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French, Spanish, Italian Pages 731 [732] Year 2013
Actas del XXVIé Congreso Internacional de Lingüística y de Filología Románicas Volumen III
XXVI CILFR Congreso Internacional de Lingüística y de Filología Románicas 6–11 de septiembre de 2010 Valencia
De Gruyter
Actas del XXVI Congreso Internacional de Lingüística y de Filología Románicas Valencia 2010 Editores: Emili Casanova Herrero, Cesáreo Calvo Rigual
Volumen III Sección 3: Descripción histórica y / o sincrónica de las lenguas románicas: semántica Sección 5: Descripción histórica y / o sincrónica de las lenguas románicas: formación de palabras
De Gruyter
ISBN 978-3-11-029981-6 e-ISBN 978-3-11-029993-9 Library of Congress Cataloging-in-Publication Data A CIP catalog record for this book has been applied for at the Library of Congress. Bibliografische Information der Deutschen Nationalbibliothek Die Deutsche Nationalbibliothek verzeichnet diese Publikation in der Deutschen Nationalbibliografie; detaillierte bibliografische Daten sind im Internet über http://dnb.dnb.de abrufbar. © 2013 Walter de Gruyter GmbH, Berlin/Boston Gesamtherstellung: Hubert & Co. GmbH & Co. KG, Göttingen
∞ Gedruckt auf säurefreiem Papier Printed in Germany www.degruyter.com
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b)1124'6#?$)5
O
(Q]R&DIIDUHOOL5RPD
c2N+)1'0)1123#'S)'*+;.- adverbio ponderativo Hay que puntualizar que el último eslabón, el que lleva al marcador realmente a reanalizarse de nuevo como adverbio, no aparecía en el artículo citado, ya que en él Traugott analizaba una serie de sintagmas preposicionales que desarrollaban funciones adverbiales y discursivas, solamente. La primera documentación que aparece en el dcech pertenece al 1607, aunque los primeros ejemplos de la forma real se registran tanto en corde como en el Corpus del español sobre la primera mitad del siglo xv. 3 Hemos seguido, por tanto, la hipótesis defendida en Varela (1999) y Rodríguez Ramalle (2003: 17). 4 Así lo argumentaba Blakemore (1992) en uno de los primeros estudios sobre marcadores del discurso desde una perspectiva relevantista. 5 Cfr. especialmente Martín Zorraquino (2010) 2
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2. Realmente con función de circunstante Como cualquier otro adverbio, una de las posibles funciones que puede presentar la forma realmente es la de incidir directamente sobre el núcleo verbal de la oración, realizando un complemento circunstancial modal. En estos casos, realmente suele aparecer inmediatamente pospuesto al verbo, o a poca distancia, con ámbito sobre este, y se considera que funciona como un adverbio verbal. El valor semántico de realmente, en estos contextos, resulta bastante composicional. Así, dado que el significado etimológico de la base adjetiva, real, indica la cualidad de pertenecer al mundo físico, palpable –por oposición al mundo abstracto e inmaterial–, resulta comprensible que el adverbio verbal realmente indique que un proceso determinado ha tenido lugar en la realidad, esto es, de forma tangible, física, como se puede observar en (1) y (2): (1) Estas propiedades, dado que nosotros las ayamos realmente, pero non las avemos spriritualmente; ca la ora que non usamos dellas segund devemos, estonçe somos dellas privados (Anónimo, Un sermonario castellano medieval. a 1400 - a 1500. corde) (2)
de los quales dichos diez mill maravedís el dicho Lope de Alemaña se otorgó por entrego e bien pago, por quanto los resçebió realmente e con effecto en presençia de mí, (Anónimo, Documentación medieval de la iglesia catedral de León. 1419 – 1426. corde)
Nótese que el contexto del ejemplo (1) viene a confirmar lo que se ha afirmado sobre la semántica de realmente, puesto que explicita la oposición entre la realidad, que es física, y lo que no es real, y pertenece por tanto al mundo espiritual. Cabe destacar, asimismo, que en (2), para enfatizar más que la acción verbal, efectivamente, se ha realizado, se coordina este adverbio con el sintagma con efecto, así como con el segmento en presençia de mí. Hay que destacar que, sobre todo en las primeras documentaciones, durante los siglos xv y xvi, realmente suele aparecer junto a verbos que designan acciones télicas y de logro, esto es, junto a acciones puntuales, que designan transacciones, del tipo pagar, dar, o recibir, entre otros. Asimismo, se documenta principalmente en textos jurídicos, probablemente porque en esta tipología textual realmente posea una semántica más vinculada al mundo de los hechos, y sea más adecuado que otras formas epistémicas como verdaderamente en un género que requiere un lenguaje preciso y unívoco. Así, en un contexto como (3), donde se dicta una orden, es necesario que el texto resulte claro y no dé lugar a ambigüedades. De ahí la pertinencia del uso de realmente y del sintagma con efecto: (3)
E mando e ordeno que non vala nin aya fuerça alguna e juro e prometo por mi fe real e al nonbre de Dios e a esta sennal de cruz (...) e a las palabras de los sanctos euangelios, (...), de lo ansy guardar e conplir realmente e con efecto e de non yr nin pasar nin consentir yr nin permitir yr nin passar contra ello nin contra cosa alguna nin parte dello en algund tienpo nin por alguna manera. (Anónimo, Premática del rey Juan II, en la que ordena que no se den cosas de la Corona. 1442. corde)
Cabe destacar que resulta frecuente que realmente coaparezca con sintagmas como de hecho, en efecto, o de verdad, entre otros, en este tipo de textos.
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3. Realmente con función de modificador oracional Dado el contenido altamente abstracto de los adverbios de modalidad epistémica, ya que no se puede considerar que aporten una noción de modo estricta, de expresión de la manera en la que se realiza la acción verbal, resulta habitual que este tipo de elementos amplíen su alcance predicativo hacia la totalidad del enunciado. El caso de realmente no es distinto, y así, gracias a su semántica, no tarda en empezar a funcionar como modificador oracional en un ámbito más allá del estrictamente verbal. La transición entre un valor como adverbio verbal a otro como adverbio oracional es un proceso gradual, y de ahí que sea posible documentar numerosos ejemplos ambiguos que resultan difíciles de adscribir a una u otra categoría. Así, en (4) y (5), la anteposición de realmente privilegia una lectura como modificador oracional, aunque todavía resulte posible interpretar que este adverbio incide solamente sobre el verbo: (4)
La cual realmente contuvo en su muy sagrado vientre a Jesucristo, nuestro Redentor, Hijo de Dios vivo, vara de la raíz de Jesé, (Fray Hernando de Talavera, Católica impugnación del herético libelo maldito y descomulgado. 1487. corde)
(5)
En sustançia. Ase de entender en vna sustançia, porque, segunt los doctores theólogos, en esençia sustançia, o en Dios e natura, realmente son vna cosa, avnque los respectos sean diferentes; (Gómez Manrique, Poesías [Cancionero de Gómez Manrique]. c 1445 c 1480. corde)
En estos casos, se puede rastrear el valor del adverbio verbal realmente porque los verbos, contuvo y son pueden aceptar una complementación modal. Cuando este adverbio presenta una función más prototípica como modificador oracional, aporta un significado en el que se solapan el valor etimológico anteriormente descrito, que expresa si un hecho ha tenido realización física o no, con una nueva noción de certeza epistémica, es decir, con la expresión del grado de seguridad que posee el hablante sobre lo que va a enunciar a continuación: (6)
Pero, dexando esto, digo que el fundamento, y casi la fuente donde nacen las gracias que hacen reír, consiste en una cierta desproporción o diformidad, si quisiéredes así llamalla; porque solamente nos reímos de aquellas cosas que en sí desconvienen y parece que están mal, pero realmente no lo están. (Juan Boscán, Traducción de «El cortesano» de Baltasar de Castiglione. 1534. corde)
(7)
Subcedió asimismo, que es lo más horrible y espantoso, que viniendo unos indios, grandes hechiceros, de hacia la costa de la mar Oceano que se dice Guatusco, hicieron delante de Motezuma muchas maneras de juegos nunca vistas, y entre otras se cortaban los pies y las manos, que parescía muy claro correr la sangre y estar apartados los miembros cortados de los otros, y los juntaban luego como si nunca los hubieran cortado, e Motezuma, por ver si era ilusión o que realmente era lo que parescía, mandó luego tomar de aquellos miembros y echarlos a cocer en agua hirviendo e que luego se los diesen, para ver si los juntaban como de antes. (Francisco Cervantes de Salazar, Crónica de la Nueva España. 1560. corde)
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Así, en (6), realmente indica tanto el modo, evidente y palpable, en que las cosas no están mal, como la certeza que posee el narrador de que las cosas de las que nos reímos parece que están mal pero en realidad no lo están. Del mismo modo, en (7), en el segmento o que realmente era lo que parescía, realmente incide sobre el verbo aportando una noción modal –aunque altamente abstracta–, y al mismo tiempo marca la modalidad epistémica previa al enunciado. Como modificador oracional, realmente aparece a menudo inserto en un contraste entre lo real, lo perteneciente al mundo físico, y lo aparente o verdadero solo en teoría. Este contraste puede estar implícito en el contexto previo, o puede explicitarse en cierta medida, como sucede en (6) y (7). En (6) la oposición se expresa mediante los verbos usados, parece, en la primera oración, y están en la segunda. En (7) el contraste es más sutil, y se expresa mediante el uso del sustantivo ilusión y la combinación de realmente con el verbo parecía. Pese a que lo expuesto hasta aquí haría pensar que la consolidación de realmente como modificador oracional resulta un eslabón fundamental en su evolución, si se atiende a las frecuencias de uso, se puede comprobar que esta función no contó con una gran difusión en la lengua. Así, la siguiente tabla muestra como, cuando este adverbio presenta un alcance predicativo no verbal, funciona preferentemente con un alcance extraoracional, es decir, como marcador discursivo: siglos xiii-xv
siglo xvi
siglo xvii-xviii
siglos xix-xx
supraoracional
22% (4/18)
8% (13/159)
5% (22/470)
25% (324/1281)
extraoracional (MD)
73% (14/18)
92% (146/159)
95% (448/470)
75% (957/1281)
Tabla 1. Frecuencia de uso de realmente cuando presenta un alcance no verbal
La frecuencia de uso de realmente con un alcance supraoracional –esto es, como modificador oracional– no supera nunca el 25% del total de los casos en que presenta un alcance no verbal. Esto implica que desde un principio, fuera del ámbito oracional, realmente optó preferentemente por una función discursiva. Sin embargo, la función de adverbio oracional, pese a no verse respaldada por una presencia importante en los textos, desde el punto de vista teórico resulta imprescindible para comprender una serie de cambios que culminarán en el marcador discursivo, pero que se iniciaron anteriormente. Desde un punto de vista formal, el hecho de que realmente pueda funcionar como adverbio oracional facilitó la anteposición respecto al verbo, puesto que hasta ese momento aparecía preferentemente pospuesto. También facilitó la ampliación del alcance predicativo, ya que realmente pasó de incidir sobre el verbo a modificar todo el enunciado. Desde la perspectiva semántica, hay que señalar el modificador oracional como punto de partida para el desarrollo de significados epistémicos enfocados a la expresión de la certeza del hablante, y por tanto, de una modalidad no estrictamente verbal, sino de la enunciación.
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3. Gramaticalización de realmente como marcador del discurso Todo proceso de gramaticalización –y, en general, de cambio lingüístico– presenta una naturaleza gradual y no abrupta, de manera que es posible documentar ejemplos ambiguos entre un significado conservador y otro más innovador. Estos contextos resultan fundamentales para la comprensión del cambio, ya que es en estos casos en los que el hablante puede manipular los valores semánticos de un elemento para buscar una mayor expresividad. En el caso que nos ocupa se han documentado casos en los que realmente presenta un valor ambiguo, a medio camino entre el propio del modificador oracional, y una serie de nuevos valores más subjetivos y pragmáticos, orientados a remarcar la fuerza ilocutiva del enunciado introducido, con el fin de presentarlo como el argumento de mayor fuerza, como sucede en (8): (8)
Como Dios hazía milagros, como hombre temió la muerte, huía como [cuando] se apartó en el templo porque no le apedreasen, humillábase como lo estuvo ante los falsos juezes * ante quien los judíos le acusaban. Así que, en cuanto hombre, podía orar y realmente oraba porque el orar pertenece al menor y Cristo, en cuanto hombre, era menor que el Padre. (Jorge de Montemayor, Diálogo espiritual. 1543 - 1548. corde)
Así, se puede observar que en (8) realmente condensa varios significados, como resultado de sintetizar los valores más etimológicos con otros innovadores, más pragmáticos. Realmente, en este contexto, indica tanto la manera, auténtica, tangible, y no fingida, en que oraba Cristo, como la convicción que posee el narrador de que efectivamente el hecho narrado sucedía así. Mediante ese énfasis en la certeza, el narrador presenta la aserción que introduce a continuación como válida, verdadera, y le confiere refuerzo para presentarla como la opinión más fuerte. En (9) se puede observar que, pese a que realmente funcione como modificador oracional, el énfasis con el que el narrador expresa su convicción, esto es, «que pecado es nada», permite que el adverbio realmente genere significados de refuerzo argumentativo: (9)
Pero ¿quieres saber más propiamente qué cosa es pecado? Pues sabe que pecado realmente es nada, y pruébolo desta manera (...) (Jorge de Montemayor, Diálogo espiritual. 15431548. corde)
Como indican Hopper y Traugott (1993: 97), «persistance of old meanings is a common phenomenon», de modo que no resulta extraño que varios significados puedan converger en realmente, sobre todo durante una etapa de transición. Posteriormente, en torno al siglo xvi, realmente se consolida como un marcador del discurso de refuerzo argumentativo. Con esta función, aunque no se haya producido una pérdida total del significado léxico6, se puede observar que la noción modal resulta difícil de rastrear, y que estos valores semánticos han retrocedido en favor de la noción de énfasis y refuerzo asertivo: Se suele considerar el desgaste semántico o el ‹blanqueamiento semántico› –esto es, el ‹semantic bleaching› expuesto en Sweetser (1988)– un rasgo característico de los procesos de gramaticalización. Sin embargo, este blanqueamiento no siempre se produce completamente, como sucede en el caso de los adverbios de modalidad epistémica que se gramaticalizan como marcadores del discurso.
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(10) Hacen asimismo en la guerra ser los hombres sin miedo; y realmente yo tengo por imposible que en corazón de un hombre donde una vez haya entrado amor pueda jamás entrar vileza ni cobardía; porque quien ama desea siempre hacer cosas que le hagan ser amado y teme ordinariamente no le acaezca algo que le deslustre, por donde venga a tenelle en poco la que él desea que le tenga en mucho. (Juan Boscán, Traducción de El cortesano de Baltasar de Castiglione. 1534. corde) (11) Oso decirte (...) que si tus pecados fuesen sin número, y ninguno por pequeño que fuese hubiese de quedar sin castigo, como realmente no ha de quedar, y hubieses de estar muchos años en purgatorio por ellos, digo, (...) que en brevísimo tiempo, y quizá de una hora, satisficieses por todos y excusases penas tan grandes cuanto ninguno puede encarecer ni imaginar. (Fray Juan de los Ángeles, Diálogos de la conquista del reino de Dios. 1595. corde)
Se puede apreciar tanto en (10) como en (11) que realmente ya no hace referencia a ninguna modalidad, sino que introduce una aseveración. Conforme este adverbio consolida una función discursiva, gana en autonomía y adquiere la posibilidad de expresar refuerzo por sí mismo, como en (12), donde aparece conformando turno de habla junto a una afirmación: (12) El médico, pensativo, murmuró: –Sí, realmente... Esto es desolador. No tropezamos más que con cobardes, con inmorales. Son como los otros. (José Díaz Fernández, La Venus mecánica. 1929. corde)
De esta manera, los significados inferenciales de refuerzo argumentativo que se podían extraer del adverbio oracional realmente, dependiendo del contexto, acaban por convencionalizarse7 en el marcador discursivo. Entre los factores más relevantes que intervinieron en la consolidación de un valor más subjetivo por parte de este adverbio resultan especialmente relevantes los de carácter contextual. En este sentido, hay que destacar aquellos contextos que facilitan la inferencias de significados pragmáticos, esto es, lo que ha sido definido en Heine (2002: 84-107) como «contextos puente».8 En la evolución de realmente, los contextos puente presentan las siguientes características: a) la forma adverbial aparece antepuesta al verbo, b) se combina con verbos que designan acciones puntuales, de aspecto perfectivo, c) la distancia entre verbo y adverbio es mínima, y esta adyacencia privilegia una lectura de realmente como adverbio oracional, d) realmente se inserta en un segmento en el que un narrador valora unos hechos realizados por una tercera persona o, en caso de que sean en primera persona, la voz narrativa se sitúa como un observador externo, e) aparece preferentemente en un segmento narrativo. Por convencionalización entendemos el proceso mediante el cual ciertos matices semánticos que una forma puede presentar en un determinado contexto acaban por establecerse como significados habituales de dicha forma, tal y como se plantea en Traugott / Dasher (2002). 8 También en Diewald (2002) se definen este tipo de contextos, aunque la autora los llama «switching contexts». 7
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Como consecuencia del proceso de gramaticalización, realmente experimenta una serie de cambios. En el plano sintáctico, aumenta su alcance predicativo, así como su autonomía sintáctica. En el semántico, consolida una serie de valores pragmáticos al mismo tiempo que su significado léxico experimenta un desgaste. Esto se debe a que realmente ha experimentado un cambio por subjetivización9, y como tal, cumple con los principales criterios propuestos en Company (2004a).10
5. El adverbio realmente con un valor ponderativo En torno a la segunda mitad del siglo xvi se han podido documentar los primeros ejemplos de realmente funcionando como un adverbio modificador de adjetivos, con un valor semántico ponderativo o cuantificador, como en (13) y (14): (13) «Suplícoos (...) nos declaréis cómo se puedan conocer las cosas realmente buenas entre las aparentes.» (Juan Boscán, Traducción de El cortesano de Baltasar de Castiglione. 1534. corde) (14) De lo qual se sigue que en la tierra podemos ymaginar tres centros realmente distintos: (Pedro de Merina, Arte de navegar. 1545. corde)
A lo largo de los siglos, realmente se va consolidando como modificador de adjetivos y adverbios. Así, se puede observar en la siguiente tabla que cuando este adverbio funciona como modificador de categoría léxicas, si bien en una primera etapa funciona principalmente como modificador de verbos, pese a que esta siga siendo la opción mayoritaria hasta el siglo xx, experimenta un considerable aumento en la frecuencia de uso como modificador de adjetivos ( 6%>18%>38%): siglos xiii-xv
siglo xvi
siglos xvii-xviii
siglos xix-xx
adjetivo o frase adjetiva
99% (178/179)
94% (127/135)
79% (81/102)
60% (490/811)
sustantivo o frase sustantiva
0%
0%
1% (1/102)
adjetivos que expresan grado superlativo
>
adjetivos neutros (no connotados)
contextos [+prototípicos]
>
contextos [+/- prototípicos]
>
contextos [- prototípicos]
Finalmente, realmente alcanza los contextos menos prototípicos, modificando sustantivos y otros adverbios: (23) Es sólido, es conciso, y de gran provecho: y aun aquellas, que solo presidió, y o son realmente suyas, tienen mérito bastante. (Anónimo, Extractos de las Juntas Generales celebradas por la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. 1793. corde)
De esta forma, concluye un proceso de expansión de un nuevo significado que, como cualquier otro proceso de extensión de una innovación lingüística, se puede explicar a partir de una aplicación de la teoría de prototipos. Dado que, como postula esta teoría, no existen las categorías discretas, las zonas limítrofes entre distintas categorías son el lugar adecuado para que se origine el cambio semántico, sintáctico, y categorial. La extensión de la innovación se produce empezando por los contextos más prototípicos hasta llegar a aquellos más alejados del lugar de origen del cambio.
6. Conclusiones finales Tras la descripción del doble proceso de gramaticalización que experimenta el adverbio realmente, se expondrán las conclusiones más relevantes. En primer lugar, hay que destacar la pertinencia de distinguir la función de modificador oracional de la de marcador del discurso. A menudo, en la bibliografía sobre este tipo de adverbios se les da el mismo tratamiento, argumentando que no pierden completamente su significado léxico. Es cierto que tanto con un ámbito oracional como con una función discursiva, realmente presenta un significado parecido. Sin embargo, si no se delimitan estas funciones, resulta complejo justificar los cambios sintáctico-semánticos que experimenta este adverbio al gramaticalizarse como marcador del discurso. Así, realmente no podría expandir su ámbito desde uno estrictamente verbal hasta el extraoracional, o discursivo, si no presentara previamente la posibilidad de funcionar como un satélite que modifica la totalidad del enunciado. Asimismo, como modificador oracional experimenta un desgaste semántico de su significado modal, y adquiere un valor más procedimental de expresión de la certeza que posibilita la posterior consolidación de un valor de refuerzo argumentativo. En segundo lugar, cabe destacar que realmente, cuando funciona como modificador de adjetivos o sustantivos no aporta exactamente una noción cuantificativa, sino de énfasis de la propiedad designada por el núcleo. Puesto que esta forma se había gramaticalizado como
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marcador del discurso con un valor de refuerzo asertivo, resulta lógico que como modificador de adjetivos conserve, e incluso resalte más, su valor enfático. Asimismo, el significado léxico de la base adjetiva facilita la consolidación de este valor. Así lo afirma Kaul de Marlangeon (2002: 143): El énfasis que el adverbio comunica a la propiedad modificada proviene de que la base adjetiva de aquél corresponde al tipo axiológico, que enuncia un juicio o valor, como en: realmente rojo o verdaderamente rojo, y, eventualmente, además, un compromiso emocional del hablante respecto del objeto denotado, como en: felizmente incluido o desear vivamente.
Finalmente, el último paso en la evolución de realmente plantea una cadena de gramaticalización que se inicia en la gramática, para alcanzar el discurso, y regresar posteriormente de nuevo a la gramática, como adverbio cuantificador. Cabe mencionar que la hipótesis de la unidireccionalidad, que había sido en un principio uno de los principales axiomas de la teoría de la gramaticalización, ha sido cuestionada en numerosos estudios durante las últimas décadas. Esto ha llevado a plantear varias soluciones y, en definitiva, ha hecho que actualmente los defensores de la gramaticalización no la contemplen como un criterio imprescindible. Así, algunos estudios terminan por aceptar que el cambio se produce en varias direcciones. No obstante, como se señala en Company (2004b: 206), aunque en un determinado tipo de cambio sea posible que un elemento gramatical, tras consolidarse en el nivel discursivo, regrese a la gramática, nunca lo hará con el mismo significado y la misma función sintáctica. Por tanto, se confirma un posible carácter bidireccional del cambio. Por eso en Company (2004b: 206) se propone la siguiente cadena de gramaticalización: Gramática > Discurso > Gramática’
donde Gramática’ señala la nueva función, igualmente gramatical, pero semántica y funcionalmente distinta, del elemento gramaticalizado.
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Gaston Gross (LDI UMR 7187 Université Paris 13-CNRS)
Causes et métaphores
1. Problème de codage M. Prandi (2004) a signalé qu’il existe trois types de codages pour les éléments relationnels comme la cause: a) le codage adéquat: celui où la relation est explicite, monosémique, c’est-à-dire sans ambiguïté, comme dans parce que, à cause de, en raison de, b) le surcodage: celui où la relation comprend des informations supplémentaires, comme l’idée de contrainte dans forcer qq à partir en face de l’explicite faire partir qq, c) le sous-codage: celui où la relation n’est pas exprimée directement, mais nécessite une inférence de la part de l’interlocuteur. Dans ce cas, elle est exprimée par des éléments lexicaux qui, dans leur emploi normal, traduisent d’autres relations: – la fréquence: chaque fois que: Chaque fois qu’il parle, il embête tout le monde. – la temporalité: quand, lorsque: Quand on chauffe l’eau à 100°, elle bout. – la postériorité: à la suite de: A la suite de sa chute, il s’est cassé le bras. – le conditionnel: si, alors: S’il gèle, alors la récolte est compromise. – la parataxe: qui est l’absence de lien formel: Il a fait une chute. Il y a du verglas. Quel est, dans cette classification, le statut des causes exprimées par une métaphore? C’est l’objet de cette étude, qui est en partie contrastive en vue de mettre en évidence si les métaphores qui sont en jeu en français le sont aussi dans d’autres langues européennes. Je remercie les collègues suivants pour la traduction italienne (Marco Fasciolo), espagnole (Xavier Blanco) et allemande (Patrick Gililov). La cause peut être exprimée par au moins une dizaine de métaphores différentes (Gross 2009), dont nous étudions ici les plus fréquentes. L’analyse que nous proposons nécessite au préalable une définition syntaxique de la notion de métaphore.
2. Définition de la métaphore La définition traditionnelle de la métaphore n’a guère de valeur explicative: une métaphore est un procédé qui exprime une idée à l’aide d’un mot qui désigne autre chose.
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A quoi on ajoute que le terme substitué est associé à l’autre par une comparaison implicite. Cette définition a l’inconvénient d’être exclusivement sémantique. En fait, une métaphore implique des propriétés syntaxiques qui sont nettement plus éclairantes. Mais, au préalable, il faut expliquer la notion d’opérateur approprié qui permet de décrire la métaphore avec une grande clarté. Comme on le sait, un prédicat est défini par son schéma d’arguments. Ce dernier est un sous-ensemble des substantifs d’une langue donnée. Cette sélection dépend de la nature sémantique du prédicat. Il existe des prédicats qui ont un schéma argumental très vaste. Ainsi, un verbe comme voir a, par exemple, pour complément n’importe quel concret et aucun d’eux n’est privilégié. Le spectre est donc très large. Au contraire, un verbe comme lire (ou écrire) ne sélectionne que des substantifs de la classe des ‹textes›. On dira donc que les ‹textes› ont comme opérateurs appropriés des verbes comme ceux que nous venons de signaler. De même, un couteau a parmi ses opérateurs appropriés un verbe comme aiguiser mais non saisir ou ranger, dont le spectre est beaucoup plus large. Observons maintenant quelques opérateurs appropriés au substantif cheval. On aura être à ou encore enfourcher, qui sont en fait appropriés à tous les moyens de transports animaux (âne, chameau, etc.). Examinons maintenant les opérateurs appropriés à un ‹deux-roues› comme bicyclette: on voit que les verbes être à ou enfourcher, appropriés à ces moyens de transports, le sont aussi à ce second type de transports: Paul est à (cheval, bicyclette) ; Paul a enfourché (son cheval, sa bicyclette). Les exemples suivants montrent, de même, que l’argent a un grand nombre d’opérateurs appropriés empruntés aux liquides et, en particulier, à l’eau: Paul baigne dans l’argent; L’argent coule à flots; Ce projet a drainé beaucoup d’argent; On a injecté beaucoup d’argent dans ce projet; Paul nage dans l’argent; On a soutiré de l’argent à Paul; Il suffit de transvaser de l’argent d’un compte à l’autre; Il lui a versé un peu d’argent. Tous les verbes ne sont cependant pas possibles: *Cet argent est en train de bouillir. Nous définissons la métaphore comme le fait pour une classe sémantique donnée d’emprunter les opérateurs appropriés d’une autre classe sémantique. Cette définition a l’avantage d’être syntaxique.
3. Types de métaphores étudiées La cause peut être traduite par un assez grand nombre de relateurs qui reposent sur des métaphores telles que nous venons de les définir. Parmi elles, nous allons étudier les métaphores: – du mouvement: Ces mesures ont conduit la pays à la ruine. – de l’origine: Ces polémiques sont à l’origine du conflit au parti socialiste. – de la source: La violence est à la source de ces drames. – de la naissance: Paresse est mère de tous les vices. – de la semence: L’incivisme constitue un germe de décadence. – de la racine: Les racines de ce mal restent inconnues.
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4. Métaphore du mouvement La notion de cause implique un avant et un après, c’est ce qu’exprime le mot même de conséquence. La durée entre cause et conséquence est une information supplémentaire par rapport à la notion de cause elle-même et constitue un fait empirique, qui dépend du sens du connecteur. Dès l’instant où: implique une presque simultanéité; déclencher implique plutôt une durée brève; entraîner une durée plus longue. Mais des adverbes peuvent moduler ces interprétations. Retenons que cause et conséquence sont difficilement simultanées. C’est ce que nous voyons avec la métaphore du mouvement, qui comprend des causatifs de mouvement et des mouvements proprement dits. 4.1. Causatifs de mouvement La cause peut-être rendue par des verbes qui désignent des causatifs de mouvement, comme on le voit dans les exemples suivants. Deux cas sont à envisager selon qu’il y a ou non dans la phrase un élément coréférent au sujet du causatif. 4.1.1. Sans élément coréférent au sujet: conduire, mener F Ces mesures ont conduit le pays à un déclin irrémédiable. I Queste misure hanno condotto il paese a un declino irrimediabile. E Estas medidas han llevado al país a una decadencia irremediable. D Diese Maßnahmen haben das Land zu einem nicht wieder gut zu machenden Verfall geführt. F Cette guerre a conduit le pays au désastre. I Questa guerra ha condotto il paese al disastro. E Esta guerra ha llevado al país al desastre. D Dieser Krieg hat das Land in eine Katastrophe geführt / gestürzt.
Au sens propre, conduire n’a pas d’arguments événementiels et ne peut traduire la cause littéralement. Quelle est alors la source de la métaphore permettant une lecture causale? Plusieurs constructions sont envisageables. Le verbe conduire a ordinairement comme arguments deux humains et un locatif: Paul a conduit son fils à l’école. Parallèlement on observe un emploi plus technique relevant de la langue de l’agriculture: Le berger a conduit son troupeau à la bergerie. Mais le verbe conduire peut aussi avoir comme sujet une ‹voie›: le complément est alors un humain et le second complément un locatif: (Ce chemin, cette route) (te) (conduit, mène) directement à la ville. Cette dernière proposition est de loin la meilleure. En effet, la métaphore du chemin exclut toute intentionnalité, comme on le voit dans les phrases que nous venons de donner: *Cette guerre a conduit le pays au désastre (à dessein, exprès, volontairement). *Ce chemin te conduira volontairement à la ville.
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Cet emploi de mener et conduire accepte, en revanche, des adverbes comme fatalement, inévitablement, tout droit, sans détour, ce qui est exclu avec les sujets humains: Ce chemin te conduira inévitablement à la ville. Cette guerre conduit (fatalement, inévitablement) le pays au désastre. *Paul conduit (fatalement, inévitablement) son fils à l’école.
On peut se demander si, à côté de la métaphore du ‹chemin›, ne s’en profile pas une autre, celle des ‹moyens de transports en commun› comme bus. Ces deux termes ont une syntaxe en partie commune: – un bus comme un chemin: mène à tel endroit, conduit à tel lieu, ramène qq chez lui, – on peut emprunter un chemin ou un bus, – un bus tout comme un chemin dessert une localité. Bien qu’étant un locatif, donc une entité statique, un chemin peut être interprété comme un concept dynamique au même titre qu’un moyen de transport. On remarquera que, du point de vue de la métaphore, les quatre langues se comportent de façon identique, avec une variante en allemand: stürtzen (précipiter) s’explique sans doute par l’interprétation négative du mot désastre. 4.1.2. Avec un élément coréférent au sujet Les constructions que nous étudions maintenant comprennent un pronom coréférent au sujet. La métaphore est alors légèrement différente. Il ne s’agit plus de conduire, c’est-à-dire de pousser devant soi mais d’apporter ou de traîner après soi. On a ainsi des verbes comme: apporter, amener (avec soi), traîner après soi, entraîner avec soi: F La crise a apporté avec elle un long cortège de malheurs. I La crisi ha portato [trascinato] con se una lunga scia di malanni. E La crisis ha conllevado una larga sucesión de desgracias. D Die Krise hat eine lange Reihe von Übeln / Unglücksfällen mit sich gebracht. F La paresse amène avec elle la pauvreté et le besoin. I La pigrizia porta con se la povertà e il bisogno. E La pereza viene acompañada de pobreza y necesidad. D Faulheit bringt Armut und Bedarf mit sich / Faulheit hat Armut und Bedarf zur Folge. F La crise a entraîné après elle une vague de répressions. I La crisi si è trascinata dietro un’ondata di repressioni. E La crisis ha traído una ola de represiones. D Die Krise hat eine Welle von Unterdrückungen / eine Repressionswelle nach sich gezogen. F L’absence d’hygiène entraîne souvent des épidémies. I La mancanza d’igiene provoca sovente delle epidemie. E La falta de higiene trae a menudo epidemias. D Hygienemangel führt häufig zu Epidemien.
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L’effet est interprété ici comme une conséquence naturelle de la cause, ce qu’exprime souvent le présent de vérité générale: La paresse amène avec elle la pauvreté et le besoin. La métaphore ne met pas en jeu un chemin mais plutôt un humain: Paul a entraîné son camarade à commettre un délit. Cependant, dans cette dernière construction, la coréférence est exclue: *Paul a entraîné Jean avec lui à commettre un délit. On peut alors penser à une autre métaphore, celle d’un cours d’eau, qui n’exclut pas la coréférence: Le torrent entraîne (avec lui) un tas d’arbres. Le courant entraîne (avec lui) un navire. L’avalanche a entraîné (avec elle) plusieurs skieurs.
4.2. Mouvements purs Les prédicats causatifs qui suivent n’ont pas trois arguments X (conduit, mène) Y à Z mais deux seulement. Là encore la métaphore met en jeu la notion de ‹chemin› ou de ‹route› en position de sujets des verbes de mouvements. Ces derniers sont assez nombreux: F (Ce chemin, cette route) (aboutit à, débouche sur, donne sur, s’ouvre sur) un terrain vague. I (Questo sentiero, questa strada) (conduce a, giunge a, da su, sbocca su) un territorio desolato. E (Este camino, esta carretera) (lleva a, va a parar a, va a dar a, acaba en) un descampado. D Dieser Weg / diese Straße endet in einem weiten Feld. / Dieser Weg / Diese Straße mündet in ein weites Feld. / Dieser Weg / Diese Straße führt zu einem weiten Feld.
Dans l’emploi métaphorique, un événement se substitut à la notion de ‹chemin›: F La crise économique a abouti à un conflit majeur. I La crisi economica è sfociata in un conflitto maggiore. E La crisis económica ha desembocado en un conflicto de grandes proporciones. D Die Wirtschaftskrise hat zu einem bedeutenden Konflikt geführt. F La crise iranienne peut déboucher sur / * se jeter dans un conflit majeur. I La crisi iraniana puo’ sfociare in (*sboccare in, *affacciarsi su) un confitto maggiore. D Die Irankrise kann in einen bedeutenden Konflikt münden. F Ce projet s’ouvre sur de vastes perspectives. I Questo progetto (?si) apre (?a) grandi prospettive. E Este proyecto abre grandes perspectivas. D Dieses Projekt eröffnet weite Perspektiven.
Ici, l’effet n’est pas causé par une force externe, c’est l’événement lui-même qui aboutit à un résultat donné, pour ainsi dire par un développement interne, sa propre potentialité de changement. Une paraphrase possible serait un verbe comme «auto-générer». Un tel événement ne peut donc pas être ponctuel mais nécessairement duratif, car un événement ponctuel ne peut pas avoir de développement interne.
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4.3. Constructions consécutives explicatives: la cause comme point de départ Dans les constructions consécutives, l’effet est en position thématique et la cause en position de complément. Dans ce cas, nous avons affaire à une cause explicative. La notion de «point de départ» est interprétée comme une cause dans des phrases comme: Ce conflit a été (le point de départ, la cause) d’une rivalité séculaire.
Cette notion ne doit pas être interprétée comme statique, comme le met en évidence la terme départ. Les prédicats correspondent à deux types différents, selon que le mouvement exprime la seule provenance ou le franchissement d’une barrière délimitant un lieu clos. Parmi les premiers, on trouve: venir du fait de N / que P, venir de; du fait de N, du fait que P; provenir de, dériver de. Parmi les seconds: sortir de, émaner de, être issu de. Le sens premier de cette classe de verbes désigne la provenance: D’où viens-tu? D’où provient ce colis? Ce vin provient de Bourgogne.
Dans le cas d’objets concrets comme les artefacts, la prédicat peut être paraphrasé par «tirer son origine»: Cette huile (vient, provient) d’olives de première qualité. Ces verbes sont interprétés métaphoriquement comme des causes, quand le complément locatif est remplacé par un événement. L’interprétation causale de la notion de point de départ est prise en charge par beaucoup d’éléments lexicaux. Nous étudions quelques-uns de ces prédicats. Venir (du fait, de) (N, que P) F Cette révolte vient d’une pression sociale trop intense. I Questa rivolta deriva (?viene) da una pressione sociale troppo intensa. E ?Esta revuelta viene de una presión social demasiado intensa. D Dieser Aufstand / Diese Empörung kommt von einem zu starken sozialen Druck (her). F Son retard vient du fait que les routes étaient bloquées. I Il suo ritardo deriva (??viene) dal fatto che le strade erano bloccate. E Su retraso viene de que las carreteras estaban bloqueadas. D Seine / Ihre Verspätung kommt daher, dass die Straßen gesperrt waren.
Du fait que F Il est en retard, du fait que les routes sont bloquées I È in ritardo per (*dal) il fatto che le strade sono bloccate E Ha llegado tarde porque las carreteras están bloqueadas. D Er verspätet sich deshalb, weil die Straßen gesperrt sind F Il est pâle, du fait qu’il a eu la tuberculose I È pallido, perché (?per il fatto che, *dal fatto che) ha avuto la tubercolsi E Está pálido porque ha tenido tuberculosis. D Er ist deshalb blass, weil er Tuberkulose gehabt hat.
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Provenir de Provenir est une variante de venir avec une insistance sur le point de départ, l’origine. Le latin provenire signifie, entre autres, naître, éclore, pousser, croître mais aussi couler de, provenir de sa source naturelle. F Les difficultés proviennent d’une erreur de transmission des données. I Le difficoltà provengono da un errore di trasmissione dei dati. E Las dificultades provienen de un error de transmisión de los datos. D Die Schwierigkeiten rühren von einem Fehler in der Datenübertragung her. Die Schwierigkeiten kommen von einem Fehler in der Datenübertragung.
Dériver de F Nos malheurs dérivent de la guerre. I Le nostre disgrazie derivano dalla guerra. E Nuestros males provienen de la guerra. D Unsere Übel stammen vom Krieg.
Emaner de, sortir de, être issu de F Une douce chaleur émanait de ce four. I Un dolce calore emanava da questo forno. E Un calor agradable emanaba de este horno. D Eine milde Wärme strahlt von diesem Ofen aus. F L’autorité de Paul émane de sa compétence. I L’autorità di Paul promana dalla sua competenza. E La autoridad de Pablo emana de su competencia. D Pauls Autorität geht aus seiner Kompetenz hervor. F Aucune conclusion significative n’est sortie de cette réflexion. I Nessuna conclusione significativa è uscita da questa riflessione. E De esta reflexión no se ha desprendido ninguna conclusión significativa. D Kein einziger bedeutsamer Schluss ist aus dieser Überlegung hervorgegangen.
5. Le substantif origine comme point de départ métaphorique Deux structures sont possibles: une construction attributive être l’origine de, être à l’origine de et une construction consécutive exprimée par des expressions comme avoir pour origine, (trouver, tirer) son origine de: F Les polémiques sont l’origine de la tension au sein du parti socialiste. I Le polemiche sono l’origine della tensione in seno al partito socialista.
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E Las polémicas son el origen de la tensión en el seno del partido socialista. D Die wiederholten Polemiken sind der Ursprung der Spannung innerhalb der sozialistischen Partei. F Les manigances de gens corrompus sont à l’origine de ce conflit. I I maneggi dei corrotti sono all’origine di questo conflitto. E Los tejemanejes de los corruptos son el origen de este conflicto. D Die Tricks korrupter Leute sind am Ursprung dieses Konflikts. F A l’origine de ce conflit, il y a les manigances de gens corrompus. I All’origine di questo conflitto, ci sono i maneggi dei corrotti. E En el origen de este conflicto, están los tejemanejes de los corruptos. D Am Ursprung dieses Konfliktes sind die Tricks korrupter Leute. F La défaite française trouve son origine dans l’incompétence de l’état-major. I La sconfitta francese trova (ha) la sua origine nell’incompetenza dello stato maggiore. E La derrota francesa tiene su origen en la incompetencia del Estado Mayor. D Die französische Niederlage findet ihren Ursprung in der Unfähigkeit des état-major. F Le conflit casamançais tire son origine d’une mauvaise gestion de l’Etat. I Il conflitto della Casamance trae (la sua) (prende) origine da una cattiva gestione dello Stato. E El conflicto de Casamance tiene su origen en una mala gestión del Estado. D Der Casamance-Konflikt hat seinen Ursprung in einer schlechten Staatsführung.
Le latin orior qui est à la base de ces constructions signifie ‹se lever› en parlant d’un homme mais aussi d’un astre, d’une clameur ou encore d’une tempête. Mais un autre emploi est l’équivalent de prendre sa source en parlant d’un fleuve: Rhenus oritur ex Lepontiis (César). Le mot origine signifie: «Ce qui explique l’apparition ou la formation d’un fait nouveau» (cf. le Robert Historique).
6. La source comme cause La métaphore est plus explicite dans les exemples que nous étudions maintenant. Une source désigne l’eau qui sort de terre pour former un ruisseau (cf. sourdre). Le substantif source n’est interprété comme cause métaphorique que lorsqu’il est interprété comme un prédicat qui relie deux événements: être la source de difficultés. F La canicule a été une source importante de la mortalité élevée des personnes âgées. I La canicola è stata una causa importante dell’elevata mortalità degli anziani. E La canícula fue una causa importante de la elevada mortalidad de las personas de edad avanzada. D Die Sommerhitze war eine gewichtige Quelle für die hohe Sterberate der Älteren.
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Tou comme avec le substantif origine, on trouve le support être à: F La violence est à la source de ces drames. I La violenza è alla base (la fonte) di questi drammi. E La violencia está en la base de estos dramas. D Gewalt ist an der Quelle dieser Dramen.
Le verbe tirer est exclu: F Ce comportement tire (son origine, *sa source) des coutumes ancestrales. I Questo comportamento trae (la sua origine, *la sua fonte) da costumi ancestrali. E Este comportamiento tiene su (origen, *fuente) en costumbres ancestrales. D Dieses Verhalten hat seinen (Ursprung, *seine Quelle) in den Sitten der Ahnen.
Une métaphore induite est prise en charge par le verbe découler de: F La stagnation économique découle directement du manque de moyens. I La stagnazione economica deriva direttamente dalla mancanza di mezzi. E El estancamiento económico deriva directamente de la falta de medios. D Die wirtschaftliche Stagnation folgt unmittelbar aus dem Mangel an Mitteln. F La canicule de cet été découle du changement climatique. I La canicola di questa estate deriva dal cambiamento climatico. E La canícula de este verano viene del cambio climático. D Die diesjährige Sommerhitze folgt aus dem Klimawandel.
7. Métaphore de la naissance 7.1. Structures causales La cause peut être exprimée par le fait de mettre au monde, d’engendrer que l’on trouve dans: F Marie a donné naissance à une fille. I Maria ha dato la luce a (alla luce) una figlia / ?Maria ha dato la nascita a una bimba. E María ha dado a luz una niña. D Maria hat ein Kind zur Welt gebracht.
Comme dans les autres constructions que nous avons examinées, l’interprétation causale s’explique par la présence d’arguments de nature événementielle: F Cette situation a donné naissance à une gestion chaotique. I Questa situazione ha dato la nascita a una gestione caotica. E Esta situación ha dado origen a una gestión caótica. D *Diese Lage hat eine chaotische Handhabung zur Welt gebracht.
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F La globalisation a fait naître des réactions contradictoires. I La globalizzazione ha fatto nascere delle reazioni contraddittorie. E La globalización ha hecho nacer reacciones contradictorias. D Die Globalisierung hat widersprüchliche Reaktionen entstehen lassen / hervorgebracht. F Paresse est mère de tous les vices. I La pigrizia è (la) madre di tutti i vizi. E La pereza es madre de todos los vicios. D Faulheit ist die Mutter aller Laster.
7.2. Structures consécutives F Les polémiques les plus vives naissent des mesures prises par le gouvernement. I Le polemiche più vivaci nascono per le misure prese dal governo. E Las polémicas más encendidas nacen de las medidas adoptadas por el gobierno. D Die lebhaftesten Polemiken entstehen aus den von der Regierung getroffenen Maßnahmen. F L’échec est fils de l’insouciance. I Il fallimento è figlio dell’avventatezza. E El fracaso es hijo de la despreocupación. D *Misserfolg ist der Sohn des Leichtsinns. / Misserfolg ist Kind des Leichtsinns.
8. Métaphore de nature végétale De la même façon que le chemin, une entité inerte, a été interprété dans sa finalité qui implique le mouvement, la semence est perçue ici dans son devenir, c’est-à-dire la possibilité de former des végétaux ou des fruits. 8.1. Métaphore: semer, semence, graine, germe Construction verbale F Cette décision a semé la zizanie dans les rangs. I Questa decisione ha seminato (sparso) la zizania nei ranghi. E Esta decisión ha sembrado la cizaña en nuestras filas. D Diese Entscheidung hat Zwietracht in den Reihen gesät.
Construction nominale F Le sang des martyrs est une semence de (chrétiens, conversion). I Il sangue dei martiri è seme di conversione.
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E La sangre de los mártires es semilla de (cristianos, conversión). D Das Blut der Martyrer ist ein Samen für Christen / die Bekehrung. F Ces propos sont une graine de conflits. I Questi propositi sono seme di conflitti. E Estas palabras son una semilla de conflicto. D Diese Worte sind ein Samen für Konflikte. F L’incivisme actuel constitue un germe de décadence. I L’inciviltà attuale costituisce un germe di decadenza. E El incivismo actual constituye un germen de decadencia. D Der derzeitige Mangel an staatsbürgerlichem Verhalten stellt einen Keim für Dekadenz dar. F Le totalitarisme est en germe dans toutes les pensées systématiques. I Il totalitarismo è in germe (in embrione) in tutti i pensieri sistematici. E El totalitarismo está en embrión en todos los pensamientos sistemáticos. D (Der) Totalitarismus ist in jedem systematischen Denken im Keim vorhanden.
8.2. Métaphore de la racine: origine, principe profond F Les racines de son échec sont à chercher dans son orgueil démesuré. I Le radici del suo fallimento sono da cercare nel suo orgoglio smisurato. E Las raíces de su fracaso hay que buscarlas en su orgullo desmesurado. D Die Wurzeln seines Misserfolgs sind in seinem übermäßigen Stolz zu suchen. F Les racines de ce mal restent inconnues. I Le radici di questo male restano sconosciute. E Las raíces de este mal siguen siendo desconocidas. D Die Wurzeln dieses Übels bleiben unbekannt. F Cette violence tire ses racines de la situation économique. I Questa violenza trae le proprie radici dalla situazione economica. I Questa violenza trae linfa / nutrimento dalla situazione economica. E Esta violencia tiene sus raíces en la situación económica. D Diese Gewalt(bereitschaft) hat ihre Wurzeln in der wirtschaftlichen Lage.
8.3. Souche On est en présence ici d’une double métaphore impliquant soit a) ce qui reste du tronc avec les racines, quand l’arbre a été coupé soit b) la personne qui est à l’origine d’une famille, d’une lignée: F L’amour est la souche de la méditation créatrice. I L’amore è la fonte (*il tronco, *il fusto) della meditazione creatrice. E El amor es la fuente de la meditación creativa. D Die Liebe ist der Stamm schöpferischer Meditation.
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Conclusion La notion de cause repose sur un avant et un après, ce qui implique un passage de l’un à l’autre. Les causes métaphoriques que nous avons étudiées reposent sur un double mouvement: soit orienté vers un terme (conduire à, mener à, entraîner après soi; déboucher sur, aboutir à), soit défini à partir d’un point de départ (venir de, venir du fait de / que, provenir de, émaner de, être issu de, être l’origine de, être la source de). L’autre grande métaphore met en jeu la notion de naissance ou de croissance (faire naître, donner naissance à, semer, être une semence de, une graine de, un germe de, être la racine de, être la souche de). Ces métaphores sont communes aux quatre langues que nous avons étudiées, à quelques variantes près. Source est représenté en allemand par Quelle mais l’italien a plutôt fonte que sorgente. Être fils de se traduit plutôt en allemand par Kind sein que Sohn sein. Souche n’a pas de bonne traduction en italien (*tronco) et a un correspondant allemand un peu différent (Stamm). Quelquefois la métaphore n’est pas traduite mais remplacée par la notion générique de cause: en espagnol source est traduit par causa. Découler de n’a pas son équivalent liquide en espagnol (viene de) ni en allemand (folgen auf). Il existe quelques autres différences: conduire au déclin est traduit par portare en italien et führen en allemand. Le même verbe conduire (au désastre) est traduit respectivement par trascinare et stürzen, sans doute à cause de l’interprétation négative de désastre. De même conduire (à la démission) a été traduit pas forzare et par bringen (zu etw.), du fait que démission implique une action involontaire. Les métaphores ne constituent donc pas des codages adéquats comme parce que, puisque, provoquer, car, etc. Tous les verbes ou substantifs métaphoriques utilisés ont un sens premier qui n’est pas de nature causale: conduire à, dériver de, apporter, aboutir à, déboucher sur, sortir de, source, etc. Dans les causes étudiées dans cet exposé, dès lors que les relateurs opèrent sur deux événements, il n’y a pas d’autre lecture que causale. Ces constructions n’ont pas besoin d’inférence pour être comprises. Les métaphores sont codées dans la langue et le fait qu’elles expriment la cause provient d’analogies très générales qui ne dépendent pas d’une langue particulière.
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Anke Grutschus / Ludwig Fesenmeier
«Inter metum, timorem et pavorem interest...» – et qu’en est-il des différences entre leurs successeurs romans?
1. Introduction La présente contribution se propose d’étudier les rapports sémantiques entre les substantifs quasi-synonymes qui désignent, en espagnol, en français ainsi qu’en italien, l’état affectif qui «accompagne la prise de conscience d’un danger réel ou imaginé, d’une menace» (PR, peur I 1). Un bref aperçu de la situation étymologique ainsi que des convergences entre miedo, peur et paura d’une part et entre temor, crainte et timore de l’autre constituera le point de départ de notre étude (2.). Dans un deuxième temps, nous allons nous intéresser aux descriptions lexicographiques des substantifs en question ainsi qu’aux études sémantiques qui leur ont été consacrées (3.). Par la suite, nous allons approfondir l’hypothèse selon laquelle les différences sémantiques entre les binômes miedo / temor, peur / crainte et paura / timore relèvent d’un même principe (4.), qui semble pourtant ne pas coïncider avec les différences présumées entre les étymons latins (5.).
2. Origine et état actuel des noms romans de la ‹peur› 2.1. Situation étymologique Si l’on prend en compte l’origine étymologique des lexèmes actuels dans les trois langues romanes étudiées, la situation se révèle être assez complexe. Le nom latin metus n’est conservé qu’en espagnol, sous la forme de miedo, tandis que pavor, issu du latin pavor, y a toujours été très peu fréquent, comme le soulignent les résultats d’une recherche dans le Corpus del Español:1
13e s.
14e s.
15e s.
16e s.
17e s.
18e s.
19e s.
20e s.
miedo
1.643
298
847
2.353
1.829
685
2.536
2.257
temor
255
147
1.125
4.060
3.014
1.035
1.795
899
pavor
32
15
26
232
77
69
228
75
Table 1: fréquences absolues de miedo, temor et pavor dans le Corpus del Español
Dans le cadre de cette contribution, nous ne saurions nous occuper des possibles raisons de la variation fréquentielle révélée par ces données statistiques.
1
172
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Lat. pavor constitue également la racine de peur et de paura, substantifs cependant très courants en français et en italien. Le substantif timor enfin est conservé en espagnol et en italien sous les formes de temor et timore respectivement, tandis que l’ancien français temeur a disparu relativement tôt;2 en revanche, il s’y est formé crainte, dérivé du verbe non attesté *cremere. La situation étymologique se résume donc comme suit:3 latin
metus
pavor
timor
*cremere
espagnol
miedo
pavor
temor
−
français
−
peur
(a. / m. fr. temeur / timeur)
crainte
italien
−
paura
timore
−
Table 2: étymologie des noms romans de la ‹peur›
2.2. Convergences au niveau combinatoire La perspective diachronique qui a été la nôtre jusqu’ici nous a fait prendre en compte uniquement le niveau du signifiant. Cependant, notre contribution visant une étude sémantique contrastive de la situation actuelle, nous allons nous concentrer en premier lieu sur le niveau du signifié. Par rapport à ce dernier, différentes indications lexicographiques permettent d’établir deux séries, composées d’une part de «temor − crainte − timore» et d’autre part de «miedo − peur − paura». L’intérêt de procéder à une étude contrastive est notamment souligné par l’existence de nombreuses parallèles dans le comportement collocatif des substantifs en question. À titre d’exemple, l’on peut mentionner les collocations indiquées sous (1): les locutions formées par le verbe ‹avoir›, typiques avec peur, etc., et les expressions composées d’un verbum dicendi et de crainte, etc. 1. (a) tener miedo / avoir peur / avere paura (b) expresar (alguien) su temor / exprimer sa crainte / esprimere il timore
Notre contribution s’inscrit également dans le cadre de la synonymie distinctive, qui ipso facto ne pourra porter que sur une seule langue historique à la fois. Ce ne sont donc pas les différences et / ou convergences «inter-linguistiques» entre les éléments de chacune des deux séries qui nous intéressent, mais plutôt les rapports entre miedo et temor, peur et crainte, etc. Avant même de pouvoir procéder à une telle analyse «intra-linguistique», il nous paraît indispensable, pour en assurer le bien-fondé, de déterminer si les possibilités combinatoires des binômes respectifs convergent de manière suffisante; que cette condition doive être Cf. Baker (1928); l’exemple le plus tardif cité par le DMF date de la fin du 15e s.: «En ce limbe plein de timeur sommes sans nul solagement.» (timeur, article 3/4). Une occurrence encore plus tardive se trouve dans Les quatre premiers livres des Eneydes du treselegant poete Virgile, traduictz de Latin en prose Françoyse par Ma Dame Helisenne, rédigés en 1541: «puisqu’amour illicite l’a tant forcée & contraincte [...], si grande timeur luy propinoit» (cité d’après Incardona 2005: 202). 3 Cf. aussi Stefenelli (1992: 126-127 et passim). 2
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remplie avant que l’on puisse effectuer une comparaison de lexèmes quasi-synonymes nous semble pourtant loin de faire l’unanimité.4 Quant aux substantifs à l’étude ici, cette condition semble tout à fait satisfaite, comme le souligne notamment le degré de similarité du comportement collocatif calculé pour chaque binôme dans les trois corpus analysés.5 Les résultats de ce calcul, détaillés dans la table (3), permettent de parler d’une convergence significative des comportements collocatifs respectifs. miedo – temor peur – crainte paura – timore
0,363 0,268 0,359
Table 3: degrés de similarité
Le degré de similarité plus élevé entre les substantifs espagnols et italiens par rapport aux substantifs français s’explique, au moins en partie, par une différence d’envergure: tandis qu’en français, la cooccurrence de crainte avec avoir n’est possible que dans un nombre très restreint de constructions6, les expressions équivalentes sont tout à fait courantes en espagnol et en italien: 2. (a) Santo Versace [...] reconoce tener temor de que se repita con los restos de Gianni algo similar a lo que pasó con los de su madre, Francesca. (El Mundo 1997) (b) Avevo timore di capitare in un altro mondo, per abitudini e cultura. (La Stampa 2000)
La base empirique de notre étude est constituée par de grands corpus électroniques; comme l’indique la table (4), il s’agit de différentes années de journaux nationaux:7 Dans la plupart des études consacrées au phénomène de la quasi-synonymie, l’axe syntagmatique ne tient que le rôle de l’«ancilla scientiae» par rapport à l’axe paradigmatique: pour ne mentionner qu’un cas (extrême), il est surprenant de constater combien d’encre a fait couler le couple savoir / connaître, si l’on tient compte de la complémentarité (ou peu s’en faut) des respectives possibilités de sous-catégorisation syntaxique des deux verbes (cf. surtout savoir / *connaître que; cf. le titre suggestif de Gross 1971). Pour une discussion plus approfondie cf. Fesenmeier (2010). 5 Pour une présentation détaillée des corpus cf. ci-dessous. Pour plus de précisions concernant le procédé mathématique par lequel on obtient la valeur numérique du degré de similarité cf. Blumenthal / Diwersy / Mielebacher (2005), où sont décrits les différents (types d’) éléments qui entrent dans ce genre de calcul. Les valeurs que contient la table (3) ont été obtenues à l’aide des méthodes de calcul que permet d’effectuer la Kölner Französische Korpusdatenbank; elles ont pour base la configuration suivante: les collocatifs statistiquement spécifiques des mots pivot (miedo, temor, etc.) sont identifiés à l’aide de la méthode log likelihood (seuil de spécificité: 10,83; empan (span): ± 3; parties du discours considérées: adjectifs, adverbes, substantifs, verbes; différenciation des champs gauche et droit du mot pivot); la fonction utilisée est gGAUSS. Les valeurs numériques qui résultent du choix des paramètres mentionnés peuvent se situer entre 0 et 1, 1 étant une hypothétique similarité parfaite (c’est-à-dire un comportement collocatif identique), résultat qu’on obtiendrait en mesurant le comportement collocatif d’un même mot pivot dans le même corpus. D’après les indications de Blumenthal / Diwersy / Mielebacher (2005: 68), une valeur numérique de 0,3 permet de parler d’un degré de similarité notable. 6 Cf. notamment N’aie / ayez crainte! et il n’y a pas / plus de crainte à avoir. 7 Pour des raisons de comparabilité, nous avons renoncé à analyser des textes littéraires, étant 4
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corpus
mots (mio.)
es.
El Mundo (EM) 1997 / 98 El País (EP) 2000 El País (EP) 2002 Σ
25,128 25,393 23,359 73,880
fréquences miedo temor 2.723 (1,08) 1.158 (0,46) 2.808 (1,11) 1.534 (0,60) 2.597 (1,11) 1.317 (0,56) 8.128 (1,10) 4.009 (0,54)
fr.
Le Figaro (LF) 1997 Le Monde (LM) 2000 Le Monde (LM) 2002 Σ
20,609 26,789 25,949 73,347
peur 1.707 (0,83) 2.309 (0,86) 2.744 (1,06) 6.760 (0,92)
crainte 715 (0,35) 1.196 (0,45) 1.276 (0,49) 3.187 (0,43)
it.
Corriere della Sera (CdS) 1997 La Stampa (LS) 2000 La Stampa (LS) 2002 Σ
37,659 27,165 28,037 92,861
paura 5.872 (1,56) 3.989 (1,47) 4.176 (1,49) 14.037 (1,51)
timore 1.795 (0,48) 1.350 (0,50) 1.423 (0,51) 4.568 (0,49)
Table 4: les corpus − tailles et fréquences absolues (et relatives (x 10-4))8
3. Point sur les études antérieures 3.1. Descriptions lexicographiques Les indications fournies par la lexicographie quant aux différences entre les binômes dans les trois langues constitueront le point de départ de notre analyse. Si l’on se fie aux descriptions de peur et de crainte que propose le Trésor de la Langue Française informatisé, les similarités semblent l’emporter. Comme montrent les définitions sous (3a) et (3b), il s’agit dans les deux cas d’une «inquiétude» suscitée par l’arrivée possible de quelque chose de désagréable: 3. (a) État, plus ou moins latent, d’inquiétude devant la réalisation ressentie comme possible ou imminente de quelque chose, ce qui entraînerait une situation pénible, désagréable ou gênante pour le sujet ou une personne avec laquelle il sympathise. (TLFi, peur B) (b) Sentiment d’inquiétude déterminé par l’idée d’un mal à venir, d’un danger existant ou possible (TLFi, crainte I)
donné que pour l’italien, aucun corpus de taille suffisamment grande n’est disponible pour le moment. Les fréquences indiquées dans la table (4) se basent sur les indications de la Kölner Französische Korpusdatenbank. 8 D’après les indications de la Kölner Französische Korpusdatenbank.
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Les définitions du Zingarelli 2011 (cf. sous (4)) ainsi que du Diccionario de uso del español (cf. sous (5)) ne nous fournissent pas d’indice supplémentaire; elles divergent néanmoins quant à la classification des deux substantifs en tant qu’état affectif, même si cette différence ne nous paraît pas primordiale: 4. (a) Intenso turbamento misto a preoccupazione ed inquietudine per qlco. di reale o di immaginario che è o sembra atto a produrre gravi danni o a costituire un pericolo attuale o futuro (Z, paura 1) (b) Stato d’animo di paura o di ansia di chi teme che possa verificarsi qlco. di male o di spiacevole (Z, timore 1) 5. (a) 1 [...] Estado afectivo del que ve ante sí un peligro o ve en algo una causa posible de padecimiento o de molestia para él [...]. 2 Creencia de que ocurrirá o puede ocurrir algo contrario a lo que se desea [...]. (DUE, miedo) (b) Recelo o sospecha de que ocurra, haya ocurrido o pueda ocurrir cierta cosa mala [...]. (DUE, temor)
Le Dictionnaire Universel de Synonymes de la Langue Française du début du 19e siècle, en revanche, se livre à une définition plus pointue, qui permet de cerner une différence possible entre les deux substantifs. Dans les articles consacrés à crainte et à peur, l’on peut lire ce qui suit: 6. (a) On craint par un mouvement d’aversion pour le mal, dans l’idée qu’il peut arriver. [...] [...] elle [la crainte] est plus ou moins grande, selon que nous paroissons plus ou moins menacés; c’est un calcul de probabilité. (DUSLF I: 259-260; caractères gras A. G. / L. F.) (b) La crainte naît de ce que l’on connoît la supériorité de la cause qui doit décider de l’événement. La peur vient [...] de ce que, connoissant ou croyant connoître la supériorité de la cause qui doit décider de l’événement, on est convaincu qu’elle se décidera pour le mal. (DUSLF I: 42; caractères gras A. G. / L. F.)
Il ressort de cette description que la différence entre peur et crainte pourrait résider dans le degré de probabilité avec laquelle le sujet envisage la réalisation de la menace ou du danger. Cette nuance se trouve également dans les définitions du Trésor et du Zingarelli, mais de manière beaucoup moins explicite. L’aspect mis en relief dans le Dictionnaire Universel nous paraît prometteur au point de l’analyser de plus près par la suite. Mais avant ce faire, nous nous intéresserons aux différences qu’ont pu dégager les rares études sémantiques réalisées à propos de nos binômes. 3.2. Études sémantiques Ce sont surtout les synonymes français peur et crainte qui ont suscité l’intérêt des linguistes.9 Pour la plupart des études consacrées à ce binôme, la différence sémantique principale entre Les études d’Alba-Salas (2007) et de Klein (1977) s’occupent bien des substantifs désignant la ‹peur›, respectivement en espagnol et en italien, mais elles ne s’intéressent pas aux rapports sémantiques entre ces mots.
9
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peur et crainte résiderait dans l’opposition entre une «émotion» et un «sentiment»: selon Blumenthal / Bernard (2005: 241) par exemple, «crainte relève davantage de la dimension psychique [...], peur de la dimension physique ou instinctive».10 Cette description nous semble tout à fait pertinente d’un point de vue global, c’est-à-dire si l’on fait abstraction de la polysémie de peur;11 elle relève tout de même d’une analyse qui s’intéresse plutôt aux différences dans les possibilités combinatoires des deux substantifs, de sorte que le tertium d’une telle comparaison appartient quasi exclusivement au niveau extra-linguistique.12 D’autres études, notamment celle de Muller (1991: 409-414) et celle de Franckel / Lebaud (1990: 147-155), ne portent pas directement sur les différences entre peur et crainte, mais se focalisent sur les expressions verbales correspondantes. Ainsi, Muller (1991: 413) montre que craindre P renvoie à «la probabilité de P, mais seulement à partir de l’état, jugé normal ou satisfaisant, de ~ P», c’est-à-dire «craindre que P, ce n’est pas croire que P (arrivera), c’est alors douter de la non réalisation de P». Muller reprend donc également l’idée de probabilité déjà évoquée plus haut dans la définition du Dictionnaire Universel, mais en la nuançant davantage: il montre que craindre P ne prend pas seulement en compte le «mal à venir» (P), mais accorde une part égale d’attention à la possibilité que ce même «mal à venir» ne se réalise pas (~ P).
4. Peur vs. crainte − une question d’alternative Si l’on transfère les observations de Muller au domaine des substantifs, on pourrait donc postuler que, dans les contextes dans lesquels les synonymes respectifs paraissent en principe interchangeables13, peur (et également miedo et paura) se focalise(nt) uniquement sur la réalisation du «mal à venir», tandis que crainte ainsi que temor et timore prennent également en compte la possibilité de la non-réalisation dudit «mal à venir». L’emploi de peur et de crainte, mais aussi de miedo et temor ainsi que de paura et timore dans les corpus analysés semble confirmer cette hypothèse à de nombreux égards. Le premier des contextes «identiques» pris en considération ici sera celui où les binômes respectifs se Cf. aussi Masseron / Laparra (2008: 435): «peur renvoie davantage à l’émotion [...] et crainte à la représentation mentale d’un danger». 11 Ainsi, le PR distingue entre l’acception qualifiée de «sens fort» (peur I), qui se réfère à l’emploi absolu de peur, et celle qualifiée de «sens affaibli» (peur II), qui se réfère aux emplois du substantif suivis d’un complément. Si on accorde la même importance aux deux axes paradigmatique et syntagmatique, ce n’est donc que dans cette dernière acception (avec le comportement combinatoire qui la caractérise) que peur peut être rapproché de crainte. 12 Cf. Blumenthal (2006: 17): «Im Allgemeinen hat der Sprecher dank der Existenz bedeutungsverwandter Wörter die Wahl zwischen verschiedenen Darstellungsmöglichkeiten des gleichen außersprachlichen Sachverhalts […].» (mise en relief A. G. / L. F.). 13 Méthodiquement parlant, cette condition nous évite en même temps la désambiguïsation des occurrences d’après les différentes acceptions de chaque lexème, surtout dans le cas de peur (cf. ci-dessus, note 11), miedo et paura. 10
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trouvent en cooccurrence avec mort (muerte, morte) ou mourir (morir(se), morire). Il faut tout d’abord souligner que la cooccurrence entre peur / miedo / paura et mort / mourir, etc. est beaucoup plus spécifique que celle entre crainte / temor / timore et les collocatifs correspondants.14 Abstraction faite de cette différence de spécificité, les exemples suivants indiquent dans quelle mesure les emplois respectifs se distinguent: 7. (a) [...] les passagers du vol 184 d’Indian Airlines ont vécu dans la crainte d’une mort imminente [...]. (LM 2000) (b) L’état de paix est à imaginer comme l’exact contraire de la peur de la mort violente, qui suscite toutes les formes d’attaque anticipée. (LM 2002) 8. (a) El terrorismo de ETA ha conseguido extender el temor a morir en atentado [...]. (EP 2000) (b) No me lo esperaba: ha muerto por el miedo a morir, estaba aterrorizado por el miedo a morir y sin embargo fumaba, hacía cosas que no debía hacer; [...]. (EP 2000) 9. (a) [...] se governi con il timore della morte verrà un tempo che la gente non temerà più la morte. (CdS 1997) (b) [La vita] È buona se dura il doppio o il triplo, e se è dato all’uomo di vincere per sempre la paura della morte fisica. (LS 2000)
Ces emplois montrent clairement que pour les contextes dans lesquels crainte, temor ou timore sont utilisés, les sujets concernés se trouvent dans une situation spécifique où ils risquent certes de mourir, mais qui, à l’évidence, s’est résolue autrement. Leur crainte a donc pour objet une mort dans des circonstances spécifiques, avec pour arrière-plan la possibilité de ne pas devoir mourir de cette manière-là. Dans les contextes avec peur, miedo et paura, en revanche, il est généralement question de la mort en tant qu’événement qui attend chaque être humain avec une certitude absolue. Une deuxième observation porte sur peur et crainte, etc. en cooccurrence avec l’adjectif nouveau, etc. au sens de ‹un autre›. Le collocatif nouveau et ses équivalents dans les autres langues font partie des collocatifs spécifiques, quoique, comme le montre la table (5), avec un indice de cohésion très différent: dans le cas de timore, le collocatif nuovo est environ deux fois plus spécifique qu’avec paura; dans le cas de temor, le collocatif nuevo est sept fois plus spécifique qu’avec miedo et pour crainte, la cohésion avec le collocatif nouveau est même neuf fois plus élevée. it. es. fr.
timore ... nuovo N paura ... nuovo N temor ... nuevo N miedo ... nuevo N crainte ... nouveau N peur ... nouveau N
219 95 235 34 147 16
Table 5: crainte / peur + nouveau − indices de cohésion Tous les calculs de spécificité (au sens statistique et d’après les paramètres indiqués ci-dessus, note 5) ont été effectués à l’aide de la Kölner Französische Korpusdatenbank.
14
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Quelques exemples avec crainte, etc. se trouvent indiqués au numéro (10): 10. (a) Sans doute les attaques terroristes du 11 septembre et la crainte de nouveaux attentats justifient-elles des précautions particulières pour éviter les fuites ou les intrusions. (LM 2002) (b) El temor a nuevos atentados terroristas [...], la crisis en Argentina [...] y la difícil situación que atraviesan las compañías tecnológicas son motivos más que suficientes para provocar importantes avalanchas vendedoras. (EP 2002) (c) Nel Paese cresce intanto il timore di nuovi attentati. (CdS 1997)
Selon notre hypothèse, une substitution de crainte et de ses équivalents par peur, etc. dans les exemples ci-dessus devrait avoir pour conséquence que les attaques mentionnées acquièrent un caractère plus fortement menaçant, car la mise en perspective linguistique de l’état de choses P (ici: la survenue des attentats) serait différente: tandis que crainte, etc. ne prend en compte P qu’en tant que partie de l’alternative P / ~ P, peur, etc. focaliserait P exclusivement. Dans les rares cas où paura, miedo et peur sont en cooccurrence avec nuovo, nuevo ou nouveau, l’adjectif se réfère souvent à un nom propre, comme le montrent les exemples suivants: 11. (a) La paura di nuove Enron affossa tutte le Borse (LS 2002, titre) (b) Nuestra única superpotencia y más importante democracia es desesperadamente reacia a intervenir en cualquier lugar, por miedo a un nuevo Vietnam. (EP 02) (c) La peur d’un nouveau Léviathan (LF 1997, titre)
Il ressort de ces exemples que paura, miedo et peur se réfèrent à un scénario très concret qui laisse peu de place à l’idée d’une alternative. L’existence d’une alternative est également perceptible dans des contextes où temor, crainte et timore sont en cooccurrence avec des prépositions adversatives telles que a pesar de ou ses équivalents français et italiens, qui se trouvent illustrés sous (12). Les cooccurrences équivalentes avec miedo / peur / paura sont d’ailleurs bien au-dessous du seuil de spécificité. 12. (a) Manuel llevaba a su hijo al colegio Ciudad de Valencia, [...] y a pesar del temor de que el niño pudiera lesionarse, allí le tuvo que dejar. (EP 2002) (b) Malgré la crainte de perdre des clients, les banques régionales deviennent frileuses en matière de crédit, [...]. (LM 2002) (c) […] Fausto Bertinotti e Armando Cossutta, raggianti nonostante il timore di un futuro con «due sinistre». (CdS 1997)
Ces exemples montrent que, si les craintes mentionnées n’empêchent pas les sujets d’agir, cela aura probablement pour cause qu’ils conçoivent également la non-réalisation possible du «mal à venir». Un autre indice consiste à ce que temor, crainte et timore semblent être «graduables» en intensité, alors qu’avec miedo, peur et paura, seul un emploi «absolu» est possible. Comme le montrent les cooccurrences avec peor, pire et peggiore sous (13), l’idée d’une alternative réside ici dans la possibilité qu’il y aurait également des scénarios «moins pires» qui puissent se réaliser. Ceci est d’ailleurs confirmé par la récurrence avec laquelle on trouve les verbes confirmar, confirmer et confermare dans ce même contexte. Ces verbes peuvent indiquer un doute préalable, ce qui soutient la présomption d’un scénario alternatif.
«Inter metum, timorem et pavorem interest...» et qu’en est-il des différences entre leurs successeurs romans?
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13. (a) El presidente del Senado, Marcello Pera, confirmó en un primer momento los peores temores. «De acuerdo con los datos en mi poder, puede ser un atentado terrorista». (EP 2002) (b) A New York, où les patrouilles de police ont été renforcées autour des synagogues, des missions diplomatiques et dans les lieux publics, la population voit ses pires craintes confirmées: le territoire américain n’est plus un sanctuaire. (LF 1997) (c) Quando, ieri pomeriggio, le squadre di soccorso hanno potuto finalmente cominciare a esplorare la torre, i peggiori timori sulla sorte di quattro persone scomparse nella notte di domenica nelle fiamme sono stati confermati. (LS 2000)
5. «Comment le génie de la langue a-t-il géré l’héritage romain?» Cette question soulevée par Friedrich Diez15 résume de manière assez succincte la visée du volet diachronique de notre étude. Il va sans dire que le déroulement de l’évolution sémantique des binômes romans désignant la ‹peur› ne saurait être éclairé sans que l’on dispose d’une connaissance plus ou moins approfondie du point de départ latin. Parmi les tentatives explicites de différenciation entre metus, pavor et timor de la part de «locuteurs natifs», il faut mentionner tout d’abord les réflexions de Cicéron dans Les Tusculanes (IV, 8, 19); ce dernier y procède quand même plutôt à une délimitation notionnelle qu’à une analyse lexicale, quand il considère metus comme genus proximum, tandis que timor et pavor font figure de species: «Quae autem subiecta sunt sub metum, ea sic definiunt: [...] timorem metum mali adpropinquantis, pavorem metum mentem loco moventem» (cité d’après LLT-A). D’autres tentatives de différenciation sont celles que l’on trouve dans le traité De differentiis verborum d’Isidore de Séville et, bien plus tard, dans les Magna Synonima de l’humaniste Guy de Fontenay, dont les distinctions rappellent les idées exprimées par Isidore:16 Inter [...] pavorem, et metum, sive timorem. [...] pavor [...] cum timiditate animi subita est conturbans occasio, quae tamen solvitur ratione, vel tempore, nec stat, item metus est motus interior animi subitus, sive cordis, factus ex aliqua tristi recordatione. Timor vero est accedens dolor mentis extrinsecus, ex aliqua accidenti occasione. (214, 32; cité d’après LLT-A) Inter metum timorem et pavorem interest quod Metus futura prospicit. Timor subita mentis consternatio. Pauor animi metus est. (Fontenayo 1517: h i)
L’intérêt des linguistes latinistes a surtout porté sur metus, pavor et timor dans les œuvres de Tacite.17 D’un point de vue synonymiste, Doederlein (1827: 191-193) s’est occupé en «Wie hat der Sprachgenius mit dem römischen Erbtheil geschaltet?» (1875: VI). Pour plus de détails concernant ce texte, cf. Chevalier (1997: 18-23). Ajoutons que les Gloses de Reichenau mettent surtout en avant les équivalences entre metus, pavor et timor: «Pauens: timens, id est pauorem habens» et «Ob metum: propter timorem» (cité d’après Iliescu / Slusanski (edd.) 1991: 286). 17 Cf., parmi d’autres, Conde Calvo (1991), Magallón García (1994) et Ramondetti (1974). 15 16
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particulier du rapport entre timor et metus à l’époque classique; selon lui, la différence entre ces deux substantifs relèverait de deux perspectives évaluatives sur un danger: Der Unterschied […] von timor und metus ist in der doppelten Würdigung der Furcht vor Gefahren gegründet, welche bald löblich, bald tadelnswerth erscheint. Metus ist die Furcht zunächst nur als Erwartung eines bevorstehenden Uebels und der Gedanke an dasselbe, aus Vorsicht und Klugheit, die Besorgniss […], dagegen timor die Furcht aus Feigheit und Schwäche. Oder noch bündiger so: metus ist ein intellectueller Begriff, die Furcht als Gedanke, timor, ein moralischer, die Furcht als Gefühl. (1827: 191)
Un tableau général n’a été dressé que par Gernia (1970), dont les conclusions peuvent se résumer comme suit: le mot le plus usité à l’époque archaïque est metus, timor étant un terme nouveau, doté d’une forte connotation expressive. Ensuite, metus sort de plus en plus de l’usage, tandis que timor perd son caractère expressif et s’avère aussi neutre à cet égard que metus. Le rôle du mot expressif, en revanche, est repris par pavor, dont le sens paraît tout de même s’affaiblir à l’époque impériale. Ce très bref aperçu rend compte de la configuration latine en général, tandis que les détails de la (co)variation chronologico-diatopique (qui relèverait, elle, du ressort de la linguistique romane) attendent toujours une analyse plus approfondie. Au vu des résultats obtenus jusqu’à présent, il nous paraît tout de même probable que les différences entre les substantifs latins se rapportent à un autre critère de distinction que celui proposé pour les binômes romans.
6. Conclusion Le but de nos réflexions était double: d’un côté, nous avons essayé d’établir une synonymie contrastive «intra-linguistique», c’est-à-dire entre les membres de chacun des binômes français, espagnol et italien; d’un autre côté, nos recherches avaient pour objet une analyse contrastive «inter-linguistique» des noms de la ‹peur› dans les trois langues. Méthodiquement parlant, nous avons accordé la même importance aux deux axes paradigmatique et syntagmatique lors de notre analyse des contextes dans lesquels l’occurrence effective d’un substantif pouvait être considérée comme relevant d’un choix parmi les membres des binômes respectifs. L’analyse des exemples a révélé que ce choix était en réalité beaucoup moins libre qu’il ne l’avait semblé au prime abord, car certains facteurs bien identifiables (cf. les exemples sous (7)-(9)) favorisent l’emploi de l’un plutôt que de l’autre substantif. Dans d’autres cas de figure (cf. les exemples sous (10)-(11)), nos analyses ont été confirmées par les différences de degré de spécificité. Finalement, l’interprétation «alternative» proposée pour crainte, etc. est soutenue par d’autres indices (cf. (12)-(13)) tels que l’emploi de prépositions adversatives dans le cotexte immédiat. L’étude du comportement collocatif des substantifs en question a révélé une différence systématique, récurrente et trans-langue entre les binômes français, italien et espagnol, à savoir que crainte, temor et timore indiquent que le sujet perçoit une alternative devant la réalisation du «mal à venir», alors que peur, miedo et paura focalisent uniquement l’arrivée
«Inter metum, timorem et pavorem interest...» et qu’en est-il des différences entre leurs successeurs romans?
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de ce «mal». Cette différence ne permet pas seulement de mieux faire la part des choses par rapport aux informations fournies par les dictionnaires, mais elle cadre aussi, pour ce qui concerne le français, avec la différence proposée pour les expressions verbales correspondantes (craindre / avoir peur, etc.). De plus, il ne s’agit pas d’un principe différenciateur qui serait valable uniquement pour les noms de la ‹peur›, comme l’ont pu montrer Franckel / Lebaud (1991: 117-133) dans leur analyse du binôme verbal souhaiter / désirer. Dans le cadre restreint de la présente contribution, nous n’avons pas pu explorer d’autres différences, comme par exemple celle des disparités d’emploi au pluriel ou bien les divergences quant à la construction avec un verbe support.18 Finalement, une synonymie distinctive des substantifs en latin reste à établir, aussi bien qu’une analyse approfondie de l’évolution diachronique dans chacune des trois langues;19 cette dernière devrait également examiner à quel moment la convergence établie pour l’espagnol, le français et l’italien modernes s’est développée. Mais même si nous ignorons encore quantité de détails concernant la «gestion du génie de la langue», nous avons tout de même réussi à en mettre au jour une partie.
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Anke Grutschus / Ludwig Fesenmeier
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Carlos Alonso Hidalgo Alfageme (Katolická univerzita v Ružomberku)
Una clasificación semántica de los valores del se
1. Introducción1 Los siguientes apartados organizan los valores semánticos del se sobre el esquema propuesto en la figura (1). La hipótesis que da origen a este esquema es que todos los tipos de se están relacionados con la cuantificación del sujeto de turno, ya sea tema, argumento externo, PROarb o a lo que se refiera un predicado con se (en adelante sujeto de turno). Los ses pasivo e impersonal realizan una cuantificación interna de un sujeto de turno que es un conjunto de elementos, los ses medio y aspectual realizan una cuantificación interna de un sujeto de turno que es una unidad, los verbos pronominales que rigen las preposiciones a y de realizan una cuantificación externa del sujeto de turno, y los ses reflexivo y recíproco realizan una cuantificación del sujeto de turno que es interna y externa a la vez. Cuando se intenta cuantificar el sujeto de las oraciones con se surge de manera recursiva la paradoja que plantea la coincidencia entre el fondo y la forma. Esta paradoja toma la apariencia de confusión entre conjunto y elemento, de identidad entre el todo y la parte o de coincidencia entre la escala y el índice que señala un valor en esa escala. La resolución de la paradoja da lugar a dos ramas en el esquema: a una rama que interpreta el sujeto como todo y a otra rama que lo interpreta como parte, pero también da lugar a la repetición de la misma paradoja en dos nodos del nivel inferior. Los nodos del esquema conforman ordenados un abanico que comprende desde el sujeto de turno que es un conjunto infinito hasta el que es una parte infinitesimal. En el punto medio está el sujeto que es una unidad. Sin más dilación comenzaré la explicación del esquema por el nodo (1).
2. Nodo (1) El nodo (1) y los que de él se derivan desarrollan la cuantificación interna del sujeto de turno de la oración con se. La cuantificación interna es el tipo de cuantificación que establece cuántos elementos contiene un conjunto o cuántas partes tiene dentro una unidad (Lamíquiz 1991). Y he aquí la disyuntiva que plantea este nodo: el sujeto del se, ¿es un conjunto o es una unidad? Investigación financiada por el Ministerio de Ciencia e Innovación de España, proyecto FFI200912191-FILO.
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Figura 1. Propuesta de clasificación semántica de los valores del se
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La bibliografía al uso da cuenta de esta ambigüedad. Mendikoetxea (1999a: 1587) la plantea en estos términos: «hay que diferenciar cuidadosamente las oraciones inacusativas con se de las oraciones pasivas con se. Formalmente no hay diferencias entre estos dos tipos de oraciones. Así una oración como Las puertas se cerraron es ambigua». La RAE (2009: 3088-
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3089) recoge esta misma ambigüedad entre lo que denomina la «interpretación pasiva» ([las puertas] «fueron cerradas») y la «interpretación correspondiente a las impersonales reflejas» ([las puertas] «se cerraron por sí solas»). En cualquier caso, si se acepta que las puertas se cerraron por sí solas, entonces el sujeto de turno es unidad (una unidad o dos unidades, ya que puertas es plural); si se acepta que las puertas no se cerraron por sí solas, entonces el sujeto de turno puede ser un conjunto: la gente, la policía. La ambigüedad del nodo (1) también se observa en la oración El lunes se comió la paella. Su sujeto de turno puede ser tanto una unidad (él se la comió) como un conjunto (los asistentes al congreso se la comieron); lo mismo ocurre con el sujeto de Se cree que los marcianos existen, que puede ser tanto una unidad (él, inocente, se lo cree) como un conjunto (en general se acepta que los marcianos existen). La ambigüedad desaparece frecuentemente en contexto, es cierto, pero también lo es que fuera de contexto las oraciones propuestas con se son ambiguas, mientras que sus variantes sin se no lo son.
3. Nodo (1.1) La disyuntiva del nodo (1.1) surge tras asumir en el nodo (1) que el sujeto de turno es un conjunto y no una unidad. La nueva disyuntiva atañe a la cuantificación interna de ese conjunto: el sujeto de turno, ¿es todos los elementos o tan sólo alguno de ellos, una parte? La disyuntiva del nodo (1.1) se corresponde con las lecturas existencial y genérica. Sánchez (2002: 19-20) la plantea en estos términos: el significado de construcciones como Se sufre mucho cuando se es traicionado por los amigos «puede acercarse al de un indefinido no específico ‹alguien›, o al de un genérico ‹todo el mundo›».
4. Nodo (1.2) La disyuntiva del nodo (1.2) surge tras asumir en el nodo (1) que el sujeto de turno es una unidad y no un conjunto. La nueva disyuntiva atañe a la cuantificación interna de esa unidad: el sujeto de turno, ¿es una parte de la unidad o es toda la unidad? En el nodo (1.2) cobran relevancia las ideas de que el sujeto de turno recorre una escala y de que el sujeto de turno es a la vez la escala. Tenny (1994) ofrece evidencias de que el tema mide el grado de progresión de lo que expresa el verbo y de que además lo limita, al igual que hace una escala. En la expresión Comer la manzana (Tenny 1994: 37) basta con observar el tema manzana para medir el grado en el que la acción comer se ha realizado y hasta qué límite puede llegar, que es la propia manzana. Tradicionalmente el sujeto viene siendo en la voz media la sede de un proceso que tiene no sólo su origen, sino también su final, en el sujeto mismo (Sánchez 2002: 77). Sanz y Laka (2002: 327) utilizan en su análisis «un argumento que es potencialmente un argumento de medida» y presentan pruebas a favor de que las hojas lo es en la oración Las hojas se cayeron de la higuera. La idea de un argumento que mide y/o limita es frecuente en la bibliografía al uso.
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El nodo (1.2) propone una coincidencia entre la escala y el indicador que en ella indica un valor. El ejemplo El submarino se hunde tiene dos interpretaciones en este nodo. En su interpretación todo el sujeto de la oración es la escala, el todo, que pone límites a la acción del verbo. El propio casco del submarino tiene pintada esa escala que indica cuánto queda para quedar sumergido bajo el nivel del mar. En su interpretación parte el sujeto de la oración es el indicador, la parte, que señala el grado de progresión de la acción del verbo con respecto a una escala. En una escala de tres mil metros desde la superficie hasta el fondo, el submarino es el indicador que, al hundirse, va marcando valores en la escala.
5. Nodo (1.1.1) La disyuntiva del nodo (1.1.1) surge tras asumir – en el nodo (1) la interpretación todo: que el sujeto de turno es un conjunto; – en el nodo (1.1) la interpretación todo: que el sujeto de turno es el conjunto infinito que define la interpretación genérica. Asumida la interpretación genérica en el nodo (1.1), el nodo (1.1.1) presenta la ambigüedad entre, por un lado, todos y cada uno de los elementos de un género cuyo número de elementos es infinito y, por otro lado, la gente, la mayoría, no todo el género, sino una parte suya cuyo número de elementos tiende a infinito. La ambigüedad se establece entre una cuantificación realmente universal y otra cuantificación que, en palabras de Cinque (1988: 545), «se acerca a la cuantificación universal». La ambigüedad que expresa el nodo (1.1.1) se percibe en la oración En ese pueblo se hace buena paella. Se puede interpretar que en todas y cada una de sus casas se hace buena paella o se puede interpretar que no en todas, pero sí en la mayoría o en un número representativo de casas, se hace buena paella. La paradójica confusión entre infinito y una parte suya que encuentra expresión lingüística en este nodo (1.1.1) es el reflejo de una de las propiedades de la Teoría axiomática de los conjuntos de Georg Cantor (Dauben 1979). Un subconjunto de un conjunto infinito no es menor que el conjunto infinito, sino menor o igual. Medio universo tiene tantas estrellas como todo él: infinitas. ¿Es, por tanto, la parte menor que el todo?
6. Nodo (1.1.2) La disyuntiva del nodo (1.1.2) surge tras asumir – en el nodo (1) la interpretación todo: que el sujeto de turno es un conjunto; – en el nodo (1.1) la interpretación parte: que el sujeto de turno es el conjunto finito que define la interpretación existencial. El nodo (1.1.2) presenta la ambigüedad entre cualquiera de ellos y alguno: el sujeto de turno, ¿es cualquiera o es alguno de los elementos del subconjunto definido por la interpretación
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existencial? La opción cualquiera corresponde a la interpretación todo porque este pronombre reemplaza a un número de elementos que puede igualarse al número total de ellos (Cualquiera de los países del grupo tiene un PIB superior a 20.000 dólares significa que todos los miembros del grupo lo tienen). La opción alguno corresponde a la interpretación parte porque este pronombre nunca puede reemplazar al total del grupo (Alguno de los países del grupo tiene un PIB superior a 20.000 dólares no significa que todos los miembros del grupo lo tengan). Oraciones como A mi marido se le aguanta bien son ambiguas porque, asumida su interpretación existencial, no aclaran si el sujeto de turno es uno (alguien, tú, yo u otra persona le aguanta bien) o más de uno (cualquiera). El nodo (1.1.2) plantea una ambigüedad que es inherente a la interpretación existencial tal y como la define Mendikoetxea (1999b: 1644): «existe por lo menos un individuo que satisface el enunciado de la oración». La ambigüedad reside en el «por lo menos». Se trata un de un operador de condición «mayor o igual» que permite definir el sujeto de turno bien como un individuo o bien como un conjunto de ellos.
7. Nodo (1.2.1) La disyuntiva del nodo (1.2.1) surge tras asumir – en el nodo (1) la interpretación parte: que el sujeto de turno es la unidad; – en el nodo (1.2) la interpretación todo: que esa unidad es la escala, el todo en cuyo marco se realiza la acción del verbo. El nodo (1.2.1) presenta la ambigüedad entre un tema que sufre un cambio gradual y un tema incremental en el sentido de Dowty (1991), es decir, un tema en el que el incremento lo van marcando partes del total. Las dos interpretaciones caben en la oración El alpinista se congela. Según la interpretación parte el sujeto de turno es la escala cuyas partes van siendo afectadas por la acción del verbo unas tras otras: primero se le congelan las puntas de los dedos, luego los dedos, las manos y así sucesivamente. Según la interpretación todo el sujeto de turno es la escala en la que los diferentes estados (enfriamiento, temblor, adormilamiento, muerte) se van sucediendo uno tras otro. La acción del verbo congelarse afecta a toda la escala, a todo el alpinista a la vez, no diferencia partes.
8. Nodo (1.2.2) La disyuntiva del nodo (1.2.2) surge tras asumir – en el nodo (1) la interpretación parte: que el sujeto de turno es la unidad; – en el nodo (1.2) la interpretación parte: que esa unidad es el indicador, la parte que señala el grado de progresión de la acción del verbo con respecto a una escala. El nodo (1.2.2) presenta la ambigüedad entre si el indicador ocupa toda la escala u ocupa tan sólo una parte. Esta disyuntiva se aprecia en la oración El ciclista se hace cinco puertos.
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Para saber en qué punto del recorrido está el ciclista basta con mirar al propio ciclista, que es el indicador. Si está muy cansado y el nivel de glucosa en su sangre es muy bajo, estará próximo al final; si lo vemos fresco, está subiendo el primer puerto. Ésta es la interpretación todo: el ciclista es el indicador del proceso del recorrido y, paradójicamente, es también la escala en la que el indicador se mueve. En la interpretación parte desaparece la paradoja: la gran escala es la carretera y el ciclista es el indicador que marca un punto.
9. Nodo (1.1.1.1) La disyuntiva del nodo (1.1.1.1) surge tras asumir – en el nodo (1) la interpretación todo: que el sujeto de turno es un conjunto; – en el nodo (1.1) la interpretación todo: que el sujeto de turno es todo el conjunto; – en el nodo (1.1.1) la interpretación todo: que el sujeto de turno es un conjunto total, sin límites, infinito. El nodo (1.1.1.1) presenta la disyuntiva entre si los individuos que forman el conjunto infinito se comportan como un género o si, por el contrario, mantiene cada uno su carácter individual. En la oración En el Tour se corre mucho se percibe en primer lugar la interpretación universal absoluta por la que se opta en el nodo (1.1.1): son todos los corredores sin excepción los que corren mucho, el que no lo haga no participa en la carrera o queda eliminado en las primeras etapas. En segundo lugar, se percibe la tensión entre el todo y la parte que propone el nodo (1.1.1.1): ¿Quién es el sujeto de turno, el pelotón como un todo o cada uno de los corredores individuales como partes? Queda todavía por explicar un fleco, y es que un conjunto como un pelotón no parece ser infinito. Simplemente aportaré dos notas al respecto. (1) El pelotón se comporta como la gente, que sí es un conjunto infinito. De hecho, ambos pueden sustituir al se en la oración propuesta: En el Tour el pelotón corre mucho / En el Tour la gente corre mucho. (2) El pelotón y la gente difieren de conjuntos finitos como una corporación o un ministerio. Si cualquiera de estos últimos paga los gastos, no paga cada empleado o cada funcionario, mientras que si un pelotón corre el Tour, sí que da pedales cada ciclista. Es en este sentido como hay que comprender la infinitud del sujeto de turno del se en el nodo (1.1.1.1).
10. Nodo (1.1.1.2) La disyuntiva del nodo (1.1.1.2) surge tras asumir – en el nodo (1) la interpretación todo: que el sujeto de turno es un conjunto; – en el nodo (1.1) la interpretación todo: que el sujeto de turno es todo el conjunto; – en el nodo (1.1.1) la interpretación parte: que el sujeto de turno es una parte de un conjunto infinito.
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El nodo (1.1.1.2) presenta la disyuntiva propia a la cuantificación interna de un subconjunto de un conjunto infinito. En este nodo se decide si el número de elementos de este subconjunto es igual a infinito (interpretación todo) o si es menor que infinito (interpretación parte). En la oración En las favelas se mata a los intrusos a tiros se percibe en primer lugar la interpretación quasi-universal por la que se opta en el nodo (1.1.1): no todos los innumerables habitantes de la favela matan, habrá mujeres y niños que vivan allí y que no maten. En segundo lugar, se percibe la tensión entre el todo y la parte que propone este nodo (1.1.1.2): ¿Quién es el sujeto de turno, los también innumerables hombres de la favela, o sólo el subconjunto de la banda del traficante, cuyo número es finito?
11. Nodo (1.1.2.1) La disyuntiva del nodo (1.1.2.1) surge tras asumir – en el nodo (1) la interpretación todo: que el sujeto de turno es un conjunto; – en el nodo (1.1) la interpretación parte: que el sujeto de turno es un conjunto finito; – en el nodo (1.1.2) la interpretación todo: que el sujeto de turno es cualquiera, posiblemente todos los elementos del subconjunto. El nodo (1.1.2.1) presenta la incógnita de cuántos de los elementos del subconjunto finito forman parte del sujeto de turno: ¿todos ellos (interpretación todo) o alguno de ellos (interpretación parte). En la oración En este mercado se venden productos chinos se percibe en primer lugar la opción todo por la que se opta en el nodo (1.1.2): cualquiera de los puestos puede vender productos chinos. En segundo lugar, se percibe la tensión entre el todo y la parte que propone este nodo (1.1.2.1): ¿todos los puestos del mercado venden productos chinos o sólo alguno de ellos? ¿Cuántos de los puestos conforman el sujeto de turno? Sobre todos y cada uno de ellos pesa la duda de si será o no actor.
12. Nodo (1.1.2.2) La disyuntiva del nodo (1.1.2.1) surge tras asumir – en el nodo (1) la interpretación todo: que el sujeto de turno es un conjunto; – en el nodo (1.1) la interpretación parte: que el sujeto de turno es un conjunto finito; – en el nodo (1.1.2) la interpretación parte: que el sujeto de turno es alguno de los elementos. El nodo (1.1.2.2) presenta la ambigüedad entre si ese alguno es un individuo (interpretación parte) o es un conjunto que se equipara a un individuo, lo que Pesetsky (1990) ha definido como «corporación» (el gobierno, el ministerio, la mafia) (interpretación todo). En la oración En esa situación se acostumbra al niño a no hacerlo y punto se percibe en primer lugar la opción parte por la que se opta en el nodo (1.1.2): es alguien o alguno quien acostumbra al niño. En segundo lugar, se percibe la tensión entre
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la parte y el todo que propone este nodo (1.1.2.2): en su interpretación parte el sujeto de turno es una persona: la madre, el padre, el profesor, tú, yo...; en su interpretación todo el sujeto de turno es una corporación, es un grupo que actúa como una unidad: la escuela, la familia...
13. Nodo (1.2.1.1) La disyuntiva del nodo (1.2.1.1) surge tras asumir – en el nodo (1) la interpretación parte: que el sujeto de turno es la unidad; – en el nodo (1.2) la interpretación todo: que esa unidad es la escala; – en el nodo (1.2.1) la interpretación todo: que toda la escala adquiere un mismo valor en un momento determinado. El nodo (1.2.1.1) presenta la disyuntiva entre si el valor que presenta toda la escala comprende toda la escala (interpretación todo) o si ese valor es tan sólo uno de los posibles estadios en esa escala (interpretación parte). El sujeto de turno es un instrumento de medida de la progresión de la acción verbal que funciona como la cartulina que cambia de color en los tests de exposición a una sustancia química. Es toda la cartulina lo que da un valor. La interpretación todo reduce los procesos al estadio que se percibe en toda la escala. Esta reducción de lo cambiante a lo estático provoca que el proceso del verbo con se sea percibido como una «propiedad inherente de las cosas» (Fernández Ramírez 1987: 405) y da lugar a lo que Sánchez (2002: 62 y ss.) denomina «construcciones mediopasivas». Así, por ejemplo, afirmar que Una casa de Lego se construye fácilmente es más bien afirmar que el construirse fácilmente es una propiedad de una casa de Lego que afirmar que la casa se encuentra en un determinado estadio de construcción; afirmar que Esta camisa se lava mal es afirmar que el lavarse mal es más bien una propiedad de esta camisa que afirmar que la camisa se encuentra en un determinado estadio del difícil proceso de lavado. Por el contrario, la interpretación parte reconoce que el estadio actual de toda la escala es uno de los estadios de un abanico más amplio. Por ejemplo, afirmar que Este vino se agría es más bien afirmar que el vino se halla en un determinado estadio del proceso de estropeado que afirmar que el avinagrarse es una propiedad de este vino; y afirmar que Este conflicto se gestiona sin la intervención del ministro es más bien afirmar que el conflicto se halla ya en un determinado estadio del proceso de gestión que afirmar que el gestionarse de un determinado modo es una propiedad de este conflicto. Entre las dos interpretaciones propuestas la oración La puerta se abre significa bien que el poder abrirse es una propiedad de la puerta (interpretación todo) y/o que la puerta se encuentra en un determinado estadio del proceso de apertura, que se está abriendo ahora mismo (interpretación parte).
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14. Nodo (1.2.1.2) La disyuntiva del nodo (1.2.1.2) surge tras asumir – en el nodo (1) la interpretación parte: que el sujeto de turno es la unidad; – en el nodo (1.2) la interpretación todo: que esa unidad es la escala; – en el nodo (1.2.1) la interpretación parte: que esa escala es afectada parte por parte. El nodo (1.2.1.2) presenta la ambigüedad entre si la escala que se ve afectada parte por parte es un continente (interpretación todo) o es el contenido (interpretación parte). La interpretación todo se observa en la oración El depósito se gasta. La interpretación parte se observa en la oración El combustible se gasta. La paradoja de este nodo (1.2.1.2) se observa en la oración La bañera se sale, donde en su interpretación parte la escala es el agua de la bañera cuyo volumen va menguando a medida que se salen sus litros. En su interpretación todo la escala es la propia bañera, a cuyo volumen no afecta que una parte suya, su agua, se pierda o que otra parte suya, su parte frontal, asome por la puerta. En cualquier caso el sujeto de turno es en este nodo una parte que se confunde con la unidad o sujeto sintáctico.
15. Nodo (1.2.2.1) La disyuntiva del nodo (1.2.2.1) surge tras asumir – en el nodo (1) la interpretación parte: que el sujeto de turno es la unidad; – en el nodo (1.2) la interpretación parte: que esa unidad es el indicador; – en el nodo (1.2.2) la interpretación todo: que ese indicador ocupa toda la escala. El nodo (1.2.2.1) presenta la disyuntiva entre si el indicador son dos partes complementarias que forman el 100% de la escala (interpretación todo) o si el indicador es la línea inmaterial cuyo volumen tiende al 0% que las separa (interpretación parte). El sujeto es un instrumento de medida de la progresión de la acción verbal que funciona como una barra de progreso de las que vemos en los ordenadores: ¿son el indicador las barras que crecen o menguan a medida que se carga un programa (interpretación todo) o es el indicador la línea que separa las dos barras (interpretación parte)? La ambigüedad que expresa el nodo (1.2.2.1) se percibe en cualquier oración con complemento directo y con el se que De Miguel y Fernández Lagunilla (2000) denominan aspectual. Así, por ejemplo, en la oración El concursante se comió veinte huevos duros, para saber cuál es el grado de progresión de la acción basta con mirar el interior del concursante y bien contar el número de huevos que ya ha comido o bien medir el espacio que todavía queda por llenar (interpretación todo). Obsérvese que esta última medición devuelve un valor que es igual al de un parámetro exterior al sujeto de turno: es igual al resto del complemento directo, al número de huevos que esperan en la mesa a ser comidos. La interpretación parte considera como indicador del progreso el estrecho límite entre las partes complementarias: El concursante se comió el huevo trece de veinte, donde trece marca la línea que separa las dos partes de la escala definida como veinte.
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16. Nodo (1.2.2.2) La disyuntiva del nodo (1.2.2.2) surge tras asumir – en el nodo (1) la interpretación parte: que el sujeto de turno es la unidad; – en el nodo (1.2) la interpretación parte: que esa unidad es el indicador; – en el nodo (1.2.2) la interpretación parte: que ese indicador ocupa una parte de la escala. El nodo (1.2.2.2) presenta la disyuntiva entre si el indicador ocupa una parte de una escala que es una unidad (interpretación parte) o si ocupa una parte en un conjunto de escalas (interpretación todo). El sujeto es un indicador de la progresión de la acción verbal similar a la luna tras el punto culminante de un eclipse de sol. El progreso del eclipse lo va marcando el círculo negro a medida que se retira a través de la escala que representa el círculo brillante. Así, por ejemplo, la oración La galleta se cae, no aguanta erguida significa que el círculo de la galleta va retirándose a lo largo de la escala que representa la figura de la misma galleta erguida. Se trata de la interpretación todo: el contorno del sujeto de turno tiene el mismo tamaño que el contorno de la escala de la que va saliendo. La interpretación parte multiplica la escala y crea un conjunto de repeticiones. Los círculos brillantes se multiplican y el contorno del sujeto de turno es ahora un círculo negro que va pasando de uno a otro. Así, por ejemplo, la oración El impulso se transmite significa que el impulso abandona su posición para ocupar la adyacente, después abandona su nueva posición para ocupar otra tercera, y así sucesivamente. El conjunto de repeticiones de la escala no está limitado. Si decimos que El submarino se hunde o que La galleta se cae, la interpretación parte del nodo (1.2.2.2) no establece si el submarino o la galleta descienden dos, tres, cien veces su propia altura. No obstante, obsérvese que el conjunto de repeticiones de la escala puede venir dado por un parámetro externo al sujeto de turno: El submarino se hunde mil metros o La galleta se cae de la mesa, donde la longitud del descenso está ya expresada en metros o viene ya dada por la altura de la mesa. La ambigüedad que presenta este nodo (1.2.2.2) se observa en la oración El error se repite. No queda claro si el error sale de su contorno y se repite sólo una vez (interpretación todo) o si esta misma operación se repite varias veces (interpretación parte). La oración El muchacho se ha dormido puede significar bien que el muchacho se encuentra en la primera y en la única de las repeticiones del primer minuto de la acción dormir (interpretación todo), o bien que el muchacho ha recorrido ya todos los minutos de la acción dormir y además se ha salido de ellos como la luna se sale del sol en un eclipse: el muchacho ha seguido durmiendo después del último minuto que debería haber durado la acción (interpretación parte). El juego entre las interpretaciones todo y parte de este nodo es muy productivo para explicar cuestiones relativas al se. Por ejemplo, quien se va o se fuga realiza un movimiento similar al de la luna en un eclipse de sol, saliendo del contorno que ocupa y quedando fuera de él. El movimiento continúa bien sin un límite determinado (se va, se fuga de España) o bien con un límite explícito (se va, se fuga a América). Lo expuesto es compatible con las fases de logro y posterior estado que proponen De Miguel y Fernández Lagunilla (2000). La fase de logro se correspondería con la interpretación parte, donde se aprecia el movimiento del indicador por la escala, mientras que la fase de estado se correspondería con la interpretación todo, donde estado sería igual a una repetición con o sin límite.
Una clasificación semántica de los valores del se
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17. Nodo (-1) Si el nodo (1) proponía una cuantificación interna del sujeto de turno, el nodo (-1) propone una cuantificación externa. El sujeto de turno es una forma finita que tiende a igualarse a un conjunto infinito exterior o fondo de dos maneras, mediante la multiplicación o mediante la división (Alfageme 2009). La función de se + a es la de propagar el sujeto del verbo, la de multiplicarlo en el exterior hasta igualar sus dimensiones con las de un conjunto expresado con la preposición a. En esta propagación se observan dos propiedades de la multiplicación de conjuntos infinitos: la multiplicación de un factor infinito por un factor finito (a) no afecta al factor infinito, y (b) expande el factor finito. El factor infinito, el complemento con la preposición a, permanece inalterado en las oraciones Un litro de aire se añade al flotador, Un estudiante se suma a la clase de matemáticas, y El panda se habitúa a su nuevo entorno. El factor finito se expande en las oraciones La goma del pantalón, que es pequeña, se ajusta a mi cintura, que es grande, El primer conjunto se corresponde al segundo y La forma se iguala a su fondo. Ambas propiedades de la multiplicación de conjuntos infinitos se observan a la vez en la oración El volumen de un gas se adapta al volumen de su continente, donde (a) el fondo no cambia y (b) la forma acaba siendo igual al fondo. La función de se + de, por el contrario, es la de dividir un conjunto exterior expresado con la preposición de y la de introducir en el sujeto de turno una copia de ese exterior. En estas operaciones se observan dos propiedades de la división de conjuntos infinitos: (a) el dividendo infinito permanece inalterado, y (b) las partes resultantes pueden ser iguales al dividendo infinito. El dividendo, el complemento con la preposición de, permanece inalterado en las oraciones Los cubos se llenan de agua del mar, El primer conjunto se embarga del segundo y La galaxia se compone de estrellas. Las copias o partes resultantes son iguales al modelo o conjunto infinito en las oraciones Se jacta de algo, donde quien se jacta repite en qué consiste ese algo y Se preocupa de algo, donde quien actúa constantemente repite para sí una realidad exterior. Ambas propiedades de la división de conjuntos infinitos se observan en la oración La parte se apropia de las características del todo, donde (a) el todo no cambia y (b) la parte acaba siendo igual al todo.
18. Nodo 0 Entre la cuantificación interna que proponía la rama (1) y la cuantificación externa que proponía la rama (-1) hay un punto en el que la cuantificación del sujeto de turno es interna y externa a la vez. Este punto se observa en la oración Los peluqueros se peinan. La cuantificación del sujeto que realiza la oración propuesta es interna. El nodo (1) presenta la disyuntiva entre, por un lado la interpretación recíproca (interpretación parte) o, por otro lado, la interpretación reflexiva, (interpretación todo). La interpretación parte dirime cuántos de los peluqueros peinan: ¿peinan todos?; y si alguien peina a dos, ¿se queda alguien
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sin peinar?; ¿y si el número de peluqueros es impar?, ¿peina, por tanto, un 100%, un 80% o un 50% de los peluqueros? Por el contrario, en la interpretación todo cada agente tiene asignado un paciente con nombre y apellidos; cada uno sabe quién le peina y a quién peina: a sí mismo. Todos peinan. La cuantificación del sujeto que realiza la oración propuesta, además de interna como acabamos de ver, es también externa. Lo es porque implica tanto una multiplicación como una división. Los papeles de factor y de divisor del sujeto de turno no se aprecian como se apreciaban en las oraciones con se + a y con se + de porque en este nodo que nos ocupa la división y la multiplicación se realizan por uno. El argumento interno del verbo no es un conjunto mayor que el argumento externo, sino que ambos son el mismo; entre ambos se establece desde antes del comienzo de la acción verbal una proporción de 1:1.
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Typologie sémantique des mots roumains empruntés au français
1. Introduction Notre contribution fait partie d’un projet de recherche sur la Typologie des emprunts lexicaux français en roumain en déroulement à l’Université de Craiova (Roumanie), dont le but principal est l’analyse sémantique comparative des gallicismes lexicaux du roumain et de leur base française. L’objectif de cet article est de présenter quatre types d’emprunts: 2.1. mots d’origine française1 qui ont développé en roumain des sens métaphoriques familiers ou argotique, avec ou sans correspondants en français (salon, beton, mansardă); 2.2. mots où il s’agit d’une contribution de l’anglais à la sémantique de mots roumains d’origine française (caserolă, a aplica); 2.3. mots empruntés du français sous deux formes (întrevedere et interview); 2.4. mots de la même origine, empruntés deux fois, dont une par filière française (hazard) et l’autre par filière turque (zar).2 À partir de la fin du XVIIIe siècle, mais surtout au long du XIXe siècle –époque de la modernisation– et de la première moitié du XXe siècle, le roumain a subi une très forte influence française, «unique au monde, en ce qui concerne ‹les emprunts à distance›», d’après Alf Lombard (1969: 646). Après 1829 (Paix d’Adrianople), grâce au revirement d’ordre politique, économique et surtout culturel des principautés roumaines, cette influence, qui fait partie de la ‹re-romanisation› du roumain, est devenue tellement forte qu’elle a modifié la physionomie de la langue et surtout la structure de son vocabulaire. D’après plusieurs statistiques, presque la moitié des mots roumains figurant dans le DEX proviennent du français (ou bien comptent le français parmi les langues de leur origine possible). Dans le deuxième cas il s’agit de mots à ‹étymologie multiple›.3 Mot attestés en français n’importe leur origine première –latin (hérité ou savant), francique, néerlandais, etc. 2 Pour le français, les données (sémantiques et étymologiques) sont en général présentées d’après le TLFi, complété avec les dictionnaires GRLF, GR et GLLF. Les données roumaines proviennent du DA / DLR, du DLRC, du DEX et du DN. Les dates des premières attestations ont été prises de TIKT / MIR pour les mots enregistrés par ce dictionnaire. Pour l’anglais nous nous sommes servis de l’OED et du WEBST., mais nous avons profité aussi des présentations synthétiques et des exemples des nombreux dictionnaires anglais en ligne. Nous avons traduit en français les textes roumains et anglais des dictionnaires. 3 Terme introduit dans la linguistique roumaine par Alexandru Graur (1950) et appliqué aux mots roumains qui auraient pu provenir de plusieurs langues. Par exemple il est très difficile, sinon 1
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2. Mots avec des sens métaphoriques familiers ou / et argotiques 2.1. Mots avec des sens métaphoriques familiers ou / et argotiques en roumain 2.1.2. fr. salon > roum. salon Le mot français est attesté depuis 1650. Son origine est ‹mouvementée› puisqu’il vient de l’it. salone, qui à son tour est un dérivé en -one, d’un emprunt du français salle (avec maintien de l’a accentué d’après halle). Le sens principal de salon est: «pièce aménagée avec un soin particulier où l’on reçoit les visiteurs et l’on se réunit en famille et entre amis» (cf. TLFi). FR: salon subst. masc. I. 1. pièce aménagée avec un soin particulier où l’on reçoit les visiteurs; (p. méton.) mobilier de cette pièce; 2. demeure privée où la maîtresse de maison reçoit; (p. ext.) lieu de réunions mondaines; II. 1. pièce d’un édifice public réservée aux réceptions; 2. grande salle où on organise des expositions; (p. méton) exposition périodique d’œuvres d’artistes vivants; (p. anal.) grande exposition, généralement annuelle où sont présentés les produits d’une branche particulière de l’industrie ou du commerce; lieu de cette exposition; 3. (argotique) dans des locutions: salon calin, salon contact, etc. (cf. ARG FAM).
REY mentionne aussi le syntagme poète de salon (1835), signifiant «poète mondain», mais il spécifie que cette formule est devenue vite péjorative. Le mot roumain homonyme a été emprunté du français dans la première moitié du XIXe siècle. ROUM: salon, subst. neutre 1. chambre d’une habitation, destinée à recevoir les invités; 2. salle pour festivités, bals, fêtes publiques; salle pour les expositions périodiques de peinture, sculpture, etc.; (par ext.) les expositions présentées dans cette salle; réunion à caractère culturel, artistique, mondain, etc. 3. chambre à plusieurs lits, dans un hôpital. 4. (familier, dans l’expression) a fi salon (trad. litt.) «être salon» avoir un comportement irréprochable.
Les locutions familières, presque argotiques, méritent une attention spéciale: a fi salon «être de bonne qualité / se comporter d’une manière distinguée» et à l’impératif: fii salon, «comporte-toi comme il faut, d’une façon convenable». On peut employer le mot même comme adjectif épithète: Paul e un băiat salon. «Paul est un type bien élevé».
impossible, d’établir si le mot roumain monofonic provient du français monophonique ou de l’anglais monophonic, si l’étymon du substantif gorilă est le mot français gorille, le mot italien gorilla ou le mot allemand Gorilla, de même si l’interjection haide «vas-y / allons-y» a pour origine le mot turc haydi, le mot bulgare haide ou le mot grec àide.
Typologie sémantique des mots roumains empruntés au français
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2.2. Mots avec un sens métaphorique familier ou argotique semblables en roumain et en français 2.2.1. fr. mansarde - roum. mansardă Le mot français mansarde, dont le signifiant provient du nom de l’architecte François Mansard (1598-1666) est attesté en 1676 (TLFi).4 Selon ce dictionnaire mansarde a deux sens principaux dans le domaine de l’architecture: FR: mansarde: subst. fém. 1. comble brisé à quatre pans appelé aussi comble à la Mansart, ou à la mansarde, ou en mansarde; 2. fenêtre pratiquée dans la partie verticale d’un comble brisé; (par. anal.) toute pièce à plafond bas dont un mur au moins est en pente selon l’inclinaison du toit: habiter une mansarde. 3. (argot) crâne.
En roumain le mot fait son apparition lexicographique dans la première moitié du XIXe siècle sous la forme manzardă, puis sous la forme mansardă dans un poème d’Alexandru Macedonschi, au commencement du XXe s. (DLR).5 ROUM: mansardă subst. fém. 1. dernier étage d’une maison, situé immédiatement sous le toit; 2. chambre ou ensemble de chambres situées sous le toit, aménagées comme habitation, ayant le plafond ou le(s) mur(s) oblique(s); 3. (métaphorique, fam.) esprit, intelligence a avea păsărele la mansardă (trad. litt.) «avoir des petits oiseaux à la mansarde», a fi deranjat la mansardă (trad. litt.) «être dérangé à la mansarde», être déséquilibré.
Le sens emprunté a un caractère très général: «étage situé immédiatement sous le toit d’un bâtiment; p. extension, pièce ou logement, souvent de forme irrégulière (et) à toit incliné» (DLR). Grâce au sème ‹qui se trouve à la partie supérieure› du lexème toit, inclus dans la définition de mansarde, le mot est employé en roumain comme métaphore fréquente pour faire référence à la capacité intellectuelle ainsi qu’à l’équilibre psychique d’une personne. Quelques exemples: are mansarda bine echipată (trad. litt. «il a la mansarde bien équipée»), qui désigne une personne compétente et intelligente, a-şi mobila mansarda (trad. litt. «meubler sa mansarde») avec le sens «s’instruire», ainsi que diverses expressions signifiant «être déséquilibré»: a avea păsărele / lilieci la mansardă (trad. litt. «avoir des oiseaux / des chauvessouris à la mansarde»), a fi deranjat la mansardă (trad. litt. «être dérangé à la mansarde»), etc.6 Le dictionnaire ARG FAM signale trois exemples –malheureusement sans les reproduire– où le mot français mansarde a le sens très semblable de la métaphore roumaine, le référent étant ‹le récipient› de l’intelligence: le crâne. REY précise que ce système de construction a été a mis en vogue vers 1650, mais que François Mansard est considéré à tort comme l’inventeur, puisque Pierre Lescaut (1515-1578) le connaissait et l’utilisait déjà. 5 Le dictionnaire Tiktin (voir TIKT / MIR), élaboré dans sa première forme à la fin du XIXe s., n’enregistre pas encore ce gallicisme. 6 Une évolution cognitive tout à fait semblable est propre au mot anglais garret «mansarde» qui, comme son équivalent roumain, est employé dans le même type d’expressions figurées: to be wrong in one’s garret, to have one’s garret unfurnished (OED). 4
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2.2.2. fr. béton > roum. beton Voici la présentation des dictionnaires français et roumains pour ce mot: FR: béton subst. masc. 1. matériau de construction à grande résistance; (p. métaph.) symbole de la solidité, de la résistance, de la contrainte; au fig. (sport) faire, jouer le béton; (arg. des casernes) un béton un fort; hommes de béton soldats qui servaient dans les ouvrages fortifiés de la ligne Maginot; 2. (p. anal.) matériaux qui contiennent beaucoup d’hydrogène, utilisés comme absorbeurs de neutrons; 3. (p. métaph.) en béton solide, inattaquable un alibi en béton; (adj. fam.) une excuse béton. ROUM: beton: I subst. neutre 1. matériau très résistant utilisé dans les constructions, résulté d’mélange de gravier, ciment, etc.; 2. (sport) système de défense employé dans certains jeux sportifs (surtout au football) apărare beton «défense béton»; II. (adj. fam.) solide, indestructible; (arg.) formidable o tipă beton (trad. litt.) «une typesse béton» une typesse très bien, o petrecere beton (trad. litt.) «une fête béton», une fête très réussie.
Il résulte que le mot roum. beton présente un développement analogue à celui de salon: avec le sens «très bon (sans défaut)», le substantif a pris les fonctions d’un adjectif ou d’un adverbe: o pledoarie beton «un plaidoyer excellent (auquel on ne peut rien opposer)», o petrecere beton «une fête très réussie». En argot le mot est employé aussi comme attribut qualificatif d’une personne: o tipă beton «une typesse O.K., très bien». Probablement que le point de départ de ce changement de catégorie grammaticale a été la locution de beton «en béton». En français, d’après les dictionnaires consultés, béton avec le sens «solide, sérieux, fiable, dur» est employé plutôt comme substantif, précédé de en ou de l’article: établir un système sur solide béton (TLFi) c’est du béton, ton gâteau (GR). Pourtant on le trouve aussi avec fonction attributive: arguments bétons «solides, irréfutables» (GR). Il semble donc que la ré-grammaticalisation en adjectifs de certains substantifs ayant un sens métaphorique qualificatif est une tendance commune, au moins aux deux langues dont nous nous occupons ici.
3. Gallicismes roumains enrichis par des calques sémantiques de l’anglais Comme conséquence de l’abandon du totalitarisme communiste et de l’instauration d’une démocratie capitaliste, dans les dernières deux décennies nous assistons en roumain à un second grand changement de vocabulaire, dans une certaine mesure semblable à la modernisation de la deuxième moitié du XIXe siècle, par profondeur et dimensions. Cette fois-ci le modèle culturel (politique, économique, scientifique, administratif, etc.) vient par l’intermédiaire de l’anglais, dans une première étape des États-Unis et, ensuite, de l’Union Européenne aussi. En Roumanie, l’anglais devient la première langue étrangère étudiée dans les écoles et les universités, au détriment du français.
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Un phénomène particulièrement intéressant est celui des calques sémantiques d’après l’anglais, qui font leur apparition dans des mots roumains empruntés jadis au français. Une bonne partie de mots dont il est question sont en anglais aussi d’origine française. 3.1. roum. caserolă < fr. casserole > angl. casserole Le mot français casserole (dérivé de l’aprov. casse «récipient» avec le suff. -erol(l)e, (-ole) (cf. TLFi qui renvoie à BW) ayant le sens de «ustensile de cuisine», (1583) a les significations suivantes (cf. DAF): FR: casserole subst. fém.1. récipient cylindrique pourvu d’un manche et qui sert à la cuisson des aliments: une casserole d’aluminium; 2. (p. métonymie) contenu de ce récipient: une casserole d’eau bouillante. 3. (expr. fig. et fam.) chanter comme une casserole chanter mal, chanter faux ; (pop.) traîner des casseroles, avoir une mauvaise réputation due à une affaire douteuse dont le bruit vous poursuit longtemps; passer à la casserole, être mis dans une mauvaise situation, subir un traitement désagréable, sans pouvoir s’y soustraire.
Les deux sens fondamentaux du mot français sont «ustensile de cuisine» et, par transfert métonymique, son contenu (une casserole d’eau, veau / riz à la casserole). Le lexème a développé en français toute une série d’extensions métaphoriques et populaires, fondées sur une analogie de forme ou de résonnance, puisque le mot a été employé avec les sens «casque de combat» (en 1916), «projecteur», ou bien «piano de mauvaise qualité» (cf. REY) La plupart de ces connotations sont péjoratives (chanter comme une casserole, ce piano est une vraie casserole, trainer des casseroles, passer qqn. à la casserole «tuer qqn. (par allusion aux volailles que l’on tue pour les faire cuires; cf. REY)», etc.). Le roumain a emprunté le mot, probablement, seulement au commencement du XXe siècle, car il est absent du TIKT / MIR, du DA et du DLRC. Dans les dictionnaires contemporains (DEX, MDENC) caserolă est défini comme suit: ROUM 1: caserolă subst. fém. 1. récipient en porcelaine, prévu de manche, employé dans les laboratoires pour fondre des substances visqueuses et peu volatiles; 2. récipient, profond, à manche et au fond plat, utilisé en cuisine.
À la différence du mot français, la première acception du mot roumain est celle de ‹ustensile pour laboratoire›. C’est l’anglais qui nous fournit l’explication, par l’homonyme casserole, mot emprunt au français du XVIIIe s. Quant au sens, l’OED nous offre une citation de 1960 de l’Observer: 1960 Observer 17 Jan. 14/4 A casserole, once upon a time, was a pan with a handle, made in tinned copper, earthenware, enamelled iron or some other heat-resistant material... In Britain today the casserole has become a portmanteau word for any receptacle in a fire-resistant material, with or without a lid, that goes both into the oven and on to the dinner-table. (OED)
Le WEBST est plus explicite en ce qui concerne le sens qui se retrouve en roumain:
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ANGL: casserole subst. 1. récipient de cuisine; 2. récipient en céramique ou en verre qui sert à la cuisson et à la présentation des aliments; les plats préparé ainsi sont dits en casserole; 3. plat profond pourvu d’un manche, utilisé par les chimistes.
En anglais on trouve aussi le sens «petit récipient, en papier ou en plastique, dans lequel on vend des fruits ou des aliments», récipient qu’on appelle en français barquette. Cette acception ne figure pas encore dans les dictionnaires anglais et ne semble pas encore être connue par tous les locuteurs, mais on la retrouve dans Google. Sur le site www.tradevv.com/ vs-casserole/ on lit: tokyo plast international ltd. is a professional thermo food container, thermal kitchenware, plastic casseroles, hot food container, hot insulated food, han billion metals and chemicals co.
Le dictionnaire roumain de néologismes (DN) enregistre le sens «barquette», ainsi qu’un sens technique «couverture d’une hélice», que nous n’avons retrouvé ni dans les dictionnaires français ni dans les dictionnaires anglais. Le mot roumain caserolă est donc le résultat d’une double influence. Le mot est un emprunt du français; dans l’acception «récipient de cuisine» il est peu utilisé aujourd’hui. Les deux sens nouveaux («récipient de laboratoire» et «barquette») proviennent de l’anglais par calque sémantique. Donc, l’anglais a généralisé le sens du genre proche «récipient» et le roumain a élargi le sens du mot caserolă, par un calque sémantique de l’anglais, la principale langue source du roumain actuel. 3.2. roum. a aplica > fr. appliquer < angl. to apply Le verbe français appliquer, attesté en 1280 (cf. REY) sous la forme apliquier, est un emprunt du latin (> applicare), riche en sens et en constructions, présentés infra en résumant le TLFi : FR: appliquer verbe tr. 1. poser, mettre en contact appliquer une couche de peinture sur un mur, appliquer un cachet sur de la cire; 2. utiliser qch. pour obtenir un certain résultat appliquer une thérapie, appliquer une règle, appliquer son intelligence à faire qch; 3. employer pour un usage déterminé, faire servir dans une situation donnée appliquer son esprit à l’étude; 4. (pronom.) apporter beaucoup d’attention, faire des efforts cet écolier s’applique beaucoup.
Les dictionnaires roumains enregistrent pour le verbe a aplica la plupart des sens du verbe français: ROUM 1: aplica I. verbe tr. 1. mettre une chose sur une autre, la fixer, l’unir à; 2. mettre quelque chose en pratique, employer a aplica un procedeu / un traitement «appliquer une procédure / un traitement»; (dans l’expression) a aplica (cuiva) o palmă (trad. litt.) «appliquer (à qqn.) une gifle», gifler qqn.; (pronom. vieilli) se dédier, étudier qch. a se aplica la algebră «s’appliquer à (l’étude de) l’algèbre».
Typologie sémantique des mots roumains empruntés au français
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Récemment, le verbe a aplica accompagné souvent des prépositions la ou pentru a pris un sens supplémentaire, qu’on trouve dans les exemples offerts par Google: «faire une requête officielle»: a aplica la universităţi din străinătate / pentru un job «faire une requête pour être inscrit à des universités étrangères / pour un travail». On retrouve ce nouveau sens parmi les acceptions du verbe anglais to apply. Le mot anglais apply, a été emprunté, à son tour, de l’afr. sous sa forme anglo-normande applier, apllier ou plier (cf. AND s.v. applier) attestée dans la deuxième moitié du XIVe s. Le mot présente les sens suivants (cf. OED et résumés d’après WEBST): ANGL: apply I. verbe tr. 1. poser, mettre en contact, appliquer to apply the suntan, the paint; 2. utiliser, employer to apply the brakes, to apply the pressure on a cut, to apply one’s knowledge to a problem; 3. mettre en contact avec une personne ou une chose. 4. (oneself) se consacrer à un but, travailler durement pour you can solve any problem if you apply yourself. II. verbe intr. 1. faire une requête, d’habitude officielle et écrite he applied to join the police; to apply for a position. 2. être valable, être en vigueur your order doesn’t apply in an emergency.
D’après l’OED, le sens de II, «faire une requête» est attesté depuis le XVIe s. Vu la haute fréquence de cette nouvelle acception dans la langue actuelle, l’article de dictionnaire du verbe roumain a aplica devrait être complété avec ce sens nouveau: ROUM 2: aplica verbe intr. II. 1. faire une requête, d’habitude officielle et écrite a aplicat la universitati din strainatate/ pentru un job «faire une requête aux universités étrangères / pour un emploi».
Il est frappant que le locuteur roumain ait reconnu le lien qui existe entre le mot anglais to apply et le verbe roumain a aplica, assez différents du point de vue du signifiant. On doit, peut être, partir comme intermédiaire phonétique du substantif aplicaţie < fr. application et de l’anglais application, bien que le roum. aplicaţie n’ait pas (encore) tous les sens du mot anglais. Il s’agit donc encore une fois d’un calque sémantique d’après un mot anglais ‹appliqué› au verbe a aplica, entré en roumain par filière française.7 Nous croyons que dans ce contexte il est difficile de parler d’emprunt. Il s’agit plutôt d’un mélange de langues possible dans certaines situations pragmatiques. Voir, par exemple, la situation de l’anglo-saxon et de l’anglo-normand (cf. Trotter 2009).
DEX renvoie non seulement au fr. appliquer, mais aussi au lat. applicare; pour le DA le mot latin sert d’explication au mot français.
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4. Emprunt répété d’un même mot d’origine française, avec contribution sémantique anglaise 4.1. roum. întrevedere < fr. entrevue; roum. interview < fr. interview Le mot roumain întrevedere, attesté en 1862, est un calque du français entrevue (1498) participe passé du verbe entrevoir (en roumain a întrevedea): FR: entrevue subst. fém. rencontre concertée entre deux ou plusieurs personnes. ROUM: întrevedere subst. fém. rencontre entre deux ou plusieurs personnes pour discuter des questions d’intérêt commun; de între + vedere (calque du fr. entrevue).
Le français entrevue a été emprunté aussi par l’anglais, toujours sous forme de calque (interview). Le mot apparaît en anglais pour la première fois en 1514. Après plus de trois siècles interview a commencé, à New York, une grande carrière internationale: 1869, 28 Jan. 67: The ‘interview, as at present managed, is generally the joint product of some humbug of a hack politician and another humbug of a newspaper reporter.
Avec ce nouveau sens, le mot est revenu sous sa forme anglaise interview en 18908 dans la langue de son pays d’origine. FR: interview subst. fém. 1. entretien d’un journaliste avec une personne qui accepte de répondre, pour les besoins d’un article ou d’une émission radiophonique ou télévisée, à des questions d’ordre professionnel ou personnel; 2. (p. méton.) publication de cet entretien dans un journal (de l’anglais, attesté dans la deuxième moitié du XIXe s. cf. TLFi)
Vêtu de sa nouvelle robe extérieure et intérieure le roumain a emprunté interview une seconde fois du français dans le premier quart du XXe s. ROUM: interviu subst. neutre entretien d’une personnalité politique, culturelle, etc. et un journaliste, au cours duquel celui-ci s’informe sur les opinion de cette personnalité pour leur publication dans les journaux ou leur diffusion à la radio ou à la télévision; (p. ext.) le texte de cet entretien publié dans la presse ou diffusé à la radio ou à la télévision; (du français, attesté au commencement du XXe s.; cf. DA)
Le français entrevue a donc été emprunté deux fois en roumain: une fois avant et une fois après son aventure anglaise.
REY croit que l’emprunt est antérieur, puisque son dérivé, le verbe interviewer (d’après l’anglais to interview) est attesté déjà en 1883.
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5. Doublets étymologiques en roumain, dont un provenant du français 5.1. roum. zar < turc az-zard; roum. hazard < fr. hasard Le mot roumain hazard est un emprunt du français au XIXe s. Le mot français doit son existence à l’espagnol azar, d’où il est venu déjà au XIIe s. avec le sens «jeu de dés». FR: hasard subst. masc. 1. cause jugée non nécessaire et imprévisible (dans les domaines philosophique, artistique, religieux, scientifique); 2. (p. méton.) concours de circonstances, événement inattendu ou inexplicable (produit par le hasard); (p. anal.) entreprise, phénomène soumis à des aléas; empr. à l’ar. pop. az-zahr «le dé à jouer» (az est la forme assimilée de l’art. al devant z) par l’intermédiaire de l’esp. azar «coup défavorable au jeu de dés; sorte de jeu de dés». cf. TLFi)
Au cours du temps le mot a acquis tour à tour les sens «certains coups de dés au jeu de hazard» (XIIIe s.), «mauvais coup en général», «risque, danger» (XVe s.) et enfin au XVIe s. «cas, événement fortuit». À l’origine du mot espagnol se trouve le mot arabe azzahr «le dé» (ou az- est une forme assimilée de l’article al). Il se trouve aussi dans la majorité des langues balcaniques par filière turque. (Mais cf. FEW t. 19, p. 2056). En roumain le mot zar «dé» a été introduit, selon TIKT / MIR au commencement du XIXe s. ayant le sens «jeu avec le dé», tout comme le mot espagnol. ROUM: hazard subst. neutre circonstance ou concours de circonstances (favorable ou défavorable) dont la cause reste inexplicable; (p. ext.) cas fortuit, inattendu; sort, destinée; joc de hazard «jeu de hasard». ROUM: zar subst. neutre petit cube en os, en bois, en plastique, etc. dont chaque face a d’un à six points, employé dans certains jeux de hasard; (p. ext.) jeu de hasard qui implique l’emploi de tels cubes; du turc zar.
Les deux mots roumains, zar et hazard, l’un entré par filière turque, l’autre par filière française, complètent ainsi l’histoire de ce mot dans les langues romanes.
6. Conclusions La richesse typologique des emprunts roumains du français se manifeste donc par la diversité des étymons français et des filières de pénétration dans la langue cible, par les différences sémantiques et l’évolution des sens figurés, ainsi que par l’importance de l’anglais pour le roumain contemporain.
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Ce dernier type peut-il être considéré comme un réel emprunt ou est-ce plutôt un modèle de ‹mélange› linguistique, possible dans certaines situations pragmatiques? Notre dernier exemple (les mots roumains hazard et zar) est une preuve qu’une bonne étymologie n’est possible qu’avec un horizon large, qui dépasse quelquefois même les familles des langues, en tenant compte des contacts interlinguistiques dus à l’histoire politique, culturelle et économique.
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Elizaveta Khachaturyan (Université d’Oslo, Norvège)
La sémantique des marqueurs discursifs du dire vue à travers la sémantique verbale. L’analyse des verbes dire / dire en français et en italien
Dans différentes langues, il existe les éléments discursifs formés à partir des verbes. Parmi les verbes productifs on peut citer le verbum dicendi (p.ex. dire, decir, to say), les verbes de perception (p.ex. voir, vedere, ver, sentire, to look, to listen) et le verbe de connaissance (p.ex. sapere, savoir, saber, to know). Souvent il s’agit des mêmes formes verbales (p.ex. diciamo-disons, per così dire-pour ainsi dire, vedi-tu vois, sai-tu sais) qui, pourtant, donnent leur origine aux éléments avec des fonctions très différentes. Dans notre étude, nous allons utiliser le terme de «marqueur discursif» pour parler de ces éléments. Les marqueurs discursifs (désormais MDs) formés à partir des verbes, diffèrent des autres MDs: ils gardent un lien assez fort avec le lexème d’origine qui correspond à la forme verbale. La sémantique de ces formes renvoie souvent à des problèmes généraux de la communication. On peut voir qu’il s’agit souvent des verbes appartenant au même groupe sémantique. Ainsi, la productivité des mêmes lexèmes dans les langues différentes peut être expliquée par leur lien avec la sémantique de la communication. En même temps, les différences qui existent entre les marqueurs de la même origine dans les différentes langues peuvent être expliquées par la sémantique différente des verbes qui a priori semblent équivalents. L’objet de notre analyse est les marqueurs formés à partir du verbum dicendi: dire (fr.) – dire (it.). Au cours de la description nous allons montrer comment la sémantique du verbe ‹dire› se rejoue dans la sémantique des marqueurs. L’article est divisé en trois parties. La première partie sera consacrée aux principes méthodologiques sur lesquels est basée notre étude. Nous parlerons de la notion de ‹marqueur discursif›, des marqueurs d’origine verbale (les mots du dire), des problèmes de la communication verbale, ainsi que de la sémantique verbale. Dans la deuxième partie, nous présenterons quelques MDs du dire en français et en italien et les différences entre eux. Dans la troisième partie, nous parlerons de la sémantique du verbe ‹dire› en italien et en français. Dans la conclusion, nous reviendrons sur la sémantique des marqueurs et nous chercherons à l’expliquer à travers la sémantique verbale.
1. Principes théoriques et méthodologiques La présente analyse est basée sur la Théorie des Opérations Prédicatives et Énonciatives d’A. Culioli. Dans le cadre de cette théorie une méthode de la description des marqueurs discursifs, ainsi qu’une approche à l’analyse verbale ont été proposées.
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1.1. Définition des marqueurs discursifs (MDs) Le format méthodologique et théorique de la description des MDs a été proposé dans les travaux des linguistes français et russes (en particulier, Kisseleva / Paillard 1998, 1999, Paillard 2001, 2002, 2009). Dans le cadre de la méthodologie élaborée, les MDs ne sont pas décrits du point de vue de leurs fonctions mais sont considérés comme «unités de la langue» (Paillard 1998: 10) qui sont soumises à des régularités: «au même titre que les unités des autres classes (N, V, Adj, Adv), les MDs se définissent par une sémantique et par une syntaxe (autrement dit des propriétés distributionnelles et une combinatoire)» (Paillard / Vu Thi sous presse). Ainsi, les MDs peuvent être décrits comme les autres unités de la langue: à travers les variations régulières dans le contexte, les propriétés formelles et l’identité sémantique. On découvre alors que l’interaction du mot avec son contexte relève au moins en partie de principes généraux de variation. Le lexique, domaine de singularités, s’avère ainsi être un lieu de régularités. Et le lexique des mots du discours s’avère être soumis aux mêmes régularités. (Paillard 1998: 10)
En même temps, la sémantique des MDs n’est pas de la même nature que la sémantique des parties du discours classiques. Elle [la sémantique des MDs. – E.K.] renvoie à la production même d’un dire par un sujet, qui vise, par des mots, à exprimer quelque chose à propos d’un état de choses du monde. En d’autres termes, un MD, de par sa sémantique, consiste à donner un statut discursif (énonciatif) particulier à la séquence sur laquelle le MD porte. (Paillard / Vu Thi sous presse).
Ainsi, les MDs confèrent à la séquence p identifiée comme leur portée un statut discursif particulier. La propriété principale des MDs «tient dans la notion de statut discursif que le MD confère à une séquence: combinée à un MD la séquence se présente comme ‹une façon particulière› de dire un état de choses» (Paillard 2002: 31-32) où par ‹état de choses› on entend «ce dont je parle en disant ce que je dis» (ib.). Les MDs sont souvent comparés aux connecteurs. Pourtant, d’après la définition des MDs, que nous proposons on voit bien que c’est une classe d’unités différentes: le rôle principal des MDs consiste à spécifier le statut discursif de la portée, alors que les connecteurs sont employés pour relier (v. p. ex. Rossari 1997). On peut distinguer plusieurs groupes de MDs selon leur propriétés sémantico-formelles (Paillard 2009). Dans la présente étude, nous parlerons des mots du dire qui sont formés à partir du verbe ‹dire› et dont la caractéristique principale consiste à mettre en scène l’espace communicatif. 1.2. Les marqueurs discursifs (MDs) du dire et le schéma communicatif En parlant du procès de la communication nous allons nous baser sur le schéma suivant: So (R’) –mots– S1 (R), –où So est le locuteur– celui qui émet le message, dans la suite de notre analyse, ce sera celui qui émet la séquence que nous analysons, S1 est l’auditeur (ou
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l’interlocuteur) –celui qui reçoit (et doit interpréter) le message émis.1 Chaque participant de la communication (So de même que S1) a sa propre représentation (R) du monde qu’il essaye de faire partager à son interlocuteur. Ce schéma reprend le schéma et la description proposés par A. Culioli pour illustrer l’activité de la communication: on ne peut se satisfaire d’un modèle simplifié du langage ramené à une boîte noire entre un émetteur et un récepteur qui, comme leur nom l’indique, tout à tour émettent et reçoivent. […] ou bien la communication était donc réduite à la transmission d’informations préréglées, ou bien on avait alors affaire à un univers prédécoupé, sans modulation, ni adaptabilité aucune. Or, le fait qu’il puisse y avoir une activité de communication supposait au contraire qu’il y ait ajustement, qu’il y ait cette boucle vertigineuse, à savoir la production par un sujet d’un agencement textuel tel que ce dernier soit reconnu par un autre sujet comme ayant été produit afin d’être perçu comme interprétable et, en fin de parcours, interprété d’une manière ou d’une autre. (1999: 11)
Le point important consiste à définir la communication comme ajustement intersubjectif: chaque locuteur essaye de dire sa représentation interne (R) du monde (Z) en utilisant les mots qui ont leur «vouloir dire» propre (leur sens), indépendant du «vouloir dire» de tout locuteur. Pour cette raison, il n’y a aucune garantie que le locuteur réussisse à dire ce qu’il veut dire: il n’y a pas de rapport nécessaire entre le projet de dire et ce que l’on dit effectivement. L’interlocuteur qui a priori a une autre représentation interne peut interpréter les mots à sa manière. Cela renvoie à une propriété importante: le dire est subjectif car il s’inscrit dans un projet, qui est de dire la perception que l’on a du ‹à dire› (Z). Dire un état de choses du monde en tant que ‹à dire› revient à donner une forme à cet état de choses. Ce travail de façonnage est matérialisé dans un énoncé, mais cet énoncé, par définition, ne peut être que partial (il renvoie à une perception / représentation du monde par un sujet) et partiel: il ne peut qu’échouer à dire le ‹à dire› jusqu’au bout. (Paillard 2009: 114)
Dans chaque langue, il existe tout un ensemble d’expressions qui expriment cet ajustement intersubjectif et marquent le hiatus entre le vouloir dire et le dire effectif: tu vois ce que je veux dire par là, c’est pas ce que je veux dire, ce que je voulais dire c’est… etc. Les MDs du dire sont parmi ces expressions: à la différence des autres MDs, ils marquent la focalisation sur le dire en tant que tel et son ‹autonomisation› par rapport à Z. Cela comporte un hiatus entre la séquence p (la portée du MD) et Z. Nous verrons par la suite que l’autonomisation du dire se présente à travers la mise en jeu de différentes problématiques: parmi lesquelles le problème de l’ajustement intersubjectif, d’un côté, et le problème du vouloir dire des mots, de l’autre côté. Par exemple, dans le cas de disons et diciamo, il s’agit de l’engagement de l’interlocuteur et de l’ouverture d’un espace intersubjectif, pour ainsi dire et per così dire marquent le désengagement du locuteur et la fermeture des mots p sur eux-mêmes2, dico et je dis, au contraire, marquent l’engagement majeur du locuteur. On sait bien, qu’au cours d’une conversation le locuteur devient auditeur et l’auditeur devient locuteur. Mais en plus, le locuteur est toujours son propre auditeur: «quand je dis parler, c’est toujours parler et écouter» (Culioli 2002: 143). 2 Pour l’analyse détaillée de diciamo –disons, pour ainsi dire– per così dire voir Khatchatourian (2006, 2008, 2009, 2010). 1
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Cette focalisation sur le dire en tant que tel soulève le problème plus général du lien entre le langage, la réalité et le sujet parlant, ou plus précisément entre le sujet parlant qui par le biais des mots (qui ont leur vouloir dire propre (leur sens), qui est indépendant du vouloir dire de tout locuteur) cherche à transmettre («extérioriser», d’après A. Culioli) ses «représentations internes, mentales» (Culioli 2002: 32). 3 1.3 Analyse verbale Les MDs du dire gardent un lien assez fort avec le lexème d’origine qui correspond à la forme verbale. La sémantique du verbe, ainsi que la sémantique de la forme morphologique jouent un rôle important dans la sémantique du MD. Cela explique la présence des mêmes lexèmes dans les langues différentes. En même temps: «nous partons du postulat qu’il n’existe pas, dans une langue donnée, deux verbes qui correspondent exactement à la même configuration de paramètres. D’où l’impossibilité d’une synonymie stricte.» (Franckel / Lebaud 1990: 13). Notre analyse de la sémantique verbale sera basée sur les principes présentés dans l’étude de Franckel / Lebaud (1990: 14): on ne trouvera dans aucune langue l’équivalent exact des verbes étudiés ici, par exemple. Mais, du fait que les mêmes paramètres opératoires se retrouvent de langue à langue, organisés dans des configurations spécifiques, des combinatoires diverses permettent de déboucher, à travers des enchaînements variables, sur des résultats suffisamment voisins pour que l’on puisse parler de traduction.
