Transfinitud e inmortalidad. Ensayo

  • 0 0 0
  • Like this paper and download? You can publish your own PDF file online for free in a few minutes! Sign Up
File loading please wait...
Citation preview

Juan David GARCIA BACCA

TRANSFINITUD E INMORTALIDAD

ENSAYO

Caracas,

1984

{e) J""n l la.,CI Giltcl• a.ce. 1 .m. ,,,,..,'".

B1go11

1984

lnes, acero a� minio

l'l>lro y cobre

re""-"azado por

Máquinas herramientas

máquinas automaticas

ERA DE LA FUERZA 1 870 - 1 952

Forja a máquina Hierro y acero

1 869

Forja del hierro Madera



3.500

1.4'00

1. 200

l.C

2 5.000

Computadoras grilficas

Cornunicacitln via satélite

Vldell lelflfono. teledat!lll telstar, Syncon

Naves atbmicas. helie(Jpteros y autom!lviles

Cohetes y jets con despeque vertical

se destacan Magnesio y Titario

Plásticos, 32 nuevos metales

Ingenieros, Dise!ladoles Tecnicos de mantenimiento Especialistas en sistemas y programadores

C i bernétic a en l as fábricas Computadores con retroalmientación y enlaces de con trol

prawcir fuerza eléctrica y calor

T

11 / 11

200.000 1--

3 .000

1 96 5

Cdlelle Sanml '

Células de combustible

ERA ATOMICA 1 953

combustible Msil usado para

Energla atbmica

20 1111d• 300 11 /11 600 11111

12.000

1 9 50

1 94'0 .. .... Ice

1 9 40 4'. 500

1900

AYIOOllS

2.500

Vapores

1 2 1111dee 17-22 11• 16 1111••

º º º º

Motores a gasol ina y electricos

Viento y agua

Madeba!, si m pl if i cado y simplismos fisiológico-mentales.

¿Qu é está siendo y sabiendo para nosotros agua?,-a líquido insípido, � nodoro, t ncoloro, bebi ble, refrescante, limpiador, disol­ l'ente, � ! u•Jia, :fo, mar, espejo del cielo, nubes del cielo, ayudante de

ceci na, �omponente mayor de caldos, fluyente dóci l mente por riach uelos, �nales, ca.nenas._

¿Qu é es para riosot!"os, a qué nos sabe, el vino?,-a líquido 3 �r:b:iagador... ¿(:¡u é está siendo para nosotros azúcar?,-sól ido dulce... ¿Qué es para ciencia químico-física Agua?,-H20. ¿Qué es para la ciencia:.. Azúcar7.-C1 2H2201 1 .

O e n vorma esquemática explícita: .::. n rsal i daci de 'l!Srdad, Agua es t+O-H;

H. H Vino H- - c - - c�-o- - H H H

H H H H H H Azúcar

l .!





1

t

l+-G-LQ'--C--C�-� !. u J

1

L

1

1



1

1

0 0 0

H H H H H

49

...

u

' ,,

,.

t>



\

" '¿ .,

e{ G\º/�\ ). ( o i· a i a ) y defi nición ( Al estado natural del hombre llamó Aristóteles estado de

confuso ( sygkeehyménon), no de com puesto (sYntheto�. confuso, en doble sentido: fundidas cosas diferentes con otras diferentes,

cual fusión de dos metales o Hifusión dentro de un líqu ido de una sustancia y confundidas el las en u na apariencia " Fusión real con =onfusión parencial" seria frase que declarara este punto. La :tefinición tenía por efecto des-fu ndi r y desconfundir. Desfundir :ircunferencia de rueda de madera y desconfundir esa apariencia risual y téCti l que dé una rueda

Se desfu nde circunferencia de rueda sei'lalando la definición de :ircunfere ncia: "curva plana, cemlda, cuyos puntos eq uidistan de 1no i nterior". Y de madera se daña otra defi n ición. Y, defin idas tparte circunferencia y madera, ya no se confundirán e llas en una 1pariencia Y podrá surgir aparte ciencia geométrica y artesanal o arpinteril. Se confunde o estén con-fundidos en hilo tirante recta e hilo rante. Y confundidos en una apariencia total típica Mas la efi nición de recta: " línea que descansa uniformemente en sus untos" y la defi nición que de hilo tirante daña un artesano,

83

separan recta de hilo y será facti ble constituir o hacer entrar recta en geometría científica, e h i lo en artesanía Pues bien: en estado natural, el hombre es un confuso, en el doble sentido: un fundido, resultante de una fusión de elementrn: dispares cual ojos, orejas, manos, pies, estómago, cabeza, mente, apetito, i magi nación, memoria, sentimientos. .. No en el sentido de que todo eso, y más, estuviera prelimi narmente separado y des­ pués se fundiera todo eso en uno y se confundiera por mezcla, mixtura, aleación ... Sino que hombre comenzó por estar fundido y confundido en conjunto, y solo después de habe r por un i nvento, ocu rrencia, truco, separado una cosa de otra, nota lo de confuso, por contraste. Por racional idad retrospectiva Pues bien: el procedi miento aristotélico -y medieval, y aun renacentista- de definición; de senalamiento verbal de esencia, no da para separar en el hombre el componente de radiactividad -de emisiones de ocurrencias... trucos... i nventivas. .. sorpresas._­ del elemento o componente sustancial: cuerpo y alma encorpora­ da y cuerpo enal mado.

