Historia de Alejandro Magno de Quinto Curcio por Micer Alfonso de Liñán/ History of Alexander the Great of Quintus Curtius by Messer Alfonso ... 9782503594910, 2503594913


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Table of contents :
Historia de Alejandro Magno de Quinto Curcio por Micer Alfonso de Liñán
1. Presentación
2. Individuos frente al humanismo: el siglo XV español
3. Alejandro Magno al servicio de la nobleza
4. La Historia de Alejandro Magno de Quinto Curcio en el siglo xv
5. Conclusiones
6. Criterios de edición
7. Historia de Alejandro Magno
8. Anexos
9. Glosario
10. Índice onomástico
11. Bibliografía
Índice
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Historia de Alejandro Magno de Quinto Curcio por Micer Alfonso de Liñán/ History of Alexander the Great of Quintus Curtius by Messer Alfonso ...
 9782503594910, 2503594913

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Historia de Alejandro Magno de Quinto Curcio por Micer Alfonso de Liñán

ALEXANDER REDIVIVUS Volume 14 Collection dirigée par Catherine Gaullier-Bougassas Margaret Bridges Corinne Jouanno Jean-Yves Tilliette

Historia de Alejandro Magno de Quinto Curcio por Micer Alfonso de Liñán Estudio y edición del BNE, Mss/7565

Adrián Fernández González

F

Este proyecto no se habría realizado sin la ayuda del Departamento de Español de la Universidad de Fribourg (Suiza) y, en especial, de nuestro director de tesis y maestro, el Prof. Hugo O. Bizzarri. A estos se suman el Instituto de Estudios Medievales (IEM) y la Sociedad Suiza de Estudios Hispánicos (SSEH), gran familia del hispanismo helvético. Gracias a todos y a todas por su apoyo.

© 2021, Brepols Publishers n. v., Turnhout, Belgium. All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted, in any form or by any means, electronic, mechanical, photocopying, recording, or otherwise without the prior permission of the publisher. D/2021/0095/160 ISBN 978-2-503-59491-0 E-ISBN 978-2-503-59492-7 DOI 10.1484/M.AR-EB.5.123707 ISSN 2466-5886 E-ISSN 2565-9189 Printed in the EU on acid-free paper.

A mis padres y a mi hermana

1. Presentación

Cuando Antonio Beccadelli relata, en sus Dichos y hechos de Alfonso, rey de Aragón, la dolencia del monarca y su resistencia a los tratamientos medicales, recuerda la voluntad del rey aragonés de distraerse con la lectura de algún autor clásico. Según nos cuenta, le recomienda entonces a un escritor en particular: De entre ellos, le sugerí que debía leer a Curcio para que, como suele decirse, recobrara el ánimo. Él comenzó a oír las gestas de Alejandro narradas por aquel eruditísimo escritor con tanto placer, tanta avidez y, en fin, con tanta felicidad que, ante el asombro de los médicos, aquel mismo día en que habíamos empezado la lectura, empezó a verse aliviado de la enfermedad y casi completamente restablecido. De este modo, dejadas de lado todas las otras distracciones, tres veces al día procedíamos a la lectura y así, en muy poco tiempo, terminamos el libro. A partir de aquel día frecuentemente se burlaba de los médicos diciendo que Avicena era un escritor de refranes que no merecía la pena y que Curcio merecía todos los honores1. A través del tópico de la literatura-medicina, Quinto Curcio es presentado como un erudito cuya lectura permite realizar un auténtico milagro: curar a Alfonso el Magnánimo mediante las hazañas del conquistador por antonomasia, Alejandro Magno. La felicidad del rey aragonés demuestra, más generalmente, el gusto de los lectores por los autores y los héroes de la Antigüedad, un fenómeno muy difundido entonces en la España del siglo xv. Las Historiarum Alexandri Magni de Quinto Curcio fueron conocidas en la península ibérica gracias a la labor de Pier Candido Decembrio. El humanista italiano finalizó la traducción toscana de su obra el 21 de abril de 1438. Dedicada a Filipo María Visconti, duque de Milán y gran aficionado de la cultura clásica, la obra de Curcio gozó de una fortuna inesperada en los años siguientes. Muy pronto, la versión de Decembrio fue traducida a su vez al castellano, catalán y portugués, para ser leída por varios nobles que buscaban un deleite semejante al de Alfonso el Magnánimo. En pocos años, Curcio tuvo un éxito que lo llevó a ser entronizado como una auctoritas suplementaria junto a Plutarco, Valerio Máximo o Séneca. Así lo demuestra la ubicación del autor en bibliotecas de cierto prestigio, como la del Marqués de Santillana o la del Conde de Haro.



1 Ed. López Moreda, 2014, p. 87-88.

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p r e s e n tac i ó n

Más interesante todavía es su presencia, por aquellos años, en una biblioteca más pequeña del castillo de Cetina, localidad de la actual provincia de Zaragoza. Esta versión castellana de Quinto Curcio es el tercer texto de un códice conservado hoy en día en Madrid, en la Biblioteca Nacional de España, con la signatura Mss/7565. Menciona, además, el nombre del traductor: Alfonso de Liñán. Se trata justamente del antiguo propietario de la fortificación de Cetina. Por desgracia, nada – o casi nada – sabemos de la hipotética actividad literaria o traductora de Liñán, salvo la fecha de su muerte, en 1468. Su nombre parece ser uno más en la lista extensa de traductores del siglo xv. No destaca en las noticias históricas y su vida ha caído casi por completo en el olvido. Por ende, desconocemos a priori las motivaciones del traductor y las razones de su interés por Alejandro Magno y Quinto Curcio. Aun así, estas consideraciones iniciales nos llevan a una primera deducción: Alfonso de Liñán tradujo el texto y lo conservó en su biblioteca, por lo que se supone que su labor tuvo un objetivo ante todo personal. El aragonés quería un ejemplar de la Historia de Alejandro para su colección. ¿Qué beneficio sacaba de esta obra? ¿Por qué haber realizado su propia traducción? Y sobre todo, ¿qué representaba Alejandro para él? Estas interrogaciones supusieron el punto de partida de este trabajo. Desde el primer momento, nos llamó la atención la vinculación que podía tener un modelo regio como Alejandro Magno con un noble menos famoso. Más allá de personalidades de la talla de Francisco Imperial, Enrique de Villena, Íñigo López de Mendoza o Juan de Mena – los «paladines de la nueva orientación2» – se hallaba un interés semejante por la figura del macedonio en estratos inferiores. Sin embargo, muchos de estos traductores y coleccionistas permanecieron en el limbo de la historia de la literatura. Por lo tanto, nos movió ante todo cierta curiosidad por estas figuras de «segunda categoría» y, muy pronto, un deseo de restituirle el debido mérito a quienes se ocupaban de traducir textos que no estaban al alcance de los demás. En respuesta a estas interrogaciones y a unas primeras reflexiones3 cristalizadas en un proyecto doctoral, el presente volumen ofrece el estudio y la edición de la Historia de Alejandro en castellano de Alfonso de Liñán. Este éxito de Quinto Curcio no fue puntual y respondió, más generalmente, a dos tendencias: por un lado, entraba en la nueva corriente humanista que afloraba en la península ibérica; por otro lado, culminaba una amplia tradición alejandrina en la literatura medieval española. En los dos primeros capítulos, delinearemos ambos ejes para dar paso al estudio del manuscrito y su ubicación en la rama castellana de las Historiae de Quinto Curcio. El texto presenta particularidades muy interesantes desde una perspectiva filológica: estamos ante un aragonés que tradujo al castellano a partir de un texto italiano. En esta línea, nuestro análisis se beneficia especialmente del hallazgo de lo que consideramos como la fuente italiana directa del traductor: el Madrid, BNE,



2 Lapesa, 2014, p. 232. 3 Fernández González, 2017, 2018a, 2018b, 2019.

pre se ntaci ó n

Mss/6564. Una vez asentada esta filiación, veremos cómo este testimonio permite valorar con mayor precisión el tipo de traducción que Liñán llevó a cabo, así como los rasgos lingüísticos predominantes en su obra. Cerraremos nuestro estudio filológico con un comentario recapitulativo a partir de las anotaciones en margen de los testimonios castellanos de Quinto Curcio, para responder a la pregunta siguiente: ¿cómo se leía al autor clásico en el siglo xv en España?

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2. Individuos frente al humanismo: el siglo XV español

El siglo xv fue despertando progresivamente el interés de la investigación a causa de su complejidad y esta fue recordada por J. A. Maravall: «tiene mucho de nuevo, en grado tal que justifica que el historiador reconozca en él una época diferenciada y definida de nuestra cultura4». No podía ser de otra forma después de un siglo xiv marcado por una crisis económica y, más todavía, por la tragedia demográfica de la Guerra de los Cien Años, las epidemias de peste, los conflictos políticos del reinado de Alfonso XI, la guerra de los dos Pedros y, a su vez, el advenimiento de la dinastía Trastámara en 1369, con el fratricidio de Pedro I por el futuro Enrique II, en Montiel. Este cambio de dinastía en Castilla tuvo una importancia fundamental en la restructuración de los bandos nobiliarios. Destaca particularmente el reinado de Juan II (1406-1454), que accedió oficialmente al poder después de la regencia de Fernando de Antequera. Aun así, quien asumió las riendas del gobierno en la práctica fue su valido, don Álvaro de Luna. Las tensiones nobiliarias del momento sobresalieron a través de la oposición entre el bando monárquico y el bando de los infantes de Aragón. Como consecuencia, se produjo una serie de alianzas movedizas que se ejemplificaron con la batalla de Olmedo, en 1445. En contrapartida de su revés político, Juan II creó una corte interesada por la cultura. El monarca dominaba el latín y contribuyó a la renovación cultural de Castilla en la que participaron, entre otros, Alfonso de Cartagena, Enrique de Villena o Íñigo López de Mendoza5. A su vez, durante el reinado de Enrique IV (1454-1464), los criados y otros nobles de posición inferior recibieron promociones que crearon nuevas tensiones con los grandes nobles. El poder efectivo estaba entonces en manos de validos como Juan Pacheco, Beltrán de la Cueva o Miguel Lucas de Iranzo. A estos se opuso un núcleo constituido por Alfonso Carrillo, el conde de Haro, el almirante de Castilla y el Marqués de Santillana. También destaca el papel de la Corona de Aragón durante el siglo xv6. A partir de 1420, Alfonso V el Magnánimo estableció la expansión a Italia como un objetivo político y a este se adscribió la célebre derrota de Ponza (1434) – que inspiró al Marqués de Santillana su Comedieta de Ponza –, donde los miembros de la realeza fueron hechos prisioneros hasta ser liberados gracias al duque de Milán, Filippo Maria Visconti. Alfonso V terminó haciéndose con Nápoles, donde desarrolló una corte de



4 Maravall, 1966, p. 239. 5 Sobre el reinado de Juan II y los Trastámara, ver Vicens i Vives, 1974; Porras Arboledas, 1995. Acerca de su corte literaria, ver Menéndez Pelayo, 1959. 6 Rovira, 1990.

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gran esplendor cultural. El vínculo político entre ambas penínsulas constituía una de las vías de comunicación privilegiadas para el intercambio de conocimientos. Muchos fueron los que viajaron a la corte napolitana y, más generalmente, al resto de Italia7. Ahora bien, el acontecimiento que asienta unas relaciones duraderas entre los humanistas italianos y los intelectuales españoles es el concilio de Basilea (1431-1440), para el cual el monarca castellano Juan II había elegido a Alfonso de Cartagena como representante. Durante su estancia, este dictó el discurso famoso de la superioridad del rey de Castilla sobre el de Inglaterra, así como algunos comentarios sobre la importancia de la lengua vernácula. Cartagena ya había actuado entonces como traductor (p. ej. con el De inventione de Cicerón). En esta línea, los años 1436 a 1439 constituyeron un momento clave para el humanismo en España. En efecto, durante su estancia, Cartagena entró en contacto con Leonardo Bruni, con el cual mantuvo una disputa – conocida como la «controversia alfonsiana» – acerca de su traducción de la Ética de Aristóteles8. Muy pronto, se sumaron a ella Pier Candido Decembrio a favor de Bruni y el cardenal Pizzolpasso como mediador. La disputa desembocó en una amistad epistolar duradera entre ambos bandos. El encuentro entre Cartagena y Bruni dio lugar a tres etapas claves para la llegada del humanismo a España9. La primera es justamente esta relación epistolar, el primer contacto verdaderamente humanista entre ambos territorios, que los discípulos de Cartagena perpetuaron (Alfonso de Palencia y Rodrigo Sánchez de Arévalo). La segunda etapa se inicia con el viaje a Italia de estos mismos discípulos, a los que se sumaron otras personalidades destacadas, como por ejemplo Juan de Mena o Juan de Lucena. La tercera alude a estos mismos contactos que favorecieron la importación de libros, fueran clásicos o fruto de la pluma de estos humanistas. Por este medio, Alfonso de Cartagena le rogó a Decembrio que le dedicara sus versiones de la Vita Homeri y de la Ilias a Juan II. También entran en el recuento los «cazadores de manuscritos» que viajaron a Italia a petición de unos promotores interesados en las últimas novedades. El más representativo de ellos fue Nuño de Guzmán, mandatado, entre otros, por el Marqués de Santillana10. Guzmán conocía a Pier Candido Decembrio – este le dedicó su Comparación entre César y Alejandro – y residió en Italia para encontrar traducciones nuevas e incluso para traducirlas él mismo (como el De ira de Séneca). No fue el único contratado por el Marqués para encontrar textos. También lo fueron su hijo Pedro González de Mendoza, Pedro Díaz de Toledo o Martín de Ávila11. Estas primeras vías de acceso al humanismo dieron lugar a numerosos contactos italo-hispánicos y, por ende, llevaron muy pronto a la reflexión de la existencia o no



7 Para contactos más tempranos entre España e Italia, ver Sanvisenti, 1902; Farinelli, 1929; Gómez Moreno, 1994. 8 González Rolán, Moreno Hernández y Saquero Suárez-Somonte, 2000. 9 Ibidem, p. 15. 10 Sobre Nuño de Guzmán, ver Lawrance, 1982. 11 Ver la lista ampliada de Santoyo, 2009, p. 379.

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del humanismo en España, en una suerte de «revolución desde arriba»12. El aire nuevo propulsado por los humanistas no era del agrado de toda la sociedad y el núcleo reacio fomentó la oposición tópica entre Armas y Letras13. El campo de la filología no tenía mayor fortuna en España: mientras Poliziano ya desarrollaba los conceptos de «arquetipo», «codex descriptus» y «collatio», los lectores españoles cuestionaban menos las versiones que manejaban, porque eran de todas formas mejores que un texto fragmentado en los florilegios y epítomes. De ahí que se concluyera que los españoles eran más receptivos que activos en la labor filológica14. La innovación del siglo xv no le debe todo a la influencia humanista de Italia. Otra vez, J. A. Maravall acertaba al insistir en que el interés renovado por los clásicos no era fruto de estos nuevos contactos, sino que venía más bien de «una posición tradicional [que] responde a la permanencia del espíritu de la Edad Media que ahora se expresa con más rigurosos términos15». Para Maravall, esta atención a los clásicos se debía ante todo al paso a una lectura instructiva como «factor de emulación», es decir en la participación activa de los clásicos a la reelaboración del espíritu tardomedieval. La «visión cumulativa» de la historia que tenían entonces los lectores de la época permitía que, gracias a los antiguos, los modernos pudieran superarse16. Los clásicos gozaban entonces de una función determinada dentro de las preocupaciones del momento. Estas claves conceptuales e históricas no tuvieron una fortuna unánime para la crítica. A pesar de reconocer la originalidad del siglo xv, se ha cuestionado su afiliación a conceptos como «humanismo» o «renacimiento». Una breve incursión en el debate sobre la existencia – o no – de un humanismo en la España del siglo xv nos permitirá despejar una serie de ejes importantes para nuestra reflexión sobre la traducción de Quinto Curcio en ese periodo.

2.1. ¿Humanismo(s)? El debate en torno al concepto de «humanismo» ha sido muy activo en las últimas décadas. La polémica ya procede de la propia polisemia de la palabra, la cual desembocó en una multiplicidad de definiciones y terminologías a menudo solapadas, con la consecuencia de enredar la discusión. Prueba de ello es la aparición frecuente de «estados de la cuestión» por parte de especialistas e incluso por parte de quienes se enfrentaron a una temática en relación con el humanismo o uno de sus aspectos. En un plazo temporal relativamente reducido, sea en contribuciones teóricas o en

12 Kohut, 1982, p. 645. 13 Russell, 1978, ve en Castiglione el primero que concilia las Armas y las Letras con su Cortegiano; en contra, Lawrance, 2012. 14 Gómez Moreno, 1994, p. 67. Pese a ese retraso filológico, la lengua se benefició de los préstamos latinos. Ver Eberenz, 1991; Harris-Northall, 1999; Dworkin 2002. 15 Maravall, 1966, p. 245. 16 Ibidem, p. 276-277. Ver también Crosas López, 2010. Esto explica la tendencia evemerista de algunos autores, por ejemplo Enrique de Villena y sus Doze trabajos de Hércules.

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introducciones a ediciones, hallamos varias tentativas de síntesis, todas decididas a definir un siglo XV novedoso y peculiar17. Por lo general, el abanico de la crítica acerca de la existencia de un humanismo propio a Castilla en el siglo xv va desde una posición escéptica a la afirmación de un movimiento humanista bien presente18. Como respuesta a la sugerencia de un humanismo castellano en el siglo xv, se hizo necesaria, ante todo, la distinción entre el bando italiano y el español, el segundo subordinado al primero, profundizando así en la línea de F. Rico: En las primeras generaciones, el ‘humanismo’ de los poderosos no solía pasar de una lectura de los antiguos con los anteojos de la «cavalaria» y «lo regiment de la cosa pública» y de un clasicismo apuntado a la bibliofilia, el coleccionismo y las artes. Ligero y superficial como era en sí mismo, tenía, no obstante, un decisivo efecto multiplicador19. La idea de un ámbito hispánico inferior a la magnificencia de Italia incluso dio lugar a algún que otro artificio léxico, como por ejemplo la distinción entre un «humanismo clasicizante» castellano frente al «humanismo clásico» italiano20. Sin embargo, la crítica fue nivelando poco a poco ambas ramas mediante una dicotomía – aquí voluntariamente esquemática – que muchas veces contribuyó a clasificar con demasiada rigidez unos fenómenos culturales complejos. Por un lado, tendríamos un concepto que reúne labores humanísticas profesionales y universitarias, con su cuna en Florencia, cuya problemática es fundamentalmente lingüística y estética. El paradigma de este primer humanismo «italiano», más renacentista, se ha completado con matices filológicos, literarios, latinos y clásicos. Por otro lado, en España, el movimiento del llamado «prerrenacimiento21» evoluciona hasta ser percibido como el fruto de una élite precursora con preocupaciones filohumanistas, pero todavía rehén de su formación escolástica y enfrentada a una oposición vehemente de conservadores22. Estos dilettanti – supuestamente inferiores a los auténticos humanistas latinos – son los protagonistas de un movimiento cuyo paradigma demuestra claramente esa dicotomía maniquea: vulgar o vernáculo, clasicizante y señorial23. Por ende, en oposición a un humanismo italiano de corte renacentista, el humanismo castellano aparece como más medieval.

17 Ver, por ejemplo, Kohut, 1982; Di Camillo, 1976, 2010; Lawrance, 2012; Salvador Martínez, 2016. La profusión del debate ha tenido, como contrapartida desafortunada, la fijación estereotipada de algunas opiniones que lo ralentizaron, como la de Round, 1962, señalada por Di Camillo, 2010, p. 28. 18 Para las posiciones reacias, ver Round, 1962; Russell, 1978; Rico, 1978, 1993. Este es el más firme, al concibir el humanismo desde una perspectiva claramente filológica, de ahí el papel esencial de Nebrija. Sin embargo, el corte a nivel lingüístico no fue tan claro a nivel social. En contra, Di Camillo, 1976, 2010; Lawrance, 1986, 2012. 19 Rico, 1993, p. 83. 20 Russell, 1978. 21 Lida de Malkiel, 1984. 22 Para Moreno Fernández, 2008, p. 13, el humanismo castellano es un hecho cortesano, es decir la alianza entre «caballeros cultos y letrados conversos no profesionales», fuera de las universidades. 23 Monfrin, 1963; Russell, 1978.

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A estas dicotomías excluyentes se añaden otros aspectos del debate que dificultan la creación de una definición uniforme. Ora se ha considerado el fenómeno más allá de la oposición espacial entre Italia y España, hasta dar lugar a humanismos casi regionales (Castilla, Aragón, Cataluña, Florencia, Nápoles, Sicilia, etc.); ora se ha hecho hincapié en las categorías históricas tradicionales «medieval» y «renacentista», a menudo desde una perspectiva temporal. En ambos casos, la frontera establecida intuye una ruptura que repercute necesariamente en los conceptos definidos. Una de las pruebas más significativas de la polémica sobre el humanismo se halla en la voluntad de ubicar a los principales protagonistas del siglo xv en un elenco que va de lo anticuado/medieval a lo moderno/renacentista. A pesar de que ya se advirtiera de que no se podía hablar de individuos renacentistas o no, sino más bien de una mentalidad o un colectivo prerrenacentista, muchos han dado cabo suelto a sus propias interpretaciones de las grandes figuras de la época24. Así, el Marqués de Santillana o Juan de Mena han sido vistos como buenos representantes del humanismo y, en otros casos, como figuras todavía medievales. Ahora bien, Alfonso de Cartagena es quien más divergencias provoca, al ser asociado con un espíritu medieval muy escolástico o, por el contrario, al ser percibido como la clave de bóveda del humanismo castellano25. Incluso podríamos remontar antes del siglo xv y reflexionar sobre la faceta humanista del Canciller Ayala26. Poco a poco, la consideración paralela de un humanismo castellano atento a las novedades italianas ha ido ganando puntos. Quien mejor ha expresado esta nueva tendencia ha sido J. Lawrance. Al poner de manifiesto los nuevos hábitos del lectorado del siglo xv y su mayor laicidad, ofrece el concepto de «humanismo vernáculo27». Ante todo, recuerda que la traducción vernácula de los clásicos constituía uno de los puntos de mayor interés para los promotores de la época, la mayoría de ellos nobles y miembros de la corte. Para contrarrestar su aburrimiento, estos lectores buscaban versiones accesibles de los textos latinos y griegos. La ejemplaridad de estos modelos les ofrecía entonces respuestas sobre las conductas adecuadas tanto en lo privado como en la res publica, además de ser un espejo notable para la caballería y la nobleza. Sin embargo, el estudioso no se olvida de mencionar que la tendencia no es uniforme y que muchos seguían enfrentando las Armas y las Letras. Aun así, sintetiza su exposición con una propuesta de definición que relativiza el peso del ámbito educativo para la concepción del humanismo castellano en beneficio del papel de la traducción: The purpose of my paper has been, in fact, to propose that these translations represent something we could call «vernacular humanism». It has always seemed to me that the least relevant argument one could bring to bear against seeing some sort of renewal of the classical spirit in the fifteenth century in Spain would be that

24 Maravall, 1983, p. 19. 25 Sobre su espíritu medieval y escolástico, Russell, 1978; Kohut, 1982, p. 640. Di Camillo, 1976, 2010, defiende el protagonismo de Cartagena en la llegada del humanismo a España. 26 Tate, 1970. 27 Lawrance, 1986.

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the Spanish humanism of this time was not carried out in the Latin of Valla and Poggio. Of course, the use of Latin made a great difference: though one eminent scholar has recently confirmed Wilamowitz’s old dictum that, with the exception of Valla and Politian, the humanists were not philologists, the Italian brand of humanism was more professional, more scholarly, perhaps more profound. But scholarship was not necessarily more important than translation for the eventual achievement of the Renaissance in literature: the splendid fusion of classical forms with the life and thew and muscle of the living languages. Besides, Latin humanism was not, contrary to common belief, the only form of humanism practised in Italy, or even in Florence28 […]. En el fondo, el especialista no niega las diferentes dimensiones de un humanismo que es por lo general considerado a partir de Italia. Sin embargo, recuerda que esa rama más filológica y pedagógica no se enfrentó a un ambiente tan reacio y que, en este sentido, se debe relativizar la opinión geocéntrica de los humanistas italianos: «Pompous Italian visitors to Spain at the end of the century […] were fond of scoffing at Spaniards’ lack of Latin; they fell into the trap of supposing that a Renaissance which was different from theirs was not a Renaissance. History suggests that the truth was more complex29». Posicionamientos como los de Di Camillo y Lawrance han permitido superar las ramificaciones binarias acerca del humanismo italiano y luego castellano. A estas reflexiones se han sumado muy pronto otros argumentos interesantes. En primer lugar, se ha disminuido la supremacía de un humanismo cívico florentino, pues existía igualmente un humanismo señorial en la misma área geográfica. En segundo lugar, se le ha restado importancia a distinciones nacionalistas. Se insiste entonces en que el civismo no es exclusivamente florentino y que algunos españoles como Diego de Valera también lo encarnaban. A su vez, se han flexibilizado las terminologías en beneficio de elecciones más neutras y generales que no responden forzosamente a un área geográfica específica30. En tercer lugar, se han revalorizado las áreas de estudio propiamente hispánicas. Si antes se consideraba que el humanismo vulgar dependía directamente de su homólogo latino situado en Italia – de ahí la idea errónea de una translatio studii casi total de una península a otra – la herencia cultural propia de la península ibérica se ha ido revalorizando. En esta misma perspectiva, se han ido relativizando las delimitaciones de los humanismos a reinados, como en la idea de que la corte de Juan II era más humanista que la de su sucesor31. En último lugar, se han empezado a señalar las limitaciones de la periodización histórica tradicional, es decir, se ha ido disociando el «renacimiento», como construcción historiográfica determinada, de un «humanismo» recurrente tras periodos más oscuros32. Liberado

Ibidem, p. 78. Ibidem, p. 79. González Rolán, Moreno Hernández y Saquero Suárez-Somonte, 2000, p. 43-44. Salvador Martínez, 2016, p. 567, recuerda justamente que el reinado de Enrique IV fue el grueso de la lucha entre humanismo vernáculo y humanismo latino. 32 Ynduráin, 1994.

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así de su pareja «renacentista», el humanismo se podría revisar a través de sus distintas modalidades y dependencias, de acuerdo con el contexto histórico correspondiente. Este último punto merece mayor atención. En respuesta a esta dinámica de reconsideración de los periodos históricos y de los conceptos aferrados a delimitaciones temporales, Salvador Martínez hace remontar el humanismo castellano hasta Alfonso X33. De manera general, considera que el humanismo nació «mucho antes que el humanismo florentino, teniendo ya resonancia en la filosofía griega y la antigüedad clásica y reapareciendo en distintos momentos de la historia siempre que el hombre ha necesitado buscar soluciones científicas nuevas a sus problemas terrenos34». El investigador va más allá todavía, al proponer una cronología del humanismo a partir del siglo xiii. En ese periodo coexisten una forma vernácula y otra latina, ambas dedicadas al estudio del hombre en su conjunto. A finales del siglo xiv y principios del siglo xv, se perfila un humanismo clasicista que se extenderá de nuevo en el siglo xvi, durante el Renacimiento, a todo el hombre. En ningún caso las etapas son excluyentes y el auge de las lenguas vernáculas explica la ampliación del paradigma del humanismo clasicista. Se basa el investigador en las explicaciones etimológicas de Aulio Gelio (s. II d.C.) que distingue entre filantropía (amabilidad y benevolencia hacia su próximo) y paideia (dominio de las bellas artes), esta última como rasgo diferenciador del hombre con el animal. Para Salvador Martínez, la aspiración humanista de Alfonso X se afilia a la segunda noción. Del mismo modo, el humanismo clasicista sigue esta concepción más técnica, que los humanistas italianos restringen al desechar algunas de las disciplinas del trivium medieval para centrarse en la gramática y la retórica. En este movimiento entra el humanismo latino de los italianos, acogido en Iberia con entusiasmo o vehemencia. Así pues, el interés principal de esta cronología es la voluntad de ofrecer un modelo general del humanismo, con una ramificación que incluye a su manera las dependencias de sus modalidades. En definitiva, vemos cómo, progresivamente, el elenco previo se ha diversificado y ha problematizado sus herramientas iniciales hasta volver a una definición general del humanismo como «exaltación de todos los valores que distinguen al hombre del bruto35». Dichos valores se interpretan y actualizan «de acuerdo con exigencias y directivas determinadas por las respectivas culturas nacionales36», para crear una serie de modalidades que dependen del contexto en el que se sitúan. De esta forma, la recuperación de la Antigüedad en el periodo que nos interesa viene a ser un rasgo genérico del «humanismo clasicista», que se puede considerar como una modalidad – un subparadigma – de la definición anterior, al cual se afiliaría el humanismo vernáculo como modalidad lingüística, por lo menos hasta el momento en que el castellano logra acceder al rango de lengua de cultura, gracias a Nebrija.

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Salvador Martínez, 2016. Ibidem, p. 24. Ibidem, p. 24. Di Camillo, 1996, p. 227.

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La utilidad de la terminología de Lawrance sigue siendo válida en este sentido. Al fin y al cabo, es evidente que la actitud de la crítica y la elección de una modalidad específica del humanismo responden, por lo general, a la naturaleza del corpus que maneja y a la lectura que hace de este. En nuestra reflexión, el «humanismo vernáculo» nos sirve de base porque pone de relieve dos polos fundamentales para entender el éxito de Quinto Curcio en el siglo xv. El primero – ya lo hemos señalado – sitúa las traducciones al centro del movimiento como vías de acceso al conocimiento. En cuanto al segundo, apunta directamente hacia los debates sobre caballería y nobleza que ocupa a la élite de la época. La valorización de las Letras respecto a las Armas puede ser un tópico frecuente en la literatura caballeresca, pero Lawrance no lo concibe como tal, sino como «something more intriguing than a bookish topos. It is a reflection of social reality37». La recuperación de los clásicos – aspecto fundamental de cualquier definición del «humanismo» – se ciñe ante todo a una perspectiva utilitaria: «that the classical moralists, historians and epic poets offer important practical lessons to noble readers on the conduct of their profession and of the ‘republic’s’ affairs38». Los clásicos son fuentes empíricas, particularmente para quienes hacían remontar la caballería a la militia romana. De este modo, las hazañas de la Antigüedad no representan solamente una serie de ejemplos útiles. Más aun, con cierta especularidad, se afirman como predecesores directos de los hombres que los leen39. Así pues, Lawrance tiene en mente la ejemplaridad de los modelos antiguos, pero sobre todo los valoriza dentro de los debates ardientes sobre la caballería y la nobleza. Recuerda que los lectores de la época reflexionan cada vez más a partir del paradigma de la virtus al servicio de la res publica – Diego de Valera es quizás el mejor representante de esta tendencia – y que, por lo tanto, el humanismo vernáculo también se debe entender a través de estas polémicas. Por ser valorados como máximo ejemplo de sapientia y fortitudo, los héroes antiguos son invocados una y otra vez en el entramado discursivo caballeresco y nobiliario. A nuestro entender, Lawrance incluso podría haber llevado la reflexión más allá de estos debates, pues son las causas subyacentes de un fenómeno más amplio en esa época. En efecto, Maravall ya destacaba que la compleja «situación social [actuaba] de potenciadora del individuo40», visible con la expansión del género biográfico y la sustitución de los modelos altomedievales por los modelos éticos clásicos. El complejo contexto sociopolítico del momento obliga a un cuestionamiento progresivo del hombre, que ya no es simplemente el elemento de un mecanismo estamental fijo. Por el contrario, el ambiente social movedizo le obliga a luchar por y para su posición. En esta línea, muchos textos tendrán un propósito promocional o legitimador. La Antigüedad aparece, entonces, como una fuente de modelos valiosos para lograr ese 37 Lawrance, 1986, p. 64. 38 Ibidem, p. 67. 39 Ibidem, p. 68-69. Se apoya en el prólogo del Cancionero de Baena, donde el compilador recuerda que el estudio de los clásicos no es solamente instructivo, sino necesario para que los nobles conozcan las hazañas antiguas. 40 Maravall, 1983, p. 23-24.

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objetivo, de ahí la comparación creciente de personalidades del siglo xv español con los héroes clásicos. Por consiguiente, el «humanismo vernáculo» debe verse como la consecuencia de las aspiraciones sociopolíticas de la Baja Edad Media, fuertemente conectadas al auge del individuo y los debates que genera, lo que influye significativamente en la búsqueda de versiones vernáculas que permitan acceder a esa «nueva» fuente de conocimientos. Ambos núcleos – las traducciones y el auge del individuo – merecen, pues, mayor atención. En un primer momento, volveremos sobre los acontecimientos claves del éxito de las traducciones y sus características. Luego, nos centraremos en las razones de una fragmentación social que permitió el desarollo de una conciencia más individual, para la cual el éxito del género biográfico representa el mejor ejemplo.

2.2. Las traducciones Las traducciones no son un privilegio del otoño de la Edad Media puesto que, ya en los siglos anteriores, estaban íntimamente ligadas a la labor regia (como Alfonso X)41. La gran novedad se sitúa en el transcurso del siglo xiv, cuando el interés por la cultura árabe disminuye y aumenta, por el contrario, el contacto con el mundo occidental. Francia e Italia se convierten en nuevos almacenes de conocimientos, particularmente la península itálica, gracias a Cataluña, la Corona de Aragón y los contactos de humanistas con la corte castellana y su entorno42. Según hemos visto, el intercambio epistolar entre Alonso de Cartagena y Leonardo Bruni – en el que intervienen el cardenal Pizzolpasso y Pier Candido Decembrio – es fundamental para la historia del humanismo hispánico y la traducción. Se ha indicado muy a menudo como el primer contacto formal con los humanistas italianos, y queda claro que esta amistad permite desde entonces la llegada de nuevos materiales. No pretendemos profundizarlo aquí, pero sí recordar que el objeto de la controversia entre Bruni y Cartagena es justamente una traducción, la de la Ética de Aristóteles. En este sentido, la traducción resulta crucial como vía de acceso a los textos en lengua extranjera y, en la controversia alfonsiana, como objeto de debate. En la Baja Edad Media, este fenómeno se acompaña de un aumento significativo de las traducciones debido a los intereses señoriales de la península, que buscan una nueva vía de acceso al saber43. Durante la Edad Media, la oferta disponible se articula en torno a dos modalidades que siguen el tópico jeronimiano, es decir un proceso de translación palabra por palabra (verbum ad verbum) o según el sentido (sensus ad sensum). En el periodo que nos interesa, la primera opción suele ser privilegiada, puesto que el traductor puede perfectamente emprender su labor sin haber leído 41 Sobre las traducciones medievales, ver Alvar, 2005, 2010; Alvar y Lucía Megías, 2009; Borsari, 2010; González Rolán, Moreno Hernández y Saquero Suárez-Somonte, 2000. Más materiales bibliográficos en Conde, 2006. 42 Santoyo, 2009, p. 241. Véanse las entradas dedicadas a la traducción castellano-catalán y catalán-castellano en el diccionario de Lafarga y Pegenaute, 2009. 43 Así lo demuestran las estadísticas en Faulhaber, 1997; Alvar 2005.

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el texto previamente. Realiza así una traducción muy literal donde pueden calcarse mecánicamente fenómenos lingüísticos44. Por otro lado, el trabajo suele llevarse a cabo más rápidamente. Así pues, esta manera de traducir no necesitaba demasiado profesionalismo y sufría la propia ignorancia del traductor45. Se puede establecer una tipología más detallada de las traducciones: directa/ indirecta y vertical/horizontal46. Por un lado, se distingue entre la versión consecutiva al original (directa) y el texto procedente de una versión intermedia (indirecta). Por otro lado, y teniendo en cuenta esta vez la jerarquía lingüística, tendremos una traducción vertical cuando pasemos de una lengua de prestigio (latín, griego) a una versión vernácula – de ahí la idea de «romancear» la fuente – y una traducción horizontal si se traduce desde otra lengua vulgar, sea intra o extrapeninsular (p. ej. Catalán > castellano; italiano > aragonés). Por lo general, las traducciones que conservamos son indirectas y se realizan hacia la lengua que mejor maneja el traductor (de lo contrario se habla de traducción inversa). Por ejemplo, las Décadas de Tito Livio fueron traducidas por Pero López de Ayala en castellano a partir de una versión intermedia francesa de Pierre Bersuire47, de modo que nos encontramos con un primer movimiento vertical (Bersuire traduce del latín al francés), seguido de la propia labor horizontal de López de Ayala (francés> castellano). Por consiguiente, la versión castellana de Quinto Curcio que nos ocupa es un ejemplo de traducción indirecta «en cadena», primero vertical (latín> italiano) y luego horizontal (italiano> castellano). Un caso particular es el de la autotraducción, dividida en tres categorías que se integran perfectamente en los tipos anteriores48: de romance a romance (es decir horizontal), de latín a romance y de romance a latín (vertical). Se diferencian por ser producciones de un autor que ejerce luego de traductor de su propio texto, de modo que no hay «salto diacrónico», pero sí una «modulación sincrónica» que depende de los motivos de la autotraducción, por lo general una voluntad de divulgación pedagógica. Como ejemplo horizontal podemos referirnos a los Dotze treballs de Hèrcules de Enrique de Villena y su equivalente castellano, mientras Alfonso de Palencia (Batalla campal y Triunfo de la perfección militar) se autotraduce verticalmente del latín al castellano. Al reflexionar sobre estas traducciones, es preciso tener en cuenta que, en ese momento, se trata de un puro instrumento de conexión entre dos sistemas culturales y responde a una «carencia» cultural-social o cultural-personal49. Su percepción es fundamentalmente práctica y pocos – amén de Alfonso de Madrigal «El Tostado» – son los que se detienen en comentarios más teóricos. Por lo tanto, tiene dos finalidades complementarias: primero, facilitar la lectura al beneficiario o mecenas de la traducción,

44 Esto explica la llegada de numerosos cultismos, según Ruiz Casanova, 2000, p. 50. 45 Rubio Tovar, 1997, p. 231-232. 46 Alvar, 2010; Borsari, 2012b. Esta última contabiliza las traducciones del siglo xv y concluye que las versiones directas (una veintena) siguen siendo muy escasas en comparación con las indirectas. Se suela hablar entonces de traducciones «en cadena», Morrás, 2002b, p. 34. 47 Garcia, 1983. 48 Cátedra, 1991. 49 Ruiz Casanova, 2000, p. 28.

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que busca acceder a un conocimiento específico50; luego, servir de nueva fuente o ayuda para otra transcripción, como en el caso de versiones intermedias entre el latín y el castellano. Así pues, la traducción viene a ser un instrumento para las nuevas preocupaciones públicas de los lectores del momento. Esta instrumentalización de la traducción beneficia tanto al lector final como al propio traductor – lector a su vez – que trabaja para el destinatario. En cualquier caso, se verá la traducción como un producto inferior al original – la fuente será idealizada51 – debido sobre todo a la visión deficiente del castellano frente al latín, donde la lectura estética queda relegada, de modo que abundará este sentimiento de inferioridad en la mayoría de los prólogos de las traducciones del siglo xv. En definitiva, la traducción merece una consideración de primer orden en el estudio del humanismo en España, por ser la piedra angular de un movimiento divulgativo de los textos clásicos para quienes no dominaban las lenguas cultas. Esta «literatura traducida» es central para el polisistema literario, porque facilita la llegada de nuevos modelos de realidad y rasgos lingüísticos a través de las autoridades clásicas52. Pese a su papel determinante, muchas de ellas se olvidan luego al no inscribirse en un propósito estético. En otros términos, la producción del traductor no posee una autoridad propia, no es considerada como una obra de arte. Satisface solamente los anhelos del lectorado vernáculo, como bien decía el Marqués de Santillana al admitir, en una carta a su hijo Pedro González, la necesidad de conformarse con el contenido: «E pues no podemos aver aquello que queremos, queramos aquello que podemos. E si careçemos de las formas, seamos contentos de las materias53».

2.3. Del individuo a la biografía Hemos hecho hincapié en la importancia del tejido social del momento en relación con el humanismo vernáculo, porque es el verdadero detonante del cambio conceptual del individuo. Las preocupaciones sobre la caballería y la nobleza son, al fin y al cabo, una consecuencia de la voluntad de cada uno de definir su posición en la sociedad de la época. Así lo recordaba Maravall: Claro que, sin un amplio y animado despliegue de energías individuales, no se hubiera producido en la forma en que lo conocemos ese enriquecimiento de la Historia, integrado en ese arranque de la Modernidad como uno de sus aspectos más señalados. Y aun además, sin una situación social adecuada que actuara de potenciadora del individuo, no se hubiera llegado tampoco a la conocida expansión de ese nuevo tiempo. No deja de ser significativo el hecho de que,

50 Sobre la nobleza y el mecenazgo, véase Núñez Bespalova, 2008. Alvar, 2010, p. 285-289, ofrece una tabla de obras traducidas, con algunos nombres de promotores y destinatarios. 51 Esta idealización de la fuente es un topos bastante frecuente, Russell, 1985, p. 7-8. 52 Even-Zohar, 1999, p. 225. 53 Éd. Gómez Moreno y Kerkhof, 2002, p. 514.

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muy ampliamente, uno de los géneros historiográficos más cultivados entonces fuera el de las biografías54 […]. Maravall insiste en algunos rasgos innovadores dentro del género que le confieren una nueva dimensión y que son fruto de un contexto sociopolítico determinado. No se puede entender la llegada del humanismo a España sin esta dimensión, donde el cambio dinástico y los juegos de bandos obligan a la nobleza a reflexionar sobre sí misma y sobre su posición en la ecuación estamental. La progresión humanista se debe entonces a una forma de revolución social, en la cual el hombre ocupa un papel fundamental como individuo. Su objetivo es el de triunfar socialmente y dejar su huella en la Historia, principalmente a través de dos potencialidades: la fama y la riqueza55. El cambio no ha pasado desapercibido y ha ocasionado modificaciones notables en las propias categorías estamentales, como lo ilustra la periodización del concepto de caballería que ha propuesto la crítica recientemente56: 1) Periodo de definición (1250-1350); 2) Periodo de restricción (1330-1407) y 3) Periodo de expansión (13901492). El primero está constituido por los textos legales de Alfonso X, a los que Rodríguez Velasco añade la producción de Juan Manuel (Libro del cavallero et del escudero, Libro de los estados y Libro de la cavallería). El segundo es justamente fruto de la labor de Alfonso XI. Finalmente, el último periodo contiene una multiplicación de textos de toda índole sobre el tema: Espejo de verdadera nobleza (Diego de Valera, 1441), Vergel de los príncipes (Rodrigo Sánchez de Arévalo, 1456), Tratado de las armas (Diego de Valera, c. 1467), Doctrinal de Príncipes (ídem, 1475-1476), Libro de la guerra (atrib. a Enrique de Villena), Doctrinal de cavalleros (Alonso de Cartagena, c. 1444), Cadira de honor ( Juan Rodríguez del Padrón, mediados del siglo xv) y Nobiliario vero (Ferrán Mexía, c. 1477). La lista es amplia y para nada exhaustiva, pues habría que añadir los relatos fabulísticos como el Tratado de perfección militar (Alfonso de Palencia, 1459), el proemio de El Victorial de Gutierre Díaz de Games (1ª mitad del siglo xv) y los tratados extrapeninsulares traducidos (p. ej. el Arbre des Batailles de Honoré Bouvet, 2ª mitad del siglo xiv). El advenimiento de la dinastía Trastámara y el juego promocional de sus mercedes añade consecuencias graves para el inmovilismo frágil del estamento de los defensores. Esta dinastía crea una nueva polémica entre la caballería aristocrática y la nobleza monárquica57. Dos tercios de los linajes antiguos desaparecen – parte de ellos ejecutados por ser opositores de Enrique II – y se premian a otros que no tienen el mismo prestigio. Esta nueva nobleza vive ascensos fulgurantes, como los de Álvaro de Luna, Miguel Lucas de Iranzo o Beltrán de la Cueva. También contribuye a esto el juego de mercedes enriqueñas después de la batalla de Montiel en 1369, así como la llegada de los nobles portugueses exiliados tras la derrota de Aljubarrota en 1383. Mientras tanto, otros se debaten en estas fluctuaciones, como por ejemplo Pero Niño con sus anhelos de estabilidad social. Además, entra en cuenta la profesionalización 54 55 56 57

Maravall, 1983, p. 23. Ibidem, p. 26; Lida de Malkiel, 1983. Rodríguez Velasco, 1996. Como recuerda Frémaux-Crouzet, 2001, p. 11-12.

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de la caballería que produce un «aplebeyamiento de la institución» y prueba de ello es, de hecho, la simplificación y secularización del ritual de investidura caballeresca a finales de la Edad Media58. Así pues, la carrera por los privilegios hace que unas pocas familias logren acumular títulos y posesiones. Esta política señorial revaloriza la importancia de las rentas, los sueldos militares, así como la conquista de territorios estratégicos a nivel comercial y el deseo de conseguir cargas administrativas valiosas. Se amplían los títulos a mayordomos mayores, tesoreros, contadores, jueces (adelantados, merinos, corregidores) y se aspira a cualquier carga militar prestigiosa, entre las cuales sobresalen los títulos de condestable y almirante. Como lo vemos, el siglo xv corresponde a una fase de emancipación cargada de redefiniciones que ya se inicia durante el siglo anterior, cuando Alfonso XI intenta restringir la caballería y distinguir su élite con la creación de una «caballería monárquica» que se diferencie de la caballería aristocrática59. A partir de ese momento, se van a multiplicar las órdenes caballerescas más allá de las de Calatrava, Santiago y Alcántara. La Orden de la Banda de Alfonso XI es, en realidad, una «caballería dentro de la caballería». Los sucesores del rey siguen con la tendencia: Juan I crea la Orden del Espíritu Santo en 1379, Fernando de Antequera tiene su Orden de la Jarra y el Grifo (1420) y Juan II su Orden de la Escama (1420). Los nobles poderosos no tardan entonces en hacer lo mismo, como el conde de Haro y su Orden de la Vera Cruz. Más que un objetivo militar, estas Órdenes pasan a ser distinciones nobiliarias y muchos intentarán hacerse con ellas para asentar su prestigio (pensemos en Álvaro de Luna)60. ¿Cómo justificar el mérito de los aspirantes a estos privilegios? Las razones que ofrecen constituyen otro núcleo polémico que enreda todavía más la situación tensa de la nobleza. A mediados del siglo xiv, entran en el debate las aportaciones de Bartolo de Sassoferrato, un jurista medieval y expositor de las leyes romanas cuya influencia – su obra consta de 123 códices en España – fue duradera en la polémica nobiliaria61. Para Bartolo, existen tres tipos de nobleza que dependen de Dios, de la Política (según la ley, es decir el rey) y de la Naturaleza. Si las dos primeras son similares (puesto que el rey es el representante divino en la tierra), la tercera incluye además la concepción de una «generositas virtus, non sanguis». La tesis de Bartolo resulta peligrosa para la nobleza antigua, porque estipula que el linaje no da la nobleza y que el nuevo noble sobrepasa al antiguo. La virtud se convierte en la base de una nueva concepción nobiliaria y se alimenta de los textos clásicos como ejemplos ilustres para este nuevo lectorado. Esta postura tiene como máximo representante a Diego de Valera, que percibe la nobleza como una virtud en vez de una herencia biológica. En otras palabras, ya no se trata de una noción ubicada bajo la fidelidad linajística, sino bajo la «competencia» del sujeto. Sin embargo, la tesis bartolista no es unánime. Los descendientes de familias prestigiosas se sienten amenazados por la nobleza de mérito y desarrollan a su vez

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Pérez Martín, 2001, p. 17. Rodríguez Velasco, 2009, p. 143. Acerca de las órdenes militares, ver Josserand, 2000; Meñaca, 2000; Martin, 2001; Jara Fuente, 2001. Bautista, 2005.

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un discurso legitimador. Así lo demuestra por ejemplo Juan Rodríguez del Padrón en su Cadira de honor. Para él, la nobleza responde a criterios como la autoridad del rey, el linaje, las antiguas costumbres y las riquezas. Ferrán Mexía adopta la misma postura refractaria en su Nobiliario vero62. En esta línea, los discursos de la memoria y la linajística adquieren particular relevancia, siempre con la idea de no decepcionar a los antepasados, es decir, tener vergüenza63. A modo de ejemplo, se pueden mencionar el Memorial de diversos linajes de Juan de Mena para Álvaro de Luna o el Libro del linaje de los señores de Ayala. Eso sí, es preciso recordar que el discurso linajístico no es individualizador: significa que el último descendiente encarna a todo su linaje, como representante de una colectividad linajística64. Aun así, el discurso de la memoria contribuye a la particularización de las familias y las desmarca de sus adversarios. En este sentido, mientras la nobleza de linaje mira al individuo como el fruto de una colectividad diacrónica, la nobleza de virtud asienta sincrónicamente al individuo como un ser autónomo que debe situarse en la sociedad. A esto se suma la necesidad de una identificación clara, tanto individual como social, lo que explica también el éxito de la heráldica en ese momento65. Más aun, la riqueza ya no trasparenta solamente en los privilegios y las rentas que logran estos hombres. Muy pronto, los textos que les sirven de fuentes ejemplares clásicas adquieren un nuevo valor material que se traduce con un coleccionismo creciente en las bibliotecas particulares66. Esta bibliofilia no es característica del siglo xv, puesto que ya en la Alta Edad Media se encuentran casos de bibliotecas monásticas y, en el siglo xiv, está la colección de Juan Fernández de Heredia. Pero el siglo xv es particularmente interesante por la multiplicación de las bibliotecas particulares. Los casos más conocidos son los del Marqués de Santillana, el Conde de Benavente y el Conde de Haro67. A estos se añaden las colecciones del traductor que nos ocupa, Alfonso de Liñán, o el inventario de la biblioteca de Batres de Fernán Pérez de Guzmán (Madrid, BNE, Mss/5938, fols 331r-332v). En suma, queda clara la valoración positiva que se hace del libro como objeto físico, el cual contribuye además a la formación de su propietario. Así pues, estamos en una situación crítica desde una perspectiva sociopolítica que genera debates sobre los puntos claves de la sociedad medieval. Conceptos como la nobleza o la caballería son sometidos a la reflexión a causa de las decisiones políticas de la realeza. La debilitación del poder monárquico y las tensiones nobiliarias contribuyen a la búsqueda de nuevas vías de ascenso y preservación social. Quienes debaten sobre la nobleza y la caballería buscan en realidad una forma de justificar su situación y contrarrestar las promociones aleatorias de la cancillería real. Algunas de esas respuestas se encontrarán, precisamente, en los textos clásicos.

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González-Vázquez, 2013; Gerbet, 1994. Cacho Blecua, 1997a; Heusch, 2011. Garcia, 1983, p. 11. Ver también Dacosta, 2007. Menéndez Pidal de Navascués, 2014. Faulhaber, 1987; Antelo Iglesias, 1991; Sánchez Mariana, 1993. Véanse los estudios de Schiff, 1905; Beceiro Pita, 1982; Lawrance, 1984.

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Una prueba de aquellas preocupaciones individualizadoras se halla en el auge de un género determinado. En efecto, se multiplican los relatos biográficos a través de las crónicas particulares y de los retratos, donde el protagonista es alabado mediante mecanismos que insisten en lo excepcional que es frente al resto de la sociedad. La biografía cobra entonces una función particular para las aspiraciones de los héroes que retrata. Así lo recuerda Gutierre Díaz de Games, en la primera mitad del siglo xv, en la introducción de su Victorial: En comienço de qualquier obra quatro cosas se han de ynquerir e acatar: la causa material, e la hefetiva, e la formal, e la final; porque el oydor sienpre deve buscar e querer quién es el avtor, e de qué obra trata, e cómo en ella trata, e a qué fin, e a qué provecho. La causa material en aquesta obra es ofiçio de cavallería; la causa hefiçiente es quién la fizo; la causa formal es loar los fechos de un buen cavallero; la causa final es provecho68. De las cuatro causas expuestas por el autor, la última es particularmente relevante. Díaz de Games escribe con una finalidad concreta, la del provecho (lo que recuerda las dos potencialidades de la fama y la riqueza). Así pues, su crónica sobre Pero Niño debe beneficiar tanto al autor como al protagonista. Por lo general, el texto está vinculado a una situación concreta de la realidad y sirve para asentarla o corregirla, de manera que la literatura biográfica es concebida bajo su vertiente más utilitaria. Quizás sea una de las razones por las cuales la diferencia entre «estoria» y «crónica» es tan compleja en el periodo que nos interesa. A menudo se confunden ambos términos, de ahí que se definan por ejemplo como «crónicas» textos con una subjetividad marcada (así la Crónica de don Álvaro de Luna). Se han agrupado las crónicas bajo tres tendencias: reales, particulares y caballerescas69. Como vemos, una de las mayores diferencias es la de una oposición entre las crónicas reales y las que no lo son. La voluntad de los nobles de participar en la Historia y conseguir la fama deseada hace que se modifique el eje cronístico hacia una consideración mayor de un individuo determinado. Una muestra de la valorización del individuo es el paso adelante que hace la voluntad identitaria de los cronistas. Hasta mediados del siglo xiv, no se indican los nombres de los autores en las crónicas o, por lo menos, no constituye un dato relevante. Sin embargo, la actitud del escritor se hace más determinante a medida que la predominancia de la figura regia disminuye y se fortalece el papel de otros personajes influyentes. En la Baja Edad Media destaca entonces el tejido social de los protagonistas y sus juegos de alianzas, siempre bajo la mirada de la figura del rey. Es bajo la dinastía Trastámara cuando se acentúan las oposiciones de ciertas crónicas más o menos críticas con sus monarcas. En esta dinámica, la historiografía ocupa un papel determinante70.

68 Díaz de Games, 1997, p. 209-210. 69 Gómez Redondo, 1989, p. 7. 70 Jardin, 2000, p. 13-14. Sirva de punto de partida Leroy, 1995, 2007.

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Si volvemos a nuestro ejemplo inicial, Díaz de Games le recuerda al lector la necesidad de pensar en la causa y la finalidad de la obra que está leyendo. No es casualidad que lo haga en el proemio, cuyo contenido presentativo sigue siendo subjetivo. El proyecto literario del biógrafo incluye, además del material testimonial sobre el protagonista – sea directo o indirecto –, una serie de fuentes y rasgos tradicionales: «La biographie médiévale ne prétend pas reproduire les traits authentiques d’un personnage: elle fait appel à l’imaginaire pour construire un héros représentatif d’un groupe social ou d’une époque»71. En el periodo que nos interesa, la recuperación de los clásicos les proporciona casos ejemplares que pueden integrar a sus relatos como paralelos con el biografiado, de manera a ensalzar su vida al compararla con los grandes caudillos de la Antigüedad72. Ahora bien, conviene señalar que no todos los relatos biográficos accionan el mecanismo de la misma forma. Se dividen estas biografías en dos categorías tradicionales: las individuales y las colectivas73. El primer grupo remite a textos que relatan la vida de una persona destacada, así las crónicas particulares o caballerescas, como por ejemplo la Crónica de don Álvaro de Luna, la Crónica de Miguel Lucas de Iranzo y El Victorial. El segundo grupo, en cambio, constituye una suerte de suma de varias biografías más pequeñas reunidas como un cuadro de conjunto de la sociedad de entonces. Tales son los proyectos de Fernán Pérez de Guzmán en su Generaciones y semblanzas o los Claros varones de Castilla de Hernando del Pulgar. No obstante, esta división dualista entre biografías individuales y colectivas puede ser reductora, por lo que se puede añadir la categoría de «memoria autobiográfica», destinada únicamente a las Memorias atípicas de Leonor López de Córdoba74. Más allá de estas tipologías, cobran importancia otros elementos como los orígenes, las causas y los géneros afines. En efecto, no se puede entender el éxito del género biográfico en el siglo xv solamente a partir del texto, sino mediante sus factores extraliterarios: guerra de los Cien Años, valorización del héroe, decadencia de la caballería, auge del individuo, etc. Estas biografías dependen directamente de su contexto de producción y su fortuna es de plazo inmediato, porque deben ser provechosas para el escritor y el biografiado. En definitiva, el análisis de cualquier obra biográfica de este periodo debe centrarse en la intencionalidad del escritor y no solamente en aspectos formales. En síntesis, el estudio de los textos biográficos necesita un enfoque tanto literario como extraliterario, con especial atención en su utilitas: sea promocional o legitimadora, la biografía siempre tiene el propósito de influir en la Historia y en la vida de su protagonista o su entorno. A su vez, se deben tener en cuenta otros aspectos75: 1. la biografía no es un género «cerrado», forma parte de un champ literario específico en el que se mueve y se construye, gracias a la tradición y a su vinculación con otros 71 Gaucher, 1994, p. 109. 72 Este mecanismo comparativo recuerda el del exemplum histórico. Ver Brémond, Le Goff y Schmitt, 1982; Bizzarri, 2016. 73 Jardin, 2000, p. 18-19. 74 Deyermond, 2008, p. 271. 75 Gaucher, 1994.

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géneros afines; 2. el relato puede ser «hiperbiográfico» (protagonismo cerrado del héroe y sus hazañas en detrimento del resto de los personajes) o «histórico» (inserción del protagonista en su contexto social y apertura a sus interacciones); 3. la narración es lineal (del nacimiento a la muerte) o antropológica (discontinua y digresiva); 4. la aproximación de la biografía a su realidad histórica se realiza mediante la onomástica, la toponimia, el estilo directo, etc., mientras que la deformación histórica se acentúa con omisiones, compensaciones o atenuaciones; 5. Se distinguen tres tipos de testimonios: personal (vi), oral (oí) y escrito (leí), a lo que se añaden las fuentes arqueológicas (encontré); 6. Por la importancia del contexto de producción, las intenciones auctoriales y los aspectos materiales, la redacción biográfica debe verse siempre como «une écriture en situation76». Este último punto es, sin lugar a duda, el que más nos interesa. Se trata de un concepto fundamental para el estudio del género biográfico y, más generalmente, historiográfico. En efecto, en ello insiste É. Gaucher, el texto no es solamente un testimonio de su época, sino, además, una redacción performativa: «la biographie joue donc sur deux tableaux: écriture en miroir et écriture performative, elle a le statut ambivalent de “raconter des histoires” et de “faire l’histoire77”». Esta función tiene dos movimientos complementarios. Por un lado, el escritor intentará legitimar la posición y el prestigio de su biografiado. Para lograrlo, lo ubicará por ejemplo en una genealogía prestigiosa que podría remontar, incluso, hasta antepasados legendarios78. Por otro lado, se realizará un discurso promocional con el objetivo de señalar el prestigio de este hombre, que deberá figurar en la Historia. Tiene, incluso, una finalidad más inmediata: convencer al lectorado de que la fama del biografiado merece recompensa. En otras palabras, la escritura biográfica aparece como un recurso para asentar positivamente al protagonista en la diacronía (linaje) y en la sincronía (méritos). De esta forma, la función performativa – legitimadora y promocional – hace que se influya en la Historia, al exacerbar las cualidades del biografiado para lograr un mayor «provecho». Para profundizar en esta cuestión performativa, nos parece oportuno abordar una serie de obras desde la perspectiva del escritor. Para poder influir en la Historia y aprovechar así de la mejor forma posible el género biográfico, es preciso acudir a autores que son capaces de retratar correctamente a su patrocinador. Estos se encuentran fácilmente en su entorno porque, al ser dependientes de su señor, optarán por un discurso especialmente halagüeño. Sirva de ejemplo la comparación entre dos biografías colectivas de la época: las Generaciones y semblanzas (1450-1455) de Fernán Pérez de Guzmán y los Claros varones de Castilla (1486) de Hernando del Pulgar. Entre ambas se produce un cambio significativo en el posicionamiento del autor y la utilitas del texto que redacta, en particular en las visiones distintas del papel de historiador que influyen en la función performativa – o no – de estos textos.

76 Ibidem, p. 607. 77 Ibidem, p. 106. 78 Esta legitimación del héroe se construye con recursos historiográficos y literarios, Pardo, 2006, p. 176-177.

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La actitud biográfica del primero es patente ya en su prólogo, el cual constituye una suerte de primer tratado castellano de carácter historiográfico. En efecto, Pérez de Guzmán insiste en la responsabilidad del historiador y la importancia de la fama, con una labor centrada sobre el conocimiento de los acontecimientos y la retórica. La valoración de las fuentes escritas por delante de los testimonios orales y la importancia concedida a su fiabilidad conforman un posicionamiento del historiador con cierta distancia crítica. Pérez de Guzmán insiste, sobre todo, en la necesidad de biografiar a quienes ya han dejado de vivir, para que las posibles relaciones políticas no influyan en el retrato. De ahí procede la doble redacción de las Generaciones: la primera hacia 1450 y la segunda después de la muerte de Juan II y don Álvaro de Luna, en 1455. La obra – un conjunto de 35 biografías sobre reyes, nobles, prelados, un letrado y una reina – demuestra la ampliación de la vena biográfica más allá de los reyes. A su vez, el título de la obra hace hincapié en una doble perspectiva: el individuo como un ser diacrónico (su genealogía o generación) y sincrónico (su retrato o semblanza). Por ser ejemplos imperfectos (suma de vicios y virtudes), reconectan con la visión de una Castilla decadente que el autor esboza en varios momentos de su relato, como en la semblanza de Alonso de Robles. Los comentarios puntuales sobre la decadencia castellana le dan cohesión al conjunto y completan así un fresco que representa una época inmediata en la historia de España. Sin embargo, su postura como historiador le permite dejar de lado la función performativa – la cual rechaza – de los textos biográficos, puesto que no redacta para la alabanza de los protagonistas ni bajo su mandato. Este elemento, fundamental, hace de Fernán Pérez de Guzmán un autor muy peculiar para su tiempo. La función legitimadora y promocional se percibe claramente, en cambio, en los Claros varones de Castilla (c. 1485, publicada en 1486) de Hernando del Pulgar. El cronista, que reconoce la autoridad de Fernán Pérez de Guzmán como predecesor en este tipo de biografías colectivas, se aparta de la historiografía tradicional para inspirarse en modelos clásicos y dignificar así la historia. Se produce, pues, una mayor ejemplarización de los protagonistas y los dinamiza con discursos directos. El interés de los Claros varones radica en que todos son «claros» y su ejemplaridad se realiza mediante una sobrevaloración del castellano a través de un ejemplo romano. A partir de entonces, muchas de sus biografías se benefician de breves exempla antiguos en paralelo del biografiado, hasta culminar el parangón en su razonamiento a la reina: Otros muchos claros varones naturales de vuestros reinos ovo que fizieron cosas dignas de memoria, las quales si, como dixe, se escriviesen particularmente, sin duda sería mayor libro e de mayores e más claras fazañas que el que fizo Valerio Máximo e los otros que escrivieron los fechos de los griegos y de los romanos79. Pulgar alude luego a Mucio Cévola para dar paso a un listado de claros varones que deberían ser modelos para las generaciones siguientes. Esto le permite, en otro razonamiento a doña Isabel, denunciar a los verdaderos culpables de este fenómeno, los escritores, y concluir así, parafraseando a Pérez de Guzmán: «para ser la escritura 79 Ed. Pérez Priego, 2007, p. 159.

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buena y verdadera, los cavalleros devían ser castellanos e los escritores de sus fechos romanos80». Con todo esto, vemos cómo, en pocos años, estas biografías colectivas pasan de una crítica de la decadencia de Castilla a la excelencia de su gente, sobre todo por las pautas que siguen sus biógrafos: uno aplica una distancia histórica mientras que el segundo, en busca de la complaciencia de su reina – a la cual dedica la obra –, reactiva la vertiente halagüeña del género. Es verdad que las galerías de personajes se adscriben más bien a una forma de relato «histórico» que considera a los protagonistas dentro de su situación social. Ahora bien, esta misma función promocional se halla en relatos «hiperbiográficos» como las crónicas particulares, especialmente por ser redacciones en contextos bien determinados donde la función performativa es fundamental. Cuatro ejemplos se pueden señalar: la Crónica de don Álvaro de Luna, la Crónica de Miguel Lucas de Iranzo, las Memorias de Leonor López de Córdoba y El Victorial de Gutierre Díaz de Games. Son respuestas distintas a la realidad de su tiempo mediante recursos divergentes que merecen mayor atención. Abordaremos más en detalle la obra de Díaz de Games en el capítulo siguiente, puesto que aparece en ella Alejandro Magno, protagonista de las Historiae de Quinto Curcio. En primer lugar, conviene reflexionar sobre la Crónica de don Álvaro de Luna, pues su protagonista es quizás uno de los casos más representativos de la situación particular de la nobleza y sus dos potencialidades. Don Álvaro vivió un gran ascenso y logró reunir varios títulos, entre los cuales destacaban en especial los de Condestable de Castilla y Maestre de Santiago. La crónica dedicada al condestable narra el recorrido vital de un hombre superlativo y fundamentalmente positivo, en contraste con las críticas que le hacían otras personalidades de la época (v. gr. el Doctrinal de los privados del Marqués de Santillana). Don Álvaro procede de un linaje prestigioso – recordemos que uno de sus predecesores es el papa Luna – aunque su origen bastardo resulta determinante dentro del proyecto literario de Chacón: L’inconvénient majeur d’être un bâtard, ce qui fait de lui un homme nouveau, méprisé par l’ensemble de la noblesse castillane, où pourtant abondent les enfants illégitimes. C’est sans doute pourquoi sa chronique est certes une œuvre de légitimation, mais une œuvre qui emprunte la forme de la chronique royale, sans les innombrables digressions littéraires ou géographiques qui caractérisent le Victorial. À la lecture de cette chronique, il semble que le connétable ait naturellement pris, dans la narration autant que dans la réalité des faits narrés, la place qui devait échoir au monarque. Il n’en est rien pourtant, et le sort du héros autant que celui de l’ouvrage écrit à sa gloire sont là pour nous le rappeler: le connétable sera condamné pour crime de lèse-majesté en 1453, et sa chronique circulera pendant un siècle de façon clandestine, dans les cercles proches de la famille de Luna, jusqu’à sa publication hors d’Espagne en 154681.

80 Ibidem, p. 202. 81 Jardin, 2000, p. 19.

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Jardin apunta, en pocas líneas, unos cuantos elementos de suma importancia. Primero, recuerda su origen bastardo y el condicionamiento que supone en la perspectiva linajística que tanto obsesiona a la nobleza de entonces. Luego, insiste en un modelo cronístico que simula un protagonismo equivalente al de un rey. Para terminar, alude a la difusión clandestina de la crónica en el entorno de la familia Luna y su consiguiente publicación casi un siglo más tarde. También se podría insistir en el claro enfoque político de la vida del protagonista y sus intervenciones en el gobierno82. Para lograrlo, diseña en su prólogo un primer retrato virtuoso de don Álvaro, de manera a condicionar el resto del relato y eludir los contrastes negativos que surjan de sus interacciones con otros personajes. De hecho, todo el relato se articula en torno a su figura, en una suerte de ritmo «vital83». Así pues, la situación de redacción de la crónica se inserta dentro de una clara voluntad legitimadora, particularmente a nivel político. En segundo lugar, los Hechos del Condestable Miguel Lucas de Iranzo ofrecen un relato en torno al mundo de la frontera, en Jaén. Interesan particularmente las fiestas y los eventos cortesanos, descritos con detenimiento. Miguel Lucas de Iranzo era de origen humilde, por lo que los elementos linajísticos no cobran tanta importancia como en los capítulos iniciales de la Crónica de Chacón. Por el contrario, la dignificación del protagonista pasa por el leitmotiv de la lealtad y la grandeza que encarna en las celebraciones cortesanas. En cierta medida, si la crónica anterior buscaba ante todo intensificar la fama de don Álvaro, en este se pone el acento en la riqueza de don Miguel y en su defensa de la frontera. Por consiguiente, el contexto de redacción está muy ligado al de su protagonista y su función performativa denota claramente, en la misma medida que en la crónica anterior, pero con recursos diferentes que subrayan su buena gestión de Jaén84. En tercer lugar, cabe preguntarse: ¿Qué ocurre cuando se borra la leve distancia entre el biógrafo y el biografiado? Si es relativa cuando el biografiado revisa la obra, es nula cuando el escritor y el protagonista son una sola y misma persona, según sucede en las Memorias de Leonor López de Córdoba. Testimonio valioso de las consecuencias de la Guerra Civil y las epidemias de peste de la segunda mitad del siglo xiv, la obra tiene el propósito de reivindicar y recuperar el prestigio familiar y patrimonial85. Para lograrlo, nos narra las razones de su encarcelamiento en el Alcázar de Sevilla – por lealtad petrista – y su nuevo ascenso hasta la tragedia pestífera de Aguilar. Su recorrido vital gira en torno a dos ejes: la muerte y la traición86. Más importante todavía es su devoción a la Virgen – con ecos hagiográficos –, la cual se ha visto como una «retórica piadosa», una estrategia de victimización para asentar las claves de su relato. Esta devoción virginal se ilustra especialmente durante los brotes 82 83 84 85

Ed. Mata Carriazo, 1940, p. 13. Montero Garrido, 1995, p. 21. La fiesta es mecanismo muy ilustrativo del poderío del condestable, Pardo, 2006; Contreras Villar, 1987. Este objetivo es válido para las dos hipótesis de redacción de la obra: después de su estancia en la corte (hacia 1412) o antes de ella (en 1396). La opción más temprana resulta más convincente, según demuestran González de Fauve, 1996; Bellido Bello, 2006. 86 Véanse ed. Vozzo, 1992, p. 15; Navas Ocaña, 2009, p. 70.

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de peste, permitiéndole así demostrar su lealtad y asentar el objetivo promocional de su relato87. Como vemos, los tres relatos biográficos se inscriben en un proceso de dignificación del protagonista, con un propósito promocional o legitimador: Miguel Lucas de Iranzo aparece como un modelo de lealtad y magnificencia; Chacón esboza a un don Álvaro particularmente hábil en política; doña Leonor plantea en su relato una perspectiva devocional como muestra de lealtad. Estas variaciones dependen, por supuesto, del espacio que recrea la obra. Así, don Álvaro se mueve en las vicisitudes de la corte. En cuanto a don Miguel, se sitúa en la provincia, en la ciudad fronteriza de Jaén. Más generalmente, los tres relatos comparten un denominador común, el de su función performativa, que depende del rango estamental del protagonista y, por supuesto, del propio biógrafo: […] tous ont en commun, chacun à sa manière, et sans être tous des hombres nuevos, d’avoir eu un handicap ou rencontré des obstacles pour s’élever eux-mêmes ou pour assurer leur descendance et leur lignée. En grande partie et parfois pour l’essentiel, c’est-à-dire la noblesse, ils doivent au roi leur ascension sociale, leurs titres et leurs biens, que, selon leurs biographes, ils ont mérités en tant que loyaux serviteurs88. Pardo alude aquí a Álvaro de Luna, Miguel Lucas de Iranzo y Pero Niño, protagonista de El Victorial. Como vemos, estas obras difieren en sus temáticas y en sus universos, pero queda claro el vínculo que comparten. Se unen todas bajo una función performativa semejante con un propósito legitimador o promocional. Esta «pluma al servicio del linaje» demuestra la utilitas del género biográfico en un periodo de reafirmación de la identidad estamental, social e individual89. La función performativa de estos textos está vinculada con un deseo legitimador o promocional que pasa por la valorización del biografiado, a través de recursos históricos y literarios. Para la correcta realización de este propósito biográfico, los autores mencionados hasta entonces acuden a herramientas diferentes que asientan la excelencia de los protagonistas, sea con fuentes documentales que demuestran el impacto del protagonista sobre su entorno, sea con ecos hagiográficos – especialmente marianos – que destacan las cualidades morales del personaje. A estos dos ejemplos se añade el caso específico de El Victorial de Gutierre Díaz de Games, sobre el cual nos detendremos en el próximo capítulo. En efecto, el autor va a emplear otro tipo de herramientas para legitimar la posición del biografiado en la cumbre de la caballería. Entre ellas, sobresale el recurso a un modelo mítico bien presente en el imaginario medieval: la figura de Alejandro Magno. Nos conviene volver sobre el papel del macedonio en el periodo que nos interesa, antes de dedicarle algunas líneas a la obra de Gutierre Díaz de Games.

87 Sobre estas estrategias narrativas, ver Mirrer, 1991; Navas Ocaña, 2009; Fernández González, 2020. 88 Pardo, 2006, p. 181. 89 Heusch, 2011.

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3. Alejandro Magno al servicio de la nobleza

3.1. Generalidades Como ha recordado hace unos años B. Allen: «Each succeeding era seems to re-create Alexander in its own image90». La actualización del macedonio en el imaginario medieval no es una excepción, puesto que lo hallamos constantemente desde las primeras obras castellanas del siglo xiii hasta el Renacimiento91. La diversidad de estudios y ediciones en torno a Alejandro Magno en la literatura española deja patente su fuerte protagonismo en el imaginario bajomedieval, como modelo polimórfico para aquel lectorado. Para entender su impacto, nos conviene recordar, ante todo, algunas pautas de análisis. Como homo viator, Alejandro era un objeto predilecto para comparaciones políticas, sociales y culturales, debido a una expedición que admitía numerosas digresiones, ya por parte de los clásicos y, luego, por los autores medievales. Eran muchos los papeles que el macedonio asumía en la mentalidad del público, en especial su autoridad erudita y guerrera (valentía, honor y fortaleza)92. Esta dicotomía se resume, básicamente, a los conceptos de libido dominandi y libido sciendi que funcionan como una báscula en el elenco general de competencias de Alejandro. Por ejemplo, en los episodios de claro tono épico destacarán los valores propios al primer paradigma. En cambio, en los discursos o en las enseñanzas denotará el segundo. A esto hay que añadir las valoraciones morales que hacen de él un personaje positivo o negativo (p. ej. su liberalidad o su soberbia). Como figura conquistadora, nunca se pone en tela de juicio su habilidad guerrera. Su proeza militar es una constante, mientras que sus cualidades como rey y sus aspiraciones divinas sufren críticas notables en función de los proyectos literarios a los cuales se somete. La moralización de la figura alejandrina no es una innovación medieval y ya se encuentra en las fuentes clásicas: cada emperador vio en Alejandro una figura digna de emulación93. Este modelo proteiforme se utilizó, muy tempranamente, de dos formas: Alejandro puede ser objeto del discurso en textos biográficos o histórico-biográficos y, a su vez, un recurso más o menos puntual con valor ilustrativo. En este segundo caso,

90 Allen, 2005, p. 220. 91 Para consideraciones más generales, ver Cary, 1956; Gómez Espelosín, 2007; Gaullier-Bougassas, 2014a; González Rolán y Saquero Suárez-Somonte, 2003. 92 Ibidem, 2003. 93 André, 1990.

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la figura alejandrina ya no es el fin pero el medio con el cual transmitir un mensaje. Las alusiones puntuales a Alejandro pueden considerarse, entonces, como un leitmotiv: En definitiva, se puede proponer como conclusión general que en las biografías la mayor parte de las alusiones a Alejandro surgen como una especie de leitmotiv o tópico originado por el deseo de comparar a los distintos personajes biografiados o algunos de sus rasgos con Alejandro Magno, convertido en paradigma o modelo digno de imitación por sus hazañas y virtudes bélicas94. Las alusiones anecdóticas son más variadas y el modelo histórico se traslada muy pronto hacia una percepción mítica y divinizada del héroe. Una figura superlativa como la de Alejandro Magno incita, pues, a una serie de comparaciones que enaltecen a quien logra aproximarse a una de sus hazañas. En síntesis, Alejandro Magno constituye un modelo proteiforme y superlativo, orientado hacia su libido dominandi o su libido sciendi, con valoraciones morales que dinamizan el paradigma en función de las intenciones de los autores medievales. Cabe preguntarse entonces, en el caso de su instrumentalización, cuál es su valor emulativo o, mejor dicho, qué grado comparativo ocupa con respecto a los protagonistas que pretenden imitarlo o asemejarse a él. En efecto, puesto que Alejandro es un paradigma al que remitir, las construcciones que lo emplean siempre deben ser percibidas desde el punto de vista de la relación que mantienen el comparante y el comparado. Hoy en día solemos distinguir tres grados comparativos que podemos aplicar a Alejandro: igualdad, inferioridad y superioridad. El último grado incluso admite una valoración hiperbólica. Por consiguiente, no será lo mismo considerar que el héroe de un relato es tan fuerte como Alejandro (comparación de igualdad) o mejor que él (comparación de superioridad), porque, además, el carácter superlativo de una figura como el macedonio implica necesariamente un tono hiperbólico en cualquier juego comparativo.

3.2. Tradición y actualización Asentada esta reflexión preliminar sobre la figura alejandrina, cabe preguntarse cuáles son sus implicaciones en la literatura española medieval del siglo xv y cómo la recuperación de Quinto Curcio se inserta en ese contexto. Gran parte de esta labor de análisis ha sido llevada a cabo en el proyecto colectivo de C. Gaullier-Bougassas95, sin lugar a duda la mayor contribución reciente sobre el tema y, por lo tanto, una lectura fundamental para quienes investigan la figura alejandrina medieval. Unos diecisiete especialistas se reparten las áreas lingüísticas y culturales para reflexionar sobre la conformación del mito alejandrino y su progresión a lo largo de la Edad Media. En el caso que nos interesa, merecen una atención particular las aportaciones del grupo de hispanistas (A. Arizaleta, F. Nussbaum y H. O. Bizzarri). Se centraron,

94 Picón García, 1990, p. 377. 95 Gaullier-Bougassas, 2014a.

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especialmente, sobre el Alejandro de los siglos xiii y xiv, bajo los reinados de Fernando III, Alfonso X, Sancho IV o Alfonso XI. A partir del Libro de Alexandre o la General estoria, realizaron un amplio recorrido en las obras españolas sobre el macedonio, del cual nos interesan dos conclusiones: 1) la conformación de un modelo alejandrino a través de dos tradiciones; 2) el éxito inmediato de Alejandro en el siglo xiii y su consiguiente relegación a un segundo plano a partir del siglo xiv. Según estos hispanistas, se hace patente una difusión a partir de dos tradiciones principalmente: occidental y oriental. Por un lado, la rama occidental nace de la Alexandreis de Gautier de Châtillon y se cristaliza en el Libro de Alexandre96. Alejandro aparece aquí como un paradigma para la realeza, aunque con ciertos matices: el poema hispano contiene una fuerte crítica contra la soberbia del conquistador y presenta, por ende, un ejemplo de conducta. Por otro lado, la literatura sapiencial de origen oriental completa el modelo contrastado del Libro de Alexandre con un toque ejemplar y erudito que redimensiona el paradigma alejandrino, a través de su vinculación con su maestro Aristóteles. Gracias a la difusión de las versiones hispánicas del Sirr al-asrâr, del Libro de los buenos proverbios y de Bocados de oro, la visión de un Alejandro sabio sigue en pie y se fortalece con el prestigio creciente de este tipo de literatura97. Ambas ramas no son exclusivas: podían combinarse en los proyectos de los autores de la época. Este conjunto occidental y oriental, propiamente hispánico, se va a dinamizar con la recuperación de los clásicos y el nuevo aire humanista98. Más allá de las apariciones de Alejandro en las obras de Tito Livio, Valerio Máximo o Séneca, son particularmente interesantes los romanceamientos de las Vidas paralelas de Plutarco, del duodécimo diálogo de Luciano de Samosata y, por supuesto, de Quinto Curcio. El primero resulta importante por brindar a los lectores de la época una biografía completa del macedonio, de la misma forma que lo hará el texto de Quinto Curcio. Plutarco constituye, pues, una fuente directa atractiva para los aficionados de Alejandro99. La segunda obra es el Diálogo de los muertos de Luciano de Samosata, donde Alejandro tiene cierto protagonismo puesto que, con una extensión de treinta capítulos, el conquistador toma la palabra en tres ocasiones100: frente a Aníbal y Escipión (no 12), Diógenes (no 13) y su padre Filipo (no 14). En el diálogo duodécimo, los tres protagonistas exponen sus virtudes para decidir quién es el mejor101. En 1425,

96 Sobre la Alexandreis, ver trad. Pejenaute Rubio, 1998; Tilliette, 2014. En cuanto al Libro de Alexandre, sirva de punto de partida Arizaleta, 1999b, 2008; Arizaleta y Bizzarri, 2014. 97 Seguimos lo que ya afirma Bizzarri, 2015, p. 123, sobre esta pareja maestro-discípulo: «Sous une forme ou une autre, cette relation du maître et de son disciple fut l’un des épisodes clés de la saga d’Alexandre en Castille». Más detalles sobre la tradición oriental en Bizzarri, 1996; Haro Cortés, 2003, p. 12-16. 98 Las claves conceptuales y bibliográficas han sido diseñadas por González Rolán, Saquero Suárez-Somonte y López Fonseca, 2002. 99 Sobre Plutarco en España, ver Bravo García, 1977; Cerezo Magán, 2016. 100 Las traducciones castellanas del duodécimo diálogo han sido analizadas por Rubio, 1950; Sueiro Pena y Gutiérrez García, 1998; Grespi, 2000. 101 En el texto original de Luciano, Alejandro termina primero, seguido por Escipión y Aníbal. No obstante, en el siglo iv, el texto cobra un matiz más moralizador e incrementa la importancia de la virtud en la clasificación, de manera que Escipión termina primero y constituye, así, una suerte de personificación del héroe medieval, según Sueiro Pena y Gutiérrez García, 1998, p. 20.

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Juan Aurispa traduce la obra del griego al latín y, a raíz de su versión, se realizan dos traducciones del duodécimo diálogo: la primera es atribuida a Vasco Ramírez de Guzmán y es una translación ad verbum. La segunda, más libre que la anterior, es posiblemente de mano de Martín de Ávila. El interés de la obra radica en una forma dialógica en adecuación con las tendencias renacentistas, pero sobre todo en la vinculación de Alejandro con otros caudillos, de la misma forma que Plutarco ponía en paralelo la vida del macedonio con César102. Los lectores del siglo xv tuvieron al alcance una serie de obras que integraban a Alejandro como un protagonista o como uno más entre sus pares. En cuanto a sus competencias militares y eruditas, ambas facetas siguieron vigentes gracias a la difusión de obras hispánicas de siglos anteriores, fortalecidas por las aportaciones de la tradición clásica así como obras medievales de fuera de la península. Por un lado, la calidad guerrera y táctica del macedonio se valía de las anécdotas narradas por ejemplo en Vegecio y Frontino103. Por otro lado, la interacción de Alejandro con la cumbre de la filosofía seguía en pie en la tradición sapiencial tardomedieval hispánica, a la que se sumaba por ejemplo la versión castellana del De vita et moribus philosophorum atribuido a Walter Burley, donde, basándose en Valerio Máximo, se cuenta la anécdota sobre el encuentro entre Alejandro y Diógenes104. El filósofo cínico también aparece junto al rey en la Confesión del amante de John Gower (ad quem 1390). Inspirada del Roman de la Rose, esta obra llega a Portugal pocos años después, cuando Felipa de Lancaster fomenta la anglicalización de la corte105. La versión portuguesa de Roberto Payne se halla perdida, pero sabemos que sirvió de base para la traducción castellana de Juan de Cuenca, en la segunda mitad del siglo xv. En el relato se encuentran el diálogo de Diógenes con Alejandro (cap. 64), el perdón del macedonio al corsario (cap. 70), la carta de Dídimo al rey (cap. 134) y la historia de su nacimiento con Neptanabo (cap. 185). También se hallan las enseñanzas de Aristóteles, primero con un capítulo (cap. 188) que abre una serie de consideraciones más teóricas sobre los elementos, las ciencias, los signos del zodiaco o las estrellas, y luego con dos consejos prácticos (caps. 263 y 315). Más aun, en esta misma línea gnómica se pueden considerar los florilegios de filosofía sobre los que volveremos

102 La comparación de estos héroes clásicos era bastante común. Según veremos, Pier Candido Decembrio siguió esta tendencia en su Comparación entre César y Alejandro, la cual circuló junto a las versiones italiana y castellana de las Historiae Alexandri Magni de Quinto Curcio. En el caso de Decembrio, César es superior a Alejandro. Ver Campopiano, 2014. Sobre César en la cultura hispánica, ver Beceiro Pita, 2003. 103 Acerca de Vegecio en España, ver Russell, 2001. Alfonso de San Cristóbal tradujo el texto al español, ed. Fradejas Rueda, 2014. Respecto a Frontino, véase ed. Roca Barea, 2010. El hecho de que Alejandro sea citado puntualmente por Vegecio y Frontino tuvo su importancia, sobre todo si tenemos en cuenta el peso de ambos tratadistas en los discursos sobre caballería, Rodríguez Velasco, 1996. 104 Ver ed. Knust, 1964; Crosas, 2002; Conti, 2013. Estas obras sapienciales se podían compilar, por ejemplo en el códice de la Biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, h-III-I, que contiene tanto la versión castellana del De vita et moribus philosophorum como el Poridat de las poridades y el Libro de los buenos proverbios. 105 Ver ed. E. Alvar, 1990; Faccoon, 2010.

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al hablar de Quinto Curcio. Finalmente, entran en cuenta, evidentemente, tanto la Alexandreis como el Pseudo-Calístenes, cuya difusión perdura en la Baja Edad Media106. En conclusión, la difusión de la tradición clásica – tanto en su lengua original como en traducciones vernáculas – influye en la dinámica de asentamiento de la figura alejandrina. Los lectores estaban familiarizados con él gracias a la producción anterior – hispánica y más generalmente europea – y así lo señala su pervivencia a finales de la Edad Media. No era sorprendente ver a Alejandro tan frecuentemente citado en obras prestigiosas que podían alimentar el interés por su figura. La doble tradición analizada – a la que se añaden los textos latinos y sus versiones vernáculas – sirve de cauce para la recepción de nuevas obras clásicas como, por ejemplo, las Historiae Alexandri Magni de Quinto Curcio. La segunda observación merece mayor atención. Según estos hispanistas, la influencia del macedonio parece haberse centrado en el siglo xiii y parte del siglo xiv, constituyendo una suerte de «edad alejandrina». Así lo califica Arizaleta al reflexionar sobre su protagonismo: C’est à partir des premières années du xiiie siècle que le personnage apparaît comme un puissant moteur d’écriture: entre 1200 et 1350, période que l’on qualifierait volontiers d’« âge alexandrin », on écrivit dans la péninsule nombre de récits entièrement focalisés sur le personnage d’Alexandre; à partir de la deuxième moitié du xive siècle, les auteurs espagnols choisirent pour la plupart de ne mettre par écrit que des allusions anecdotiques aux exploits et aux paroles du fils d’Olympias107. Esta comparación es la consecuencia de la irradiación del conquistador en los proyectos literarios del siglo xiii, a la diferencia de lo que se percibe en los siglos posteriores. Una de las razones del supuesto desinterés por el macedonio es el cambio cultural operado con la llegada al trono de Sancho IV. No obstante, no se trata de un corte completo con sus predecesores, sino, más bien, de una reorientación del interés hacia la cultural occidental108. Ahora bien, tal afirmación debe ser matizada por dos razones. En primer lugar, parte de una perspectiva creadora de la figura alejandrina, como «moteur d’écriture». Sin embargo, desde el punto de vista de la recepción, las obras analizadas por estos hispanistas siguen difundiéndose en los siglos xiv y xv, según lo demuestra un breve cotejo de los testimonios109. En efecto, gran parte de los manuscritos conservados son del siglo xv y demuestran un interés constante por estas obras. Así pues, los manuscritos de Osuna (O: BNE, VITR/5/10) y de París (P: BNF, Esp. 488) del Libro de Alexandre son respectivamente de finales del siglo xiii (o principios del siglo

106 Por ejemplo, el BNE, Mss/12672 contiene, además de la Qüistión entre dos cavalleros y varias obras de Diego de Valera, una versión de la Comparación entre Alejandro y Aníbal y Escipión de Luciano y el Libro deçimo de Alexandre, un fragmento de la Alexandreis en castellano. Alvar y Lucía Megías, 2002, p. 936-937. 107 Arizaleta, 2014a, p. 63. 108 Bizzarri, 2004. 109 Según Gaullier-Bougassas, 2014a, t. 4; Alvar y Lucía Megías, 2002.

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xiv) y del siglo xv110. La cuarta parte de la General estoria se conserva, entre otros, en tres testimonios del siglo xv: Biblioteca Real del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, Y.i.11; BNE, Mss/8966 y BNE, Mss/1539. En cuanto a la literatura sapiencial, también se transmitió en códices misceláneos en esa época: 1. Poridat de las poridades (Biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, h.III.1; BNE, Mss/6545111; Biblioteca Universitaria de Salamanca, 1763); 2. Secreto de los secretos (BNE, Mss/9428); 3. Libro de los doze sabios (Biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, &.II.8; BNE, Mss/12733); 4. Libro de los buenos proverbios (Biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, h-III-1; BNE, Mss/9428; BNE, Mss/17814; Real Academia Española, V-6-75; Biblioteca Universitaria de Salamanca, ms. 1763) y 5. Bocados de oro112 (Biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, e.III.10; Biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, h.III.6; BNE, Mss/3378; BNE, Mss/6936; BNE, Mss/6545; BNE, Mss/8405; BNE, Mss/9204; BNE, Mss/17822; BNE, Mss/17853; Biblioteca Bartolomeu March, Palma de Mallorca, 20/4/1; Biblioteca General de Santiago de Compostela, 318; Biblioteca Universitaria de Salamanca 1763; Biblioteca Universitaria de Salamanca, 1866; Biblioteca Municipal Lambert, Ripoll, 18). Por consiguiente, el interés por el macedonio en el siglo xv también es tributario de la amplia difusión que tuvo el corpus alejandrino de los años anteriores. De hecho, da continuidad a los ideales regios y ofrece así una herramienta interesante para los lectores del momento. Los códices misceláneos sobre materia sapiencial contribuyen a la pervivencia de la figura y, en cierta medida, sintetizan las percepciones que uno podía tener de Alejandro. Se combinan elementos que, en su momento, tenían cierta independencia (la instrumentalización del vínculo maestro/discípulo de Poridat y Secreto, el maniqueísmo religioso de Bocados, etc.). De tal forma, estas obras podían incitar a un lector a conseguir más textos sobre el macedonio, cuando la llegada del humanismo en la península propiciaba justamente la recuperación clásica. En segundo lugar, esta decadencia se produce en los modelos regios. Sin embargo, los destinatarios pueden ser diferentes. En efecto, el éxito de la figura alejandrina parece decaer después de haber estado en trasfondo del Poema de Alfonso Onceno y, sobre todo, en la Glosa al regimiento de príncipes de Juan García de Castrojeriz. Si, en el primer caso, las reminiscencias alejandrinas son sobre todo estructurales y permiten dignificar más la figura del monarca, en la Glosa se halla un doble destinatario. En primera instancia, se trata del hijo primogénito de Alfonso XI, el infante don Pedro. Aún así, Juan García va más allá e incluye a toda la realeza en la glosa del primer capítulo: «Primeramente conviene de saber que este libro muestra a todos los reyes e a todos los ommes de ser buenos e virtuosos113». Incluso lo considera útil para cualquiera: «La tercera razón es que maguer este libro se faga para los reyes,

110 El manuscrito de Osuna estuvo en manos del Marqués de Santillana. Ver Arizaleta, 2015; Willis, 1934. 111 Las enseñanzas contenidas en este códice van dirigidas a la nobleza. Ver el análisis de Bizzarri, 2015, cuyas conclusiones conectan con una línea divulgativa – según veremos – a partir de la Glosa de Juan García. 112 Recordamos que la versión ampliada de Bocados, llamada «Bonium», es del siglo xv. 113 Ed. Beneyto Pérez, 2005, p. 13-14.

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empero todos los ommes pueden ser ensennados por él, e por ende todos deven aprender e saber»114. De este modo, la obra de Juan García se convierte en un espejo de príncipes divulgativo que no se dirige sólo al futuro rey115. Alejandro es utilizado como mediador entre diferentes grupos: Cet Alexandre-là est pour la chevalerie. Ou bien plutôt, il est le médiateur qui permet le dialogue du monarque avec ses anciens opposants, les puissants nobles. Rédigé pendant la période de consolidation du pouvoir monarchique, le récit sur Alexandre contenu dans la Glosa al regimiento de príncipes apaise, théoriquement, les craintes de l’aristocratie116. A partir de la Glosa de Juan García – y especialmente en el siglo xv – Alejandro va a ser un recurso ya no solamente para la realeza, sino para toda la nobleza. El modelo regio, vigente a través de los testimonios conservados de las obras anteriores, va a dinamizarse y ampliarse a otros destinatarios. Alejandro ya no será solamente un modelo para la realeza. Será, más generalmente, un modelo para toda la nobleza. Esto explica su inclusión en textos con diferentes propósitos. Primero, aparece en la poesía: el Marqués de Santillana lo recuerda en sus Proverbios y en la Comedieta de Ponza, cuando es superado por el rey de Navarra, don Juan117. A su vez, en el Cancionero de Gómez Manrique, Alejandro tiene el papel del buen caudillo en el prólogo, por haber recibido las enseñanzas de Aristóteles118. Luego, es un recurso en la tratadística y en textos epistolares, sea en el Doctrinal de los cavalleros de Alfonso de Cartagena, sea en los textos de Fray Martín de Córdoba, Diego de Valera y Rodrigo Sánchez de Arévalo119. Es mencionado en la Perfeçión del triunfo militar de Alfonso de Palencia, en los Doze trabajos de Hércules de Enrique de Villena, en el Diálogo sobre la vida feliz de Juan de Lucena, en el Mar de historias de Fernán Pérez de Guzmán o en una carta del Cancionero de Herberay des Essarts120. Por último, sigue siendo el objeto de varios exempla repertoriados, entre otros, en el Libro de los exemplos por a.b.c. de Clemente Sánchez de Vercial121.

114 Ibidem, p. 15. 115 López de Goicoechea, 2003, p. 6. Arizaleta, 2014b, le dedica un capítulo a la Glosa y a este paralelo con la caballería. Este descenso relativo de los receptores en la obra merecería un estudio más detenido. Tenemos en mente, por ejemplo, la transformación de las diosas en reinas, en el juicio de Paris: «E entonces en aquellas bodas estaban tres reynas, las más onrradas del mundo», ed. Beneyto Pérez, p. 1038. Puede ser voluntad propia de Juan García el hecho de humanizar estos datos en un proceso divulgativo. A su vez, ya se señala esta tendencia para la tercera versión de la Glosa: «La tercera versión difiere de las anteriores tanto en la estructura como en el contenido, pues va dedicado ‘a todos los onbres de cualquier estado’, como indica el ‘doctor’ que lo compuso», Alvar y Lucía Megías, 2002, p. 584. 116 Arizaleta, 2014b, p. 999. 117 González Rolán y Saquero Suárez-Somonte, 1986. 118 Ver ed. Vidal González, 2003. 119 Sobre Cartagena, ver las ediciones de Fallows, 1995 y 2006; para los demás, la antología de Penna, 1959-1964. 120 López Martínez-Morás, 2011, ha estudiado la presencia de Alejandro en Pérez de Guzmán. López Estrada, 1980, ha señalado los paralelos entre el Cancionero de Herberay des Essarts y la obra de Quinto Curcio. 121 Ver López Estrada, 1981, 1982.

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En este amplio corpus, el uso de la figura alejandrina es plural. A primera vista, se confirma su aparición más o menos anecdótica, como ilustración o comparación con otro personaje. Es verdad que Alejandro ya no aparece como objeto del discurso. No obstante, será empleado como instrumento en mecanismos especulares que implican diferentes grados de comparación. Esto explica la descentralización de Alejandro (el comparante) en beneficio del nuevo objeto o destinatario del mensaje (el comparado). El fenómeno es especialmente visible en dos casos concretos: la poesía cancioneril y la biografía caballeresca.

3.3. Emulación y superación Los juegos especulares con Alejandro se entreven ya en la poesía cancioneril, en la cual sus apariciones son frecuentes y suelen entrar en juegos comparativos que merecen mayor atención. Tanto el Cancionero de Baena (1426-1430) como el Cancionero General (1511) dan una buena muestra de las funciones de Alejandro en los textos poéticos. Por un lado, la labor compiladora de Juan Alfonso de Baena (c. 1375-1434) es una fuente inestimable para la poesía entre los siglos xiv y xv. Por otro lado, el Cancionero General de Hernando del Castillo ofrece un conjunto de poemas del siglo xv con un objetivo más divulgativo. Aunque exista un leve desajuste temporal entre ambas compilaciones, los recursos al macedonio siguen las mismas líneas. Puede ser una referencia con distintos grados en su utilización: 1) como mera ilustración; 2) como punto de comparación equivalente y 3) como modelo de superación. Ante todo, cabe señalar que el paradigma del Alejandro guerrero es inalterable en toda la materia alejandrina, de manera que las referencias relativas a su fortaleza o su valentía siempre serán connotadas positivamente122. De ahí que se acuda a él como un ejemplo militar total, por ejemplo, cuando Fernán Pérez de Guzmán alude sucesivamente a las cuatro virtudes cardinales y, en el apartado sobre Justicia, sitúa a Alejandro como su protector junto a emperadores romanos como Tito o Trajano (CG, 67, v. 157-160). De la misma forma Diego de Burgos, en su Triunfo del Marqués, se refiere al macedonio como un gran conquistador («por armas domó gran parte del mundo / y a Dario venció, más rico que armado», CG, 87, v. 499-500). Pero el poeta no se detiene ahí y, a través de su personaje director (Dante) – el cual realiza un listado de personas ilustres –, le cede la palabra a Alejandro (CG, 87, v. 1337-1344) para que este ensalce al Marqués de Santillana. El objetivo del poeta es demostrar que el Marqués es un «héroe divinizado y [una] figura ejemplar de ambas virtudes», es decir un representante de la sapientia y la fortitudo a través, entre otros, del prisma alejandrino123. Encontramos otras alusiones militares, como en la Profeçía de Alfonso de Álvarez contra el Cardenal, con una enumeración de personajes divinos y bélicos:

122 Proponemos una selección de los ejemplos más representativos y dejamos de lado otras menciones, ya estudiadas por Bizzarri, 2014. Abreviamos CB el Cancionero de Baena, ed. Dutton y González Cuenca, 1993, así como CG el Cancionero General, ed. González Cuenca, 2004. 123 Moreno Fernández, 2008, p. 88.

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«torne don Étor de la muerte a la vida, / reine Alexandre obrando proeza» (CB, 115, v. 26-28). También Francisco Imperial sigue la tendencia en su respuesta al nacimiento de Juan II: en la alocución de Marte, este último alude a varios héroes y decide otorgar al recién nacido la lanza de Aquiles, la espada de Godofredo de Bullón y el caballo Bucéfalo (CB, 226, v. 179-186). Aunque indirectamente, Alejandro sirve de autoridad gracias a su montura. En la misma dirección se adscribe la alusión al macedonio por Fray Diego de Valencia (CB, 227, v. 158-160). Finalmente, mención especial merece una de las pocas alusiones morales positivas al conquistador. Fray Diego de Valencia le recuerda a Gonzalo López de Guayanes, al preguntarle este sobre el propósito de los hidalgos, que la liberalidad es esencial. Su ejemplo es el de Alejandro: «El rey Alexandre, señor reverente / que por su nobleza sojudgó el mundo, / non ovo igual, nin otro segundo; / por dar fue loado de toda la gente» (CB, 508, v. 22-25). Luego, Alejandro puede ejercer de punto de comparación con los personajes destinatarios de estos poemas. Al ser una figura total, la equiparación adquiere un claro tono hiperbólico. Por lo general, el modelo alejandrino es un objetivo que alcanzar, de manera que usa un grado de comparación de igualdad. Por ejemplo, Alejandro vuelve a ser mencionado por Imperial en su Dezir al nacimiento de Juan II, pero con un nuevo propósito. Su personaje Dante, alegre por las palabras del Sol, le desea a don Juan que «como águila monta en aire bolando / monte en alteza, e como montaron / Alixandre e Julio quando conquistaron / al mundo universo todo trihumphando» (CB, 226, v. 205-208). Este verso – posible eco a la expedición aérea del macedonio con sus grifos – establece mediante el como una relación de igualdad entre el futuro monarca y ambas autoridades guerreras. Sin embargo, es posible ir más allá y aumentar el grado de la comparación: el comparante acaba siendo superado por el comparado. En estos casos, Alejandro se convierte en modelo de superación. En efecto, cuando el macedonio vuelve a ser mencionado como un ejemplo de liberalidad, es para destacar que el comparado lo supera en este ámbito. Así lo sugiere Juan de Mena al responder a los detractores de Juan II que el monarca «más ante Alexandre nos es en franqueza» (CG, 54, v. 105). Encontramos el mismo fenómeno esta vez a nivel militar cuando se refieren a sus conquistas: «Sea siempre vençedor / en batallas e en guerras, / conquiste mayores tierras / que Alixandre, el grant señor» (CB, 229, v. 17-20). La comparación de superioridad está en adecuación con la predicción halagadora del poeta. Más original todavía es la afirmación de Pero Vélez sobre la belleza de Juana de Navarra, la cual nunca se había visto incluso en las expediciones del macedonio: «El noble Alixandre, quando por conquista / el mundo por fuerça todo conquería, / vio muchas señoras de muy grant valía, / como el mundo en su poder fuesse; que tan noble dueña de sus ojos viesse / non fabló nin leo en su ledanía» (CB, 319, v. 3-8). El recurso a Alejandro en una argumentación semejante es insólito, pero se entiende porque cumple a la perfección el papel de figura superlativa que lo ha visto todo con sus conquistas. Se actualiza pues el paradigma guerrero con un propósito amoroso. Los juicios negativos acerca del modelo alejandrino remiten todos a consideraciones morales y también pueden servir propósitos comparativos. Ante todo, Alejandro puede representar un vicio determinado como la codicia (CG, 67, v. 357-360) o la

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soberbia: «fue buscar el çielo en grifos bolando / e cató el mar con grand diligençia, / e jamás non pudo fartar su conçiençia / e le paresçió todo cosa muy vana, / ca el alma infinida e tan soberana / de cosas finidas non faze femençia» (CB, 340, v. 91-96). La referencia a la expedición aérea conecta con el pecado principal del macedonio, tal como se representa en el Libro de Alexandre. En estos versos, Alejandro es un exemplum ex contrario. Por otra parte, la alusión a una faceta negativa del macedonio puede servir de argumento positivo para el comparado. Cuando Gómez Manrique elogia al difunto Marqués de Santillana, nos dice: «Alixandre nunca fue / tan temprado por mi fe / en los deleites humanos» (CG, 69, v. 733-735). Queda clara la jerarquizacíon de los personajes, con el Marqués por encima de una figura tan prestigiosa como el macedonio. Para terminar, algunas alusiones a Alejandro son más discretas por estar insertadas sea en un pareja donde tiene menos autoridad (véase la mención del sabio «togado» Diógenes en el Triunfo del Marqués, CG, 87, v. 777-780), sea en enumeraciones afiliadas a un discurso ascético. Así sucede cuando Gómez Manrique recuerda a Alejandro, Hércules y Mida como hombres superlativos pero que no conservan nada tras su muerte (CG, 72, v. 235-252), o cuando se emplea en tópicos como el ubi sunt y el contemptus mundi (CB, 38, 337, 339, 572, 611; CG, 253, v. 201-210). Estos primeros ejemplos señalan que, más allá de ser un recurso ilustrativo de un vicio o una virtud, Alejandro entra a menudo en un juego comparativo cuyo objetivo es el ensalzamiento del protagonista del poema. Esto es posible gracias a la fama que el conquistador había logrado a través de su éxito en los programas escolares y en obras de gran difusión. Estos escritores, obligados a la brevedad por el tipo de producción lírica que manejan, acuden a figuras de autoridad que ya poseen un alto nivel significativo. Alejandro no necesita ser reintroducido más allá de algunas indicaciones como «grant señor» o como conquistador, porque el ideario del poeta ya está bien asentado en la mente de su lectorado. En este sentido, efectivamente, el macedonio no es el objeto principal del discurso. En cambio, se calibra su figura de acuerdo con el comparado, el cual será semejante a Alejandro (comparación de igualdad) o mejor que él (comparación de superioridad). Hemos visto supra los fines promocionales o legitimadores que ofrecían algunas biografías del siglo xv, de acuerdo con la función performativa de este tipo de textos. La comparación con Alejandro Magno se convierte, precisamente, en un recurso fundamental en la primera biografía caballeresca de la literatura española, en la cual se narran las hazañas de Pero Niño, conde de Buelna. Se trata de El Victorial – al cual ya aludimos previamente –, redactado por Gutierre Díaz de Games en dos fases: una primera redacción entre 1406 y 1436 y el epílogo entre 1448-1453124. A diferencia de una crónica real, que suele establecer datos sobre un reino, esta obra se centra en un individuo. Además, el objetivo no es solamente el de la memoria, sino también el de la propaganda y exaltación de Pero Niño, con fines promocionales en la corte de su época. El protagonista aspiraba a la estabilidad socioeconómica, de modo que un

124 Citamos El Victorial a partir de la edición de Beltrán, 2014. Para más detalles sobre Alejandro en la obra, véanse también su edición de 1997 y Beltrán 2011.

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relato halagador sobre su vida resultaba muy útil125. Pero Niño estuvo particularmente atento a las situaciones que podían asegurarle un estatus social cómodo. De ahí que sea visto como un militar profesional y que la obra intente legitimar el valor de su protagonista, bajo la forma de una biografía caballeresca. El Victorial se divide en cuatro partes. La primera es un prólogo que introduce los motivos de la redacción, así como los cuatro modelos regios en pos de los cuales se sitúa Pero Niño – Salomón, Alejandro, Nabucodonosor y César –, con anécdotas sobre don Rodrigo y Jesús Cristo. Esta introducción ofrece al lector una «apretada síntesis de lo que habría sido la creación de la nobleza caballeresca desde la gentilidad hasta el cristianismo126». Las partes siguientes se centran en la vida de Pero Niño (juventud y primeras armas; campañas navales; amores con Beatriz de Portugal). El recurso a la figura macedonia es doble: por un lado, se ofrece al lector una breve biografía de Alejandro para acreditar la grandeza del protagonista. Por otro lado, sus hazañas más famosas sirven de telón de fondo para relatar episodios puntuales de la vida de Pero Niño. En otras palabras, se aprecia el uso de Alejandro como objeto y como instrumento en el proyecto literario de Díaz de Games. Este segundo movimiento es el que más nos interesa respecto a la evolución del modelo alejandrino. No se hallan solamente diferentes anécdotas sobre el conquistador en la biografía de Pero Niño. El autor, Díaz de Games, también se sirve de varias líneas argumentales ya presentes en la tradición alejandrina para enfatizar algunos episodios de la vida del biografiado. Se han identificado los siguientes127: la entrada al puerto de Túnez (cap. 44), la curación de unas heridas (cap. 50), la carencia de víveres (cap. 50) y el eclipse (cap. 86). Dos de ellos demuestran particularmente el uso de Alejandro como un modelo de superación. El primero de ellos es la llegada al puerto de Túnez (cap. 44), donde los moros se percatan de la llegada de Pero Niño y lo asaltan. Todo el capítulo adquiere un claro tono épico y más aun cuando Pero Niño realiza un acto particularmente audaz: «E la galea del capitán embistiola por popa; e al embestir, saltó el capitán dentro, e del golpe del embestir, resurtió la su galea atrás, e fincó él solo en la galea de los moros» (p. 153-154). El narrador se detiene entonces para describir la equipación del protagonista («las armas que llevava eran estas: unas fojas e braçales, e una barreta, e una espada en la mano, e una adarga», p. 154), lo que constituye una suerte de comentario preparativo para la pelea que se va a narrar a continuación. La batalla entre Pero Niño y la multitud de la embarcación se describe cautelosamente, con una progresión marcada espacialmente («en poca de ora desembargó la gente e los llevó delante sí fasta mitad de la galea», p. 154). Son tres los recursos iterativos que dramatizan el episodio: 1. la soledad del guerrero («el buen cavallero vio que non tenían ayuda sino de Dios, e que a él solo 125 La nobleza antigua gozaba del prestigio de la filiación, mientras que la nobleza nueva había logrado su ascenso gracias a los títulos que el rey otorgaba, creando así una compleja red de oposiciones en la cual la caballería resultó ser determinante. Más explicaciones en la introducción al Victorial en francés, trad. Gautier-Dalché, 2001. 126 Ed. Beltrán, 2014, p. 5. 127 Ed. Beltrán, 1997, p. 117.

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convenía delibrar aquel fecho»; «e vieron los moros que un solo hombre fazía aquel daño todo en ellos»); 2. la ayuda divina («non tenían ayuda sino de Dios»; «llamó a Santa María que le ayudase, e fizo allí voto solene») y 3. las comparaciones animales («ansí tan bravas como venían las águilas a la prea», p. 153; «bolvieron a él como canes raviosos», p. 154; «e fue a ellos tan bravo como va el león a la presa», p. 154-155). Estas analogías amplifican la brutalidad del relato y la dificultad de la batalla. En cuanto a las repeticiones sobre el aislamiento de Pero Niño, siguen la voluntad del autor de equiparar la hazaña de su protagonista a la de Alejandro Magno: «parece posible detectar en esta imagen solitaria de Pero Niño contra todos, en la nave, un eco de la entrada de Alejandro en Sudrata, en la campaña contra Poro, en el Libro de Alexandre128». La gran diferencia entre ambos episodios, más allá del contexto – una batalla naval y un cerco de una ciudad –, es el desenlace. Alejandro es respaldado primero por cuatro hombres que sufren heridas graves y luego es socorrido por el resto de su ejército. En cambio, el rescate de Pero Niño es menos heroico debido a que no se personaliza a ninguno de sus hombres; por el contrario, se deja su salud en manos de una colectividad indefinida. Esto aumenta, de hecho, el efecto del regreso del guerrero a su galea: «Veyendo esto, el capitán saltó en su galea con parte de su gente, que fue maravilla podérgela ya sacar de poder de los moros» (p. 155). A pesar de que ambas hazañas sean afortunadas gracias al esfuerzo de sus ejércitos, el hito de Pero Niño queda acentuado por un protagonismo que le debe mucho a la impersonalización de sus hombres y a su salto voluntario a su embarcación. Si bien se percibe el eco a la acción temeraria de Alejandro en Sudraca, en el caso de El Victorial se diseña una batalla donde no se insiste en la locura del acto del protagonista, sino más bien en su comportamiento extraordinario. El segundo es, por supuesto, el eclipse (cap. 86): «E partiendo las galeas de Roán, podía ser a la ora de prima, començando a remar, escureció el sol, e fueron muy espantados toda la gente de las galeas e de la tierra, e dezían al capitán que dexasse aquella partida, diziendo que non era buena señal para fazer guerra» (p. 309). El episodio hace eco al eclipse del Libro de Alexandre y ha sido ampliamente estudiado por el editor, quien incluso da la fecha histórica del acontecimiento: el 16 de junio de 1406129. No nos interesa pues el calco textual que pudo hacer Gutierre Díaz de Games. Lo interesante radica en un detalle que la crítica pasó por alto. Mientras en el poema en cuaderna vía, Alejandro cede la palabra a Aristandro para apaciguar a sus hombres, en esta crónica es el propio Pero Niño quien asume el papel de sabio. Su explicación culmina teatralmente con la reaparición del sol: «Con esta razón que el capitán dixo, plugo mucho a todos, e perdieron temor. E esclareció el sol e el mundo; e mandó remar adelante, que fiziesen su viaje en el nombre de Dios» (p. 311). Tanto la entrada en Túnez como el eclipse dejan claro que el Libro de Alexandre y la figura alejandrina ya no son un modelo de emulación: Pero Niño sobrepasa al macedonio en las facetas guerrera y sabia. En combinación con el capítulo biográfico

128 Ed. Beltrán, 2014, p. 155. 129 Ibidem, p. 309-311 y 721-722.

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sobre el conquistador y sus exempla puntuales, Alejandro se presenta como un vínculo temático y formal para Gutierre Díaz de Games y, gracias a él, erige a Pero Niño como máximo representante de la caballería. Así pues, en El Victorial, el modelo propuesto por el Libro de Alexandre se nutre de elementos ejemplares de la literatura gnómica y del modelo universal de la General estoria. A su vez, se aprecia una instrumentalización más divulgativa del macedonio, en el sentido en que ya no se restringe el modelo a los reyes. Pero Niño es un caballero y la crónica tiene el objetivo de ensalzar la vida de su protagonista, de ahí que una figura ejemplar como la de Alejandro le sirva en su discurso promocional: No cabe duda de que la historia de Alejandro Magno marcó muchas de las pautas que había de seguir la composición de la biografía de Pero Niño. Todo el siglo xv buscó modelos de ejemplaridad para las vidas de personajes nobles que lograban por vez primera que sus vidas se vieran contadas en tinta indeleble (también para aquellos cuya imagen se vio retratada en medallas o lienzos). Hacer valer a sus protagonistas como ejemplos de comportamiento virtuoso significaba encajarlos en un molde caballeresco reciamente arraigado en la mentalidad de la época. ¿Y qué ejemplo de vida militar más gloriosa, qué modelo de más prestigio en la Edad Media que el de Alejandro Magno130? Los modelos ejemplares a los que alude Beltrán no son meras ilustraciones, sino instrumentos de comparación para actualizar el imaginario colectivo. En la línea de las obras anteriores, Alejandro es un recurso polivalente con un propósito de emulación o superación. Para Díaz de Games, cumple ambas espectativas. Por un lado, diseña en el proemio un auténtico tratado de caballería donde el macedonio es un modelo prestigioso. Por otro lado, remodela las hazañas de Pero Niño para que se asemejen a las de Alejandro. Sin embargo, gracias a ciertas diferencias, usa estos juegos especulares para agrandar la leyenda de Pero Niño. En definitiva, las líneas anteriores nos permiten reconsiderar los motivos de una «relegación» aparente de Alejandro como, más bien, una actualización del modelo y sus funciones. La figura alejandrina hispánica ha logrado ejemplarizarse, debido a su paso de res del discurso a un paradigma que alimenta una serie de exempla con un propósito ilustrativo131. Este fenómeno se ve particularmente en el uso especular de Alejandro. Como comparante, el macedonio pasa poco a poco de modelo digno de emulación que todos deben alcanzar a un modelo de superación. De esta forma se deben entender, por una parte, las comparaciones sencillas de la lírica donde el alabado es mejor que Alejandro y, por otra parte, los mecanismos más complejos de

130 Ibidem, p. 506. 131 También es proverbializado en la Gramática sobre la lengua castellana de Nebrija, ed. Lozano, 2011: en el prólogo (como ejemplo de monarquía donde florecían los poetas, la lengua, las artes y las ciencias), en versos jámbicos con el romance de Alejandro («Morir se quiere Alexandre de dolor del coraçón, / embió por sus maestros cuantos enel mundo son» (p. 69), al hablar de la e paragoge y, por último, al ilustrar el concepto de metáfora («como diziendo es un león, es un Alexandre, es un azero por dezir ‘fuerte i recio’»; p. 139).

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ecos alejandrinos que intensifican las hazañas del héroe biográfico. A través de la pluma de Díaz de Games, Pero Niño es el ejemplo más representativo de esta tendencia. En general, la consideración de Alejandro como una figura modélica en la Edad Media debe entenderse principalmente a partir de los géneros en los que aparece y, por ende, el lectorado al que está destinado, el cual se abre progresivamente a partir, sobre todo, de la Glosa al regimiento de príncipes de Juan García de Castrojeriz. Hasta entonces, Alejandro es ante todo un modelo de la realeza para Fernando III, Alfonso X o Alfonso XI. Asistimos, luego, a un proceso divulgativo de este tipo de textos que se combina al auge de los discursos nobiliarios: se ha extendido el espacio textual del modelo alejandrino a los tratados, a la poesía cortesana y a las crónicas particulares132. El lectorado se ha diversificado y, en esta nueva dinámica, Alejandro ya no es un modelo para los reyes; es, de manera general, un modelo para los nobles. Así pues, Alejandro sigue interesando a los lectores de la época. Lo encuentran en textos de toda índole e incluso llegan a sublimarse con él: por un lado, es un guerrero perfecto, invicto, que ha sabido extender su poderío a los límites de la ecúmene; por otro lado, su relación privilegiada con el Filósofo por antonomasia lo ha propulsado a la cima de la sabiduría, por ser un receptor idóneo y, por extensión, un difusor del saber. A esto se añade su potencialidad moral con su liberalidad y su soberbia. La figura alejandrina se beneficia de una corriente hispánica – occidental y oriental – que remonta al siglo xiii y, a su vez, de la llegada de los clásicos a la península, sin que su prestigio se vea afectado en estos primeros pasos del humanismo. Al contrario, el modelo se asienta gracias al redescubrimiento de estos autores de la Antigüedad que aportan nuevas anécdotas en beneficio de su ejemplaridad o de su uso comparativo. Entre ellos están Plutarco, Luciano, Valerio Máximo y, cómo no, Quinto Curcio.

132 Hasta aparece en los textos de carácter religioso, como el Ars moriendi, en el capítulo dedicado a la buena inspiración de la fe: «Item, por la fe, por oración que fizo Alexandre, los montes Caspios fueron cerrados», González Rolán, Saquero Suárez-Somonte y Caerols Pérez, 2008, p. 100. Se refiere aquí al encierre de las tribus de Gog y Magog, un episodio ya presente en la Historia de Preliis y en el Libro de Alexandre.

4. La Historia de Alejandro Magno de Quinto Curcio en el siglo xv

Quinto Curcio es uno de los escritores antiguos que relata la vida del macedonio y es considerado, por lo general, como una fuente historiográfica digna de consulta junto a Arriano o Diodoro de Sicilia. Aún así, muchas dudas lo rodean todavía. Por ejemplo, hallamos menciones puntuales de un tal «Curcio Rufo» en obras de Cicerón, Tácito o Suetonio, sin que sean suficientes para establecer paralelos directos con nuestro autor. Tampoco se han podido determinar sus fuentes principales a pesar de alusiones a Clitarco, Ptolomeo y Timágenes en la obra. En suma, todas las informaciones relativas a Quinto Curcio proceden del texto133. A modo de ejemplo, podemos citar la digresión – ya tópica – del autor con respecto a la división de los macedonios, a finales de la obra134. Quinto Curcio aprovecha la situación de los protagonistas para elogiar a su propio emperador, quien logró sacarlos de la tiniebla y mantener una paz duradera: Sed iam fatis admouebantur Macedonum genti bella ciuilia; nam et insociabile est regnum, et a pluribus expetebatur. Primum ergo conlisere uires; deinde disperserunt; et cum pluribus corpus, quam capiebat, onerassent, cetera membra deficere coeperunt; quodque imperium sub uno stare potuisset, dum a pluribus sustinetur, ruit. Proinde iure meritoque populus Romanus salutem se principi suo debere profitetur, qui noctis, quam paene supremam habuimus, nouum sidus inluxit. Huius, hercule, non solis ortus lucem caliganti reddidit mundo, cum sine suo capite discordia membra trepidarent. Quot ille tum extinxit faces! quot condidit gladios! quantam tempestatem subita serenitate discussit! Non ergo reuirescit solum, sed etiam floret imperium. Absit modo inuidia, excipiet huius saeculi tempora eiusdem domus, utinam perpetua, certe diuturna posteritas135. Además de ser una de las digresiones más largas del autor, nos permite entender el verdadero propósito de su obra. En efecto, las historiae no son solamente el relato de la decadencia de una figura extraordinaria, sino una forma de ensalzar la capacidad de un emperador para mantener la paz cuando esta no pudo conservarse bajo el 133 Seguimos las líneas de la introducción a la traducción de Pejenaute Rubio, 2008; Dosson, 1887; Moreno, 2017. Para más información, ver las publicaciones anteriores de esta colección, p. ej. Gaullier-Bougassas, 2014, 2018. 134 Dos referencias temporales suplementarias suelen ser debatidas: la primera, sobre los partos y la paz de Tiro, que remitiría al periodo posterior a la destrucción de la dinastía arsácida por la sasánida (c. 226 a.C.); la segunda, acerca de la libertad de Tiro tras su anexión romana (64 a.C.). 135 Quinto Curcio, X, 9, 1-6, ed. y trad. Bardon, 1965-1976, t. 2, p. 424-425.

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mando de hombres tan prestigiosos como Pérdicas, Crátero o Meleagro. El imperio, corporizado, se está desarticulando de acuerdo con las ambiciones de los herederos, hasta la llegada del emperador pacificador. En concreto, son tres las pistas destacadas en este pasaje: 1) una crisis grave que casi lleva a Roma a la perdición; 2) un salvador que ilumina las tinieblas y restablece la paz y 3) una descendencia que garantiza una paz duradera. Al primer punto hay que añadir, además, la causa probable de esa crisis – es decir la muerte del dirigente anterior – lo cual legitima el paralelo con el fallecimiento de Alejandro y la guerra de los diádocos. Estos datos no han sido suficientes para los investigadores, quienes han propuesto un amplio elenco de candidatos con tres figuras destacadas: Augusto (27 a.C.-14 d.C.), Claudio (41-54) y Vespasiano (69-79). La propuesta más defendida en estas conjeturas suele ser la de Claudio, aunque tampoco se pueden desestimar otras hipótesis, como la de Calígula, sobre todo a causa del «caliganti» mencionado en el fragmento136. En este último caso, ¿no debería esto apoyar precisamente la candidatura de su tío Claudio? Esto plantea, en efecto, una pregunta fundamental en el debate: ¿Con quién se identifica a Alejandro? Puede que Curcio haya redactado sus Historiae como un homenaje al emperador anterior y, a su vez, para ensalzar al nuevo dirigente de Roma, el cual supo aprovechar el legado de su predecesor a la diferencia de los diádocos. Por otra parte, el sucesor de Julio César, Octavio Augusto, también tuvo sus partidarios ya en algunos manuscritos del siglo xv, donde se identificaba al emperador del fragmento con él. Según veremos, incluso hallamos notas marginales que lo mencionan en los testimonios que nos interesan (BNE, Mss/6564 y BNE, Mss/7565). Con todo, vemos que las pocas pistas textuales interesantes no ofrecen respuestas contextuales definitivas. A pesar de las dudas relativas al autor y su ubicación temporal, las Historiae suelen destacar por criterios estructurales y temáticos. La obra se puede resumir como una síntesis de historia retórica, moralizadora y novelesca, es decir, como una suerte de «vida novelada137». El autor se detiene en informaciones muy diversas: narra las hazañas militares de Alejandro (p. ej. Tiro, Gaza, la roca sogdiana, Iso o Gaugamela), nos pinta el clima tenso y conspirador de la corte (p. ej. el juicio de Filota) e incluso realiza varias descripciones geográficas (p. ej. el río Tigris o Babilonia). También aparecen diferentes anécdotas más o menos independientes, como la digresión sobre Hefestión y Abdolomio. Por ende, aunque sea aparentemente un relato de conquistas militares, la verdadera acción tiene lugar a nivel discursivo. Los intercambios epistolares y los discursos de los diferentes protagonistas se aparentan a batallas retóricas138. Para lograr su propósito, no duda en ajustar la cronología y el ritmo del relato según su propósito. Omite partes de ciertas batallas y, en contrapartida, se detiene en los intercambios epistolares. Todo esto señala una «voluntad dramática de concentración139» que acentúa 136 Una lista más completa de candidatos en Dosson, 1887; trad. Pejenaute Rubio, 2008. Sobre la hipótesis de Cáligula y su admiración por Alejandro, ver Hamilton, 1988, p. 450; Barrett, 2015; Moreno, 2017, p. 529-530. 137 Bayet, 1996, p. 322. Sobre esta posición intermedia del autor, ver Kuhlmann, 2016. 138 Fernández Corte, 1999. Prueba del valor retórico del texto es el uso de paremias para cerrar ciertos episodios, Galli, 2016. 139 Palacios Mahecha, 2009, p. 259.

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la importancia de ciertos pasajes y los lleva al rango de relatos casi autónomos. Quinto Curcio no pretendía redactar una crónica, sino la vida decadente de un héroe, con una clara vena moralizante que correspondía a la historiografía romana de su época140. Las Historiae se dividen tradicionalmente en diez libres, aunque se encuentren casos con ocho y doce libros, según se reinterpreten las pérdidas textuales. En efecto, el texto nos ha llegado incompleto: faltan los libros I y II, el final del V, el principio del VI (con una laguna interna) y parte del X. Estas pérdidas afectan momentos fundamentales del relato, como la ausencia de los dos primeros libros, en los cuales el autor pudo haber dado informaciones sobre sus fuentes o una dedicatoria, e incluso los episodios claves de la muerte de Darío y Alejandro. Para subsanar dichas lagunas, algunos editores de la época decidieron completarlas con fragmentos de otros textos alejandrinos, por ejemplo con las Vidas paralelas de Plutarco, según veremos. Estas soluciones compuestas demuestran cuál fue la necesidad de completar la historia en ciertos momentos determinantes para intentar uniformizar el relato. La estructura interna se articula en torno a su protagonista, un Alejandro dicotómico141. Tendremos que esperar hasta la muerte del protagonista para asistir a una mayor caracterización de los generales, como Meleagro, discreto hasta entonces y gran protagonista del último libro. Así pues, todo lo que rodea a Alejandro está diseñado para destacar alguna de sus facetas, entre ellas su constante heroísmo o aristeia142. Aparece como un conquistador tenaz y valiente que no vacila en las primeras líneas de una batalla (en contraste con Darío, que siempre está en la retaguardia). A esta actitud heroica se suman los paralelos legendarios con Hércules, Baco y Aquiles, así como las anécdotas que lo ennoblecen, si pensamos en su trato con Sisigambis. Frente a este heroísmo constante se perfila una línea decadente marcada, ante todo, por la atmósfera recurrente de traiciones y conspiraciones, ya a partir de un libro III que expone las vicisitudes de la corte. Por ejemplo, hallamos los avisos opuestos de Caridemo a Darío y de Parmenión a Alejandro, así como el castigo a Sísines, quien tarda en avisar a Alejandro de una tentativa de corrupción143. A estas anécdotas introductorias les siguen las conspiraciones de Filotas (330 a.C.) – que concluye la oposición gradual entre Alejandro y Parmenión – y la de los Pajes (327 a.C.). Esta trama continua de juicios y traiciones, también presente en el bando persa con el regicidio de Darío por Beso, llega al clímax con el comentario final de Curcio sobre el posible envenamiento de Alejandro por Yolas. Más allá de la trama política – eco inevitable a la digresión de Curcio sobre el emperador pacificador – se dibuja una línea más personal que radica en su orientalización y su enviciamiento, especialmente en la segunda parte de la obra144. En efecto, el relato ofrece un juego paralelístico: la mitad del libro corresponde a la muerte del 140 141 142 143

Martin y Gaillard, 1990, p. 109. Yakoubovitch, 2014. Moreno, 2017, p. 531-532. Palacios Mahecha, 2009. Parmenión le advierte de un posible envenenamiento por parte de su médico Filipo, una anécdota de especial importancia en Quinto Curcio. Acerca de la figura del médico, ver Schulze, 2016. 144 Cascón Dorado, 1990.

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antagonista Darío145; el final, al fallecimiento de Alejandro. En cierta medida, al morir el persa, el macedonio se convierte en su propio antagonista. Esto explica el contrapeso colectivo que supone su ejército frente a sus aspiraciones orientales, cuyas críticas se corporizan en figuras puntuales, como Calístenes (protagonista de la conspiración de los pajes) o Clito el Negro146. Este último, miembro de los hetairoi, arremete contra su rey durante un banquete en el cual todos están ebrios. Alejandro, apartado de sus hombres y enfurecido, espera a que salga Clito para matarlo147. Acto seguido, el rey intenta suicidarse y su gesto trágico dramatiza todavía más el relato. Otras escenas patéticas, como la tortura de Filotas o la miseria frecuente que sufren los soldados durante la expedición, enriquecen el relato y la consiguiente caracterización de su protagonista. En definitiva, a pesar de las dudas que rodean su contexto de producción, la obra de Curcio resulta interesante porque presenta a un Alejandro dicotómico con valoraciones que enriquecen sus ya conocidos hitos militares, interfiriendo así en la frontera entre historia y novela. Los lectores medievales españoles ya estaban familiarizados con esa visión polimórfica del macedonio, lo que explica en parte el éxito que tuvo la obra de Curcio en la península ibérica. Prueba de ello es el conjunto de testimonios conservados en España, tanto en latín como en lenguas vernáculas. En efecto, Quinto Curcio fue leído en italiano, castellano, catalán y portugués. Este entramado lingüístico tiene su punto de partida precisamente en la versión italiana, fruto de la traducción de Pier Candido Decembrio, en 1438. Por consiguiente, antes de dar paso al estudio de la rama castellana de Curcio y, más específicamente, de la traducción de Alfonso de Liñán, volveremos brevemente sobre el humanista italiano y su labor traductora. Esto nos permitirá analizar la rama castellana más en detalle y ver qué lugar ocupa el BNE Mss/7565 en la tradición peninsular.

4.1. Tradiciones manuscritas peninsulares Antes de profundizar en las ramas vernáculas, algunos códices latinos merecen una breve digresión para demostrar la difusión y heterogeneidad de la obra de Curcio148. Comentemos, por ejemplo, el BNE Vitr/22/9. Este nos ofrece un primer folio visualmente muy bello, donde se alternan motivos florales con osos, aves y ángeles. Estos últimos sostienen un escudo en la parte inferior. A su vez, la capital 145 En realidad, Darío no es descrito negativamente, sino más bien como un monarca bueno pero menospreciado por la Fortuna. Sobre esta, ver Stoneman, 2016. 146 Sobre la representación de la masa en la obra de Curcio, véase Diadori, 1981. 147 En ese momento, Alejandro declara: «Haec dicentis latus hasta transfixit, morientisque sanguine adspersus: ‘I nunc’, inquit, ‘ad Philippum et Parmenionem et Attalum’», Quinto Curcio, VIII, 1, 52, ed. y trad. Bardon, 1965-1976, t. 2, p. 289. Para el lector de la obra, los personajes mencionados resuenan fuertemente: los tres fueron asesinados en un ambiente conspirador. 148 Para la tradición europea, ver Franzoni, 2018. Claire, 2018, analiza las ediciones princeps hasta la de Freinsheim (1648) y Rabaey, 2018, la tradición posterior al siglo xv. En España y para el siglo xv, se conservan los códices latinos siguientes: BNE, Mss/8827 (pos. Conde de Cervellón, siglo xviii), RB, O-III-13 (pos. Conde-Duque de Olivares; Universidad de Salamanca), RB, M-III-15 ( Juan de Salas, siglo xvi; Conde de Olivares, siglos xvi-xvii) y BNE, Vitr/22/9.

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inicial contiene un retrato del autor. En el margen derecho se aprecia un conjunto de dos medallones unidos por trazos azules, donde vemos el famoso episodio de la expedición aérea: el superior ilustra a Alejandro sobre unos grifos, con su nombre («Alexander»); el inferior representa un mundo circular. La combinación de la conocida mirabilia en dos medallones sobrepuestos sirve un propósito concreto: Alejandro traspasa la frontera pictórica como, simbólicamente, lo ha hecho con los límites de la humanidad. Ahora bien, resulta todavía más original la presencia de este díptico en un códice que contiene la obra de Curcio, a sabiendas de que el episodio en cuestión se narra en la rama fabulosa de la tradición alejandrina pero no aparece en las Historiae. El códice Vitr/22/9 es, pues, un buen ejemplo de contaminación pictórica del imaginario alejandrino. A este corpus se debe añadir la presencia de Quinto Curcio en los florilegios de la época, como se ve en las Excerpta varia (Madrid, BNE, Mss/7805), un códice que estará luego en manos del condestable de Castilla, Juan Fernández de Velasco y Tovar149. La excerpta de Curcio se halla en los folios 1r-18v y es seguida por otras, como las del De vita et moribus philosophorum de Walter Burley, Suetonio, Tito Livio, así como una miscelánea de filósofos y emperadores. De hecho, la figura de Alejandro aparece luego en la famosa anécdota de Diógenes (39r). Del siglo xv es también la Flores philosophorum et poetarum (Biblioteca Pública del Estado en Tarragona, ms. 94), basada en los libros IV y V del Speculum doctrinale de Vincent de Beauvais, y que reúne 288 entradas distintas entre las cuales, además de nuestro autor, aparece Gautier de Châtillon150. Como vemos, su obra se leía íntegramente y por fragmentos. A su vez, se asociaba con otros grandes autores de la Antigüedad en códices sapienciales. Los materiales que rodeaban la obra de Curcio podían ser bastante heterogéneos (incluso en las miniaturas). En contrapartida, las ramas vernáculas son más similares, porque proceden de la traducción italiana propuesta por el humanista Pier Candido Decembrio, en 1438. 4.1.1. La traducción de Decembrio

La difusión de la rama española de Quinto Curcio en el siglo xv le debe mucho a la fortuna de la traducción italiana realizada por el humanista Pier Candido Decembrio151. Nacido en Pavía en 1392, el lombardo ocupa un papel importante en la actividad cultural italiana y su vida aparece como la búsqueda constante de una estabilidad económica que le permitiera dedicarse al estudio con tranquilidad. En 1419, es nombrado secretario del duque de Milán, Filippo Maria Visconti. Durante este periodo, Decembrio realiza varios encargos diplomáticos152. En 1447, a la muerte del duque, se convierte en el secretario de la nueva Aurea Repubblica Ambrosiana, 149 Se ha subrayado en este códice una selección orientada hacia la historiografía mixta (autores clásicos y modernos), así como el tratamiento particular de Curcio. Ver Muñoz Jiménez, 2008. 150 Ver el estudio de Villarroel Fernández, 2011. 151 Seguimos las reflexiones de la tesis doctoral no publicada sobre Decembrio de Moll, 1993, compartida por el Prof. C. Faulhaber, a quien agradecemos los trámites. 152 Ibidem, p. 20-21.

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hasta la llegada al poder ducal de Francesco Sforza, en 1450. Opuesto al nuevo duque, Decembrio deja Milán y consigue el cargo de magister brevium en la curia romana de Nicolás V. También será secretario de Alfonso V de Aragón, en su corte napolitana. Con el fallecimiento del rey, Decembrio reanuda su búsqueda de estabilidad y regresa a Milán para conseguir una reconciliación – sin éxito – con el duque Sforza. Ya en 1467, recibe la protección del duque de Ferrara, Borso D’Este, y luego de su hermano. De regreso a Milán en 1476, fallece al año siguiente. Los diferentes cargos y viajes de Pier Candido Decembrio le permiten mantener contactos con varias personalidades importantes de la época. En la curia romana, por ejemplo, coincide con Lorenzo Valla y Guarino Veronese, con los cuales se reencuentra en la corte aragonesa de Nápoles. Sin embargo, merece una mención particular su amistad – y luego enemistad – con Leonardo Bruni, la cual explica la intervención del lombardo en la controversia alfonsiana con Alonso de Cartagena, en 1436, durante el Concilio de Basilea153. Como hemos visto, estos intercambios epistolares en torno a la traducción de la Ética desembocan en una amistad fructífera a nivel literario y suponen un punto de inflexión para el humanismo en Castilla. Respecto a nuestro objeto de estudio, conviene detenerse en su etapa de secretario para el duque Filippo Maria Visconti, de 1419 hasta 1447. A este le dedicará luego la Vita Philippi Mariae tertii Ligurum ducis, dividida, según el modelo de la Vita Augusti de Suetonio, en sus hazañas militares y en sus costumbres más personales154. Esta obra es una muestra de cómo el humanista combinó materiales clásicos de carácter historiográfico con sus preocupaciones vitales y económicas. En efecto, muchas de sus obras estuvieron vinculadas al mecenazgo y a su cargo de secretario155. El lombardo se familiarizó muy pronto con materiales clásicos de carácter historiográfico. Por ejemplo, durante su estancia curial, tradujo la Historia romana de Apiano para Nicolás V, así como la Biblioteca Histórica de Diodoro de Sicilia, la cual quedó interrumpida por el fallecimiento del papa. Para Filippo Maria Visconti, precisamente, tradujo los Comentarios de César y la obra de Quinto Curcio, así como la Primer guerra púnica de Polibio a partir de la versión de Leonardo Bruni. Filippo Maria Visconti no leía bien el latín, por lo cual le encargó a su secretario algunos romanceamientos. Nos detendremos, a continuación, en la traducción del texto de Quinto Curcio. Este volgarizzamento del autor latino se lleva a cabo en un periodo bastante reducido. Decembrio reúne materiales todavía en diciembre de 1437, pero ya termina su versión en marzo de 1438156. Se trata de un trabajo intermedio entre traducción ad verbum (literal) y ad sententiam (con paráfrasis), de acuerdo con su contenido histórico157. Tres puntos fundamentales sobresalen en su labor. Primero,

153 Zaccaria, 1967. 154 Moll, 1993, p. 31. 155 Para más informaciones sobre su labor literaria y epistolar, ibidem, p. 29-40; Borsa, 1893; Zaccaria, 1952, 1956. 156 A partir de Resta, 1962, Moll, 1993, p. 116-126, sugiere que el poco tiempo señalado, de diciembre a marzo, deja entender que Decembrio no se esforzó mucho en su labor. 157 Decembrio usa la traducción ad verbum para textos sagrados, ad sententiam para textos retóricos y un compromiso de ambas para los contenidos históricos y filosóficos, ibidem, p. 39.