Dans cette perspective, nous faisons l’hypothèse que la sémantique des verbes dire en français et en italien est différente dans la mesure où les différents composants de sens sont mis en jeu, ou, dans la terminologie de Franckel / Lebaud, chacun de ces verbes a ses configurations spécifiques des paramètres. Ces verbes [il s’agit des verbes de perception, sentiment et connaissance, mais ce qui est dit peut être également appliqué aux autres verbes. – E.K.] peuvent être rapportés à des opérations représentables par un nombre limité d’entités qu’elles mettent en jeu sous des configurations variables d’un verbe à l’autre. (1990: 13)
Pour dégager ces différents composants de sens nous analyserons les contextes d’emploi de chaque verbe, ce qui nous permettra de formuler l’identité sémantique4 par la suite et d’expliquer les différences entre les MDs de la même forme. Dans la citation suivante tous les passages d’une analyse verbale sont décrits: Il est intéressant de noter que, d’après la définition donnée par Le Petit Robert, le verbe «communiquer», entre autres, signifie «influencer l’opinion d’un public par une transmission efficace d’idées, d’impressions, d’images symboliques». On voit que dans cette définition, il n’y a que les participants de la communications et le moyen par lequel on effectue la communication, ce qui est transmis correspond à une représentation et non à la réalité en tant que telle. 4 Dans cet article, nous ne prétendons pas à donner une description exhaustive des verbes dire en français et en italien et de leurs emplois. Nous nous limitons aux propriétés essentielles de ces verbes, de façon à mieux cerner leur apport dans la sémantique des MDs formés à partir de ces verbes. 3
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commencer par débusquer cette singularité au travers de l’étude des séquences intégrant l’unité, étude menée tant sous l’angle des contraintes distributionnelles que sous celui des contextualisation possibles ou effectives de la séquence intégrante, et ce sans exclusive […]. En second lieu, […] faire apparaitre aussi dramatiquement que possible les points de rupture […]. Enfin, ayant décrit les conditions de cette variation, en donner les paramètres fondamentaux. (Camus / De Vogüé 2004: 7)
2. Marqueurs discursifs (MDs) du dire Dans cette partie, nous allons montrer quelques différences d’ordre sémantique et fonctionnel qui caractérisent les MDs de la même forme diciamo – disons, dico – je dis. 2.1. Diciamo - disons Les MDs diciamo et disons sont équivalents du point de vue formel: les deux marqueurs sont formés à partir du verbe ‹dire› à la 1e personne du pluriel. Cependant, même les dictionnaires monolingues proposent les définitions différentes de ces deux mots. Le Grand Robert évoque disons dans la valeur de dire définie comme «exprimer, communiquer (la pensée, les sentiments, les intentions) par la parole (à un interlocuteur)», disons est dans le second groupe d’emplois de dire où «le complément désigne le signifié». Il est décrit à l’aide des verbes ‹décider, convenir de›. Son emploi est illustré par les exemples suivants: Venez un des ces jours, disons lundi –où la synonymie avec décider est signalée. Dans le Dictionnaire de Sabatini / Coletti l’emploi de diciamo est décrit de la façon suivante: «nel parlato come riempitivo o come segnale di correzione di un dato». Ces deux marqueurs ont souvent fait l’objet d’études. Nous allons nous limiter ici à quelques descriptions proposées qui nous aideront à donner une brève présentation de ces marqueurs.5 M. A. Morel et L. Danon-Boileau distinguent deux emplois de disons: disons en tant que marqueur d’autocorrection et disons en tant que marqueur «de soulignement pur et simple d’une formulation non-corrigée» (1998: 104). La forme de disons, selon les auteurs, souligne «que l’énonciateur a l’initiative du dire et du choix de la formulation, et qu’il impose à l’autre de se constituer en instance de validation, même si la formulation est imparfaite» (id.: 104). Autrement dit, le locuteur propose «une formulation de compromis pour faire simple» (ce qui est glosé comme «‹je pourrais mieux dire, mais en disant mieux je crains de vous perdre, donc je dis moins bien de façon à ce que nous continuions à garder une consensualité›» (id.: 104)). Dans Bazzanella (1995) différents emplois de diciamo sont distingués: Diciamo realizza una scala di intensità rispetto alla forza illocutoria, che va dalla correzione come riformulazione, ad un uso prevalentemente fatico, come segnalatore di incertezza o di Pour une description détaillée de disons et pour sa comparaison avec diciamo voir: Khatchatourian (2006, 2007, 2009, 2010). La description proposée ici ne présente que les résultats de l’analyse contextuelle et formelle des MDs effectuée dans les ouvrages cités.
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difficoltà di formulazione, insieme a pause o altri segnali discorsivi, passando attraverso ai gradi intermedi di limitazione ed attenuazione, o di ‹cortesia›. (1995: 250)
Pour compléter cette description de diciamo il faut ajouter que parmi les emplois les plus typiques de diciamo on peut citer les emplois suivants: dénomination figurative, dénomination ambiguë, une autre possibilité. En nous basant sur les principes théoriques et méthodologiques explicités dans la première partie, nous allons définir le statut discursif attribué par ces deux marqueurs à leur portée. On peut dire que toutes les fonctions de ces deux MDs du dire ont une propriété en commun: le terme p est mis en suspens, le développement discursif est basé sur un ajustement à venir. Cette caractéristique en commun de disons et diciamo peut être expliquée par le rôle de la forme morphologique du lexème verbal: la forme de la 1re personne du pluriel prévoit la focalisation sur les rapports intersubjectifs (entre So et S1). Ainsi, diciamo de même que disons marquent la prise en compte du point de vue de S1 qui doit valider p. Or, cette prise en compte est basée sur deux stratégies différentes. Si la séquence diciamo p implique S1 dans le travail de dénomination et d’interprétation, So tient compte de la possibilité d’un autre point de vue dont le porteur est S1, avec disons, c’est So qui est la figure principale qui essaye de trouver les mots adéquats pour dire ce qu’il a à dire, dans le cadre de la négociation avec l’interlocuteur. Ainsi, la sémantique de disons est focalisée sur le problème de l’insuffisance des mots: les mots que l’on utilise pour parler du monde ne sont pas complètement suffisants (ou adéquats) pour dire le monde. Pour cette raison, So est directement dans le choix des mots qu’il emploie à la recherche de la forme optimale ou des mots les plus exacts, pour dire ce qu’il a à dire. L’ajustement à venir consiste dans un engagement de S1 dans ce processus géré par So: So explicite souvent sa stratégie ou la raison pour laquelle il choisit tel ou tel mot (1)
La séquence suivante se passe dans le salon de cette mystérieuse créature. Appelons-la, disons, Bérangère pour brouiller les pistes... un prénom en tout cas sonnant snob. (Frantext: Boudard A.)
(2)
–Se donner à son prof de philo! –Donner, toujours les grands mots, disons prêter, le bac vaut bien une caresse... –Si j’ai bonne mémoire, il y avait aussi Fabrice en ce temps-là. (Frantext: Rheims M.)
Le locuteur (So) est au centre du processus communicatif: il vise à donner accès à l’interlocuteur à ce que lui (So) a à dire. Le problème «comment arriver à dire» est posé au premier plan. Diciamo marque la présence de plusieurs interprétations des mots, d’où les emplois définis par Bazzanella (1995) comme ‹di attenuazione› ou ‹di cortesia›. S1 est engagé dans ce travail d’interprétation: la présence d’un autre point de vue (dont le porteur potentiel est l’interlocuteur S1) est prise en compte. La position de S1 en tant que porteur potentiel d’un autre point de vue est plus forte (par rapport aux contextes avec disons). La dénomination p correspond souvent à une façon particulière / individuelle (ex.3) ou, au contraire, générale (ex.4) de dire R. (3)
Proposte di assoluzione non ce ne saranno molte, ma - ha anticipato il rappresentante dell’ accusa – non mancheranno richieste di condanna a pene miti per quegli imputati, «diciamo di serie C», che hanno finito per aderire all’ organizzazione per delinquere di don Raffaele
La sémantique des marqueurs discursifs du dire vue à travers la sémantique verbale
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Cutolo per paura, alcuni addirittura lasciandosi affiliare in carcere per non rimanere tagliati fuori, per tutelare la propria incolumità, perché costretti a scegliere: o con quelli della Nuova camorra organizzata o contro di loro. (corpus di La Repubblica, http://dev.sslmit.unibo.it) (4)
Poiché cinema e Tv non sempre si possono distinguere come dimostra il fuori concorso che giovedì prossimo chiuderà il festival dopo le premiazioni: Siete meravigliosi di Giuseppe Bertolucci con Roberto Benigni, ripresa del suo show dello scorso anno che è dunque insieme cinema, teatro e tv (lo ha prodotto la Rai, ma non lo ha ancora mandato in onda per problemi, diciamo, lessicali). (ib.)
Dans (3), pour parler des prisonniers moins importants dans le procès, on emploi un terme qui vient du langage sportif où il indique les équipes appartenant au troisième niveau, le niveau moins importante. Dans (4), le terme lessicale peut avoir différentes interprétations: il peut indiquer ce qui est relatif au lexique (p.ex. sistema lessicale) ou ce qui est relatif au choix de mots (p.ex. errore lessicale). Diciamo permet de garder cette double lecture. Ainsi, si disons est focalisé sur les mots choisis par le locuteur en tant que forme de sa représentation interne, dans le cas de diciamo c’est l’interprétation des mots qui est mise au premier plan: pour dire ce qui est à dire il faut tenir compte de plusieurs interprétations de p. Les deux marqueurs signalent un dire partagé: «comment dire» –c’est le problème central marqué par disons, «comment interpréter ce qui est dit»– c’est le problème crucial signalé par diciamo. 2.2. Dico – je dis Les marqueurs dico et je dis ne sont pas étudiés. La forme je dis n’est décrite ni dans les dictionnaires, ni dans les études consacrées aux MDs. Dico est défini par le Dictionnaire de Sabatini / Coletti comme «segnale discorsivo che richiama l’attenzione di chi ascolta». Une analyse complète de ces deux marqueurs restent encore à faire6, dans le présent article nous n’allons que signaler certains types d’emplois. Je dis accompagne souvent une répétition d’un terme déjà employé: dans (5), c’est le pronom on précisé par la suite; dans (6), c’est le mot généralement. Il peut introduire également la réponse à une question, dans ce cas, je dis est souvent synonymique de ‹je crois›. (5)
… on disait que [/] enfin bon je dis on [/] le médecin et le personnel … (C-Oral-Rom, 2005)
(6)
euh les gens qui ont // l’ accent le plus marqué généralement je dis généralement hein sont des gens qui // au départ étaient / wallonophones euh (corpus d’A. Dister, 2007)
(7)
ilcMF0 et d’ après vous est-ce qu’ il existe des personnes qui parlent sans accent? - ilcDA1 mm / oui oui oui ça doit exister c’ est - ilcMF0 mm - ilcDA1 je dis je j’ en/ moi j’ en ai entendu certainement euh parmi les Français / je crois dans / oui / certainement dans le centre de la France dans dans la région parisienne où / on parle très bien oui / je crois que là c’ est sans accent (ib.)
Dans cette future étude, il faudra inclure également la comparaison des MDs je veux dire – voglio dire.
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La portée de io dico est mise en discussion étant marquée comme terme ou point de vue problématique. On peut remarquer que les contextes d’emploi de (io) dico ont souvent un caractère polémique. (8) *ROS: ma fin da bambina // &he / è una mia qualità // io dico che è comunque una qualità // &he / devo sempre fare qualcosa // perché / mi sembra di buttare via il tempo / altrimenti // [imedin01] (C-oral-Rom, 2005) (9)
// # ‘un so se ci tiene // *NIC: mh // *LOR: ‘un lo so quanto può costare ma / io dico / + *NIC: [ a ore; ensuite par contraction or), donne à ce mot, dès son premier emploi, le statut d’un mot d’énonciation, servant à référer au présent de l’énonciateur. Or se présente donc, dès son origine, comme un déictique. Ce mot a connu un parcours diachronique riche en changements. En effet, dès l’ancien français et bien que le mot soit considéré comme adverbe temporel soulignant le moment de son énonciation, il commence déjà à prendre d’autres valeurs sémantiques et pragmatiques. Il s’agit maintenant de vérifier ce constat sur la base d’exemples précis. 3.1. La valeur temporelle Les grammairiens ont tendance à distinguer deux emplois de or: or en tant qu’adverbe temporel et en tant que conjonction de cordination. Il y a pourtant d’autres façons d’analyser le fonctionnement de or: dans le discours direct, or apparaît en tant qu’«adverbe d’énonciation de phrase qui renvoie à l’instant même où il s’énonce», selon Marchello-Nizia (1985: 40). Dans l’exemple suivant témoignant de l’emploi de or avec une valeur temporelle en ancien français, l’adverbe d’énonciation en question exprime le présent du locuteur, ce dernier étant un personnage dont les paroles sont rapportées au discours direct: (1)
Ço dist Tedbald: «Ore vei jo lur herberge.» (Tiébaut dit: «Maintenant j’aperçois leur campement». Chanson de Guillaume, v.152)
Pour les graphies, voir: Badiou-Monferran (2003): «Quelques aspects de la concurrence des graphies ore, ores et or au début du XVIIe siècle: distribution sémiologique et recomposition du système des connecteurs».
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Dans cet exemple, on peut gloser or par «maintenant»; il y fonctionne comme adverbe qui réfère au moment de son énonciation. Marchello-Nizia a étudié le fonctionnement de or en français médiéval en insistant sur l’emploi fréquent de cet adverbe en début d’un discours rapporté: Or marque le seuil d’une nouvelle situation d’énonciation, il est la marque –du moins, c’est l’une de ses fonctions essentielles– de l’apparition d’un nouveau cadre de la locution ou de l’interlocution, il enclenche sur une temporalité différente de celle qui le précède; or appartient à l’appareil formel de l’énonciation de l’ancien et du moyen français. On le trouve, non seulement en début absolu d’une oeuvre […], mais surtout, de façon extrêmement fréquente, en début d’un discours rapporté au style direct. (Marchello-Nizia 1985: 31)
Nous proposons de comparer le fonctionnement de or en début d’un discours direct à celui des termes d’adresse qui, en absence de signes de ponctuation dans les manuscrits du Moyen Âge, jouent le rôle du guillemet ouvrant3 qui signale le début du discours rapporté et matérialise ce moment de rupture évoqué par Ollier dans son article intitulé Or, opérateur de rupture (1995). Cette rupture énonciative s’y présente sous forme d’un passage du récit au discours direct. Nous répertorions dans le même cadre, en l’occurrence l’emploi du connecteur or dans le discours, les attestations –toujours en position initiale– où l’emploi de l’adverbe signale une intervention du narrateur: (2)
Or revendrai al pedre et a la medre. (‹Je vais maintenant revenir au père et à la mère. / Je vais parler d’eux›. Vie de St Alexis, v.101)
Dans cet exemple, or marque une nouvelle orientation du récit proposée par le narrateur. L’emploi du futur I exprime un moment proche du présent du locuteur. Ce type d’emploi où or assume le rôle d’un connecteur externe apparaissant à la frontière d’une unité textuelle et préparant la mise en place d’un nouveau cadre, est comparable à celui où or est utilisé dans des formules d’articulation narrative comme Mes ores laisse li contes a parler de… (énoncé conclusif) ou Or dit li contes que… (énoncé introductif). La fonction de clôture ou d’introduction de cadre est maintenue, mais, contrairement à notre exemple (2), il s’agit de séquences de récit, dans lesquelles aucune référence explicite, à part la présence de or, n’est faite au locuteur. Ces tours sont fréquents dans toute la littérature narrative médiévale et apparaissent dans les plus anciens textes. Ce or dit du conteur (Ollier 1995: 27-29) conserve la valeur temporelle tout en assumant une fonction de structurant textuel dans la mesure où le localisateur temporel devient en même temps un signe de bornage référant à la matérialité du support de l’énoncé.4 En effet, comme l’évolution le montrera, or va évacuer toute référence B. Cerquiglini a établi cette comparaison par rapport aux termes d’adresse: «L’appellatif est doté d’une réelle puissance informative, c’est un signal particulièrement clair. Néanmoins, il est la plupart du temps redondant: c’est un peu le guillemet (ouvrant) du Moyen Âge». (1981: 25) 4 M. Perret (1992: 579-582) a remarqué que, progressivement, à partir du XIIIème siècle, l’espace du livre l’emporte sur le temps de l’oralité. «C’est pourquoi en effet les variations se multiplient (Ce / ci endroit dit li contes, Li contes dit que, etc.) au fur et à mesure que s’efface, à dessein, la référence autoritaire à l’instance narrative d’origine, sous forme de l’inscription du paramètre temporel de la situation d’énonciation». (Ollier 1995: 31) 3
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temporelle en passant par une fonction de marqueur combinant le temporel avec le structurel (indice de bornage au niveau de la macro-structure d’un ensemble textuel) et se situant à la suture entre la narration et le paratexte. Mais revenons tout d’abord à la valeur temporelle qui se manifeste également dans des énoncés où le connecteur or est suivi d’un verbe à l’impératif ou au subjonctif. Ce type d’énoncé empreint d’affectivité communique des informations intersubjectives dans lesquelles le locuteur demande satisfaction d’un désir, d’un souhait ou tout simplement une réponse à une question ou une obéissance à un ordre: (3)
Or guart chascun que grant colp y empleit. Male cançun de nus chantét ne seit. (‹Que chacun veille à frapper fort. Qu’on ne chante pas de mauvaise chançon sur notre compte›. Chanson de Roland, v.1013)
(4) E, archis, sire, merci, pur amur Dé ! Ore me laissez mentir par vostre gré. (‹Allons, marquis, mon seigneur, pitié pour l’amour de Dieu ! Laissez-moi, s’il vous plaît, mentir›. Ch. de Guillaume, v.1351)
Cet emploi de or suivi de l’impératif ou du subjonctif à valeur volitive est lié à son sens de «maintenant»: placé devant un verbe à un mode qui ne situe pas le procès dans le temps, il permet de l’actualiser, de l’ancrer dans le présent immédiat du locuteur et de l’allocutaire à qui l’ordre s’adresse. L’ordre est ainsi présenté comme devant être immédiatement exécuté. Dans ce type d’énoncé, la valeur temporelle de or est donc conservée, mais ce n’est pas son unique rôle. Il s’agit plutôt de communiquer l’empressement que l’énonciateur met à voir son souhait se réaliser immédiatement. Or donne plus de force persuasive au locuteur et par conséquent à l’acte illocutoire. C’est un emploi qui se conservera jusqu’au français classique. Pendant cette période du très ancien français (XIe – première moitié du XIIe siècle) que nous avons prise en considération jusqu’ici, nous relevons également des occurrences du connecteur temporel or au niveau du récit où il remplit essentiellement une fonction de connexion (connecteur interne) signalant la transition vers une nouvel élément (bifurcation, parenthèse explicative) dans la trame narrative: (5)
Dolent poet estre le vaillant chevalier, Qui od dis mil homes se combati, E de dis mile n’out ore que cent chevalers, E de cels sunt nafré tote l’une meité! (‹Il peut être accablé de douleur le vaillant chevalier qui engagea la lutte avec dix mille guerriers, et n’avait plus maintenant que cent chevaliers: encore la moitié de ceux qui restent sont-ils blessés!› Chanson de Guillaume, v.555)
Dans cet exemple, ore intègre une séquence qui a le statut d’un énoncé résultatif; le fonctionnement du connecteur interne y répond aussi bien à la notion de continuité qu’à celle de rupture. Comme nous pouvons le constater dans cet exemple, l’association de ore avec un temps du passé n’est pas inconcevable. Elle permet –au même titre que l’emploi de or suivi d’un verbe au présent historique ou au futur– d’actualiser le procès et de le mettre en évidence dans la phrase. Le connecteur or conserve sa valeur temporelle tout au long des XIIe-XIIIe siècles. Mais, comme on peut le constater dans l’exemple suivant, certains emplois discursifs de or permettent déjà de comprendre comment de or –marqueur temporel («maintenant»)
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introduisant un procès au présent confronté à un procès précédent au passé auquel il s’oppose– peut s’être dégagée une valeur d’opposition, qui entraînerait à le traduire par mais: (6)
Formanz et vins, larz et formaches Avoie plus, la Dieu merci, que vilains qui soit pres de ci. Or criem que tant a naiant n’aille. (‹J’avais plus de froments, de vins, de lards et de fromages, grâce à dieu, qu’aucun paysan qui vive près d’ici. Maintenant je crains que tout soit réduit à néant›. Roman de Renart, v.9960).
Même si le lien temporel prédomine encore, il nous semble que la rupture entre passé (avoie) et présent (criem) s’accompagne de la mise en place d’une nouvelle valeur liée à l’emploi du connecteur or et se greffant, dans un premier temps, sur la valeur temporelle. Cette valeur résultative ou consécutive –déjà timidement présente dans les textes en très ancien français où elle fonctinne comme un outil auxiliaire pour l’organisation de la macrostructure des textes écrits en vers– se manifeste également dans l’exemple suivant où c’est encore une fois la confrontation passé –présent qui pourrait conférer à or la valeur consécutive de «donc»: (7)
«Sire, molt avés enduré Et molt travillé et pené. Or est bien tans de reposer». (‹Seigneur, vous avez supporté beaucoup, beaucoup souffert et peiné. Maintenant (donc), il est temps de vous reposer›. Le Bel Inconnu, v.2778)
L’emploi du connecteur or suivi d’un verbe à l’impératif ou au subjonctif est également attesté dans les textes rédigés pendant la période du XIIe-XIIIe siècles. Dans l’exemple suivant, or (avec verbe au subjonctif) fait toujours référence au moment de son énonciation, mais cette valeur temporelle primaire semble inséparable d’une valeur consécutive établissant un lien entre la séquence qui contient le or et l’énoncé qui la précède. C’est donc à partir de sa valeur logique que or en arrive à prendre une valeur injonctive, l’énoncé injonctif s’inscrivant dans la suite d’un énoncé antécédent. Selon le mécanisme décrit, c’est le pouvoir de connexion qui est mis en valeur: (8) «Or puisse li vilains savoir Que je vorrai le buef avoir.» (‹Puisse donc le paysan savoir que je veux avoir le bœuf›. Roman de Renart, v.9361).
Or donne au souhait exprimé dans l’exemple (8) non seulement l’actualité de sa profération, mais exprime aussi la volonté du locuteur qui désire la réalisation immédiate de son souhait. Le connecteur assure ainsi la communication d’informations intersubjectives. C’est dans le courant du XIVe siècle –et donc pendant la période du moyen français– que l’on constate une évolution très progressive qui se fait par des ajouts et la confirmation de valeurs jusqu’ici non autonomes, car liées à la valeur temporelle, et sans abandon du système précédent. Comme l’a montré C. Bougy dans son article consacré aux Connecteurs temporels et l’apparition de ‹lors que› dans la langue française (2000: 59), les textes du début de la période du moyen français, comme la Vie de saint Louis, de Joinville (début du XIVe siècle) connaissent encore des emplois de or au sens de «maintenant» et or + impératif ou + adverbe qui coexistent avec un or à valeur logique fréquemment attesté. Dans les exemples suivants qui témoignent de la conservation des usages de l’ancien français, le connecteur or garde une valeur temporelle (ex. 9) qui peut se combiner avec
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l’expression d’un rapport de consécutivité («donc»; ex. 11) ou une fonction structurante visant la délimitation de cadres (ex.10): (9)
«C’est bien fait, dist la mere ; or je vous laisse et vous commende a la grace [de] Dieu, luy priant qu’il vous doinst bonne adventure. Adieu, belle fille». (Les Cent Nouvelles nouvelles, p. 497)
(10) Or vous lerai ici, si vous dirai comment le roy fu pris. (‹Maintenant je vous laisserai ici (=je vais abandonner le sujet précédent) et je vais vous raconter comment le roi fut fait prisonnier›. Joinville, Vie de St Louis, §308, cité par C. Bougy, 2000: 60) (11) «Vous montrez que ne m’amez geuires, quant la chose que je desiroye plus a veoir en ce monde devant ma fin, vous ne voulez acomplir; or voye je bien que vous desirez ma mort». (Jean d’Arras, Mélusine, p. 121)
Dans un article sur la distinction, en moyen français, de or – lors – alors E.Sakari (1997) donne une excellente synthèse sur les acceptions de or en diachronie, dans une vue générale qui reprend les contributions de P. Blumenthal (1980) et de Ch. Marchello-Nizia (1985). Elle décrit le rôle thématisant de l’opérateur ainsi que celui, qu’il a sporadiquement, d’être un rhématiseur. En tant que rhématiseur, or marque, à proprement parler, l’intervention d’un topique émergent, d’un interlocuteur, voire du narrateur lui-même à l’intérieur du discours. Après avoir analysé les attestations de or au début de la séquence introductrice d’un discours direct, E. Sakari conclut: Or est utilisé ici pour marquer expressément le changement de locuteur ou d’allocutaire. Par exemple, après un échange de répliques entre saint Pierre et saint Jean, on utilise or pour marquer l’intervention d’un nouvel interlocuteur: «Or parle CAYPHAS es Juifz». [La Passion de Biard]. On aurait tendance à interpréter cette dernière indication –et les précédentes du même type– comme accentuée: «c’est maintenant Cayphas qui parle aux Juifs». Il s’agirait donc de or temporel ayant à la fois la valeur de rhématiseur, valeur qui s’est maintenue en français moderne. (1997: 356)
P. Blumenthal (1980) estime que le sens temporel de or a disparu en français classique, mais que sa valeur de rhématiseur s’est maintenue.5 C’est son rôle d’opérateur de rupture, autrement dit de modificateur, qui va entraîner une idée de contraste entre l’événement nouveau et la situation générale. En moyen français, or assume sa valeur de rhématiseur tout en conservant sa valeur à la fois temporelle et transphrastique. Nous alignons notre argumentation sur celle de M. Ruppli (1988: 403-404) qui estime que le lien de transition établi par le marqueur (cohésion textuelle, passage à un autre événement, un autre intervenant), subsiste dans le fait qu’il introduit «une séquence qui change le cours des événements», ou modifie «l’orientation argumentative sans nécessairement l’inverser», tout en ayant la possibilité de «Son fonctionnement en français moderne s’explique avant tout par son impact sur le dynamisme communicatif de la phrase qu’il introduit. Selon Tesnière, or ‹a pour fonction d’introduire une donnée nouvelle› (1959: 336). Van Hout précise que ‹or attire l’attention sur l’énoncé qui suit pour lui accorder une importance plus particulière› (1979: 338). En ancien et en moyen français, cet aspect était étroitement lié à la valeur transphrastique de or, qui signalait la relation entre arrièreplan et premier plan». (P. Blumenthal, 1980: 132)
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se présenter comme conclusif, et, dans ce sens, comme profondément rhématiseur. Il nous semble important de souligner que ces différentes valeurs sont caractéristiques d’un seul et même connecteur. En effet, comme l’a souligné C. Badiou-Monferran (2000: 242-255), cette variété d’emplois doit être ramenée à l’unité irréfutable du morphème (2000: 251). La valeur dite logique ou argumentative fait partie de cette variété d’emplois qui est caractéristique du connecteur or en moyen français. 3.2. La valeur logique ou argumentative Parmi les valeurs qui constituent l’unité du connecteur or, on peut distinguer une valeur qui n’a plus de relation étroite avec la valeur d’origine. L’exemple suivant témoigne de cet éloignement par rapport à la valeur temporelle: (12) Quant le seigneur fust venuz, si dist telz motz: «Ores, dame, ce est ma bonne ante que vous avez couppé». (‹Mais, Madame, c’est ma bonne branche que vous avez coupée›. Mesnagier de Paris, p. 278)
Dans cet énoncé, or semble bien ne plus avoir le sens de «maintenant», mais celui de «mais» ou «donc». Cet emploi en discours direct est peut-être à relier à celui de or dans la séquence or + impératif, qui attire l’attention de l’allocutaire sur le procès qu’il introduit. Ainsi, dans l’exemple (12), or apporte un élément qui est en opposition avec l’attente du locuteur. En effet, dans cet extrait du Mesnagier de Paris, un mari surprend sa femme qui est en train de faire un feu avec l’ente qu’il aimait tant. Or marque un moment important, voire décisif, dans le raisonnement. Il y fonctionne comme une conjonction de co-ordination, dans la mesure où il ordonne les éléments du raisonnement, et permettra finalement le passage à la conclusion qui ouvre sur une solution du problème: le mari propose d’en rester là puisque sa femme explique d’avoir fait ce feu pour lui. Dans l’exemple suivant, extrait du Testament de F. Villon, or fonctionne comme outil transphrastique qui apporte un élément essentiel sur lequel prend appui la conclusion du raisonnement introduit par si («ainsi, donc»): (13) Item et j’ay sceu, ce voyaige, que mes troy povres orpheins Sont creus («ont grandi») et deviennent en aage Et n’ont pas teste de belins («moutons»), Et qu’enffans d’icy a Salins N’a mieulx saichant leur tour d’escolle. Or, par ordre de Mathelins, Telle jeunesse n’est pas folle. Sy vueil qu’ilz voisent («aillent») à l’estude […] Où? Sur («chez») maistre Pierre Richier. (F. Villon, Testament, CXXVII)
Dans cet extrait de texte, or est bel et bien un articulateur logique permettant d’enchaîner sur un élément sur lequel se base la conclusion du raisonnement. Il lie la situation initiale à la situation finale souhaitée. Nous conservons la perspective chronologique et donc la possibilité d’inscrire cette argumentation sur un axe temporel dans la mesure où la conclusion vise le futur. On peut se poser la question du rapport de sens entre l’emploi logique de or et ceux de or temporel et de or + impératif, puisque tous ces emplois coexistent dans un contexte identique. Le point commun est certainement celui de la mise en évidence par or d’un élément
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de l’énonciation: «or serait un ‹maintenant› qui, en actualisant le procès qu’il introduit, en le mettant en évidence par rapport à ce qui précède, permettrait d’attirer l’attention de l’allocutaire / lecteur sur son importance» (Bougy 2000: 62). Dans la dernière partie de notre étude, nous nous intéresserons à un fonctionnement de or qui permet de réunir l’axe de la temporalité et celui de l’argumentation dans un cadre particulier visant l’organisation de la macrostructure, autrement dit la segmentation / structuration d’un ensemble textuel. 3.3. Or – structurant textuel Dans cette partie nous nous proposons d’annoncer quelques perspectives de recherches centrées sur la mise en relation de la micro- et macrostructure d’un ensemble textuel. La création de cadres formant des blocs homogènes dans la narration ou l’argumentation nécessite le recours à des éléments introducteurs qui peuvent déjà jouer un rôle au niveau de la microstructure (fonction de liage) et dont le fonctionnement en tant qu’organisateur textuel se base sur certaines valeurs attestées au niveau microstructurel. Ainsi la fonction de connexion est-elle assurée par des éléments qui prennent en charge des opérations de liage (enchaînement entre les propositions) et d’empaquetage (structuration hiérachique d’un ensemble textuel). Comme nous allons le montrer, le connecteur or intervient à ces deux niveaux de l’organisation textuelle. L’intégration de la notion de genre à l’analyse s’avère comme pertinente dans la mesure où le texte argumentatif de langue française, qui ne se développera vraiment que durant la période du moyen français, se présente sous forme de différents univers discursifs (discours scientifique, discours didactique, traités techniques, traités politiques…) qui impliquent la mise en place d’une macrostructure particulière et témoignent d’une autre conception de la cohérence discursive et, par voie de conséquence, d’une autre organisation du niveau thématique. Dans cette dernière partie de notre étude, nous présenterons un univers discursif dont la cohérence passe par la mise en place d’une macrostructure facilitant la transmission du savoir et, d’une certaine façon, imposée par le genre: le discours scientifique. La présence de principes structurants est un critère important pour la caractérisation d’un discours comme relevant du type scientifique. C’est l’une des traductions françaises du Compendium de epidemia, rédigé en 1348 par les membres de la Faculté de Médecine de Paris sur l’injonction du roi Philippe VI de Valois, qui nous servira d’exemple pour illuster nos propos. La macrostructure de cette traduction, qui date de 1349-1350, est caractérisée par l’application de procédés de dénombrement et de numérotation (division en chapitres et traités qui sont subdivisés en paragraphes numérotés). Le principe structurant selon lequel est rédigé le texte devient l’hyperthème de l’introduction (5e paragraphe): (14) 5. Nous entendons a faire de cest petit traictie .II. sommes. En la premiere des queles, nous enquerrons dont et comment les causes de ceste pestilence sunt venues, sans la congnoissance des queles nul n’i puet parfaitement mettre remede par medicine. En la secunde somme, nous mettrons les remedes preservatifs pour soi garder de l’epydimmie et y adjoindrons aucuns pour curer. (ms. B.N., fr. 12323; textes publiés par S. Bazin-Taccella, 2001: 133)
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L’hyperthème est donc morcelé en sous-thèmes qui permettent la progression thématique et facilitent l’exposition du savoir ainsi que sa mémorisation. Ainsi les paragraphes 6 et 7 de l’introduction développent-ils les sous-thèmes premiere somme et secunde somme. Chaque somme est divisée en chapitres. Le premier chapitre de la première somme, intitulé De la cause de l’epydimie universele, commence, tout en suivant le procédé de numérotation mis en place dès l’introduction, de la façon suivante: (15) 8. Or disons doncques que la premiere et la plus lontaigne cause de ceste pestilence fu et est aucune constellation du ciel. […] (S. Bazin-Tacchella 2001: 133)
Ce segment textuel qui se trouve à l’ouverture du premier chapitre est donc introduit par or suivi d’un verbe à l’impératif et de doncques. Le connecteur y fonctionne comme un structurant textuel marquant l’ouverture d’un nouveau cadre au niveau de la macrostructure du texte. Mais il nous semble qu’il garde une trace de sa valeur temporelle dans la mesure où il s’agit d’un or à valeur spatio-temporelle, glosable par «maintenant, à cet endroit précis de notre présentation». Comme nous l’avons souligné, l’énoncé structuré selon le modèle or + verbe à l’impératif, s’inscrit dans la suite d’un énoncé antécédent. Dans ce discours scientifique, le pouvoir de connexion agit au niveau macrostructurel: l’hyperthème étant mis en place dans l’introduction, le morcellement de ce dernier en sous-thèmes est annoncé par des structurants textuels disposés à l’ouverture des cadres. Or conserve également une valeur logique, mise en relief par doncques, qui appuie le pouvoir de connexion dans la mesure où elle confère au connecteur un statut d’articulateur logique, capable d’agir au niveau macrostructurel. Il nous reste à signaler qu’un autre univers discursif intéressant du point de vue de l’utilisation de principes structurants est celui des ouvrages didactiques. En effet, dans ce type d’ouvrage fortement structuré par la mise en place des procédés de numérotation et de dénombrement, on retrouve le connecteur or qui y fonctionne comme ponctuant textuel. Ainsi la structuration textuelle du Mesnagier de Paris (1393) est-elle caractérisée par des phénomènes de reprise d’un même marqueur temporel en tête de plusieurs segments. Cette reprise produit des effets de symétrie indispensables à ce type d’ouvrage, car facilitant la mémorisation des leçons –phénomène que nous proposons d’examiner dans une étude ultérieure.
4. Conclusion Dans le cadre de la présente étude, nous avons envisagé les connecteurs comme des unités polyvalentes qui assurent la liaison étroite entre les propositions –le sens du connecteur est fonction de la relation sémantique qu’il marque entre elles–, l’enchaînement entre les propositions et la structuration hiérarchique du texte en ensemble de propositions. Nous avons pu constater que l’étude de l’ancien français or pose un défi de taille. L’étude de textes représentatifs des périodes de l’ancien et du moyen français nous a permis de dégager la double série de valeurs temporelles / non temporelles. En tant qu’opérateur de rupture, or provoque un effet d’arrêt ou de suspension. Pour or temporel qui renvoie au moment de son énonciation, nous avons relevé des occurrences dans des énoncés déclaratifs et
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injonctifs. Dans ce dernier type d’énoncé, or assure –en dehors de sa fonction temporelle– la communication d’informations intersubjectives. Pendant la période du moyen français, caractérisée par la diversification des univers discursifs, on assiste à une mise en relief de la valeur logique du connecteur or. Néanmoins, or ne semble pas avoir perdu sa valeur à la fois temporelle et transitive. Le lien de transition établi par ce marqueur de connexion subsiste dans le fait qu’il introduit une séquence qui change le cours des événements ou modifie l’orientation argumentative. Les différentes valeurs se recoupent donc, ce qui ne permet pas de parler pour les périodes de l’ancien et du moyen français d’une fonction monovalente de or. Cette remarque est également valable pour l’organisateur textuel or dont le pouvoir structurant s’explique par un phénomène d’assimilation des valeurs temporelles et logiques. Les perspectives qui s’ouvrent à la suite de cette recherche concernent essentiellement la poursuite de l’évolution diachronique qui nous conduit jusqu’au français moderne, où or, devenu conjonction de coordination, a évacué toute référence temporelle. Plus particulièrement, il s’agit d’étudier les exemples où or a une valeur intermédiaire entre l’adverbe temporel et la conjonction. Cette ambiguïté a certainement favorisé le glissement sémantique d’abord et le changement catégoriel ensuite.
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Sylvain Loiseau (Université Paris 13, Laboratoire LDI [UMR 7187])
Affinités entre sens et positions: tactique sémantique et corpus
1. Introduction Dans la cadre d’une tradition discursive donnée, certains mots peuvent acquérir un emploi spécifique en début ou fin de texte, ou à des positions définies par rapport à d’autres unités (chapitres, paragraphes, etc.). Ces faits sont observables quantitativement et apportent de nouveaux matériaux pour la caractérisation des traditions discursives. L’importance de la linéarité textuelle est soulignée dans de nombreuses perspectives s’intéressant à la définition de types de texte ou, plus précisément, de traditions discursives (entendues de façon générale comme un (Koch / Oesterreicher 2001: 588) «terme qui englobe les types de textes, les genres (littéraires et non-littéraires), les styles, etc., qui transcendent d’ailleurs les communautés linguistiques»). Ainsi, l’un des exemples souvent utilisés pour illustrer les régularités formelles des traditions discursives (Aschenberg 2003: 1, inter alia) est l’incipit «il était une fois» des contes. La formule est non seulement ritualisée mais elle doit aussi, pour être valide, être la première phrase du conte. Les propositions descriptives de Rastier pour les genres (Rastier 1989) proposent, parmi quatre dimensions de description des textes, celle dite «tactique», portant sur l’enchaînement des éléments sémantiques sur l’axe de la linéarité textuelle. Dans la tradition contextualiste, Hoey (2005: 130) propose la notion de priming (amorçage), c’est-à-dire le fait qu’un mot soit associé à des paramètres textuels. Il propose de prendre en considération un amorçage positionnel: «Just as a word may be primed to occur (or to avoid occurring) in first or last position in a sentence, so it may also be primed to occur (or avoid occurring) in first or last position in a paragraph, a section, or a text.» La mise au jour de telles spécialisations des fonctions lexicales dans les textes peut bénéficier de l’utilisation de grands corpus et de méthodes quantitatives. En effet, les phénomènes en question sont, le plus souvent, davantage des régularités que des contraintes fixes; elles ne sont observables qu’à des «échelles» élevées (le texte entier), pour lesquelles le dépouillement manuel des phénomènes est malaisé. L’enjeu plus général des méthodes quantitatives pour la description des régularités textuelles caractérisant les traditions discursives est ainsi souligné par Rastier (2005): «[avec] les méthodes de la linguistique de corpus, on dispose à présent de moyens nouveaux pour tester les hypothèses sur le rapport entre normes et règles». La prise en compte, d’un point de vue statistique et quantitatif, des faits de linéarité textuelle n’est pas nouvelle, et bénéficie d’un regain d’intérêt dans les développements
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contemporains en linguistique de corpus. L’objectif, souvent souligné, est de dépasser la simple considération des fréquences, pour prendre en compte également la répartition dans les textes des formes comptabilisées, comme le soulignent par exemple Meillet / Barthélémy (2007) dans un numéro de la revue Lexicometrica consacré à cette question ou Köhler (2010). Dans la communauté lexicométrique, en France, l’article de Lafon sur les «rafales» (1981) avait proposé d’étudier l’irrégularité de la distribution d’une unité sur la linéarité de la chaîne textuelle. Récemment, des outils d’observation de cette irrégularité ont été implémentés dans les logiciels de lexicométrie «clefs en main» comme Hyperbase et Lexico.
2. Méthodes quantitatives et linguistique textuelle L’utilisation de données quantitatives pour la description en linguistique souffre cependant d’un paradoxe (Loiseau 2010). Ces données sont «solides», «robustes» sur un plan statistique, c’est-à-dire que, d’un strict point de vue statistique, il s’agit de faits remarquables, dont il faut pouvoir rendre compte (a). Pourtant, la discipline est encore caractérisée par une difficulté à intégrer ces faits dans la description (b). (a) Les faits quantitatifs linguistiques ont la caractéristique d’être statistiquement robustes, c’est-à-dire qu’ils ne peuvent être dus au hasard et «réclament» une interprétation. En linguistique les données quantitatives signalent souvent des tendances franches, des différences nettes et massives (entre le lexique de deux idiolectes ou de deux variétés, les traits phonétiques dans différents groupes sociaux, etc.). Labov (1976: 304-305) souligne ainsi que les données quantitatives «convergent» souvent, donnant une confiance –sur le plan statistique– supérieure à ce que connaissent de nombreuses autres disciplines qui utilisent pourtant sans difficulté ce type de données: Un statisticien expérimenté verra aussitôt qu’il est dépourvu de pertinence de vérifier que de tels résultats [des phénomènes d’assourdissements dans différentes classes d’âge/groupes sociaux] diffèrent significativement entre eux. La présentation des données permet au besoin une analyse statistique, mais il est clair que, même si on reste en dessous du niveau de différence significative dans un cas particulier, une telle convergence de tant d’événements indépendants suffit à nous porter à un degré de sûreté que la plupart des recherches sociales ou psychologiques continuent d’ignorer.
Cette tendance à la convergence d’un grand nombre de phénomènes explique la popularité des méthodes factorielles en linguistique: une méthode factorielle aujourd’hui d’usage courant, comme l’analyse factorielle des correspondances, a d’ailleurs été conçue pour le dépouillement de tableau de fréquences linguistiques (Benzécri 1980). Biber, dans ses expériences de classification de type de textes, souligne ainsi (Biber 1995: 13): By themselves, however, frequency counts cannot identify linguistic dimensions. Rather, a linguistic dimension is determined on the basis of a consistent co-occurrence pattern among features. That is, when a group of features consistently co-occur in texts, those features define a linguistic dimension.
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L’enjeu de la covariation de phénomènes est donc de permettre de trouver une stabilité, des rapports constants au-delà de variations de fréquences. L’intérêt pour les méthodes factorielles est ancien: Wells (1957: 120) par exemple relève les avantages d’une méthode statistique permettant d’observer des variations concomitantes d’un grand nombre de variables; cette variation concomitante est rapportée ici à la redondance du «code» linguistique: «[In factor analysis] there is redundancy, in a sens essentially like the sens in which Information Theory speaks of redundancy». Cette propriété des faits quantifiés de donner lieu à des convergences de symptômes, fournissant une base et une garantie à l’interprétation proposée, est également présente dans les mesures d’«attirance entre mots». L’observation d’attirances entre mots (Lafon 1980, Church / Hanks 1990, Blumenthal 2008) est l’autre grande méthode utilisée pour la description de faits de répétition textuelle. Elle consiste à contraster deux textes, ou deux sous-corpus, et à relever les phénomènes (typiquement lexicaux) qui sont statistiquement sur- ou sousreprésentés dans l’un ou l’autre sous-corpus. Là encore, ce qui garanti l’interprétation est la convergence de nombreux phénomènes –le fait que, dans l’un des textes, de nombreux mots relevant d’une même thématique, ou d’un même niveau de langue, etc., soient surreprésentés. C’est ce que Blumenthal (2008: 32) appelle un «profil combinatoire». (b) Cependant, plusieurs travaux ont souligné les dangers et les apories des interprétations basées sur de tels phénomènes quantitatifs. Kilgarriff (2005) en offre une illustration particulièrement saisissante. Il montre que, si l’on compare deux corpus représentant respectivement une variété d’anglais britannique et d’anglais américain, comme le font par exemple Hofland and Johansson (1982), on observe, certes, des différences lexicales que l’on peut attribuer à l’une et l’autre variété. Mais il propose une sorte de «démonstration par l’absurde»: utilisant un corpus homogène, représentant une seule variété, il tire au hasard deux ensembles de textes, et montre que, entre ces deux sous-corpus, on observe également des phénomènes sur-représentés dans l’un et l’autre sous-corpus, en même proportion que dans l’expérience précédente. Faut-il interpréter ces phénomènes comme caractérisant ces souscorpus, qui sont pourtant composés au hasard et ne «représentent» rien (une variété, un idiolecte, un genre)? Kilgarriff interprète ce résultat par le fait que les données langagières ne sont jamais aléatoires. Il insiste cependant également sur le fait que le succès de cette démonstration par l’absurde dépend du fait que les sous-corpus sont composés de textes entiers; si des mots isolément sont tirés au hasard pour composer les sous-corpus, on n’observe plus entre eux de telles différences lexicales significatives (cf. Loiseau à paraître pour une discussion). Des effets de normes textuelles sont donc à l’oeuvre. C’est également la notion de représentativité qui est interrogée: dans quelle mesure les faits observés peuvent-ils être expliqués par les catégories instituant les sous-corpus (genre, etc.)? Cette notion de représentativité, essentielle à toute utilisation de raisonnement quantitatif, n’a pas reçu de définition théorique ou méthodologique consensuelle en linguistique; Tognini-Bonnelli (2001: 139) parle ainsi à son sujet d’un «voeu pieux» («[…] representativeness must be regarded largely as an act of faith [...]»); Gries (2009: 8) parle d’un idéal théorique finalement mystérieux («In sum, balanced corpora are a theoretical ideal that corpus compilers constantly bear in mind, but the ultimate and exact way of compling a balanced corpus has remained mysterious so far»). En définitive, de nombreux faits quantitatifs sont difficiles à interpréter d’une façon assurée et à rattacher aux catégories d’analyse élaborées en linguistique hors de données quantitatives.
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On peut prendre le parti d’une indépendance radicale des descriptions fondées sur des faits quantitatifs (Tognini-Bonelli 2001: 18: «The regularities, both lexical and grammatical, that can be identified in the context of the node define the boundaries a new unit of currency in linguistic description», italiques de l’auteur), ou au contraire insister sur l’importance d’articuler les faits quantitatifs aux faits oppositifs, systématiques, et de n’interpréter les premiers qu’à la lumière des seconds (Coseriu 2001: 243: «La langue est avant tout un système d’opposition et la statistique linguistique ne peut pas ignorer ce fait fondamental»). Il paraît important de souligner dans ce contexte de mutation technique que les interrogations les plus actuelles sur l’utilisation de grands corpus et de faits quantitatifs (représentativité des corpus, significativité statistique des observations) ont déjà été formulées à des stades antérieurs de la discipline. S’agissant de la représentativité, Troubetzkoy (1986: 279) formule ainsi l’alternative fondamentale des questions de représentativité d’une variété: Chaque texte appartient à un certain type de style. […] Le problème admet, semble-t-il, deux solutions: ou bien on peut choisir un texte «de style neutre», ou bien on peut prendre des extraits de plusieurs textes appartenant à des types de style différents. Toutefois ces deux solutions sont peu satisfaisantes: en effet que peut-on considérer comme un style neutre? et dans quelles proportions les extraits des différents styles doivent-ils être pris?
En conclusion, dans l’utilisation de données quantitatives, on court souvent le risque d’être dans la situation dénoncée par Bachelard (1993 [1938]: 254). Commentant les résultats de Buffon selon lequel il y a «74 832 ans que la Terre avait été détachée du soleil par le choc d’une comète», celui-ci souligne: «la prédiction ultra précise du calcul est d’autant plus frappante que les lois physiques qui lui servent de base sont vagues et plus particulières.» Ainsi, «l’excès de précision, dans le règne de la quantité, correspond très exactement à l’excès du pittoresque, dans le domaine de la qualité». L’importance de la prise en compte des traditions discursives est aujourd’hui largement acquise, suite par exemple aux travaux de Biber (1995) sur les types de textes. L’idée, par exemple, qu’il existe des fréquences «en langue» est abandonnée, en faveur de l’idée que les fréquences ne peuvent être rapportées qu’à une «norme [statistique]» (Lafon 1980: 127), à des «usages» (Tournier 1980: 194), «en entendant par là des systèmes d’habitudes qui gèrent les emplois des mots en situation» ou encore à des «facteurs thématiques et stylistiques» (Heger 1969: 56). Les progrès dans l’interprétabilité des faits de fréquence et leur utilisation dans la description dépendent donc largement aujourd’hui des progrès dans la prise en compte et la description des traditions discursives.
3. Méthodes Pour décrire des spécialisations lexicales dans les textes, j’utiliserai une méthode extrêmement fruste. Il s’agit, d’abord, de «découper» les textes d’un corpus en un certain nombre de «tranches». Par exemple, chaque texte est découpé en dix segments de taille égale. Les premières tranches, correspondant à tous les premiers dixièmes de textes, sont ensuite
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regroupées pour former un sous-corpus. C’est ce sous corpus qui est comparé à l’ensemble du corpus pour mettre au jour les mots particulièrement attirés par cette position. J’utilise comme mesure de la sur-représentation des mots dans le sous corpus la loi hypergéométrique (Lafon 1980). Ce dispositif permet d’identifier des mots irrégulièrement distribués. Il reste cependant possible qu’un mot, bien que régulièrement distribué, acquière à différentes positions un emploi spécialisé. Afin d’accéder à de tels phénomènes, j’emploie, dans un second temps, les mesures d’attirance entre mots pour identifier les cooccurrents les plus fréquents d’un mot lorsqu’il est en première position, cooccurrents qui peuvent être comparés avec les cooccurrents de ce mot lorsqu’il est, par exemple, en dernière position. Une difficulté immédiate de ce dispositif est ce «découpage» des textes en un nombre fixé de segments de taille égale. Bien évidemment, ce découpage est un mauvais traitement fait au texte: ces segments ne correspondent à aucune unité interprétable. Il serait plus approprié d’articuler cette quantification à des unités linguistiques: par exemple, de contraster les fréquences d’un mot entre introductions et conclusion, plutôt que de contraster les fréquences entre premiers et derniers dixièmes de textes. Il n’y a pas deux textes pour lesquels «premier dixième» veut dire la même chose. Schegloff (1993) a parfaitement exposé les apories d’un raisonnement où la quantification est appliquée à des objets non-construits: il est absurde d’établir quel est le «nombre de rires moyen par minute» entre deux interactions, puisqu’il faut rapporter un événement comme le rire à unités interactionnelles, elles-mêmes de longueurs irrégulières, et non à des minutes. Cependant, outre le fait que des unités comme «introduction» et «conclusion» sont ellesmêmes délicates à établir –et que la méthode proposée vise, précisément, à donner des moyens de définir linguistiquement ces unités dans le corpus considéré–, il s’agit essentiellement, pour l’instant, de vérifier l’hypothèse d’une variabilité des mots en fonction de leur position. Je n’essayerai pas de justifier le nombre de 10 «tranches», ni de faire varier ce nombre pour trouver un «bon» nombre: il n’y a certainement pas de bon chiffre autrement que permettant d’attester cette variation, et il est plus légitime d’assumer son côté linguistiquement arbitraire. L’avantage de cette méthode est qu’elle se prête à différentes unités: il est possible de découper ainsi des textes entiers, mais également les paragraphes d’un texte donné, ou toute autre unité. Les deux corpus utilisés permettront précisément d’observer des variations d’abord au niveau du paragraphe, puis au niveau du texte. Deux corpus seront utilisés. Le premier est un essai philosophique de G. Deleuze et F. Guattari publié en 1972: l’Anti-Œdipe. Ce texte philosophique articule une thématique psychiatrique, dans la perspective de l’anti-psychiatrie, et une perspective politique, et élabore un parallèle entre différents stades psychiatriques et différents stades politiques. Le discours philosophique possède l’intérêt pour une telle recherche d’être peu décrit du point de vue des propriétés matérielles de ses textes. Le discours philosophique est en effet généralement conçu sous les catégories de la terminologie et de l’argumentation, et les sciences humaines et sociales peinent à ne pas hériter du lieu commun philosophique selon lequel seule la philosophie elle-même rend compte des conditions dernières, et donc d’ellemême, et qu’elle ne pourrait être l’objet de déterminations. Citons, entre mille exemples, ce début de compte-rendu d’ouvrage (Goetz 1998): «La philosophie a une propriété qui la distingue des autres savoirs (et peut-être du savoir en général), et des autres pratiques: on ne
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peut la définir sans commencer à philosopher. La question de la définition de la philosophie est une question interne à la philosophie. Pour définir la nage ou l’histoire, il faut s’arrêter de nager ou de raconter des histoires.» Ici, il ne s’agit certes pas de définir la philosophie, mais de caractériser certaines propriétés matérielles de l’un de ses textes, sans lui reconnaître de privilège particulier. Dans ce corpus, c’est l’unité paragraphe qui sera considérée: chaque paragraphe est découpé en 10 segments de taille égale, et les spécialisations en début ou fin de paragraphe seront recherchées. Peut-on caractériser, par ce biais, le fonctionnement de cette unité dans le texte considéré? Le second corpus présenté est constitué de l’ensemble des articles de la rubrique Opinion du journal Le Monde publiés entre 1987 et 2003. Ce sont ici les spécialisations en début ou fin de textes qui sont considérées, permettant la mise au jour de certaines caractéristiques de ce genre textuel. Si le premier corpus permet d’observer des régularités idiolectales, le second permet d’observer des régularités d’ordre générique.
4. Variabilités lexicales dans les paragraphes d’un texte philosophique Afin de caractériser la variation du lexique sur la linéarité du paragraphe, on peut dans un premier temps relever les formes les plus sur-représentées dans les premiers dixièmes de paragraphe d’un côté, et les formes sur-représentées dans les derniers dixièmes de paragraphe de l’autre. Les mots les plus sur-représentés dans les premiers dixièmes sont ainsi: Synthèse, nous, comment, production, tâche, formation, avoir, trop, premier. À un seuil encore significatif: si, usage, remarquer, désirant, dualisme, postulat, territorial, pratique, empire, infinité, catégorie, thèse, individuel, célèbre, ndembu, souvent, trois, deux, abord, pourtant, comprendre, pouvoir, quantité, éliminer, prétendu, grand. Mots les plus sous-représentés dans les premiers dixièmes: partie, ou, je, homme, ni, et, autres, soi, bref, inscription, alors, son, désir, qui. Mots les plus sur-représentés dans les derniers dixièmes: ni, narcissique, théorie, retirer, inconscient, désir, disperser, grégarité, intermédiaire, réalité, monde, analytique, machine, usine, feu, énonciation, théâtre, alors, chanson, artistique, garant, évolution, forme, cesse, dans, inférieur, schizophréniser, hanter, égaler, centre, analyse, sexe, dur, multiplier, outre, schizes, succession, enculer, brûler, Carroll, Castro, concourir, crotte, disant, faillir, interception, journée, kodak, pessimiste, realitatis, rythme, sain, semblant, signes, traduction, Weismann, art. Mots sous-représentés dans les dixièmes dixièmes de paragraphe de l’Anti-Œdipe: comment, si, un, délire, pourtant, ne, pouvoir, valeur. L’opposition des mots positivement et négativement associés d’une part, des premiers et derniers déciles d’autre part, fait apparaître des constantes sémantiques. Ainsi l’initiale des paragraphes est caractérisée par un vocabulaire philosophique, de la construction d’un raisonnement et de la polémique (dualisme, postulat, premier, thèse, si, remarquer, prétendu, comprendre, reproche). Le seul pronom personnel présent est nous. À l’inverse,
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le lexique sous-représenté concentre tous les pronoms autres que nous: je et son, puis à des taux d’association inférieurs: mon, vous, lui, me, moi. La clausule des paragraphes est caractérisée par quelques mots relevant a priori d’un lexique philosophique (théorie, réalité, monde, analytique), mais très majoritairement par des mots relevant d’autres domaines (psychanalyse, art); il comprend des mots d’un registre populaire (enculer, crotte), des noms propres d’auteurs non philosophiques et de marque (Caroll, Castro, Kodak), des néologismes (schizophrénisé). Sur le plan des coordinations, on peut relever l’opposition de ni et si respectivement première forme positive et première forme négative dans les derniers dixièmes de paragraphe. Si est d’ailleurs une forme sur-représentée dans les premiers dixièmes. Bref, l’opposition entre les débuts et les fins de paragraphes semblent porter sur des éléments de thématiques et de registres. Une analyse plus détaillée de la disposition nous permettra de confirmer et d’affiner cette interprétation. L’alternance des variétés, du savant (philosophique) au populaire (et évaluatif), peut être observée plus finement en contrastant des sous-corpus regroupant chacun les n-ième de paragraphes contenant un mot-pôle donné. Je présente ci-dessous les résultats obtenus avec le mot organe, l’un des concepts élaborés par ce texte. Les sous-corpus sont donc d’un côté les premiers dixièmes de paragraphe contenant organe, de l’autre les derniers dixièmes de paragraphe contenant organe. Les cooccurrents d’une part des premiers dixièmes et d’autre part des derniers dixièmes des paragraphes contenant organe offrent des oppositions similaires aux cooccurrents des débuts et des fins de paragraphes présentés ci-dessus. On observe dans l’opposition entre le début et la fin du paragraphe l’opposition entre registre technique et registre évaluatif. Les débuts de paragraphes contenant organe sélectionnent, en premier lieu, davantage de mots de haute fréquence relevant du lexique technique de l’Anti-Œdipe, comme machine, socius, flux, produire, quantité, modèle ou code, tandis que, du vocabulaire technique, seul machine est présent dans les fins de paragraphes. Plus généralement, un mot comme acception, ou des mots comme biochimie ou biologique, témoignent du soin porté à la terminologie et indexent le thème dans un registre philosophique classique. Dans le thème des premiers dixièmes de paragraphes contenant organe, on relève encore sociologique ou phénoménologique. Il s’agit donc de la thématisation de l’«emprunt» d’organe à une discipline externe et de sa constitution en concept abstrait, de très grande généralité. À l’inverse, le sous-corpus des derniers dixièmes de paragraphes contenant organe est caractérisé par un vocabulaire peu technique: on note non seulement le pronom te, ce qui est conforme à l’opposition déjà observée des pronoms personnels entre les débuts et les fins de l’ensemble des paragraphes, mais également des mots d’un registre concret, voire trivial: anus, latrine, crotte, cul, excrément, ainsi que la forme schizo (schizophrénie est également relevé). Ces mots sont tous de faible fréquence dans l’ensemble du corpus. Cette opposition des registres est une opposition de fonds sémantiques: au «ton élevé» des débuts de paragraphes s’oppose le «ton bas» des fins de paragraphes. On note aussi qu’à l’abstraction généralisante du début correspond le particularisant et le péjoré de la fin. À l’organe généralisé jusqu’à être un modèle abstrait de toute machine dans le premier cas répond dans le second un organe à l’acception particulièrement restreinte et antithétique: réduit à l’humain, et à un organe concret particulier, celui chargé des connotations les plus négatives. Ce réalisme est fortement évaluatif: l’insistance sur les fonctions (ou l’organe) du
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corps les moins positivement connotées est une sorte de renversement, où le quotidien et la trivialité sont accueillis dans le discours philosophique. Il s’agit donc non plus de l’organe comme modèle général, mais d’un organe particulier, traditionnellement le plus déprécié: un renversement des valeurs –projet philosophique dont relève ce texte– est observable sur l’axe tactique des paragraphes.
5. Variabilités lexicales dans un genre journalistique Si la méthode utilisée s’avère utile pour caractériser une unité comme le paragraphe dans un texte, on peut s’interroger sur son intérêt pour caractériser le palier du texte dans une tradition discursive donnée. Dans le corpus de la rubrique d’opinion du quotidien Le Monde, des régularités peuvent en effet être mises au jour au palier du texte. Ici, la norme prépondérante dans le corpus n’est plus idiolectale mais générique. Le contraste des cooccurrents de démocratie en début ou fin de texte permet d’observer des régularités d’ordre rhétorique. Les cooccurrents, dans le premier cas, sont élection, parti, alternance, président, candidat, droit, ACLU, gauche, parlementaire et partisan. Dans le second cas, ce sont respect, pouvoir, participatif, autocratie, social, cause, peuple, fondement, impérialistes et minorité. Les deux contextes se distinguent sémantiquement à travers l’ensemble des mots: dans le premier cas, c’est le fonctionnement institutionnel ou la vie publique qui est dominant; dans le second cas, ce sont des mots relevant davantage de la formulation d’un projet politique, des fins dernières de l’action politique, et du jugement moral. On retrouve entre ces deux dominantes sémantiques l’opposition entre la démocratie comme «procédure» ou comme «régime» selon les termes de Castoriadis. Cette opposition entre début et fin des textes, où le début est davantage factuel et institutionnel, et où la fin voit l’invocation de valeurs communes, n’est pas, rhétoriquement, excessivement étonnante; elle peut néanmoins par ce biais être caractérisée précisément. Cette opposition est n’est pas limitée au seul mot démocratie, bien que, naturellement, le point d’entrée choisi détermine un point de vue sur cette opposition générale entre début et fin des textes. Ainsi, le mot Europe permet d’observer également une opposition entre une thématique institutionnelle et factuelle et une thématique de discussion de la nature du projet politique. Parmi les premiers cooccurrents (après, semaine, mardi, jeudi, premier, élection, an, jour, début, mai, Danone, depuis, octobre, novembre, mois, dimanche, union, venir, candidat) les éléments essentiellement chronologiques sont sur-représentés (comme c’est le cas avec de nombreux autres points d’entrée); parmi les derniers (devoir, que, mais, pouvoir, ne, défense, sans, encore, il, pas, Tocqueville, nous, défi, contribuable, peut, intérêt, bon), la modélisation, la première personne, les grandes références comme Tocqueville, etc., témoigne d’un emploi davantage axé sur le projet politique. La différenciation des contextes d’une unité lexicale sur l’axe de la linéarité textuelle n’est donc pas observable seulement dans le cadre d’un texte et d’un usage très spécialisé; on la retrouve également à l’échelle d’un genre.
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6. Conclusion La méthode proposée permet de montrer des phénomènes de variation du signifié lexical de certains mots, à travers des variations de ses cooccurrents, à différentes positions textuelles. Si l’on ne peut aller jusqu’à parler d’une variation d’acception –à aucun moment il n’a été possible d’observer une distribution complémentaire entre différentes acceptions– on peut parler d’une variation fortement réglée d’emploi. Ces variations fournissent un matériau pour caractériser différentes unités, particulièrement des unités qui, comme le paragraphe, sont peu décrites ou bien ont un statut relativement faible. Cette méthode permet également de caractériser différentes normes textuelles (comme l’idiolecte ou le genre), en fonction du corpus considéré. Les découpages produits (en dix segments) sont cependant arbitraires et doivent être considérés comme des points d’entrée pour une interprétation: ils ne sont pas articulés à une catégorie descriptive. Cette variation des contextes d’emploi n’est pas moins forte que celle que l’on observe, d’un point de vue distributionnel, en distinguant les occurrences d’un mot en fonction de différentes positions argumentales. De la même façon que les occurrences d’un mot se distinguent en fonction de la structure argumentale, ou de certains cooccurrents immédiats importants, de même les occurrences d’un mot se distinguent, dans le cadre d’un genre, en fonction de leur position. Le contexte sémantique n’est donc pas constitué par le seul environnement distributionnel, mais également par la position textuelle, dans le cadre de certains genres. À cette aune, on peut relever que de nombreux phénomènes de régularité textuelle, influençant directement la description des traditions discursives et l’interprétabilité des données quantitatives, sont encore peu explorés.
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Veronica Manole (Instituto Camões / Universidade Babeș-Bolyai)
Aspetos da dupla seleção de modo em português europeu e em romeno: indicativo vs. conjuntivo
Introdução Partindo da hipótese que os modos gramaticais fazem parte da categoria dos modalizadores, expressões linguísticas que revelam a atitude do locutor para com o enunciado, pretendemos analisar neste trabalho de que forma os usos do conjuntivo e do indicativo em orações relativas e completivas se relacionam com os valores modais do enunciado, quais são os pontos convergentes e quais as particularidades do português europeu e do romeno no que diz respeito a este fenómeno linguístico. Em relação à semântica dos dois modos, as gramáticas portuguesas e romenas apresentam de uma maneira geral o indicativo como o modo da certeza ou da realidade –«Com o modo indicativo exprime-se, em geral, uma acção ou um estado considerados na sua realidade ou na sua certeza» (Cunha / Cintra 182005: 447); «Modul indicativ cuprinde formele flexionare verbale al căror conținut modal fundamental constă în acțiunea ca proces considerată reală, sigură»1 (Dimitriu 1999: 549); «Redat prin forme de indicativ, procesul comunicat este considerat ‹real›. Vorbitorul își asumă atât cunoașterea, cât și efectuarea acțiunii, a evenimentului sau existența stării codificate prin forme verbale»2 (Guțu Romalo vol. 1 2005: 326); «Prin intrebuințarea indicativului, subiectul vorbitor își exprimă certitudinea privind desfășurarea acțiunii verbale; pentru el, acțiunea verbului la indicativ este reală»3 (Irimia 2008: 257)– ao passo que o conjuntivo é definido como modo da incerteza, da probabilidade ou da irrealidade: «Ao empregarmos o MODO CONJUNTIVO […] encaramos, então, a existência ou não existência dum facto como uma coisa incerta, duvidosa, eventual ou, mesmo, irreal» (Cunha / Cintra 182005: 463), «Modul conjunctiv […] conține forme flexionare verbale ce exprimă două conținuturi modale fundamentale (acțiunea ca proces «O modo indicativo contém formas verbais flexionadas cujo conteúdo modal fundamental consiste na ação como processo considerada real, segura» (nossa tradução, negrito e itálico do autor). 2 «Expresso através de formas de indicativo, o processo comunicado é considerado ‹real›. O falante assume tanto o conhecimento, como a execução da ação, do evento ou a existência do estado codificados através de formas verbais» (nossa tradução, itálico do autor). 3 «Através do uso do indicativo, o sujeito falante exprime a certeza no que respeita o desenvolvimento da ação verbal; para ele, a ação do verbo no indicativo é real» (nossa tradução, itálico do autor).
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considerată realizabilă, posibilă și acțiunea ca proces considerată ireală)»4 (Dimitriu 1999: 551) «conjunctivul […] se opune indicativului ca termen al opoziției posibil – real (existent / efectuat)»5 (Guțu Romalo vol. 1 2005: 387); «modul conjunctiv are semantica sa specifică: situează acțiunea verbală sub semnul incertitudinii; este posibilă realizarea ei, dar este nesigură. Se opune […] indicativului, mod al realității, al certitudinii-realitate»6 (Irimia 2008: 276). No entanto, embora os gramáticos concordem que a oposição indicativo – conjuntivo se relaciona com o binómio real – irreal7, aparecem muitas diferenças no emprego e nos valores dos dois modos, mesmos no caso de línguas aparentadas, como são o português e o romeno. A evolução particular do romeno em relação às línguas românicas ocidentais pode explicar as diferenças na distribuição do indicativo e do conjuntivo (Reinheimer Rîpeanu 2001: 278). Do ponto de vista morfológico, o romeno é o único idioma românico que apresenta um morferma especializado para o conjuntivo – să (que provém do lat. si), ao passo que em todas as outras línguas românicas os descendentes do lat. quia (es. / fr. / pt. que e it. che) podem introduzir ambos os modos. Outra particularidade da língua romena, a substituição do infinitivo pelo conjuntivo nas construções infinitivais latinas como venire uolo8, determinou a existência de critérios diferentes na distribuição do conjuntivo em romeno em relação aos outros idiomas românicos. Uma consequência é a existência em romeno de dois tipos de conjuntivo, um amodal e um modal (Guțu Romalo 2005 vol. 1: 389-390), o primeiro aparecendo sobretudo nos contextos de substituição do infinitivo. Neste caso o locutor não pode escolher o modo da subordinada, esse sendo imposto pelas características sintáticas do verbo da oração regente. O conjuntivo modal aparece em contextos que permitem ao locutor escolher o modo da subordinada em função do grau de certeza da ação que quer expressar. As particularidades do romeno em relação às outras línguas românicas fazem com que as investigações prévias sobre a seleção do indicativo e do conjuntivo identifiquem dois grupos com caraterísticas diferentes, o das línguas da Romania ocidental e central (italiano, francês, espanhol, catalão e português) e o contendo apenas o romeno, idioma que partilha traços com os idiomas da região: húngaro, grego e as línguas eslavas (cf. Rui Marques 2009: 180). A distribuição do modo em orações subordinadas nas línguas românicas tem sido explicada através de várias teorias de índole semântico-pragmática. A teoria da asserção vs. não «O modo conjuntivo […] contém formas flexionadas verbais que expressam dois conteúdos modais fundamentais (a ação como processo considerada realizável, possível e a ação como processo considerada irreal)» (nossa tradução, negrito e itálico do autor). 5 «O conjuntivo […] opõe-se ao indicativo como termo da oposição possível - real (existente / efetuado)» (nossa tradução, itálico do autor). 6 «O modo conjuntivo tem a sua semântica específica: situa a ação verbal sob o signo da incerteza. Opõe-se […] ao indicativo, modo da realidade, da certeza-realidade» (nossa tradução). 7 Relacionada também com a oposição realis – irrealis analisada por Palmer (2001). 8 Explicada através da influência balcânica, do substrato trácio ou da evolução interna do romeno, a substituição do infinitivo pelo conjuntivo em contextos de objeto directo dá-se no caso dos verbos de desejo, de convite, hortativos, jussivos e declarativos etc. e também em contextos de sujeito. O processo começou antes do século XVI, mas a partir do século XIX devido à influência francesa, nota-se uma preferência pelo infinitivo, sobretudo nos estilos acadêmico, científico e jornalístico (cf. Sala 2006: 280-281). 4
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asserção (Bybee / Terrel 1990) defende que o indicativo é utilizado em contextos assertivos e o conjuntivo em contextos não-assertivos. Embora explique vários empregos do dois modos, entre os quais as ocorrências do indicativo em frases declarativas ou como complemento de verbos de afirmação e o uso do conjuntivo em contextos que expressam ordem, desejo e incerteza, esta teoria falha em explicar as ocorrências do modo indicativo em frases interrogativas, uma vez que essas não são assertivas. No que respeita a dupla seleção de modo, as autoras admitem que existe uma «zona de inestabilidad dentro del sistema modal» no caso das pressuposições9, porque nesses contextos podem ser selecionados ambos os modos. A segunda teoria é a dos graus de crença, ou do comprometimento do locutor com o valor de verdade do enunciado. Segundo linguistas que a defendem (Palmer 2001), o indicativo é utilizado se o locutor manifestar um elevado grau de crença no valor de verdade da oração subordinada e o conjuntivo se o grau de crença for fraco. No entanto, verbos como lamentar e perdoar, que pressupõem um grau de crença elevado na verdade da frase subordinada10 selecionam apenas o modo conjuntivo em português. A hipótese da veridicidade, elaborada por Donka Farkas (1992) a partir de dados do romeno defende que o indicativo é selecionado em contextos tidos como verdadeiros por alguma entidade e o conjuntivo nos restantes casos. No entanto, essa hipótese falha também em solucionar o caso dos verbos factivos (como lamentar) que, embora introduzam uma frase considerada verdadeira pelo locutor, selecionam o conjuntivo. Uma quarta teoria, elaborada por Rui Marques (1996, 1997, 2003, 2009) defende que o indicativo é o modo marcado por ser empregue só em contextos epistémicos, ao passo que o conjuntivo é o modo não marcado porque se usa em vários contextos: deônticos, epistémicos etc. A solução proposta pelo linguista português diverge da abordagem tradicional11, que considerava o conjuntivo o modo marcado, e consegue explicar de uma maneira mais coerente a ocorrência do conjuntivo em contextos diferentes do ponto de vista semântico (deônticos, volitivos, avaliativos, epistémicos etc). As teorias acima referidas fazem uma distinção bastante estrita entre os valores dos dois modos e os contextos em que são empregues, mas nenhuma trata em pormenor os contextos em que ocorre a dupla seleção de modo, tanto do indicativo, como do conjuntivo. Nas páginas seguintes faremos uma breve análise deste fenómeno linguístico, com base em exemplos de orações relativas e completivas em duas línguas românicas, o português europeu e o romeno. A presente análise baseia-se em exemplos retirados do Corpus do Português realizado por Mark Davies e Michael Ferreira (http://www.corpusdoportugues.org), de outras fontes eletrónicas e das respetivas traduções para o romeno.
Bybee / Terrel (1990: 153) propõem a classificação semântico-pragmática das orações subordinadas, defendendo que podem encaixar numa das seguites categorias: asserções, pressuposições, nenhuma das duas. 10 Considerados factivos por Karttunen (1973) estes verbos implicam a verdade da oração subordinada que introduzem. 11 O modo indicativo é o modo «menos marcado quanto à expressão da atitude ou da relação que se estabelece entre o locutor e o alocutário e o universo de referência». (Cf. Mira Mateus et al. 1989: 107).
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1. Frases relativas Em relativas com antecedente indefinido podem ocorrer tanto o modo indicativo, como o conjuntivo, em função do caráter real ou hipotético da oração subordinada. Embora sejam equivalentes do ponto de vista sintático, as subordinadas relativas dos exemplos apresentados referem-se a situações diferentes. No exemplo (1), quando é selecionado o modo indicativo, a subordinada descreve um objecto real, conhecido pelo locutor. No exemplo (2), o objecto expresso pela subordinada situa-se no mundo irreal, hipotético. A preferência pelo indicativo ou pelo conjuntivo reside no distanciamento12 que o locutor quer manifestar em relação ao conteúdo da subordinada, em ambas as línguas esta diferença sendo codificada a nível gramatical da mesma maneira: o indicativo é o modo empregue para expressar um facto real e determina uma leitura específica, ao passo que o modo conjuntivo serve para exprimir um facto irreal, hipotético e pressupõe uma leitura genérica. (1) ptg. Vive com a mulher em uma casa que alugou[IND] na Praia de Vieira, ali a três quilómetros. (2)
rom. Locuiește cu soția într-o casă pe care a închiriat-o[IND] în Praia de Vieira, la trei kilometri.
(3) ptg. Finalmente, após oito anos de sobrevivência num matadouro arruinado, surgiu a hipótese de uma casa que lhes lembre[CONJ] os tempos melhores por que já passaram. (4)
rom. În cele din urmă, după opt ani de supraviețuire într-un abator ruinat, a apărut posibilitatea unei casa care să le amintească[CONJ] de vremurile mai bune prin care au trecut deja.
2. Frases completivas verbais Os verbos de comunicação (dizer, informar, sugerir, escrever etc.) constituem uma classe de regentes que selecionam ambos os modos em subordinadas completivas. Quando o verbo da completiva está no modo indicativo, como nos exemplos (5) e (6), o valor do verbo regente é assertivo, ao passo que nas frases (7) e (8), quando ocorre o modo conjuntivo nas orações subordinadas, o significado do verbo regente é deôntico, determinando uma interpretação como ordem ou como conselho da oração subordinada. A escolha do indicativo ou do conjuntivo está relacionada em ambas as línguas com o valor modal do verbo regente, o indicativo sendo preferido pelos regentes com valor epistémico forte, (5), (6), (9), (10) e o conjuntivo sendo relacionado com regentes com significado deôntico (7), (8), (11), (12). Por outro lado, nestes contextos a seleção do modo está ligada ao distancionamento do Veja-se também a «distância subjectiva», termo utiliado por Oliveira (1999: 112).
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locutor face à ação da subordinada. Nos contextos epistémicos a informação da completiva é conhecida pelo locutor que assume o papel de a transmitir ao alocutário. Sendo conhecida, a informação da subordinada é «controlada» e «controlável» pelo locutor, que expressa a sua certeza sobre a mesma empregando o modo indicativo. Nos contextos deônticos a realização da ação da completiva não é conhecida, segura ou controlável porque depende de facto do alocutário. Através da ordem o locutor assume um papel ativo, intervindo no mundo do alocutário, mas não pode garantir a sua execução. O locutor manifesta uma atitude diferente perante as ações das duas orações: assume a oração principal, mas tem um distanciamento em relação à subordinada, marcada pela escolha do conjuntivo na completiva. Não há nenhuma alteração se os regentes estão na forma negativa, visto que em ambas as línguas os verbos de comunicação permitem a seleção quer do modo indicativo, quer do conjuntivo, em função do valor modal que expressam. Tal como nos contextos com verbos na forma afirmativa, o valor assertivo determina a escolha do indicativo, como nos exemplos (13) e (14) o valor deôntico impõe o modo conjuntivo na frase subordinada, como se pode observar nos exemplos (15) e (16). (5) ptg. Eu digo-te que não há[IND] perigo, homem! (6)
rom. Omule, eu îți spun că nu este[IND] niciun pericol.
(7) ptg. E eu digo-te que subas[CONJ]. (8) rom. Și eu își spun să urci[CONJ]. (9)
ptg. Este achado sugere que a separação entre homem e macaco pode[IND] ter ocorrido antes do que os peritos até agora calculavam.
(10) rom. Această descoperire sugerează că separarea între om și maimuță poate[IND] să se fi petrecut mai înainte decât calculau experții. (11) ptg. Se isto já é uma revolução relativamente ao passado, sugiro que vá[CONJ] um pouco mais além. (12) rom. Dacă acest lucru este deja o revoluție față de trecut, sugerez să mergeți[CONJ] un pic mai departe. (13) ptg. Nunca usou esta frase? Não digo que não usei[IND]. (14) rom. Nu ați folosit niciodată această frază? Nu spun că nu am folosit-o[IND]. (15) ptg. Passado este tempo, não digo que eles estejam[CONJ] contentes, mas há diálogo. (16) rom. După ce a trecut atâta timp, nu spun să fie[CONJ] mulțumiți, dar există dialog.
Outra classe de verbos que permitem a dupla seleção de modo em português são os verbos de conhecimento e desconhecimento (acreditar, admitir, assumir, calcular, desconfiar, julgar, pensar, supor, suspeitar etc). Em português a preferência por um dos modos está relacionada com a atitude do locutor face à realizabilidade da ação expressa pela subordinada.
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Quando o locutor tem uma maior certeza no que diz respeito ao valor de verdade ou ao grau de realizabilidade da oração subordinada, emprega o modo indicativo, escolhendo o conjuntivo se a certeza estiver fraca. Em romeno, a ocorrência do conjuntivo em subordinadas regidas por verbos de conhecimento na forma afirmativa não é possível, sendo os exemplos (20) e (25) agramaticais. A diferença entre as duas línguas consiste no facto de neste contexto em romeno o indicativo estar relacionado principalmente com o valor de veridicidade13 da oração e não com a atitude do locutor perante a subordinada. Como os verbos de conhecimento na forma afirmativa pressupõem a verdade da oração subordinada, a seleção do conjuntivo seria ilógica, razão pela qual os exemplos com conjuntivo são agramaticais. A situação é diferente se os verbos regentes estão na forma negativa, (27) – (30), pois em português europeu14 podem selecionar apenas o modo conjuntivo, mas em romeno permitem ambos os modos na oração subordinada. A influência do operador de negação tem menos relevância em romeno, visto que não determina nenhuma alteração na seleção do modo da frase subordinada, ao passo que em português europeu a negação restringe as possibilidades combinatórias ao conjuntivo. A diferença entre os enunciados com indicativo ou conjuntivo em romeno permite a expressão dum maior ou menor grau de desconfiança em relação à ação da subordinada. Neste caso os enunciados com regentes que expressam dúvida e que selecionam o modo conjuntivo (30) apresentam dupla modalização:15 o locutor expressa a sua atitude de desconfiança em relação ao conteúdo da subordinada através da forma negativa do verbo regente «nu cred», reforçando-se com o uso do conjuntivo «să fie», que expressa uma ação irreal ou improvável. (17) ptg. Acredito que X se interessa[IND] pelo país. (18) rom. Cred că X se interesează[IND] de țară. (19) ptg. Acredito que tenha[CONJ] alguma influência, mas não influenciará a maioria dos portugueses. (20) rom. *Cred să aibă[CONJ] o oarecare influență, dar nu îi va influența pe majoritatea portughezilor. (21) rom. Cred că are[IND] o oarecare influență, dar nu îi va influența pe majoritatea portughezilor (22) ptg. Penso que temos[IND] de mudar a forma como apresentamos os nossos candidatos. (23) rom. Cred că trebuie[IND] să schimbăm forma în care prezentăm candidații. (24) ptg. Já tenho o orçamento para isso e penso que seja[CONJ] este ano, embora tudo dependa da tramitação da Assembleia da República. Veja-se também Marques (1996). No português do Brasil esta categoria de verbos admite também o modo indicativo, como mostra um exemplo encontrado no Corpus do Português: «A beleza da vida está no dia-adia. Não acredito que alegria tem[IND] hora marcada» (itálico nosso). 15 Veja-se também Guțu Romano vol. 1 (2003: 390). 13 14
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(25) rom. *Am deja buget pentru acest lucru și cred să fie[CONJ] acest an, deși totul depinde procedurile Parlamentului. (26) rom. Am deja buget pentru acest lucru și cred că este[IND] acest an, deși totul depinde procedurile Parlamentului. (27) ptg. Não acredito que seja[CONJ] tecnicamente impossível. (28) ptg. *Não acredito que é[IND] tecnicamente impossível. (29) rom. Nu cred că este[IND] imposibil din punct de vedere tehnic. (30) rom. Nu cred să fie[CONJ] imposibil din punct de vedere tehnic.
Os chamados verbos de sentimento (aborrecer, alegrar, comover, entristecer, preocupar, surpreender etc.) regem em frases subordinadas verbos em ambos os modos em romeno, mas só o conjuntivo em português (31). Em romeno a preferência para um dos modos está relacionada com o grau de crença do locutor no valor de verdade da frase. Se o valor é alto, se se faz referência a um facto real (32), emprega-se o indicativo e no caso de o valor ser fraco e referir um facto hipotético, seleciona-se o conjuntivo (33). Em ambas as línguas a seleção do conjuntivo nestes contextos vem ao contrário das teorias que atribuem a esse modo um valor de irrealidade, pois os verbos de sentimento pressupõem o valor de verdade da subordinada. (31) ptg. Entristece-me que um símbolo da nacionalidade esteja[CONJ] a ser usado em lutas políticas. (32) rom. Mă întristează că un simbol al naționalității este[IND] folosit în lupte politice. (33) rom. Mă întristează ca un simbol al naționalității să fie[CONJ] folosit în lupte politice.
Os verbos seguintes diferem de outras classes que permitem seleção de ambos os modos e que referem processos mentais, justamente no que diz respeito ao valor de verdade da subordinada. Chamados verbos de ficção ou criadores de mundos16, imaginar e sonhar, são criadores de mundos fictícios ou imaginários e deveriam selecionar exclusivamente o modo conjuntivo, pois na subordinada expressa-se um facto não-real. Em português imaginar seleciona o indicativo (34), ao passo que em romeno permite ambos os modos em função do menor (35) ou maior grau de irrealidade (36) da subordinada. No que diz respeito ao verbo sonhar, que apresenta dupla seleção de modo em ambas as línguas, a preferência pelo indicativo ou pelo conjuntivo está relacionada com o significado do verbo, pois em romeno seleciona indicativo quando significa «imaginar num sonho» (39) e conjuntivo quando tem o significado «desejar» (40). Em português o conjuntivo expressa um facto pouco provável de acontecer, irreal (38) e o indicativo um facto que tem mais hipóteses de se tornar verdadeiro (37). Em ambos os casos, a escolha do modo está relacionada com a atitude do locutor perante o conteúdo da subordinada e não com o significado do verbo regente. Por esta razão achamos que a selecção do indicativo não deveria ser considerada contra-intuitiva, uma vez Veja-se Mira Mateus et al. (2003: 260).
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que nestes contextos é possível (e provavelmente necessário) expressar uma diferença entre ações com mais ou menos possibilidades de acontecer. (34) ptg. Mas imagino que é[IND] ainda por causa da galinha. (35) rom. Îmi imaginez că este[IND] tot din cauza găinii. (36) rom. Îmi imaginez să fie[CONJ] tot din cauza găinii. (37) ptg. Em Portugal passou-se de um período em que se sonhava que[IND] tudo era possível. (38) ptg. Nem sonhava que fosse[CONJ] você. (39) rom. Visa că era[IND] medic. (40) rom. Visa să fie[CONJ] medic.
3. Frases completivas adjetivais No que respeita às orações completivas adjetivais, entre as categorias de regentes chamam a atenção para nossa análise são os regentes avaliativos (bem, mal, correcto, errado, importante etc.), os factivos emotivos (estranho, surpeendente, trágico etc.) e os epistémicos (provável, possível etc). A primeira categoria de regentes, que expressam várias modalidades avaliativas, apresenta dupla seleção de modo em romeno, em função do significado do adjectivo. Quando selecionam o indicativo têm uma leitura avaliativa, ao passo que o conjuntivo da subordinada implica uma interpretação deôntica, o exemplo (42) podendo ser interpretado como um conselho ou como uma ordem implícita em função do contexto. Em português pode ocorrer apenas o modo conjuntivo nestes contextos. No que respeita os factivos emotivos, a preferência do locutor para o indicativo ou para o conjuntivo relaciona-se com o grau de realidade ou de virtualidade da ação da subordinada. Na frase (45) a ação da subordinada é tida como verdadeira, ao passo que em (46) a ação pode ser interpretada como hipotética ou virtual. Os regentes epistémicos (provável, possível) permitem em romeno a seleção de ambos os modos, em função do grau maior ou menor de realização da ação da subordinada mas em português regem apenas o conjuntivo. (41) rom. E bine că știi[IND] engleză. (42) rom. E bine să știi[CONJ] engleză. (43) ptg. É bom que saibas[CONJ] inglês. (45) rom. E ciudat că vine[IND] mâine.
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(46) rom. E ciudat să vină[IND] mâine. (47) ptg. É provável que venha[CONJ]. (48) rom. E probabil să vină[CONJ]. (49) rom. E probabil că vine[IND].
Conclusões A análise de regentes que permitem a seleção do indicativo e do conjuntivo revela algumas semelhanças e diferenças entre o português europeu e o romeno. Nas frases relativas com antecedente indefinido podem-se utilizar ambos os modos, em função do caráter real ou hipotético da ação da subordinada. Em ambas as línguas nas orações completivas verbais e adjetivais, usa-se exclusivamente o modo conjuntivo nos contextos deônticos e ambos os modos em contextos epistémicos. Embora de uma maneira geral se possa afirmar que o modo indicativo está relacionado com os contextos epistémicos fortes, em que o locutor expressa o comprometimento com o valor de verdade da subordinda e o modo conjuntivo com os contextos epistémicos fracos, em que o locutor manifesta um distanciamento em relação ao conteúdo da subordinada, os vários regentes analisados apresentam também algumas diferenças. No que diz respeito aos verbos de conhecimento, a diferença entre as duas línguas é que com regentes na forma afirmativa em romeno pode ocorrer apenas o indicativo e com regentes na forma negativa em português pode ocorrer só o modo conjuntivo. A dupla seleção é permitida com regentes na forma afirmativa em português e na forma negativa em romeno. Os verbos de sentimento permitem apenas a ocorrência do modo conjuntivo em português e de ambos os modos em romeno, situação que corrobora com as teorias que defendem a seleção do indicativo em contextos tidos como verdadeiros. Os verbos de ficção selecionam ambos os modos, em função do significado que têm e do valor de verdade da oração subordinada. Nas completivas adjetivais o conjuntivo relaciona-se com os contextos deônticos e com o grau de irrealidade e o indicativo com os contextos epistémicos fortes, em que a subordinada é tida como verdadeira. Os mecanismos que determinam a seleção de indicativo ou do conjuntivo no caso desta categoria de regentes são complexos e fogem a uma explicação unitária ou aos padrões identificados pelas teorias existentes. Em certos contextos a escolha do modo pode ser feita pelo locutor, em função das suas necessidades de expressão, em outros o semantismo do verbo regente ou a influência do operador de negação determinam a ocorrência de um certo modo na subordinada. No entanto, uma análise contrastiva pontual das duas línguas, pode salientar zonas de subtileza semântica úteis na interpretação ou na tradução correta dum determinado contexto.
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Marina Mattera (Université de Nice Sophia Antipolis / Université de Gênes)
L’enjeu linguistique de la métaphore au sein de l’œuvre bosquienne: le concept opératoire d’«essaim métaphorique»
1. Introduction Le concept opératoire d’«essaim métaphorique», théorisé récemment par Prandi (2008: 4-26), met en relief le potentiel d’innovation sémantique que l’enjeu métaphorique est capable de dégager grâce à l’expression linguistique: en décrivant le fonctionnement de la métaphore en tant que principe générateur de riches réseaux d’inférences conflictuelles, une telle notion permet en effet de saisir la nature projective du contenu tropique dans son pouvoir novateur de la langue. À la suite d’une synthèse théorique préliminaire, adoptant une démarche strictement linguistique, nous allons vérifier, par voie empirique, l’essence projective du conflit métaphorique au sein du discours littéraire: plus particulièrement, nous aborderons l’œuvre d’Henri Bosco (1888-1976), un écrivain souvent méconnu et pourtant estimable du panorama romanesque français.
2. L’interaction métaphorique en tant que grandeur algébrique: catachrèse, substitution et projection Loin de remplir une simple fonction décorative ou ornementale, la dynamique de la métaphore, ou plutôt le métaphoriser, d’après l’expression littérale d’Aristote (1459, a 4-8), possède une valeur instructive, reposant sur la structure même de son contenu tropique, à savoir le rapprochement inattendu entre des sphères conceptuelles éloignées. Autrement dit, la mise en forme linguistique d’une métaphore implique un conflit entre deux concepts réciproquement incompatibles, ou bien entre un domaine conceptuel cohérent –ce que Black (1954; 1962) définit le «cadre» littéral du discours– et un sujet qui lui est sémantiquement étranger, le «foyer» métaphorique. Or, selon la perspective unitaire proposée par Prandi (2008: 12-13), l’interaction conceptuelle engendrée au sein de la structure conflictuelle peut être décrite comme une échelle algébrique: l’une de ses extrémités –le «pôle négatif»– est représentée par la
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catachrèse en tant que métaphore morte; l’autre –le «pôle positif»– s’identifie par contre avec la projection en tant que source inépuisable de création conceptuelle; au milieu de cette échelle trouve sa place la substitution, ayant un «solde nul». La catachrèse prend les traits d’une métaphore cohérente, en ce qu’elle procède par adaptation: au lieu d’interagir avec le reste de la phrase, elle reste inactive, conformant son contenu tropique au cadre littéral qui la reçoit. La locution «les pieds de la table», par exemple, n’est censée attribuer à l’objet aucune aptitude à marcher ou courir; il s’agit, tout simplement, d’une expression figée de la langue désignant une entité inanimée. Lors de la substitution et de la projection, par contre, le transfert métaphorique avance dans la direction opposée: au lieu de s’adapter, le foyer métaphorique entre en conflit avec le cadre dans lequel il est inscrit. À son tour, un tel conflit peut parcourir deux chemins différents: soit se résoudre en activant une analogie banale entre ses parties, soit valoriser l’interaction conceptuelle, optant pour des solutions interprétatives moins immédiates. La première possibilité circonscrit le terrain de la substitution: c’est le cas, par exemple, de l’expression métaphorique Regarde ce rossignol, où le sujet primaire (la femme) –dont la présence virtuelle, accessible dans un contexte ou co-texte plus large que le cadre, justifie qu’on tienne le désignateur actuel (le rossignol) pour tropique– est réintégré dans l’énoncé à la place du sujet subsidiaire au moyen d’une analogie censée résoudre le conflit au prix de la métaphore elle-même. La seconde option s’inscrit par contre dans le domaine de la projection, impliquant, de son côté, plusieurs niveaux d’interaction possibles: au sein des tropes réversibles, la métaphore constitue, d’après Black (1962: 41), un «modèle» apte à re-décrire son double cohérent, appliquant certaines de ses connotations au sujet primaire, en dépit de leur relation conflictuelle. La restructuration du sujet primaire sous la pression du foyer implique, ici, une identification préalable du référent visé, ce qui suggère l’importance d’une manipulation substitutive comme première étape du travail d’interprétation. Toutefois, contrairement à l’option substitutive, la restauration du sujet primaire dans l’approche projective n’a qu’une valeur purement «instrumentale et provisoire» (Prandi, 1992: 189), en ce qu’elle possède seulement une fonction orientative dans le procès inférentiel. Le stade ultime d’un tel procédé est constitué finalement par les métaphores irréversibles, se caractérisant par l’absence même d’un double virtuel du foyer: c’est le cas, par exemple, de l’énoncé la lune dormait, qui n’est pas lexicalisé en dehors de la construction tropique. Si l’on veut, ici, le lien entre projection et substitution est définitivement brisé. En présence d’une métaphore vive non substitutive, en effet, l’interaction ne se limite pas à enrichir le sujet primaire par l’intermédiaire du sujet subsidiaire: elle le produit à l’issue d’un procès d’interprétation.
3. Le concept d’«essaim métaphorique» dans l’analyse textuelle de la métaphore La forme radicale de création conceptuelle constituée par les métaphores irréversibles –notamment un conflit métaphorique défiant toute structure ontologique acquise– peut
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prendre deux directions distinctes, diamétralement opposées: soit se présenter comme un acte de création simple et tout à fait isolé, soit se consolider comme un concept métaphorique accepté et acquis –dans les limites d’une pensée poétique– et apte à produire d’autres expressions métaphoriques. Prandi (2008: 21-22) nous offre, à titre d’exemple, l’image conflictuelle de la lumière liquide: à partir d’un conflit séminal, tel l’énoncé «Le soleil versait à grands flots sa lumière sur le Mont Blanc» (H.-B. de Saussure), le concept métaphorique de lumière liquide est capable d’engendrer, par sa seule force projective, un nombre potentiellement infini d’autres conflits conceptuels: en tant que substance liquide, la lumière coule, fait des ruisseaux, baigne, forme des ondes, des cascades et ainsi de suite (Prandi 2008: 22). Bosco lui-même se sert abondamment de cette métaphore pour créer d’autres images suggestives: [1]
La clarté […] diluait la lumière mollement. Il s’en irradiait un jour verdâtre où baignait une vie livide et colossale. Les arbres fantomalement formaient comme une forêt sous-marine, où les ondes, douces et longues, de cette clarté, glissaient entre les branches, telle des nappes d’eau. (Malicroix)
[2]
Sans doute avais-je bu trop de lumière. (Malicroix)
[3]
La lumière, elle-même, immobile et fondue à l’air, composait avec l’air un fluide calme où baignaient toutes les choses. (Malicroix)
Dans le dernier énoncé, par exemple, la distribution du cadre et du foyer est univoque: le sujet, la «lumière», entre en conflit avec un concept étranger, le «fluide», par l’intermédiaire duquel le premier est (re)décrit: le transfert métaphorique promu par la nature projective du trope légitime la transposition –sur la lumière– d’une série d’inférences cohérentes avec le foyer: en tant que fluide, la lumière, «fondue» à l’air, a la propriété de «baigner» toute chose. Similairement, l’expression «l’île entière n’était qu’un bloc d’argile jaune imprégnée à satiété et sur le point de se diluer dans les eaux fluviales» (Malicroix, p.58) associe à une entité solide, l’île, l’image de l’argile et, par conséquent, la capacité non seulement d’absorber l’eau mais aussi de se diluer complètement dans le courant. Dans un cas comme dans l’autre, la projection métaphorique permet ainsi de transférer, sur le sujet primaire, le système de propriétés, de caractéristiques et d’états normalement appliqué au foyer. Comme le souligne Black, la même transposition s’opère également avec l’ensemble d’idées et de lieux communs socialement et culturellement attribué au concept: l’énoncé «cet homme est un lapin», par exemple, projette sur le sujet primaire toutes les qualités normalement accordées au lapin, notamment la lâcheté, la faiblesse, la frayeur. Un simple transfert métaphorique –«le soleil versait sa lumière», «l’île n’était qu’un bloc d’argile», «cet homme est un lapin»– encourage ainsi la création d’un riche réseau d’autres expressions conflictuelles qui peuvent, à leur tour, demeurer immobiles ou, au contraire, se configurer comme le point d’irradiation d’autres métaphores, donnant vie à ce qu’on peut appeler, avec Prandi, un «essaim métaphorique», c’est-à-dire un ensemble d’inférences virtuellement accessibles. Une telle réaction métaphorique en chaîne repose sur le principe de la cohérence interne: à l’intérieur d’un domaine conceptuel conflictuel, en tant que trame conceptuellement
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pertinente d’images, le développement inférentiel suit le chemin du raisonnement cohérent (Prandi 2008: 23). L’introduction d’un concept incohérent –tel l’idée de lumière liquide, par exemple– dans le cadre autorisé et restreint du jeu poétique, encourage en fait la formation d’un réseau entrelacé d’expressions stables et compactes, dont la structure interne est parfaitement cohérente.
4. La notion d’«essaim métaphorique» en littérature: le roman bosquien Distribuée sur une ample période, la production romanesque de Henri Bosco (18881976) connaît, pendant près d’un demi-siècle, une intense prolifération, comprenant un total d’environ trente récits –à partir de sa première trilogie romanesque, à savoir Pierre Lampédouze (1925), Irénée (1928) et Le Quartier de Sagesse (1929), jusqu’aux derniers récits, L’Antiquaire (1954), Le Récif (1971) et Une ombre (posth., 1978)– auxquels s’ajoutent des essais (Des sables à la mer. Pages marocaines, 1950; Sites et mirages, 1951), des souvenirs d’enfance (Un oubli moins profond, 1961; Le chemin de Monclar, 1962; Le Jardin des Trinitaires, 1966) et des recueils poétiques (Le Roseau et la Source, 1949). Envisagée dans son ensemble, l’œuvre bosquienne présente un caractère assez unique dans le paysage littéraire français. L’autonomie du roman bosquien par rapport aux tendances littéraires de son époque est d’ailleurs très évidente: les implications philosophiques d’une littérature dite «engagée» –tels l’humanisme de la révolte chez Camus où l’existentialisme sartrien des années Trente / Quarante– n’exercent, en effet, aucune influence auprès de son œuvre. Similairement, la crise du roman des années Cinquante –pourtant déjà amorcée dans la décennie précédente– n’affecte guère notre écrivain, qui reste bien éloigné des innovations formelles promues au sein du «Nouveau Roman». Après les premiers essais littéraires, très proches de la rhétorique surréaliste, l’activité littéraire du romancier s’engage, pour ainsi dire, dans une voie romanesque tout à fait personnelle, une voie qui trouve ses traits constitutifs dans la prose poétique, la dimension onirique du récit et les «trésors de rêverie» (Onimus 1958: 196). D’un point de vue linguistique, ce type de narration suppose une écriture plus suggestive que dénotative, une prose poétique permettant d’explorer, ainsi que l’affirme le romancier lui-même (1972: 12), «ce qui échappe à l’expérience concrète». Or, chez Bosco l’emploi d’un langage poétique se nourrit constamment de métaphores. Pivots constitutifs de l’écriture bosquienne, les inférences conflictuelles légitimées par une expression métaphorique séminale se multiplient partout au sein de son œuvre: loin d’être de simples actes de création isolée, elles interviennent dans la narration pour créer et alimenter incessamment un riche réseau de correspondances inédites. La lecture attentive du roman bosquien nous permet ainsi d’analyser, par voie empirique, la notion d’«essaim métaphorique» en tant que principe générateur d’images métaphoriques entrelacées.
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4.1. La maison et l’univers cosmique dans l’œuvre romanesque d’Henri Bosco Parmi la multitude d’images relevant de l’écriture bosquienne, notre contribution illustrera l’enchaînement métaphorique de quelques-unes des rêveries relevant de l’univers cosmique. Nous limiterons notre analyse à l’étude d’un des romans les plus célèbres de notre écrivain, Malicroix (1948), où l’image de la tempête qui s’abat sur la maison –au milieu du troisième chapitre– constitue sans doute l’une des réalisations les plus achevées du mécanisme métaphorique théorisé. Ici, la représentation de l’ouragan s’inscrit aussitôt dans une dialectique de combat entre la force animale de la nature et la résistance humaine de la maison: [4]
Tout fléchit sous le choc impétueux, mais la maison flexible, ayant plié, résista à la bête.
Ce type d’énoncé conflictuel résulte de la combinaison d’une relation in praesentia et d’un paradigme in absentia. C’est une forme d’interaction complexe entre deux sujets primaires: d’une part le référent actuel –la «maison»– auquel s’adressent, en forme syntagmatique, les foyers prédicatifs «plier» et «résister» et le désignateur adjectival «flexible»; de l’autre le référent virtuel absent –la tempête– remplacé, en forme paradigmatique, par un désignateur conflictuel, la «bête». À partir de cette expression séminale, l’essence projective du contenu métaphorique permet de transposer sur le référent tous les attributs normalement appliqués au foyer: en tant que bête violente, la tempête assume les traits effrayants d’un être monstrueux, dont l’arrivée est aussitôt annoncée par la voix puissante du vent: [5]
Le vent prit de l’humeur et lança un appel au Nord où d’autres vents lui répondirent.
[6]
Par-dessus nous, enflant la voix, les premiers vents de choc se mirent à hennir avant de s’enfoncer dans les nuages.
[7]
Et puis une voix s’éleva, la voix impérieuse du Vent-Maître. […] Alors la tempête commença.
L’évocation des bruits orageux, qui préludent à la tempête, relève, comme le remarque Bachelard (1957: 56), d’un véritable «bestiaire du vent»: [8]
D’abord une bourrasque. Elle aboya. Elle avait la rage des vents. […] On entendit crier, rugir, et un galop éperdu de débandade. […] Meuglements, bramements, barrissements, traversaient en troupeaux furieux l’espace dévasté.
La tempête se configure ainsi comme un être bestial au plein sens du terme: [9] Le vent prit forme et se mit à tâter la maison, les arbres. […] Une voix gutturale gronda dans le canon sonore du foyer éteint. […] Un souffle glacial fonça sur la maison, y mordit avec fureur […]; des armées de nuages reculèrent, la bourrasque bondit, monta, tordit des masses de vapeurs, et mordit les nuées au ventre. […] Tête basse, elle crevassa les murailles pluvieuses. […] De fureur elle gonfla son poitrail. […] Aspirant, expirant, comme une colossale poitrine, les trombes d’air, cette respiration formidable montait et descendait au cœur de la tempête. Car la tempête avait un cœur, point fougueux d’où se ruait, en pulsations tumultueuses, la vie de la bête massive.
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Avec sa bouche vorace, prête à «mordre» toute chose, le monstre vit, respire, exhibe sa force virile et se prépare, «tête basse», à une véritable attaque contre l’ ennemi faible des nuages. Plusieurs termes relèvent ainsi du lexique militaire: des verbes («lutter», «attaquer», «résister»), des substantifs («armées», «détonations», «désastres »), des adjectifs («impétueux», «furieux», «hargneux», «dévasté») et des adverbes («bravement»). Contre la haute puissance de ce monstre du ciel, l’humble maison abritant le héros paraît encore plus faible et fragile. Et pourtant courageuse. Voici, le passage décisif: [10] La maison luttait bravement. Elle se plaignit tout d’abord; les pires souffles l’attaquèrent de tous les côtés à la fois, avec une haine distincte et de telles hurlements de rage que, par moments, je frissonnais de peur. Mais elle tint. Dès le début de la tempête des vents hargneux avaient pris le toit à partie. On essaya de l’arracher, de lui casser les reins, de le mettre en lambeaux, de l’aspirer. Mais il bomba le dos et s’accrocha à sa vieille charpente. Alors d’autres vents arrivèrent et se ruant au ras du sol ils foncèrent contre les murailles. Tout fléchit sous le choc impétueux, mais la maison flexible, ayant plié, résista à la bête. Elle tenait sans doute au sol de l’île par des racines incassables, d’où ses minces parois de roseaux crépis et de planches tiraient une force surnaturelle. On eut beau insulter les volets et les portes, prononcer des menaces colossales, claironner dans la cheminée, l’être déjà humain, où j’abritais mon corps, ne céda rien à la tempête. La maison se serra sur moi, comme une louve, et par moments je sentais son odeur descendre maternellement jusque dans mon cœur. Ce fut, cette nuit-là, vraiment ma mère. Je n’eus qu’elle pour me garder et me soutenir. Nous étions seuls.
Au premier référent, la maison, correspondent, en forme prédicative, des valeurs tout à fait étrangères à sa sphère dénotative: la fatigue («se plaindre», «se plier»), le courage («lutter», «bomber le dos», «résister»), la protection maternelle («la maison se serra sur moi», «ce fut, cette nuit-là, vraiment ma mère»). Au deuxième référent (le vent) est attribué par contre tout sentiment maléfique (la «haine», la «rage») et comportement néfaste, tels l’agression, la menace, l’insulte. Il paraît donc évident que la dialectique du conflit s’inscrit, d’une façon très nette, dans l’opposition primordiale entre le bien et le mal. D’un côté nous avons les formes bestiales de la tempête, de l’autre l’innocence incontestable de la maison: deux pôles de signe opposé, qui tirent leur force de leur présence simultanée au sein du même espace discursif. Le sens de protection garanti par le foyer domestique, en effet, n’est jamais aussi confortant que lors d’une tempête. «Quand l’abri est sûr, la tempête est bonne» affirme l’auteur dans L’Antiquaire: l’angoisse cosmique évoquée par la fureur orageuse intensifie l’effet bienveillant du refuge. Ici, en particulier, les valeurs d’asile et de résistance offertes par la maison sont transposées en valeurs humaines. Sur ce point, Bachelard (1957: 157) prévient le lecteur: «Dans la maison devenue par l’imagination le centre même d’un cyclone, il faut dépasser les simples impressions du réconfort qu’on éprouve dans tout abri». Loin d’être tout simplement une présence physique inspirant la chaleur et la paix, la Redousse de Malicroix possède la densité spirituelle d’un être vivant.
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Pour comprendre la portée d’une telle réflexion, il faut suivre l’évolution dramatique du récit: le conflit conceptuel «ce fut, cette nuit-là, vraiment ma mère» survient, en effet, dans un moment crucial de la narration. Lors de son arrivé sur l’île, le narrateur Martial se sent, parmi les êtres et les choses, un étranger, un hôte indésirable: «les mots, les bruits, les silences, les objets mêmes, y parlaient un langage à eux, où je n’accédais pas» affirme-t-il. À l’instar d’une personne méfiante, la maison elle-même refuse tout d’abord l’amitié du héros: [11] Une maison, même si la loi vous la donne, peut fort bien, elle, ne pas se donner. [12] Elle vivait par elle-même […] créature attentive et grave qui venait de passer ses destins à des mains nouvelles, dont elle ne savait encore quelle serait la force.
Des foyers métaphoriques, tels les verbes «se donner», «passer», «savoir», attribuent à la Redousse une attitude tout à fait consciente: en tant que «créature» vivante et, surtout, responsable, elle ne se concède pas tout de suite. C’est seulement au moment de la lutte implacable contre les forces primordiales de la terre, que Martial, seul sur l’île, pressent finalement, et au plus profond de lui-même, l’immense portée de l’abri tutélaire de la demeure: [13] La maison se serra sur moi, comme une louve, et par moments je sentais son odeur descendre maternellement jusque dans mon cœur.
Au sein de cet énoncé, la métaphore de la mère transpose sur le sujet primaire un réseau de concepts renvoyant à la sphère animale, comme l’instinct de protection ou l’odeur exhalée lors du contact physique. A l’instar d’une femelle avec ses petits, la maison est ici prête à «se serrer» sur son habitant: une telle idée, ontologiquement inadmissible, est pourtant parfaitement cohérente avec la dimension métaphorique du conflit conceptuel donné. Autrement dit, dans la mesure où la présence vivante de la maison est promue dans le cadre d’une expression conflictuelle acquise, toute autre qualité compatible et cohérente –le courage, la maternité, le mouvement, la pensée, l’amour– est non seulement acceptée, mais aussi encouragée dans les limites de la pensée poétique. Située au centre de l’univers cosmique, la maison n’est jamais un espace neutre: bien au contraire, comme notre analyse vient de le montrer, elle est un personnage dans toute l’acception du terme, possédant une valeur maternelle –on a vu la fonction génitrice accordée à la Redousse– mais exhibant aussi, et en même temps, une énergie toute masculine, prête à combattre virilement pour défendre son habitant. Chez Bosco, les maisons constituent, si l’on veut, le pivot essentiel de la narration: «c’est en les étudiant minutieusement» déclare Benoît Neiss (2000: 156) «qu’on pénètre dans la signification profonde des œuvres». En guise de conclusion, je voudrais insister sur la forte intertextualité des rêveries et des configurations métaphoriques: au sein de l’œuvre bosquienne le développement inférentiel engendré par la nature projective d’un conflit séminal donne vie à de véritables isotopies tropiques, dépassant l’unité romanesque. Ainsi que dans Malicroix, où la Redousse s’impose comme un être à la fois maternel et courageux, tirant sa force d’un besoin immanent de protéger son enfant, cette image trouve, dans les autres œuvres du romancier, un très vif retentissement. Voici quelques citations:
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[14] Toute la maison soupirait d’aise (Un Rameau de la nuit) [15] Je voulais forcer le coffre pour lui arracher son âme (Un Rameau de la nuit) [16] Elle offre un visage très vieux, en plein soleil (Le Jardin d’Hyacinthe) [17] La maison a besoin de nous […]. Le mas ne peut rester seul, cette nuit […]. Cette maison, vois-tu, elle nous aime, et elle pense aussi que nous l’aimons. On n’abandonne pas sa vieille mère, car elle est notre mère, surtout pendant cette nuit de Noël (Tante Martine) [18] J’ai besoin d’une tutélaire présence, et de cette mère qu’est une maison (L’Épervier) [19] [Le mas] resserré sur lui-même, regroupé, enfoncé dans la terre […] offrait sa masse sombre, violette, toute pleine de force humaine et de volonté dure (Le Mas Théotime) [20] Il s’élève toujours des lieux que j’habite une sorte d’âme exigeante qui me repousse ou qui m’attire à elle. Théotime, que j’aime, s’est attaché à moi qui l’ai relevé de son sommeil. En dix ans de coexistence nous nous sommes mêlés tellement l’un à l’autre que quelquefois je me demande si j’ai vraiment une maison et une terre ou si, plus vraisemblablement, tout cela n’est pas le pays et le toit familier de ma vie secrète. Ainsi en moi-même c’est naturellement Théotime qui pense, qui aime, qui veut (Le Mas Théotime).
Autant d’exemples pour démontrer l’immense force projective que l’interaction métaphorique est capable de dégager au sein de l’énoncé, hors de toute contrainte ontologique envisageable. Sous la pression de la personnification, les foyers se multiplient de façon exponentielle, jusqu’à envahir tout segment du discours: verbes («soupirer», «aimer», «vouloir», «resserrer», «penser»), substantifs («âme», «volonté», «mère», «sommeil»), adjectifs («exigeante», «seul», «tutélaire», «humaine»). Ainsi que le souligne Michel Barbier (1967: 20), «un lecteur d’esprit cartésien jugera de telles métaphores inoffensives, simples ornements littéraires»; au contraire, le conflit conceptuel de maison vivante est, ajoute-t-il «à prendre au pied de la lettre»: pour l’auteur, en effet, toute chose est douée de vie. «Rien pour moi n’est inanimé» écrit le romancier dans un de ses livres de souvenirs, Le Chemin de Monclar (1962). Or la maison, chez Bosco, est vivante à un double titre. D’une part, elle possède sa vie autonome, à l’instar d’un être humain: elle établit avec l’habitant une alliance intime, presque une fusion osmotique: «en dix ans de coexistence nous nous sommes mêlés tellement l’un à l’autre» dit Pascal, le narrateur-héros du roman Le Mas Théotime (1945), «que quelquefois je me demande si j’ai vraiment une maison et une terre ou si, plus vraisemblablement, tout cela n’est pas le pays et le toit familier de ma vie secrète». De l’autre, la maison est vivante en tant que créature surgissant du cosmos: à l’instar d’une plante enfoncée dans la terre, elle possède une vie végétale, qui tire sa sève vitale de la matière cosmique. Comme le dit Bachelard (1957: 39-40), analysant l’image de la maison dans L’Antiquaire, la demeure se présente comme une créature «à racine cosmique, une plante de pierre qui croît du rocher jusqu’à l’azur d’une tour». Les images sur l’origine cosmique de la maison se multiplient partout dans les romans de Bosco. Voici quelques exemples:
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[21] Elle tenait sans doute au sol de l’île par des racines incassables, d’où ses minces parois de roseaux crépis et de planches tiraient une force surnaturelle (Malicroix) [22] Il (le Mas de Constance) enfonçait d’antiques racines de pierre dans l’épaisseur du sol à travers l’humus jusqu’au roc et il en aspirait la mystérieuse vie végétale (Tante Martine) [23] Votre maison n’est pas à l’écart de la terre, ni à l’abri des puissances du ciel, mais […] elle tient au sol par des racines, […] elle aspire sa vie de l’air (Le chemin de Monclar)
Encaissée dans la terre, la demeure bosquienne transmet à l’homme le courant magnétique émanant du sol. D’où sa nature ambivalente: par la maison, le héros entre en contact avec les forces secrètes et inquiétantes du cosmos: [24] Je la soupçonnais d’avoir des racines sous terre, racines par où ces maisons qui inquiètent nos âmes communiquent avec les eaux souterraines et avec cette nuit compacte où jamais n’a germé la plus faible lumière (Mon compagnon de songes)
5. Conclusions Quoique concis et inévitablement inachevé, ce bref essai a tenté de montrer l’épaisseur conceptuelle du contenu tropique dans son pouvoir novateur de la langue: étant «le seul moyen pour concevoir l’état de choses envisagé», ainsi que le suggère Prandi (1992: 61), la métaphore dilate la sphère des concepts accessibles. De plus, la notion d’«essaim métaphorique» nous a permis d’expliquer le développement inférentiel du dispositif métaphorique: l’argument conflictuel relevant d’une structure métaphorique séminale encourage la transposition, sur le sujet primaire, d’un réseau de concepts cohérents normalement appliqués au foyer. Par l’analyse du texte bosquien, nous avons eu la possibilité de tester et vérifier la puissance empirique d’une telle proposition. Désignée en tant que «mère» du narrateur, la maison est censée «protéger» l’homme, «lutter» bravement, «se plaindre»; elle possède une «âme», elle est douée de mémoire, et peut même accéder, après sa mort, à une «vie d’outre-tombe»: le transfert métaphorique promu par le conflit conceptuel enrichit la sphère conceptuelle de la maison, par-delà les frontières ontologiques acquises. L’œuvre romanesque de notre auteur occupe, pour ainsi dire, une place importante dans le circuit reliant la théorie à la pratique littéraire: si d’une part le roman bosquien a largement contribué à approfondir et expliquer le concept opératoire d’«essaim métaphorique», de l’autre cette approche linguistique du texte littéraire a permis une exploration enrichissante des techniques narratives adoptées par notre auteur. Or, la richesse métaphorique s’inscrit dans la poétique narrative de Bosco comme l’un des ses traits constitutifs, faisant de sa création littéraire un système romanesque unique et tout à fait homogène. D’ailleurs le romancier luimême parle de son œuvre comme d’un seul et même cycle «à peu près cohérent» où presque tous les récits communiquent et s’interpénètrent d’une manière remarquable.
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Bibliographie I. Etudes sur la métaphore Black, Max (1954): Metaphor. Proceedings of the Aristotelian Society 55: 273-294. Réimpr. In: Black, Models and Metaphors. Londres: Cornell University Press. –– (1979): More about metaphor. In: Ortony, A. (éd.): Metaphor and Thought. Cambridge: Cambridge University Press, 19-43. Fontanier, Pierre (1968): Les figures du discours. Paris: Flammarion. Réunit: Manuel classique pour l’étude des tropes. (1821, 4e éd., 1830) et Traité général des figures de discours autres que les tropes. (1827). Prandi, Michele (1992): Grammaire philosophique des tropes. Paris: Les Editions de Minuit. –– (2008): La metafora tra conflitto e coerenza: interazione, sostituzione, proiezione. In: Casadio, C.: Vie della metafora: linguistica, filosofia, psicologia. Sumona: Prime Vie. –– (2010): L’interaction métaphorique: une grandeur algébrique. In: Protée 38, 1: Le Groupe μ entre rhétorique et sémiotique, 75- 84. –– (sous presse): A plea for Poetic Metaphor. In: Poetics Today. Richards, I. A. (1936): The Philosophy of Rhetoric. Oxford: Oxford University Press.
II. Œuvres d’Henri Bosco Le Mas Théotime: Alger: Charlot, 1945. Le Jardin d’Hyacinthe: Paris: Gallimard, NRF, 1946. Malicroix: Paris: Gallimard, NRF, 1948. Un Rameau de la nuit: Paris: Flammarion, 1950. L’Antiquaire: Paris: Gallimard, NRF, 1954. Le Chemin de Monclar: Paris: Gallimard, NRF, 1962. L’Épervier: Paris: Gallimard, NRF, 1963. Mon compagnon de songes: Paris: Gallimard, 1967. Tante Martine: Folio. 1972.
III. Etudes portant sur l’œuvre d’Henri Bosco Bachelard, Gaston (1957): La poétique de l’espace. Paris: PUF. Barbier, Michel (1966): Symbolisme de la maison dans l’œuvre d’Henri Bosco. Aix-en-Provence: La Pensée Universitaire (D.E.S Lettres, Aix-en-Provence, 1965). Bosco, Henri (1972): Henri Bosco par lui-même. In: Cahiers de l’Amitié Henri Bosco, 1. –– (1979): Ce fleuve, le Rhône. Postface à Malicroix. In: Cahiers de l’Amitié Henri Bosco, 18. Neiss, Benoît (2008) Des pierres et des mots: l’art de bâtir chez Henri Bosco. In: Tassel, Alain: (textes réunis par). Henri Bosco et le métier de romancier. L’Harmattan. Onimus, Jean (1958) La poétique de la maison d’après l’œuvre de Henri Bosco. In: Études, 298. –– (1989): Un guetteur d’ombre: le romancier et poète Henri Bosco. In: Cahiers de l’Amitié Henri Bosco, 29.
Egle Mocciaro (Università di Palermo)
Preposizioni e defocalizzazione dell’agente in italo-romanzo
1. Introduzione In questo lavoro proporrò i risultati preliminari di un’indagine che ha per oggetto l’espressione dell’agente nelle costruzioni passive degli antichi volgari italo-romanzi. In particolare, affronterò due aspetti del fenomeno che non hanno finora ricevuto adeguata attenzione in letteratura: la semantica delle preposizioni che marcano il partecipante defocalizzato (prototipicamente un agente, per es. Il pianeta è stato distrutto dall’uomo) e la distribuzione funzionale di tali preposizioni, che sembra essere semanticamente determinata. In generale, in tutti i volgari italo-romanzi sono attestate due differenti preposizioni agentive: per, che continua sul piano formale il lat. per ‹per, attraverso› ed è più ampiamente attestata nelle fasi antiche dei volgari in esame; da, che rappresenta un’innovazione italoromanza, connessa alle due preposizioni ablative latine de e ab ‹da› (cfr. Vincent 1997), e che è destinata a soppiantare per nella codifica dell’agente. Accanto o al posto di da è documentata in diverse varietà meridionali la presenza della preposizione di (de) (< lat. de) (Rohlfs 1954: 804, 833; ma cfr. anche Andreose 2010: 656 sgg.); tuttavia, poiché essa condivide un’analoga struttura semantica di tipo ablativo, di (de) verrà qui trattata come variante diatopica di da. Sia da / di (de) sia per, inoltre, sono impiegate nella formazione di preposizioni complesse (cfr. Lehmann 2002), costituite dall’una o dall’altra preposizione, da un nome relazionale e dalla preposizione primaria di (per / da la mano di, per / da la parte di, etc.). Rispetto al quadro generale appena delineato, tuttavia, esiste un certo grado di variazione, insieme diatopica e diacronica (e, più in generale, diatestuale, cfr. 2), che riguarda sia la frequenza assoluta di sintagmi agentivi nelle costruzioni passive, sia la frequenza relativa delle singole preposizioni agentive. In questa sede, ho focalizzato l’attenzione sui dati relativi ai volgari meridionali e centrali (escluso il toscano), sulla base di uno spoglio di testi documentari e letterari dei secoli XIV e XV contenuti in due corpora elettronici (Artesia; Ovi). I dati sono stati quindi analizzati sulla base di una griglia teorica che integra i risultati della Grammatica Cognitiva (Langacker 1991; Luraghi 2003; 2010) e gli approcci funzionali alla nozione di Transitività (Hopper / Thompson 1980). Tale prospettiva teorica ha consentito, infine, di formulare un’ipotesi circa la progressiva espansione di da / di (de) ai danni di per, che sembra determinata da meccanismi di attrazione prototipica, che polarizzano sulle due diverse preposizioni le funzioni grammaticali più coerenti alle loro caratteristiche semantiche di base.
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1.1. Transitività e agentività Sia in ambito cognitivista sia in ambito funzionalista, il ruolo semantico di agente viene interpretato all’interno della più ampia nozione di transitività, intesa come caratteristica scalare delle frasi, data dall’interazione di parametri semantici che riguardano tanto i partecipanti quanto l’evento denotato dal verbo. Nella sua espressione prototipica, una costruzione transitiva descrive un evento come trasferimento di un’azione (cinesi) da un partecipante a un altro, concepito nella sua completezza (telicità), mancanza di complessità interna (puntualità) e neutralità modale (realtà, tipicamente espressa all’indicativo e asserita) (cfr. Hopper / Thompson 1980: 252). Langacker (1991: 285-286) schematizza tale situazione nel canonical event model, rappresentato in Figura 1, che descrive «an event occurring within a setting and a viewer (V) observing it from an external vantage point»:
Figura 1. Canonical event model (adattata da Langacker 1991: 285)
L’evento consiste in una catena d’azione minima (cioè non mediata), in cui un’entità discreta (caratterizzata come agente, A) trasferisce energia ad un’altra (paziente, O), provocandone un cambiamento di stato (affectedness ‹coinvolgimento›). Si tratta, evidentemente, di una relazione spaziale orientata, che comprende un punto di partenza (A), un percorso (f), un punto d’arrivo (O). La posizione esterna dell’osservatore (V) implica neutralità epistemica: l’evento, cioè, è interpretato in senso oggettivo. L’inclusione di un osservatore extra-linguistico, configura la transitività come una nozione di natura semantico-pragmatica, che riflette strategie di organizzazione discorsiva (grounding). Secondo Hopper / Thompson (1980), graduando i parametri di transitività, il parlante mette in rilievo (foregrounding) o relega sullo sfondo (backgrounding) gli aspetti diversamente rilevanti della situazione descritta. In quest’ottica, anche le caratteristiche che definiscono A e O si configurano come proprietà continue. In particolare, se A rappresenta prototipicamente un partecipante umano, dotato di intenzionalità e di controllo (cioè realizzazione effettiva) sull’evento (cfr. Lakoff 1977; Klaiman 1991; Luraghi 2003, inter al.), il grado di agentività dipende, in effetti, dal grado a cui tali proprietà semantiche sono di volta in volta realizzate. Ad esempio, perché possa agire intenzionalmente, A deve necessariamente corrispondere ad un partecipante umano o, almeno, animato; l’animatezza, d’altra parte, non rappresenta un’implicazione del controllo, dal momento che anche partecipanti non animati possono essere interpretati come iniziatori dell’evento, non implicanti un A primario: è questo il caso di entità non intenzionali come le forze naturali (il terremoto ha distrutto la città, cfr. Luraghi 2010: 44). Inoltre, le caratteristiche ontologiche del referente interagiscono con quelle linguistiche
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del partecipante, così determinandone la collocazione in punti diversi di una gerarchia di individuazione. Tale gerarchia, proposta da Hopper / Thompson (1980: 253; ma cfr. anche Silverstein 1976; Comrie 1981: 179; Croft 2003: 166-175), permette di misurare il grado di precisione e dettaglio con cui i partecipanti sono rappresentati linguisticamente, attraverso parametri quali la persona grammaticale, il numero, la categoria lessicale, le caratteristiche referenziali: 1ª e 2ª persona (speech-act participants) > 3ª persona; singolare > plurale; pronomi personali > nomi; proprio > comune; concreto > astratto; numerabile > non numerabile; referenziale/definito > non referenziale. In effetti, al di là delle caratteristiche del partecipante, il ruolo agentivo è anche determinato dalla semantica del verbo e, in particolare, dallo stato di cose più o meno transitivo (attivo e cinetico) che esso denota (cfr. Vendler 1967; Van Valin / La Polla 1994: 82 sgg.). Va inoltre osservato che la rilevanza di tale ruolo dipende in gran parte dal tipo di rappresentazione pragmatica assegnata all’evento, cioè dal grado di attenzione che viene riservato ai diversi aspetti di esso. Come emergerà nei prossimi paragrafi, la selezione dell’una o dell’altra preposizione agentiva dipende in gran parte da quest’ultimo parametro. 1.2. Pragmatica dell’evento e defocalizzazione Il grado di distinguibilità del partecipante agentivo può essere indebolito dalla presenza di un secondo partecipante che media l’effettiva realizzazione dell’evento, come nell’esempio a), in cui l’esercito rappresenta l’entità che controlla effettivamente l’azione, intenzionalmente deliberata, tuttavia, dal primo partecipante (Cesare). L’intermediario, inoltre, può essere focalizzato e codificato come soggetto grammaticale, come in b): a) Cesare conquistò la città attraverso / per mezzo dell’esercito b) L’esercito conquistò la città (per conto di Cesare)
Casi di questo tipo esprimono ciò che Luraghi (2003) definisce split agency, cioè una scissione delle caratteristiche primarie dell’agentività: poiché il controllo è attribuito al secondo partecipante (intermediario), l’agente primario è dotato soltanto di intenzionalità e, dunque, indebolito nel grado di potenza e responsabilità agentiva. Va osservato come i fenomeni di (de)focalizzazione rispondano soprattutto a strategie di grounding, tramite cui il parlante dirige l’attenzione focale sull’uno o sull’altro partecipante, così fornendo differenti rappresentazioni della medesima scena. Figura 2 descrive gli esempi a) e b):
Figura 2. Intermediazione (adattata da Langacker 1991: 333)
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Scelte di ordine pragmatico governano anche le alternanze diatetiche. In particolare, le costruzioni passive sono state analizzate come strategie di defocalizzazione dell’agente (Shibatani 1985; Langacker 1991). Questa situazione è illustrata in Figura 3, che rappresenta in forma schematica il contrasto tra gli esempi c) e d): c) Cesare ha conquistato la città d) La città fu conquistata (da Cesare)
Figura 3. Defocalizzazione di A (adattata da Langacker 1991: 333)
Gli esempi citati descrivono il medesimo evento, inquadrandolo tuttavia da prospettive differenti: collocato in posizione focale in c), A (Cesare) è defocalizzato in d), lasciando così spazio alla sola rappresentazione del secondo partecipante (la città), che viene codificato come soggetto grammaticale. A livello morfosintattico, la defocalizzazione di A produce un decremento delle caratteristiche di transitività (segnalato, in italiano, dalla selezione dell’ausiliare perfettivo inaccusativo essere). Il partecipante agentivo, tuttavia, rimane semanticamente implicato come origine dell’evento e può ricevere codifica in forma preposizionale (da Cesare). In tale prospettiva, l’assenza di codifica sintattica e la codifica preposizionale rappresentano gradi diversi a cui la medesima strategia di defocalizzazione dell’agente trova realizzazione (Shibatani 1985). È, dunque, possibile formulare una prima ipotesi di lavoro, secondo cui, laddove due diverse preposizioni coesistano nella codifica dell’agente defocalizzato, esse esprimono gradi diversi di defocalizzazione. 1.3. Preposizioni agentive L’ipotesi formulata in 1.2 trova sostegno nell’analisi delle preposizioni elaborata in ambito cognitivista. Secondo Langacker (1991: 215; ma cfr. anche Lehmann 2002), le preposizioni esprimono predicazioni relazionali che descrivono, in particolare, la relazione stativa tra le entità (atemporal relation, AR). Una AR riflette fondamentalmente una configurazione di natura spaziale, che connette un’entità focalizzata (E1) ad una seconda entità (E2), che funge da punto di riferimento per collocare la prima e che è codificata dal nominale che segue la preposizione (per es. [Cesare (arriva / entra etc.)]E1 [in]AR [città]E2). In una configurazione più complessa, E1 può occupare punti diversi di un’entità spazialmente estesa e, dunque, dotata di complessità interna. Nello schema in Figura 4, E2 rappresenta una collocazione orientata, comprendente un’origine, un percorso, una meta; le diverse posizioni di E1 all’interno di tale collocazione sono coerentemente espresse da AR differenti ([Cesare (arriva / entra etc.)]E1 [da]AR1 [Roma]E2a [attraverso]AR2 [le Alpi]E2b [in]AR3 [città]E2c):
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Figura 4. Relazioni atemporali
È un’importante assunzione degli approcci cognitivisti che i significati non spaziali, come quelli tipicamente compresi nella rete polisemica delle preposizioni, siano originati tramite procedimenti astrattivi di natura metaforica, che proiettano i significati di base su domini più astratti dell’esperienza. La semantica delle preposizioni agentive soddisfa, in effetti, a tale interpretazione. Come si è visto in 1.1, il modello della transitività esprime una configurazione di natura spaziale, in cui l’iniziatore dell’evento (A) è interpretato come l’origine di uno stato di cose. Qualora esso venga defocalizzato1 e realizzato in forma preposizionale, come avviene nelle costruzioni passive, la preposizione selezionata ne recupera la semantica spaziale originaria. Si tratta della metafora l’Agente è un’Origine (Luraghi 2003: 100), che rappresenta la base delle preposizioni agentive in molte lingue indoeuropee (cfr. Lat. ab; gr. ant. ek, apò; it. da; rum. de; ted. von; ant. ingl. fram / from). D’altra parte, il primo partecipante si trova a volte concettualizzato attraverso la collocazione contigua percorso. Secondo Luraghi (2003: 179), tale estensione semantica è basata sulla metafora l’Intermediario è un Canale (attraverso cui A agisce su O); poiché l’intermediario non inizia intenzionalmente l’evento che controlla, questa metafora si presta a veicolare un grado ridotto di agentività. Ciò è immediatamente evidente qualora l’intermediario implichi (o coesista con) un A primario, come negli esempi già citati in a) e b). D’altra parte, tale metafora può codificare un A in senso stretto, accanto o in alternativa alla metafora precedente (cfr. ant. it. per; port. e sp. por; fr. par; ted. durch). Questa circostanza non è sorprendente e va, piuttosto, interpretata come una strategia che segnala sul piano lessicale la scarsa rilevanza pragmatica di A nelle costruzioni passive. In questa prospettiva, la presenza di entrambe le metafore nei volgari italo-romanzi consente di riformulare l’ipotesi già delineata nel paragrafo precedente, affermando che la distribuzione delle due preposizioni riflette la loro semantica di base e, di conseguenza, esprime gradi diversi di distinguibilità e responsabilità agentiva del partecipante defocalizzato.
2. Le preposizioni agentive nei volgari italo-romanzi: distribuzione funzionale Come si è già accennato in 1, le due preposizioni agentive per e da / di (de) si trovano attestate in tutti i volgari in esame, sebbene la loro frequenza –sia in termini assoluti sia in termini relativi– possa oscillare sensibilmente non solo e non tanto a livello diatopico, ma Così costituendo lo sfondo implicazionale dell’evento, dal momento che nelle costruzioni passive la relazione focale tra partecipanti è invertita rispetto all’attivo e, in particolare, A = E2.
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secondo la datazione e la collocazione socio-storica e culturale dei singoli testi.2 In generale, nei testi in cui lo scrivente lascia emergere entrambe le preposizioni, esse sembrano assolvere a funzioni differenti, che riflettono la semantica dei partecipanti agentivi, le caratteristiche di transitività del verbo, il tipo di costruzione passiva impiegata. 2.1. Semantica dei partecipanti (e dell’evento) Nonostante un certo grado di sovrapposizione funzionale3, l’uso delle due preposizioni può riflettere le caratteristiche semantiche dei partecipanti, specialmente negli esempi più centrali. È questo il caso del nome di Dio, la cui codifica è tipicamente affidata a da / di (de)4, come nel seguente esempio umbro, che rappresenta anche l’unica occorrenza della preposizione in un testo che usa esclusivamente per nella codifica di A: (1)
Beato colui el quale entende ed à carità dei povari bisongnosi, p(er) ciò ch’ ello die no(n) sirà liberato da Dio ‹beato colui che comprende e ha carità verso i poveri bisognosi, perché quel giorno sarà liberato da Dio› (Stat. castell. XIV sm., p. 151, rr. 22-24)
(2)
E chi contrafacesse sia conretto p(er) lo priore durissimamente ‹E chi contravvenisse sia corretto dal priore in modo durissimo› (Stat. castell. XIV sm., p. 140, r. 28)
D’altra parte, le caratteristiche di individuazione del partecipante agentivo possono talora tradursi nella scelta della preposizione anche in casi meno appariscenti, come nei seguenti esempi marchigiani, in cui per introduce un partecipante individuato ma plurale (un gruppo di individui) e l’unico caso di da esprime, invece, un partecipante altamente individuato, codificato da un pronome personale seguito dal nome proprio: (3)
[…] la infrascripta concordia, pacti ac conventioni ac declaratione tractati per li nobili homini ac savii signori Giovagni Fuscareno, Nicolò Duoco ac Nicolò Barbo ‹i summenzionati accordi, patti, convenzioni e dichiarazione, trattati dai nobili e saggi signori› (Doc. ancon., 1345, p. 234, rr. 15-17)
(4)
publico instrumento [….] da me Dominico notario infrascripto viduto et lecto ‹l’atto pubblico sottoscritto, riveduto e letto da me Domenico notaio› (Doc. ancon. 1345, p. 235, rr. 3-7)
Imponendo l’esame individuale dei casi, i problemi relativi alla variazione non possono essere esplicitamente e sistematicamente affrontati in questa sede (cfr. Mocciaro 2009 su analoghe questioni nei testi siciliani). È però necessario precisare che le generalizzazioni qui proposte sono frutto del confronto tra le diversità e, dunque, non costituiscono un appiattimento visuale della variegata situazione offerta dai volgari italo-romanzi. 3 Il margine di sovrapposizione funzionale appare ridotto se si valutano anche le caratteristiche dei verbi coinvolti. In molti casi, infatti, la scelta della preposizione riflette il tipo di relazione tra A e processo verbale, assegnato dalla semantica lessicale del verbo, piuttosto che le caratteristiche del partecipante. Non è possibile in questa sede esaminare in modo esaustivo quest’aspetto. 4 Davvero episodiche le eccezioni. Cfr. ad esempio Destr. de Troya, XIV (napol.), L3, p. 62, r. 25. 2
Preposizioni e defocalizzazione dell’agente in italo-romanzo
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Altri e più evidenti indicatori contribuiscono a segnalare il legame radicale della preposizione ablativa con il nucleo centrale dell’agentività. Ad esempio, solamente da / di (de) veicola una lettura chiaramente agentiva con partecipanti che denotano forze naturali, come in (5) e in (7). La presenza di per, d’altra parte, innesca anche interpretazioni alternative, che collocano il partecipante in punti diversi della catena causale; è il caso di (6) e (8), in cui i sintagmi introdotti da per possono essere interpretati come cause non animate o, altrimenti come agenti meno prototipici, dotati di controllo ma privi di intenzionalità: (5)
li vestimenti soy non eranu stati abruscati nen tuccati da lu focu ‹le sue vesti non erano stati bruciate né toccate dal fuoco› (DialaguXIVS, 3, 103.26)
(6)
Ruma non serà destructa da homu, ma per multi tempestati et terrimoti ‹Roma non sarà distrutta dall’uomo, ma da / a causa di molte tempeste e terremoti› (DialaguXIVS, 2, 56.4)
(7)
[…] la cità de Seracusa posta in Cecilia fo tucta commosa de grandi terremoti ‹la città di Siracusa in Sicilia fu scossa da grossi terremoti› (Cronaca volg. isidoriana, XIV ex., abruzz., p. 217, rr. 11-12)
(8)
la provincia de Athena per crudelissimo terremoto fo tucta ruinata et commossa ‹la provincia di Atene fu scossa e completamente distrutta da / a causa di un violentissimo terremoto› (Cronaca volg. isidoriana, XIV ex., abruzz., p. 172, rr. 4-5)
Il partecipante è certamente interpretabile come un intermediario nella descrizione di eventi miracolosi, in cui esso realizza concretamente un evento di origine divina. Si confrontino gli esempi seguenti: (9)
eu vollu recuntare li miraculi li quali foru facti pir alcuni patri sancti ‹io voglio raccontare i miracoli che furono fatti da alcuni santi padri› (DialaguXIVS, 3, 109.6)
(10) E da tandu lu nume de sanctu Benedictu fo saputu e canoschutu quasi da tucta gente ‹E da allora il nome di san Benedetto fu conosciuto da quasi tutta la gente› (DialaguXIVS, 2, 40.2)
Oltre che a per, l’espressione dell’intermediazione è spesso affidata a preposizioni complesse, costituite da una delle due preposizioni, da un nome relazionale (‹parte› o ‹mano›) e dalla preposizione primaria di, che esprime la relazione di appartenenza di tale nome con il nominale che segue. Il nome relazionale enfatizza aspetti specifici dell’agentività, cioè l’origine direzionale dell’azione (intenzionalità), nel caso di ‹parte›, come in (11), o il controllo sull’azione (spesso con verbi come telici come ‹uccidere›), nel caso di ‹mano› (in relazione metonimica con il nome che segue), come in (12): (11) non tantu fu negata pir la parti vostra iusticia, ma li fu datu favuri ‹non solo fu negata da parte vostra giustizia, ma gli è stato dato favore› (Rinaldi / 2005 (28), 76.2) (12) Quanno lo re intese che lla reina era morta per le mano de Arcilasso, fu forte dolente ‹Quando il re sentì che la regina era stata uccisa da Arcilasso, si addolorò molto› (Anonimo Rom., Cronica, XIV, cap. 11, p. 80, 14-15)
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2.2. Semantica dell’evento, transitività e grado di defocalizzazione Molti testi mostrano una distribuzione chiara delle preposizioni secondo il tipo di passivo impiegato e, dunque, secondo le caratteristiche di transitività coinvolte. Tutti i volgari italo-romanzi conoscono, infatti, due costruzioni passive: il passivo analitico, costituito da ausiliare essere + participio passato del verbo, e il si-passivo, in cui la 3a persona di un verbo transitivo è marcata dalla presenza di un’originaria forma riflessiva si. Coerentemente con la funzione di defocalizzazione di A (Figura 3) cui entrambe assovono, raramente le due costruzioni danno codifica preposizionale al partecipante defocalizzato. Tuttavia, mentre nel passivo analitico alla defocalizzazione di A corrisponde tipicamente la messa in rilievo di O, che compare come soggetto topicalizzato, nel si-passivo il grado di attenzione rivolto ai partecipanti è ulteriormente indebolito dall’assenza di topicalizzazione di O (per es. si vendono libri). Questa differenza riflette il diverso grado di transitività realizzato dalle due costruzioni (Cennamo 1998; Sansò 2003; 2006; Bentley 2006): tipicamente esprimente situazioni teliche, perfettive e reali, il passivo analitico è ancora una costruzione transitiva, in cui semplicemente l’attenzione focale è spostata da un partecipante all’altro; esso viene, pertanto, impiegato nella descrizione delle porzioni principali del discorso, accanto alle costruzioni attive. Il si-passivo, d’altra parte, è orientato sull’evento in quanto tale, piuttosto che sui partecipanti, ed è infatti tipicamente sfruttato nella descrizione di situazioni di sfondo o nell’espressione di asserzioni generali o abituali, non legate cioè ad un partecipante in particolare; questa caratterizzazione si traduce nella presenza diffusa di caratteristiche di bassa transitività, quali l’aspetto imperfettivo e la frequente caratterizzazione modale. Non sorprende, dunque, che le due costruzioni esprimano A non solo con diversa frequenza (decisamente più bassa nel si-passivo: intorno al 4% vs. 15% nel passivo analitico, sulla base di un calcolo provvisorio), ma anche con mezzi lessicali diversamente distribuiti. Anche in questo caso esiste un innegabile margine di sovrapposizione funzionale, testimoniato ad esempio dalla Destr. de Troya: (13) da nullo se porrà iammay questa cosa sapere, la quale solamente per nuy duy se fa ‹nessuno potrà mai sapere questa cosa, che viene fatta solamente da noi due› (Destr. de Troya., XIV, napol., L30, p. 251, rr. 24-25)
Nonostante ciò, sono possibili alcune generalizzazioni. Innanzitutto, la sovrapposizione non riguarda in egual misura le due costruzioni passive e, in particolare, la presenza di da / di (de) è sistematicamente preponderante (e in alcuni casi addirittura esclusiva) nel passivo analitico (nel testo appena citato, essa rappresenta più del 60% della codifica agentiva nella costruzione analitica). Il si passivo, in generale più refrattario all’espressione di A, appare invece più strettamente legato all’uso di per: (14) io Uguicio(n)e fuoi pagato enterame(n)te da Buo(n)figluolo (e) Bartolo dei Tabarigi ‹io Uguccione fui pagato interamente da Buonfigliolo e Bartolo dei Tabarigi› (Doc. castell. 1361-1387, p. 227, rr. 25-27) (15) […] co(m)me se usa p(er) gli altri buo(n)i padroni (e) lavoratori ‹così come si deve da parte dei buoni padroni e dei lavoratori› (Doc. castell. 1361-1387, p. 206, rr. 9-10)
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D’altra parte, come si è visto nel paragrafo precedente, la distribuzione delle due preposizioni è non di rado interpretabile sulla base della semantica dei partecipanti. È, dunque, possibile delineare una gerarchia di implicazione agentiva, che riflette le caratteristiche di transitività delle costruzioni passive. In altri termini, sia il grado a cui A viene defocalizzato, sia la selezione della preposizione agentiva tramite cui la defocalizzazione si esprime dipendono dal modo in cui l’evento è concettualizzato complessivamente. La più ampia presenza di da / di (de) nel passivo analitico è coerente con più alte caratteristiche di transitività di tale costruzione: sebbene defocalizzato, A è ancora recuperabile e analizzabile come origine dell’evento transitivo. Nella costruzione meno transitiva, d’altra parte, tale origine è resa ulteriormente marginale e, qualora essa riceva codifica sintattica, l’uso diffuso della preposizione per esprime spesso soltanto il controllo sull’azione, cioè un’agentività di tipo secondario.