El acaecimiento que hace historia en la ciencia física y química -separar por instrumentos y enseres Rád i u m de pechblenda; u nos gram itos de Radio, de toneladas de escoria- debe hacernos sospechar aunque sea por modo de sospecha o de atisbo que el hombre, aun el mejor defi nido, es un fuso y un confuso. Para ello hay que revalorar lo de "ocurrencia, sospecha, atisbo, truco, artimana, ingeniosidades, mal icias, sustos, desconciertos..."; y de tener todo eso cual accidentes de una sustancia, y acaeceres que no alteran la esencia, pasar a tenerlo por constituyentes del hombre. Radiontología fuera palabra larga y novedosa para designar este n uevo enfoq ue de lo que es el hombre. O de lo que está atentando hacerse y hacer así a todo lo del universo. Y, preparado el lector con la palabra anterior, tal vez se decida a aceptar y pronunc iar: "Radioantropología'�

Asi como el des-fund i r y des-confundir circunferencia de rueda; recta, de hilo tirante... y Rádium, de pechblenda_. ha conducido a hacer posibles y reales ciencia geométrica y física n uclear, pareci­ damente respecto del hombre el estado de radioantropoiogía está l levando a hacer posible -de sentido, de realidad y de programa­ ciencia n ueva. Notémoslo. Hay, y en mayoría de casos, atisbos,

84

sospechas, trucos, artimañas que no cond uce n a nada. No tienen este/a No poseen racional idad retrospectiva. Pero una ocurrencia, atisbo, truco de Einstei n se transformó en la teoría de l a relatividad. En Poi ncaré y Lore nz tal atisbo se quedó e n eso: en at isbo. La ocu rrencia, atisbo, sospecha de Sacc heri con ocasión de estudiar el q u i nto postulado de Euclides: el de las paralela� se q uedó en eso: en atisbo, sospecha Mas en la mente de Gauss, Lobatchevski, Bolyai y Riemann el atisbo se transmutó en ciencia: en geometñas n uevas. Digamos, pues: el componente rad ioantropológico y radiontoló­ g ico del hombre no se ha quedado e n atisbo, sospecha... i neficien­ tes de ciencia; hase transformado ya en ciencia física, q uím ica, n uclear que son cie ncias del hombre posrenacentista. Atisbo de los números i rracionales lo tuvo Pitágoras y Teeteto con Teodoro (et. Diálogo Teete to): \/2,\,.5- \:17. Se quedó e n atisbo. No l legó a entrar en ciencia N i tuvo estela científica en teoremas y aparatos; menos au n, e n i nstrume ntos y ense res. Transformado en elementos científicos entrará en la Teoña y sol ución general de ecuaciones. Ya con Descartes, Vieta, Cardano... Siglo XVI. Desde esta fecha, simból ica, el concepto y l eyes de ope rac io­ nes con n ú meros irracionales adquieren racional idad prospectiva, retrospectiva y estela Por el com ponente de racionalidad retros­ pectiva y de estela hacen historia Y han traído en su secuela y este la n uevos i nstrumentos y enseres. Atisbo de lógica simból ica lo tuvo Aristóteles al designar con una letra -A, B, una proposición (cualquiera). Atisbó que hablar y pensar una proposición expl icitando sujeto, cópula y predicado era procedi miento fuso y confuso de pensamiento y palabra explíc itos en lengua natural que es ya no sol o un f uso y confuso, sino el pri mero y más natural de los fusos y confusos. Los ni ños l laman ' padre" a todos los hombres y " madre" a todas las m ujeres. Nos j ice, recordándose él de sí, de su i nfancia, en los Físicos. -

Pero tal atisbo, y el plan de desfundir y desconfundir que él nismo había concebido como aparato mental y verbal adecuado >ara tales f u nciones, se le quedó en atisbo. Y así continuó siendo y �stando durante toda la época medieval. Solo con Wh itehead y �ussell -sea dicho sin pedanteria histórica- tal atisbo se trocará m ciencia: en lógica matemática, si mbólica Y por ello la lógica .dq u i ri rá rac ionalidad prospectiva y retrospectiva y tendrá estela; o 85



entrarán en su estela todos los infecu ndos atisbos, sospechas, pinitos. .. de estoicos y gramáticos medievales. .. Por racionalidad retrospectiva y estela la lógica simból ica tiene

his toria

Por racionalidad prospectiva y retrospectiva, con teoremas y estela, la lógica simbólica es ciencia Con los ejemplos h istóricos anteriores -y más que se pudieran aducir- la frase o palabra "radiontología humana" o condensada en " radioantropología" habrá adquirido sentido y justificación. Y lo obtend rá la afi rmación: " la fuerza que impele a transfi nitud es la radioantropología''. La gran fuerza física i m pelente actual es la atómica Comenzó por ser atisbo de Hah n y Strassman n que -junto con el atisbo ei nstei niano de la igualdad de masa y energía o de cuerpo y rad iación expresada en las fórmulas provocativas: E=mc2 y E/c2=m- llevaron a Fermi, Teller y Oppenheimer, a la secuela teórica y experi mental de la bomba atómica (de fisión) y posterior­ mente a la de fusión. Lo que, a su vez, ha conducido a reactores atómicos: i nstrumentos y enseres n uevos. No es ya atisbo o radiactividad mental que se haya trocado tan solo en ciencia, sino se ha transmutado en técnica La radiontología humana o radioantropología es ya atisbo troca­ do, realizado, en ciencia y en historia, -para comenzar, en ciencia e h istoria de física, matemática, lógica, técnica Atisbos, ocurrencias, trucos, sustos, sospechas, ingeniosidades, barruntos, donai res, gracias, admi raciones, sorpresas. .. -au nque se queden en eser brotan, se emiten, por centenares y miles en todos los hombres -más en algunas épocas, menos en otras, n u nca cero y, menos imposibilidades- todos los días y horas de despiertos. Alg unos de tales atisbos. .. adqu ieren racionalidad prospectiva y retrospectiva, con teoremas (secuelas) y estela Mas de algunos de estos atisbos. .., trocados en ciencia y técnica, estamos viviendo ya todos los actuales. Podemos, por tanto decir. quinta caracfetfstica de tl'Bnslini­ tud: translinitud es movimiento acelet'Bdo, racional prospecti­ va y 1'8trospectivamente. transustanciador, discontinuo y "ra­ diontológico". 86

