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Lengua y Sociedad en el Mundo Hispánico Language and Society in the Hispanic World Editado por / Edited by Julio Calvo Pérez (Universitat de València) Luis Fernando Lara (El Colegio de México) Matthias Perl (Universität Mainz) Armin Schwegler (University of California, Irvine) Klaus Zimmermann (Universität Bremen)
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Contacto lingüístico y la emergencia de variantes y variedades lingüísticas
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Bibliographic information published by Die Deutsche Nationalbibliothek. Die Deutsche Nationalbibliothek lists this publication in the Deutsche Nationalbibliografie; detailed bibliographic data are available on the Internet at http://dnb.ddb.de
© Iberoamericana, 2009 Amor de Dios, 1 – E-28014 Madrid Tel.: +34 91 429 35 22 Fax: +34 91 429 53 97 [email protected] www.ibero-americana.net © Vervuert, 2009 Elisabethenstr. 3-9 – D-60594 Frankfurt am Main Tel.: +49 69 597 46 17 Fax: +49 69 597 87 43 [email protected] www.ibero-americana.net ISBN 978-84-8489-440-7 (Iberoamericana) ISBN 978-3-86527-456-4 (Vervuert) Depósito Legal: Diseño de la cubierta: Michael Ackermann Diseño de la foto: William Pagliuca Impreso en España The paper on which this book is printed meets the requirements of ISO 9706
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ÍNDICE
Anna María Escobar y Wolfgang Wölck Introducción ..............................................................................................
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PRIMERA PARTE: EMERGENCIA DE VARIANTES LINGÜÍSTICAS Lenka Zajícová Diferentes formas del jopara ....................................................................
23
Anna María Escobar La gramaticalización de estar + GERUNDIO y el contacto de lenguas ....
39
Luis A. Ortiz López Tiempo-Modalidad-Aspecto en el español como L2 en la frontera domínico-haitiana ......................................................................................
65
María Emilia Montes Rodríguez Español de contacto, español andino y español amazónico: Estudios de caso en comunidades sikuani, wayú y tikuna ....................................
93
SEGUNDA PARTE: EMERGENCIA DE VARIEDADES LINGÜÍSTICAS Klaus Zimmermann Migración, contactos y nuevas variedades lingüísticas: Reflexiones teóricas y ejemplos de casos de América Latina ....................................
129
Wolfgang Wölck Etnolectos americanos: características y métodos de investigación ........
161
Utta von Gleich La literalización multilingüe en Bolivia...................................................
173
Sobre los colaboradores ............................................................................
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INTRODUCCIÓN ANNA MARÍA ESCOBAR University of Illinois, Urbana-Champaign WOLFGANG WÖLCK University at Buffalo, SUNY
Los trabajos que aquí aparecen representan una selección de comunicaciones que en versión borrador se leyeron en el 52o Congreso Internacional de Americanistas que se llevó a cabo en Sevilla, España, entre el 17 y el 21 de julio del 2006, en el simposio lingüístico 7, titulado La migración y el contacto lingüístico en las Américas y la emergencia de nuevas variedades lingüísticas. Todos los trabajos tratan de características lingüísticas y sociolingüísticas propias de poblaciones migrantes y bilingües y, en algunos casos, de variantes innovativas que se han difundido a otras variedades lingüísticas. Al mismo tiempo, los estudios reflexionan sobre el contacto lingüístico y su contexto sociopolítico e histórico para explicar la emergencia de la nueva variedad lingüística y/o la emergencia de rasgos lingüísticos propios de estas variedades. De manera que el foco principal de las contribuciones se ve reflejado en el título del volumen y trata de la emergencia de variantes y de variedades lingüísticas en contextos de contacto lingüístico.
Migración y contacto lingüístico Los miembros de las comunidades lingüísticas estudiadas en este libro comparten características sociodemográficas, además de las lingüísticas. Con respecto a su socio-historia, se nota que la historia que surge o surgió de la situación de contacto en la que viven proviene de movimientos geográficos y/o sociales anteriores. En las instancias más extremas, el movimiento geográfico conllevó cruzar fronteras políticas (incluyendo océanos); en otros, se trata de movimientos migratorios dentro de fronteras políticas, especialmente a zonas urbanas. Ambos constituyen ejemplos clásicos de situaciones de contacto de lenguas (cf. Haugen 1956; Wein-
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reich 1953; Fishman 1968; Goebl/Nelde/Wölck 1996; Winford 2003) y no ajenos al continente americano (cf. Wehr 2006), especialmente luego de la colonización que siguió a la llegada de los españoles y portugueses en los siglos XV y XVI. Varios especialistas sugieren que en los últimos 10.000 años, la humanidad ha sufrido una serie de trastornos sociopolíticos que han ocasionado la pérdida de diversas variedades lingüísticas en el mundo. La revolución agrícola, la formación de ciudades, las colonizaciones de los siglos XV y XVI, la revolución industrial del siglo XIX y la presente revolución tecnológica del siglo XX y la consecuente globalización del siglo XXI, todas han contribuido a la disminución de la diversidad cultural y lingüística (cf. Crystal 2000; Nettle/Romaine 2000; Hawkin 2004; Tsunoda 2005; Grenoble/Whaley 2006; Romaine 2007). En el continente americano, los siglos XV y XVI representaron siglos de gran movimiento humano tanto transatlántico como interamericano. La cruel colonización que siguió y las consecuentes imposiciones sociopolíticas y lingüísticas fueron las causas del detrimento que sufrió la población indígena entre 1492 y 1650 (Sánchez-Albornoz 1977: 60; Cook 1998: 95 ss.). Sin embargo, al mismo tiempo, las poblaciones modernas latinoamericanas y sus variedades lingüísticas son, hoy en día, el producto del contacto entre las lenguas y sociedades indígenas, con las europeas y las africanas con las que entraron en contacto desde ese período (cf. SánchezAlbornoz 1977: 20, 58ss.). Los finales del siglo XX y los inicios del siglo XXI son testigos, de manera similar, a un nuevo e intenso movimiento humano que está motivado por los avances en el transporte y la tecnología (cf. Ehlich 1996; Hawkin 2004; Zimmerman/Morgenthaler 2007) que consecuentemente tuvieron un impacto en las ecologías socioeconómicas de los países americanos (cf. Mufwene 2008; Mufwene/Mannheim e.p.). En los países hispanoamericanos, por ejemplo, el gran movimiento geográfico y social interno que ha devenido de zonas rurales a zonas urbanizadas, alimentando la creciente urbanización latinoamericana (cuadro 1), ha llevado a un contacto lingüístico y dialectal en las zonas urbanizadas, lugares donde el español y el español educado tenían el rol dominante (Escobar 2007). Los datos con respecto a urbanización en el cuadro 1 muestran que los diferentes países varían con respecto a estos porcentajes. Lo que no queda claro del cuadro es el porcentaje de individuos que viven bajo el porcentaje de pobreza o son analfabetos en las zonas rurales y en las zonas urbanas. Este tipo de información combinada con información referente a la población menor de 18 años y la población en edad laboral son importantes para entender las causas socioeconómicas de la migración y los procesos de cambio. Los estudiosos coinciden que en Hispanoamérica el factor de expulsión de las zonas rurales es la necesidad de traba-
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CUADRO 1 Urbanización y alfabetización en algunos países latinoamericanos Población < 18 años* 2007 (en miles)
Urbanización Hombres Mujeres 2005* alfabetos alfabetas
Población < % pobreza
Argentina
40,6
32%
91%
97%
97%
23,4%
Paraguay
6,8
42%
59%
95%
93%
32%
Boliviaa
9,2
45%
62%
90%
71%
60%
Perú
29,1
38%
75%
94%
82%
45%
Ecuador
13,9
39%
63%
92%
90%
38%
Colombia
45,0
36%
73%
93%
93%
49%
República Dominicana
9,5
39%
68%
87%
87%
42%
Guatemala
13,0
50%
47%
75%
63%
56%
109,9
37%
75%
92%
90%
13,8-40%
México
Fuentes: a www.ine.gov.bo, *unicef.org, and world facts at cia.gov
jo; mientras el factor de atracción a las urbes son las oportunidades de trabajo. Estos indicadores sociodemográficos, entonces, nos ayudan a delinear el perfil sociolingüístico (Wölck 1976) de la movilización que está ocurriendo dentro de cada país y entre países (cf. Wehr 2007). Nótese, sin embargo, que en los países con alta concentración indígena –México, Perú y Colombia– tienen porcentajes de urbanización más altos del 70%1; mientras otros países andinos y países con presencia guaraní y maya presentan los porcentajes más bajos: Ecuador (63%), Bolivia (62%), Paraguay (59%) y Guatemala (47%). El grado de relevancia que cada indicador sociodemográfico tiene para el estudio del contacto en Latinoamérica no es claro todavía. Falta más investigación al respecto para determinar los tipos de correlaciones que existen entre los indicadores sociales y los factores lingüísticos.
1
El Instituto Nacional de Estadística y Censos de Argentina (www.indec.gov.ar) informa que la población que se identifica como indígena en el país corresponde a 600.329 personas del total de la población, es decir, el 1,5%. Los pueblos mapuche, kolla, toba y wichí constituyen cerca del 50% de la población indígena relevada.
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Este movimiento geográfico y, sobre todo, el interno ha llevado a muchos hablantes de lenguas indígenas a nuevos espacios, especialmente urbanos, y a tener que desenvolverse en su vida diaria (por necesidad) en la lengua dominante, el español. Este contacto de lenguas ha llevado consigo la emergencia de variedades de español en contacto, ya sea con el quechua, con el guaraní, con el mapuche, con el maya, con el yagua, entre otros. El continuo movimiento regional (o internacional) y el continuo incremento y emergencia de comunidades lingüísticas bilingües en regiones antes monolingües en los países latinoamericanos, especialmente en las últimas décadas, nos lleva, a los autores del presente volumen a llamar la atención a este fenómeno sociolingüístico que está cambiando el perfil lingüístico y sociolingüístico de los países del continente (cf. Alladina 1996; Lüdi 1996; Kallmeyer 1996).
Emergencia de variantes y variedades2 Los estudios aquí incluidos delinean, desde la lingüística, otro matiz de esta situación social cambiante además del movimiento mismo, y se centra en la emergencia de nuevas variedades, especialmente (pero no únicamente) urbanas. Los grupos lingüísticos que se estudian en estas páginas incluyen a migrantes de quechua y aymara en el Perú (Escobar, Wölck) y en Bolivia (von Gleich); así como a hablantes de guaraní en Paraguay (Zajicová), del criollo haitiano en la República Dominicana (Ortiz) y hablantes de lenguas amazónicas (e.g. wayú, sikuani, tikuna) en Colombia y Perú (Montes). La contribución de Zimmerman, en particular, nos invita a reflexionar, desde la lingüística, sobre los diferentes tipos de migración que ocurren en el continente americano (así como en otros lares). Lo hace mediante una comparación de situaciones de contacto considerando una serie de factores sociodemográficos y políticos, además de los lingüísticos. El contacto lingüístico se entiende en este libro desde dos perspectivas: desde la perspectiva del contacto de lenguas (e.g. español/criollo, español/quechua, español/guaraní, español/tikuna) hasta la del contacto de variedades de una misma lengua (e.g. español andino/español limeño, jopara/español paraguayo; cf. Trudgill 1986). Es decir, el libro no solo interpreta el contacto como contacto entre hablantes de lenguas diferentes, sino también como contacto entre hablantes de dialectos diferentes, específicamente entre una variedad lingüística de contacto con otra que no es de contacto (monogenética). Este volumen se enorgullece en
2
El término variante lingüística se emplea en el sentido de Labov (2001), p. ej., la (variable lingüística) vibrante /r/ tiene dos variantes en el español andino, la asibilada y la alveolar. Variedad lingüística hace referencia a un sistema lingüístico.
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abrir las puertas a diversas situaciones de contacto de lenguas en Latinoamérica y en llamar la atención a cómo, en el siglo XXI, se están estableciendo variantes y variedades lingüísticas que emergieron y/o están emergiendo en el contacto de lenguas y dialectos que caracteriza la región. Esperamos que en el futuro más contribuciones en esta línea de estudio nos ayuden a aclarar los procesos de cambio que están ocurriendo en los países latinoamericanos. Desde la perspectiva de la teoría lingüística, la literatura sobre el contacto de lenguas (o la contactología como lo denomina Zimmerman) ha abierto camino a explicaciones externas al cambio lingüístico. El énfasis no ha sido, sin embargo, de una explicación interna del sistema (la de los neogramáticos) a una explicación puramente externa; sino más bien, a un análisis que considera las características lingüísticas al lado de las características sociales que definen tales situaciones de contacto de lenguas (cf. Thomason/Kaufman 1988; Goebl/Nelde/Wölck 1996; Jones/Esch 2002; Winford 2003; Mufwene 2008). Desde una perspectiva más estructural, la incidencia es en la emergencia de fenómenos lingüísticos innovativos que se atribuyen a la situación de contacto entre dos (o más) sistemas lingüísticos. Estas características innovativas se consideran como tales por su inexistencia en otras variedades de la misma lengua, especialmente en aquellas que se emplean en contextos monolingües. Es decir, el estatus innovativo del producto lingüístico del contacto y, en algunos casos, de la variedad lingüística de contacto, se establece primeramente mediante la diferenciación de las características lingüísticas de la variedad en cuestión con otra que se considera modelo o que no se emplea en un contexto de contacto lingüístico. Sin embargo, también se considera la emergencia de estos rasgos en consonancia con fenómenos lingüísticos que surgen y/o existen en otras lenguas y coinciden con tendencias universales en las lenguas del mundo (cf. Croft 1990; Bybee/Perkins/Pagliuca 1994; Heine/Kuteva 2005). Si bien este análisis puramente lingüístico es insuficiente (cf. Thomason/Kaufman 1988; Winford 2003), la argumentación efectiva proviene de un análisis en conjunto de los factores internos al sistema lingüístico con la indagación complementaria de los factores sociales o externos que caracterizan la situación de contacto y que pueden haber contribuido a la emergencia, mantención y difusión de estas variantes de contacto. Los trabajos en este libro contribuyen al estudio de la emergencia de variantes y variedades de contacto mediante la discusión de un análisis lingüístico complementado con un análisis extralingüístico que permite dar una visión más completa del fenómeno de contacto que nos interesa. Considerando las características propias y la diversidad del contacto lingüístico en los países hispanoamericanos del continente, los estudios en esta línea hacen una contribución importante y oportuna a la teoría de contacto de lenguas. Las cir-
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cunstancias socioeconómicas y políticas bastante semejantes en las cuales el español es la lengua dominante y está en contacto con diversas lenguas indígenas, europeas y lenguas criollas (e.g. criollo haitiano), nos permite ver más claramente las semejanzas y las diferencias de la emergencia de variantes y variedades lingüísticas de contacto y así contribuir de manera relevante y coherente a los estudios de contacto lingüístico. El volumen incluye el estudio de los dos tipos (y extremos) de producto lingüístico que pueden derivar del contacto lingüístico. Se trata, por un lado, de los bien conocidos préstamos lexicales (cf. Haugen 1956; Winford 2003). El trabajo de Zajicová sobre el jopara nos incita a reflexionar sobre la relación entre el préstamo lexical y el code-switching y code-mixing que tanto ha ocupado a la literatura sobre el tema (cf. Poplack 1980; Poplack/Meechan 1995). Sin embargo, su estudio también presenta varias características gramaticales y funcionales que definen al jopara, llevando a la autora a definir el jopara como una variedad de español y guaraní empleada en contextos orales y, sobre todo, en zonas urbanas. En su artículo, la autora también provee una comparación detallada entre el rol y las características de las variedades escritas y orales del español en Paraguay. Los otros estudios del volumen que analizan variantes innovativas se centran en lo que se conoce en la literatura como casos de interferencia estructural (cf. Thomason/Kaufman 1988) o réplica gramatical (Heine/Kuteva 2005). El estudio de Montes presenta un análisis en el cual el español está en contacto con diversas lenguas amazónicas (wayú, sikuani, tikuna). Su análisis lingüístico hace nota de la semejanza y diferencias entre las diferentes variedades de contacto de español que han surgido (y están emergiendo) en estas diversas situaciones sociolingüísticas amazónicas, llamando la atención, especialmente, al hecho de que se están extendiendo en los centros urbanos de la Amazonía. Los otros dos artículos de la primera parte del volumen que se enfocan en la emergencia de variantes lingüísticas analizan especialmente fenómenos concernientes al tiempo, al aspecto y a la modalidad del verbo. Los estudios de Escobar y Ortiz analizan dos fenómenos lingüísticos de cambio en progreso. Consiste en la emergencia y difusión de funciones innovativas en el uso de formas gerundias en dos situaciones de contacto diferentes: el caso del contacto de variedades del dialecto conocido como el español andino (variedad de contacto) con el dialecto de español ribereño de Lima (Escobar, Alberto) y el caso del español hablado como segunda lengua de los haitianos en la frontera haitiano-dominicana con hablantes de la variedad regional y social de la zona de frontera (Ortiz). Ambos estudios se centran en dos momentos distintos del cambio lingüístico. El estudio de Ortiz mira a los inicios de un posible cambio en progreso, al analizar el uso de estar+GERUNDIO en el habla de diversos tipos de hablantes bilingües en la
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frontera haitiano-dominicana, sugiriendo, con su estudio, otro posible caso de variedad transfronteriza à la Zentella (2006), pero esta vez de hablantes de estratos sociales bajos que caracteriza la inmigración haitiana en la República Dominicana. El estudio de Escobar analiza el cambio que ya ha ocurrido en el español andino en el uso de esta estructura y su difusión al habla educada monolingüe de la capital peruana. Analiza este fenómeno como un caso de transferencia encubierta (‘convert transfer’, cf. Winford 2003: 251) que realza la relación de la variable semántica (estar+GERUNDIO) con un tipo de cambio lingüístico definido por factores externos, un cambio de abajo (cf. Labov 2001), motivado por la migración interna de los hablantes de variedades andinas (y de contacto) a la capital peruana. Esta variedad de situaciones de contacto que se presentan en el libro está latente en el trabajo de Zimmermann que abre la discusión de migración/contacto y emergencia de variedades lingüísticas con una reflexión detallada del objeto de estudio de la contactología (término acuñado por el autor) y, en especial, para el caso del continente americano. El artículo incita al lector a analizar el contacto lingüístico en esta parte del globo desde una perspectiva diferente, debida, especialmente, a las características socio-históricas y culturales, así como a los movimientos geográficos y sociales propios de la historia de las sociedades de este continente. La reflexión incluye las diferentes maneras como la lingüística puede contribuir al estudio de migraciones, proponiendo la necesidad de la subdisciplina llamada lingüística de migración. Una mirada tanto teórica como metodológica es la contribución de Wölck. Mediante un contraste entre el contacto del español con lenguas indígenas en los países hispanoamericanos y el caso del inglés en contacto con lenguas europeas en los Estados Unidos, Wölck nos incita a reflexionar sobre la semejanza (y diferencia) de las características lingüísticas y sociolingüísticas que pueden surgir en situaciones de contacto diferenciadas. En una discusión detallada sobre los criterios que definen el término etnolecto, empleado para estas variedades estadounidenses, Wölck hace una revisión del empleo de este término en otros contextos de contacto y de las metodologías necesarias para saber si estamos ante una variedad etnolectal o no. Termina enfatizando que se deben tener en cuenta los criterios que definen el término y que, para el caso hispanoamericano, este término es útil para hacer referencia a algunas variedades de español de contacto que están emergiendo en las urbes hispanoamericanas. Un ejemplo de ecología (cf. Mufwene 2001, 2008) de los países hispanoamericanos se ve más claramente en el análisis detallado que ofrece von Gleich mostrando otro cambio sociolingüístico que está ocurriendo con las lenguas originarias
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(o indígenas), quechua y aymara. Éstas están adquiriendo funciones públicas y prestigio social en Bolivia, por lo que von Gleich propone la urbanización del aymara y el quechua en Bolivia y hace hincapié en que el estudio del producto lingüístico de situaciones de contacto es relevante en tanto situemos la variedad que estudiamos en el contexto socio-histórico en el que se emplea. Para el caso del quechua y el aymara en Bolivia, enfatiza cómo este nuevo estatus social de las lenguas tendrá efecto en el mantenimiento y/o difusión de las variantes innovativas que ya existen en el español del territorio boliviano y en la zona andina.