3. Periferie e ristrutturazione del prototipo Oltre a significati di tipo agentivo, per esprime intermediazione anche al di fuori del dominio passivo, come in (16), ed altri ruoli collocati nella parte iniziale della catena causale degli eventi, ad esempio causa non intenzionale, come in (17), o interna, come in (18): (16) […] non prezando lo honore e la promessione che fece a Medea, sua muglieri, per la quale illo aveva avuto honore et recheze ‹non stimando l’onore e la promessa che aveva fatto a Medea, sua moglie, tramite la quale egli aveva ottenuto onore e ricchezza› (Destr. de Troya, XIV, napol., L3, p. 68, rr. 2-3) (17) È lu firmu et inmobili fundamentu di la religioni di Christu di non essiri may mutatu per nixuna tribulacioni ‹è il fermo e immobile fondamento della religione di Cristo quello di non venire mai alterata a causa di sofferenze› (RegulaPenitenciaXVB, 44.10) (18) […] e faça la penitencia sicundu esti urdinatu; et si non di vulissi per si midemmi satisfari […] haia maiuri penitencia ‹e faccia penitenza secondo quanto è ordinato; e se non volesse farlo da sé subisca una penitenza più grave› (ConstituciuniXIVB, 43.5)
Alla preposizione ablativa è invece affidata la codifica dell’origine anche in contesti attivi. Soprattutto, da / di (de) è l’unica preposizione impiegata nei cosiddetti passivi lessicali (Langacker 1991: 331; Gaatone 1998). Si tratta di costruzioni attive che coinvolgono verbi semanticamente passivi come ‹avere›, ‹ricevere› et sim., il cui soggetto rappresenta un partecipante non attivo (beneficiario); l’origine attiva (colui che inizia l’evento del ‹dare→›, implicato nella struttura semantica di ‹→ricevere›) può essere codificato tramite un sintagma preposizionale invariabilmente introdotto da da / di (de): (19) Si alcuno frate devesse recepere denare da alcuno frate suo (et) no lle putesse avere, dicallo ali mastri ‹se un qualche frate dovesse ricevere denaro da un altro frate e non gli fosse lecito averlo, lo dica ai superiori› (Stat. casert. XIV pm, p. 61, rr. 21-23)
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Nonostante la struttura sintattica attiva, la costruzione si colloca in una posizione di contiguità semantica con il passivo, con cui condivide infatti la funzione di defocalizzazione dell’origine. È importante osservare che tale origine implica necessariamente un partecipante animato, dotato di intenzionalità e di controllo sull’azione che esegue (‹dare›): in altri termini, esso realizza le proprietà prototipiche dell’agentività. È, dunque, significativo che la codifica del partecipante attivo venga stabilmente assegnata alla sola preposizione ablativa e che –va rilevato– quest’uso preceda cronologicamente (con attestazioni già latine, cfr. Carlier 2007) la funzione agentiva che essa ricopre nel passivo. Trait d’union tra semantica attiva e passiva, i passivi lessicali (e altri contesti affini) sembrano configurarsi, dunque, come l’area di transizione attraverso cui da / di (de) penetra il dominio passivo. Quest’ipotesi trova il suo fondamento in due assunzioni teoriche: 1) un’innovazione linguistica coinvolge in prima istanza gli esempi meno marcati rispetto al fenomeno in questione (Timberlake 1977): sul piano delle caratteristiche referenziali dei partecipanti, la propagazione da / di (de), inerentemente denotante un’origine, inizia da esempi prototipici di agentività, come quelli realizzati nei passivi lessicali; 2) la propagazione di un’innovazione procede dalla periferia al centro delle categorie linguistiche (cfr. Winters 1989): il passivo lessicale rappresenta un’area periferica tanto rispetto al dominio dell’attivo (in cui, più tipicamente, il primo partecipante riceve la codifica non marcata di soggetto, piuttosto che quella preposizionale), quanto rispetto al passivo, cui è legato sul solo piano semantico. Figura 5 rappresenta schematicamente l’espansione della preposizione agentiva, lungo un percorso che muove da una maggiore a una minore transitività (attivo > passivo lessicale > passivo analitico > si-passivo):
Figura 5. La propagazione di da / di (de)
Non appena da / di (de) penetra il dominio del passivo, per inizia a ritrarsi verso usi agentivi meno centrali. Sul piano della semantica del partecipante, per codifica l’intermediario (e, dunque, la caratteristica semantica di controllo), che è periferico rispetto alla nozione di agentività, ma rappresenta un valore nucleare nella semantica della preposizione. Sul piano dell’evento, fintantoché le due preposizioni coesistono, la loro alternanza consente di realizzare a gradi diversi la defocalizzazione di A: più tipicamente connessa al passivo analitico, da / di (de) esprime il carattere agentivo del partecipante defocalizzato, rappresentandolo ancora
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come l’origine dell’evento; tale connotazione è offuscata da per che, defocalizzando il carattere intenzionale del partecipante, ne indebolisce il grado di responsabilità agentiva; coerentemente, per si trova più ampiamente attestata dove è più basso il grado di attenzione rivolto ai partecipanti, cioè nel si passivo. Preludio della definitiva scomparsa di per in funzione agentiva, la distribuzione delle due preposizioni lascia aperte molte domande, che riguardano ad esempio gli inizi e la cronologia del fenomeno, il ruolo svolto dalla semantica verbale, il comportamento delle costruzioni passive, ma pure impersonali, negli altri volgari italo-romanzi. Tali domande indicano, dunque, nuove direzioni di ricerca, che si tenterà di approfondire in altra sede.
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Carlos Monzó Gallo (Universidad de Valencia)
Nariz, oreja y ojo en las lenguas románicas
1. Introducción Presentamos en esta comunicación un breve trabajo sobre algunos nombres de partes del cuerpo en las lenguas románicas. Sobrepasados por el volumen de los datos, hemos limitado el campo a tres nombres de partes del cuerpo, a saber, nariz, oreja y ojo, por representar las partes anatómicas de más temprana adquisición y por ser, en consecuencia, nombres de previsible gran antigüedad. Resulta innecesario defender un trabajo sobre nombres de partes del cuerpo, pues es este un campo léxico de gran interés para la Lingüística General así como también para la Románica y para la Indoeuropea, y al que ha aportado mucho la Tipología Lingüística, dado que el cuerpo humano y sus partes constituyen una suerte de categoría natural, al ser prácticamente el único dominio léxico en el que podemos asumir una percepción común de la realidad por parte de todas las lenguas. Nosotros nos vamos a centrar en la forma, motivaciones y significados derivados que presentan los términos para ‹ojo›, ‹fosas nasales› – ‹nariz› y ‹oreja› dentro de las lenguas románicas teniendo siempre en cuenta su evolución diacrónica desde el latín y estableciendo en la medida de lo posible relaciones con otras lenguas, especialmente con las indoeuropeas, y añadiendo finalmente aportaciones del ámbito de la Tipología.
2. Universales y partes del cuerpo En primer lugar, al abordar un campo léxico como el de las partes del cuerpo conviene reseñar desde el principio una serie de singularidades. Tal vez la más relevante sea, en efecto, la tendencia de estos nombres a experimentar determinados desplazamientos semánticos, responsables de cambios de denominaciones en las lenguas, que Moreno Cabrera (2004: 129) ha reducido a seis principios fundamentales basados en esencia en la metáfora y sobre todo en la metonimia, entre los cuales podemos destacar el principio sinecdótico de la totalidad por el cual la parte se utiliza por el todo, el principio metonímico de contigüidad en virtud del cual una parte designa a la parte contigua, y el principio de la antropomorfización en que la parte del cuerpo de un animal se usa para la de una persona.
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Carlos Monzó Gallo
Algunos de estos desplazamientos y desarrollos semánticos dentro de lenguas indoeuropeas y túrcicas son, por ejemplo, el semantema ‹ceja› como desarrollo semántico de ‹frente – párpado – pestaña›, el de ‹mejilla› como resultado de ‹barbilla – mandíbula – boca›, ‹pupila› como resultado de ‹ojo – visión› o bien ‹nariz› del de ‹pico›, entre otros (Moreno Cabrera 2004: 129).
Por otro lado, interesante resulta que desde la Tipología Lingüística se ha logrado aislar algunos universales lingüísticos de los nombres de partes del cuerpo. En efecto, Andersen en un trabajo incluido en la obra Universals of Human Language, editada por J. H. Greenberg (1978) propone un total de seis universales (1978: 352), que incluyen diferentes aspectos, como, por ejemplo, las implicaciones léxicas, de acuerdo con las cuales si una lengua etiqueta ‹pie›, etiquetará asimismo ‹mano› con un término distinto, o si etiqueta un término para ‹dedo del pie›, etiquetará otro para ‹dedo de la mano› etc. Pues bien, uno de ellos dice que todas las lenguas del mundo etiquetan términos para ‹ojo› y ‹nariz›. Asimismo, los estudios realizados sobre el campo léxico de las partes del cuerpo humano ponen de manifiesto que precisamente estos sustantivos conforman un grupo muy importante para la formación de nuevo léxico. De hecho, algunos de estos términos son considerados términos básicos, por ser palabras base a partir de las cuales se generan otras. Puede servir de ejemplo el inglés eye ‹ojo›, término base a partir del cual se crea eye-brow ‹ceja›, eye-lid ‹párpado›, eye-lash ‹pestaña›, eye-ball ‹pupila›, o el japonés me ‹ojo› que da lugar a mayue ‹ceja›, ma-tsuge ‹pestaña› o ma-bute ‹párpado›, entre otras muchas lenguas.
Por ello, desde el punto de vista tipológico y universal hay nombres de partes del cuerpo que presentan la expresión morfológica más simple posible, por lo que acaban convirtiéndose en términos básicos a partir de los cuales se derivan otros nombres de partes del cuerpo, principalmente, y constituyen así una categoría primaria (Andersen 1978: 353). Una de las propiedades semánticas propia de estos términos básicos es su gran propensión a la polisemia, gracias a la cual devienen referentes para designar otras partes del cuerpo bien por semejanza estructural (metáfora), bien por contigüidad espacial (metonimia), a la vez que son especialmente usuales para generar nuevo léxico fuera de este campo semántico (Andersen 1978: 354). Pues bien, los nombres de partes del cuerpo que suelen conformar esta categoría de términos básicos son: ‹cabeza›, ‹cara›, ‹boca›, ‹brazo›, ‹dedo›, ‹mano›, ‹ojo› y ‹oreja› (Andersen 1978: 353), semantemas que además al menos en latín y en las lenguas románicas manifiestan de modo general algunos de ellos una clara tendencia a presentar una caracterización morfológica especial. La importancia de estos nombres de partes del cuerpo ha sido puesta también de relieve en relación principalmente con los estudios sobre la adquisición del lenguaje. Términos cuales ‹ojo›, ‹oreja› y ‹nariz› constituyen una suerte de nivel intermedio de categorización del léxico («middle level of categorization»: Rosch et alii apud Andersen 1978: 360), así llamados por ser sus referentes de un tamaño intermedio entre otros más pequeños, como ‹pestaña›, y otros más grandes, como ‹cuerpo›, y por ser aprendidos antes. De hecho, estudios realizados en niños angloparlantes y lusoparlantes de cuatro años de edad han mostrado que, preguntados los sujetos por nombres de partes del cuerpo de una muñeca, empezaban siempre su descripción por la parte superior y además tendían a mencionar en primer lugar términos de nivel básico, como ‹ojo›, ‹boca›, ‹mano›… que forman parte del nivel intermedio de categorización (Andersen 1978: 361). De hecho, otros
Nariz, oreja y ojo en las lenguas románicas
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estudios sobre los primeros dibujos de los niños con figuras reconocibles de persona muestran el siguiente orden de dibujo: la cabeza, redonda siempre, y en su interior ojos, boca y orejas, todos redondos; a continuación dos líneas verticales representan las piernas, y otras líneas más cortas reflejan los brazos con las manos como objetos redondos; luego la nariz y al final el tronco. De este modo parece destacarse en la representación gráfica la cabeza y sus partes, igual que ocurre en el desarrollo del vocabulario (Andersen 1978: 362). Por otro lado, estudios sobre percepción infantil han sugerido que los niños de entre 7 y 8 semanas fijan su atención en los puntos negros y en las superficies redondas y ovaladas, lo cual, unido al hecho de que los ojos son uno de los tres primeros nombres de partes del cuerpo adquiridos por el niño, representaría una base sólida para considerar los ojos el órgano perceptivamente más destacable, sin poder especificar si la atracción que ejercen los ojos sobre el niño se produce por su capacidad de movimiento, por su forma redonda, por su brillo o por la combinación de todas estas propiedades (Andersen 1978: 359, 362). Por otro lado, aportan mucha información sobre cómo se perciben desde el punto de vista lingüístico estos nombres de partes del cuerpo aquellas lenguas que poseen clasificadores nominales, esto es, unas marcas por lo general prefijales que afectan a todos los nombres que comparten unos rasgos semánticos determinados. Habitualmente esta clasificación del léxico parte de criterios relativos sobre todo a la forma de los objetos designados –normalmente redondos o largos– o de su naturaleza animada o inanimada. Por ejemplo, en ut-Ma’in, lengua benue-congo del norte de Nigeria, los nombres de partes del cuerpo con forma redonda pertenecen a clases nominales distintas de las partes del cuerpo con forma alargada o con la propiedad de presentar un ciclo vital perceptible, como dientes o pelo. Pues bien, en esta lengua resulta que ər-ís ‹ojo›, ər-swà ‹nariz› y ū-t ‹oreja› pertenecen a clases que describen forma redonda (Smith 2007: 40; 46; 105).
3. ‹Fosas nasales› – ‹nariz› En latín había dos palabras en origen claramente diferenciadas para referir la ‹nariz›. Una era nārēs, plural por la dualidad de su referencia, que designaba las ‹fosas nasales›, y otra nāsus o nāsum –formas simplificadas de nāssus o nāssum–, que designaba la ‹nariz› como órgano del olfato. A pesar de esta clara diferencia de significado poco a poco fue perdiéndose la distinción semántica original entre ambos términos, dando lugar a una confusión total de significados. En fase latina esta confusión semántica se hace evidente a partir de época imperial, teniendo como consecuencia primero que nārēs se usara en forma singular, y secundariamente produciendo la necesidad de generar nuevas metáforas para designar las ‹fosas nasales› al menos en lenguas técnicas. Así encontramos para ‹fosas nasales› las expresiones nārium interiorēs sinūs (Ambr. hex. 6,59), foramina (Cels. 8,1,5) o pinnula (Isid. et. 11,1,46) ‹punta de la nariz›… Por otro lado, muy marginalmente encontramos otras metáforas para designar la nariz, como columna que designaba el ‹tabique nasal› (Ps. Soran. quæst. med. p. 366,26), probable calco del griego (Isid. et. 11,1,48), o como pirula, diminutivo de pirum ‹pera›, con el sentido de ‹extremidad de la nariz› (Isid. ibidem).
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3.1. ‹Nariz› En latín el término nāsus o nāsum designaba específicamente la ‹nariz› como órgano en oposición a las fosas nasales. Sin embargo, si bien es cierto que nārēs por contigüidad pasó de significar ‹orificio nasal› a designar la ‹nariz›, no se constata el desplazamiento semántico inverso, al menos directamente, sino que nāsus mantuvo su primitivo sentido, como muestran las lenguas románicas, así nāsvs > cat. nas, esp. ant. naso, franc. nez, friul. nas, it. naso, log. nazu, port. naso, prov. nas, rum. nas, vegl. nuos, todas ‹nariz› (Meyer-Lübke 1992: 482 s.u.). De hecho, tan sólo derivados románicos de nāsvs que suponen la existencia de un elemento sufijal -ālis desarrollaron el sentido de ‹orificio nasal›, así ant. franc. nasel, franc. mod. naseau, prov. nazal, aunque habitualmente de animales, experimentando así un desplazamiento semántico que podríamos denominar de zoomorfización, inverso al de antropomorfización (Moreno Cabrera 2004: 129). Por otro lado, la forma latina nārēs que en origen designaba los ‹orificios nasales›, asumió más tarde el sentido secundario de ‹nariz›, y así hubo lenguas románicas que conservaron el significado más antiguo, verbigracia ant. cat. nars, que conservó el plural, franc. sudor. narro, habla de Jura narre, ant. lion. nara, prov. nar, rum. nară todas ellas ‹orificio nasal›, mientras que otras muestran el más reciente de ‹nariz›, como ant. it. [a]nare, log. nare (Meyer-Lübke 1992: 481 s.u.). Para algunos dialectos italianos meridionales es posible reconstruir *nāsica, un muy probable diminutivo de nāsus, de donde apul. naska, cal. naska, nap. naska, sic. naska, todas ellas ‹orificio nasal›. Curiosamente en siciliano sobre naska se creó un masculino nasku con el sentido aumentativo de ‹narizota› (Meyer-Lübke 1992: 481 s.u.). Finalmente existe una serie de formas románicas que se hacen derivar del bajo alemán nif ‹pico› > ant. it. niffo, niffolo, niffa ‹morro – hocico›, eng. ñif ‹pico – nariz›, prov. nefa ‹parte abultada del pico›, niflo ‹orificio nasal›, (Meyer-Lübke 1992: 487 s.u.), que permiten suponer un desplazamiento semántico por antropomorfización. Asimismo resulta digno de señalarse la forma prov. niflo con el sentido de ‹orificio nasal›, donde se puede intuir la presencia de un formante diminutivo muy probablemente responsable de su significado. 1
Hemos utilizado en nuestro trabajo las siguientes abreviaturas para las lenguas: alb. = albanés, al. = alemán, altoarag. = altoaragonés, ant. = antiguo, apul. = apulés, arm. = armenio, ast. = asturiano, át. = ático, avést. = avéstico, bearn. = bearnés, bret. = bretón, cal. = calabrés, camp. = campidanés, cat. = catalán, chec. = checo, córs. = córsico, eng. = engadino, esláv. = eslávico, esp. = español, franc. = francés, friul. = friulano, gal. = galés, gál. = gálico, gall. = gallego, gasc. = gascón, genov. = genovés, gót. = gótico, gr. = griego, hit. = hitita, hom. = homérico, ingl. = inglés, irl. = irlandés, isl. = islandés, it. = italiano, lang. = languedociano, lat. = latín, let. = letón, lion. = lionés, lit. = lituano, log. = logudorés, lomb. = lombardo, med. = medio, mod. = moderno, nap. = napolitano, norm. = normando, occid. = occidental, or. = oriental, pers. = persa, pic. = picardo, piem. = piemontés, port. = portugués, prov. = provenzal, prus. = prusiano, rum. = rumano, rus. = ruso, sánscr. = sánscrito, sic. = siciliano, sorb. = sorbiano, sudor. = sudoriental, toc. = tocario, turc. = turco, vasc. = vascuence, véd. = védico, vegl. = veglioto, ven. = veneciano.
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3.2. ‹Orificio nasal› Digna de mención resulta la forma de las palabras implicadas en la noción de ‹orificios nasales› en las lenguas románicas, pues en su mayoría estas remiten a formaciones latinas diminutivas derivadas de nārēs y nāsvs, tal como tradicionalmente se reconstruyen, así *nārīca, *nārīcvla, *nāsica entre otras (Meyer-Lübke 1992: 481-482). Por esta y otras razones resulta plausible pensar que nāris poseyera en origen un sentido diminutivo, en virtud del cual pudo indicar ‹orificios nasales› en oposición a la ‹nariz› basándose en la diferencia de tamaño, sentido que habría ido paulatinamente deteriorándose hasta eliminarse ya en latín, lo cual podría explicar la insistente creación de formaciones diminutivas, marcando así morfológicamente el sentido de ‹fosas nasales›. Las formas ant. franc. narille, franc. sudor. nariľo, gasc. narillos, lion. nareľi, norm. narii, todas ‹orificio nasal›, permiten reconstruir una preforma diminutiva *narīcvla, que habría experimentado un desplazamiento semántico por zoomorfización en el habla de Nuoro narikra ‹orificio nasal de animal›, al transferirse a un animal un nombre de parte del cuerpo humana. Por otro lado, en lomb. narič y en el habla de Blonay narehla se habría desarrollado por pura contigüidad desde ‹orificio nasal› el sentido de ‹moco›, algo que, como veremos, también ocurrió en las lenguas indoeuropeas. Con todo, de nuevo por contigüidad lion. nareľi desarrolló junto al sentido de ‹orificio nasal› el de ‹nariz›. A partir de la forma latina dada por las glosas como nārīcēs (plural de nārīx), con el sentido de ‹orificios nasales›, se crearon analógicamente *nārīcæ y su singular *nārīca, que dieron lugar en las lenguas románicas a bearn. narit, ant. cat. narises, cat. mod. nariu, esp. narices, gasc. narics, genov. naiža, it. narice, piem. narís, port. narizes, todos ellos ‹orificios nasales›. Sin embargo, siguiendo la tendencia ya apuntada en latín y por acción del principio de la contigüidad, muchas de estas formas desarrollaron el sentido de ‹nariz›, en una evolución marcada morfológicamente por el paso del plural al singular, tal como se puede constatar en esp. narices frente a nariz y port. narizes frente a nariz. Asimismo, entre los derivados románicos de nāris encontramos cat. narina, franc. narine ‹orificio nasal›, remontable a la preforma latina diminutiva *nārīna, forma que fue tomada del francés en esp. narina, port. narina ambas ‹orificio nasal›. Del mismo modo gasc. nazik, naziko ‹orificio nasal›, lang. nazik, naziko ‹orificio nasal› suponen la existencia de una forma tradicionalmente reconstruida como *nāsīca, que bien podría ser un derivado –digamos: dialectal– diminutivo de nāsus. Más verosímilmente, como hemos visto, remontarían a un diminutivo *nāsica las formas apul. naska, cal. naska, nap. naska, sic. naska, todas ellas ‹orificio nasal›. Más genuinamente diminutiva es la preforma reconstruida como *nāsīcvla de donde procederían franc. occid. nazil y pic. naziü, ambas ‹orificio nasal›. De acuerdo con ello tendríamos, pues, que la palabra para ‹nariz› habría desarrollado el sentido de ‹orificio nasal› simplemente mediante la adición de un sufijo diminutivo. Finalmente, dentro del capítulo de metáforas contamos con un sinfín de denominaciones para los ‹orificios nasales›, pues como agujeros que son en la nariz, prácticamente cualquier palabra con el sentido afín de ‹agujero› puede cumplir con dicha función. En consecuencia, tenemos expresiones lexicalizadas en las que se ven implicadas nociones del tipo ‹orificio – agujer[it]o – ventana – fosa›, así esp. ventana, orificio, fosa nasal o caños de la nariz, o por citar otras lenguas más alejadas ingl. nos-tril, chec. nosní dírka, turc. burun deligi, literalmente todas ‹agujero de la nariz›.
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3.3. Algunos desarrollos semánticos en las lenguas indoeuropeas En avéstico se encuentra la denominación srifa- ‹orificio nasal› puesta en relación con avést. saēf ‹escobita para el polvo›, véd. śiprā- ‹pelo – bigote – pluma›, siendo probablemente esta la motivación semántica originaria de la forma avéstica, pues resulta bastante verosímil una transferencia semántica por contigüidad entre el vello del bigote o de la nariz y los orificios nasales. Otro desarrollo semántico basado también en la metonimia es el que se produce a partir del semantema ‹mucosidad› y que da lugar a los sentidos de ‹nariz› o de ‹fosa nasal›. Esto mismo, como dijimos, ocurre en griego antiguo μύκτηρ ‹nariz – orificio nasal› y μύξα que en origen significa ‹moco›, pero que acaba significando también ‹nariz›, formadas ambas sobre la misma base léxica que lat. mūcus ‹mucosidad›. También por pura contigüidad la nariz es vista como órgano del ronquido y así a partir de la noción de ‹ronquido› se desarrolla verosímilmente el sentido de ‹orificio nasal› y ‹nariz›. Así el gr. ant. ῥώθωνες ‹orificio nasal› –en singular ‹nariz›– se vincula con ῥόθος ‹ruido de chapoteo del agua›, ῥόθιος ‹que hace ruido›, suponiendo así para ῥώθωνες un sentido originario de ‹persona que ronca› (Chantraine 1999: 981 s.u.; Pokorny 1959: 1002). Precisamente el mismo desarrollo encontramos en arm. ŕngunk’ ‹orificios nasales – nariz›, que suele ponerse en relación con gr. ῥέγκω ‹roncar›, ant. irl. srennim ‹[yo] ronco› (Pokorny 1959: 1002). 3.4. Conclusiones En primer lugar, es evidente que existe una distribución en lo morfológico entre las formas para ‹nariz› y para ‹fosas nasales›, de suerte que, como es lógico, dada su respectiva naturaleza, el sentido de ‹nariz› aparece en formas en singular (nariz) mientras que el de ‹orificios nasales› se da para las formas en plural (narices). Por otro lado, entre la noción de ‹nariz› y la de ‹fosa nasal›, a pesar de la relación natural favorecida por los principios del desplazamiento semántico, parece asimismo haber una diferenciación clara en su formación nominal. Así ya Pokorny (1959: 755) propone que la raíz indoeuropea *nās- es un radical que significó en origen ‹orificio nasal› y que secundariamente desarrolló el sentido de ‹nariz›. Apuntalaría esta propuesta el hecho de que, como muestran los romances, las formas para ‹nariz› nunca desarrollan sin mediación sufijal alguna el sentido de ‹orificio nasal›, mientras que las de ‹orificio nasal› sí desarrollan los de ‹nariz›. Asimismo hemos podido comprobar que en las formas para ‹fosa nasal› se encuentra implicada la formación diminutiva al menos en mayor grado que en las de ‹nariz›, cosa que resultaría, por cierto, lógico, dada la diferencia de tamaño existente entre la nariz y las fosas nasales. Dicha implicación se manifiesta con claridad en las reconstrucciones de las formas románicas para ‹orificio nasal› citadas, como *nārīcvla, *nāsica, *nāsīcvla… Del mismo modo, las lenguas románicas tendieron a generar formas diminutivas para este mismo semantema, como muestra el catalán, donde hallamos muchas formaciones diminutivas patrimoniales para ‹orificios nasales›, como narell, naril, narill, narina, narís, aranell… (Alcover / Moll 1964-1969 s.u.). Es posible además citar como paralelo de esta implicación el caso del sánscrito, donde para ‹nariz› se utiliza la forma simple nāsā, mientras que para ‹orificio nasal› se usa el diminutivo nāsikā.
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Así pues, apoyándonos en el fenómeno de la reincidencia y la recaracterización morfológica, tendencia harto apreciable en el caso del diminutivo, y puesto que la distinción morfosemántica entre ‹nariz› como forma simple frente a ‹orificios nasales› como formación diminutiva, parece clara, cabría, pues, preguntarse si esta misma distinción hubiera operado originariamente en latín entre nārēs –plural de tema en -i (*nāsi-)– y nāsus o nāsum –singular temático (*nās[s]-o-)–, de suerte que la forma para ‹fosas nasales› pudiera ser un primitivo diminutivo por oposición morfológica a ‹nariz›.
4. ‹Ojo› 4.1. Denominaciones latinas En latín la palabra que habitualmente designaba el ‹ojo› era oculus. Dicho término estaba formado sobre la raíz indoeuropea tradicionalmente reconstruida como *okw‹ver›, que bien podría reconstruirse, siguiendo a Ballester (2009: 25), como *ak-, así ant. alto al. ouga, arm. akn, avést. aši (dual), ant. esláv. oko, gót. augō, gr. hom. ὄσσε (dual), gr. ὄφθαλμός, ὄμμα, lit. akis, ant. prus. ackis (pl.), toc. A ak, véd. áksi (Pokorny 1959: 775-777), pudiendo considerarse dicha raíz la base léxica más extendida en las lenguas indoeuropeas para designar el ‹ojo›, por no decir la única, a pesar de ser una parte del cuerpo humano particularmente expuesta al tabú, por lo que cabría esperar en su denominación el empleo de metáforas o al menos de metátesis, como suele ocurrir en estos términos. Para oc-ulus la Lingüística latina tradicional reconstruye una preforma *okw-elo-s con un sufijo indicador de animación o agente y se explica semánticamente como ‹el que ve› (André 1991: 49; Bonfante 1986: 292; Ernout / Meillet 2001: 458), desechando así la posibilidad de que el sufijo -ulus sea, como parece a simple vista, un diminutivo, a pesar de la presencia de indicios de renovación e hipercaracterización tan propios de esta clase de términos, los cuales sugieren que oculus es un diminutivo como también lo habría sido ocellus (Ballester 2009: 25), doblete métrico sin pervivencia en las lenguas románicas. Existen, además, paralelos de ‹ojo› como diminutivo morfológico, verbigracia el alto sorbiano wóčko, donde la forma diminutiva, que adoptó el sentido propio de ‹ojo›, sustituyó a la simple (woko), que asumió el de ‹gota de grasa flotando en un caldo› y ‹soga – curva› (Comrie / Corbett 2006: 677), o el griego moderno μάτι, que procede del antiguo diminutivo ὀμμάτιον, propio, por cierto, de la lengua de la comedia (Chantraine 1999: 814). Otra denominación de los ‹ojos› en latín parte de una metáfora por la cual el neutro plural lūmina, propiamente ‹luz proyectada por un objeto brillante› como el sol o un candil, designó la ‹luz irradiada por los ojos›. De todas formas lūmina corrió la misma suerte que el también poético gena ‹ojo› –por metonimia a partir de ‹mejilla› y ‹párpado›– desapareciendo por completo en las lenguas románicas.
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4.2. Denominaciones románicas A pesar, pues, del carácter tabuístico del ojo no hubo en latín precisamente mucha riqueza de términos para designarlo. Consecuentemente los términos para ‹ojo› en las lenguas románicas proceden de manera casi exclusiva de la forma latina ocvlvs > altoarag. güello, camp. ogu, cat. ull, eng. öľ, franc. œil, friul. voli, gall. ollo, gasc. oeľ, it. occhio, log. oyu, port. olho, prov. uelh, rum. ochĭŭ, sic. occhiu, vegl. vaklo, ven. ocio. 4.3. Denominaciones indoeuropeas: metáforas Como es sabido, el ojo está presente en numerosas supersticiones, razón por la cual se manifiesta como un componente de fuerte valor tabuístico. Por ello sería lógico, como suele ocurrir en este tipo de términos, que sea esta una forma objeto de variaciones lexicales. Si bien esto no parece manifestarse en latín, en cambio, dentro las lenguas indoeuropeas hallamos distintas metáforas para designar el ojo basadas principalmente en sus propiedades físicas. En efecto, una de las características tal vez más notorias de los ojos es su forma redonda y su capacidad de brillar, de irradiar o reflejar luz, como muestra la forma latina lūmina. Por ello, no es de extrañar que las formas avést. huuarə, irl. suīl, ambas ‹ojo›, estén formadas a partir del nombre del sol en las lenguas indoeuropeas, verbigracia ant. esláv. slъnьce, gót. sauil, gál. haul, lat. sōl, lit. sáulė, sánscr. sūryah, todas ‹sol›, ya que comparte las dos cualidades básicas del ojo, a saber, ser redondo y brillar. También inspirada en la acción de brillar está la metáfora que encontramos en gál. llygad, bret. lagad, sánscr. locanam, todas ellas significando ‹ojo› y formadas probablemente sobre la raíz indoeuropea que significa ‹brillar›, presente en gr. λευκός ‹blanco brillante›, hit. lukzi ‹volverse claro›, lat. lūcēo ‹iluminar›, lit. laũkas ‹mancha blanca en el lomo de un animal› etc. Otra denominación del ojo es la que hallamos en rus. glaz ‹ojo›, que en realidad, significaba ‹pupila›, pero que por pura sinécdoque acabó desplazando a la antigua forma oko ‹ojo› con la que aún alternaba en el s. XIX (Comrie / Corbett 2006: 881). Así la forma rusa suele ponerse en relación con gr. γάγγλιον ‹hinchazón›, lat. galla ‹bugalla›, rus. glazokъ ‹bolita› (André 1991: 49), basándose en la forma redonda y abultada de la pupila. Como apunta Ballester (2009: 25), la raíz indoeuropea para ‹ojo› *ak- guarda ciertamente un gran parecido con otra muy similar, aunque con un significado bien diferente, así gr. ἀκμή ‹punta – corte›, ἄκμων ‹yunque›, hit. aku- ‹piedra›, lat. acūmen ‹punta›, lit. akmuõ ‹piedra›, ašmenys ‹filo de la navaja›, pers. ās ‹piedra de molino›, sánscr. aśmara- ‹de piedra›, véd. aśáni‹punta de flecha›, significados que podrían conducir a un valor originario de ‹piedra pulida – piedra tallada› o similar, óptima metáfora para designar ese tabuístico ‹ojo›, pues presentaría las dos características esenciales del ojo: su forma redonda y abultada y su capacidad para brillar, presentes ambas en las piedras pulidas. Por otro lado, ya dijimos que desde el punto de vista tipológico el ojo forma parte del léxico nuclear de las lenguas, de suerte que suele ser un término implicado en la creación de nuevo léxico y estar en la base de numerosas metáforas o metonimias. Así en las lenguas indoeuropeas la forma para ‹ojo› por metonimia aparece en numerosas ocasiones como formante para ‹cara›. Podemos citar en el grupo indoiranio avést. ainīka- ‹cara›, véd. ánīka- ‹cara – frente›, prátīka- ‹cara›, en griego μέτ-ωπον ‹frente›, πρόσ-ωπον ‹cara –
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máscara›, ὤψ ‹cara›, o en las lenguas célticas med. bret. en-ep, gal. mod. wyn-eb, ant. irl. en-ech, todas ellas ‹cara›, en germánico gót. and-augi ‹cara›, ant. ingl. and-ēages, y en tocario A ak-mal ‹cara›, que es un compuesto ‹ojo – nariz›. Metáfora, en cambio, y bastante común desarrollada por el ‹ojo› es la de ‹agujero›, así en las lenguas indoeuropeas arm. akn ‹ojo – agujero›, gr. ὀπή ‹obertura›, de donde ἐν-όπαι ‹pendientes›, πολυ-ωπός ‹redes con aperturas›, let. aka ‹pozo excavado›, lit. ākas ‹agujero en el hielo›… Es la misma metáfora que hay en ‹ventana›, así ant. esláv. okno de oko ‹ojo›, ant. isl. vind-auga e ingl. wind-ow ‹ojo del viento› (Pokorny 1959: 777). Esta misma metáfora es además la responsable de la de ‹manantial de agua›, presente en la toponimia hispánica, así Ojos del Río Moros en Segovia, Ojos del Guadiana en Ciudad Real etc. Corominas cita para ‹manantial› a partir de ‹ojo› ár. ain, cat. ull, córs. occhiu, gall. ulló, illó, gasc. gouelh, port. olho, pers. čäsmä, así como los compuestos en araucano ekó ‹lugar donde nace un manantial› (e ‹ojo›, ko ‹agua›), georgiano chartoli (chari ‹agua›, tholi ‹ojo›), vasc. urbegi (ur ‹agua›, begi ‹ojo›). El manantial es así metafóricamente «el lugar por donde el agua sale a la superficie […] por lo tanto es su ojo» (1976: 551 s.ojo).
4.4. Tipología El ojo es, pues, el nombre de parte del cuerpo que representa el término base por excelencia. Su percepción es la más llamativa, existe en todas las lenguas del mundo y suele ser forma de extremada sencillez morfológica, tanto que suele devenir término a partir del cual se derivan otros. El ojo, además, aparece en gran número de metáforas para designar otros objetos. Dentro de las lenguas románicas hallamos expresiones cuales esp. ojo del culo ‹ano – ojete›, ojo de pollo ‹callo del pie›, ojo de pescado ‹verruga de las manos›… o cat. ull de la xemeneia ‹agujero de la chimenea›, ull de bou ‹ventanita redonda›, ull de poll ‹callosidad›, ull del cul o ull negre ‹ojete›… Interesantes resultan también aquellos otros usos metafóricos de ‹ojo›, donde quedan muy bien reflejadas sus principales características formales, ya sea la referencia a un objeto agujereado o cóncavo, ya sea a uno redondo, así en cat. ull es ‹cada una de las mallas que compone una red›, ‹agujeros que se producen en una masa como el pan, el queso etc.›, ‹pequeña concavidad inferior de las frutas›… (Alcover / Moll 1964-1969 s.u. ull).
Fuera de las lenguas indoeuropeas encontramos en vascuence begi ‹ojo› implicado en numerosas palabras como elemento compositivo, bajo las formas begi- o be[t]-, así betile ‹pestaña› (ile ‹pelo›), betazal ‹párpado› (azal ‹piel›), bepuru ‹ceja› (buru ‹cabeza›), bekain ‹ceja› (gain ‹parte superior›), beginini ‹pupila› (nini ‹niño – niña›), begitarte ‹cara› (arte ‹entre›), bekarai ‹ceja› (garai ‹arriba›), betazpi ‹ojera› (azpi ‹debajo›), por citar sólo unos pocos (Trask 2008: 131-133). Por su parte, dentro de las lenguas altaicas la palabra para ‹ojo› remonta a una forma común *ńün, a menudo acompañada de un sufijo -dun/ -dün, considerado por Poppe (1973: 233-234) un diminutivo que interviene en los nombres de partes del cuerpo y que se asocia con raíces nominales primarias, así mongol nidün, jalja núd, buriato ńüdeŋ, calmuco nüdn, tunguso ńundun, frente a coreano nun sin sufijo. De acuerdo con la hipótesis diminutiva de Poppe estaríamos ante un caso más de implicación de formaciones diminutivas en este semantema, que constituye así un término básico.
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5. ‹Oreja› 5.1. Denominaciones latinas El término auris designaba en latín de manera genérica la ‹oreja›, referida a seres y animales, a las partes internas y a las externas, a la izquierda y a la derecha. Lo más destacable, sin duda, es la tempranísima y ubicua presencia de la forma diminutiva auricula, que, como manifiestan sus usos, ya en época clásica no conservaba su originario valor diminutivo (Varro rust. 2,9,4) ni mucho menos afectivo (Cels. 2,1,7). Precisamente, dada la extensión semántica de auris y auricula, que designaba inespecíficamente la oreja entera, la lengua de la medicina en particular tuvo que buscar denominaciones más concretas para sus distintas partes. Apoyándose, así pues, en el griego, donde ya se habían realizado algunas distinciones léxicas, y haciendo uso de distintas metáforas, los médicos latinos trataron de dar nombre a las distintas partes de la oreja. Así hallamos cartilāgō ‹pabellón auditivo› (Cels. 8,6,1-2), lāmina aurium ‹lámina de las orejas› (Cæl. Aur. chron. 2,21), mientras que el conducto auditivo fue designado metafóricamente con formas cuales iter ‹camino› (Cels. 8,1,6), forāmen ‹agujero› (Marc. Med. 9,38), cauerna (Cass. Fel. 28, p. 44,15)… 5.2. Denominaciones románicas Dentro de las lenguas románicas, como ocurría en el caso de ‹ojo›, la inmensa mayoría de formas remontan al lat. avricvla, que, en definitiva, devino bastante tempranamente dentro de la historia de la lengua latina la forma única para designar la ‹oreja›. Así hallamos ast. oreya, cat. orella, eng. uraľa, franc. oreille, friul. oreľe, it. orecchio, log. oriya, port. orelha, prov. aurelha, rum. ureche, sic. ricchi, vegl. orakla. De manera anecdótica la forma simple avris, tempranamente sustituida por su diminutivo, fue conservada ello no obstante muy marginalmente, como tantas veces sucede, o en locuciones o con valores muy periféricos, así en la expresión fosilizada dar ora ‹prestar atención›, en el habla de Trento, o en lang. oros, término que designa la ‹glándula salivar del caballo ubicada bajo las orejas› (Meyer-Lübke 1992: 797). Cabe señalar, pues, la escasez de términos para designar la ‹oreja› dentro de las lenguas románicas, aunque este no es un fenómeno exclusivo de estas lenguas, pues tampoco la Lingüística Indoeuropea ha podido aislar muchas bases léxicas para esta denominación. 5.3. Denominaciones indoeuropeas La forma para ‹oreja› en las lenguas indoeuropeas permite reconstruir para la mayoría de las lenguas un antiguo tema consonántico *aus-, reconocible en avést. uši, ant. esláv. uxo (gen. us-eš-e), gót. auso (gen. aus-in-s), gr. át. οὖς (gen. ὠτός), ant. irl. āu, ō, y aún rastreable en lat. aus-cultare. Por su parte, en cambio, el substantivo femenino latino auris y el lituano ausìs parecen atestiguar un más reciente tema en -i *ausi-. Curiosamente la tendencia apuntada en latín a prevalecer la forma diminutiva es compartida con el lituano,
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donde también la otra palabra para ‹oreja› consiste en un diminutivo morfológico; así el término lit. ausýka ‹oreja› está formado con el radical *aus- ‹oreja› y el sufijo diminutivo lituano -yka que remonta al diminutivo indoeuropeo *-ī-ko.
6. Conclusiones En primer lugar, parece evidente que ojo, oreja y nariz, aunque esta última no tan claramente, forman parte de las partes del cuerpo más perceptivamente relevantes para el ser humano, siendo por ello punto de partida para la creación de nuevo léxico y de nuevos significados y formando así parte del conjunto de términos básicos en las lenguas. Por otra parte, creemos probado que en las formaciones latinas y románicas para ‹ojo›, ‹oreja› y ‹fosas nasales – nariz›, así como dentro de las lenguas indoeuropeas y de otros grupos lingüísticos, es posible identificar formantes diminutivos así como una tendencia a caracterizar y volver a caracterizar tales formas como diminutivos. Por otro lado, si según los estudios tipológicos los semantemas para ‹ojo› y ‹oreja› son términos básicos cuya característica es ser morfológicamente lo más simples posible, ello permite pensar que, cuando estos términos lleven un sufijo, este será plausiblemente por lo menos el de más rápido desgaste semántico, lo cual nos lleva a postular como candidato el sufijo diminutivo por su probada capacidad diacrónica para perder su primitivo sentido. La cuestión del diminutivo vendría asimismo apoyada por la capacidad retrodictiva que presentan la morfología y la semántica, esto es, la tendencia de las palabras a recaracterizarse en lo morfológico y en lo semántico para compensar su lógico desgaste diacrónico. Por ello, dada la variedad de formas de naturaleza diminutiva que aparecen en las lenguas románicas relacionadas con estos nombres de partes del cuerpo, parece plausible suponer una concepción del ojo, la oreja y las fosas nasales o nariz de naturaleza diminutiva dentro del continuum lingüístico latino-románico. Finalmente, el hecho de que estos tres nombres de partes del cuerpo estén clasificados dentro lenguas con clasificadores nominales como objetos redondos, así como el hecho de que los estudios tipológicos y psicológicos los cataloguen como términos básicos y muestren su significativa percepción como redondos, obliga a preguntarse si existe algún tipo de relación semántica entre el rasgo redondo y su formación diminutiva.
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Mireille Piot (Université de Grenoble)
Diversité de comme et de ses équivalents espagnols et italiens
0. Introduction L’étude que nous présentons ici est restreinte aux formes et emplois conjonctifs de comme et de ses équivalents espagnols et italiens dans les trois valeurs que ces items partagent à l’époque moderne: Comparaison – Temps – Cause. Nous excluons donc pour l’emploi moderne le como ‹conditionnel› de l’espagnol et tous autres emplois anciens tels que le comme ‹concessif›, etc. Nous avons également limité notre étude (ici pour des raisons d’économie dans la description et les exemples) aux formes standard de ces trois langues, en n’incluant pas les formes parlées (dont les valeurs correspondent à celles des formes standard): como que (esp.), come che (ital.), et mêmes populaires: comme que (fr.), même si ce sont des formes bien attestées y compris parfois dans des états anciens de ces langues (e. g. comme que pour le français du XVIe siècle, cf. Huguet 1932). Notre étude ne rendra pas compte non plus de l’emploi du subjonctif (au lieu de l’indicatif) dans ces subordonnées, cependant bien attesté pour toutes ces langues dans leurs états anciens (cf. en particulier pour le français Huguet, 1932), et aujourd’hui encore pour la valeur ‹causale› de l’espagnol como dans un registre littéraire. Enfin, nous avons tenté de façon maximale de sélectionner les exemples les moins ambigus possibles; tentative pas toujours évidente particulièrement entre emplois temporel et causal (sauf en espagnol et italien où existent de nos jours des formes morphologiquement différenciées). Du point de vue historique, il semble régner (du moins dans l’aire du français) une hypothèse étymologique à caractère unanime: l’étymon originel serait quomodo pour les trois valeurs sur la foi de l’évolution phonétique, repoussant l’hypothèse de formes dérivées de cum (supposée erreur des grammairiens médiévaux pour lesquels le subjonctif trouverait là sa source). Nous mettrons en doute en conclusion cette hypothèse unique sur la base d’une propriété syntaxique particulière au français et incompréhensible dans le cas contraire. A partir de là, s’élabore généralement le schéma historico-sémantico-cognitif. – A la base, la valeur ‹comparative›. – La valeur ‹temporelle› apparaît en second lieu dans la plupart des langues romanes.1 Les deux dernières valeurs (‹temporelle› et ‹causale›) sont cependant attestées dans l’ordre inverse pour l’espagnol (cf. Herman 1963)
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– La valeur ‹causale› est tardive pour quomodo, mais aussi en français (douteuse jusqu’au XVe siècle, cf. Kuyumcuyan 2006). Nous envisageons en suivant les principales propriétés qui s’avèrent pour les trois langues communes aux items conjonctifs (désormais Conjs pour conjonctions de subordination) correspondant à chacune de ces valeurs: en 1. celles particularisant come / comme / como ‹comparatives›, en 2. celles particularisant come / comme et (así) como ‹temporelles› Vs celles particularisant comme / como et (sic)come ‹causales›. En 3. nous comparons les différences de comportement syntaxiques de ces items correspondant à ces trois valeurs pour chacune des propriétés dégagées en retenant les principales en vue de la désambiguïsation des formes homonymes, phénomène particulièrement sensible pour le français. Enfin, pour conclure, nous présentons trois remarques importantes. Dans l’ordre: le problème de l’origine commune ou non de como, comme et come pour les trois valeurs sur la base d’une importante propriété syntaxique et non de considérations jusqu’ici d’ordre phonétiques; la situation morphologique des items correspondant à ces valeurs, notamment le sort qui leur est imparti dans l’usage contemporain; et enfin, la fréquence d’emploi selon les différentes valeurs qui nous paraît être en rapport avec l’éventail lexical des prédicats que ces Conjs autorisent.
1. Les principales propriétés particularisant como, comme et come comparatives Elles sont au nombre de quatre, les deux premières intéressant la syntaxe, les deux dernières la sémantique de ces items à travers notamment les contraintes que ces items imposent ou au contraire l’absence de contraintes que révèlent les exemples. Nous retrouverons ces propriétés dans le même ordre pour les items correspondant aux deux autres valeurs. Ce sont: – La répétition et, par suite, les possibilités d’effacements d’éléments dans la subordonnée quel que soit l’ordre dans lequel apparaît celle-ci: (1)
a. Lo harás como lo hace él / Como lo hace él, lo harás. b. Lo harás como él / Como él, lo harás.
(2)
a. Tu feras comme lui le fait / Comme lui le fait, tu le feras. b. Tu feras comme lui / Comme lui, tu le feras.
(3)
a. Farai come fa lui / Come fa lui, farai... b. Farai come lui / Come lui, farai ...
– L’absence de possibilité de substitution par une pro-forme (Conjs = que) en cas de répétition de comme ‹comparatif› en français (contrairement à toutes les autres classes de conjonctions, cf. comme ‹temporel› ou comme ‹causal›, respectivement (15b) et (16b) ci-dessous): (4) a. Tu feras comme lui l’a fait et comme nous te le dirons. b. Tu feras comme lui l’a fait et *que nous te le dirons.
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– La possibilité de modifieurs devant la conjonction: a) Soit celui ‹approprié› aux comparatives d’‹égalité› pour le français (tout, (2c)), b) ou bien pour les trois langues ceux qui sont permis pour toutes les classes ou sousclasses de Conjs (modifiables) précisément, seulement, même, etc., (1d, 2d, 3d): (2) c. Tu feras tout comme lui (le fait). (1) d. Lo harás precisamente como digo yo. (2) d. Tu feras précisément comme je le dis. (3) d. Farai proprio come dico io.
– L’absence de contraintes sur le type sémantique des prédicats conjoints par cette classe de Conjs qui permet l’éventail le plus large: des prédicats: ‹statifs› (5), ou d’attitude propositionnelle (‹factifs› ou non: 6, 7), ou dénotant des ‹activités› (8,9, 10), ou des locatifs (‹dynamiques›: 11,12, ou ‹non-dynamiques›: 13,14): (5) Hay, o había, voluntad de dejar las cosas (tal y ) como estaban. = Ou c’est une volonté, ou cela l’a été, de laisser les choses comme elles l’étaient. = O c’è una volontà, o c’è stata, di lasciare le cose come stavano.
(6)
Como sabes / Como te decía, tienes que aprender. = Comme tu le sais / Comme je te l’ai dit, tu dois apprendre. = Come sai / Come ti ho detto, devi imparare.
(7)
Espero como esperaban los demás poder intervenir. = J’espère comme l’espéraient les autres pouvoir intervenir. = Spero io come speravano gli altri di potere intervenire.
(8)
…Habla como escribe, y escribe como habla. = Il parle comme il écrit, et il écrit comme il parle. =... Scrive come parla, e parla come scrive.
(9)
Y trabajan como trabaja todo diseñador. = Et ils travaillent comme tout dessinateur travaillait.
(10) Noi stiamo lavorando esattamente come lavoravamo in serie. = Nous travaillons à l’heure actuelle exactement comme nous travaillions en série. (11) Gané un montón de guita que se fue marchando como llegaba. = J’ai gagné un tas de pognon qui est parti peu à peu comme il arrivait. = Ho fatto un mucchio di pasta che se ne è andata come è arrivata. (12) Cae como están cayendo centenares de personas, decenas de casas y construcciones. = Il tombe, comme sont en train de tomber des centaines de personnes, des dizaines de maisons et de constructions. = Cade come stanno cadendo centinaia di persone, decine di case e costruzioni. (13) L’acqua rimane non completamente fredda come rimaneva un po’ di tempo fa. = L’eau reste pas complètement froide comme elle le restait il y a peu de temps.
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(14) El patrón, de espaldas a la costa como permanecía, oyó el encontronazo del cuerpo contra la pared. = Le patron, de dos à la côte comme il l’était, entendit l’impact du corps contre le mur.
Le comportement des Conjs ‹comparatives› apparaît donc homogène pour les trois langues à l’exception de deux propriétés spécifiques du français: la possibilité d’un modifieur ‹approprié› tout, et la propriété (ici négative) de substitution par une pro-forme. Sauf la première propriété qui est typique et spécifique des ‹comparatives›, nous examinons ci-dessous les autres propriétés qui apparaissent caractérisées positivement ou négativement selon la valeur en cause: ‹temporelle› Vs ‹causale›.
2. Les principales propriétés caractérisant (así / tan pronto) como / comme / come ‹temporelles› vs celles caractérisant como, comme et (sic)come ‹causales› Les exemples ci-dessous respectivement d’une ‹temporelle› et d’une ‹causale› illustrent la seule propriété également partagée par les items correspondant à ces deux valeurs, à l’inverse des ‹comparatives›: la possibilité (restreinte au français) d’une pro-forme Conjs. (15) a. Comme il arrivait et comme il trébuchait, le coup est parti. b. Comme il arrivait et qu’il trébuchait, le coup est parti. (16) a. Comme il se fait tard et comme vous êtes seule, je vous raccompagne chez vous. b. = Comme il se fait tard et que vous êtes seule, je vous raccompagne chez vous.
L’examen des autres propriétés (où nos exemples illustreront ces valeurs dans le même ordre d’apparition) montrent une opposition entre ces items. Ainsi pour les trois langues: – la possibilité de position finale de la subordonnée qui, bien qu’elle ne soit pas leur position la plus fréquente, est régulièrement attestée pour les ‹temporelles› alors qu’elle est interdite pour les ‹causales›2 comme le montrent (17a, b, c) Vs (18a, b) et (19a, b): (17) a. (Así) Como llegaba la hora de la sublevación, Martí acude ... al Tesoro de guerra. = Martí acude ... al Tesoro de guerra, precisamente (así) como llegaba la hora de la sublevación. b. Come stava arrivando, se non sono andati tutti verso il pullman. = Se non sono andati tutti verso il pullman, come stava arrivando. (18) a. Entonces, como hace calor, se sube coquetamente la falda. = Alors, comme il fait chaud, elle monte coquettement sa jupe. b. *Entonces, se sube coquetamente la falda, como hace calor. = *Alors, elle monte coquettement sa jupe, comme il fait chaud. Marco Mazzoleni (2006) emploie même les termes à leur propos de «rigide cataphoricité».
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(19) a. (Sic) Com’era di luglio, e faceva un gran caldo, si tolse anche il vestito... = Comme on était en juillet et qu’il faisait une grande chaleur, elle a même ôté sa robe b *Si tolse anche il vestito, (sic)com’era di luglio, e faceva un gran caldo. = *Elle a même ôté sa robe, comme on était en juillet et qu’il faisait une grande chaleur.
– La possibilité pour les ‹temporelles› d’être précédées de modifieurs (20, 21) vs l’impossibilité de tels modifieurs pour les ‹causales› (22a, b ; 23a, b): (20) Precisamente como estaba amaneciendo los enterraron a flor de tierra. = Justement comme le jour se levait ils les ont enterrés à fleur de terre. (21) Ma proprio come arrivi davanti... ci dovrebbe essere a sinistra il tuo rivale. = Mais juste comme tu arrives devant...il devrait y avoir à droite ton rival. (22) a. Entonces, como hace calor, se sube coquetamente la falda. = Alors, comme il fait chaud, elle monte coquettement sa jupe. b. * Entonces, precisamente como hace calor, se sube coquetamente la falda. = *Alors, précisément comme il fait chaud, elle monte coquettement sa jupe. (23) a. (Sic) Com’era di luglio, e faceva un gran caldo, si tolse anche il vestito... = Comme on était en juillet et qu’il faisait une grande chaleur, elle a même ôté sa robe. b. *Proprio (sic)com’era di luglio, e faceva un gran caldo, si tolse anche il vestito. = *Précisément comme on était en juillet et qu’il faisait très chaud, elle a même ôté sa robe.
– L’impossibilité d’une négation en subordonnée pour les ‹temporelles›3 (24, 25, 26) vs la possibilité d’une négation dans la subordonnée ‹causale› (27, 28): (24) a. Y (así) como llegaron a las viñas de Timnah, he aquí un cachorro de león que venía bramando hacia él= Et comme ils arrivèrent aux vignes de Timnah, voici un chiot de lion qui venait en bramant vers lui. b. *(Así) Como no llegaron a las viñas de Timnah, he aquí un cachorro de león que venía bramando hacia él. (25) a. Comme il arrivait dans les bois, il avait vu un maraudeur. b. *Comme il n’arrivait pas dans les bois, il avait vu un maraudeur. (26) Ma proprio come (*non) arrivi davanti... ci dovrebbe essere a sinistra il tuo rivale. (27) Y como no estáis dispuestos a estar este tiempo –pues entonces vamos a ir. = Et comme vous n’êtes pas disposés à rester tout ce temps- eh, bien alors nous allons y aller. (28) Ma (sic)come non bastava, alla fine si è comprata un concorrente. = Mais comme cela ne suffisait pas, à la fin elle s’est achetée un concurrent. La présence impossible d’une négation en subordonnée est à corréler étroitement pour cette interprétation aux contraintes sur le registre sémantique du prédicat, qui est restreint aux locatifs dynamiques, dans la mesure où l’effet de la négation auprès de tels prédicats est de les rendre non-dynamiques.
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– Le registre sémantique extrêmement restreint de prédicats dans le cas des ‹temporelles› qui est strictement limité aux prédicats locatifs ‹dynamiques› (ex. 29 à 34) puisque la seule interprétation possible avec les prédicats locatifs ‹non dynamiques› (35, 36) est celle d’une subordonnée ‹causale›: (29) Y (tan pronto) como llegaron a Estocolmo y el autobús se detenía, Karin descendió. = Et comme ils arrivèrent à Stockholm et que l’autobus s’arrêtait, Karin descendit. (30) Como las preguntas arreciaban, don Juan Carlos confirmó que les había visto un catalán. = Comme les questions redoublaient, don Juan Carlos confirma qu’un catalan les avait vus. (31) Como cayó en la cama rendida de cansancio, su dormir era profundísimo y prometía durar. = Comme elle tomba sur le lit rendue de fatigue, son sommeil était très profond et promettait de durer. (32) Uno schema che voi stessi avete formulato allora come presentiamo questa nazione. = Un schéma que vous avez vous-même formulé alors comme nous présentions cette nation. (33) I sogni svaniscono, esattamente come arrivano. = Les songes s’évanouissent, exactement comme ils arrivent. (34) Tutti gli angeli piangono come stanno cadendo con le ali in fiamme... = Tous les anges pleurent comme ils sont en train de tomber avec leurs ailes en flamme / feu. (33) Como permanecía escondido, nada pudo hacerse contra él. = Comme il restait caché, on ne put rien contre lui. (36) Come rimaneva da molto tempo a Vienna, cominciava a soffrire di crisi respiratorie e depressioni. = Comme il demeurait depuis longtemps à Vienne, il commençait à souffrir de crises respiratoires et de dépressions.
– Au contraire un éventail lexical extrêment large de prédicats s’observe avec les items d’interprétation ‹causale› (à l’égal de l’absence de contraintes que nous avons pu observer avec les ‹comparatives›) puisque sont ici aussi possibles des ‹statifs› (37, 38), des verbes d’attitude propositionnelle (‹factifs›: 40, 41; ou ‹non factifs›: 39, 42), des verbes d’activité’ (43, 44), des locatifs (‹dynamiques›: 45, 47; ou non: 46, 48 et 49): (37) Como hace calor y el día está bueno, salen al fresco. = Comme il fait chaud et que la journée est belle, ils sortent au frais. (38) Poi, (sic)come comincia a piovere, proviamo subito il sentiero di Odina Vistosa. = Puis, comme il commence à pleuvoir, nous essayons tout de suite le sentier… (39) Como creía que varias personas ahí no tenían vida o se morían yo dije… = Comme je croyais que plusieurs personnes ici n’étaient plus en vie ou se mourraient, je dis… (40) Como sabía que muchas mujeres no llegaban, pensaba que yo podía estar entre ellas. = Comme il savait que beaucoup de femmes n’arrivaient pas, il pensait que j’étais parmi elles.
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(41) (Sic)come tutti dicono che il nostro arcivescovo è un sant’uomo, dico che lei gli scrivesse una bella lettera. = Comme tous disent que notre archevêque est un saint homme, je dis que vous lui écriviez une belle lettre. (42) (Sic)come credeva che fosse morto il tronco, lo tagliò a metà. = Comme il croyait que le tronc était mort, il le tailla à moitié.
(43) Como trabaja en el ayuntamiento, ahora no tiene tiempo. = Comme il travaille à l’hôtel de ville, maintenant il n’a pas le temps. (44) (Sic)come lavoro al panificio, mi alzo già alle cinque di mattina. = Comme je travaille à la boulangerie, je me lève à cinq heures du matin. (45) Como llegaron los amigos, me cobré algo. = Comme les amis sont arrivés, je me suis pris quelque chose. (46) Como se halla anclado en su órbita, puede también estudiar la cola de la magnetosfera terrestre. = Comme il se trouve ancré dans son orbite, il peut aussi étudier la queue de la magnétosphère terrestre. (47) (Sic)come arrivava con ritardo compró una cinquecento per due milla euro. = Comme elle arrivait en retard, il acheta une cinquecento pour deux mille euros. (48) (Sic)come stanno cadendo in basso, parlano di aver già vinto le elezioni. = Comme ils sont en train de tomber au plus bas, ils parlent d’avoir déjà gagné les élections. (49) (Sic)come restava in incubatrice per precauzione, la potevo vedere soltanto due ore. = Comme elle restait en incubateur par précaution, je pouvais la voir seulement deux heures.
Ici encore ces Conjs présentent un comportement syntaxique homogène en rapport avec chacune des interprétations dégagées, quelle que soit la langue considérée dans notre étude. En revanche, des différences morphologiques apparaissent pour différencier ces deux interprétations à l’intérieur de l’espagnol comme à l’intérieur de l’italien, contrairement au français qui emploie toujours la même forme, quelle que soit son interprétation; nous y reviendrons dans nos conclusions.
3. Comparaison des principales propriétés des Conjs como / comme / come ‹comparatives› vs ‹temporelles› vs ‹causales› et levées d’ambiguïté pour le français Nous poursuivons la comparaison à partir de chacune des propriétés précédentes afin de mettre en évidence les parentés ou au contraire les différences de comportement entre ces trois classes d’items et de manière à déterminer quelles sont les principales opérations qui permettent de désambiguïser les items homonymes du français, notamment entre les valeurs ‹temporelle› et ‹causale›.
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Ainsi la comparaison des trois langues pour une même propriété fournit les résultats suivants: – la possibilité d’une position finale de la subordonnée est partagée par les ‹comparatives› et les ‹temporelles›, alors qu’elle est exclue pour les ‹causales›; – la possibilité pour la Conjs d’être précédée d’un modifieur est également partagée par les ‹comparatives› et les ‹temporelles›, alors qu’elle est exclue pour les ‹causales›; – la possibilité d’une négation en subordonnée est partagée par les ‹comparatives› et les ‹causales›, alors qu’elle est exclue pour les ‹temporelles›; – les ‹temporelles› sont caractérisées par un choix préférentiel des temps: les corpus montrent une prédominance très nette des temps du passé (rarement du présent, alors que les ‹comparatives› et les ‹causales› admettent tout type de temps; – enfin, l’interprétation ‹temporelle› est exclusivement liée à la présence de prédicats (locatifs) ‹dynamiques›, alors que les valeurs ‹comparatives› et ‹causale› admettent un éventail lexical très large: ‹statifs›, verbes d’attitude propositionnelle ‹factifs› ou ‹non factifs›, verbes d’‹activité›, locatifs (‹dynamiques› ou non). En résumé, les items ‹comparatifs› possèdent l’ensemble des propriétés recensées ici sauf la possibilité de substitution par une pro-forme en cas de répétition. En revanche, les Conjs ‹temporelles› et ‹causales› apparaissent en distribution complémentaire pour l’ensemble de ces propriétés à l’exclusion de la possibilité de substitution par une pro-forme qu’elles partagent toutes deux (contrairement aux ‹comparatives›). Or, de nombreux exemples présentent une ambiguïté, notamment en français entre les deux dernières interprétations: (50) Et comme il mettait du temps à comprendre, il le lapida. (51) Et comme je vois très clairement que vous êtes en danger de mort, si vous continuez l’existence entre votre bonne mère et son aimable compagnon, je serais une canaille si je ne vous en retirais pas.
La levée de ces ambiguïtés en faveur d’une interprétation ‹temporelle› nous paraît résider dans deux des précédentes propriétés: la possibilité d’une position finale de la subordonnée et la présence d’un modifieur à gauche de la Conjs. (50) a Et il le lapida, comme il mettait du temps à comprendre. (51) a Je serais une canaille si je ne vous en retirais pas, comme je vois très clairement que vous êtes en danger de mort. (50) b Et justement comme il mettait du temps à comprendre, il le lapida. (51) b Et précisément comme je vois très clairement que vous êtes en danger de mort, si vous continuez l’existence entre votre bonne mère et son aimable compagnon, je serais une canaille si je ne vous en retirais pas.
Alors que la présence d’une négation en subordonnée suffit à déterminer clairement une interprétation ‹causale› comme, par exemple, dans: (50) c Et comme il ne mettait pas de temps à comprendre, il le lapida.
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La possibilité de mettre en oeuvre ces différentes propriétés apparaît particulièrement importante dans le cas du français caractérisé par l’emploi de formes homonymes pour les trois valeurs.
Conclusions Un problème important résulte de la confrontation que nous avons menée entre les items come / comme / como correspondant aux trois valeurs étudiées ici: quelle est l’origine de la différence de comportement syntaxique manifeste et très importante entre la valeur ‹comparative› d’une part et les valeurs ‹temporelle› et ‹causale› d’autre part vis-à-vis de la possibilité de substitution par une pro-forme de ces items? Et ici, pour nous, il semble fondamental que l’hypothèse d’un étymon unique quomodo soit très sérieusement révisée à la lumière de ce phénomène syntaxique incontournable, de même que soit remis en cause le refus total de l’hypothèse cum, exclue pour de simples raisons phonologiques. De même nature nous semble être l’hypothèse courant dans la doxa, notamment française, d’un calque de l’emploi de cum et du subjonctif du latin classique par les lettrés du Moyen-Age pour expliquer les formes du subjonctif existant dans les états anciens et parfois encore contemporain des langues romanes de ce mode associé aux valeurs ‹temporelles› et ‹causales› de come / comme / como au lieu de les admettre comme une hérédité de cum transmise par le latin tardif. En ce qui concerne la situation morphologique des items de nos trois langues pour les trois valeurs considérées nous devons remarquer que, si dans leurs états anciens l’homonymie était la règle comme encore en français contemporain, l’espagnol et l’italien contemporains ont adopté une stratégie différenciée pour les valeurs ‹temporelle› et ‹causale›. Ces deux langues ont choisi de renforcer l’une des formes (sous une forme morphologique apparentée, spécifique de l’emploi ‹comparatif› de manière à la distinguer de l’autre emploi. En espagnol, la forme renforcée concerne la valeur ‹temporelle› así como / tan pronto como Vs como pour l’emploi ‹causal›; l’italien présente la situation inverse: une forme renforcée (sic) come pour l’emploi ‹causal› Vs la forme simple come pour la valeur ‹temporelle›. Là où le locuteur français doit mettre en œuvre des procédés linguistiques particuliers pour opérer une différenciation, les locuteurs de ces deux langues bénéficient au contraire d’une morphologie explicite et immédiatement perceptible. Du point de vue statistique pour les trois langues, l’emploi ‹comparatif› est massivement représenté dans tous les corpus, de l’ordre de 80% des occurrences. Par comparaison l’emploi ‹causal› est plus rare mais d’une relative vitalité, alors que l’emploi ‹temporel› est confiné dans un registre plutôt littéraire et finalement le plus rare. En regard des propriétés considérées plus haut, la vitalité d’emploi des items correspondant aux deux valeurs ‹causale› et surtout ‹comparative› nous apparaît correspondre à l’absence de contraintes sur le type sémantique des prédicats qu’ils conjoignent (peut-être en corrélation avec l’éventail des temps possibles), contrastant avec le registre très limité de prédicats (locatifs) uniquement ‘dynamiques’ (et celui des temps du passé) autorisés par les items ‹temporels›. En ce sens, la
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Mireille Piot
comparaison entre la rareté de come / comme / como ‹temporels› et la fréquence de cuando / quand / quando ‹temporels› (caractérisés par la même absence de contraintes sémantiques sur les prédicats et l’emploi des temps que les Conjs come / comme / como ‹comparatives› et ‹causales›) nous apparaît très éclairante. Et donc l’importance de ce trait pour la productivité de ces formes. Par ailleurs, le cas de contraintes sur la nature des prédicats conjoints visible ici sur l’exemple de come / comme / como ‹temporels› n’est pas un cas isolé dans la mesure où nous l’avons déjà rencontré en présence de Conjs appartenant à d’autres classes: les méta-prédicats que représentent les conjonctions dans l’optique harrissienne imposant des contraintes multiples aux phrases qu’elles conjoignent.
Bibliographie ATILF: Base textuelle FRANTEXT. Bertinetto, Pier Marco (1979): ‹Come vi pare›. Le ambiguïtà di ‹come› e i rapporti tra paragone e metafora. In: ACISLI X 131-170. Bogard, Sergio (1994): Las oraciones causales en el espaňol medieval. In: NRFH 42:1, 1-28. Bosque, Ignacio / Demonte, Violeta (éds.) (2000): Gramática descriptiva de la lengua española. (3 voll.). Madrid: Espasa Calpe. Bolasco, Sergio: Corpus POLIF Dictionary Davies, Mark (2002-): Corpus del Español: 100 million words, 1200s-1900s. Herman, Josef (1963): La formation du système roman des conjonctions de subordination. Berlin, Akademie Verlag. Huguet, Edmond (1932): Dictionnaire de la langue française du XVIème siècle. Paris: Librairie Champion. Kuyumcuyan, Annie (2006): Comme et ses valeurs: le point de vue historique (XIVe - XVIe siècles). In: LFr 149, 113-126. Léard, Jean-Marcel / Pierrard, Michel (2004): L’analyse de comme: le centre et la périphérie. In: Hadermann, P. / Van Slijcke, A. / Berré, M. Coll (éds.): La syntaxe raisonnée. Mélanges de linguistique générale et française offerts à Annie Boone à l’occasion de son 60ème anniversaire. Champs linguistiques. Paris / Louvain-la-Neuve: Deboeck-Duculot. Mazzoleni, Marco (2006): Le congiunzioni subordinanti (sì) come e secondo che in italiano antico. In: CFIt 13, 9-29. Piot, Mireille (1978): Etudes transformationnelles de quelques classes de conjonctions de subordination du français. Thèse de 3e cycle. Université Paris 7 et LADL, 455 p. –– (1995): Composition transformationnelle de phrases par subordination et coordination. Thèse d’Etat ès Lettres et Sciences Humaines, Université Paris 7 et LADL, 426 p. / (1998) Editions du Septentrion, Coll. «Thèse à la carte». –– (2009): Come, Comme, Como: de la modalité de phrase à la modalité discursive. In: Recueil de contributions scientifiques: «Panorama des études en linguistique diachronique et synchronique. Mélanges offerts a Józef Sypnicki». Łask: Oficyna Wydawnicza LEKSEM. Real Academia Española: Banco de datos (CORDE) [en ligne]. Corpus diacrónico del español. –– Banco de datos (CREA) [en ligne]. Corpus de referencia del español actual.
Diversité de comme et de ses équivalents espagnols et italiens
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Marta Piqueras-Brunet (Consumer Operations, Google) / Xavier Rull (Universitat Rovira i Virgili)
Els quantificadors catalans ple de i tot de: casos de gramaticalització del patró ‹plenitud› > ‹multiplicitat›
1. Introducció1 En català hi ha l’expressió tot de, que significa ‹molt, molts, molta, moltes›: Entre la discreció farisaica i l’exhibicionisme barroer tenim tot de recursos literaris en què ens podem moure. (Butlletí 7 de la Biblioteca Municipal de Palma (Mallorca), número monogràfic sobre la novel·la Un home de paraula d’Imma Monsó, fragment d’entrevista, novembre 2006) El poder polític va anar dictant a partir de llavors tot de disposicions per refermar aquesta posició privilegiada de la llengua castellana [...]. (Jordi Ginebra i Joan Solà, Pompeu Fabra. Vida i obra, 2007, 29) El primer dissabte a Navata amb una Sala Sindicat plena i tot de gent esperant per veure què fan aquests nois de les Arts. (blog del grup musical Els Amics de les Arts, , 22-3-2010) Als entorns del rierol hi ha tot de plantes ajagudes [...]. (Xavier Bayer i Cisco Guasch, Itineraris de natura pel Gaià, el Foix i l’Anoia. El curs de l’any, 2007, 142) –Sophie –va fer en Langdon–, la tradició del Priorat de perpetuar el culte a la deessa està basada en la creença que, en els seus primers temps, l’església cristiana va «estafar» la humanitat en propagar tot de mentides per denigrar la feminitat [...]. (Dan Brown, El codi Da Vinci, traducció catalana, Empúries / Edicions 62, 2003, 137) Comunicació feta a partir del treball de Marta Piqueras-Brunet per a la classe Ling 230 de la Universitat de Califòrnia, Berkeley (2008). Els autors agraïm els comentaris de Xavier Lamuela (Universitat de Girona) –quant al possible vincle etimològic amb plaer–, Montserrat Batllori (Universitat de Girona), Aitor Carrera (Universitat de Lleida), Alberto José Miyara (Universidad Nacional del Litoral, Argentina), Joan Peytaví (Universitat de Perpinyà Via Domícia) i Ramon Sistac (Universitat de Lleida), i la informació reportada per Odile Arqué, Neus Baltrons, Eulàlia de Bobes, Carolina Colomer, Alèxia Costa, Lou Heavly, Iola Ledesma, Jordi Morató, Coloma Moreno, Isabel Olid, Núria Ribera, Maria Josep Sabater, Jaume Salvanyà i Marta Vilella.
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Però entremig d’això, hi ha motius per a l’emoció positiva i l’esperança. Per exemple, la digníssima actuació del defensor militar de Peiró en un judici que tenia la sentència dictada abans de començar. Però sobretot un apèndix amb tot de testimonis favorables a Peiró fets per persones als qui el ministre va salvar, va protegir i va ajudar de múltiples maneres. (Vicenç Villatoro, Avui, 10-10-2008) Durant la segona guerra mundial, don Pere sostingué que la invasió d’Anglaterra era impossible. I, per a demostrar-ho, tenia tot de mapes i de fotografies, i assenyalava línia per línia. (Ferran Valls i Taberner: un polític per a la cultura catalana, edició a cura de J. A. Parpal i Josep Maria Lladó i Figueres, 1970, pàg. 239) [...] una carretera d’uns cent vint quilòmetres, en diuen la via Auca i està enmig de pous d’extracció, canonades en mal estat i amb tot de comunitats que viuen a la [sic] finques del voltant. (entrevista a Savitri Pàmies, El Pati [setmanari de Valls], 10-10-2008) Seguint el sender fem cap a l’ermita de la que baixem pel grau de la mare de Dèu que va a petar al de Belart. Costa baixar amb els còdols, i l’aigua, sols tocar un arbret ens cau tot d’aigua a sobre. (blog Baronia d’Escornalbou, , 10-10-2010)
I també hi ha l’expressió ple de, amb el mateix significat. A vegades apareix escrita pler de, seguint els diccionaris de referència (DIEC i GDLC, s. v. pler): Aquest any hem collit ple de taronges. (DCVB, s. v. ple) [...] a la seva peli... a la de cadascú, hi deu haver ple de coses interessants. (blog Col·lecció de moments, , 26-7-2007) Si necessites canya, escolta’ns i trobaràs tot el hard rock, heavy metal i totes les variants més bones dels últims 50 anys. Una hora intensa amb ple de grups diferents. (informació sobre el programa de ràdio Argentona Rocks, de Ràdio Argentona, ; consulta: 4-12-2010) La Fira de Tardor d’Arbúcies tanca amb ple de visitants i amb prop de 700 racions servides al tast. (blog L’actualitat del Baix Montseny, , 26-10-2010) Diuen certs catalans que són més i millors que els danesos. Ho he vist escrit a pler d’indrets. (blog En flagrant delicte l’àvol Rellogacrims, , 30-6-2005) Un llibre molt maco, amb pler d’informació interessant, tot i mantenir-se a un nivell matemàtic elemental. (ressenya del llibre The science of sound, de Thomas D. Rossing, F. Richard Moore i Paul A. Wheeler, publicada al web de la Universitat Politècnica de Catalunya, Facultat de Matemàtiques i Estadística, , 2010) Aquella era la primera sortida oficial d’en Jam i cal dir que quan vam arribar a la Plana ens hi vam trobar pler de gent vinguda de fora de Badalona especialment per poder-li fer una foto. (web de l’escola Jungfrau, de Badalona, )
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Si noies!! canvio a l’Oriol de guarderia. No es que no m’agradi la granota, com ja li he dit a la Bruna, trobo que el tracte que tenen amb els nens es fantàstics i els fan fer pler de coses, tot i ser tan petits. (fòrum SócPetit.cat, , missatge escrit des del Vallès Occidental, 8-8-2006)
Com es pot comprovar, tot de i ple de poden introduir tant substantius comptables (disposicions, mapes, plantes) com incomptables (informació, gent, aigua), si bé sembla que solen introduir més aviat substantius comptables. L’expressió tot de és usual en força parlars i forma part del llenguatge estàndard (és recollit en un diccionari general, el GDLC, accepció 5.7). En canvi, l’expressió ple de és més restringida geogràficament i no forma part del llenguatge estàndard. En concret, és propi de la parla de l’illa de Menorca (segons el DCVB), el Rosselló, l’Empordà, la Selva i, sobretot, el Maresme, incloent-hi la ciutat de Badalona (amb moltes afinitats lèxiques amb aquesta comarca). Al Maresme fins i tot apareix en certs noms propis, com el festival còmic Ple de Riure o la llibreria Pledellibres, tots dos del Masnou. Hem constatat que al Maresme no tan sols és una solució molt popular, sinó que els seus parlants se sorprenen del fet que en altres zones –com la ciutat de Barcelona– no es digui. D’altra banda, molts maresmencs, quan escriuen ple de, tenen tendència a grafiar-ho sense r final (com fa el DCVB), i arriben a mostrar estranyesa quan comproven que el DIEC i el GDLC consignen el mot en qüestió amb r final. Aquest testimoni, extret d’un fòrum sobre temes lingüístics, és prou revelador, ja que l’emoticona final (:o) expressa sorpresa: Hola gent! A Badalona es fa servir molt aquesta expressió de «ple de...» i jo em pensava que era normal fins que vaig començar a sortir més del meu «poble» i vaig veure que no. Equival a «molt» o semblant: tinc ple de coses per fer, fa ple de temps que hi vaig anar, ho he fet ple de vegades... Sabeu si es diu en algun altre lloc? I si ho veiéssiu escrit en una novel·la, per exemple, us xocaria? Gràcies!:) PD. El diccionari diu que s’escriu pler...:o. (fòrum Wordreference, , missatge enviat des de Badalona, 5-2-2006)
Creiem que l’expressió ple de hauria d’escriure’s sense r final (com fa el DCVB), assumint que és fruit d’una gramaticalització de l’adjectiu ple plena «ocupat completament». La grafia amb r final implica associar-ho, pel que fa a l’origen, a la forma antiga d’infinitiu plaer (avui substantiu; l’infinitiu modern és plaure «agradar molt»), que s’usa fossilitzada en expressions com a pler «a gust» i «a poc a poc» (en aquest segon cas també pot ser a pleret). Les raons del nostre posicionament sobre l’origen de ple de són l’existència de l’expressió tot de i el fet que ambdues expressions segurament s’han generat amb el mateix mecanisme.
2. Marc metodològic: cognitivisme La lingüística cognitiva ha desenvolupat instruments per a explicar, entre d’altres, canvis lingüístics com les gramaticalitzacions. Una gramaticalització és un procés mitjançant el qual un mot lèxic o de contingut (que designa, doncs, un concepte: noms, verbs, adjectius) esdevé funcional o gramatical (és a dir, s’usa com una preposició, un quantificador, un auxiliar, etc.)
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–també pot passar que un mot funcional o gramatical esdevingui encara més gramatical: els demostratius que passen a usar-se com a articles, per exemple–. El procés de gramaticalització ha estat descrit a bastament: a partir d’un context determinat, el parlant aplica, a un mot o a una construcció, una reanàlisi sintàctica (syntactic reanalysis), acompanyada generalment d’una dessemantització (bleaching) i una descategorialització (decategorialization), fins a donar-hi un nou ús (Heine / Kuteva 2002). Sol haver-hi una cadena d’interpretacions sintàctiques i semàntiques (tot i que hi ha autors que creuen que el canvi no ha de ser necessàriament lineal), amb contextos pont (bridging context) en què hom pot interpretar el mot o la construcció de les dues maneres, l’original i la nova.2 A través d’aquest marc es pot intentar determinar com s’han generat els quantificadors ple de i tot de, assumint que són gramaticalitzacions.3 L’avantatge de tractar conjuntament tot de i ple de és que permet tenir en consideració l’existència d’un patró (schema, seguint la terminologia de Heine (1993), o type, seguint la terminologia de Ramat / Ricca (1994)) que permet la gramaticalització. D’aquesta manera podem considerar que els mots que signifiquen ‹plenitud› poden acabar usant-se, per mitjà de la gramaticalització, per a indicar ‹multitud› o ‹multiplicitat›. És així que els mots tot i ple, que indiquen en origen ‹plenitud›, combinats amb la preposició de poden esdevenir quantificadors amb el sentit de ‹multiplicitat›. Altrament, considerar que hi ha orígens diversos per als quantificadors tot de i ple de és factible; però es desaprofita la possibilitat d’establir un procés de gramaticalització vehiculat en un patró, ja que s’ha de considerar que cada procés de gramaticalització ha tingut lloc ad hoc per a cada mot (és a dir, un procés d’obtenció de tot de distint del procés d’obtenció de ple de).
3. La possible gènesi de tot de i ple de Pel que fa al possible origen d’aquests quantificadors, formulem la hipòtesi següent. El mot tot pot ocórrer en frases amb: el verb haver-hi o tenir (o un de semblant) que el precedeix; un sintagma referit a un espai (que pot pronominalitzar en ho o hi) que el segueix; i un atribut que pot contenir un adjectiu seguit de sintagma preposicional introduït per de (o altres preposicions). La reanàlisi sintàctica es pot haver fet en quatre estadis o contextos: Ma mare té tot l’habitatge ple de geranis. [estadi 1, context precursor (trigger context): tot funciona com a determinant i es pot canviar per mig (sense l’), bona part de, un racó de, etc.] Ma mare té tot l’habitatge de geranis. [estadi 2: tot funciona com a determinant, però no es pot canviar (o és una solució molt poc usual) per mig, bona part de, un racó de, etc.; això revela que el rol sintacticosemàntic de tot ja no és el mateix] Sobre la gramaticalització, vegeu Lehmann (1985), Heine / Claudi / Hünnemeyer (1991), Heine (1993), Hopper / Traugott (1993), Kemenade (1999), Cuenca / Hilferty (1999), Roberts / Roussou (1999; 2003), Diewald / Wischer (2002), Heine / Kuteva (2002) i Brinton / Traugott (2005). 3 Cal dir que Solias (1990) entén que els quantificadors no són mots funcionals, sinó mots lèxics. Tanmateix, es pot entendre –seguint la idea de categories difuses– que hi ha mots situats al límit entre ambdós dominis (el lèxic i el funcional), com els quantificadors o els adverbis. Per tant, si tot o ple(r) s’usen com a quantificadors pot considerar-se que ha estat per una gramaticalització. 2
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Ma mare ho té tot de geranis / Ma mare hi té tot de geranis. [estadi 3: l’espai cliticitza en hi o ho, i tot adopta un rol pronominal] Ma mare té tot de geranis a l’habitatge. [estadi 4, amb reanàlisi sintàctica: l’expressió tot de passa a ser considerada un quantitatiu]4
Com que tot ja té de per si un significat de ‹totalitat› o ‹plenitud›, és fàcil que s’elideixi un adjectiu com ple, atapeït, etc., cosa que generaria l’estadi 2. En estendre’s i normalitzar-se el context 2 s’hauria acabat originant el context 3. El mot ple pot haver seguit la mateixa via de cliticització de l’espai amb hi o ho: Això és el dormitori. I això... el vestidor de la Maggie. Encara hi té ple de roba. (film L’empremta (Sleuth), de Kenneth Brannagh, versió doblada al català en DVD, 2007, minut 10)5
Tanmateix, segurament és amb el verb haver-hi que ple de ha trobat el camí de gramaticalització, ja que amb aqueix verb és possible una doble lectura, és a dir, ens trobaríem davant d’un context pont: La informació no hi falta. Hi ha ple de rètols acolorits i cridaners que els viatgers troben quan validen el bitllet. (Emili Agulló, El Punt, 30-03-2010) Hi ha ple de cuiners famosos que publiquen les seves receptes per internet, la ràdio, la tele, els diaris. (entrevista a Pere Tàpias, Avui, 9-9-2010) A una banda, hi ha ple de coloms, que detesto (com en Pla, que també troba que a Venècia hi ha una concentració de coloms excessiva: «un espectacle de masses empipador»). (Àlex Susanna, Quadern venecià, 1989, 41) A la jungla que travessàvem hi havia ple de corriols fressats, fets per les feres, i a la vora de nombrosos aiguamolls trobàrem una gran profusió de petjades estranyes, moltes de les quals eren d’iguanodonts. (sir Arthur Conan Doyle, El món perdut, traducció catalana, Universitat Autònoma de Barcelona, 2007, 154) [...] perquè, quan un coneix l’indret, com el coneixem en Bauschan i jo, sap que, riu avall, enmig dels matossars, hi ha ple de fondalades cobertes de canyís [...]. (Thomas Mann, Amo i gos: idil·li, traducció catalana, Universitat Autònoma de Barcelona, 2003, 46) L’atribut del context precursor pot contenir un adjectiu seguit per de, però també pot anar seguit d’alguna altra preposició. Així, es pot dir Té (tot) l’habitatge guarnit amb geranis. Els estadis 2 i 3 també són possibles amb aquesta altra preposició: Té tot l’habitatge amb geranis; Ho té tot amb geranis. En qualsevol cas, els estadis 2 i 3 són menys usuals amb la preposició amb, mentre que és bastant usual amb de. Cal dir que l’estadi 2 és operatiu en algunes zones del domini lingüístic català, però no en d’altres. 5 En anglès, la versió original diu: This is our bedroom. And this... is my wife’s dressing. She left a few dresses. En català es canvien alguns detalls (my wife esdevé Maggie; i our no es tradueix per el nostre). En aquest sentit, tal volta a few s’hauria hagut de traduir per uns quants. (Potser una traducció més fidel hauria estat Aquesta és la nostra habitació. I això... és el vestidor de la meva esposa. S’hi ha deixat uns quants vestits.) 4
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Demà al matí es veu que hi ha ple de busos, així que m’aixecaré d’hora i cap a surfejar, a veure què tal es porta el pacífic! (blog El nano de Riudaura, , 24-3-2010) aixx quin fred encara que la veritat aquí al Maresme, almenys avui fa un dia maquissim i molt de sol [...] per cert, no us passa que hi ha ple de gent que us vol veure abans de parir? (fòrum SócPetit.cat, , missatge escrit des del Maresme, 27-11-2010) Vagin a Barcelona i vagin a visitar institucions oficials on hi ha ple de mainada «malalts» per una informació mal donada. (Joan Riera i Arnay, l’Escala (Alt Empordà), Diari de Girona, cartes al director, 8-4-2007) Hi ha doncs força gent que s’hi banya, repartida per tots els raconets. Alguns fan llargues travesses, altres fan snorkel (encara s’hi troben fons en molt bon estat i hi ha ple de peixos) i qui hi accedeix troba racons tranquils que són una autèntica meravella. (Eulàlia Gili, Palamós (Baix Empordà), El Punt [comarques de Girona], cartes al director, 14-7-2010)
Per tant, és factible considerar que els quantitatius tot de i ple de s’han originat en un context sintàctic determinat, en què l’espai cliticitza en hi o ho. Això permet considerar la possibilitat que hi hagi un patró de gramaticalització ‹plenitud› > ‹multiplicitat›. Quant al valor adverbial de ple com a quantificador sense de (vegeu infra), pot ser una extensió posterior un pic ple de ja funciona com a quantificador.
4. Comparació interlingüística La comparació interlingüística amb altres llengües romàniques properes ens permet consolidar la hipòtesi que ple de té el seu origen en l’adjectiu ple plena. En francès precisament existeix la construcció plein de, que té el mateix significat: Nous avons plein de situations qui vous concernent. (Jean Furtos, Les cliniques de la précarité. Contexte social, psychopathologie et dispositifs, Elsevier Masson, 2008, 235) J’ai appris plein de trucs! (blog Vinch, , 17-6-2007; consulta: 13-5-2008) À La Rochelle, il y à plein de centres comerciaux. (Gill Ramage, Métro for AQA.: Vert, Volum 4, Heinemann, 2001, 92) Je viens d’intégrer la communauté Wikipédia et je me rends compte que ce n’est que le début et qu’il y a plein de monde qui y participe, même si quand je pose la question dans la rue ce n’est pas évident. (àrea de discussió de Wikipedia, ; consulta: 5-9-2010)
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Pourquoi quand Hortefeux fait une conférence de presse, il y a plein de policiers derrière? (web Yahoo! France, ; consulta: 5-9-2010) Il y a plein de jeunes joueurs de foot bourrés de qualité pour l’athlétisme. (entrevista a Yves Blouin, president del Racing-club Arras Athlétisme, La Voix du Nord, 10-8-2010, ) Nous avons plein de projets en tête, plein de belles choses à faire encore. (entrevista a Frédéric Franchitti, del grup de música Astonvilla, web Concertlive.fr, , 17-12-2008) Vous avez plein d’idées dans vos tiroirs? (Massimo Giraldi, Luc Besson, Gremese Editore, 2004, 93)
En occità també es diu plen de, amb el mateix valor: [...] 248 paginas, illustracions de Felip Sabatièr, amb plen de nòtas de vocabulari en francés. (informació del llibre Les fraisses èran tombats, de Fèliç Daval, web L’ostal del libre, ; consulta: 3-12-2010) Lo Pèir que m’a hèit visitar lo son talhèr, on i a plen de bots aranés penjats au mur. (Lo blòg deu Joan, , 12-7-2010) [...] vos convidon a una de les vilas capitalas de l’Union Europènca, lo sèti del Parlament Europènc: Estrasborg, una vila amb plen de facetas. (web Esperanto-jeunes, , 2001; consulta: 3-12-2010) Pr’amor d’açò, es nòms de lòc mos diden plen de causes sus es abitants, sus es origines o sus era natura de cada endret e son capables de crear un trincadís de colors plan variats que balhe personalitat a cada cornèr deth país. (Sixte Moral, «Presentacion», Critèris entara toponímia d’encastre municipau, Conselh Generau d’Aran i Generalitat de Catalunya, 2006, 1)
En espanyol (sobretot d’Amèrica) també es troba l’expressió lleno de amb un valor paregut al de ple de. En aquest cas, sembla que l’expressió en qüestió es troba en un estadi de gramaticalització prou avançat però encara no fixat del tot. Així, lleno ja és invariable quant a gènere i nombre (indici de gramaticalització) però generalment encara conserva el sentit de ‹ple›, i només s’intueix el sentit de ‹molt, molta, molts, moltes›: «Llegó un joven con dos gendarmes y había un tipo de blanco que era medio sospechoso porque tenía lleno de anillos las manos», sostuvo. (web informatiu Cooperativa.cl, , 12-10-2006) Más encima me tocó hacer y leer el discurso de despedida [...] y con tantas emociones, menos mal y me lo aprendí, pk tenía lleno de lágrimas los ojos y no podía leer nada. (blog En estas letras, imaginación, realidad e historias..., , 18-5-2008)
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Luego se sintió un golpe seco, nada más, cuando miro alrededor veo que el parabrisas de la micro se había roto completamente, veo a una señora sangrando y me doy vuelta y veo al tipo que estaba sentado al lado mío con una cara de susto, el abre la boca y tenía lleno de sangre. (blog Huasonic, , 27-2-2006) Tan pronto los aborígenes divisan un pez o una tortuga (aquí hay lleno de ellas) sueltan el cordel al cual está el pez amarrado y al mismo instante la rémora una vez recobrada la libertad, se lanza como una flecha hacia su presa. (Memoria de la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle, volums 15-16, 1955, 125) Amén de esto, al final de la lidia del quinto, cuando el grupo de forcados de Santa Eulalia intentaron la primera pega el toro de Terrón hizo presa y acabó llenando el ruedo de cuerpos rodando. Momento hubo que entre el callejón y la enfermería había lleno de lesionados. (Juan Ángel, crítica taurina, Hoy.es, , notícia publicada el 6-9-2009) Al día siguiente, que era domingo, Alicita esperó impaciente a Manuel: «no me imaginaba qué me quería mostrar, pensé que era una carta o algo así. El vino con una caja y ahí había lleno de fotos que le tomó a mi mamá. Desde su boda hasta cumpleaños, mi mamá en la cocina, en la pileta, cocinando, no sé, de todo había. En una de sus últimas tortas de cumpleaños estaba escrito el nombre de mi mamá y debajo mi nombre, y estaban encerrados en un corazón. Yo me eché a llorar sin poder contenerme», asegura. (relat No pensé pasar por esto, 3a part, Diario Popular, de Paraguai, , 31-3-2010) Mi madre me dio lleno de preguntas agudas. Tú las contestas todas. Eres llena de voces. (Pablo Neruda, Sed de ti. In: El hondero entusiasta, 1933 [1923-1924])
5. Discussió A banda de la proposta de gènesi de l’expressió ple de a partir del patró de gramaticalització ‹plenitud› > ‹multiplicitat›, alguns diccionaris catalans (GDLC i DIEC) vinculen etimològicament el quantitatiu ple de al mot plaer. Però aquests diccionaris no indiquen en què es basen per a establir tal vincle.6 Podria ser que l’expressió a pler o a plaer tingués com a significat primigeni ‹a gust› i que, posteriorment, desenvolupés un sentit (reinterpretat) de ‹molt›, reanalitzant-se com un adverbi quantitatiu: Estàvem a pl(a)er. [‹estàvem a gust›] Treballava a pl(a)er. [significat primigeni: ‹treballava a gust›; significat nou: ‹treballava molt›] M’agrada a pl(a)er el que fas. > M’agrada pler el que fas.
Com hem vist, el DCVB vincula el quantitatiu ple de a l’adjectiu ple. El DECat no en diu res.
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Aquest ús de tipus adverbial de ple(r) existeix (com a mínim en la parla del Maresme): Nena, doncs a mi m’agrada ple aquesta. (blog Diari Jo Mateixa, , missatge de comentari enviat el 27-11-2007 per Txell; consulta: 6-9-2008) Ens havíem fet tot ple amics. (‹ens havíem fet molt amics›) (DCVB, s. v. ple)
A partir d’aquí podrien haver sorgit frases com: N’hi havia pler, de gent. [significat: ‹hi havia molta gent›] En teníem pler, de julivert. [significat: ‹teníem molt de julivert›]
Reanalitzant el darrer segment (de gent) es podria genera el quantitatiu pler de: Hi havia pler de gent. Teníem pler de julivert.
El DCVB precisament inclou un exemple que va en aqueixa línia: Per sa festa en solen venir ple, de ciutadellencs. (DCVB, s. v. ple)
Tanmateix, en català l’expressió a pler (o, amb sufix diminutiu, a pleret) ha evolucionat semànticament del sentit primigeni ‹a gust› cap a un altre sentit, ‹a poc a poc, lentament›, que no té res a veure amb ‹molt› (fins i tot es podrien considerar conceptes antitètics). El GDLC recull aquest significat de l’expressió a pleret, però el DCVB i el DECat el recullen en a pler i a pleret, i ambdós diccionaris indiquen que el sentit ‹a poc a poc, lentament› és usual al Pallars, la Garrotxa, el Rosselló, la rodalia de Lleida, l’Urgell i la Segarra: Abaixareu una branca a pler a pler, que no’s trench. (fra Miquel Agustí, de Perpinyà, Llibre dels secrets de agricultura casa rustica y pastoril, 1617; extret del DCVB, s. v. plaer, acc. 3) Aquell que menja a pler y ab comoditat se manté millor en força. (fra Miquel Agustí, de Perpinyà, Llibre dels secrets de agricultura casa rustica y pastoril, 1617; extret del DCVB, s. v. plaer, acc. 3) Vaig anar empenyent a poc a poc, a pleret a pleret. (Joaquim Ruyra, La parada, 1919; extret del DCVB, s. v. pleret) Un carruatge que passi a pleret, o una silueta furtiva. (Josep Carner, Les bonhomies, 1925; extret del DCVB, s. v. pleret)
Malgrat que no és impossible que una paraula es gramaticalitzi en més d’un sentit,7 hi ha altres problemes, com la presència de la preposició a, la qual, tot i que pot caure amb relativa facilitat, no ho ha fet quan s’adopta el significat de ‹lentament›. Vegeu el cas de cap que, en català, com a peça gramaticalitzada, significa ‹ni un› (No vull cap problema) o ‹vers, en direcció a› (Viatgem cap a Girona, Aneu cap amunt) i, al Pallars, la Ribagorça, Andorra i l’Alt Urgell, s’usa com a reforçador de negacions emfàtiques i d’interrogacions (equivalent, doncs, a pas: No ha cap vingut ‹no ha vingut pas›).
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Marta Piqueras-Brunet / Xavier Rull
6. Conclusions Sense elements per a descartar completament el possible vincle amb plaer, creiem que el quantitatiu ple de té el seu origen en l’adjectiu ple plena. Els punts de suport a aquesta hipòtesi són bàsicament dos. En primer lloc, la comparació amb el francès plein de i l’occità plen de reforça tal hipòtesi. El fet que en espanyol existeixi lleno de en un estadi de gramaticalització menys avançat també avala aquesta explicació. En segon lloc, el quantitatiu tot de, idèntic a ple de en estructura i significat, porta a considerar la possibilitat que hi ha un patró de gramaticalització a través del qual els mots que indiquen ‹plenitud› (com tot i ple) poden acabar indicant ‹multiplicitat›. Com a reforç d’aquest segon punt encara tenim una altra dada. Tant tot com ple s’utilitzen en diverses expressions amb significats de tipus gramatical;8 en aquest context existeixen dues expressions gairebé idèntiques formalment i si fa no fa amb el mateix valor: a tot i a ple [o, secundàriament, en ple], amb variació de femení, a tota i a plena [o en plena]. Ambdues signifiquen ‹al màxim de› aplicant-se a una activitat o, secundàriament, a una característica (Anar a tota marxa, a tota màquina; Navegàvem a tota vela; Anem-hi a tot córrer!; S’han hostatjat a la pensió a tot estar; El vehicle està assegurat a tot risc; Una imatge a tot color; Un negoci que va a ple ritme, a tot ritme; Tenim la fàbrica a ple rendiment [o en ple rendiment]; Va haver-hi un robatori a plena llum del dia [o en plena llum del dia]; Treballava a ple sol; S’hi dedicava a ple temps, a plena dedicació [o a temps complet]; Abans aquest edifici estava en ple ús).9 No deu ser casualitat que tot i ple, gramaticalitzats, ocorrin en dues estructures gairebé idèntiques i amb el mateix significat (tot de = ple de; a tot o a tota = a/en ple o a/en plena). Això és un indici que ambdós mots tenen un comportament paral·lel en el terreny de les gramaticalitzacions.
Bibliografia Brinton, Laurel J. / Traugott, Elisabeth Closs (2005): Lexicalization and language change. Cambridge: Cambridge University Press. Cuenca, M. Josep / Hilferty, Joseph (1999): Introducción a la lingüística cognitiva. Barcelona: Ariel. En català hi ha: tot i [o amb tot i] amb valor concessiu (Ell entrà a la casa embruixada tot i l’advertiment [o tot i advertir-lo, o tot i advertint-lo]); amb tot amb valor concessiu (No puc anarhi avui; amb tot, hi aniré demà); i tot posposat amb significat inclusiu (La policia escorcolla la ciutat, l’església i tot); tot seguit de gerundi com a intensificador de la idea de ‹simultaneïtat› (El xiquet va marxar tot plorant); i de ple [o, reduplicat, de ple en ple o de ple a ple] ‹directament›, ‹absolutament› (Topàrem de ple contra el mur; El sol hi tocava de ple (a ple); T’equivoques de ple (en ple); Treballava de ple en un nou projecte). 9 L’expressió en ple o en plena (rarament a ple o a plena) també pot significar ‹al bell mig d’una activitat, d’una situació› (Un atleta en ple esforç pot lesionar-se; Va desmaiar-se en ple debat; Estem en ple estiu [o a ple estiu]; En plena crisi no es poden adoptar aquestes mesures). 8
Els quantificadors catalans ple de i tot de: casos de gramaticalització del patró ‹plenitud› > ‹multiplicitat›
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DCVB = Alcover, Antoni M. / Moll, Francesc de Borja (1926-1962): Diccionari català-valenciàbalear. Palma: Moll, 10 volums. DECat = Coromines, Joan (1980-1991): Diccionari etimològic i complementari de la llengua catalana. Barcelona: Curial / La Caixa, 10 volums. DIEC = Institut d’Estudis Catalans (2007): Diccionari de la llengua catalana, 2a ed. Barcelona: Enciclopèdia Catalana / Edicions 62. Diewald, Gabriele / Wischer, Ilse (edd.) (2002): New reflections on grammaticalization. Amsterdam / Philadelphia: John Benjamins. GDLC = Gran diccionari de la llengua catalana (1998): Barcelona: Enciclopèdia Catalana. Heine, Bernd (1993): Auxiliaries. Cognitive forces and grammaticalization. Oxford: Oxford University Press. –– / Claudi, Ulrike / Hünnemeyer, Friederike (1991): Grammaticalization. A conceptual framework. Chicago / London: University of Chicago, 2 volums. –– / Kuteva, Tania (2002): World lexicon of grammaticalization. Cambridge: Cambridge University Press. Hopper, Paul J. / Traugott, Elisabeth Closs (1993): Grammaticalization, 2a ed. Cambridge: Cambridge University Press. Kemenade, Ans van (1999): Functional categories, morphosyntactic change, grammaticalization. In: Functional properties of morphosyntactic change, número monogràfic de Linguistics, 997-1010. Lehmann, Christian (1985): Grammaticalization: synchronic variation and diachronic change. In: LeSt 20/3, 303-318. Ramat, Paolo / Ricca, Davide (1994): Prototypical adverbs. On the scalarity / radiality of the notion of adverb. In: RLing 6/1, 289-326. Roberts, Ian / Roussou, Anna (1999): A formal approach to ‹grammaticalization›. In: Linguistics 37/6, 1011-1041. –– / Roussou, Anna (2003): Syntactic change. A minimalist approach to grammaticalization. Cambridge: Cambridge University Press. Solias, Maria Teresa (1990): Quantificadors, categories lèxiques o funcionals? In: Martín Vide, Carlos (ed.): Lenguajes naturales y lenguajes formales. Actas del V Congreso de Lenguajes Naturales y Lenguajes Formales, vol. II. Barcelona: PPU, 693-706.
Kathleen Plötner (Universidad de Potsdam)
Entre lingüística cognitiva y semántica: ¿se puede hablar de un proceso metafórico para los usos de lejos (de) y cerca (de)?
1. Introducción Cuando examinamos el espacio y sus expresiones lingüísticas, descubrimos que muchos adjetivos, adverbios, preposiciones y verbos locativos así como muchas locuciones adverbiales y prepositivas no sirven solamente para describir el espacio, sino también para estructurar otros ámbitos semánticos. Estos campos pueden ser el tiempo, actividades físicas, sentimientos u otros estados mentales. Desde un punto de vista cognitivo, Lakoff / Johnson (1980: 94) llaman categorías abstractas al campo de sentimientos y de estados mentales. Dedicamos esta ponencia a dos locuciones prepositivas –lejos de y cerca de– que pueden también ser adverbios cuando se usan sin la preposición de. No es un trabajo muy fácil distinguir semánticamente las preposiciones y locuciones prepositivas que existen en la lengua castellana, especialmente las preposiciones a y en son preposiciones muy polisémicas. Lo que es seguro es que hay preposiciones y locuciones prepositivas que son estrictamente espaciales (p. ej. encima, detrás de) o temporales (p. ej. entretanto, en el momento), y otras que se usan en el campo espacio-temporal (p. ej. desde, entre, a partir de) aunque no sea seguro para todos los casos posibles porque Ašić (2008: 170) mostró que las preposiciones francesas pendant y durant, consideradas normalmente como estrictamente temporales, pueden tener un valor espacial en algunos contextos. La cuestión que se plantean lingüistas como Murphy (1996) es la siguiente1: ¿Es verdaderamente un acto metafórico que por ejemplo la preposición sobre considerada en primer lugar como un lexema espacial (p. ej. sobre la mesa) expresa temporalidad (p. ej. sobre las cinco)? En las siguientes páginas nos ocuparemos de la representación del espacio en la lengua y de su uso probablemente metafórico en otros campos semánticos. No vamos a dar una respuesta completa o final a esta pregunta, pero vamos a poner la misma cuestión para el uso de lejos (de) y cerca (de). ¿Es posible hablar de un uso metafórico cuando lejos (de) y cerca (de) se usan en un campo no espacial? El nivel de la lengua lo examinaremos por el uso de las locuciones prepositivas de manera sincrónica en el corpus de CREA. Murphy se plantea la cuestión entre otros para la metáfora Arguments are war que aparece en frases como your claims are indefensible, his criticisms were right in target y I demolished his argument (cfr. Murphy 1996: 177).
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Mostraremos la interacción entre las categorías «tiempo» y «espacio» así como otras en las que las locuciones están usadas. Con ayuda y con el empleo de CORDE, prestamos también atención al nivel diacrónico para saber si las locuciones ya se usaban de tal o cual manera en los siglos XII y XIII y para anotar un posible cambio semántico o una dilatación semántica.
2. El espacio en la lengua space is a universal cognitive primitive, an ‹a priori form of intuition› that conditions all of our experience. It is then of particular interest to study the linguistic expression of space, since languages seem to capture and to make explicit the constraints of experience on the construction of spatial reference. (Hickman / Robert 2006: 1)
Para empezar, tenemos que distinguir cuatro tipos de espacio. En primer lugar existe el espacio absoluto, es decir el espacio tridimensional en el que nos movemos y evolucionamos y que puede estar descrito por la matemática. Todos los objetos y seres vivientes forman parte de este espacio. Jackendoff / Landau (1996: 99) definen el espacio absoluto como sigue: «geometric properties of objects in the world and the relationsships among them in space». Experimentamos el espacio absoluto por tres de nuestros sentidos: el tacto, la vista y el oído. Parece muy interesante examinar las experiencias espaciales de personas ciegas porque se entiende que los ciegos tienen otra representación del espacio ya que tienen que desarrollar mejor los dos sentidos que les quedan. El espacio absoluto está codificado en una representación espacial mental. La representación mental es la base de la representación lingüística o de estructuras conceptuales que serán transformadas o intercaladas en estructuras sintácticas (cfr. Jackendoff / Landau 1996: 100). Lo que analizamos en un corpus es sólo el final de esta cadena mental. Detrás de la palabra «lingüística cognitiva» se encuentra la imaginación de que podemos ver los pensamientos e ideas de los seres humanos por su lengua. Vandeloise (2004: 11) opina que «la représentation de l’espace par les langues est un domaine idéal pour étudier les relations du langage avec la pensée». Lakoff (2000: 67) dice que «linguistic categories have the same character as other conceptual categories». Tenemos que leer la frase de Lakoff con cuidado porque, como lo menciona Koch (2003: 86f), contiene la tendencia a reducir la parte lingüística hasta cero. Saussure / Sthioul (1998: 67) mencionan: «la langue n’est pas toute la pensée, mais elle est ‹de la pensée›» y «elle participe de la manière dont la pensée fonctionne». Es muy importante distinguir entre categorías lingüísticas y cognitivas. Según Koch, hay tres niveles –el nivel de la lengua concreta, el nivel lingüístico y el nivel cognitivo. En el nivel de la lengua concreta tenemos por ejemplo el lexema francés pépé que puede tener la significación abuelo o que se usa para una persona que es bastante vieja y muy bondadosa. En el nivel lingüístico pépé puede ser sujeto u objeto, está en relación con otras categorías lingüísticas. El lexema grand-père se distingue del concepto cognitivo grand-père, porque el concepto incluye semas, como por ejemplo bondadoso y pelo gris así como parente y generación -2. El lexema concreto, es decir el lexema utilizado en textos concretos, contiene sólo una parte de estos semas. Depende del contexto en el que se usa el lexema. Entonces, el concepto grand-père contiene los sememas de varios lexemas (cfr. Koch 2003: 88).
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Para distribuir el espacio lingüísticamente, nos referimos a los tres ejes espaciales que existen: el eje vertical, el eje frontal y el eje lateral. El eje vertical es el más importante y está situado paralelamente a la línea de gravedad. El punto negativo del eje vertical es el suelo, el punto positivo el cielo. Los lexemas como el arriba, el abajo, incorporarse o caer pueden ser clasificados según estos dos puntos. Hay objetos y seres animales que tienen una orientación intrínseca en el eje vertical. Árboles, botellas o seres humanos son orientados intrínsecamente verticalmente. Un coche, por el contrario, tiene una orientación horizontal porque su masa está distribuida principalmente de modo horizontal y no vertical. El eje frontal y el eje lateral son muchas veces dependientes del observador, es decir, no tienen un valor intrínseco. Sin embargo, se puede decir que unos objetos tienen una orientación frontal que no depende tanto del observador y que es más una función de su construcción. Una casa, por ejemplo, tiene su parte delantera donde está la puerta de entrada. La parte delantera de un sobre está en el lado donde está habitualmente escrita la dirección del destinatario (cfr. Borillo 1998: 7f). Hay también objetos que no tienen ninguna orientación frontal, por ejemplo una pelota. Su orientación frontal depende completamente del observador. Esta orientación es llamada orientación contextual o egocéntrica (cfr. Borillo 1998: 12f). Para clasificar el espacio, otros dos elementos funcionales son la cible y le site. La cible o la figura es el objeto que está localizado. Le site es el objeto de referencia que sirve para localizar la figura (cfr. Vandeloise 1987: 77). La relación estática entre figura y objeto de referencia puede variar. Hay varias posibilidades de relaciones (cfr. Borillo 1998: 20ff): – Tamaño / visibilidad: La figura es menos visible porque es más pequeña. El objeto de referencia es más visible porque es más grande. Ej. Hay una estatua delante de la iglesia. Sin embargo, el objeto de referencia puede también ser más pequeño. Ej. La iglesia está detrás de mí. – La movilidad / la inmovilidad: La figura es móvil y puede cambiar de sitio. El objeto de referencia es inmóvil. Ej. El coche está cerca del río. – La fuerza gravitacional / el apoyo: El objeto de referencia porta la figura. Es el elemento que apoya la figura. Ej. La lámpara está encima de la mesa. – Relación de envase-contenido: El elemento más pequeño (normalmente la figura) está en el elemento más grande (el objeto de referencia). Ej. La caja contiene una rata. Las locuciones prepositivas lejos de y cerca de pertenecen al eje horizontal. Su uso locativo depende del punto de vista del locutor. Es decir, si algo se considera que está lejos o cerca, esta consideración no puede ser absoluta. Es la opinión personal del locutor y por eso tiene una dimensión deíctica. Lejos de y cerca de son preposiciones estáticas que definen una relación locativa estática. El objeto de referencia es siempre el lexema o la frase nominal
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que sigue a la locución prepositiva. La figura, es decir, el objeto que está localizado, está delante de la locución. El uso locativo o la dimensión espacial de las locuciones se construye por ciudades, países, planetas, personas, objetos etc. Todas estas cosas y personas ocupan un volumen real en el espacio.2 (1)
Una noche al comienzo de tu fatal enfermedad, mantuvimos contigo una larga, entrañable y emotiva conversación telefónica desde lejos de Madrid, y al despedirnos te dijimos ‹Joseto, quedas en nuestro corazón›. (Homenaje a José Tomás Albero Mur. In: La Voz de la Afición, 20, 10/2002)
(2)
Luego, Homero se da cuenta que dirigir la planta significa estar lejos de su familia. (Series. In: Por fin viernes. Suplemento de la Segunda, 12/03/2004)
Lo mismo pasa en frases con la preposición cerca de. Que las preposiciones y locuciones prepositivas dependan muchas veces del verbo, se ve en los ejemplos 2, 3, 4 y 5. Encontramos los verbos locativos estar, encontrarse y situarse que son verbos de localización estática. (3)
En su finca, de nombre Monte de Adema, situada cerca de Lisboa, se encuentran apartados los toros destinados a devolver [...]. (Palha, una ganadería legendaria, en busca de antiguos éxitos. In: La Voz de la Afición 19, 05/2007)
(4)
El Perigeo es cuando la Luna está más cerca de la Tierra, en su órbita alrededor de nuestro planeta. (Ingeniero Astrónomo. In: El Siglo, 21/08/2000)
(5)
Fui ese sábado a la manifestación; alguien insistió en llegar dos horas antes para situarnos cerca de la tribuna. (Lecturas para la paz. In: El País. Babelia, 22/03/2003)
3. La metáfora examinada en disciplinas diferentes Obtener una imagen completa de la metáfora no es muy fácil, porque la metáfora está examinada en muchas disciplinas diferentes –en la literatura, la psicología, la lingüística, la pedagogía, la didáctica etc.–. Además, ya lo puntos de vista en la lingüística pueden ser muy diferentes. Tenemos por ejemplo los enfoques de Richards (1936 / 1983) y Black (1954 / 1996) que pueden ser llamados léxicos o los de Halliday (1994) o Taverniers (2003), que son completamente gramaticales. Ya filósofos como Aristóteles, Cicerón y Quintiliano se ocuparon del fenómeno de la metáfora hace más de 2000 años. Por eso, no es algo sorprendente encontrar todavía parte de sus teorías en muchas de las actuales sobre la metáfora. Rodríguez (2004: 55) cree incluso encontrar «tímidas referencias al carácter cognitivo que Aristóteles concedió a la μεταφορά». Para Aristóteles y Cicerón, la similitud juega un papel fundamental en la creación de metáforas (cfr. Aristóteles 1999: 95, 1459a). Respecto a la metáfora, se dice que Los ejemplos están citados como aparecen en CORDE y CREA. Al no figurar los nombres de los autores de los artículos en la citas, estos no pueden ser indicados.
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Aristóteles es un representante de la teoría de la analogía, Cicerón de la teoría de comparación mientras que Quintiliano representa la teoría de substitución. Sin embargo, si entramos un poco más profundamente en los textos de estos autores, se nota que es muchas veces una cuestión de interpretación. Lau (2006: 333) opina que en textos de Cicerón y Quintiliano el lexema similitudo está usado de manera polisémica. En la frase «Similitudinis est ad verbum unum contracta brevitas» (Cicero, De Orat. 3: 157 online) la palabra similitudinis puede ser traducida por lexemas como substitución, transferencia o comparación. En traducciones al alemán encontramos «sie ist die auf ein einziges Wort zusammengedrängte Kurzform eines Gleichnisses»3 (traducción de Weinrich 1980: 1180) o «Die Übertragung beruht auf einer Ähnlichkeit, die in einem einzigen Wort kurz zusammengefasst wird»4 (traducción de Kühner 1909: online). Por eso, no está siempre claro que estos autores puedan ser vistos solamente como representantes de las dichas teorías. Lo seguro es que todos los tres autores consideraban la metáfora como un fenómeno cotidiano. Quintiliano no sólo considera la metáfora como una forma de hablar de cada día, sino también como la más bella figura de los tropos: Incipiamos igitur ab eo, qui cum frequentissimus est tum longe pulcherrimus, translatione dico, quae μεταφορά Graece vocatur. Quae quidem cum ita est ab ipsa nobis concessa natura, ut indocti quoque ac non sentientes ea frequenter utantur, tum ita iucunda atque nitida, ut in oratione quamlibet clara proprio tamen lumine eluceat. (Quintiliano 1986: 302, VI, 4)5
Las ideas y teorías de estos tres filósofos han influido en las teorías recientes sobre la metáfora. Los lingüistas y cientistas del siglo XX discuten en sus estudios hasta qué punto la metáfora puede ser vista como comparación abreviada o fenómeno de translación. Además, discuten sobre el nivel de similitud en la metáfora. Richards (1936 / 1983: 50) dice que las similitudes tanto como las disparidades son importantes en el funcionamiento de la metáfora. Además, piensa que no sólo las similitudes sino también la opinión común de los hablantes juega un papel fundamental para comprender la metáfora. Cuando se dice que una persona es un cerdo, no es la similitud entre la persona y el cerdo, sino la opinión de los hablantes lo que permite crear esta metáfora. Los hablantes opinan que los cerdos son animales sucios, por lo que la persona llamada «cerdo» es una persona sucia (cfr. Richards 1936 / 1983: 42f). Richards y más tarde Black son los primeros que hablan de la función filtrante de la metáfora. Es decir, algunas significaciones de la palabra cerdo son reprimidas mientras que otras son puestas de relieve. Black introduce la teoría de interacción (Black 1977 / 1996: 371), que dice que por ejemplo en la frase metafórica «el hombre es un lobo» los lexemas lobo y hombre son reorganizados. Ciertos semas, como por ejemplo depredador o salvaje, son proyectados del lobo (focus = el lexema que está usado metafóricamente) al hombre (frame = el marco, puede ser la frase donde el focus está empleado) mientras que otros como vive en el bosque, en vías de extinción no son proyectados (cfr. Black 1954 / 1996: 58). «Es una forma abreviada de comparación en una palabra» (traducción de la autora). «La transferencia se basa en una similitud que está resumida en una palabra» (traducción de la autora). 5 «Let us begin, then, with the commonest and by far the most beautiful of tropes, namely metaphor, the Greek term for our translatio. It is not merely so natural a turn of speech that is often employed unconsciously or by uneducated persons, but it is in itself so attractive and elegant that however distinguished the language in which is it embedded it shines forth with a light that is all its own» (traducción de E. Butler 1986: Quintiliano Inst. VIII: 303, VI, 4). 3 4
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Lakoff y Johnson, los autores de Metaphors we live by, distinguen tres tipos de metáforas. El primer tipo es la metáfora estructural que organiza todo un campo semántico de la lengua. Por ejemplo, la metáfora tiempo es dinero se entiende en gastar / malgastar su tiempo, perder tiempo, mi tiempo es limitado, etc. (cfr. Lakoff / Johnson 1980: 61ff). Además de esta metáfora existen otros dos tipos que se llaman metáfora ontológica y metáfora de orientación. En la metáfora ontológica una cosa abstracta, como por ejemplo el miedo, puede ser representada con ayuda del espacio. Así decimos vivir en el miedo, lo metafórico es el uso de la preposición espacial en juntos con el substantivo abstracto miedo. El sentimiento de miedo se presenta en esta frase como un sitio en el que podemos vivir o no vivir (cfr. Lakoff / Johnson 1980: 25ff). Para los estudios sobre locuciones metafóricas espaciales la metáfora de orientación es la más interesante porque está ligada a la orientación en el espacio. Las categorías arriba-abajo, delante-detrás, derecha-izquierda, cerca-lejos etc. tienen un papel fundamental en este tipo metafórico.6 La parte de encima se usa a menudo para expresar algo bueno, mientras que la parte de abajo representa lo malo. Estoy en la cima de mi carrera significa que tengo mucho éxito, la frase la relación entre nosotros dos ha tocado fondo por el contrario dice que nuestra relación nada bueno puede ofrecer ya (cfr. Lakoff / Johnson 1980: 14ff). El uso no espacial de lejos (de) y cerca (de) pertenecería a este tipo de metáfora. Es decir, el uso metafórico de lejos (de) y cerca (de) se desarrolla en el campo semántico en el que las dos preposiciones o adverbios aparezcan. Si las preposiciones tienen como complemento un estado mental o valor, en pocas palabras conceptos abstractos que no tienen una base física, y si estos complementos mantienen su significado y no se usan de manera metafórica, hablamos de una metáfora de orientación espacial. Sin embargo, vamos a ver que también la metáfora ontológica juega un papel importante en su uso no espacial. Murphy trata la metáfora en su artículo On metaphoric representation publicado en 1996. Intenta mostrar que la teoría de Lakoff / Johnson (1980) a la que llama strong metaphoric representation tiene muchas lagunas. Opone su teoría sobre la metáfora que se llama the structural similarity view a la teoría de Lakoff / Johnson. Uno de sus argumentos contra the strong metaphoric representation es la confusión en el interior de un concepto. Según Lakoff / Johnson existen varias metáforas sobre le concepto AMOR. Encontramos las metáforas Love is a journey, Love is an opponent, Love is a hidden object, Love is a valuable commodity, etc. Las metáforas Love is a journey y Love is a valuable commodity, se oponen porque en la primera los amantes son viajeros que comparten su camino y en la segunda son economistas o socios que comercian. Since there are numerous metaphors for love in our culture (e.g., LOVE IS INSANITY, LOVE IS A SICKNESS), the confusion must be even worse than that described here. It may bet hat hearing a metaphor does have some effects on concepts like love, but it is difficult to see how multiple metaphors can result in a coherent conceptual structure. (Murphy 1996: 186 online)
Murphy pone en duda la base de la teoría de Lakoff / Johnson, que dice que todos los procesos físicos están representados literalmente o bien palabra por palabra, mientras que los Respecto a la metáfora cognitiva, Sweetser habla de metaphorical mapping, es decir, la transición de un domino a otro. Según Sweetser (1990: 30) la transición es unidireccional y se efectúa sólo del cuerpo a la experiencia. La explicación es el poder y domino de los ojos. Lo que experimentamos por nuestros ojos está considerado como la fuente más importante y más segura.
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procesos no físicos están representados de manera figurativa. Se pone en questión si los niños aprenden verdaderamente el concepto de enfado por la metáfora enfado es un envase cerrado que se muestra en frases como he couldn’t hold in his anger anymore. Murphy (1996: 191 online) dice: «although children may experience emotions, life, problems, and arguments before they experience pressurized containers». Sin embargo, la metáfora de envase se basa en la teoría de que ya el cuerpo es un envase y de que el ser humano lo experimenta desde el primer momento de su existencia. Para Murphy la metáfora no es un fenómeno del nivel cognitivo, pertenece solamente al nivel léxico. El hablante usa las mismas palabras para conceptos que están estructurados semejantemente. Los conceptos tienen sus mismas representaciones, no están representados metafóricamente (=the structural similarity view).
4. Corpus El corpus consiste en primer lugar en textos periodísticos escritos entre 2000 y 2004. Hemos decidido hacer las investigaciones en textos periodísticos porque estos textos representan una gran variedad de temas. Además, en el corpus seleccionado se diferencian tres tipos de géneros periodísticos: hay textos informativos, interpretativos y de opinión. Para tener en cuenta el nivel diacrónico, hemos buscado en todos los textos de 1100 a 1300 registrados en CORDE. Como no hay muchos textos de estos años, no es posible limitar el corpus en este periodo. Ya podemos advertir que la locución prepositiva lejos de y el adverbio lejos no aparecen en este periodo. Tras nuestros estudios en CREA, podemos clasificar tres tipos de uso no espacial de lejos (de) y cerca (de). 4.1. El uso metafórico de la figura Llamo «transición» a este uso porque está entre el uso espacial y el uso no espacial. Lo que pasa con los casos que presentan una transición es que la palabra, actuando como figura, está usada metafóricamente. Si lejos de está acompañado de una parte corporal que no presenta solamente una parte, sino un valor o un sentimiento, podemos hablar de una metáfora. Corazón tiene otro significado en este ejemplo. (6) Aunque esa persona esté un poco lejos de tu corazón, mi indiferente Haegl: piensa constantemente en ti. (Horoscopo. In: La República, 25/11/2004)
El ejemplo número (7) demuestra que un país puede ser interpretado metafóricamente. Los Estados Unidos se oponen a todos los valores representados por Dios. (7) En estas fechas, más que en ningún otro momento, se cumplen los populares dichos mexicanos «¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos!» o «Cuando Estados Unidos padece gripe, a México le da pulmonía». (Mexicanos atentos a las urnas estadounidenses. In: El Nuevo Herald, 07/11/2000)
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Encontramos también ejemplos que dejan abiertas dos interpretaciones posibles. (8) Administración Pública. Más cerca de los ciudadanos. (Administración Pública. In: El periódico Popular 15, 01/2003)
La palabra ciudadano puede representar en este contexto a la gente de la calle y también sus deseos y preocupaciones. La Administración Pública puede ser por un lado la gente que trabaja en ella y por otro lado se puede tratar de las metas de una organización estatal. 4.2. Estados mentales como objetos, metas como envases En este caso es la conceptualización del objeto de referencia lo que posibilita el uso de lejos (de) o cerca (de). El ejemplo (10) demuestra bien este proceso. (9) Es fundamental por todo lo que nos jugamos. Estamos muy cerca de entrar en las semifinales y eso es muy importante para el club y para nosotros. (Copa del rey – vuelta de ¼ de final. In: Faro de Vigo, 07/02/2001)
El objetivo de la proposición estar cerca de hacer algo no es marcar una posición real en el espacio visible. Se trata de una forma de evaluación que permite juzgar el estado actual de una situación en cuanto a su objetivo final. Las semifinales se presentan como un espacio en el que podemos entrar. En este caso, Lakoff / Johnson (1980) hablarían de una metáfora ontológica dado que las semifinales están conceptualizadas como un envase. El objeto de referencia no se presenta en el próximo ejemplo como envase. Sin embargo, la situación está construida como objeto (aquí funciona como figura) y se localiza en cuanto a su solución. (10) Ante todo este panorama y viendo que la situación lejos de solucionarse se agravaba las autoridades de la Diócesis de David elevaron una consulta a la Santa Sede cuya respuesta fue que se tomaran todas las medidas a fin de evitar problemas mayores. (Monseñor Lacunza procedió bajo consulta de Santa Sede. In: El Siglo, 21/08/2000)
Lo que pasa aquí es el cambio del concepto abstracto agitando como objeto localizado. La situación se convierte en objeto que se deja mover o que se mueve. Este tipo de localización ya se encuentra en los siglos XII y XIII para cerca de. En el siguiente ejemplo la palabra animalia está localizado respecto a la natura del hombre, todos los dos lexemas representan conceptos abstractos que no ocupan un espacio real. (11) Pues quisolo provar y mando tomar un animalia, el que es mas cerca de la natura del omne. (Anónimo 1250: Libro de los buenos proverbios que dijeron los filósofos y sabios antiguos)
En el ejemplo siguiente la Copa se presenta como un envase en el que Irureta quiere llegar lejos. (12) Irureta afirmó que quiere llegar lo más lejos posible en la Copa. (Deportes. In: La Voz de Galicia, 13/12/2000)
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En efecto, aquí llegar lejos no depende de la conceptualización ontológica de la Copa porque el grupo verbal llegar lejos se usa también sin objeto de referencia, como por ejemplo en Luis David llegará lejos que posee un nivel psicológico porque Luis David no se mueve corporalmente sino mentalmente. Va a medrar o tener éxito. Sin embargo, llegar lejos puede también tener otras significaciones. Dependiendo del concepto que aparezca en el contexto, llegar lejos posee más o menos el sentido de continuar. (13) Pero es que el presidente extremeño llega más lejos y pone el dedo en la llaga al recordar que todo ello ha desencadenado la aparición de partidos nacionalistas […]. (Luz intermitente. In: La Voz de Galicia, 15/01/2004)
4.3. El uso temporal Comparados con el número de los ejemplos en los que las locuciones prepositivas lejos de o cerca de están usadas con un estado mental o una actividad como meta, los ejemplos de uso temporal son muy pocos. Sin embargo, encontramos algunos casos para las dos locuciones. El tiempo se presenta como objeto de referencia mientras que las actividades y sucesos actúan como figura. (14) La audiencia en la Base Naval del Callao comenzó a las 9:45 minutos de la mañana y terminó cerca del mediodía. (Tema de portada. In: La República, 25/11/2004) (15) Era cerca de la medianoche y el incidente iba creciendo […]. (Contrabando de Armas. In: Caretas, 22/09/2000)
Podemos también encontrar el uso adverbial de lejos. Aquí no existe una figura que se localiza respecto a un objeto de referencia; sin embargo, el día es el punto central en la frase. (16) «Estoy completamente convencido de que no está lejos el día en que se podrá poner la última pieza del puzzle», indicó Murphy. (La autonomía lleva más de dos años suspendida. In: El Mundo, 09/12/2004)
El uso temporal de cerca de ya se ve en el siglo XIII. En los ejemplos los lexemas Natal y prima era representan fechas o períodos concretos del año. En el ejemplo 17 tenemos incluso una figura –essa festa– que está localizado respecto al día de nacimiento de Jesús. Sin embargo, hay que tener en cuenta que se trata del mismo autor. (17) [...] que puso essa festa cerca de la Natal [...]. (Berceo, Gonzalo 1246-1252: Los Milagros de Nuestra Señora) (18) En essa matinada, cerca de prima era [...] (Berceo, Gonzalo 1246-1252: Los Milagros de Nuestra Señora).
Lo único que distingue el uso temporal del uso espacial es el empleo de los verbos. En los ejemplos del uso temporal no existen muchos verbos locativos, tenemos verbos como ser o terminar. Sólo en el ejemplo número 16 el verbo estar indica una espacialización del tiempo al lado del adverbio lejos.
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5. Conclusión: ¿polisemia o metáfora? Desde el punto de vista semántico se puede decir que no hay diferencia respecto al sentido de las locuciones prepositivas usadas en frases espaciales o no espaciales. Por eso, no podemos decir que se trata de una forma de polisemia. Una forma de polisemia la podemos sólo declarar para el uso de cerca de con significación de aproximadamente. En los ejemplos siguientes cerca de ya no posee el significado espacial; además, se ha convertido en un adverbio. Ya no es un complemento del grupo verbal, sino un modificador del determinante que lo sigue. (19) Tardó cerca de un año en encontrar una casa con vistas en el Rastro madrileño. (Hartos – Cartas – El Palabro. In: El País, 14/02/2003) (20) [...] el mayor ataque aislado de la Guerra de la Independencia que en 1811 sufrió la localidad pacense, se desarrollará entre el 14 y el 23 de mayo en este municipio, y participarán cerca de 1.000 vecinos. (El 193 Aniversario. In: El Periódico Extremadura, 06/05/2004)
El uso adverbial de cerca de con la significación de aproximadamente o casi ya era conocido en el siglo XII. El autor del Mio Cid usa la locución con una indicación de edad que pertenece a las indicaciones temporales. (21) Ý moran los ifantes bien cerca de dos años [...]. (Anónimo 1140: Poema de Mio Cid)
En los ejemplos examinados (1-18) ya no se trata de una metáfora en el sentido léxico de Richards o Black. Cuando decimos que las locuciones son usadas metafóricamente, queremos decir que su campo semántico cambia, no obstante su significado es el mismo aunque se deje notar una forma de dinamismo. En el fondo, lejos (de) y cerca (de) son locuciones prepositivas estáticas o adverbios estáticos. Junto con el verbo llegar el adverbio lejos expresa movimiento. Entonces, el campo principal es el espacio; en los ejemplos obtenidos las locuciones prepositivas y los adverbios son también usados en campos sentimentales, estados mentales, etc. Al mismo tiempo podemos notar muchas veces un uso metafórico en la forma del concepto abstracto. El concepto abstracto se ha convertido en un objeto que está localizado en un espacio definitivo. Puede ser que el objeto de referencia sea también ontológicamente metaforizado como por ejemplo No estoy lejos de encontrar la solución. Aquí encontrar la solución funciona como objeto de referencia. Aunque no sea un objeto, se presenta ahora como si lo fuera. El hablante, cuyo cuerpo ocupa un espacio real, se localiza respecto a su intención de encontrar la solución. Claro que en este momento el hablante no se ve más como cuerpo, sino como mente que se mueve. El movimiento mental lo acerca a la solución. Así se confunden la representación corporal y la representación mental. Que seamos cuerpos y mentes al mismo tiempo se nota en la lengua. La lengua en sí misma está entre estos dos niveles –viene de la mente y está expresada por el cuerpo. Por falta de ejemplos en los siglos XII y XIII es muy dificil dar una respuesta definitiva para un probable uso metafórico en el sentido de Lakoff / Johnson. Parece que el uso no espacial de cerca de ya existe desde hace mucho tiempo en la lengua castellana. Si existe una
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transición entre el uso espacial y el uso metafórico, es decir, no espacial, esta transición no se ve en el corpus que hemos usado. Puede ser que la transición ya tuviera lugar en la lengua latina. Lo que podemos proponer es una mezcla entre el punto de vista de Lakoff / Johnson y de Murphy. Lakoff / Johnson tienen razón cuando dicen que el cuerpo y el espacio sirven para describir muchos campos no espaciales. Entonces, los campos no espaciales y abstractos están ligados al espacio. Sin embargo, parece que ya los conceptos que están detrás de los lexemas semifinales o situación contienen una dimensión espacial (envase, objeto) que permite el uso de lejos (de) y cerca (de) muchas veces junto con ciertos verbos locativos (estar, llegar, entrar). Podemos sólo situarnos frente a conceptos mentales porque ellos ya están conceptualizados de manera espacial.
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Kathleen Plötner
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Santiago U. Sánchez Jiménez (Universidad Autónoma de Madrid)
Verbos de movimiento que introducen discurso (andar, ir, salir o venir con que...)1
Los tres ejemplos con que se abre –de un modo un tanto abrupto– este estudio ilustran el empleo de una construcción verbal de movimiento para insertar una voz ajena (Z) en el discurso que un locutor (X) dirige a un interlocutor (Y). (1)
El maestro llevó un pájaro y el chavea de la Críspula pujó hasta 325 y don Fidel va y le dice: «Es... este dinero es para la Santísima Virgen ¿te llevas el pájaro o lo subastamos otra vez?». Y.. y el chaval se acobardó y que otra vez, señor maestro, que las 325 para la Virgen. Y así hasta 415 y, en la de las chavalas hasta 311 y como nadie se quedaba con el pájaro, el cura lo puso al pie de la Virgen. Y... y ahora andan con que si otro milagro porque el pardillo no se vuela. [CREA. Miguel Delibes, La hoja roja (1986), España]
(2)
Pero finalmente llegamos a ese acuerdo y establecimos todos los candados y controles para un padrón confiable, y ya que está hecho nos salen con que ahora se vote sin padrón, que casi el diez por ciento posible de votantes no se registren previamente. Con todo respeto para compañeros de otras latitudes de Latinoamérica, pero ¿cómo podríamos saber, si no personas de El Salvador, de Guatemala, de Honduras, van a votar en una elección que es nuestra?, necesitamos un sistema de control responsable para realizar una elección de ese tipo. [CREA. Sesión pública extraordinaria de la Honorable Cámara de Senadores, celebrada el jueves 8 de julio de 1999, México]
(3)
Discúlpeme, señorita, hace dos días que depositó mi contador... ¿Y ahora me vienen con que no hay fondos? Bueno, deme con alguien que sepa algo. [CREA. Juan José Campanella y Fernando Castets, El hijo de la novia (2002), Argentina]
Se trata de estructuras lingüísticas incorporadas en secuencias textuales concebidas desde la oralidad, contemplada esta dentro del continuum modal que se extiende desde lo oral (inmediatez comunicativa) hasta lo escrito (distancia comunicativa).2 Precisamente el segundo ejemplo, a diferencia de los otros, es un discurso vertido al grafismo de la escritura, pero surgido en el medio oral. Son, en todo caso, construcciones lingüísticas que nacen de la propia actividad enunciativa. Este trabajo se enmarca dentro de las líneas trazadas por los siguientes proyectos de investigación: FFI2009-12191 (subprograma FILO), dirigido por Elena de Miguel, y FFI2009-10817 (subprograma FILO), dirigido por Inés Fernández-Ordóñez. Agradezco a Elena de Miguel sus valiosos comentarios al borrador de este escrito. 2 Para la oposición entre lo oral y lo escrito, cfr. Koch / Oesterreicher (1985). 1
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Atendiendo a la perspectiva variacionista, son estructuras que, inmersas en las situaciones comunicativas apuntadas, se registran con cierta regularidad en la sincronía actual, y de naturaleza panhispánica, puesto que no parecen estar sujetas a restricciones geográficas.3 Además, al considerar los parámetros de la variación diafásica y diastrática, los ejemplos aducidos demuestran su presencia en el continuum formal-informal. Así en (3) nos encontramos ante la alocución pública de un senador mexicano que ha de acomodarse al grado de formalidad impuesto por la Cámara. Por otro lado, a propósito de (1), conforme a mi competencia idiomática, el uso de andar es propio del ámbito informal y orientado, dentro del parámetro gradual diastrático, al nivel bajo. En cualquier caso, un estudio de la variación requiere una investigación más rigurosa que una mera apreciación intuitiva.4 Estas construcciones incorporan verbos de desplazamiento direccional orientado (salir o venir) o de modo de movimiento (andar) que experimentan una profunda erosión semántica con respecto a su significado prototípico. Desde un punto de vista tradicional, podría considerarse que estos verbos exigen un complemento preposicional (encabezado por con) que incluye una subordinada sustantiva (que + forma verbal en indicativo). Tras la somera descripción de la estructura, surgen algunas cuestiones cuya respuesta, a buen seguro, contribuiría a explicar su funcionamiento. Esta construcción consta, pues, de términos variables (los verbos andar, ir, salir o venir) y términos constantes (la preposición con y la subordinada que + indicativo), pero ¿qué clase de elementos pueden integrarse en esta construcción? ¿Hasta qué punto puede mantenerse que estamos ante una unidad fraseológica? Atendiendo a su evolución diacrónica, ¿cuándo se fija sintácticamente la construcción y cómo llega a sedimentarse este significado? ¿Puede darse una explicación de esta construcción acudiendo exclusivamente a la semántica léxica o proposicional? ¿Qué aporta la perspectiva pragmática a la hora de dar cuenta de esta estructura? Intentar responder a estas preguntas supone, en cierto modo, asumir que hay al menos dos enfoques lingüísticos distintos (aunque, en mi opinión, no incompatibles): una perspectiva externa o funcional, que atiende al valor global de la construcción en el discurso, y otra interna o formal, que parte del análisis de cada uno de los elementos que forma la construcción y cómo se combinan. En palabras de Bosque / Reixach (2009: 23), empecemos por las clases de palabras, comprobemos cómo se combinan en grupos pequeños y luego en secuencias cada vez más complejas, analicemos esas combinaciones y las formas en las que unas palabras influyen sobre otras, y luego tratemos de comprobar si esas relaciones se mantienen o no cuando analizamos palabras que pertenecen a clases distintas.
