dos últimos. En el caso de que un mismo autor tenga varias obras, la ordenación se hará por la fecha de publicación, de la más antigua a la más reciente. Si en el mismo año coinciden dos o más obras de un mismo autor o autores, serán distinguidas con letras minúsculas (a, b, c...). En el caso de las monografías se indicará el lugar de edición tal y como aparece citado en la edición original (p. e. London, en lugar de Londres), separado del título de la obra por una coma. En el caso de artículos o contribuciones a obras conjuntas, se indicarán al final las páginas correspondientes, también separadas por comas. Los nombres de revistas se incluirán sin abreviar. Las referencia a las consultas realizadas en línea (Internet), deberán indicar la dirección Web y entre paréntesis la fecha en la que se ha realizado la consulta. Las notas a pie de página, siempre en letra Times New Roman de 10 puntos, se emplearán únicamente para aclaraciones o referencias generales. Ejemplos de citas en la bibliografía final: Monografías: Arce, J. 1982: El último siglo de la España romana: 284 409, Madrid. Artículos en revistas: García y Bellido, A. 1976: «El ejército romano en Hispania», Archivo Español de Arqueología 49, 59-101.

Contribuciones a congresos y obras conjuntas: Noguera Celdrán, J. M. 2000: «Una aproximación a los programas decorativos de las villae béticas. El conjunto escultórico de El Ruedo (Almedinilla, Córdoba)», P. León y T. Nogales (coords.), Actas III Reunión sobre Escultura Romana en Hispania, Madrid, 111-147 Trabajos dentro de una serie monográfica: Alföldy, G. 1973: Flamines Provinciae Hispaniae Citerioris, Anejos Archivo Español de Arqueología VI, Madrid. 7.

Toda la documentación gráfica se considerará como Figura (ya sea fotografía, mapa, plano, tabla o cuadro), ordenándola correlativamente. Se debe indicar en el texto el lugar ideal donde se desea que se incluya, con la referencia (Fig. 1), y así sucesivamente. Asimismo debe incluirse un listado de figuras con los pies correspondientes a cada una al final del artículo. El formato de caja de la Revista es de 15 x 21 cm; el de la columna, de 7,1x21 cm. La documentación gráfica debe ser de calidad, de modo que su reducción no impida identificar correctamente las leyendas o desdibuje los contornos de la figura. Los dibujos no vendrán enmarcados para poder ganar espacio al ampliarlos. Toda la documentación gráfica se publica en blanco y negro; sin embargo, si se enviara a color, puede salir así en la versión digital. Los dibujos, planos y cualquier tipo de registro (como las monedas o recipientes cerámicos) irán acompañados de escala gráfica, y las fotografías potestativamente. Todo ello debe de prepararse para su publicación ajustada a la caja y de modo que se reduzcan a una escala entera (1/2, 1/3… 1/2000, 1/20.000, etc.). En cualquier caso, se puede sugerir el tamaño de publicación de cada figura (a caja, a columna, a 10 cm de anchura, etc.). Las Figuras se deben enviar en soporte digital, preferentemente en fichero de imagen TIFF o JPEG con al menos 300 DPI y con resolución para un tamaño de 16x10 cm. No se aceptan dibujos en formato DWG o similar y se debe procurar no enviarlos en CAD a no ser que presenten formatos adecuados para su publicación en imprenta.

Aceptación.— Todos los textos son seleccionados por el Consejo de Redacción según su interés científico y su adaptación a las normas de edición, por riguroso orden de llegada a la Redacción de la Revista, y posteriormente informados por el sistema de doble ciego, según las normas de publicación del CSIC, por al menos dos evaluadores externos al CSIC y a la institución o entidad a la que pertenezca el autor y, tras ello, aceptados definitivamente por el Consejo de Redacción. Correcciones y texto definitivo 1. 2.