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el lombardo completa las lagunas internas del texto con los capítulos 43 y 76 de la vida alejandrina de Plutarco. Esta incorporación se hace, no obstante, con un cuidado relativo, puesto que el propio traductor debe señalar en la rúbrica cuándo se detiene e insistir en algunos desfases temporales. Es posible que esta inclusión se hiciera en pleno proceso de traducción, debido a necesidades de contenido. En efecto, las dos lagunas importantes corresponden a sendas muertes de Darío y Alejandro, de manera que el traductor se vio obligado, muy probablemente, a completar estas informaciones por cuestiones de buen desarrollo del relato. Luego, llama la atención el paso de la división tradicional de la obra de Quinto Curcio en diez libros a la propuesta de Decembrio, en doce. Concretamente, el capítulo X se divide en X, XI y XII. Una pista posible para explicar este cambio es el uso de un texto que ya contenía esta estructura en doce libros. Es el caso del manuscrito de la BNF lat. 5720, que perteneció a Petrarca, y que fue visto como la fuente de traducción usada por Decembrio158. El último punto notable es la adición de una Comparatione tra Cesare e Alessandro, también dedicada a Filippo Maria Visconti, en la línea de las Vidas paralelas de Plutarco. Eso sí, el texto no contiene la comparación y valoración final entre ambos protagonistas – la síncrisis – que permitía concluir el paralelo entre ambas vidas. Decembrio le dedicó la traducción a Filippo Maria Visconti, aunque posteriormente también la mandó a otras personalidades para ganarse su benevolencia, como Íñigo Dávalos, el Marqués de Santillana o Nuño de Guzmán159. Con este último se puede distinguir una segunda ola de difusión de la traducción de Decembrio, en torno a 1450, en la cual completa las lagunas iniciales de la obra de Quinto Curcio con los capítulos 2 a 17 de Plutarco160. Esta doble circulación del texto resultará fundamental, según veremos a continuación, para reflexionar sobre la labor de Alfonso de Liñán, porque supone el movimiento de dos conjuntos textuales: el primero contiene la traducción de Quinto Curcio y la Comparatione tra Cesare e Alessandro; en el segundo aparece, además, el fragmento de Plutarco. La Historia di Alessandro, es decir la versión italiana de Decembrio, se difundió en España con cierto éxito, según se aprecia a través de cinco códices conservados, todos del siglo xv: Madrid, RB, N.III.3; Madrid, Academia de la Historia, Códice 100; Madrid, Academia de la Historia, 9/5493; Madrid, BNE, Mss/8835; Madrid, BNE, Mss/6564161. En el primero, aparece la Historia di Alessandro en solitario. El testimonio de Madrid, Academia de la Historia, Códice 100, contiene tanto la Comparatione como la Historia. Lo mismo sucede con el Madrid, Academia de la Historia, 9/5493, con un epigrama suplementario para el Marqués de Santillana. En el BNE Mss/8835, ambos textos van acompañados de dos fragmentos de las Historiae scholasticae de Pedro Comestor y los Libri machabeorum.

158 159 160 161

Franzoni, 2018; Materni, 2018. Sobre Petrarca y la figura alejandrina, ver Fenzi, 2018. Para estos destinatarios suplementarios y los testimonios conservados, véase Moll, 1993, p. 121-126. Pascual-Argente y Rodríguez-Porto, 2018, p. 192; Materni, 2018, p. 174-175 y 183. Más detalles en el apéndice codicológico de Moll, 1993.

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El códice más interesante para nosotros es el Madrid, BNE, Mss/6564 (olim S.7), el cual consideramos como la fuente directa de la traducción de Alfonso de Liñán, según veremos más adelante. Por consiguiente, resulta esencial dar más informaciones sobre este testimonio. De momento, apuntaremos una serie de datos codicológicos, los cuales profundizaremos con un comentario filológico más detallado en los capítulos siguientes162. De encuadernación mudejar, sin indicación suplementaria en el tejuelo, el BNE Mss/6564 contiene una foliación en pergamino y papel. La tapa del manuscrito es de 218x298 mm, los folios 216x289 mm (los folios en pergamino: 212x284 mm). La caja de escritura es de 103x165 mm, con 27 líneas en plana entera. Hay 2 folios de guarda, 275 folios y 1 de guarda al final. El fol. 11r está en blanco. Los fols 167, 202 y 274 están cortados después del texto. Con numeración arábiga, hay, además, numeraciones irregulares en la parte inferior derecha del recto en ciertos folios (p. ej. fol. 112: 3; fol. 117: 8; fols 140-147: de 1 a 8). La letra es de tinta negra, roja para los títulos, y hallamos un espacio para las capitales a principios de cada capítulo. La escritura es una gótica bastarda aragonesa163. Se hallan varias manchas de humedad, por ejemplo en los fols 7-8, 78, 176. Ciertos folios muy finos dejan transparentar la tinta de la otra cara del folio y dificultan la lectura. Es importante destacar que aparecen varias glosas en margen e interlineales, típicas del trabajo de un traductor. Estas últimas se hallan en castellano (con ciertos rasgos del aragonés), catalán e italiano. Hemos identificado cuatro manos distintas: la principal relativa al texto, la que realizó las glosas interlineales, así como dos escrituras ajenas para comentarios posteriores poco legibles («Qual quiere que merced pidiere…»; «**punta * **ma **señor padre laransa»), en el fol. 1r. En el fol. 273v aparecen mencionados el año M.CCCC y el mes de febrero. Las últimas cifras del año están borradas. El códice contiene dos textos: la Comparatione tra Cesare e Alessandro de Pier Candido Decembrio (fols 1r-10v); la Historia di Alessandro de Quinto Curcio traducida por Decembrio (fols 11v-273v). En el fol. 273v se encuentra la carta de Angelo, conde de Campobasso, al infante Pedro de Aragón. Las lagunas internas de la obra de Quinto Curcio han sido subsanadas con fragmentos de las Vidas paralelas de Plutarco. De manera general, la escritura, la caja, algunas correcciones y reescrituras (a veces olvidos de varias palabras señaladas luego en margen) demuestran el carácter menos estético del manuscrito y van en el sentido de un códice destinado a la traducción, como malla intermedia de una cadena164. Para entender mejor su función en la tradición manuscrita española, debemos centrarnos, a continuación, en los diferentes testimonios peninsulares.

162 No tenemos noticia de una edición moderna sobre la Historia di Alessandro de Decembrio y nos basamos, por ende, en este testimonio. Para más reflexiones filológicas acerca de su obra, ver Materni, 2012, 2014, 2018, a quien agradecemos el haber compartido sus artículos con nosotros a inicios de nuestro proyecto. 163 Ibidem, p. 218. 164 Se aprecian similitudes en la escritura de las glosas interlineales con la mano principal del BNE, Mss/7565, aunque sería necesario realizar un estudio caligráfico más profundizado para confirmarlo.

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4.1.2. Testimonios catalano-castellanos

La tradición castellana del siglo xv, a raíz de la traducción italiana de Decembrio, también tuvo cierta difusión. Son siete los testimonios conservados, seis manuscritos y un impreso, que indicamos a continuación según sus signaturas: 1) el BNE, Mss/9220, que estuvo en las manos de Pedro Fernández de Velasco, conde de Haro, antes de ser cedido al convento de la Vera Cruz en Medina del Pomar165; 2) el BNE, Mss/10140, que perteneció al Marqués de Santillana y más tarde al Duque de Osuna; 3) el MS RB, II/1290, con la Comparación de mano de Martín de Ávila, uno de los traductores más activos del entorno del Marqués de Santillana y gran aficionado de la materia alejandrina; 4) el BNE, Mss/8549, una traducción realizada por Tomás de Lira Alamán y finalizada el 10 de mayo de 1454 (perteneció luego al Padre Burriel, en el s. xviii); 5) el BNE, Mss/7565, obra de Alfonso de Liñán y sobre el que volveremos en breve, por ser el objeto de nuestra edición; 6) el Biblioteca-Museu Víctor Balaguer, MS 3166; 7) el BNE, Inc/2014, impreso en Sevilla el 16 de abril de 1496 por Meinhard Ungut y Stanislaw Polak167. Quinto Curcio también interesó a los autores de florilegios en castellano. Aparece en la Floresta de philosophos (BNE, Mss/4515), de atribución dudosa a Fernán Pérez de Guzmán, un conjunto que tiene la particularidad de incluir a algunos humanistas contemporáneos como Bruni, Decembrio o Manetti168. Más específico es el repertorio de los Dichos de Quinto Curcio (RB, T-III-4), con 33 dichos traducidos del latín, atribuido a Alfonso de Cartagena (1430 y 1434169). Para terminar, podemos mencionar dos traducciones peninsulares suplementarias. Por un lado, existe una versión anónima en portugués de la Historia (Biblioteca do Palácio da Ajuda, 52-XIII-24170). Por otro lado, tenemos la versión valenciana de Lluis de Fenollet, impresa en Barcelona por Pere Posa y Pere Brun, el 16 de julio de 1481171. Se halla un ejemplar en Barcelona (Biblioteca de Catalunya, Esp. 17-Fol) y otro en Madrid (BNE, Inc/1247). La Historia va acompañada de la Comparación, que aparece esta vez en segundo lugar, como si se tratara de un capítulo suplementario de la obra de Curcio (así lo podría dejar entender el índice del texto). En síntesis, la presencia de nuestro autor en tierra ibérica fue plurilingüe. Gracias a la traducción de Decembrio, la Historia pudo difundirse en lengua vernácula e interesar a personajes de estratos sociales variados. Además, su éxito queda demostrado al ser incluido en los florilegios de la época, tanto en latín como en castellano, de modo que se puede considerar a Quinto Curcio como una autoridad en esa época. 165 Lawrance, 1984; Arsuaga Laborde, 2012. 166 Moll, 1993, p. 281, lo menciona y da una breve descripción codicológica del códice, pero no aparece mencionado ni en Philobiblon ni en el catálogo de la Biblioteca Balaguer. 167 La Biblioteca Nacional de España posee otro impreso sevillano de nuestra obra, el de Juan Varela de Salamanca (BNE R/459), realizado a principios del siglo xvi, el 26 de abril de 1518. 168 Ed. Muñoz Jiménez, 2011; Foulché-Delbosc, 1904. 169 Ed. Fallows, 2006; Boarino, 1968. 170 Objeto de la tesis doctoral de Oliveira, 2011, su estudio no ha sido publicado y no pudimos entrar en contacto con la autora. Algunos datos suplementarios en Pascual-Argente y Rodríguez Porto, 2018, p. 201-202. 171 Sequero García y Serrano Monteagudo, 2010, 2011.

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La elección del BNE, Mss/7565 para nuestra edición se debe a las diferencias que sugiere su lectura respecto al resto de los manuscritos castellanos: un breve cotejo nos proporciona indicaciones valiosas para entender mejor los vínculos entre estos testimonios. Concretamente, nos hemos concentrado en la división general de los capítulos, en una comparación textual del inicio del libro III (hasta el episodio del nudo gordiano) y en el análisis de algunos nombres propios. Hemos llevado a cabo el cotejo sobre la rama castellana – amén del códice desconocido de la Biblioteca Balaguer –, además del testimonio catalán de Fenollet (BNE, Inc/1247) y de los dos italianos de la Biblioteca Nacional de España (Mss/6564 y Mss/8835172). La primera observación notable es el tratamiento general del texto, dividido en varios capítulos en todos los códices, salvo en el BNE, Mss/7565 y en el BNE, Mss/6564173. Concretamente, son idénticos en los BNE, Mss/8549, Mss/10140 e INC/2014, así como en el RB, 1290. El BNE, Mss/9220 varía en cuanto al contenido de los títulos, aunque la división se ubique en el mismo lugar del texto que los demás. Por su parte, el testimonio catalán ofrece una repartición en capítulos que difiere del grupo anterior. Así pues, la traducción de Liñán ya se distingue del resto por no dividir el texto en capítulos, de la misma forma que el testimonio italiano, cuyo texto es continuo. Ambos manuscritos ofrecen además una variante común en el éxplicit del Libro VIII: «El ocheno libro fenece de la istoria de Alexandre Magno, fijo de Philipo, rey de Macedonia, escrita de Quinto Curcio Rupho, istorial elegante. Comiença el noveno, sacado en vulgar por Pedro Candido bien aventuradamente» (BNE, Mss/7565, fol. 139v). Al referirse al historiador, este es calificado de «elegante», un adjetivo que solo encontramos en los BNE, Mss/7565 y Mss/6564. Los demás proponen todos «eloquente» (BNE, Mss/8549, fol. 283v; BNE, Mss/9220, fol. 189v; BNE, Mss/10140, fol. 228v; RB, 1290, fol. 143v; BNE, Mss/8835, fol. 114v; BNE, Inc/2014, fol. 83r), el término común para denominar a Quinto Curcio en todos los principios y finales de capítulos. Esta repartición a raíz de la estructura general merece mayor profundización. Se confirma, en efecto, si analizamos detenidamente algunos fragmentos propuestos por cada uno de los testimonios174. Para nuestra demostración, hemos seleccionado el final del episodio del nudo gordiano, que reproducimos para cada uno de los testimonios: Por tanto, la tal esperiencia deliberando de tentar o prouar grand pensamiento se auia inpuesto, asi mesmo que en vano no se trabajasse e paresciesse la su suerte auer fallescido. Por que, no faziendo mucho luenga estada sobre ellos, tomada el

172 Nótese que el BNE, Mss/9220 contiene un folio intercalado (entre 9r y 10r), un detalle que no aparece en las descripciones codicológicas consultadas. 173 La división en subcapítulos recuerda la que aparece en la segunda etapa de la traducción de Decembrio, dedicada a Nuño de Guzmán, según Pascual-Argente y Rodríguez Porto, 2018, p. 200. Esto sugiere una estructura textual similar entre el BNE, Mss/7565, el BNE, Mss/6564 y la primera etapa de traducción de Decembrio. 174 Hemos simplificado la grafía, sustituido los signos correspondientes a la conjunción copulativa por «e» y añadido la puntuación básica. La lectura del Ms. RB, 1290 ha sido problemática por la calidad del soporte digital, por lo que nos hemos ayudado de los demás textos para su comprensión. Por último, hemos señalado las diferencias notables en negrita y las omisiones se han restablecido mediante paréntesis cuadrados.

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espada, assi dixo: «No ha differencia en la manera solo que aquestos atamientos se desaten». E cortandolos de subito todos, o satisfizo a la suerte del diuino misterio, o quiça se rio. (BNE, Inc/2014, fol. 1v) Por tanto, la tal espirençia deliberando de tentar o prouar grand pensamiento se auia inpuesto, anssy mesmo que en vano [no] se trabajase e paresçiese la su suerte auer fallesçido. Por que, non fasiendo mucho luenga estada sobre ellos, tomada la espada, anssy dixo: «Non ha diferençia en la manera solo que aquestos atamientos se desaten». E cortandolos de supito todos, o satisfiso a la suerte del diuino misterio, o quiça se rreyo. (BNE, Mss/8549, fol. 3r) Por tanto, la tal esperiençia deliberando de tentar o probar grand pensamiento se avia ynpuesto, asy mesmo que en vano non se trabajase e paresçiese la su suerte aver fallescido. Por que, no faziendo mucho luenga estada sobre ellos, tomada el espada, asi dixo: «Non a diferençia en la manera solo que aquestos atamientos se desaten». [E] cortandolos de subito todos, o satifizio a la suerte del diuino misterio, o quiça se rrio. (RB, 1290, fol. 2r) Por tanto, la tal experiençia deliberando de tentar o prouar grant pensamiento se auia ynpuesto, asi mismo que en vano non se trabajase e paresciese la su suerte auer fallesçido. Por que, non fasiendo mucho luenga esta sobre ello[s], tomada la espada, asi dixo: «Non ha diferençia en la manera solo que aquestos atamientos se desaten». E cortadoslos de supito todos, o satisfiso a la suerte del diuino misterio, o quiça se rrio. (BNE, Mss/9220, fol. 10v) Por tanto, la tal espiriençia deliberando de tentar o prouar gran pensamiento se avia ynpuesto, asi mismo que en vano no se trabajase e paresçiese la su suerte aver fallesçido. Por que, no fasiendo mucho la tardança luenga sobre ellos, tomada la espada asi dixo: «No ha diferençia en la manera solo que aquestos atamientos se desaten». E cortando los desubi[t]o todos, o satisfiso a la suerte del diuinal misterio, o quiça se rrio. (BNE, Mss/10140, fol. 17r) Por esso, tal esperiençia tentar acordando gran pensamiento avia traydo, asi mesmo que en vano no se trabajasse e paresçiesse su suerte hauer fallesçido. Por que, no faziendo muy luenga tarda sobr’ellos, tomada la espada, [así] dixo: «No ser differençia en la manera pues qu’estas ataduras se suelten». E cortados subitamente todos los nudos, o satisfizo a la suerte diuina, o a la verdad se rio. (BNE, Mss/7565, fol. 17r) Perço, tal experiencia tentar delliberant gran pensament a si portat hauia, que en vanos fadigas es mostras la sua fort hauer fallit. Per que, no feu longa tarda sobre aquells, que presa la spasa, dix: «Noy ha differencia de la manera piux aquests liga*s sien desfets». E tallats aquells, o escarni o satisfeu a la sort de la diuina reuelacio, e pres sen a riure. (BNE, Inc/1247, fols 11r-11v) Per questo, cotale experiencia tentare deliberando gran pensieri haueua imposto, asi medesimo che in uano non se afatichasse et parese la sua sorte hauer fallito. Per che non facendo troppo longa dimora sopra queli, prisa la spada si disse:

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«Non eser differencia nel modo pur che questi ligami si dissogliano». Et tagliati di subito tuti quanti, o satisfece a la sorte del diuino oraculo, o uero se ne rise. (BNE, Mss/6564, fol. 13r) Per questa, cotale experientia temptare deliberando gran pensieri [había impuesto], che in uano nonsi affatigasse et paresse la sua sorte auer fallito. Per che, non faccendo troppo longa dimora sopra quella, presa la spata si disse: «Non ce differentia nel modo pur che questi ligami si disciogliano». E tagliati de subito tucti quanti, o satisfece alla forte del diuino oraculo, o uero sene rise. (BNE, Mss/8835, fol. 7r) La comparación de estos fragmentos aclara varios elementos. En primer lugar, de la misma forma que para los capítulos, destaca un conjunto determinado – que denominaremos rama α – con textos casi idénticos: Los Mss/8549, Mss/9220, Mss/10140, RB, 1290 y el Inc/2014. Tanto en el orden sintáctico como en el léxico, optan por las mismas soluciones, lo que deja entrever que no estamos frente a traducciones hechas directamente de un arquetipo italiano. Se trata, más bien, de una serie de copias de una traducción castellana anterior. Existió pues, para estos códices, un arquetipo común en castellano. El resto del capítulo analizado confirma esta observación. Aun así, existen ciertas diferencias y sería necesario ampliar el cotejo a la totalidad del texto para especificar las ramificaciones dentro de este mismo grupo. Se halla por ejemplo un error conjuntivo de RB, 1290 y BNE, Mss/10140, cuando ambos anotan la repetición del nombre «Marso» en referencia al río descrito al inicio de la obra: «En aquellos tienpos pasauan por medio dela dicha çibdad el rrio marsomarso». También debemos subrayar que, durante el cotejo, tanto BNE, Mss/9220 como BNE, Mss/10140 son los que mayor discrepancia han ofrecido en este grupo. Esta comparación acentúa además las diferencias del primer conjunto de códices con el BNE, Mss/7565, que ofrece más variedad sintáctica y lexical. Lo apreciamos en este fragmento, pero ha sido una constante en toda la comparación. En muchos casos, la solución léxica adoptada por la traducción de Liñán suele ser más fiel a ambos testimonios italianos. Por ejemplo, se distingue de los demás por no usar ditologías a la hora de traducir un término. Así, en el BNE, Mss/7565 el río «riega todos los campos», mientras en el grupo α «baña o riega todos los campos». Lo mismo sucede con la carreta del rey Midas, usada para «su deporte» («deporte o solaz» en el grupo α), así como el nudo gordiano con sus ataduras «anudadas» (frente al «atadas o anudadas» de los demás). En este sentido, los nombres propios constituyen una vía predilecta para afinar la relación entre los testimonios. Muchos de los personajes presentes en la Historia de Curcio son de procedencia griega u oriental. Por consiguiente, el traductor o el copista suelen trasladar literalmente el lema a la lengua meta, sin mayor reflexión, según podemos ver en tres casos concretos. En primer lugar, así sucede con uno de los generales de Alejandro, Cleandro. Mientras los del grupo α leen «Eleandro» (salvo RB, 1290 que pone «Leandro»), tanto Liñán como Fenollet proponen el nombre «Cleandro». Ahora bien, si consultamos ambos textos italianos, hallamos esta misma diferencia: el BNE, Mss/6564 pone

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«Cleandro», mientras que el BNE, Mss/8835 señala «Eleandro». Esto nos sugiere que el grupo α y el BNE, Mss/8835 podrían proceder de una rama común, aunque habría que confirmarlo con un cotejo profundizado de todos los textos. El nombre del general de Alejandro vuelve a ser polémico en otro pasaje, esta vez durante el cerco de Tiro. Mientras nuestro protagonista duda entre seguir con el sitio de la ciudad o no, Cleandro llega con nuevos soldados griegos. Tanto Liñán (BNE, Mss/7565, fol. 36v) como Fenollet (BNE, INC/1247, p. 92) transcriben «Cleandro». Por el contrario, hallamos «Alexandro» en tres testimonios (BNE, Mss/8549, fol. 49r; BNE, Mss/10140, fol. 54r; RB, 1290, fol. 23v) y «Eleandro» en dos de ellos (BNE, Mss/8835, fol. 24v; BNE, INC/2014, fol. 15r). En cuanto al BNE, Mss/9220, contiene una laguna de un folio que corresponde, en nuestro texto, a la parte desde «E assi un otro lecho» hasta «En esse tiempo treinta embaxadores», de manera que Cleandro no aparece mencionado. La variación del nombre propio es pues bastante evidente175. En segundo lugar, se hallan diferencias en el nombre del esclavo que comunica a Darío el fallecimiento de su esposa. Introducido como «Tiriote» en el BNE, Mss/7565, fol. 48v y en el BNE, Mss/6564, fol. 64r, las formas se mantienen – con variaciones gráficas muy escasas – en el «Tyriote» del BNE, Mss/8835, fol. 36r, así como en el «Thiriote» de Fenollet (p. 120). En cambio, los demás sí discrepan al transcribir «Tirote» (BNE, Mss/9220, fol. 53v; RB, 1290, fol. 37v), «Tyrote» (BNE, Inc/2014, fol. 23r) e incluso «Torote» (BNE, Mss/10140, fol. 75v) o «Tirole» (BNE, Mss/8549, fol. 79r). En tercer lugar, en el Libro IV, después del episodio del templo de Amón, se produce un accidente trágico: fallece Héctor, hijo de Parmenión. Acto seguido, se nos comentan algunos cambios de jurisdicción en Metimna, en el norte de la isla de Lesbos: Aristónico es sustituido por Erisilao. Estos nombres sufren varias deturpaciones en los testimonios conservados: entre los quales Imneoro Aristonico y Erisilao (BNE, Mss/7565, fol. 45r) gli — quali — himneoro — Aristonico et heresiliao (BNE, Mss/6564, fol. 58v) entre los quals Medimeor Aristonico e Hersilao (BNE, Inc/1247, p. 112) quelli di Medemenei Aristonicho cioe et Erisalao (BNE, Mss/8835, fol. 32v) entre los otros aquellos de medemeney esto es aristonico e eresylao (BNE, Mss/8549, fol. 70v) entre los otros aquellos de mede meney esto es aristonico e eresilas (BNE, Mss/9220, fol. 48v) entre los otros aquellos de medemençi Esto es aristonico e eresylao (BNE, Mss/10140, fol. 69v) entre los otros a aquellos de mademeni esto es arostino e eresylao (RB, 1290, fol. 33v) entre los otros aquellos de medemeny: esto es arostino e eresialo (BNE, Inc/2014, fol. 20v) 175 Pascual-Argente y Rodríguez Porto, 2018, p. 195, consideran que existe una filiación entre el BNE, Mss/6564 y el testimonio italiano de la Academia de la Historia, Ms. 100. Sin embargo, este también pone «Eleandro».

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Según podemos ver, la versión de Liñán destaca otra vez junto al BNE, Mss/6564. La traducción de Fenollet se aproxima a ambos textos, mientras los demás mantienen una clara distancia con nuestro texto. La forma «arostino» sugiere cierto vínculo entre RB, 1290 y el impreso Inc/2014. Sin embargo, en el ejemplo del nombre Cleandro, ambos proponían soluciones distintas. Queda claro pues que faltan varios eslabones de la rama α, mientras los textos de Liñán y Fenollet siguen otro camino. Se ha comentado la posible relación entre el BNE, Mss/7565 y la traducción valenciana de Luis de Fenollet (BNE, Inc/1247), a causa de un éxplicit en donde ambos formulan un comentario dispositivo idéntico y sobre el cual volveremos en el capítulo siguiente. Sin embargo, este breve cotejo apoya la hipótesis de una filiación indirecta, con algunas diferencias notables a nivel textual176. En resumidas cuentas, este breve comentario nos sirve ante todo para separar el BNE, Mss/7565 del resto de los testimonios castellanos. Se nos presenta como una traducción con soluciones léxicas y sintácticas bastante diferentes del resto de los testimonios conservados. Así pues, el BNE, Mss/7565 se perfila como un texto independiente, una traducción – y no una copia – que contiene, en principio, una relación más directa con la versión italiana.

4.2. La versión castellana de Liñán: el BNE, Mss/7565 Según hemos podido adelantar, el testimonio que nos interesa se distingue del resto de la tradición hispánica a nivel textual y, además, contiene el nombre del traductor. De manera general, la traducción de Alfonso de Liñán ha sido hasta entonces relativamente discreta para los investigadores. En las próximas líneas, nos concentraremos en sus características. A modo de introducción, realizaremos algunos apuntes sobre la influencia humanista en Aragón – como complemento de nuestro primer capítulo –, para dar paso a las pocas informaciones relativas a Alfonso de Liñán y profundizar, luego, sobre el códice y su concepción: ¿cuáles son sus fuentes? ¿Qué particularidades posee este testimonio? A continuación, realizaremos un comentario sobre el tipo de traducción llevado a cabo y la lengua empleada. Por último, volveremos sobre los demás testimonios para aportar algunos elementos de respuesta en cuanto a la recepción de Quinto Curcio en el siglo xv.

176 La hipótesis ya fue avanzada por Moll, 1992, p. 469-470. El texto de Fenollet parece más fiel al de los códices italianos analizados, aunque algunas elecciones léxicas son muy semejantes a las del grupo α. Ofrece además algunas discrepancias con el BNE, Mss/7565, de manera que la filiación directa nos parece muy improbable.

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4.2.1. Brotes humanistas en la Corona de Aragón

Uno de los primeros argumentos para abordar el panorama del humanismo en la Corona de Aragón es geográfico. En efecto, desde un punto de vista espacial, la difusión del humanismo se realiza desde el este italiano hacia el oeste castellano, dejando Aragón en una posición estratégica. Su situación en el Mediterráneo favorecía los contactos con urbes italianas como Génova, Pisa o Venecia177. De esta forma, Aragón asumía un papel de nexo entre ambas áreas lingüísticas, como lo deja entrever la intensa actividad editorial de las primeras imprentas a partir 1476 aproximadamente. En efecto, no muy lejos de Calatayud, en Zaragoza, hallamos rasgos de algunos impresores como los hermanos alemanes Juan y Pablo Hurus, Juan Plank o Enrique Botel178. Centros urbanos como Zaragoza, Barcelona o Valencia ocupan, entonces, una posición favorable para el desarrollo de las actividades literarias y editoriales179. El argumento geográfico es esencial para entender el contexto humanista de la Corona aragonesa, en la cual los contactos con Italia favorecieron un despertar más temprano por la lectura de los clásicos. Puesto que Alfonso de Liñán, como veremos, fallece en 1468 y trabaja a partir de fuentes manuscritas, no profundizaremos en la cuestión de la imprenta (posterior a su proyecto). Ahora bien, conviene destacar algunos brotes anteriores que explican cómo las preocupaciones de nuestro traductor responden a una tendencia bien asentada en su época. A principios de este volumen, hemos insistido en la complejidad del debate crítico sobre el humanismo y sus distintos enfoques, antes de ceñirnos a la línea del «humanismo vernáculo», con la particularidad de subrayar más todavía los mecanismos comparativos del individuo para con la tradición clásica. Entre las distintas razones de la llegada del humanismo a España, varios investigadores han visto en la Corona catalano-aragonesa el foco esencial de análisis180. A nivel político, los contactos ininterrumpidos entre los territorios italianos y aragoneses fomentan la difusión de la cultura humanista. El humanismo catalano-aragonés se origina en los contactos con Italia ya bajo el reinado de Pedro el Grande (1276-1285) y Jaime II (1286-1327181). El proyecto de expansión en el mediterráneo del primero, además de sus anhelos por la Corona siciliana, asentaron las bases de las acciones de su sucesor. Jaime II estuvo al poder en Sicilia trasa la muerte de su padre y, a su vez, recuperó el mando de la Corona de Aragón al fallecer su hermano, Alfonso III. Estos antecedentes humanistas van

177 Villoslada, 1951, p. 325. 178 Pallarés Jiménez, 2003. Como ejemplo de incunable, señalamos el de la Vida e historia del rey Apolonio por uno de los hermanos Hurus en Zaragoza, posiblemente en 1488. Véase Lacarra, 2016. Más informaciones en Lacarra y Aranda García, 2016. 179 Bomartí Sánchez, 2006, p. 47-48. 180 Riquer, 1934; Badía, 1980; Vilallonga, 2001. La revista eHumanista/IVITRA reúne varios estudios sobre el humanismo catalano-aragonés. Véase Butinyà y Cortijo Ocaña, 2012. 181 Colomer, 1997, p. 27.

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a tener continuidad con la política mediterránea de la Corona aragonesa, desde Jaime II hasta Martín I «el Humano» (1356-1410), cuya muerte permite – a través del Compromiso de Caspe (1412) – la llegada al poder del Trastámara Fernando de Antequera (1412-1416). Entre sus descendientes está, por supuesto, Alfonso V el Magnánimo, quien conquista Nápoles e instala su corte allí, iniciando así una «primavera literaria» que se ve, por ejemplo, con el Cancionero de Stúñiga182. A su vez, el ya mencionado desarrollo de centros urbanos favorece los contactos socioeconómicos con el resto del Mediterráneo y el desarrollo de las actividades culturales183. Para sintetizar estos datos temporales y geográficos, se pueden reunir los motivos de la asimilación temprana de la cultura humanística por la Corona aragonesa a través de los puntos siguientes184: 1) el ambiente cultural de la Cancillería de Barcelona que fomentaba el acercamiento del catalán a la lengua latina; 2) las afinidades del humanismo con otras culturas (p. ej. la griega); 3) la importancia de una figura antecedente como Ramón Llull. Sin embargo, otras figuras sobresalen en este panorama catalano-aragonés. La lista suele variar de acuerdo con el enfoque geográfico. Nos detendremos en dos de ellos, por las conclusiones que podremos sacar de sus actitudes: Juan Fernández de Heredia y Bernat Metge. Se ha visto al primero como el parangón de Alfonso X en Castilla185. Natural de la región de Calatayud, Fernández de Heredia ingresa pronto en la Orden de San Juan de Jerusalén y asciende rápidamente en la jerarquía hasta ocupar el cargo de castellán de Amposta (1346-1377) y Maestre de la Orden (1377). Ocupa un papel importante en la corte papal de Aviñón, la cual, precisamente, se convierte en un foco de encuentro entre la cultura occidental y helénica. Sobre su labor literaria, resulta difícil valorar la implicación de Fernández de Heredia en las obras que patrocina. Si bien parece probable que haya participado en las selecciones temáticas, no podemos comprobar en qué medida influyó en su construcción. El Maestre del Hospital patrocinó obras historiográficas como la Grant Crónica de Espanya o la Crónica de los Conquiridores. A su vez, dirigió varias traducciones como, entre otras, el Libro de Marco Polo a través de una versión catalana, la Historia contra los paganos de Orosio o las Vidas semblantes, las cuales retoman varias de las Vidas paralelas de Plutarco186. Con esta última – sobre la cual volveremos al hablar de nuestro manuscrito – se aprecia el contacto del aragonés con la cultura helénica. Como vemos, Juan Fernández de Heredia fomentó la traducción vernácula de textos latinos y griegos187. Su influencia se debe tener en cuenta en las décadas anteriores a nuestro periodo de estudio por

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Villoslada, 1951, p. 326. Ensenyat Pujol, 2012; Butiñá Jiménez, 2002a; Lawrance, 2015. Butiñá Jiménez, 2015, p. 203. Cacho Blecua, 1997b, p. 69; Cerezo Magán, 2016, p. 133. Cerezo Magán, 2016, p. 132-133. Su producción también destaca por cuestiones lingüísticas, Cacho Blecua, 2000. Estas han sido tratadas en las Vidas semblantes, ed. Álvarez Rodríguez, 2009 y la Crónica troyana, ed. Sanz Julián, 2012.

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su papel relevante como nexo entre la cultura clásica y aragonesa en el contexto de la corte papal de Aviñón. La segunda figura, Bernat Metge (1340/6-1413), suele ser vista como el «primer humanista del lado de acá de los Pirineos188». Este escritor catalán, secretario de Juan I de Aragón, fue acusado de su muerte y clamó su propia inocencia en Lo somni (1399), un diálogo onírico de vena platónica en el cual el personaje del autor conversa con el difunto rey. De Lo somni y el humanismo nos dice Butiñá: En Lo somni, testimonio de purismo humanista, se aprecia muy bien la conjugación de las tradiciones, lo que constituía la mayor aspiración del movimiento, así como se percibe con contundencia la consiguiente orientación humana hacia el plano moral; moral que, en buena lógica, se decanta ahora hacia el clasicismo. En consonancia con esta tendencia, se aprecia la ascensión de la literatura profana. Cosas todas ellas propias ya de la modernidad189. Su relación con los clásicos – más allá de su sólida formación – se halla ya en su Griselda, una traducción del último cuento del Decamerone de Boccaccio, que realiza al catalán a partir de la versión latina de Petrarca y que constituye una suerte de reivindicación de la lengua vulgar190. Como vemos, la importancia que le confiere a la lengua catalana conecta con el proceso lento de dignificación de las lenguas vernáculas con respecto a las lenguas clásicas. Más aún, vemos, por aquellos años, un ejemplo concreto de la penetración de los textos de Boccaccio o Petrarca en la península, los cuales hallaremos también en la biblioteca de Cetina. Según se percibe a través de estas dos figuras, el interés por la literatura clásica y la dignificación de la lengua vernácula no eran fenómenos independientes191. Otros nombres – u obras literarias – han sido estudiados en este sentido, vinculándolos con el humanismo y con la influencia italiana, como la poesía de Ausiàs March, el Curial e Güelfa, el Tirant lo Blanc de Joanot Martorell o la labor traductora de Ferrán Valentí († 1476192). Este último formó parte de la corte napolitana, fue discípulo de Leonardo Bruni y tradujo las Paradoxa stoicorum de Cicerón en 1450. Si este hombre de leyes interesó por cuestiones culturales y literarias, nos llama la atención el nombre que le dio a sus propios hijos: «Posteriormente, en Mallorca, su fervor por las obras clásicas era de tal calibre que a su hijo le bautizó con el nombre de Teseo y a sus hijas el de Hipólita, Fedra, Polyxena y Lucrecia193». Este cambio en la onomástica deja entrever la influencia de los modelos clásicos en el propio linaje de un hombre preocupado por los nuevos intereses de su época, una actitud muy semejante a la que asume Alfonso de Liñán.

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Colomer, 1997, p. 28. Butiñá, 2015, p. 208. Ver también Lo somni, ed. Butiñá Jiménez, 2007; Butiñá, 2002c. Idem, 2002b, 2017. Garcia-Oliver, 2017. Butiñá Jiménez, 2001; Pujol, 2003; Bescós Prat, 2012; Rasseli, 2017; Escartí, 2019. Bomartí Sánchez, 2006, p. 44.

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4.2.2. El traductor, Micer Alfonso de Liñán

La única referencia sobre el traductor se halla después del primer fragmento textual. Se trata de un éxplicit que justifica el uso del texto de Plutarco para subsanar las lagunas de la obra de Quinto Curcio: Fast’aquí es escrita la istoria del rey Alexandre segun de Plutarco en sumas es recitada e dende adelante sigue essa que el muy eloquente istorial Quinto Curcio Rupho escriuio, la qual fue sacada en toscano vulgar por Pedro Candido December, faziendo la comparacion siguiente endereçada al serenissimo principe Philippo Maria duque de Milan. E del ya dicho toscano es estada por Alfonso de Liñan trasportada en castellano. El qual, por entrar estroncada la istoria por deffecto de los primeros dos libros que del Quinto Curcio ffallecen, segun mas adelante en la rubrica se puede veher, por que alguna orden o entrada se muestre al discurso de las cosas escritas, como mejor pudo busco e ayunto este comienço del dicho Plutarco. E es contenido fasta essa parte que con la istoria siguiente se ayunta, donde dize: «En tanto Alexandre embiado Cleandro». (BNE, Mss/7565, fol. 8v) Volveremos luego sobre este pasaje – que sufrió varias interpretaciones por parte de la crítica –, pero en un primer momento nos conviene destacar dos informaciones fundamentales: por un lado, se habla de la composición del manuscrito, donde se agrega un fragmento determinado a una obra en toscano. Por otro lado, se especifica que esta última es «trasportada en castellano». Ambas acciones son llevadas al cabo por una sola persona que se atribuye el trabajo: Alfonso de Liñán. Muy poco sabemos de este hombre194. El único que nos ofrece los datos más completos al respecto es J. F. Utrilla Utrilla, con un comentario de la biblioteca de Liñán gracias a la consulta de un archivo privado. Sin embargo, podemos remontar en su genealogía. En efecto, se ha incrementado el interés por el apellido de los Liñán en los últimos años195. Las primeras menciones de esta familia infanzona aragonesa remontan al siglo xii, bajo el reinado de Alfonso I de Aragón «el Batallador», con un tal Pier de Lignan († 1129, Calatayud). Entre sus descendientes destaca por ejemplo Andrés de Liñán Zapata (capitán de Jaime I de Aragón), cuyo linaje mantiene el señorío de Tiestos durante ocho generaciones. De su primer hijo, Andrés de Liñán, y del matrimonio de este con Soriana Guzmán sale la rama de Cetina, con Soriano de Liñán Guzmán196. Se trata del abuelo de Mosén Gonzalo de Liñán de Heredia, primer señor de Cetina. De su matrimonio con Juana de Cestomes nace justamente Alfonso de Liñán († 1468), nuestro protagonista197. Señalemos de paso que más tarde, en 1545, la quinta señora de Cetina, Jerónima de Liñán, se casa con el señor 194 Eso mismo confiesa C. Alvar, 2010, p. 272. La contribución más importante es la de Utrilla Utrilla, 1987. 195 Véase el portal Liñán.com, enteramente dedicado a la etimología y a la genealogía de este linaje. 196 Ver la página web Cetina.es. Ibáñez Lacruz, 1980, rastrea los orígenes de la ciudad, que estuvo en manos de los Hospitalarios, para ser comprada luego sucesivamente por el linaje de los Heredia y de los Liñán. Para más detalles sobre la historia de la región, ver Vicente de la Fuente, 1994. 197 Ibáñez Lacruz, 1980, p. 30, propone otra fecha de muerte (1467) y no señala la descendencia del Micer. Puesto que consultó su testamento, los datos proporcionados por Utrilla nos parecen más adecuados.

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de Sisamón, Juan Fernández de Heredia. El detalle no es anecdótico: la unión de ambos linajes nos interesará directamente a la hora de estudiar la concepción de nuestro manuscrito. Además, es un buen indicador del asentamiento de los Liñán en Aragón y de las relaciones que han podido tener a lo largo de la Edad Media y en el Renacimiento. Así lo recuerda Juan del Corral en su Nobiliario original, linajes de Aragón (22 de mayo de 1650) al describir los blasones de los linajes aragoneses: «estos son señores de Cetina, su casal lo es de Castejón de las Armas, son muy conoscidos en Aragón en donde se abla largamente de esta casa y familia198». La fecha de nacimiento de Alfonso de Liñán es una incógnita. Hijo de Mosén Gonzalo de Liñán y Juana de Cestomes – se ha conjeturado sobre su origen judío –, posee el señorío de Cetina, un pueblo pequeño cercano a las ribas del Jalón y que fue lugar de albergue para el Cid199. Tuvo dos esposas y seis hijos: Alfonso, Cipio, Gonzalo, Luis, Laura y Juana. El único dato relevante que nos ha llegado acerca de su vida es un reto, en 1452, con Juan Fernández de Heredia, señor de Sisamón, futuro heredero por matrimonio de la propiedad de Cetina. El hecho tuvo fama pues el propio rey de Castilla, Juan II, se ofreció como juez200. El desafío fue interrumpido por la justicia, que encarceló a ambos oponentes y los liberó en diciembre del mismo año. El dato es interesante, pues revela las querellas entre el linaje de los Liñán y el de los Heredia, hasta el matrimonio conciliador mencionado anteriormente. Finalmente, don Alfonso fallece en 1468. Se sugiere que tuvo que viajar a Italia, puesto que poseía el título de «micer» y varios manuscritos en toscano. También se indica que Luis de Liñán, su hijo, figuraba en el testamento con dinero a disposición para estudiar en Roma. No tenemos pruebas de un posible viaje, pero a estos argumentos habría que sumar el dominio del toscano para la traducción de la versión italiana de Decembrio de la Historia de Alejandro Magno, y, de forma más general, el contexto político favorable de la Corona de Aragón. El comentario de su biblioteca – cuyo inventario incluimos en anexo – nos proporciona otros elementos de suma importancia. Alfonso de Liñán poseía una biblioteca de veintiocho ejemplares, lo que representa una cifra menor en comparación con otros nobles (pensemos en el Conde de Benavente, el Duque de Medina Sidonia o el Marqués de Santillana201). Sin embargo, la variedad de su contenido resulta interesante, puesto que solo hay dos ejemplares de carácter religioso: una Biblia en dos volúmenes y La Disputa de Tortosa, sobre la controversia entre cristianos y 198 Nicolás-Minué Sánchez, 2006, p. 102. 199 La ciudad aparece mencionada en el v. 547 del Cantar de Mio Cid y en la Crónica de Don Álvaro de Luna, ed. Mata Carriazo, 1940, p. 91. En esta, el cronista alaba la resistencia de un tal Luján (deturpación probable de Liñán): «Mucho quisiera más el Condestable fallar resistencia de gente en el campo, con quien él pudiera pelear, segúnd se creía que la fallara, que no averla de entrar a buscar dentro en los logares e los pueblos. Era lo más de aquel logar de Cetina, que allí entró por fuerça el Condestable, de un caballero de Calatayud, de los de Luján, el qual tenía ende una casa fuerte que era llana por assentamiento». Ibáñez Lacruz, 1980, p. 27-29, alude también a las menciones de Cetina en El Victorial y la Crónica del Halconero. 200 Utrilla Utrilla, 1987, p. 182. 201 P. ej. Schiff, 1905. La colección de Liñán posee unas proporciones similares a las que deja entrever el inventario de la biblioteca del señor de Batres, Fernán Pérez de Guzmán. Ambas tienen una orientación más clásica. El inventario se halla en el BNE, Mss/5938 (fols 331r-332v).

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judíos. Por el contrario, los autores clásicos están muy presentes. Liñán poseía obras de Platón, Aristóteles, Virgilio, Ovidio, Séneca, Cicerón, Tito Livio y Quinto Curcio. Pero además su contenido era relativamente actual, con ejemplares toscanos de Dante, Petrarca, Boccaccio y Leonardo Bruni, así como el Doctrinal de los cavalleros de Alfonso de Cartagena202. El breve panorama de la lista de obras de la biblioteca de Liñán evidencia su gusto por los autores clásicos. En cuanto a las referencias toscanas, no son tan extrañas. Conocemos la penetración de estos autores en nuestra península. En cambio, es más interesante la actualidad de la que goza su biblioteca, puesto que Bruni y Decembrio son contemporáneos suyos. Esto nos permitiría tildar sus lecturas de «modernas» o considerarlo, más adecuadamente, como un «lector laico203». En esta lista figura justamente la Historia de Alejandro Magno de Quinto Curcio, que se ha identificado con el BNE, Mss/7565. 4.2.3. Concepción y fortuna del BNE, Mss/7565

El manuscrito de Quinto Curcio que nos interesa se halla en Madrid, en la Biblioteca Nacional de España, bajo la signatura Mss/7565 (olim 7565; olim T-144). El tejuelo indica Historia de Alexandro Magno en tinta negra, a lo largo del lomo. La encuadernación es de pergamino. El vuelto contiene una anotación «1430» y debajo «Pedro Candido December». Sus 170 folios son de papel, además de dos páginas de guarda, al principio y al final. La numeración, en tinta, es arábiga (fol. 171 en tinta más clara). Respecto a las medidas, el cuaderno hace 280x225 mm. El folio es de 279x212 mm, con la parte exterior más corta (277 mm). A su vez, la caja de escritura es de 184x117 mm. La cantidad máxima de líneas por folio es de 35, en plana entera. La escritura es gótica textual, en negro, con los títulos en rojo y las capitales en rojo o azul204. Dichas capitales suelen ser regulares, de un tamaño de 4 líneas. El códice contiene tres textos: Tractado de Plutarco de las conquistas del rey Alexandre (fols 1r-8v); Comparacion de Gayo Julio Cesar, Emperador Maximo, e de Alexandre Magno de Pier Candido Decembrio (fols 9r-15v); Ystoria de Alexandre Magno de Quinto Curcio (fols 16r-170v). Se ha añadido a este último una carta de Angelo, conde de Campobasso, al infante Pedro de Aragón (fol. 170v). En el texto de Curcio, las lagunas de los libros V y VI – sobre la muerte de Darío – han sido subsanadas con fragmentos de las Vidas paralelas de Plutarco. Además, se halla una serie de indicaciones interesantes. Primero, el folio 1r contiene un exlibris de un

202 No sabemos qué obra del Aretino puede ser. Se ha sugerido la Altercatio inter Annibalem, Alexandrum et Scipionem, puesto que el aragonés ya poseía la biografía de Alejandro de Quinto Curcio, pero no se ha podido confirmar. De ahí vendría quizás el nombre peculiar de su hijo, Cipio. 203 Lawrance, 1985. Esta lista ha llevado a conclusiones sobre una formación humanista: «The rest of his library, mostly classical authors in Italian and the Works of Dante, Petrarch, and Boccacchio, reveals a humanist education, perhaps in Italy», Pascual-Argente y Rodríguez Porto, 2018, p. 195. Conviene matizar esta afirmación puesto que, como hemos visto, muchos escritores del siglo xv habían consultado a estos autores, sin que fueran vistos como humanistas. Depende, evidentemente, de la definición de «humanismo» que se maneje. 204 Romero Tallafigo, Rodríguez Liañez y Sánchez González, 1995.

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posesor posterior («De la biblioteca VINCENCIO DE LASTANOSA, Cauallero Infançon, Ciudadano de Huesca, y Señor de Figaruelas»). Luego, al final del códice (fol. 171v), hay el comentario siguiente: «Retruecano bien escusado que por estos tales en sus Cartas hizo perder a mi † ler.† lo escrive y anota el Conde de Luna en una Carta que siendo secretario Lupercio Leonardo del Duque D. ferndo escriuio al Marques de Castelrodrigo». Además, se perciben dos dibujos heráldicos, el primero en filigrana en la página de guardia inicial y el segundo en la final205. Para terminar, hemos identificado dos manos suplementarias en dos glosas marginales. Por un lado, aparece el comentario «Nûdo Gordiano» (fol. 16v). Por otro lado, indica «Cidari» (fol. 19v) al lado del comentario correspondiente a la diadema de los persas. Esta fue muy probablemente de mano de Vincencio de Lastanosa, según veremos. Las principales informaciones codicológicas destacadas nos permiten fechar el BNE, Mss/7565 en el siglo xv, concretamente después de la traducción italiana de Decembrio en 1438 y antes de 1468, año de la muerte de Liñán206. En ese plazo, este último accede a la versión toscana del humanista y realiza su propia copia en castellano. La búsqueda de esta fuente no parece haber interesado particularmente a la crítica hasta las últimas décadas, pues se consideraba que era traducción de un códice único que tenía los tres textos traducidos. Por ende, es preciso retomar las informaciones codicológicas y contextuales a disposición para afinar nuestros parámetros. A primera vista, el trabajo de Liñán se hizo a partir de un codex unicus, una versión italiana con los tres textos presentes en el BNE, Mss/7565: un fragmento de las Vidas paralelas de Plutarco, la Comparación de César y Alejandro de Decembrio y la Historia de Alejandro de Quinto Curcio. Pero luego se puso en tela de juicio esta hipótesis207. Estas dudas llevaron a nuevas pistas interesantes, todas vinculadas a fragmentos paratextuales específicos. Por consiguiente, el análisis de estos elementos resulta necesario. Después de una consideración inicial sobre la constitución del manuscrito, nos centraremos en tres aspectos: sus glosas marginales, un comentario posterior de mano ajena y el exlibris. Con todo esto, ofreceremos una propuesta cronológica relativa al BNE, MSS/7565, antes de pasar al estudio detenido de la labor y la lengua del traductor. Ante todo, cabe preguntarse de dónde viene la dispositio general del manuscrito, constituido de tres textos que forman una unidad temática basada en una o varias fuentes. El traductor, Alfonso de Liñán, nos da algunas claves sobre la elaboración de su obra, precisamente en el fragmento donde aparece su nombre por única vez: […] e del ya dicho toscano es estada por Alfonso de Liñán trasportada en castellano, el qual, por entrar estroncada la istoria por deffecto de los primeros libros que del

205 No hemos logrado identificarlos, pese a consultar el diccionario de Briquet, 1907. 206 PhiloBiblon (BETA cnum 4418) propone un plazo más restrigido (21.04.1438-29.06.1466) de redacción de la Historia de Alejandro Magno, sin que sepamos las razones de una fecha semejante para el ad quem. A su vez, en referencia a la totalidad del BNE, Mss/7565 (BETA manid 3280), señala que fue copiado entre 1468 y 1500, basándose en Utrilla Utrilla, 1987, cuando este no habla de una copia ni de una fecha posterior semejante. 207 Moll, 1993, p. 133-138; Materni, 2014, p. 250.

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Quinto Curcio fallecen segun mas adelante en la rubrica se puede veher, por que alguna orden o entrada se muestre al discurso de las cosas escritas como mejor pudo busco e ayunto este comienço del dicho Plutarco. E es contenido fasta essa parte que con la istoria siguiente se ayunta donde dize: «En tanto Alexandre embiado Cleandro». (BNE, Mss/7565, fol. 8v) Entre los elementos destacados de este comentario, resulta fundamental la existencia de dos grupos textuales: por una parte, Liñán afirma haber «trasportad[o] en castellano» una obra desde el toscano. No parece referirse solamente al Quinto Curcio, sino al conjunto que forma éste con la Comparación de Decembrio. Por otra parte, el aragonés afirma que, para subsanar la ausencia de los dos primeros libros de la Historia de Alejandro («por que alguna orden o entrada se muestre»), acude a un fragmento de las Vidas paralelas de Plutarco. No dejemos de lado la frase final, donde señala en qué parte se reanuda el texto («la istoria siguiente se ayunta donde dize: “En tanto Alexandre embiado Cleandro”»). Liñán reconecta deliberadamente el Plutarco con el Quinto Curcio y no con la Comparación. Este segundo texto hace pues oficio de paréntesis en el relato. ¿Por qué entonces no haber incluido el fragmento plutarqueo entre ambos textos? ¿Es esta dispositio un trabajo de Liñán o se atribuye la labor de Decembrio? Esta primera duda fue formulada por Á. Moll al comparar este extracto con el de Luis de Fenollet en su traducción valenciana208. De ahí dos posibilidades: ora Liñán dice la verdad y maneja como mínimo dos fuentes, ora esta ordenación textual ya había sido efectuada por Decembrio. En ambos casos, se puede concluir que no hubo modificación de la dispositio por parte de nuestro traductor. Consideremos como auténticas las palabras del aragonés. Esto supone el manejo de al menos dos testimonios: un códice con la Comparación y la Historia (que parece percibir como una sola unidad), completado con un fragmento plutarqueo ajeno. Respecto a este, no insiste en haberlo «trasportado» en castellano, lo que nos sugiere que ya estaba en esta lengua. En resumen, la traducción se habría llevado a cabo sobre la Comparación y la Historia. M. Materni ofrece al respecto un estudio determinante para la identificación de nuestro corpus209. Efectivamente, para resolver estas dudas en torno al primer texto, la filóloga retoma varios fragmentos de Plutarco. A través de la collatio de cinco testimonios plutarqueos (el latino de Guarino Veronese, el toscano de Decembrio, el valenciano de Fenollet, el castellano de Liñán y un anónimo toscano del siglo xiv), Materni llega a la conclusión de que las traducciones presentes en el anónimo toscano y en el BNE, Mss/7565 proceden de una rama distinta de las tres primeras, concretamente de una versión encargada por Juan Fernández de Heredia (c. 1380). Gracias a su cotejo, confirma el uso de al menos dos fuentes por parte de Liñán, lo que le permite tildar la composición aragonesa de «poligénesis210». En definitiva,

208 Moll, 1992, p. 469-470. Es un comentario casi idéntico al de Liñán, en el BNE, Inc/1247, después de la Comparación. Sin embargo, la dispositio de los tres textos cambia: el de Decembrio está al final del testimonio. 209 Materni, 2014. 210 Ibidem, p. 250.

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las palabras del traductor eran verídicas: tradujo un testimonio toscano con las dos últimas obras y añadió un fragmento de Plutarco, a raíz de la versión hecha por Fernández de Heredia. ¿Por qué haber ampliado su corpus con Plutarco? Nos encontramos otra vez frente a varias posibilidades. En efecto, Materni recuerda la existencia de dos olas de traducción de la versión de Decembrio, la primera en 1438 y la segunda en torno a 1450. Una contenía la Comparación y el Quinto Curcio; la otra tenía, además, un fragmento de Plutarco procedente de la versión latina de Guarino Veronese211. La existencia de dos olas de difusión implica tres hipótesis genéticas que exponemos según su grado de probabilidad. La primera mantiene la posibilidad de que existiera un testimonio con los tres textos, y que el Plutarco ya fuera la traducción de Heredia. Pero esto implica dos contradicciones: por una parte, significaría que el Plutarco estaba en castellano, mientras que los dos otros textos necesitaban ser traducidos. Por otra, no tendría sentido la afirmación de Liñán, quien sostiene haber adjuntado el Plutarco. De esta forma, parece muy improbable que el aragonés haya manejado un codex unicus multilingüe. La segunda supone que el traductor pudo haber utilizado dos manuscritos: uno tripartito que incluía la versión plutarquea de Guarino Veronese y otro con la traducción de Heredia, de modo que esta última pudo sustituir el Plutarco ya presente en el primer códice, algo que no se puede descartar. En este caso, convendría preguntarse por qué Liñán recompuso un corpus completo para incluir un fragmento ajeno. Puede, por supuesto, haber sido por economía de tiempo, al tener a disposición un Plutarco ya traducido. Sin embargo, si el traductor mantuvo la Comparación intercalada y no modificó nada a la disposición general, lo más lógico sería que optara aquí también por conservar la macroestructura de la fuente. De hecho, su comentario (fol. 8v) insiste en la presencia de una laguna inicial. Por ende, tuvo que manejar dos códices distintos, uno bipartito (Comparación e Historia) y el texto plutarqueo. Esta última hipótesis acerca de dos códices distintos – la más adecuada a nuestro entender – implica reflexionar sobre el uso de un corpus de traducción de dos testimonios. ¿Por qué haber acudido a Plutarco, si ya tenía la biografía de Quinto Curcio entre sus manos? Quizás se inspiró del trabajo de Decembrio, que había cubierto las lagunas internas de la obra con fragmentos de Plutarco212. Empero, sería una coincidencia muy grande en un plazo temporal tan corto. Tuvo que inspirarse de una dispositio ya existente. Lo más probable, en efecto, es que el aragonés tuviera constancia de manuscritos tripartitos y decidiera hacer lo mismo con los materiales a disposición (un testimonio bipartito y una versión de Heredia). La labor previa de Decembrio habría pues inspirado directamente a Liñán. Por ende, se hace imprescindible el cruce con otros datos para corroborar nuestra hipótesis. El inventario de la biblioteca del Señor de Cetina ofrece en este sentido algunas indicaciones fundamentales, con la presencia de tres textos de Curcio: «El Plutarco de Quinto Curcio», «Otro Quinto Curcio» y «Otro Quinto Curcio, en

211 Idem, 2014, 2018. 212 Esta es la idea de Moll, 1993, p. 137.

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toscano». En su explicación, J. F. Utrilla identifica el primero con los fragmentos plutarqueos integrados al texto de Curcio y sugiere que tanto el «Plutarco de Quinto Curcio» como el «Otro Quinto Curcio» remiten al BNE Mss/7565. Á. Moll sigue casi la misma línea: advierte que el «Plutarco» alude a nuestro manuscrito, mientras que el «Otro Quinto Curcio» sería otro testimonio en latín o romance213. No obstante, si seguimos nuestra hipótesis previa, podemos afirmar que el «Plutarco de Quinto Curcio» es en realidad la versión de Heredia que sirvió al traductor para completar su obra. De hecho, el contexto se presta a tal afirmación: las Vidas semblantes de Heredia, por el contexto cultural y geográfico, tuvieron que ser fácilmente asequibles en Aragón214. Además, existen conexiones entre los Heredia y los Liñán. El castillo de Cetina estuvo a manos de Juan Fernández de Heredia en 1391, antes de ser adquirido por Sancho Rodrigo de Liocri. Cetina era entonces un lugar predilecto para la corte real aragonesa y allí tuvieron que circular varios textos215. Luego, en 1412, Gonzalo de Liñán compró el castillo a Sancho Rodrigo. Para terminar, la contienda entre el señor de Sisamón y don Alfonso pudo desembocar en unas relaciones más cordiales que le permitieron adquirir el texto. Así pues, todo esto apunta hacia la posible presencia de la traducción de las Vidas paralelas de Fernández de Heredia en Cetina o, por lo menos, un contacto predilecto para su adquisición. Nos quedan por identificar dos testimonios más: el BNE, Mss/7565 y su fuente de traducción. A nuestro entender, el «Otro Quinto Curcio» tiene que ser la versión castellana de Liñán, mientras que el «Otro Quinto Curcio, en toscano» es su fuente. J. F. Utrilla no se detiene sobre esta entrada, pero sí Á. Moll, que considera que remite al BNE, Mss/6564216. Se basa en la correspondencia de una carta latina presente tanto en este testimonio como en la versión de Liñán. La investigadora subraya además que el manuscrito es muy probablemente de procedencia aragonesa, si nos referimos a los materiales con los que está hecho y su letra, una «gótica bastarda con cierta influencia humanística217». En síntesis, el BNE, Mss/6564 podría ser la fuente de traducción del BNE, Mss/7565218. Hasta aquí llegan los comentarios de J. F. Utrilla, Á. Moll y M. Materni, con los cuales se esboza el corpus que manejó Liñán para su traducción. Curiosamente, no se ha profundizado – o se ha negado – la filiación entre el BNE, Mss/6564 y el BNE, Mss/7565. De comprobarse, tendríamos a disposición un texto castellano y su fuente 213 Utrilla Utrilla, 1987; Moll, 1993. 214 Ibidem, p. 136-137. 215 Como prueba de su importancia, la página web oficial del ayuntamiento de Cetina insiste en que fue el último alojamiento en Aragón de Fernando el Calótico, el 19 de octubre de 1515. Ver Ibáñez Lacruz, 2015. 216 Moll, 1993, p. 218-224. 217 Ibidem, p. 218. 218 En contra, Pascual-Argente y Rodríguez Porto, 2018, p. 195. Para ellas, el «Plutarcho de Quinto Curcio» sería el BNE, Mss/7565, «conflating the names mentioned in the initial rubric». Sin embargo, el propio Liñán explica en la rúbrica del fol. 8v que añade «este comienço del dicho Plutarco». El traductor alude pues, con «Plutarco», al fragmento inicial de las Vidas paralelas, de la misma forma que en el inventario. A su vez, sostienen que el testimonio «en toscano» no puede remitir al BNE, Mss/6564: «a cursory comparison reveals that either MS 6564 was not MS 7565 direct model, or Liñán used his second codex to correct Ms 6564’s text».

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directa, lo que supondría un corpus valiosísimo para el estudio de la traducción. Ya hemos señalado anteriormente algunos rasgos comunes respecto a la estructura general de ambos testimonios frente al resto de la rama castellana. Profundizamos a continuación sobre este vínculo mediante tres elementos: sus dispositio respectivas, la comparación de sus glosas y el análisis de la ya citada carta en latín. De esta forma, se justificará un breve cotejo textual para determinar el tipo de traducción llevado a cabo por Alfonso de Liñán. Primero, el BNE, Mss/6564 contiene dos textos en italiano: la Comparación de Decembrio (fol. 1r-11r) y la Historia de Alexandro de Quinto Curcio (fol. 11v-273v). Como ya hemos señalado, la división de los capítulos es idéntica a la del BNE, Mss/7565 y los títulos se corresponden. No es el caso, por ejemplo, del BNE, Mss/8549, que pospone la Comparación al Quinto Curcio y que suele añadir en rojo algunos subtítulos. Aquí, tanto el BNE, Mss/6564 como el BNE, Mss/7565 poseen un contenido idéntico, incluso respecto a los fragmentos plutarqueos integrados a la Historia de Quinto Curcio. La única diferencia notable en la dispositio de ambos testimonios es la presencia del fragmento de Heredia en el castellano. Si comparamos, por ejemplo, los títulos de las partes internas subsanadas, no notamos ninguna discrepancia: In questa parte, o per diffecto deli nostri magiori o pocha cura deli studij et dela licteratura, e perduto el fine del quinto libro et lo principio dil sexto sequente. Ne in alchuno libro di Curcio frali latini si troua al presente. Et perche la historia dila morte di Dario era imperfecta, .P. Candido, recerchata quesa inle lectere grece et ritrouata in li libri di Plutarcho magistro di tragiano imperatore, fidelmente la transferita in lingha latina in questa forma. (BNE, Mss/6564, fol. 112r) En esta parte, o por defecto de nuestros passados o por poca cura de los estudios e de la escritura, es perdida la fin del cinqueno libro y el comienço del seiseno siguiente. Ni en algun libro de Quinto Curcio en los latinos al presente se refalla. E por que la istoria de la muerte de Dario era inperfecta, Pedro Candido, aquella en las letras griegas rebuscada e reffallada en los libros de Plutarco, maestro de Tragiano emperador, fielmente l’ha transferido en lengua latina en esta manera. (BNE, Mss/7565, fol. 77v) In questa parte mancha el fine del libro decimo, lundecimo tuto et lo principio del duodecimo. E cossi sta in tuti gli altri exempij che si ritrouano aletate nostra, donde si perde vna grande parte de bellissime historie. E perche el processo del jnfirmitate dalexandro inante la morte sua per tal diffecto non si puote jntendere, pier Candido che la parte da li libri da plutarcho di greco in lingua latina fidelmente la transferita in questa forma. (BNE, Mss/6564, fol. 259v) En esta parte fallece la fin del libro d[e]zeno, todo el onzeno e del dozeno el comienço. E asi esta en todos los otros exemplos que a la nuestra edad se refallan, donde se pierde una gran parte de bellas istorias. E porque el processo de la enfermedad de Alexandre ante a su muerte por esse defecto no se puede entender, esta parte Pedro Candido de los libros de Plutarco de griego en lengua latina fielmente la ha tranferido en esta manera. (BNE, Mss/7565, 161v)

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Como lo vemos, se trata de una traducción literal de la rúbrica italiana. El fragmento muestra además la actitud del propio traductor, que no se atribuye el trabajo de composición de Decembrio. Esto refuerza nuestra afirmación anterior: la explicación de Liñán del fol. 8v es auténtica. Por el contrario, se habría atribuido además la integración de Plutarco a las lagunas internas de Quinto Curcio. En suma, la disposición del texto y su armazón corresponden en ambos manuscritos, lo que constituye un primer argumento hacia su filiación219. Luego, el testimonio italiano posee numerosas glosas similares e incluso idénticas a las del castellano. Se dividen en dos grupos: marginales e internas. Las primeras suelen ser de carácter temático y sirven para enmarcar un pasaje determinado. Así pues, tenemos 105 notas marginales en el BNE, Mss/6564 para 133 en el BNE, Mss/7565, con una correspondencia en 87 casos220. Las glosas castellanas son más o menos literales: «Per questo se puo notare che Quinto Curcio for al tempo de Octauiano Agusto» (BNE, Mss/6564, fol. 49r), «Por esso se puede notar que Quinto Curcio fuese al tiempo de Octoviano Agusto» (BNE, Mss/7565, fol. 39v); «Queste victorje erano scrite in li libri di sopra perduti» (BNE, Mss/6564, fol. 28v), «Estas victorias eran escritas en los libros primeros perdidos» (BNE, Mss/7565, fol. 26v); «descripcione dela proujncia de India» (BNE, Mss/6564, fol. 202v), «descripcion de la provincia de India» (BNE, Mss/7565, fol. 129r); «Lege historia mirabile de vn rustico fato Re» (BNE, Mss/6564, fol. 39r), «un pobre fecho rey» (BNE, Mss/7565, fol. 33r). Este último ejemplo no es una traducción ad verbum, pero sí remite al mismo momento del relato y retoma la esencia de la nota italiana. Además, todas estas annotaciones tiene la misma dispositio: aluden a los mismos episodios, es decir que ninguna aparece descolocada respecto al argumento que evoca. Las segundas glosas son interlineales, sobre palabras, a modo de definición o traducción. Se encuentran en el BNE, Mss/6564 y la mayoría de ellas están en castellano, aunque nos encontremos con algunos ejemplos en italiano e incluso con catalanismos o aragonesismos. Sería erróneo suponer que estas notas son de un lector posterior, ya que la traducción castellana las integra de distintas maneras. Primero, las vuelve a copiar en voladita: por ejemplo, al traducir «Ciliarchi» (BNE, Mss/6564, fol. 88r) por «celiarchas» (BNE, Mss/7565, fol. 63r), Liñán retoma la glosa «capitan de mil», que define la palabra. En otros casos reubica la nota, como «falcadas ydes entoldadas» (en voladita en el BNE, Mss/6564, fol. 68r), que aparece como apunte marginal en el castellano («ydes entoldadas», BNE, Mss/7565, fol. 51r). Pero, sobre todo, integra muchas de las voladitas del italiano directamente a su traducción, como «artelleria» (BNE, Mss/6564, fol. 42r; BNE, Mss/7565, fol. 34v), «fuego» (BNE, Mss/6564, fol. 108r; BNE, Mss/7565, fol. 75v) y «religion» (BNE, Mss/6564, fol. 92r, define «supersticione»; BNE, Mss/7565, fol. 66r). Como se puede ver en este último ejemplo, a veces la voladita

219 Recordemos que ya hemos señalado un error conjuntivo en el éxplicit del libro VIII en ambos testimonios («elegante» en vez de «eloquente»), a su vez error separativo con el resto de la tradición. 220 Nos centramos únicamente en la Historia de Quinto Curcio y dejamos de lado las glosas claramente de mano ajena, como la del BNE, Mss/6564, fol. 251r, y como las del BNE, Mss/7565, fols 16v y 19v.

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del italiano no es traducción literal, sino una actualización integrada luego en el relato de Liñán. A la luz de estas similitudes incontestables, debemos preguntarnos si las glosas interlineales del BNE, Mss/6564 son de mano de Liñán221. Además, algunos de los comentarios tienen rasgos dialectales del aragonés – e inclusive del catalán – como el ya mencionado «ydes entoldadas» (BNE, Mss/6564, fol. 68r) o la grafía -ny- de «senyoria» (en voladita sobre «dicione», BNE, Mss/6564, fol. 12v222). En fin, sería imprescindible una comparación caligráfica más profundizada para confirmarlo, pero no sería descabellado imaginarse que estas glosas – representativas de la labor de un traductor – hayan sido de la mano de Alfonso de Liñán. Por último, es preciso detenerse en la carta latina mencionada anteriormente y que permitió a Á. Moll vincular el BNE, Mss/6564 a la biblioteca de Cetina. El mensaje está situado al final de cada manuscrito (BNE, Mss/6564, fol. 273v-274r; BNE, Mss/7565, fol. 170v), con la diferencia de que la primera línea, que menciona al destinatario, está en rojo en el testimonio castellano, al igual que la rúbrica del éxplicit (incluso va pegada al párrafo). El cambio de tinta deja pensar que Liñán consideraba esta carta como un capítulo suplementario del texto. Pese a ello, no hay diferencia de contenido: Al nome de dio omnipotente finisse el duodecimo et lultimo libro del historia dalexandro magno figlio di philippo Re di macedonia scripta da quinto Curcio Ruffo eruditissimo et facundissimo autore et traduta in vulgare al serenissimo principo Philipo Maria ducha di milano di pauia et Angera Conte et di Genova signore per .P. Candido decembre suo seruo .M. cccc. del mese di febrero. Illustrissimo principo et escellentissimo signore infanti Petro Vt votis paream dignitatis tue princeps illustrissime qua nichil michi aut jocundiam aut graciam in hac vita esse potest ecce quod totamente concupiueras fidelissime offero tue claritatis libros .S. istorie elegantissime Quinti Curcij de gestis alexandri magni quos fortuna quadam aspiranti frustra diu perquisitos in mediolanensi vrbe tandem repperi nuperrime traducto in maternam lingam ad inclitur eius vrbis ducem habes igitur princeps illustrissime non solum opus ex optatum verum eciam ornate eleganter traductum dignumque conspectu claritatis tue quod perpetuum fidei et amoris jnse mei seruet monumentum et me animo tuo plerumque refferat vt opto Vale princeps prestantissime quem nobiscum diutissime felicissimeque conseruet qui mundo jmperat Dignitatis tue fidellissimus Angelus Comes Campobascensis. (BNE, Mss/6564, fols 273v-274r)

221 El tipo de letra de las voladitas corresponde a una gótica cursiva, según ya señaló Moll, 1993, p. 218. 222 Ydes es el «resultado aragonés del latín IBI, ‘allí’, por analogía con ende, del latín INDE, ‘de ello’» (DiCCA-XV). En cuanto a la grafía -ny-, era común en Aragón en lugar de la -ñ-, Enguita Utrilla, 2000, p. 276. Damos más detalles dialectales en el apartado sobre la lengua de Liñán.

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Enel nombre de dios glorioso feneçe el dozeno e vltimo libro dela ystoria de alexandre magno fijo de philippo Rey de macedonia scrita de quinto Curcio rupho muy eloquente auctor y enseñado e Sacada en vulgar al Serenissimo principe philippo maria duque de Milan de pauja e dangera Conte e de genoua Señor por pedro Candido december sieruo suyo .M.cccc.xxx.viij. dia del mes de abril. Illustrissimo principe y escellentissimo Señor Inffante pedro Vt vocis paream dignitatis tue princeps illustrissime qua nichil michi aut jocundiam aut graciam in hac vita esse potest Ecce quod totamente concupiueras fidelissime offero tue claritatis Libros .S. istorie elegantissime Quinti Curci de gestis alexandri magni quos ffortuna quadam aspiranti frustra diu perquisitos in medio Lanensi vrbe tandem reperi nuperrime traduto in maternam linguam ad inclitur eius vrbis ducem habes igitur princeps illustrissime non solum opus ex optatum verum eciam ornate eleganter traductum dignumque conspectu claritatis tue quod perpetuum fidei ¶ amoris inse mei servet monumentum et me animo tuo plerumque referat vt opto vale princeps prestantissime quem nobiscum diutissime felicissimeque conseruet qui mundo imperat dignitatis tue fidellissimus Angelus Comes Campobascensis. (BNE, Mss/7565, fol. 170v) Se trata de un mensaje del conde Angel de Campobasso al infante Pedro de Aragón223. En ella, el conde informa al príncipe que ha descubierto los libros de Quinto Curcio que este andaba buscando. Los ha encontrado en «lengua materna» – es decir en italiano – en Milán y están dedicados al duque de la ciudad, Filippo María Visconti. El secretario del duque, Pier Candido Decembrio, es justamente quien escribe la carta latina a petición del conde de Campobasso224. Además de tener así una muestra más del interés por la figura de Alejandro Magno (esta vez por parte de un príncipe), sabemos cuál fue la causa del envío de la traducción italiana a Aragón. La ubicación final de la carta en ambos testimonios puede parecer extraña. Pero recordemos que el BNE, Mss/6564 se ha realizado con toda probabilidad en tierra aragonesa, por lo que es copia de la versión enviada a Pedro de Aragón. Esta versión anterior seguramente iba acompañada de la carta-dedicatoria, que el copista del BNE, Mss/6564 integraría al final del trabajo. Evidentemente, Liñán no cambia la disposición general de su fuente y deja la carta al final de su versión castellana. Más aun, cabría preguntarse cuál fue el dominio del latín por parte de nuestro hombre.

223 El primero es Angelo di Monforte Gambatesa, IV conde de Campobasso, un condottiero poderoso de Nápoles del que tenemos pocas informaciones. Ver Croce, 1934. El segundo es Pedro de Aragón, conde de Albuquerque y duque de Noto, hermano del rey Alfonso el Magnánimo y del Maestre de Santiago, don Enrique. Así pues, la carta tuvo que ser redactada entre abril – cuando Decembrio finaliza su traducción – y en octubre de 1438 – fecha de la muerte del infante en el cerco de Nápoles, según se nos cuenta en el romance Miraba de Campoviejo (Romancero, ed. Díaz-Mas, 1994, no 34). El Marqués de Santillana también le dedica la copla XXXV al infante en la Comedieta de Ponza, así como un soneto tras su fallecimiento. Ver ed. Kerkof y Gómez Moreno, 2003, p. 148-149; 312-313. 224 Moll, 1993, p. 123; Zaccaria, 1952, p. 106, la señala en su estudio del epistolario del humanista, en la Tavola II, Libro VII: «158 Petro Aragonensi (sub nomine Angeli comitis Campobavensis). Ut votis paream dignitatis».

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En efecto, no se hallan referencias en lengua latina en el catálogo de su biblioteca y, si comparamos ambos fragmentos latinos de nuestro manuscrito, vemos cómo Liñán no resuelve ninguna de las abreviaturas del BNE, Mss/6564 y añade incluso algunas en su versión225. El cotejo sobre ambos testimonios a través de estos elementos paratextuales nos lleva pues a la comparación más precisa de dos fragmentos para determinar el tipo de traducción realizado por Liñán. Para no retomar los pasajes ya citados anteriormente, hemos elegido el principio del libro V. Se trata del discurso de Darío a sus hombres después de su derrota contra los macedonios: Dario circa la meça note ad arbella sen vene et in quel locho medesino vna gran parte de gli amici suoi per la fuga erano agionti li quali essendo da lui conuocati gli prise a dire non dubitarse che alexandro ale notabile citade et possessione dogni copia habundante andarebe la preda copiosa et apparichiata luy et le sue gente darme recerchare et questo ale sue cose in [83v] tal stato potere molto giouare perche lui fra tanto agli lochi piu deserti con la gente expedita andarebe gli extreme parte del suo regno sença dapno anchor restare e da quele le forcie ala bataglia facilmente potere recuperare tollesse la roba que la gente cupidissima et per longha fame doro si saciasse la quale dopoi alui in preda sareben data hauer impreso per vsancia gli preciosi paramenti le concubine et compagne de spadoni castrados niente altro che impedimento e caricho apportare questi medesini conducendo Alexandro con quele cagione chauante vinto hauesse inferiore venir douere A tuti questo parlare pieno di gran desperacione appareua perche babilonia citade ricchissima et Susa et gli altri ornamenti del regno suo et la cagione de la guerra in seme alexandro douere occupare intendeuano Ma dario loro prise amonire non le cose belle da dire ma gli vtile da fare in le fortune aduerse douerse seguire le bataglie con el ferro non con loro con gli homeni non con gli edifficii dela citade solerse fare… (BNE, Mss/6564, fol. 83r-83v) Dario açerca la media noche adarbella provino en esse mesmo lugar vna gran parte desus amigos eran por el ffuyr ayuntados alos quales ssiendo del convocados començo de dezir no se dudar que alexandre alas notables çibdades e possessiones de toda cosa habundantes andaria la Rica preda apareiada el e su gente de armas rebuscar e esto asus cosas ental estado poder mucho aprouechar porquel entanto alos mas desiertos lugares con la gente mas delibre sandaria Las estremas [60v] partes de su Reyno avn sin danno quedar e dessas las fuerças ala batalla facilmente poder recobrar tomasse la ropa essa gente codiciosa e por luenga ffambre de oro se ffartasse la qual depues ael enpreda seria dada hauer por vsança aprendido los preciosos hornamientos las mançebas e la companna delos castrados nada saluo empacho e cargo traher estos mesmos leuando alexandre con essas causas que ante oviesse vencido inffimo deuer devenir

225 Incluso duplica la f de «fortuna» («ffortuna»), lo cual se suele ver como un rasgo gráfico común del aragonés.

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atodos este fablar lleno de mucha desesperacion parecia porque babilonia muy rica cibdad esusa elos otros hornamientos de su Reyno ela causa dela guerra en vno alexandre deuer ocupar entendian Mas dario a ellos ha amonestar se tomara no las cosas fermosas de dezir mas las prouechosas de fazer en las fortunas adversas deuerse seguir las batallas con el fierro no con el oro con los hombres no con los hedificios delas çibdades acostumbrar se fazer… (BNE, Mss/7565, fol. 60r-60v) Se ve claramente que la traducción es literal, con variaciones muy escasas (p. ej. anteposición o posposición del adjetivo). Hemos reproducido, además, la palabra interlineal «castrados» sobre «spadoni», retomada en la versión castellana. Resulta pues evidente que estamos frente a una traducción ad verbum. Los elementos expuestos hasta entonces confirman, sin lugar a duda, que el BNE, Mss/6564 fue la fuente de traducción de Liñán. Añadimos a esta conclusión una serie de fechas más o menos aproximativas que completan nuestra hipótesis: sabemos que, en un primer momento, Angelo di Campobasso envía una carta al infante Pedro antes de su muerte (en 1438), y que le adjunta la traducción toscana de Quinto Curcio hecha recientemente («nuperrime») por Pier Candido Decembrio. Pronto se realiza una copia en tierra aragonesa (BNE, Mss/6564). Más tarde, Alfonso de Liñán, señor Cetina y aficionado a Alejandro Magno (pues tenía con toda probabilidad la Comparación de Aníbal, Alejandro y Escipión), se entera de que existe la biografía de Quinto Curcio y que esta va acompañada de un fragmento plutarqueo (la versión basada en el texto latino de Guarino Veronese) para subsanar las lagunas de la obra. Busca a su alrededor y consigue el BNE, Mss/6564 pero este carece del Plutarco, de modo que, para completarlo, acude a la versión herediana de las Vidas paralelas que circula en Aragón226. Finalmente, conserva todos los materiales de su traducción en su biblioteca de Cetina. Sin embargo, las fechas de los colofones en ambos manuscritos resultan problemáticas. El BNE, Mss/7565 indica el 21 de abril de 1438, que corresponde al momento en que Decembrio termina su versión. De hecho, es idéntica a la que menciona Thomás de Lira Alamán (BNE, Mss/8549) y a otro testimonio italiano (BNE, Mss/8835227). En cambio, el BNE, Mss/6564 remite a febrero de 14.., con los dos últimos números borrados. El plazo temporal de dos meses para la realización de la copia toscana y la de Liñán es demasiado reducido. Lo más probable es que se refiera a un año posterior,

226 De hecho, nada indica que Liñán fuera consciente de que existían dos versiones distintas de Plutarco (una de Veronese y otra de Heredia). En contra, Pascual-Argente y Rodríguez Porto, 2018, p. 203, afirman que Liñán traduce el «Plutarco» de Heredia del aragonés al castellano. Sin embargo, tal afirmación debe ser relativizada. Liñán puede haber usado una versión castellana de las Vidas semblantes. Por el contrario, ¿por qué especificar que ha «trasportado» al castellano los dos textos siguientes del códice y no mencionar la traducción del primero? 227 El único que se refiere a su propia labor parece ser Luis de Fenollet, al indicar el 16 de julio de 1481 (BNE, Inc/1247). En cambio, tanto el BNE, Mss/9220 como el BNE, Mss/10140 ponen el 21 de abril de 1437. El año puede ser una mala lectura de la unidad final de la cifra romana. Es justamente la fecha señalada por Alvar y Lucía Megías, 2009, p. 130-132.

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por lo que febrero sería el mes en que terminan la redacción del BNE, Mss/6564. De esta forma, la copia se habría hecho después de la muerte de Pedro de Aragón228. Con todo esto, nos parece entonces que la traducción de Liñán es mucho más tardía. El inventario de Cetina ofrece, en este sentido, una nueva pista interesante. En efecto, en la biblioteca de Liñán encontramos el Doctrinal de cavalleros (c. 1444) de Alonso de Cartagena. En esta obra, el obispo de Burgos compila consideraciones legales basadas sobre las Partidas alfonsíes y completadas principalmente con el Ordenamiento de Alcalá. Destaca, en su prólogo, el recurso ejemplar a Alejandro y Escipión229. Esta configuración tópica de las Armas y las Letras pudo perfectamente influir en Alfonso de Liñán, quien, al leer este código de caballería, decidió conseguir más informaciones sobre estos caudillos230. De ser así, su labor relativa a Quinto Curcio se habría desarrollado después de 1444, es decir en los últimos veinte años de su vida. Esto explicaría además que ya tuviera noticia de la versión tripartita de Quinto Curcio (con el Plutarco de Veronese hecho en los años 50) para llevar a cabo el mismo trabajo de dispositio231. A partir de aquí, dos elementos paratextuales señalan más propietarios del BNE, Mss/7565, que se conservó en la biblioteca de Cetina junto a sus fuentes hasta la muerte de Liñán. Aunque seguramente haya pasado a sus hijos, a finales del siglo xvi nuestro manuscrito está en otras manos. En efecto, un comentario posterior, en el fol. 171v, dice lo siguiente: «Retruecano bien escusado que por estos tales en sus cartas hizo perder a mi † ler.† . Lo escrive y anota el Conde de Luna en una carta que, siendo secretario Lupercio Leonardo del duque D. Fernando, escrivio al Marques de Castelrodrigo232». El término «retruecano» aparece en el DCECH como un derivado de ‘trocar’ y luego ‘trueco’ («cambio que se devuelve de una moneda»). No hay constancia de «retruecano» desde Alfonso de Palencia hasta Autoridades, donde pasa a significar un «modo de jugar del vocablo, en diversos sentidos o alusiones» a lo que se añade la locución verborum inversio, que remite al juego retórico de la antífrasis. Así pues, es factible considerar que la palabra alude

228 Se ha visto en Íñigo Dávalos la clave de la difusión de la versión de Decembrio en España, Pascual-Argente y Rodríguez Porto, 2018, p. 194. 229 «Y el gran Alejandro Macedón, so la disciplina de Aristóteles expendió gran parte de su mocedad. Publio Escipión Africano el primero muchas veces se apartaba a algunos honestos estudios», ed. Fallows, 2006, p. 63. En una segunda mención (Libro I, Tít. V, Ley 1.V.1), el obispo de Burgos cita a Alejandro como ejemplo que reúne las virtudes necesarias para gobernar. 230 Volvemos a insistir en este punto clave: Utrilla Utrilla, 1987, p. 192, sugiere que una de las entradas – que remite a Leonardo Bruni – podría ser la Altercatio inter Annibalem, Alexandrum et Scipionem. Ver Rubio, 1950; Sueiro Pena y Gutiérrez García, 1998. Conectaría así con el corpus de Quinto Curcio. Además, recordemos que uno de sus hijos se llamaba Cipio, por lo que su interés por estas dos figuras queda muy claro. 231 Esta hipótesis también valdría en referencia a la Comparación entre Alejandro, Aníbal y Escipión, si resultara ser la obra de Leonardo Bruni en posesión de Liñán. 232 Respecto a la palabra entre cruces desperationis, Moll, 1993, p. 221-224, indica «Lermo», pero no nos queda clara esta lectura. Además señala erróneamente que la anotación es del siglo xviii. Por cierto, el BNE, Mss/6564 no contiene este comentario. Pudo ser separado del testimonio castellano en ese momento.

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a un intercambio (voluntario o no), monetario o por otro manuscrito233. De todos modos, parece claro que hubo un paso de un propietario a otro, y que este último fue el conde de Luna. Se trata de Francisco de Gurrea y Aragón (1551-1622), primer conde de Luna234, y su destinatario es Cristóbal de Moura y Távora (1538-1613), Marqués de Castelrodrigo desde 1594. Sin embargo, afirma escribir en la época en que Lupercio Leonardo de Argensola es secretario de don Fernando de Aragón y Gurrea, duque de Villahermosa y hermano don Francisco (que luego heredará el ducado)235. Sabemos que don Fernando muere el 6 de noviembre de 1592, cuando Cristóbal de Moura todavía no tiene el marquesado. Por eso el mensaje se construye bajo dos niveles temporales: el conde «lo escrive» y se refiere a «una carta que siendo secretario Lupercio […] escrivio al Marques», en pretérito indefinido. Así pues, remite a un momento en el que Cristóbal de Moura aún no era marqués, de modo que el comentario tuvo que ser redactado en torno a los años 1590. Estos nombres estuvieron muy ligados a principios de esa década. Efectivamente, Lupercio Leonardo fue secretario de don Fernando hasta la muerte de este, encarcelado por crimen de lesa majestad. Fue entonces cuando sus herederos intentaron recuperar los bienes del fallecido y que don Francisco pidió la ayuda de Cristóbal de Moura. En resumen, la traducción de Liñán transitó por este círculo. Sabemos del interés de esta familia por Quinto Curcio, pues el padre de don Fernando y don Francisco, Martín de Gurrea y Aragón, se refiere al escritor latino en su Discurso de medallas y antigüedades236. Por lo tanto, nuestro códice perteneció al conde de Luna e incluso pudo haber sido objeto de lectura por parte de su padre. Una pista a favor de estas relaciones se halla en las relaciones de Pedro Liñán de Riaza, autor del Quijote apócrifo. Este descendiente de nuestro traductor estudió en Salamanca y estuvo en contacto con Góngora y Bartolomé Leonardo Argensola237. Así pues, es probable que el códice haya estado en manos de los descendientes de Alfonso de Liñán, hasta ser entregado por Pedro Liñán de Riaza a su compañero Bartolomé, el hermano de Lupercio Leonardo, secretario este del conde de Luna referido en el fragmento textual que nos interesa. El último elemento paratextual digno de mención es el exlibris del folio 1r de nuestro manuscrito: «De la Biblioteca VINCENCIO DE LASTANOSA, Cauallero Infançon, Ciudadano de Huesca, y Señor de Figaruelas». Considerado como uno de los bibliófilos más destacados de su tiempo, Vincencio Juan de Lastanosa (1607-1681) creó en su localidad de origen, Huesca, una biblioteca y un museo para el encuentro

233 Liñán usa el lema en su traducción con este sentido: «Lavat’el cuerpo, de tristeza e de continuo polvo ensuziado, toma l’animo real y en essa fortuna que digno eres esta tu continencia retrueca» (BNE, Mss/7565, fol. 33r). 234 Se proporcionan datos sobre esta familia en el BNE, BA/4857, que contiene el Discurso de medallas y antigüedades de Martín de Aragón y Gurrea. 235 Gascón Pérez, 2012. 236 Comenta en esta obra un busto de Alejandro Magno y recuerda su edad: «segun escriue Quinto Curçio y los otros historiadores, no uiuió sino treynta y dos años, y en éstos hiço lo que leemos» (BNE, BA/4857, p. 130). 237 Sánchez Portero, 2007, p. 76.

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entre letrados y artistas, como por ejemplo Baltasar Gracián, su amigo y protegido238. El exlibris nos confirma que Lastanosa tuvo el BNE, Mss/7565 en su biblioteca pues a este se refiere, en su Museo de las medallas desconocidas españolas (Huesca, 1645, p. 67-68), al comentar una moneda con una venda en vez de una corona239: Los Persas en vez de Corona, usaban una vanda, ò Faxa, que llamavan Cidaris; asseguralo Quinto Curcio, Historiador de las hazañas de Alexandro Magno, en el libro tercero; el qual describiendo el traje de Dario, Rei de Persia dize, su Diadema, que de los Persas CIDARI se llama, circundada de una verdeante FAXA de blanco partida. Assi Pedro Candido December, en la traducción que hizo de Curcio año M.CCCC.XXX.VIII. dirigida al Serenissimo Principe Filipe Maria, Duque de Milan, i de Pavia, Conde de Angera, i Señor de Genova, cuyo manuscripto ilustra mi Libreria. En la traducción de Liñán aparece justamente la glosa marginal «cidari» en el fol. 19v. La escritura es diferente del resto del texto: tuvo que ser Vincencio de Lastanosa el autor de esta anotación. A su vez, la cita que retoma en este fragmento corresponde perfectamente al texto de Liñán. El BNE, Mss/7565 llegó pues a las manos de Lastanosa antes de redactar su Museo de las medallas en 1645 mediante el círculo de eruditos aragoneses de ese momento, entre los que estaban justamente el Duque de Villahermosa y los hermanos Argensola240. De hecho, el bibliófilo oscense también poseía un ejemplar del Libro de antigüedades, estatuas, monedas y medallas de Martín de Gurrea y Aragón mencionado anteriormente y conocía además la obra poética de los hermanos Argensola241. Así pues, seguramente consiguió nuestro manuscrito gracias a una de estas personas. En síntesis, se ha apuntado que nuestro testimonio había permanecido en un área geográfica bastante reducida242. Podemos ir más allá: este texto circuló en los entornos de Cetina, Luna y Huesca – unos 200 km de periferia –, antes de llegar a Madrid, puesto que parte de la colección de Lastanosa integra el fondo de la Biblioteca Nacional tras su muerte. El BNE, Mss/7565 tuvo pues una fortuna bastante restringida, aunque fuera mucho más amplia que la del BNE, Mss/6564. En este sentido, ambos testimonios ilustran perfectamente las dos funciones principales de las traducciones en la línea de un humanismo vernáculo, a saber la adquisición de un contenido «vulgarizado» (BNE, Mss/7565), gracias a un texto intermediario que sirve de soporte de traducción (BNE, Mss/6564) y es luego olvidado. Evidentemente, como vamos a ver, la importancia de estas versiones intermedias vernáculas destaca sobre todo a nivel lingüístico, en la contaminación de la lengua meta del traductor y en la transmisión de los errores que contiene. 238 Ver la página Lastanosa.com, un proyecto del Instituto de Estudios Altoaragoneses y la Diputación Provincial de Huesca en torno a Vincencio de Lastanosa. Véase también Del Arco y Garay, 1934. 239 Se puede consultar la obra en línea, en el catálogo digital de la BNE, bajo U/2723 y R/5327. 240 La obra no aparece en el inventario de don Pedro Juan de Lastanosa, realizada en 1576. Sólo se menciona un testimonio en latín de Quinto Curcio. Ver Alvar Ezquerra y Bouza Álvarez, 1983. 241 El testimonio posee el mismo exlibris que la traducción de Liñán y se conserva en el BNE, Mss/7534. 242 Moll, 1993, p. 137-138.

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4.2.4. La traducción y su lengua 4.2.4.1. Traducción y variaciones

Como hemos visto, Alfonso de Liñán trabaja a partir de dos testimonios: el primero, las Vidas paralelas de Fernández de Heredia, no necesita ser modificado puesto que probablemente ya esté en su lengua. Por tanto, la labor traductora del aragonés se realiza sobre una sola parte del corpus: la Comparación y la Historia. Liñán retoma este testimonio literalmente, pues reproduce el orden de los textos e integra la carta latina de forma idéntica. Por ende, cuando añade el Plutarco de Heredia y señala que el contenido va «fasta essa parte que con la istoria siguiente se ayunta donde dize ‘En tanto Alexandre embiado Cleandro’», no descoloca la Comparación para unir el Plutarco con la Historia de Alejandro, sino que deja el orden inalterado243. El mismo procedimiento se aplica a nivel microtextual. Estamos frente a una traducción verbum ad verbum con pocas alteraciones. Por lo general, cada palabra tiene su equivalencia – sobre todo cuando aparece una glosa voladita – hasta el punto, como veremos, de recurrir a italianismos, trasponer los giros lingüísticos de su fuente e incluso retomar errores evidentes. De ahí que, cuando el ejército de Alejandro llega al río Indo y este encarga una parte de sus soldados a un tal Peño, Liñán siga su fuente ciegamente: «las partes de la hueste mas graves a uno Peño llamado que por breves caminos la atrayesse encargo fue dada» (BNE, Mss/7565, fol. 134r). No existe soldado con este nombre en el entorno del macedonio. Se trata en realidad de Cenos, el yerno de Parmenión. Muchos son, de hecho, los errores de onomástica ya presentes en el BNE, Mss/6564 que Liñán reproduce sin mayor indicación (como se verá a lo largo de nuestra edición244). Ahora bien, el aragonés también puede alejarse puntualmente de la traducción ad verbum cuando recurre a construcciones perifrásticas («degenerare», BNE, Mss/6564, fol. 254v; «de su naturaleza a salir», BNE, Mss/7565, fol. 158v) o decide actualizar una palabra. En este caso, se equivoca por ejemplo al traducir «re» (BNE, Mss/6564, fol. 219v) por «Dario» (BNE, Mss/7565, fol. 138v), ya que estamos entonces en el capítulo de la batalla contra Poro y que, evidentemente, el rey persa está muerto desde hace tiempo. Por lo visto, Liñán tiene poca distancia con su fuente de traducción, puesto que inserta anacronismos y retoma errores bastante claros. De hecho, la literalidad de la traducción de Liñán ofrece ejemplos de cada una de las categorías aristotélicas de modificación, que presentamos según el orden siguiente: transmutatio, detractatio, adiectio e immutatio245.

243 El orden de la Comparación y la Historia no era rígido. Por ejemplo, Thomás de Lira Alamán incluye la obra del humanista italiano al final del manuscrito (BNE, Mss/8549). Esto nos indica que Liñán no seguía un criterio estricto de continuidad textual – pues deja intercalada la Comparación –, sino que intenta reproducir el orden de códices ya existentes. 244 Los podemos entender como «errores internos», según Wittlin, 2001. 245 Seguimos la terminología de A. Blecua, 2004, p. 19-34.

L a Hi sto r i a d e A l ej and ro M ag no d e Q u i n to Cu rci o e n e l si glo xv a) Transmutatio

La transmutatio o alteración del orden es bastante frecuente respecto al verbo. Se produce a raíz de un error previo o construcciones elípticas en el italiano. Por ejemplo, cuando la fuente pone «a tuti piu expedito appareua accrescere li regni suoi cha receuere queli non era stato» (BNE, Mss/6564, fol. 272v), él lo traduce: «a todos por esto mas facil parecia crecer sus reinos, ca recebir essos sido non havia» (BNE, Mss/7565, fols 169v-170r). El único cambio es la inversión final del castellano, que oscurece aún más el sentido. En efecto, falta un relativo en la fuente toscana, si nos aferramos al BNE, Mss/8835, fol. 141, col. 1: «quelli che non era stato». El significado inicial sería pues «a todos por esto mas facil parecia crecer sus reinos ca recibir essos [que] non [lo] havia[n] sido». Como vemos, la inversión del castellano no soluciona la laguna inicial y el nuevo giro sigue siendo insuficiente. Otro caso de transmutatio aparece en el fragmento siguiente: «mas tu, que te sueles a pesseguir los ladrones ser venido alabar, de todas las naciones dond’eres andado un ladron» (BNE, Mss/7565, fol. 111v). El toscano ya propone una construcción elíptica: «oue andato sei vn latrone» (BNE, Mss/6564, fol. 171v). Por supuesto, la inversión «eres andado» es una mala interpretación del traductor, pues el sentido correcto es: «tú que sueles jactarte de perseguir a los ladrones, en cada nación (en la que has) andado eres un ladrón». Pero incluso en casos menos problemáticos solemos encontrarnos en el castellano con dislocaciones que dificultan la lectura. b) Detractatio

La segunda modificación notable es la detractatio u omisión de palabras, tanto en relación con la fuente toscana como de manera autónoma. Los olvidos más frecuentes respecto a la traducción suelen ser las preposiciones y las conjunciones: en («con la copa [en] que la medicina era preparada», BNE, Mss/7565, fol. 22r; aparece el «in» en el BNE, Mss/6564, fol. 21v), de («una guerra forçada contra los macedonios no cessa [de] incitar», BNE, Mss/7565, fol. 72v; véase BNE, Mss/6564, fol. 103v) y sobre todo a («de quien comienças [a] saber» en BNE, Mss/7565, fol. 127v; «a sapere», BNE, Mss/6564, fol. 200r; «con el cuchillo la tomara [a] cortar» en BNE, Mss/7565, fol. 141v; «con el ferro la prise ad tagliare», BNE, Mss/6564, fol. 224r). El error también sucede cuando la preposición va seguida de un nombre propio y que el traductor aglutina las palabras, modificándolo y omitiendo por lo tanto dicha preposición: «Bicon a Tenedoro» (BNE, Mss/6564, fol. 240r) es traducido por «Biton Antenedoro» (BNE, Mss/7565, fol. 150r). Como vemos, la preposición a se convierte en el prefijo an de «Tenedoro», quizás por el uso oral de la nasal alveolar que permite pasar de la vocal abierta a la oclusiva sorda. En paralelo, contamos con una serie de omisiones de conjunciones, presentes en el italiano, principalmente de coordinación (e): «las cartas de Taxiles [e] de Poro» (BNE, Mss/7565, fol. 157v; BNE, Mss/6564, fol. 252v), «e assi luengamente detardado [e] incierto que fiziesse» (BNE, Mss/7565, fol. 165v; BNE, Mss/6564, fol. 265v) y «del animo [e] de la fe de un solo presionero» (BNE, Mss/7565, fol. 67r; BNE, Mss/6564, fol. 94r). También sucede con la conjunción condicional si, como por ejemplo «partiendose [si] como

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qu’en el fuego a el echado no viesse» (BNE, Mss/7565, fol. 75v; BNE, Mss/6564, fol. 108r). Si las omisiones anteriores se explican fácilmente por ser lexemas monosilábicos cuya copia puede pasar inadvertida, existen casos más impactantes de la detractatio en nuestro testimonio. Liñán olvida por ejemplo el adjetivo, como en «de una cosa doliendose mucho» (BNE, Mss/7565, fol. 22r), cuando el italiano pone «d’una cosa sola condolendose» (BNE, Mss/6564, fol. 21r). Más graves todavía son los casos siguientes: «los griegos en tanto [eran] del palenque salidos» (BNE, Mss/7565, fol. 68v; «li greci fra tanto del spaldo erano vsciti», BNE, Mss/6564, fol. 96r) y «mas parte [es] d’ellos» (BNE, Mss/7565, fol. 108v; «ma parte e di queli», BNE, Mss/6564, fol. 166v). En ambos ejemplos, el verbo se pierde en la traducción, de modo que el grado de incomprensión es mucho más alto. Para terminar, Liñán comete algún que otro error de redacción independiente. Se producen olvidos puntuales de abreviatura («por el trujam[an] de Alexandre», BNE, Mss/7565, fol. 133v), signos gráficos (como la cedilla en comien[ç]o, [Ç]aragoça, for[ç] ado, lan[ç]a, etc.) o letras («la cer[c]a», BNE, Mss/7565, fol. 147v246). A veces estos errores ocasionales son problemáticos, como en el caso siguiente: «considera[da] Alexandre la dificultad del lugar, d’alli partir se acordava» (BNE, Mss/7565, fol. 114v; «considerata», BNE, Mss/6564, fol. 176v). La omisión de la sílaba final transforma el participio en verbo activo y cambia completamente el sentido de la frase, puesto que implica una segmentación en dos oraciones distintas y el uso de un presente de narración que altera la temporalidad del relato247. c) Adiectio

La adiectio en nuestro texto puede ser involuntaria o una corrección por parte del traductor, independientemente de la versión italiana. Respecto a los errores de inatención, encontramos primero una serie de duplografías de sílabas o palabras, debidas a un cambio de línea («porque tanto del camino a aun les quedava», BNE, Mss/7565, fol. 67r) o de página («re rebotar», BNE, Mss/7565, fols 34v-35r; «uno uno mejor», BNE, Mss/7565, fols 102v-103r). Luego, pueden ser ajenas a la disposición del texto, como «a aun caso contigo levar» (BNE, Mss/7565, fol. 149r), «cibdadades» (BNE, Mss/7565, fol. 132r). Incluso la aglutinación de la conjunción con el sustantivo que sigue genera repeticiones («mas ya pareciendo la luz e effenecido», BNE, Mss/7565, fol. 126r). Sin embargo, Liñán se permite a veces adiciones originales. Por un lado, añade elementos erróneos: letras (Clero en vez de Cleo, BNE, Mss/7565, fol. 125r; BNE, Mss/6564, fol. 195r), adverbios («mas vezes ellos eran feridos que no ellos a los otros dañar les podiessen», BNE, Mss/7565, fol. 133v; «[…] cha essi ad queli nocere potesseno», BNE, Mss/6564, fol. 210v) y sobre todo preposiciones («con una loca de

246 En el caso de la cedilla, el fenómeno es corriente en el siglo xv y no es un rasgo particular de Liñán. 247 El verbo en presente aumenta así el tiempo de reflexión de Alejandro y distorsiona el «sommaire», que se convierte en una «scène» en el sentido de Genette, 1972, p. 122-144.

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audacia», BNE, Mss/7565, fol. 94r; «a la fin a Perdica», BNE, Mss/7565, fol. 95v). El último ejemplo ilustra bien las consecuencias de estas adiciones superfluas: cambia el sujeto de la oración por un complemento de persona. Por otro lado, Liñán corrige o precisa el contenido de su fuente. Subsana por ejemplo la ausencia de conjunción de coordinación («alguna vez el leon de haves pequeñas ha sido vianda y el fierro del orin se consuma», BNE, Mss/7565, fol. 111r; «el lione alchuna volta de minimi voelli e stato cibo / el ferro da la rubigine si consuma» BNE, Mss/6564, fol. 171r) o de un verbo («Donde essas faltavan, una cava de grandissima obra era antepuesta», BNE, Mss/7565, fol. 132r; «doue quele manchaueno vna fossa di grande opra obiecta», BNE, Mss/6564, fol. 208r248). Incluso se permite acentuar adecuadamente alguna información: añade un conector ordinativo («Alexandre, circundado de gente de armas de todas las partes, la multitud de los cibdadanos primero, depues fizo andar la gente de pie», BNE, Mss/7565, fol. 61v; «Alexandro circundato di gente darme da ogni lato la multitudine de gli ciudadini do poi gli fanti da piede fece andare», BNE, Mss/6564, fol. 85r) o pronominaliza un verbo («e por esso serse aquexado», BNE, Mss/7565, fol. 96r; «essere», BNE, Mss/6564, fol. 144r). En cambio, corre el riesgo de crear alguna que otra redundancia: «algunos de su gente por los persios d’ellos a la pena faziendo atraer» (BNE, Mss/7565, fol. 161v), cuando el toscano pone «alchuni de le sue gente perli persi al suplicio condure facendo» (BNE, Mss/6564, fol. 258v). d) Immutatio

Finalmente, se hallan varios ejemplos de immutatio, la mayoría por «errores paleográficos249». Algunos de ellos tienen pocas repercusiones, como cuando el traductor se equivoca en la ortografía del pueblo niedo (BNE, Mss/7565, fol. 102v; por medo, BNE, Mss/6564, fol. 156r) o de los fusitanios (BNE, Mss/7565, fol. 105v; por susiani, ‘susitanios’, BNE, Mss/6564, fol. 161r). También es relativa la confusión de la o en vez de a en llomado (BNE, Mss/7565, fol. 102v). Más grave resulta el numeral ordinal siguiente: «fallece la fin del libro dozeno [dezeno], todo el onzeno e del dozeno el comienço» (BNE, Mss/7565, fol. 161v). Por otra parte, ciertas modificaciones tienen consecuencias morfológicas. Así, la mala lectura de una letra, la ſ por l, hace que el valor posesivo se sustituya por un artículo: «la lancia con la man drita escoteua contra ſe glinimici» (BNE, Mss/6564, fol. 114r) pasa a ser «la lança con la mano diestra contra los enemigos blandia» (BNE, Mss/7565, fol. 78v). Esto también afecta los tiempos verbales, como la traducción del pretérito imperfecto de subjuntivo «fosse» (BNE, Mss/6564, fol. 189v) por el pretérito indefinido y un demostrativo («requirio que fue esse introduzido», BNE, Mss/7565, fol. 121v). A su vez, divide una palabra en dos unidades cuando lee «tu, dixe, te far quelo che di

248 En la versión castellana, la inclusión del verbo obliga a separar este segmento de la oración anterior. En cambio, en el Italiano, se puede considerar como subordinada de lugar de la oración previa. 249 Blecua, 2004, p. 25.

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pocho auante in questo rediui» (BNE, Mss/6564, fol. 195v). Interpreta entonces por separado y traduce «en este otro rey has» (BNE, Mss/7565, fol. 125r). Cabe mencionar que muchos de estos errores son difíciles de resolver sin la emendatio ope codicum. Se dan entonces cambios significativos en el desarrollo de los hechos, como por ejemplo: «quando el las carretas por todo esparzidas sin governadores vio andar variando, los elefantes e los mas de sus amigos propincos fizo distribuir» (BNE, Mss/7565, fol. 137v). Frente al caos producido por sus carretas en la batalla, Poro, supuestamente, decide repartir sus elefantes y sus amigos, pero el destinatario se omite. En realidad, la conjunción de coordinación tendría que ser una preposición («a gli», BNE, Mss/6564, fol. 272v), por lo que los elefantes se distribuyen a sus hombres más leales. Menos perceptible es el error siguiente: «allende d’esto de Arbella siete mil peones havia traido» (BNE, Mss/7565, fol. 144v). Ahora bien, la fuente toscana habla de «Harbello» (BNE, Mss/6564, fol. 230r), de modo que Liñán confunde el hombre con la ciudad mencionada previamente en el relato. Si algunos de estos casos se deben a una lectura previa incorrecta, otros remiten a cambios posteriores durante el proceso mental de traducción. Por ejemplo, «divino distinto» (BNE, Mss/7565, fol. 131v) en lugar de «diuino instinto» (BNE, Mss/6564, fol. 207r) puede haber sido fruto de una mala lectura o de una contaminación sonora con el adjetivo, a la hora de dictarse el segmento textual. Lo mismo sucede en la traducción de «solamente» (BNE, Mss/6564, fols 12r y 44r): «respondio Alexandre querer no solos essos mas todos los otros griegos dexar» (BNE, Mss/7565, fol. 16v) y «ni sola la obra del fuego fue consumada» (BNE, Mss/7565, fol. 36r). El adverbio se convierte en adjetivo y adopta los morfemas gramaticales del sustantivo a proximidad, probablemente en la fase de redacción. Por último, el caso más paradigmático es «di queli» (BNE, Mss/6564, fol. 260v), que Liñán traduce mentalmente por «de essos», para luego aglutinarlo y escribir «desseos» (BNE, Mss/7565, fol. 162v). Evidentemente, la immutatio puede ser voluntaria – o al menos correcta – si nos fijamos por ejemplo en «apra li occhi suoi dario aquesto spectaculo» (BNE, Mss/6564, fol. 163r), donde el último sustantivo desaparece en beneficio de un giro verbal: «abra Dario sus ojos a ver esto» (BNE, Mss/7565, fol. 106v). La traducción difiere, quizás para insistir en la importancia de la visión o para no malinterpretar el verbo inicial en subjuntivo (abrir y no haber). En definitiva, hemos destacado, tanto en la dispositio como a nivel microtextual, la poca distancia del aragonés con su fuente y los desaciertos de algunas de sus improvisaciones. No obstante, se puede considerar el BNE, Mss/7565 como una traducción ad verbum fiel al BNE, Mss/6564, donde los errores principales se entienden por motivos paleográficos. De hecho, no parece haber realizado un trabajo de relectura muy detenido: los ejemplos de corrección posterior en el manuscrito son casi inexistentes. Se puede mencionar, por ejemplo, la yuxtaposición de los sustantivos «las otras cosas antiguidades» (BNE, Mss/7565, fol. 20v), donde «cosas» se subraya, aunque no sepamos si se trata de Liñán o de un lector posterior. Por tanto, todo indica que el objetivo de don Alfonso era la adquisición de un texto en castellano para su colección, pero sin una voluntad literaria o estética determinada.

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4.2.4.2. La lengua del manuscrito

La riqueza del BNE, Mss/7565 no radica únicamente en su contenido o en las etapas de su creación. Destaca además por el contexto multilingüe en el que se sitúa. No se trata de una simple versión directa de una fuente original, sino que es el resultado de una «cadena de traducción» multiforme, puesto que procede de dos textos distintos250. Por un lado, recupera una traducción aragonesa de Fernández de Heredia para suplir una laguna inicial. Por otro, acude a la versión toscana de Decembrio para el núcleo del códice. Cada fuente es, a su vez, una producción vernácula de un texto en lengua clásica. Así pues, nos hallamos en presencia de una cadena de traducción vertical (griego> aragonés; latín> toscano) y luego horizontal (toscano> castellano251). Esto tiene evidentemente un impacto sobre la lengua de la versión final, que hereda una serie de rasgos de las etapas anteriores, a pesar de que muchos de ellos sean imperceptibles sin sus fuentes. Ya hemos señalado, por ejemplo, que nuestra fuente principal (BNE, Mss/6564) se realizó en tierra aragonesa, lo que implica contaminaciones probables de la lengua del copista que pudieron influir en nuestra versión castellana. Así pues, conviene detenerse en dos aspectos lingüísticos determinados: por una parte, es preciso subrayar las consecuencias de la traducción literal de Liñán, que destaca con una serie de italianismos. Por otra parte, la propia lengua del traductor se percibe en la obra, si nos aferramos a la cantidad de rasgos aragoneses y catalanes presentes en el texto. No pretendemos llevar a cabo una labor exhaustiva de comparación lingüística, sino más bien una muestra de algunos fenómenos relevantes de la traducción de Liñán. Hemos señalado que una de las diferencias entre la fuente italiana y su traducción castellana consiste en una serie de cambios sintácticos que afectan el sentido en algunos casos, pero el fenómeno más notable sigue siendo el calco léxico252. A veces, en efecto, Liñán traduce literalmente la palabra y encuentra así su perfecta correspondencia en la lengua meta. Sin embargo, la forma final es a menudo documentada con anterioridad por el DCECH o el CORDE, de modo que resulta difícil saber si consiste verdaderamente en un neologismo de Liñán procedente del italiano. Por ejemplo, Liñán traduce «curacia» por «curaça» (BNE, Mss/6564, fol. 170r; BNE, Mss/7565, fol. 110v), una forma que no aparece en el DCECH y que el CORDE documenta una sola vez en el 1320. De hecho, la grafía actual («coraza») se da a partir del siglo xvi. No sabemos pues hasta qué punto se puede considerar como italianismo. Lo mismo sucede con «provisionados» (BNE, Mss/7565, fol. 166v), que el CORDE no registra hasta el siglo xvii y que no aparece en el DiCCA-XV. Puede que sea una inspiración literal del italiano («prouisionati», BNE, Mss/6564, fol. 131r). También es posible que algunas grafías influyeran en sus homólogas castellanas. Cuando Liñán traduce «absencia» (BNE, Mss/6564, fol. 70r; BNE, Mss/7565, fol. 52v), retoma la misma ortografía. Bajo Alfonso X ya encontramos la grafía culta del latín (absentia), pero

250 Morrás, 2002b, p. 34. 251 Alvar, 2010; Borsari, 2012b. 252 Sobre los italianismos, Pascual, 1974; Álvarez, 1989.

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en el s. xv convive con «ausente». Si ambas existen, no sabemos con seguridad si fue elección propia de Liñán o un simple calco del italiano. Pese a estas vacilaciones, encontramos puntualmente traducciones del italiano que suelen ser errores. Se trata primero de cualquier tipo de contaminación gramatical, como por ejemplo la recuperación de la desinencia plural -i o de la desinencia genérica: «de otri» (BNE, Mss/7565, fol. 43r; «daltri», BNE, Mss/6564, fol. 55r) u «otri» (BNE, Mss/7565, fol. 48v; «altrui», BNE, Mss/6564, fol. 63v), así como «sin dudo», que puede ser una imitación del masculino «sença dubio» (p. ej. BNE, Mss/6564, fol. 16r). Otro caso es la recuperación del superlativo absoluto «crudellissimo» (BNE, Mss/7565, fol. 163v; «crudelissimo», BNE, Mss/6564, fol. 262v). Es la única mención en nuestro testimonio. En efecto, no se ha realizado la síncopa de la d latina (crudelem, ‘cruel’), común en castellano en esa época. Más aún, Liñán opta generalmente por la forma analítica del superlativo con «muy», por lo que todo apunta hacia la plasmación del término italiano en castellano en el caso de «crudellissimo253». Para terminar, la aparición de «daueras» (BNE, Mss/7565, fol. 151r) por «dauero» (BNE, Mss/6564, fol. 241r) deja entrever la forma en que Liñán retoma la expresión italiana y la castellaniza, probablemente sin querer, por ser un caso aislado. Ahora bien, el calco de expresión sí se produce con «manso mansso» (BNE, Mss/7565, fol. 68r) por «pian piano» (BNE, Mss/6564, fol. 95r): la locución italiana se usa aún hoy en día para decir «poco a poco, lentamente». Puede que Liñán no conociera la expresión y reprodujera simplemente la duplicación de la palabra, o por el contrario estuviera al tanto del giro y lo transpusiera en castellano. Finalmente, el calco más relevante es el de la expresión «alora» (BNE, Mss/6564, fol. 161v), traducido por «a la hora / ala hora / alahora» (p. ej. BNE, Mss/7565, fol. 151r) en vez de «entonces», y que aparece a menudo en nuestro texto. Esta primera muestra nos indica pues la fragilidad de la frontera entre variante y error en nuestro testimonio. La diferencia se debe por lo general a la frecuencia de la palabra en el texto, de ahí que en casos únicos como «esser» (BNE, Mss/7565, fol. 167v) por «essere» (BNE, Mss/6564, fol. 269r) resulte clara la errata del traductor. Finalmente, nos encontramos con una serie de palabras que proceden claramente de la fuente: «arabico»254 (BNE, Mss/7565, fol. 42r; BNE, Mss/6564, fol. 53r), «archo»255 (BNE, Mss/7565, fol. 106v; BNE, Mss/6564, fol. 163r), «belva»256 (BNE, Mss/7565, fol. 38r; BNE, Mss/6564, fol. 47r), «bergantines» (BNE, Mss/7565, fol. 40v; BNE, Mss/6564, fol. 51r), «criminaciones» (BNE, Mss/7565, fol. 151v; BNE, Mss/6564,

253 Pascual, 1974, p. 18, alude a este fenómeno en su edición de la divina commedia castellana por Enrique de Villena. Recuerda que la forma -ísimo era muy rara en la Edad Media y que el traductor prefiere acudir al superlativo con muy. 254 El DCECH da para «arábigo» un antecedente italiano (arabesco), pero el ms. italiano ofrece una voz retomada textualmente por el castellano. 255 «Archo» remite por metonimia a los arqueros. Traduce literalmente del italiano «archi». 256 En la fuente, «belva» aparece con la glosa voladita «bestia», aunque luego el castellano no retome esta traducción. La elección del traductor está deliberadamente a favor de la traducción literal.

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fol. 242r), «evergente»257 (BNE, Mss/7565, fol. 101r; BNE, Mss/6564, fol. 153v), «gabella»258 (BNE, Mss/7565, fol. 45r; BNE, Mss/6564, fol. 57v), «malandrines»259 (BNE, Mss/7565, fol. 52v; BNE, Mss/6564, fol. 70r), «nauilio»260 (BNE, Mss/7565, fol. 154r; «nauigli», BNE, Mss/6564, fol. 246r), «pietra» (BNE, Mss/7565, fol. 133r; BNE, Mss/6564, fol. 209v) y «vezinança»261 (BNE, Mss/7565, fol. 94r; BNE, Mss/6564, fol. 141v). De manera general, el italiano ejerce cierta influencia en el castellano. Ya se sabe de préstamos anteriores relativos a la navegación, como por ejemplo corsario, que aparece en nuestro texto. En el siglo xv se diversifican estos préstamos, por ejemplo con atacar, escaramuza o embaxada262. Así pues, la asimilación léxica de Liñán de algunos italianismos sigue una tendencia más general. No obstante, la proximidad del traductor con su fuente evidencia una mayor literalidad de estos préstamos. De hecho, muchos de ellos no tienen continuidad en el idioma (según se ve en el CORDE). El estudio de la lengua del traductor corrobora las indicaciones espaciotemporales expuestas hasta ahora. Por un lado, aparecen muchas palabras que empiezan a difundirse a finales del siglo xiv y en el siglo xv, como por ejemplo, con ciertas variantes gráficas: aderir, affeminado, agorar, audace, betum, captamente, celada, cicatriz, comover, conbatidor, concavidad, concitar, conclavio, congregacion, consignar, copulacion, credulidad, debil, deificado, difficil, dirivando, discerner, ensoberveçido, ervoso, escelente, espia, espirar, esprimir, exsequias, estatuir, estrahordinario, exugar, ffemenilmente, feroçe, fertil, gabia, goldre, illustrado, inexperimentado, infinita, inmoderado, lievedad, ocio, orror, penedir, pertinaçia, rebellion, voluptad. Un breve apartado merecen algunas de estas palabras, porque nos pueden dar pistas sobre el impacto de las lecturas de Liñán. Primero, tanto «dirivando» (en su sentido de «derivar de una palabra») como «ervoso» se documentan una sola vez en el CORDE, en la versión castellana de la Eneida por Enrique de Villena, la cual figuraba probablemente en la biblioteca de Cetina263. Luego, «credulidad» (CORDE: c. 1430-1440) es documentada por primera vez en la Vision deleytable de Alfonso de la Torre, que también está inventoriada en Cetina. Por último, muchos de estos términos (conbatidor, estatuir, exugar, fertil, gabia, illustrado, orror, penedir, rebellion) figuran según el CORDE en la obra de Fernández de Heredia, que también estaba en la biblioteca de Liñán. Por supuesto, esto no constituye una prueba suficiente para establecer una filiación lingüística directa y afirmar así que nuestro traductor asimiló

257 Una glosa marginal, presente en ambos testimonios, señala que evergente es «bien fechores» en griego. Aunque sea un helenismo, vemos bien cómo el traductor retoma la palabra que le ofrece su fuente. 258 La palabra aparece en voladita sobre «dacii». 259 Según el DCECH, puede ser italianismo o catalanismo. En cualquier caso, es un calco del testimonio italiano. 260 Palabra ausente de CORDE, DiCCA-XV y DCECH. Es llamativo que Liñán no usara el más común navío. El influjo de la terminación italiana es claro, pues siempre traduce el italiano naue por naue y nauiglio por nauilio. 261 Puesto que no aparece en CORDE, DCECH o DiCCA-XV, estamos frente a un italianismo evidente. 262 Lapesa, 2014, p. 236. 263 Utrilla Utrilla, 1987, p. 186-187.

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palabras de estos textos. Sin embargo, nos sugiere que Liñán pudo haberse inspirado de sus manuscritos – y sobre todo la obra de Heredia – para realizar su traducción. Estas primeras indicaciones necesitarían, claro está, un estudio comparativo más elaborado. Por otro lado, la situación geográfica de Liñán y de nuestro testimonio se confirma con los numerosos dialectalismos presentes en el texto. Su objetivo es la traducción en castellano de Quinto Curcio, porque además coincide con la tendencia cortesana de la época. Recordemos que el castellano se expande más claramente hacia 1460 en las cortes aragonesas hasta convertirse en lengua de cultura y el proceso finaliza en 1500. En nuestro caso, las fechas señaladas (c. 1444-1468) corresponden a la etapa de castellanización de Aragón264. M. Materni ya señaló en su momento una serie de aragonesismos atribuidos a Liñán. Pero conviene matizar su aportación, puesto que se basa en el fragmento plutarqueo procedente de la versión aragonesa de Fernández de Heredia, que nuestro traductor usó para completar su códice. Ahora bien: Liñán sólo tuvo que copiar el fragmento por delante del otro texto, según se ha expuesto en la constitutio de nuestro manuscrito, de manera que resulta difícil saber si los aragonesismos mencionados son del traductor Fernández de Heredia o de su copista, Liñán. De todos modos, sus comentarios lingüísticos sirven para identificar algunos rasgos de nuestro testimonio, que podemos clasificar de la forma siguiente: grafémicos, fonéticos, gramaticales y léxicos265. Aunque nuestra lista no sea exaustiva, el objetivo es señalar los elementos más característicos de la lengua aragonesa del traductor. a) grafémicos

Destaca ante todo el uso – muy común en Aragón – de la h- antietimológica, sea en posición inicial o intermedia (haves, hombligo, hornado, pohetas, thoros), incluso combinada con otros fenómenos de contracción de un grupo preposicional (entonces el complemento suele ser nombre propio y empezar por la vocal a: had Alexandre, had Antipatro, had Apollonide, had Archiles, had Aminta PERO had andar, had aconortar). No debe confundirse con el uso de la h como reliquia de la d latina intervocálica, como desehe (desiderare), crehet (credere), o rihendo (ridere), que aparece ocasionalmente266. Más puntual todavía es la eliminatio de la h etimológica (onesto), error probable de Liñán. Algunas de las adiciones gráficas más corrientes son, por un lado, la -p- expletiva navarroaragonesa – quizás epétensis267 – entre fonemas nasales continuos, concre-

264 Enguita Utrilla y Arnal Purroy, 1995. El grupo de investigación responsable del DiCCA-XV ofrece en la actualidad los trabajos más profundizados sobre el castellano en Aragón. Por ejemplo, Raab, 2014, 2015a, 2015b. 265 Enguita Utrilla, 2000. Sirvan también M. Alvar, 1987-1998, 1999; Enguita Utrilla y Arnal Purroy, 1995; Materni, 2014, p. 257-258. 266 La conservación de la consonante sonora intervocálica es rasgo dialectal. En nuestro texto, la d intervocálica desaparece pero se conserva la h gráfica. 267 El valor gráfico o fonético de esta -p- sigue en debate, M. Alvar, 1999, p. 268.

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tamente -mn- o -nn- sin distinción (solempne, condampnado, columpna). Por otro lado, es muy común la duplicación consonántica en casos con f, s y l. La f inicial e intermedia suele ser doble (ffama, ffrio, soffrir, notifficar), así como la sibilante sorda /s/ con -ss- (ssiendo, pienssa, perssios, passassen) y el grafema -ll- con valor de -l- simple (/l/) en posición intermedia o final (colligationes, illirios, illustrado, intervallo, mill). Para terminar, nos encontramos con algunas vacilaciones más comunes en la época, como la c y la ç (acerca/açerca, macedonios/maçedonios, mancebas/mançebas, recebidas/reçebidas), que incluso alternan con sç (conocida/conosçida, pareciesse/ paresçiesse). Además, utiliza en varias voces la y con valor vocálico (inyzio, rayzes, veynte, yr, traydor, traycion, traydo PERO retraido). Cabe señalar las vacilaciones entre b y v en ciertos momentos (abn/avn, vergantines/bergantines) o la grafía -ny- (procedente de -ni- por imitación latina), típicamente aragonesa y que alterna escasamente con la doble n para expresar la palatal /ɲ/ (cinyesse, lenya, compañya). b) fonéticos

Hay varios fenómenos de eliminatio fonética. Tenemos un solo caso de la fuerte apócope de -e después del grupo consonántico -nt- (cient), que ya desaparece de Castilla en la segunda mitad del siglo xiii pero sigue vigente en Aragón. Las aféresis más comunes en Aragón no son constantes, pero sí frecuentes: así la e delante de grupos consonánticos que comienzan por /s/ (scrito, scrivi, sprito, sperança, stragar, specie, sperar, scuadra, Spitamenes PERO escrito, espirito, esperança, Espitamenes)268 o la d en el prefijo des- (escabelladas, espedaçar, esconsolado, espertar, espensas, escobrir, estroyr PERO descubren, destroydo). Finalmente, se encuentran síncopas puntuales que alternan con la forma completa (drecho/derecho, sprito/espirito, aspro/aspero). En contrapartida, se puede señalar como adiectio la y epentética en seyer (‘ser’). Uno de los cambios fonéticos más curiosos de nuestro texto es la apertura de la u en o detrás de g (egoalmente, goarda, goarnecida), por posible influjo latino y con mayor difusión en navarro269. A su vez, una abreviatura constante por letra sobrepuesta de Liñán no tiene resolución clara: se trata de qoales, que si bien debe leerse «quales», podría remitir al «quoales» usado en Navarra. Queda por destacar el ensordecimiento de la -d final, típico de la parte oriental de España (cantidat, humanidat, pobredat). c) gramaticales

Resulta más complicado identificar los rasgos gramaticales, puesto que pueden ser errores de tipo detractatio o fenómenos dialectales. Así pues, la ya señalada pérdida de la preposición de («una guerra forçada contra los macedonios no cessa [de] incitar», BNE, Mss/7565, fol. 72v; véase BNE, Mss/6564, fol. 103v) puede ser una

268 Muy particular resulta in stimables (BNE, Mss/7565, fol. 111v), cuya aféresis hace impronunciable sin vocal el grupo consonántico -nst-, por lo que añadimos en nuestra edición la -e-. Puede que este fenómeno no haya supuesto mayor problema para un lector como Liñán, que integraba el fonema al leer el texto. 269 Idem, 1987-1998, t. 1, p. 18-20.

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omisión corriente en el aragonés, aunque se dé sobre todo en grupos preposicionales que funcionan como circunstanciales de lugar. Por tanto, no entraremos en detalles de esta índole en nuestro estudio dialectal. Mencionamos, sin embargo, el rasgo más difundido en la traducción de Liñán: el uso ya señalado de la preposición ad en lugar de a delante de vocal abierta en complementos de persona, con ciertas excepciones (p. ej. ad algunos, ad andar). d) léxicos

Las palabras propiamente aragonesas no son numerosas. Entre los verbos destacan: adreçar (‘preparar, disponer’), assitiar, decebir (‘engañar’), proceyr (‘proceder’) y puyar («pasar a un nivel más elevado», DiCCA-XV). También encontramos la forma analógica tovido, así como el significado más geográfico de sitiado (‘situado’). Respecto a los sustantivos, tenemos todavía algunos numerales dialectales (dizisiete y trezeno ‘decimotercero’). Los términos aragoneses son bastante diversos: eslenegable (variante ortográfica aragonesa de eslenable: «que tiene poca consistencia o solidez», DiCCA-XV), faxo («porción atada de vegetales», DiCCA-XV), masclo (‘masculino’), pluvia (‘lluvia’), suco (‘jugo’), tacada (‘mancha’), trehudo (‘tributo’), vimbre (‘mimbre’). Además, es frecuente el pronombre demostrativo adverbial yde (‘allí’) en las glosas marginales. No podemos concluir este apartado lingüístico sin aludir a los catalanismos de nuestra obra. Por el contexto sociolingüístico prójimo entre Aragón y Cataluña, no es de extrañar que varios préstamos de esta región integren la traducción de Liñán270. Posiblemente influyan incluso en los significados de las palabras, como por ejemplo en çaragoçano (que se refiere a los «siracusini», BNE, Mss/6564, fol. 46r271), o en su ortografía, así antigamente (cat. antigament), betum (cat. betum) y trebajo (cat. treballs). Más generalmente, aparecen palabras variadas. Esta es una muestra de las más destacadas: albolote (‘tumulto’), assayar (cat. assajar ‘ensayar’), atarde (cat. a tard ‘raramente’), aunarse (cat. aunir ‘unir, confederar’), bestiares (cat. bestiar ‘ganado’), buffar (‘soplar’), carruage (occit. o cat. carruatge ‘carros’), combite (cat. convit), comite (cat. còmit ‘cómitre’) cadira (‘silla, asiento’), empremptada (cat. empremta ‘impresión, huella’), encante (cat. encant ‘subasta’), enfortecer (cat. enfortir), entenas (cat. antena), esguarde (cat. esguard: «manera de presentarse a la vista las personas y los objetos», DiCCA-XV), ffebrido (cat. febrir ‘bruñir’), gola (forma catalana de gula según el DGLC), lagotear (cat. llagotero ‘adulador’), launa (cat. llauna

270 García Mouton, 2007, p. 17. De hecho, el siglo xv es considerado como un periodo «máximo esplendor de la literatura catalana», Lapesa, 2014, p. 238. 271 En efecto, Siracusa se denominaba en catalán la «Zaragoza de Sicilia». En el BNE, Mss/8549, fol. 50v, hay una glosa marginal que completa la palabra syracusanos: «siracusanos de Siracusa que agora se llama Çaragoça de la ysla de Siçilia».

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‘lámina’), molle (cat. moll ‘dique, muelle’), naucher (cat. nauxer ‘armador, piloto’), perduas (cat. pèrdua ‘perder’), pervenir (‘llegar’) piensa (cat. pensa), rampagolles (cat. rampagolls ‘ganchos’), regraciar, seze (cat. setze ‘dieciseis’), soberga (cat. soberg ‘soberbia’), succeyr (‘suceder’), tierratremol (cat. terratrèmol ‘temblor de tierra’), trabucado (occit. o cat. trabucar ‘dar la vuelta, tropezar’), tramuntana (cat. tramontana: «punto cardinal del horizonte […] que queda a la izquierda de un observador que mire hacia el lugar por donde sale el Sol», DiCCA-XV), vaxillo (cat. vaixell ‘vaso de vino’). Algunos términos son traducciones literales de la fuente italiana: primero, «de cadira» traduce «da cadira» (BNE, Mss/6564, fol. 207v). Cadira es un catalanismo procedente de cathegram (‘silla, asiento’), a su vez del griego kathedra. Luego aparece con frecuencia «pervenir» («peruenire», BNE, Mss/6564, fol. 19v). Finalmente, «trabucado» traduce «trabuchato» (BNE, Mss/6564, fol. 234r). La fuente toscana contiene, pues, varios catalanismos que apuntan hacia la hipótesis ya señalada de un copista de la parte oriental de España. Para terminar, ofrecemos a continuación una miscelánea de rasgos lingüísticos que han destacado durante nuestro estudio y que, por su carácter más general u original, no entran en las categorías presentadas hasta entonces. Primero, sobresalen unas cuantas metátesis (vernan o vernia, malenconia, terna ‘tendrá’, crebantados, escrubieron, esturmentes ‘instrumentos’), aunque puedan ser errores de redacción, como seguramente lo es incidia (‘indicia’). Luego, encontramos casos de aféresis de la a (pascentar, monestara, turmentado). Suelen producirse por la presencia previa de la preposición a que incita al traductor a aglutinarla con la palabra siguiente (a pascentar, a monestar, etc.). Además, no se puede sistematizar el uso de una ortografía más culta o vulgar, porque depende de la fuente de Liñán. De ahí que encontremos occeano – cuya doble consonante es un barbarismo – y peccado – cuya doble c es un latinismo –, ambas presentes en el texto italiano. Esto no significa que nuestro traductor se guíe solamente por su fuente. Por ejemplo, al referirse al río Tigre, cambia el Tigre del italiano por Tigris, más cercano a la etimología griega (tigris). Muchas veces adopta la solución culta, como cuando traduce la palabra dispersi (BNE, Mss/6564, fol. 118v) y que no piensa en esparzido sino en espargido, la ortografía más latina (spargere), o cuando opta por la forma latina de «roer» (rodiendo, de rodere). Finalmente, nuestro texto contiene palabras que no provienen del italiano, del aragonés o del catalán. Por ejemplo, el texto toscano pone berilles y en voladita piedras (BNE, Mss/6564, fol. 223v), pero él traduce por vericles, un galicismo probable que viene de véricle: «pierre fausse faite avec du verre ou avec du cristal» (Littré). Más interesante todavía es la presencia de ciertos arabismos: trujamán, alcorques, alcrevite, aljuba, almohada y dargones272.

272 Se trata de una variante con aféresis de adarga, procedente del árabe hispánico addárqa, un escudo «de cuero, ovalado o de forma de corazón» (DLE). Gilkinson Mackenzie, 1984, p. 4, repertoria esta voz en el léxico de Heredia. A su vez, aljuba ya aparece bajo la forma aljaba en épocas anteriores. Tanto adarga como aljaba no son neologismos del siglo xv, pues ya pertenecen al léxico guerrero hispánico a partir del emirato de Córdoba, Lapesa, 2014, p. 117-138.