Siguiendo la propuesta de estos autores, comenzaré por el análisis categorial de los términos susceptibles de ocupar espacios sintáctico-semánticos activos en el marco de la construcción. Si tomamos como referencia el ejemplo (3), pueden distinguirse varios espacios sintáctico-semánticos: espacio del verbo principal (vienen), espacio de la preposición con, espacio de la subordinada completiva (que no hay fondos) y espacios enunciativos que se Se registran casos representativos de todas las zonas del español de América: la mexicana, central, caribeña, andina, chilena y rioplatense. 4 Eberenz / de la Torre (2003: 216), por ejemplo, al estudiar lingüísticamente las actas inquisitoriales de los siglos xv al xvii, reconocen que, dentro de la serie de perífrasis gerundiales de la época, estar o andar + gerundio son «particularmente características de la lengua hablada». 3
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ubican sintácticamente dentro del ámbito argumental o no argumental del verbo principal, como ahora (índice temporal enunciativo) o me (índice del destino de la enunciación). Para llevar a cabo este análisis, parto de ejemplos del CORDE y del CREA cuya documentación se circunscribe cronológicamente al siglo xx y comienzo del xxi. El espacio que provisoriamente denomino verbo principal lo ocupan fundamentalmente verbos de movimiento direccional orientado (sobre todo, venir y salir)5 o no orientado (andar); un verbo estativo de posición (estar); y verbos fasales: de inicio (empezar, comenzar); de progresión (seguir) y conclusivos (acabar, terminar o rematar). Se aducen ejemplos de estos usos en (4) y (5). (4)
Además –siguió Evelinda, entusiasmada con lo de volver–, a nosotros no nos queda más remedio. ¿Verdad, Freddy? Las dos viejas se van a quedar aquí. Y mi mamá dice que ella se va a la cochinchina, pero la de Freddy siempre está con que a ella de aquí no la mueve nadie, que aquí se muere ella y que ni le mencionen montarse en un avión. [CREA. Pedro Vergés, Sólo cenizas hallarás (bolero) (1980), República Dominicana]
(5)
Clotilde: –Roberto dijo que platicáramos. Antonio: –Y empezaste con que todo el mundo te daba de nalgadas. [CORDE. Jorge Ibargüengoitia, Clotilde en su casa. Comedia en tres actos (1955), México]
Los verbos de movimiento (andar, salir y venir) y el verbo de posición (estar) sufren, en este caso, una pérdida de sustancia semántica. Por lo común este proceso lo experimentan verbos de amplia capacidad designativa, propiedad que favorece la reducción de significado o, en términos de Pustejovsky, la infradeterminación léxica. Por el contrario, en el caso de los verbos fasales se aprecia un mayor peso semántico6, ya que se trata de verbos inherentemente aspectuales7, cuyo valor fasal se ajusta a la consideración de la progresión discursiva como un proceso que se desarrolla a lo largo del tiempo y que, por tanto, es acotable: principio, progresión y fin. A veces, además de estos verbos, aparecen otros que experimentan una traslación metafórica y sirven para expresar acción puntual y repentina –romper, saltar en (6)– o disposición –ponerse (7)–. (6)
Me lleva a la estación de tren. Va pensativo. No sabe qué hacer para disuadirme de que no me vaya. Está a punto de entonar el Ne me quittes pas. De pronto salta con que por qué no me dejo las canas. Le digo indignada: «¿Pero, por quién me has tomado, por una escritora de esas peliblancas?». [CREA. Elvira Lindo, Tinto de verano (2001), España]
(7)
Y va la cría y se pone con que tenía tres hijas, la una legañosa, la otra mocosa y la otra piojosa, y aquí nadie se podía tener de risa. [CORDE. Miguel Delibes, La mortaja (19481963), España]
El verbo ir no se registra entre la documentación que proporcionan el CORDE y el CREA, durante este periodo, y el verbo volver tan solo en una ocasión. 6 En cierto sentido, como sucede en el caso de los verbos ligeros, puede hablarse de verbos que en este contexto sintáctico son más o menos pesados semánticamente, dependiendo en gran medida de su valor aspectual, cfr. Bosque (2001: 29), donde se señala que el verbo iniciar (en iniciar el asalto) «is a standard representative of aspectually inceptive verbs». Para una consideración sobre el peso semántico de los verbos y su valor aspectual, cfr. De Miguel (2004). 7 García Fernández (2006: 46-47). 5
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Tal y como sucede con los auxiliares de perífrasis, los verbos que funcionan como introductores de con que + ‹evento lingüístico› están, generalmente, involucrados en procesos de gramaticalización semejantes a los que desembocan en las perífrasis aspectuales.8 Por otro lado, ocasionalmente algún verbo, como es el caso de ponerse, aparece en construcciones afines como introductor del discurso, así se aprecia en (8). (8) Muchas veces le digo: «Hijo mío, si es que parece que no con lo» digo, «con lo a tus hijos con lo que les gusta de y no eres capaz nunca de darles un gusto, de de decir ‹bueno, vamos a llevar›» y se pone: «¿Y para qué?». [CREA. Oral, Conversación 2, Universidad de Alcalá de Henares]
No es de extrañar que tras un proceso de rutinización se acabe asociando esta construcción con la prototípica de los verbos dicendi y, por tanto, se produzcan híbridos sintácticos, como se demuestra en (9). (9)
Hasta que un día –la fatalidad se ensañaba con el desgraciado Brito– sucedió lo que todo el mundo (después de que sucedió, que antes nadie lo dijo) salió diciendo con que tenía que suceder: el niño –nadie, sino Dios, que está en lo Alto, supo nunca exactamente cómo fué– debió caerse, o resbalar, o perder pie, o marearse; el caso es que se lo llevó la corriente y se ahogó. [CORDE. Camilo José Cela, Esas nubes que pasan (1945), España]
Estos verbos, por tanto, experimentan (en menor medida, tal vez, los verbos fasales) un desgaste semántico y reducen su contenido semántico a rasgos esenciales extraídos de su prototipicidad y se acomodan a las vinculaciones que, con otras palabras, se establecen en el cotexto. Así, por ejemplo, en el caso de andar sus rasgos esenciales son: aspecto atélico y actividad controlada por un sujeto. En el caso de venir, también se reconoce el rasgo [+ actividad controlada], pero más que de un rasgo aspectual ha de hablarse de un contenido direccional orientado al yo del emisor y que responde a la actividad comunicativa. En este sentido puede mantenerse que se acondiciona, dentro de esta construcción, un espacio funcional infraespecificado saturado habitualmente con verbos, pero que lo pueden ocupar otras categorías (adverbios o expresiones interjectivas) capacitadas para la expresión del aspecto o la actividad controlada, como se aprecia en (10) y (11). (10) –Estábamos toreando una tarde una corrida con guasa; el toro se había entablerado y no había forma de entrarle con las banderillas; el mozo de espás, mu tranquilo, desde detrás de la barrera no hacía más que chillarme: «¡Llégale, que no vale ná!» Y venga, y dale con que no vale ná; y yo, harto de oírselo, le digo: «¿No vale ná y ha costao tres mil pesetas?» [CORDE. Antonio Díaz-Cañabate, Historia de una tertulia (1952), España] (11) –Tienes chueca la raya de las medias –dije–. –Tú siempre con que tengo chueca las rayas –dijo, parándose de espaldas frente a mí para que yo se las enderezara como cualquier otro día. Me agaché hasta sus piernas–. [CREA. Ángeles Mastretta, Arráncame la vida (1990), México] Para un análisis de la gramaticalización de las perífrasis ir a + infinitivo y venir a + infinitivo, cfr. Pérez Saldanya (2008).
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Además, se observa en algún caso un vaciado semántico completo: el espacio funcional infraespecificado no lo ocupa ninguna pieza léxica, como se comprueba en (12). Son el contexto pragmático y el valor semántico del evento proposicional introducido por la preposición con las pautas que hacen posible la interpretación.9 (12) La pequeña se me puso la mar de amable, muy acaramelada, con que si nos teníamos que ver y que le escribiese una postal si venía otro día o viniese cuando quisiera sin avisar ni nada. [CORDE. Rafael Sánchez Mazas, La vida nueva de Pedrito de Andía (1956), España]
En la misma medida que en la construcción se perfila un espacio funcional infraespecificado que puede llegar a vaciarse, se abre también la posibilidad de que, junto al verbo principal, aparezcan marcas aspectuales que indican continuidad (13), reiteración (14), inmediatez (15). El refuerzo interjectivo trasmite esa noción de persistencia del evento lingüístico introducido por con que, como se aprecia en (10). (13) Después insistía en la importancia de las maternidades en Estados Unidos y las técnicas quirúrgicas más avanzadas. El Huesos se reía y levantaba las manos: –¡Me lleva el tren! No te digo, mano: estos pinches gringos siempre andan con que nadie como ellos, que ellos sí se las saben de todas todas–, después se tronaba los dedos y se rascaba las rodillas. [CREA. Arturo Azuela, La casa de las mil vírgenes (1983), México] (14) «¡Ahora salen otra vez con que ha de ser al Comité Ejecutivo, presidido por el licenciado Cenicero Villareal, a quien yo y todos los del campo de batalla tenemos que reconocer como autoridad. Y eso es absurdo!» [CREA. Álvaro Pombo, Una ventana al norte (2004), España] (15) Pues allí estaba Albertín Fanlo, que el otro día en la puerta va y me sale con que me lleva, ¿adónde?, pues a donde usted quiera, y me conduce al mismo centro, eso sí con mucho respeto y abriendo la puerta las dos veces ¿se da cuenta?... [CREA. Gabriel García-Badell, Funeral por Francia (1975), España]
En el marco de esta construcción, los ejemplos (13), (14) o (15) ponen de manifiesto que la infraespecificación semántica del verbo principal hace que la preposición con asuma cierto protagonismo: al modo de los verbos dicendi, introduce una voz discursiva que se inserta en la enunciación y puede seleccionar, al margen de subordinadas sustantivas, otras configuraciones sintácticas, como se advierte en los ejemplos (16) y (17). (16) «Has perdido la cabeza, mi buen Manuel» –dijo–. «El único que puede amenazar aquí soy yo. Con irle con el cuento al Rey, justamente, o al reverendo. Pero no me gustan las amenazas tibias. Mi padre es tan imbécil que tal vez terminaría por absolverte y Escóiquiz es menos fuerte de lo que se imagina.» [CREA. Antonio Larreta, Volavérunt (1980), Uruguay] (17) ¿Qué pensaba Martín acerca de ella en cuanto cuerpo? Esta pregunta había ido cobrando formulaciones muy diversas pero al final volvía siempre con lo mismo: su físico. [CREA. Álvaro Pombo, El metro de platino iridiado (1990), España] En cierto sentido esta afirmación coincide con la propuesta contextualista de Recanati (2006: 189): «las oraciones expresan un contenido concreto solamente en el contexto de un acto de habla».
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Desde un punto de vista diacrónico, ha de hacerse notar que el empleo de estructuras completivas con preposición dependientes de un verbo, a pesar de documentarse ya en la lengua medieval, como hace notar Ana Serradilla (2010: 149 y ss.), no se estabiliza en el sistema del español hasta la época clásica. Según Mario Barra (2002: 1994), las construcciones completivas del tipo con que + ... son «gramaticalmente dependientes porque necesitan condiciones contextuales específicas» y son «semánticamente dependientes porque su interpretación se obtiene a partir del contexto (no puedo intuir lo que significa con que si no se me da una frase)». Con respecto al carácter de las completivas preposicionales y a la naturaleza de estas construcciones, han de hacerse algunas precisiones. Por ejemplo, en los casos de contar con, tropezar con, acertar con o amenazar con –recogidos en Cano (1987: 385 y ss.)– nos encontramos ante verbos plenos, núcleos semánticos que despliegan sus argumentos. Sin embargo, en las construcciones de las que me ocupo, el espacio funcional del verbo principal se ha aligerado semánticamente hasta perder la posibilidad de proyectar ninguna estructura argumental (salvo, tal vez, el verbo salir). Más aún, es la naturaleza semántica del complemento proposicional introducido por la preposición con –y a veces el contexto pragmático– el que hace posible la interpretación global de la construcción, como fórmula de incorporación en el discurso propio de una voz ajena. En el primer caso (en el de los verbos del tipo contar con), la completiva está regida por el verbo; en el segundo, no.10 Otra propiedad de las subordinadas sustantivas que analizo es el uso del modo verbal indicativo, a diferencia de lo que ocurre con el subjuntivo que rigen contentarse, conformarse, bastar, alejarse. Esto se debe a que la oración subordinada es declarativa: en términos de actos de habla, es un acto asertivo, ya que «se representa una proposición, es decir, una información susceptible de ser verdadera o falsa» (Garrido 1999: 3886). Solo cuando en el enunciado insertado se reconozca un acto de habla expresivo o imperativo se usa el subjuntivo, como sucede en (2) o en el ejemplo de Fernández Ramírez (1986: 351): Siempre nos estaba con que viniéramos a verlo. Por otro lado, la preposición con seguida de la subordinada sustantiva (que...) aparece en otros contextos diferentes, sintáctica y semánticamente: introduce sujetos preposicionales dependientes de ir cuando este es un verbo de incumbencia (18), contexto en que es frecuente el incremento con venir formando una lexía verbal (¿qué te va ni te viene con que...?). Hay casos en que la preposición participa en una alternancia a la hora de marcar dependencia sintáctica, como en (19). Incluso la preposición introduce una subordinada sustantiva que no puede interpretarse como evento comunicativo, como en (20). (18) Fernandita: –¿Qué te va con que me hagan una golfa, si tú también me quieres hacer una golfa? [CORDE. Antonio Buero Vallejo, Un soñador para un pueblo (1958), España] (19) Ustedes –les dije– ¿qué van a saber de todo eso? Y entonces, para ustedes, la solución está con que hay que pelearse al hombre. Y ya, listo. Pero para nosotras no, no está en eso la principal solución. [CREA. Moema Viezzer, Si me permiten hablar... (1977), Bolivia] Fernández Ramírez (1986: 351), a propósito de ejemplos como A mí que no me vengan con que suceden de pronto, señala: «Aunque no va en realidad regida por ellos [verbos], la preposición con introduce también indicativo con predicados como convencer, venir, callar o tapar la boca cuando con que se interpreta como con la afirmación de que o con el argumento de que».
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(20) Quiso acabar con el régimen constitucional y establecer el absoluto o cesariano y ahora se ve con que no encuentra salida. [CORDE. Miguel de Unamuno, 369: al Dr. G.J. Geers [Epistolario inédito] (1926), España]
Al margen de los espacios sintáctico-semánticos analizados, en el marco de la construcción se refleja lingüísticamente la presión del yo-aquí-ahora inherente a la enunciación. Por ello, es el verbo venir el que conserva rasgos semánticos direccionales orientados al eje enunciativo, como se comprueba en (21). (21) La señora Chávez está obviamente interesada en descubrir a quienes filtraron la información sobre las escuchas ilegales a políticos y periodistas, y no a quienes las ordenaron y realizaron. Y que no venga con que aquí hay un problema que afecta la seguridad nacional. Ninguna de las conversaciones difundidas tenían algo que ver con cuestiones militares o internacionales. [CREA. Prensa, Caretas, 13/11/1997: Nos escriben y contestamos, Perú]
En estas construcciones los verbos de movimiento físico pasan a expresar movimiento discursivo. Al fin y al cabo, el mensaje, surgido en el polo enunciador, se traslada y se orienta al polo de la recepción. Es este desplazamiento del contenido lingüístico el que explica que algunos verbos incorporen en su red argumental al destinatario del mensaje, como en (22), (23) y (24). En los dos primeros ejemplos, la red argumental de salir se asemeja a la de los verbos triargumentales de comunicación, con la incorporación del destinatario. En (22) el mensaje va orientado a un receptor (le) distinto al yo enunciador; por el contrario, en (23) el destinatario del evento de habla insertado en el discurso es el yoenunciador (salirme). El caso de (24) es sensiblemente distinto, ya que venir mantiene su contenido de movimiento direccional orientado al hablante. De esta forma me es el límite del movimiento discursivo ligado a venir y, al mismo tiempo, el destinatario del evento comunicativo, que es el yo-enunciador. (22) Persona más equilibrada, imposible, pensó don Lisardo. Se lo propuso llanamente al muchacho: le pagaría un buen dinero por hacer de chófer. Pero el mocito le salió con que estaba hasta aquellas partes (y se las señaló), de que le vinieran bujarrones de posición que no sabían apañárselas sin numeritos de capricho. [CREA. Germán Sánchez Espeso, En las alas de las mariposas (1985), España] (23) ampoco es usted un anciano, para hablarme así –replicó Casandra–. Ahora sólo le falta salirme con que podría ser mi padre. [CREA. Germán Sánchez Espeso, En las alas de las mariposas (1985), España] (24) Sara: –¡Deja a Buby en paz! Jorge: –Es que quiere salir. Sara: –¡No me vengas con que quiere salir, acaba de entrar! [CREA. Ana Diosdado, Trescientos veintiuno, trescientos veintidós (1991), España]
Como es de suponer, en muchas de estas construcciones la explicitud de elementos superfluos, gramaticalmente, obedece a razones expresivas que solo se explican desde aproximaciones pragmáticas, como sucede con la presencia del dativo de enunciación (me), ya implícito en el significado del verbo venir en (24) o con el sujeto expreso tú en (25).
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(25) ¿Por qué no se ponen a servir como Dios manda? Que el servicio desaparece no es ninguna novedad, Mario, cariño, y aunque tú salgas con que es buena señal, que buen pelo hemos echado con tus teorías, lo cierto es que cada vez hay más vicio y, hoy en día, hasta las criadas quieren ser señoritas, para que te enteres, que la que no fuma, se pinta las uñas o se pone pantalones, yo qué sé. [CORDE. Miguel Delibes, Cinco horas con Mario (1966), España]
Otra de las propiedades de la enunciación es la temporalidad (la enunciación lingüística, es bien sabido, se gestiona desde el presente). Por ello es lógica la aparición de referencias lingüísticas vinculadas con ese presente actual: como sucede con el adverbio temporal ahora que adopta en (26) un valor contrastivo11, ya que se confronta el conocimiento asumido por los interlocutores con el contenido de la intervención de yo-enunciador: (26) –No puedo creer lo que estás diciendo –dijo Lavinia, perdiendo la calma– todos y vos el primero, estuvieron de acuerdo en que era importante lo de la casa de Vela. ¡Ahora no me vengás con que no debía haberme involucrado! [CREA. Gioconda Belli, La mujer habitada, (1992), Nicaragua]
Hasta aquí me he centrado en el estudio formal, prestando atención a las piezas léxicas o gramaticales que ocupan los espacios sintáctico-semánticos que configuran la construcción. Sin embargo, el análisis funcional, especialmente si se aborda desde la diacronía, permite dar cuenta de algunos comportamientos gramaticales. En primer lugar, se comprueba que los verbos de movimiento –como se aprecia en (27), (28) y (29)– ya en la lengua medieval pueden acoger en su esquema sintáctico sustantivos predicativos de lengua introducidos por la preposición con. Los verbos de movimiento (ir, venir) mantienen su valor direccional y, además, se reconocen algunas peculiaridades ya analizadas: en (27) se expresa un evento de contenido lingüístico a través de una subordinada sustantiva que complementa al sustantivo predicativo y, en (28) y (29) se observa la presencia del destinatario en el espacio correspondiente al locativo. (27) Embïó luego Métades al rey de grant coraje, / treinta de omnes buenos fueron con el mensaje, / que le farién de grado pleito e omenaje, / de seer siempre sos por leal vassallaje. [CORDE. Anónimo, Libro de Alexandre (1240-1250), España] (28) –Pues id agora –dixo el Infante– con este mi mensaje al Rey de Brez y dezid assí de mi parte al Rey: que le ruego yo que no quiera fazer mal ninguno en la tierra de la infanta Seringa y que si algún mal ay fecho, que lo quiera emendar y que dé tregua a ella & a toda su tierra por sesenta años. [CORDE. Anónimo, Libro del cavallero Cifar (1300-1305), España] (29) Cavalleros de linaje, / africanos del Levante, / véngovos con su mensaje / de Abomelique el Infante. [CORDE. Anónimo, Poema de Alfonso Onceno (a1348), España]
Ese valor se pone de manifiesto en el uso de marcadores como encima, luego, entonces... que adquieren una fuerza argumentativa o contraargumentativa, según los contextos, cfr. Portolés (2004: 255 y ss.). Para un examen diacrónico de la relación entre adverbios temporales y locativos y la fuerza (contra) argumentativa que pueden asumir, cfr. Espinosa (2010: 135-175).
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En términos de lingüística cognitiva estos verbos de dirección se ajustan, según Talmy (2000), a un esquema integrado por elementos figura, base, desplazamiento, movimiento, a los que se puede añadir la manera y la causa. La focalización del elemento de manera (bajo el que puede incluirse el sintagma preposicional con) podría servir para dar cuenta del progresivo desgaste de la idea de movimiento físico.12 Con respecto a la sintaxis medieval y clásica, no puede soslayarse un factor decisivo para nuestro análisis: el uso de preposiciones para introducir subordinadas sustantivas, como se ha señalado, no se sistematiza hasta el siglo xvi. Por otro lado, atendiendo a la diacronía, la participación de los verbos de movimiento en estas construcciones es distinta. El verbo más empleado y que presenta mayor profundidad histórica es salir, que en la época clásica rige complementos preposicionales introducidos por la preposición con para expresar significados como ‹conseguir o lograr un propósito› y ‹obtener una persona o cosa cierto resultado en un asunto› (Diccionario de construcción y régimen de Rufino José Cuervo, s. v. salir). El significado de salir como introductor de discurso ya está presente desde finales del siglo xvi, como se constata en (30). Se puede considerar un significado ya convencionalizado, como demuestra el comportamiento semántico que, ya en la época, presenta el sustantivo deverbal salida (31). (30) [...] el obispo de Canturia y Tomás Arundelio, como juezes, hazían preguntas a un herege y persuadíanle que adorasse el Santíssimo Sacramento. Y después de aver bien cansádose, salió con que era más digna de reverencia una araña, por ser cosa viva. Y en el mismo punto que dixo esta blasfemia baxó de lo alto una araña espantosa y derechamente se le fue a la boca procurando de entrársele en ella. [CORDE. Alonso de Villegas, Fructus sanctorum y quinta parte del Flos sanctorum (1594), España] (31) [...] procuran tener práctica y conocimiento de este noble ejercicio […] para cuando se razone y platique de trances y casos que en las armas se ofrecen tener alguna claridad y lumbre para entender si sienten hablar de tal materia o acaso se les preguntase alguna cosa dar una razonable salida, con que queden en reputación de hombres de buen entendimiento y que sean loados de los que se hallaren presentes ... [CORDE. Marcos de Isaba, Cuerpo enfermo de la milicia española (a1593), España]
Con respecto a venir, se registran ejemplos esporádicos antes del siglo xix, que es cuando verdaderamente empieza a emplearse con la construcción con + que + ‹evento lingüístico›. El ejemplo (32) es ilustrativo, ya que se comprueba que el verbo venir conserva claramente su significado prototípico de verbo de movimiento direccional orientado hacia el sujeto que habla. (32) Doña Elvira: –¿Te vas? / Don Alonso: –Me voy. / Doña Elvira: –Pues después / no vengas con que te han muerto. / Cantan dentro. [CORDE. Francisco de Monteser, El caballero de Olmedo (1651), España]
El verbo ir apenas se registra –al menos en los corpus manejados– en esta construcción, si bien es bastante frecuente su empleo con sustantivos predicativos de lengua, del tipo historia, chisme, cuento, etc. Tampoco se advierte la presencia del verbo andar en estas construcciones Cfr. Monserrat i Buendia (2004: 225 y ss.).
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hasta el siglo xix. Aparece ya en los textos medievales con sustantivos predicativos de lengua, como se observa en (33), aunque expresando habitualmente contenidos más próximos a la atribución (estado) que a los eventos comunicativos (acción). (33) […] e si fallaren que el que quiere meter all otro en la culpa anda con mentira e con falsedad contra su judío fágan/2/le lo que querié él que fiziessen all otro. [CORDE. Alfonso X, General Estoria. Primera parte (c1275), España]
Salir, por tanto, se documenta ininterrumpidamente desde finales del siglo xvi; mientras que venir aparece ocasionalmente en el siglo xvii y xviii, aunque su presencia en esta construcción no empieza a ser relevante hasta el siglo xix.13 Además de estas diferencias en la documentación, hay otra verdaderamente relevante basada en el carácter que estos verbos tienen en su origen: salir con es un núcleo de predicación complejo de naturaleza polisémica que rige entre otros complementos subordinadas sustantivas; mientras que en el caso de venir, la asociación con la secuencia con + subordinada (que...) no es paradigmática, sino sintagmática. Se trata de una mera convivencia discursiva, no de una proyección argumental, que sí se da en primer momento en el caso de salir. Esta diferencia resulta primordial para reconocer que en salir se asiste a un proceso semántico basado en el desarrollo metafórico de la noción de movimiento. De alguna manera esa salida repentina de un espacio (continente/contenedor) tiene como consecuencia la ruptura del silencio (contenido), esto es: la presentación de un evento comunicativo. A partir del siglo xvi se estabiliza el empleo de las subordinadas sustantivas preposicionales y se extiende también el uso de salir con + que con varios significados. Por el contrario, el proceso que permite que desde el siglo xix hasta la actualidad se ritualice el uso de una secuencia sintagmática del tipo verbo de movimiento (como venir) + con + que + indicativo es un proceso de base pragmática: el proceso de subjetivización14 (o mejor de intersubjetivización), ya que es la presión que se ejerce desde los polos de enunciación en que aparece esta secuencia –como se aprecia en (34), (35) (36) o (37)– la que favorece la rutinización de esta construcción15, en que el verbo introductorio es un elemento variable, entre los que se encuentra –cómo no– el verbo salir. (34) Orozco: –Tonto, tú no has pensado en ello; no te has hecho cargo todavía del bien que te espera... A nuestra edad, pasados los treinta y cinco, un vivir metódico y sin sobresaltos es el único vivir posible... Y no me vengas con que la ociosidad te aburrirá, y que necesitas un poco de movimiento. Yo te daré ocupación; yo me encargo de que no te aburras […] [CORDE. Benito Pérez Galdós, Realidad. Novela en cinco jornadas (1889), España] (35) Amigo y Sr Guayloli: –¿con que ahora salimos con que se ha determinado vm. a esperar el juicio final? Y ¡qué bien hace vm.! A lo menos, aunque no dure más de un día, siquiera habrá juicio, que es de lo que más carecemos, y de camino sabrá vm. entonces quid est justitia […] [CORDE. Leandro Fernández de Moratín, Cartas de 1817 (Epistolario), España] Salir con se recoge en el Diccionario de Autoridades (1739); mientras que venir con no aparece en los diccionarios de la Real Academia Española hasta la edición de 1992. 14 Cfr. Company (2004) y Traugott (2003). 15 Para el análisis de la rutina como causa de gramaticalización, cfr. Elvira (2009: 195 y ss.). 13
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(36) No me saltes con que el Conde me dirá todo cuanto quiero saber, porque no ignoro que el único motivo de su venida es el impedir que yo vuelva á esa y nada mas. [CORDE. Luis Gutiérrez, Cornelia Bororquia. Historia verídica de la Judith española (1799), España] (37) Hasta ahora no me habéis pedido nada: pedidme algo. Pues, Señor, no os dejan lugar, ni donde extender el brazo, pidiéndoos un lado y otro. Habláislo Vos desabrido: escandilízanse los demás, ¿Y ahora salís con que no os han pedido nada? No os debéis Vos de acordar. [CORDE. Fray Hortensio Paravicino, Sermón de Santa Isabel (1625), España]
Los ejemplos evidencian que el movimiento en el discurso, que supone la incorporación de otro evento comunicativo, afecta directamente a los polos enunciativos de la comunicación marco: no me vengas con que, ahora salimos con que, no me saltes con que, ahora salís con que... En todos los casos el polo al que se insta es el tú enunciativo, por más que en el segundo ejemplo se aluda a este polo por medio de la fórmula asociativa salimos, muy documentada, por cierto, en los textos del siglo xix. Al mismo tiempo, aunque lo dicho se atribuye al tú, se trata de dos tipos de atribuciones: una, la que se reconoce en (35) y (37), donde el enunciador recoge con más o menos fidelidad lo dicho por el receptor; otra, la que se manifiesta en (34) y (36): una atribución basada en la conjetura y que responde a la retórica de la argumentación. Por otro lado, el ejemplo (37) es la evidencia de que la presión de la enunciación en estas construcciones se registra ya en el siglo xvii con el verbo salir; mientras que en el caso de (36) se advierte la participación en la construcción de otros verbos, como saltar (verbo de movimiento que expresa una acción puntual y repentina, es decir, un logro). La generalización a partir del siglo xix de esta construcción, siempre en textos concebidos desde la oralidad, explica que la secuencia con que + evento lingüístico acabe por identificarse con la incorporación del discurso en otro discurso. Además, dentro de esta construcción, precediendo a la secuencia con + que + ‹evento lingüístico›, se configura un espacio infraespecificado semánticamente (que expresa esencialmente direccionalidad comunicativa, aspecto o actividad controlada). Este espacio lo pueden ocupar verbos de desplazamiento (salir, venir o andar), verbos de acción puntual y repentina (saltar), verbos de posición (estar), verbos fasales (empezar, seguir, terminar), interjecciones (dale, venga), adverbios aspectuales (siempre); pero también este espacio funcional puede quedar vacío, ya que su infraespecificación semántica en cierto sentido promovida por el contexto es, al mismo tiempo, suplida por la interpretación generada desde el nivel textual o discursivo.
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Charlotte Schapira (Technion – Israel Institute of Technology)
Les locutions expressives figées en français et en roumain
1. Introduction Les locutions expressives figées sont des structures syntagmatiques fonctionnant comme une seule unité de discours; elles sont dites «expressives» parce qu’elles fournissent une alternative stylistiquement marquée pour des expressions libres, neutres du point de vue stylistique. Ces locutions stéréotypées, qui résultent généralement de figures de style affaiblies par l’usage, sont susceptibles d’accuser les configurations lexicales et les formes syntaxiques les plus variées. Certaines de ces expressions peuvent être définies comme des idiotismes et, en tant que tels, ont intéressé les linguistes à plus d’un titre. Notre propos, dans le présent travail, est de comparer, à partir de corpus d’expressions idiomatiques en français et en roumain, la nature et le fonctionnement de ces locutions dans les deux langues. Notre but est de montrer, par une analyse contrastive de ce type d’expressions, qu’à la différence du français, le roumain possède, d’une part, un ensemble de formules expressives présentant des structures caractéristiques qui lui sont propres et, d’autre part, qu’il se distingue par l’existence d’un trésor d’expressions syntagmatiques et phrastiques se situant entre le proverbe et la simple expression stéréotypée, et qui servent à commenter de façon pittoresque une situation que l’on constate au cours de la discussion ou qui en fait l’objet. Nous soutiendrons aussi que les locutions expressives figées présentent en roumain des constantes sémantiques, stylistiques et prosodiques permettant de dégager les traits d’une poétique de ce type de locutions, dont l’émergence dans la langue participe à la fois de la création lexicale et du folklore.
2. Les corpus Les corpus comprennent, dans les deux langues, des expressions figées au sens compositionnel et par conséquent transparent, aussi bien que des expressions idiomatiques opaques; nous y distinguerons aussi une classe particulière de locutions qui, dans les analyses phraséologiques, n’est généralement pas traitée en catégorie distincte, à savoir les expressions compréhensibles, mais qui mettent en jeu des images grotesques, des rapprochements illogiques, voire carrément
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absurdes; enfin, seront aussi considérées les stéréotypes phrastiques «proverboïdes»1 apparentés à la fois aux expressions qui nous occupent et aux structures parémiques. Les sections suivantes passent en revue ces principales catégories de stéréotypes dans les deux langues. 2.1. Les expressions à sens compositionnel En français: repartir à zéro, ne plus avoir les yeux en face des trous, pousser à la roue, beurrer la tartine, faire bouillir la marmite, mettre cartes sur table, se sentir comme un poisson dans l’eau, vivre d’amour et d’eau fraîche, mettre le feu aux poudres, rendre son tablier, jeter de l’huile sur le feu, mettre à feu et à sang, prendre ses jambes à son cou, prendre ses désis pour des réalités, être tombé sur la tête, avoir la tête fêlée, chercher une aiguille dans une botte de foin, en faire voir de toutes les couleurs, en avoir ras le bol, les mains dans les poches, le doigt dans le nez, les doigts de pied en éventail, se la couler douce, taper sur les nerfs, casser la tête à quelqu’un, marcher sur les pieds / dans les plates-bandes de quelqu’un, laver son linge sale en famille, etc. En roumain: (i se face) părul măciucă, câini cu colaci în coadă, când şi-o vedea ceafa, a merge pe două cărări, a intra în horă, cu chiu cu vai, bun de pus pe rană, a pune cruce (pe ceva), mort şi îngropat.2 2.2. Les expressions opaques ou idiotismes En français: payer rubis sur ongle, entrer en lice, avoir voix au chapitre, montrer patte blanche, reprendre du poil de la bête, à brûle-pourpoint, poser un lapin, faire amende honorable, battre en brèche, rompre en visière, (en faire voir à quelqu’un) des vertes et des pas mûres, de but en blanc, mettre en coupe réglée, avoir d’autres chats à fouetter, pas de quoi fouetter un chat, donner sa langue au chat, revenir à ses moutons, un nom à coucher dehors, etc. En roumain: a se face luntre şi punte (se faire barque et pont: faire de grands efforts), cai verzi pe pereţi (dire des chevaux verts sur les murs: des choses incohérentes ou illogiques), ca nuca-n perete (comme la noix dans le mur: (propos) qui ne convien(nen)t pas), colac peste pupăză (galette sur (la) pie: par-dessus le marché), de mama focului (comme la mère du feu – expression superlative et intensive modifiant des verbes, des adverbes et des adjectifs – «beaucoup», «très», «extêmement», «énormément»), muma pădurii (la mère du bois: une personne, généralement une femme, très laide), (a face pe cineva) cu ou şi cu oţet (oindre (quelqu’un) d’œuf et de vinaigre: le réprimander sévèrement), a o pune de mămăligă (mettre la polenta (sur le feu): la situation est mauvaise) , sapa şi lopata (la pelle et la bêche: la mort), a tăia frunze la câini (couper des feuilles pour les chiens: fainéanter, flemmarder). Le terme a été forgé par Schapira (1999: 83 ; cf. note 5) Quelques traductions à titre d’exemple: – marcher sur deux sentiers: être saoul; – entrer dans la ronde (la danse): entrer en jeu, commencer une chose, s’engager dans une action; – danser à deux noces: appartenir à deux camps, jouer double jeu.
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Traduites littéralement, ces expressions restent incompréhensibles dans la langue cible et leur emploi porterait même à croire que le locuteur parle de façon incohérente: pourquoi fouetterait-on des chats, pourquoi un nom inciterait-il à coucher dehors? A l’inverse, l’expression roumaine qui se traduit en français par des chevaux verts sur les murs par exemple, susciterait la perplexité de l’interlocuteur et demanderait toujours une explication dans le contexte. 2.3. Images insolites et non-sens En français cette classe inclut certaines des expressions énumérées ci-dessus et aussi: parler le français comme une vache espagnole, fier comme des petits bancs, fier comme un pou, avoir une araignée dans le plafond, noyer le poisson, un poil sur la main, casser les pieds (à quelqu’un), en boucher un coin (à quelqu’un), casser sa pipe, etc. En roumain aussi, presque tous les idiotismes figurant dans la section précédente évoquent des images surprenantes, voire absurdes: a se uita ca viţelul la poarta nouă / ca mîţa-n calendar, (a face cuiva) capul calendar, a-şi pune pofta-n cui, cai verzi pe pereţi, a apuca pe Dumnezeu de-un picior, a trage pe dracu de coadă, unde şi-a înţărcat dracul copii, ca nuca-n perete, câini cu colaci în coadă, colac peste pupăză, de mama focului, muma pădurii, (a îndruga) verzi şi uscate, (a face pe cineva) cu ou şi cu oţet, sapa şi lopata, dracul să-l pieptene, a ieşit părul prin căciulă Les clichés à images insolites, du type un nom à coucher dehors (qui signifiait, peutêtre, initialement, qu’on ne laisserait pas entrer chez soi quelqu’un qui a un nom bizarre ou étranger), se retrouvent aussi en roumain: si un ger de crapă pietrele (littéralement: un gel à pierre fendre) correspond peut-être à une situation extrême mais non inouïe dans la nature, minte de îngheaţă apele (mentir à faire geler les eaux) n’a pas d’ancrage dans la réalité. En français, on peut parfois retracer ou conjecturer l’origine de certaines expressions: le fait d’estropier le français était initialement illustré par la manière de parler des Basques espagnols, devenus «vaches espagnoles»; fier comme des petits bancs est une déformation de «fier comme Artaban»; «retournons à nos moutons» remonte à une œuvre anonyme du Moyen Age;3 quant aux expressions «un nom à coucher dehors» ou «avoir d’autres chats à fouetter», elles remontent peut-être à des anecdotes ou des histoires unanimement connues à une certaine époque de l’histoire de la langue et qui se sont depuis effacées de la mémoire collective. Dans ce cas, il s’agirait de ce que nous avons appelé ailleurs (Schapira 1999: 24-26) des «expressions allusives», dont l’origine se serait perdue et qui sont, de ce fait, tombées dans idiomaticité. Ces expressions s’opposent aux formules dont l’origine est encore reconnaissable en synchronie et qui en gardent, de ce fait, un sens transparent: se battre contre des moulins à vent (Cervantes, Don Quichotte) en français et en roumain, des allusions aux fables de La Fontaine: montrer patte blanche (IV, 15), vendre la peau de l’ours (V, 20), les raisins sont trop verts (III, 11); (roum.) muieţi ţi-s posmegii? (Creangă, Povestea unui om leneş), drobul de sare (Creangă, Prostia omenească). Peu de locuteurs se souviennent de nos jours de l’origine de cette expression, qui remonte au XVe siècle et n’a survécu dans la langue que parce qu’elle constitue l’un des traits les plus comiques de «La Farce du Maître Pathelin». Pour l’interlocuteur non averti, l’expression, même correctement interprétée, reste bizarre.
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3. L’idiomaticité: «ce qui est propre à une langue» En effet, un regard, même rapide, aux items figurant dans les trois catégories cidessus permet facilement de tracer un parallélisme entre les deux langues en ce qui concerne l’origine des formules et les moyens par lesquels elles se sont fixées: les expressions opaques font allusion, le plus souvent, à une réalité disparue –objets, coutumes ou textes unanimement connus, à une certaine époque, de l’ensemble de la communauté linguistique parlant la langue respective. Ces idiotismes, dont le sens en langue est forcément métaphorique, résistent à la traduction d’une langue à l’autre. C’est pourquoi, dans son étude de l’idiomacité, Greimas (1960: 42) trouvait nécessaire d’élargir la définition du phénomène à «ce qui est propre à une langue». L’examen du corpus montre cependant que «ce qui est propre à une langue» est susceptible de dépasser l’expression elle-même et d’accéder, comme nous allons bientôt le voir, à la mentalité de la communauté qui l’adopte par l’usage. Il existe certes des expressions identiques dans les deux langues. Pendant des siècles, le français a constitué en Roumanie la langue des élites, de l’aristocratie certes, qui s’exprimait souvent en français mais aussi des élites intellectuelles. Le roumain a donc emprunté au français non seulement des vocables mais aussi un grand nombre de locutions idiomatiques: cusut cu aţă albă (cousu de fil blanc), a se linge pe degete (s’en lécher les doigts), a bate câmpii (battre la campagne), a căuta un ac într-un car cu fân (chercher une aiguille dans une botte de foin), a călca (pe cineva) pe picioare (marcher sur les pieds de quelqu’un), între ciocan şi nicovală (entre le marteau et l’enclume), a pune cruce (pe ceva) (mettre une croix dessus), a pune mâna-n foc (mettre sa main au feu), mireasa-i prea frumoasă (la mariée est trop belle), a pune beţe-n roate (mettre des bâtons dans les roues), a-şi ieşi din ţăţâni / din balamale (sortir de ses gonds), a pune punctul pe i (mettre les points sur les i), a trage pe dracu de coadă (tirer le diable par la queue). Il est intéressant de noter qu’il existe même, dans ce domaine, comme dans le vocabulaire général, de faux amis: se lécher les babines, par exemple, ne signifie pas la même chose que a se linge pe bot. On relève par ailleurs, aussi, des expressions équivalentes, exprimant la même idée par des tropes différents: comme un cheveu sur la soupe / ca musca-n lapte; la dracu-n praznic / au diable vauvert; aux calendes (grecques), à Pâques ou à la Trinité / la sfântu-aşteaptă, la paştele cailor, când şi-o vedea ceafa, când o să-ţi crească iarbă în palmă; din lac în puţ / de mal en pis; a juca la două nunţi / courir deux lièvres à la fois, etc.
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4. Création lexicale et création folklorique 4.1. L’aire thématique du stéréotype Le roumain et le français sont des langues également riches en tropes stéréotypés mais, en roumain, à côté de l’enrichissement par le haut, puisant dans l’emprunt ou d’origine littéraire ou savante, il en existe un autre, jaillissant du terroir, enraciné dans la langue populaire, fruit de l’expérience accumulée par des gens simples s’adonnant au travaux des champs et aux activités artisanales. «Ce qui est propre au roumain» c’est qu’il se distingue, par rapport au français, par une tendance constante à tirer ses expressions des images du quotidien et de l’expérience commune des choses de la vie, des choses simples et fréquentes, voire d’une réalité rurale parfois disparue: a pus-o de mămăligă, a înţărcat bălaia, a împăca capra cu varza, mai leagă-ţi căţeaua, (prost) de dă in gropi, a bate apa-n piuă, a bate şaua să-nţeleagă calul, a ajunge la sapă de lemn, a lua (cuiva) apa de la moară, a avea ac de cojocul (cuiva), cusut cu aţă albă, a trage apa la moara lui, a juca la două nunţi, a intra în horă, a împleti cosiţă albă, de unde sare iepurele, cu ou şi cu oţet, floare la ureche, potcoave de cai morţi, a da ortul popii, a strica orzul pe gâşte. En français, cette réalité survit plutôt dans les proverbes: On ne peut être à la fois au four et au moulin. Qui sème le vent récolte la tempête.
et davantage encore dans les dictons «météorologiques» qui, ponctuant les travaux champêtres liés aux saisons, sont d’ailleurs aujourd’hui largement ignorés de la nouvelle génération: S’il pleut à la Saint-Médard, il pleut quarante jours plus tard. La neige en février brûle le blé. A la Saint-Georges, bonhomme sème ton orge / A la Saint- Marc il est trop tard.
Comme on peut le constater en regardant les exemples déjà cités et aussi ceux qui figurent infra, les formules expressives proviennent, en français, de domaines d’activité plus variées et pas toujours des milieux populaires: origine ecclésiastique: avoir voix au chapitre, un travail de bénédictin, heureux comme un pape; militaire: passer l’arme à gauche, de but en blanc (viser droit au but à l’exercice de tir); ethnique: une promesse de Gascon; de la navigation ou d’autres moyens de locomotion: perdre la boussole / le nord, plus tard perdre les pédales, avoir le vent en poupe; des phénomènes naturels: perdre la tramontane, faire la pluie et le beau temps, rompre la glace, contre vents et marées, etc. 4.2. Production d’une imagination débridée Un autre trait caractéristique du roumain, et qui représente peut-être, en même temps, sa plus grande originalité, consiste en ce que cette langue manifeste, par rapport au français,
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une préférence marquée pour l’insolite, pour le grotesque, voire pour l’absurde. Ce n’est pas que ce type de tropes stéréotypées manquent en français: on en a déjà vu des exemples; mais le vocabulaire roumain se caractérise par une incroyable richesse d’expressions pittoresques à tous les niveaux de langue –les exemples dans toutes les classes énumérées ci-dessus en témoignent– et qui sont fréquemment usitées aussi bien dans la communication orale que dans la littérature. 4.3. Des structures métriques De plus, le goût pour l’image étonnante, voire extravagante, qui transforme par l’usage la saillie en stéréotype, s’allie parfois, dans ce type de locutions, à l’un des universaux du folklore particulièrement fécond en roumain: la tendance d’imprimer la métrique à presque toutes les créations populaires, de la chanson et du poème jusqu’aux cris traditionnels lancés au cours de la danse et des fêtes; or, en roumain, cette tendance s’étend aussi à la création lexicale. Anscombre (2000) propose de considérer la métrique comme un des traits définitoires du proverbe. Il reconnaît pourtant (cf. Anscombre 1999, 2000; Schapira 1999) que la métrique caractérise aussi d’autres formules, comme les slogans généraux et publicitaires, ou des créations folkloriques, telles les comptines (auxquelles s’ajoutent, en roumain, les formules consacrées des contes de fées: A fost odată ca niciodată / că dacă n-ar fi nu s-ar povesti (Il était une fois, sinon on ne le raconterait pas…)
et les «strigături»: Foie verde foi ca viţa, joacă bade periniţa! (Feuille verte, feuille de vigne, danse jeune homme la «perinitza»4)
Il n’a jamais été remarqué, en revanche, que cette caractéristique s’étend aussi aux locutions figées (donc au vocabulaire), et que sa fréquence et son intensité permet, dans certaines langues, dont, précisément, le roumain, de considérer cette classe à la fois comme une catégorie lexicale et comme une sous-catégorie du folklore. Les locutions expressives figées résultent en effet, pour la plupart, d’une activité à caractère ludique très prononcé et témoignent d’une imagination aussi intense que féconde. En effet, alors que les traits prosodiques spécifiques aux énoncés parémiques dans toutes les langues (structure binaire rythmée et parfois rimée) apparaissent rarement en français dans les locutions syntagmatiques figées: haut et clair, clair et net, sain et sauf, avec ses cliques et ses claques, pur et dur, sans foi ni loi, sans feu ni lieu, ni vu ni connu, ces traits formels caractéristiques se retrouvent, au contraire, fréquemment, en roumain; structure binaire, Les cris scandés au cours de la danse populaire commencent traditionnellement par la formule «feuille verte». Periniţa (litt. «petit coussin») est une danse roumaine très connue dans laquelle chaque danseur choisit à son tour un(e) partenaire qu’il / elle embrasse, les deux étant agenouillés sur un mouchoir de nos jours, mais à l’origine, installés probablement sur un petit coussin.
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avec prosodie spécifique, même si elle n’est pas toujours isosyllabique: cu chiu cu vai, bine sănătos, mult şi bine, major şi vaccinat, foc şi pară, oale şi ulcele, verzi şi uscate, mort şi îngropat, de voie de nevoie; structure binaire rimée et rythmée: mare şi tare; cu casă şi masă; (a promite) marea cu sarea; sapa şi lopata, ce-i in guşă şi-n căpuşă; cu căţel şi cu purcel, mură-n gură, o gură cât o şură, ca puiul cucului pe creanga nucului, a alege până a culege, că e laie că-i bălaie, pentru unul mumă pentru altul ciumă, a se face luntre şi punte, a da sfoară-n ţară, haz de necaz, leagă teie de curmeie, de voie de nevoie, vrute şi nevrute, de la vlădică la opincă, peste mări şi ţări, din ţânţar armăsar, astăzi da mâine ba, ce ţi-e Tanda ce ţi-e Manda, etc.5 La contrainte de la rime intérieure et du rythme influent forcément sur le choix des composants. Pourquoi ne dirait-on pas mare şi puternic? Parce que mare şi tare offre, d’une part, le rythme et la rime; d’autre part, parce que, fonctionnant comme un adjectif, la locution présente, dans cette forme, l’avantage de rester invariable au masculin et au féminin. Le rythme joue aussi pour cu casă şi masă, où on aurait pu dire, avec le même effet, cu casă / masă şi pat. 4.4. Le choix des composantes de la locution Les deux cas discutés dans ce qui suit représentent deux des techniques de sélection des composantes que l’on rencontre le plus fréquemment dans le corpus des locutions binaires: a) Un seul élément choisi pour la rime: De la Iafa la Caiafa, «de Jaffa à Caïphe», signifie «tergiverser», «envoyer les gens de l’un à l’autre sans résoudre leur problème». L’expression est d’origine biblique. La version originale de l’expression était, en effet, de la Anna la Caiafa: d’Anne à Caïphe, renvoyant à l’Evangile de St. Jean, 18,13, qui raconte que Jésus, arrêté par les Romains, a d’abord été mené à Anne, beau-père du grand prêtre Caïphe, avant d’être envoyé à celui-ci. Comme ces événements avait lieu à Jérusalem, la substitution d’Anne par Jaffa –incorrection qui rend d’ailleurs la locution sémantiquement opaque– a de toute évidence pour seul but l’obtention de la rime avec Caïphe. b) Les deux éléments choisis en fonction de la rime: Dans l’exemple précédent, on constatait la recherche d’un seul terme favorisant la rime; dans d’autres cas, les deux termes sont sélectionnés en fonction de la prosodie. Le principe est le suivant: dans un même champ sémantique, on cherche deux éléments pouvant entrer dans une relation qui évoque le sens recherché, tout en assurant la prosodie caractéristique à ce type de locutions: – cu un ochi la slănină şi unul la făină –avec un œil au lard et l’autre à la farine = loucher: les deux éléments ont été sélectionné dans un même champ sémantique, qui ici est celui des aliments; făină a clairement été choisi pour satisfaire la rime, bien que varză, pâine, mămăligă auraient aussi bien fait l’affaire du point de vue sémantique et que la signification globale de l’expression serait restée la même. Ces expressions n’ont même pas besoin de traduction: leur simple prononciation fait ressortir la métrique, qui est le point que nous voulons illustrer ici.
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– a face din ţânţar armăsar –faire d’une moustique un étalon = donner de l’ampleur à une chose insignifiante. Il n’y a pas de doute que armăsar / étalon, n’est pas le premier à se présenter à l’esprit en tant que prototype de la grandeur, ni moustique, comme prototype de la petitesse. C’est la rime qui fait qu’ils aient été préférés, par exemple, dans le règne animal, à fourmi et à elefant, plus représentatifs de ces qualités en roumain.
5. Valeurs sémantiques et fonctionnement syntaxique des expressions binaires En roumain comme en français, les expressions binaires fonctionnant comme des adjectifs ou des adverbes, sont, du point de vue sémantique, des quantifieurs ou des intensifieurs. Elles sont composées soit de deux éléments pratiquement synonymes destinés à renforcer le sens global de la formule: (fr.) clair et net, sain et sauf, sans feu ni lieu (le feu étant la métaphore du foyer), des vertes et des pas mûres, (roum.) bine sănătos, foc şi pară, cu chiu cu vai, în fel şi chip, soit de deux éléments dont le second renchérit sur le premier: ni vu ni connu, mare şi tare, mult şi bine, major şi vaccinat, mort şi îngropat, etc. La plupart de ces formules ont en roumain un effet hyperbolique, provenant, précisément, de métaphores inattendues et plus extravagantes que celles qu’on trouve en français: pentru unul mumă pentru altul ciumă, cu căţel şi cu purcel, mură-n gură, ca puiul cucului pe creanga nucului, a se face luntre şi punte. A i se face părul măciucă (avec les cheveux qui se dressent en gourdin) est une image bien plus frappante que l’équivalent français les cheveux se dressent sur sa tête; cu o falcă-n cer şi cu una în pământ (avec une mâchoire au ciel et l’autre sur la terre: très en colère, disposée à vociférer grandement), când s-o întâlni malul cu dealul (quand la rive joindra la colline: jamais), évoqueraient aussi des tableaux grotesques, si les expressions n’étaient pas stéréotypées. Généralement, la formule garde l’identité morphologique de ses composantes: deux adjectifs forment un adjectif, les groupes prépositionnels fonctionnant comme adverbes - des adverbes (cf. supra: cu chiu cu vai), les noms créent des noms, même si le sens global de la résultante est idiomatique et par conséquent totalement opaque. (cf., par exemple sapa şi lopata, équivalent de la mort).6 Plus rarement, la formule change de catégorie morphologique: vrute şi nevrute signifie «des propos décousus»: a trăncăni vrute şi nevrute. Certaines expressions présentent un comportement syntaxique normal, d’autres, même syntagmatiques, comme par exemple, ni vu ni connu en français, sapa şi lopata, en roumain, restent extérieures à la syntaxe de la phrase, à la manière des interjections ou de certains marqueurs de discours; à plus forte raison restent indépendantes les propositions achevées: ce-i în guşă şi-n căpuşă7, astăzi da şi mâine ba. Cf.: Are un tratament medicamentos această boală sau… sapa şi lopata? (http://www. sfatulmedicului.ro/comunitate/boli-ale-inimii-si-vaselor/boala-nod-sinusal_20596) 7 Cette expression, quelque peu bizarre du point de vue de ses composantes, se traduit de façon non littérale par: ce qu’il y a dans la tête se trouve aussi dans la bouche, ou sur les lèvres, et signifie «être brutalement sincère». Ex: La aceasta femeie, ce-i în guşă-i şi-n capuşă. Stilul ei e de a spune pe faţă, fără menajamente, ceea ce gândeşte. (http://horoscop.rol.ro/horoscop-european/sagetator/ dragostea-si-femeia-sagetator.html) 6
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6. Des stéréotypes conversationnels Une autre originalité du roumain concerne l’importance, quantitative aussi bien que qualitative, d’une classe particulière de stéréotypes, généralement phrastiques qui, bien que s’apparentant aux proverbes, n’en sont pas réellement. Il s’agit de phrases figées, servant de catalyseurs au cours de la conversation; elles constituent le plus souvent un cliché qui décrit ou commente par une métaphore consacrée la situation de la locution ou la question en discussion. Kleiber (1989) les appelle des «phrases épisodiques», Anscombre (2000) des «phrases situationnelles», nous-mêmes (1999: 88-89) des «lieux communs conversationnels». Ces stéréotypes existent dans les deux langues, avec la même fonction. En français: Trop c’est trop. Un sou est un sou. Il y a de l’orage dans l’air. Un ange passe. La marié était trop belle. Il faut de tout pour faire un monde. Tous les goûts sont dans la nature. On en apprend tous les jours… Honni soit qui mal y pense. En roumain: A nimerit orbul Brăila.8 (Même l’aveugle a su arriver à Braïla – se dit à quelqu’un qui craint de ne pas trouver l’endroit recherché); Mult a fost, puţin mai este. (Le gros est déjà passé, il ne reste plus que peu à faire – donne du courage pour achever un parcours ou un travail); La soare te poţi uita dar la (cineva) ba (On peut regarder le soleil mais non lui / elle – est la description d’une personne, généralement un compliment, parfois une insulte: La soare te poţi uita dar la ele ba, sunt îngrozitoare. (Internet)
Et aussi: Greu la deal cu boii mici. (Il est difficile de monter la pente avec de petits bœufs/ une faible monture) Te faci frate cu dracul până treci puntea. (On fraternise avec le diable jusqu’à ce qu’on passe le pont). Gând în gând cu bucurie. (Même pensée dans la joie – se dit quand le locuteur et l’interlocuteur ont simultanément la même idée). Mare-i grădina lui Dumnezeu! (Le jardin de Dieu est bien grand, équivalent de «il faut de tout pour faire un monde»). Vrabia mălai visează (Le moineau rêve de maïs signifie «rêver de choses impossibles»). Les structures binaires rythmées prédominent, souvent assaisonées de rimes intérieures:9 Frate, frate dar brânza-i pe bani (bărbate). (N’)ai carte, (n’)ai parte. Batrâneţe haine grele… Ce-i în mână nu-i minciună. Ce-am avut şi ce-am pierdut. De haram a venit de haram s-a dus. In buze miere şi-n inimă fiere. Unde dai şi unde crapă. Bate şaua să-nţeleagă calul. Intre două nu te plouă. S-a-ntâlnit malul cu dealul. Şade dracu-n baltă şi râde de altul. Pică pară mălăiaţă în gura lui nătăfleaţă.
Ville roumaine sur le Danube. A titre d’exemple: Frate, frate dar brânza-i pe bani (bărbate) (On a beau être frères, le fromage doit se payer: il ne faut jamais perdre de vue son intérêt); Şade dracu-n baltă şi râde de altul.(Le diable est assis dans l’étang et se moque des autres - une personne qui se moque des autres se trouve en réalité dans une situation plus grave que la leur.)
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Quant à uite popa nu e popa, l’expression a un succès particulier, surtout détournée, en substituant d’autres noms à popa.10 Les lieux communs conversationnels roumains diffèrent des français par leur quantité aussi bien que par leur structure qui les rapproche formellement des proverbes. Ce n’est donc pas étonnant que, dans les dictionnaires et les recueils, on les trouvent parfois classés comme des proverbes. La plupart présentent en effet les caractéristiques formelles des énoncés parémiques (ils sont, en d’autres termes, «proverboïdes»): structure binaire, rythme et rime intérieure; la plupart, comme les proverbes, s’appliquent au discours de manière métaphorique. Certains peuvent en effet prêter à discussion; ce sont surtout les phrases génériques qui prétendent transmettre un enseignement tiré de la sagesse populaire: La plăcinte înainte, la război înapoi. Lauda de sine nu miroase-a bine. Interesul poartă fesul. Dacă-i dai nas lui Ivan, el se suie pe divan.
Très souvent, cependant, les recueils qualifient ces phrases de «zicătoare», «zicale» ou «dits» en français. Zicătoare est définie par le DEX de la façon suivante: ZICĂTOÁRE, zicători, s.f. 1. Frază scurtă, uneori rimată, asemănătoare maximei, prin care poporul exprimă în mod metaforic o constatare de ordin general, filozofic, un principiu etic, o normă de conduită «(Phrase courte, parfois rimée, ressemblant à la maxime, par laquelle le peuple exprime de manière métaphorique une constatation d’ordre général, philosophique, un principe éthique, une norme de conduite, etc.)
L’accent est donc mis ici sur la constatation, sur le fait de commenter, au moyen d’un stéréotype, ce qui a été dit au cours de la conversation.
7. Conclusion Le roumain et le français sont tous les deux des langues riches en tropes stéréotypés. Les locutions expressives figées se sont fixées en langue grâce à leur potentiel stylistique initial, qui a capté l’attention et a stimulé l’imagination des usagers à travers le temps. Au jeu des images, des allusions et des métaphores, l’usage a ajouté une prosodie aux effets à la fois mnémotechniques et plaisants: une métrique faite de rimes, rythme, assonances et allitérations, parfois réussie, souvent imparfaite mais rapprochant toujours la locution de la création littéraire populaire. Le roumain, nous l’avons vu, transforme l’expression idiomatique en une vraie forme littéraire brève. Que ses moyens poétiques formels ne soient pas parfaits, cela ne change en rien l’essence même du phénomène qui, en français comme en roumain, se manifeste de la même manière dans la parémie. Dans ces créations populaires collectives, polies par des générations de locuteurs au cours des siècles, le trait formel le plus Uite grâul nu e grâul (Voici le blé, pas de blé - serial TV) Uite Conex, nu-i Conex. Aşadar, Mihai Chirică o scaldă. http://old.ieseanul.ro/articol/ziar/iasi/uncadou-de-milioane-pentru-nelu-prisecaru/8993/0/print/ 10
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saillant, ainsi que le remarque Anscombre (2000:19) n’est pas la rime mais le rythme: c’est le rythme qui forme la structure sonore de l’expression, c’est sur cette charpente sonore que se greffent des allitérations, des assonances et des rimes. Bien plus que leur compatibilité avec le contexte, ce sont ces effets prosodiques qui dictent le plus souvent le choix des composants lexicaux d’un grand nombre de ces locutions. C’est là sans doute l’une des raisons de l’existence de cette pléthore d’expressions bizarres ou absurdes et du fait que le corpus roumain présente une telle prédilection pour le non-sens. Il n’est pas exagéré, par conséquent, de parler d’une poétique des locutions expressives figées en roumain, de la manière dont on peut parler, par exemple, d’une poétique des structures parémiques.
Bibliographie Anscombre, Jean-Claude (2000): Présentation. In: Langages 139, 3-5. –– (2000): Parole proverbiale et structures métriques. In: Langages 139, 6-26. –– (2006): L’étude et la traduction des formes sentencieuses: notions et problèmes. In: Lux Coreana 2, 5-27. Greimas, Algirdas Julien (1960): Idiotismes, proverbes, dictons. In Clex 2, 41-61. Schapira, Charlotte (1997): La Maxime et le discours d’autorité. Paris: SEDES. –– (1999): Les Stéréotypes en français. Proverbes et autres formules. Coll. «L’essentiel français». Paris: Ophrys.
Andreu Sentí i Pons (Universitat d’Alacant)
La modalitat i l’evidencialitat. Un estudi de deure epistèmic als segles XV i XVI1
1. Introducció L’objectiu d’aquesta comunicació és analitzar els valors pragmaticosemàntics epistèmics de l’auxiliar deure en el català dels segles XV i XVI. Aquesta perífrasi modal d’obligació es va formar en la llengua llatina i des de llavors que s’està gramaticalitzant, la qual cosa ha suposat un procés de canvi semàntic i enriquiment de la perífrasi amb valors nous: el futur programat i la necessitat epistèmica (Sentí 2010a, en premsa, 2010b). Al segle XV, sembla que els valors que han sorgit ja no són només interpretacions pragmàtiques sinó que s’han semantitzat –o estan a punt de fer-ho. Al segle XVI, el valor de futur gairebé desapareix, mentre que el significat epistèmic es consolida i es convencionalitza. Amb les dades que ens aporta el Corpus Informatitzat del Català Antic (CICA), i amb les eines de la lingüística descriptiva, postularem una anàlisi de deureE2 com a marcador de l’evidencialitat inferencial –basant-nos en les aportacions teòriques de Dendale (1994), Plungian (2001), Squartini (2008) i Cornillie (2007, 2009).
Aquest treball ha estat fet en el si de la beca FPU (AP2008-04301) del Ministeri d’Educació del Govern d’Espanya. S’emmarca en el grup de recerca de la Universitat d’Alacant Traducció de clàssics valencians a llengües europees: estudis lingüístics, literaris i traductològics comparats (ref. VIGROP-125). A més a més, dels projectes de recerca pertanyents a la matriu del Projecte IVITRA (http://www.ivitra.ua.es): Gramàtica del català antic del MICINN (ref. FFI2009-13065), Constitució d’un corpus textual per a una gramàtica del català antic (Gca) de l’Institut d’Estudis Catalans (PT2008-S0406-MARTINES01), i DIGICOTRACAM de la Generalitat Valenciana (Programa Prometeo per a Grups d’Investigació en I+D d’Excel·lència, ref. PROMETEO-2009-049, aquest és un projecte cofinançat pel FEDER de la UE: http://www.digicotracam.ua.es). 2 D’ara en avant, ens referirem a l’accepció epistèmica de l’auxiliar deure amb deureE. I amb deureD per al valor original deòntic de la forma. Una altra abreviatura és: ms. ‹manuscrit›. 1
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2. Marc teòric: l’evidencialitat L’evidencialitat és un domini semàntic que expressa la procedència de la informació que hom dóna. Willet (1988: 55) ha resumit les diferents aproximacions entorn a aquest àmbit de recerca i ha arribat a la conclusió que «evidentiality is the linguistic means of indicating how the speaker obtained the information on which s/he bases an assertion». La recerca sobre l’evidencialitat va començar amb llengües autòctones de l’oest dels EUA, de l’Himàlaia i del Mar Negre, precisament perquè aquestes llengües, especialment, marquen l’evidencialitat amb elements gramaticals específics i separadament d’altres categories gramaticals (Willet 1988: 64), o bé com a marques obligatòries. És a dir, hi ha llengües al món que donen molta importància a la font de la informació, tanta com ara n’atorguen les llengües romàniques al temps o l’aspecte. I per això, cada llengua codifica gramaticalment un àmbit semàntic o altre. Per exemple, el wintu i el patwin (EUA) tenen diferents sufixos (i algun auxiliar) per a marcar diferents fonts de la informació: evidencial directe visual, inferencial, rumor, etc. Hi ha moltes llengües que codifiquen l’evidencialitat junt amb altres categories (aspecte, temps, persona o mode), és a dir, aquests valors se superposen en un mateix element gramatical o lingüístic, com ara «the evidential suffixes in Wintu also serve as that language’s only markers of temporal orientation» (Willet 1988: 55). Per tant, tenim un problema teòric que ja havia anunciat Willet (1988: 56): «the problem of the interaction of evidentiality with other areas of grammatical meaning». Quan hom ha volgut traslladar els estudis de l’evidencialitat a les llengües romàniques s’ha trobat que aqueix problema era encara major, pel que fa a la relació amb la modalitat, la qual cosa ha generat un debat candent i no resolt. Al llarg de tota la recerca que s’hi ha dedicat3, s’han fet diferents propostes teòriques. Algunes consideren que són dos dominis semàntics diferents; d’altres veuen una relació d’inclusió: l’evidencialitat és bàsicament modal o, a l’inrevés, l’evidencialitat abraça els valors epistèmics; i també han aparegut veus que explicaven la relació a partir de la intersecció d’aquests dos dominis en un punt: la necessitat epistèmica. Precisament aquesta dificultat teòrica es concentra en aquest punt: l’evidencialitat inferencial i la modalitat epistèmica. Tradicionalment, hom havia tractat deureE –així com els equivalents en les altres llengües romàniques i d’altres grups lingüístics– com a auxiliar modal que expressa necessitat epistèmica. Tanmateix, darrerament s’han proposat anàlisis dels valors modals epistèmics des de l’òptica de l’evidencialitat (Dendale 1994; Squartini 2008; Pietrandrea 2005; Cornillie 2007; entre d’altres). És a dir, han proposat entendre aquests auxiliars com a evidencials inferencials, ja que és el procés inferencial l’element bàsic pel qual s’expressarà un grau o altre de fiabilitat. En altres paraules: el valor epistèmic de deure és el resultat del procés inferencial que expressa. Com més clares siguen les proves o premisses sobre les quals basa el parlant la inferència, major fiabilitat té la informació, en termes de l’evidencialitat. En resum: en el contínuum epistèmic del compromís del parlant amb la veritat de la proposició, podem establir un grau major o menor de fiabilitat segons l’origen de la informació. Vg. Dendale / Tasmowski (2001: 341-343), Pietrandrea (2005: 29-34), Nuyts (2006), Cornillie (2007: 9-13) i Sentí (2010b: §3.4.2) per a una síntesi de les diferents posicions de la lingüística contemporània sobre la relació entre evidencialitat i la modalitat.
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Aquestes dues categories semàntiques, doncs, es connecten en l’auxiliar deure (i equivalents francès devoir, espanyol deber, italià dovere, anglès must, occità dever, etc). Per tant, en aquesta perífrasi localitzem el principal problema teòric que tenim: «The exact nature of the relationship between the two semantic domanins», com han subratllat Dendale / Tasmowski (2001: 340). De fet, encara no hi ha un criteri clar sobre l’estatus d’aquesta relació, com ho demostren les diferents i diverses aproximacions teòriques. 2.1. Tipologia d’evidencials Tradicionalment, hom ha diferenciat entre evidencialitat directa (el parlant ha percebut directament la informació, per qualsevol sentit) o indirecta (el parlant ha obtingut la informació d’algú altre, o bé, l’ha inferida a partir del raonament o de proves observables). Segons Willet (1988), doncs, hi ha tres tipus d’evidencialitat, la directa (proves visuals, auditives o d’altres sentits), la indirecta reportada (rumor) i la indirecta inferida (que pot distingir-se entre si la inferència es basa en proves observables o només en el raonament enciclopèdic). Aquest esquema ha estat reformulat per Plungian (2001), el qual proposa una distinció tipològica de l’evidencialitat. A partir de la distinció entre evidencialitat directa, inferencial i reportada elabora una classificació tipològica de tres grups tipològics: 1. Llengües que distingeixen entre valors reportats i no reportats (aquests últims no serien evidencials), com ara el lezgian (llengua caucàsica). 2. Llengües que distingeixen entre coneixement directe vs. coneixement indirecte (reportat o inferencial), com ara les llengües balcàniques. 3. Llengües que distingeixen els tres tipus d’evidencialitat, i per tant poden distingir entre intervenció personal o mediatitzada, i entre coneixement directe o indirecte, com ara llengües autòctones de l’oest nord-americà, és a dir, les que tenen un sistema evidencial més complex. Aquesta classificació tipològica de Plungian pot fer llum sobre el problema de la intersecció entre la modalitat i l’evidencialitat, com tractarem a continuació. 2.2. Un problema teòric: la relació entre la modalitat i l’evidencialitat La distinció tipològica que ha proposat Plungian (2001) obre la porta a una alternativa intermèdia, és a dir, considerar que l’evidencialitat i la modalitat són dos àmbits semàntics diferents, però que en un grup tipològic de llengües concret els evidencials també són marques de modalitat epistèmica. El grup (ii), anomenat «sistema d’evidencials modalitzats», representa llengües que tenen marcadors generals per a l’evidencialitat indirecta (siga reportada o inferencial). Aquests marcadors poden assumir un valor epistèmic, atès que s’estableix un paral·lelisme entre la font de la informació del discurs i la fiabilitat que li atorga: «visual information is thought to be most reliable, whereas mediated information is the least reliable» (Plungian 2001: 354). Dendale / Tasmowski (2001: 344) han resumit en dos punts aquest problema. El primer és si l’evidencialitat és una categoria gramatical; i el segon, com decidim anomenar els elements lingüístics amb diversos valors –com és el cas de deure evidencial-epistèmic.
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Lazard (2001) proposa dos criteris per a solucionar el primer problema: una forma lingüística ha de tenir l’estatus de categoria gramatical evidencial si forma part del sistema gramatical de la llengua i no del lexicó, i el seu significat semàntic-pragmàtic ha de ser bàsicament referent a la font de la informació. Per això distingeix tres tipus de llengües respecte de l’expressió de la font d’informació: 1. Llengües en què l’evidencialitat ha esta gramaticalitzada 2. Llengües en què s’expressa l’evidencialitat amb elements lèxics 3. Llengües en què l’evidencialitat s’expressa per formes que tenen un valor central que pot expressar alguna cosa més. Conseqüentment, hauríem de situar el català entre el tercer grup, almenys quant a deure, atès que és un element gramatical del català (un auxiliar) i que el seu valor central és evidencial inferencial, i pot expressar alguna cosa més, com ara significats epistèmics.4 Pel que fa al segon problema, cal preguntar-se si és adequat el terme evidencial per a marcadors gramaticals que tenen altres valors no evidencials. Caldria saber quin n’és el valor bàsic. I això és una tasca difícil d’afrontar. Aquest és el cas de l’auxiliar deure –i equivalents– que expressen (1) l’origen de la informació de la proposició (evidencialitat inferencial) i (2) el grau de compromís del parlant amb la veritat (modalitat de necessitat epistèmica). 2.2.1. L’evidencialitat inferencial i el procés inferencial de creació de la informació Precisament, Dendale (1994) s’ha ocupat d’això. I postula la hipòtesi següent: el valor bàsic de devoirE és evidencial inferencial perquè el seu significat prové de «l’opération de création d’information sous-jacente à ce verbe» (Dendale 1994: 34). I és d’aquest valor bàsic que es deriven diferents valors modals: necessitat, quasi-certesa i probabilitat (diferents graus de l’escala del compromís del parlant amb la veritat de la proposició). El procés inferencial pot ser lògic (deductiu) o no lògic (inductiu). El procés de creació d’informació deductiu (és a dir, un sil·logisme) és aquest: una conclusió (q) és inferida per dues premisses, una premissa (p) major (és un principi general implicatiu) i una premissa (p) menor (és una proposició simple no implicativa): (1) pmajor → q pmenor ... q
Difícilment podrem trobar les dues premisses explícites en un discurs. Sovint trobem explicitada la premissa menor (en una proposició causal) i, en canvi, la major sol ser un precepte general que deduïm del context. Per exemple, a (2) trobem la premissa menor explícita (el subratllat), mentre que la major és un principi general que podem compartir i que es deriva del context: (2)
Emperò tots temps digueren que certament devia ésser bon cavaller, car, encara que fallís a cortesia, no havia fallit a cavalleria. (Curial: 164, 1425-48 [ms. 1442-58])
Tanmateix, com apunten Dendale / Tasmowski (2001: 344), aquesta solució no és tan senzilla: el mateix Lazard (2001) afirma que l’evidencialitat no ha estat gramaticalitzada en anglès, mentre que Anderson (1986: 275) considera l’auxiliar anglès must com a evidencial. Malgrat aquesta crítica, considerem vàlida la proposta de Lazard per a aproximar-nos a l’estudi de deure.
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Així, la premissa major és «Si algú no incompleix mai les normes de la cavalleria és perquè és un bon cavaller»; i la menor «Si Curial no ha fallat mai cavalleria és un bon cavaller». La inferència deductiva és de caràcter consecutiu (complir les normes → ser bon cavaller), i expressa una relació de causa-efecte: deu ser bon cavaller perquè ha complit sempre les normes de l’orde de cavalleria. Aquest és, doncs, un sistema deductiu, lògic, que es fonamenta en un procés de creació d’informació del parlant, i que és la base del significat evidencial inferencial. El resultat del procés és una proposició que s’acosta molt a l’expressió de la certesa, ja que si les premisses són certes, la conclusió ho ha de ser per força. I d’ací el seu caràcter lògic. Per això, quan deure assumeix aquest paper inferencial deductiu té com a conseqüència un valor de necessitat epistèmica en un grau alt de certesa. D’altra banda, el procés d’inferències no lògiques (inducció, càlcul i estimació) és diferent al deductiu: primer, hom observa les proves; en segon lloc planteja hipòtesis per a provar de descriure la situació en relació amb el seu coneixement personal del món; i, finalment, avalua la validesa de la conclusió (Cornillie 2007: 193-194). La inferència inductiva, doncs, no és lògica: no es fonamenta en inferències implicatives sinó que el coneixement general del parlant entra en el procés inferencial. En conseqüència, els valors modals que expressarà són de menor fiabilitat en l’escala de la certesa. En definitiva, si l’auxiliar evidencial respon a un procés deductiu o inductiu expressarà un grau major o menor (respectivament) de fiabilitat del discurs o de compromís epistèmic. És per això que la hipòtesi de Dendale (1994) atorga a devoirE un valor bàsic evidencial inferencial que pot manifestar diferents graus de certesa epistèmica segons el procés inferencial (deductiu / inductiu) utilitzat. A més a més, justifica la varietat de valors epistèmics de devoir en el contínuum +/- certesa pel fet que el procés de creació de la informació és subjectiu i «sujette à des variations individuelles». Aquesta hipòtesi es fonamenta en dues constatacions: (i) El valor evidencial de devoirE és «unique et stable, alors que sa valeur modale est plurielle et variable» (Dendale 1994: 37). Des del punt de vista evidencial, devoir sempre fa referència a la inferència (és a dir, al procés de creació d’informació) i no a cap altra font de la informació (directa o reportada). En canvi, el valor epistèmic varia en el contínuum del grau de certesa de la proposició. (ii) DevoirE expressa un grau de certesa (major / menor) de la proposició segons les característiques de les tres parts del procés de creació de la informació a la qual es refereix el verb. Per tant, el valor modal epistèmic és una derivació del valor evidencial. 2.2.2. Noves propostes en les llengües romàniques En els últims anys hi ha hagut noves aportacions al voltant d’aquest problema teòric aplicat a la Romània, especialment el francès, l’italià i l’espanyol: Nuyts (2001, 2006), Cornillie (2007, 2009), Pietrandrea (2005), Squartini (2003, 2008). S’ha posat atenció especialment sobre l’espai semàntic evidencial-modal que abraça l’auxiliar deure (i equivalents) i el futur epistèmic. Squartini (2008) proposa distingir entre l’origen de les proves (source of evidence) i el mode o tipus de coneixement (mode of knowing). L’origen de les proves fa referència al lloc d’on s’adquireix la informació, és a dir, si el parlant es basa en alguna prova directa que ha
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observat visualment (i, per tant, seria fonamentalment un origen extern) o si el parlant es basa en el seu propi raonament o coneixement (per tant, seria un origen intern al parlant). D’altra banda, el mode de coneixement és el procés que permet l’adquisició de la informació, que pot ser inferencial, reportat, testimoniatge visual, etc. En aquest marc, Squartini (2008) considera que l’evidencialitat inferencial, en francès i italià, pot expressar tres valors, segons l’origen extern o intern de les proves: 1. La inferència circumstancial o específica es basa en una prova externa directa (percebuda pels sentits, especialment visual). Equivaldria al procés inferencial deductiu i abductiu. Només devoir i dovere poden expressar-lo. 2. La inferència genèrica no es basa en cap prova externa, sinó en l’experiència personal prèvia del parlant o en el coneixement enciclopèdic. Podríem relacionar aquesta funció amb la inferència inductiva o no lògica.5 Poden expressar-lo dovere, devoir i els futurs epistèmics d’aquestes llengües. 3. La conjectura pura fa referència a una informació que prové de l’interior del parlant sense cap mena de prova externa, més enllà de l’especulació. S’explicita que el parlant no es basa en proves externes. Només el futur epistèmic pot expressar la conjectura, en francès i en italià. Squartini (2008: 924) arriba a la conclusió que devoir i dovere només poden expressar la inferència circumstancial i genèrica, però no la conjectura.6 En canvi, els futurs epistèmics d’aquestes llengües només poden expressar la inferència genèrica i la conjectura. Amb aquestes dades empíriques, Squartini (2008) considera que tots tres valors responen a un mateix mode de coneixement, atès que són valors produïts pel procés de raonament del parlant, és a dir, són processos inferencials. En canvi, l’origen de les proves sobre les quals es basen aquests valors és diferent: la inferència genèrica té una font externa (prova sensorial), en canvi la conjectura només es basa en el raonament i coneixement del parlant. Al mig, hi ha un espai intermedi (inferència genèrica) que té una part de proves externes i una part d’implicació del coneixement del parlant. Pel que fa a la relació amb la modalitat, Squartini (2008) argumenta –a partir d’Anderson (1986)– que trobem dues dimensions independents (l’evidencialitat i la modalitat epistèmica), però paral·leles, ja que un extrem (inferència circumstancial) pot relacionar-se amb la necessitat epistèmica forta, mentre que l’altre (la conjectura) amb la possibilitat epistèmica. Cornillie (2009) distingeix, també, entre dues categories diferents per a l’evidencialitat i la modalitat epistèmica, alhora que defensa que el valor bàsic d’auxiliars com deure és evidencial. Tanmateix, discuteix Squartini (2008) ja que afirma que no hi ha una vinculació entre el tipus d’inferència i un valor epistèmic, sinó que tant un extrem (inferència circumstancial) com l’altre (la conjuctura) poden expressar valors epistèmics diferents, diferents graus de compromís del parlant.7 La proposta de Cornillie postula que els marcadors evidencials no La distinció entre inferència circumstancial i genèrica és tipològicament vàlida (Squartini 2008). Els exemples són, respectivament, per a la inferència circumstancial, genèrica i la conjectura (Squartini 2008: 299, 294): [Indicando un ragno] Attento, deve essere ancora vivo, perché ho visto che si muove [Suonano alla porta] Deve essere il postino ?? [Suonano alla porta] Non aspettavo nessuno; deve essere Gianni 7 La inferència circumstancial pot expressar un grau alt de compromís epistèmic (necessitat) i un grau 5 6
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expressen un grau de fiabilitat segons quin tipus d’evidencial són, sinó que la fiabilitat és major quan és un valor intersubjectiu (és a dir compartit entre el parlant i la societat) i és menor quan és un valor subjectiu (del parlant) (Nuyts 2001). El problema és que s’ha volgut relacionar els conceptes epistèmics de l’avaluació de la probabilitat (segons el grau de compromís del parlant) amb una major o menor fiabilitat de l’avaluació de les proves (evidencials).
3. Un valor evidencial per a deureE? Partirem de la proposta de Plungian (2001) que considera que hi ha llengües que tenen un «sistema d’evidencials modalitzats» que, com deure, tenen un valor central inferencial (evidencial) però que poden expressar altres valors (modals). Així com també entenem que deure és una mostra que el català és del tipus de llengües que Lazard (2001) va agrupar pel fet que l’evidencialitat s’expressa amb formes que tenen un valor central que també pot expressar alguna cosa més. En primer lloc, doncs, assumim el paper de deure d’auxiliar inferencial que expressa tot un procés de creació de la informació, seguint els paràmetres de Dendale (1994). Si mirem el subcorpus del segle XV, trobem que poc més de la majoria d’ocurrències (52,85%) de deureE admeten una lectura evidencial de tipus inferencial deductiva o circumstancial, en termes d’Squartini (2008): (3)
... a denotar la potestat que han de batallar, que ·V_m· anys ha que no fan alre sinó batallar. E donchs, com ne deuen saber l’art! (Sermons: 262, 1410-1415 [1445-49])
(4)
Poria algú ací respondre que de la sua Passió, car més se devia dolre de ço que més volia (Malla_Memorial: 105, 1420-30 [1425-49])
(5)
emperò pensàvan que no degueren escapar, car eren quasi morts com los tragueren de la galera, e no·ls pronusticàvan a vida. (Curial: 311, 1425-1448 [1442-1458])
(6)
Pensau lo cor del duch quin devia star, que ves a Tirant en tan gran congoxa ésser posat, car pensava que l’aguessen mort o apresonat. (Tirant: 906, 1460 [1490])
De la resta d’ocurrències (47,14%), la majoria responen al mecanisme inductiu, com ara (7-8) –algunes ocurrències expressen càlcul, com (9). És a dir, es fonamenten amb alguna prova externa que els permet la inferència, però també incorporen el coneixement intern del parlant –és equivalent a la inferència genèrica (Squartini 2008): baix (possibilitat): There is a wounded dog lying on the other side of the street. It must be in pain There is a wounded dog lying on the other side of the street. It may be in pain El futur conjectural també pot expressar probabilitat i possibilitat –respectivament: [Suonano alla porta] Sarà sicuramente il postino [Suonano alla porta] Forse sarà il postino
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(7) Lo emperador, que sabé que lo conestable era allí, pensà Tirant hi devia ésser tanbé. (Tirant: 855, 1460 [1490]) (8)
Com la princessa cridà lo primer crit, ho sentí la Viuda Reposada e agué plena notícia que la causa del cridar havia fet Plaerdemavida, e que Tirant devia ésser ab ella. (Tirant: 904, 1460 [1490])
(9) E cascuna ànima tenia sendos rams de palma en la sua mà, e ací solament parle dels màrtirs. Ara donchs, quants deuen estar los doctors, confessors, vèrgens e penidents! E donchs, quinya multitud deuen ésser! (Sermons: 223, 1410-1415 [1445-1449])
I encara n’hi ha algunes –poques– que semblen tenir un significat epistèmic pur, ja que és difícil trobar rastre del procés inferencial (10) –tot i que seria discutible:8 (10) E Curial, lo qual tenim entre mans, bé·s devia recordar que al rey Ezechies, per pecats que comés, li foren tolts quinze anys de la vida humanal (Curial: 269, 1425-48 [1442-58])
L’anàlisi de l’auxiliar deureE com a evidencial, doncs, ens permet observar que darrere el valor modal epistèmic hi ha el tipus d’inferència realitzada –i que aquesta té una equivalència en el grau de fiabilitat de la informació: – inferència implicativa lògica (deducció) implica certesa, – inferència no lògica (inducció, càlcul) implica quasi certesa, – epistèmic (la font és el parlant) implica probabilitat. DeureE, doncs, al segle XV és un auxiliar evidencial de caràcter inferencial que majoritàriament opta per un procés de creació d’informació lògic, deductiu. En canvi, les perífrasis epistèmiques del segle XVI són majoritàriament inferències inductives, en termes de Dendale (1994), o genèriques, en termes d’Squartini (2008): (11) ... perquè les fiu donar del forment de Molín de Rey ý, si vós no u sabeu, Miquel o mossèn Francesch ho deuen saber ý se’n deuen recordar de les dos quarteres de dona Stefania, o vós, o mossèn Bolet, ho deuen saber. (Estefania: carta 194, 1522-1542) (12) Don Pedro: Que crua resposta fonch aqueixa ý que dolorosa degué ser de oir en tan gran necessitat. (Despuig_Col·loquis: 118, 1557)
Per tant, segons el corpus, deure marca una inferència bàsicament deductiva fins el s. XV –quan s’anivellen els dos tipus. A partir del s. XVI predomina la inferència inductiva.9
Potser és més adient no admetre aquesta lectura conjectural i entendre que també és una inferència inductiva. En tot cas, no són mostres de contraexpectativa com els exemples de l’italià contemporani (vg. nota al peu 6) 9 Cornillie (2007: 198-206) estudia l’espanyol contemporani deber, del qual diu que té una majoritària preferència per a expressar la inferència inductiva (59, 21%) i epistèmica (35, 53%); la lectura deductiva es redueix al 5, 26%. 8
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3.1. Alguns problemes de la lectura evidencial de deureE L’anàlisi semàntica que hem proposat per explicar els valors de deureE als segles XV i XVI presenta alguns esculls. Moltes de les ocurrències de deureE col·loquen amb proposicions principals com ara jo crec que, me par que o similars: (13) O Quina consciència hauràs si la infidelitat prens per companyona. Però par-me que tu deus haver begut aquella aygua de la font hon morí lo bell Narciso, qui fa fugir de la memòria totes les coses passades ensemps ab la honor. (Tirant: 738, 1460 [1490]) (14) Lo cor sentit de Tirant, prestament presumí que algun cars havia seguit a la princessa, segons los grans crits que ell sentia donar a hòmens e a dones, e cregué fermament que axí devia ésser. (Tirant: 751, 1460 [1490]) (15) com que en la una apparegués una quasi extrema bellesa, la qual ab castedat ha sovent gran contesa, ut Ovidius ait e bé ·m semblava que en temps passat degués aquella haver menat plet contra virtut e mesurada vida, e que·l seu cors fos estat longament subjugat a peccat. (Sermons: 159, 1410-15 [1445-49]) (16) E no sies admirat si, com a cavaller fugitiu de batalla, de mon senyor te fas demanda, car yo crech que tu, crestià, deus saber molt en les armes, e seguides que deus haver guerres segons los senyals que en tu se mostren. (Tirant: 1109, 1460 [1490]) (17) E com la dita hystòria e actes del dit Tirant sien en lengua anglesa, [...] opinant per yo ésser stat algun temps en la illa de Anglaterra degués millor saber aquella lengua que altri; (Tirant: 61, 1460 [1490]) (18) havia sentit plànyer una veu que paria de dona e no sabia qui era. E pensava que per aquella dona devia ésser stada aquella remor que fehien. (Tirant: 911, 1460 [1490])
Aquestes construccions creixen notablement al segle XVI: (19) Vostra senyoria·l me comana. Pense que deu ser altre ab qui pensava enviar-la. (Estefania: carta 96, 1522-1542) (20) Crec jo devia ésser devall lo mirador. (Grandeses: 163, XVIb) (21) lliura a raó la quortera [...] poch a sinquanta, ý tot l’altra a ·quoranta_vuyt· e·[n] pres en dies pasats, que jo crech que devia esser a mitgant max. (Illes XVI-26: 453, XVIb) (22) Ý consentí que dormís Caldés ab ell tot lo camí fins al Villarejo; que jo sospití lo que devia ser, que, encara que no·s clamava sinó del cap, veya·l anar coxo, ý axí proveý que no dormís ningú ab ell... (Estefania: carta 46, 1522-1542)
Segons Dendale (1994: 37) «DevoirE s’oppose insi du point de vue évidentiel à [...] des marqueurs comme je sais que / je crois que, qui signalent que l’information apportée par le locuteur est directement puisée dans son stock de croyances ou de connoissances». El corpus
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mostra que deureE col·loca sovint amb verbs principals d’aquest tipus: creure, semblar, parèixer, opinar, pensar. Hi concorren quan deure té un valor inductiu –com a (13-15)– i també quan és deductiu –(16-18). El procés inductiu pot admetre la presència d’aquests verbs atès que una font de les proves és interna al parlant, és a dir, el seu coneixement enciclopèdic i, per tant, intervé en el procés inferencial. Tanmateix, no hauria de ser propi del deure deductiu, com afirma Dendale. Cornillie (2007: 203) justifica la presència d’aquest tipus de verbs juntament amb valors deductius de deber així: «The potentially deontic dimension of deber can be neutralized by a subjective hedge such as creo que». El corpus mostra que siga quin siga el procés inferencial de deureE, la perífrasi admet diferents col·locacions que poden modificar el valor epistèmic que expressa. Llavors, tant un procés inferencial deductiu com inductiu poden incorporar encapçalaments –per exemple, me par que, opinant o cregué fermament– que mostren major presència del parlant (valor epistèmic) i un menor pes inferencial (evidencial). Així doncs, caldrà matisar la diferència entre l’un i l’altre tipus d’inferència. D’altra banda, aquest model dificulta la interpretació semàntica en casos com (23) en què les premisses no s’expliciten i, per tant, ens pot conduir a interpretar com a no deductives i, conseqüentment, d’un grau mitjà/baix de certesa. Tanmateix, en altres ocurrències com (24), deure expressa un alt compromís del parlant amb la veritat de la proposició (molt pròxim a la modalitat deòntica) i, en canvi, no hi trobem rastre de cap procés inferencial deductiu si no ens adrecem al coneixement enciclopèdic del món compartit pels interlocutors: (23) no sabia què dir, sinó que ell axí mateix se traballava ab tot son saber en dir e fer totes les coses que a Curial podien e devien plaure. (Curial: 361, 1425-1448 [1442-58]) (24) çò fon per la ombra del cors de Jhesuchrist, la qual tocà a ell e no tocà l’altre ladre; car sola ombra de sent Pere sanava los malalts corporalment: bé los devia sanar spiritualment la ombra de Jhesús. (Malla_Memorial: 265, 1420-30 [1425-1449])
Al capdavall, en un context comunicatiu no sempre trobarem rastres del procés inferencial que s’haja pogut produir, i d’altra banda, no veiem sempre evident la relació entre un àmbit semàntic i l’altre. Una altra dificultat que presenta aquesta perspectiva és l’explicació del canvi semàntic si prenem deure com a evidencial. Sembla més entenedor analitzar el canvi semàntic (deòntic > epistèmic o deòntic > evidencial inferencial) des d’una òptica modal (Traugott / Dasher 2002), ja que els valors epistèmics que sorgeixen de deureD passen per un procés de generalització del valor i de significats ambigus (de transició) que difícilment entendríem com a evidencials (Traugott / Dasher 2002; Sentí 2010b). Sense que això impedisca de reconèixer el caràcter inferencial de deureE. Precisament, sembla difícil considerar evidencial una de les primeres ocurrències de deure que admeten una lectura pragmàtica epistèmica: (25) S[einors], per aqesta f[ila] devem entendre les gentz qi eren meinscredents; e enaixí com aqesta f[emna] pregava per sa fila, tot exament Sancta Eglésia no cese de pregar per son poble qe vinga a salvament, zo és, a la fe de Crist. (Homilies: 125, c. 1200)
Des de l’òptica de l’evidencialitat, és difícil trobar un tractament adequat per a aquestes ocurrències que mostren el canvi semàntic. Tanmateix, en termes generals, la proposta
La modalitat i l’evidencialitat. Un estudi de deure epistèmic als segles XV i XVI
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diacrònica del patró de canvi modalitat deòntica > evidencial inferencial és vàlida pel fet que el valor que roman amb la gramaticalització, és a dir, l’enllaç metonímic entre un valor i altre, és una necessitat imperiosa. Ara, però, la necessitat ja no prové d’una font externa que té l’autoritat per crear una obligació, sinó que prové de la interpretació d’unes proves externes o internes al parlant (coneixement del món), i això implica un procés inferencial (evidencial) i un resultat epistèmic. De fet, la inferència deductiva és un valor molt pròxim a la necessitat deòntica del qual prové, cosa que constata aquesta explicació metonímica del canvi semàntic. Al cap i a la fi, tant des de la modalitat com des de l’evidencialitat es pot explicar aquest canvi semàntic de la mateixa manera. Finalment, una altra petita dificultat que observem és el tractament del valor de sorpresa (admirative). Segons Plungian (2001), no podem considerar-lo evidencial. En canvi, aquest valor és un matís pragmàtic que forma part dels valors epistèmics. Entre les ocurrències de deureE n’hem trobat un exemple: (26) E per ço los meus ulls, de vives làgrimes destil·len. ¿E com, senyora, no deveu vós pensar que la cosa no·s deu fer que bisbes e arquebisbes no u hajen de saber? (Tirant: 882, 1460 [1490])
3.2. L’auxiliar deureE com a evidencial inferencial En l’apartat anterior hem descrit deureE com un evidencial inferencial que permet diferents lectures epistèmiques. Hem analitzat les ocurrències del s. XV i hem conclòs que predominen les inferències circumstancials, tot i que les genèriques hi tenen un pes important. Al s. XVI, en canvi, la gran majoria d’ocurrències són inferències genèriques. Ara bé, hem observat que segons el context comunicatiu, la perífrasi pot expressar major o menor certesa. De fet, trobem tot tipus de col·locacions amb deure que poden matisar el seu significat: des de sintagmes com jo crec –que ja hem vist a (13-15)– que expressen un grau mitjà-baix de certesa, fins a expressions com per cert tinc jo, sens dubte, que reforcen el grau elevat de certesa i compromís del parlant amb la veritat: (27) ... que fortalici deu aver loc alt ý la ciutat bayx, atesa la obra fortíssima ý lo quadràngulo que té, que sens dubte devia ésser la fortalesa. (Grandeses: 187, XVIb) (28) Ayxí que totas estas cosas donan testimoni molt sert del que devie ésser esta ciutat de Tarragona, que gosave de la gran felicitat ý glòria romana, de la qual diu Agàthio en lo libre 2... (Grandeses: 205, XVIb) (29) Per cert tinch yo que en Cathalunya deu haver-hi molts llocs que no seran per als propris senyors de tanta utilitat. (Despuig_Col·loquis: 194, 1557)
Al capdavall, i segons aquestes atestacions, hem de distingir l’evidencialitat de la modalitat epistèmica –seguint els postulats de Cornillie (2009). Deure és un auxiliar evidencial perquè el parlant expressa l’origen inferit de la informació. Els valors epistèmics de deure poden variar segons el caràcter lògic o no lògic de la inferència (Dendale 1994), o segons l’origen de les proves (externes al parlant o internes al seu coneixement) (Squartini 2008). Ara bé, els sentits
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epistèmics no es desprenen exclusivament del caràcter inferencial, sinó que deure pot anar amb diferents contextos i col·locacions que matisen el significat epistèmic. Per això, al nostre parer, no s’estableix una relació directa i fixa entre l’evidencialitat inferencial i la modalitat epistèmica. Coincidim, doncs, amb Cornillie (2009)10 en el punt que afirma que una cosa és la fiabilitat de la inferència evidencial i una altra el grau de compromís epistèmic del parlant.
4. Conclusions La relació entre la modalitat i l’evidencialitat ha estat un tema controvertit que ha propiciat tot tipus de perspectives teòriques. En aquesta comunicació hem analitzat semànticament l’auxiliar deureE en català dels segles XV i XVI, amb les eines de la lingüística descriptiva i de corpus. Hem vist que deureE té un caràcter evidencial. Deixant de costat alguns problemes que pot plantejar aquesta perspectiva, podem assumir que deureE expressa diferents tipus d’inferència, sobre la base de proves (evidences) externes o internes: pot marcar una inferència circumstancial, genèrica i, potser, expressar un sentit purament epistèmic (conjectura), però no mai la contraexpectativa. Així mateix, hem constatat que cada vegada més deureE marca inferències genèriques. Tot i això, hem mostrat que és difícil establir una vinculació clara entre el tipus d’inferència i el matís semàntic epistèmic resultant; d’aquesta manera, creiem més convenient entendre deureE com un marcador evidencial que pot incorporar diversos sentits epistèmics, però no com una derivació directa del tipus d’inferència. I per tant, entenem que l’evidencialitat inferencial i la modalitat epistèmica són dues categories semàntiques diferents que conflueixen en deure de diferent manera (Squartini 2008, Cornillie 2009). Al capdavall, com havia dit Plungian (2001) hi ha llengües que tenen un sistema evidencial modalitzat; i aquest és el cas de deure.
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Xosé Soto Andión (Universidade de Vigo)
O papel semántico de portador de actitude
1. Introdución Este traballo pretende abordar o papel semántico desempeñado pola función sintáctica suxeito nas construcións que cualificamos de actitude e conduta. Tentaremos certificar que se trata dun papel asociado fundamentalmente ao suxeito e pretendemos ver se pode identificarse con outros coma os de axente, paciente, afectado, portador de sentimento, portador de estado, cos que adoito se cruza ou confunde. Tamén comprobaremos en que tipo de construcións funciona e en que modelo de esquemas participa (acción, estado, proceso…), sen esquecer os resultados doutros romances próximos. Concluiremos expoñendo o noso punto de vista sobre da conveniencia e/ou relevancia da delimitación deste papel semántico.
2. Actitudes fronte a condutas Para explicar a razón de ser dun papel semántico chamado portador de actitude é mester saber de que estamos a falar cando empregamos a etiqueta actitude. As actitudes póñense moi en relación coas condutas, de aí que boa parte das construcións rexistradas presenten ambas nocións superpostas ou solapadas e por iso o papel ao que nos referimos acaba por recibir o nome de portador de actitude / conduta. Esta proximidade entre actitudes e condutas foi posta en evidencia nos anos trinta do século pasado por Lapiere (traballo recollido en Fishein 1967: 26-31). Tamén Perloff (2003: 36s.) defende a influencia das actitudes nas condutas e nas accións. A pesar de que é posible afirmar que non se pode establecer relación entre actitudes e condutas individuais (por oposición a sociais) argumentando que podemos coñecer as actitudes dunha persoa pero non predicir a súa conduta, o certo é que toda conduta semella producirse sempre en función dun contexto e dunha actitude concretos. A actitude é o factor afectivo-emocional que modula a conduta e que a transforma na singular actuación de cada un de nós ante unha situación determinada. A conduta e a actitude, sumadas ás actuacións, fan agromar un trazo fundamental do individuo: a súa esencial inestabilidade,
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o feito de estar nun proceso constante de construción e deconstrución co que se adapta a cada contexto (Castilla del Pino 2009). Mediante as actitudes o individuo está predisposto a actuar dunha determinada maneira con reaccións favorables ou desfavorables cara a algo. As actitudes comprenden opinións ou crenzas e sentimentos, é dicir, as ideas que un posúe sobre un tema e as reaccións emocionais que se presentan ante un obxecto, suxeito ou grupo social. A actitude é a relación de suxeito a obxecto, sendo o obxecto algo sociocultural, material ou inmaterial (casa, coche, norma, valor), persoal (individuo, grupo). Por contra, as condutas son tendencias a comportarse seguindo opinións ou sentimentos propios. As actitudes orientan os actos cando as influencias externas sobre o que se di ou fai teñen unha mínima incidencia. Tamén os orientan se a actitude ten unha relación específica coa conduta, a pesar de que a evidencia confirma que, ás veces, o proceso acostuma ser inverso e os actos non se corresponden. A actitude representa o mecanismo individual a través do cal as influencias biosociais e socioculturais se traducen na conduta manifesta dun individuo. Alén do anterior, podemos simplificar dicindo que as actitudes actúan como respostas emocionais e mentais a diversas circunstancias da vida, como disposicións, tendencias, hábitos internos a miúdo inconscientes, mentres que as condutas comprenden as reaccións concretas a esas circunstancias, o compoñente activo da actitude. Así pois, as actitudes refiren sobre todo un proceso interior e as condutas son a plasmación exterior das primeiras. Cómpre sinalar tres trazos importantes propios das actitudes. En primeiro lugar, as actitudes están xeralmente asociadas a imaxes, ideas ou obxectos externos da atención. En segundo lugar, as actitudes expresan unha dirección, non só indican o comezo da resposta manifesta a unha situación, senón que tamén imprimen dirección a esa actividade. Caracterízanse por implicar achegamento ou afastamento, gusto ou disgusto, reaccións favorables ou desfavorables, amores ou odios, e cómo estes están dirixidos a situacións específicas ou xeneralizadas. En terceiro lugar, as actitudes –polo menos as máis significativas– están vinculadas con sentimentos e emocións. As asociacións de agrado ou desagrado a respecto dun obxecto ou situación –medo, enfado, amor e todas as complexas emocións aprendidas– interveñen nas actitudes. Nesta liña, algúns autores como Eagly / Chaiken (1998:269) parecen relacionar as actitudes cos sentimentos cando afirman que «attitudes express passions and hates, attractions and repulsions, likes and dislikes». En efecto, os sentimentos poden ser unha subcategoría das actitudes e iren da man en moitas ocasións (sentir cariño pode supoñer ter unha actitude cariñosa e unha conduta acorde con iso), pero para os suxeitos implicados nas construcións en que o sentimento se superpón ou pasa a primeiro plano nós reservamos o papel semántico de portador de sentimento, se ben estas construcións nas que se superpón o esquema semántico de sentimento (son impresións, sensacións e emocións, estados ou eventos afectivos do ánimo como din os dicionarios convencionais, non aquilo que perante unha determinada situación nos leva a actuar de forma concreta: aburrirse, adoecer, arrepentirse, queixarse, compadecerse, querer, gustar…) estudámolas noutros traballos (Soto Andión 2008). Con todo, un mesmo predicado pode representar os tres estados ou eventos, de maneira que un individuo pode «sentir enfado», «mostrar unha actitude de enfado» e «actuar enfadado».
O papel semántico de portador de actitude
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3. O papel semántico de portador de actitude A entidade que funciona sintacticamente como suxeito nunha construción dada adoita levar asociados distintos papeis semánticos, tamén denominados funcións semánticas, roles ou papeis temáticos, casos etc. Segundo as distintas concepcións teóricas, atoparémonos cunha ou con outra serie de papeis semánticos. Cook / Newson (1996) falan de papeis semánticos iniciais coma os de axente, causa, instrumento, orixe, experimentante, fronte a papeis semánticos non iniciais ou términos como paciente, resultado, tema, meta. Dik (1997) diferencia entre funcións semánticas nucleares e satélites, entre as primeiras estarían as de axente, posicionador, forza, proceso. Van Vallin / La Polla (1997) discriminan dous macropapeis ou protofuncións semánticas que son actor e undergoer, a primeira referida ao suxeito incluiría funcións como as de agent, experiencer, instrument, perceptor, observer, recipient, source, force... Moreno Cabrera (2003) sostén que as funcións semánticas teñen unha fundamentación locativa e por conseguinte serían catro: origen, meta, locatum y transitum, ás que habería que engadir distintos subtipos como ablativo, causa, agente, paciente… En definitiva, as fronteiras entre moitos papeis semánticos non son absolutamente nítidas e os seus límites resultan por veces desdibuxados, de aí que en ocasións sexa posible falar de continuum ou de superposición de papeis, algo que dificulta o establecemento de contornos difinitivos e universalmente aceptados. En relación co número de papeis semánticos, a postura que defendemos é maximalista, o que significa botar man de múltiples, aínda que finitas funcións, cuxo grao de diversidade dependerá, en boa medida, da representatividade, relevancia e sistematicidade que adquiran na lingua. A propia gramática tradicional acabou por distinguir axente de forza debido á imprecisión ou inconcreción do primeiro, aínda que aparentemente ambos papeis refiren un tipo de axente (animado ou inanimado). O portador de actitude é un papel atribuíble en grande medida ao suxeito, que incide fundamentalmente na disposición de ánimo que manifesta un ser humano. Como en bastantes construcións o que chamamos actitude pode cruzarse ou superpoñerse ao que coñecemos como conduta, a miúdo resulta máis efectivo traballar con novos papeis semánticos que comprendan ambas as dúas como é o de portador de actitude / conduta. 3.1. Construcións prototípicas: análise e caracterización Podemos rexistrar este papel semántico en construcións de, fundamentalmente, un ou dous papeis sintácticos e semánticos. Para realizar a parte empírica deste traballo axudámonos dos parámetros que a continuación sinalamos de forma gráfica e esquemática: verbo
«Significado» de acordo coa estrutura en que funciona (lingua escrita con indicación de obra, número de revista ou periódico e páxina. Lingua oral indicando lugar e idade do informante) exemplos
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Xosé Soto Andión
sintáctico e semántico1 (trazos semántico-sintácticos máis relevantes) complementación2 (trazos semántico-sintácticos máis relevantes) construcción: principais características, voz (activa, media ou pasiva);3 valor pronominal e uso de se; valores aspectuais.4 Outras linguas romances. esquema suxeito
Esquema sintáctico é o molde sintáctico ou esquema de funcións sintácticas desempeñadas polos argumentos ou participantes da construción (cf. también Lazard 1998: 11-146). Son esquemas semánticos os diversos moldes que agrupan os papeis semánticos exercidos polos devanditos argumentos. A nosa posición a este respecto é maximalista, o que significa que manexamos múltiples esquemas e papeis semánticos, que dan conta con maior exactitude dos eventos transmitidos; é unha postura que difire daquelas que se serven dun número de esquemas e papeis semánticos excesivamente reducido. Dik (1997:122) comenta en relación coas funcións semánticas que propón na súa obra que non se trata necesariamente dunha lista pechada e que non está seguro de que resulten suficientes para recoller a diversidade de contidos que se transmiten por exemplo a través das preposicións. Autores como Van Valin / La Polla (1997) e Kibrik (1997: 279-346) agrupan baixo a etiqueta de macrorroles e hyperroles (actor e undergoer) os papeis semánticos que manifestan distintas relacións semánticas con trazos comúns. 2 A complementación refírese ás distintas funcións sintácticas da construción que precisan outras funcións básicas como son o suxeito e o predicado. 3 Manexamos os tres tipos básicos de voz: activa, media e pasiva. A pasiva en galego, francés e outras linguas (Dimitrova-Vulchanova 1999) volve intransitiva a construción mediante a presenza de se na pasiva sintética, ou mediante a reorganización dos participantes na pasiva analítica, situando antes do verbo a entidade afectada, e quedando o axente ou en posición posverbal ou na indeterminación. En galego e noutras linguas a pasiva analítica perde terreo en favor da construción con se. A voz media está formada por estruturas formalmente activas e por estruturas pronominais con se (Ritter / Rosen 2000; Sánchez López 2002; Alexiadou / Anagnostopoulou / Everaert 2003), presenta un suxeito afectado, que pode ser [+animado], sen consideración dun axente que realice a acción, aínda que poida existir un causante. Halliday / Mathiessen (2004: 280-305) aproximan a voz media a un tipo de cláusulas que actúa preferentemente baixo o patrón do denominado modelo ergativo e cuxo suxeito se caracteriza por ter un papel semántico de Medium. 4 Baixo a denominación de valores aspectuais ou aspectualidade (De Miguel 1999: 2977-3060; Bertinetto / Delfitto 2000: 189-226; Thieroff 2000: 265-305) incluimos tanto o aspecto léxico ou aktionsart –modo do evento– derivado do lexema verbal en función de predicado, coma o aspecto gramatical derivado de procedementos morfolóxicos e sintácticos: suxeito e complementos, presenza de se, perífrases, adverbios e locucións adverbiais, tempos verbais, afixos derivativos e flexivos, negación (para isto último cf. tamén Zanuttini 1997). Dentro destes valores e seguindo os autores antes mencionados discriminamos os seguintes contidos: –Estativo / dinámico, o segundo admite fases (inceptiva, media, terminativa ou cesativa); –Puntual ou instantáneo; –Atélico / télico; –Simple e semelfactivo; –Habitual; –Permanente; –Non intensivo (chover) fronte a intensivo (arroia, chove máis) e atenuativo (barruza, chove miúdo). 1
O papel semántico de portador de actitude
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3.1.1. Construcións de un papel Presentan o esquema sintáctico suxeito-predicado e o esquema semántico portador de actitude / conduta-actitude / conduta. Acovardarse. Non ser quen de facer algo por medo. (1)
non te acovardes e faino canto antes (COVAS-FORCAREI-Pontevedra, 65)
Suxeito preverbal. Trazos semánticos [+humano], [+concreto], [+común], [control parcial]. Complementación non obrigatoria. Ás veces funciona algún circunstancial cos papeis semánticos sobre todo de modo e cuantificación (v.g. Non te acovardes tanto), causa (v.g. Non te acovardes pola súa presenza), tempo e duración, condición (v.g. Co teu apoio non se acovardaría), concesión (v.g. Mesmo co teu apoio acovardaríase), consecuencia... Tamén pode aparecer un dativo co papel semántico de beneficiado / prexudicado (v.g. Acovardóuselle) e interese (v.g. Non te me acovardes). A construción ten valor medio e carácter pronominal, cun clítico variable en número e persoa que se constitúe en formante lexemático do verbo. Os valores aspectuais prototípicos son dinámico, atélico cando se reflicte duración da acción, télico cando a acción se centra nun momento concreto en que alguén se acovarda. Moitas veces tamén se atopa o valor iterativo e intensivo. Noutras linguas romances documéntase esta construción con suxeito portador de actitude e sen complementación, se ben poden empregarse construcións pronominais con clítico preverbal como en español (v.g. No te acobardes), portugués (v.g. Não pode se acovardar agora), catalán (v.g. No et acovardir), ou novos verbos e perífrases coma no francés (v.g. Ne décourage pas; ne perdons pas courage) e no italiano (v.g. Non perdetevi d’animo). Esforzarse. Facer esforzo, traballar forte por conseguir algo. (2)
o comandante sente un nó de emoción na gorxa e ten que esforzarse... (OCT,19)
Suxeito preverbal. Trazos semánticos [+animado], xeralmente [+humano], [+concreto], [+común], [+control]. Complementación non obrigatoria. Ás veces funciona algún circunstancial co papel semántico de fin (v.g. Esforzarse para un obxectivo), modo e cuantificación (v.g. Esforzarse moito), causa (v.g. Non se esforza por vago), campo (v.g. Só se esforza en matemáticas), condición (v.g. Co teu consello esforzaríase máis), concesión (v.g. Mesmo co teu consello non se esforzaría), consecuencia... A construción é de voz media, con forma pronominal e cun clítico variable en número e persoa que actúa como formante lexemático do verbo, contribuíndo a situar o evento no suxeito e na dimensión mental do individuo. Os valores aspectuais son dinámico, atélico, intensivo; ás veces habitual e iterativo. Pode documentarse noutros romances coma español (v.g. Esforzarse más cada día), catalán (v.g. Esforçar-se més cada dia), frances (v.g. Il faut s’efforcer chaque jour), italiano (v.g. Non ti sforzi niente). O portugués opta a miúdo por unha combinación de verbo e substantivo (v.g. Fazer um esforço).
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Presumir. Fachendear, procurar resultar atractivo. (3)
levara un carro de toxos pa Eliseu pa Prado e díxenlle á mamá: sóbemos ben, porque eu presumía levando así un carro ben feito (LALÍN-Pontevedra, 79)
Suxeito preverbal. Trazos semánticos [+humano], [+concreto], [+común], [+continuo] en casos como (v.g. A xente presume de coche), [+control]. Complementación non obrigatoria. A miúdo funciona algún circunstancial co papel semántico sobre todo de cuantificación (v.g. Presume moito), modo, fin (v.g. Presume para impresionar), medio (v.g. Presume co coche), causa, loc. temporal (v.g. Daquela co premio recibido presumía máis ca hoxe)... A construción é activa, admite se para indicar suxeito indeterminado. É pouco frecuente con tempos que expresan futuridade. Os valores aspectuais prototípicos son estativo, atélico, ás veces intensivo e habitual. Noutros romances é posible rexistrar a mesma estrutura sen complementación: español (v.g. No presumas tanto), italiano (v.g. Presume molto), catalán (v.g. Presumeix molt); en ocasións presenta valor pronominal ou diferente predicado, temos así en portugués (v.g. Não se exibe fazendo isso) e francés (v.g. Se donner de grands airs, etre prétentieux). Protestar. Mostrar unha conduta de protesta motivada por algún tipo de desacordo con algo ou alguén. (4)
Vai protestar outro pola falla de seguridade e está borracho tamén (CULP, 94)
(5)
Laura, que ri ás gargalladas, que esvencella e protesta por brincar (OCT, 351)
Suxeito preverbal, agás cando o emisor quere poñer de relevo algún complemento (v.g. Onte protestaron os obreiros do metal por falla de pagamento). Trazos semánticos [+humano], [+concreto], [+común], [+colectivo] en casos particulares como (v.g. A xente protesta por todo), [+control]. Complementación non obrigatoria. De maneira opcional pode funcionar algún circunstancial co papel semántico de causa, modo (v.g. Protesta con enerxía nas rúas), fin coas preposicións para e por (v.g. Protesta sempre para o logro dos seus obxectivos; protestan pola baixada das taxas), loc. espacial e temporal, comitativo, oposición (v.g. Protestou cos amigos da comunidade contra a suba do gas), condición (v.g. Co teu apoio non protestarían así), concesión (v.g. Mesmo co teu apoio protestarían así)... Tamén se rexistra algún dativo (v.g. Non lle protestedes tanto) e algún predicativo do suxeito (v.g. Protestou afervoado contra a instalación de novos parques eólicos). A construción é activa, cun suxeito axentivo que admite variación de número e persoa. Reflicte unha actitude que vai á par dunha certa conduta que pola súa vez é unha acción. Pode empregarse con se para indicar suxeito ou axente indeterminados (v.g. Se se protesta exércese un dereito). Os valores aspectuais son dinámico, atélico, ás veces iterativo e intensivo (v.g. Protestaron moito ao longo de toda a semana). Noutras linguas romances documéntase tamén sen complementación obrigatoria: español (v.g. Yo protesto), catalán (v.g. Protesta per jugar), portugués (v.g. Não proteste tanto), francés (v.g. Je proteste), italiano (v.g. Io protesto).
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Vaguear. Non facer nada, folgar, lacazanear. (6)
estiveches vagueando toda a mañán, nin a cama fixeches (LOUREIRO-COTOBADEPontevedra, 80)
Suxeito preverbal. Trazos semánticos [+humano], [+concreto], [+común], [+control]. Complementación non obrigatoria. Pode funcionar algún circunstancial co papel semántico sobre todo de loc. temporal e espacial, modo e cuantificación, causa (v.g. Vagueas así por inmadurez), fin, condición (v.g. Coa túa disciplina non vaguearía así), concesión (v.g. Mesmo coa túa disciplina vaguearía), consecuencia... A construción é activa, admite variación de número e persoa e se para indicar suxeito indeterminado. Os seus valores aspectuais son estativo, atélico, ás veces intensivo. Resulta tamén monoargumental en español (v.g. Vaguear, vagar, errar, holgazanear), francés (v.g. Vaguer, fainéanter), portugués (v.g. Vagabundear, mandriar, preguizar), catalán (v.g. Vagar, vagabundejar). 3.1.2. Construcións de dous papeis Presentan esquemas sintácticos e semánticos variables, con novos papeis semánticos e funcións sintácticas na complementación. 3.1.2.1. Suxeito-predicado-circunstancial. Portador de actitude / conduta-actitude / conduta-modo Obrar. Actuar ou comportarse dun determinado xeito, sobre todo moralmente. (7)
Don Cresconio escribiume que na pasada Pascua obraches nobremente como rei de Galiza en Compostela (MDR, 77)
(8)
Deu en obrar así só polo meu amor (MDR, 90)
Suxeito preverbal. Trazos semánticos [+humano], [+concreto], [+común], [+control]. Complementación obrigatoria, representada fundamentalmente por unha frase adverbial, frase preposicional, estrutura comparativa (v.g. Obrou coma un nobre) e unha cláusula introducida por como, segundo, conforme..., que expresan a maneira de se comportar o individuo representado no suxeito. Con carácter opcional poden funcionar outros circunstanciais co papel semántico de causa, fin (v.g. Obrou así para a galería), condición (v.g. Co teu consello non obraría así), concesión (v.g. Mesmo co teu consello obraría así) etc. A construción é activa, con suxeito axentivo. Admite o uso de se para indicar suxeito indeterminado. Os valores aspectuais son dinámico, atélico, ás veces habitual e iterativo. Esta construción documéntase en linguas como español (v.g. No has obrado bien), francés (v.g. Agir bien / mal), portugués (v.g. Agir mal), catalán (v.g. Ell ha obrat molt malament).
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3.1.2.2. Suxeito-predicado-complemento prepositivo. Portador de actitude / condutaactitude / conduta-término / obxectivo Aplicarse. Poñer esforzo na realización dunha cousa. (9)
Da mañá á noite aplicábase na tarefa, só co acougo de xantar (ESC, 98)
Suxeito preverbal. Trazos semánticos [+humano], [+concreto], [+común], [+control]. Complementación obrigatoria, que pode ás veces estar ausente (v.g. Para aprobar hai que aplicarse) aínda que a súa presenza resulta moi latente. Está representada por unha frase preposicional de estrutura (en+fn), cun referente [-animado] e [+concreto], que designa a materia ou entidade obxecto dos esforzos dun individuo. Con carácter máis opcional pode acompañar algún circunstancial co papel semántico de fin, modo (v.g. Aplicarse con esforzo na tarefa para rematala), causa, loc. espacial ou temporal, condición (v.g. Sen a túa axuda non se aplicaría nos estudos), concesión (v.g. Mesmo coa túa axuda non se aplicaría nos estudos), consecuencia... A construción é activa, cun suxeito axentivo que asemade se manifesta como portador dunha determinada actitude e conduta canto a esforzo e empeño na realización de algo. Emprégase con se variable en número e persoa, un clítico que lle outorga á construción un significado particular que a opón ás restantes construcións con este verbo. Os valores aspectuais son dinámico, intensivo, atélico. Outras linguas romances amosan a mesma estrutura pronominal e preposicional, así por exemplo en español (v.g. Debes aplicarte en los estudios), francés (v.g. S’appliquer en / a), portugués (v.g. Aplicar-se nos estudos), catalán (v.g. S’aplica molt en el seu treball). Darse. Entregarse plenamente ao que se expresa (10) déronse á vagancia e non aprobaron nada (COVAS-FORCAREI-Pontevedra, 64)
Suxeito preverbal. Trazos semánticos [+animado], xeralmente [+humano], [+concreto], [+común], [+control]. Complementación obrigatoria mediante unha fr. prep. de estrutura (a+fn), cun referente [-animado], [+concreto], [+común], que expresa un cambio de conduta e de hábitos dun individuo. De xeito opcional pode acompañar algún circunstancial co papel semántico de loc. espacial e temporal, modo e cuantificación, causa (v.g. Daquela déronse moito á vagancia por covardes), condición (v.g. Coa túa axuda non se darían á vagancia), concesión (v.g. Mesmo coa túa axuda daríanse á vagancia)... A construción ten forma pronominal, cun clítico variable en número e persoa que actúa como formante lexemático do verbo. Valores aspectuais: dinámico, télico, inceptivo; ás veces tamén intensivo, habitual e iterativo. Outros romances presentan unha estrutura destas características: español (v.g. Darse al estudio), francés (v.g. Se mettre a boire), portugués (v.g. Entregar-se ao jogo), catalán (v.g. Donar-se a la beguda).
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Esforzarse. Facer esforzo, traballar forte por conseguir algo. (11) Esforceime por apartalo daquela tentación absurda,...(MFB, 218) (12) ¿Acaso non tiña o doutor Rojet Ullmannei a obriga de comprender o meu caso e de se esforzar en atoparlle resolución? (BE, 103)
Suxeito preverbal. Trazos semánticos [+humano], [+concreto], [+común], [+control]. Complementación non obrigatoria nalgunhas construcións, aínda que ás veces funciona nelas algún circunstancial co papel semántico de fin (v.g. Esforzarse para a superación), modo e cuantificación, causa (v.g. Non se esforza por vago), campo (v.g. Só se esforza en matemáticas), condición (v.g. Co teu consello esforzaríase máis), concesión (v.g. Mesmo co teu consello non se esforzaría), consecuencia (v.g. Esforzouse tanto que cansou). Noutras construcións o complemento resulta menos externo ao predicado; trátase dun complemento prepositivo que está representado por unha frase preposicional de estrutura (en, por + fr.nom. / cláus.), que ten como referente unha entidade [+animada] ou un evento, e que sinala aquilo que se pretende acadar; ás veces implica tamén causa. Resulta menos externa ao predicado porque nela o evento proxéctase máis directamente no complemento, poñendo meirande énfase no término ca na finalidade ou o campo / asunto no que se realiza o esforzo. O cambio de orde é menos forzado nas estruturas externas de circunstancial de fin ca nas de complemento prepositivo (comp. Esfórzase para aprobar / para aprobar esfórzase; esfórzase por aprobar / por aprobar esfórzase; esfórzase para que ela estude / para que ela estude esfórzase; esfórzase por que ela estude / por que ela estude esfórzase). A construción é de voz media. Ten forma pronominal, cun clítico variable en número e persoa que actúa como formante lexemático do verbo, contribuíndo a situar o evento no suxeito e na dimensión mental do individuo. Os valores aspectuais son dinámico, télico, intensivo; ás veces habitual ou iterativo. Noutras linguas existe complementación e construción pronominal, en español sobre todo con preposición en / por / para (v.g. Se esforzó en / por / para apartarlo de la droga), o mesmo en francés (v.g. S’efforcer pour / dans trouver une solution) e portugués (v.g. Esforçar-se em / por / para entender), catalán (v.g. Esforçar-se a convèncer-la / en la aprenentatge). Sucumbir. Renderse a algo. (13) o rudo monxe sucumbiu á tentación (OCT, 198)
Suxeito preverbal. Trazos semánticos [+animado] e [+humano], [+concreto], [+control]. En enunciados figurados o suxeito pode ser unha entidade cos trazos [-animado], [-concreto], [+continuo] e [-control] v.g. A prudencia sucumbiu á tentación. Complementación obrigatoria mediante unha fr. prep. de estrutura (a+fn), cun referente [-animado], [+concreto] e [+continuo], que designa a entidade á que alguén se rende, actuando asemade en ocasións como causante da actitude. De maneira opcional acompaña ás veces algún circunstancial co papel semántico sobre todo de causa (v.g. Alí sucumbiu rapidamente á tentación por ela), modo, loc. espacial ou temporal, condición (v.g. Coa túa axuda non sucumbiría aos seus desexos), concesión (v.g. Mesmo coa túa axuda sucumbiría
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aos seus desexos), fin (v.g. Sucumbiu á tentación para a súa satisfacción), exclusión (v.g. Sucumbiría a calquera cousa menos a iso)… A construción é activa. Admite se para indicar suxeito indeterminado. Os valores aspectuais son dinámico, télico, puntual. Similar estrutura para español (v.g. Sucumbir a la tentación), catalán (v.g. Sucumbir a la temptació), francés (v.g. Succomber à la tentation), portugués (v.g. Sucumbir ao escesso de informação). Volverse. Virarse contra alguén. (14) Se teus irmáns se volven contra ti, non lles han de faltar axudadores nos teus propios vasalos (MDR, 120)
Suxeito preverbal. Trazos semánticos [+humano], [+concreto], [+común], [control total / parcial] na medida en que o suxeito sexa quen de controlar total ou parcialmente os seus cambios de actitude. Complementación obrigatoria desempeñada por unha frase preposicional de estrutura (contra+fr.nom. / cláusula), cun referente [+animado] que mostra a persoa receptora do cambio de actitude que se produce nun individuo. De maneira opcional pode acompañar algún circunstancial co papel semántico de modo, causa (v.g. Vólvese fortemente contra ti pola herdanza), loc. espacial ou temporal, condición (v.g. Co teu consello non se volvería contra ela), concesión (v.g. Mesmo co teu consello volveríase contra ela), substitución (v.g. Vólvese contra ela en lugar de contra ti), adición (v.g. Vólvese contra ela ademais de contra ti) etc. A construción ten forma pronominal, cun clítico variable en número e persoa que contribúe a centrar o proceso actitudinal no suxeito e a poñelo así de relevo; tamén favorece a presenza do complemento prepositivo e establece unha oposición de contido coas restantes construcións que teñen este mesmo predicado. Fronte á construción transitiva, na intransitiva o proceso implica certo desenvolvemento progresivo non sempre intencionado. Os valores aspectuais son dinámico, télico, por veces inceptivo debido ao clítico; noutros casos existe un valor terminativo que marca unha actitude definitivamente asumida (v.g. Volverse contra nós). Noutros romances atópase unha construción pronominal e de complemento prepositivo: español (v.g. Volverse contra alguien), portugués (v.g. Voltar-se algo ou alguém contra ele), francés (v.g. Se retourner contre quelqu’un). Volver. Defender a alguén, posicionarse no seu favor. (15) súa nai rífalle e seu pai volve por ela, así que ó final fai o que quere (SOUTELOFORCAREI-Pontevedra, 42)
Suxeito preverbal. Trazos semánticos [+humano], [+concreto], [+común], [+control]. Complementación obrigatoria mediante unha frase preposicional, posposta ao predicado ou anteposta en casos de tematización –como resposta a certas preguntas ou comentarios (v.g. Así que volves por el?, non, por el non volvo)–, de estrutura (por+fr.nom.), cun referente
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[+humano], que sinala o individuo receptor dunha determinada actitude e conduta da entidade que funciona como suxeito. Con carácter opcional pode acompañar algún circunstancial co papel semántico de modo e cuantificación, loc. espacial e temporal (v.g. Estes días na casa volveu moito por ela), causa (v.g. Por compaixón volve por ela), fin (v.g. Volve por ela para a súa tranquilidade), condición, concesión, exclusión (v.g. Volve por todos menos por ela), consecuencia (v.g. Volve por ela tanto que xa cansa)… A construción é activa, cun suxeito axentivo que adopta unha determinada actitude e conduta de defensa de alguén. É posible o emprego de se indicando suxeito indeterminado. (v.g. Se se volve por ela ponse parva). Os valores aspectuais prototípicos son dinámico, atélico; tamén pode ser intensivo ou atenuativo e iterativo. Outras linguas romances prefiren unha construción transitiva, como español (v.g. Defender a alguien), portugués (v.g. Defender os amigos), francés (v.g. Défendre / justifier quelqu’un).
Conclusión As construcións co papel semántico de portador de actitude/conduta presentan esquemas sintácticos e semánticos que son: - De un participante: suxeito-predicado, portador de actitude / conduta-actitude / conduta: acovardarse, esforzarse, presumir, protestar… - De dous participantes: suxeito-predicado-complemento circunstancial co esquema semántico portador de actitude / conduta-actitude / conduta-modo (obrar así), e maioritariamente suxeito-predicado-complemento prepositivo co esquema semántico portador de actitude / conduta-actitude / conduta-término / obxectivo. O papel de término e a función de complemento prepositivo están representados por unha frase preposicional con distintas preposicións (abrirse a, darse a, sucumbir a, volverse contra, presumir de, molestarse en, esforzarse por, volver por…). Algúns verbos predicados teñen representantes homónimos en varios destes esquemas, determinados pola diferenza de significado que adquiren nun ou noutro tipo de construción. Como é lóxico o portador de actitude / conduta é un papel semántico aplicable a suxeitos de trazo animado, fundamentalmente humano, aínda que tamén non humano na medida en que os animais manifestan actitudes ou condutas. Doutra banda, documéntase en construcións de máis linguas romances, ás veces con certos cambios no predicado ou na estrutura; polo tanto é pertinente consideralo para as análises lingüísticas. Son representativas no noso corpus as construcións de actitude/conduta nas que pode funcionar este papel semántico, que parece encaixar mellor nelas ca os tradicionais papeis de axente, paciente, afectado…, se ben moitas construcións con este papel semántico teñen solapado un axente que esta realizando a acción (volver por alguén, protestar, esforzarse…) ou un afectado que a sofre (molestarse, acovardarse).
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Almudena Soto Nieto (Universidad Católica de Valencia)
Metonimia y metáfora en los sentidos polisémicos de rojo
1. Introducción Muchas de las expresiones lingüísticas que utilizamos en nuestra comunicación cotidiana contienen términos de color con los cuales transmitimos significados que van más allá de una mera información cromática. Esto nos ha llevado a plantearnos el estudio del término español rojo como una palabra polisémica siguiendo la perspectiva marcada por la lingüística de corpus y la semántica cognitiva. Como sabemos, la polisemia es el fenómeno que describe la conexión de una variedad de sentidos a una misma unidad léxica, pero solo podremos hablar de polisemia si se cumplen, al menos, tres condiciones fundamentales: (i) el fenómeno debe afectar a una sola palabra, (ii) los sentidos han de ser diferentes unos de otros, y (iii) además deben estar relacionados entre sí. Esta relación semántica, que no siempre ha gozado de la misma aceptación por parte de los diferentes enfoques desde los que se ha llevado a cabo el estudio del lenguaje, lleva aparejada una serie de problemas, algunos de los cuales todavía hoy persisten. La investigación de los sentidos polisémicos de las palabras ha cobrado un protagonismo especial dentro de la lingüística cognitiva desde la aparición de los trabajos que Brugman (1981) y Lakoff (1987) realizaron de la preposición over. En ellos se hace evidente la influencia de las propuestas sobre categorización que E. Rosch (1973, 1975, 1978) señaló desde la psicología y las relaciones de representatividad (elementos prototípicos y periféricos) que se establecen entre los diferentes sentidos transmitidos por una palabra, por una parte, así como los principios básicos de la semántica cognitiva, por otra. Esto provocó que las unidades léxicas polisémicas comenzaran a ser consideradas categorías radiales, como propuso Lakoff (1987), conformadas por diferentes sentidos que no ofrecen el mismo nivel de representatividad pero sí una relación de parecido o semejanza familiar que permite establecer conexiones entre ellos. Las palabras constituirían conjuntos de sentidos organizados en torno a un elemento central al cual van sumándose otros significados mediante relaciones de parecido literal, metonímicas o metafóricas. A pesar de la importancia de los estudios llevados a cabo por Brugman y Lakoff dentro del paradigma cognitivo, el llamado full-specification approach, desde el cual realizan sus investigaciones, ha recibido críticas significativas debido a las carencias que muestra la metodología aplicada. La falta de profundidad y de objetividad para poder determinar la diferencia entre sentidos y el empleo de datos de carácter introspectivo son las principales desventajas señaladas sobre esta investigación. A partir de estos trabajos el problema de la distinción de los sentidos polisémicos de una unidad lingüística ha recibido una atención especial por algunos estudiosos dentro del área. Destacamos las investigaciones que posteriormente llevaron a cabo Tyler / Evans (2001)
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quienes trataron de ofrecer nuevos procedimientos que ayudaran a determinar la diferenciación de significados. Se propusieron revisar los sentidos de la preposición over aplicando un método basado en una serie criterios1 que constituían lo que llamaron enfoque de polisemia basada en reglas o principled-polisemy approach a partir del cual establecieron los diferentes sentidos polisémicos de dicha palabra. Aunque este nuevo enfoque ofrece unos procedimientos metodológicos de mayor rigurosidad y ha sido aplaudido por la introducción del elemento gramatical al que acuden para la distinción de sentidos polisémicos, la investigación de Tyler y Evans también ha sido cuestionada por la poca objetividad de los datos analizados. Un nuevo foco de interés en los estudios de la polisemia dentro de la perspectiva de la semántica cognitiva ha visto en la lingüística de corpus la herramienta adecuada para el desarrollo de esta investigación. Gries (2006), a partir del estudio de los sentidos de run, y Gries / Divjak (2009) han destacado insistentemente las ventajas del uso de corpus en el estudio de los significados de las palabras por dos razones fundamentales: en primer lugar, el uso de corpus nos permite el acceso a muestras reales de uso de la lengua (usage-based events) que constituyen datos de carácter objetivo y empírico; en segundo lugar, la consulta de corpus hace posible la obtención de la información acerca de los rasgos gramaticales y léxico-semánticos que co-aparecen y afectan a la palabra analizada, datos que en las últimas investigaciones son considerados como uno de los factores imprescindibles que contribuye a la elaboración de los sentidos polisémicos. Este elemento ha sido destacado en los trabajos de Kishner / Gibbs (1996), quienes investigaron colocaciones y coligaciones del término just, o de Hanks (1996), que también realizó investigaciones sobre las colocaciones y coligaciones de urge. Significativo es el trabajo de Atkins (1987), quien en un estudio previo sobre la palabra danger acuñó el término ID tags para referirse a todas aquellas marcas léxicas o sintácticas determinantes para la activación de un nuevo y diferente sentido asociado a una palabra. Esta idea fue también destacada por Ibarretxe (1999) en su investigación sobre la polisemia en los verbos de percepción. Ella llamó la atención sobre el papel fundamental que los elementos que forman parte de la complementación de los verbos realizan en la elaboración de los diferentes significados que estas palabras pueden expresar. Se refirió a este fenómeno como polisemia composicional y destacó que la polisemia no surge de una palabra aislada sino de la relación que ésta mantiene con el resto de elementos lingüísticos que le afectan. Siguiendo esta línea metodológica señalada, nos centramos en el estudio de los sentidos polisémicos del término rojo. En primer lugar, nos proponemos la determinación de los diferentes sentidos, literales y figurados, de esta palabra a partir del análisis de todos los elementos lingüísticos de carácter gramatical y léxico-semántico que acompañan a la unidad léxica y sean imprescindibles en la interpretación semántica de la misma, los cuales son obtenidos tras la consulta de dos corpus diferentes.2 Éste es el factor al que nos vamos a referir en el presente estudio con el término cotexto, pero no es el único. Consideramos que hay un segundo elemento que interviene en la construcción semántica de las diferentes unidades lingüísticas en aquellos Las condiciones que Tyler / Evans (2001) establecieron para la distinción de sentidos son el criterio semántico: el nuevo significado debe contener información adicional que no esté presente en otros sentidos, criterio de elaboración del concepto: para que un sentido sea considerado diferente debe contar con patrones de elaboración del concepto diferentes a los presentes en otros sentidos y el criterio gramatical: los diferentes sentidos deben exhibir un comportamiento gramatical diferente. 2 Los corpus consultados para la extracción de datos han sido el Corpus del Español de Mak Davies (www.corpusdelespanol.org) y CREA (Corpus de Referencia del Español Actual) (www.corpus.rae. es/creanet.html) 1
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casos en los que la información cotextual no es suficiente para la elaboración del significado. Creemos que la información de carácter discursivo, cognitivo, social y pragmático es igualmente determinante y a ella nos referimos con el término contexto. En segundo lugar, abordamos el objetivo de analizar la motivación de los diferentes sentidos y de establecer las relaciones que existen entre estas diferentes extensiones semánticas encontradas. Para ello recurrimos a los principios de la semántica cognitiva como la Teoría de la Metáfora y la Metonimia y a las nociones de prototipicidad y periferia y de semejanza o parecido familiar que caracterizan el concepto de categoría propuesto por Rosch.
2. Metodología 2.1. Procedimientos metodológicos La metodología llevada a cabo para alcanzar estos propósitos marcados ha sido desarrollada a partir de los siguientes pasos: 1. Extracción de los datos de los corpus consultados. 2. Análisis manual de los mismos. 3. Análisis de los rasgos cotextuales y contextuales para determinar los diferentes sentidos. 4. Obtención de los diferentes sentidos. 5. Análisis de la motivación semántica de cada uno de los significados a partir de mecanismos como la metonimia y la metáfora. 6. Elaboración de la red semántica en la que los diferentes sentidos aparecen conectados gracias a dichos procesos metonímicos y metafóricos. 2.1.1. La distinción de sentidos Tras la obtención de los datos a partir de la consulta de los corpus, el estudio se centra en el análisis del cotexto y del contexto que afecta a rojo en cada una de las muestras obtenidas y que van a ser los encargados de justificar la distinción de los varios sentidos que rojo es capaz de expresar. El análisis del cotexto o los patrones léxicos y gramaticales y de complementación que acompañan y afectan al término cromático ha sido analizado desde la Gramática Cognitiva y los conceptos de autonomía y dependencia conceptual y de elaboration site de Langacker (1987, 2002). Este autor propuso que en toda construcción existe un elemento autónomo A y otro dependiente B desde el punto de vista conceptual. El elemento autónomo A va a contribuir a la elaboración del concepto del elemento dependiente B. Este aspecto semántico de B que es construido o elaborado por el elemento A es lo que Langacker denomina elaboration site. En el ejemplo under the bed, este autor señala que under es el elemento dependiente conceptualmente y the bed, que es el elemento autónomo es el encargado de perfilar el sentido que la preposición exhibe en este caso. En cada una de las muestras analizadas en nuestro estudio el término rojo se presenta como un elemento dependiente conceptualmente que espera que su elaboration site sea elaborado por los elementos autónomos que lo rodean. Observemos el siguiente ejemplo: El doctor Fernández rojo de cólera...
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En esta construcción aparecen dos elementos autónomos conceptualmente, el doctor Fernández y de cólera, que contribuyen a elaborar el sentido del adjetivo rojo que aparece como el elemento dependiente. El sustantivo doctor que hace referencia a una persona y el complemento preposicional de cólera, que introduce la causa por la cual el doctor Fernández muestra una apariencia de color rojo, son los encargados de activar el sentido emocional ‹cólera› que ahora el término cromático expresa. Esto provoca que el ejemplo citado pudiera ser reformulado como El doctor Fernández encolerizado. Sin embargo, en otros casos es la información contextual la que interviene en la activación del sentido de rojo. El siguiente ejemplo es una muestra de ello: Julio Menéndez arrojó sapos y culebras en contra del matrimonio. Casi todos los que él conocía estaban mal avenidos; marido y mujer andaban como el perro y el gato. Era todo hipocresía y disimulación; los que se arañan dentro, al lado de afuera de la puerta se besaban casi, para que la gente les viera. Todo era engaño, farsa y mentira... Citó luego casos, sacó nombres a relucir... Ángel escuchaba en silencio, poniéndose rojo como tomate, la vena de la frente se le hinchaba, mientras Menéndez continuaba su plancha, sin darse cuenta, con gran aplomo.
Ahora el adjetivo rojo adquiere el sentido de ‹ira› al complementar a un sustantivo de persona, pero no es suficiente, pues esta marca, como veremos, interviene para activar éste y otros sentidos de rojo. En este caso es la información contextual la que restringe las posibilidades significativas del adjetivo. 2.1.2. La motivación y la relación de los sentidos La segunda cuestión importante de nuestra investigación se refiere al análisis de la motivación de los significados desde la semántica cognitiva y la relación entre ellos, que es, como sabemos, un requisito imprescindible para que sean considerados polisémicos. Los diferentes significados que exhibe el término rojo son motivados por la actuación de tres procedimientos diferentes: (i) el parecido literal, (ii) la metonimia y (iii) la metáfora que, además, van a ser los encargados de establecer los lazos que conectan las diferentes extensiones semánticas en la red conceptual que se esconde tras el término rojo. Con parecido literal nos referimos a que el sentido de rojo sea un significado puramente cromático, que haga referencia a la tonalidad que puede presentar. La metonimia y la metáfora intervienen, en cambio, en la creación de sentidos que se alejan de dicha información de color. La primera de ellas dentro de la semántica cognitiva es un proceso en el que, dentro de un mismo dominio, una entidad conceptual denominada vehículo permite el acceso a otra entidad conceptual llamada meta (Radden / Kövecses 1998). En cuanto a la metáfora, se trata de otro mecanismo cognitivo mediate el cual un dominio llamado dominio fuente es parcialmente proyectado hacia otro dominio considerado meta de forma que el segundo es entendido en términos del primero (Lakoff / Johnson 1980). Cada uno de los sentidos de rojo encontrados en nuestro estudio son distinguidos según sean motivados por parecido literal, metonímica o metafóricamente. Las motivaciones metonímicas y metafóricas son representadas mediante figuras que dan cuenta de estos procedimientos. Dichas figuras muestran el/los dominio/s implicados en la estructuración del significado y los procedimientos que intervienen ya sea únicamente la metonimia o la combinación de ésta con la metáfora.3 Los dominios aparecen representados en cuadros y el tipo de mecanismo que interviene en la
3
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Metonimia y metáfora en los sentidos polisémicos de rojo
A. Motivación metonímica META
vehículo
B. Motivación metafórica
DOMINIO FUENTE
DOMINIO META
A.
A.
B.
B.
C.
C.
2.2. Datos Las estructuras que se han tenido en cuenta para el análisis de los sentidos de rojo han sido rojo como, rojo de y algunas unidades fraseológicas que también contienen el término obtenidas tras la consulta de diccionarios idiomáticos.4 En la búsqueda de estas expresiones en los corpus utilizados han sido extraídas todas las muestras de estas estructuras en su variación de género y número. El número total de datos obtenidos fue de 441 en los cuales se distinguió un total de 24 sentidos diferentes organizados en torno a 6 dominios implicados en su motivación semántica, como veremos a continuación. Esta información se recoge en la siguiente tabla: DOMINIO
SENTIDOS DE ROJO
COLOR ‹color›, ‹color de cielo›, ‹ensangrentado› CUERPO ‹color de pelo›, ‹colorado›, ‹soleado›, ‹irritado›, ‹embriaguez›, ‹asfixia›, ‹esfuerzo› TEMPERATURA ‹calor›, ‹caliente› PELIGRO ‹emergencia›, ‹saldo en negativo› POLÍTICA ‹ideología política› ‹vergüenza›, ‹ira›, ‹furia›, ‹indignación›, ‹tensión›, ‹emoción›, ‹cólera›, ‹rabia›, EMOCIONES ‹bochorno›
3. Los sentidos polisémicos de rojo Nos centramos ahora en la descripción de la activación y la motivación de cada uno de los diferentes sentidos polisémicos que rojo es capaz de expresar. Son presentados bien en relación con el dominio fuente que interviene en su motivación o bien con el dominio meta al que pertenecen. La elección de una clasificación de los significados en torno a dominios relación entre dominios y en la motivación del sentido es representado mediante flechas. Las flechas con rayas discontinuas muestran una motivación metonímica mientras que las que combinan rayas y puntos representan la motivación metafórica de un dominio a otro. 4 Las locuciones o unidades fraseológicas que se han tenido en cuenta son al rojo vivo, alerta roja, teléfono rojo y números rojos.
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fuente o meta ha sido establecida para una mayor claridad expositiva. En cuanto a los elementos cotextuales y contextuales que contribuyen a la activación de cada uno de los sentidos, así como los mecanismos cognitivos que intervienen en su motivación son descritos de forma simultánea en cada uno de los apartados que siguen. 3.1. Dominio COLOR: ‹color›, ‹color de cielo›, ‹ensangrentado› En este primer apartado incluimos en el dominio COLOR los sentidos que indican una información literal o meramente cromática como es el caso de ‹color› y ‹color de cielo›. Observemos los siguientes ejemplos: Irene había trazado con lápiz rojo una figura sobre la fotografía… ...el cielo estaba rojo como la bóveda del infierno
Tanto el sustantivo lápiz como cielo, que se muestran como elementos cotextuales fundamentales en este caso, son los encargados que restringir las posibilidades significativas de rojo perfilando el sentido que hace referencia a la tonalidad cromática. También hemos incluido en este mismo dominio el sentido ‹ensangrentado›, que creemos que exhibe rojo en la siguiente muestra: ... las sábanas rojas de su propia sangre...
La justificación de la distinción de este significado viene dada por los elementos cotextuales que acompañan al adjetivo rojo. En este caso, el sintagma preposicional de su propia sangre así como el sustantivo sábanas son los elementos autónomos que contribuyen a la construcción del sentido. El complemento preposicional constituye la causa del aspecto rojizo que presenta el sustantivo sábanas. Desde el punto de vista de la motivación del sentido, proponemos que existe un proceso metonímico por el que consideramos que el elemento cromático rojo es el punto de referencia y el vehículo que permite el acceso mental al dominio meta, en este caso, el dominio SANGRE, actuando así como dominio fuente. SANGRE
rojo
3.2. Dominio CUERPO: ‹color de pelo›, ‹colorado›, ‹soleado›, ‹irritado›, ‹embriaguez›, ‹asfixia› y ‹esfuerzo› Proponemos ahora la organización de una serie de sentidos en torno al dominio CUERPO. Éste es tenido en cuenta como dominio fuente ya que desde él, y junto con el dominio COLOR, se activan significados como ‹color de pelo›, ‹colorado›, ‹soleado›, ‹irritado›, ‹embriaguez›, ‹asfixia›
Metonimia y metáfora en los sentidos polisémicos de rojo
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y ‹esfuerzo›. A pesar de contar con los mismos dominios fuente, estas distintas extensiones semánticas quedarían incluidas en dos dominios meta diferentes. Uno de ellos haría referencia a ciertos rasgos físicos del cuerpo (a éste pertenecerían ‹color de pelo› y ‹colorado›) y otro a los estados corporales (en el que incluimos ‹soleado›, ‹irritado›, ‹embriaguez›, ‹asfixia› y ‹esfuerzo›). La consideración de este dominio CUERPO viene dada por la aparición de unidades léxicas pertenecientes al mismo que intervienen en la activación de los sentidos que aquí describimos. Los significados ‹color de pelo› y ‹colorado› son nuevamente consideradas muestras del sentido cromático o literal del término. El primero de los sentidos es activado si aparecen sustantivos, autónomos conceptualmente, que hacen referencia al pelo acompañados por rojo: Su pelo era rojo como el fuego...
Pero también podemos atribuir a esta palabra de color el sentido ‹colorado› si modifica a sustantivos como cara, rostro o faz en enunciados de carácter descriptivo como el siguiente: Una faz roja de cabellos claros...