Que la transfi nitud sea fuerza le proviene del componente Que tal fuerza prod uzca aceleración de tipo semi­ exponencial lo muestran los gráficos de MacHale y Ramsauer. radion tofógico.

Recapitu lando, pues, las re lac iones entre transfinitud e i n morta­ lidad, d i remos: 1 De la distinción, real y comprobada científica y técnicamente, entre soma y cuerpo se sig ue que la m uerte -real sensible y sentidamente- a cue rpo no implica muerte al soma En soma está la vida viviendo desde el nacim iento (cuando menos, presci nda­ mos de i nvestigar si preexiste antes de éQ; en él y de él vive con realidad de verdad durante la vida macroscópica y, en él, contin ua­ rá viviendo tras la muerte al cuerpo; a su cuerpo.

2 Que las leyes físicas de conservación se cumplen propia­ mente en el soma y se nota sentidamente que se cumplen propiamente en el soma porque ya durante esta vida el alma, el viviente, ha superado las l i mitac i ones y umbrales de su cuerpo. Y de tales superaciones vive el hombre científico y el técn ico; y de lo inventado por tales hombres, vivi mos, como usuarios y aprovecha­ dores, todos los hombres: los de alma encorporada; o casi constan­ temente, o al menos, a ratos, en actos sueltos. 3 Las leyes de conservación o de i nvariancia refutan científica técnicamente el que el hombre (e igual di ríamos, si el trabajo presente nos forzara a ello, de toda realidad) es íntegra e irremedia­ blemente conti ngente; refutan el que le sea no solamente de hecho, si no por necesidad, el poder mori r íntegramente.

y

4 Las leyes de conservación dan sentido real y comprobable a la creencia -racional izada anteriormente, más de pretensiones q ue de verdad- de que el alma, ya durante esta vida, es i nmortal. Quita a este predicado sus pretensiones de demostrable teórica o filosóficamente por una teoría y fi losofía precientíficas y pretécn i­ cas. Que la i nmortal idad de alma se quede en demostrable por teoría y por filosofía -y a fortiori por dogma, por creencia- mostraría, más bien, que es mortal. Y que si es mortal en este m undo, y no lo es en

El Otro o en otro, provendría de regalo, don, de un poder extra mun­ dano. 87

5 Las leyes de conservación rigen sobre todo en las leyes físico- matemáticas que rigen en los elementos constitutivos de la base del universo -bariones, mesones, leptones y sus campos: base constante, extratemporal (± t) 2 . Y esas mismas leyes hacen posi ble, física y matemáticamente ciertos ti pos de movi miento, tanto de transmisión de fuerzas como de comu nicación (por ondas electromagnéticas y gravitacionales). Así que el ser movible no i m pl ica ser contin gen te. Al revés: el ser in moble por modo de i nvariancia i m pl ica el ser movible de especiales maneras, entre ellas, los movi m ientos de l uz, de sonido, de corriente electrónica de q ue vive todo movi mie nto vital, aún ei sensi ble. Por tanto: el mori rse, sensible y sentidamente, al cuerpo i mplica que el soma conti n uará viviendo -no de manera extática, pas­ mada- la invariancia del un iverso y ya suya ínteg ramente, sino viviéndose con los ti pos fundamentales de movi miento: los de radiaciones supravioleta, i nfrarrojas y largas. De estos ti pos de movi m iento viven -mejor d icho: se surten- televisor, teléfono, telescopios, radiotelescopios, corriente eléctrica, motores eléctri­ cos, radar, sonar, sondas cósmicas ... y todos los instrumentos y enseres característicos de n uestra época e i nventados por el hombre en cuanto y en la medida e n que es actual, a pesar de las tentaciones de su cuerpo.

6 La universal idad del soma -a pesar de su encierro temporal en cuerpo, cuerpo suyo para que el encierro sea real de esa manera y ser i ndependiente de él resulte victoria o superación real de verdad- garantiza la posi bil idad de que vida en soma sea vivible en cualquier parte del universo y no como la vida en cuerpo q ue solo es posible dentro de tierra, por de pronto, y desde hace, a lo mejor, cuatro mil millones de años y respecto de la vida humana, tal vez, un millón. Vida en espacio universal. Cada uno a su manera y en su tánto, sin que se siga compenetración de todos los vivientes-en-soma en u na sola realidad espacial. La física más elemental enseña ya a todo bachiller y pe rsona culta que la i nterferencia de ondas en el mismo l ugar no implica fusión en unidad. La compenetración de cuerpos en un l ugar e ra, para teología y filosofía precientíficas y pretécnicas, o i mposi ble naturalmente o posible solo por mi lagro de un Omnipotente. Ahora se sabe que tanto matemática como real mente la compenetración de realida­ des -!lamérnoslas por comodidad "corporaloides"- es u n fenó88

meno o caso constante que no ate nta contra la posi bilidad real y técn ica de deshacer tal compen etración, vg r. por filtros. El lector lo conf i rma cuando el ige fra nja en un televisor. Así q ue la compene­ tración de todos los somas, -por de pronto los de los hombres pasados y presentes (4.000.000.000) y futuros no atenta contra la i ndivi d ualidad, contra la sei psiconciencia de cada uno tal cual se conserve en la edad posmortal: en la n uclear. De este punto, i n mediatamente.

