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Spanish Pages [416]
•,íg!:.
ITALIA-ESPAÑA
EX-LIBRIS BUCHANAN
AI. A.
»ir«^«ss?~'
T^sf-?^
PRESENTED TO
THE LIBRARY BY A.
BUCHANAN
ITAI.IAX
AND SPANISH
PROFESSOR MILTON OF THE
DEPARTMENT OF
1906-1946
/
ENSAYOS DE
CRÍTICA FILOSÓFICA POR
El.
DOCTOR
DON MARCELINO MENÉNÜEZ Y PELAYO
EDICIÓN ORDENADA Y ANOTADA
DON ADOLFO BONILLA Y SAN MARTLM
MADRID LIBRERÍA GENERAL DE VICTORIANO SUÁREZ CALLE DE PRECIADOS. 48
1918
OBRAS COMPLETAS DEL EXCMO. SEÑOR
DON MARCELINO MENÉNDEZ Y PELA YO
ENSAYOS DE
CRÍTICA FILOSÓFICA
Digitized by the Internet Archive in
2009
with funding from
University of Toronto
http://www.archive.org/details/obrascompletas09men
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ENSAYOS DE
CRÍTICA FILOSÓFICA POR EL DOCTOR
DON MARCELINO MENÉNÜEZ Y PELAYO
EDICIÓN ORDENADA Y ANOTADA
DON ADOLFO BONILLA Y SAN MARTIN
MADRID LIBRERÍA GENERAL DE VICTORIANO SUÁREZ CALLE DE PRECIADOS, 48
1918
->.i
«Y por
este estilo
quemante (añade Gallardo) prosigue hablando de
los
frailes.
«Esta oración, aunque tiene trozos sueltos llenos de primor y sentido, peca
mortalmente contra curso,
la
unidad de pensamiento... Ya cerca del
cuando va atando cabos
t Porro
sapientia
banam habet
el
orador, deduce las
máximas
et stuUitiae et insaniae
final
de su
dis-
siguientes:
partem. Sapieniiam vero
ei stultitiae affinem et insaniae cofijiatctam esse necessitudine facile cuivis patehit...
Sapientia vel paululum citra insantam sita
jacei
No
catifinia.^
diría
más Lombroso en
V Uomo di genio.
est,
vel in ipso
male sani
capiiis
DE LOS orígenes DEL CRITICISMO Y DEL ESCEPTICISMO
demás disentían unos de otros, inclinándose ya al al atomismo gassendista, ya al baconismo y á su diente
el
legítimo descen-
sensualismo lockista, direcciones todas extrañas
miento dominante en
la filosofía crítica.
211
cartesianismo, ya
al
pensa-
Cuando Martín Martínez
llamaba esccptica á su Filosofía y á su Medicina, no quería mas que
hacer constar su posición independiente respecto de Aristóteles y respecto de Galeno y reivindicar el principio del libre examen en todas
las
cuestiones opinables. El P. Feijóo, con mejor acuerdo, no
gustó de llamarse esccptico, sino «ciudadano libre de
la
república de
las letras».
El renacimiento del criticismo en España ha sido obra del siglo presente, revistiendo,
como no podía menos,
forma kantiana. Por todo
comprendido que
la
más
su forma moderna, la
expuesto en este discurso se habrá
lo
original
y
la
más
influyente de las tres
Críticas no carecía de precedentes en España, siendo los de Luis
Vives tan obvios y manifiestos, que sólo á la escasa lectura de sus obras inmortales puede atribuirse el que ningún español haya reparado en ellos hasta ahora. Por lo tocante á Práctica, podíamos decir los españoles:
que
moral
la
tiene
estoica, tal
como
a
la Critica
de la Razón
ycrve prittcipiuvi, puesto
nuestro Séneca la entiende y explica,
más puntos de contacto y semejanza con
que ninguna otra concepción
ética
la
moral kantiana,
de cuantas se han sucedido en
transcurso de los siglos. Hasta tiene Séneca su imperativo categó-
el
rico.,
no
ligera
ria insistencia:
y vagamente formulado, sino reproducido con notoLo honesto por lo honesto, apetecible por si mismo y
por su propia virtud; en suma, una especie de moral desinteresada,
en que premio
la virtud es
ni á la pena.
recompensa de
sí
misma,
Otro punto capital de
la
fuerza lógica desarrolla
gía Natural (i)
del
argumentos que con más extensión y catalán Raimundo Sabunde en su Teolo-
los el
(i).
Esta semejanza ha sido advertida ya por
el
abate Reulet, por Fr. Ce-
ferino González, y por otros. Para convencerse de ello basta pítulo 82 del Liber Creaiurarum, con el párrafo
de
Critica, es á
como fundamento
saber, el postulado de la existencia de Dios
orden moral, es uno de
sin consideración al
segunda
la Critica de la
Razón Práctica.
5.°,
cap.
comparar
2.°, lib. n,
el ca-
parte
1.
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
212
Aun
más extraordinaria
es
ciertos principios estéticos,
semejanza que se advierte entre
la
que son sobremanera fundamentales en
Critica de la facultad del juicio {Kritik der Urtheilskraft), y los que sobre idéntica materia sostuvieron un gran número de teólogos
la
españoles de los más ilustres, en los dos siglos xvi y
xvii,
por
mu-
cho que estos recuerdos alarmen y mortifiquen á ciertos escolásticos modernos, cuya estética, un tanto sentimental suele
ir
muy
por otros
diversos senderos.
No
y
asustadiza,
conve-
es posible ni
niente detenernos aquí en materia ya extensamente tratada en otros escritos míos,
de
\z.
y
así,
me
limitaré á recordar
que
la
hermosa fórmula
finalidad sin fin está contenida en germen en
la filosofía
esco-
y especialmente en la de nuestros españoles del buen tiempo, que tanto ahondaron y tanto insistieron en esta distinción racional
lástica,
entre lo bueno y lo bello. ¿Qué otra cosa, por ejemplo, nos enseña
frayjuan de Santo Tomás, sino
el
subjetivismo de la estética kantia-
cuando con tanta repetición inculca que
na,
mas que
la
regulación
y
«la
forma del arte no es
conformación con la idea del
artífice-»;
que
«/a disposición artificiosa es del todo independiente de la rectitud e
y
intención de la voluntad,
porque
contraria, sino
de la ley del recto vivirá, no porque sea
«el arte,
en cuanto
arte,
no depende de
voluntad»; «que
la
es ó no es en
realidad, sino por el fin del arte
facto que
la
ha de
verdad en
(i)
no se ha de regular por
mismo y
lo
la
que
del arte-
y finalmente, que «el Arte, formalmente aunque por razón de su materia sea falible
hacerse-»,
considerado, es infalible,
y contingente»
el arte
(i).
Y
si
Tsíae virtutes (artes)
Kant nos enseña que
arte
el
nunca de-
non versantur circa veritatem necessariam
llibilem ispeculative^, et prout
mensuratur per ipsum
esse vel
non
et infa-
esse rei,
circa Deritatem infallibilcm tpracticey, id est secundum conformitatem
ad
sed
ipsas
regulas quibus res practica dirigifur... Alia est auiem mensura actionis liberae
ut libera, alia rei ut
artificiosae et factibilis...
Ex parte formae differunt (ars
et
prudentia) quia forma prudentiae... est regulaiio moralis in ordine ad debi-
tum finetn... At vero forma cis...
est
Sed tamem
artis est regulatio et conformiias
ista regulatio artis differi
secundum legem imposiíam aciibus
agendum:
ad ideam
ariifi-
a regulatione morali, quia moralis
liberis et j'uxía dispositionem
artificiosa vero disposiiio objecti est
ad rede
omnino independens a rectitudine
et intentione voluntatis, aut a lege recta vivendi, sed solum
rem ipsam
intelli-
2I3
DE LOS orígenes DEL CRITICISMO Y DEL ESCEPTICISMO
pende de conceptos propiamente intelectuales, ya
el sutil
y arro-
jadísimo jesuíta Rodrigo de Arriaga nos había dicho, casi en igua-
que
les términos,
«el arte
y que en
científicamente»,
cierta facultad imaginativa
nunca
se guía
por principios discutidos
cosas de arte tiene
las
que procede
el
aunque
cual no obsta (son palabras de Rodrigo de Arriaga,
mo
principal lugar
sin discurso ni ciencia.
Lo
lo mis-
pudieran ser de Kant) para que las artes tengan ciertos princi-
pios generales que parecen razones a priori.
¿Qué más? Los Padres
Carmelitas Salmanticenses, en su famoso Curso Teológico, hacen consistir la
bondad ó
belleza de la obra artificial,
objetiva ó teleológica, sino en
é intención del
artífice,
la
conformidad de
no en la
la
finalidad
obra con
finalidad peculiar del arte
la
idea
mismo. Bueno
fuera que los novísimos filósofos ultra-escolásticos (de quienes bien
pudiéramos
comparándolos con
decir,
lasticiores), antes
á sus ojos lleva
los antiguos, scholasticis scho-
de lanzar atropellados anatemas sobre todo
el
signum
repaso de vez en cuando á
bestiae del espíritu
lo
que
moderno, diesen un
obras de nuestros clásicos Doctores,
las
donde ciertamente no temerán encontrar dicho
signo. Pero es cosa
que creemos, respetamos y amamos de todas que creyó, respetó y amó la España antigua, ver que hasta
tristísima para los
veras lo
el catolicismo
polémico que hoy se gasta parece género de impor-
tación extranjera, resultando
muchos de
tólicos traducidos del francés,
gendam
vel cognoscendam vel
opcrandam
ut rectificetur arbitrium operantis...
quod procedat
ai-tifex
cum
sus brillantes adalides, ca-
ó católicos traducidos del
iii
Ad
italiano.
se reclificans juxia finem artis,
debitum
modum
non
artis non requiritur
recta intentione vel eligens operam propter ipsam
honestatem... sed solum requiritur
quod
sciens seu iníelligens operetur...
Ars
vero non dependet in suis regulis ex rectitudine moralis bonitatis: sic rectitudi-
nem
operis respicit, non boniíatem operaníis... Dicimus artem liberalem ess*
reciam rationem agibilium, non quatenus moralia sunt aut bonum redduni operatem, sed quatenus opus ipsum redduni bonum bonitate
operis...
Unde non
res-
picit bonitatem operantis, nec curat de malitia, sed solum bonitatem seu rectiiu-
dinem operis in gici in
se.
{R. P. Joannis a Sto. T/iomo, Ord. Praed...
Primam Partem D. Thomae.
Cursus
Tlieolo-
To/nus Primus, pág. 194, edición de Lyón,
1663.)
Otras muchas
citas
semejantes pueden leerse en
tra Historia de las Ideas Estéticas en Estaña.
el
segundo tomo de nues-
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
214
Pero esto no es del caso,
ni
parece adecuada
Hoy
para estériles lamentaciones.
sólo, trato
la
ocasión presente
de arqueología
filosó-
materia desinteresada de toda controversia y único refugio
fica,
compara
del espíritu que
el
esplendor y
la
grandeza de
la
especu-
lación española de otros días, con el abatimiento presente.
Creo
haber demostrado que en ninguna de sus partes integrantes era criticismo
novedad enteramente peregrina en España, cuando
el
muy
y tímidamente comenzó á insinuársela doctrina kanmás remota de lo que generalmen-
lenta, obscura
tiana en nuestras aulas, en fecha te se cree,
y en
terra
si
bien posterior á
Francia,
inferioridad en
época de su introducción en Ingla-
que habíamos caído y
de nuestros estudios durante disturbios civiles
todo,
la
como no podía menos de
que
la
Toribio Núñez, daba á
serlo, á lo
un
libro,
la
guerra de
inmediatamente
casi
ya en 1820, un profesor de
ciencia social,
la casi
la
la
Independencia y los siguieron
Así y
(l).
Universidad de Salamanca, don
estampa, con
hoy
la
suceder, dada la
completa suspensión
el título
de Sistema de la
olvidado, pero no enteramente digno de
menos como objeto de
curiosidad, puesto
que
el
autor,
como todos los liberales de su tiempo, de la teoría de Bentham en ciencias morales y políticas, rechaza, no
secuaz ardoroso, utilitaria
obstante, por deficiente
y
anticuada, la ideología sensualista en que
apoyaba, y proclama las excelencias de de Kant como base de toda metafísica futura (2).
el utilitarismo se
(i) el P.
la crítica
Prescindiendo de algunos escritores de fines del siglo pasado (como Ceballos) que hablan
el filósofo
mucho de un
de Koenisberg, sino
el
tal
Cando, que á mi entender, no es
teólogo y filósofo wolfiano Israel Canz,
la pri-
mera mención de Kant que encuentro en España está en una oda publicada en 1807 por el entonces Conde de Haro y luego Duque de Frías, D. Bernardino Fernández de Velasco, en alabanza del método pedagógico de Pestalozzi.
después de un pomposo elogio de lord Bacón, se
Allí,
lee:
Newton, Lock, Condillac, el ardua senda También hollaron con gloriosa planta; Y Vives, Herder, Kant, y aquel que Sabio Cual ninguno, en la Helvecia se levanta, Al mortal ignorante Le enseñan á pensar...
«Apreciando sólo del sistema de Locke cuanto dice relación coa
(2)
análisis
el
y mecanismo del lenguaje, es menester abandonar su sensualismo, y
DE LOS orígenes DEL CRITICISMO Y DEL ESCEPTICISMO Tal recomendación se perdió por entonces entre
el
215
tumulto de
pasiones políticas, ferozmente exaltadas; pero andando los tiem-
las
restablecida en algún
y
pos,
nombre de Kant, y
modo
la disciplina
académica, volvió á
no puede decirse que su influencia
sonar
el
en
pensamiento español contemporáneo haya sido tan grande
el
como
que
la
ejerció
si
por algún tiempo
el
más
eclecticismo francés, y
idealismo alemán en sus formas hegeliana
y krausista; como todos estos sistemas presuponen en mayor ó menor grado el conocimiento previo de la analítica kantiana, algo y aun mucho adelante
el
de ésta ha andado y anda revoloteando por
que pensadores
cátedras, sin contar con cierta entidad,
si
el
recinto de nuestras
aislados,
y aun grupos de
bien de corta duración, han profesado ya
el
kan-
tismo tradicional y puro, ya el kantismo mitigado de los últimos escoceses, ya el neokantismo de algunos semipositivistas alemanes.
En medio
de
la
inmensa anarquía que caracteriza nuestra produc-
ción filosófica de este siglo, no dejan de notarse en ella ciertas direcciones, en las que,
modo
bien de un
si
como que
todavía percibimos rasgos
rizaron
triunfante
des.
Y
al
no me
refiero
y
tibio é indeciso,
y matices de
los
parece
que caracte-
glorioso pensamiento español de otras eda-
en esto sólo á
restauración escolástica, que
la
ya empieza á tomar color español en algunos de sus maestros, pecialmente en los que pertenecen á el
amor
á
tradición ha sido siempre
la
filosofía cristiana
Y así como más aúa
el
las
el
órdenes
más
independiente, y aun en
innegable, aunque
no
muy
religiosas,
vivo, sino en la
filosofía
la
es-
donde
misma
heterodoxa.
merecido, favor que por
de Condillac y Destutt-Tracy. Por el sistema de estos sabios pocomo se han indagado aceleradamente y sin tropiezo alguno,
drá indagarse,
de
las leyes
pular,
la ciencia
trasar,
los
cuerpos
físicos,
en una palabra, todo
y aun de
la
economía popular ó industria po-
saber objetivo; pero aplicado aquel sistema á
del hombre, es decir, á su saber subjetivo, no
como ha
retrasado,
rales,
de
de
piedra de toque que
la
el
los
la
pudo menos de re-
averiguación del origen de nuestras ideas mo-
fundamentos en que todas se apoyan y de que todas se deducen, las distingue y que las califica, y del grado de exac-
titud y evidencia de que eran susceptibles. El sistema de Kant conduce más seguramente en esta investigación.» {Sistema de la Ciencia Social.) Salamanca, 1820 (pág. 139).
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
2l6
muchos años obtuvo
el
armonismo
muy
otros sistemas alemanes de
krausista, con detrimento
de
superior potencia metafísica, quizá
pueda explicarse por aquella tendencia armónica del genio español
que ya apunta en
lo
poco que de metafísica
escribió Séneca,
y
luego se dilata vigorosa en Ben-Gabírol, Raimundo Lulio, Sabunde,
León Hebreo, Fox
Morcillo
tendencia crítica
to, así la
de nuestra
historia
y todos
y
filosofía, la
Renacimien-
los platónicos del
menos
psicológica, no
esencial en la
de Luis Vives, Gómez Pereíra y
Francisco Sánchez, parece que en nuestro siglo ha favorecido
aunque particulares y fugaces, apariciones de kantiana, ya en la forma escocesa de Hamilton y Mansel diversas,
(i)
nes,
la
las
doctrina
(l), ys.
con-
Esta escuela está principalmente representada por pensadores catala-
como Martí de
De
Eixalá y Llorens.
las ideas del
primero, que apenas
alcanzó los trabajos de Hamilton, pero que puede decirse que los adivinó en
gran parte, es
adquirir conocimiento por sus publicaciones, aunque des-
fácil
graciadamente no son muchas
ni
muy
extensas. Llorens nada imprimió fuera
de su discurso inaugural de 1854, y no ha dejado mas que apuntes y extractos de sus lecciones; pero fué un poderoso educador de inteligencias, cuya influencia, ritus
como
de Sócrates, no quedó archivada en libros, sino en espí-
la
humanos. Con más celo que discreción algunos discípulos suyos han ,
querido concederle
tiempos
el
honor postumo de haberse inclinado en sus últimos
neo -escolasticismo. Ni mis recuerdos personales,
al
aprendido de quienes más íntimamente
me
le trataron,
cosa, ni Llorens lo necesita para que nadie
ni
lo
que he
permiten afirmar
tal
dude hoy (como nadie dudó en
vida suya) de su perfecta ortodoxia. Es cierto que en sus últimos años pareció
conceder más atención á
la
metafísica escolástica, y leyó con agrado
aun recomendó algunos expositores de
ella,
y
principalmente á Sanseverino,
pero no sé que de aquí pasara nunca. Es cierto que
la lógica
de Aristóteles
mereció siempre extraordinario aprecio y formaba parte integrante de su enseñanza, pero no aconsejaba que se estudiase en los intérpretes escolás-
le
en Trendelemburg principalmente.
ticos, sino
No
creo que de este género
de aristotelismo pasase nunca. El formalismo escolástico, como todo formalismo exterior é impuesto, era incompatible con interna que desde rens. Para
el
primero hasta
el
el
método de observación
último día de curso preconizaba Llo-
imponer una doctrina cerrada hubiera tenido que convertirse en
otro hombre. Confiaba demasiado en
la
espontaneidad racional, para que
fuera á repetir el crimen del tirano Mezencio, encadenando
sin
al
muerto con
el
y murió en la escuela de Hamilton, libremente interpretada, y rechazar nunca el poderoso elemento de la analítica kantiana, que la sir-
vivo. Vivió
DE LOS ORÍGENES DEL CRITICISMO Y DEL ESCEPTICISMO
como
cretada á ciencias particulares, cas (l)
y
la
Estética
ya en
(2),
la
prosperado más todas estas direcciones, sobre cortesía literaria,
debo suspender aquí todo
tantes hubieran cuidado
(como
tro inolvidable para mí)
de soldar
Matemáti-
las
forma del criticismo de Renou-
neokantismo de Kuno Fischer
vier (3) 6 del
de
la Filosofía
217
fallo, si
sé que lo intentó el
Quizá hubieran
(4).
las cuales,
criticismo
en buena
sus represen-
uno de
ellos,
moderno con
maesan-
el
y buscar en nuestros libros del siglo xvi el germen de vida que todavía contienen. Algo de eso he intentado realizar en el pretiguo,
como
sente estudio, que,
todos los míos, no se propone inculcar
doctrina alguna, sino presentar
de todas
¿Y quién sófica
?
y exponer lealmente
genealogía
la
ellas.
se atreve á dogmatizar en
La Metafísica nada
medio de
la actual crisis filo-
tiene de ciencia exacta,
ve de indispensable preámbulo.
De
la Critica de la
y en
Razón Pura no
ni el idealismo ni el materialismo, sino aquel tertium quid
Edimburgo:
el
realismo natural,
la
este punto.
de
infería él
la escuela
distinción entre el sujeto y el objeto,
de la
afirmación de lo contingente y condicionado, y la revelación de lo absoluto é incondicionado, no en
la
esfera del conocimiento, sino en
creencia, y todo ello envuelto en el acto primitivo Si acertaba
ó erraba en
esto,
otra cosa ninguna, y esto (1)
no es del caso
discutirlo;
la
la
esfera de la
íntegra conciencia.
pero esto pensó y no
mismo había pensado Luis Vives.
La Teoría trascendental
del malogrado
de
Rey y Heredia,
de ¡as cantidades imaginarias {Madiid, 1865), es, sin
duda,
la
obra más original que
el
mo-
vimiento kantiano ha producido en España. Véanse también su Lógica y su jÉtica.
Véase la Este'tica de Núñez Arenas, y hasta cierto punto la Estética (2) de Milá y Fontanals. También hay tendencias marcadamente kantianas en los Prolegóme?ios de algunos catedráticos de Derecho. (3)
Esta tendencia parece predominar en
las
numerosas publicaciones
filosóficas del Dr.
Nieto y Serrano {Bosquejo de la ciencia
raleza, el Espíritu
y
de la Naturaleza. (4) lla
el
viviente.
— La Natu— Filosofía
Hombre, programas de enciclopedia filosófica.
— Biología del Pensamiento, etc.,
etc.)
El malogrado é ingeniosísimo critico literario D. Manuel de
la
Revi-
siguió por algún tiempo esta dirección, importada á
del Perojo, traductor de la Critica
España por D. José de la Razón Pura con los prolegómenos
de Kuno Fischer, y autor de unos Ensayos Alemania.
sobre el movimiento intelectual de
2l8
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
queriéndolo ó sin quererlo, todos somos más ó menos escépticos,
por supuesto, en
mente
el
buen sentido de
la
palabra.
¿Qué ha de enseñar
no enseña á ignorar á tiempo y á confesar razonada-
la Filosofía, si
esta docta ignorancia?
Por eso
el
gran filósofo de Valencia
la
definía ars nesciendi.
Pero también este arte es sobremanera resbaladizo, y hay modos
de ignorar que no son profesiones de modestia, sino disimulaciones de
la
soberbia. El agnosticismo
más
radical,
condensado en
la céle-
bre fórmula ^Ignorabimus-», envuelve una afirmación categórica,
como
tan temeraria
más temerarias afirmaciones dogmáticas.
las
Las fronteras del extremo idealismo de Berkeley y del extremo nominalismo de Hume, se tocan por muchos lados. El primer producto de
En
el
la crítica
kantiana fué
mismo período
crítico
elemento materialista
no es siquiera
el
el
sistema de
la
universal identidad.
que actualmente atravesamos, no
que domina, como vulgarmente
el
elemento
es el
se cree;
positivista: es el nihilismo ideológico,
Ravaisson llama enérgicamente «la doctrina de
la
que
disolución uni-
La materia y la. fuerza han ido á acompañar en su panteón demás entidades metafísicas. ¿Ni por qué habían de tener me-
versal».
á las
jor suerte? El tiples
mundo de
los agnósticos es el
Por rara
las apariencias sensibles.
vagar en
el
país de las
cer
como
existente, sino lo
manos, envolviendo en
y toda
teología
los
fatalidad,
hijos
de
fenómenos múl-
fantasmagórico de
parecen condenados á
sombras aquellos mismos
mayor arrogancia en llamarse
su
de
mundo
difusos, sin unidad ni enlace, el
y
filósofos
la tierra,
que
cifran
y en no recono-
que ven con sus ojos y palpan con sus
la
desdeñosa calificación de misticismo toda
filosofía,
desde los Vedas hasta Plotino, y desde
Plotino hasta Hegel.
Pero en vano se intenta extirpar del entendimiento humano raíz
de
la
siquiera para negar la Metafísica. Las abstracciones
más dura y
resistente
que
Stuart-Mill, después de haber
absoluta
y
relativa, dialéctica
las relaciones
quitado á
la
aspiración trascendental. Sin Metafísica no se piensa, ni
la
las
más duras
tienen
realidades. El
vida
mismo
negado en su Lógica toda necesidad
y moral; después de haber
de dependencia con
las
sustituido
de concomitancia, y de haber
inducción misma todo fundamento racional, dejándola
DE LOS orígenes DEL CRITICISMO Y DEL ESCEPTICISMO
aig
reducida á operación de puro instinto que enlaza mecánicamente
hechos análogos 6 semejantes; después de haber arruinado, en
suma, no ya la
sistema de
el
misma noción de
certidumbre
el
dio,
los principios
principio de causalidad con
Y
antecedente incondicional. keclio,
causas teológicas ó escolásticas, sino
que legitiman
tuvo que restablecer, aunque de un
científica,
vergonzante,
las
y todos
ley,
la
modo
extraño nombre de
el
un
este antecedente incondicional de
antecedente que no deja lugar para ningún hecho interme-
¿qué otra cosa puede ser sino una causa necesaria, con necesidad
y metafísica? Nunca la mera sucesión ó yuxtaposición de los fenómenos bastará á justificar la. previsión científica. Aun el empí-
lógica
rico
más
como
que admitir como implícito
intolerante tiene
te incondicional,
y hay quienes (y
posible á lo menos,
el
anteceden-
Stuart-Mill es de ellos) aceptan,
y no reñido con el modo de pensar aunque se le conciba, al modo
tivo, el antecedente universal,
como
ritualista,
y conservadora
creadora
inteligencia pura,
posi-
espidel
mundo. Por otra parte, es imposible desconocer algunas de fico.
En vano
se
clama sin cesar: ^.pensar
nocemos nada que no sea
relativo».
y de
lo
del positivismo cientí-
es condicionar i),
Y entretanto, el
Spencer reconoce que sólo podemos decir idea de lo absoluto
carácter metafísico de
el
más elevadas manifestaciones
las
relativo
«no co-
mismo Herbert
en oposición á
incondicionado, que podrá
ser-
todo
la
lo
obscura, misteriosa é incognoscible que se quiera, pero que no
deja de ser
el
fondo mismo de nuestra inteligencia, y
dida que tenemos para estimar, entender
y
y
la
única
lo relativo.
Aquella misma abstracción que Taine reconoce y ensalza,
mándola «facultad magnífica, intérprete de las religiones al
me-
clasificar las relaciones
hombre
|jqué otra
y de
la filosofía,
del bruto
y
al
las causas?
la
hombres de
cosa puede ser en último término sino
conforme
como
naturaleza,
al
axioma de
ciencia,
como
llama Renán,
los la
principio de causalidad, ó
la
lla-
madre de
única distinción verdadera que separa
á los grandes
funcionando conforme
dora de la
la
Llámese
ley
pequeños»,
razón misma, si
suprema
se quiere,
y genera-
llama Taine; llámese hipótesis necesaria,
la tesis
metafísica entrará siempre por algún
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
220 resquicio,
de
ya como
la ciencia
ya como
tesis,
en
hipótesis, hasta
los
catecismos
experimental, donde no se hablará de causas
pero se hablará, como cierta idea orgánica
y
el
mismo Claudio Bernard
creadora, de
un
tipo
finales,
habla, de una
armónico, de una
finali-
dad, en suma, sin la cual, á despecho de todos los determinismos del
mundo, no
se explica el
Si es verdad,
según
fenómeno de
la
la vida.
profunda sentencia de Leibniz, que «los
principios generales entran en todos nuestros pensamientos, aun-
que
poseamos
los
sin saberlo»,
firmemente hemos de creer que
el
momento de crisis y desgarramiento filosófico ha de terminar, como terminaron sus similares en la historia, por una nueva y más completa síntesis especulativa, que levantándose so-
actual angustioso
bre el
combinaciones geométricas, mecánicas y químicas, y sobre la explicación de lo supe-
las
determinismo puro, en vez de intentar
rior por
lo Í7iferior
(tentativa
que
vana é infructuosa), convierta refleja
y dispersa no es
mismo Augusto Comte
el
los ojos al ideal eterno, sin
inteligible siquiera el
mundo de
declaró
cuya
luz
la realidad.
Sólo entonces podremos arrancar de nuestras carnes esta ardiente
Kant imprimió sobre
túnica de Nesso que
no ciertamente por ción no
por
el
camino de
menos donosa que
la
la
ellas.
Sólo entonces,
y
Metafísica experimental (inven-
del Dios ateo de cierto poeta), sino
ancho y triunfal camino del idealismo realista, idéntico en sustancia al que recorrió el genio semidivino de Aristóteles, poel
dremos
llegar á aquella libre síntesis del espíritu, presentida é invo-
cada hasta por
el
neokantiano Lange en su Historia del materia-
lismo.
Entonces y sólo entonces cesará viven
la
especulación
y
la
el triste
experiencia,
divorcio en que
hoy
y podremos penetrar
inoffenso pede en los templos serenos de la antigua sabiduría, sin
y abrumadora preocupación que hoy embarga el ániY entretanto que acaban de disiparse las nieque todavía nos encubren el sol de la Metafísica futura, seamos
aquella triste
mo menos blas
pesimista.
prudentes, y no pequemos
ni
por exceso de timidez
de confianza. Guardémonos mucho de añadir
al
ni
ciencia nada que en él no esté virtualmente contenido.
nos también de cercenar cosa alguna de lo que
por exceso
testimonio de con-
él
Guardémo-
contenga, ni de
DE LOS orígenes DEL CRITICISMO Y DEL ESCEPTICISMO aislar
221
uno cualquiera de sus elementos y considerarle como en deslos restantes. Practiquemos en todo aquel
acuerdo y hostilidad con
programa tan modesto, pero tan
comprendió William Hamilton en
sabio,
de higiene intelectual que
tres palabras
de inmenso sentido,
nunca más dignas de recordarse que en épocas de dura transición
como
la
presente: parsimonia, integridad, armonía.
He
dicho.
III
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRB
FRANCISCO DE VITORIA Y LOS ORÍGENES DEL
DERECHO DE GENTES
CONTESTACIÓN AL DISCURSO DE ENTRADA
DE
D.
EDUARDO DE HINOJOSA EN LA REAL ACADEMIA DE LA EL
I
O DE MARZO DE I88O
fflSTORIA,
Señores:
Son
Academias congregaciones de hombres
las
tuidas para algún
cerradas siempre á
vanidad endiosada,
la
ción y de aventura,
en medio de sus
no es
título
No
de su
salir
honras académicas van por
continuarlas.
y
temerario, suelen
mérito positivo y modesto, que
al
veces ni aun necesita
quizá,
de improvisa-
al espíritu
histrionismo ostentador
al
abrirse de par en par las
estudiosos, insti-
de pública y superior enseñanza. Sus puertas,
fin
sí
el
de jerarquía nobiliaria, puesto que no
pueden desempeñar
de académico; la
sólo
hay en
y
la re-
oficio,
que
y capaces. Para empresas y hasociedad otros premios más apeteci-
los doctos
zañas de otro género tiene dos,
Las
dándole nuevo aliento para
de alarde y vanagloria
pública de las letras: es, ante todo, título de función sólo
más de
mismas á buscarle, á sorprenderle
útiles vigilias,
es título
las
retiro para llamar á ellas.
la
más envidiados y más brillantes; al hombre literato y estudioso le quedan las palmas que del estudio nacen y con el estudio
crecen. Así lo ha pensado nuestra
do á su seno á uno de dores de los estudios
Academia de
la Historia,
llaman-
más proñindos y más modestos cultivahistóricos en España, al Sr. D. Eduardo de los
Hinojosa, cuyo erudito y meditado discurso acabáis de oír con visibles
muestras de aprobación y respeto.