Sin embargo, esta marca cotextual no es suficiente para la elaboración de este significado, pues la combinación del adjetivo rojo con sustantivos que hacen referencia a partes del cuerpo es capaz de activar otros sentidos diferentes a éste. A partir de estas marcas o patrones léxicos son construidos los significados ‹soleado›, ‹irritado›, ‹embriaguez›, ‹asfixia› y ‹esfuerzo›. Los dos primeros sentidos, ‹soleado› e ‹irritado›, describen el aspecto que pueden presentar ciertas zonas de nuestro cuerpo: ... mi piel roja como un tomate... ... los ojos rojos de llorar...
En el primero de los ejemplos la causa que ha provocado el aspecto enrojecido de la piel viene dado por el contexto5 pues el cotexto no es suficiente para la elaboración del sentido. En el segundo caso vuelve a ser el complemento preposicional de llorar el que ofrece el motivo por el cual los ojos están rojos. También los sentidos ‹embriaguez›, ‹asfixia› y ‹esfuerzo› son otras manifestaciones semánticas que surgen de la interacción entre unidades léxicas que hacen referencia a personas o a diferentes partes del cuerpo combinadas con el adjetivo rojo. Estas extensiones semánticas podrían agruparse en torno al dominio meta señalado que hace referencia a los ESTADOS CORPORALES. Los significados vuelven a ser activados gracias a la contribución de dichos elementos léxicos, pero también gracias al contexto discursivo y rojo es el término que hacen referencia al color que la piel adopta por alguna de las causas que constituyen los sentidos: (Él) ...estaba rojo como un camarón y (…) hedía y exudaba alcohol por todos los poros... (‹embriaguez›) (Él) Estaba rojo como un tomate... (‹asfixia›) ... (mejillas) se le ponían rojas de saltos, carreras y gimnasias... (‹esfuerzo›) La información contextual que nos ayuda a perfilar el sentido ‹soleado› es la siguiente: «Tenía el sol de cara. Sentía mi piel roja como un tomate y mis ojos estaban cansados de guiñar, intentando ver a Sandra».
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Cada uno de estos sentidos es motivado metonímicamente ya que todos ellos constituyen un dominio en el que está presente el dominio COLOR como efecto o manifestación física de cada uno de dichos rasgos físicos o estados señalados. El subdominio que se corresponde con el efecto es el encargado de funcionar como dominio fuente en una metonimia que se proyecta hasta la causa, ya sea ésta la exposición al sol, la irritación, la embriaguez, la asfixia o el esfuerzo. De este modo, obtenemos las metonimias ROJO POR SOLEADO, ROJO POR IRRITADO, ROJO POR EMBRIAGUEZ, ROJO POR ASFIXIA y ROJO POR ESFUERZO como muestras del tipo de metonimia EFECTO POR CAUSA. RASGOS FÍSICOS O ESTADOS CORPORALES
rojo
3.3. Dominio TEMPERATURA: ‹calor›, ‹caliente› Presentamos ahora el dominio TEMPERATURA como dominio meta activado desde el dominio ROJO. Asociados a esta estructura conceptual encontramos los sentidos ‹calor› y ‹caliente›. El primer significado es activado en expresiones como: (Ella) ...roja de rabia y calor.
La combinación de elementos autónomos cuyos referentes son personas o partes del cuerpo con el adjetivo rojo y un complemento preposicional, también autónomo y en este caso de rabia y calor, da lugar a que el término de color reciba el sentido de ‹calor›. El otro sentido incluido en este dominio meta es el de ‹caliente› o ‹temperatura elevada› activado e español por la expresión al rojo vivo: ...la sometían a vergonzosos tormentos con hierros al rojo vivo.
Esta estructura es empleada como locución adverbial para indicar la temperatura a la que el metal es calentado. La presencia del término rojo en esta unidad fraseológica española está justificada por la experiencia. Ciertos materiales adquieren ese color cuando son sometidos a una temperatura muy elevada y esta imagen esquemática hace evidente que este sentido tenga su base en una metonimia: el COLOR es un subdominio dentro del dominio de la TEMPERATURA.
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Metonimia y metáfora en los sentidos polisémicos de rojo
TEMPERATURA
rojo
Sin embargo, esta locución no solo activa este sentido, sino que a ella aparecen asociados otros como podemos observar en los siguientes ejemplos: …la cara quedaba al rojo vivo, con la sensación de que el reventón vendría en cualquier momento,… (‹asfixia›) Inocencio no alcanzaba a hincharse ante molestias de esa naturaleza, más bien caía en un encendido lento que se iba desparramando, tomándose su tiempo hasta que era mecha al rojo vivo… (‹ira›) El Kremlin admitió ayer que la situación en el país está al rojo vivo… (‹tensión›) …el ambiente se pone al rojo vivo. (‹emoción›)
En estos casos se repite la combinación del término rojo con determinados rasgos léxicosemánticos para activar estos sentidos referentes al ámbito de los ESTADOS CORPORALES y las EMOCIONES. Las personas, o algunas partes del cuerpo, presentan este color como efecto o manifestación fisiológica del estado o la emoción que experimentan, como indican los dos primeros ejemplos citados. En los dos últimos podemos intuir que las emociones son manifestadas por las personas pero trasladadas a aspectos más abstractos como la situación del país o el ambiente. Con respecto a la motivación de estos sentidos, hemos de tener en cuenta que interviene una proyección metafórica desde el dominio TEMPERATURA hasta dominios más abstractos como los de las EMOCIONES o los ESTADOS FÍSICOS de las personas que estos sentidos expresan. Sin embargo esta metáfora es originada en la metonimia señalada previamente, COLOR POR TEMPERATURA, encargada de motivar los sentidos ‹calor› y ‹caliente›. Es importante destacar este dato, pues este ejemplo sería una manifestación de la teoría que autores como Barcelona (2000) defienden acerca de que toda proyección metafórica está iniciada en un metonimia previa.
FUENTE TEMPERATURA
rojo
META EMOCIONES, ESTADOS
rojo
Las proyecciones metafóricas que se dan desde el dominio fuente hasta el dominio meta son LAS PERSONAS SON MATERIALES INFLAMABLES y LA TEMPERATURA ES EMOCIÓN.
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3.4. Dominio PELIGRO: ‹emergencia› y ‹saldo negativo› El PELIGRO es otro de los dominios meta al cual accedemos gracias al dominio ROJO. En la cultura occidental el color rojo aparece asociado al concepto de peligro. Muchos de los elementos comunicativos de nuestra sociedad que pretenden llamar nuestra atención y advertirnos manifiestan este color: señales de tráfico, sirenas de determinados vehículos, alarmas… Esta asociación rojo-peligro también está presente en algunas expresiones españolas como alerta roja, teléfono rojo o números rojos y son utilizadas para expresar significados pertenecientes al dominio. Las dos primeras muestran el sentido ‹emergencia›, mientras que la segunda indica deuda o ‹saldo negativo›: El festival estaría en números rojos si no fuese por la ayuda de las instituciones vascas…
Consideramos que el origen de tal conexión es de carácter metonímico pues es el elemento cromático rojo el que, estando dentro del dominio PELIGRO por conexión cultural, es elegido para su activación. 3.5. Dominio POLÍTICA: ‹ideología política› El término rojo también expresa en ciertas ocasiones el significado de la ideología política por la que algunas personas muestran inclinación. Por ello, una vez más, la aparición de palabras que hacen referencia a personas modificadas por el adjetivo rojo mediante el verbo ser provoca que el término cromático sea interpretado con este sentido: ... Ochoa era tan rojo como Castro…
El rojo fue el color escogido para representar al comunismo, también al socialismo. Muchos piensan que el origen de este simbolismo está en que se trata del color de la sangre y ésta, a su vez, indica actividad, energía y revolución, valores asociados a estos movimientos políticos. Desde el punto de vista cognitivo, podemos decir que el dominio ROJO se encuentra dentro del dominio POLÍTICA y tiene lugar, de esta manera, una metonimia desde el subdominio del color hasta el dominio de la ideología. 3.6. Dominio EMOCIONES El dominio de las EMOCIONES es uno de los más frecuentemente activados por el término rojo. Aparece como uno de los dominios meta activados por esta unidad léxica y su motivación puede realizarse mediante procedimientos diferentes. Como ya hemos señalado en el apartado dedicado al dominio TEMPERATURA, las EMOCIONES puede ser activadas desde este dominio mediante una proyección metafórica: LA TEMPERATURA ES EMOCIÓN. Sin embargo, esta misma estructura vuelve a ponerse de manifiesto como dominio meta a través de un proceso metonímico en el que el color rojo, como efecto o manifestación de determinadas emociones, se convierte en el punto de referencia o vehículo que permite el acceso al dominio
Metonimia y metáfora en los sentidos polisémicos de rojo
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emocional completo. En este caso la relación entre efectos de la emoción y la emoción misma es de carácter CAUSA-EFECTO dando lugar a una metonimia de este tipo: EMOCIÓN
rojo
Entre las muestras extraídas del corpus que han sido analizadas presentamos estos ejemplos: ... y está el chaval cortado ahí. Sí, rojo como un tomate... (‹vergüenza›) ... el abuelo estaba rojo de ira... (‹ira›) Rambo rojo de furia... (‹furia›) Las mejillas de Claudia se pusieron rojas de indignación. (‹indignación›) ... el doctor Fernández rojo de cólera... (‹cólera›) ... yo roja de rabia y calor... (‹rabia›) El señor Ortiz se puso rojo pero no abrió la boca. (‹bochorno›)
En cuanto a los patrones léxicos y gramaticales que influyen en la activación de los sentidos emocionales de rojo, podemos observar que son, una vez más, sustantivos (o pronombres) que hacen referencia a personas o partes de cuerpo, así como complementos preposicionales que contienen el término de la emoción que supone la causa que provoca el aspecto enrojecido de las personas o ciertas partes del cuerpo de aquellas que la experimentan. En otras ocasiones es obligatorio recurrir al contexto para poder realizar la inferencia de modo adecuado. EMOCIÓN
rojo
4. Red semántica de rojo Una vez determinados los diferentes sentidos que rojo es capaz de activar y tras señalar qué mecanismos intervienen en la motivación de cada uno de ellos, podemos estructurar a partir de
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ellos la red conceptual que presenta esta palabra polisémica.6 Como observamos en la imagen, los diferentes significados y los dominios en los que éstos están incluidos aparecen organizados en torno al constituyente prototípico o central que es en este caso el dominio COLOR.7 A él aparecen asociados tanto sentidos cromáticos o literales como otros sentidos motivados metonímicamente a partir de este dominio. Por otra parte, se conectan a este elemento central también los dominios fuente, solo en el caso de CUERPO, y los dominios meta como TEMPERATURA, PELIGRO y POLÍTICA, y a partir de ellos los sentidos literales, metonímicos o metafóricos motivados a partir de la implicación de éstos. Observamos asociados al dominio CUERPO los sentidos que hacen referencia a cualidades o estados físicos cuya activación depende de la interacción entre este dominio y COLOR. Estas mismas estructuras nos permiten acceder mediante una proyección metonímica al dominio meta EMOCIONES, por lo que este dominio aparece conectado al dominio CUERPO en la red semántica. Sin embargo, como ya hemos señalado, ésta no es la única motivación posible para los significados emocionales en el caso de la lengua española. El dominio meta EMOCIONES también puede ser activado metafóricamente desde el dominio TEMPERATURA, el cual es motivado, a su vez, metonímicamente desde el dominio COLOR. Por último, también desde el dominio COLOR se activan metonímicamente los dominios PELIGRO y POLÍTICA. Ensangrentado
Embriaguez
Asfixia
Color del pelo Color del cielo
Soleado
Colorado
Irritación
Color
CUERPO Esfuerzo físico
POLÍTICA COLOR EMOCIONES verguenza, ira, furia, indignación, cólera, rabia, tensión, emoción, bochorno
PELIGRO
Emergencia TEMPERATURA
Saldo negativo Caliente
Calor
Como ya hemos indicado anteriormente, las conexiones metonímicas y metafóricas entre los dominios que dan lugar a los sentidos, y la asociación de éstos a cada uno de los dominios a los que corresponden, se realiza mediante conectores con rayas discontinuas para la metonimia y conectores en los que se combinan rayas y puntos para la metáfora. Los sentidos literales aparecen conectados a los dominios a los que corresponden mediante flechas discontinuas de puntos. 7 Consideramos el dominio COLOR como el prototipo de esta red radial por ser el dominio que contiene los sentidos más frecuentemente activados 6
Metonimia y metáfora en los sentidos polisémicos de rojo
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5. Conclusiones El análisis del término de color rojo como una palabra polisémica permite establecer las siguientes conclusiones. En primer lugar, señalamos que podemos considerar el término rojo como una palabra polisémica que exhibe una variedad de significados diferentes que, además, están relacionados entre sí. En segundo lugar, destacamos que se cumple la idea de que los sentidos polisémicos no surgen de las unidades léxicas aisladas, sino que éstos se elaboran gracias a la intervención de elementos cotextuales y contextuales que se convierten en factores determinantes en el estudio del fenómeno de la polisemia. Estos dos tipos de información son los que permiten establecer de una forma objetiva y empírica la distinción de los significados que aparecen relacionados a una unidad lingüística. En tercer lugar, observamos cómo las diferentes extensiones semánticas polisémicas muestran un significado cromático o literal o bien son motivadas a partir de procesos metonímicos y metafóricos, los cuales son determinantes a la hora de describir la relación entre los sentidos y en el establecimiento de los lazos que conectan a los diferentes sentidos en la red semántica. Por último, destacamos especialmente el hecho de que la proyección metafórica que interviene en la motivación de los sentidos emocionales a partir del dominio TEMPERATURA surge de la existencia de una metonimia previa ROJO POR TEMPERATURA. De este modo se ven reforzadas las teorías que defienden que toda metáfora tiene su origen en una metonimia anterior y dan un protagonismo mayor a ésta última, relegada tradicionalmente a un segundo plano debido a la supremacía de la metáfora.
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Adriana Stoichiţoiu Ichim (Université de Bucarest)
Réflexions sur le sémantisme du lexème roum. joc vs. fr. jeu
1. Préliminaires Les études consacrées au discours politique roumain d’après la chute du régime communiste (1989)1 ont démontré l’enrichissement du lexique avec de nouveaux termes (pour la plupart des emprunts et des calques d’après le français et l’anglais) et des changements sémantiques affectant, généralement, les termes ayant des implications politiques, idéologiques, sociales, etc. Parmi les motivations sociolinguistiques de cette dynamique lexicale ont été mentionnées: le besoin de remplacer la phraséologie stéréotypée associée à la «langue de bois» du régime communiste antérieur à l’an 1989; l’émergence des nouveaux types de discours politique et de discours médiatique (la presse d’opinion, les débats télévisés, etc.); une modification significative dans l’imaginaire sociodiscursif relatif au politique et à l’action politique. Dans ce contexte, la fréquence d’utilisations et la polyréférence du lexème jeu nous autorise à le considérer comme un mot-témoin2, un mot-clef 3 ou un mot-emblème du discours politique postcommuniste, puisqu’il suggère une nouvelle vision –désacralisée et relâchée– que l’opinion publique porte sur la politique. Le nom joc ‹jeu› appartient au vocabulaire fondamental du roumain, qui comprend les mots les plus importants du point de vue de la fréquence, du développement sémantique et de la force dérivative.4 Le sémantisme de ce mot, hérité du latin ( per evitare la riduzione >* > * . In Studi Urbinati di Storia, Filosofia e Letteratura 47 Suppl. Ling. 1. (1973: 61-118).
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Problemi di adstrato e di sostrato nel romanzo di Calabria e Salento: quale greco?
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2. L’elemento arcaico Ovviamente, non è in discussione l’arcaicità, né l’evidente doricità, di molti elementi lessicali presenti nell’italogreco e nell’italoromanzo regionale. Si devono considerare non soltanto gli esempi evidenti di arcaicità dorica, come quelli rilevati da Rohlfs, ma anche rivalutare elementi come quelli discussi da lui in maniera forse meno completa, ad esempio: (1)
‹maggese›; (2) ‹avvelenare›; (3) ‹ricotta› < ; (4) (toponomastica); (5) * [< ] > cal. mediano e mer. nàtima, nàtama [Citraro / Trumper 2008: 150, nota 9]; (6) > (bovese EWuG2 230 , come se l’esito fosso frutto d’incrocio tra e ), non solo del calabrogreco ma presente a Cipro (Yangoullis 484 = Alnus sp.): secondo Andriotis (1974: 334) , caratterizza la Macedonia greca e Samothrake. Sarà grazie al fatto che quasi tutti i dialetti greci odierni presentano il tipo che Kapsomenos (1953: BZ 46. 326), seguito da Rohlfs, riporta a questa voce altre (cipriota, macedone, Samothrake) che dovrebbero essere assegnate, come puntualizza Andriotis, alla voce , ora caratterizzante la periferia del mondo grecofono.
Aggiungiamo i casi da Rohlfs non registrati o non discussi affatto una volta registrati quali: (7)
‹nubile› (iranismo); (8) (> sagrìa ‹estrema povertà›, cal. mer.); (9) ‹testa calva›; (10) (> zagogna); (11) ‹siepe› o ‹recinto›, origine > zàccanu ‹recintazione per ovini›, anche > saccupagliə (Rosa arvensis Huds., Rosa canina L., Rosa semper-virens L., Rosa villosa Auct.: Area Lausberg, Pollino); (12) / pro (> jizzala, [j]issala ‹cestone› del basso reggino5); (13) > (> metatesi con sincope * > cal. mediano silipàru Achillea spp.); (14) > [cipriota, Yangoullis 295, già presente nel ’300-400, vd. Siapkaras-Pitsillidés, Le Pétrarquisme en Chypre 120, 8]; (15) pro pro [cipriota < , Yangoullis 73]; (16) pro (> nordcal. zupu, zubbu, cal. mediano e mer. sopu, sopareu); (17) (> ionio romanzo zalàcana ‹donna poco seria›: cfr. la discussione di in Andriotis 1974: 5292, presente a Cipro, a Karpathos ecc.); (18) (> zicca, ’nzicca ‹poco›, cfr. Andriotis 1974: 6651 per la sopravvivenza di nel pontico).
Altri casi che necessitano ridiscussione sono: (19) * , (< , - : sudcal. pinnòjiri, Bellis spp., Calendula arvensis L., Calendula officinalis L.: per vd. Dimitracu 7. 5824 che cita fonti tardo-ellenistiche), documentato da Rohlfs ma mal commentato. I soliti aggettivi denominali in questo caso sono , . Si suppone invece un aggettivo * /* = (che segue la formazione morfologica di πιvóς ‹sporcizia› > ). Dalla variante * deriva un esito calabro-romanzo pinnòjiru.
La fonologia di simili esiti non favorirebbe una derivazione da κυψєvλη (nido > cesta).
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John Bassett Trumper
Casi non documentati sono invece: (20)
> biz. produce fitonimi romanzi basati sulla sua composizione con il lat. car[duus] (> Pollino romanzo caràttula per Anthemis spp., Atractylis cancellata L., Bellis sylvestris Cyr., Bellis margaritaefolia P. & R. Huter, Picnomon acarna (L.) Cass., cfr. anche sardo cadàttula per Centaurea spp.6); (21) (< , cal. sett. rùonzu, Area Lausberg rnzə); (22) * per (< , cal. mediano strànghisi: Citraro / Trumper 2008: 150); (23) (col senso conservato: i cord’ i aliva ‹gli strati legnosi interni dell’olivo›: cfr. cal. mazzacorda ‹intestini di agnelli e caprette cotti›, con -corda in questo senso originale); (24) , -ov x >* (con fitonimi derivati: Rohlfs fornisce come derivati soltanto i nomi calabresi per i ‹ricci di mare›, marangìtula, far-. Cfr. dai nostri lavori etnobotanici sul campo nell’Area Lausberg ringu -ə, rìngulu -ələ Eryngium spp. [= spin’aguantə], Scandix pecten-Veneris L.); (25) aor. , dorico > cal. med. zzanara ‹cardare›.
Dei 45 elementi ora nuovamente riconsiderati, 22 sono sicuramente dorici (½), 18-20 condivisi con dialetti greci periferici, non geneticamente dorici (Corfù, Dodecanneso, Cipro: 40-45%). La condivisione di lessico arcaico con i dialetti greci periferici illustra solo la natura periferica dell’italogreco, il suo costituirsi dal greco di periodi diversi, nonché il suo possibile ruolo di sostrato7 nel neolatino dell’estrema Italia meridionale in maniera assai complessa e con contatti intensi.
3. L’elemento slavo Non vi è contrapposizione tra la megaloellenicità e la bizantinità, in senso antitetico e inconciliabile: più utile piuttosto è assegnare il giusto peso e ruolo ad ambedue in un più complesso modello di linguistica del contatto nel lungo periodo. È plausibile ipotizzare una mediazione bizantina anche nel caso di prestiti culturali anellenici, anitalici. Sarebbe altresì utile confrontare simili elementi anellenici con la presenza degli stessi elementi nell’albanese della Diaspora tre-quattrocentesca, tenendo presente che l’Impero d’Oriente usava come mercenari sia Slavi sia Armeni, come seriormente il Regno delle Due Sicilie usava gli Albanesi come mercenari contro i Turchi. La questione è da rivalutare, vista la presenza di toponomastica che si riferisce sia ad Armeni (la chiesa e contrada dedicate ai Santi Quaranta a Nicastro: il riferimento è ai Proto-Martiri di Sebastopol) sia a Slavi (i vari luoghi denominati Schiavonea). Riguardo la possibile influenza linguistica slava Caracausi (1986: 168) aveva dichiarato, dopo lungo studio: Lo sviluppo della forma composita cardu- > ca- + *adractla è spiegato in Paulis (1992: 78-80). Forme simili a adractylis ma con retrazione di accento come la forma ricostruita *adractla esistono nel tardo bizantino, a volte con metatesi, in Du Cange (1688: 116) per Carthamus lanatus L. La presenza di succedanei popolari sardi e nordcalabresi di atractylis / atractalis / atractulis in composizione con ca(rdu)- non è notata neanche in LEI 2021-22 atractylis. 7 Vi sono già le perplessità sollevate da Wolf (1995: 100 sgg.) sulla questione se una categoria teorica quale quello degli strati sia valida in casi simili. 6
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Colpisce non tanto l’assenza di elementi turchi quanto il numero assai esiguo di quelli slavi, che si riducono al suffisso -ica e all’isolato ant. slavo rucho.
Tornando al problema di elementi slavi in questo lessico romanzo, insieme a e al suffisso va considerato un numero rilevante di lemmi. Correttamente Rohlfs aveva riconosciuto e come slavismi: tali voci non sono mai state rimesse in discussione e le implicazioni della loro presenza ignorate. Vi sono 12 elementi veteroslavi di cui 4 hanno esiti nella toponomastica calabroromanza: Longhi (boschi del Pollino, < , d’origine slava, toponimo trattato in Di Vasto / Trumper RIOn XIII, 2. 429-459 [2007]: riprendono Meyer 1894: 38, , ); Grava (esiti toponomastici, ma anche grava8, gravina ‹burrone› del lessico usuale, derivato gravinu, garvinu Russula delica Fr. e Russula chloroides B.); Vultù, Vurtù (fiumara reggina, * < < , slavismo: commenti in Ciornescu 653 al rom. balt); Cuvelli, toponimo reggino < (per l’origine slava Meyer 1894: 36), anche nel lessico italoalb. kuvele ‹arnia›. 4 entrano nel lessico usuale bbàganu / bbàvanu (con metatesi anche gàvanu < *vàganu), grava / gravinu, sanènu, sita/ sitacciu9. I casi sono: -
(a) > greco salentino , italoalb. kaciq (EWuG2 220: «ein balkanillyrisches Reliktwort»10); (b) ‹maialina›, ‹grillotalpa›, da collegare con ‹martora›11; (c) ‹meretrice› dell’onomastica calabrese (Curvaci), cfr. l’italoalb. kurvë, kurvëtar12; (d) , ‹fieno› nei dialetti greci periferici, non nell’italogreco13; (e) σήτα, σίτα ‹crivello› (Meyer 1894: 56, EWuG2 454) è nel neogreco e Si accetta Esichio (7° sec. d.C.) « , »: tratta come elemento usuale del lessico comune. Se lo consideriamo slavismo, sarà senz’altro il primo slavismo del greco medioevale. Loewe (KZ 39. 285-86) già nel 1906 portava ‹buco›, ‹fosso› ecc. dello zaconico e del greco periferico al paleoslavo graba, che egli derivava dall’antico alto tedesco grabo (> Grabe). La voce slava e quella germanica sono relate, non derivate l’una dall’altra: è probabile che quella greca dialettale derivi da quella slava antica. 9 Wolf (1995: 52-53) menziona, inter alia, , e come evidenti slavismi. 10 La voce è già presente in testi tardi del mediogreco: Passow CCCV, 15, DIII, 9. Lo studioso la riporta al turco keçi. Meyer (1894: 66) lo prendeva per albanesismo dello slavo e del greco. Riguardo la sua presenza nell’albanese e nell’italoalbanese Orel (1998: 161) crede sia un prestito ellenico, anche se la forma mediogreca attestata è decisamente anellenica, motivo per cui Guyon 1909: 25 (koza, kozli > kaciq) considerava la voce albanese e la voce greca probabili prestiti slavi. 11 Si sceglie questa soluzione (lo slavo kuna media l’iranico), perché i maialini neonati presentano delle strisce almeno bicolori, e la martora ha i peli scuri sul dorso, ma la pancia è bianca, motivo per cui si pensa che il riferimento sia cromatico. Un derivato di questa voce sembra essere presente nell’italogreco del 1000 (Guillou, Brébion, r. 347), come ‹martora› nel ’400 nelle Fiabe di Giorgio l’Etolio (Fiaba 6). Si torna all’ipotesi di uno slavismo, come proposto in Meyer (1894: 36). 12 Molti vorrebbero derivare il mediogreco dal latino crva, proposta semanticamente inaccettabile. Meyer (1894: 36) ipotizzava uno slavismo. Come NP è già presente nell’italogreco del 1102, è nel cipriota del 1200 (Assisa, Sathas p. 227, 5-6, com’è tuttora del cipriota: Yangoullis 255 lo ritiene ancora un prestito latino!), com’è anche dell’ultima edizione (1100-1200) del , Escorial 1518, 1577. Kazazis / Karanastasis 1. 609 propongono un latinismo, ma poi, in maniera più sensata, optano, come Meyer, per il prestito slavo: « ,< . . ». 13 Rohlfs dà il calabroromanzo sanènu, zanènu, sanèju ‹trifoglio› in 9 paesi. Da inchieste abbiamo zanènu, sanènu, lungo le Serre, lungo lo Ionio da Badolato fino a Roccella, lungo il Tirreno medio e basso, per foraggiere coltivate (Trigonella spp.), per le spontanee Melilotus spp., con geodiffusione 8
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nei dialetti periferici, assente dal calabrogreco, ma con derivati nel greco salentino. Andriotis lo derivava dal greco arcaico, ipotesi non facile, come asseriva Rohlfs, che lo riferiva al lat. saeta: altra ipotesi non facile. Alessio riferiva sitacciu a * < , non a sæta, sætcĕum (> nordcal. arc. sitazzu). Andrebbe rianalizzata la forma sitacciu che caratterizza la Calabria dalla Pre-Sila/ Sila fino all’estremo sud e che non può derivare in modo diretto da sætācĕum, il cui vero continuatore è nordcal. sitazzu. Si ha anche nel romanzo salentino sitea ‹staccio› < sita. Per l’italoalb. sitë ‹crivello› Meyer e Svane concordano sulla provenienza dallo slavo meridionale; (f) l’apulogreco Pisum sativum L. (Cassoni 54, EWuG2 73-4 lo riportano all’antico ) trova soluzione nello slavismo (Meyer 1894: 24) presente nel nord della Grecia (< ant. slavo eccles. ), voce rianalizzata erroneamente come composta . Trattasi sempre di voci antiche (pre-Trecento), mediate dai Bizantini; altrettanto arcaiche sono qualora appaiano nell’italoalbanese (pre-Quattrocento). Simili prestiti veteroslavi nel greco, nel romanzo e nell’italoalbanese, indicano senz’altro la mediazione bizantina.
4. Elementi orientali Caracausi (1986) aveva enunciato «l’assenza di elementi turchi» sia nel lessico italogreco sia nei dialetti romanzi calabresi e salentini; Rohlfs indicava come turchismi pochi prestiti: bovese < (< turco < arabo-pers.), il bovese , che deriva dall’ar. zabīl iranizzato come zambl14, nonché il nordcal. zaricchje.15 Si accettava l’ipotesi di una presenza turca marginale, come per scèccu reggino-siciliano (cal. scecch’ i mari ‹orca›, ‹balena›, nonostante Rohlfs, è diffuso da Pizzo a sud, lungo il Tirreno, quasi fino a Reggio). Così sull’argomento non si è più tornati. Va considerata una ventina di prestiti compresenti sia nella periferia greca sia nell’italogreco come nel romanzo calabrosalentino e nell’italoalbanese tre-quattrocentesco, come nell’elenco: Orientalismi (21), di cui la maggior parte mediata dal turco, presenti in greco, italogreco, italoalbanese e calabroromanzo. (1) cal. ped’i rangu / arangara (Citrus aurantium L.), ranghella (Melissa sp.) senza palatalizzazione; gr. [< pers. < sanscr. < dravidico naran-gay-]. (2) cal. a(v)urru, avurdu, agurdu16, navurdari / navardari -atu, salent. ciaúrru; gr. , - (sic. avurru, avurdu); italoalb. nxavardarënj [turco gjawr < iranico: presente nei testi più demotici del tardo mediogreco, Legrand, Mαρκάδα 508 , Passow CCLVII, 27 « ; ampia (Calabria mediana e meridionale). Nell’italoalbanese Giordano dà sanua, ‹fieno›: Meyer spiega dal gr. proveniente dallo slavo, come anche Svane (1992) ad loc. 14 Viene mediato, comunque, dal turco zimbil, vista l’armonia vocalica. 15 Non è solo presente nei testi del tardo mediogreco (Passow CXXXVI, 17, DV, 7), ma è anche elemento comune del cipriota odierno (Yangoullis 548 < turco). 16 La forma zaguordu documentata da Rohlfs a S. Fili (CS) è forma presilana, silana, dialetti in cui i fonemi tonici /i/, /u/ si dittongano in posizione davanti ad /l/ o alla /r/ seguita da consonante (/dzagrdu/ > [dzauardu]). È errato il preciso riferimento geolinguistico? Fanciullo (1996: 24) si fida troppo della documentazione rohlfsiana quando riporta simili voci ad una voce base per ‹caprone›.
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», nell’Istoria Turco-Bizantina di Doucas 77. 25, 127. 3, 313. 6 come / , anche nel cipriota moderno , Yangoullis 129]. (3) cal. immile, imbili, di ampia diffusione in Calabria e Lucania; gr. ; italoalb. zimbillë [turco zimbil < iran. zambīl < ar. zabīl, zanbl: Pellegrini 1972. 1. 40, 68, 171-172, arabismo diretto]. (4) cal., salent. cantaru; gr. ; italoalb. kandar.17 (5) top. cal. Catuna; gr. (comune nel Medio Evo: Makhairas, Dawkins 126. 29, 346. 7, 490. 33, 524. 17, attualmente cretese ); italoalb. katunt [< koto, base turcicomongolica, soluzione migliore del «Balkanwort» dell’EWuG2 22518]. (6) sudcal. cuíu (= trussu, trunzu ‹stelo, parte dura delle crucifere›); gr. ; italoalb. kus, Giordano 216 [turco kuza < iranico kūza < * aoza-, pers. mod. kza, Horn 872, vd. Hübschmann 872, p. 89 kza ‹irdene Krug, Kanne›]. (7) cal. cantuscia; gr. , ; italoalb. kandush, kunduz (turco < pers.). (8) cal. masuri, allotropi silani masudi, masuli [non documentati]; gr. ; italoalb. masur [turco < pers. masur, fatto di elementi arabi ma+(a)‘sra: per il cipriota vd. , (Yangoullis 304, Karapotosoglou 199091: 297 derivavano dal turco masura)]. (9) cal. matagnùocculu, matalòccu, mmàtula, mb-,; gr. , cipriota , (Yangoullis 387); italoalb. batallisënj (< turco batal < ar. baŧŧāl). (10) cal. vambace -mm-, salent. (a)mbace; gr. , ; italoalb. pumbak, m- [turco pambak < iranico panba-k-]. (11) cal. zaraffu, -ari ‹imbroglione; imbrogliare›; gr. ; [< turco saraf < ar. sarrāf, + veneto-veneziano]. (12) cal., salent. papuscia; gr. ; italoalb. papuçë [+ veneto-veneziano] [turco pabuç < iran. pāpuš]. (13) sudcal. saturi; gr. σατήρι(ov); italoalb. verbo satër, satronj [turco satïr, cfr. rom. satr]. (14) cal. ampa, àmparu, -mb-; gr. , , dialetto cipriota ; italoalb. xhabë [turco caba]. (15) nordcal. ciavuccu, ’nciavuccari, -atu; cipriota ; italoalb. çavuk [turco çabïk, çavïk < iranico čbuk]. (16) nordcal. zaricchji; gr. , ; italoalb. cariq [turco čarïk]. (17) irru ‹tipo di caglio›; gr. ( , Dimitracos 9. 7328 « », senza né esemplificazione né commento); italoalb. zirr [< turco zir < ar. zīr: cfr. rom. zer -uri, Ciornescu 9485 «lichid care se separ din lapte dup coagulare»: rinuncia a risolvere, concludendo che la voce è di «origine necunoscut», anche se convinto che non possa essere l’incrocio di srum con ]. (18) cal. umpa, -mb-; gr. , ; italoalb. xumbë [turco zïmba]. Da considerare anche i casi (19) salent. àrapu; gr. - ; italoalb. harap, tutti con sensi negativi [turco (h)arap < ar. ‘arab]. (20) cal. sciabbanu; gr. / / ; italoalb. çopan, shaban [turco çoban < iranico šubān, incrociato col turco şaban «einfältig; faul», Räsänen 1. 439; aban rende efficacemente il senso negativo del cal. sciabbanu ‹pecora vecchia, decrepita›]. (21) cal. (crotonese) zzoca Nel cipriota sia medioevale (Makhairas, Dawkins 488, 16) sia moderno (Yangoullis 262). Il turco kantar ha dato la sua armonia vocalica all’arabo qinŧār (< cntnrum) per produrre esiti neolatini (cantáru, cntar), neogreci (καvτάρι[o]v) e slavi. 18 Vd. Räsänen 284a kot-, kotan-: il significato nelle lingue turcico-mongoliche va da ‹stalla›, ‹tenda›, ‹recinto› a ‹casa›, ‹paese›. 19 Già nel tardo mediogreco, cfr. Assisa, Sathas pp. 243. 21, 494. 21, Makhairas, Dawkins 544. 5. Come , (< dimin. ) si trova nel cipriota: Yangoullis 254 deriva il greco dall’ar. kza, senza portare il prestito più ad oriente. Per le derivazioni iraniche vd. avestano aoza- > pers. e pasht kza, osseto kós Horn 872, Hübschmann 872 p. 89, Hübschmann Ossetische p. 126. 17
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‹stoffa con cui si fa il costume femminile tradizionale› (specialmente delle albanesi), voce registrata per il grecanico da A. Pellegrini 249 zoca (dal turco), Violi (Lessico GrecanicoItaliano, Bova: Apodiafazzi 2001:146) che oppone il generico zoca (τζóκα con la z- sonora) ‹stoffa› allo specifico rucho ( ) ‹vestito›, voce, questa prima, che poi si ritrova anche nell’italoalb. cohë ‹sopravveste femminile› (Giordano 54) . Per le testimonianze bizantine cfr. Du Cange 1688: 1576 , , voce presente anche nel greco periferico più recente, Dimitrakos 9. 7331 , demotico « » (turchismo).
Vi è poi un piccolo gruppo (12 o 14 lemmi) indicante la mediazione di prestiti orientali nell’italogreco, nel greco periferico in genere e nell’italoromanzo meridionale, ma non nell’italoalbanese. Esempi sono: Orientalismi presenti nel greco, nell’italogreco e nel romanzo. 1)
top. cal. Vu(j)anu; gr. [ ; ban] [turco ban < -pan iranico]. (2) cal. agarogna ‹gufo› < gr. x sagārĭa [cipriota , Yangoullis 166, < turco zağan < iran. šāhīn]. (3) cal. arga- ra; gr. [turco zah(a)r < iranico zehr]. (4) cal., salent. cafisu, caviu; gr. [turco-ar. qafiz < pers. kavīz < gr. ]. (5) cal. paariòtu; gr. [+veneziano] [turco pazar < iran. bāzār]. (6) sudcal. sàgripu -a, sciagrè; gr. * , [turco çagrï]. (7) salent. tacàru -èa, tafàru; gr. [cipriota , Yangoullis 516, Chios, Pernot p. 549 < turco tağar, d-]. (8) cal. angarru, un- ‹tipo rozzo› < gr. ‹calzolaio› [< turco zanga < iran. zānu-k- ‹ginocchio› > stivale]. (9) cal. assu, femm. assa ‹pingue, grassa; sciatta›, cipr. [turco casus, casïs]. (10) top. cal. Galici; gr. [< turco halïc < ar. halīğ, o direttamente dall’arabo?]. (11) cal., salent. camalu -i ‹disgraziato›; gr. [< turco hamal < ar. ammāl]. (12) sudcal. cangiarru; [turco hancar < iran. hanğar: l’origine remota è turcica o iranica?].
Si aggiunga che un possibile caso di turchismo è cal. sciagarda 1. pecora giovane, 2. animale giovane, 3. giovane trasandata (Rohlfs, NDDC lo fornisce per Casole, Spezzano Grande, Cortale, Maida: è presente, comunque, nella Pre-Sila, Sila Greca [Acri], Sila Grande [Spezzano, S. Giovanni], e nella Calabria mediana). Nell’Area Lausberg si ha sciagarda × sciavòrta [< exabŏrta] > sciagòrta, sciagòrda. Tutto deriva dall’osmanli şağïrt (Räsänen 1. 440a şağïrd- < pers. šāgird, Horn 900 p. 201 n). Da considerare cal. muna, munetta (Cirella, Diamante, Cirò, Crotone, Catanzaro Lido, Soverato, Roccella Ionica), ’mbuna (da Nicotera, S. Ferdinando fino a Palmi), cint’e ’mbuna (Scilla, Reggio Calabria), ‹tavola concava di fasciami della barca›20 (v. veneto-veneziano maóna ‹fasciami della barca› [in antico è una barca specifica], maón, magón ‹staggio› ecc.), gr. , , < turco mağuna < ar. mā‘ūn. Vi è inoltre un’altra ventina di elementi comuni al neogreco periferico, all’italogreco, all’italoalbanese, assenti però nell’italoromanzo più meridionale, perciò non interessanti dall’attuale punto di vista.
Per dettagli vd. Trumper (2008. 323-350).
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5. Breve conclusione Dai casi analizzati si notano prestiti orientali pre-trecenteschi che sono penetrati nel mondo bizantino e nel Mediterraneo. Abbiamo appurato la presenza di molti nell’italoalbanese. Verificata la presenza di parole migratorie turciche, costatiamo un numero di voci dell’antico slavo che si tramandano tramite il greco bizantino, visto che i Bizantini si avvalevano di mercenari slavi: tali voci appaiono così nell’italogreco, nell’italoalbanese, nel romanzo locale (calabrese e salentino). Troviamo poi orientalismi che, anche se la loro remota origine è araba, mostrano una chiara mediazione turca a causa dello scempiamento di consonanti lunghe semitiche (matal- / batal- < turco batal < ar. baŧŧāl, saraf[f]-/z- < turco saraf < ar. sarrāf, camalu ecc., gr. χαμάλης < turco hamal < ar. amml), della mancata palatalizzazione (arangu, -ara, ranghèlla), della sostituzione di sonore con le congeneri sorde (àrapu, ciaùrru / zaùrru, tacàru), della presenza di raddoppiamenti consonantici ipercorrettivi (avurru, irru) e dell’armonia vocalica (ar. qinr > turco kantar > , cal., salent. cantaru, italoalb. kandar; ar. zabl > iranico zambl > turco zimbil > , cal. immile, imbili, italoalb. zimbillë). Questi 20 casi sono presenti nell’italogreco, nel greco periferico, nell’italoalbanese, soprattutto nel romanzo più meridionale. Reperiamo 12 prestiti simili presenti nel greco periferico, nell’italogreco e nel romanzo: la deriva non può essere direttamente dall’arabo nei casi discussi, dacché avviene uno scempiamento delle geminate che è spiegabile solo se vi è mediazione turca o tardobizantina. Lo scempiamento di geminate non caratterizza il romanzo calabrosalentino. Spesso il turco trasmette iranismi; pochi passano direttamente dal persiano tramite il mediogreco (silano musculijatu, muscudijatu < *muscoleare < muscoleum [Costantino Africano] < [Sinesio] < mušk). Simili fatti, insieme con quelli di fonologia, morfologia e sintassi abbozzati, ci portano a preferire un’ipotesi di mescolanza linguistica basata non su fenomeni di Sprachbund, ma sullo scambio di merci, concetti e voci per contatto nel Mediterraneo medioevale. Ci parlano di un Sud latino che necessita di un modello serio di linguistica del contatto che tratti i problemi della coesistenza, della convivenza di Latini grecofoni e Greci latinofoni, un modello di contatto dinamico per lunghi periodi, piuttosto che un modello sostratistico non dinamico implicante una scelta drastica tra i due poli ipotizzati, cioè tra il greco antico dorico o il mediogreco periferico con relitti arcaici. In conclusione, credo che, con tutti i limiti degli esempi analizzati, il quadro complessivo sia della romanità calabrese sia della sua lontana grecità, nonchè della sua apertura storica al mondo orientale tramite lunga appartenenza all’Impero d’Oriente (ca. 690-1060 d.C.), rappresenti un oggetto di ricerca più complicato di quanto finora supposto. A partire dal lungo lavoro sul campo di Rohlfs, pur nella sua sporadicità, visto che lo studioso non ha mai ‹vissuto› il territorio da lui studiato, e grazie ad un approccio, rafforzato dal punto di vista della grecità di Karanastasis e di altri studiosi e da molteplici angolazioni, comincia ad emergere la complessità del farsi linguistico in senso romanzo della Calabria.
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Hélène Vassiliadou (UR 1339 LiLPa / Scolia)
La formation de c’est-à-dire (que) et de ses correspondants dans les langues romanes: quelques remarques1
1. Introduction Partant de l’hypothèse de Rossari (1996: 56) selon laquelle la classe des connecteurs «se forge par constellation», nous montrerons, d’une part, que les marqueurs soumis à l’analyse (c’est-à-dire que, cioè (a dire che), es decir que, és a dir que, isto é, adecă / adică) ont en commun un sens descriptif ou conceptuel, à savoir un sens qui nous indique quelles sont les conditions «nécessaires ou suffisantes ou prototypiques» (Kleiber 1997: 32-33) auxquelles ils doivent satisfaire. Nous mettrons en relief, d’autre part, les contraintes propres à chacun de ces connecteurs qui rendent compte de leur distribution spécifique, en insistant surtout sur c’est-à-dire, es decir, és a dir et cioè pour lesquelles on dispose le plus de données. Cela nous amène à prendre en considération, outre leur sens descriptif, un sens procédural ou instructionnel. Nous postulons donc que les marqueurs peuvent avoir un sens mixte (cf. aussi Murillo 2004)2 et que ce qui apparaît pour eux comme ‹sens global› (Kleiber 1994) est une série d’instructions permettant de construire la situation d’énonciation.
2. De id est à c’est-à-dire, cioè, es decir, és a dir, isto é et adică? Nous pouvons supposer à l’instar de Hopper / Traugott (1993) que les marqueurs de reformulation formés à partir de structures semblables dérivent d’une source lexicale commune associée à la fonction qu’ils remplissent et qu’ils sont le résultat de stratégies discursives codées qui deviennent fixes et conventionnelles. Les auteurs3 qui ont étudié les Cet article est la version courte de notre communication qui portait sur la comparaison de c’està-dire avec ses correspondants dans l’état actuel de la langue. Merci à M. Biermann Fischer, G. Kleiber, E. Hilgert, M. Lammert, P. Nobel et F. Gerhard-Krait pour leur relecture attentive. 2 Ce postulat va à l’encontre des remarques de Blakemore (1996). 3 Cf., entre autres, Bach (1996; 2000a; b; 2001), Bazzanella (1994), Casado Velarde (1991), Cuenca (2003), Dumitru-Lahaye (2010), Fernández Bernárdez (2002), Fløttum (1994), Fonseca (1991), Fuentes (1987), Galán Rodríguez (1998), Herrero (2007), Manzotti (1999), Nogueira (2002), Pons 1
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mots en question soulignent d’ailleurs la grande similarité quant aux stratégies qui conduisent à la création de tels marqueurs et ils remarquent que leur signification lexicale déterminée (‹ceci X est à dire Y›) peut compenser une relation sémantique faible. Reste à savoir quelle est cette source lexicale commune: est-ce le verbe dire ou bien s’agit-il des structures équationnelles en c’est? Il est évident que les connecteurs que nous examinons sont très proches morphologiquement avec une structure transparente et motivée dans le sens où on a des traces visibles des formes lexicales desquelles ils sont issus (sauf peut-être pour le roumain qui est un cas problématique). Toutes ces formes sont ainsi fondées sur les verbes dire et être dont la présence contribue à leur valeur identico-équationnelle: c’est-à-dire (que): français cioè (a dire): italien es decir (que) / esto es: espagnol és a dir (que) / això és: catalan isto é: portugais adecă / adică: roumain es a dire: occitan estaischíre / estaiscíri: sarde
Ou encore pour d’autres langues: that is (to say): anglais das ist / das heißt: allemand т.е., то есть (litt. i.e. ‹c’est›): russe
Ceci ne veut pas dire pour autant qu’on a affaire à des constructions totalement compositionnelles; ce sont plutôt, comme nous le verrons, des constructions figées et grammaticalisées. Il est à ce propos important de signaler, à l’instar des grammaires constructionnelles (cf. surtout Goldberg 2006), que figement ne signifie pas forcément opacité et que transparence n’est pas un synonyme absolu de compositionnalité. En regardant rapidement les connecteurs cités, nous pouvons observer de prime abord que deux grandes tendances se dégagent: on a, d’une part, ceux qui ont dans leur forme le verbe dire et, d’autre part, ceux, plus simples, construits uniquement avec le présentatif c’est. Puis, il y a des cas intermédiaires qui, soit combinent toujours la totalité de ces éléments (comme le français), soit donnent naissance à deux types de marqueurs qui sont pour certains déjà distincts, à savoir l’un formé sur dire et l’autre sur c’est avec ou sans la présence du sujet4 (cf. l’espagnol et le catalan); d’autres tendent à devenir distincts comme c’est le cas de l’italien (cioè vs cioè a dire). Les données lexicographiques sont à cet égard très éclairantes, car on peut y observer l’hésitation à faire figurer ces connecteurs à l’entrée dire, ce ou être. En ce Bordería (1998), Portolés (1998), Romera (2003), Rossi (2001), Steuckardt (2005),Vassiliadou (2004; 2005; 2008). 4 Le sujet clitique neutre est de toute façon obligatoire dans les langues dites non Pro-drop comme le français, à savoir des langues qui ne permettent pas la position syntaxique du sujet de rester vide (cf. Pusch 2003).
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qui concerne le français par exemple, c’est-à-dire, qui apparaît très tôt5 dans les dictionnaires, peut figurer selon les éditions soit à l’entrée dire (cas majoritaires: Littré, Petit Robert, Petit Larousse), soit sous ce (TLF, Grand Robert, Grand Larousse). De même, le dictionnaire de l’Académie française le mentionne à l’article ce pour ses trois premières éditions et à l’article dire à partir de la quatrième édition de 1762. Bach (2001) fait la même observation à propos des connecteurs du catalan et de l’espagnol qui peuvent apparaître tantôt sous decir / dir, tantôt sous ser. D’un point de vue diachronique, il n’y a, à notre connaissance, que très peu d’études concernant l’origine et l’évolution de ces connecteurs sur lesquelles on pourrait s’appuyer: celles de Casado Velarde (1996) et de Herrero (2007) pour l’espagnol et celles de Darcueil (1975) et les nôtres (Vassiliadou 2004; 2005) pour le français. De ce fait, les remarques qui suivront seront pour ces deux langues beaucoup plus fournies que pour les autres dont on dispose moins de données, à commencer par le connecteur roumain adică (litt. ‹à dire›, tr. ‹voici›, ‹c’est-à-dire›, ‹en d’autres termes›, ‹ce qui veut dire›, ‹donc›, ‹en fin de compte›, ‹faisant semblant de›, ‹sous prétexte de›) qui est le plus opaque de tous. 2.1. Adică / adecă En effet, tous les dictionnaires du roumain6 signalent que l’étymologie de cet adverbe est inconnue et qu’il dérive probablement soit du latin ădaequē (‹pareil› / ‹en égale mesure›7), soit du latin id est. Stanciu Strătilă (2008: 96) penche pour ădaequē et elle explique que si l’on prend en compte cette explication étymologique du terme, on comprend bien la fonction de adică, à savoir celle d’instaurer une équivalence entre deux segments. (1) Trei sânt vrâjmaşii sănătătii, adecă: aerul, mâncarea, băutura (Calendariu 1844, 58, Academia Românâ, p. 36)
De fait, si le passage de ădaequē à adică se conçoit assez facilement, celui de id est à adică semble moins plausible. Toutefois, la traduction littérale en ‹à dire› va à l’encontre de la première hypothèse. Nous avancerons pour notre part une explication qui mérite d’être creusée plus avant: adică serait formé à partir de la préposition a+dicere. Néanmoins, le verbe latin dicere a donné naissance au verbe roumain zice, qu’on retrouve d’ailleurs dans le marqueur de reformulation va să zică (‹ce qui veut dire›), selon l’évolution phonologique suivante: [d]>[dz]>[z] (cf. aussi Puşcariu 1905). Cela signifierait que le [d] de adică est assez Nous trouvons c’est-à-dire, pour la première fois, dans le dictionnaire bilingue de Jean Nicot (1606) à l’entrée dire et est traduit en latin par id est et hoc est. Il est également mentionné dans le dictionnaire d’Antoine Furetière (1690) sous l’étymon dir-. Toutefois, c’est-à-dire ne possède pas sa propre entrée dans les dictionnaires encore maintenant. 6 Cf. le dictionnaire de l’Académie roumaine (1913-1948) ainsi que différents dictionnaires étymologiques et explicatifs comme le DDA ou celui de Cioranescu (2001). Voir aussi les dictionnaires roumains en ligne: http://dexonline.ro/search.php?cuv=adica. 7 Le dictionnaire étymologique du roumain en ligne (DER) note que certains ont proposé des explications ‹absurdes› quant à l’origine de adică, telles que le mot grec δίκη ‹justice› ou encore le mot tsigane adaki ‹seulement›. 5
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bizarre, puisqu’on aurait plutôt attendu quelque chose comme adzică>azică. Il ne nous reste alors qu’à supposer que adică s’est soudé bien avant la transformation de [d] en [z], mais ceci devra bien évidemment être prouvé par des spécialistes du roumain. 2.2. Id est / cioè / isto é / això és / esto es / es decir / és a dir Contrairement au roumain, les cas de l’italien et du portugais sont beaucoup plus clairs, puisque cioè et isto é (pronom ou adjectif démonstratif este+le verbe ser)8 semblent être les parfaits héritiers du latin id est. De même, les formes això és du catalan et esto es de l’espagnol se construisent sur le modèle latin comme c’est d’ailleurs le cas de beaucoup de langues9 (cf. l’allemand, l’anglais10 ou le russe cités ci-dessus). L’expression id est est composée du verbe essĕre (esse: latin classique) à la troisième personne de l’indicatif et de l’‹adjectif – pronom de renvoi› (Ernout / Meillet 1985: 323) neutre id (is, ea, id). Is n’est pas un démonstratif proprement dit, car il ne «situe pas dans l’espace et dans le temps» (Ernout / Thomas 1964: 190). C’est un anaphorique qui renvoie simplement à un terme du contexte. Ernout / Meillet (1985: 323) notent également que is ayant une valeur faible, il a été concurrencé par d’autres démonstratifs et qu’il a été vite remplacé par des formes plus pleines et plus expressives comme hic. En effet, comme le démonstratif hoc tendait à remplacer is (cf. hoc en ablatif ‹pour cela›, équivalent à eo), nous retrouvons hoc est à la place de id est:11 (2) Tria nunc nomina ediderunt, id est Venethi, Antes, Sclaueni. (Ils citèrent (annoncèrent) trois noms, c’est-à-dire les Vénètes, Les Antes, les Sclavons) (Jord. Get. 119, cité dans Ernout / Thomas, 1964: 25) (3) Assentior Pompeio, id est Pomponio (je suis de l’avis de Pompée, c’est-à-dire de Pomponius) (exemple cité par Quicherat / Davelui, 1900: 724) (4) His ergo creatis simul substantiis, hoc est acquam, tenebras et terram... (Ces substances ayant donc été créées en même temps, c’est-à-dire l’eau, la terre et les ténèbres…) (Ps. Aug. Quaest. Test. 106, 3, cité dans Ernout / Thomas, 1964: 24) Nous n’insisterons pas davantage sur ces deux connecteurs faute de données diachroniques. Notons seulement que nous trouvons également en portugais la forme isso é qui, selon nos informateurs portugais, serait utilisée quand on a affaire à un concept ou à une chose abstraite. Il s’agit ici de données qui demandent des analyses supplémentaires. Voir aussi le DELI (dictionnaire étymologique de la langue italienne) et l’article de Pelo (2010) dont nous n’avons pris connaissance que très récemment. 9 Notons que le grec a opté pour une structure différente ne faisant pas appel au verbe dire, mais au verbe montrer: δηλαδή (litt. ‹il est évident que› / ‹évidemment›). Selon Wierzbicka (1987: 297), la notion d’explication (explaining) est en rapport direct avec celle de compréhension (understanding) en ce que la dernière est fondée sur la connaissance des «choses cachées sous la surface». C’est alors à l’explication de révéler ces ‹choses cachées› et de les rendre compréhensibles. Faire apparaître des choses cachées signifie pouvoir les voir et les appréhender. Ainsi, les notions d’explication et de compréhension sont liées aux notions de vision et d’intellection de Sweetser (1990: 37). Cf. aussi Vassiliadou (2004: 439). 10 L’anglais utilise encore couramment la forme latine id est abrégée en i.e. 11 Nous trouvons hoc est au lieu de id est même chez Cicéron. Voir aussi Ernout / Thomas (1964: 190). 8
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On remarquera, à l’instar de Herrero (2007: 48), que la forme latine id est était fréquemment employée en espagnol entre le 13e et le 17e siècles et qu’elle était en concurrence avec esto es et (esto es / conviene) a saber surtout dans les séquences énumératives. Esto es est majoritairement employé à partir du XVe siècle surtout pour gloser / vulgariser des termes issus du vocabulaire scientifique et il voit sa fréquence atteindre le summum dans la prose du XVIe siècle (cf. Casado Velarde 1996: 321): (5) Importunus es hombre que nunca está quedo, e es dicho INQUIETUS, esto es, ‹NON FOLGADO›. E aún es llamado INPORTUNUS, esto es, ‹SIN PUERTO›, porque non ha puerto, id est, QUIETEM, esto es, ‹QUE NON HA FOLGURA› (Anónimo, Las Etimologias romanceadas de San Isidoro, cité dans Herrero, 2007: 48) (6)
Por ser del mundo el número la cifra, / a saber, un todo y cero nada (Miguel de Barrios, Poesías, ca 1670-1700, cité dans Herrero, 2007: 49)
Actuellement, d’après Casado Velarde (1996), Bach (2000a; b; 2007) et Cuenca / Bach (2007), esto es ainsi que això és du catalan sont beaucoup moins fréquents que leurs homologues es decir et és a dir et sont plutôt utilisés dans le discours écrit et formel. Mais pourquoi cette apparition du verbe dire dans la structure de ces connecteurs et dans la formation de c’est-à-dire, that is to say et cioè a dire? Il faut signaler d’emblée que cioè a dire et that is to say sont beaucoup moins fréquents que les formes condensées et que même si c’est a pu être utilisé pour introduire des gloses en ancien français, il n’a jamais réellement concurrencé c’est-à-dire. De plus, nous n’avons pu trouver dans la base de CORDE aucune occurrence de la forme esto es a decir du même type que esto es a saber mentionné plus haut. En revanche, le Dictionnaire de l’Académie espagnole (la Real, 1956: 427) laisse entendre que es decir serait une ellipse de esto es decir. De même, Herrero (2007: 47) mentionne l’existence assez rare de esto es decir que au XVIe siècle: (7)
ADÁN, INSPIRADO POR DIOS, ‹PUSO A CADA COSA SU NOMBRE›, Y QUE LO QUE ÉL LAS ‹NOMBRÓ, ÉSE ES EL NOMBRE DE CADA UNA?› Esto es decir que A CADA UNA LES VENÍA COMO NACIDO AQUEL NOMBRE (Fray Luis de León, De los nombres de Cristo, libros I-III, 1583)
Casado Velarde (1996: 322) s’étonne de l’absence de es decir de la liste des ‹conjonctions explicatives› du 16e siècle dressée par Keniston (1937), conjonction pourtant massivement employée dans la prose, et plus particulièrement, chez San Juan de la Cruz. Selon lui, es decir est probablement un ‹gallicisme› qui a pu se consolider en espagnol au XIXe siècle grâce à la haute fréquence du verbe dire dans différentes expressions reformulatives telles que como si dijera, que quiere decir, que es como decir, como si dijese, o por mejor decir: (8)
Maravillado desta obra un filósofo gentil, dijo: «Intuere coelum, et philosophare». Quiere decir: mira al cielo, y comienza a filosofar, que es decir: por la grande variedad y hermosura que ahí verás, conoce y contempla la sabiduría y omnipotencia del autor desa obra (Granada, Símbolo, 186-187, cité dans Casado Velarde 1996: 322)
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Herrero (2007: 51) n’est pas tout à fait d’accord avec l’analyse de Casado Velarde et doute du caractère de gallicisme pour es decir. Il avance comme arguments que c’est-à-dire et es decir12 apparaissent à peu près à la même période, à savoir au XVe siècle, et que le connecteur espagnol ne s’emploie pas dans le même type de textes que son correspondant français, à savoir dans des traitées religieuses. Nous ne saurons dire avec certitude si es decir est un calque de c’est-à-dire ou non, mais nous pouvons, en revanche, montrer que a) les premières attestations de c’est-à-dire sont antérieures au XVe siècle et que b) le connecteur français était massivement employé dans les traitées religieuses avec le même sens que es decir. Si Herrero se trompe quant à la datation, c’est qu’il s’appuie uniquement sur les données lexicographiques du TLF. Nous pensons ainsi que es decir et encore plus és a dir ont dû être influencés par c’est-à-dire. D’ailleurs, Herrero, à la fin de son article, ne tranche pas en faveur de la thèse qui rejette le gallicime; il admet, au contraire, qu’une influence sur la création de es decir de l’anglais ou du français pourrait être envisagée. Il faut remarquer toutefois que l’instruction de es decir est beaucoup plus orientée vers l’équivalence (cf. ‹c’est dire›), tandis que celle de c’est-à-dire est plutôt ‹c’est pour le dire autrement›, comme nous le verrons dans § 2.3. 2.3 C’est-à-dire13 Pendant les XIIe et XIIIe siècles, c’est-à-dire remplit presque sans exception sa fonction de reformulation paraphrastique en tant qu’introducteur des gloses explicatives et définitionnelles. Les exemples ne manquent pas: (9)
Ne nos inducas in temptacionem, c’est a dire: ne soffre que nos seiom tempté (Serm. Poit. 10 eb. 58, ca. 1217, TL II, 1940, sv dire) (Ne nous induis pas en tentation, c’est-à-dire: ne permets pas que nous soyons tentés)
(10) Mes ce covient veoir par droit coment tu es plus durs que pierre, ce est a dire coment tu es plus pecheors de toz autres pecheors. (éd. Pauphilet, p. 68) (Mais il nous faut voir maintenant pourquoi tu es à juste titre appelé plus dur que pierre, c’est-à-dire plus pécheur que les autres pécheurs. Traduction E. Baumgartner, p. 75) (11) Piesa ne mordi plus haut mors. Jamais n’iert jors que ne s’en plaigne Navarre et Brië et Champaingne. Troie, Provins et li dui Bar Perdu aveiz votre tabar, C’est a dire votre secours (Rutebeuf, 1230 ? – 1285 ?, t.2, C’est la complainte dou roi de Navarre, texte établi et traduit par Michel Zink, Bibliopolis). (Depuis longtemps elle (la mort) n’avait mordu homme si éminent. Il ne se passera plus de jour que ne s’en plaignent la Navarre, la Brie, la Champagne. Troyes, Provins et les deux Bar. Vous avez perdu votre manteau (de grosse étoffe), c’est-à-dire votre protection) Herrero (2007: 51) note que la première attestation de es decir est en 1468, plus de deux cent ans donc plus tardive que c’est-à-dire. 13 Pour une analyse approfondie de l’évolution diachronique de c’est-à-dire, voir Vassiliadou (2004, 2005). 12
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Par ailleurs, on voit dans (12) que c’est-à-dire est suivi par que déjà en 1218, contrairement aux indications historiques du Trésor de la Langue française (tome 5) qui signalent que c’està-dire que apparaît pour la première fois en 1495: (12) J’ai trové le ni de pïe, Mais li pïot n’i sont mie; Il s’en sont trestuit volé Volé en sont tuit li pïot; C’est a dire que tel i ot, Mien escïent, qui les en porte (Barb. U., M. III 378, 256, I, 279-84, 1218, cité dans TL II sv dire) (J’ai trouvé le nid de la pie, mais les petits ne s’y trouvent pas. Ils s’en sont tous envolés. Tous les petits sont volés, c’est-à-dire qu’il y a eu quelqu’un, par ma foi, qui les a emportés14)
Quant aux textes religieux, c’est-à-dire y est utilisé en tant qu’introducteur de gloses par excellence, comme le montre l’extrait (13) issu de la Bible d’Acre (Nobel 2006): (13) Repentir est payne soufrir et de ce se repenti, c’est a dire qu’il soufri payne pour home (N, 5 v b).
Un peu plus haut dans le texte, le Créateur se repentait d’avoir créé l’homme. Comment Dieu, qui est omniscient, peut-il se repentir? Le recours au sens étymologique du verbe repentir15 permet de résoudre la contradiction. En ce qui concerne la formation de c’est-à-dire, les dictionnaires des locutions françaises considèrent qu’il s’agit d’une traduction du latin id est (même hypothèse que pour les autres marqueurs des langues romanes). Nous préférons le terme d’adaptation à celui de traduction puisque nous n’avons pas affaire à une traduction au sens propre du terme. Par ailleurs, le GLLF signale que c’est-à-dire est un ‹gallicisme›, à savoir une création du français et Nyrop (1936: 322) note: «voici quelques exemples des nouvelles formations françaises: ainsi que, soit, savoir, c’est-à-dire». Nous pensons que le français a dû en effet construire une locution explicative à partir des moyens dont il disposait16 en reprenant toutefois les solutions fournies par le système latin. Ainsi, de id on est passé à hoc, puis à ce. De plus, dans les textes du latin tardif (1er siècle après J.C.), il y a des attestations du verbe dicere aux côtés de hoc est et bon nombre d’expressions françaises de reformulation (comme c’est le cas en espagnol, en italien, en roumain et en catalan) ont dans leur sémantisme l’inscription de ‹l’allocution au dire› (cf. il vau(l)t autant a dire): (14) Quis enim loquebatur? Populus. De qua re? Quam facturus erat populus. Cum de comitiis consentiunt rumores, de se quisque dicit Haec fiet, hoc est dicere Hanc faciam. Non est ista fama: comitia sunt. (Car qui parlait? Le peuple. Et de quoi? De celle qu’il allait élire. Quand les rumeurs sur les scrutins concordent, chacun dit: ‹Elle va être élue›, ce qui revient On observe ici un jeu de mots sur voler au sens de s’envoler et de dérober, qui doit être sensible à une époque où l’on doit encore avoir conscience de l’origine étymologique du second sens. 15 Il se pourrait bien que notre glossateur traduise une glose latine. Il n’est cependant pas exclu qu’il ait fait aussi le rapprochement étymologique entre repentir et peine (Nobel c.p.). 16 Si on se fie aux statistiques données par Marchello-Nizia (1999: 134), les mots les plus employés en Moyen Français sont: de, à, et les démonstratifs ce et ça. Les verbes être et dire appartiennent aussi aux mots de haute fréquence en Ancien et Moyen Français. 14
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à dire ‹Je vais l’élire›. Ce ne sont pas des ‹on-dit›: c’est un scrutin) (Quint. Déclamations Mineures, 252.17.4) (15) leur creance est si desloiaus que il vaut autant a dire comme Dieu n’ait pouoir de nous aidier (JOINVCB, 00252, BFM, 1309)
D’un autre côté, il est important de souligner que le verbe dire joue un rôle déterminant dans la composition de la locution puisque son sens primitif est montrer par la parole: racine *deik-, *dik-, ‹montrer› (cf. index, indication) (Picoche 1983: 152). On retrouve la même étymologie chez Furetière (1690: étymon -dir): «dire signifie tout simplement expliquer, montrer par la parole»: (16) Les ouvriers ont achevé leur besogne, c’est à dire qu’il leur faut de l’argent
Ensuite, la configuration ce est a dire se fige progressivement en passant d’un sens propositionnel à un sens non propositionnel. Ce passage est associé à une perte d’arguments, dans le cas où l’unité dire est un prédicat (par exemple X dire (que) Y). En outre, à partir d’un syntagme dont la construction déontique ‹être + à + Inf› exprimait l’indication d’une relation de préférence (c’est, à ce qu’on le sache / pour qu’on le sache), il y a, en même temps que le figement du groupe, déplacement vers le sens d’explication. La forme linéaire de c’est-à-dire semble rester la même tout au long du processus, mis à part quelques variantes (che / ce / c’ / si, ce accentué vs atone, le verbe être conjugué: estoit, fu, est, disjonction des éléments:17 c’est bonjour a dire). En somme, c’est-à-dire est composé du présentatif c’est (dont l’emploi ancien comprend la valeur de c’est-à-dire) complété par à dire à valeur de ‹circonstant› que l’on retrouve dans les tours à dire vrai, à bien réfléchir, etc. (cf. aussi la structure c’est, pour le dire autrement / en d’autres termes, Darcueil 1975: 64).
3. Conclusion De manière générale, il semble possible d’affirmer que, pour la plupart des connecteurs reformulatifs étudiés, nous nous trouvons bien en présence d’une formation quasi-nouvelle qui ‹réutilise› des morphèmes grammaticaux (ce, à, est) et lexicaux (dire) déjà existants dans la langue. Ces lexèmes subissent une haute liaison structurelle interne pour former des locutions figées. De plus, le verbe dire à l’infinitif, trait commun entre les marqueurs examinés, souligne la reprise du dire et présuppose la conservation et de la forme et du sens du segment reformulé (vs le participe passé dit). En ce qui concerne la disjonction entre les éléments de c’est-à-dire, nous avons montré ailleurs (Vassiliadou 2004: 160) que cela a été possible pendant un court moment en ancien français. Cela n’a pas duré longtemps car, conformément aux hypothèses de Marchello-Nizia (2000: 9), nous avons le passage de la ‹disjonction› possible entre les éléments d’un même syntagme (caractéristique du latin, langue à déclinaison) à la «contrainte de la contiguïté ordonnée qui caractérise l’organisation des syntagmes en ancien français».
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Ainsi des éléments qui étaient au départ autonomes, deviennent-ils moins indépendants et donc moins libres syntaxiquement. «Ce passage du lexème au syntagme correspond fonctionnellement à une conjonction». Cela semble bien constituer ce qui est la propriété définitoire de l’opération même de grammaticalisation (Combettes / Prévost 2001: 104). Or, ce changement ne peut être considéré comme le passage immédiat d’un élément à valeur lexicale à une expression ‹grammaticale›: «il convient de penser cette évolution en termes de degrés» (Combettes / Prévost 2001: 104). On peut dire, pour finir ce petit tour d’horizon, que le sens du tout prend en compte le sens des parties (Grünig 1997: 233), mais que ces connecteurs ne peuvent pas recevoir deux lectures: une figée et une non-figée. Même s’il s’agit de locutions dites transparentes, elles répondent à tous les critères qui font d’elles une locution figée (cf. aussi Cuenca 2001; 2003; Cuenca / Bach 2007). Enfin, il est évident que les valeurs sémantiques de ces connecteurs ont évolué depuis le latin hoc est. Mais ce qui, au-delà de ces extensions et/ou réductions, reste patent, c’est leur sens descriptif de marqueurs métalinguistiques, hérité du latin, qui leur vaut de se développer devenant ainsi les marqueurs de glose et de reformulation par excellence. Ce qui semble être assez constant dans l’évolution de ces connecteurs, sont ‹les mouvements sémantiques› (Landheer 2000) qui se produisent comme un continuum à travers les langues et qui affectent ni plus ni moins des entités semblables: les marqueurs discursifs. Il s’agit sans doute d’une ressemblance de fonctions qui est à mettre sur le compte de leur ressemblance sémantique. Ces marqueurs sont devenus des espèces de séquences toutes faites, stockées dans la mémoire des sujets parlants comme des unités d’information linguistique auxquelles ils ont un accès facile. Leur interprétation apparaît alors comme le résultat d’un processus de ‹conventionnalisation› (Galatanu 1997) d’effets conversationnels.
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Secció 5 Descripció històrica i / o sincrònica de les llengües romàniques: formació de mots
Teresa Cabré (Universitat Pompeu Fabra, Barcelona)
Presentació
La sessió cinquena del Congrés Internacional de la Societat de Filologia Romànica a València el maig de 2010 va incloure una secció enterament dedicada a la formació de mots. Aquest enfocament permetia incloure textos sobre morfologia que focalitzessin el contingut en els processos morfològics i doncs partissin d’una concepció de les llengües com a sistemes dinàmics de naturalesa particular que responen a principis generals de construcció dels enunciats, com d’altres textos amb una concepció més estàtica tendent a considerar les llengües com a codis estructurats sense posar el focus d’atenció en els processos, sinó en les unitats. Sortosament les propostes de comunicació presentades al CILFR 2010 van incloure ambdues perspectives i doncs s’hi van presentar tant comunicacions que posaven èmfasi en les unitats lèxiques vistes com estructures d’unitats morfològiques, com comunicacions centrades en els processos dinàmics de construcció de determinades unitats, sense descartar que aquestes unitats fossin de l’estat actual del lèxic en les llengües romàniques o d’estats anteriors de les llengües. Les comunicacions que inclou aquesta publicació són una selecció de les presentades oralment i s’organitzen al llarg d’aquest capítol de la forma següent: Es presenten agrupats en primer lloc els textos dedicats als processos morfològics, sintàctics i semàntics d’etapes no actuals o que contrasten el passat i el present (Jaroslav Stichauer, Olga Ozolina i Maria Stanciu), seguits de textos que posen atenció en la dinàmica de la formació de mots prenent en consideració l’etimologia (John B. Trumper i Maria Do Céu Caetano) o tractant directament la representació i explotació de les dades morfològiques en un diccionari, el FEW (Julia Alletsgruber). El segon bloc comprèn comunicacions sobre estudis bàsicament sincrònics de temes morfològics: els compostos de color en italià (Paolo D’Achille i Maria Grossmann), els recursos de formació de mots en castellà de Mafalda (Elisenda Bernal i Carsten Sinner). Aquest bloc es complementa amb tres comunicacions que contrasten els aspectes morfològics en dues o més llengües romàniques: els diminutius italians i els seus equivalents en castellà (Antonella D’Angelis), els compostos patronímics en diverses llengües romàniques (M.Teresa Cabré, Alba Coll i Amor Montané) i els recursos morfològics i lèxics usats al Parlament europeu per feminitzar els càrrecs en romanès i en francès (Ioana Vintila-Radulescu). En el darrer bloc s’han inclòs les comunicacions que tracten fenòmens morfològics des d’una perspectiva més explícitament teòrica o amb conseqüències teòriques: la polifuncionalitat i la cofuncionalitat afixal (Rui A. Pereira), el fenomen de la conversió entre el lèxic i la sintaxi (Daniela Marzo i Birgit Umbreit) i la convergència d’estructures en morfologia (Alina Villalba). Tot plegat un recull polièdric de les qüestions que avui dia interessen als especialistes en morfologia.
Julia Alletsgruber (ATILF - CNRS / Université Nancy 2)
Vers une exploitation des données morphologiques du FEW au service de l’étymologie: le module de repérage affixal
1. Introduction La présente communication donnera un aperçu du projet de «module de repérage affixal» sur lequel travaille actuellement l’équipe de rédaction du FEW (www.atilf.fr/few), dans le cadre du subside 2009-2011 financé par le Fonds National Suisse pour la Recherche Scientifique. Ce projet représente en quelque sorte l’aboutissement d’une réflexion menée depuis un certain temps au sein de cette équipe, sur la question de savoir comment mieux exploiter les données morphologiques contenues dans le FEW.1 Cette question nous semble justifiée par l’état déficitaire des recherches dans le domaine de la morphologie constructionnelle des langues –et surtout des dialectes– galloromans, qui saute aux yeux dès que l’on se penche sur la question. Nous nous sommes donc proposé de rendre plus visibles les analyses morphologiques menées dans le cadre de la rédaction et de la refonte des articles du FEW, ainsi que les résultats obtenus au niveau notamment de l’étymologie, et de les mettre à la disposition de la communauté scientifique. Le projet s’inscrit dans la continuité du subside précédent car nous nous servons du dispositif de rédaction modulaire utilisé depuis 2007 dans la refonte des articles de la lettre B. Ce dispositif, décrit par Matthey/Nissille (2010), consiste à transposer le mode de rédaction par fiches sous une forme électronique, grâce au logiciel XS.2 Celui-ci permet de ne pas dénaturer le processus traditionnel tout en facilitant le maniement des données et en garantissant leur encodage électronique sous format XML. Dans le cadre de notre projet actuel, il sert surtout à regrouper les fiches électroniques par traits saillants, comme la présence d’affixes, ce que nous verrons plus loin.
Cette réflexion a été nourrie par des discussions avec des jeunes chercheurs de l’université de Liège, Esther Baiwir, Nicolas Maziotta et Pascale Renders, que nous tenons à remercier. 2 Une version beta de XS est téléchargeable gratuitement à l’adresse suivante: www.arizona-software. ch/xs. Le système requis est Mac OS X 10.4 ou ultérieur. 1
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2. Le point de départ: pallier la sous-exploitation du FEW Le rédacteur du FEW est forcé de constater qu’une mine d’informations d’ordre morphologique est contenue dans ce dictionnaire, mais que celle-ci reste encore largement sous-exploitée. En rédigeant un article du FEW, on est amené à identifier des formes diversement affixées –opération pour laquelle les outils font souvent défaut: alors que nous disposons, pour les quatre grandes langues de la Galloromania (français, francoprovençal, occitan et gascon), d’ouvrages monographiques importants tels que la grammaire de Nyrop (1936) pour le français, le travail reste presque entièrement à faire dans le domaine de la dialectologie3, mises à part quelques études ponctuelles et, bien évidemment, la grammaire de Ronjat (1930) pour l’occitan et l’étude de Rohlfs (1931) pour le gascon. Les résultats obtenus dans le cadre de la rédaction du FEW ne sont ensuite que rarement rendus publics, alors que les analyses morphologiques effectuées pourraient être mises à profit dans le domaine de la recherche en morphologie constructionnelle. Le projet de mise en place d’un module de repérage des affixes cherche à changer cet état de fait insatisfaisant. Nous avons souhaité élaborer un projet de repérage des affixes contenus dans un panel d’articles du FEW en nous servant de l’outil développé pour la rédaction modulaire. De la sorte nous obtiendrons un panorama des suffixes les plus courants et un échantillonnage varié des affixes les plus productifs, qui pourra favoriser à la fois la lecture de certaines données morphologiques non explicitées contenues dans les articles du FEW et faciliter la rédaction des matériaux de la refonte, mais aussi servir de base à des études ultérieures plus poussées. Concrètement, il s’agit de mettre en relation les données du FEW avec le savoir acquis en morphologie constructionnelle pour mieux les exploiter, en constituant d’une part des aides à la lecture pour ses utilisateurs, et en permettant d’autre part des études linguistiques de phénomènes spécifiques mis en évidence par cette méthode, comme par exemple la répartition géographique de certaines formes affixées. Ainsi, une base de données évolutive fournira un tableau des résultats –tirés des articles du FEW– des différents affixes dans un certain nombre d’états de langues galloromans. Si la génération manuelle de telles listes est évidemment possible, une génération automatique grâce à l’outil XS facilitera grandement le travail, en permettant non seulement le croisement des données mais aussi leur mise à disposition en grand nombre. Il sera possible par exemple d’avoir accès aux formes affixales propres à une unité géolinguistique donnée ou bien de relier une forme affixale dans une unité géolinguistique donnée à son point de départ latin (comme par exemple les résultats de l’ancien francoprovençal -are, -erre au suffixe latin ‑ator). Mais le module de repérage affixal pourra surtout aussi apporter de nouvelles connaissances en matière d’étymologie: en utilisant les données même du FEW, il perfectionnera l’information donnée par le dictionnaire, car certains classements du FEW sont en effet à remettre en question, et l’étymologie de certaines formes à revoir.
3 Voir à ce propos Baldinger (1972).
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3. Deux exemples d’étymologies rectifiées: les articles *bassia et *bilanx Deux exemples retiendront notre attention par la suite: il s’agit des articles *bassia et *bilanx, issus de la refonte de la lettre B, téléchargeables sur le site du FEW. Ils illustrent bien comment la morphologie constructionnelle peut se mettre au service de l’étymologie, ou plus précisément, dans le cas du FEW, comment l’explication fournie par la dérivation permet de réviser des positions antérieures, et parfois de corriger des étymologies erronées, qui se rencontrent notamment dans les premiers volumes du FEW. 3.1. *bassia «ce qui est bas» Ce substantif non attesté, signifiant «ce qui est bas» a été retenu comme l’étymon de formes galloromanes du type baisse / baissa du même sens, et qui ne peuvent s’expliquer comme étant des conversions du verbe baisser. Cette explication, évidente lorsque le mot signifie «action de baisser», est en effet impossible dans le cas où le sens est celui de «lieu bas» par exemple: un lieu naturellement plus bas que ce qui l’entoure devrait ainsi être le résultat d’un affaissement de terrain, ce qui est plutôt difficile à prouver et sans doute exceptionnel. S’ajoute à cela la précocité de ce type par rapport au déverbal, qui a donc conduit à retenir un abstrait *bassia, formé sur l’adjectif bassus. Le FEW enregistre des dérivés très anciens en -ariu, presque exclusivement féminins. Mais l’explication de Gamillscheg (21969) qui en fait des représentants d’un galloroman *bassaria, ultérieurement influencés par le verbe, devra être rejetée. La chronologie rend cette piste impossible, les données de type baissière étant antérieures et bien plus répandues que celles en bassière. Une autre explication, avancée notamment par Dauzat (1964-1993), TLF (4,53) et FEW (1, 272b), en fait un déverbal, ce qui est impossible du point de vue morphologique, car seul un substantif convient comme base d’un tel dérivé. Il n’existe en effet pas d’exemple de substantif en -ier/-ière dérivé sur une base verbale.4 C’est le type baisse f. «terrain bas et marécageux» qui s’impose. On peut le comparer notamment avec le type de fr. fond m. «partie la plus basse d’un objet ou d’un endroit creux», qui a donné, à partir de deux formes radicales différentes, les deux dérivés fr. fondrière f. «bas-fond» (FEW 3, 871b, fundus) et mfr. foncière «creux dans un terrain» (ibid. 871a). Le type bassière vient du fait que le type baissière a été très tôt refait à partir de l’adjectif (cf. bassus). 3.2. *bilanx «balance» Dans cet article encore, c’est l’analyse morphologique qui a permis au rédacteur, Jean-Paul Chauveau, de décider de l’étymon de certaines formes. En ce qui concerne les substantifs déverbaux masculins pic. balons m. pl. «pendants d’oreille» Jouanc, art. ballons « boucles d’oreilles » Corblet, AillyN. balons (bilanx, p. 35 et note 71, sous I.2.c.α.), von Wartburg les Voir à ce propos le séminaire de Jean-Paul Chauveau sur la dérivation dans les notices historiques et étymologiques dans le TLF (Chauveau 2005).
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Julia Alletsgruber
avait d’abord analysés comme des participes présents du représentant de ballare, étymon sous lequel les formes ont été classées dans le premier volume du FEW. Or il s’agit de déverbaux du type *balanciare (faits sur le même modèle que élancer / élan), car non seulement au niveau sémantique ils s’accordent mieux avec balancer qu’avec baller, mais surtout la différence phonétique entre les finales et la désinence du participe présent dans un certain nombre de parlers dialectaux rend l’hypothèse qu’il s’agit là de participes présents de baller invraisemblable. Un peu plus loin dans ce même article, sous des sens secondaires (I.2.c.α.c’), on trouve des dérivés suffixés qui ont perdu la relation étymologique avec le verbe originel balancer, après la chute de la consonne finale du déverbal. Ainsi des formes verbales comme norm. ballonner v. «marcher en se dandinant (d’un cheval qui n’a pas de reins)» avaient initialement aussi été classées sous ballare. C’est l’analyse morphologique du déverbal qui permet de les attribuer à *balanciare, et de les expliquer comme des dérivations de balan- +-are, sur des modèles du type tan/tanner.
4. Le module de repérage affixal: un premier aperçu C’est là qu’entre en jeu le module de repérage affixal, qui tire profit des avancées obtenues grâce à la rédaction modulaire, processus de rédaction informatisé dont voici une présentation rapide. 4.1. Le principe de rédaction modulaire La rédaction modulaire à l’aide de XS se fait via l’attribution du lexème par une série de caractéristiques, intrinsèques ou concernant la mise en rapport de ce lexème avec d’autres entités. Ainsi, chaque forme reçoit une fiche –électronique dans notre cas– dont la version de base contient les éléments qui déterminent la nature de l’unité lexématique: l’étiquette géolinguistique ou géohistorique, la forme, la catégorie grammaticale, la définition et des données complémentaires telles que la référence bibliographique, la datation, la localisation, etc. Ensuite s’ajoutent les attributs concernant le classement du lexème. Il s’agit en fait des éléments qui rapprochent ou différencient le lexème des autres unités lexématiques, et ils se situent sur trois plans: sur le plan morphologique se trouvent des attributs qui concernent la dérivation ou la composition; sur le plan sémantique, l’on peut introduire des attributs distinguant les différents concepts et sous-concepts sémantiques; sur le plan graphophonétique finalement peuvent s’ajouter des attributs ayant trait aux formes particulières (comme l’alternance du radical, ou encore différents types phonétiques).5 Le nombre de Il faut encore ajouter les attributs dits «de recherche», enfin, qui peuvent servir au rédacteur à affiner le classement de ses matériaux selon des critères qu’il jugera nécessaires au fil de la rédaction et qui permettent des regroupements particuliers non conventionnels par rapport à un article du FEW, comme par exemple des attributs permettant de transcender l’étymon et de rassembler une
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balises attribuées est libre et peut être étendu ou réduit selon les besoins de la fiche en question. Dans ces catégories d’attributs, les premiers forment les huit «molécules» de base d’une attestation dont parle E. Büchi (1996, 116), à savoir étiquette géolinguistique, signifiant, catégorie grammaticale, signifié, informations complémentaires, localisation, datation, références bibliographiques. Comme dans un article traditionnel, ce sont les seuls qui apparaissent dans l’attestation au moment de la rédaction de l’article. Les attributs du deuxième groupe ne servent que d’éléments de hiérarchie. En guise d’exemple du fonctionnement du logiciel, la figure 1 montre la fiche électronique pour mfr. baisse «vallée» de l’article bassia: l’interface comporte une zone de consultation, qui permet de regrouper et de hiérarchiser les fiches en fonction de certains de leurs attributs –afin de générer une base de traitement de données– et une zone de saisie qui permet d’ajouter les données concernant les différents attributs (accompagnée d’une zone d’affichage du code XML correspondant à la fiche sélectionnée). Lors de la consultation des fiches dans XS, cette zone permet d’afficher les attestations regroupées et triées d’après trois attributs choisis au préalable (dans le cas présent le numéro de fiche, le suffixe et la forme).
Figure 1: la fiche électronique pour mfr. baisse «vallée»
famille étymologique –un étymon tronqué bapt- dans le cas de baptisma/baptizare–, ou encore des informations concernant le degré d’avancement de la fiche (analysé / non analysé).
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4.2. La rédaction modulaire et la recherche sur les affixes Cette méthode de rédaction comporte un avantage majeur: elle permet de révéler les informations de la structure profonde du FEW qui ne sont que partiellement accessibles ou totalement inaccessibles. En effet, une particularité du FEW réside dans la différence qui existe entre la structure de surface et la structure profonde des articles du dictionnaire.6 Cette différence est une conséquence du principe d’économie adopté par Wartburg lors de la conception de son œuvre7 et visant à synthétiser au maximum les informations. Cette structure profonde qui se cache derrière la structure apparente du dictionnaire génère de l’implicite (cf. Nissille / Renders 2008). Ainsi, certaines informations n’apparaissent pas, soit parce qu’une information n’est pas répétée tant qu’elle est valide, soit qu’elle est sousentendue par un autre élément, soit encore qu’elle ne sert que de critère de regroupement (cf. Büchi 1996, Nissille / Renders 2008). Parmi les dernières, c’est-à-dire les informations inaccessibles même en structure profonde, on compte par exemple les suffixes ou les grands groupes sémantiques, qui ne sont jamais explicités au niveau de la molécule –si ce n’est dans certains articles de la refonte– mais qui servent toutefois de critère de regroupement des lexèmes. Ce n’est que depuis la refonte de la lettre B que ces derniers éléments bénéficient d’une explicitation sous la forme de titres de paragraphe ou d’en-tête. Dans le principe de rédaction modulaire, ces informations servant à organiser un paragraphe se transforment en attributs participant à la caractérisation de l’unité: elles reçoivent donc désormais une balise qui permet de les retrouver facilement dans les matériaux saisis dans XS. Des regroupements d’attributs ont ainsi notamment permis de mettre au jour, par la possibilité de regrouper les attestations par appartenance à une aire géolinguistique (en triant notamment les fiches selon les étiquettes géolinguistiques) ou de rassembler tous les lexèmes comportant un même suffixe, une répartition géographique particulière de certaines formes affixées.8 Pour le module de repérage affixal, nous disposons de trois types de matériaux différents. Premièrement, les articles les plus récents tels que basiolum, basiare, et bassus rédigés directement dans XS: ceux-ci ne posent pas de problème et seront utilisables directement dans le cadre du module de repérage affixal, puis qu’ils bénéficient déjà d’un encodage XML. Ensuite, les articles de la refonte rédigés en Word ainsi que les articles du FEW imprimé devront d’abord recevoir un tel encodage afin de pouvoir les introduire dans XS. Pour ceci, nous pourrons profiter de la rétroconversion du FEW sous format électronique, qui se prépare actuellement dans le cadre de la thèse de Pascale Renders (cf. Renders 2011). En ce qui concerne les articles de la refonte, nous avons d’ailleurs fait des essais de rétroconversion de l’article *bassia et des extraits de l’article *bilanx qui sont tout à fait satisfaisants, mis à part quelques problèmes de caractères mal encodés. Les articles des volumes imprimés du FEW devront en outre, avant leur rétroconversion, bénéficier d’une analyse morphologique qui permettra de baliser les Pour ces deux notions, voir Büchi (1996, 116). Ce problème a été présenté dans une communication faite dans le cadre du projet FEW au XIIIth EURALEX International Congress à Barcelone en juillet 2008, cf. Nissille / Renders (2008). 8 Pour donner un exemple tiré de l’article basiolum, des formes préfixées par in- et suffixées par ‑atura semblent être propres aux parlers bourguignons; mais cela reste bien évidemment à approfondir avant de pouvoir en tirer la moindre conclusion. 6 7
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attributs, tels que les affixes, car ceux-ci ne sont pas du tout explicités dans un article traditionnel tel qu’il a été prévu par Wartburg, si ce n’est que, implicitement, par l’ordre de regroupement des données. Dans des cas comme ceux que nous venons d’exposer, où une étymologie a pu être revue grâce à l’analyse morphologique, l’apport du module de repérage affixal sera le suivant: dans le cas de *bassia, il permettra de donner un aperçu des dérivés en -ier/-ière contenus dans le FEW afin de démontrer que ce genre de substantif n’est pas formé sur une base verbale. En ce qui concerne *bilanx, il permettra une comparaison des issues dialectales du participe présent avec des formes telles que pic. balons, afin de démontrer l’impossibilité d’un tel rattachement.
Figure 2: interface de saisie XS: formes suffixées en –ariu dans l’article *bassia
Mais le module de repérage affixal pourra naturellement servir à d’autres fins, comme par exemple venir enrichir les bases de données pour des études portant sur certains affixes: l’article *bilanx notamment peut apporter un nouvel exemple à l’étude de Pierre Rézeau Le suffixe –ouille en français de France (Rézeau 1997-1998), avec la forme champenoise balanchouille «homme gros du ventre, qui marche gauchement» (dans l’article de la refonte *bilanx, p. 48). Grâce au module de repérage affixal, ce genre de données sera plus facilement accessible et risquera moins, nous l’espérons, de passer inaperçu.
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5. Conclusion Nous espérons avoir pu donner un aperçu de ce qu’il sera possible de faire grâce au module de repérage des affixes. Notre but est en effet triple: en créant un point de convergence entre dérivation, étymologie et traitement informatique des données, nous espérons faciliter et encourager une utilisation plus importante et plus étendue du FEW et de ses données, une meilleure prise en compte de la morphologie constructionnelle dans la recherche étymologique ainsi que de nouvelles recherches dans le domaine de la morphologie constructionnelle des langues et dialectes galloromans.
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Elisenda Bernal (Universitat Pompeu Fabra) / Carsten Sinner (Universität Leipzig)
Neología expresiva: la formación de palabras en Mafalda1
1. Introducción El hecho de que Mafalda sea un tesoro de neologismos humorísticos es tan conocido y notorio que hasta ha dado lugar a la creación de un verbo: mafaldear (Barcia 2007). Ciertamente, uno de los personajes de cómic más conocidos por el público es, sin duda, Mafalda. Este personaje de Joaquín Salvador Lavado (Mendoza, 1932), conocido bajo el nombre de Quino, nació en un primer momento para una campaña publicitaria que no llegó a buen puerto. Después, el dibujante la recuperó para una tira en Primera Plana y de ahí dio el salto a Europa. El personaje de Mafalda, junto con todos los que la rodean, es un buen ejemplo, además del retrato de un momento histórico y de la crítica social que se vehicula en las tiras2, de cómo el humor viene provocado por el modo en que se dicen las cosas. Así, en este trabajo mostramos cómo el humor de las tiras viene determinado en buena medida por los neologismos formales que se usan en ellas, a partir del análisis de estos neologismos y los procesos de formación de palabras que los generan, especialmente desde el punto de vista de la transgresión de las reglas, no solo en su aspecto morfológico, sino también semántico. En este sentido, presentaremos cómo el recurso al fondo clásico favorece la formación de palabras muy precisas desde el punto de vista semántico, pero al mismo tiempo muy expresivas y sorprendentes, hasta cierto punto. Se trata, sin duda, de neologismos efímeros (Cabré 2002), que no transcienden las páginas en las que fueron creadas, pero que desde el punto de vista lingüístico son muy interesantes, ya que los hablantes las decodifican adecuadamente y saben apreciar, aunque sea de modo inconsciente, el juego transgresor del lenguaje, responsable, al fin, del humor. El estudio se inscribe en el proyecto de investigación La oralidad fingida: descripción y traducción (OFDYT), financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia (ref. HUM2007-62745/FILO). Agradecemos los comentarios y sugerencias de Franz Rainer y M. Teresa Cabré, que han servido para mejorar el trabajo. 2 Mafalda apareció durante nueve años, de 1964 a 1973 en los semanarios Primera Plana (1964-1965) y Siete Días Ilustrados (1968-1973) y en el diario El Mundo (1965-1967) y refleja a través de sus viñetas la época convulsa en la que fue creada, tanto para Argentina como para la historia mundial: se alude en diversas tiras a las reivindicaciones sociales de los años sesenta, la liberación de la mujer, el control de la natalidad, el pacifismo y la lucha de clases, la guerra de Vietnam, el temor de la era atómica o las dictaduras militares (véanse, por ejemplo, Castro 2006 y García Torres 2008). 1
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2. La lengua en Todo Mafalda Si bien aparecen personajes adultos, el protagonismo indiscutible es de Mafalda y sus amigos, niños de cinco o seis años que se expresan como adultos, que dominan el registro culto, la temática político-social, y, consiguientemente, un léxico nada frecuente en niños de esa edad, como podemos observar en los ejemplos siguientes:3 (1)
¡Qué contubernio! (Mafalda, 36/3/4) Por suerte la nena tiene conciencia gremial. (Mafalda, 274/1/4) ¡Así que nada de herejías! (Susanita, 201/5/3) ¡Otro con quejidos teológicos! (Susanita, 341/5/4) Los que conocemos nuestras propias limitaciones sabemos 8 × 5. (Miguelito, 301/1/3) ¡Es que a mí se me valora cuando se me conoce interiormente! (Miguelito, 406/2/5) ¿Y vos, Susanita, qué pensás: hay que estar en contra o a favor de la propiedad privada? (Libertad, 461/2/2) ¡Por culpa tuya y de todos los reaccionarios como vos, anda el mundo como anda! (Libertad, 472/5/6) Y digo yo… ¿Será muy deshonroso subsistir sentados? (Felipe, 280/3/5) Siempre hay un sarcástico materialista dispuesto a estropearnos la fantasía. (Felipe, 153/4/4)
Incluso Manolito, al que todos tachan de bruto, usa un lenguaje de registro elevado: (2)
Y pensar que hay profesiones en las que se puede estar actualizado sin necesidad de estar ridículamente actualizado. (Manolito, 454/5/4) ¡Mecacho! ¿Se habrán podrido de veras, o estarán somatizando? (Manolito, 482/5/4)
O Guille, al que podemos apreciar su progreso en su pronunciación a medida que va creciendo: (3)
¡Guta a nene! ¡Ti! ¡Indo éte toboán! (Guille, 311/5/3) ¡Ah, cómo! ¿No zabéz? Laz manchaz laz taen loz gigantez. ¡En zedio!... ¡Vino un gigante muy, muy gaaaande, todo muguiento y la dejó ahí! (Guille, 356/4/3) ¡Padeze mentida!... ¡Un sedvizio público!... (Guille, 400/3/3) A mí nunca va a pasadme nada malo podque vos siempre vas a protegedme, ¿verdad, papá? (Guille, 455/2/2) Yo siempre pensé que salía de nosotros, que nos íbamos gastando de a poquitito! (Guille, 455/3/5)
Cuando decimos que «dominan el registro culto», cabe precisar que no siempre es el caso, pues muchas veces los niños se equivocan y dicen cosas que solo suenan parecidas a determinados cultismos, y parte del encanto y del humor de Mafalda radica, precisamente, en estas expresiones «casi cultas». Como señala Delabastita (1996), los juegos de palabras son un fenómeno textual que explota rasgos estructurales de la(s) lengua(s) implicada(s); constituyen A lo largo del trabajo, todos los ejemplos, extraídos de Todo Mafalda de Quino (1992), están citados por el nombre del personaje, seguidos de la página en la que aparecen, el número de tira de la página y la viñeta.
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un fenómeno comunicativamente significativo basado, esencialmente, en formas similares con significados diferentes. Las tiras de Mafalda contienen una fuerte carga cómica, muchas veces fruto de juegos de palabras que a veces no están basados en la polisemia, sino en parecidos entre palabras no relacionadas semánticamente. Se trata, dicho de otro modo, de deformaciones de palabras supuestamente no intencionadas por los caracteres de Mafalda. La deformación del material lingüístico, o sea, de palabras y frases, de un modo no intencionado por parte de los personajes –por ejemplo, para dejar claro, al hacerlos pronunciar mal, que no conocen bien las palabras o construcciones que usan, o para causar un efecto humorístico, al hacer hablar a los personajes con un habla que «se distorsiona» (Fischer / Pujol 2008)– es uno de los muchos recursos de los que se sirven también los autores de literatura infantil y juvenil, como la autora de Harry Potter, J. K. Rowling, o la autora española Elvira Lindo en sus libros sobre Manolito Gafotas, y se ha tratado ya con detenimiento.4 En este sentido, Colomer (2002: 80) habla de «distorsiones de las alusiones cultas» al pronunciarse acerca del lenguaje de Manolito Gafotas: La figura de un narrador infantil de un barrio popular hace verosímil las frecuentes distorsiones de las alusiones cultas, las abundantes hipérboles como recurso de intensificación, los recursos malsonantes y escatológicos o la apelación a la ciencia como explicación o criterio de autoridad de la realidad [...].
Fischer (2003), por su parte, señala que la autora da a su protagonista un idiolecto muy característico, en el que dichas distorsiones juegan un papel muy importante, y lo mismo cabe decir de Mafalda. Los juegos de palabras y los elementos neológicos humorísticos creados con los diferentes recursos morfológicos constituyen un reto particular también para la traducción de Mafalda. Y ciertamente tiene razón Davies (2003: 95) cuando se pronuncia acerca de la traducción de los elementos cómicos, y particularmente los juegos de palabras y la «textura lúdica y estética» en Harry Potter: The importance of the puns and other instances of wordplays in the Harry Potter series lies not so much in their individual significance, but in the overall ludic and aesthetic texture built up across the whole text. Translators need not feel bound to insert a pun at each point where one occurs in the original text; they arguably need only look out for opportunities elsewhere in the text where the target language resources lend themselves to punning.
Ahora bien, a diferencia de lo que pasa en literatura, en las tiras de cómic no es posible la compensación de juegos de palabras y neologismos «lúdicos».5 Cuando se habla de aspectos lúdicos o humorísticos de la neología y de distorsiones, lo que se hace es poner en cuestión los elementos en relación con el sistema de la lengua, con el resto de los elementos léxicos y con los mecanismos morfológicos de formación, y se determina su posición dentro de la comunicación. Sostiene Franco Figueroa (2001) que: Véanse, por ejemplo, Fischer (2003), y Fischer / Pujol (2008). Fischer / Pujol (2008) tratan de algunos casos de neologismos en la traducción catalana de Harry Potter, como «La festa de Mortiversari» para traducir la construcción inglesa «The Deathday Party», pero sin entrar en detalles y comentar la manera de cómo se crea el neologismo, sino que se limitan a constatar que «La traductora adapta aniversari a la ocasión».
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De todas las formas válidas para comunicarnos, unas tienen justificación lingüística y otras se explican por una ignorancia misma del propio sistema. Las diferencias léxicas de un hablante pueden provocar el rechazo por razones estratigráficas o geográficas, aunque se trate de variantes del sistema con actualidad y función comunicativa para sus usuarios. Así, botica o aeroplano en lugar de farmacia y avión, se tachan de arcaísmos. Molestoso (molesto) o pegativo (pegajoso), aparecerían como desviaciones del sistema.
Muchos de los elementos característicos de algunos de los personajes de Mafalda son, precisamente, estas desviaciones del sistema. El efecto humorístico radica en la formación del neologismo, siendo posible su reconocimiento por los conocimientos de los lectores del vocabulario actual, su capacidad de determinar aquello que es arcaico (como en el caso de «es alcurnia, que le dicen», Manolito 334/3/3), y su conocimientos de las reglas y normas del sistema, de las posibilidades de formaciones analógicas, etc., incluyendo en este conocimiento también el de las posibles incompatibilidades, bloqueos semánticos, etc. Es en estas incompatibilidades y distorsiones donde radica muchas veces lo humorístico: funcionan en la comunicación, es decir, son entendidos por los lectores y resultan divertidos, porque las diferentes partes del neologismo actualizan, en el contexto en cuestión, los dos o más contenidos diferentes y que no aparecen normalmente unidos, pero que en el neologismo están relacionados por el paralelismo con otros elementos léxicos que sirvieron de modelo para la formación del neologismo; es la capacidad del lector de entender el proceso de formación y de ver la analogía con otros elementos de su lengua lo que le permite descifrar el neologismo y captar lo que es divertido. Aquí se materializa lo que sostiene Hausmann (1974: 14) en relación con los juegos de palabras: el juego de palabras como procedimiento retórico tiene que «señalarse» como tal, es decir, tiene que lograr que el receptor se dé cuenta de que se trata de ese procedimiento, ya que si no lo consigue, el juego de palabras es fútil y destruye o pone en peligro la comunicación. Es interesante constatar que muchos de los trabajos que se ocupan de juegos de palabras no se ocupan de la neología expresiva, como es el caso, por ejemplo, de la tipología de juegos de palabras de Freidhof (1984), o solo lo hacen de paso. Tampoco todos los trabajos pertinentes, que se ocupan explícitamente de los juegos de palabras en los cómics, prestan mucha atención a este fenómeno. Así, Rothe (1974), uno de los trabajos más citados acerca de los juegos de palabras en Astérix, no dedica más de tres líneas a la neología expresiva que aquí nos interesa; además, se limita a decir que en el ámbito de la formación de palabras se constata un «enriquecimiento entretenido» de neologismos en forma de derivaciones y composiciones siguiendo el modelo de lexemas existentes, como amphoreville por bidonville. Llama la atención que lo único que hace ver que no se trata de verdaderos neologismos en el sentido más estricto de la palabra es el hecho de que el autor pone entre comillas la palabra neologismo («erfährt eine belustigende Bereicherung an ‹Neologismen›», Rothe 1974: 245).6 Loables excepciones son Hausmann (1974), Grassegger (1985) y Heibert (1993). Por un lado, Hausmann (1974), en un estudio de los juegos de palabras en la revista satírica francesa Canard enchaîné, menciona como «juego con el significante» el caso de los lexemas complejos en el que se da una sustitución de partes de lexemas o lexemas enteros que no resultan en una palabra Llama igualmente la atención constatar que en los trabajos sobre cómics no se tenga en cuenta la formación de palabras u otros procesos neológicos; así, en Grünewald (2000), un libro sobre los fundamentos de la comunicación en los medios –y que dedica un apartado entero a Mafalda (2000: 49-51)–, ni se mencionan los aspectos lingüísticos.
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conocida, sino en una unidad gráfica nunca antes vista, como interlotuteur, que explica como amalgamamiento de interlocuteur y tuteur (Hausmann 1974: 63).7 Por otro lado, un autor que se ha ocupado extensamente de los juegos de palabras en Astérix es Grassegger (1985: 20-31), que da una visión muy amplia sobre distintas tipologías de juegos de palabras; los autores que menciona suelen enfocar sobre todo diferentes tipos de homonimia, homofonía y paronimia, que pueden combinarse de diferentes maneras para resultar en juegos de palabras. Hausmann (1974: 17) diferencia entre juegos de palabras horizontales y verticales: en los juegos de palabras, contenidos que ocurren normalmente en situaciones diferentes y con diferencia de tiempo se ponen en una misma situación, haciendo consciente la identidad de lo expresado, lo que puede hacerse mediante un acercamiento sintagmático de dos lugares de ocurrencia de la expresión (juegos horizontales) o mediante la coincidencia de los contenidos en una ocurrencia de la expresión (juegos verticales). Entre otras categorías de juegos de palabras, Spillner (1975: 102-103) menciona, sin ocuparse de ello más detenidamente, lapsus linguae «hechos» adrede y consistentes en similitudes de sonido. Weisz (1983: 208 y ss.), a su vez, diferencia los juegos de palabras en las obras de Boris Vian y diferencia entre juegos producidos por la simple manipulación de grafemas y morfemas8, juegos basados sobre todo en las propiedades sonoras, invención verbal y juegos dominados por el aspecto semántico y el contexto. La diferenciación más convincente y funcional es la de Heibert (1993) en un estudio sobre los juegos de palabras como recurso estilístico y su traducción, ejemplificado por siete traducciones de Ulisses de James Joyce. El autor introduce una diferencia esencial entre juegos de palabras de expresión normal (ausdrucksnormale Wortspiele), que se sirven de elementos del léxico básico, y los juegos de palabras de expresión anómala (ausdrucksanomale Wortspiele) o anomalías de expresión (Ausdrucksanomalien), que se caracterizan por servirse de material lingüístico que no se encuentra de esta forma en la lengua. Como los juegos de palabras de expresión normal, las anomalías de expresión tienen que ser interpretables, por lo que, a pesar de constituirse de material que no existe como tal, deben moverse en el espacio entre norma y sistema (Heibert 1993: 73). Entre las anomalías de expresión, Heibert (1993: 76-77) menciona los compuestos haplológicos (Scheusalinger, de Scheusal ‹bruto› y el nombre propio Salinger), las amalgamas (charLacan, de charlatan y el nombre propio Lacan), los amalgamas haplológicos (cosmaonaute de cosmonaute y el nombre propio Mao, o Nobodaddy de nobody ‹nadie› y Daddy ‹papá›), los compuestos haplológicos de lexías (bread-and-butterfly de bread and butter ‹pan y mantequilla› y butterfly ‹mariposa›), o los amalgamamientos haplológicos de lexías (Hyde and Jekyll Park de Hyde Park y Dr. Jekyll and Mr. Hyde). El autor señala como tipos fundamentales de estos lexemas complejos el amalgamamiento y el compuesto haplológico. El primero consiste en la inserción de un lexema corto (que llama conector) en uno más largo (base), del que es una parte conectada cuasisinónima, y el amalgamamiento es señalado por la sustitución fonémica en la base. En el compuesto haplológico, las partes conectadas se encuentran al principio de una palabra y al final de otra y pueden ser «encajadas» dejándose de realizar uno o varios fonemas. Como paronimia, el autor entiende todos los casos de coincidencias de sentido espontáneamente sentidas por los oyentes que van más allá de la homonimia y la homofonía, con casos de homofonía parcial, cuasihomofonía, etc. 8 Entre la manipulación de grafemas y fonemas cabe incluir la permutación (como «Les Bi-goudis» para el título inglés Lady be good, prohibido durante la ocupación de Francia) y la ortografía fonética, como Noillorque por New York (cf. también Grassegger 1985: 26). 7
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Además de los juegos con palabras, también hay que destacar que, desde un punto de vista pragmático, Mafalda se caracteriza por favorecer hasta las últimas consecuencias la máxima de calidad de Grice (1989): siempre dice la verdad o trata de desambiguar todo lo que dice, tal y como ejemplifican Reyes / Baena / Uríos (2000) con la tira 93/2: (4) –¿Así que ésta es tu nena, querida? ¡Qué ricurita! ¿A quién querés más, tesoro, a tu mamá o a tu papá? –¿Usted quiere la respuesta ‹standard› o una explicación más completa de lo que siento por cada uno? (Señora y Mafalda)
O en la tira 431/3, protagonizada por Libertad, en la que se puede comprobar la falta de respeto del principio de cooperación, tanto en su formulación general como en todas sus máximas (cantidad, cualidad, relación y modo): (5) –Veamos los puntos cardinales. ¿El sol sale por… ? –La mañana. –¡Pero no! ¡La mañana no es un punto cardinal! –Ah, eso al sol no le importa. Él sale igual. –Sí, bueno, pero ¿por dónde? –Por la ventana del living. –¡Eso visto desde tu casa! –Y sí. A mi edad no tengo muchas posibilidades de amanecer en otro lado. –Andá a tu asiento, por favor. –Lástima. Charlar con usted me fascina. (Profesora y Libertad)
Ciertamente, la transgresión de las máximas de cooperación se repite constantemente y es ahí también donde se produce parte del humor. En este trabajo, no obstante, nos centramos en la transgresión en otro nivel de la lengua, y veremos cómo el humor también se da en el léxico, del que nos ocupamos en el punto siguiente.
3. Los neologismos en Todo Mafalda En el volumen Todo Mafalda hemos registrado 157 neologismos formales distintos que no aparecen en el corpus lexicográfico de exclusión constituido por el Diccionario de la lengua española (DRAE)9, el Nuevo diccionario de americanismos. Tomo II: Nuevo diccionario de argentinismos (NDArg) y el Diccionario del español de Argentina (DEArg).10 Para este recuento no hemos tenido en cuenta las variantes formales, como en strip-tease – striptease (DRAE), pullóver – pulóver (DRAE), snob – esnob (DRAE) o pichiruchi – pichirruchi (DRAE) o los errores «obvios» del tipo hárbol (Manolito, 196/4/1), que refleja, a través de la ortografía errónea, el supuesto bajo nivel de cultura del personaje, o mocopeciolóneas (Felipe, 304/4/6, que evidencia que no recuerda el término monocotiledóneas), ni las adaptaciones gráficas de algunas expresiones inglesas (como datís, por that is, Manolito, 466/5/2-4). Asimismo, también hemos omitido las palabras con sufijos aspectivos, tanto diminutivos como aumentativos, muy frecuentes en las tiras, puesto que no crean unidades léxicas nuevas. Hemos partido de la versión en línea de la 22.ª edición del diccionario académico (2001), que incluye los avances de la próxima. 10 La consulta del NDArg y del DEArg ha hecho desestimar algunos candidatos a neologismos, ausentes del DRAE, pero consignados en ambas obras, como foul, chupetín, rulero, living-comedor, sachet, papafrita, medialuna, etc. 9
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Por otro lado, también hemos omitido las alteraciones gráficas provocadas por causas externas, como la edad, ya indicadas para el caso de Guille en (3), el hecho de estar comiendo un caramelo (6), estar resfriado (7), o el hecho de intentar reproducir gráficamente el sonido de otras lenguas (8):11 (6) Hoa, Bafadda. ¿Cóho e va? ¿Uándo cod e audido? Be usdaía edadbe a uad cod vos, peo bi babá be bandó a da echeía. Hasda uéo. (Miguelito, 36/5/1-3) (7) ¿Os gue esdamos desfriados bodemos esgribid sedediendos dingüendayguadromil dreciendos dingo? (Libertad, 483/1/3) (8)
¿Sapevich khe almacensky Manolov vende baratiushka? (Manolito, 370/4/6) –¡¡Aaaaah!!... ¡¡Guten morgen, Felipen!! ¡¡Kuarenta und cinko minuten tarrrde!! ¿Hëin? –Iá, señoriten, pero ich traigo der justifikativen von meine mamá. (Profesora y Felipe, 349/5/1-2).
Cabe destacar que excepto en ocho casos (5%), todos los neologismos aparecen una única vez, y de estos ocho, cuatro los dice un único personaje: hijismo (Mafalda 89/2/5 y 539/2/4), hormiguicida (Mafalda 66/3/2 y 66/4/1), long play12 (Mafalda 192/5/3 y 274/5/3), y round (Manolito 121/1/3 y 365/4/5). Los cuatro neologismos que comparten más de un personaje son los siguientes: best-seller (Manolito y Felipe 63), cow-boy (Mafalda 31/5/5, 249/3/1, 250/1/3; Susanita 214/5/5; Felipe 226/1/1 y 483/1/1; y Miguelito 400/4/4), mecacho (Susanita 313/5/3; Manolito 343/4/7, 393/1/4, 404/5/4, 441/2/4, 482/5/4, 485/5/3; Mafalda 361/4/4, 441/3/3, 442/4/5; Felipe 391/2/5, 422/3/1, 439/2/5, 476/4/4; Guille 470/5/5, 479/4/4), y gatolupa (Guille y Mafalda 476/1/2-4). Recogemos en las tablas 1-3 la distribución de los neologismos detectados, según el personaje (tabla 1), según el proceso de formación de palabras (tabla 2) y el cruce de ambas (tabla 3), que pone en relación los personajes y los tipos de palabras que crea: personaje Mafalda Susanita Manolito Miguelito
n° 65 28 19 18
% 41,4 17,8 12,1 11,5
personaje Felipe padre madre radio
n° 5 5 4 4
% 3,2 3,2 2,5 2,5
personaje Libertad Guille anuncio TV vendedor
n° 3 2 2 2
% 1,9 1,3 1,3 1,3
n° 5 3 3 3 1
% 3,2 1,9 1,9 1,9 0,6
Tabla 1. Neologismos clasificados por personaje recurso sufijación (suf) préstamo (pr) composición patrimonial (cmp) prefijación (prf) composición culta (ccl)
n° 42 31 27 25 17
% 26,8 19,8 17,2 15,9 10,8
recurso otros (o) lexicalización (lex) semántico (sem) conversión sintáctica (sint) acronimia (acr)
Tabla 2. Neologismos clasificados por recurso de formación de palabras Acerca de la grafización de diferentes «defectos» del habla por causas externas, como la falta de dientes, tener la boca llena o reproducir acentos extranjeros, etc., cf. Sinner (en prensa). 12 Aparece con guion en 192 y sin guion en 274. 11
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Elisenda Bernal / Carsten Sinner
personaje
Mafalda Susanita Manolito Miguelito Felipe padre radio madre Libertad anuncio TV Guille vendedor ambulante
suf
18 6 5 6 1 1 1 1 2
pr
cmp
12 1 8 5
8 8 3 1 1 1
1 2 2
9 3 3 4 3 2
1 1 1 2
1
42
prf
ccl
9 7
o
1 2
lex
3
sem
3
sint
1 1
1
acr
1
65 28 19 18 5 5 4 4 3 2 2
1
157
1
1 1
1
31
27
25
2
17
5
3
3
3
Tabla 3. Neologismos clasificados por personaje y recurso de formación de palabras
Ante estos datos se pueden hacer diversas observaciones: a) Como era previsible, la protagonista, Mafalda, es el personaje que más palabras nuevas crea y con más recursos distintos. Le siguen a distancia Susanita, por un lado, y Miguelito y Manolito, por otro. b) Los procesos más productivos son la sufijación y el préstamo, seguidos por la composición patrimonial, la prefijación y la composición culta. c) Los cinco niños protagonistas (dejando de lado a Libertad, que aparece mucho más tarde que el resto de personajes, y a Guille, que tarda en hablar), coinciden en utilizar los cuatro recursos más productivos. Sobre el segundo punto, es interesante contrastar los datos obtenidos con los descritos en Adelstein et al. (2006), en el que exponen los resultados del vaciado de dos periódicos argentinos (siete ejemplares de La Nación y siete de Clarín) de los años 2003 y 2004, porque, si bien hay un decalaje de más de treinta años, el hecho de que se adscriba diatópicamente al mismo contexto puede interpretarse positivamente:13 recurso
Mafalda
sufijación
26,8
préstamo composición patrimonial prefijación composición culta otros lexicalización semántico
19,8 17,2 15,9 10,8 3,2 1,9 1,9
Adelstein et al. (2006)
recurso
16,7 conversión sintáctica 25,2 acronimia y 4,9 sufijación prefijación 11,1 sintagmación 6,5 siglación 0,5 abreviación 0,8 variación 11,8 total
Adelstein et al. (2006)
Mafalda 1,9
4,1
0,6
0,1
–
0,9
– – – –
13,2 0,1 3,6 0,4
100
99,9*
* El hecho de que aquí no se alcance el 100 % se debe a las «pérdidas» al redondear en los cálculos.
Tabla 4. Neologismos de Todo Mafalda vs. neologismos registrados por Adelstein et al. (2006) en % Los cálculos porcentuales son nuestros sobre los 1.325 neologismos registrados en los dos años, ya que las autoras dan por separado el total absoluto de neologismos de cada año.
13
Neología expresiva: la formación de palabras en Mafalda
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En la prensa contemporánea argentina el préstamo aparece como el recurso más utilizado, seguido de la sufijación, la sintagmación (ausente en Mafalda) y los recursos semánticos de cambio, por ampliación o especificación, de significado, que en Mafalda tiene una presencia mínima, hecho que se relaciona con la falta de ambigüedad semántica de los niños protagonistas y la aplicación sistemática de la máxima de calidad de Grice que hemos apuntado anteriormente. También es destacable que en el trabajo de Adelstein et al. (2006) aparezcan todos los recursos de que dispone una lengua para crear palabras nuevas, hecho que no ocurre en Mafalda. Por otro lado, la presencia de compuestos, tanto cultos como patrimoniales, en la prensa argentina se revela como un recurso menor, si los comparamos con los que aparecen en las tiras cómicas, aunque también, como veremos a continuación, no es sorprendente si tenemos en cuenta que los compuestos de Mafalda tienen una carga expresiva indudable.14 Por motivos de espacio, no podemos ocuparnos de todos los tipos de neologismos que aparecen en Todo Mafalda, por lo que nos centramos en los recursos más productivos: prefijación, sufijación, los dos tipos de composición y el préstamo, que conforman el 90,6% del total. 3.1. La derivación por prefijación Los 25 derivados neológicos formados por prefijación están construidos sobre 12 prefijos y constituyen el 15,9% del total: prefijo
aantiautodesdisexinterminipararerequetesuper-
núm. 1 2 2 4 1 1 1 2 2 3 2 3
ejemplos
arrorró antipátida, antimamista autoabastecimiento, autocriticarse desangustiar, descolumpiar, desapoyado, destrabalenguas disconformismo ex-personalidad intercolegial miniperchita, mini-histeria para-maternal, paramales remaldita, redibujar, recuernos requetecontraodiar, requeteseguro superhipnotizador, super-sedante, súper-requetepoblado
Tabla 5. Prefijos
Por un lado, destaca en este grupo el verbo descolumpiar, formación anómala porque se otorga un sentido reversivo a un verbo que no admite tal reversión, ya que columpiar no es un proceso télico (cf. Varela / Martín 1999: § 76.5.5.1). Por otro lado, forman un grupo importante los prefijos intensificadores re-,15 ya apuntado por Martín (1996) y García Platero (1997) como prefijo especialmente usado en registros coloquiales, Con esta afirmación no queremos decir que no haya neologismos expresivos en el corpus analizado por las autoras, tal y como se demuestra en la consulta de los 1.300 neologismos en la prensa argentina (Adelstein / Kuguel / Resnik 2008), donde encontramos compuestos como anarco chic, si bien predominan los denominativos, como auriculoterapia, bicisenda, marca país, etc. 15 El caso de redibujar, sin embargo, tiene significado iterativo: “¡A ver niño cuándo me redibujas!” (Mafalda 625/1/1). 14
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Elisenda Bernal / Carsten Sinner
con su variante requete-, pero también super-, o incluso mini-, que, en los contextos en los que aparecen, se asemejan más a los afijos apreciativos que a los léxicos que forman unidades nuevas: (9)
¡No sé para qué recuernos voy a la peluquería! (Manolito 34/5/6) ¡Es horrible saber que de aquí a 30 años el mundo va a estar súper-requetepoblado por siete mil millones de personas! (Mafalda 96/3/1) ¡¡Te requetecontraodio, Susanita!! (Felipe 141/1/3) Este hobby de las plantas es super-sedante (padre 14/4/1) ¡Buenosss díasss, señorita, señora: útil para la dama o el caballero en el hogar, la oficina, el taller, miniperchita «plíc», única magnética, en material anodizado, que ¡plíc! se adhiere… (vendedor ambulante 320/3/2)
3.2. La derivación por sufijación Los derivados por sufijación constituyen el grupo más numeroso de neologismos (26,8%) y donde intervienen más afijos distintos: sufijo
-ado -aje -ano -azo -era -ero -esa -ez -ido -ísimo -ismo -ista -nte -oide -oso -torio -ud -udo
núm. 6 2 1 7 1 1 1 1 1 8 2 4 1 1 1 1 1 1
ejemplos
semolado, sanforizado, conflictuado, anodizado alimentaje, abortaje espaciano sueldazo, cascotazo, sifonazo, impuestazo, miguelazo guisera gomero gansteresa mujerez japonésido incomodísimo, violentísimo, fresquísimo buenismo, hijismo desarrollista, bondadista, maternalista, mamista extranjerizante buenoide letreroso convidatorio hijictud mascarudo
Tabla 6. Sufijos
La sufijación es también donde se dan diversas desviaciones de las reglas de formación de palabras. Por un lado, el par de sufijos -ismo e -ista, que se consideran de los más productivos en español (Adelstein et al. 2006), aparecen adjuntados a bases nominales y adjetivales para designar formas de organización social o política: (10) ¿Acción cívica bondadista? ¿Buenismo popular independiente? ¿Por qué sonará tan mal la bondad con la política? (Mafalda 400/1/2-3) ¡Qué hijismo flota en el ambiente! (Mafalda 89/2/5)
La transgresión se da en la base de estos derivados: no es nada frecuente que estos sufijos se adjunten a bases del léxico común y familiar como bueno o hijo. Por un lado, en las derivaciones
Neología expresiva: la formación de palabras en Mafalda
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con -ismo, los adjetivos de base son relacionales y no calificativos, como bueno; por el otro, los sustantivos que pueden ser bases del sufijo no son sustantivos de cualidad o de parentesco, si bien no es fácil establecer sus límites (cf. Santiago Bustos 1999: § 69.2.24). Un fenómeno similar sucede con el sufijo -ud que encontramos en hijictud: además de tener una base con un elemento -ct- interfijado extraño que no encontramos en ningún otro derivado de la familia de palabras, se desvía de la regla puesto que la base es un sustantivo, cuando el sufijo solo se adjunta a adjetivos (cf. Santiago Bustos 1999: § 69.2.26): (11) Debemos observar en todo momento una hijictud ejemplar. (Susanita 517/1/1)
El grupo más destacado es, sin duda, el de los derivados con el sufijo -azo, de gran carga expresiva, con el que se construyen sustantivos con un significado que oscila entre el valor aumentativo (12) y el de golpe, metafórico o real (13), si bien no siempre es fácil de aislarlos el uno del otro:16 (12) ¿Te imaginás el impuestazo que nos van a sacudir por todo eso? (Miguelito 223/4/3) Un buen astronauta debe ganar un sueldazo. (Miguelito 49/2/1) ¡Dale!... ¡Seguí a los anecdotazos, nomás! (Manolito 125/4/5) (13) Está bien. No daré más sifonazos. (Mafalda 21/3/2) ¿Y si agarramos y damos el mejorazo? (Mafalda 521/3) Entonces no debía ser, porque la cosa era como columpiarme en una hamaca de loneta, mientras le tiraba cascotazos a un tambor. (Manolito 463/2/5)
También se da, sobre bases de nombres propios, el sentido de pronunciamiento (NGLE § 5.10ñ): (14) ¡¡Y un día de estos no me limpio los pies antes de entrar, ni guardo mis juguetes, ni tengo cuidado con la alfombra, ni con las cortinas, ni me lavo las manos, ni las orejas ni nada!! ¡¡Un día de estos doy el miguelazo!! (Miguelito 362/3-5)
3.3. La composición patrimonial Los neologismos formados por composición patrimonial, que suman el 17,2% del total, son sustantivos y adjetivos, construidos sobre las estructuras siguientes: estructura [V+N]N [N+N]N [A+A]A [Adv+A]A
núm. 14 7 5 1
ejemplos secarropa, arruinahogares, pegatodo, cantajingles gatolupa, telenoticioso, tierra-tierra, fantasma-fantasma mediaestúpida, poético-comercial, sencillo-sencillo muychiquista
Tabla 7. Estructuras morfológicas de los neologismos formados por composición17 Para más detalle sobre este sufijo, véase Adelstein et al. (2010). Hemos considerado la formación telenoticioso como una palabra compuesta, a partir de la truncación del compuesto culto televisión, que funciona como palabra autónoma, adjuntada a noticioso, si bien se trata de
16 17
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Los dos patrones más recurrentes son los dos primeros, [V+N]N y [N+N]N, de los que cabe señalar el hecho de que se incluyen préstamos que son, a su vez, neologismos, para formar los nuevos sustantivos: (15) ¡Me niego a que Mafalda se transforme en una taradita cantajingles! (padre 14/3/1) Sé franca ¿Verdad que no me sienta mucho el bestia-look? (Susanita 383/4/4)
Incluso se da un caso de compuesto con un préstamo que comporta la sufijación previa con el sufijo inglés -ing para darle el aire de artículo de importación: (16) Es un sistema exclusivo de almacén Don Manolo para gente que está en lo nuevo. Si estás en lo nuevo, con el «pichínching-system» podés comprar algunos artículos a precios tan bajos que son realmente una pichincha. (Manolito 461/1/2)
Son también relevantes el caso de los compuestos reduplicativos, dentro de los cuales podemos distinguir, según la propuesta de Kajitani (2005), entre los que tienen un claro valor intensificador (Val 1999: § 73.5), como el ejemplo de (17), y los que tienen un valor enfático, como los de (18):18 (17) Ya te dije que no sé, algo sencillo-sencillo, que sé yo… (Mafalda 335/4/2) (18) ¡Ah, bueno, pero ese no es un «fantasma-fantasma»! (Mafalda 341/1/3) En maceta, no, las plantas me gustan en la tierra-tierra. (Libertad 339/1/2) Bueno, yo no digo ser presidente-presidente, ¡Qué sé yo!... Una cosa parecida ¿Eh? (Miguelito 299/4/3)
3.4. Los compuestos a la manera culta La composición culta llena un espacio importante en Mafalda (10,8%), aunque es un recurso que solo utilizan dos personajes (Mafalda y Susanita), si bien no hay ningún caso de compuesto culto homogéneo: en principio, en la formación de compuestos cultos terminológicos, se recomienda dar preferencia a las formaciones homogéneamente cultas sobre las híbridas, y dentro de las cultas, se deberían preferir las compuestas por formantes de la misma lengua de origen (Termcat 1990), si bien estas recomendaciones se omiten frecuentemente en los ámbitos no científicos, donde es un proceso de formación de palabras bastante productivo en la actualidad (Observatori de Neologia 2004: 113). Así, en las tiras encontramos formaciones híbridas entre una palabra española que forma parte del léxico común y un formante culto (casi siempre en segundo lugar), incluso cuando sería posible la formación homogénea, como sucede con el caso de buenocrática (sería posible eucrática), con lo que se transgreden las reglas de buena formación, aunque sí se respeta generalmente la formaciones que no están exentas de discusión (véase Bernal 2010). Esta es también la opción adoptada en la Nueva gramática de la lengua española (NGLE) para este tipo de casos (cf. § 11.5.d y 11.5.e). 18 Val (1999), sin embargo, se centra solo en los casos de los compuestos nominales formados por dos verbos (como picapica, tocatoca o rasca-rasca). Véase Roca / Suñer (1997-1998) para una explicación de este tipo de compuestos como cuantificaciones cualitativas.
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elección de la vocal de enlace entre el primer y el segundo formante: -i- para los temas latinos (19) y -o- para los griegos (20). Veamos algunos ejemplos: (19) ¡Para que sepas: el Japón es lo que es gracias a su producción hijícola! (Susanita 103/2/4) ¡Papá! ¡Se están llevando el hormiguicida que les pusiste! (Mafalda 66/4/1) (20) Sí, ya sé; hay más problemólogos que solucionólogos, pero ¿Qué vamos a hacerle? (Mafalda 475/1/4) No puedo, acaban de darme una beca para el estudio de la fideología. (Mafalda 151/1/4) Otra con sopofobia. ¿Viste? (Mafalda 382/1/3)
Cabe destacar también un caso de reanálisis de una palabra ya existente, realizado por Susanita: (21) Las hipotecas son unos lugares en los que se guardan hipos. (Susanita 84/4/2)
En (21) podemos ver cómo Quino se sirve de los conocimientos de los hablantes de los mecanismos de formación de palabras para crear un resultado humorístico, ya que puede confiar en que los lectores sabrán hacer la conexión entre hipoteca y los significados de los formantes cultos que la forman: crea el humor en un nivel metalingüístico. Susanita también es la creadora de dos compuestos a la manera culta, sobre la base de psicoanálisis, en los que se toma la palabra corcho como si fuera un tema culto: (22) Hola, Mafalda ¿Has oído hablar del corchoanálisis? Es como el psicoanálisis, pero solo para aquellos que tienen cerebro de corcho. ¿Sabés? Yo conozco a uno que debería ir al corchoanalista. (Susanita 124/3/2)
En cualquier caso, parece que precisamente son estas transgresiones lo que crea el efecto humorístico de estas formaciones. 3.5. Los préstamos Recurrir a tomar palabras de otra lengua es un recurso válido para incrementar el cauce léxico de una lengua, si bien es innecesario des del punto de vista de la vitalidad interna de esa lengua (véase Cabré 2000): es el segundo recurso más utilizado, con 31 casos que conforman el 19,8% del total, y que proceden mayoritariamente del inglés, seguido por el francés y el italiano:19 lengua
inglés francés italiano
núm. 26 4 2
ejemplos
finish, round, on the rocks, long play, self-made man amateur, mélangeuse, matinée, gaffe capisco, risotto
Tabla 8. Procedencia lingüística de los préstamos En el cómputo no hemos distinguido entre los préstamos directos y préstamos adaptados, ya que solo hay un préstamo adaptado al español, pardón (padre 319/5/3). Encontramos otra adaptación en yilé (Miguelito 315/3/2), de la marca registrada Gilette, que además de ser una adaptación al español, probablemente quiere reflejar la pronuncia de Miguelito, que todavía está en las primeras fases de aprendizaje.
19
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3.6. El papel de la analogía Es indiscutible el papel fundamental que juega la analogía en la creación de muchos de los ejemplos que hemos dado hasta ahora, si bien la mayoría de ellos no dejan de ser palabras probables formadas por las reglas canónicas de formación. Sin embargo, nos parece importante subrayarlo desde el punto de vista del efecto humorístico que tienen.20 Por ejemplo, en (23), más allá del neologismo sufijado alimentaje, con matiz despectivo, subyace la comparación, más habitual, de la colocación de confundir libertad con libertinaje: (23) ¿Y no será, digo yo… …que confundís alimentación con alimentaje? (Mafalda 473/5/2)
O en (24), donde el sustantivo comandos en combinación con paramaternales evoca los comandos paramilitares, gracias a la solidaridad léxica que mantienen, o (25), en el que la base de la formación está en el contraste con la palabra existente parabienes: (24) Lo que nos faltaba: ¡¡Comandos paramaternales!! (Mafalda 422/5/4) (25) ¡Que entre tanta gente, los individualistas vamos a andar de paramales! (Susanita 96/5/4)
Asimismo, es la analogía la responsable de la formación de los dos sustantivos lexicalizados de (26): (26) –¡¡Esto es el acabóse!! –No exagere, solo es el continuóse del empezóse de ustedes. (señor mayor y Mafalda 324/3/2-3)
La analogía es también el motivo de la polivalencia del sufijo -ido a cargo de Miguelito: (27) –A ver Miguelito, ¿Quiénes son nuestros antípodas? –¡Los japonésidos! –¡Cero, estúpido! –¡¡Antipátida!! (profesora y Miguelito 309/1)
El lenguaje infantil resulta muchas veces divertido para los adultos precisamente por las faltas en la formación de palabras debidas a las falsas analogías, que son resultado del hecho de que los niños están en proceso de aprender la lengua y aún no dominan las normas de uso de los elementos lingüísticos que ya conocen –para decirlo en términos de Coseriu, conocen partes del sistema, pero no las normas que rigen su uso, ignoran las restricciones combinatorias, bloqueos, etc., de las formas que ofrece el sistema–. Quino se sirve de este fenómeno constatable en cualquier niño en proceso de aprendizaje de su propia lengua materna, usando con frecuencia este recurso de la falsa analogía para crear efectos humorísticos.
Para una explicación teórica sobre la influencia de la analogía sobre la formación de palabras, véanse Martín Camacho (2007), Becker (2003) o Rainer (2003). En esta línea destaca el trabajo de Náñez (2006), sobre el «deseo analógico» (Náñez 2006: 41) de los neologismos lúdicos de publicaciones españolas de los años sesenta y setenta como La Codorniz, Hermano Lobo, entre otros. Remitimos también al trabajo de Rainer (2002), sobre el análisis de los «neologismos literarios» (Rainer 2002: 283) de la novela Monstruario de Julián Ríos (1999).
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4. Conclusiones Mafalda es una muestra clara de neología estilística, efímera, al fin, que responde a las necesidades subjetivas de expresividad por parte de un individuo y en la que abundan las transgresiones de reglas para provocar la sonrisa en el lector. Que las formas empleadas por los personajes resulten divertidas radica muchas veces en el hecho de que si bien serían posibles, no serían las formas esperables o realmente usadas. Para provocar la risa de sus lectores, Quino se sirve de las formaciones efímeras, o, al menos, casi siempre efímeras, pues hay que tener en cuenta que algunas de las formaciones se encuentran también esporádicamente en otros textos, ya sea por haberse formado de forma análoga de manera espontánea, ad hoc, como podría ser el caso de sueldazo, ya sea por haber entrado en el repertorio de expresiones humorísticas de los hablantes precisamente por haber aparecido en Mafalda, uno de los cómics de más éxito en el mundo hispanohablante. Obviamente, Quino se sirve de los procesos de formación de palabras y de creación de neologismos usuales en español, pero transgrediendo las normas de formación que rigen el funcionamiento de estos mecanismos o copiando la transgresión de dichas reglas por una franja de la población en concreto, los niños, cuya manera de hablar es conocida y reconocida por los hablantes. Al hacerlo, Quino confía en la capacidad de los lectores de desglosar y descifrar los procesos formativos que subyacen en los elementos creados, de modo que el lector, muchas veces, acaba siendo cómplice del proceso de creación del efecto humorístico con su propia capacidad lingüística.
Referencias bibliográficas Adelstein, Andreína / Brandani, Lucía / Kuguel, Inés / Resnik, Gabriela (2006): Los neologismos en la prensa escrita argentina: El Observatorio de Neología de la Universidad Nacional de General Sarmiento. In: Actas Actas de las IX Jornadas Nacionales sobre Normativa del Idioma. Buenos Aires: Fundación Litterae y Universidad del Salvador, www.fundlitterae.org.ar /images/archivos/ Adelstein.doc (2010 08 10). Adelstein, Andreína / Kornfeld, Laura / Kuguel, Inés / Resnik, Gabriela (2010): «Morfología apreciativa y eventividad: el caso de -ón, -azo y -ada». In: Cabré, M. Teresa / Domènech, Ona / Estopà, Rosa / Freixa, Judit / Lorente, Mercè (edd.): Actes del Congrés Internacional de Neologia en les Llengües Romàniques (CINEO). Barcelona: Institut Universitari de Lingüística Aplicada – Universidad Pompeu Fabra, 293-306. Adelstein, Andreína / Kuguel, Inés / Resnik, Gabriela (2008): 1300 neologismos en la prensa argentina. Los Polvorines: Universidad Nacional de General Sarmiento. Barcia, Pedro Luis (2007): Presentación del Diccionario esencial de la lengua española, Madrid, Real Academia española, Espasa Calpe, 2006 (DELE), organizada por el Grupo Planeta de la Argentina, el, día 11 de julio de 2007, www.letras.edu.ar/dicesen.html (2010 07 10). Becker, Thomas (2003): Paradigmatic morphology. In: Singh, Rajendra / Starosta, Stanley (edd.): Explorations in seamless morphology. New Delhi Thousand Oaks: Sage Publications, 270-283. Bernal, Elisenda (2010): Nuevos prefijos: implicaciones para la morfología y la lexicografía. In: ACILPR XXV, 7, 361-373.
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Elisenda Bernal / Carsten Sinner
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M. Teresa Cabré Castellví / Alba Coll Pérez / M. Amor Montané March (Universitat Pompeu Fabra)
La composició patrimonial en les llengües romàniques: un recurs en recessió?
1. Introducció És un fet evident que el lèxic de les llengües s’actualitza permanentment, i així ho demostra el fet que constantment es documenten paraules noves. També és un fet que totes les llengües tenen diversos mecanismes per actualitzar el seu lèxic, des del recurs al manlleu fins a la formació de paraules valent-se d’estratègies del propi sistema. No obstant això, de la mateixa manera que canvien les paraules (unes esdevenen obsoletes i n’apareixen de noves), els processos que els parlants prioritzen per a la creació de nou lèxic també poden canviar al llarg del temps, sobretot pel que fa a la productivitat. Així, per exemple, en totes les llengües trobem paraules que han estat arraconades i els parlants ja no les utilitzen per motius diversos: en català, la faixa ha caigut en desús perquè aquesta peça de roba s’ha substituït per una altra i el verb cavallerejar ha deixat d’utilitzar-se perquè ja no existeixen els cavallers, sinó que ara són els militars qui serveixen a la guerra i, per tant, els qui militen a favor d’un o altre bàndol. Semblantment, hi ha alguns afixos que també han quedat obsolets i ja no s’utilitzen per a la creació de paraules noves. En català trobem el cas de -and, sufix que trobem en paraules com ara adoptand -a o doctorand -a. Com a contrast, entren en la llengua alguns afixos nous, que s’utilitzen per a la creació de noves paraules. En català hem documentat en els darrers temps la introducció del sufix -ing en paraules com ara pànxing, mètring, foracanting, footing, bicing; també es recull aquest sufix en neologismes en romanès, com ara bancheting, clubbing, cuponing. Un altre afix que destaca en la formació neològica en llengua catalana és el sufixoide -màtica o -tica (truncació d’informàtica) en paraules com ara animàtica, construmàtica, tradúctica, terminòtica. I també trobem una sèrie de casos formats amb el prefix e-, manllevat directament de l’anglès, com ara e-administració en català i e-administración, e-ciencia, e-DNI, e-comercio en gallec. Hem observat que en alguns casos els canvis no es limiten a l’aparició de nous afixos, sinó que canvien les regles que regeixen cada procés. El cas del prefix anti- en català n’és un clar exemple: la Gramàtica del català contemporani el recull com un sufix no recategoritzador (vegeu més avall el fragment que així el defineix), però des de fa temps documentem en la llengua paraules formades amb el prefix que no responen a aquest patró, perquè anti-
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ha passat a adjuntar-se també a noms per a crear adjectius o noms amb funció d’adjectiu: (mesures) anticrisi, (vacunes) antigrip. Les possibilitats de recategorització d’una base lèxica per mitjà de prefixos són extremadament pobres si les comparem amb les que ofereixen els sufixos. En la prefixació, només les formes a- i en-, en totes les seves accepcions, parcialment re-, des-, es-, i, ocasionalment in-, permeten obtenir mots de categoria verbal a partir de radicals nominals i adjectivals. La resta dels prefixos àtons i tònics no recategoritzen els radicals als quals s’adjunten, per la qual cosa se’ls dóna un valor predominantment semàntic. [...] Són prefixos no recategorizadors: [...] anti- (semita – antisemita), [...]. (Cabré 2008: 762).1
Així doncs, la llengua catalana disposa de diversos mecanismes de formació de mots, amb regles tradicionals i també, com hem vist, amb regles noves. Tanmateix, cal dir que, malgrat que es documenten en l’ús de la llengua, l’entrada de nous afixos, així com els canvis en les regles tradicionals dels processos d’actualització del lèxic, són poc freqüents i es poden considerar fins i tot anecdòtics en alguns casos. El fenomen menys habitual és l’entrada de processos nous. De forma majoritària, el major canvi a nivell lèxic en aquest sentit es produeix en la freqüència d’ús de determinats processos per a la creació de paraules noves, la qual cosa es manifesta en el concepte de productivitat: Un procés és productiu quan a més de ser disponible és emprat amb una freqüència significativa pels seus parlants. Aquesta freqüència pot mesurar-se en referència a dos paràmetres diferents: a) el nombre de mots codificats en els diccionaris, descrits per aquest procés, i b) el nombre de neologismes que produeixen els seus parlants. (Cabré 2008: 767)
Així ho han demostrat Estopà (2009) i Guerrero / Pérez Lagos (2009) per al català i per al castellà, respectivament. En el seu estudi, Estopà (2009) conclou que la composició patrimonial en català és un mecanisme de formació de mots que està en retrocés. Les données analysées montrent un changement progressif de la représentativité de la composition populaire parmi les différentes ressources de formation de mots nouveaux en langue catalane. (Estopà 2009: 560). Un changement s’est produit dans le paradigme de formation de mots en langue catalane au cours de ces trois dernières années. (Estopà 2009: 563).
Estopà (2009) observa a més que l’estructura més freqüent entre els neologismes formats per composició patrimonial és la formada per dos noms (en endavant, estructura NN). I, tenint en compte que no hi ha un acord entre lingüistes per a reconèixer-la unànimement com a estructura composta, ja que per les seves característiques també es pot considerar una estructura sintàctica, que per tant donaria lloc a unitats formades per sintagmació, Estopà (2009: 562) proposa eliminar de la llista de compostos patrimonials les estructures formades Malgrat que en la seva exposició Cabré fa aquesta afirmació i situa el prefix anti- entre els no recategoritzadors, en una nota a peu de pàgina fa referència al canvi que s’està produint en aquesta regla: «Una anàlisi dels neologismes del català actual mostra que estan consolidant-se prefixos amb un nou valor recategoritzador: anti- (brigada antidrogues), multi- (producte multiusos), etc.» (Cabré 2008: 762).
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per dos noms. Amb aquest canvi, la productivitat de la composició patrimonial seria gairebé nul·la, segons Estopà. Guerrero i Pérez Lagos (2009), per la seva banda, afirmen que la composició culta és un procés en expansió que ha sofert un canvi tant pel que fa a la productivitat com al context d’ús: Este breve análisis [...] nos muestra no sólo que la composición culta, un procedimiento reservado en el pasado para las especialidades, también es empleado en la lengua común, sino que en la actualidad se muestra como uno de los principales mecanismos de creación neológica. (Guerrero / Pérez 2009: 79). Podríamos concluir señalando que el procedimiento de creación neológico que proponemos [composición culta] ha sufrido un proceso de canalización similar al que sufren los propios términos cuando pasan a la lengua común, y que se ha convertido así en un modo muy productivo de formación de nuevas palabras. (Guerrero / Pérez 2009: 80).