Vox populi Además de las contribuciones teóricas, metodológicas y descriptivas a la disciplina de contacto de lenguas, una perpectiva adicional nos incita a publicar este libro. Conjuntamente a traer a la discusión académica el estudio de variantes y variedades lingüísticas nuevas que están surgiendo en Hispanoamérica en vista de los recientes patrones de migración y globalización (económica y cultural), nuestro objetivo primordial es dar voz a los hablantes de estas variedades. Consideramos que ésta es una posición que como estudiosos tomamos porque los usuarios bilingües de las variedades de contacto, en cuya habla surgen las primeras formas innovativas que estudiamos, no siempre ocupan posiciones sociales favorables en la sociedad en la que viven. Esta situación se debe a un doble hecho. El primero se refiere a que son hablantes de una lengua indígena (o criolla, en el caso de la frontera haitiana-dominicana), que no se considera socialmente privilegiada en sus propios países. El segundo hace referencia a la variedad de español que emplean estos hablantes. Se trata de una variedad lingüística que exhibe rasgos propios del contacto lingüístico y/o de procesos de adquisición de segundas lenguas, marcando de esta manera la variedad que emplean como una variedad de español que no se considera socialmente privilegiada y que en muchas instancias se asocia con poblaciones en los estratos más bajos de la sociedad en cuestión. Por partida doble, en algunos casos, los hablantes de estas variedades lingüísticas son discriminados y marginalizados en los nuevos contextos en los que viven y, por lo tanto, carecen de voz en la sociedad mayor. Estas características lingüísticas que categorizan a estas variedades como ‘diferentes’ se suman a la situación socioeconómica y sociopolítica de sus hablantes. Juntos contribuyen a que estas variedades de contacto en el territorio americano tiendan a tener una carga social desfavorable. Somos todos testigos de la triste realidad en la que de manera frecuente los hablantes de variedades de contacto, especialmente aquellos con rasgos de segunda lengua, son discriminados y marginalizados en oportunidades de trabajo, en la escuela, etc. (cf. Escobar, Alberto
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1972). La UNESCO, en su declaración universal de derechos lingüísticos (1998), considera este tipo de situaciones, en el contexto del empleo de las lenguas de grupos considerados minorías en sus respectivos países. Haciendo referencia a esta situación, la declaración señala en el artículo 3.3 lo siguiente: Los derechos de las personas y los grupos lingüísticos mencionados anteriormente no deben representar ningún obstáculo en la interrelación y la integración de éstos en la comunidad lingüística receptora, ni ninguna limitación de los derechos de esta comunidad o de sus miembros a la plenitud del uso público de la lengua propia en el conjunto de su espacio territorial (1998:20).
Este pasaje hace referencia tanto al empleo de las lenguas propias, o indígenas en nuestro caso, como al empleo de las variedades que estos mismos hablantes emplean de la lengua de la comunidad receptora, o mayoritaria o el español en nuestro caso. En el artículo 7.1, la declaración se expande a enfatizar la relación estrecha que existe entre lengua e identidad, cuando dice: Todas las lenguas son la expresión de una identidad colectiva y de una manera distinta de percibir y de describir la realidad, por tanto tienen que poder gozar de las condiciones necesarias para su desarrollo en todas las funciones (1998:21).
En esta instancia, hace referencia a las características propias, sean estructurales, semánticas o culturales, de la variedad lingüística del grupo lingüístico siendo discriminado. Los artículos aquí presentados contribuyen a hacer conocer las características lingüísticas, sociales y culturales de grupos lingüísticos que emplean variedades de contacto que no son siempre aceptadas favorablemente. Desde esa perspectiva, entonces, queremos dar voz a estos hablantes mediante la publicación de estudios sobre sus variedades lingüísticas. No hay duda de que los patrones recientes de globalización económica y cultural y de migraciones internas e internacionales han traido cara a cara a hablantes de diferentes variedades lingüísticas. Estos fenómenos sociales tienen la tendencia a no solo impactar el comportamiento verbal de estos individuos en el proceso del contacto, sino además sienta el terreno que favorece una tendencia homogenizadora tanto cultural como lingüística. Algunos estudiosos, como aquellos que trabajan en política lingüística, han propuesto, sin embargo, una nueva perspectiva en su disciplina. Consiste en reconocer y promover un diálogo y/o negociación entre lo global y lo local, en donde lo local puede adquirir un espacio en la globalización que nos rodea, mediante una negociación informada y estratégica (Canagarajah 2005: xvi, xviii). Grenoble/Whaley agregan a esta línea de pensamiento: “…globalizing forces have triggered reacting forces as some people seek to assert, or better to reassert, their unique cultural identity.” (2006: 3). Estas expresiones de identidad cultural única, incluirían, en nuestra opinión, las variedades de contacto
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urbanizadas que están surgiendo en todas las urbes hispanoamericanas. La difusión de rasgos de contacto a variedades urbanas monolingües y la aceptación de estas variedades de contacto como otra manera de hablar, sin connotación negativa, son también expresiones de estas nuevas identidades culturales3. Teniendo en cuenta que el bilingüismo individual y el comunal son la norma en lugar de la excepción en el mundo moderno, la emergencia y el uso de variedades de contacto es mucho más común y frecuente que variedades que no son de contacto. La norma del llamado nativohablante, especialmente el de la variedad estándar y élite (norma culta), resulta que es más y más difícil de mantener y defender. Los educadores europeos recomiendan hoy en día en las escuelas no solo el bilingüismo sino, incluso, el trilingüismo. Los especialistas canadienses en educación bilingüe (cf. Cummins 1996) promueven que el reconocimiento y la aceptación de variedades de contacto emergentes son no solo recomendables, sino necesarias. Este volumen se une a estas líneas de pensamiento y, desde la perspectiva lingüística, considera que estas fuerzas de abajo a arriba pueden promover que estas variedades de contacto sean visibles en el discurso dominante, contribuyendo de alguna manera a incrementar su valor social. Consecuentemente, dedicamos este libro a los que todavía no tienen voz y lo hacemos reconociendo su derecho a tener voz social.
Bibliografía citada ALLADINA, Safder (1996): “Rural and urban migration”, en: Goebl, Hans/Nelde, Peter/Wölck, Wolfgang (eds.) (1996): Kontaktlinguistik. Contact linguistics. Linguistique de contact. Berlin/New York: Walter de Gruyter, 327-332. BYBEE, Joan/PERKINS, Revere/PAGLIUCA, William (1994): The evolution of grammar: tense, aspect, and modality in the languages of the world. Chicago: University of Chicago Press. CANAGARAJAH, A. Suresh (ed.) (2005): Reclaiming the local in language policy and practice. Mahwah/London: Lawrence Erlbaum Associates. CIA (2007): World facts, en: . COOK, Noble David (1998): Born to die. Disease and new world conquest, 1492-1650. Cambridge: Cambridge University Press. CROFT, William (1990): Typology and universals. Cambridge: Cambridge University Press.
3
En el contexto lingüístico, Mufwene ha llamado glocalización a estas expresiones culturales y lingüísticas alrededor del mundo de grupos cuyas lenguas o variedades lingüísticas no son reconocidas socialmente.
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DIFERENTES FORMAS DEL JOPARA LENKA ZAJÍCOVÁ Universidad Palacky´ de Olomouc
En nuestro trabajo vamos a presentar y examinar diferentes manifestaciones del contacto lingüístico entre el guaraní y el castellano, es decir, diferentes formas del jopara (o yopará en la grafía castellana), como suele ser denominado por los hablantes paraguayos. También vamos a tratar sobre la cuestión de si se trata de una variedad lingüística nueva, distinta del guaraní paraguayo (avañe’e˜ ), como se había sugerido algunas veces: por ejemplo, Melià (1974: 65) distinguía entre cinco realidades lingüísticas en Paraguay: dos extremos, el español estándar y el guaraní vernacular de los grupos tribales relativamente autónomos, el español paraguayo y el guaraní paraguayo, ambos con influencias de la otra lengua, pero manteniendo “gran parte de su coherencia interna” (1974: 69), lo que en el caso del guaraní sería el guaraní hablado en el ámbito rural tradicional y, finalmente, el lenguaje que realmente se habla, “un nuevo sistema en el que hay fusión gramatical y estructuración nueva de los repertorios lingüísticos con aportes procedentes tanto de una lengua como de otra” (1974: 66). Fasoli-Wörmann (2002: 218-236) en su reciente estudio también hace distinción entre cuatro categorías: castellano, guaraní, castellano y guaraní y jopara, cuando investiga el uso lingüístico en diferentes contextos comunicativos. La otra cuestión que vamos a abordar es si se trata de un resultado de la migración, en este caso migración rural-urbana, como también se había sugerido (Corvalán 1992: 20). Ya en principio quisiéramos adelantar que jopara es una designación sumamente equívoca, y que justamente queremos cuestionar las dos hipótesis mencionadas.
1. Primeros testimonios sobre el jopara Los comentarios metalingüísticos sobre la mezcla de guaraní y castellano en los territorios del Paraguay y Corrientes actuales se registran por lo menos a partir de
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mediados del siglo XVIII. Los primeros vienen por supuesto de mano de los misioneros jesuitas –lo que es un hecho significativo–, seguidos por los de los viajeros de finales del siglo XVIII y del siglo XIX. Como señaló Meliá (1974: 58-59), ya José Cardiel (1758/1900: 392-393) se refería a la forma de hablar de los habitantes de Paraguay como “jerigonza”, “lengua corrupta”, “lengua adulterada”, “lenguaje desconcertado”, “algarabía”, “un agregado de solecismos y barbarismos de la lengua guaraní y guaraní con castellano”. Martín Dobrizhoffer (1784/1967: I, 149), describiendo Asunción, anota la siguiente observación: “Todo el vulgo, aun las mujeres de rango, niños y niñas, hablan el guaraní como su lengua natal, aunque los más también hablan bastante bien el español. A decir la verdad, mezclan ambas lenguas y no entienden bien ninguna”. Dobrizhoffer (1784/1967: I, 150) llama la lengua que usan una “tercera lengua”. También Alcide d’Orbigny (1835/2002: 381) se fija en este rasgo al describir el guaraní de Corrientes: “La lengua guaraní ha sido modificada por la introducción de muchas palabras corrompidas y se parece poco al guaraní puro, que nos han transmitido los diccionarios…”. ¿Por qué estos autores se habían fijado en este aspecto? Se debe sobre todo a que tanto los jesuitas como d’Orbigny conocían la forma de guaraní mucho menos influida por el castellano, es decir, el guaraní de los indígenas de las misiones, y/o el guaraní recogido por Antonio Ruiz de Montoya (1639, 1640a, 1640b) de la primera mitad del siglo XVII, ya sea en su versión original, ya sea en la edición de Paulo Restivo (1722, 1724), de cuyas obras habían estudiado el guaraní. Son testimonios de que el guaraní hablado por los habitantes de la provincia, el futuro guaraní paraguayo, ya en esa época tenía el carácter propio en comparación con el guaraní de los pobladores de las misiones. También Azara, que, por su parte, comenta con bastante frecuencia el uso de guaraní en el Río de la Plata, aunque no se fija en la mezcla, afirma el carácter un tanto diferente del guaraní hablado por los “españoles” de Paraguay –es decir, los criollos y mestizos e incluso indígenas, que se habían integrado en la sociedad colonial, como comenta en otro lugar: “…muchos indios han pasado a ser españoles” (1790/1990: 103)–: “Aunque casi todos hablan castellano por lo común usan guaraní, algo distinto del de los guaraní y tapé” (1790/1900: 161). En este sentido los habitantes de la provincia “civil” de Paraguay realmente hablaban una nueva lengua, una tercera lengua, diferente del guaraní indígena, con una cantidad de elementos castellanos mucho mayor, sea por el contacto mismo con el castellano, ausente de las misiones, sea por el tipo de sociedad formada con necesidades comunicativas diferentes, distintas de la sociedad misionera. De todas formas, no debemos olvidar otra posible causa de la diferencia, y es que el guaraní paraguayo se había formado sobre todo a base de la lengua de los guaraníes carios, y que pudo haber diferencias entre distintos grupos de los gua-
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raníes que habían formado las reducciones, aunque también hay que decir que las lenguas guaraníes de esa zona eran conocidas por su poco grado de variación. Sin embargo, los comentarios de Cardiel, Dobrizhoffer y d’Orbigny identifican claramente la causa principal de esa diferencia: el contacto con el castellano. Cardiel (1758/1900: 393) también presenta un ejemplo de la lengua de los habitantes de la provincia: “Neipe cumplí que los mandamientos de la ley de Dios, porque pecumplí ei ramo, peñe condenane a los infiernos”. A pesar de que Cardiel posiblemente exagera el grado de mezcla –como piensa Thun (2006: 384)–, se pueden ver algunos rasgos frecuentes hoy en día, como por ejemplo la morfología guaraní con las raíces verbales castellanas. También es interesante el comentario de Cardiel (1758/1900: 392-393) sobre su experiencia con la incomprensibilidad del guaraní misionero para los hablantes de la provincia “civil” –ya hemos visto a Dobrizhoffer comentar el mismo hecho–. Es interesante aún más si aceptamos la inteligibilidad mutua como uno de los criterios lingüísticos para discriminar entre un dialecto y una lengua: Después de dos años que hace que el Ejército trata con los indios, ya muchos de los que entendían tan mal el lenguaje, lo entienden mejor. El lenguaje ó gerigonza que á los principios sabían no es otra cosa que un agregado de solecismos y barbarismos de la lengua guaraní y guaraní con castellano, como se usa en toda la gobernación del Paraguay y en la jurisdicción de las Corrientes. … Yo he estado tres años en el Paraguay, haciendo misión en la ciudad (que no hay más que una); en dos villas que tiene, llamadas Curuguatí y Villarrica; y en las poblaciones campenses, y algún tiempo en las Corrientes; y me fué necesario aprender esta tan adulterada lengua para darme á entender, porque la propia guaraní no la entendían, y menos el castellano; y así les predicaba en su desconcertado lenguaje.
Creo que a base de estos comentarios podemos concluir que tan pronto como en el siglo XVIII existían en la región de la Plata dos variedades principales de guaraní –aparte de las variedades de las comunidades guaraníes sin contacto con la sociedad colonial–: el guaraní “misionero” y el guaraní hablado por los habitantes de las provincias de Asunción y Corrientes, fuertemente influenciado por el castellano. Mientras que el primero iba disminuyendo después de la expulsión de los jesuitas en 1767/68 con la disminución progresiva de la población de las reducciones, desapareciendo definitivamente después de la disolución de las “comunidades de indios” en 1848 por la orden de Carlos Antonio López, el segundo se convirtió en base del guaraní paraguayo actual. Es decir, ya en la época colonial surge un guaraní mezclado con el castellano lo suficientemente diferente del guaraní “jesuítico” para que sea notado y considerado como tal, e incluso incomprendido.
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2. Propuestas actuales para definir el jopara El guaraní influido por el castellano ha recibido popularmente el nombre jopara, “mezcla, mezclado” en guaraní, que, sin embargo, es un término con el que los hablantes suelen referirse a fenómenos lingüísticos muy heterogéneos, que, además, no se excluyen entre sí, es decir, se trata de un continuum no solamente a nivel de proporción de ambas lenguas, sino también a nivel de tipo del resultado del contacto lingüístico, desde los préstamos plenamente integrados fonética y morfológicamente, pasando por préstamos ocasionales, calcos, etc., hasta diferentes formas de la alternancia de código. Se han propuesto diferentes interpretaciones o definiciones del jopara. Una de las propuestas explica el jopara como interlengua, o sea, el resultado de un aprendizaje imperfecto del castellano por los migrantes adultos de las zonas rurales a la capital (Corvalán 1992: 20; Fasoli-Wörmann 2002: 60). Sin embargo, nos hemos encontrado también con una interpretación contraria entre los hablantes. Una de nuestros informantes dio la siguiente respuesta a la pregunta de si hablaba guaraní: “No hablo tanto porq’ los primeros me prohibieron pero me encanta todo lo q’ guarani ahora hablo el yopara en cualquier lugar” (E 717)1. Para esta hablante, el jopara sería más bien el resultado del aprendizaje tardío e imperfecto del guaraní, siendo su lengua principal el castellano. Otra propuesta considera el jopara como sociolecto, una variedad diastráticamente baja, como sugirió, por ejemplo, Lustig (1996: 20-21): “…actualmente es sin duda la variante con menos prestigio en el espectro lingüístico del Paraguay… el jopara puede considerarse una variante diastrática y diasituacional del guaraní paraguayo…”, o Fasoli-Wörmann (2002: 64; trad. nuestra): “jopará es … una forma mezclada, que se basa en la estructura morfosintáctica del guaraní, pero no es una lengua, sino una variedad diastrática”. Sin embargo, parece que al jopara le falta la estabilidad y la homogeneidad de un sociolecto, y, ante todo, falta el consenso de la comunidad sobre su carácter de sociolecto bajo –como vamos a ver en adelante–. Además, la coexistencia del guaraní y el castellano en el mismo discurso se da también en los hablantes que ciertamente no pertenecen al estrato 1
Los comentarios de los hablantes vienen de nuestra investigación en 2001 y 2003 que sirvió de base para la tesis doctoral (Zajícová 2005). Como a efectos de este artículo no consideramos necesaria la descripción de la muestra y de la metodología empleada, que se halla en el trabajo mencionado, vamos a señalar solamente que “E 717” sirve para identificar el informante. En este caso se trata de una informante del Departamento de Itapúa (E viene por su capital, Encarnación), núm. del cuestionario 717 (una estudiante del Instituto de Formación Docente de Capitán Miranda). V es el Dpto. de Guairá con la capital Villarrica, C es el Dpto. de Concepción con la capital del mismo nombre. Todos los comentarios citados son de la parte escrita de la encuesta y se respeta la grafía de los informantes.
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bajo, sean los representantes de los medios de comunicación –sobre todo los locutores de la radio o la televisión–, sean los discursos públicos de los políticos, como, por ejemplo, del actual Presidente de la República. La interpretación del jopara como una serie de fenómenos a nivel de habla, sobre todo como la alternancia de código, es la preferida por los autores del Atlas lingüístico guaraní-románico (ALGR-S 2002: I, 327). También Corvalán (1976: 8) se refiere en una ocasión al jopara como a un fenómeno más bien a nivel de habla: “un uso indistinto del guaraní y español al que se ha denominado lengua”. El que se trata de una forma de hablar muy funcional, tanto por su alcance social, como por sus valores pragmáticos, que puede responder a los impulsos de cualquiera de las fases del proceso comunicativo (cf. Appel/Muysken 1996: 177180), se puede ver en algunos comentarios de nuestros informantes: (1) a. Me gusta más hablar mesclado (V 669). b. El guaraní, guaraní literalmente me cuesta pero me acostumbro más con el jopara mezcla del Guaraní y castellano (C 603). c. El guaraní que se enseña en las escuelas está bien pero lo que más utilizamos es el chopara, digamos entreverados por eso no es tan conveniente hablar en guaraní puro por qué muchas cosas no vamos a entender (E 678). Para la comprensión de la extensión significativa que el término jopara tiene para los hablantes –en relación con diferentes tipos de resultados del contacto lingüístico–, son sumamente reveladoras dos investigaciones, una del Ministerio de Educación y Cultura paraguayo (MEC 2001: 50-60) y otra de Shaw Nicholas Gynan (20032: 129-137). En sus encuestas pedían a los hablantes que identificaran una serie de oraciones con diferente tipo y grado de mezcla entre ambos idiomas como oraciones en castellano, en guaraní o en jopara. Ambas investigaciones revelaron que, efectivamente, los términos guaraní y castellano en su sentido “técnico” son reservados por la mayoría absoluta para las formas “puras” de estas dos lenguas, es decir, sin influencia de la otra lengua, mientras que cualquier tipo de influencias mutuas son consideradas jopara, tanto en los enunciados construidos a partir de guaraní, como a partir de castellano, con una única salvedad: los calcos sintácticos, tanto en guaraní, como en castellano (Gynan 20032: 133). De ese modo, casi un 90% de los hablantes identificaron Hasy chéve che akã ‘me duele la cabeza’2 como guaraní –la estructura original sería cheakãrasy–, y Voy a ir a comprar para mi ropa ‘voy a ir a comprarme ropa’ como castellana, a pesar
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La traducción de los ejemplos presentados a continuación es nuestra.