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Una vez aceptado, el Consejo de Redacción podrá sugerir correcciones del original previo (incluso su reducción significativa) y de la parte gráfica, de acuerdo con las normas de edición y las correspondientes evaluaciones. El Consejo de Redacción se compromete a comunicar la aceptación o no del original en un plazo máximo de seis meses. El texto definitivo se deberá entregar cuidadosamente corregido y homologado con las normas de edición de Archivo Español de Arqueología para evitar cambios en las primeras pruebas. El texto, incluyendo resúmenes, palabras clave, bibliografía y pies de figuras, se entregará en CD, así como la parte gráfica digitalizada, acompañado de una copia impresa que incluya las figuras sugiriendo el tamaño al que deben reproducirse las mismas. El texto definitivo se podrá enviar también por correo electrónico Los autores podrán corregir primeras pruebas, aunque no se admitirá ningún cambio sustancial en el texto.

DOI El DOI (Digital Object Identifier) es una secuencia alfanumérica estandarizada que se utiliza para identificar un documento de forma unívoca con el objeto de identificar su localización en Internet. La revista Archivo Español de Arqueología asignará a todos sus artículos un DOI que posibilitará la correcta localización del mismo, así como la indización en las bases de datos de CrossRef. de todas las referencias bibliográficas comprendidas en el volumen de Archivo Español de Arqueología. Varia 1. 2. 3. 4.

Entrega de volúmenes: los evaluadores recibirán gratuitamente un ejemplar del volumen en el que hayan intervenido; los autores, el volumen correspondiente y el PDF de su artículo. Devolución de originales: los originales no se devolverán salvo expresa petición del autor. Derechos: la publicación de artículos en las revistas del CSIC no da derecho a remuneración alguna; los derechos de edición son del CSIC. El autor se hará responsable de los derechos de propiedad intelectual del texto y de las figuras. Los originales de la revista Archivo Español de Arqueología, publicados en papel y en versión electrónica, son propiedad del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, siendo necesario citar la procedencia en cualquier reproducción parcial o total. Es necesario su permiso para efectuar cualquier reproducción.

ANEJOS DE «ARCHIVO ESPAÑOL DE ARQUEOLOGÍA» ISSN 09561-3663 I II III IV V VI VII VIII IX X XI XII XIII XIV XV XVI XVII XVIII XIX XX XXI XXII XXIII XXIV XXV XXVI XXVII XXVIII XXIX XXX XXXI XXXII XXXIII