7 Por virtud de la intem poralidad, o pe rd u ración, de los elemen­ tos y de las leyes físico- mate mát icas que en ellos se cum plen ejemplarmente, la vida so mática, l i bre de lo que gastaba en vida corporal, d ispone no de u na etern idad g lobal, estática, extática, pasmada, ·si no de una supratemporalidad que desde cualqu ier i n stante que elija la abre hacia pasado ( hacia -t) y hacia futuro ( +t), sin perder su (±t)2: su perd u ración. Tal cual acontece ya en el dominio físico, que las leyes son invariantes respecto de (-t) y de ( +t). Mas la invariancia del u n iverso pe rmite, hace posi ble, ella m i sma, movi mientos; no cualesquiera, como los mac roscópicos, sino especialísimos en q u e se distinguen pasado ( real) (-t) y fut u ro ( real) ( +t). Y esos movi m ientos privilegiados y ejemplares, son precisamente los de toda clase de radi aciones, -los de l uz y son ido. No se oponen, pues, y se destruyen m utuamente, i nvarian­ cia y movi lidad; se complementan. Así q ue la vida en soma goza de l i bertad de movi mientos, de t i po general vibración ( l uz ... ).

8 La equivalencia, no solo teórica -sino real y com probable técn icamente po r i nstru me ntos y enseres entre e nergía y masa, i mpropia mente entre cuerpo y radiación- hace posible, con posibil idad teórica y experi me ntable -vivible, concienciable, pun­ to a tratar i n med iatamente-- el cambio de masa a energía o al revés: de energía a masa, del viviente somáticamente: El posmortal, el viviente en edad n uclear. D u rante la vida corpora l no es factible tal cambio de masa a energía o al revés. Claro está q ue, por la ali mentación o metabolis­ mo y catabolismo, se establece un ca mbio de masa en energía o al revés. Pero la posibil idad, c i entífica, téc n ica, de hacerlo se acrece con la vida somática, posmortal, n uclear. En el universo en q ue predomi nan los fenómenos de tal doble cambio -no frenados por u m brales, como en el cuerpo o los cuerpos estabilizados de la

89

n

p

( e= 1 >

Barlonee

7t º

7t -

+

( B = O)

M esones

u-

.-

Leptones

t

1

1 /2

¡

g

·



l 1, 1/2

j o. 1 V• 1

± 1 12

± 1 12

2

± 1 ±

2�

H E LI CI DA O

1-

J>

y

C uanta

SIMBOLO

-6

- 'º

estable 1 .1 0

938

-3

1 .1 0

-� 3.10

2 . 10

estable

estable

estable

( seg. )

VIDA M E D I A

94 0

135

1 40

108

0.5

o

o

(MeV)

M ASA

-

I'

,

-p .- • •

-r r

-µ -• 1 ¡

-

.

- ·- , . . µ

electrón

g rav itan

fotón

T IPICA

DESINTEGRACION

tierra o de cualquier astro en decadencia- la vida o el viviente somáticamente partici pa de tal g rado de variabilidad. Segú n la cosmología y cosmogonía actual es posible científica y experimentablemente el que se constituya una estrella con ener­ gía total finita, con tal de que se le añada una cantidad, arbitraria­ mente peq ueña, siem pre mayor que cero, de masa material. Así Klei n, Jordán. (Cf. Schwerkraft und Weltal/, pg. 86, edic. 1 955). Apl icado a nuestro caso: el soma de un viviente posmortal o en edad nuclear pudiera estar compuesto de una dosis fin ita de ( real idad en estado de) ene rgía radiatoria -de l u z, dicho vagamen­ te- con solo que tuviera unos protones, electrones o masa material. Cada hombre, al l legar, por la mue rte al cuerpo, a estarse siendo viviente somático, pudiera te ner mayor o menor soma en estado de energía; y variar la dosis de masa. Masa y energía son más flexibles en ca ntidad y ca lidad que cuerpo y rad iación. Véase en el cuad ro adj unto la variedad de combi naciones posibles, científico-técnicamente, entre componentes en estado de masa ( bariones, mesones, leptones) y energía en estado de radiatoria (quántumes, gamma, g ravitones). p . 90 . Vivirse en semejante ambiente da mayores posibilidades de cambio vital que vivi rse en ambiente de ai re y de luz solar. En tal ambiente, real mente cósm ico, se vivi rá el hombre, cada hombre, posmortal, por su mue rte al cue rpo.

9 Durante la estancia de la vida humana en cuerpo resultan fenómenos o casos raros -y d iscutible su realidad o acaecimien­ to-- los de telepatía, telekinesia, clarividencia, levitación..., mas e n vida nuclear, por su i nmediación c on l a base energética y masiva del u niverso pudieran ser reales y aun frecuentes. Los niveles impuestos por la fisiología y anatomía del cuerpo -y a los sentidos: los conformados por psicofísica ( Fechner-Weber)-desaparecen ocn la muerte al cue rpo: al sensitivo y vegetativo. Luego, es probable recobren los fenómenos -q ue son anormales en estado corporaloide- el n ivel de normalidad, -de frecuencia. Ver a distancia, cuando desaparezcan los ojos fisiológicos y anatómicos que ven a distancias bien cortas y están expuestos a miopías, no ha de ser excepción, sino regla de vida que ve con el espectro entero de radiaciones.