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de tratarse, en ambos casos, de estructuras interferidas por la otra lengua. Los demás ejemplos –en la investigación de Gynan con una mayor sistematicidad– incluían enunciados con préstamos plenamente integrados, tanto fonética, como morfológicamente, enunciados con préstamos ocasionales, cambio de código univerbal, cambio de código intraoracional (sintagmático) y oracional (interoracional). Otro fenómeno interesante que se refleja en los porcentajes de la investigación de Gynan (20032: 134-135) es que las palabras funcionales incorporadas en guaraní son reconocidas como ajenas con más decisión que las palabras lexicales –en ambos casos se trata de vocablos con una larga tradición en guaraní–. Mientras que Upéinte ou la iména ‘después vino su marido’ y Ndajúi porque che rasy ‘no vengo porque estoy mal’ fueron identificados como jopara por el 79,4% y el 89,6% de los informantes, respectivamente, Iguapoitéva pe karia’y ‘ese joven es muy trabajador’ “solo” por el 63,1% de los informantes. Si a estas conclusiones añadimos lo que observamos en el conjunto de los comentarios de nuestros informantes (Zajícová 2005: 68-69), podemos afirmar que las opiniones de los hablantes van desde la identificación del jopara con el guaraní paraguayo (más frecuentemente) hasta el reconocimiento de la existencia de tres variedades o tres maneras de hablar distintas –”Sé hablar en guaraní o en castellano o guaraní jopara” (V 705)–. Sin embargo, esta última es una interpretación más bien excepcional. La mayoría de los hablantes se autoidentifica primariamente como hablantes de guaraní, y solo secundariamente como hablantes de jopara, sobre todo a la hora de tener que emitir juicios metalingüísticos. Para la mayoría, el término guaraní se refiere a la norma ideal y pura del guaraní –con la introducción del guaraní en el sistema educativo, esta norma es a veces identificada con el guaraní enseñado en las escuelas– y el término jopara designa la forma de hablar en guaraní de la mayoría de sus hablantes, si no de todos, influenciada en mayor o menor grado por el castellano.
3. Diferentes formas del jopara Si examinamos diferentes tipos de textos en los que coexisten el castellano y el guaraní, podemos ver que hay ciertas diferencias en cuanto al grado y al tipo de mezcla; que en el mismo tipo de textos podemos ver ciertas regularidades en cuanto a esa mezcla; y que esas diferencias se podrían explicar como una variación estilística –también llamada pragmática o diafásica (Thun/Bogado 20026: 4), que es también aquello a lo que se refería Lustig (1996: 21) al llamar jopara una variante diasituacional–. Así, los diferentes estilos –que entendemos confor-
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me la teoría de los estilos funcionales (cf. „ernv 2002: 199-201), que dentro de la tradición anglosajona se han llamado registros (Halliday 1978: 111), es decir, las formas de la lengua que correspondan a la situación comunicativa respectiva–, se construyen a base de los recursos seleccionados no solo de una lengua, sino de ambas, que así se complementan. A continuación, vamos a analizar brevemente algunos ejemplos de textos, característicos por ciertas estrategias de introducción de elementos de la otra lengua. Aunque nuestro análisis no puede ser exhaustivo y vamos a dejar de lado varios tipos de discursos en los que también coexisten estas dos lenguas, creemos que será suficiente para hacer un pequeño esbozo de la problemática.
3.1. PRENSA GENERAL: LENGUAJE ESCRITO, ESTILO CULTO (CASTELLANO ESTÁNDAR) Como ejemplo del primer tipo de textos nos puede servir un texto periodístico, fragmento de una noticia de uno de los diarios nacionales, ABC Color: (2) El fiscal general del Estado, Oscar Latorre Cañete, congela la denuncia del procurador Juan Carlos Barreiro Perrota contra la Corte Suprema, que registró a su nombre un avión mau y se apoderó de otra aeronave, incautados a narcotraficantes3.
Los rasgos característicos de este tipo de textos, aparte de las características propias del lenguaje escrito, es el uso del castellano estándar general con escasos préstamos del guaraní muy específicos, como es el caso de la palabra mau, un neologismo guaraní que significa “robado”. En realidad, los préstamos que aparecen en estos textos son considerados como préstamos integrados en la norma culta del castellano paraguayo.
3.2. PRENSA AMARILLA: LENGUAJE ESCRITO, ESTILO POPULAR (CASTELLANO JOPARA) El segundo ejemplo está escrito en lo que los hablantes paraguayos llamarían castellano jopara. El castellano jopara es, principalmente, un lenguaje hablado por los hablantes del castellano como lengua dominante, y se trata de un estilo coloquial a base de castellano con expresiones guaraníes intercaladas. En forma escrita aparece en aquellos textos que pretenden imitar el lenguaje hablado. Es un estilo característico de la prensa amarilla, sensacionalista, que con este recurso estilístico trata de captar las masas populares de lectores. Hay diferentes periódicos que usan este método, entre los más difundidos están Diario Popular (Asun-
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Se trata de la edición del 3 de noviembre de 2002, [en línea], .
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ción), Crónica (Fernando de la Mora), y el semanario Esto! (Ciudad del Este). Nuestro ejemplo es de Diario Popular del 14 de junio del 2003: (3) Milico que torturó a Nati osyryry a Tacumbú Los senadores … se fueron ayer a vichear en qué condiciones se le mantenía al milico… He’i que a esta clase de personas hay que tenerlas en calabozo voi… El fiscal general del Estado avei se conmovió por el tema… Al milico ndaje se le va a dar de baja deshonrosa… Ayer a Radio Uno, la doña negó rotundamente el hecho de querer ir a retirar mbaretépe a la niña antes que el guyryry se arme y he’i que nunca le pegó a la criatura, pero que el milico siempre le garroteaba voi y nunca hizo nada. Igualmente, afirmó que jamás la nena tuvo golpes anteriores como se vino diciendo ndaje. Avei omombe’u que ahora ndaje puso una demanda contra el ñato. La ahora alojada en el Buen Pastor, Arsenia Ferreira, estaba cuidando ra’e a su mamá que está en el hospital y que por eso no la podía atender. La niña ndaje no comía más casi dos días voi y por eso estaba un poco desnutrida, pero el tua ánga igual le pegaba.
Este tipo de textos contiene aproximadamente un 5% de material guaraní. Entre los elementos guaraníes que con mayor frecuencia aparecen en este estilo están las diferentes partículas –marcadores de discurso y adverbios: voi ‘pues, luego’ (partícula afirmativa), ndaje ‘se dice, según dicen’ (partícula indicadora de la información transmitida, cf. Dietrich 1986: 169), ra’e ‘había sido’ (partícula verbal pospuesta del tiempo pasado, también funciona como partícula afirmativa), avei ‘también’–; verbos en guaraní (he’i ‘dicen’, omombe’u ‘cuentan’, osyryry ‘va, llega, se desliza’); préstamos revertidos (vichear < vichea g. ‘dar un vistazo’ < vigiar port.); afijos nominales guaraníes sobre las bases castellanas –que no aparecen en el texto citado, pero que hemos encontrado en el mismo ejemplar del diario–, como los diminutivos -i (yoyo’i, 1000’i) y -mi (virumi ‘platita’, se trata de préstamo revertido: viru ‘dinero, plata’ < viruta), elativo -ite (plata en efectivoite ‘dinero en efectivo, de verdad’), perfectivo -kue (candidato kue ‘ex candidato’); palabras lexicales generalmente conocidas: mbaretépe ‘a fuerza’, tua ánga ‘padrastro’ –lo correcto sería tuanga, se da aquí una confusión entre la partícula exclamativa ánga ‘pobre’ y el sufijo -anga ‘-astro/a’–, guyryry ‘alboroto’. Este tipo de textos también contiene el léxico y otros rasgos del castellano coloquial o dialectal (milico, ñato; leísmo de persona de sexo femenino: le pegó, le garroteaba).
3.3. PRENSA GENERAL: LENGUAJE ESCRITO, ESTILO MEDIO (GUARANÍ JOPARA ESCRITO) La presencia del guaraní en los medios de comunicación escritos sigue siendo escasa. En los periódicos nacionales aparece prácticamente solo en las llamadas
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“páginas escolares” que proporcionan el material didáctico para las clases de guaraní. Una excepción es la sección “Marandú” del diario ABC Color –pero solamente en su versión electrónica– que a partir del 6 de septiembre del 2000 día tras día presenta el resumen de las principales noticias, traducidas al guaraní. Es un estilo que pretende ser culto, neutral, no purista, que quiere comunicar y que, sin embargo, no resulta muy aceptable para todos los hablantes de guaraní, sobre todo por la cantidad de hispanismos, como hemos podido experimentar. Nuestro ejemplo viene también de la edición del 3 de noviembre del 2002. (4) Opositores oipota González Macchi tomohu’ãnte ha’e jasy ofaltáva Sesión Congreso-pe ofrakasa, ojeiporavo ramo’ã vicepresidente de la República ha péicha ojehechakuaa, tesape’a o«hánte elecciones generales abril 2003-pe oikotáva hína. Péicha oficialismo kolo’o oñorãirõ pete« ñemoambuére ha upévarã opresiona Ejecutivo ojeapoja haguã chupekuéra, oposición (liberales ha oviedistas) oipota okontinua González Macchi odesgasta haguã Nicanor Duarte Frutospe térã ojopy haguã alternativa upe rekambio piesa ha’éva Galaverna.
La noticia original fue la siguiente: (5) Opositores prefieren que continúe González Macchi Tras el fracaso de la sesión del Congreso que debía elegir al nuevo vicepresidente de la República quedó en evidencia, por si fuera necesario, que lo único realmente en juego son las elecciones generales de abril del 2003. Mientras el oficialismo colorado pelea por tener una pieza confiable de recambio en el cargo y presionará al Ejecutivo para que le dé su apoyo, la oposición (liberales y oviedistas) prefiere que continúe González Macchi para desgastar a Nicanor Duarte Frutos o embretarlo con la alternativa de que la pieza de recambio sea Galaverna.
Si descontamos los nombres propios que potencian el carácter hispanizante del texto, la proporción de los elementos castellanos es aproximadamente una tercera parte. Entre los tipos de préstamos que más abundan están las bases verbales castellanas con afijos guaraníes. En el texto citado aparecen el prefijo personal de la tercera persona (ofrakasa, opresiona, okontinua, odesgasta), el prefijo de la voz media (ojeapoja), el sufijo nominalizador (ofaltáva ‘el que falta’), pero las bases verbales castellanas se pueden combinar con todo tipo de afijos, incluidos los modales y temporales, como se puede ver en los siguientes ejemplos que encontramos en otras noticias de la misma edición: ojustifikasévo ‘cuando quiere justificar’ (se expresa voluntad, vo simultaneidad), okanseláta ‘cancelará’ (ta expresa el tiempo futuro), etc. Viendo estos ejemplos, recordemos que no sucede al revés: en el castellano los verbos guaraníes no aparecen con los morfemas castellanos, sino en su forma guaraní completa; esto se debe a causas tipológicas, o sea la imposibilidad de préstamo de los morfemas flexivos. Otro rasgo de este tipo de textos son abundantes nombres y sintagmas nominales castellanos de campos
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semánticos específicos (política, economía, administración, justicia), ausencia de palabras gramaticales castellanas, incorporación de algunos neologismos generalmente conocidos (por ejemplo, en la edición estudiada hemos encontrado la palabra ysypo ñe’e˜ ‘teléfono’). Otro rasgo que es posible observar es una vacilación considerable en varios planos: 1. ortográfico: sobre todo en los hispanismos que van desde los ortográficamente no adaptados, parcialmente adaptados hasta completamente adaptados, a veces incluso la misma palabra aparece en diferentes formas, como, por ejemplo, en un párrafo de la edición estudiada hemos encontrado contrabando, kontravandista y kontrabandista; 2. morfemático: por ejemplo, en la expresión del plural, una categoría no gramaticalizada en guaraní, que vacila entre la ausencia de la expresión (interna ‘las internas [elecciones]’), la expresión por determinantes guaraníes (ko’ã organismo ‘estos organismos’), con el sufijo guaraní de pluralidad (oviedistakuéra) y la desinencia castellana (oviedistas), o casos redundantes con sufijo guaraní y desinencia castellana (iconversaciones-kuérape ‘en sus conversaciones’); 3. sintáctico: por ejemplo, en los sintagmas nominales donde la posición del determinante sustantivo en castellano contrasta con su posición en guaraní (rekambio piesa ‘pieza de recambio’), llegando a veces a resultados que no respetan ni la sintaxis castellana, ni la guaraní (umi inspector Grupo de Operaciones Aduaneras ‘los inspectores del G.O.A.’); 4. léxico: por ejemplo, la incoherencia en el uso de los neologismos guaraníes, por ejemplo, en el mismo texto encontramos ysypo ñe’e˜ (liana hablar) ‘teléfono’ y “pinchazo” telefónico. Este estilo, que sería un intento del guaraní estándar no purista, aparece también en los manuales escolares publicados últimamente por el MEC (Ministerio de Educación y Cultura), que adoptó una postura menos purista, sin preocuparse por el hecho de que los frecuentes hispanismos e internacionalismos no adaptados distorsionan la estructura fonética y morfosintáctica del guaraní.
3.4. ENTREVISTA: LENGUAJE HABLADO, ESTILO COLOQUIAL (GUARANÍ JOPARA HABLADO) Hasta ahora hemos visto las influencias mutuas entre ambas lenguas como se reflejan en los textos escritos, pero es, por supuesto, en el lenguaje hablado, donde estas influencias son más variables y abundantes. Las siguientes citas son
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muestras del guaraní hablado. Se trata de los comentarios de los informantes del Atlas lingüístico guaraní-románico acerca de la enseñanza del guaraní, recogidos durante las entrevistas –es decir, en una situación y sobre un tema relativamente formal– que trascurrían en guaraní: (6) Ha chéve ndachegustái, porque otraumaparei la mitãme. Porque hasy iskrivi ha hasy ilee avei. ‘Y a mí no me gusta, porque de balde causa traumas a los niños. Porque es difícil su escritura y su lectura también.’ (ALGR-S 2002: I, 26) (7) Iporãiterei la jareko la dos idiomas, pero la progreso jareko haguã hi’ã oñembo’e otro idioma en vez del guarani, porque jarekoma voi la guarani, toñembo’e otro idioma la eskuélape ha koléhiope. ‘Está muy bien que tengamos dos idiomas, pero para tener progreso es de desear enseñar otra lengua en vez del guaraní, porque ya tenemos el guaraní, que se enseñen otros idiomas en las escuelas y colegios.’ (ALGR-S 2002: I, 26)
Hay ciertos rasgos que el guaraní hablado comparte con el guaraní escrito en el ejemplo anterior que son, por ejemplo, las bases verbales castellanas con afijos guaraníes (nda-che-gustá-i ‘no me gusta’, o-trauma-pa-rei ‘causa traumas en vano’, i-skrivi ‘su escribir’, i-lee ‘su leer’), o los sustantivos castellanos con posposiciones guaraníes (la eskuéla-pe ha koléhio-pe ‘en las escuelas y colegios’). Sin embargo, hay otros rasgos que no aparecen en el guaraní jopara escrito. Entre ellos, los más destacables son la incorporación de las palabras funcionales del castellano, sobre todo las conjunciones (pero, porque) –que son unos elementos muy marcados, como hemos podido ver en los resultados de la investigación de Gynan (20032: 134-135), y que por supuesto acercan la estructura oracional a la castellana–, y la incorporación del artículo la con unos valores diferentes a los valores que tiene en el castellano, es decir, la determinación, el género femenino y el número singular, que según Thun (2006: 405-410) sería el valor topicalizador y valorizador, señalando o bien el tema del enunciado, o bien lo que el hablante valora como importante. El rasgo más característico es la alternancia de código, en cuya forma influye considerablemente la competencia individual de los hablantes. La alternancia está frecuentemente presente también en algunos contextos relativamente formales, como los medios de comunicación, discursos públicos de los políticos, sobre todo durante las campañas electorales, etc. Hay ciertos locutores de la televisión o de la radio que “abusan” de este recurso, sea para conseguir una audiencia más amplia, sea para hacer gala de sus habilidades lingüísticas. Es algo que ciertamente tiene una larga tradición, como se puede ver en el comentario de d’Orbigny (1835/2002: 210), que menciona un detalle de su visita al pueblo de Itatí,
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antigua misión franciscana y jesuita en la provincia de Corrientes, al presenciar durante la fiesta que un indio “apostrofaba a los invitados con bromas, dichas casi siempre en una mezcla de guaraní y castellano, o en uno solo de estos dos idiomas”. Creo interesante que este guaraní coloquial, a menudo visto como algo fuertemente determinado por las competencias y hábitos individuales, presenta cierta estabilidad en cuanto a la introducción de elementos castellanos. En los ejemplos de los manuales de conversación de finales del siglo XIX y principios del siglo XX se pueden ver los mismos tipos de préstamos como en el guaraní hablado actualmente: (8) Añêémíma abañeême pero naentendepái entero peê peìéba. ‘Ya hablo un poco el guaraní, pero no entiendo todo lo que Ud. dice.’ (Padres 1891: 112)
3.5. MANUAL ESCOLAR: LENGUAJE ESCRITO, ESTILO PURISTA (GUARANÍ “ACADÉMICO”/“ESTÁNDAR”) El guaraní se encuentra en pleno proceso de estandarización en el que afronta todo tipo de dificultades bien conocidas: falta de apoyo gubernamental, poco consenso entre diferentes grupos guaranistas, falta de un organismo normativizador, falta de espacios –ocupados por el castellano– para el desarrollo de su forma escrita. El guaraní “purista” presenta un intento de la construcción de una lengua estándar moderna. En este estilo, prácticamente sin préstamos léxicos, está escrita una parte de los manuales escolares en guaraní, sobre todo los de la primera etapa de la reforma de la educación bilingüe a partir de 1994, y otros textos y traducciones hechas por varios escritores y cultivadores del guaraní. A continuación, presento dos breves ejemplos, uno del manual de Lengua y Literatura Guaraní del 9º grado, otro del pequeño periódico mensual Ára, publicado en guaraní, una de las raras excepciones en el ámbito de los medios de comunicación: (9) Peteı˜ ñe’e˜ rapogui ikatu ñanohe˜ ambue ñe’e˜. Umi ñe’e˜ ose˜va peteı˜ ñe’e˜rapogui, ojehero “ñe’e˜ ’anáma”. ‘De una raíz podemos sacar diferentes palabras. Aquellas palabras que salen de una raíz, se llaman “familia de palabras”.’ (Genes/Mansfeld 2001: 44, trad. de la autora) (10) Heta arandu oike ñane apytu’u˜ me, jajapysaka ha ñahendu ramo ñande rapichápe. Agã katu ñamoñe’e˜ vove kuatiañe’e˜ hetavéntema oike ñandéve arandupy. ‘Mucha sabiduría entra en nuestro cerebro, si prestamos atención y escuchamos a nuestros prójimos. Pero cuando leemos libros, aún más entra en nosotros la sabiduría.’ (Ára, núm. 1, 2006: 2, trad. de la autora)
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Uno de sus rasgos principales es la ausencia total o casi total de hispanismos léxicos. Si aparecen, se trata solo de “préstamos históricos”, fonéticamente adaptados, de la primera etapa de los contactos, pero se rechazan los “préstamos bilingües”, préstamos modernos no adaptados (cf. Muysken 2006). Estos son reemplazados por neologismos técnicos creados a partir de las raíces guaraníes, que si bien respetan la fonética guaraní, a menudo son calcos hechos según el modelo castellano o grecolatino. Uno de los problemas más graves en este proceso del enriquecimiento terminológico es que los autores no se respetan y muchos sienten la necesidad de ofrecer creaciones originales que ningún organismo normativo regula. La comprensión de estos neologismos es posible gracias a la introducción inmediata de los equivalentes castellanos, como en los casos citados arriba, donde aparecen traducidas las palabras ñe’e˜’anáma ‘familia de palabras’ en el primer ejemplo, y apytu’u˜ ‘cerebro’, agã katu ‘pero’, moñe’e˜ ‘leer’ y kuatiañe’e˜ ‘libro’, en el segundo caso. Como advierte Zimmermann (2002: 193), es un procedimiento que revela la perpetuación de la ideología diglósica y que es didácticamente contrapoducente. A pesar de que estos textos no contienen palabras funcionales castellanas, las estructuras suelen ajustarse a las estructuras castellanas, sea por su influencia, sea por los universales del código escrito. Estos textos a veces tienen un carácter rebuscado y pedantesco.