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ANEJOS DE «ARCHIVO ESPAÑOL DE ARQUEOLOGÍA» (Continuación) M. BENDALA, C. FERNÁNDEZ OCHOA, R. DURÁN CABELLO Y Á. MORILLO (EDS.): La arqueología clásica peninsular ante el tercer milenio. En el centenario de A. García y Bellido (1903-1972). Instituto de Historia. Madrid, 2005. 217 págs. + figs. En texto. ISBN 84-00-08386-5. XXXV S. CELESTINO PÉREZ Y J. JIMÉNEZ ÁVILA (edits.): El Periodo Orientalizante. Actas del III Simposio Internacional de Mérida: Protohistoria del Mediterráneo Occidental. Mérida 2005, dos volúmenes, 1440 págs. + figs., láms., gráficos y mapas en texto. ISBN 84-00-08345-8. XXXVI M.ª RUIZ DEL ÁRBOL MORO: La Arqueología de los espacios cultivados. Terrazas y explotación agraria romana en un área de montaña: la Sierra de Francia. Instituto de Historia. Madrid, 2005. 123 págs. + 30 figs. en texto. ISBN 84-00-08413-6. XXXVII V. GARCÍA-ENTERO: Los balnea domésticos -ámbito rural y urbano- en la Hispania romana. Instituto de Historia. Madrid, 2005. 931 págs. + 236 figs. en texto. ISBN 84-00-08431-4. XXXVIII T. TORTOSA ROCAMORA: Los estilos y grupos pictóricos de la cerámica ibérica figurada de la Contestania. Instituto de Arqueología de Mérida. Mérida. 2006. 280 págs. ISBN 84-00-08435-1. XXXIX A. CHAVARRÍA, J. ARCE Y G. P. BROGIOLO (eds.): Villas Tardoantiguas en el Mediterráneo Occidental. Instituto de Historia. Madrid. 2006. 273 págs. + figs. en texto. ISBN 84-00-08466-7. XL M.ª ÁNGELES UTRERO AGUDO: Iglesias tardoantiguas y altomedievales en la Península Ibérica. Análisis arqueológico y sistemas de abovedamiento. Instituto de Historia. Madrid 2006. 646 págs. + figs. en texto + 290 láms. ISBN 97884-00-8510-0. XLI L. CABALLERO y P. MATEOS (eds.): Escultura decorativa tardo romana y alto medieval en la Península Ibérica. Actas de la Reunión Científica «Visigodos y Omeyas» III, 2004. Instituto de Arqueología de Mérida. Mérida 2007. 422 págs. + figs. en texto. ISBN 978-84-00-08543-8. XLII P. 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JIMÉNEZ (eds.): Del imperivm de Pompeyo a la auctoritas de Augusto. Homenaje A Michael Grant. Instituto de Historia. Madrid. 2008. 318 págs. + figs. en texto. ISBN 978-84-0008740-1 XLVIII Espacios, usos y formas de la epigrafía hispana en épocas antigua y tardoantigua. Homenaje al doctor Armin U. Stylow. Instituto de Arqueología de Mérida. Mérida. 2009. 408 págs. + figs. en texto. ISBN 978-84-00-08798-2 XLIX L. ARIAS PÁRAMO: Geometría y proporción en la Arquitectura Prerrománica Asturiana. Instituto de Historia. Madrid. 2008. 400 págs. + 234 figs. + 57 fotos + 26 cuadros. ISBN 978-84-00-08728-9 L S. CAMPOREALE, H. DESSALES y A. PIZZO (eds.): Arqueología de la construcción I. Los procesos constructivos en el mundo romano: Italia y provincias occidentales. Instituto de Arqueología de Mérida. Mérida. 2008. 360 págs. + figs. en texto. ISBN 978-84-00-08789-0 LI L. CABALLERO, P. MATEOS y M.A. UTRERO (eds.): El siglo VII frente al siglo VII. Arquitectura. Instituto de Arqueología de Mérida - Instituto de Historia. Madrid. 2009. 348 págs. + figs. en texto. ISBN 978-84-00-08805-7 LII A. GORGUES: Économie et société dans le nord-est du domaine ibérique (IIIe – Ier s. av. J.-C.). Instituto de Historia. Madrid. 2010. 504 págs. + 143 figs. en texto. ISBN 978-84-00-08936-8 LIII R. AYERBE, T. BARRIENTOS y F. P ALMA (eds.): El foro de Avgvsta Emerita. Génesis y evolución de sus recintos monumentales VII. Instituto de Arqueología de Mérida. Mérida. 2009. 868 págs. + figs. en texto. ISBN 978-84-0008934-4 LIV L. CABALLERO: Las iglesias asturianas de Pravia y Tuñón. Arqueología de la arquitectura. Instituto de Historia. Madrid. 2010. 232 págs. + figs. en texto. ISBN 978-84-00-09128-6 LV T. TORTOSA ROCAMORA, S. CELESTINO PÉREZ (eds.) y R. CAZORLA MARTÍN (coord.): Debate en torno a la religiosidad protohistórica. Instituto de Arqueología de Mérida. Mérida. 2010. 309 págs. + figs. en texto. ISBN 978-84-0009177-4 LVI A. PIZZO: Las técnicas constructivas de la arquitectura pública de Augusta Emerita. Instituto de Arqueología de Mérida. Mérida. 2010. 614 págs. + figs. en texto. ISBN 978-84-00-09181-1 LVII A. PIZZO, S. CAMPOREALE, H. DESSALES (eds.): Arqueología de la construcción II. Los procesos constructivos en el mundo romano: Italia y provincias orientales. Instituto de Arqueología de Mérida. Mérida, 2010. 646 págs. + figs. en texto. ISBN 978-84-00-09279-5 LVIII M. P. GARCÍA -BELLIDO, L. CALLEGARIN , A. JIMÉNEZ DÍEZ (eds.): Barter, money and coinage in the Ancient Mediterranean (10th-1st centuries BC). Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Instituto de Historia. Madrid. 2011. 396 págs. + figs. en texto. ISBN 978-84-00-09326-6 LIX V. MAYORAL HERRERA, S. CELESTINO PÉREZ (eds.), Tecnologías de información geográfica y análisis arqueológico del territorio. Actas del V Simposio Internacional de Arqueología de Mérida. Instituto de Arqueología – Mérida. CSIC. Junta de Extremadura. Consorcio de Mérida. Mérida 2011. 836 págs. + figs. en texto (ed. electrónica). ISBN 978-84-00-09407-2 LX J.A. REMOLÀ VALLVERDÚ, J. ACERO P ÉREZ (eds.), La gestión de los residuos urbanos en Hispania. Xavier Dupré Raventós (1956-2006). In memoriam. Instituto de Arqueología – Mérida. CSIC. Junta de Extremadura. Consorcio de Mérida. Mérida 2011. 418 págs. + figs. en texto. ISBN 978-84-00-09345-7 XXXIV