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4.3. Apuntes sobre la recepción de Quinto Curcio en el siglo xv Después de haber detallado la fortuna manuscrita de Quinto Curcio en el periodo que nos interesa, así como la manera que tuvo un traductor puntual – Alfonso de Liñán – de abordar la obra, es legítimo preguntarse cuáles fueron las razones de este éxito273. El traductor aragonés fue un aficionado de los clásicos y no fue el único en desear un ejemplar de la Historia de Alejandro. Quinto Curcio ofrecía una serie de informaciones que correspondían a las aspiraciones de sus lectores. Era percibido como una auctoritas alejandrina a pesar de las incertidumbres de su datación, su fragmentariedad y las numerosas imprecisiones del relato. Entonces, ¿Por qué querían la obra de Quinto Curcio? ¿Qué les enseñaba el autor latino? En definitiva, ¿cómo lo leían? Las numerosas referencias a Alejandro en la literatura de la época no constituyen una prueba suficiente del tipo de recepción que tuvo Quinto Curcio. En efecto, en muchos casos resulta complicada la identificación de fuentes alejandrinas, puesto que se pudo haber leído tanto a Plutarco como al Pseudo-Calístenes e incluso basarse en anécdotas transmitidas en florilegios. Como hemos visto, Alejandro es una figura omnipresente de la literatura medieval y la variedad de referencias nos impide generalmente identificar a Curcio como la fuente de un autor determinado. La transmisión manuscrita y el éxito de la traducción toscana de Decembrio en España demuestran por supuesto un interés claro del lectorado. De ahí la necesidad de detenerse más detalladamente en el contenido de los códices conservados y, sobre todo, en los apuntes que realizaban sus lectores. En suma, parte del impacto de la recepción de un autor se transparenta en las anotaciones marginales de los manuscritos que han llegado hasta nosotros. Un pasaje marcado por un comentario nos informa acerca de los elementos más llamativos del texto. Por consiguiente, las glosas y otras anotaciones constituyen una de las pistas predilectas para reflexionar acerca del legado de un autor en un contexto específico. Hemos visto que la rama castellana del siglo xv se ha conservado en seis testimonios: ms. RB, II/1290, BNE, Mss/7565, BNE, Mss/8549, BNE, Mss/9220, BNE, Mss/10140 y Biblioteca-museu Víctor Balaguer, MS 3274. Todos los textos del corpus son traducciones literales cuyas escasas variaciones son insuficientes para colectar informaciones sobre los hábitos de lectura de sus traductores. Sin embargo, cada uno de ellos posee una serie de anotaciones marginales interesantes. Ante todo, es preciso establecer algunos datos estadísticos. La producción marginal en la rama castellana

273 De manera independiente, Pascual-Argente y Rodríguez Porto, 2018, p. 207, también han comentado brevemente las glosas marginales de la tradición hispánica y han llegado a conclusiones semejantes. 274 Nos ceñimos a criterios idiomáticos y temporales para la delimitación de nuestro corpus. Por ende, hemos descartado los incunables (como el BNE, Inc/2014) y las versiones del siglo siguiente (BNE, R/459), así como la traducción catalana de Lluis de Fenollet (BNE, Inc/1247) – que no contiene glosas marginales – y la portuguesa (Lisboa, Biblioteca do Palácio da Ajuda, 52-XIII-24). A su vez, no hay datos sobre el MS 3 de la Biblioteca-museu Víctor Balaguer en Philobiblon ni en el catálogo de la biblioteca Balaguer, más allá de Moll, 1993, p. 281.

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varía notablemente en función de los testimonios. Si excluimos los reclamos, los olvidos textuales añadidos posteriormente y las notas esporádicas de mano ajena275, las glosas se reparten de la forma siguiente: el BNE, Mss/1290 (fols 1r-178r) posee 338 notas; el BNE, Mss/7565 (fols 16r-170v), 133; el BNE, Mss/8459 (fols 1r-352r), 404; el BNE, Mss/9220 (fols 8v-235r), 323; y finalmente el BNE, Mss/10140 (fols 15r-281v), 308 notas. La comparación de este material deja clara una primera conclusión: la traducción literal se llevó a cabo no solamente sobre el texto, sino también sobre sus glosas. En la mayoría de los casos, nos hallamos con notas idénticas – amén de errores de lectura o comprensión – y, cuando no lo son, designan el mismo fragmento. Por ejemplo, encontramos en todo el corpus la indicación «Matrimonio de Alexandre con Rosanne» que encabeza el episodio correspondiente, aunque en el caso del BNE, Mss/7565 solamente se mencione el nombre del esposo («matrimonio de Alexandre»). Lo mismo sucede con la nota «Discripçion dela çibdad de Bavilonia llamada agora Beldad», cuya actualización onomástica desaparece en la versión de Liñán («descripcion de Babilonia276»). A pesar de algunas dudas puntuales, la identifación de glosas compartidas por al menos dos testimonios y que legitiman un arquetipo común – es decir que no son originales del traductor – nos permiten establecer los datos siguientes: el BNE, Mss/1290 comparte 291 notas (sobre 338) con al menos otro testimonio277. En cuanto al BNE, Mss/7565, son 55/133. Para los demás, las cifras son aún más significativas: 368/404 para el BNE, Mss/8549, 307/323 en el caso del BNE, Mss/9220 y, finalmente, la totalidad (308/308) para el BNE, Mss/10140278. Estos tres últimos son los que más similitudes poseen y lo más seguro es que procedan de una rama común279. Respecto a estos rasgos comunes, recordemos las conclusiones formuladas a raíz del breve cotejo de de algunos fragmentos castellanos de Quinto Curcio: hemos subrayado las semejanzas entre varios testimonios, reunidos bajo un grupo que hemos denominado 275 Tampoco contamos las glosas gráficas, es decir los dedos dibujados que apuntan hacia un fragmento textual determinado, así como el texto subrayado. Este «sistema de llamada» del margen hacia el texto es escaso y poco significativo en nuestro corpus. Ver Rodríguez Velasco, 2010, p. 254. 276 Claro está que estos variaciones en las anotaciones pudieron ser voluntarias, pero no podemos excluir que una glosa independiente coincida por casualidad con la tradición. En efecto, cuando Liñán anota «carta de Dario» y luego «carta de Alejandro» para señalar el intercambio epistolar entre ambos caudillos, la primera glosa no aparece en su fuente (BNE, Mss/6564), pero sí la segunda. A su vez, los demás testimonios ponen «letras de Dario a Alixandre» y «respuesta de Alixandre». Por consiguiente, al ver que se subraya la carta del macedonio en margen, Liñán opta por completar el episodio con la adición de un renvío al mensaje del rey persa. Pero en ningún momento le influye la tradición de aquellas glosas comunes: titula el episodio según la lógica del resto de los comentarios. 277 La consulta de la mayoría de estos manuscritos ha sido digital (mediante la plataforma internet de la Biblioteca Nacional de España). En el caso del ms. RB, 1290, la lectura resultó particularmente complicada, pues el pliego del códice y la escritura (una gótica cursiva precortesana) nos obligaron a una suerte de divinatio puntual. 278 Técnicamente, existen dos notas que no tienen correspondencia en otros testimonios, pero son duplicaciones («confision de Filota» y «la ymagen de Ercules»). Su ubicación incluso no remite en el texto al objeto de la nota, de modo que no entran en el recuento. 279 Moll, 1993, p. 128.

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α, del cual se distingue la traducción de Liñán por dos motivos: ausencia de una división en subcapítulos y mayor proximidad a las versiones italianas (no usa ditologías y mantiene generalmente el orden sintáctico). Así pues, el cruce de las glosas de nuestro corpus corrobora los agrupamientos establecidos. Los traductores copiaron la mayoría de las anotaciones marginales junto al texto, siguiendo rigurosamente la idea de traducción ad verbum. Esta tradición de glosas debe pues ser percibida como constituyente del texto que se ha transmitido. Basándonos en el BNE, Mss/8549 (pues comparte muchas anotaciones con los demás y es a su vez el más nutrido), destacamos principalmente dos clases de glosas: aclaratorias y orientativas280. Por un lado, se hallan numerosas aclaraciones bajo la forma de definiciones, actualizaciones y paralelos con otros autores. En efecto, aparecen los equivalentes contemporáneos de ciertas unidades de medida («[define “estadio”] son de las nuestras honse leguas τ media», «dineros son como doblas entre nosotros», «talento vnos disen que es quintal otros arona otros marco»), así como definiciones que pueden ser más o menos actualizadoras («caduceatores son commo haurautes o tronpetas», «Neptuno llamauan al dios de la mar», «naue de çinco rremos es galea de çinco ordenes», «siracusanos de Siracusa que agora se llama Çaragoça de la ysla de Sçiçilia», «Histro es agora llamado Danubio», «euergentios en griego quiere desir bien fechores», «sarisa es lanca griega», «rrinocerontes se llaman los unicornios», «Hispanna que se llamaua Hybera del rryo Hibero que agora desimos Ebro»). Por lo general la glosa aclaratoria es breve y establece la equivalencia entre el término desconocido y su contrapartida moderna. Pero incluso pueden ir acompañadas de comentarios etimológicos («el çumo de la yedra negra enbeuda asy commo vino τ por esto se coronauan antigamente de yedra que Baco en latyn quiere desir vino», «la mar vermeja τ porque es asy llamada del rrey Erithero que es vermejo en nuestra lengua») y, finalmente, destacar un elemento concreto y original de la descripción («nota que el elefante tiene rrodillas»). Más aún, las explicaciones mediante un paralelo con otra figura clásica (sea un autor o un héroe) le dan relieve a la biografía de Quinto Curcio. Se establecen comparaciones con actos similares o se ofrecen complementos («aquesto dise por que Herçiles fiso lo semejante de Hector», «lo semejante fiso Caton en Libia», «estas platas fueron traydas a rroma al templo de Cayo Calicula emperador τ eran todas cubiertas de perlas de presçio», «aquestas eran las senales adonde Baco auiase ydo vençiendo las partes de oriente»), pero sobre todo hacen dialogar el texto con otras auctoritates («contra la opinion de Latançio que desia aqueste sacrifiçio faserse de los rromanos», «nota contra la opinion de Plutarco», «lo semejante se lee en la vita de Marco Bruto τ Tito Libio asy mesmo dise otro tal delos seguntinos que es monviedro por temor de Anibal», «lo semejante pone Tulio en los libros de la

280 Rodríguez Velasco, 2001. Aludimos justamente a dos de ellas: la primera (declaraciones) reúne las «notas aclaratorias, normalmente de índole léxica o conceptual». La segunda (ordinatio) es el conjunto de notas que «contribuyen a la orientación a lo largo del texto y que, generalmente, indican el asunto que se trata en esa parte del texto, sin que añadan nada nuevo a lo que dice el texto tutor, pero en cambio lo estructuran y secuencian», ibidem, p. 123-124.

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diuinaçion»). Incluso se hallan paralelos contemporáneos («la cueua commo la grota de Napol», «lo senblante fisso san torio en españa con el poluo281»). El hecho de ofrecer al lector un anclaje referencial clásico y moderno acredita el contenido de la obra de Quinto Curcio. Por otro lado, encontramos a lo largo del texto glosas orientativas que ubican al lector en la biografía de Alejandro. Primero, se señalan las menciones y descripciones más geográficas sobre provincias («Sydonia çibdad», «Gasa çibdad», «Arabia prouincia τ la su discripçion»), ríos o mares («rio Oron», «Nilo rrio», «tigris rrio», «la mar caspia o yrcania»), así como fenómenos naturales («eclysy de la luna», «viento affrico»). Luego, se acentúan los episodios más famosos de la vida del macedonio («Alixandre llamado fijo de la boca de Hamon», «lee la honorable entrada de Alixandre en Bauilonia», «la muerte de Parmenion yllustre capitan»). Se subrayan pues las hazañas del conquistador, sus heridas, las ciudades que funda, pero también sus cambios de costumbres, sus virtudes, sus vicios y sobre todo los discursos elocuentes que jalonan el texto. De hecho, la elocuencia es la característica principal mencionada en el título que abre la versión castellana: Quinto Curcio es presentado como un «ystorial muy eloquente» (BNE, Mss/8549, fol. 1r). Así pues, destacan las arengas de los caudillos – Alejandro y Darío – a sus soldados, los juicios de Filotas y Calístenes con sus consiguientes defensas y acusaciones, las razones invocadas por el conquistador macedonio para que sus hombres prosigan la expedición y, más generalmente, cualquier buen discurso («cruel mandamiento», «lee buen consejo de Parmenion», «magnanimas palabras de Alixandre», «oraçion de Alixandre a sus gentes», «la defension de Filota»). Se insiste en estos episodios porque representan el núcleo de la Historia de Alejandro tal como la presenta Quinto Curcio: suelen corresponder con las escenas dramáticas y las batallas discursivas de los protagonistas. En este sentido, las glosas no aparecen solamente como un adorno282. En efecto, estas glosas orientativas jerarquizan el texto y potencian la independencia de estos episodios, convirtiéndolos así en «historias», «enxienplos» o «casos». Así se resume el ascenso al trono – sin embargo muy anecdótico – del pobre Abdolomio («lee estoria de vno muy pobre avnque virtuoso fecho rrey llamado Abolonio»), el asesinato de Clito el Negro («ystoria de la muerte de Clito»), la generosidad de Alejandro al dejarle su silla a un soldado exausto («mira que noble enxienplo de vmanidad»), y para terminar cualquier digresión notable («noble caso», «mira que plasiente caso», «mira que orible caso», «nota vn cruel acto de vna muger»). Esta finalidad transparenta en las glosas que destacan una enseñanza, como la frase «veras quanto vale la fama en guerra» respecto a las dudas de Alejandro de dejar el cerco difícil de Tiro o la ironía del destino funeste de Persépolis («nota vna noble 281 El episodio – cuando los macedonios vencen a unos enemigos emboscados con un incendio – es comparado a la anécdota de un santo y su polvo. La única aproximación posible es con santo Toribio quien, al dejar Astorga, se limpia las sandalias para quitarse el polvo de la ciudad, ya que no quiere llevarse nada de allí. El paralelo contextual es pues oscuro. Se conservan dos testimonios – ambos del siglo xv – que relatan la vida del santo: M (BNE, Mss/780) y E (Ms. RB, K-II-12), Alvar y Lucía Megías, 2002, p. 1022-1024. 282 Rodríguez Velasco, 2010, p. 268.

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çibdad quemada por vna palabra de Thays mundana»). Por consiguiente, el núcleo del mensaje ya no es solamente el texto, sino la combinación de este con las glosas que lo delimitan283. Para terminar, si destacamos las diferencias relativas a cada uno de los testimonios examinados, debemos tener en cuenta, por un lado, las posibles glosas independientes y, por otro, las omisiones. Primero, frente al grupo de notas marginales comunes se halla una serie de elementos supuestamente originales (aunque por la pérdida de parte de la tradición no podamos afirmar con certeza que son glosas nuevas). Estas siguen la misma línea temática que las demás, según demuestra por ejemplo el BNE, Mss/8549: precisiones contextuales («mira que Agenor fue de los primeros inventores de la gramatica»), presentación de un personaje («lee la exçelençia τ fortalesa τ virtud del rrey Agis»), énfasis de algunas descripciones («oro en los rryos de India») y, por último, una aislada modernización del título de satrapa («beso duque284»). Así pues, la anotación en margen no sufre grandes reorientaciones. En otras palabras, no hay adiciones importantes que otorguen un nuevo valor a la obra de Quinto Curcio. En cuanto a las omisiones, nos informan de los elementos desechados por los traductores y copistas. En el caso del BNE, Mss/7565 de Liñán – el que mayor discrepancia ofrece respecto al resto del corpus –, se silencian casi todas las glosas relativas a la geografía. Al traductor aragonés le interesa más bien la perspectiva moral y discursiva de Quinto Curcio285. Además es el único que comenta la obra después de la muerte de Alejandro. Los otros dejan de ser anotados a partir de ese momento. También es significativa, en el BNE Mss/1290, la ausencia de glosa relativa a la audacia de Alejandro en Sudraca. Su salto temerario del otro lado de la muralla enemiga, solo frente a todos, no merece comentario particular. En definitiva, el estudio de las anotaciones marginales deja entrever una serie de conclusiones que remiten al comentario general del BNE, Mss/7565. La primera de ellas es relativa a la transmisión de testimonios. Como hemos visto, la traducción de Liñán y su fuente se distinguen del resto de la rama castellana de Quinto Curcio por una serie de diferencias paratextuales y varios errores separativos. Esto nos ha llevado a considerar el resto de la tradición como un grupo denominado α frente a la versión de Liñán. Dicha distinción no es ajena a la fortuna de la traducción de Decembrio en España. Recordemos que existen dos etapas en la difusión de la versión italiana: la primera dedicada al duque de Milán, Filipo María Visconti, y la segunda para Nuño de Guzmán, con cambios paratextuales notables, como la división en capítulos más

283 Tal fenómeno ocasiona una nueva dispositio del códice, según refiere Rodríguez Velasco, 2001, p. 120. De hecho, el efecto (re)ordenativo de la glosa se aprecia en el testimonio italiano BNE, Mss/8835, fol. 139r: el apunte «honesto parlare del Re nouo», marginal en nuestro corpus, se transforma aquí en subtítulo y la tinta cambia (en rojo, como los demás títulos de capítulos). El fenómeno es recurrente en este códice y demuestra, a nuestro entender, el replanteamiento del texto por el traductor/copista. 284 Para el resto del corpus, destacamos una nota en el BNE, Mss/9220 sobre el origen del azafrán y una presencia más elevada de glosas aclaratorias en el BNE, Mss/1290. 285 Se han podido identificar sus glosas originales al conocer la fuente de traducción. En efecto, el BNE, Mss/7565 tiene 133 notas, el BNE, Mss/6564 posee 105 y ambas corresponden en 87 casos. Los añadidos del traductor se refieren casi exclusivamente a discursos, respuestas notables o virtudes.

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pequeños y glosas suplementarias286. Respecto al corpus, vemos cómo el porcentaje de glosas correspondientes entre el BNE, Mss/7565 y los demás es más bajo y va en el sentido de la oposición señalada anteriormente entre la rama α y la versión de Liñán. Así pues, el cotejo de estas glosas supone un argumento suplementario a favor del caso particular que supone el BNE, Mss/7565. La segunda conclusión va en la dirección de una ejemplarización de la figura alejandrina. Quinto Curcio era visto ante todo como un «historial eloquente». Su obra no destaca por su vertiente militar y se centra más bien en la caracterización del protagonista. La construcción del relato está sometida a fuertes juegos paralelísticos que desvelan los contrastes entre el rey libertador y el monarca orientalizado, víctima de su desmesura. Como hemos visto, esa «voluntad dramática de concentración» optimiza la autonomía de los distintos episodios de la anábasis del macedonio287. A su vez, las glosas de la rama castellana acentúan la importancia de los enfrentamientos discursivos, así como la ejemplaridad de algunos «casos». En esta línea, las anotaciones contribuyen a la mayor autonomía de las hazañas de Alejandro en la obra. Por consiguiente, la Historia de Alejandro de Quinto Curcio, con su protagonista polarizado, no renueva el modelo alejandrino desarrollado a lo largo de la Edad Media. En contrapartida, ofrece un relato integral – cuando se le adjunta el fragmento plutarqueo de Heredia o Veronese – que se beneficia de una estructura y de una tradición manuscrita en las cuales se acentúa la autonomía de sus episodios. De esta forma, el lectorado podía consultar a Quinto Curcio, por una parte, para leer la historia general de Alejandro y, por otra parte, para recoger nuevos materiales ejemplares. En sí, no estamos frente a un tratamiento innovador de los materiales historiográficos. Diego Rodríguez de Almela redacta su Valerio de las estorias escolásticas de España a partir de una concepción de la historia como un conjunto de materiales útiles para propósitos ejemplarizantes y moralizadores288. En nuestro caso, sirva de ejemplo final el Mar de Historias de Fernán Pérez de Guzmán, basado en el Mare historiarum de Giovanni Colonna, quien a su vez se sirve de Quinto Curcio en ciertos momentos289. El escritor alude, en su capítulo VI, al episodio de Abdolomio290. El «caso» del pobre hecho rey es recordado, precisamente, en margen del BNE, Mss/7565, 33r. Es uno de los varios episodios con cierta autonomía que aparecen en el relato de Curcio y contribuyen a dignificar la liberalidad de Alejandro.

286 287 288 289 290

Pascual-Argente y Rodríguez Porto, 2018, p. 193. Palacios Mahecha, 2009, p. 259. Gómez Redondo, 2012, p. 2162. Gaullier-Bougassas, 2018b, p. 13. ed. Rodríguez Arzúa, 1944, p. 31-32.

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5. Conclusiones

Acerca de la historia, nos decía Cicerón291: «Historia vero testis temporum, lux veritatis, vita memoriae, magistra vitae, nuntia vetustatis…». Se podría añadir el efecto medicinal de Quinto Curcio para Alfonso V el Magnánimo, mencionado a principios de nuestro estudio. La obra del escritor latino, apreciado por el rey húngaro Matías Corvino o Carlos el Temerario, también había sido usada alguna vez para pagar ciertos honorarios medicales292. En cuanto al papel del autor latino en la España medieval, sirva de ejemplo lo que afirma Pacheco en el Diálogo de la lengua de Juan de Valdés: PACHECO. Pues yo me maravillo mucho de vos que digáis que de los libros romançados os contentan solamente essos dos [el Boecio de consolatión y el Enquiridión de Erasmo], haviendo tanta muchedumbre dellos muy buenos, como son, devotos: las Epístolas y evangelios del año, los Cartujanos, las Epístolas de Santa Catalina de Sena, San Juan Clímaco, las Vidas de los Padres que compuso San Gerónimo, y otros muy muchos y muy buenos; y profanos, como Tito Livio, César, Valerio Máximo, Quinto Curcio y otros desta calidad293. Pacheco lo incluye entonces en una enumeración de autoridades romanceadas, lo que deja entrever el impacto que tuvo el escritor latino en menos de un siglo. Este éxito de la Historia de Alejandro Magno se debe, claro está, a varios criterios. En su tesis doctoral, Á. Moll sugiere por ejemplo que resultan de su conexión con la Comparación entre César y Alejandro de Pier Candido Decembrio: Decembrio, al incluir la Comparación, aquilata el interés que de por sí despierta la obra de Quinto Curcio. En su obrita introduce a Alejandro Magno, mediante la relación con Julio César, en un contexto más amplio y mejor conocido por el lector del cuatrocientos, tanto italiano como ibérico. Al presentar la figura del rey macedonio desde la perspectiva de un nivel más elevado de virtud, el encarnado por César, está desplazando la carga de ejemplaridad que la Edad Media ha depositado sobre Alejandro, para poner en circulación la mezcla de admiración y condena moral propia de los escritores del bajo imperio. Con ello refuerza indirectamente la posición del mismo Quinto Curcio294.

291 Cicerón, De oratore, II, 36. 292 Dosson, 1883, p. 378. 293 ed. Laplana, 2010, p. 254-255. 294 Moll, 1993, p. 154.

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Si nos fiamos a su conclusión, el escritor latino le debe gran parte de su fama a la obra del humanista italiano. Efectivamente, el parangón de Alejandro con César era atractivo para el lector de la época, más familiarizado con los grandes caudillos de la Antigüedad. Sin embargo, no fue un fenómeno aislado. Sin ir más lejos, el romanceamiento del duodécimo Diálogo de los muertos de Luciano, la llamada Comparación de Aníbal, Alejandro y Escipión, ofrecía el mismo mecanismo comparativo. Todavía se puede ampliar el enfoque e incluir todos los textos que presentaban alguna equiparación con una figura de la Antigüedad. Las razones del éxito de nuestro autor latino son múltiples y van más allá de un parangón atractivo con César. Quinto Curcio es introducido directamente en la península ibérica a través de la traducción italiana realizada por Pier Candido Decembrio, la cual supone el punto de partida de numerosas versiones castellanas. Facilitado el acceso al autor latino gracias a unas traducciones en cadena, los lectores pueden (re)descubrir las hazañas de Alejandro Magno a través de esta nueva autoridad. Así pues, la causa directa del éxito hispánico de Quinto Curcio se debe, por una parte, a su divulgación en lengua vernácula gracias a Decembrio y, por otra, porque proporciona más informaciones sobre Alejandro Magno y la época ilustre de la Antigüedad. Ambas razones se vinculan con la llegada del humanismo a España, un fenómeno ambivalente que la crítica actual todavía analiza desde polos muy diferentes. Con una postura primero reacia o favorable a un humanismo castellano en el siglo xv, el debate generó muy pronto una multiplicidad de denominaciones – a veces oscuras – que enredaron las opiniones en una suerte de maniqueísmo entre la Edad Media y el Renacimiento, así como una jerarquía de distintos humanismos. En lo que nos concierne, hemos destacado el papel determinante de las traducciones como vía de acceso a los clásicos y su recuperación, afiliándonos al concepto de «humanismo vernáculo295». A partir de una élite nobiliaria encarnada por el Marqués de Santillana, Juan de Mena, Enrique de Villena, Francisco Imperial y Alfonso de Palencia, entre otros, muchos coleccionaron los textos clásicos en sus propias bibliotecas. Más aun, se nutrieron – cuando no sabían bien las lenguas clásicas – de traducciones que ellos mismos patrocinaron y que se realizaban generalmente a partir de versiones intermedias (italianas, francesas, etc.). Esta revolución intelectual, iniciada desde arriba, se fue difundiendo a capas más humildes296. Aun así, esta progresividad fue lo que menos destacó en el debate de la crítica acerca del humanismo. En la carrera por encontrar la terminología más adecuada y solventar el conflicto, muchos olvidaron en sus posiciones firmes que un cambio de paradigma no es instantáneo297. En esta línea, el caso de Alfonso de Liñán demuestra cómo la ampliación de los ideales filohumanistas permitió que nobles de pueblos más pequeños accedieran a estos nuevos conocimientos. Se hacían entonces con las versiones que circulaban en la península ibérica para conseguir sus propias copias o traducciones. En este sentido,

295 Lawrance, 1986. 296 Kohut, 1982, p. 645. 297 Kuhn, 2014.

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las traducciones intermedias no eran solamente una malla de las versiones «en cadenas», sino también un nuevo punto de partida. La nobleza apreciaba particularmente estos materiales porque alimentaban modelos dignos de emulación e incluso de superación. Para lograr sus objetivos, debían definirse dentro de unos discursos movedizos, en los cuales la identidad estamental oscilaba entre la virtus como paradigma (en una línea bartolista) y el prestigio del linaje. Las Letras eran entonces una de las nuevas armas para influir en la realidad. Las biografías, en especial, se construyeron con una función determinante de legimitación y promoción del biografiado. A través de mecanismos comparativos – de igualdad y luego de superioridad –, se revalorizó al protagonista para reescribir la historia de su linaje o sus virtudes. Pero Niño, por ejemplo, compartió con Alfonso X y Alfonso XI el hecho de ser presentado como un parangón de Alejandro Magno. Más aun, Gutierre Díaz de Games fue manipulando el panteón de héroes antiguos, venerado por la nobleza, para que el conde de Buelna superara a su propio modelo y se estableciera así en figura suprema de la caballería. Tanto las biografías individuales como las colectivas tenían una doble perspectiva testimonial y performativa, una «causa final» orientada hacia la riqueza y la fama. La especularidad construida en torno a los héroes clásicos y la nobleza de la Baja Edad Media se revitalizó con la recuperación de los autores de la Antigüedad y Quinto Curcio contribuyó a esta tendencia respecto a la figura de Alejandro Magno. El macedonio no era solamente comparado con César, Aníbal o Escipión; entraba dentro de juegos especulares al servicio de discursos legitimadores y promocionales que afectaban directamente a los protagonistas del siglo xv. Alejandro era entonces una solución ideal para estos enjeux políticos y sociales. Ya era conocido en la literatura castellana desde el siglo xiii, con una tradición occidental (Libro de Alexandre, General estoria) u oriental (Poridat de las poridades, Libro de los buenos proverbios, Bocados de oro, etc.). Estas obras circularon durante toda la Baja Edad Media y permitieron alimentar la fama del conquistador, hasta asentarlo duraderamente en el imaginario nobiliario. Mencionar a Alejandro en estos textos permitía aludir a una virtud o a un vicio determinados, demostrando así su ejemplaridad en esa época. Prueba de ello es su presencia en florilegios cada vez más numerosos. Ahora bien, las comparaciones establecidas con las personalidades de la época convirtieron este paradigma absoluto en un punto de inflexión. Como comparante, este modelo de emulación se transformó en modelo de superación. Ya no se trataba de ser un «nuevo Alejandro», sino «mejor que Alejandro». La Historia de Alejandro de Quinto Curcio se insertó, pues, perfectamente en esta doble valoración y alimentó la visión crítica sobre el conquistador. Para nuestros lectores medievales, Quinto Curcio fue claramente una fuente documental digna de interés. Colectaban los nombres de lugares, ríos o capitanes, enriquecían su vocabulario e incluso lo comparaban con otras obras, creando así un tejido intertextual que acreditaba a Quinto Curcio entre las autoridades e invitaba a los lectores de la época a interesarse por él. El autor, calificado de «historiador elocuente», tuvo que interpelar por sus discursos y episodios ejemplares, pues aparecieron muy pronto florilegios (el ejemplo más claro es el de los Dichos de Quinto Curcio), que demostraban el mérito que poseía el autor en el ámbito de la literatura sapiencial.

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Al fin y al cabo, Curcio enaltecía a Alejandro pero no callaba las críticas acerca de su embriaguez y soberbia, culminando así una larga tradición hispánica que valoraba al conquistador como un ejemplo positivo y negativo. Este aspecto crucial transparenta en las anotaciones marginales de la rama castellana de la Historia de Alejandro. Las glosas son ante todo orientativas y remiten a los grandes episodios de la anábasis del macedonio, haciendo hincapié en particular sobre «casos» y «ejemplos» de vicios y virtudes. La obra de Quinto Curcio se caracterizaba por la cantidad de discursos elocuentes que la jalonaban, de manera que se subrayó la elocuencia del protagonista y de sus interlocutores. Copiadas junto al texto, estas anotaciones constituían una guía de lectura que acentuaba sus facetas más retóricas y morales. Así pues, la visión matizada de Quinto Curcio sobre su personaje no renovó el modelo: satisfacía los anhelos de los lectores de la época, que buscaban ante todo materiales ejemplares y más fuentes de información. El romanceamiento de Quinto Curcio implicó dos consecuencias suplementarias. Por un lado, permitió que Alejandro volviera a la escena como protagonista único de una obra, lo que no sucedía desde el Libro de Alexandre. En efecto, tuvo un papel fundamental en la General estoria, pero seguía siendo uno más entre los grandes reyes de la Historia. En cuanto a la literatura sapiencial de origen oriental, aparecía junto a Aristóteles y a otros eruditos, principalmente como receptor del saber. Su función fue determinante en estas obras, aunque para nada exclusiva. Lo mismo sucedía en la poesía cancioneril, donde se evocaba a Alejandro junto a otros héroes de la Antigüedad. Incluso en textos clásicos, como la Comparación de Aníbal, Alejandro y Escipión, se confrontaba a otros caudillos. Gutierre Díaz de Games fue el único en el siglo xv que se sirvió del macedonio como figura programática. Así pues, si primero los lectores interesados en un relato exclusivamente centrado sobre Alejandro debían acudir a la Alexandreis, al Libro de Alexandre o a cualquier obra escolar que lo estudiara, en el siglo xv se hallaba la nueva alternativa de leer la Historia de Alejandro de Quinto Curcio. Por otro lado, esta traducción influyó en la divulgación del modelo alejandrino, dirigido a un nuevo lectorado. A partir de la Glosa de Juan García de Castrojeriz, se abrió progresivamente a otras capas nobiliarias. Si, en principio, el conquistador había sido parangonado con Fernando III, Alfonso X o Alfonso XI, el mecanismo comparativo se enriqueció gracias a un proceso divulgativo vinculado con el auge de los discursos nobiliarios. El espacio textual en el cual se movía Alejandro ya no era solamente regio. El lectorado era más variado, de forma que Alejandro ya no actuaba sólo como un modelo para los reyes: constituía, de manera general, un modelo para la nobleza. La trayectoria no se detuvo ahí y el proceso de divulgación lo llevaría incluso, años más tarde, a la escena con Lope de Vega o a ser el personaje antiguo más citado en el Quijote298. El éxito de Quinto Curcio debe entenderse como la culminación de estos ejes, en los cuales se inserta la traducción del noble aragonés conservada en el BNE Mss/7565. Liñán intentó constituir un códice alejandrino a partir de materiales 298 Tropé, 2019; Barnés Vázquez, 2011; Rabaey, 2018.

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heterogéneos. Inspirándose de la tendencia del momento, completó las lagunas iniciales con Plutarco. Para lograrlo, se sirvió de la versión de Juan Fernández de Heredia porque poseía solamente un ejemplar bipartito, el BNE Mss/6564. Sin embargo, su labor de composición se limitó a este esfuerzo y no suprimió, por ejemplo, la Comparación de César y Alejandro o la carta-dedicatoria del éxplicit. Puede que no supiera el latín y asumiera que el fragmento latino era parte integrante de la obra de Curcio. De todos modos, su traducción demuestra ciertas limitaciones en el manejo del entramado textual y nos lleva a pensar que, efectivamente, no buscó muy lejos el fragmento plutarqueo para subsanar el inicio lacunario de la obra. Por otro lado, esta «poligénesis» y los orígenes del traductor influyeron en la lengua del texto, marcada por el aragonés, el catalán y el italiano, para dotar al BNE Mss/7565 de un color lingüístico peculiar que lo desmarca del resto de la rama castellana. A su vez, la comparación del texto con su fuente ha demostrado una gran fidelidad en la traducción (ad verbum), especialmente en la transmisión de errores onomásticos ya presentes en la versión italiana. A modo de conclusión, volvamos a nuestro objetivo inicial – y un poco ingenuo – de restituirle cierto mérito a estas figuras de segunda categoría de la literatura española. Decía M. Morrás acerca de la edición de una traducción medieval que solamente sería provechosa en caso, evidentemente, de acercarnos a las circunstancias lingüísticas, literarias y culturales que rodeaban al traductor299. A la luz de estas reflexiones expuestas en nuestro estudio, ofrecemos a continuación la edición de una traducción que quizás no se haya recordado por su calidad literaria, ni haya revolucionado el tratamiento de la figura alejandrina en la Edad Media. De hecho, con vistas a cierto sector de la crítica, Alfonso de Liñán no podría ser considerado como un humanista strictu sensu. Ahora bien, hemos demostrado que nuestro hombre sí entra en el panorama esbozado por Jeremy Lawrance y su «humanismo vernáculo»: era un traductor, se interesaba por la Antigüedad y poseía su propia biblioteca. Por consiguiente, con su traducción, Alfonso de Liñán es un buen representante: 1) del engranaje complejo de la transición del pensamiento medieval al renacentista; 2) de las aspiraciones de una capa más baja de la nobleza en respuesta al nuevo aire humanista y 3) del proceso de castellanización de la Corona de Aragón en la península ibérica. No puede ser anecdótico que, desde el punto de vista lingüístico, un aragonés traduzca al castellano una obra latina a partir del italiano. Tampoco puede serlo que Alejandro sea el elegido en una Baja Edad Media más alejandrina de lo que se suele suponer. Más aun, es particularmente notable ver cómo un noble como Alfonso de Liñán poseía tantas obras clásicas en su biblioteca reducida y que estas influyeron directamente en su linaje. No olvidemos que este hombre, entusiasmado por sus lecturas edificantes, decidió cruzar el mundo de la Antigüedad con su propia descendencia, al nombrar a uno de sus hijos Cipio.

299 Morrás, 2002b, p. 236.

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6. Criterios de edición

La presente edición se basa en el BNE, Mss/7565: la Historia de Alejandro de Quinto Curcio, traducida al castellano por Alfonso de Liñán gracias a la versión intermedia italiana de Pier Candido Decembrio. Se han descartado los dos primeros textos porque no entran en los criterios que nos interesan en nuestra reflexión: por un lado, el fragmento de las Vidas paralelas de Plutarco no es una traducción directa (horizontal o vertical). Se trata de una copia de la traducción aragonesa de Juan Fernández de Heredia. Por otro lado, la Comparación de Alejandro y César es una creación original de Decembrio y, si bien remite a la figura de Alejandro, no sigue strictu sensu la recuperación clásica en su sentido primordial: conseguir textos de la Antigüedad. Así pues, editamos el único texto del manuscrito que respeta ambas pautas, porque es una de las primeras apariciones directas en lengua vernácula de la obra de Quinto Curcio en la península ibérica. El autor latino ya no se diluye en las reescrituras de la Alexandreis de Gautier de Châtillon y luego en el Libro de Alexandre, sino que, a través de traducciones ad verbum, logra hacerse un sitio en las bibliotecas de la época. Por último, los fragmentos plutarqueos intercalados también se reproducen, por ser constituyentes de la versión decembriana de Curcio y, por ende, vistos como un conjunto textual por Alfonso de Liñán. Como ya hemos señalado, la transmisión textual de la Historiae Alexandri Magni tuvo mucha fortuna y algunos críticos propusieron ediciones de los textos latinos. Pero no existe todavía una propuesta editorial de las mallas posteriores – castellanas – de las cadenas de traducción, porque suelen ser descartadas. El objetivo de nuestra edición no es ofrecer al lector el texto más cercano posible al original latino300. Por el contrario, presentamos un ejemplar vernáculo contenido en un testimonio determinado, como consecuencia de las vicisitudes de su transmisión y ejemplo de un fenómeno cultural de gran magnitud, es decir el humanismo vernáculo. La traducción castellana de Liñán es una muestra puntual de un cruce lingüístico y el fruto de una admiración renovada por los clásicos. Tal elección, claro está, tiene un impacto directo sobre la elaboración de un texto crítico. Al centrarse en un codex unicus, la etapa de la recensio (fontes criticae y collatio codicum) queda fuertemente disminuida, así como parte de la constitutio textus (emendatio ope codicum301). Por ende, la propia frontera entre texto y manuscrito

300 Para eso, trad. Pejenaute Rubio, 2008. 301 Pérez Priego, 2012.

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es menos perceptible302. La fidelidad al manuscrito es lógica en este sentido, más aún cuando, a nuestro entender, se trata de la versión autógrafa que el traductor conservó en su biblioteca. Sin embargo, no pretendemos dar al lector una simple transcripción paleográfica. La lectura que proponemos del BNE, Mss/7565 queda fortalecida con el hallazgo de su fuente de traducción, el BNE, Mss/6564. Ella nos ha facilitado – bajo la forma de una collatio puntual – el entendimiento de la labor de Liñán y la identificación de errores o incomprensiones del traductor. Señalamos estos cambios entre paréntesis cuadrados y con las abreviaturas «Ms.» (BNE, Mss/7565) e «Ital.» (BNE, Mss/6564). Finalmente, estos criterios van en el sentido de preservar los rasgos dialectales de la traducción. Como recuerda A. Blecua: «cuando un copista presenta dialectalismos – palatalizaciones, lambdacismos, seseos, etc. – la tendencia es a reconstruir el color lingüístico que se supone en el autor303». Dicho color es particularmente relevante en el caso de una versión que procede directamente de las manos del traductor304. Por ende, la naturaleza del texto y su lengua deben tenerse en cuenta en el establecimiento de los criterios editoriales. Respecto a la traducción, resolvemos las modificaciones (transmutatio, detractatio, adiectio e immutatio) señaladas anteriormente mediante paréntesis cuadrados, solamente si dificultan fuertemente el sentido y la comprensión del pasaje: «las cartas de Taxiles [e] de Poro», «por el trujam[an] de Alexandre» PERO «d’una cosa» (BNE, Mss/6564, fol. 21r: «duna cosa sola»). En cuanto a las variaciones dialectales, guardamos las formas lexicales, gramaticales y fonéticas (estas últimas cuando sean comprensibles). En cambio, regularizamos ciertos rasgos grafemáticos según indicaremos a continuación. Concluidas estas precisiones preliminares, aplicamos los criterios siguientes305: – Por lo general, mantenemos las vacilaciones ortográficas – particularmente la de los nombres propios y los gentilicios (Helesponto, Elesponto, Esponto, Lesponto, scicios, escitios, scitios). – Las dudas no resueltas se marcan tipográficamente: las letras ilegibles son sustituidas por puntos, mientras que las cruces desperationis señalan una palabra o un fragmento que no se ha podido subsanar. – Uniformizamos sin mayor indicación el uso de la virgulilla (macedonios, maçedonios> macedonios; çibdad> cibdad) cuando diferencia el fonema alveolar fricativo sordo /ts/ del oclusivo velar sordo /k/ (lanca> lança, comienco> comienço).

302 Sánchez-Prieto, 1998, p. 54-55, insiste en que este posicionamiento del editor ocasiona criterios editoriales conservativos e incluso una forma de paleografismo. 303 Blecua, 2004, p. 139. 304 En nuestro caso, estamos frente a una traducción realizada por un aragonés, a raiz de una versión italiana y, además, con algunos préstamos catalanes. La heterogeneidad de la lengua de Liñán demuestra los cruces culturales de la época y esto justifica de facto una postura a favor de la conservación de los rasgos dialectales. 305 Nos basamos en los criterios editoriales de otras obras aragonesas, como la Crónica troyana, ed. Sanz Julián, 2012, y las Vidas semblantes, ed. Álvarez Rodríguez, 2009, además de Sánchez-Prieto, 1998; Blecua, 2004.

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– La vacilación entre i y j se simplifica: usamos i para el valor vocálico (sigujan> siguian) y j para el valor consonántico (trabaiasse> trabajasse; aloiamientos> alojamientos; oios> ojos; iamas> jamas). – La semiconsonante y, cuando aparece en nuestra traducción con valor vocálico, es sustituida por i (ymaginacion> imaginacion; yr> ir). En cambio, conservamos la y con valor deshiatizador, como en seyer, así como la y inicial del nombre propio Yola306. – La vacilación de las conjunciones copulativas y/e se mantiene. Aparece una vez i con ese mismo valor («delante i detras»). Lo sustituimos por y. – Se suele usar la pareja u/v tanto para el sonido vocálico como el consonántico. Simplificamos para que la u exprese el fonema vocal (vna> una; avn> aun) y la v el fonema consonántico (passaua> passava; cueuas> cuevas; Joue> Jove). En palabras como ciudad, civdad, cibdad, optamos por mantener cibdad, pero resolver civdad> ciudad, pues la vocalización de la consonante implosiva ya era vigente en el siglo xv307. La única mención de abn se subsana por a[u]n. – Las geminaciones de las consonantes han sido bastante problemáticas por momentos. En efecto, no basta con determinar si siguen pautas etimológicas (difficil, effecto, officio, soffrir) o no (affricano, deffinir, deffender, sacrifficio), pues incluso pueden ser fruto de un calco en la traducción (Mss/6564, 273r: «pestiffero»> pestiffero) o restos grafemáticos del aragonés (ffin, ffallecer, ffruto). La duplicación implica los fonemas oclusivos y fricativos [t], [f], [ʝ] y [k] (el único caso de [p] es etimológico: supplicar). Por consiguiente, hemos optado por simplificar las dobles consonantes f, p, t en cualquier caso, así como la doble c cuando sea oportuno (occeano> oceano) y la doble ll con valor de /l/ (illirios> ilirios; illustrado> ilustrado; mill> mil). – La abreviatura sobre la n (ola con punto u ola simple) puede significar tanto -nn- como la forma dialectal -ny-. Puesto que no ha sido posible diferenciar claramente el uso de ambas formas, simplificamos el conjunto con la ñ. Cuando aparece la doble n, se moderniza en ñ (sennal> señal; sennor> señor) pero, si expresa /n/, se simplifica si no es etimológica (terrenno> terreno) y se mantiene si lo es (innocente, innoble, innoto, Dinno). Respecto a estos, se mantendrá la vacilación ortográfica de estos últimos ejemplos (inocente, inorante), bien presentes en el CORDE. – Simplificamos la doble s pre o posconsonántica (perssios> persios; piensso> pienso), así como la doble s inicial prevocálica (ssiendo> siendo; ssentar> sentar; ssometidas> sometidas; ssaturno> saturno). En cambio, se mantienen las vacilaciones intervocálicas (pasa, passa). La ʃ se transcribe s. – La doble r posconsonántica se suprime (honrrados> honrados). Si es intervocálica se distingue entre vibrante alveolar simple (era, tirios) o múltiple (fierro, derredor, corriera, entrerromper). La R mayúscula se simplifica.

306 Enguita Utrilla, 2000, p. 279. 307 Sánchez-Prieto, 1998, p. 113-114.

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– Se respeta el uso del copista en cuanto al grupo fonético /kwa/, sea con qua(qual, quanto, quarenta) o cua- (escuadra), incluso en vacilaciones continuas entre quasi y casi. Es más particular la forma qoal-, siempre con abreviatura por letra sobrepuesta al final de la línea, cuando en el texto solemos encontrar qual. No obstante, en otros momentos el copista vuelve a usar una vocal voladita con valor abreviativo (otos> otros; qiero> quiero), por lo que hemos decidido resolver la forma teniendo en cuenta la u abreviada (qoal> quoal). – Acorde con las supresiones grafémicas anteriores, eliminamos la h antietimológica (haves> aves; thoros> thoros; poheta> poeta). Por el contrario, se mantiene en casos discriminantes (honda, fundam, en oposición a onda, undam). Asimismo, se regulariza la vacilación del verbo «haber» (haver, aver> haver; hay, ay> hay; etc.). – Conservamos la preposición ad con valor de a (ad Alexandre). – Las palabras aglutinadas se separan por un espacio (nondemenos> non de menos; ala hora, a lahora> a la hora). Cuando hay aféresis o apócope en el proceso, la apóstrofe marca la crasis, siempre con el criterio de dejar la última palabra del segmento entera (entrellos> entr’ellos; deste> d’este; dondestos> dond’estos; queste> qu’este; erante puesto> er’antepuesto; dever sellos> devers’ellos; temel> tem’el; quentrellos> qu’entr’ellos; tera> t’era). Si la aféresis se encuentra en la primera palabra, la resolvemos con paréntesis cuadrados ([e]n el). Por último, no marcamos la crasis en fenómenos como lasperanza, pues la aféresis de la e delante del grupo consonántico que empieza por /s/ es un rasgo dialectal frecuente en nuestro texto (la speranza, PERO in[e]stimable). Optaremos por el espacio sencillo. No obstante, la contracción fuerte – aunque posible rasgo dialectal – de la preposición a (achar, auropa, asquivar) se corrige (a [e]char, a [E]uropa, a [e]squivar). – Restablecemos cada palabra dividida por un espacio, según el uso moderno: natural mente> naturalmente; de pues> depues; menos preciar> menospreciar; ante puesto> antepuesto; de baxo> debaxo; a penas> apenas; mal aventurado> malaventurado. Esto implica también los casos de enclítico pospuesto con su verbo (faziendo le> faziendole; interponiendo se> interponiendose; poder los> poderlos; dad me> dadme; ser le> serle; aconortando sen> aconortandos’en; tenet men> tenetm’en), así como los números (seys cientos> seiscientos; ocho cientos> ochocientos). – Otras separaciones de palabras varían en función de sus significados, como por que (‘por lo que’, ‘para que’) y porque (‘debido a’, ‘pues’). En el caso de dessemejante (‘diferente’), separamos si equivale al «di simile» de la fuente italiana. – Resolvemos las abreviaturas sin mayor indicación. El caso de la nasal implosiva ante p y b resulta problemática, por la alternancia de m y n. En efecto, la resolución mediante la forma mayoritaria del texto no es convincente, de manera que transcribimos la nasal implosiva por m en cualquier caso. De hecho, no eliminamos la -p- expletiva navarroaragonesa (columpna), pues su carácter grafemático o fonético no resulta claro308. – Los pocos números romanos que aparecen en el texto se transcriben en letras (I> un, uno). 308 Sánchez-Prieto, 1998: 94; Alvar, 1999, p. 268.

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– Aplicamos los criterios modernos para la puntuación. Hemos exagerado el uso de las comas en ciertos momentos, debido a la fuerte dislocación del orden de palabras. Al tener dudas para delimitar las frases, hemos acudido al testimonio italiano (BNE, Mss/6564) y a las traducciones francesa de Flobert y española de Pejenaute Rubio. – Los nombres propios llevan mayúscula, así como las locuciones que la requieren (por Dios). – No acentuamos el texto debido a las posibles discrepancias entre la pronunciación castellana de la época y el dialecto del traductor, así como los distintos préstamos del catalán y del italiano. En cambio, marcamos con tilde diacrítica los casos muy complejos – y escasos –, como y con valor locativo (ý, «ahí»). – Puesto que el BNE, Mss/7565 ofrece un texto continuo y sin división en subcapítulos, hemos insertado una serie de epígrafes, inspirados de las traducciones de Flobert y Pejenaute Rubio309. – Finalmente, estas traducciones nos ayudaron también, junto al diccionario de Battistini y Charvet, para elaborar un breve glosario y un índice onomástico a finales del texto.

309 Ambas nos han sido de gran ayuda para el aparato de notas, junto a la edición y traducción de Bardon, 1965-1976. A continuación, mencionaremos en ellas solamente los nombres abreviados de estos traductores modernos (Bard., Flob. y Pejen.) para remitir a los comentarios de sus libros respectivos.

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7. Historia de Alejandro Magno

[16r] Comiença la istoria de Alexandre Magno, fijo de Philipo rey de Macedonia,

escrita de Quinto Curcio Rupho, istorial eloquente, e sacada en vulgar por Pedro Candido bien aventuradamente, de la qual este es el libro tercero. Fallece el primero y el segundo que a nuestra edad no se refallan.

[Capítulo 1: Toma de Celene, llegada a la capital de Frigia y episodio del nudo gordiano (primavera del 333)] En tanto Alexandre, embiado Cleandro con muchos dineros por asoldadar gente de armas del Peloponeso, ordenadas primero las cosas de Licia e de Panfilia, puso el campo a la cibdad de Celene. En esse tiempo passava por medio de la dicha cibdad el rio Marso, mucho famoso por las fablas de los griegos poetas. Su fuente d’encima d’una muy alta sierra sobre grandes cantos con estremo roido de agua se cae e, de alli depues esparzido, riega todos los campos sujectos, muy claro e solo con sus ondas corriendo. Por la qual cosa su color, a la plazible mar semejante, de dezir a los poetas ha dado causa que las ninfas por amor de su belleza en estas cuevas vezinas habiten. El qual rio, en tanto que passa por medio de la dicha cibdad, dizenle Marso. De los muros salido, con mayor cantidad de agua acrecentado, Lico se llama. Entrado en la cibdad de los habitadores abandonada, Alexandre, acordando combatir el castillo en el qual los cibdadanos retraido s’havian, embio su heraute a les denunciar que, si subito non se rendian, los faria a todos morir. Levado los cibdadanos esse encima una fuerte e muy alta torre, le muestran quanto esta fortaleza alta e inexpugnable fuesse e que ad Alexandre avisasse que mejor ellos que non el entendian la seguridad d’ella, que sabian muy bien que era impossible poderla vencer e, a la fin, por la fe que eran dispuestos la muerte sofrir. Viendo depues assitiada la roca e cada dia andarse el sitio mas apretando, de-mandada [16v] tregua de sessenta dias que si en tanto Dario no les embiasse socorro se renderian, no apareciendo [socorro ninguno310] al prometido dia, se dieron. Vinieron en este tiempo los embaxadores ateneses ad Alexandre, requiriendo que todos los que havian sido presos de los suyos en la batalla dada al rio Granico311

310 Ms. om.; Ital. soccurso alchuno. 311 La Batalla del Gránico (junio 334), primer enfrentamiento de Alejandro con los persas, tuvo que ser narrada en los dos primeros libros perdidos de la obra. Esta batalla también es famosa por el acto heroico de Clito el Negro, que salva la vida de Alejandro (así lo ilustra Charles Le Brun en Le passage du Granique, 1665).

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rendidos les fuessen. Respondio Alexandre querer no [solo312] essos mas todos los otros griegos dexar, la guerra de Persia primeramente fenecida. En esto acordando ir contra Dario, el qual no haver aun el rio Eufratres passado sintia, de todas partes la gente de armas rellegava, dispuesto con todo su poder a tanto peligro de batalla someterse. Era la provincia que se llama Frigia, por la qual con la hueste passar convinia, tierra mas de castillos que de cibdades poblada. Entre las otras era una cibdad llamada Cordio 313, que ya fue noble corte del rey Mida, e por ella passava un rio dicho Sangario. Es esta cibdad egualmente assentada entr’el Pontico mar y el Cilico, en medio de los quales se cree ser el mas angosto passo de toda la Asia, la una e la otra mar esta tierra en angosta hoz apretando. La qual provincia, bien que con la otra tierra se contiene, por la mayor parte de la mar circundada parece ser isla314, salvo qu’el poco ayuntamiento d’ella estos dos mares departe. Recebida Alexandre la dicha cibdad en su señoria, entrado en el templo de Jove, vio la carreta que Gordio, padre del rey Mida, por su deporte usar solia. No mucho dessemejante de las comunes carretas e de muy poco precio, una sola cosa comprendio en ella notable, si es el yuvo todo ligado con ciertas ataduras añudadas e, assi escondidos estos nudos el uno debaxo del otro, que ningun comienço de desanudarlos se podia fallar. Afirmando los cibdadanos ser denunciado por responsiones divinas que el qu’estos nudos desatar sopiesse de toda la Asia señor ser devia, mucho desseo ad Alexandre vino en esto esperimentar su fortuna. En derredor d’el estavan gran multitud de cibdadanos de Frigia e de los suyos de Macedonia egualmente, los unos dudosos de tal avenimiento, los otros suspensos e solicitos de tan presuntuosa esperiencia, porque estas ataduras eran tanto artificiosamente apretadas que, ni por razon ni por vista, donde el comienço [17r] o la fin s’escondiesse ver se podia. Por esso tal esperiencia tentar acordando gran pensamiento havia traido, asi mesmo que en vano no se trabajasse e paresciesse su suerte haver fallescido. Por que, no faziendo muy luenga tarda sobr’ellos, tomada la espada dixo: «No ser diferencia en la manera pues qu’estas ataduras se suelten». E cortados subitamente todos los nudos, o satisfizo a la suerte divina, o a la verdad se rio. Acordando depues prevenir a Dario en todo lugar que andoviesse por qu’empos de si toda cosa segura dexasse, ordeno a la parte de Lesponto315 un su capitan, llamado Anfodero, por guarda de las naves e a la cura de la gente de armas un otro, llamado Egelogo, los quales echassen de Lesbo, del Chio e de Corro, islas de mar, todas las

312 Ms. solos; Ital. solamente queli. 313 La ubicación céntrica de la ciudad (entre el Ponto y la Cilicia) era propicia para la reunión del ejército macedonio. Alejandro protagonizó allí el célebre episodio del nudo gordiano, de fuerte carga simbólica: «Par l’idée géographique de centre, le sacré de l’oracle divin, et la pensée politique de la domination du monde, Gordion est aussi le symbole d’un passage, d’une étape dans la marche d’Alexandre. En Phrygie, le roi garde toujours le contact avec le passé homérique et le monde grec, mais il est déjà en Orient: il a franchi un seuil. Il est désormais un futur Kosmokratôr, maître de l’Europe et de l’Asie», Battistini y Charvet, 2004, p. 713. 314 Los escritores antiguos solían enunciar ideas imprecisas sobre estas distancias. En este caso, Curcio disminuye la distancia real entre el mar Megro y el Mediterráneo (Pejen. p. 76). 315 Préstese atención a la constante variación ortográfica del nombre Helesponto en nuestro texto (Lesponto, Elesponto, etc.).

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ayudas de los enemigos. A estos fizo assignar quinientos talentes para sostener la gente a esta empresa. Depues embio ad Antipatro316 e a essos a quien la guarda de las tierras de Grecia era encomendada talentes seiscientos. A los conligados suyos fueron mandadas las naves que a la guarda de Elesponto se quedassen. No havia aun sentido Alexandre Menon317, capitan de Dario, ser muerto, del qual mucho dudava assaz conociendo toda cosa ser delibrada si de el no fuesse empachado. E ya era a la cibdad de Anquira con toda la hueste llegado donde, recontada su gente, en Paflagonia se puso. Con estos eran los enetios ligados, de los quales algunos los venecianos comienço traer se creen. E subito toda esta provincia ad Alexandre se diera e, assignadas sus rehenas el treudo que a los persios sofrido no havian, a el no dever dar impetraron. A esta provincia Calas, su capitan, antepuso. Elevadas consigo las gentes que nuevamente de Macedonia eran llegadas, a Capadocia pervino.

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[Capítulo 2: Preparativos de Darío y aviso de Caridemo] Dario, sentida la muerte de Menon, no otramente que como era devido dudando, dexada toda otra esperança con Alexandre, batalla tomar se dispuso, vituperando toda cosa que por sus capitanes obrada fuesse, pensando a muchos d’ellos la diligencia, a todos la fortuna ser fallescida. Ordenada pues toda su hueste acerca de Babilonia, por que con mayor animo a la batalla se moviessen, toda su gente en su presencia fizo ayuntar. E ordenados los a-lojamientos [17v] circundados de cava, en los quales diez mil hombres de armas recoger se podian, segun el rey Xerses, salido el sol, todas sus gentes fizo contar. E a la noche segun eran escritos en los dichos alojamientos se retrayeron. Depues salidos, todos los llanos de Mesopotania de gente de pie e de cavallo sin numero rellenos tenian, los quales aun mas en aparença qu’en efecto s’amostravan. Eran prim[er]o de la gente de Persia cien mil, en los quales trenta mil de cavallo contavan; de Media cincuenta mil de pie, diez mil de cavallo; de los batrianos dos mil de cavallo armados de azero con escudos ligeros, a la costumbre de los celtes318, e diez mil de pie en esta manera armados; d’Armenia quarenta mil de pie e siete mil de cavallo. Los ircanios entre esta gente muy nobles havian seis mil embiado. Ayuntados los de cavallo, eran en suma ochenta mil con los de pie armados, la mayor parte de lanças con fierros, algunos con varas en las puntas tostadas, a los quales de semejante gente dos mil de cavallo s’ayuntaron. Del mar Caspio ocho mil de pie e dozientos cavallos eran llegados. Con estas eran muchas otras gentes innobles acerca dos mil de pie e de cavallo dos tantos; treinta mil griegos depues de noble edad

316 Antipatro: gobernador de Macedonia y de Grecia en ausencia de Alejandro. Sale vencedor de la guerra contra Agis, el rey de Esparta. Muere en 319. 317 Memnón de Rodas, uno de los pocos que supo valorar con acierto el peligro de los macedonios, había propuesto quemar las tierras por las que ellos debían pasar y atacar Macedonia por el mar. Memnón de Rodas había identificado los dos puntos débiles de sus adversarios: su flota insuficiente y su poca cantidad de dinero, Caratini, 1999, p. 125. 318 Liñán confunde el pueblo celta con el cetra, un «pequeño escudo redondo, muy ligero y recubierto de cuero», (Pejen. p. 80).

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por dineros traidos, porque los batrianos, sogdianos e indios e otros habitadores de la mar Roya319, pueblos quasi a Dario no conoscidos, por gran priessa no se havian podido ayuntar. Y, en efecto, no menos a el que la multitud de los cavalleros faltava. Por el aspecto de la qual en uno ayuntada, Dario, allende a toda razon, alegre de sus nobles privados lisongeros, de vana esperança ensobernecido, bueltose a uno dicho Caridemo320, atenes alli presente, muy sabio en fecho de armas e de Alexandre enemigo porque d’el exiliado era de Atenas echado. A demandar se tomara si le parecia para dessazer su enemigo bien aparejado se fuesse. Al qual Caridemo, no bien de su condicion e de la natura de los reyes recordado: «Si cierto, dixo, Señor, tu no quieres por ventura oir la verdad, e yo si agora no la digo, [18r] depues en vano sera de mi recordada. Este tanto abillamiento de tu hueste e tanta multitud de gente sacada de todo el Oriente, a los pueblos de aqui vezinos sin duda gran miedo faria. Ellos son resplandecientes de vestiduras de purpura, tienen las armas con oro labradas, han traido tanta riqueza quanta non digo con los ojos ver, mas con la piensa apenas estimar se podria. Mas yo te aviso que la hueste de Alexandre es muy aspra a ver e sus escuadras son bien proveidas de todas armaduras e, firmes entr’ellos, conservan las fuerças en uno ayuntadas. Ellos llaman la escuadra de los suyos de pie la falange, la qual esta siempre unida e firme con las armas encima, atentos al mandamiento de su capitan e a seguir sus señales, e su orden saben servar todos en un. Pronto entienden lo que mandado les es: a contrastar, a circundar, a discorrer en escuadra, a mudar batalla. No son menos instruidos los hombres de armas que sus capitanes. E no pensasses que mucho se curen d’este tu oro e d’esta tu plata, porque han siempre servado la militar disciplina con gran pobredat: Las camas suyas si es la tierra quando cansados; el comer, lo que los ocupados aparejan los haze contentos; el dormir, mas breve assaz que la noche. ¿Piensas que los cavalleros de Tesalia, los acarnes e los etoles, hombres no vencibles en fecho de armas, con estas hondas e con palos en la punta tostados se devan vencer? Es menester de semejante gente a ti como son ellos e tus ayudas de tales provincias, como estas dond’estos engendrados fueron. S[i321] quieren buscar este tu oro e tu plata, en tanta cantidad embialo a semejantes hombres que a tu servicio vengan». Era Dario señor assaz manso e de tractable ingenio, salvo que muchas vezes la gran felicidad la natura del hombre suele mudar. No podiendo pues oir la verdad, non acatando qu’este a su fe fuesse venido e su misericordia demandasse, mayormente consejandole su honor su provecho subito, mando que fuesse descabeçado. Caridemo,

319 Parte de los errores más destacados en la obra de Curcio son geográficos. El autor suele hablar de «mar Rojo» para referirse, entre otros, al golfo Pérsico o al golfo de Arabia. Aquí se trata del océano Índico (Pejen. p. 81). 320 Después de ser desterrado por Alejandro, Caridemo se alía con los persas y llega a ser consejero de Darío. Su aviso recuerda la postura de Memnón de Rodas: no se debe subestimar a Alejandro. El discurso de Caridemo entra en el conjunto de consejos desafortunados al rey, una de las líneas temáticas del libro III de Curcio. Véase Palacios Mahecha, 2009. Compárense las reacciones de Darío con Caridemo y de Alejandro con Parmenión, las cuales permiten cierto paralelismo entre ambos reyes. 321 Ms. se quieren buscar; Ital. si voglieno cercare.

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hombre animoso, no punto de su libertad olvidado, rebueltose322 a Dario, [18v] dixo: «Yo me aconuerto mucho porque soy cierto que prestamente de mi muerte habre vengador. Esse contra quien he consejado te punira del consejo que no has sopido aceptar. E tu, Dario, el qual por licencia de tu reino eres asi prestamente mudado, seras aun a otros exemplo que depues de ti vernan. Los hombres, quando mucho son dados a la fortuna, suelen la natura propia olvidar». En esta manera grito Caridemo. De essos a los quales era estado mandado fue descabeçado. Tarde depues, penedido Dario e claramente Caridemo haver dicho la verdad conociendo, honorablemente lo fizo enterrar.

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[Capítulo 3: Salida hacia el Éufrates y descripción del séquito persa] Mandando depues a Timocles, notable mancebo, fijo de Mentoro, que de Farnabaço toda la gente de armas estrangera tomasse, en la qual mucho fiava, por qu’en la batalla con ella ayudar se podiesse, a Farnabaço fizo assignar todo l’imperio que primeramente a Menon, su capitan, dado tenia. En tanto en el animo de varios pensamientos, por las cosas venideras mucho pensosso estando e de tal imaginacion diversos sueños tomando, o que por trabajo de la piensa o por adevinacion del animo profetizante essos viniessen, le parecio en sueños todas las tiendas de Alexandre con grandes llamas de fuego quemar. E Alexandre depues ser a su presencia traido en semejante habito de vestidos, quoales havian sido los suyos primero. E siguientemente por Babilonia cavalgando, subito con su cavallo ser esparecido. A estos tales sueños los adevinos con varias esposiciones sus pensamientos havian repetido. Algunos dizian esta vision a Dario mucha alegria traer, porque le parecio los alojamientos de sus enemigos quemar e Alexandre, depuesta la vestidura real, en habito persio e vulgar ser en su presencia traido. Algunos interpretavan en otra manera, afirmando tal resplandor de fuego gloria ad Alexandre significar, por industria de su gente de armas. E sin dudo el dever el reino de Asia ocupar, porque Dario era en el habito en el qual Alexandre le aparecio quando fue rey primeramente escogido. E muchas otras cosas [19r] antiguas, como suelen los pensamientos temerosos, havian a la memoria traido, porque de algunos s’acordava Dario, en el comienço de su imperio, haver fecho mudar la vaina de su espada, fecha a la manera persiana, en essa forma la qual los griegos solian usar. E subito los caldeos323 haver interpretado l’imperio de Asia se dever transferir a esta gente, de quien Dario las armas havia semejado. Non de menos d’estas interpretaciones, que mas en el pueblo se fazian e por la esperança vanamente en sueños tomada aconortado, subitamente con toda su gente para el rio Eufratres vino.

322 El Italiano (15r) no contiene giro pronominal: «non dimenticato punto di la libertate sua riuolto a Dario dixe». 323 Aquí «caldeos» no es el gentilicio de los de Caldea, pero los sacerdotes babilonios, especialistas en astrología y matemáticas, capaces de interpretar los sueños (Pejen. p. 85).

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Usança era antigua de los reyes de Persia mover la hueste el sol salido primero e ya claro el dia. El señal con la trompeta de la tienda del rey dar se solia, encima la qual la imagen del sol, en un resplandeciente cristal encerrada324, de todos ver se podia. La orden de sus escuadras estava en esta manera: primero el fuego, que los persios llaman eterno, encima algunos altares de plata. Delante levavan vezinos a el: eran los magos, ciertos versos a la costumbre de su patria cantando. Luego trezientos e sessenta e cinco mancebos con vestiduras amarillas siguian, a todos los dias del año de numero eguales, porque los persios su año con semejante numero escriven. El carro depues a Jove325 sagrado de cavallos muy blancos era levado, vezino al qual un cavallo de maravillosa grandeza al nombre del sol intitulado vinia. Los carreteros d’estos con vergas de oro e vestiduras blancas eran ornados. No muy alexos siguian diez carretas de oro e de plata en gran cantidad labradas. Empos d’estas la cavalleria de doze naciones con varias armas e costumbres vinia; luego essos, que los persios Inmortales326 llaman, cerca al numero de diez mil hombres entre los otros barbaros muy ricamente vestidos e ornados. Estos collares de oro e vestiduras doradas tenian, con las mangas de piedras brosladas. Non alexos d’ellos, quinze mil hombres que parientes del rey se llamavan quasi a modo de mugeres abillados vinian. Mas de luxuriosas vestiduras que de resplandecientes ar-mas [19v] luzian. Dorados327 se llaman. Depues andavan essos que los vestidos del rey e sus devisas suelen traer. Estos el carro del rey precidian, el qual Dario muy alto e de todos claramente mirado siguia, amos los lados del dicho carro de imagines de sus dioses de oro e de plata estulpidas. El yuvo era todo de piedras resplandecientes ornado, del qual dos imagines de dioses de oro, de un cobdo la una contra la otra, en forma de batalla parecian, entre las quales una aguila toda de oro sagrada con las alas abiertas estava. El abillamiento del rey todos los otros de riqueza avançava: la vestidura suya era de purpura en medio de blanco texida; el manto de oro sembrado a dos gavilanes, asi mesmo de oro brodados, que con los picos el uno al otro alcançavan; con la cinta toda de oro encima d’el femenilmente ceñida, de la qual la espada con la vaina de piedras colgava; su diadema, que de los persios Cidari328 se llama, circundada de una verdeante faxa de blanco departida; en derredor al carro,

324 Acerca de esta imagen del sol, se supone que se trata del simulacro de una divinidad solar (Pejen. p. 85). 325 Otra denominación del dios Júpiter. En este caso, el Jove de los persas es Ormuz o Ahura Mazda (Pejen. p. 86). 326 El cuerpo de élite de los Inmortales, compuesto exclusivamente de persas, constaba siempre de 10’000 soldados. 327 Traducción desviada del Ital. «dorifferi», es decir los «doríforos», un término griego que remite a los lanceros. 328 En este lugar del manuscrito de Liñán aparece una nota de mano ajena («Cidari»). Se trata con toda probabilidad de la mano de Vincencio Juan de Lastanosa (1607-1681), bibliófilo aragonés y amigo de Baltazar Gracián. En efecto, en una obra suya el coleccionista comenta: «Los persas en vez de Corona, usaban una Vanda, ò Faxa, que llamavan Cidaris; asseguralo Quinto Curcio, Historiador de las hazañas de Alexandro Magno, en el libro tercero; el qual describiendo el traje de Dario, Rei de Persia dize, su Diadema, que de los Persas CIDARI se llama, circundada de una verdeante FAXA de blanco departida. Assi Pedro Candidio December […] cuyo manuscripto ilustra mi Libreria» (Museo de medallas desconocida, impreso por Iván Nogues, Huesca, 1645, BNE U/2723, p. 67-68).

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diez mil hombres con las lanças en punto, las astas de las quales todas con plata, las puntas con oro labradas. A la mano diestra e sinistra dozientos muy nobles parientes suyos lo acompañavan. Esta escuadra de treinta mil hombres de pie era cerrada, empos de los quales quatrozientos cosseres del rey se traian. Por espacio cerca un estadio, Sisigambi, madre de Dario, en una carreta, en otra la muger se levavan. Toda la multitud de las mugeres que estas dos reinas acompañavan a cavallo detras d’ellas vinia; quinze depues, las quoales amas329 se llaman. Con estas eran los fijos de Dario, sus ayos e sus maestros. Luego la multitud de los castrados no viles entr’ellos, empos de los quales trezientas e sessenta mancebas del rey a guisa de reinas vestidas e abilladas siguian. Luego el tesoro del rey con seiscientos mulos e trezientos camellos levavan. La guarda de los archeros e las mugeres de los mas nobles e propincos, siguiendo detras d’esta escuadra los traedores de agua e de leña e semejante compaña, vinia. Los postreros de todos eran gente con leves armaduras e con sus capitanes, los quales la hueste por orden [20r] adelante fazian passar. Mucho desemejante a esta era la hueste del rey Alexandre: con hombres e cavallos no de oro e sobrevestas divisadas ornados, mas de fierro resplandeciente e febrido; Su escuadra aparejada a seguir, a quedar; no de multitud de azemilas cargados; atentos todos no solo al son de la trompeta mas aun al señal de su capitan. Ni a sus alojamientos lugar, ni a la hueste provision fallescia. Por esso ad Alexandre en batalla satisfizo assaz la gente oportuna. Dario, rey de tanta multitud, por angostura del lugar en el qual forçado le fue pelear, a essa poquedad de gente fue retraido, que ya en el enemigo vituperado el havia.

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[Capítulo 4: Llegada de Alejandro a Cilicia] En tanto Alexandre, a Istramene 330 a Capadocia antepuesto, en Cilicia viniendo con toda la hueste, a la provincia que alojamientos de Ciro se llama era llegado. En este lugar otras vezes havia Ciro alojado, quando contra Creso331 a la provincia de Lidia vinia. Era lexos esta region cincuenta estadios de la entrada por donde a Cilicia passar se conviene. Los habitadores a este lugar llaman las Pilas, alli una muy angosta valle naturalmente fecha, semejante a las fortalezas que con artificio se suelen fazer. Por esso Arsames, governador de Cilicia, recordado entre si lo qu’en el comienço Menon deliberado tenia, assaz sano consejo tarde a seguir se dispuso, si era la Cilicia con fierro e con fuego estroir por que Alexandre toda cosa abandonada fallasse. Esso pues qu’era provechoso en la provincia desizo, acordando dexar esteril la tierra desnuda pues que no la podia guardar. Mas mucho mejor estado seria las angosturas 329 Amas: el Italiano pone «armanaxe» con la palabra «nodricas» en voladita. La traducción de Liñán sigue, pues, esta línea al proponer «amas». Esta personificación desafortunada es en realidad un conjunto de armamaxas: «coches de cuatro ruedas, con cortinas a los flancos, destinados al transporte de mujeres y niños», (Pejen. p. 88). 330 Istramene: Esta forma – en el Ital. «ahhjstramene» – remite a Abistámenes, gobernador de Capadocia. 331 Quinto Curcio confunde los campamentos mencionados. No eran los de Ciro el Grande, sino los de Ciro el Joven (Pejen. p. 89).

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por donde a Cilicia era la entrada con fuertes reparos defender e la cumbre de las sierras qu’encima el camino estan detener, donde sin peligro a la hueste de Alexandre havria la entrada vedado o essa, a la verdad, podido desfazer. A la hora, dexada poca gente que la sierra guardasse, atras se tornara por desazer la provincia que de los daños defender convinia. La gente que a la goarda del passo era dexada, por su poquedad creyendo ser vendidos, la venida de Alexandre non atendieron bien, que muy pocos podido habrian este lugar defender porque la [20v] Cilicia es de continuas cumbres de sierras aspras e derribadas cerrada, las quales, dende la mar començando a puyar, depues a manera de un seno encorvadas a la otra parte fasta la contraria riba de la mar se decienden. Por estas cumbres de sierras332, donde son mas de la mar apartadas, hay tres angostas e muy aspras valles, por una de las quales en ella entrar se conviene333. Esta provincia a la parte de la mar toda llena de campos e llana se yaze, con muchos rios por medio d’ella passando, entre los quales mas famosos Piramo e Cigno decorren. Cigno, no tanto de grandeza de agua como de claridad muy notable, porque lievemente salido de la fuente por fermosa tierra desciende, ni algun varranco en sus claras e bellas aguas interponiendose el plazible curso d’ellas estorva. Por esto, claro siempre e muy frio e varias e delectables ribas en derredor faziendole sombra e todas sus fuentes a el semejantes, limpio en la mar se depone. Muchas notables cosas en esta provincia, de los poetas en versos divulgadas, la antiguidad del tiempo havia dessecho: alli los sitios de Lernesia, de Cebestia334, antiguas cibdades, s’amostravan; la cueva aun de Tifonte y la selva Corricia, donde el çafran primeramente nacio; e las otras [cosas antiguas335], en las quoales ninguna cosa salvo la fama dura. Alexandre, entrada la hoz de la dicha cumbre que la Pila se llama y el sitio contemplado d’ella, dixo jamas no haver havido mayor admiracion de su bien aventurança, porque solamente con los cantos se podia su gente dessazer si fuesse estada la entrada defendida. Por este camino apenas quatro hombres armados podian passar, encima el qual las sierras estavan no solo los senderos angostos, mas por la parte mayor derribados por los espessos rios que d’encima las sierras descienden. Por esto primero a los traquis ligeramente armados fizo mandar que adelante passassen e con diligencia el camino rebuscasen, por que los enemigos en algun logar ascondidos subito salir no podiessen. Depues d’ellos, todos los archeros la cumbre de la sierra havian tomado e con los archos en punto [21r] eran avisados, non el camino mas la batalla dever començar. En esta manera, con toda la hueste a la cibdad de Tarson seguro pervino, la qual los persios a la hora quemavan por que la cibdad muy rica de

332 Por estas cumbres de sierras: se refiere a la cordillera del Tauro (Pejen. p. 90). 333 Hay tres pasos naturales del Tauro: el valle del Cidno, el del Píramo y el del Psaro. Las llamadas «Puertas de Cilicia» están en el paso del Psaro (Pejen. p. 91). 334 Tanto Lernesia (‘Lirneso’) como Cebestia (‘Tebas’) son ciudades antiguas de Tróade, situadas por error del autor en Cilicia. De Lirneso era originaria Briseida, raptada por Aquiles. 335 Ms. cosas antiguidades; Ital. altre antiquitate.

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Alexandre no fuesse tomada. Alexandre, embiado subito Parmenion336, su capitan, con algunos ligeros por vedar el fuego d’ella, sintiendo los barbaros ser por la ida de los suyos foidos, en la cibdad por el conservada se puso.

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[Capítulo 5: El baño de Alejandro en el Cidno (verano del 333)] Por medio d’ella el rio Cigno337, del qual encima havemos fablado, passava. Era entonce el verano y esta provincia de la vapor del sol mas que alguna otra en esse tiempo quemante. E la hora era del dia caliente, por la qual cosa vino ad Alexandre un muy gran desseo en el rio, asi claro e fermoso, porque la persona de suor caliente e de polvo cubierta tenia, deverse lavar. Subito pues, quitados los vestidos, pensando gran loor a el pervenir si en presencia de su gente de armas mostrasse de ligero e comun servicio ser contento, en el rio todo desnudo descendiera. E en el apenas fue entrado que sus miembros de aspero frio a temblar començaron. Depues amarillo, fuera de toda razon devenido, quasi de toda la persona la calor de la vida refuyera. Sus camareros a el, como muerto semejante tornado, en los braços tomado sin algun sentimiento, a su pavallon lo levaron. Mucha tristeza e temor en la hueste era por esto aparecida. Llorando se lamentava su gente de armas. ¡Asi noble e sobre toda edad e memoria muy claro emperador, en tanto comienço de muy grandes fechos, non en batalla, no entre sus enemigos, mas en el rio por plazer se lavando subitamente ser muerto! ¡De la otra parte Dario venir vencedor ante que su enemigo visto lo hoviesse! A la hora ser menester atras retornar por las tierras que ya con victoria aquistadas hoviessen. Todas las cosas d’ellos e de los enemigos ser estroidas, deviendo por grandes soledades passar. Si alguno los echasse d’enojo solo e de hambre, convenirles morir. ¿Qual capitan a ellos fuyendo poderlos regir? ¿Qual en lugar de Alexandre dever suceir? E si con furia Elesponto quisiessen passar, ¿quien a ellos las naves [21v] devia aparejar? Depues de si mesmos olvidados e de su rey se acordando essa grandeza de animo, essa fermosura de edad, ese su señor e compañero ser d’ellos quitado, fuertemente se condolian. Ya ad Alexandre el sprito algun tanto mas libremente a venir començava, asi que los ojos en derredor alçando, retornado el animo, poco a poco su gente de armas a conocer se tomara, por la qual causa su dolencia algun tanto alivianada ser parecia, pues que la graveza d’ella a sentir començava. Mas ciertamente la dolencia del cuerpo, la malencolia al animo crecia, porque a el era denunciado Dario dentro cinco dias dever a Cilicia arribar, donde como atado ser tomado e tanta victoria ser de sus manos quitada. E de vil y escura muerte en su pavallon fenecer se dolia. Fechos pues a el 336 El papel de Parmenión en la obra se resume, como veremos, al de un guerrero esforzado que no logra aconsejar correctamente a su rey (este lo amonestará a menudo acerca de su opinión táctica). Ver Mahé-Simon, 2014. 337 Este episodio cobra más o menos relevancia en función de las fuentes sobre Alejandro. Nuestro autor es quien más fuerza dramática le da. Destacan la polarización de las reacciones, el uso del estilo directo y la reacción final del médico Filipo a la lectura de la carta de Parmenión. Ver Fernández Corte, 1999.

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los fisicos e sus mas fiables venir todos juntos, en esta manera començo a razonar: «Ya veis en que partido la fortuna me haya traido. Pareceme ya el estruendo de las armas de mis enemigos sentir e yo, que solia a otros provocar a batalla, de otro soy provocado. Dario, quando a mi asi soberviosas cartas embiava338, cierto era de mi fortuna avisado, bien qu’en vano pensado habra si, como yo pienso, puedo sanar. Estos mansos remedios e perezosos meges mis tiempos non atienden, mucho mejor es a mi noblemente morir que tarde mejorar. Por esso, fieles mios, si alguna obra en los fisicos, alguna esperança se refalla, por cierto hayaes non tanto yo de la muerte el remedio, quanto de la batalla buscar gran pensamiento». Puesto a todos havia asi subita temeridad d’el, por que cada uno por si a rogar començaron que por mucha quexa mayor peligro acrecentar no quisiesse, mas su salud en libertad de los meges dexasse. Essos dudosos remedios no sin causa ser sospechosos, estando al lado el enemigo suyo que con dineros su muerte solicitamente percaçasse, porque Dario a quien ad Alexandre matasse mil talentes de oro publicamente prometidos havia. E por esso no creian los fisicos querer algun remedio poner que por novidad sospechoso ser podiesse.

[Capítulo 6: El tratamiento del médico Filipo]

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Havia entre los o-tros [22r] nobles meges uno dicho Phelipe, de nacion acarne, dende Macedonia ad Alexandre entre los otros seguido, el rey aun pequeño siendo, primero su fiel compañero e a el por conservador de la salud suya dado. El qual, no solo a guisa de [se]ñor mas como si su fijo estado fuesse, con muy singular caridad amava. Este pues subito un notable remedio al rey prometiera, con una bevida medicinada querer su dolencia prestamente quitar. A ninguno el ofrescimiento plazia, salvo a esse con peligro de quien se hazia, porque toda cosa mas facilmente que la tardança podia sofrir. E ya las armas e las escuadras le parecia ver y en esto su victoria ser puesta no dudava, solo qu’estar delante a sus banderas pudiesse, de una cosa doliendose mucho: que depues de tres dias, segun el fisico dizia, devia la medicina tomar. En este medio ad Alexandre vinieron cartas de Parmenion339, mucho entre sus mayores fiable, en las quales a el avisava que su salud a Phelipe cometer no quisiesse porque Dario mil talentes de oro e allende d’esto por muger su hermana, si lo fiziesse morir, prometido le havia. Gran pensamiento al animo de Alexandre havian estas cartas traido. E toda razon que de la una parte e de la otra o el miedo o la esperança opusiessen, con secreta consideracion estimava, diziendo entre si: «¿Devo yo esta medicina bever por que, siendo venenada, merecidamente sea dicho

338 Se ha sugerido que esta letra se menciona en los libros perdidos, pues el giro deja entender que los interlocutores de Alejandro saben a qué se refiere (Pejen. p. 95). 339 Esta carta desempeña un papel crucial en la tensión entre Parmenión y Alejandro. En otras fuentes, el aviso es verbal o incluso llega a eludirse. Así, el Pseudo Calístenes le dedica un solo párrafo al pasaje. Es probable que esta carta haya entrado en un leitmotiv de la (des)lealtad de Parmenión ya en los dos primeros libros perdidos. Ver Palacios Mahecha, 2009, p. 262-267. Encontramos este episodio en el Libro de los exemplos por a.b.c., no 168, ed. Baldissera, 2005, p. 142.

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ser muerto? ¿No me devo de mege fiar, en las tiendas mias dexarme vencer? Mejor es a mi por la traicion de otro que por propio miedo morir». Rebuelto pues en varios pensamientos el animo suyo, a ninguno esso que scrito le havian notificara. E con el sillo de su anillo sillada, la carta so el almohada en que la cabeça tenia la puso. En estos pensamientos passados dos dias, vino el tercero del mege ordenado. El qual, con la copa [en340] que la medicina era preparada, se vino donde Alexandre. Visto el fisico, encima la cama se puso a sentar. E la carta de Parmenion embiada con la sinistra mano teniendo, tomo la medicina e sin miedo la bevio. Depues mando a Phelipe que la carta leyesse e siempre [e]n el rostro los ojos firmes le [22v] tiene, pensando algun señal de la consciencia dever en el aparecer. Leida Phelipe la carta, e mas que miedo desden amostrando, echada essa delante a la cama: «Señor mio, dixo, siempre mi esprito es de ti dependido. Mas agora verdaderamente pienso del santo e venerable aspecto tuyo ser atraido. La salud tuya mostrara ser falsa la culpa del crimen a mi imposado. Sanado de mi, la vida a mi semejablemente retornaras, por esso te ruego e soplico que, echado de ti todo miedo, la medicina en las venas dexes decorrer. Aconuerta el animo tuyo, el qual los tus assaz fieles amigos, mas no abtamente avisados, con vana solicitud lo conturban». Este fablar no solamente ad Alexandre seguro rendio, mas alegre e lleno de buena esperança lo fizo. Rebuelto pues a Phelipe le dixo: «Si los dioses te hoviessen puesto al delant’el partido con que l’animo mio bien esperimentar tu podiesses, no creo con mas cierto que este hoviesses desseado o podido aprovar. Recebida la carta e bevido lo que has ordenado, cree de cierto no menos de la fe tuya que de la salud propia solicito ser». Dicho esto, en señal de fe la mano diestra le diera. Mas tanta fue ciertamente la fuerça de la medicina, que los efectos d’ella gran fe a los avisamientos de Parmenion ayuntaron. Tanto havia l’esprito suyo apretado que apenas podia resollar. E Phelipe toda cosa por ayudar le aprovava con paños e cosas calientes. Viendolo fuera de todo sentimiento venido, con gustos e varias olores lo despertava. E depues que algun tanto reservado de la piensa lo conociera, alguna vez la madre, las hermanas, alguna la victoria assaz vezina l’acordava. Mas quando fue la medicina en las venas esparzida e poco a poco la salud de los miembros recebida, primero el sprito su vigor, depues el cuerpo, mas ante que non se creyera, fue sano. Donde passados tres dias que doliente havia caido, en conspecto de su gente de armas ya sano pervino. Ni con menor desseo d’ellos Phelipe que Alexandre era visto: toda persona la mano diestra le dando, grandes gracias e como a un dios le refirian, porque no es facil a dezir, allende a la reverencia naturalmente engendrada en respecto de su rey, estas gentes con quanta [23r] admiracion ad Alexandre e caridad amassen. Primeramente no les parecia alguna cosa el sin ayuda divina temptar. E siendo en todo lugar aparejado la temeridad de la fortuna, en gloria s’estimava. Allende a esto su edad, apenas a tan grandes fechos madura mas en todo suficiente, todas sus obras honestava. E otras cosas, que lieves son reputadas, muchas vezes en fecho de armas al pueblo son agradables: exercitar la persona con ellos, el ornamiento e habito non muy dessemejante de los otros privados, la osadia en fecho de armas… La qual cosa 340 Ms. om.; Ital. en.

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este por escelencia d’ingenio o por astucia de animo faziendo egualmente, era de todos caro tenido.

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Dario, por ciertos mensages la dolencia de Alexandre sentida, quanto mas presto con tanta hueste mover se podia al rio Eufratres vino e, fecha la puente sobr’el en cinco dias, por haver prestamente la provincia de Cilicia la hueste de la otra parte passara. Ya Alexandre libremente sano a la cibdad de Solos era venido e, havida essa e tomados en nombre de calonia dozientos talentes de los cibdadanos, la fortaleza a su gente fizo goardar. Depues, ciertos juegos por la salud suya ordenados mirando con gran ozio e plazer, amostro como poco de la venida de Dario curasse. A Esculapio e a Minerva fueron los juegos celebrados, en los quales estando Alexandre a mirar, bien aventuradas nuevas le pervinieron. Esta era los persios de los suyos en batalla a Licarnaso ser vencidos. Depues los midios e caumis e muchos otros pueblos d’essas partes ser en su dominio traidos. Por esto, fenecidos los dichos juegos e levantada la hueste e la puente sobr’el rio Piramo ordenada, a la cibdad de Malon perviniera e, de alli depues partido, a un castillo dicho Castabulon allegara. Alli Parmenion, el qual de Alexandre a buscar el camino montañoso341 era embiado, pervino, por el qual a la cibdad de Ison andar convinia. E havidos los passos de las sierras e dexada en ellos poca guarda, la dicha cibdad de Ison, de los suyos abandonada, tomada tenia. Depues partido de alli, echados algunos que los lugares de los montes mas apartados o-cupavan [23v], toda cosa haviendo ordenado, tomado el camino como ante havemos ya dicho, el mesmo actor e message d’esto ad Alexandre era tornado. Alexandre toda su hueste en la dicha cibdad de Ison repusiera e, havido consejo si mas adelante passar el devia o alli nueva gente que de Macedonia vinia atender, Parmenion respondiera ningun otro lugar mas abto a la batalla estimar, porque las angosturas d’el gran multitud de gente caber no podian. La llanura e los campos a ellos ser sospechosos, donde de los enemigos ceñir o por dudosa batalla vencer se podiessen. E no de la virtud d’ellos mas de la multitud primeramente dudar: nueva gente de Persia cada dia allegar, quando lugar de poder luengamente alojar refallassen. Este consejo como provechoso fue de Alexandre aceptado, acordando entre estas angosturas su enemigo atender. Era en la hueste de Alexandre uno de Persia llamado por nombre Sisene342, ya siendo del pretor de Egipto al rey Phelipo embiado e por muy grandes donos d’el recebidos. En exilio, la propia patria havia mudado. Depues siguiendo Alexandre en Asia, era entre sus fieles tenido. Este un cavallero de Creta una carta de anillo no conocido sillada le diera. Nabarzanes, pretor de Dario, la dicha carta escrivia,

341 Curcio parece referirse al desfiladero de Karalück Kapu, que conecta la Cilicia con la llanura de Iso (Pejen. p. 101). 342 Este episodio de Sísenes, junto a los de Parmenión y Caridemo, es otra muestra de la dimensión palaciega del libro III. Palacios Mahecha, 2009, p. 274.

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en la qual a Sisene aconortava que alguna cosa de su nobleza e costumbres digna fiziesse, porque acerca de Dario grandissima honor aquistaria. Esta carta Sisene como persona innocente muchas vezes ad Alexandre quiso amostrar. Mas viendolo en tantos pensamientos en el aparejamiento de la batalla ocupado, otro tiempo mas dispuesto esperando, dio sospecha de haver celerado. Consejo tomado por que ante que a el fuesse dada, a las manos de Alexandre era la carta venida y essa leida. E, depues d’un anillo no conocido sillada por la fe del tentar, que a Sisene fuesse dada havia mandado. E porque Sisene por muchos dias a el no era venido, parecio con mal consejo haver la dicha carta tomado. Por esso en el campo, por mandado del rey, de la gente de Creta fue muerto.

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[Capítulo 8: Tácticas y movimientos de ambos ejércitos] E ya la gente de armas de Grecia, la qual Timocles de Farnabaço tomado havia, sobira-na [24r] e quasi sola esperança de Dario, a el era venida. Estos consejaron a Dario qu’en las anchas llanuras de Messopotania retrayesse su hueste e, si a la verdad este consejo a el agradable no fuesse, a lo menos tanta multitud de gente departiesse, e so un punto de fortuna todas las fuerças de su reino poner no quisiesse. Este fablar menos a Dario que a sus consejeros desplugo e d’ellos pues algunos dizian ser de mucho dudar, de tal gente de fe muy dudosa e por dineros traida, que traicion en ellos no fuesse. E por otro no querer la hueste partir sino que, siendo de todos separados si al ocorriesse ad Alexandre foir se podiessen, no ser mas seguro partido que estos de toda la hueste circundados subitamente matar, por que a otros de semejante traicion punidos exemplo se diesse. Dario, señor assaz constante e benigno, asi respondiera: tanta traicion como esta a el no plazer que sus soldadados e que a la fe suya eran venidos fiziesse matar. ¿Qual gente estrangera dever depues d’el la salud suya fiar, si de la sangre de tantos hombres las manos se hoviesse ensuziado? Ninguno por consejo menos sabio dado dever muerte sofrir. No ser alguno que a otro consejasse, si aconsejar fuesse peligro. Por esso d’el todos dias a consejo demandados, muchas cosas con ellos platicava, no porque gran fe a essos que mejor dizian no hoviesse. A la fin, respondio a los griegos en esta manera: muy grandes gracias a su buena voluntad siempre render, mas ciertamente si atras su gente retrayesse, su reino a las manos de los enemigos pervernia. Las guerras por fama conservarse y el que atras se mueve creen se foir. De prolongar batalla vana razon le parecer a tanta multitud de gente. Viniendo el ivierno en una gran region de los suyos e de los enemigos en uno desfechas, las provisiones satisfazer no poder. Ni aun la hueste se dever dividir, servadas las ordenes de los mayores suyos, los quales siempre todas sus fuerças al peligro de la batalla hoviessen cometido. E ciertamente Alexandre, antes havido por terrible e por absencia suya en vana fiança elevado, depues que su venida hoviesse sen-tido, [24v] de temerario cauteloso ser tornado e a las angosturas de los montes a modo de viles bestias salvages ser foido, las quoales, sentido el estruendo de los caminantes, en las cuevas de las selvas s’escondian. Depues d’esto, con vana dissimulacion de dolencia sus gentes burlar, donde los suyos mas la batalla no querian diferir. En essas cuevas en las quales ellos temerosos havian foido prestamente quererlos tomar.

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Estas palabras de Dario mas magnificamente que verdaderas fueron dichas. En tanto, embiada toda su moneda e las otras cosas mas preciosas a Domas de Siria, dexada poca gente a la goarda d’ella, con toda la hueste a Cilicia pervino, siguiendo essa a la costumbre de su patria la muger e la madre e las virgines moças, con un pequeño fijo suyo a el acompañando. E por ventura, essa noche que Alexandre a la hoz donde era la entrada en Cilicia pervino, Dario en esse lugar que la Pila Amanice dizen era venido. Donde los persios de cierto pensaron Alexandre, abandonada la cibdad de Ison d’el tomada, dever subitamente foir por que algunos de su gente feridos e debiles, que la hueste seguir no podian, de los persios fueron tomados. A los quales, a instancia de algunos privados, en assaz barbara manera e cruel cortadas las manos e quemadas, havia fecho Dario en derredor a su campo levar e mostrar a ellos su gente. Depues havia mandado que ad Alexandre toda cosa refiriessen. Levantada la hueste y el rio Piramo passado, por andar tras el qual creia verdaderamente foir se vinia. Mas essos a quien las manos eran cortadas, al campo de Alexandre arribados, quanto mas presto podia Dario con los suyos venir avisaron. E apenas les era creido, donde Alexandre sus espias a la parte de la marina a investigar embiara, si verdaderamente Dario en persona o alguno de sus capitanes viniendo fiziesse muestra el con toda la hueste venir. Apenas las espias eran tornadas que subito gran multitud de gente d’alexos se vio. Depues los fuegos por todos los campos a resplandecer començaron. E toda cosa de continuas llamas [25r] parecia quemar, porque tanta multitud de gente e sin orden traida por razon de las yeguas anchamente alojava. Por esto Alexandre en esse lugar assi mesmo a los suyos fizo alojar, muy alegre siendo porque en estas angosturas de sierras, como siempre havia desseado, deviesse la batalla tomar. Non de menos, como suele avenir quando el tiempo del viniente peligro se allega, que la fiança en miedo se buelve, començo Alexandre la fortuna con favor de quien cosas prosperamente fechas havia no sin causa a dudar e por essa felicidad que a el era venida, quanto mudable e incierta fuesse, considerar una noche sola quedar qu’el efecto de tanto peligro detardasse. De otra parte, en la piensa estimava los premios del peligro ser mayores e, como era en dudo la victoria, asi ser cierto el no poder sin mucha gloria e loor fenecer. Mandado pues a sus gentes que sus personas curassen y depues a la vela tercera343 armados y en punto fuessen puyado, encima un alto monte con muchas llamas de fuego luziente, a la costumbre de la patria, a los dioses d’essos lugares fizo sacrificio344. E tañida la trompeta al tercero señal, sus gentes, como mandado les era, se pusieron en punto al camino e a la batalla aparejados. Mandado pues que adelante osadamente pasassen al salir del sol, a essas angosturas de camino que acordado havia tomar arribaron. Dario, segun que de algunos adelante embiados era referido, treinta estadios era d’alli apartado donde Alexandre su hueste fizo quedar. E tomadas sus armas, las escuadras començo a ordenar.

343 La vela tercera remite a las tres primeras horas del día, según la división romana de la noche en cuatro vigilias respecto a las doce horas de la noche (Pejen. p. 107). 344 La superstición de Alejandro es recurrente en Quinto Curcio. ver Montero Herrero, 1990; Aubriot, 2003.

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Dario de la venida d’Alexandre por algunos labradores todos temerosos esso mesmo fuera avisado, apenas creyendo venir el que, no fuyendo, pessiguia. Esta nueva no poco miedo a la gente de Dario havia traido, porque mas abtos al camino que a la batalla se fallavan. Subito algunos por esto las armas tomavan, mas la gran priessa de los discorrientes e los otros a la batalla demandantes mayor miedo les ayuntava. Algunos encima la sierra por ver las gentes d’Alexandre s’andavan, otros sus cavallos adreçavan. Assi que la hueste, toda [25v] rebuelta, no a un mandamiento aparejados, con gran estruendo toda cosa havian turbado. Dario al comienço de la batalla la cumbre del monte con parte de su gente queria tomar, por que delante e detras los enemigos ci[ñ]iesse345 haza la mar, aun de la qual su escuadra diestra era cobierta. Otras gentes embiar disponia por que de todas partes la hueste de Alexandre apretasse; allende d’estos treinta mil hombres con muchos archeros, los quales el rio Piramo, qu’en medio de dos otros rios decorre, passassen e alli la gente de Alexandre salteassen. E si esto fazer no podiessen, al monte retrayendose, los postreros de los enemigos escondidamente circundassen. Non de menos estas cosas sabiamente de Dario ordenadas, la fortuna, mas que toda razon poderosa, desfizo. Algunos por miedo esso que mandado les era obedecer non osavan, otros en vano se trabajavan, porque donde las partes se mueven, toda la composicion se conturba.

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[Capítulo 9: Orden de ambas escuadras] La orden de sus escuadras estuvo en esta manera: Nabarzanes, con la gente de cavallo, la diestra ala guardava; ayuntados a ellos, los honderos e los archeros acerca de veinte mil. En esta escuadra aun era Timocles de hombres de pie, soldados de Grecia, en numero de treinta mil capitan y era sin dudo la mas poderosa parte de toda su gente, a la falange de los macedonios egual en poder. En la sinistra escuadra Aristomades de Tesalia, con veinte mil peones barbaros, estava en socorro d’ellos. La mas guerrera gente havia colocado en esta. Era Dario de treinta mil de cavallo avantajados, que su persona solian guardar, e de peones quarenta mil acompañado. Depues los ircanios e midios, gente a cavallo, luego todas las otras gentes a la mano diestra e sinistra ordenadas estavan. Esta escuadra como havemos ya dicho aparejada, seis mil darderos e honderos delante levava. Depues, toda parte donde en estas angosturas andar se podiesse de gente era rellena. Las escuadras del un lado al monte, del otro a la marina tenian. La muger e la madre de Dario con todas las otras mugeres en medio [26r] d’ellas havian traido. Alexandre primero la falange, que la mejor parte de su gente era, puso delante. Nicanor, fijo de Parmenion, la diestra escuadra guardava, acerca del qual estava Cenos; Perdica, Meleagro, Tolomeo y Aminta, cada uno capitan de su escuadra. En la siniestra, que a la mar se tendia, Parmenion y Cratero vinian. Bien que obedecer a Parmenion Cratero deviese, la gente de cavallo entre amas las escuadras era repuesta.

345 Ms. cinyesse. La palabra siguiente, haza, es una contracción de «hasta» cuya grafía aparece documentada en el CORDE. Es uno de los lemas con más variaciones en nuestro texto: hasta, haza, hata, etc.

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La diestra de los macedonios con los de Tesalia en uno, la sinistra de los peloponesos era guardada. Ante d’esta batalla los honderos con los archeros ayuntados andavan. Asi mesmo, la gente de Tracia e de Creta ligeramente armada adelante precidian. A essos que Dario en persona a tomar el monte havia embiado, los agrianos, nuevamente de Grecia arribados, les puso al encuentro. A Parmenion havia Alexandre mandado que, quanto mas podiesse, las escuadras a la mar retrayesse, de manera que la hueste del monte mas apartada siempre fuesse, el qual ya los barbaros havian ocupado. Bien qu’espantados del solo aspecto de los honderos, ni contrastar a essos que vinian ni circundar los que adelante passavan osando, subitamente eran foidos. La qual cosa Alexandre que de un lado de su escuadra primero d’encima no fuesse turbada mucho temia e las angosturas d’essos lugares las batallas mas anchamente passar no dexavan. Depues, poco a poco procidiendo, las valles de los montes mas a ensancharse e mayor llanura a se abrir començava, por manera que no solamente los hombres de pie en mayor numero por orden passar, mas la gente a cavallo aun en derredor derramarse podian.

[Capítulo 10: Preámbulo de la batalla]

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Ya las batallas a un tiro de archo una en conspecto de otra eran llegadas, quando primero los persios con grande y aspro estruendo a gritar començaron. Los macedonios, por contrario d’ellos, fuertemente gritaron. Los quales gritos, de las alturas de los montes e grandes concavidades rebatidos, mayor que la hueste no era. El estruendo rendian porque las selvas en derredor esparzidas e las peñas en uno toda voz que reciben con mayor ressonido refieren. Alexandre ante a sus primeras banderas andava con las manos, el mesmo a los suyos señalan-do [26v] que firmes estoviessen, ni del animo partidos con mucha gran priessa e con furia la batalla començassen. En esta manera, en derredor a su hueste cavalgando, con vario razonamiento segun a cada uno convinia, sus gentes aconortava. Primero a los macedonios, ya de tantas batallas en Europa vencedores, la virtud antigua recordava, con la qual a sujuzgar la Asia e la ultimas partes d’Oriente, non tanto por respecto d’el quanto por propia voluntad, eran venidos. Dever ellos el mundo de servitud delibrar, ya a los terminos ser de Hercules e de Libero346 llegados, por que no solo a los persios mas a todas las otras naciones deviessen señorear. La Batria, la India, provincias de Macedonia ser fechas. De poco precio estimar essas que viessen, mas todo con la victoria abierto refallar. No creer ellos entre las peñas derribadas de los ilirios e los montes de Tracia vanos trabajos durar. Todo l’haver d’Oriente a ellos ser aparejado e apenas les ser menester las espadas, la hueste de los persios, de miedo turbada, con los escudos facilmente poder rebotar. Depues a Phelipe su padre, vencedor de Atenas,

346 Baco (Libero) Hércules conforman los dos polos principales de la mitología que sigue Alejandro. Hércules era considerado como un antepasado por la realeza macedonia, mientras que Baco era objeto de adoración en Epiro (tierra de la madre de Alejandro). De ahí la expedición del macedonio al templo de Siwah o las múltiples referencias a Hércules y Baco en el texto.

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en presencia invocava. La memoria de Boecia vencida e de la muy noble cibdad de Tebas, d’ellos por tierra derribada347, ante sus animos ponia. Luego el rio Granico e tantas cibdades sujuzgadas o combatidas, toda cosa que a las espaldas hoviessen dexado ser d’ellos estroida e so los sus pies abatida recordava. Buelto esso mesmo, a los griegos las guerras de los persios en Grecia fechas les dizia. E Dario primero, depues la sobervia de Xerses348, al qual ellos agua y tierra pidiendo, ni bever de las fuentes ni las viandas usadas les havia atorgado; los templos en sus manos puestos con fuego e con fierro ser estroidos, sus cibdades combatidas, las convenciones de la religion divina e humana d’el violadas. Recontava depues a essos de Iliria e de Tracia fablando que siempre de robos solian bevir. La hueste de los enemigos de oro, de purpura resplandeciente amostrava, ellos no armas diziendo mas riqueza traer. Andassen osadamente adelante e como hombres valientes a estas mugeres el oro e la plata quitassen. Las aspras cumbres de sus montes e los sende-ros [27r] desnudos, de continuo yelo endurescidos, con las ricas llanuras e possessiones de Persia cameassen.

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[Capítulo 11: La batalla de Iso (noviembre del 333)] E ya al tiro d’un dardo eran las batallas allegadas quando la gente de cavallo de los persios en la sinistra escuadra de Alexandre fuertemente firieron, porque Dario de pelear a cavallo havia acordado, la falange dever ser la mas fuerte parte de los macedonios pensando. Depues, la diestra escuadra de Alexandre era de los enemigos ceñida. La qual cosa esse viendo, embiadas dos escuadras de su gente qu’el monte toviessen, toda la otra hueste en medio del peligro de la batalla osadamente repuso. Quitados depues de sus escuadras los cavalleros de Tesalia, al capitan d’ellos mandara que, escondidamente por las espaldas de los suyos passando, con Parmenion s’ayuntasse e esso que a el mandasse prestamente fiziesse. E ya los d’Alexandre en medio de los persios, de todas partes ceñidos, fuertemente se defendian. Mas tanto apretados e quasi en uno ayuntados estavan, que como de las manos d’ellos eran los dardos salidos. Entr’ellos mesmos rebueltos s’embaraçavan e con leves e varios tiros mas vezes en tierra qu’entre los enemigos sin algun daño caian. Por esso, forçados la batalla d’acerca fazer, las espadas animosamente tomaron. Por la qual causa, gran quantidad de sangre d’ellos primero fue derramada, porque dos escuadras eran tanto apretadas, que las armas d’estos con las armas d’essos, tocando las espadas en el rostro los unos a los otros, tenian. Asi, a los temerosos como a los fuertes era menester ayudarse por que, pie con pie juntos, quasi uno a uno peleando en un mesmo passo, ha[s]ta que venciendo a si mesmos lugar fiziessen. S’estavan con trabajo el camino a ellos mesmos faziendo, quando los enemigos en tierra hoviessen echado. Depues a essos que eran cansados los otros repuestos en su lugar suceian. Ni los feridos,

347 La ciudad es arrasada en otoño de 335, como respuesta ejemplar de Alejandro frente a posibles rebeliones. La destrucción de Tebas marca el punto final de la labor de pacificación de Grecia y sus alrededores. Alejandro tiene entonces la vía libre para su proyecto de invasión oriental. 348 Se trata aquí de Jerjes I.

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como otras vezes suelen de la escuadra partir, se podian: delante los enemigos, los suyos detras los apretavan. Alexandre no menos el oficio d’un hombre d’armas que de emperador siguia, mucha gloria a poder el rey matar con desseo rebuscando, porque [27v] Dario, sobr’el carro muy alto a los suyos, a el defender e a los enemigos rebotar gran conuerto les dava. Oxatres, hermano de Dario, viendo Alexandre a el pesseguir, toda su gente de cavallo delante al carro del rey opusiera. Hombre de fortaleza en fecho de armas, sobre todos los otros notable de clemencia e osadia, depues entre pocos en esta batalla muy claro, algunos improvisamente delante l’estando por tierra, a otros en fuida pusiera. De la otra parte los macedonios, en derredor ad Alexandre con gran conuerto ayuntados, entre las escuadras de cavallo de los persios s’echaron. Entonce el rompimiento parecio semejante a un grandissimo estruendo: capitanes muy nobles en derredor al carro de Dario en su presencia virilmente muertos, todos sobre sus rostros rebueltos como havian peleado, con las feridas delante a las personas recebidas. Yazian con estos Aticies, Tromides e Sataces, governador del Egipto e de grandes huestes capitanes. Se vian en derredor d’ellos infinita multitud de gente de cavallo e de pie de menor fama en uno muerta. Yazia de los macedonios no muchos, mas los mas denodados murieron primero, entre los quales Alexandre en la diestra pierna de una espada ligeramente ferido. E ya los cavallos que a Dario levavan, de las lanças todos llagados e de dolor comovidos, el yuvo del carro a rebolver e al rey d’el derribar començaron. E temiendo que bivo en las manos de Alexandre no perviniesse, decendido del carro, sobre un cavallo que a semejante caso era aparejado por los suyos fue puesto, las divisas reales, por que tomado no fuesse, vilmente a tierra derribando. A la hora, todos los otros començandose de miedo a turbar e por essa via que cada uno andar podia fuyendo, las armas que ante por se defender havian tomado prestamente las echavan. Tanta es la vildad de la temor, que las mesmas ayudas aun suele temer. Empos d’estos la gente de cavallo de Parmenion embiada corria, porque d’esta parte todos eran foidos. Por el contrario, en la diestra escuadra d’Alexandre essos de Persia la gen-te [28r] de cavallo de Tesalia fuertemente apretavan. E ya una batalla d’ellos de un impeto era dessecha quando los tesalios, con los cavallos prestamente rebueltos e de peligro salidos, de nuevo a la pelea tornando, a los barbaros, todos por fiuza de victoria aca y alla esparzidos, con mucha matança en rompimiento pusieron, porque la gente de Persia e sus cavallos, por las cubiertas de hoxa de fierro muy graves349, con trabajo la escuadra de los tesalios que ligeramente se movia podian seguir. Assi qu’en el rebolver de los cavallos muchos d’ellos havian tomado. La qual victoria oida Alexandre, subito lo que ante osado no havia, sintiendose de todas partes vencedor, los barbaros a seguir se dispuso. No mas de mil de cavallo empos d’el andavan, continuamente gran multitud d’enemigos siguiendo, bien que ninguno en la victoria o foir puede la gente numerar. Por esso los barbaros de pocos a manera de ovejas echados, por el mesmo miedo que de foir les era causa, fuyendo

349 Son los catafractos, una unidad de caballería pesada donde tanto el caballero como su montura iban cubiertos de una armadura (Pejen. p. 85).

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s’andavan. Los griegos, depues que de la parte de Dario eran quedados con Aminta su capitan, otras vezes de Alexandre pretor, a la hora d’el vilmente foido, de los otros separados en fermosa manera se fueron. Los barbaros por assaz diversos caminos fuyeron. Algunos por el camino de Persia se ivan, otros por las circunstancias de las peñas e las traviessas de los montes s’ascondian. Pocos d’ellos a los alojamientos de Dario arribaron, en los quales abundantes de todas riquezas ya los vencedores eran entrados. Alli gran allegamiento de oro e de plata, non tanto al gasto de la guerra quanto por ornamiento aparejado, las gentes de Alexandre robaron, asi que, de mayor precio cosas en ellos fallando, todos los caminos de ropa mas vil havian sembrado, de la qual por respecto de la mejor l’avaricia suya poco curava. E ya a las mugeres era la gente de armas llegada, las quales quanto mas ricamente eran vestidas tanto mas d’ellos cruelmente eran robadas e a sus personas la fuerça e luxuria no perdonava. Toda la hueste, como la fortuna a cada uno avinia, de llanto e de vozes era rellena. Ni algun aspecto de mal fallecia la licencia de la victoria, por todas [28v] las condiciones y edades de gentes encrueleciendo. Entonce el gran poderio de la fortuna se pudo bien conocer quando essos que la tienda de Dario, de toda riqueza e abundancia rellena ornada, tenian e essa ad Alexandre como a su usado señor conservaron, porque sola ella por la costumbre de la gente de Alexandre no era robada, por esso qu’en el pavallon del rey ya vencido al vencedor recibiessen. Mas quasi toda la gente de armas la muger e la madre de Dario, d’ellos tomadas, por maravilla acatavan: la madre no solo de magestad mas aun por edad venerable, la muger por su sobirana belleza y en tanta adversidad honesta, quedando un solo pequeño fijo que seis años aun complidos no havia. En tanta esperança de estado quanta su padre poco ante havia perdido, d’el engendrado escondido tenia. De la otra parte, en la falda de su aguela vieja, dos donzellas ya grandes yazian, no tanto de la propia dolor quanto d’ellas llorando. En derredor a estas gran cantidad de mugeres d’estado, todas escabelladas e las vestiduras rasgadas, de su fermosura poco curando s’estavan. Las reinas e señoras con los verdaderos nombres otro tiempo, agora con los agenos demandando uno, mas essas de la propia miseria olvidadas, en qual escuadra Dario estado fuesse e que fortuna de batalla havido hoviesse. Demandavan cierto si su rey biviesse, presas no ser afirmando. Dario, continuamente los cavallos mudando, muy alexos era fuido. Diez mil de cavallo e peones cien mil de la gente de Persia en esta batalla murieron; de la parte de Alexandre, quatro mil e quinientos feridos. Dozientos e treinta e dos de los de pie e ciento e cincuenta de los de cavallo faltaron. Con assi daño pequeño tanta victoria fue d’el obtovida.

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[Capítulo 12: Epílogo de la batalla y encuentro con Sisigambis] Alexandre, luengamente a Dario siguiendo, depues que cansado e la noche vinia y esperança no via de poderlo alcançar, pervino al campo de los suyos tomado e fizo a sus amigos con los quales era ya usado combidar a cenar, porque siendo su ferida poco entrada en la pierna, en el convite a el estar no vedava. Quando subito del pavallon

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mas propinco una aspra grita de aollidos e llantos, en bar-bara [29r] manera rebuelta, a todos cenando fizo turbar. La guarda esso mesmo que al pavallon d’Alexandre s’estava, temiendo que de mayor albolote non fuesse, comienço ad armarse. Tomava la causa de asi subito miedo si era que la muger e la madre de Dario, con las otras nobles dueñas tomadas a el, que ser muerto creian. Con grandes gemidos e aollidos lloravan porque uno de sus esclavos presionero que delante a su pavallon estava la vestidura que Dario, segun que dicho ya havemos por que conocido no fuesse havia echado, en las manos d’esse de quien era fallada reconocida, creyendo ser a su señor muerto quitada, falsamente Dario ser muerto a las reinas havia contado. Alexandre, la error conociendo, por la fortuna de Dario e la piedad d’ellas en uno a lagrimar començara. E primero a Nitrene que a los sardos havia vendido, instruido de la lengua persia, fizo mandar que a consolar a ellas andasse. Temiendo depues que por el aspecto del traidor la dolor e la ira a ellas no renovasse, embio Leunato, uno de sus privados, a notificarles en vano ellas de Dario que bivo era dolerse. Leunato con poca gente de armas a la tienda donde las reinas estavan presas pervino e el de Alexandre a ellas ser embiado les mando denunciar. Essos que a la entrada del pavallon estavan, vistos estos armados, creyendo por matar a las reinas ser embiados, dentro subitamente corriendo, la ultima hora ser venida a gritar començaron e ya ser embiados essos que a ellas presas matassen. Por la qual cosa las mugeres, que a Leunato la entrada bedar no podian ni aun lo osavan poner, alguna cosa no respondiendo, todas calladas el mandamiento de Alexandre esperavan. Leunato, luengamente atendido que d’ellas fuesse introduzido, pues alguno no vinia, dexada fuera la compañia, dentro a la tienda se puso. La qual cosa mucho a las mugeres havia turbado, porque de si mesmo entrado e no de alguno introduzido les parecia. Por esso la madre e la muger de Dario ante el las rodillas hincadas a rogar començaron que, primero que muertas fuessen, de gracia [29v] el cuerpo de Dario a la costumbre de su patria enterrar les dexasse. Depues que a su rey el devido fecho hoviessen, querer subitamente morir. Respondio Leunato Dario ser bivo e, no solamente no dever ellas morir, mas como en el primer grado reinas ser reputadas. A la hora, la madre de Dario esto oyendo, permetio ser en pies levantada. Alexandre, el dia siguiente faziendo los cuerpos de los suyos que refallar se podian honorablemente enterrar, a los mas nobles de los persios essa honor mesma fizo fazer, a la madre de Dario atorgando que essos que a ella mas pluguiesse asi mesmo a la costumbre de su patria los honrasse350. Algunos pues de sus parientes e mas propincos como la fortuna presente padecia fizo enterrar, las grandes honores con las quales fazen sus obsequios los persios muy odiosas pensando, quando los vencedores con poco precio se quemassen. E ya complidas a los cuerpos las devidas obsequias, Alexandre a las reinas mando denunciar que a ellas andar queria, por que, despedida la gente que lo siguia, con Efestion a la tienda d’ellas se fuera. Este ad Alexandre de los otros amigos era muy caro, con el en uno criado, participante de sus mayores secretos. Ninguno depues mayor libertad qu’el de amonestar al rey no tenia, la qual cosa en tal manera fazia que mas de Alexandre atorgado que d’el

350 Los persas no quemaban a sus muertos sino que los cubrían de cera y los enterraban (Pejen. p. 123).

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usurpado ser parecia. E como de Alexandre en la edad era egual, asi de la estatura era mayor. Por esso las reinas Efestion ser Alexandre pensando a su manera l’onraron. Luego uno de sus esclavos presioneros qual el rey fuesse amostrando, Sisigambi, madre de Dario, a los pies de Alexandre de rodillas hincada, porque jamas visto non lo hoviesse a s’escusar començara. Alexandre a ella con las manos alçando: «No has fallecido, madre, le dixo, porqu’este es como yo Alexandre351». Cierto si con esta continencia de animo fasta la fin de su vida pesseverar hoviesse podido, mas bienaventurado lo estimara que no parecio quando al triumpho de Libero, padre semejando, del Elesponto fasta l’oceano todas las gentes vinciendo era venido. ¡Si hoviesse la ira [30r] e la superbia, males invencibles, vencido! ¡Si de las muertes de sus amigos en los combites se hoviesse abstovido! ¡E los notables hombres de armas, e de tantos pueblos con el vencedores, sin alguna causa no hoviesse fecho matar! Mas cierto la fortuna no havia l’animo aun sujuzgado, assi qu’el comienço con prudencia e moderacion havia sofrido. A la fin, su grandeza no supo levar fasta la hora. En tal manera governado s’havia que todos los reyes, ante el estados, de continencia e clemencia vincia. Las reinas e virgines de maravillosa belleza tan honestamente acerca si tuvo, como si d’un padre fuessen con el en uno engendradas. La muger de Dario, que sobre toda otra muger en esse tiempo era por bella tenida, no solamente no quiso violar, ante gran cura fizo tener que de alguno, presa siendo, no fuesse violada. Todos sus ornamientos a las mugeres fizo render, ni cosa alguna de magnificencia de la usada fortuna a ellas, salvo la fiança, fuera quitada. Por esso Sisigambi le dixo: «Tu mereces, señor, que por ti roguemos lo que por Dario nuestro rogado ya havemos. E segun que veo, tu eres digno que un tanto rey como el no solo por fortuna, mas aun por razon hayas vencido. Tu madre e reina me llamas, mas tu sierva ser yo me digo e la honor de la passada fortuna de ti recibo e la diversidad presente esso mesmo puede sofrir. A ti esta deliberar toda cosa que de nosotras puedas fazer si quieres, mas ante a la clemencia que a la crueldad sea referido». Alexandre a ellas que de buen animo fuessen respuso. Depues el fijo de Dario en los braços tomando, el pequeño del aspecto del rey no visto jamas nada espantado, el cuello d’el con amas las manos tomara. Por que, alegrado de su osar, Alexandre a Efestion remirando: «Como quisiera, dixo, que Dario un poco d’esta gentileza hoviesse tovido». E de la tienda salido e tres altares en la riba del rio Pinaro a Jove, a Hercules e a Minerva sagrados, en Siria pervino.

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[Capítulo 13: El tesoro real y la traición del gobernador de Domas] Embiado primero Parmenion a Domas donde la riqueza de Dario era repuesta, sintiendo depues uno de sus capitanes ser [30v] adelante passado, dudando que la poquedad de los suyos no fuese poco estimada, a mayor gente ayuntar se dispuso.

351 Episodio famoso en la tradición alejandrina, recuperado por ejemplo en el Libro de los exemplos por a.b.c. no 320, ed. Baldissera, 2005, p. 221-222.

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Mas por aventura una de las espias adelante embiadas, de nombre Mardo352, fuera tomada; el qual a Parmenion embiado, ciertas cartas del governador de Domas ad Alexandre embiadas le diera, diziendo que no dudasse toda la riqueza e la moneda de Dario a el assignar. Parmenion detener a este faziendo las cartas abriera, en las quales era escrito que Alexandre prestamente uno de sus capitanes con poca gente a el embiasse. La qual cosa entendida, dexadolo subitamente e dadole alguna compañia, al traidor lo fizo tornar. Mardo, de las manos de las guardas salido, ante del dia pervino a Domas. La qual cosa l’animo de Parmenion, qu’engaño temia, havia turbado e por el camino d’el no sabido sin guia andar non osava. Non de menos, fiandose de la prosperidad de su rey, algunos villanos que a el por el camino guiassen mando ser tomados, los quales, prestamente fallados, dentro de quatro dias pervino a Domas. E ya temiendo el governador que fe a el dada non fuesse, como que poco de los muros de la cibdad se fiasse, ante del sol salido la moneda del rey, la qual los persios llaman tesoro, con las otras cosas mas preciosas mando aparejar, de querer fuir simulando. Y en efecto, por que a los enemigos toda la ropa ofreciesse, muchos millares de hombres e de mugeres saliendo de la cibdad lo siguian, todos miserable compañia, salvo esse a la fe del qual encomendados estavan e por esso que mayor gracia de su traicion recibiesse. Havia ordenado un robo de toda la moneda mas agradable a los enemigos delante poner, si era los gentiles hombres oficiales de Dario con sus mugeres e fijos, depues los embaxadores de las cibdades de Grecia, los quales Dario como en una roca muy fuerte en manos del traidor havia dexado. Essos que las cargas suelen traer, que los persios llaman bastaxes353, non podiendo los pesos sofrir porqu’el viento gran nieve subitamente havia esparzido e la tierra de yelo era endurescida, las ropas de oro e de [31r] purpura luziente que con la moneda a todas levavan se pusieron encima. No siendo alguno que esto vedasse, porque la fortuna de su rey a cada uno quanto quiere vil sea licencia, en su respecto le dava. Donde a Parmenion el aspecto de una escuadra muy honorable fizo aparecer. Por esso a su gente con instancia, como que batalla quisiessen tomar, con pocas palabras aconortados, a cada uno a los cavallos poner las espuelas e a los enemigos prestamente correr les mandara. Los traedores de las cargas esto viendo, echadas essas en tierra, subitamente fuyeron. La gente de armas esso mesmo que a ellos por guarda siguian, por miedo echadas las armas, por todas partes a foir començaron. El traidor, aun el simulando temer, toda cosa havia enchido de miedo. Las riquezas de Dario por todos los campos yazian: la moneda para sostener tanta gente de armas aparejada, los abillamientos de tantos hidalgos, de tantas nobles mugeres, vasos de oro, pavallones de magnificencia real adornadas, las carretas de los suyos abandonadas de grandes riquezas rellenas; cosas de dever a piadad a los robadores mover, si por alguna cosa la avaricia refrenar se podiesse, que en tantos años con grandissimas e increibles fortunas eran estadas llegadas. A la hora, parte de las espinas eran rasgadas, partes en el lodo sumidas sacavan. Las manos de tantos ladrones a tanta riqueza non abastavan.

352 Liñán traduce erróneamente el gentilicio que remite al pueblo amardo (nómadas de esa región) con un nombre propio, basándose en su fuente («fo prisso vno di nome Mardo», Ital. 34v). 353 Suele aparecer en otras versiones bajo el término de «gangabas».

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E ya a los que primero foian eran llegados. Alli muchas mugeres, sus pequeños fijos levando, s’andavan. Entre las quales eran tres virgines, fijas de Oquo, que ante de Dario havia reinado, ya del estado del padre por mudança de fortuna caidas, a la hora su condicion mas cruelmente la natura agraviando. Con ellas aun era la muger d’esse rey Oquo e Oxatre l’ermano. Alli era la fija de Dario, muger de Artabaço, principe de los mayores, el fijo que Iliones llamavan, la muger de Farnabaço depues con el fijo al qual Dario todo el govierno de la provincia maritima havia assignado. Tres fijas aun de Mentoro e del muy noble capitan Menon la muger con el fijo fueron [31v] tomados. E casi no fue alguna cosa de las mayores que non fuesse dañada. Essos de Lacedemonia e de Atenas, por la fe d’ellos non violada, a los persios havian seguido. Aristogiton, Dropide e Leocratres, entre los ateneses de gentileza e de fama muy claros, de lacedemonios Pasifo, Onomastoride, Omayo e Calicratide, y estos esso mesmo en su tierra muy nobles, la cantidat de la moneda fuera assignada, talentes dos mil e seiscientos, de pesos de plata aun cinco cientos. Depues tres mil hombres con siete mil yeguas, todas de ropa cargadas, fueron tomadas. Non de menos al traidor de tanta fortuna la debida pena prestamente alcançara porque un su compañero, en este caso a su rey honor haviendo, esse muerto, a Dario la cabeça levara. Estremo plazer al rey decebido, porque vengança de su enemigo havia tomado e aun en los animos de todos la memoria de la magestad suya no via ser fallescida.

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Aqui fenece el libro tercero de la istoria de Alexandre Magno, fijo de Philipo, rey de Macedonia. Comiença el quarto, escrito de Quinto Curcio Rupho, istorial eloquente, e sacado en vulgar por Pedro Candido bien aventuradamente.

[Capítulo 1: Intercambio epistolar de Darío y Alejandro; Abdolomio, un pobre hecho rey]

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Dario, poco ante rey de tanta hueste, el qual a modo de triumphante mas que de guerrero encima del carro alteroso era a la batalla venido, por los lugares de tanta multitud de sus gentes, ante rellenos, agora vazios e desiertos fuia. A el pocos siguian, porque a un mesmo lugar todos no andavan. Depues cansando los cavallos, los quales el rey continuamente mudava, por ninguna via andar no podian. Dario a la cibdad de Oncas llegado, recebido de quatro mil griegos, al rio Eufratres con ellos pervino, creyendo solamente [32r] esso ser suyo que subitamente hoviesse ocupado. En tanto Alexandre mandado a Parmenion, por el qual el robo de Domas era obtovido, esse e los presioneros con diligencia guardar, de Siria governador lo fiziera. Esta nueva señoria los sirios no aun por batalla bien sometidos refusavan, mas prestamente sujuzgados los mandamientos siguieron. La isla de Arado depues ad Alexandre se diera. Estratone, rey d’essa isla, la marina contraria tenia e muchas otras tierras de la mar apartadas, el qual a la fe recebido, Alexandre a la cibdad de Maraton el campo pusiera. Alli las cartas por parte de Dario presentadas le fueron, de las quales soberviosamente escritas mucho fuera enojado, mayormente porque Dario el titol de rey a su nombre e no al de Alexandre escrivia354. Requiria aun mas que rogava, que tomando el tanta moneda quanta toda la Macedonia copiesse, la madre, la muger e los fijos restituyesse. Depues del reino se quisiesse con egual batalla en uno discerniessen. Mas si a mejores consejos atender el podiesse, contento de su tierra, de los confines de agena señoria se partiesse e amigo e compañero suyo quedasse. En esto ser aparejado la fe dar e d’el semejantemente la recebir. Por el contrario, Alexandre en tal modo rescriviera355: «El rey Alexandre a Dario Celes356, el qual nombre tu Dario has usurpado: Dario los griegos que son en Lesponto e todas las nuevas pobla[c]iones357 de los griegos de Ionia ha con grandissimos daños desfecho. E con gran hueste passado la mar, a la Grecia, a Macedonia ha fecho la guerra. Depues el rey Xerse d’essa decendencia e con gran multitud de fieros barbaros vino por nos desfazer. El qual vencido en batalla naval, non de menos dexara a Mardonio su capitan en Grecia, por que siendo el absente, las villas quemasse e las cibdades desfiziesse. Philipo mi padre, ¿quien non sabe ser muerto d’essos que los vuestros 354 Esta redacción soberbiosa contrasta con la cobardía del persa al huir de la batalla de Iso, como bien recuerda Palacios Mahecha, 2009, p. 274-279. 355 Para acentuar aún más la superioridad de Alejandro sobre Darío, nótese el uso del discurso directo en la respuesta del macedonio para concederle una «mayor fuerza narrativa», Ibidem, p. 279. 356 Alusión poco clara, quizás a Darío I (Pejen. p. 133). 357 Ms. poblationes.

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con esperança de mucha moneda solicitados havian? vosotros seguistes guerra no justa358. E teniendo gente de armas, las cabeças de vuestros enemigos con dineros mercaes, como tu, nuevamente rey de tanta hueste siendo, uno que la muerte me diesse con mil talentes de oro has quesido mercar. Por esso me defiendo de [32v] ti e non te refiero la guerra. Los dioses por la mejor parte s’estan. Las mas de las tierras de Asia a la mi juridicion he traido, a ti en batalla he vencido. E bien que de mi ninguna cosa devidamente impetrar mereciesses, porque las razones de la guerra no has observado, non de menos si a mi vendras homilmente, la madre, la muger e los fijos tuyos sin precio render te prometo. Yo se vencer e a los vencidos assi bien perdonar, e si has miedo de en nuestras manos venir, daremos la fe que podras seguramente fazerlo. Depues quando alguna carta a mi escrivas, acuerdate no solamente al rey Alexandre, mas a tu rey escrivir». Embiado Tersipo por levar estas cartas, Alexandre a la provincia de Fenice vino. E recebido un castillo llamado Biblo359 a el dado, a Sidonia pervino, por antiguidad e por fama de sus regidores cibdad muy notable. Era en ella rey Estratone360, sostenido de las riquezas de Dario. Mas porque a persuasiones del pueblo ante que de propia voluntad s’era rendido, del reino parecio indigno e fue a Efestion atorgado que quien a el pareciesse mas merecer de Sidonia rey ordenasse. Eran en la cibdad muchos nobles mancebos huespedes de Efestion, a los quales, dado el poder de reinar, negaron, ninguno essa señoria devidamente merecer segun su costumbre si de sangre real descendido no fuesse. Maravillado Efestion de la grandeza d’ellos que refusavan esso que los otros con fuego e con fierro buscassen: «Vosotros, dixo, ¡muy nobles mancebos!, de virtud soes dignos, que primero haveis entendido quanto gloriosa sea mayor a refusar que a recebir señoria. Mas dadme alguno de descendencia real que se acuerde siempre haver de vosotros este reino obtuvido». Por esso, viendo ellos muchos instar a tanta esperança de señoria, quasi a todos los amigos361 de Alexandre por mucho desseo de reinar lisoniando ordenaron. Entr’ellos no ser alguno mejor de uno llamado Abdolomio362, por luengo parentado a la nacion real aderente, mas por gran pobredad un huerto vezino a la cibdad con poco provecho labrando. De la pobreza era la causa como a muchos contece la virtud e intento a la obra de dia en dia. El estruendo de las armas, que toda la Asia havia comovido, el no sintia. Subito pues, essos que dicho ya havemos con las devisas de ropas reales en 358 Las acusaciones de Alejandro, que se asemejan a una breve síntesis de las contiendas entre el imperio persa y los griegos, le permiten representarse como el libertador de un pueblo víctima de los acosos de los bárbaros, Palacios Mahecha, 2009, p. 287. 359 Liñán traduce el «castello» italiano por «castillo», sin distinguir la fortificación de la ciudad (Biblo). 360 Aquí el rey de Sidonia y no el ya mencionado rey de la isla Arado. «Estratón» era un nombre común para los príncipes fenicios (Pejen. p. 134). 361 Amigos: con este término, Quinto Curcio alude al entorno íntimo de Alejandro así como a los hetairoi que constituyen la élite de la nobleza macedonia. 362 Abdolomio es famoso por la ejemplarización de este episodio, resumido con la anotación en margen de nuestro manuscrito: «Un pobre fecho rey» (33r). Se trata de una de las varias digresiones que jalonan el texto e ilustran la magnanimidad del rey con sus súbditos. El episodio no pasó desapercibido para los lectores de la época de Liñán, según se puede ver en el capítulo VI del Mar de Historias de Fernán Pérez de Guzmán, ed. J. Rodríguez Arzúa, 1944, p. 31-32.

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el [33r] huerto s’entraron, el qual por ventura Abdolodomio, algunas yervas esteriles recogiendo, limpiava. E saludado el como a rey, uno d’ellos le dixo: «Este habito de vestidos qu’en mis manos tu vees, con esse suzio tuyo se deve trocar. Lavat’el cuerpo, de tristeza e de continuo polvo ensuziado, toma l’animo real y en essa fortuna que digno eres esta tu continencia retrueca. E quando seras en la real silla assentado e de la vida e muerte de todos los cibdadanos señor, non te salga de la memoria el estado en el qual la señoria recibes». Esta cosa un sueño quasi a Abdolomio parecia, asi que alguna vez si fuessen de la memoria salidos que d’el neciamente burlassen les demandava. Mas, luego que dudando, la suziedad d’encima le fuera quitada e, puesta la vestidura de purpura e d’oro labrada e la fe por juramento a el confirmada, ya tarde acompañado d’ellos, a la corte se vino. La fama depues como suele, por toda la tierra prestamente esparzida, en algunos el plazer d’esto, en otros gran desden parecia. Cada qual qu’era muy rico, la suziedad e pobreza d’el ante a los amigos de Alexandre acusava. Por la qual cosa Alexandre delante de si lo fizo venir. E miradolo luengamente l’abito, dixo: «De tu persona assaz a la fama de tu linage parece. Mas yo quisiera saber de ti con que pasciencia has la pobreza sofrido». Al qual respondio Abdolomio: «Dios quiera señor que con esse animo pueda el reino yo sostener. Estas mis manos bastaron a satisfazer mis desseos. E no haviendo cosa ninguna, nada por esso me ha fallescido». Una gran escelencia por estas palabras Alexandre de virtud comprendiera. Por la qual cosa, no solamente todo el mueble del rey Estratone le fizo dar, mas allende a esto muchas otras cosas del robo de Persia e la provincia que a la cibdad es cercana fizo a su juridicion ayuntar. En tanto Aminta, el qual de Alexandre a los persios era foido, con quatro mil griegos de su escuadra avantajados que lo siguian a Tripoli fuyendo se retrayera. E puestos depues essos en naves, a la isla de Chipre pervino, porque creyendo en este estado de las cosas [33v] cada uno esso que hoviesse ocupado dever obtener, como si de razon hoviesse esta region posseido, acordo todo l’Egipto tomar. Ad Alexandre era enemigo e, segun que los tiempos aca e alla se mudavan, dudoso e suspenso s’estava. Por la qual cosa, aconortada su gente a tanta esperança, les conta como Satazes, governador del Egipto, en la batalla era muerto e las defensiones de los persios en Egipto ser pocas e sin algun capitan, los egipcios sus pretores naturalmente en odio tener e no por contrarios mas por amigos los reputar. Si a ellos andassen la necessidad a provar toda cosa los atraia, porque quando la fortuna las primeras esperanças del todo abandona, las cosas venideras siempre de las presentes parecen mejores. Por esso a gritar començaron que alla los levasse donde a el mejor pareciesse. E queriendo el usar d’esta audacia en tanto qu’eran d’esperança acendidos, a la entrada de Pelusio se vino, simulando ser de Dario embiado. E tomado Pelusio, el campo a Menfi subito puso. Los egipcios, muy vana gente e mas aparejados a renovar que a defender grandes cosas, esto sintiendo, a echar las ayudas de los persios de sus cibdades e villas en uno ocorrieron, los quales, algun tanto espantados, non de menos la esperança de defender Egipto no perdieron. Aminta, todos essos en batalla desfechos, dentro a la cibdad los havia retraido. E puesta las bastidas como que los enemigos en medio encerrados toviesse, con toda su gente a robar la provincia se puso. Por esso Mazaces, bien que por fiuza de batalla los animos de los suyos ser amedrecidos viesse, non de menos, sus enemigos por fiuza de victoria aca e alla derramados mostrando, a salir

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de la cibdad e a recobrar sus cosas perdidas los començo a conortar. Este consejo no menos fue bueno por razon que util por efecto, porque los griegos todos con su capitan fueron muertos e semejante pena por amos los reyes Aminta devidamente sostuvo, no mas fiable a esse a quien era venido que al otro de quien era foido. Los capitanes de Dario que de la batalla dada a Ison eran quedados, tomada toda la gente que a e-llos [34r] fuyendo havia seguido, con los mancebos de Capadocia e de Paflagonia en uno la provincia de Lidia recobrar s’esforçavan. Antigono, capitan de Alexandre, en este tiempo governava la Lidia, el qual bien que mucha de su gente de defender hoviesse ad Alexandre embiado, non de menos de los barbaros poco curando los suyos a batalla dispuso. Semejante fortuna fue en estas partes aun e en tres batallas ordenadas. En varias provincias los persios fueron vencidos. En este mesmo tiempo, de las naves de Macedonia y de Grecia traidas, Aristamenes, que a recobrar la provincia de Lesponto era por Dario embiado, los suyos tomados e afondadas sus naves, fuera vencido. Depues Farnabaço, capitan de las naves de Dario, rescatada la moneda de los mileses e la cibdad proveida de poca gente, a Andro con cien naves e depues a Sifeno pervino e d’estas islas, esso mesmo de ayudas fornidas, gran cantidad de moneda tomara. La grandeza de la guerra que dos muy poderosos reyes d’Europa e de Asia por esperança de ocupar todo el mundo fazian, las armas de Grecia e de Creta havian comovido. Agis, rey de Lacedemonia, ayuntados ocho mil griegos que de Cilicia fuyendo a sus casas tornavan, ad Antipatro, governador de Macedonia, guerra empeçava. Los creteses agora estas, agora essas partes siguiendo, alguna vez de los macedonios alguna de las gentes de los espartanos eran ocupados. Mas lieves entr’estos eran los peligros, una sola batalla de quien todas las otras dependian, la fortuna acatando.

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[Capítulo 2: El cerco de Tiro (enero-julio 332)] E ya toda la Siria e toda la Fenice salvo Tiro de los macedonios eran vencidas. E Alexandre sus bastidas sobre la tierra que se contiene con ella havia firmado, donde la cibdad es de poca mar departida. Tiro, cibdad por grandeza e por fama ante a todas las otras de Fenice e de Siria notable, mas lievemente la amistad de Alexandre que la señoria aceptar parecia, por la qual cosa los embaxadores una corona de oro en dono e provisiones en gran cantidad amigablemente [34v] de la cibdad le levaron. Alexandre los donos d’ellos como de amigos recebidos e humanamente a los embaxadores fablando, dixo querer al dios Hercules363, el qual los tirios sobiranamente adoran, sacrificio fazer, los reyes de Macedonia creer d’este dios su linage ser descendido e el primeramente a fazer esto del oraculo ser amonestado. Los embaxadores ser un templo de Hercules fuera de la cibdad respondieron. En esse lugar, qu’ellos llaman

363 Además del desacuerdo sobre el lugar de culto, téngase en cuenta la divergencia relativa a la propia deidad: Alejandro quiere sacrifiar a Hércules argivo (su supuesto antepasado), mientras que los tirios veneran al Hércules homólogo de Melqart (Pejen. p. 140). Véase Kloss, 2016.