2. Objectius Les dues constatacions que acabem de presentar, la d’Estopà en relació amb el retrocés de la composició patrimonial i la de Guerrero i Pérez Lagos en relació amb l’avenç de la composició culta, confirmen la idea que plantejàvem en relació amb els canvis en el nivell lèxic de la llengua. Prenent com a base el treball d’Estopà (2009), en aquest article ens proposem d’analitzar el pes de la composició patrimonial en un estudi comparatiu entre totes les llengües romàniques. Com hem vist, segons Estopà (2009), en català la composició patrimonial és un recurs de formació de paraules noves en recessió, que ha experimentat una disminució en l’ús en els darrers anys. En l’estudi que presentem, l’objectiu és comprovar si aquest fenomen també es reprodueix en la resta de llengües romàniques. Com que les dades de les quals disposem en aquestes llengües no ens permeten realitzar un estudi diacrònic (vegeu l’apartat 3, de descripció del corpus), el que farem és comprovar si la composició patrimonial en les llengües romàniques té un pes similar entre els mecanismes d’actualització del lèxic al que assoleix actualment en llengua catalana, segons les dades que presenta Estopà (2009). Si fos així, es confirmaria la hipòtesi que la composició patrimonial resulta actualment un recurs poc productiu entre els mecanismes de formació de paraules noves en totes les llengües romàniques. En el seu estudi, Estopà (2009) també planteja la necessitat de revisar la metodologia de l’Observatori de Neologia (2004) per incloure els neologismes formats per dos noms entre els neologismes sintagmàtics, i no com a paraules formades per composició patrimonial com fins ara, ja que es pot considerar que són estructures formades en el component sintàctic de la gramàtica. En aquest treball hem decidit seguir el mateix procediment i, després d’analitzar els neologismes compostos i sintagmàtics tal com estan classificats actualment, els hem reclassificat, indicant en aquest cas que els neologismes d’estructura NN (i altres estructures
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equivalents)2 estan formats per sintagmació. D’aquesta manera comprovem també la hipòtesi que planteja Estopà (2009) al final del seu treball: Ainsi, si nous ré-étiquetions ces composés et si nous allions jusqu’à les éliminer de la liste des néologismes formés par composition populaire, nous pourrions alors affirmer que la productivité de la composition populaire en tant que ressource de création de mots serait quasiment nulle en langue catalane. (Estopà 2009: 562).
El nostre segon objectiu és, doncs, observar els canvis que es produeixen en la productivitat dels recursos de la composició patrimonial i la sintagmació si considerem les estructures NN sintagmàtiques, per veure si, com apunta Estopà per al català, la composició resultaria un mecanisme gairebé improductiu per a l’actualització del lèxic de les llengües romàniques.
3. Corpus i metodologia Per verificar la hipòtesi que plantegem en aquest treball, hem pres com a corpus d’estudi tots els neologismes formats per composició patrimonial i per sintagmació (etiquetats com a FCOM i com a FSINT, respectivament) de la base de dades de la xarxa NEOROM.3 Aquest corpus no ens permet realitzar un estudi diacrònic dels processos d’actualització del lèxic en totes les llengües.4 Per tant, en aquesta ocasió hem hagut d’optar per un estudi comparatiu entre llengües a partir de totes les dades disponibles des de 2004 i, per tant, el resultat és un estudi sincrònic, una anàlisi de les llengües en el seu estat actual. Després d’una primera observació, hem detectat divergències metodològiques en la classificació dels neologismes entre els diferents grups de NEOROM.5 Per tal de tenir les dades homogènies i poder-les comparar, les hem ajustades als criteris de classificació de l’Observatori de Neologia (2004). Presentem a continuació les taules que contenen les dades d’acord amb la metodologia adoptada. La primera conté un estat de la qüestió dels neologismes formats per composició patrimonial i la segona, dels neologismes formats per sintagmació.
Considerem que, a banda dels neologismes formats per dos noms, hi ha altres estructures equivalents que també tenen la mateixa condició, com ara els neologismes NNN (faraona-matriarca-alcaldesa) o NNA (maïs grain entier), encara que la seva freqüència d’aparició sigui molt baixa. 3 NEOROM és una xarxa d’observatoris de neologia de les llengües romàniques creada el 2004 amb l’objectiu principal de constituir i analitzar un corpus de neologia en les llengües romàniques: català, castellà, francès, italià, portuguès, gallec i romanès. 4 Cal tenir en compte que la base de dades no és homogènia quant als anys de recollida de neologismes, ja que no totes les llengües tenen dades documentades per a tots els anys des de 2004. 5 Hem detectat algunes divergències entre els grups quant als criteris d’etiquetatge dels tipus de neologismes. 2
La composició patrimonial en les llengües romàniques: un recurs en recessió? Freqüència absoluta de neologismes FCOM
català castellà francès italià romanès portuguès gallec
122 197 295 321 237 678 56
Freqüència absoluta del total de neologismes de la llengua
4013 3659 2624 1873 1999 4181 863
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Freqüència relativa de neologismes FCOM respecte del total de neologismes de la llengua
3,04 5,38 11,24 17,13 11,85 16,21 6,48
Taula 1: Neologismes formats per composició patrimonial Freqüència absoluta de neologismes FSINT
català castellà francès italià romanès portuguès gallec
232 74 441 38 24 578 1
Freqüència absoluta del total de neologismes de la llengua
4013 3659 2624 1873 1999 4181 863
Freqüència relativa de neologismes FSINT respecte del total de neologismes de la llengua
5,78 2,02 16,80 2,02 1,20 13,82 0,11
Taula 2: Neologismes formats per sintagmació
A partir de l’anàlisi d’aquestes dues taules ens proposem, en primer lloc, valorar les dades obtingudes per determinar el pes de la composició patrimonial i de la sintagmació en relació al total de neologismes recollits en cada una de les llengües i descriure les diferències quant a la productivitat que presenten aquests dos recursos de creació de paraules noves en les llengües romàniques. En segon lloc, ens proposem de comparar les dades d’aquestes taules amb els resultats presentats en l’article d’Estopà (2009) per comprovar si, com afirma aquesta autora per al català, la recessió de la composició patrimonial com a recurs per a l’actualització del lèxic de les llengües és un fet global en la Romània. Finalment, en la darrera part de l’anàlisi ens centrarem en els neologismes d’estructura NN i observarem i valorarem els canvis que tenen lloc en la productivitat dels dos recursos si aquestes estructures es consideren formades per sintagmació i no per composició patrimonial, que és com estaven classificades fins ara, d’acord amb l’Observatori de Neologia (2004). Abans de continuar, convé aclarir alguns conceptes en relació amb els recursos d’actualització del lèxic que estudiem en aquest treball: la composició i la sintagmació. Segons la metodologia de treball utilitzada a l’Observatori de Neologia de l’Institut Universitari de Lingüística Aplicada (Observatori de Neologia 2004), un neologisme sintagmàtic és aquell que està format per una estructura sintàctica lexicalitzada. Cal tenir en compte que les estructures formades per un verb i un nom (per exemple, netejamobles) i les formades per dos noms (com ara, cançó testimoni) no es consideren formades per sintagmació, sinó per composició patrimonial, com veurem tot seguit. D’acord amb la metodologia indicada (Observatori de Neologia 2004), hi ha dos tipus de composició: la composició patrimonial i la composició culta. En aquest estudi ens centrarem en el primer tipus.
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La composició patrimonial forma unitats a partir de dos radicals (simples o complexos). Actualment, i sempre seguint la metodologia de l’Observatori, hi trobem estructures com les següents: - NN: camió-escala, furgoneta bomba, bicimascletada, aiguavolei, blognovel·la. - VN: contacontes, espatllatrens, reposabraços. - AA: socialcristià -ana, marxista-leninista, nacionalrevolucionari -ària. - VV: conservar-rehabilitar. - AN: socialpatriotisme, migcamp, malesnotícies. - DN: totterreny, totcamí. - VA: obrefàcil. - NA: viesverdes, cotxedependent, potafina. - NV: favagirar. Cal tenir present que no considerem radicals els adverbis i les preposicions que funcionen com a prefixos i que, per tant, creen unitats formades per prefixació i no per composició com, per exemple: foraborda i entresegles. També cal destacar que els adjectius usats a la manera culta (com ara albanokosovar) creen unitats formades per composició culta i no per composició patrimonial. Aquesta concepció del mecanisme de composició patrimonial planteja diversos problemes. Hi ha controvèrsia a l’hora d’identificar com a paraules compostes unitats que s’haurien format en el component sintàctic de la llengua, i que serien considerades, per tant, unitats sintagmàtiques. Aquest fenomen afecta les estructures formades per dos noms, entre altres. Els lingüistes prenen posicions diverses a l’hora d’afrontar la tasca de classificació d’aquestes estructures segons la seva formació. Per una banda, si es considera que no són estructures sintàctiques canòniques (Corbin 1987), s’interpreta que són unitats que estarien formades en el component lèxic de la gramàtica i, per tant, es podrien classificar com a unitats formades per composició patrimonial. Per una altra banda, si es considera que són estructures sintàctiques, s’interpreta que s’han format en el component sintàctic de la gramàtica i, per consegüent, es podrien classificar com a unitats sintagmàtiques. De fet, malgrat que potser no podem dir que es tracti d’una estructura sintàctica canònica, sabem que un nom pot complementar un altre nom amb funció d’adjectiu. Ho demostra el fet que en la llengua documentem casos de dos noms escrits separadament, que constitueixen una estructura lèxica que s’ha lexicalitzat, ja que internament no s’hi pot introduir cap element enmig. Són per tant estructures que segueixen els criteris de mobilitat posicional i inseparabilitat interna, propis de la condició d’unitat lèxica. En canvi, unànimement es considera que les estructures que s’han format en el component morfològic de la llengua constitueixen compostos patrimonials, com ara reposabraços o socialcristià. Estudiem a continuació alguns aspectes gràfics, morfològics i semàntics de les estructures NN. Si analitzem els compostos formats per dos noms des del punt de vista de la grafia, observem que no són homogenis. Hi distingim la casuística següent: – radicals que s’escriuen junts: bancaassegurança, artistapausa, pijoprogre; – radicals que s’uneixen amb un guionet: alcalde-president, amor-odi, pop-rock; – radicals que s’escriuen separats: menjar escombraria, estat membre, etapa reina.
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La composició patrimonial en les llengües romàniques: un recurs en recessió?
Les llengües romàniques opten majoritàriament per les tres solucions, però no en la mateixa proporció, com veurem a continuació. En la taula següent exemplifiquem aquesta casuística. Hi adjuntem, a més, les dades quantitatives d’acord amb el corpus d’estudi, per evidenciar les tendències de les diferents llengües pel que fa a la manera d’escriure les estructures NN. Freqüència relativa Escrits Escrits amb guionet separadament
Escrits junts català
17,1
54,3
28,6
castellà
16,5
67,8
15,7
francès
1,3
75,3
23,4
italià
0,9
60
39,1
portuguès
2,6
96
1,4
13,3
86,7
0
1,2
97,6 +1,7 amb /
1,2
gallec romanès
Exemples bancaassegurança bar-restaurant futbol platja zumoterapia tormenta-diluvio vehículo lanzadera médiaconsommateur –trice sport-spectacle sortie toilette camionbar asilo-famiglia anno ponte mototáxi militar-agricultor gasolina fóssil blogmillo idea-forza blocsecţie avion-spion agent/colaborator joc școală
Taula 3: Grafia de les estructures NN en les llengües romàniques
A partir de la taula, podem fer una sèrie d’observacions quant a les tendències que s’evidencien en cada llengua pel que fa a la manera de representar gràficament les estructures NN. En general, veiem que el gruix més important d’aquestes estructures s’escriu amb guionet en totes les llengües romàniques. Tanmateix, hi ha llengües que de forma clarament majoritària escriuen els dos noms amb un guionet, com ara el romanès, el portuguès i el gallec que, d’altra banda, tendeixen poc a escriure’ls separadament; en el cas extrem del gallec, no s’ha documentat cap estructura NN els components de la qual s’escriguin per separat. En canvi, per a les altres tres llengües (català, francès i italià), encara que de forma majoritària escriuen els dos noms units amb el guionet, la segona opció gràfica és escriure’ls separadament. L’italià és la llengua que té un percentatge més alt d’estructures NN d’aquest tipus, amb gairebé un 40%. L’opció d’escriure els dos noms sense espais és en general la menys freqüent. De totes maneres, observem que en català i castellà l’ús d’aquesta grafia és remarcable, ja que representa un percentatge important (17,1% i 16,5%, respectivament); també és així en gallec, encara que en menor grau (13,3%). Creiem que també cal comentar el fet que en romanès documentem l’ús de la barra (/) per a unir els components de les estructures NN. Encara que el percentatge d’utilització sigui baix, cal tenir en compte aquesta altra opció de representació gràfica de l’estructura.
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Gràficament, doncs, podríem distingir diferents nivells de fossilització de les estructures NN: major quan els dos noms s’escriuen junts o amb guionet i menor quan s’escriuen separadament. Aquestes diferències gràfiques tenen repercussions a nivell morfològic, per exemple, en la formació del plural. Per una banda, el fet d’escriure els dos noms junts bloqueja la possibilitat de flexió interna, perquè aquest nivell màxim de fossilització fa que aquestes unitats es comportin de manera similar a les unitats derivades, per exemple. Així, el plural de bancaassegurança és bancaassegurances, però mai *banquesassegurança o *banquesassegurances.6 Per una altra banda, en canvi, les possibilitats de formació del plural quan els dos noms s’escriuen separats o amb un guionet són diverses, i sovint no són sistemàtiques. Podríem dir estats membre, estats membres o estat membres. Sigui com sigui, ultra la grafia, des del punt de vista de l’estructura interna, en tots els casos es tracta d’estructures sintàctiques que s’han lexicalitzat. Finalment, des del punt de vista semàntic, la majoria dels compostos NN fa referència a qüestions socials: objectes, persones, fenòmens, atributs... que no s’emmarquen en un camp temàtic concret, sinó que podríem etiquetar-los com a qüestions relacionades amb les persones i la societat en general: pis pastera, excursió llampec, carril bici, centre-esquerra, catalanisme-espanyolisme, pipicà.
4. Anàlisi Recordem que l’anàlisi es desenvoluparà en tres parts diferenciades: en la primera, ens centrarem en la descripció de les dades que hem presentat més amunt (vegeu l’apartat 3, de descripció del corpus); en la segona, compararem aquestes dades amb els resultats d’Estopà (2009); i, en la tercera, analitzarem els neologismes d’estructura NN i observarem les conseqüències que tindria tractar-los com a paraules sintagmàtiques en comptes de compostes. 4.1 Descripció de les dades: la composició patrimonial i la sintagmació en les llengües romàniques A partir de les taules 1 i 2 que presentàvem més amunt (vegeu l’apartat 3, de descripció del corpus) ens proposem, en primer lloc, valorar les dades obtingudes per tal de determinar el pes de la composició patrimonial i de la sintagmació en relació al total de neologismes recollits en cada una de les llengües i, en segon lloc, descriure les diferències quant a la productivitat que presenten aquests dos recursos de creació de paraules noves en les llengües romàniques. A la taula 1 hi observem la freqüència absoluta dels neologismes formats per composició, la freqüència absoluta del total de neologismes de la llengua i la freqüència relativa dels L’asterisc (*) que acompanya els exemples n’assenyala l’agramaticalitat.
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La composició patrimonial en les llengües romàniques: un recurs en recessió?
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neologismes formats per composició respecte del total de neologismes de la llengua. A partir d’aquestes informacions podem dir que la llengua on la composició patrimonial té més pes és l’italià, seguit de molt a prop del portuguès. En un terme mig trobem el francès i el romanès. Les llengües que tenen una representació més escassa de composició patrimonial són el gallec, el castellà i el català. A la taula 2 hi trobem, seguint el mateix esquema que la taula anterior, la freqüència absoluta dels neologismes formats per sintagmació, la freqüència absoluta del total de neologismes de la llengua i, per últim, la freqüència relativa dels neologismes formats per sintagmació respecte del total de neologismes de la llengua. En aquesta taula podem observar que les llengües que utilitzen més productivament la sintagmació són el francès i el portuguès. La resta de llengües presenten uns percentatges de sintagmació molt inferiors respecte d’aquestes dues primeres. Així doncs, podem dir que en la resta de llengües, encapçalades pel català, en la formació de neologismes la sintagmació té una representació escassa o gairebé anecdòtica, com en el cas del gallec, en relació al total de neologismes de cada una d’aquestes llengües. Tal com hem avançat anteriorment, un cop analitzades les taules per separat, ens proposem comparar els dos recursos formals de creació neològica segons la productivitat que presenten en cada llengua, per ressaltar les diferències que presenten. Podem dir que, en alguns casos, hem trobat llengües que tenen una representació alta dels dos recursos de formació (francès i portuguès). En altres casos, hi ha llengües on un dels dos processos és més aviat fort (composició patrimonial) però l’altre és molt pobre (sintagmació), és a dir, estan descompensades (per exemple, l’italià, el romanès o el gallec). Per últim, trobem un tercer cas en què les llengües presenten uns percentatges similars de composició i sintagmació, més aviat baixos (com el català i el castellà). 4.2 Contrast amb els resultats d’Estopà (2009) Un cop descrites i analitzades les dades de la composició patrimonial i la sintagmació, el pas següent és comparar-les amb els resultats quantitatius obtinguts per Estopà (2009) per als compostos en llengua catalana. Si les freqüències relatives dels neologismes formats per composició patrimonial resulten ser similars en totes les llengües i equiparables a les que presenten per al català segons Estopà (2009), podríem formular la hipòtesi que aquest recurs podria estar en recessió com a mecanisme de creació de paraules noves en les llengües romàniques. D’acord amb l’anàlisi que hem realitzat, podem dir que els percentatges de composició en català recollits per la xarxa NEOROM es corresponen en gran mesura amb els presentats a l’article d’Estopà (2009). En canvi, no podem dir el mateix de la resta de llengües romàniques. En italià, portuguès, romanès i francès la composició patrimonial té un pes important dins del conjunt de la llengua, especialment en italià i en portuguès. En canvi, hem detectat que la llengua estudiada per Estopà, juntament amb el gallec i el castellà, té uns percentatges considerablement més baixos. Així doncs, podem dir que hi ha unes oscil·lacions evidents entre les llengües ja que les freqüències relatives són força diferents, es mouen entre el 3% del català i el 17% de l’italià, aproximadament.
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4.3 Anàlisi dels neologismes d’estructura NN Fins aquí hem presentat una anàlisi de les dades classificades segons la metodologia actual de l’Observatori de Neologia (2004). Ara bé, com ja hem dit, en el seu estudi, Estopà (2009) plantejava la necessitat de revisar aquesta metodologia per incloure els neologismes formats per dos noms entre els neologismes sintagmàtics, ja que es pot considerar que són estructures formades en el component sintàctic de la gramàtica. En aquest treball hem aïllat tots els neologismes que presentaven aquesta estructura, inclosos en els compostos patrimonials, per poder reetiquetar-los com a sintagmàtics, i observar així els canvis que es produeixen en la rendibilitat d’ambdós recursos. La taula 4 resumeix quantitativament la presència d’estructures NN en el total de neologismes formats per composició en totes les llengües romàniques.
català castellà francès italià romanès portuguès gallec
Freqüència absoluta de neologismes d’estructura NN
Freqüència relativa de neologismes d’estructura NN respecte del total de neologismes FCOM
Freqüència relativa de neologismes d’estructura NN respecte del total de neologismes de la llengua
71 124 244 115 182 615 30
58,19 62,94 82,71 22,86 76,79 90,70 34,88
1,76 3,38 9,29 6,13 9,10 14,7 3,47
Taula 4: Neologismes d’estructura NN
Observem que en la majoria de les llengües els neologismes d’estructura NN constitueixen més de la meitat dels neologismes formats per composició i en algunes, com el francès i sobretot el portuguès, en representen gairebé la totalitat, amb gairebé un 83% i un 91%, respectivament. Només en gallec i en italià els neologismes formats per dos noms tenen un pes menor, amb gairebé un 35% i un 23%, respectivament. Si observem les dades des d’una perspectiva global, és a dir, de la representació de les estructures NN respecte del total de neologismes de la llengua, veiem que en francès i sobretot en portuguès tenen també un fort pes, així com també en romanès. En italià, en gallec i en castellà el percentatge d’aquests neologismes no és tan alt, però considerem que és prou important. Sorprenentment, el català és la llengua en la qual l’estructura NN té un pes menys destacat (1,76%), encara que representa més de la meitat dels neologismes formats per composició; això és així en part també perquè la composició en general té una representació baixa en el total de neologismes de la llengua catalana, com ja hem assenyalat. A continuació presentem les taules 5 i 6, que contenen les dades quantitatives corresponents a la reclassificació dels tipus de neologismes: les estructures NN han passat a formar part de la sintagmació. Per observar millor les dades, hem recuperat les freqüències relatives de la composició patrimonial i la sintagmació corresponents a la classificació anterior i les hem comparades amb les freqüències relatives segons el nou criteri (taules 7 i 8). A partir d’aquestes dues darreres taules podem observar si la composició queda com un recurs gairebé obsolet per a la formació de paraules noves i els canvis que es produeixen en la productivitat del recurs de la sintagmació.
La composició patrimonial en les llengües romàniques: un recurs en recessió? Freqüència absoluta de neologismes FCOM (sense NN)
català castellà francès italià romanès portuguès gallec
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Freqüència absoluta del total de neologismes de la llengua
Freqüència relativa de neologismes FCOM (sense NN) respecte del total de neologismes de la llengua
4013 3659 2624 1873 1999 4181 863
1,12 1,94 1,82 11,74 2,90 2,05 3,01
45 71 48 220 58 86 26
Taula 5: Neologismes formats per composició patrimonial (sense les estructures NN) Freqüència absoluta de neologismes FSINT (inclosos NN)
català castellà francès italià romanès portuguès gallec
Freqüència absoluta del total de neologismes de la llengua
Freqüència relativa de neologismes FSINT (inclosos NN) respecte del total de neologismes de la llengua
4013 3659 2624 1873 1999 4181 863
7,72 5,46 26,41 8,16 10,25 28,24 3,59
310 200 693 153 205 1181 31
Taula 6: Neologismes formats per sintagmació (amb les estructures NN) Freqüència relativa de neologismes FCOM (inclosos NN) respecte del total de neologismes de la llengua
català castellà francès italià romanès portuguès gallec
Freqüència relativa de neologismes FCOM (sense NN) respecte del total de neologismes de la llengua
1,12 1,94 1,82 11,74 2,90 2,05 3,01
3,04 5,38 11,24 17,13 11,85 16,21 6,48 Taula 7: Neologismes formats per composició patrimonial amb NN i sense Freqüència relativa de neologismes FSINT (sense NN) respecte del total de neologismes de la llengua
català castellà francès italià romanès portuguès gallec
Freqüència relativa de neologismes FSINT (inclosos NN) respecte del total de neologismes de la llengua
5,78 2,02 16,80 2,02 1,20 13,82 0,11 Taula 8: Neologismes formats per sintagmació amb NN i sense
7,72 5,46 26,41 8,16 10,25 28,24 3,59
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Aquestes dues darreres taules mostren que, efectivament, la composició resulta menys productiva com a recurs d’actualització del lèxic en les llengües romàniques si considerem que els neologismes formats per dos noms són sintagmàtics. Recíprocament, el recurs de la sintagmació experimenta una alça i es mostra en general com un recurs altament productiu per a la formació de paraules noves en la majoria de les llengües romàniques. Una anàlisi més en detall ens deixa veure que les llengües que experimenten un canvi més gran amb la reclassificació dels tipus de neologisme són el francès, el portuguès i el romanès, que veuen minvar a l’entorn de 10 punts percentuals el pes de la composició en el total de neologismes de la llengua, si n’excloem les estructures NN. L’italià és la llengua que conserva, malgrat tot, una major representació de la composició patrimonial, amb més d’un 11%. En català, castellà i gallec els índexs de composició patrimonial previs a la reclassificació ja eren baixos, i amb els neologismes formats per dos noms tractats com a sintagmació, la representació de la composició queda reduïda a molt poc, sense arribar al 2% en català i castellà, i amb poc més d’un 3% en gallec. En els tres casos podem dir que la composició patrimonial s’ha vist reduïda aproximadament a la meitat. Si observem la taula 8, que recull els canvis en els neologismes formats per sintagmació, observem que les llengües on té més pes són el portuguès i el francès, que ja eren les que tenien més neologismes sintagmàtics abans de la reclassificació. No obstant això, el major canvi l’han experimentat l’italià i el romanès, que tenien un índex de sintagmació molt baix i ara aquest recurs ha passat a ser molt productiu. En aquest grup també hi podem incloure el gallec, que ha passat de tenir una representació gairebé nul·la de sintagmació a tenir més d’un 3% de neologismes sintagmàtics. El castellà, i sobretot el català, són les llengües que experimenten un canvi menys pronunciat amb la reclassificació quant al pes del recurs de la sintagmació. A partir d’aquestes observacions, si reprenem la hipòtesi d’Estopà, que afirma que la productivitat de la composició patrimonial seria gairebé nul·la si n’excloem els neologismes formats per dos noms, podem dir que estaria més o menys verificada en el cas del català i del castellà, i també del francès, el romanès i el portuguès, sobretot si ens atenem en aquests darrers tres casos a analitzar la gran pèrdua de punts percentuals després de la reclassificació. Tanmateix, l’italià conserva encara un pes important de composició patrimonial i la majoria de les llengües estan al voltant del 2% pel que fa a la productivitat d’aquest recurs d’actualització del lèxic.
5. Conclusions Els objectius d’aquest estudi se centren a analitzar i contrastar la productivitat de la composició patrimonial com a recurs d’actualització del lèxic de les llengües romàniques. Tal com hem exposat anteriorment, a partir d’Estopà (2009), que detecta un retrocés de la composició patrimonial en català, ens hem proposat comprovar si aquest fenomen també es reprodueix en la resta de llengües romàniques.
La composició patrimonial en les llengües romàniques: un recurs en recessió?
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A través de l’anàlisi realitzada podem dir que les freqüències relatives de composició patrimonial en català recollides per la xarxa NEOROM corresponen en gran mesura amb les d’Estopà (2009). Pel que fa a la resta de llengües romàniques, hem observat que en italià, portuguès, romanès i francès el pes de la composició patrimonial és important dins del conjunt de la llengua, especialment en les dues primeres llengües. En canvi, el català, estudiat per Estopà, juntament amb el castellà i el gallec, tenen uns percentatges més baixos. Aquests últims resultats s’acosten als assolits per Estopà i, per tant, aquestes tres llengües serien susceptibles de presentar una recessió en el recurs de la composició patrimonial tal com hipotetitza l’autora per a la llengua catalana. No obstant això, no podem generalitzar aquesta hipòtesi a la resta de llengües romàniques, ja que en la majoria la composició patrimonial té un pes important com a recurs d’actualització del lèxic. Quant a la composició patrimonial sense les estructures NN, hem de dir que resulta menys productiva com a recurs d’actualització del lèxic en les llengües romàniques si considerem que els neologismes formats per dos noms són sintagmàtics. En concret, aquest fet es reflecteix en una reducció significativa de la composició patrimonial en la majoria de les llengües romàniques (fins al voltant del 2%) i només en el cas de l’italià es manté un pes important (11,74%). A més, el recurs de la sintagmació experimenta una alça i es mostra en general com un recurs altament productiu per a la formació de paraules noves en la majoria de les llengües romàniques. Si reprenem doncs la idea plantejada per Estopà, podem dir que efectivament el recurs de la composició patrimonial recula si no hi incloem els neologismes d’estructura NN, però en alguna llengua encara conserva un pes representatiu. Abans de concloure, volem remarcar el fet que, en el buidatge de neologismes, per a cada una de les llengües hi ha treballat un grup de recerca diferent. Això implica que hi pot haver preferències dins dels grups a l’hora de seleccionar els neologismes i, per tant, es pot donar el cas que algun grup tingui més tendència o menys a recollir algun tipus de neologisme determinat. Finalment, hem de dir que, tot i que les dades donen indicis de l’aprofitament dels neologismes en la formació de lèxic nou, el punt més interessant d’explorar, i que constituirà l’objecte del pròxim treball, serà veure a favor de quins mecanismes recula en major o menor grau la composició patrimonial.
Bibliografia Cabré, M. Teresa (42008): La derivació. In: Solà, Joan / Lloret, Maria Rosa / Mascaró, Joan / Pérez Saldanya, Manuel (dir.): Gramàtica del català contemporani. Vol. 1: Introducció. Fonètica i fonologia. Morfologia. Barcelona: Editorial Empúries, 731-775. Cercador OBNEO [en línia]. Barcelona: Observatori de Neologia, Institut Universitari de Lingüística Aplicada, Universitat Pompeu Fabra, 2010. http://obneo.iula.upf.edu/bobneo/index.php [Consulta: maig de 2010]. Corbin, Danielle (1987): Morphologie dérivationnelle et structuration du lexique. Lille: Presses Universitaires de Lille.
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M. Teresa Cabré Castellví / Alba Coll Pérez / M. Amor Montané March
Estopà, Rosa (2007): Neologia de premsa i neologia de ràdio: estudi contrastiu dels compostos patrimonials en els mitjans de comunicació. [Prova d’habilitació nacional per al cos de professors titulars d’universitat de filologia catalana]. — (2009): Les composés populaires de la langue catalane: étude diachronique de la néologie [en línia]. In: Meta: journal des traducteurs / Meta: Translator’s Journal 54, 3, 551-565. http://id.erudit. org/iderudit/038314ar [Consulta: 4 de maig de 2010]. — (2010): La composició patrimonial en català perd representativitat. Estudi d’un corpus de neologismes de premsa i ràdio. In: ER 32, 125-147. Guerrero, Gloria / Pérez Lagos, Fernando (2009): La composición culta y la neología de la prensa escrita [en línia]. In: Revista de Investigación Lingüística 12, 65-81. http://revistas.um.es/ril/article/ viewFile/91251/87961 [Consulta: 4 de maig de 2010]. Observatori de Neologia (2004): Metodologia del treball en neologia: criteris, materials i processos. Barcelona: Institut Universitari de Lingüística Aplicada, Universitat Pompeu Fabra. Vallès, Teresa (2004): La creativitat lèxica en un model basat en l’ús. Barcelona: Publicacions de l’Abadia de Montserrat. (Biblioteca Milà i Fontanals, 48).
Maria do Céu Caetano (Universidade Nova de Lisboa - FCSH)
Os sufixos -ncia e -nça em português
0. Introdução Para a realização deste estudo sobre os sufixos -ncia e -nça em português baseei-me nas descrições efectuadas pelos gramáticos históricos, para os quais o sufixo latino -ntĭa é o resultado da junção do sufixo -ĭa às terminações dos particípios de presente (‑ans, ‑āntis e -(i) ens, ‑(i)ĕntis) (cf., por exemplo, Nunes [1919] 91989: 369), processo que, segundo Ferreiro (1997: 135‑136), foi frequente ‹no latim arcaico e também no tardio›, em que ‑āntĭa e ‑ĕntĭa deram lugar à criação de inúmeros substantivos derivados de verbos. A posição assumida por estes gramáticos é a de que o sufixo latino -ntĭa viria a dar origem a -ncia e ‑nça, sendo o primeiro a forma ‹erudita› do sufixo latino e o segundo a forma ‹popular›. Num primeiro momento, apurarei se existe ou não alternância entre -ncia / ‑nça, isto é, verificarei se -nça é ou não um alomorfe de -ncia. Para além dos dados recolhidos em gramáticas históricas do português, recorrerei igualmente a fontes primárias (textos dos séc. XIII-XV), antepondo aos derivados recolhidos nos textos o século em que ocorrem pela primeira vez e justapondo-lhes a indicação do texto de onde foram retirados (cf. Referências). Outro aspecto que me interessa discutir é se a variação diacrónica a que estão sujeitos os processos morfológicos de formação de palavras está relacionada com as diferenças observadas em termos da sua rentabilidade e disponibilidade.
1. Descrição e análise dos dados Abaixo apresentam-se os derivados a analisar, fazendo-se acompanhar cada um de um número ou números que remetem para a gramática de onde foram retirados (Cf. Referências), estando a numeração de acordo com a data de publicação das obras.
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Maria do Céu Caetano
I. ‑NCIA I.I PORT. TV + ‑NCIA → N: ‹Acção ou resultado da acção›; ‹Estado› assistencia 1; importancia 1; transhumancia 7 XIII demorãcia S13 («E a raina e me(us) uassalos e o abade sen demorãcia e sen (con)t(ra) dita lis den toda mia meiadade e todas as dezimas») / demorancia S13 XIII folgãcia S13 («fiz mia mãda p(er) q(ue) depos mia morte mia molier e me(us) filios e meu reino e me(us) uassalos e todas aq(ue)las cousas q(ue) De(us) mi deu en poder sten en paz e en folgãcia.») I.II LAT. abstinencia 1; adherencia 4; ambulancia 1; antecedencia 7; arrogância 2, 18; audiência 9; beneficencia 2, 7; benevolencia 7; circumferencia 7; clemência 8, 9, 18; complacencia 2; concurrencia 4; conferencia 7; consciencia 8; constância 8, 9, 16; continencia 1; convalescencia 8; crencia 8; deferéncia 5; (des)obediencia 2; diligencia 2; discordancia 7; discrepancia 1; exigencia 4; experiência 1, 16; ignorancia 2, 8; indecencia 2; (in)dependencia 7; influência 17; innocencia 2; insolencia 2; intelligencia 8; jurisprudencia 7; maledicencia 2; obediência 9, 16; observância 1, 4, 16; paciência 2, 9, 16; pendencia 1; penitência 11; preeminencia 7; prepotencia 7; previdencia 7; proeminencia 7; providencia 7; prudencia 1, 4; resistencia 4; urgencia 4; vigilancia 1, 4 Século XIII: austinemçia E; rreveremçia M; obidiemçia E… / obydiemçia M; yndulygençia K Século XIV: Audi(en)çia A / audiançia A / Audiẽçía A / audiẽcia A / Audiẽcia A / audien(cia) A / Audjençia A / Audjençja A; sçiemçia E; comçiemçia E…; deligemçia G, H, I; essemçia E, M; ignorancia D… / inorancia D; prudemçia G; sustamçia E… Século XV: çircomferemçia E; circustamçias H; esperemçias E / speriençia E; manyfiçiemçia E I.III GR.: chiromancia 7; geomancia 7 (do gr., pelo lat.); necromancia 7 (do gr., pelo lat.); onomancia 7; ornithomancia 7 XV geomancia D
Os sufixos -ncia e -nça em português
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I.IV LAT. + GR.: nigromancia 7 XIV nigromancia D II. -NÇA II.I PORT. TV + ‑NÇA → N ‹Acção ou resultado da acção›; ‹Estado› alegrança 12; andança 2; aventurança 12; benquerença 11; cobrança 1, 5; ensinança 11; folgança 9, 11, 12, 16; igualdança 11; lembrança 2, 4, 11; malquerença 11; maridança 2; matança 1, 9, 11, 16; mudança 4, 9, 11, 16; olvidança 12; parecença 9, 11; perdoança 11; segurança 7; semelhança 11, 12; significança 11; vingança 1, 2, 8; Século XIII: amdamça N / andança[s] D… / [bem‑]andanças D; avomdamça1 L / avondança D…; sobre‑avondança D; conhoçẽça2 S13 («q(ue) uos dedes ẽ cada hũu ãno ao Moesteyro da d(i)ta Ordỹ da Chellas. Dous m(a)r(avedi)s. p(or) conhoçẽça. p(or) dya de sam Migel de Setẽbr(o)») / conhocença S13 / conhecença D («maiormente quando tomam conhecença, conversaçom e familiaridade com algũa molher»)3; demonstrança D; desauẽẽça S13; folgamça F, H / follgamça K / folgança[s] D…; jazẽça S13 («a qual leyra é d(i)ta dos Morouzos e a jazẽça a ppar da vinha do d(i)to P(edr)o Hean(e)z»); ousamça Q; perdoança[s] D…; querença D / (ben)querença D… / (bem‑)querenças D..; (mal)q(ue)rẽça S13 / (mal‑) querença[s] D… / (mal)querença[s] D...; tardamça F… / tardança D…; usança D… / husamça H, K; vimgamça E… / vingança[s] D… / vimgãça M, N Século XIV: abastamça E, M / abastança D…; aventurança / XV (bem‑)avemturamça Q / (bem‑) aventurança[s] D…; XV (boa) venturança D; concordança D…; ensinança[s] D… / insinança[s] D…; estremança D; fiança D1; mudança[s] D…; naçemça H… / nacença D…; segurança A… / segurãça A / seguramça E…; semelhança[s] D… / semelhamça G; (des)semelhança D Século XV: confiança D…; desvairanças D; governamça E… / governança D…; (des) governança D…; igualanças D / igualdança D; (des)igualança D; lembrança[s] D… / nembrança[s] E… / nẽbramça N; (re)nembrança D… / (rre)nembramça F; mostramça F… / mostrãça L / mostrança[s] D…; tenemça I («e jaa lhe a força de todo desfalleçia, jazemdo no chão e aynda com tenemça de comtemder pera os comtrairos.»); trigamça4 G, H («porque os de pee nõ chegarão aymda por rrazão da trigamça que os de cavallo meterõ em seu amdar.»)… / trigança D… / trygamça N 3 4 1 2
Cf. abundância XIII, lat.. Em PE (cf. Costa 1998), ‹côngrua; prémio; salário. (Do lat. *cognoscentĭa-)›. Como se pode observar, neste último contexto, conhecença é sinónimo de conhecimento, XIV. Em Machado ([1952] 31977), XV, de trigar (XIII, lat., ‹arranjar dificuldades, aborrecer›).
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Maria do Céu Caetano
II.II TV + ‑NÇA → N: ‹Circunscrição› XIII vezinhamça5 G («O cuydado do comde não hera outro senã afastar os mouros quamto podesse d’açerca da çidade e guerrea‑llos por tall guisa que deyxassem sua vezinhamça.»), Q II.III Lat.: avença 1; conhecença 9, 11; convalescença 4; convença 11; creença (arc.) 9; crença 1, 2, 4, 8, 9; criança 11; detença 4, 9, 16; diferença 8, 11; doença 2, 4, 8, 11; esperança 2, 4, 8, 11; esquença 2; gaança6 12; herança7 11; licença 11; nascença 1, 5, 11, 16; peendença 11; perseverança 2; 11; presença 11; sabença 2; sentença 11; temperança 2, 11; tença 11 Século XIII: S13 auẽẽça / auéénça A / áuéénça A / auéénças A / avemça K; (des)avemça P; cõtenença M /cõtenemças P / comtenemça[s] F, G… / comtynemça N / contenença[s] D… / continencia D; cremça I, L, P / creença[s] D… / (des)crença D / (des)creenças D; detemça M…, Q…; esperamça E… / sperança D… / esperança Q… / esperãça M, N; (des)esperança D / desperança D; fememça8 F, G… / femença D…; guaança D / gaança D; h(er)anças A… / eranças A / heramça P… / herança D…; ouẽẽças9 S13 / oueença A…; pemdemça10 I / peendença D…; pitãça11 S13; reu(er)ença A / reuerẽça A / reuerença A / reverença[s] D… Século XIV: deferemça Q10 / deferença[s] D11… / diferemça L; ordenamça[s] E… / ordenança G… / hordenamça E… / ordenãça Q / [des]ordenança D…; perseverança D…; temperamça E / temperança D…; (des)temperança D…; pestenemça12 F / pestenẽça G / pestelença D… / pestenença D… Século XV: prestamça13 Q; proveença[s]14 D… Por metonímia, também ‹estado de ser vizinho›. Em Piel (1940: 232) e em PE, de vizinho. O m.q. ganância XVI (pelo cast., do lat.). 7 A maior parte dos dicionários indica tratar-se de um vocábulo [+lat]. Cf. Piel (1940: 232), o qual refere a dificuldade em explicar a formação de herança. 8 Em Machado ([1952] 31977), XIII, lat. vĕhemĕntĭa, ‹entusiasmo, calor, veemência de orador; força, intensidade (de cheiro, de sabor)›. 9 Em PE, «ovença s.f. encargo da mesa e comedorias entre os cónegos regrantes (De etim. obsc.)» e, em Machado ([1952] 31977), aueença é o m.q. avença, lat.. Cf. S13 («q(ua)ndo algũu Ricom(en) ou Infançõ ou out(ro) q(ua)lq(ue)r pousar en algũu Mon(es)teiro. ou en Ejg(re)ia nõ forçe as ouẽẽças dos Mo(esteiro)s e das Ejg(re)ias.»); A («Cus(tume) he de todo oueençal q(ue) tẽ oueença delRey. & alguẽ uem a monta‑la. q(ue) lhy deue a dar conto atanoue dyas de quanto recebeu.»). 10 O m.q. penitência. Cf. I («os quais, nõ podemdo pairar a tormemta que sobreveo, costramgidos da neçessydade tornarão a Çepta a fazer pemdemça de sua ousada malliçia, per sy e pellos outros.»). 11 Em Cunha ([1982] 21987), ‹ração diária; esmola de missa›. 12 O m.q. pestilência XIV, lat.. 13 O m.q. prestância XVI, lat.. 14 O m.q. providência XIV, lat.. Cf. D («Vee a minha doença, defende-me dela, ou cura-me, por tal que 5 6
Os sufixos -ncia e -nça em português
515
II.IV Empréstimos: bonança 2, 7, 11 (cast.); confiança 11 (fr.); estança 2 (it.); fiança 2, 11 (fr.); governança 11 (fr. a.); mercancia 7 (do it., pelo cast.) XIV liamça15 N / liança D II.V Deriv. regr.: pertença 1 Para alguns gramáticos históricos, os N em -ncia / -nça são derivados de adjectivos, como é o caso de Braga (1876: 39), o qual lista prudencia, assistencia, continencia, nomes que diz serem formados a partir dos adjectivos prudente, assistente e continente, aos quais se terá soldado ‹-encia› e de Silva Jr. / Andrade ([1887] 41913: 344), que indicam que «Ença Significa qualidade, estado: doença, convalescença. Encia (lat. entia). Denota qualidade: prudencia». No entanto, em ‹Substantivos derivados de verbos›, Braga (1876: 40) dá mais exemplos de nomes em ‹‑ancia, ‑ença e -encia›, como vigilancia, nascença, pendencia, etc., embora não faça qualquer tipo de descrição. Silva Jr. / Andrade ([1887] 41913: 344) também voltam a tratar ‹Ança, ença, ancia, encia (lat. antia, entia)› em ‹Substantivos derivados dos verbos›, especificando que os sufixos indicam ‹acção, estado de acção› e servem para formar «nomes abstractos correspondentes aos adjectivos em ante, ente, inte» (Silva Jr. / Andrade [1887] 41913: 346), como, por exemplo, em esperança; crença; concurrencia; observancia, vigilancia. Curiosamente, os autores afirmam que: Ença, encia são as fórmas populares16; mas temos não obstante muitos vocabulos de derivação classica com este suffixo: exigencia, urgencia, adherencia. Muitos dos nossos nomes derivados em ança não têm correspondentes em latim» (Silva Jr. / Andrade [1887] 41913: 346).
Reinhardstoettner (1878: 130) considera que ‹Ant, ent (plurais antia, entia)› são formas do particípio presente do latim, as quais estiveram na origem de ‹ança, ença›, encontrando-se ‹ancia, encia› sobretudo em palavras herdadas do latim. Vasconcellos (1900: 131) só indica a etimologia de ‹‑ncia e -nça›, do latim ‹‑ntĭa›, exemplificando com ‹deferé‑ncia, cobra‑nça, nasce‑nça› e Mota ([1916] 81937: 63) tem meramente em conta ‹ança› e ‹ancia›. Segundo este autor: ança, lat. antia, como em ignorantia, derivados do participio presente: esperança, vingança. Muitas palavras, mormente as que nos vieram directamente do latim, ainda conservam a terminação ancia: ignorancia, constancia, etc.
Nunes ([1919] 91989: 369) trata ‹‑ante, ‑ente, ‑inte, ‑ança, ‑ença›, sufixos que, de acordo com o autor, provêm ajudando-me a tua proveença, nunca me desampare a tua consolaçom e mercee.»); D («Quarta, nom poendo boo regimento, e proveença nos mantiimentos e outras cousas que lhe perteecem, assi que per fame, sede ou desavisamento seja filhado»). 15 Em Cunha ([1982] 21987), o m.q. aliança (provavelmente do fr., assim como aliar XVI). 16 Sublinhado meu.
516
Maria do Céu Caetano
do latino ‑nt, que nesta língua servia para, adicionado a temas verbais, formar particípios do presente, representando os três primeiros os géneros masculino e feminino do singular e os dois últimos o neutro do plural. Habilitados por vezes como substantivos em um e outro número, já desde o latim, passaram a designar aqueles o agente de qualquer dos sexos, estes a realização da acção, indicada pelo respectivo radical, e também qualidade, nos vocábulos cultos, os quais naturalmente mantêm a primitiva forma -ancia [...].
Ali ([1931] 31964: 234), ao proceder à descrição de ‹‑ança, ‑ença, ‑ância, ‑ência›, explica que pôsto que do latim ‑antia, ‑entia procedesse ‑ança, ‑ença, o número de palavras que com a terminação assim modificada passaram ao português popular ou nêle se crearam segundo êste modelo, é todavia muito inferior ao dos vocábulos em ‑ância, ‑ência que ulteriormente se foram buscar ao latim clássico.
Para Ali ([1931] 19643: 234), não só muitos vocábulos em -nça caíram em desuso (exs.: igualdança, perdoança, significança), como alguns foram suplantados por outros: nascença tem sido eclipsado por nascimento; a ensinança prefere‑se ensino e ensinamento; peendença [...] foi substituído por penitência; conhecença pelo vocábulo conhecimento (perdurando o emprêgo de conhecença apenas como têrmo de marinha); convença [...] por convenção; criança, de equivalente a ‹criação›, ‹cria de qualquer animal› [...], passou a ter sentido especializado).
Na opinião de Huber (1986: 274‑275), ‹‑ança (forma erudita ‑ancia) < ‑antia› serve para formar substantivos abstractos a partir de ‹radicais verbais›17 (exs.: gaança ‹ganho›, olvidança ‹esquecimento›, semelhança), ‹radicais de adjectivos› (ex.: alegrança ‹alegria›) e ‹radicais de substantivo› (ex.: aventurança ‹ventura›), enquanto ‑ença ‹(forma erudita ‑encia) < ‑entia› ocorre em nomes do tipo de «creença ‹crença›, conhocença ‹conhecimento›». Coutinho (1938: 57) afirma unicamente que «‑ança e ‑ância acojonar. Que te apuestas a que es un yogurín > expr. idiomática: ser un yogurín.
Resulta evidente que las formas más representativas en el lenguaje coloquial son: 1. Cortesía I (Oferta). 2. Cortesía II (Petición). 3. Órdenes. 4. Diminución de tamaño o importancia (denotativo). 5. Jerga juvenil / frases hechas. 6. Cariño / pena.
De esta selección sólo 3 (diminución de tamaño, cariño / pena y cortesía) han sido tratadas en el pasado, el resto son típicas del lenguaje coloquial. La petición también ha sido encontrada en el lenguaje coloquial por d’Angelis / Mariottini (2006). Las formas (morfología) de los diminutivos no han cambiado, siguen existiendo las mismas formas que en el diminutivum puerile. Pero sí ha cambiado su pragmática (uso para peticiones, órdenes, ofertas, etc.). Es decir, la morfología evaluativa puede expresar nuevas ideas que serán interpretadas en la pragmática: la morfología y la pragmática no son autónomas. Como afirma Mariottini (2006): Desde el punto de vista pragmático: 1. los diminutivos son modificadores y moduladores de la dimensión estática de la conversación: la situación comunicativa. Se emplean para simular el discurso de los niños y/o de los enamorados (sin que los participantes deban de ser ni el uno ni el otro) con funciones colaborativas o provocativas: - con función colaborativa, llevando el significado [no-serio], atenúan la amenaza dirigida al destinatario; - con función provocativa aumentan, enfatizan la amenaza, llevando el mismo significado [no-serio]; 2. los diminutivos son moduladores de la dimensión dinámica de la conversación, precisamente son moduladores de la fuerza elocutiva de los actos de habla. Estos, pues, pueden: - determinar el carácter de cooperación o de antagonismo de la interacción; - modificar la fuerza elocutiva de los actos de habla a través de la atenuación de la fuerza misma, mitigando el acto ilocutivo o también el perlocutivo, actuando en este caso, sobre el efecto que podría producir en el destinatario; - regular el uso de distintos factores pragmáticos que operan en los actos de habla: el carácter lúdico, irónico, sarcástico o empático.
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Antonella d’Angelis
Según Merlini (2004) los diminutivos seleccionan la base siguiendo una jerarquía que tiene su explicación no tanto en la frecuencia de uso, como en un criterio de distribución y aplicabilidad: nombre > adjetivo > verbo > adverbio > indefinido > exclamación > numeral. La tabla que sigue resume los datos del análisis morfológico comparativo (Mariottini 2006): Italiano
5. Uso sobre algunos adverbios temporales 6. Uso sobre algunos adverbios de cantidad
Español Saludos; Algunos pronombres indefinidos negativos; Verbos ligeros; Verbos adjetivales; Mayor uso sobre adverbios temporales Uso sobre algunos adverbios de cantidad
EJEMPLOS
5. tardino; prestino 6. pochino, tantino
chauito; chaucito; holita; adiosito; hasta lueguito; hasta ahorita; hasta mañanita, ecc. nadita; ??ningunito ten cuidadito caidita; sordita; dormidita lueguito; ahorita; mañanita, ecc. poquito, poquitín, poquitito, tantito
3. Resultados en el BADIP y en el CREA Para averiguar si los sufijos analizados eran productivos en la lengua hablada italiana y española hemos utilizados el BADIP para el italiano y el CREA para el español. La lista de ejemplos italianos ha sido generada con el DISC en su acceso por medio de búsquedas complejas, que permite buscar por siglo y sufijo. Se han incluído en las tablas siguientes sólo los lemas que aparecen por lo menos una vez en el BADIP y luego se han traducido al español y se ha averiguado su frecuencia en el CREA. El BADIP es un sito web gratuito desde el cual la Universidad Graz Karl-Franzens (Austria) publica corpora para el análisis y el estudio del italiano hablado. Contiene una versión online del corpus del Lessico di frequenza dell’italiano parlato. El corpus del Lessico di frequenza dell’italiano parlato (Corpus LIP) es una de las más importantes colecciones de textos del italiano hablado. Fue creado entre 1990-1992 por un grupo de linguistas bajo la dirección de Tullio De Mauro y se usó para redactar, en colaboración con IBM Italia, el primer diccionario de frecuencia del italiano hablado (cf. De Mauro / Mancini / Vedovelli / Voghera 1993). Contiene 469 textos, que suman casi 490.000 palabras; los textos se grabaron en 4 ciudades (Milán / Florencia / Roma y Nápoles) y proceden de diferentes tipos de actos comunicativos. El Corpus de referencia del español actual (CREA) es un conjunto de textos de diversa procedencia, almacenados en soporte informático, del que es posible extraer información para estudiar las palabras, sus significados y sus contextos. Se compone de una amplia variedad de
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Formación y usos de los diminutivos italianos –etto, –ino, –uccio y sus equivalentes españoles
textos escritos y orales, producidos en todos los países de habla hispana desde 1975 hasta 2004. Los textos escritos, procedentes tanto de libros como de periódicos y revistas, abarcan más de cien materias distintas. La lengua hablada está representada por transcripciones de documentos sonoros, procedentes, en su mayor parte, de la radio y la televisión. (cf. http://www.rae.es). Para nuestro análisis hemos elegido el medio oral que corresponde al 10% de todo el corpus, como localización geográfica hemos restringido nuestra búsqueda a España, las temáticas incluídas son todas y hemos analizado todo el ámbito cronólogico.
Siglo SigloXIII
•
Diminutivo -etto Presencia Equivalencia en Español en el BADIP
Presencia en el CREA
1. lavoretto < lavoro 2. libretto < libro 3. uccelletto < uccello
2 21 6
trabajito < trabajo librito < libro pajarito < pájaro
3 16 12
1. 2. 3. 4. 5. 6.
1 29 1 1 2 1
gorrito < gorro cabrito < cabra collarín < collar jardincito < jardín pequeñito / pequeñín < pequeño versículo < verso
0 3 0 1 3/0 3
2 1
hojita < hoja vejete / viejecito < viejo
3 0/2
12 2 2 8 1 4
hornillo < horno grupito < grupo paquetito < paquete pobrecito / pobrecillo < pobre espejito < espejo ganchillo < gancho
1
poemita < poema
0
4
novelita < novela
0
1 1 3
vueltecita < vuelta comidita < comida templete < templo
1 2 1
7
serrucho < sierra
2
• SigloXIV cappelletto < cappello capretto < capra collaretto < collare giardinetto < giardino piccoletto < piccolo versetto < verso • SigloXV 1. foglietto < foglio 2. vecchietto < vecchio • SigloXVI 1. fornetto < forno 2. gruppetto < gruppo 3. pacchetto1 < pacco 4. poveretto < povero 5. specchietto < specchio 6. uncinetto < uncino • SigloXVII 1. poemetto < poema • Siglo XVIII 1. romanzetto < romanzo • Siglo XIX 1. giretto < giro 2. pranzetto < pranzo 3. tempietto < tempio • Siglo XX 1. seghetto < sega
Siglo •
SigloXIV
1. materassino < materasso 2. poverino < povero 3. topolino < topo 4. uccellino < uccello
Diminutivo -ino Presencia Equivalencia en Español en el BADIP 1 5 1 1
colchoncito < colchón pobrecito / pobrecillo < pobre ratoncito / ratoncillo < ratón pajarito < pajaro
0 4 3 13/13 1 10
Presencia en el CREA 0 13/13 1/0 12
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Antonella d’Angelis
Siglo •
SigloXV
Diminutivo -ino Presencia Equivalencia en Español en el BADIP
1. cavallino < cavallo 2. puntino < punto 3. sonnellino < sonno
1 4 3
1. finestrino < finestra
2
2. 3. 4. 5.
1 2 1 6
•
1. 2. 3. 1. 2. 3. 4. 1. 2.
SigloXVI?
sportello gattino < gatto lettino < letto novellino < novello tantino < tanto • SigloXVII? seggiolino < seggiola tavolino < tavolo tegamino < tegame • SigloXVIII cucchiaino < cucchiaio omino < uomo pensierino < pensiero taschino < tasca • SigloXIX balconcino < balcone brodino < brodo
4 10 0
ventanilla < ventana ventanita < ventana gatito < gato camita / camilla < cama novato < nuevo
8 2 1 5/20 0
2 2 2
sillín / sillita < silla mesita < mesa ollita < olla
3/15 11 0
5 2 1 2
cucharita / cucharilla < cuchara hombrecito / hombrecillo < hombre
1/0 2/1
bolsillo < bolsa
44
2 1
balconcillo < balcón caldito < caldo cacharrito < cacharro cosita < cosa listín < lista folletito < folleto mercadillo < mercado momentito / momentín < momento bocadillo < bocado pimientito < pimiento guindilla platito < plato cuadradito < cuadrado soldadito < soldado cinturita < cintura
0 1 4 42 1 1 6 83/5 20 0 0 3 1 0
momentito < momento bordillo < borde camioncito < camión pantaloncito < pantalón despacito < despacio descansito < descanso piedrecita / piedrecilla < piedra tarjetita < tarjeta ahorita < ahora deprisita < deprisa hasta lueguito < hastaluego tener cuidadito / cuidadín < tener cuidado cuidadito / cuidadín < cuidado
83 2 0 0 10 0 2/0 5 3 1 3 2/1 4/9
3. cosino < coso
1
4. listino < lista 5. manifestino < manifesto 6. mercatino < mercato 7. momentino < momento 8. panino < pane 9. peperoncino < peperone 10. piattino < piatto 11. quadratino < quadato 12. soldatino < soldato 13. vitino < vita
6 1 1 15 6 3 2 1 1 2
1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.
51 2 4 2 1 1 2 5
• SigloXX attimino < attimo bordino < bordo camioncino < camion pantaloncino < pantalone pianino1 < piano (adv.) riposino < riposo sassolino1 < sasso tesserino < tessera
caballito < caballo puntito < punto siestecita < siesta
Presencia en el CREA
Formación y usos de los diminutivos italianos –etto, –ino, –uccio y sus equivalentes españoles
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4. Conclusiones En estos últimos años y con el aumento de las nuevas tecnologías y de los medios de comunicación como chat, redes sociales, móviles, etc., hemos podido asistir a distintas manifestaciones de escritura oralizada (Yus 2001), puesto que ninguno de estos medios de comunicación puede enmarcarse en los cánones normales o de la escritura o de la oralidad, es evidente que gracias a ellos también ha ido aumentando el uso de los diminutivos en los distintos actos comunicativos. Nuestro micro-análisis sobre los sufijos italianos -etto, -ino y -uccio y sus correspondientes españoles, ha obtenido practicamente casi los mismos resultados encontrados anteriormente: el español usa los diminutivos con más frecuencia y en situaciones comunicativas distintas no necesita una cercanía entre los hablantes / interlocutores para poder hacer uso de diminutivos. En nuestro análisis de los diminutivos -etto, -ino y -uccio y sus correspondientes españoles hemos podido también comprobar que la locución española con verbo soporte: tener cuidadito / cuidadín (o simplemente cuidadito / cuidadín), no tiene equivalencia en italiano, puesto que se traduciría añadiendo el adverbio de cantidad poco y quedaría como fare un po’ di attenzione. También hemos encontrado que diminutivos en italiano muy frecuentes como pensierino no tienen equivalente en español y como ya habíamos adelantado adverbios con diminutivo en español ahorita, deprisita, o saludos como hasta lueguito tampoco lo tienen en italiano. En el CREA, sin embargo, no aparecen como en los chat analizados anteriormente ningún holita, chauito, etc.
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Antonella d’Angelis
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Floricic Franck (Université de Paris 3 – Sorbonne Nouvelle)
Impératif et ‹Mot Minimal› en catalan
Introduction On se proposera ici de décrire une sous-classe de formes verbales du catalan: les impératifs dits monosyllabiques. L’impératif a longtemps été négligé dans la littérature linguistique, considéré qu’il était comme étant périphérique et donc relégué dans les limbes de la pragmatique. En réalité, l’intérêt de l’impératif réside en ceci qu’il mobilise tous les champs de l’analyse linguistique: de la syntaxe à la phonologie, en passant par la morphologie et la pragmatique. Aussi se concentrera-t-on tout particulièrement sur la morpho-phonologie de l’impératif catalan, et l’on se demandera si ces impératifs sont soumis à quelque contrainte de minimalité. On verra ce faisant que ces impératifs violent ou peuvent violer les contraintes de Minimalité, ce qui pose à son tour la question de la pertinence de cette contrainte en Catalan. On débouche ainsi sur la problématique de la marque et sur la question de savoir si nos impératifs peuvent être considérés comme étant ‹marqués›.
1. L’impératif L’une des caractéristiques essentielles que l’impératif partage notamment avec le vocatif est son enracinement discursif. Tous deux sont en effet polarisés autour de l’allocutaire et laissent à l’arrière-plan le locuteur. En tant que tel, l’impératif se distingue par des propriétés prosodiques qui l’opposent radicalement aux autres temps et modes, et ceci est particulièrement sensible dans les cas où l’impératif est morphologiquement syncrétique avec l’indicatif. Si l’on prend en considération une expression telle menja ['menʤə] ‹il / elle mange›, il appert qu’elle forme un énoncé purement constatif, pragmatiquement neutre. En revanche sa valeur est clairement directive si on lui associe un contour prosodique approprié: menja! ‹mange!›. Aussi le début de mot joue-t-il ici un rôle essentiel. C’est un fait bien connu depuis au moins Kruszewsky et Schuchardt, que la partie initiale du mot assume un rôle crucial dans la reconnaissance des unités lexicales. A l’impératif et au vocatif, le début de mot joue même un rôle plus important encore, car le contour intonationnel y marque d’emblée la nature de l’acte de parole en question, et c’est la
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Floricic Franck
raison pour laquelle la fin de mot peut subir des troncations radicales. Du point de vue morphologique, c’est donc la brièveté et l’absence de marque flexionnelle qui caractérisent les impératifs (cf. Lombard 1953: 21), et ces propriétés reflètent d’une manière iconique la relation immédiate –on pourrait même dire non-médiate– marquée par la 2e personne du singulier de l’impératif. Cette relation représentée en (1) est donc une relation asymétrique: (1)
●
(●)
Cette relation est en affet asymétrique au sens où le terminus a quo de la relation est d’une certaine manière occulté, alors que le terminus ad quem est quant à lui mis au premier plan du scénario dialogique.
2. Effets de Minimalité On a reconnu depuis longtemps que la taille des mots indépendants ne devait pas être inférieure à un certain gabarit prosodique. Tel était le point de vue d’Antoine Meillet dans son analyse de l’aoriste en Arménien ancien. Se demandant pourquoi l’ancien arménien a conservé l’augment à la troisième personne du singulier, Meillet (1900: 16) note justement:1 Les formes grammaticales très brèves sont souvent éliminées au profit de formations plus longues et ayant plus de corps phonétique. C’est à cette tendance qu’est due, on le sait, la conservation de l’augment en arménien ancien. La 3e personne du singulier de l’aoriste a l’augment dans tous les cas où, sans augment, elle serait monosyllabique: beri, eber; baçi, ebaç; l’augment arménien étant toujours syllabique, les verbes qui commencent par une voyelle en sont dépourvus dans les textes les plus anciens: arbi, arb; par la suite, les verbes à initiale vocalique ont reçu aussi l’augment syllabique, d’où ēarb.
Or, si la troisième personne du singulier de l’aoriste est en ancien arménien pourvue de l’augment là où autrement il serait monosyllabique, l’impératif est quant à lui dépourvu d’augment et se présente sous la forme d’un thème nu monosyllabique. Il s’ensuit donc que l’impératif viole l’interdiction des mots monosyllabiques. Comme le rappelle Meillet (19051906: 359), «Seule, la deuxième personne du singulier de l’impératif, qui est par excellence la forme brève des verbes dans la plupart des langues, est restée monosyllabique (...)»:
On rappellera que Robert Gauthiot consacre tout un chapitre de sa thèse aux propriétés des monosyllabes, et on se souviendra des travaux essentiels de Jacob Wackernagel, dont l’essai Wortumfang und Wortform est entièrement consacré à la tendance typologique à éviter l’‹einsilbigkeit›.
1
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Impératif et ‹Mot Minimal› en catalan
(2) Les impératifs monosyllabiques en Arménien ancien dir ‹reste!› lac̣ ‹pleure!› lic̣ ‹emplis!› bac̣ ‹ouvre!› kac̣ ‹reste!›
Aussi les données qui suivent montrent-elles que la deuxième personne du singulier de l’impératif en Catalan peut elle aussi violer cette contrainte sur le Mot Minimal.
3. Impératif et Minimalité en catalan En Catalan, divers travaux –notamment ceux de Teresa Cabré (1994, 1998), etc.– ont identifié le trochée moraique comme le schème prosodique minimal. Or, la mise en évidence d’une telle contrainte de Minimalité s’appuie en particulier sur des phénomènes phonologiques tels que la formation des hypocoristiques. On peut néanmoins s’interroger sur la légitimité d’identifier le Mot Minimal uniquement à partir de la morphologie nominale. Si en effet l’on prend en considération la morphologie verbale, il apparaît que de nombreuses formes verbales peuvent être réduites à des syllabes CV ou CVC. Et c’est le cas en particulier d’un nombre conséquent d’impératifs catalans. Avant de discuter le cas de ces impératifs, on rappellera brièvement quelques éléments essentiels de la phonologie du catalan. 3.1. Aspects de la phonologie du catalan 3.1.1. L’inventaire phonologique On ne s’attardera pas ici sur les détails du système consonantique du catalan, dont l’inventaire exact continu de faire l’objet de débats: (3) bilabiales labiodentales dentales alvéolaires prépalatales palatales vélaires occlusives oral nasal fricatives
p
b
t
m
(ɱ)
(β)
v
d
k
(ð) s
z
affriquées rhotiques
ɲ
n ts
vibrante
r
battue
ɾ
latérales approximantes
l
dz
ʃ
ʒ
ʧ
ʤ
g (ŋ) (ɣ)
ʎ
j
w
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Floricic Franck
Le Catalan a trois occlusives non-aspirées: les bilabiales /p/ ~ /b/; les apico-dentales /t/ ~ /d/ et les dorso-vélaires /k/ ~ /g/. Ces occlusives peuvent avoir des réalisations continues à l’intervocalique ou après sonantes: [β, ð, ɣ] (cf. Brasington (1976: 139)). Elles sont réalisées comme voisées en coda devant une consonne sonore (y compris les sonantes), et comme non voisées en coda devant une consonne sourde ou avant une pause (données extraites de Bermúdez-Otero / Payne (à paraître)): (4) a. /p/ escop-i-r
[əs.ku.'pi]
escup molt!
[əs.'kub.'mol]
‹spit a lot!›
escup tot!
[əs.'kup.'t̪ot̪]
‹spit all!›
escup!
[əs.'kup]
‹spit!›
[‘ʎo.β̞ə]
‹she-wolf›
b. /b/ llob-a
‹to spit›
llop lliure
['ʎob.'ʎiw.ɾə]
‹free wolf›
llop trist
['ʎop.t̪ɾist̪]
‹sad wolf›
['ʎop]
‹wolf›
llop
Comme l’italien, le Catalan a 7 voyelles en syllabe accentuée, mais contrairement à l’italien, l’inventaire est réduit à trois voyelles en syllabe atone (cf. le tableau en (5), avec les paires en (9) (cf. Vogt 1971: 234); Mascaró (1976: 41; 2008: 96-97); Badia i Cardús (1991: 141); Harris (2004:3-4)): (5) strong
i
e
weak
i
ə
ɛ
a
ɔ
o
u
u
Figura 1. Esquema general del vocalisme del català central (Badia 1991: 141).
Impératif et ‹Mot Minimal› en catalan
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(6) prím əprimár
sérp
sərpəntí
pɛ́l
pəlút
gát
gətɛ́t
ʎúm ʎuminós
gós gusɛ́t
pɔ́rt purtuári
Les données en (5) et (6) montrent une configuration asymétrique des voyelles antérieures et postérieures: à part [i], les voyelles d’avant sont centralisées, alors que les voyelles postérieures sont réduites à la voyelle haute [u]. 3.1.2. Le problème de -r / -n finaux Il est bien connu qu’en catalan un /n/ final est effacé quand la syllabe finale du mot est accentuée, mais qu’il se conserve quand il est suivi d’un -s final flexionnel. Soit un nom comme lliçó ‘leçon’: sa représentation phonologique est /ʎisón/, et l’output [ʎisó] le résultat de l’effacement du /n/ final (cf. Bibiloni 2008: 273); cf. également Nonell (1896: 139); Mascaró (1976: 86); Moll (1991: 98); Bonet / Lloret / Mascaró 2005): (7a) pa pans ma mans
català catalans menorquí menorquins fi fins so sons lliçó lliçons comú comuns
En revanche les syllabes atones en fin de mot conservent le -n final (cf. 7b), de même que les syllabes accentuées finales dont la nasale est précédée en coda par une autre consonne (cf. 7c) (cf. Mascaró 1976: 86): (7b) plàtan
[′pla.tən] [əg.′za.mən] [′a.tun] [u.′riʒən]
(7c) carn
[′karn] [kun′tɔrn] [′fɔrn] [′tɔrn]
examen àton origen contorn forn torn
Bibiloni (2008: 273, note 1) remarque que les formes de 3e personne du singulier té (< tenir) et ve (< venir) sont les seules qui aient perdu leur /n/ final (cf. également Mascaró 1976: 142). On pourrait donc considérer que l’effacement du /n/ final ne s’applique qu’aux formes nominales ou non-verbales (cf. Brasington 1976: 131). Il faut préciser cependant que la présence vs. absence du /n/ final a également un conditionnement morphosyntaxique: les formes dépendantes maintiennent le /n/ final (cf. un, algun, qualcun, cadascun, ben, bon,
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Floricic Franck
etc.), alors que les formes régissantes sont elles dépourvues du /n/ final (cf. u, algú, qualcú, cadascú, bé, bo, etc.) (cf. Bibiloni 2008: 274). L’effacement du -r final se produit en gros dans les mêmes contextes que l’effacement du -n final (cf. les exemples en (8) empruntés à Morales 1995: 43-44). Une différence importante est qu’au pluriel, la vibrante disparaît devant -s final, contrairement à ce qui se passe avec la nasale [n] qui se maintient dans ce contexte: (8a) masc. sg. fem. sg.
primer clar sencer segador
[primé] [klá] [sənsɛ́] [səɣəðó]
(8b) voler [bulɛ́]
voler-ho [bulɛ́ru] voler-te [bulɛ́rtə]
primer+a clar+a sencer+a segador+a
[primérə] ‹first› [klárə] ‹clear› [sənsɛ́rə] ‹whole› [səɣəðórə] ‹reaper›
‹to want› ‹to want it› ‹to want you›
(8c) masc. sg. masc. pl. primer clar sencer segador
[primé] [klá] [sənsɛ́] [səɣəðó]
primer+s [primés] clar+s [klás] sencer+s [sənsɛ́s] segador+s [səɣəðós]
Ajoutons pour être complet que la vibrante réapparaît quand elle est suivie d’un clitique ou d’un suffixe (cf. Moll 1932: 405-406), comme le montrent les formes de féminin en (8a) et les formes verbales enclitiques en (8b). D’autre part, même parmi les nominaux, on peut relever des paires telles que flor ['flɔ] ‹fleur› vs. amor [ə'mɔr] ‹amour› ou cor ['kɔr̄] ‹coeur›, où il ne semble pas que synchroniquement il y ait quelque motivation phonologique que ce soit derrière l’effacement ou le non-effacement de la nasale finale. Ces cas sont traités par Morales comme des exceptions lexicales. 3.1.4. Le mot minimal et les hypocoristiques catalans Comme on l’a rappelé plus haut, la question de la minimalité en catalan a été abordée essentiellement sur la base de processus morphologiques tels que la formation des hypocoristiques, supposés révéler les caractéristiques sur le mot minimal. Cabré (1994) suggère ainsi que les hypocoristiques du catalan oriental sélectionnent un trochée syllabique ou moraïque, comme le montrent les exemples en (9): (9) Les Hypocoristiques en Catalan Josefina > Magdalena > Remei > Miquel >
Fina, Fineta Lena Mei Quel
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Impératif et ‹Mot Minimal› en catalan
Bartomeu Elisabet Salvador Baltasar Bartomeu
> > > > >
Meu Bet Vador [bəðó] Tasar [təzá] Tomeu [tumɛ́w]
Le processus qui génère ce type d’hypocoristiques peut être représenté comme en (10), ainsi que le suggère Cabré: (10) F F
μ ge.no.[vé.
μ
μ
va] > veva
re.[me
μ i]
Si la formation des hypocoristiques catalans se conforme à un schème trochaïque, on devrait s’attendre à ce que d’autres formations soient soumises aux mêmes contraintes, et il semblerait en effet que ce soit le cas des impératifs monosyllabiques en (11): conformément aux prédictions de Cabré (1993), le trochée moraïque apparaît comme un schème prosodique récurrent parmi ces impératifs, qui de fait présentent un schème CVC ou CVGlide. On relève donc par exemple bát ‹bats!›, kór ‹cours!›, mɛ́t ‹mets!›, prɛ́n ‹prends!›, etc. avec des syllabes CVC, mais aussi béw ‹bois!›, mów ‹bouge!›, ríw ‹ris!›, kɾɛ́w ‹crois!›, kɔ́w ‹cuis!›, etc. avec des syllabes CV Glide. On notera que certains impératifs monosyllabiques affichent une complexité majeure, puisque des formes telles que pɛ́rt ‹perds!›, rómp ‹romps!›, surt ‹sors!›, etc. présentent une coda complexe: (11) Les impératifs monosyllabiques en catalan batre ‹battre› (Moll 1929: 87-91) imp. bát / be̝ǽt / bǽt
correr ‹courir› (Moll 1929: 99-105) imp. kór / kórə / kóre / kóro / kóri / kórɛ / kóra / kúri
anar ‹aller› (Moll 1932: 11-16) imp. bé / bés / vés
faire ‹to do› (Moll 1932: 43-48) imp. fés / fɛ́s / fé
veure ‹voir› imp. bɛ́w / və́s / bɛ́s / vɛ́w / vɛ́js / və́w
tenir / tindre ‹tenir› (Moll 1932: 64) imp. té / tɛ́ / tén / tín / tíŋgəs / tíŋgis / tíŋgos
beure ‹boire› (Moll 1929: 146-151) imp. béw / bɛ́w / bə́w / bów
moure ‹bouger› (Moll 1930: 6) imp. mów / máw
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Floricic Franck
riure ‹rire› (Moll 1930: 12-13) imp. ríw
caure ‹tomber› (Moll 1929: 152-157) imp. káw / cáw / kɞ́w / ce̝ǽw / cǽw
cloure ‹clore› (Moll 1929: 157-161) imp. klɔ́w
coure ‹cuire› (Moll 1929: 161-167) imp. kɔ́w / ków
treure / traure ‹tirer› imp. trɛ́w / tráw
creure ‹croire› Moll (1929: 168-173) imp. kɾɛ́w / kɾéw / kɾə́w
metre ‹mettre› (Moll 1929: 128-133) imp. mɛ́t / mét / mə́t
tèmer ‹craindre› (Moll 1929: 136-140) imp. tɛ́m / tém / tə́m
fondre ‹fondre› (Moll 1930: 38-39) imp. fón
perdre ‹perdre› (Moll 1930: 42-43) imp. pɛ́rt / pɛ́rde / pɛ́ls
prendre ‹prendre› (Moll 1930: 47-48) imp. prɛ́n / prə́n
rompre ‹rompre› (Moll 1930: 52-57) imp. rúm / róm / rómp
dur ‹conduire› (Moll 1932: 22-26) imp. dú / dúw / dús / dúʃ
dire ‹dire› (Moll 1932: 17-21) imp. dís / díw / díɣəs / díɣis / díɣos
eixir ‹sortir› (Moll 1932: 26-31) imp. íʃ / ís
fugir ‹fuir› imp. fúj / fúʧ / fœ́ʧ
oir ‹entendre› imp. ɔ́w
sentir ‹sentir› imp. sɛ́n / sén / sént / sín
venir ‹venir› (bəní, bíndre) imp. bén / bín / bínɑ / bínə / bíne / víno
viure ‹vivre› imp. bíw / víw
pondre ‹pondre› imp. pon / pɔn
llegir ‹lire› imp. ʎiʧ
sortir collir imp. surt
imp. kœ́ʎ / kúʎ / kúj / kúu
plànyer deixar imp. imp. pláɲ / pʎáɲ / plájɲ / plǽɲ déʃə / déʃ / ʃə
Impératif et ‹Mot Minimal› en catalan
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Précisons que les formes verbales en (11) comptent également, outre des impératifs proprement dit, des formes de subjonctif. A titre d’exemple, le verbe dir [di] connaît dans certains dialectes une forme bisyllabique – díɣəs / díɣos / díɣis – qui est clairement empruntée au paradigme du subjonctif, et c’est le cas aussi des formes tíŋgəs / tíŋgis / tíŋgos du verbe tenir. D’autre part, le schème prosodique le plus récurrent étant le trochée moraïque, c’est à ce dernier que Cabré (1993) assigne la raison d’être de variantes allomorphiques de certains impératifs de deuxième personne du singulier. Pour reprendre les termes de Cabré (1993: 81), «Cal ressaltar també que les formes imperatives de 2ps dels verbs anar, fer, venir, no prenen les corresponents de la 3psPI com caldria esperar, perquè questes formes no s’ajusten a les condicions del mot mínim de la llengua: va/vés, fa/fes, ve/vine». Autrement dit, si l’impératif de ces formes verbales n’est pas syncrétique avec les formes de troisième personne (sg.) du présent de l’indicatif, c’est parce que ces dernières ne satisfont pas la contrainte du catalan sur le Mot Minimal. L’une des questions que pose cette analyse est toutefois la suivante: pourquoi les impératifs devraient-ils respecter la Contrainte de Minimalité –d’où les formes «réparées» vés, fés, vine, etc.– alors que cette contrainte peut être violée par les troisièmes personnes (sg.) correspondantes du présent de l’indicatif (cf. va, fa, vé, etc.)? En réalité, si l’on examine certains des impératifs en (11) en prenant en considération leur source étymologique, on peut se demander si leur formation obéit véritablement à des contraintes phonologiques de taille minimale. A titre d’exemple, les verbes anar ‹aller›, fer ‹faire›, dir ‹dire› et veure ‹voir› font respectivement à l’impératif (2e sg.) vès, fès, dis, et vés. Or, y a-t-il ici une raison phonologique pour que l’impératif présente un schème CVC? A vrai dire, il semblerait plutôt que la forme de ces impératifs ait une raison d’être purement morphologique: comme de nombreuses autres variétés ibéro-romanes, la régularité concernant la formation de l’impératif catalan est que la deuxième personne du singulier de l’impératif coïncide avec la troisième personne du singulier du présent de l’indicatif. C’est le cas non seulement en catalan, mais aussi en aragonais, en asturien, en galicien ou encore en gascon, pour ne prendre que ces exemples. L’impératif catalan des verbes anar ‹aller›, fer ‹faire›, dir ‹dire› et veure ‹voir› devrait donc être en toute logique va, fa, di et veu. Si leur deuxième personne du singulier est vès, fès, dis, et vés, avec une syllabe lourde fermée par [s], c’est parce que le marqueur de deuxième personne du singulier [s] a étendu son domaine fonctionnel de la P2 (indicatif et / ou subjonctif) à l’impératif. Autrement dit, étant donné que les formes les plus fréquentes de deuxième personne (sg.) du présent ont comme exposant la marque sigmatique de personne [s], cette marque a été généralisée à des impératifs où elle n’est pas étymologiquement justifiée.2 Dans un dialecte tel que celui d’Alghero, cette généralisation donne même lieu à un impératif tel que pɛls ‹perds!› dont la syllabe est hyperlourde. Ceci étant, la propagation de la marque sigmatique ne s’applique pas à tous les verbes, puisque l’on relève des formes verbales telles que te ‹tiens!›, qui est à la fois subminimale et dépourvue de toute marque de personne. Comme le souligne Fouché (1924: 125): «Dans le sens de ‹voici› on emploie té (< tene). Mais si cet impératif conserve sa valeur verbale, il prend l’n devant une voyelle, tandis qu’il le prend ou non devant une consonne; cf. tén ú ‹tiens-le›; tém bé ou té ƀé ‹tiens bien›» (cf. aussi sur ce point Ronjat 1913: 232). «Vielleicht möchte man sich fes aus fe entstanden denken, indem zu Imp. 2 das für die zweite Person karakteristische -s hinzutrat, wie im Volksmunde dijiste etc. zu dijistes wurde, wie fz. fai etc. zu fais» (Pietsch 1912: 172).
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On pourrait considérer, dans le droit fil des travaux de Witold Mańczak, que l’amputation radicale d’impératifs tels que té serait due à leur fréquence d’emploi. Mańczak (2004) note en effet que «Si les changements phonétiques irréguliers dus à la fréquence se produisent à l’intérieur d’un paradigme flexionnel ou d’une famille de mots, les réductions ont lieu plus souvent dans les formes les plus fréquentes que dans les formes plus rares». Et Mańczak (1980: 68) cite précisément les impératifs monosyllabiques comme un exemple de réduction phonétique conditionnée par la fréquence: «In the same vein, the (latin) imperative ending -e disappeared in the forms fac, dīc, dūc, which are very often used». C’est sans aucun doute le grand mérite de Witold Mańczak d’avoir sans relâche soutenu, depuis les années ’50, que la fréquence d’emploi est un principe fondamental en phonétique historique et un paramètre essentiel du changement morphologique. Concernant les impératifs tronqués, on peut rappeler que l’importance de l’Überhäufigkeit avait déjà été signalée par Schuchardt (1889)3 et Curtius (1886) comme un explicandum de leur réduction. Mais la raison pour laquelle certains impératifs –comme té– peuvent être subminimaux est plutôt celle mise en avant par Millardet (1923: 441, 449), qui observe: «Historiquement l’impératif est, dans la conjugaison, une interjection verbale aussi brève que possible, réduite le plus souvent au radical inaltéré, avec ou sans voyelle thématique, gr. ἔξ-ει, lat. ex-ī, vid-ē, gr. φέρε, lat. age. (...) l’emploi des impératifs en qualité d’interjections entraîne pour ces formes verbales une certaine usure phonétique. Le même fait peut être constaté dans d’autres langues : ital. tę, vie, guar’; port. chete (Mistero, 113) = chegate, guarte, calte, tirte, porte». Et la même observation se retrouve dans les travaux de Meillet4 et Hofmann (1926). On peut donc faire l’hypothèse que la forme phonologique particulière de ces impératifs monomoraïques est au moins en partie due à une sorte de dérive transcatégorielle. On peut d’ailleurs signaler en Catalan un bel exemple de réduction drastique qui implique le verbe deixar [dəˈʃa] (/ [diˈʃa]) ‹laisser›. Si l’impératif régulier de ce verbe est deixa [ˈdeʃə] (ou [ˈdiʃə]), Moll (1932: 409) signale dans le dialecte minorquin de Ciutadella des variantes tronquées telles que «ʃə́m fé! < diʃə́m fé! (= deixa’m fer!); ʃə́l əstá! < diʃə́l əstá! (= deixa’l estar!); ʃə́ fé kə ʒɔ véŋgi! < déʃə́ fé kə ʒɔ véŋgi! (= deixa fer que jo véngui!) (...)». Or, la réduction exceptionnelle de cette forme n’est pas plus étonnante que celle qu’on relève en lombard ou en molisan, où le même type d’amputation aboutit à ssa / sa (< ássa < lássa, (cf. D’Ovidio 1878: 168; Salvioni 1895: 127128; Bovet 1901: 253)). On peut faire naturellement la même remarque à propos de l’impératif tronqué du portugais xá (< deixa) qui apparaît dans des expressions telles que xá comigo et qui constitue véritablement ce que Gilliéron, Millardet et d’autres appelaient «un mutilé phonétique»: or là aussi, la réduction radicale de la forme verbale est corrélée à une dérive de «Wir haben hier quantitative Veränderungen welche ausserhalb der ‹Lautgesetze› liegen, und ihre Ursache ist in der Überhäufigkeit des gebrauches zu suchen ; wie ich schon anderswo gesagt habe, kann man sich in solchen Fällen nicht auf Tonlosigkeit der Wörter beziehen, da diese selbst erst eine Folge der Überhäufigkeit ist, da ferner die sonst in unbetonten Silben herrschenden ‹Lautgesetze› nicht beobachtet erscheinen und da endlich auch betonte Wörter bei Überhäufigkeit verkürzt werden (vgl. Imperative wie tosk. gua > guarda, span. to > toma)» (Schuchardt 1889: 529, note 1). 4 Cf. Meillet (1922: 34-35): «disposant à la fois de dīce, dūce, eme, lege, face, cape, et de dīc, dūc, em, leg, fac, cap, etc., le latin a réservé le type dīc, dūc, em, fac pour certains cas usuels (em est devenu interjection) et a généralisé pour l’usage normal, conforme au type général de la conjugaison, le type eme, lege, cape». 3
Impératif et ‹Mot Minimal› en catalan
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la forme verbale vers le statut de discourse marker.
Conclusion Les impératifs monosyllabiques du catalan présentent généralement une syllabe lourde –CVC, CVG(lide) ou CVCC– mais on peut également relever des formes de surface qui sont subminimales et qui violent le schème prosodique bimoraïque. On pourrait certes avancer qu’au niveau de la représentation phonologique, ces impératifs sont malgré tout bien formés. Mais il est clair en même temps qu’ils sont en quelque manière ‹marqués› et que leur ‹marque› est le résultat d’une érosion phonétique due à la fois à la fréquence, mais aussi et surtout à la dérive vers le statut d’interjection ou de discourse markers. Et de fait, l’impératif comme le vocatif ou les emprunts est le lieu privilégié d’émergence de structures anomales (cf. Floricic 2000; Floricic / Molinu 2003, etc.). De ce point de vue, l’impératif comme le vocatif apparaissent comme l’image miroir des hypocoristiques en ce qui concerne la marque phonologique. Autrement dit, l’impératif et le vocatif fonctionnent comme des électrons libres dans le système et apparaissent donc comme le lieu privilégié d’émergence du marqué.
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Impératif et ‹Mot Minimal› en catalan
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Daniela Marzo / Birgit Umbreit (Université de Stuttgart)
La conversion entre le lexique et la syntaxe1
1. Introduction La recherche sur la conversion a souffert, jusqu’à aujourd’hui, de l’absence d’une vue d’ensemble des types de conversion existant dans les langues romanes. Pour combler cette lacune, une classification de ces différents types selon plusieurs paramètres –formels, sémantiques et morphosyntaxiques– peut être fructueuse. Dans ce qui suit nous proposerons une analyse de l’infinitif nominalisé (IN) en français et en italien reposant sur les caractéristiques morphosyntaxiques de ce sous-type de conversion. Après une définition de ce que nous entendons par conversion (2.1), nous présenterons l’hypothèse d’un continuum de la conversion (2.2). Dans le chapitre 3, la définition de l’IN (3.1) aboutit à une analyse morphosyntaxique détaillée de l’IN (3.2), suivie par une vue d’ensemble des différents types sur le continuum entre verbe et nom (3.3). Enfin, le chapitre 4 récapitulera les résultats obtenus et donnera un aperçu de ce qui resterait à accomplir.
2. Notions préliminaires 2.1. Le phénomène de la conversion La conversion2 est connue sous plusieurs appellations, comme p.ex. ‹dérivation zéro› et ‹dérivation impropre›. Ceci s’explique d’abord par les différentes perspectives théoriques à partir desquelles on a abordé la conversion, perspectives qui, au-delà de la dénomination du phénomène, varient considérablement entre elles.3 De plus, la conversion comprend Nous remercions Sarah Dessì Schmid et Julien Collonges pour les remarques constructives qu’ils ont formulées à propos de versions antérieures de cet article. 2 Quoique utilisé dans des acceptions contradictoires (cf. Naumann 1985; Vogel 1996: 1-46), ce terme a l’avantage d’être le plus répandu dans la linguistique actuelle et d’être relativement neutre quant aux différentes approches théoriques (Schmid 2005: 192). 3 En dehors des vues d’ensemble sur la formation des mots (Rainer 1993; Thornton 2004; Seewald 1996; Schpak-Dolt 2010), il faut surtout mentionner ici les linguistes qui admettent des suffixes zéro (Marchand 1969; Kastovsky 1968; 2005; Sanders 1988) ainsi que les perspectives génératives 1
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également plusieurs types qui varient cette fois surtout quant aux catégories grammaticales impliquées. Bien qu’il reste encore à déterminer dans quelle mesure ces différents types satisfont à la gamme des critères caractéristiques de la conversion, on peut partir d’une définition minimale du phénomène en posant qu’il s’agit toujours de l’occurrence d’une même forme dans au moins deux catégories grammaticales différentes. Les exemples qui suivent respectent cette définition, même si, à première vue, certains semblent manifester des changements de forme. (1a) fr. pouvoir (V) – pouvoir (N) (1b) it. leggere (V) ‹lire› – leggere (N) ‹l’action / le fait de lire› (2a) fr. baisser (V) – baisse (N) ‹action de baisser›, ‹diminution de valeur› (2b) it. acquistare (V) ‹acheter› – acquisto (N) ‹action d’acheter›, ‹ce qui est acheté›
Dans tous les cas, il s’agit de nominalisations déverbales.4 Les exemples (1a) et (1b), sans changement de forme apparent, sont des exemples de ce que l’on appelle IN. La version lexicalisée de ce type de conversion (1a) se caractérise par le fait que le suffixe flexionnel qui marque l’infinitif verbal (fr. -oir) est incorporé dans le nom correspondant pendant le processus de conversion et y fait partie du radical (fr. pouvoir-). Dans les exemples (2a) et (2b) la base verbale et le produit nominal de la conversion –dans ce qui suit désignés comme ‹catégorie source› et ‹catégorie cible›– ne sont pas tout à fait identiques puisqu’ils manifestent un changement des suffixes marquant le verbe et le nom: fr. -er et -e dans (2a) et it. -are5 et -o dans (2b). Nous supposons (conformément à la majorité des approches théoriques récentes) que ces suffixes sont des suffixes flexionnels caractéristiques de leurs classes de conjugaison ou de déclinaison respectives et qu’ils sont à distinguer des suffixes de dérivation explicite comme p.ex. fr. -ation dans observation. 6 Le processus de conversion peut donc être considéré comme un procédé de formation de mots sans affixes dérivationnels (v. aussi Marchand 1969; Corbin 1987; Seewald 1996; Ungerer 2002; Schmid 2005).
(Lieber 1981; Corbin 1987; Scalise 1994), cognitives (Twardzisz 1997; Ungerer 2002; Schmid 2005) et celle de la morphologie distribuée (Alexiadou 2001; Alexiadou / Iordăchioaia / Schäfer 2011; Brito, dans ce volume). 4 Nous nous limitons ici à ce type de conversion tout en étant conscientes que la conversion peut concerner d’autres catégories grammaticales ou orientations, p.ex. Adj. – N (it. bello ‹beau› – il bello ‹le beau›), Adj. – V (fr. sale – salir), N – V (fr. clou – clouer). En ce qui concerne la question de l’orientation des paires de conversion, nous disposons d’indications exactes dans les cas où un des mots faisant partie de la conversion manifeste p.ex. des restrictions morpho-syntaxiques (cf. ch. 3). Dans les autres cas, nous sommes obligées de recourir à des critères moins précis, comme p.ex. la dépendance sémantique ou la fréquence (cf. Umbreit 2010). 5 Plus précisément, les désinences de l’infinitif italien, -are, -ere et -ire sont constituées des voyelles thématiques -a-, -e- et -i-, suivies par le suffixe de l’infinitif -re (Dardano / Trifone 1995: 319; Seewald 1996: 24). 6 Cf. pourtant Dardano (1978), Rainer (1993), Thiele (1993) et Scalise (1994) qui développent d’autres points de vue pour certains types de conversion.
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La conversion entre le lexique et la syntaxe
2.2. L’hypothèse du continuum Au sein de la multitude des classifications théoriques proposées jusqu’à aujourd’hui, on peut distinguer deux types d’approches: la première considère la conversion comme un procédé de formation de mots (p.ex. Marchand 1969; Corbin 1987; dorénavant ‹conversion morphologique› ou ‹lexicale›), la seconde comme un phénomène syntaxique (Alexiadou 2001; Farrell 2001; dorénavant ‹conversion syntaxique›). Or, dans les exemples (1a) à (2b), il s’avère que les deux points de vue sont problématiques: si l’on peut en effet parfaitement soutenir, dans une perspective syntaxique, que les racines des conversions en (2a) et (2b) peuvent être combinées aux affixes flexionnels de différentes catégories grammaticales selon ce que le contexte exige, on ne peut prétendre la même chose pour (1a), puisque la racine n’est pas la même dans les contextes verbal et nominal (v. 2.1). En revanche, dans l’exemple (1b), on peut estimer que le radical de l’élément converti ne change pas puisque la forme nominale ne peut pas être fléchie (v. aussi ch. 3.2.3). En outre, le fait que cet infinitif apparaisse dans une position syntaxique en principe dévolue aux noms et que la sémantique des emplois verbal et nominal soit exactement la même confirme qu’il s’agit d’un procédé purement syntaxique. La perspective morphologico-lexicale peut, à son tour, parfaitement expliquer (1a), (2a) et (2b). Tous ces cas, en effet, dévéloppent des significations qui vont au-delà de leur sens verbal de départ, ce qui est normal lors de la formation d’un nouveau mot. Dans (1a), c’est le changement du radical du produit de conversion par rapport à sa base verbale qui indique la formation d’un nouveau mot. Mais, dans cette perspective, c’est (1b) qui pose problème: non seulement le radical de l’élément converti ne change pas, mais en outre sa sémantique reste rigoureusement celle de la forme verbale et il n’assume pas de nouveaux sens. Ceci nous oblige à nous demander s’il s’agit vraiment, dans le cas de it. leggere (N), d’un nouveau mot. Vu ces problèmes, il nous semble plus indiqué d’adopter une perspective intermédiaire par rapport aux positions syntaxique et morphologico-lexicale: dans une même langue, il y a plusieurs types de conversion différents qui peuvent être situés sur un continuum entre le lexique et la syntaxe (v. aussi Kerleroux 1996; Vogel 1996; Nolda 2007). Si le processus de conversion se situe près du pôle lexical du continuum, cela veut dire que le produit de la conversion est lexicalisé et possède toutes les caractéristiques de la catégorie cible. Si en revanche le processus de conversion se trouve près du pôle syntaxique, il s’agit d’une conversion spontanée. Dès lors, le produit de conversion ne possède que quelques-unes des caractéristiques de la catégorie cible et doit encore être considéré comme membre de la catégorie source. Comme cet article se limite à une étude de l’IN, la catégorie source est toujours constituée par des verbes et la catégorie cible par des noms:
pôle syntaxique
pôle lexical conversion V N :
caractéristiques d’un verbe
caractéristiques d’un nom
Figure 1: Le continuum entre syntaxe et lexique pour les conversions V N
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Si l’on part de l’hypothèse du continuum, dans ce cas précis entre verbe et nom, un lexème peut être plus nominal ou plus verbal qu’un autre (v. aussi Ehrich 2002: 70-71; Gaeta 2002: 20-24). Comme la catégorie cible est constituée de noms, plus un lexème a de caractéristiques nominales, plus le produit de conversion est complet et lexical. A notre avis, le classement de chaque type de conversion sur le continuum peut se faire selon des critères formels, morphosyntaxiques et sémantiques. Bien qu’en général une application des trois critères soit souhaitable, puisqu’ils sont étroitement liés, nous nous bornerons ici à une analyse des seuls critères morphosyntaxiques.
3. Analyse morphosyntaxique de l’IN en français et en italien 3.1 Qu’est-ce qu’un IN? Selon Skytte / Salvi (1991: 562) il existe trois types de syntagmes nominaux contenant un infinitif. Il est donc nécessaire de préciser ce que nous entendons par IN avant d’analyser ses caractéristiques morphosyntaxiques (3 à 5 pris de Skytte / Salvi 1991: 563). (3) it. l’avergli Giorgio inviato prontamente una risposta ‹le fait que Giorgio lui ait tout de suite envoyé une réponse› (4) it. quel suo averle improvvisamente spedito un telegramma ‹le fait qu’il/elle lui ait subitement envoyé un télégramme› (5) it. il suo partire improvviso ‹son départ imprévu›
Le syntagme nominal (3) contient une proposition infinitive nominalisée dans laquelle l’infinitif lui-même garde son statut verbal. Dans le syntagme nominal (4), l’infinitif est la tête d’un syntagme verbal nominalisé et y garde donc également son statut verbal. Dans les deux cas, il ne s’agit par conséquent pas d’un IN au sens strict du terme puisque les éléments nominalisés ne sont pas les infinitifs eux-mêmes mais les constructions contenant ces infinitifs. Dans (5), en revanche, c’est l’infinitif lui-même qui constitue la tête du syntagme nominal. Il peut donc être considéré comme un IN tout autant que son équivalent lexicalisé dans (6). (6) it. il suo potere ‹son pouvoir›
A l’aide de critères morphosyntaxiques nous montrerons, dans les chapitres suivants, qu’il n’y a pas de frontière nette entre l’IN non lexicalisé du type (5) et l’IN lexicalisé du type (6) qui nous permettrait de rattacher le premier à la conversion syntaxique et le second à la conversion lexicale. On verra que les deux types d’IN représentent plutôt deux pôles d’un continuum entre conversion syntaxique et conversion lexicale –un continuum reposant, à son tour, sur un continuum entre verbe et nom (v. ch. 2.2).
La conversion entre le lexique et la syntaxe
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3.2 Les caractéristiques morphosyntaxiques de l’IN 3.2.1 L’emploi des déterminants Dans la mesure où il s’agit d’un véritable nom, la caractéristique nominale de l’emploi des articles déterminé et indéterminé avec l’IN lexicalisé ne présente aucune difficulté en italien et en français (v. 7a et 7b). La situation est en revanche bien plus complexe pour l’IN non lexicalisé. Etant donné qu’en italien la conversion de l’infinitif en nom est un procédé parfaitement normal (Schwarze 1988: 183), il n’y a pas de restrictions pour l’usage des articles avec l’IN (v. 8a). Mais en français la règle de la nominalisation de l’infinitif est en général considérée comme non productive (v. Riegel et al. 1999: 339 ainsi que les auteurs cités dans Kerleroux 1996: 66-69), ce qui implique que des cas comme (8b) sont perçus au minimum comme douteux, voire même classés comme agrammaticaux. S’écartant de cette conception majoritaire, Kerleroux (1996: 66ss.) présente au contraire des arguments en faveur de la grammaticalité des constructions comme (8b) et énumère des exemples relevés dans des corpus de textes (v. p.ex. 8c). Dans cette perspective, ce type de construction ne nous frapperait donc pas parce qu’il est agrammatical, mais simplement parce qu’il n’est pas très fréquent. Cette fréquence limitée, à son tour, serait due au fait que l’IN français est désargumentalisé et ne se prête donc pas «à exprimer autre chose que le procès vu dans son aspect non borné (le gouverner)» (Kerleroux 1996: 73; v. aussi ch. 3.2.4 pour une discussion plus détaillée de la désargumentalisation). (7a) it. un / il cantare antico ‹un / le chant ancien› (7b) fr. un / le rire méchant (8a) it. un / il tuonare lontano ‹un / le «tonner» lointain› (8b) fr. ?un / ?le tonner lointain (8c) fr. l’espace requiert l’habiter (Kerleroux 1996: 72, 77)
Quant à l’emploi d’autres déterminants nominaux, c’est-à-dire de l’adjectif démonstratif et de l’adjectif possessif, la situation est, dans les deux langues, exactement la même que pour les articles. Nous retenons donc pour la discussion des chapitres suivants qu’en italien et, si l’on adopte l’approche de Kerleroux, également en français, l’IN se comporte comme un nom par rapport à l’usage des déterminants. 3.2.2 La modification Pour ce qui concerne la modification, l’IN se comporte également plutôt comme un nom que comme un verbe, parce qu’alors la modification adverbiale est perdue et remplacée par la modification adjectivale.7 Là encore, il n’y a absolument aucune restriction en italien –que ce soit pour l’IN non lexicalisé ou pour l’IN lexicalisé (v. p.ex. 9a et 9b). En français, en revanche, l’emploi de l’adjectif avec l’IN non lexicalisé (v. 10a) est moins acceptable que celui avec l’IN lexicalisé (v. 10b), même si cette construction aussi est parfaitement grammaticale, si l’on en croit Kerleroux (1996). Ceci dit, des syntagmes comme p.ex. it. il litigare continuamente ‹le fait de se disputer en permanence› sont bien évidemment aussi grammaticaux. La différence est qu’il ne s’agit pas ici d’un IN, mais d’un syntagme verbal nominalisé, v. ch. 3.1.
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(9a) it. il cantare continuo ‹le chant continu› (9b) it. il cantare antico ‹le chant ancien›
(IN non lexicalisé) (IN lexicalisé)
(10a) fr. ?le chanter continu (10b) fr. le rire méchant
(IN non lexicalisé) (IN lexicalisé)
Jusqu’ici, l’application des critères distinctifs a montré qu’un infinitif peut être soit verbal soit nominal, ce qui n’est pas suffisant pour parler d’un continuum entre verbe et nom. De ce point de vue, les critères présentés dans les chapitres suivants sont plus intéressants. 3.2.3 La pluralisation En français et en italien, les infinitifs verbaux se distinguent de la plupart des autres formes verbales par le fait qu’ils ne sont pas pluralisables. Conformément à cette règle, on peut observer que seuls les IN lexicalisés, qui ont perdu toutes leurs caractéristiques verbales, peuvent être pluralisés. Ceci les rapproche en même temps de la catégorie des noms. Ainsi, (11a) et (11b) sont agrammaticaux, alors que (12a) et (12b) sont parfaitement corrects. (11a) it. *i cantari continui ‹les chants continus› (11b) fr. *l’espace requiert les habiters
(IN non lexicalisé) (IN non lexicalisé)
(12a) it. i cantari antichi ‹les chants anciens› (12b) fr. les rires méchants
(IN lexicalisé) (IN lexicalisé)
Au-delà du fait que les infinitifs verbaux de départ ne sont pas pluralisables, les IN non lexicalisés ne se prêtent pas à la pluralisation nominale parce que leur sémantique n’est pas celle des noms prototypiques. Ne désignant pas des entités bien délimitées et par conséquent aisément discernables et comptables, mais plutôt des actions en cours qui ne peuvent être perçues que très difficilement en tant qu’unités, ils ne peuvent pas être pluralisés (pour une définition des caractéristiques sémantiques des noms et des verbes prototypiques cf. p.ex. Gaeta 2002: 26ss.; Langacker 1987: 58). L’IN lexicalisé et l’IN non lexicalisé ne sont donc pas nominaux au même degré. La figure 2 illustre le fait que, sur un continuum entre verbe et nom, les IN non lexicalisés se situent à mi-chemin entre les infinitifs verbaux et les IN lexicalisés: s’ils peuvent être utilisés avec des déterminants et des modificateurs nominaux (ce qui n’est pas le cas des infinitifs verbaux), ils ne peuvent en revanche pas être pluralisés (ce qui est le cas des IN lexicalisés). fr. habiter, rire fr. l’habiter fr. le rire it. cantare it. il cantare continuo it. il cantare antiguo verbe
nom
- modification adjectivale
+ modification adj.
+ modification adj.
- détermination nominale
+ détermination nom.
+ détermination nom.
- pluriel (forme infinitive)
- pluriel
+ pluriel
Figure 2: La pluralisation entre infinitifs verbaux et IN
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La conversion entre le lexique et la syntaxe
3.2.4 La construction des arguments verbaux Les deux langues se distinguent nettement en ce qui concerne la manière dont les deux types d’IN réalisent les arguments de la base verbale, ce qui nous permet à nouveau de disposer les IN sur un continuum entre un pôle verbal et un pôle nominal. La réalisation du sujet du verbe, par exemple, ne se fait pas de la même manière en italien et en français. En italien, les IN non lexicalisés construisent l’argument externe du verbe par l’ajout d’un syntagme prépositionnel introduit par la préposition di (Skytte / Salvi 1991: 561) ou un de ses amalgames, comme dans (13a). Cette caractéristique rapproche l’IN non lexicalisé des nominalisations des verbes d’action avec suffixe, pour lesquels l’expression de l’agent verbal par un syntagme prépositionnel (v. 13b) est, sous certaines conditions, la règle (selon p.ex. Skytte / Salvi 1991: 561 et Castelli 1991: 345, 347). (13a) it. il volare delle api ‹l’action de voler par les abeilles› (IN non lexicalisé) (13b) it. la ribellione dei detenuti ‹la rébellion des détenus›
Là encore, les IN lexicalisés ne se comportent pas de la même manière que les IN non lexicalisés. En effet, il va de soi qu’ils peuvent eux aussi être suivis d’un syntagme prépositionnel introduit par di. Or, comme la sémantique des IN lexicalisés ne correspond pas nécessairement au sens verbal (v. ch. 2.2; cf. aussi Thornton 2004: 522), ils ne sont pas des noms d’action. Par conséquent, les syntagmes introduits par di qui les suivent n’ont plutôt pas le rôle sémantique de l’agent, mais désignent p.ex. plutôt l’auteur (v. 14a), le thème (v. 14b) etc.8 (14a) it. il cantare di Petrarca ‹la chanson de Pétrarque› (14b) it. il cantare del mio Cid ‹la chanson de mon Cid›
(IN lexicalisé) (IN lexicalisé)
En comparaison, la situation est moins complexe en français où même les IN non lexicalisés se comportent de cette façon, c’est-à-dire ne construisent pas, en général, l’agent du verbe (cf. Kerleroux 1996: 76ss.). Ainsi, Kerleroux attribue le statut du possesseur tant au syntagme prépositionnel qui suit l’IN non lexicalisé dans (15a) (1996: 77) qu’au syntagme prépositionnel de l’IN lexicalisé dans (15b) (1996: 75), la catégorie de possesseur étant alors à comprendre dans un sens très large (cf. aussi Gaeta 2002: 39 pour l’expression de la possessivité par la préposition di). (15a) fr. ?le voler des abeilles (15b) fr. le rire de l’enfant
(IN non lexicalisé) (IN lexicalisé)
Pour résumer, nous constatons donc que, lors de la nominalisation de l’infinitif, la préposition française de n’exprime jamais l’agent, mais plutôt p.ex. le possesseur, alors que Ce fait est confirmé par une recherche sur le corpus TWIC établi par l’institut de linguistique romane de l’université de Stuttgart (sous-corpus Corriere della Sera 03/1994). D’une part, les syntagmes prépositionnels de la construction IN lexicalisé + préposition di (+article) sont assez rares. Ensuite, les quelques occurrences trouvées ne désignent jamais le sujet, ni le c.o.d. du verbe de base, mais toujours soit le possesseur, soit le thème (4 cas et 2 cas pour les premiers 20000 résultats des recherches «pos: NOM + lemma di» et «pos: NOM + lemma del»). Nous remercions Mlle Nella Casà, notre assistante étudiante, pour le travail considérable effectué dans le cadre de cette recherche.
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l’équivalent italien di exprime l’agent du verbe quand il s’agit d’un IN non lexicalisé et un autre rôle sémantique quand il s’agit d’un IN lexicalisé. Le fait que les deux types d’IN français et les IN lexicalisés italiens ne réalisent pas l’agent du verbe les rapproche davantage, par rapport aux IN non lexicalisés italiens, du pôle nominal du continuum (v. figure 3). Pour ce qui est de la réalisation du c.o.d. du verbe, Kerleroux (1996: 69-73) soutient qu’en français l’IN est complètement désargumentalisé, comme on peut le voir dans l’agrammaticalité des phrases (16a) et (16b). (16a) fr. *le lire de tous ces livres (IN non lexicalisé) (16b) fr. *le dire des vérités n’entraîne que des ennuis. (Kerleroux 1996: 72) (IN lexicalisé)
En ce qui concerne l’italien, Kerleroux (1996: 74) et De Boer / Van Tiel-Di Maio (1985: 121) affirment que l’IN peut régir un syntagme prépositionnel introduit par la préposition di correspondant au c.o.d. du verbe. Le syntagme prépositionnel dans (17a) correspondrait ainsi au c.o.d. du verbe it. leggere ‹lire› (v. 17b) et serait donc synonyme de (17c). Selon Skytte / Salvi (1991: 560), en revanche, le syntagme prépositionnel en question ne correspond pas au c.o.d. du verbe de base, parce que l’IN italien ne peut pas construire le c.o.d. du verbe avec un syntagme prépositionnel introduit par di. Or, si cette affirmation est vraie, il reste à déterminer quelle fonction nous pouvons attribuer au syntagme prépositionnel dans (17a). En effet, il est grammaticalement possible que (17a) ne soit pas la nominalisation de (17b), mais celle de (17d). Dès lors, le résultat de la nominalisation de (17b) ne pourrait être que (17c), soit précisément une des constructions que nous avons exclues de notre étude parce qu’il s’agit d’un syntagme verbal nominalisé et non d’un IN (v. ch. 3.1). Il est important de noter que, dans cette perspective, (17a) et (17c) ne sont pas synonymiques, contrairement à ce que De Boer / Van Tiel-Di Maio (1985: 121) semblent affirmer. (17a) it. il leggere di tutti quei libri ‹?le fait de lire tous ces livres› (17b) it. leggere tutti quei libri ‹lire tous ces livres› (17c) it. il leggere tutti quei libri ‹le fait de lire tous ces livres› (17d) it. leggere di tutti quei libri ‹lire sur tous ces livres›
Nous en concluons donc que, tout comme le français, l’italien ne construit pas le c.o.d. verbal lors de la nominalisation de l’infinitif. Si l’on fait abstraction d’un seul cas, dans lequel le syntagme prépositionnel correspond au c.o.d. du verbe, cette analyse se trouve confirmée par une recherche sur le corpus TWIC élaboré par l’institut de linguistique romane de l’université de Stuttgart (souscorpus Corriere della Sera 03/1994) qui n’a relevé absolument aucune occurence pour la construction IN non lexicalisé + préposition ‹di› (+article) + c.o.d. du verbe,9 alors que la construction IN non lexicalisé + préposition ‹di› (+article) + sujet du verbe se révèle assez fréquente (138 cas).
Et cela, aussi bien dans les 20000 premiers résultats des recherches «pos: NOM + lemma di» et «pos: NOM + lemma del» que dans dans tous les résultats des recherches «pos: VER:inf + lemma di» et «pos: VER:inf + lemma del».
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3.3 Résumé: l’IN entre verbe et nom La figure 3 intègre toutes les analyses du chapitre 3.2, c’est-à-dire les résultats de l’application des critères distinctifs de la détermination, de la modification, de la pluralisation et de la structure argumentale. fr. lire, voler, rire
fr. l’habiter, le lire, le voler fr. le rire
it. leggere, volare, cantare it. il leggere, il volare, it. il cantare il cantare continuo antico verbe nom - det. nom. (détermination nominale)
+ dét. nom.
+ dét. nom.
+dét. nom
- mod. adj. (modification adjectivale)
+ mod. adj.
+ mod. adj.
+ mod. adj
- c.o.d. prépositionnel
- c.o.d.
- c.o.d.
- c.o.d.
- suj. prép. (sujet prépositionnel)
+ suj. prép. (di)
+ poss. (possesseur) prép. (de) + poss. prép.
- pl. (forme infinitive) (pluralisation)
- pl.
- pl.
+ pl.
Figure 3: Caractéristiques morphosyntaxiques des infinitifs verbaux et des IN (première manifestation de chaque caractéristique nominale en gras)
A gauche, au pôle verbal, sont placés les infinitifs parfaitement verbaux en français et en italien (fr. lire, voler, it. leggere, volare, cantare). Les IN non lexicalisés sont à considérer comme un peu moins verbaux dès qu’ils peuvent être utilisés avec l’article et être modifiés par des adjectifs au lieu des adverbes. Dans ce cas-là, les infinitifs italiens construisent leur sujet, l’agent, par l’ajout d’un syntagme prépositionnel introduit par di (it. il leggere, il volare, il cantare continuo). Les IN non lexicalisés français sont encore un peu plus nominaux que cela dans la mesure où le syntagme prépositionnel qui peut les suivre n’a plus le sens de l’agent mais plutôt celui du possesseur (fr. l’habiter, le lire, le voler), ce qui est une caractéristique typiquement nominale (v. ch. 3.2.4). Ils ne sont toutefois pas les IN les plus proches du pôle nominal parce qu’ils ne sont pas pluralisables, ce qui est pourtant le cas des IN lexicalisés des deux langues (fr. le rire, it. il cantare antico).
4. Conclusion Nous sommes parties de l’idée qu’il existe un continuum entre les différents types de conversion, lequel repose, dans le cas de l’IN, sur un continuum entre verbe et nom. L’analyse détaillée du comportement de l’IN relativement aux caractéristiques morphosyntaxiques
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Daniela Marzo / Birgit Umbreit
verbales et nominales typiques a montré, en effet, qu’il existe différents degrés de nominalisation de l’infinitif et que ceux-ci peuvent être classés sur une échelle. Toutefois, malgré cette première confirmation de notre hypothèse, plusieurs questions restent en suspens. Outre l’évaluation du rôle exact joué par la sémantique dans le placement des différents types de l’IN sur le continuum et la nécessaire comparaison avec les nominalisations déverbales du type baisser– baisse (qui concernent les mêmes catégories grammaticales que l’IN, mais se distinguent d’un point de vue formel), il conviendrait ainsi de déterminer si les autres conversions, p.ex. le type beau (Adj.) – beau (N), permettent aussi des gradations attribuables à un continuum entre les catégories grammaticales respectives et in fine entre un pôle syntaxique et un pôle lexical de la conversion. Il serait également nécessaire de déterminer combien d’entrées dans le lexique mental correspondent aux différents types de conversion. Dans cette perspective, des expériences psycholinguistiques comme le jugement d’acceptabilité, la décision lexicale ou la mesure du temps de lecture s’annoncent prometteuses.
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Olga Ozolina (Université de Lettonie, Riga)
La formation des mots dans le français médiéval et contemporain
1. Introduction Il existe dans le français un grand nombre d’unités du type d’or, à vent, en chêne, sans sable et de substantifs adjectivés du type renard (colle) qui sont les équivalents fonctionnels et sémantiques des adjectifs de relation et forment avec les derniers des paradigmes lexicaux à structure différente: industrie papetière-nappe de papier-riveteuse à papier-franc papier. Souvent ces variantes fonctionnelles non seulement dépassent en productivité les adjectifs de relation, mais constituent le seul moyen d’expression possible de l’indice de relation dans la langue française, notamment dans l’expression de matière dont l’objet est fait, de l’appartenance, de la destination, du rapport envers une personne concrète ou envers les animaux. Par contre, le français médiéval exprimait facilement ces relations par les moyens analytiques et synthétiques: perrin XI – de pierre, rosin XI – de rose, chenin XII – de chien. Le même indice s’exprimait souvent à l’aide des séries de dérivés du type lovinetlovinace-lovis-de loup. Le désir de connaître la nature des modifications subites au sein de la créativité lexicale du français au cours de son évolution a déterminé l’objectif de notre recherche: découvrir les régularités et les ruptures qui sont à la base de la formation et du développement des adjectifs de relation dans leur corrélation étroite avec des procédés de formation synonymiques dans des couches historiques différentes de la langue française: XIe-XIIIe et XXe siècles. La recherche se limite à l’analyse des moyens d’expression lexico-grammaticaux d’un type de relation, celle de la caractéristique d’un objet envers la matière. Cet indice a attiré notre attention à cause des facteurs suivants: la notion de matière est l’une des plus importantes dans la langue, les constructions analytiques liées à l’indice de matière sont les plus anciennes, l’existence d’un grand nombre d’adjectifs de matière en ancien français et l’absence dans le français d’aujourd’hui des adjectifs exprimant le rapport à la matière dont l’objet est fait. Le corpus de travail comprend 6.000.000 d’occurrences d’unités analysées (3.000.000 d’occurrences dans chaque couche synchronique). La limitation de la recherche à un groupe d’adjectifs reflète une tendance répandue dans la linguistique à l’analyse approfondie du système lexical d’une langue à travers ses liens systémiques. L’étude a pour objet le champ lexico-grammatical des adjectifs de matière qui se caractérisent par l’unité du sens, des indices grammaticaux et des moyens de formation: des adjectifs dérivés, des constructions analytiques et des substantifs adjectivés (tissu vinylique, tissu de vinyle, tissu
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Olga Ozolina
vinyle). Ces unités forment des paires corrélatives homonymiques et synonymiques qui ont pour base l’asymétrie du plan de contenu et celui d’expression propre à la langue française dès sa formation. Les tâches de la recherche: étudier les caractéristiques des moyens d’expression de l’indice de matière dans le français médiéval et contemporain afin de révéler leurs convergences et leurs différences au plan de l’expression et du contenu, de préciser les causes de ces différences et la place de ces moyens à des périodes analysées. L’approche complexe systémique et fonctionnelle à l’étude d’un groupe lexicogrammatical d’adjectifs dans l’ensemble de leurs indices lexico-grammaticaux analysés sur trois plans: paradigmatique, syntagmatique et dérivationnel ainsi que l’étude comparative de deux couches historiques d’une langue contribuent à définir les innovations dans le système du français d’aujourd’hui et à relever les tendances de son évolution.
2. Les résultats de l’analyse comparative des adjectifs de matière en français médiéval et contemporain – La modification des moyens d’expression des adjectifs de matière a eu pour résultats la diminution de la variabilité des morphèmes lexicaux et dérivationnels, la complexité du sous-système de la création des adjectifs et l’enrichissement de leurs modèles structuraux. – Les types structuraux des adjectifs médiévaux étaient représentés par des lexèmes simples (2,6%: cierge XII < cereus ‹cire›; line XII < lineus ‹de lin›: robe lange et line. G IV: 714; troine XIII - emprunt aux langues germaniques: coutel troine. Rose, 11092, suffixaux (97%) et parasynthétiques (0,4%). – Le français contemporain augmente la productivité de la formation préfixale (3%) et développe la composition à la base latine et grecque (9%). Le rôle de la conversion augmente. – Les adjectifs simples disparaissent. Les modèles du type anti-rouille, mi-laine, demi-sel représentent des néologismes du XXe siècle. Des linguistes Ivanitskaia ((1976: 11-12); Steinberg (1976: 191) y voient une nouvelle fonction du préfixe, celle de transpositeur d’un substantif en adjectif, qu’on explique par la productivité de l’adjectivation en français contemporain (des peintures antirouilles. GL X: 185). – Dans les deux couches synchroniques domine la suffixation (ancien français – 97%; français contemporain – 86%). Toutefois, dans l’ancien français, la suffixation se réalisait à la base populaire (72,7%; français contemporain – 22,5%). Aujourd’hui, le français préfère la formation savante (55%, ancien français – 3,8%). – Aujourd’hui, 40 suffixes servent à compléter la classe lexico-grammaticale des adjectifs de matière dont 77% sont des suffixes savants. Parmi eux seulement 44% des suffixes ont donné des néologismes dont 90% des adjectifs savants. – La voie unique de la formation des mots en ancien français contribuait à l’homogénéité (cf. Brunot 1905: T. 1, 351) de son vocabulaire. Le clavier double de la formation des mots français a déterminé le caractère hétérogène de son lexique, a rompu les liens dérivationnels, a rendu difficiles les processus dérivationnels dans la langue et a favorisé l’isolation du mot français dans le fond populaire.
La formation des mots dans le français médiéval et contemporain
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– La disparition de 70% des adjectifs de matière a prédéterminé le destin de 47% des suffixes de cette catégorie: -is, -et, -ois, -er, -esse, -an, -enque, -age, -ace, -able, -on, -ide, -inge, -oir, -art, -este, -ol. Les suffixes -el, -al, -ien n’ont pas élargi leur statut dérivationnel. Certains suffixes sont restés au niveau des unités uniques: -ein, -aque, -at, -ade, -ant, -if, -estre. Les suffixes -in, -u ont perdu leur productivité. Les causes principales de ces processus sont: – l’instabilité du système de la formation du vocabulaire médiéval, – l’absence de normes fixes de la formation des mots à cette période, – la polysémie et l’abstraction des significations des affixes, – la spécialisation de certains suffixes productifs des adjectifs de matière dans l’expression d’autres significations dérivationnelles (-in, -ier, -eis, -u etc.), – la concurrence des modèles synonymiques –synthétiques et analytiques– servant à désigner le même contenu (fustin-fustain-fustier-fustif-de fust), – l’homophonie entraînant la substitution des suffixes moins fréquents par des suffixes plus fréquents, – la disparition de plusieurs notions qui étaient exprimées par des substantifs de matière ce qui a mené, par la suite, à la réduction de l’importance de l’indice de matière au XXe siècle (3,4% à la différence de la période médiévale où ces relations étaient dominantes: 44% des adjectifs de matière désignaient ‹fait de›). Au cours de l’évolution de la langue, ce sens a été évincé de la formation synthétique de ce type dérivationnel. Aujourd’hui, le modèle synthétique ‹fait de› se trouve à la périphérie. Sa place est occupée par le sens ‹contenant ou composé de› (50%). Le type dérivationnel exprimant les rapports d’une partie à tout n’est plus propre aux adjectifs de matière. Par contre, en ancien français, ce type de relation s’exprimait par -in, -eus (-os), -et, -al, -el. Ayant réduit ses capacités d’exprimer certaines significations, la catégorie des adjectifs de matière s’en est enrichie d’autres grâce au sens concret des éléments dérivationnels latins et grecs: ‹de la nature de›: -ique, -eux, -é, -ier, -in, -oire, -al; ‹qui a l’apparence de›: -ique, -eux, -é, -ier, -forme, -acé, -in, -aire, -al, -ien, -éen, -u, -escent; ‹qui se nourrit de›: -ier, -aire, -vore, -phage; ‹porteur de›: -fère; ‹qui présente, produit›: -phile, -escent; rapports complexes: certificat, campagne pétroliers et d’autres. L’apport important des éléments savants dans la formation des mots français reflète une tendance croissante des langues à l’internationalisation (cf. Dauzat 1956: 128) et crée une hétérogénéité structurale du lexique français qui s’exprime par l’existence des rangs dérivationnels contenant des formes hybrides françaises, latines et grecques du type: graisseux-adipeux-lipoïde; peaucier-cutané-épidermique; soyeux-sétacé-séricole. Chacun des morphèmes lexicaux tend à développer toute une série d’unités à la même racine: soyersérique-sétacé; soyeux-sérigène-sétiforme-séricole-sétifère. Aujourd’hui, on observe une tendance des adjectifs à se spécialiser dans un domaine d’industrie bien déterminé: sel aurique (chimie)-sable aurifère (géologie). Les suffixes sont également soumis à cette tendance: -ique (chimie), -fère (minéralogie), -vore (zoologie), -cole (botanique) etc. Les adjectifs se spécialisent dans l’expression des rapports de destination (navires pétroliers), des relations objectales, subjectales et instrumentales (consommation laitière, respiration aquatique, plantes aquatiques). Le nombre des adjectifs à la structure sémantique complexe du type problème, scandale pétroliers augmente.
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Olga Ozolina
Les pertes de la période médiévale ne diminuent pas le rôle de la créativité synthétique dans le français contemporain. À la place de 16 suffixes tombés en désuétude, viennent 26 suffixes nouveaux. La catégorie des adjectifs de matière qui en ancien français comptait 287 unités différentes, constitue, aujourd’hui, 1008 adjectifs. Le sous-système des adjectifs de matière a élargi ses capacités dérivationnelles grâce aux nouveaux types structuraux (préfixation et composition). Grâce à la différenciation sémantique et fonctionnelle des moyens dérivationnels, la formation synthétique s’est déplacée à la périphérie du lexique, tandis que la formation analytique (structures ‹préposition + Substantif› du type d’or) s’est concentrée dans la langue commune. Comparons les données du tableau ci-dessous. Domaine
Langue scientifique Chimie Textile
Quantité d’occurrence
100000
100000
Quantité d’adjectifs
420
375
Belles Lettres 100000 26
3. Les résultats de l’analyse comparative des équivalents fonctionnels et sémantiques des adjectifs en français des XIe – XIIIe et XXe siècles Le corpus du travail comprend 254 structures prépositionnelles différentes dans le français médiéval et 4715 dans le français contemporain. Les types structuraux des équivalents des adjectifs de matière à deux périodes de l’évolution de la langue sont représentés dans le tableau ci-dessous. de + S
en + S
à+S
sans + S
sur + S
S+S
XI-XIIIss.
+
--
+
+
--
+
XXs
+
+
+
+
+
+
La caractéristique de la matière a enrichi ses possibilités structurelles. Les types essentiels existaient déjà à l’époque médiévale. Toutefois, ils ont subi des changements importants aussi bien sur le plan qualitatif que quantitatif. Notamment: – Dans l’ancien français, dominait la construction ‹prép.+ S› (90%), les autres structures ne comptaient que 4%. Au XXe siècle ‹prép.+ S› a restreint considérablement ses positions ayant cédé une partie de ses fonctions aux structures sémantiques plus concrètes ou plus économiques du point de vue fonctionnel. – Aux XIe-XIIIe siècles, ‹à + S› servait de variante structurale de ‹de + S›: son bon elme à cristal. Asp., 5710 – deus piés de cristal. Anth.I: 140; esperuns d’or. Rol., 345 – esperuns a or. Ib., 1944; en sale D’or. Berte, 2219 – sa cambre a or. Fier.:136. – En ancien français, la corrélation des structures s’appuyait sur l’usage non différentielle des prépositions qui favorisait la substitution réciproque des formes au niveau
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La formation des mots dans le français médiéval et contemporain
sémantique et syntaxique. Par contre, au XXe s., la corrélation des structures a pour base les différences d’ordre sémantique, syntaxique et stylistique. La corrélation des structures ‹de + S› et ‹en + S› peuvent en servir d’exemple. Ces constructions ne sont pas identiques: «[…] en ne marque pas la matière en partant de laquelle on fait quelque chose ce qui est la valeur propre et originelle de de / mais la matière sur laquelle on travaille […]» (cf. Gougenheim 1970: 160). – ‹En› souligne l’apparence d’un objet, tandis que ‹de› met en relief ses caractéristiques physiques et chimiques: «[…]une robe en soie est une robe taillée dans l’étoffe appelée soie, tandis qu’une robe de soie marque plutôt le luxe qu’implique ce vêtement» (Gougenheim 1950: 186): un support en fil de fer en acier inoxydable; une médaille de bronze en chocolat ITF, 5-17-76. La capacité du modèle avec ‹en› de souligner un indice explique son usage dans la publicité. Comparez les données du tableau ci-dessous: Domaine Quantite d’occurrences Quantite de structures ne %
Belles Lettres
Textile
Langue scientifique Chimie Architecture
Publicité
100000
100000
100000
100000
100000
19
15
2
60
135
– La structure ‹de + S› a élargi son volume sémantique grâce à l’enrichissement du vocabulaire. Par contre, soumise à une tendance générale de la langue à la différenciation fonctionnelle et sémantique des moyens d’expression, elle a cédé une partie de ses fonctions à la préposition ‹à›, notamment, à l’expression des rapports de destination (moulin à café), des rapports présentatifs (café au lait) et instrumentaux (fourneau à gaz), mais elle a gardé les constructions avec (coup de sang, de pierre) et quelques locutions du type ‹bec de gaz›. – L’importance de la caractéristique d’un objet envers la matière a diminué de 88%, aux XIe-XIIIe siècles., à 50%, au XXe s. Cela s’explique par la diminution du rôle de l’indice de matière au cours de l’évolution de la langue (de 58,6% à 13% au XXe s.). Le modèle a augmenté ses capacités d’emploi métaphoriques (cœur de pierre) de 2,3%, en français médiéval, à 4%, au XXe s. L’indice de matière tend à une plus grande abstraction. Le nombre de caractéristiques affectitives (un regard de pierre, un livre d’or, une voix de miel, de feutre) s’est accru de 28,3% à 46,4%. – La structure ‹à + S› a modifié son volume sémantique. Désignant au Moyen Âge ‹fait de› (83%: corunes à or), indice distinctif d’un objet (18,7%: pois au lard) et la destination (5,3%: cape à pluie), la structure se spécialise, au XXe siècle, dans l’expression de 3 rapports: destination, relation distinctives et instrumentale. Ayant déchargé le volume sémantique de la structure ‹de + S›, elle lui a transmis une domination absolue dans l’expression du sens ‹fait de›. – Les processus de lexicalisation des structures analytiques des deux périodes coïncident. Les structures se lexicalisent à part (les aages d’or, le cuer de fust) ou au sein d’une structure attributive (oile d’olive, nuiz de terre, clous de girofle). Ce fait prouve que le type dérivationnel sommeil de plomb, homme de paille, poêle à bois n’est pas nouveau. La nouveauté consiste en productivité croissante de ces structures dans la langue contemporaine (Benveniste 1966: 91; Lewicka 1070: 171-176).
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Olga Ozolina
– La même conclusion peut être faite par rapport à la structure ‹S + S› du type ‹semelle cuir›. Contrairement à l’opinion de certains linguistes qui rapportent cette structure à la période tardive de l’évolution du français, proche de la langue contemporaine, les données de notre analyse témoignent de l’ancienneté de ce type de nomination. Nyrop (1900, 3: 395) rapporte ce modèle à l’ancien français, E. Tchékalina (1972: 15) dans sa thèse de doctorat, observe les cas de conversion dans la nomination de couleurs aux XIIIe-XIVe siècles. Notre analyse permet de préciser les observations des linguistes: les exemples de conversion se rencontrent en français depuis le XIIe siècle. La conversion est propre aux mots dérivés (bougran, hermin) et aux mots simples (gris, vair, escarlate, pourpre). Ces adjectifs se caractérisaient par une adjectivation complète: robes vaires et grises et hermines. CC, 146. Il y avait aussi des cas d’adjectivation partielles: eve rose. Dames, 393; uile rose. Lap.M, 793; sobre pilliers de pierre marbre. G V:161 qui s’employaient parallèlement à eve rosade. Eneas,7434; eau de rose. M, 1571; huile rosat.Ib., 973; pierre de marbre.Eneas,447; pierre marbrine. G.V:162. L’adjectivation a des possibilités illimitées dans le français d’aujourd’hui, en particulier, dans la langue de commerce et de publicité L’analyse comparative des structures prépositionnelles et des substantifs adjectivés permet d’admettre que les particularités structurelles du français contemporain remontent au latin populaire. Aujourd’hui, la langue utilise d’une façon intensive les modèles qui s’étaient formés autrefois. La croissance du nombre de structures prépositionnelles de 2222, aux XIeXIIIe siècles, à 5552, au XXe siècle, sur 3 000000 d’occurrences à chaque période analysée en sert de preuve.
4. Les résultats de l’analyse comparative de la corrélation sémantique des adjectifs, des structures ‹prép .+ S› et ‹S + S › aux XIe-XIIIe et XXe siècles. L’analyse des moyens synonymiques de l’expression de l’indice de matière en français médiéval et contemporain met au premier plan la corrélation entre les adjectifs et les structures prépositionnelles: espee acerois-espee d’acier. Au XXe siècle, ce sont aussi les substantifs adjectivés qui entrent en rivalité avec eux: structure acier en formant des paradigmes d’unités à la même racine: vinylique-de vinyl-vinyl. En français médiéval, ces paradigmes se limitaient aux unités formées à la base de la même racine: acéré-aceroisaceri-acerin-d’acier. Au XXe siècle, on observe deux types de parallèles: celles avec des éléments étymologiquement identiques (laiteux-de lait) et celles qui remontent aux étymons différents (lacté-lactéal-de lait) ce qui correspond à la structure double (populaire et savante) du système dérivationnel du français. La corrélation sémantique des adjectifs et de leurs équivalents sémantiques, tout au long de l’évolution de la langue, montre une tendance nette à l’intensification des processus de différenciation sémantique. Dans le français médiéval dominaient les parallèles contenant des unités sémantiquement identiques (36%). Par contre, au XXe siècle, prévalent les rangs aux unités différentes (59%). L’identité sémantique est extrêmement rare (7%).
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De nos jours, l’identité sémantique des unités, dans la majorité des cas, s’accompagne de différences dans l’usage: rebord de céramique (forme plus fréquente) – cellule céramique (moins fréquente); de différences d’ordre stylistique: étiquette de vinyle (langue commune)tissu vinylique (langue scientifique)-manteau vinyle (publicité); de différences d’ordre temporel: éclat d’émeraude-vert émeraude (formes vivantes)-smaragdin (forme archaïque); d’ordre distributives: sac de plastique (distribution large)-sac en matière plastique (distribution restreinte). La substitution réciproque des unités est quasi impossible à cause des différences stylistiques, distributives et des particularités structurales des unités. Le processus de substitution des adjectifs par les structures analytiques se passe lentement tout au long de l’évolution historique du français. 71% des adjectifs de matière sont tombés en désuétude, tandis que les pertes des structures prépositionnelles ne constituent que 10%. Ce fait démontre la stabilité plus grande des structures analytiques par rapport aux unités synthétiques et permet de mieux comprendre le processus de substitution fonctionnelle des unités corrélatives (adjectifs, ‹prép. + S›, ‹S + S›) au cours de l’évolution de la langue française. Parmi les facteurs essentiels qui ont favorisé la chute des structures analytiques ‹prép. + S› il faut citer: – la disparition des objets (bissin, samit), – l’homonymie (voir, ardin), – la haute fréquence de l’emploi d’un mot dans un autre sens que son dérivé (grin), – la concurrence des unités plus productives et plus motivées du point de vue étymologique (fust, sablon). Le nouveau modèle ne supplante pas immédiatement son concurrent. Une période de concurrence fonctionnelle entre les éléments d’un paradigme précède la substitution d’un élément par un autre. Un élément qui devient ‹un point faible› (Coseriu 1963: 283) du système à cause de sa redondance fonctionnelle cède la place à un élément qui assure la tendance à l’économie, le facteur essentiel de l’évolution de toute langue. D’habitude c’est une forme dominante exprimant une signification d’une façon plus nette qui gagne parce qu’elle correspond à la loi sémantique de l’évolution du vocabulaire, notamment, à une tendance à conserver et à augmenter la netteté communicative des unités de langue (cf. Saussure 1977: 154). Un exemple qui illustre le mécanisme de la substitution d’une forme par une autre est la corrélation des adjectifs en -in et de leur variante analytique ‹prép. + S›. Le modèle synthétique ayant perdu sa productivité, a privé le français du moyen d’expression le plus important de l’indice de matière et a contribué à l’hégémonie de la structure analytique dans l’expression de la caractéristique d’un objet envers la matière. Cependant, tous les déterminants n’ont pas subi le sort des adjectifs en –in et ont continué de fonctionner dans la langue parallèlement à leurs équivalents sémantiques et fonctionnels, constructions analytiques et substantifs adjectivés. Donc la présence des formes concurrentes ne nécessite pas obligatoirement la substitution d’une forme par une autre mais souvent favorise le partage des fonctions entre ces formes. Cela, à son tour, contribue à leur différenciation sémantique. La concurrence et la différenciation des équivalents sémantiques représentent les facteurs les plus importants de l’évolution et du perfectionnement de toute langue (cf. Boudagov 1977: 5). Ces facteurs donnent la possibilité de conserver des formations ayant le même étymon mais possédant une structure différente, ce qui contribue à l’enrichissement des moyens d’expression de la langue française.
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Quant à la diversité de certaines formations adjectivales le français ne cède pas en productivité des adjectifs de matière aux autres langues: résineux, résinoïde, résinier, résinifère, parfois il la dépasse: soupe de lait, diète, régime lacté, produits laitiers, acide lactique, blanc laiteux, dent lactéale, beurre laitier. À plusieurs adjectifs français dérivés du mot latin ‹arena› (sable): aréneux, arénaire, arénicole, arénifère et du mot français ‹sable›: sablé, sableux, sablonneux correspondent seulement deux formes russes malgré que le russe forme facilement des adjectifs de relation. Dans la langue contemporaine, à la différence du français médiéval, le choix des moyens d’expression en présence des formes concurrentes est dicté, dans la majorité des cas, par l’adaptation aux tâches différentes du français littéraire et est déterminé par les caractéristiques fonctionnelles de ses styles. Les adjectifs dominent dans les styles scientifiques, tandis que les structures analytiques dans la langue commune mais le substantif adjectivé dans la publicité et la technique. La distribution des tendances analytiques et synthétiques conformément aux caractéristiques fonctionnelles de la langue s’accorde avec l’opinion des linguistes sur le caractère double du français contemporain. (cf. Gak 1977: 95-96; Sapir 1934: 107-108) et donne la possibilité d’y distinguer deux types de nomination: plus analytique dans la langue parlée et plus synthétique dans la langue écrite.
5. Conclusion L’analyse réalisée a permis de relever quelques traits typologiques du système de la créativité lexicale du français aux XIe-XIIIe siècles qui le distingue de son état contemporain: – l’homogénéité du vocabulaire à la différence de l’hétérogénéité du vocabulaire au XXe siècle; – les caractéristiques sémantiques des formes ne dépendent pas de leur position syntaxique ni de leurs fonctions dans une phrase comme c’est le cas du français contemporain où chaque forme reçoit une marque explicite des conditions de son usage; – des limites floues entre les différentes significations d’une forme ainsi qu’entre les significations des unités différentes ce qui admet l’existence des mots polysémiques à coté des mots au sens très général; – l’équivalence sémantique et fonctionnelle des éléments différents de la structure de langue l’élimination de laquelle a prédéterminé l’évolution du système lexicogrammatical du français. Malgré ces différences, les deux couches synchroniques analysées représentent une langue à l’asymétrie formelle et sémantique bien développée ce qui témoigne le dynamisme du système de la langue française tout au long de son évolution.
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Isabel Pereira (Universidade de Coimbra)
Processos residuais de formação de palavras em português: a siglação / acronímia
1. Introdução No português, como em outras línguas, há um conjunto de processos de formação de palavras a que alguns autores chamam «marginais» sobretudo por causa da sua baixa produtividade (particularmente em português europeu), mas também por características intrínsecas dos próprios processos. Todos têm em comum o facto de se enquadrarem na morfologia nãoconcatenativa1, contrariamente aos processos de criação lexical mais «regulares» e produtivos em português, derivação e composição. Cruzamento vocabular, truncamento e reduplicação geram produtos através de mecanismos de natureza predominantemente fonológica (a morfologia concatenativa é predominantemente sintáctica). A siglação / acronímia gera formas complexas que, obedecendo a preceitos e restrições fonológicos, derivam, no entanto, da escrita e assentam no alfabeto (não é um processo disponível em línguas com sistemas de escrita não alfabéticos). É este último processo que constitui o objecto da presente análise.
2. Siglação / Acronímia 2.1. Definição As siglas / acrónimos constituem parte importante da expansão vocabular actual, em português e em muitas outras línguas, e é comummente aceite que são criadas a partir de uma regra que estipula a extracção da primeira letra de cada uma das palavras que constituem a expressão substituída / simplificada. Existem, no entanto, variações na forma como se faz essa extracção, acontecendo frequentemente que se seleccionam vários segmentos das bases para a constituição da sigla. Estes são processos típicos da morfologia improdutiva (Aronoff / Anshen 1998). São considerados por vários autores como não-morfológicos ou extragramaticais (cf. Beard 1998, Haspelmath 2002, Booij 2002).
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Isabel Pereira
A imprevisibilidade destes produtos é seguramente um dos factores que estão na origem da falta de consenso em torno da definição do conceito de siglação e da dificuldade em estabelecer uma terminologia padronizada para os processos redutivos de criação lexical. Um dos aspectos mais controversos incide precisamente na diferenciação entre sigla e acrónimo. Giraldo Ortiz (2010), partindo de uma revisão exaustiva da bibliografia de referência, apresenta uma proposta de definição e de classificação das siglas. A definição dada pelo autor é a seguinte: una sigla es una unidad de reducción formada por caracteres alfanuméricos procedentes de una unidad léxica de estrutura sintagmática. Una sigla forma una secuencia cuya pronunciación puede ser alfabética, silábica o ambas (Giraldo 2010: 73)
No seu quadro classificatório, o autor distingue siglas próprias (produtos que resultam exclusivamente da extracção das iniciais das unidades léxicas da estrutura sintagmática de base) de siglas mistas (produtos em que se utilizam, além dos iniciais, caracteres secundários da estrutura de base ou em que se omitem partes fundamentais dessa estrutura). Na classe das siglas mistas, distinguem-se três subclasses: típicas (em que se empregam ou omitem partes fundamentais da forma de base e cuja pronúncia pode ser silábica ou não), acrónimos (formados por vários grupos de letras, e não apenas as iniciais, das unidades da forma de base e que têm uma pronúncia exclusivamente silábica) e cruzamentos (formados pela combinação de dois segmentos da estrutura sintagmática da base, que, tal como os acrónimos, têm pronúncia silábica). Esta proposta de classificação assenta, assim, na combinação de dois critérios: a forma como são criadas as unidades (que caracteres se extraem da base) e a forma como são pronunciadas as unidades. Dessa combinação resulta uma tipologia em que sigla é um termo genérico para referir unidades lexicais reduzidas formadas a partir da forma gráfica de estruturas sintagmáticas e acrónimo um subtipo de sigla. Por se tratar de uma tipologia baseada numa análise das principais propostas terminológicas disponíveis, que reflecte as opções conceptuais mais difundidas, assumiremos esta classificação e respectiva definição na descrição dos processos de siglação. 2.2. Estatuto: é um processo morfológico?2 A siglação tem sido considerada por diferentes morfólogos como um processo de criação vocabular, mas não como um processo de formação de palavras (cf. Aronoff 1976, Spencer 1991, Aronoff / Hanshen 1998, Beard 1998, Haspelmath 2002, Booij 2002, Bauer 2003, entre outros). Esta consideração fundamenta-se no facto de que se trata de um processo não‑regular, opaco, no sentido em que dá origem a palavras em que não se reconhece uma estrutura interna. Assim sendo, não deve ser considerado no âmbito da morfologia. Há vários argumentos que sustentam o estatuto não-morfológico da siglação, entre os quais se destacam a sua não-universalidade e a sua intencionalidade. A siglação é um processo não Para uma revisão dos argumentos relativos à exclusão da siglação do âmbito dos processos morfológicos, ver Rosa (2009).