HISPANIA ANTIQVA EPIGRAPHICA (HispAntEpigr.) Fascículos 1-3 (1950-1952), 4-5 (1953-1954), 6-7 (1955-1956), 8-11 (1957-1960) y 12-16 (1961-1965).

ITALICA Cuadernos de Trabajos de la Escuela Española de Historia y Arqueología de Roma (18 vols.). Monografías de la Escuela (22 vols.).

CORPVS VASORVM HISPANORVM J. CABRÉ AGUILÓ: Cerámica de Azaila. Madrid, 1944.—Instituto Español de Arqueología del C.S.I.C. XI + 101 págs. con 83 figs. + 63 láms., 32 × 26 cm. (agotado). I. BALLESTER, D. FLETCHER, E. PLA, F. JORDÁ y J. ALCACER. Prólogo de L. PERICOT: Cerámica del Cerro de San Miguel, Liria. Madrid, 1954.—Instituto Español de Arqueología del C.S.I.C. y Dipu-tación Provincial de Valencia.—XXXV + 148 págs., 704 figs., LXXV láms., 32 × 26 cm.—ISBN 84-00-01394-8 (agotado).

ANEJOS DE GLADIUS CSIC y Ediciones Polifemo M.ª Paz García-Bellido: Las legiones hispánicas en Germania. Moneda y ejército. Instituto de Historia. 2004. 354 págs. + 120 figs. ISBN 84-00-08230-3. M.ª Paz García-Bellido (coord.): Los campamentos romanos en Hispania (27 a.C.-192d.C.). El abastecimiento de moneda. Instituto Histórico Hoffmeyer. Instituto de Historia. Ediciones Polifemo. 2006. 2 vols. + CD Rom. ISBN (10) 84-00-08440-3; (13) 978-84-00-08440-0.

TABVLA IMPERII ROMANI (TIR) Unión Académica Internacional Editada por el C.S.I.C., Instituto Geográfico Nacional y Ministerio de Cultura Hoja K-29: Porto. CONIMBRIGA, BRACCARA, LVCVS, ASTVRICA, edits. A. BALIL ILLANA, G. PEREIRA MENAUT y F. J. SÁNCHEZPALENCIA. Madrid, 1991. ISBN 84-7819-034-1. Hoja K-30: Madrid. CAESARAVGVSTA, CLVNIA, edits. G. FATÁS CABEZA, L. CABALLERO ZOREDA, C. GARCÍA MERINO y A. CEPAS. Madrid, 1993. ISBN 84-7819-047-3. Hoja J-29: Lisboa. EMERITA, SCALLABIS, PAX IVLIA, GADES, edits. J. DE ALARCÃO, J. M. ÁLVAREZ, A. CEPAS, R. CORZO. Madrid, 1995. ISBN 84-7819-065-1. Hoja K-J31: Pyrénées Orientales-Baleares. TARRACO, BALEARES, edits. A. CEPAS PALANCA, J. GUITART I DURÁN. G. FATÁS CABEZA. Madrid, 1997. ISBN 84-7819-080-5. Fall K-J31: Pyrénées Orientales-Baleares (edición en catalán). ISBN 89-7819-081-3.