Que en tal n i ve l haya otros t i pos de umbrales que defiendan la i nt i midad de la vida, es perfecta me nte com prensi ble. Recordemos q ue al de rredor de todo átomo - n ucleón ...- hay n ive les energéti­ cos señalados por el número cuántico " n=1 ,2,3,4 ." y que delatan, y defienden real mente, las casi l las energéticas de cada uno. De suyo se extienden los de cada uno a todo el u n iverso, aunque su i ntensidad dism i n uya con la distancia. ..

De n uevo: tal posibi l idad, a priori, tiene que ser confi rmada de dos maneras: ( 1 ) por i nventos, ya hechos y prog ra mados d u rante la vida corpo ra loide por la base de vida n uc lea r que tiene ya el vivi ente h u mano. (2) por confi rmación o refutación que el viviente con vida posmortal hará al vivi rse así. Lo cual, como se d i rá a cont i n uación, cae dentro de lo i n i mag i nable, se nti mentable, previ­ sible, preconcebible, -que son atri butos de toda vida. Así que tiene q ue ser dado con racional idad retrospectiva.

1 O Seg ú n la teoría cuántica, experi mental mente comprobada, el categorial " este" o i nd ivid uación no puede afecta r si m ultánea­ mente a todas las ca racte rísticas de una real idad física. Contra la opin ión, i nocentemente soste nida por toda la f i losofía anterior a Heisen berg, Bor n, Jordan, Sc h rodi nger, de Brog l i e ... Respecto, vg r., de un electrón las frases "este ( u n) electrón está en este l ugar con esta ca ntidad de movi miento; e n este i nstante, con es ta energía" carecen de sentido real físico. Si está o se consig ue experi mental­ mente que esté en este l ugar, la cantidad de movi miento (o i mpulso) q ueda desdefinida y desf i n itada; adq uiere un cierto estado de u n i ve rsal; si es verdad, real y expe ri mentable y experi­ mentada, que tal el ect rón tenga esta energía, el tie mpo o d u rac ión resultan des-def i n ido y desf i n itado, es deci r, u n iversa li zado, -desindividuado; y así de todo pa r de caracte rísticas conj ugadas. Mas ta l i ndeterm i nación tiene fórm ula bien determi n ada: PQ



Q P -=

h -

2 7t

q ue, como ecuación defi nida, entra en todas las demás fórm u las para colocarlas en nivel de rea l idad. No es, pues, pura y simple negación. Adviértase q u e entre i ndivi duac ión y desi ndividuación (desdefi­ n ición y desf i n i tación) no hay tan solo compleme ntariedad, si no posi bi l idad de i nte rcambio: de este l ugar, con d esdi bujamiento de i mpulso, o este i m pu lso con d esd i bujamiento de lugar. 92

Apl icando estas nociones - red ucidas a u n míni mo- al tema de i n mortal i dad: de vida transmortat, d i remos, por vía de sugerencia, que d u rante la vida mortal, la corporaloide, el paso o cambio de categorías complementarias es prácticamente n u lo, por la g ra n masa d e l cuerpo. Es cas i real y consta nte q u e el cuerpo, y por tanto el alma enco rpo rada, esté en un: e n este l ugar, y q ue, aunque de suyo está rig iendo la ley de H eisenberg, la un ive rsal idad o desi ndi­ viduac ión de la ca ntidad de movi mie nto sea prácticamente cero. Y al revés. Es dec i r. que la unive rsa l i zación (espaci o, temporal) de u n cuerpo viviente en estado macroscópico, como efecto comple­ mentario de su estar i ndivi d uado en cuanto a im p ulso y energía, sea práct icame nte cero. Son casi ve rdaderas las afi rmaciones: este cue rpo está en este l ugar-y-con esta cantidad de movi miento; este ( u n) cuerpo está e n este momento-y-con esta energ ía Pero cuando el alma -vida, espíritu, conciencia, mente ... - esté en estado ínteg rame nte somático, lo está siendo precisa y j usta­ mente en los ele mentos básicos: protón, e l ectrón, mesones... fotones... que es e n los que se cumple perfectamente la ley de Heise n berg. Y en los q ue ha sido confi rmada, después de descu­ bierta experimental me nte, teó rica y expe ri mentalmente. Lo c ual vi ene a deci rnos: el alma en vida somática p u ra puede alternar entre ind ividuación y desindivid uación: e ntre este y univer­ sa/. No pu ede ya i ndivid uar todo lo suyo; no puede q uedar presa encerrada en su i ndivi d uación; la transciende o trandi n ita a vol untad, lo que n i podía hace r en vida corporaloide. Modu lando la sente ncia de Machado: llegando el alma ensoma­ tizada al ca l l ejón sin sal i da ( para el la, en cuanto encorporada) de la i ndivid uación, no estaría la g racia en hallar la puerta a cam po; la g rac ia está e n q ue algo de ella está ya en cam po, e n u n iversal, en estado cósmico. Co n esto damos po r term i nado lo referente a i nmortalidad, e nfocada y atacada desde el pu nto de vista estrictamente filosófi­ co. Lo sig u iente entra en los domi n ios de "ficción fi losófica", phílosophy fictíon.