Desde gustó
los
el Sr.
primeros años de su aprovechada y brillante carrera, Hinojosa de seguir rumbo
muy
nosotros priva, dirigiendo su actividad, no á tan fáciles las
como
efímeros, sino
al
su inclinación
históricas
le llevase
y jurídicas, á
Meskndbz
y Pelayü.
las
que entre
conquista de lauros
conocimiento directo y formal de
fuentes del saber, conforme á un
como
distinto del la
muy
método exacto y
desde
el
que estudian y trazan
—Ensayos de critica filosóftca.
riguroso.
Y
principio á las ciencias el
progresivo des15
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
226
de
arrollo
y en
la
la
noción del derecho en
conciencia de las naciones,
conciencia de los individuos
la
comenzó por hacer
familiares
suyas aquellas lenguas que por excelencia llamamos clásicas, y en
de un
las cuales
modo más
gunas se han revelado
Dueño ya de
Arte. el
las
y soberano que en
exquisito
numen de
el
lenguas griega y
latina,
estado actual de los estudios no bastaba
de
otras al-
y el numen del comprendió que en
la Justicia
mera interpretación
la
para llegar á su cabal y perfecto sentido, en las múltiples relaciones que el conocimiento histórico abraza; y llevó á
literal
los textos
término, con vigor verdaderamente digno de imitación y ejemplo, otro trabajo aun
más
lento
y más arduo,
de ponerse
el
y ahinco
especial predilección
de
al nivel
general europea en aquellos conocimientos que
la cultura
él
con
cultivaba. Aprendió, pues, el Sr. Hi-
nojosa, entre otras lenguas extranjeras, la lengua alemana, funda-
mental instrumento de cultura para todo hombre científico de nues-
y con
tros días;
auxilio
tal
dióse
al
estudio de cuantos trabajos
arqueológicos, epigráficos, numismáticos, geográficos y jurídicos nos
brinda en abundancia
En
germánicas.
mento
el
exuberante producción de
atractivo de la novedad:
vanas teorías sobre tro antes
la
las
Academias
exploración, no le sedujo ni por un solo
tal
lo
que
mo-
no se apresuró á dogmatizar con no pretendió ser maes-
iba aprendiendo:
que discípulo completamente formado: no concedió á
temeraria conjetura
el
lugar sólo debido á
una y otra vez probada en
el crisol
de
la
la
investigación prudente,
la
experiencia histórica: no
prestó oído á los cantos de sirena con que
la
imaginación, disfra-
zada de razón sintética y discursiva, suele arrastrar y fascinar á los
hombres de nuestra de
la
raza;
no
sacrificó
ciencia á preocupaciones del
partido
y de
nunca
la
augusta integridad
momento, á vanas tramoyas de
escuela, á exhibiciones oratorias, á juegos de artificio,
que, aprovechando poco para la vida de las sociedades presentes,
convierten en vilísimo juego una cosa tan digna de respeto vida de las sociedades que fueron, y que por tar enterradas tienen
derecho plenísimo á
la
el
como
mero hecho de
la
es-
serena imparcialidad
del juicio desinteresado, único que en rigor puede llamarse histórico.
No
fué,
por consiguiente,
el Sr.
Hinojosa historiador de los que
se llaman populares; pero consiguió agradar á los pocos que
aman
la
ALGUNAS CONSIUERACIONES SOBRE FRANCISCO DE VITORIA historia ella se
por
2
27
misma, independientemente de
la aplicación que de hace 6 puede hacerse en periódicos 6 en Congresos. Fué sí
poco leído, pero le leyeron todos los que podían y debían leerle. Hizo muchas monografías, que andan esparcidas en revistas y en colecciones eruditas, é hizo, sobre todo, dos libros, cuyos solos tulos bastan para indicar las altas aspiraciones toria del
Derecho
Romano conforme á
de su autor,
el
primero y más
romana y
primitiva, á la
difícil
la
estos estudios ha-
donde pasaba por
siglo;
ro-
que en su juventud había decorado á Heinecy á Vinnio; donde todavía suelen alcanzar nombre y considerael
ción de jurisconsultos gentes para quienes no existe
romano que
el
contenido en
las
de estas mismas comprendan
que de estas leyes
ni el
medio
ni nada,
ni
en suma, de
lo
modo de
el
formación
de otras algunas penetren
que nacieron,
histórico en
más Derecho
compilaciones justinianeas, sin que
ni
el
ni el espíritu;
la
razón
fundamento
que legitima ó explica
el
cho romano
como
si
se tratase de
que una
de aspirar
pueblo muerto, costumbres,
ni
sin
al título
conocer
instituel
Dere-
un Código abstracto y cerrado,
y no de una construcción lentamente elaborada por tra ese dislate
social,
filosófico,
ción nazca ó muera. Contra esa absurda rutina de enseñar
lo
va
época
de una Historia del Derecho
bían sufrido un retroceso casi de medio
sin
la
á la visigótica.
Romano; gravísima sobre todo en España, donde
cio
cual
la
volumen, concerniente á
Grave empresa en todas partes
manista profundo
tí-
His-
las últimas investigaciones, la
Historia del Derecho Español, obra de vastísimo plan, de
publicado
la
de interpretes de
los siglos; las
con-
leyes de un
su historia, ni su arqueología, ni sus
ni
su literatura, ni su ciencia, ni nada, finalmente, de
que pensaban y sentían
los
hombres que hicieron y aplicaron la tradición española; pero no en
esas leyes, había eficaz remedio en la tradición
degenerada y corrompida, de rábulas y leguleyos, que la gran tradición de la cultura
nuestros padres alcanzaron, sino en
española del siglo xvi, en los Agustines, Goveas y Covarrubias, y en la tradición del siglo xvii, más olvidada todavía, aunque no me-
nos gloriosa, puesto que vive, para quien sabe
de D. Francisco de dez de Retes y
Amaya y
Ramos
del
leerlos,
en
los libros'
de Melchor de Valencia, de Fernán-
Manzano, de Nicolás Antonio y de Al-
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
228
tamirano Vázquez. Así lo entendieron nuestros grandes jurisconsultos del siglo pasado,
manas, peritos en
que fueron á
las
la
como Mayáns, como Dou.
que
]Ojalá
vez doctísimos en letras hu-
arqueológicas,
disciplinas
como
Finestres,
admirable carta latina con
la
que Mayáns encabezó en 1757 el Hermogeniano de Finestres, hubiera sido hasta hoy el programa de nuestros jurisconsultos y de nuestros historiadores del Derecho! Pero no sé qué mala fortuna ó
qué
preocupación ha separado entre nosotros dos ramas
siniestra
de estudios que debieran permanecer eternamente unidas; y al mismo paso que es frecuente encontrar en los historiadores, en los humanistas, en los críticos literarios, total ignorancia de jurídica,
que
ciones pasadas, es no tir,
en
los
menos frecuente y no menos doloroso adver-
que han hecho
oficio
ó profesión del estudio de
un absoluto desconocimiento de todavía más, de las ideas
gramente Así
lo
la historia
tanta luz da para penetrar en la vida de las genera-
historia externa
la
la historia intelectual é interna,
de
la
las leyes,
política,
y
historia
y de
morales, científicas y artísticas, únicas que explican íntela
elaboración del hecho jurídico.
ha entendido
el
docto compañero á quien tengo hoy
honor de saludar en nombre déla Academia.
Y
por eso sus
el
libros,
difundidos por toda Europa, han alcanzado aplausos, á que están bastante desacostumbrados los oídos españoles en nuestro tiempo.
Por eso su Historia del Derecho Romano,
síntesis paciente
y
feliz
del
estado actual de estos conocimientos, libro de apariencia modesta
y de mucho
jugo, mereció que el eminente Flach, profesor de la
Escuela de Ciencias Políticas de París, y sucesor de Eduardo La-
boulaye en
la
cátedra de Legislación
Francia, dijera de ella, se
Derecho romano
la calificó
(i).
en proclamar desde
Derecho en las
la
del Colegio de
la
la
enseñanza
Revue genérale de ciencia;
y Mis-
Universidad de París, no dudó
columnas de
d'Histoire et de Littérature, que
Nouvdle
Por eso
de aiadro fiel del estado actual de la
poulet, profesor de
(i)
Comparada
obra de nuestro compatriota, que, mediante
inauguraba en España una nueva época para
histórica del
Droit
la
la
el libro
severísima Revue Critique del Sr. Hinojosa era obra
Rei'ue Historiqíic de Droit, 1880.
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE FRANCISCO DE VITORIA seria (es decir, sólida
grave), felicitando
iniciativa,
y y deseándole todo
cienzuda.
A
al
229
autor por su inteligente
éxito que merece labor tan con-
el
estos aplausos unió los suyos Rivier, profesor de
Universidad de Bruselas, y notable autor de una Crestomatía
Hinojosa era «brillante
dica, á los ojos del cual, la obra del Sr.
muestra del Renacimiento de Hüffer, profesor de
dición del autor
en España»
los estudios jurídicos
Universidad de Bonn, elogió
la
la
jurí-
(l).
«copiosa eru-
la
y su habilidad para ordenar metódicamente las maprofesor en la Academia Histórico-Jurídica de
terias» (2). Gatti,
Roma, considera su Historia como «Manual necesario y guía guro para quien se dedique á estudios formales sobre
cho» josa,
(3).
en
Y Zocco
la
Rosa decía recientemente del
se-
Dere-
el
libro del Sr.
Hino-
Rivista Italiana di Scienze Giuridiche (1887), que «me-
rece todo aprecio, así por
el
orden de
la
conocimiento generalm'ente profundo de
exposición,
la
como por
el
materia».
Sería tarea interminable reproducir á la letra, ni siquiera en ex-
que ha merecido á doctos romanis-
tracto, los juicios laudatorios
Manual del
tas extranjeros el
Sr. Hinojosa.
Unos
le elogian,
porque
siendo en apariencia parco de citas y de textos, para no distraer
con vano aparato
la
atención del estudioso, recoge
en breve suma cuanto es indispensable para
Derecho romano,
historia externa del
alegando en
la
los doctos, é
autor.
mayor
parte de
las
así
el
público
que abarca todo
el
el
plan amplio
conjunto de
mismo tiempo
como
la
privado,
cuestiones los varios pareceres de
indicando con sabio criterio cuál es
Ponderan otros
al
conocimiento de
las
y
el
que prefiere
el
racional de este compendio,
antigüedades políticas de Roma,
con excelentes indicaciones bibliográficas en todo
lo
que pertenece
á las ciencias auxiliares. Otros le conceden el mérito, nada vulgar,
de haber explanado con detenimiento ciertas partes del Derecho, casi olvidadas ó
abandonadas hasta hoy, mostrándose dondequiera
profundo conocedor de los trabajos
las ricas
fuentes de la erudición alemana, de
de Kuntze, de Schurer, de Corres, de Waitz, de Dahn,
de Kaufmann, de Arnold. (1)
Revue de Droit International áe tSSo.
(2)
Litterarische Centralbtatt de 1881.
(3)
Sttidi e documenti di Storia e Diritto di
Roma,
18S0.
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
230
Mayores
y más de
la
cual
ardua
felogios
más vigor de entendimiento
alcanzó todavía, y
riqueza de doctrina muestra la Historia del Derecho Español.,
la
Hinojosa ha publicado
el Sr.
tarea de resumir en dos
el
primer volumen. Con ser
tomos de pocas páginas
la
Histo-
Romano, aun había manuales y crestomatías extranque podían abrir camino al autor. Pero, ¿cómo buscarlas en la
ria del Derecho jeras
Historia de nuestro Derecho.' Nadie ha intentado exponerla cientí-
ficamente; y
den
si la
instintivo
miramos en su conjunto, adolece de aquel desor-
y fecundo que preside á
legislaciones dignas de tal
y en
fluido en la vida
caz
y perenne,
la
cálculos de la previsión
y
elaboración de todas las las
únicas que han in-
conciencia de los pueblos de un
mismo que no
que, por lo
evidente del decreto
la
nombre, por ser
humana,
modo
efi-
está sujeto á los vulgares
y prueba más
es la manifestación
ley providencial que preside en la His-
toria.
Es, por tanto,
de toda nuestra
la
Historia del Derecho Español,
caltura, congregación
como
la historia
de mil arroyuelos dispersos,
mezcla de razas y civilizaciones distintas, algo, en suma, que exige y conocimientos tan disímiles, como la arqueología
lleva consigo
romana y
la
de
los antiguos
islamita, la legislación foral
del
Derecho romano y
pueblos germánicos,
de
los
las tentativas
hebraica y
la
tiempos medios,
el
de codificación moderna.
Para abarcar tan largo y magnífico estudio, apenas parece ciente
el
mencionan) grande por sería respetable el silencio
y
la
él:
sí
nadie, entre nosotros, lo haya intentado? citar (fuera
de
los \ivos
que aquí no se
mismo, grande por su valor intrínseco, que
en todo país y todo tiempo; grande todavía más por obscuridad que
rición magnífica,
le
rodea antes y después de su apa-
que solamente en Portugal
suscitó
un discípulo
Martínez Marina, en suma, gloria altísima de esta Aca-
demia, y verdadero fundador de
como en
sufi-
alma de un Savigny, de un Thierry ó de un Alommsen.
¿Cómo admirarnos de que Un solo nombre hay que
digno de
la
renacimiento
la historia interna
de
la
Península,
sus últimos días tuvo á gloria confesarlo Alejandro Hercu-
lano; Martínez Marina, de quien ha podido decirse, con
más ó me-
nos fundamento, que en otras producciones suyas tentó ajusfar violentamente
al
molde de sus preocupaciones
políticas la historia
1
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE FRANCISCO DE VITORIA
que
conocía tan bien, y que por
él
sí
23
mismo, con tan perseverante
estudio y tan desinteresada afición, había indagado en sus años juveniles,
pero á quien nadie negará
y hasta
la
fecha
el
lauro de haber sido
único autor de un Ensayo histórico
el
primero,
el
critico
sobre
nuestra legislación de los tiempos medios, libro de poco volumen,
pero en
el
cual reunió su autor tesoros de inagotable enseñanza; libro
que hoy podrá
calificarse
de anticuado en algunas partes, de defi-
ciente en otras, pero libro que algo debe valer, cuando la genera-
ción presente, después de medio siglo de investigaciones, todavía
no ha encontrado otro mejor con que
Honremos, señores,
como
como Académicos,
sino
que
Teoría de las
se
forme de
la
sustituirle.
nombre de Martínez Marina, no solamente
el
españoles; y sea cualquiera Cortes-,
de
recogerse grandes enseñanzas, en medio de tido
que su autor
fica,
tan austera y tan grave;
sayo sobre
la
la
arcano de
el
forma de
veneremos siempre
la
y
fueros,
de
las
las ilusiones
y de
autor del En-
primero
al
formación de nuestros Códigos; el
de una generación enamorada de
y de
las
pergaminos viejos
el
al
laberinto de los al
fun-
que participando de todas
historia municipal; al
abstracta
la justicia
declaraciones de derecho valede-
ras para toda la eternidad, tuvo la
y
al
cartas-pueblas y de los cuadernos de Cortes;
los pactos sociales,
abstractos,
de par-
libro
leonesa;
primero que osó internarse con planta segura en
dador de nuestra
juicio
pueden
contraviniendo á su propia índole cientí-
le dio,
antigua legislación castellana
que penetró en
el
cual todavía
la
inspiración de buscar en
feliz
fundamento histórico de esos mismos derechos
y de comprender que
la libertad
misma, con ser tan
alta
nobilísima condición de la persona humana, parece un huésped
extraño en
la
casa del ciudadano cuando no viene protegida por
acierta á salir de la
y complicidad de
durísimo sedimento de
no
es
verdad
mismo de cer
la
ni
la
tradición,
las
que hasta cuando por
sí
misma
mentira, no es error ni es acierto, lleva en el hecho
su duración una fuerza contra
la
cual no
pueden prevale-
protesta individual ni el hecho violento; porque á su
misma duración de un estado social cuya sombra han vivido larga y gloriosa
esta
la
costumbres, y que nunca esfera ideológica mientras no asienta su pie en el
inconsciente sanción
es
una forma de
vida
modo
justicia, á
muchas generaciones.
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
232
cuya
vida, por herencia
mucho más
fuerte
que
la
herencia
física,
es
todavía la nuestra.
Así
comprendió Martínez Marina, y por eso cuando teólogos le tachaban de jansenista y de hereje,
lo
mal aconsejados de su tiempo él
buscar en nuestros grandes teólogos y canonistas del
iba á
siglo XVI,
en Suárez,
en Domingo de Soto y en Melchor Cano, en Vázquez y el fundamento y la justificación de sus teorías de Dere-
cho público; y
así,
cuando
bien en los ejemplos de
la
reforma constitucional, inspirada más
Constituyente francesa que en tradicio-
la
nes españolas, alarmaba y escandalizaba á muchos espíritus, sistía,
per-
él
con empeño quimérico cuanto se quiera, pero generoso
al
cabo, en aliar las nuevas doctrinas con la tradicional libertad caste-
y ponía toda su enorme erudición al servicio de la nueva cauno porque fuese la de Rousseau y Condorcet, sino porque él, en
llana, sa,
un extraño espejismo, había llegado á creer que sus conclusiones convenían con cierta doctrina implícita transmitida de
de Toledo
al
de León y
la tierra
había resistido á centralizador
las
Car-
especialmente en aquellas que ordenaban los buenos
tas municipales,
hombres de
los Concilios
de Coyanza, formulada luego en
al
la
con una especie de democracia instintiva que
romano y
invasión del Derecho
y absolutista
al
movimiento
del siglo xvi.
De esta tendencia de Martínez Marina podrá decirse cuanto se quiera,
y á
las rectificaciones
verdaderamente
científicas
mos que oponer, aunque pluguiera á Dios que son algunos, los que por
el
nada tendre-
fuesen muchos,
estudio directo de \os
en aptitud de rectificarle ó completarle. Pero sea cualquiera
el
de estas rectificaciones y enmiendas, y aun concediendo (de estamos
muy
como
documentos están
distantes) toda la razón á sus censores,
valor
lo
que
siempre habrá
que reconocer (y esta es la verdadera gloria de Martínez Marina) que hasta sus errores fueron fecundos, y que sin él no existiría la historia del
Pero
ni
Derecho español. Martínez Marina, encerrado en
Media, y compendiando voluntariamente
lo
los límites
que tan
de
la
Edad
á fondo sabía;
proponiéndose, en suma, hacer, más bien que un libro, un largo discurso preliminar á nuestra edición académica de ni
Sempere y Guarinos,
escritor
de juicio y
estilo
Las Partidas;
muy
vulgares.
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE FRANCISCO DE VITORIA pero inteligente y benemérito rebuscador de noticias varias,
que después de
233
ni otros
han venido, y que por ser contemporáneos no la posteridad dé á cada cual de ellos el ga-
él
citamos, esperando que
lardón debido, bastan hoy para satisfacer
curiosidad del estudioso,
la
jurisconsulto ó no, que va á buscar á una historia del Derecho algo
más que
resoluciones de casos prácticos,
y
más que argumen-
algo
tos en pro de una tesis política.
El Sr. Hinojosa, que no es abogado de profesión, y que de la vida ha abstenido cuerdamente siempre; el Sr. Hinojosa, que
política se
en
del
la historia
Derecho no ve otra cosa que
Derecho mismo,
el
más compleja manifestación de la vida nacional, y que por esto le ama y le estudia con amor puramente histórico,
es decir, la
sólo
desinteresado y retrospectivo, incompatible con cualquier otro
que no sea vacío,
santa caridad de
la
la
amor
patria, ha aspirado á llenar este
no con uno de esos indignos manuales que son
el
oprobio de
nuestra enseñanza universitaria, y que nos hacen aparecer á los ojos de los extranjeros cincuenta años más atrasados de lo que realmente
estamos, sino con un trabajo de primera mano, bebido en
mas
las
mis-
fuentes, sobrio
y sustancioso en la doctrina, tan libre de temeridades sistemáticas como de rutinarios apocamientos. Del valor de esta obra
de
la
tomada en conjunto habló dignamente Tardif, profesor
Escuela de Cartas de París, en un artículo publicado en
Noiivelle
Revue Historique de Droit Frangais
Marzo de l88o): «El plan de este
muy
claro; la exposición llena
tulos
acompaña una copiosa
recientes
de lucidez, y á
bibliografía
Étranger
el
la
(.Abril
y
muy
completo y cada uno de los capíes
que indica
los trabajos
más
y estimables sobre cada cuestión publicados en toda
Europa sabia
Abarca
libro, dice,
et
la
>.
único volumen impreso hasta ahora las instituciones
España primitiva, las de la España romana y visigóno completa esta última parte, puesto que debe empezar el segundo tomo con la definitiva redacción del Fuero Juzgo. La obra
jurídicas de la tica,
es
modelo de manuales, y su originalidad
teorías extravagantes, sino en agrupar
hechos averiguados, para que
mente, revelen todo
el
ellos
consiste,
no en aventurar
con destreza y método
los
mismos, apoyándose mutua-
sentido que en
sí
encierran,
y que estará
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
234
siempre velado para quien aisladamente
que
libro,
pañol de leyes,
Con
este
de todo estudiante es-
será penetrar en el estudio de los trabajos de
fácil
Mommsen, de Hübner, de la epigrafía jurídica
de
eminentes, no sé yo
si
superiores
los considere.
ojalá llegue á ser el vade-viecum
nuestro doctísimo Berlanga, á quien debe
Península servicios que, en fuerza de ser
la
han sido bastante agradecidos, quizá por ser
de nuestra cultura.
al nivel
Algo semejante puede decirse
del libro del Sr. Hinojosa;
eso yo, aunque con íntima tristeza, auguro
y por
autor que tarde ó
al
nunca llegará á hacerse popular en nuestras facultades de Derecho; lo cual
acelere
la
terminación de su obra; no para satisfacción de
que suelen
tas,
en
no debe ser obstáculo, sino antes bien estímulo, para que
de
la historia
de todos
ser,
las leyes,
los
los legis-
ciudadanos, los menos interesados
cuando no son vigentes y de aplicación
onerosa ó lucrativa, sino para instrucción de todos aquellos que
aman que
la historia
por
suele sacarse de
misma y no por la aplicación trivial y para quienes el Derecho viene á ser, no
la historia ella,
un conjunto árido é irracional de fórmulas curialescas, sino un magnífico
poema donde
ciencia el sentir
y
la
el
se refleja de igual
en
menos vigor y
las tablas
pie entre cielo
y
los
ilustres
de
la fortaleza la
el
y en
arte
la
que en
las estrofas
los
y traducida en las mármoles respiran-
que danzan con rítmico
Hinojosa es
Sr.
el dis-
monografía completa y llena de datos los
varón insigne por
que
eficacia
granados estudios del oir,
nuevos acerca de uno de
nos que por
en
tierra.
Ultimo fruto de
;
espíritu, concretada
animadas y en
curso que acabáis de
siglo XVI
modo que
pensar de los que nos transmitieron su sangre
más pura esencia de su
leyes con no tes,
y
el
pensadores más
ilustres
entendimiento y
la
de nuestro
doctrina no
de carácter; teólogo singular entre
los
me-
más
Orden de Santo Domingo ha producido; restaurador
la Escolástica,
en pleno Renacimiento, ó más bien padre y crea-
dor de una nueva ciencia teológica acomodada
al
gusto y á
las nece-
sidades de los tiempos nuevos; verdadero Sócrates de la Teología,
como
sus discípulos le apellidaron, acordándose no sólo de su espí-
y de la eficacia y virtud generadora de su palabra, que tanto contrastaba con su parquedad en escribir, sino más aún. ritu filosófico
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE FRANCISCO DE VITORIA
de
las
nuevas é inmediatas aplicaciones que realizó de
la
235 ciencia
divina que enseñaba, haciéndola descender de los cielos para tomar parte en las contiendas de
la tierra,
no de otro modo que
el hijo
de
Sofronisco convirtió en ciencia ética, en ciencia de los deberes y de los afectos
humanos,
los jónicos
y de
no
que se
es
que hasta entonces había sido en manos de
lo
los eleáticos, ciencia física
de rebajar en
trate aquí
lo
ó esgrima dialéctica.
más mínimo
especulación metafísica pura, desinteresada é
el
Y
valor de la
inútil, á la cual preci-
samente por esta noble condición de desinterés é inutilidad rendi-
mos de
más alto y contemplación
fervoroso culto, creyendo firmemente que no hay
generoso empleo del entendimiento humano, que la
verdad por
verdad misma:
la
ejercicio
la
verdaderamente divino,
en que se revela y manifiesta más que en ningún otro esfuerzo natural la participación
de
lumbre increada. Pero
la
así
como
es gra-
vísima aberración, indigna de un espíritu científico, tratar con des-
dén
las
llamadas sutilezas de filósofos y teólogos, no es yerro me-
nos grave, y en ciertas épocas ha sido funestísimo, práctica
la
de
la
especulación, y
de
los empíricos, á la rutina
nos el
y
falaz
de
los
Derecho y
No
lo
entendía
en esto consiste su gloria mayor y padre de una ciencia nueva
No
fué moralista
y
,
divorcio entre
la
arbitrariedad
los leguleyos, al instinto
hombres de acción, cosas tan
la Política.
el
dejar entregadas á
el
el
así
altas
más ó me-
como
la
Moral,
Francisco de Vitoria; y
que merezca ser apellidado
fecunda en portentosas aplicaciones.
jurisconsulto,
á pesar de ser teólogo, sino que
alcanzan á todas las grandes cuestiones sociales,
y
el
fundamento de
la
potestad eclesiástica y la
el
origen del poder
soberanía, los límites y relaciones entre la civil, los
derechos de
la
lo
que
fué precisamente por su teología, deduciendo de ella corolarios
paz y de
la
la guerrai
y la conquista. Era Vitoria discípulo de Santo Tomás y escolástico de
esclavitud, la colonización
pero
como
volas
que
ceptuar
al fin vivió
hostiles
al
con
en los
mismo Erasmo,
participó
ventud alcanzó en
la
ampliamente del
espíritu
de
Renacimiento trajo consigo; y degenerados nominalistas, que en su ju-
generosa y libre indagación que
en vez de parecerse á los
raza;
y en relaciones antes benégrandes humanistas de su tiempo, sin exel siglo xvi,
el
Universidad de París, y cuyas semblanzas du-
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
236 ran en
enérgica invectiva de Juan Luis Vives In Pseudo Dialéc-
la
sus libros de causis corruptarum artium, tuvo á mérito
ticos
y en
gala,
no sólo
el
dernos, cierta elegancia de exposición, y aun cierto
orato-
artificio
sobre todo en los proemios de sus Relectiones, exorna-
rio, visible
dos sobriamente con los recuerdos de
con
y
emplear cierto método y lucidez enteramente mo-
la
y aun
antigua sabiduría
que puso todo su empeño y maespesos muros que circundaban la pales-
las flores del arte clásico, sino
yor conato en romper
los
maestros á todo rumor de
tra escolástica, sordos sus
la vida, atra-
sados voluntariamente en dos siglos, y ociosamente ocupados en
de araña. Con Vitoria penetró á torrentes
tejer interminables telas la luz
en
y un óleo nuevo
estadio antes inaccesible,
el
raudales los miembros y
espíritu
el
de
los
toria data la
verdadera restauración de
España, y
importancia soberana que
él
la
las
De
los estudios teológicos
la
Vi-
en
Teología, convertida por
en ciencia universal, que abarcaba desde
hasta
vigorizó á
nuevos púgiles.
los atributos divinos
últimas ramificaciones del derecho público y privado,
lle-
gó á ejercer en nuestra vida nacional, haciendo de España un pueblo de teólogos. En su escuela se formaron los más grandes del si-
Domingo de
glo xvi: un discípulo suyo,
más célebre tratado De chor Cano, trazó, en
Soto, escribió
digno de Marco Tulio,
estilo
enciclopedia teológica, remontándose
al análisis
tades de conocer, y buscando en ellas
el
merced
ciplina, que,
científico
y
para toda la
que
él
primero y Mel-
el
plan de una
de nuestras facul-
organon para
la
á sus esfuerzos, alcanzó carácter
positivo antes
[la]
el
Justitia et Jure; otro discípulo suyo,
que ninguna otra
ciencia.