4. Conclusiones Para los hablantes en general, la palabra jopara, en relación con la lengua, simplemente señala su carácter mezclado y en realidad puede referirse a cualquiera de los fenómenos causados por el contacto entre guaraní y castellano, tanto a nivel del sistema, como a nivel del habla. Con frecuencia designa simplemente al guaraní hablado –que no existe sin influencias del castellano–, a veces como opuesto al estilo purista enseñado supuestamente en las escuelas, como comentó uno de nuestros informantes: “Es muy irreal porque tratan de enseñarnos un guaraní muy cerrado y en la vida cotidiana nosotros hablamos en guaraní paraguayo o sea el jopara.” (C 338). Según mi parecer, no es posible oponer al guaraní paraguayo (avañe’e˜) al jopara como variedades distintas; por su parte, el guaraní paraguayo se opone diacrónicamente al guaraní “clásico” (“misionero”, “jesuítico”) y al guaraní cario, sobre todo por su carácter mezclado, es decir, jopara. En los ejemplos presentados se puede notar una variación que podríamos considerar estilística y que se construye a partir de las dos lenguas. Una de las características que diferencia los estilos es el grado y el tipo de mezcla, así que en el
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mismo tipo de textos es posible observar cierta regularidad en cuanto a los elementos prestados. Hay un tipo de préstamo imposible por razones tipológicas, así que no aparece en ningún texto, como son las desinencias flexivas del castellano. Por otra parte, hay tipos de préstamos que aparecen tanto en guaraní hablado como escrito, como son las bases castellanas, tanto verbales como nominales, con afijos guaraníes. Hay un tipo de préstamo fuertemente marcado como coloquial, que son las palabras funcionales, tanto en guaraní como en castellano, así que aparecen solo en el lenguaje hablado o en el que trata de imitarlo, pero no en el estilo escrito culto, si bien no purista, como son las conjunciones y artículo la castellanos en el guaraní hablado, o diferentes marcadores del discurso y otras partículas guaraníes en el castellano jopara. Por supuesto, la alternancia de código es algo exclusivo del lenguaje hablado, en lo que influye la competencia lingüística individual, pero no todo es posible, desde luego. Para la mayoría de los hablantes, el estilo más culto equivale al lenguaje más puro, sea en castellano, sea en guaraní, porque hay un sentimiento de purismo exaltado, propio de cualquier situación de bilingüismo: el conocimiento de las dos lenguas permite a los hablantes identificar con más facilidad las influencias de una lengua en la otra. Sin embargo, la mayoría de los hablantes vive en un dilema: a nivel de sistema valora solo la lengua pura, pero a nivel de uso reconoce el valor funcional, social, pragmático, etc., de la mezcla de ambos idiomas, el jopara. Así, en el nivel de creencias hay una conciencia de la existencia de una norma, un ideal del guaraní equivalente a un guaraní puro (cf. Gynan 20032: 132133), despojado de cualquier elemento extraño, pero en el nivel del comportamiento nada presiona a los hablantes a que se esfuercen por ajustarse a este ideal, y nada impide el hablar mezclado y mezclando.
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LA GRAMATICALIZACIÓN DE estar + GERUNDIO Y EL CONTACTO DE LENGUAS ANNA MARÍA ESCOBAR University of Illinois, Urbana-Champaign
1. Introducción Este trabajo se centra en la emergencia de patrones de uso innovativo en situaciones canónicas de contacto de lenguas y en la difusión de estos usos innovativos a variedades que no son de contacto. Me centro en usos innovativos de la estructura verbal analítica estar+GERUNDIO, que llamaré estructura progresiva. Los usos innovativos a los que hago referencia se conocen en la literatura de lenguas en contacto como casos de interferencia estructural, en la terminología de Thomason/Kaufman (1988; véase también Winford 2003, 2005) o réplica gramatical en la terminología de Heine/Kuteva (2005); y se han estudiado en otras regiones como en México (Torres Cacoullos 1999a, 1999b, 2001, 2006) Puerto Rico (Ramos Pellicia 1998; Cortés 2005) y la República Dominicana (Ortiz 2005, 2006). En este trabajo me centro en la región peruana (cf. Escobar 2000; Cerrón Palomino 2003) y en el contacto entre el español y el quechua. En la región andina, se ha documentado usos innovativos en otras formas verbales, como en el Ecuador (cf. Niño Murcia 1992, 1995; Palacios 1998; Haboud 1998, 2005; Olbertz 2003; Muysken 2000; Olbertz/Muysken 2005), en Bolivia (cf. Mendoza 1991), en el Perú (Merma 2005) y en el noroeste argentino (cf. Fernández Lávaque/del Valle 1998; Granda 2001). En situaciones de contacto de lenguas, los estudiosos notan que hay una preferencia por la expresión de las categorías verbales de tiempo, aspecto y modalidad mediante expresiones analíticas en lugar de las sintéticas (cf. Winford 2003: 213), si bien estos fenómenos también son muy discutidos en la literatura sobre el cambio lingüístico (cf. Fleischman 1982; Penny 2000). En la zona andina, no solo se encuentra un alto uso de construcciones analíticas verbales, como se ha reportado extensamente por muchos colegas (cf. Schumacher 1975; Muysken 1984; Niño
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Murcia 1995; Granda 1999, 2001; Escobar 2000; Olbertz 2003), sino también se encuentran usos innovativos de las categorías gramaticales que se expresan en las expresiones analíticas verbales (cf. Schumacher 1975; Muysken 1984; Niño Murcia 1995; Escobar 2000; Olbertz 2003; véase también Winford 2003: 214; Heine/Kuteva 2005: 2). Un ejemplo es el uso innovativo de modalidad en la región andina, como son los significados modales innovativos en el uso del pluscuamperfecto, del presente perfecto y del futuro perfecto en el español andino peruano para funciones evidenciales (Escobar 1994, 1997a, 1997b). Otro ejemplo son los significados innovativos en el uso de las perífrasis dar+GERUNDIO con caso benefactivo (Haboud 1988: 215ss), (1), y venir+GERUNDIO perfectivo (Haboud 1998: 204ss, 2005; Olbertz 2003), (2), en el español andino ecuatoriano; así como el uso perfectivo de dejar+GERUNDIO (Granda 1999: 53-70) en el noroeste argentino y sur de Colombia (3). (1) Dame haciendo el pan mientras yo lavo. (Haz el pan para beneficio mío…)
(Haboud 1988)
(2) [una joven entra con un bebé llorando, comenta lo sucedido] (Olbertz 2003) Así viene cayendo, recién es. (3) el árbol que lo dejó sembrando un maestro
(Granda 1999)
En este artículo, me interesa indagar un caso de innovación aspectual, esta vez en el uso de la estructura analítica verbal estar+GERUNDIO en tres variedades del español peruano. Las tres variedades que analizo son el español andino de hablantes que radican en la región andina (andinos no migrantes), el español andino de migrantes en Lima (migrantes andinos) y la norma educada limeña, una variedad no andina. El alto uso de la estructura progresiva en el español andino peruano se ha atribuido a la influencia del sufijo progresivo quechua -chka (cf. Schumacher 1975; Escobar 1977; Minaya 1978; Godenzzi 1987, 1988; Torres Orihuela 1988; Cerrón Palomino 1990), especialmente por la tendencia a emplearse esta estructura progresiva en el español andino en contextos de tiempo presente. Asimismo se ha mencionado esta tendencia en el español en contacto con el aimara (Mendoza 1991), lengua con la cual el quechua comparte convergencia estructural (Cerrón Palomino 1994). De manera semejante, también es bastante común en el caso peruano, aunque parece ser más común en el territorio ecuatoriano (Niño Murcia 1995), el empleo del gerundio solo (Schumacher 1975; Cerrón Palomino 1990) (4)1.
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Este último uso también se ha reportado en el español en contacto con el aimara (Hardman 1982; Mendoza 1991).
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(4) a. ¿qué haciendo te caíste? (Cerrón Palomino 1990) b. cuántas veces hemos visto yendo al cine en la noche perritos muerto (Escobar 2000)
En este trabajo, sin embargo, solo me centraré en las construcciones analíticas. El análisis lingüístico de la estructura progresiva que presento aquí parte de las restricciones morfosintácticas y semánticas que ha presentado Bertinetto (2000) como reglas que rigen el uso de esta perífrasis en las lenguas romances. Bertinetto encuentra, en su estudio comparativo, que solo el portugués parece comportarse de una manera más innovativa que las otras lenguas romances (y de manera más similar al inglés). Para los datos sobre el español, Bertinetto emplea informantes de la variedad peninsular. Sin embargo, en un estudio anterior de Squartini (1998), éste encuentra ejemplos en la norma culta limeña que sugieren que estas restricciones en el empleo de la estructura progresiva en español se debilitan, permitiéndose usos innovativos de la estructura estar+GERUNDIO que no se encuentran en otras variedades de español. El estudio de Squartini sugiere, entonces, que la expresión estar+GERUNDIO está más gramaticalizada en la variedad de la norma culta limeña que en otras variedades de español. Para el análisis lingüístico de este trabajo empleo datos provenientes de la norma educada limeña (recogidos por Caravedo 1989 y disponibles en el macro-corpus de la norma culta, 1998), datos míos de migrantes andinos en Lima y de hablantes de español en contacto que radican en la zona andina (andinos no migrantes) (véase cuadro 1). CUADRO 1 Datos lingüísticos del estudio Tomado de
Dialecto*
N.º hablantes
N.º palabras
Caravedo 1989 (Macrocorpus 1998)
Español ribereño
14
64,761
Migrantes andinos
Escobar
Español andino
16
51,372
Andinos no-migrantes
Escobar
Español andino
14
42,801
Norma educada limeña
* División dialectal siguiendo a Alberto Escobar (1977).
El porcentaje de perífrasis verbales por cada mil palabras en las tres variedades peruanas es bastante cercana como se puede ver en el cuadro 2. El porcentaje de la estructura estar+GERUNDIO en el total de las perífrasis verbales que se encon-
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tró en cada variedad lingüística sugiere que esta estructura analítica es más frecuente en las variedades andinas (cuadro 2).
CUADRO 2 Porcentaje del total de perífrasis verbales y de estar+gerundio en tres variedades peruanas de español Norma culta limeña (NEL)
Migrantes andinos (MA)
Andinos no-migrantes (ANM)
64.761
51.372
42.801
Perífrasis verbales
869
878
622
% x mil palabras
13,4
17
14,5
estar+GERUNDIO
111
154
142
% de perífrasis verbales
12,7
17,5
22,8
Total de palabras
La primera hipótesis del trabajo propone que las violaciones (a las restricciones propuestas por Bertinetto) que se encuentran en la norma educada limeña, también se encuentran en las variedades del español andino peruano. Los datos que presentaré sugieren que el español oral de la norma educada limeña comparte, con las dos variedades de contacto (español andino provenientes de migrantes y de andinos no migrantes), estas violaciones de las restricciones semánticas que Bertinetto propone para las lenguas romances en el uso de estar+GERUNDIO. Mi análisis sugiere, de manera adicional, que estos usos innovativos siguen las tendencias universales de las expresiones progresivas expuestas en el estudio de Bybee/Perkins/Pagliuca (1994) (cf. Bertinetto 2000). La segunda hipótesis del trabajo propone que factores externos, como la intensa migración interna que ha ocurrido en el país desde mediados del siglo XX, de las zonas rurales a las zonas urbanas y de la zona andina a la costa (en especial, a la capital, Lima), así como la movilidad social que ha seguido debido a los cambios sociopolíticos y económicos que han ocurrido durante este período, juntos han favorecido la difusión de estos usos innovativos gracias a la consecuente situación de contacto de dialectos (cf. Trudgill 2003, 2004; Kerswill/Williams 2000, 2005; Auer/Hinskens/Kerswill 2005) en la capital peruana, entre la variedad andina y la variedad costeña (la norma culta limeña, que no es de contacto y que, además, es socialmente privilegiada). Este trabajo trata, entonces, de una situación de contacto de lenguas y de contacto de dialectos y de la difusión de funciones
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innovativas de las variedades de contacto a una variedad que en origen no es de contacto, pero se encuentra en una situación de contacto de dialectos con variedades andinas.
2. Restricciones en el uso de estar+GERUNDIO en español En su estudio comparativo de las expresiones progresivas del tipo estar+GERUNDIO, Bertinetto (2000) encuentra que la variación en el uso de esta construcción en las lenguas romances sigue una serie de restricciones morfosintácticas y semánticas. Las restricciones morfosintácticas incluyen el uso de esta estructura en pasivo, en imperativo y con el verbo estar en infinitivo. Los datos del español que emplea Bertinetto provienen del español peninsular que cumple con estas restricciones. En (5) incluyo los ejemplos que Bertinetto emplea en su cuestionario para representar cada restricción morfosintáctica con ejemplos del inglés que según el autor no tiene estas restricciones en el uso de la expresión be+GERUNDIO (si bien hay variación individual en el caso del imperativo). (5) a. pasivo b. imperativo c. infinitivo
Justice is being served. For goodness sake, be working when the boss comes back! Ann should be teaching now.
Si bien be parece tener marca de infinitivo en la oración imperativa, podemos asumir que tiene una marca modal sea subjuntiva u otra para imperativo. Las restricciones semánticas incluyen el uso de la estructura progresiva con verbos modales, con sujetos no agentivos ([-agente]), con verbos de estado (ya que la tendencia es a que aparezcan con verbos de actividad), con tiempos perfectivos, con verbos no-durativos (como son los verbos de logro o ‘achievement’, siguiendo la clasificación de Vendler 1967), además con una lectura de habitual en el pasado y con lectura de tiempo futuro. En (6) incluyo ejemplos del español y del inglés de Bertinetto (2000) según el español viole o no la restricción semántica en el uso de la expresión estar+GERUNDIO2. (6) a. verbos modales: b. sujetos no agentivos: c. verbos de estado: d. tiempos perfectivos:
2
? … entonces todo individuo está forzado, debe estar constantemente produciendo ? El agua está hirviendo. ? El espectáculo está teniendo mucho éxito. Estuvo leyendo durante dos horas.
Los ejemplos con el signo de interrogación (?) son posibles en el español peninsular solo en contextos muy específicos.
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e. verbos no durativos: f. habitual en pasado: g. tiempo futuro:
? Estuvieron reconstruyendo el puente durante dos años. ? Pedro frecuentemente está fumando un cigarrillo cuando llega. Ann is leaving tomorrow.
En un estudio anterior sobre expresiones perifrásticas en las lenguas romances, Squartini (1998) nota que en los datos de la norma educada limeña hay algunos contraejemplos a las tendencias que sigue la variedad de español peninsular. En el cuadro 3 incluyo las restricciones que no se aplican a algunas lenguas romances, así como el caso de la norma limeña según lo que nota Squartini. Si bien Squartini menciona que se necesitaría un estudio más detallado para dar alguna conclusión a estas tendencias que nota en la norma educada limeña, comenta que la variedad latinoamericana parece estar relajando las restricciones que se refieren al aspecto lexical del verbo (Aktionsart o la accionalidad, siguiendo la terminología de Bertinetto/Delfitto 2000). Sus datos parecen sugerir que la
CUADRO 3 Restricciones morfosintácticas y semánticas de la estructura progresiva según Bertinetto (2000): comparación
Inglés (Bertinetto 2000)
Otras lenguas romances (Bertinetto 2000)
Español Peninsular (Bertinetto 2000)
Norma culta limeña (Squartini 1998)
MORFOSINTÁCTICAS: pasivo imperativo infinitivo
sí (sí) sí
port port, cat, rum port, fr, ital, (cat)
no no no
(sí) () sí
SEMÁNTICAS: verbos modales sujetos [-agente] verbos de estado verbo no durativo tiempos perfectivos secuencia temporal habitual en pasado tiempo futuro
sí sí sí sí sí sí sí sí
port, (ital) port, (ital), (cat) port port port, cat port port, (cat) (ital)
() () () () sí no () no
sí sí sí sí sí () () ()
( ) = no hay información.
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construcción estar+GERUNDIO en la variedad limeña se encuentra en una etapa más avanzada de gramaticalización que en la variedad peninsular3. A continuación analizo cada violación de Bertinetto en los datos de las tres variedades peruanas.
2.1. RESTRICCIONES MORFOSINTÁCTICAS Con respecto a las restricciones morfosintácticas, Squartini nota (siguiendo a Kany 1945: 237-238) que en los países latinoamericanos se puede emplear la estructura progresiva en pasiva en el lenguaje empleado en la correspondencia comercial (1988: 90); uso que no es posible en la variedad peninsular. En mis datos solo encontré un ejemplo en los datos de la norma educada en (7). (7) … cuando Lima estaba siendo demolida después del terremoto de 1940. (NEL)
Si bien no hubo ejemplos semejantes en los datos de las variedades andinas, sí hubo ejemplos con el se-pasivo como en el ejemplo (8). (8) por las tardes se está llenando todas las calles [en el pueblo, durante el carnaval] (ANM)
El uso de la estructura progresiva en imperativo no se puede emplear en la variedad peninsular, ni he encontrado ejemplos en ninguna de las tres variedades que analicé. Quizá se deba a que los datos provienen de entrevistas semi-dirigidas que no dan cabida a este tipo de estructuras4. Para encontrar ejemplos en imperativo se necesitaría otro tipo de datos, por lo que asumimos, por la falta de evidencia contraria, que esta restricción no se viola en las variedades peruanas. El uso de la estructura progresiva con infinitivo no es posible en la variedad peninsular. Bertinetto ofrece un ejemplo de los datos de Caracas (2000: 568) en los que sí parece ser posible este uso con verbos modales con función deóntica5. 3
4
5
Las etapas de la gramaticalización de estar+GERUNDIO serían: locativo + GERUNDIO > durativo > progresivo focalizado > habitual > presente > futuro (Bertinetto 2000; cf. Bybee/Perkins/Pagliuca 1994). La gramaticalización se extiende en los verbos en el siguiente orden: actividad (caminar) > estado (vivir) > durativo télico (encontrar, producir) > no-durativo télico (morir, partir) (Bybee/Perkins/Pagliuca 1994). Hay un ejemplo, sin embargo, en los datos de los migrantes andinos que tiene una función cercana, la de uso enfático en modo exclamativo (a). (a) El bebito se murió … cuando le dejamos al tío. Es que la gente de allá es un poco muy frío …. le estoy hablando [dejó al bebito] en el tercer piso, así, en el cuarto vacío y todita noche llorando con el tremendo frío. (MA) La función deóntica hace referencia a la modalidad orientada hacia el agente. Incluye las funciones de obligación (deber+Vinf), necesidad (necesitar+Vinf), habilidad (poder+Vinf,
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En mis datos encuentro ejemplos en las tres variedades peruanas con verbos modales tanto con lectura deóntica en (9), como con la lectura epistémica en (10)6, que, según Bybee/Perkins/Pagliuca, evoluciona posteriormente al significado deóntico (1994)7. (9) a. me dijo “no tienes que estar recibiendo resondrones [en tu trabajo]” (MA) b. son cosas nuevas que uno tiene que estar leyendo (NEL) (10) porque había maleza de 50 cm. de altura y estaban seguros que en … detrás de ese muro se podía estar escondiendo alguien con un machete (NEL)
Mis datos parecen sugerir que con respecto a las restricciones morfosintácticas, las tres variedades peruanas violan la restricción del infinitivo, pero no hay información concluyente con respecto al pasivo y el imperativo.