VARIA A. GARCÍA Y BELLIDO: Esculturas romanas de España y Portugal. Madrid, 1949, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2 volúmenes de 28 × 20 cm.: I, Texto, XXVII + 494 págs.—II, Láminas, 352 láms. (agotado).

C. PEMÁN: El pasaje tartéssico de Avieno. Madrid, 1941, 115 págs., 26 × 18 cm. (agotado).

A. SCHULTEN: Geografía y Etnografía de la Península Ibérica. Vol. I. Madrid, 1959. Instituto Español de Arqueología (C.S.I.C.), 412 págs., 22 × 16 cm.—Contenido: Las fuentes antiguas. Bibliografía moderna y mapas. Orografía de la meseta y tierras bajas. Las costas (agotado). Vol. II. Madrid, 1963, 546 págs., 22 × 16 cm.—Contenido: Hidrografía. Mares limítrofes. El estrecho de Gibraltar. El clima. Minerología. Metales. Plantas. Animales (agotado).

M. PONSICH: Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir (II) (Publications de la Casa de Velázquez, série «Archéologie»: fasc. III).—Publié avec le concours de l’Instituto Español de Arqueología (C.S.I.C.) et du Conseil Oléicole International.— París, 1979 (27,5 × 21,5 cm.), 247 págs. con 85 figs. + LXXXI láms.—ISBN 84-600-1300-6.

HOMENAJE A A. GARCÍA Y BELLIDO Vol. I Madrid, 1976. Revista de Vol. II Madrid, 1976. Revista de Vol. III Madrid, 1977. Revista de Vol. IV Madrid, 1979. Revista de

la la la la

Universidad Universidad Universidad Universidad

Complutense Complutense Complutense Complutense

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Madrid, Madrid, Madrid, Madrid,

XXV, 101. XXV, 104. XXVI, 109. XXVIII, 118.

VV.AA.: Producción y Comercio del Aceite en la Antigüedad. Primer Congreso Internacional.—Universidad Complutense.— Madrid, 1980 (24 × 17 cm.), 322 págs.—ISBN 84-7491-025-0. VV.AA.: La Religión Romana en Hispania. Simposio organizado por el Instituto de Arqueología «Rodrigo Caro» del C.S.I.C. (17-19 diciembre 1979).—Subdirección General de Arqueología del Ministerio de Cultura.—Madrid, 1981 (28,5 × 21 cm.), 446 págs.—ISBN 84-7483-238-1. VV.AA.: Homenaje a Sáenz de Buruaga.—Diputación Provincial de Badajoz: Institución Cultural «Pedro de Valencia».—Madrid, 1982 (28 × 19,5 cm.), 438 págs.—ISBN 84-500-7836-9. VV.AA.: Producción y Comercio del Aceite en la Antigüedad. Segundo Congreso Internacional.—Universidad Complutense.— Madrid, 1983 (24 × 17 cm.), 616 págs.—ISBN 84-7491-107-9. VV.AA.: Actas del Congreso Internacional de Historiografía de la Arqueología y de la Historia Antigua en España (siglos XVIII -XX ), 13-16 de diciembre de 1988, C.S.I.C., Ministerio de Cultura, 1991.—ISBN 84-7483-758-8. VV.AA.: Ciudad y comunidad cívica en Hispania (siglos II y III d.C.). Cité et communauté civique en Hispania. Actes du Colloque organisé par la Casa de Velázquez et par le Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 25-27 janvier 1990. Collection de la Casa de Velázquez, 38. Serie Rencontres. Madrid, 1992, 220 pp.—ISBN 84-86839-46-7.