93

11 Ficciones filosóficas respecto del tipo de vida somática, posmortal.

Es clásica -por ve rdadera, perfecta y normativa- la sentencia de Leibniz acerca de la música: " La M úsica es un ejercicio de aritmética hecho por u n alma que ignora estar haciendo aritmé­ tica". Leibniz, el fundador, e i nve ntor, del cálculo i nfinitesi mal no podía deci r aún: " La M úsica es un ejercicio de ecuaciones diferenciales parciales, hecho por un al ma que ignora estar haciendo cálculo difere ncial avanzado". N i él, ni Newton, su contemporáneo y casi enemistados por atribu i rse cada uno la i nve nc ión del cálculo i nfi n itesi mal, conocían lo de ecuaciones diferenciales, y menos aún las parciales. Y menos aún el que la m úsica está reg ida, subtendida, sustentada por semejante tipo de ecuaciones q ue, aún hoy en día, pertenecen al domi nio avanzado de cálculo i nfinitesi mal. Que la m úsica, la de doce notas, tiene por base matemática una prog resión geométrica de razón " raíz d uodécima de dos" 1V1'2 pudo conocerlo perfectame nte Leibniz. Y escuchar obras, alg unas de Bac h, que o "atemperaban" ya la octava segú n tal progresión o que exigían se las traspusiera a el la Lo que sí podemos afi rmar es q ue Leibniz escuchaba las obras m usicales tal cual las percibe n las orejas fi logenéticas; mas que solo mentalmente percibía, i ntuía, tal progresión geométrica, que para encontrar la razón de ella exigía imperiosamente l ogaritmos. No sabemos si escuchando una obra m usical "atemperada" -no pudo ser el Wohltemperiertes Klavier de Bach- hubiese preferido perder de oído lo musical y ver de vista mental tal prog resión. I ntui r aritmética en vez de oír música. I ntuir aritmética mi entras y a costa de dejar de oír música Algo así cual i ntuir radiog rafía aritmética, pasando a silencio lo sonoro. Podemos sospechar que, ante tal disyunción, Leibniz no h u­ biera d udado de preferi r, y sacrificar, oído a mente; música, a aritmética Según él, lo sensi ble es tan solo lo i nteligible e n estado de confusión. Lo sensible, cambiando de estado oscuro, indisti nto y confuso a claro, disti nto, adecuado resulta ser inteligible. I nteligi­ ble y sensible son dos estados, no dos real idades aparte e i ntransformables. Más aún: el estado pri mario y defi n itivo de todo 94

es el i ntel ig i ble. De manera que música, la oída, es, en real idad de verd ad, i nteligi ble. O es ella lo i nt�ligible confuso, indistinto, g lobal. Idealista, idealismo, consecuente y decididamente sidos, se considerañan no solo fel ices, si no confi rmados, si por u n acto de superalq ui mia o supe rq uím ica, la mente viera deshacerse lo sensible, lo sentido po r los sentidos, y aparecer lo intel igi ble. Hombre, idol i l lo, deshace rse en Eidos de Hombre; fuego idol i l lo, en Eidos de Fuego;... algo así como toneladas de carbón, en diamante. Exponerse a q ue le tomen la palabra a idealista e ideal ismo fuera, aparte de valentía tra nscendental, experiencia de cambio de manera de ser. de ser sensi ble, a ser inte l igi ble. Ni Platón lo consiguió. Ni tampoco Leibniz. Y eso que Leibniz descubrió en lo se nsible eídoses más sutiles y potentes -eran nada me nos que leyes físicas rea les- que lo eleme ntalísimo, sencil lo e i mpote nte que Platón descubrió en el M u ndo su pracel estial: L ugar de las Ideas y eídoses. Actual mente: ¿fases hacia ideal ismo son cambiarle al sonido, a la voz, el tipo de cuerpo: de fisiológico, a disco; de éste, a ci nta mag netofónica; de ésta, a pi ncelito de rayos Láser?, de éste a...? ¿Procesos, y pasos, hacia idea li smo? N o, sino algo más se nc i l lo, y menos pe l i g roso entitativa mente, que la transustanciación en idea l ismo real y consecue nte. Eso más senc i l lo, y verdadero, nos lo ofrece Jorge Luis Borges en u na joya l iteraria, preciosa y preñada de sentido filosófico, q ue tiene por título " U na rosa amari l la". " N i aquella tarde ni la otra m u rió el i l ustre Giambattista Marino, que las bocas u náni mes de la Fama (pa ra usa r una i magen que le fue cara) proclamaron el nuevo Homero y el nuevo Dante, pe ro el hecho i n móvi l y si lencioso que entonces ocurrió fue en verdad el último de su vida Col mado de años y de g loria, e l hombre se moña en u n vasto lecho español de col u m nas labradas. Nada c uesta i magi nar a u nos pasos un sereno balcón que mira al poniente y, más abajo, mármoles y laureles y un jardín que d uplica sus g radeñas en u n ag ua rectangular. U na mujer ha puesto en u na copa una rosa amari l la; el hom bre m u rmura los versos i nevitables que a él mismo, para hablar con sinceridad, ya le hastían un poco: Púrpura del jardín, pompa del prado. gema de prima vera, ojo de abril. . .