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Paletiron364, alli poder el sacrificio a Hercules derechamente fazer. Non detovo Alexandre la ira, de la qual era non bien continente: «E nosotros, dixo, con fiuza d’este lugar, porque soes en isla, de la gente mia de pie vos burlaes. Yo vos mostrare brevemente que soes en tierra firme, por esso sabed querer yo en la cibdad entrar o essa combatir». De presente partidos, luego con esta respuesta fueron amonestados depues qu’el rey, el qual las provincias de Siria e de Fenice hoviessen recebido, ellos esso mesmo en la cibdad entrar lo dexassen. Mucho del lugar se fiando, acordaron el sitio sofrir porque la cibdad alexada a la tierra de quatro estadios de mar es dividida, especialmente de rostro al viento africano assentada, el qual grandes ondas contra las ribas suele comover. Ni otra causa a desfazer la obra con que los macedonios la isla con la tierra firme ayuntar ordenaron mas qu’ese viento dañava, apenas siendo la mar pacifica. Ninguna materia poner se podia, porqu’el viento africano toda cosa alli començada con el batir de las ondas en la mar derribava. Ni alguna tan fuerte materia se puede fallar que non destruian las ondas por el fundamiento de la obra passando e, quando el viento es mayor, encima de toda la obra discorren. Allende a esta dificultad otra non menor parecia, porque los muros e las torres de la cibdad de muy alta mar eran ceñidos, assi que las artellerias, si no de las naves echar e las escalas semejantemente a la cerca poner se podian, toda a la mar arrimada ningun camino de pie recibia. Alexandre algunas naves a la hora no havia e, si havidas las hoviesse, siendo movibles e sometidas lievemente con las artellerias, de los enemigos re-botar [35r] se podian. Entre las quales cosas grandissimo animo una pequeña causa ayuntara a los tirios: los embaxadores de los cartagineses a celebrar un anual sacrificio a la costumbre de su patria eran a Tiro venidos. Porque los tirios primeramente edificaron Cartago, siempre por esto como a padres fueron d’ellos honrados. Asi, los cartagineses a los tirios a esforçar començaron que fuertemente sostuviessen el sitio, que brevemente de Cartago a ellos socorro seria embiado. Cierto en estos tiempos por la mayor parte la mar de las naves cartaginesas era ocupada. Acordada pues la guerra, por los muros e torres las artellerias de defender ordenaron. A los mas moços fueron aun assignadas las armas. Los menestrales, de los quales la cibdad abundava, por sus obradores todos a labrar dividieron. Toda cosa de aparato de guerra ya ressonava: algunos instrumentos de fierro, los quales rampagolles se llaman, para echar a las obras de los macedonios, algunos que corvos365 se dizen e muchos otros para defender la cibdad refallados s’aparejavan. Mas siendo el fierro qu’era menester a labrar puesto en la fragua e con las fuelles el fuego a acender començado, algunos rios de sangre debaxo del fuego se vieron, el qual señal los tirios en daño de los macedonios ser aparecido estimaron. En la hueste aun de Alexandre, rompiendo algunos de sus cavalleros el pan, ciertas gotas de sangre vieron salir. Por que siendo espantado Alexandre, Aristrandro, muy ciente

364 La antigua ciudad de Tiro no se encontraba en la isla pero en el continente, lo cual explica la ira del conquistador, al que se prohibe indirectamente la entrada a la ciudad. 365 En este contexto se trata de una máquina – semejante a una grúa – que habría sido inventada por Diades de Pella, el ingeniero de Alejandro, Battistini y Charvet, 2004, p. 650.

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adevino, dixo si fuera la sangre fuesse salida para los macedonios ser mal señal. Mas siendo dentro del pan parecida, a la cibdad que queria sitiar cierta destruccion denotar. Alexandre, teniendo sus naves muy apartadas e assi luengo sitio mucho estorvo a las otras sus faziendas traer conosciendo, embio sus herautes que a ellos a la paç conortassen, los quales los tirios, contra toda razon, muertos en la mar los echaron. Por que, de assi injusta muerte de sus gentes airado, en todo la cibdad sitiar se dispuso. Era primero menester echar la materia por la qual la riba con la cibdad ayun-tasse, [35v] de que una gran desesperacion en el animo de la gente de armas naciera viendo la mar ellos profunda que apenas por obra divina enchir se podia. ¿Que cantos asi esmesurados, que tan grandes arboles poder refallar? Ser menester una gran provincia vaziar por que tanto espacio s’inchiesse. La mar siempre ondear, e quanto mas entre tierra e la isla s’estiende, tanto mas aspramente correr. Alexandre, a retractar los animos de su gente mucho previsto, conta como en sueños la figura de Hercules a el la mano diestra dando le havia parecido e con el capitan e guiador en la cibdad dizia ser entrado. Depues los herautes suyos muertos, la razon de la gente de los tirios violada, contava una sola cibdad el camino de su victoria haver empachado. Depues a los capitanes mandara que cada uno a los suyos amonestasse e todos assaz animados la obra a començar se tomaron. Gran cantidad de cantos de la cibdad antigua de Tiro, que ante era sobre la riba edificada, sacavan. La materia, de que las torres de las bastidas a fazer se tenian, en las naves de monte Libano traian. E ya del fondo de la mar la obra en una poca de alteza era crescida. No aun por esso encima del agua llegava quando los tirios, con fustas pequeñas llegando, por injuria dizian los macedonios, hombres en armas gloriosos, a guisa de bestias las cargas en las espaldas traer. Les demandavan aun si Alexandre mas qu’el dios Neptuno fuesse mayor, los quales desprecios a los animos de los macedonios mucho conuerto ayuntaron. E ya la obra un poco encima del agua parecia y esso mesmo la alteza del molle crecia e mas a la cibdad s’allegava quando los tirios, vista la grandeza d’ella de la qual ante a poco a poco creciendo non se acatavan, con algunos navilios ligeros la obra no aun acabada a circundar e con las artellerias a essos que labravan a ferir començaron. Feridos ya muchos, sin peligro podiendo las barcas a su voluntad retraer e adelante levar, atrayeron la hueste, dexada la obra, a la salud propia atender. E quanto mas alexos a la riba la obra fazian, tanto mas facilmente toda cosa qu’era echada de la profunda [36r] mar se sorvia, donde Alexandre algunos cueros de toros e telas fizo delante a los suyos en alto poner, por que alexos al tiro de un dardo quedassen. Depues dos torrezillas al cabo del molle fizo fazer, de las quales en las barcas que venian los dardos echar se podian. Por el contrario los tirios sus naves, apartadas de la presencia de los enemigos, a la riba trayeron e, puesta en tierra su gente, los que la piedra a la obra levavan matavan. En el monte Libano assi mesmo los villanos d’Arabia salteados los macedonios subitamente, tomados algunos d’ellos, acerca treinta mataron.

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[Capítulo 3: Tentativas de cerco infructuosas] Por esta causa ad Alexandre fue menester su gente dividir e, por que no pareciesse cargosamente en el sitio de una cibdad estar, a la guarda de la obra a Perdica y a

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Cratero ordenara. El con los mas ligeros de la hueste en Arabia se vino. En tanto los tirios una nave muy grande, toda de cantos e arena en la popa cargada, de manera que la proa estava muy alta, depues de betunt e alcrevite366 cobierta, a fuerça de remos levaron. E siendo gran viento en la vela entrado, subito para el molle de los macedonios fecho essa trayeron. E puesto el fuego en la proa, los marineros en las barcas salian, las quales consigo para tal menester havian levado. La nave toda acendida el fuego abundosamente esparzia, al qual, ante que remediar se podiesse, las torres e las otras obras que en la fruente del molle eran firmadas fueron del fuego aprendidas. E essos que descendido en las barcas havian faxos de leña en la obra e todas otras cosas a quemar dispuestos echavan, por que no solamente las torrecillas mas las guaritas encima d’ellas puestas quemavan. E essos qu’en ellas estavan, parte del fuego fueron tomados, parte en la mar quitadas las armas s’echavan. Los tirios, los quales mas ante de tomar essos que de matarlos curavan, con palos e piedras a los qu’en la mar estavan en las manos firian, de guisa que sostener no se podiendo, sin peligro en las barcas eran tomados. Ni sola la obra del fuego fue consumada, mas acaso esse dia un grandissimo viento en el molle d’el profundo la mar golpeava e con espessas ondas las junturas d’el golpeadas s’abrieron. Y entrando el [36v] agua en los cantos, toda se rompio la obra por medio. Desfechas luego las massas de las piedras con las quales la tierra encima d’ellas echada se sostenia, toda en la mar trastornando caia e de tanta obra quasi ningun señal s’amostrava. Alexandre, de Arabia tornando, como fazer en las adversidades se suele, el uno la culpa del mal en el otro ante d’el refiria, bien que amos a dos mas de verdad de la fortuna de mar que de si mesmos lamentar se podiessen. Dond’el rey nuevo comienço de obra empeçando, contra el viento non el lado mas la fruente derecha pusiera. Esa las otras obras cubiertas debaxo de si defendia e mas la ancheza al molle creciera, por que las torres, en medio d’el levantadas, apartadas al tiro de un dardo quedassen. Los arboles, todos enteros con muy grandes ramas en la mar echando, de cantos cargavan. Luego encima d’ellos otros esso mesmo ayuntando, aun la tierra sobr’ellos echavan. E assi un otro lecho de cantos e arboles, quasi con una juntura, la obra en uno ligavan. Ni los tirios alguna cosa que a empachar la obra pensar se podiesse floxamente siguian la sobirana ayuda. Eran algunos que, apartados del aspecto de los enemigos, so el agua nadando e secretamente al molle escondidos vinian, con algunos ganchos los ramos de los arboles someros para si tirando, los quales, depues qu’empos d’ellos siguian, en el profundo de la mar muchos d’ellos caian. Asi alivianadas de peso, las raizes e los troncos de los arboles con poco trabajo movian e, por esta manera, toda la obra qu’encima d’ellos era firmada, quitado el fundamiento, caia. Estando pues Alexandre en gran pensamiento si en el sitio pesseverar o partir se deviesse no cierto, las naves de Chipre fueron traidas. En esse mesmo tiempo Cleandro con la gente de armas de Grecia nuevamente en Asia traida pervino. Por que, tomadas ciento e noventa naves, el rey en dos escuadras las dividiera. La sinistra

366 En el Ital. «sofre» está en voladita sobre «sulpho», por lo que la solución arabizante es elección propia de Liñán.

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de Pitagoras, rey de Chipre, con Cratero era guardada. En la diestra Alexandre sobre una nave llamada quinquerremi real se pusiera. Ni los tirios la batalla por mar, bien que naves toviessen, [37r] osando tomar, todas delante a la cerca de la cibdad las pusieron. En medio d’ellas entrado Alexandre, por la mayor parte en la mar las sumiera. El siguiente dia con las naves venido a los muros de Tiro, de todas partes con las artellerias mayormente con golpes de vaivenes a los combatir se tomara. Los tirios aquexadamente las aberturas con los cantos reparavan, dentro del muro un otro muro, por que si el primero fuesse rompido defender se podiessen, faziendo. Mas de todas partes la fuerça del mal los apretava. El molle dentro al tiro de un dardo era firmado. Las naves la cerca de la cibdad circundavan. De guerras de mar e de tierra en uno eran a la hora ocupados. Los macedonios dos naves juntas las proas ataron, de guisa que quanto era possible las popas separadas estavan, de la una popa a la otra entenas e tablas fuertes en uno travadas. Encima d’ellas las puentes que las gentes de armas sostoviessen fizieron. En tal guisa ordenadas, las naves a la cibdad las levavan e d’ellas los dardos en los enemigos seguramente s’echavan, porque la gente de armas de las proas era cubierta. Era quasi la media noche quando Alexandre las naves, en esta manera ordenadas, en derredor a los muros fizo ayuntar, asi que las naves de todas partes la cibdad circundavan. E los tirios por desesperacion eran quasi perdidos, quando el cielo d’espessas nuves fue recobierto e toda claridad que aparecia por gran escuredad fue fallecida. Depues a poco a poco la mar con feredad airarse e depues con mayor viento levantada a comover grandes ondas, a la fin las naves unas con otras començo en uno a ferir. Ya las maromas con que estavan atadas rompian e las tablas detras d’ellas, cayendo con mucho estruendo la gente de armas, en la mar trastornando consigo levavan, porque las naves, en uno travadas, por ninguna manera en la fortuna governar se podian. El oficio de los marineros la gente de armas e esse de la gente de armas los marineros en uno empachavan. E como en tal caso suele avenir, los sabios a los inorantes obedecian porque los comites, a mandar otras vezes usados, por miedo la hora de la mu-erte, [37v] esso que mandado les era siguian. A la postre, la mar toda de los remos batida, como si de los naucheres fuessen, las naves por fuerça escapadas dava lugar, asi que muchas d’ellas todas rompidas a la riba fueron traidas. En esse tiempo treinta embaxadores cartagineses a los tirios vinieron, mas conuerto a ellos sitiados que ayuda trayendo. Los cartagineses de vezina guerra empachados no por la señoria mas por la propia salud peleavan. Los çaragoçanos367 la Africa entonce estragavan e no mucho apartadas de los muros de Cartago las bastidas puestas tenian. Ni fallecieron por esso los animos a los tirios, bien que de gran esperança abandonados se viessen. Por tanto las mugeres e fijos a Cartago con ellos embiar acordaron, toda fortuna que venirles pudiesse mas fuertemente padecer, creyendo si las muy caras

367 Siracusa se llamaba también en catalán la «Zaragoza de Sicilia». En el BNE Mss/8549 (50v), una glosa marginal completa la mención de «syracusanos»: «siracusanos de Siracusa que agora se llama Çaragoça de la ysla de Siçilia». A su vez, se ha señalado un posible error de Curcio puesto que los siracusanos atacaron Cartago en el 309, cuando todavía estamos en febrero-agosto del 332 durante el cerco de la ciudad por Alejandro (Pejen. p. 150).

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cosas suyas fuera, de la suerte del comun peligro puestas hoviessen. E siendo uno de los cibdadanos el qual en consejo havia dicho como le era en sueños parecida la imagen de Apolo, que los tirios soberanamente adoravan, de la cibdad de Tiro salir e la obra de los macedonios començada en una espessa arboleda ser cameada, bien qu’el auctor d’esto assaz lieve estimassen, non de menos por la temor mas al mal creer inclinados, la estatua de Apolo con una cadena de oro al altar de Hercules so el nombre de quien era la cibdad edificada l’ataron, como si el dios Hercules a Apolo deviesse tener. De Çaragoça havian los cartagineses esta estatua traido368 y, en la su principal patria poniendola, de muchos otros robos de la cibdad d’ellos tomada no menos Tiro que Cartago havian ornado. Un sacrificio, aun no por esso creible que a dios fuesse agradable e que ya era por luengo tiempo dexado, algunos d’ellos que se renovasse loavan, si era que un moço pequeño de noble generacion a Saturno fuesse sacrificado, el qual mas ante sacrilegio que sacrificio aprendido, por los cartagineses de sus predecessores se dize fasta la destruccion de su cibdad haver praticado. E si no lo hoviessen los mas antiguos vedado, por los consejos de los quales toda cosa fazian, la humanidad de la cruel adevina religion [38r] seria estada vencida. Mas cierto la gran necessidad, mas que todas las artes poderosa, no solamente las ayudas acostumbradas mas otras nuevas les fizo provar, porque a empachar las naves que so los muros vinian, tenian algunas tablas con cuerdas atadas, las quales segun que las otras artellerias dexadas las cuerdas caian e los ganchos e las hozes de las tablas colgantes los combatidores o verdaderamente las naves espedaçavan. Allende d’esto algunos vasos de arambre en el fuego acendian, los quales de arena firviente e de cal asi mesmo rellenos subitamente de los muros echavan. Ni mas algun mal era d’ellos qu’este temido, porque quando la loriga e la persona era de arena caliente pasada, por ninguna manera se podia de los miembros quitar e todo esso que havia tocado quemava. Por tanto, quitadas las armas e rompidas todas las cosas que los defendian, sin cobertura ninguna de las feridas eran desfechos. Los ganchos aun e los otros corvos de fierro, con sus artellerias echados, muchos d’ellos fuertemente aferravan.

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A la fin Alexandre, en vano trabajado se haviendo, dexado el sitio, andarse en Egipto acordava, porque fallandose la Asia haver prestamente aquistada, en derredor a los muros de una cibdad estando, la oportunidad de mayores faziendas perdia. Mas cierto asi como a partir en vano asi a quedar se avergonçava, la fama aun con la qual mas cosas que con las armas havia fecho amenguada depues creyendo venir, si la cibdad de Tiro quasi un testigo de no poder vencer atras de si hoviesse dexado. Por tanto qu’en esto nada sin provar dexasse, mas naves aparejadas e los mas avantajados de los suyos encima d’ellas fizo poner.

368 Se ha recordado, a través de Diodoro (XIII 108, 4), que los cartagineses, con Amílcar al mando, se hicieron con una estatua de Apolo en bronce, durante el saqueo de Gela (al suroeste de Sicilia). Se la enviaron luego a Tiro como obsequio (Pejen. p. 150-151).

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E por ventura una ballena de esmesurada grandeza, sobre las ondas con el lomo pareciendo, al molle que los macedonios fazian con gran estruendo llegara e, firiendo las ondas muy fuertemente toda levantandose, de amas las partes fue vista. Depues del cabo del molle en la mar se sumiera. Alguna vegada por la mayor parte sobre las ondas evidente, otra so el agua cubierta, no mucho apartada de los muros de la cibdad s’andoviera. A todos plugo el aspecto d’esta belva marina. Los ma-cedonios [38v] haver ella el camino donde la obra fazer se deviesse mostrado. Dizian por el contrario los tirios Neptuno, vengador de la mar, ocupada al molle qu’en breve devia caer, haver embiado. Mucho alegres por esto de un tal aguero, a los combites se dando, todos s’embeudaron de vino. Del qual, siendo aun agraviados, salido el sol, encima sus naves de guirlandas de flores ornados puyaron, no solamente de la victoria l’aguero mas aun l’alegria tomando. Acaso Alexandre havia las naves en la contraria parte embiado, treinta de las menores en la riba dexadas de las quales los tirios, dos haviendo tomado, todas las otras con gran estruendo e rompimiento pusieron. Alexandre, oyendo los gritos de los suyos, todo el navilio a la riba dond’era el roido empeçado fizo mover. La primera nave de los macedonios, que quinquerremi dizian, de presteza ante a las otras corriera. La qual, luego que de dos otras de los tirios fue vista, al traves en el lado d’ella se pusieron, donde la quinquerremi sobre una d’ellas bolviera e con la proa encontrada assi mesmo la otra al otro lado de la quinquerremi vinia, quando acaso una trirremi del navilio de Alexandre contra esta que la quinquerremi siguia con tanto impeto moviera qu’el governador de los tirios en la mar de la popa fue echado. Y en tanto, muchas naves de los macedonios llegaron e Alexandre era presente quando en el puerto entrar no podieron, porque d’aparte con las ballestas dende los muros fueron echados. Mas las naves quasi todas tomadas o a la verdad fueron somidas. E dados dos dias de reposo a la gente de armas e mandado que las naves e las artellerias a un hora para la cibdad las moviessen, por qu’essos de todas partes amedrecidos apretassen el grandissimo animo e no menos peligro, encima una muy alta torre se puso. E porqu’el yelmo con las divisas reales e las armas resplandecientes haviendo, solo a el era entre los otros con los dardos tirado. E cierto cosas notables e de memoria dignas fizo aquel dia: muchos del muro con la lança firio peleando; otros aun d’acerca con la espada, golpeado el escudo, echara por tierra, porque la torre dond’el peleava quasi a los muros [39r] de los enemigos era arrimada. E ya con espessos golpes de vaivenes las junturas de las piedras golpeadas los muros caian. Las naves en el puerto eran entradas e algunos de los macedonios encima las torres de los enemigos sobidos, quando los tirios, de tantos males en uno vencidos, algunos a rogar a los templos fuyeron; otros, las puertas de sus casas cerradas, ellos mesmos se mataron; otros en los enemigos entrando, no sin vengança murieron. La mayor parte sobre los tejados de las casas piedras e todas cosas que la fortuna a mano les dava a los enemigos echavan. Alexandre, salvo essos que a los templos eran foidos, que todos los otros matassen y el fuego en las casas pusiessen havia mandado. E siendo esto por los trompetas publicado, ninguno por esso que armado fuesse a los templos de los dioses fuia. Los niños pequeños solamente e los moços todos los templos tenian rellenos. Los hombres

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cada uno a las entradas de sus casas, a quien matar los queria aparejados s’estavan. Muchos d’ellos por los sidonios fueron librados, los quales en compañia de los macedonios estavan. Estos, a la cibdad con los vencedores entrados, s’acordaron del antiguo debdo que con los tirios tenian, porque amas estas cibdades ser de Agenor edificadas se cree. Muchos de los tirios defendiendo a sus naves levaron y, escondidos en ellas, depues a Sidonia fueron levados. Quinze mil hombres por semejante furto de la crueldad escaparon. Quanta sangre derramada fuesse comprender por esto se puede que dentro a los muros de la cibdad seis mil hombres armados murieron. Allende d’esto un espejo assaz miserable a los vencedores la ira de Alexandre se fizo porque dos mil, en los quales la ravia de matar havia quedado, todos en horcas a la orilla de la mar los fizo colgar, a los embaxadores cartagineses perdonando, desafiandolos de batalla por esso que por necessidad de las cosas presentes tardava. La cibdad de Tiro en siete meses depues que se començo a combatir fue tomada. Mucho por antiguidad de la descendencia suya e por espessas variedades de fortuna a la memoria de los venideros notable, de Agenor edificada, luengamente la mar no solamente a ella vezina mas donde sus na[v]es369 [39v] andaron, sola su señoria detuvo. E si licito es a la fama creer, esta gente primero a los otros las letras mostraron o verdaderamente las ante aprendieron. Sus nuevas poblaciones quasi por todo el mundo son esparzidas: en Africa Cartago, Tebas en Boecia, Gades en la mar Oceana. Creo porque liberalmente mas que los otros por las mares navegando, para habitacion de su joventud de la qual abundava, muchas tierras no conocidas escogieron. O verdaderamente por tierratremol continua, segun que se dize, los habitadores d’ella fatigados nuevas e forasteras moradas con las armas para si mesmos eran costreñidos buscar. Por muchos casos pues traspassada e depues de la destruccion de nuevo edificada, al presente por luenga paç toda cosa padeciendo, so la defension de la mansedumbre romana se reposa370.

[Capítulo 5: Nuevas propuestas de Darío y varias conquistas de los macedonios] En estos mesmos dias ciertas cartas por parte de Dario ad Alexandre fueron traidas, en las quales a el ya como a rey escrivia. Demandava aun que su fija, que Estatipne371 se

369 Ms. nabes. 370 En este lugar, Liñán sigue su fuente y copia la glosa «por esso se puede notar que Quinto Curcio fuese al tiempo de Octoviano Agusto». Además de ser uno de los pasajes que la crítica ha analizado para señalar la época del autor latino (quizás un tópico por parte de Curcio, Pejen. p. 156), no deja de ser interesante la atribución a César Augusto por el traductor aragonés. En efecto, el emperador fue el fundador de Caesaraugusta, cuyo topónimo pasará por el prisma árabe (Saraqusta) y dará Çaragoça, Lapesa, 2014, p. 129. En el Libro IV de su traducción de Vegecio, Alfonso de San Cristóbal recuerda al fundador de Zaragoza junto a Alejandro como creador de Alejandría, ed. Fradejas Rueda, 2014, p. 529. La ubicación de Curcio bajo Octaviano Augusto quizás tenga motivos culturales. 371 Aquí se refiere a la hija de Darío que posteriormente se casará con Alejandro y le dará un hijo.

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llamava, por muger Alexandre tomasse, toda la region qu’entre Lesponto y el rio Alim es sitiada querer en casamiento le dar, de las otras tierras que al Oriente son contento quedar. E si por ventura [este372] ofrescimiento dudasse aceptar, pensar deviesse no siempre la fortuna en un grado morar e cada uno quanto mayor prosperidad hoviesse, tanto mas a la invidia ser sujuzgado. Dudar del que, como las aves, las quales por natural livianeza alçando se van asi con joven ingenio, esperasse poder a las estrellas puyar. Ninguna cosa ser mas dificil qu’en essa edad tanta fortuna poder sostener. E a el muchas partes aun de la señoria quedar, ni siempre en las angosturas poderse tomar. Serle menester Eufratres rio, Tigris, Araxe e Ispades passar, por los quales rios fortalezas muy grandes de sus tierras fuessen. Depues dever en las llanuras venir donde, por la poquedad de su gente, quasi de si mesmo s’avergonçava. En tanto, los ircanios, batrianos e los indios, habitadores de la mar Oceana, a el pervenir, dexando aun los sogdianos, los aracoses e otras naciones acerca del monte Caucaso373 e del rio [40r] Tanais374 habitantes. Ser menester envegecer tanta tierra sin alguna guerra circundando e que a el batalla non demandasse, porque brevemente con su destruccion d’el mesmo vernia. Respondiera Alexandre a essos que las cartas trayeron, Dario esso que suyo non era a el prometer e querer todo esso con el partir que perdido ya havia. En casamiento la Lidia, Ionas e Olida, provincias de Elesponto, le dar, ya premio de su victoria. Las leyes por consuetud de los vencedores ser dadas e de los vencidos se dever recebir en que estado el y el fuessen: si no lo sopiesse, con la batalla prestamente lo aprovasse. Quando la mar passado el havia, no ignorar que provincias la Cilicia e la Lidia fuessen e cierto estas regiones pequeño premio de tanta victoria ser. Mas Pessepoli de su reino cabeça e Batra e Batana e las postreras partes d’Oriente so el su imperio querer ordenar. En qualquiere parte qu’el fuyesse poderlo seguir. No creyesse con rios espantar essos que sabia la mar hoviessen passado. Estas cartas entre Alexandre y Dario se havian escrito. Mas essos de Rodas la cibdad y el puerto ad Alexandre la dieron. El la Cilicia a Socrates havia en guarda dexado. Depues a Philota mando que la provincia a Tiro vezina governasse. La Siria que Celes375 se llama a Parmenion d’Andromaco376 fizo asignar. El demas del camino a empachar ordenando, mandado depues a Efestion que a la provincia de Fenicia con las naves passasse, a la cibdad de Gaza con toda su gente se vino. En este tiempo la solempne fiesta de los juegos de Neptuno377 se fazia, la qual del comienço de toda la Grecia era celebrada. En esse consejo los griegos, segun que los ingenios suyos siempre vienen a los tiempos adaptando, ordenaron

372 Ms. estre. 373 Con «Caucasio», Curcio se refiere con este término al Paropamisus (hoy Hindú Kush). No se trata de la denominación moderna de la cordillera del Cáucaso, que separa el mar negro del mar Caspio (Pejen. p. 158). 374 Aquí el Iaxartes (hoy Sir-Daria). En otro momento, «Tanais» se referirá al río Don, frontera antigua entre Europa y Asia (Pejen. p. 158). 375 Celes se refiere a la Celesiria. 376 Aquí el giro es confuso: Andromaco cede la jurisdicción de la Celesiria a Parmenión. 377 Se trata de los bienales juegos Ístmicos que se hacían en Corinto.

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que quinze embaxadores ad Alexandre s’embiassen, los quales, por causa de las cosas por la salud e libertad de Grecia fechas, una corona de oro en dono le levassen. Ellos poco ante el roido de la fama aun no cierta havian sentido y en todo lugar qu’el animo suyo dudoso inclinava la fortuna siguian. Alexandre no solamente las cibdades qu’el yuvo de su imperio padecer no querian solicitando andava, mas los governadores suyos, notables e capi-tanes [40v] muchas havian por el ocupado: Calas, la Paflagonia; Antigono, la Licaonia; Balatro, vencido ý Darno378, capitan de Dario, tomara a Milecto; Anfodero e Gilogo, con ciento e sessenta naves, vencidas todas las islas que son entre la Asia e la Acaya, a la juridiccion de Alexandre havian traido. Allende d’esto la isla del Tenedo, para su recogida requiriendo, a los habitadores d’ella acordaron tomar. Farnabaço, capitan de Dario, tomados algunos que los avisamientos a los macedonios levavan, ad Apolonide e Atenagoras, parciales suyos, la cibdad con pocas ayudas de gente fizo dar. Los capitanes de Alexandre en el sitio de la cibdad pesseveravan, non tanto por el poder suyo quanto por la voluntad d’essos qu’eran sitiados quedando. Ni de su opinion fueron burlados porque, havida entre Apolonide e los capitanes de la gente de armas contienda, fue causa de fazer qu’en la cibdad entrassen. Siendo pues la puerta rompida y entrada la gente de los macedonios, los cibdadanos que ya el tractado entr’ellos ordenado tenian con Egilogo y Anfodero s’ayuntaron e, muertos essos de la guarnicion de los persios, a Farnabaço, con Apolonide e Tanagoras atados, fueron a los macedonios traidos. Doze fustas trirremi con sus naucheres y gente de armas e mas treinta naves e vergantines de cossarios e aun tres mil griegos por dineros de los persios soldadados fueron tomados. Los quales, distribuidos a complimiento de sus naves, muertos los cossarios, todos los presoneros naucheres a su navilio ayuntaron. E por ventura Aristonico, de los midinios tirano, con algunas naves cossarias, no sintiendo como las faziendas del Tenedo fuessen passadas, acerca la vela primera a la entrada del puerto llegara. E demandado de las guardas quien fuesse, dixo Aristonico ser que a Farnabaço vinia. Respondieron ellos Farnabaço dormir e no poder a la hora a el andar, mas viniendo amigo e compañero, ser el puerto a su mandamiento: el dia siguiente poder depues a su guisa con Farnabaço fablar. No temiendo a ninguno, Aristonico primero en el puerto se puso. Los otros bergantines de co-ssarios [41r] a el, que capitan era, siguieron. Y en tanto que a los muros del puerto hormejavan las naves, la entrada d’el las guardas cerraron, despertando essos que mas acerca dormian. E alguno contrastar non osando, fueron todos d’ellos atados e ad Anfodero e a Gilogo traidos. De alli depues los macedonios a Miteline passaron, el qual lugar uno Cares llamado, atenes, haviendolo nuevamente tomado con el ayuda de quatro mil persios tenia. Mas no podiendo el sitio sofrir, dada la cibdad con condicion que salvo andar se podiesse, a Imbro pervino. Los macedonios a todos essos que a ellos dado se havian perdonaron.

378 Aunque se refiera a Idarnes, no validamos la lectura «Ydarno», pues la separación queda clara tanto en Liñán como en su fuente.

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[Capítulo 6: El cerco de Gaza y el castigo de Betis] Dario, non esperada la paç, la qual con cartas y embaxadores creia obtener, a recobrar sus fuerças e nueva guerra començar se dispuso. Por esto los capitanes de su gente en Babilonia s’ayuntaron. Beso, aun governador de los batrianos, con la mayor hueste que rellegar se podia para el fizo venir. Son los batrianos entre los otros gente en las armas muy prontos, con aspros ingenios, de las delicadezas de los persios aborrescientes, no mucho apartados de los [s]citios379, hombres guerreros e de robos bevir usados que siempre en guerras estavan. Mas cierto la pertinacia de Beso sospechosa, porqu’en el grado segundo de señoria de mal grado se contenia, a Dario assaz temeroso fazia. E desseando esse reinar, era la traicion solamente con que su voluntad podia complir sospechosa. Alexandre, en que provincias Dario retraido se fuesse con toda diligencia investigando saber no podia, por una cierta consuetud de los persios, los quales los secretos de sus reyes con admirable fe les encubren. Ni por miedo ni esperança palabra d’ellos se puede sacar que algun secreto faga saber. Una antigua disciplina d’estos reyes el silencio con pena de la vida ha confirmado. La lengua mas que algun otro defecto es castigado, ni creen ellos alguna gran cosa poderse fazer d’essos a quien sea grave el callar, el qual la natura al hombre ha quesido ser lieve. Por esta causa Alexandre, de todo esso que acerca de Dario se fazia inorante, la cibdad de Gaza tenia sitiada. Era governador en ella uno Betis por nombre llamado, mucho fiel [41v] a su rey, e con poca gente los muros d’ella con gran obra edificados guardava. Considerado Alexandre el fundamiento d’estos lugares, minas mandara ser fechas, el facil e lieve terreno recibiente la obra escondida, porque mucha arena la vezina mar relançava; ni algunas peñas o cantos las cavas de las minas empachavan. E d’essa parte donde los cibdadanos ver no podian, la obra empeçando, por que ella en alto subiendo los removiesse, torres de madera a los muros fizo allegar. Mas cierto la tierra no bien a mover las torres dispuesta, la arena aun dando lugar, la presteza de las ruedas empechava e las garitas puestas encima rompia, asi que muchos d’ellos eran de los enemigos sin su daño feridos, porque a detener las torres quanto a fazerlas andar eran de cansamiento ocupados. Fecho pues Alexandre a cada uno con el señal de la trompeta retraer, el dia siguiente los muros de la cibdad a la hueste fizo ceñir. El sol levantado, ante que batalla tomasse suplicados los dioses que le ayudassen, cierto sacrificio a la costumbre de su patria fazia. E por aventura un cuervo, por el aire volando, un pedaço de lodo que con las uñas tenia subitamente dexara caer, el qual siendo en la cabeça de Alexandre venido, todo esparzido se desfizo. El cuervo encima una torre vezina se puso. Era la torre toda de betum e de sufre cobierta, en la qual el cuervo, con las alas pegado, en vano a volar s’esforçando, fue

379 El término, polisémico, define a varios pueblos nómadas de la región fluctuante desde el mar Negro hasta el Danubio. Incluso en la traducción de Liñán encontraremos variaciones ortográficas: citios (la única, que subsanamos), escitios, scitios, scicios, etc.

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de los circunstantes tomado. Parecio a todos muy digna cosa de que los adevinos fiziessen inizio. Era Alexandre a semejante vana religion mucho dado, por esso Aristandro, al qual mucha creencia se dava, respondio este aguero la destruccion de la cibdad denotar, mas ser peligroso qu’el rey ferida no recibiesse, donde Alexandre fue amonestado qu’en esse dia ninguna cosa empeçasse. E bien que una sola cibdad su entrada en Egipto empachar gravemente sufriesse, non de menos quiso a los adevinos ser obediente e su gente con la trompeta mando retraer. Por la qual cosa a essos qu’estavan sitiados el animo començara a crecer e, salidos de la puerta, a los que se ivan a saltear se tomaron, la du-da [42r] de los enemigos su fortuna ser estimando. Mas mas osadamente que fuerte la batalla començando, como las vanderas de los macedonios vieron bolver, a detener se tomaron. E ya de Alexandre el roido d’essos que la escaramuça començavan sentido, quando del peligro anunciado nada se membrando, la loriga la qual por esso atarde se vestia, rogandole sus privados, encima se puso e a las primeras banderas subitamente acorrio, donde conocido siendo un arabico cavallero de Dario, queriendo fazer mayor fecho que a su condicion convinia, con la espada so el escudo cobierta, como que de los suyos fuesse foido delante de Alexandre de rodillas se puso. Vistolo el rey humilmente inclinado, subito levantar y entre los suyos recebir lo fiziera. El arabico, en la mano diestra prestamente la espada tomando, al rey en el pescueço quiso ferir. Alexandre, con poca declinacion esquivado el golpe, la mano del barbaro, en vano caida, limpiamente con la espada cortara. E denunciado el peligro del dia presente, a su juizio ser escapado pensava. Mas segun que yo creo lo que fadado es non se puede esquivar, porqu’en tanto qu’en los primeros animosamente el rey peleava de una saeta fuera ferido. Por que, la loriga passada en la espalda, de Philipo mege fuera quitada. Mucha quantidad de sangre començo depues a correr, espantados los suyos porque la saeta quanto entrada fuesse por la loriga ver no podian. El sin mudar aspecto la sangre repretar e la llaga atar se fiziera. Luengamente dissimulado o vencido el dolor, delante a las banderas firme s’estuvo. A la postre la sangre, poco ante con las medicinas detovida, mas largamente se tomo a decorrer e la ferida, que siendo fresca el dolor no sintia, resfriada la sangre començara doler. Por que, l’animo primero perdiendo, a la postre encima las rodillas caer e d’essos que mas acerca l’estavan fue a sus tiendas levado. Betis, creyendo ser el rey muerto, con alegria de la victoria a la cibdad retornara. Alexandre, no siendo aun la llaga curada, una bastida que la alteza de los muros egualasse mando començar e la cerca con muchas minas cavar. Los cibdadanos segun la alte-za [42v] primera de los muros otra fortaleza ordenaron. Mas essa las torres encima la bastida puestas no podia egualar, donde dentro la cibdad de los dardos era aquexada. El ultimo peligro d’ella fueron los muros de las minas rompidos, por el rompimiento de los quales los enemigos entraron. Alexandre las primeras escuadras guiava e, no bien avisadamente andando, fue de un canto en la pierna ferido. Non de menos sobre la lança firmado, no siendo la cicatriz aun de la primera llaga soldada, en los primeros combatia todo de ira acendido, porque dos feridas havia en el sitio de una cibdad recebido. Betis, virilmente peleando e muchas feridas haviendo recebido, de los suyos fue abandonado. Ni menos osadamente por esso la batalla siguia, con las armas de su sangre e de los enemigos en uno esparzida, siendo de todas partes con

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los dardos circundado380 […]. Quasi de soberviosa alegria comovido, Alexandre, el qual admirar la virtud aun de los enemigos solia: «No como has querido, dixo, Betis, morras. Mas qualquiere tormento que aun presonero dar se pueda te fare sostener». Betis no solamente con el rostro non espantado mas contumaz e sobervioso a el acatando, a sus menazas ninguna respuesta fiziera. «Ved a la hora, dixo Alexandre, como es a callar obstinado. No ha quesido poner la rodilla en el suelo, non ha quesido rogar. Mas este silencio yo vencere e si no puedo, en otra manera con el gritar romper lo fare». Depues su ira en ravia bolviera, las forasteras costumbres por soberga fortuna ya le plaziendo. Puestas pues las correas por las cadenas a Betis, aun bivo catado, a la cadena enderredor a la cibdad a los cavallos lo fizo levar, gloriandose mucho qu’en punir su enemigo ad Archiles381, de quien era descendido, havia parescido. De los persios e arabios acerca diez mil fueron muertos, ni los macedonios la victoria sin sangre aquistaron: el sitio non tanto de la nobleza de la cibdad quanto de dos peligros del rey ilustrado. Alexandre depues andar en Egipto acordando, Aminta382 con diez naves en Macedonia a buscar nueva gente embiara, porqu’en las fortunas prosperas aun la gente de armas continuamente fallece e a las naciones d’el ya vencidas me-nos [43r] que a los suyos era creido.

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[Capítulo 7: Alejandro en Egipto y su visita al oasis de Amón (invierno 332-331)]

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Los egipcios ya a las riquezas de los persios contrarios, porque avariciosamente e con sobervia ser señoreados les parecia, con esperança de la venida d’Alexandre los animos so levantados tenian, asi como ad Aminta traspassante, segun encima es ya dicho, e con no propio poder viniendo alegremente recibieron. Por esso gran multitud d’ellos a Pelusio, donde Alexandre creian entrar, s’ayuntaron. El rey, levantada la hueste de Gaza, a la provincia de Egipto, que alojamientos de Alexandre es llamada, en siete dias llegara. Mandado a la gente de pie que a Pelusio se fuessen,

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380 Laguna no señalada en la traducción de Liñán. Sin embargo, por el sentido se deduce que Betis ha sido capturado después de haber sido acribillado de flechas. Pejenaute Rubio indica la suplencia de Freinsheim al propósito: «peteretur, ad postremum exhaustis uiribus uiuus in potestatem hostium peruenit» (Pejen. p. 167). 381 Arriano, Plutarco y Diodoro no mencionan el castigo de Betis. No obstante, el episodio es muy simbólico, pues señala la identificación de Alejandro con Aquiles, un claro leitmotiv en toda la obra, Palacios Mahecha, 2009, p. 284-285. En este sentido, Darío podría ser un nuevo Príamo y la relación Hefestión-Alejandro un simulacro de Patroclo y Aquiles. A su vez, el matrimonio de Roxana con el rey se compararía a la relación de Aquiles con su prisionera. El leitmotiv no es solamente voluntad del autor. Esta serie de emulaciones con figuras míticas entra en las intenciones políticas del propio Alejandro. Al ser comparado con tales héroes, el macedonio se diviniza, de ahí que aceptara con benevolencia ser el hijo de Amón: «En efecto este Alejandro es el que se ha equiparado en Troya a Aquiles, el que imita la kómoi de Dioniso, el que pretende ser hijo de Ammón o el que deja pistas falsas a los indios para que crean que los han visitado semidioses […]. De manera que, si hay ficción, esta es conscientemente asumida por Alejandro para construir su propio personaje», Fernández Corte, 1999, p. 12. 382 Aquí el Aminta del bando persa que intentó someter a Egipto.

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el con los mas ligeros e avantajados de los suyos por el rio Nilo se vino. Ni los persios su venida atendieron, del defallecimiento de los pueblos primeramente temiendo. Ya non alexos de Menfi el rey era llegado, donde a la guarda Sataces, governador de Dario, s’estava. El qual, passado el rio Oron, ochocientos talentes e todo el mueble de Dario le diera. De Menfi, semejantemente por el rio Nilo, al medio de Egipto se vino. Ordenadas pues las cosas d’el de guisa que nada de la costumbre patria mudasse, a visitar el templo de Jove Amon se dispuso. Por el camino a pocas gentes e ligeras apenas tolerable era necessario d’andar en tierra y en aire. Muy gran necessidad es alli siempre de agua, los campos todos de arena esteriles, los quales, quando de la vapor del sol son escalentados, siendo la tierra caliente, los pies quemando, una ardor intolerable se sostiene. E no solamente es menester con la calor contender mas con la sequedad de la tierra e con la pegante arena, la qual, levantada a las pisadas dando lugar, apenas los pies dexa mover. Estas dificultades los egipcios aun ser mayores dizian. Mas cierto una gran cobdicia la voluntad del rey turmentava, si era de ver a Jove, el qual ser auctor de la generacion suya. De la señoria mundana no contento, o creia el o queria de otri fuesse creido. Con essos que consigo pues levar ordenava, con prospera agua fasta el lago Marcotin s’andoviera. En este lugar los embaxadores cirineses a el ciertos donos levaron, la paç e que a la su cibdad viniesse demandando. Alexan-dre [43v], recebidos los donos e fecha amistança con ellos, d’andar al logar ordenado dispuso. E cierto el primero y el dia siguiente asaz tolerable parecia el trabajo en asi grandes e vazias soledades, aun llegados no siendo, ya por esso esteril e quasi muriente la tierra. Mas luego que vieron los campos de arena muy alta todos cobiertos, non otramente que si en la mar fuessen entrados la tierra con los ojos requirian. Ningun arbol, ninguna labrança de tierra parecia. La agua faltava, la qual los camellos con los cueros levavan. En la tierra esteril e la arena firviente ninguna cosa se fallava. Depues el sol toda cosa quemava, de guisa que todo era seco e quemado. Quando subito, o por dono de los dioses o por caso que aviniesse, las nuves en el cielo rellegadas el sol escondieron, gran ayuda a ellos de calentura trabajados. Bien que la agua faltasse, mas luego que fuera una gran lluvia de las nuves decendida, cada uno el agua a su guisa tomava. Algunos por mucha sed con la cabeça levantada, abierta la boca, essa recibian. Quatro dias por semejantes soledades andaron e ya non alexos del lugar del templo eran llegados, quando una gran multitud de cuervos a la escuadra arribaron e, con lieve movimiento ante a las primeras vanderas volando, alguna vez acerca la tierra descendidos quando las escuadras mas perezosas andavan, otra con las plumas alçados, como si el camino les mostrassen, adelante passavan. A la postre a la silla a Jove consagrada arribaron. Una cosa increible es a dezir: este lugar, entr’estas soledades desiertas, a todas partes [es] de ramas de arvoles cobierto que apenas puede el sol entre la sombra d’ellas entrar. Muchas fuentes de agua dulce por todas partes corriendo las selvas levantan. La temprança del aire es admirable, quasi al tiempo de la primavera semejante. Los otros tiempos del año con egual sanidad se traspassan. Los abitadores d’este lugar son al Levante de los etiopios vezinos; de la parte de Mediodia a los arabios remiran. Estragodos se

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llaman, su provincia a la mar Roya383 fenece. A la d’Oriente son otros etiopios que simui son llamados, del Setentrion los nasamonis, gente tira-na [44r] en navilios de furtar costumbrados, porque a saltear las riberas se dan. Las naves por fortuna de mar abandonadas en ciertos vados a ellos conoscidos afirman. Los habitadores de la selva los amonis se llaman. En algunas cabañas esparzidas abitan. La selva de medio de tres muros ceñida por su fortaleza reservan. La primera cerca la antigua corte de sus tiranos circunda. En la segunda las mugeres con los fijos e las siervas habitan. Alli es el templo de Jove. Depues la ultima es la morada de sus servidores e de la gente de armas. Luego es otra selva de Amon que hay en el medio una fuente, que l’agua del sol es llamada. Al levantar del sol tibia decorre, a mediodia quando hay mas calor muy fria retorna e, baxando el sol, a calentar se comiença, en tal manera que a media noche bulle quemante e, quando mas la noche al dia se allega, tanto mas pierde de la calor de la noche, fasta tanto que al levantar del sol en la usada manera retorna ser tibia. Esta es por su dios adorado e no a semejante figura d’essos que los artesanos comunamente a los otros dioses suelen fazer. Quasi a un ombligo es semejante, todo d’esmaraldas e de piedras preciosas labrado. Este, quando responsion alguna a el se demanda, en un navilio dorado es de los sacerdotes traido, con muchas patenas de plata del uno e otro lado del navilio colgando. Las mugeres matronas e las virgines moças le van detras, un cierto verso sin orden a la costumbre de su patria cantando, con el qual a Jove mitigars’ellos creen por que de a ellos verdaderas respuestas. Entonces, llegandose uno de los mas antigos sacerdotes al rey, por nombre «fijo» lo llama, este nombre de Jove su padre a el dado afirmando384. Alexandre voluntariamente lo recebir, de la humana suerte olvidado, e verdaderamente lo conocer respondiera. E mas a demandar se tomara si de todo el mundo el imperio por los fados destinado le fuesse. En esto el padre, no menos lagoteando, el regimiento de todas las tierras le prometiera. Depues quiso saber si todos essos que a su padre havian muerto fuessen punidos. El sacerdote respondio su padre no poderse de alguno violar, mas essos que a Phelipo mataron todos la pena haver [44v] padecido. Ayuntara aun que seria invencible fasta tanto que a los dioses al cielo andoviesse. Fenecido el sacrificio, los donos a Jove e a los sacerdotes se dieron. E fue asi mesmo a los amigos atorgado que ellos de Jove consejo tomassen. Ninguna otra cosa ellos demandaron, salvo si a el parecia que ad Alexandre como a dios venerassen. Esto aun el sacerdote dixo a Jove ser acepto que ellos el rey vencedor con honor divina guardassen. Verdadera e saludable estimacion ser fe a los dioses haver, vanas responsiones si de cierto ver se podiessen. Mas la fortuna essos que fuerça en ella fiar por la mayor parte mas que suficientes codiciosos de la gloria los suele fazer. Por esso no solamente fijo de Jove ser dicho s’ofreciera mas afirmando lo mandara e, 383 Como ya se ha señalado, el «mar Rojo» tiene varios referentes. Seguimos las indicaciones de Pejenaute Rubio, quien especifica siempre el lugar exacto. En este caso se trata del golfo Arábigo. 384 Este episodio clave en la orientalización del rey se crea a partir de una confusión (Pejen. p. 174). A través de Plutarco, nos explica que, para algunos autores antiguos, el sacerdote quería decir paidíon (‘hijo’, título dado a los faraones con el significado de «hijo de Amón»). Sin embargo, se habría confundido y habría dicho paidíos (paî Díos, ‘hijo de Júpiter’).

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segun que la fama de sus fechos quiso aumentar, con semejante nombre la dessizo. Los macedonios, al imperio de los reyes usados, con mayor manera de libertad que todas las otras gentes viviendo, desseando el ser inmortal mas soberviosamente que a ellos o a su rey convinia contrastaron. Mas estas cosas reservando a su tiempo, de presente las otras seguiremos.

[Capítulo 8: Fundación de Alejandría y varias expediciones]

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Alexandre de Amon retornando, como al lago Mareotin non alexos de la isla de Faro sitiada llegara, contemplada la natura del presente lugar, primeramente en esta isla una nueva cibdad quiso edificar385. Depues, pareciendo la isla de asi gran sitio no ser recibiente a la cibdad, donde es Alexandria al presente el lugar escogiera, el nombre de su nombre dirivando. Todo esso que de tierra entr’el lago e la mar yazia ciñiendo, de ochenta estadios de muro el circuito comprendiera. E dexados essos que la cibdad ordenassen, a Menfi se vino. Una gran codicia assaz justa no bien a essos tiempos de vida l’animo suyo havia ocupado. No solamente las partes interiores d’Egipto mas la Etiopia querer visitar, las reales mansiones de Menon e Titon. El de conocer las antiguidades assaz codicioso quasi fuera los terminos del sol lo sacavan. Mas ciertamente la guerra evidente, de la qual mucha mayor graveza quedava, los tiempos de asi ociosa peregrinacion le quitaron. Por esso al Egipto Esquilo386, rodio, e Seutesten de Macedonia antepuso, quatro mil hom-bres [45r] exercitados en armas para defender esta provincia a ellos dexados. La entrada del rio Nilo en guarda a Polenion con treinta galeas trirremi fue dada. A la Africa, que es al Egipto ayuntada, a Apolonio embiara. A las gabellas y a las entradas d’essa Africa y de Egipto Clemente fuera ordenado. A las cibdades vezinas mandado que ad Alexandria se fuessen, esta de nuevo edificada de gran multitud reinchieron. Dizen por fama que, quando Alexandre donde los muros fazer se devian con gatas a la costumbre de Macedonia el sitio hoviesse designado, gran multitud de aves bolando d’estas gachas serse cevadas e, siendo el aguero de muchos por mal señal reputado, los adevinos haver respondido esta cibdad de multitud de forasteros deverse habitar e muchas otras tierras el mantenimiento d’ella dever recebir. Navegando Alexandre a la seguida del rio, Hector, fijo de Parmenion, por singular fermosura de edad al rey entre pocos muy caro, en una pequeña navezilla puyara queriendolo seguir. E puesta encima mas gente que no essa cabia, en el agua fueron todos sumidos. Hector, luengamente en el rio s’ayudando, por la vestidura y el calçado a los pies apretado que no lo dexavan nadar, a la postre a la riba quasi medio muerto pervino. E como el esprito trabajado començara a ensancharse, el qual havian la

385 La fundación de Alejandría fue anterior a la visita de Siwa (Bard. t. 1, p. 76). Para él, el autor latino se basó probablemente en el relato de Ptolomeo, a quien le interesaba esta inversión por cuestiones de legitimación divina: Alejandría debía ser fundada después de que Alejandro fuera proclamado hijo de Amón. 386 Ms. esquilorrodio. Nuestro traductor no entiende la composición de la palabra. Se trata de Esquilo, originario de Rodas y oficial de Alejandro.

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temor y el peligro encogido, no siendo alguno que le ayudasse porque los otros a la contraria orilla eran saltados, subitamente muriera. Alexandre por desseo d’el perdido fue mucho afligido. E refallado el cuerpo muerto, con magnifica sepultura lo fizo enterrar. Acrecento aun esta dolor el mensage de la muerte d’Andromaco, que governador lo havia ordenado de Soria387. Los samaritanos bivo lo quemaron. Por que, su muerte queriendo vengar, con quanta presteza pudo para ellos andoviera e, siendo arribado, los auctores de tanto mal le fueron assignados. Repuesto Menon en lugar de Andromaco e punidos los tiranos que al governador havian muerto, entre los quales Imneoro Aristonico [a] Erisilao388 en las manos de sus pueblos fizo reponer, [45v] los quales por las injurias recebidas todos turmentados los mataron. Depues a los embaxadores ateneses, rodianos e del Chio audiencia les diera. Los ateneses, de la victoria se gozando, que los presioneros de los griegos fuessen restituidos le rogavan. Los de Rodas con los del Chio de la ayuda lamentavan. Todos esso que querian impetraron. A los de Metelmo, por la fe ad Alexandre amostrada e por la moneda qu’en la guerra havian contribuido, toda cosa les fue restituida. Una gran provincia depues a sus confines fizo ayuntar. A los reyes de Chipre, asi mesmo que de la parte de Dario a el eran venidos y en la conquista de Tiro su navilio l’embiaron, por merito grandissima honor les fizo render. Anfodero depues, de las naves fecho capitan, a delibrar la isla de Creta fue embiado, porque de la gente de armas de los persios e de los partos muchos lugares d’essa isla eran detenidos. Sobre todo que las mares de las naves de los cossarios delibrasse le mandara, porqu’en esse tiempo de los ladrones eran las mares muy congoxadas, siendo a las guerras todos los reyes bueltos. Ordenadas pues estas cosas, a Hercules de Tiro un vaxillo de oro con treinta patenas fizo ofrecer. E queriendo contra Dario la hueste mover, el camino para el rio Eufratres tomara.

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[Capítulo 9: La travesía del Tigris (septiembre del 331)] Dario, sintiendo Alexandre d’Egipto ser en Africa passado, fuertemente dudava si acerca la provincia de Messopotania s’estoviesse o verdaderamente en las partes mas interiores de su reino retraer se deviesse, sin dudo su presencia a essas ultimas naciones gran conuerto a la guerra dar creyendo, las quales por sus capitanes con trabajo para si las atraia. Mas luego que de ciertos auctores la fama le pervino, Alexandre con todas sus gentes en qualquiere provincia que Dario andoviesse quererlo seguir, assaz conociendo que mas poderoso alli qu’en otro lugar seria, todas las ayudas de las gentes mas apartadas en Babilonia fizo ayuntar. Los batrianos, los scicios e los indios eran llegados. De las otras naciones la gran multitud aun en estas partes arribaron.

387 Andromaco era gobernador de Celesiria. 388 Ms. ymneoro aristonico y herisilao. Error de comprensión ya presente en la fuente italiana: Imneoro es Metimna (isla de Lesbos), que anteriormente estaba bajo la jurisdicción de Aristónico (muere en una trampa en el puerto, véase Libro IV, cap. 5) y se entrega luego a Erisilao. Aquí se confunde el lugar con un nombre propio y se le añade un copulativo que oscurece todavía más el sentido.

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E siendo la hueste de la meatad mayor que no era en Cilicia, e a muchos las armas faltando, con gran diligencia para ellos [46r] se mercavan. A la gente de armas e a sus cavallos las cubiertas de launa de fierro, la una con otra ordenadas, fueron repartidas. A essos que ante nada salvo el dardo tenian, el escudo e la espada fizo ayuntar. Los rabaños de los potros aun no domados fueron en los hombres de pie distribuidos, por esso qu’el numero de la gente de cavallo fuesse mayor. Allende d’esto, porque a los enemigos mucho miedo creian fazer, dozientas carretas entoldadas una sobirana ayuda d’esta gente la hueste pessiguian. En estas a la punta del timon algunas astas con fierros havian firmado. Del un yuvo al otro tres espadas derechas estavan. Entre los rayos de las ruedas muchos dardos parecian. Por el contrario, otras hozes en arco encima de las ruedas atadas, otras en tierra colgantes, toda cosa que topavan corriendo los cavallos la cortavan. En semejante manera aparejada la hueste e bien armada, su gente a Babilonia trayera. De la diestra parte era Tigris, rio notable, la siniestra era de Eufratres cobierta. Todos los campos de Messopotania las escuadras inchian. Depues, Tigris passado e Alexandre alexos no ser entendiendo, primero un capitan de los suyos de cavallo, Satropache llamado, con mil de los mas escogidos adelante embiara. Seis mil a Maceo, governador, fueron assignados, con los quales el passo del rio ad Alexandre vedasse. E a el esso mesmo fue mandado que la provincia toda por la qual Alexandre passar devia quemasse, porque facilmente pensava con carestia poderlo vencer, cosa alguna no trayendo salvo esso que robar pudiesse. A su campo la provision en parte por tierra en parte por el rio Tigris era traida. E ad Arbela, villa que por su daño depues muy famosa pervino, era Dario llegado. E dexadas alli la mayor parte de sus provisiones e carruages, una puente encima del rio Lico fizo ordenar. En cinco dias, como ante Eufratres havia fecho, la hueste de la otra parte passara. De alli quasi ochenta estadios passado, al otro rio que Boumelo se llama sus alojamientos dispuso. Esta provincia ad alojar tanta gente era dispuesta. E[s] alli un gran llano que cavalgar todo se puede: ni arvoledas, ni otras pequeñas matillas la tierra en ningun lu-gar [46v] encobrian. Libremente los ojos en todas partes quanto quiere apartadas podian mirar e, si algun tanto en algun lugar eran, los campos mas altos toda la alteza fizo estender y egualar. Alexandre a essos qu’el numero de la gente de Dario, segun que de alexos estimar se podia, havian referido apenas creia. Siendo tanta gente muerta, mayor cantidad de nuevo ser recobrada creer no podia. Non de menos de todo peligro e mayormente de la multitud poco curando, en onze jornadas al rio Eufrates vino. E fecha la puente encima d’esse, los de cavallo primero, depues la falange fizo passar. Maceo, que a vedar el passo con seis mil de cavallo era embiado, ninguna cosa en tanto peligro quiso tentar. Dados Alexandre depues algunos pocos dias, no de reposo mas de recobrar l’animo a su gente, animosamente a Dario seguir se tomara, dudando qu’en las mas interiores tierras de su reino no se retrayesse y en los lugares por soledad e fambre abandonados menester le fuesse seguir. Por tanto, al quarto dia camino de Arbela a Tigris pervino. Toda la provincia de la otra parte del rio de nuevo encendimiento fumava. Maceo donde quiera que andoviesse non otramente que enemigo toda cosa quemava. E primeramente por las calinas, las quales el fumo havia esparzido, la lumbre escureciendo, por miedo d’engaños quando estoviera, luego embiadas las

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espias e todas partes seguras, fallando algunos pocos cavallos que la fondura del rio esperimentassen, adelante fizo passar. La alteza del qual primeramente fasta encima los pechos de los cavallos, depues siendo en medio del agua al pescueço d’ellos llegava. Ni algun otro rio en las partes d’Oriente mas aspramente qu’este suele correr, de muchos otros varrancos no solamente l’agua mas las piedras consigo trayendo. Assi que por la gran furia que corre Tigris se llama, porque en lengua persia tigris «saeta» se dize. La gente de pie, primeramente en escuadras partidos e de essos de cavallo circundados, sobre las cabeças levantadas las armas a vado passaron. Alexandre primero con ellos a la otra riba llegado, el vado, a su gente no podiendose la voz oir, con la mano mostrava. Mas ellos el passo con trabajo podian firmar, porque alguna [47r] vez los cantos leznes a los pies fallecian, alguna mucho el agua corriente el passo quitava. El trabajo mayor era de los que las cargas encima las espaldas traian, no se podiendo de si mesmos regir en el furioso curso del rio con los pesos mal dispuestos. Eran del agua trasportados e, queriendo cada uno sus cosas cobrar, mas ellos con ellos que con el rio contendian. Los lios aun de sus ropas por todas partes nadando muchos d’ellos havian en el agua mas honda retraido. Alexandre a essos de aparte amonestava que assaz les fuesse las armas conservar, porqu’el brevemente las otras cosas renderia. Mas cierto consejo ni mandamiento oir se podia. De la una parte la temor, de la otra la esclamacion de los que en uno nadavan un gran estruendo fazia. A la postre, por esse lugar qu’el rio con mas lieve curso abria el vado todos salieron e, salvo algunos lios, ningunas de sus cosas perdieron. Podiase esta vez su hueste desfazer, si alguno estado fuesse que de vencer la audacia hovido hoviesse. Mas la perpetua felicidad de Alexandre de alli los enemigos removiera. En semejante manera, el rio Granico tantos millares de cavallo e de pie, en la contraria orilla siendo, havia passado. Esso mesmo en los angostos montes de Cilicia tanta multitud d’enemigos venciera. De la audacia aun de que mucho fiava se puede la razon amenguar, porque jamas en el peligro non vino si inconsideramente hoviesse fecho. Maceo, el qual si passando el el rio sobrevenido le hoviessen, sin duda lo podia desfazer. Estando depues todos sin orden armados en la orilla del rio, a saltearlo se tomara. Acerca mil de cavallo adelante havia embiado, la poquedad de los quales de Alexandre conoscida e depues menospreciada, un capitan de los cavalleros africanos peneos, que Aristone se llamava, corriendo a rienda suelta fizo en ellos entrar. Singular fue la batalla grandemente de Aristone, porque al capitan de los cavalleros persios, que Satropache havia nombre, con la lança endereçada en la garganta firiera. El qual, fuyendo por medio de los enemigos, tomado del cavallo en tierra lo pusiera e, contrastando esse, la cabeça con la espada le cortara. E con mucha loor ante a los pies de [47v] Alexandre la depuso.

[Capítulo 10: Eclipse en Mesopotamia (20 septiembre 331) y muerte de la mujer de Darío] En este lugar el rey con la hueste dos dias se detuvo; el siguiente a proseguir el camino se pusiera. Siendo pues acerca la primera vela desapareciendo, la luna

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primeramente escondio su claridad389; luego, a manera de sangre toda cubierta, la usada resplandor suya perdiera. Por la novidad de tanto caso todos amedrecidos, siendo un gran silencio, depues a ellos crecio la temor. Contra la voluntad de los dioses en las estremas tierras ser atraidos lamentavan. E ya ni el rio poder bien passar, ni las luzientes estrellas su usada beldad conservar, las tierras vazias e toda cosa desierta delante a ellos venir; en la vanagloria d’un hombre solo la sangre de tantos mil hombres s’echar, la patria le ser odiosa, a su padre Philipo refusar, el cielo con vanos pensamientos querer alcançar. Ya la cosa era venida en discordia quando Alexandre, en todos los fechos osado, los capitanes e principes fizo de su gente al palacio real convocar. E los adevinos de Egipto, los quales del cielo [e390] de las estrellas muy sabios creian ser esso que d’esto entendian, quiso que a todos declarassen. Ellos, que assaz conocian los movimientos de los tiempos, la luz ordenada de la luna henchir e essa quando debaxo la tierra o verdaderamente del sol tomada fuesse menguar, la razon que perfectamente entendian al vulgo no amostraron. Mas de cierto afirmaron el sol de los griegos, la luna de los persios seyer e toda vegada que essa menguasse perdicion e daño a essa gente traer. E algunos antigos exemplos de los reyes de Persia refirian, los quales, contra la voluntad de los dioses peleando, el amenguamiento de la luna havia amostrado. Ninguna cosa con mas eficacia la multitud, que la religion idolatra, suele regir. En otra manera muy poderosa, cruel e mudable deviene quando de vana religion es tomada. Mejor a los adevinos que a sus capitanes obedece. Por tanto, las respuestas de los egiptianos al vulgo publicadas, de nuevo a essos torpes a esperança e fiuza redreçaron. Alexandre, queriendo con tiempo del impeto de los animos d’ellos usar, a la segunda vela la hueste moviera. A la mano diestra el rio Tigris tenia, los mon-tes [48r] que Cordei son llamados a la sinistra. En este camino entrando, las espias que primero embiado el havia al levantarse del dia Dario venir declararon. Assi que, ordenada la gente de armas, con las escuadras en punto adelante se fizo. Mas essos eran los escubridores de Dario, en numero acerca de mil, que de una gran batalla muestra fazian porque, quando las cosas verdaderas reconocer no se pueden, las falsas por miedo s’acrecientan. Conociendo esto, Alexandre, con pocos de los suyos a ellos llegado e essos fuyendo, parte d’ellos matara, parte aun hovo tomado. E otros de cavallo adelante a escobrir embiara por qu’el fuego con que los barbaros las villas quemavan subitamente amatassen ca, fuyendo essos, toda hora en las casas a los montones del trigo el fuego prestamente metian, el qual siendo encima aprendido, dentro no era aun traspassado. Quitado pues esse, infinito trigo fallaron e de las otras provisiones aun en mucha cantidad abundaron. Esta causa a la gente de Alexandre a pesseguir los enemigos el animo crescia, porqu’ellos desfaziendo las villas e quemando, aquexarse convenia a que todo del fuego no fuesse consumado. Por esso la necessidad

389 El episodio del eclipse, famoso en la tradición alejandrina, culmina aquí con una sentencia sobre la influencia de la religión y la idolatría. El autor formula la primera de varias críticas sobre la supersitición de Alejandro. El mensaje tuvo cierto impacto, pues la sentencia conclusiva aparece compilada en los Dichos de Quinto Curcio. 390 Ms. om.; Ital. e.

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en razon se rebolviera. Maceo, que ante las villas ociosamente quemava, a la hora de foir contento, a los enemigos muchas cosas no tocadas abandonava. Alexandre no mas de ciento e cincuenta estadios ser Dario de alli apartado entendia, por la qual cosa ad abastamiento de provisiones bastecido quatro dias en este lugar estuvo firme. En tanto, algunas cartas de Dario fueron tomadas, en las quales solicitava la gente de armas de Grecia que ad Alexandre matassen o verdaderamente lo vendiessen. E dudando si en publico recitar las deviesse, de la lealtad e bien querer de los griegos mucho fiando, que no lo fiziesse de Parmenion fue consejado, diziendo no deverse las orejas de la gente de armas con tales ofrescimientos ossonar: poder a los engaños d’un solo hombre ser sujecto e ninguna cosa a l’avaricia mal fecha parescer. Por que, siguiendo su consejo, d’este lugar se partiera. En tanto por el camino andando, uno de los esclavos presioneros que la muger de Dario acompañava al rey essa [48v] fallecer notificara. E apenas el esprito poder recobrar por el trabajo del continuo camino e de la malenconia del animo agraviado, en las manos de la suegra e de las virgines fijas era caida. Depues sobrevino un otro, muerta ya ser afirmando. E non otramente que si de su madre la muerte hoviesse sentido, agramente Alexandre a plañir se tomara. E derramadas las lagrimas assi como Dario fecho havria, a la tienda se vino donde la madre de Dario encima el cuerpo muerto s’estava. Entonce fue la dolor renovada quando la vio en tierra estar tendida, por la presente dolor e de los males passados recordada. En su falda dos virgines ya grandes tenia, sobirana consolacion del trabajo comun, mas cierto las quales ella mas ante devia aconsolar. En su presencia estava el sobrino pequeño, por esto de misericordia digno, que la su infelicidad por la mayor parte a el pertenesciente no sintia. Parescia Alexandre entre los suyos de casa llorar. E mas ante de consolacion haver menester que poder el a otri a consolar, sin comer ciertamente s’estuvo. E toda essa honor qu’en la sepultura a la costumbre de Persia se suele fazer le quiso observar, digno agora, por cierto, qu’el fruto de tanta mansedumbre e continencia reciba una vez en todo. Esse dia que fue tomada, la vio ni como muger de Dario, mas quasi madre. Acatado l’havia e la gran escelencia de su beldad, no de luxuria, mas de mucha gloria le havia sido incitamiento. En tanto Tiriote, uno de los esclavos que acerca la reina s’estavan, entre los aollidos del llanto por essa puerta salido que de la parte contraria a los enemigos mas lievemente se guardava, a la hueste de Dario pervino e, de las guardas recebido, a la tienda del rey llorando con las vestiduras todas rasgadas fuera llevado. Al qual como Dario vio, por el atendimiento de la esperada dolor todo turbado, que cosa temiesse aun no sabiendo: «El rostro tuyo, dixo, no se que gran mal me parece traer. No detardar a las orejas de mi, misero, que quiere que sea referir. Malaventurado ser e luengamente aprendido e muchas vezes consolacion de la miseria recibo. ¿En saber la su suerte quieres tu por ventura esso que yo grandemente pienso e de [49r] fablarlo he verguença, los vituperios de los mios a mi referir, los quales de toda pena creo ser peores?». «Nada, respondio Tiriote, a ti señor mio desseo yo trayo. Toda real honor que de los subditos a los tuyos se suele servar es de Alexandre observada. Mas tu muger de poco ante de la vida es salida». A la hora no solamente el llanto mas los gritos muy grandes por toda la hueste sonavan. Ni dudava Dario ella, non queriendo mengua sofrir, de si mesma la muerte dado se haver. E quasi de mucha

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dolor aquexado a gritar començara: «¿Que tanto mal Alexandre t’he fecho? ¿Quales de tus parientes he muerto por que a la mi crueldad este premio deviesse render? ¡Tu me has havido en odio non de mi provocado, mas piensa contra mi justa guerra ser fecha! ¡Con las mugeres pelear no devias!». Tiriote por los dioses de la patria a jurar se tomara, ninguna cosa indevidamente contra ella ser fecha. Alexandre, la muerte d’ella plañiendo, no menos qu’el haver lagrimado. Por esso l’animo de Dario que mucho l’amava en solicitud e sospecha bolviera, el desseo d’ella presionera de consuetud, de luxuria nascido ser estimando. E dada a todos licencia, Tiriote aparte levado, ya no plañiendo mas sospirando: «Tu vees bien, dixo, ¡o Tiriote!, no haver lugar aqui la mentira. Los tormentos seran prestamente traidos. Por Dios pues no diferir, si reverencia alguna en ti de tu rey es quedada, ha por ventura esso que yo saber espero e de demandarlo he verguença: ¿Alexandre, joven e señor seyendo, contra ella tentado?» Tiriote la persona a los tormentos ofrecer e por testigos los dioses a invocar se tomara, la reina honestamente ser d’el e con reverencia tractada. E a la postre dada la fe ser lo que dezia verdad, Dario, luengamente cobierta la cabeça, llorara. Depues, aun cayendo las lagrimas e la cobertura de la cabeça quitada, al cielo las manos alçando, dixo: «Dioses de la patria mia vos ruego qu’el reino primeramente a mi confirmeis. Depues, si de mi es passado, vos suplico ninguno sino este, tan justo enemigo e asi misericordioso vencedor, rey de Asia devenga».

[Capítulo 11: Nueva propuesta de paz y rechazo de Alejandro]

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Por la qual cosa, bien que la paç dos vezes en vano demandada, sus consejos a la guerra volviesse. Non de menos, de la continencia de A-lexandre [49v] vencido siendo, por nuevas condiciones de paç diez embaxadores de sus deudosos principes a el embiara, los quales Alexandre, convocado el consejo ante si, fizo venir. Uno pues, el mas anciano d’ellos, en esta manera a fablar se tomara: «Fuerça ninguna Dario ha costreñido la tercera vegada paç de ti demandar, mas la continencia e justicia tuya lo ha induzido. La madre, la muger e sus fijos, salvo que con el no son, presioneros ser no sentimos. De la honestad d’ellos mucha cura aun haviendo, acerca de ti como a padre los tienes, reinas las llamas, el grado de la usada fortuna retener les atorgas. Yo veo el tu rostro semejante al de Dario quando d’el se partieron, e non de menos el la muger e tu l’enemigo lloraes. Ya en el campo estarias si la cura de la sepultura non te toviesse empachado. ¿Que maravillas pues es si de un animo amigo la paz el demanda? ¿Que menester son las armas, entre essos que son los odios quitados? Primero al tu imperio ponia fin el rio Alim que la Lidia confina. Agora todo esso qu’entre Lesponto y Eufratres yaze en casamiento con su fija, la qual por muger te ofrece, a ti quiere dar. Oco, su fijo, qu’en las manos tu tienes, por rehenas de paz e de fe contigo deten. La madre e dos virgines fijas a ti solas demanda. Por estas tres personas te ruega quieras treinta mil talentes de oro aceptar. Si la moderacion de tu animo no conociesse, diria ser tiempo en el qual la paç no solamente dar, mas aun tomar se deviesse. Remira quanto depues de ti has dexado. Considera quanto quieres tomar. Todo gran imperio es muy peligroso, dificil es aun retener esso que caber no

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se puede. Mira como las naves que allende mesura son fechas governar no se pueden. No se yo por ventura si Dario ha tanto perdido, porque las sobiranas riquezas dan a grandes perduas lugar. Mas facilmente algunas cosas se pueden ganar que guardar, como por mi fe nuestras manos mas liberalmente toman que non ellas detienen. La muerte de la muger de Dario amonestar ya te puede. Menos a tu [misericordia391] ya licito ser, ca primero licito t’era». Alexandre, mandado a los mensageros que de la tienda saliessen, que [50r] fazer se deviesse al consejo requiriera. Luengamente ninguno esso que sintiesse osava dezir, siendo la voluntad d’el incierta. A la postre Parmenion respondiera: «Ya ante te habria, señor, consejado que los presioneros que estavan en Domas a essos que rescatar los querian restituidos les fuessen, porque mucha moneda d’essos sacar se podia que las manos de assaz nobles hombres empachadas tenian; e de presente mucha estima de una vieja faria e de dos moças pequeñas, que del camino e de la gente de armas son embaraço, con treinta mil talentes de oro camearlas podiendo; e una rica señoria con condicion e non con guerra obtuviendo. Ni otro señor entre Eufratres e l’Istro algunas tierras haver posseido, de mucha cantidad e distancia de su patria separadas». Aun al rey començo a conortar ante a la Macedonia que a los batrianos e indios quisiesse acatar. Mucho ad Alexandre las palabras d’este enojaron. E como huvo a su dezir puesto fin: «Yo ante la moneda, si Parmenion fuesse, dixo, que la gloria tomaria. Mas siendo Alexandre, soy de la pobreza seguro e rey, no mercadante, ser agora me recuerdo. Nada tengo de vender e la fortuna mia primeramente non vendo. Los presioneros, si nos plaze, mas honestamente en dono que con precio dexaremos392». Luego dentro los embaxadores rellamados, en tal guisa respondiera: «Denunciad a vuestro Dario el render de las gracias acerca del enemigo ser demasiado. E essas cosas que con clemencia e liberalidad he yo fechas, a la natura mia non a su amistad pertenescer. Ni soler contra las adversidades mas contra las fuerças de los enemigos pelear. Con las mugeres e presioneros no suelo yo guerra fazer. Esse qu’en odio yo tenga ser armado ha menester. Si el de mi la paç a buena fe demandasse, pensaria si dar por ventura la deviesse. Mas quando alguna vez mi gente de armas con cartas a traicion, alguna mis amigos a mi muerte con moneda solicitado haya, fasta essa aun el de mi es asi mesmo de ser pesseguido, no como a justo enemigo mas como ad assechador muy inico393. Las condiciones depues de la [50v] paç, las quales vosotros traeis, si aceptar yo las quiero fazen a el vencedor. Essas tierras, que allende Eufratres son, liberalmente me da. ¿En que lugar me fablaes? ¿ Vosotros vos soes olvidados que allende d’Eufratres alojado yo sea? El ultimo termino pues del dote, el qual me promete, de mis alojamientos es traspassado. Echadme de aqui, que sepa ser vuestro esto que vosotros mandaes. Con essa liberalidad su fija a mi quiere dar, que 391 Ms. misericordiosa; Ital. misericordia. 392 Esta respuesta dura del rey a su consejero más experimentado ha dejado una huella profunda en la tradición alejandrina. Aparece, por ejemplo, en la Suma de la Política de Rodrigo Sánchez de Arévalo – este cita a Valerio Máximo –, en el Libro de los exemplos por a.b.c. no 259 y en el Mar de Historias de Fernán Pérez de Guzmán. 393 Inico: resultado de «inicuo» con síncopa.

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yo se ad algunos de sus satrapas por muger la daria. Un grandissimo fecho si a mi primero a Maceo por su yerno antepone. Andad e a vuestro rey denunciad que esso que perdido ha e esso aun que le queda de la batalla ser premio, la qual governando cada uno, esse fin del imperio deve haver que la fortuna del dia de mañana le habra consignado. E yo ser en Asia venido no porque de otro recibiesse los regnos, mas yo a otros los dasse. Non de menos, si segundo e non egual a mi quisiere ser reputado, por ventura lo que demanda faria. Mas cierto el mundo de dos soles no se puede regir, ni dos sobiranos reyes salvo el estado de las tierras pueden haver. Por esto la obediencia luego o la batalla mañana apareje, ni otra fortuna que essa que provado ha assi mesmo prometa». Los embaxadores a el respondieron, teniendo [el394] animo de guerra fazer assaz puramente fablar, por que con esperança de paç no los detoviesse. E aun le rogaron que luego a su rey retornar se podiessen, por esso qu’el a la batalla asi mesmo se aparejasse. Licenciados pues, a Dario la batalla acordada ser denunciaron.

[Capítulo 12: Movimientos militares de ambos bandos]

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El prestamente a Maceo con tres mil de cavallo primero a tomar el camino por donde Alexandre venir devia adelante embiara. Fenecidas las exsequias395 de la muger de Dario, Alexandre, e dentro d’esse alojamiento toda la gente menos apta con poca guarda dexando, para los enemigos se fuera. En dos escuadras la gente de pie partidas havia, el uno y el otro lado los de cavallo ciñiendo. Los carruages empos de las escuadras siguian. Uno Menida llamado, adelante con los cavalleros de Scitia embiados, donde Dario fuesse saber le mandara. Menida, non estando Maceo mucho aparte alojado e mas adelante an-dar [51r] non osando, non otro salvo el roido de los hombres e los relinchos de los cavallos haver oido refiria. Maceo asi mesmo visto los escobridores d’alexos a los alojamientos tornara, de la venida de los enemigos solamente avisador. Por tanto Dario, qu’en los campos abiertos pelear desseava, su gente armar e las escuadras subitamente fizo ordenar. En la sinistra los batrianos, gente de cavallo acerca de mil; dacos, otros tantos aracoses y suanes al numero de quatro mil allegaron. Empos d’estos siguian cien carretas entoldadas. Detras de las carretas, Beso con ocho mil de cavallo s’estava. Los batrianos e los messagetas en numero dos mil su escuadra cerravan. Alli eran muchas gentes de pie non en uno bueltas, mas segun las naciones con la multitud ayuntadas. A los persios depues, con los marsos e los sogdianos, Oriobarzanes e Oriobates guiavan essos aparte. De la gente a todos era Orsines396 antepuesto, de Septi Persio descendido e a Ciro noble rey por su descendencia muy conjunto. Empos d’estas 394 Ms. om.; Ital. luy. 395 Exsequias: ya encontramos esta ortografía en el proemio de la Ilíada castellana de Juan de Mena, González Rolán, del Barrio Vega y López Fonseca, 1996, p. 108. 396 Véase Lerouge-Cohen, 2013. Se refiere al sátrapa persa descendiente de los Siete Persios. Se menciona a continuación a los «Septi Persio». Liñán mantiene aquí una grafía italianizante. A su vez, el «descendido» en singular sugiere que el traductor ignoraba que esto remitía a un grupo de personas.

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otras gentes de las compañias assaz conoscidas vinian, acerca las quales cincuenta carretas, llamadas «faradatas397», con gran multitud de gente precedian; los indios e los otros habitadores de la mar Roya398, ante nombres estraños que ayudas, empos de las carretas andavan. Esta escuadra era de otras carretas entoldadas circundada, con la qual la estrangera gente havia ayuntado detras los armenios, que minores se llaman. A los armenios los babilonios, depues los peltios e essos qu’en los montes Quossaquios abitan, los unos e los otros siguian; acerca estos los gortunios, gente euboica que otras vezes a los medos siguieron, a la hora abiltados e de la costumbre de la patria olvidados. A estos havia ayuntado los frigios e los cataones. Depues las gentes que la tierra de los partos habitan, la qual al presente los partos de Scitia venidos detienen, la escuadra cerravan. Esta era la forma de la sinistra batalla. La diestra tenia la nacion de Armenia mayor, los caduseos, los capadocios, los sirios e los medos, y esso mesmo cincuenta carretas entoldadas estavan. La suma de toda la hueste de los cavalleros fue quarenta e cinco mil. Essos [51v] de pies a dozientos mil allegaron. En esta manera pues ordenados, diez estadios adelante passaron e, mandado que quedassen armados estando los enemigos, esperavan. La gente de Alexandre una estrema temor sin alguna causa tomara. Por un secreto miedo en el coraçon de todos discorriendo, quasi a guisa de locos a temer començaron. Un relampago en el cielo quemando, al tiempo del verano semejante, como fuego resplandeciente apareciera. Por la qual cosa, en los alojamientos de Dario las llamas relumbraron, por que de muchas ayudas ensobervecidos fuessen vanamente lo estimaron. Por modo que, si a ellos espantados, Maceo qu’el passo guardava sobrevenido hoviesse, mucho daño recebir se podia; mas en tanto qu’el, perezoso, en esse monte que tomado havia s’estava, de no ser salteado contento. Alexandre, conoscida la temor de su gente, el señal de quedar tañer e luego las armas deponer e las personas refrescar mandara, a essos amonestando de tan subito miedo ninguna cosa seyer causa, alexos los enemigos alojados estar. A la postre en si retornados, las armas e los animos en uno retomaron. Nada a la hora tan seguro como en esse campo su hueste alojar pareciera. El dia siguiente Maceo, con los mas escogidos de sus cavalleros, en un alçado montezillo donde los alojamientos de los macedonios se podian ver era puyado. Depues, o por miedo o que a sobreveer los fuesse embiado, a Dario tornara. Los macedonios el montezillo d’el abandonado tomaron, porque mas que no el llano les era seguro e de alli las escuadras de los enemigos que en el campo eran ordenadas se vian. Mas la escuridad, que los umidos montes havia esparzido en derredor, el aspecto de toda la hueste no quitava. Solamente los departimientos e las ordenes de las escuadras ver no dexava. En essos campos una multitud infinita ondeava y el estruendo de tantos millares, bien que de alexos fuesse, las orejas inchia. Alexandre en tanto en el animo 397 Se trata de los «carros falcados»: «carro que antiguamente tenía fijas en los ejes unas cuchillas fuertes y afiladas, para herir al enemigo y servía para guarnecer los costados del ejército» (DLE). El Italiano agrega esta información en voladita por encima de «pharadate» (68r). En otras versiones, el giro de la frase es distinto y se alude a Fradates, satrapa de los tapurios, como capitán de esta unidad militar. Liñán, que glosa en margen «ydes entoldadas», no identifica el nombre propio. 398 Esta vez, el océano Índico.

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a dudar se tomara e alguna vez el suyo, alguna el consejo de Parmenion con tarde estimacion repensava, porque a esse lugar era atraido donde la hueste sin daño sino vencedor se podia levantar, de la multitud aun de los enemi-gos [52r] por respecto de la poquedad de su gente dudando, bien que alguna vez estimava quantas cosas con esta gente fechas, quantos pueblos hoviesse vencido. Assi que la temor con la esperança vinciendo, si la batalla difiriesse mas peligroso ser estimando, por esso que la desesperacion a los suyos no creciesse, dissimulado el temor, los cavalleros soldadados de Peonia adelante fizo passar e la falange, segun que ante havemos dicho, en dos escuadras destendiera. La una e la otra de la gente de cavallo era cerrada e ya la lumbre mas clara, la escuredad quitando, las escuadras de los enemigos fazia parecer e los macedonios, por alegria o por enojo de atender como essos que pelean, una grita muy grande fizieron, la qual de los persios assi mesmo rendida las selvas e las valles vezinas de terrible ressonido inchieron. Ni los macedonios detener se podian que contra los enemigos corriendo no andoviessen. Alexandre mas util ser imaginando en esse montezillo la hueste assentar, los alojamientos fizo enfortecer e, acabada la obra, a la tienda donde las escuadras de los enemigos parecian se retrayera.

[Capítulo 13: Dudas de Alejandro y decisiones finales]

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A la hora, todo l’aspecto del venidero peligro se via. Los hombres e los cavallos en uno de armas notables relumbravan e toda cosa con diligente cura ser aparejada. Acerca de los enemigos la solicitud de los capitanes, qu’entre las escuadras cavalgavan, s’amostrava. E muchas otras cosas assaz vanas asi como el estruendo de los hombres, los relinchos de los cavallos, la resplandor de las armas qu’entr’ellos reluzian, todas con solicito atendimiento la piensa de Alexandre conturbaron. Por tanto, de animo dudoso o por esperimentar a los suyos, el consejo convocara, que fuesse lo mejor de fazer demandando. Parmenion, entre los otros capitanes de guerra muy sabio, de furto e non de batalla tiempo ser estimava. A la medianoche los enemigos poderse romper, de costumbres e de lenguas discordes, de sueño e de non proveido peligro esmayados. Essos en la escuridad temerosa aunarse non poder. Mas cierto en el dia primeramente los rostros de los scicios e de los batrianos muy terribles parescer: los vultos esderizados, los cabellos luengos haver; de-pues [52v] una esmesurada grandeza de personas, con estas assaz vanas cosas, la gente de armas mas que no verdaderas causas de miedo conturbasse; depues tan gran multitud a ellos, que muy pocos eran, poder circundar. No entre los angostos senderos de Cilicia, mas en las abiertas llanuras ser menester pelear. Quasi todos a Parmenion aderian. Polipercon, sin duda, en esse consejo la victoria ser puesta afirmava. Al qual remirando Alexandre, por que a Parmenion nuevamente mas fuerte que no queria reprendido, otra vez castigar no curava: «De malandrines e ladrones, dixo, ser aquella astucia la qual a mi vosotros consejaes, porque solo su desseo es d’engañar. Mas cierto a mi gloria o la absencia de Dario, o las angosturas de los lugares, o el furto de la noche no sufrire. Contrastar yo en publico lo quiero e de dia acometer. Ante me quiero de la fortuna penedir que de la victoria avergonçar. Depues d’esto acaesce que los barbaros armados e velando s’estan, por que soy cierto

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qu’engañar no se pueden. Por tanto, a la batalla vos aparejad». E, asi aconortados, a curar de sus personas andar los fiziera. Dario, esso que Parmenion havia consejado dever los enemigos fazer imaginando, los cavallos enfrenados e la mayor parte estar armada. De la gente e las guardas con mayor cura fazia servar, por la qual cosa todos sus alojamientos de fuego relumbravan. El mesmo con sus capitanes e privados las escuadras d’essos que estavan armados rebuscava, el sol, el Mediodia399, el sagrado y eterno fuego invocando por esso que, digna de la antigua gloria e mayor, de los amonestamientos fortaleza a ellos espirassen. Cierto si algun aguero de la ayuda divina con la piensa humana se puede comprender, los dioses ser con ellos: essos nuevamente en los animos de los macedonios un subito miedo haver embiado e ser aun a guisa de locos atraidos e andar las armas echando, dessear los presidentes del imperio persiano dar las devidas penas entr’ellos insensados. Ni mas sabio d’ellos ser su capitan, como las fieras bestias a la preda que dessean solamente reguardando, el peligro que ante d’ella yaze no veer. La semejante solicitud aun acerca de los [53r] macedonios se veia, de manera que toda la noche, como si a la batalla fuessen, con mucho miedo discorrieron. Alexandre, no jamas tan espantado, a los votos e suplicaciones ad Aristrando fizo demandar. El qual, de una candida vestidura ornado e verbenas en la mano teniendo, cobierta con un velo la cabeça, delante a las rogarias andava, de su rey a Jove y a Minerva ayuda a la victoria400 demandando. E a la hora del sacrificio derechamente complido, por lo que quedava de la noche reposar a la tienda se viniera. Mas sueño ni otro reposo tomar no podia. Alguna vez por encima el monte la gente en la diestra batalla de los persios embiar deliberava, alguna por la diestra parte a los enemigos ocorrer, alguna si en la sinistra mas ante la bolviesse dudava. A la postre, el cuerpo del ansia del animo agraviado, mas fuertemente el sueño retomara. E ya venido el claro dia, los capitanes por tomar su mandamiento en uno eran ayuntados. E por el silencio en derredor al palacio non usado todos espantados, porque otras vezes a ellos rellegar e tardando los solia mucho reprender, a la hora en el ultimo peligro de las cosas se pasmavan desvelado no seer e no de sueño reposar, mas languir de miedo se creian. Non de menos, alguna de las guardas de su persona entrar en la tienda non osava. E ya el tiempo se allegava. Ni la gente de armas sin mandado del capitan las armas tomar, ni en orden andar podian. Luengamente Parmenion atendiendo, a la postre que cada uno fuesse a comer les denunciara. E ya era tiempo de salir quando, en la tienda entrado, muchas vezes al rey llamando por su nombre, no podiendo con la voz, con la mano a espertarlo se tomara: «Gran dia, dixo, señor, es venido e los enemigos con las escuadras en punto se nos allegan e aun tu gente desarmada el mandado tuyo espera. ¿Donde es el usado esfuerço del animo tuyo que siempre solias las guardas espertar?» Al qual Alexandre respondiera: «¿Crees tu que haya podido el sueño retomar, fasta tanto qu’el animo del pensamiento

399 Pejenaute Rubio transcribe «Mitra», un dios iránico o persa (Pejen. p. 202). La traducción de Liñán («Mediodía») se basa en el Ital. «meridie», alejado ya de la etimología de la divinidad. 400 Liñán sigue aquí el Ital. «Minerua la victoria propiciando» y antepone «ayuda», de modo que reinterpreta el fragmento. En efecto, se trata de Minerva Victoria, la Athenâ Nikē griega (Pejen. p. 203).

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qu’el reposo m’empachava primero descargasse?» E subito el señal de la batalla con la trompeta fizo dar. Pesseverando Parmenion por esso en admiracion, si es que, sien-do [53v] del pensamiento descargado, el sueño recobrado haver, dixesse: «No es maravilla, dixo el rey. Yo quando Dario las tierras quemava, las villas desfazia, las provisiones gastava, en mi poder no era. Al presente, ¿Que devo temer quando la batalla comigo quiere tomar? Por Dios mi querer ha cumplido. Mas d’este consejo depues la razon rendere. Vosotros andad a las escuadras cada uno de su gente, que subitamente sere con vosotros, e esso que quiero que se faga dezir vos fare». Atarde solia de la amonestacion de los amigos usar, quando con miedo era de fazer. A la hora, estando armado, a su gente se vino. Jamas tan alegre d’ellos no fue visto e, de su rostro no espantado, de victoria cierta esperança imaginavan. Mas el, rompido el palenque, la gente de armas fizo salir e a ordenar las batallas se tomara. En la diestra ala la gente de cavallo, que la Compañe401 se llama, fueron colocados e d’estos Clito el capitan, al qual la escuadra de Filota e los otros capitanes d’essos de cavallo a su lado havia ayuntado. La ultima fue de Meleagro, empos de la qual siguia la falange. Acerca de la falange los argiarispades402 vinian. A estos Nicanor, fijo de Parmenion, er’antepuesto. En socorro Cenos estava con su gente, [depues del Oreste y el inceste403], detras d’ellos Polipercon, de la gente estrangera capitan. De toda esta batalla era Aminta el principal. E Filagro Balatris essa governava, nuevamente en compañia recebido. Esta era la forma de la escuadra diestra. En la sinistra Cratero la gente de cavallo de los peloponeses guiava. Las compañias de los aqueos, locreses e malaunes a essos eran ayuntados. Estos de los cavalleros de Tesalia con Phelipe su capitan eran cerrados. La gente de pie de los de cavallo era cobierta e este era l’aspecto de la sinistra. Mas porque de la multitud circundar no se podiesse, las ultimas escuadras de muy fuerte gente havia cerrado. E essas de muchos socorros depues enfortecido, non a la fruente derecha mas al lado eran metidos, por que si los enemigos essas ceñir assayassen, a la batalla aparejados fuessen. Alli eran los agrianos a los quales Atalo era antepuesto, con los archeros de Creta ayuntados. Las postreras escuadras al con-trario [54r] rebolviera e por tanto que toda la hueste al circuito abastasse. Los ilirios con las gentes por dineros atraidos ayuntados estavan. Los traques404 aun ligeramente armados en uno havia puesto. E por semejante manera la escuadra de poder bolver era ordenada que essos que postreros eran por que no fuessen ceñidos rebolver y en la delantera llevar se podian. Por esso las anteguardas no menos que los lados, ni los lados menos que las reguardas estavan proveidas. Ordenada Alexandre la hueste en esta manera, a todos fizo mandar que si las carretas entoldadas de los barbaros con impeto entr’ellos fuessen echadas, abiertas

401 Se refiere a los caballeros macedonios dirigidos por los miembros de la élite, entre los cuales destacan Clito, Efestión, Parmenión, etc. En la traducción de Pejenaute Rubio aparece el término «águema» en su lugar, en referencia al primer escuadrón compuesto por la guardia personal de Alejandro (Pejen. p. 205). 402 Remite a un cuerpo de élite – dentro de la falange – en el cual todos poseen un escudo de plata. 403 Ms. Horeste y el inceste. Confusión del traductor, pues interpreta unos gentilicios (los orestes y los lincestas) como individuos. 404 Aquí los tracios.

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las escuadras, la furia d’ellas con silencio recibiesen, que no dudava que sin daño allende passarian si ninguno a ellos se opusiesse. Mas si mansamente las moviessen, por el contrario ellos con gritos las espantassen e los cavallos, amedrecidos con las lanças, de amas partes les firiessen. E a essos que governavan fue mandado que quanto mas podiessen las escuadras ensanchassen, por modo que no fuessen circundados si mucho apretados andoviessen, non de menos que la escuadra postrimera mas de razon non aflaqueciessen. Los carruages con los presioneros, entre los quales la madre de Dario e los fijos se guardavan, non alexos de la hueste e a la guarda d’ellos pocas gentes dexadas, en un col[l]ado algun tanto levantado fizo quedarla. A la sinistra, como ya otras vezes solia, a Parmenion a governar fuera dexada. Alexandre en la diestra s’estoviera. Non se havian aun al tiro de un dardo las escuadras allegado quando uno llamado Bion, que de la gente de Dario fuia, quanto mas fuerte correr podia ad Alexandre avisando se vino, los abrojos de fierro de essos de Dario ser en tierra derramados, en essa parte donde creian la gente de cavallo dever ocorrer. E esse lugar por cierto señal ser de Dario notado, por que l’engaño de los suyos esquivar se podiesse. Alexandre, fecho guardar el fuyente, a sus capitanes fizo llamar. E manifestado esso que a el era referido, los amonesta qu’el mostrado lugar esquivando, el peligro a essos de cavallo demostrassen. Non de menos la hueste, por el estruendo de [54v] las unas e otras escuadras qu’el oir les empachava, esto entender no podia. Por la qual cosa, en conspecto de todos, entre los capitanes e los mas cercanos cavalgando, en semejante manera a fablar se tomara.

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[Capítulo 14: Exordio de cada rey a sus soldados] Passados por tantas provincias, por esperança de la victoria por la qual era menester pelear, este solo peligro quedar alli. El rio Granico, los montes de Cilicia, la Siria, el Egipto adelante passando tomados e los grandes incitamientos d’esperança y de gloria recordava. Los persios del foir reprendidos, porque foir no pueden, pelear. Ya el tercero dia de miedo esmayados e de sus armas agraviados, en un mesmo lugar estar. Ninguna mayor indicia de su desesperacion ser como que sus cibdades e campos quemassen. Toda cosa que non estragavan, de los enemigos ser imaginando. No quisiessen los nombres vanos de gente no conocida mucho temer. Nada al peligro de la batalla pertenecer quien de los scicios o cadusseos se llamassen. Por esto, solo que non fuesen conoscidos, ser innobles. Los nobles jamas innotos no seer, mas tal gente villana, de sus escondrijos salida, nada salvo el nombre solo consigo levar. Los macedonios con virtud haver alcançado que ningun lugar en el mundo quedasse, donde la fama suya conoscida no fuesse. E a la gente de los barbaros sin orden acatassen: ninguna cosa salvo el dardo algunos d’ellos haver, otros con las hondas las piedras echar; pocos d’ellos las devidas armas levar e por esto mas de la parte d’essos estar. Mas muchos mas de la de los macedonios dever pelear. No requerir que la batalla fuertemente començassen, si el primero a los otros de fortaleza exemplo no les fuesse. Ante a las primeras banderas querer pelear, por si quantas feridas recibiesse, tantos ornamientos de la persona suya reputar. Dever saber solo el de los robos

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comunes ninguna cosa querer, salvo enhornar e a ellos enriquecer el premio de la victoria usurpar. Y estas cosas a los notables hombres recordar, porque si otramente los estimasse, havria dicho que fuessen venidos donde foir no podiessen. Passadas tantas provincias, tanto rios e montes atras de si dexados, el camino de la patria e de sus casas [55r] con las manos devers’ellos fazer. En esta manera los capitanes e los mas propincos de la gente de armas fueron amonestados. Dario en la sinistra ala con mucha multitud de los suyos mas avantajados de cavallo e de pie circundado s’estava, la poquedad de los enemigos despreciando porque sus escuadras, siendo estendidas, pocas ser imaginava. E segun en el carro alteroso estava assentado, de la diestra e sinistra parte a la gente circunstante, los ojos e las manos levantando: «De las tierras, dixo, las quales la mar Oceana del un lado lava e del otro Elesponto las cierra, poco ante, señores, no ya por la gloria mas por la salud e por esso que a la salud preponeis, por la libertad pelear nos conviene. Este dia l’imperio del qual la edad ninguno vio mayor a nos firmara o verdaderamente fin ponera. Al rio Granico, con la mas pequeña parte de nuestras fuerças peleado con los enemigos havemos. En Cilicia siendo vencidos, en Siria retraer nos podimos. Grandes fuerças del imperio nuestro el rio Tigris y Eufratres eran venidos. Somos donde, siendo echados, lugar de foir no tenemos. Todas las cosas por continua guerra a nuestras espaldas son consumadas: ni los sus abitadores en las cibdades, ni los labradores en las villas ya quedan. Las mugeres depues e los fijos nuestra hueste acompañan, a preda de los enemigos aparejados si nuestras personas por las muy caras peñoras nuestras non oponemos. Esso que a mi s’espera, la hueste que apenas una gran llanura puede caber vos he aparejado. Las armas e los cavallos he distribuido. Las provisiones por que a tanta multitud no faltassen he proveido. El lugar donde las escuadras ensanchar se podiesen he asi mesmo escogido. Las otras cosas en poder vuestro son. Solo habed coraçon de vencer e de la fama contra los fuertes hombres, armadura muy debil, no vos cureis. Temeridad es essa que fasta aqui por virtud temido haveis, la qual de que ha el primer impeto echado, asi como suelen algunos animales fazer, perdido el fizon son esmayados. Estos campos vos mostraran la poquedad d’essos que los montes de Cilicia escondieron. Vedes las ordenes suyas muy raras: las escuadras de las partes ser pro-longadas, [55v] vazia e debil la parte de medio, e ya los postreros que ha colocado al contrario las espaldas nos buelven.!Por Dios, con los pies de los cavallos se romperan, si nada salvo las carretas entoldadas dexaremos! ¡La batalla venceremos si fuertemente los apretamos! E cierto no han lugar donde puedan foir: Eufratres de la una parte, Tigris de la otra los cierra. Essas cosas que ante por ellos estavan en contrario son bueltas. Nuestra gente es delibre e de mover muy ligera; la suya de robos cargada assi que de nuestros espojos empachados. Essos facilmente mataremos e essa mesma cosa de victoria e provecho sera causa. Si alguno de vosotros el nombre por aventura d’esta gente estima, piense ellos alli las armas de los macedonios, no las personas haver. Mucha sangre havemos en uno esparzido, e siempre en el menor numero es el daño mayor. Alexandre, de quanta quiere valor de los viles e temerosos sea reputado, un solo hombre es d’estimar. E si a mi creeis loco e temerario e mas fast’aqui por nuestra temor que por propia virtud bienaventurado, ninguna cosa puede ser durable que razon e orden en si no traia. Bien que de la fortuna prosperada sea, a la postre nada

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a la temeridad puede bastar. Allende d’esto las variedades de las cosas mundanas son breves e mudables, e la fortuna jamas puramente non perdona. «Por ventura que los dioses han ordenado qu’el imperio de los persios, el qual prosperamente por dozientos e treinta años405 eran a la sobirana alteza elevado, con gran movimiento conturbassen mas ante que lo desfiziessen, ¿por que de la fragilidad humana nos amonestassen, de la qual en las cosas prosperas se suelen poco los hombres acordar? Nuevamente a los griegos faziamos la guerra e, de presente, en nuestras casas d’ellos traida la defendemos. Por las mudanças de la fortuna somos en uno atraidos, porqu’el imperio qu’en uno desseamos no puede una sola gente sostener. Non de menos, si la sperança no fuesse, la necessidad nos devria congoxar. Somos al estremo llegados: mi madre e dos fijas e Oco mi fijo, en esperança d’este imperio engendrado, los principes essa nacion de la sangre real, los nuestros duques a reyes seme-jantes [56r] en presion d’el son tenidos. Yo sino qu’en vosotros me fio, por la mayor parte soy presionero. ¡Librad las mis entrañas de las cadenas! ¡Rendedme las mis peñoras, por las quales de morir no haveis dudado! Esto es mi madre, mis fijos, porque mi muger en essa presion he perdido. Pensad de presente todos los vuestros a vosotros las manos alçar, los dioses de la patria invocar, vuestras ayudas, la misericordia, la fe requerir, que d’esta servitud de la carcel de la vida sujecta los libreis. ¿Pensaes vosotros pacientemente poder essos servir que se desdeñan de ser vuestros reyes? La hueste de los enemigos veo allegarse e, porque mas al peligro me allego, a menos d’esto que dicho soy contento. Por los dioses de la patria, por el fuego eterno que delante a los altares es levado, por la resplandor del sol dentro en los confines de mi reino naciente, por la eterna memoria de Ciro, el qual el imperio, quitado a los medos e a los lidios primeramente, en Persia trayera, vos ruego: ¡Librad de la ultima verguença el nombre e la gente de los persios! ¡Andad alegres e de animo llenos por que la gloria, que de los mayores vuestros recebistes, a los por venir la dexeis! ¡En vuestras manos la libertad, la victoria, la sperança del tiempo venidero llevaes! Esse fuye la muerte que no la teme e los temerosos d’ella subitamente son tomados. Yo no solo por costumbre de la patria, mas aun por ser visto encima el carro soy puyado. Ni refuso que me sigaes: de fortaleza o de vildad yo vos sea el exemplo.»

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[Capítulo 15: La batalla de Gaugamela (1 de octubre de 331)] En tanto Alexandre, por qu’el lugar del fuyente amostrado circundasse e a Dario que de la gente era cobierto perviniesse, la hueste al contrario fizo mover. E Dario la suya asi mesmo la bolviera a Beso, amonestando que los cavallos de los massagetas en la sinistra escuadra406 de Alexandre por el lado entrar fiziesse. El delante de si tenia las carretas entoldadas, las quales, dado el señal, todas para los macedonios

405 Remonta hasta el año 560, donde no se halla justificación para lo que explica el rey, pues Ciro I accede al trono en 559 y eradica el imperio medo en 550 (Pejen. p. 211). 406 Se trata de la ala izquierda vista desde la perspectiva de Beso, lo que corresponde al lado derecho de Alejandro (Pejen. p. 213).

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corrieron. Los carreteros, dexadas las riendas, corrian por que mas ge[n]te del impeto no bien apercibida dañassen. Algunos pues d’ellos las lanças allende al timon muy alto, otros las hozes del uno e otro lado colgantes espedaça-ron. [56v] Ni mansamente los macedonios davan lugar. Mas tomado el fuir, las ordenes de las escuadras conturbaron. Maceo depues a essos rotos mayor miedo acrecentara, embiados mil de cavallo d’essa parte que los carruages suyos tomassen, pensando los presioneros, que juntos guardados eran, dever de las cadenas salir quando los suyos cerca ellos viessen. No havia en esto a Parmenion engañado, qu’en la sinistra escuadra estava. Subito pues a Polidamante ad Alexandre embiara, el peligro amostrando, por que lo que fazer se devia quisiesse consejar. Alexandre oido el mensage: «Retorna, dixo, e a Parmenion tu diras que si en la batalla vencemos, no solamente recobraremos lo nuestro, mas esso de los enemigos aun ganaremos. Por tanto no es menester que ninguna parte de nuestras fuerças de la escuadra se quite. Mas asi como a mi e a mi padre Philipo es digno, menospreciado el daño de la ropa, osadamente peleemos». En tanto, los barbaros los carruages havian tomado e muchas de las guardas d’ellos matado; los presioneros, rompidas las ataduras, todas las cosas que fallavan en promto por armas tomaron. E ayuntados a los suyos de cavallo, los macedonios de dudoso peligro circundados saltearon. E todos alegres en derredor a Sisigambi s’estavan: haver Dario vencido, con gran daño los enemigos desfecho, a la fin los carruages d’ellos robado. E semejante fortuna en toda parte ser venida, los suyos vencedores al robo venidos ser pensando. A Sisigambi los presos aconortando qu’el animo suyo de la malenconia quitasse, en essa mesma manera que primero s’estuvo, ni palabra ninguna dixo ni la color del aspecto del rostro mudara. Mas estovo inmoble, creo por non esperada alegria, temiendo la fortuna en vano esperar, de manera que esso qu’ella mas desseasse a essos que la miravan incierto parecia. En tanto Menidas, capitan de los cavalleros de Alexandre, era con poca gente a defender los carruages venido. Si por consejo suyo o por mandado del rey, saber no se puede. Mas cierto la furia de los caucasios407 e de los scicios408 no sostuvo por que, apenas començada la [57r] pelea, ad Alexandre fuyendo, de cosas perdidas ante mensage que defendedor se viniera. E ya el consejo de Alexandre de la dolor era vencido, assi que la cura de recobrar las sus cosas, que la gente de armas de la batalla quitasse, no sin causa temia. Por tanto Arates, capitan de los lanceros, los quales ellos sarosoforos llaman, fizo contra los scicios andar. E ya las carretas, qu’en derredor a las primeras banderas las escuadras turbado le havian, a la falange eran llegadas. Los macedonios, recobrados los animos, en la batalla de medio essas recibieron. Semejante a un palenque era su escuadra: las lanças en uno juntas, del uno e otro lado los costados d’ellos furiosamente corriendo traspassavan. A circundar depues las carretas e los combatidores d’essas a tierra echar come[n]çaron. Un gran destrosso de cavallos e carreteros tenia la batalla rellena. Essos los cavallos espantados governar no podian. Los cavallos depues con el espesso sacudir de los pescueços no solamente el yuvo echado mas las carretas en tierra

407 Aquí los cadusios. Hay pues confusión con el pueblo del Cáucaso. 408 Nueva variante ortográfica de los escitas que encontramos a menudo en Liñán.

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havian trastornado. Los feridos a sus muertos levavan. Ni quedos estar espantados ni debiles passar adelante podian, porque las carretas non de menos fasta la postrera escuadra passaron. Entre essos donde eran llegadas, con miserable muerte, finados los miembros de los hombres cortados, en tierra yazian. E porque a las feridas, siendo calientes, el dolor no era llegado, los debiles cuerpos aun las armas detenian fasta tanto que, haviendo mucha sangre perdido, muertos en tierra caian. En tanto Arates, muerto el capitan de los scicios que los carruages robavan, a essos turbados fuertemente contrastava. Sobrevenidos luego de Dario los batrianos, la fortuna de la batalla rebolvieron. Muchos al primer impeto de los macedonios mataron. La mayor parte ad Alexandre fuyeron. Los persios entonce, echada una grita muy grande qual los vencedores suelen fazer, furiosamente en los contrarios quasi a todas partes derribados entraron. Alexandre a los suyos turbados a castigar, a conortar la batalla qu’era quasi perdida solo a remediar se pusiera. Aconortados los animos d’ellos, contra [57v] los enemigos los fizo tornar. Era la batalla en la diestra409 parte de los persios mas rara, porque los batrianos a tomar los carruages de alli eran partidos. Por esso Alexandre, alargadas las ordenes, a los saltear se tomara e con mucha matança entr’ellos se puso. Mas essos qu’en la parte sinistra de los persios estavan, con esperança de cerrar a el en medio la escuadra peleando, detras opusieron. Mucho peligro siendo en medio havria ocorrido si los agrianos, feridos los cavallos d’espuelas e los barbaros en derredor ad Alexandre esparzidos salteando, en contrario e atras los echando, no los hoviesse fecho bolver. La una e la otra escuadra eran turbadas. Alexandre delante e detras los enemigos tenia. Essos que contra el estavan de los agrianos de cavallo eran opremidos. Los batrianos, robados los carruages, tornando la orden suya no podian recobrar. Muchas escuadras de las otras departidas, como la fortuna unos con otros havia rebuelto, combatian. Dos reyes, quasi juntas las escuadras, las batallas acendian. Mas de los persios eran muertos, quasi egual numero de amas las partes havia feridos. Dario encima el carro, Alexandre a cavallo era puyado, amos a dos de la gente mas escogida defendidos, d’ellos mesmos poco curando porque, perdido su rey, ni querian ni podian escapar. A cada uno morir delante su rey noble cosa parecia. A gran peligro no menos andavan essos que d’ellos eran defendidos, porque cada uno la gloria de matar al rey desseava. Mas ciertamente, o por vana vision de los ojos o verdadera imagen que fuesse, a essos qu’en derredor ad Alexandre estavan les parecio ver un poco encima la cabeça del rey un aguila mansamente volando. Ni por el son de las armas ni por los gritos de los murientes espantada, luengamente volando en derredor al cavallo d’el, quasi como colgante mas que volante semejante s’estar. A la verdad Aristandro adevino, de una aljuba blanca vestido, en la mano diestra el ramo de laurel teniendo. A la gente de armas a la batalla intenta410 la aguila asi como cierto señal de victoria amostrava. Una gran alegria por esso e fiança a ellos, poco ante espantados, acendio a la batalla mayormente, de-pues [58r] qu’el carretero de Dario, que delante a el assentado los

409 Se describe desde la perspectiva de Alejandro, pues los bactrianos estaban en el ala izquierda (Pejen. p. 217). 410 Intenta: aquí «atenta».

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cavallos rigia, fue de una lança passado. Ni los persios ni macedonios dudaron que Dario esso mesmo muerto fuesse. Con un lloroso aollido e descompuestos gritos e llanto, aun con egual poder la hueste peleando toda conturbaron. Los parientes de Dario e los hombres de armas que en la sinistra escuadra s’estavan, tomado el foir, el carro de Dario abandonado, el qual essos que de la parte diestra eran allegados, en medio de su escuadra lo recibieron. Dizese Dario, tomada la espada, haver dudado si con honesta muerte la infamia del foir esquivasse. Mas del carro muy alto, toda la gente de los suyos no aun partir se viendo, abandonar se avergonçava. E en tanto que era la esperança e la desesperacion dudosa, mansamente davan los persios lugar e la orden alargaron. Alexandre, mudado el cavallo porque muchos d’ellos havia cansado, en el rostro a essos que resistian e a los que fuian en las espaldas firia. E ya no batalla mas matança se podia dezir, quando Dario su carro en fuida bolviera. Andavan detras d’essos que fuian los vencedores e la vista de los ojos la escuredad del polvo, que sobia al cielo, havia quitado. Por esso como de noche por las tiniebras siguian, al son de las vozes conocidas o que algunos señales ayuntando se oyessen. E assi mesmo, el roido de las riendas, con las quales los cavallos qu’el carro levavan eran feridos, estas solas indicias fueron del foir comprendidas.

[Capítulo 16: Victoria macedonia y huida caótica de los persas] Por el contrario en la sinistra batalla de los macedonios, la qual como ante dicho ya havemos Parmenion governava, con mucho diversa fortuna de amas las partes se peleava. Maceo, con toda la gente de cavallo furiosamente entrado, la escuadra de los macedonios echava. E ya abundante de gente essa a circundar començava quando Parmenion essos de cavallo ad Alexandre fizo andar, denunciando en que peligro estassen: si presto no les socorriesse, no poderse del foir abstener. E ya mucho adelante el rey era passado, siempre los enemigos que fuian echando, quando de Parmenion este triste mensage llegara. A essos [58v] pues que andavan a cavallo que los detoviessen fuera mandado e la gente fizo quedar, doliendose Alexandre la victoria de las manos serle quitada e Dario mas bien aventuradamente foir qu’el poderlo seguir. En tanto, a Maceo la fama del foir de Dario era venida e, bien que mas poderoso se sintiesse, non de menos de la fortuna de los suyos espantado, a los macedonios turbados mas debilmente contrastava. Parmenion no sabia la causa de la batalla de si mesma dexada, mas cierto la oportunidad de vencer osadamente tomara e la gente de Tesalia delante de si fizo llamar e dixo: «¿No vedes estos que poco ante asi fuertemente resistian, al presente retraerse, todos de miedo turbados? ¡Por cierto la fortuna de nuestro rey a nosotros faze vencedores! ¡Toda cosa de la matança de los persios es caida que, pues vos detardaes, no soes vosotros a essos que fuyen eguales!» Parecio que la verdad les dixesse e la esperança a ellos espantados havia enanimado. Por tanto, a los cavallos firmadas las espuelas, entre los enemigos entraron. E essos ya no mansamente mas con aquexado passo se partian e salvo que las espaldas no havian buelto a fuir ninguna

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cosa fallecia. Parmenion non de menos, no sintiendo que fortuna de su rey en la diestra escuadra fuesse, se detuvo. Maceo, dado lugar a la batalla, no por el derecho camino mas por mayor e mas seguro rodeo, el rio Tigris passado, con el demas de la hueste vencida a Babilonia pervino. Dario con pocas compañas de la batalla al rio Lico era venido, el qual de la otra parte passado, dudava si la puente desfiziesse, porque los enemigos subito llegar alli dizian. Mas tantos millares de los suyos que aun al rio non eran arribados, essa dessecha, todos de los enemigos tomados ser veia. Partiendose pues, dexada la puente, se afirma haver dicho querer ante a essos que lo corrian el camino abierto dexar, que non a los que fuian lo quitar. Dario, por luenga cantidad de camino fuido, acerca la media noche ad Arbela pervino. ¿Quien es esse que de los capitanes tanta desgracia de fortuna de la hueste, la matança, el variable fuir de los vencidos, la adversidad de cada uno por si o de todos ayuntados, [59r] con el animo pueda pensar o con las palabras esponer? Quasi todos los fechos de un siglo en uno la fortuna esse dia rellegara. Algunos dond’era el camino mas breve los passos separados e senderos de los que siguian no sabidos rebuscavan. La gente de cavallo e de pie en uno, sin capitan, confusos, los armados con los desarmados, los sanos con los feridos rebueltos, fuian. Depues la piedad en miedo se bolviera. Essos que seguir no podian entre semejantes llantos s’abandonavan. La sed primeramente a ellos, cansados e feridos, aquexava. En todo lugar, en toda ribera sus personas derribavan. L’agua que corria con la boca abierta recogian, la qual turbia siendo, d’ellos codiciosamente bevida, subito el lodo entrado en las entrañas los inchava. E los miembros encogidos e sin sentimiento devenidos, a essos los enemigos llegando con nuevas feridas despertavan. Algunos, ocupadas por otros las aguas cercanas, mas alexos eran andados, por que toda encubierta humor que d’ellas salia beviessen. Ni era alguna tan seca y escondida laguna que la sed d’ellos rebuscando engañasse. De las villas al camino cercanas, aun grandes apellidos de los hombres viejos e mugeres en barbara manera se sintian, Dario su rey nombrando. Alexandre, como ante havemos dicho, el impeto de los suyos refrenado, al rio Lico era venido donde una gran multitud de los que fuian la puente havia cargado. E muchos pessiguiendo, los enemigos en el rio s’echavan, los quales, siendo de armas cargados e por la batalla e por el foir cansados, de los pilagos del agua eran sumidos. E no ya en la puente solamente essos que fuian mas en el rio no cabian. Las gentes qu’el foir improviso continuamente rellegava, porque quando es la temor en los animos entrada, esso solo suelen temer de que han sido espantados. Ya primero Alexandre solicitando a los suyos que sin daño pesseguir los enemigos que fuian no dexassen, las armas ser debiles e las manos fatigadas e por tanto camino las personas aflaquecidas e la noche al dia vezina, a escusar los començara. Mas a la verdad de la escuadra si-nistra, [59v] que aun en la batalla creia quedar, dudando a retornar, ad ayudar a los suyos se dispuso. E ya buelto havia las banderas quando los cavallos de Parmenion embiados d’essa parte la victoria asi mesmo denunciaron. En todos los peligros ninguno mayor esse dia le vino como que su gente, al campo retrayendo pocos e sin orden alguno, alegrandose de la victoria lo siguian, porque todos los enemigos o en el fuir echados o en la batalla muertos ser creian. Subito pues una escuadra de cavallo de la parte contraria pareciera, los quales su andar

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primero detovieron, depues vista la poquedad de los macedonios, sus escuadras contra ellos rebolvieron. Vinia Alexandre delante a sus banderas. Mas dissimulado que menospreciado el peligro, ni la perpetua felicidad a el en las cosas dudosas fue quitada, porqu’el capitan d’essos de cavallo, de pelear desseoso e por esso menos avisadamente en contra le viniendo, con la lança ferido del cavallo derribara. Depues el otro mas cercano e siguientemente muchos otros con essa mesma lança matara. Luego sus amigos entr’ellos turbados entraron. Ni muchos de los persios caian, porque no todas las escuadras mas algunas solamente ad albolote la batalla començaron. A la postre los barbaros, pareciendo de noche el fuir de la batalla mas seguro, desbaratados los suyos, s’andovieron. Alexandre, passado este estraordinario peligro, los suyos salvos a la hueste retrayera. Quarenta mil hombres de pie d’essos de Persia, segun de los vencedores fue estimado, murieron. Menos de trezientos de los macedonios fueron muertos. E cierto d’esta victoria mas Alexandre por la mayor parte a la virtud que a la fortuna fue deudor, porque mas con el animo que con el lugar, como primero vinciera, e aun su hueste el mesmo ordenando, osadamente peleara. E con gran consejo el daño de sus carruages e de la ropa menospreciando, quando del todo en la batalla el peligro ser veia, en el dudoso avenimiento d’ella como vencedor se supo regir. E d’espantadas aun las escuadras de los enemigos, las desfizo e essos fuyendo, qu’en tanto ardor de animo apenas se puede creer, mas prudentemente que codiciosa [60r] los siguia, por que, si pesseverando una parte aun de la hueste en la batalla en seguir essos que fuian continuado el hoviesse, o por su culpa seria estado vencido o por virtud de otro hoviera la gloria alcançado. Depues, si la multitud de los cavalleros que le ocorrieron hoviesse temido, o a el vencedor vilmente foir o miserablemente morir le fuera forçado. Ni los capitanes de su gente de las devidas loores privados seer deven, porque las feridas que cada uno ha recebido son de mucha virtud indicia: Efestion en el braço de una lança fue ferido; Menidas, Perdica e Cenos con las saetas casi fueron muertos. E si derechamente los macedonios qu’en essos tiempos bivian queremos juzgar, confessaremos ciertamente Alexandre de tales capitanes e essos de tanto rey ser estados dignos.

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Aqui fenece el quarto libro de la istoria de Alexandre Magno, fijo de Philipo, rey de Macedonia. Comiença el cinqueno, escrito de Quinto Curcio Rupho, istorial eloquente, e sacado de Pedro Candido en vulgar bien aventuradamente.

[Capítulo 1: La estancia en Babilonia] Essas cosas que fast’aqui por el imperio e consejo de Alexandre en Grecia, en los ilirios, o verdaderamente en Tracia se fizieron, si a sus tiempos las quiero todas referir, m’es necessario entrerromper los fechos de Asia, los quales fasta el foir e la muerte de Dario en uno declarar. E como entr’ellos son conligados, asi en la obra son menester ayuntar. Por esso estos que acerca de Arbela se fizieron començare a recitar. Dario acerca la media noche ad Arbela pervino. En esse mesmo lugar una gran parte de sus amigos eran por el fuir ayuntados, a los quales, siendo d’el convocados, començo de dezir no se dudar que Alexandre a las notables cibdades e possessiones de toda cosa abundantes andaria. La rica preda aparejada, el e su gente de armas rebuscar e esto a sus cosas en tal estado poder mucho aprovechar, porqu’el en tanto a los mas desiertos lugares con la gente mas delibre s’andaria, las estremas [60v] partes de su reino aun sin daño quedar e d’essas las fuerças a la batalla facilmente poder recobrar. ¡Tomasse la ropa essa gente codiciosa e por luenga fambre de oro se fartasse! La qual depues a el en preda seria dada. Haver por usança aprendido los preciosos ornamientos, las mancebas e la compaña de los castrados nada salvo empacho e cargo traer. Estos mesmos levando, Alexandre con essas causas que ante hoviesse vencido infimo dever devenir. A todos este fablar lleno de mucha desesperacion parecia, porque Babilonia muy rica cibdad e Susa e los otros ornamientos de su reino e la causa de la guerra en uno Alexandre dever ocupar entendian. Mas Dario a ellos a amonestar se tomara, no las cosas fermosas de dezir, mas las provechosas de fazer; en las fortunas adversas deverse seguir las batallas con el fierro, no con el oro; con los hombres, no con los edificios de las cibdades acostumbrarse fazer; todo empos de la gente de armas seguir. En semejante manera los sus mayores, en el comienço de su estado conturbados, brevemente haver la usada fortuna recobrado. Por esta manera confirmados los animos de su gente, Dario, o verdaderamente l’imp[er]io d’el mas qu’el consejo siguiendo, para los confines de Media el camino tomara. Poco depues Arbela ad Alexandre se diera: del mueble real e de muy rica ropa rellena, quatro mil talentes fuera la suma; allende d’esto vestiduras preciosas, siendo la riqueza de toda la hueste como encima dicho ya havemos. En esse lugar rellegada, sobrevenida depues la pestilencia, la qual la pudor de los cuerpos muertos que por todos los campos yazian havia traido, mas ante los alojamientos d’esse lugar remudara. Andando ellos, de la parte sinistra era la Arabia, de abundancia de cosas olientes noble provincia, el camino todo de campos entre Tigris y Eufratres, de territorio asi fertil e grasso que los bestiares de las pasturas suelen echar, por que la fartura no los matasse. La causa d’esta fertilidad es la humor que del uno e del otro rio depende, quasi toda la tierra por las venas de agua sudando. Amos estos dos rios de los montes d’Armenia [61r] descienden e, mucho entr’ellos separados, el camino començado decorren. Dos mil e quinientos estadios dizen ser la distancia essos qu’el mayor intervalo d’ellos

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acerca los montes d’Armenia notaron. Depues que la Media e la Gordia, provincias suyas, a dividir comiençan, a poco a poco en uno s’aprietan. E quanto mas alexos se van, tanto menor espacio de tierra dexan. En medio son mucho[s] vezinos en essos campos, los quales de los abitadores Messopotania se llaman. La Media del uno el otro lado dividen e juntos por los confines de los babilonios en la mar Roya411 descienden. Alexandre en quatro jornadas a la cibdad Memini vino. Alli es una grandissima cueva, de la qual una fuente admirable cantidad de betum412 echa fuera, de manera que assaz facilmente se puede creer ser la cerca de la cibdad de Babilonia con el betum d’esta fuente murada. Andando pues Alexandre a Babilonia, Maceo, que de la batalla a esta cibdad era foido, con los fijos ya grandes ante el a demandar gracia se vino, la cibdad e la persona ad Alexandre ofreciendo. Muy agradable fue al rey su venida, porque de gran trabajo era el sitio de una cibdad assi grande. Depues d’esto, siendo el hombre ilustre e promto en los fechos de armas e por la fama de la batalla nuevamente fecha muy conocido, todos los otros a obediencia facilmente por su exemplo dever incitar parecia. Por tanto, a el con los fijos benignamente el rey recibiera. Non de menos, con la hueste en quatro escuadras ordenada fizo los suyos andar, como si la batalla deviessen tomar. La mayor parte d’essos de Babilonia, por desseo de conocer el nuevo rey, a los muros de la cibdad eran puyados. Mas aun al encuentro le fueron, entre los quales fue Bagofanes, de la fortaleza e de la moneda real guardador. Por esso que de obediencia de Maceo no fuesse vencido, todo el camino de flores e guirlandas havia sembrado, con los altares de plata de uno e del otro lado del camino parados, los quales no solamente d’encenso mas de toda otra delicada olor eran rellenos. Los donos depues empos d’el siguian: rabaños de cavallos e otros bestiares en cantidad infinita; los leones [61v] aun e los pardos en las gabias delante levavan; depues los magos, a su costumbre cierto verso catando, acerca los quales los caldeos e no solamente los adevinos d’essos de Babilonia mas aun los artesanos con instrumentos de toda manera tañiendo s’andavan. Estos las loores de los reyes cantar son usados. Los caldeos los movimientos de las estrellas e las acostumbradas mudanças de los tiempos solian mostrar. La gente de cavallo de Babilonia con los ornamientos de sus personas e cavallos, mas a delicadeza que a magnificencia aparejados, postreros de todos vinian. Alexandre, circundado de gente de armas de todas las partes, la multitud de los cibdadanos primero, depues413 fizo andar la gente de pie. El encima d’un carro muy alto en la cibdad, depues en el palacio real fizo la entrada. El dia siguiente, todo el mueble de Dario e la moneda quiso saber. Sobre todas las cosas la belleza del ornamiento de la cibdad, no solamente los ojos de Alexandre mas de todos los otros no sin causa asi bueltos havia. Semiramis

411 Mar Roya: aquí se trata en realidad del golfo Pérsico. 412 Es una región con gran abundancia de petróleo (Pejen. p. 229). 413 Resulta lógico que Liñán glose en margen «Entrada de Alexandre en Babilonia»: se trata de uno de los episodios más destacados de la tradición alejandrina. Ver Briant, 1999. Le Brun imortalizará ese momento con su famosa Entrée d’Alexandre le Grand dans Babylone (1661-1665).

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la havia edificado, non el rey Belo como algunos se creen, el palacio del qual aun se demuestra414. El muro es todo labrado de betum e de tierra cozida, en cantidad de treinta e dos pies415 en ancheza. Contiene dos carretas, la una al contrario de la otra. Encima d’el sin peligro alguno pueden passar. La alteza del muro por espacio de cincuenta cobdos es levantada. Las torres son de diez pies mas altas qu’el muro. El circuito de toda la cibdad trezientos sesenta e ocho estadios comprende, la obra de cada un estadio en un dia ser fecha a la memoria se cree. Los edificios, no a la cerca vezinos mas por espacio de una yuvada son apartados. Ni aun toda la cibdad con las casas han ocupado, por ochenta estadios no mas abitada, las quales abitaciones no son en uno continuas. Creo que por mas seguro les parecio en muchos lugares ser divididas. Todo el demas labran e siembran por que, si algun poderio estrangero contra ellos viniesse, las provisiones de dentro de la cibdad a ellos sitiados bastassen. El rio Eufratres por medio le passa e con las ribas de mucha obra es cerrado. Mas cierto la grandeza de todas las otras obras avançan [62r] las cuevas, muy grandes, a sostener l’impeto del agua en profundo edificadas. La qual, depues que la alteza de la riba contrapuesta ha passado, los edificios de la cibdad estragaria sino fuesen las concavidades e los lagos que en si la detienen. Estas de tierra cozida son assi mesmo edificadas. Toda la obra de betum es massada. La puente de piedras encima del rio la cibdad en uno l’ayunta. Esto aun entre las admirables obras d’Oriente es contado, porque Eufratres un gran cieno trae consigo, el qual, para fazer los fundamientos siendo evacuado, apenas a sostener los edificios suelo firme se puede fallar. La arena, depues amontonada a los cantos de los quales la puente se sostiene, la furia del rio detiene. El qual detenido, mas aspramente en essos se rompe que si libre corriesse. La roca de circuito de veinte estadios es edificada. Los fundamientos de las torres son veinte pies so la tierra puestos. Ochenta la alteza de toda la obra sobrepuya. Encima d’esta fortaleza por las fablas de los griegos es divulgado ser algunos huertos colgantes que la sobirana alteza de los muros egualan de sombra e grandeza, de muchos arvoles a la vista plaziente. Los cantos e los pilares toda la obra sostienen essos, sobre los pilares firmados el fundamiento de piedras quadradas sopuesto, fuerte a sostener la tierra qu’encima muy alta es echada. E aun la humor con la qual la tierra se riega e de tanta grandeza arvoles essa sostiene, que los troncos d’ellos por cantidad de ocho cobdos son gruessos, en alteza a cincuenta pies alcançan, asi frutiferos como si en la tierra propia fuessen criados. Bien que la antiguidad no solamente las obras fechas a mano mas la natura propia a poco a poco rodiendo consume, esta fortaleza que de raizes de tantos arvoles es opremida e de peso de tanta selva es cargada aun entera se dura, porque veinte gruessas paredes de muro essa sostiene, onze pies la una de la otra apartadas, de manera que haver d’alexos las selvas sobre algunos montes parecen firmadas. Esta obra del rey de Siria, qu’en Babilonia a la hora reinava, ser fecha a la memoria se cree por amor de su muger atraido, la qual por desseo de las

414 El palacio referido aquí es el templo de Belo o «Torre de Babel», destruido en 479 por Jerjes (Pejen. p. 231). 415 Para Curcio, la medida del pie sería de 0,444 metros. Más detalles sobre estas medidas en Pejen. p. 231.

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sel-vas [62v] e arvoledas en lugares salvages retraido havia, tanto natural deleite con el artificio egualar. Mas luengamente en esta cibdad qu’en alguna otra Alexandre s’estuvo. Ni algun otro lugar a la militar disciplina fizo mas daño. Ninguna cosa mas de las costumbres d’esta cibdad es viciosa, ni a incitar los plazeres desordenados es alguna cosa mas d’esta dispuesta. Los maridos e padres sus mugeres e fijos con los forasteros conversar e yazer, solo qu’el precio les sea dado, facilmente consienten. Los lugares de los combites en toda Persia a los reyes e grandes varones son agradables. Los de Babilonia entre los otros al vino e a esso que la beudez suele seguir grandemente se dan. L’abito de las mugeres luego que al combite vienen es muy honesto. Depues la vestidura somera echan afuera e a poco a poco la verguença descubren. A la postre, con licencia sea dicho, la camisa d’encima se quitan. Ni solo de fembras es esta costumbre, mas de las matronas e d’essos hombres acerca los quales, en lugar de graciosidad, se tiene la licencia de desnudar la persona en estas desonestades. Essa hueste, vencedora de Assia, por veinte quatro dias engrassada a essas cosas que a fazer les quedavan, sin dudo seria estada mas debil si el enemigo hoviesse tovido. Mas por tanto qu’el daño menos sintiesse, con acrecentamiento de gente continuamente se refazia, porque Aminta de Andromeni seis mil peones de Macedonia de Antipatro trayera, quinientos cavallos aun d’essa mesma gente e con ello seiscientos de Tracia ayuntados. Los peones de su gente eran tres mil e quinientos a conto del Peloponeso. Assi mesmo quatro mil por dineros traidos vinieron, entre los quales havia de cavallo quatrocientos e ochenta. El mesmo Aminta cincuenta fijos de los mayores de Macedonia consigo havia traido para la guarda de la persona del rey, ya en edad levantados, los quales en los combites del rey son ministros. Estos a el quando va en el campo los cavallos le traen e a la caça de las salvages aun lo acompañan e la guarda delante a la puerta de la camara a vezes le suelen fazer. Estos son los primogenitos d’essos que grandes condes e duques se fazen. El rey, [63r] antepuesto a la roca de Babilonia Agatone con setecientos d’essos de Macedonia e trezientos por dineros soldadados, a Meneta e a Polodoro por presidentes d’esta provincia e de Cilicia fizo quedar. A estos dos mil peones e diez talentes assignados les fueron e a amos a dos mandado que ad abastamiento escoger otra gente deviessen. A Maceo, que a el era venido, a la governacion de Babilonia fizo quedar. Bagofane, que la roca havia rendido, consigo venir le mandara. Armenia a Mitrene, que a los sardos havia vendido, en guarda fue dada. De la moneda que era en Babilonia fallada a los macedonios de cavallo seiscientos dineros por uno fueron partidos, a los forasteros asi mesmo de cavallo quinientos, a los hombres de pie dozientos por sueldo distribuidos.

[Capítulo 2: Entrega de Susa (diciembre 331)]

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Ordenadas las faziendas en esta manera, en la provincia que Satrapene se llama pervino, tierra mucho fructifera por abundancia de todas las cosas al bevir necessarias. Por tanto, en esta Alexandre fizo mayor morada e, por que su gente al ocio no se le diesse, ciertos juegos impuso, los donos a essos ordenando que por virtud de armas la honor obtuviessen: nueve hombres, que muy fuertes eran juzgados, separadamente cada uno

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por si a mil hombres de armas fechos presidentes, celiarchas416 fueron llamados. E [a417] la hora en semejante numero las escuadras s’ordenaron, porque primero de quinientos hombres eran tassadas, ni algun premio de sus fuerças havian reportado. Una gran multitud de gente de armas en este lugar era allegada, por deverse en tan notable acto fallar e por testimoniança de los fechos de cada un virtuoso, e de los juizios aun por deverse dar la sentencia por que, si verdadera o falsa ad alguno la honra se diesse, no podiesse ser celada. El primero418 de todos Adarria viejo por causa de virtud fue presentado, el qual la batalla dexada de los mancebos acerca de Licarnaso solo recobrado el havia; depues d’el Antigono; el tercero lugar tuvo Filota; Angeo el quarto; ad Aminta el cinqueno fue dado; depues d’estos, Antigono e Ablinceste Aminta fueron honrados; el ocheno en orden Teodoro; el postrero lugar Helanico obtuvo. En la disciplina militar aun muchas cosas [63v] de sus antepassados con gran utilidad fizo mudar, porque siendo ante la gente de cavallo toda por sus naciones de las otras dividida, escepto esta diferencia: a los capitanes no de su gente mas a los mas escogidos e suficientes la mando atribuir; e porque primero el señal con la trompeta se dava quando la hueste de algun lugar mudar se queria, el son de la qual muchas vezes por el roido de la multitud oir no podian, una vara que de todas partes se viesse encima de su palacio fazia poner, dond’el señal a todos claramente se dasse. El fuego de noche, el fumo de dia por señal se observava. En tanto a la cibdad de Susa viniendo, Abolites, governador d’essa provincia, o por mandado de Dario a fin que Alexandre por el robo tardasse o por propia voluntad su fijo l’embiara delante, la cibdad le dar prometiendo graciosamente. Alexandre, recebido el mancebo e tomado por guia, al rio Coaspe se vino, la agua del qual por la gran furia del correr por sagrada se tiene. Alli Abolites con los donos reales de mucho precio le vino delante, en los quales camellos, dromedarios de admirable presteza e doze elefantes presentados le fueron que Dario de India havia fecho traer, ya no temor a los macedonios como el esperava mas en su ayuda traidos, pues que las riquezas del rey ya vencido la fortuna al vencedor havia transferido. Siendo Alexandre en la cibdad entrado, una increible riqueza fuera del tesoro le fue consignada: cincuenta mil talentes de plata non empremptada mas en ciertas pastas gruessas puestas fue refallada. Muchos reyes passados havian tanta riqueza en luenga edad rellegado para sus fijos, como pensavan, e sucessores servar, la qual

416 El término más común (quiliarca) significa «capitán de mil» (glosa que se encuentra justamente en el Italiano). En la jerarquía, se sitúa por debajo del rey: «Il assume les fonctions qui font de lui le premier personnage du royaume après le Grand Roi. Ce mot est souvent rendu par Grand Vizir. Dans les dernières années de son règne, Alexandre emprunte aux Perses l’institution de la chiliarchie», Battistini y Charvet, 2004, p. 637. Nótese que, en el relato de Curcio, esta dignidad se consigue después de un torneo que tiene lugar en Sitacene. Los nombres de los ganadores no suelen repetirse de nuevo durante el resto de la expedición, por lo que parece poco probable que tuviera el mismo prestigio que formar parte de los hetairoi. 417 Ms. om.; Ital. e alora. 418 El orden propuesto en la versión de Liñán – que sigue su fuente italiana – difiere de la tradición. En efecto, confunde la ciudad de Calcídica, Angeo (‘Augeo’), con un soldado, de modo que aplaza el resto de la lista y añade un puesto. Son ocho los recompensados en realidad: 1. Adarria (‘Atarrias’); 2. Antigono (‘Antígenes’); 3. Filotas de Angeo; 4. Aminta; 5. Antigono; 6. Teodoro (‘Teodoto’); 7. Ablinceste Aminta (‘Amintas Linceste’); 8. Helanico.