BIBLIOTHECA ARCHAEOLOGICA ISSN 0519-9603 I II III IV V VI VII

A. BLANCO FREIJEIRO: Arte griego. Madrid, 1982, 396 págs., 238 figs., 19 × 13 cm. (8.a edición, corregida y aumentada).— ISBN 84-00-04227-1. Cf. en Textos Universitarios. A. GARCÍA Y BELLIDO: Colonia Aelia Augusta Italica. Madrid, 1960, 168 págs., 64 figuras en el texto y 48 láms., y un plano, 19 × 13 cm.—ISBN 84-00-01393-X (agotado). A. BALIL: Pintura helenística y romana. Madrid, 1962, 334 págs:, 104 figs. y 2 lám. 19 × 13 cm.—ISBN 84-00-005732 (agotado). A. BALIL: Colonia Julia Augusta Paterna Faventia Barcino. Madrid, 1964, 180 págs., 69 figs. y un plano, 19 × 13 cm.—ISBN 84-00-01454-5. 2.a ed. 84-00-01431-6 (agotado). A. GARCÍA Y BELLIDO: Urbanística de las grandes ciudades del mundo antiguo. Madrid, 1985, XXVIII + 384 págs., 194 figs. en el texto, XXII láms. y 2 cartas, 19 × 13 cm. (2.a ed. acrecida, agotada).—ISBN 84-00-05908-5. A. M. DE GUADÁN: Numismática ibérica e iberorromana. Madrid, 1969, XX + 288 págs., 24 figs. y varios mapas en el texto y 56 láms., 19 × 13 cm.—ISBN 84-00-01981-4 (agotado). M. VIGIL: El vidrio en el mundo antiguo. Madrid, 1969, XII + 182 págs., 160 figs., 19 × 13 cm.—ISBN 84-00-019822. 2.a ed. 84-00-01432-4 (agotado).

TEXTOS UNIVERSITARIOS 1.

A. GARCÍA Y BELLIDO: Arte romano.—C.S.I.C. (8.a ed.).—Madrid, 1990 (28 × 20 cm.), XX + 836 págs. con 1.409 figs.— ISBN 84-00-070777-1. A. BLANCO FREIJEIRO: Arte griego.—C.S.I.C. (8.a ed.).—Madrid, 1990 (21 × 15 cm.), IX + 396 págs. con 238 figs.— ISBN 84-00-07055-0. M.P. GARCÍA-BELLIDO y C. BLÁZQUEZ: Diccionario de cecas y pueblos hispánicos. Vol. I: Introducción. Madrid, 2001, 234 pp. y figs. ISBN: 84-00-08016-5. M.P. GARCÍA-BELLIDO y C. BLÁZQUEZ: Diccionario de cecas y pueblos hispánicos. Vol. II: Catálogo de cecas y pueblos. Madrid, 2001, 404 pp. y figs. ISBN: 84-00-08017-3. A. GARCÍA Y BELLIDO: Urbanística de las grandes ciudades del mundo antiguo, est. prelim. de Manuel Bendala Galán, Madrid, 2009 (3.a ed., renovada), 412 págs. y figs., 25 x 18 cm. ISBN: 978-84-00-08878-1.

2. 35. 36. 45.