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universal porque, além da sua utilização ser recente3, não é um processo disponível em todas as línguas. Sendo a sua base gráfica inegável, apenas as línguas com sistemas de escrita fonológicos (particularmente os sistemas alfabéticos, mas também os sistemas silábicos) podem fazer uso deste recurso. Além disso, e pelo mesmo motivo, a criação de siglas só é acessível a falantes alfabetizados, cuja competência de escrita compreenda não apenas o conhecimento dos grafemas, mas também a capacidade de segmentação e de manipulação das cadeias gráficas. Por outro lado, como foi referido, a siglação é um processo intencional, o que, de acordo com Aronoff / Anshen (1998), o torna improdutivo. Verifica-se um acentuado grau de liberdade na manipulação dos grafemas (que dá origem à extrema dificuldade de tipificação dos processos e à complexidade dos quadros classificatórios), geralmente com o objectivo de criar sequências eufónicas ou que possam ser associadas a outras unidades significativas da língua.4 A intencionalidade subjacente à criação de siglas, assente na manipulação, com elevado grau de imprevisibilidade, das letras do sintagma original, leva a que não haja nos produtos elementos constantes, reconhecíveis pelos falantes como unidades significativas que podem ser reutilizadas para criação de novo léxico. Assim, o falante não pode usar o conhecimento linguístico para a criação de itens lexicais deste tipo, pelo que não podemos considerar a existência, neste domínio lexical, de palavras potenciais. Daí tratar-se de um processo improdutivo. Daí também a generalidade dos morfólogos considerar que não é um processo que se enquadre no escopo da morfologia «because the resulting new words do not show systematic meaning-sound resemblances as the sort that speakers would recognize» (Haspelmath 2002:25). 2.3.Características gerais A siglação é, no português actual, um processo muito frequente de criação vocabular, usado muito particularmente em linguagens especializadas e na denominação de organismos, instituições, empresas ou marcas comerciais, e omnipresente no discurso mediático. A língua portuguesa é muito permeável a empréstimos neste domínio lexical e siglas / acrónimos como NATO, UNICEF, UNESCO, UEFA, LSD, CEO, HIV, BSE, USB, para além das já lexicalizadas radar, laser, spa, são de uso corrente e fonologicamente analisadas como palavras da língua. As siglas / acrónimos têm autonomia relativamente à expressão sintagmática que lhes dá origem, que, geralmente, não é recuperada pelo falante, mesmo que conheça o referente e / ou significado5 (trata-se de formas opacas). Na maior parte dos casos, o seu uso suplanta o do sintagma-base, o que é compreensível, dado que se trata de uma simplificação muito mais económica. Em certos casos, o falante analisa a sigla / acrónimo como uma palavra primitiva, muito particularmente (mas não exclusivamente) quando a sua pronúncia é silábica. Dessa forma, O uso de siglas começa a ser frequente a partir de meados do século XX. Este processo de redução léxica não deve ser confundido com as abreviaturas, comuns na língua escrita já na língua latina. 4 Alguns exemplos são apresentados em Rosa (2009): MERCOSUL (Mercado Comum do Sul), que se pode associar à raiz merc-; GRUDA (Grupo de Estudos de Doenças Afectivas) (Rosa 2009: 53). 5 Isso mesmo se verifica nos casos de empréstimo de siglas. 3
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ela passa a constituir base de processos morfológicos, seja de flexão, seja de derivação. Considerem-se os exemplos: TICs (tecnologias da informação e da comunicação) PALOPs (países africanos de língua oficial portuguesa) OVNIs (objectos voadores não identificados) RFPs (regras de formação de palavras) PMEs (pequenas e médias empresas)
A pluralização destas formas é muito frequente, apesar de algumas delas corresponderem a sintagmas cujo núcleo está já pluralizado.6 Alguns produtos de siglação podem constituir base de processos de derivação. Derivados como sidoso7, ovnilogia (português europeu) ou peemedebismo8, otenização9 (português do Brasil) são criados pelos falantes a partir siglas, embora não sejam muito numerosas as que preenchem as bases em processos desta natureza. A siglação produz nomes que, consequentemente, têm valor de género inerente. Geralmente, o valor de género do produto corresponde ao valor de género do núcleo do sintagma-base. No entanto, existem casos de hesitação na atribuição de género (o / a TAC), da mesma forma que existem casos em que a motivação para a atribuição do valor de género é diferente, como se pode ver nos exemplos a PT (Portugal Telecom), a CIMPOR (Cimentos de Portugal), a CP (Comboios de Portugal). Nestas formas, o valor de género atribuído parece corresponder a empresa (ou qualquer sinónimo com o mesmo valor de género), uma vez que se trata de nomes de empresas. Deve ainda referir-se que certas siglas sofreram alterações de natureza semântica, não sendo já um sinónimo exacto do sintagma-base. É o que ocorre, por exemplo, com BCG (bacilo de Calmette e Guérin), que não é usada comummente pelos falantes para designar o bacilo, mas para designar uma vacina contra a tuberculose (e, nesse caso, à forma é atribuído o género feminino - a BCG) ou o local onde se toma essa vacina (e, nesse, caso, à forma é atribuído o género masculino - o BCG). 2.4. Características fonológicas A siglação produz itens lexicais que, tendo uma origem gráfica, têm uma forma fónica. Essa forma, no entanto, é determinada pelo aspecto gráfico, resultando de um processo de leitura, como se pode verificar em exemplos como CETEMPúblico (Corpus de Extractos de Textos Electrónicos MCT/Público), em que, apesar de C corresponder ao grafema inicial da palavra corpus, em que representa o som [k], na sigla, representa o som [s] por efeito de regras de descodificação da grafia ( antes de , representa o som [s]). Nestes casos, há variação nas formas do plural: certos falantes acrescentam a marca do plural à sigla, outros apenas marcam o determinante com o morfema de plural (ex.: as TIC). 7 De SIDA (síndrome de imunodeficiência adquirida). Neste caso, houve lexicalização da forma, que constitui um exemplo de siglónimo, de acordo com a classificação de Giraldo Ortiz (2010). 8 De PMDB (Partido do Movimento Democrático Brasileiro). Cf. Alves (1990: 59). 9 De OTN (Obrigações do Tesouro Nacional). Cf. Alves (1990: 58). 6
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Os produtos gerados por siglação são analisados pelos falantes como vocábulos da língua e devem, por isso, obedecer às suas regras fonológicas. Consideremos três aspectos: a estrutura acentual, a estrutura silábica e as regras que afectam os segmentos em contextos definidos. A percentagem de formas que obedece às regras acentuais do português é muito elevada. As siglas próprias (no sentido de Giraldo 2010), como são constituídas pelo nomes das letras, têm uma estrutura acentual particular. Em formas como PCP INH 10, os diferentes constituintes (as designações dos grafemas) mantêm a sua proeminência acentual, funcionando como um sintagma fonológico, com uma maior proeminência no limite direito, de acordo com as regras do português. Nos casos em que a sigla tem uma pronúncia alfabética (acrónimos ou outros subtipos de siglas) o acento é atribuído à sílaba que é considerada pelo falante como a última sílaba do radical.11 É o que ocorre nos seguintes exemplos:12 SIDA APAV OPA ] UNICER IVA
EPAL
Em palavras como SIDA, OPA, IVA, o falante analisa a vogal final como se de um índice temático se tratasse e atribui o acento à sílaba anterior, que é analisada como a última do radical. Nos exemplos APAV, UNICER e EPAL, terminados em consoante, o falante identifica apenas um radical e atribui o acento à última sílaba. Temos, portanto, casos não-marcados de acentuação. Os casos marcados, embora raros, também ocorrem, como se pode observar em OVNI . No que respeita à estrutura silábica, podemos também distinguir as formas em que a pronúncia é alfabética dos casos em que é silábica. Nos primeiros, que são constituídos pelas designações das letras, as sílabas têm estruturas não‑marcadas (V e CV), como nos exemplos AVC BCP BI 13
Nos acrónimos ou outros subtipos de siglas com pronúncia silábica, a silabificação pode gerar estruturas silábicas regulares, mais simples ou mais complexas (V, CV, CVC, CVV, CCVC) como em:14 PCP (Partido Comunista Português); INH (Instituto Nacional da Habitação). Sobre as regras de acentuação, ver Pereira 1999. 12 SIDA (síndrome de imunodeficiência adquirida), OPA (operação pública de aquisição), IVA (imposto sobre o valor acrescentado), APAV (Associação Portuguesa de Apoio à Vítima), UNICER (União Cervejeira), EPAL (Empresa Pública das Águas Livres). 13 AVC (acidente vascular cerebral), BCP (Banco Comercial Português), BI (bilhete de identidade). 14 BES (Banco Espírito Santo), JAE (Junta Autónoma de Estradas), CIMPOR (Cimentos de Portugal), ANACOM (Autoridade Nacional de Comunicações), COI (Comité Olímpico Internacional), BEI (Banco Europeu de Investimento), AFI (Alfabeto Fonético Internacional), UNICER (União Cervejeira). 10 11
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BES COI JAE BEI CIMPOR AFI ANACOM UNICER
Há, no entanto, uma elevada percentagem de casos em que se geram produtos com estruturas silábicas marcadas, porque apresentam codas com segmentos proibidos, tal como se observa em TIC
PALOP
APAV
Nestes casos, as codas são preenchidas com os segmentos [k], [p] e [v], que não são permitidos pelas regras de silabificação em português, que apenas admitem na coda líquidas e sibilantes. A violação das regras de silabificação deve-se, noutros casos, às sequências, também elas irregulares, de consoantes no interior do vocábulo. Os grupos consonânticos proibidos ocorrem no vocabulário regular da língua portuguesa, mas são pouco frequentes, tendo os falantes a consciência do seu estatuto marcado, o que leva a criar estratégias de regularização dessas sequências, tais como a inserção de uma vogal –[i] no Português do Brasil e no Português Europeu– entre os segmentos consonânticos da sequência. Considerem-se alguns exemplos:15 SNESUP CNE ISCTE SMTUC
Estes exemplos mostram como, neste itens lexicais, se admitem sequências consonânticas muito mais irregulares do que nas outras palavras da língua. Também no que concerne à aplicação de regras fonológicas que afectam segmentos em alguns contextos, como as regras de elevação e centralização de vogais átonas, as siglas apresentam uma maior percentagem de irregularidades. Com efeito, é mais frequente a não redução das vogais átonas do que a aplicação das regras de redução, como facilmente se pode verificar. PALOP [pa"lOp] GEFAC [ZE"fak] ANAREC [ana"|Ek] IPATIMUP [ipati"mup] ASDI [aZ"di] INATEL [ina"tE:] APAV [a"pav] PRODEP [p|O"dEp]16
SNESUP (Sindicato Nacional do Ensino Superior), ISCTE (Instituto Superior das Ciências do Trabalho e da Empresa), CNE (Comissão Nacional de Eleições), SMTUC (Serviços Municipalizados de Transportes Urbanos de Coimbra). 16 PALOP (países africanos de língua oficial portuguesa), ANAREC (Associação Nacional de Revendedores de Combustíveis), ASDI (Acção Social Democrata Independente), APAV (Associação Portuguesa de Apoio à Vítima), GEFAC (Grupo de Etnografia e Folclore da Academia de Coimbra), IPATIMUP (Instituto de Patologia e Imunologia Molecular da Universidade do Porto), PRODEP (Programa Operacional Educação). 15
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A ausência de redução vocálica só não é expectável quando se trata de uma vogal átona final, que, como foi já referido, é analisada pelos falantes como um índice temático. IVA
SIDA CACE
As outras regras contextuais da língua, não são, em geral, violadas. As vogais que antecedem consoante nasal homossilábica são nasalisadas (ANACOM CIMPOR a lateral velariza em coda (INATEL EPAL ), os hiatos que o permitem sofrem ditongação (COI JAE , BEI ).Considerando as características fonológicas dos produtos de siglação, observamos que, se é certo que eles são percebidos e produzidos como palavras da língua, é também notório que neles se verificam mais violações das regras fonológicas e prosódicas, que os falantes parecem aceitar mais facilmente do que no restante léxico. A permissividade dos falantes relativamente a este tipo de itens pode ser explicada com recurso ao conceito de léxico periférico, usado em Itô / Mester (1999). Segundo os autores, que, neste estudo, apresentam uma proposta de estruturação do léxico no âmbito da Teoria da Optimidade, as palavras nativas constituem o núcleo (core) do léxico, daí verificarse que respeitam as restrições da língua. O comportamento dos diferentes estratos do léxico é assim descrito: Moving outwards from the core, we encounter items that violate more and more constraints until we encounter, at the periphery, items fulfilling only a small subset of the constraints. These constraints are truly fundamental in the sense that they define the basic syllable canons and other central aspects of the language. (Itô / Mester 1999: 65)
Assim, aos produtos de siglação, por não se encontrarem no núcleo do léxico, será permitido um comportamento irregular, que os falantes aceitam sem estranheza.
3. Considerações finais Os processos de siglação / acronímia, apesar de não serem considerados por muitos autores processos de formação de palavras ou como parte integrante da morfologia, são, no entanto, processos de criação vocabular disponíveis de utilização muito frequente no português actual. Apesar de serem mecanismos que carecem de universalidade e de gerarem formas em que não podemos identificar constantes e que são muito imprevisíveis, a frequência crescente da sua utilização demonstra que, de algum modo, fazem parte da competência linguística dos falantes. Como tal, merecem ser objecto de estudo. A observação de dados permite-nos verificar que, do ponto de vista fonológico, estes itens apresentam particularidades que os distinguem de restante léxico, nomeadamente porque violam com mais frequência restrições silábicas e regras fonológicas. Este facto permite-nos colocar a hipótese de um léxico estruturado em vários patamares, em que as siglas estão distantes do núcleo constituído pelo vocabulário nativo. Neste estrato do léxico, as siglas não estão sozinhas, outros produtos dos chamados processos marginais de criação vocabular apresentam comportamentos semelhantes.
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Rui Abel Pereira (Universidade de Coimbra / CELGA)
Polifuncionalidade e cofuncionalidade afixal
0. Introdução Na formação de verbos heterocategoriais em português, entenda-se verbos formados a partir de bases não verbais, preferencialmente nomes e adjectivos, existem frequentemente relações de muitos‑para-um e de um-para-muitos entre forma e sentido, uma situação a que tem sido dado o nome de assimetria morfológica (Beard 1984; Naumann 2000; Zwanenburg 2000). Por exemplo, na formação de verbos em português, para além de poder existir uma mudança semântica sem um correspondente acrescento formal (árbitro > arbitrar; alegre > alegrar), fenómeno designado como conversão, derivação-zero ou derivação não-afixal, o mesmo significado derivacional também pode ser expresso mais do que uma vez no interior de uma palavra (e.g. en[dur]ecer), demonstrando que o significado derivacional e a afixação que o marca nem sempre são isomórficos (ver, entre outros, Rio‑Torto 1998; Lieber 2004; Pereira 2004, 2007). Neste artigo, procuraremos analisar e encontrar explicações para duas questões importantes: (i) a questão da polifuncionalidade dos afixos: por que razão os verbos derivados
através de um determinado processo / afixo, por exemplo os formados com -izar, ora significam ‹tornar / transformar em Xb› (carbonizar, humanizar), representando Xb a base derivacional, ora significam ‹pôr Xb em algo› (alcoolizar, arborizar), ‹fazer X› (hipnotizar), etc.?
(ii) a questão da cofuncionalidade: por que razão a língua tem vários processos / afixos
que desempenham funções semelhantes ou criam (aparentemente) o(s) mesmo(s) tipo(s) de palavras derivadas (e.g. -izar, -ificar, -ecer, a(d)-, en-, etc.)?1
Optámos por identificar os sufixos formadores de verbos pela forma que evidenciam no infinitivo, à imagem do que ocorre tradicionalmente nas obras de carácter lexicográfico e gramatical. No entanto, devemos estar conscientes de que, em termos estritamente morfológicos, tais terminações integram três constituintes: (i) o sufixo derivacional propriamente dito -iz-, -ific-, -ec-; (ii) a vogal temática -a- ou -e-; e (iii) o sufixo flexional de infinitivo -r.
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1. Polifuncionalidade dos afixos Por polifuncionalidade entendemos a capacidade que um processo / afixo tem de formar palavras de diversas classes sintáctico-semânticas. Podemos dizer que os processos / afixos que intervêm na formação de verbos denominais e deadjectivais em português são polifuncionais na medida em que, acoplando-se a bases com valores semânticos variados, formam verbos de classes semânticas diversas. Significado atestado tornar / transformar em Xb
Classe semântica
Verbos sufixados com ‑izar
RESULTATIVO
amenizar, escravizar, carbonizar
pôr em Xb
LOCATIVO
hospitalizar, memorizar
prover com Xb
ORNATIVO
arborizar, aromatizar, hifenizar
usar / fazer com Xb
INSTRUMENTAL
escalpelizar, estiletizar
fazer Xb
PERFORMATIVO
dramatizar, hipnotizar
fazer como Xb
MODAL
vigarizar, profetizar, fiscalizar
Quadro 1. Significados e classes semânticas de verbos sufixados com -izar
Os verbos denominais e deadjectivais em português distribuem-se por seis classes semânticas, de acordo com a(s) propriedade(s) semânticas(s) da base que são postas em relevo durante o processo de formação de palavras e, em particular, com o papel semântico que a base desempenha na estrutura semântico-conceptual do verbo derivado, como se pode ver no Quadro que se segue. Classe semântica dos verbos
Papel semântico da base
RESULTATIVO
Resultativo
LOCATIVO
Fim / Alvo ou Origem
ORNATIVO
Tema / Objecto
INSTRUMENTAL
Instrumento
PERFORMATIVO
Acção / Objecto efectuado
MODAL
Modo / Maneira
Quadro 2. Relação entre as classes semânticas de verbos e papéis semânticos das bases
Por isso, a polifuncionalidade afixal não deve ser confundida com polissemia, uma vez que o factor determinante para a existência de diferentes classes semânticas de verbos é o significado das bases lexicais. Como assinala T. Debaty-Luca (1985: 226), «L’erreur consiste ici à attribuer aux formes affixales des valeurs qui appartiennent en réalité aux contextes, aux bases avec lesquelles ces affixes sont de préférence associés». O Quadro que a seguir se apresenta dá conta deste facto:
597
Polifuncionalidade e cofuncionalidade afixal
Significado da base
Significado do afixo
Significado da palavra derivada
a
x
[ax...]
b
x
[bx...]
c
x
[cx...]
Quadro 3. Relação entre os significados de bases e afixos e os significados das palavras derivadas
Se houver um afixo com um determinado significado (x) e o juntarmos a bases com propriedades semânticas diferentes (a, b, c…), obteremos necessariamente produtos derivacionais com significados diferentes. Com isto não queremos dizer que o significado das palavras derivadas pode ser depreendido automaticamente a partir dos valores semânticos das bases, na medida em que há sempre factores co(n)textuais, pragmáticos e/ ou diacrónicos que contribuem para o seu significado actual / atestado. Com este Quadro apenas queremos mostrar que existe uma relação directa e observável entre algumas propriedades semânticas das unidades lexicais que servem de base à derivação e a inclusão das palavras derivadas numa determinada classe semântica. Analisemos este facto de forma mais detalhada. No modelo de análise que seguimos (cf. Rappaport / Levin / Laughren 1988; Levin / Rappaport Hovav 1998; Lieber 1998; e Booij 2002), os afixos/processos derivacionais são associados a Estruturas Léxico-Conceptuais (ELCs) específicas (cf. 1), que associam alguns predicados primitivos, devidamente fixados e em número restrito/finito, a constantes semântico-argumentais (x, y, z…) que representam lugares argumentais semanticamente especificados, como [ ]Coisa, [ ]Propriedade, etc. Consideramos que, em português, os significados dos verbos denominais e deadjectivais derivados podem ser inscritos em três ELCs: a. Verbos resultativos/locativos/ornativos/instrumentais [[x AGIR] CAUSAR [Evento y Coisa/Propriedade IR PARA z Coisa/Propriedade]] b. Verbos performativos [x FAZER y Coisa/acção [EM z]] c. Verbos modais [x AGIR [Modo COMO y Ser animado/propriedade] [EM z]] (1)
A construção do significado de um verbo derivado é um processo de co‑composição que envolve estas Estruturas Léxico-Conceptuais e o significado das bases lexicais, na medida em que as bases, em função das suas propriedades semânticas mais relevantes (propriedade, lugar, objecto deslocado, instrumento, agente, etc.), ocupam uma posição semântico-argumental nessas ELCs, determinando assim a classe semântica do verbo derivado: por exemplo, na representação (1a.), quando a base ocupa a posição y e é interpretada como Objecto / Tema, formam-se verbos ornativos (aromatizar, hifenizar, encerar, atapetar), mas se é concebida como Instrumento / Meio, constroem-se verbos instrumentais (escalpelizar, apunhalar, esporear, varejar); se ocupa a posição y, do Fim / Alvo, e é concebida como Propriedade Típica, geram-se verbos resultativos (humanizar, alisar, petrificar), mas se é
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Rui Abel Pereira
concebida como Lugar, surgem verbos locativos (hospitalizar, aterrar, engarrafar), conforme se exemplifica a seguir: a. b. c. d. (2)
encerar: V ELC: [[x AGIR ] CAUSAR [(cera) objecto IR PARA z]] apunhalar: V ELC: [[x AGIR ] CAUSAR [(punhal) instrumento IR PARA z]] humanizar: V ELC: [[x AGIR ] CAUSAR [y IR PARA (humano) propriedade]] hospitalizar: V ELC: [[x AGIR ] CAUSAR [y IR PARA (hospital) lugar]]
Os significados dos verbos performativos (e.g. dramatizar, hipnotizar, festejar) e modais (e.g. profetizar, fiscalizar, gaguejar) têm subjacentes ELCs diferentes, exemplificadas em (3) e (4). hipnotizar: V ELC: [x FAZER (hipnose) acção [EM z]] (4) fiscalizar: V ELC: [x AGIR [Modo COMO (fiscal) agente] [EM z]] (3)
Em suma, a diversidade de classes semânticas atestadas no paradigma de formação de verbos denominais e deadjectivais não pode ser directamente imputada aos afixos, mas resulta de um processo de co-composição que envolve processos / afixos e respectivas bases, que Copestake / Briscoe (1996) designam por polissemia construcional. Como notam os autores, «In constructional polysemy, the polysemy is more apparent than real, because lexically there is only one sense and it is the process of syntagmatic co-composition […] which causes sense modulation» (Copestake / Briscoe 1996: 18).
2. Cofuncionalidade dos processos / afixos O termo cofuncionalidade cobre a situação inversa. São cofuncionais os processos / afixos que actuam no âmbito de um paradigma de formação de palavras específico, construindo unidades lexicais com informações sintácticas, semânticas e / ou aspectuais parcial ou casualmente coincidentes. No paradigma de formação de verbos denominais e deadjectivais, esta situação é facilmente observável. Existem diversos processos/afixos capazes de produzir verbos pertencentes à mesma classe semântica. Veja-se, por exemplo, o caso da formação de verbos deadjectivais resultativos, o qual pode ser conseguido por conversão, prefixação, sufixação e parassíntese / circunfixação:
599
Polifuncionalidade e cofuncionalidade afixal
Processos derivacionais
Afixos
Verbos deadjectivais resultativos azedar, azular, sujar, limpar
conversão
[]
prefixação
a-, en-, es-
sufixação
-ear, -ejar, -ecer, -izar, -ificar, -itar, -icar
altear, verdejar, escurecer, suavizar, humidificar, facilitar, duplicar
pref [Xb] suf
amadurecer, empobrecer, esclarecer, arroxear, esverdear
parassíntese / circunfixação
alargar, encurtar, esfriar
Quadro 4. Formação de verbos deadjectivais resultativos
Operando no âmbito do mesmo paradigma de formação de palavras, os processos / afixos derivacionais podem estabelecer entre si diferentes tipos de relações intraparadigmáticas: (i)
Existem alguns casos em que dois afixos se acoplam a uma mesma base lexical e da substituição de um pelo outro não se produzem significações distintas e / ou alterações na denotação das palavras formadas (e.g. assessorar / assessorizar, voluntariar / voluntarizar, clarificar / esclarecer). Diz-se, nestes casos, que eles actuam em variação opcional ou alternativa. Formando palavras de significado semelhante, a sua activação parece estar dependente da preferência individual do falante.
(ii) Todavia, por vezes, dois (ou mais) afixos, embora concorram na expressão do mesmo
valor semântico, aplicam-se em cotextos diferentes, isto é, actuam em distribuição complementar. Por exemplo, a activação de um determinado afixo pode estar dependente das propriedades estruturais evidenciadas pelas bases, nomeadamente a presença de outros constituintes morfológicos (cf. familiarizar vs. *familiar, *afamiliarar) ou o carácter [+erudito; + latino] da base (cf. petrificar vs. *petrizar).
(iii) Mas, em muitos casos, eles têm um valor opositivo ou distintivo, permitindo formar
palavras com significados e / ou estruturas argumentais diferentes (e.g. enfarinhar vs. esfarinhar; aterrar vs. enterrar; clarear vs. clarificar; petrificar vs. apedrejar).
Os exemplos referenciados em (ii.) e (iii.) permitem concluir que os afixos/processos verbalizadores, embora cofuncionais, estão longe de ser sinónimos. De acordo com Plag (1999), Lieber (1998, 2004) e Booij / Lieber (2004), o fenómeno de sinonímia no domínio afixal é mais restrito que o que normalmente se apregoa. Tem vindo a ser observado em diversas línguas que a escolha de um afixo particular para uma dada função pode depender de três tipos de factores: (i) constrições / tendências combinatórias instituídas entre bases e afixos; (ii) propriedades semântico-aspectuais e / ou sintáctico-argumentais dos processos / afixos derivacionais; e (iii) valorações socio-dialectais dos constituintes afixais (cf. Pereira 2007, 2009; Rodrigues 2008). Se os processos derivacionais fossem sinónimos, esperava-se que se aplicassem às mesmas bases com o mesmo resultado semântico, diferindo apenas ao nível das propriedades formais. Os exemplos de (5) e (6) ilustram o caso típico de convivência entre processos verbalizadores: encontram-se verbos convertidos (i.e., formados por derivação não-afixal), mas não o par com afixo (cf. 5), e vice-versa (cf. 6).
600
Rui Abel Pereira
(5) a. alegrar b. autenticar c. azedar (6) a. *actualar b. *centralar c. *fragilar
: : : : : :
*alegrizar *autentiquizar *azedizar actualizar centralizar fragilizar
É lógico que algumas das soluções não adoptadas pela norma são estruturalmente possíveis, todavia a existência de uma formação no léxico bloqueia o uso de outras formadas através de processos afixais diferentes (Aronoff 2000: 347). Para evitar a sinonímia e / ou a sobreposição desnecessária de formas cofuncionais, uma forma regularmente gerada pode ser bloqueada, i.e., evitada ou preterida, por uma forma já listada no léxico da língua. O processo de bloqueio só não actua quando a nova formação é construída para designar significados ou referentes diferentes (aplanar / planar, espreguiçar / preguiçar, personalizar / personificar; petrificar / apedrejar) ou quando o falante desconhece ou esquece momentaneamente a formação lexicalizada que expressa um determinado significado. Na formação de verbos em português, nem todos processos e afixos se aplicam nos mesmos co(n)textos e nem todos manifestam a mesma amplitude significativa. Em primeiro lugar, na selecção das bases, os diferentes processos e operadores afixais manifestam preferências de tipo categorial. O Quadro 5 dá conta da distribuição das bases nominais e adjectivais pelos vários processos afixais (não são aqui contabilizados os verbos formados a partir de pronomes, advérbios ou onomatopeias, dada a sua fraca representatividade).2
Prefixação
Sufixação
Parassíntese / circunfixação
a(d)enes-ear -ejar -ificar -izar -ecer -itar -icar pref-…-ear pref-...-ejar pref-…-ecer pref-…-entar pref-…-izar
Denominais 80% 91% 95% 85% 84% 60% 48.5% 38% 18% 0% 86% 79% 23.5% 44% 86%
Deadjectivais 20% 9% 5% 15% 16% 40% 51.5% 62% 82% 100% 14% 21% 76.5% 56% 14%
Quadro 5. Percentagem relativa das bases seleccionadas em função do processo afixal activado Os números apresentados resultam de um estudo efectuado sobre um corpus de 3698 verbos derivados afixalmente, recenseados em bases de dados lexicográficas do português europeu.
2
Polifuncionalidade e cofuncionalidade afixal
601
Como se pode verificar da análise deste Quadro, uma grande parte dos processos afixais aplica-se maioritariamente a bases nominais: a prefixação com a(d)-, en- e es-, a sufixação com -ear, -ejar, -ificar, e a parassíntese com os esquemas pref-…-ear, pref-…-ejar e pref‑… -izar. Em contrapartida, a sufixação com -ecer, -itar e -icar, e a parassíntese de pref-…-ecer e pref-…-entar seleccionam preferencialmente bases adjectivais. Constata-se ainda que as preferências categoriais manifestadas por prefixos e sufixos se mantêm com alguma regularidade quando funcionam em parassíntese. Os processos de parassíntese em que intervêm os sufixos -ear e -ejar seleccionam preferencialmente bases nominais, enquanto aqueles em que intervém o sufixo -ecer mostram preferência pelas bases adjectivais. Curiosamente, encontra-se alguma diferença entre as combinatórias de ‑izar na sufixação e em parassíntese. Se, na sufixação, o valor médio de selecção de bases nominais e adjectivais é muito próximo (cerca de 48,5% e 51,5%, respectivamente), em parassíntese / circunfixação, aplica-se preferencialmente a bases nominais (86%). Em segundo lugar, existem diferentes graus de (in)compatibilidade morfo-fonológica entre processos derivacionais e bases lexicais. Por exemplo, verifica-se que a prefixação de a(d)-, en- e es- ocorre predominantemente com bases iniciadas por consoante (e.g. alargar, encapar, esventrar), não se conectando previsivelmente a bases iniciadas por segmento vocálico (cf. *adazular, *enazular, *esazular, *adabadar, *enabadar, *esabadar). As excepções são em número muito reduzido (adunar, enaltecer, enamorar, enouriçar). Já o sufixo -ecer mostra alguma resistência a acoplar-se a bases terminadas em sibilante ou chiante. A sufixação de -ecer a bases terminadas naqueles segmentos consonânticos apenas está documentada num número diminuto de verbos ((e)murchecer, rancescer, enfrouxecer, enrijecer), alguns deles com fraca vitalidade na língua. Estes constrangimentos combinatórios provocam o aparecimento de falhas, lacunas, espaços em branco no paradigma lexicogenético, os quais podem ser preenchidos (ou não) com o recurso a outras unidades afixais. Por exemplo, muitas das bases que não apresentam as condições exigidas pela prefixação em a(d)-, en- e es- são seleccionadas na formação de verbos por conversão (azular, azedar, oxidar) ou pela sufixação com -ear, -ejar, -ecer, ‑ificar, -izar (altear, escassear, arejar, espacejar, alvorecer, escurecer, estratificar, ossificar, aromatizar, estilizar). Parece ainda existir uma ‹distribuição complementar não absoluta› (Rio-Torto 2004: 32) entre os processos / afixos que se combinam tendencialmente com bases simples, como os prefixos a(d)-, en- e es- ou os sufixos -ear, -ejar, -ecer e -ificar, e os que seleccionam com grande facilidade bases derivadas, como -izar (cf. nacionalizar, regularizar, contabilizar, etc.). De todos os afixos que operam na formação heterocategorial de verbos, -izar é o que menos condições de natureza morfológica impõe sobre as bases com que se combina, já que se acopla tanto a bases simples como derivadas. Aliás, quando a base lexical é sufixada, a sufixação com -izar é o processo morfológico preferido. As bases morfologicamente complexas incompatíveis com outros afixos são facilmente seleccionadas pela sufixação com -izar (cf. *anacionalar, *esmaterialar, *enregularar, *escontabilar frente a nacionalizar, materializar, regularizar, contabilizar). Este facto ajuda a explicar, em parte, a grande disponibilidade deste processo em termos sincrónicos. Em terceiro lugar, os operadores afixais manifestam aptidões diferentes em termos semânticos. Há alguns processos que têm a capacidade de construir verbos de todas as
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Rui Abel Pereira
seis classes semânticas referenciadas no capítulo 1. No lado oposto desta escala, estão os processos afixais que apenas formam verbos de uma classe semântica. Por exemplo, -itar, ‑icar, a … entar e es …ecer apenas formam verbos resultativos. No Quadro 6, distribuem-se os afixos em função do número de classes semânticas de verbos denominais e deadjectivais que formam. Amplitude semântica dos afixos verbalizadores
–
+ 1
2
3
4
5
6
-itar -icar a…izar a…entar es…ecer
-ecer en…izar es…izar a…ecer en…ecer
en…ear en…ejar es…ejar
-ificar
a…ear a…ejar
a(d)enes-ear -ejar -izar es…ear
Quadro 6. Número de classes semânticas de verbos derivados por afixo
A capacidade geradora dos operadores afixais não se manifesta com a mesma fertilidade em todos os domínios semânticos atestados. Eles são mais férteis em alguns domínios do que noutros. Comparem-se os casos de dois dos sufixos mais representados na língua portuguesa, -izar e -ear.
Gráfico 1. Distribuição dos verbos em -izar por classe semântica
603
Polifuncionalidade e cofuncionalidade afixal
Gráfico 2. Distribuição dos verbos em -ear por classe semântica
Os diferentes recursos afixais possuem também marcas semântico‑aspectuais que têm em muitos casos valor distintivo. Os prefixos a(d)-, en- e es- possuem valores semânticos inerentes de carácter adlativo, ilativo e elativo, facilmente observáveis nos verbos de tipo locativo e ornativo. Os contrastes semânticos ilustrados em (7) comprovam o valor opositivo que estes prefixos têm entre si em alguns co(n)textos, enquanto os exemplos de (8) demonstram os contrastes que, em alguns casos, se estabelecem entre verbos com e sem prefixo: (7) aterrar
‹descer em terra›
vs
enterrar
‹meter debaixo da terra›
enfarelar
‹misturar com farelo› ‹cobrir com farelo›
vs
esfarelar
‹reduzir a farelos›
enfarinhar
‹polvilhar com farinha›
vs
esfarinhar
‹reduzir a farinha ou pó›
enfarrapar
‹envolver com farrapos›
vs
esfarrapar
‹reduzir a farrapos›
‹tornar plano›
vs
planar
‹sustentar-se no ar›
embolsar
‹meter no bolso›
vs
bolsar
‹fazer bolsos em›
encaminhar
‹indicar o caminho a›
vs
caminhar
‹percorrer caminho a pé›
enforjar
‹meter na forja›
vs
forjar
‹preparar (metal) em forja›
enlurar
‹meter na lura›
vs
lurar
‹fazer luras em›
esladroar
‹limpar (as plantas) dos ladrões›
vs
ladroar
‹roubar›
(8) aplanar
O uso dos prefixos a(d)-, en- e es- permite distinguir eventos com orientações espaciais ou polaridades aspectuais diferentes (cf. aterrar ‹descer em terra›, ‹cobrir com terra› vs. enterrar ‹meter debaixo da terra›). Um prefixo é marcado por polaridade final quando remete para o estado final (Ef) da mudança de estado / lugar denotada pelo verbo derivado, e por
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Rui Abel Pereira
polaridade inicial se remete para o estado de coisas inicial (Ei) por aquele denotado. Os verbos denominais prefixados com a(d)- e en- apresentam normalmente uma polaridade final (cf. aprisionar ‹meter em prisão›; ensacar ‹meter em saco›), enquanto os prefixados com es- se caracterizam por ser de polaridade inicial (cf. espipar ‹tirar da pipa›; escarolar ‹tirar (o grão) do carolo›). Embora, em português, a causatividade não seja exclusiva de nenhuma classe afixal de verbos denominais ou deadjectivais, constata-se, esporadicamente, a existência de contrastes de tipo causativo vs não causativo entre verbos derivados através de processos morfológicos diferentes. Essa situação é mais evidente quando diferentes processos derivacionais seleccionam a mesma base lexical. Os exemplos seguintes são ilustrativos: (9) aplanar
‹fazer ficar plano›
vs
planar
‹*fazer ficar plano›
encaminhar
‹fazer ficar encaminhado›
vs
caminhar
‹*fazer ficar caminhado›
esladroar
‹fazer ficar sem ladrões›
vs
ladroar
‹*fazer ficar ladroado›
Os afixos verbalizadores podem fornecer também informação relativa ao aspecto lexical de um verbo derivado e ao tipo de evento por este denotado. Por exemplo, os sufixos em ‑ear e -ejar apresentam, por vezes, valores de iteratividade (torpedear, chicotear, gotejar, varejar) ou habitualidade (coxear, gaguejar) que, sem serem sistemáticos, os distinguem das demais classes afixais de verbos. (10) barbear
‹cortar a barba›
vs barbar
‹começar a ter barba›
tracejar
‹fazer pequenos traços›
vs traçar
‹fazer um traço; riscar›
varejar
‹sacudir com vara›
vs varar
‹furar›
apedrejar
‹atirar pedras a›
vs empedrar
‹calçar com pedras› ‹tornar-se duro como pedra›
vs petrificar
‹converter em pedra›
Os verbos em -ear e -ejar referidos em (10) têm em comum o facto de expressarem a sucessão linear de actos télicos de duração interna mínima integrada dentro de um único evento (iterativo). Por último, alguns constituintes afixais, em função do seu uso ilocutório, adquirem valorações socio-dialectais que influenciam a sua utilização. O prefixo a- é um desses casos. A presença deste constituinte prefixal em formações não padronizadas como alevantar, assentar-se, alimpar, etc., marcadas sociolinguística e dialectalmente, explica de algum modo a valoração negativa que lhe é atribuída pelos falantes. Os valores socio-dialectais que opõem pares de verbos como alevantar / levantar, alimpar / limpar, alembrar / lembrar ajuda a explicar em parte o surgimento de formações não prefixadas que passaram a ocupar o lugar das formações prefixadas corradicais quer em sincronias diferentes (apacificar / pacificar, afortalecer / fortalecer, empuxar / puxar, ençujar / sujar), quer na mesma sincronia (aparafusar / parafusar, emoldurar / moldurar, engravidar / gravidar, esfarrapar / farrapar), algumas das quais ainda não (totalmente) padronizadas. Um caso diferente é o do sufixo -ificar. Na generalidade, os verbos derivados com este sufixo são considerados ‹eruditos›. O carácter [+erudito] destas formações decorre de dois factores fundamentais: por um lado, as bases lexicais seleccionadas exibem normalmente uma variante [+latina] (e.g. albificar, dulcificar, letificar, ignificar); por outro, estes verbos
Polifuncionalidade e cofuncionalidade afixal
605
pertencem a vocabulários técnico-científicos, nomeadamente a Medicina e a Química, o que lhes confere um prestígio social elevado. O sufixo -izar é também marcado por valores sociolectais que se repercutem positivamente na sua utilização. A matriz anglófila de diversos verbos em -izar (automatizar, computorizar, estandardizar, informatizar, politizar), associada à valoração social e cultural que é atribuída à língua inglesa nos dias de hoje, contribuiu para a valorização deste recurso afixal no domínio da verbalização heterocategorial e, consequentemente, para o incremento do seu uso na sincronia actual.
Conclusão A polifuncionalidade e a cofuncionalidade dos afixos / processos morfológicos –aquilo que alguns autores denominam de polissemia e sinonímia– são situações comuns na formação de verbos heterocategoriais e na formação de palavras em geral. Em primeiro lugar, a variedade semântica dos produtos derivados não pode ser vista como um indício de que os afixos possuem uma multiplicidade de significados. A explicação, a nosso ver, é outra: as diversas classes semânticas de verbos derivados decorrem da adequação do significado típico das bases à instrução semântica dos afixos, num processo de co-composição. Segundo, os afixos / processos morfológicos, ainda que formem palavras do mesmo paradigma lexicogenético, não são necessariamente sinónimos. Os seus domínios de aplicação e as classes semântico-aspectuais e / ou argumentais das palavras por eles derivadas apenas são parcialmente coincidentes. A existência de diversos afixos cofuncionais permite não só ultrapassar as constrições impostas pelas bases lexicais, mas também evitar a homonímia promovendo a formação de palavras com significados e/ou referentes distintos (empedrar / petrificar / apedrejar; aclarar / clarear / clarificar / esclarecer). O que se verifica frequentemente é que as palavras construídas sobre uma mesma base através de dois processos / afixos concorrentes se especializam do ponto de vista semântico-referencial. Apesar das tendências apresentadas, existem alguns domínios semânticos em que nem sempre é fácil explicar esta ou aquela escolha relativamente ao operador afixal activado. Tal acontece porque, apesar de cada unidade afixal ser marcada por propriedades estruturais e combinatórias, existem algumas áreas de sobreposição funcional, em que dois ou mais processos morfológicos podem ser activados. É nestes co(n)textos que alguns processos e / ou afixos entram em competição ou concorrência directa (cf. assessorar / assessorizar; voluntariar / voluntarizar). Esta realidade linguística é perspectivada por Algeo (1990: 403) da seguinte forma: In any état de langue, a multitude of variants –pronunciations, words, grammatical constructions– will be competing with one another. It is unrealistic to regard any language as the competence of an idealized speaker-hearer whose usage admits no alternative forms. A language without variants is the dream of a logician or other such visionary. In real language we constantly face a choice among competing forms, which are actually changes that seem static only because they have been recorded by the camera of synchronic description.
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Rui Abel Pereira
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Maria Stanciu Istrate
Considérations sur les mots composés avec atot dès les premières traductions roumaines jusqu’à l’époque moderne
1. La période de début du roumain littéraire a été fortement influencée par le slavon, langue de la chancellerie et de l’église en Moldavie et Valachie jusqu’à la fin du XVIIe siècle. Les premiers textes roumains sont des traductions à caractère religieux, des psautiers, des missels, des évangéliaires, dont le lexique a été profondément influencé par celui des textes originaires. Le manque d’affinité entre le roumain et le slavon a mené à l’apparition de lexèmes impropres à une langue romane. Qu’ils fussent des emprunts ou des calques, ces mots apparus sous l’influence culturelle slave avaient le rôle de nommer les notions pour lesquelles le roumain littéraire n’avait pas encore des termes. Sous la pression de l’acte de traduction, l’ancien roumain littéraire n’avait d’autre choix que de proposer des termes que seules les générations à venir pouvaient décider de conserver ou de remplacer. Dans notre contribution, nous proposons une analyse de la série des mots avec l’élément atot. Le but de notre approche est d’établir l’origine, la variété, la fréquence et la viabilité de ces mots composés, dès les premiers textes roumains jusqu’à l’époque moderne. Nous soumettrons à l’analyse les mots formés, du point de vue structural, de la manière qui suit: préposition (a) + adjectif indéfini (tot) + adjectif. La succession inaccoutumée des éléments dans ces constructions représente, d’une part, un indice relevant du procédé de la composition et, d’autre part, celle-ci signale la présence d’une construction étrangère imitée sur un modèle préétabli. Par conséquent, du point de vue étymologique, tous les composés de ce type représentent des calques linguistiques. Leur apparition dans la langue est le résultat d’une influence culturelle extérieure et c’est par cela qu’on explique leur caractère livresque et l’absence d’un équivalent dans le registre populaire du roumain. Au début, tous ces termes avaient la même signification: ils désignaient la divinité ou bien ses attributs sacrés, ce qui explique le fait qu’aucun traducteur n’avait osé s’écarter du modèle étranger, considéré comme sacré.
2. Le XVIe siècle Pendant le XVIe siècle, la langue qui a fourni les modèles de ce type de calques est, dans la plupart des cas, le slavon. On note qu’il y avait aussi, dans la même époque, des traductions
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du latin ou du hongrois, même si le nombre de celles-ci était moindre. Vers la fin du XVIIe siècle et pendant le XVIIIe siècle, le nombre des langues qui servent de source pour les traductions s’accroît avec le néogrec. La première attestation connue d’un terme qui contienne la séquencé atot est enregistrée dans le credo nicéen-constantinopolitain de Molitvenicul românesc1 ‹Le Rituel roumain›, où on découvre le terme atotţiitor: «Crez într-unul Dumnezeu, Tatăl atotţiitoriul, făcătoriul ceriului şi al pământului, văzutelor tuturor şi nevăzutelor» (CC1: 256v); cf. en slavon: (manuscrit roumain 1790 de la Bibliothèque de l’Académie Roumaine de Bucarest). Le credo nicéen-constantinopolitain ou le symbole de Nicée (qui est une reproduction orthodoxe, sauf le supplément filioque du dogme de la procession du Saint Esprit du Fils aussi) apparaît en deux traductions du XVIe siècle imprimées par le diacre Coresi. La première traduction est reproduite en Catehism ‹Catéchisme› (1560), en Liturghier ‹Le Missel› (1570) et dans Cazania II (= CC2) ‹la IIe Homélie› (1581); la deuxième traduction se trouve dans Le Rituel roumain (daté vers 1567-1568) (Al. Mareş 1967: 119-130; Gheţie / Mareş 1985: 321) que nous avons mentionné auparavant. Une des différences essentielles entre ces deux traductions se rapporte au terme que nous analysons ici. Ainsi, à l’expression «Tatăl atotţiitoriul», du passage cité en haut, correspond dans la deuxième traduction (le Credo du Catéchisme) l’expression «Tatăl putearnicul». Les traductions ont été faites selon des originaux slavons (Gheţie / Mareş 1985: 322-324). Les deux termes, atotţiitoriul et putearnicul, reproduisent de manières différentes le terme sl. ‹tout-puissant›, qui apparaît dans la version slavonne du credo niceen-constantinopolitain: « », (manuscrit roumain 1790, f. 27r). Dans le cas de puternic il s’agit d’une traduction par équivalence, tandis que atotţiitoriul est un calque du terme slavon signalé auparavant. La préposition a reste pourtant en dehors du modèle slavon ce qui signifie qu’il faut chercher ses origines ailleurs. Le même terme composé, , apparaît aussi calqué, dans une variante sans préposition a (totuţiitoriu), chez Coresi aussi dans la IIe Homélie (CC2) (Puşcariu / Procopovici 1914), comme il résulte de la comparaison avec l’original slavon qui sert de base à la traduction roumaine, c’est-à-dire Evangelie učitelnoe ‹l’Homélie›, imprimée par Ivan Feodorov en 1569 à Zabludov (Gheţie / Mareş 1985: 242) (= IF). Ainsi, pour l’expression «Domnulu Dumnezeu totuţiitoriu» (CC2: 1r)2 l’on trouve dans l’original « » (IF: 1r). Un autre terme qui contient l’élément composant atot est atotputernic, signalé pour la première fois dans le Rituel roumain de Coresi («În vecie atotputearnic Dumnezeu, cine eşti înluminătoriu a toate inimile ce sânt întunecate, rugăm tine înluminează inimile noastre cu milostea ta cea sfântă»; CC1: 251v) et retrouvé avec de nombreuses mentions dans les travaux ultérieurs. Il est attesté pendant le XVIe siècle en Palia de la Orăştie (= PO) (Pamfil 1968): «eu sânt atotputearnic Domnezeu, îmblă înaintea mea şi fii fără prepus (PO: 53); «Atotputearnic Domnezeu acela te blagoslovească, sporească şi înmulţească, cum oamet mare să fii» (PO: 94). Dans la IIe Homélie de Coresi nous avons enregistré la variante sans a, c’est-a-dire totputernic: «Şi de ce zace spre sufletele noastre den păcate stricăciune să rază şi să ne Texte attaché par Coresi à Cazania I (= CC1) ‹la Ie Homélie›, intitulée aussi Tâlcul evangheliilor, étant considérés par les textes de spécialité comme un seul ouvrage. Voir Drimba (ed.) (1998: 15). 2 Pour les attestations, voir aussi Densusianu (1938: 365, 369), où on retrouvera des exemples de la même catégorie, sans que le modèle slavon soit mentionné. 1
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curăţească cu al său totputearnic glas să zică: ‹Voiu, curăţeaşte-te›» (CC2: 231) (Densusianu 1938: 365) (cf. en sl.: (IF: 141v). Parmi les trois textes cités, deux seulement sont tributaires d’un modèle slavon, plus précisément les deux textes imprimés par Coresi. Par malheur, la source de la traduction de la Ie Homélie et du Rituel roumain reste encore inconnue, mais on suppose l’existence d’un texte original slavon.3 La confrontation du texte de la IIe Homélie et de la version slavonne imprimée à Zabludov, a relevé le fait que l’expression «cu al său totputearnic glas» du fragment cité, a comme correspondent « ». En conséquence, l’unité totputernic du texte de Coresi représente un calque du sl. ‹omnipotens› (Miklosich 1862-1865, s.v.), composé de l’adjectif indéfini ‹omnis› (Miklosich 1862-1865, s.v.) et de l’adjectif ‹potens› (Miklosich 1862-1865, s.v.). Nous sommes d’avis que le même modèle slavon a généré aussi la variante atotputernic du Rituel roumain. Pour le troisième texte daté du XVIe siècle, dans lequel nous avons enregistré le terme atotputernic –il s’agit de la traduction de Palia de la Orăştie–, les recherches y ont relevé l’influence de Vulgata, mais aussi du Pentateuque hongrois, imprimé par Gáspár Heltay à Cluj en 1551 (Gheţie / Mareş 1985: 362). C’est ainsi qu’au syntagme atotputearnic Domnezeu, mentionné dans les contextes ci-dessus, correspond en Vulgata «Deus omnipotens» («Ego Deus omnipotens ambula coram me, et esto perfectus»; Vulgata, Liber Genesis, 17:1), et dans l’originaire hongrois «mindenhato Isten» («En vagyoc a mindenhato Isten, Iary én elöttem es legy tekelletes»; Heltai Gáspár, Mosesnec elsö könyve, 17:1); «Deus autem omnipotens benedicat tibi et crescere te faciat, atque multiplicet, ut sis in turbas populorum (Vulgata, Liber Genesis, 28:3); cf. hongr.: «A mindenhato Isten kedig meg álghyon tegedet, szaporitson es sokasitson, hogy nagy népe legy» (Heltai Gáspár, Mosesnec elsö könyve, 28: 3). C’est toujours pendant le XVIe siècle qu’on enregistre les variantes întotsilnic et totsilnic, construites sur le même modèle. Bien qu’ils soient ignorés par les ouvrages de spécialité, ces mots composés sont enregistrés, à ce qu’il paraît, uniquement dans le Credo ou Le symbole d’Athanase, reproduit en fin de Psaltirea scheieană (Candrea 1916) (= PS) ‹Psautier de Schei› (1573-1578) (Candrea 1916). Ils représentent ainsi les plus anciens termes de ce type: «Seamere cătră acele: totsilnicul Tatăl, totsilnicul Fiiul, totsilnicul Sfântul Duh. Derept acea nu sântu 3 totsilnici, ce urul iaste întotsilnicu, aşa e amu Zeu Tatăl, Dumnezeu Fiiul, Dumnezeu Sfântul Duh, cei trei Dumnezei» (PS: 266r). Le symbole d’Athanase, qui traite du dogme de la procession du Saint Esprit du Fils aussi (filioque) n’a pas circulé dans l’église orthodoxe, son utilisation dans le service divin étant pratiquement inexistante (Gheţie / Mareş 1985: 326). La seule version roumaine de ce credo apparaît uniquement dans le texte cité; en outre, elle est incomplète. Dans les textes de spécialité ont été avancées plusieurs hypothèses concernant la langue-source de la traduction4; l’hypothèse la plus plausible semble être celle qui avance l’existence d’un original latin. Dans le texte latin, reproduit par Jacques Paul Migne (1887: 1582), nous trouvons comme équivalent pour la citation du Psautier de Schei: «Similiter omnipotens Pater, omnipotens Filius, omnipotens Spiritus sanctus: et tamen non tres omnipotentes, sed unus omnipotens. Pour les commentaires sur la corrélation de Tâlcului evangheliilor avec un original slavon, à voir Olteanu (1964: 208-210; 1965: 646-650); Gheţie (1970: 124-127; 1998: 13-14); Mareş (1974: 267-268). 4 Rosetti (1925: 154); Şesan (1939: 81); Gheţie (1973: 245); Mareş (2010: 172-175). 3
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Ita Deus Pater, Deus Filius, Deus Spiritus-Sanctus». Cela nous amène à considérer la construction des întotsilnic et totsilnic conforme à celle identifiée en omnipotens, retrouvable dans le texte latin. Pour conclure, nous enregistrons la circulation au cours du XVIe siècle de trois termes rendant les attributs de la divinité: atotţiitoriu, atotputernic et întotsilnic avec leurs variantes totţiitoriu, totputernic et totsilnic. L’un d’entre eux, atotputernic, est un calque à étymologie multiple: latine (omnipotens), slavonne ( ) et hongroise (mindenhato). Le mot composé întotsilnic et sa variante totsilnic sont le résultat de l’influence latine, et atotţiitoriu et totţiitoriu sont calquées sur le sl. . Du point de vue morphologique, les termes analysés sont des adjectifs qui désignent les attributs du pouvoir divin, ayant le sens ‹tout-puissant›. Il y a des situations où tous ces termes sont porteurs d’une valeur nominale désignant dans ces cas-là Dieu même. Du point de vue structural, il s’agit tant en slavon qu’au latin, des formations à deux éléments constitutifs. En même temps, l’adjectif indéfini placé en première position apparaît en tant qu’élément de composition dans la structure de plusieurs adjectifs slavons et latins en leur ajoutant une valeur de superlatif absolu. L’identité de ces modèles dans les deux langues n’est pas fortuite, elle trouve ses racines dans le grec. Ainsi, les mots composés et omnipotens sont des calques linguistiques du terme grec .5 L’analyse des exemples ci-dessus relève pour le roumain la présence d’un élément de composition supplémentaire, dans notre cas les prépositions a et în, placées en position initiale. Leur existence n’est justifiée par aucune des langues sources citées auparavant qui conservent le modèle à deux termes. Il s’ensuit que la présence de la préposition a pourrait être expliquée par les mécanismes intrinsèques du roumain, plus précisément par les structures syntaxiques du type stăpân / apărător a toată lumea, a tot ceea ce există ‹maître, protecteur de tout le monde, de tout ce qui existe›, où le génitif de l’adjectif indéfini tot, toată est construit avec préposition. En ce qui concerne les structures roumaines composées sans préposition à l’initiale, cellesci sont fidèles à la structure à deux termes des modèles slavon et latin. Apparue à la suite de l’assimilation d’un modèle étranger par la syntaxe du roumain, l’expression atot attribue, tout comme dans les langues sources, une valeur de superlatif à l’adjectif qu’elle précède. Dans le cas de ces composés, nous signalons l’existence d’une marque de la possession –qui est la préposition a– et également, la présence d’une marque du superlatif –l’adjectif indéfini tot. Par contre, les formations composées sans préposition, malgré leur fidélité formelle envers le modèle étranger, sont dépourvues de l’aspect possessif. Nous trouvons dans cette différence une explication pour le nombre significativement plus grand d’attestations des composés avec préposition, ce qui a favorisé, sans doute, leur viabilité.
Voir , ./ , ./ , ./ , Ст. (1971), s.v. все-. Dans l’opinion des auteurs, le premier élément de la structure gr. , , constitue la forme de génitif neutre , des pronoms indéfinis et ‹tout›. Pour le latin, à consulter Ernout / Meillet (41959), s.v. omnis, -e, où les auteurs offrent à ce mot composé une explication par le grec .
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3. Le XVIIe et le XVIIIe siècles Le XVIIe siècle connaît une croissance du nombre des mots composés construits avec l’adjectif indéfini tot, précédé ou non d’une autre partie du discours et suivi d’adjectifs. Parmi les termes déjà discutés, nous enregistrons toujours le terme atotţiitoriu (CÎ6: 10r; Caz.V7: 5v); totţiitoriu (totţâitoriu) (DVS8: 115v; DL9: 251); atotputernic (AUC10: 114v, 197v; DVS: 4v; DL: 251; N.Test. (1648): 304r; CD11: 130, 303); totpute(a)rnic (DVS: 143v, 195r). Parmi tous ces exemples, atotputernic est le plus fréquent. Pendant cette période, d’autres termes viennent s’ajouter à notre liste: totvăzătoriul ‹qui voit tout›, qui apparaît dans Le Missel de Dosoftei (= DL), un calque probablement sur le modèle du sl. ‹omnia videns› (Miklosich 1862-1865, s.v.): «Iară popa citeşte, în taină, molitvă: Doamne Svinte, Care întru cei de sus lăcuieşti şi cele smerite prăveşti, şi cu totvăzătoriul ochiul Tău prăveşti preste toată a Ta faptă» (DL: 271). C’est presque dans la même période qu’on trouve chez Dimitrie Cantemir la forme atoatedătătoriul: «Iată dară că nu eu ţie, ce tu mie eşti suppusă, nice eu pre tine, ce tu pre mine a asculta trebuie, pentru căci de la atoatedătătoriul Dumnădzău pănă într-atâta pozlovenie mi s-au dat, pentru aceia cu lucrurile tale, precum îmi va plăcea aşe mă voi sluji, însă spre cele bune» (CD: 166); il est possible que cette forme soit calquée sur le modèle grec ‹qui donne tout, dont la munificence est infinie› (18Alexandre, 1878, s.v.), étant donné que le prince roumain avait une excellente connaissance de cette langue. Bien que dans la structure du mot composé de-toate-ştiutoriu ‹qui connaît / qui sait tout› apparaisse une préposition, autre que celle des mots analysés auparavant, il ne peut être ignoré par notre démarche, étant donné qu’il respecte le principe et le modèle décrits ci-dessus; en outre, à l’époque moderne, il est assimilé au même paradigme. Du point de vue sémantique, la préposition de a, dans ces structures, une valeur possessive ou d’appartenence, tout comme a. Il est possible aussi que cette préposition apparaisse dans ces structures sous l’influence d’une autre structure du type a şti de toate (câte există) ‹se connaître à tout›, ştiutor de toate (câte există) ‹connaisseur de tout›, très communes dans la syntaxe du roumain. Pendant le XVIe siècle, nous signalons la forme de-toate-ştiutoriu dans la IIe Homélie imprimée de Coresi; il est à supposer un calque sur le sl. ‹omnia cernens› (Miklosich 1862-1865, s.v.), comme il résulte de la confrontation des fragments de texte dans les deux langues: «Eu amu, Hristos tare şi slăvit şi de-toate-ştiutoriu, tremeţ pre voi» (CC2: 202), cf. (IF: 123r). Il faut quand même préciser que dans le pluriel toate ne se manifeste pas l’influence du modèle slavon, étant une forme de singulier (Vaillant 1964: 151), mais elle subit aussi la pression de l’analogie avec les constructions roumaines ci-haut mentionnées. CÎ = Cheia înţelesului. Voir Popescu (2000). Caz.V. = Varlaam, Cazania. Voir Byck (1943). DVS = Dosoftei, Vieaţa şi petrecerea sfinţilor. Voir Dosoftei (1682-1686). DL = Dosoftei, Dumnezăiasca liturghie. 1679. Voir Ursu (1980). 10 AUC = Axinte Uricariul, Cronica paralelă a Ţării Româneşti şi a Moldovei. Voir Ştrempel (1993). 11 CD = Dimitrie Cantemir, Divanul sau gâlceava înţeleptului cu lumea sau giudeţul sufletului cu trupul, Iaşi, 1698. Voir Cândea (1974). 8 9 6 7
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Un siècle plus tard, le mot composé de-toate-ştiutoriu apparaît déjà assimilé à la série des mots composés avec atot: par un mécanisme de substitution, la préposition a remplace la préposition de. Ainsi, c’est Dimitrie Cantemir dans son œuvre Divanul qui met en circulation pour la première fois la forme atotştiutoriu: Care Dumnădzău substare duhnicească şi preadesăvârşit iaste, şi pentru aceasta iaste vecinic, fără de început, din singur de sine, nu de la altul trăind; de-ciia singuratec numai, atotputernic, atâta cât ori fiece ari vrea, desăvârşit a face poate; atotştiutoriu, aşe cât nemică orice s-au făcut, orice iaste să să facă decât macar pre ascuns nu să ascunde (CD: 305).
Les dictionnaires ne donnent pas des attestations antérieures au XIXe siècle pour atotştiutor, la forme de-toate-ştiutor n’étant point mentionnée. Nous ne disposons pas de preuves qui attestent qu’à l’époque de l’impression du Divan de Cantemir, le mot composé de-toate-ştiutor était d’usage courant. Il semble ainsi possible d’avoir à faire à nouveau avec un calque, cette fois-ci du latin, langue dans laquelle le réputé humaniste roumain a rédigé la plupart de ces ouvrages. En résumé, nous sommes d’avis que l’auteur roumain pouvait former lui-même le mot composé atotştiutoriu sur le modèle du lat. omnisciens, qui fournira plus tard, au XIXe siècle, l’emprunt omniscient.
4. Les mots composés avec întrutot Nous avons enregistré aussi des composés formés avec întrutot qui ont circulé pour une courte période en parallèle avec les composés avec atot. De même que les composés avec atot, ceux-ci confèrent une valeur de superlatif absolu à l’adjectif situé en position finale. Le plus grand nombre d’occurrences de ce type a été enregistré dans les écritures du XVIIe siècle, parmi lesquelles Cheia înţelesului, imprimée par le métropolite Varlaam à Bucarest en 1678. La source de cette traduction est le document slavon , rédigé par l’ukrainien Ioannykij Haleatvskij (= IH). Dans le texte signalé, il n’existe aucune occurrence de atotputernic. En échange, on enregistre plusieurs fois le mot composé întru-tot-puternic, ayant le même sens: Aicea, omul acela să înţeleage întru-tot-putearnecul Dumnezeu (CÎ: 28r); cf. en sl.: (IH12: 29r); Dară ce au făcut întru-tot-putearnecul Dumnezeu? r (CÎ: 28 ) cf. en sl: (IH: 29v); Şi, luând de mână pre Sfântul Ioan, îl ducea la împăratul ceresc, carele iaste întru-tot-putearnicul Dumnezeu (CÎ: 36v); cf. en sl.: (IH: 38v).
La comparaison entre la traduction roumaine et l’ouvrage de Haleatvskyj nous amène à conclure que le mot composé roumain întru-tot-puternic rend, dans tous les cas, le sl. .
Voir Haleatovskyj (1665).
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Dans le même texte, nous avons enregistré les formes atoateţiitoriu et întru-tot-ţiitoriu, toutes les deux des calques sur le sl. , ainsi qu’il résulte de la confrontation des passages correspondants. După aceaea, voiu arăta tămăduirile (leacurele) ochilor celor sufleteşti şi celor trupeşti şi aceaea voiu face cu ajutoriul lui Dumnezeu atoateţiitoriul (CÎ: 61v); cf. en sl.: (IH: 66r); Doamne întru-totţiitoriule, Dumnezeul lui Israil, ascultă rugăciunele izrailteanilor celor morţi (CÎ: 3r); cf. en sl.: (IH: 3r).
C’est toujours chez Varlaam, cette fois-ci dans l’Homélie (= Caz.V.13), que nous avons retenu les composés întru-tot-blând ‹très calme›, calqué sur le sl. («Şi să him ca porumbii, întru-tot-blândzi şi fără de mânie»; Caz.V.: 56v); întru-tot-bun ‹très clément›, calqué sur le sl. («Când vru milostivul şi întru-tot-bunul Dumnedzău de să pogorî din ceriu pre pământ», (Caz.V.: 357v); întru-tot-milostiv ‹plein de compassion›, calqué sur le sl. ‹valde misericors› (Miklosich 1862-1865, s.v.): «Pentr-aceea întru-totmilostivul şi direptul giudeţ Dumnedzău plăti amânduror cum să cade câte unuia căruiaşi diînşi (Caz.V.: 7r). Les formations avec întru sont présentes aussi dans les textes qui circulent en Transylvanie et en Moldavie. Ainsi, dans le Nouveau Testament de Bălgrad datant de 1648 nous avons retenu le terme întru-tot-credincios ‹très fidèle›, calqué sur le sl. ‹fidelis› (Miklosich 1862-1865, s.v.): «Iară aceasta să cuvine să fie împărţitori, ca să să afle întru-totcredincios» (226v). Chez Dosoftei, nous signalons les formations: întru-tot-lăudat ‹glorifié, très adoré› («Hristos, adevăratul Dumnezăul nostru, pentru rugăciunile Preacuratei Maicii Sale, ale sfinţilor, măriţilor şi întru-tot-lăudaţilor Apostoli şi ale tuturor sfinţilor, să ne miluiască şi să ne mântuiască pre noi»; DL: 281), calqué sur le sl. ‹valde laudatus› (Miklosich 1862-1865, s.v.); întru-tot-înţelept ‹très sage› («să creadză în adevăratul Dumnădzău, carele cu a sa întru-tot-înţăleaptă promişlenie au purtat grijea şi ni s-au tâmplat de curabie necătură ca aceasta să ne despărţâm unii de-alalţi»; DVS: 154r), calqué sur le sl. ‹sapientissimus› (Miklosich 1862-1865, s.v.). Enregistrées sporadiquement au cours du XVIIIe siècle, les formes composées calquées ayant dans leur structure la séquence întrutot disparaissent totalement au XIXe siècle. Le remplacement temporaire de la préposition a avec la préposition întru s’est produit sous l’influence exercée par la locution adverbiale întru tot, întru toate dont la valeur sémantique est ‹complètement, absolument, dans tous les sens›. Ainsi, les composés avec întru exprimaient d’une manière plus complexe, que celles avec atot, la valeur superlative des qualités de Dieu.
Voir Byck (1943).
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5. L’epoque moderne Influencé premièrement par le slavon, ensuite par le néogrec, le roumain se retourne finalement vers la romanité occidentale. Ainsi, si pendant la période ancienne les composés avec atot s’expliquent seulement en partie par le modèle latin, après 1780 l’influence latine est la seule à compter. L’orientation du roumain vers les langues généalogiquement apparentées a eu comme résultat la transfiguration profonde du roumain littéraire, surtout dans le domaine du lexique et de la syntaxe. Les influences culturelles nouvelles, l’attitude anti néologique qui se manifeste vers la moitié du XIXe siècle, à laquelle s’ajoute la préférence pour l’enrichissement du vocabulaire par le calque, ont conduit à l’apparition d’autres termes composés avec atot, calqués cette fois-ci sur des modèles latins et des langues romanes, parfois germaniques. Parmi les composés enregistrés dans les époques antérieures, atotputernic, atotţiitor, atotştiutor prouvent leur viabilité. Le plus fréquent est atotputernic, à côté duquel circulent pendant le XIXe siècle atotputinte et atotpotent, attestés chez Nicolae Filimon et Heliade Rădulescu; tous ces temes sont apparus sous l’influence du lat. omnipotens: [...] ei doi călători, înfăşuraţi în ipingelele lor, îşi urmau călătoria în linişte, privind acest dezordin al naturii cu nepăsarea şi bucuria ce simţiră demonii când Cel Atotputinte deschise jgheaburile adâncului, ca să piardă o lume nedemnă de amoarea şi intenţiunea sa. (Nicolae Filimon, Ciocoii vechi si noi)14; Acea antică eră s-arată, cum am zis-o, / Sub varii, multe forme, sub varii, multe nume: / În Indii se numeşte maharchiane faste, / Căci oamenii d-atuncea erau maharchi pelorii,/ Mai mari decât pământul, atotpotenţi ca zeii (Ion Heliade-Rădulescu, Opere).15
En plus de ceux-là, les dictionnaires roumains du XIXe siècle enregistrent aussi d’autres mots composés, beaucoup d’entre eux ayant pourtant une circulation réduite. Ainsi, pendant cette époque sont enregistrés atotmâncător, atotpărinte, atotpribeag, atotvoitor, atotputere, atotputernicie, atotputinţă, tous calqués sur des modèles latins. Nous ajoutons encore atotprezent et atotprezenţă, imités sur des modèles latins et allemands. Dans la deuxième moitié du XIXe siècle la conception concernant les méthodes d’enrichissement du lexique roumain connaissent une tournure: par conséquent, quelquesunes de ces unités calquées ont été doublées par des emprunts provenant des mêmes langues sources que les calques. C’est ainsi qu’on doit au latin, de même qu’au français et, dans certains cas, à l’italien, des emprunts tels que omnipotent, omnipotenţă, omniprezent, omniprezenţă, omniscient, omniscienţă, omnivor. Par analogie, pendant le XXe siècle dans la langue naissent des formes telles atotcuprinzător, atotcunoscător, viables dans le roumain contemporain, à côté de atotputernic, atotştiutor. Entre les termes calqués sur le slavon, c’est seulement atotţiitor qui s’est maintenu dans le lexique contemporain, plus exactement dans la terminologie religieuse où il désigne toujours les attributs du divin.
Voir Ivaşcu (1956). Voir Drimba (1967).
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6. Conclusions Dans la période de l’ancien roumain, les calques contenant la séquence atot, doublée pour une courte durée par les séquences întrutot ou detot, s’expliquent, dans la plupart des cas, par des modèles slavons qui contiennent l’adjectif indéfini . Une explication probable pour la présence en dehors du modèle slavon des prépositions a, de, întru est l’analogie avec les structures syntaxiques déjà existantes en roumain à cette époque-là. La position de quelques-uns des composés avec atot dans le lexique roumain a été maintenue par les modèles identifiables dans le latin ou bien dans les langues romanes. Ainsi, s’ils existent encore dans le lexique roumain, des mots tels atotputernic, atotştiutor, il va de soi que leur viabilité est due aux mots latins composés avec l’élément omnis: omnipotens, omnisciens qui ont pris la place des modèles slavons . Vers la fin du XIXe siècle, quelques-uns des calques formés avec atot ont été doublés par des emprunts tels omnipotent, omnipotenţă, omniprezent, omniprezenţă, omniscient, omnivor, beaucoup plus fréquents dans le roumain actuel que les calques.
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Jaroslav Štichauer (Université Charles, Prague)
La dérivation suffixale nominale en français préclassique
1. Introduction Dans la présente étude qui s’inscrit dans un projet plus vaste de décrire le lexique français et plus particulièrement la dérivation suffixale nominale et son évolution au XVIe siècle, nous nous proposons de présenter ici quelques jalons de recherche et d’identifier les principaux problèmes que soulève une telle démarche. Quiconque cherche à circonscrire dans la durée la formation des mots à l’époque préclassique et à théoriser ses tendances évolutives est immédiatement confronté à un certain nombre de problèmes dont nous allons expliciter quelques-uns. La littérature consacrée au sujet abonde en exemples qui résistent mal à une analyse approfondie. Lewicka (1960: 182) note par exemple que: «Parfois toute une famille de mots populaires disparaît devant un mot savant: ainsi cécité devient l’arbitre de la lutte entre aveuglure, aveugleté, aveuglement, aveuglerie.» Or Frantext ne donne, pour la période 1550-1650, aucune occurrence de aveuglure, aveugleté ou aveuglerie. En revanche, on constate dès les premiers emplois de aveuglement que le sens psychologique est largement dominant, comme dans l’Heptaméron (Frantext, 1550): O malheureux! pensez quel aveuglement vous a prins de louer tant mon corps [...]
Selon Huguet (1935: 294-5): Fortitude, emprunté du latin fortitudo, se rencontre souvent chez les écrivains du XVIe siècle. C’est que courage n’avait nullement le même sens qu’aujourd’hui. C’était un mot collectif, se rattachant à coeur, et désignant l’ensemble des sentiments. On pouvait avoir un courage lâche. Le XVIe siècle n’avait pas, comme nous, le mot bravoure: c’est un italianisme qui n’apparaît qu’au XVIIe siècle. Fortitude était un utile emprunt pour combler un vide.
Si le mot fortitude est sorti de l’usage, c’est qu’il était probablement moins fréquent que ne le laisse entendre Huguet. En effet, Frantext n’en offre, pour la période 1550-1650, que 14 occurrences, dont 8 sont dues à Guy de Brués et 5 à Montaigne.1 Ce qui plus est, Frantext recense pour la même période pas moins de 707 occurrences de hardiesse dont le sens est souvent très proche de celui du mot courage d’aujourd’hui, comme dans l’exemple emprunté à d’Urfé (Frantext): [...] mais luy [...] n’eut jamais la hardiesse de se declarer. Fortitude fait également défaut dans la nomenclature de Cotgrave.
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Tout ceci montre que le vide n’était peut-être que virtuel et que la disparition de fortitude est imputable à d’autres facteurs. Dans les lignes qui suivent, nous allons aborder un certain nombre de problèmes liés à l’analyse des dérivés en français préclassique, aux mécanismes sous-jacents de leur évolution, à la concurrence suffixale et, enfin, à certaines contraintes de leur formation vues à travers une optique inspirée par la Théorie de l’Optimalité (OT). Commençons, dans un premier temps, par l’aspect chronologique et la problématique de la périodisation.
2. Périodisation 2.1. Facteurs internes et facteurs externes Comment fixer des répères dans un continuum que représente l’évolution d’une langue? Il existe désormais, semble-t-il, un large consensus sur la nécessité de relier l’aspect externe d’un côté et l’évolution d’une langue de l’autre. Varvaro (1972: 40) appelle les deux aspects ‹fattori esterni e interni›, ne serait-ce que pour éviter ce que Matoré (1953: 56) désigne comme ‹des classifications arbitraires fournies par l’histoire politique›. Il importe d’obtenir ainsi un savant dosage entre les deux, comme le rappelle Timm (2006: 181): Die Idealform einer Sprachgeschichte pointiert zunächst die Wichtigkeit der Unterscheidung zwischen externer und interner Sprachgeschichte [...] Die interne Sprachgeschichte sollte separat in Form der historischen Grammatik aufgezogen werden; letzendlich sollten die Resultate beider zusammengeführt werden, und anhand dieser summarischen Ergebnisse kann dann eine sorgfältige Periodisierung der gesamten Sprachgeschichte durchgeführt werden.
Le rapport entre l’histoire externe et l’histoire interne, «el problema fundamental de la interrelación entre la historia externa y la historia interna de la lengua» (Eberenz 1991: 92), reste extrêmement délicat à cerner. Le choix des paramètres assis sur des critères bien définis est bien entendu un objectif prioritaire (Eberenz 1991: 92-93): La meta principal de una historia interna de la lengua consiste, por tanto, en reconstruir las fases evolutivas, basando el análisis en una selección de parámetros esenciales; lo cual implica que procuremos conocer con precisión las épocas en que se generalizaron los distintos cambios [...]
Plusieurs travaux (cf., entre autres, Matoré 1953, Eberenz 1991, Caron 2002, Combettes / Marchello-Nizia 2010, Vachon 2010) ont cherché, pour la période qui nous intéresse, à mettre en parallèle la chronologie dans ses aspects socio-culturels et l’évolution et / ou l’apparition ou la disparition de phénomènes syntaxiques tels que la grammaticalisation (maintenant vs or, beaucoup vs moult), l’inversion sujet-verbe, la présence obligatoire des clitiques sujet (semble que > il semble que), la montée du clitique devant un infinitif (il le peut voir > il peut le voir) le format de la négation ne…pas, etc.) (cf. Eberenz (1991: 99) pour l’espagnol de 1500 à 1600).
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Dans le domaine du lexique, tout effort de périodisation s’avère encore plus hardi pour des raisons en grande partie externes à la langue. On peut citer à ce propos Combettes / Marchello-Nizia (2010: 132-133): Le lexique, quant à lui, constitue un domaine particulier dont les relations avec les autres niveaux ne peuvent être que très indirects. Si l’on met à part les questions de dérivation / composition, qui relèvent de la morphologie et qui sont à rattacher à certaines tendances syntaxiques générales, les facteurs externes sont sans doute plus importants que dans les autres domaines. Ainsi peuton considérer que le XVIe siècle se caractérise par un renouvellement évident du lexique, renouvellement dû en grande partie à des causes externes [...].
Eberenz (1991: 92) identifie dans le lexique des ‹zones nucléaires› dans lesquelles il observe la substitution d’un certain nombre de verbes de base de l’ancienne langue: ‹fincar, catar, y prender, por quedar, mirar y tomar, respetivamente.› Pour le français du XVIe siècle, il est tout aussi facile de répertorier des lexies (adverbes, mots dérivés, verbes, etc.) qui sont, à cette époque, en train de disparaître du vocabulaire ou qui accusent une forte baisse de productivité. Citons, à titre d’exemple, l’adverbe incontinent et les verbes bailler < *BAJULARE et cuider < COGITARE.2 La fréquence relative (obtenue grâce à Frantext) des occurrences de incontinent diminue sensiblement après 1650, comme on le voit dans le tableau (1):
FR: incontinent
1500-1549
1550-1599
1600-1649
1650-1699
1700-1749
164
186
125
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(1) Fréquences relatives (FR) de incontinent
Or quand on observe l’évolution d’un certain nombre de patrons dérivationnels, on est amené à abandonner la périodisation stricto sensu et à procéder à une juxtaposition de phénomènes de changement, comme le proposent Combettes / Marchello-Nizia (2010: 141). En effet, la morphologie dérivationnelle / constructionnelle se montre particulièrement récalcitrante à tout effort de périodisation. Comme on le verra, tout patron dérivationnel, tel que les nominalisations en -age, -ment, -ure, etc., tolère de nombreuses exceptions et les trajectoires de beaucoup de dérivés sont loin de se recouper. 2.2. Le français préclassique Il semble que l’on a de plus en plus tendance à désigner la langue de la période entre 1550 et 1650 comme ‹le français préclassique› (cf. Combettes 2003, Combettes / MarchelloNizia 2010, Štichauer 2010, etc.). Pour Schmitt (2005: 1431), le XVIe siècle fait partie de ce qu’il appelle ‹Neufranzösisch› pour lequel il fait ressortir quatre étapes chronologiques («vier chronologische Etappen») dont la première se situe entre l’Ordonnance de Villers-Cotterêts (1539) et la publication des Remarques de Vaugelas (1647). Les années 1550 constituent donc une espèce de terminus a quo, comme le soulignait Gougenheim (1974: 9-10):
Pour les données statistiques sur cuider, voir Vachon (2010: 233-234).
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Une date cependant semble importante dans l’histoire de la langue comme dans l’histoire des idées, l’histoire des lettres et l’histoire politique: c’est le milieu du siècle. La Pléiade impose une conception nouvelle de la poésie et de la langue poétique. […] C’est précisément à partir de ce moment du siècle que l’on voit se généraliser les outils grammaticaux modernes […].
C’est également vers 1550 que se situe notre premier ouvrage phare, à savoir la traduction du Décaméron par Antoine Le Maçon (disponible sur www.gallica.bnf). A l’autre extrémité, nous posons, comme un terminus ad quem les deux premières éditions de la Gazette de Théophraste Renaudot (1631,1632 –disponibles sur www.gallica.bnf) un texte non-littéraire, journalistique avant la lettre. Entre ces deux repères, nous nous appuyons sur Frantext et sur le Dictionarie de Cotgrave dont l’importance pour l’histoire du lexique préclasique n’est plus à démontrer (cf. Matoré 1968, Rickard 1985).
3. Les règles de construction de lexèmes (RCL) et l’histoire 3.1. Les règles de construction des lexèmes (RCL) sont elles-panchroniques? Etant donné que la plupart des affixes, sinon tous, accompagnent l’évolution du français depuis son origine, la question de savoir si les règles de construction de lexèmes (RCL) sont sujettes au changement au même titre que d’autres composantes phonologiques, morphologiques et / ou syntaxiques ou si, au contraire, elles sont de nature ‹panchronique›, autrement dit constantes quant au domaine de leur application, semble bien légitime. En abordant la question de la productivité morphologique, Corbin (1987: 177-178) penche clairement pour la conception panchronique: Je pense donc que l’opposition entre la disponibilité et la non-disponibilité des processus morphologiques est discrète, et probablement non susceptible de variations diachroniques. Mais à l’intérieur de chaque classe et de chaque règle, des affixes concurrents linguistiquement peuvent se distinguer par des degrés de disponibilité ou d’indisponibilité, fondés, pour les premiers, sur une distinction qualitative (par exemple restrictions plus ou moins nombreuses sur les types de bases auxquelles ils peuvent s’appliquer), pour les seconds, sur une distinction quantitative sans grand mérite théorique. Ces degrés de disponibilité ou d’indisponibilité peuvent, éventuellement, être soumis à des glissements historiques.
En étudiant la formation des adverbes en -ment au XVIe siècle, Glatigny (1982: 86) insiste sur la nécessité de distinguer emploi et formation, l’emploi étant sujet à des contraintes de type discursif: «Dans la plupart des cas, les adverbes en -ment de notre corpus sont constitués selon les ‹règles› qui régissent la formation actuelle de ce type de mots» . Dès le début de son étude consacrée au suffixe -ier dans la langue médiévale, Roché (2006: 55) aborde cette difficulté: Ou bien ces mots peuvent être analysés comme les productions de la synchronie actuelle, ce qui implique que les règles –ou les modèles– de constructions des mots aient été les mêmes à toutes les époques. Ou bien ces règles ont changé, et l’on ne peut pas traiter de la même manière les mots construits hérités d’époques différentes.
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Dans la conclusion, il prend une position beaucoup plus circonspecte – les deux modèles, actanciel et relationnel, qu’il dégage ne constituent peut-être pas un argument en faveur de l’immuabilité des RCL et / ou des modèles / patrons dérivationnels (Roché 2006: 94): Le suffixe -ier(e) présente une difficulté supplémentaire, puisque la dérivation s’organise autour de deux modèles que nous avons appelés ‹actanciel› et ‹relationnel›, celui de barbier et celui de printanier. S’il n’y avait que les dérivés prototypiques, on pourrait dire sans hésiter qu’il y a deux suffixes homonymes.
3.2. Exemple des dénominaux en -ier L’exemple de dérivé fenestrier(e), recensé dans Roché (2006: 74), peut nous servir de point de départ. Dans le sens de ‹qui se tient à la fenêtre› (TLF le qualifie de ‹vieux›), il est attesté dans Godefroy III: 751 qui cite également le Recueil de Meurier pour le dicton suivant: Fille fenestriere et trotiere, rarement bonne ménagere
Dans la langue moderne, fenêtrier / fenestrier viennent rejoindre le paradigme basé sur le format: [[N_]ier]N (cf. jardinier, cuisinier, pelletier, gantier, drapier, etc.). Les dérivés de ce type désignent, dans la langue contemporaine, (cf. le ‹modèle actanciel› cité ci-dessus) l’acteur d’une activité / travail qui maintient un rapport pragmatique avec le N de base. Ainsi le ‹brossier› est prototypiquement un fabricant / vendeur de brosses, tandis que le brosseur ([[V_brosse)]eur)]N) désigne celui qui exerce l’action de brosser. Le modèle actanciel paraît aujourd’hui quantitativement supérieur au modèle relationnel. Nombreux sont les cas de type céréalier qui peuvent fonctionner comme adjectifs relationnels (production céréalière) ou comme noms selon le modèle actanciel (les céréaliers exigent une hausse des prix). On comprend dès lors que face à: encadrement de fenêtre, goût de rhum, couleur de marbre
on n’a pas: *encadrement fenêtrier, *goût rhumier, *couleur marbrière
Or comme le montre Roché (2006: 70), en ancien français: ‹Un perron marbrier est tout simplement de marbre›, un pansier est celui ‹qui a un gros ventre›, un testier est un ‹têtu› (ibid.: 71) etc.3 Par rapport à la langue contemporaine, l’instruction catégorielle du suffixe -ier semble donc ne pas varier, la catégorie de l’output étant toujours un adjectif et / ou un adjectif nominalisé. En revanche, la langue moderne accuse une tendance à la monocatégorisation d’emploi des suffixes. On peut citer à ce sujet Zwanenburg (2006: 585) qui affirme que: «[…] il semble permis de penser […] que les langues tendent universellement à faire ainsi se correspondre de façon disjointe des ensembles de classes dérivationnelles et des ensembles d’affixes». On trouve vitres ou voirrieres fenestrieres ou encore verdure jardiniere dans de La Porte (2009: 280, 585).
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Si l’on raisonne en termes de l’hypothèse de la spécification maximale formulée dans Fradin / Kerleroux (2009: 86) selon laquelle «les règles morphologiques ont accès à l’information sémantique la plus spécifique qui est disponible», on peut dire que la variation diachronique d’une information spécifique est certainement d’ordre discursif, car toute lexie peut développer, dans un contexte socio-culturel donné, tel ou tel trait sémantique au détriment d’autres traits. Une telle propriété est facilement observable dans beaucoup de cas et peut être attribuée sans conteste à la discursivité.
4. Dérivation suffixale en français préclassique 4.1. Position du problème Quand on considère l’ensemble des patrons dérivationnels du français préclassique, on est confronté immédiatement à un certain nombre de problèmes essentiels, dont notamment le statut des hapax, la concurrence suffixale, la question de la norme et l’évolution sémantique des dérivés, en particulier, dans le cas des déverbaux, leur interprétation proccessive et / ou résultative. Nous allons illustrer maintenant ces problèmes sur des exemples concrets. 4.2. Le statut des hapax Marchello-Nizia (1992: 357) signale qu’en moyen français déjà: ‹-age et -aille n’ont plus aucune valeur de collectif, mais restent usuels [...]›. Brunot (1906: 190) ne donne que six exemples de mots nouveaux créés à l’aide du suffixe -age dont par exemple fleurage ou ondage. Un certain nombre de collectifs en -age (cf. Nyrop 1908: 86) se sont conservés jusqu’à nos jours, formant un groupe non-productif (branchage, plumage, cordage, feuillage, etc.). Or un exemple trouvé dans la Chronique de Pierre Belon (Barsi 2001: 276) soulève tout de suite plusieurs questions:4
[...] ils le (sc. Le Monastère de l’Annonciade) saccagerent de telle sorte qu’il n’y avoit plus forme d’eglise ne de dortoir, n’aiant laissé leans fenestrage ne portage entier [...].
Les deux dénominaux en -age ont visiblement un sens collectif (l’ensemble des fenêtres et des portes). Le second (portage) est un hapax –s’agit-il d’un phénomène d’attraction morphologique (fenestrage est bien attesté en français préclassique) ou bien d’un signe traduisant un regain de productivité de ce patron dérivationnel? Quoiqu’il en soit, les hapax en français préclassique ne semblent pas être des indices de productivité d’un patron dérivationnel.
Voir Baldinger (1950: 225-227) pour une analyse du collectif feuillage.
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4.3. La concurrence suffixale La plupart des patrons dérivationnels admettent, comme on sait, des suffixes concurrents. Ceci est vrai des déadjectivaux (lasseté vs lassitude, tendreté vs tendresse, humblesse vs humilité5, etc.), des dénominaux (huguenoterie vs huguenotage, veuvage vs viduité) et plus particulièrement des déverbaux (trouble vs troublement, damnement vs damnation, sauvement vs salut). Caron (2002: 333) note avec justesse que «[…] les phonèmes, les affixes, les mots grammaticaux sont les indicateurs les plus désignés pour la considération d’un changement». Cependant, l’évolution d’un patron n’est souvent pas très linéaire. On sait par exemple, comme dit Gougenheim (1974: 138), que: «Le moyen âge avait connu l’infinitif substantivé, mais ce moyen d’expression est fortifié au XVIe siècle par l’imitation du grec». Ce n’est que l’informatisation complète d’un corpus important qui permettrait de vérifier si l’évolution des emplois de l’infinitif substantivé suit, entre 1550 et 1650, une trajectoire définissable. A titre d’exemple, on peut citer les nombres d’occurrences des trois dérivés du verbe penser (dont l’infinitif substantivé) que donne Frantext pour la période en question. Pour simplifier le tableau, nous n’avons choisi que les syntagmes avec ce / cette (le tableau indique la totalité des graphies possibles: Occurrences 1550-1650 (Frantext) Cette pensée + cette pensee + ceste pensee + ceste pensée
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Ce pensement
7 (1560-1601)
Ce penser
47 (1566-1649)
L’évolution des emplois de pensement vs pensée correspond assez bien à la concurrence de type -ment vs -ée (cf. coulement / coulée, levement / levée, etc.), mais l’opposition entre l’infinitif substantivé (penser) et le déverbal en -ment (pensement) qui penche en faveur du premier des rivaux paraît visiblement déviante par rapport à la configuration habituelle. 4.4. La question de la norme - les dérivés formés à partir de la base assassinL’historique des déverbaux / dénominaux formés à partir de la base assassin- offre un exemple intéressant qui illustre fort bien un autre type de problèmes inhérents à l’évolution de la dérivation en français préclassique. Le verbe assassiner et ses dérivés nominaux sont, comme on sait, des emprunts à l’italien (cf., entre autres, Hope 1971). Les premières attestations dans les textes français datent des années 1550-1560. Or la base assassin- est perçue, dès cette époque, ou bien comme verbale, ou bien comme nominale. Le bon usage, c’est-à-dire la nouvelle norme ou le sociolecte littéraire de l’époque, finit par imposer assassin comme agentif humain et assassinat, formé peut-être sur le modèle attentat, pour désigner l’acte d’assassiner. La tendance que l’on peut qualifier de populaire privilégie la lecture du mot assassin comme un déverbal à suffixe zéro Voir Wooldridge (1998: 218, note 16) : «La forme delicatesse serait devenue plus courante depuis que Thierry avait mis ‹Pasquier dit Delicatesse› en 1564».
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(acte d’assassiner), alors que assassineur ou assassinateur désignent l’auteur de l’acte, donc de l’assassinement. Voici un exemple (Pierre de l’Estoile, Frantext): se detrapper de leurdit prince par force, par argent, par assassinement, par prison ou autrement [...]
Le témoignage de Mercier (Tableau de Paris, 1782, Frantext) en dit long sur la vitalité de cette tendance populaire: Le peuple dit et dira toujours assassineur: cela lui semble plus énergique.
4.5. Interprétation processive vs interprétation résultative Les déverbaux, essentiellement en -ment et en -(at)ion, pour ne donner qu’un exemple de cette problématique, développent souvent, en parallèle, un sens résultatif. Etant donné que l’histoire du français connaît deux variantes d’interprétabilité : a) les deux interprétations co-existent (traduction, construction) b) seule la variante résultative (au sens large) s’est imposée (logement, bâtiment, parlement) L’évolution de type b) est-elle (entièrement) prédictible? Quand on compare quelques exemples de déverbaux à lecture processive tels que (Heptaméron, Frantext, Gazette 1632: 296, respectivement): Et, jusques ad ce qu’il partist de la court, continuerent tous les soirs ces longs parlements [...] Icy nous continuons le bastiment de nos 3. forts [...]
On peut identifier facilement le blocage exercé par le mot parlement dans son sens institutionnel, mais quel mécanisme peut-il bien être en jeu dans le cas de bâtiment qui n’admet aujourd’hui que le sens résultatif, alors que construction ou fortification sont interprétables sur le mode procesif aussi bien que résultatif?
5. L’Optimalité et les contraintes La théorie de l’optimalité (OT) offre des instruments d’analyse et d’évaluation qui nous paraissent très utiles. A la base, comme on sait, il y a l’idée de contraintes (violables et nonviolables) qui entrent en concurrence. Leur hiérarchisation permet de dégager un candidat idéal pour un output donné. Dans une perspective diachronique, le facteur clé est la notion de rehiérarchisation (reranking). Roché (2006: 94) précise, à propos de la situation en français médiéval, que: «En termes d’Optimalité, on pourrait dire qu’à cette époque les contraintes de bonne formation, l’euphonie, l’emportent sur les contraintes de fidélité et les restrictions catégorielles». On pourrait dire que dans la langue préclassique, les restrictions catégorielles deviennent peu à peu plus contraignantes, le français préclassique étant déjà lancé sur la voie de la monocatégorisation.
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5.1. Contrainte de processivité On constate que dans beaucoup de cas, les déverbaux en -ation, même ceux qui sont formés à partir d’une base savante (accusation) se retrouvent en concurrence avec les formations déverbales en -ment. L’Eclaircissement de Palsgrave6 oppose ainsi accusation (accusation) et accusement (accusyng). Ce témoignage montre que le suffixe -ment conférait au dérivé une interprétation (fortement) processive, alors que les déverbaux en -ation pouvaient être interprétés comme résultatifs, autrement dit la processivité inhérente de ces derniers était ressentie comme affaiblie. Or le suffixe -ment était le principal suffixe nominalisateur, comme le montre, entre autres, la quantité étonnante de déverbaux en -ment dans Nicot, soit quelque 3,5% de la totalité de sa nomenclature, par rapport à 2,2% dans le Petit Robert. Ce facteur générait un autre type de conflit, celui qui opposait sa valeur processive au sémantisme de la base verbale, notamment dans le cas des verbes téliques. Ceci peut expliquer la substitution progressive, dans la langue préclassique, des déverbaux en -ment par ceux à suffixe zéro: violement > viol, retardement > retard, abandonnement > abandon, troublement > trouble, etc. (certains dérivés concurrents en -ment étant parfois conservés dans un sens spécialisé). La réaction de rejet que les remarqueurs (Bouhours, Alemand) du XVIIe siècle manifestaient vis-à-vis des mots tels que abregement peut s’expliquer, du moins en partie, par ce facteur.
5.2. Contrainte phonologique / euphonique Dans le cas des déverbaux en -ment, certaines nominalisations peuvent être en conflit avec un aspect phono-tactique ou phono-esthétique, autrement dit certains segments intralexicaux sont difficilement compatibles avec ce suffixe. Cette contrainte peut expliquer par exemple l’absence de dérivés en -ment dans lesquels le suffixe est précédé d’un segment /-mǝ-/, comme dans *mimement ou encore *chômement. L’existence des dérivés comme envenimement, bien que fort rares, (cf. TLF, quatre occurrences dans Frantext du XIXe et XXe siècle), montre que cette contrainte occupe une position inférieure dans la hiérarchie. Les exemples tels que fumement et perfumement que l’on trouve dans Cotgrave on encore trouve affamement cité dans Mecking (1993: 3) prouvent que le poids relatif de cette contrainte n’était probablement pas très élevé à l’époque préclassique, ce qui peut être lié au phénomène de dénasalisation partielle. Le même phénomène entre en jeu dans les déverbaux modernes dont la base se termine en /-jõ-/: ainsi, la langue moderne préfère auditionnement, visionnement, conditionnement à *auditionnation, *visionnation, *conditionnation. 5.3. Contrainte de taille Certains suffixes paraissent incompatibles avec une base monosyllabique, ce qui est particulièrement vrai pour le nominalisateur -ment. (à la différence de -erie ou -age: cf. La même opposition se retrouve dans Cotgrave, comme dans bien d’autres cas (fortification vs fortifiement, etc.)
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tuerie, scierie, tuage, sciage) La langue moderne ignore ce type de formation [[σ]+ment] N: les déverbaux comme *sciement ou *tuement paraissent en effet exclus. En français préclassique, on en rencontre beaucoup dans Nicot ou Cotgrave, mais également dans les textes. Touchement se trouve dans la nomenclature de plusieurs dictionnaires dont celui de Cotgrave. Lewicka 1960 mentionne, entre autres, priement. Dans Gazette 1631, on peut trouver par exemple levement: […] que le chef des Imperiaux a esté fait prisonnier & plusieurs des siens tuez: d’où l’on croid asseurement le levement du siege.
Ce type de contrainte est à l’origine, nous semble-t-il, d’une évolution relativement régulière: écoule- / coule- > *coulement + écoulement + coulée élève- / lève- > *lèvement + élèvement + levée attouche- / touche- >*touchement + attouchement + touche Le processus de rehiérarchisation, entamé dès la langue préclassique, va aboutir en français classique, autrement dit la contrainte de taille sera désormais supérieure à celle de régularité morphologique. 5.4. Blocage Il s’agit en premier lieu de ‹token blocking› dans le sens de Rainer (1988). Un dérivé formé régulièrement à partir d’une RCL est bloqué par la présence, toute fortuite, d’une formation relevant d’une autre catégorie morphologique. La puissance de blocage est directement proportionnelle à la fréquence d’emploi du mot bloquant. On peut expliquer par le phénomène de blocage la non-existence de dérivés comme: *sauvage (n (Teofrasto HP 9. 15. 5). La seconda ipotesi non avrebbe senso in quanto (a) keravvi>n non sembra aver continuatori, (b) il greco -ai- non può avere come esito -änell’ant. slavo ecclesiastico.
Per illustrare i riferimenti alla neolinguistica bartoliana, e in particolare al conflitto tra il centro e la periferia della ‹latinità›, consideriamo gli scambi lessicali tra centro e periferia, nel corso del tempo: i succedanei di bēta nel galloromanzo mostrano l’allotropia bēta: *bětta. Il fitonimo periferico sembra entrato così nell’alternanza sillabica V:C ↔ VCC, come in pīpa: pĭppa, bāca: băcca, būca: bŭcca, nella formazione del fr. bette, bette-rave. Bette-rave, diventato poi centro focale nella creazione della fitonimia sia delle Chenopodiacee, sia delle Crucifere, ha influenzato, incrociato con i succedanei di hĕrba, altre formazioni quali il veneto erbet(t)e > erbete-rave > erbe-rave, producendo falsi continuatori del latino herba. Un ulteriore esempio di scambio tra il centro e la periferia del mondo latino, con la quasi scomparsa dei tecnicismi settoriali, è il modo in cui il latino periferico bēta/ *betta (gallo-latino), prende il posto centrale che aveva il latino holus, holera ‹verdure›, che viene relegato, col suo corrispondente osco *hel(e)sa, alla periferia del mondo neolatino (calabrese sett. jìevuza, jìuza Beta cycla L.). Il tecnicismo botanico brăssica, usato da Varrone in poi, a volte con referenti non ben determinabili, scompare dal mondo neolatino, tranne per qualche rara apparizione dialettale, esattamente come *hel(e)sa. Si evidenziano, di conseguenza, continui scambi e capovolgimenti tra il centro del mondo latino e la sua periferia.
Pensando alla teoria di Devoto della ‹latinità sommersa›, si dovrebbe forse insistere sulla complessità intrinseca del modello latino, tramite il ‹farsi di più latini› nel tempo e nella differenziazione sociale antica, sulla scia di Devoto (per il caso dell’ittionimia latina / neolatina vd. Trumper 2008). Nel definire il concetto di ‹latino volgare›, occorre tornare all’idea di una diversificazione, diatopica e diastratica, dei livelli della lingua e insistere con maggiore forza sulla differenziazione tra sermo plebeius (diastratia), sermo militaris (linguaggio settoriale), sermo provincialis (diatopia) e sermo rusticus (una combinazione di diastratia, diatopia e settorialità), in una situazione in cui non vi era alcuna unità ideale o mononormatività se non a livello letterario e/o alto distraticamente. Un altro riferimento importante, che riprenderemo, è alle dinamiche che attengono alla diastratia, come nel noto exemplum di Varvaro (comÇdÇre ecc.), in cui elementi originariamente alternanti su questo piano diventano successivamente alternanze su quello diatopico. La necessità di creare un modello composito che copra più aspetti differenziati è figlio della costatazione inevitabile che la complessità è insita nei sistemi creati dalle comunità reali
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di parlanti.2 Uno dei compiti più difficili è quello d’intervenire sia sul piano della cognizione per ricostruirne concettualmente le coordinate sia sulle dimensioni spazio-temporali della lingua per una corretta ricostruzione della fitonimia romanza. Il rapporto che si crea fra la cognizione del mondo reale da parte del parlante e lo spazio-tempo linguistico è nella nostra visione origine stessa di complessità. Prendiamo ora in considerazione, in modo critico, alcuni approcci, utilizzati in letteratura. Facendo riferimento alla teoria che riguarda sostrato, superstrato e parastrato, da Ascoli in poi, prendiamo come paradigmatici gli esempi lessicali presenti nelle opere di Rohlfs (e di altri) per illustrare l’ipotesi del sostrato dorico (megalo-ellenico), presente sia nell’ormai estinto calabrogreco (a volte nell’apulo-greco sopravvissuto), sia nel romanzo calabrese ‹contaminato› lungo i secoli da questo stesso greco. Per quanto riguarda un evidente nucleo di casi considerati arcaici, megaloellenici, abbiamo analizzato una lista di 109 arcaismi di cui solo 49 rappresentano l’estrema conservazione di elementi ellenici arcaici o di manifesti dorismi non posseduti da nessun altro dialetto greco se non dallo zaconico, o addirittura presenti unicamente nell’italo-greco. Si tratta cioè del 45% degli evidenti arcaismi finora analizzati. Su un lessico agricolo di ca. 10000 voci rappresenterebbero solo lo 0,49% del lessico totale, un minimo assoluto, dal punto di vista della casistica, per poter giustificare un riferimento al sostrato. L’intera questione verrà affrontata in altra sede.
1. La teoria dello Sprachbund da Sandfeld in poi È molto discutibile non solo l’esistenza in chiave linguistica di uno Sprachbund balcanico, ma persino il concetto di una latinità ‹balcanica›, del tutto diversa dall’eredità latina in senso più generale. Va comunque detto che in fin dei conti questa latinità, ritenuta diversa e speciale, si riduce, a livello lessicale, a meno di una ventina di voci, vale a dire: accÑpÑter, apparªmÇntum, bar²thrum, bolea ‹salamandra› / bola ‹animale acquatico›, chersўdrus, conuÇntus (esiti balcanici particolari per la loro diversa evoluzione semantica), crÂtÑcus (arbor crÂtÑca > alb. [kretkë > krekë]), esiti popolari di lôcrum > rom. lucru, alb. lukër, m²jus non solo > m²jªtÑcus, m²jÂnsis (REW 5250) ma anche *m²jªrÑum > alban. mahajër ‹maggese›, nÚv²strum, nÚvÇrca, mastÑcÑnus (< mastivvcino), spÜdÑum (REW 8166 postula spÚdÑum, < spovvdio -ia -ion‹grigio cenere›, < sost. spovvdion rom. spuz², alb. shpuzë)3, [spovggo Ciò vale per chi lavori sia sul piano pratico (la raccolta etnobotanica) sia su quello teorico (la creazione di modelli). 3 Rohlfs, EWuG2 478 ritiene spovvdio l’origine di un ittionimo calabro-romanzo, di cui non conosce i referenti. Esemplari non adulti (meno di ½ metro di lunghezza) di Lichia amia Cuv. [adulti tra 1 e 2 metri si chiamano ricciòla], e esemplari di Lichia glauca Risso (non supera i 40-50 cm.), si chiamano fròdinu a Pizzo Calabro, spròdanu o spòdanu da Nicotera, S. Ferdinando fino a Bagnara, a Scilla e RC sfòraru. Così il Tirreno. Lungo lo Ionio i pesci sono nominati a Catanzaro Lido, Squillace e Soverato spòdara, a Monasterace spòdaru, a Roccella Ionica, Siderno, Locri, Bovalino, Bianco spòduru, a Bova Marina, Melito spòrara. Se, seguendo il paradigma stabilito dai sostantivi indicanti piante o sostanze kovvkko, mhlon ecc. con aggettivi corrispondenti kovvkkino, 2
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> spoggivvon >] spoggiavvrion4 > *spendzer Helleborus spp., Veratrum album L. > *shpendhër, con ulteriore simplificazione *shpendhër > albanese shpendër[r], shpëndër[r], romeno spînz Helleborus spp., Veratrum album L. per retroformazione dal pl. spînzuri.
Tredici o quattordici casi sono troppo pochi per poter parlare di una latinità balcanica come ‹caso speciale›; il restante lessico così etichettato si trova in altri dialetti romanzi o nei prestiti latini nel celtico o nel basco. Uno spunto ugualmente controverso è l’applicazione, con risultati talvolta poco efficaci, di un modello generale di archeologia linguistica: Nel NDDC (anche nell’ultima edizione, 2001), si ripete la voce átrija, con referimento a ‹prugnolo›, Prunus spinosa L., presente nell’Area Lausberg ad Oriolo e Albidona, con l’allo tropo trigna, atrigna, e dal Pollino fino alla Sila catanzarese. Rohlfs proponeva di etimolo gizzare trigna come *ªtrÌgnus < ªter, mentre Alessio (Lexicon Etymologicum 33-34) più correttamente riporta (a)trigna a *ªtrÌnÇus, rimodellato su v²ccÌnÇus < vacca. Va, però, preci sato che il calabrese non conosce gli stessi fenomeni fonologici storici del portoghese, del galiziano o del guascone (nasalizzazione seguita da denasalizzazione), motivo per cui non potrebbe generare un esito átrija da atrigna, come sembra supporre Alessio. Proponiamo piuttosto un rimodellamento di ªter basato sul comparativo ªtrÑor, ªtrÑus > aggett. *ªtrÑus -a -um, di cui i dialetti meridionali d’Italia conoscono altri esempi, cfr. lÇuis -e > lÇuÑor, lÇuÑus > aggett. *lÇuÑus -a -um > cal. lìeggiu, lèggia. Un’altra possibile soluzione sarebbe postulare la creazione tardolatina di un aggettivo *ªtrÇus ‹nerastro› basato sulle coppie quali rôssus: rôssÇus ‹rossiccio› (LEI 2001-2035, Fanciullo). Avremmo così la serie ªter > *ªtrÇus ‹nerastro›, *ªtrÌnus ‹alquanto nero›, *ªtrÌnÇus ‹piuttosto nerastro›. Ambedue le soluzioni sono possibili, anzi probabili. Le voci REW 753 ªter, FEW 1. 166 ªter andrebbero riconsiderate, visto che l’antico italiano atro / adro è un dottismo, mentre il prov. airo, l’occit. aire Vaccinium myrtillus L. (> fr. airelle) è da Meyer-Lübke in poi considerato esito di ªter, mentre potrebbe derivare ugualmente da un celtico *²g-r- (> *²g-r-Ún-)5 quanto dal latino ªcr- o ªtr-.
Come si vede gli approcci ‹archeologici› sono irti di sorprese e difficoltà.
mhvvlino, possiamo costruire la coppia sost.: agg. spodovv: *spovvdino (cenere > cinereo), allora il nuovo aggettivo costituirebbe la base cromatica da cui si crea l’ittionimo, cioè *spovvdino sarebbe l’etimo che dà inizio a una forma base spòdinu. Vista la neutralizzazione in calabroromanzo di sf- e sp- in sp-, sp- può riportarsi o a sf- o a sp-, sf- a f-, il che spiegherebbe gli ittionimi fròdinu, sfòdanu, sfòdaru, sfòraru. Le forme in -uru, -ara lungo lo Ionio costituiscono scambi di suffisso, cioè una forma *spodarovv per *spovvdino. Accettata questa etimologia, esiti di spÜdÑum -ia non sono da considerare caratterizzanti soltanto il romeno e l’albanese ma il calabroromanzo e il siciliano orientale. 4 Troviamo il diminutivo spoggiavvrion del diminutivo spoggivvon nell’Ieracosophion di Demetrio di Costantinopoli (§115 “a{{per ajpospovvggize kaqarw spoggiarivvw/ meta;; u{{dato qermou’’”): questo hapax appartiene allo stesso periodo dei testi che contengono il diminutivo spoggavvrion < spovvggo. 5 Cfr. occit. agrunelier Prunus spinosa L., guascone aragnun, aragnñ (> aralèt) Prunus spinosa L., simile formalmente al guascone awagnun, awagnñ Vaccinium myrtillus L. I fitonimi additano un celtico *²gr-Ún-(Ñ-ª), var. *²gr-ÌnѪ. Vd. FEW 1. 54, Coromines-Gulsoy-Cahner 19957, 1. 355-357, 1. 503-505 per forme occitaniche e catalane.
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2. La creazione di un modello: le Crucifere Nella Figura 1 si propone in maniera schematica il modello pluridimensionale delle Crucifere. Considerare un insieme di piante implica soffermarsi su tre approcci principali, il primo, quello botanico, frutto di un’azione ordinatrice esterna, ci riguarda poco in questa sede; il secondo riguarda il sistema cognitivo creato e acquisito dai parlanti e l’ultimo che comprende le dimensioni spaziali, temporali, culturali e linguistiche e le loro variazioni nell’ambito di un modello di variabilità, il fulcro della presente discussione.
Figura 1
I modelli analitici e descrittivi utilizzati di volta in volta in etnolinguistica sono molteplici, dalla descrizione in tratti distintivi, più o meno gerarchizzati6, all’analisi prototipica in termini di ‹best examples› (Rosch 1978, 1981), alle analisi multidimensionali che partono dal concetto di ‹generico› e di ‹intermedio› (Berlin et al. 1973, 1981; Berlin 1978, 1992, 2003 ecc.;7 Trumper / Maddalon 2003), fino e oltre l’idea della ‹categoria politetica› (Maddalon 2003: 139, 144 e passim). Il tentativo proposto riguarda una rappresentazione veramente multi-dimensionale, in parte in termini di schemi di simulazione di oggetti e di entità, anche secondo le recenti discussioni di Barsalou (1999, 2003, 2008 inter alia), la cui complessità non è un portato del modello bensì il tentativo di cogliere il maggior numero di punti di vista di cui i parlanti dispongono guardando la realtà extralinguistica. Queste dimensioni corrispondono piuttosto È oltremodo complessa la riduzione di dimensioni cognitive a tratti, d’altronde le dimensioni non rappresentano mere somme di tratti distintivi (Trumper / Maddalon 2003: 45-47). 7 Atran (1990: 26-27) obietta che non solo in Aristotele e Teofrasto è difficile distinguere categorialmente tra gevno e ei\do ma che è irrilevante per spiegare categorie naturali e la loro percezione da parte degli umani una qualsiasi distinzione di questo tipo. Ha più senso distinguere un unico livello gevvno- eido da quello ‹intermedio›. 6
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precisamente agli stimoli senso-motori in termini cioè dei cinque sensi, in particolare della vista, dell’olfatto-gusto e dell’udito, secondo la teoria per cui un concetto è l’incrocio di tutte queste esperienze lessicalizzate, sommatoria che viene immagazzinata nel cervello per poter simulare gli oggetti e nozioni così organizzate8. Lamb (1998: 240 sgg.) aveva già cercato di collegare serie di lessicalizzazioni con concetti a loro volta connessi con immagini percettive (‹percepts›), relate in modo non semplice con i sensi, immagini usate seriormente per simulare cose e idee nel mondo reale. Nel caso delle piante alcune di queste dimensioni / somme di immagini risultano privilegiate per motivi ovvi, ad es. il landscaping e il scentscaping, che ora si propone di introdurre, assieme al soundscaping, (cfr. Revel 2003: 195-96 «simple and basic qualities of soundscape and perception can stimulate a reorganization of conduite motrice»). Il primo riguarda la vista di parti preminenti, di colori, di tratti morfologici e di habitat ecc., il secondo la sensazione, il ricordo e il riconoscimento mediante l’aroma e il gusto. Un’ulteriore dimensione è quella dell’uso, a sua volta divisibile in uso primario alimentare, uso sociale, fitoterapeutico, uso simbolico (magico-religioso). Un’altra ancora è quella della polarizzazione positivo-negativo, buono-cattivo, utile-nocivo; le ultime sono quelle della stagionalità e della spontaneità vs. la coltivazione. L’interconnessione di tutte queste dimensioni, secondo il gran numero di combinazioni possibili, costituisce l’insieme delle possibilità classificatorie ed identificatorie che i parlanti mettono in atto, permettendo la simulazione della pianta nel suo insieme ‹percettivo› nell’individuo. 2.1. Applicazioni del modello Usando come punto di partenza la fitonimia catalana (Masclans 1954), abbiamo isolato quelli che Berlin, Atran ed altri chiamano ‹generici›, che fungono da classemi, ad es. (1) *RAVEN-> rave (rave = ravenéra Brassica rapa L., Raphanus sativus L. + rave boscà = rave de cavall Armoracia rusticana Gaertn. & Sch. + rave de mar Cakile maritima Scop. + rave petit = rafanistre Raphanus raphanistrum L.) + ravenissa (ravenissa Bunias spp., Sisymbrium irio L. + ravenissa bórda Sinapis arvensis L. + ravenissa gròga Rapistrum rugosum [L.] All.), oppure (2) *COL- > còl (còl Brassica oleracea L. + còl bórda Brassica montana Pourret + còl vèrda Brassica oleracea L. varietà), persino (3) MORRITÒRT- > morritórt (morritòrt Lepidium sativum L., Lepidium campestre [L.] R. Br. + morritòrt d’aigua Nasturtium officinale R. Br. + morritòrt bórd Coronopus procumbens Gilib.) + crèixens (crèixens Cardamine hirsuta L. + crèixens de prat Cardamine pratense L.), nonché (4) *MOSTASS- > mostassa (mostassa Sinapis spp. + mostassa nègra Brassica nigra [L.] Koch + mostassa blanca Sinapis alba L., Hirschfeldia incana Lagr.-Foss.) + senabre (var. geografica per mostassa blanca). I fitonimi rimanenti restano dei generici isolati, non relati lessicalmente con altre denominazioni che possano indicare diverse relazioni etnobotaniche, come ruca, nap che sembra relato con col (= nap-i-col), carraspic (Iberis umbellata L.), bosses de pastór = pa-i-formatge Capsella bursa-pastoris (L.) Medicus, allenc (Alliaria spp.), argilagò / argilaguèta (Alyssum strigosum Barb. & Sol., Alyssum spinosum L.), un numero di casi con hérba + modificatore (hérba Con una sintesi brutale, diremo che ciò che si ipotizza è che nella memoria a lungo termine siano situati i simulatori, in quella a breve termine le simulazioni. Il ‹concetto› viene costruito e ricostruito di continuo in quanto orientato all’azione.
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pastéll Isatis tinctoria L., hérba de la ràbia Alyssum alyssoides L., Alyssum campestre Auct.). Un caso interessante è l’estensione etnobotanica dell’espressione descrittiva caps blancs (‹teste bianche›) a Alyssum maritimum Lam., Diplotaxis erucoides (L.) DC, e Iberis amara L.
Non vi è alcun ‹intermedio› che faccia funzionare il modello, solo la continua interazione tra ‹landscaping›, evidente nei modificatori d’aigua, de mar, boscà, de prat, presente cromaticamente in nègre, blanc, gròc, vèrd, pastéll, e la piccolezza o rotondità della pianta (petit, bossa), ‹scentscaping› in morritòrt9, dimensioni sensoriali rafforzate dalle funzioni alimentari (pa-i-formatg) e agroalimentari (varietà spontanea e non coltivata: bórd), e dai confronti partonomici (cap) ecc. A parte i generici produttivi accennati, non vi è nessuna categoria che collega tutte le altre per creare un unico elemento percettivo (d’insieme) di questa famiglia. Non vi sono comunque problemi di etimologia remota, tutti gli items si collegano con voci latine ben note, a parte l’ovvia fusione volgare tra esiti di rªpum -a e r²ph²nus (< rJavfano) e la presenza di qualche dottismo medioevale (ruca). Proseguiamo con l’organizzazione lessico-semantica delle Crucifere nel guascone, usando come punto di partenza lo studio classico di Séguy (1953), come nella Figura 2.
Figura 2
Nel primo caso non vi è un vero classema che colleghi i sottoinsiemi, nel secondo, l’indice lessicale che si potrebbe definire classema dell’insieme etnobotanico è bidèch. Ambedue gli schemi sono dominati dalla funzionalità sociale delle piante, più quella alimentare che medicinale, anche se nel caso catalano il scentscaping lascia le sue evidenti tracce in morritòrt insieme al sapore-gusto in mostassa (< mŭstum). Nel caso catalano, la modificazione tende a corrispondere alla differenziazione botanica tra specie, talvolta tra generi. Sia la modificazione dovuta al landscaping, sia l’appello ad una pretesa parentela sistemica diventano dimensioni importanti nel determinare non solo gli elementi periferici ma anche alcuni centrali al microsistema. Quest’ultima dimensione non è frutto di confusione popolare, come voleva Bertoldi (1923: 109, quando commentava casi simili per Colchicum
Vi è l’esatta corrispondenza con il lat. nastôrtium (etimologizzato correttamente in Plinio NH 19, 155 e Isidoro, Origines 17. 10. 17), e con il dottismo francese nasitort.
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autumnale L. e Verbascum spp.), o Séguy (1953: 283-84)10 a commento dei principi costitutivi della fitonomia. La parentela, almeno per i parlanti che la producono e la usano per relare sistemicamente, è costante nella denominazione di moltissime piante. Il mistero sembra restare bidèch, bidès o bisèch11, voce sistemicamente centrale, inspiegabile, come diceva Séguy, in termini di ‹vite› o ‹pianta che si attorciglia›. Una considerazione potrebbe portare verso una soluzione è quella di ipotizzare un gallicismo: bēta = *beitā12, nel cui caso la spiegazione può avvenire in termini di usi alimentari. Un’alterazione morfologica, un derivato in -ācěus, bētācěus -a -um > sost. betaceus -eum documentato in molti autori a cominciare da Varrone, var. bitacium nelle Note Tironiane13, non crea né imbarazzo semantico né problemi derivazionali a un guascone-provenzale bidès con betacismo, che, poi, con la nota palatalizzazione guascone dopo vocale anteriore, darebbe un esito quale bidèch con i suoi allotropi, tutti elencati da Baldinger (1988: 115-16, n° 439)14, nel quale però manca il punto storico di partenza. In termini più generali, vista la diffusione di un percorso vita > nutrimento, mangiare > pianta (foraggio, ecc.) nelle lingue Itt.-IE, crediamo si tratti di un modello storicamente centrale nella creazione fitonimica. Passiamo ora ai microsistemi veneti (centro-meridionali) e friulani. Nel primo caso illustrato non vi è alcun centro evidente nello schema intorno al quale possa gravitare un piccolo complesso lessicalizzato càvolo, rava, ravanèla, rùcola, gressón, essendo il primo e il penultimo estranei al sistema veneto per la conservazione di -au- e la non lenizione di -c-. Simili voci rappresentano accatti botanici medioevali o rinascimentali. I referenti precisi si trovano in Trumper / Vigolo (1995), ma i ‹generici› si possono elencare come segue: (1) CÀVOL- > càvolo (Brassica oleracea L., Br. sabauda L. ecc.), (2) RÙCOL- > rùcola (Eruca sativa Miller) + rùcola mata / salbèga (Diplotaxis spp., Bunias spp., VI Nasturtium sylvestre R. Br.), (3) RAV- > rava (rava Brassica rapa L.) + ravissa (ravissa [Sinapis alba L., VI Sinapis arvensis L. = sènepe, per alcuni = naón] + ravissón [Brassica campestris L., PD Brassica nigra (L.) Koch]), (4) RAVANÈL- > ravanèlo -a (Raphanus sativus L., Raphanus raphanistrum L., Rapistrum rugosum (L.) All., per alcuni Brassica nigra, Bunias spp., [Capsella bursa-pastoris Medicus: sui Colli Euganei], in questi ultimi 3 casi = raìcio mato), (5) CREN- > crén (Armoracia rusticana Gaertn. & Sch.), (6) NAON- > naón (Brassica napus L.), (7) GRESSÓN- = STRUSS- > gressón [= strusso] (Lepidium sativum L., Nasturtium officinale R. Br., Nast. Sylvestre R. Br., Cardamine spp.) + gressón mato (Lepidium graminifolium L., Cardamine hirsuta L.). ‹Generici› isolati sono casse-mòrte (Calepina spp.), scarsèle (Capsella bursa-pastoris Medicus), èrba ajo (Alliaria spp.), culi grassi (Barbarea vulgaris R. Br.), medàje del Papa (Lunaria spp.), fòje de Sant’Ubèrto (Cochlearia sp.), galéti –ìti (Thlaspi spp.), ed un importante dottismo medioevale sesémbro (Sisymbrium spp., VI: nome esteso anche ad alcune labiate). Vale a dire: «À notre point de vue, nous considérons donc la confusion comme un processus de nomination: que ce processus repose sur une erreur de jugement de la part du témoin est pour nous une consideration accessoire» ecc. 11 I principali referenti sono Raphanus spp., Armoracia spp., Sinapis spp. (Séguy §§58, 59). 12 Cfr. il cimr. bwyd, bret. boed < *gwei-to- ‹fonte di vita›, ‹cibo›, per cui bwyd-y-tlawd ‹cibo dei poveri› si riferisce a Nasturtium spp., crucifere. Il corrispondente gallico sarebbe stato *beitª. 13 Costamagna, G. / Baroni, M. F. / Zagni, L. (1983). Notæ Tironianæ. Roma, p. 71C10. 14 Esamina criticamente fitonimi del FEW 14. 551b, 21. 126a. 10
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Il complesso sembra centrato sulla funzione alimentare, anche tramite rapporti di parentela popolare con altre piante eduli, ad es. Bunias spp. e Brassica nigra con note asteracee (raicio mato) o veronicacee (gressón per Veronica beccabunga L.). Alcune piante vengono associate lessicalmente per l’aroma con note Labiate, mentre la forma (bale, medajoni, culi grassi, scarsèle) costituisce un sottodimensione secondario, come anche la stagionalità. Sono presenti anche elementi estranei al neolatino: il germa nismo kresso (> gressón), contaminato con crassus (var. grassón), tenuto a bada marginal mente da strusso (< nāsturcium), lo slavismo crén già discusso al §1. Enigmatico resta il sud Pd scrìssioi = sgrìsoi, che richiama il friul. sgrisulò: sembra aver stranamente a che fare con sgrìsolo ‹brivido›. Anche se FPF §§68, 461 non offre spiegazioni di questa relazione, va notato che il fitonimo viene utilizzato anche per Silene spp., chiamata in veneto anche s-ciopéti, friul. sclopons, dall’usanza di fare schioccare il fiore contra la mano o la fronte per far rumore (gioco infantile). Vi è un ovvio percorso ‹schiocco; rumore inatteso› > ‹spavento temporaneo› > ‹brivido›, per cui il fitonimo sarebbe in fondo un richiamo allo soundscaping (fiore per fare schiocchi). Per il friulano abbiamo isolato i seguenti ‹generici›: (1) CAUL-15 > caul, caulirave Brassica oleracea L., Brassica arvensis Rabenh., Brass. campestris L. (per alcuni), Brassica napus L., (2) RAV- > rave (Brassica rapa L.) + ravice [ravice Brassica nigra (L.) Koch, Sinapis spp. + ravición Brassica campestris L.], (3) RÙCUL- > rùcule Eruca sativa Miller + rùcule di mònt Cardamine amara L. + rùcule di chjamp = rùcule salvàdie Bunias spp., Diplotaxis spp., Nasturtium sylvestre R. Br., da alcuni anche Capsella bursa-pastoris (L.) Medicus, (4) CRESSÒ- > cressò Cardamine spp., Nasturtium officinale R. Br. + sgrisulò [sgrisulò Lepidium graminifolium L. + sgrisulò di aghe Lepidium sativum L., classe ovviamente connessa lessicalmente con i nomi per Silene spp.]. ‹Generici› isolati, lessicalmente improduttivi, sono ravanèl (Raphanus sativus L., Rapistrum perenne [L.] All., a volte Brassica nigra [L.] Koch), sgèdule (Raphanus raphanistrum L. < asgēt ‹aceto›), crén(ch) (= jarbe cajàrie Armoracia rusticana Gaertn. & Sch.), racón (Erucastrum palustre Vis.), medàis di Pape (Lunaria spp.).
Le relazioni etnobotaniche e etnosemantiche, nonché le etimologie remote, non presentano problemi di sorta. Apparentemente anomalo resta solo racón: sembra richiamare friul. rachje, nordveneto ràcio ‹rovo›, che si ritrova dall’Engadina al Veneto per ‹pianta spinosa›. Può essere rapportato al cal. ragu, ragari / rahu, rahara ‹erpice; erpicare›, < gr. rJacovv ‹rovo›, essendo gli erpici primitivi fatti di mucchi di rovi trascinati da strumenti rudimentali per liberare i terreni dai sassi. Il grecismo si è trasmesso tramite l’Esarcato al nord, e con la mediazione della Calabria bizantina al sud. Passando ora alla Calabria consideriamo il seguente schema di ‹generici› per l’Area Lausberg: (1) CÀVUL- > càvulu (Brassica oleracea L., Br. sabauda L.) + cavulÌttu, càvulu salivaggiu (Brassica sicula Bertol., Cakile maritima Scop., rara Crambe maritima L.), (2) RAP- > rapa (Brassica napus L., Br. rapa L.), (3) LAPRST- > laprÑsta (Brassica arvensis Rabenh., Br. campestris L., Brassica rapa [var. spontanee], Rapistrum rugosum (L.) All., Sinapis spp.), Si noti che nel friulano -au- latino non viene in genere monottongato.
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(4) AR¥CUL- > arôcula (Bunias spp., Diplotaxis spp. [= cicòria salivaggia], Eruca sativa Miller) + arôcula salivaggia (Cardamine hirsuta L.), (5) MASTR¥SS- > mastrôssu (mastrôssu [Lepidium sativum L., Lep. draba L.] + mastrôssu salivaggiu [Lepidium graminifolium L.]) + cruëcunu = crusciunu (Nasturtium officinale R. Br., Nast. sylvestre R. Br., = mastrôssu) + rafanÌllu16 (rafanÌllu [Raphanus sativus L., Raph. raphanistrum raphanistrum L.] + rafanÌllu salivaggiu [Raphanus raphanistrum landra Moretti]). Interessante è l’uso di cÑma ‹parte aerea di pianta› (cÑm’i rapa) per indicare specie: cÑma, cÑm’ i tallu Sisymbrium irio L., Sis. officinalis (L.) Scop., Sis. orientale L., cÑma làïda Sisymbrium altissimum L. Specifici isolati sono pampanÌll’i gargÌntu (Lunaria spp.), côd’i vôppa (Coronopus procumbens Gilib.), vôrs’i furÌsu (Capsella bursa-pastoris Medicus), fiôr’i culilôcciula Isatis tinctoria L., carcannÑna (Sisymbrium sophia L.), ghèriva làïda Brassica fruticulosa Cyr.
Per il calabrese settentrionale abbiamo documentato uno schema molto simile: (1) CAVUL-17 > càvulu (Brassica oleracea L., Br. sabauda L., rara Crambe maritima L.) + càvulu servaggiu (Brassica sicula Bertol.), (2) RAP- > rapa (Brassica napus L., Br. rapa L.) + rapa servaggia (Sinapis alba L., Hirschfeldia incana Lagr. Foss.), (3) LAPRIST- > laprista = misi-misi (Brassica arvensis Rabenh., Br. campestris L., Brassica rapa [var. spontanee], Rapistrum rugosum [L.] All., (4) ARÙCUL- > arùculu (arùculu [Bunias spp., Diplotaxis spp. [= cicòria servaggia], Eruca sativa Miller] + arùcul’i mare [Cakile maritima Scop.] + arùculu servaggiu [Cardamine hirsuta L., Sisymbrium spp., per alcuni informatori Nasturtium sylvestre R. Br.]), (5) MASTRUZZ- > mastruzzu (mastruzzu [Lepidium sativum L., Lep. draba L., Lep. campestre R. Br.] + mastruzzu servaggiu [Lepidium graminifolium L.]) + crisciuni [Nasturtium officinale R. Br., Nast. sylvestre R. Br-] + rofanìeddu [Raphanus sativus L.18, Raph. raphanistrum L.]. Specifici o generici isolati sono erv’i maju Isatis tinctoria L., vurü’i furise Capsella bursa-pastoris L., cud’i vurpa Coronopus procumbens Gilib., pampanìedd’i argìentu Lunaria sp.
Nemmeno questi due schemi sembrano avere un evidente nucleo rappresentato lessical mente. Sia i membri centrali sia quelli periferici sono caratterizzabili da tratti di colore e di odore o da quello della stagionalità (Isatis). Non presentano problemi di sorta, nemmeno di ordine storico (lāpistrum per rāpistrum è in Isidoro, Origines). La modificazione per creare specie, talvolta generi distinti, è ben presente. Derivati di nāsturcium, ovvio scentscaping (nāsum + torquēre), sono presenti ai livelli popolari, con modificazione, anche se più recentemente subisce la pressione di crusciunu (< kresso × crēscěre) e crušcunu (< kresso x cruëcu ‹croccante; friabile› con etimo *crŭsp[ŭ]lus < crĭspŭlus x crŭsta19). Il Sisymbrium sophia L. è lessicalizzato nell’Area Lausberg carcannÑna, voce sconosciuta al resto del romanzo ma possibile contaminatio del greco kardamivvnh. Le due dimensioni centrali sono il landscaping e la funzione alimentare. Costante è il rapporto tra alcuni membri degli schemi con asteracee eduli (cicòria salivaggia / servaggia, come raìcio mato del veneto). Soltanto Commenti negli etnotesti indicano un’inclusione di rafanÌllu nella classe mastrŭssu. Per lo sviluppo nordcalabrese -au- > -avu-: agnu(m) > aünu > àvunu, altu(m) > aütu > àvutu. 18 Parlanti confermano la pressoché equivalenza tra mastruzzu e crisciuni, indicando anche rofanìeddu come ‹parente› del mastruzzu. 19 Così credo di sciogliere un enigma lessicale non risolto da Alessio e Rohlfs. 16 17
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nel SI, però, troviamo l’equiparazione tra laprista Sinapis spp. e le apiacee (come gacciu salivaggiu/ acciu servaggiu). L’ultimo caso che vorrei investigare è quello del calabrese centro-meridionale, caratterizzabile come nella Figura 3.
Figura 3
È interessante la presenza di numerosi elementi lessicali non latini, perlopiù elementi greci produttivi quali lazzana e modificazioni per Sinapis spp., Brassica rapa sottospecie spontanee (< layavnh) oppure racanidi Sisymbrium spp. (< brakanivv -ivdv a), come anche asìa (< sivov n) Nasturtium officinale, ora divenuto classema di tutti i tipi di crescione. Termini apparentemente estranei, e senza soluzione (Rohlfs, in parte Alessio), sono razza, noto generico, e garìcia, gariciara di cui Rohlfs non conosceva la larga diffusione dalla frazione silana di S. Elia di CZ fino alla Locride e al Basso Aspromontano, né proponeva alcuna soluzione. Autori locali derivano la voce dal dorico ga rJizv a, fonologicamente impossibile. I sensi di gariciara come (a) partonomico (garìcia ‹radice di pianta›20), (b) classema che collega dimensioni, ne chiariscono l’origine. Rādīx è voce latina antica per Raphanus spp. (Varrone ecc.:‹generico›, non solo partonimo), sostituita seriormente dal grecismo rJaf v ano > raphanus. Continua a esistere anche nella botanica medioevale21, ed è passata come prestito nel mediogreco come rJadivkv ion -ia sia per Raphanus sspp. sia per asteracee quali Taraxacum, Crepis ecc. Si suppone, dunque, il passaggio per contatto culturale di rādīx > medio greco rJadivkv ion -ia > (per metatesi) darivkv ia > calabro-greco *garivkv ia (nel generale processo di cancellazione g presenta maggior resistenza fonologico-fonetica di d) > neolatino calabrese centro-meridionale garìcia -ara ipergenerica. La soluzione è identica a quella del romeno r²diche / ridiche che, comunque, non ha conosciuto la metatesi. Il termine razza che, con scarsa coerenza fonologica, Alessio ipotizzava esito del rarissimo armorācěa, è voce più misteriosa, in quanto apparentemente non deriva da nessun etimo latino. Partendo, comunque, da esiti di rādīx nel gallo-romanzo troviamo, accanto al fr. raifort Raphanus spp. < ant. raïz, l’ant. prov. raïtz, che passa nel calabrese del periodo normanno-angioino come razza. Ritorniamo in quel caso al partonomo ipergenerico rādīx per Raphanus spp. tramite il prestito provenzale. Equivalente di diricata (CZ) < radicata (CS) con metatesi ed armonia vocalica delle pretoniche. Ad es. Rufino, De virtutibus herbarum 93ra-rb «Rafanum Greci, nos radicem uocamus…».
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Affrontando il caso di quegli elementi storici latini che hanno potuto generare gli schemi semantico-lessicali del neolatino testé analizzati, abbiamo individuato il partonomo rādīx come candidato per formare il nucleo centrale del landscaping necessario per generare e per fungere da collante per il resto della configurazione lessicale. Altri elementi che diventano a loro volta centrali in diversi sottoinsiemi sono caulis partonomo per lo stelo, ērūca per la conformazione pelosa. Il scentscaping è evidente nel caso di nāsturcium, non ancora elimi nato dagli schemi neolatini più arcaici. È evidente il peso dei tecnicismi greci usati in antico per rendere la configurazione semanticamente e lessicalmente più complessa. Nei testi clas sici br²ssica arriva in sostituzione graduale di hÚlus e caulis, talvolta con riferimenti poco determinabili, ma è più che evidente che a livello popolare non ha mai sostituito caulis. Br²ssica non ha una «origine pre-indoeuropéenne», come voleva André (1985: Les noms de plantes dans la Rome antique pp. 37-38). In genere si è postulato che le voci celtiche cimr. bresych, irl. braiseach, fossero dei latinismi, ma andrebbe sottolineato che, mentre il latino br²ssica non ha alcuna facile spiegazione indoeuropea, i termini celtici si riallacciano all’aggettivo bras ‹forte; spesso; grosso›. Ritengo che il riferimento originale sia allo stelo e alla radice. Si noti anche che i termini sono dei riferimenti generici nelle lingue celtiche a più Crucifere. Data la predominanza del landscaping in tutti gli schemi discussi, mettiamo in dubbio anche l’origine di rāpum come Wanderwort culturale: si riporta di nuovo il tutto con il greco rJavpu ‹ago› e rJavptw ‹cucire› all’Itt.-IE *W[E]R-P-/ -B-, come riferimento alla radice più o meno grossa ma appuntita di simili piante. Il percorso sarebbe ‹cucire› > ‹ago› > ‹appuntito›. L’unico dubbio è di ordine fonologico, cioè la perdita di *W- iniziale, non in latino e greco, in cui è la norma (a parte la variante esichiana goravpue che potrebbe rappresentare un esito bravpue < ravvpue), ma in altre lingue. Il problema è, comunque, superabile nel caso del celtico per il cimr. erfin(en), bret. irvin < Proto-Celtico *ARB-ĪN-Ā: esiste in queste lingue una casistica piccola ma significativa di perdita di W- iniziale. In sintesi, rimanendo la complessità, dalla quale non si può prescindere per poter formulare specifiche spiegazioni, gli aspetti che ci colpiscono sono quelli messi in luce, come il ricorso a fenomeni legati al senso comune del parlante. Ricorrere all’uso di ipergenerici (rādīx), a processi come il percorso vita > pianta o modalità in cui la funzione diventa forma, a volte la forma funzione, ad es. dall’ago alla radice appuntita alla pianta, quando anche la parte diventa il tutto, sembra rappresentare una specie di moto circolare perpetuo, e autoperpetuantesi, in cui i parlanti tradizionalmente, nonostante le complessità, sembrano essere completamente a loro agio.
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Alina Villalva (Faculdade de Letras da Universidade de Lisboa, Centro de Linguística da Universidade de Lisboa, Laboratório de Psicolinguística)
Estruturas convergentes
A descrição dos processos de formação de palavras por afixação, em línguas da matriz indo-europeia, e em particular no ramo românico onde o Português se inscreve, tem já uma longa história, repartida por diversas perspectivas teóricas e diferentes objectos de estudo. A tipologização dos afixos, a identificação das propriedades inerentes e combinatórias de cada um em particular e a discussão de questões colocadas por palavras formadas por múltiplas instâncias de afixação são temas que encontram um duradouro eco na literatura da especialidade. Ainda que a posição não seja consensual, há diversos autores que defendem que nem todos os afixos têm a mesma função na estrutura da palavra (cf. Lieber 1992, Villalva 1994, Newell 2004). Em termos gerais, pode considerar-se que alguns têm um estatuto gramatical mais proeminente e que outros têm uma função secundária: no Português, os primeiros são os sufixos derivacionais e os segundos são os afixos modificadores, grupo que integra todos os prefixos e os sufixos avaliativos. Esta é uma distinção relevante quando se analisa um tipo particular de afixação múltipla, que consiste, justamente, na combinação de instâncias de derivação com instâncias de modificação. Esse é o objecto de estudo do presente trabalho, discutido à luz de palavras não dicionarizadas1, como irrealizar, irrealização e irrealizabilidade, que alguns falantes tendem a considerar mal-formadas, e outros aceitam e usam. Vejamos algumas ocorrências atestadas: Pensar é irrealizar: e se irrealizar para ser irrealizar precisa ser realizar, pensar é ser. Fernando Pessoa (1913?) [22-33r-v] Pra onde é que toda essa gente vai? / Irrealizar seus desejos e deveres. www.rubedo.psc.br/Poesias/lejardim.htm a sua enunciação cumpre o mesmo efeito: irrealizar os fundamentos corânicos do terrorismo, e, de caminho, irrealizar a responsabilidade do Islão no gesto terrorista. range-o-dente.com ainda que se assinale como utopia (uma irrealização, portanto), é este o atributo que desafia e provoca a literatura. bocc.ubi.pt/pag/_texto.php3?html2=sales-alessandro-livro-nada.html Realização vs irrealização dos propósitos concretistas.» po-ex.net/index.php?option=com_content&task=view&id=67&Itemid=2&lang= A dissolução está regulada pelo art. 1.033 e pode ocorrer pela irrealizabilidade ou exaurimento do objecto social. www.estig.ipbeja.pt/~ac_direito/WilgesDComSoc.doc Dicionário Eletrônico Houaiss da Língua Portuguesa 3.0 (2009) e www.infopedia.pt/lingua-portuguesa.
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A questão que pretendo discutir em seguida não depende da mera atestação de palavras deste tipo, mas da sua atestação com uma interpretação distinta daquela que a sua potencial formação recomendaria. E esta questão deve ser analisada a par de outras que envolvem duas ou mais instâncias de afixação, como os casos de paradoxos de parentetização e as estruturas parassintéticas. Assim, num primeiro momento, discutirei aspectos de natureza teórica relacionados com a tipologia e a linearização dos constituintes de palavra, passando depois à revisão das hipóteses sobre casos de múltipla afixação, para concluir com a apresentação da hipótese sobre estruturas convergentes.
1. Descrição do problema A razão pela qual estas palavras são problemáticas pode ser descrita a partir do seguinte diagrama, que mostra que o verbo irrealizar, que contém o prefixo in- e o sufixo -izar, não encontra uma base de formação canónica, nem no adjectivo prefixado (ie. irreal), nem no verbo sufixado (ie. realizar):
Palavras em que o prefixo in- coocorre com o sufixo -izar não são raras no Português - são geralmente casos consensuais de verbalização causativa a partir de uma forma adjectival que contém um prefixo de negação. Trata-se de duas instâncias de formação de palavras que intervêm subsequentemente: primeiro ocorre a prefixação em in-, depois a verbalização em -izar. Esta sequência não levanta qualquer questão de natureza formal, nem nenhum problema de cariz semântico: mortal → imortal → imortalizar ‹mortal› ‹não mortal› ‹tornar imortal›
Das duas hipóteses a considerar (formar imortalizar por prefixação a partir de mortalizar vs. formar imortalizar por sufixação a partir de imortal), só uma (a segunda) se afigura aceitável. Atestações do verbo derivado do adjectivo não prefixado (ie. mortalizar) podem ser encontradas, mas são raras e a sua interpretação é bastante duvidosa. Na seguinte ocorrência: se Gainsbourg a imortalizou na música je t’aime, ela o mortalizou num filme barra pesadíssima. blogs.estadao.com.br/daniel-piza/title-739
o valor semântico de mortalizou deveria ser ‹tornou mortal›, mas mortal é a condição de base do objecto directo do verbo (no caso, Serge Gainsbourg). Talvez o efeito semântico
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Estruturas convergentes
pretendido fosse ‹matar›, talvez até por jogo de palavras entre ‹imortalizar› e ‹mortificar›, mas esse efeito semântico não pode ser obtido a partir de mortalizar. Não encontrei qualquer ocorrência desse verbo num contexto em que ‹tornar mortal› se aplique a algo ou alguém que não o seja já, por natureza. Em suma, o verbo mortalizar poderá ser uma formação legítima, mas não ocorre porque não é semanticamente pertinente. Consequentemente, a existência de imortalizar não pode depender de uma eventual base verbal (ie. mortalizar), mas sim de uma base adjectival prefixada (ie. imortal). Noutros casos de formação de verbos em -izar a partir de formas adjectivais prefixadas por in-, atestados em número bastante significativo (cf. ilegalizar, imaterializar, impermeabilizar, incompatibilizar, intranquilizar), a base adjectival também alimenta directamente a verbalização causativa em -izar (cf. legalizar, materializar, permeabilizar, compatibilizar, tranquilizar). A sequencialização dos processos é, porém, idêntica à anteriormente referida, não existindo qualquer nexo semântico imediato entre os dois verbos derivados: a sua formação ocorre em paralelo: legal ↓ ilegal ‹não legal›
→ legalizar ‹tornar legal› → ilegalizar ‹tornar ilegal›
A questão mais interessante é a que diz respeito aos casos de verbos em que in- e -izar coocorrem, mas cuja interpretação não é a anterior. É a questão de formação de um verbo com valor negativo sobre uma base verbal não prefixada, como se verifica no caso inicialmente referido de irrealizar. Alguns destes verbos estão listados no Dicionário Houaiss e no Dicionário da Porto Editora (cf. independer, indeferir, indeterminar, indisciplinar, indispor), outros estão atestados apenas no Houaiss (cf. inadaptar, inativar, inexistir), outros não estão atestados em nenhum destes dicionários, mas ocorrem em textos disponíveis online (cf. inacabar, inadequar, inalterar, incorrigir, indecidir, indefinir, indiferenciar, incoincidir): Hoje proponho substituir o acabar pelo inacabar. Completamente inacabar, sempre inacabar. Tudo a ficar por fazer, tudo a ficar por terminar. ... pedrochagasfreitas.blogspot.com Sentiu que de corpo inteiro se inadequava àquela vida, quando tintas eram incomuns e máquinas familiares. amandajulieta.blogspot.com/2008_09_01_archive.html Sair de casa e voltar, mudou tanto em mim como inalterou o meu quarto. hojeescrevoeu.blogs.sapo.pt/2008/06/ acompánhamos um dos cursos mais exigentes da GNR: inativar engenhos explosivos. Visão nº 925, 25/11/2010 Ouvi na televisão um conceituado jornalista a dizer o seguinte: ‹Vai haver batalhas›; e logo a seguir (in)corrigiu: ‹vão haver batalhas›. ciberduvidas.sapo.pt/pergunta.php?id=11735
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Escolhendo, para protagonista do filme, a sua própria mãe, enveredando por um certo tom confessional, Lopes indecide-se entre o pudor afectivo e a distância documental. www.amordeperdicao.pt/basedados_filmes.asp?filmeid=579 sentado num sofá que o tempo indefiniu a cor, mostrava a paz de quem está preparado. amacadeeva.blogspot.com/2009_05_01_archive.html O grande problema da educação de massas é que durante muito tempo, indiferenciou. www.ipv.pt/millenium/climac_6.htm
A par destes casos em que a formação do verbo depende, inesperadamente, da prefixação negativa, muitos há em que tal possibilidade não existe nem é plausível: *impartir ‹não partir› *inchegar ‹não chegar› *insaber ‹não saber›
A questão que se coloca é, pois, a de saber o que legitima a formação de palavras como inacabar ou inadequar e se existe ou não uma violação das propriedades inerentes do prefixo negativo, nestes casos.