95



Entonces ocurrió la reve lación. Mari no vio la rosa, como Adán pudo verla en el Paraíso y si ntió q ue e l la estaba en su ete rnidad y no en sus palabras y q ue pode mos mencionar o alud i r pe ro no expresar y que los altos y soberbios vol úmenes que forman en u n ángulo d e la sa l a u n a pe n u mbra d e oro no e ra n (como su va nidad soñó) un espejo del m u ndo, sino una cosa más agregada al mundo. Esta i l u m i nación alcanzó Mari no en la víspera de su muerte, y Homero y Dante acaso la alcanzaron también". Y no la alcanzó H usserl con toda su fenomenología: "ver lo rea l sin teorías, si n conceptos, sin pa labras acu m u ladas sobre lo real a lo largo de sig los de revesti rlo de palabras, de palabras e nconcep­ tuadas y de conceptos empa labrados, de teorías conceptuadas, de sistemas conceptuales": " ver lo real como pudo verlo Adán en e l Pa raíso: q u e es estado de lo real en sí y para sr'.

Pe ro este i nciso no es lo más i mportante, para el tema presente. Mari n o vio la rosa, en sí y para sí, en la víspera de su mue rte. Mas no vio que la m uerte consiste precisamente en eso: en se r e l la el acontec i m i ento en que el hom bre despoja a su real i dad y a la realidad de todas las cosas de su encubri m i e nto con palabras, conceptos, se ntencias, proposiciones, dogmas, axiomas, teorías y sistemas, Credos y consig nas q ue su esta ncia en cuerpo había acu m u lado por milenios; se había com placido en todo e l lo y veía eso de "púrpura del jardín, pompa del prado, gema de prima vera ojo de abril

Y otras extravagancias pretenciosas, aca riciadas, sancionadas y

lega li zadas por rutina, comodismo y comod idad me ntal y se nti­ mental.

La muerte a todo lo apare ncia!, a lo vegetativo y se nsitivo, es j ustamente apertura a lo esencial puro, l i mpio, paradisíaco. Y verlo a u na l u z que es l u z pu ra, desdef i nidora y desfinitante de esas variopi ntas decoraciones que son los colores y colorai nas de u na octava de rad iaciones y los sonidos y sonajerías de ocho octavas de son idos a oír con orejas, y a perc i bi r con unas papi las y pel i tos se nsibles a color, presión y el ectricidad; no, las en sí, puras y l i m pias de fisiología y anatomía h u mana, sino las maq u i l ladas de filoge nét ica. M od ulando la sentencia de Leibniz di ríamos a propósito: " la m uerte es un acontecimiento de fenomenología pura, de on tofeno96

menología, que le adviene a u n al ma que, e ntonces j ustamente, está viendo y sabiendo qu e está siendo y haciendo ontofenomeno­ logía pura". Por la m uerte, así entendida, ¿y sida?., el hombre queda en estado de inocencia, superior al trad icional de Paraíso, colocado en Mesopotamia. Pues en éste actuó solamente fenomenología p u ra, relativamente pura, antes de que Adán pusiera nombres a los animales, antes de que Elohí m le hablara y conminara con aquello de Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal, y Arbol de la Vida Vida, M uerte, Bien, Mal, Ciencia, son conceptos empalabrados en tales palabras y son palabras enconceptuadas con tales conceptos. Y comenzó el revestimiento o maq u i llaje de Paraj'so mental y se ntime ntal. Y sig ui ó y prosiguió, exagerado, al discutir teología y moral, se rpiente, Eva y Adán. Y practicar J usticia, hacer de J uez y de Poder ejecutivo Elohím m ismo. Desde entonces, e l castigo no consistió en ser expulsados de un Paraíso que ya no lo era, si no en embadu rnar, maquillar, pi nta r a veces, decorar algu nas, p u l i r rara vez, abri llantar pocas más todo lo real con rel igión, derecho, teología, fi losofía, economía y estética g u iadas descaradamente o enmascaradamente por fisiología y anatomía h umanas. Las de cuerpo. La i nocencia óntica y ontológ ica se adquiere por la m uerte al cuerpo. Y goza de ella el soma y el alma ensomatizada. ¿Cúal será el estilo de vida de tal es i nocentes? Comencemos por un pu nto previo: olvido óntico y ontológ ico de todo lo que nos advi no por n uestra estancia e n cuerpo. De lo de n iño, del niño que fue, ¿qué le q ueda al viejo? Unos recuerdos, pocos, sueltos, amablemente ridículos, -de niño: algu­ nos más, i nconexos, de placeres sobresaltados, de i lusiones, desvaídas ya,- de joven; alg unos recuerdos más, latentemente conexos, de em presas, alti sonantes algunas, pretenciosas las más, -de hombre hecho y derecho. Y de sí, de viejo, ¿ q ué está siendo y q ué le está quedando?. Recordemos a Quevedo, de viejo. Soy un fue y un seré y un es cansada Y modulemos el verso a propósito n uestro: el de viviente inocente ya, por muerto a cuerpo. Fui un fue; soy un seré; y estoy siendo un es puro y descansada 97

De n uestra vida en cuerpo ¿qué recuerdos q uedarán a u n inocente óntico y ontológ ico?. La presunción, n o demasiado exagerada, seria: n i ngu no. Si aun de viejo en cuerpo le quedan tan pocos de sí: de niño, joven, mad u ro, y eso que el cuerpo se mantiene perti nazmente el mismo. Y si n cuerpo ya ¿qué le va a q uedar?