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una sola hora en manos de un rey estrangero havia metido. Depues encima la silla real assentado, siendo essa mayor que a su persona non convenia e los pies el ultimo grado non alcançando, uno de los siervos reales la mesa debaxo le puso. E viendo Alexandre un esclavo de Dario en su presencia llorar, la causa d’esta dolor le demanda. El respondio esta ser la mesa de Dario sobre la qual solia comer e la sagrada su mesa a tanto vituperio ser venida, sin lagrimas ver no poder. Quasi ad Alexandre [64r] vino verguença de dever los dioses de la casa violar e ya la mesa fazia quitar, quando Filota dixo: «No fagas, señor, mas esso en buen aguero recibe. La mesa en la qual tu enemigo solia comer a tus pies ser sujecta». Alexandre, queriendo andar a los confines de Persia, la cibdad de Susa a Arquelao con tres mil hombres de ayuda en guarda le diera. La cura de la roca fue a Exenofilo dada, con mil macedonios ya viejos por edad que a la guarda d’ella ordenados estassen. Los tesoros a Calicatride encargo dexara. La governacion de la provincia suesania a Abolites fue restituida. La madre aun e los fijos de Dario en essa cibdad fizo poner. E por ventura algunas vestiduras macedonias e gran suma de purpura, que de Macedonia le era traida, con essos que labrado l’havian fizo Alexandre a Sisigambi, madre de Dario, presentar, porque a ella en grandissima reverencia tenia e como si su fijo estado fuesse la honrava. E a essa fizo avisar que, si los vestidos a ella plazian, a sus nietas la obra fiziesse aprender, por que los maestros en dono l’embiava. A esta embaxada viniendo, las lagrimas assaz amostraron. Este donativo a ellas no ser agradable, porque ninguna mayor injuria a las mugeres de Persia se puede fazer que las manos ad algun oficio de lana fazerles poner. Essos que los donos havian levado al rey avisaron Sisigambi por esso muy triste ser devenida, donde digna cosa a el parecio. Escusandose a ella, en uno la dever consolar, asi qu’el mesmo a ella se vino: «Madre mia, le dixo, estas vestiduras de las quales yo soy vestido de mis hermanas no solamente son donativo, mas obra como vees. Nuestras costumbres me han engañado. Ruegote que la ignorancia de mi por injuria no quieras tomar. Essas cosas que yo he sentido ser tu costumbre abundosamente asi como creo las he observado. Se no ser licito el fijo en conspecto de la madre assentarse, sino quando es d’ella ordenado. E por esso quando a ti soy venido, fasta tanto que tu lo has mandado, no me soy ad assentar yo metido. Muchas vezes me has quesido hincadas las rodillas honrar: no lo he jamas permetido. [E419] el dulcissimo nombre de mi ma-dre [64v] Olimpia como devido te riendo».

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[Capítulo 3: Sumisión de los uxios y breve retirada frente a los enemigos] Mitigado l’animo suyo, Alexandre en quatro jornadas al rio Tigris pervino, el qual los abitadores de Fassi Tigris420 lo llaman. Nasce de los montes de los husiis e por diez

419 Ms. om.; Ital. e. 420 Fassi Tigris: Liñán leyó «los abitadores de Fassi Tigris lo llaman», basándose en su fuente que intercala la preposición: «li habitatori de fasi tigre» (Ital., 90r). En realidad es Fassitigris. Curcio lo señala como sinónimo del Tigris.

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estadios con las ribas muy arvoladas entre las peñas furiosamente decorre. Entrado depues en los campos, por los quales con mas queda agua desciende, navegarse en el puede e, seiscientos estadios de territorio blando corridos, en el mar persio se pone. Passado el rio, Alexandre con nueve mil e quinientos de pie agrianos, satrianos421 e griegos por dineros traidos, ayuntados de Tracia diez mil, en la provincia de los husiis pervino. Esta es a Susa mucho vezina e a la primera Persia cercana, una angosta entrada entre Susa y ella en medio dexando. Era en esta provincia governador Medate. Hombre no ya de fortuna, ante toda estremidad por la fe aprovar acordava. Mas essos que de los lugares eran sabientes un camino secreto por los senderos para la cibdad ad Alexandre ser amostraron, donde si pocas gentes ligeramente armadas el embiasse, sobre las cabeças de los enemigos podian salir. Plugo ad Alexandre el consejo e essos mesmos por guia del camino tomara. Mil e quinientos soldadados por dineros traidos e cerca mil agrianos a Taurone, governador, fizo assignar e, depues del baxar del sol, el camino començar le mandara. El acerca la vela tercera422 de los alojamientos partiera e, al levantarse del sol, allende de essas angosturas de lugares passara. Cortada pues luego la leña para fazer las mantas e gatos, por que essos que las torres de madera movian apartados al tiro d’un dardo s’estassen, la cibdad a sitiar començara. Toda parte de cantos e peñas derribadas era empachada, donde con muchas feridas echados que no solamente con los enemigos mas con el lugar era menester contender. Non de menos, debaxo de si lo pusieron porque el rey entre los otros era el primero, a ellos diziendo siendo vencedores de tantas cibdades en el sitio d’un vil e pequeño castillo no s’avergonçavan estar. En tanto a el entre los otros era de alexos tirado, el qual la gente [65r] de armas, porque de alli fazer quitar no podian, con las mantas antepuestas defendian. A la postre, Taurone encima la roca de la cibdad con su gente apareciera, al conspecto del qual a los enemigos el animo començo a fallecer. E los macedonios mas animosamente la batalla conservar s’esforçavan. Una dificil condicion a essos del castillo apremiava ni la furia de los enemigos podian sostener, asi que a pocos a se defender, a los mas a foir fuera el animo prompto. La parte mayor a la roca se retrayeron. E luego embiados a suplicar veinte mensageros, triste respuesta del rey retornaron: no querer a ninguno el perdonar. Por esso, forçados de temor de los tormentos, a Sisigambi, madre de Dario, alguno por secreto camino embiaron, por tanto que ella al rey mitigasse, sabiendo ser essa en lugar de madre de Alexandre reverida y amada. E Medate la fija por muger d’una su hermana tenia, a Dario por debdo mucho cercano. Luengamente Sisigambi los ruegos d’ellos no quiso atorgar, allegando no convenirse rogar ella por ellos qu’en semejante fortuna fuesse opremida. E aun ayuntara temerse que a la clemencia del rey enojo no diesse e mas vezes acordarse qu’era presionera, que no que reina estada fuesse. A la postre vencida de los ruegos d’ellos, en semejante manera suplicando escriviera que su demanda primero escusasse e al rey demandasse, si no a ellos a lo menos a ella perdonar el quisiesse; por un su propinco e domestico e no ya enemigo,

421 Se refiere aquí a los tracios. 422 Acerca la vela tercera: es decir «pasada la medianoche» (Pejen. p. 242).

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mas homil, solo la vida de gracia le demandar. La moderacion e clemencia que a ellos hovo Alexandre en esta parte se puede veer, porque no solamente a Medate fizo la gracia, mas a todos los presos e rendidos a la libertad e franqueza liberalmente atorgara e, la cibdad sin daño dexada, las possessiones aun sin treudo prometio que labrassen. De Dario vencedor su madre no habria mas obtuvido. La gente de los husiis depues sujuzgada, al governador de Susa la fizo atribuir e, partida con Parmenion la gente de armas, por el camino llano e de mucha labrança andar le mandara. El con la gente delibre tomo la cum-bre [65v] del monte. La continua loma d’el fasta Persia desciende. Estroida esta provincia el dia tercero en Persia, el cinqueno en essas angosturas que ellos Pilas Susianas las llaman fizo la entrada. Ariobarzanes con veinte cinco mil hombres estas peñas de todas partes derribadas e aspras ocupadas tenia, en la cima de las quales los barbaros, apartados al tiro d’un dardo, de industria mansos e semejantes a gentes espantada s’estavan, que la hueste en la valle mas angosta passasse esperando. La qual, depues qu’en su menosprecio adelante vieron andar, los cantos de esmesurada grandeza por las descendidas del monte a echar començaron, los quales, muchas vezes topados en las peñas mas hondoneras, con mayor fuerça caian e no a uno solo mas las escuadras a un hora423 dañavan. De la otra parte, las piedras con las fondas echadas e las saetas de todos los lados eran tiradas. Esto a los muy fuertes hombres allende de toda razon parecia miserable, que sin vengança d’ellos a guisa de bestias salvages en las gabias cerradas asi los matassen. A la postre, la ira en ravia bolviera. Por tanto, travados a los cantos someros por esso que a los enemigos pudiessen llegar, el uno y el otro lado levantando, a puyar s’esforçavan. Los quales, de las manos de muchos por fuerça arrancados, encima d’ellos mesmos caian. En esta manera pues ni puyar, ni estar, ni de las mantas cobrirse podiendo, porque piedras de tanto peso de los barbaros s’echavan, ad Alexandre no solo la dolor mas la verguença aquexava que la hueste asi temerariamente en essas angosturas hoviesse traido. Fasta esse dia de ninguno era estado vencido, ninguna fazienda en vano havia tentado. Sin daño por las valles de Cilicia havia passado e por mar abierto en Panphilia nuevo camino. A la hora su felicidad como travada s’estava, ni otro remedio que dond’era venido retornar parecia. Por esso, dado el señal al retorno, espessadas las ordenes de la gente e los escudos sobre las cabeças puestos, atras d’essas angosturas salir les mandara. Por treinta estadios fue el espacio que atras retornaron.

[Capítulo 4: Llegada a Persia (enero 330) y muerte de Ariobarzanes] Puestos depues los alojamientos en lugar de todas partes [66r] abierto, no solo aconsejar esso que fazer se deviesse mas los adevinos aun por vana religion de animo començo a requerir. ¿E que cosa a la hora Aristandro podia dezir, al qual mucha fe entre los otros adevinos se dava? En esta manera vituperados los no bien sabios

423 A un hora: aquí con el sentido de «de una vez» o «conjuntamente» (Ital. 91v: «ad un trato»).

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sacrificios, fizo a essos que de los lugares eran sabientes convocar. Por el modo el camino abierto e seguro s’amostrava. Mas Alexandre su gente muerta non enterrada dexar s’avergonçava, instituida tal usança que apenas alguna cosa de armas mas que enterrar a los suyos solempne fazian. Los presos pues que nuevamente eran traidos fizo llamar, en los quales havia uno de lengua griega e persiana muy sabio. Este en vano dixo Alexandre por la loma de los montes la hueste a Persia querer atraer, los senderos ser todos salvages, por los quales apenas un solo hombre podia passar, e essos de hoxa cubiertos los arvoles un ramo con otro ayuntados haver; porque la Persia es d’un lado de continuos collados de montes cerrada, los quales en longueza diez mil, en alteza cient y ochenta estadios alcançan. Esta sierra dend’el monte Caucasio fasta la mar Roya424 s’estiende e, dond’el monte fallece, la mar a guisa de otra fortaleza por contrario es opuesta. La llanura depues debaxo de las faldas del monte anchamente se yaze, provincia muy fertil, de muchas cibdades e villas poblada. En estos campos el rio Araxe con mucha cantidad de agua furiosa passa por Medo; el Medo para la mar e Mediodia425. Menor rio d’esse qu’en si recibe en uno decorre. Ninguno mas qu’ese rio es a produzir yerva dispuesto: toda parte que riega inche de flores. Los tiemblos e chopos a sus ribas cubren de sombra de guisa que, a mirar de alexos, las arvoledas de las ribas ser con los montes ayuntadas parecen, porqu’el rio de selvas cubierto en territorio llano decorre. E los collados encima l’estan, de hoxas verdes e plazientes ornados, por la humidad que riega las raizes d’ellos. Ninguna provincia en toda la Asia es mas sana d’esta: el cielo temprado; d’una parte el monte, lleno de sombra e cubierto, la calor echa fuera; de la otra la mar con dulce temprami-ento [66v] la tierra recrea. Haviendo estas cosas el preso asi referido, interrogado del rey si por vista o por oida lo sopiesse, pastor estado ser respondiera e todos essos montes haver rebuscado. Dos vezes preso ser estado, una de essos de Persia en Licia, d’el depues la segunda. Vino ad Alexandre a memoria la religion de la suerte a el dada. Antepidiendo sobr’esto de los dioses consejo, le fue respondido un cibdadano de Licia dever ser la guia de su camino en Persia. E fechos pues los ofrecimientos quantos la presente necessidad requiria e su fortuna padecia, honrado, a guisa de Macedonia armar lo fiziera e que bien prosiguiesse el camino mostrar le mandara. El qual, bien qu’enfiesto e peligroso fuesse, non de menos con pocas personas queriendo poder passar le dixiera. El no creia, para ventura, que dond’el por apascentar las ovejas andado fuesse, Alexandre por la gloria e perpetua loor passar podiesse. El presionero a el avisar no cessava, quanto dificil esse camino a gente armada fuesse. A la hora el rey ya primero entendiente dixo: «Jamas ninguno d’essos que te seguiran refusara de andar donde tu levar los querras». Dexado pues a Cratero por guarda de los alojamientos con essos mancebos de pie qu’era ya usado e con essa gente que Meleagro guiava e archeros de cavallo diez mil, le mandara que, teniendo la forma de los alojamientos usada, muchos fuegos estudiosamente fiziesse fazer, por que los barbaros mas cierto el rey en essos ser se

424 Corresponde esta vez al golfo Pérsico. 425 Mediodia: el Mediodía es el equivalente del sur. Al lado opuesto está el Septentrión. Para más precisiones geográficas en la Antigüedad y en la Edad Media, véase Biglieri, 2012.

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creyessen. E si Ariobarzanes, por ventura esto entendiendo, por los senderos del monte a ocupar su camino quisiesse passar e parte de la gente por contra oponer, Cratero, puesto a el el terror, al peligro mas vezino bolver lo fiziesse. E si verdaderamente al enemigo el engañasse y la cumbre d’encima pudiesse tomar, como el estruendo de los barbaros empos d’el ad albolote andando oyesse, el camino dond’el dia d’antes eran echados sin algun dudo passasse, porque de los enemigos, bueltos a el, seria vazio. Alexandre acerca la vela tercera con la gente de armas callada, sin dar con la trompeta señal, al camino mostrado se vino. Las provisiones para tres dias a la gente ligera-mente [67r] armada mandara traer. Mas, allende de las cuestas enfiestas del monte sin camino ninguno e las peñas derribadas qu’el pie en ninguna manera sofrian, las nieves el viento amontonadas en uno mucho a essos cansava, donde en las foyas caidos tumbavan e, siendo de los otros sus compañeros levantados, mas ante essos atras de si que no ellos puyar podiessen echavan. La noche, la provincia aun no conocida e la guia inciertos si fiable fuesse el miedo crescia. Si las guardas los hoviesen engañado, quasi a guisa de bestias poder ser tomados, del animo [e426] de la fe de un solo presionero la salud de Alexandre e la suya estar tomada. A la postre, a la cima del monte allegaron. De la mano diestra el camino ad Ariobarzanes bolvia. Alli Filota, Cenos, Aminta e Polipercon con la gente mas delibre fizo detener, a ellos amonestando, porque la gente de cavallo con los peones ivan bueltos y el territorio muy fertil e la yerva en abundancia, que por todo mansamente caminassen. A estos los presos fueron dados por guia. El rey con la gente de armas e la escuadra que «agema» se llama por un muy enfiesto sendero, mas de la guarnicion de los enemigos mas alexado, con gran trabajo passara delante. Era venido el mediodia e a la gente de armas era menester el reposo, porque tanto del camino aun les quedava quanto havian passado, sino que menos enfiesto e peligroso parecia. Por esto, recreada su gente del sueño e del comer, a la segunda vela se moviera e mas facilmente a lo que quedava del camino diera conclusion. Non de menos, donde la cumbre del monte a poco a poco en llano desciende, una gran fondura por el concorrer de los varrancos cavada el camino l’empachava. Allende d’esto, los ramos de los arvoles unos con otros travados e ayuntados como una espessura continua antepuestas tenian e tanta desesperacion a ellos naciera que de las lagrimas no se podian detener. Primeramente la escuredad el miedo les crecia e, quanto quiere algunas estrellas en el cielo reluziessen, los arvoles de continua hoxa cubiertos ver essas no dexavan. Ni el oir esso mesmo les bastava, por el viento qu’en la selva continuamente entrava, [67v] los ramos de la qual, unos con otros firiendo, mayor qu’el viento no era el estruendo refirian. A la postre, el dia esperado toda cosa que la noche fazia mas terrible echara fuera, porque en poco espacio circundar esta fondura se podia e cada uno del camino era de si mesmo fecho guia. A la fin, a la cima del monte mas alta puyados donde los alojamientos de los enemigos ver se podian, todos armados, a essos que nada d’esto dudavan osadamente s’amostraron, de los quales fueron muertos algunos que la batalla tomar assayavan donde avino. E por los gritos d’essos que murian y el foir de los otros que a los suyos retornavan,

426 Ms. om.; Ital. e.

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el triste aspecto a todos essos qu’eran quedados ante qu’el peligro podiessen provar fizo en foida bolver. Sentido pues el estruendo en los alojamientos donde Cratero era quedado, la gente de armas a tomar essas angosturas qu’el dia d’antes passar no podian ad andar se pusiera. E juntos Filota con Polipercon, Aminta e Cenos, por un otro camino a passar embiados, nuevo miedo a los barbaros trayeron. De todas partes pues con las armas de los macedonios, por dudoso mal opremidos, la batalla non de menos denodadamente tomaron, asi como pienso muchas vezes la necessidad suele la pereza despertar e la desesperacion muchas vezes es causa d’esperança, porque muchos d’ellos, siendo desnudos, los armados abraçavan. E con gran peso de la persona suya en uno a ellos a tierra retrayendo, muchas vezes con sus mesmas armas lo matavan. Ariobarzanes a la postre, con cerca diez mil de cavallo e cinco mil hombres de pie acompañado, por medio de la gente de los macedonios no sin mucho daño de los suyos e de los enemigos en uno se fuyera, Pessepoli, cibdad principal d’esta provincia, ocupar deliberando. Mas de las guardas de la villa cerrado, de fuera siguiendolo aquexadamente los enemigos, con todos los compañeros de su foir, renovada la batalla, fuera muerto. Cratero esso mesmo con su gente sobrevino.

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[Capítulo 5: El encuentro con los prisioneros griegos mutilados427] Alexandre luego en esse lugar donde obtuvo la victoria los alojamientos fizo poner. E bien que los enemigos de todas partes echados le diessen lugar, non de menos las foyas peligrosas e grandes en [68r] muchas partes el camino rompido l’empachavan, de manera que manso manso428 e con diligencia era necessario caminar, ya no los enemigos mas los engaños de los lugares siendo sospechosos passando. Alexandre adelante ciertas cartas de Tiridate, guardador de la moneda real, le fueron presentadas, en las quales lo avisava que los cibdadanos, sentida su venida, los tesoros robar havian acordado, por esso anticipar essos se aquexasse. El camino ser delibre bien qu’el rio Araxe en medio d’el pasasse. Ninguna virtud mas de la presteza d’este rey me parece digna de loor. Dexada pues la gente de pie toda la noche, con essos de cavallo por tanto camino trabajados al fazerse del dia ad Araxe pervino. Eran alli algunas villas cercanas, las quales desfechas, d’essa mesma materia la puente, sopuestas las piedras, subito fizo. E no muy alexos de la cibdad era llegado quando una miserable escuadra de gente, entre pocos exemplos de la fortuna memorable, al encuentro le vino. Estos eran presos de Grecia acerca en numero de quatro mil, los quales los persios con varias maneras de tormentos havian estragado: ad algunos cortados los pies, ad

427 Este episodio ha sido destacado por su construcción elaborada. Se aprecia el paso de un problema concreto (la mutilación de unos soldados) a su universalización (la marginalización social). La extrañez de este tipo de problema ilustrado por dos discursos opuestos es considerado como «un unicum de la literatura latina», Moreno, 2017, p. 532. 428 Mantenemos la repetición pues es traducción literal del «piano piano» del Italiano.

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algunos las manos, a otros las orejas e, con señales de barbaras letras quemadas en el rostro, en luengo desprecio tenian guardados. E viendose d’oy adelante en señoria de otro sometidos, queriendo ellos andar al rey, al encuentro no les fue vedado. Estos mas ante ciertas imagines no acostumbradas que hombres en aspecto parecian, ni alguna cosa en ellos salvo la voz era conocida. Mas lagrimas pues a los otros que a ellos mesmos incitaron y en ellos mesmos en asi varia fortuna entre si las penas, no desemejantes el uno del otro mas desiguales reguardando, quien d’ellos mas misero fuesse juzgar no podian. Luego pues que dios vengador de Grecia haver los ojos abierto, a gritar començaron. Todos d’una pena semejante ser estragados parecia. Alexandre, exugadas las lagrimas que havia echado, que de buen animo fuessen se tomo a conortarlos, ellos brevemente sus cibdades e mugeres poder visitar. E los alojamientos dos estadios a la cibdad apartados fizo poner. Los griegos en [68v] tanto [eran429] del palenque salidos por acordar entr’ellos que cosa al rey deviessen pedir. E pareciendo ad algunos que cierto lugar en Asia demandassen, a otros mas ante era agradable a sus casas retornar. Uno d’ellos llamado Eutemon Timeo por nombre en esta manera se tomo a razonar: «Nosotros, los quales poco ante a demandar ayuda al rey de las tiniebras e de la prision nos avergonçavamos salir, porque nuestros daños son en manera que mas d’ellos verguença o penitencia hayamos, no sabemos de presente a Grecia retornar. E como una vista plaziente a la patria nos queremos amostrar. Cierto essos la adversidad pacientemente sostienen que la saben esconder. Ninguna patria es tanto familiar a los malaventurados quanto la soledad e la olvidança del primer estado, porque essos que mucho de la misericordia de los suyos se confian no saben como las lagrimas se suelen subito exugar. ¡Ninguno fielmente ama esse que hoviere fastio d’el, porque la adversidad de su natura siempre se lamenta e la felicidad es soberviosa! Cada uno de su fortuna s’aconseja quando del estado de los otros delibera. Si todos egualmente no fuessemos miseros, [los unos a los otros habriamos en odio430]. ¿Qué maravilla pues es si los bienaventurados siempre sus eguales van buscando? Por tanto, vos ruego que como gente ya fenecida lugar en esta vida refallemos, donde los miembros nuestros medio espedaçados escondamos e nuestras llagas horribles cubiertas sean. Del exilio mucho seremos, segun creo, a nuestras mugeres agradables, a las quales jovenes tomadas, libres en la flor de la edad e de las cosas retornamos. Nuestros hermanos de buen grado nos veran, daño e despesa de los presioneros que somos, e muy pequeña parte de nos mesmos por tantas tierras podremos andar. Alexos d’Europa, en las ultimas partes d’Oriente exiliados, biejos e debiles, de la mayor parte de nuestros cuerpos ya privados, ¿essos trabajos nosotros sofriremos que los armados e vencedores han sofrido? ¿Las mugeres depues, que a nosotros presioneros la suerte o necessidad por un solo plazer ha dado, e los fijos pequeños que havemos levaremos con nosotros o los dexaremos? Estos levando ninguno nos querra ver, pues: ¿Dexaremos las [69r] peñoras presentes, siendo inciertos si podremos ver essas que buscamos? Con estos

429 Ms. om.; Ital. erano. 430 Ms. los unos a los otros no habriamos en odio; Ital. luno a laltro sarebemo venuti in odio.

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se quiere estar escondidos, los quales a nosotros malaventurados han aprendido a conocer». Estas palabras dixo Eutemon. Por el contrario, Teona, atenes, a dezir se tomara: «Ningun piadoso l’abito del cuerpo suyo menos estimar, pues por la crueldad del enemigo, no por natura, fuessen malaventurados. Ser digno de todo mal esse que de los engaños de la fortuna s’averguença. Este una triste sentencia de la inmortalidad nuestra dar e de la misericordia esperar, la qual el a otro negaria. Los dioses esso que osado non habrian ellos dessear, la patria, las mugeres e los fijos ofrecer. E todo esso que los hombres estimar, con la vida e con la muerte suelen redemir. Por tanto, a ellos rogar que d’esta prision quisiessen salir. Otro ser el cielo, otro el aire propio, otro l’aspecto de la luz, las costumbres, la religion, la semejança de la lengua, las quales cosas de los barbaros aun eran desseadas. ¿E ellos, siendo tan caras, de su voluntad las querer abandonar? No por otro ser miseros, sino que de essas carescer fuessen costreñidos. El ciertamente a la patria, a su mesma casa retornar e de tanto beneficio de Alexandre querer usar. Si algunos el amor de la muger e de los fijos, los quales hoviesse la servitud costreñido, a conocer los detoviesse, dexassen ir essos a los quales nada de la patria era mas caro». D’esta sentencia fueron pocos. A los otros la costumbre mas que la natura poderosa los venciera. E luego juntos acordaron que alguna abitacion al rey de gracia demandassen. Ciento d’ellos a esta embaxada fueron escogidos, los quales Alexandre pensando esso que mejor le parecia dever ellos demandar, dixo: «Los cavallos en que vades vos he fecho aparejar e mandado que mil dineros a cada uno de vosotros sean dados. Quando sereis en Grecia retornados, fare por manera que, exceptada esta adversidad, ninguno su estado del vuestro crea ser mejor». Essos, echadas las lagrimas, en tierra remiravan, ni levantar el rostro ni fablar assayavan. El rey a la postre la causa de su tristeza demandando, Eutemon lo semejante d’esso qu’en consejo havia dicho refiriera. Por tanto, Alexandre no solo de su [69v] fortuna mas de la penitencia aun hoviera piedad e tres mil dineros a cada uno fizo dar, e mas allende vestiduras e vestiares con ganado e provision de todos panes assignar, e las possesiones que sembrar podiessen e labrar les fueron ayuntadas.

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[Capítulo 6: El saqueo de Persépolis] El siguiente dia Alexandre, los capitanes de su gente convocados, les amuestra como ninguna cibdad mas que la corte de los antigos reyes de Persia era a los griegos enemiga. D’alli ser salidas essas huestes tan grandes. D’alli Dario primero, depues el rey Xerse a Europa haver fecho impiadosa guerra431. Con la destruccion d’esta sus antecessores deverse vengar. Sentido esto los barbaros, abandonada la cibdad, en todo lugar qu’el miedo los echava se fuyeron. El rey non de menos dentro puso la falange. Muchas cibdades llenas de ropa real, parte combatidas, parte a la fe suya recebidas tenia, mas las riquezas d’esta a todas las otras avançavan. Toda la preciosa ropa de Persia de los barbaros era en ella rellegada: oro, plata, vestiduras, paramentos 431 Nueva alusión a las guerras médicas.

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en mucha cantidad, non al uso solo de la vida mas a la demostracion de la pompa e a los otros plazeres aparejadas. Por esso entre los mesmos vencedores con las armas contendian. En lugar d’enemigo era esse que mas precioso furto havia refallado. E no podiendo caber en ellos todas las cosas que tomavan, no ya la ropa se ocupava mas d’ellos s’estimava: rasgavan las vestiduras reales, una parte cada uno a si tirando. Con las açuelas los vasos de preciosa arte espedaçavan. Ninguna cosa no tocada, nada entero se llevava. Los miembros de las estatuas como cada uno tomado havia a si tirava. Ni solo fizo l’avaricia mas la crueldad en la cibdad tomada mucho daño, porque de oro cargados e de plata matavan los pobres cuerpos de los presos e a ninguno que topavan era la vida perdonada, los quales havia fecho el precio suyo miserables. Muchos con voluntaria muerte las manos de los enemigos esquivaron e, vestidos de las mas preciosas ropas que tenian juntos con sus mugeres e fijos, de los muros de la cibdad se derribavan. Otros el fuego que los enemigos depues poner deliberavan en sus mesmas casas acendian, por esso qu’en uno con lo suyo se quemassen. [70r] A la postre, el rey mandara que de tocar los cuerpos e ornamientos de mugeres se quedassen. Una gran suma fue de moneda robada refallada, por manera que la creença traspassava. Por tanto, de las otras cosas dudaremos o verdaderamente creeremos en el robo d’esta cibdad ser de ciento y veinte mil talentes la suma refallada, al traer de los quales, que por la necessidad de la guerra consigo disponia levar, las yeguas e los cavallos fasta Susa e Babilonia fueron embiados a traer. Ayuntarase aun a la suma d’esta moneda, la cibdad Persagada tomada, talentes seis mil. Ciro esta cibdad havia edificado, la qual luego ad Alexandre el governador d’ella dicho Globali la diera. Puestos el rey en la roca de Pessepoli tres mil macedonios por guarda, a Nicartide la dio en acomienda e aun a Tiridate, que la ropa havia consignado, la honor que acerca de Dario solia tener le fue reservada. E dexadale una gran parte de la hueste e de sus carruages, a Parmenion e Cratero fizo a essos presidentes. El con mil de cavallo e la gente de pie mas delibre en la provincia de Persia al tiempo de las estrellas virgilias432 se vino. E muchas lluvias e terribles tempestades haviendo sofrido, non de menos sostuvo venir en essos lugares dond’el andar queria. Era llegado a un camino lleno de nieves continuas, las quales de la fuerça del frio eran eladas. La aspreza de los lugares e la soledad sin camino ninguno su gente cansada mucho l’espantaron, casi a los ultimos terminos de las cosas humanas ser venidos estimando. Toda parte desfecha e sin rastro de humana labrança essos esmayados remiravan e, ante que la luz el cielo les faltasse, ser de retornar al rey recordavan. Alexandre de amonestar a essos se detuvo. Mas, del cavallo descendido, a pie por la nieve y el yelo amassado començo a caminar. Por esto los amigos primero, depues los capitanes, a la postre la gente de armas de no lo seguir s’abergonçaron. E primero el rey, con las segures el yelo rompiendo, el camino a si mesmo se fazia. Luego el exemplo del rey todos los otros pessiguieron. A la fin, casi passadas [70v] las montañas salvages, ciertos raros señales de labrança humana a ver començaron e algunos rabaños de ganado, que esparzidos andando pacian, refallaron. Los habitadores d’estos lugares qu’en cabañas derramadas

432 Estrellas virgilias: se trata de la constelación de las Pléyades (Vergiliae), que marca aquí el tiempo del invierno (Flob. p. 410). Así lo señala en glosa interlineal el Italiano (99r): «n.p. ydes que son en yujerno».

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moravan, creyendo ser d’estos senderos sin otro camino circundados, como vieron la escuadra de los enemigos, muertos essos que seguirlos no podian, en los montes desiertos e llenos de niebla se fuyeron. Depues, por la fabla de los presioneros que estavan en la hueste, mitigada algun tanto su feredad, al rey se rendieron. Ni fue depues a ellos fecho ningun daño. Destroida toda la provincia de Persia e muchos castillos en su poder atraidos, a la gente de los mardos pervino, nacion muy guerrera e a los otros persios en el bevir e vestir desemejantes. Cavan algunas cuevas en los montes donde sus mugeres e fijos escondan. Solo de carne de ovejas e de salvaginas se mantienen. Ni a las mugeres suyas del habito natural es mas muelle l’ingenio: la cabelladura tienen crespa delante e la vestidura colgante fasta las rodillas allega; e los dichos cabellos, d’una honda atando, d’essa por ornamiento e por defension suelen usar. Mas aun esta gente de semejante impeto de fortuna fue sujuzgada al trezeno dia. Depues que de Pessepoli partiera, a esse mesmo lugar retornara. Quasi todas essas cosas qu’en la cibdad havia tomado a su gente fizo distribuir. Luego los donos a sus amigos e a los otros, segun de cada uno los meritos, fueron repartidos.

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[Capítulo 7: El incendio de Persépolis] Mas a la verdad todos essos grandes bienes d’el animo suyo, esa gentileza con la qual todos los reyes avançava, essa constancia en los peligros, la presteza en exseguir las faziendas, la fe en los subditos, en los presos la clemencia, en las voluptades atorgadas e licitas la continencia, todas estas virtudes con una codicia de vino insaciable d’el fueron ensuziadas. Grandemente en el tiempo del enemigo e odioso contradiziente de su imperio, siendo la guerra aparejada, aun los pueblos nuevamente sujuzgados e su señoria refusando, de dia en los combites entrava. En los quales eran las fembras presentes, non essas que a violar fuesse pecado, porque las putas mas licenciadamente que [71r] no convenia con el en campo solian usar. D’estas una llamada Tais, aun ella beuda, una grandissima gracia acerca los griegos poder aquistar le dixiera, si la corte real de los persios fiziesse quemar, esperar esto plazer a todos essos las cibdades de los quales de los barbaros fuessen desfechas. A la beuda muger e de tanto fecho dando sentencia, agora uno, otro depues, cargados de vino asintian. El rey fue aun mas codicioso que paciente, e porque dixo: «pues no vengamos la Grecia», asi el fuego a la cibdad essos levaron, a la qual armados siendo havian perdonado. Primero Alexandre en su corte el fuego pusiera, los combidados, las putas e los siervos depues. La mayor parte de cedros era edificada de manera que, subitamente el fuego aprendido, luengamente l’encendimiento esparzia. El qual, depues que la hueste que de fuera de la cibdad alojava vio d’alexos, creyendo ser afortunado casso, por socorrer acorriera. Mas como a la entrada de la corte llegaron, vieron al rey qu’entre los otros en el fuego los faxos echava, donde l’agua que levavan dexada, aun ellos la leña seca en el fuego a echar començaron. Este fin huvo la corte real de todo Oriente, donde tantos pueblos ante por la justicia solian venir, patria de tantos reyes, ya solo terror de toda la Grecia. Diez mil naves en uno pusiera y las huestes con que a Europa desfizo, desfecha la puente encima

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la mar, cavados los montes en las cuevas de las quales fue la mar retraida, ni en asi luenga edad que depues de su destruccion es seguida jamas se resfizo. Otras cibdades hovieron los reyes de Macedonia, las quales al presente tienen los partos. D’esta ni solo el señal donde estada fuese ver se podria si el rio Araxe, que non alexos d’ella passava, la indicia d’ella no nos mostrasse. Por tanto, la cibdad por veinte estadios del rio apartada creen, mas ante los habitadores que ser estada no saben. Mucha verguença d’esto los macedonios hovieron, asi noble cibdad del rey no bien mesurado ser estroida, donde la cosa a buen fin se diera a entender, ser estado menester qu’en esta manera [71v] s’estruyesse. El, como primero la piensa del vino cargada, por el reposo en su estado atrayera, d’esto ser penedido claramente amostrara, diziendo mayor dolor los persios de los griegos haver sostovido si a el en la silla real de Xerse assentado fuessen a veer costreñidos. El dia siguiente, dados treinta talentes por dono a esse hombre de Licia que a la entrada de Persia lo havia guiado, a la provincia de Media se puso a passar, dond’el complimiento de nueva gente de Cilicia al encuentro le vino. Estos eran cinco mil hombres de pie e mil de cavallo, de los quoales era Plato, atenes, capitan.

[Capítulo 8: Exordio de Darío a sus hombres] Acrecentado pues d’esta gente, a Dario pesseguir se dispuso, el qual era a Bactana433 llegado, cibdad principal de la Media que al presente es de los partos tenida. La dicha cibdad en el tiempo del verano su habitacion ser solia e d’alli a Batra andar ordenava. Mas dudando que de la presteza de Alexandre provenido no fuesse, el consejo havia mudado. Alexandre por cantidad de mil e quinientos estadios era d’el apartado, mas ningun intervalo contra la presteza suya assaz luengo parescia e por esto mas ante a la batalla que al foir se aparejava. Treinta mil hombres de pie lo siguian, entre los quales eran quatro mil griegos a el mucho fiables, depues d’estos una muy fuerte compaña de honderos e archeros que al numero de quatro mil abastavan. Ayuntados a estos eran tres mil e trezientos cavallos de los partianos, de los quales era Beso, governador de la provincia, capitan. Con esta gente Dario, un poco del camino del campo apartado e mandado a los traedores del agua e a las guardas de los carruages que adelante passassen, convocado el consejo, en esta manera se tomo a razonar: «Si con los temerosos e muchos d’essos que qualquiere vida ante a la muerte honesta suelen poner, la fortuna me hoviesse ayuntado, callaria. Mas ante que palabras algunas en vano dixiesse, mas quanto con mayor experiencia que yo no querria vuestra virtud e fe tengo provada. Tanto mas me devo esforçar que digno de tales amigos sea reputado, que dudar si aun a vosotros soes semejantes. Preservados de [72r] tantas millares de gente que so el mi imperio han estado, dos vezes vencido, dos vezes fuyendo, solos vosotros me haveis siempre seguido. Vuestra fe e constancia que rey sea me dan a [e]ntender. Los traidores e fuyentes en mis cibdades reinan al presente, non porque de tanta

433 Nueva variación gráfica de ‘Ecbatana’.

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honor dignos s’estimen, mas por esto que con el premio d’essos los animos vuestros sean aun a semejante traicion atraidos. Non de menos, mas ante la fortuna mia que essa del vencedor haveis seguido, a los quales si yo no puedo, los dioses ruego por mi riendan las gracias devidas. ¡E cierto las renderan! ¡Ningun tiempo venidero sera tanto sordo, ninguna tan ingrata fama sera que a vosotros al cielo con devidas loores non suba! Por esto, si el consejo del foir, del qual l’animo mio es mucho apartado, hoviesse ordenado, de la virtud vuestra fiando, andar contra el enemigo mio acordaria, pues ¿en tanto ire por mi reino exiliado e fuire un rey estrangero por los confines de mi imperio variando siendome licito, provada la fortuna de la batalla, o essas cosas que perdido he otra vez recobrar o verdaderamente con digna muerte la vida fenecer? ¿Si no es por ventura mejor el arbitrio del vencedor esperar e por exemplo de Maceo e de Mitrene la señoria emprestada d’una sola nacion obtener, por esso que Alexandre ante a la gloria suya que a la ira consienta? No plega a los dioses que la honor de mi cabeça a mi pueda alguno dar ni quitar. ¡Ni este imperio, bivo siendo, dispongo perder! «Una fin de mi reino e de la vida sera juntamente si este animo, esta ley, es en vosotros. No puede ad alguno la libertad fallecer. Ninguno de vosotros de los macedonios el fastio, ninguno la sobervia suya, sera costre[ñ]ido a sofrir. A cada uno su mano derecha vengança de tantos males o de la vida sera fin. E quanto mudable sea la fortuna amaestramiento a los otros soy de cierto, ni sin causa mejores vezes espero en lo venir. Mas si a las justas e derechas batallas son los dioses a los fuertes hombres contrarios, non de menos sera licito honestamente morir. ¡Por estos ornamientos de los nuestros mayores, los quales todos los reinos d’Oriente [72v] han con memorable loor tovido! ¡Por essos hombres a los quales otra vez dio la Macedonia treudo! ¡Por tantas naves en Grecia embiadas! ¡Por tantos triumphos de nuestros reyes! ¡Vos ruego e suplico que de la nobleza e gente vuestra digno esfuerço tomeis, por que con essa constancia de animo, que las condiciones passadas haveis padecido, las presentes aproveis!».

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[Capítulo 9: Reacción de los persas al discurso del rey] Diziendo Dario estas palabras, el aspecto del presente peligro l’animo, el coraçon de todos havia comovido. Ni la voz ni el consejo ad alguno abastava quando Artabaço, el mas de sus amigos antigo, el qual huesped del rey Philipo estado ser encima havemos referido, dixo: «Nosotros, vestidos de ropas e armas preciosas quanto mas ricamente podremos ornados, nuestro rey en campo seguiremos. Con este animo, ¡que la victoria esperemos o al enemigo no fuyamos!». Todos los otros a este dezir asintieron. Mas Nabarzanes, qu’en este consejo era presente, fecha liga con Beso de una traicion jamas non oida, su rey con las gentes de armas de las quales eran capitanes dever tomar e atar ordenaron, con este consejo que, si Alexandre los siguiesse, dando el rey bivo, con el en gracia retornassen, estimando en mucho precio a Dario haver tomado. Si verdaderamente foir podiessen, muerto el rey, el reino ocupando, la guerra renovassen. Esta traicion havian entr’ellos luengamente acordado. Nabarzanes, la manera a la scelerada esperança aparejando: «Yo se, dixo, señor, una sentencia deverte

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dezir, que no sera al primer parecer a tus orejas agradable. Bien que los fisicos las dolencias mas graves aun con aspros remedios suelen curar y el patron de la nave, quando tem’el peligro, con daño d’esse que se puede esquivar tomar su salud, non de menos que daño alguno te fagas, yo non te aconuerto mas que a ti e a tu reino quieras con sana razon conservar. Con los dioses contrarios a la batalla nos imos e la porfiosa fortuna a essos de Persia a una guerra forçada contra los macedonios no cessa [de434] incitar. De nuevos agueros son necessarios. Plegat’el titol del reino tuyo en este medio a un otro dexar, el qual por tanto tiempo [73r] rey sea llamado, qu’el enemigo de Asia se vaya. Depues vencedor, esse a ti rienda. Esto brevemente dever ser nos, lo da la razon a entender. La provincia de Batra es aun no tocada. Los indios e sagios en tu poder son. ¡Tantos pueblos, tantas huestes, tantos millares de gente de cavallo e de pie a renovar las fuerças son aparejadas! De manera que mayor poder de guerra que la passada sea aparejada. ¿Pues por que a guisa de bestias a la muerte no necessaria nosotros andamos? La natura de los muy fuertes hombres es mas menospreciar la muerte que haver en odio la vida. Muchas vezes por enoxo del trabajo los temerosos son a su vildad atraidos, pero la virtud nada inesperimentado dexa passar. El fin es de todos la muerte, a la qual non agravia d’andar, assaz es por tanto. Mas a Batra qu’es muy seguro recurso nos vamos e Beso, qu’es governador d’essa provincia, por causa del tiempo por rey ordenemos. E luego compuestas las cosas, a ti, justo rey, la señoria fielmente retorne». No es maravilla que Dario l’animo suyo no detoviesse, bien que assaz scelerada palabra quanta traicion escondiesse el no sabia. Por esso rebueltose a el: «¡Pessimo esclavo, dixo, tu has refallado el tiempo de ti desseado en el qual tu traicion escobriesses!» E con la espada en la mano tomada, quererlo matar amostrava, sino que Beso subitamente e los batrianos so una specie d’umildad rogando lo vedaron, aparejados por esso al rey atar si en tal proposito pesseverado hoviesse. Nabarzanes, en tanto partido siendo, fue de Beso seguido e las gentes de las quales eran presidentes fizieron de la otra hueste separar, acordando el consejo secreto en uno ordenar. Artabaço, la sentencia a la presente fortuna conviniente diziendo, a Dario mitigar se tomara la condicion del tiempo recordando pascientemente levasse. En qualquiere manera la locura e la error de los suyos se fuesse, instar Alexandre, assaz grave enemigo, bien que toda su gente obediente le fuesse, ¿que cosa pues poderse seguir si del rey, en el fuir pessiguiendo, essos se partiessen? En esto Dario, ad Artabaço obedeciendo, bien que los alojamientos mudar hoviesse acordado, siendo los animos de los suyos turbados, en esse lo-gar [73v] firme s’estara. Mas de tristeza e desesperacion comovido, en su tienda se retrayera. En tanto, en la hueste que de ninguna señoria era regida varios movimientos de voluntades s’amostravan, ni en comun como ante aconsejavan. El capitan de los griegos, llamado por nombre Patron, a los suyos las armas tomar e al mandamiento ser aparejados mandara. Los persios de los otros separados, Beso con los batrianos en uno s’estava. A su parte los persios, Batra e las provincias ricas aun no tocadas, retraer s’esforçava e quanto peligro a ellos tardando instasse avisar non cessava. Una

434 Ms. om.; Ital. de.

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voz fue de todos los persios ser estrema maldad a su rey abandonar. En tanto, el oficio del rey Artabaço siguia. E circundando las tiendas de los persios, essos aconortar, amonestar, agora separadamente, agora juntos, jamas no cessara fasta tanto qu’el mandamiento del rey querer obedecer prometieron. E con mucho trabajo el mesmo obtuvo de Dario qu’el comer el tomasse e qu’el animo real recobrasse.

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[Capítulo 10: Indulgencia del rey e hipocresía de los traidores] Beso e Nabarzanes non de menos, por codicia de reinar acendidos, la traicion pensada dispusieron seguir. E Dario bivo e salvo siendo tanta riqueza esperar no podian, porqu’essas naciones en gran reverencia tienen sus reyes e al nombre solo los barbaros se suelen convenir por la veneracion d’el antigua fortuna, aun la contraria siguiendo. Tirava los animos de los traidores la provincia, la qual era d’ellos regida, que de armas e hombres e por grandeza de tierra a ninguna otra d’essas gentes era segunda. La tercera parte de Asia comprende. La multitud de los mancebos d’essa las huestes que Dario havia perdido egualavan. Por esse respecto, no solo d’el mas de Alexandre aun no temian, las fuerças del imperio d’essos lugares ayuntar acordando si la provincia hoviessen podido obtener. Luengamente toda cosa pensada, les parecio con la gente batriana, a todo servicio aparejada, el rey detener e un message ad Alexandre embiar, el qual notificasse esse bivo a su mandamiento preso ser conservado. Si a la verdad, lo que temian, Alexandre la traicion vituperado hoviesse, quererlo matar e a Batra con su gente andar disponian. Non de menos, en publico al rey tomar [74r] non osavan, siendo presentes tantos millares de persios que habrian al rey dado su ayuda. E de la fe de los griegos en uno dudavan. Donde esso que con fuerça fazer no podian, con engaño seguir acordaron. Ser penedidos de su partida amostrar simularon e depues al rey su miedo querer escusar. En tanto, algunos que los animos de los persios sobornassen havian embiado e con miedo y esperança el coraçon de la gente de armas al derribamiento d’esse estado bolvian, diziendo someter ellos su cabeça al peligro, a la muerte dexarse levar. Si fuessen a Batra, ser recebidos con tantos donos e riqueza que con el animo caber no podrian. Deliberando ellos estas faziendas sobrevino Artabaço, o por mandado del rey o por propia voluntad atraido, afirmando Dario ser mitigado e esse grado de amistança, que acerca el acostumbravan tener, ser a ellos servado. Essos lagrimando, alguna vez a escusarse, alguna ad Artabaço a rogar començaron que la causa suya defender el quisiesse e por ellos sus ruegos ante Dario interpusiesse. En esta manera, passada la noche, al fazerse del dia Nabarzanes con la gente batriana a la entrada del palacio real se viniera, un titol de oficio notable con oculta traicion amostrando. Dario, dado el señal a su partida, encima el carro como solia havia puyado. Nabarzanes e los otros traidores, incadas las rodillas en tierra, el rey, que depues atar havian acordado, venerar s’esforçavan e con indicia de penitencia, presente el, a llorar començaron. ¡En tal manera a los ingenios humanos es la simulacion aparejada! Luego homilmente fechos sus ruegos, Dario, señor de natura muy simple e benigno, no a creer solamente esso que dizian mas en uno a llorar lo forçaron. Ni a la hora fueron

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de la traicion penedidos, viendo qual rey e de que natura engañassen, seguro el del peligro que le instava de las manos de Alexandre, el qual solo temia, foir s’esforçava.

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Patron, capitan de los griegos, a los suyos mandara que las armas, las quales en los carruages primeramente levavan, encima d’ellos pusiessen. A todo su mandamiento aparejados e intentos, el el carro del rey el [74v] tiempo de fablar a esse buscando prossiguia, porque la traicion de Beso era manifiesta. E Beso, por esto temiendo, mas ante guardador que compañero del carro del rey no partia. Luengamente Patron detardado e muchas vezes del fablar revocado, entre la temor e la fe dudando, al rey en el rostro mirava. El quoal, como a el los ojos bolviera, a uno dicho Bubace, su esclavo, que acerca de Dario siguia, començo a demandar si Patron alguna cosa dezir le quisiesse. El si afirmando, sin alguno presente querer con el fablar respondiera. Mandado pues que mas acerca sin trujaman se fiziesse, porque Dario la lengua griega complidamente sabia: «Señor mio, dixo, de cincuenta mil griegos qu’eramos ante, muy pocos somos quedados, todos de la fortuna tuya compañeros. E somos essos mesmos en el estado presente que en la prosperidad tuya habriamos sido. En toda parte que te plega d’andar, como a la patria e a los nuestros propios, aparejados ir contigo. Tus adversas fortunas e prosperas en uno nos han contigo ayuntado. Por esta fe de ninguno jamas no vencida te ruego e suplico qu’entre los nuestros en nuestro campo te quieras alojar e de tu persona a nosotros ser guarda nos atorgues. La Grecia havemos dexado, ninguna provincia de Batra tenemos, toda nuestra esperança es en ti. ¡Dios quisiesse, señor, que asi mesmo en los otros se fuesse! Mas palabras dezir no es menester. La guarda de tu persona yo, forastero, no demandaria de ti si creyesse un otro poderla prestar». Beso, quanto quiere del griego fablar fuesse ignorante, non de menos la consciencia lo acusando, las indicias del tractado de Patron reportado estimava. E referida la fabla a el por un griego trujaman, claramente el fecho entendiera. Dario non de menos, quanto se podia por su rostro conocer no mucho espantado, a Patron començo a demandar la causa que a el a este consejo hoviesse movido. Esse no paresciendole la fazienda ser mas de diferir: «Beso, dixo, señor mio, e Nabarzanes contra ti tractado han ordenado en el ultimo peligro de tu vida e fortuna. Este dia a los traidores o a ti es necessario sea el postrero». En efecto, Patron una gloria muy [75r] singular de la conservacion de su rey havia reportado. ¡Burlense essos a su plazer los quales creyen las cosas humanas temerariamente ser regidas e guiadas, e no por ciertas coliga[c]iones435 a nosotros secretas e de ante gran tiempo destinadas cada una su orden con ley no mudable traspassar! Dario ciertamente respondiera, bien que la fe de los griegos a el fuesse notoria, non de menos de su gente no quererse partir: mas grave le parecer si condampnado fuesse qu’engañado. Todo caso que la fortuna le trayesse mas facilmente entre los suyos sostener que fuyente ser juzgado. Tarde l’ayuda aparejar, quando los suyos mesmos

435 Ms. colligationes.

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el ser salvo no quisiessen. Patron, la salud de Dario no esperada, a los suyos de quien era capitan se retornara, toda cosa por la fe aparejado a sostener.

[Capítulo 12: Captura de Darío] En tanto, el impeto de matar al rey Beso havia retomado. Mas dudando que la gracia de Alexandre obtener no podiesse si esse bivo no le consignasse, tardado el consejo de la traicion en la noche siguiente, las gracias al rey començo a referir que las assechanças d’un hombre malvado e que ya a las riquezas de Alexandre acatava prudente e captamente436 hoviesse esquivado, el qual su cabeça por presente al enemigo levar deliberava. Ni el maravillarse que uno, por dineros atraido, toda cosa aun por dineros fiziesse, siendo sin fijos, sin casa, exiliado del mundo, enemigo dudoso e segun los señales de los precios aca e alla se bolviendo; escusando despues a si e los dioses de la patria por testimonios de la fe suya invocando, Dario con el rostro la sintia, no siendo por esso dudoso que los griegos la verdad le refiriessen. Mas los fechos a tal passo eran venidos que tanto peligro era en los suyos no fiarse como ser d’ellos engañado. Treinta mil eran essos, la lievedad de los quales se temia en tanta trai[c]ion437 ser inclinados. Patron solamente quatro mil personas havia, a los quales si su salud encomendasse, condenada la fe de todo el pueblo, la escusa de la traicion delante poner le parecia. Por esso desseava mas ante no merecidamente que por alguna razon ser muerto de los suyos. Non de menos a Beso, que del consejo del tractado s’escusava, respondiera: [75v] «La justicia de Alexandre no menos de la virtud ser d’atender e mucho essos engañarse que premio de la traicion d’el esperassen. Ninguno de la fe violada ser mayor d’el vengador». E ya la noche s’allegava quando los persios, en la usada manera dexadas las armas, a tomar las cosas necessarias a un castillo vezino ocorrieron. Mas los batrianos, como de Beso era mandado, armados estavan. En tanto, Dario fizo ad Artabaço llamar e, referidole esso que Patron le havia dicho, ad Artabaço no parecia de dudar qu’en los alojamientos de los griegos se pusiesse porque los persios, sentido el peligro, subitamente lo siguirian. Mas destinado a su suerte e de ningun sano consejo sola ayuda en essa fortuna pasciente siendo, ad Artabaço, como que no lo hoviesse jamas, haver estrechamente abraçando. Esparzidas las lagrimas en uno, d’el lo fizo partir. Cubierta depues la cabeça, por esso qu’entr’el llanto partiendose [si438] como qu’en el fuego a el echado no viesse, en tierra se puso a yazer. Entonce essos que a la guarda de su persona s’estavan, a los quales la salud del rey con peligro de la vida defender convinia, s’andovieron porque a essos que ya armados venir se creian poder ser eguales non esperavan. Una estrema soledad en la tienda del rey s’amostrava, algunos pocos esclavos, porque donde fuyessen no sabian, al rey circundando. Mas el, separado luengamente de todos, agora uno, agora otro consejo en el animo bolvia.

436 Captamente: aquí es «cautamente». 437 Ms. traition. 438 Ms. om.; Ital. si.

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E ya la soledad que ante por consolacion rebuscava en odio teniendo, a Bubace fizo llamar. Al qual, remirando, dixo: «Andad e aconsejad vuestros fechos pues haveis la fe a vuestro rey como se conviene servado. Yo aqui la fadada ley de mi fin dispongo esperar. E por ventura sera maravilla que no fenezca la vida. Por la traicion de otro ante que por la mia quiero morir». Depues d’esta palabra Bubace, a lagrimar començando, no solo dentro en la tienda del rey mas por toda la hueste fuera sentido. E muchos otros llorando a esse lugar ocorrieron. E rasgadas las ropas, con lloroso e barbaro aollido su rey a llorar començaron. Los persios, sentidos los gritos, espantados de miedo, ni las armas tomar por que no se topassen con los batrianos ni osavan quedos [76r] estar, por esso que su rey cruelmente abandonar no mostrassen. Una varia e discordante grita era por toda la hueste sentida. A Beso e Nabarzanes denunciaron los suyos el rey de si mesmo muerto se haver, porqu’el llanto a ellos havia engañado. Subito pues a cavallo a la tienda del rey corriendo vinieron, siguiendo essos que al oficio de tal traicion eran ordenados. E como en la tienda fueron entrados, porqu’el rey bivo ser los esclavos dizian, tomado esse subitamente, lo fizieron atar. Dario poco ante encima el carro honorablemente levado e por favor de los dioses de sus gentes honrado, no de algun poder estrangero opremido siendo mas de sus propios siervos preso e atado, en una pobre carreta e de cuero de todas partes cubierta fue puesto. Su moneda e todo el mueble de casa como por causa de guerra fue d’ellos robado e, cargados de ropa por la traicion postrimera aquistada, a foir se pusieron. Artabaço, con essos qu’eran obedientes a su imperio e la gente de Grecia, a la provincia de Partiene s’andava, toda parte segura mas qu’el aspecto d’essos traidores estimando. Los persios, cargados de los prometimientos de Beso, porque otro alguno que siguiessen a la hora no havian, con los batrianos s’ayuntaron en uno, la escuadra d’ellos al dia tercero alcançada. Non de menos, por esso que la honor al rey no faltasse, con los grillos de oro lo ataron, nuevos vituperios toda hora la fortuna buscando. E por que de los ornamientos reales reconocido no fuesse, la carreta de un pobre cuero cubrieron. Hombres aun a los otros no conocidos los cavallos guiavan, por esto que a essos que la hueste pescudassen no se podiesse amostrar. Depues las guardas de alexos siguian.

[Capítulo 13: La muerte de Darío (julio 330)] Entendido Alexandre Dario de Batana dexado el camino que levava en Media fuir, prestamente a lo seguir se dispuso e a un castillo llamado Tabas por nombre, qu’es en la ultima parte de la Cena439, se vino. Alli essos que fuian denunciaron Dario abandonadamente fuyendo a Batra s’andar. Depues entendiera mas cierto de Bagistane, babilonio, no ser el rey preso mas estar en peligro de muerte o presion. Alexandre, convocados sus capitanes: «Grande obra, dixo, mas poco trabajo vos queda. Dario non [76v] alexos d’aqui abandonado o preso es de los suyos. En essa persona es nuestra victoria e tanto fecho es premio de nuestra presteza». Todos a

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gritar començaron ser aparejados a seguir, ni por peligro alguno ni trabajo quedar. Prestamente pues ante la hueste corriendo que a guisa de camino levando, ni con la noche al trabajo del dia dando reposo, quinientos estadios adelante passara. Era llegado a essa villa donde Dario de Beso havia sido tomado. Alli Melon, trujaman de Dario, doliente, no podiendo a los otros seguir, por la presta venida fue preso, el qual traspassante ser simulava. D’este Alexandre esso qu’era fecho entendiera. Mas a ellos cansados era menester el reposo. Por tanto, escogidos seis mil e trezientos de cavallo, los quales dimiqui se llaman, a los suyos fizo ayuntar. Estos encima las ancas de los cavallos las armas mas graves llevaron e, andando por el camino a cavallo, luego quando era menester descendidos, a pie la batalla fazian. Ordenando Alexandre estas cosas, Orsilio e Mitracene a el se vinieron. Estos por odio de la traicion de Beso eran foidos e al rey denunciaron los persios de alli quinientos estadios ser apartados e quererle ellos un mas breve camino amostrar. Muy agradable fue al rey su venida. Assi que a la prim[er]a noche, siendo estos mesmos la guia, con la gente ligera de cavallo por el camino mostrado se puso ad andar, mandado a la falange que quanto mas presto podria siguiesse. El con la gente, en quatro escuadras ordenada, en semejante manera el camino fazia que los primeros a los postreros facilmente ayuntar se podian. Eran acerca trezientos estadios adelante passados quando Brocubelo, fijo de Maceo, ya governador de Siria, al encuentro le vino. Este, asi mesmo fuyendo, denunciava Beso ser no mas de dozientos estadios alexado, mas que fuesse abisado la hueste sin orden e mal compuesta adelante no levar; ellos en Ircania fazer muestra d’andar. Si prestamente los siguiesse, todos derramados poderlos alcançar e aun Dario ser bivo. Una gran codicia al rey de si mesmo queriente de poder essos alcançar havia este ayuntado. Feridos pues los cavallos con las espuelas, toda hora corriendo s’andavan e ya el estruendo [77r] de los enemigos que por el camino ivan s’oia. Mas el aspecto d’essos el polvo quitava. Un poco pues, en tanto qu’el polvo cessasse, el rey se detuvo. E ya de los barbaros essos eran vistos e ellos la ultima escuadra de los que partian podian veer, bien que con ellos no serian estados eguales: si a Beso tanto animo a la batalla quanto a la traicion hoviesse seido, porque los barbaros de numero e de fuerça avançavan, allende d’estos frescos siendo, con los cansados la batalla habrian tomado. Mas el nombre del rey Alexandre e la fama un muy grande momento en fecho de armas a ellos temerosos en fuida ponia. Beso e los otros participantes de la traicion, circundada la carreta de Dario, a conortarlo se tomaron que a cavallo quisiesse puyar e con el fuir de las manos del enemigo se quitasse. El ser venidos los dioses vengadores de la traicion afirmando e la fe de Alexandre invocando, dixo no querer por ninguna manera los traidores seguir. Subito pues, d’ira acendidos, los dardos contra el a echar come[n]çaron e con muchas feridas llagado lo dexaron. Los cavallos aun de la carreta, por que muy alexos andar no pudiessen, de todas partes firieron. Muertos dos siervos que juntos al rey acompañavan e fecha esta otra traicion, en foir s’andovieron: Nabarzanes en Ircania, Beso a la provincia de Batra, poca gente los siguiendo. Fuian los barbaros de capitan abandonados. En toda parte qu’el miedo o la esperança los levava s’esparzian. Quinientos eran solamente de cavallo en uno ayuntados, inciertos aun si fuesse resistir o foir lo mejor.

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El miedo Alexandre de los enemigos conosciendo, a Nicanor con parte d’essos de cavallo a vedarles el foir adelante embiara. El con los otros siguia. Acerca tres mil fueron muertos d’essos que contractaron. El demas de la hueste a guisa de ovejas sin tocarla era levada, mandando el rey a los suyos que d’el matar se detoviessen. No era de los presos alguno que la carreta de Dario sopiesse amostrar. Cada uno segun que alguna tomava en ella buscava e non de menos ningunas indicias del foir del rey comprendian. Dandose priessa Alexandre, apenas tres mil de cavallo lo siguian, mas con essos que mas mansamente vi-nian. [77v] Toda la gente de los enemigos que fuian se topava. Era una cosa increible a dezir que mas presioneros que essos por quien eran tomados se vian. En tanto, a ellos turbados, todo sentimiento havia la fortuna quitado, que ni la poquedad de los enemigos ni la multitud suya entendian. En este medio los cavallos que a Dario levavan, no los rigiendo alguna persona, del camino del campo s’havian apartado e, de error atraidos, por quatro estadios en una cierta valle se havian firmado, de las feridas en uno e de la calor aquexados. No alexos d’este lugar era una fuente, la qual de los sabientes la tierra amostrada, Polistrato de Macedonia de sed aquexado s’anduvo. E en tanto que l’agua con la celada tomada començava a bever, de los cavallos que con los dardos feridos ya fallescian acata se diera. E maravillandose el no ser mas ante levados que feridos440 […]. En esta parte, o por defecto de nuestros passados o por poca cura de los estudios e de la escritura, es perdida la fin del cinqueno libro y el comienço del seiseno siguiente. Ni en algun libro de Quinto Curcio en los latinos al presente se refalla. E porque la istoria de la muerte de Dario era imperfecta, Pedro Candido aquella en las letras griegas rebuscada e refallada en los libros de Plutarco, maestro de Tragiano emperador, fielmente l’ha transferido en lengua latina en esta manera441. Vio una persona medio viva en el carro yazer e poco a fenecer a essa quedar, la qual, bueltase a el, a bever començo a demandar. Polistrato, del agua fria tomando, le diera a bever. A la hora, Dario a Polistrato en el abito conocido: «¡O noble mancebo, dixo, esto me sera fin de toda infelicidad, pues que mi suerte no m’es licito en mejor estado camear! Alexandre por esto dignas gracias te rienda e los dioses a el asi mesmo, por essa umanidad que a mi madre, mi muger e mis fijos ha demostrado, al qual por ti la mano diestra le do». E estas palabras diziendo, tomada la mano a Polistrato con la suya, subitamente muriera. Arribado en este lugar Alexandre, una muy grande [78r] dolor como claramente se vee del caso sostuvo. E luengamente la fortuna de tanto rey complañiendo, quitada la mesma vestidura de si, con sus manos encima el muerto cuerpo la depuso. Ornado depues esse realmente, a Sisigambi su madre lo fizo levar. El hermano de Dario, por nombre Oxatre llamado, con gran humanidat d’el recebido, entre los mayores amigos suyos consigo lo detuvo.

440 El Italiano señala la laguna («continua»), pero Liñán ofrece un corte bruto, concluido por un punto. Los historiadores del macedonio son unánimes al recordar que Alejandro se encontró con Darío cuando este ya estaba muerto (Pejen. p. 280). En cambio, es posible que Polístrato intercambiara palabras con él. 441 El fragmento insertado por Decembrio corresponde al capítulo 43 de Plutarco.

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Aqui fallece el comienço del seiseno libro como havemos ya dicho e sigue una batalla sin comienço dada por el rey Antipatro, presidente en Macedonia de Alexandre, contra los de Lacedemonia, en la qual Agis, rey de essa provincia, muy famoso capitan en fecho de armas, animosamente peleando fue muerto, siendo Alexandre en las partes d’Oriente.

[Capítulo 1: El cerco de Megalopolis (octubre 331)] […] este peligro de la batalla atrayera442 e, muertos essos que mas prontamente contrastaron, una gran parte de los enemigos desfizo. Entonce los vencedores a fuir començaron fasta tanto que, mas codiciosamente ellos siguiendo, en lugar llano los hovieron traido. Sin vengança caian, mas como primero en parte donde firmar se podian fueron venidos, con eguales fuerças la batalla fazian. Non de menos, a todos los lacedemonios el rey avançava, non tanto por la manera de las armas e la estatura de la persona quanto por la grandeza del animo suyo, de la qual jamas vencer no se pudo. De todas partes, d’alexos y d’acerca a el era tirado e luengamente con las armas bolviendose algunos dardos con el escudo, algunos con la persona esquivava fasta tanto que, amas las piernas con una lança passadas, por mucho fluxo de sangre, a el peleando sostener no podieron. Por la qual ferida sus hombres de armas, encima su escudo levado, a los alojamientos lo retornaron, el movimiento de las feridas facilmente no padeciendo. Los lacedemonios por esso la batalla no abandonaron e, como ante el lugar a ellos mas conviniente que a los enemigos podieron tomar, [78v] espessadas las ordenes saliendo, la escuadra de los enemigos detenian. Ningun mayor caso a la memoria de los hombres se dize ser visto. Las huestes de dos muy nobles cibdades de toda la gente con batalla egual peleavan. A los lacedemonios las antiguas virtudes, a los macedonios las presentes victorias los animos crescian. los unos por la señoria, los otros por la libertad combatian. A los lacedemonios el capitan, el lugar a los macedonios faltava. El caso aun asi variable d’un dia, alguna vez la esperança, alguna vez la temor a amas las partes crecia, quasi de industria entre asi fuertes hombres la fortuna la batalla egualando. Mas las angosturas de los lugares, en los quales la batalla era tomada, a essos con todas sus fuerças pelear no dexava, asi que mas d’ellos la pelea miravan que fazer no podian. E como fuera del tiro de los dardos estavan, con los gritos los suyos a la batalla acendian. A la postre la gente de los lacedemonios a fallescer e las armas leznes de sudor apenas sostoviendo, el pie atras a retraer començaron, de guisa que, los enemigos instando, abiertamente fuian. Pessiguian a essos dissipados los vencedores e, passado todo el espacio que la escuadra d’ellos obtenia, al rey Agis a echar començaron. Esse como de su gente el fuir e los enemigos vio cercanos, que lo pusiessen en tierra a

442 Según se resume en el título, las lagunas de los libros V y VI nos obligan a una translatio en medio de la batalla de Megalópolis, donde el rey lacedemonio Agis se enfrenta a los macedonios de Antípatro. Asistimos aquí a la parte final de la batalla, cuando Agis asalta ferozmente a sus enemigos.

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los suyos mandando e aprovados algun tanto los miembros si el impeto del animo podiessen seguir, como se vio fallescer encima las rodillas, afirmando se puso. E puesto en la cabeça el elmete e con el escudo el cuerpo cobriendo, la lança con la mano diestra contra los enemigos blandia, demandando si alguno a el yaziendo las armas quisiesse quitar. Ni fue alguno que a el allegar assayasse. Solamente de alexos con los dardos tiravan, los quales, animosamente tomados, a los enemigos tornava, fasta tanto que d’una lança por los pechos desnudos fue traspassado. La qual, siendo de la llaga quitada, la cabeça inclinada e fallesciendo, encima l’escudo se puso. Depues, saliendo l’esprito e la sangre juntos en uno, muerto en las armas cayera. De los lacedemonios cinco mil en es-ta [79r] batalla e trezientos murieron. De los macedonios no mas de trezientos fueron muertos. Mas quasi ningunos d’ellos no ferido a los alojamientos tornaron. Esta victoria no solamente los espartanos e los amigos d’ellos mas todos essos que su fortuna siguieron desfizo. Ni s’engañava Antipatro a los animos de los alegrantes mucho ser el rostro dessemejante, quanto quiere de la victoria alegres s’amostrassen. Mas queriendo dar fin a la guerra, dexar s’engañar era necessario. E bien que la fortuna prospera pluguiesse, siendo mayor fecho que a un capitan fazer convinia, la invidia temia porque Alexandre los enemigos ser vencidos queria, mas Antipatro haver vencido. Calladamente se desdeñava, a su gloria estimando quitado ser esso que a otro fuesse atribuido. Por tanto Antipatro, qu’el animo d’el conocia, l’arbitrio de la victoria seguir no acordara. E convocado el consejo de los griegos, que cosa fazer les plazia se tomo a demandar. Los lacedemonios nada otro pidieron, salvo que sus embaxadores por demandar perdon de la rebelion pudiessen ad Alexandre embiar, la qual gracia exceptados los actores impetraron. Los megalopolitanios, la cibdad de los quales havia sido sitiada, e los acasetoles fueron por la sola rebelion en ciento e veinte talentes condenados. Este fin hovo la guerra, la qual, prestamente nascida, fue primero fenecida que Alexandre a Dario en Arbela vinciesse.

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Aqui fallece alguna parte del testo. Es verdad que assi esta en todos los otros comentarios de Quinto Curcio que a la edad nuestra se refallan.

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[Capítulo 2: La ociosidad de los macedonios] †Ardas†443, como primero l’animo suyo de la presente cura fue delibrado, de los fechos de armas mas pasciente que del reposo e del ocio, a sus plazeres començo de se dar. E esso que las armas de los persios no havian podido vencer fue de los vicios vencido. Los combites, fechos sin tiempo, una deleitable gola de bever e velar los juegos e la multitud de las fembras en forasteras costumbres a el retrayeron, las quales como de sus mayo-res [79v] se tomo a semejar. Y en esta manera los animos egualmente e los ojos de todo el pueblo ofendia, de guisa que a muchos de sus amigos como enemigo era odioso, porque siendo ellos firmes de la propia disciplina e usados con poca e ordenada vianda los desseos de la natura fartar, a ellos a seguir las costumbres forasteras e los males de la gente d’el vencida havia atraido. Por esto, los tractados contra el muchas vezes fueron ordenados e la rebelion de la gente de armas. E mas liberalmente por la dolor los quexos de los suyos eran oidos. A el aun agora la ira, agora el dolor e las sospechas, que de si mesmo el miedo sin algun consejo fechas havia, e las otras cosas semejantes a estas de que depues fablaremos gran daño atraian. Consumando pues juntos el dia e la noche en los desordenados combites, la fartura de los comeres con los juegos echava. No contento de los artificios, los quales havia fecho de Grecia traer, la multitud aun de las presioneras mugeres a su costumbre cantar un verso, sin orden e aborresciente, en las maneras forasteras fazia. Entre las quales el rey vio una muy congoxada honestamente a essos que la traian contrastar, siendo d’estraña belleza e la verguença mas bella essa mostrando. Con los ojos inclinados a tierra quanto licito l’era, teniendo el rostro cobierto, dio sospecha a el de dever ser mas noble qu’en semejantes juegos traer conviniesse. Preguntada pues quien ella fuesse, nieta del rey Oco, que ante a Dario en Persia havia reinado, e de un su fijo nacida ser respondiera. Muger ser estada d’Estapsis que de Dario era deudoso e de muchas huestes con el capitan. Duravan aun en el animo d’el algunas reliquias de las antiguas costumbres. Por esso, la fortuna d’ella de sangre real engendrada e assi nombre ilustre de la nieta de Oco acatado, no solamente a ella librar mas todas sus riquezas restituir le fiziera. El marido esso mesmo fecho buscar, liberalmente a el la tornara. El dia siguiente, mando a Efestion que todos los presos a la corte real fiziesse traer e, alli considerada la nobleza de todos, essos que mas parecian gen-tiles [80r] separando del vulgo, diez principales fueron fallados, entre los quales fue Oxatre, hermano de Dario, no menos de fortuna que de gentileza d’animo ilustre. Veinte e seis mil talentes de la roberia mas cercana eran en uno traidos, de los quales entre la gente de armas en el combite doze fueron partidos. Egual cantidad de moneda a esta fue por engaño de las guardas robada. Era un noble persiano llamado Oxidates por nombre, el qual Dario, teniendo en presion, havia condenado a la muerte. A este 443 A pesar de las dudas de transcripción, el sentido deja entender que se trata de Alejandro.

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librado, la capitania de Media fizo asignar. El hermano de Dario, en compañia de sus amigos recebido como dicho es encima, servada contra el toda caridad, en gran honor consigo detuvo. D’este lugar Alexandre a la provincia de Partiene se vino, gente assaz noble al presente cabo de todas essas provincias que, depues de los rios Tigris y Eufratres, de la mar Roya444 son terminadas. Essos de Scitia la provincia mucho llena de campos e fertil han ocupado. Dificil habitacion aun ellos obtienen en Europa y en Asia. Los qu’encima la mar Bofora habitan, en Asia s’escriven. Essos que son en Europa, del sinistro lado de Tracia [ad Boristene]445 e d’alli fasta el Tanais446, qu’es una otra ribera, por derecha provincia contienen. El Tanais entre l’Europa e la Asia passa por medio. Ni es alguna duda que los scitios, de quien los partos son descendidos, no de Boforo mas de la provincia d’Europa salieron. Era en este tiempo una cibdad muy famosa de los griegos edificada que Antofiles se dizia. El rey en esta, traidas las provisiones de todas partes, fizo detenimiento. Por esso la fama de la gente de armas ociosa saliera e de cada uno sin algun auctor se dizia contento de las cosas el rey fasta esse dia fechas, brevemente en Macedonia haver acordado tornar. Subito pues, a guisa de locos por las tiendas discorriendo, las cosas de levar consigo ad adobar començaron. Parescia el señal a ellos ser dado que sus lios ordenassen. Por todos los alojamientos se derramara el estruendo, algunos que sus compañeros llamavan, otros que los carros a cargar començaron. [80v] Esto fue al rey denunciado. E la fe a la fama temerariamente esparzida havia seguido por la gente de Grecia que a casa retornar era mandado, a los quales separadamente a cada uno seis mil dineros447 en dono havia fecho el rey dar. Assi mesmo, ellos la fin de la guerra les era atorgada creian, no otramente que como menester hazia. Por esso espantado Alexandre, que los indios e las ultimas partes d’Oriente buscar acordava, los capitanes de la gente de armas al palacio real fizo llamar. E llorando, de la meatad del camino de su gloria ser retraido començo a lamentar, mas ante la fortuna d’un rey vencido que vencedor en la patria deviendo llevar. No la vildad de su gente mas la invidia de los dioses a el contrastar, la qual a hombres tan fuertes asi subito desseo de la patria hoviessen en el animo puesto, que poco depues en ella con mayor loor e fama devian tornar. A la hora, cada uno d’ellos su obra a ofrecer començaron, qualquiere trabajo no refusando sofrir e la obediencia de la gente de armas en uno ofreciendo, solo qu’el con un razonamiento suave e dispuesto los animos d’ellos omiliar dispusiesse. ¡ Jamas ellos rotos de la piensa o contrarios no serse partidos! ¡Quanto las sus alegrias el esprito de tanto animo comprendido hoviesse! E asi a ellos querer fazer respondiera, solo que la multitud a l’audiencia aparejar le fiziessen. Ordenado pues todo esso qu’era necessario al ayuntamiento, fizo la hueste llamar, acerca del qual se dize la semejante oracion haver fecho:

444 Esta vez se trata del océano Índico. 445 Ms. adaboristene. Ultracorreción del castellano, que agrega la preposición ad pensando que la a inicial posterior forma parte del nombre propio. En realidad, se trata del río Borístenes. 446 Aquí Curcio se refiere al actual río Don que desemboca en el mar de Azov. 447 Más específicamente «denarios» (Pejen. p. 288).

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[Capítulo 3: Discurso de Alejandro a sus hombres (mayojunio 330)] «Considerando vosotros, ¡o gente de armas!, las cosas que fechas havemos, no es maravilla el desseo del reposo y el fartamiento de la gloria. A vosotros d’oy adelante venir e por dexar los pueblos ilirios, los traballis, la Boecia, la Tracia, la Esparta e la Acaya con el Peloponeso, de las quales provincias algunas con mi obra, algunas debaxo de mi señoria de los mios son atraidas. Començada la guerra dende Lesponto, l’Ionia e l’Eolida de la servitud de la gente barbara havemos librado. Depues la Caria, Lidia, Capadocia, Frigia, Paflagonia, Panphilia, Pisides, Cilicia, Siria, Fenice, Armenia, Persia, Media e Partiene, todas estas provinci-as [81r] en nuestro poder las tenemos. ¡Mas reinos havemos ganado que tomadas no son de las otras gentes cibdades! E no se si algunas, contando la multitud d’ellas, me haya de la memoria quitado. Mas si creyesse, ¡gente de armas!, la possession de las tierras, las quales con tanta presteza havemos domado, bien cierta ser, yo primero a mi casa, a mi madre e a mis hermanas e a los otros cibdadanos aun no queriendo vosotros retornaria, por esso que alli de tanta loor e gloria aquistada, con vosotros en uno plazer yo tomasse; donde los grandes premios de nuestra victoria, la mucha alegria de nuestros fijos, mugeres e padres atienden nuestra tornada paz e reposo e segura possession de las cosas por virtud aquistadas. «Mas si queremos confessar la verdad, en una señoria emprestada e aun con dura cerviz el yuvo nuestro los barbaros levar refusando, de tiempo es menester, ¡gente mia!, fasta tanto que los animos d’ellos mas blandos devengan, los quales por natura fieros la mejor usança algun tanto ablandezca. No vemos nosotros que atienden las miesses a cierto tiempo sazon. Bien que sean sin algun sentimiento, non de menos con su ley muelles devienen. ¿Pensaes vosotros que tantas gentes a la señoria e nombre de otros usadas, ni por religion, ni por usança, ni aun por consuetud de fabla a nosotros semejantes, con una mesma batalla que son vencidas, sean en uno domadas? Con vuestras armas, no con sus costumbres son contenidas. Essos que temen a vos en presencia, en absencia seran enemigos. Con las bestias salvages a fazer nos havemos, las quales, tomadas e cerradas porque su natura breviedad no padece, la longueza del tiempo faze humanas tornar. «E non de menos es dicho en semejante manera como si toda la tierra que Dario tenia hoviessemos con las armas vencido. Nabarzanes ha tomado l’Ircania. La Batria no solamente es de Beso traidor detenida, mas aun a nosotros menaza. Los sogdianos, los dacos, los massagetas, los sagis e los indios son aun en su libertad. Estos todos, como las espaldas nuestras bueltas veran, daran empos de nosotros, porqu’ellos d’una mesma nacion e gente, nosotros estraños [81v] e de luentes provincias seamos. Cada uno mas ante obedece a los suyos quanto quiere que se sea señor que mas se suele temer. Por tanto, ¿o esso que havemos tomado dexar nos conviene o tomar esso que aun no tenemos? Segun qu’en los cuerpos enfermos veamos, ¡o gente de armas!, nada que dañar pueda los meges dexar, asi nosotros todo esso qu’es al imperio nuestro contrario cortemos. Muchas vezes una pequeña centilla aciende un gran fuego. Ninguna cosa en el enemigo

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seguramente se menosprecia. Esso de que no curaras con tu negligencia faras poderoso. «Ni Dario por herencia el imperio de Persia obtuviera, mas en la silla de Ciro por beneficio de Bagoga castrado fuera alojado. Ni vosotros penseis que Beso con mucho trabajo un reino vazio deva ocupar. Grandemente nosotros havemos pecado, ¡o gente de armas!, si Dario por esso havemos vencido, por que demos l’imperio a un siervo suyo, el qual tan extrema traicion faziendo su mesmo rey de agenas ayudas menester haviendo e a quien ciertamente habriamos nos perdonado, como preso atado ha osado tener; e a la postre, por que no lo podiessemos nos conservar, le ha dado la muerte. ¿Dexareis vosotros este reinar, el qual a la cruz bien atado matar yo desseo, por esso que a todos los reyes e gentes de la fe decebidos muestre la pena? E si por Dios d’aqui a poco las cibdades de Grecia y Elesponto el destroir vos sera denu[n]ciado, ¿con quanta dolor oireis Beso los premios de vuestra victoria haver ocupado? A la hora, a alçar vuestras cosas recorreis, a la hora las armas vos tomareis. ¿Quanto es luego mejor aun el espantado e apenas de la piensa delibre opremir? El camino de quatro jornadas nos queda, los quales tanta nieve pisada, tantos rios, tantos montes havemos passado. ¡No essa mar que con las ondas empacha el camino a nosotros andando detiene! ¡No las angosturas de los lugares de Cilicia el camino nos cierran! ¡Todas las partes son llanas e lieves! Encima la puerta somos de la victoria alojados. Algunos pocos fuyentes traidores a su señor nos avançan. ¡Ciertamente una obra notable e digna de ser entre las primeras de vuestra gloria [82r] contada que a lo venidero e fama dexeis, los traidores de Dario, fenecido el odio depues de la muerte, ser de nosotros punidos e ningun scelerado ser de vuestras manos foido! Fecho esto, ¿quanto vosotros creeis mas obedientes dever ser essos de Persia, quando entenderan la guerra tan justa de vosotros ser fecha e a la crueldad de Beso, non a su nombre, ser enemigos?»

[Capítulo 4: Llegada a Hircania]

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Con mucha alegria de la gente de armas fue su fablar aceptado, ofreciendose prestos en toda parte que levar los quisiesse. Ni el detardado l’impeto del animo d’ellos, en tres dias por la Partiene a los confines d’Ircania pervino, dexado Cratero con essa gente de la qual era presidente e de essos que Aminta guiava, ayuntados seiscientos cavallos con otros tantos archeros por que la Partiene del corrimiento de los barbaros defendiesse. Los carruages de los frigios, dexada a essos poca guarda, por el camino del llano mando ser levados. El ciento e cincuenta estadios con la falange e la gente de cavallo passara adelante e los alojamientos en una valle por donde en Ircania era el camino fizo poner. Era una selva en este lugar con los arvoles altos y espessos, mucho sombrosa y el territorio de la valle muy fertil por las aguas que de las peñas del monte descienden, de las raizes del qual el rio Zobetis decorre. Esse tres estadios en longueza, passado de una cierta peña llamada «alveola» afrontado en dos partes quasi repetidas las aguas se buelve. Depues, fecho varrancoso por la aspreza de los cantos entre las

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quales desciende, impetuoso andando, so tierra abandonamente s’esconde e por trezientos estadios cubierto va su camino. Depues, como de nueva fuente salido renasce e subitamente en lecho del primero mas ancho s’estiende, porque doze estadios en ancheza es esparzido de mas angostas ribas. Depues, se contiene. A la postre, en un otro rio que Rigaño se llama su camino depone. Los habitadores d’el afirmavan qualquiere cosa qu’en la mas vezina boca a la fuente fuesse echada, depues a la otra saliendo dond’el rio se abre mostrarse. Por esso provar, Alexandre dos toros dond’el rio so tierra desciende fizo lançar, los cuerpos de los quales [82v] dond’el agua s’escubre venidos, encima fueron fallados d’essos que por esta razon eran a esse lugar embiados. Ya Alexandre por quatro dias en este lugar a la gente de armas havia fecho reposar, quando las cartas de Nabarzanes, qu’en uno con Beso a Dario havian muerto, fueron a el presentadas, la tenor de las quales era esta: el a Dario no ser estado enemigo, ante essas cosas que provechosas le hoviesse sabido siempre le haver consejado e, porque fiel consejo le hoviesse dado, quasi muerto d’el ser estado. Haver Dario buscado contra toda razon de querer la guarda de su persona encomendar a la gente estrangera, refusada la fe de todos sus pueblos, la qual por dos mil e quatrozientos años siempre a sus reyes inviolada hoviesen servado. Mas viendose en estado peligroso e debil, el consejo de la presente necessidad haver requerido. Dario aun el quando mato a Bagoga con semejante escusacion, su pueblo haver contentado porque buscandolo d’engañar lo havia muerto. Ninguna cosa no ser a los malaventurados del sprito e de la vida mas caro. Por este amor a tal estremidad ser atraido. Mas essa parte haver ante seguido, la qual en semejante caso havria desseado cada uno su fortuna obtener. Si el mandasse que a el viniesse, ser aparejado a venir. Ni temer que un tanto rey la su fe violasse, ni por semejante manera los dioses solerse engañar. E si a el dever dar la fe por indigno lo toviesse, poder muchos exilios a el fuyendo quedar: la patria ser en todo lugar donde su habitacion los valientes hombres escogiessen. Ni dudo Alexandre la fe le dar en essa manera que los persios la suelen aceptar, prometiendole que sin daño d’el podia venir. Non de menos, con su hueste en quatro partes partida y en punto passava adelante, las espias continuamente allende embiando que los lugares investigassen. La gente lieve armada prescidia, empos de los quales la falange siguia. Eran depues los hombres de pie e los carruages traidos. La gente guerrera e la natura del sitio dificil l’animo del rey intento a la cura tenian, porque una valle continua fast’al mar Caspio patente se yaze. Dos tierras a guisa de medio braços passan delante e con poca encorvadura [83r] fazen un seno quasi a la luna semejante quando son los cuernos alçados, no siendo aun toda la redondeza d’ella rellena. Los pueblos cercetis, mosinis e calibis son a la parte sinistra; a la diestra los leucosiris e los campos de la amatzonas. Los unos a Setentrion, los otros a Poniente reguardan. Alli es el mar Caspio, de todos los otros mares de agua mas dulce, en el quoal sierpes de esmesurada grandeza se crian. Alli son aun peces de todos los otros de color muy diversos. Algunos mar Caspio, algunos Ircanio lo llaman. Otros son qu’el lago Meotido estiman en el descender. El argumento traen d’esto porque l’agua mas dulce de las otras mares se vee mitigada por la humor del lago qu’en ella decorre. A la parte de Tramuntana la mar mucho grande en la riba s’estiende e, de alexos las

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ondas echando, por la mayor parte en lago s’embalsa. Y en otra mudança de cielo la mar en si mesma retira, dond’eran salidas las ondas aun retornando e la tierra en la primera natura abandona. Este han algunos creido el mar Caspio no ser, mas de las Indias descender en Ircania, la fondura del qual como dicho es encima en una continua valle se pone. D’este lugar Alexandre veinte estadios passara adelante. Era quasi todo el camino sin sendero ninguno, encima del qual la selva colgava e los varrancos, passando por medio, el camino empachavan. No pareciendo por esso algun enemigo, mas allende se puso ad andar. A la fin, a los mas labrados lugares con la hueste llegara. Eran alli entre las otras cosas las provisiones en gran cantidad, de las quales la provincia mucho abundava. Depues nacen alli infinita multitud de maçanas y el territorio aun dispuesto a fazer de las uvas. Alli hay asi mesmo una natura de arboles a los robres en cantidad semejantes. Las fojas d’ellos son cubiertas de miel. Mas si ante al levantar del sol no es de los abitadores cogida, en poca hora essa licor seca deviene. Treinta estadios allende d’este lugar era passado quando Fratasferne le vino al encuentro, a si mesmo e a todos los suyos que depues de la muerte de Dario havian foido al rey presentando, los quales benig-namente [83v] recebidos, al castillo d’Arvas pervino. Alli Cratero y Erigno asi mesmo le vinieron delante e a Faradate, governador de la gente de los tauris, consigo levaron, el qual con los otros en uno a la fe recebido a muchos fue causa de fazer esperimentar su clemencia. La capitania d’Ircania a uno llamado Menapi la diera, que Oco reinando exiliado siendo, a Philipo era venido. La gente de los tauris fizo a Faradate render.

[Capítulo 5: Encuentro con Artabazo y ocio con la reina de las amazonas] E ya Alexandre en las ultimas fines d’Ircania era passado quando Artabaço, que a Dario como dicho es encima muy fiel havia sido, con los propincos de Dario e sus fijos e con alguna poca gente de Grecia le vino al encuentro. Alexandre a el la mano diestra le diera porque havia sido albergador de Philipo, Oco reinando exiliado de casa, e la amistad del aposentamiento vincia. La fe que a su rey fast’al dia postrero havia servado, benignamente pues recebido: «Yo ruego, dixo, señor, a los dioses qu’en perpetua felicidad te conserven de todas las otras cosas alegre. D’una sola me duelo, que por la mucha vegez usar de tu bondad luengamente no puedo». Noventa e cinco años complidos havia e nueve fijos lo acompañavan, todos de una mesma madre engendrados, los quales Artabaço fizo al rey la mano tocar, rogando que tanto biviessen quanto a su señoria ser provechosos podiessen. El rey por lo mas del camino a pie caminava. Y entonce fizo para si los cavallos e para Artabaço traer, porqu’el a pie caminando, el viejo se daria verguença a cavallo puyar. Depues que los alojamientos fueron puestos, los griegos que Artabaço havia traido fizo llamar. Mas essos, de los lacedemonios no se fiando, que cierto prometimiento les fuesse atorgado respondieron, qualquiera cosa que a fazer hoviessen querer acordar. Eran alli ciertos embaxadores de los lacedemonios a Dario embiados, los quales, depues del vencimiento d’el, con los griegos que al sueldo de los persios guerreavan

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ayuntado s’havian. Alexandre, dexados los prometimientos e la peñora de la fe, a el mando que viniessen, la fortuna qu’el les hoviesse atorgado ellos solamente poder obtener. Luengamente estados e muchos [84r] consejos entre si variando, a la fin de venir prometieron. Mas Democrate, atenes que a la fuerça de los macedonios siempre havia sido contrario, desesperada la gracia, el mesmo se mato con la espada. Los otros, segun qu’entre si ordenado havian, todos en el poder de Alexandre se dieron. Diez mil e quinientos eran estos, depues los embaxadores a Dario embiados en numero acerca noventa. Los hombres de armas en el cuento de los otros fueron distribuidos, el demas a su tierra embiados, salvo los lacedemonios qu’en presion fueron servados. Eran los mardos, al Ircania vezinos, por la costumbre de la aspra vida a los ladronicios usados. Esta gente no messageros algunos le havia embiado, ni los mandamientos querer obedecer parecia. Dond’el rey, desdeñado que una sola gente podiesse fazer que de todos no vencedor pareciesse, dexados los carruages con guarda, acompañado de gente escogida adelante passara e, haviendo caminado toda la noche, al alva del dia los enemigos a ver començaron. Mas ante un estruendo entr’ellos que batalla fue fecho. Echados los barbaros de las cumbres que havian tomado, todos fuyeron e las villas vezinas de los suyos abandonadas tomaron. Las partes mas interiores d’essa provincia no sin gran trabajo de la hueste buscar se podian. Las altezas de los montes, las selvas muy grandes, los derribamientos sin camino de todas partes circundavan. Las llanas provincias con nuevas defensiones los barbaros empachadas tenian: arvoles espessos son de industria llantados448, los quales ramos siendo tiernos aun con las manos suelen doblegar e, retorcidos essos, otra vegada los esconden so tierra e d’alli quasi nuevas raizes los ramos mas luengos suelen echar. E porque la natura esto padece, essos no dexan crexer. Mas unos a otros quasi a guisa de nudos ayuntan e, luego que son de muchas fojas cubiertos, esconden la tierra. Y en esta manera el encobierto nudo de los ramos, a manera d’un lazo, por una continua espessura cierra la via. Solo quedava una razon: cortando los ramos abrir el camino. Mas esto aun de gran obra era trabajo, porque de nudos espessos eran endurescidos. Los troncos e los ramos [84v] de los arvoles con encorvaduras suspensas aplicados, semejantes a vimbres muelles, el golpe no sostenian. Los abitadores d’estos lugares a manera de fieras debaxo las vergas cobrir son usados. Dentro a lo mas fuerte del monte eran entrados e con los dardos calladamente los enemigos firian. El rey, a guisa de caçador los escondrijos d’ellos buscando, muchos matara. A la postre que la gente de armas la selva circundasse fizo mandar e, si alguna entrada fuesse fallada, a ella s’entrassen. Mas muchos de los suyos en los lugares no conocidos erravan, de que ciertos fueron tomados, entre los quales el cavallo del rey, que Bucifal se llamava e a quien Alexandre no de semejante amor que a los otros cavallos solia estimar, porqu’encima de si a otro ninguno salvo al rey puyar consintia. E quando cavalgar el queria, poniendose de rodillas esse, sobre si levantava e creese conocer su señor. Por esso, de mucha mas ira que non era licito e

448 Llantados: aquí «plantados». La asimilación en el grupo consonántico -pl- inicial, menos corriente para esta palabra, se halla en algunos ejemplos del CORDE.

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de dolor aquexado, el cavallo fizo buscar e por el trujaman denunciar que, si esse no le rendiessen, la vida ad alguno no querer perdonar. Espantados los barbaros de tal mandamiento, con los otros donos el cavallo levaron. Ni por esto mitigado l’animo suyo, las selvas toda via fazia cortar e, traida la tierra, con los montones d’ella los ramos empachados mandava cobrir. E ya era la obra algun tanto crescida quando, desesperados los barbaros essa provincia que havian ocupado poder retener, todos ad Alexandre se dieron. El, recebidas las rehenas, a Faradate los fizo asignar e d’alli en cinco dias a los alojamientos tornara. Ad Artabaço, depues doblada la honor que de Dario obtenia, a su casa lo fizo bolver. E ya a la cibdad d’Ircania donde la corte real de Dario solia ser era arribado. Alli Nabarzanes recebida la fe de Alexandre viniera, muy grandes donos consigo trayendo, entre los quales era Bagoas449, esclavo de admirable belleza siendo en la flor de su mocedad, con el qual Dario assaz usado se havia e depues Alexandre se usara. E por las rogarias d’el primeramente, a Narbazanes el rey fizo la gracia. Era como havemos ya dicho la nacion de las amatzonas al Ircania vezina, que non alexos del rio Termodonte los campos [85r] Temiseires habitan. La reina d’ellas era Talestre llamada, que todas las naciones que son entr’el monte Caucaso y el rio Fassi rigia. Esta, por desseo de ver al rey acendida, de los confines de su reino saliera. E ya no siendo muy alexos, algunos de los suyos primero embiara, denunciando como por codicia de ver Alexandre e con el conferir era venida. Atorgada la licencia, mando subitamente a las otras que alli s’esperassen e al rey de trezientas mugeres acompañada se fuera. E como primero a la presencia del rey allegara, dos dardos en la mano diestra teniendo, descendio del cavallo. Las vestiduras de las amatzonas toda la persona no cubren, porque la parte sinistra de los pechos traen desnuda. Las otras partes llevan cubiertas e non de menos el seno de la vestidura, qu’en un nudo es atado, debaxo a las rodillas no alcança. La sinistra teta entera conservan, con la qual los fijos puedan criar. La diestra se fazen con el fuego quemar por que los archos mas facilmente tender e los dardos puedan echar. Esta Talestre con gran audacia al rey reguardava, l’abito suyo que egual a la fama no parecia mucho con los ojos mirando, porque a los barbaros todos en la magestad de la persona es gran reverencia, ni otros de obras notables recibientes ser creen sino essos que con estraña belleza habra la natura dotado. Interrogada pues si alguna cosa quisiesse demandar, no temer de dezir por comunicar los fijos con el rey ser venida e digna essa de la qual el heredero de su reino engendrasse. Si muger pariesse, para si retener; si masclo, a su padre quererlo render. Alexandre si en fecho de armas con el quisiese venir demandando, escusada su reino haver sin guarda dexado. De requerir no cessava qu’en vano a el ser ella venida no padeciesse. Mas ardiente a la luxuria su desseo qu’el del rey se mostrava. Non de menos, obtuvo d’el que por algunos dias quedasse. Treze dias fueron a su plazer consumados. Depues ella a su reino, Alexandre a Partiene se vino.

449 No debe confundirse este Bagoas con el eunuco que asesinó a Artajerjes III Oco.

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[Capítulo 6: Preparativos contra Beso y rebelión de Nabarzanes] En este lugar publicamente sus codicias començo ad amostrar, la continencia e moderacion, en toda muy alta fortuna virtud escelente, en luxuria e soberbia mudando. Las costumbres de la patria [85v] suya e disciplina de los reyes de Macedonia, sanamente temprada, y el habito civil quasi no dignos de su escelencia, la real pompa de Persia e una grandeza de los dioses se tomo a semejar. A yazer en tierra reverencia faziendo e a poco a poco a los oficios serviles los vencedores de tanta gente amaestrando, cosas semejantes a presioneros fazia fazer450. Por esto, una diadema de purpura departida de blanco como Dario havia traido en la cabeça poniendo, a la manera de Persia se vestia, ni temiendo l’aguero que de las divisas d’un vencedor essas de la gente d’el vencida tomasse. Bien que de los despojos de los persios se gloriasse levar, con essos non de menos havia las costumbres mudado. El habito non acostumbrado con toda soberbia siguia. Las cartas qu’en Europa solia embiar con la empremta del usado anillo sillava; essas qu’en Asia escrivia, del anillo de Dario eran silladas. De manera que parecia un animo la fortuna d’el caber no poder. Los amigos aun e la gente de cavallo e los principes de la hueste, desdeñandose ellos mas refusar non osando, de vestiduras persianas ornava. Quatrozientas e sessenta publicas fembras, quantas Dario tener solia, su corte inchian. Depues egual cantidad d’esclavos castrados usados aun ellos las cosas femeniles siguian. Con esta luxuria de forasteras costumbres, los antigos hombres de armas del rey Philipo, nacion ruda, siendo ensuziados publicamente, en las voluptades adversavan. Y en toda la hueste una opinion, un fablar era entre ellos: mas con la victoria haver ellos perdido que con la guerra aquistado, grandemente se dando a las forasteras costumbres, a las quales usados a casa en habito de presioneros era menester retornar, avergonçandose el rey de si mesmo que mas a los vencidos que a los vencedores fuesse semejante e d’emperador de Macedonia ser un satrapa de Dario tornado. Non ignorando los principes e amigos e toda la hueste gravemente esto sofrir, con gracia, liberalidad e donos mitigarlos s’esforçava. Mas, como pienso, a los libres el precio de la servitud suele ser ingrato. E por esso que la cosa finalmente ad albolote no viniesse, el ocio le parecio con la guerra romper, [86r] la materia de la qual ordenadamente se criava porque Beso, tomada la vestidura real, Artaxerse se fazia llamar e los scitios e los otros habitadores del Tanais en uno congregava. De Nabarzanes451 estas cosas eran denunciadas, el qual rescebido a la fe, de la provincia que primero tenia fizo presidente. E apenas la hueste se podiendo mover de ornamientos, de luxuria e de ropa muy grave, todos sus carruages e de la hueste salvo pocas cosas necessarias ante si fizo traer. Era alli una 450 Esta reverencia de los persas a sus monarcas, denominada proskynesis, es analizada por Guittard, 2014. El uso de esta costumbre oriental por parte de Alejandro fue problemática puesto que, para los griegos, la prosternación suponía una forma de divinización. Se introduce aquí uno de los nudos de la decadencia alejandrina, simbolizada, más tarde, por la muerte de Calístenes. 451 Error ya presente en la fuente italiana: este Nabarzanes debería ser Satibarzanes, sátrapa de la región de Aria.

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llanura espaciosa donde las carretas cargadas trayeron, atendiendo todos aun que cosa mandar les quisiesse. Impuso que de alli las azemilas quitassen e, puesto en sus cosas primeramente el fuego, todas las otras mando que quemassen. Por las manos d’essos mesmos se quemavan las riquezas que primero muchas vezes, por poderlas obtener de las cibdades enemigas, havian el fuego amatado, ninguno el precio de su sangre assayando plañir, quando las cosas del rey del mesmo fuego vian consumar. Depues con breve oracion mitigada la dolor, dispuestos a la guerra e a toda cosa aparejados, mas de la ropa que de la disciplina militar ser estado el daño se alegravan. Andavase pues en la provincia d’Ircania quando de subita muerte Nicanor, fijo de Parmenion, fue tomado. Con gran desseo d’el toda la hueste fazia entristecer. El rey, ante a los otros congoxado, por honrar el cuerpo detener se queria, mas la necessidad lo fazia de las provisiones aprisar. Por esto, Philota en este lugar con dos mil e seiscientas personas dexado por que las essequias a su hermano ordenasse, el rey contra Beso se puso ad andar. E caminando, las cartas de los satrapas vezinos le fueron traidas, por las quales entendio Beso venir contra el con la hueste por darle batalla e Nabarzanes452, que de los ariis havia governador constituido, ser rebelado. Por esso, bien que [h]aza Beso andar acordasse, non de menos mejor le parecia, mudado el camino, contra Nabarzanes andarse primero. Assi que, levada la gente ligeramente armada y essa de cavallo desempachado, presto el camino andando toda la noche a el improvisamente sobrevino. Nabarzanes sen-tida [86v] la venida suya, con dos mil de cavallo porque mas cantidad asi presto en uno ayuntar no podia a Batra fuyera. Los otros suyos los montes cercanos ocuparon. Eran alli unas peñas que a Occidente miravan y essas mesmas de la parte de levante con mas facil puyada sobir se podian. De muchos arvoles cubiertas, una fuente alli continuamente agua echando en gran cantidad discorria. Su circuito acerca treinta e dos estadios bolvia. Encima d’ella un campo ervoso era sitiado, en el qual la multitud que a la batalla no era dispuesta fizieron quedar e los otros, donde la cuesta era mayor, de alto abaxo troncos de arvoles e cantos echavan. Treze mil hombres armados eran estos, en el sitio de los quales, dexado Cratero, a Nabarzanes seguir s’aquexava. E porque mas alexos el ser andado entendia, a combatir essos qu’encima del monte eran puyados atras se tornara. E toda cosa que la subida empachasse, primero fizo alimpiar. Depues, como topados en las peñas sin sendero e las cuestas derribadas fueron contrastando, la natura todo trabajo en vano s’echava. El, asi como d’animo que siempre a las dificultades solia contrastar, siendo dificil l’andar adelante y el retornar peligroso, a muchos pensamientos bolvia, agora una cosa agora otra, segun que se suele fazer quando los primeros partidos desplazen en la piensa estimando e dudando. A la fin, el consejo que la razon no pudo le dio la fortuna. Un viento llamado Favonio fuertemente bufava e, gran cantidad de leña la gente de armas por las peñas haviendo cortado, esta por la vapor del sol escalentada era muy seca devenida. Por tanto, ayuntar otros arvoles encima d’ellos e toda materia dispuesta a quemar les fizo poner. E subito, de la otra leña amontonada, la altura del monte egualaron. Depues, el fuego de todas partes puesto por todo quemava. El

452 Nueva errata del traductor en vez de Satibarzanes.

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viento en el rostro la llama a los enemigos echava, el fumo muy grande que parescia una nuve el cielo escondia, las selvas aun por el fuego gran estruendo fazian. E essas partes que de la gente de armas no eran acendidas, aprendida la llama, las otras vezinas quemavan. Los barbaros la ultima pena, si de alguna parte el fuego cessasse, [87r] fuir asayaron. Mas donde la llama faltava, los enemigos aparejados estavan. Por diversas muertes fueron pues consumados: algunos en medio del fuego dende las peñas s’echavan, algunos en manos de los enemigos se ponian, pocos otros medio tostados en su poder pervinieron. Dende a Cratero, que la cibdad de Artaçano tenia sitiada, se vino. El, toda cosa aparejada, la venida del rey atendia, a la honor de la presa d’ella como era devido al rey dando lugar. Alexandre las torres de madera fizo aponer, por el aspecto de las quales, espantados los barbaros de los muros, las manos teniendo a rogar començaron que la ira suya contra Nabarzanes453 reservar el quisiesse e a ellos humildes, que de propia voluntad dar se querian, por merced perdonasse. El rey, atorgada la gracia, no solamente el sitio quitara, mas todas sus cosas a los abitadores fizo render. D’esta cibdad siendo partido, el acrecentamiento de nueva gente al encuentro le vino. Zelo quinientos de cavallo de Grecia traia. De Ilirico tres mil Antipatro embiava. Eran aun de Tesalia con Philipo ciento y treinta de cavallo, juntos con estos de Lidia dos mil e seiscientos. Allegada esta compañia, a los daques, nacion guerrera, se vino. Nabarzanes454, participante con Beso de la traicion contra Dario, d’esta provincia era presidente, el qual por temor de la pena en las Indias fuyera.

[Capítulo 7: La conspiración de octubre del 330] Los alojamientos el rey por nueve dias en este lugar havia tovido quando el, que de todo poder estrangero no solamente seguro mas invencible se podia dezir, con el tractado de los suyos era vencido455. Uno, Dinno456 llamado por nombre, de poca auctoridad e gracia acerca del rey, era d’un moço que Nicomaco llamavan ardientemente enamorado. A todo servicio de la persona a el dada siendo obligado e como por el rostro ver se podia semejante a hombre fuera de seso, secretamente en un templo con el moço se retrayera, ciertas cosas secretas e de celar querer a el notificarle, diziendo e estando esse todo suspenso a esperar esso que dezir le quisiesse. Por la caridad e amor de amos los animos d’ellos, començara a rogar que esso que dixesse con juramento querer tener secreto afirmasse. Esse, pensando ninguna [87v] cosa ser de dezir que con

453 Otra vez Satibarzanes. 454 Esta vez no son Nabarzanes o Satibarzanes, sino Barzaentes, el sátrapa de Aracosia y de Drangiana. De nuevo, el error no es de Liñán. Sigue su fuente. 455 Empieza uno de los episodios más debatidos por la crítica. La conspiración del 330 – con la muerte posterior de Parmenión – concluye los diferentes desacuerdos previos entre el general y Alejandro. Para la implicación y responsabilidad de los demás generales (p. ej. el extraño episodio de tortura de Crátero sobre Filotas), véase Heckel, 1977. 456 Mantenemos la doble n (que siempre aparece abreviada en el manuscrito), para guardar la correlación con la forma latina -mn- (Dimno).

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esperjuro escobrir se podiesse, por los dioses jurando lo prometiera. Dinno a la hora lo avisa como el tractado contra el rey el dia tercero se devia fazer e el d’este consejo con ciertos ilustres e valientes mancebos participante seer. Entendidas el moço estas palabras, constantemente respuso la fe suya en tal traicion no haver obligado, ni con alguna religion se poder costreñir que traicion secreta deviesse tener. Todo fuera de seso, por amor e por miedo, Dinno la mano del moço apretando, con las lagrimas començara a rogar que d’este consejo participante ser quisiesse. E si l’animo a el no bastasse, a lo menos publicarlo no deviesse. D’el mucho querer, del qual le tenia entre los otros señales esta cierta indicia poder conocer que la propia cabeça de la fe suya aun no provada hoviesse fiado. A la fin, el contrastando a tal traicion, con la temor de la muerte lo començo a menaçar, diziendo los conjurados un fecho asi notable de su cabeça querer començar. Alguna vez afeminado e medroso lo llamando, alguna vez traidor de su amante, agora donativos muy grandes prometiendole, agora con esperança de reino l’animo d’este aborresciente tentando; depues la espada desnuda una vez a la garganta d’esse, otra sobre la cabeça poniendo, rogando e menazando, a la fin lo atrayera que no solamente detener el fecho secreto, mas de ser a la obra con ellos aun prometiera. Non de menos, el d’animo firme e constante, digno que honesto mancebo estado fuesse, d’el primer querer nada era mudado. Mas simulando ser del amor de Dinno tomado, consentir a el en todo amostrava, requiriendo con qual compañia hoviesse el tractado de tanto peso comunicado. Ser mucho de considerar quantos hombres hoviessen las manos a una obra asi memorable a poner. Dinno, por el amor e por la traicion poco sabio, lo començo a regraciar, aconortandos’en uno qu’en compañia de asi nobles e fuertes mancebos puesto se fuesse. Ser en este tractado Demetrio, guarda de la persona del rey, Petolaoe [Nicanor457]. Ayunto aun alli a Febeto, Loceo, Diofeno, Arcepoli y Aminta458. D’esta fabla partido, Nico-maco [88r] a su hermano, que Cebalino havia nombre, todo esso que havia entendido fizo saber. Parescio a el que dentro a la tienda se quedase porque, si en el palacio del rey fues’entrado, no siendo acostumbrado de ir, los conjurados d’el ser el tractado escubierto entenderian. Cebalino ante a la puerta de la corte, porque licito no era passar mas allende, firme estoviera, alguno del primer grado de los amigos esperando, por el qual al rey fuesse introduzido. Dexados por aventura los otros sobrevino Filota, fijo de Parmenion. No sabiendo por que causa este esperasse, Cebalino con el rostro todo turbado e gran señal de alteracion en aspecto amostrando, esso que havia oido de su hermano le fizo saber, encomendandole que al rey sin tardança lo denunciasse. Filota, esse loado, subitamente ad Alexandre se vino. E mucho fablar de otras faziendas con el consumado, nada d’esso que Cebalino refiria le dixo. Ya tarde salido Filota de la corte, Cebalino le demanda si hoviesse al rey el avisamiento denunciado. Escussandose esse el rey a su fablar no haver podido

457 Ms. Nichanor. 458 Demetrio, Petolao (‘Peucolao’), Nicanor, Febeto (‘Afobeto’), Loceo (‘Iolao’), Diofeno (‘Dioxeno’), Arcepoli (‘Arquépolis’) y Aminta están todos implicados en la conspiración, pero no se hallan más informaciones acerca de ellos. Por supuesto, no se debe confundir el Nicanor mencionado aquí con otros presentes en la obra. Por otra parte, este Aminta es el hijo de Andrómenes y quedará exculpado.

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atender, se partiera. El dia siguiente, Cebalino al mesmo Filota entrando a la corte al delante le vino, avisando de esso qu’el dia d’antes havia entendido. El respondiera haverlo a memoria. Ni aun a la hora fizo d’esto al rey alguna mencion. Ya començado havia a venir a Cebalino sospecha e, no paresciendole ser mas d’esperar, a un noble mancebo, que Matron por nombre llamavan e a la camara de las armas del rey era antepuesto, la traicion que se aparejava le fizo saber. Esse, a Cebalino en la camara escondido, subito al rey, que por aventura en el baño secreto s’estava, esso que dicho le era por orden espuso. Alexandre, embiados los provisionados a tomar a Dinno, a la camara de las armas se vino. Alli Cebalino todo de plazer se alegrando: «Señor mio, dixo, oy salvo de las manos de los traidores t’he reservado». El rey pescudando lo qu’era necessario, toda cosa ordenadamente manifestada le fuera. Allende d’esto, Alexandre le començo a demandar quantos dias havia que Nicomaco las indicias del tractado notificado le hoviesse. E respondiendo creerse ser el tercero dia passado, no sin defecto de fe haver tanto [88v] tardado pensando, subitamente lo fizo atar. Esse començo, gritando, a dezir en el mesmo momento de tiempo qu’el fecho hoviesse entendido ser a Filota venido. A la hora de nuevo, el rey le demanda si fuesse andado a Filota e si instancia sobr’esto fecho le havia que a el lo denunciasse. De cierto el afirmando, el rey, levantadas las manos al cielo, lagrimando de uno ya su muy fiel amigo semejante gracia le ser restituida, fuertemente se condolia. En tanto Dinno, entendiendo por que razon al rey fuesse levado, con la espada de la qual por aventura era ceñido el mesmo gravemente se firiera. Por el acorrimiento de los provisionados detovido, a la corte fuera levado. Al qual, remirando Alexandre: «¿Que mal te havemos nos fecho, dixo, ¡o Dinno!, que Filota del reino de Macedonia mas digno de nos te pareciesse?» E ya la voz a le fallecer començava, asi qu’echado un grito y el bulto suyo del rostro del rey inclinando, muerto en tierra cayera. Embiado el rey por Filota que a la corte viniesse: «Si el tractado, dixo, contra mi cabeça aparejado dos dias secreto Cebalino hoviesse tovido, de la muerte seria digno. En lugar del qual tu eres Filota a quien la indicia prestamente dize haver levado. Quanto con mayor grado d’amistad comigo eres conjunto, tanto de tu dissimulacion la traicion es mayor. E esto a Cebalino confiesso yo mas que a ti, Filota, dever convenir. Tu tienes el juge propinco, si una cosa que fazer no se deve a lo menos negar se podiesse». A estas palabras no ya Filota espantado, si el animo por el rostro s’estimasse, Cebalino el fablar d’un glotoncillo le haver traido respondiera e el de auctor asi ligero ninguna cosa haver creido, temiendo que la contienda del amante e del amado fuesse d’el no sin risa referida. Haviendose depues Dinno el mesmo muerto, en ninguna manera no ser estado de callar. E abraçado el rey, començo a suplicar que la passada su vida mas ante qu’el callar los fechos de alguno remirasse. No facilmente dezir se podria si el rey lo creyera o a la verdad mas altamente su ira l’escondiesse. Como señal de reconciliacion la diestra mano le diera e dixo mas ante la indicia a el menospreciada que celada parecer.

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[Capítulo 8: La detención de Filota] Depues, el consejo de [89r] los amigos convocado, en el qual no fue Filota demandado, a Nicomaco fizo entrar, el qual esso que al rey havia traido por orden

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espusiera. Era Cratero entre pocos al rey caro e, por semejante respecto, por invidia de la dignidad suya a Filota muy contrario. E sabia bien muchas vezes a las orejas de Alexandre por su gran virtud e obra aun odioso ser estado. E por esta causa, no ya ser de traicion mas de contumacia sospechoso, no viendo tiempo mas apto a poder opremir su enemigo, so una especie de piedad el odio encobriendo: «Dios quisiesse, dixo, señor, que deliberado al comienço con nosotros hoviesses d’esto, primero porque te habriamos, señor, consejado que, queriendo mas ante perdonar a Filota, saber el no sofriesses quanto a ti fuesse obligado, a que depues que fasta la temor de la muerte atraido fuesse, mas de su peligro que de tu beneficio lo hoviesses a pensar costreñido. El a ti podra siempre assechar, tu no siempre a Filota podras perdonar. No creas que uno que tanta traicion haya tentado por el perdon se pueda jamas camear, porque essos que la misericordia han consumado no pueden mas allende esperar. E si bien por la penitencia o el beneficio tuyo vencido en paz quisiesse holgar, su padre Parmenion, capitan de tanta hueste, de asi antigua auctoridad acerca de la gente de armas que poco es puesto debaxo de tu escelencia por grado, no creo quererse a ti pacientemente por la salud de su fijo obligado. Algunos beneficios son en odio a nosotros e haver merecido la muerte nos avergonçamos confessar. No queda pues sino que quiera mas ante l’injuria haver recebido de ti que la vida, donde, por tu salud, me parece con essos a ti quedar la contienda. Assaz enemigos te quedan a pesseguir, a los quales queremos andar. El lado tuyo de los enemigos de casa se quiere guardar. Estos te quita que de los forasteros yo nada no temo». Estas palabras dixo Cratero. Ni parecio a los otros que la conjuracion hoviesse celado, si d’essa auctor o participante sido no hoviesse. ¿Qual hombre piadoso e de sano entendimiento, non de un amigo solamente mas del pueblo, oido esso que a el era referido, no subitamente al rey l’hoviera dicho, ni como Cebalino sabido esto del hermano [89v] lo havria denunciado? ¿Ser el fijo de Parmenion capitan de la gente de cavallo, arbitro de todos los secretos del rey e haver simulado qu’el rey no podiesse a su fablar atender por que el avisador del tractado otro medianero no fallasse? Nicomaco, prestamente por juramento costreñido, haver su consciencia descargado e Filota todo el dia en juegos e solazes consumado serse agraviado. Algunas pocas palabras que a la persona del rey pertenecian, en asi luengo e demasiado fablar interponer. Si verdaderamente no creia estas cosas de los moços referidas, ¿por que pues havia la fazienda dos dias prolongado, como si a la indicia diesse alguna fe? Cebalino deverse dexar si su acusacion no le plazia. Cada uno en su peligro gran animo toviesse, mas quando de la salud del rey se teme, todo hombre dever creer e, bien que las palabras vanas pareciessen, non de menos ser de referir. Deverse pues el a dezir la verdad por los tormentos apretar, como del tractado participante todos ordenaron. Amonestados essos el rey qu’el fecho toviessen secreto, al consejo diera fin. E luego a cavalgar el dia siguiente el mandamiento fizo dar. Por esso que ninguna sospecha el animo de todos del consejo tomado pudiesse sentir, fue aun con el Filota a la ultima cena combidado. E no solamente cenar el rey, mas aun fablar con esse familiarmente sostuvo, que ya a la pena tenia condenado. Depues a la vela segunda, amatadas las lumbres, con poca gente a la corte vinieron Efestion, Cratero, Erinio e Cenos. De los amigos eran estos, de los capitanes de armas Perdica e Leonato. E por

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estos fue mandado que essos que a la guarda eran diputados armados velassen. E ya puesta era en todos los passos la gente de cavallo, los caminos aguardando que alguna persona a Parmenion, que a la hora de la provincia de Media e de grandes huestes era presidente, andar ocultamente no podiesse. Artareas en la corte con trezientos armados era entrado e fueron dados a el diez provisionados, de los quales cada uno diez hombres consigo tenia. E estos fueron distribuidos a tomar los otros conjurados. Artareas con trezientos a Filota s’andoviera, el qual, las puertas cer-radas, [90r] a acostar se començava. Artareas, de cincuenta valientes mancebos acompañado porque a los otros circundar la casa era mandado por esso que Filota fuir por alguna parte no podiesse, el, o por seguridad de animo o por cansamiento desdexado, opremido de sueño yazia. El qual siendo turbado, no bien esvelado aun, de Artareas fue tomado. A la fin echado el sueño, siendole puestas las cadenas al pescueço: «¡Tu bondad, dixo, señor mio, de la malicia de mis enemigos ha sido vencida!». Ni mas palabras dichas, la cabeça cubierta, de essos a la corte fue levado. El dia siguiente, el rey fizo mandar que todos armados en uno s’ayuntassen. Acerca seis mil hombres eran venidos. Depues la multitud de los traedores del agua e de leña a la corte vinieron. A Filota la gente de armas con su escuadra cobria por que del pueblo ser visto no podiesse, primero qu’el rey a su gente de armas hoviesse fablado de las penas capitales, segun la costumbre antigua de los macedonios. La hueste dava la sentencia y esto era en poderio del vulgo. Ni el poder del rey valia alguna cosa, si primero l’auctoridad valida no fuesse. Pues ante de todo el cuerpo de Dinno fue traido, porque muchos que cosa hoviese pensado o en que manera muerto fuesse no sabian.

[Capítulo 9: El discurso de Alejandro y las pruebas en contra de Filota] Luego, el rey al ayuntamiento se vino, en el rostro la dolor del animo claramente amostrando. La tristeza de los circunstantes amigos a todos aun en atendimiento de tanta cosa suspensos detenia. El rey, luengamente con los ojos en tierra inclinados, turbado a guisa d’una persona espantada s’estava. A la fin, retomado el animo, dixo: «¡Gente de armas! Por la traicion de algunos casi de vosotros soy quitado. Por la providencia e misericordia sola de Dios soy quedado bivo. E vuestro venerable conspecto es causa que mas fuertemente contra los traidores tome la ira qu’el propio espirito mio. Ante un fruto solo de mi vida es esto, por que a tantos muy fuertes hombres e que asi bien han de mi merecido una vegada pueda la gracia render». Subito, el llanto de la gente de armas entrerrompio su fablar e las lagrimas a todos vinieron. Alexandre a la hora: «¡Quanto mayor dolor, dixo, yo movere en el animo vuestro, quando [90v] los auctores de tanta traicion veer vos fare, la mincion aun de los quales yo temo! E como si salvar se podiessen, de los nombrar me detengo. Mas cierto la memoria de la passada caridad se quiere vencer e la conjuracion de los cibdadanos scelerados es d’escobrir. ¿En que manera tanta traicion podre yo callar? Parmenion, en essa edad de tantos beneficios de mi e de mi padre obligado, el mas de todos nuestros amigos antigo, a tanta traicion sea capitan ordenado e Filota, su fijo,

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d’esto secutor e ministro: Lencolao e Demetrio e Dinno, del qual vedes el cuerpo, e otros algunos de semejante locura contra mi cabeça ha sobornado». Subito pues el estruendo d’essos que se desdeñavan e lamentavan d’esto era por todo el ayuntamiento sentido, como suele de la multitud avenir e mayormente de guerra, quando es del desseo o de la ira levada. Nicomaco, depues Cebalino e Metron fueron delante traidos e esso que cada uno d’ellos reportado havia a dezir començaron. Por ninguna indicia d’estos Filota entre los participantes de la traicion era nombrado. Por esso, con gran indignacion fue la voz de los acusadores de la gente de armas oida. A la hora Alexandre: «¿De que animo, dixo, pues el vos parece que, sentido el tractado, lo tuvo secreto, el qual no ser estado vano la muerte de Dinno ha demostrado? Reportando una cosa incierta, los tormentos temer no devia Cebalino. No solo un momento de tiempo a escargar se interpuso, de manera que donde la persona me lavava subito vino. Solo Filota nada temiera, ninguna cosa creyera. ¡O hombre magnanimo! ¡Esse si del peligro del rey se comoviesse el vulto mudaria! ¡La acusacion de tanto fecho con pensamiento escucharia! ¡Sin dudo la traicion so el callar esta cobierta e la codiciosa esperança del reino el animo suyo abandonadamente al ultimo maleficio atraido! Su padre de la provincia de Media es presidente. El entre muchos capitanes de gente de armas con mis fuerças es fecho. Grande mayores cosas atiende que no puede caber la mi viudedad. Esso mesmo porque soy sin fijos es d’ellos menospreciada. Mas d’esto mucho Filota s’engaña, porqu’en vosotros los fijos, los parientes e los cosinos yo tengo. Salvo vosotros, ser sin fijos no puedo». [91r] Depues una carta de Parmenion459 que havia sido tomada, la qual a sus fijos Nicanor e Filota escrivia, mando recitar. Ni por esto en essa de mas grave consejo alguna indicia se via. La tenor era esta: «Primeramente de vosotros hayaes cuidado, depues de los vuestros, en que manera lo que desseamos podamos fazer». Ayuntara Alexandre ser en tal manera ella escrita que, si a las manos de los fijos provenida fuesse, d’ellos ya sabientes entender se podiesse. Si a la verdad fuesse tomada, essos qu’el fecho no sabian engañasse. «Mas Dinno los otros participantes del tractado nombrando, de Filota no ha fecho mincion. Esto no de innocencia mas de su poder es indicia, que tanto es d’ellos temido que d’essos que puede ser publicado, confessando a si mesmos, lo tengan secreto. E cierto qual Filota se sea su vida lo amuestra: este ad Aminta, que fue mi primo y en Macedonia contra mi scelerados engaños fiziera, se ayunto compañero. Este su hermana ad Atalo, del qual ningun mayor enemigo hove jamas, dio por muger. A este haviendo yo escrito, por la costumbre de la mucha amistad e familiaridad que con el tenia, quales responsiones del templo de Jove Amon dadas me fuessen, hovo atrevimiento de me rescrivir alegrarse qu’en el numero de los dioses rescebido yo fuesse, mas haver misericordia d’essos a los quales menester fuesse bevir debaxo de uno que la manera de los hombres hoviesse passado. Estas son las indicias del animo ya luengo tiempo de mi enagenado e de mi gloria embidioso. Las quales cosas, ¡gente de armas!, quanto licito a mi ser ha podido, en el animo mio ocultas he detovido. A mi parecia una gran parte de mis entrañas deverme romper si essos, a los quales tanta utilidad fecho yo hoviesse, mas viles a mi ser yo fiziesse.

459 Para un análisis del contenido y de la función de esta carta, véase Palacios Mahecha, 2009, p. 287-296.

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Mas no son al presente de punir las palabras. La temeridad de la lengua es a las armas venida. Estas, si yo soy creido, contra mi endereça. Filota a mi solo mira. ¿A quien me tornare, gente de armas? ¿De quien mi cabeça devo fiar? Este a la gente de cavallo, parte de mi hueste, a los principes de la noble joventud he fecho presidente. La salud, la esperança, la victoria [91v] mia a la fe e guarda suya havia encomendado. Su padre he metido en essa esselencia que vosotros haveis a mi puesto. La Media, la qual ninguna otra provincia es mas rica e tantos millares de cibdadanos he conligados, a su imperio e señoria he sometido. Donde l’ayuda demandava, el peligro es venido. ¡Como bien aventuradamente en la escuadra seria muerto, mas ante preda del enemigo que sacrificio de mi cibdadano! Luego servado de los peligros, los quales solamente temia, en esso soy caido que temer no devia. Vosotros soleis, ¡o gente de armas!, de mi demandar que a mi salud yo quiera atender. Este beneficio podeis vos fazer. ¿Que yo faga a mi demandais? A vuestras armas recorro. Contra la voluntad de vosotros ser salvo no quiero e, aun queriendo vosotros, no puedo sin ser primeramente vengado». Luego Filota con las manos atadas detras e de una vil vestidura cobierto fizo delante traer. Parecio facilmente del abito asi miserable. Todos ser comovidos d’esse que no sin invidia havian conocido. Primero capitan de la gente de cavallo el dia passado era visto, en el combite del rey ser estado sabian. Depues, asi subitamente, no solo culpable mas aun condenado e atado lo vian. Entrava esso mesmo en el animo d’ellos la memoria de la fortuna de Parmenion, tan ilustre e gran capitan, el qual, asi como de dos fijos Ector e Nicanor era privado, asi con esse que la fortuna reservado le havia absente, su causa fuesse a defender costre[ñ]ido. Por tanto Amintas, capitan de Alexandre, ya toda la congregacion a misericordia inclinada, con aspra oracion contra Filota una otra vegada la tomo a concitar, a los barbaros ser ellos vendidos diziendo; ninguno a su muger, a la patria, a sus padres haver podido tornar; como un cuerpo cortado, la cabeça quitada, sin el esprito e sin nombre en tierras agenas a burla a sus enemigos ser reservados. No ya prosperamente la oracion de Aminta fue al rey agradable porque, de la patria e mugeres amonestando, essos mas perezosos a seguir los otros oficios fecho no hoviesse. A la hora Cenos, bien que una hermana por muger de Filota toviesse, non de menos mas fuer-te [92r] que otro ninguno contra el començo de fablar, traidor de la patria, del rey, de la hueste gritando. E tomada una piedra que por aventura delante a los pies d’el estava, por tirar a el se moviera, como creen algunos de los tormentos escaparlo queriendo. Mas el rey las manos le detuvo, afirmando dever ser dada licencia de defender su razon al culpable. Ni otramente sofrir que condenado esse fuesse. A la hora Filota, atorgada de dezir la licencia, o por la consciencia de la traicion o por la grandeza del peligro, quasi turbado e sin memoria devenido, ni los ojos alçar ni la boca abrir asayava. Depues, cayendo las lagrimas e fallesciendole l’animo, encima d’esse de quien era tenido caer se dexara. A la fin, exugados mansamente con la vestidura sus ojos, recobrando l’esprito e la voz, querer fablar parecia. Al qual el rey, remirando los macedonios, dixo: «Te deven juzgar. Asi querria saber yo de ti si del fablar de la patria ante ellos quieres usar». A la hora Filota allende a los macedonios dixo: «Son aqui muchos los quales esso que quiero dezir creo mejor entederan si usare de la lengua que aun tu sueles usar, no por otro respecto como yo pienso, sino por que tu fablar sea de mas gente entendido». «¿Vedes vos?, dixo Alexandre, Filota

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en odio haver vuestra fabla. El solo se desdeña de fablar macedonio. Mas diga como quiera, solo que sepaes ser asi de nuestras costumbres como del fablar enemigo». E dicho esto, de la congregacion se partiera.

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A la hora dixo Filota: «Al innocente palabras fallar es cosa muy facil. Mas la orden d’ellas saber el tener es assaz a un malaventurado dificil. Por esso, entre la buena consciencia e la malvada fortuna abandonado, no se en que manera e tiempo l’animo mio sepa servar. Ya partido es el juge mejor de mi causa, el qual por que razon no me haya quesido escuchar por Dios pensarlo no se, porque haviendo mi justicia entendido a el egualmente licito era condenar o absolver. Essa non entendida, no puedo del absente ser delibrado, de quien presente soy condenado. E bien que de un hombre atado no solamente demasiada mas aun odiosa sea la fabla, porque no amonestar el juge [92v] parece mas reprender, non de menos quanto licito m’es a dezir no quiero abandonar a mi mesmo, ni cometer que por mi silencio parezca ser condenado. «E cierto de que defecto enculpado sea no puedo saber. Ninguno a mi ha entre los conjurados nombrado. Nada de mi Nicomaco ha fablado. Cebalino no pudo mas que dicho le havian saber. El rey de la conjuracion el principal ser yo cree. ¿Pudo pues Dinno esso qu’el mesmo siguia olvidar grandemente, que compañia buscando aun falsamente me devia nombrar? Por esto que se qu’el mesmo tentava, mas facilmente podiesse induzir. Ni ya escobierto el tractado el mi nombre echo fuera, por que al compañero perdonar el podiesse. A Nicomaco, a quien el secreto de si mesmo fiava, confessada toda cosa, nombrados los otros nada de mi le dixera. E por Dios, mis amigos, si Cebalino jamas a mi no fuesse venido e cosa ninguna de los conjurados me hoviesse manifestado, oy aun esta causa diria, no nombrandome alguna persona. Pongamos que Dinno sea bivo e perdonar a mi quiera, los otros que confessaran de si mesmos quitaran afuera mi nombre. Mucho maligna la infelicidad suele ser. E quasi todo defectuoso, por su pena turmentado siendo de grado, en el mal ageno se reposa. ¿Tantos conjurados puestos al tormento la verdad no diran? Ciertamente ninguno a esse que ha de morir perdona ni a ninguno esse que deve morir, como yo pienso. «Al verdadero defecto e a uno solo m’es forçado venir, porque vosotros direis: la cosa a ti dicha has tovido celada, porque asi seguramente has escuchado esto como quiere se sea. Tu, Alexandre, en todo lugar dond’estas me lo has perdonado. Tu diestra mano en señal de animo reconciliado me diste. Fui a tu combite presente. Si me has creido, ¡de ti soy absuelto! Si me has perdonado, ¡librado soy! ¡Serva pues luego aqui tu juizio! ¿Que mal esta noche passada depues que de ti soy partido he cometido? ¿Que nuevo engaño es a ti dicho, el animo tuyo asi prestamente has cameado? De grave sueño ocupado era quando, reposando en mis males, estos a mi atando esvelaron. ¿Dond’es a un criminoso e traidor el reposo de tan alto sueño? Los scelerados, por la consciencia [93r] que a ellos tormenta no podiendo dormir, de las furias son conturbados, no solamente pensando mas depues que han la traicion

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consumado. Pero la inocencia mia primero, depues la tu mano me havian fecho seguro. No temia que mas a la crueldad de otro que a la clemencia acerca de ti licito fuesse. «E por esso que penedido no seas de haverme creido, esta fazienda de un moço me era traida, el qual ni testigo ni prenda ninguna de cierta indicia darme podia, suficiente a enchir a todos de miedo si alguna audiencia dada le fuesse. ¡Desaventurado de mi que las orejas mias entre los debates d’un amante e d’un moço desonesto entreponerme creia! E hove su fe sospechosa qu’el estas cosas no de otro dichas sopiesse mas a su hermano sobornasse temia, esso mesmo qu’esto a Cebalino haver cometido negasse e yo pareciesse a muchos amigos del rey del peligro causa haver sido. ¡E asi, no haviendo ofendido ad alguno, he fallado quien ante yo muerto que salvo quiere que sea! ¿Quantas enemistades vosotros pensaes fuessen de mi recebidas, si los inocentes hoviesse acusado? Mas Dinno s’es muerto. Esto adevinar jamas yo no pude, tanto qu’eso solo ayunta fe a la indicia. Quando a mi Cebalino fablava, devidamente no me pudo mover. Mas cierto, si participante de tanta traicion con Dinno estado fuesse, en essos dos dias ser escubiertos nosotros dissimular no devia. Cebalino delante facilmente quitar se podia. A la fin, depues reportada la indicia por la qual a mi morir convenia, en la camara entre solo del rey con la espada ceñida. ¿Por que pues la traicion de tarde no he por ventura sin Dinno hovido l’audacia? ¿Es el de la conjuracion el mayor? ¿Debaxo su sombra yo Filota estava escondido, qu’el reino de Macedonia quiero tomar? ¿E qual de vosotros con mis donos he sobornado? ¿Quoal capitan, qual governador mas grandemente he lisoniado? A mi fue puesto haver en odio el fablar de la patria, que de las costumbres macedonias me desdeño. ¿Del imperio pues qu’es de mi aborrecido me quiero fazer yo señor? Mas cierto luengamente por la pratica de muchas gentes essa natural [93v] fabla he perdido. Assi a los vencidos como a los vencedores la lengua estrangera es menester aprender. «E por mi fe no menos a mi estas cosas fazen enojo, como que Aminta, fijo de Perdica, otras vezes a nuestro rey assechava. Con el qual si alguna amistad he tovido no refuso de defender, si el hermano del rey de nosotros amar se devia o, en esse grado de fortuna puesto, aun era menester venerar. ¿Parecevos pues, porque adevinar no he sopido, haver fallecido? ¿Es por ventura forçado dever los inocentes amigos del culpable morir? La quoal cosa si razon es, ¿por que tanto tiempo quedo yo bivo? Si a la verdad no lo es, ¿por que a la muerte soy condenado? Mas yo scrivi haver piadad de los quales menester fuesse bevir debaxo de uno que de Jove fijo ser se creyesse. ¡Fe de amistad e peligrosa libertad, de verdadero consejo vosotras me haveis engañado! ¡Vos lo que sintia a no callar m’atraistes! «Yo estas cosas al rey, no del rey, haver escritas confiesso. No ya por invidia fazia esto, mas porque d’el yo temia. Mas digno a mi parecia qu’el debdo de Jove Alexandre calladamente reconociesse que con palabras s’alabasse. Mas pues es la fe del oraculo cierta, sea Dios de mi causa testigo. Tenetm’en presion fasta tanto que de la traicion tan secreta al oraculo la verdad se demande. En tanto, el que se ha deñado de conocer al rey nuestro por fijo a ninguno secreto terna d’essos que habran a su linage assechado. Si creeis ser de los oraculos los tormentos mas ciertos, que tal fe de fallar la verdad sobre mi no hayan vos demando de gracia.

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Suelen essos que de la vida son condenados traer sus parientes [delante460]. Yo dos hermanos nuevamente he perdido. Mi padre no vos lo puedo mostrar, ni invocarlo me atrevo, siendo el de tanta traicion acusado. No deve bastar que uno, poco ante padre de tantos fijos e solo en uno reposando, sea d’esse privado, sino que acerca d’el sea puesto en una sepultura con el. ¡Pues, padre mio, muy caro e por mi e con mi juntamente morras! ¡Yo te quito la vida, yo a tu veges pongo fin porque a mi, malaventurado, contra la voluntad de los dioses has engendrado por esso qu’estos frutos qu’esperas de mi recibiesses! No se si [94r] la mi mocedad sea mas malaventurada que la tu veges. ¡Yo soy en la flor de mi edad quitado de ti! A mi el sayon privara del sprito, el qual, si la fortuna esperar hoviesse quesido, la natura me habria quitado. La mincion de mi padre me ha amonestado temerosamente e con tarda esso que Cebalino reportava manifestar yo deviesse. Parmenion, sintiendo el veneno del mege Philipo ser al rey preparado, por su epistola le fizo saber que la medicina que se dar le queria el no beviesse. ¿Fue dada fe en esto a mi padre? ¿Hovieron sus cartas auctoridad alguna? ¿O quantas vezes esso que oido refiriendo soy con infamia de credulidad fuera echado? E asi quando juzgamos odiosos, quando callamos somos por sospechosos havidos. ¿Que cosa pues devemos fazer?» E siendo uno de los circunstantes que a gritar començara: «¡No deveis a essos vosotros que han bien merecido assechar!». «Bien has dicho quien quiere que seas, respuso Filota. Por esso, si pecado yo he, no refuso la pena e a mi dezir pongo fin, porque las postreras palabras he conocido a vuestras orejas ser graves». Y en esta manera d’essos que lo guardavan d’alli fue levado.