2.2. RESTRICCIONES SEMÁNTICAS Con respecto a las restricciones semánticas, los datos son más interesantes. Encuentro violaciones tanto en la variedad de la norma educada limeña como en las variedades andinas de migrantes y no migrantes.
2.2.1. Relacionadas a la modalidad Con respecto a la restricción con los verbos modales que pueden acompañar a la estructura progresiva, como hemos visto en los ejemplos (9) y (10), los datos peruanos sugieren que el verbo modal en esta estructura puede tener función tanto deóntica (9) como epistémica (10), mientras Bertinetto solo menciona la función deóntica como posible. En los datos andinos también hay ejemplos adicionales de otras lecturas epistémicas con el verbo estar acompañado del sufijo futuro (11a) y del condicional (11b)8.
6
7
8
volición (querer+Vinf) e intención (ir+Vinf) (cf. Palmer 1986; Bybee 1998; Bybee/Perkins/Pagliuca 1994). La función epistémica hace referencia a la modalidad orientada hacia la proposición. Incluye las funciones evidencial (e.g. reportativo, inferencia) y los juicios (grados de aserción: posibilidad, probabilidad, certeza, contrafactual) (cf. Palmer 1986; Bybee 1998; Bybee/Perkins/Pagliuca 1994). Hubo un ejemplo que tiene estar en infinitivo pero no le sigue un verbo modal finito (b). (b) La encontró con la querida, pero sin necesidad de estar llevando a cabo ninguna … actitud … que desdijera de … su condición de querida permanente. (NEL) Véase Escobar 1997a para lecturas evidenciales del futuro y el condicional.
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(11) a. otra vuelta [me llama] “mamá mamá, te llama mi tío” me dice, entonces baja, qué estará diciendo (MA) b. [en la festividad del cóndor, cuando muere el cóndor, la gente llora] parece que estaría muriendo su familia, así llorando (NMA)
Estas lecturas modales en (11) con estrategias lingüísticas adicionales sugiere que esta violación de la restricción de los verbos modales en la norma culta limeña proviene del contacto con las variedades andinas.
2.2.2. Relacionadas al aspecto La restricción de la estructura progresiva con sujeto [-agente] se mantiene para todas las lenguas romances estudiadas por Bertinetto, excepto para el portugués. Sin embargo, en los datos peruanos, tanto en las variedades andinas (12) como en la no andina (13), se encuentran ejemplos con el sujeto no agentivo. (12) a. el centro educativo inicial por mientras no más está funcionando allí (MA) b. esos son los cerros que está rodeando a Tintay (ANM) (13) a. Me tocó la casona más vieja [la que está] hacia donde está mirando la estatua del padre Jorge (NEL) b. El agua está hirviendo.
Si bien, especialmente en (13a), pero también en (12a), se podría considerar que la estatua y el centro educativo no son permanentes y por esta razón, por ahora la estatua está mirando o el centro está funcionando allí, en el ejemplo (12b) no hay duda de que los cerros no son movibles. En este último ejemplo se ve que la variedad andina no impide que un sujeto [-agente], que además tiene un estado permanente, se pueda expresar con la estructura progresiva. Encuentro ejemplos semejantes con sujeto [-agente] en los datos andinos mediante el uso del se-impersonal o pasivo. Estos ejemplos solo se dan en los datos andinos, como ilustro en (14). (14) a. [la comercialización durante la celebración de navidad en su pueblo andino] sí se celebra pero parece que se está cayendo en una influencia fuerte de Lima (MA) b. por las tardes se está llenando todas las calles [en el pueblo, durante carnaval] (ANM)
En los datos, hay otros ejemplos semánticamente similares a los llamados sujeto de experiencia (v. 15). Aparecen tanto en los datos andinos (15a), como también en los datos de la norma educada limeña (15b). (15) a. [añoraba mi tierra] yo estaba sufriendo casi un año por mi tierra [cuando vine a Lima por primera vez (MA)
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b. Recién ahora que he estado trabajando en el ministerio de comercio… la contaminación es espantosa, estoy sufriendo de alergia (NEL)
La extensión a emplear la construcción progresiva con sujetos [-agente] en las variedades andinas parece extenderse a la norma educada limeña, aunque esta característica parece ser más flexible en las variedades andinas. Los datos sugieren entonces que hay una influencia de las variedades andinas en el uso innovativo que se encuentra en la norma educada limeña. Con respecto a la restricción en el uso de la construcción progresiva según el aspecto lexical del verbo en gerundio, las estructuras progresivas aparecen preferentemente con verbos de actividad (e.g. hablar, comer, caminar) en las lenguas del mundo (Bybee/Perkins/Pagliuca 1994) y hay restricciones con los verbos de estado (e.g. tener, saber, vivir; cf. Dahl 1985: 91), con los verbos durativo-télicos (verbos con meta o verbos de realización o ‘accomplishment verbs’, e.g. construir, hacer, producir) y con los verbos no durativos que marcan un punto (también llamados de logro o ‘achievement verbs’, e.g. terminar, salir, saltar) (cf. Vendler 1967). Con los verbos de estado, el español (como otras lenguas) excluye el uso de la estructura progresiva con expresiones de estados permanentes, como en el ejemplo del español general en (16a), a menos de que se trate de un estado que se pueda entender como no permanente, como en (16b), tomados de Squartini (1998:104). (16) a. *El joven está siendo alto. (Squartini 1998:104) b. El espectáculo está teniendo mucho éxito. (Squartini 1998:104)
Otros verbos como vivir también pueden tener una lectura no permanente o temporal. En esos casos, en nuestros datos, la estructura progresiva aparece acompañada de un adverbio que realza la temporalidad, como se ilustra en (17). Nótese que en el habla migrante en (17b) es un adverbio espacial el que localiza el vivir en el tiempo. Este uso equipara aquí con ahora en Lima y lo opone a allá en mi tierra refiriéndose a antes. (17) a. Está viviendo actualmente en Talara. (NEL) b. aquí en Lima … la otra ha estado también conmigo viviendo (MA)
En los ejemplos en (18), por otro lado, el verbo vivir no aparece con un adverbio, por lo que se puede sugerir que estos ejemplos no están delimitados temporalmente. (18) a. Están viviendo en Nicaragua. (NEL)
b. Es más bonito. Está viviendo en Callao. (MA) Los ejemplos en (18), que provienen de la norma educada limeña y de los migrantes andinos, tienen lectura de tiempo presente. La lectura de tiempo presente
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(como puede tener la estructura progresiva en inglés) evoluciona tardíamente según Bybee/Perkins/Pagliuca (1994). Estos datos sugieren, entonces, que en las tres variedades peruanas hay mayor flexibilidad con los verbos de estado que en la variedad peninsular, y que la estructura progresiva está más gramaticalizada. Con respecto a la restricción con los verbos no durativos (de logro o de achievement, como terminar, salir, saltar, llegar, morir) con la estructura progresiva, la variedad peninsular no permite su uso a menos que, según Squartini, se visualice como un evento en progreso, sin llegar al punto perfectivo (1988: 92), como en el ejemplo (19) de Squartini en el cual la lectura es que el tren no ha salido todavía, según el autor. (19) El tren está saliendo.
salir
En los datos peruanos, encuentro ejemplos de la estructura progresiva con verbos no durativos en las tres variedades, si bien más ejemplos se encuentran en las variedades andinas. En los ejemplos en (20), el evento puede ser visto en progreso, llegando a su perfectividad, pero sin ser todavía perfectivo; semejante a la lectura de (19) de la variedad peninsular. (20) a. todavía no terminan … banco ha dado préstamo para que le dan a la compañía y recién está terminando señorita [de pagar] (MA) b. compro cuando están acabándose los tintes, según que eso (ANM)
terminar (20a) acabar (20b)
También encuentro ejemplos, en los que el evento se ve como repetido (21), sugiriendo otra vez una lectura en progreso o durativa. (21) a. de una partita de un manante [manantial] está saliendo agua, no es pues del río (ANM) b. Actualmente ya … están saliendo ingenieros de sistemas [de la universidad] (NEL)
Con una lectura diferente, Squartini propone que los eventos de los verbos no durativos también se pueden ver como un todo completo (1998: 93-95) en la
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norma educada limeña, como en su ejemplo (22) de un hablante de Lima, conocido suyo, que incluye en su libro. (22) Del colegio hay que estar saliendo el sábado. (Squartini 1998: 95, norma educada limeña)
Sin embargo, en el ejemplo (22), el evento de salir todavía no ha ocurrido y, por lo tanto, es debatible decir si tiene una lectura perfectiva. Más bien, la lectura del ejemplo (22) parece ser semejante al ejemplo (19) de la variedad peninsular, en la cual el salir todavía no ha ocurrido. En mis datos, en cambio, encuentro ejemplos con verbos no durativos en las tres variedades peruanas, en los cuales el evento ya ha ocurrido y, por lo tanto, puede ser interpretado como perfectivo, como en (23). (23) a. acá estamos trabajando … recién estamos iniciando el trabajo (ANM) b. hemos agarrado así a los delincuentes … a la una de la mañana cuando ‘tá saliendo con el televisor (MA) c. por ejemplo ahorita estamos entrando [a trabajar] en condensadores (NEL)
En estos ejemplos en (23), el evento expresado en el verbo en gerundio ya ocurrió. Es decir el inicio del trabajo (23a), el salir con el televisor (23b), el entrar a FIGURA 1 estar+GERUNDIO con verbos atélicos en variedades del español peruano
terminar (20a) acabar (20b)
salir (21), (23b) iniciar (23a) entrar (23c)
trabajar con condensadores (23c) ya se dieron. Sin embargo, propongo aquí que la lectura no es perfectiva, sino más bien semejante al análisis de los ejemplos del (20) al (22). Sugiero que en las variedades peruanas, los hablantes enfatizan el período temporal inmediatamente anterior a (como en 20) o inmediatamente posterior (como en 21 y 23) al punto en el que se da la telicidad del verbo.
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Es decir, si bien el evento expresado en el verbo de la estructura progresiva puede ser perfectivo, como en (23), la estructura progresiva enfatiza el progreso final hacia la perfectividad (en los verbos terminativos como llegar, acabar) o el progreso del período siguiente a la perfectividad (en los verbos inceptivos como salir, iniciar, iniciar). Este uso es más innovativo que el que describe Bertinetto para el español peninsular. La combinación de estos verbos no durativos con formas verbales pasadas (el pretérito, el presente perfecto y el pluscuamperfecto) solo se permite en el español peninsular, según Squartini, con una lectura iterativa, posible en (24a), pero no en (24b) (Squartini 1998: 42)9. (24) a. Jaime estuvo golpeando / pateando la puerta. (Squartini 1998: 42) (Squartini 1998: 42) b. *Ayer Jaime estuvo llegando / saliendo.
Mientras hay ejemplos en los datos con verbos no durativos y tiempo perfectivos, en los cuales la lectura iterativa es posible, como en (25) y semejante a (24a), el ejemplo en (26) no tiene lectura iterativa o repetida. (25) a. lawa [plato típico] sí les gusta a todos. Yo estuve dando pensión haci poco. Sí [me] han quitao por mi enfermedad … estoy mal. Estoy en gestación y no puedo trabajar más. (ANM) b. [en] el último tiempo [en el] que estuve saliendo al campo bastante, he utilizado el quechua (MA) c. Cuando entramos a la universidad, ya la vida de barrio estuvo adquiriendo una fisonomía distinta. (NEL) (26) dos rateros pe han estado saliendo con televisor cargado ya (MA)
La estructura progresiva en el ejemplo (26) enfatiza el progreso desde la perfectividad, en este caso, semejante a los ejemplos (21) y (23) y a pesar de la marcación perfectiva en el verbo estar10. El bajo número de ejemplos no me permite hacer un análisis más detallado sobre esta posibilidad. En todos los casos, sin embargo, la progresividad ocurre en el pasado y ya no se da en el momento del habla, es decir, estos usos están, a pesar de la diferencia en la visualización del aspecto del evento, dentro de los límites temporales del progresivo con tiempo perfectivo en el español general (cf. Westfall 2003). El énfasis en la progresividad que propongo está apoyado por la presencia de adverbios imperfectivos que acompañan a estas formas verbales en el 68% de los casos (137 casos del total de 203 verbos télicos) como se ve en el gráfico 1. 9 10
Dahl encuentra que el progresivo ocurre preferentemente con el tiempo presente en las lenguas del mundo (1985: 94). Sin embargo, el uso de la forma del presente perfecto quizá cumpla un rol de compensación.
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GRÁFICO 1 Presencia de adverbios imperfectivos con verbos durativo-télicos y no durativos (NEL = 33, MA = 48, ANM = 56; Total = 137/203 verbos télicos)
80% 70% 60% 50%
Dur Tel
40% 30%
No Dur
20% 10% 0% NCL
MA
ANM
GRÁFICO 2 Verbos télicos y atélicos por variedad lingüística peruana (Verbos télicos = 203/407. Verbos atélicos = 204/407) 120% 100% 80% Télicos
60%
Atélicos 40% 20% 0% NCL
MA
ANM
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GRÁFICO 3 Verbos durativo-télicos y no durativos en el habla de la norma culta limeña, de los migrantes andinos y de los andinos no-migrantes (Verbos durativo-télicos: n = 131/407. Verbos no durativos: n = 72/407) 40% 35% 30% 25%
NCL
20%
MA
15%
ANM
10% 5% 0% Dur Tel
No Dur
Nótese que la presencia de los adverbios imperfectivos o atélicos ocurre especialmente en los datos de la variedad de la norma educada limeña, tanto con los verbos durativo-télicos como con los no durativos. Es decir, mientras en los datos de la norma educada limeña pareciera haber una necesidad de enfatizar la progresividad con un adverbio imperfectivo, en las variedades andinas hay más variación con respecto a la presencia o no de un adverbio imperfectivo, debilitándose la presencia de la necesidad de un adverbio imperfectivo en estas últimas variedades. Para resumir, las tres variedades peruanas emplean la estructura progresiva con verbos atélicos (los de estado y de actividad) en un 50% (204/407) y verbos télicos (los durativo-télicos y los no durativos) en el otro 50% (203/407). Si bien las frecuencias para cada tipo verbal son diferentes en cada variedad, como se ve en el gráfico 2, es relevante resaltar la presencia de los verbos télicos con la estructura progresiva en las tres variedades peruanas. En el gráfico 3, que muestra la variación por variedad lingüística, se ve, especialmente, un mayor uso de los verbos no durativos en la variedad de los andinos nomigrantes.
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Los datos sugieren que el uso de los verbos télicos en la variedad de la norma educada limeña es consecuencia del contacto de dialectos en el que se encuentra con la variedad andina de los migrantes en Lima. Sin embargo, la variedad de los migrantes también parece haberse acercado a la variedad limeña con respecto al uso de la estructura progresiva con verbos télicos, especialmente con los verbos no durativos, como sugiere el gráfico 3. El bajo número de ejemplos, sin embargo, lleva a que no pueda llegar a una conclusión más sólida. La restricción con respecto a la expresión del aspecto habitual en el pasado con la estructura progresiva solo es posible en el español si el verbo hace referencia a un evento repetido, como en el ejemplo (27) de Bertinetto (2000: 586)11. (27) Cada vez que yo controlé, él estaba trabajando.
(Bertinetto 2000: 586)
En mis datos encuentro el uso del aspecto habitual en el pasado en las variedades andinas, ejemplificado en (28), pero no lo encuentro en la variedad limeña. (28) a. me ha gustao jugar cada noche y dispués hasta las diez hasta las diez siempre jugaba, como estaba ganándome (ANM) b. [en el campo] salía con mis tíos por decirte y luego yo me mezclaba entre la gente que estaba haciendo las labores del campo (MA)
Por el número pequeño de ejemplos no está claro si esta función no ha entrado todavía en la variedad limeña o si simplemente no se dio en los datos. Bertinetto propone, sin embargo, que la función habitual evoluciona después de la función durativa en las lenguas romances (2000), por lo que podría ser que la expresión de la función habitual en el pasado con la estructura progresiva todavía no se ha extendido a la variedad limeña.
2.2.3. Relacionadas al tiempo La última restricción de Bertinetto, y la más extendida en las lenguas romances, es el uso de la estructura progresiva para expresar tiempo futuro, como sí es posible en el inglés (véase el ejemplo 29), pero no en el español (véase el ejemplo 30 de Squartini) (2000; Squartini 1998: 91). (29) Ann is leaving. (Saturday, soon (30) *Estoy hablando mañana en la universidad.
11
(Squartini 1998: 91)
Según Dahl, el habitual generalmente no se expresa con la estructura progresiva (1985: 94). Incluso, pocas lenguas aceptan un habitual pasado, combinando una marca de habitual y otra de pasado, entre ellas el guaraní y el alemán (1985: 100). El inglés en cambio tiene la expresión used to+V que combina ambos conceptos (1985: 101).
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En mis datos, encuentro el uso de la estructura progresiva con lectura de tiempo futuro solo en las variedades andinas (31) y no en la norma educada limeña. (31) entons ahora ya los gringos ya hace tres años ya stán yendo a filmar pilícula ahí … es bonito esa obra que está saliendo (ANM)
En este caso tampoco sabemos si la función de tiempo futuro no es posible en la norma culta limeña o si simplemente no hay ejemplos. Como esta función se desarrolla tardíamente en la evolución semántica de las expresiones progresivas (véase Bybee/Perkins/Pagliuca 1994), sugiero que todavía no se ha extendido a la norma educada limeña. Nótese que tanto la lectura de presente como la de futuro (ejemplo 17), que se desarrollan tardíamente en la evolución de las expresiones progresivas, según Bybee/Perkins/Pagliuca (1994), sí se dan en las variedades andinas.