Un
nueva
dis-
plenamente abismo se-
teología española anterior á Francisco de Vitoria, de
enseñó y profesaba; y los maestros que después de él viniemás ó menos en cuanto se acercan ó se alejan de sus
ron, valen
Todo
ejemplos y de su doctrina.
el
asombroso florecimiento
teoló-
gico de nuestro siglo xvi, todo ese interminable catálogo de doctores egregios
que abruma
las
de Hurter, convirtiéndole contenido en germen en cia está
páginas del Nomenclátor Litlerarius,
casi
la
en una bibliografía española, estaba
doctrina del Sócrates alavés. Su influen-
en todas partes; y sin que neguemos á insignes Maestros de
otras órdenes el lauro
que de
justicia se les
debe como iniciadores ó
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE FRANCISCO DE VITORIA colaboradores en
el
renacimiento teológico; aunque pronunciemos
con respeto profundísimo
de
los
nombres de
Fr. Alfonso de Castro, timbres de la
tino Fr.
por un momento que
Seráfica; del
y
Agus-
Luis Vives, y de su carta
al
y Lainez; y aunque no olvidemos inicial de toda esta reforma de
impulso
el
los estudios eclesiásticos
•de
Fr. Luis de Carvajal
Orden
Lorenzo de Villavicencio; del Benedictino Fr. Alfonso de
Virués; de los Jesuítas Salmerón ni
237
partió
de
los
De
libros
de
Disciplinis,
algunos opúsculos de Erasmo, especialmente
Elector de Maguncia, oportunamente recordada por
nuestro compañero, siempre habrá que reconocer que
tenden-
las
cias erasmianas, por venir mezcladas de elementos sospechosos,
no
arraigaron ni fructificaron mucho, antes fueron miradas con cierta
prevención y hostilidad más ó menos violentas. teólogos españoles que acabamos de
citar,
Y en
cuanto á los
y cuyo ardiente
catoli-
cismo y pura ortodoxia son bien notorios, ninguno de ellos, á pesar de su mérito excepcional, logró extender su acción pedagógica á
un círculo tan amplio como
el
de Francisco de Vitoria, y nunca
graron en nuestras escuelas
ni
en
libro
De
las restantes
de
la
Cristiandad
De informando
Restituía Theologia, de Carvajal, ni el
dio theologico, de Villavicencio, aquel puesto verdaderan-
aquella reputación de obra magistral el
momento de
y
clásica,
las
¡deas
y
interpretados por un espíritu
el
stu-
e único;
que disfrutó desde
su aparición la obra inmortal de Melchor
sunto fidelísimo de
lo-
-
.no, tra-
método de Francisco de Vitoria, todavía más vasto, más genial, más del
y audaz que el suyo, y dotado además de un poder y una magnificencia de estilo didáctico que su maestro parece haber
inquisitivo
presentido y deseado más bien que poseído. Inéditos aún sus comentarios á fluencia
por
de Vitoria en
los libros
la
la
Suma de
los
la in-
más bien
de sus discípulos que por los suyos propios: hay que
buscarla, confesada ó no, en toda la pléyade
en
Santo Tomás,
teología dogmática se prueba
de teólogos dominicos,
dos Sotos, en Bartolomé de Medina, en Carranza, en Báñez,
en Fr. Pedro de Herrera; dignamente continuados dentro del glo XVII por los grandes atletas de las controversias de auxilüs,
si-
Fray
Diego Álvarez y Fr. Tomás de Lemos, y por el perspicuo, valiente y profundísimo comentador Fr. Juan de Santo Tomás, uno de los
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
238
más copiosos y seguros intérpretes de la doctrina del Ángel de Escuelas. Los cuadernos de Vitoria, sus lecturas, amorosamente
y piadosamente conservadas por
piadas
que pudieron
los
las
co-
oirle,
constituyeron una especie de fondo común, una doctrina tradicio-
de su Orden,
nal dentro
de
los
á
cuyo fondo
nuevos profesores, durante todo
fué
acumulándose
tiempo que
el
la
la
labor
teología es-
pañola conservó alientos de renovación y bríos de juventud y esfuerzo racional sacado de sus propias entrañas. Así pudo, durante
dos
siglos, la
logos á los
Orden de Predicadores exponer con
la terrible
competencia con
Maldonados y Fonsecas, con
orgullo sus teó-
Salmerones y Toledos, con Molinas y los Vázquez, con los
los
los
Suárez, Valencias y x\rriagas, con los Ripaldas y Montoyas; y
para gloria de nuestra ciencia quedó indecisa ble certamen, y no vía
pudo
hubo en
rigor ni vencedores ni vencidos, toda-
lo
nes Theologicae, que es en fecha la
muy buena casuistas,
patente
el
autor de las Relectiolos
grandes moralis-
Escuela produjo durante su edad de oro, puede reclamar parte,
y sobriedad de ra, los
que
primero de
el
el
dogmático, sino también en lo
positivo é histórico; á lo cual se añade
que
si
palma de tan no-
escuela de Francisco de Vitoria reivindicar
la
derecho de prioridad, no sólo en
tas
la
no en
juicio),
los extravíos (bien ajenos
pero
sí
de su templanza
en los aciertos de aquella legión de
ayer tan denigrados y cuya rehabilitación comienza aho-
cuales apuraron hasta los últimos ápices la disección de los
actos humanos, de sus ocultos móviles, de sus extremas consecuencias,
de
forme á
que
los accidentes las
leyes de
los modifican,
y de
su calificación con-
la ética cristiana.
Pero una cosa hay que confesar, aunque con dolor se confiese.
Por entibiamento de
desdén hacia
que conocer
la
la fe,
por ligereza de espíritu, por insensato
tradición nacional,
á fondo, el
que
es
mucho más
del siglo XVI, tan vivo, tan animado, tan pintoresco tico
fácil
negar
movimiento de nuestras escuelas teológicas
y hasta dramá-
en ocasiones, yace generalmente olvidado, y aun los mismos
que más suelen
traer en boca los
más alarde hacen de
nombres de nuestros doctores, y
seguirlos, suelen fijar
bien intencionada,
ción (curiosa
y
modos; pero
al fin
exclusivamente su aten-
y digna de agradecerse de todos
curiosidad de profano
y de
dilettante superficial)
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE FRANCISCO DE VITORIA ciertas aplicaciones particulares
en
una gota de agua en profesaron Santo
la
vasto océano de
el
Tomás y
sus
239
que, con valer mucho, parecen
más
en verdad que parece rara ironía de
la
ciencia de Dios, tal
ilustres
y
suerte el que dure
la
como
fieles discípulos.
Y
nommás de
bre de Francisco de Vitoria; no por haber dado tres siglos
el
vida gloriosa á una tradición que parecía completamente agotada;
no por haber reconciliado haberse remontado á
el
Renacimiento con de
la crítica
la
Teología; no por
las fuentes positivas
de demostra-
ción teológica; no por haber enterrado definitivamente las sutilezas
de
los nominalistas
sobre
la
tros teólogos
carse
y terministas ; no por su admirable doctrina
potestad del Papa y del Concilio, que fué bandera de nues-
en Trento; no por su doctrina
más bien que en en
tiones-,
el
difuso
las sobrias
política,
que suele bus-
nerviosas páginas de las Relec-
y
comentario que de
ellas hizo Fr.
Soto, libro ciertamente de gran valor, pero todavía de na,
conforme
scit
Sotum,
flictos
totum; no por lo que escribió de las relaciones y con-
entre la Iglesia
el cual,
y
el
Estado
,
adelantándose á Melchor Cano,
en su Parecer famoso, no dejó bastantes veces de sacar
cosas de quicio, cediendo la
fortu-
sabido latinajo de nuestras escuelas, qui
lo acredita el
scií
Domingo de mayor
al
calor de
la
las
polémica contemporánea y á
natural extremosidad é intemperancia de su carácter, que tanto
contrastaba con
la
plácida moderación científica de su maestro; no
por ninguna de estas cosas, digo, sino por una circunstancia que parece meramente fortuita; es, á saber, por rada erudición de Grocio, et pacis (que
en
la
el cual,
la
buena
en su famoso tratado
fe
y
la
hon-
De jure belli
con apariencias de meramente erudito fué un progreso
humano y contribuyó más que otro social, de mansedumbre y de tole-
vida moral del género
alguno á difundir ideas de piedad rancia, por todo lo cual
merece ser eternamente bendecido por
todos los aborrecedores del brutal prestigio de gala contar á Vitoria entre los
humanitaria, citando con verdadero Indis y
De jure
la fuerza),
más egregios precursores de
amor
las
tuvo á su obra
dos Relectiones
.,
De
belli.
Tal noticia, transmitida de Grocio á sus numerosos compendiadores é imitadores, despertó
la
atención de
la crítica
moderna en
cuanto se intentó formar una Historia del Derecho de gentes, y en-
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
240
tonces vióse á Mackintosh afirmar en
la
Revista de
Edimburgo
(l),
Derecho natural, del Derecho público y del Derecho internacional deben buscarse en la filosofía escolástica, _y
que
«los orígenes del
sobre todo en los filósojos españoles del siglo xvi, que estaban anima-
dos de un espíritu mucho más independiente que lásticos,
merced a
los
nuestras escuelas».
Y
progresos que añadía
paña, por haber sido en
el
el
los antiguos esco-
Renacimiento había traído á
el
célebre publicista escocés que Es-
siglo xvi la
primera potencia militar y
de Europa, y haber sostenido grandes ejércitos y guerras continuas, hubo de sentir antes que otro país alguno la necesidad política
de asentar sobre bases
sólidas el
fué la patria de Vitoria
y de
Derecho de
la
Baltasar de Ayala.
guerra, y por eso
Más
adelante escri-
bió Mackintosh su célebre Historia de los progresos de la Etica {Pro-
como
gress of ethical pkilosopky), y
á él no le detuvo ni podía dete-
nerle la mala vergüenza que solemos sentir los españoles para elo-
giar nuestras cosas, «la
rar
no
se hartó de llamar a la
España
del siglo xvi
más poderosa y magnífica de las naciones europeas>, y decladignos de memoria eterna á Francisco de Vitoria, «por haber
expuesto
el
primero
las
doctrinas de
escuela en
la
la
lengua del siglo
de León X», y á Domingo de Soto, por haber sentado el gran principio de que «el Derecho de gentes es el mismo para todos los humanos, ut reor,
sin distinción
de cristianos é
est Ínter christianos et infideles,
gentibiis aequale est; principio
que
infieles»:
ñeque discrepantia,
quoniam jas gentium cunctis
sirvió á
Domingo de Soto para
de negros, y había servido á Francisco de Vitoria y á Fr. Bartolomé de las Casas para condenar la esclavitud de los indios. «Apenas acierta un hombre de nuestros tiempos, añade
condenar
la trata
Mackintosh, á tributar todos los elogios que merecen estos excelentes religiosos,
que defendieron
habían visto, contra
las
los
derechos de hombres que jamás
preocupaciones de su Orden,
el
supuesto
interés de la religión, la ambición de su gobierno, la avaricia
orgullo de sus compatriotas
y
las
y
el
opiniones dominantes en su
tiempo.»
Siguiendo
(i)
las huellas
Septiembre de 1816,
de Mackintosh, Wheaton,
vol.
xxn.
el
historiador
1
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE FRANCISCO DE VITORIA norteamericano de
los
en América, extractó cuidadosamente en
y 6/ de no
Vitoria,
sin advertir
dujeron en
y
el
tratado
De
previamente que
el siglo
xvi
24
progresos del Derecho de gentes en Europa
pire «las
1846
belli,
las Relectiones
y
5."
de Baltasar de Ayala,
Universidades españolas pro-
una multitud de escritores notables que culla moral que enseña las leyes de la jus-
tivaron aquella parte de ticia ».
Y [tras
de Wheaton vinieron á repetir algo idéntico Rivier y
Nys, y todos los autores de monografías sobre el Derecho de gentes, y últimamente coronó este concierto de elogios en tan solemne
como la del centenario de Alberico Gentili (1876), el profePadua A. de Giorgi, saludando á Francisco de Vitoria, no
ocasión sor de
sólo
como
inspirador y precursor de Gentili, sino
padre de la
ciencia del
como verdadero
Derecho internacional.
He
llEnillDU T
PbUTO.— £«jayoj
di critica filosófica.
dicho.
IV
APUNTAMIENTOS
BIOGRÁFICOS Y BIBLIOGRÁFICOS DE
PEDRO DE VALENCIA(*)
Publicados en
(*)
ros 9 y nota:
10; págs.
la Revista histórica latina
de Barcelona (año 1875, núme-
247 á 254, y 302 á 305). El primer artículo lleva
cForma parte
este artículo
de
la
Biblioteca de Traductores
la
siguiente
que tiene en
preparación nuestro amigo y colaboradoi D. Marcelino Menéndez y Pelayo.. (A. B.)
En
el
año de
Sevilla Arias
1
598, á los setenta
Montano,
sabio humanista,
el
gran
el
y uno de
filósofo, el
su edad, espiraba en
eminente escriturario,
el
dulcísimo poeta, colosal figura en aquel siglo
de gigantes, que vio morir á Erasmo y á Luis Vives. Fatigado en vida por
la
envidia
y
las
persecuciones, envuelto en dilatados pro-
cesos, acusado ora ante la Corte
Inquisición
de Roma, ora en
Suprema, por émulos como
el
Tribunal de
el
la
maestro León de Castro,
mejor helenista que hebraizante, ciego y descaminado perseguidor los varones más ilustres de su tiempo, consiguió, por fin, Arias
de
Montano poner
á salvo
de
Amberes. Pero, muerto
ataques
tales
él,
la
contrastada Polyglota de
volvieron á levantarse sus enemigos,
el brillo de su nombre y dar al traste con la monumento imperecedero de su gloria. A dicha, vino
intentando obscurecer Biblia Regia,
á defenderla de tan enconada persecución un discípulo de Arias
Montano, educado por el
él
en
las letras
hebreas y en
Brócense. Retirado primero con su maestro en
cena,
las griegas
la
por
peña de Ara-
más tarde en un lugar de Estremadura, pasó Pedro de Vamás floridos años de su edad entregado á la soledad, al
lencia los
estudio
y
á la contemplación de la Naturaleza.
grandes modelos de gico
y
conciso,
la
Amamantado en
los
antigüedad, era su estilo vivo, rápido, enér-
más bien que periódico y cadencioso, en
la
lengua
latina,
un tanto incorrecto y desaliñado en
común
á casi todos los humanistas de su tiempo, acostumbrados á
la castellana,
pensar y á escribir en una lengua estraña. Despreciador de tación
y
los
irresistible
vanos adornos, su
estilo llevaba
achaque
la
afec-
siempre una fuerza
de lógica. Su erudición era inmensa, había leído repetidas
veces casi todos los autores griegos y latinos, conocía poco menos
que de memoria
el
texto hebreo de la Biblia; entre los libros de su
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
246
tiempo, rarísimo era
el
á tales cualidades un
que no había pasado por sus manos. Reunía
amor
la
verdad y un aliento
los
males del reino, clamó
á
irresistible
generoso para proclamarla. Conocedor de
repetidas veces contra las pesadas imposiciones, pechos
que oprimían moneda;
la
pueblo; combatió la tasa del pan y
al
vio en la ociosidad el origen
escribió sobre el acrecentamiento
caída después de
mente que en
de
la
de
los
labor de
y
gabelas,
alteración de
la
males de España; la tierra,
tan de-
expulsión de los moriscos, y solicitó ahincada-
la
se adoptasen ciertas disposiciones de policía sanitaria
los lugares atacados
por
En un discurso
la peste.
dirigido al Car-
denal Arzobispo de Toledo, inquisidor general de España, clamó contra
la
absurda y bárbara preocupación, que conducía á
la
ho-
guera infinidad de pobres mujeres, acusadas de brujas y hechiceras.
Fué
el
azote de todas las supersticiones,
embaidores, descubrió piana y de
las
la
el
terror de los falsarios
impostura del pergamino de
la
torre
y
Tur-
láminas de plomo del Sacromonte de Granada, y á
haber vivido más tiempo, terrible contrario hubieran encontrado
en
él
Román de
nicones
Higuera y
la
y antigüedades
los
demás
forjadores
de
falsos
cro-
Defensor de los fueros de la
supuestas.
lengua castellana y del buen gusto
literario
en
la
poesía y en la
prosa, fué el primero en dar el grito de alarma contra las audaces
innovaciones de D. Luis de Góngora. Porque Pedro de Valencia era teólogo, escriturario, jurisperito
(l),
economista, historiador,
filó-
logo y hasta entendido en achaques de Medicina, pero era sobre
todo y más que todo
crítico. Crítico
en
filosofía, crítico
en antigiie-
dades, crítico en moral y en política, crítico en literatura, crítico
en todo. Adornado con
tales dotes, lanzóse á la
defensa de Arias
Montano, á quien respetuosamente llamaba , y opúsose á la impresión de la paráfrasis caldea del P. Andrés de León,
que altaneramente pretendía menoscabar tro.
Apoyado en
ñoles, discípulos ó
la
reputación de su maes-
esta lucha por casi todos los hebraizantes espa-
amigos de Arias Montano, obtuvo
completo y señalado, sacando
ilesa del
combate
el
la gloria
triunfo
más
de su señor,
cuyo nombre honró por cuantos medios estuvieron en su mano,
(i)
En
el original: «perisperito». (A. B.)
APUNTAMIENTOS DE" PEDRO DE VALENCIA
nombrándole con veneración en todas hermoso Por eso
epitafio latino,
nombre
al
del
que
sus
se esculpió sobre la losa
maestro
siempre unido
irá
247
obras y componiendo un
de su sepulcro.
el
de su piadoso
Fué Pedro de Valencia una verdadera autoridad
discípulo.
en su tiempo; sus obras, todavía no bien quilatadas por
literaria
la crítica
y
desconocidas en su mayor parte, proporcionan hartos motivos de
y admiración á hoy ¿quién
alabanza
lección, pero
la
posteridad. Útil sería recogerlas en co-
nombre? ¿quién conoce
se acuerda de su
sus escritos? Y, sin embargo, la única obra suya que se ha dado á la
estampa, su admirable tratado Académica sive de judicio erga verum,
ha corrido
tando
Europa, repetida en multitud de ediciones, desper-
la
admiración de los sabios franceses, ingleses y alemanes,
la
que han desesperado de
igualarla,
cuanto más de excederla.
España, nadie se acordaba del tratado José Olivet, colector de
la
edición de
Marco Tulio ad usutn Del-
phini, tuvo la suerte de haberle á las manos,
que era
el
mejor comentario á
más acabado resumen de
las
En
de su autor, hasta que
ni
y con admiración
vio
de Cicerón y el diversas doctrinas sostenidas por los los libros filosóficos
filósofos griegos sobre la cuestión capital
de
de nuestros conocimientos,
verdad. Pasmóse de que
el criterio
de
la
la Lógica,
estuviera tan desconocido, reprodújole íntegro
la
certeza
en su regia impre-
sión francesa de las obras del príncipe de la elocuencia,
y desde
entonces acompañó á casi todas las ediciones completas de Cicerón,
hechas en
el siglo
pasado.
En España, donde
tanto entusiasmo se
mismo siglo, por nuestras glorias filosóficas, reprodújose dos veces y ambas con notable esmero. Hoy, ¿cuántos despertó, á fines del
han leído
las
Academias de Pedro de Valencia, cuántos
las
conocen
siquiera de oídas?
Triste sería la contestación. El
como grafos
el
y
de tantos críticos
Exceptuamos,
sin
nombre de
otros, está olvidado
en su
este español insigne,
patria.
Nuestros biblió-
apenas hacen mención de su persona y obras.
embargo, á Nicolás Antonio, que en su copiosí-
sima Bibliotheca hispana-nova nos da bastantes noticias de tos
de Pedro de Valencia, pero
muy
los escri-
pocas respecto á su vida, sin
duda, porque en su tiempo era de todos conocida. Nosotros hemos tenido
la
suerte de hallar una biografía del sabio discípulo de Arias
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
24°
Montano,
muy
duda por persona
escrita sin
allegada á
él
y cono-
cedora de los sucesos de su vida. Existe entre los curiosísimos papeles que forman el códice R.
— 87
de
Biblioteca Nacional, pa-
la
peles que pertenecieron antes á D. Juan de Fonseca sumiller de cortina del
Rey
y Figueroa,
Felipe IV. Por encargo suyo y contes-
tando á un interrogatorio, se extendieron las siguientes noticias
Pedro de Valencia, desgraciadamente incompletas.
biográficas de
Comienzan en permanecido
página 135 del referido códice. Hasta hoy han
la
inéditas.
«Pedro de Valencia nació en Zafra (según otros, en Córdoba, de
una
familia oriunda
corrobora
la
de Zafra;
se llama siempre Zafrensis, lo cual
él
afirmación de su biógrafo), en
el
año de 1555, cerca
Melchor de Valencia y doña Vázquez; su padre fué de Córdoba y su madre de Segura de
del fin del año; fueron sus padres
Ana
León. Crióse en Zafra y aprendió
latinidad de
allí la
Antonio Már-
y allí, siendo de muy corta edad, Compañía y emprendió la Teología
quez. Volvióse su padre á Córdoba
oyó
las artes
en
el
colegio de
la
con grande admiración de su ingenio; sus padres, por no tener otro hijo,
no quisieron que pasase adelante con
estudiase Leyes,
y así no perdiendo nunca
porque desde
le enviarcjn la
póse desde sus primeros años en res,
y
ros,
cuyas
así era
muy conocido
librerías él
estos estudios,
y
así,
Teología, sino que
donde
las estudió,
afición é inclinación á las sagradas letras,
pidió algunas veces
allí
la
á Salamanca, en
la
entre los
le
dejasen oir Teología. Ocu-
lección de todos buenos auto-
demás
estudiantes,
y
los libre-
frecuentaba mucho, conocían su afición á
habiéndole venido á Cornelio Bonardo, entre
otros libros, los Poetas heroicos griegos., en un tomo, que imprimió
Henrico Estéfano agradó tanto del
el
año 1566,
libro,
le dijo
que se
que saliendo de
allí
lo comprase, y él se y encontrándose luego
con el maestro Francisco Sánchez (de
las
saber griego, por comprar aquel libro.
Compró también en
po
los Psaltnos,
mucho y
en verso
se aficionó á su autor.
no quiso
traerle
y
este tiem-
de Arias Montano y agradándole Estando en Salamanca murió su padre,
latino,
se volvió á Zafra su madre, la cual,
hijo,
Brozas), le dijo que quisiera
aunque no
le
quedaba otro
tenerle consigo, sino que prosiguiese sus es-
tudios hasta graduarse en Leyes,
como
lo hizo.
Vuelto á Zafra,
APUNTAMIENTOS DE PEDRO DE VALENCIA
como
muy
se hallaba con hacienda
radamente,
quiso ocuparse en abogacía
n¡
249
bastante para poder pasar honni divertirse
á pretensio-
nes, sino dióse á la lección de todos autores antiguos, latinos
y grieporque en ocasiones de importancia, por
gos, sin olvidar las leyes,
amistad ú otros respectos, daba su parecer, con grande erudición é ingenio. Salió la Biblia Regia,
Arias Montano y afición á
y
él,
por
la
que
noticia
las letras sagradas, pidió al
tenía
de
Dr. Sebastián
Pérez (Obispo que fué después de Osma), que estaba entonces en Lisboa, por medio de un amigo suyo, que se la comprase, y se
compró y
envió; pasando después de Lisboa á
Madrid
el
bastián Pérez, salieron á un pueblo cerca de Zafra á verle,
agradeciéndole
cuidado,
pidió le diese á conocer á Arias
le
y allí, Mon-
que era amigo suyo. Escribióle luego Arias Montano desde
tano, la
el
la
Dr. Se-
Peña
(de Aracena),
tano en
la
y
él
fué luego allá; introdújole Arias
lección de la Sagrada Escritura
y
enseñóle
la
Mon-
lengua
hebrea.»
Continúa esta noticia, contestando á
¿Cuántos hijos
y con quién ¿Qué
oficio le
«Ya de
preguntas:
se casó
trató? ¿Cuántos años vivió?
dieron y en qué
está dicho
que nació
87, por Octubre, de
y dos
las siguientes
y qué año, nombre y padres de su mujer? tuvo? ¿Cómo se llamaron? ¿Qué amigos tuvo de letras
¿De qué edad
años; su mujer,
le
el
¿Qué año vino á Madrid?
ocuparon mientras estuvo aquí?
año de 55
donde se
infiere
doña Inés de
del año, casó el
al fi"
que era entonces de
Ballesteros, hija
treinta
de Gonzalo Mo-
reno y doña Beatriz Vázquez, hermana de doña Ana Vázquez, madre de dicho Pedro de Valencia, y así eran primos hermanos y casaron con dispensación, la cual se trajo de Roma, por orden de Arias
Montano, y fué sino
sin causa
ninguna y
sin venir
cometida
que Su Santidad decía que por cuanto fulano y
hermanos, se quieren
casar,
Su Santidad
lo tenía
al
ordinario,
fulana,
primos
por bien y quería
que se casasen y dispensaba con ellos, de manera que llevándola por buen respeto á D. Diego Gómez de Lamadrid, que era Obispo de Badajoz entonces, se espantó y dijo que nada, que ya todo venía hecho de los cuatro
varones y una hembra:
drático de
Leyes de
la
él
no tenía de hacer
Roma. Tuvo y dejó cinco el
hijos,
Dr. Melchor de Valencia, cate-
Universidad de Salamanca; doña Beatriz de
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
250
Valencia, Benito Frías de Valencia, graduado en Cánones y Leyes,
D. Juan de Valencia, gentilhombre del excelentísimo señor duque
de Feria; Pedro de Valencia, estudiante de Cánones y Leyes. El amigo fué el Dr. Benito Arias Montano, como ya hemos
principal
más
dicho. El
antiguo,
y cuya amistad siempre
se continuó desde
estudiantes en Salamanca, fué el licenciado Fernando Machado, oidor
de presente en Indias, en Chile, persona de muchas
y como
á tal le
ha cometido
y ahora ha venido
tancia
la Cancillería
el
Lima
á
la
y
virtud,
á visitar algunos del Consejo
de aquel reino. Tuvo
muy
y de
grande amistad con
el
de Prado, del Consejo, y después de
licenciado Alonso Ramírez
muerto
letras
Consejo negocios de grande impor-
continuó con su hijo D. Lorenzo Ramírez de Prado,
á quien había sacado de
pila.
Con
el
licenciado Francisco
Machado,
doctísimo teólogo, y Juan Alonso Machado,
muy
mano
licenciado Pedro Bení-
del dicho
Fernando Machado; con
el
docto
jesuíta, her-
Marchena, gobernador del estado de Feria, y con los licenciados Hernán Rodríguez de Mesa, Diego Duran y Tomás Núñez Mal-
tez
donado, todos clérigos y doctos en su profesión de cánones y leyes. Con éstos solía comunicar, y á las tardes, después de haber estudiado, salíanse á pasear por el campo y con el licenciado Juan Moreno Ramírez, su cuñado, que estuvo en casa y compañía de Arias Montano nueve años, hasta el de 1598, que fué en el que
murió
el
Dr. Arias Montano, á 6 de Julio, teólogo
estudio de
Sagrada Escritura, y sabe
y que
trata del
y así como si fuesen hermanos, habitaron juntos en una casa, y en suma hermandad y amistad con el trato se comunicaban de ordinario sus estudios. Tuvo otros muchos amigos que le veneraron grandemente: el
la
lenguas antiguas,
maestro Juan Alonso Curiel, Catedrático de Escritura en Sa-
lamanca;
el P.
F. José de Sigüenza, de la
que murió prior del
el
Orden de San Jerónimo,
Escorial; el Dr. Terrones, predicador
Majestad, Obispo de León; grón;
las
el
Arcediano de
Dr. Sirrón de Tovar
y
el
Sevilla,
Padre Francisco Sánchez de
Oropesa, insignes médicos, los cuales, y otros,
mente y por
la
ron en
se
admiraban de
lo
de Su
Luciano de Ne-
mucho que
le
estimaban grande-
sabía de aquella facultad
lección que tenía de todos los autores griegos que escribieella.
Los maestros Fr. Gregorio de Pedrosa, Fr. Hortensio
APUNTAMIENTOS DE PEDRO DE VALENCIA
25!
Ma-
Félix Paravicino, Fr. Francisco de Jesús, predicadores de Su jestad;
De
Juan Bautista Lavaña.
los príncipes, el
Cardenal de To-
y Rojas, el Duque de Conde de Lemos, D. Juan de Idiaquez,
ledo D. Bernardo de Sandoval
Feria,
destable, el
el
Velada,
etc., etc.
Vivió sesenta y cuatro años, con
el
Con-
Marqués de
muy buena
salud,
hasta un año antes de morir, que fué enflaqueciendo
y melancolizando de manera que pasaba con desconsuelo y desaliento, que fué creciendo hasta que murió (en el año 1619).» Hasta aquí
llega la
anónima
biografía de
Pedro de Valencia,
fal-
como se ve, la relación de los últimos años de su vida. No obstante, podemos llenar este vacío con las noticias que nos da Nitando,
colás Antonio.
Según
refiere este
eminente
bibliógrafo, Felipe III
llamó á su corte á Pedro de Valencia, dándole
el
cargo de cronista
suyo, sin otro objeto que tenerle á su lado. El autor de
Hispana pone
su muerte en el año 1620.
cípulo de Arias de
pasando después
al
Los
la
Bibliotheca
escritos del sabio dis-
Montano quedaron en poder de su
hijo
Melchor,
de su hermano Juan, gentilhombre del duque
de Feria y autor de la comedia Nineusis seu de divite epidone. tiempo de Nicolás Antonio, conservaba una gran parte de los
En
papeles de Pedro de Valencia
el
Marqués de Agrópoli y después
de Mondéjar, D. Gaspar Ibáñez de Segovia, tan conocido por sus obras históricas y cronológicas.
Tranquilo y respetado por su virtud y sus Valencia los últimos años de su vida, sin que tos ni persecuciones sus ideas políticas
expuestas en varios escritos presentados
pugnación de
me
las brujas
y de
contra los falsarios de
la
letras, le
pasó Pedro de
acarreasen disgus-
y económicas, audazmente al
Rey,
los duendes, ni su
ni su atrevida
im-
desenfadado infor-
Alcazaba de Granada. Fué respetada
siempre su autoridad como sabio; mantúvose en su mano vigorosa el
cetro que había
dencia de fué rápida
empuñado Arias Montano. Muerto
la crítica histórica
y patente.
quien conociese
la
A
y del estudio de
fines del siglo xvii
y recordemos
el
la
deca-
la vista
de tiempo tan
nuestra edad de oro, ilustra-
da por tantos y tan egregios varones, entre ocupar
él,
lenguas orientales
apenas había en España
lengua hebrea. Apartemos
infausto para las letras
las
los cuales
no merece
lugar postrero Pedro de Valencia. Bien conoció
el abis-
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
252
mo
en donde iba á precipitarse nuestra
mal gusto
en
literario
apenas vio que
el
la
patria;
por eso combatía el
persona del más grande de sus apóstoles,
príncipe de
la luz
se convertía en príncipe de las
tinieblas.
Las obras de Pedro de Valencia en su mayor parte permanecen inéditas; algunas se
han perdido;
muy
pocas han logrado los hono-
impresión en diversos tiempos; unas están en
res
de
en
castellano;
la
muchas
que hemos podido
latín,
otras
Las
originales, algunas traducidas del griego.
ver,
y algunas más de que tenemos
son
noticia,
las siguientes:
Manuscritos existentes en
Aa, 216: Obras
la Biblioteca
varias, copia
hecha en
Nacional. el siglo
Carta á Fr. Diego Mardones, confesor del Zafra, 25
pasado.
Rey
nuestro Señor.
de Enero de 1606. Sirve de dedicatoria
al
tratado
si-
guiente:
«Acerca de
los
moriscos de España.
Tratado de Pedro de Valencia.» Al
fin
de este tratado se lee
nota siguiente: Está sacado y trasladado este tratado de
la
la
copia del él,
en
Avila, á 3 de Diciembre de 1613. Pág. 162: Discurso de P. de
V.
y firmado de Pedro de Valencia, autor de
original, escrito
sobre
el
precio del trigo,
al
Rey N.
S.
En
Zafra, 25
de Julio de 1605.
Pág. 239: Discurso de Pedro de Valencia acerca de
la
moneda de
vellón.
Pág. 275: Respuesta á algunas réplicas qué se han hecho contra el
discurso del precio del pan, para el reverendísimo confesor
de
S. M., el P.
M. Diego de Mardones. En
Avila, á 3I de
Diciem-
bre de 161 3. Pedro de Valencia.
La copia Códice Aa,
está 52:
hecha en Madrid, á
l.°
de Noviembre de 1777-
Papeles varios. Contiene de nuestro autor:
«Discurso de Pedro de Valencia acerca de los cuentos de jas
y cosas tocantes
á magia, dirigido al limo.
Sr.
las
bru-
D. Bernardo
de Sandoval y Rojas, Cardenal-Arzobispo de Toledo, Inquisidor general de España. > En él se inserta un largo trozo de las Bacantes, de Eurípides, traducido en verso castellano.
En
la
pág. 276 se lee: «Este papel no se
tenderse bien
el
de donde se sacaba».
pudo acabar por no en-
APUNTAMIENTOS DE PEDRO DE VALENCIA
Al
253
principio tiene este códice unas hojas con trazas de original,
que contienen parte
del discurso referido; otro papel contra la ocio-
firmado por Pedro de Valencia, en Madrid, 6 de Enero
sidad,
de 1608 años; otro que virtudes
(la
sión de querer Arias
más contiene una libro
de
se titulaba: «Descripción
prudencia)» y otro, «descripción de
las
primera de
las leyes del
dedicatoria á la Reina
De
intitulado:
Montano comentar
la
la justicia
Doña
las
en oca^
Reino». Ade-
un
Margarita, de
enfermedades de niños, y una descripción ó
Pintura de las virtudes.