Conti nuemos con ficciones filosóficas. Y si no le queda nada de recuerdos de su propia vida en cuerpo ¿por qué nos hemos de extrañar, y resentir, de que se acuerden tan poco de nosotros? Nada de ac udir a comod i nes, más o menos deliciosos de dec i r y pensar o poner en servici o activo a teologías, el las m ismas comodi nes mentales y sentimentales, para expl icar, o colorear, esa despreocu pación de los de más allá, de los idos, respecto de los q uedados a ú n en cuerpo? Es más fác i l borrar lo i mpreso musical, vocal o no, en ci nta mag netofónica que en surco de disco. Borrar, y dejar d ispo nible para novedades. Borrar todo lo de esta vida en cuerpo, ¿no, será condición, al menos necesa ria, aunque no l legue a suficiente, para q uedar el inocente, dispon ible para las novedades de su nueva vida? No es de creer que haya alguien tan i noportuno e i m pertinente que a n i ño o joven le preg unten: ¿cómo te sent i rás de viejo: pensarás, hablarás, obrarás de viejo? Y la i noportunidad e i m pertinencia llegaria al col mo si intentara i m poner al n i ño o al joven las teorias, dogmas, creados, sistemas en que habrá de creer, afi rmar, sostener desde su n i ñez y j uventud, mantener y no en mendar de hombre hecho y derecho y defender y confesar hasta en su lec ho de muerte, de viejo; del viejo que será, el mismo q ue es aún, envidiablemente, niño y joven.

Y la i noportunidad e i m perti nencia l legaria al col mo de los colmos si se pretende que e l viej o crea, defienda y confiese que esas teorias, dog mas, credos, sistemas habrá de mantenerlas, defender y confesarlas por los siglos de los siglos. I rreformables de contenido, pues cuerpo glorioso no es soma Y el viviente con cuerpo g lorioso, po r muy g lorificado que se lo crea, y lo crea, no es u n inocente. Su ci nta magnetofón ica, su cuerpo a un g lorificado, l leva impresos, indeleblemente ya, todos los recuerdos de su vida mortal: los corpora les filogenéticos, los religiosos, morales, estéticos, j u ridicos. Lo mismo creído se le habrá converti98

do, a lo más, en visto; lo mismo esperado se le habrá trocado en poseído; lo mismo amado se le habrá convertido en necesariamen­ te amado. Visto, poseído, amado; todo ello pasmado y todo él un pasmado para siempre jamás. La vida, el viviente, en cuerpo y a fortiori en soma, es, y tiene, dichosamente, que ser, su rtidor de novedades, i mprovisador de espontaneidades, estrenador de origi nalidades; radiontológico, rad ioantropológico, en ocu rrenc ias, ingeniosidades, gracias, do­ nai res, trucos, i nve nti vas, evasivas, sorpresas, adm i raciones, i mpro­ visaciones. .. " Los detractores de la corru ptibilidad", dijo Gal ileo, "merecerían ser tra nsformados en estatuas". Los detractores de radioantropología merecerían, están ha­ ciendo méritos para ser transformados en diamante. Con exceso de be�evolencia. Dejémoslos en pasmados ¿Ante Pasmado? D u rante esta vida en cuerpo, el soma ha i rrumpido en el (su) c uerpo y ha hecho de él u n médium que habla en u n lenguaje, el ún ico, inocen te. El m usical. Ejemplarmente, el o rq uestal. El lenguaje musica l no habla en lengua alg u na natural, - hebreo, g riego... castel lano... ; no habla con nombres, sustantivos­ adjetivos verbos-adverbios... si ntaxis g ramatical; no habla con palabras enconceptuadas de conceptos matemáticos, geométri­ cos, analíticos, filosóficos, teológ icos, j u ridicos, morales, económi­ cos, estéticos: es inocen te de todo el lo. Es inocen te, como todo i nocente lo es: si n proponérse lo, si n saber y deci r que lo es. Y, por i nocente, dice esas subli mes y envidiables i nocentadas q ue son fugas de Bach, sonatas de Mozart, si nfonías de Beetho­ ven ... Y al escucharlas los que, con no dolorosa impotencia no las he mos creado, estamos vivi endo en Paraíso: en l ugar de inocencia frente a mal icias fi losóficas, matemáticas, religiosas, morales, económicas.

-

La música que l laman "electrón ica" pretenderla ser música no para cuerpo, sino para soma. No pa ra orejas fi logenéticas ni para men te em peñada en hablar con palabras enconceptuadas de toda c lase de conceptos y con conceptos empalabrados en lenguajes y en leng uas. La música electrón ica está ench ufada, lo ensaya por ahora, en los elementos básicos del u nive rso: en el soma de él. 99

El leng uaje entre hombres vivientes tras la m uerte -y en vi rtud de su fu nción: la de hacernos ser y estar inocen tes- ¿no se asemejará al m usical?, si n esas condescendencias a que fuerza aun al m usical su tener que se r oído con orejas fi logenéticas y con i nstrume ntos corporaloides?. Soñemos, alma, soñemos. Dijo el poeta d ramat u rgo.

Al lector que haya seg uido, con paciencia benévola o con interés creciente, lo que el Autor ha creído ser su obligación decir, ofrece el Autor una sentencia, memorable y memoranda: "En gen eral, los hombres no quieren que se /es enseñe a pensar; prefieren que se /es diga qué han de creer".

Es sentencia del g ran economista sueco, y uno de los g ra ndes economistas del mundo: Car/ Gunnar Myrdal. Este trabajo se ha propuesto hacer excepción a la frase " En general". Hacer q ue el Lector piense. Y que no prefiera creer. Que piense en lo q ue en él se d ice; y no crea en ello. Y "en general", que no crea en nada n i en nadie que le d iga qué es lo qué ha de creer.

Enseñar a pe nsar es, pa ra el maestro, mas bien i ncómodo que delicioso. Enseñar a creer. a que se crea en lo que el maestro enseña y a que se crea en el maestro, es cómodo para el maestro y es comodoneri(l. mental, sentimental y vocal para el aprendiz. "ln telligenti, pauca ".

100