[Capítulo 11: Tortura y muerte de Filota]

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Era uno de los capitanes de la gente de armas de la persona valiente, llamado por nombre Bulon, mas de los actos de paz e del abillamiento civil hombre grossero, de baxa condicion antigamente criado en las armas, en esse grado qu’estava a la hora puyado. Este, los otros callando, con una [loca audacia461] feroce se tomo a monestarlos: «¿Quantas vezes cada uno d’ellos de los lugares que hoviessen tomado fuessen echados, por que las fiezes de los siervos de Filota fuessen bien alojados? ¿Donde las gentes de armas eran echadas? Sus carretas llenas de oro e de plata todos los caminos empachados tener. Ni solo en la vezinança de su alojamiento algun hombre d’armas ser recebido mas, ordenados algunos, los quales sobre el sueño por guardas tenia, que a todos de alexos echassen por que algunas de sus mancebas que murmuravan en uno del silencio mas ante que del sueño no fuessen turbadas. A burla ser estados a el los rusticos hombres, frigios, paflagonios llamados, el qual no se avergonçava, siendo en Ma-cedonia [94v] nacido, los hombres de su lengua por trujaman escuchar, ni quando de Amon consejo tomar consejava. La mentira de Jove haver reprehendido, que ad Alexandre reconocia por fijo, temiendo el que

460 Ms. delantes. 461 Ms. loca de audacia.

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no fuesse mucho invidioso esso qu’el dios ofrecia, quando el a la persona del rey e de su amigo assechava. De Jove consejo no haver tomado, agora buscar que s’embie al oraculo. En tanto, ¡que sea solicitado su padre, que de la provincia de Media es presidente, e con la moneda qu’es encomendada a su guarda pueda los scelerados hombres a la compañia de la traicion atraer! ¡Dever ellos al oraculo embiar quien a Jove interrogasse non esso que del rey havian oido, mas que a el gracias refiriessen e los votos por la salvacion de su optimo rey complidamente le pagassen!» Oidas estas palabras, toda la congregacion se començo ad animar e de las guardas de la persona del rey el comienço fue dado, gritando ellos, este traidor devers’espedaçar con sus manos. Las quales palabras Filota, que de mayores tormentos dudava, non por esso de mala voluntad escuchava. El rey, en el ayuntamiento tornado, o porqu’en la guarda tormentarlo queria o a la verdad que toda cosa mas diligentemente reconociesse, el consejo al dia siguiente mando diferir. E bien qu’el dia ya a la noche fuesse cercano, non de menos los amigos mando convocar. E quasi a todos los otros plazia deverse a la costumbre de Macedonia con las piedras matar. A Efestion, Cratero e Cenos parecia mejor deverse con los tormentos saber la verdad. E assi, essos que otramente havian dicho a esta sentencia s’acordaron. Dexado pues el consejo, Efestion con Cratero e Cenos a examinar a Filota se fueron. El rey, llamado Cratero e havido cierto razonamiento con el, el efecto del qual jamas se ha sabido, a la ultima parte del palacio se retrayera e alli, removida toda persona, gran parte de la noche el efecto de la examinacion esperando s’estuvo. Los tormentos en presencia de Filota todos esturmentos de crueldad le pusieron. E el de si mesmo dixiera: «¿Por que detardaes el enemigo del rey e que la traicion confiessa matar? ¿Qu’es menester exsaminar? ¡Helo pensado!» Quiso Cratero obtener esso que confessava aun en los [95r] tormentos dixesse. En tanto qu’el era atado e los ojos le son faxados e la vestidura quitada d’encima, los dioses de la patria, la razon de la gente ante a las sordas orejas en vano invocava. Depues, por los estremos tormentos asi como acondampnado de los enemigos, en plazer del rey torme[n] tadores era estragado. Al comienço, bien que de la una parte con el fuego, de la otra con los açotes, no ya por examinacion mas por pena fuesse aquexado, ni solamente la voz mas aun los gemidos en su poder ya tenia. E luego qu’el cuerpo, de las vergadas ferido e inchado, los golpes de las correadas sobre los huessos desnudos emprentadas sofrir no podia, si de los tormentos cessassen prometio querer lo que demandavan dezir, mas que a la examinacion dassen fin. E esto ellos por la salud del rey jurando a el prometiessen queria e los tormentadores ser d’el quitados. Lo uno e lo otro impetrado, dixo a Cratero: «Di lo que quieres que diga». Indignandose el ser d’esto burlado, los tormentadores otra vez revocando, el tiempo començo a demandar fasta tanto qu’el sprito recobrar podiesse. Toda cosa prometio querer dezir que sopiesse. En tanto, la gente de cavallo e essos que ante eran mas nobles e que a Parmenion con deudo cercano tocavan, depues que Filota ser tormentado por fama entendieron, la ley de los macedonios temiendo por la qual era ordenado que los propincos d’essos que contra el rey tractado fazian en uno con ellos muriessen, algunos de si mesmos la muerte se dieron, otros entre los montes desiertos e grandissimas soledades fuyeron; e una gran terror derramada por toda la hueste, fasta tanto qu’el rey, reconocida la cosa, la ley de la pena a los parientes d’essos que havian errado prometio querer perdonar.

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Filota si verdad el dixiesse o con la mentira del tormento librar se quisiesse a saber es incierto, porque a essos que lo falso dizian e a essos que la verdad confessavan una mesma fin de dolor s’amostrava. Mas ciertamente dixo: «Mi padre quanto familiarmente con Egilogo se usasse vosotros sabeis. E digo esse Egilogo qu’en la batalla la otra vegada fue muerto. El de todo mal a nosotros causa es estado que como pri-mero [95v] Alexandre por fijo de Jove saludar se fiziera indignamente esto sufriendo: “¿ternemos, dixo, nosotros este por rey que de Philipo fijo ser se desdeña? Desempachados seremos si estas cosas podemos sofrir. No solo de los hombres mas de los dioses se burla. ¡El quiere Dios ser llamado! ¡Nos Alexandre, nos el rey nuestro havemos perdido! ¡Nosotros somos en la soberbia caidos! Ni a los dioses a los quales s’eguala, ni a los hombres de los quoales se quita es tolerable. ¿Con nuestra sangre faremos nos Dios que de nosotros se burle, depues que se agravie en el consejo de los hombres entrar? Creet a mi que si nos somos hombres de los dioses, aun afijados seremos. ¿Quien fue esse qu’el visahuelo d’esse Alexandre, quien pues Arcelao, [a la fin Perdica462], muertos siendo, haya vengado? ¡Este a los matadores de su padre ha perdonado!”. Estas palabras Egilogo sobre la cena dichas havia. El dia siguiente al alva de mi padre fue demandado. Muy congoxado era, el lo semejante a mi ser todo esconsolado veia porque haviamos essas cosas oido que pensamiento a nuestros animos davan. Asi, por provar si agraviado de vino esto dixesse o por mayor consejo deliberadamente lo pensasse, nos plugo de lo fazer demandar. E puesto ante el este mesmo fablar ayunto aun si de tal tractado los principales quisiessemos ser, depues de nosotros aparejado a seguir; si a la verdad l’animo no nos bastasse, quisiesemos la fazienda con silencio cobrir. Dario aun siendo bivo, esto a Parmenion presto le parecia, porque non a el mas a su enemigo Alexandre matarian. Dario quitado, el premio del rey muerto, el imperio de Asia e todo l’Oriente alcançar. Aprovado este consejo, en uno la fe dada fue y recebida. D’esso qu’espera a Dinno ninguna cosa yo se. E confessado esto, entiendo no aprovecharme quanto quiere sea de tal parte inocente». Puestos essos otra vez los tormentos, con las vergas los ojos y el rostro a el fuertemente firiendo, lo atrayeron por fuerça qu’este otro tractado aun confessasse. E la orden demandando que del mal pensado refiriesse: «Pareciendo, dixo, qu’el rey en Batra luengamente estar se quisiesse, a temer comence que mi padre, ya [96r] de la edad de los años setenta, de tanta hueste capitan, guardador de tanta moneda, en este medio no muriesse e, el despojado de tantas fuerças, la causa de matar al rey depues nos faltasse. E por esso serse aquexado fasta qu’el premio en las manos toviesse, a repensar el consejo del qual ser estado en parte. Si no lo creyessen, quanto quiere los tormentos tolerar no podiesse, con essos de nuevo lo provassen». Ellos, confiriendo en uno e assaz pareciendo haver investigado, al rey s’andovieron. El qual, el dia siguiente, e essas cosas que Filota confessado havia recitar e ál, porque andar no poria, en esse lugar lo fizo traer. El toda cosa afirmando, Demetrio, que del tractado cercano participante se dizia, en presencia fue traido. Con gran firmeza d’animo e constancia de rostro, negando ninguna cosa d’el contr’al rey ser pensada

462 Ms. a la fin a Perdica.

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aparejado, a los tormentos s’ofrecia. A la hora, alçados un poco los ojos Filota e visto uno llamado Calin, no mucho d’el apartado, le dixo que mas se allegasse. Siendo esse todo espantado e a el andar refusando: «Sofriras tu, dixo, Demetrio dezir la mentira e yo ser otra vez turmentado». A Calin ya la voz e la sangre faltava e los macedonios querer los inocentes Filota acusar sospechavan, porque de Nicomaco ni d’el, quando se tormentava, era el mancebo nombrado. Como los oficiales del rey en derredor de si hovo visto y el y Demetrio confesso haver esse tractado pensado, luego todos essos que de Nicomaco eran nombrados a la costumbre de la patria, dado el señal, con las piedras fueron muertos. De mucho peligro, no ya de la salud tanto mas de la vida, Alexandre librado ser parecia porque Parmenion e Filota, principales de sus amigos, sino que publicamente se mostrassen culpables, sin indignacion de toda la hueste condenados ser no podian. Por esso la quistion [era en463] dudo en tanto qu’el tractado negava: cruelmente turmentado ser parecia; depues de la confession, ni la misericordia de los amigos merecer pudo Filota.

463 Ms. eran dudo; Ital. in dubio fue.

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Hi sto r i a d e A l ej and ro M ag no [96v] Fenece el libro seiseno de la istoria de Alexandre Magno, fijo de Philipo, rey de Macedonia, escrita de Quinto Curcio Rupho, istorial eloquente. Comiença el seteno, sacado en vulgar por Pedro Candido bien aventuradamente.

[Capítulo 1: La muerte de Alejandro Lincestes y el juicio de Amintas]

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Como por las nuevas indicias de la traicion Filota de razon ser muerto la gente de armas con los tormentos estimava, luego que cesso de ser esso que hoviessen en odio, la invidia en misericordia bolvieron. Movia mucho essos la nobleza del mancebo e la vegez de su padre, el qual al rey abriera la Asia primero e havia con el de todos los peligros participante seido e siempre la escuadra segunda en la batalla havia defendido; a Philipo aun ante a todos los otros amigo e ad Alexandre mesmo asi fiable, que a matar ad Atalo de ningun otro ministro salvo d’el usar havia querido. La memoria d’estas cosas era en la piensa de la gente de armas entrada e muchas albolotadas palabras al rey se referian. Por las quales, el no comovido e assaz conociendo los vicios del ocio con las faziendas solerse quitar, fizo mandar que todos a la entrada de la corte presto viniessen. Los quales depues qu’en gran multitud vio allegados, al ayuntamiento se vino. E, acordadamente por cierto, un llamado Afario464 començo a demandar qu’el inceste Alexandre465, el qual antes gran tiempo de Filota al rey matar havia querido, fuesse presentado, de dos indicias como dicho es encima acusado. Ya tres años en presion atado era tenido. Esse mesmo aun con Pausania contr’al rey Philipo haver tractado claramente sabian. Mas por esso que primero por rey ad Alexandre havia saludado, mas ante de la pena que del defecto parecia estado. Exsento los ruegos esso mesmo d’Antipatro su suegro, la ira del rey assaz justa detardavan. Mas la dolor adormecida, a encruelecer començara e la presente solicitud la memoria del peligro antigo renovava. Por esto, el inceste Alexandre fue de la presion a esse lugar traido e, manda-do [97r] a el que su defension dixesse, la qual por tres años tenia ante pensada, dudando e todo temeroso siendo devenido, pocas palabras d’el compuestas començo de dezir. A la postre, no solamente la memoria mas la piensa en uno con el animo perdiera. A ninguno fue dudoso que tal temor e miedo de la conciencia indicia e no de la memoria era defecto. Algunos pues d’essos que l’estavan mas propincos, el por olvidança dudando aun, con las lanças traspassaron. El cuerpo del qual siendo d’alli quitado, el rey ad Aminta e a Sima fizo traer, porque Pelanion, el mas moço de todos los hermanos, como havia entendido ser Filota turmentado, era fuido. Estos los mas caros de todos los amigos de Filota eran estados e a grandes e honorables oficios por la favor suya levantados. El rey aun se recordava con gran estudio de Filota essos reconciliados ser con el, ni dudava en este ultimo

464 Nueva variación gráfica para referirse al quiliarca Atarrias. 465 Nótese que todas las menciones a Alejandro Linceste en esta obra se hacen bajo esta forma, con aféresis de la l, lo que dificulta la información de su procedencia. Liñán, con toda probabilidad, no entendió el origen del personaje.

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consejo haver participado. E ya por la carta de su madre a el eran sospechosos, en la qual lo amonestava que su salud d’essos no fiasse. E mal de grado creyendo las cosas peores por algunas indicias, de presente los havia fecho tomar porqu’el dia d’antes qu’el tractado de Filota s’escubriesse con el en secreto ser estados se sabia. Depues, fuyendo su hermano, la causa del foir assaz amostrava nuevamente. Aun dexada su costumbre a manera de oficio removido, de alexos todos los otros sin alguna razon provable a su lado serse allegados. E maravilladose esse que al tiempo a ellos no devido usassen de tal oficio, por temor d’ellos todo espantado, a la gente de armas que lo siguian serse retraido. Depues d’esto se fallava que Antifane, escriviente d’essos de cavallo, demandando ad Aminta el dia d’antes qu’el tractado de Filota s’escubriesse que de sus cavallos, como era la costumbre, a los que perdido havian los suyos diesse, soberviosamente haver respondido que si de tal empresa no cessasse, a entender brevemente le daria quien el fuesse. Ya la violencia de la lengua e la temeridad de las palabras que contra el usava ninguna otra cosa ser salvo indicia e testigo del animo escelerado, las quales cosas, si verdaderas eran, haver Amin-ta [97v] e sus hermanos lo semejante de Filota merecido. Si a la verdad eran mintrosas, su escusacion fazer quisiessen. Fue pues Antifane traido en testimoniança de los cavallos denegados e de menazas soberviosamente ayuntadas. Aminta por esto ya tomado e dada licencia a el de dezir: «Señor mio, dixo, si algo en esto al rey pertenece, te ruego que en tanto que diga mi razon yo sea soltado». El rey a amos a dos mando desatar e, demandando Aminta aun qu’el habito suyo restituido le fuesse, una lança de un hombre d’armas le fizo assignar. La qual, depues qu’en la mano sinistra hovo tomado, esquivado el lugar en el qual el cuerpo del inceste Alexandre poco antes yazia: «Qualquiere fin que a nosotros siga, señor, confessamos de agora, si alegre sera a ti ser obligado, si triste a la fortuna sera reputado. Sin prejuizio la causa nuestra dezimos con los cuerpos e los animos libres. L’abito depues con el qual acompañar te solemos es restituido. A nosotros la causa no podemos, la fortuna dexaremos de temer. Asi te ruego que esso que ultimamente no[s466] es oposado defender nos dexes. Primero nosotros, señor, de la fabla havida contra tu magestad nada somos culpables e diria d’oy adelante haver tu vencido l’invidia si peligro no fuesse que tu creyesses que las otras cosas, mas inicamente fabladas, con plazible sermon mitigarnos quisiessemos. Mas si de tus hombres de armas, o en la scuadra trabajados feneciendo o en la batalla peligrando o en las tiendas dolientes e las llagas curando, alguna palabra mas aspra fuesse entendida, mereciamos por los nuestros muy fuertes fechos que tales palabras al tiempo ante que al animo reputar tu deviesses, porque quando alguna fazienda adversa a nosotros encuentra, todos somos culpables a nuestras mesmas personas, las quales no tenemos en odio. Muchas vezes con nuestras manos mal nos fazemos. Los padres con los fijos s’encuentran, a la hora ingratos y en odio son. Por el contrario, quando con los donos somos honrados o de los premios cargados, retornamos. ¿Quien es esse que nos pueda sostener e quien tanta alegria de animo de la gente

466 La fuente italiana también ofrece una lectura equívoca: «et si te prego che quelo che vltimamente ne obiecto oposado in prima ne lassi deffendere». No hay negación, por lo que corregimos según el sentido.

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de armas pueda contener? Ni nuestra indignacion ni alegria es mesurada. A toda passion [98r] con furia ocorremos, vituperamos, loamos, misericordia havemos. Asi nos ensañamos como la presente afeccion nos comueve. Alguna vez a las Indias e a la mar Oceana nos plaze de andar. Otra, el amor de la patria, el amor de los fijos e de las mugeres ocorre a nuestra memoria. Non de menos, entr’estas cogitaciones e tales palabras entre nosotros en uno fablando, si con la trompeta el señal nos es dado, cada uno a su orden retorna. E toda ira qu’en la tienda de nosotros es recogida sobre la cabeça de nuestros enemigos echamos. ¡Quisiesse Dios que Filota en las palabras hoviesse pecado! «E por tornar a esso de que culpables somos tenidos, la amistad que a nosotros fue con Filota no solamente no la negamos, ante con gran instancia haverla [a] quistado e claramente beneficios muy grandes por ella haver alcançado confessamos. ¿Maravillaste tu qu’el fijo de Parmenion, el qu’el a ti ser cercano has quesido e quasi todos tus amigos de dignidad e honor traspassante, sea de nosotros honrado? Tu, ¡por Dios!, Alexandre, si la verdad quieres oir, eres d’este peligro a nosotros la causa. ¿Quien sino tu ha fecho que essos que a ti plazer querian, a Filota retornassen? A ti aun dados a el a estos grados de la tu amistad somos puyados. Solo el acerca de ti fue esse, la gracia del qual dessear e la ira temer a nos convinia. Si por tus mandamientos costrechos, atorgandote a el, havemos jurado, essos dever por amigos o por enemigos tener que de ti fuessen tenidos. Con tal juramento de piedad costreñidos, ¿a esse nosotros enemigos seremos que tu de los otros has fecho mayor? Por tanto, si esto es defecto, pocos son inocentes acerca de ti. Ante te quiero dezir, ninguno jamas porque cada uno de Filota ser amigo queria, mas todos essos que querian ser no podian. Si los amigos pues de los conjurados no apartas, ni de los amigos aun essos podras apartar que una mesma voluntad han hovido. ¿Que indicia pues de nuestra consciencia es en esto traida? ¿Por que ayer con el familiarmente sin otro testigo fablamos? E cierto escusar a mi no podria, si ayer solamente alguna parte de la usada vida hoviesse mudado. Mas si cada dia fezimos esso que ayer siendo el dia sospechoso fecho ha-vemos, [98v] la usança semejante nuestra creo echara fuera el pecado. «Mas los cavallos ad Antifane dar no quesimos y, el dia antes qu’el tractado de Filota fuesse escubierto, esta contienda de mi con Antifane fuera cierto. Si yo sospechoso por esto fazer se cree, que esse dia los cavallos a el dar no quesimos, a el mesmo, el que essos haver buscava, escusar no podra. Dudoso pecado es entre esse que tiene e aquel que demanda, salvo que mejor es la causa de esse que lo suyo no da, que no la de aquel que lo de otro demanda. Non de menos, señor, yo diez cavallos tenia, de los quales ya ocho repartido Antifane havia en essos que los suyos perdieron. Y en todo dos me quedavan, los quales tirarme queriendo hombre sobervioso y eniquo467. Si no queria a pie fecho de armas fazer, a mi detener convenia. E yo no deniego haver, con el animo d’un hombre libre, fablado a uno vil e de poco468 e que otro fecho de armas no sabe fazer, salvo distribuir los cavallos. Agenos aca e alla quando pelear nos

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467 Nueva variación ortográfica para «inicuo». 468 Ital. e da niente. Forma elíptica ya presente en la fuente.

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conviene, en esta adversidad havemos caido. Qu’en un mesmo tiempo mis palabras al rey e ad Antifane escusar me convenga. «Mas tu madre de nos a ti enemigos ha escrito. ¡Dios quisiesse, señor, que mas prudentemente por su fijo sospechosa ella fuesse e no estas figuras vanas con animo apassionado imaginasse! ¿Por que no ayunta ella la causa de su temor? ¿Por qu’el auctor d’este mal no demuestra? ¿Por qual nuestro fecho o dicho como vida ella assi sospechosa carta t’escriva? ¡O misera de mi condicion! ¡Sino qu’es por ventura al presente mas peligro el callar qu’el fablar! Mas en qualquiere manera que la cosa vaya, ante mi defension que la causa quiero sea a ti desplaziente. Tu rey te recuerdas bien de esso que yo quiero dezir. Has a memoria quando a traer gente de Macedonia m’embiaste. Haverme dicho muchos nobles mancebos en casa de tu madre estar escondidos. E aun me mandaste que a ninguno sino a ti acatar yo deviesse e essos que la guerra refusavan a ti atrayesse. La qual cosa he fecho yo e mas por ventura liberalmente que a mi convinia tu mandamiento he complido. Gorgia y Agato e Gorgota, de la buena obra de los quales al presente usas, a ti he traido. ¿Que cosa pues mas inica ser puede que yo, el [99r] qual si a ti obedecido no hoviesse de razon la pena levar debria, agora porque t’he obedecido la muerte reciba? E cierto a tu madre ninguna otra causa de pesseguir a nosotros ha sido, sino que havemos tu honor e provecho a su gracia antepuesto. Seis mil macedonios de pie e de cavallo seiscientos a ti he traido, de los quales sola una parte no me habria seguido si a essos que refusavan las armas perdonar hoviesse quesido. Convienese luego, pues que ella por esta razon es comigo enojada, tu mitigues tu madre que de tal ira has sido la causa».

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[Capítulo 2: Absolución de Amintas y asesinato de Parmenión] En tanto que Aminta estas palabras dizia, sobrevinieron essos que a Palenion, su hermano de quien encima havemos fablado, alcançado fuyendo, atado traian. Toda la congregacion contra el comovida apenas retener se podian que subitamente con las piedras no lo matassen. Mas el todo espantado nada dixo: «Por mi quiero rogar. Solamente demando que mi fuir a la inocencia de mis hermanos imputado no sea. Si estos defender no se pueden, el pecado sea mio. De los quales por esso la causa es mejor que yo por el foir soy sospechoso». Diziendo el estas palabras, toda la congregacion le asintia e luego a todos las lagrimas a venir començaron, en tanto bueltos los animos a la parte contraria que por el fueron, primero al qual grandemente havian adversos sido. Era Palenion muy mancebo de la flor de su edad primera dotado, el qual entre essos de cavallo por los tormentos de Filota siendo turbado, el miedo de los otros lo havia a fuir atraido. E abandonado de los compañeros, dudoso entr’el consejo de retornar o foir, de essos que lo siguian fuera tomado. El, començando a llorar, todo congoxado, no por su causa mas por la de los hermanos en peligro constituidos se dolia. Havia su llanto no sola la congregacion mas aun al rey comovido. Solo su hermano no se podia mitigar, el qual con terrible rostro a el remirando: «Tu, dixo, devias quando el cavallo con las espuelas ferias llorar, ¡abandonador de tus hermanos e de

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los traidores compañero desaventurado! ¿Donde y en que lugar tu fuias? Asi has fecho que, condenado de la vida, de las palabras de un acusador me ha sido necessario d’usar». El haver peca-do [99v] e mas gravemente contra sus hermanos que contra si mesmo confessava. Entonce ni de las lagrimas ni de las esclamaciones se abstenian, con las quales la multitud suele sus desseos amostrar. Una voz egualmente se dizia de todos que perdonar el rey a los inocentes e fuertes hombres quisiesse. Los amigos depues, dada de la misericordia la causa, levantados al rey a rogar començaron. El a todos faziendo callar: «E yo ad Aminta por mi sentencia e a sus hermanos absuelvo. Vosotros mancebos, mas ante queraes mi beneficio olvidar que de vuestro peligro acordarvos. Con essa fe mesma retornad en gracia comigo, con la qual con vosotros retorno. Si essas cosas qu’eran a mi referidas examinado no hoviesse, por ventura mi odio secreto havria podido vencer. Mas assaz, mas a mi es vosotros ser escusados que por sospechosos haver. Pensad ninguno poderse absolver que primero no haya su razon amostrado. Tu, Aminta, perdona a tu hermano e esto a mi prenda sera del animo puramente reconciliado». Dexado el ayuntamiento, depues ante si fizo a Polidamante llamar. Este era entre los otros a Parmenion muy acepto, cercano a su lado en la escuadra usado d’estar. E bien que seguro de su consciencia a la corte fuesse venido, non de menos, siendole mandado que sus hermanos, los quales aun eran pequeños e al rey por su edad no conocidos, presentar le deviesse, la fiança en temor cameada començara a temer, mas vezes entre si reputando si con essos engaños dañar le podian que no que d’el se burlassen. Ya los hombres de armas a los quales era mandado a essos havian traido, quando el rey a Polidamante, todo de miedo amortecido, ante si fizo venir. E removida toda persona, dixo: «Por la traicion de Parmenion todos egualmente somos assechados e yo mayormente e tu, los quales so especie d’amistad ha engañado. A pesseguir e a punir a el mira quanta fe haya en ti. De ti solo ministro quiero yo usar. Tus hermanos, en tanto qu’esto faras, por rehenas comigo estaran. Vete a la provincia de Media e las cartas, de mi mano escritas, a mis capitanes levaras469. De furia mas ante que de presteza es menester que tu vayas. De noche quiero que a esse [100r] lugar allegues y el dia siguiente esso qu’es escrito a efecto trayas. E aun dos epistolas a Parmenion levaras: una a mi nombre, otra al de Filota escritas. El signo de su anillo en mi poder es. Si el creera de su fijo sillada, nada de ti quando te vea sera sospechoso». Polidamante, de tanto miedo librado, muy justamente esso que le era mandado seguir prometiera. E ante loado del rey e de los prometimientos cargado, quitada la vestidura qu’encima tenia, al modo d’Arabia se vistiera; dos arabios aun, de los quales las mugeres e fijos en peñora de fe en poder del rey en tanto s’estavan, a el por compañia dados. Por los lugares desiertos e con los camellos por la sequedad de la tierra, esse a la onzena jornada470 al lugar destinado levaron. Polidamante, primero que [su venida471] sopiessen, la vestidura macedonica encima se puso e al alojamiento

469 Arriano identifica a estos capitanes con Cleandro, Sitalces y Ménidas (Pejen. p. 352). 470 El recorrido tuvo que ser más largo y estos once días parecen muy escasos (Pejen. p. 353). 471 Ms. subvenida; Ital. la venuta sua.

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de Cleandro, que del rey era governador, acerca la vela quarta472 pervino. Dadas a el pues las cartas al alva del dia, a Parmenion andar ordenaron, porque los otros a los quales las cartas havia levado a essa ora venir asi mesmo devian. E ya Polidamante ser venido a Parmenion era denunciado. El qual, muy alegre de la venida del amigo suyo e aun codicioso de saber esso que Alexandre fiziesse porque luengo tiempo epistola alguna d’el recebido no havia, a Polidamante fizo llamar. Los deportes de essa provincia tienen grandes e apartados lugares e muy deleitables de bosques fechos a mano. Estos de los reyes e satrapas son principales deleites. Parmenion por el bosque andava a plazer entre los capitanes, en medio a los quales por las cartas del rey era mandado que lo matassen. E a fazer el tractado havian el tiempo escogido quando Parmenion las cartas de Polidamante dadas a leer començasse. Polidamante de alexos viniendo, como de Parmenion primero fue visto, con el rostro que aspecto de alegria mostrava por abraçar lo corriera. E usadas grandes carezas en uno, Polidamante la carta escrita del rey le ofreciera. Parmenion, abriendo la cerradura, interrogava esso que fazia Alexandre. El: «Por las cartas lo veras» respondiera. Las quales habiendo Par-menion [100v] ya leido: «El rey, dixo, por andar contra los aracoses se apareja. ¡Animoso señor e que jamas no reposa! Mas cierto el tiempo seria, aquistada tanta de gloria, que a la salud suya atender d’oy adelante quisiesse». Luego la otra epistola, a nombre de Filota embiada, alegre como por el rostro ver se podia leia. A la ora Cleandro el costado con la espada le abriera. Depues lo firio en la garganta. Los otros esse ya medio muerto mataron. La gente de armas que a la guarda del bosque s’estavan, entendida su muerte, la causa de la qual no sabian, a los alojamientos se fueron. E con gran estruendo avisados, los otros ad albolote a esse lugar ocorrieron e, armados siendo, el bosque en que era muerto ciñieron, menazando que si Polidamante y los otros de la muerte principales no davan, derribada la cerca del pardo, de la sangre de todos su muerte vengarian. Cleandro, los principales d’essos fechos entrar, las cartas embiadas a el les fizo amostrar, en las quales eran las assechanças de Parmenion contr’al rey e los ruegos suyos que lo bengassen escritas. Por esta manera, la voluntad del rey conocida, no ya la indignacion mas el albolote d’ellos fue luego quitado. Partidos muchos d’essos, algunos quedaron rogando qu’el cuerpo suyo enterrar les fuesse atorgado. Luengamente esto les fue denegado, temiendo Cleandro que al rey despluguiesse. Mas ellos instando mas pertinacemente por quitar la causa de la tristeza, cortada la cabeça, el cuerpo a essos para enterrar atorgara. La cabeça al rey fue embiada. Esta fin hovo Parmenion, hombre por consejo e por armas ilustre. Muchas cosas el sin el rey prosperamente, el rey sin esse fecho grande ninguno fizo. Jamas a un rey bienaventurado e todo a guisa de la fortuna suya queriente complidamente satisfizo. Setenta años passados haviendo, d’un capitan muy mancebo e assaz vezes de un hombre d’armas el oficio sustuvo. Notable en consejo, de las manos valiente, a los principes caro, a la gente de armas aun mas acepto, estas cosas si a el a la codicia del reino incitassen o verdaderamente sospechoso lo fiziessen saber no se puede, porque Filota o de los [101r] tormentos sobrado la verdad dixiesse d’esso qu’es fecho 472 Vela quarta: es decir, entre las 3 y las 6 de la mañana (Pejen. p. 353).

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no se puede provar, o por falsas palabras la fin d’ellos desseasse. Siendo pues la cosa muy fresca, que mejor se devia saber fue mucho dudado. Esos el rey que la muerte de Parmenion mas liberalmente haver lamentado entendia, de la otra hueste separar acordando en una escuadra los retrayera. A estos por capitan a Leonida impuso, el qual por gran familiaridad havia sido de Parmenion muy amigo. Estos quasi eran todos essos qu’el rey otra vez por sospechosos tenia, porque, queriendo provar el animo de su gente, los havia amonestado si alguno quisiesse en Macedonia a los suyos escrivir, quando el embiasse, que fielmente las cartas faria assignar. Cada uno por esso a los suyos puramente su intencion escrivia: a unos enojavan los fechos de armas, a otros en todo no era grave la guerra. E asi las cartas d’essos que se regraciavan e de los otros que se lamentavan fueron en uno leidas. E essos que del enojo del trabajo en las cartas s’havian lamentado, en una escuadra de los otros por causa d’infamia separados quiso que fuesen, de la fortaleza d’ellos en la batalla usar acordando; mas la libertad de la lengua, el consejo d’ellos temerario, de las orejas credulas de los otros removiendo. Por esta razon essos muy fuertes mancebos, de verguença aquexados asi como las otras cosas, aun ellos a la bien aventurança del rey sucedieron. Ninguno d’ellos fue a la batalla mas pronto. La codicia de quitar la infamia su virtud incitava e aun porque los fuertes fechos en poca gente escondidos estar no podian.

[Capítulo 3: Por el Caucaso (primavera 329)]

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Ordenadas Alexandre estas cosas e constituido el governador de los arrianos, el camino en los ernicios fizo denunciar, los quales el nombre mudado eran «evergentes» llamados, depues que la hueste de Ciro de frio e de fambre afligida con los alojamientos e provisiones suyas ayudaron. El cinqueno dia era depues qu’en essa provincia era venido qu’entendio Nabarzanes, que a Beso tornado s’havia a el rebelado, con cierta gente de cavallo de nuevo contra otros ser andado. Por esto Carano y Erinio con Artabaço y Andronico e seis mil griegos a pie e de cavallo seiscientos esse siguian. El en sessenta dias la gente de los evergentes en orden [101v] pusiera, gran moneda dada a ellos por la notable fe que a Ciro amostraron. Dexado pues a essos por presidente Medina, el quoal havia de Dario sido secretario, los aracoses, la region de los quoales al mar Pontico allega, en su señoria recibiera. Alli, la hueste que debaxo de Parmenion havia sido obtuvo assi mesmo. Seis mil macedonios eran estos e dozientos nobles varones; de Grecia depues cinco mil con seiscientos cavallos a el para la guarda e defension de la tierra dexados. Luego Alexandre en una nacion a los vezinos no bien conocida, porque de ninguna comunicacion en uno con ellos usavan, con la hueste pervino. Parademesides se llaman, generacion de hombres grosseros entre los otros barbaros muy desordenados. L’aspreza de los lugares sus ingenios ha endurecido. Por la parte mayor a la region muy fria de Tramontana son colocados. La via de Ocidente con los batrianos confinan; de Mediodia a la mar d’India reguardan. Sus cabañas primero de piedra cozida edifican. E porque la materia de la tierra es esteril assaz y encima los collados los montes de arvoles desnudos, de essas mesmas piedras fasta la alteza de los edificios suelen usar.

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Mas la manera de levantar a lo fondo es mas ancho. Depues a poco a poco creciendo, la obra en angosto retraye. A la fin, quasi a manera d’una nave s’ayuntan e alli, dexada una abertura, encima la lumbre por medio reciben. Las vides e arboles, si algunas en tanto rigor de frio pueden durar el ivierno, todas debaxo la tierra las cubren. Como la tierra se comiença ad abrir, al aire las tornan. Mas tanto altas las nieves la tierra con las eladas oprimen, que ni aves ni salvages algunas del gran frio echadas en essas partes se veen. Una escura sombra del cielo mas ante que lumbre e semejante a la noche entenebresce la tierra, por manera que las cosas que son vezinas apenas se pueden ver. En esta provincia la hueste, de toda labrança humana de la soledad abandonada, todo mal que dezir se puede, la fambre, el frio, el trabajo e la desesperacion sostuvo. Muchos d’ellos mato el sobergo rigor de la nieve. A muchos los pies se gastaron. A la mayor parte fizo a los ojos gran daño. Cansados ellos, encima la elada sus la-ssas [102r] personas echavan e, como de mover se cessavan, la fuerça del frio en tal manera los apremiava que ayudarse a levantar no podian e de los compañeros todos ateridos eran incitados. Ni otro remedio fallavan, sino essos por fuerça fazer adelante passar. A la hora, comovida la calor de la vida, algun tanto vigor a los miembros tornava. Si algunos a las cabañas de los barbaros podian andar, prestamente se refazian. Mas tanta era la niebla que los edificios de indicia ninguna salvo del fumo se vian. Los barbaros, no vistos jamas forasteros en su tierra como a ellos armados vieron, de miedo espantados toda cosa qu’en sus casas havian les ofrecian e que a ellos perdonassen rogavan. El rey la hueste a pie circundando s’andava, algunos d’essos que yazian con las manos alçando. A otros, debilmente siguiendo, con su mesma vestidura cobria. Alguna vez a las primeras banderas, alguna en medio, muchas en la ultima escuadra con gran trabaxo s’andava. A la postre, a los lugares de mas labrança arribaron e, de abundancia de vituallas recreada, la hueste essos asi mesmo que seguir no podian a los alojamientos llegaron. D’alli la hueste al monte Caucaso pervino, la cumbre del qual la Asia con una continua sierra divide, e de la una parte la mar qu’en Cilicia entra, de la otra el mar Caspio, el rio Araxe e los otros desiertos de la provincia de Scitia reguarda. El monte Tauro de prospera grandeza con Caucaso se ayunta. De Capadocia començando a crecer, la Cilicia traspassa e dura fasta los montes d’Armenia. En esta manera, tantos collados entre si como essos de Siria ayuntados una continua cumbre tienen en uno. Por la qual cosa, quasi todos los rios de la Asia, algunos a la mar Roya473, algunos al Caspio, otros al Ircanio e Pontico decorren. En tiempo de dizisiete dias passo la hueste allende del monte Caucaso. Diez estadios duran las peñas en derredor d’el en ancheza, allende de quatro traspassan, en las quales Prometeo ser estado atado es de la Antiguidad referido. El sitio en la falda del monte para edificar una cibdad fue de Alexandre escogido e a siete mil macedonios mas viejos e a essa gente de armas, de la obra de los quales usar no queria, en la nueva cib-dad [102v] fue el morar atorgado. Esta asi mesmo de los habitadores fue Alexandria llamada.

473 Esta vez se trata del golfo Pérsico, del mar Arábigo y del océano Índico (Pejen. p. 361).

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[Capítulo 3: Los consejos de Gobares y el duelo de Erinio (abril-mayo 329)] Beso entre tanto, por la presteza de Alexandre espantado, fecho cierto sacrificio derechamente a los dioses de la patria segun la costumbre d’essa gente, con los capitanes e amigos suyos encima la mesa de la batalla consejava. Cargados ellos de vino, alguna vez a exalçar su grandeza, alguna la temeridad e poquedad de los contrarios a menospreciar començaron. Entre los otros Beso, feroce en palabras e soberbio por el reino con traicion aquistado e apenas señor de su piensa, començo de dezir por la locura de Dario la fama ser a los enemigos crescida: haver el tomado batalla en las valles angostas de Cilicia podiendo, atras retornando, essos no apercebidos en lugares por el sitio e de tantos rios objectos e de los escondrijos de tantos montes fuertes atraer, entre los quales, opremidos los enemigos, no de foir mas grandemente de resistir no havrian facultad hovido. En los sogdianos plazer a el retraerse y el rio Oxo a guisa d’un muro delante a los enemigos querer oponer, fasta tanto que de las gentes propincas las ayudas mas fuertes venirles podiessen. Dever venir los curasinos, los sagios, los daques e los indios, depues d’estos los scitios, que son allende del rio Tanais habitantes, de los quales ninguno era tanto pequeño que con los hombros la cabeça a los macedonios non avançase. Oido estos, ellos beudos a gritar començaran ser esta buena e sana sentencia. E Beso en mayor abundancia el vino fizo poner, encima la mesa ad Alexandre vencer se creyendo. Era en este combite uno de nacion [medo llamado474] Gobares, de la magica arte, si verdad es que arte sea e no burla de cada un hombre muy vano, mas por opinion que por sciencia famoso, otramente valiente e muy moderado. Este, haviendo dicho primero saberse qu’era mas provechoso a un siervo obedecer su señor que a el dar consejo, porque a essos que obedecen un mesmo fin con los otros aviene mas a los que consejan su peligro les sea aparejado, dada la copa a el Beso qu’en la mano tenia e essa de Gobares tomada: «Siendo la natura de los hombres, dixo, por este respecto malvada e sinistra, se puede dezir que cada uno [103r] mejor en los fechos de otro qu’en los suyos propios suele veer. Muy turbias son las razones de essos que assi mesmos consejan: ad algunos la temor es contraria, a otros la codicia e las mas vezes el amor natural de essas cosas que habras pensado en ti no cae superbia. Tu has lo uno e lo otro aprovado. Esso que has en ti refallado o solo a sano partido poderle dezir un cargo grande encima tu corona sostienes, o moderadamente la fazienda levar o verdaderamente, lo que temo dezir, en ti mesmo podra recaer. De consejo e no furia es menester». Ayunto aun Gobares alli el proverbio que de los batrianos comunamente se dize: «Todo can temeroso mas fuertemente ladrar que morder, todo gran rio con poco roido decorre». Yo estas palabras he ayuntado por esso que d’esta prudencia acerca los barbaros esso que fuesse entender se pudiesse. Entr’este fablar un atendimiento muy grande de los que oian y esperança de si dada tenia. Entonce el consejo a Beso mas provechoso que agradable escubriera e dixo subitamente: «A la entrada de tu corte Alexandre sera. Mas ante la hueste

474 Ms. niedo llomado.

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que tu esta mesa el movera. Agora quieres del Tanais ayudas sacar. Agora los rios al encuentro le piensas poner. ¿Donde tu deliberas fuir, como tu enemigo no podra asi mesmo seguir? A amos a dos es comun el camino, mas al vencedor mas seguro. Bien que muy pronto uno por miedo ser creas, la sperança es aun mas ligera. ¿Por que pues la gracia no anticipas del mas poderoso, dandot’a el, en qualquiera manera mejor fortuna dado qu’enemigo haver deviendo? El reino de otro possees, del qual facilmente podras carecer. Començaras a ser por ventura mas justo rey quando d’el seras fecho, el qual solo dar o quitar el reino te puede. Fiel consejo has de mi, el qual a seguir mas tarde es demasiado. Un noble cavallo de sola la sombra de la verga se suele mover. Un triste o perezoso ni con las espuelas aun se puede levar». Beso, por natura e por mucho vino feroce, en tanto fue de ira acendido que apenas de los amigos se pudo tener, tomada la espada en la mano, que aquel no matasse. Mas cierto del combite, no ya en su sentido, con impeto se levantara. Gobares, entr’el albolote foido, ad Alexandre [103v] se vino. Ocho mil batrianos en armas Beso tenia, los quales, en tanto que por la destemprança del aire los macedonios mas ante en las Indias dever andarse creyeron, a sus mandamientos facilmente obedecian. Mas depues qu’entendieron Alexandre dever a ellos venir, cada uno a sus tierras tornado, abandonaron a Beso. El, con la compañia de sus familiares que la hora la fe le havian servado, passado el rio e quemadas las naves con las quales havia passado, que de essas los enemigos usar no pudieron, nueva gente en los sogdianos ayuntar s’esforçava. Ya Alexa[n]dre el monte Caucaso, como dicho es encima, havia passado. Mas por mengua de provisiones, era quasi a la estrema fambre su hueste venida. Del çumo de la seseña como de olio untavan sus miembros. E de tal çumo un cantaro dozientos y quarenta dineros, trezientos de miel, quatrozientos de vino estimavan. De grano quasi ninguno o poco se refallava. Virias llaman los barbaros ciertos silos, los quales asi astutamente esconden que, salvo essos que los han cavado, ninguno los puede fallar. En estos tenian el grano escondido, en defecto del qual la gente de armas de los peces, de los rios y yervas bivian. Y en tanto los alimentos faltaron que los cavallos con que las cargas levavan fueron mandados matar, con la carne de los quales, fasta tanto que a los batrianos vinieron, sustentaron la vida. De la tierra batriana la natura es muy varia e diversa. En algunos lugares muchos arvoles e vides en gran cantidad e assaz dulces frutos levanta, la tierra grassa de muchas fuentes regada. Essas partes que son mas domesticas de pan suelen sembrar. Todo el demas para pascentar las yeguas es reservado. Una gran parte depues de essa provincia es d’esteril arena ocupada. La region de sequedad es caliente: ni hombres ni simientes algunas levanta. Mas quando los vientos del Pontico mar a espirar comiençan, toda l’arena qu’en los campos yaze rebuelven en uno. La qual, quando es rellegada, de alexos la forma de grandes montes faze parecer e todos los rastros del usado camino se pierden. Essos, por esto que por los campos passan, a manera de navegantes de noche las estrellas observan, al tino de las [104r] quales el camino endereçan. E quasi es mas clara la sombra de la noche que no es la lumbre. Por este respecto, en el dia es la region sin camino, porque rastro alguno que sigan no pueden fallar e la lumbre de las estrellas de las calinas es escondida. Si algunos esse viento de mar caminando refalla, con la arena los cubre. Mas donde la tierra mas domestica es, gran multitud

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d’ombres e yeguas suele engendrar. En tanto, los batrianos havian cerca al numero de treinta mil de cavallo llegado. Batra, cibdad principal de essa provincia, es debaxo del monte Parpani fundada dond’el rio Obotro desciende, el qual a la cibdad e a la region el nombre l’ha dado. Siendo en este lugar el rey alojado, de Grecia la rebelion de los peloponeses e de los lacedemonios le fue denunciada. No havian aun sido vencidos quando se partieron essos qu’el comienço de su albolote denunciaron. Un otro terror le fue depues ayuntado: los scitios, que habitan allende del rio Tanais, por dar socorro a Beso arribar. En este mesmo tiempo, le fue recitado esso que Caurano y Erinio en la gente de los arrianos havian obrado. La batalla entre los macedonios e los arrianos era ya dada, Nabarzanes traspassante capitan de los barbaros siendo. La pelea con fuerças eguales de amas las partes viendo alargar, a las primeras banderas a cavallo se vino. E quitado de la cabeça el elmete e mandado que ninguno los dardos echasse, si alguno de persona a persona quisiesse combatir començo a demandar, con la cabeça desnuda quererse aprovar a essos diziendo. No pudo la soberbia del barbaro el capitan de los macedonios sofrir, el qual viejo por edad mas por audacia de animo e fortaleza de cuerpo a ningun mancebo menor. Quitado aun el elmete e los cabellos canos mostrando: «El dia, dixo, es venido en el qual, con victoria o con muerte honesta, fare conocer que tales amigos haya Alexandre». Ni mas palabras diziendo, el cavallo contra el enemigo bolviera. Parecia mandado que amas a dos las batallas las armas quedas toviessen. Asi subitamente les dieron lugar, dado pues el espacio delibre, todos atentos al fin [104v] no de dos solamente mas de su suerte asi mesmo, porqu’el ageno peligro les era forçado seguir. Primero el barbaro su lança a echar començara, la qual Erinio con poco movimiento de la cabeça esquivando e tomada l’asta, el cavallo con las espuelas firiendo, al barbaro en meatad de la garganta la puso, de manera que detras del pescueço parecia. El barbaro, abandonadamente del cavallo caido, aun se defendia. Mas el, quitada la lança de la llaga, una otra vez en la boca la puso. Nabarzanes, tomada essa con la mano, por que ante muriesse el golpe del enemigo ayudava. Los barbaros otros, perdido el capitan que mas por necessidad que por voluntad havian seguido, non olvidados los beneficios de Alexandre recebidos, las armas a Erinio atorgaron. El rey, por estas nuevas alegre, no bien por esso de los espartanos seguro, con gran animo la rebelion d’ellos sostuvo, diziendo no serse atrevidos a escobrir sus consejos fasta tanto qu’el ser a los confines d’India llegado hoviessen entendido. Depues a Beso siguiendo la hueste moviera, al qual Erinio, el despojo del barbaro en forma d’una honor singular de batalla presentando, al encuentro le vino.

[Capítulo 5: Trayecto en el desierto y detención de Beso]

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Dada pues ad Artabaço la provincia de los batrianos, las cargas con los carruages en este lugar con la guarda fizo quedar. El con la gente delibre la region de los susitanios mucho desierta se puso ad andar, por el camino de noche la hueste trayendo. Una mengua de agua como es dicho alli era, donde mas ante por desesperacion que por sed se acendia el desseo. Por cantidad de quatrocientos estadios no sola una poca de

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humor se refalla. Las arenas todas de la vapor del sol en verano son muy ardientes, las quales, depues que a rescaldar se comiençan, non otramente como en un fuego toda cosa se quema. Las calinas aun sobre la tierra por calor incitadas encubren la claridad e de estos campos non otramente que de un pilago grande e profundo es la forma. El camino de noche parecia assaz tolerable, porque de la rosada e del frio del alva algun tanto los cuerpos s’aleviavan. Mas quando con la luz renace la calor, toda humor natural la sequedad sorviendo, la boca e las entrañas en uno requema. Asi que primero los [105r] animos, los cuerpos depues fallecian. Enojava al rey el quedar y el passar adelante. Pocos de los sabientes la tierra amonestados aparejavan el agua e esta algun tanto la sed les quitara. Depues, la calentura creciendo, de nuevo a la codicia de la humor retornaron. Por esso, todo vino e olio que havian sin diferencia sorvian. E tanta dulcesa tomaron en breve, por que la sed depues no temiessen. Mas, graves por el humor codiciosamente bevido, ni las armas sostener ni andar adelante podian. E mas bienaventurados parecian a ellos essos a quien el agua havia faltado, porque ellos, sin mesura bevida, de nuevo por la echar s’esforçavan. De tantos males el rey trabajado, los circunstantes le rogaron que de si mesmo se quisiesse membrar, la grandeza de su animo un sobirano remedio [poder ser475] de la hueste ya peresciente. Dos de essos que ante a tomar los alojamientos eran passados tornaron con los cueros, el agua trayendo, por que a sus fijos, qu’en la hueste la sed gravemente sostener entendian, acorriessen. Los quales, por ventura con el rey encontrados siendo, uno d’ellos abierto el cuero, el vaso que asi mesmo levava inchiendo al rey lo ofreciera. Tomado el rey esse e demandando a quien el agua levassen, depues que a sus fijos ellos andar entendiera, restituido el vaso lleno como tomado lo havia: «Ni solo, dixo, yo me atrevo a bever, ni a todos cosa tan poca puedo partir. Acorred a vuestros fijos vosotros e rendedles esso que para ellos levaes ultimamente». Al rio Oxo ya la hora baxa siendo llegara, mas la hueste por la mayor parte seguir no podia. Luego pues, en un monte alçado los fuegos fizo acender, por esto que essos que con trabajo siguian los alojamientos no ser muy apartados sopiessen. A essos que primero de la hueste llegaron, con el comer e bever recreados prestamente, ad algunos los odres enchir, a otros los vasos con que l’agua levar se podia e a los suyos socorrer ordenara, bien que essos que mas codiciosamente bevieron, encerrado el sprito, subitamente murieron. E mas numero fue d’estos que en alguna batalla hoviesse perdido. El, con las armas encima, ante de comer o bever refrescar no se quiso [105v] qu’el exercito todo venido no fuesse. Ni primero se partio a curar la persona que passaron todos essos que la hueste guiavan. E toda essa noche con gran movimiento de animo y en continua vigilia quedara. Ni el dia siguiente aun fue mas alegre, porque en el agua navilios no havia. E siendo el rio de todas partes desnudo e sin alguna materia, la puente fazer no podia. Un consejo que la necessidad solo le dava tomara: muchos cueros e de ramas enchidos dividio entre la hueste, encima los quales firmados el rio passaron. Essos que ante passavan a la guarda de los otros estavan, fasta que allende a la riba llegassen. En esta manera, al dia seiseno a la contraria parte la hueste salva hovo passado. 475 Ms. poderse; Ital. potere essere.

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E ya de andar a pesseguir a Beso s’aparejava, quando essas cosas qu’en los [s] usitanios476 fazian sintiera. Era entre los otros amigos mucho de Beso Espitamenes honrado, bien que por ningun beneficio se puede la traicion mitigar, la qual cosa menos en este ser reprendida podia porque nada mal fecho a el contra Beso, matador de su rey, parecia. Un specioso titol a la traicion se ponia delante: la vengança de Dario, bien que la fortuna de Beso, no la traicion, en odio tenia. Pues como primero Alexandre el rio Oxo haver passado entendiera, Dataferne y Catene, a los quales dava Beso gran fe, en compañia del tractado atrayera. Ellos mas prontamente que no fueron rogados esto aceptaron e, tomados en uno ocho muy fuertes mancebos, en semejante manera la mentira ordenaron. Vino Espitamenes a Beso e, removida toda persona, le da a [e]ntender como ha sentido que Dataferne y Catene contra el fazian tractado por esso que, tomandolo bivo, ad Alexandre lo asignassen; e d’el ser estados tomados e tenerlos en su poder atados. Beso, de tanto merito como creia obligado, parte a el gracias rendiendo, parte codicioso de hartar el animo suyo de la pena d’ellos, ante si los fizo traer. Ellos a su voluntad, a todas las manos de los participantes de la conjuracion eran traidos, a los quales Beso, con rostro cruel acatando, en pies levantado, las manos d’ellos contener no queria. Essos, la simulacion escubierta, circundaron a Beso e, ayudandos’en [106r] vano, quitadas de la cabeça las devisas reales e la vestidura rasgada que de los despojos havia del rey muerto tomado, lo ataron. El a la hora, confessado los dioses vengadores de su traicion ser venidos, ayunto aun alli a Dario no ser estados airados qu’en tal manera lo vengassen, mas mas propincos ad Alexandre seguir, al qual aun los enemigos a la victoria ayudassen. Si la multitud fuesse por Beso ayudar no se sabe de cierto, sino que essos que lo ataron por mandado de Alexandre fecho lo haver simulando. Essa de ninguna aun duda espantaron. E a el encima un cavallo puesto, ad Alexandre quererlo levar afirmaron. En tanto, escogidos el rey nuevecientos de essos que ya por edad el menester de las armas dexar convenia, dos talentes a essos de cavallo e treze mil dineros a essos de pie por cada uno darles fiziera e, amonestados ellos que de los fijos engendrassen, a sus casas los mando retornar. A los otros fueron las gracias rendidas porque al demas de la guerra su obra havian animosamente prometido. En este medio que fue Beso traido, el rey era arribado a un pequeño castillo que de los branciades era habitado. De Mileto, ya por mandamiento de Xerse quando de Grecia tornava, en este lugar passados havian quedado, porqu’el templo que Didimaon se llama en Grecia del rey havian violado. Las costumbres de la patria no eran en todo olvidadas. Mas ya de dos lenguas, a poco a poco de la domestica fabla en la forastera se trasportavan. Con gran alegria pues al rey recibieron, la cibdad e a si mesmos en uno le dando. El los mileses que armeavan con el mando convocar un antigo odio en la gente de los branciades ellos levavan. El rey, a la hora, o de la descendencia o de la injuria recebida se quisiesse membrar: libero arbitrio de los branciades les atorgara. Variando la sentencia ellos en uno, dixo el querer considerar e esso que mejor desfazer le pareciesse a ellos amostrar. El dia siguiente, viniendole los branciades delante, con el andar les mandara. E como a la cibdad fue propinco, con la gente mas delibre por

476 Ms. fusitanio; Ital. susiani.

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las puertas entrado, a la falange los muros de la cibdad mando circundar. [106v] E dado el señal, la cibdad acogida, de los traidores robar e a ellos fasta uno solo matar fue mandado. Essos desarmados por todas partes matavan. Ni por la comunicacion de la lengua ni con escusaciones e ruegos se pudo la crueldad mitigar. A la postre, los muros fasta los fundamientos a derribar començaron, por esso que señal alguno de la cibdad quedar no podiesse. Depues d’esto, los lugares sagrados no derribaron solamente mas aun dessolaron, por que una gran soledad y esteril provincia, las raizes de los arvoles desraigadas, abandonassen. Las quales cosas, si contra los auctores de la traicion fuessen obradas, digna vengança e no crueldad dezir se podria. Mas la culpa de sus antecessores los venideros sufrieron, los quales no vieron a Mileto jamas e asi a Xerse dar no lo havian podido. D’alli Alexandre fasta el rio Tanais andoviera, donde fue Beso preso levado, no solamente atado mas de toda cobertura de la persona espojado. Espitamenes a el con una cadena al cuello atada tenia, siendo no menos espejo a los barbaros que a los macedonios plaziente. Espitamenes a la hora: «A ti, dixo, e a Dario mis reyes haviendo vengado, el matador de su señor a ti preso he traido, en la manera d’esse que ha fecho el exemplo. ¡Abra Dario sus ojos a ver esto e salga del infierno que no de tal pena mas de semejante solaz es estado muy digno!». Mucho Alexandre Espitamenes loado e a Beso depues remirando: «¿Que ravia de bestia ha tu animo, dixo, ocupado que un rey grandemente de ti merecido atado primero, depues matar no temiste? Mas cierto digna merced de tal traicion has con el falso nombre de rey padecido». Ese no se osando escusar, el titol real por esta causa haver dixo tomado por que dar a el su gente podiesse. Ca dexandolo el, havria un otro el reino ocupado. Alexandre a Oxatre, hermano de Dario qu’entre las guardas de su persona mas propinco tenia, ante si faziendo venir, fizo Beso a el asignar por esso que, puesto en cruz, cortadas las narizes e orejas, primeramente los barbaros con los archos lo asaetassen, servando el cuerpo de guisa que las aves no lo podiessen tocar. Oxatre a cura tener la fazienda ofreciera, las aves d’alguno [107r] no poderse mejor que de Catene echar, una singular arte d’esto mostrar desseando, porque asi derechamente solia en toda destinada parte tirar que las aves aun volando firia. E bien que a saetar en gente tanto acostumbrada menos arte maravillosa sea, non de menos a essos que lo vieron, pareciendo un milagro, estrema loor a Catene traia. Los donos depues a todos essos que havian a Beso traido fueron rendidos e la pena suya tardaron, por qu’en [esse477] mesmo lugar a el en el qual havia a Dario muerto matassen.

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[Capítulo 6: Operaciones en Samarcanda y heridas de Alejandro] En tanto, los macedonios sin orden alguno andados por yerva, opremidos de los barbaros que de los montes cercanos eran venidos, fueron por la mayor parte ante presos que muertos. Essos, los barbaros por presoneros trayendo, al monte en uno 477 Ms. esso; Ital. esse.

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retornaron. Veinte mil ladrones eran estos que con las fondas e saetas a la batalla vinian, a los quales, queriendo Alexandre sitiar, en los primeros prontamente peleando fue d’una saeta ferido. Y entrada ella por meata de la pierna, el fierro le havia dentro dexado. Los macedonios, todos espantados e tristes, a el a los alojamientos levaron. Ni los barbaros fueron aun engañados el rey ser de la escuadra partido, porque del altissimo monte ver toda cosa podian. El dia siguiente pues los embaxadores al rey embiaron, los quales a el fizo qu’entrassen. E quitadas las vendas, dissimulada la grandeza de la ferida, la pierna les fizo ver. Dada la fiuza a ellos, afirmaron no menos dolor haver ellos d’esto que los macedonios havido e, si el auctor podieran fallar, a el sin duda lo hovieran traido, con los dioses solamente los sacrilegios soler pelear e los suyos e ellos a su fe quererse atorgar vencidos d’el por esta ferida. Dada la fe el rey a ellos e restituidos los presos, a el en su señoria los recibiera. Quitados los alojamientos d’este lugar, en una cama de guerra era traido, la qual cada uno por si e de cavallo e de pie contendian levar. Los de cavallo, por esso qu’en la batalla con ellos andar costumbrava, a ellos esperar este oficio dizian; essos de pie, porque los feridos eran usados traer, el propio oficio serles quitado grandemente quando el rey se devia levar [107v] fuertemente se condolian. El rey, en tanta contienda de amas las partes e dificil a el semejante eleccion e grave a essos que refusasse estimando, a vezes levar les mandara. En esta manera, al quarto dia a la cibdad Marupenta pervino. Ochenta estadios el muro d’essa circunda. Alli el castillo de cerca es en derredor circundado. Dexada la guarda dentro de la cibdad, las villas mas propincas a robar e quemar començaron. Los legados depues de los aulis scicios sobrevinieron. Libres quedados depues que Ciro fue muerto, a la hora los mandamientos obedecer se parejavan. De todos los barbaros estos por los mas justos se tienen. A ninguno fazian la guerra si provocados no eran. La temprança y egual usança de la libertad los principes a essos del pueblo eguales fazia. Con ellos el rey benignamente confiriendo, a essos scitios qu’estan en Europa uno de sus amigos llamado Perida andar fizo, avisando a ellos qu’el rio Tanais, confin de la region, sin mandado suyo passar no quisiessen. E a esse mesmo mandara qu’el sitio de los lugares con diligencia contemplasse e los scitios que son encima del Boforo aun regoardasse. Para edificar una cibdad encima la riba del Tanais havia el sitio escogido, el circuito asi mesmo donde andar queria domar acordando. Mas este consejo en largas levara, la rebelion de los sogdianos denunciada, la qual con ellos a los batrianos en uno atrayera. Ocho mil de cavallo eran estos, l’auctoridad de los quales los otros siguian. Alexandre, Catene y Espitamenes, de quien era Beso traido, fizo a essos andar, no dudando que por la obra suya en su poder tornarian. E por esto que essos que havian fecho la novidad podiesse punir, mando que a el venir los fiziessen. Mas ellos mesmos auctores de la rebelion, a la qual eran por quitarla embiados, divulgaron la fama la gente de cavallo batriana por deverlos matar ser del rey requeridos. E ellos tal mandamiento no haver quesido obedecer que contra el pueblo tanta crueldad cometiessen, ni menos poder la iniquidad de Alexandre que la traicion de Beso sofrir. Por esta causa a ellos de si mesmos comovidos, por temor de la pena facilmente a las armas concitaron. Alexandre, entendida la rebelion de los fuyentes, mandara a Cratero [108r] que la cibdad de Ciropoli sitiasse. El una otra cibdad de essa provincia circundada tomara. Dado el señal que todos los de mayor edad matassen e los otros

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en preda repartiessen, fizo la cibdad por el suelo derribar, por esso qu’el demas de los enemigos por exemplo de tanto daño mas facilmente se contuviesse. Los nemacenios, fortissima gente, el sitio no solo como onesto mas como amas seguro sofrir ordenaron. Embiados el rey cincuenta de cavallo a mitigar su pertinacia e que su clemencia en essos que se havian rendido e la ira esso mesmo del animo suyo contra los enemigos mostrassen, los cibdadanos ni de la fe ni clemencia del rey dudar respondieron e essos de cavallo fuera de las defensiones de la cibdad recibieron. Depues, humanamente aposentados, siendo del comer e del sueño agraviados, a media noche salteados, los mataron non otramente, comovido por esso Alexandre que como era devido, la cibdad circundando, mas assaz proveida que al primer impeto tomar se podiesse la fallara. Perdica pues y Meleagro en el sitio pusiera. […] que ante tenian como havemos ya dicho a Ciropoli sitiado478. Havia el acordado perdonar la cibdad de Ciro edificada, porque de ninguno d’esta gente mas que d’el e de Semiramis maravillar se solia, los quales por grandeza de animo e claridad de faziendas de todos los otros superiores ser estados creia. Mas la pertinacia de los cibdadanos su ira acendiera. Por esso, tomada la cibdad, la fizo derribar. Y escogidos los macedonios, no sin causa airado a Meleagro y a Perdica se fuera. Ninguna otra cibdad mas fuertemente d’esta el sitio sostuvo. E alli los mas notables hombres de armas fueron muertos. El rey mesmo fue quasi al ultimo peligro conduzido, porqu’en el pescueço con un canto en tal manera fue ferido que, perdida la vista, sin sentimiento cayera por el suelo. Toda la hueste como si muerto estado fuesse a llorar començara. Mas el, invencible contra las cosas que a los otros suelen espantar, no siendo aun curada la llaga, mas fuertemente en el sitio se pusiera, la ira su natural presteza turmentando. Abierto con los gatos el muro, un gran pedaço por el suelo derribaron por el qual, entrado [108v] dentro e siendo vencedor, toda la cibdad fizo estroir. D’este lugar a Menedemo con tres mil hombres de pie e ochocientos de cavallo a la cibdad Maratanda479 fizo andar. Spitamenes traspassante, echadas las ayudas de los macedonios, dentro de los muros de la cibdad s’havia encerrado, por esso tal consejo de rebelion los cibdadanos no loando. Mas era menester seguir essos a quien vedarlo no podian. En este medio, Alexandre al rio Tanais retornado, quanto territorio havia con los alojamientos ocupado en derredor de muro circundara. El circuito de la cibdad sessenta estadios comprendia e esta asi mesmo quiso que Alexandria fuesse llamada. Con tanta presteza la obra fue fecha qu’en dizisiete dias la fortaleza fue acabada. Los cobiertos de la cibdad en uno fueron complidos. Entre la gente de armas fuera gran contienda por esto que su parte cada uno de la obra qu’era entr’ellos repartida primeramente demostrasse. Por abitadores a la nueva cibdad los presos fueron dados.

478 Se trata de una elisión presente también en la fuente italiana. En ese momento, Alejandro se reúne con Crátero, quien dirige el cerco de Cirópolis. Mateo Ibáñez de Segovia y Orellana lo señala en su De la vida y acciones de Alexandro el Grande, p. 456: «dexó a Meleagro y à Perdicas en él, y con las tropas restantes pasó à juntarse con Cratero, que como dexamos referido, sitiaba à Ciropolis». 479 ‘Samarcanda’ (antes en el texto Marupenta).

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[Capítulo 7: Conflicto en los presagios y muerte de Menedemo] El rey de Scitia, que allende del Tanais obtenia su imperio, considerando la cibdad edificada en la riba del rio de los macedonios sobre su cabeça ser puesta, su hermano que Cartasi se dizia con una gran gente de cavallo por desfazerla e a echar los macedonios alexos del rio lo [e]mbiara. El Tanais los batrianos de los scitios, los quoales llaman europeis, divide. Y este mesmo entre los confines d’Asia e d’Europa se decorre. La gente de los scitios non alexos de la Tracia es puesta en Oriente e la via de Tramuntana se rebuelve; e a los sarmatis, como algunos creen, no vezina mas parte [es480] d’ellos. Depues, por derecha provincia una otra region allende del Danubio puesta tiene. E las ultimas partes de Asia, que Batra son, encierra e habita vezina a Tramuntana. Alli son selvas muy grandes e desiertas soledades, depues aun a la parte del Tanais e a la Batra reguardando, que a la humana labrança no son dessemejantes. A-lexandre, [109r] primero con esta gente no proveida guerra fazer deviendo, en su conspecto los enemigos cavalgando, aun de la llaga doliente siendo e la voz le faltando que por la poquedad del comer e la dolor del pescueço era aflaquecida, sus amigos a consejo fizo convocar. Atraia temor a el la malicia del tiempo, no l’enemigo. Los batrianos se havian revelado, los scitios aun lo comovian. El ni en tierra ni sobre el cavallo estar, ni amaestrar ni aconortar los suyos podia. De dudoso peligro acrecentado, los dioses enculpando, se quexava yazer el en lecho pereçoso, la presteza del qual ninguno ante podia foir, apenas los suyos creer que la dolencia no simulasse. Por esso a los adevinos, que depues de la victoria de Dario havia dexado, de nuevo a la idolatria de las cosas humanas quasi por burla rebuelto y entre los otros ad Aristrandro a quien mucho solia creer, buscar la fin de las cosas venideras con los sacrificios impuso481. Era de consuetud de los magos adevinos ver sin el rey las entrañas de los animales e esso que significavan; depues a el mesmo referir, en tanto qu’en las venas de las ovejas el avenimiento de los secretos casos van investigando. Curado el primero, depues a los amigos fizo assentar por que la contienda de la voz la soldadura de la llaga aun debil no rompiesse. Efestion, Cratero y Erinio de las guardas del rey en la camara fueron recebidos. Entonce dixo Alexandre: «Un peligro ocupado me tiene con mejor tiempo de los enemigos que mio. Mas la necessidad va delante a la razon, mayormente en los fechos de la guerra, en los quales atarde se pueden los tiempos

480 Ms. om.; Ital. ma parte e di queli. 481 El comentario de Curcio demuestra su aversión por la divinación, constante en toda la obra: «[Quinte-Curce] vivait à une époque où [la divination] était fort pratiquée, mais où le pouvoir impérial prenait parfois d’énergiques mesures contre elle ou plutôt contre les prêtres étrangers qui en faisaient profession», (Bard. t. 2, p. 259).

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recoger. Los batrianos se han rebelado, sobr’el pescueço de los quales estamos. E quanto animo en nosotros sea en las otras guerras lo aprovamos. Sin dudo, si la fortuna perdemos e los scitios que nos han venido a saltear no sobramos, menospreciados d’essos que se han rebelado tornaremos. Mas si en todo lugar, passando el Tanais, con la destruccion de la sangre de los scitios, nos ser invencibles mostraremos, ¿quien duda que l’Europa no sera a los vencedores obedientes? «Mucho esse s’engaña que la cantidad de nuestra gloria mide con el rio que passar devemos. Un solo rio delante nos decorre, el qual passando, [109v] nuestras armas en Europa levaremos. ¿E quanto es d’estimar nosotros, el Asia vinciendo, nuestros triumphos casi en un otro mundo reponer e essas partes, que con tanto intervalo la natura ha separado, subitamente con una victoria ayuntar? E cierto si un poco daremos lugar, los scitios a las espaldas nos seran. ¿Somos por ventura solos essos los quales los rios podamos passar? Muchas cosas entre nosotros avernan, con las quales fast’aqui havemos vencido. La fortuna aun de la guerra suele el arte a los vencidos amostrar. De passar los rios con los cueros el exemplo nuevamente havemos dado. Si los scitios esto no sabran, de los batrianos seran amaestrados. La hueste de una sola gente es venida, las otras aun atienden. E asi la guerra esquivando, la criamos; e esso que podemos a los otros ofrecer, seremos costre[ñ]idos a sofrir. La razon de mi consejo es manifiesta. Mas si a mi los macedonios de mi animo querran dexar usar a mi es incierto, porque depues que fui ferido, ni a cavallo puyar ni a pie esso mesmo soy andado. Mas si seguirme quereis, amigos mios, yo soy sano. Assaz las fuerças a esto sostener son poderosas. O si el fin verdaderamente de mi vida es vezino, ¿en qual obra podre mas utilmente fenecer?» Estas palabras el rey con la voz toda ronca e ya le faltando, apenas los mas propincos oyendo, dichas havia, quando todos de asi desordenado consejo a espantarse començaron. E primeramente Erinio, con l’auctoridad ninguna cosa faziendo acerca el animo obstinado, la vana religion qu’el rey temia se tomo ad amostrar, diziendo los dioses a semejante consejo contrastar e un peligro si el rio passasse deverse seguir, porqu’entrando en la camara Erinio del rey Aristrando le havia delante venido, avisando triste señal en los sacrificios mostrarse. Asi qu’estas cosas a indicia anunciadas Erinio dizia. El rey puesto silencio a ese, no solo de ira mas de verguença turbado porque la idolatria que queria celar ser escobierta entendia, Aristrando delante de si fizo llamar. Al qual, como vino mirando: «No rey, dixo, soy mas privada persona. Yo qu’el sacrificio fiziesses t’havia mandado. ¿Que señal pareciesse por que a otro sino a mi lo has [110r] amostrado? Mis secretos Erinio publicandolos tu ha conocido, tu que yo por mi fe de los sacrificios tenia por cierto interpreto. Haverlos dicho por su miedo yo entiendo. Por esso te denuncio que tu me declares esso que has visto, por que no puedas negar haver dicho lo que has publicado». Aristrando, sin sangre amortecido tornado, perdida por miedo la voz, callando s’estava. A la fin lo aquexando esse mesmo temor por qu’el atendimiento del rey no tardasse: «D’un gran trabajo, dixo, e no vano instar el peligro haver referido. Ni mas la mi arte que la bien querencia me turba. La dolencia tuya yo veo y entiendo quanto en ti solo uno se contiene. E dudo que a la fortuna tuya no puedas bastar». El rey, mandado que fiuza d’el d’otras cosas tomasse, los dioses a el la gloria atorgar quando el consejo tomava, en que manera el rio pasasse le

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respondieron. Mandado pues que ad adevinar pesseverasse, retornado Aristrandro, sobrevino avisando mas bienaventurados sacrificios no haver visto jamas e ser de los primeros diversos. A la hora, algunas causas de solicitud parecer al presente haver sacrificado alegremente. Mas cierto essas desgracias que fueron depues denunciadas a su felicidad continua estremo daño trayeron. Menedemo, como encima es ya dicho, a sitiar a Spitamenes de la rebelion batriana auctor havia embiado. El la venida del enemigo entendida, por que dentro a la cerca de la cibdad no fuesse cerrado e fiandos’en uno poder tomar, esse que venir ya sabia en lugar celado a estar se pusiera. Era el camino mucho salvage e dispuesto a cobrir los engaños. En esse fizo los daques estar. Un cavallo dos armados d’ellos suele levar, de los quales siempre a vezes el uno escavalga. El orden de la batalla a cavallo rompen primero, a la presteza de los quoales cavallos la de los hombres eguala. A estos Espitamenes circundar el monte mandando, delante [y482] detras e del lado salieron. Menedemo, de todas partes cerrado ni por numero de gente a essos egual, un gran tiempo se defendio virilmente, gritando ninguna otra cosa a ellos quedar por el engaño del lugar circundados salvo la gloria del honesto morir por [110v] la matança fecha de los enemigos. El encima un valiente cavallo era puyado, con el qual muchas vezes en las escuadras de los barbaros, dexadas las riendas, con gran daño d’ellos entrado los havia turbado. Mas siendo el solo de tantos echado e por muchas feridas sin sangre quedado, visto uno de sus amigos, se tomo a conortarlo que sobr’el cavallo puyado de los suyos con el foir se quitasse. Y en esta manera fablando, salido el sprito, el cuerpo muerto en tierra del cavallo cayera. Habsides podia foir mas, perdido el amigo, morir acordara, una sola cura temiendo: que non sin vengança muriesse. Por esto, el cavallo con las espuelas levado, en medio de los enemigos s’echara. E fecha una memorable pelea, con los dardos fue traspassado. Depues que vieron esto essos que de la matança eran quedados, un montezillo de los otros mas alto tomaron, los quales Espitamenes, sujuzgar por fambre queriendo, a los sitiar començara. En esta batalla, dos mil hombres a pie e quatrocientos de cavallo murieron.

[Capítulo 8: Encuentro con los escitas]

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Este rompimiento Alexandre con astuto consejo tovo secreto, denunciada la muerte a essos que havian de la batalla foido si divulgassen el fecho. Mas el no podiendo luengamente el rostro al animo dessemejante sofrir, a la tienda sobre la riba del rio colocada de industria se vino. Alli solitario, todos los consejos en el animo bueltos, la noche velando passara, las faldas de la tienda muchas vezes alçadas por que los fuegos de los enemigos viesse, por los quales la multitud d’ellos podiesse entender. E ya la lumbre era venida quando, puesta encima la curaça, a sus gentes se vino. Entonce primero d’essos depues de recebida la ferida fue visto. Tanta era la veneracion del rey acerca d’ellos que facilmente el pensamiento del peligro que

482 Ms. delante i detras.

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instava con su presencia lo echaron. Alegres por esto e con las lagrimas de gozo cayendo lo saludaron, la batalla que refusavan primero prontamente demandando. El con las naves la falange e essos de cavallo querer fazer passar avisando, los mas lievemente armados encima los odres mando qu’el rio passassen. Mas palabras dezir ni el tiempo requiria, ni por la dolencia aun dezir no podia. Mas con tanta a-legria [111r] de la gente de armas las naves fueron en uno ayuntadas, que doze en tres dias enteras fizieron. E ya toda cosa a passar necessaria era aparejada quando veinte mensageros de los scitios, a la costumbre de los suyos a cavallo, por los alojamientos levados fizieron al rey denunciar, ciertos mandados a el querer referir. Recebidos pues dentro a la tienda e que se assentassen mandado, al rey en el rostro los ojos firmes tenian, creo por la grandeza de su persona el animo assaz pequeño estimando, que a la fama no egual parecia. Los scitios no como los barbaros otros tienen el entendimiento rudo e sin alguna doctrina. Ante muchos d’ellos se creen haver tanta sciencia quanta es possible aprender a una gente que siempre suele en las armas estar. Las cosas qu’ellos al rey refirieron son dessemejantes assaz de nuestras costumbres e de los tiempos que tienen abtos los ingenios a los mas gentiles estudios. E bien que su fablar refusar se podiesse, non de menos nuestra fe en esto es de servar. Pues asi como fueron referidas, justamente a la memoria las pornemos. Uno d’ellos pues, por edad mas anciano, en esta manera haver se dize fablado483: «Si los dioses la disposicion de tu cuerpo a la codicia del animo ser egual hoviessen quesido, el mundo a ti no cabria. Con la una mano el Oriente, con la otra el Ocidente abraçando, querrias saber donde la esplendor de tanta divinidad s’escondiesse. En tal manera desseas las cosas que no puedes caber. De la [E]uropa vas a la Asia e de la Asia passas a [E]uropa. Si toda la generacion humana habras tu vencido, con las selvas e bestias e rios faras siempre guerra. ¿No sabes los arvoles grandes luengamente crecer y en sola una hora ser desraigados? Loco es esse que los frutos d’ellos espera e la grandeza no mide. Guarda que, queriendo a la cima d’ellos puyar, con los ramos que tomaras no cayas a tierra. Alguna vez el leon de aves pequeñas ha sido vianda y el fierro del orin se consuma. Ninguna cosa es tanto segura a la qual un debil peligro no pueda ocorrer. «¿Que havemos nosotros contigo a fazer? ¡ Ja-mas [111v] no andovimos encima tu tierra! ¿Quien eres tu e a donde tu vienes? No es licito a nos ser conocidos, qu’entre las selvas asi grandes a bevir nos estamos. Ni siervos ad alguno podemos ser, ni señorear desseamos. Nuestros donos son a nos dados por esso que puedas la gente de Scicia entender: una yunta de bueyes, l’aradro, las saetas, la lança y el goldre. D’esto con los amigos e con los enemigos solemos usar. A los amigos damos las miesses con el trebajo de nuestros bueyes ganadas e con essos el vino en las copas a los dioses sacrificamos. Los enemigos con las saetas d’alexos, d’acerca con las lanças echamos. Y en esta manera el rey de Siria y esse de Persia e de Media havemos vencido. El

483 El episodio cobró cierto valor ejemplar en la literatura española, según se aprecia, por ejemplo, en una letra del Cancionero de Herberay des Essarts, que ofrece el discurso del escita al macedonio. Ver López Estrada, 1980.

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camino a nosotros abierto fasta en Egipto es estado. Mas tu, que te sueles a pesseguir los ladrones ser venido alabar, de todas las naciones dond’eres andado un ladron484. la Lidia has tomado, la Siria ocupado tienes; la Persia, los batrianos en tu poder son. A las Indias has ido. ¿Y en nuestras ovejas las tus avariciosas e in[e]stimables manos aun quieres poner? ¿Que menester a ti son riquezas que te fazen de fambre morir? El primero de todos con la fartura tu la fambre has fallado, por esso que mas fuertemente quanto mas hoviesses, tanto mas esso que no has desseasses. «¿No te viene a memoria quanto tiempo acerca la Batra te detienes y, en tanto que a ellos con fuerça quieres vencer, los sogdianos han començado la guerra? A ti la guerra de la victoria renace. E bien que tu de los otros eres por mayor e mas fuerte tovido, non de menos señor estrangero alguno no puede sofrir. Passaras un poco el rio Tanais e veras como el en luengo espacio se produze. Jamas a los scitios seguir no podras. La pobredad nuestra mas presta que tu hueste sera, que de tantas naciones trae ropa consigo; e quando de alexos nos creeras ser, en los alojamientos tuyos a nosotros veras. Con una mesma presteza pesseguir e foir somos usados. Las soledades de Scicia oimos ser con el proverbio de los griegos burladas. Mas nosotros los montes desiertos e vazios de humana labrança mas ante que las possessiones e ricas cibda-des [112r] amamos. Por tanto, la fortuna tuya con las manos apretadas deten. Muy deleznable ella es, ni por fuerça se puede tener. Siguiendo el sano consejo e qu’el presente tiempo te muestra, mejor a tu felicidad el freno pornas e mas facilmente podras essa regir. Los nuestros sin pies la fortuna ser dizen, solamente las manos e las plumas haver. Quando da las manos, las plumas no dexa tocar. «A la fin, si dios eres, deves los beneficios dar a los hombres, no los suyos mesmos quitar. Si a la verdad eres hombre, esso que eres siempre ser te recuerde. Loca cosa es membrarse d’esso por que de ti mesmo te olvides. A quien no faras guerra, podras de buenos amigos usar, porque muy firme entre los eguales es l’amistad e parecen ser eguales essos qu’entr’ellos no han la esperiencia de las fuerças obrado. Essos que vencido habras guarda: no creas amigos te sean. Entr’el señor y el siervo ninguna amistad puede ser. E aun en paz las razones de la guerra se suelen servar. No creas los scitios con juramento gracia afirmar. Servando la fe juran. Esta seguridad es de los griegos que los fechos signan e suelen los dioses invocar. Nosotros la religion puesta en la fe sola tenemos. Quien no guarda reverencia a los hombres engaña los dioses. Ni amigo es a ti menester del bien querer del quoal puedas dudar. E cierto a nosotros d’A sia e d’Europa guardadores habras. La Batra tocamos, sino qu’el rio la departe. Allende al Tanais fasta la Tracia llegamos, a los montes de la qual ser la Macedonia conjunta por fama se dize, al uno y al otro imperio tuyo vezinos. Si por amigos o por enemigos haver nos querras, entre ti considera».

484 En el Ital., 171v, el giro verbal es diferente: «oue andato sei». La inversión clarifica el sentido de la frase: «las naciones donde andado, eres un ladrón». El giro castellano provoca la elipsis verbal en el segundo segmento de la oración («dond’eres andado, un ladrón [eres]»).

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[Capítulo 9: La travesía del Tanais] Por el contrario, el rey a essos de la fortuna suya e de sus consejos querer usar respondiera, porque la fortuna de que se fiava el consejo d’essos que persuadian nada temerariamente fiziesse [seguir queria485]. E los embaxadores dexados, la hueste en las naves aparejadas impuso. En las proas de rodillas a ellos de los dargones estar fue mandado, por que contr’al tiro de las saetas mas seguros estassen, depues de los quales eran essos que con las artellerias tiravan. De amos los lados e de la fruente aun la gente armada en derredor era puesta. Los o-tros, [112v] que depues de las artellerias colocados estavan, con la cubierta de los escudos armados los vogadores que tenian las lorigas encima defendian. La mesma orden en essas naves que la gente de cavallo passavan fuera servada. La mayor parte los cavallos de la popa nadando con las riendas tenian e asi essos, que a los cueros llenos de ramas s’afirmavan, por las naves antepuestas eran defendidos. El rey, con los mas avantajados, primero las naves soltara e que a la riba los atrayessen impuso. A los quoales los scitios con las ordenes primeras de los cavalleros llegados se opusieron encima la riba, de guisa que las naves no se podiessen a tierra allegar. Mas ciertamente, allende d’este aspecto de la hueste que sobre la riba estava, una gran temor a ellos navegando pervino, porque los comites, por fuerça del agua a traves levados, el curso governar no podian e la gente de armas, encima las naves vacilando e solicitos por temor de caer, havian el oficio de los naucheres turbado. Ni los dardos aun por fuerça empeñidos podian echar, siendo primero a essos mayor cura d’estar sin peligro que a los enemigos dever saltear. Las artellerias les fueron assaz provechosas, con las quales, en los enemigos amontonados e sin orden temerariamente ocorriendo, non en vano los dardos echaron. Asi mesmo, los barbaros una gran multitud de saetas a las naves tiraron e quasi no se vio escudo ninguno que de muchas saetas en uno no fuesse passado. Como las naves a la tierra llegaron, toda la escuadra de los dargones levantada en un golpe, con cierto tiro podiendose libremente firmar, las lanças dende las naves a echar començaron. E como primero los de cavallo espantados e retraer se vieron, con alegria el uno al otro esforçando saltaron en tierra y en essos rompidos fuertemente s’entraron. Depues, las escuadras de essos de cavallo, que los cavallos enfrenados tenian, la hueste de los barbaros subitamente rompieron. En tanto, los otros d’essos de cavallo que peleavan cobiertos a la batalla s’aparejavan. El mesmo Alexandre essa fuerça que al cuerpo doliente faltava con la grandeza del esfuerço suplia. Su voz que a los otros aconortava oir no podian, no siendo [113r] aun la llaga del cuello curada. Mas todos veian a el pelear. Por esto, essos qu’el oficio de capitanes usavan l’uno al otro aconortados, no se membrando de su mesma salud, en los enemigos a entrar començaron. A la hora no el rostro, no las armas, no los gritos de los enemigos los barbaros podian sofrir. Mas dexadas las riendas, porque la hueste era toda a cavallo, a foir se tomaron. Los quales el rey, bien que la alteracion del cuerpo doliente sostener no podiesse, por treinta estadios no cesso de seguir. E ya falleciendole l’animo, a los 485 Ms. seguir no queria.

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suyos mandara qu’en tanto que alguna parte del dia quedasse, empos d’ellos andar s’esforçassen. El cansado e de las fuerças del animo en uno menguando, en los alojamientos tornado el demas del dia s’estuvo. Havian ya los terminos del dios Baco passado, el señal de los quales eran ciertas piedras por espessos intervalos firmadas e algunos arvoles grandes de quien eran los troncos de yedra cobiertos. Los macedonios, non de menos trasportados de ira, mas allende passaron de guisa qu’era ya media noche quando a los alojamientos vinieron. Muertos muchos de los enemigos e mas aun presos, mil e ochocientos cavallos trayeron. De los macedonios de cavallo sessenta, d’essos de pie ciento murieron e cerca mil fueron feridos. Este espedimiento486 la Asia, por la mayor parte a el rebelando, con la fama de asi oportuna victoria domada detuvo. Los scitios ser invencibles creian, los quales siendo rompidos, ninguna gente a las armas de los macedonios poder resistir se pensaron. Los pueblos saguis por esso los embaxadores a el embiaron, prometiendo los suyos querer a todo su mandamiento ser obedientes. Movia a ellos no mas la virtud de Alexandre que la clemencia en essos c’havia vencido: todos los presioneros de Scitia havia sin precio dexado, por esso que fiziesse fe con los mas feroces de toda la gente por fuerça e no por ira ninguna haver peleado. Recebidos pues benignamente los embaxadores de los saguis, a Escipiño por compañero les diera. Mucho mancebo e por la belleza de la edad domesticado, con el este a Efestion por fermosura de persona egualava, [113v] mas no era por dulceza de fablar a el semejante. Mandando depues a Cratero con la mayor parte de la hueste a el en breves jornadas seguir, a la cibdad Maratanda se vino donde Espitamenes, su venida sentida, havia a Batra fuido. En esta manera Alexandre en quatro dias una gran cantidad de camino passado adelante, en esse lugar pervino donde con Menedemo, capitan, dos mil hombres de pie e de cavallo trezientos havia perdido. Soterrar los huessos de los quales faziendo, a la costumbre de la patria honrar los fiziera. E ya Cratero, mandado que con la falange siguiesse, era al rey allegado. Por tanto, por esto que essos que rebelado se havian fuessen del daño de la guerra opremidos, dividiera su gente e las possessiones quemar e los niños matar les mandara.

[Capítulo 10: La región sogdiana y la muerte de Beso (primavera 328)] 925

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La region sogdiana es por la mayor parte desierta. Cerca ochocientos estadios en ancheza es de inutil soledad ocupada. Una gran cantidad de la provincia es en longueza, por la qual el rio que Polumeto se llama decorre. Las ribas, esse aspramente cayendo, en poco lecho reprietan. Depues, de una concavidad asorvido, debaxo la tierra s’esconde. Del correr d’el una sola indicia es el roido del agua passando, quanto quiere la tierra sola qual tanto rio decorre, no sola una poca de humor de fuera resuda. De los presioneros sogdianos treinta muy nobles e de notable fuerça

486 Ital. expedicione.

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de cuerpo dotados fueron traidos, los quales, entendiendo por el trujam[an] de Alexandre ser a la pena levados, con un verso a guisa de alegre gente, con bailes e movimientos plazientes de la persona la alegria del animo a mostrar començaron. Admirado Alexandre con tanta grandeza de animo ellos andar, a la muerte revocar los fiziera, la causa de asi esmesurada alegria teniendo. La muerte d’el ante a los ojos d’ellos demandando, ellos si fuessen de un otro muertos respondieron la muerte con tristeza haver sostovido. Mas de un tanto rey e vencedor de todas las gentes ser a sus mayores restituidos, muerte asi honesta que de los fuertes hombres dessear se debria con los versos a su costumbre e con alegria querer celebrar. Entonce Alexandre, mas maravillado de la fortaleza del ani-mo [114r] d’ellos, dixo: «A vosotros demando si bevir a mi no enemigos siendo quereis, por el beneficio del qual la vida restituida vos sea». Ellos a el no ser estados enemigos jamas respondieron. Mas provocados por guerra ser estados a su enemigo contrarios. Si alguno a ellos con beneficio ante que con injuria quisiesse provar, ser aparejados a contender que por agradecimiento no se podiessen vencer. Interrogando Alexandre con que peñora quisiessen la fe obligar, la vida recebida por prenda dar respondieron e essa ser aparejados a restituir quando la demandasse. Ni ya a la promesa faltaron, porque essos que a casa tornaron sus pueblos en la fe detovieron. Quatro a la guarda de la persona del rey detovidos, por caridad cerca el a ninguno de los macedonios fueron menores. Peucolao en los sogdianos dexado con cinco mil infantes a pie, porque de mayor guarda en essa parte menester no fazia, a Batra se vino. D’alli a Beso en Batana fizo levar, por esso que por la muerte de Dario de la pena de la cabeça fuesse punido. En esse mesmo tiempo, Menidas e Tolomeo tres mil hombres de pie e mil de cavallo por sueldo servir queriendo trayeron. Alexandre aun de Licia con egual numero de gente de pie e quinientos de cavallo pervino, e mas d’otros tantos de Siria Asclepiodoro traia. Antipatro ocho mil griegos, entre los quales eran seiscientos cavallos, embiado le havia. Acrecentada pues la hueste, a componer essas partes que por la rebelion eran turbadas se puso ad andar e, muertos los auctores de la novidad, el quarto dia al rio Oxo llegara. Este, porque gran cantidad trae, siempre de cieno a bever es mal sano, donde la gente de armas los pozos a cavar començaron. Ni abierta mucho en profundo la tierra, refallaron el agua. En la tienda del rey fue una fuente fallada, de la qual porque tarde se dieron acata de subito ser salida fingieron. Queria el rey aun se creyesse por dono de los dioses ser a el dada. Passados depues los rios Oxo e Oquo, a la cibdad Margania pervino. Acerca d’essa el sitio por edificar seis castillos fuera escogido, dos de los quales al Mediodia, quatro al Oriente mirassen. Y estos de poco intervalo [114v] eran entr’ellos distantes, porqu’el socorro del uno al otro d’alexos no les fuesse menester requerir. Encima los cerros altos fueron todos estos fundados. Entonce como freno de la gente domada, al presente olvidados de su descendencia, sirven a essos a quien solian señorear.

[Capítulo 11: La Piedra sogdiana] Todas las otras cosas el rey havia librado. Solamente un monte llamado la Pietra quedava, el qual Arimazes, sogdiano, con treinta mil hombres armados tenia, traidas en

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el primero las provisiones que a tanta multitud por dos años podian bastar. La Pietra es en alteza treinta estadios alçada; en circuito ciento y cincuenta contiene. De todas partes cortada e derribada, por un angosto sendero se sube. En medio de la cuesta tiene una cueva. La entrada d’ella es angosta y escura. Depues, a poco a poco passando s’ensancha. Las ultimas partes d’ella tienen aun muy altos lugares. Las fuentes, por toda la cueva manando, juntas un rio la montaña abaxo derriban. Considera[da487] Alexandre la dificultad del lugar, d’alli partir se acordava. Depues el desseo a su animo vino de querer aun la natura assayar. Non de menos primero que la fortuna de sitio provasse, Cofes, fijo d’Artabaço, a los barbaros fizo andar, persuadiendo a ellos que dar el monte quisiessen. Arimazes, del lugar se fiando, muchas cosas soberbiosamente respuso. A la fin, si Alexandre volar sopiesse se tomo a demandar. Las quales palabras referidas al rey, en tanto l’animo suyo acendieron que, congregados essos con quien consejar se solia, acordandoles la soberbia del barbaro que d’ellos burlava porque alas no hoviessen, el la noche siguiente querer en tal manera fazer que los macedonios saber volar creeria. Trezientos mancebos, dixo, de los mas ligeros e diestros cada uno de sus escuadras buscados le fiziessen venir, que por los dificultosos senderos e montes sin via a casa las ovejas solian levar. Ellos, muy avantajados por livianas personas e por valentia de animo, al rey los trayeron, a los quales el remirando: «Con vosotros, dixo, mancebos y eguales mios, he yo las fuerças de las cibdades qu’eran ante invencibles sobrado, las cumbres de los montes de con-tinua [115r] nieve cubiertas passado. En las angosturas de Cilicia asi mesmo soy entrado e alli sin cansamiento la fuerça del frio he sostovido. Y el exemplo de mi a vosotros he dado y el vuestro en uno he tomado. Como vedes, la Pietra ha sola una entrada que los barbaros tienen. De las otras no curan. Ninguna guarda es alli, sino essas que a nuestros alojamientos remiran. Vosotros fallareis el camino si diligentemente la entrada que a la cumbre va rebuscaes. Ninguna cosa ha la natura asi alta constituid[a488] donde la virtud no pueda sobir. Provando esso que han los otros desesperado, en nuestro poder la Asia tenemos. Andad osadamente a la cumbre sobre la qual, como sereis allegados, con algunos velos blancos fareis a mi señal. Yo, la hueste allegada, los enemigos contra mi fare de vosotros partir. El premio de essos que puyaran a la cima primero seran diez talentes. Uno menos recebira el segundo e sera semejante parte fasta diez de vosotros servada. Mas cierto yo tengo no tanto la liberalidad mia vosotros quanto la voluntad reguardar». Ellos con tal animo vieron al rey que la cumbre del monte haver ya tomado les parecia e, partidos d’el, ciertos cuños de fierro qu’entre las peñas fincassen e cuerdas muy rezias a aparejar començaron. El rey, circundando la Pietra donde menos aspro e derribado le parecia, la entrada que mejor les viniesse a la segunda vela sobir les mandara. Ellos, tomada provision por dos dias, armados solamente de la lança y espada, a puyar començaron. E a pie primero el camino fizieron489. Depues, como fueron a los lugares derribados venidos, con las manos algunos, las peñas salidas abraçando,

487 Ms. considera; Ital. considerata. 488 Ms. constituido; Ital. constituita. 489 No se menciona la dificultad añadida de la nieve, dato que sí aparece en Arriano (Pejen. p. 404).

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a si mesmos alçavan; otros, ayuntados los lazos de las cuerdas, sobian. E asi, entre las peñas los cuños poniendo, encima los quoales el passo podiessen firmar, el dia entr’el trabajo e la temor consumaron. Passados los aspros lugares, otros assaz mas dificiles a ellos quedavan. El alteza de la Pietra parecia crecer. Mas cierto era esse aspecto miserable quando algunos, qu’el passo incierto havian errado, en profundo caian e lo semejante ellos dever padecer el exemplo de los otros mostrava. Por se-mejante [115v] dificultad a la cima del monte ellos puyar s’esforçando, todos de cansacio del continuo trabajo falleciendo, algunos cortados parte de los miembros, fueron de la noche y del sueño opremidos. Derribadas pues las personas encima l’aspreza de las peñas sin via, del peligro vezino no se acordando, ha[s]ta el claro dia reposaron. A la postre, como de un alto sueño esvelados, las valles ocultas a ellos subjectas investigando, no sabiendo en que parte de la Pietra tanta multitud de hombres estasse escondida, el fumo de la cueva debaxo d’ellos vieron sobir, donde entendieron en el alli ser la cogida. Por esso, el señal que havian con el rey ordenado encima las lanças pusieron. E del numero todo treinta y tres en la sobida muertos ser s’avidieron. No mas el rey por codicia de tomar el lugar que solicito de la vida d’essos que a un asi evidente peligro havia embiado, el dia todo a mirar la cima del monte firme estoviera. A la postre, venida la noche e la escuridad a el la vista quitando, a curar la persona se fuera. La mañana siguiente, no siendo aun el dia bien claro, primero el de los velos vio el señal del monte tomado. Mas que la vista no errasse lo fazia la variedad del aire dudar, trasluziendo la resplandor del sol aun escondido. Mas, depues que la lumbre en el cielo mas clara devino, toda duda fuera quitada. E demandado Cofes, con el qual el animo de los barbaros havia tentado, a ellos lo fizo tornar, amonestandolos que mas sano consejo quisiessen seguir. E si por fiuza del lugar pesseverar acordassen, detras les mostrasse essos que la cumbre del monte havian tomado. Andado Cofes a ellos, ad Arimazes se tomo a conortar qu’el monte quisiesse render. Gran gracia acerca del rey poder obtener si a el, tantas faziendas seguir acordando, en el sitio d’unas peñas detener no fiziesse. El, mas feroce e mas soberviosamente que primero fablando, mando que Cofes d’alli se partiesse. El, tomado el barbaro por la mano, lo requiere que con el algun tanto fuera de la cueva saliesse. E salido, le fizo los mancebos qu’eran encima del monte veer. E començando de su soberbia merecidamente a burlar, le dixo como los de Alexandre las alas hoviesen. [116r] E ya de los alojamientos de los macedonios el son de las trompetas e los gritos de toda la hueste s’oian. Essa cosa, como otras muchas de la guerra diversas e vanas, los barbaros a renderse atrayeron donde, de doble miedo ocupados, la poquedad d’essos que detras estavan estimar no podian. Por esso a Cofes, que a ellos en gran contienda havia dexado, atras revocaron e treinta de sus mayores con el embiaron qu’el monte querer dar con las personas salvas andar requiriendo prometiessen. Alexandre, bien que temiesse, vista la poquedad de los suyos, los barbaros a essos d’alli non echassen, non de menos de la fortuna suya e de la soberbia d’Arimazes fiando, ninguna condicion d’esto querer aceptar respondiera. Arimazes, desesperadas mas que destroidas sus cosas, con los parientes e mas nobles de su gente a los alojamientos baxara. Los quales, todos con las vergas feridos, al pie del monte atar los fiziera. La multitud d’essos que rendido se havian a los abitadores de las nuevas cibdades con la moneda tomada fueron dados en dono. Artabaço a la Pietra e a la provincia a essa vezina por defension fue dexado.

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Fenece el libro seteno de la istoria de Alexandre Magno, fijo de Philipo, rey de Macedonia, escrita de Quinto Curtio Rupho, istorial eloquente, e comiença el ocheno, sacado en vulgar por Pedro Candido bien aventuradamente.

[Capítulo 1: Alejandro y el león; muerte de Clito (finales del verano del 328)]

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Con mayor fama Alexandre que gloria atraida en su dominio la Pietra, por los enemigos en muchos lugares esparzidos la hueste dividir conviniendo, en tres partes la repartiera. A la una Cenos, a la otra Efestion por capitanes impuso. El el demas de la hueste rigia. Mas no semejante animo a todos los barbaros egualmente era. Algunos por fuerça fueron vencidos. Muchos ante de la batalla los mandamientos obedecieron, a los quales las cibdades e possessiones de los que havian en la rebelion pesseverado fizo assignar. Los exiliados de los batrianos con ochocientos cavallos de los massagetas [116v] las villas cercanas gastavan a opremir, los quales Ativas, governador de la provincia, no sabiendo los engaños qu’en esse logar estavan aparejados, trezientos de cavallo levara consigo. Los enemigos en las selvas qu’eran al campo vezinas los suyos armados escondidos tenian, algunos pocos qu’el ganado levavan de fuera mostrando por esso ca el improvisamente por la preda en la celada atrayessen. Ativas por tanto con la escuadra descompuesta e la orden desfecha robando los siguia, al qual, depues que la selva hovo passado, los que estavan en ella escondidos improvisamente salteado con toda su gente mataron. Luego a Cratero fue la fama d’este daño referida, con toda su gente de cavallo sobreviniendo, siendo pues ya los massagetas fuidos, mil de los daques opremidos por el rompimiento de los quales fue la rebelion de toda la region fenecida. Sujuzgados de nuevo Alexandre los sogdianos, a Maratanda se vino. Alli Peridas, que a los scitios abitantes encima del Boforo era embiado, con los embaxadores d’essa gente le vino al encuentro. Fratafernes, aunque era A Coras andado, a los massagetas e daques por los confines de la provincia vezino, algunos al rey embiara que notificassen querer a sus mandamientos ser obediente. Demandavan essos de Scitia que una fija de su rey por muger quisiesse tomar. E si por ventura del parentado se desdeñasse, los principes de los macedonios con los mayores de su gente por matrimonio ayuntar atorgasse e su rey a el querer andar prometieron. Oidas benignamente amas las embaxadas, Efestion y Artabaço esperando, en esse lugar se detuvo. Con los quoales ayuntado, a la provincia que Barzaira se llama se puso ad andar. De la barbara riqueza en estos lugares no son ningunas indicias mayores como los rabaños de las salvaginas. Con grandes selvas e matas en derredor circundados grandissimas selvas escogen, a esto de fuentes espessas por el continuo correr de las aguas haver muy plazientes. Todos los bosques son de muro ceñidos con torres que para acogida de los caçadores suelen fazer. Quatro continuas edades se dizia no ser este monte tocado. Alexandre con toda la [117r] hueste entrado en el las salvaginas de todas partes fizo caçar, entre las quales siendo un leon de rara grandeza e contra el rey furiosamente viniendo, Lisimaco, que depues de Alexandre tuvo el reino cercano a el, el esquieltro de caça contra la fiera havia ya buelto. El rey, rebotado esse e que de alli

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se partiesse mandado, ayunto aun estas palabras: assi solo d’el como de Lisimaco el leon poderse matar. Lisimaco, otras vezes en Siria caçando, solo de una fiera d’estraña grandeza la espalda sinistra fasta l’uesso haviendo rompida, en estremo peligro fuera traido. Reputando mas fuerte esto el rey que diziendo, no solamente el leon s’estuvo a sperar, mas esse con una sola ferida matara. E d’aqui la fabla qu’en publico dizen Lisimaco del rey temerariamente al leon ser objecto creo haver comienço490. Los macedonios, bien que la cosa prosperamente al rey fuese venida, non de menos no les plugo que, la manera de la patria dexando, sin los mas escogidos de sus principes el leon a pie hoviesse vencido. Alli, quatro mil salvaginas en un dia matara. E siendo en medio de la selva, fizo a todos el combite aparejar. D’alli a Maratanda tornado, aceptada la escusacion de los dias491 d’Artabaço, fizo a Clito la provincia assignar. Este era esse que acerca del rio Granico con su escudo al rey, sin armadura de cabeça peleando, havia defendido e la mano a Rosate, sobre la cabeça del rey evidente, con su espada havia cortado; hombre d’armas del rey Philipo muy antigo e por muchas obras de guerra esclarecido. Helanice, que ad Alexandre havia criado, era su hermana e non otramente que madre era del rey amada. Por esta causa, una muy fuerte parte de su imperio a la fe e guarda suya encomendara. E ya mandado a el qu’el dia siguiente a la governacion andar deviesse, en assaz desconviniente combite fuera combidado. En el qual el rey, de mucho vino escalentado, muy desacostumbrado estimador de los fechos propios, se tomo sus faziendas a loar. Grave assaz a las orejas d’essos, aunqu’el la verdad dezir sabian, non de menos los mas antigos tovieron el silencio fasta tanto que, los fechos del rey Philipo reprendiendo, essa no-ble [117v] victoria de Querenea obra suya ser estada e a el tanta gloria por invidia e malicia ser quitada se tomo ad alabar; diziendo, por la quistion entre los macedonios e la gente forastera venida, d’una ferida gastado qu’en esse albolote l’era dada, serse puesto a yazer no por otra via mas seguro que la muerte simulando. El su cuerpo haver con el propio escudo defendido e essos que contra le vinian ser muertos con su mano, la qual cosa no haver jamas querido su padre pacientemente confessar, de mal grado por la salud a su fijo siendo obligado. Por esto, depues del despedimiento que sin el en los ilirios havia fecho ya vencedor, a su padre haver escrito d’el los enemigos ser rompidos y echados, y en lugar ninguno Philipo ser estado; dignos de loor essos reputar, no que los comienços de Tracia hoviessen visto quando la Asia quemar e desfazer se convinia, mas essos que por grandeza de los fechos la fe sobrepuyassen. Estas y semejantes palabras alegremente los mancebos escucharon. Mas a los ancianos su fablar no era agradable, mayormente por respecto de Philipo, so el qual mas luengamente eran vividos. Entonce Clito, ni el aun assaz mesurado, buelto a essos que debaxo d’el estavan assentados, un verso de Euripide492, poeta, començo a 490 Se trata del «episodio del león», en el cual Alejandro habría encerrado a Lisímaco con dicha fiera para castigarlo de haberle dado veneno a Calístenes. Sin embargo, Lisímaco logra matar al león y Alejandro, frente a tanta valentía, decide perdonarlo (Pejen. p. 412). Quinto Curcio no adhiere a esta anécdota, un hecho interesante cuando pensamos en las numerosas críticas acerca de su credulidad como historiador. Véase la edición de Vergés, 1951. 491 de los días: «por vejez». 492 Plutarco nos informa de la referencia de la cita, el verso 693 de la Andrómaca (Pejen. p. 414).

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referir de guisa que mas ante el son que las palabras del rey pudo ser oido, por el qual significava mal haver los griegos ordenado qu’en los triumphos de los reyes su nombre solamente solian escrivir. La gloria, con la sangre de los otros aquistada, d’ellos ser tomada. Alexandre el fablar d’esse mas maliciosamente ser havido sospechando, los propincos a el començo a demandar que cosa de Clito hoviessen oido. Essos callados estando, Clito con poca mayor voz los fechos de Philipo e las batallas dadas se tomo a recordar, todas essas a las presentes prefiriendo. D’aqui entre los vicios e los moços començava la contienda. E pacientemente Alexandre anichiladas sus loores de Clito ser oyendo, una gran ira en el animo acoxia, pareciendo por esso el animo suyo poder contener si Clito a las palabras desenfrenadamente dichas puesto fin hoviesse. Mas no las dexando, esse mas fuertemente [118r] se turbava. E ya Clito a Parmenion defender assayava e la victoria de Philipo contra los ateneses a la destruccion de Tebas preponia. E non tanto de vino quanto de poca continencia d’animo inflamado: «A la fin si morir por ti, dixo, se conviene, Clito es el primero. Mas de ti l’arbitrio de la victoria essos reportan. Mayormente que mas duramente de la memoria de tu padre s’escarnecen. Tu has a mi la provincia sogdiana en cura dado, a ti tantas vezes rebelada e no solamente no domable mas tal qu’en manera ninguna se puede sujuzgar. ¡Yo soy a las fieras bestias de desordenado ingenio dotadas embiado! De esto c’a mi s’espera non me fago por esso cura. Mas tu de la gente de armas de Philipo fazes burla, olvidado que si este Ataras viejo qu’es presente, los mancebos esquivando, la pelea revocado non hoviesse, nosotros en el sitio de Licarnaso aun poder estar. Pues ¿en que manera la Asia has con estos mancebos tu vencido? Ciertamente creo esso ser verdad que tu tio en Italia se afirma haver fablado: el a los hombres, tu a las mugeres ser venido». Ninguna palabra de tantas temerariamente referidas movio tanto ad Alexandre quanto la memoria de Parmenion con honor ser recordada. Non de menos la dolor en si detuvo. Contento demandar que del combite s’andoviesse ni otro l’ayuntara, salvo que si mas allende hoviesse fablado poderle la vida que a el dada se alabava, como muchas vezes soberviosamente havia fecho atribuir. Tardando ese de levantar, los otros que acerca d’el estavan assentados, con las manos tomado, amonestando e reprendiendo, los querian fazer quitar. Atraido Clito en tal manera, ayunto la ira a la usada beudeza. En uno con sus pechos las espaldas d’el ser defendidas començo a referir e, luego que fuesse el tiempo de tantos meritos passado, la recordança en odio ser venida. Depues la muerte de Atalo l’imputava. Del oraculo de Jove aun faziendo burla, el qual Alexandre ser su padre afirmava, el mejor la verdad al rey que su padre respondido haver dizia. E ya tanta ira Alexandre havia recogido quanta apenas mesurado sostener podido habria. Vencidos sus sentimientos, pues del vino de la mesa con impeto moviera, sus amigos espan-tados, [118v] no las copas ya dexadas mas echadas que delante tenian, en el avenimiento de tanta cosa que con asi gran furia querer fazer les parecia atentos estavan. Tomada Alexandre una lança de las manos de un hombre d’armas, con la mesma intemperancia de lengua Clito replicando quiso ferir. Mas Perdica y Tolomeo a el, por el medio abraçado pesseverando, en la ira partir no lo dexavan. Lisimaco e Leonato la lança le quitaron. El rey, la fe de la gente d’armas invocando, començo a gritar nuevamente de sus amigos e propincos como Dario ser tomado e que la trompeta se tañiesse, por que todos armados a la corte viniessen, fizo mandar.

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Perdica e Tolomeo, a la hora delante sus pies echados, le rogaron que pesseverar en assi desordenada ira no quisiesse, mas un poco de tiempo a su animo dexasse, toda cosa el dia siguiente mas justamente poder exseguir. Mas cierto sus orejas, de la ira combatidas, a toda amonestacion eran cerradas. No continente del animo propio, a la entrada de su corte recorriera e, tomada una lança de una de las guardas, en medio del passo a estar se pusiera, donde essos que con el cenaron dever salir era forçado. Todos los otros eran partidos e solo Clito postrimero sin lumbre s’andava, al qual Alexandre quien fuesse se tomo a demandar. La crueldad del mal en su voz aparecia que se aparejava de fazer esse. No ya de su ira mas de la del rey se membrando, Clito ser e del combite del rey salir respondiera. Diziendo esto, el costado le passo con la lança y, ensuziado de la sangre d’esse muriendo: «A Parmenion, ad Atalo y a Philipo, le dixo, andaras493».

[Capítulo 2: Expediciones contra Simitrides Sisimetres, sátrapa de Sogdiana y muerte de Filipo] Malamente ha la natura a los humanos ingenios consejado que las mas vezes no las cosas por venir mas las passadas solemos pensar. El rey, depues que la ira de la piensa suya fue partida, echada la beudeza en uno, la grandeza de tanto mal con tarde estimacion se tomo a reguardar. Viase de muy gran libertad haver usado assi hombre notable en fecho de armas e, si la verdad no se avergonçava confessar, el que le havia salvado la vida haver muerto. Un vituperoso misterio de sayon el rey havia anticipado, la licencia de las palabras, que se podian al vino [119r] atribuir, con la muerte haver vengado. La sangre de uno, poco ante de sus combidados, por toda la entrada discorria. Las guardas, espantadas e turbadas devenidas, apartadas estavan e, por mas libre penitencia, el rey a la soledad se havia retraido. Tomada depues la lança e del cuerpo que muerto yazia sacada, en si mesmo la bolviera. E ya a los pechos la havia puesto quando las guardas, prestamente acorriendo a el que contrastava, de las manos la quitaron e, de alli apartado, a la camara lo levaron. Echada en tierra la persona, de llanto e gritos miserables toda la corte havia enchido. Depues con las uñas a rasgarse el rostro e los circunstantes començo, a rogar que a el a tanta verguença mas allende bevir no dexassen. Entr’estos ruegos fue toda la noche consumada. Investigando diligentemente depues si por ira de los dioses fuesse a tanto mal atraido, se reconociera como l’aniversario sacrificio al tiempo devido al dios Baco restituido non havia e asi, entr’el vino e la vianda cometida la muerte, la ira del dios ser estada manifiesta. Mas cierto por esto era mas turbado que los animos de todos sus amigos espantados ser veia: ni alguno depues dever haver con el atrevimiento de fablar; ser menester a el, a guisa de bestia salvage, amedrecidos los otros y en uno temiendo, bevir en soledad.

493 Puesto que Arriano y Plutarco sitúan el asesinato de Clito durante el banquete, delante de todos, y que Curcio lo ubica posteriomente, nuestro autor «deja más patente la cólera y la crueldad del rey» (Pejen. p. 418-419).

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A l’alva del dia, el cuerpo asi sangriento como estava dentro a la camara fizo traer, el qual en su conspecto puesto, començo a lagrimar: «¡Esta gracia, dixo, yo a mi ama he rendido! ¡Dos fijos de la qual acerca Mileto por mi gloria fueron muertos! ¡Este su hermano, de su biudedad consolacion singular, en el combite de mi ha sido muerto! ¿A quien misera ella retornara? A todos los suyos yo solo al presente soy avançado, el qual solamente con vista benigna no podra jamas reguardar. ¡E yo, scelerado, de mi salvador omiscida, retornare a la patria de guisa que a l’ama mia la mano sin memoria de su miseria no pueda ofrecer!» No faziendo pues fin a las quexas e llantos, por mandamiento de sus amigos el cuerpo de alli fue levado. Tres dias el rey estuvo a yazer encerrado, el qual depues que los hombres de armas e las guardas de su persona [119v] a morir obstinado vieron, todos en uno dentro a la camara entraron. A la fin, con[t] rastando494 a sus ruegos, con gran trabajo obtuvieron que alguna vianda tomasse e por esso que d’esta muerte menos verguença se diesse. Los macedonios estatuyeron por razon Clito ser muerto, queriendo aun vedar que soterrado no fuesse si el contrario del rey no fuesse ordenado. Consumados por esto diez dias en Maratanda mayormente por confirmar el animo suyo, a Efestion con parte de la hueste andar a la provincia batrana fiziera, que para’l ivierno las provisiones aparejasse. La region que havia a Clito asignado ad Aminta la diera. El a Xenipa se vino. Esta provincia a la Scitia es confin, de muchas y espessas villas poblada porque la fertilidad de la tierra no solamente los habitadores en ella retiene, mas los forasteros aun ad abitar los convida. Esta region de los batrianos exiliados de Alexandre foidos havia sido recogida. Mas depues qu’el rey venir sintieron, de los naturales de la tierra echados, cerca al numero de dos mil e quinientos eran ayuntados, todos de cavallo e al tiempo de paz a robar usados. Entonce no por la guerra tanto mas por desesperacion del perdon, allende a toda razon encruelecido s’havian. Salteado pues Aminta, governador, improvisamente, luengamente la batalla dudosa tovieron. A la fin, perdidos de los suyos seiscientos, de los quales eran trezientos tomados, essos pocos que quedavan a fuir se pusieron. Muertos de los macedonios ochenta e trezientos e cincuenta feridos, el perdon depues de la segunda rebelion impetraron. Tomados estos el rey a la fe, con toda la hueste a la provincia que Nauta se llama se puso ad andar. D’esta era señor Simitrides que de su madre los fijos havia engendrado, por esso qu’entr’ellos es licito la madre con los fijos usar. Este, armados dos mil de sus populares, la entrada de la provincia que angosta era mucho con gran defension guarnecida tenia. Un aspro rio le corria delante. Depues d’esto, de un monte la pietra era cerrada, en el qual los abitadores a mano con una cueva havian fecho el camino. El comienço d’ella dentro la luz [120r] assaz recibia. En las partes mas interiores sin lumbre traida ver no podian. La cava, continua fasta los campos, de los habitadores solos conocida, fazia la salida. Alexandre, bien que las angosturas de la entrada por natural sitio guarnecidas e fuertes fuessen de los barbaros guardadas, non de menos firmadas a essas las mantas, las fortalezas fechas a mano començo a derribar con las saetas pues e las hondas muchos

494 Ms. confrastando.

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d’essos que a la defension estavan fizo quitar. Los quales, depues qu’esparzidos hovo echado, passada la fuerça de los derribamientos de peñas, a la pietra el sitio pusiera. Mas el rio por medio passava con las aguas que d’encima de la valle descendian, ayuntandos’en uno. Parecia muy gran obra a dever enchir tanta fondura, non de menos los arvoles cortar e los cantos fizo traer. Una estrema temor a los barbaros a semejante obra no amaestrados havia tomado, tanta calçada subito levantada viendo. Dond’el rey por temor essos a darse poder induzir pensando, Oxatre, d’essa region e de la obediencia suya siendo, a ellos fizo andar que al satrapa aconortasse que la pietra rendiesse. Y en este medio, por acrecentar la temor a ellos, las torres fazia allegar e los dardos con las artellerias echados de alexos se vian. Essos pues, toda ayuda dexada, a la cima de la Pietra se retrayeron. Por esto, Oxatre a Simitrides, ya de su estado desfecho, començo a conortar que, la fe de los macedonios mas ante que la fuerça provando, no quisiesse la presteza de la hueste que a Media andava detener, a la qual cada uno que se le opusiesse sobre su cabeça los daños agenos atraeria. E Simitrides cierto a dar se inclinava, mas su madre e muger en uno querer morir primero diziendo que ser en poder de alguno atraida. El animo del barbaro apartados mas honestos que seguros detenia, avergonçandose el mayor premio de libertad acerca una muger que de un hombre ser puesto. Casi dexado el embaxador medianero, el sitio sofrir disponia. Depues consideradas sus fuerças e essas del enemigo, del consejo femenil que mas temerario que provechoso esti-mava [120v] se començo a penedir. E Oxatre, atras revocado, querer obedecer al rey respondiera, una sola cosa rogando: que la voluntad de su madre no quisiesse a el publicar, por que mas facilmente el perdon por el impetrasse. En este medio embiado Oxatre, delante el con la madre e los fijos e la multitud de sus parientes siguia. Detras non esperava la seguridad de la fe que Oxatre prometido le havia. El rey, embiados essos de cavallo delante, mandando que a el fiziesse atras retornar e la presencia suya atender, sobreviniendo depues e sacrificados ciertos animales a la deessa Minerva e a la victoria, a Semitrides el imperio rendiera, dada aun a el esperança de mayor provincia si la fe suya con amistad se servasse. Dos fijos pues a el dados del padre con el en campo los fizo seguir. Dexada la falange a sujuzgar essos que rebelado s’havian, el con la gente de cavallo por un enfiesto camino e de peñas empachado se puso a caminar e primeramente como pudieron sostuvieron aquel. Depues no solos crebantados a los cavallos los pies mas cansados, el camino seguir no podian e toda vez mas rara la escuadra se fazia. El trabajo inmoderado como suele avenir la verguença sobrando, el rey, non de menos mudados los cavallos, sin otro intervalo essos que fuian no cessava seguir. Los nobles mancebos que acompañarlo solian de cansamiento vencidos mas andar no podian salvo Philipo, el quoal de Lisimaco era hermano. A la hora en edad levantado que de rara gentileza facilmente moço parecia, este, qu’es cosa increible a dezir, por quinientos estadios el rey cavalgando siempre detras l’anduvo siguiendo. E muchas vezes a el Lisimaco su cavallo ofreciendo, de la persona del rey jamas no se quiso partir, la loriga encima e las armas en uno levando. El mesmo siendo a un montezillo venido donde los barbaros escondido s’havian, una notable pelea con essos fiziera e al rey, con los enemigos junto peleando, defendio virilmente. Mas depues que los barbaros a foir puestos la selva abandonaron, el animo qu’en el ardor de la pelea a el sostenia començo a fallecer. E subitamente echado el sudor por todos los miem-bros,

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Hi sto r i a d e A l ej and ro M ag no [121r] al tronco de un arbol vezino ad arrimar se pusiera. Depues, non sostuviendolo

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cosa ninguna, tomado en las manos del rey, entr’ellas cayendo muriera. Al rey, assaz congoxado, un otro dolor no mas ligero d’este le sobrevino: la muerte d’Erinio que, de sus capitanes famosos siendo, ante que a los alojamientos tornasse muerto ser entendiera. Las obsequias del uno e del otro con gran aparato fizo el honrar.

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Havia acordado depues a los daques andar, porque Espitamenes ser en esse lugar entendia. Mas este despedimiento asi como muchas otras cosas la fortuna a el absolvio ni, jamas fatigada, el absente a fin lo pusiera. Era Espitamenes de soberano amor de su muger inflamado, la qual, enferma por el fuir e todo nuevo consejo con el padeciendo, en todos los peligros en uno la havia por compañia traido. Ella, de tantos males cansada, con femeniles lisonjas lo començara a rogar que fin al foir quisiesse poner e, la clemencia de Alexandre vencedor aprovando, buscasse de mitigar el que foir no podia. Tres fijos ya grandes d’esta muger havia, los quoales poniendolos al padre delante, rogava que de la salud d’ellos haver misericordia quisiesse e, por que los ruegos fuessen mas eficaces, Alexandre le ser ya cercano. Espitamenes creyendo mas ante vendido que d’ella ser amonestado e ella, por fiuza de su beldad, prestamente ad Alexandre ser dada dessear, tomada la espada, la habria ferido si del acorrimiento de los hermanos no fuesse estado detovido. E subito de su presencia la fizo partir, menazando a essa la muerte si jamas delante a sus ojos viniese. E por mitigar su desseo, la noche con sus mancebas començo de yazer. Mas el amor firme en el animo suyo por fastio d’essas presentes se acendiera mas fuerte. Por tanto, dado a ella sola, aun no cesso de rogarla que abstenerse de tal consejo quisiesse e toda suerte que la fortuna le dasse pascientemente con el sostuviesse. La muerte a el de la sumission mas lieve estimando, ella se tomo a scusar las cosas que provechosas s’estimava. Bien que femenilmente d’ella fuessen dichas, de fiel animo por esso las haver recordado, en lo [121v] por venir en su poder querer estar afirmando. Espitamenes, de simulado amor tomado, fizo de dia el combite aparejar e, agraviado de vianda e de vino, medio adormido, fue a la camara levado. La muger como esse d’alto e grave sueño vio opremido, tomada la espada que debaxo la vestidura escondida tenia, muerto esse le corto la cabeça e, toda de sangre tocada, a un siervo d’este tracto consintiente la diera a levar. Con el qual acompañada, a los alojamientos de los macedonios se vino e ad Alexandre embio a denunciar por ciertas cosas que con el queria comunicar ser venida. El subito fizo la barbara entrar, la quoal, depues que de sangre vio tacada, creyendo ser por alguna injuria a lamentarse venida, le mando que esso que queria libremente dixiesse. Ella el siervo que a la puerta era quedado requirio que [fuesse495] introduzido. E porque la cabeça d’Espitamenes debaxo de la vestidura tenia cubierta, buscando las guardas que cosa fuesse, a ellas ver la fiziera. La gran amarillez el aire del rostro muerto tenia confuso, ni de quien fuesse assaz claramente conocer se podia.

495 Ms. fue esse; Ital. fosse.

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Certificado Alexandre que una cabeça humana traia, en la camara lo fizo poner, que cosa fuesse demandando. De essa fue de todo avisado. Varias cogitaciones el animo suyo diversamente pensando havia comovido. Un gran merito en si conocia, porque si el fuyente y traidor muerto no fuesse, luenga tarda podia a sus faziendas traer. De la otra parte, tanta traicion en odio tenia quando esta su marido, padre de los fijos comunes e bien d’ella merecido, por engaño muerto lo hoviesse. A la postre, la gracia del merito a la crueldad de la traicion dio lugar e fizo mandar a essa que de sus alojamientos partiesse, por que un exemplo de barbara licencia en las griegas costumbres e assaz mas mansos ingenios no trasportasse. Los daques la muerte d’Espitamenes sentida, Fratafernes d’essa rebelion participante tomado y atado, ad Alexandre e a si mesmos se dieron. El, en gran parte l’animo de las curas presentes librado, a vengar las injurias d’essos a los quales de sus governadores con avaricia e soberbiosamente era señoreado se fuera; a Fratafernes diera l’Ircania e los cardis con los tafiris496, [122r] a essos mandando que Fradate, a quien suscedia, a el preso embiasen. Arsamida al governador d’ellos fue sustituido; Tasornaces a Media embiado, por esso que Oxidiate d’alli se partiesse; Babilonia, muerto Maceo, a Ditamene fuera sujecta.

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[Capítulo 4: En tierras bactrianas; encuentro con Rosana (primavera 327)] Ordenadas estas cosas, al tercero mes de las estancias la hueste moviera, andar en la provincia que Gazaba se llama queriendo. El dia primero assaz manso hovo el camino. El siguiente no ya muy tempestoso ni malo, escuro non de menos mas qu’el primero, no sin menazas del mal cresciente fuera passado. El dia tercero de todas partes del cielo los relampagos a resplandecer come[n]çaron e, alguna vez pareciendo, alguna vez escondida la luz, no solamente los ojos de la hueste que caminava mas los animos aun fizo espantar. Era quasi continuo el estruendo del cielo y en todo lugar el aspecto del rayo cayendo se via. La hueste, por el roido de las orejas turbada devenida, ni passar ni queda estar assayava. Subito pues una gran lluvia con tempesta cayendo a guisa de un varranco s’esparziera. E primero con las armas cobiertos la sostovieron. A la fin ni las manos, eslenegables e ateridas devenidas, tener las armas podian, ni ellos sabian en que parte la persona bolver la deviessen, en todo logar mayor fuerça de tempestad que essa esquivavan ocorriendo. Por esto, desfechas las ordenes, por todo el montezillo la gente discorria. Muchos primero de miedo que de trabajo abatidos las personas en tierra derribavan. Quanto quiere la fuerça del frio la pluvia de yelo hoviesse apretado, a los troncos de los arvoles algunos s’afirmavan. A muchos fueron essos sustentamiento y ayuda, ni s’engañaron ellos lugar a la muerte escoger quando a essos imovibles la natural calor abandonava. Mas la pereza de los cuerpos era a ellos cansados agradable, ni de morir reposando refusavan porque no fuerte solamente mas aun pertinaze era la violencia del mal. E la luz, plazer natural, 496 Tafiris: Se refiere a los mardos (cardis) y a los tapurios (tafiris).

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allende de la tempestad a la noche no dessemejante, en uno las sombras de las selvas escondian. Solo el rey, de tanto mal pasciente, la gente d’armas circundar, los esparzidos en uno recoger, los que havian cai-do [122v] levantar, el fumo que d’alexos de las cabañas salia a ellos amostrar e que las ayudas vezinas tomar quisiessen no cessava [d’] amonestar497. Ni alguna cosa de mayor salud les fuera causa como que, multiplicado su trabajo el rey, al mal pasciente que d’ellos s’esquivava abandonar s’avergonçavan. A la postre la necesidad, mas que la razon poderosa en las cosas adversas, al frio fallo remedio, con las segures las selvas a cortar començando. En todo lugar los faxos de [leña498] se tomaron a quemar. De llamas continuas parecian las selvas arder e apenas entr’el fuego y la gente de armas era quedado lugar. Esta calor comovio los miembros ateridos e a poco a poco el sprito, que la rigor del frio opremido tenia, mas libremente a salir començara. Algunos a los cobiertos de los barbaros se retrayeron, qu’en las ultimas partes del monte escondidos havia la necessidad fecho investigar. Otros los alojamientos en humido lugar, mas cessando la aspreza del aire, assaz plazientes alojaron. Veinte mil de la gente de armas por conto con los traedores del agua e de leña en uno esta tempesta matara. Aun es a la memoria referido algunos d’ellos, abraçantes los troncos de los arboles, no solamente a bivos mas semejantes a gente entr’ellos fablando ser fallados, durando l’abito en que la muerte cada uno d’ellos havia recebido. E por ventura un hombre d’armas d’essos del campo, apenas a si e a las armas sostuviendo, fasta los alojamientos era venido. El qual viendo Alexandre, bien que el a la hora al fuego allegado los miembros recreasse, de su silla levantado e esse todo aterido e apenas en su sentimiento siendo, quitadas las armas, en su silla lo fizo assentar. El luengamente ni donde reposasse ni de quien fuesse recebido sopiendo, depues que, recobrada la calor de la vida, en la silla real ser assentado y el rey presente se vio, todo amedrecido de miedo se levantara. Al qual remirando Alexandre: «No conoces, dixo, tu hombre, con quanta mejor suerte que debaxo del rey de Persia vosotros bivaes. A essos en la silla real assentarse de la cabeça es peligro e a ti ha sido salud499». El dia siguiente, convocados los amigos e los capitanes de su gente, [123r] fizo denunciar toda cosa que hoviessen perdido el a ellos querer restituir. E al prometimiento la fe ayuntara, porque Simitrides muchas yeguas e camellos dos mil le trayera, ovejas aun e rabaños de ganado mayor en gran cantidad, los quales, egoalmente distribuidos, la gente de armas de la fambre y del daño libraron. El rey, depues de rendidas a Simitrides las gracias, a su gente la vianda cozida para seis dias consigo fizo levar, a los saguis andar queriendo. E toda esta provincia estroida, treinta mil cabeças de ovejas a Simitrides del robo en dono embiara. Depues a la region pervino donde Cortando500, satrapa noble, era presidente, el qual a la fe e señoria de Alexandre se diera. Dado pues a el su imperio, ninguna otra

497 Ms. om.; Ital. damonire. 498 Ms. lenya. Es la única mención del lema sin abreviatura y con la forma dialectal -ny-. 499 La anécdota es común en los ejemplarios como el de Frontino, ed. Roca Barea, 2010, Libro IV, 6, 3. 500 Liñán sigue su fuente, pero se trata del padre de Roxana y sátrapa de Bactriana, Oxiatres.

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cosa d’el demandara que dos o tres de sus fijos con el en la guerra quisiesse embiar. El satrapa uno que con el era quedado aun ad Alexandre lo diera e con barbara riqueza el combite en que al rey recibia fizo aparejar. Con mucha fiesta esse pues celebrando, treinta virgines nobles alli fizo venir entre las quales era su fija llamada por nombre Rosane, de escelente fermosura de persona e d’ornamiento de abito entre los barbaros raro. E bien qu’entre otras escogidas fuesse venida, non de menos los ojos de todos en si bueltos havia, mayormente del rey que menos ya sus desseos entre los plazeres de la fortuna temprava, contra la qual la vida de los hombres no es bien proveida. Por tanto el que la muger de Dario e dos virgines fijas, a las quales salvo Rosane ninguna de belleza se podia comparar, non d’otro animo como su madre havia guardado, entonce el amor d’una niña no noble, si a la sangre real fuesse comparada, se dexo tanto inclinar que dixesse ser necessario a confirmar su imperio los persios e los macedonios en uno casarse. En esta sola manera y la verguença a los vencidos e a los vencedores la soberbia poderse quitar. Assi Archiles, de quien era descendido, con una presionera haver conversado e, por esso que injuria a ellos fazer no pareciesse, con matrimonio quererse ayuntar. Alegre el padre con no esperada alegria las palabras suyas tomara y el rey, en meata del ardor de su codicia, [123v] el pan a la manera suya de la patria fizo traer. Esto entre los macedonios era muy sacra peñora d’essos qu’en uno se solian casar e, esse con el cuchillo por medio partido, cada uno su parte recibia501. Creo yo essos que la manera de la gente ordenaron primero, con preparada e poca vianda haver quesido mostrar a essos que las riquezas ayuntan en uno de quanto contentos ser devan. En esta manera, el rey d’Asia y d’Europa essa entre los juegos de los combites traida consigo en matrimonio ayuntara, de una presionera deviendo engendrar essos que a los vencedores mandassen. Gran verguença sus amigos hovieron, entre la vianda y el vino, un suegro a el de los subditos suyos ser escogido. Mas depues de la muerte de Clito, quitada la libertad, con el rostro que mas de todas partes es siervo l’atorgavan.

[Capítulo 5: La proskynesis y la opinión de Calístenes] Depues a las Indias y en Oceano andar queriendo, por que nada detras a las espaldas que su empresa empachasse se podiesse mover, de todas las provincias treinta mil mancebos escogidos y armados a el mandara venir, por rehenas y gente de armas queriendo en uno d’ellos usar. Cratero a pesseguir Austene y Catene que a el s’havian rebelado embiara, de los quales Austene tomado y Catene en la batalla fue muerto. Polipercon aun la provincia que Bubace se llama a la juridicion suya trayera. En esta manera compuestas todas las cosas, los pensamientos a la guerra de India a bolver començara. Muy rica esta region era tovida, no solamente de oro mas de piedras y perlas, mas a luxuria que a magnificencia adornada. Los sabios en fecho de armas de marfil e de oro ser resplandecientes dizian e, por esso qu’en esto aun los suyos no fuessen menores, a los escudos las launas de plata, a los cavallos los frenos 501 La costumbre de partir el pan no es de origen macedonia (Bard. t. 2, p. 301).

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dorados fizo poner, las lorigas algunos de oro algunos de plata adornadas. Ciento y veinte mil hombres de armas fueron estos que a la tal guerra lo acompañaron. Aparejado todo en esta manera, esso que otras vezes con mal animo havia pensado pareciendol’entonce seguir, como los honores celestiales podiesse usurpar a pensar començara. Fijo de Jove no solamente dicho mas aun ser creido, queria casi señorear a los animos [124r] como a las lenguas podiesse. Por esto, a la manera de Persia, a el los macedonios honrando en tierra con la persona fazia estar. Ni menguava a el codicioso d’esto la mortifera lisongeria, perpetuo mal de todos los reyes, la riqueza de los quales mas vezes la lisongeria qu’el enemigo destruye. Ni de los macedonios era esta culpa. Ninguno d’ellos alguna cosa dexo de la mansa patria mudar. Mas grandemente de los griegos era est’arte que la orden de los honestos estudios con malas costumbres suelen estragar. Ages, entre los otros griegos de piadosos versos, depues de Querulo auctor e un otro ciciliano llamado Cleo, no solo por ingenio mas por vicio de su nacion lisongero, e los otros fiezes de sus cibdades, que a los parientes del rey e a los capitanes de grandes huestes eran preferidos, el cielo le abrian; e dios Hercules y Baco, e Poluce y Castore502 en uno al nuevo dios dever dar lugar s’alabavan. En un dia de fiesta503 pues el combite con toda riqueza fizo aparejar, en el qual no solamente los macedonios e los griegos principales de sus amigos mas aun los otros nobles fueron combidados. E con ellos el rey assentado e haviendo algun tanto colacionado, del combite se fuera. Cleo, segun havia ordenado, una oracion de las admirables loores suyas començo a referir. Depues los meritos del rey recordando, con una sola manera dixo ellos poder la gracia render si el, que dios ser sabian, publicamente lo amostrassen con una poca costa d’encenso. De tantos beneficios gualardonarlo poder los persios, non tanto piadosamente mas aun con mucha prudencia sus reyes entre los dioses adorar, la magestad del imperio de la salud ser tutela. Ni Hercules ni Baco padre primero dioses ser llamados que hoviessen vencido con la invidia d’essos que vivian. Deificados tanto los venideros a ellos haver creido quanto de la presente edad les fuesse atorgado. E si los otros dudassen, el mesmo, quando’l rey en el combite fuesse retornado, quererse con la persona inclinar. Dever todos los otros lo semejante fazer e essos primero que de mayor sciencia fuessen dotados el exemplo d’ellos a los otros de la veneracion del rey dever proceir. Sin dudo [124v] este fablar a Calistene s’adreçava, la auctoridad e pronta libertad del qual al rey era odiosa. Quasi el solo los macedonios a tal religion aparejados detoviesse. Fecho el silencio e todos los otros a Calistene reguardando: «Si el rey, dixo, a tu fablar fuesse estado presente, ninguna respuesta de otro menester te seria. El mesmo de ti requiriria que en costumbres estrañas e forasteras no nos quisiesses fazer trasportar e a las cosas d’el bien aventuradamente fechas la invidia con semejante lisongeria non atrayesses. Mas pues el absente, yo quiero por el a ti responder. Ninguno puede ser no maduro y durable fruto. E tu las honores celestiales al rey no dar mas quitar me parece. Menester es de tiempo en medio por tanto que ser dios sea creido. E siempre

502 Poluce y Castore: se refiere a los Dioscuros. 503 Empieza el episodio de la proskynesis, determinante en la orientalización del protagonista. Ver Heckel, 1978; Guittard, 2014.