3. Discusión final El cuadro 4 resume las características de la expresión progresiva en las variedades peruanas con respecto a sus características semánticas. Los datos que he presentado sugieren que el contacto de dialectos en la capital peruana entre la variedad de los migrantes andinos y la norma educada limeña ha permitido el paso de los rasgos de contacto de la variedad andina a la norma eduCUADRO 4 Violaciones a las restricciones semánticas de Bertinetto (2000) en tres variedades peruanas Norma educada limeña
Español andino (migrantes en Lima)
Español andino (en región andina)
Verbos modales
sí
sí
sí
Sujetos [-agente]
sí
sí
sí
Verbos de estado
sí
sí
sí
Verbo no durativo
sí
sí
sí
T tiempos perfectivos
sí
sí
sí
Habitual en pasado
?
sí
sí
Tiempo presente
?
sí
sí
Tiempo futuro
?
sí
sí
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cada limeña. Sin embargo, los datos también sugieren que el habla andina de los migrantes en Lima se ha visto influenciada por su contacto con la norma educada limeña. Debemos de hablar entonces de estas dos variedades como variedades limeñas: la norma educada limeña (NEL) y la variedad de español andino limeño (EAL). Para el estudio de las lenguas en contacto (o la contactología) es de interés especial el cómo y el por qué se han transferido estas funciones de la estructura progresiva del español andino peruano. El papel del quechua en el uso de la estructura progresiva en el español andino, propuesto por otros colegas, es indudable. Sin embargo, parece que el rol del quechua incluye más allá del sufijo progresivo -chka y sus variantes (-shka, -yka; Cerrón 1987: 138) (32a). Si bien no tenemos a nuestra disposición estudios semánticos detallados del sufijo progresivo del quechua peruano, o de la expresión de imperfectividad en el quechua, las gramáticas del quechua (cf. Cusihuamán 1976; Cerrón 1987; Wölck 1987; Weber 1996) nos abren una ventana a los diferentes sufijos quechua que pueden expresar imperfectividad o duratividad, conceptos éstos relacionados al progresivo (cf. Comrie 1976: 25). Además del sufijo progresivo, hay otros sufijos en el quechua que pueden tener valor durativo. En (30b) aparecen algunos sufijos cuyas funciones aparecen bajo el concepto de imperfectividad o de duratividad en la literatura, los siguientes tomados de Cerrón (1987: 147, 282-283) y de Weber (1996: 208, 214). (32) a. -chka / -shka / -yka b. -ra -pa -ykacha -pa:ku -rka
sufijo progresivo sufijo estativo sufijo continuativo sufijo frecuentativo o iterativo sufijo de habitualidad sufijo de dinamicidad
En (33) aparecen otros sufijos que según Cerrón también pueden tener función de duratividad (1987: 147, 282). (33) -na -ku
sufijo desiderativo sufijo mediopasivo
Weber menciona cómo ciertos sufijos como -ta, -pa, -ya del quechua de Huánuco pueden significar ‘convertirse en’ y cambiar el aspecto lexical del verbo cuando se emplean (1996: 68), como en su ejemplo en (34), donde en marchitarse se ve el período de llegada al punto de morir sin llegar a ese punto. (34) wañu
‘morir’
wañu-yta:
‘marchitarse’
Las gramáticas del quechua muestran igualmente que el progresivo quechua se puede dar en cualquier tiempo verbal (Cusihuamán 1976: 182ss) y que se puede
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expresar el pasado habitual (Cusihuamán 1976: 190). A esto se agrega lo que Dahl llama la peculiaridad del quechua (con respecto a las tendencias en las lenguas del mundo), a emplear el sufijo progresivo quechua con verbos de estado (1985: 94). Todos estos datos sugieren, entonces, que la expresión del aspecto progresivo en el quechua peruano es más flexible que en el español general y, por lo tanto, se encuentra en una etapa más avanzada de su evolución lingüística, según las características propuestas en Bybee/Perkins/Pagliuca (1994). Con respecto a cómo se explica la transferencia de estas características semánticas en el uso del progresivo del español andino a la norma educada limeña, debemos mirar a los factores externos que han contribuido a la difusión de las funciones de estar+GERUNDIO del español en contacto con el quechua. En la literatura de contacto de lenguas, se menciona que los altos grados de bilingüismo de hablantes en la lengua que recibe (en este caso, el alto grado de bilingüismo de hablantes de quechua en castellano), permite la retención de características provenientes de la lengua modelo, la lengua quechua en nuestro caso (cf. Winford 2003: 253). En el caso peruano, sin embargo, es importante enfatizar otros factores externos que permiten este alto grado de bilingüismo y el contacto entre la variedad andina y la norma educada limeña. Se trata, específicamente de la alta migración interna que ha ocurrido en la segunda mitad del siglo XX (cf. Mattheier 2000; Tuten 2003), así como el constante flujo adicional de migrantes andinos que siguen llegando a la capital peruana y que visitan la región andina de manera regular (cf. Kerswill y Williams 2000, 2005). En mi opinión, a estos factores se agrega la alta flexibilidad en la mobilidad social que ha surgido durante el mismo período dentro del país debido a los grandes cambios socio-políticos y económicos ocurridos en los últimos 50 años que ha permitido que haya hablantes de los dialectos andinos representados en todas las clases sociales (cf. Kerswill y Williams 2000, 2005). Esta situación social que subyace al contacto de estos dialectos en la capitual peruana sitúa a los hablantes de estas dos variedades lingüísticas (una de contacto y la otra no) en una situación de contacto intenso. Cameron (2005) llama la atención sobre el acercamiento social, y consecuente acercamiento lingüístico, que ocurre entre personas durante la edad laboral, a diferencia de durante la adolescencia y la etapa post-laboral. Si agregamos que los hablantes que interactúan pueden venir de variedades lingüísticas diferentes pero que por cuestiones laborales están en contacto intenso, entonces estamos ante una situación que puede contribuir al paso de características de una variedad a la otra. La transferencia de características lingüísticas, en el caso de la capital peruana es, sin embargo, bidireccional. Así como notamos que el habla de la
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norma limeña tiende hacia las tendencias que encontramos en el habla de los migrantes andinos y los andinos no migrantes, también notamos en nuestros datos que el castellano de los migrantes no se comporta de manera exactamente igual al habla de los no migrantes y por lo tanto se puede estar dando un proceso de nivelación lingüística en el cual la variedad de contacto y la norma educada limeña tienden hacia la convergencia (cf. Trudgill 1986; Kerswill/Williams 2000, 2002, 2005; Trudgill 2003, 2004; Tuten 2003; Torgensen/Kerswill 2004). Recordemos que no todas los rasgos lingüísticos de contacto del español andino se extienden al habla de la norma educada limeña. En los casos de la difusión de rasgos lingüísticos, Labov (véase también Trudgill 2003, 2004) ha propuesto que las variantes estigmatizadas no son candidatas a ser difundidas, porque son reconocidas por los hablantes como tales y por lo tanto las tratan de evitar (2001). Es decir, las variantes estigmatizadas estarían marcadas sociolingüísticamente y, por lo tanto, estarían en la conciencia de los hablantes que las reconocerían y las evitarían. En el caso peruano, tenemos evidencia de variantes andinas estigmatizadas que no han entrado a las hablas dialectales no andinas limeñas. Se trata de la vibrante asibilada estudiada por de los Heros (2001), en cuyo estudio la autora encuentra que la vibrante asibilada se identifica con un hablante rural, de clase baja. Las variantes estándares, en cambio, son favorecidas por los hablantes de clase media y media-alta urbana (2001: 91, 93). Es decir, la variante lingüística estigmatizada por los hablantes no es candidata para ser difundida a otras variedades del español peruano. Klee/Caravedo (2006) encuentran esta misma tendencia en sus datos con los hijos de migrantes en Lima; donde, la vibrante asibilada no se encuentra en el habla de los hijos de migrantes en Lima. Otro ejemplo es la lateral palatal andina que de los Heros sí encontró empleada en el habla de sus informantes de clases más altas. Sus datos muestran, sin embargo, que la variante andina es empleada preferentemente por los hombres y menos por las mujeres (2001: 91). Esta variante andina parece tener mejores probabilidades de ser empleada en otras variedades del español peruano, si bien los resultados de de los Heros parecen sugerir que las mujeres todavía tienden hacia la variante limeña. Klee/Caravedo (2006) encuentran en su estudio sobre migrantes e hijos de migrantes en Lima que la variante lateral palatal andina es empleada de manera limitada por los hijos de migrantes. Sugieren que esta variante no se difundirá a la nueva generación, presentando una posición diferente con respecto a la difusión de esta variante. El argumento en el que basan este análisis está ligado a tendencias en el español peninsular y en su estudio con hablantes andinos en los que los hablantes de variedades que emplean esta palatal lateral tienden hacia el yeísmo. No hay duda que necesitamos más estudios sobre esta variable tanto en los contextos limeños, como en los andinos.
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Con respecto a variantes morfosintácticas andinas, la diferenciación de variantes estigmatizadas se vuelve más compleja. En un estudio reciente de Klee/Caravedo (2005, 2006), las autoras encuentran el uso del leísmo andino de padres andinos y migrantes en Lima en el habla de sus hijos nacidos en Lima, si bien en porcentajes bajos. Klee/Caravedo encuentran que el uso del leísmo animado parece estar limitado a ciertos verbos (considerar, denominar, invitar, saludar), sugiriendo que esta variante andina pueda difundirse en otras variedades del español limeño aunque en contextos limitados y con referentes específicos (2006). Desde una perspectiva más lingüística, se podría argüir que tanto la lateral palatal andina como el leísmo andino tienen una carga semántica baja y por lo tanto no son evidencia suficiente para una generalización sobre la difusión de rasgos andinos. Si bien se trata de variantes no estereotipadas (aunque Klee/Caravedo consideran la lateral palatal como estereotipada), ¿es esta condición suficiente? En la transferencia de variantes semánticas, como es el caso de este trabajo, es más difícil hablar de la estigmatización de una variante. Por esta razón empleo el término de transferencia encubierta (o covert retention de Winford 2003: 251 o transferencia indirecta de Weinreich 1953 y Silva Corvalán 1994), haciendo referencia al tipo de variable lingüística, en este caso semántica (característica interna al sistema lingüístico), pero también haciendo referencia al tipo de cambio lingüistico, i.e. a un cambio de abajo (siguiendo a Labov 2001), es decir una característica sociolingüística de la variable en cuestión12. Estos resultados nos incitan a reflexionar si esta situación de transferencia a la norma educada limeña también se encuentra en otros sociolectos del español ribereño de la ciudad de Lima. Es de especial interés el habla de la clase socioeconómica media, que en la literatura sociolingüística se describe como lingüísticamente más insegura o con percepción lingüística más aguda (Labov 2001). La presencia de variación en los usos innovativos de la estructura progresiva en los diferentes grupos sociales limeños de la variedad no andina apoyaría nuestra hipótesis de que el contacto de dialectos en la capital peruana está cambiando el español ribereño de los limeños.
Bibliografía citada AUER, Peter/HINSKENS, Frans/KERSWILL, Paul (2005): Dialect change: convergence and divergence in European languages. Cambridge: Cambridge University Press.
12
Véase otro ejemplo en el caso de la secuencia de que en el español peruano (Escobar 2007).
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TIEMPO-MODALIDAD-ASPECTO EN EL ESPAÑOL COMO L2 EN LA FRONTERA DOMÍNICO-HAITIANA LUIS A. ORTIZ LÓPEZ Universidad de Puerto Rico, Río Piedras
1. Introducción La investigación en torno a los contactos lingüísticos atraviesa por un proceso de revisión crítica, particularmente en cuanto al papel que han desempeñado y desempeñan las lenguas en contacto. Esta revisión crítica incluye tanto a los criollos (lenguas mixtas, en los casos radicales, nativas, surgidas entre los siglos XVII y XVIII, en las plantaciones de las colonias europeas, como resultado del contacto entre lenguas africanas y lenguas europeas en contextos de extrema pobreza de estímulo), como a hablantes inmersos en escenarios de contactos con diversos grados de bilingüismo, es decir, la adquisición de segundas lenguas (ASL) en general. Tanto la perspectiva sustratista (Lefebvre 1998; Lumsden 1999), la cual defiende procesos de relexificación y de transferencias masivas de las lenguas africanas en los criollos, y de L1 en L2, como la hipótesis superestratista (Chaudenson 2001; Mufwene 1997), la cual apoya la reestructuración gradual de L2 (TL) por los hablantes adultos, quienes impulsan procesos lingüísticos, ya presentes o en vías de ocurrir en L1, p.ej. estrategias de simplificación morfológica, se debaten hoy profundamente. Asimismo, la hipótesis del bioprograma de Bickerton (1981, 1984) ha recibido modificaciones fundamentales para hacerla más inclusiva, dentro de un modelo universalista amplio, mediante el cual la criollización se inserte dentro de los mecanismos y estrategias de adquisición (L1 y L2). Por lo tanto, hoy se cuestiona la separación tajante entre los criollos y los demás procesos de adquisición lingüística (De Graff 2005; Lefevbre/White/Jordan 2006). De ahí que haya surgido la necesidad de investigar los procesos lingüísticos como resultado de los contactos de lenguas dentro de un modelo de adquisición amplio, que trascienda las posturas tradicionales y dicotómicas, superestratistas y sustratistas, y también la separación marcada entre lenguas criollas y
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Luis A. Ortiz López
otros tipos de contactos (ASL) (Lefevbre/White/Jordan 2006). En otras palabras, se ha hecho imperativo un modelo integral que incorpore tanto el papel de L1, de L2 o lengua meta y de los procesos internos y universales de adquisición para explicar los casos de reestructuración, por los cuales atraviesan tanto las lenguas criollas como las segundas lenguas en general (Winford 2003; DeGraff 2005). Estos procesos de reestructuración se reflejan directamente en la gramática de la interlengua de los hablantes. Las categorías de TMA1, tanto en la interlengua de L2 como en los criollos, evidencian procesos de reestructuración gramatical, en los que intervienen, en diversos grados, el tipo input de la lengua meta, los parámetros de L1, así como los mecanismos internos y universales de adquisición. Dentro de estas categorías, la noción de progresividad ha despertado interés tanto en L1 como en hablantes inmersos en ambientes de contacto lingüístico, ya sea en L2 o en los criollos. La interfaz –morfología, sintaxis, semántica y pragmática– que intervienen en los usos del progresivo son aspectos fundamentales sobre los que hay que indagar con mayor profundidad. En escenarios de contacto de lenguas, y en hablantes que viven entre dos lenguas, la noción de progreso (en español mediante su forma -ndo) ha expandido sus usos sintácticos, semánticos y pragmáticos, tanto en L1 como en L2 (Klein 1980; Pousada/Poplack 1982; Morales 1986, 2000; Torres 2000; Ortiz López 2004; Cortés 2005; González 2005), y como resultado, ciertas formas simples y analíticas en progreso se imponen a expensas de otras. La extensión de -ndo a los contextos nominal (1a-b), adjetival (2a-b) y puntual (3a-b), así como el uso más frecuente de las formas analíticas con valores de [+habitualidad, +continuativo] (4a-c, 5a-c) en hablantes bilingües motivó a algunos investigadores en la década de los 80 a proponer la hipótesis de interferencia o transferencia sintáctica directa o indirecta de L2, en estos casos del inglés, como explicación de tal comportamiento (Klein 1980; Morales 1986, 2000). (1) a. Nadando es bueno para bajar de peso. b. Masticando chicle ayuda a dejar de fumar. (2) a. Se llevaron una ATH conteniendo miles de dólares. b. Se aprobó una ley protegiendo los parques nacionales. (3) a. Por la presente estoy rogando a usted (Gili Gaya 1976: 114). b. Estamos enviándole una carta (Gili Gaya 1976: 114)
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TMA hace referencia a tiempo-modalidad-aspecto.
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TMA en el español como L2 en la frontera domínico-haitiana
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(4) a. El sol sale alrededor de las siete de la mañana. (Klein 1980: 70) ‘The sun rises around 7 a.m.’ b. Mira, está saliendo el sol. (Klein 1980: 70) ‘Look, the sun is coming out. / *Look, the sun comes out.’ (5) a. La estudiante está escribiendo su Tesis de Maestría. b. Yo voy a la universidad mientras tú continúas viendo TV. c. Luis sigue haciendo ejercicios toda la semana.
En aquellos primeros trabajos se defendía que los hablantes bilingües manifestaban patrones distintos a los de los monolingües en el manejo de estas construcciones, entre ellos: 1) la reducción de las diferencias estructurales y funcionales del -ndo entre ambos sistemas; 2), el uso más frecuente de las formas analíticas del tipo AUX+-ndo (con el auxiliar estar preferentemente) frente al presente habitual (Klein 1980, 1985) y, 3) las transferencias de L2, explicadas como procesos de simplificación y generalización, tanto en L1 como en L2 (Silva Corvalán 1994; Morales 2000). No obstante, estas interpretaciones fueron cuestionadas en el pasado (Pousada/Poplack 1982) y, con mayor ahínco, en la actualidad (Torres Cacoullos 2000; Ortiz López 2004; Cortés 2005; González 2005). Estos últimos trabajos, diacrónicos y sincrónicos, no han encontrado diferencias significativas en el pasado vs. el presente, y entre monolingües y bilingües en cuanto al uso de -ndo. Estas investigaciones han explorado con mayor fuerza otras posibles explicaciones para los usos supuestamente innovadores de la forma -ndo en hablantes del español como L1 y L2. Muchos de estos estudios, realizados con datos de hablantes monolingües, por ejemplo, venezolanos (Sedano 1999) y bilingües, nuevomexicanos (Torres Cacoullos 2000), haitianos y domínico-haitianos (Ortiz López 2004), puertorriqueños (Cortés 2005) y puertorriqueños y cruceños (González 2005), prueban la hipótesis de que estos usos no son ajenos al sistema hispánico y, segundo, que existen motivaciones internas de carácter semántico-pragmático que impulsan las formas progresivas simples y perifrásticas. En torno a estas formas, Torres Cacoullos (2000: 228) ha concluido que: … variation in Spanish -ndo constructions reflects both reduction and retention in grammaticization. Semantic reduction or bleaching along parallel evolutionary paths results in layering in the domain of progressive –continuous aspect, so that different ndo constructions compete as aspectual expressions… Retention is shown in the distribution of auxiliaries with respect to locatives, temporals, and main verbs.
Sedano (1999: 613), mientras tanto, ha defendido que “la compatibilidad o incompatibilidad (de verbos en perífrasis progresivas) se asocia a la facilidad o dificultad para encontrar contextos en los que la situación planteada se presente como temporalmente limitada”.
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Estudios recientes con hablantes de otras lenguas en contacto con el español (español andino colombiano (Niño Murcia 1995, 6a-b); peruano (en Escobar 2000, 6c-d); español cochambino boliviano (Pfänder 2002, 7a-b); español haitianizado en la zona oriental de Cuba (Ortiz López 1998, 1999, 8a-b); el español haitianizado en la frontera domínico-haitiana (Ortiz López 2001; 2004, 9a-b; Díaz 2002, 9d-e) y el español achinado de Madrid [Clements 2003, 10]) destacan usos aun más radicales de la forma -ndo que la que realizan hablantes de L1 o bilingües de español inglés. (6) a. Dame trayendo el pan [por favor, tráeme el pan]. b. Mi hermano puso dañando el vaso [mi hermano dañó el vaso en el momento de ponerlo]. c. Regresando cinco soles estaba viniéndose (Schumacher 1975) d. ¿qué haciendo te caíste? (Cerrón-Palomino 1990) (7) a. …en ahí había estado orinando y nosotros recién llegando cuando ellos ya habían llegado. b. Sabe hablar pues quechua y nos dice en quechua nos habla (pues) qué cosa nos diría pues nos riñe riñendo nos habla en quechua …mi idioma es francés y quechua está hablando aimara también sabe. (8) a. Uté ta trabaando (trabaja), uté (se) levanta un poco temprano... b. Yo pieldo un helmano aquí polque ta coltando (coltaba) caña de noche. (9) a. No llevando nada, deja todo allá (no llevo/estoy llevando nada, lo dejé/he dejado todo allá). b. No sé poque allá no hay trabá (trabajo). La gente no cultivando (está cultivando/cultiva). c. Mira, yo, mira, yo jallando (no hallo) la manera cómo ilme de aquí pa Puerto Rico... d. nomá la persona buena que tiene: su corazón y bueno con dios, trabajando nomás con dios. e. ese que tiene colazono sucio nomás trabajando con el diablo siempre trabajando con el diablo, no trabaja con Dios. (10) Tú puede ya fuera China, trabajando (Tú puedes irte de China a trabajar).