2. O papel dos modificadores morfológicos A postulação da existência de diferentes tipos de afixos começa com uma distinção topológica, que separa os prefixos dos sufixos (e, menos unanimemente, a identificação de infixos, interfixos e circunfixos). A esta distinção tem, mais recentemente, sido contraposta uma outra que assenta no pressuposto de que a função dos afixos na palavra deve prevalecer na estipulação de uma tipologia de afixos. Se o foco incidir sobre o efeito do afixo na natureza da palavra por si formada, relativamente à sua base, pode considerar-se quer a manutenção/mudança da categoria sintáctica da palavra, quer o efeito semântico produzido pelo afixo. O primeiro critério estabelece uma distinção entre afixos iso- e heterocategoriais. Nos casos em que há mudança de categoria, o agente desencadeador dessa mudança não pode deixar de ser o afixo, mas nos casos em que essa mudança não ocorre, a identidade categorial pode dever-se ao facto de o afixo não ter capacidade para intervir nesse domínio, ou pode suceder que o afixo determine que a categoria da palavra por si formada é X, sendo X também a categoria da base a que o afixo se associa. Comparar a categoria sintáctica da base e da forma afixada e constatar se existe mudança ou constância pode não ser o bastante para distinguir tipos de afixos. Lieber (1992) sugere que os afixos devem ser classificados de acordo com a função gramatical que desempenham na estrutura da palavra. Com base nesta proposta, propus (em Villalva 1994, 2000) que, à semelhança do que se verifica com os constituintes sintácticos, também os constituintes das palavras desempenham uma das funções gramaticais disponíveis, ou seja, núcleo, complemento, modificador ou especificador:
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Estruturas convergentes
(i) O constituinte responsável pela definição da categoria sintáctica da palavra é o seu núcleo, o que significa que quer o radical das palavras simples quer os sufixos derivacionais, no seu domínio de afixação, são o núcleo da estrutura que integram: núcleo
simbol]RN
o
simbol]RN
ic]SufADJ
o/a
simbol]RN
iz]SufV
ar
(ii) Considerando que os radicais são predicadores intransitivos e que os sufixos derivacionais são predicadores transitivos, dado que a sua legitimação depende da presença de um outro constituinte, pode admitir-se que essa base à qual o sufixo derivacional se associa, e que pode ser um radical, um tema ou uma palavra flexionada, é o seu complemento: complemento
núcleo
simbol]RN
ic]SufADJ
lava]TV
vel]SufADJ
amavel]ADJ
ment]SufADV
o/a e
(iii) Falta agora referir os afixos, obrigatoriamente isocategoriais, que, não determinando a categoria sintáctica da estrutura em que ocorrem, não podem ser o seu núcleo e, sendo afixos, não podem ser complemento de outro afixo. A sua função é claramente a de modificadores, quer se trate de prefixos (e portanto ocorram à esquerda do núcleo), quer sejam sufixos (e portanto ocorram à direita do núcleo): modificador
núcleo
des
mont]RV
ar
in
pur]RADJ
o
ex
marid]RN
o
núcleo
modificador
livr]RN
inh
o
livro]N
zinh
o
Estes afixos distinguem-se dos sufixos derivacionais isocategoriais pelo facto de, nestes últimos, a identidade categorial entre a base e o derivado ser incidental: o sufixo -ismo, por exemplo, é responsável pela formação de nomes; a sua base pode ser um radical adjectival (cf. absolutismo, desportivismo), ou um radical nominal (cf. simbolismo). Em ambos os casos, cabe ao sufixo a definição da categoria sintáctica do derivado, podendo, quando a base é nominal, haver lugar a alteração do valor de género (cf. alarme e alarmismo são ambos nomes masculinos, mas raça e racismo não partilham o mesmo valor de género).
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Alina Villalva
Os afixos modificadores, pelo contrário, participam em estruturas de adjunção, o que permite explicar a facilidade de ocorrência com bases muito mais heterogéneas, com a preservação da categoria sintáctica e de todas as restantes propriedades gramaticais da base: beij]RN inho pesad]RADJ inho devagar]RADV inho adeus]Interj inho
car]RN inha pesad]RADJ inha
Newell (2004) faz uso de um conceito idêntico ao de modificadores morfológicos, chamando-lhes adjuntos e definindo-os como morfemas «whose contribution to the word involves no percolation of features. This entails that such a morpheme will never induce a change of category, and will never be the head of a word.» A necessidade de circunscrever este tipo de afixos decorre da hipótese que a autora defende, segundo a qual todos os paradoxos de parentetização envolvem um adjunto morfológico. E esta é uma hipótese interessante e que deve ser considerada em relação a outras estruturas de múltipla afixação.
3. Paradoxos de parentetização
Os casos clássicos de paradoxos de parentetização, como unhappier, extrametricality, transformational grammarian têm sido abundantemente descritos e discutidos. Como é sabido, a questão que se coloca é a da incompatibilidade entre a estrutura que respeita as propriedades inerentes dos afixos envolvidos e a estrutura que a composicionalidade semântica exige. A generalidade das hipóteses defendidas, quer em propostas mais antigas (cf. Pesetsky 1985, Sproat 1985) quer em análises mais recentes (cf. Newell 22004), assenta no princípio de que as palavras são processadas em diferentes níveis e que cada nível verifica um diferente conjunto de propriedades. Fábregas (2007), num trabalho sobre adjectivos relacionais, trata os casos em que está presente um prefixo como paradoxos de parentetização. São casos como anticonstitucional, intercontinental ou pré-verbal. A forma prefixada está claramente relacionada com a forma não-prefixada (ie. constitucional, continental, verbal) de um ponto de vista estritamente morfológico, mas a relação semântica que pode ser estabelecida recorre à base nominal do adjectivo relacional e não ao adjectivo propriamente dito. anticonstitucional ‹contra a constituição› intercontinental ‹entre continentes› pré-verbal ‹antes do verbo›
A hipótese colocada por Fábregas, no quadro da morfologia distribuída, assume que a natureza adjectival dos adjectivos relacionais é estritamente sintáctica, pelo que associa o prefixo a uma projecção do nome mais encaixado. Deste modo, Fábregas dá conta da inexistência de um nome prefixado (cf. *anticonstituição, *intercontinente(s), *pré-verbo) e
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Estruturas convergentes
relaciona a qualidade adjectival dos nomes sufixados, prefixados ou não (ie. constitucional e anticonstitucional; continental e intercontinental; verbal e pré-verbal), com uma operação de realização sintáctica. Esta é, no entanto, uma hipótese que não explica casos em que o prefixo se relaciona semanticamente com um nome que não está presente na base (cf. pósoperatório ‹depois da operação›), nem com casos em que o prefixo se associa a uma forma nominal directamente, mas o resultado final não deixa se ser adjectival (cf. anti-rugas). Contra a corrente, Light (1993) defende a existência de um único nível de análise e a necessidade de refinar a formulação das restrições de selecção de cada afixo, concluindo que nenhum destes casos apresenta qualquer paradoxo de parentetização. A solução que adiante proponho deverá igualmente dar conta destes casos.
4. Estruturas parassintéticas O caso das estruturas parassintéticas também pode ser relacionado com os anteriores. Estas estruturas partem de um radical adjectival ou de um radical nominal para a formação de um verbo causativo. Em alguns casos está presente um sufixo de verbalização, noutros não está, mas o que obrigatoriamente ocorre é um prefixo, cujo valor semântico é predominantemente nulo. Os casos relevantes são os seguintes: en es
raiv ec fri
er ar
a en
noit ec er quadr ar
As hipóteses de análise habitualmente consideradas são duas: a primeira (e mais popular) considera tratar-se de estruturas ternárias (dado que nem a forma de base apenas prefixada, nem a forma de base apenas sufixada são palavras possíveis no Português: *enraiva, *raivecer; *anoite, *noitecer); a segunda admite que se trata de duas estruturas binárias recursivas (dando conta de casos em que o prefixo pode ou não estar presente, como sucede com quadrar e enquadrar e relacionando também os casos em que está presente um sufixo de verbalização com aqueles em que a verbalização ocorre por conversão, como enraivecer vs. esfriar ou anoitecer vs. enquadrar). Nenhuma destas duas hipóteses resolve estas três questões, pelo que também estas estruturas poderão beneficiar de uma análise alternativa.
5. Estruturas convergentes Os problemas pendentes dizem, pois, respeito à formação de verbos como irrealizar, adjectivos como intercontinental ou verbos como anoitecer. O que todos estes casos parecem ter em comum é o facto de o radical mais encaixado estabelecer, simultaneamente, duas relações morfológicas, associando-se, por um lado, ao constituinte à sua esquerda (o prefixo),
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Alina Villalva
e, por outro, ao constituinte à sua direita (o sufixo). No primeiro caso, a convergência é estabelecida a partir da existência de duas palavras formadas a partir da mesma base, que potencia a construção de uma nova palavra:
in real real
in
real
iz ar
iz ar
Há, no entanto dados semelhantes que não podem ser explicados desta forma, dado que o verbo base não é uma forma derivada a partir de uma forma adjectival prefixável (ou não o é no Português contemporâneo). É o que se verifica em casos como adaptar, adequar, alterar, deferir, definir, depender, determinar, diferenciar, disciplinar, dispor ou existir. Em todos estes casos se constata, porém, que um adjectivo derivado da base verbal pode ser prefixado por in-: adaptar adequar alterar deferir definir depender determinar diferenciar disciplinar dispor existir realizar
adaptado inadaptado adequado inadequado alterável inalterável deferido indeferido definido indefinido dependente independente determinado indeterminado diferenciado indiferenciado disciplinado indisciplinado disposto indisposto existente inexistente realizável irrealizável
Ora, parece ser a existência destes adjectivos derivados deverbais o factor que permite desencadear a formação de um hipotético verbo base, que, afinal, parece ser uma forma regressiva: adaptar adequar alterar deferir definir depender determinar diferenciar disciplinar dispor existir realizar
adaptado inadaptado inadaptar adequado inadequado inadequar alterável inalterável inalterar deferido indeferido indeferir definido indefinido indefinir dependente independente independer determinado indeterminado indeterminar diferenciado indiferenciado indiferenciar disciplinado indisciplinado indisciplinar disposto indisposto indispor existente inexistente inexistir realizável irrealizável irrealizar
inadaptação inadequação inalteração indeferimento indefinição independência indeterminação indiferenciação indisciplina indisposição inexistência irrealização
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Estruturas convergentes
Assim sendo, parece tornar-se mais adequada a hipótese de que a estrutura de convergência não é formada de baixo para cima, mas sim de cima para baixo, estabelecendo um novo nexo morfológico sob o patrocínio de uma projecção mais alta. Por outras palavras, inalterar é formado a partir de inalterável e alterável, tal como irrealizar é formado a partir de irrealizável e realizável e não a partir de irreal e de realizar:
in
altera
in real
vel
iza vel
Nos restantes casos, a estratégia é idêntica, mas há diferenças. Nos paradoxos de parentetização a existência de uma palavra complexa mais alta (eg. intercontinental) formada a partir de uma base derivada por sufixação (eg. continental) é crucial para o estabelecimento de uma ligação entre o prefixo e a base nominal mais encaixada, mas esta ligação é estritamente semântica. inter continent
al
No caso das contruções parassintéticas a estrutura de convergência não é estabelecida a posteriori, ela é uma característica intrínseca deste tipo de construções, quer o sufixo de verbalização esteja presente (eg.enraivecer, anoitecer) , quer não esteja (eg. esfriar, enquadrar):
en a
raiv noit
ec er ec er
es fri ar en quadr ar
6. Conclusões A hipótese de existência de estruturas convergentes permite descrever, de modo sistemático, a estrutura de palavras que, embora possam ser consideradas inexistentes ou inaceitáveis, não deixam de estar atestadas em contextos de uso mais ou menos restritos.
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Esta hipótese permite, assim, dar conta de mutações genéticas em constituintes morfológicos, preenchendo vazios que os falantes não reconhecem e introduzindo alterações na especificação lexical dos afixos, e deve também permitir reanalisar vários tipos de estruturas de múltipla afixação, como os casos de paradoxos de parentetização e conflitos de ordenação por níveis ou das contruções parassintéticas. Por outro lado, e ainda que haja muitas semelhanças entre as estruturas sintácticas e as estruturas morfológicas, é também certo que há diferenças que mostram que palavras e frases são unidades intrinsecamente distintas. A existência de estruturas morfológicas convergentes face à inexistência de estruturas sintácticas deste tipo fortalece a hipótese da autonomia da morfologia em relação à sintaxe.
Referências bibliográficas Fábregas, A. (2007): The internal syntactic structure of relational adjectives. In: Probus 19, 1-36. Lieber, R. (1992): Deconstructing Morphology. Word Formation in Syntactic Theory. The University of Chicago Press. Light, M. (1993): Taking the Paradoxes out of Bracketing in Morphology. www.ims.uni-stuttgart. de/~light/Onlinepaper. Newell, H. (2004): Late adjunction solution to morphological bracketing paradoxes. In: Proceedings of the Thirty-Fifth Annual Meeting of the North East Linguistic Society, 451-462. Pesetsky, D. (1985): Morphology and logical form. In: LingI. Sproat, R. (1985): On Deriving the Lexicon. MIT. Villalva, A. (1994): Estruturas Morfológicas. Unidades e Hierarquias nas Palavras do Português. Lisboa: FCT e FCG (2000).
Ioana Vintilă-Rădulescu (Institut de linguistique ‹Iorgu Iordan – Al. Rosetti›, Bucarest)
Le Parlement Européen face à la féminisation des noms de fonctions, grades et titres en roumain et en français
1. Le Parlement européen (PE) a mis en application en 2009 une ‹première› (y en aurat-il d’autres?) série de lignes directrices sur l’usage, en règle générale, dans les documents relatifs à l’institution, d’un ‹langage neutre du point de vue du genre›. Ce syntagme –qui traduit le terme anglais gender-neutral languge (cf. allm. geschlechtergerechter Sprachgebrauch, esp. lenguaje no sexista, it. linguaggio neutro dal punto di vista del genere, roum. limbaj neutru din punctul de vedere al genului)– désigne un langage qui se veut non discriminatoire à l’égard des femmes. Il n’a aucun rapport avec le genre grammatical neutre, avec lequel on le confond parfois, y compris dans quelquesunes des lignes directrices en question.1 Car le neutre n’existe en général (pour les noms animés) ni en anglais, ni en espagnol, ni en français, ni en italien. Et, bien que l’allemand et le roumain possèdent le genre neutre, ce n’est pas ce fait qui facilite la réalisation dans ces langues d’un langage nonsexiste. Ces lignes directrices ont été élaborées par les équipes linguistiques du PE, sous les auspices de son Groupe de haut niveau sur l’égalité des genres et la diversité. Les services du PE sont obligés de les appliquer tant sur le plan interne que pour le matériel d’information et de communication externe. Le PE a fait distribuer à ses membres les versions imprimées de ces lignes directrices, les invitant à ne pas avoir recours aux stéréotypes sexistes dans les activités parlementaires. Ces livrets diffusés en 2009 concernent chacune des langues de travail de l’Union européenne (UE)2 et comprennent des principes, des exemples et parfois une Par exemple on affirme à tort que ‹la neutralisation du langage est rendue difficile› par le fait que ‹la langue française ne possède pas de neutre› (Usage d’un langage neutre du point de vue du genre au Parlement Européen, PE 397.475: 8). Cf. aussi l’affirmation ‹le masculin, héritier du neutre latin› (ibid.), qui est partiellement inexacte et en tout cas non révélatrice en l’espèce. 2 Voir, pour les principales langues européennes, allm. Geschlechtergerechter Sprachgebrauch beim Europäischen Parlament, www.bk.admin.ch/themen/lang/05225/05235/index.html?lang=de, repris par le site de la Confédération suisse (www.bk.admin.ch/themen/lang/05225/05235/index. html?lang=de), bien que la Suisse ne fasse pas partie de l’UE; angl. Gender-neutral language in the European Parliament, www.queens-english-society.com/genderneutral2.html; esp. Informe sobre el lenguaje no sexista en el Parlamento Europeo, www.fademur.es/_documentos/Informe-EurocamaraLenguaje-sexista.pdf, issuu.com/.../informe_parlamento_europeo_lenguaje_no_sexista; fr. Usage d’un langage neutre du point de vue du genre au Parlement Européen, PE 397.475 (le texte sur le français est le seul à ne pas avoir été rendu public sur internet); it. La neutralità di genere nel linguaggio usato al Parlamento europeo, www.politichecomunitarie.it/file_download/1187, ec.europa.eu/dgs/translation/ rei/documenti/rete/neutralitagenere.pdf; roum. Limbajul neutru din punct [sic] de vedere al genului, http://www.europarl.europa.eu/transl_es/RO/terminologie/buletin011.htm. 1
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Ioana Vintilă-Rădulescu
bibliographie minimale devant servir de guide à tous ceux qui s’expriment dans le cadre et au nom du PE, et, en premier lieu, aux traducteurs travaillant au sein des institutions européennes. Une partie des aspects soulevés sont communs à la plupart des langues de travail de l’UE, le PE recommandant, entre autres: – d’éviter l’emploi des mots signifiant ‹homme› et de leur préférer des mots soit disant neutres ou des périphrases, par exemple angl. business person, business executive, pour business people, business circles, business milieu3 et synthetic ou artificial au lieu de businessman, respectivement man-made; esp. la gente de negocios, la clase empresarial, respectivement día-persona au lieu de hombre de negocios et día-hombre; fr. les milieux d’affaires, le monde des affaires, respectivement jour-personne au lieu de hommes d’affaires et jour-homme, bien que les premiers sens du mot fr. homme soient justement ‹être (mâle ou femelle) appartenant à l’espèce animale la plus évoluée de la Terre...›, ‹être humain actuel considéré comme un être social› et seulement en second lieu ‹être humain mâle›4 [c’est moi qui souligne]; it. imprenditori au lieu de uomini d’affari; des syntagmes consacrés sont toutefois admis, tels fr. droits de l’homme, it. diritti dell’uomo; les expressions correspondantes dans d’autres langues ne posent pas de problème, cf. allm. Menschenrechte, angl. human rights, esp. derechos humanos, roum. drepturile omului;5 – de ne pas user de termes désignant l’état civil d’une femme (allm. Frau, Fräulein; angl. Mrs., Miss; esp. señora, señorita; fr. madame, mademoiselle; it. signora, signorina; roum. doamnă, domnişoară, etc.); en fait, on exclut l’utilisation des termes signifiant ‹mademoiselle› en faveur des termes signifiant ‹madame›, ce qui a soulevé des protestations. La plupart des orientations en question concernent les noms de fonction, de grade et de titre.6 La décision du PE a relancé le débat sur la féminisation lexicale. Plusieurs parlementaires anglophones ont protesté énergiquement contre les lignes directrices du PE pour l’anglais, les taxant de ridicules et argumentant que le monde n’était pas neutre du point de vue des genres.7 Certains journalistes ont considéré le ‹manuel de style› des institutions européennes pour l’espagnol ‹rígido›8 et ont parlé également à propos des lignes directrices pour l’italien Les syntagmes proposés pour l’anglais rappellent l’ancien Basic English, où les mots moins courants étaient remplacés par des périphrases. 4 Cf. Prob 2002, s.v. 5 L’équivalent roumain ne pose pas de problème vu que le mot om ne signifie pas, en premier lieu, ‹être humain mâle› (qui est désigné par le mot bărbat), mais ‹être humain› en général. 6 Selon ces lignes directrices, on a affaire à un nom de profession ou de fonction lorsque ces noms se réfèrent à une catégorie générale de personnes, qui peuvent être aussi bien des hommes que des femmes, et à un titre lorsque est visée une personne précise, sur laquelle on peut mettre un nom. Dans le premier cas, le PE admet l’emploi de la forme masculine (de préférence au pluriel toutes les fois que cela est possible), par exemple fr. les députés, tandis que dans le second cas il recommande l’emploi de la forme féminine si les personnes auxquelles on se réfère sont des femmes, par exemple fr. la députée Jeanne X., les députées Jeanne X. et Marie Y. 7 Voir, parmi d’autres réactions, EU bans use of «Miss» and «Mrs» in Favor of ‹Gender Neutral› Language, http://www.dailymail.co.uk/news/worldnews/article-1162384/EU-bans-use-Miss-Mrssportsmen-statesmen-claims-sexist.html. 8 Dans le quotidien El país, http://www.elpais.com/articulo/internacional/miembros/miembras/ elpepiint/20090318elpepiint_4/Tes. 3
Le Parlement Européen face à la féminisation des noms de fonctions, grades et titres
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de ‹vincoli formali più rigidi›.9 Tout en approuvant certaines recommandations du PE, ils ont signalé que d’autres semblent contraires au bon usage («Otros ejemplos parecen, a primera vista, contrarios a las normas básicas del buen uso del lenguaje») car, par exemple, «En lugar del sencillo, comprensible y corto los médicos, el manual aconseja usar personas que ejercen la medicina»10, affirmant même que dans le cas de l’italien il s’agirait d’une chimère linguistique, d’une pierre philosophale utopiste.11 La majeure partie de ces lignes directrices sont spécifiques à chaque langue, recommandant des solutions souvent divergentes pour les diverses langues européennes, porteuses d’importantes particularités culturelles et linguistiques, et compte tenu du fait que dans les différents pays il s’est manifesté ces derniers temps deux tendances opposées. L’une de ces tendances, qu’on observe en anglais et dans les langues scandinaves, mais aussi dans une langue romane, l’italien, bien que cette dernière possède les deux genres, masculin et féminin, consiste à réduire l’utilisation des termes spécifiques à l’un ou à l’autre sexe et à les remplacer par une forme unisexe. Ainsi, en anglais, après avoir créé chairperson à côté de chairman, pour désigner des femmes ou des personnes des deux sexes remplissant ce rôle, on recommande actuellement chair indifféremment pour les deux. L’autre tendance, qui s’est manifestée en allemand, dans plusieurs langues romanes (espagnol, français et roumain) et dans certaines langues slaves, possédant, toutes, les deux genres, consiste à introduire des termes propres à l’un ou à l’autre sexe, voire de créer des équivalents féminins pour presque tous les noms de professions désignées auparavant uniquement au masculin. Bien que le PE affirme que, dans la plupart des cas, le sexe (ou le genre) d’une personne soit sans importance, en réalité l’information le concernant est significative tant en soi, que pour pouvoir identifier exactement la personne dont il s’agit (Vintilă-Rădulescu 2009: 371). Cette tendance a été reflétée dans certains pays dans la législation nationale, dans d’autres directives internes ou dans d’autres documents nationaux faisant autorité. En France, par exemple, on a émis dès 1986 une Circulaire du Premier ministre relative à la féminisation des noms de métiers, fonctions, grades ou titres12, réactivée 12 ans après. La Commission générale de terminologie et de néologie a présenté en 1998 un rapport sur le problème13 et on a publié un an après un Guide d’aide à la féminisation des noms de métiers, titres, grades et fonctions14 élaboré par l’ancien INALF sous la direction de Bernard Cerquiglini et préfacé par Lionel Jospin, guide que recommande également le livret du PE. Bien que ces Circulaires ne soient pas obligatoires et généralement respectées, dans le Répertoire Opérationnel des Métiers et des Emplois de la France (ROME)15, qui rassemble plus de 10.000 Voir pour l’italien http://www.europalex.kataweb.it/article_view.jsp?idArt=87819&idCat=516. Voir également pour l’espagnol http://www.elcastellano.org/noticia.php?id=955. 11 Dans le quotidien La Repubblica, cf. http://femmes.blogs.courrierinternational.com/archive/2009/03/25/ l-union-europeenne-adopte-le-genre-neutre.html. 12 Publiée dans le Journal Officiel de la République Française, 1986, 4267. 13 Voir le Rapport sur la féminisation des noms de métier, fonction, grade ou titre de la Commission générale de terminologie et de néologie près le premier ministre, http://www.culture.gouv.fr/culture/ dglf/cogeter/feminisation/sommaire.html. 14 Publié sous le titre Femme, j’écris ton nom... par le Centre national de la recherche scientifique, Inalf, http://lesrapports.ladocumentationfrancaise.fr/BRP/994001174/0000.pdf. 15 Pour lequel v. http://www2.pole-emploi.fr/espacecandidat/romeligne/RliIndex.do. 9
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appellations, la plupart figurent sous les deux formes, masculine et féminine. De plus, des termes féminins sont reconnus par le correcteur Microsoft Office 2003 (cf. Fontenelle 2005). Par contre, l’Académie Française est l’un des principaux fronts de résistance à la féminisation des noms de fonctions, arguant d’un ‹neutre› associé à la fonction et recommandant de dire toujours Madame le Ministre, etc., et non pas Madame la Ministre, etc. Toutefois, selon Josette Rey-Debove, le maintien du masculin viendrait plutôt de la difficulté formelle de féminiser certains termes français que ‹d’une pseudo-règle de neutralité des fonctions›.16 En Belgique également on a émis en 1993 un Décret de la Communauté française relatif à la féminisation des noms de métier, fonction, grade ou titre et un Arrêté du Gouvernement de la Communauté française établissant les règles de féminisation des noms de métier, fonction, grade ou titre et on a publié en 1994 un Guide de féminisation des noms en question, dont la deuxième édition, augmentée, de 2005, est interrogeable sur internet.17 Le fait d’avoir tenu compte de ces réalités du français explique sans doute pourquoi les lignes directrices du PE le concernant n’ont pas soulevé des protestations comparables à celles déterminées par les directives pour l’anglais. En Roumanie on n’a pas adopté des mesures légales en vue de la féminisation des noms de métiers, titres, grades et fonctions. A la différence du Répertoire Opérationnel des Métiers et des Emplois de la France, dans La classification des occupations de Roumanie18 la presque totalité des termes ont une forme unique, à savoir le masculin. Ne font exception que les noms des occupations qui étaient exercées, selon la tradition, uniquement par des femmes, tels que femeie de serviciu ‹femme de ménage›, infirmieră et soră (medicală) ‹infirmière›, menajeră ‹ménagère›, moaşă ‹sage-femme›, stewardesă ‹hôtesse de l’air›, etc. Ce n’est que ces derniers temps que l’Agence nationale pour l’égalité des chances s’est proposé d’obtenir l’introduction dans la Classification des occupations de Roumanie des formes féminines correspondant aux noms masculins des occupations. Les recommandations du PE portant sur les langues envisagées ont respecté en général les deux tendances mentionnées, ce qui fait que sous le nom commun de langage neutre du point de vue du genre on comprend en fait deux réalités différentes à bien des égards. Ainsi, le PE recommande pour l’anglais d’utiliser une forme unique pour les deux sexes (et ce même lorsqu’il existe des termes différents, tels que actor – actress, à remplacer pour les deux sexes par actor), tandis que pour le français et le roumain on recommande deux formes, fr. traducteur et traductrice et roum. traducător et traducătoare, selon le sexe de la personne en question, et non pas une forme unique, comme en anglais translator. Ce qui fait que pour ces dernières langues il est impropre de parler de langage neutre, terme qui n’est justifié tout au plus que dans le cas de l’anglais!
2. Les listes d’exemples fournies dans le livret consacré au roumain sont les plus riches de toutes les langues mentionnées. Leurs auteurs anonymes affirment avoir tenu compte In Le Monde, 14 janvier 1998, apud Rousseau (1998). Il a été publié conjointement par la Communauté française de Belgique, la Direction générale de la Culture et de la Communication, le Service de la langue française et le Conseil supérieur de la langue française, sous le titre Mettre au féminin et le sous-titre Guide de féminisation des noms de métier, fonction, grade ou titre (1994; 22005) http://www2.cfwb.be/franca/femini/feminin.htm. 18 Dont on publie périodiquement des mises à jour, cf. http://www.mmuncii.ro/ro/legislatie-muncaclasificarea-ocupatiilor-din-romania-42-view.html 16 17
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des formes de féminin attestées dans DEX19 et DOOM20(sans en préciser l’édition) et dans les grammaires (sans les citer) ou qui ont été recommandées (ou, du moins, n’ont pas été condamnées) par l’Académie Roumaine (on ne précise toujours pas où), et se réfèrent également en passant à la Classification des occupations de Roumanie. 2.1. En roumain –comme en français, d’ailleurs– il n’existe pas de règles absolues de la féminisation et l’usage varie selon le cas. C’est pourquoi le livret qui lui est consacré débute par une liste comprenant 29 noms de professions et de fonctions dont on affirme qu’ils n’auraient pas de correspondants féminins attestés ou adoptés par l’usage: ataşat (~ cultural/~ de presă) ‹attaché (~ culturel/~ de presse›, bancher ‹banquier›, chirurg ‹chirurgien›, comisar ‹(un) commissaire›, conferenţiar ‹(un) maître de conférences›, critic ‹(un) critique›, decan ‹doyen›, diplomat ‹(un) diplomate›, doctor ‹docteur›, expert (~ naţional) ‹expert (~ national)›, filolog ‹(un) philologue›, geograf ‹(un) géographe›, geolog ‹(un) géologue›, impresar ‹(un) imprésario›, istoric ‹historien›, jurisconsult ‹(un) jurisconsulte›, lector ‹chargé de cours›, librar ‹(un) libraire›, medic ‹médecin›, miner ‹mineur›, ministru ‹(un) ministre›, observator ‹observateur›, prefect ‹préfet›, primar ‹maire›, psiholog ‹(un) psychologue›, rector ‹recteur›, redactor ‹rédacteur›, sociolog ‹(un) sociologue›, trezorier ‹trésorier›. Des correspondants féminins de plusieurs de ces termes figurent cependant dans le DOOM, et ce, depuis sa première édition: doctoreasă ‹doctoresse›, geografă ‹(une) géographe›, jurisconsultă ‹(une) jurisconsulte›, mineriţă ‹mineuse›21, ministreasă ‹(une) ministre›, observatoare ‹observatrice›, primăriţă / primăreasă ‹(une) maire / mairesse›, redactoare ‹rédactrice›, bien que doctoreasă, mineriţă22, ministreasă, primăriţă, primăreasă n’appartiennent pas au style soutenu.23 Le type savant très productif en -logă (filologă ‹(une) philologue›, geologă ‹(une) géologue›, psihologă ‹(une) psychologue›, sociologă ‹(une) sociologue›, etc.), banni par le PE, était cependant recommandé en 1982 par DOOM et figure également dans sa nouvelle édition, il est vrai, avec la mention ‹rare›; les variantes en -loagă (filoloagă, geoloagă, psiholoagă, socioloagă, etc.), non recommandées par DOOM, surtout pour des raisons d’euphonie, tendent toutefois à se répandre dans l’usage. Certaines formes féminines sont évitées pour désigner des titres ou des fonctions académiques, mais sont attestées pour d’autres sens, par exemple conferenţiară et lectoră (ce dernier inclus dans DOOM dès 1982, mais portant dans l’édition de 2005 la mention ‹(rare)›), non Le DEX a connu en fait trois éditions, dont la dernière, de 2009, est toujours marquée comme deuxième édition, comme la précédente, 21996, mais porte la mention ‹édition revue et augmentée›. 20 La première édition du DOOM, parue en 1982, a été coordonnée par Mioara Avram, et la deuxième, revue et augmentée, 22005, par Ioana Vintilă-Rădulescu. C’est le dictionnaire normatif roumain par excellence. 21 «Féminisation virtuelle, puisque les femmes n’ont pas le droit de descendre dans les puits» (Femme, j’écris ton nom..., s.v.), cependant incluse dans le Répertoire Opérationnel des Métiers et des Emplois de la France, s.v., car «L’activité de cet emploi/métier s’exerce sur des chantiers (démolition, terrassement, ...), des carrières, des mines à ciel ouvert ... Elle peut s’effectuer en hauteur...». 22 Actuellement hors d’usage, s’agissant d’une occupation exclusivement masculine; sa présence dans les dictionnaires s’expliquerait par l’idée communiste de l’égalité absolue des femmes et des hommes par rapport au travail (Călăraşu 2004: 14, 144). 23 Doctoreasă porte dans DOOM 22005 la mention ‹populaire›, ministreasă la mention ‹familier› et primăreasă et redactoare la mention ‹rare›. 19
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recommandées dans le sens de ‹(une) maître de conférences› et, respectivement, ‹chargée de cours›, mais usuelles dans le sens de ‹conférencière› et de ‹lectrice›, ou decană, non conseillée dans le sens de ‹doyenne d’une faculté›, mais admise par la norme dans un syntagme tel que decană de vârstă ‹doyenne d’âge›, etc. Le féminin doctoriţă ‹docteure› est courant, mais dépourvu de prestige, tandis que doctoră24 est perçu comme appartenant au langage des personnes peu cultivées; dans le sens de ‹personne ayant passé son doctorat› on n’utilise en effet que la forme du masculin. 2.2. Une seconde liste comprend 47 noms roumains de professions et de fonctions pour lesquels sont recommandées ou du moins admises (y compris de manière tacite) des formes féminines: administratoare ‹administratrice›, ambasadoare ‹ambassadrice›, analistă ‹(une) analyste›, arhitectă ‹(une) architecte›, asistentă ‹assistante›, autoare ‹auteure›, avocată ‹avocate›, candidată ‹candidate›, cercetătoare ‹chercheuse›, colaboratoare ‹collaboratrice›, comentatoare ‹commentatrice›, consilieră ‹conseillère›, contabilă ‹(une) comptable›, coodonatoare ‹coordinatrice; coordonnatrice›, delegată ‹déléguée›, deputată ‹députée›, directoare ‹directrice›, economistă ‹(une) économiste›, editoare ‹éditrice›, fiziciană ‹physicienne›, funcţionară ‹(une) fonctionnaire›, ingineră ‹ingénieure›, inspectoare ‹inspectrice›, interpretă ‹(une) interprète›, juristă25 ‹(une) juriste›, jurnalistă ‹(une) journaliste›, membră ‹(une) membre›, pictoriţă ‹(une) peintre›, preşedintă ‹présidente›, prezentatoare ‹présentatrice›, producătoare ‹productrice›, profesoară ‹professeure›, publicistă ‹(une) publiciste›, purtătoare de cuvânt ‹(une) porteparole›, raportoare ‹rapporteuse/rapporteure›26, realizatoare ‹réalisatrice›, reporteră ‹reportrice›, reprezentantă ‹représentante›, scriitoare ‹écrivaine›, sculptoriţă ‹sculptrice/ sculpteure›, secretară ‹(une) secrétaire›, senatoare27 ‹sénatrice›, stagiară ‹(une) stagiaire›, şefă ‹(une) chef›, titulară ‹(une) titulaire›, traducătoare ‹traductrice›. Certaines restrictions sont liées à l’emploi des formes féminines dans des cas tels que: – la présence d’un déterminant: on exclut, par exemple, *analistă / *candidată politică ‹analyste / candidate politique›, *cercetătoare ştiinţifică ‹chercheuse scientifique›, *colaboratoare bancară ‹collaboratrice bancaire›, *comentatoare politică ‹commentatrice politique›, *expertă naţională ‹experte nationale›; c’est le cas également de funcţionară, ingineră, inspectoare, membră, şefă suivis d’un déterminant, tandis que d’autres féminins sont recommandés par le PE y compris lorsqu’ils sont accompagnés d’un déterminant: directoare adjunctă/~ generală/~ de proiect ‹directrice adjointe/~ générale/~ de projet›, preşedintă executivă ‹présidente exécutive›, secretară de stat ‹secrétaire d’Etat›; – l’absence du féminin dans l’original du texte à traduire, par exemple doamna ambasador, (doamna) secretar de stat, etc.; – des restrictions sémantiques et relatives au domaine d’emploi: asistentă –limité au domaine médical et au sens de ‹secrétaire›, mais exclu à tort du domaine de l’enseignement Recommandé ces derniers temps par la sociologue Mihaela Miroiu (in Cotidianul, 20-22 mars 2009, 20), qui privilégie aussi les formes ministră et chirurgă (in Gândul, 6 mai 2010, 11), non acceptées cependant par l’usage. 25 Cf. aussi jurist-lingvistă ‹(une) juriste-linguiste›. 26 Les Guides cités pour le français offrent un certain degré de liberté quant au choix de plusieurs variantes, pour lesquelles c’est l’usage qui décidera. 27 Introduit dans DOOM 22005. 24
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supérieur en faveur du masculin asistent;28 interpretă ‹(une) interprète› uniquement dans le domaine artistique, mais interpret de conferinţă ‹(une) interprète de conférence›. A certaines formes féminines du français incluses dans la brochure le concernant (auditrice, médiatrice) correspondent des formes roumaines admises par DOOM (auditoare, mediatoare), qui ne sont pas mentionnées dans les lignes directrices du PE pour le roumain. En roumain, les formes du féminin sont créées notamment par l’adjonction ou la substitution du formant -ă (analist, etc. – analistă, arhitectă, contabilă, delegată, economistă, funcţionară, interpretă, juristă, jurnalistă, publicistă, stagiară, titulară, etc.; membru – membră) ou à l’aide d’un suffixe (pictoriţă, etc.), tandis que le français possède un grand nombre de mots épicènes (tels (un, une) analyste, architecte, comptable, économiste, fonctionnaire, interprète, journaliste, juriste, membre, peintre, publiciste, stagiaire, titulaire, etc.) ou réalise la féminisation par écrit par la simple adjonction d’un -e muet final, cf. déleguée, mais aussi à l’aide de plusieurs suffixes.
3. Dans le livret consacré au français on a inclus une liste comprenant 18 titres usuels au PE qu’il est recommandé de féminiser et qui se retrouvent tous dans le Guide d’aide à la féminisation de 1999: administratrice, assistante, auditrice, chef (~ d’unité, ~ adjointe), conseillère, coordinatrice, députée, directrice (~ générale), huissière, médiatrice, présidente, questrice, rapporteure / rapporteuse29, secrétaire (~ générale), traductrice. Pour les autres titres on renvoie au Guide d’aide à la féminisation de 1999 et au lexique en ligne équivalent. Pour remplacer certains mots masculins ou féminins, le PE recommande des expressions génériques ou métonymiques, par exemple les enseignants, les infirmières, les lecteurs, le président / la présidente à remplacer par le corps enseignant, respectivement le personnel infirmier, le lectorat, la présidence. Il conseille, comme on l’a vu, d’éviter l’utilisation générique du mot homme, lui préférant des expressions qui englobent les deux sexes: les responsables politiques, le monde politique, les politiques; les juristes; l’humanité, l’être humain, la société, les personnes, etc., au lieu de les hommes politiques, respectivement les hommes de loi, l’homme / les hommes, etc.
4. Pour ce qui est de la presse, elle atteste actuellement en Roumanie deux tendances opposées: d’une part, l’emploi, correspondant à l’usage de la langue courante, des formes féminisées des noms de profession, etc., et, d’autre part, une certaine résistance à la féminisation de ces types de termes, sans doute sous l’influence de la mode anglo-américaine, qui désigne les personnes dont on parle par le terme générique (Vintilă-Rădulescu 2009). Quant au langage des médias français, il viole souvent sur ce point la norme académique, qui s’oppose à la féminisation.30 Cette dernière restriction n’est pas mentionnée par le PE pour profesoară, bien qu’on observe dans l’usage de l’enseignement universitaire une nette préférence pour le masculin. 29 Député, questeur, rapporteur ne sont pas des métiers ou des emplois et de ce fait ne sont pas enregistrés dans le Répertoire Opérationnel des Métiers et des Emplois de la France. 30 Cf. Féminisation des fonctions 2010, http://orthonet.sdv.fr/pages/informations_p4.html. 28
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À côté des variantes féminisées déjà entrées dans l’usage, la presse offre de plus en plus, dans les deux langues, de nouvelles créations dans ce sens. Car la langue a besoin de mots féminins quand il ne s’agit pas du sens général, mais des individus. Un des arguments en faveur de la reconnaissance de la tendance, dans l’usage, à la féminisation de ce type de mots, en roumain et en français, et à l’appui des recommandations en ce sens du PE est fourni, à notre avis, par les néologismes enregistrés dans le cadre du projet Neorom31, la naissance des variantes du féminin étant une forme de néologie. Il s’agit d’un projet initié et coordonné par Maria Teresa Cabré; avec la collaboration des observatoires de néologie représentant toutes les langues romanes, ce projet aboutit à la création d’une base de données comprenant les mots nouveaux attestés dans la presse et non encore enregistrés dans les dictionnaires adoptés comme témoins (Cabré 2006, 2009). Ces mots nouveaux sont souvent formés par les mêmes procédés dans les différentes langues romanes et, parfois, à partir de radicaux et à l’aide de formants qui se correspondent, ce qui prouve une fois de plus l’intérêt de Neorom pour les études comparatives au niveau roman. Je cite dans ce qui suit les noms féminins que j’ai repérés dans Neorom pour les deux langues formant l’objet de mon analyse. 4.1.1. Pour le roumain j’ai eu, en tant que coauteure, accès à la liste intégrale des néologismes compris dans Neorom. La plupart des 38 noms roumains féminisés enregistrés jusqu’au 22 août 201032 dans Neorom (sur un total de 2.221 néologismes) sont formés par suffixation, dont – 21 par l’adjonction de l’élément -ă: administratoră ‹administratrice› (au lieu de la forme standard administratoare), arhitectă-şefă ‹(une) architecte-en-chef›, artizană ‹artisane›, cadetă ‹cadette›, designeră ‹stylisticienne› (terme recommandé pour le français pour remplacer l’anglicisme), detectivă ‹(une) détective›, dispeceră ‹dispatcheuse›, doctoră ‹docteure›, eurodeputată ‹eurodéputée›, fană ‹(une) fan›, gardiană ‹gardienne›, hostesă ‹hôtesse›, impresară ‹(une) imprésario›, lideră litt. ‹(une) leader›, medaliată ‹médaillée›, nominalizată ‹nominalisée›, nou-promovată ‹nouvelle promue›, sepepistă ‹employée du SPP33›, stelistă ‹supportrice de l’équipe Steaua›, subcontractantă ‹(une) titulaire d’un sous-contrat›, ştiristă ‹présentatrice des Actualités›;34 – cinq par l’adjonction du suffixe -că (il s’agit de noms indiquant la nationalité ou la provenance, s’ajoutant aux formes littéraires en -ă): columbiancă ‹Colombienne›, germancă ‹Allemande›, giuleşteancă ‹habitante du quartier de Giuleşti›, israeliancă ‹Israélienne›, keniancă ‹Kénienne› (v. aussi Zafiu 2001); – deux par l’adjonction du suffixe -toare: coprezentatoare ‹coprésentatrice›, inspectoareşefă ‹inspectrice-en-chef›; – un seul mot par l’adjonction de chacun des suffixes suivants: -easă (căpşunăreasă ‹employée à la récolte des fraises›), -istă (traseistă ‹prostituée travaillant sur le trajet des camionneurs›), -iştină (curviştină ‹femme légère›), -iţă (crăciuniţă ‹jeune fille jouant le rôle du Père Noël›), -uţă (evreicuţă ‹petite Juive›). 33 34 31 32
Interrogeable sur Internet à l’adresse http://obneo.iula.upf.edu/pneorom/index.php. Les néologismes roumains ont été recueillis par Ana-Maria Barbu. Service de la protection et de la sécurité des dignitaires. Pour ce qui est du mot sexoasă ‹alllumeuse›, à la différence d’Ana-Maria Barbu, je ne le considère pas un nom dans le contexte respectif (o blondă sexoasă), mais un adjectif auprès du nom blondă ‹blonde›.
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Cinq termes sont formés par composition à l’aide du mot femeie ‹femme› à partir du terme masculin: femeie-cancelar ‹chancelière›, femeie-cercetaş ‹scoute›35, femeie-kamikaze36 ‹femme kamikaze›, femeie-ministru ‹(une) ministre›, femeie-prefect ‹préfète›. A ces formations s’ajoute l’anglicisme hostess. 4.1.2. La plupart de ces noms féminisés ont des correspondants masculins antérieurs (administrator, artizan, cadet, cancelar, cercetaş, columbian, designer, detectiv, dispecer, doctor, fan, gardian, german, impresar, kamikaze, kenyan, lider, medaliat, ministru, nominalizat, prefect) ou récents, dont quelques-uns non attestés, bien que plus ou moins fréquents (coprezentator, eurodeputat; inginer-şef –dont les composantes figurent dans les dictionnaires) ou attestés uniquement dans Neorom (arhitect-şef –mot cependant courant et dont les composantes figurent dans les dictionnaires–, căpşunar, giuleştean, sepepist, stelist, subcontractant, ştirist); quelquesuns proviennent d’adjectifs, par conversion (israeliană et le composé nou-promovată). Un mot féminin provient de l’adaptation au roumain d’un emprunt désignant toujours une femme (hostesă < angl. hostess); deux dérivés, en fait anciens, mais absents des dictionnaires témoins pour des raisons de décence ou de correction politique avant la lettre, proviennent, en tant que diminutifs, de mots eux aussi féminins (curviştină < curvă ‹femme légère›, evreicuţă < evreică ‹Juive›). Un dérivé a pour base le nom propre masculin Crăciun. Enfin, un terme n’a pas de correspondant masculin pour le sens attesté dans Neorom, se référant uniquement à des femmes (traseistă) et est dérivé à partir du nom de base, traseu ‹trajet›.37 4.1.3. Un grand nombre de noms de professions enregistrés dans Neorom pour le roumain sont des emprunts inadaptés, pour la plupart des anglicismes attestés en tant que masculins: advertiser, account manager, chief executive officer, chief marketing officer, corporate director, developer, entertainer, fashion coordonator, gambler, graffer, web designer, etc. (Barbu 2010: 25). 4.2.0. Pour le français j’ai consulté la liste des néologismes enregistrés dans Neorom en tant que visiteuse. 4.2.1. Les formes féminisées du français sont souvent des mots dérivés par l’adjonction ou la substitution de désinences / suffixes, dont: -e (entraînant le doublement de la consonne): aromaticienne –terme enregistré dans Neorom en tant que création récente, mais qui figurait déjà dans le Répertoire Opérationnel des Métiers et des Emplois de la France, où il est défini comme désignant une personne qui «évalue sensoriellement un produit destiné à l’alimentation ou à la parfumerie»;38 -ière: justifière, surnom occasionnel qui a été donné à une juge d’instruction.39
Bien que l’équivalent cercetaşă existe dans DOOM. Considéré dans DEX 22009, à la différence de DOOM, commun pour les deux genres. 37 Tandis que pour le sens ‹femme qui change souvent de parti politique›, traseistă provient du nom masculin correspondant traseist. 38 Voir http://www.cv.com/fiches-metiers/artisanat-alimentation-rome-471/ROME 47132/AROMATICIENAROMATICIENNE.html. 39 Cf. l’explication dans www.liberation.fr/.../010198571-la-justifiere. 35 36
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D’autres néologismes sont des noms épicènes pouvant être employés non seulement au masculin, mais aussi au féminin: gadgétomane ‹personne passionnée de gadgets›; seulibataire / solibataire «personne qui vit seule, qu’elle soit veuve, divorcée, séparée ou célibataire. Cela n’exclut pas qu’elle ait un partenaire amoureux. Mais plusieurs désirent avoir leur propre appartement».40 Plusieurs néologismes sont formés à l’aide de préfixes ou sont des mots composés, parfois des parasynthétiques: actrice-danseuse; anti-castrice ‹adversaire de Fidel Castro›; coanimatrice ‹femme qui anime un groupe de personnes avec un autre animateur›, expleureuse, provenant de pleureuse ‹femme payée pour pleurer aux funérailles›; journalisteprésentatrice; lap danseuse ‹danseuse de danse-contact›; multi-inspiratrice ‹femme qui donne l’inspiration à plusieurs artistes›. 4.2.2. La plupart des noms féminisés ont des correspondants masculins antérieurs (acteurdanseur, aromaticien, coanimateur, lap danseur, journaliste-présentateur) ou attestés uniquement dans Neorom (gadgétomane, seulibataire / solibataire). Cependant quelques-uns des féminins ne sont pas formés à partir des correspondants masculins, qui sont plus rares ou totalement absents, vu qu’il s’agit d’occupations remplies de manière prépondérante par des femmes: lap danseuse < lap + danseuse, car le mot désigne une femme qui s’assoit sur un spectateur et se déshabille au fur et à mesure en se frottant à lui, allant parfois même jusqu’à simuler un acte sexuel;41 cf. aussi ex-pleureuse, justifière, multi-inspiratrice.
5. Toutes les constatations présentées ci-dessus nous permettent d’entrevoir, à moyen et à long terme, la victoire non pas d’un langage soi-disant neutre, mais bien de la féminisation des noms de profession, etc., en roumain et en français; il faudra cependant éviter les éventuels excès qui risqueraient de la tourner en ridicule.
Bibliographie Barbu, Ana-Maria (2006): Observarea cuvintelor din presă neînregistrate în dicţionar. In: Pană Dindelegan, Gabriela (ed.): Limba română. Aspecte sincronice şi diacronice. Actele celui de al 5-lea Colocviu al Catedrei de limba română, 8-9 decembrie 2005. Bucureşti: Editura Universităţii, 243-247. — (2010): Baza de date românească din cadrul platformei Neorom. In: LimR 59, 1, 13-29. Cabré, Maria Teresa (2006): Neorom, Réseau d’observatoires de la néologie des langues romanes. In: Neologica 1, 115-118, http://www.upf.edu/pdi/dtf/teresa.cabre/docums/ca06neol.pdf. — (2009): L’Observatori de neologia: constància i renovació. In: Cabré, M. Teresa / Estopà, Rosa (edd.): Les paraules noves. Criteris per detectar i mesurar els neologismes. Barcelona / Vic: Eumo Editorial / Universitat Pompeu Fabra, 5-7. Selon le commentaire de www.psychonet.fr/.../2344-qui-sont-les-nouveaux-intermittents-de-l-amour. Description de www.charmebooks.com/package/extraits_pdf/e262539.pdf.
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Călăraşu, Cristina (2004): Dicţionar de terminologie a profesiunilor actuale. Bucureşti: Editura Universităţii. Fontenelle, Thierry (2005): Féminisation des noms de métier dans le correcteur orthographique d’Office 2003, http://blogs.msdn.com/correcteurorthographiqueoffice/archive/2005/10/24/484025.aspx. Rousseau, Jean (1998): ‹Madame la Ministre›. La féminisation des noms en dix questions. http://www. ciep.fr/chroniq/femi/fem.pdf. Vintilă-Rădulescu, Ioana (2009): Cum numim femeile. In: Stvdia lingvistica in honorem Mariae Manoliu. Bucureşti: Editura Universităţii, 370-382. Zafiu, Rodica (2001): Indiancă, germancă, europeancă... In: România literară 45, 7.
Índex dels autors Taula general
Índex dels autors
Abé, Hiroshi: V, 323-329 Abete , Giovanni: II, 7-18; VI, 5-16 Adler, Silvia: V, 331-342 Adrover, Margalida: VI, 107-118 Agostini, Lucilla: VI, 333-345 Agresti, Giovanni: VI, 333-345 Aguilar, Rafael: I, 251-255 Aguilera, Vanderci de Andrade: VI, 17-27 Aguiló, Lluís: I, 161-168 Albertin, Chiara: VIII, 329-339 Alén Garabato, Carmen: II, 477-486 Alfonzetti, Giovanna: V, 343-351 Almeida Santos, Isabel: II, 487-498 Alpera, Lluís: I, 45-52 Alvar Ezquerra, Manuel: VIII, 7-17 Álvarez Vives, Vicente: IV, 5-18 Álvarez Pérez, Xosé Afonso: VI, 29-39 Alletsgruber, Julia: III, 469-477 Andrei, Diana: VI, 347-357 Andrés Díaz, Ramón de: VI, 41-52 Andronache, Marta: IV, 449-458 Antelmi, Donella: VI, 359-370 Aprile, Marcello: VIII, 19-29 Aquino-Weber, Dorothée: II, 499-508; VI, 53-64 Araújo Carreira, Maria Helena: VI, 371-376 Arcidiacono, Salvatore: VIII, 253-262 Arroyo Vega, Paloma: VIII, 31-42 Artale, Elena: VIII, 43-54 Assenza, Elvira: I, 483-496 Augusto, Maria Celeste: IV, 19-29 Bădescu, Ilona: VI, 65-73 Badia i Margarit, Antoni M.: I, 21-23 Baglioni, Daniele: IV, 459-470 Baker, Craig: VII, 489-499 Baltă, Silvia Nicoleta: VII, 7-17 Ballester, Xaverio: V, 7-18 Banza, Ana Paula: VII, 19-25; VII, 205-210 Barbato, Marcello: VII, 27-38 Barrieras i Angàs, Mònica: VIII, 509-518 Barros, Clara: VII, 39-51 Barros, Diana Luz Pessoa de: VI, 377-388
Bastardas, Maria Reina: I, 135-141 Bazin-Tacchella, Sylvie: VIII, 291-300; VIII, 55-65 Beà, M. Elena: VIII, 159-170 Becker, Lidia: II, 509-518 Becker, Martin: III, 5-16 Bechet, Florica: IV, 471-477 Bejinariu, Silviu: VI, 75-84 Bekaert, Elisa: III, 17-26 Beltrami, Pietro: VIII, 3-5 Beltrán Chabrera , Ma. Teresa: VIII, 67-77 Belloro, Valeria A.: II, 19-30 Benarroch, Myriam: IV, 479-491 Bengtsson, Anders: VII, 53-62 Bernal, Elisenda: III, 479-495 Bernardo Paniagua, José María: V, 353-363 Berta, Tibor: II, 31-42 Bianco, Francesco: V, 365-376 Biermann Fischer, Michèle: III, 27-38 Bikić-Carić, Gorana: VIII, 341-352 Biville, Frédérique: IV, 493-503 Blas Arroyo, José Luis: II, 519-529 Blasco Ferrer, Eduardo: V, 19-25 Blasco Mateo, Esther: VIII, 79-90 Blumenthal, Peter: III, 3-4 Boada Pérez, Gemma: IV, 31-38 Borzi, Claudia: II, 43-55 Botoşineanu, Luminiţa: VI, 75-84 Bouzouita, Miriam: VIII, 353-364 Bracho Lapiedra, Llum: V, 27-33 Brito, Ana Maria: I, 249-251; II, 57-70 Bru, Josep Maria: I, 53-69 Brun-Trigaud, Guylaine: VIII, 609-616 Buchi, Éva: I, 141-147 Buenafuentes de la Mata, Cristina: II, 71-82 Buendía-Castro, Miriam: VIII, 205-216 Burgio, Michele: V, 61-74 Buridant, Claude: V, 35-47 Buthke, Carolin: I, 755-766 Cabré Castellví, M. Teresa: III, 497-510 Cabré, Teresa: I, 497-507: I, 509-519; III, 467 Cacciola, Maria Concetta: VIII, 519-529
668 Cacia, Daniela: V, 49-60 Caetano, Maria do Céu: III, 511-521 Caffarelli, Enzo: V, 3-6 Calvo Rigual, Cesáreo: VIII, 91-102 Campo Hoyos, Ana I. : V, 377-389 Canalis, Stefano: I, 521-531 Cancellu, Erika: VII, 371-382 Cantero Serena, Francisco José: I, 533-542 Cardeira, Esperança: I, 543-554 Carles, Hélène: IV, 39-50 Carmona Yanes, Elena: VI, 389-400 Carrasco, Inés: VI, 85-94 Carrera de la Red, Micaela: VII, 63-76 Carrera-Sabaté, Josefina: I, 555-566 Carrera, Aitor: VII, 501-512 Carrera, Micaela: VIII, 275-289 Carriazo Ruiz, José Ramón: VI, 95-105 Carvalho, Maria José: I, 567-577 Casals, Daniel: VII, 513-524 Casanova Ávalos, Manuela: VIII, 531-543 Casanova, Emili: I, 168-177; I, 255-257; I, 35-38; IV, 51-63 Cascone, Adriana: VIII, 103-111 Cases Fandos, Ma. Teresa: VIII, 67-77 Castiglione, Marina: V, 61-74 Castro Zapata, Isabel María: IV, 65-77 Cavalheiro, Mélanie: II, 541-550 Cerdà Massó, Ramon: II, 83-94 Ciama, Adriana: III, 39-49 Ciambelli, Eleonora: VII, 77-87 Citraro, Cinzia: III, 51-62 Cîţu, Laura: V, 391-401 Civera, Jorge: I, 271 Clim, Marius-Radu: IV, 91-100 Climent, Josep Daniel: II, 551-563 Clua, Esteve: I, 75-83; VI, 107-118; VI, 255-267 Cockburn, Olivia Claire: IV, 505-511 Codita, Viorica: IV, 101-112 Coelho, Carla Cristina Almeida: IV, 113-123 Colella, Gianluca: II, 107-123 Colón, Germà: I, 150 Coll Pérez, Alba: III, 497-510 Colli Tibaldi, Chiara: V, 75-86
Índex dels autors
Company Company, Concepción: I, 295-306 Condei, Cecilia: VI, 417-427 Corbella, Dolores: IV, 125-137 Corradini, Maria Sofia: VIII, 113-124 Corral Areta, Elena Diez del: VI, 429-440 Corredor Plaja, Anna-Maria: V, 87-97 Costa Carreras, Joan: II, 565-570 Costa, Ioana: IV, 513-520 Costăchescu, Adriana: III, 195-206; V, 403-414 Cotelli, Sara: II, 571-582; VI, 53-64 Crăiniceanu, Ilinca: III, 63-71 Cruz Vergari, Elena de la: VII, 103-114 Curea, Anamaria: VII, 525-536 Chambon, Jean-Pierre: I, 25-26; I, 148-150; I, 307-316 Chamorro, Mª Luisa: VI, 85-94 Chiorean, Luminiţa: VI, 401-415 Chircu, Adrian: IV, 79-89 D’Achille, Paolo: III, 523-537 D’Angelis, Antonella: III, 539-550 Dagnac, Anne: II, 95-106 Dalbera, Joseph: IV, 521-529 Dănilă, Elena: VIII, 125-134 Dardano, Maurizio: II, 107-123 Dardel, Robert de : IV, 531-541 De Angelis, Alessandro: I, 483-496 De Caprio, Chiara: VII, 89-101 De Cuyper, Gretel: III, 73-85 de Fazio, Debora: VIII, 135-146 De Luca, Maria Teresa: IV, 139-146 De Roberto, Elisa: II, 125-135 Debanne, Alessandra: I, 579-591 del Rey Quesada, Santiago : V, 415-425 Delofeu, Henri-Jose: I, 83-88 Delucchi, Rachele: I, 579-591 dell’Aquila, Vittorio: I, 669-681 Devís Herraiz, Empar: I, 533-542; I, 593-603 Di Candia, Alessandro: VIII, 147-158 Di Salvo, Margherita: II, 583-593 Di Tullio, Ángela: II, 137-145 Dincă, Daniela: IV, 147-156 Domínguez Carregal, Antonio Augusto: VII, 115-124
Índex dels autors
Dorta Luis, Josefa: I, 605-617 Dourado Fernández, Rocío: V, 99-110 Dragomirescu, Adina: II, 147-157 Dragoste, Ramona: III, 195-206 Dragotto, Francesca: III, 87-98 Duarte, Isabel Margarida: VI, 441-450 Duda, Gabriela: IV, 157-167 Duma, Melania: VI, 451-462 Echenique Elizondo, Mª Teresa: I, 3-4 Embleton, Sheila: VI, 119-129 Enache, Eugenia: VI, 401-415 Enghels, Renata: II, 159-170; III, 99-110 Enguita Utrilla, José M.ª: VIII, 545-558 Escartí, Vicent Josep: VII, 125-138 Escavy Zamora, Ricardo: VII, 537-548 España i Bonet, Cristina: I, 272-273 Espinosa Elorza, Rosa María: III, 3-4 Faggion, Carmen Maria: VI, 131-142 Faraoni, Vincenzo: II, 171-182 Faura, Neus: VII, 513-524 Feldhausen, Ingo: I, 719-730 Felecan, Daiana: VI, 463-474 Felecan, Nicolae: V, 111-122 Felecan, Oliviu: V, 123-134 Fernandes, Gonçalo: VII, 549-560 Fernández Planas, Ana Mª.: I, 605-617 Fernández-Montraveta, Ana: VIII, 159-170 Fernández, Mauro A.: VIII, 559-570 Ferrando Francés, Antoni: VII, 139-150 Feruglio, Roberto: II, 595-606 Fesenmeier, Ludwig: III, 171-182 Figueiredo Brandão, Silvia: II, 531-539 Finco, Franco: I, 619-626 Font-Rotchés, Dolors: VI, 475-486 Forcada, Mikel L.: I, 269-270 Forgas Berdet, Esther: VI, 487-498 Forsgren, Mats: V, 427-436 Franceschi, Temistocle: IV, 169-180 Franck, Floricic: III, 551-563 Freixeiro Mato, Xosé Ramón: V, 437-448 Frenguelli, Gianluca: II, 107-123 Frosi, Vitalina Maria: V, 135-146 Fuentes Rodríguez, Catalina: VI, 499-510 Fulgêncio, Lúcia: IV, 181-192
669 Gabriel, Christoph: I, 719-730 Garachana Camarero, Mar: VII, 151-162 Garcés, María Pilar: V, 449-460 García Aguiar, Livia C.: VI, 85-94 García Cornejo, Rosalía: VII, 163-175 García Ferrer, Mercedes: VIII, 171-182 García González-Posada, Antonio María: I, 637-643 García González, Javier: VIII, 571-582 García Mouton, Pilar: I, 111-114 Garcia Perales, Vicent F.: I, 627-635 García Pérez, Rafael: II, 183-192 García Sánchez, Jairo Javier: III, 111-119 García Valle, Adela: VII, 177-189 García-Hernández, Benjamín: IV, 543-550 Gardani, Francesco: II, 171-182; II, 193-204 Gargallo Gil, José Enrique: IV, 193-202 Garrido, Joaquín: V, 461-471 Gebăilă, Anamaria: III, 121-131 Georgescu, Simona Rodina: IV, 203-215 Gerhard-Krait, Francine: III, 133-143 Gerner, Hiltrud: VIII, 195-204 Gililov, Patrick: V, 473-482 Glessgen, Martin-D.: I, 101-103; VII, 191-204 Godoi, Elena: V, 579-590 Goebl, Hans: VI, 143-154 Gómez Casañ, Rosa: II, 607-614 Gómez Molina, José Ramón: II, 615-627 Gonçalves, Maria Filomena: VII, 205-210; VII, 561-572 Gonçalves, Miguel: V, 483-492 González Cobas, Jacinto: VIII, 183-193 González Manzano, Mónica: III, 145-156 González Saavedra, Berta: IV, 551-559 González, Carla: VI, 511-523 Gordón, María Dolores: V, 259-265 Grande López, Clara: VIII, 365-373 Greco, Paolo: II, 7-18 Greub, Yan: IV, 531-541 Gross, Gaston: III, 157-169 Grossmann, Maria: III, 523-537 Grutman, Rainier: II, 629-641 Grutschus, Anke: III, 171-182
670 Guadagnini, Elisa: VII, 211-221 Guesser, Simone Lúcia: II, 205-215 Guia, Josep: VII, 223-234 Hassler, Gerda : V, 493-503 Havu, Eva: II, 217-227 Hennemann, Anja: V, 505-515 Hidalgo Alfageme, Carlos Alonso: III, 183-194 Holtus, Günter: I, 106-109 Hora, Dermeval da: I, 645-656 Hoyos Hoyos, Carmen : V, 517-430 Ibarz Blatchford, Alexander: VII, 235-247 Iliescu, Maria: I, 13-16; III, 195-206 Ionescu, Alice: VI, 525-532 Isasi, Carmen: VIII, 275-289 Jansegers, Marlies: III, 99-110 Jarilla Bravo, Salud Ma: IV, 217-228 Jezek, Elisabetta: IV, 3 Jiménez, Jesús: I, 657-668 Johnen, Thomas: VI, 533-544 Juan-Mompó Rovira, Joaquim: VIII, 583-594 Kacprzak, Alicja: VII, 249-256 Kemmler, Rolf: VII, 573-583 Khachaturyan, Elizaveta: III, 207-221 Kihaï, Dumitru: VII, 257-266 Kiss, Sandor: IV, 445-447; IV, 561-567 Kleiber, Georges: III, 223-234 Koch, Stefan: VIII, 595-697 Kristol, Andres: I, 349-269 Kuhn, Julia: II, 229-240 Kullmann, Dorothea: VII, 267-278 Kunstmann, Pierre: VIII, 195-204 Kuzmanović-Jovanović, Ana: VI, 545-554 Lammert, Marie: III, 235-246 Lang, Jürgen: VIII, 503-507 Lavric, Eva: VI, 555-567 Lazard, Sylviane: IV, 569-583 Lazea, Ramona: V, 229-234 Le Dû, Jean: VIII, 609-616 Leal, Audria: VI, 569-582 Lehmann, Sabine: III, 247-259 Léonard , Jean Léo: I, 669-681 Lépinette, Brigitte: VIII, 323-328 Leroy, Sarah: V, 147-158
Índex dels autors
Letizia, Michela: V, 159-170 Librova, Bohdana: VII, 279-291 Lisyová, Oľga: IV, 229-242 Lo-Cicero, Minh Ha: V, 531-542 Loiseau, Sylvain: III, 261-270 López Alonso, Covadonga: I, 88-99 López García-Molins, Ángel: I, 73-75 López Río, Joaquim: VIII, 617-628 López-Rodríguez, Clara Inés: VIII, 205-216 Loporcaro, Michele: II, 171-182 Lorenzetti, Luca: IV, 585-596 Lőrinczi, Marinella: II, 643-652 Loureiro, Marlene: V, 543-554 Lubello, Sergio: VII, 293-300 Lucía Mejías, José Manuel: I, 244-247 Lliteras, Margarita: VII, 481-487; VII, 585-593 Llopis Rodrigo, Francesc: VIII, 617-628 Lloret, Maria-Rosa: I, 657-668 Maddalon, Marta : II, 653-663 Maggiore, Marco: VII, 301-310 Magri-Mourgues, Véronique: VI, 583-594 Maia, Clarinda de Azevedo: IV, 243-255 Mańczak, Witold: IV, 597-601 Mancho, Mª Jesús: IV, 257-267 Manole, Veronica: III, 271-280 Manoliu, Maria M.: I, 5-11 Marádi, Krisztina: II, 665-674 Marano, Luca: II, 675-683 Marcenaro, Simone: VII, 311-322 Marcet Rodríguez, Vicente J.: IV, 603-614 Marchello-Nizia, Christiane: II, 333-343 Marello, Carla: III, 3-4 Marfany Simó, Marta: VIII, 375-384 Mariño, José: I, 270 Mariottini, Laura: VI, 639-650 Marrapodi, Giorgio: V, 171-177 Martín López, Arantxa: VI, 631-638 Martínez Alcalde , María José: VII, 481-487 Martínez Celdrán, Eugenio: I, 605-617 Martínez Díaz, Eva: V, 555-566 Martínez Ezquerro, Aurora: IV, 269-279 Martínez Lema, Paulo: V, 179-187 Martínez-Paricio, Violeta: I, 683-694
Índex dels autors
Marzo, Daniela: III, 565-575 Mas i Miralles, Antoni: II, 685-698 Massanell i Messalles, Mar: VIII, 217-228 Mattera, Marina: III, 281-290 Matute Martínez, Cristina: VI, 155-164 Mazziotta, Nicolas: VIII, 229-238 Meisenburg, Trudel: I, 755-766 Mejía Ruiz, Carmen: I, 234-243 Meléndez Quero, Carlos: VI, 595-606 Meliga, Walter: I, 257-259 Melka, Francine: IV, 281-288 Mendicino, Antonio: VI, 209-220 Mensching, Guido: VIII, 113-124 Meseguer, Lluís: I, 177-190 Meul, Claire: II, 241-254 Meulleman, Machteld: II, 255-264 Micó Romero, Noelia: VI, 607-618 Miguel Franco, Ruth: V, 189-199 Mihăilă, Maria: V, 201-207 Milizia, Paolo: I, 695-706 Mioto, Carlos: II, 205-215 Miotti, Renzo: I, 707-718 Mirto, Ignazio Mauro: II, 265-275 Mitu, Mihaela: VI, 619-630 Mocciaro, Egle: III, 291-302 Molina, Caterina : V, 567-577 Molinu-Floricic, Lucia: II, 277-287 Mollica, Fabio: II, 229-240 Montané March, M. Amor: III, 497-510 Montinaro, Antonio: VII, 323-334 Montoya, Brauli: II, 475-476 Montuori, Francesco: VII, 89-101 Monzó Gallo, Carlos: III, 303-314 Morant Marco, Ricard: VI, 631-638 Moreno Fernández, Francisco: I, 259-263; VI, 3-4 Moreno Villanueva, José Antonio: VIII, 385-395 Moreno, Vicent Artur: I, 35-38; I, 39-42 Mori, Olga: V, 209-218 Moscal, Dinu: IV, 289-297 Mota, Jacyra Andrade: VI, 165-171 Moura, Teresa Maria Teixeira de: VII, 595-606
671 Muñoz Arruda, Mariana Paula: V, 579-590 Nagore Laín, Francho: IV, 299-311 Narro, Ángel: V, 219-228 Navas Sánchez Élez, María Victoria: I, 234-243 Nicolae, Alexandru: II, 147-157 Nichil, Rocco Luigi: VIII, 239-251 Nissille, Christel: VI, 53-64 Núñez Román, Francisco: IV, 313-325 Oancă, Teodor: V, 229-234 Oesterreicher, Wulf: I, 457-478 Ohannesian, Maria: I, 497-507 Ohligschlaeger, Kerstin: VII, 607-616 Olariu, Florin: VI, 75-84 Olid, Isabel: VI, 511-523 Oliveras, Lourdes: VI, 173-185 Orletti, Franca: VI, 639-650 Ozolina, Olga: III, 577-585 Padrón, Rafael: IV, 125-137 Paesano, Nicolò: II, 289-296 Pagano, Mario: VIII, 253-262 Paim, Marcela Moura Torres: VI, 187-196 Paloma Sanllehí, David: VI, 475-486 Papa, Elena: V, 235-256 Paşcalău, Cristian: VI, 451-462 Pascual, José Antonio: I, 151-157 Paz Afonso, Ana: IV, 327-337 Pellissa Prades, Gemma: VIII, 397-408 Peña Martínez, Gemma: VI, 651-662 Penadés Martínez, Inmaculada: V, 591-602 Perea, Maria-Pilar: II, 297-309 Pereira, Isabel: III, 587-594 Pereira, Rui Abel: III, 595-606 Pérez Álvarez, Bernardo E.: VI, 663-672 Pérez Pacheco, Pilar: II, 699-708 Peron, Silvia: VIII, 409-419 Pešková, Andrea: I, 719-730 Pfister, Max: I, 131-134 Pichel Gotérrez, Ricardo: VII, 335-346 Piera, Josep: I, 191-196 Pierrard, Michel: II, 217-227 Pignatelli, Cinzia: VIII, 421-431 Pineda Cirera, Anna: II, 311-324 Piot, Mireille: III, 315-325
672 Piqueras-Brunet, Marta: III, 327-337 Pitarch, Vicent: I, 197-207 Piva, Cristina: IV, 339-350 Pla Colomer, Francisco Pedro: I, 731-742 Plötner, Kathleen: III, 339-350 Polzin-Haumann, Claudia: VII, 617-627 Ponge, Myriam: VI, 673-684 Popeanga Cheralu, Eugenia: I, 232-234 Popescu, Mihaela: IV, 351-361 Pousada Cruz, Miguel Ángel: VII, 347-358 Prantera, Nadia: VI, 209-220 Prat Sabater, Marta: VII, 629-640 Prodan, Delia Ionela: I, 272; VIII, 433-444 Proto, Teresa: VIII, 469-480 Quijada Van den Berghe, Carmen: VII, 641-651 Radu, Voica: IV, 363-374 Reinheimer Rîpeanu, Sanda: I, 263-265; I, 403-418 Renzi, Lorenzo: II, 345-360 Resurreccion Ros, Honorat: VII, 359-370 Retaro, Valentina: VI, 221-232 Reutner, Ursula: VIII, 445-456 Reynaud Oudot, Natacha: VI, 233-242 Rezende, Letícia Marcondes: V, 603-613 Ribera, Juan M.: I, 231-232 Ridruejo, Emilio : V, 615-626; V, 319-322 Rivoira, Matteo: IV, 169-180 Roca Ricart, Rafael: VIII, 457-468 Rocchetti, Alvaro: II, 325-331 Rodrigo Mancho, Ricardo: II, 699-708 Rodríguez Ramalle, Teresa María: V, 627-638 Roegiest, Eugeen: II, 159-170 Roques, Gilles: I, 104-106; VII, 3-5 Roseano, Paolo: I, 605-617 Rossebastiano, Alda: V, 247-257 Rougé, Jean-Louis: VIII, 629-639 Rouquier, Magali: II, 333-343 Rubio, Antoni: I, 31-34 Ruhstaller, Stefan: V, 259-265 Rull, Xavier: III, 327-337 Russo, Michela: VIII, 469-480 Salaberri, Patxi: V, 267-273 Salvador, Vicent: VI, 331-332
Índex dels autors
Salvi, Giampaolo: II, 345-360 Sampson, Rodney: I, 481-482 Sánchez González de Herrero, Ma. Nieves: VIII, 263-274 Sánchez Jiménez, Santiago U.: III, 351-362 Sánchez Lancis, Carlos: II, 71-82 Sánchez Méndez, Juan Pedro: I, 743-754; VIII, 263-274 Sánchez Miret, Fernando: I, 317-348 Sánchez Rei, Xosé Manuel: II, 361-369 Sánchez-Prieto, Pedro: VIII, 275-289 Saragossà, Abelard: I, 207-224 Sardelli, Ma Antonella: IV, 217-228 Scarpini, Paola: VII, 371-382 Scarpino, Cristina: VII, 383-395 Scurtu, Gabriela: IV, 375-384 Schang, Emmanuel: VIII, 629-639 Schapira, Charlotte: III, 3-4; III, 363-373 Schirru, Giancarlo: IV, 585-596 Schmitt, Christian: IV, 615-623 Schrott, Angela: V, 639-650 Segui, Joan: I, 224-230 Seile, Falk: II, 709-720 Selfa Sastre, Moisés: V, 275-281 Sentí i Pons, Andreu: III, 375-387 Serradilla Castaño, Ana: IV, 385-397 Serrano Aspa, Xavier: IV, 31-38 Sichel-Bazin, Rafèu: I, 755-766 Silva, Augusto Soares da: II, 383-395 Siller-Runggaldier, Heidi: II, 371-382 Siminiciuc, Elena: V, 651-661 Sinner, Carsten: III, 479-495 Skutta, Franciska : V, 663-670 Söhrman, Ingmar: VIII, 263-274 Solias Arís, Teresa: V, 671-681 Sornicola, Rosanna: I, 419-440 Soto Andión, Xosé: III, 389-401 Soto Nieto, Almudena: III, 403-416 Souvay, Gilles: VIII, 195-204; VIII, 291300; VIII, 55-65 Spampinato, Margherita: I, 265-267; V, 683-693 Spence, Paul: VIII, 275-289 Stan, Camelia: II, 397-407
Índex dels autors
Stanciu Istrate, Maria: III, 607-616 Stanovaïa, Lydia A.: VII, 397-409 Steinfeld, Nadine: VII, 411-422 Štichauer, Jaroslav: III, 617-628 Stoichiţoiu Ichim, Adriana: III, 417-426 Suñer, Avel·lina: II, 137-145; II, 409-421 Suozzo, Stefania: II, 721-732 Swiggers, Pierre: II, 241-254; VII, 481-487; VII, 653-665 Szantyka, Izabela Anna: V, 695-706 Szijj, Ildikó: II, 423-434 Szoc, Sara: VII, 653-665 Tamba, Andreea-Mihaela: VIII, 481-487 Tanghe, Sanne: III, 427-437 Teixeira, Carla: VI, 569-582 Teletin, Andreea: VI, 685-692 Teodorescu, Cristiana: VI, 693-704 Teodoro Peris, Josep L.: VII, 667-681 Terol i Reig, Vicent: V, 283-295 Theuerzeit, Samuel: II, 435-445 Thibault, André: VI, 243-254 Thornton, Anna M.: II, 447-458 Timotin, Emanuela: VII, 423-431 Tokunaga, Shiori: IV, 411-421 Torrens Álvarez, Ma. Jesús: VIII, 263-274 Torrent, Aina: IV, 399-410 Torres Feijó, Elias J.: I, 371-402 Torres-Tamarit, Francesc: I, 683-694 Torruella, Joan: VIII, 217-228 Tort i Donada, Joan: V, 297-309 Trotter, David: I, 116-118; I, 441-456 Trumper, John Bassett: III, 439-451; III, 629-641 Umbreit, Birgit: III, 565-575 Uritescu, Dorin: I, 767-778; VI, 119-129 Urzhumtseva, Anna: IV, 423-429 Vaccaro, Giulio: VII, 433-443
673 Vachon (†), Claire: VII, 191-204 Valls, Esteve: VI, 107-118; VI, 255-267 Van Peteghem, Marleen: II, 3-6 Vanelli, Laura: II, 459-471 Vanrell, Maria del Mar: I, 509-519 Variano, Angelo: VIII, 641-652 Varvaro, Alberto: I, 114-116; I, 157-158 Vassiliadou, Hélène: III, 453-464 Vázquez Diéguez, Ignacio: II, 83-94 Vázquez, Gloria: VIII, 159-170 Vela Delfa, Cristina: VI, 705-715 Velázquez Elizalde, Alejandro: VI, 197-208 Ventura, Simone: VIII, 489-500 Veny, Joan: I, 109-111; I, 277-293 Verdo, Rémy: IV, 625-637 Vicari, Stefano: VIII, 301-312 Vicario, Federico: V, 311-318; VIII, 313-319 Vicente Llavata, Santiago: IV, 431-441 Videsott, Paul: VII, 445-458 Villalva, Alina: III, 643-653 Vintilă-Rădulescu, Ioana: III, 653-663 Vîrban, Floarea: VI, 269-280 Viredaz, Rémy: VII, 459-468 Vivancos Mulero, Mª Esther: VI, 281-292 Wheeler, Eric: VI, 119-129 Wirth-Jaillard, Aude: VII, 469-477 Wissner, Inka: VI, 293-304 Wüest, Jakob: VI, 717-726 Yantzin Pérez Cortés, Ana: VI, 197-208 Zajícová, Lenka: VIII, 653-661 Zamora Carrera, Alonso: II, 733-744 Zamora Salamanca, Francisco José: II, 733-744 Zanoaga, Teodor Florin: VI, 305-316 Zilg, Antje: VI, 727-737 Zvonareva, Alina: VI, 317-328
Taula general
Volum I
Presentacions del Congrés Mª Teresa Echenique Elizondo Presentación de las Actas............................................................................................
3
Maria M. Manoliu Réflexions sur l’avénir de la linguistique romane après le Congrès de Valencia.......
5
Maria Iliescu Discours inaugural du président de la Societé de Linguistique Romane....................
13
Antoni M. Badia i Margarit Discours à l’inauguration du Congrès.........................................................................
21
Esteban Morcillo Paraules d’obertura del Magnífic Rector de la Universitat de València.....................
23
Jean-Pierre Chambon Discours de clôture du Président de la Societé de Linguistique Romane...................
25
Cròniques Antoni Rubio València tanca amb èxit el congrés de Romanística amb un miler de participants, 800 comunicacions i un ample ressò mediàtic..........................................................
31
Emili Casanova / Vicent Artur Moreno Bullirà el Congrés com la cassola en forn: el Congrés paral·lel...............................
35
Vicent Artur Moreno La banda sonora de las tierras valencianas...............................................................
39
676
Taula general
Himne del Filòleg Lluís Alpera De la grandesa del filòleg (Himne del Congrés).......................................................
45
Josep Maria Bru Partitura per a tres veus i harpa.................................................................................
53
Josep Maria Bru Partitura per a piano..................................................................................................
65
Taules redones A. López / E. Clua / H.-J. Delofeu / C. López Implicacions pràctiques de les llengües romàniques................................................
73
M.-D. Glessgen / G. Roques / G. Holtus / J. Veny / P. García Mouton / A. Varvaro / D. Trotter La vehiculació de la romanística a través de les revistes..........................................
101
La valutazione delle riviste e la Filologia Romanza.................................................
123
M. Pfister / M.-R. Bastardas / E. Buchi / J.-P. Chambon / G. Colón / J. A. Pascual / A. Varvaro 100 anys d’etimologia romànica: el REW de Meyer-Lübke: 1911-2010.................
131
Jornades Ll. Aguiló / E. Casanova / Ll. Meseguer / J. Piera / V. Pitarch / A. Saragossà / J. Seguí La societat valenciana hui: llengua, cultura i literatura............................................
161
J. M. Ribera / E. Popeanga / C. Mejía – M. V. Navas / J. M. Lucía La Filologia Romànica a Espanya............................................................................
231
A. M. Brito / R. Cano / E. Casanova / W. Meliga / F. Moreno / S. Reinheimer / M. Spampinato Trobada d’associacions de llengües romàniques......................................................
249
La indústria i la traducció automàtica entre llengües romàniques............................
269
Taula general
677
Ponències plenàries Joan Veny Circulacions lingüístiques en la Romània.................................................................
277
Concepción Company Company Evidencia sintáctica para la clasificación genética de las lenguas de la Iberorromania...........................................................................................................
295
Jean-Pierre Chambon Étymologie lexicale, étymologie onomastique: quoi de neuf? Un aperçu................
307
Fernando Sánchez Miret Metafonía y diptongación en la Romania.................................................................
317
Andres Kristol Le francoprovençal, laboratoire des virtualités linguistiques de la Romania occidentale: le système bicasuel des parlers valaisans.............................................
349
Elias J. Torres Feijó Conflito sócio-linguístico, identitário e de coesão social na Galiza actual: algumas consequências.............................................................................................
371
Sanda Reinheimer Rîpeanu Le roumain, un défi pour les romanistes?.................................................................
403
Rosanna Sornicola Decomposizioni e ricomposizioni di sistemi. I pronomi personali delle lingue romanze tra paradigmatica e sintagmatica............
419
David Trotter Une rencontre germano-romane dans la Romania Britannica..................................
441
Wulf Oesterreicher La textualidad de los documentos de los romances primitivos.................................
457
678
Taula general
Secció 1 Descripció històrica i / o sincrònica de les llengües romàniques: fonètica i fonologia Rodney Sampson Présentation...............................................................................................................
481
Elvira Assenza / Alessandro De Angelis Monottongazione dei dittonghi metafonetici e abbassamento delle vocali alte in un’area della Sicilia centrale: per una riconsiderazione del problema.....................
483
Teresa Cabré / Maria Ohannesian Semivocals i estructura sil·làbica: un estudi comparatiu entre el català i el castellà.......................................................
497
Teresa Cabré / Maria del Mar Vanrell Entonació i truncament en els vocatius romànics.....................................................
509
Stefano Canalis L’esito di -p-, -t-, -c- in toscano antico: un nuovo argomento a favore della presenza di sonorizzazione intervocalica..................................................................
521
Francisco José Cantero Serena / Empar Devís Herraiz Análisis melódico del español hablado por italianos................................................
533
Esperança Cardeira Do português médio ao clássico: o Cancioneiro Geral de Garcia de Resende........
543
Josefina Carrera-Sabaté Descripció acústica de vocals mitjanes posteriors del català i castellà en parla espontània.................................................................................................................
555
Maria José Carvalho Contributo para o estudo da evolução das terminações nasais portuguesas (sécs. XIII-XVI)........................................................................................................
567
Alessandra Debanne / Rachele Delucchi Sulle sorti di -L-, -R-, RR latine. La prospettiva italo-romanza settentrionale.........
579
Empar Devís Herraiz Análisis melódico de la cortesía atenuadora en el español coloquial.......................
593
Taula general
679
Ana Ma. Fernández Planas / Paolo Roseano / Josefa Dorta Luis / Eugenio Martínez Celdrán ¿Continuidad prosódica en diferentes puntos de la Romania? El caso de algunas interrogativas..............................................................................
605
Franco Finco La lenizione delle occlusive velari in friulano: contatti linguistici e datazione degli esiti attuali.......................................................
619
Vicent F. Garcia Perales Rescat de l’ALPI: metodologies i aportacions d’un atles lingüístic romànic...........
627
Antonio María García González-Posada El tratamientu de /ll/ xeminada n’aragonés. Analís hestóricu y comparativu...........
637
Dermeval da Hora Uso variável das oclusivas dentais: uma reflexão sobre a mudança de estilo..........
645
Jesús Jiménez / Maria-Rosa Lloret Efectes de prominència en canvis vocàlics obscurs.................................................
657
Jean Léo Léonard / Vittorio dell’Aquila Haudricourt & Juilland 1949 revisité: perspectives géolinguistiques et poststructuralistes sur le consonantisme sarde centre-septentrional................................
669
Violeta Martínez-Paricio / Francesc Torres- Tamarit ¿Diptongos crecientes o decrecientes? Un análisis comparativo de las secuencias de vocales altas en español y catalán........................................................................
683
Paolo Milizia Rotazione vocalica e metafonia nel dialetto di San Benedetto del Tronto (Ascoli Piceno)..........................................................................................................
695
Renzo Miotti Los xenofonemas en español e italiano....................................................................
707
Andrea Pešková / Ingo Feldhausen / Christoph Gabriel Una perspectiva diacrónica de la entonación bonaerense.........................................
719
Francisco Pedro Pla Colomer Pronunciación en el monte: las serranas y la meta-parodia de Juan Ruiz................
731
Juan Pedro Sánchez Méndez Consideraciones para una historia de la pronunciación hispanoamericana..............
743
680
Taula general
Rafèu Sichel-Bazin / Carolin Buthke / Trudel Meisenburg Caracteristicas prosodicas de l’occitan dins son contèxt galloromanic....................
755
Dorin Uritescu Le conditionnement morphologique dans le changement phonologique et l’évolution historique du roumain populaire.............................................................
767
Índex dels autors / Taula general Índex dels autors .....................................................................................................
779
Taula general ...........................................................................................................
787
Volum II
Secció 2 Descripció històrica i / o sincrònica de les llengües romàniques: morfologia, sintaxi Marleen Van Peteghem Présentation.................................................................................................................
3
Giovanni Abete / Paolo Greco Sulla posizione del clitico ne nel dialetto di Pozzuoli................................................
7
Valeria A. Belloro Pronombres átonos del español: entre gramática y pragmática..................................
19
Tibor Berta Orden sintagmático y concordancia en los tiempos compuestos de las lenguas romances medievales de la Península Ibérica.....................................
31
Claudia Borzi ¿Por qué, dado un contexto, el hablante elige a veces «en el que» y otras veces «(en) que»?.................................................................................................................
43
Ana Maria Brito Três tipos de nominalização do infinitivo em Português Europeu..............................
57
Cristina Buenafuentes de la Mata / Carlos Sánchez Lancis Evolución de algunas construcciones sintácticas con valor modal de intención en español: tratar de / intentar / probar a + infinitivo....................................................
71
Taula general
681
Ramon Cerdà Massó / Ignacio Vázquez Diéguez Formarea pluralului în limba portugheză ca mostrăpentru o tipologie bazată pe economia textuala.......................................................................................................
83
Anne Dagnac Le typage des interrogatives directes en picard et le cas du dialecte ternois..............
95
Maurizio Dardano / Gianluca Frenguelli / Gianluca Colella Per una tipologia del discorso indiretto in italiano antico...........................................
107
Elisa De Roberto Usi concorrenziali di infinito e gerundio in italiano antico.........................................
125
Ángela Di Tullio / Avel·lina Suñer Cara de tonto: expresiones predicativas y nombres de posesión inalienable.............
137
Adina Dragomirescu / Alexandru Nicolae L’objet interne en roumain: description, évolution et comparaison entre les langues romanes.......................................................................................................................
147
Renata Enghels / Eugeen Roegiest La causación negativa y el argumento causado: la sintaxis de dejar y laisser en contraste...................................................................
159
Vincenzo Faraoni / Francesco Gardani / Michele Loporcaro Manifestazioni del neutro nell’italo-romanzo medievale...........................................
171
Rafael García Pérez La evolución de los conectores aditivos es más y más aún en un diccionario histórico.......................................................................................................................
183
Francesco Gardani Dinamiche di produttività flessiva: dal latino arcaico all’italiano antico...................
193
Simone Lúcia Guesser / Carlos Mioto Topicalização de constituintes em português brasileiro..............................................
205
Eva Havu / Michel Pierrard L’interchangeabilité du participe présent adjoint et du gérondif: contraintes et limites en contexte converbal...............................................................
217
Julia Kuhn / Fabio Mollica Il complemento preposizionale...................................................................................
229
682
Taula general
Claire Meul / Pierre Swiggers Les avatars de l’infixe verbal -id(i)-: du latin au ladin................................................
241
Machteld Meulleman Los locativos espacio-temporales en las construcciones existenciales: un estudio comparativo entre el español, el francés y el italiano.....................................
255
Ignazio Mauro Mirto Mare e montagna sono sinonimi di sacco? I determinanti nominali complessi.........
265
Lucia Molinu-Floricic Les infinitifs rhizotoniques en sarde...........................................................................
277
Nicolò Paesano La doppia serie di complementatori (ca e chi) nel siciliano contemporaneo.............
289
Maria-Pilar Perea Els clítics pronominals preposats i posposats en català: anàlisi i comparacio............
297
Anna Pineda Cirera L’alternança acusatiu / datiu en els verbs de transmissió, reflex de la Ubicació / Destinacio...................................................................................................................
311
Alvaro Rocchetti Dématérialisation et déflexivité dans les langues romanes.........................................
325
Magali Rouquier / Christiane Marchello-Nizia La Position de l’objet direct nominal et l’ordre des mots dans la Passion de Clermont, la Vie de Saint Léger et la Vie de Saint Alexis.............
333
Giampaolo Salvi / Lorenzo Renzi Le categorie funzionali nelle strutture coordinate in italiano antico (e in altre lingue romanze)..........................................................................................................
345
Xosé Manuel Sánchez Rei O réxime nos verbos galegos: da lingua medieval á contemporánea.........................
361
Heidi Siller-Runggaldier Clitici soggetto espletivi a confronto..........................................................................
371
Augusto Soares da Silva Comparaison de la grammaticalisation des constructions causatives dans les langues romanes............................................................................................
383
Taula general
683
Camelia Stan Sulla sintassi dei sintagmi nominali con più determinanti nel rumeno......................
397
Avel·lina Suñer Nombres cuantitativos y clasificadores nominales.....................................................
409
Ildikó Szijj Las formas de imperativo y su relación con el subjuntivo en las lenguas románicas.... Samuel Theuerzeit Dati sull’accordo del participio passato nel Decameron............................................
423 435
Anna M. Thornton Compagni di cella in una gabbia dorata: sull’uso di vo vs. vado nell’italiano contemporaneo............................................................................................................
447
Laura Vanelli Variazione desinenziale nella flessione verbale dell’italiano antico...........................
459
Secció 7 Sociolingüística de les llengües romàniques Brauli Montoya Presentació................................................................................................................
475
Carmen Alén Garabato Les langues romanes en Europe vues à travers la Charte européenne des langues régionales ou minoritaires: vers une nouvelle carte sociolinguistique de la Romania au XXIe siècle?..........................................................................................
477
Isabel Almeida Santos A descrição de ditongos na literatura gramatical portuguesa: aspectos (geo- e socio) linguísticos.....................................................................................................
487
Dorothée Aquino-Weber L’évolution des idéologies langagières liées à l’argot dans la première moitié du XIXe siècle................................................................................................................
499
Lidia Becker Las relaciones interlinguales en el proceso de la normativización de los idiomas romances...................................................................................................................
509
684
Taula general
José Luis Blas Arroyo Norma y uso en un fenómeno de variación sintáctica. Nuevos datos a propósito de la oposición modal epistémico-déontica y la variable deber / deber de + infinitivo..................................................................
519
Silvia Figueiredo Brandão Padrões variáveis de concordância nominal na fala de uma cidade da Região Metropolitana do Rio de Janeiro...............................................................................
531
Mélanie Cavalheiro Les usages déclarés d’écoliers ouagalais (Burkina Faso). Qu’est-ce qu’être «un bon francophone»?....................................................................................................
541
Josep Daniel Climent Josep Giner, Carles Salvador i la creació d’un model de llengua literària a la dècada de 1930..........................................................................................................
551
Joan Costa Carreras DELADI (Dependencias gramaticales de larga distancia: aproximaciones teóricas y descriptivas), una anàlisi de l’ús i de la percepció dels relatius en català................
565
Sara Cotelli Le bilinguisme au sein des minorités linguistiques francophones: quel(s) changement(s) depuis les années 1970?.......................................................
571
Margherita Di Salvo Analisi del contatto in migranti campani di I generazione: la questione dei segnali discorsivi.............................................................................
583
Roberto Feruglio Plurilinguismo e valorizzazione delle lingue minoritarie in Italia: osservazioni sul caso del friulano.............................................................................
595
Rosa Gómez Casañ Metodología lingüística de lenguas romances en contacto: el caso del antiguo reino de Valencia.......................................................................................................
607
José Ramón Gómez Molina Variación sociolingüística de las perífrasis modales ‹deber / deber de + infinitivo› en el español oral......................................................................................................
615
Rainier Grutman Diglosia y autotraducción asimétrica (en y fuera de España)...................................
629
Taula general
685
Marinella Lőrinczi Linguistica e politica. L’indagine sociolinguistica sulle «lingue dei sardi» del 2007 e il suo contesto politico-culturale...................................................................
643
Marta Maddalon Un’interpretazione ideologica del dialetto: il caso italiano tra le altre varietà tomanze.....................................................................................................................
653
Krisztina Marádi Stéréotypes féminins véhiculés par la presse et leur manifestation au niveau de la langue........................................................................................................................
665
Luca Marano Alcuni tipi di configurazioni sintattiche in un corpus di italiano parlato: uno studio sociolinguistico su struttura informativa e focalita........................................
675
Antoni Mas i Miralles La transmissió familiar: la substitució i la normalització del català a Santa Pola...........................................
685
Ricardo Rodrigo Mancho / Pilar Pérez Pacheco Reflexions sociolingüístiques al voltant de Don Lazarillo Vizcardi (1806) d’Antoni Eximeno.....................................................................................................
699
Falk Seiler Biografías de la comunicación en Valencia. Una aproximación a las biografías lingüísticas desde la sociología de la comunicación.................................................
709
Stefania Suozzo Autobiografie fasulle: un metodo statistico di descrivere la realtà. La metodologia idealtipica come sintesi tra i metodi della ricerca qualitativa e quantitativa................................................................................................................
721
Francisco José Zamora Salamanca / Alonso Zamora Carrera Un escritor bilingüe (Jack Kerouac): sus traducciones al español y el problema de la norma................................................................................................................
733
Índex dels autors / Taula general Índex dels autors .....................................................................................................
745
Taula general ...........................................................................................................
753
686
Taula general
Volum III
Secció 3 Descripció històrica i / o sincrònica de les llengües romàniques: semàntica Peter Blumenthal / Rosa María Espinosa Elorza / Carla Marello / Charlotte Schapira Présentation.................................................................................................................
3
Martin Becker Les lectures de ‹devoir› en diachronie: une analyse modo-sémantique.....................
5
Elisa Bekaert Ojo y oreja como órganos receptores de la percepción visual y auditiva: Análisis comparativo de sus usos metafóricos y metonímicos...................................
17
Michèle Biermann Fischer Le nom corps dans tous ses états................................................................................
27
Adriana Ciama Verbos de deslocação ablativos: análise comparativa português / romeno.................
39
Cinzia Citraro Espressioni idiomatiche e contesto in italiano: un esperimento sui meccanismi di anticipazione........................................................
51
Ilinca Crăiniceanu Sémantique aspectuelle du passé composé et du passé simple en roumain et leurs relations rhétoriques dans le discours.........................................................................
63
Gretel De Cuyper Acerca de la flexibilidad aspectual de los objetos definidos.......................................
73
Francesca Dragotto «Exigua pars est vitae qua vivimus. Ceterum quidem omne spatium non vita sed tempus est»: divagazioni semantiche (e lessicali) su spatium e sui suoi esiti romanzi...................................................................................................................
87
Renata Enghels / Marlies Jansegers Sentir: un verbo en la intersección de las lenguas románicas.....................................
99
Taula general
687
Jairo Javier García Sánchez De la homonimia a la polisemia: el caso del esp. sueño.............................................
111
Anamaria Gebăilă Prospettive isotopiche sulla sinestesia lessicalizzata. Gli aggettivi sinestesici in francese, italiano e romeno.........................................................................................
121
Francine Gerhard-Krait Déplacer: un verbe dérivé aux caractéristiques aspectuelles atypiques......................
133
Mónica González Manzano Gramaticalización por subjetivización y persistencia de significados etimológicos: sobre la consolidación de realmente como marcador del discurso.............................
145
Gaston Gross Causes et métaphores..................................................................................................
157
Anke Grutschus / Ludwig Fesenmeier «Inter metum, timorem et pavorem interest...» – et qu’en est-il des différences entre leurs successeurs romans?..................................................................................
171
Carlos Alonso Hidalgo Alfageme Una clasificación semántica de los valores del se.......................................................
183
Maria Iliescu / Adriana Costăchescu / Ramona Dragoste Typologie sémantique des mots roumains empruntés au français..............................
195
Elizaveta Khachaturyan La sémantique des marqueurs discursifs du dire vue à travers la sémantique verbale. L’analyse des verbes dire / dire en français et en italien...............................
207
Georges Kleiber Y a-t-il des noms d’odeurs?........................................................................................
223
Marie Lammert De quelques expressions de quantification totale: en + N de totalité vs en / dans son + N de totalité......................................................
235
Sabine Lehmann Connecteurs et structuration du discours en ancien et moyen français: le cas de or.............................................................................................................
247
Sylvain Loiseau Affinités entre sens et positions: tactique sémantique et corpus.................................
261
688
Taula general
Veronica Manole Aspetos da dupla seleção de modo em português europeu e em romeno: indicativo vs. conjuntivo.............................................................................................
271
Marina Mattera L’enjeu linguistique de la métaphore au sein de l’œuvre bosquienne: le concept opératoire d’«essaim métaphorique».........................................................
281
Egle Mocciaro Preposizioni e defocalizzazione dell’agente in italo-romanzo....................................
291
Carlos Monzó Gallo Nariz, oreja y ojo en las lenguas románicas...............................................................
303
Mireille Piot Diversité de comme et de ses équivalents espagnols et italiens.................................
315
Marta Piqueras-Brunet / Xavier Rull Els quantificadors catalans ple de i tot de: casos de gramaticalització del patró ‹plenitud› > ‹multiplicitat›..........................................................................................
327
Kathleen Plötner Entre lingüística cognitiva y semántica: ¿se puede hablar de un proceso metafórico para los usos de lejos (de) y cerca (de)?.......................................................................
339
Santiago U. Sánchez Jiménez Verbos de movimiento que introducen discurso (andar, ir, salir o venir con que...).....
351
Charlotte Schapira Les locutions expressives figées en français et en roumain........................................
363
Andreu Sentí i Pons La modalitat i l’evidencialitat. Un estudi de deure epistèmic als segles XV i XVI.....................................................
375
Xosé Soto Andión O papel semántico de portador de actitude................................................................
389
Almudena Soto Nieto Metonimia y metáfora en los sentidos polisémicos de rojo........................................
403
Adriana Stoichiţoiu Ichim Réflexions sur le sémantisme du lexème roum. joc vs. fr. jeu....................................
417
Taula general
689
Sanne Tanghe El aspecto deíctico de los verbos de movimiento y de sus interjecciones derivadas.....
427
John Bassett Trumper Problemi di adstrato e di sostrato nel romanzo di Calabria e Salento: quale greco?......
439
Hélène Vassiliadou La formation de c’est-à-dire (que) et de ses correspondants dans les langues romanes: quelques remarques.....................................................................................
453
Secció 5 Descripció històrica i / o sincrònica de les llengües romàniques: formació de mots Teresa Cabré Presentació................................................................................................................
463
Julia Alletsgruber Vers une exploitation des données morphologiques du FEW au service de l’étymologie: le module de repérage affixal.............................................................
469
Elisenda Bernal / Carsten Sinner Neología expresiva: la formación de palabras en Mafalda.......................................
479
M. Teresa Cabré Castellví / Alba Coll Pérez / M. Amor Montané March La composició patrimonial en les llengües romàniques: un recurs en recessió?......
497
Maria do Céu Caetano Os sufixos -ncia e -nça em português.......................................................................
511
Paolo D’Achille / Maria Grossmann I composti ‹colorati› in italiano tra passato e presente.............................................
523
Antonella d’Angelis Formación y usos de los diminutivos italianos -etto, -ino, -uccio y sus equivalentes españoles..............................................................................................
539
Floricic Franck Impératif et ‹Mot Minimal› en catalan......................................................................
551
Daniela Marzo / Birgit Umbreit La conversion entre le lexique et la syntaxe.............................................................
565
690
Taula general
Olga Ozolina La formation des mots dans le français médiéval et contemporain..........................
577
Isabel Pereira Processos residuais de formação de palavras em português: a siglação / acronímia................................................................................................
587
Rui Abel Pereira Polifuncionalidade e cofuncionalidade afixal...........................................................
595
Maria Stanciu Istrate Considérations sur les mots composés avec atot dès les premières traductions roumaines jusqu’à l’époque moderne.......................................................................
607
Jaroslav Štichauer La dérivation suffixale nominale en français préclassique.......................................
617
John B. Trumper La formazione di un lessico fitonimico, apporti complessi e problemi di etimologia remota.....................................................................................................
629
Alina Villalva Estruturas convergentes............................................................................................
643
Ioana Vintilă-Rădulescu Le Parlement Européen face à la féminisation des noms de fonctions, grades et titres en roumain et en français.................................................................................
653
Índex dels autors / Taula general Índex dels autors .....................................................................................................
667
Taula general ...........................................................................................................
675
Taula general
691
Volum IV
Secció 4 Descripció històrica i / o sincrònica de les llengües romàniques: lexicologia i fraseologia Elisabetta Jezek Presentazione..............................................................................................................
3
Vicente Álvarez Vives Fundamentos metodológicos para el estudio histórico de las unidades fraseológicas: propuesta de análisi............................................................................
5
Maria Celeste Augusto Estar grávida no espaço românico: aspectos cognitivos e motivacionais da designação...................................................................................................................
19
Gemma Boada Pérez / Xavier Serrano Aspa Anàlisi metafòrica del poema Scachs d’Amor............................................................
31
Hélène Carles Pour un Trésor Galloroman des Origines: les lexèmes vernaculaires et les toponymes délexicaux dans les plus anciennes chartes originales latines..................
39
Emili Casanova L’adverbi intensificador mateixa ‹même, mismo, mateix›, una particularitat romànica del valencià.................................................................................................
51
Isabel María Castro Zapata «Miope de razón, clarividente de intuición». El participio de presente en la formación de algunos compuestos léxicos del español...............................................
65
Adrian Chircu Une concordance modale et/ou adverbiale romano-roumaine: fr. guise, sp., cat., port., it. guisa = roum. chip et fel................................................................................
79
Marius-Radu Clim Neologismul: istoria termenului în lexicografia românească (accepţii, diferenţe, tendinţe)......................................................................................................................
91
Viorica Codita Sobre los usos de las locuciones prepositivas en textos del siglo XIII.......................
101
692
Taula general
Carla Cristina Almeida Coelho Verbos denominais em -ar e sequências fazer+sn em português................................
113
Dolores Corbella / Rafael Padrón El Ensayo de un vocabulario de Historia Natural de José Clavijo y Fajardo............
125
Maria Teresa De Luca Osservazioni sulla terminologia linguistica in Lingua Nostra....................................
139
Daniela Dincă Deux langues romanes en contact: les emprunts roumains au français......................
147
Gabriela Duda La Révolution néologique dans le langage poétique roumain d’après Eminescu......
157
Temistocle Franceschi / Matteo Rivoira Segar el trigo – segare il grano...................................................................................
169
Lúcia Fulgêncio Expresiones fijas: falsas ideas.....................................................................................
181
José Enrique Gargallo Gil Del ALEANR a BADARE: refranes meteorológicos, geoparemiología romance.....
193
Simona Rodina Georgescu Mozo, mocho y muchacho, ¿palabras sin etimología?................................................
203
Salud Ma Jarilla Bravo / Ma Antonella Sardelli El Refranero multilingüe. Las nuevas tecnologías aplicadas a la ‹traducción paremiológica›............................................................................................................
217
Olga Lisyová Algunas reflexiones sobre la creación popular de los nombres de plantas.................
229
Clarinda de Azevedo Maia Sobre a perda de palavras medievais e os comentários metalinguísticos dos primeiros gramáticos portugueses...............................................................................
243
Mª Jesús Mancho Aproximación a una serie numeral fraccionaria en textos científico-técnicos del Renacimiento..............................................................................................................
257
Taula general
693
Aurora Martínez Ezquerro La composición binominal de los términos referidos al ámbito de la moda actual: análisis y clasificación.................................................................................................
269
Francine Melka Certains idiomes sont plus idiomatiques que d’autres................................................
281
Dinu Moscal Le champ lexical et la lexicographie..........................................................................
289
Francho Nagore Laín La reflexión metalingüística en A bida en a montaña, de Lorenzo Cebollero, como fuente de definición léxica para el conocimiento del aragonés popular de Arguis (Prepirineo aragonés)..................................................................................................
299
Francisco Núñez Román La metáfora del viaje en las unidades fraseológicas en italiano y español.................
313
Ana Paz Afonso Entrar en batalla: aproximación a las relaciones léxicas entre el verbo entrar y el léxico del siglo XIII....................................................................................................
327
Cristina Piva Verbi e perifrasi verbali nel lessico italiano................................................................
339
Mihaela Popescu Une notion-clé dans la lexicologie roumaine: ‹l’étymologie multiple›......................
351
Voica Radu Influence de l’anglais sur le vocabulaire du roumain actuel.......................................
363
Gabriela Scurtu Les reflets de l’influence française sur le lexique du roumain....................................
375
Ana Serradilla Castaño Unidades fraseológicas con verbos de movimiento en español medieval..................
385
Aina Torrent Estructura presuposicional e implicaturas de la locución marcadora evidencial ni que decir tiene.............................................................................................................
399
Shiori Tokunaga Una red de significados: un estudio sobre el verbo salir en español..........................
411
694
Taula general
Anna Urzhumtseva Sobre los préstamos léxicos de las lenguas cooficiales de España en el lenguaje político español...........................................................................................................
423
Santiago Vicente Llavata Notas de Fraseología hispánica medieval. A propósito de la impronta catalanoaragonesa en la obra literaria de don Íñigo López de Mendoza.................................
431
Secció 15 Llatí tardà i medieval i romànic primitiu Sandor Kiss Présentation...............................................................................................................
445
Marta Andronache Le statut des langues romanes standardisées contemporaines dans le Dictionnaire Étymologique Roman (DÉRom)...............................................................................
449
Daniele Baglioni Scampoli di latino d’Oltremare.................................................................................
459
Florica Bechet Une carte qui parle. Informations dialectales sur le nom roumain de la cornemuse ................................
471
Myriam Benarroch L’apport du DÉRom à l’étymologie portugaise........................................................
479
Frédérique Biville «Bassus id est ‹grassus›», «bissum, quod ‹integrum› significat» (Martyrius, GL 7,176,14 et 177,9). Glossaires latins et lexiques romans .........................................
493
Olivia Claire Cockburn Los sufijos verbales -ficare e -izare (-issare, -idiare) y su propagación en el español......................................................................................................................
505
Ioana Costa Inflexibilia: propensioni indoeuropee, realtà romanze..............................................
513
Joseph Dalbera Le parfait de l’indicatif dans l’écriture autobiographique des Confessions de Saint Augustin et le jeu sur l’identité des instances narratives.................................
521
Taula general
695
Robert de Dardel / Yan Greub Analyse spatio-temporelle des composés nominaux prédicatifs en protoroman......
531
Benjamín García-Hernández Innovaciones latinas y románicas en el campo léxico de sūs (‹cerdo›)....................
543
Berta González Saavedra Procesos de lexicalización en latín vulgar y tardío. Causa, gratia y opera en los corpora de Plauto, Marcial y Petronio........................
551
Sándor Kiss Univers discursif et diachronie: les chroniques latines médiévales entre tradition et innovation..............................................................................................................
561
Sylviane Lazard Le développement de la séquence [DÉT + N] dans la scripta (Italie, VIe-IXe siècles)..............................................................................................
569
Luca Lorenzetti / Giancarlo Schirru Sulla conservazione di /k/ nel latino d’Africa...........................................................
585
Witold Mańczak Une linguistique romane sans latin vulgaire est-elle possible?................................
597
Vicente J. Marcet Rodríguez Las sibilantes en la documentación medieval leonesa: los textos latinos (siglos X-XII)................................................................................
603
Christian Schmitt Le latin et la propagation du vocabulaire d’origine populaire..................................
615
Rémy Verdo Un des plus anciens témoignages du dialecte picard? Le cas d’un jugement carolingien (Compiègne, 861)...............................................
625
Índex dels autors / Taula general Índex dels autors .....................................................................................................
639
Taula general ...........................................................................................................
647
696
Taula general
Volum V
Secció 6 Descripció històrica i / o sincrònica de les llengües romàniques: onomàstica (toponímia i antroponímia) Enzo Caffarelli Presentazione..............................................................................................................
3
Xaverio Ballester Teresa y Otros Nuevos Étimos Hespéricos.................................................................
7
Eduardo Blasco Ferrer Iberia in Sardegna. La decifrazione del Paleosardo....................................................
19
Llum Bracho Lapiedra Criteris de denominació toponímica al País Valencià: el cas de la Gran Enciclopedia Temática de la Comunitat Valenciana......................
27
Claude Buridant L’onomastique dans la Chronique des rois de France................................................
35
Daniela Cacia Riflessi galloromanzi nell’antroponimia cuneese (XII-XVI secolo)..........................
49
Marina Castiglione / Michele Burgio Poligenesi e polimorfia dei ‹blasoni popolari›. Una ricerca sul campo in Sicilia a partire dai moventi......................................................................................................
61
Chiara Colli Tibaldi L’indicazione di mestiere nei secondi nomi dell’Astigiano (1387-1389)...................
75
Anna-Maria Corredor Plaja Antroponímia i creativitat: l’exemple dels sobrenoms de Portbou (Alt Empordà)........
87
Rocío Dourado Fernández Aproximación á zootoponimia do Concello de Ribadeo (Lugo)................................
99
Nicolae Felecan Corelaţia nume oficial / nume neoficial în zona Ţara Oaşului....................................
111
Taula general
697
Oliviu Felecan Il contatto linguistico romeno-romanzo attuale riflesso nell’antroponimia................
123
Vitalina Maria Frosi Os hodônimos de Caxias do Sul.................................................................................
135
Sarah Leroy Les déonomastiques «antiques» du français: de l’emprunt à l’oubli du nom propre.....
147
Michela Letizia Nomi propri nella poesia catalana medievale.............................................................
159
Giorgio Marrapodi I suffissi -ano e -iano nei deonimici italiani...............................................................
171
Paulo Martínez Lema Rou, T(h)oar, Trunco: algúns exemplos de substitución toponímica na comarca de Fisterra (Galicia).........................................................................................................
179
Ruth Miguel Franco El cartulario Madrid, AHN, 996B y los documentos originales del Archivo Capitular de Toledo: aportaciones al estudio de la onomástica..................................
189
Maria Mihăilă Aspects actuels de l’anthroponymie roumaine...........................................................
201
Olga Mori Acerca de la especificación de los nombres propios...................................................
209
Ángel Narro Mítica de los moros y moras de la toponimia peninsular...........................................
219
Teodor Oancă / Ramona Lazea Dai nomi comuni moldavi al cognome.......................................................................
229
Elena Papa Riflessi delle attività pastorali nella toponomastica alpina del Piemonte: varietà e diffusione della terminologia legata all’insediamento stagionale................
235
Alda Rossebastiano Superlativi e comparativi nell’onomastica italiana.....................................................
247
Stefan Ruhstaller / María Dolores Gordón Criterios para la normalización de la toponimia andaluza..........................................
259
698
Taula general
Patxi Salaberri Los nombres vascos vistos desde el romance: breve recorrido histórico...................
267
Moisés Selfa Sastre Algunes aportacions a l’onomàstica catalana medieval: estructura, formació i filiació lingüística de l’antroponímia dels Privilegis de la Ciutat de Balaguer (anys 1211-1352)..................................................................................................................
275
Vicent Terol i Reig Presència occitana en la repoblació medieval en una comarca valenciana: la Vall d’Albaida (segles XIII-XVI)...........................................................................
283
Joan Tort i Donada Toponímia, paisatge i ús del medi. Un estudi de cas a la regió de Ribagorça (Catalunya-Aragó)......................................................................................................
297
Federico Vicario Lo Schedario onomastico di Giovanni Battista Corgnali...........................................
311
Secció 9 La pragmàtica de les llengües romàniques Emilio Ridruejo Presentación..............................................................................................................
319
Hiroshi Abé A propos de l’hétérogénéité de la phrase contradictoire en français........................
331
Giovanna Alfonzetti I complimenti in italiano. Riflessioni metapragmatiche...........................................
343
José María Bernardo Paniagua La Lingüística en la ‹Sociedad red›..........................................................................
353
Francesco Bianco Il cum inversum fra italiano antico e moderno..........................................................
365
Ana I. Campo Hoyos Concordancia y variación en el uso de fórmulas de tratamiento a través de un corpus teatral francés-español en los siglos XVII y XVIII..................................
377
Taula general
699
Laura Cîţu Formes sapientiales et discours sentencieux. L’adage dans le langage législatif français, du droit coutumier au droit contemporain..................................................
391
Adriana Costăchescu Avant vs. après: contenu conceptuel et contenu procédural.....................................
403
Santiago del Rey Quesada Fórmulas de tratamiento en los diálogos de Alfonso de Valdés.......................
415
Mats Forsgren Passé simple et imparfait, ordre des mots et structure informationnelle: observations et remarques sur le cas de figure proposition principale – subordonnée temporelle en quand / lorsque / au moment où en français écrit.........
427
Xosé Ramón Freixeiro Mato Conectores consecutivos en galego-portugués: da época medieval á actualidade......
437
María Pilar Garcés El proceso evolutivo de los marcadores en todo caso y en cualquier caso..............
449
Joaquín Garrido Niveles de organización en las relaciones interoracionales: discurso y texto...........
461
Patrick Gililov Intonosyntaxe du message: regard contrastif sur le marquage de la visée communicative en français et en roumain................................................................
473
Miguel Gonçalves Éléments pour une tipologie des représentations discursives. La contribution da la conception polyphonique du discours...................................................................
483
Gerda Haßler Polifonía y deixis en las lenguas románicas.......................................................
493
Anja Hennemann Siempre habla ‹una fuente›. El (ab)uso de los marcadores evidenciales por los periodistas.................................................................................................................
505
Carmen Hoyos Hoyos Revisión de una construcción de sintaxis histórica desde la pragmática............
517
700
Taula general
Minh Ha Lo-Cicero Le portugais et le français: la pragmatique de la linguistique contrastive, la morphosyntaxe.............................
531
Marlene Loureiro Discursos masculino e feminino em textos de opinião nos media portugueses.......
543
Eva Martínez Díaz El componente pragmático en el uso de ‹deber (+ de) + infinitivo› en sus valores modales deóntico y epistémico.................................................................................
555
Caterina Molina Enunciats de la publicitat televisiva catalana: una anàlisi.................................
567
Mariana Paula Muñoz Arruda / Elena Godoi Petições iniciais em processos judiciais cíveis: um estudo sobre o uso de polidez à luz da teoria de Brown e Levinson.........................................................................
579
Inmaculada Penadés Martínez Información pragmática en la definición de las acepciones de locuciones verbales...
591
Letícia Marcondes Rezende Opérations prédicatives et énonciatives: une étude sur la nominalisation................
603
Emilio Ridruejo La focalización del contraste negativo...................................................................
615
Teresa María Rodríguez Ramalle Las sintaxis de las conjunciones que y si en oraciones independientes y su relación en el discurso...............................................................................................
627
Angela Schrott Consejos y consejeros: Tradiciones del consejo como secuencia ilocutiva en textos medievales......................................................................................................
639
Elena Siminiciuc Approches de l’ironie dans la rhétorique antique et moderne..................................
651
Franciska Skutta Références pronominales ambiguës........................................................................
663
Teresa Solias Arís Proceso de introducción de marcadores gramaticales en el aprendizaje bibligüe de primeras lenguas castellano-catalán en entorno monolingüe castellano..............
671
Taula general
701
Margherita Spampinato La violenza verbale in un corpus documentario del tardo Medioevo italiano: aspetti pragmatici......................................................................................................
683
Izabela Anna Szantyka Tra deissi, anafora ed empatia: l’analisi degli aspetti pragmatici nell’uso degli aggettivi e dei pronomi dimostrativi italiani.............................................................
695
Índex dels autors / Taula general Índex dels autors .....................................................................................................
707
Taula general ...........................................................................................................
715
Volum VI
Secció 8 Aspectes diatòpics de les llengües romàniques Francisco Moreno Fernández Presentación................................................................................................................
3
Giovanni Abete Metafonia e dittongazione spontanea nel dialetto di Belvedere Marittimo (CS): dati empirici e implicazioni teoriche...........................................................................
5
Vanderci de Andrade Aguilera Reflexões sobre a variação lexical no campo da fauna nos dados para o Atlas Linguístico do Brasil...................................................................................................
17
Xosé Afonso Álvarez Pérez Cartografía lingüística de Galicia e Portugal: presentación dun proxecto e estudo de dous casos...............................................................................................................
29
Ramón de Andrés Díaz Tractament horiomètric i dialectomètric de noves isoglosses a la frontera entre el galaico-portuguès i l’asturlleonès...............................................................................
41
Dorothée Aquino-Weber / Sara Cotelli / Christel Nissille Les cacologies, un genre textuel? Essai de définition à partir du corpus suisse romand........................................................................................................................
53
702
Taula general
Ilona Bădescu Remarques sur deux particularités morphologiques héritées du latin dans les parlers d’Olténie..........................................................................................................
65
Luminiţa Botoşineanu / Florin Olariu / Silviu Bejinariu Un projet d’informatisation dans la cartographie linguistique roumaine: Noul Atlas lingvistic român, pe regiuni. Moldova şi Bucovina en format électronique (e-NALR) – réalisations et perspectives.....................................................................
75
Inés Carrasco / Mª Luisa Chamorro / Livia C. García Aguiar El proyecto CORAMA: el contexto -st- en el habla de Málaga.................................
85
José Ramón Carriazo Ruiz ¿Cómo ha salido la Dialectología Románica del refugio etnográfico (Diego Catalán)? Un modelo etnolingüístico para el estudio del vocabulario riojano del Siglo de Oro......
95
Esteve Clua / Esteve Valls / Margalida Adrover Tractament quantitatiu de la variació dialectal i anàlisi lingüística: noves perspectives a partir de les dades del COD......................................................
107
Sheila Embleton / Dorin Uritescu / Eric Wheeler Continuum et fragmentation géolinguistiques d’après l’Atlas linguistique de la Crişana en ligne...........................................................................................................
119
Carmen Maria Faggion Aspectos morfossintáticos do vêneto do Sul do Brasil...............................................
131
Hans Goebl La dialectometrización del ALPI: rápida presentación de los resultados...................
143
Cristina Matute Martínez Hacia una caracterización dialectal de la interpolación en el castellano de la Edad Media.................................................................................................................
155
Jacyra Andrade Mota A pluridimensionalidade no Atlas Linguístico do Brasil............................................
165
Lourdes Oliveras Avolla. Una forma en recessió en el català central de les comarques de Girona. Treball de síntesi dialectològica..................................................................................
173
Marcela Moura Torres Paim O Projeto Atlas Linguístico do Brasil (ALiB) e a identidade social de faixa etária: uma questão de tempo nos dados das capitais do país................................................
187
Taula general
703
Ana Yantzin Pérez Cortés / Alejandro Velázquez Elizalde Procesos de sustitución léxica en el español americano: el caso de coger y agarrar......................................................................................
197
Nadia Prantera / Antonio Mendicino Il complementatore mu / ma / mi nei dialetti meridionali estremi d’Italia: un caso complesso tra morfologia e sintassi...............................................................
209
Valentina Retaro Perfetti Imperfetti. Sull’origine dei perfetti in -v- in alcune varietà dialettali dell’Italia meridionale.................................................................................................
221
Natacha Reynaud Oudot Las sibilantes en documentos ecuatorianos de los siglos XVI-XVIII........................
233
André Thibault Grammaticalisation anthropomorphique en français régional antillais: l’expression de la voix moyenne (ou: Dépêche ton corps, oui!)................................
243
Esteve Valls / Esteve Clua Distància de Levenshtein vs. «mètode COD»: dos sistemes de mesura de la distància fonètica aplicats al Corpus Oral Dialectal...................................................
255
Floarea Vîrban Forme rare dell’articolo indeterminativo nel rumeno antico. Fra storia della lingua rumena e geografia linguistica romanza.....................................................................
269
Mª Esther Vivancos Mulero Fuentes para el estudio de los caracterizadores morfológicos dialectales del murciano. La literatura menor del siglo XVIII: Las labradoras de Murcia...............
281
Inka Wissner L’utilisation discursive de diatopismes du français dans un corpus littéraire (l’œuvre d’Yves Viollier, écrivain vendéen du XXe siècle).......................................
293
Teodor Florin Zanoaga Présences explicites et implicites des interjections et des onomatopées dans un corpus de littérature antillaise contemporaine............................................................
305
Alina Zvonareva Il dialetto catalano della città di Alghero (Sardegna) e la lingua dei canti religiosi algheresi (goigs)..........................................................................................................
317
704
Taula general
Secció 10 Análisi del discurs i la conversació. Escrit i oral. Llengua dels mitjans de comunicació Vicent Salvador Presentació................................................................................................................
331
Giovanni Agresti / Lucilla Agostini Mesurer l’efficacité de l’écriture web: le langage de la promotion touristique........
333
Diana Andrei A peut-être B soit la supériorité argumentative de peut-être....................................
347
Donella Antelmi Notizie in 2 minuti: densità informativa e testualità in un genere giornalistico.......
359
Maria Helena Araújo Carreira La construction de la relation interpersonnelle dans le discours écrit.....................
371
Diana Luz Pessoa de Barros Provocação e sedução na conversação......................................................................
377
Elena Carmona Yanes Marcadores discursivos de interacción e incorporación del receptor al texto en cartas al director...................................................................................................
389
Luminiţa Chiorean / Eugenia Enache La rhétorique du discours journalistique ou de la la métaphore / la relation de métaphorisation & ethos...........................................................................................
401
Cecilia Condei Figurer le pouvoir politique dans le discours des écrivaines francophones..............
417
Elena Diez del Corral Areta La partícula (y) así en cartas oficiales ecuatorianas (XVI-XVII).................................
429
Isabel Margarida Duarte Titres journalistiques et dialogisme: la ‹une› du quotidien Público.........................
441
Melania Duma / Cristian Paşcalău Les stratégies de ‹définir› dans les mots-croisés et le forum roumains....................
451
Daiana Felecan Aspetti della cortesia e della scortesia verbale nei dibattiti e nei comunicati stampa televisivi (il caso della campagna elettorale presidenziale della Romania, 2009).......
463
Taula general
705
Dolors Font-Rotchés / David Paloma Sanllehí Ramon Pellicer vs. Xavi Coral. Caracterització de l’entonació dels titulars televisius...............................................
475
Esther Forgas Berdet Ideología y lenguaje periodístico: los titulares en la prensa hispana........................
487
Catalina Fuentes Rodríguez Las «oraciones» de comentario en español...............................................................
499
Carla González / Isabel Olid La llengua als programes informatius de Canal 9: una aproximació crítica a la llengua com a element clau en la manipulació política......................................
511
Alice Ionescu Marqueurs évidentiels dans la presse écrite roumaine..............................................
525
Thomas Johnen «Eu desde pequeno ajudava a minha mãe a limpar a casa e a gente levantava o sofá para varrer – no governo de vocês não faziam isso»: Do ethos em (inter-) ação de Lula e de Alckmin no primeiro debate do segundo turno das eleições presidenciais brasileiras de 2006..............................................................................
533
Ana Kuzmanović-Jovanović Variedades lingüísticas especializadas y / o su omisión: una estrategia discursiva al servicio de objetivos ideológicos..................................
545
Eva Lavric El tiempo, el dinero y las novias – Usos aproximativos e hiperbólicos de los numerales en las conversaciones españolas..............................................................
555
Audria Leal / Carla Teixeira Da aplicabilidade da noção de figura de acção. Análise de textos de autor.............
569
Véronique Magri-Mourgues ‹Presque› et la catégorisation: presque outil comparatif et polyphonique................
583
Carlos Meléndez Quero La locución adverbial por suerte: propiedades sintáctico-distribucionales, instrucciones discursivas e intenciones argumentativas...........................................
595
Noelia Micó Romero La cohésion temporelle et autres aspects discursifs dans les articles d’opinion: une étude contrastive français-espagnol..................................................
607
706
Taula general
Mihaela Mitu «Poftim» et ses hétéronymes français.......................................................................
619
Ricard Morant Marco / Arantxa Martín López El lenguaje de la gripe A en la prensa española durante el año 2009.......................
631
Franca Orletti / Laura Mariottini Las narraciones de acontecimientos traumáticos: la guerra civil y el campo de concentración.....................................................................................
639
Gemma Peña Martínez Chaînes hiérarchiques, chaînes de référence: quelques aspects fonctionnels et contrastifs (français-espagnol)..............................................................................
651
Bernardo E. Pérez Álvarez Progresión temática en la sintaxis oral......................................................................
663
Myriam Ponge Le dire entre guillemets: étude d’une stratégie discursive de distanciation en espagnol et français contemporains.....................................................................
673
Andreea Teletin Etude comparative (portugais / roumain) de la communication touristique: marques énonciatives et intersubjectives..................................................................
685
Cristiana Teodorescu Marques de l’intolérance dans le discours médiatique roumain...............................
693
Cristina Vela Delfa El papel de las actitudes lingüísticas en los procesos de intercomprensión en lenguas románicas................................................................................................
705
Jakob Wüest «Suivez le guide». Les actes directifs dans les guides de voyage............................
717
Antje Zilg Je ne vois que toi! – La télévision locale comme vecteur de proximité et d’identite....
727
Índex dels autors / Taula general Índex dels autors .....................................................................................................
739
Taula general ...........................................................................................................
747
Taula general
707
Volum VII
Secció 11 Filologia i lingüística dels textos i dels diccionaris de les llengües romàniques. Variacions diasistemàtiques en època antiga Gilles Roques Présentation.................................................................................................................
3
Silvia Nicoleta Baltă Culorile cailor apocaliptici în tradiţia biblică românească Între fidelitate şi infidelitate semantica..................................................................................................
7
Ana Paula Banza O silêncio dos manuscritos: para uma edição crítica da História do Futuro, de Padre António Vieira...................................................................................................
19
Marcello Barbato Come abbiamo imparato a scrivere in toscano...........................................................
27
Clara Barros A estruturação discursiva de versões portuguesas da legislação de Alfonso X: afinidades e discordâncias...........................................................................................
39
Anders Bengtsson La polynomie dans le ms. 305 de Queen’s College (Oxford).....................................
53
Micaela Carrera de la Red Parámetros de variación morfosintáctica en textos clasificados como «Autos» en la Nueva Granada del siglo XVIII..................................................................................
63
Eleonora Ciambelli La stratificazione lessicale submersa in un Codice diplomatico normanno...............
77
Chiara De Caprio / Francesco Montuori Copia, riuso e rimaneggiamento della Quarta Parte della Cronaca di Partenope tra Quattro e Cinquecento...........................................................................................
89
Elena de la Cruz Vergari Li sens dans l’œuvre de Jehan Renart: étude sémantique...........................................
103
708
Taula general
Antonio Augusto Domínguez Carregal Doo no léxico do sufrimento amoroso da lírica profana galego-portuguesa..............
115
Vicent Josep Escartí Els usos lingüístics dels memorialistes valencians, de l’edat mitjana a la renaixença...................................................................................................................
125
Antoni Ferrando Francés Interés de la versió aragonesa del Llibre dels feits del rei en Jaume en la fixació del text català..............................................................................................................
139
Mar Garachana Camarero Ço és (a saber). La reformulació als textos catalans antics........................................
151
Rosalía García Cornejo La organización textual en los documentos notariales de la primera mitad del siglo XIII....................................................................................................................
163
Adela García Valle Oralidad y escritura a finales del s. XIII: algunos grupos consonánticos en la documentación notarial castellana y de Sahagún........................................................
177
Martin-D. Gleßgen / Claire Vachon (†) L’étude philologique et scriptologique du Nouveau Corpus d’Amsterdam................
191
Maria Filomena Gonçalves / Ana Paula Banza Da antiga à nova Filologia: o Projecto MEP-BPEDig................................................
205
Elisa Guadagnini Per una nuova edizione della Rettorica di Brunetto Latini.........................................
211
Josep Guia Traduccions i versions prosificades de l’Espill, obra catalana en vers del segle XV. Una anàlisi fraseològica..............................................................................................
223
Alexander Ibarz Blatchford La última fase de la koiné occitano-catalana: los provenzalismos en Ausiàs March..........................................................................
235
Alicja Kacprzak De la variation diasystémique et de ses fonctions dans la nosologie du XVIIIe siècle..............................................................................
249
Taula general
709
Dumitru Kihaï Le scribe bilingue dans les productions documentaires oïliques: étude d’un cas concret.................................................................................................
257
Dorothea Kullmann Le pseudo-français des épopées occitanes..................................................................
267
Bohdana Librova Le fonctionnement de l’adverbe or dans les sermons médiévaux en langues d’oïl et d’oc.........................................................................................................................
279
Sergio Lubello Il testo in movimento: il De arte coquinaria di Maestro Martino e le riscritture del libro d’autore...............................................................................................................
293
Marco Maggiore Varianti diasistematiche in una scripta meridionale antica: sui verbi del commento al Teseida di provenienza salentina (II metà del XV secolo)......................................
301
Simone Marcenaro Per uno studio della polisemia nei trovatori occitani. Questioni preliminari.............
311
Antonio Montinaro La tradizione romanza del De medicina equorum di Giordano Ruffo. Varianti strutturali e testuali........................................................................................
323
Ricardo Pichel Gotérrez Notas sobre braquigrafía galega medieval. Sinais abreviativos especializados.........
335
Miguel Ángel Pousada Cruz «Ũa pergunta vos quero fazer». Fórmulas metaliterarias para introducir os debates galego-portugueses.....................................................................................................
347
Honorat Resurreccion Ros Orientacions diferents en les traduccions medievals, a l’occità i al català, de la Vita sancti Honorati...........................................................................................................
359
Paola Scarpini / Erika Cancellu Il potere delle parole nella Follia Tristano di Oxford: l’abito fa il matto? Tra cognitivismo e narrativa.......................................................................................
371
Cristina Scarpino Fonti prossime e remote del Ricettario calabrese di Luca Geracitano di Stilo (1477).............................................................................................................
383
710
Taula general
Lydia A. Stanovaïa Étude verticale et horizontale de manuscrits de l’ancien français..............................
397
Nadine Steinfeld La traque des mots fantômes à travers les terres de La Curne et de Godefroy: un tableau de chasse chargé de trophées pittoresques extraits du Livre des deduis du roy Modus et de la royne Ratio..............................................................................
411
Emanuela Timotin Le roumain en deux miroirs: le latin et le slavon. Les mots roumains dans deux dictionnaires bilingues du XVIIe siècle.......................................................................
423
Giulio Vaccaro Tradizione e fortuna dei volgarizzamenti di Vegezio in Italia....................................
433
Paul Videsott Quand et avec qui les rois de France ont-ils commencé à écrire en français?............
445
Rémy Viredaz Est-alpin ARTĪCŎRIUM ‹regain›...............................................................................
459
Aude Wirth-Jaillard Des sources médiévales méconnues des linguistes, les documents comptables.........
469
Secció 16 Història de la lingüística i de la filologia romàniques Margarita Lliteras / María José Martínez Alcalde / Pierre Swiggers Présentation...............................................................................................................
481
Craig Baker Auguste Scheler (1819-1890) et la philologie française en Belgique.......................
489
Aitor Carrera Quatre regles de gramàtica aranesa. Aportacions de la gramàtica inèdita de Jusèp Condò a l’estudi de l’aranès contemporani.....................................................
501
Daniel Casals / Neus Faura El ressò del VII Congrés Internacional de Lingüística Romànica (Barcelona, 1953) i del XVI Congrés Internacional de Lingüística i Filologia Romàniques (Mallorca, 1980) a la premsa coetània......................................................................
513
Taula general
711
Anamaria Curea Le facteur affectif dans les conceptualisations du langage, de la langue et de la linguistique chez Charles Bally et Charles-Albert Sechehaye..................................
525
Ricardo Escavy Zamora La concepción del signo lingüístico en la obra de Eduardo Benot (1822-1907)......
537
Gonçalo Fernandes A Arte para en breve saber Latin (Salamanca 1595) de Francisco Sánchez de las Brozas e a Arte de Grammatica, pera em breve saber Latim (Lisboa 1610) de Pedro Sánchez...........................................................................................................
549
Maria Filomena Gonçalves Sobre a projecção do método histórico-comparativo na gramática elementar portuguesa: a Gramatica Portugueza Elementar, fundada sobre o methodo historico-comparativo (1876)...................................................................................
561
Rolf Kemmler Para a Receção da Gramática Geral em Portugal:a tradução portuguesa da Grammaire générale de Nicolas Beauzée................................................................
573
Margarita Lliteras Contrastes románicos en el proceso de codificación del español.............................
585
Teresa Maria Teixeira de Moura Rudimentos da Gramatica Portugueza (1799) de Pedro José da Fonseca entre a GRAE (1771) e os ideólogos Franceses...................................................................
595
Kerstin Ohligschlaeger Idée, signes et perfectionnement de la pensée dans trois mémoires du concours académique sur l’influence des signes sur la pensée (1799).....................................
607
Claudia Polzin-Haumann Norme et variation dans la tradition grammaticale française et espagnole..............
617
Marta Prat Sabater Los pronombres de tratamiento en la tradición gramatical hispana.........................
629
Carmen Quijada Van den Berghe El modelo griego en la caracterización del artículo español: ¿un proceso de deshelenización?..............................................................................
641
712
Taula general
Sara Szoc / Pierre Swiggers Au carrefour de la (méta)lexicographie, de la terminographie, de la grammaticographie et de la linguistique contrastive: La terminologie grammaticale dans les grammaires de l’italien aux Pays-Bas..................................
653
Josep L. Teodoro Peris (Universitat de València) El Saggio sopra la necessità di scrivere nella propia lingua (1750) de Francesco Algarotti. Una aportació a la Questione della lingua i al debat sobre l’ús literari del llatí...................................................................................................
667
Índex dels autors / Taula general Índex dels autors .....................................................................................................
683
Taula general ...........................................................................................................
691
Volum VIII
Secció 12 Recursos electrònics: diccionaris i corpus. Lexicografia Pietro Beltrami Presentazione..............................................................................................................
3
Manuel Alvar Ezquerra Las guías políglotas de Corona Bustamante y sus nomenclaturas..............................
7
Marcello Aprile La lessicografia etimologica in Italia..........................................................................
19
Paloma Arroyo Vega Un problema de fronteras intercategoriales: el tratamiento del participio en el Diccionario del castellano del siglo XV en la Corona de Aragón (DiCCA-XV)............
31
Elena Artale Funzioni grammaticali e valore verbale in lessicografia. Alcuni casi di gerundio nel TLIO: lemmatizzazione e redazione...............................
43
Sylvie Bazin-Tacchella / Gilles Souvay Le Dictionnaire du Moyen Français: la version DMF 2010......................................
55
Taula general
713
Ma. Teresa Beltrán Chabrera / Ma. Teresa Cases Fandos Una nova proposta en lexicografia didàctica...............................................................
67
Esther Blasco Mateo Determinados complementos predicativos y el corpus del Diccionario del castellano del siglo XV en la Corona de Aragón (DiCCA-XV).....................................
79
Cesáreo Calvo Rigual I regionalismi nei dizionari monolingui italiani e spagnoli attuali.............................
91
Adriana Cascone Questioni pratiche e teoriche di lessicografia dialettale..............................................
103
Maria Sofia Corradini / Guido Mensching Nuovi aspetti relativi al «Dictionnaire de Termes Médico-botaniques de l’Ancien Occitan» (DiTMAO): creazione di una base di dati integrata con organizzazione onomasiologica.................................................................................
113
Elena Dănilă Corpus lexicographique roumain essentiel. Les dictionnaires de la langue roumaine alignés au niveau de l’entrée......................
125
Debora de Fazio Il trattamento delle unità polirematiche nel Dizionario della Lingua Italiana di Tommaseo-Bellini.......................................................................................................
135
Alessandro Di Candia Diatopia e diacronia nel Vocabolario romanesco di Filippo Chiappini......................
147
Ana Fernández-Montraveta / Gloria Vázquez / M. Elena Beà SenSemCat: Corpus de la lengua catalana anotado con información morfológica, sintáctica y semántica..................................................................................................
159
Mercedes García Ferrer Análisis contrastivo de las herramientas lexicográficas para enseñar y aprender latín.........................................................................................................................
171
Jacinto González Cobas Hacia un tratamiento sistemático de los nombres de instrumentos musicales en los diccionarios............................................................................................................
183
Pierre Kunstmann / Hiltrud Gerner / Gilles Souvay Le Dictionnaire Électronique de Chrétien de Troyes (DÉCT1): révision et élargissement.............................................................................................
195
714
Taula general
Clara Inés López-Rodríguez / Miriam Buendía-Castro Aplicación de la Lingüística de corpus en la didáctica de la Traducción científica y técnica.........................................................................................................................
205
Mar Massanell i Messalles / Joan Torruella Variació geolectal i cronolectal en les denominacions catalanes del crepuscle a partir dels materials aplegats en el corpus geolingüístic ALDC i en el corpus documental CICA..................................................................................................
217
Nicolas Mazziotta Traitement de la coordination dans le Syntactic Reference Corpus of Medieval French (SRCMF)........................................................................................................
229
Rocco Luigi Nichil Starace e Mussolini. Lessico fascista e retorica di regime nell’anno XVI E.F. (29 ottobre 1937- 28 ottobre 1938)...................................................................................
239
Mario Pagano / Salvatore Arcidiacono Corpus Artesia (Archivio Testuale del Siciliano Antico)............................................
253
Mª Nieves Sánchez González de Herrero / Juan Sánchez Méndez / Ingmar Söhrman / Mª Jesús Torrens Álvarez La Red CHARTA: objetivos y método.......................................................................
263
Pedro Sánchez-Prieto / Micaela Carrera / Carmen Isasi / Paul Spence El corpus de CHARTA................................................................................................
275
Gilles Souvay / Sylvie Bazin-Tacchella Construction assistée de glossaires à l’aide des outils du DMF.................................
291
Stefano Vicari Emotions euphoriques et dysphoriques dans les discours métalinguistiques ordinaires....................................................................................................................
301
Federico Vicario Il Dizionario storico friulano......................................................................................
313
Taula general
715
Secció 13 Traduccions en la Romània i traduccions latino-romàniques Brigitte Lépinette Présentation...............................................................................................................
323
Chiara Albertin Le traduzioni italiane cinquecentesche della Crónica del Perú di Pedro de Cieza de León.....................................................................................................................
329
Gorana Bikić-Carić Un regard sur les couples virtualité / réalité et subjonctif / indicatif en français, espagnol, portugais et roumain................................................................................
341
Miriam Bouzouita La influencia latinizante en el uso del futuro en la traducción bíblica del códice Escorial I.6............................................................................................................
353
Clara Grande López Traducciones en la baja Edad Media de un tratado de cirugía: Chirurgia Magna de Guy de Chauliac. Textos en latín, castellano y catalán..............................................
365
Marta Marfany Simó La llengua poètica del segle xv a través d’una traducció: Requesta d’amor de Madama sens merce...............................................................
375
José Antonio Moreno Villanueva Sobre el origen y la evolución del término pila en español....................................
385
Gemma Pellissa Prades La forma francesa del París e Viana, l’elaboració literària d’un conte?..................
397
Silvia Peron Le Coplas por la muerte de su padre di Jorge Manrique tradotte da Giacomo Zanella......................................................................................................................
409
Cinzia Pignatelli TRANSMEDIE: un projet de recensement des traductions médiévales en français............................
421
Delia Ionela Prodan La literatura catalana d’autoria femenina i la seva traducció a l’espai romanès. Anàlisi del període 1968-2008..................................................................................
433
716
Taula general
Ursula Reutner Spécificités culturelles et traduction: l’exemple de Bienvenidos al Norte................
445
Rafael Roca Ricart Les traduccions catalanes de Teodor Llorente: gènesi i model lingüístic.................
457
Michela Russo / Teresa Proto Interferenza germanica e frammentazione linguistica della Galloromania: modelli diglossici e bilinguismo nei Pariser (altdeutsche) Gespräche (Conversazioni di Parigi).........................................................................................
469
Simone Ventura Fra lessico geografico e geografia linguistica: il libro XV de l’«Elucidari de las proprietatz de totas res naturals».........................
489
Secció 14 Llengües criolles amb base lèxica romanç i contactes lingüístics extra i intraromàmics Jürgen Lang Presentación..............................................................................................................
503
Mònica Barrieras i Angàs La còpula locativa sai en saamaka, crioll angloportuguès del Surinam...................
509
Maria Concetta Cacciola Neoformazioni participiali nel greco di Calabria......................................................
519
Manuela Casanova Ávalos Valencianismos en el léxico disponible de Castellón...............................................
531
José M.a Enguita Utrilla La concordancia de número verbal en la Relación de Cristóbal de Molina el Cuzqueño (BNE, ms. 3169)
545
Mauro A. Fernández Los marcadores TMA y el origen de los criollos hispano-filipinos: el caso de de / di / ay.................................................................................................
559
Javier García González Los arabismos en los primitivos romances hispánicos.............................................
571
Taula general
717
Joaquim Juan-Mompó Rovira La interferència lingüística en l’obra editada de Teodor Tomàs...............................
583
Stefan Koch Sobre el contacto del leonés con el castellano en la Edad Media. Estudio preliminar de ocho documentos de San Pedro de Eslonza (1241-1280).....
595
Jean Le Dû / Guylaine Brun-Trigaud Présentation de l’Atlas Linguistique des Petites Antilles (ALPA)............................
609
Francesc Llopis Rodrigo / Joaquim López Río Transferències lèxiques en els estudiants valencians................................................
617
Jean-Louis Rougé / Emmanuel Schang Ce qu’enseigne la comparaison des créoles portugais d’Afrique.............................
629
Angelo Variano Prestiti d’America di trafila spagnola nei dizionari italiani dell’uso........................
641
Lenka Zajícová Formas de hispanización en el checo inmigrante en Paraguay.................................
653
Índex dels autors / Taula general Índex dels autors .....................................................................................................
663
Taula general ...........................................................................................................
671