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han esta gracia los venideros a los hombres notables rendido. Yo a nuestro rey la tarda inmortalidad ruego susceda, asi que su vida sea luenga e la magestad eterna. Alguna vez la divinidad sigue empos del hombre, mas no lo acompaña jamas. Hercules y Baco padre, los exemplos de los quales a la inmortalidad consagrados has referido, ¿crees tu por la ordinacion d’un combite dioses ser fechos? Primero de los ojos de los hombres fue su natura passada que la fama en el cielo los pusiesse. E cierto tu Cleo ni yo podemos dioses fazer e de nosotros el rey l’auctoridad de la divinidad suya deve recebir. Plazeme de provar tu poder. ¡Faz algun rey si tu un dios puedes fazer! Sera pues mas facil el cielo dar qu’el imperio. Los dioses propincos esto que ha dicho Cleo suplico quieran oir y en essa manera que nuestras cosas son passadas las dexen andar e de nuestras costumbres contentos ser quieran. Yo no me averguenço de la patria ni desseo saber en que manera de mi el rey se deva honorar. Siempre creeria ser essos vencedores de quien hoviessemos la ley de bevir aceptado». Graciosamente Calistene de todos como vengador de la libertad publica era escuchado, porque no solo la voluntad mas la voz aun de los mas antiguos esprimia, a quien primero era grave la estraña semejança de las usadas costumbres. Ni el rey alguna cosa d’esto que era fecho ignorava, es-tando [125r] detras la cortina qu’era puesta delante a las mesas. Por tanto, a Ages y a [Cleo504] embiara dezir que, fenecido el fablar, solamente los barbaros quando el entrasse a su costumbre adorando inclinar los dexassen. E acabo de poco, asi como algunas faziendas mas importantes hoviesse complido, al combite tornara. Venerandolo pues los persios, Polipercon qu’encima del rey estava assentado, viendo uno d’ellos con los rostros la tierra tocar, por burla se tomo a conortarlo que mas fuertemente con ellos la tierra firiesse. Estas palabras la ira de Alexandre escrubieron, la qual ya luengamente en el animo contener no podia. Assi que bueltos’a el: «¿E tu, dixo, no me honraras? ¿E a ti solo de burla dignos parecen?» El ni el rey de burla ni el de menosprecio digno ser respondiera. Entonce Alexandre, quitado esse del tribunal, en tierra lo fizo caer. E siendo con el rostro caido delante: «Mira tu, dixo, fazer esso de que poco ante en este otro [te reias505]». E mandado qu’en presion fuesse puesto, del combite partiera.

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[Capítulo 6: La conspiración de los pajes (primavera 327)] A Polipercon, grandemente depues castigado, el rey la gracia atorgara. Contra Calistene, ya por lo passado de contumacia sospechoso, hovo mas fuerte la ira a hartar, la qual una presta causa ocorriera. Era costumbre, como encima es ya dicho, a los principes de Macedonia sus fijos ya grandes dar a los reyes que a ellos sirviessen, en oficios no muchos de las cosas serviciales diferentes. Estos a vezes a la guarda s’estavan, vezinos a la puerta de la camara donde Alexandre dormia; por estos las fembras al rey se traian, por una otra puerta que donde la guarda armada solia velar; e assi los cavallos de los maestros d’establo tomados quando el rey queria cavalgar,

504 Ms. Clero. 505 Ms. rey has; Ital. rediui.

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eran d’estos traidos; e al rey a la caça e a la batalla acompañavan. De todas las artes de los liberales estudios mucho amaestrados, la principal honor havida les era porqu’era licito a ellos con el rey a la mesa assentarse. E castigar con açotes a ellos a otro ninguno sino al rey era atorgado. Esta tal compagnia a los macedonios quasi una simiente de todos los duques e principes era. Y d’estos los venideros hovieron [125v] sus reyes, a la descendencia de los quales depues de muchos años la señoria los romanos quitaron. Por tanto Hermolao, noble mancebo de la compañia real, siendo en la caça e haviendo un puerco con el esquieltro ocupado qu’el rey acordava ferir, por su mandamiento fuera açotado. Esta injuria el delante a uno llamado Sostrato començo a lamentar. Sostrato, d’esta mesma compagnia, del amor d’este era inflamado. E viendo la persona d’esse que tanto amava de açotes llagada, por ventura aun por otra causa al rey siendo contrario, al moço por su voluntad comovido dada la fe y en uno recebida, se tomo a conortar que el en uno el consejo de matar al rey quisiesse tomar. E no a guisa de moços esta empresa tentaron. Ante con gran diligencia essos que en compañia del tractado havian a ser escogieron: Nicostrato, Antipatro, Asclipadeo e un otro llamado Philota les parecio en uno con ellos tomar. Por estos fue ayuntado Antides e Laptano, e aun Epimenes. Mas a dever esto seguir el camino assaz lieve no parecia. Era menester todos los conjurados en una mesma noche la guarda fazer, por que d’essos que del consejo no eran empachados no fuessen. E por ventura otros a otras noches era a la guarda diputados. Y en esta manera, a mudar las vezes de la guarda y en el demas de lo aparejado a seguir la fazienda, treinta e dos dias se consumaron. Era la noche venida, en la qual los conjurados en uno fazer la guarda devian. E todos alegres por la fe conservada de que gran señal era en tantos dias ninguno d’ellos ser de preposito por miedo con esperança mudado, tanta ira a ellos con fe entr’ellos contr’al rey esta vez fuera. Estavanse pues en uno a la puerta del lugar donde Alexandre cenava, por que salido del combite a la camara lo levassen. Mas la fortuna suya e la plazenteria de los otros combidados a todos a bever mas luengamente atrayera. Los juegos depues del combite el tiempo alargaron, siendo alguna vez los conjurados alegres porque a el adormido matarian; alguna vez temerosos qu’el combite fast’al dia no fuesse atraido, porque otra gente al fazerse del dia a la guarda era menester suceder e [126r] su vez depues fasta siete dias era alargada. Ni podian ellos esperar en este espacio de tiempo, dever a todos la fe siempre durar. Mas ya pareciendo la luz e fenecido el combite, los conjurados al rey recibieron, alegres mucho la oportunidad del mal fazer ser venida. En tanto una muger de piensa alterada, como se cree en la corte usada d’estar porque las cosas por venir adevinar parecia, no solamente al rey viniendo ocorriera mas aun ante el se firmara, con el vulto con los ojos el movimiento del animo mostrando, e que al combite retornasse l’impuso. El por juego los dioses bien amonestar respondiera e, revocados los amigos, fasta la segunda ora del dia el combite atrayera. E ya la otra compaña a la guarda era venida, queriendo delante a la puerta quedar. E non de menos aun los conjurados firmes estavan, la vez de su oficio siendo complida. Tanto es pertinace la sperança que las humanas piensas e los grandes desseos se conocen. El rey, mas benignamente que solia a ellos fablando, mando que a curar de sus personas andassen pues que havian toda la noche velado. E mucho loados essos que, venidos los otros, no se havian de la guarda partido, a cada uno

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cincuenta y seis tercios en dono les fizo dar. Ellos, de tanta esperança abandonados, a sus posadas tornaron e la noche de su guarda esperando s’estavan. Epimenes, o por l’amigableza del rey qu’entre los otros conjurados a el havia mostrado subitamente de proposito mudado, o verdaderamente porque los dioses a estos comienços veia contrastar, a su hermano Euriloco, a quien el tractado ante havia celado, esso que era aparejado escobriera. A todos la pena de Philota ante los ojos estava, por esto subito el hermano tomado por la mano, a la corte andoviera. E llamadas las guardas de la persona del rey, algunas cosas dixo que a la salud d’el convinian querer referir. El tiempo en qu’era venido y el rostro, non de assaz seguro animo, señal de tristeza amostrando, Tolomeo e Leonato que a la guarda de la camara velavan fizo espertar. Abiertas pues luego las puertas e la lumbre traida, el rey de sueño e de vino o-premido [126v] esvelaron. Recogida esse a poco a poco la piensa, que cosa quisiessen demanda. Ni tardado Euriloco, non en todo su casa de los dioses ser abandonada respondiera, pues que su hermano, quanto quiere una estrema traicion hoviesse tentado, de la penitencia era vencido e por el las indicias d’ella s’escobriessen, porque la passada noche las assechanças eran contra su persona ordenadas e de asi scelerado consejo ser auctores essos que su magestad creer no podria. Depues Epimenes toda cosa por orden e los nombres de los conjurados les fizo saber. Calistene no como participante del tractado era nombrado, mas se dizia ser usado en las fablas de los moços, qu’el rey acusar e vituperar solian, audiencia assaz plazible prestar. Otros ayuntavan aun que, lamentandose con el Hermolao quando fue del rey açotado, Calistene haver dicho ellos deverse acordar que hombres d’oy adelante fuessen. Esto si ad aconortar la paciencia de los recebidos açotes o verdaderamente a incitar el dolor jovenil fuesse dicho claramente no se sabe. Echado el adormimiento Alexandre del cuerpo y del animo, apareciendole ante los ojos la imagen del peligro que havia passado, cincuenta talentes a Euriloco e los bienes de uno llamado Tiridate, muy rico, subito fizo assignar. E ante al hermano, que por el rogasse, la gracia atorgara. Los auctores de la traicion tomados e con essos Calistene atado fizo guardar. E siendo retornado a la corte, todo esse dia e la noche siguiente de vino e de vigilia grave s’estuvo a reposar. El dia siguiente, el consejo de muchas personas fizo ayuntar, en el qual los parientes e padres de los conjurados eran presentes, de su salud assaz no seguros pues, segun la orden de los macedonios, todos essos morir devian que por debdo les tocassen. Depues el rey todos los conjurados salvo Calistene fizo traer, los quales esso que pensado havian sin dudo ninguno confessaron. Reprendiendolos todos el rey, por que causa contra el tanto mal assayar quisiessen se tomo a demandar.

[Capítulo 7: Discurso de Hermolao] Estando los otros turbados: «Como si no lo sopiesses, dixo Hermolao, lo demandas. [127r] ¿Por que nosotros el consejo de te matar hayamos pensado? La causa es porque no como a nobles nos començas a mandar. Ante a manera d’esclavos nos tienes sujectos». El primero de todos su padre, omecida del mesmo padre gritando,

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se levantara. E puestas a el las manos en la boca, de traicion e mal furioso no deverse escuchar començo de dezir. El rey, puesto al padre silencio, esso que Hermolao de Calistene su maestro havia aprendido mandado que dixesse, Hermolao: «A la hora yo uso, dixo, de tu beneficio e digo esso que por nuestros males tengo aprendido. Nosotros la minima parte de los macedonios somos a tu crueldad avançados. Ni solo uno se puede dezir e por no començar en los mas viles de sangre: Atalo, Parmenion e Filota, Clito y el inceste Alexandre, quanto a los enemigos pertenece son bivos. Estando en la escuadra con sus escudos te han defendido e por tu gloria e victoria las feridas han recebido. A los quales una notable gracia has rendido: el uno ha tu mesa con su sangre ensuziado506; el otro no solo d’una muerte ha sido muerto. Los capitanes de tus huestes encima la horca son puestos e a los persios d’ellos vencidos un espejo507 han estado. Parmenion, sin causa de ti espedaçado, por obra de quien havias muerto ad Atalo, asi de las manos de los miseros en uno sueles en las penas usar. E essos que poco ante por ministros de las muertes de los otros has obrado, a otros asi mesmo fazes matar». Todos a Hermolao, esto diziendo, a gritar se pusieron e, tomada la espada, su padre sin duda muerto l’hoviera si del rey no fuesse estado detovido. El qual a Hermolao mando que dixesse y el, que la causa de su pena acrecentava, pacientemente quisiessen oir. Con mucho trabajo pues detovido, Hermolao començo de nuevo a dezir: «¿Como liberalmente a los moços rudos la licencia del fablar les atorgas? ¡Mas la voz de Calistene en la presion es cerrada porque solo el puede dezir! ¿Por que no lo dexas aqui tu venir? Los confessados aun se suelen oir. ¡Mas cierto no es otra la causa sino que la voz libre del inocente temes oir ni puedes el rostro aun sostener! E yo digo esse ninguna co-sa [127v] haver fecho. Son estos que comigo una bella fazienda haviamos pensado. No es alguno que diga d’este tractado participante ser Calistene, bien que ya a la muerte de un paciente e justissimo rey sea destinado. ¡Estos son los premios de los macedonios, de la sangre de los quales como de inutil e vil sueles usar! Mas a ti tres mil mulos el oro tomado llevan detras e tu gente de armas nada a sus casas sino las feridas en dono pueden levar, las quoales cosas podiamos todos sofrir ante que a nosotros por siervos a los barbaros diesses y en nueva manera los vencedores a la servitud sujuzgasses. El persiano vestir e la disciplina a ti es agradable. Las costumbres de la patria tienes en odio. Por tanto el de Persia, no el rey de Macedonia, havemos quesido matar e a ti fuyente por razon de guerra pesseguimos. ¡Tu los macedonios delante de ti has quesido hincar las rodillas e como a dios adorar! ¡Tu el propio padre Philipo refusas e, si algun dios ante fuesse de Jove, aun habrias a Jove en desden! ¿Maravillaste pues si los hombres libres no pueden padecer tu soberbia? ¿Que cosa podemos de ti esperar, pues a los inocentes morir o, verdaderamente esso que de la muerte es peor, en servitud bevir nos conviene? Tu si emendar puedes tu vida eres a

506 Contradicción respecto al episodio de la muerte de Clito: Curcio sitúa el asesinato a la salida del banquete – a diferencia de Arriano o Plutarco –, por lo que no pudo realmente manchar la mesa con su sangre (Pejen. p. 447). Sin embargo, es posible que Curcio haya usado la fórmula con valor metafórico, es decir que recompensó a Clito matándolo en su propio hogar. 507 Espejo: «espectáculo». Segunda aparición del lema con este sentido. El Ital. pone «spectaculo» y quizás el traductor haya confundido con «spéculo».

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mi de mucho tovido, de quien comienças [a508] saber que cosa los hombres notables no pueden sofrir. En el demas perdonar no nos quieras, ni la vegez d’essos a quien quitas los fijos de tormentos en uno cargar. E mandado quieres que seamos levados, por esto que, esso que a nosotros por tu muerte no es licito obtener, por la nuestra podamos». Esto dixo Hermolao.

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[Capítulo 8: Respuesta de Alejandro a Hermolao; muerte de Calístenes] Por el contrario, Alexandre dixera: «Como falsas sean las palabras que este de su maestro Calistene aprendidas ha referido la paciencia mia lo fara manifiesto. Haviendo el la estrema traicion confessado por esto que esso no solamente oyesseis vosotros assaz honestamente lo he costreñido, dando licencia de fablar a el, ladroncillo, de usar d’essa ravia con la qual a mi, que honrar en lugar de padre devia, a querer matar lo ha atraido nuevamente. Siendo deportado assaz altamente a la caça, segun la manera de la patria e de los antiguos reyes de Macedonia usada, lo fiz castigar [128r] como los pupillos de los tutores, las mugeres de los maridos son costumbrados. A los siervos nuestros aunque los moços de la edad suya no puedan castigarlo atorgamos. ¡Y esta es la mi crueldad contra el, que con la muerte vengar ha quesido! Yo en los otros que de mi ingenio me dexan usar quanto sea manso vosotros sabeis. Parece a mi demasiado acordar como a Hermolao las penas de los traidores no son provadas. Haviendo lo semejante el merecido, no me maravillo que, quando Parmenion e Filota loa, favorece su causa. El inceste Alexandre, dos vezes mi cabeça haviendo assechado, de dos acusaciones lo delibre. Depues, convencido por traidor, tres años en prision lo fize tener fasta tanto que de vosotros fue demandado por que la pena del merecimiento devido sostuviesse. Atalo, ante que yo fuesse rey, dos vezes contra mi haver tractado sabeis. Dios quisiesse que Clito no me hoviesse forçado a contra el m’airar. La temeraria lengua del qual, que injurias a mi e a vosotros dizia, mas luengamente sofri [que el509], yo diziendo, sostener podido habria. La clemencia de los duques e reyes no solo es puesta en su ingenio mas en el d’essos que suelen obedecer. Con la obediencia se mitiga el poder. Pero luego que la reverencia es de los animos partida e las cosas mayores con las menores bolvemos de fuerça, conviene por que la fuerça lancemos. Mas, ¿a que me maravillo la crueldad d’este serme oposada, el qual osar ha hovido de me reprender d’avaricia? No quiero promover a cada uno de vos por que no sea en vosotros mi liberalidad odiosa. Si a la vuestra verguença mas grave la fiziesse, a toda mi gente de armas mirad, que poco ante nada sino las armas tenia. Agora en las camas de plata s’estan a yazer. Las mesas de oro tienen cargadas. La multitud de los siervos traen consigo e los despojos de sus enemigos no pueden sostener.

508 Ms. om.; Ital. a sapere. 509 Ms. que no el.

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«Mas los persios que havemos vencido en gran honor son acerca de nos. Esto es de la moderacion nuestra señal, que essos que son vencidos soberviosamente no señoreo. Yo soy en Asia venido, no por que las naciones fasta la fin desfiziesse ni que la meatad del mundo todo en un desierto retraye-sse, [128v] mas por esto que essos que con batalla havia vencido de mi victoria non se penidiessen. E por esto con nosotros en uno vienen en campo e por el imperio nuestro la sangre propia derraman, los quales, soberviosamente tovidos, rebelado s’habrian. No es possession essa durable en la qual entramos con fuerça sola. Es la gracia de los beneficios eterna. Si haver l’Asia e no mas passar allende queremos, con estos comunicar nuestra clemencia se deve. La fe d’ellos a nos el imperio firme y eterno fara conservar. E ciertamente tenemos mas que dessear no podamos. Es una insaciable avaricia a querer esso enchir que a nosotros de toda parte redunda. Y en la verdad, los macedonios en esta gente passando, muchas cosas veo en ellos que a semejar verguença no es. Ni en otra manera tanta señoria buenamente se puede regir, como que ciertas maneras demos a ellos e d’ellos en uno tomemos. «E sobre todo esto me parecio digno de risa que Hermolao requiria que a Jove refusasse, por el oraculo del qual soy reconocido. ¿Es en mi poder por ventura lo que los dioses responden? El a mi ha el nombre de fijo ofrecido e yo con las obras mostrar de recebirlo no es mal. ¡Quisiesse Dios que los indios yo ser dios se creyessen! Las guerras por fama se conservan e esso que muchas vezes falsamente es creido, por verdadero se retiene. ¿Creeis vosotros yo a la luxuria atender, porque las armas vuestras de oro e de plata haya adornado? Usado siendo, nada mas vil d’esto veer: he quesido mostrar como los macedonios de los otros son invencibles, assi aun sus ojos no poderse del oro vencer. Y en esta manera ellos, que a guardar las cosas viles e suzias se suelen maravillar, tomare yo e les dare a [e]ntender no por codicia de oro e de plata mas por sujuzgar el mundo ser vosotros venidos. «¡La qual gloria tu, traidor, entrerromper has quesido e los macedonios, perdido su rey, a la vencida gente dar por cativos! ¿Aun me amoniestas que a vuestros padres quiera perdonar? No era necessario vosotros saber esso que d’ellos acordasse, por que mas desconsolada la muerte vuestra fuesse. Si alguna cura o memoria es de vuestros padres a vos, mas ya luengamente esta costumbre de matar con los culpables los parientes e padres [129r] inocentes d’essos he fuera echado. Asi, confiesso quererlos haver en essa honor que fast’aqui acerca mi son estados. Tu dizes aun que a Calistene he temido, a quien solo pareces porque eres un ladroncillo. E se por que quieres que traido aca sea: por esso qu’en presencia d’estos las maldades que agora me has oposado e has d’el oido de su boca aun sean referidas. El qual, si de Macedonia fuesse, contigo traido lo habria, maestro muy digno de ti disciplo. Mas de Olinto siendo, essa justicia no tiene». Depues d’esto puso fin al consejo e los condenados a los otros d’essa compañia fizo assignar. Ellos, por esto que la fe suya con la crueldad comprovassen, puestos en cruz los mataron. Calistene depues turmentado fue muerto, del tractado contra’l rey fecho inocente, mas hombre a las costumbres de la corte e a los ingenios de los lisongeros no apto. Por cierto, por tanto la muerte de otro ninguno mayor invidia d’esta a los griegos contra Alexandre non atrayera, porque un hombre notable e de buenas costumbres e arte amaestrado, de quien a la vida fue revocado quando muerto

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Clito pesseverava morir, no solamente mato mas aun sin causa turmentar lo fiziera, la qual crueldad la tardana penitencia sigue depues.

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[Capítulo 9: Descripción de la India] E por esto qu’el ocio dispuesto a sembrar las discordias no las criasse, para las Indias la hueste moviera, siempre mas en la batalla que depues de las victorias ilustre. La India quasi toda a la parte del sol Oriente remira. Menos en ancheza que por derecha provincia espaciosa, essas partes que la via del Austro remiran en mayor alteza de tierra se alçan. Todo el demas es muy llano, con muchos rios notables que, del monte Caucaso naciendo, un plaziente camino fazen por los campos mostrar. Indo es mas que los otros rios elado e no son a la color de la mar mucho dessemejantes sus aguas. Gauges, sobre todos los rios orientales muy escelente, de la provincia meridiana decorre e los collados de grandes montes con su lecho circunda. En esse las peñas opuestas al sol levante declinan. Amos los rios de la mar Roya son recebidos. Esse, rompiendo las ribas, muchos arvoles con gran [129v] parte de tierra derriba e, de las peñas empachado, de alli es muchas vezes echado. Quando allega al territorio mas blando, en lago esparzido s’embalsa e muchas islas dexa en aquel. Y el rio Acestines lo faze mayor porque, ante que Gauge caya en la mar, s’encuentra con el e con gran movimiento amos los rios se fieren en uno, porque Gauge, que tiene la entrada muy aspra, a la descendida de Acestine se opone ni dan las aguas corrientes lugar. El rio Diardines es menos famoso porque en las partes estremas de India decorre. E no solamente los calcatrichs, asi como el Nilo, mas dalfines e bestias a las otras gentes no conocidas levanta. Etimanto, en muchas bueltas llegado, de los abitadores para regar es tomado e por essa causa contece que, assaz poca agua, en la mar sin algun nombre retorna. De muchos rios allende d’estos toda la provincia es dividida, mas menos son conocidos porqu’en la provincia no asi anchamente s’estienden e essos que son a la mar mas propincos la via de Tramuntana por la mayor parte han el camino, el qual de los montes apretado a las partes interiores no puede passar. E assi a criar las miesses la tierra es muy fertil. Mas cierto en esta provincia el mundo las ordenadas mudanças del tiempo en tanto muda e varia que, quemando las otras partes de la calor del sol, la India es aun de la nieve cobierta; depues qu’en otras partes es el frio entendido, alli una calor incomportable sostienen. En este lugar la mar, por natural causa a todos separadamente ondeando, de la color a las otras dessemejante no es. El nombre del rey Eriteo dado le fuera, por la qual cosa los ignorantes creen essas aguas ser coloradas. La tierra es fertil de lino e de esse muchos los vestidos se fazen. Encima las cortezas de los arboles tiernos asi como en las cartas suelen escrevir. Tienen sus aves mucho a semejar el son de la voz humana dispuestas. Los oricornis, animales entre las otras gentes no usados, esta tierra los cria e no los puede engendrar. Los elefantes alli de mayor fuerça son que no essos qu’en Africa doman e a la fuerça aun la grandeza responde. Los rios d’esta provincia [130r] traen oro consigo e con lieve e pequeño correr las aguas d’ellos passan muy mansas. La mar las piedras preciosas

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y perlas a la riba derrama. Ni a ellos de mayor riqueza es alguna otra causa, depues que las mercaderias de sus vezinos en las gentes forasteras han divulgado asi las alimpiaduras de la mar ondeando. Con esse precio son estimadas que la deleitacion ha constituido los ingenios de los hombres. Asi como en todo lugar, asi acerca d’ellos el sitio de la provincia los forma. La persona fasta los pies de una vestidura de tela se cubren; los pies con alcorques, la cabeça de paño de lino suelen tocar. Las piedras de las orejas llevan colgantes. La persona somera aun los braços e la mas inferior parte adornan con oro. Essos qu’entre los populares son por nobleza o por riqueza mas altos los cabellos luengos a peinar ante que a cortar son usados. El boço siempre de pelo traen cobierto, todo el demas del cuero510 por fermosura se raen. Non de menos, la delectacion de los reyes, que magnificencia es d’ellos llamada, sobre los vicios de todas las gentes es puesta. Quando el rey en publico quiere ser visto, sus oficiales un ensensero de plata llevan delante por todo el camino, donde levado ser delibera una suave olor derramando. El en una cama de oro con las perlas en derredor colgantes s’esta a yazer e los vestidos de lino, de que va cobierto, de oro e de purpura son adornados. Empos de la cama las guardas de la persona siguen armadas, las quales algunas avezillas encima de ramos llevan colgantes, qu’entre la gente ciertas cosas plazientes son usadas cantar. La corte real tiene las colunas de oro, las quales una parra dorada circunda. Las figuras de las aves, que mas a ver se deleitan, de plata entre ella son artificiosamente labradas. La corte a toda persona que quiera entrar abierta es tovida. Quando los cabellos peinar e ornar se suele, entonce las respuestas a los embaxadores e la justicia a sus pueblos ministra. Quitados los alcorques a el, los pies de suave olor fazen untar. El mayor trabajo qu’el haya es en el caçar las salva-ges [130v] e, essas en un tapiado cerradas, entre los desseos e cantos de sus amigas suele ferir. Las saetas de dos varas son luengas que con mayor impeto qu’efecto s’embian, porqu’el dardo en quien es en la livianeza la fuerça es de inutil peso cargado. Los caminos mas breves a cavallo es usado fazer, en las mas luengas jornadas elefantes llevan. Su carro e los cuerpos de assi grandes bestias cubren todo de oro. Por esso que nada a las desaventuradas costumbres fallezca, un numero grande de sus amigas en lechos de oro le siguen, detras la orden de las quales es de la reina apartado e de magnificencia al rey es egual. Las amigas el comer le aparejan e d’essas el vino le es ministrado, del qual los indios han gran abundancia. Depues el rey de sueño e de vino opremido, sus amigos a la cama lo llevan con cierto canto de la patria, los dioses de la noche invocando. ¿Quien creeria entr’estos vicios de la sciencia ser cura? Alli es una generacion de hombres que son Sabios511 llamados. Acerca estos ad anticipar el dia de la muerte es bella cosa. E asi, bivos siendo, se fazen quemar essos que la edad mas perezosa o alguna enfermedad tiene opremidos. A esperar la muerte les parece mucha verguença, ni ad alguno que por vegez muera es fecha honra. Pareceles ser el fuego ensuziado si las personas bivas en el no son puestas. Los otros, qu’en las cibdades entre las publicas costumbres estan a bevir, los movimientos de las estrellas conocer e las

510 Aquí más generalmente «piel». 511 Se ha identificado a este pueblo con los gimnosofistas (Pejen. p. 458).

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cosas venideras se dizen saber. Ni ad alguno amonestar el dia de la muerte creen ellos que esse sin temor pueda esperar. Por Dios estiman esso todo que comiençan ad adorar, mayormente los arvoles, a stragar los quales hay pena de muerte. Los meses en quinze dias tienen escritos, los espacios del año son enteros servados del curso de la luna. Asignan el tiempo no como muchos otros, quando el circuito suyo es redondo, ante quando en los cuernos a llegar se comiença. E por esso los meses, no mas breves d’esso qu’el espacio de la luna, en esta manera denota. Muchas otras cosas d’ellos son referidas, por las quales la presente obra detener no padece.

[Capítulo 10: Movimientos en India y toma de Mazagas (primavera 326)] Ad Alexandre pues, en los confines de India en-trando, [131r] los reyezillos d’essa gente a obedecer aparejados les vinieron delante el, el tercero de Jove engendrado a ellos ser venido, recordando Hercules y Baco padre tanto por fama haver conocido mas el presente poderse veer. El rey, essos benignamente recebidos, los fizo seguir, usar d’ellos mesmos por guia del camino queriendo. E no viniendo mas alguno al encuentro, a Perdica y Efestion con parte de la gente embiara primeros por sujuzgar essos que la señoria refusassen a ellos, mandando que, al rio Indo llegados, aparejar las naves para passar la hueste de la otra parte fiziessen ellos. Porque mas rios passar convinia, las naves en tal manera en uno pusieron que, desfechas en las carretas, levar e de nuevo ayuntar se podian. Mandando depues a Cratero qu’empos d’el con la falange siguiesse, la gente de cavallo e los mas lieves armados tomara consigo. E ciertos que a su venida querian contrastar con pequeña batalla en la propinca cibdad los fizo retraer. En tanto era sobrevenido Cratero. Primero pues, por que a la gente que las armas de los macedonios no havian provado terror opusiesse, que a ninguno se perdonasse mandando, las fortalezas aun de la cibdad que sitiava fizo quemar. Y en tanto qu’en derredor a los muros d’ella cavava, fue de una saeta ferido. Non de menos tomo la cibdad e, cortados en pieças los cibdadanos, todos fasta las casas fizo allanar. Siguientemente domada cierta gente no noble, a la cibdad de Nisa pervino. E por ventura puestos los alojamientos en salvage lugar delante a los muros d’ella, no sabiendo donde s’estassen, la frior de la noche mas fuerte que no solia sus personas aspramente afligia, a la qual assaz oportuno remedio fallaron porque, cortadas las selvas, un fuego acendieron. Essas aprendidas, las sepulturas aun de los cibdadanos quemaron que muchas de cedros en esse lugar fechas estavan. En esta manera una gran llama echando, todas a tierra cayeron. De la cibdad primero el aullar de los canes, depues fue el roido de los hombres sentido. Entonce los cibdadanos ser los enemigos venidos e los macedonios a la cibdad ser vezinos sopieron. Ya Alexandre la hueste en derredor a [131v] los muros havia puesto quando los enemigos, qu’el peligro quisieron tentar, con los dardos fueron opremidos. Por esto algunos el darse, a otros la batalla plazia provar, la duda de los quales entendida, el rey essos sitiar solamente e d’el matar abstener a los suyos impuso. A la postre, por la graveza del sitio aquexados, a el se rendieron. Del dios Baco ser engendrados dizian e su descendencia es verdadera. La

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cibdad debaxo de la raiz del monte es puesta, que Memeron d’ellos se llama, e los griegos de alli la licencia del mentir han fallado, diziendo Baco debaxo la pierna de Jupiter ser estado escondido. El rey, entendido de los habitadores el sitio del monte, embiadas las provisiones delante, con toda la hueste a la cima d’esse subiera. Una cantidad infinita de yedra e de parras por todo el monte s’engendra. Muchas fuentes de agua biva decorren por el. Alli son aun maçanas assaz de sana e diversa sabor e las miesses, de si mesmas engendradas, la tierra las lleva. Laureles y bacos y otros arvoles grandes en essas peñas se crian, creo no por divino [instinto512] mas por deleite fuessen traidos, quando las hojas de las yedras e vides tomando e de ramos coronados a manera de beudos por el monte discorrian. Con la voz pues de tantos millares, el presidente d’esta montaña dios Baco invocando, los collados de los montes e valles ressonavan. E siendo la licencia de pocos como suele salida, de subito entre muchos passada, por esso como en medio de la paz por las yervas e hojas salvages con las personas a yazer se ponian. El rey esso mesmo, la casual alegria no refusando, dado luengamente el comer a la hueste, por diez dias a dios Baco fizo solaz. ¿Quien es pues esse que pueda negar una gran gloria de la fortuna mas vezes que de la virtud ser beneficio? Pues que essos combidando e de vino adormidos, los enemigos de saltearlos atrevimiento no hovieron, non otramente del estruendo d’ellos beudos e de los aollidos espantados, como si la grita de la pelea hoviessen oido. En esta manera essa mesma felicidad, ellos de la mar Oceana tornando beudos e hartos, en el conspecto de los enemigos los defendiera. De alli a la provincia que se [132r] llama Dedala vinieron. Los habitadores havian abandonado las villas y en ciertos montes salvages e desiertos retraido s’havian. E asi de cadira513 quemada e desemparada por el foir de los habitadores passara delante. En esta manera la razon de la guerra la necessidad le fizo mudar e, departidas sus gentes, en muchos lugares andar les impuso. Por esto d’essa parte opremidos donde los enemigos non esperavan, con todo daño fueron domados. Tolomeo muchas [cibdades514], Alexandre las mayores tomara e de nuevo las gentes divididas en uno atrayera. Passado depues el rio Coaspe, Cenos en el sitio d’una cibdad muy rica que Eberi de los habitadores se llama haviendo dexado, el a Mazaga pervino. Facano515, de quien era l’imperio d’essa cibdad, nuevamente muerto siendo, era a la region e cibdad presidente la madre d’esse, que Cleopes por nombre dizian. Con treinta e ocho mil hombres a pie la cibdad defendia, no tanto por el sitio mas por obra muy fuerte porque dond’el sol levante remira era d’un rio corriente ceñida. Con las ribas derribadas la entrada a la cibdad empachava. De Mediodia e Poniente quasi de industria la natura muy altas ribas puesto le havia, debaxo las quales las concavidades de barrancos, por gran antiguidad en profundo cavadas, so puestas yazian. Donde essas faltavan, una cava de grandissima obra era antepuesta. El muro treinta e cinco estadios en cerco

512 Ms. distinto; Ital. instinto. 513 Ital. da cadira. En la fuente, la glosa sobre la palabra dice «ciudad». 514 Ms. cibdadades. 515 Se trata de Asacano, rey de los asacenios. Nótese que, en general, los reyes de esta zona solían adoptar el nombre de su tribu, de forma que «Facano» se presenta como una deturpación evidente.

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abraçava. Las partes interiores d’esse de piedra, las someras de crudos adobes eran edificadas, por el sostenimiento de los quales a los adobes las piedras havian ayuntado por que la mas fragil materia con la dura se firmasse e aun por que la tierra al agua dissoluta toda no cayesse. Encima d’estas las vigas muy fuertes eran puestas, a las quales, ayuntado el tablado, la cerca cobrian e los corredores de andar encima fazian. Reguardando Alexandre estas fuerças y de consejo incierto siendo porque las concavidades, sino con la tierra enchir, ni las artellerias en otra manera a la cerca allegar se podian, de uno qu’encima los muros estava fue de una saeta ferido, [132v] la qual por ventura en la pulpa de la pierna le diera. El, quitadase l’asta, el cavallo fizo traer, encima el qual cavalgado sin atar la llaga esso que havia començado solicitamente siguia. Mas colgando la pierna ferida e secada la sangre, la llaga refriada, la dolor agraviando, se dize estas palabras haver referido: «Ser el fijo de Jove e non de menos el defecto del cuerpo humano y doliente sentir516». Non se retrayo por esso primero dentro a los alojamientos que todas las partes sobrevistas no hoviesse e que cosas conviniessen fazer a los suyos impuso. Segun que mandado les era pues, algunos fuera de la cibdad edificavan cobiertos e gran cantidad de tierra para fazer el reparo. Traian otros los troncos de arvoles grandes e cantos esmesurados en las concavidades echavan. E ya la alteza de la tierra havian con la obra egualado e las torres a levantar començavan, las quales obras, con mucha ferbor de la gente de armas, dentro de nueve dias fueron acabadas. El rey, aun no refirmada la cicatriç de la llaga, por ver essas se vino. E loada la gente de armas, las artellerias a la cibdad fizo allegar. Gran multitud de dardos fue en los combatedores d’ellas echado. Primeramente ellos, de tales obras grosseros, por las torres movibles s’amedrecieron e tanta grandeza de edificio, de ninguna cosa que se viesse ayudada, por milagro de Dios mover se creian. Los dardos a la cerca, esso mesmo las astas muy grandes por fuerça de las artellerias echados, a gente mortal no convenir les parecia. Por esso, la defension de la cibdad no esperada, a la fortaleza se retrayeron donde nada a ellos salvo el dar se plazia, assi que los embaxadores al rey por demandar perdon se vinieron. El qual haviendo impetrado la reina, con gran cantidad de nobles mugeres acompañada le vino al encuentro, con ciertas copas de oro a su costumbre el vino sacrificando. Ella, puesto un su fijo pequeño delante a los pies del rey, no solamente el perdon mas la gracia de la passada fortuna le obtuvo, porque fue reina llamada. E muchos creyeron mas a su fermosura que a la misericordia tal gracia ser atorgada. El fijo, depues que fue d’ella como se quiso nacido, Alexandre hovo [133r] nombre.

516 Basándose en Valerio Máximo, Sánchez de Vercial también recuerda esta anécdota en su Libro de los exemplos por a.b.c., ed. Baldissera, 2005, no 215. Aparece, a su vez, en el Libro del consejo e de los consejeros del Maestre Pedro.

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De alli Polipercon con la hueste a la cibdad de Mura embiado, desordenados los cibdadanos en una batalla vinciera e, siguiendo essos dentro a los muros retraidos, la cibdad recibio en su dominio. Muchos castillos innobles de los suyos abandonados en poder del rey pervinieron, los habitadores de los quoales armados la pietra, que Aorio517 se dize por nombre, ocupada tenian. Esta en vano de Hercules sitiada, por tierratremol ser costreñido d’alli partir segun fama es divulgado. Siendo abandonado de todo consejo Alexandre, porque las peñas de todas partes caidas e sin camino se vian, un viejo d’essos lugares sabiente con dos fijos suyos a el se viniera e, si el precio dado le fuesse, el camino a el amostrar prometia. Alexandre ochenta talentes prometio de le dar e, recebido por rehenas uno de los fijos, fizo esse andar a exseguir l’ofrecido. Un capitan a el lievemente armado fue dado. Este era Mulino, del rey secretario. Por que los enemigos ciñiesse, a lo mas alto del monte puyar le mandara. Esta pietra no como muchas otras con pequeñas bueltas e blandas sube a la cima. Ante a manera de meta en alto se levanta, las partes inferiores de la qual son mas espaciosas e anchas; las someras en angosto retornan, la sumidad en una punta aguda fenece. Debaxo las raizes d’ella el rio Indo se passa, de amas las partes por las aspras peñas mucho profundo. De la parte contraria, los rompimientos e los lugares derribados circundan. Ni alguna manera de combatir se veia, sino essos a manos enchir. Era alli una selva qu’el rey fizo cortar, por modo que los troncos desnudos en las fonduras s’echassen. Por esto qu’essos troncos los ramos de fojas cobiertos a los que levavan los arvoles non empachassen, el primero, cortado un arvol, dentro lo echara. Depues la hueste, con grita en señal de alegria, empos d’el siguia e, no refusando ninguno el oficio qu’el rey mesmo fazia, dentro de siete dias las concavidades inchieron. El rey a los agrianos archeros por la cima del monte andar les impuso e treinta mancebos de los mas prontos de su guarda escogeria, a los quales por capitan Caro fue dado e un otro llamado Alexandre, a [133v] quien el rey monestara que del nombre comun se quisiesse membrar. E primero porque era el peligro asi manifiesto, someterse a esto el rey no queria. Mas como el señal con la trompeta fue dado, segun qu’el de pronta audacia era siempre rebuelto, a las guardas de su persona mando que siguiessen y el subio las peñas primero. Ni alguno depues de los macedonios fizo tardança. Mas abandonados los alojamientos, al rey de voluntad propia siguieron. De muchos pues el caso fue miserable que, del monte enfiesto cayendo, en el rio que debaxo corria murieron. Triste aspecto pues a essos que peligrado no havian, quando por la muerte de otros esso que deviessen temer entendian. E asi rebuelta la misericordia en temor, no d’essos que havian perecido mas de si mesmos se condolian. E ya eran a esse lugar allegados donde sin estremo peligro sino vencedores retornar no podian. Y echando los barbaros a los que subian grandissimos cantos, los feridos con passo deleznable e no firme atras retornavan. Alexandre non de menos y Caro, que con

517 Ripoll, 2009, insiste en la reinterpretación del episodio por Quinto Curcio, en comparación con Diodoro y Arriano, para darle una connotación más moral. Según el investigador, el autor construye un tríptico de toma de rocas que demuestra la degeneración progresiva del protagonista.

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treinta escogidos mancebos el rey havia delante embiado, eran a la cima llegados e ya de acerca a pelear començavan. Mas echando los barbaros los dardos arriba, mas vezes ellos eran feridos [que ellos518] a los otros dañarles podiessen. Por esto Alexandre, del ofrescimiento y del nombre s’acordando, mas audacemente que sabia combatiendo, de todas partes ferido fue muerto. El qual, depues que Caro en tierra vio finado, de si mesmo olvidado, por vengarse entre los enemigos s’echara e con la lança muchos, con la espada ad algunos matara. A la postre, tantos contra uno solo siendo, sobr’el cuerpo del amigo suyo muerto cayera. Non otramente que como era devido el rey por la muerte de assi audaces mancebos e de los otros suyos comovido, la trompeta a retraer fizo tañer. La causa de la salud fue a ellos que mansamente e sin miedo se retrayeron. Contentos los barbaros haver los enemigos echado, a essos fuyendo no pessiguieron. El rey, acordando de la empresa quedarse porque alguna esperança de obtener la pietra no via, non [134r] de menos de querer en el sitio pesseverar amostrava y en esta manera todos los caminos sitiar e las torres a essos allegar e la gente fresca a los cansados fazia suceir. La pertinacia del qual los indios haviendo entendida, por dos noches e dos dias con amostracion, no solamente de fiuza mas de victoria, a son de panderos a combidarse en uno estovieron. La noche tercera, el estruendo de los panderos cesso de sentirse. Mas por todo el monte las llamas resplandecian que los barbaros havian acendido por esto que, a ellos fuyendo en la noche escura por las peñas sin via, el camino mas seguro les fuesse. El rey, embiado delante Balatro a reguardar, entendiera la pietra por el foir de los indios ser abandonada. Entonce dado el señal por que desordenadamente todos a un hora gritasen, a essos fuyendo el miedo atrayera. Mucho por esto d’ellos, como si los enemigos fuessen presentes, por las peñas esleznables e aun sin camino abandonadamente corriendo, a lo fondo cayeron. Muchos aun, d’alguna parte de los miembros rompidos, de los suyos fueron abandonados. El rey, mas del lugar que de los enemigos vencedor, non de menos por mucha victoria con honor a los dioses los sacrificios fizo fazer e los altares sobre la pietra a Minerva e a la victoria fueron colocados. A las guias del camino, que delante con los armados eran andados, bien que menos del ofrecimiento hoviessen complido, el precio les fue fielmente librado. La pietra con la provincia a ella conjunta a Siscosco fue restituida y en guarda dexada.

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[Capítulo 12: Llegada al río Indo y encuentro con Taxiles] De alli el rey depues vino a Bolina. E sintiendo de Erice los passos del camino con veinte mil armados proveidos tenerse, las partes de la hueste mas graves a uno Peño519 llamado que por breves caminos la atrayesse encargo fue dada. El, passado adelante, fizo de alli los archeros e los fonderos echar e essa gente siguiendo que havian

518 Ms. que no ellos. 519 Peño: todas las menciones de un tal «Peño» siguen la fuente italiana, que ya ofrece esta deturpación. Se trata en realidad de Cenos, el yerno de Parmenión.

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el passo sitiado el camino de si mesmo se fizo. Depues, o por odio del capitan o por complazer a los vencedores, salteado Erice que fuia, los suyos mesmos lo mataron e la cabeça con las armas ad Alexandre levaron. El a lo fecho atorgara perdon, mas por [134v] exemplo honor a esse no quiso fazer. D’este lugar al rio Indo en seze520 jornadas se vino e toda cosa, segun que havia mandado a passar necessaria, de Efestion aparejada ser refallara. Reinava en esta provincia Sinifis, que havia sido actor a su padre de dar ad Alexandre su reino. E depues de la muerte d’el, havia los embaxadores al rey embiado que a el demandassen si, en tanto qu’el venia, le plazia qu’el reino toviesse o verdaderamente a manera privada su venida esperasse. E atorgado que libremente reinasse, non de menos la señoria dada recebir no sostuvo. Este benignamente a Efestion recibiendo, la provision a su gente en dono le diera. Mas a el no era delante venido, por esso que la fe de algun otro salvo del rey no recibiesse. Assi que, arribando Alexandre con toda la hueste armado, en presencia le vino. Los elefantes pues, con pequeño intervalo entre la gente de armas colocados, de alexos una forma de castillos fazian parecer. E primero Alexandre como enemigo e no compañero venir estimava e ya a los suyos las armas tomar e a los de cavallo en escuadra poner les mandava, a la batalla aparejandose, quando Sinifis la error de los macedonios viendo, fechos quedar todos los otros, solo a cavallo la via del rey començo de correr. Lo semejante fizo Alexandre, o amigo o enemigo viniesse, por esto que por su virtud o por la fe seguro a esse encontrasse. E segun que del uno e del otro rostro conocer se podia, los animos amos eran amigos. Mas sin algun trujaman en uno conferir no podian. Esse refallado, el barbaro començara a dezir con toda la hueste para el ser venido, por que todo el poder de su reino en sus manos posiesse, ni haver quesido atender fasta tanto que por los embaxadores a el la fe prometiesse. Su persona y su reino juntamente a el ofrecer, el qual sabia por causa de gloria, guerra faziendo, ninguna cosa mas que la infamia de la traicion en odio tener. Alegre mucho Alexandre de la simpleza del barbaro, la mano diestra en señal de fe le ofreciera. El reino assi mesmo le fizo render. Esse cincuenta y seis elefantes tenia e todos ad Alexandre en dono [135r] los diera e otras bestias muchas de esmesurada grandeza e allende d’esto toros tres mil, assaz precioso e acepto presente. A los reyes d’essas provincias demandando Alexandre si mas labradores de tierra que gente de armas en su reino toviesse, respondio que la guerra el con dos reyes continua faziendo, de mas gente de armas que de villanos en su tierra ser menester. Abisares e Poro eran estos, mas de mayor auctoridad era Poro, e cada uno d’ellos allende del rio Idaspe reinar e la fortuna de la batalla qualquiere d’ellos a el guerra fiziesse querer aprovar. Sinifis, atorgando Alexandre, la corona real retomara, a la costumbre de los suyos en uno el nombre que su padre havia tovido recibiendo. Los sus populares Taxilen le dizian, siempre siguiendo este nombre l’imperio en manos de qualquiera persona que dado se fuesse. Haviendo pues por tres dias honorablemente al rey recebido, el quoarto dia quanta provision a la gente de Efestion hoviesse dado amostrando, al rey e a sus amigos algunas coronas de oro e allende d’esto de plata marcada ochenta talentes en

520 Seze: todavía hoy se dice «setze» en catalán para «dieciseis».

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dono les diera. Por la benignidad suya mas de razon alegre, Alexandre todo esso que havia embiado le fizo atras retornar e de los robos que traia consigo cien talentes le fizo ayuntar. Muchos otros vasos aun de oro e de plata para los combites le diera e vestiduras assaz persianas muy ricas. Treinta cavallos con sus divisas depues, segun que ornados a el solian levar, dar le fiziera. La qual liberalidad, segun qu’el animo del barbaro havia tomado, asi los animos de su gente fuertemente ofendia. Entre los quales Meleagro, sobre la cena, muy luengamente haviendo bevido, començo de dezir mucho alegrarse pues que Alexandre uno en India hoviesse fallado que digno de mil talentes se fuesse el reino puesto, olvidado como gravemente a Clito sostovido hoviesse e d’el por intemperancia de lengua ser muerto. La ira detuvo, a el respondiendo los hombres invidiosos no otro que de si mesmos serse tormento.

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[Capítulo 13: La travesía del Hidaspes (junio 326)] El dia siguiente, los messageros del rey Abisare vinieron a el, toda cosa segun que les era mandado [135v] a su señoria ofreciendo. E firmada en uno la fe, a sus casas tornaron. Creyendo el rey asi mesmo Poro por la fama del nombre suyo al darse deverse atraer, Cleofare a el fizo andar, denunciando qu’el treudo pagasse e a los confines de su reino al encuentro viniesse. Poro una d’estas dos cosas querer fazer respondiera, si es que a la entrada de su reino le vernia delante, mas armado primero. E ya Alexandre el rio Idaspe passar acordava quando Barcenti, auctor de la rebelion de los aracoses, atado con treinta elefantes tomado en uno fue a el atraido, obtima ayuda contra los pueblos de India, que mas d’esperança en las bestias estas que de fuerça en sus gentes suelen poner. Samaris aun, rey de una parte pequeña de India que con Barcente era ayuntado, a su presencia atado fue conduzido. Puesto pues el fuyente con el reyezillo en presion, al rio Idaspe se vino, en la riba del qual Poro estava alojado, vedar el passo ad Alexandre queriendo. Ochenta e cinco elefantes de fuerça escelentes delante colocados tenia; depues d’estos trezientas carretas e treinta mil infantes a pie, entre los quoales eran los archeros, como encima es ya dicho, de dardos mas graves que de tirar dispuestos armados. Poro, encima un elefante puyado que las otras bestias de grandeza avançava, con las armas de oro e de plata labradas, la persona de rara grandeza ornada tenia, el animo a la grandeza egual de su cuerpo e allende d’esto de tanto saber quanto ser entre los rudos hombres podia. A los macedonios no solamente de los enemigos l’aspecto mas l’ancheza del rio que devian passar espantava. Quatro estadios en ancheza es derramado con el lecho profundo y, en lugar ninguno vado aun haviendo, un aspecto d’una gran mar amostrava. Ni por el espacio del agua, qu’en ancho remansa, la furia del correr s’aquedava. Mas si como las ribas fuessen angostas, varrancosamente e con gran impeto de agua corria e los cantos debaxo ser ocultos las ondas en muchos lugares rebatidas mostravan. Mas terrible era aun el aspecto de la riba que de cavallos e hombres armados era rellena. Estavan en conspec-to [136r] los elefantes de esmesurada grandeza, de cuerpo e de industria aquexados, e con los horribles bramidos los oidos tormentavan. Assi que, por el rio d’una parte, por los enemigos de otra, los animos de los macedonios, de buena esperança assaz convinentes e muchas vezes esperimentados, de improvisa

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temor se turbavan grandemente, porque las naves no firmes ni a la riba endereçar ni seguramente afirmar se podian. Eran en medio del rio islas espessas a las quales los macedonios e los indios, nadando, sobre la cabeça levadas las armas passavan. Y en essas algunas ligeras escaramuças faziendo, amos los reyes en el peligro de una pequeña fazienda el avenimiento de todo el caso provavan. Mas entre los otros en la hueste de los macedonios de temeridad e audacia fueron mucho notables Egesmaco e Nicanor, nobles mancebos e por continua felicidad de su parte a menospreciar todo peligro aparejados. Con estos capitanes los mas prontos de los otros mancebos, con solas las lanças armados, a la isla que de gran cantidad d’enemigos era ocupada passaron e muchos indios que de ninguna cosa mejor que de audacia eran armados mataron. Con gloria partir se podian, si la prospera temeridad orden a sus faziendas pusiera. Mas en tanto que d’essos que sobrevienen burla se fazen e con gran soberbia los atienden, circundados de los otros que ocultamente el rio passavan, de alexos con los dardos fueron opremidos. Essos que de los enemigos fuyeron en el impeto del rio o en el golfo del agua s’ahogaron. Esta pelea a Poro gran fiuza ayuntara, que de la riba toda cosa veia. Alexandre, como el rio pasasse sin consejo, non de menos a decebir l’enemigo est’engaño se puso a pensar. Era una isla en el rio de las otras mayor, toda salvage, y essa mesma a esconder los engaños mucho dispuesta. Una hoya pues, non de la riba qu’el tenia apartada, no solamente los hombres de pie mas los de cavallo podia esconder. Por esto que los ojos de los enemigos de la vista d’essa oportunidad removiesse, a Tolomeo con todas las escuadras de la gente, alexado a la isla, fizo cavalgar e con el [136v] gritar a los indios espantar le mandara, casi como qu’el rio quisiesse passar. Tolomeo, esto por muchos dias obrando, con semejante consejo a Poro a essa parte c’amostrava d’andar la hueste suya fizo bolver. E ya la isla fuera del aspecto de los enemigos era dexada quando Alexandre en la contraria parte de la riba su tienda fizo assentar e la escuadra, que a el acompañar solia, delante d’essa estar. E todo el aparato de la real magnificencia de industria delante a los ojos de los enemigos fizo poner. Atalo asi mesmo, a el de dias egual e del aspecto del vulto e del cuerpo assaz semejante, de la vestidura real adornado puso, en conspecto qu’el rey presente encima d’essa riba estar amostrasse e como passaria pensar. El avenimiento d’este consejo, la turbacion del tiempo primeramente tardando, depues a buen fin lo trayera la indisposicion a su efecto, aun la fortuna bolviendo. Con el demas de la gente a passar en la isla s’aparejava, de la qual havemos ya dicho, siendo l’enemigo buelto contra essos que con Tolomeo la riba del rio mas baxa tenian, quando del aire nubloso y turbado una gran lluvia e apenas so las cubiertas tolerable començo a decender. E las gentes de armas, del agua echadas, abandonadas las naves, en tierra baxaron. Mas el estruendo d’ellos gritando por el roido del viento no se podia de los enemigos oir. Depues, en un momento de tiempo cessada la lluvia, tan espessas las nuves en el cielo s’ayuntaron que la claridad escondian e apenas el rostro d’essos en uno fablando ver se podia. Esta escuridad quasi a manera de noche en derredor del cielo a un otro habria espantado, deviendo en un rio no bien conocido navegar, por ventura los enemigos teniendo essa parte de la riba dond’ellos improvisos e por la gloria el peligro buscando andar acordavan. El la escuridad que los otros espantava su oportunidad estimando, dado el señal que cada uno calladamente a las naves

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puyasse, essa que a el levava primero a la riba fizo atraer, a la qual de los enemigos era vazia, porque Poro solamente a Tolomeo mirava. Perdida pues sola [137r] una nave que l’agua en los cantos echada opremida tenia, con todas las otras salieron e subito a su gente las armas tomar e ordenar las escuadras mandara.

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[Capítulo 14: La batalla contra Poro (verano 326)] E ya la hueste a manera de cuernos partida el mesmo guiava, quando a Poro fue denunciado la riba de gente de armas rellena ser ya tomada e la cosa estar en estremo peligro. Y el primeramente, por vicio de los humanos ingenios a su esperança aderiendo, Abisares compañero de la guerra, segun qu’entre amos era ordenado, venir se pensava. Depues, la lumbre mas clara los enemigos mostrando, quatro mil de cavallo e cien carretas a essos que sobrevinian fizo al encuentro salir. Era capitan d’esta gente Ages, su hermano. Un gran poderio es en estas carretas, porque seis hombres cada una encima si tiene: dos escudados e dos archeros del uno e del otro lado ordenados; eran carreteros los otros. Y estos, no punto desarmados quando d’acerca pelear convinia, dexadas las riendas, muchos dardos contra los enemigos echavan. Mas apenas esta jornada el ayuda de las carretas fue provechosa porque, segun qu’es dicho, la lluvia muy grande, del humido aire decendida, los campos leznes e a cavalgar mal dispuestos havia dexado. Asi que las carretas, graves e quasi inmoviles, en los varrancos del agua e de lodo eran detenidas. Por el contrario, Alexandre con la hueste ligera e delibre animosamente peleava. Los scitios e los daques ante de todo a los indios saltearon primero. Depues Perdica, con los de cavallo, en la ala diestra en los enemigos fizo la [e]ntrada. E ya la batalla se fazia por todo quando essos que las carretas guiavan, esta ser la ultima ayuda de los suyos pensando, dexadas las riendas, en medio de la batalla a correr començaron. Este peligro a amas las partes era dudoso porque los primeros de los macedonios que eran a pie opremidos del impeto fueron e, las carretas por los leznes lugares e sin camino siendo puestas, a los mesmos que traian en tierra derribavan. De algunos los cavallos turbados, no solamente en los varrancos e lagunas [137v] de lodo mas en el rio las carretas echavan. Pocos por los enemigos travessados a Poro tornaron, que la batalla aspramente incitava. Quando el las carretas por todo esparzidas sin governadores vio andar variando, los elefantes [a521] los mas de sus amigos propincos fizo distribuir. Empos d’ellos havia puesto los infantes a pie e los archeros y essos que los panderetes eran usados tañer. Estos en lugar de trompetas son a los indios. Ni por el estruendo d’ellos sus oidos se turban, a tanto estruendo ya domesticados haviendo. La imagen de Hercules delante de la escuadra de los hombres de pie se levava. Era esta entr’ellos combatiendo incitamiento muy grande e abandonar los traedores d’ella en fecho de armas era por gran traicion estimado. La pena de la cabeça havian estatuido a essos que de la batalla no la tornassen, la temor que de tal enemiga sufrieron en veneracion e religion retornando.

521 Ms. e; Ital. a.

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Los macedonios no solo el aspecto de los elefantes mas del rey Poro fizo un poco aquedar. Las bestias entre la gente de armas partidas un aspecto de torres de alexos fazian parecer. El rey quasi la forma humana de grandeza avançava e a la grandeza suya el elefante que a el traia parecia egualar, tanto entre las otras bestias mayor quanto el entre los hombres era escelente. Por esto Alexandre, contemplando el rey e la hueste de los indios: «¡Agora, dixo, veo un peligro egual a mi animo! ¡Con las bestias e hombres notables havemos en uno a fazer!». E remirando a Cenos: «Quando yo, dixo, de Tolomeo, Perdica, Efestion acompañado, en la sinistra escuadra de los enemigos el salto havre fecho e qu’en el medio del ardor de la batalla me veras puesto, tu la diestra escuadra moviendo entr’ellos turbados faras las banderas bolver; tu Antigono522, tu Leonato e tu Taurone no entrar en la escuadra de medio mas sostener los contrarios. Las nuestras lanças, luengas e fuertes, en lugar ninguno mejor que contra las bestias e sus governadores usar se podran, echados a tierra essos qu’encima les van. E los elefantes con las lanças feridos suelen ser a los su-yos [138r] una dudosa manera d’ayuda e contra essos mas furiosamente se buelven. En los enemigos por mandamiento en los suyos, por miedo el impeto fazen». Dicho esto, el primero su camino en los enemigos corriendo bolviera. E ya segun la orden dada la hueste de los enemigos havia salteado, quando Cenos con fuerça de gente en la escuadra sinistra523 fizo la [e]ntrada. La falange aun la escuadra de medio de los indios en un impeto en rompimiento pusiera. Poro donde la gente de cavallo vio pelear los elefantes fizo bolver. Mas siendo animales perezosos e quasi inmovibles, la presteza de los cavallos egualar no podian. Ni de las saetas aun algun provecho a los barbaros era porque, luengas e pesadas siendo, si el arco primero non afirmavan en tierra no bien devidamente las podian poner. Depues la tierra lezne el impeto d’ellos tardava, assi qu’en el aparejar de los tiros de la presteza de los enemigos eran ocupados. Por semejante causa menospreciado el imperio del rey suyo, la quoal cosa suele avenir quando a la gente turbada la temor del emperador mas poderoso comiença a mandar, tantos capitanes quantas escuadras andavan, errando algunos, las partes dever s’ayuntar, a otros dividir mejor parecia; algunos firmes estar, otros detras a los enemigos circundar les mandavan. E nada era en comun consejado. Poro non de menos, con algunos pocos que mas la verguença qu’el miedo temian, los suyos espargidos recogiendo, contra los enemigos se puso ad andar, los elefantes delante guiar a su escuadra faziendo. Una estrema temor estas bestias a los macedonios trayeron e, sus bramidos no usados, no solamente los caballos, animales a todas cosas temerosos, mas los hombres aun e las escuadras havian turbado. E ya lugar a foir a reguardar començaron essos que poco ante eran vencedores, quando Alexandre los agrianos y essos de Tracia, armados ligeros, con mejor corrimiento que la gente cercana, contra las bestias andar les impuso. Estos una gran multitud de dardos en los elefantes e sus governadores echaron. La falange, aun a essos turbados, mas fuertemente començo

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522 Aquí es Antígenes. Se repite la confusión del libro V. 523 En el Ital., 218r, también hay esta incomprensión: Cenos no entra por el ala izquierda, pero por la derecha, según se lo ordena Alejandro en el discurso anterior. Puede que sea una cuestión de perspectiva, como en pasajes anteriores (Pejen. p. 484).

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a resistir, bien que al-gunos, [138v] con mayor desseo las bestias siguiendo, contra si mesmos con las feridas las incitaron. E hollados de los pies d’ellas, fueron a los otros exemplo de deverlas mas cautamente seguir. Pero era ante de todo terrible l’aspecto d’ellas quando con la trompa, los hombres armados tomando, a sus governadores los davan. La batalla por esto era mucho dudosa e, parte siguiendo e parte fuyendo los elefantes, la batalla quasi todo el dia prolongaron fasta tanto que a la postre con las segures, porque tal reparo era aparejado, començaron los pies a cortar. Copides dizen ellos ciertas espadas, a manera de hoces ligeramente encorvadas, con que las trompas a los elefantes cortavan. E toda ayuda non tanto la muerte mas la temor de las nuevas penas entre la muerte fazia a ellos provar. A la postre los elefantes, por las feridas trabajados, los suyos con el impeto echaron y, essos que los rigian derribados, a tierra d’ellos mesmos eran opremidos. E asi en forma de ovejas, mas temerosos qu’enemigos allende de la escuadra se levantavan. Poro, a la hora de los suyos abandonado, los dardos de mucho ante aparejados del elefante en los circunstantes enemigos començo de tirar. E feridos muchos, de parte siendo el aun a todo caso aparejado, de todas partes era aquexado. E ya nueve feridas, parte delante, parte detras havia recebido y, esparzida gran sangre, con las debiles manos los dardos mas ante caidos que echados tirava. Ni menos fieramente la bestia, por la rabia incitada, aun no siendo ferida, entre la gente discorria fasta tanto qu’el regidor d’ella, [el rey524], con los miembros languidos dexadas las armas, apenas la piensa poder sostener s’acatara. El elefante a la hora siguiendo Alexandre fizo bolver en foir. Mas su cavallo, de muchas feridas llagado e defalleciendo, depuesto mas ante el rey que no echado en tierra, muerto cayera. Assi que, mudando cavallo, mas tarde lo pudo seguir. En este medio el hermano de Taxiles, rey de los indios, embiado de Alexandre delante, a Poro començo a monestar que los çagueros partidos no quisiesse aprovar e al vencedor se rendiesse. Poro bien que, menguando la sangre, perdido las fuerças hoviesse, [139r] non de menos a la voz conoscida espertado: «¡Yo conozco, dixo, el hermano de Taxiles, de su imperio y regno traidor!» E un dardo que no le era por aventura caido contra el echando, por meata de los pechos lo passo a las espaldas. E fecha esta ultima obra de virtud, mas fuertemente fuia. Mas l’elefante, por muchas feridas recebidas, a defallecer començava. Por tanto se detuvo, los hombres de pie a los enemigos que lo siguian oponiendo. E ya era Alexandre llegado, el qual la pertinacia de Poro haviendo entendido, no dexava a ninguno d’essos que contrastavan perdonar. Assi que de todas partes y en los hombres de pie e contra’l mesmo rey Poro los dardos s’echavan, de los quales, a la fin opremido, començo de la bestia a caer. El indio qu’el elefante rigia, creyendo el querer decender, subitamente el elefante a su costumbre fizo inclinar. Assi qu’el abaxado, los otros, como era la orden, sus personas echaron en tierra. Este acto a Poro y a todos los suyos a los vencedores dio presoneros. Creyendo Alexandre Poro ser muerto, su cuerpo mando despojar. Queriendo pues essos la loriga e los otros vestidos d’encima a el desnudar, l’elefante contra ellos corriendo al rey defendia e, retomado

524 Ms. Dario ; Ital. el re. Anacronismo evidente del traductor al querer resolver el anafórico «el re» presente en su fuente.

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el cuerpo, sobre si lo depuso. Por tal causa la bestia, de todas partes combatida, a la postre fue muerta e Poro encima una carreta fue puesto. Al qual, viendo el rey aun los ojos alçar, no ya de odio mas de misericordia siendo comovido: «¿Que mal o que locura, dixo, te ha costreñido, conocida de mis fechos la fama, a querer la fortuna de la batalla provar, pues que se havia a mi Taxiles rendido e tu asi exemplo propinco de la clemencia nuestra viendo?» Poro a la hora por el trujaman: «Porque tu me demandas, dixo, yo usare d’essa libertad que tu interrogando fazes. Ninguno de mi mas fuerte estimava. Reconocia mis fuerças, las tuyas aun no haviendo provado. Mas tu mas poderoso ser la fin de la batalla ha demostrado. Ni menos yo Poro, bienaventurado, m’estimo a ti siendo segundo». Demandado otra vez que cosa el vencedor a el dever fazer pareciesse: «Esso, dixo, qu’este dia t’aconuerta, pues que has aprovado quanto caible e fragil la felicidad se ha». [139v] E mas al rey amonestando obtuvo que rogando porque, la grandeza del animo suyo non espantada e la fortuna non inclinada, non tanto con misericordia mas con honor le parecio recebir. E esse aun doliente fizo curar, non otramente como si hoviesse por el peleado. Depues sano, contra la esperança de todos en el numero de sus amigos lo recibiera e mayor reino que esse que posseia primero le fizo assignar. E cierto ninguna cosa mas fuerte e constante hovo su ingenio de la admiracion de la verdadera gloria e loor. Non de menos, mas eficacemente la fama en su enemigo qu’en el cibdadano apreciava, porque su escelencia de los suyos creia gastarse poder e essa mesma mas ilustre devenir quanto fuessen mayores essos que hoviesse vencido.

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El ocheno libro fenece de la istoria de Alexandre Magno, fijo de Philipo, rey de Macedonia, escrita de Quinto Curcio Rupho, istorial elegante. Comiença el noveno, sacado en vulgar por Pedro Candido bien aventuradamente.

[Capítulo 1: Conquistas diversas en India y llegada al reino de Sofites] Alegre mucho Alexandre de assi memorable victoria, por la qual los confines d’Oriente a el ser abiertos veia, sacrificados los animales atados al sol por que la gente de armas a lo que quedava de la guerra mas pronta se fiziesse, essos en congregacion loados les muestra: «¡Todo poderio qu’en los indios fuesse ser en esta batalla sobrado! El demas no ser otro que una rica roberia e, las riquezas por todo el mundo celebradas, en la provincia do andassen ser puestas, por esso d’oy adelante improvechosos e viles ser los espojos de los persios. De piedras, de perlas, de oro e de marfil no solamente sus casas mas la Macedonia y la Grecia dever ellos enchir». Los hombres de armas, codiciosos en uno de dinero e de gloria, porque jamas no los havia su afirmacion engañado, audacemente le prometieron su obra. E asi con buena esperança essos dexados, fizo aparejar el navilio por esso que, [140r] luego que hoviesse transcorrido toda la Asia, la mar Oceana, fin de las tierras, podiesse veer. Una gran cantidad de madera para fazer las naves en los montes cercanos fallavan, la quoal, depues que a cortar se tomaron, sierpes de grandeza no usada fallaron. Oricornis, aunque rinocerontis se dizen, raros animales, en otras partes en essos montes abitan, bien qu’este nombre a ellos de los griegos es dado, del fablar indio inorantes, por esso que tienen otro nombre en su lengua. Edificadas el rey dos cibdades en la una e otra riba del rio que havia passado, a cada un capitan de su gente una corona e mil dineros de oro en dono les diera. Depues a todos los otros, segun la parte y el grado qu’en su amistad obtenian, por las notables faziendas d’ellos obradas la honor les fue dada. Abisares, que ante a la batalla con Poro tomada los messageros havia embiado, prometiendo fazer toda cosa que mandasse solo que su persona a dar no forçasse, porque sin titol de rey bivir no podria ni reinar poder siendo subjecto, Alexandre a el envio a denunciar que si a su presencia venir s’agraviava, el mesmo a el andaria. Depues, sobrado el rio y Poro, a las partes mas interiores de India se puso ad andar. Eran en estos lugares selvas quasi por infinito espacio esparzidas, de arvoles grandes y en escelente alteza elevados mucho sombrosos. Los ramos d’ellos, en forma de grandes troncos rellegados en uno, depues dond’eran inclinados una otra vez s’endereçavan, de manera que, a ver no ramos levantados, mas arvoles de la propia raiz engendrados parecian. La temprança del cielo es muy sana, porque la fuerça del sol de las sombras se quita e las aguas en gran abundancia de las fuentes decorren. E asi mesmo en estas de sierpes gran cantidad abundava, con la escama resplandeciente a manera de oro. Ningun veneno era mas d’este noziente, porque a su mordedura la muerte prestamente siguia, fasta tanto que de los abitadores fue el remedio mostrado. De alli por los lugares desiertos al rio Hiarotin se vinieron. Era junta a la riba d’el de arvoles una selva sombro-sa, [140v] en otros lugares no usados, e de pavones salvages en gran cantidad abundava. Quitados los alojamientos de alli, un castillo no muy apartado

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con la hueste en cerco puesta tomara e, tomadas de los habitadores rehenas, el treudo a ellos impuso. Depues a una gran cibdad como son en esta provincia pervino, no solamente de muro mas de a[l]marjal525 en derredor goarnecida. Los barbaros con las carretas en uno ayuntadas eran por pelear al encuentro salidos. Algunos dardos, algunos lanças, otros segures levavan, y encima las carretas con presto salto sobian, quando a los suyos cansados querian acorrer. E primeramente la manera inusada de la pelea a los macedonios fizo espantar, siendo de alexos feridos. A la fin, menospreciado asi desordenado socorro, de amos los lados las carretas ciñieron y essos contrastando a ferir començaron. El rey las ataduras con que las carretas ayuntadas estavan cortar les impuso, por esso que mas facilmente a una a una circundar las podiessen. Y en esta manera, perdidos ocho mil de los suyos, a la cibdad se fuyeron. El dia siguiente, las escalas puestas, de todas partes la cerca tomaron. A pocos d’ellos fue la presteza salud, los quoales la perdicion de la cibdad entendida el almarjal traspassaron. Y en los castillos vezinos andados, una gran temor a los otros trayeron, la hueste invencible de los dioses ser venida acordando. Alexandre, embiado Perdica con la gente mas delibre por estroir la provincia, una parte de la hueste diera ad Eumene por esso qu’el aun los barbaros a dar atrayesse. El con todo el demas a una muy fuerte cibdad, en la qual los abitadores de las otras havian fuido, a campo se puso. Los cibdadanos, embiados algunos al rey a rogar, non de menos la batalla le aparejavan y, en esto la discordia entre ellos venida, el pueblo en diversas partes traia: algunos toda cosa major qu’el dar s’estimavan, otros reparo ninguno ser en ellos dizian. Y en tanto que nada se consejava en comun, essos qu’el dar se aprovavan, abiertas las puertas, los enemigos dentro pusieron. Alexandre, bien que contra los auctores de la guerra airar con razon se podiesse, non de menos dado a todos perdon, tomadas las rehe-nas, [141r] para una otra cibdad vezina moviera la hueste. Las rehenas delante la escuadra levava, las quales, haviendo los otros de los muros reconocido, siendo de una mesma gente a fabla en uno vinieron. Ellos, la clemencia y el poderio del rey acordando, a darse los atrayeron e asi las otras cibdades en semejante manera dadas a la fe suya tomara. De aqui al reino de Sofites se vino. Esta gente, como los barbaros creer, sobre los otros en saber escelentes e con buenas costumbres se rigen. Quando son los niños nacidos, no por arbitrio de los padres se crian mas solamente d’essos a quien la cura de regoardar l’abito d’ellos es atorgado. Si algunos perezosos o de las otras partes de los miembros inutiles fallan, los fazen matar. Los matrimonios no por linage o alguna nobleza s’ayuntan, mas solo por fermosura de persona porque essa en los fijos s’estima. D’esta gente un castillo donde la hueste de Alexandre era puesta de Sofites se tenia. Las puertas d’el eran cerradas e ningun armado sobre las torres o muros se via, dudando los macedonios si esse de los abitadores abandonado fuesse o por engaño escondidos estassen. Subitamente, abierta la puerta, al rey con dos fijos ya grandes le vino delante, mucho entre los barbaros otros por beldad de persona resplandeciente: la vestidura de purpura e d’oro departida tenia, que a el las piernas todas cobria; los alcorques de oro asi mesmo con piedras luzian; los braços todos de perlas eran

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525 Ms. amarjal. La -l- está borrada.

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cobiertos; de las orejas ciertas piedras por resplandor e grandeza notables colgavan; la verga suya dorada de vericles era sembrada. La salud pues de Alexandre suplicando, a si e a sus fijos con los pueblos en su poder ofreciera. Muchos avantajados canes de caça son en esta provincia: ni suelen jamas, vista la fiera, ladrar; a los leones primeramente enemigos. El poderio d’estos, por esso que ad Alexandre lo fiziesse veer, en su conspecto un leon de sobirana grandeza fizo traer e quatro canes solamente le fizo poner. Estos la fiera subitamente tomaron, tirando uno d’essos que a tal menester atendia a un can qu’el leon con los otros tenia la cama por fuerça. [141v] E no queriendo esse seguir, con el cuchillo la tomara [a526] cortar. Ni la pertinacia del can por esto vencida, la otra parte a cortar pessiguia. E aun no dexando, todavia con el cuchillo la andava cortando. El, non de menos, en la presa del leon feneciendo, los dientes firmes tenia. Tanta codicia a los animales estos a caçar la natura haver dado a la memoria es referido. Cierto muchas cosas dexo d’escrivir que no creo ni me atrevo afirmarlas porque las dudo, ni callar me parece porque son estadas a mi referidas. El rey dexado en su reino Sofites, fasta el rio Iapassin anduvo, adelante Efestion que la vezina provincia sujecta tenia con el en uno ayuntado. Fegeli de la gente propinca era rey, el qual, mandado a sus populares que las possessiones en la manera usada labrassen, con muchos donos ad Alexandre al encuentro le vino, aparejado a obedecer todo esso qu’el le mandasse. Dos dias el rey con el estoviera.

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[Capítulo 2: Exordio de Alejandro a sus hombres cerca del Hiphasis] El dia tercero el rio passar acordava, el passo del qual era mucho dificil, no solo por la ancheza del agua mas por los cantos aun de quien era empachado. Demandado a Fegeli esso qu’era necessario saber, por espacio de onze jornadas allende del rio provincia desierta e soledad ser entendiera. Depues seguir Gauge, mas ancho de todos los rios d’Oriente e allende a la riba d’el abitar las naciones que gangarides e parassies llaman. D’essas ser rey Agramane e con veinte mil de cavallo e dozientos mil hombres de pie su tierra guardar. Allende d’esto levar dos mil carretas en campo e, la terror principal, haver consigo fasta el numero de tres mil elefantes. Estas cosas increibles al rey parecian, asi que, demandando a Poro que venia con el si esto que dizia fuesse verdad, respondio el poder d’esta gente y del reino no falsamente ser referido. Mas esse que reinava no tanto innoble mas de estrema condicion ser, porque su padre havia barbaro sido, que apenas de dia en dia la vida ganava. E siendo asaz bello en aspecto, ser en gracia de la reina venido e por su causa puesto en amistad d’esse que primero reinava. Depues muerto el rey por engaño, en forma de tutor el reino libre tomando, muertos aun los fijos d’el, esse que reinava haver [142r] engendrado. E ser al pueblo odioso, a la fortuna paterna mas que a la suya semejante siendo.

526 Ms. om.; Ital. ad.

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La afirmacion de Poro un gran pensamiento al animo de Alexandre traia. De los enemigos e de las bestias poco curando, mas del sitio de los lugares e de las fuerças de los rios grandemente dudava e, las gentes repuestas, quasi en el ultimo termino de las cosas humanas buscar grave le parecia. De la otra parte, la mucha codicia de gloria e la insaciable avaricia de fama ninguna cosa sin via, ninguna mucho apartada le fazia parecer. E alguna vez dudava si los macedonios, passados por tantos espacios de tierra en la hueste y en los alojamientos envegecidos, por tantos rios antepuestos, por tantas dificultades de la natura contrastante seguirlo quisiessen. E siendo cargados de robos, mas ante de las cosas ganadas querer usar que a buscarlas de nuevo trabajarse. E pensava no semejante animo el y la gente de armas haver: qu’el universo mundo con la piensa abraçava el, a la hora en el comienço de sus obras estar; la gente de armas del trabajo hartos, todo cercano fruto finido, d’oy adelante el peligro esperar. Vencio pues la razon su codicia e, demandadas sus gentes, en tal manera se tomo a razonar: «Yo no me dudo, ¡gente de armas!, muchas cosas que a vosotros podrian turbar de los abitadores de India ser estos dias de industria narradas, bien que a vosotros no es improvisa la vanedad de los mintrosos. Assi las entradas de Cilicia, los campos de Messopotania, los rios Tigris y Eufratres, de los quoales el uno a vado, el otro con la puente havemos passado, los persios nos fazian terribles. Jamas al claro la fama no viene: todo esso que refiere de la verdad es mayor. Quanto quiere nuestra gloria en firme se funde, mas de nombre por esso que de obra se contiene. ¿Quien es esse que las bestias en forma de castillos armadas en aspecto, qu’el rio Idaspe, que las otras cosas mayores por oida que verdaderas nosotros poder sostener estimasse? E ya de Asia cierto seriamos foidos si a nosotros las fablas combatir hoviessen podido. ¿Pensaes vosotros los rabaños de los elefantes ser mayores qu’en otro lugar sean? Los otros bestiares animales raros siendo, ni facilmente tomar e con mayor dificultad [142v] mitigars’ellos pueden. Esta mesma vanedad la multitud de la gente de cavallo e de pie ha numerado. El rio, quanto mas ancho s’estiende, tanto mas plaziblemente remansa, porque essos que son de las ribas apretados e del lecho menores se cierran por fuerça las aguas corrientes atraen. Por el contrario, el estamiento del rio el andar suyo mas lento suele levar. Allende d’esto todo peligro es en la riba dond’el enemigo las naves d’essos que allegan espera, asi que, quanto se quiera el rio sea mas ancho, un mesmo peligro es decender a la tierra. Mas pongamos ser todo esto verdad: ¿Que cosa a nosotros atrae temor? ¿La grandeza de las bestias o la multitud de los enemigos? Esso que a los elefantes pertenece el exemplo delante a los ojos havemos. Contra los suyos mas aspramente qu’en los nuestros ocorren, assi grandes cuerpos con segures e hoces havemos mancado. ¿Quien relleva tantos a numero quantos Poro tenia? ¡O sean verdaderamente tres mil! Quando uno o dos son feridos, todos los otros en fuida se ponen. Depues muy pocos con trabajo se pueden regir. Tantos millares congregados en uno, ellos con ellos se fieren, quando no pueden estar ni foir la graveza de asi grandes e inabiles cuerpos sosteniendo. E a la verdad, estos animales tanto menospreciados yo he que aun haviendo d’ellos jamas los he quesidos usar, assaz conociendo de mas peligro soler a los suyos que a los enemigos estar. ¿Pues la multitud de la gente de cavallo e de pie vos faze temor que con pocos usados soes pelear e qu’en lugar ninguno el primer impeto de la desordenada muchedumbre

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podeis sostener? Testimonios son de la fortaleza invencible de los macedonios contra la multitud el Granico rio, la Cilicia ondeada de sangre de persios y Arbela, los campos de la qual de los huessos de la gente de nosotros vencida son recubiertos. ¡Tarde las huestes de los enemigos començaes a contar depues que la Asia venciendo una soledad haveis fecho! «Quando por el Elesponto passamos, entonce de nuestra poquedad pensar convenia. Mas al presente, los scitios nos siguen, las ayudas batrianas son prestas, los daques e los sogdianos con nosotros van en las armas. E non de menos [143r] d’essa multitud no me confio. Solo a vuestras manos reguarda la vuestra virtud de las obras que tengo a fazer, como guarda e deposito acerca de mi detengo. En tanto que con vosotros en la escuadra estare, ni los mios ni la hueste de los enemigos de numerar yo me curo. ¡Solamente vosotros a mi los animos vuestros, llenos de alegria e fiuza, prestad! No al comienço de nuestros trabajos e obras, ante a la fin al presente d’ellas estamos. A dond’el sol sale e a la mar Oceana, si la pereza a nos no lo vieda, somos llegados e, de alli vencedores, todo el mundo domado, a la patria retornaremos. ¡No querais como el labrador nigligente los frutos por pereza perder! Los premios de los peligros mayores en vuestras manos haveis muy rica. E sin fuerças es esta provincia donde a vosotros no tanto a la gloria como a la preda dispongo levar. Vosotros soes dignos essas riquezas que la mar estiende a la orilla a vuestra patria levar. ¡Dignos aunque nada improvado, nada por miedo dexado abandoneis! «Por vosotros e la gloria vuestra, con la qual la humana excelencia avançais, por los meritos vuestros en mi e los mios egualmente en vosotros, en que unos con otros somos conjuntos, vos ruego e conuerto que esse que haveis levantado y el compañero vuestro, ¡no digo rey!, a los terminos de las humanas cosas andar queriendo, abandonar no querais. Las otras faziendas a vosotros he encomendado. De esta vos soy sola deudor. E yo vos ruego, que nada jamas a vosotros mande, que a mi mesmo en persona a los peligros non opusiesse. Que muchas vezes la escuadra defendi con mi escudo por quien mis manos no rompiesse, la palma con la qual Hercules y Baco padre, si no contrasta la invidia, me pienso egualar. ¡Atorgat esto a mis ruegos! En fin, vuestro silencio endurecido romped: ¿A dond’es la grita señal de vuestra alegria? ¿Dond’es el vulto de mis macedonios usado? ¡Yo no vos conozco, gente de armas, ni me parece que de vosotros sea conocido! ¡Ya ha rato que vuestros sentimientos e sordas orejas e los animos inmovibles y adversos me esfuerço espertar!» Pesseverando ellos en este silencio, con las fazes inclinadas atras: «Yo no se, dixo, que imprudentemente haya en vosotros pecado, que [143v] solamente en el rostro mirar a mi no quereis. En una soledad me parece ser retraido. Ninguno me responde, ninguno menos me niega. ¿A quien fablo yo e que cosa a vosotros demando? ¡Vuestra gloria e grandeza vos muestro! ¿Donde son essos la contienda de los quales poco ante yo vi entre si debatiendo, quien mas ante deviesse el cuerpo de su rey ferido levar? Desierto e abandonado e a los enemigos soy dado, mas solo aun andar pesseverare. ¡Echadme delante a los rios e bestias e a essas gentes del quoal nombre haveis tanta de orror! Yo fallare ciertamente quien, de vosotros abandonado, me siga. Los scitios e batrianos vernan en uno comigo. Poco ante enemigos siendo, mi gente de armas seran essos. Mejor es a mi la muerte sofrir que ser a peticion de otro señor. ¡Andadvos

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a casa retornando! ¡Andadvos de vuestro rey abandonado gloriando! ¡Aqui de la desesperada de vosotros victoria o de la muerte honesta el lugar fallare!»

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Ni en esta manera alguna voz de sus gente pudo esprimir, esperando ellos que los duques e principes al rey refiriessen como por las feridas y el trabajo continuo de los fechos de armas no refusarlo devido, mas mas allende sostener no podian. Pero ellos, de miedo espantados, las fazes en tierra puestas tenian. En este medio, los gemidos primeramente d’ellos, depues el llanto començara a crecer. E a poco a poco mas libremente s’escobrio la dolor, cayendo las lagrimas por modo qu’el rey, la ira en misericordia haviendo ya buelto, ni el aun de lagrimar se pudo abstener. A la postre, toda la congregacion largamente plañiendo, Peño527, los otros dudando, de fazerse a la tribunal mas vezino hovo atrevimiento, faziendo señal algunas palabras querer el dezir, al qual, depues que la gente de armas vieron la celada de la cabeça quitar, porqu’en essa manera fablar al rey era de usança, ad aconortar a el començaron que defender la causa de la hueste quisiesse. Peño a la hora: «No plega a Dios, dixo, qu’en nosotros sean piensas inicas, e cierto non le plaze. Esse mesmo animo es a los tuyos que siempre es estado, ad andar donde te plega, a combatir, peligrar, e con nuestra sangre tu nombre a lo venidero comendar. Por tanto, si tu pesseveras, desarmados, desnudos e menos de sangre como [144r] te pluguiere, adelante andaremos. Mas si tu quieres oir no las simuladas palabras de tu gente de armas ante de la ultima necessidad espremidas, te ruego la mesma audiencia nos quieras prestar qu’el imperio tuyo y querer siempre constantemente havemos seguido, y en todo lugar que vayas somos aun por seguir. Tu, rey, por la grandeza de tus ilustres faziendas no solamente los enemigos has, mas tus mesmas gentes sobrado. Todo esso havemos que la mortalidad podia sostener exseguido. Passadas las mares e tierras, mejor de nosotros que de los habitadores toda parte es conocida. Casi a los ultimos fines del mundo somos llegados e tu en un otro mundo te aparejas de andar e buscas la India, que de los mesmos indios no es conocida. Las naciones entre las sierpes e las fieras biviendo de sus escondrijos quieres echar, por esso que mas cosas qu’el sol no veye circundando refalles. ¡Digno pensamiento por cierto del animo tuyo, mas assaz qu’el nuestro mayor! ¡Siempre tu virtud sera puesta en augmento! Las nuestras fuerças a la fin son venidas. ¡Acata nuestras personas sin sangre, todas horacadas, de tantas llagas, de tantas cicatrices podridas! D’oy adelante los dardos son debiles, ni las armas mas allende pueden bastar. La vestidura persia havemos tomado, porque la nuestra usada no se puede traer, y en peregrino abito trasportados nos somos. Apenas de nosotros alguno tiene las armas. ¿Quien es pues esse que haya consigo el cavallo? ¡Faze a buscar como a muchos han sus siervos seguido e que a cada uno de tanta preda le sobre! Vencedores de todo, de todas cosas mendigos somos. Ni de 527 Se refiere a Cenos.

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luxuria mas de guerra abundamos. Los esturmentos de la batalla de nosotros son consumados. E tu esta bellissima hueste delante a las bestias quieres echar, la multitud de las quales, bien que los barbaros de industria la crecen, non de menos ser gran numero. Aun de la mentira yo entiendo. E si por ventura en India mas allende quieres passar, la region de Mediodia es menos desierta, la qual sujuzgando, te sera licito en la otra mar traspassar que por termino a las cosas humanas la natura ha metido. ¿Por que vas en derredor la gloria aquistando que delante a tus manos es puesta? Asi mesmo es alli l’Oceano. Si [144v] no quieres errar, somos a donde la fortuna nos atrae llegados. Estas palabras contigo mas ante que menos de ti con estos otros he quesido dezir, no por que la gracia de la hueste circunstante aquiste, mas por esso que mas ante la voz de essos que han osar de fablar que los gemidos de los que van murmurado puedas oir». Como Peño hovo a la oracion puesto fin, los gritos de todas partes començaron con el llanto a crecer, su rey «padre» y «señor» con vozes confusas llamando. E ya los otros duques, primeramente los mas antigos, a quien por edad era la escusacion mas honesta e la auctoridad mayor, a el con semejantes palabras rogavan. El ni castigar a ellos obstinados ni mitigar airados podiendo, quasi sin consejo del tribunal descendiera e su corte fizo cerrar, excepto a essos que eran usados la entrada vedando. Dos dias d’el entre la ira se consumaron. El tercero de la corte saliera e, ordenados doze altares de piedra, biva señal de su espedicion, la forma de los alojamientos crecer e los lugares de yazer de mayor grandeza ca segun l’abito humano fizo aparejar, por esso que, la esperanza de todos creciendo, un mintroso milagro a lo por venir reservasse. De alli, retornando por dond’era venido, al rio Acestines los alojamientos pusiera. En este lugar Peño de la dolencia opremido muriera, de que el rey assaz se dolio. Non de menos, hovo a dezir por unos pocos de dias una gran oracion haver començado, casi el solo la Macedonia deviesse veer. E ya el navilio que fecho havia aparejar era puesto en el agua. En esto Menon, de la parte de Tracia, por complimiento dos mil de cavallo, allende d’esto de Arbela528 siete mil peones havia traido e armaduras veinte cinco mil de oro e de plata adornadas. Las quales el rey, repartidas por la gente de armas, las viejas en el fuego fizo echar. Con el navilio pues entrar en la mar Oceana queriendo, Poro e Taxiles, reyes de India, por discordia los odios antigos renovando, firmada en uno la gracia por parentado, en sus reinos los fizo quedar. En ordenar el navilio con gran obra de amos fuera ayudado. Dos cibdades aun fizo edificar, de las quales la una Nicea, la otra Bucifalla, en nombre y memoria de su cavallo Bucifal, fueron llama-das. [145r] Mandado depues que los elefantes con los carruages por tierra levassen, a la seguida del rio baxara, cerca quarenta estadios cada dia procidiendo por esso que la gente en oportuno lugar deponer se podiesse.

528 Confunde la ciudad de Arbela con un nombre propio. Se trata, en realidad, de Hárpalo (en el Ital. «Harbello»), guardia del tesoro real.

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Eran venidos a la region qu’el rio Iaspades529 con Acestines se ayunta530, e de alli a los confines de los soboris arribaron. Estos pueblos los sus mayores de Hercules ser decendidos contavan. Abandonados d’el en este lugar, dolientes siendo, depues esse sitio ser d’ellos tomado. En lugar de vestidos, pieles de fieras suelen levar. Los dardos suyos son maças. E bien que las griegas costumbres abandonadas hoviessen, muchos señales aun de la decendencia notable parecian en ellos. Partido d’este lugar, dozientos e cincuenta estadios passara adelante e, robada essa provincia, la cibdad principal de los suyos circundada tomara. Quarenta mil hombres de pie sobre la riba del rio esta gente al encuentro le havia opuesto, los quales el rey, passado el rio, en rompimiento pusiera. E combatidos essos dentro de los muros, muertos los mayores, todos los otros fizo vender. Depues a combatir començando una otra cibdad, por la fuerça de los defendedores rebotado, muchos de los macedonios perdiera. Mas pesseverando en el sitio, los cibdadanos la salud no esperada, el fuego en sus casas pusieron e a si mesmos con las mugeres e fijos suyos quemaron. El qual fuego ellos creciendo e los enemigos por el contrario amatando, una forma nueva de batalla fazian: los abitadores su cibdad dessazian, los enemigos por el contrario a ella ayudavan. En tanto aun la razon natural la guerra en contrario suele mudar. Era una fortaleza del fuego en la cibdad reservada y en ella era puesta la guarda. El rey con las naves en derredor a la roca se puso ad andar, porque tres rios afuera del Gauge, de la India mayores, en cerco la roca defienden: de Setentrion l’Indo decorre; de Mediodia Acestines en Iadaspe faze la entrada. Y este ayuntamiento de los rios en uno faze las ondas a la mar semejantes comover. El cieno aun, que del correr d’ellos es comovido, el camino por donde passan las naves muy angosto abandona. Por tanto, la multitud de las ondas viniendo al contrario e de la una parte las proas de las naves, de la otra [145v] los lados el agua firiendo, los naucheres las velas a baxar començaron. Mas los sus esturmentes parte del enfruento del rio, parte fueron de la furia del agua ocupados. En conspecto de todos, dos de los mayores navilios, de la rezia presteza del rio opremidos, fueron sumidos. Los mas ligeros no podiendose aun ellos regir, non de menos a la riba sin daño se retrayeron. El mesmo Alexandre en los mas peligrosos golfos del agua fue retraido, entre los quales la nave, tomada e a traves conduzida, no se podia del govierno regir. E ya la vestidura d’encima s’havia quitado, queriendos’el mesmo en el rio echar. Los amigos suyos, aun por esso que a el ayudassen, no muy alexos en el agua nadavan. E parecia un dudoso peligro asi del que nadar queria como que a navegar pesseverava. Por esta causa, todos en uno los remos a fuerça echaron e quanto con humano poder fazer se podia d’ellos fuera ayuntado, por esso que las ondas que trasportavan la nave por fuerça rompiessen. Parecia las ondas ser por medio rompidas e los golfos del agua

529 Traducción literal de la fuente, pero en realidad es el Hidaspes. Más abajo, Iadaspe tendrá el mismo sentido. 530 Se trata de un error de Curcio en la ubicación del episodio (Pejen. p. 511).

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atras dar lugar, de los quales a la fin fue la nave librada, no que a la riba se levasse, mas en los mas cercanos vados rompiera. E parecio la batalla con el rio ser fecha. Puestos pues los altares segun de los rios el numero y el sacrificio derechamente fecho, trenta estadios passara delante e de alli en la region de los sudraques e maullis pervino, los quales, entr’ellos de pelear otras vezes usados, la compañia del peligro en uno los fizo venir. Cerca nueve mil de los mas moços d’ellos todos a pie en las armas estavan. Allende d’esto, diez mil a cavallo e nuevecientas carretas en punto tenian. Los macedonios, que de todo peligro ser salidos creian, depues que la batalla de nuevo con la mas feroce gente de India quedar se acataron, por improviso miedo espantados, de nuevo con alvolotadas vozes a reprender el rey començaron, diziendo el rio Gange e esso que allende d’el yaze ser a passar costreñidos e no fenecida la guerra mas mudada l’haver e ser objectos a no domable gente por esso que con su sangre la mar Oceana le abriessen, atraidos fuera del sol e de las luzientes estrellas, e costreñidos de andar en [146r] essas partes que la natura de los ojos de los hombres removidas havia. A las nuevas armas nuevos enemigos ser aparejados, los quales, bien que a todos rompiendo echassen, ¿que premio a ellos quedar sino escuredad e calinas e noche perpetua a la profunda mar pareciente, que de bestias terribles las ondas inmovibles rellenas tenia e donde la natura casi muriendo fuesse faltada? El rey, no por su solicitud mas de la gente de armas gravemente comovido, la congregacion convocada, les muestra ser gente vil essos de quien tanto temian e ningunos fuera estas naciones a ellos depues contrastar, de manera que, todos los espacios de la tierra passados, a la fin del mundo e de los trabajos en uno allegassen. Haver dexado por temor [d’ellos Gange531] e la multitud de las naciones que allende d’el abitan. Su camino haver en essa parte bolvido donde menor peligro e gloria egual pareciesse. Ya el ver l’Oceano y el aire de la mar espirando sentir. No le quisiessen negar la gloria que tanto desseava. Los terminos d’Ercules e de dios Baco dever traspassar y ellos con poco daño a su rey la inmortalidad poder dar con la fama. Hoviessen paciencia ellos de India s’andar e no que fuyessen. Toda multidud de gente e mayormente de armas de movible impeto es trasportada e asi los remedios de la discordia que los comienços no son mayores. Jamas de la hueste tan alegre grita no fue rendida, aconortando a ellos levasse con prosperos dioses essos que tanto invidiava de gloria egualasse. Contento el d’estas esclamaciones, subitamente la hueste contra los enemigos moviera. De todas las gentes de India, los mas poderosos son estas e la batalla audacemente aparejavan. Un capitan de la gente sudraque por notable virtud escogieron, el qual a las faldas del monte los alojamientos suyos fizo poner e anchamente los fuegos, por que la muestra de la gente creciesse, fizo acender. Con gritos aun e aollidos, segun su costumbre, los macedonios que callados estavan en vano espantar s’esforçava. E ya la luz parecia quando el rey, d’esperança y fiuza relleno, a sus gentes alegres siendo, las armas tomar y en escuadra re-traer [146v] se mandara. Mas segun que se dize, o por miedo entr’ellos nacido o por discordia, los barbaros subitamente fuyendo los montes solitarios y empachados ocuparon, la hueste de los quoales, en vano el rey pessiguiendo, todos los carruages tomara. 531 Ms. d’ellos a Gange.

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Depues a la cibdad de los sudraques pervino, a la qual muchos d’ellos havian fuido, non menos de los muros que de las armas fiuza tomando532. E ya el rey a essa la hueste allegava, quando l’adevino se tomo a monestarlo qu’el sitio no le pusiesse o verdaderamente lo tardasse, el peligro su vida manifiesto parecer. Alexandre al adevino que Demofonte dizian remirando, dixo: «Si alguno a ti intento en tu arte y en los sacrificios acatando turbasse, non dudo que a ti enojoso e no conviniente pareciesse». Respondiendo el que pues esto seria: «¿Piensas tu, dixo Alexandre, a uno que tantas faziendas e no entrañas de ovejas haya delante, a los ojos sea algun impedimiento mayor que un adevino de vana religion ser tomado?» Ni mas luengamente que respondiendo tardado, las escalas a la cerca fizo poner. Dudando los otros, pues el primero de todos subiera. Era de la cerca el corredor muy angosto. Ni las almenas como en otros lugares costumbran. La cima d’el departian. Ante con una continua guirlanda por defension antepuesto el sobir empachava. Por tanto, el rey mas ante arrimado qu’encima s’estava, con el escudo los dardos de todas partes rebotando, porque de las torres y de todos los lados a el se tirava. Ni la gente de armas allegar se podian, porque de las defensiones d’arriba eran echados. A la fin, la multitud de los dardos fue de la verguença del peligro vencida, viendo por su tarda el rey a los enemigos ser dado. Mas por muy gran priessa los socorros tardavan. E contendiendo cada uno de sobir encima las escalas, en tal guisa cargaron que, no podiendo sostener e caidos en tierra, una sola esperança del rey suyo engañaron.

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Estava pues el en conspecto de toda su gente como en una soledad abandonado. E ya la mano sinistra con la quoal el escudo a las feridas ponia, cansada, sostener no podia; e los enemigos llamando que subiessen a el, en derredor a recebirlo aparejados estavan. Quando el una cosa no solamente increible [147r] mas inoida se puso a fazer, mas a la fama de la temeridad que a la gloria notable pareciendo: porqu’en la cibdad de los enemigos llena, con trabucado salto de si mesmo se puso, apenas podiendo esperar de combatir y dever brevemente morir porque ante que se levantasse opremir se podia e ser bivo tomado. Mas en tal manera saltando la persona balanceado havia que cayera de pies e, asi endereçado, començo a pelear. Por esso que no se podiesse circundar, de la fortuna fue proveido un arvol antigo non alexos de la cerca, con los ramos de muchas hojas vestidos, casi de industria echados. Delante cobrian al rey, al tronco del qual muy ancho por que no se podiesse ceñir el cuerpo arrimara. Con el escudo los dardos que por el contrario eran echados recibiendo e bien que d’acerca uno solo de tantos fuesse salteado, ninguno por esso se le osava allegar. Los dardos mas ante en los ramos qu’en el escudo caian. Primeramente por el rey peleava

532 Como muestra del desinterés del autor por la faceta más militar de Alejandro, nos dice H. Bardon: «Quinte-Curce n’insiste pas suffisamment sur les difficultés d’Alexandre, isolé dans un pays immense et hostile. Le plan de campagne qu’il conçoit alors est un chef-d’œuvre stratégique; mais notre historien s’intéresse peu à ces contingences» (Bard. t. 2, p. 365).

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la fama d’el ilustre su nombre, la desesperacion depues incitamiento muy grande a honestamente morir. Mas toda vez la multitud de los enemigos creciendo, gran suma de dardos en el escudo hincados tenia. E ya l’ielmo de los cantos era rompido e de trabajo continuo las rodillas agraviadas caian. E mas seguramente e con menos reguarde los que l’estavan cercanos lo salteavan, de los quales dos en tal manera recibio con la espada que ante d’el muertos cayeron. Ni alguno depues hovo audacia de se le allegar. Solamente de alexos los dardos e las saetas echavan. El, a todo golpe aparejado, no debilmente su persona encima las rodillas firmada defendia, fasta tanto que un indio una saeta de dos cobdos luenga, como ante havemos ya dicho ellos usar, en tal manera le echara que, las curaças passadas, un poco en el lado derecho se incara, de la qual ferida muy afligido e gran cantidad de sangre en uno saliendo las armas a guisa de uno que muriesse dexara caer. E tanto dissoluto devino que a quitar el asta d’ella la mano diestra satisfazer no le pudo. Por tanto, el que lo havia ferido a desnudar el cuerpo alegremente corriera, del qual, luego que sentidas las manos a su cuerpo ser puestas, [147v] creo por la indignidad de la postremera verguença comovido, el animo que ya fallecia retomara de nuevo y el lado del enemigo desnudo con la espada sopuesta l’abriera. Yazian en esta manera acerca del rey los cuerpos de tres que muerto el havia, estando todos los otros aparte espantados. El por esso que ante qu’el ultimo esprito faltasse combatiendo muriesse, encima l’escudo levantar s’esforçava. Mas depues que ad ayudarse las fuerças faltavan, con la mano diestra los ramos colgantes tomando por levantar s’ayudava. Ni en esta manera con la persona aun poderoso, encima las rodillas de nuevo cayera, con la mano los enemigos provocando si alguno allegar se queria. En tanto Peucestes, removidos los combatientes del muro por otra parte de la fortaleza, el rastro siguiendo, al rey sobrevino. El qual, viendo Alexandre no ya de su vida mas de la muerte solaz sobrevenido pensando, el cuerpo trabajado encima su escudo depuso. Luego Timeo e siguientemente Leonato, a la fin AristonicoArístono encima vinieron. Los indios, depues qu’el rey ser dentro a la cibdad entendieron, dexados los otros en esse lugar ocorrieron, essos que a el defendian por fuerça rebotando. De los quales Timeo, recebidas muchas feridas e fecha una notable batalla, muerto cayera. Asi mesmo Peucestes, de tres dardos passado, non de menos no a el con el escudo mas al rey defendia. En tanto Leonato, que los barbaros muy codiciosamente contra’l rey ocorriendo sostuvo, en el cuello ferido, delante a los pies del rey medio muerto cayera. E ya Peuceste de las feridas trabajado el escudo deponia. En Aristonico la ultima esperança quedava. Este, aun gravemente ferido, tanta fuerça d’enemigos mas allende sostener no podia. Quando a los macedonios la fama del rey muerto pervino, havria espantado a los otros esso qu’el animo d’essos crecia. Por esto, olvidados de todo peligro, con las artellerias la cer[c]a rompieron e, de alli fecho el camino, en la cibdad todos entraron e mas multitud de indios fuyendo que a pelear atendiendo mataron. Non a los viejos, no a las mugeres ni a los niños aun perdonaron. De cada uno que delante venia, el rey ser ferido pensavan. A la postre, con la muerte de los enemi-gos [148r] la justa ira d’ellos hartaron. Tolomeo, qu’el reino depues de Alexandre tuvo, en esta batalla ser estado de Clitarco e Timagines es referido. Mas el mesmo, a su gloria non aderiendo, en cierta fazienda absente ser estado a la memoria ha dexado. Tanta seguridad o a

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la verdad credulidad, egual vicio, d’ella fue a essos que han las cosas por antiguidad fechas escrito. Levado el rey a la camara, los fisicos la asta de la saeta en el cuerpo hincada por esso qu’el fierro non se moviesse cortaron. Depues, el cuerpo desnudado, vieron el fierro las orejas haver. Ni en otra manera sin peligro de la persona poderse quitar, salvo que cortando la llaga creciessen. Mas mucho dudavan que, essa creciendo, el fluxo de la sangre no los turbasse, porqu’el fierro era muy grande e a las entrañas parecia llegar. Critibolo, entre los otros fisicos del arte amaestrado, del peligro espantado esse quitar non osava, temiendo que sobre su cabeça el avenimiento de la cura menos bien aventuradamente fecha recayesse. El rey d’el, lagrimando e temiendo, por solicitud espantado pareciendo, se havia acatado. Assi que rebueltose a el: «¿Que cosa o que tiempo atiendes tu, dixo, e a mi primero d’esta dolor aun deviendo morir no delibras? ¿Temes por ventura que sea dampnado porque haya una ferida mortal recebido?» Ultimamente Critobolo, o finido o dissimulado el temor, al rey començo a conortar que le pluguiesse dexarse tener, fasta tanto qu’el fierro de la llaga fuesse quitado, todo pequeño movimiento de la persona peligro traer. El rey, haviendo afirmado no ser menester a ellos que a si mesmos conteniessen, segun mandado le era el cuerpo inmovible detuvo. Y en esta manera agrandecida la llaga y el fierro sacado, una gran cantidad de sangre començo a decorrer, de manera qu’el rey, abandonado del animo e la vista d’escuridad cobierta teniendo, a guisa de hombre que moriesse se tomo a stender. En vano pues repretar con medicinas el fluxo de la sangre queriendo, los gritos y el llanto de los amigos qu’el rey morir se creian por todo se començara a sentir. A la fin, repretada la sangre, a poco a poco el animo aun recogiera, en tanto que los [148v] circunstantes se tomo a conocer. Todo esse dia e la noche siguiente la hueste en derredor a la posada del rey armada s’estuvo, confessado la vida de todos ser en el esprito d’uno solo repuesta. Ni primero se partieron que hovieron entendido el algun tanto ser de sueño tomado. Y en esta manera, mas cierta esperança a los alojamientos de su salud reportaron.

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En siete dias el rey curada la llaga, no siendo aun la cicatriz bien soldada, sintiendo la fama de su muerte por todo entre los barbaros ser divulgada, ayuntadas dos naves en uno, en medio su tienda a todos evidente fizo poner por esto que a essos qu’el ser muerto creian el mesmo s’amostrasse. Y en esta manera siendo de los indios visto, la esperança de sus enemigos de falsos relatores tomada quitara. Depues a la seguida del rio baxando, algun tanto apartado de los otros navilios levar se fazia, por qu’el reposo a el necessario, aun doliente, del movimiento de los remos no fuesse turbado. El quarto dia depues que a navegar començaron, en una provincia de los abitadores abandonada mas de panes e bestiar muy abundante arribaron. Por reposo pues de si mesmo e de su gente esse lugar del rey fue escogido. Era de usança a los principales de sus amigos e guardas de su persona velar delante a la corte, quando de alguna dolencia el rey era opremido, asi que a la

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hora servada esta orden todos donde dormia s’entraron. El, que alguna novidad no trayessen dudando, por que causa eran en uno venidos demanda e si algun nuevo avenimiento de los enemigos fuesse denunciado. Entonce Cratero, a quien era impuesto que los ruegos de todos al rey refiriesse: «¿Crees tu, dixo, señor, de la venida de los enemigos si en nuestros alojamientos estassen, nosotros ser mas solicitos que de la cura de tu salud, quanto quiere a ti sea vil? ¡Quanta gente se quiera contra nosotros venga! ¡Con armas e hombres el mundo todo reincha e la mar con las naves recubra! ¡Las bestias no usadas contra nosotros atraia! Tu [invencible533] de todos nos puedes prestar. Mas, ¿qual es esse de los dioses que esa estrela e lumbre de Macedonia a nosotros perpetua pueda prometer, a assaz manifiestos peligros tu cuerpo codiciosa-mente [149r] ofreciendo e, olvidado los animos de tantos cibdadanos, aun caso contigo levar? ¿Quien es esse que depues de ti o desee o bivo ser pueda? En este lugar debaxo de tu imperio y aguero somos venidos, donde sino con ti a nosotros no es a nuestras casas camino ninguno. E si del reino de Persia aun contendiesses con Dario, bien que a ninguno pluguiesse, non de menos de ti a todo peligro, de asi pronta audacia siendo, dignamente cada uno admirar se podria, porque donde son pares el peligro y el premio, asi como en las cosas felizes es mayor fruto, asi en las adversas la consolacion esso mesmo es mayor. Mas por tu cabeça una innoble villa querer aquistar. ¿Quien lo deve sofrir? No solo el animo de tu gente, mas de toda persona barbara que haya de tu grandeza noticia, de gran orror es tomado tanto fecho, pensando quanto poco ante havemos ya visto. E de dezirlo me dudo a los despojos de un cuerpo invencible las viles manos de otro ser puestas, si la piadosa fortuna a ti quitado d’ellas librado no hoviesse. ¡Tantos traidores, tantos desemparadores somos estados quantos a ti en esse lugar no podimos seguir! E si bien toda tu gente notar d’infamia te plaze, ninguno refusa sofrir esso que por esto que no lo perdiesse no pudo seguir. ¡Quieras sostener, te rogamos señor, en otra manera nosotros ser a ti viles! En todo lugar que mandes iremos. Los innotos peligros e las viles batallas demandamos. Mas a ti quieras reservar a essas cosas que a tu grandeza convienen presto. La gloria entre los enemigos innobles se suele olvidar, ni cosa alguna es mas indigna que essa donde mostrar no se pueda el obrar». Estas mesmas palabras Tolomeo dixera e assi mesmo los otros. E ya con las vozes confusas, llorando, rogavan a el que d’oy adelante a su complida loor modo posiesse e a su salud quisiesse e a la comun perdonar. Muy grata fue la piedad de sus amigos al rey. Por esto, a cada uno d’ellos mas familiarmente abraçando, los fizo assentar. E un poco alto tomado el fablar: «A vosotros, dixo, muy fieles e piadosos de todos los mis cibdadanos e amigos singulares, gracias refiero. Y helas no solo a mi nombre que oy mi salud anteponeis, [149v] a la vuestra mas aun que dend’el comienço de las batallas ningun señal de bien querer en esguarde de mi, ninguna incidia havedes dexado, por manera que puedo fiarme. Mi vida jamas mas cara que agora no ser a mi estada, por que de vosotros mas luengamente pueda yo usar. ¡Quanto quiere no sea semejante el pensamiento d’essos que por mi dessean morir! Y esta mi buena 533 Ms. invencibles.

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voluntad por vuestra virtud a mi parece haver merecido. Por ventura vosotros muy luengo fruto o mas ante perpetuo de mi haver desseaes. Mas yo me mido non por espacio de edad, ante de gloria. ¿Era licito a mi, contento de las riquezas paternas dentro a los terminos de Macedonia, por ocio del cuerpo la escura e innoble vegez esperar, bien qu’en los perezosos aun las fuertes fadadas disponen? Mas uno solo bien la vida luenga pensando, muchas vezes de la muerte cruel son tomados. Yo que no los mis años mas las victorias suelo numerar, si los donos de la fortuna yo mido, luengamente por razon he bivido. «Començando de Macedonia l’imperio, la Grecia he vencido. Los ilirios, la Tracia so el mi poderio he traido. Los traballis e medios aun señoreo. La Asia, de la parte que con la mar y el Esponto e con la Roya534 es ayuntada, de mi se possee. E ya non alexos de la fin del mundo soy arribado, la qual passada una otra natura un otro mundo a mi abrir he dispuesto. Del Asia en los terminos d’Europa en el momento d’un hora he passado, de la una e de la otra region vencedor, depues del año noveno de mi imperio e del veintiocheno de mi edad535. ¿Parece pues a vosotros en exalçar la mi gloria, a la qual sola dado me soy, poder yo cessar, quanto yo jamas cessare? Y en todo lugar que habre a combatir, quasi en un palacio de todo el mundo puesto ser pensare. Yo dare a los viles lugares nobleza e abrire a todas las gentes essas tierras, las quales apartadas ha la natura fundado. En estas obras yo morir si es a la fortuna agradable sera cosa bella. De tal sangre soy engendrado que cosa ninguna menos que la luenga vida devo dessear. Pensad, yo vos ruego, nosotros ser en essas tierras venidos donde las mugeres por la virtud han gran renombre alcançado. ¿Quantas cibdades Semiramis ha edificado? [150r] ¿Quantas gentes en su poderio traido? ¿Quantas obras constituido? ¡E aun una muger por gloria eguoalado no havemos e ya nos ha la hartura tomado! Ruego a los dioses no[s536] sean propincos, mayor empresa nos queda fazer. Mas en tal manera seran nuestras las cosas que no havemos aun alcançado, si todas de poco las estimaremos en que gran gloria lugar pueda haver. Solamente vosotros a mi de la traicion domestica e de los familiares engaños seguro rended. Los peligros de la batalla sin miedo yo sofrire. Mas seguro Philipo fue en la batalla qu’en su palacio, las manos de sus enemigos muchas vezes esquivando. De sus familiares no pudo foir. La fin de los otros reyes, si bien considerar asi mesmo quereis, mas de los suyos que de sus enemigos ser muertos entendere[i] s537. Puesto d’esto qu’en el animo mio luengamente he pensado, la causa de exseguir es aparejada. Un grandissimo fruto de mis trabajos e obras sera, si Olimpia mi madre por inmortalidad de vosotros sera consagrada. E quando sea de la vida partida, si a mi sera licito lo quiero fazer. Quitandom’el caso la facultad, acordadvos vosotros yo haverlo mandado». E dicho esto, a sus amigos diera licencia por muchos dias en este lugar reposando.

534 Esta vez en referencia al océano Índico. 535 En ese momento de la expedición Alejandro tiene 30 años y lleva 10 años reinando (Pejen. p. 524-525). 536 Ms. no: Ital. siano. 537 Ms. entenderes; Ital. intenderite.

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[Capítulo 7: Rebelión en Bactria y Gaza; duelo de Dioxipo] En tanto qu’en India estas cosas se fazen, las gentes de armas de Grecia, distribuida nuevamente en las poblaciones nuevas de Batra e de Gatza, venida entr’ellos contienda, se rebelaron non tanto por ira que toviessen al rey quanto por la temor de la pena espantados. Porque muertos algunos de los populares qu’eran mas poderosos, havian las armas tomado, ocupada aun la roca batriana que mas negligentemente se guardava. Los barbaros en compañia de tal rebelion atrayeron. Antenedoro era d’ellos el principal y el nombre del rey havia tomado, no tanto por codicia d’imperio quanto por desseo de tornar a su casa con todos essos que l’auctoridad de su imperio siguian. Contra este uno llamado Biton, de la mesma nacion mas a el por invidia contrario, el tractado havia ordenado e, combidado esse consigo a comer, por manos de uno llamado Boso, maceriano, en el combite lo fizo matar. El dia siguiente, congregado el ayuntamiento, Biton [a538] Antenedoro [150v] a el haver assechado a muchos de los griegos diera a [e]ntender. Mas por otras faziendas era sospechoso el engaño d’el, asi qu’en muchos a poco a poco la sospecha creciera. Por tanto, las gentes de Grecia las armas tomaron, acordados matarlo si la facultad alcançar hoviessen podido. Los otros mayores la ira primero de la multitud mitigaron, donde Biton de tanto peligro allende a toda esperança fue delibrado. Poco depues, las assechanças contra los auctores de su salud se puso a ordenar, el engaño del qual d’ellos reconocido, a el encontinente y a Boso tomaron. A Boso primero les plugo matar. Biton tormentado, depues fazer morir acordaron. E ya los tormentos havian a su persona puesto quando los griegos, por que causa no saben, a guisa de locos todos las armas a tomar començaron. El roido de los quales de los que querian tormentar a Biton oido siendo, prestamente lo dexaron, dudando d’essos que ad albolote s’alçaron empachados no fuessen. Asi desnudo como era, Biton a los griegos fuyera. El miserable aspecto d’esse pues destinado al tormento los animos de todos en contrario fizo mover, asi que librado fuesse mandaron. Por esta causa dos vezes de los tormentos librado, Biton con los otros griegos abandonadas las nuevas poblaciones, que a ellos eran del rey assignadas, a la patria tornaron. Estas cosas en Batra e acerca los confines de Scicia se hazian. En este medio cien embaxadores d’essas naciones, de las quales encima es ya dicho, vinieron al rey todos en carretas. Havian puyado hombres de escelente grandeza de cuerpo, de vestiduras de lino con purpura e oro texidas en uno ricamente abillados, e a el querer dar sus cibdades e possessiones dizian; por tantos años su libertad inviolada siendo, a la señoria e fe suya primeramente la someter; los dioses de la obediencia e non temor alguna ser causa e, por esto, non aprovadas sus fuerças, la servidumbre aceptar. El rey fecho el consejo, ofreciendose ellos en su fe recibiera, imposado el treudo a essos que las naciones amas a los aracoses pagar eran usados. Allende d’esto, dos mil e quinientos cavallos les mando aparejar. Esto todo los barbaros con [151r] diligencia siguieron. Depues combidados consigo a comer, los legados e reyezillos d’esta gente el combite ricamente mando aparejar. Cien lechos dorados con poco intervalo eran puestos en uno, de purpura con oro texida, resplandecientes todo esso 538 Ms. om.; Ital. a.

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que acerca los persios por l’antigua luxuria, a los macedonios por la nueva semejança, era corrupto. Bueltos en uno los vicios de la una e de la otra parte nacion, en este combite fueron opuestos. Era presente Diosipo539, atenes, notable combatidor, por la gran virtud de su fuerça al rey muy conocido y grato. Algunos invidiosos pues e malignos por burla e daveras en uno a el reprendian, diziendo ser intento a empringarse la persona como una bestia desutil. Quando a la batalla ellos andavan, el, untado con olio, aparejar a las viandas el vientre. En este mesmo combite uno llamado Horatas de Macedonia, beudo siendo, a esse començo a comover e a requerir que, si el era hombre, el siguiente dia con el Diosipo combatir se quisiesse, el rey de su temeridad o de la vildad del otro poder bien juzgar. Diosipo, de la militar ferocidad riendo, la condicion de la batalla graciosamente aceptara. El siguiente dia Alexandre, de nuevo requiriendo ellos instantemente la batalla, pues de la empresa amedrecerlos no podia a su costumbre fazer, la atorgara. Alli era una gran multitud de gente venida, entre los quales eran los griegos que favor a Diosipo prestavan. Oratas havia las justas armas tomado: un escudo d’arambre cubierto, la vara que sarisa se llama en la mano sinistra teniendo, en la diestra la lança e de la espada ceñido. Casi con muchas personas combatir se quisiesse. Diosipo, reluziente de olio e coronado, en la sinistra un paño colorado teniendo, en la diestra un baston nudoso e fuerte tenia. Esta cosa los animos de todos con gran atendimiento suspensos havia, porque un desnudo con un armado querer combatir. No locura solamente mas temeridad parecia. Horatas pues, no dudando de alexos poderlo matar, la lança l’echara. Essa Diosipo con poca declinacion haviendo esquivado, ante que la vara en la diestra mano podiesse tomar, salteado con el baston la rom-piera. [151v] Horatas, perdidas amas las lanças, puso mano a la espada, al qual Diosipo, subitamente tomado en los braços e de los pies levantado, lo firio contra la tierra. E quitadale aun la espada, el pie a el qu’en tierra yazia sobr’el cuello le puso, por matarlo el baston levantando, si del rey estado detenido no fuesse. El avenimiento de tal caso no solamente a los macedonios mas aun ad Alexandre desplugo grandemente, porque los barbaros eran estados presentes y el nombrado poderio de los macedonios en menosprecio ser retornado veian. De alli a las criminaciones de los invidiosos las orejas de Alexandre se abrieron, assi que, depues pocos dias, un gobelete de oro acordadamente del combite del rey fue tomado. Los oficiales, asi como esse depues qu’en la mesa fue puesto hoviessen perdido, al rey s’andovieron. A las vezes es menos constancia en la verguença qu’en el pecado el mirar de los ojos, con que Diosipo a guisa de ladron era notado no pudo [eso540] sostener. Asi que, del combite partido e algunas cartas escritas que al rey fuessen dadas, el mesmo se diera la muerte. Mucha dolor de su muerte sostuvo Alexandre, considerando essa de indignacion e no penitencia ser estada señal, mayormente depues que mostro ser falsamente acusado la demasia de alegria de sus enemigos.

539 Este episodio se narra solamente en Diodoro y Quinto Curcio. Ver el análisis de Baynham, 2007. 540 Ms. el; Ital. esso.

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[Capítulo 8: La bajada del Indo (primavera 325)] Embiados a sus casas los embaxadores de los indios, depues pocos dias con los donos a el retornaron. Eran essos cavallos trezientos y mil e treinta carretas que de quoatro cavallos eran traidas; algunas vestiduras esso mesmo de lino, mil escudos a la costumbre indiana e de fierro blanco cien talentes; leones allende d’esto de rara grandeza e tigris a todas mansedumbres domados. Pieles aun de dragones muy grandes y escudos de tartugas trayeron. Depues, el rey impuso a Cratero que la hueste no mucho del rio apartada, por donde andar queria, levasse. Essos que a el solian acompañar en las naves fizo poner y, en esta manera, en los confines de los pueblos mallis541 a la seguida del agua baxara. De alli a los sabraques pervino, nacion muy poderosa de India. Essa de señoria ninguna salvo del pueblo se governava. Tres [152r] mil infantes a pie e ocho mil de cavallo ellos tenian, empos de los quales quinientas carretas siguian e tres duques separadamente por virtud d’armas escogidos havian. Essos qu’estavan en los llanos cercanos al rio, porque muchas villas eran edificadas encima la riba como primero vieron, el rio de todas partes que mirar se podia de naves cobierto e las armas resplandecientes, por assi nuevo aspecto espantados, la hueste de los dioses e un otro padre Baco, entr’essa gente nombre muy celebrado, venir se creian. De la una parte la grita de la gente de armas, de la otra el estruendo de los remos e varias vozes de los marineros que aconortavan los suyos el oir d’ellos temerosos turbava. Todos pues a los que estavan en armas subitamente ocorrieron, diziendo ser ellos furiosos e con los dioses querer pelear; no poderse los navilios numerar que tantos ilustres e hombres invencibles traian. E a la fin, tanta terror en su hueste trayeron que subito los embaxadores a prometer la obediencia al rey embiaron. Estos a su fe recebidos, a otras naciones al quarto dia pervino. Ni mas audacia a estos fue que a los otros. Por tanto, edificada en esse lugar una cibdad que Alexandria llamar impuso, en los confines de los musitanios fizo la entrada. En este lugar Tiriolte, satrapa que de los acaramismades havia fecho presidente, essos ante el lo acusando e muchas cosas fallando avariciosamente e con soberbia haver cometido, mandara ser muerto. Oxoarte542, governador de los batrianos, no solamente fue perdonado mas los confines de mayor imperio fueron debaxo de su governacion ayuntados. Atraidos depues los musitanios a su obediencia, a su cibdad impuso la señoria. De alli a los pirustis, gente de India, asi mesmo se vino. Porticano era d’ella señor, qu’en una cibdad assaz fuerte con gran multitud de sus populares retraido se havia. Esta Alexandre el dia tercero depues que hovo començado el sitio tomara e, siendo Porticano retraido a la roca, los embaxadores por quererse acordar al rey embiara. Mas ante que a su presencia viniessen, caidas dos torres con gran [152v] estruendo, los macedonios por el derribamiento d’ellas entraron e, tomada la roca, a Porticano con algunos a la entrada peleando mataron. Destroida la roca e vendidos todos los presos, en los confines de los sambis fizo la entrada e, muchas cibdades a su fe recebidas, la mas poderosa de toda esta gente tomo con las minas. A los barbaros, de las obras

541 Otra grafía para referirse a los malos (antes en el texto maullis). 542 Aparece anteriormente en el texto (Cortando). Se trata de Oxiatres.

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de guerra grosseros, esta cosa contra natura ser parecia porqu’en medio quasi de la cibdad los hombres armados de la tierra salian, no apareciendo algun rastro aun del camino so la tierra cavado. Nuevecientos indios en esta provincia ser muertos de Clitarco es referido e muchos presioneros ser al encante vendidos. Los musitanios otra vez rebelaron, a opremir los quoales Fiton fue por el rey embiado. El, tomado el principal d’esta gente e auctor de la rebelion, al rey lo trayera. Al qual fecho poner en cruz, al rio dond’el navilio atender havia mandado se vino. Depues al quarto dia, a la seguida del agua baxando, a una cibdad qu’en el reino de Sambi era sitiada llegara. Esta nuevamente a el s’era rendida, mas los cibdadanos el imperio refusavan e las puertas a la fruente le havian cerrado. La poquedad de los quales menospreciando, Alexandre quinientos agrianos fizo fasta los muros andar, porque sin dudo seguirian si ellos fuir se creyessen. Los agrianos, segun que les era mandado, provocados los enemigos, subito a foir se pusieron. Los quales los barbaros sin orden siguiendo, con los otros qu’estava Alexandre toparon e, assi renovada la pelea, del numero de tres mil barbaros setecientos mataron e mil fueron presos. Los otros dentro en los muros de la cibdad s’encerraron. Non de menos, no segun el comienço que mostrava hovo alegre fin la victoria, porque los barbaros de veneno las espadas havian ceñidas e asi los qu’eran feridos subitamente murian. Ni la causa de asi subita muerte de los fisicos se podia pensar, siendo aun incurables las pequeñas e lieves feridas. Esperavan los barbaros el rey, temerario e desapercebidamente andando, poder eso mesmo caer. E por ventura en los mas prontos peleando, [153r] sin daño era salido. Entre los otros en la sinistra espalda lievemente Tolomeo ferido, de mayor peligro que por la llaga trabajado, una gran solicitud havia ad Alexandre traido porque a el era de sangre conjunto e de Philipo ser engendrado creian543. E cierto de una de sus amigas era nacido, el de la persona del rey guardador, y era muy pronto en las armas e de los fechos de paz mas que de guerra aun mas ilustre e mayor. De mediano abillamiento e civil acostumbrado, primeramente liberal y en oir a todos muy facil, nada de la soberbia real en si contenia. Por esso, si mas al rey o al comun fuesse caro era incierto. Entonce l’animo de los suyos primeramente esperimentado, en tal manera se vio que la fortuna en que subiera depues los macedonios en este peligro adevinar parecian, porque no menos de Tolomeo que de Alexandre curaron. El rey, de batalla e de solicitud trabajado, por que acerca de Tolomeo quedasse la cama en que reposava fizo traer y, en ella estando, subito fue de alto sueño tomado. Del qual desvelado, dixo como en vision le aparecio la imagen de un dragon venir para el que cierta yerva en la boca tenia e que de tal veneno ser remedio dizia. La color de la yerva aun refiria, afirmando poderla conocer si fuesse de alguno traida refallada. Pues de muchas en uno buscando, encima la llaga la fizo poner e, subito la dolor fenecida, en breve espacio de tiempo la cicatriç sobr’ella fuera venida. Los barbaros, como de la primera esperança abandonados se vieron, ellos e la cibdad en poder del rey se pusieron.

543 Sobre la forma y génesis de este sueño, ver Barbara, 2014.

H istoria de A lejandro Magno

Depues a una gente propinca que Patalia se dize llegaron. D’esta era rey Mocris que, abandonada la cibdad, havia a los montes fuido. Alexandre, tomado la cibdad e la provincia robada, una gran preda obtuviera: yeguas y ovejas en abundancia e mucha cantidad de panes fallaron.

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[Capítulo 9: Llegada al Océano (septiembre 325)] Rebuscadas depues las guias del rio sabientes, a una isla qu’en medio d’el es sitiada decendiera donde, costreñido a se detener mas luengamente porque las guias mal guardadas havian fuido, mando de nuevo que otras buscassen. Ni alguna fallando, una gran codicia de ver la mar Oceana e a los terminos del mundo andar le vi-niera. [153v] E sin alguno de la provincia, a un rio no conocido su cabeça e la salud de tantos muy fuertes hombres en uno poniendo navegava, pues ellos inorantes de todas cosas, por donde passavan e quanto fuesse la mar apartada e que gentes abitassen e como plaziente la entrada del rio e dispuesta a las galeas se fuesse, con dudosa e ciega estimacion agoravan. Un solo plazer de tanta temeridad era su perpetua felicidad. E ya trezientos estadios havian adelante passado, quando los governadores conocer ellos el aire de la mar e non de alexos parecer ser l’Oceano manifestaron al rey. El, muy alegre, los remadores començo a conortar que mas fuertemente los remos moviessen: ser vezino el fin de todo trabajo con tantos votos desseado, nada a la gloria faltar, nada poder a su virtud contrastar. Sin peligro alguno de batalla, sin sangre el mundo haver aquistado, ni la natura mas alexos poder proceder. Brevemente las cosas que a [solo544] los inmortales eran conocidas dever ellos veyer. Non de menos, algunos pocos puso de las naves en tierra, que algunos villanos errados tomassen de quien la verdad mas ciertamente se podiesse entender. Essos buscadas todas las cabañas, a la fin algunos escondidos tomaron. A los quoales demandando quanto alexos fuesse la mar, respondieron ninguna mar ellos saber ni por fama jamas haver entendido, mas en tres dias poderse andar al agua salada que la dulce estragava, donde entendieron la mar d’ellos de su natura inorantes ser a ellos mostrada. Por tanto con gran alegria los remadores a bogar començando e todos dias siguientes, quanto la esperança mas se allegava mas el ardor de los animos crecia. El tercero dia ya la mar al rio buelto so entrava, con lieves movimientos las ondas aun dessemejantes bolviendo. Passados depues a una isla en medio del rio repuesta, un poco mas lievemente por el curso de las ondas echado el navilio llegaron e por tomar las provisiones seguros aca e alla ad andar se pusieron. En tanto a ellos, no sabientes, un nuevo caso les sobrevino. Era cerca la hora tercera quando la ordenada costumbre el Oceano a ondear creciendo y el rio [154r] a [e]char atras començava. El qual primero fue de la mar detovido, depues mas fuertemente rebotado. Con mayor correr atras se tornava que los rios por los lechos varrancosos discorrer son usados. A la comuna gente la natura de la mar no conocida, como algunos mostruos significadores de la ira de los dioses ellos ver se creian. 544 Ms. solos.

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Luego la mar fuertemente creciendo, los campos que poco ante eran exutos con sus ondas cubriera. E ya levantadas las naves, todas aca e alla siendo esparzidas, los qu’eran fuera embiados de todas partes a las naves desordenados e de mal improviso turbados discorrian, bien qu’en l’albolote la propia presteza suele ser tarde. Algunos pues los navilios con los remos echando, algunos los remos usar vedando, firmes estavan; otros, de navegar se aquexando, non atendidos essos que ser con ellos devian, las naves como coxas e debiles con trabajo movian. Otras naves a ellos sin orden viniendo recebir no querian, de manera que la multitud e poquedad egualmente a ellos aquexando empachava, de una parte los gritos d’essos qu’esperar e de la otra de los que andar les mandavan. E las varias vozes de todos en ninguna parte una mesma cosa queriendo, no solamente la vista de los ojos mas el oir aun les havia quitado. Ni en los governadores remedio alguno se fallava, la voz de los quales ni d’essos que gritavan oir ni el mandamiento de los descompuestos y turbados obedecer se podia, porque los navilios entre si a contender y en uno a contrastar y el uno al otro a rebotar començavan. Parecia non una hueste mas de dos qu’en uno combatiessen ser. El navilio atraido, las proas contra las popas s’encontravan e essos que los delanteros havian turbado de los siguientes se opremian. La ira d’ellos, en palabras contendiendo, a las manos era benida. E ya la furia de la mar todos los campos en derredor al rio ondeava, ciertos oteros a manera de pequeñas islas solamente pareciendo, en las quales algunos medrosos, abandonadas las naves, de nadar s’esforçavan. Assi qu’el navilio todo esparzido, parte en el agua mas alta donde lugar davan las valles firme s’estava, parte aun en los vados s’afirmava, segun que l’alteza de la [154v] tierra inegual havian tomado. Ni luengamente estados, un subito miedo e mayor del primero a ellos avino, porque la mar con gran movimiento a retraerse atras començava, las aguas en su lugar retornando. E las naves de poco ante de grandes ondas sobradas s’abrian; otras de lado davan la buelta. Todos los campos de cargas de armas e de tablas quebradas e rompimiento de remos eran cubiertos. Las gentes d’armas ni en tierra salir ni en las naves estar se fiavan, mayores peligros de los presentes por lo venir esperando e apenas las cosas que padecian ver. El rompimiento en seco en el rio y en la mar ni ser algun fin de tantos males les parecia. Las ondas aun que brevemente a levantar las naves devian tornar no sabiendo, la fambre y las penas estremas a ellos mesmos anunciavan. Allende d’esto, las belvas marinas abandonadas del agua e terribles haver por los campos errado. E ya la noche allegava e al mesmo rey la desesperacion de la salud de gran tristeza havia afligido. Non por esso l’animo suyo invencible de los pensamientos fue en tanto opremido que toda la noche en guarda no estasse, essos de cavallo andar a la entrada del rio faziendo por que, como la mar de nuevo a ondear començasse, subito viniessen delante. Las naves rompidas en tanto adobar e essas que de las ondas eran trastornadas endereçar les mandava, e aparejados e intentos ser a ellos faziendo como la mar primero sobre la tierra fuesse esparzida. Essa noche entre los conuertos e la vigilia consumada siendo, subitamente con grandissimo correr los de cavallo tornaron e las ondas atras a echar començaron. Las quales, primero con lieve correr l’agua so entrando las naves alçar, depues todos los campos ondeando, el navilio començo a remover, asi que grita plaziente de la gente de armas e de los naucheres, la inesperada salud con escelente alegria celebrando,

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por todas las ribas del rio e de la mar ressonava. E donde asi presta retornada la mar qu’el dia d’antes refuida fuesse, que natura de tal elemento, alguna vez discordante alguna vez al imperio de los tiempos sujecta siendo, con admiracion demandavan. El rey por esso qu’era ocorrido depues del levantar del sol el tiempo ser estatuido pensando, acerca [155r] la media noche, por que las ondas tomasse, con pocos navilios a la prosperidad del rio baxara. E passado por la entrada d’el, acerca quatrocientos estadios ando la mar adelante, a la fin alcançado su voto. E fecho el sacrificio a los dioses de los lugares e de la mar presidentes, al navilio atras se tornara.

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[Capítulo 10: Operaciones en Gedrosia (invierno 325-324)] De alli con el al oposito del rio a entrar se pusiera y, el dia siguiente, non alexos de un lago salado llegara, la natura del qual, por no ser conocida, muchos d’ellos temerariamente entrados dañara, porque de la sarna fueron sus cuerpos tomados, el qual pegamiento entre los otros se derramava, a quien solo el olio por remedio fue dado. Embiado depues Leonato delante que los pozos fiziesse cavar, porque queria por tierra la hueste atraer e la provincia era muy seca, el con la gente de armas estara quando, el tiempo de la primavera esperando, en este medio muchas cibdades fizo edificar. A Nearco y Onescrito, del arte de navegar muy sabientes, impuso que las naves mas fuertes en la mar Oceana levassen e, andados delante quanto mas seguramente andar se podia, la natura de la mar investigando, depues por esse mesmo rio o por Eufratres atras a el retornassen. Siendo el ivierno ya mitigado, quemadas las naves que inutiles parecian, la hueste por tierra atraia. Y en nueve dias a la provincia Oboriton, de alli en otros tantos en los cedrusis pervino. Este pueblo libre siendo, fecho el consejo, ad Alexandre se diera. Ni a el sujuzgado otro que las provisiones para la hueste l’impuso. El cinqueno dia siguiente, al rio que los abitadores Barbaro545 llaman con la hueste llegara. Depues en la desierta region e de agua vazia s’entraron, la qual passada, en los noritis vino. Alli la parte mayor de la hueste dio a Efestion; los mas lieves armados con Tolomeo e Leonato partiera. Y en uno con tres huestes en esta manera desfazia los indios, assi que d’ellos grandes robos fueron tomados. Tolomeo los pueblos a la mar vezinos, todos los otros el rey e Leonato opremian. En esta provincia aun una cibdad fizo edificar e los maracoses se retrayeron en ella. De alli a los indios maritimos vino. Estos una gran provincia y de-sierta [155v] anchamente posseen. Ni con los pueblos vezinos comunicacion han alguna. La propia soledad sus fieros ingenios ha endurecido. Las uñas han luengas e non cortadas, los cabellos crespos e no cercenados; sus cabañas de conchas e de otras cosas que echa la mar tienen cobiertas. Ellos son de pieles de bestias vestidos, e solamente de peces del sol dessecados e de carne de grandes bestias de las ondas echadas se biven. Las provisiones pues consumadas, los macedonios la necessidad primero, depues la

545 Resulta interesante la traducción: se entiende el Ital. «arabo» como el gentilicio arábico, de modo que es traducido por «bárbaro», en vez del río Arabo o Arabis.