En
el
índice se dice existir en
tos sobre la labor de la tierra-,
el
mismo códice unos Apuntamien-
pero nosotros no hemos podido enconhojas que los contenían,
trarlos.
Quizá hayan sido arrancadas
bien
códice no presenta señales de mutilación alguna.
el
las
si
Del discurso acerca de las brujas poseía copia Nicolás Antonio; otra tuvimos ocasión de examinar en poder de un librero en Barcelona,
y
culares.
otras
muchas
se conservan en bibliotecas públicas
Dio ocasión á
éste escrito el
ño, celebrado en 1610.
famoso auto de
bían sido condenadas por
el
y
al
personas
tres
y reflexionando que en
como de
asunto de los brujos había tanto de necedad pidió licencia
parti-
con lástima que ha-
Santo Oficio cincuenta y
bastante imbéciles para confesarse hechiceras,
ría,
y
de Logro-
Con escándalo y horror leyó Pedro de Va-
lencia la relación de aquel suceso: vio con ira
el
fe
bellaque-
inquisidor general para exponer su sentir en la
materia. Regía entonces
el
Consejo de
la
Suprema D. Bernardo de
Sandoval y Rojas, Cardenal Arzobispo de Toledo; nombre caro á las letras españolas por la protección que dispensó á Cervantes. El sabio
y piadoso prelado, honra de la Iglesia española de su Pedro de Valencia la merced que solicitaba,
sólo otorgó á le
mandó extender por
siglo,
sino
no
que
escrito su dictamen. Manifestó el discípulo
de Arias Montano que no juzgaba conveniente
la
publicación de los
procesos y sentencias inquisitoriales por honor del mismo Tribunal,
y
para evitar
cían.
el
escándalo y mal ejemplo que en
Bosqueja con erudición copiosísima
ticiones
en
los
afirma, [que]
posibles
á
el
la
multitud produ-
origen de tales supers-
pueblos del Oriente, y más tarde en Grecia y Roma;
aunque
ciertos prodigios
los ángeles caídos, es lícito,
y
transformaciones no son im-
prudente y debido examinar cada
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
254
caso en particular, debiéndose presumir siempre que ka sido por vía natural,
á
humana y
ordinaria, no habiendo forzosa necesidad de acudir
tnilagro que altere el curso natural y
ungüento de que usan
y
cerlos
están en su juicio, ó
han salido de opina que se
él.
les
si,
porque el
se debe
examinar
las brujas)
antes que
primero
lo
si los reos
por demoniacos, melancólicos ó desesperados,
Parécenle
los
brujos
más mentecatos que herejes, y mas no con infamias
debe curar con azotes y palos,
ni sambenitos. Puede ser, añade, que
y
las cosas,
exaltar su imaginación hasta el grado de contar sus sueños
como realidades. Opina que
jos
común de
que se tienen por hechiceros puede adorme-
los
y
lo cierto.
el
pacto sea entre
que estén de acuerdo en confesar
En
ellos (los
bru-
tales disparates
su opinión, los tales hechiceros no son otra
cosa que gentes de mal
vivir,
que buscaban
soledad
la
y
el
misterio
para ocultar sus maleficios. Concluye rogando que se examinen las causas despacio y que se trate con blandura á los reos, en lugar
de exasperarlos para que confiesen desatinos y necedades. Nunca se ha impreso este tratado,
y ciertamente que
lo
con gran despreocupación y libertad de ánimo, era tivo
que entonces podía oponerse á
merecía. Escrito el
mejor correc-
las Disquisiciones
mágicas, del
y otros libros ejusdem fúrfuris, que han costado humanidad que todas [las] invasiones de los bár-
P. Martín del Río,
más sangre
á la
baros.
Dd,
30: Contiene
de nuestro autor:
«Advertencias para declaración de una gran parte de apostólica en los actos cia,
varón doctísimo y en todo género de letras
ne 95
folios,
y siguen de
Quedan en blanco Esta era
la
la
Historia
y Epístola ad Calatas, por Pedro de Valenla
los folios
misma desde
muy eminente.»
letra cuatro
el
98
al
epigramas
Tie-
latinos.
138.
obra predilecta del autor, según se deduce de sus
cartas.
A, 80: Tiene 829
folios.
«Observaciones sobre
En
la
folio.
Sagrada Escritura, del
P.
Andrés de
León».
A,
la
Si: Tiene 581 folios.
En
folio.
«Advertencias de Pedro de Valencia y Juan Ramírez acerca de impresión de la paráfrasis caldaica del P. Andrés de León, de la
Orden de
los Clérigos
menores. >
APUNTAMIENTOS DE PEDRO DE VALENCIA
255
Pág. 59: Respuesta del licenciado Juan Moreno Ramírez á jeciones que
el
Andrés de León ha puesto á
P.
los
ob-
las
censores que re-
probaron su obra. Pág. 68: Respuesta á las objeciones hechas á
la
censura del
maestro Alonso Sánchez. Pág. y y. Respuesta á
las
objeciones hechas á
ídem á
tro Francisco de Espinosa.
las
la
censura del maes-
objeciones hechas á
la
cen-
sura del Dr. Gante. Pág. 80: Respuesta del licenciado Juan
censuras que aprobaron
Contiene
el
la
Ms.
Hay muchas
y no pocas de Pedro de citados
á las
códice una multitud de documentos originales relati-
vos á tan ruidoso negocio. mírez,
Moreno Ramírez
obra del P. Andrés de León.
contestaciones de Juan Ra-
Valencia.
por Nicolás Antonio, como
existentes en la Biblioteca
Marqués de Mondéjar.
del
Paulum V. Pont. Max.
«Dissertatio ad
clessia constituatur.» Existe
en
ut festum Sti. Pauli in Ec-
la Biblioteca
Nacional, códice B,
129, página 155-
«Censura sobre
los
comentarios de Jerónimo de Prado y Juan
Bautista Villalpando sobre Ezequiel.»
«Expositio primi capitis Céneseos.» la
Con
este título se conserva en
Biblioteca Nacional un tratadito contenido en un códice marcado
con
la
colás
signatura A, 165, pág. 184. Quizá sea
Antonio con
el título
el
que menciona Ni-
de
«Respuesta á Arias Montano sobre unos lugares del Génesis.» «Discurso sobre
el
acrecentamiento de
dice existir en la B. N., cód. O, 52, pero
la
labor de
la tierra.»
yo no he podido
«Discurso sobre instruir á un grande de España en
la
Se
hallarle.
materia de
estado.»
«Discurso sobre que deben comunicar los pobres á los ricos los datos de
la
doctrina y entendimiento.»
«Discurso contra
Yago
el
Cardenal Baronio, sobre
la
venida de Sant-
á España.»
«Discurso á S. M. para que no cargue tanto á los reinos con imposiciones.»
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
256
«Discurso para
el
gobierno público de los lugares de España en
donde hay peste.» «Discurso sobre materias de guerra y estado, compuesto palabras
de
de Demóstenes, juntas y traducidas del
sentencias
y
Griego.»
«Defensa de
memoria de Arias Montano.»
la
«Respuesta á los argumentos que se oponen acerca de gio de
la
al
parecer del autor
admisión de colegiales naturales y forasteros del cole-
San Bernardo de Oropesa.»
«Juicio sobre las Soledades
Después hablaremos de
y
el
Polifemo de D. Luis de Góngora.»
este tratado.
Colección de cartas:
Al Dr. Francisco Sánchez de Oropesa, sobre
la
interpretación de
unos lugares de Hipócrates.
Al Dr. Terrones, en alabanza de Arias Montano. Sobre
la
im-
presión de sus obras.
A D. la
Pedro García de Galarza, sobre una voz griega que
se lee
en
oración dominical. Galarza era entonces Obispo de Coria.
A Fr. Joseph de Sigüenza,
sobre un lugar del cap. 53 de
Isaías.
Otra carta miscelánea.
Al Mtro.
Fr. Martín de Peraza, catedrático de Escritura en Sa-
lamanca.
A D. Pedro González de Acevedo, Obispo de Plasencia, sobre unos lugares de San Juan Crisóstomo
Philippenses:
«Non rapinam
celebración de
la
y sobre un
de
Baruch: sobre
los el
San Pablo ad
Pascua.
Al Dr. Fernando Boan, Canónigo de cio crítico
lugar de
arbitratus est, etc.». Sobrejel día de la
Badajoz; en ella hace un jui-
Anales del Cardenal Baronio.
—Sobre un lugar de
cual escribió el Padre Martín de
Roa en
el libro 3.°
Singular, cap. ix et x.
Al Mtro.
Curiel.
Al Mtro. Francisco de Medina, Canónigo de
Sevilla,
cultad de^interpretar el Apocalipsis: dos cartas.
En
sobre
la difi-
alabanza de los
versos de D. Juan de Arguijo, poeta sevillano.
Al licenciado Montero, Cura de Monasterio, sobre que no son
profetisas.
las Sibilas
APUNTAMIENTOS DE PEDRO DE VALENCIA
A de
257
Miguel Ferrer, Secretario del Duque de Béjar, sobre
la
lección
la Historia.
Al
P. Luis
de Alcázar, cuatro cartas sobre
la interpretación del
Apocalipsis.
Al racionero Pablo de Céspedes, sobre etcétera, etc.
En
la
Syrios y los Ármeos,
los
Biblioteca Nacional se conservan algunas cartas,
dirigidas á persona desconocida,
que parece
ser el P. Sigüenza.
de estas cartas han sido incluidas por D. E. de Ochoa en de su Epistolario Español, que forma parte de
Dos
tomo
el
la Biblioteca
2."
de Riva-
deneyra.
Ms. que vio Vázquez
Siruela.
«Explicación de dos lugares de S. Pablo.»
«Observaciones sobre
la escritura,
dirigidas al Cardenal- Arzobispo
de Toledo D. Bernardo de Sandoval y Rojas.» Las cita D. Martín de Herce Jiménez en su libro titulado «Predicación de St. Yayo en España», y afirma qne se conservan en
«De la
la
Biblioteca del Escorial.
vita Christi», en lengua castellana. Dividido
en cuatro partes;
primera se titulaba «Preámbulos del Evangelio» y
la
cuarta «Fru-
tos del Evangelio». Poseía este manuscrito, según Nicolás Antonio, el
Arcediano Dormer, que
le atribuía,
no sabemos con qué funda-
mento, á Pedro de Valencia.
«Tratado del drigo
linaje
Méndez de
de
los Sepúlvedas.»
Silva en su
Desconocido. Le
«Memorial de
de este genealogista merece poquísima
los
fe,
cita
Ro-
Sepúlvedas». El dicho
puesto que á renglón
seguido añade que Pedro de Valencia fué cronista de Felipe IL
«Tratado del odio de cristiana.» Desconocido.
en una de sus cartas Ms. existente en
agregada á
la
los
al P. la
pueblos hebreo y gentil,
Le menciona
el
y de la paz mismo Pedro de Valencia
Sigüenza.
Biblioteca del
Marqués de
la
Romana, hoy
Nacional.
«Informe sobre
el
pergamino y láminas de Granada. Para
el ilus-
trísimo Sr. Cardenal Arzobispo de Toledo, D. Bernardo de Sandoval
y Rojas. Madrid, 26 de Noviembre de 1607.» Sobre este asunto véase la erudita «Historia de los falsos cronicones», escrita por el señor
Godoy Alcántara y premiada por la Academia de r Pelaio. — Ensayos de crítica filosojica.
Meskndez
la
Histo17
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
25? ria.
Pedro de Valencia, en su informe briosamente
ta los
graves daños que á
vención de
la Iglesia
falsas reliquias
y
escrito, manifies-
española había de acarrear
la in-
libros supuestos.
Obras traducidas: Ms. existente en que
cristiana,
es lo
la
Biblioteca Nacional, Códice E.
que todos
los discípulos
—
33. Lección
de Christo comúnmente
deben saber y cada uno por su parte guardar, coUgido y brevemente recopilado de la doctrina y reglas del Maestro, por el condiscípulo Benito Arias
Montano, para instrucción de
la
pequeña grey. Traducido
del latín. Porfiad á entrar por la puerta estrecha.
Después corrigió este
sustituyó:
y
título
«La lección Christiana ó
obligaciones
las
comunes y
particulares
de todos los discípulos de Christo, coligidos de los preceptos y reglas del maestro
de
la
y reducidas á un breve sumario para
pequeña grey, por
Porfiad á entrar por
la
el
puerta estrecha. Traducido del
Tampoco le gustó este título y volvió al levísima alteración.
la
Antepuso
instrucción
condiscípulo Benito Arias Montano.
las
latín.»
primero, haciendo sólo una
palabras «para instrucción de la pe-
queña grey» y pospuso «por el condiscípulo Benito Arias Montano». Prelación de Arias Montano, al christiano lector. Esta versión, escrita de puño y letra del mismo Pedro de Valencia, tiene
muchas correcciones marginales de su mano. El Dictatum
Christianum, de Arias Montano, se imprimió en Amberes, 7 de Octubre de
1
574 años. Siguen
cidas igualmente
al
las
aprobaciones de
la
edición latina, tradu-
castellano. Fué publicada esta versión
«Oración ó discurso de Dion Chrisóstomo que se
porMayáns. intitula peri
anachoretas, esto es, «el retiramiento», traducida del griego. Publi-
cado por Mayáns,
al fin
de sus Ensayos oratorios.^
«Christophori Plantini Epitaphium.»
«Petrus de Valentía lectoribus
|
Prefación á los Salmos de Arias
Montano.» «Borrador de carta que escribió
cuando fué proveído
fiscal
«Apología de Lysias sobre del griego.»
No
al
licenciado Alonso Ramírez,
de Hacienda.» la
muerte de Eratóstenes. Traducida
está completa.
«Copia de un capítulo de carta del duque mi señor.»
APUNTAMIENTOS DE PEDRO DE VALENCIA
259
«Ad
orationem doniinicam illam: Pater noster qui es in coeüs symbola.»
«De
la tristeza,
según Dios y según
hombres. Consideración
los
sobre un lugar de San Pablo.»
«Sobre
«De
autores de los libros sagrados y del tiempo en que se es-
Memorial sacado por
cribieron.» los
guerras deFlandes, de Jerónimo Franchi Conestaggio.»
las
los
«Relación de cia
mayor
la
parte de Sisto Senes y de
Anales del Cardenal César Baronio. la
traza de las virtudes,
hecha por Pedro de Valen-
y Juan Bautista Lavaña.»
«Ejemplos de príncipes, prelados y otros varones dejaron oficios
y dignidades y
«De hebraeorum choro expensa quedam
y gusto
La
vianijestación de
con que he sido recibido de esta ciudad,
ladamente de zm., me certifican iodos, con
que
et utilia.»
«Otro papel ó carta acéfala, que comienza: contento
ilustres
se retiraron.»
y
y más
seña-
aseguran de las voluntades de
que se acrecientan mis deseos
y
vengo á servir y aprovechar á esta corona,
las obligaciones con
que
etc., etc.»
Eruditísima carta de Pedro de Valencia á D. Luis de Góngora, fecha en Madrid. Junio de 1613. Es una censura del Polifemo
Soledades, escrita á ruegos del
mismo Góngora. Posee
el
y
las
original
don Aureliano Fernández Guerra. Carta á persona desconocida, ládese este papelean cuidado,
al
principio de
y si pudiere
la
cual se lee: Tras-
ser póngase el latín en letra
redonda; y adviértese que se haga párrafo aparte y distinción, donde está aquí en esta plana á la margen.
«Discurso sobre
texto: «Et posuerunt
el
corde suo dicentes: Quis, putas, puer mini erat
cum
«Discurso dirigido á
«Otro discurso á
«Oda la
sáfica
misma
la
rationis
que sea de nuestro
De
qui adierant in
Et enim manus do-
illo».
«Apuntes sobre algunos
«Humanae
omnes
iste erit:
la
edificios
reina
misma
y templos famosos.»
Doña
Margarita.»
reina.»
exempla
illustriora»
|
de diversa
en alabanza de Arias Montano. Epigrama
letra.
letra:
dudo
autor. al
mismo.»
.
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
26o
Las últimas hojas, en deplorable estado de conservación, contienen
una traducción
San Epifanio, sobre
del tratado griego de
las
doce
piedras del racional del sacerdote hebreo.
Por no desmembrar para este lugar
la
la
descripción de este códice, he reservado
enumeración de
los tratados originales
que com-
prende. R.
— 213.
Comienza
tamquam
«Refutantur
cuaderno con un opúsculo titulado
este
apochriphi aliqui reges antiqui Hispaniae a
Joanne Annio Viterbiensi introducti, quem quuti sunt, per
aliqui recentiores se-
M. fratrem Franciscum de Cabrera. Augustinianum.
Antiquarensem » «Theophrasti de igne liber singularis.» Al
355-
fin se lee: Zafra,
Junii 2, id est Pentecoste anni I59I-
Faltan desde
el folio
29
Faltan desde
el folio
370
Thucydidis Olori
filii
al
354. al
439, en que comienza:
Historia sui temporis liber primas.
Estas dos versionas parecen de puño y letra del
mismo Pedro de
Valencia.
Al
principio de este códice se lee: «Tiene
blas».
En
mas que á 358).
Acaba con un tratado de medicina en
54-
Le han
que contenía
como
tancia,
sido arrancados por
además de
restantes,
475
folios sin las ta-
estado desastroso en que hoy se encuentra, no tiene
el
la tabla.
latín (folios
354
violenta los 42 1 folios
Ni aun podemos saber los tratados
este precioso códice, lo indican los
mano
que debieron ser de grande impor-
mutilados restos que de
él
se conservan.
Afirma nuestro autor en una de sus cartas haber traducido del griego:
«8 homilías de San Macario»,
y haber corregido
varias interpretaciones latinas de diversos au-
tores.
Obras impresas.
Académica
|
opera
|
tibus,
si ve
Petri
|
de indicio erga verum Valentiae
|
Zafrensis in
|
ex
ipsis
primis fon-
extrema Baetica
. |
I
Antuerpiae
Moretum
|
|
1
ex officina Plantiniana 596.
|
apud viduam
et
Joannem
APUNTAMIENTOS DE PEDRO DE VALENCIA Está dedicada á
Don
261
García de Figueroa, Camarero de Felipe
III.
Zafra, 1596. Este precioso tratado tiene por objeto ilus-
Fecha en
que de
trar las mutiladas reliquias
«Académicos» de Cicerón
los
han llegado á nuestras manos. Discútese principalmente en ellos la certeza de nuestros conocimientos, ó sea el criterio de la verdad: judicium erga verum. Comienza Pedro de Valencia exponiendo teoría de Platón sobre te
el
juicio
de
la
la
verdad, seguida religiosamen-
por sus discípulos, Espeusipo y Jenócrates; bosqueja el trastorno las doctrinas platónicas por Arcesilao, fundador de
introducido en la
segunda Academia; coteja su sentir con
el
de Zenón; estudia
el
parecer de los escépticos ó pirrónicos; hace un bellísimo análisis de la
opinión estoica; habla de Carneades
y de
Nueva Academia;
la
indica las alteraciones introducidas por los sucesores de Carneades
en
la
doctrina de su maestro, y termina hablando de los cirenaicos
de
la
escuela epicúrea, no sin advertir de pasada el nacimiento de
la
escuela ecléctica representada en
es hallar
tanta
libro
el
alejandrino Potamón. Difícil
que en tan reducido número de páginas contenga
y tan sabrosa
La obra llevó
un
y
doctrina,
tomada siempre de
está materialmente erizada
de
las
mismas
citas griegas,
y á
fuentes.
tal
grado
Pedro de Valencia su escrupulosidad en este punto, que jamás
quiso valerse del testimonio de Sexto Empírico, sólo porque en su
tiempo no se había publicado aún
el
texto griego de este filósofo,
y
nuestro autor se fiaba poquísimo de los traductores latinos. Bosquejo
acabadísimo de una historia de
más á
en París
el
el
manifiesta bien claro se hubiera dedicado
prefacio á las obras de Cicerón, publicadas por
año 1746, escribe
ral de Córdoba., hombre los
si
este linaje de estudios.
José Olivet, en él
la filosofía,
que hubiera hecho Pedro de Valencia
lo
arcanos de
lo siguiente:
Pedro de
Valencia-,
natu-
muy docto y quizáel que mejor ha penetrado
la filosofía griega^ de tal suerte ilustró
separados escolios, sino con un extenso razonamiento,
en
no con breves y los
mutilados y
obscuros restos que de los «Académicos de Ciceróni> nos quedan, que
me parece
haberlos entendido él sólo. Esta obra rarísima y casi desco-
nocida se publicó en Amberes, el año i^gó.
Consecuente con este
juicio, insertó el tratado
lencia á continuación de los
de Pedro de Va-
«Académicos» y del «Lúculo».
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
202
La edición «ad usum Delphini» reprodújose en Ginebra, en Padua y en Amsterdam. En todas estas impresiones se añadieron los «Académicos» de nuestro
autor.
Mr. Durand, hombre erudito, se propuso dar á
completa de
obras filosóficas de Cicerón, en
las
añadiendo los mejores comentarios.
tomo
cluido en el leído en
15.°
de
la
En un
luz
latín
una colección
y en
francés,
artículo prospecto in-
Biblioteca Británica, dice: «Habiendo
un proyecto impreso en París un elogio notable de
demias de Pedro de Valencia, verdadero comentario de
las
las
Aca-
de Ci-
cerón, entré en grandes deseos de ver este libro; no habiéndole en-
contrado en Londres, acudi á
que
estaba,
y
allí
tuve
el
Biblioteca de Oxford,
la
donde sabía
placer de copiarle. Conocí que Olivet no
había sido bastante exacto en su edición, y con este auxiliar pude
comprender un
el espíritu del original».
Alpoco tiempo publicó Durand
libro titulado:
Acadéiniques de Cicerón avec
ge et des remarques ley et le
el
latin de Fédition de
commentaire philosophique de Valentie.
de la Société Royale.
En
le texte
noiivelles otiíre les conjecturesde
— A Londres, 1^40.
prefacio dice
editor, tratando
el
Par un
de
la
Cambrid-
Davies et de Bentdes metnbres
obscuridad de los
«Académicos»: «Esto era el cual
Lleva
lo
que tanto
he hallado el
título
la
me
mayor
hacía desear el libro de Valencia, en
parte de las ilustraciones que necesitaba.
de Academias de Pedro de Valencia, que se dice
«Zafrensis, in extrema Baetica»,
aunque Olivet
Nuestros diccionarios históricos no hablan de asegura ser jurisconsulto, y ves ocupaciones en
sobre
la
cribirle,
cosas
en
al fin del
el ejercicio
le
él.
hace de Córdoba.
En
su dedicatoria
comentario habla de sus gra-
de su profesión. Promete un tratado
moral de los Stoicos. ¡Lástima grande que no llegase á espues con su profundidad y claro
más
útiles,
que
las
los diálogos «definibus», hasta
ra que sea, el libro
cesario para
nos hubiera revelado
hoy tan obscuros! Mas, como
que nos ha dejado
comprender
á Cicerón
fragmentos. Parece inclinarse renta mantener en
estilo
luchas entre ambas Academias, sobre todo
el fiel la
al
es escelente
en
sí
quie-
mismo, ne-
y particularmente
estos dos
lado de los escépticos, aunque apa-
balanza.
Comienza
este tratado señalan-
APUNTAMIENTOS DE PEDRO DE VALENCIA
do un origen singular á
que llama
la filosofía,
la paz;
hace en seguida un gran elogio de
de
á los principios
allí
principalmente en á
de Platón y
el espíritu, sin
la
263
y de
hija del placer
doctrina socrática; pasa
al criterio
de
la
verdad, que
fija
excluir los sentidos. Llega por fin
gran disputa entre Zenón y Arcesilao, y examina, siguiendo á
la
mayor ambos combatientes. Las
sutilezas
tiempo, y éste es quizá
trozo
Cicerón, pero con
el
estensión
profijndidad, las armas de
y
Pórtico le ocupan
del
más acabado de su
mucho
De
libro.
aquí
pasa á Pirrón, á Antioco, á Crisipo, á Carneades, á Filón, tan poco conocido,
con un solo rasgo. Acaba por
los caracteriza á todos
y
Epicuro, cuyo verdadero sistema sobre
desenvuelve con
mucho más
la
misma
testimonio de los sentidos
un aspecto
favorable que Cicerón. Véase en general el contenido del
de Valencia, que
libro
el
habilidad, presentándole bajo
me
ha sido de no poco auxilio para dar á mi
traducción y á mis escolios cierto grado de claridad que acaso los libre del olvido.
En reconocimiento por
dar á los curiosos, he reimpreso rara
y digna
el
del asunto, acordándome
más
to de Plinio: «no hay cosa
libro
más digna de
falten autores
modo.» ¡He aquí cómo habla un
agra-
con una exactitud
muchas veces de aquel precep-
bella ni
un hombre honrado, que confesar ingenuamente de sus adelantos», aunque no
y para
qstos servicios,
mismo
modestia de
la
á quien es
deudor
que obren de diverso
sabio estranjero de nuestro Pedro
de Valencia!
Los redactores de
la
cuidadoso extracto de
un largo y Academias de Pedro de Valencia y una tomada de Nicolás Antonio. Manifiestan
Biblioteca Británica nos dieron
las
breve noticia de su vida,
esperanza de que algún día se publiquen en colección
las
obras de
varón tan eminente. Hasta ahora en esperanza se ha quedado. Trató de realizarla D. Francisco Cerda y Rico, incluyéndolas en su colección de opúsculos selectos y raros de españoles blicó
el
primer tomo en
1
ilustres.
78 1, pero desgraciadamente
continuó. El primer volumen contiene
las
la
Academias. Lleva
Pu-
obra no el título
siguiente:
«Clarorum hispanorum ilustrata
ca,
|
|
opuscula selecta et rariora
a Francisco Cerdano Rico
academiae historiae socio
|
et
|
Valentino
|
|
Collecta et
Regi a Bibliothe-
causarum patrono apud. Reg.
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
264
Consilium
Volumen
|
de Sancha
|
prius
]
Matriti,
in platea vulgo de la
hecha. Las Academias llenan desde
Reimprimióse además en
«M. Tulii
Ciceronis
la
1
78 1
|
apud Antonium
vieja.^ Edición
página 157 á
la
la
muy
bien
252.
siguiente colección:
Opera.
|
anno
aduana
Tomus duodecimus. Anno
1
797-*
I
Bellísima edición, tan buena ta
como
las
mejores extranjeras. Cons-
En la pág. 443 del Academias de Valencia, que llenan lo res-
de 14 tomos. Matriti ex typographia regia.
tomo
12.°
comienzan
las
tante del tomo.
«Lección cristiana de Arias Montano, traducida
al
español por
Pedro de Valencia.» Madrid, 1739, por Juan de Zúñiga. Reimpresa, más tarde, en Valencia. Cuidó de esta edición D. Gregorio Mayáns de quien son todos
los
documentos que acompañan á
«Ensayos oratorios de D. Gregorio Mayáns y la
la
Sisear.
obra.
Va
oración de Dion Crisóstomo «del retiramiento», traducida
ñol por Pedro de Valencia. Madrid,
1
Cerda y Rico poseía originales ó copias de
(i)
He
transcrito los dos artículos las citadas
al
espa-
739.» Reimpresa en Valencia. casi todos los escritos
de Pedro de Valencia, citados por Nicolás Antonio
encuentran en
añadida
(l).
de Menéndez y Pelayo,
tal
y
como
se
páginas de la Revista histórica latina. Ahora deben
consultarse además, acerca de Pedro de Valencia, á M. Serrano Sanz: Pedro de Valencia: estudio biográfico
tomo
III,
págs.
144-176,
y
critico,
en
190-312, 321-334
Bibliografía madrileña, parte
iii,
la
Revista de Archivos (1S99),
y 392-416, y á C. Pérez Pastor:
págs. 489-491. (A. B.)
V
RAIMUNDO LULIO PRÓLOGO DE LA EDICIÓN DEL
«
BL ANQU ER N A »
,
DE LULIO,
PUBLICADA EN MADRID, EN IS83,
POR LA BIBLIOTECA DE LA «REVISTA DE MADRID»
—
I.
Noticias del autor y de sus libros
Pasaron, á Dios gracias, los tiempos de inaudita ligereza cientí-
en que
fica
el
nombre
del iluminado Doctor sonaba
como nombre
de menosprecio, en que su Arte 7nagna era calificada de arte deceptoria,
máquina de pensar, jerga
ciencia de nombres, etc. ¡Cuánto
método de impostura,
cabalística,
daño hicieron Bacón y nuestro Pa-
dre Feijóo con sus magistrales sentencias sobre Lulio, cuyas obras declaraban enteramente vanas, sin haberlas leído! Es verdad que los lulianos,
como
nunca extinguidos en España, se defendieron bien; pero pasado gustaba más de decidir que de examinar, dio
el siglo
razón á Feijóo, y por lo que toca á España, sus escritos se convirtieron en oráculo. Hoy ha venido, por dicha, una reacción luliana, la
gracias á los doctos trabajos é investigaciones de Helfferich, Reselló,
Canalejas,
Weyler y Laviña, Luanco,
etc.,
no todos parciales 6
apologistas de Lulio, pero conformes en estudiarle por lo serio antes
de hablar de ó,
él (l).
Ya
no se tiene á
Ramón
Lull por un visionario,
á lo sumo, por inventor de nue\'as fórmulas lógicas, sino por pen(i)
Vid. Helfferich:
Raymond Lull und
die
Anfange der catalanischen Lite-
ratur (Berlín, 1858).— Reselló: Obras rimadas de Lull (Palma, 1859), y Biblioteca Luliana (inédita). — Canalejas: Las doctrinas del doctor iluminado R. Lulio
— Weyler y Laviña: Raymundo Lulio juz— Luanco: Raymundo Lulio considerado como
(Madrid, 1870), y otros opúsculos.
gado por
si
mismo (Palma, 1867)
alquimista (Barcelona, 1870). [Acerca de Lulio véanse
dez y Pelayo, incluido por
él
en
La
el
discurso de
Menén-
ciencia española (3.^ edición), la Historia
(2.^ edición, tomo iii, págs. 257-289) y el opúsculo de D. Antonio Rubio y Lluch: Ramón Lull (Barcelona, 191 1). Los dos primeros capítulos del presente estudio son reproducción de los dos primeros pá-
de los heterodoxos españoles
rrafos del capítulo v, libro
111
de
los Heterodoxos. (A. B.)]
—
—
—
268
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
sador profundo y original, que buscó
Lógica y
identificar la
mo
la unidad de la ciencia y quiso fundando una especie de realis-
la Metafísica,
racional; por verdadero enciclopedista; por observador sagaz
la naturaleza,
aunque sus
químicos sean
títulos
por egregio poeta y novelista, sin lanes de la forma didáctica
texto
y de
y modelo de lengua en
sigue venerándole
como
rival entre los cultivadores catala
simbólica, y, finalmente, por
á mártir de
la fe católica: la Iglesia
bado este culto inmemorial, y
se
antiguas acusaciones contra
ortodoxia luliana.