Décadas previas, Kany (1976: 284) reconocía que en las regiones andinas se daba una “prolongación de las construcciones progresivas del español antiguas llevadas a límites insospechados bajo la influencia de las lenguas indígenas locales”; mientras que Schumacher (1975) y Cerrón Palomino (1990), citados en Escobar (2000: 76), destacaban usos más frecuentes del “gerundio solo”. Por otro lado, los trabajos actuales sobre adquisición morfológica verbal en niños (Brown 1973; Clahsen 1986), en infantes bilingües (Meisel 1994; Montrul
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2002, 2004) y en adultos con L2 (Anderson 1986) demuestran que la flexión verbal es una de las áreas más vulnerables durante la adquisición. Por ende, todos estos estudios, nos llevan a proponer que el progresivo, desde el punto de vista morfológico, sintáctico y semántico, es un fenómeno sensible al contacto de lenguas, que presenta implicaciones directas en la adquisición de TMA. A pesar de la extensa bibliografía sobre el tema, son muchos los aspectos de las formas -ndo que esperan explicaciones, principalmente aquellos que se relacionan con la adquisición de la interfaz morfología/sintaxis y sintaxis/semántica /pragmática. Para investigar estos procesos de interfaz, proponemos los siguientes objetivos: Propósitos y preguntas de investigación: 1. Examinar cuantitativa y cualitativamente las construcciones en -ndo, según los tipos de verbos y las funciones gramaticales que desempeñan, en una muestra de hablantes bilingües y monolingües residentes en la frontera domínico-haitiana (FDH). 2. Analizar, desde la perspectiva semántica del verbo, las formas progresivas simples y analíticas más frecuentes, así como los valores que adquieren tales formas en el discurso, tanto en L1 (español dominicano) como en L2 (el créole como L1 y el español como L2) con el propósito de identificar y explicar las tendencias compartidas o universales lingüísticos de adquisición. Para cumplir con estos objetivos, formulamos las siguientes interrogantes, las cuales servirán de guía para la presente investigación: 1. ¿Qué rasgos del verbo son los primarios o universales para la comunicación, desde el punto de vista del TMA, y en qué etapa lingüística se adquieren? 2. ¿Por qué se activa este fenómeno durante las primeras etapas del contacto de lenguas? 3. ¿Qué efectos tienen la lengua meta, L1 y los procesos internos para que este fenómeno se active con mayor frecuencia y se extienda a ‘nuevos’ contextos a expensas de otros? 4. ¿Cómo se explica la tendencia de esta forma en -ndo frente a otras formas (flexivas o analíticas). 5. ¿En qué se asemejan y en qué divergen estos procesos verbales de L2 a los de las lenguas criollas?
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1.1. ESTRUCTURA DEL TRABAJO Hemos organizado este trabajo de la siguiente forma. En la sección dos, proponemos las guías teóricas en las que nos apoyaremos; en la sección tres, describimos el sistema verbal del criollo haitiano (CH) y del español con énfasis en la noción del progreso; en la sección cuatro, exponemos la metodología de investigación (universo de estudio, muestra, instrumento y análisis de los datos). En la sección quinta, ofrecemos un resumen de los hallazgos y el análisis cuantitativo y cualitativo de los mismos. Finalmente, en la sección sexta, discutimos los datos y proponemos algunas conclusiones de la investigación.
2. Acercamiento teórico e hipótesis de investigación El análisis que proponemos se basa en las estrategias y en los mecanismos de adquisición lingüística, en especial en los universales de adquisición y en la perspectiva semántica /pragmática, ambas poco exploradas hasta el momento. Proponemos que los hablantes monolingües, bilingües y los hablantes adultos del español como L2, en general, parecen converger en cuanto a las propiedades semánticas y pragmáticas del progresivo, al seguir los modelos establecidos por la Gramática Universal (GU), las cuales se imponen sobre los parámetros específicos del español ‘estándar’. Entre estas propiedades universales de adquisición se encuentra el valor semántico/funcional del verbo en -ndo, es decir, el aspecto gramatical y aspecto léxico o modo de acción (Klein 1992; García Fernández 2000; Smith 1997; Vendler 1967) frente al valor temporal/sintáctico con el que se ha asociado tradicionalmente. Dentro de este parámetro aspectual, el progresivo responde al valor de imperfectividad. De esta forma, las categorías léxico/funcionales que encarna el progresivo, [+habitual] / [+progreso] / [+continuo], se adquieren primero y hasta determinan los parámetros sintácticos o flexivos propios de las lenguas a las que se entra en contacto2. Postulamos, además, que este parámetro de imperfectividad de la forma -ndo también se evidencia en hablantes del español como L1. De ser corroboradas estas hipótesis, entonces, se confirma que la adquisición de la semántica precederá la morfología (la inflexión) y la sintaxis, como se ha venido insistiendo. Por ende, habría que identificar en las palabras, en este caso particular, en el verbo, los elementos inherentes a él que permitan la comunicación, sin las marcas o flexiones que se reproducen en otros hablantes. Dicho en otras palabras, cómo y por qué se convierten en mecanismos universales de adquisición estructuras verbales como el infinitivo, la tercera per-
2
Esta propuesta hay que ponerla a prueba en niños monolingües, bilingües y en adultos.
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sona, el gerundio, las formas analíticas, entre otras, no solo en hablantes de L2, sino también en L1, como parece que ocurre en variedades como el inglés afroamericano, el español no estándar caribeño, el portugués popular de Brasil (Green 1997; Holm 2004). En el caso particular del TMA, habría que identificar qué rasgos del verbo son los primarios o universales para la comunicación; en qué etapa lingüística se adquieren, tanto en L1 como en L2, y qué semejanzas y divergencias reflejan los hablantes de L1 y L2 durante la adquisición. La búsqueda de respuestas a interrogantes como las que hemos propuesto previamente, nos motivan a retomar el tema de las construcciones en -ndo, con la novedad de que nos enfrentamos a un escenario de contacto de lenguas tipológicamente distintas. En este caso se trata de una lengua criolla, el criollo haitiano y un dialecto del español, el español dominicano. Además, para el caso concreto del español haitianizado, hablado como interlengua, postulamos que el progresivo adquiere rasgos semánticos (aspectuales) propios de L1 (el criollo haitiano) lo que prueba que hay efectos de transferencia (del créole al español como L2). Hasta el momento, desconocemos a ciencia cierta cuáles son los modelos adquisitivos que siguen los hablantes adultos que viven en un escenario natural de contacto de lenguas, y frente a lenguas tipológicamente diferentes, como es el caso de la frontera domínico-haitiana. Los datos de hablantes haitianos, con español como L2, tipo interlengua, nos pueden ofrecer pistas sobre la adquisición del progresivo, y poner a prueba si durante la adquisición de L2, los sujetos tienen o no acceso directo a la GU, en este caso a las categorías funcionales, [+habitual], [+progreso], [+continuo], independientemente de las propiedades flexivas que posea la lengua que se adquiera. Para cumplir con los objetivos de la investigación, hemos organizado este trabajo de la siguiente forma. En la sección dos, describimos el uso del progresivo en creóle y en español; en la sección tres exponemos la metodología de investigación (universo de estudio, muestra, instrumento y análisis de los datos). En la sección cuarta, ofrecemos un resumen de los hallazgos y el análisis cuantitativo y cualitativo de los mismos. Finalmente, en la sección quinta, proponemos algunas conclusiones de la investigación y algunas sugerencias para estudios posteriores sobre el tema.
3. El criollo haitiano y la noción de progreso El criollo haitiano (CH) es un criollo radical (Bickerton 1984), cuya génesis ha provocado posiciones encontradas: sustratistas, con el fongbe como base (Lefebvre 1998) y superestratistas/universalistas, como resultado de procesos de
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simplificación, reanálisis y gramaticalización del francés de los siglos XVII y XVIII (De Graff 2005; Mufwene 2001). La lengua lexificadora del CH es el francés y las lenguas del sustrato pertenecen al grupo nigeria-congo, especialmente de la familia de lenguas Kwa (Gbe y Akan) no bantú. Según Singler (1996), el CH se formó entre adultos africanos, aproximadamente, entre 1680 y 1740. El CH (11ac), como otras variedades criollas iberorromances, por ejemplo, el palenquero (12a) y el papiamento (13), se caracteriza por un sistema verbal perifrástico (sintáctico), basado en una partícula preverbal que marca TMA + Vinf (Cuadro 1). (11) a. Mari ap manje krab la (Lefebvre 1998: 120). ‘Mary is eating the crab.’ ‘María IMP comer el cangrejo3.’ b. Mari te kònnèn Jan. (Lefebvre 1998: 116). ‘Mary ANT kònnèn John.’ ‘Mary knew John or Mary have known John.’ ‘María ANT conocer a Juan o María había conocido a Juan.’ c. Dye pou proteje u (Lefebvre 1998: 120) CH ‘God sub project you’ ‘Que Dios te proteja.’ (12) a. i tá kumé (estoy comiendo) (Dieck 2000: 89)4 criollo palenquero b. bo tá miná-nda ele nu? ‘(tú) no la estás viendo?’ (13) E ta papya El IMP hablar ‘Él habla.’
(papiamento)
Para marcar [+habitual], [+progreso], [+continuo], valores relacionados con formas flexivas o sintácticas (p.ej. la forma AUX+-ndo en español), el CH posee la partícula preverbal ap, cuya noción trasciende tales valores. Ap conlleva una noción aspectual de imperfectividad o no acabada ([+habitual], [+/-simultáneo], [+dinámico]), como en (11a; 14a) y en ocasiones de irrealidad, es decir, futuro inmediato, como ocurre en14b-c:
3 4
Las traducciones al español son mías. En el palenquero se han documentado dos formas con tá: una criolla i tá kumé (‘estoy comiendo’) y otra parecida al español: bo tá miná-nda ele nu? (‘(tú) no la estás viendo’) la cual según Dieck (2000: 89) por su forma, distribución y función, pareciera ser un préstamo del gerundio español. La información semántica contenida en -ndo es la misma que la de tá (continuo o progresivo): entre bo tá miná-ndo ele nu? y bo tá miná-lo nu? no parece haber ninguna diferencia de significado.
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CUADRO 1 TMA en el criollo haitiano Aspecto: Aspecto perfectivo Pasado (relativo) Futuro (prospectivo) Progresivo/futuro inmediato Completivo (perfecto)
Marcas preverbales: no marcado te (a)pral(e) ap fin(i)
Modo: Futuro posible Irrealidad
(14) a. Mari ap joure toutan Mary IMP swear all-the time. ‘Mary swears all the time.’ ‘María IMP jurar todo el tiempo.’ b. Jan ap konnen Mari ‘Juan IMP conocer María (conocería).’ c. Boukinèt ap renmen Bouki ‘Boukinèt amará a Bouki.’ d. #Jan ap wè vole John IMP catch-sight-of thief Lit.: ‘John is catching sight of the thief.’
va (a/av/va) pu
(Lefebvre 1998: 120).
(Lefebvre 1998: 120). (DeGraff 2005). a. DET.
Esta partícula preverbal ap, como ocurre también con otras marcas (te, (a)pral(e), fin, va y pu), puede modificar el valor temporal/aspectual del predicado de acuerdo con el tipo de verbo al que se une. Es decir, en el CH la clase semántica del verbo juega un papel importante en la noción de TMA que le otorga la partícula preverbal (te/pou/ap, etc.). De ahí que el CH distinga tres tipos de verbos: dinámico o en desarrollo (como manje ‘comer’, plante ‘sembrar’); resultativo, producto de algún proceso (como jwenn ‘encontrar’) y estativo (como konnen ‘saber’, bezwen ‘necesitar’). De esta manera, la partícula ap+VERBO DINÁMICO se concibe como [+continuo], [+progresivo], como en (11a); ap+VERBO RESULTATIVO debe entenderse como [+irrealidad] como en (14b-c) y no como [+continuo,+progresivo] como en (14d). Ap también puede significar [+habitual], pero requiere del adverbio tutan (‘todo el tiempo’) como en (14a). Podríamos concluir que ap marca [+imperfecto], con valor de [+habitual], incluyendo la idea de [+progreso], y también [+neutro,+irrealidad], por ejemplo, [+futuro, +condicional].
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Como vemos, el CH marca la imperfectividad, incluyendo la idea de progreso, con la partícula ap+VINF, mientras que en español se hace mediante el morfema ndo. Sin embargo, en ambos sistemas se retienen las propiedades de temporalidad ([+/- puntual, simultáneo, sucesivo]), de aspectualidad (+/- perfectivo/aoristo, imperfectivo, neutral o irreal) y de modalidad: (+/-estátivo, dinámico; atélico, etc.). Ambos sistemas retienen la noción de [+continuo], cuyo valor está fuertemente condicionado por la clase semántica del verbo que lo marca, independientemente de su forma (simple o perífrasis), es decir, mediante verbos [+dinámicos] (actividades), aunque, como veremos más adelante, en español hay evidencia de verbos estativos usados en progresivo. Por otro lado, el español dominicano (ED), lengua con la que se halla en contacto el CH, es una variedad hispano-afrocaribeña (Megenney 1990; Lipski 1994; Schwegler 1996), caracterizada por un orden oracional bastante fijo SVO (Toribio 1991; Ortiz López 2007), semi pro-drop (Toribio 2001; Otheguy 2005; Ortiz López 2007). El ED y el español en general (como en inglés), aunque con algunas diferencias semánticas particulares (Klein 1980: 70), existe la posibilidad de recurrir lo mismo al progresivo como al presente habitual (4a-b), repetido seguidamente, aunque el resultado semántico/pragmático no sea necesariamente el mismo. (4) a. El sol sale alrededor de las siete de la mañana. (Klein 1980: 70) b. El sol está saliendo a las siete de la mañana (todos los días).
Sobre este particular, Koontz-Garboden (2003: 1294) ha rechazado que haya una similitud de significado entre la alternancia de formas sintéticas (15a) y analíticas (15b), como han defendido Comrie (1976), Westfall (1996) y Torres (2000). En cambio, propone que las estructuras analíticas en español son [+progresivo/-habitual] (4b-15b), mientras que las sintéticas (4a-15a) son [+progresivo, +/- habitual]. (15) a. Mira, sale el sol ahora b. Mira, está saliendo el sol.
(Koontz-Garboden 2003) (Klein 1980: 70)
Contrario a esta propuesta, notamos que en las lenguas en las que la forma progresiva se impone sobre el presente simple, como parece ocurrir en español, el presente se usa para otras situaciones, entre ellas, habituales (16a) o gnómicas sin referencia temporal (16b). (16) a. Diego enseña los lunes en la universidad de Sevilla. b. Los perros levantan la pata al orinar.
Según Comrie (1976), esta tendencia es bastante común en varios grupos genéticos y geográficos de lenguas, pero no parece ser una propiedad común en las len-
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guas criollas en las que las construcciones en perífrasis, tan comunes, podrían considerarse similares a las palabras morfológicamente complejas (De Graff 2001). En resumen, mientras en el español ‘estándar’, la forma AUX+-ndo representa una idea de temporalidad ([+progreso/+continuo]), como en (17a), (17) a. Estoy construyendo una casa.
aunque también ha incorporado la noción de [+habitual] (‘estudia/trabaja/escribe/juega’) como en (17b), (17) b. Luis está estudiando/trabajando/escribiendo la tesis/enseñando/jugando/ etc. en la Universidad de Puerto Rico.
En el CH, tales valores se forman mediante la partícula ap+VINF, la cual incluye, además del tiempo ([+habitual, +continuo, +futuro]), el aspecto ([+imperfecto]) y la modalidad ([+irrealidad]). Por lo tanto, la construcción de AUX+-ndo, preferentemente con estar+-ndo, ha ampliado sus usos a contextos [+habitual], de ahí la tendencia a las formas perifrásticas con AUX+-ndo para marcar la noción de [+progreso/ +continuo/ +habitual], o sea, una actividad que se realiza habitualmente o está en desarrollo (Torres Cacoullos 2002: 227)5. Esta tendencia hacia la generalización de formas analíticas (Thomason/Kaufman 1988; Silva Corvalán 1994) continúa aceleradamente su marcha hacia la incorporación de otros tiempos, entre ellos, el futuro (18a) y podría extenderse hasta el condicional (18b). (18) a. Luis estará estudiando/trabajando/escribiendo la tesis/ jugando en la UPR el próximo semestre. b. Luis estaría estudiando/trabajando/escribiendo la tesis/jugando en la UPR si hubiese estado vivo.
Si tal hipótesis fuera correcta, entonces la noción temporal de -ndo estaría extendiéndose al valor de aspectualidad. De esta manera, -ndo representaría no solo los valores de [+imperfectividad], sino también de [+irrealidad] o neutralidad, como ocurre en el CH, en las lenguas criollas y en muchas otras lenguas. A su vez, apoyaría que el futuro (la irrealidad) es más a menudo una diferencia de modo que de tiempo, como ha propuesto Camri (1985: 44). El sistema verbal analítico de las modalidades criollas, compuesto mediante partículas preverbales + infinitivos, como el CH (Lefevbre 1998; DeGraff 2001, 2005) y el palenquero (Schwegler 1996; Dieck 2000), por ejemplo, nos ofrece evidencia para postular la hipótesis de la aspectualidad frente a la temporalidad
5
Faltan trabajos de corte diacrónicos que comparen los usos del morfema -ndo. TorresCacoullos (2000) propone que el cambio lingüístico diacrónico es básicamente de alcance cuantitativo.
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en lo que se refiere a la forma -ndo en español, al menos (aunque no exclusivamente) en escenarios de contacto de lenguas.
4. Metodología Los hallazgos que exponemos en este trabajo se basan en los materiales grabados y en la observación partícipe a miembros de la comunidad fronteriza dominicohaitiana (Mapa 1). MAPA 1 Comunidad fronteriza dominico-haitiana
Para este análisis, seleccionamos una muestra de 41 sujetos, correspondientes a tres grupos de hablantes, según la variable etnicidad y el nivel de bilingüismo: haitianos con el español como interlengua, domínico-haitianos bilingües y dominicanos monolingües en español (Cuadro 1). Fueron conversaciones espontáneas o semi-espontáneas entre veinte y cuarenta minutos de duración. Después de transliterar las 41 entrevistas, identificamos todas las formas verbales y las formas en -ndo; codificamos los datos, según las variables lingüísticas y extralingüísticas bajo estudio (véase Hoja de Codificación) y, finalmente, sometimos los hallazgos al programa de tabulación cruzada SPSS con el objetivo de obtener las frecuencias, según las correlaciones entre el fenómeno -ndo y las variables lingüísticas y extralingüísticas bajo examen.
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CUADRO 1 Sujetos, según las variables etnicidad y bilingüismo Grupo étnico
Dominio lingüístico
Haitianos n = 17
Bilingües: créole L1 L2 español interlengua
Domínico-haitianos n = 14
Bilingües: Créole/español
Dominicanos n = 10
Monolingües L1 Español
CUADRO 2 Estructuras en gerundio, según la variable etnicidad Grupo étnico
Formas en Gerundio
Otras formas
Total
Haitianos (interlengua)
147 (7%) 36%
1906 (93%) 27%
2.053 28%
Domínico-Haitianos (bilingües)
125 (4%) 31%
2.703 (96%) 39%
2.828 38%
Dominicanos (monolingües)
131 (4%) 33%
2.391 (95%) 34%
2.522 34%
Total
403 (5%)
7.000 (95%)
7.403 (100%)
5. Resultados y análisis De un total de 7.403 estructuras verbales, obtuvimos un corpus de 403 formas en -ndo, de las cuales 111 (28%) representaron las formas simples y 292 (72%) las estructuras compuestas de AUX+-ndo. Los hablantes de la interlengua usaron más el progresivo, tanto en su forma simple como analítica (Cuadro 2).