CORPVS DE MOSAICOS DE ESPAÑA I II III IV V

VI VII

VIII

IX

X

XI XII

A. BLANCO FREIJEIRO: Mosaicos romanos de Mérida.—Instituto Español de Arqueología del C.S.I.C.—Madrid, 1978 (28 × 21 cm.), 66 págs. con 12 figs. + 108 láms.—ISBN 84-00-04303-0 (agotado). A. BLANCO FREIJEIRO: Mosaicos romanos de Itálica (I).—Instituto Español de Arqueología del C.S.I.C.—Madrid, 1978 (28 × 21 cm.), 66 págs. con 11 figs. + 77 láms.—ISBN 84-00-04361-8. J. M. BLÁZQUEZ M ARTÍNEZ: Mosaicos romanos de Córdoba, Jaén y Málaga.—Instituto Español de Arqueología del C.S.I.C.—Madrid, 1981 (28 × 21 cm.), 236 págs. con 32 figs. + 95 láms.—ISBN 84-00-04937-3. J. M. BLÁZQUEZ MARTÍNEZ: Mosaicos romanos de Sevilla, Granada, Cádiz y Murcia.—Instituto Español de Arqueología del C.S.I.C.—Madrid, 1982 (28 × 21 cm.), 106 págs. con 25 figs. + 47 láms.—ISBN 84-00-05243-9. J. M. BLÁZQUEZ MARTÍNEZ: Mosaicos romanos de la Real Academia de la Historia, Ciudad Real, Toledo, Madrid y Cuenca.—Instituto Español de Arqueología del C.S.I.C.—Madrid, 1982 (28 × 21 cm.), 108 págs. con 42 figs. + 50 láms.—ISBN 84-00-05232-40. J. M. BLÁZQUEZ MARTÍNEZ y T. ORTEGO: Mosaicos romanos de Soria.—Instituto Español de Arqueología del C.S.I.C.— Madrid, 1983 (28 × 21 cm.), 150 págs., con 22 figs. + 38 láms.—ISBN 84-00-05448-2. J. M. BLÁZQUEZ y M. A. MEZQUÍRIZ (con la colaboración de M. L. NEIRA y M. NIETO): Mosaicos romanos de Navarra.— Instituto Español de Arqueología del C.S.I.C. Madrid, 1985 (28 × 21 cm.), 198 págs. con 31 figs. + 62 láms.—ISBN 84-00-06114-4. J. M. BLÁZQUEZ, G. LÓPEZ MONTEAGUDO, M. L. NEIRA y M. P. SAN NICOLÁS: Mosaicos romanos de Lérida y Albacete. Madrid, 1989. Departamento de Historia Antigua y Arqueología del C.S.I.C. (28 × 21 cm.), 60 págs., 19 figs. y 44 láms.—ISBN 84-00-06983-8. J. M. BLÁZQUEZ, G. LÓPEZ MONTEAGUDO, M. L. NEIRA y M. P. SAN NICOLÁS: Mosaicos romanos del Museo Arqueológico Nacional. Madrid, 1989. Departamento de Historia Antigua y Arqueología del C.S.I.C. (28 × 21 cm.), 70 págs., 18 figs. y 48 láms.—ISBN 84-00-06991-9. J. M. BLÁZQUEZ, G. LÓPEZ MONTEAGUDO, T. MAÑANES y C. FERNÁNDEZ OCHOA: Mosaicos romanos de León y Asturias. Madrid, 1993. Departamento de Historia Antigua y Arqueología del C.S.I.C. (28 × 21 cm), 116 págs., 19 figs. y 35láms.— ISBN 84-00-05219-6. M. L. NEIRA y T. MAÑANES: Mosaicos romanos de Valladolid. Madrid, 1998. Departamento de Historia Antigua y Arqueología del C.S.I.C. (28 × 21 cm), 128 págs., 10 figs. y 40 láms.—ISBN 84-00-07716-4. G. LÓPEZ MONTEAGUDO, R. NAVARRO SÁEZ y P. DE PALOL S ALELLAS: Mosaicos romanos de Burgos. Madrid, 1998. Departamento de Historia Antigua y Arqueología del C.S.I.C. (28 × 21 cm), 170 págs., 26 figs. y 168 láms.—ISBN 84-00-07721-0.

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ISBN 978 - 84 - 00 - 09407 - 2