La vida de
de
ó dudosos;
suya nativa. El pueblo mallorquín
la
la
falsos
han desvanecido
ha apro-
casi del
todo
las
Lulio, el catálogo de sus libros ó la exposición de su
sistema sería materia, no de breves páginas, sino de muchos y abultados volúmenes, sobre los ya existentes, que por
una cumplida
La
y
biografía de Lulio es una novela: pocas ofrecen
peripecias (l). Nacido en
de 1235,
hijo
de uno de
Palma de Mallorca
los caballeros catalanes
Don Jaime
en
muy joven
en palacio, adonde
la
conquista de
mayor de
la le
llamaba
viana fué su juventud, pasada entre risas torpes amoríos. Ni del
Rey de
el alto
Mallorca, ni
el
Raimundo con
la
(otros la llaman Leonor),
el
más variedad 25 de Enero
que siguieron á
las Baleares,
lo ilustre
entró desde
de su cuna. Li-
y devaneos, cuando no en la corte
matrimonio que por orden del monarca al
buen camino. La tradición
piradora de muchos poetas) ha conservado res de
forman
solos
cargo de Senescal que tenía en
contrajo, fueron parte á traerle
el
(ins-
recuerdo de los amo-
hermosa genovesa Ambrosia del Castello en cuyo seguimiento penetró una vez á
Vid. entre otros biógrafos de Lull: Doct. Petri Bennazar almae sedis
(1)
Maioricartim
caitonici.
Breve ac compendiosum rescriptum, nativitaíem,
R. Lulli compleclens (Mallorca, 16S8). Rai. Pasqtial (Aviñón,
món
sí
biblioteca.
1
77S).
— Vindiciae
por D. Vicente Mut (todo
tir de Cristo
vitam...
D. Ani.
— Vida y hechos del admirable Doctor y mártir Ra-
Lull, por el Dr. Juan Seguí (Palma, 1606).
llorca,
Lullianae... Anctore
el libro III).—
Historia del reino de
Vida admirable del
ínclito
Mamár-
B. Raimundo Lulio, por Fr. Damián Cornejo (Madrid, 1686).
Disertaciones históricas del culto inmemorial de R. Lulio, por la Universidad luliana (1700).
Acta B. R. L. Maioricensis, por Juan B. Soler (1708).
ding: Anales, etc. [Cons. también á
Beat Ramón
— Wad-
Mossen Joan Avinyó: El terciar ifrancescá
Llull; Igualada, 1912. (A. B.)]
RAIMUNDO LULIO
269
caballo por la iglesia de Santa Eulalia, con escándalo los fieles
que
que
pudo
sólo
asistían á los la
dama
Divinos Oficios.
vanidad de
él la
hermosura mundana; abandonó su
la
tregóse á las
amores:
la
más duras
Religión y
añade
tradición
la
contenerlo mostrándole su seno devorado
por un cáncer. Entonces comprendió
y de
Y
y horror de
casa,
los deleites
mujer é
hijos;
en-
y sólo tuvo desde entonces dos Ciencia, que en su entendimiento venían á
penitencias,
la
En
hacerse una cosa misma.
el
Desconort, su
poema más
notable,
recuerda melancólicamente los extravíos de su juventud: Quant fui grans,
e
senii del
Comencey d far mal:
Oblidam
lo
Tres pensamientos
mon sa vanUat,
e enirey en peccat;
ver Deiis: seguení canmliiat, etc.
le
dominaron desde
el
tiempo de su conver-
sión: la cruzada á Tierra Santa, la predicación del Evangelio á ju-
díos
y musulmanes, un método y una
demostrar racionalmente
las
cer á los que viven fuera de
cuanto trabajó,
viajó
Para eso aprende
y
el
ella.
da á entender en
llorca,
en 1275,
la
la
Aquí
nueva que pudiese
Religión, para conven-
está la clave de su vida:
escribió se refiere á este objeto
árabe,
y
retraído en
su Arte universal, que tuvo de buena así lo
ciencia
verdades de
el
fe
el
supremo.
monte Randa, imagina
por inspiración divina, y Don Jaime II de Ma-
Desconort. Logra de
creación de un colegio de lenguas orientales en
Miramar, para que
los religiosos
Menores
allí
educados salgan á
convertir á los sarracenos: fundación que aprueba Juan
XXI
en
el
año primero de su pontificado. ¡Qué vida tal
á
como
la
la
él la
de Raimundo en Miramar y en Randa! Leyéndola
describe en su Blanqnerna, se cree uno transportado
Tebaida, y parece que tenemos á
la vista la
venerable figura de
algún padre del yermo. Pero Dios no había hecho á Raimundo para la
contemplación aislada y
solitaria:
era
hombre de acción y de
lucha, predicador, misionero, maestro, dotado de
persuasiva, que llevaba tras rigirse á
giosos de
mismo
Roma
III la
le
vemos
misión de tres
di-
reli-
y el permiso de ir á predicar él y emprende luego su peregrinación
á Tartaria,
á los musulmanes,
una elocuencia
muchedumbres. Así
para impetrar de Nicolás
San Francisco
la fe
sí las
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
270
por
Palestina, Egipto, Etiopía, Mauritania, etc. (l), dispu-
Siria,
tando en Bona con cincuenta doctores árabes, no sin exponerse á populacho, que
las iras del
según
bas,
Vuelto
él
mismo
escarneció, golpeó
le
Europa, dedícase en Montpelier á
á
Arte\ logra del Papa Honorio
IV
la
aprendiendo gramática y enseñando
IV para que llame
lás
tiró
de
las
bar-
enseñanza de su
la
creación de otra escuela de len-
guas orientales en Roma; permanece dos años en París,
y
dice.
la
Universidad de Nico-
insta á
filosofía;
á los pueblos cristianos á una cruzada; se
embarca para Túnez, donde á duras penas logra salvar
vida
la
entre los infieles, amotinados por sus predicaciones; acude á Boni-
con nuevos proyectos de cruzada, y en Chipre, en
facio VIII
Armenia, en Rodas, en Malta, predica y escribe, lengua ni á
la
Nuevos
la
viajes á Italia
oídos con desdén por
misión en
la
Rey de Aragón y por Clemente V; donde se
costa de África,
salva casi
negociaciones con písanos y genoveses,
35.000
florines
para ayudar á
la
guerra santa...
versidad de París
le
doctrina, verdadera
autoriza en
1
otra
de milagro en
que
(2).
apro\echó, y otra vez se frustraron sus planes.
le ofrecen
Nada de
En cambio,
esto le la
Uni-
309 para enseñar públicamente su
máquina de guerra contra
los averroístas,
que
dominaban.
En
131
1
se presenta
peticiones: fundación las
dar reposo á
y á Provenza; más proyectos de cruzadas,
el
Bugía;
allí
'sin
pluma.
Ordenes
Raimundo
al
Concilio de
Viena con varias
de colegios de lenguas semíticas; reducción de
militares á una sola; guerra santa, ó por lo
fensa y reparo á los cristianos de
menos de-
Armenia y Santos Lugares; pro-
y enseñanza de su arte en todas las UniverLa primera proposición le fué concedida: de las otras se
hibición del averroísmo sidades.
hizo poca cuenta.
Perdida por Lulio toda esperanza de que rosos de
la tierra,
aunque
el
Rey de
le
Sicilia,
ayudasen
Don
los
pode-
Fadrique, se le
mostraba propicio, y determinado á trabajar por su cuenta en (i)
Algunos tienen este primer
viaje
por fabuloso; pero
el Sr.
afirma. (2)
la
Roselló le
Algunos niegan este hecho, que realmente es poco probable.
RAIMUNDO LULIO
27
conversión de los mahometanos, se embarcó en Palma
Agosto de
1
3 14
con rumbo á Bugía, y
veses
1
I
4 de
corona del
la
Dos mercaderes geno-
recogieron espirante, y trasladaron su cuerpo á Mallorca,
le
donde
alcanzó
allí
martirio, siendo apedreado por los infieles.
el
fué recibido
con veneración religiosa por
los
jurados de
la
San Francisco
ciudad, y sepultado en la sacristía del convento de
de Asís.
La
fecha precisa de la muerte de
Raimundo
es
30 de Junio
el
de I315. El culto á la memoria del mártir comenzó
que en su sepulcro
se
obraban milagros, y
la
llorquines al doctor iluminado fué autorizada, rial,
por Clemente XIII y Pío VI.
tado
el
to,
y hace pocos años qu
culto, le
como
le
el
pronto: decíase
como
II
Sumo
los
ma-
inmemo-
culto
ha inten-
varias ocasiones se
proceso de canonización. Felipe
lograrla;
do su
En
muy
veneración de
puso grande empeño en
Pontífice Pío IX, ratifican-
concedió Misa y rezo propios, y los honores de Bea-
llamaron siempre los habitantes de Mallorca.
Este hombre extraordinario halló tiempo, á pesar de los devaneos
de su mocedad, y de
las
incesantes peregrinaciones
edad madura, para componer más de quinientos
y
fatigas
libros,
de su
algunos de
no pequeño volumen, cuáles poéticos, cuáles prosaicos, unos en latín,
otros en su materna lengua catalana. El hacer aquí catálogo de
inoportuno y superfluo: vea el curioso los que formaron Alonso de Proaza (reproducido en la Bibliotheca, de N. Antonio); ellos sería
el
doctor Dimas (manuscrito en
la
Biblioteca Nacional),
y
el
doctor
Arias de Loyola (manuscrito escurialense). Falta una edición completa; la
abraza
de ]\Iaguncia (1731 y siguientes), en diez tomos
ni la
mitad de los escritos lulianos.
Ha
folio,
no
de advertirse, sin em-
bargo, que algunos tratados suenan con dos ó tres rótulos diversos,
y que otros son meras repeticiones. Entre los libros que pertenecen al Arte 6 gunos de descuella (i)
los cuales el
Ars jnagna generalis
Raymundi
Lulli,
lógica luliana (de al-
hay colección impresa en Strasburgo, 1609) et
ultima
(l), ¡lustrada
Opera ea quae ad inventam ab
ipso
por
el
Ars
artem universalem,
scieniiarum, artiumque omnium... pertinent. Argeniinae, sumptibus Lazari Ztlz-
neri (i¡gg).
Con
los
comentarios de Cornelio Agripa y de Jordano Bruno.
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
272
demostrativas y expositi-
las diversas artes inventivas,
y por
brevis
vas. Igual objeto llevan el
De
ascensu
descensu intellectus,
et
bida generalis ad omnes scientias applicabilis, empezada en
Túnez
to de
el
15 de Setiembre de 1292 y, sobre todo, el
obra de
scientiae,
las
más extensas y
Tá-
puer-
Arbor
curiosas de Lulio, que usó en
forma didáctica simbólica, ilustrando con apólogos
ella la
la
el
el
árbol
ejempUfical.
Entre tatio
los opúsculos
de polémica
filosófica descuella la
místico, su
grande obra es
racional, el
De
sarracenos.
Numerosos tratados de
el
articulis fidei,
además de sus
De
Orden de
la caballería,
Estados y en
los
también en parte la
Como
la
el
teólogo
disputas con los
\-arias
lógica, retórica, metafísica, de-
enciclopedia luliana.
la
Libros de moral práctica, en forma novelesca, son del
como
Liber contemplationis;
y matemáticas completan
recho, medicina
el
Lamen-
duodecim principioriim philosophiae contra Averroistas.
el
Blanquerna y
imitados por D. Juan Manuel en
Del Caballero y
el
del Escudero. Novelesca es
forma del Llibre de maravelles, que contiene
única redacción española conocida del apólogo de Renart. Las
poesías de Lull, coleccionadas por
Roselló (que es de sentir
el Sr.
admitiese algunas, á todas luces apócrifas,
mia y
la
como
curioso de nuestros días), son: ya didácticas,
Vart general, cas,
las Cobles
de
alqui-
Conquista de Mallorca, forjada indudablemente por algún
como
el
la
Medicina del Peccat y
el
como
ü Aplicado de
Dictat de Ramón; ya
líri-
Plant de nostra dona Santa María, Lo cant de Ramón,
y dos canciones intercaladas en el Blanquerna; ya lírico-didácticas, como el hermoso poema del Desconort, y hasta cierto punto Els cent
Moms de Deu, donde
dad de
(i)
las
la
fórmulas lulianas
Debemos mencionar
efusión
lírica
está
ahogada por
la
seque-
(l).
algunas de
las
ediciones
más
asequibles de los
tratados antedichos. Buena parte de los filosóficos se hallará en la colección intitulada:
Beati Raymundi lutis
Domini
Lulli, doctoris illuminati et
MDCCXXI.
marfyris Operum... Anno sa-
Maguniiae, ex o/ficina typographica Mayeriana per
Joantiem Gregorium Hajfuer (con interesantes prolegómenos de Salzinger).
Diez tomos en
folio.
Nunca, ó rarísima vez, se hallará ejemplar íntegro.
B. Raymndi Lulli... Liber de ascensu
et
descensu iniellecius.
Valentiae im-
—
RAIMUNDO LULIO
Dos caracteres distinguen Otro interno: es popular dito:
como
dumbres de
de
de Lulio una
los escritos
cita;
infuso y revelado. Para herir el alma de las
todo
muche-
se vale el filósofo mallorquín del simbolismo., de los scke-
mas (como ahora ría,
y armónica. Prescinde de todo aparato eru-
apenas se encontrará en
aparece
275
uno externo y
á la doctrina luliana,
se dice) ó representaciones gráficas, de la alego-
narración novelesca
la
del ritmo: hasta metrifica las reglas
y
la lógica.
Construye Lulio su sistema sobre ciencia: toda ciencia particular, casillas
de su Arte, que es á
R. Lulio pasa sin cesar de
me
Pero no
de
oro
el
prestís
mundo de anno 1512
Cerda...,
ei
1744.
la
el
y de
la
y
reglas, ni
materia y
el del espíritu,
Hay una traducción
8.".
al
la
las
símbolo.
juego
de aquel
Árbol de la Ciencia engarza con
siste-
hilo
de
procediendo alterna-
nunc Palmae Alajoricarum anno 1744.
En
idea
la lógica luliana. ni del
los términos, definiciones, condiciones
prodigioso que en
en
atributo, entra
vez lógico y metafísico, porque á lo ideal
pertenece hablar aquí de
ma
lis
la
lo real
principio de unidad de
el
como todo
Ex
Michae-
typis
castellana del siglo
pasado
muchas obras de Lulio). La edición de Zetzner, ya mencionada, no contiene mas que el Ars brevis, el De (en
el
cual se reimprimieron y tradujeron
auditu Kabbalistico, Lamenlalio contra Averroistas, Lógica, Tractatus de conversione subjecti et p.raedicati.
De
venatione medii, Rhetorica,
Ars Magna y De
articulis fidei.
Árbol de la ciencia, del iluminado maestro Raimundo Lulio, nuevamente traducido y explicado por D. Alonso de Cepeda
y Andrada.
Bruselas, 1664. (Dio
ocasión á un notable opúsculo del judío Isaac Orobio de Castro contra los
Luüanos.)
B. Raymundi
Lulli...
Líber magnus contemplationis. (Palmae, 1746).
El Blanquerna se imprimió en Valencia (1521) por Juan Jotre, traducido al valenciano, es decir,
remozado en
el estilo,
por mossén Juan Bonlabii.
una traducción castellana: Blanquerna. maestro de los esíadus ca...
Con
tuvo á
de matrimonio, religión, prelacia, apostólico señorio
licencia.
la vista
Año
En
1749.
y vida
un antiguo manuscrito catalán. De otro semejante ha presen*
Blanquerna {Romanía, tomo
segundo de estos
nisches Thierepos von
MxsBHDKZ r PsLATO.
la
Z.a//
el
de
De
Biblioteca catalana de D. Mariano Aguiló.
libros véase el opúsculo
Ramón
Roñan
El libro del Orden de la caballería y
v\).
maravillas están en prensa para el
eremíti-
Mallorca, por la viuda de Frau. El traductor
tado extractos mi amigo A. Morel-Fatio en su curioso artículo Le
Sobre
Hay
la perfección cristiana en
(München,
de Hofmann: Ein Katala-
1872).
Bn-ayos de critica jilosójica.
18
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
274
tivamente por síntesis y cias
y resolver
las
análisis,
tendiendo á reducir
chediimbre de las diferencias (como dijo lianos),
venzay
como
sino
triunfe y
ponga su
silla,
más elegante de
el
no como unidad
panteística,
última razón de todo, aquella generación infinita, aque-
en quien
vez,
luz
la
á
la
esencia y la existencia se compenetran, fuente de
foco de sabiduría
y
mu-
los lu-
espiración cumplida, eterna e infinitamente pasiva ji activa
lla
teodicea luliana, en
la
las discordan-
antinomias, para que, reducida á unidad la
y de grandeza. Esto me la cual
trae á los lindes
debo entrar, ya que
de
audaces no-
las
vedades del ermitaño mallorquín fueron calificadas por Eymerich y otros de manifiestas herejías, punto que conviene poner en claro.
II.
— Teología
racional de Lulio.
— Sus
controversias
CON LOS AVERROÍSTAS
Para no extraviarnos en todo
la
expone Santo Tomás. En
la tes
conviene tener presente ante
el juicio
doctrina de las relaciones entre
leemos
capítulo
la fe
de
iii
y
la ciencia, tal
la
Summa
«Hay dos órdenes de verdades en
(l):
afirma: unas
el
que exceden toda facultad
que de Dios se
del entendimiento
verbigracia, que Dios es trino y uno; otras
razón, por ejemplo, que Dios existe
lo
y que
Teológica (part.
tículos de la fe, sino
no está contra Santo Tomás
la
i.^,
q.
ii,
preámbulos a
art.
ii)
La
fe,
trada, porque trasciende el
humano
la fe
nis
«Est autem in his quae de
excedunt ut
en
Deo
la
por
lo tanto,
y
no puede ser demos-
entendimiento,
y que en
cusiones contra infieles no se ha de atender á probar (i)
Y
añade: «iVb son estos ar-
los artículos^.
expresamente, que
la
demos-
es uno, lo cual
razón, sino sobre la razón. Infiérese de aquí,
lo dice
Quaedam namque...
humano,
que puede alcanzar
traron los filósofos guiados por la sola razón natural».
Suma
como
contra gen-
la fe,
las dis-
sino á
confitemur, dúplex veritatis modus.
humanae ratiounum. Quaedam vero sunt, ad quae
sunt de Deo, quae omnetn facultatem
Deum
esse trinum et
etiam ratio naturalis pertingere potest, sicut est
Deum
esse:
quae etiam phi-
losophi demostrative proba verunt, ducti naturalis lumioe rationis>.
RAIMUNDO LULIO
que
defenderla. Yerran, pues, los
mente
se obstinan en
probar racional-
Trinidad y otros misterios, en vez de contentarse con de-
la
mostrar que no encierran imposibilidad
^Fué
275
ni
Ramón
á estos principios
fiel
repugnancia.
LulI? Forzoso es decir
aunque tiene alguna disculpa. Encontróse con
no,
que disimulaban su incredulidad diciendo: «La
y
fe
la
razón son
dos campos distintos: una cosa puede ser verdadera segün
según
falsa
bar por
la
razón».
la
razón todos
convencer á
el
Lulio juzgó que
la fe,
y
mejor respuesta era pro-
la
dogmas, y que no había otro camino de
los
los infieles.
terodoxia) explicar
No
pretende Lulio (que aquí estaría
misterio,
la he-
que es por su naturaleza incompren-
suprarracional, ni analizar exegética é impíamente los dog-
y
sible
Y
que
los averroístas,
mas, sino dar algunas razones que aun en
humano convenzan de
lo
su certeza. La tentativa es arriesgada, está á dos pasos del error, y error gravísimo, que en manos menos piadosas que las de Lulio hubiera acabado por hacer racional la teología., es decir, por destruir-
Tiene, además, una doctrina sobre
la.
la fe propedéutica.,
verdade-
ramente digna de censura, aunque profunda é ingeniosa. En
Lxm
capítulo
del Arte
Magna leemos
he citado antes de ahora: «La el
es: el filósofo
sube con cia.
No
como
entiende que Dios
la intelección á
es.
Con
la fe,
añadiésemos agua en
para
entendimiento,
amar
el al
como
primer objeto. La
lección del ser primero.
hace subir
Cuando
la fe le dispone para otro,
y
así
inteligencia del primer objeto
entendimientos jante á un
.
el
ella el aceite.
el pie
de
la fe
de
la
es
le
ayu-
preparación
voluntad para
entendimiento á
la inte-
entendimiento está en un grado,
reposar en
llegar á la
identificándose fe
él,
— dice en otra parte —
hombre que sube con dos el pie
el
y
de grado en grado hasta
y
«El entendimiento
primer escalón pone
cuando
caridad dispone á
la
fe
creen-
la
un grado más,
sino que sube
y entiende mucho más. La fe dispone
la fe
que
esto el entendimiento
El entendimiento alcanza naturalmente muchas cosas. Dios
da con
como
es filósofo cree
vaso subiría sobre
el
el
que ya
entendimiento,
el
aquel grado en que estaba por
por esto se destruye
si
sobre
hombre que no
aceite sobre el agua... El
Dios
fe está
este curioso pasaje,
la fe,
una
pies por
y luego
está en el segundo,
y
el
así
y
es seme-
escalera.
En
el
del entendimiento
va ascendiendo. El
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
276
entendimiento no es creer, sino entender, pero se sirve de
fin del
como de
la fe
instrumento. La
mayor
Dios. Cuanto
y
sea la
son contrarios entendimiento y
un pie
otro»
al
es
fe
fe,
medio entre
más crecerá fe,
como
al
entendimiento
el
entendimiento.
el
No
andar no es contrario
(l).
Cabe, sin embargo, dar sentido ortodoxo á muchas de estas proposiciones, aun de las que parecen
Raimundo
á la
hombre rudo por
fe
existencia y
Cuando llama
temerarias.
d entendimiento,
é indocto, en quien la fe ha
que toca á
lo
más
preparación para
de suplir á
se refiere al
la razón,
verdades racionalmente demostrables;
las
aun
v. gr., la
unidad de Dios. Pero no ha de negarse que esa escala y fe y de la razón,
esos grados tienden á confundir las esferas de la
aunque
Lulio, fervoroso creyente, afirma á cada paso
superiiis et intellectus inferías. Él
común d
cipio
que en
i//a
el
¡ex
la fe
y
comprendía que
En
el
sit per Jidem,
est
es prin-
ijpodría culpar
oporíet qiiod sit vera, erraba
el principio.
Desconort dice: «Ermitaño,
fe,
qiwd fides
verdad
al entendimiento-, y empeñado en demostrar
quaecumque
método, aunque acertase en
bar su
la
si
hombre no pudiese pro-
el
Dios á los cristianos,
|no la
si
mostrasen
á los infieles? Los infieles se podrían quejar justamente de Dios,
porque no permita que el
la
mayor verdad
entendimiento ayudase á amar
Et
(1)
sic fides ascendit
la
fuese probada, para que
Trinidad,
Encarnación»,
super intellectum, sicut oleum ascendit super
aquam... Et tune inteilectus ascendit ad illum
gradum
erat credendo... Sicut charitas disponit voluntatem ad
primum,
la
fides disponit intellectum
intelligendo, in
quo
amandum objectum
ad intelligendum... Et quando intellectus
est in aliquo gradu intelligendo, fides disponit illum in illo gradu credendo, ut ascendat in alium
gradum
intelligendo, et sic
de gradu
in
gradum, quous-
primum objectum et in ipso quiescit intelligendo... Fides est médium cum quo intellectus acquirit meritum, et ascendit ad primum objectum, quod quidem influit intellectui fidem, ut ipsa sit intellectui unus pes ad ascendendum. Et intellectus habet alium pedem de sua natura, videlicet intelligere: sicut homo ascendens scalam cum duobus pedibus. que
intellectus ascendit ad
Et in primo scalone ponitur pes
dendum tamen
gradatim... Credere
fides est
Deum»,
etc.
non
fidei.
Et
in illomet
pes intellectus, ascen-
est finis intellectus, sed intelligere,
suum instrumentum...
verum-
fides consistit inter intellectum et
RAIMUNDO LÜLIO etcétera.
(l).
Y
demostrar nuestra
perdería
fe,
comprender
nito ha de
que
la
En idea:
la
aquello que
le
Y ¿cómo
ella?
lo cual
lo infi-
como
contesta
pueda probar, no se sigue
se
fe
cosa creada contenga ni abarque él
A
hombre pudiese
¿si el
mérito de
el
lo finito?» (2).
puede Raimundo: «De que nuestra entiende de
277
«Ramón,
replica el ermitaño:
ente increado, sino que
al
es concedido» (3\
introdución á los Artículos de ¡a fe (4) explana
«Dicen algunos que no tiene mérito
la fe
misma
la
probada por
la
razón,
y por esto aconsejan que no se pruebe la fe, para que no se pierda el mérito... En lo cual manifiestamente yerran. Porque ó entienden más probable que improbable, ó al contrario. Si más improbable que probable, nadie estaría obligado á admi-
decir que la fe es fuera tirla.
Si dicen
que
es improbable en
pero que se puede probar
sí,
su origen divino, sigúese que es probable, porque viene de Dios,
verdadera y necesaria, por ser Él
iNermitá,
(i)
si la fe
Donch Deus
no
la
suma verdad y
hom no pogués
ais christians
Si á los infaels
la
y
sabiduría (5).
provar,
no pográ encolpar,
volon mostrar;
Els infaels se pogren de Deus per dret clamar;
Car major veritat no lax argumentar; Perqué l'entendiment Cora mays
«Ramón,
(2)
Hom
am si
ajut á nostra amar,
trinitat é
de Deus l'encarnat>,
hom pogués demostrar
nostra
etc.
fe,
perderá merit
Encara qu'el huma entendre no conté
Tota
virtut
de Deu qu'infinida es man é
Tant, que causa finida tota (3)
ella
no
té».
«E si bé's pot provar, ao's segueix que creat Contengua é comprena trestot l'ens incre?t,
Mas qu'en entén
aytant,
com en
eyl s'en es dat>.
[Obras rimadas, págs. 331 á (4)
333.)
Articuli fidei sacrosanctae ac salutiferae legis christiattae
perpulchra introductione:
qtíos illuminatus
cum eorumdem
Doctor Magister Raymiindus Lullius
rationibus necessariis demostrative probai. (Págs. 941 y siguientes de la edición
de Strasburgo.) (5)
«Dicunt etiam quod
fides
non habet meritum cui humana
bet experimentura, et ideo dicunt, quod non est
ratio
bonum probare
prae-
fidem ut
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
278
El decir que por razones naturales puede desatarse cualquiera objeción contra
la fe,
pero que
pruebas directas de
las
pueden
ella
también destruirse racionalmente, implicaría contradicción. El que afirma, v. gr.,
y prueba por razones necesarias que en Dios no hay y prueba que hay genei'ación» (l).
corrupción, afirma
Repito que
el
error de Lulio es de método:
plicaciones racionales de los misterios: lo positiva la argumentación
las
demostraciones matemáticas.
Roma
artículis fidei, escrito en
Después de probar en
virtud
y uno en
taja
de dejar intacto
en 1296
magnum,
esencia,
en estas razones, profundas,
non amittatur meritum... Ostendunt
(3):
se
encamina
potisimas
y
sit
De
el libro
existencia del
la
eteino, infinito en potestad,
dogma de
el
y que además «Si la bondad
la
Trinidad
tienen la venfinita es
razón
Quia aut
se manifestissime ignorantes.
intendunt dicere quod ipsa fides in se
en
(2).
apoya
sin duda,
misterio
el
es convertir
más necesarias
él
A eso
primeros capítulos
los
ente suinme boniiin, infinite
sumo en
no intenta dar ex-
Ahora conviene dar alguna
negativa.
muestra de esas demostraciones, para
que
él
que hace
magis improbabilis quam probabi-
Aut intendunt dicere quod ipsa fides in se est magis improbabilis quam quod sit a Deo. Et in hoc casu si probabile est quod sit a Deo, sequitur quod ipsa est probabilis, et si est verum quod sit a
lis...
probabilis, sed probabile est
Deo, ipsa
est vera et necessaria.>
Si quis
(i)
autem dixerit quod objectiones quae possunt
fieri
contra fidem,
possunt solví per rationes necessarias, et probationes quae possunt
fieri
pro
quod implicat contra-
ñde possunt
frangí per rationes necessarias, dicimus
dictionem...
Qui autem intendit improbare per necessarias rationes quod
corruptio non est in Deo, et ipsum oportet tenere quod generatio est in
Deoí,
etc.
cFactus fuitiste tractatus
(2) to, et
completus ibidem in
Romae anno Domini MCC nonagésimo
vigilia Beati
sex-
Johannis Baptistae...» (Así acaba el
libro.) (3)
«Sed bonitas
de se bonum
finita est ratio
ducat naturaliter et ex se nita,
bono
finito,
quod producat naturaliter et bono infinito, quod pro-
finitum: ergo bonitas infinita erit ratio
bonum
infinitum: ergo
cum
in
Deo
sit
bonitas
producet bonum infinitum. Nihil autem aliud a Deo potest esse
tum, sed solus Deus, ut probatura
producet
bonum
infinitum, et per
tate essentiae et naturae... ínter
est:
ergo Deus,
cum
consequens idem
producens
et
sit
bonum
infi-
infini-
infinitum,
et aequale sibi in boni-
productum oportet esse
dis-
RAIMUNDO LULIO para producir naturalmente y de ta será razón
que produzca de
es infinita bondad: luego
279
bien
sí el
naturalmente
sí
bondad
finito, la
bien
el
producirá
el
bien
bondad, esencia y naturaleza. Entre
el
que produce y
infini-
infinito:
infinito, igual
lo
Dios
á El en
producido
debe haber distinción de supuestos, porque nada se produce á
mismo.
A estos supuestos Wa-mamos personas...
é infinito, obra eterna é infinitamente lo eterno
lo infinito: sólo
y
Dios es acto puro: luego obra eterna é infinitamente El acto es
infinito...
más noble que
la
potencia
y
lo
eterno
y
privación,
la
Dios es acto puro y ente nobilísimo: luego obra eternamente perfecto
y
A la
absoluto...
sí
El acto puro, eterno
lo
y lo
persona que produce llamamos Padre,
á la producida Hijo... Resta probar la tercera persona, es decir, el
Espíritu Santo. Así natural en el Hijo
y
como
amar
perfecto, requiere de necesidad
ble es
que
el
amor
en
es natural
sea un accidente en
es simplicísima: luego
el
Padre engendrar,
así es
Todo amor verdadero, actual amante., amado y amar... Imposi-
al Padre...
el
la
esencia divina, porque ésta
amor de Padre
actual y fecundo es en Dios
amar como
el
camino sigue especulando sobre
Hijo es persona.
é el
engendrara.
número
el
ternario,
Tan
Y por este
sin
que
las
cum ídem non
possitse ipsum producere... Utrumquod est purus actas, aeternus et infinitus, agit aeterne et infinite et aeternum et infinitum: alias non esset purus actus aeternus et infinitus: sed Deus est purus actus aeternus et infinitus: ergo agit
tinctionem suppositorum,
que dicimus
personara...