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ultima fambre a sentir començaron, las raizes de las palmas, que solo arbol nace en estos lugares, por todo buscando. E estas faltando, aun las yeguas matando, de los cavallos no se abstenian. E no haviendo quien las cargas levasse, los espojos de los enemigos por razon de los quales las ultimas partes d’Oriente havian peregrinado con el fuego quemavan. Depues de la fambre, la pestilencia siguiera, porque los nuevos sucos no sanos de comer, depues el trabajo del caminar y el pensamiento del animo la dolencia crecian. Ni estar sin daño ni passar adelante podian. De la fambre quedando, de la pestilencia passando, eran muy gravemente opremidos. Por esso, los campos mas de gente medio biva que de cuerpos muertos eran rellenos. Ni los dolientes assaz lievemente podian seguir por la hueste que presta s’andava, tanto cada uno a la esperança de la salud ayudarse creyendo quanto del camino scelerado hoviesse avançado. Essos pues que seguir no podian a los conocidos e no conocidos por que fuessen ayudados rogavan. Mas ni las yeguas tenian encima, las quales se podiessen poner, e apenas a levar las sus armas bastavan. Y el aspecto del mal evidente delante a los ojos de todos estava. Llamados pues assaz vezes, atras reguardar solamente, a los suyos non atentavan. La misericordia en temor cameada siendo, los abandonados los dioses testigos e la razon comun e la fe de su rey invocando y en vano las sordas orejas tormentando, por desesperacion en ravia rebueltos, fin semejante a ellos e semejantes amigos e compañeros les agoravan. El rey, de dolor e verguença en uno afligido [156r] porqu’el de tanto mal era causa, a Fratafernes, satrapa de los partinis, algunos embiara que las viandas cozidas encima los camellos fiziesse traer e los otros governadores aun de las regiones propincas de su necessidad fizo avisar. Ni alguno tardando, subito a su demanda provieron, por manera que de la fambre sola su hueste escapada, a la fin en los confines de Cedrosia546 fuera traida. De todas las cosas necessarias esta provincia es abundante, en la qual se detuvo por que la gente de armas, assaz afligida, con el reposo conservasse. Depues recibio las cartas de Leonato, en las quales significava qu’el, con ocho mil hombres de pie e de cavallo trezientos, con los moritis la batalla havia prosperamente tomado. De Cratero aun llego su mensage, como Ocine e Zariaspe, nobles persianos que rebelarse querian, eran d’el opremidos e puestos en presion. Antepuesto a la region pues Obirno, porque Menon su presidente de dolencia nuevamente era muerto, a Carnania se vino. Aspastis, satrapa d’esta gente, haver quesido alguna novidad fazer era sospecha, en tanto qu’en India el rey detardava. El qual, a el viniendo al encuentro, dissimulada la ira, benignamente lo recibiera e fasta haver la verdad claramente entendido, cerca si en la honor acostumbrada lo tuvo. Haviendo los governadores de India segun que les era mandado gran numero de cavallos de yeguas e de carretas al rey embiado de todas las regiones que eran so el su imperio, puestas a essos que los carruages faltavan las fizo suplir. Las armas aun al primer ornamiento fueron restituidas, porque de la Persia, no tanto provincia pacifica mas rica, no eran muy apartados. Haviendo pues el como encima es ya dicho semejado non tanto la gloria de Baco, padre que de estas naciones havia reportado, mas aun la fama, o que triumpho se

546 ‘Gedrosia’.

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fuesse d’el constituido o verdaderamente un juego de beudos con el animo sobre la humana especie elevado se dispuso esso mesmo a semejar. Los caminos por los quoales devia caminar, de coronas e flores sembrar los impuso. Ante a las entradas de las casas, las copas aun de vino rellenas e otros va-sos [156v] de grandeza escelente fizo poner. Las carretas depues ensanchadas qu’encima mas gente de armas podiessen levar a guisa de pavallones algunas de velos blancos, otras de preciosos vestidos eran cubiertas. Sus amigos delante andaban primeros e la real compañia de varias flores e coronas ornados. En algunos lugares el son de las charamillas, en otros de las vihuelas eran sentidos. E las carretas segun la facultad de cada uno, la hueste a los combites dada, de las armas mas ricas en derredor a ellas colgantes havian ornado. El con sus combidados encima un carro era levado, de gobeletes de oro e de otros grandes vasos de semejante metal cargado. En esta manera por siete dias la hueste dissoluta, con el robo aquistado ando caminando. E si a los qu’eran estados d’ellos vencidos, a lo menos el animo contra ellos en tales combites dissolutos hoviesse bastado, solos mil hombres mesurados a ellos, de la beudeza de siete dias cargados, en su mesmo triumpho tomar habrian podido. Mas la fortuna, que a las faziendas la fama y el precio suele constituir, este vituperio de la guerra a essos en gloria bolviera. La presente edad e essa que sigue de aqui se maravilla entre la gente aun no bien domada tal forma haver traspassado, siendo de los barbaros por fiuza la temeridad reputada. Empos d’este aparato siguia el sayon porque Abstapsis, satrapa de quien encima es fablado, por su mandamiento fue muerto. En tanto, ni la crueldad a la luxuria, ni la luxuria a la crueldad pudo contrastar.

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Fenece el libro noveno de la istoria de Alexandre Magno, fijo de Philipo, rey de Macedonia, escrita de Quinto Curcio Rupho, istorial eloquente, e comiença el d[e]zeno547 en vulgar trasportado por Pedro Candido bien aventuradamente.

[Capítulo 1: Regreso a Persia; la desfortuna de Orsines (invierno 325-324)]

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Quasi en estos mesmos tiempos sobrevinieron Cleandro e Sitalzes y Eracon con Agatone, que havian muerto a Parmenion, por mandado del rey [157r] cinco mil infantes a pie e mil de cavallo consigo trayendo. Mas los acusadores de la provincia a la qual eran estados presidentes a ellos siguian. Ni tantos males quantos d’ellos eran cometidos la muerte de tan agradable misterio podia egoalar porque, quasi las religiones todas haviendo espojadas, de las sagradas cosas no se havian aun abstovido. Las virgines depues e principales matronas d’ellos violadas, la verguença en sus personas sofrida lamentavan. L’avaricia e luxuria d’ellos el nombre de los macedonios havia a los barbaros fecho odioso sobre todo. Non de menos el furor de Cleandro avançava, que una noble virgen adulterada por fuerça a un su siervo por amiga dado l’havia. Muchos de los amigos del rey no tanto la crueldad de los maleficios que a ellos eran oposados como la memoria de Parmenion d’ellos muerto, que a ellos primero acerca del rey podia aprovechar, reguardavan muy alegres, la ira del rey ser en los ministros d’ella caida ni algun poderio por mal fazer siendo aquistado ad alguno poder ser perpetuo. El rey oida la causa, dixo un grandissimo defecto ser de los acusadores passado. Esto era la desesperacion de su salud, porque tales cosas no habrian tentado si el de India salvo retornar o creido o haviessen desseado. Essos pues fechos poner en presion, seiscientos hombres de armas que de tal crueldad havian sido ministros mandara ser muertos. E esse dia mesmo la pena d’ellos fuera ordenada que Cratero de la rebelion de Persia los auctores havia traido. No depues mucho Nearco e Onescrito, a los quales l’Oceano mas allende passar del rey era mandado, tornaron, algunas cosas vistas, algunas oidas refiriendo. Entre las otras, una isla a la entrada del rio ser sujecta dizian e esta d’oro abundante. Quasi algun cavallo no haver por manera que qualquiera cavallo que a ellos de alguno qu’en essas partes andar assayasse fuesse levado, a un talente de oro lo acomparavan. La mar de belvas marinas ser llena, las quoales al filo de las ondas levadas la grandeza de grandes naves egualassen. Con terrible canto espantadas d’ellos por que no si-guiessen [157v] las naves, depues con mirable estruendo de mar a manera de naves afondadas ser so las ondas sumidas. Las otras cosas haver a los abitadores creido, entre los quoales se dizia la mar Roya no de la color del agua, segun que muchos se creen, mas ser del rey Eriteo nombrada. E non alexos de la tierra siguiente ser una isla abundante de multitud de palmeras y en medio casi de la selva una columpna por sepultura del rey Eriteo edificada e de letras d’essa gente escritas mostrar. Se ayuntavan aun las naves

547 Ms. dozeno; Ital. decimo.

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que los traedores del agua e los mercadantes traian. Siguiendo los governadores la fama de tanto oro, en la isla ser idas ni depues d’ellos ser vistas. El rey, acendido por codicia de saber mas cosas, de nuevo a ellos impuso la ribera de la mar circundar, fasta que a la entrada de Eufratres con las naves llegassen e d’alli a Babilonia a el retornassen. Infinitas faziendas con el animo esse abraçando deliberado havia: vencida toda marina provincia a las partes d’Oriente, de Siria en Africa passar, a los cartagineses siendo enemigo; e dende travessadas las soledades de Numidia, por derecho a las Gades venir, en el qual lugar las columpnas d’Ercules ser haver por fama sentido; depues en España que los griegos Iberia del rio Ebro llaman viniendo, passados los Alpes e las provincias d’Italia donde el camino fuesse mas breve, en Epiro s’andar. Por esto, a los governadores de Messopotania impuso que, cortada del monte Libano la madera e traida a la cibdad Capsagas de Siria, nuevecientas galeas aparejassen, de la orden todas de siete remos dende a Babilonia essas atrayessen. A los reyes de Chipre fuera mandado que de fierro d’estopa e de velas proviessen. Faziendo esto Alexandre, las cartas de Taxiles [e548] de Poro, reyes de India, le fueron presentadas, por las quales sintiera Abisares de dolencia, Philipo su governador d’una ferida ser muertos. E tomados essos que lo havian ferido, por tanto Eodemone fizo a Philipo sustituir, qu’era capitan de los traquisTracia:tracios. El reino de Abisares a su fijo lo diera. De alli a Persegara549 se vino. [158r] Esta nacion es de Persia, de la qual era satrapa Orsines, de nobleza e riqueza entre los otros barbaros muy escelente, por descendencia de Ciro rey de Persia venido. Grandes riquezas e de los mayores suyos dexadas tenia, y el essas por luenga possession del imperio havia crecido. Este pues, con todas maneras de donos no solamente al rey mas a sus amigos queriendo aun presentar, le vino delante. Rabaños de cavallos domados consigo traia, allende d’esto vasos de oro de grandissimo peso, vestidos de purpura e de plata labrada; talentes tres mil en uno levava. Non de menos, al barbaro tanta benignidad de muerte fue causa porque, haviendo todos los amigos del rey con donos sobre sus voluntades honrado, Bagoga550, esclavo que ad Alexandre por plazer de la persona muy obligado tenia, non hovo honra ninguna. E siendo de cierto amonestado de algunos este ad Alexandre ser caro, respondio los amigos del rey e no las fembras soler el honrar. No ser de costumbre a los persios algun masclo tener que afeminado por adulterio se fuesse. Entendidas estas palabras Bagoga, el poderio del rey con adulterio e verguença aquistado, sobre la cabeça d’este muy noble e inocente señor rebolviera, por que algunas de las gentes a mentir assaz lieves con falsas acusaciones amaestrara que, quando el les dixesse essas, al rey reportassen. En este medio, quando solo con el rey se fallava, sus assaz credulas orejas de falsas acusaciones inchia, non amostrando por esso con el haver algun odio, por que l’auctoridad del acusador fuesse mayor. Non era Orsines aun sospechoso mas ya algun tanto mas vil de lo usado era tovido, porque la cosa se fazia

548 Ms. om.; Ital. et. 549 ‘Pasárgada’. 550 Aquí el eunuco de Darío y luego de Alejandro. No debe confundirse con el que asesinó a Artajerjes III Oco.

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en secreto y el del peligro escondido era inorante. Ni este importunissimo esclavo en l’acto del adulterio e de la infamia del engaño olvidado, toda vegada qu’el rey en amor para si havia comovido. Orsines, asi de avaricia, asi de traicion acusava e ya las mentiras en daño del inocente eran maduras e la suerte fadada que esquivar no se puede allegava. Acaso Alexandre fizo abrir el sepulcro de Ciro en el qual era puesto su cuerpo, queriendo sobr’el ciertas cerimonias a su costumbre fazer. Este de oro e de plata ser lleno [158v] creyendo, assi los persios por fama lo havian divulgado. Mas salvo un escudo todo podrido e dos arcos escitios e la espada, no mas fue fallada. Puesta pues a el una corona de oro, el sitio en que el cuerpo yazia de la vestidura que usava fizo adornar, muy admirado el un rey de tanta fama e tantas riquezas abundante no mas preciosamente que uno de pueblo ser enterrado. Proximo al lado suyo era l’esclavo, el qual al rey remirando: «¿Que maravilla, dixo, si son las sepulturas de los reyes vazias quando las casas de los satrapas tanto oro d’ellas quitado apenas pueden caber? Esto que yo se puedo dezir: este sepulcro jamas de mi no fue visto, mas de Dario assaz vezes. Oi talentes tres mil con el cuerpo de Ciro ser estados enterrados. Y esta es la benignidad que se usa en esguarde de ti, que d’esso que Orsines sin punicion tomar no podia, a ti dando la gracia alcançasse». E ya l’animo del rey havia a la ira incitado, quando essos qu’eran d’el sobornados sobrevinieron. Assi que de una parte Bagogas, los acusadores de otra, con falsas palabras las orejas del rey ocuparon por manera que Orsines, ante que ser acusado sopiesse, fue puesto en prision. Ni contento de su pena, el esclavo en el condenado a la muerte las manos propias pusiera, al qual Orsines dixo mirando: «Otras vezes he oido en Asia el reino haver las mugeres tovido, mas esta me parece una cosa muy nueva: ser un castrado señor». Este fue el fin del mas noble de Persia, ni tanto inocente, mas de gran benignidad contra su rey. En este mesmo tiempo, sospechoso Fradate querer el reino ocupar, fuera muerto. Començava a venir pronto a representar los tormentos e las cosas peores a creer muy ligero. En tanto las prosperas fortunas suelen trocar la natura. El poco ante al inceste Alexandre de dos juizios acusado condampnar no sostuvo; muchos culpados de grado menor contra su voluntad, porque los otros parecian inocentes, dexara librar; a los enemigos vencidos el regno atorgara. A la fin, buelto en contrario, començo de su naturaleza a salir, de guisa que contra su voluntad, por arbitrio d’un esclavo, ad algunos diesse los reinos, a otros las vidas quitasse. En estos mesmos di-as [159r] las cartas de Cenos recibiera, en las quales se contenian las faziendas en Asia y en Europa ya fechas, en tanto que la India vincia. Zofino, presidente de Tracia, contra los getis la empresa faziendo, por gran tempestad e fortuna subitamente venida, con toda la hueste era opremido. La qual novidad entendida, siendo los scitios e sedrusiis551 sus populares, a la rebelion atrayeron. Perdida quasi toda la Tracia, ni la Grecia aun era segura.

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551 Nótese que, en otras versiones, no se mencionan a los escitas (scitios) pero a Seutes, rey de los odrisas. Por consiguiente, Zopirión (Zofino) no fue derrotado por dos pueblos sino por uno solo.

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[Capítulo 2: Nuevas protestas de los macedonios (primavera 324)] Por esta causa, con treinta naves a Samo passaron. Esta es una punta de la tierra de Atenas, donde el puerto de la cibdad acordavan tomar. Esto el rey, Arpalo552 entendido, aun el a los ateneses egualmente enemigo siendo, fizo aparejar el navilio, a Atenas subitamente andar acordando. El qual consejo, en tanto que secretamente d’el s’ordenava, las cartas fueron traidas: ser Arpallo en Atenas entrado e con dineros los animos de los principes con el haver acordado; depues fecho el consejo del pueblo, de la cibdad costreñido a partir, ser a la gente de armas de Grecia venido e d’ellas, por un cierto auctor en assechanças ocupado siendo muerto, haver sido. D’estas nuevas alegre, Alexandre el consejo de andar en Europa depuso. Mas los exiliados todos, exceptados essos que de la sangre de sus cibdadanos eran contaminados, de las cibdades de Grecia donde eran echados mando ser recebidos. Los griegos su mandamiento refusar non osando, bien que ser esto comienço de firmes faziendas entendiessen, los bienes aun que quedavan fizieron a los condenados restituir. Los ateneses solos, non tanto de la suya mas de la comun libertad bengadores, una vileza de asi tales hombres gravemente sufriendo, non por los mandamientos del rey mas de las costumbres paternas usados bevir, lo vedaron e a essos de los confines echaron, toda graveza sofrir acordando ante que las fiezes de su cibdad e del exilio a la hora en sus casas aceptassen. Embiados el rey a la patria los mas viejos de su gente de armas, treze mil infantes a pie e dos mil de cavallo para que quedassen en Asia fizo escoger, con poca gente la Asia poder retener estimando. Por esso, las ayudas en ciertos lugares havia dis-puesto, [159v] porque las cibdades d’el edificadas e de nuevos abitadores rellenas novedades fazer desseavan. Mas ante que discerniesse essos que retener acordava, mando que la gente de armas manifestassen sus debdos. Ya muchos d’ellos eran de debdos cargados, los quales, bien que por su luxuria fechos se fuessen, non de menos a todos el delibrar desseava, pensando ser d’el ellos tentados por que los mesurados de los gastadores mas facilmente discerniesse. Algun tanto el tiempo diferiendo prolongaron, donde el rey, assaz conociendo la verguença e no contumacia ninguna de tal callamiento ser causa, los bancos por toda la hueste fizo poner y encima d’ellos diez mil talentes aparejar. A la hora, el prometimiento con la fe les fue fecha. Ni de tanta moneda mas de ciento y treinta talentes sobraron. En tal manera esta hueste, de assi rica gente vencedora, mas victoria que preda de toda la Asia consigo traia. Mas como primero d’ella fuera entendido algunos a casa tornar, algunos en Assia deverse quedar, perpetua silla de su reino en Asia dever fazer estimando, a guisa de locos, de la diciplina militar olvidados, de albolotadas vozes la hueste inchieron. E mas ferocemente que jamas de palabras al rey salteando, de quererse en uno andar demandaron, toda parte de sus personas de feridas diforme e los cabellos canos a el amostrando. Ni por el castigo de los capitanes ni por reverencia del rey espantados,

552 Esta vez sí que se apunta correctamente su nombre (anteriormente Arbela, ‘Hárpalo’).

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con multitud de gritos e violencia militar queriendo el fablar lo vedaron publicamente, confessados jamas de alli salvo a la patria tornando querer ellos un solo passo fazer. A la fin, fecho silencio porqu’el mas ante ser mudado creian que no ellos de su opinion se podiessen mudar, que cosa dezirles quisiesse callando esperavan. Alexandre a la hora: «¿Que quiere, dixo, significar esta subita en uno esparzida opinion e la licencia asi temerariamente derramada? ¿En publico yo temo fablar? Vosotros haveis rompido l’imperio e a vuestra peticion soy señor, al qual non de plazer de fablar ni d’amaestrar o amonestar, ni aun de guardar haveis el imperio dexado. E acordado yo algunos en la patria embiar, algu-nos [160r] acerca de mi retener, assi los que deven andar como essos que conviene seguir en uno veo gritar. ¿Que cosa es esta? ¡En una dessemejante causa los gritos de todos son semejantes! ¡De grado sabria si essos que parten o a la verdad essos que deven quedar de mi se lamenten!». Parecio d’una boca sola haver todos gritado, assi egualmente fue de la hueste respondido todos quexarse. El entonce: «No puedo, dixo, creer esta causa de lamentarse ser a todos egual como vosotros mostraes, en quien la mayor parte de la hueste no es puesta, mas gente separada yo haviendo que detener comigo dispongo. Algun gran mal esta ciertamente so esto escondido, que a todos de mi faze bolver, pues que toda la hueste el rey suyo abandona. Ni todos los siervos a un hora suelen de sus señores fuir, mas en algunos queda verguença essos abandonar que son de los otros dexados. «E por que yo, de asi furiosa opinion olvidado, los remedios a gente insa[n]able553 me esfuerço poner, toda esperança por Dios que en vosotros tenia quiero dexar. ¡Ni ya como a mi gente de armas, porque mas mios no soes, mas como en respecto de ingratissima gente obrar me dispongo! Por la gran prosperidad vuestra ya a enloquecer començaes, olvidados del estado el qual por mi beneficio haveis deposado, dignos por cierto qu’envejeciesseis en el, pues que a vosotros la adversa fortuna que la prospera sostener es mas facil. E d’oy adelante a los tributarios poco ante de los ilirios e persios la Asia e los despojos de tanta gente son a desden. ¡A vosotros, no a mucho debaxo Philipo medio desnudos, los vestidos de purpura comiençan a podir! ¡Los ojos vuestros el oro e la plata no pueden mas sostener! ¡Los vasos de leño e los escudos de vergas con las espadas de orin recobiertas haveis en desseo! En tal abillamiento resplandecientes vos yo recebi con quinientos talentes de debda, no siendo toda la ropa real mas de sessenta talentes de precio, con los quales los fundamientos de mis obras, sin embidia sea dicho, el imperio a las tierras he puesto. ¡De la Asia vos soes penedidos, que a vosotros por gloria de las grandes faziendas dessemejantes a los otros ha demostrado! [160v] En Europa, abandonado el rey vuestro, andar vos daes priessa, falleciendo a muchos de vos los dineros para vuestras espensas si vuestros debdos non hoviesse pagado, bien que hayaes la Asia toda robado. ¡E nos avergonçaes con el vientre vazio, los espojos de tanta gente reportando, a vuestras mugeres e fijos tornar, a los quoales ningun premio de la victoria podeis amostrar, porque de vosotros aun las armas son en peñora! Fasta esse tiempo que a la buena esperança andavaes a [e]ncuentro de buena gente de armas, aun soy fallecido de sus putas mancebas a los quoales solo de tanta riqueza esso que les he fiado les sobra.

553 Ms. in sannable.

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«Por tanto el camino, de mi fuyendo, abierto vos sea: ¡Partidvos de aqui prestamente! ¡Yo con los persios las espaldas de vosotros fuyendo podre defender! Ninguno de vosotros detengo. ¡Librad los mis ojos, cibdadanos ingratos! ¡Alegremente vos recebiran vuestros padres e fijos, sin vuestro rey a casa tornando! ¡A vosotros, fuyentes e desemparadores, saliran al encuentro! Yo cierto triumphare de vuestro foir y en todo lugar que me fallare vos fare la pena levar, faziendo honor a estos con los quales a mi abandonais, ante de vos los poniendo. ¡E depues sabreis quanto una hueste sin el su rey pueda valer e que tal ayuda estada sea en mi solo!» Dicho esto, del tribunal con gran impeto descendiera y en medio de la gente de armas se vino. E notados essos que mas ferocemente entre los otros havian fablado, a uno a uno los tomo con la mano, essos resistir non osando. Treze dio a las goardas de su persona en poder.

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[Capítulo 3: Discurso de Alejandro a los bárbaros] ¿Quien creeria essos, assi de poco ante feroces, de asi subito miedo ser espantados? E viendo los suyos a las penas ser atraidos, non haviendo alguna cosa mas grave de los otros tentada, o a la verdad esto por respecto del nombre se fuesse que las gentes que debaxo de rey son usados essos por dioses adoren, o la propia veneracion d’ellos lo fizo, o la fiuza con qu’el imperio exercia los espantara. Por cierto, un singular exemplo de paciencia mostraron y en tanto no se airaron de la pena de sus compañeros que, aun sintiendo cerca la noche ellos ser muertos, nada dexaron, cada uno d’ellos con mayor obediencia e piedad en esguar-de [161r] del rey suyo fazer. El dia siguiente siendo a los que vinieron la audiencia quitada, introduzida solamente la gente de Asia, unos gritos con llanto en uno rebueltos por todos los alojamientos se començaron, denunciando querer subitamente morir si mas en la ira pesseverasse. Pero el, de un animo obstinado a todo esso que fazer proponia, el ayuntamiento de la gente forastera fizo convocar. Los macedonios dentro a sus alojamientos echados e viendo essos ser en gran cantidad ayuntados, el trujaman introduzido, una oracion hovo en esta manera: «Quando d’Europa en Asia passava, mucha gente notable e gran poderio de hombres debaxo de mi señoria dever poner m’esperava. Ni soy engañado d’esso que a la fama creyera. Depues d’esto es avenido que muy fuertes hombres e de una piedad invencible en esguarde de vuestros reyes ser yo vos veo. Toda cosa de luxuria abundar me pensava e vosotros por gran felicidad a las delectaciones ser sometidos. Mas por Dios los oficios de la cavalleria y esta fortaleza de cuerpo y de animo egualmente sosteneis, con audacia e fuertes hombres siendo. No menos la fe obrais que la fuerça. Esto de presente confiesso, bien que ya ha luengo tiempo lo se, e por esta causa la eleccion de la gente de armas de vosotros he fecho e con las personas de los mios vos he ayuntado. Un abito mesmo e semejantes armas son a vosotros. El acatamiento depues e la paciencia del imperio es aun en vosotros mas que en los otros mayor. Yo mesmo la fija d’Oxatre, persiano, en matrimonio he comigo ayuntado, no desdeñado d’una subdita mia fijos haver, queriendo despues mas luengamente la descendencia de mi generacion divulgar. La fija de Dario por muger he tomado e a mis amigos he sido causa que de sus presioneras engendrassen los fijos, por esso

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que con esta santa copulacion toda diferencia del vencido e vencedor se quitasse. ¡Por tanto, no gente de armas convocadas de mi, mas ser engendradas creed! ¡Del Asia e d’Europa es uno e semejante l’imperio! ¡Las armas de los macedonios doy a vosotros! ¡La peregrina novedad he envejecido! ¡Mis cibdadanos e [161v] gente de armas, de justicia e razon, toda cosa en todos vosotros tiene una semejante color! Ni a los persios las costumbres de los macedonios semejar, ni los macedonios a los persios es desonesto seguir. De una mesma razon essos ser deven que so un mesmo rey conviene que bivan». Aqui fallece parte del testo de Quinto Curcio. Sigue asi como el rey depues de esta oracion, algunos de su gente por los persios d’ellos a la pena faziendo atraer, en semejante manera d’ellos fue amonestado. «¿Fasta quando pues quieres el animo tuyo en las penas de las forasteras costumbres usar? ¡Tus cibdadanos e hombres de armas, non oida su causa, de sus mesmos presoneros son a la pena traidos! Si la muerte nosotros merecido haver te parece, a lo menos con amigable animo los ministros de la pena quieras mudar». Si de la verdad hoviesse sido paciente d’ellos era amonestado. Mas su ira en ravia mudada de nuevo pues, porque havian algun tanto dudado a essos a quien era mandado, assi como estavan atados en el rio ahogar los impuso. Ni aun esta pena la discordia de la hueste pudo mover, porque los principes de su gente e la union de los amigos vinieron a el, requiriendo que si algunos del defecto primero estimase culpables los fiziesse matar. Ser aparejados e las personas a su ira ofrecer que a su guisa los matasse554.

554 Este pequeño fragmento, el único conservado dentro de la amplia laguna de los libros X, XI y parte del XII, se sitúa directamente después de la sublevación de Opis, punto culminante de la orientalización de Alejandro y de la desesperación de los veteranos macedonios (Flob. p. 454).

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En esta parte fallece la fin del libro d[e]zeno555, todo el onzeno e del dozeno el comienço. E asi esta en todos los otros exemplos que a la nuestra edad se refallan, donde se pierde una gran parte de bellas istorias. E porque el processo de la enfermedad de Alexandre ante a su muerte por esse defecto no se puede entender, esta parte Pedro Candido de los libros de Plutarco de griego en lengua latina fielmente la ha tranferido en esta manera556. [162r] En los diurnales d’Alexandre en esta manera de su dolencia es escrito: a dizisiete dias de las calendas de junio que los griegos el mes de Asio le llaman, dentro en el baño viniendo la calentura, començo de dormir. Depues levantado, a la camara se retrayera e, por solaz a jugar a los dados esse dia s’estuvo. Siguientemente, tarde levantado e los sacrificios a los dioses ordenados, ya noche siendo, a comer se pusiera. El dia trezeno, levantadose, aun hovo la calentura e una otra vegada los sacrificios usados fizo a los dioses. Depues yaziendo en el baño, con Nearco s’estuvo a plazer, ciertas cosas oyendo acerca del navegar de las mares mayores. Fenecido el dia dezeno, lo semejante faziendo, mas fuerte la calentura le vino. E la noche siguiente gravemente s’estuvo. Y el dia que vino depues aun de la calentura fue muy agraviado. Assi que d’este lugar trasportado, acerca de una gran pesquera se puso a yazer, donde con sus capitanes hovo razonamiento acerca la orden de la gente de armas menester de governadores haviendo. El dia ocheno, teniendo gran calentura, fizo su sacrificio e al lugar sagrado fuera levado. Entonce a los principales capitanes impuso que dentro a la sala s’estassen. El allende al palacio fuera llevado. El dia seiseno dormiera un poco, quanto quiere la calentura nada cessasse. E viniendo los capitanes a el, perdida la voz ya tenia. E assi estuvo el dia cinqueno, donde a los macedonios parecio que muriesse. E viniendo a la puerta a gritar començaron, menazando a las guardas y entrar por fuerça queriendo. Abiertas pues las puertas, con los palios vestidos a uno a uno a la cama s’allegaron. Este dia mesmo, Piton e Selenco al templo del dios Sarapion embiaron, interrogando si Alexandre en esse lugar deviessen levar. A los quales el dios que subito se partiessen respuso. E fenecido pues al dia tercero, acerca la hora de nona muriera. [162v] Sigue el demas del libro dozeno de Quinto Curcio Rupho, en el quoal alguna diferencia parece de las palabras de Plutarco escritas encima porque, ante que la voz Alexandre perdiesse, se dize con la gente suya de armas primero que muriesse haver el fablado, como sigue en el testo.

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[Capítulo 5: La muerte de Alejandro (13 de junio de 323) y la muerte de Sisigambis] Reguardando essos al rey a lagrimar començando557, parecio no ya esse mas la muerte suya la hueste veer. La dolor non de menos [de essos558] qu’en derredor

555 Ms. dozeno; Ital. decimo. 556 Decembrio retoma el capítulo 76 de Plutarco. 557 Ms. començançando. 558 Ms. desseos; Ital. di queli.

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estavan parecia d’encima la cama, a los quales depues qu’el rey hovo visto: «Fallareis, dixo, quando yo sere muerto, un rey de tal gente digno». Cosa es increible a dezir e oir: en el abito mesmo de la persona en el qual s’era puesto, quando recibio la gente de armas, ser pesseverado fasta tanto que de toda la hueste fasta al mas postremero fue saludado. E la multitud licenciada, quasi del debdo de la vida librado, los miembros trabajados depuso, mandando a los amigos depues que mas acerca se fiziessen, porque la voz le començo a fallecer. El anillo quitado del dedo a Perdica diera, en mandamiento aun l’ayuntando que su cuerpo ad Amon fiziesse levar. E demandando ellos a quien el reino dexasse, «a quien sera mejor» respondiera. Mas por tal contienda grandes fiestas funerales a el aparejar se dixiera, requiriendo Perdica aun quando los celestiales honores a el quisiesse ser fechos. «Quando vosotros bienaventurados sereis» respondiera. Esta del rey fue la palabra postrera e poco depues falleciendo murio. Primeramente de lamentaciones e llanto toda la corte començo a ressonar. Poco depues, como en una gran soledad, toda cosa de triste silencio muda e casi muerta parecia, mudados los pensamientos de la dolor a esso que devia seguir. Los nobles mancebos, a la guarda de su persona acostumbrados, ni de la dolor grande cessar ni a si mesmos dentro a la corte se podian contener. Vagabundos e semejantes a furiosos, toda la cibdad de llanto e tristeza inchieron, lamentacion ninguna dexando que dolor en tal caso suele atraer. Por esto los macedonios e barbaros, [163r] que fuera la corte s’estavan, en uno ocorrieron. Ni los vencidos de los vencedores se podian en la dolor comun discerner, los persios el justo e suave señor, los macedonios el obtimo e muy fuerte rey suyo invocando. Casi una batalla de dolor en uno fazian. No de los tristes solamente mas d’essos que se indignavan las vozes aun se sintian. Asi moço rey en la flor de la edad e de su fortuna, por invidia de los dioses ser de las cosas humanas quitado grandemente se condolian. La vigor de su vulto, quando la gente de armas a batalla atraia, las cibdades sitiava, sobre las fortalezas puyava, los fuertes hombres en congregacion apremiava, ante a sus ojos ocorrian. Entonce, los macedonios las honores divinas a el haver denegado se penidian e ser ellos mesmos impiadosos e ingratos confessavan, pues que las orejas d’esse del devido nombre hoviessen privado. En esta manera luengamente estados, siendo agora en la veneracion, agora en el desseo de su rey, a la fin la misericordia en ellos mesmos bolvieron. De Macedonia allende d’Eufratres ser ellos passados y en medio de los enemigos qu’el imperio nuevo refusavan abandonados se vian. Sin heredero del reino e sin cierto heredero del rey, cada uno las publicas fuerças a si querer atraer, depues las batallas civiles que se siguieron con la piensa agoravan e de nuevo las batallas civiles a ellos, no por el reino de Asia mas por el rey, la sangre ser menester derramar. Con las nuevas llagas las viejas feridas ser necessario romper. Viejos e debiles, requerido a la hora el justo poner de su rey, por el poder d’algun siervo no noble convenirse por ventura morir. En este pensamiento ellos estando, sobrevino la noche e la temor les creciera. La gente de armas aparejada s’estava, los babilonios algunos de la cerca, algunos de las cobiertas de sus casas asi como mas ciertas cosas veer deviendo miravan. Ni alguno la lumbre acender assayava, assi que, cessando el aspecto de los ojos, con las orejas el estruendo acogian. E a menudo de vana temor espantados, por las calles

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escuras el uno al otro ocorriendo, con sospecha e soli-citud [163v] en uno passavan. Los persios, a su costumbre los cabellos a sus mugeres e fijos cortados, con vestidos de dolor, no como vencedor y enemigo mas como justissimo rey de su gente, con verdadera afeccion lo lloravan. Usados debaxo de rey ellos bevir, ningun otro que a ellos mandasse mas digno d’el confessavan. Ni dentro a la cerca de la cibdad el llanto se contenia. Mas la provincia cercana e de alli la mayor parte de Asia d’aca d’Eufratres la fama de tanto mal havia tomado. La qual a la madre de Dario fue esso mesmo levada. Por esto, rasgada la vestidura con qu’era adornada, una de luto encima se puso e, los cabellos rompidos, con la persona en tierra se puso a yazer. Estava en derredor d’ella una su nieta, Efestion con quien nuevamente era casada muerto llorando559. E las propias causas de su dolor en la tristeza comun recitavan. Mas todos los males de los suyos sola Sisigambi sofria. Ella la suya e la suerte de las nietas llorava. El nuevo dolor los males passados delante atraia. Parecia a la hora Dario ser muerto e d’ella, misera, egualmente las obsequias de dos fijos fazerse. Los muertos e bivos en uno llorava. ¿Quien otro de las donzellas dever haver cura? ¿Qual ad Alexandre dever ser semejante? Otra vegada ellas ser presas, otra vegada del reino caidas. Muerto Dario, haver quien las defendiesse fallado, mas que depues de Alexandre las guardasse ninguno fallar. Al animo aun le ocorrian ocho hermanos suyos que un dia de Oquo, crudelissimo rey, havian muertos estado. E a la muerte de tantos fijos el padre ayuntando, de siete fijos qu’ella havia engendrado uno solo avançar. Dario un poco bienaventurado haver sido, porque mas cruelmente podiesse morir. A la fin de la dolor sobrada, la cabeça cubierta e la nieta y el nieto a las rodillas suyas estando, refusados de comer e de luz egualmente se absteniendo, el dia cinqueno depues que deliberada s’era muerta quedara. Gran amaestramiento por cierto de la clemencia en ella e de la justicia de Alexandre en los otros presioneros amostro la su muerte, la qual, sostoviendo depues de Dario bevir, de-pues [164r] de Alexandre en vida hovo verguença quedar. E cierto essos que derechamente ad Alexandre quieren juzgar es claro: a su natura la virtud, los vicios deverse a la fortuna e a la edad consignar; la vigor increible del animo, la paciencia en los trabajos, la fortaleza quasi mucho escelente no entre los reyes solamente mas entre essos aun de los quales sola es esta virtud, la liberalidad de dar cosas mayores que a los dioses se suelen demandar, la clemencia en los vencidos; tantos reinos o restituidos a essos que por guerra havia tomado o dados en dono de la muerte que los otros son usados temer; un menosprecio perpetuo de la gloria e loor como de lo justo mas codicioso, asi en un mancebo y en assi grandes fechos no ya de menospreciar. Depues, la piedad contra los suyos de casa, de los quales su madre Olimpia con inmortalidad consagrar acordava, de Philipo su padre la vengança fiziera. La benignidad en sus amigos, depues el bien querer de la gente de armas a la grandeza del animo egual, el consejo e l’astucia quanto su

559 Efestión murió en Ecbatana en el otoño del 324. Alejandro estuvo pofundamente afectado por el fallecimiento de su amigo más cercano y celebró unos funerales suntuosos en Babilonia. Posteriormente, se le rindió un culto semejante al de un héroe o un semidiós. Ver Battistini y Charvet, 2004, p. 727-728.

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edad podia caber, la moderacion de las codicias muy grande, el desseo de la luxuria dentro al uso natural reservado ni alguna voluptad sino atorgada. Primero grandes donos son estos por cierto de ser estimados. Los otros vicios son de la fortuna: egualarse a los dioses e las honores celestiales dessear; fe a los oraculos que tales cosas suadian atorgar; con essos aun que a el venerar se desdeñavan mas fuerte que no se convinia s’ensañar; en habito forastero el ornamiento de su persona mudar; las costumbres de las gentes d’el vencidas semejar, que ante de la victoria menospreciar solia. Por la ira e la codicia del vino, como la mocedad havia incitado, assi la vegez podido habria mitigar. E por esto es de confessar que, como mucho era deudor a la virtud, assi mas aun ser obligado a la fortuna, la qual solo sobre todos los hombres hovo en su poder. ¿Quantas vezes a el de la muerte retomara? ¿Quantas vezes, en los peligros temerariamente andando, con perpetua felicidad lo defendiera? El fin de la vida aun como de la gloria le depuso. [164v] Las suertes fadadas a el, fasta que domado el Oriente e venido al Oceano toda cosa que la mortalidad puede caber cumpliesse, lo atendian. A este rey e capitan un sucessor se rebuscava, bien que mayor cargo era que por uno solo se podiesse sostener. Por tanto, el nombre e la fama de las cosas d’el obradas casi por todo el mundo los reyes e reinos ha esparzido. E muy claros son havidos essos que aun a la mas pequeña parte de tantas fortunas aderieron.

[Capítulo 6: Problemas de sucesión560] Mas por tornar a las faziendas de Babilonia donde nuestro fablar es departido, las guardas de su persona, los principes, amigos e capitanes de la hueste en la corte real se convocaron, depues de los quales la multitud de la gente de armas pessiguia, desseando saber ellos en quien la fortuna de Alexandre se deviesse transferir. Muchos pues de los capitanes por la multitud de la gente de armas fueron echados y entrar en la corte no podieron. Bien qu’el pregonero salvo essos que por nombre eran citados a todos entrar vedasse, mas el imperio mal levado d’ellos era escarnecido. Al comienço, un gran aollido e llanto se tomo a renovar. Depues l’atendimiento de las cosas defazer, quitadas las lagrimas, el silencio a todos atrayera. Perdica pues, puesta la silla real en conspecto del pueblo, encima la qual la corona e vestidura d’Alexandre con las armas eran puestas, el anillo aun qu’el dia d’antes a el del rey era dado encima la silla depuso. Por el aspecto de los quales, las lagrimas de nuevo viniendo, los llantos de nuevo retornaron. A la hora Perdica dixo: «El anillo con el qual Alexandre las fuerças del reino e del imperio suyo solia sillar, d’el a mi dado, a vosotros yo riendo. E bien que daño ninguno de los dioses airados semejantes a este del qual al presente somos opremidos se pueda comparar, non de menos considerando vosotros la grandeza de sus fechos, no es licito creer un tanto hombre los dioses haver a las cosas humanas adaptado por que, la suerte d’ellas haviendo complido, a su estirpe prestamente lo revocasen. Asi

560 Sobre la sucesión de Alejandro, Mckechnie, 1999.

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pues, nada otro a el de nosotros avança, sino esso que de la inmortalidad se suele separar. Al cuerpo e al nombre suyo las justas honores rendamos, non olvidados en que cibdad y entre que [165r] gente somos puestos e de que rey e presidente abandonados. Tractar e pensar nos conviene, ¡amigos mios!, que la victoria havida entr’esta gente donde aquistada es podamos obtener. Un cabo es menester: esto qu’en uno o en mas personas sea es en vuestro poderio. Mas ya saber deveis la multitud de guerra sin capitan un cuerpo ser menos d’esprito passado. Es el mes seiseno depues que preñada esta Rosane. ¡Deseemos nosotros que para un fijo masclo a quien el reino, a Dios plaziendo, quando sea de edad assignaremos! En tanto, de quien vos plega ser regidos acordad». Esto Perdica dixera. Depues Nearco: «La sangre e la descendencia alexandrina a la magestad real, dixo, convenir e ninguno poder esto semejar. A dever atender un rey que nacido aun no fuesse o que pueda fallecer ni al animo de los macedonios ni al tiempo convenir. Mas ser del rey un fijo nacido de Barsine. A este la corona deverse consignar». A ninguno el fablar d’este plazia, asi que a su costumbre, los escudos con las lanças debatiendo, de fazer estruendo no cessavan. E ya casi a discordia la cosa era venida, Nearco mas pertinacemente su sentencia defendiendo. A la hora Tolomeo: «¡Muy digna descendencia sera, dixo, que deva el fijo de Rosane o de Barsine señorear los macedonios, el nombre del qual aun en Europa nos sea enojoso recordar que por la mayor parte es un presionero! ¿A que los persios havemos pues vencido, si a su descendencia nos conviene de servir que de los justos reyes Dario e Xerses, con tanta multitud de gente d’armas, con tantos navilios, en vano s’es buscado d’obtener? Esta es la mi sentencia: que puesta en la corte real la silla d’Alexandre, essos que seran de consejo, quando en comun nos convenga consejar, en esse lugar sean convocados e a esso que solamente la mayor parte habra ordenado, los otros aderiessen; e a esto a[u]n561 los capitanes e oficiales de la gente d’armas obedezcan». Algunos a Tolomeo, pocos a Nearco, los mas que a Perdica obedeciessen assintian. Entonce Aristone562 a dezir començara: «Alexandre, demandado a quien dexasse el reino, al mejor haver respondido e d’el juzgador Perdica el mejor, [165v] a quien l’anillo hoviesse dado. Ni solo al rey muriendo presente ser estado mas mirando en derredor de la multitud de sus amigos, escogido esse a quien el reino dar quisiesse. Plazer pues a el la suma del imperio fuesse a Perdica assignada». Ni dudaron ellos que la verdad les refiriesse. Por esso, todos Perdica venir alli e qu’el anillo del rey tomasse le mandaron. El, entre la codicia e la verguença dudando, quanto mas moderadamente lo que desseava aceptasse, tanto mas instantemente deverle ofrecer ellos se pensava. E assi luengamente detardado [e563] incierto que fiziesse, a la postre se partiera e depues d’essos que vezinos a el estavan assentados se detuvo. Meleagro, uno de los capitanes, por la dudança de Perdica su animo en este medio confirmado: «No plega, dixo, a los dioses que la fortuna de Alexandre e la grandeza

561 Ms. abn. 562 ‘Arístono’, uno de sus salvadores en el cerco sudraca. 563 Ms. om.; Ital. e.

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de tanto reino sobr’estas espaldas se depose. E los hombres por cierto non lo sofriran. No quiero dezir de los otros mas nobles qu’el no es, mas de solos los hombres contra la voluntad de los quales nada es de sofrir. Ni es alguna diferencia qu’el fijo de Rosane, quando quiere sea nacido, o Perdica por rey vosotros acepteis, quando este so especie de tutela haya el reino de ocupar. ¡E assi ningun rey no le plazia, sino esse que no era aun nacido! ¡Y en tanta priessa de todos, no solo justa mas aun muy necessaria, este los meses del parto complidos esperava e ya ser un masclo engendrado adevinava, el qual vosotros dudais! Dizia ser aparejado o verdaderamente primero fazer un apostizo. E cierto si Alexandre a este en su lugar por rey dexado hoviesse, esto solo d’esso que mandasse deverse obedecer no creeria. ¿Por que pues a robar los tesoros vosotros no correis? ¡Este pueblo deve de la ropa real ser heredero!» Dicho esto, por medio de la gente d’armas s’andoviera e essos qu’el camino le havian dado a la preda denunciada lo siguian.

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Asi que una gran multitud de gente d’armas ayuntada en derredor a Meleagro e la congregacion en discordia y albolote era mudada, quando uno de baxa condicion a muchos macedonios no siendo conocido: «¿Que necessario, dixo, es de [166r] las armas e de la sangre de nuestros cibdadanos, haviendo rey que andaes buscando? Arideo, engendrado de Philipo, de Alexandre poco ante rey hermano, de las cosas sagradas e de las cerimonias en uno compañero, solo heredero de presente asi de vosotros es dexado. ¿Por qual merito suyo o por que fecho de la comun razon de la gente es defraudado? Si uno semejante ad Alexandre rebuscaes, jamas no lo fallareis; si uno propinco, este solo es esse oido». Esto la congregacion el silencio primero como si fuera mandado detoviera. Depues todos a un hora començaron a gritar, deverse llamar Arideo e essos de la muerte ser dignos qu’el ayuntamiento sin el havian convocado. A la hora Fiton, todo lagrimoso, començara de dezir ser grandemente Alexandre miserable que del aspecto de buenos cibdadanos e del fruto de la gente d’armas e de su presencia sea privado, al nombre solo e a la memoria del rey suyo reguardando. Ellos en las otras cosas ciegos parecer, porque no era dudo qu’el mancebo, a quien l’imperio con tanta instancia dar querian, como ad Alexandre de sangre era conjunto asi a la virtud d’el no era semejante e a sostener un tanto peso no era digno. Estas palabras, vituperosamente deposadas, mas odio a Fiton que ad Arideo menosprecio le trayeron porque, haviendo misericordia d’el, en uno a favorecerlo començaron e por esto non querer otro rey ellos sostener sino esse. A tanta esperança ya engendrado, con pertinaces esclamaciones declararon Arideo alli venir mandando, el qual Meleagro, enemigo e odioso a Perdica, prestamente consigo lo trayera. Este la gente, llamado Philipo, por rey lo saludaron. Esta era la voz del pueblo. Mas de los principes otra era la sentencia, de los quales Fiton el consejo de Perdica se tomo a pesseguir: al fijo que salir devia de Rosane, Perdica e Leonato, engendrados de sangre real, por tutores ordenando, ayunto aun

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que Cratero con Antigono564 en Europa el estado governassen. Entonce el juramento fue de todos recebido de dever leales ser al rey que fuesse engendrado de Alexandre. Meleagro, no sin causa por temor de las penas espantado, con [166v] Philipo a una parte se havia retraido. Despues de nuevo consigo lo trayendo, a la corte se vino, deverse dar ayuda a la republica gritando e del nuevo rey poco ante fecho la fuerça de su edad quisiessen aprovar. Cierto la descendencia de Philipo, fijo y hermano de dos reyes, a ellos obtimo señor entenderian. Ninguna profunda mar e tempestosa faze tantas ondas. ¡Quantas contiendas la muchedumbre suele comover grandemente, si de nueva y breve durable libertad abunda! Pocos a Perdica nuevamente escogido, a Philipo mas que no esperava el imperio le atorgaron. Ni querer ni no querer podian. Alguna cosa luengamente una vez de su consejo, otra de la penitencia s’arrepintian. Mas a la fin, a la descendencia real con las voluntades s’inclinavan. Siendo Arideo por l’auctoridad de los principes turbado, de la congregacion era partido e, andado fuera, la favor de la gente d’armas mas callava que de la voluntad alguna parte hoviessen dexado. Por esto, atras Arideo revocado, la vestidura de su hermano que sobre la silla era puesta encima se pusiera e Meleagro, vestida la curaça e fecho guarda del rey nuevo, las armas retomara. La falange, las astas con los escudos debatiendo, empos d’ellos prosiguia, queriendose de la sangre d’essos vengar qu’el reino nada a ellos esperando assayavan d’ocupar. Y en esta mesma cosa e gente las fuerças del imperio dever quedar s’aconortavan, el reino hereditario e la sangre real ser d’ellos defendida usados, su nombre servir e venerar; ni ad alguno esse esperar diziendo, sino a quien por reinar fuesse engendrado. Por esta causa Perdica, espantado, el conclavio dond’el cuerpo de Alexandre era puesto fiziera guardar, seiscientos hombres de escelente virtud consigo teniendo. Esso mesmo Tolomeo e la compañia de los moços reales con el se havian ayuntado. Mas assaz ligeramente de tanta gente armada las puertas del conclavio se rompieron. El rey esso mesmo con la multitud de los provisionados era entrado, de los quales Meleagro era capitan. Por esto Perdica, airado, essos qu’el cuerpo de Alexandre quisiessen defender de los otros para si fizo llamar. [167r] Mas essos que havian entrado los dardos de alexos les echavan e, feridos muchos, a la fin los mas antiguos, quitados los elmetes por que facilmente se podiessen conocer, a essos qu’eran con Perdica començaron a rogar que de la batalla se quisiessen abstener e al rey con la mayor parte diessen lugar. Perdica primero las armas deposara. Por semejante los otros lo fizieron. Aconortandolos depues Meleagro que del cuerpo de Alexandre no partiessen, ellos pensando por engaño esto ser estado fecho, a la contraria parte de la corte al rio Eufratres fuyeron. La escuadra de cavallo, que de los mas nobles era congregada, a Perdica y a Leonato por la mayor parte los siguia. A essos salir de la cibdad y en campo retraerse bien fecho parecia. Mas Perdica la gente de pie deverlo seguir no esperava. Y en esta manera, atrayendo fuera essos de cavallo por que no pareciesse de la otra hueste ser diviso, en la cibdad estuvo firme.

564 Liñán sigue su fuente, pero en realidad el territorio europeo fue asignado a Crátero y Antípatro.

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En este medio, Meleagro al rey no cessava [de565] amonestar la razon del imperio con la muerte de Perdica deverse confirmar, el impotente animo del qual otras cosas innovaria si ocupado asi no fuesse, acordandose como bien del rey hoviesse merecido ninguno ser assaz fiel a esse que miedo d’el hoviesse. El rey mas le sofria que a su dezir non assintiesse. Meleagro pues, el silencio por mandamiento reputando, algunos en nombre del rey fizo andar que a Perdica llamassen, a essos dando en mandamiento que si venir dudava lo matassen. Perdica, la venida de los provisionados denunciada, de seze moços solamente de la compañia real circundado, en la entrada de su casa estuvo firme. E menazados essos y en uno esclavos de Meleagro los llamando, en tanto con la constancia del animo e del vulto los turbara que apenas poderosos de su piensa s’andovieron. A los moços depues qu’en los cavallos subiessen les impuso e con pocos de sus amigos a Leonato s’andoviera, ya con mas fuertes ayudas la fuerça si alguno fazer le quisiese a squivar aparejado. El dia siguiente, a los macedonios indigna cosa parecia Perdica al peligro de la muerte ser traido e la temeridad de Meleagro con las armas vengar deliberavan. [Esso566] prevista, la discordia dio lugar. Ellos, al rey an-dados, [167v] demandaron si hoviesse mandado que fuesse Perdica tomado. El haverlo por instinto de Meleagro prometido e no dever por esso fazer ellos albolote, Perdica siendo bivo respondiera. En esta manera dexado el ayuntamiento, Meleagro, por la discordia de los de cavallo primeramente siendo turbado e de consejo abandonado porque todo el peligro que ante al enemigo aparejava entendia en el mesmo recaer, tres dias entre inciertos consejos contendiendo estuvo firme. E la usada forma de la corte real en tanto se veia, porque los mensageros de las naciones vinian al rey e los capitanes de la gente d’armas eso mesmo eran presentes e la entrada de la corte de provisionados e gente armada era rellena. Mas una tristeza a todos de si mesma viniendo de la ultima desesperacion era señal. E por sospecha, ni en uno razonar ni allegarse unos con otros asayavan, los secretos pensamientos aun entr’ellos rebolviendo. Por comparacion del nuevo rey el desseo d’esse qu’era perdido acrecentavan. Donde fuesse esse el mandamiento y el aguero del qual solian seguir entre si mesmos demandavan. [E ser567] ellos abandonados entre gente enemiga e no domada que, havida avinenteza, la pena de tantas injurias les fiziessen sostener. Entr’estas cogitaciones, los animos suyos rebolviendo, les fuera denunciado essos de cavallo, que de Perdica eran governados, tomados los campos en derredor a Babilonia. La provision que se levava a la cibdad haver ellos detovido, assi que la necessidad primero, depues la fambre mas fuertemente les pervino. E essos qu’en la cibdad estavan, o deverse reconciliar con Perdica la gracia o con las armas combatir juzgavan. E por ventura havia contecido que essos qu’en los campos abitavan, los robos de las villas e de las tierras temiendo, a la cibdad eran fuidos. Los cibdadanos, a ellos

565 Ms. amonestar; Ital. damonire. 566 Ms. el; Ital. esso. 567 Ms. esser; Ital. essere. Ejemplo de calco gráfico del italiano.

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las provisiones falleciendo, la fambre en la cibdad començaron a temer, dudando que mas seguras a los macedonios las otras abitaciones que la suya pareciesse. Por tal discordia los macedonios temiendo, en la corte del rey se congregaron e qual fuesse su querer le deposaron. Plazia a ellos, embiando los messageros a essos de cavallo, por difi-nir [168r] la discordia e fazer las armas deponer. Fueron pues del rey embiados Passas de Tesalia e Aniso, megapolitano, e Perilao, a los quales, los mandamientos del rey haviendo deposado, fue en tal manera respondido essos de cavallo no querer en otro modo las armas deponer, si el rey primero los auctores de la discordia dar en sus manos no fiziesse. Denunciado esto, la gente de armas por su voluntad las armas retomaron, por el albolote de los quales Philipo, saliendo de la corte: «No es alguna contienda, dixo, menester. Essos qu’estaran en paz reportaran los premios de los otros qu’entre si contenderan. Acordadvos en uno la diferencia con vuestros cibdadanos se fazer, a los quales la esperança de la gracia prestamente romper a la batalla cibdadina es a venir. Provemos si con otra embaxada se podran mitigar. E creo, no siendo aun el cuerpo del rey enterrado, a fazer lo devido todos en uno deverse convenir. Esso qu’a mi s’espera quiero mas ante este imperio restituir que con la sangre de mis cibdadanos contender. E si ninguna otra esperança de concordia sino esta se refalla, yo vos ruego e soplico que uno de mi mas util escojaes». Depues, viniendo las lagrimas, la corona de la cabeça se quitara, con la mano diestra que la tenia essa deponiendo por que, si alguno d’el mas digno s’estimasse, la podiesse retomar. Una gran esperança de gentileza, ante d’este dia por la claridad de su hermano tomada, su moderada oracion fizo aparecer. Por esto, todos a instar le començaron que esso que pensado havia quisiesse pesseguir. De nuevo pues los embaxadores a essos embiara, requiriendo que a Meleagro por capitan tercero quisiessen aceptar. Facilmente esto fue impetrado, Perdica del rey a Meleagro quitar desseando, porque uno inegual a dos dever ser estimava. Saliendo pues fuera con la falange Meleagro, Perdica con la gente de cavallo al encuentro le viniera. E graciosamente entre si saludados, todas las huestes en uno s’ayuntaron, en perpetuo como pensavan la concordia e la paz siendo confirmada.

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[Capítulo 9: Conspiración de Perdica y muerte de Meleagro]

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Mas ya de las ordenes fadadas, a los macedonios batallas civiles s’aparejavan, porque l’imperio compañia no pa-desce [168v] y esse de muchos era desseado. Por esta causa, sus fuerças primeramente rellegaron e depues las esparzieron. E cargando el cuerpo mas que no podia sostener, los otros miembros a defallecer le començaron. Esse imperio, que so uno estar podido havia, siendo de muchos sostovido cayera en perdimiento. Por esto, merecidamente y de razon, el pueblo de Roma por su salud a su principe ser grandemente obligado se confiessa, pues568 qu’en la noche, la qual

568 El Ital. glosa «Octauiano» por encima de «principo», de ahí que Liñán añada en margen de su traducción: «principe ydes Octaviano». Como ya hemos señalado, se ubicaba a Curcio bajo este emperador.

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quasi postrimera havida hayamos, la nueva estrella apareciera, de quien non por el salir del sol la luz al nubloso mundo es retornada, porque sin su cabeça temblavan los miembros discordantes. ¿Quantas llamas ha amatado? ¿Quantas espadas en la vaina repuesto? ¿Quantas tempestades con serenidad subita quitado? No tanto pues a reverdecer mas ya a florecer el imperio recomiença. ¡Cesse pues l’invidia! ¡Su casa la luenga fama, Dios quiera perpetua, d’este siglo aun reciba! Mas por tanto que a la orden yo retorne, donde la contemplacion de la publica felicidad me havia quitado. Perdica una sola esperança de su salud en la muerte de Meleagro reponia e a el, vano e no fiable e de dever otras cosas prestamente renovar, opremir le parecia. Mas por otra dissimulacion cellava su consejo, por esto que a el improviso lo oprimiesse. Por tanto, ad algunas de las gentes a las quoales era presidente ocultamente se tomo a sobornar que, mostrando el no saber alguna cosa, Meleagro ser a Perdica egualado publicamente se doliessen. Este fablar siendo a Meleagro referido, de ira acendido, lo que havia entendido fizo a Perdica saber. El, quasi de cosa nueva maravillandose, a lamentarse e un aspecto de hombre apassionado començara ad amostrar. A la postre, ordeno con el que estos tales auctores de assi vozes de discordia se tomassen. Meleagro, referidas grandes gracias, a Perdica abraçando se tomo a loar la fe e la buena voluntad que le levava. Assi que, por comun consejo en uno, la manera de tomar a los culpables ordenando les plugo, de la hueste a la manera de la patria fazer muestra. E assaz provable causa parecia, por razon [169r] de la discordia ya passada. Los reyes de Macedonia en esta manera a la hueste solian fazer muestra: Las entrañas d’una perra en las ultimas partes del campo donde la hueste se levava, del un lado e del otro las echavan. Dentro este espacio, toda la gente de armas estava. De la una parte los de cavallo, de la otra la falange era firmada. En esse dia pues qu’este sacrificio era ordenado, el rey con essos de cavallo e con los elefantes al enfruento a la gente de pie era firmado, de los quales era Meleagro presidente. E ya la escuadra de cavallo se movia. E los infantes a pie, de subito miedo por la fresca discordia pacificados, no siendo bien qu’esperassen, a dudar començaron si en la cibdad se deviessen retraer, porque los llanos para essos de cavallo eran mucho mas dispuestos. Mas temiendo que la fe de sus compañeros condenar no pareciesse, firmes estovieron con los animos a pelear aparejados, si alguno violencia fazerles assayasse. En tanto las escuadras se allegavan e poco intervalo era en medio que la una de la otra departiesse, quando el rey con una escuadra en derredor a la gente de pie se puso a cavalgar, los auctores de la discordia qu’el devia defender por instinto de Perdica a las penas demandando, e los elefantes en toda la multitud querer echar si a esto contrastassen menazando. Las gentes de pie de asi mal improviso estavan espantados, ni en Meleagro mas consejo era ni animo quedado. E seguro en las cosas presentes le parecia mas ante esperar que la fortuna promover. Perdica como essos amedrecidos e sojuzgados vio ser, acerca trezientos que Meleagro de la congregacion saliendo la qual primero depues de la muerte del rey era estada fecha siguieron, de los otros separados, en conspecto de toda la hueste a los elefantes puso delante e todos con los pies de las bestias fueron opremidos. Ni vedandolo Philipo, ni d’esto auctor siendo parecia, solamente esso dever por si tener que del fin fuesse aprovado. Esto a los macedonios de las batallas civiles fue aguero y comienço. Tarde l’engaño de Perdica Meleagro conocido, a la hora porque fuerça [169v] a su persona no fazia, en la escuadra estuvo firme. Depues

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condenada la esperança de su salud, viendo los enemigos del nombre d’esse qu’el havia fecho rey a su destrucion en mal usar, al templo se fuyera. Ni por reverencia del lugar siendo defendido, fuera muerto.

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[Capítulo 10: División del imperio de Alejandro] Perdica depues, retraida la hueste, a la cibdad el consejo de los mayores fizo congregar, en el qual el imperio en este modo les plugo dividir: Primeramente, que la suma del estado el rey solo se obtuviesse; Tolomeo satrapa d’Egipto e de la gente africana que a la señoria era venida se quedasse; a Laumendonte la Siria con la Fenice, a Filota la Cilicia fueron dadas; la Licia con la Panfilia e la Frigia mayor ad Antigono569 fue mandado que rigiesse; Cassandro570 en Caria, Menandro en Lidia fueron embiados; la Frigia menor, ayuntada al Esponto, provincia de Leonato ser mandaron; la Capadocia ad Eumene con la Paflagonia fue assignada e mandado a el qu’essa provincia fasta Trapessonta defendiesse e la guerra fiziesse con Arbage. Este solo de todos los otros refusava. A Fiton la Media, a Leonato la Tracia e las gentes ponticas ayuntadas a la Tracia fueron dadas. Essos que a l’India, a los batrianos e sogdianos e a los otros pueblos de la mar Oceana e de la Roya abitadores eran presidentes, cada uno de los confines que hoviesse en cura hovido la razon del imperio ordenaron que toviesse. Perdica, estando con el rey, de la gente de armas qu’el rey siguia fuesse presidente. Creyeron algunos por testamento de Alexandre las provincias ser distribuidas. Mas esta fama, bien que de los auctores de tal cosa fuesse divulgada, non de menos ser estada vana refallamos. E cada uno sus riquezas, que de si fundado havia, divididas las partes de tanto imperio defendia, si jamas contra la inmoderada codicia fuesse termino. Assi, essos poco ante del rey ministros, so [esperança571] de procurar l’agena señoria los reinos ocuparon, quitadas las causas de la contienda, siendo todos d’una gente e de los otros cada uno por las regiones de su imperio separado. Mas dificil era d’essos ser contentos que la causa ofrecido les havia, porque las cosas primero siempre parecen viles quando las mayores se comiençan a esperar. A to-dos [170r] por esto mas facil parecia crecer sus reinos, ca recebir essos [que] sido non havia[n572]. Era el seteno dia depues qu’el cuerpo de Alexandre en la katedra573 yazia, los pensamientos de todos por formar el estado publico de asi solempne oficio siendo bueltos. Ninguna otra de la provincia de Messopotania de calor es mas firviente, por modo que muchos animales qu’en la tierra desnuda alcança la calor suele matar. Tanta es del sol e del cielo la vapor, que toda parte como de fuego requema. Las fuentes 569 Aquí sí se refiere al general de Alejandro y no a Antígenes, objeto de varias confusiones en el texto. 570 En otras fuentes se menciona en su lugar a Asandro, hijo de Filotas y comandante de la Lidia. 571 Ms. especia; Ital. sperancia. 572 Tanto en nuestro manuscrito como en la fuente italiana se nota la ausencia de relativo, que dificulta la lectura. 573 Curiosidad gráfica (Ms. kathedra). En el Italiano pone «cathedra». Dejamos la k, pues, en esa época, «abunda la representación de la consonante velar sorda por una k», M. Alvar, 1987, p. 41.

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de agua son muy raras e por engaño de los abitadores s’esconden, a uso d’ellos solos aparejadas, a los forasteros a celarse. Como primero fue tiempo a los amigos de curar el cuerpo de Alexandre, de ningun pequeño podrimiento ni de color solamente maculado d’essos que a el entraron fuera visto. La vigor que por el esprito asi mesmo se suele amostrar de su vulto non partia. Mandado pues a los caldeos y egipcianos que a su modo lo curassen, non osaron como a bivo a el las manos aponer. Rogantes depues que como a los mortales por tractar a el devido e visto fuesse alimpiado, su cuerpo de olores lo inchieron y, encima una catedra de oro colocado, las enseñas de su fortuna a la cabeça l’imposaron. De veneno ser muerto es referido e muchos creen Yola, fijo d’Antipatro entre los ministros principales, a instancia de su padre el veneno haverle dado574. Cierto muchas vezes la voz de Alexandre fuera oida, diziendo Antipatro la real dignidad e de presidente mayor dessear e, por el titol de la victoria espartana ensobervecido, toda cosa a el dada querer aun por suya detener. Diziase Cratero con la gente de armas veterana por deverlo matar del rey ser embiado. El poderio del veneno que nace en Macedonia se dize ser tanto qu’el fierro aun suele quemar, ni en otro vaso qu’en la uña de la mula poderse traer. «Substigia» se llama la fuente donde nace este pestifero veneno, que por Cassandro traido e a su hermano Yola dado, d’el a la ultima bevida del rey se dize ser impuesto. Estas cosas en que modo se quiera fuessen referidas. El poderio d’essos que la fama los culpava a la postre la matara, porque [170v] Antipatro el reino de Macedonia e siguientemente la Grecia se tomara. Depues sus decendientes lo siguieron, muertos todos essos que ad Alexandre aun por luengo deudo le tocavan. El cuerpo del rey de Tolomeo, a quien la provincia d’Egipto era consignada, a Memphi e de alli a pocos años ad Alexandria fue levado, al nombre e memoria del qual todo honor devido es referido. deo gracias En el nombre de Dios glorioso, fenece el dozeno e ultimo libro de la istoria de Alexandre Magno, fijo de Philipo, rey de Macedonia, scrita de Quinto Curcio Rupho, muy eloquente auctor y enseñado, e sacada en vulgar al serenissimo principe Philipo Maria, duque de Milan, de Pavia e d’Angera conte e de Genova señor, por Pedro Candido December, siervo suyo. MCCCCXXXVIII a XXI dia del mes de abril.

574 Quinto Curcio lo relata con cierta distancia pero es evidente el motivo de esta digresión: el envenamiento culmina el eje de lealtad/traición desarrollado desde el aviso de Parmenión acerca del médico Filipo. Cobra aún más relieve con la condena de Filota y la conspiración de los Pajes. De ahí que Liñán anote en margen: «de como fue muerto Alexandre por metzinas».

8. Anexos

8.1. Carta del conde Angelo di Campobasso al infante Pedro de Aragón* Illustrissimo principe y escellentissimo Señor Inffante pedro Vt vocis paream dignitatis tue princeps illustrissime qua nichil michi aut jocundiam aut graciam in hac vita esse potest Ecce quod totamente concupiueras fidelissime offero tue claritatis Libros .S. istorie elegantissime Quinti Curci de gestis alexandri magni quos ffortuna quadam aspiranti frustra diu perquisitos in medio Lanensi vrbe tandem reperi nuperrime traduto in maternam linguam ad inclitur eius vrbis ducem habes igitur princeps illustrissime non solum opus ex optatum verum eciam ornate eleganter traductum dignumque conspectu claritatis tue quod perpetuum fidei [et] amoris inse mei servet monumentum et me animo tuo plerumque referat vt opto vale princeps prestantissime quem nobiscum diutissime felicissimeque conseruet qui mundo imperat dignitatis tue fidellissimus Angelus Comes Campobascensis.

8.2. Inventario de la biblioteca del castillo de Cetina* 1. Primo el doctrinal de los caualleros 2. Item, El quinto de los godos 3. Item, Tulio de officis e de amicitia 4. Item, las quatro virtudes 5. Item, la visyón delectable 6. Item, introducción del libro de Platón 7. Item, las hétiquas d’Aristótil 8. Item, el Plutarco de Quinto Curcio 9. Item, otro Quinto Curcio 10. Item, las epístolas de Senequa 11. Item, la centinovelle 12. Item, Ovidyo de matamamorffoseos 13. Item, otro libro de amaro mesquino



* Transcripción a partir del BNE Mss/7565. * Reproducimos el inventario del 31 de diciembre de 1469 a partir del artículo de Juan F. Utrilla Utrilla, 1987.

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14. Item, la prima hétiqua de Aristótil 15. Item, Leonardo d’Arezço 16. Item, el Virgilio 17. Item, los sonetos de Petrarcha 18. Item, otro Virgilio viexo, en paper 19. Item, la quarta dequa 20. Item, prima dequa de Titu Libyo 21. Item, la terça deca de Titu Libyo 22. Item, el Dante, en toscano 23. Item, las dos volumes de la Biblia 24. Item, la ffiameta 25. Item, la disputa de Tortosa 26. Item, hun libro de ffalquones 27. Item, otro Quinto Curcio, en toscano

9. Glosario

aborresciente: forma derivada de aborrecer (del lat. tardío abhorrescere): que tiene aversión por alguien o algo. Este derivado no aparece literalmente, por ejemplo, en el DCECH. Otras formas, como «aborrecimiento», son tardías (siglo xv). La fuente italiana ofrece «aborrente», que Liñán traduce con leve modificación. abrojos: «Cada una de las piezas de hierro en forma de estrella con púas o cuchillas que se diseminaban por el terreno para dificultar el paso al enemigo» (DLE). abstener: ‘contener’. El uso participio en nuestro texto es poco común. Se basa en la forma aragonesa antigua de tener (tovido), según lo ha repertoriado Umphrey, 1987, p. 191. açuela: «Herramienta de carpintero que sirve para desbastar, compuesta de una plancha de hierro acerada y cortante, de diez a doce centímetros de anchura, y un mango corto de madera que forma recodo» (DLE). albolote: Tumulto, agitación. Derivado de alborotar, de posible origen catalán (avalotar). alcorque: neologismo del siglo xv, del ár. hisp. alqúrq: «Especie de sandalia con suela de corcho» (DCECH). alcrevite: variante ortográfica de alcrebite, arabismo del siglo xv para ‘azufre’. aljuba: «Vestidura que usaban los árabes» (Autoridades). almena: «Cada uno de los prismas que coronan los muros de las antiguas fortalezas para resguardarse en ellas los defensores» (DLE). anca: «cadera» o «nalga de la caballería» (DCECH, ‘ancla’). archo: remite por metonimia a los arqueros. Ni el DCECH ni el CORDE documentan esta forma en nuestro periodo. En cambio, el DiCCA-XV señala esta variante gráfica. En nuestro texto, traduce literalmente del italiano «archi». assayar: ‘intentar, ensayar’ (cat. assajar). assitiar: ‘sitiar, cercar’ (arag. assitiar). atarde: ‘raramente’ (del cat. a tard). aterida: «que está rígido o paralizado por el frío» (DiCCA-XV). aunarse: ‘unir, confederar’ (cat. aunir). aunarse: del lat. adunare, quizás más directamente del cat. aunir: «Unir, confederar para algún fin» (DLE). En el Ital. (69v) aparece «adunare». austro: «Punto cardinal del horizonte situado en la dirección del polo antártico y que queda a la derecha de un observador que mire hacia el lugar por donde sale el Sol» (DiCCA-XV). avinenteza: ‘avilantez, audacia’ (del cat. avinentesa). azemila: variante ortográfica de acémila: «mula o macho de carga» (DLE). belva: ‘bestia’. Liñán traduce literalmente de su fuente, en la cual hallamos la voladita «bestia» sobre belue.

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bergantin: «Buquer de dos palos y vela cuadrada o redonda» (DLE; CORDE: 1ª doc. 1519). Se trata de un préstamo del francés brigantin o del catalán bergantí, ambos procedentes con toda probabilidad del italiano brigantino. Esta forma aparece precisamente en el Ital. 51r: «brigantini» y luego «birgantini». La traducción literal de Liñán puede haber sido influida por la existencia de la voz en catalán. También aparece en nuestro texto en forma fricativa (vergantin). bestiar: del cat. bestiar: «Conjunto de animales cuadrúpedos que se crían para el trabajo o el consumo» (DiCCA-XV). broslar: «Poner adornos a [una tela o una piel] con labor de aguja» (DiCCA-XV). cadira: ‘silla, asiento’, del cat. cadira, a su vez del lat. cathegram y este del gr. kathedra. En nuestro texto aparece con un sentido general de «sitio». calcatrich: ‘cocodrilo’. El DiCCA-XV – donde aparece la forma calcatriç – señala que viene del bajo latín calcatrix (‘mangosta’). calinas: ‘bruma’. calonia: variante ortográfica de caloña: «Pena pecunaria que se impone por ciertos delitos o faltas». (DiCCA-XV) cama: ‘pierna’ (del lat. vulg. cambam). cantaro: «Vasija de barro o de metal, de boca estrecha y con una o dos asas, usada para contener líquidos» (DiCCA-XV). carestia: «Escasez de víveres» (DCECH). carruage: ‘carro’ (occit. o cat. carruatge). celada: «Casco que cubría el rostro» (DCECH). No debe confundirse con otras menciones de la palabra, donde significa tanto «emboscada» como «ocultada». centilla: ‘chispa’ (del lat. scintilla). cerro: «Elevación narural, aislada y de poca altura del terreno» (DiCCA-XV). cerviz: «Parte dorsal del cuello, que en el hombre y en la mayoría de los mamíferos consta de siete vértebras, de varios músculos y de la piel» (DLE). En el texto, la metáfora remite evidentemente a la dureza y rigidez de esa gente. charamilla: ‘flauta, caramillo’ (del lat. calamellus). En el Ital. (250r) pone pifferi. Sólo aparece documentado una vez en el CORDE en voz femenina, en el siglo xiv, con la traducción de la obra de Plutarco por Fernández de Heredia. Las voces en masculino son del siglo xv. chopo: el ‘álamo negro’ o populus nigra. Para la anécdota, el DCECH recoge la primera mención de esta palabra en un inventario aragonés. combite: del cat. convit: «Comida de celebración que se ofrece a varias personas» (DiCCA-XV). comites: del cat. còmit: «persona encargada de dar órdenes a la tripulación» (DCECH). Se señala el uso muy puntual del lema hasta el siglo xv. Liñán traduce del italiano «gubernatori». cosino: ‘primo’, del cat. cosí (DiCCA-XV). cosser: traducción de «curseri» (Ital. 17v), forma antigua de «corsiero». Se trata del corcel, un «caballo ligero, de mucha alzada, que servía para los torneos y batallas» (DLE). La voz no es desconocida en el siglo xv, puesto que Santillana la usa en su

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Triunfete de amor, III, v. 21-22, ed. Kerkhof y Gómez Moreno, 2003, p. 225: «dos coseres arrendados, / çerca d’una fuente estavan». dargon: variante con aféresis de adarga, del ár. hisp. addárqa, un escudo «de cuero, ovalado o de forma de corazón» (DLE). Es uno de los numerosos arabismos de temática guerrera presentes en la península desde la época de Al Andalus, Lapesa, 2014, p. 120-121. daveras: ‘de verdad’, traducción literal de la fuente («dauero»). El DCECH señala que «de veras» (del antiguo vero) es de 1605. decebir: ‘engañar’, forma aragonesa procedente del lat. decipere (DiCCA-XV). deñar: «tener por digno» (DLE). despesa: aquí «dispendio, gasto» (DLE). dimiqui: ‘dimacos’. Como explica Quinto Curcio, se trata de unidades de caballería ligeras, capaces de luchar a pie según las necesidades de la batalla. empremta: ‘impresión, huella’ (cat. empremta). También aparece la forma verbal empremptada (‘estar marcada’) en nuestro texto. encante: ‘subasta’ (del cat. encant). encontinente: «De manera pronta» (DiCCA-XV). enfiesto: corresponde aquí a «infestado». Se documenta en el CORDE a partir de 1385, en la Gran Crónica de España de Juan Fernández de Heredia. enfortecer: «hacer más fuerte o másintenso». (DiCCA-XV) entena: del cat. antena: «Palo encorvado y largo, suspendido oblicuamente del mástil, del que cuelga la vela latina de una embarcación» (DiCCA-XV). También es un «madero redondo o en rollo, de gran longitud y diámetro variable» (DLE). esguarde: del cat. esguard: «Manera de presentarse a la vista las personas y los objetos» (DiCCA-XV). eslenegable: variante ortográfica extraña del arag. eslenable: «que tiene poca consistencia o solidez» (DiCCA-XV). espojos: «Conjunto de bienes de un ejército vencido de los que se apodera el vencedor» (DiCCA-XV). esquieltro: se trata del «venablo de caza» (Ital. «spiedo da cacia»). Esta forma extraña propuesta por el traductor no se halla en nuestro corpus lexicográfico. estadio: unidad de medida que equivale aproximadamente a 162-198 metros. Ver Battistini y Charvet, 2004, p. 971. esturmentes: variante ortográfica de «instrumentos» (DiCCA-XV). faxo: aragonesismo (del lat. fascem): «porción atada de vegetales» (DiCCA-XV). febrir: «que brilla o reluce», del catalán febrir (DiCCA-XV). fiezes: palabra ausente del CORDE o del DiCCA-XV. Puede remitir al portugués fezes («excrementos») y correspondería al sentido del pasaje. fizon: ‘aguijón’ (DLE). foya: variante ortográfica de «fosa». Encontramos algunas menciones con el mismo significado en el CORDE, en textos aragoneses. gabella: del ital. gabella, a su vez del ár. qabāla (‘caución’): «Autorización para administrar y vender determinados productos sometidos a tributo, adquirida en subasta pública» (DiCCA-XV). En la fuente, el lema aparece en voladita sobre «dacii».

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garita: del fr. ant. garite: «Torre pequeña de fábrica o de madera fuerte, con ventanillas largas y estrechas, que se coloca en los puntos salientes de las fortificaciones para abrigo y defensa de los centinelas». (DLE) gatas: vacilación ortográfica del tradicional plato hispánico gachas: «Comida compuesta de harina cocida con agua y sal, que se puede aderezar con leche, miel u otro aliño» (DLE). gato: sentido ausente de la lexicografía consultada, se refiere a una construcción para que los mineros puedan debilitar las fundaciones de los muros y, a su vez, ser protegidos de los dardos enemigos. Así lo define Joan Gaspar Roig i Jalpí en su Resumen historial de las grandezas y antigüedades de la ciudad de Gerona, 1678, p. 62: «Mudaron de intento, labrando vnos ingenios, que llamavan Gatas. Estos eran de fuertes maderos, por todas partes [r]odeados de barras gruessas de hierro, y cubiertos de cueros vacunos, para yr dentro de ellos muchos gastadores a cavar la muralla, ò hazer minas». gola: forma catalana de gula según el DGLC. goldre: ‘aljaba’: «caja portátil de flechas». (DLE) grillo: «Prisión de hierro que sujeta los pies de un preso» (DCECH). Se explica el paralelo con el insecto debido al ruido producido por el reo al andar con esta pieza metálica. hollada: ‘pisoteada’, del verbo hollar (a su vez del lat. vulg. fullare). hormejar: término marítimo catalán que significa «aparejar» (DGLC). incomportable: ‘insoportable’. lagotear: forma verbal procedente del cat. llagotero (‘adulador’): «Hacer halagos y zalamerías a alguien para conseguir algo» (DLE). launa: ‘lámina’, del cat. llauna. lio: aquí lío: «Bulto de ropas y otros enseres» (DiCCA-XV). malandrin: ‘salteador’, del ital. malandrino. En la fuente (70r) aparece «malandrini». maroma: palabra procedente del árabe (mabrūmah): «Cuerda gruesa de esparto, cáñamo u otras fibras vegetales o sintéticas» (DLE). mege: ‘médico’ (del cat. metge). meta: aquí con el sentido de «conos». Liñán explica en margen: «metas son las que fazen del feno a manera de un papallon». molle: ‘dique, muelle’ (del cat. moll): «Construcción hecha en un puerto para realizar las operaciones de carga y descarga de las embarcaciones» (DiCCA-XV). naucher: «armador, piloto» (DiCCA-XV). Del cat. nauxer (a su vez del italiano noccero), este catalanismo tuvo difusión en castellano. El Marqués de Santillana lo usa en la copla LXXX de su Comedieta de Ponza, ed. Kerkhof y Gómez Moreno, 2003, p. 335: «Los grandes naucheres, sentido aquel daño / universalmente, como se sentía / por toda la flota, e crüel engaño, / cuitavan el tracto e la pleitesía». odre: «Recipiente de cuero, cosido y untado de pez, usado para contener líquidos, especialmente vino y aceite» (DiCCA-XV). omiliar: verbo derivado del sustantivo homilia: «Discurso de asunto religioso o moral» (DiCCA-XV). orin: «Óxido rojizo que se forma en la superficie del hierro por la acción del aire húmedo» (DLE). ossonar: ‘asonar’. Variante ortográfica extraña que no aparece en nuestro corpus léxico.

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palenque: del cat. palenc: «Valla de madera con que se rodea un recinto para defenderlo» (DiCCA-XV). parra: «Planta arbustiva vitácea de tronco leñoso que se deja crecer para que trepe por una pared o por un armazón (vitis vinifera)» (DiCCA-XV). peñora: del cat. penyora: «Cosa que se entrega como garantía del cumplimiento de una obligación» (DiCCA-XV). percaçar: ‘perseguir, percanzar’, catalanismo que significa «cercar amb ardor, perseguirla consecució d’alguna cosa» (DGLC). perdua: del cat. pèrdua: «acción y resultado de dejar de tener algo» (DiCCA-XV). Documentado por el CORDE a partir de las obras de Fernández de Heredia. pertinacia: «Duración prolongada de algo perjudicial» (DiCCA-XV). pervenir: ‘llegar hasta un término’ (cat. pervenir). pescudar: ‘preguntar’ (del lat. vulg. perscutare). pesquera: «Muro grueso construido en un curso de agua para contenerlo y formar un remanso» (DiCCA-XV). piensa: del cat. pensa (a su vez del lat. pensare): «facultad de pensar» (DiCCA-XV). pilago: variante ortográfica de piélago, del lat. pelagum: «Parte del mar, que dista mucho de la tierra» (DLE). podir: ‘oler mal’ (del lat. putere). El Ital. (256v) nos dice «puçare». pompa: «Ostentación festiva de lujo» (DiCCA-XV). pregonero: «Oficial encargado de publicar en voz alta noticias y avisos» (DiCCA-XV). proceir: forma aragonesa de proceder: «tener su origen en algo o derivar de ello» (DiCCA-XV). puyar: procedente del aragonés: «Pasar a un nivel más elevado» (DiCCA-XV). raer: ‘afeitar’ (del lat. radere). rampagolles: «Tomado del catalán rampagoll, ‘gancho’, probablemente del gót *HRAMP, variante de KRAMP, ‘abrazadera, calambre’» (DiCCA-XV). regraciar: ‘agradecer’ (del cat. regraciar y este del lat. gratia). remansar: «Dicho de la corriente de un líquido: aquietarse o hacerse más lenta» (DLE). sarna: «Enfermedad cutánea de personas y animales producida por un ácaro y caracterizada por la formación de vejigas y pústulas» (DiCCA-XV). sayon: «Oficial de justicia encargado de hacer las citaciones y de ejecutar los embargos» (DiCCA-XV). En el texto, tiene una connotación más general de «verdugo». segur: «Utensilio de corte formado por una hoja ancha de metal afilado y de forma aproximadamente trapezoidal unida a un mango» (DiCCA-XV). servar: ‘vigilar, poner atención’, del lat. servare (DiCCA-XV). seseña: ‘sésamo’. seze: ‘dieciseis’ (del cat. setze). soberga: ‘soberbia’ (del cat. soberg), documentado en el CORDE a partir del siglo xv. sobreveer: sentido probable de «vigilar» (Ital, 76v: «soprauedere»). specioso: variante con aféresis de especioso: «aparente, engañoso» (DLE). suadir: ‘dar a entender’ (del lat. suadere). Variante de persuadir que aparece en el siglo xv y es aquí calco del italiano. succeyr: ‘suceder’ (cat. succeir).

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tacada: ‘mancha’, derivado del aragonés taca (este del lat. tacca). El DiCCA-XV remite a una dolencia de los caballeros que produce ciertas manchas en la piel. Evidentemente, el sentido es nuestro texto es más próximo al de la etimología latina. talento: unidad de peso (aprox. 25 kilos) y de moneda. El valor monetario del talento era variable. Bajo el reinado de Alejandro, el talento ático corresponde al de «60 minas, 3.000 siclos, 6.000 dracmas o 36.000 óbolos» (Pejen. p. 78). tapiado: «Obra de albañilería formada por un conglomerado de barro y paja, con la que se cierra un espacio» (DiCCA-XV). tiemblo: probablemente el populus alba o ‘álamo blanco’. Liñán traduce del italiano «platani», pero aparece en el texto junto al «chopo» (populus nigra). tierratremol: ‘temblor de tierra’ (cat. terratrèmol). trabucado: ‘dar la vuelta, tropezar’, del cat. o del occit. trabucar (DiCCA-XV). En el texto tiene un sentido más acrobático, espectacular. tramuntana: del cat. tramontana: «Punto cardinal del horizonte situado en la dirección del polo ártico y que queda a la izquierda de un observador que mire hacia el lugar por donde sale el Sol» (DiCCA-XV). traspassante: ‘transfuga’. La forma más cercana repertoriada por el DiCCA-XV es «traspassador». treudo: forma aragonesa (del lat. tributum): «Contribución en dinero o en servicios que paga una persona a un señor» (DiCCA-XV). trujamán: ´intérprete’ (del árabe andalusí turjumán). vado: «Parte de un curso de agua de poca profundidad, que permite el paso a pie» (DiCCA-XV). vaxillo: del cat. vaixell: «Recipiente abombado de base circular formado por listones de madera, usado para contener vino» (DiCCA-XV). verbena: del lat. verbenam: « ramo de plantas aromáticas de las ceremonias religiosas» (DiCCA-XV). vericle: en la fuente (223v) pone berilles y en voladita piedras. El DiCCA-XV documenta berilles (del lat. beryllum), que remite a una piedra preciosa. Sin embargo, la ortografía usada por Liñán lo acerca más del francés véricle: «pierre fausse faite avec du verre ou avec du cristal» (Littré). vimbre: variante ortográfica antigua de mimbre. Se encuentra la forma con la v todavía en Nebrija y Palencia. También hay testimonios navarroaragoneses (CORDE). vulto: ‘rostro’. yedra: «Planta araliácea trepadora, de hojas coriáceas y lustrosas y raicillas aéreas con las que se agarra a las paredes (hedera helix)» (DiCCA-XV). yuvada: variación ortográfica de yugada, procedente de yugo (figuradamente el nudo que une la pareja de bueyes): «Medida agraria que equivale a 50 fanegas o algo más de 32 hectáreas» (DLE). Liñán señala en margen el equivalente de 43 millas. yuvo: aquí se trata del yugo: «Pieza de madera a la que se uncen por el cuello dos animales cuadrúpedos para que arrastren un vehículo o un arado» (DiCCA-XV).

10. Índice onomástico

A Abdolomio, sustituto del rey Estratón de Sidonia y no del rey Estratón de Arado (Flob. p. 475), 134, 135, 136 Abisares, rey indio – aliado de Poro – del territorio que corresponde actualmente a Cachemira, 272, 275, 279, 303 Abistámenes, gobernador de Capadocia, 117 Abolites, sátrapa de Susiana que se une al bando macedonio después de la batalla de Gaugamela, 177, 178 Abstapsis, Ver Astaspes acarnes, de la región de Acarnania, en Grecia, 114 acasetoles, gentilicio bastante corrompido. Aquí los habitantes de la Élide, en la costa oeste del Peloponeso, 198 Acaya, provincia del imperio romano, 146, 201 Acestines, río de la región del Punyab y afluente del Indo (hoy Chenab), 265, 285, 286 Afario, Ver Atarrias, quiliarca Africa, 141, 144, 152, 153, 265, 303 Agato, Ver Hecateo Agatone, macedonio originario de Pidna, gobernador de Babilonia y miembro del grupo de asesinos de Parmenión, 176, 302 Agenor, fundador mítico de Tiro, 144 Ages, poeta adulador de Argos, 258, 259 Agis, rey de Esparta (338-330) que se subleva contra Alejandro y es derrotado

por el regente macedonio Antípatro, en Anfípolis, 137, 197 Agramane, rey de los gangaridas y los prasios, 281 agrianos, pueblo en la periferia de Macedonia y de Tracia, 126, 164, 169, 179, 270, 276, 296 Alexandria, 152, 229, 237, 295, 320 Alim, Ver Halis Alpes, 303 amatzonas, 203, 206 Aminta, conspirador del 330, 210 Aminta, hijo de Andrómenes, uno de los jefes de la falange en la batalla de Iso. Acusado y absuelto en el juicio de Filotas (330), 125, 164, 176, 177, 182, 183, 202, 215, 222, 223, 225, 226, 252 Aminta, hijo de Antíoco, transfuga, pasa a las órdenes persas antes de huir de la batalla de Iso para intentar someter – sin éxito – a Egipto, 129, 136, 149 Aminta, hijo de Pérdicas III, promulgó una rebelión contra Alejandro al principio de su reinado y fue ejecutado por ello, 214, 217 Amintas Linceste, uno de los quiliarcas, 177 amonis, habitadores del oasis de Siwah, en el cual se halla el templo de Amón, 151 Amon, su culto viene de Tebas y, luego, en el imperio medio, se identifica con el dios Ra (de ahí el nombre de AmónRa). A partir del norte de África, el culto se extiende a Grecia, donde se confunde con Zeus, y a Roma, referido

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a Júpiter (Pejen. p. 169-170), 150, 151, 152, 214, 218, 310 Andro, isla del archipiélago de las Cícladas, 137 Andromaco, le cede la jurisdicción de la Celesiria a Parmenión, 145, 153 Andronico, al cargo de una unidad de infantería en Aria, 228 Anfodero, hermano menor de Cratero, comandante de la flota macedonia, 112, 146, 153 Angeo, uno de los quiliarcas, 177 Aniso, mensajero de Arrideo para restablecer la paz con los disidentes, 317 Anquira, hoy Ankara , 113 Antenedoro, griego que incita a la sublevación en Bactria, 293 Antides, participa en la conspiración del 327, 260 Antifane, secretario de la caballería de Alejandro, 223, 224 Antígenes, uno de los quiliarcas, 276 Antigono, Ver Antígenes Antígono, general y quiliarca de Alejandro, 137, 146, 177, 315, 319 Antípatro, hijo de Asclepiodoro, 260 Antípatro, regente de Macedonia durante la expedición de Alejandro, 113, 137, 176, 197, 198, 209, 222, 245, 320 Antofiles, Ver Hecatompylos Aornos, pico fortificado en la región de los asacenios. Para las posibles ubicaciones, ver Battistini y Charvet, 2004, p. 545, 270 Apolo, 142 Apolonide, gobernador de la isla de Quíos, 146 Apolonio, oficial encargado del control de los entornos de Egipto, 152 aqueos, población de la región de Acaya, al noroeste del Peloponeso, 164 Arabia, 139, 140, 173, 226

aracoses, pueblo de Aracosia, región del Asia al noreste de la Gedrosia, 145, 160, 227, 228, 273, 293 Arado, isla de la costa Fenicia (hoy Arwad), 134 Arates, comandante macedonio de los caballeros lanceros, los sarisóforos, los cuales, literalmente, usan la sarisa, 168, 169 Araxe, río de Armenia (hoy Aras), desemboca en el mar Caspio. No confundirlo con el Araxe de Persia (hoy Bend-Emir), 181, 229 Araxe, río de Persia (hoy Bend-Emir). No confundirlo con el Araxes de Armenia (hoy Aras), 145, 183, 188 Arbage, Ver Ariarates Arbela, Ver Hárpalo Arbela, hoy Erbil en Irak, ciudad situada a unos 90-100 km del lugar de la batalla de Gaugamela, 154, 171, 173, 198, 283 Arcelao, hijo de Pérdicas (rey de Macedonia del 419 al 339), asesinado por los macedonios, 220 Arcepoli, participa en la conspiración del 330, 210 Archiles, es decir Aquiles, 149, 257 Arideo, hijo de Filipo II y de una concubina, hermanastro de Alejandro. Algunos historiadores señalan su discapacidad mental después de haber sido envenenado por Olimpia, quien lo mata durante la regencia de Pérdicas, 314, 315, 317, 318 ariis, Ver arrianos Arimazes, sogdiano, defensor del pico rocoso de esa región, 245, 247 Ariobarzanes, hijo de Artabazo, sátrapa de Persia, 160, 180, 182, 183 Aristamenes, comandante de la flota persa, 137 Aristandro, también Aristrandro en el texto, adivino originario de Licia, 138, 148, 163, 169, 180, 238, 239, 240

í nd i ce o no mást i co

Aristogiton, ateniense aliado a los persas y hecho prisionero después de la batalla de Iso, 133 Aristomades, general tesalio de Darío, 125 Aristone, capitán de los caballeros africanos peneos, 155, 313 Aristonico, 146, 153, Ver Arístono Arístono, 289 Armenia, 113, 161, 173, 174, 176, 201, 229 armenios, 161 Arpallo, Ver Hárpalo Arpalo, Ver Hárpalo Arquelao, oficial de Alejandro, dirige la guarnición de Susa, 178 arrianos, pueblo al norte de Drangiana, entre Partia y Bactria, 228, 232 Arsames, sátrapa de Cilicia, 117 Arsamida, Ver Arsames, sátrapa de los cardis Artabaço, uno de los principales jefes del ejército de Darío y de los que le siguieron fieles después de su muerte, al negarse a seguir los proyectos de Beso, 133, 189, 190, 191, 193, 194, 204, 206, 228, 232, 246, 247, 248, 249 Artaçano, Ver Artacana Artajerjes, Ver Beso Artareas, Ver Atarrias, quiliarca; Ver Atarrias, quiliarca Arvas, ciudad de la Hircania cuya ubicación sigue desconocida, 204 Asclepiodoro, comandante de la región de Siria que le lleva una unidad de mercenarios a Alejandro, 245 Asclipadeo, Ver Asclepiodoro, conspirador Aspastis, Ver Astaspes Atalo, hijo de Pérdicas III, primer oponente de Alejandro a la muerte de su padre, para hacerse con la corona. Olimpia ordena su asesinato en el 336, 214, 222, 250, 251, 262, 263 Atalo, oficial de Alejandro, 164, 274 Ataras, Ver Atarrias, quiliarca Atarrias, quiliarca, 177

Atenagoras, gobernador de la isla de Quíos, 146 Atenas, 114, 126, 133, 305 Aticies, sátrapa de la Gran Frigia, 128 Ativas, oficial de Alejandro que muere en una emboscada en Sogdiana, 248 aulis scicios, Ver escitas abios Austene, partidario de Beso, 257 B Babilonia, 113, 115, 147, 153, 154, 171, 173, 174, 175, 176, 186, 255, 303, 312, 316 babilonios, 161, 174, 310 Baco, 244, 251, 258, 259, 267, 268, 283, 287, 295, 300 Bagistane, babilonio que informa a Alejandro del estado de Darío, 194 Bagoas, asesino de Artajerjes III, 202, 203, 303 Bagoas, eunuco, 206 Bagofanes, dirige la ciudad de Babilonia, 174, 176 Bálatro, oficial macedonio, 146, 271 Barbaro, río indio conocido como el Arabis, 299 Barcenti, 273, Ver Barzaentes Barsine, hija de Artabazo, esposa de Mentor, de Memnón de Rodas y luego amante de Alejandro. Tendrá un hijo suyo que será clave en el debate de su sucesión, 313 Barzaira, región de Sogdiana cerca de Samarcanda, 248 Batra, Bactriana, región entre el Cáucaso y el río Oxo, 126, 145, 188, 190, 191, 192, 194, 195, 201, 208, 220, 232, 238, 242, 244, 245, 293 batrianos, 113, 114, 145, 147, 153, 159, 160, 162, 169, 190, 191, 193, 194, 228, 230, 231, 232, 236, 238, 239, 240, 242, 248, 252, 283, 293, 295, 319 Belo, fundador legendario del imperio asirio. Considerado por algunos como el fundador de Babilonia, en lugar de Semíramis, 175

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Beso, sátrapa de Bactriana, conspirador y regicida de Darío, es traicionado por uno de sus hombres (Espitámenes) y condenado a muerte, 147, 160, 167, 188, 189, 190, 191, 192, 193, 194, 195, 201, 202, 203, 207, 208, 209, 228, 230, 231, 232, 234, 235, 236, 244, 245 Betis, gobernador de Gaza, 147, 148 Biblo, ciudad de Fenicia (hoy Jbeil), 135 Bion, transfuga del ejército persa, 165 Biton, griego oponente de Atenodoro, 293 Boecia, región griega central rodeada por la Fócide y la Lócride Opuntiana al norte, así como los golfos de Corinto y Alcionio al oeste. La Megárida y el Ática ciñen la parte del sur y el estrecho de Euripo el este (Pejen. p. 113), 127, 144, 201 Boforo, río Bósforo, 200, 236, 248 Bolina, Ver Ecbolima Borístenes, hoy Dniéper, río que desemboca en el mar Negro, 200 Boso, originario de Margiana (de ahí el gentilicio maceriano en el texto) y amigo de Bitón, 293 Boumelo, afluente del Tigris, cerca de Gaugamela, 154 branciades, griegos originarios de Mileto que viven en Sogdiana. Alejandro los castiga por hechos que sucedieron 150 años antes cuando, durante la guerra médica, los Bránquidas dieron el tesoro del templo a Jerjes. Por temor a represalias, pidieron la protección del monarca y se instalaron en Sogdiana (Pejen. p. 373-374), 234 Brocubelo, hijo de Maceo y aliado de Alejandro, 195 Bubace, esclavo, 192, 194 Bubace, provincia, 257 Bucifal, 205, 285 Bucifalla, 285 Bulon, oficial del ejército de Alejandro, 218

C caduseos, pueblo de Media en la costa occidental del mar Caspio, 161 Calas, dirige la caballería tesalia en la batalla de Iso. Recibe el gobierno de Paflagonia. Sin embargo, según Arriano, gobierna la Pequeña Frigia. Ver Battistini y Charvet, 2004, p. 608, 113, 146 caldeos, sacerdotes babilonios, especialistas en astrología y matemáticas, capaces de interpretar los sueños (Pejen. p. 85), 115, 174, 320 calibis, pueblo de la región de los sármatas, ubicado entre el río Don y los montes Urales, 203 Calicatride, tesorero de Susa, 178 Calicratide, lacedemonio, 133 Calin, macedonio supuestamente implicado en la conspiración del 330, 221 Calistene de Olinto, nieto de Aristóteles e historiador de Alejandro, implicado en la conspiración de los pajes y ejecutado en el 327, 258, 259, 261, 262, 263, 264 Capadocia, región del Asia Menor, entre Cilicia y Frigia, 113, 117, 137, 201, 229, 319 capadocios, 161 Capsagas, Ver Tapsaco Carano, oficial de Alejandro al cargo de una unidad de infantería, 228 cardis, Ver mardos Cares, ateniense aliado de los persas, 146 Caria, región de Asia Menor al oeste de Licia, 201, 319 Caridemo, ateniense originario de Eubea, 113, 114 Carnania, es la Carmania, región asiática al oeste de la Gedrosia. Su sátrapa es Astaspes (en el texto Aspastis), 300

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Caro, guardaespaldas de Alejandro que dirige su propia unidad en el cerco de Aornos, 270 Cartago, 138, 141, 144 cartagineses, 138, 141, 144, 303 Cartasi, hermano del rey de Escitia, 238 Caspio, mar, 113, 203, 229 Castabulon, fortificación al norte del golfo de Iso, 122 Castore, 258 cataones, pueblo de Capadocia, 161 Catene, súbdito que traiciona a Beso, 234, 235, 236, 257 caucasios, Ver caduseos Caucaso, 145, 181, 206, 228, 229, 231, 265 caumis, gentilicio que remite a Cauno, otra ciudad de Caria, 122 Caurano, Ver Carano Cebalino, hermano del conspirador Nicomaco. Denuncia la conspiración, 210, 211, 212, 214, 216, 217, 218 Cebestia, Ver Tebas Cedrosia, Ver Gedrosia Celene, antigua capital de Frigia a la orilla del Marsias, 111 Celes, Ver Celesiria Cena, Ver Paretacene Cenos, variante ortográfica para Coeno, yerno de Parmenión, hetairoi y jefe de la falange en la batalla de Iso. Muere de enfermedad en India, 125, 164, 172, 182, 183, 212, 215, 219, 248, 268, 275, 276, 284, 285, 304 cercetis, pueblo de la región de los sármatas a proximidad del mar Negro, 203 Chio, Ver Quíos Chipre, 136, 140, 153, 303 Cigno, vacilación ortográfica del Cidno (hoy Berdan), río de Cilicia, 118, 119 Cilicia, 117, 118, 119, 122, 124, 137, 145, 154, 155, 162, 165, 166, 176, 180, 188, 201, 202, 229, 230, 246, 282, 319 Cilico, mar, 112

cirineses, pueblo de Cirene, una colonia griega de gran importancia en la actual Libia, 150 Ciro II el Grande, fundador del imperio persa aqueménida (558-529), 117, 160, 167, 186, 202, 228, 236, 237, 303, 304 Ciropoli, fundada por Ciro en Sogdiana, cerca del río Iaxarte (hoy Sir Daria), 236, 237 Cleandro, general de Alejandro. Asesino de Parmenión, es ejecutado por el monarca posteriormente, tras violencias en su jurisdicción, 111, 140, 227, 302 Clemente, Ver Cleómenes Cleofare, Ver Cleócares Cleopes, Ver Cleofis Cleo, poeta de Sicila y adulador de Alejandro, 258, 259 Clitarco, miembro de la expedición de Alejandro y testigo directo de su hazaña. Es una de las fuentes de Quinto Curcio, 289, 296 Clito, uno de los hetairoi de Alejandro. Hermano de la nodriza del rey, es asesinado por este durante una cena, 164, 248, 249, 250, 252, 257, 262, 263, 265, 273 Coaspe, río de India y afluente del Cofes que desemboca en el Indo. No confundirlo con el de la región de Susiana (hoy Karkheh), 268 Coaspe, río de Susiana, hoy Jhelum, famoso por ser el escenario de la guerra entre Alejandro y Poro, 145, 177 Cofes, hijo de Artabazo, 246, 247 Coras, ciudad de los corasmios (en el texto curasinos), 248 curasinos, 230 Cordei, montes Gordieos, cordillera en el sur de Armenia, 156 Cordio, Ver Gordio Corricia, Ver Córico Corro, Ver Cos

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Cortando, Ver Oxiatres Crátero, oficial de Alejandro y jefe de la falange, 125, 140, 141, 164, 181, 183, 186, 202, 204, 208, 209, 212, 219, 236, 238, 244, 248, 257, 267, 291, 295, 300, 302, 315, 320 Creso, rey riquísimo de Lidia, derrotado por Ciro el Grande, 117 Creta, 122, 126, 137, 153, 164 creteses, 137 Critibolo, Ver Cristóbulo D dacos, Ver dahes dahes, pueblo escita entre el río Oxo y el mar Caspio, 201, 230, 240, 248, 254, 255, 275, 283 Damasco, capital de la Celesiria (designa a menudo el norte de Siria), 131, 132, 134, 159 Danubio, Ver Istro daques, Ver dahes Dario, 111, 112, 113, 114, 115, 116, 117, 119, 120, 122, 123, 124, 125, 126, 127, 128, 129, 130, 131, 132, 133, 134, 135, 136, 137, 144, 145, 146, 147, 148, 150, 153, 154, 156, 157, 158, 159, 160, 161, 162, 163, 164, 165, 166, 167, 168, 169, 170, 171, 173, 174, 177, 178, 179, 185, 186, 188, 189, 190, 191, 192, 193, 194, 195, 196, 198, 199, 201, 202, 203, 204, 206, 207, 209, 220, 228, 230, 234, 235, 238, 245, 250, 257, 291, 304, 307, 311, 313 Darío I el Grande, rey de Persia (522486), 127, 134 Darno, Ver Idarnes Dataferne, sátrapa persa que traiciona a Beso, 234 Dedala, región de la India cuya ubicación sigue siendo imprecisa, 268 Demetrio, implicado en la conspiración de 330, 210, 214, 220 Democrate, ateniense que se suicida en el 330, 205

Demofonte, adivino que se opone al cerco de la ciudad de los malos, 288 Diardines, afluente del Ganges en el cual Curcio sitúa cocodrilos y delfines, 265 Didimaon, Ver Dídima Dinno, uno de los amigos de Alejandro, implicado en la conspiración del 330. Se suicida, aunque en otras fuentes el soldado que viene a arrestarlo lo mata, 209, 211, 213, 214, 216, 217, 220 Diofeno, Ver Dioxeno Diosipo, atleta griego, 294 Ditamene, sátrapa de Babilonia, 255 Domas, Ver Damasco Dropide, ateniense aliado a los persas y hecho prisionero después de la batalla de Iso, 133 E Eberi, Ver Beira Ebro, 303 Ecbatana, capital de Media, residencia veraniega de los reyes persas, 145, 188, 194, 245 Efestion, uno de los hetairoi del conquistador, sin duda el más cercano. Contrae matrimonio con Dripetis (hija menor de Darío) y muere de enfermedad en Ecbatana en otoño del 324, 130, 131, 135, 145, 172, 199, 212, 219, 238, 244, 248, 252, 267, 272, 276, 281, 299, 311 Egelogo, 112, Ver Hegéloco Egesmaco, Ver Hegesímaco Egilogo, Ver Hegéloco Egipto, 122, 128, 136, 142, 148, 149, 150, 152, 153, 156, 165, 242, 319, 320 egipcianos, 320 egipcios, 136, 149, 150 Elesponto, 113, Ver Helesponto enetios, se trata de los hénetos, pueblo de Paflagonia, posibles antepasados de los vénetos de Italia (Flob. p. 496), 113 Eodemone, Ver Eudemón

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Epimenes, participa en la conspiración del 327, 260, 261 Epiro, 303 Eracon, uno de los asesinos de Parmenión, 302 Erice, jefe indio ejecutado por sus propios hombres, 271 Erigio, uno de los hetairoi y general de la caballería macedonia, 228, 230, 232, 238, 239, 254 Erigno, Ver Erigio Erinio, Ver Erigio Erisilao, recibe la jurisdicción de Metimna, 153 Eriteo, rey legendario del sur del Asia Menor y que habría dado su nombre al mar Rojo, 265, 302 ernicios, Ver evergetas Escipiño, Ver Euxenipo Escitia, 160, 161, 200, 229, 238, 241, 242, 244, 248, 252, 293 escitas, 147, 153, 162, 165, 168, 169, 200, 207, 230, 232, 236, 238, 239, 241, 242, 243, 244, 248, 275, 283, 304 Esculapio, 122 España, 303 Esparta, 113, 201 espartanos, 137, 198, 232 Espitamenes, sátrapa de Sogdiana que traiciona a Beso, lo entrega a Alejandro y luego también lo traiciona, 234, 235, 236, 237, 240, 244, 254, 255 Esponto, Ver Helesponto Esquilo, originario de Rodas y oficial de Alejandro, 152 Estapsis, Ver Histaspes Estatipne, Ver Estatira Estragodos, son los trogoditas, un pueblo árabe que vivía en cuevas a la orilla del mar Rojo, 150 Estratone, rey de la isla de Arado. También puede remitir al rey de Sidonia, 134, 135, 136

Etimanto, río de Asia que va desde Carmania hasta el pantano de Drangiana (Flob. p. 495), 265 Etiopia, 152 etiopios, 150 etoles, pueblo de Etolia, región vecina de Acarnania, en Grecia, 114 euboica, de Eubea, isla en la costa oriental de Grecia, 161 Eufrates, río fronterizo de Mesopotamia (hoy Al-Furat), 115, 122, 134, 145, 153, 154, 158, 159, 166, 173, 175, 200, 282, 299, 303, 310, 311, 315 Eufratres, Ver Eufrates Eumene, originario de Cardia. Secretario de Filipo y luego de Alejandro. Autor de un diario de a bordo de la expedición (Efemérides), 280, 319 Euriloco, hermano de Epimenes, le revela la existencia de la conspiración a Alejandro, 261 Euripide, poeta del siglo v a. C., citado por Clito durante el banquete, 249 Eutemon, ‘Euctémon Cimeo’ (es decir de la ciudad de Cumas), un griego prisionero de los persas, 184, 185 Exenofilo, encargado del alcázar de Susa, 178 F Facano, Ver Asacano Faradate, Ver Fradates Farnabaço, hijo de Artabazo y almirante de la flota persa a partir de 333, al morir Memnón de Rodas, 115, 123, 133, 137, 146 Faro, 152 Fassi, río de la Cólquida que desemboca en el mar Negro, 206 Fassitigris, Ver Pasatigris Favonio, el nombre de este viento remite a su divinidad correspondiente en Roma, cuyo equivalente griego es Céfiro, 208 Febeto, Ver Afobeto

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Fegeli, 281, Ver Fegeo Fenicia, región en la costa oriental del Mediterráneo, entre Siria y Palestina, 135, 137, 138, 145, 201, 319 Filagro, Ver Filipo, hijo de Bálacro Filipo, general e hijo de Menelao, dirige la caballería tesalia, 164, 209, 253, 303 Filipo II de Macedonia, 56, 122, 126, 134, 151, 156, 168, 173, 189, 204, 207, 220, 222, 248, 249, 251, 262, 279, 292, 296, 302, 306, 311, 314, 320 Filipo, médico, 120, 121, 148, 218 Filota, conspirador en el 327, 260 Filota de Angeo, 177 Filota, gobernador de Cilicia, 319 Filota, gobernador de Tiro, 145 Filota, hijo de Parmenión, 164, 178, 182, 183, 208, 210, 211, 212, 213, 214, 215, 216, 217, 218, 219, 220, 221, 222, 223, 224, 225, 226, 227, 261, 262, 263 Fiton, Ver Pitón Fradates, sátrapa de los tapurios, 206, 255, 304 Fratafernes, 204, 248, 255, 300 Frigia, región de Asia Menor. Todavía bajo el reinado de Alejandro, la Pequeña Frigia (al noroeste) y la Grande Frigia (más al sur) se ciñen a la misma jurisdicción, 111, 112, 201, 319 frigios, 161, 202, 218 G Gades, 144, 303 gangarides, pueblo que vive a la orilla del Ganges, 281 Ganges, 265, 281, 286, 287 Gaza, 145, 147, 149, 293 Gazaba, región de Sogdiana al este de Nautaca, 255 Gedrosia, región a la orilla del océano Índico (hoy Beluchistán) cedrusis, 299

getis, también getas, pueblo de Tracia (en la parte superior de la orilla del Danubio), 304 Gilogo, Ver Hegéloco Globali, Ver Gobares Gobares, persa nombrado gobernador por Alejandro y encargado de dirigir Pasárgada, 230, 231 Gordia, provincia de Frigia, 174 Gordio, ciudad de Frigia a la orilla del río Sangario, antigua residencia de reyes, 112 Gordio, padre de Midas, 112 Gorgia, Súbdito de Alejandro, 225 Gorgota, Ver Gargatas gortunios, griegos de Eubea establecidos en la cercanía de Susa (Flob. p. 496), 161 Gránico, río de Misia (hoy Kocabaş Çayı) que desemboca en el mar de Mármara. Lugar de la primera batalla contra los persas (en 334), 111, 127, 155, 165, 166, 249, 283 H Habsides, Ver Hipsides Halicarnaso, hoy Bodrun, ciudad de Caria, 122, 177, 250 Halis, hoy Kizilirmak, río del Asia Menor que desemboca en el mar Negro, 158 Hector, hijo de Parmenión, 152, 215 Hegéloco, comandante de la caballería macedonia durante la batalla del Gránico, 146 Helanice, nodriza de Alejandro y hermana de Clito el Negro, 249 Helanico, quiliarca, 177 Helesponto, hoy el estrecho de los Dardanelos, 119, 131, 134, 137, 145, 158, 166, 201, 202, 283, 319 Hercules, 126, 131, 137, 139, 142, 153, 258, 259, 267, 270, 275, 283, 286, 287, 303 Hermolao, hijo de Sopolis, paje de Alejandro que inicia la conspiración del 327, 260, 261, 262, 263, 264 Hiarotin, Ver Hydraotes

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Hidaspes, afluente del Acesines (hoy Jhelum), 272, 273, 282, 286 Horatas, soldado macedonio vencido y ridiculizado por Dioxipo, 294 husiis, 178, Ver uxios I Iapassin, Ver Hyphasis Iberia, 303 Iliones, 133, Ver Ilioneo Iliria, región en la costa norte del mar Adriático, 127, 209 ilirios, 126, 164, 173, 201, 249, 292, 306 Imbro, isla del mar Egeo, 146 Imneoro, Ver Metimna inceste Alexandre, originario de Lincéstide, implicado en el asesinato de Filipo II, 222, 223, 262, 263, 304 India, 126, 177, 228, 232, 257, 265, 267, 273, 279, 282, 284, 285, 286, 287, 293, 295, 300, 302, 303, 304, 319 indios, 114, 145, 153, 159, 161, 190, 200, 201, 230, 264, 266, 271, 273, 274, 275, 276, 277, 279, 284, 289, 290, 295, 296, 299 Indo, 265, 267, 270, 271, 272, 286, 295 Ionia, Ver Jonia Ircania, la Hircania, región a la orilla del mar Caspio, 195, 201, 202, 204, 205, 206, 208, 255 Ircanio, mar, 203, 229 ircanios, 113, 125, 145 Iso, ciudad de Cilicia que da su nombre a la batalla de 333, 124, 137 Ison, Ver Iso Ispades, Ver Coaspe, río de Susiana Istramene, Ver Abistámenes Istro, 159 Italia, 250, 303 J Jerjes I, hijo de Darío I y rey de Persia (486-465) protagonista de la Segunda Guerra Médica, 113, 127, 134 Jerjes II, 185, 188, 234, 313

Jonia, región del Asia Menor, 145, 201 Jove, 112, 116, 131, 150, 151, 163, 214, 217, 218, 220, 250, 258, 262, 264, 267, 269 L Lacedemonia, 133, 137, 197 lacedemonios, 133, 197, 198, 204, 232 Laptano, Ver Elaptonio Laumendonte, hermano de Erigio, 319 Lencolao, Ver Peucolao Leocratres, Ver Ifícrates Leonato, ayudante de campo de Alejandro, 130, 212, 250, 261, 276, 289, 299, 300, 314, 315, 316, 319 Leonida, oficial macedonio y amigo de Parmenión, 228 Lernesia, Ver Lirneso Lesbo, 112 Lesponto, Ver Helesponto leucosiris, antiguos habitadores de Capadocia, cerca de las amazonas, a la orilla del mar Negro, 203 Leunato, Ver Leonato Libano, monte, 139, 303 Libero, 126, 131 Licaonia, región del Asia Menor, integrante de la Frigia, 146 Licia, península de Asia Menor. Situada entre la Caria y la Pisidia, 111, 181, 188, 245, 319 Lico, Ver Marsias Lico, afluente del Tigris, 154, 171 Lidia, región del Asia Menor entre la Misia y la Caria (capital Sardes), 117, 137, 145, 158, 201, 209, 242, 319 lidios, 167 Linceste, región al suroeste de Macedonia, 164 Lisímaco, de la alta nobleza macedonia, uno de los hetairoi de Alejandro, 248, 250, 253 Loceo, Ver Iolao locreses, pueblo de Lócride en Grecia, 164

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M Maceo, comandante de la caballería en el ejército de Darío, 154, 155, 157, 160, 161, 168, 170, 171, 174, 176, 189, 195, 255 malaunes, Ver malienses Malon, Ver Malo malos, pueblo indio cerca del Hydraotes, 287, 295 Maratanda, Ver Samarcanda Maraton, Ver Maratós Mardo, errata que remite al pueblo nómada de los amardos, 132 Mardonio, yerno de Darío I, 134 mardos, En referencia general a varios pueblos de Asia que compartían la característica de asaltar a los demás (Pejen. p. 197), 160, 187, 205 Mareotis, antiguo lago de la parte baja de Egipto, 150, 152 Margania, Ver Margiana Marso, Ver Marsias Marupenta, Ver Samarcanda massagetas, pueblo escita localizado al norte de la Bactriana, 160, 167, 201, 248 Mazaces, jefe de la guarnición persa en Menfis, 136, 150 Mazaga, la ciudad más grande de los asacenios. Ver Battistini y Charvet, 2004, p. 803, 268 Medate, sátrapa de los uxios, emparentado con Darío, 179 Media, región del Asia Central, desde el mar Caspio hasta la Susiana (capital Ecbatana), 113, 173, 174, 188, 194, 200, 201, 213, 214, 215, 219, 226, 241, 253, 255, 319 medos, 161, 167 Medina, Ver Amedines Medo, río de Persia y afluente del Araxe (hoy Aras), el cual Curcio define, al contrario, como afluente del Medo, 181 Meleagro, miembro de los hetairoi, jefe de la falange, 125, 164, 181, 237, 273, 313, 314, 315, 316, 317, 318

Melón, intérprete de Darío, 195 Memeron, Ver Meros Memini, ciudad de la región de Babilonia, situada en la ruta estratégica entre Arbela y la ciudad de Babilonia (Flob. p. 499), 174 Menandro, jefe de los mercenarios en el ejército de Alejandro, 319 Menapi, Ver Manapis Menedemo, oficial macedonio mandado a Samarcanda, 237, 238, 240, 244 Meneta, Ver Menes Menfi, 136, 150, 152 Menidas, oficial de Alejandro, 160, 168, 172, 245 Menón de Rodas, originario de la isla de Rodas (Caria), gobernador general del Asia Menor que muere de enfermedad durante el cerco de Mitilene en 333, 113, 115, 117, 133 Menón, macedonio, 153, 285, 300 Menón, rey de los etiopios que Aquiles mata en Troya, 152 Mentoro, hijo de Timodes y hermano de Memnón de Rodas, 115, 133 Meotido, se refiere al mar de Azov, 203 Messopotania, 113, 123, 153, 154, 174, 282, 303, 319 Metrón, encargado de la armería, 214 Midas, 112 midios, de Caria, 122 midios, de Media, 125 Mileto, ciudad de Caria en el Asia Menor, 146, 234, 252 mileses, 137, 234 Minerva, 122, 131, 163, 253, 271 Mitilene, capital de la isla de Lesbos, 146, 153 Mitracene, persa y transfuga en reacción a la conspiración de Beso, 195 Mitrenes, sátrapa persa aliado de los macedonios, 130, 176, 189 Mocris, Ver Meris

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mosinis, pueblo de la región de los sármatas a proximidad del mar Negro, 203 Mulino, secretario, 270 Mura, Ver Nora musicanos, pueblo indio de la región del río Indo, 296 musitanios, Ver musicanos N Nabarzanes, Ver Barzaentes; Ver Satibarzanes Nabarzanes, general de Darío, cómplice de Beso y al mando de la Hircania, 122, 125, 189, 190, 191, 192, 194, 195, 201, 203, 206, 207, 228, 232 nasamonis, tribu entre Cirene y Cartago, 151 Nauta, Ver Nautaca Nearco, quiliarca y uno de los hetairoi de Alejandro, almirante de su flota en India, también es el autor de unas Historias de Alejandro que Plinio y Arriano usaron como fuente. Ver Battistini y Charvet, 2004, p. 829-832, 299, 302, 309, 313 nemacenios, Ver memacenos Neptuno, 139, 143, 145 Nicanor, conspirador del 330, 210 Nicanor, hijo de Parmenión, 125, 164, 196, 208, 214, 215 Nicanor, noble macedonio, 274 Nicartide, Ver Nicárquides Nicea, ciudad fundada por Alejandro en India, junto a Bucifalia, 285 Nicomaco, denunciador de la conspiración del 330, 209, 211, 212, 214, 216, 221 Nicostrato, conspirador del 327, 260 Nilo, 150, 152, 265 Nisa, ciudad de India en el actual Turkmenistán, 267 noritis, Ver horitas Numidia, región africana que va desde Cartago hasta la Mauritania, 303

O Obirno, Ver Sibirtio Oboriton, provincia de los arabitas, tribu de Gedrosia, 299 Obotro, Ver Bactro Oceano, 144, 145, 166, 224, 268, 279, 283, 285, 287, 297, 299, 319 Ocine, dignitario persa, 300 Oco, Artajerjes III, 199, 204, 311 Oco, hijo de Darío III, 158, 167 Olida, Ver Eolia Olimpia, madre de Alejandro. Acerca de su influencia sobre él, ver Caratini, 1999, y sobre todo Jouanno, 1995, 178, 292, 311 Olinto, 264 Omayo, Ver Onomante Oncas, ciudad de Cilicia entre Iso y Tapsaco, 134 Onescrito, Ver Onesícrito Onesícrito, primer piloto de la flota de Nearco, 299, 302 Onomastoride, lacedemonio aliado de los persas, 133 Oquo, Ver Oco, Artajerjes III Oquo, río del Asia central, hoy Amu Daria, 245 Oreste, pueblo de Epiro, 164 Oriobates, oficial del ejército persa, 160 Oron, Ver Orontes Orsilio, Ver Orsilos Orsines, sátrapa persa y descendiente de los Siete Persios, el grupo de hombres que contribuyó a la caída de Gaumata. Luego Darío I – parte de esos siete – asciende al trono. Ver Lerouge-Cohen, 2013, 160, 302, 303, 304 Oxatres, hermano de Darío III, 128, 133, 196, 199, 235, 253, 307 Oxiatres, sátrapa de Bactriana y padre de Roxana, 256, 295 Oxidates, persa nombrado sátrapa de Media por Alejandro, 199, 255

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Oxo, río (hoy Amu Daria) que nace en la cordillera del Pamir y desemboca en el mar Caspio, 230, 233, 234, 245 P Paflagonia, región del Asia Menor, entre las provincias del Ponto Euxino y de la Bitinia, 113, 137, 146, 201, 319 Paletiron, Ver Palaetiro Panfilia, región de Asia Menor, entre la Licia y la Cilicia, 111, 180, 201, 319 Parademesides, Ver parapamisadas parassies, Ver prasios Parmenion, 119, 120, 121, 122, 125, 127, 128, 131, 132, 134, 145, 152, 157, 159, 162, 163, 164, 165, 168, 170, 171, 180, 186, 208, 210, 212, 213, 214, 215, 218, 219, 220, 221, 224, 226, 227, 228, 250, 251, 262, 263, 302 Parpani, Ver Parapámiso Partiene, región de Asia al sur de la Hircania, 194, 200, 201, 202, 206 partinis, 300 partos, 153, 161, 188, 200 Pasárgada, 186, 303 Pasifo, Ver Pasipo Passas, mensajero de Arrideo para restablecer la paz con los disidentes, 317 Patalia, ciudad del estrecho del Indo, 297 Patrón, jefe de los mercenarios griegos de Darío, 190, 192, 193 Pausania, asesino de Filipo II, 222 Pelanion, Ver Polemón Peloponeso, 111, 176, 201 peltios, Ver belitas Pelusio, ciudad de Egipto en la desembocadura del Nilo, 136, 149 Peño, Ver Cenos Peonia, región vinculada con la Tracia, 162 Perdica, miembro de los hetairoi, 125, 139, 172, 212, 237, 250, 267, 275, 276, 280, 310, 312, 313, 314, 315, 316, 317, 318, 319 Pérdicas III, rey de Macedonia, 217, 220

Peridas, en otras versiones ‘Berdas’ o ‘Derdas’, enviado en misión en tierra de los escitas de Europa, 236, 248 Perilao, mensajero de Arrideo para restablecer la paz con los disidentes, 317 Persépolis, 183, 186, 187 Pessepoli, Ver Persépolis Petolao, Ver Peucolao Peucestes, oficial macedonio, 289 Peucolao, implicado en la conspiración de 330, 245 Pila Amanice, denomina el collado del Amanus, 124 Pilas Susianas, las Puertas persas que permiten acceder a Persépolis, identificadas con el paso de Tang-iRash Kân (Pejen. p. 244), 180 Pinaro, río de Cilicia que desemboca en el golfo de Iso (hoy el río Payas), 131 Piramo, río de Cilicia (hoy Ceyhan) que nace en Capadocia y desemboca en el golfo de Iso, 118, 122, 124, 125 pirustis, Ver prestos Pisides, la Pisidia, región del Asia Menor, 201 Pitagoras, Ver Pnitágoras Pitón, hijo de Agenor que reprime la sublevación de los musicanos, 309, 314, 319 Plato, Ver Platón Polenion, Ver Polemón Polidamante, comandante de la caballería del ejército macedonia y, por lo tanto, hetairoi de Alejandro, 168, 226, 227 Polipercon, general de Filipo y luego de Alejandro, 162, 164, 182, 183, 257, 259, 269 Polistrato, soldado del ejército macedonio, 196 Polodoro, Ver Apolodoro Poluce, 258 Polumeto, Ver Politimeto Pontico, mar, 112, 228, 229, 231

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Poro, 272, 273, 274, 275, 276, 277, 279, 281, 282, 285, 303 Porticano, señor de los prestos en India, 295 Prometeo, el texto hace referencia al lugar donde Zeus castigó a Prometeo, es decir el monte Caucaso, 229 Q Queronea, ciudad de Beocia, donde Filipo II logró una importante victoria contra los atenienses y otros aliados (338), 249 Querulo, Ver Quérilo Quíos, isla del mar Egeo, 153 Quossaquios, se refiere en el texto a Los ‘Kossaîoi’, un pueblo de montaña en la parte oeste de Irán, 161 R Rigaño, Ver Ridagno Rodas, 145, 153 rodianos, 153 Rosane, princesa de Sogdiana y esposa de Alejandro, 257, 313, 314 Rosate, Ver Rosace Roya, mar, denominación polisémica en Quinto Curcio, para la cual se señala la correspondencia en cada mención, 114, 151, 161, 174, 181, 200, 229, 265, 292, 302, 319 S Sabios, se ha identificado este pueblo con los gimnosofistas (Pejen. p. 458), 266 sabraques, pueblo de la región entre el Indo y el Acesines, 295 sacas, en referencia a pueblos nómadas – identificados como escitas – ubicados en el oriente de la Bactriana, 201, 230 saces, pueblo escita aliado de los persas, en la región de Kirguistán, 256 sagios, Ver sacas saguis, Ver saces

Samarcanda, ciudad de Sogdiana, 236, 244, 248, 249, 252 Samaris, Ver Samaxo samaritanos, de la ciudad o región de Samaria, al norte de la Cisjordania, 153 Sambi, rey indio, 296 sambis, pueblo del reino de Sambi, 295 Samo, Ver Sunión Sangario, río de Asia Menor (hoy Sakarya), nace en Frigia y desemboca en el mar Negro, 112 Sarapion, Ver Serapis sardos, gentilicio de Sardes, capital de Lidia, 130, 176 sarmatis, Ver sármatas Sataces, Ver Mazaces Satazes, Ver Sábaces Satibarzanes, sátrapa de la región de Aria, 208 Satrapene, Ver Sitacene satrianos, pueblo no identificado, probablemente los tracios, 179 Satropache, Ver Satropate Satropate, comandante de la caballería persa, 155 Saturno, 142 sedrusiis, Ver odrisas Selenco, pide consejo para Alejandro en el templo de Serapis, 309 Semiramis, esposa de Nino (hijo de Belo), fundadora de la ciudad de Babilonia, 174, 237, 292 Seutesten, Ver Peucestes Sidonia, ciudad de Fenicia (hoy Sidón o Sayda), 135, 144 Sifeno, Ver Sifnos Sima, Ver Simias Simitrides, Ver Sisimetres simui, tribu nómada afiliada a los etiopios, 151 Sinifis, Ver Onfis Siria, 124, 131, 134, 137, 138, 145, 165, 166, 175, 195, 201, 229, 241, 245, 249, 303, 319 sirios, 134, 161

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Siscosco, Ver Sisocosco Sisene, persa aliado de Alejandro, 122 Sisigambi, 117, 129, 131, 168, 178, 179, 196, 309, 311 Sisimetres, sátrapa de Sogdiana, 251, 252, 253, 256 Sitalzes, asesino de Parmenión, 302 soboris, Ver sibes Socrates, 145 Sofites, 279, 280, 281 Sogdiana, provincia del imperio persa, entre el río Oxo y el Iaxartes, 244, 245, 250 sogdianos, 114, 145, 160, 201, 230, 231, 236, 242, 244, 245, 248, 283, 319 Solos, ciudad de Cilicia, 122 Soria, Ver Celesiria suanes, de la región de Asia entre la Media y el golfo Pérsico, 160 sudraques, pueblo indio entre el Indo y el Acesines, 287, 288 Susa, capital de la Susiana y residencia invernal de los reyes persas, 173, 176, 177, 178, 179, 180, 186 T Tabas, ciudad de Paretacene, región montañosa entre la Persia y la Media, 194 tafiris, Ver tapurios Tais, cortesana ateniense que sería responsable del incendio de Persépolis, 187 Talestre, Ver Talestris Talestris, reina de las amazonas, 206 Tanagoras, Ver Atenagoras Tanais, 145, 200, 207, 230, 231, 232, 235, 236, 237, 238, 239, 242, 243, Ver Iaxartes Tarson, Ver Tarso Tasornaces, Ver Arsaces tauris, Ver tapurios Tauro, cordillera de montañas, desde Licia hasta Cilicia, 229

Taurone, oficial de Alejandro que dirige una unidad de mercenarios, 179, 276 Taxilen, Ver Taxiles Taxiles, otro nombre de Onfis, rey indio, 271, 277, 285, 303 Tebas, denominada Cebestia, se trata de una ciudad antigua de Tróade, 127, 144, 250 Temiseires, Ver Temiscira Tenedo, isla del mar Egeo, 146 Teodoro, quiliarca, 177 Teona, Ver Teeteto Termodonte, río de Capadocia, 206 Tersipo, macedonio al servicio de Alejandro, 135 Tesalia, 114, 125, 126, 127, 128, 164, 170, 209, 317 Tifonte, Ver Tifón Tigris, con el significado de ‘la flecha’ en persa antiguo, río del Asia que confluye con el Éufrates para desembocar en el golfo Pérsico, 145, 153, 154, 156, 166, 171, 173, 178, 200, 282 Timagines, historiador de la vida de Alejandro (ya bajo el imperio romano), 289 Timeo, defensor de Alejandro en el cerco de los sudraques, 289 Timocles, Ver Timodes Timodes, hijo de Mentor y comandante de los mercenarios griegos del ejército persa, 115, 125 Tiridate, encargado de conservar el tesoro real de Persépolis, 183, 186, 261 Tiriolte, sátrapa tiránico de los parapamisidas, 295 Tiriote, eunuco de la esposa de Darío, 157 Tiro, 137, 138, 139, 141, 142, 144, 145, 153 tirios, 137, 138, 139, 140, 141, 143 Titon, hermano de Príamo y padre de Menón, 152 Tolomeo, hijo de Lago y de Arsínoe, emparentado con los Argéadas. Durante el episodio del envenenamiento de Ptolomeo, Curcio

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afilia erróneamente a este con el rey Filipo (Pejen. p. 110), 125, 245, 250, 261, 268, 274, 276, 289, 291, 296, 299, 313, 315, 319, 320 traballis, Ver tribalos Tracia, 126, 173, 176, 179, 200, 201, 238, 242, 249, 276, 285, 292, 304, 319 tracios, 118, 164, 303 Trapesonta, antigua colonia de Sinopa en el mar Negro, hoy llamada Trabzon (Flob. p. 504), 319 traquis, Ver tracios tribalos, pueblo de Tracia sometido a Alejandro, 292 Tripoli, ciudad de Fenicia, 136 Tromides, Ver Reomitres U uxios, pueblo de Susiana, 179, 180

V venecianos, 113 X Xenipa, provincia fronteriza de Escitia, 252 Y Yola, hijo de Antípatro, hermano de Casandro, y principal sospechoso de envenar a Alejandro, 320 Z Zaragoza, Siracusa se llamaba también en catalán la’Zaragoza de Sicilia’, 142 zaragozanos, 141 Zariaspe, dignitario persa, 300 Zelo, Ver Zoilo Ziobetis, río de Partia que desemboca en el Ridagno, 202 Zofino, Ver Zopirión

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11. Bibliografía

Testimonios citados del siglo xv de la Historia de Alejandro de Quinto Curcio Rama latina - Madrid, Biblioteca Nacional de España, Mss/8827, 1r-188v. - Madrid, Biblioteca Nacional de España, Vitr/22/9, 1r-172r. - Madrid, Biblioteca Nacional de España, Inc/596, impr. Venecia, Johannes Tacuinus, 1494. - Madrid, Biblioteca Nacional de España, Inc/1160, impr. Venecia, Johannes Tacuinus, 1496. Rama italiana - Madrid, Biblioteca Nacional de España, Mss/6564, trad. Pier Candido Decembrio, 11v-273v. - Madrid, Biblioteca Nacional de España, Mss/8835, idem, 6v-141v. - Madrid, Academia de la Historia, 9/5493, idem, 8v-196v. - Madrid, Academia de la Historia, Códice 100, idem, 12r-325v. - Madrid, RB, N.III.3, idem, 1r-188v. Rama castellana - Madrid, Biblioteca Nacional de España, Mss/9220, trad. anónimo, 9v-236r. - Madrid, Biblioteca Nacional de España, Mss/10140, trad. anónimo, 1r-281v. - Madrid, Biblioteca Nacional de España, Mss/8549, trad. Tomás de Lira Alamán, 16r-170v. - Madrid, Biblioteca Nacional de España, Mss/7565, trad. Alfonso de Liñán, 16r-170v. - Madrid, RB, II/1290, trad. anónimo, 1r-179r. - Barcelona, Biblioteca-Museu Víctor Balaguer, MS 3, trad. anónimo, 1r-265r375. - Madrid, Biblioteca Nacional de España, Inc/2014, impr. Sevilla, Ungut y Polak, 16.05.1496, trad. anónimo. - Madrid, Biblioteca Nacional de España, R/459, impr. Sevilla, Juan Varela de Salamanca, 26.04.1518, trad. anónimo.

575 Moll, 1993, p. 282. Según su transcripción de las rúbricas, el texto está en castellano. Consulta no confirmada.

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bi bl io gr a f ía

Otras ramas - Catalán: Barcelona, Biblioteca de Catalunya, Esp. 17 Fol., impr. Barcelona, Pere Posa y Pere Brun, 16.07.1481, trad. Luis de Fenollet. - ­Catalán: Madrid, Biblioteca Nacional de España, Inc/1247, impr. Barcelona, Pere Posa y Pere Brun, 16.07.1481, trad. Luis de Fenollet. - Portugués: Lisboa, Biblioteca do Palácio da Ajuda, 52-XIII-24.

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Índice

1. Presentación

7

2. Individuos frente al humanismo: el siglo XV español 2.1. ¿Humanismo(s)? 2.2. Las traducciones 2.3. Del individuo a la biografía

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3. Alejandro Magno al servicio de la nobleza 3.1. Generalidades 3.2. Tradición y actualización 3.3. Emulación y superación

33 33 34 40

4. La Historia de Alejandro Magno de Quinto Curcio en el siglo xv 47 4.1. Tradiciones manuscritas peninsulares 50 4.1.1. La traducción de Decembrio 51 4.1.2. Testimonios catalano-castellanos 55 4.2. La versión castellana de Liñán: el BNE, Mss/7565 60 4.2.1. Brotes humanistas en la Corona de Aragón 61 4.2.2. El traductor, Micer Alfonso de Liñán 64 4.2.3. Concepción y fortuna del BNE, Mss/7565 66 4.2.4. La traducción y su lengua 80 4.2.4.1. Traducción y variaciones 80 4.2.4.2. La lengua del manuscrito 85 4.3. Apuntes sobre la recepción de Quinto Curcio en el siglo xv 92 5. Conclusiones

99

6. Criterios de edición

105

7. Historia de Alejandro Magno

111

8. Anexos 321 8.1. Carta del conde Angelo di Campobasso al infante Pedro de Aragón 321 8.2. Inventario de la biblioteca del castillo de Cetina 321 9. Glosario

323

10. Índice onomástico

329

11. Bibliografía

345