Omne
id
aeternaliter et infinite et aeternum et infinitum... ergo
Nobilius est illud ens quod
bonum
est et
bonum
facit,
Deus producit Deum... infinitum est et infini-
tum facit, aeternum est et aeternum facit, perfectum est et perfectum facit quam illud quod non facit, alias potentia et privatio essent nobiliora quam sit
actus», etc.
«Probato quod
sit in
Deo persona
Patris et Filii, restat probare, tertiam
personara, scilicet Spiritum Sanctum... Sicut ergo naturale est patri filium
generare,
amor
ita
naturale est et filium amare, cura
et amare, sed in
Deo
est
amor
infinite
cum
simplicissima et nobilissima, sed
amor
Omnis amatum
bonus...
verus, actualis et perfectus... Impossibile est
in divinis esse aliquod accidens,
esset
sit
verus, actualis et perfectus requirit de necessitate amantera,
si
essentia divina, ut probatura est, sit
amor
patris et
filii
non
esset persona,
amorem esse personara. TanDeo sicut generare, sed per ge-
accidentalis: ergo necesse est illum
tae actualitatis et fecunditatis est amare in
nerare exit persona de persona, ergo de amore patria et
filii
exit persona.»
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
28o
que usa de
frases
magnificans,
boniíicaiis^ bonificatum, bonificare^
magnijicatum, magnificare puedan torcerse en sentido heterodoxo
y
como
antitrinitario,
pretendía Nicolás Eymerich, á pesar de las
repetidas declaraciones de Lulio.
Largo
exponer
sería
las
pruebas que alega éste de
Creación,
la
del pecado original, de la Encarnación, de la Resurrección,
Ascensión, del Juicio otras traídas
mente
muy
de
final, etc.,
pruebas demasiado
más conocido,
Sabunde, que en muchas partes
le copia.
Explanó LuU sus enseñanzas teológicas en muchos
y
Mays val un hom
Al adoptar que hasta tos,
el
la
y has-
Trinidad,
Encarnación; porque
la
Que mil
milía
esta forma, quería
mons
deificar crear...
duda
sin
el
filósofo
mallorquín
pueblo y los niños tomasen de memoria sus argumen-
y supiesen contestar á
«Raymundo el
libros,
en un poemita, Lo dictat de Ramón, donde prueba visto,
Raimundo
Teología Natural de
la
como ya hemos
la
pero casi siempre ingeniosas y hábil-
lejos,
entretejidas. Si este precioso tratado fuese
quizá no lograría tanto aplauso
ta
de
sutiles á veces,
los infieles (l).
Lulio fué (dice Renán)
averroísmo»
\i). Solicitó
en
el
el
héroe de
la
Concilio de V^iena
cruzada contra
que
los pesti-
jeros escritos del comentador se prohibiesen en todos los gimnasios cristianos. nio, etc.,
En
los catálogos
Liber de efficiente
et effectii. (París,
Disputalio Rayinundi
(i)
de Alonso de Proaza, Nicolás Anto-
constan los siguientes tratados antiaverroístas:
et
Marzo de 1310.)
Averroystae de quinqué quaestionibus.
Obras rimadas, págs. 370 á 3S2. Acaba:
«A honor del Sanct Sprit Comenzá é finí son escrít Ramón, en vinent de Paris El comaná á Sanct Loys
E
al
noble rey d'Aragó
Jacme, en l'encarnació
De (2)
Averrois
et
I'
Christ
M.CC.XC
Averroisme, págs. 225.
nou...»
1
28
RAIMUNDO LULIO Líber contradictionis ínter
tum
Otro
libro del
Ravmundum
mismo argumento.
Averroystam, de cen-
et
mystcrium Trinitatis.
syllogisints circa
(París,
(Montpelier,
1 1
310.)
304.)
Liber utrum fiddis possit solvere et destruere omnes
quas
infideles
Agosto de 131
rís,
objection.es
possunt faceré contra sanctam fidem catholicam. (Pa1.)
Líber dispuíatíonis
intellectas
et fidei.
Octubre
(Montpelier,
de 1303.) Líber de conveníentia qiiam habent fides Liber de existentia
Dedaratio Ray.
et intellectns
in objecto.
agentia Dei contra Averroem. (París, 1311-)
et
Lililí
per
modmn
CCXVIII
dialogi edita contra
Opiniones erróneas aliquorum phílosophoruní, et
damnatas ab Epísco-
po Parisiensí.
Ars
De
Tkeologiae et philosophiae mysticae contra Averroem.
ente simpliciter per
se,
contra errores Averrois.
Liber de reprobatione errorum Averrois. Liber contra ponentes aeternitatem mundi.
Lamentatio duodecím príncípiortun philosophiae contra Avcrroistas (i). Este es el
más conocido, y
fué escrito en París el año 1310.
Está en forma de diálogo, con estos extraños interlocutores: /¿rw^a, materia, generación, corrupción, vegetación, sentido, imaginación,
movimiento, inteligencia, voluntad y memoria, todos acordes en decir
que
la filosofía est
vera et legalís ancilla Theologiae, lo cual con-
muy en cuenta para evitar errores sobre el racionalisLulio. No pretendía éste que la razón humana pudiera alcan-
viene tener
mo de
zar á descubrir por
sí
las
verdades reveladas, sino que era capaz de
confirmarlas y probarlas. El empeño de Lulio era audaz, peligroso, cuanto se quiera, pero no herético.
De
las
demás proposiciones que
cesario hacer memoria.
á quien cegaba
á éste se achacan,
Unas son meras
el odio; otras
apenas es ne-
cavilaciones de Eymerich,
no están en
los escritos lulianos,
pertenecen á Raimundo de Tárrega, con quien algunos
le
y
han con-
fundido. Ciertas frases, que parecen de sabor panteísta ó quietista, (1) tio
€ Duodecím
principia Philosophiae
M. Raymundi
Lu'Ji,
quae
et
lamenta-
seu exposíulatio Philosophiae contra AverroistaST. (Dedicado á Felipe el Her-
moso.) Págs.
1
17 á 153
de
la
edición de Strasburgo.
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
282
han de interpretarse benignamente mirando
al
resto del sistema,
y
tenerse por exageraciones é impropiedades de lenguaje, disculpables en
la
fogosa imaginación de Lulio
Algunos
De
lo:
ad omnes
auditu Kabbalistico sive
donde define ratiottalis
y de otros místicos. Realmente escribió un opúscu-
tildan á éste de cabalista.
la
scientias iníroductorium,
Cabala superabundans sapientia y kabitus animae
ex recta ratione divinarum rerum cognitivus; pero leído
despacio y sin prevención
no se advierte en
(l),
él huella
de
etna-
natisnio ni grande influjo de la parte metafísica de la Cabala, de la
toma
cual sólo
figuras, etc.,
Cuanto
al
el artificio lógico,
las
combinaciones de nombres y
acomodándolo á una metafísica más sana. monoteísmo, que fundía los rasgos capitales del judais-
mo, del viahometismo y del cristianismo, achacado por lejas
y
otros á Lulio, no he encontrado (y
obras del filósofo palmesano jante. Creía
él,
la
menor
como creemos todos
es la ley antigua,
plagió de
el
y que
el
me
el Sr.
huelgo de
ello)
vestigio de aberración
los cristianos,
que
el
la
en
las
seme-
mosaísmo
islamismo tiene de bueno lo que
ley antigua y de
Cana-
Mahoma
nueva: ni más, ni menos. Por eso
intentaba la conversión de judíos y musulmanes, apoyándose en las
verdades que
ellos
admiten.
Lo mismo hacían y hacen todos
predicadores cristianos cuando se dirigen á
infieles, sin
los
que por eso
se les acuse de sacrúegas fusiones.
Terminaré esta vindicación mártir, á quien
veneran
(si
vindicación necesita aquel glorioso
los habitantes
de Mallorca en
los
bienaventurados) repitiendo que los artículos de
en
las
demostraciones de Lulio
el
supuesto, no
la
el
la fe
número de
son siempre
incógnita, de
un
de resolver, y que esas demostraciones no pasan de un procedimiento dialéctico, más ó menos arriesgado,
problema que se
donde
la
trate
Teología da
el
principio,
y
la Filosofía, cotno
humilde
sier-
va, trata de confirmarle por medios naturales (2).
(i)
Páginas 44 á
ibi incipit (2)
116.
Nótese este lugar: UbifhilosophiaPlatonisdesinit,
Kabbala sapientia.
Los franciscanos han defendido siempre
la
ortodoxia de Ramón, y le
tienen por hermano suyo, aunque de la tercera Orden. Es en muchas cosas
semejante á los poetas de aquella religión en entre Lull y Jacopone de Todi.
Italia.
Sería curioso un paralelo
RAIMUNDO LULIO
III.
Sobre
—Del
el libro
283
«blanquerna» y de la edición presente
que de nuevo estampamos, y que figura con justo ó seis principales monumentos de la literatura
título entre los cinco
han discurrido largamente: Helfferich, exponiendo su
catalana,
gumento; Canalejas, mostrando
mundo
Lulio
y
el
de
las
analogías entre
mables, harto más primitivo y correcto que
el
y además no
texto catalán (que ya es hora que se llame
el
llorquín, provenzal ni lemosino,
de
más antiguos y
esti-
impreso de Valencia.
presente edición no se dirige á los filólogos, sino á los estu-
la
diosos de la doctrina del Doctor Iluminado,
pa aquí
ar-
de Rai-
Estados, de D. Juan Manuel; JNIorel-Fatio,
los
describiendo y extractando uno de los códices
Como
el libro
la historia),
como
se estam-
y no ma-
así,
sigue diciéndose á despecho
tenemos que prescindir de todas
tivas á la pureza é integridad del original.
las
cuestiones rela-
Urge una edición
crítica
de esta obra maravillosa, que convendrá acrisolar con presencia de los códices
que aun subsisten en
París,
en Palma de Mallorca y en
Madrid, los cuales, aunque ya algo apartados del tiempo del beato
Ramón, están muy las
impertinentes
de alterar
lejos
y nada
nativo sabor de sus frases con
el
felices alteraciones del editor valenciano,
á quien siguió harto fielmente el traductor, cuya versión reimprimi-
mos á
falta
de otra mejor.
Como
quiera (é importa consignarlo),
no llegan
estas variantes, importantísimas para el filólogo romanista, ni
ta,
tocan á
Fué
el
de
tal
lo esencial
beato
de
obra, sino á su vestidura
la
Ramón una
manera, que
ni
más
naturaleza mixta de pensador
externa.
y de poe-
su arte dejó de ser didáctico nunca, ni
sus ideas se le presentaron, á no ser raras veces, en forma especulativa
y
abstracta, sino de un
colores de la poesía simbólica.
modo
Y
elementos perpetuos y esenciales en
en
la filosofía luliana la alegoría, el
gráficas la
en forma de árboles y de
figurativo
así
como
el
y arreadas con mito
y
la
ironía
la filosofía platónica, así lo
apólogo y
las
los
son son
representaciones
círculos. El carácter
popular de
doctrina contribuye á esto, y bien puede decirse que
el
bien-
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
284
aventurado mártir nunca
mismas
por colores y figuras. Sus
filosofó sino
aficiones cabalísticas
y
las misteriosas virtudes
que parece
reconocer en los números y en los nombres, encierran un elemento
aunque de orden
estético,
inferior:
elemento combinatorio. El
el
árbol de la ciencia es un paso más, y dependientes de aquel vasto,
aunque
sencillo simbolismo,
dos por logo,
general de
lo
aun concebido
más
así,
aparecen ya
un
casi siempre, es verdad, á
difícil el
Libro de maravillas,
el
del Blanqiierna. Contiene
que
virtud silogística
no era
dental y docente, representada en
Lulio por
los apólogos,
el
subordinados
de prueba y de enseñanza, y dota-
fin
Del apó-
vasto conjunto de las obras de
el
el
estética.
tránsito á la novela trascen-
Del orden de
primero, en
la
la caballería
y
el
sección llamada Libro de
las biJSiias, la única forma española conocida hasta ahora de la in-
mensa epopeya tiene el
segundo
cido casi á
de
la gloria
la letra
Blanquerna por das
satírica
la
Edad Media
Román
(el
de Renart),
por D. Juan Manuel; pero á uno y otro vence
grandeza de
las
la
digno predecesor de los encendidos cantos de San Juan de
Es
el
las
Blanquerna una novela utópica, pero no
Tomás Moro, ó
Oceana de Harrington, ó Lulio, tenido rece, en este
la
la
Icaria de Cabet.
Al
ciudades imaginarias.
y fuera
de Platón ó
la
de Campanella, ó
la
contrario,
y
No hay
políticos
Raimundo
que se han dado á
una sola de
pedagógicas ó eclesiásticas propuestas por
y de su
y
Cruz.
comúnmente por entusiasta y aun por fanático, apalibro suyo, hombre mucho más práctico y de más recto
fondo no esté dado en alguna de dia
sol
ia
fantástica
la Repiíblica
Ciudad del
sentido que todos los moralistas
les,
como
condiciones de este mundo,
Utopia de
ficar
el
concepción, y por tener intercalapáginas más bellas que en prosa escribió su autor: el Cántico la
del amigo y del amado, verdadero joyel de nuestra poesía mística,
de
y
de haber sido no ya imitado, sino tradu-
las
edi-
reformas socia-
Ramón LuU, cuyo
las instituciones
de
la
Edad Me-
patria catalana, ninguna de las cuales él intenta destruir,
sino avivarlas por la infusión del espíritu cristiano, activo y civiliza-
que á través de
las peripecias
de
con sus raptos y efusiones místicas y con
la
dor. Cierto
la
novela, y mezclados
exposición popular de
su teodicea, va persiguiendo el beato
Ramón
ocupaciones constantes de su vida:
liberación de Tierra Santa; la
la
los propósitos
y pre-
RAIMUNDO LULIO enseñanza de lenguas orientales;
285
polémica con
la
los averroístas,
querer probar por razones naturales los dogmas de
el
todo esto, que con ser más ó menos aventurado é tenece sin duda á
vidad humana,
de
esfera
la
alta
de
la
y
Pero
irrealizable, per-
especulación y de
en cierto sentido, independiente de
es,
fábula novelesca,
la
más
la fe.
la
la acti-
utopía
y
á decir verdad, está cifrada en los
la cual,
ejemplos de perfección que en sus respectivos estados nos dan
Evast y Aloma, y su
hijo
Blanquerna.
Será bueno que no abra este libro quien busque solamente, en
y pasajero deleite. No le abra tampoco el que y desconozca en absoluto la alta misión del apóstol mallorquín en la historia de la ciencia humana. No se acerque á él, finalmente, quien no tenga el ánimo educado para que
lo
un
lee,
frivolo
se pare sólo en la corteza,
sentir lo primitivo, lo rústico
y
lo
simplicidad de palabras cubriendo
Todo
tidos.
es aquí natural
y
candoroso. Nunca se vio
más
altos
todo plática familiar y cuasi
llano:
desaliñada, en cuyos revueltos giros centellean de vez en las
iluminaciones del genio. Si
todavía algún dejo
mente
la
lengua que
eminentemente popular, no tanto por
como por
jugo y
el
De
las
es,
cuando
autor usa conserva es entera-
con todo
eso, lengua
palabras y por los giros,
sabor villanesco: verdadero estilo de
el
mendicante avezado á morar entre humildes.
el
y resabio de provenzalismo, y no
lengua del pueblo de Cataluña,
la
mayor
y trascendentales sen-
los
fraile
pobres y á consolar á los
aquí cierta ingenuidad infantil y pintoresca, que ver-
daderamente enamora en
el
texto catalán,
y que nunca podría
pasar íntegra á otra lengua, aunque todavía quedan rastros de ella
en
la
Y
traducción que publicamos. era el alma del autor tan hermosa,
y de
tal
modo,
vina Gracia, á
que
nadie,
al
la
de
á pesar
su larga experiencia mundana, había vuelto, por auxilio de
la
Di-
pureza de los párvulos y de los pobres de espíritu,
leer
una buena parte de sus capítulos, recuerda
al
gran filósofo sintético, llamado por alguien con frase audaz el Hegel cristiano de los siglos medios, antes la primera impresión siente es
y
que
tal libro
sin letras, pero
que se
debió brotar del espíritu de un hombre rudo
amantísimo de Dios y encendido en
suprasensibles fervores.
celestiales
y
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
286
Y,
embargo, ¡cuánta doctrina! Pero toda
sin
modada
entendimiento de
al
Aquí
misionero escribía.
ella
popular y aco-
muchedumbres, para quien
las
está el último fruto del
Libro del ascenso y del descenso, pero no en
el
beato
Magna y
Aríe
del
forma aceda conve-
la
niente á paladares escolásticos, sino todo en acción, en movimiento,
Y
en drama.
este
drama
tiene para nosotros otro valor, el valor
como que puede decirse que todo el siglo xiv va desfinuestra vista. Aquí penetramos en el cristiano hogar de
histórico,
lando á
Aloma, y asistimos á
y reposadas
las castas
de
pláticas
los padres
de Blanqiierna y á su conversión á Dios entera y heroica, fecundísima en frutos de buen ejemplo.
de Cana,
la
monja y
la
Aquí en
plendores y sua\ísimas consolaciones
de
sas
Cristo.
Aquí
el
siempre domado por
el
huerto cerrado de las espo-
caballero feudal robador la
voz
y
las parábolas del
Aquí vemos poblarse de anacoretas
taño.
delicadísima figura
la
abadesa, renace con todos sus místicos es-
las
y tirano, aparece monje y del ermi-
benditas soledades de
Miramar y de Randa, y es tal el encanto de realidad contemporánea que el libro tiene, que á ratos nos parece recorrer las plazas de alguna ciudad catalana de
el
y
menestrales,
séquito de los Cardenales por las calles
Consistorio
la
y mezclarnos en el y á ratos acompañar de Roma, y oir en el
los siglos medios,
tráfago de mercaderes, juglares
voz del Papa Blanquerna, repartiendo
las rúbricas del
Gloria in excelsis.
Exhala todo este es venero
libro suavísima fragancia
de consolaciones para
de poesía
los casos desastrosos
enseña á esperar y á no rendirse, y á no separar plativa de la acción,
sublime
que
loco,
como no
síntesis
armónica, en
que en
tales
la vida,
en
la vida;
vida contem-
as separó nunca su autor, aquel
cuya divina insensatez sólo será cumplida
unidad ponga su trono sobre lo ideal y
la
la
cristiana:
de
la ciencia,
hombres no desmiente
la
en
el
día en
lo real, juntos
el arte.
humanidad
en
Ciertamente la
semejanza
divina que en ella está impresa.
Hay
en
el
poético de prosa,
si
garle en
Blanquerna algunos versos intercalados, pero
él es el
Cántico del amigo
bien partida en versículos.
y
lo
más
del amado, que está
Como
en
ya tuve ocasión de juz-
un discurso académico, repito ahora
lo
que entonces
dije,
RAIMUNDO LULIO aspirando á condensar en breves palabras
287
grandeza
la
artística del
bienaventurado apóstol de África.
«Y
cuando llegó
siglo
el
cristiana, á la vez
que
tóteles, purificada
de
á naétodo y forma en
la liga la
y llegaba á
la
visión de
la
dador, que
los
los
áureos tercetos del Paradiso,
divina esencia
mismo Dante, y
gente llevada por
los
que
llena el canto xxviii,
amores profanos en algunas
corría por el
mundo de
mendicantes franciscanos, desde
no es seguro que hiciera versos
si
himno de Frate actos de su vida
de Aris-
Tkeologica, y en la Summa contra ya adulta y capaz de informar un
purificar é idealizar
canciones del
la civilización
la filosofía
Summa
y resplandecía en
arte, centelleaba
edad de oro de
dogmática y
neoplatónica y averroísta, se reducían
gentes^ la inspiración mística,
sobre todo en
la
xiii,
la teología
Solé), fué á lo
el
gente en
santo fun-
(sea ó no
suyo
menos soberano poeta en todos
el
los
y en aquel simpático y penetrante amor suyo á
la
naturaleza, hasta Fr. Pacífico, trovador convertido, llamado en el siglo el tica,
Rey de
aun en
los versos,
los libros
y San Buenaventura, cuya
en prosa, en
el
teología mís-
Breviloqumm, en
Itinera-
el
rium mentís ad Deum, rebosa de lumbres y matices poéticos, no indignos algunos de ellos de que Fr. Luis de León los trasladase á sus odas.
Y en
pos de
ellos,
Fra Giacomino de Verona,
cantor de los gozos de los bienaventurados, Todi, que no
compuso
nadie se parodia á
sí
el
y
el
el
ingenuo
Beato Jacopone da
Stabat, dígase lo que se quiera (porque
mismo), pero que fué en su género
frailesco,
y popular, singularísimo poeta, mezcla de fantasía ardiente, de exaltación mística, de candor pueril y de sátira acerada, que a veces trae á la memoria las recias invectivas de Pedro Cardenal.
beatífico
»iiY á
ciscana,
quién extrañará que enfrente de toda esta literatura fran-
cuyo más
ilustre representante solía
Morar porque no se
al amor, pongamos, sin recelo de quedar vencidos,
peregrino mallorquín que compuso
¡Cuándo llegará
el
el libro
día en que alguien escriba las vidas
Ozanan! Quédese para
el
la tiene
de sabio y de
del
de nuestros
como de
los
de
afortunado ingenio que haya de
trazar esa obra, tejer digna corona de poeta
ya
ama
nombre
Del Amigo y del Amado}
poetas franciscanos con tanto primor y delicadeza Italia
el
filósofo, al
y de
novelista,
como
iluminado doctor y mártir de
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
288
Ramón
Cristo,
hombre en quien
I.ull,
espíritu aventurero, teosófico
con
el
y
saber enciclopédico del siglo
artista hasta la
templación y
médula de
se hizo carne
visionario del siglo xiv, xiii.
En
el
y sangre
el
juntamente
beato mallorquín,
los huesos, la teología, la filosofía, la
con-
vida activ-a se confunden
y unimisman, y todas las especulaciones y ensueños armónicos de su mente toman forma y
plástica
la
viva,
y
se traducen en viajes, en peregrinaciones, en pro-
yectos de cruzada, en novelas ascéticas, en himnos fervorosos, en símbolos y alegorías, en combinaciones cabalísticas, en árboles
y y representaciones gráficas de su doctrina, para que penetrara por los ojos de las muchedumbres, al mismo
círculos concéntricos,
tiempo que por sus oídos, en
la
monótona
cantilena de
metrificada y de la Aplicado de Vart general. pular, el primero
puras y
las
y
catalana,
y
que hace servir
Es
el
la
lengua del vulgo para
la
Lógica
escolástico polas ideaá
abstracciones, el que separa de la lengua provenzal la la
bautiza desde sus orígenes, haciéndola grave, austera
religiosa, casi
inmune de
las eróticas liviandades
y de
las desolla-
doras sátiras de su hermana mayor, ahogada ya para entonces en la
Ramón
sangre de los albigenses.
tico, asceta
Lull fué místico, teórico
y prác-
y contemplativo, desde que en medio de los devaneos
de su juventud
le
la luz del cielo;
pero
circundó de improviso,
como
al
antiguo Saulo,
de su misticismo no hemos de buscarla
la flor
en sus Obras rimadas., que, fuera de algunas de índole elegiaca,
como el Plant de nostra dona Santa Maria^ son casi todas (inclusa mayor parte del DescoHort) exposiciones populares de aquella su
la
teodicea racional, objeto de tan encontrados pareceres exaltada por unos
como
punto menos que de herética, por razones naturales todos los la
Encarnación, todo con
nomia de parar
la
fe
y
y censuras, y tachada por otros empeño de demostrar con
revelación de lo alto,
dogmas el
el
cristianos,
hasta
la
Trinidad
santo propósito de resolver
y
la anti-
razón, bandera de la impiedad averroísta, y de pre-
conversión de judíos y musulmanes, empresa santa que
toda su vida halagó las esperanzas del bienaventurado mártir. !»La
escrita
verdadera mística de
Ramón
Lull se encierra en una obra
en prosa, aunque poética en
Amigo y
del
Amado. El Cántico
está
la
sustancia: el Cántico del
en forma de diálogo, tejido de
—
RAIMUNDO LULIO
289
ejemplos y parábolas, tantos en número como días tiene el año, y su conjunto forma un verdadero Arte de contemplación. Enseña
Raimundo que
donde
«las sendas por
Amigo busca
el
Amado
á su
son largas y peligrosas, llenas de consideraciones, suspiros y llantos, pero iluminadas de amor.> Parécenle largos estos destierros, durísimas estas prisiones: «¿Cuándo llegará
la
acostumbra á correr hacia abajo, tome
la inclinación
hora en que
agua, que
el
y costumbre de subir hacia arriba?> Entre temor y esperanza hace su morada el varón de deseos, vive por pensamientos y muere por el olvido; y para
es bienaventuranza la tribulación padecida por amor. El
él
entendimiento llega antes que
aunque corran
los
en corazón amante, que
el
relámpago y
viento que hunde las naos en el suspiro,
tando
como de
alba,
al
dan
voluntad á
la
presencia del
la
como en certamen. Más
dos
nieve
la
cerca del
de amores
Amigo, y
el
cimiento es mayor deleite é inefable dulzura. Por
que van por
selvas busca á su amor; á los
y cava en
él,
sobrehaz no hay
y agua el
las ni
entrañas de
por
la tierra
los
hallarle,
Como
vislumbre de devoción.
más que
la
esencia
y
el ser.
está en todas las almas: ¡desdichado del
y derrama
el
pregúntanle
aroma! Corre
las
gentes
si
está
el
La
ha perdido
el
seso,
montes y
las
ya que en
la
mezcla de vino
el
las calles
y
acabar
claridad
la
semilla de este
que rompe
Amigo por
al
este desfalle-
caminos pregunta
los
mezclan sus amores, más inseparables que
se
resplandor,
Amado
entendimiento de amor, y
los pájaros su canto, desfallece
por
el amor y más que el
candor. Los pájaros del vergel, can-
el
al solitario
Tan
mar.
la
trueno,
el
Amado,
viva cosa es
y amor
vaso precioso
de
ciudad,
la
responde que puso
él
en manos del Señor su voluntad y entendimiento, reservando sólo la
memoria para acordarse de
Él.
¥.\
viento que
mueve
las
hojas
le
trae olor de obediencia; en las criaturas ve impresas las huellas del
Amado; todo se anima y habla y responde amor: amor, como le define el poeta, «claro, y
fuerte,
hermoso y espléndido,
antiguos recuerdos»; ó
como en
rico en
á
la
interrogación del
limpio
y
sutil,
sencillo
nuevos pensamientos y en
otra parte dice con frase no
menos
galana: «hervor de osadía sigue) los
y de temor». «V^enid á mi corazón (proamantes que queréis fuego, y encended en él vuestras
lámparas: venid á tomar agua á Mbhéndez t PüLiro.
la
fuente de mis ojos, porque yo
Ensayos de critica jilosójica.
19
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
290
en amor bito.»
nací,
La
y amor me
profundamente como
medio entre creencia extático
y
y de amor vengo, y en el amor haamor místico nadie la ha definido tan mismo Ramón LuU, cuando dijo que «era crió,
naturaleza de este
sublime,
el
é inteligencia, entre fe
el
Amigo y
en esencia, quedando á
la
el
Amado
vez distintos
y
divino erotismo, en que las hermosuras se
congregan en
éste se aniquile la
el
el
y
amor humano, y
la
En
su grado
concordantes. ¡Extraño
y
excelencias del la
y Amado
personalidad de
y traba en uno Amado] ¡Admirable
sólo los junta
eterna del
que junta como en un haz de mirra
especularon sabios y poetas de
y
ciencia».
hacen una actualidad
corazón del Amigo, sin que
y destruya, porque
voluntad vigorosa, infinita
poesía,
y se
la
pura esencia de cuanto
Edad Media sobre
el
amor
divino
y santifica hasta las reminiscencias de mayo y de alborada, de vergeles y pá-
realza
provenzales de canciones
jaros cantores, casando por extraña
con Hugo de San Víctor!»
manera á Giraldo de Borneií
VI
DISCURSO PRONUNCIADO POR
DON MARCELINO MENÉNDEZ Y PELAYO EN LA SESIÓN DEL PRLMEK CONGRESO CATÓLICO NACIONAL ESPAÑOL (mADRId) DEL DÍA
2
DE MAYO DE
I
SSo
Tema: La
Iglesia y las escuelas
teológicas en España.
Emmo. Señor: ExcMos. Señores: Señores:
El grande y trascendental acontecimiento que hoy inunda de júbilo toda alma creyente,
y congrega bajo
de este histórico templo todos
y todas
las
prelados, Iglesia,
augustas bóvedas
esperanzas del catolicismo español, dócil á
y alentado por
requiere y exige
permite levantar to,
las
los esfuerzos, todas las
la
la el
la
voluntades voz de sus
bendición del Supremo Jerarca de
concurso aun de los más humildes, y
la
les
voz por breves instantes en este sagrado recin-
para que nazca de
la
adhesión de todos libremente manifesta-
da un solo pensamiento y una voluntad común. Sin este imperioso
mandato de mis superiores y de mi conciencia, que ha acabado por vencer y disipar todos mis escrúpulos y recelos, nunca me hubiera atrevido a tratar en breve discurso
y en forma que
necesa-
riamente ha de ser superficial, una materia tan ardua, tan grave y tan erizada para mí de peligros y dificultades, como la tesis 32 de nuestro cuestionario, formulada en Iglesia
y
las escuelas teológicas
y
los
términos siguientes: «La
filosóficas
en España».
Materia, señores, no para un discurso que, además, por ser mío,
ha de resultar forzosamente pálido y sin
eficacia,
sino
para una
obra de grandes dimensiones, compuesta por quien tuviese ridad de que yo carezco,
el
profundo saber en
la
letras divinas
auto-
y hu-
manas de que continuamente dan espléndido testimonio tantos príncipes de nuestra Iglesia, y tantos ilustres sacerdotes españoles,
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
294
y también
mesura,
el tacto, la
discreción perfecta con que
la
estos tiempos nuestros, tan agitados
todo lo que puede fomentar
la
en
y confusos, conviene huir de
discordia de los entendimientos
y
entibiar en los corazones el santo fuego de la caridad, tan necesario
para todas
las
obras del espíritu.
Los términos generalísimos en que
tema está redactado
el
impli-
can, á la vez que una excursión por las épocas anteriores de nuestra ciencia para determinar el propio
y peculiar
valor de la tra-
dición española en orden á estos altísimos conocimientos, alguna
consideración sobre
el
estado actual y sobre los medios
ducentes para lograr que recobren por entero
el
canzaron, con gloria nuestra y general provecho de
en otros lejanos, pero inolvidables la índole
del
de este acto
días.
En todo
tema no quede enteramente deslucida por
la
que
al-
Cristiandad,
seré breve,
reclama, y quiera Dios
lo
más con-
esplendor que
la
como
grandeza
cortedad de mi
la
ingenio y de mi doctrina.
Es
la
Teología (según yo alcanzo á comprender, esa ciencia su-
blime, cuyos rayos sólo
organismo
científico
tomando por base Iglesia)
y
muy
de
lejos
han herido mi
un
espíritu),
que, partiendo de las verdades reveladas y (sagrado depósito de
la Escritura, la tradición
la
doctrina de los Santos Padres, concierta todos estos
la
elementos en unidad de método, en sistema de enseñanza, saca de ellos todas sus implícitas consecuencias, y,
ciplina
que impone
al
entendimiento,
es,
mediante
la
rigurosa dis-
á la vez que base, funda-
mento y supuesto de toda ciencia cristiana, altísimo y necesario complemento de todos aquellos saberes que puede lograr el hombre mediante
el
natural esfuerzo de su razón en
esta vida terrena.
(Aplatisos.)
De donde ciones
más
se infiere que, así
altas,
implica
teológica que pone en
el
la
como
umbral de
ttana, así la Metafísica, llegada al
reconoce
la
y aclare sus sible tantos
de
la
razón,
la
Metafísica, en sus especula-
Teodicea, y con la fe el
ella
una preparación
alma naturaliter chris-
término de su carrera, siente y
necesidad de otra ciencia más alta que llene sus vacíos deficiencias, é ilumine
y
tantos puntos
como
con
los rayos del sol suprasen-
deja á oscuras esta débil lucecilla
que suele andar tan amortiguada en nosotros por
las
LA IGLESIA Y LAS ESCUELAS TEOLÓGICAS
cual
de
295
mundo derramó el primer pecado, pero de la no podemos decir mucho mal, puesto que al fin es «impresión que en
nieblas
el
razones eternas, participación de
las
la
lumbre increada,
simili-
tud déla verdad eterna que resalta en nosotros», y (para decirlo
modo
todo con una palabra de Santo Tomás), «potencia en cierto
para todo
infinita
Que
lo inteligible!. [Aplaicsos.)
tan alta han puesto siempre
católicos,
y
la
razón
nombre de racionalismo no
si el
por execrable abuso,
lícito
humana
doctores
los
estuviera ya profanado
nos sería afirmar, como quien afirma un
lugar común, que la filosofía racionalista por excelencia es la filosofía cristiana,
única que nos presenta
mutilado, única que abarca lo
mismo que
temas que
la
jase en todo
de
la
el
orden racional íntegro y no
totalidad de la conciencia,
y que, por
concibe en su integridad, rechaza esos pobres
niegan capacidad para lo absoluto,
momento
fuente de
la
la
la
la
como
si
no
la
manan
inextinguible sed de las aguas que
vida, únicas
sis-
aque-
que dan entendimiento de verdad y
de hermosura. [Aplausos.) Si por
una torcida, aunque bien intencionada, dirección de
tos apologistas cristianos, se ha presentado alguna vez en el
de
la
sino
cier-
campo
Teología (y casi nunca en manos de verdaderos teólogos,
más bien como
doctrina popular
dera que quiso poner
la fe
en
guardia del escepticismo en
el
el
recreativa) la extraña ban-
y
orden sobrenatural bajo
orden natural,
la Iglesia
la salva-
ha rechazado
constantemente tan extraño maridaje, y hoy, después de
las
solem-
nes declaraciones del Concilio Vaticano y de la admirable Encíclica
de nuestro Beatísimo Padre sobre decirse que
el
las católicas, la
razón y
y que
es
la fe (fides
des días de
ya indisoluble
nidad en S'into
En
el
pacto y
quaerens intellectum),
la filosofía escolástica,
catequética de Alejandría, en
Orígenes, y
los estudios filosóficos,
puede
tradicionalismo ha muerto para siempre en las escue-
como
manos de
lo
la
concordia entre
lo fué
en los gran-
había sido en
los Pantenos,
como vive y resplandece para
las páginas inmortales
como
el
la
escuela
Clementes y
tiempo y para
la eter-
de San Agustín, San Anselmo y
Tomás. (Grandes aplausos.) la
creación
netrado por
el
y
desarrollo de este organismo filosófico,
compe-
dogma, tuvo nuestra raza papel gloriosísimo desde
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
•296
los
primeros siglos de nuestra
muy
españolas,
que
y
Iglesia,
que entre
tai,
pocas pueden envanecernos tanto
las glorias
como
separe entre
los cuales
conexión que
más que en
la
sí
larguísimo espacio de tiempo, sin otra
otra alguna de las
ibérico, brilla
mismo
nuestro
vigorosa unidad
la
arte, ni nuestra literatura, ni nuestra
pueden
menos en su razón más honda, que fué por
sin la llave
espíritu.
duda
lo es,
mada
esta palabra en su acepción
el
que
maestra de nuestra Teo-
al
Y aunque
vastísimo cuadro de
más
y
contrario,
manto yá todas
todas las abrigó amorosamente bajo su
que en
ca-
la
misión pro-
ciencia universal
la
pédica, no porque anulase á las restantes, sino,
con su generoso y fecundo
y
tales,
ser enteramente comprendidos, á lo
en España
siglos
ella,
manifestaciones del pensamiento
y aparece de manifiesto
videncial en la historia
logía,
por-
identidad de sangre y de patria, sino que en
dena nunca rota de nuestro genio nacional, en términos ni
ésta,
Teología española no es una galería de nombres aislados, á
la
las
sea cierto,
la filosofía
lata, es decir,
enciclo-
porque á informó
como
como
el
con-
junto de las nociones metafísicas, conocidas ó elaboradas por
pensamiento español desde tro pueblo,
la
quedan fuera del radio de
como
gnosticismo de los priscilianistas,
lectualista
de Averroes,
el
el
ciencia teológico-cristiana
la
la
moral estoica de Séneca,
panteísmo ideológico ó inte-
panteísmo emanatista de Avicebrón,
concordia mosaico-peripatética de Alaimónides, tista
de Tofail
ciales, las
las otras
el
que
estas tendencias
unas por ser anteriores á
la
por haberse desarrollado en
el
de Miguel
y desviaciones par-
verdadera historia de España, el
seno de razas que, con ha-
berse españolizado mucho, nunca llegaron
algunas gotas de sangre semítica
la
misticismo quie-
y, finalmente, la cristología panteística
Servet; también es cierto
el
primera aparición histórica de nues-
manifestaciones tan importantes el
sin
española, to-
más que
á salpicar con
torrente circulatorio de nuestra
aria, y los otras por ser aberracionos y descarríos parciales, que por su mismo carácter de excepción confirman más y más la
sangre
regla general, ofrecen,
sí,
grande interés histórico, pero son diso-
nancias que acaban por perderse, y apenas se disciernen en la grandiosa armonía
final,
en
el
siitsum corda que toda
ñola levanta en honor del Dios personal
y
vivo.
la
ciencia espa-
Y
hasta puede
LA IGLESIA Y LAS ESCUELAS TEOLÓGICAS afirmarse que reflejos
de
la
el
297
estoicismo de Séneca, iluminado ya por lejanos
doctrina nueva que en parte
le
quitan
áspero é in-
el
humano carácter que había tenido en manos de Zenón y de Oleantes, es como vago crepúsculo que anuncia el sol que va á alzarse disipando
las nieblas
Y
y ceguedades del paganismo.
en
las doctri-
nas de procedencia oriental, ya árabe, ya hebrea, todavía, á des-
pecho de
la
levadura panteística, se descubren generosos, aunque
infructíferos esfuerzos, para salvar del naufragio
de
la
emanación
la
conciencia individual, cuyo sentimiento ha sido siempre tan enérgico en nuestra raza, así
como tampoco puede
ocultarse á
ojos
atentos cierto sentido armónico, cierta aspiración á conciliar los dos capitales términos del
problema metafísico, conciliación que, bus-
cada por recto ó torcido sendero, racterísticas
desde el
Keter Malknth y
el
Árbol de
es, sin
de nuestra ciencia, y una de
la Ciencia
y
el
duda, una de las notas ca-
que más
las
Makor Hayim
hasta
de Fernando de Córdoba, hasta
dialéctico aristotélica
la
determinan,
Arte Magna, y Libro de las Criaturas; desde el artificio
el
la
el
concordia platónico-
de Fox Morcillo. (Aplausos.)
Pero todavía más que armónica, mática aun dentro de
la
ciencia española ha sido dog-
y por eso ha encontrado y la forma más adecuada á su interno desenvolvimiento, forma que de
en
el
las escuelas críticas,
dogmatismo teológico
las escuelas
pasó á
de España, en
los
la
el
campo
natural de sus triunfos
acción y penetró en
la
vida, llegando á hacer
dos siglos más influyentes de su
historia, algo
que
después ha vuelto á verse en
el
mundo,
nación de teólogos armados. Nunca, desde
el
tiempo de Judas Maca-
ni antes ni
es decir,
beo, hubo un pueblo que con tanta razón pudiera creerse
escogido para ser
la
espada y
brazo de Dios.
el
el
una
pueblo
{Estrepitosos
aplausos.)
Toda
su historia le preparaba para
tal
misión.
La
Iglesia nos ha-
educado á sus pechos con sus mártires y confesores, con sus Padres, con el régimen admirable de sus Concilios. Por ella fuimos bía
nación y gran nación, en vez de muchedumbre de gentes colectinacidas para presa de la tenaz porfía de cualquier vecino codi-
cias,
cioso.
No
elaboraron nuestra unidad
sabiduría de los legisladores;
la
el
hierro de
la
conquista ni
la
hicieron los dos Apóstoles y los sie-
ENSAYOS de crítica filosófica
agS
te varones Apostólicos; la regaron con su sangre el diácono zo, los atletas del circo
de Tarragona,
las
innumerables legiones de mártires cesaraugustanos;
cia, las
bieron en su draconiano Código los Padres de
cea y en Sardis sobre
de San Dámaso; triunfó del
de la
de
los
la
frente
Loren-
vírgenes Eulalia y Engrala escri-
Ilíberis; brilló
Roma
deHosio, y en
sobre
en Ni-
la
frente
cantó Prudencio en versos de hierro celtibérico:
la
maniqueísmo y
del gnosticismo oriental, del arrianismo
bárbaros y del donatismo africano; civilizó á los suevos por
voz de San Martín Dumiense, verdadero Séneca los visigodos la
Etimologías
cristiano;
primera enciclopedia; inundó de escuelas
la
de nuestros templos; comenzó á levantar entre antigua doctrina
el
hizo
primera nación del Occidente; escribió en
alcázar
de
los
la ciencia escolástica,
las
los atrios
despojos de
la
por manos de
Liciniano, de Tajón y de San Isidoro; dio el jugo de sus pechos que infunden eterna y santa fortaleza á los restauradores del Norte y á los mártires del Mediodía, á San Eulogio y Alvaro Cordobés,
mandó
á Pelayo y á Omar-ben-Hafsun;
Prudencio Galindo á
civilizar la
á Teodulfo, á Claudio, á
Francia carolingia; dio maestros á
Gerberto, y por ellos difundió las ciencias matemáticas en Europa; amparó bajo el manto prelaticio del Arzobispo D. Raimundo, y bajo
la
púrpura del Emperador Alfonso VII,
la
ciencia semítico-
y como portentosa conjunción de todos los esfuerzos armónicos de nuestra raza, engendró á fines del siglo xiii el Lulismo,
española;
es decir, la teodicea popular, la escolástica en la lengua del vulgo,
saliendo de las cátedras para difundirse por los caminos zas, la metafísica realista é identificada
símbolo,
la
cabala cristiana que predicaba á
bienaventurado mártir, aventurero de
de
con
la filosofía,
la
la
muchedumbre aquel
y caballero andante y misionero, en quien
toda concepción del entendimiento se calentó con
y coloreó con
fantasía. (Inmensos
y ruidosos
las
las pla-
imperio del
idea
asceta y trovador, novelista
pasión y se vistió
y por
la lógica, el
imágenes y
los
fuego de
la
matices de
la
el
aplausos. Aplausos prolongados y uná-
niynes en la tribuna de la prensa.)
No
España hasta
los anales
de
por una cadena interrumpida de doctores, como
los
está representada
la escolástica
que ennoblecieron
las aulas
de
París;
el
pero
siglo xvi
las
en
veces que en
la
Edad
LA IGLESIA Y LAS ESCUELAS TEOLÓGICAS
Media suena
299
voz de sus teólogos es siempre para grandes y sin-
la
gulares esfuerzos. Así tenemos, de trecho á trecho, á tos luminosos: en el siglo
vii,
modo de pun-
fárdente spiro d'hidoro y
con más razón histórica que á Pedro Lombardo; en Prudencio Galindo, vindicando la
de
el
á
ellas,
siglo ix á
doctrina de la predestinación y
la
personalidad divina contra Scoto Eriúgena; en
la
Domingo Gundisalvo y
Sen-
las
pudiéramos llamar «maestro» de
tencias de Tajón, á quien
el siglo xii, á
Juan Hispalense, intérpretes de todo
saber filosófico de los orientales; en
nunca igualada erudición rabínica del dominico Ramón Martí,
hoy mismo confiesan
cual
nacidos fuera de
los
damente
la
del
más doctos que ninguno de
los judíos
Sinagoga ha llegado á penetrar tan hon-
arcanos de
los
el
portentosa y
el siglo xiii, la
la
ciencia
talmúdica
como
el
autor del
Pugio Fidel, que no fué sólo incomparable hebraizante y
arabista,
sino profundo autor de teodicea, que inspiró á Pascal una gran parte
de sus celebrados Pensamientos.
Y
todavía en
cuyo imperio losa
el
último y decadente período de
se dividían místicos
de Francia un profesor barcelonés, que,
guna de
generales en
antes puesta
las escuelas,
escolástica,
sin
pertenecer á nin-
al
método y forma
banderías militantes, ni ajustarse
las
la
y nominalistas, apareció en To-
la
mira en
la
reforma del
método y de toda enseñanza, como si respondiera á la voz del Renacimiento, que comenzaba á enseñorearse de la ciencia al mismo tiempo que del
arte, concibió la traza
en autoridades divinas doctor llevase á vación y en
la
cual dentro de
la
ni
libro único,
no fundado
sin alegar textos
mismo
y sobre todo en
{nulla
autem
la
experiencia de cada
certior cognitio
quam per
máxime per experientiam cujuslibet intra trazando sobre esta base, que hoy diríamos cartesiana,
perientiam
et
una Teología natural, donde cual los
si
lidad,
la
estuviesen escritos en
dogmas
de ningún
inteligencia de todos; libro fundado en la obser-
experiencia, sí
de un
humanas, que
ex-
se ipsum), el
plan de
razón fuese demostrando y leyendo, el
gran libro de
las criaturas
todos
del espiritualismo cristiano. Libro que, por rara casua-
hubo de caer sesenta años después en manos de un caballero
gascón, antítesis viva del piadoso catedrático del siglo xv,
el
cual
caballero se entretuvo en verter de la Teología natural en encan-
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
30O
tadora prosa francesa, que aquel escéptico alcalde de Burdeos hablaba y escribía hablar,
y no
bunde para
como pocos
ó ninguno
han vuelto á
la
escribir
y
con traducirle, tomó pie del libro de Sa-
satisfecho
con más agudeza de ingenio que piadosa in-
escribir,
más extenso y curioso ensayo, que, con título de Apo(aunque de todo tiene más que de esto), anda desde entonces
tención, su logía
en manos de todos enfados de
Pero
ni
los aficionados á ingeniosas filosofías
y á des-
estilo.
Sabunde
otro ninguno de los doctores del siglo xv,
ni
al
cual dio inmarcesible gloria una legión de teólogos, escriturarios
y
canonistas, famosos algunos en la Iglesia universal, no ya sólo en
la
de España; San Vicente Ferrer, águila de
á quien el
la
elocuencia cristiana,
asombro de sus contemporáneos apellidó
del Apocalipsis;
el
la
trompeta
insigne converso Pablo de Santa María, autor
del Scrutinium Scripturartim; su hijo, D.
Alonso de Cartagena, á
quien llama Eneas Silvio decus praelatorum, y de quien dijo Eugenio IV: «Si el Obispo de Burgos en nuestra corte viene,
vergüenza nos asentaremos en
la Silla
de San Pedro>;
el
con gran Tostado,
cuyo nombre basta; su digno adversario Juan de Torquemada; Juan de Segovia, lumbrera del Concilio de Basilea; Fr. Alonso de Espina, martillo
de
los judíos
en su Fortalitium Fidel; Fr. Alonso de Oro-
pesa, defensor de la causa de los conversos, en su
rtvelationem gcntimn;
como los
prodigio, hasta
doctores de
hombre que
la
Lumen Dei ad
Fernando de Córdoba, cuya sabiduría el
se
miró
punto de haberse reunido en conciliábulo
Universidad de París para decidir que aquel
se sabía
de memoria
la
Biblia
y todos
los escritos
de
Alberto Magno, Santo Tomás, Alejandro de Hales, Scoto y San
Buenaventura, y
el
cuerpo del Derecho
los textos
recho canónico, y pócrates,
y hablaba con
caldeo,
griego y
el
todos y nadie cristo ó
le
civil
y
el
cuerpo del De-
de medicina de Avicena, Galeno é Hi-
singular facilidad el hebreo, el árabe, el
el latín,
y en
convencía á
las
él,
disputas públicas convencía á
no podía menos de ser
el
Anti-
alguno de sus secuaces...; ninguno de estos doctores, digo,
con ser tantos en número y tan en rigor no tuvo hasta
el
ilustres,
siglo xvi:
pudo dar á España
lo
que
una escuela propia y floreciente
de Teología, entendida esta palabra como
la
entendieron los gran-
LA IGLESIA Y LAS ESCUELAS TEOLÓGICAS
como una
des maestros de aquella centuria; es decir,
que abarcaba desde
versal,
301 ciencia uni-
doctrina de los atributos divinos
la
hasta las últimas ramificaciones del Derecho público privado. Esta gloriosa y última etapa de la Teología española fué favorecida de un modo eficaz por el renacimiento de las letras clásicas, y que
influyó en
las fuentes,
y de
en
así
que toca
lo
más antiguas
sus
como en
erudición sagrada tanto, por lo menos,
la
profana, llevando la atención de los doctos al
la
estudio y crítica de
al
texto de las Sagradas Escrituras
como en
interpretaciones,
perteneciente
lo
á las obras de los Santos Padres y apologistas cristianos, así grie-
gos
como
latinos, los cuales
nunca se vieron en mayor grado que
entonces ilustrados, comentados y defendidos.
Y
si
que no anduvo
es verdad
de temeridades (como no
libre
suele estarlo ninguna ciencia nueva) esta labor helenistas
y
y
esfuerzos de los
hebraizantes, también es cierto que, después de la in-
mensa alharaca que
los teólogos
puramente dogmáticos y
cos promovieron contra los que venían á despertar á del largo sopor en
que desde
infusión de sangre científica, á
la
escolásti-
escolástica
el siglo
xiv había caído, esa nueva
la larga,
llegó á constituir la
Teología positiva que hoy conocemos, y en
la
que
al
hermosa
antiguo ele-
mento especulativo y metafísico, en el cual fueron águilas los docla Edad Media, y especialmente el Ángel de las Escuelas, vino á aiíadirse un elemento histórico, ya escriturario, ya patrístico: tores de
que da nervio y de
católica
las
fortaleza
No hay duda que la les,
participa de
dogmática todo
el
la
á la teología
Teología, en cuanto á sus principios esencia-
inmutabilidad y
religiosa,
fijeza
adamantina propias de
la
que por esto mismo aparece levantada sobre
fragor y tumulto de las opiniones humanas; pero también
es cierto que
y
y verdadera originalidad
escuelas modernas.
el
dogma mismo, en cuanto
al
modo de
ser entendido
desarrollado metódicamente en forma de disciplina ó enseñanza
científica, las artes
obedece á
y
San Justino no es nes, ni la
misma
la
ley de progreso
ciencias hacia su perfección, la
de Tertuliano,
de Orígenes
de San Anselmo,
ni
la la
ni la
que empuja
á todas
y por eso la Teología de de Tertuliano la de Oríge-
de San Agustín,
de San Anselmo
ni la la
de San Agustín
la
de Santo Tomas; no
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
302
porque
objeto de esta ciencia divina, que son
el
ladas, cambie, sino
enseña, y que
hoy
porque cambia un
es
mo, mañana un retórico
sujeto
el
filósofo platónico
la
extremosidad en todo; otro día un
la
zado todas
\-erdades reve-
las
entiende y las
convertido
al
declamación,
cristianis-
al énfasis,
el
y
que ha agu-
sutil dialéctico,
de su espíritu en
las fuerzas
las
africano, á quien todo el fuego de las cal-
cinadas arenas en que nació arrastra á
á
que
juego de esgrima de
Porque es excelencia y privilegio divino de la doctrina católica, que por eso se llama así y ostenta como primera nota suya la de universalidad, acomodarse á todos los gra-
Aristóteles
y de
dos y esferas de
mo
para
Porfirio.
la
cultura humana,
los sencillos
y
ser manjar
de
vida,
mis-
lo
de corazón y humildes de entendimiento, que
para aquellas inteligencias privilegiadas donde más de resalto aparece
la
impresión y
dades son ejercitan y, sin
las
la
el reflejo
que deletrea
de
la
lumbre divina. Las mismas ver-
rústico en su Catecismo
el
sagacidad del teólogo en
embargo, ¡cuan diferente es
exigen, cuan patente
el
la
Summa
la
que
las
que
de Santo Tomás;
capacidad que ambos libros
carácter científico del segundo
y
el
carácter
popular del primero! Nadie se escandalice, pues, cuando oye hablar
de progreso y de desarrollo en
Teolog^ía. ¡Tal escándelo sólo pro-
baría su ignorancia!
La Teología
tiene su
historia
como
todas
ciencias, y quien y mudable. Donde
las
dice historia, dice algo de relativo, transitorio
hay un organismo de verdades y un entendimiento que le comprenda, queda siempre la posibilidad de una comprensión más alta. Y si
esto es verdad de la Teología, cuyas premisas trascienden del
orden natural, y están dadas por una revelación superior, ¡cuánto
más no ha de
serlo
de
la filosofía,
entregada eternamente á las
dis-
putas de los hombres! Ciencia absoluta, ciencia eterna, ciencia in-
mutable, ciencia única, que resuelva en una ley general todos los casos particulares, sólo en
empeño
la
mente de Dios
existe,
y fuera vano
buscarla en esta pobre sabiduría humana, que
de grande, no
es tanto lo
que posee cuanto
el
si
algo tiene
estímulo creciente de
perfección que Dios puso en sus entrañas. Mientras prosigan na-
ciendo seres racionales, nadie podrá decir que tencia metafísica está agotada. ¿Quién sabe
si el
la virtualidad
infante
ó po-
que hoy
llora
LA IGLESIA Y LAS ESCUELAS TEOLÓGICAS
en
cuna podrá llevar estampado sobre su mente
la
á Aristóteles privilegiado entre
los
3O3
que aquellos oyentes de Sócrates, que solemos llamar socráticos^ creían
más
trina
de buena
que
alta
fe
que no era posible en
del hijo de Sofronisco, y,
la
que hizo
el sello
de los hombres?
hijos
sin
el
De
fijo
pequeños
los
mundo doc-
embargo, des-
pués de Sócrates vino Platón, y después de Platón Aristóteles, y la filosofía cristiana, que los depuró y los concordó hasta
luego
cierto punto.
que
Y
la infinita
al
hombre capaz de todo
más pesada que
de
som-
la
muerte.
inacción, todavía
lo
entendieron nuestros teólogos del siglo xvi, y por eso,
Así
la
siendo fidelísimos á ciencia. Original
tradición, resultó,
la
en
la
la
no obstante, tan
original su
método, que comenzaron á reformar Fran-
el
de Vitoria, Fr. Luis de Carvajal y Fr. Lorenzo de Villavicen-
cisco cio,
Dios, que hizo
no puede consentir que caiga sobre su espíritu
inteligible,
bra de
puede estar agotada, por-
esta filosofía ni está ni
bondad de
aprovechando
ritu crítico,
profundo
progresos de
los
empresa que
análisis
de
llevó á
feliz
humanas y
las letras
del espí-
término Melchor Cano con su
fuentes del conocimiento teológico, verda-
las
dero organon ó aparato enciclopédico, que puede servir para los tópicos de otras
muchas
las ciencias derivadas,
en
ciencias. las
Original en las aplicaciones, en
nuevas ramas que brotaron como por
encanto del tronco teológico que parecía tan marchito á ñnes del siglo xv; el
derecho penal con Alfonso de Castro,
nacional con Francisco de \'¡toria,
el
con Domingo de Soto, con
Vitoria,
finalmente, dentro de to alcance
como
la
la
el
de Gabriel Vázquez sobre
el
de
las
dos contrapuestas de Molina y Báñez sobre
la
gracia
de
sofía
la
ley puesto en la razón de Dios,
el libre arbitrio,
inter-
mismo tan-
fundamento meta-
y no en su voluntad; la
concordia entre
doctrinas que trascienden á toda
la filo-
voluntad, materia predilecta de nuestros teólogos y ca-
que apuraron hasta
suistas,
el
eximio Suárez. Original,
físico
y
derecho
más severa ortodoxia, en doctrinas de
y
la
el
derecho público con
los
últimos ápices
la
disección de los
actos humanos, de sus ocultos móviles, de sus extremas consecuencias,
de
forme á
Ya
los accidentes las leyes
lo
de
que
los
modifican y de su calificación con-
la ética cristiana.
he dicho en otra parte: apenas hay memoria de hombre
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
304
que baste á recordar
á todos, ni siquiera á
más preclaros de
los
aquella invicta legión. Pero, ¿cómo olvidar que Fr. Alonso de Castro recopiló
en su grande obra De haeresibus cuantos argumentos
se habían formulado hasta entonces contra todo linaje de errores, disputó con tanta sabiduría teológica
como
Domingo de Soto
ticorum punitione; que
testantes de la justificación,
y
jurídica de justa haere-
trituró las doctrinas pro-
en su obra De natura
et gratia;
que
el
Cardenal Toledo impugnó más profundamente que ningún otro teólogo
interpretación que los luteranos dan á la epístola á los ro-
la
manos; que Fr. Pedro de Soto, reformador de Dillingen
con
la
enseñanza, para volver
subditos de
al
Reina María; que
la
doctrinas cesaristas del
que
Iglesia anglicana;
el
gremio de el
pluma y
Iglesia á los rebeldes
eximio Suárez redujo á polvo
Rey Jacobo y libro
la
el
alemanes por
la
las
torpe fundamento de
de Gregorio de Valencia,
Jidei hoc tempore coiiíroversis, fué asombro de los tes
Universidades de
las
Ingolstadt, hizo increíbles esfuerzos, con la
y de
abrumadora copia de
De
la
rebus
mismos protestan-
ciencia
y por
argu-
la
mentación sobria y potente, hasta el punto de aclamar á su autor scriptor aeternitate dignissimus; que D. Martín Pérez de Ayala vindicó sabiamente
de
naturali,
mas
y
el
valor que en la Iglesia tiene
que Martínez de Ripalda, en
la tradición;
derramó á torrentes
la luz
timos términos
la
sagrado depósito
De etite
stiper-
sobre los más obscuros proble-
ontológicos; que Rodrigo de Arriaga,
paradójico, nacido para los
el
el libro
hombre de ingenio
más delicados
libertad de discusión,
sutil
análisis, llevó á los úl-
osando apartarse del mismo
Santo Tomás y de Suárez; que Diego Ruiz de Montoya organizó, ó
poco menos,
Teología positiva, adelantándose á Petavio y á Tho-
la
masino; y, finalmente, que todo este asombroso florecimiento de
dogmática y de
nuevas
alas al
la
vuelo extático del misticismo español, de cuya en-
cendida fragua de afectos
y tampoco detuvo,
na,
salió
sino
más
acrisolado el oro de
que favoreció y estimuló
el
la
doctri-
arranque
general de los pensadores, críticos é independientes, tales Vives, te
de
cés,
y
Gómez la
Pereira
armonismo
como
y Fox Morcillo, precursores respectivamen-
inducción baconiana, del psicologismo cartesiano
del
la
controversia no estorbó, sino que antes bien dio
idealista?
Y
así
como
y
esco-
fuera del recinto de la
LA IGLESIA Y LAS ESCUELAS TEOLÓGICAS
305
escuela se disputó libremente de todo lo opinable, así también den-
más ó menos
tro de ella coexistieron
todos
la
pacíficamente, tejiendo entre
variadísima trama de nuestra ciencia, los tomistas puros
los molinistas
y «congruistas»,
y y los lulianos, y logramismo San Anselmo que San Bue-
los escotistas
y comentadores, lo y Enrique de Gante y el Doctor «Resolutísimo», Juan Bacón, y hasta los mismos nominalistas. ron secuaces naventura,
Seguir
decadencia de estos estudios desde
la
momento
el
actual,
que ciertamente no
es
xvm
el siglo
hasta
de apogeo, aunque co-
miencen á advertirse señales de mejora, daría materia á una larga disertación, en
hora.
que es imposible entrar,
A la sabiduría de los
poner oportuno remedio á
visto lo
avanzado de
la
Prelados asistentes á este Congreso toca
males que todos deploramos, vol-
los
viendo á nuestra enseñanza teológica
el
carácter nacional,
el sello
que nunca debió perder, y que en nada se opone á la unidad doctrina. Vuelvan á andar en manos de nuestros aspirantes al
castizo
de
la
sacerdocio los grandes
monumentos de
la ciencia católica
tros padres; cese ese aluvión de superficiales
jeros que desde
el siglo
pasado
(l)
y Seminarios,
sin ventaja alguna ni
recíbase,
bueno de todas
sí,
sin olvidar
lo
de nues-
compendios extran-
inundó nuestras Universidades
de
la
piedad
de
ni
que nuestra Teología fué por
siglos la
doctrina;
la
con discreción,
partes, pero recíbase
primera del mun-
y que en la dogmática, en la moral y en la controversia todavía podemos vivir de sus inagotables riquezas; difijndase, mediante la
do,
fundación de una Biblioteca de teólogos españoles (pensamiento ciado muchos años hace por
en
la
el
sabio Dominico que
cátedra metropolitana de San Isidro)
libros,
muchos de
ellos rarísimos
apoyo moral y material de
ya
el
hoy
conocimiento de esos
é inasequibles; ábranse,
los católicos, concursos
grandes figuras de nuestra ciencia, cuya difusión al triunfo
de
la
(1)
y
verdad
los profanos;
todas las
el
católica;
de critica filosófica,
y
funesto di-
y ya que en
El xvm. (A. B.)
Meníhdsz y Pblato. — Ensayos
el
y ensalzamiento
finalmente (y esto es más importante que todo), cese vorcio entre los estudios sagrados
con
y certámenes
para estudiar críticamente, en forma de monografías,
no puede menos de contribuir
ini-
se sienta
30
el
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
306
actual estado de la enseñanza enteramente laica
nos sea
soñar siquiera con
lícito ni
Reina de todos
la
la
y secularizada no
esperanza de ver de nuevo á
los saberes penetrar triunfante
versidades para ser otra vez
el eje
en nuestras Uni-
de oro de nuestra
ciencia, traba-
jemos á una clérigos y laicos, en cualquier grado de la enseñanza donde la voluntad de Dios nos haya puesto, para que la savia del espíritu teológico vigorice
nacional;
así será
y
de nuevo
nuestra
fe
el
entendimiento y
e!
carácter
y no femenil
racional obsequio
sen-
timentalismo, ni cálculo social, ni pesimismo desalentado, ni alarde
de un momento,
Busquemos,
odio á
ni
sí,
razón disfrazado con máscara de piedad.
la
de
la libertad
pero busquémosla por
la ciencia,
aquel camino que ya nos marcó, con ser gentil,
más antiguo de
el
nuestros filósofos: Parere Deo libertas. El que obedece á Dios, ¿qué
ha de temer?
Y
¿qué importan
los
mayores arrojos de
ción en labios de quien empieza por doblar infalible
y eterna? No apoquemos
no cabe en
los cielos ni
en
lo
la tierra.
la frente
que de suyo
la
ante
es tan
especulala
verdad
grande que
Trabajemos con limpia volun-
y entendimiento sereno, puestos los ojos en la realidad viva, sin temor pueril, sin apresuramiento engañoso, abriendo cada día motad
destamente de
partida
y rogando
el surco,
Y
los cielos.
al
respetar
á Dios
que mande sobre
tradición,
la
y de arranque, no olvidemos que
al
él el
rocío
tomarla por punto de
la
ciencia es progresiva
por su índole misma, y que de esta ley no se exime ninguna cienaunque quisiéracia: Patet ómnibus ventas: nondum est ocaipata.
Y
mos detenernos
sería
empeño
imposible, porque la impiedad no se
detiene y cada día levanta nuevas máquinas de guerra contra la
ciudad espiritual en que nacimos. Las exigencias de ligiosa la
son ya
muy
otras
que en
el siglo xvi.
la
polémica re-
Entonces aun era rara
negación escueta del orden sobrenatural: hoy esa negación se
le-
vanta por todas partes brutal y amenazadora, amagando con los
mismos golpes negado, desde
á la religión el
y á
la Metafísica.
Todo
se niega ó se ha
principio de identidad hasta el principio de causa;
todas las nociones primeras de nuestro entendimiento andan hoy
en
Y
tela
de
juicio.
¿cómo no
si
Hasta
ateísmo empieza á parecer anticuado.
el
a los ojos de
un agnóstico
el
ateísmo no puede ser
otra cosa que una tesis teológica vuelta del revés?
Y
entretanto
la
LA IGLESIA Y LAS ESCUELAS TEOLÓGICAS
concepción monista, desbordándose del campo de turales, invade la ciencia social, allana los
antropología, socava
la
307
las
ciencias na-
fundamentos de
la vieja
noción del derecho, se impone á los legisla-
dores y á los jueces y proclama la ruina del la preocupación teológica.
dogma
moral, último
respeto de
¡Y entretanto
los católicos
españoles (doloroso es decirio, pero
estos son días de grandes verdades), distraídos en cuestiones estúpidas, en
mayor
amargas recriminaciones personales, vemos avanzar con
indiferencia
la
marea de
las
cada día un alma joven, y no acudimos abierta de
la
la
impiedades sabias y corromper
brecha cada día más
ni á la
Metafísica, ni á la de la exégesis bíblica, ni á la
de
las
ciencias naturales, ni á la de las ciencias históricas, ni á ninguno de los
campos donde
neroso de
de estas
las
siquiera se dilatan los
grandes
tinieblas,
y
batallas!
los
Un
pulmones con
más próximos
al
desaliento
renacer nuestros bríos viendo en este Congreso
nueva era para
el
catolicismo español
y para
la
el
El
Sr.
Menénd£z y Pelayo
es
aire ge-
hemos sentido
principio de una
ciencia española, in-
separable del catolicismo. (Ruidosísimos aplausos y dos.
el
rayo de luz ha brillado en medio
ymiy felicitado.)
muy
continua-
VII
EXAMEN
CRÍTICO
DE
LA
MORAL
NATURALISTA
CONTESTACIÓN AL DISCURSO DE RECEPCIÓN DEL EXCELENTÍSIMO SEÑOR DON ANTONIO DE MENA Y ZORRILLA, LEÍDA EN LA REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS, EL DOMINGO
1 1
DE DICIEMBRE DE
1
892
Señores:
Grave responsabilidad pesa sobre mí por haber dilatado tanto el cumplimiento del honroso encargo que recibí de esta
tiempo
Academia, retardando con
Mena y
en
Zorrilla
ello la fructuosa
las tareas
colaboración del señor
propias de nuestro Instituto. Vanas
serían cuantas excusas pudiera
yo alegar en
esta parte, reducidas
abrumadora carga de varios y desemejantes trabajos que pesa en España sobre cuantos nos dedicamos
en rigor á una
sola,
que es
á la vida de la enseñanza testarse,
la
y de
Á
las letras.
todas ellas podría con-
con razón, que debí renunciar en tiempo oportuno
cargo, dejándolo á persona
que no debí aceptarlo,
si
más
es
diligente ó
que no
me
menos
el
en-
atareada; ó bien
consideraba capaz de
lle-
varlo á término dentro del plazo acostumbrado. Pero otra razón
más
fuerte
que
bastantes años
ésta,
me
clinar en otro señor
poración en
de
y
las aulas,
el día
un deber personal de
liga
con
el Sr.
Académico
la
Mena y
gratitud,
que desde hace
Zorrilla,
me
honra de llevar
la
impedía de-
voz de
la
Cor-
de su entrada en este recinto. Apenas salido yo
enteramente obscuro y desconocido, debí
Zorrilla, Director
entonces de Instrucción Pública,
al Sr.
la
Mena
protección
y los medios indispensables para ampliar mis estudios y conmi educación literaria en las universidades y bibliotecas extranjeras. Al Sr. Mena y Zorrilla, pues, y al eficaz concurso de la
oñcial
tinuar
Diputación y del Ayuntamiento de Santander, se debieron
de aquel quien
viaje,
le llevó á
exiguos sin duda para
la
los frutos
general cultura, por ser
cabo, pero trascendentales en grado
sumo para
yo la
formación de mis ideas y para mi personal instrucción. La exquisita modestia del Sr. Mena y Zorrilla no ha de impedir que yo reconozca
y proclame aquí
lo
mucho que
le
debo, ya que
él
mismo parece
haberse olvidado del beneficio. Por eso, aun á riesgo de molestaros
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
312
con este recuerdo enteramente personal, quería yo contestar
Mena y
ñor
Patentes son los méritos del nuevo Académico sagración, no sólo á las ciencias sociales, sino á
que
y madre de
es raíz
forense
y de
la
todas
ellas.
y de
Sevilla,
por
los
las
pura,
al cultivo
de
Matemáticas. Despertóse su vocación en
la
vida
la
vida política nunca han sido para entibiar en
sus
él
Metafí-
las aulas
de
formando parte de aquel grupo juvenil y alentado que, años de 1840, iniciaba, ya en Academias privadas, ya en la
enseñanza universitaria, sóficas: el
mírez.
y su asidua conla Filosofía
Las arduas tareas de
primeras aficiones, dirigidas especialmente sica
al se-
Zorrilla.
el
estudio de las modernas direcciones
kantismo con Rivero,
Su acendrada ortodoxia
el
filo-
hegelianismo con Contero y Ra-
salvó
al Sr.
Mena y
Zorrilla
de
los
escollos inseparables de tales especulaciones, haciéndole detenerse
en
con sentido análogo
los límites del esplritualismo cristiano,
al
que por entonces difundían en aquella misma ciudad D. Alberto Lista el
y
sus discípulos,
que gradualmente habían ido pasando, desde
sensualismo mitigado de Laromiguiére, hasta
el
eclecticismo cou-
siniano, procurando depurarle de la levadura panteísta, de que
estaba exento en su primitiva forma. Sr. lla
Mena un curso de Estética, que como preliminar al de Oratoria
especiales dotes de su talento
y
En
por
modelos
forense, asunto adecuado á las
á la afición fructuosa
clásicos; afición fortalecida
en
él,
y perseve-
trato familiar
al
como en
con
tantos otros,
y consejo del venerable Lista y de aquel de sus que más fielmente conservó el tesoro de su doctrina, el
inolvidable Rector
y sabio humanista D. Antonio Martín
Aquella fructuosa alianza de
buen gusto
literario
que
caminos de
maestro en
la
de
la Filosofía,
Lista, á
practicó siempre, llevó
los
el
la disciplina
discípulos
y
no
dio en la Universidad de Sevi-
rante que siempre mostró á las buenas letras y los
enseñanzas basó
tales
ejemplo de
muy temprano
las
los antiguos,
á nuestro
las ciencias del cálculo,
Villa.
Matemáticas y del
recomendó
compañero por
llegando á sustituir á su
cátedra de Mecánica Racional, que explicó durante
un curso entero. Su carrera
universitaria,
aunque prematuramente
cortada por atenciones de otra índole, fué en extremo laboriosa,
abarcando materias tan diversas como los Cálculos Diferencial é
EXAMEN CRITICO DE LA MORAL NATURALISTA Integral
y
Derecho Penal, cuya cátedra desempeñó también doS
el
años seguidos. La dura ley de abstracto
el culto
3X3
luchas del foro
y puro de
la
vida
le
hizo abandonar
la ciencia,
y muy pronto
muy
pronto
lanzándole primero á
á las agitaciones
de
las
en que
la política,
que más cuadraba á su índole templada y y firmeza de sus principios conservadores. razonador y diserto, como formado en excelente
siguió aquella tendencia
sesuda y á
la
rectitud
Orador pulcro, tradición
escuela, ha logrado, durante su larga carrera forense
y
y
parlamentaria, verdaderos triunfos, cuyo recuerdo se conserva aún,
á pesar de siones.
lo
rápidamente que hoy pasan y se borran
Su defensa
impre-
tales
del célebre periódico Padre Cobos, que por vez
primera logró absolución bajo discurso pronunciado en
el
el
patrocinio de
Congreso sobre
la
abogado, y
tal
cuestión de
Italia
el
en
Marzo de 1 86 1, fueron en su tiempo acontecimientos muy ruidosos, la justa fama que el Sr. Mena traía
que consolidaron en Madrid de
Sevilla.
Varios escritos suyos, pequeños en volumen, pero no
en doctrina, entre los cuales recuerdo extradición, prueban lo que el Sr.
como
jurisconsulto filósofo,
sobre tantos otros,
Nuevo en
él
si
el relativo
Mena y
no hubiese pesado sobre
testimonio de la cultura de su espíritu y del interés que
despiertan los graves problemas de la Ética especulativa, sin
leyes,
tenemos en
grado
al
el brillante
examen y
refutación del
método experimental en todos
el
los
del creciente descrédito en
antiguas hipótesis metafísicas, avanza
la
campo de
la ciencia
como
abstracta
órdenes de
cienlas
torrente aselador, no ya
y desinteresada, sino por
moral y quitando á la ley su sanción más alta. En pos de la crisis ideológica ha venido la
crisis
la
del subjetivismo kantiano, habían inmolado
como
el
conciencia
moral;
se habían aterrado ante ningún abismo, los que,
y quimeras
la
que van cayendo
vida del Derecho, minando los fundamentos de
que no
las
consa-
moderno epicurismo, ó dígase días, merced á la
invasión del
de
oir,
que remozado en nuestros
utilitario-,
y prevalido
de
la ciencia
discurso que acabáis de
sensualismo
por
como
él,
dura tiranía del papel sellado.
la
cuyo apoyo fácilmente degenera en empirismo
cia,
á los delitos de
Zorrilla hubiera valido
y
los
en aras
fantasmagorías
todas las entidades metafísicas, lanzan ahora gritos de
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
314 angustia
al
encontrarse
de
al fin
la
jornada con que no bastan los
generosos é inconsecuentes postulados é imperativos de
la
razón
práctica para salvar del inminente naufragio la noción de bien, la
noción de
justicia,
encargado de sacar perpetrado por
noción de derecho y de responsabilidad
la
moral; porque otros
más
y más temerarios que
lógicos
consecuencias del
las últimas
idealismo alemán;
el
y renegando de
después que ésta había ya renegado de
ellos se
estéril
han
suicidio
la Metafísica,
misma, han retrogradado,
sí
con los varios nombres de evolucionistas, monistas y positivistas, el atomismo de Leucipo y Demócrito en Filosofía natural,
hasta hasta
el
hedonismo de
clamados
la
utilidad, el
placer, la
criterio
escuela cirenaica en Filosofía moral;
interés,
y
el
sensación han vuelto á ser pro-
la
y base de toda certidumbre como en los afrentoD'Holbach y La Mettrie. Hay ciertamente
sos días de Helvetius,
profundas diferencias entre
plebeya
la
del siglo pasado,
filosofía
y en el fondo tan poco experimental, y la que hoy procede armada con todos los recursos que, á manos llenas, le protan superficial
porciona
el
gigantesco desarrollo de las ciencias
ciencias antropológicas; pero ni
sean diversas, ni difiere los
mucho
puede decirse que
y de
las
conclusiones
punto de partida, aunque lleven
el
modernos evidente ventaja en
físicas las
el rigor del
método y en
la
extra-
ordinaria riqueza de los detalles. Centro de este movimiento, por lo
que toca á
la Etica,
ca, es la escuela
no menos que en
lo
perteneciente á
inglesa contemporánea, de
nes más violentas en
de los meridionales,
la
las
expresión,
realmente angustioso para parece que se nos cierra
ideal,
la
Lógi-
cual son derivacio-
como cuadra
al distinto
genio
exposiciones de materialismo práctico que
continuamente aparecen en Francia y en
y empequeñecida con
la
la
Italia.
El
vida del espíritu: por
el cielo;
y
la
esta continua
momento
es
todas partes
dignidad humana, rebajada
y
feroz
campaña contra
lo
apenas encuentra refugio sino en los consuelos de un pseudo-
misticismo vago, sin contenido y sin objeto, ó en las negras cavilaciones del pesimismo,
que comienza
á roer
y en
arrastrando los espíritus sar,
á
la
el
opio enervante del nirvana búddhico,
sordamente al
el
árbol de la civilización europea,
quietismo desesperado,
abdicación de toda actividad
y de
la
al
tedio de pen-
propia conciencia.
EXAMEN CRITICO DE LA MORAL NATURALISTA
Empiezan lista,
3I5
de regeneración
á notarse, es cierto, síntomas
espiritua-
pero ¡tan aislados, tan pálidos, tan fugaces, que más bien pa-
recen los últimos destellos de un sol moribundo, que
Hay
luces de una nue\'a auroral
primeras
las
sed y apetito de creencia,
y
algo
es esto, aunque no sea todo; pero en generaciones desecadas por los crueles abusos del análisis,
de tardar
mucho ha
literatura brutal,
germen místico en romper
el
me-
pervertidas por una concesión
mundo, desfloradas por una
cánica del
la
dura tierra y producir de
nuevo sus rosas inmortales.
Grande Querer
duda
es sin
gravedad de
la
tribulación de los espíritus, pero la
misma
puede darnos alguna esperanza de remedio.
la crisis
vivir sin metafísica es ciertamente
una
ilusión,
de que mu-
chos participan, aunque filosofen sin saberlo y aunque en su mis-
ma
negación vaya envuelto
norma de
moral, sin
puede darse en duradero.
De
vida, es
el
concepto metatísico; pero vivir
que en
individuo, pero
el
sociedad nunca será
la
aquí proceden las innumerables tentativas con que
pensamiento contemporáneo persigue de buena del ideal ético,
una
crítica
arredrarse por
sin
la
construcciones.
Desde
el positivista
que
fe la
el vicio dialéctico
estoico
del^« en
aspiran, de el
desde
hasta
el
si,
el
el
funesto prurito de
pensador estético que identifica
neo-kantiano encastillado en
la
belleza
dogmatismo
la
la
moral en
ciudad metafísica. Generoso es
el esfuer-
otro, á salvar los
Penates de
pero ya impotente y tardío:
el
enemigo está en
desde que se proclamó
la
relatividad del conocimiento
la plaza:
se declaró guerra cruda á todo lo trascendental, se
forzosa consecuencia la relatividad del deber, la
de
el
á despecho de su criticismo fenomenista, todos
un modo ó de
espantoso incendio de
zo,
tales
como medio de
hasta el pesimista que proclama la ley ascética
el bien,
de
se refugia en el altruismo,
emanciparse del universal dolor y aniquilar con
la
ley moral. Si
el
más
el
el interés
la
corazón de
y
imponía como
mera inmanencia
extendido
hedonismo universal, se impone como
elevada: será
el
pensar metafísico es una abstracción vacía,
tienen razón los moralistas utilitarios:
número,
el
determinación
demoledora con que
frialdad
implacable va demostrando
la existencia;
sin
un estado monstruoso é inhumano que
de
los espíritus
nobles
y
al
mayor
la categoría ética
selectos: el resto
de
ENSAYOS DE CRÍTICA FILOSÓFICA
3l6
humanos habrá de contentarse con
los
con
egoísta,
prensión
sima
aplicación aun para los
y
más
como en
prácticas de sus discípulos: en esto,
de epicúreos y lo
otras cosas, la
sabemos que han vivido como ascetas 6 á
manera que de
sí
la
mismo,
verdad constituye ya
la
sirve de preservativo contra
á
en
realizarlas
El ejercicio intelectual por
muchedumbre
aquella delicadeza
la la
casi
muchos
hay dignos de
espiritualistas
y
filósofos estoicos,
no se
secuencias lógicas del sistema, que persisten
gación de
huma-
utilitarios
y
figurar en la piara de Epicuro. Pero aquí
la
es grandí-
dicha de ser muchas veces inconsecuente:
menos como
fuere
que
sé
y
com-
la
gloria
la
Yo
rudos.
relativo fácil
hacer responsable á un sistema de las aberraciones
injusticia
nidad tiene
más
otro interés
hedonismo individual, que es materia de
el
trata sino
de
cuando salen de
desinteresada inda-
y
una virtud, y desde luego ¿quién puede pedir
vicios; pero,
ignara aquel grado de elevación
y refinamiento de sentido
y pureza moral,
interior
como que cobran nueva y más
los labios
con-
vida tengan sus adeptos.
pura
que mediante
larga educación granjea el filósofo? Las teorías inmorales
manitarias parece
las
mismas, sea cual
las
y
antihu-
corrosiva virtud
de un varón probo, austero é intachable,
que desmiente y contradice con sus obras
misma doctrina que
la
predica.
Pero no basta condenar esta doctrina en nombre de sus consecuencias prácticas: para la
verdad que
cierta, habría
como
la
el filósofo
verdad misma:
si
no hay más piedra da toque de doctrina fuera racionalmente
la
que resignarse á sus consecuencias, considerándolas
En
algo transitorio é inherente á la crisis.
mente
racional es
donde ha de darse
declamación, debe concentrar
y
la batalla,
el esplritualismo
el
terreno pura-
allí,
lejos
de toda
sus fuerzas, debilita-
das hoy, es cierto, por las antinomias que han surgido de su propio seno,
más bien que por
Ni Bentham, rios
ni
el
esfuerzo
y empíricos
juntos,
han perturbado tanto
noción moral
quecido tanto
la
los kantianos,
que afectando
noma las,
á la
y pujanza de
la
parte contraria.
Stuart Mili, ni Herbert Spencer, ni todos los
como
el
sustituir
utilita-
las espíritus ni enfla-
inconsecuente formalismo de
una moral inmanente y autó-
moral heterónoma y trascendental de
las antiguas escue-
conservan no obstante, y nada menos que con fuerza apodíctica,
EXAMEN CRITICO DE LA MORAL NATURALISTA todos los postulados de
317
en
la ética tradicional, salvo el dejarlos
el
como introducidos violentamente en el sistema é impuestos de un modo autoritario, que llega á degenerar en simbolismo místico. aire,
Después del degüello de entidades metafísicas perpetrado en Critica de la razón pura,
menos la realidad mas que como un
Kant no podía afirmar
puramente
que á nada
ley
obliga,
que carece de toda
perfección, llámese bien supremo,
extraña inconsecuencia, se
y
tiva
absoluta.
No
le
y á
lógico, de
como todos
tenido ignorado, de origen incognoscible
la
posibilidad ni
concepto de libertad
del deber, ni legitimar el
tipo formal, de valor
ni la
con-
noúmenos:
los
finalidad objetiva, llámese
la cual, sin
embargo, por
atribuyen los caracteres de impera-
desconozco
belleza
la
algunos conceptos kantianos; hasta
el
y elevación moral de mismo que el graa
esfuerzo
dialéctico hace para salvar el instinto moral de los terribles escollos
de
la
contradicción,
me
parece generoso y simpático; pero una
ca puramente formalista, jeto, tiene
el
que resolverse forzosamente en consecuencias negativas.
Para que alcance
el
valor de un ideal positivo que pueda ser
ley de vida, hay que comenzar por un acto de
dura cosa exigir á
de
fe
los lectores
de
la
moral es imposible contestar á
bajo, en algún principio de realidad,
móvil y
can
el
mo
moral a priori
damente,
al
la
ley
de
G^ra
las
los
que bueno ó malo,
operaciones de
la
muy
con actos alto
6
lógicos, bus-
voluntad. El formalis-
la
el
de toda con-
causa más remota, pero quizá
la
angustiosa anarquía de la conciencia filosófica que
deploramos. Vanamente
lidian
los
subordinando
la
la
noción del deber, la
Metafísica
razón pura ó teorética á
la
y funy supe-
razón prácracional
de
de todo punto incompatible con
la
Este recurso desesperado, que recuerda
las escuelas tradicionalistas, es
más hoy
neo-kantianos, especialmente
dar una Ciencia de la moral independiente de
tica.
Y
y no en símbolos
hundirse, ha envuelto en su descrédito
la
norma y
moral, que es
primera Critica.
Renouvier, por deducir racionalmente
rior á ella,
fe
una construcción quimérica que desgracia-
cepción idealista, siendo
honda, de
éti-
querer por el querer, la voluntad sin ob-
el suicidio
y apenas se concibe en hombres cuyo criticismo ha venido á parar en mero fenomenalismo, más próximo á la filo-
filosofía crítica,
sofía
de David
Hume
que á
la
de Kant, Querer imponer después
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
de esto una dogmática moral en nombre del principio supremo de la
razón práctica, y convertir
obligación en un juicio sintético a
la
pricri, de valor universal é incondicionado,
duda
podrá
tradicción monstruosa que basta por
sí
sola para quitar todo valor
racional á la nueva ética, formada de elementos
como
la
lihertaá prob/emática
y
el
cumbir á
para legitimar
la
O
sobra
¿Cómo no ha de
la
su-
de los deterministas una moral que empieza
los golpes
por declarar que
tan inconciliables
imperativo categórico.
metafísica del neo-kantismo, ó sobra su ética.
el
postulado de
la libertad real
no es necesario
existencia de la moralidad? Siquiera para
Kant
términos de libertad y moralidad eran idénticos, é inseparable
los el
satisfacer sin
exigencias del sentimiento moral, pero envuelve una con-
las
concepto de
la
voluntad libre del de
la
razón práctica. El impe-
rativo categórico recayendo sobre una libertad aparente nal, es
una de
las
más grandes aberraciones
ducido este tiempo tan aparente se
la
fértil
metafísicas
en raras invenciones.
imponen deberes
absolutos:
que se abstenga de su cumplimiento. Huyendo de estas dificultades, un
A
y fenome-
que ha pro-
una voluntad
no será gran maravilla
ingenioso
y agudísimo pensa-
dor moderno, Alfredo Fouillée, ha querido fundar una nueva doc-
de su doctrina metafísica de
trina moral dependiente
las ideas-fuer-
concepción original y profunda que puede calificarse de monismo idealista ó de evolucionismo metafisico. Pero en este sistema
zas,
el
fundamento del bien moral queda todavía más vacilante é inde-
fenso que en
nuamente
rectificable,
como
puesto que no se presenta
kantiana,
la analítica
realidad absoluta é imperativa, sino
como un
como un perpetuo
ideal relativo
y
llegar á ser, que
conti-
puede
conciencia subjetiva.
Y en vano se
habla de una conciencia universal que envuelve todas
las particula-
ser
no más que una
ilusión
de
la
res conciencias de los individuos, de
conciencias, porque esta
una sociedad universal de
misma conciencia
colectiva é ideal
ne mas que un valor inmanente y derivado de claro
que de
lo
inmanente y de
sumo, una moral
restrictiva
de
y
la relatividad
y de
lo
no
la experiencia.
las tie-
Y es
empírico puede brotar, á
lo
limitación, fundada en el principio
limitación de nuestro conocer, pero nunca una
moral persuasiva, para
la
cual siempre se requiere
más
sólido fun-
EXAMEN CRÍTICO DE LA MORAL NATURALISTA
damento que que
lo
binar
de una concepción meramente hipotética, no sobre
el
sino lo
es,
que deberá ser
el
reducir á un solo sistema
y
modo
solver de este
la
capacidad y potencia
angustiosa
huir del antiguo
filosófica;
dogmatismo
mundo. La realismo
el
que
los
pero
tentativa para
y
el
idealismo,
comy
re-
presente, es, sin duda, no-
crisis
empeño y demuestra en
bilísimo
3I9
tal
intentan verdadera
lo
empresa será
metafísico, se
estéril
por
si,
va á parar á un idea-
lismo sin consistencia, que ni puede servir de fundamento á una plena y adecuada interpretación de
imperio del bien y de
blecer
el
ciencia
de
la
lo real, ni
presente generación. Si
cosa meramente hipotética;
si
el
el
mucho menos
en
la justicia
resta-
perturbada con-
la
fondo del ser y del bien es
contenido de
la
moral se reduce
quizá á la infinita serie de las evoluciones fenomenales, poco medra la
causa de
la
moral con este nuevo dilettantismo pseudoidealista,
con este romanticismo
ético, tan lleno
de buenos deseos como im-
potente para realizarlos; y no es de extrañar que los espíritus posi-
y no muy avezados á las ingeniosas sutilezas de la pura espemás clara, lógica y consecuente la moral de Herbert Spencer, que á su modo tampoco niega lo incognoscible,
tivos
culación prefieran por
y deja
á salvo todo el fondo hipotético é ideal,
que cada uno puede
fantasear á su arbitrio.
Más bien que sección
seguir á nuestro
nuevo compañero en su hábil
di-
refutación de la moral positivista, he preferido llamar
y
vuestra atención sobre este nuevo aspecto del problema. Lenta-
mente
sin duda,
Hasta tido,
el
mismo positivismo
y quien compare
excluir los el
modo
pero de un
distraídos, se está iniciando
perceptible aun á los ojos
en toda Europa
que más boga alcanzan hoy,
mismos de Spencer, con
la
Lógica de Stuart
los escritos
de
Mili,
Littré,
modernas
filosofías empíricas,
sin
ó con
adver-
desde luego una diferencia profundísima, y descubrirá, no
sorpresa, en la trama de las tos
más
reacción metafísica.
se ha ido transformando en este sen-
los libros
Curso de Augusto Comte, ó con
tirá
la
sin
elemen-
de origen indisputablemente metafísico, reliquias de concepcio-
nes hegelianas, aspiraciones Filosofía
de
gado á caer
la
el
Naturaleza
(á
más ó menos
frustradas á
una nueva
pesar del descrédito en que había
lle-
nombre), una tendencia sintética en casi todos, y
ENSAYOS DE CRITICA FILOSÓFICA
320
¿quién lo diría? hasta reminiscencias leibnizianas. Favorecido por
movimiento de
este
más
los espíritus, tanto
sincero cuanto
espontáneo y menos previsto y calculado, ha levantado
como
idealismo realista, no
el
fórmula
escuela
puede
ser fecunda á condición
y
sino
cerrada,
final
cabeza
ni
menos
de concordia,
como tendencia
como
general, que
de desarrollarse en toda
más
la
la
sólo
variedad
plenitud de su aspiración, sin sujetarse á canon ni á disciplina
escolástica,
que vendrían á reducirla
seco á que llegó
la filosofía crítica
tinuadores de
obra de Kant.
No
se
me
la
embargo, que
oculta, sin
mismo estado de tronco
al
en manos de los impotentes con-
novísima tendencia no es por ahora
más grave
el
mula árida que mecánicamente sea repetida por Los tiempos no son ni
muy
peligro de la
de petrificarse en una fór-
el
los
discípulos.
propicios á ninguna clase de magisterio
de imposición dogmática, y generalmente cuantos hoy filosofan más del método que del término, y el que' y e.\por qué
se preocupan
suelen interesarles
menos que
cómo. El peligro está precisamente
el
en que, por recelo contra los abusos del dogmatismo, se huya
ahí:
de toda determinación dogmática, aun en portan á
ó es
tafísica,
rimental es
un contrasentido, y quien por
regresivo aspire á construir
en aquel sofisma, que de explicar Si
el
la
la
cosas que
más im-
por
el
nuevo procedimiento
primera, caerá de lleno
ciencia
mismo Augusto Comte,
era á los ojos del
lo
lo superior
lo inferior.
procedimiento regresivo no basta, menos bastará una nueva
hipótesis idealista,
de
las
pensamiento y á las leyes de la vida. La Meciencia trascendental, ó no es nada: Metafísica expe-
las leyes del
que por mucho que
ciencia positiva
como
el
con
se disfrace
monismo
el
manto
evolutivo de las ideas-
fuerzas, siempre vendrá á caer dentro de
uno de
los
términos
de este inexorable dilema: ó es una concepción trascendental, en
cuyo caso
se reduce á
una nueva y vergonzante restauración del filosotía de lo
proceso hegeliano, ó es un puro heraclitismo, una
inmanente, ó más bien
la
afirmación neta
ñable de las cosas sin fuente
inmortal ni
y
libre, sin el
Bien
Moral posible. Cambiar
el
y
sin orillas.
infinito
y
y simple del flujo irrestaSin el yo uno, idéntico,
absoluto, no
hay Metafísica
orden del procedimiento y poner como
EXAMEN
MORAL NATURALISTA
CRITICO DE LA
ideal realizable en cada
momento
32I
é imperfectísimo en todos, lo que,
de ser fundamento y causa de toda realidad actual y posible, es crear con el nombre de ideal una pura quimera que en
si
es algo, ha
cada posición y
momento de
la
conciencia se devorará á
sí
misma.
La Ética no puede ser el ideal de hoy ó el de mañana, el de este momento 6 el del otro, negándose y contradiciéndose eternamente como nacida de un monstruoso contubernio entre el determinismo y
la
actividad mental. El problema ético no tiene
luciones: ó el determinismo, ó
la
libertad.
mas que dos so-
Hay que
escoger franca-
mente entre uno y otro, porque no es solución el decir que la idea es ya acción comenzada, y en tal sentido fuerza eficaz y productora aun dentro de las condiciones del determinismo. La idea es una abstracción de si
admitimos
la
la
cual el
método experimental no sabe nada, y la idea, que apenas se concibe
actividad inicial de
sino radicando en sujeto consciente
campo de
Y real
y
libre,
entramos de lleno en
el
psicología tradicional.
la
á él habrá
que volver, aunque no en un
de cualquier dogmatismo,
ni
con
la
día, ni
por
el
camino
aparente rigidez lógica que
á algunos tanto enamora, sino por largos rodeos y tras de muchas experiencias
y desengaños, y seguramente también con algunos la jornada, porque nada ennoblece más el
positivos hallazgos en espíritu
parte de
humano y nada la
es para él tan positiva riqueza
ha conquistado. Tándem bona causa triiimphat, y ha de
como
aquella
verdad, pequeña ó grande, que por su propio esfuerzo
triunfar, ciertamente;
el
esplritualismo
pero en qué forma, sólo podrán decirlo
los venideros.
He
T Pelayo.
— Ensayes de critica
filosóficí
dicho.
VIII
EL FILÓSOFO AUTODIDACTO DE
ABENTOFAIL
(*)
Prólogo de
presa en Zaragoza,
la el