5.1. AUX+-ndo De las formas compuestas en -ndo, el 70% correspondió a la estructura estar+ -ndo (19a); el 13% a las perífrasis progresivas del tipo ir/venir/andar+-ndo (19b)
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CUADRO 3 Estructuras compuestas del gerundio, según la variable etnicidad estar+-NDO llevar+-NDO
ir/venir/andar/ continuar+-NDO
quedar/seguir/ tener+-NDO
acabar/terminar +-NDO
Total
Haitianos
76 (74%) (37%)
9 (9%) (23%)
4 (4%) (25%)
15 (14%) (45%)
104 (36%)
Domínicohaitianos
59 (68%) (29%)
19 (22%) (49%)
6 (7%) (37%)
3 (3%) (9%)
87 (30%)
Dominicanos
70 (68%) (34%)
11 (11%) (28%)
6 (6%) (38%)
15 (15%) (45%)
102 (35%)
Total
205 (70%)
39 (13%)
16 (5%)
33 (11%)
292
Grupo étnico
y el restante 16% a las perífrasis continuativas como quedar/seguir/continuar/ acabar/terminar/tener+-ndo (19c) (Cuadro 3). (19) a. Yo ahora yo no sé qué está haciendo ahora (H). b. Pero ahora cuando andamo (andan) recogiendo (a) los haitianos pa’ mandarlos pa’ la caña (...?) aquí...(H). c. ¿Quién es que le daba la cédula a los haitianos que tienen muchos años viviendo aquí? (DH).
La tendencia hacia las formas analíticas, e.g. del progresivo y del futuro, parece ser una característica de la lengua meta, el español dominicano, y del español en general. Asimismo, el CH es una lengua analítica. Por ende, dentro de este escenario es natural que la L2, la interlengua, presente un comportamiento más analítico en las construcciones de -ndo que los monolingües y los bilingües y, a su vez, usos más innovadores de -ndo, como 20a-b. (20) a. Sí. Cuando vengan del río van llendo ir con dominicano y haitiano a escuela, entonceh ahí Ø aprenden. b. Y con otro que sabe hablando, pero hay dominicanos que viví en Haití también.
Los datos cuantitativos prueban la tendencia hacia las formas analíticas de AUX+ -ndo, preferiblemente en presente. En el 72% de los casos, estar+-ndo representa el valor de [+presente], ya sea progreso, continuo o habitual (21a-c); el 20% de [+pasado] (22a-b) y el 8% de otros tiempos, como el futuro (23). No obstante, el valor de imperfectividad se impone en el 93% de los contextos.
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(21) a. Aquí trabajamoh con dó jente. Yo he tiene uno que e’tal jalando alante y doh atráh en la carretilla cuando lo calgamoh pa’ ilnoh en la playa (H). b. Es una doña que se llama (Malibel?). Ella está tratando los haitianos malo. Se está quitando la cédula a los haitianos que son nacidos y criados aquí en la República Dominicana (DH). c. Ahora mismo yo no toy trabajando. Y pueh mi hija me suple, pero yo no puedo ehtay, sabe no ehtoy cogiendo ninguna ayuda (D). (22) a. ...Yo fui allá a la casa de él. Él estaba preguntando a mí: “¿Cómo tú estás?”. Yo estoy, yo le dició yo estoy bien (pasado) (H). b. Bueno, el tiempo que yo lo fui a ver en la capital estaba negociando, haciendo (?) para vender (H). (23)
Sí, señor. Tengo que seguí, que trabajar, ehtusiar (estudiar) y trabajando, loh doh trabajoh tengo que hacer (DH).
Como muestran los ejemplos citados previamente, el auxiliar estar aparece acompañado por predicados dinámicos (Cuadro 4), principalmente de actividad y atélicos6 (87% de los casos) en los tres grupos lingüísticos, lo que coincide con la idea de que el aspecto imperfectivo admite tanto la noción de habitualidad, progresividad como de continuidad (Fernández 2000: 56). CUADRO 4 Clases de verbo estativo/dinámico en las estructuras compuestas del gerundio, según la variable etnicidad Grupo étnico
6
Estativos
Dinámicos
Total
Haitianos
4 (13%) (35%)
90 (87%) (36%)
104 (36%)
Domínicohaitianos
13 (15%) (33%)
73 (85%) (29%)
86 (29%)
Dominicanos
13 (13%) (33%)
89 (87%) (35%)
102 (35%)
Total
40 (14%)
252 (87%)
292
El acercamiento composicional (compositional approach) (Anderson 2002; Smith 1997; Verkuyl 1993) hace hincapié en un análisis amplio del predicado, entiéndase tanto el verbo como su argumento, de ahí a que propongan una clasificación distinta entre verbos de actividad y atélicos, por ejemplo tomar un vaso de agua vs. tomar agua; caminar una milla vs. caminar por la calle. Esta distinción de los tipos de predicado podría ser útil para los usos de AUX + -ndo.
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En otras palabras, los datos prueban que la forma perifrástica del progresivo AUX+ -ndo se impone en contextos de presente, lo que apoya a primera vista un desplazamiento del presente habitual. La estructura AUX+-ndo ha incorporado tanto el valor de progreso, con el que tradicionalmente se ha asociado, como las nociones de continuo y habitual, tanto en hablantes monolingües (24a), bilingües (24b) como de interlengua (21a), en este último grupo con frecuencias más altas (80%). (24) a. Pue, lo má me motiva a mí e que , o sea que ya uno con los años se siente un poco cansado y si una etá viviendo aquí uno tiene que trabajai bien duro para poder sobrevivil (D). b. Se (Les) está(n) quitando la cédula a los haitianos que son nacidos y criados aquí en la República Dominicana (DH).
La forma analítica de estar+-ndo también ha ampliado sus entornos semánticos hacia verbos estativos (14%), tanto en sus formas simples como perifrásticas (Cuadro 4), sin que se manifiesten diferencias significativas entre los tres grupos lingüísticos.
5.2. -ndo SIMPLES Los resultados demuestran diferencias marcadas entre los grupos lingüísticos en los usos de la forma -ndo simple, entre los que se destacan los hablantes de interlengua y también los bilingües. Estos dos grupos usan más frecuentemente la forma -ndo simple para marcar el TMA u otras funciones. Entre las funciones sintácticas más frecuentes del -ndo simple se encuentra la de marcador de TMA (62%) (Cuadro 4), como en (25a) frente a otras funciones: nominativas/adjetivales (26%) como en (25b) y adverbiales (13%) similares a (25c). (25) a. ¿Jóvenes como yo? Yo lo que paso en mi familia tener dinero así pero no eh para mí. Yo viviendo en Haití, comprando como cosas y andar vendiendo y consigue dinero para comprar ropa (H) b. Ay sí, matan a gente también… Los hombres andando con un machete a sí (H). c. ¿Cómo tú crees que me voy a romper mi cabeza buscando veinticinco o treinta mil dólares para mandarlos? (H)
Existe una clara tendencia (79%) en la interlengua hacia la forma -ndo simple como marcador TMA. Este hecho coincide con los datos cualitativos que se han mencionado del español en contacto con otras lenguas. Asimismo, la interlengua manifiesta mayor elisión del auxiliar7, lo que parece probar, por un lado, el cono7
Se deben examinar los contextos en donde se hayan elidido los auxiliares, porque podrían responder a una mención previa del auxiliar mediante una pregunta del entrevistador o
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cimiento aspectual que poseen estos hablantes del progresivo y, por otro, la adquisición incompleta de la flexión verbal de L2, tipológicamente distinta a la del CH, como lo documentan las siguientes oraciones (26a-b): (26) a. E: I: b. E: I: E: I:
¿Y [habla] en créole o en español? Hablar créol, y ‘tonse yo Ø hablando con el otro en ehpaño (H). ¿Hay una pelea allí, verdad? Sí, una pelea. ¿Por qué [pelean]? Doh mujeres Ø peleando (H).
Es necesario indagar en torno a los valores de esta construcción simple en -ndo8. Habría que responder, primero, por qué se convierte la forma -ndo simple con función de TMA en universal de adquisición en la interlengua, como prueban cuantitativamente estos resultados, y evidencian cualitativamente otros estudios citados previamente; segundo, por qué ha expandido tal forma sus usos en los demás grupos de hablantes, incluyendo a monolingües, como se prueba en éste y en otros trabajos previos (Torres Cacoullos 2000; Cortés 2005; González 2005).
5.3. VALORES TEMPORALES Y ASPECTUALES DE -ndo SIMPLE Las construcciones simples en -ndo sustituyen tanto las formas verbales flexivas como las perífrasis de AUX+-ndo. Respecto al valor temporal, la mayor parte de estas construcciones en -ndo se imponen sobre el presente con valor [+progreso/+continuo] como en (27a-b), y con valor [+habitual] como en (28a-c). Asimismo, hay casos, aunque limitados, que marcan [+irrealidad], como (29a-b), y [+perfectividad], como (30a). (27) a. E: I: b. E: I:
¿Quiéneh son toda la gente? Eh...loh haitianoh comprando poquito a poquito. (DH) ¿Y hay dominicanos? Sí, vendiendo y comprando (H/M).
interlocutor o a una estructura con AUX+-ndo, enunciada previamente por el propio hablante como, ocurre en los siguientes ejemplos: E: Explícame eso. I: Eso es bien igual. Igual es que si cuando está cantando una persona, entonces otro Ø tocando (DH). E: ¿Y cómo puedeh conseguir la cédula? I: Ø Sacándola allí en Pedernales (DH). 8
Junto a la forma -ndo, estarían también las formas en infinitivo y las estructuras verbales en tercera persona invariable sobre las cuales hemos ofrecido algunas explicaciones (Ortiz López 2001).
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(28) a. I: Yo viviendo en Haití, comprando como cosas y ....(H). b. I: Yo andando todos los días. Yo andando el lunes, el martes, el sábado. Todos los días, todos los días andando, andando para buscarme la vida (H). c. E: Pero, ¿qué hacen loh haitianoh acá, al lado de acá? ¿A qué se dedican? I: Trabajando. [+imperfectivo (presente habitual)] E: ¿En que (trabajan)? I: Bueno, ello se dedican trabajando [+imperfecto (presente habitual)] la agricultura, eh… y haciendo [+imperfecto (presente habitual)] otra cosa también en trabajando [+imperfectivo (continuo) en la casas que ehtán haciendo [+imperfectivo (continuo) (DH). (29) a. E: ¿Cuánto tengo que pagarle? ¿Cuánto me cobra (si lo empleo)…? I: Entonces, ¿usted que no sabe? Cuando el llegando [(+irreal/ (presente del subjuntivo)] él te va a lavar, él te va a limpiar la casa (H) b. E: ¿Y cómo eh la vida en Ansapito? I: Duro. E: ¿Por qué? I: Si el presidente no da trabajo a uno. Entonce uno no trabajando [+irreal] no progresa (DH). (30) a. E. ¿Ni un chelito? I: Ni un chelito. Yo gasta tres mil pesos de seguro. Yo estaba enferma. Yo gasta tres mil pesos de seguro. Fue al papá de él, fui allá en mi casa a rogué … a cuando él llegando. [+anterior (pretérito)]. El no dale ni un chelito a mí, ni un chelito (H).
En principio, la forma en -ndo, como marcador de TMA, parece comportarse como el progresivo en las estructuras compuestas de AUX+-ndo. En ambas construcciones se impone el valor [+progresivo,+continuo] sobre el presente [+habitual] o [+progreso,+continuo]. Ello nos lleva a examinar tanto el aspecto, como el modo de acción o aspecto léxico. El primero se refiere a la forma como se observa la organización interna de una situación (Comrie 1976; Rojo 1990), mientras que el segundo, se ha entendido como la entidad eminentemente semántica que le permite al hablante optar por un punto de vista u otro, según los predicados de la oración, es decir, según los tipos de verbos: estado, actividad, realización y logro (Vendler 1967), cobijados, a su vez, bajo la clasificación dicotómica de verbos estativos vs. dinámicos. En cuanto al aspecto de las formas simples, los datos cuantitativos tienden a favorecer el valor imperfectivo de las construcciones en -ndo, como en (28). No obstante, hay datos, aunque cuantitativamente menos frecuentes, que muestran usos de -ndo con valor de [+irrealidad] (29) y de [+anterioridad] (30). En cuanto a la clase semántica del verbo, los datos del Cuadro 5 confirman que las formas simples, independientemente del valor sintáctico que posean (verbal,
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CUADRO 5 Clases de verbo estativo/dinámico en las estructuras simples del gerundio, según la variable etnicidad Grupo étnico
Estativos
Dinámicos
Total
Haitianos
9 (21%) (56%)
34 (79%) (36%)
43 (39%)
Domínicohaitianos
3 (8%) (19%)
36 (92%) (38%)
39 (35%)
Dominicanos
4 (14%) (25%)
25 (86%) (26%)
29 (26%)
Total
16 (14%)
95 (86%)
111
adjetival, adverbial) ocurren principalmente con verbos dinámicos (86%), y no hay diferencias marcadas entre los tres grupos. Nuevamente, los hablantes con el CH como L1, hacen mayor uso de -ndo simple con verbos estativos, como ocurre en (31a-b), lo que en principio parecería una reducción semántica de la clase verbal. (31) a. I: Eh que hay mucho que ehtán dentro de loh errores y no reconoce su errol, ¿entiende? Entonce puede dal de que yo soy , de que veldaderamente yo siento, yo lo soy y habla del otro siendo el peol. b. E: ¿Y lleva como cinco años acá? I: En ese tiempo que tiene ella viviendo aquí fijamente conmigo como cinco año (H)
Las formas progresivas simples y compuestas se producen con verbos dinámicos (94%), e independientemente del grupo etnolingüístico, se usan con verbos de actividad (Cuadro 6). Son los verbos dinámicos de actividad los más apropiados para referirse a una situación abierta y en desarrollo. El comportamiento lingüístico que hacen estos hablantes de las formas progresivas simples y compuestas con verbos dinámicos (e.g. de actividad) parece lógico, ya que en ambas lenguas el progresivo se manifiesta con verbos dinámicos, aunque en el CH esta correlación es más categórica, como vimos en (11). Entre estos verbos dinámicos de actividad se destaca cuantitativamente el verbo trabajar en su forma -ndo, simple y compuesta (25%, 37/146), como en (32a-c). (32) a. E: ¿Qué se hace aquí en la frontera? I: Aquí trabajando (H)
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CUADRO 6 Tipos de verbo dinámicos en las estructuras en gerundio, según la variable etnicidad Grupo étnico
Actividad
Realización
Estado
Total
Haitianos
118 (95%) (34/84) (36%)
3 (2%) (—/3) (3%)
2 (2%) (—/2) (50%)
123 (124) (36%)
Domínicohaitianos
107 (100%) (36/71) (32%)
1 (.08%)
101 (23/78) (31%)
8 (2/6) (67%)
2 (—/2) (50%)
111 (114) (32%)
326 (94%)
12 (3%)
4 (1%)
342 (347)*
Dominicanos
Total
b. E: I: c. E: I:
108 (41) (32%)
Pero, ¿qué hacen loh haitianoh acá, al lado de acá? ¿A qué se dedican? Trabajando (DH). ¿En qué? Bueno, ello se dedican trabajando la agricultura, eh… y haciendo otra cosa también en trabajando en la casas que ehtan haciendo (DH).
No obstante, hay evidencia de verbos estativos en progresivo (14%), lo que parece apoyar que los sujetos no siguen las restricciones semánticas de permanencia de estado, de ausencia de agentividad, de acción y duración (Sedano 1999: 602). Dentro de estos se destacan los verbos de permanencia/existencia con 54%, entre ellos, el más usado vivir, como en (33a-b) y los de percepción inerte y conocimiento (38%), como en (34a). (33) a. E: ¿Tú sabías que yo era dominicano o puertorriqueño? I: De que tú ereh dominicano, viviendo, nacio y criado eh la folma de tu hablal (H). b. E: ¿Pero llevas más tiempo acá? I: Pero ella tenía más tiempo porque ella siempre venía aonde la hermana y duraba tiempo aquí trabajando. Pero en ese tiempo que tiene ella viviendo aquí fijamente conmigo como de cinco año (H). (34) a. E: Aquí en Santiago, eh grande la… I: Perteneciendo a Santiago con to’ y Puerto Plata (D)
Los verbos estativos, incluyendo los de percepción y conocimiento, como mirar, pensar, creer, etc., aunque podrían verse como procesos mentales en estado per-
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manente, pragmáticamente tales actos se encuentran en desarrollo, por lo que los hablantes optan también por sus formas progresivas, como en (35). (35) I: El primel día que fuimos a tiral gasolina fue con un cuñado mío. Fuimos unoh amigoh. Fuimos como dieh. Y un negro por pensando que uno hablaba y porque ehta de noche, yo pensaba que no hablaba haitiano… (AY).
Además, verbos como vivir, ser, pertenecer, mirar, pensar, aprender, conspirar, etc. presentan la situación en estado experimental, preferible que en estado cambiante o susceptible de tener distintos grados como ha propuesto Sedano (1999: 610). Tal comportamiento parece ser más frecuente de lo que se piensa. De ahí su valor de imperfectividad ([+progreso/+continuo]), sin que ello impida que aparezcan también con su rasgo [+habitual], como parece darse en variedades del español como L1 (36a-c). (36) a. María está siendo evaluada para la posición de catedrática (PR). b. Luis está teniendo problemas en sus estudios de doctorado (PR). c. ¿Qué se está creyendo la estudiante esa? (PR).
Por lo tanto, en estos procesos parece que se imponen necesidades pragmáticas/ semánticas de los hablantes, por encima de razones externas a la lengua como se había pensado. De esta manera, la clasificación semántica de los verbos dependerá principalmente de la pragmática de la comunicación. Finalmente, en cuanto al comportamiento de los verbos dinámicos en relación con la telicidad del verbo (Vendler 1967), se desprende que los verbos de actividad sin metas (atélicos), se imponen tanto en las formas -ndo, simples (98%) como en las compuestas (95%), y en todos los grupos etnolingüísticos con más de 93% de las ocurrencias. Ambos grupos L1 y L2 poseen la misma noción semántica de los verbos dinámicos.
6. Discusión y conclusiones La tendencia de las formas analíticas con valor [+progreso], [+continuo], [+habitual], es decir, [+imperfectividad], en la que se destaca la interlengua, coincide con los resultados sincrónicos de otras comunidades de habla, monolingües y bilingües (Sedano 1999; Torres Cacoullos 2000; Cortés 2005; González 2005). Tales investigaciones en conjunto prueban la tendencia universal hacia las formas analíticas frente a las sintéticas tanto en hablantes de L1 como de L2, incluyendo las lenguas criollas (Lefevbre 1998; DeGraff 2001, 2005). Esta construcción en -ndo evidencia una ‘voz durativa’ del acto real del presente. Esta construcción, con preferencia hacia estar+-ndo forma parte del desarrollo del español, como ha
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documentado Torres Caucollos (2000). Por lo tanto, los condicionamientos internos universales, la semántica del verbo y la pragmática, se imponen en los usos diacrónicos y con más frecuencia en formas sincrónicas, no canónicas, de -ndo. En la interlengua, esta forma verbal (simple o analítica) recoge una noción más amplia que la de tiempo, es decir, la idea de aspecto, como ocurre en el CH y en otras lenguas, rasgos que se han evidenciado en bilingües y en monolingües. Aunque como han concluido Klein/Dietrich/Noyau (1995: 278) apenas existe influencia significativa de L1 en la adquisición de la temporalidad de L2, el CH, al igual que la lengua meta, en este caso el español dominicano, manifiesta un comportamiento analítico, por ende, en lo que al progresivo se refiere, convergen las fuerzas a favor de las construcciones analíticas. Asimismo, en el CH, como en los criollos, la noción del aspecto predomina frente a la de temporalidad, debido a la ausencia de afijos flexivos de tiempo y concordancia, una característica heredada de las lenguas Kwa (De Graff 2005). Este rasgo contribuye a que durante las primeras etapas de la adquisición del TMA del español como L2, las estrategias de la interlengua sean las de usar formas verbales en infinitivos, en -ndo y en tercera persona (Ortiz López 2006). En hablantes de interlenguas, tales estructuras y valores pasan a formar parte de su gramática, como sucede en variedades reestructuradas parcialmente (Holm 2004). En la interlengua, la noción de progresividad que conlleva, a su vez, los rasgos [+habitual], [+progreso], [+continuo] y hasta [+futuro], impone la idea de imperfectividad y hasta de irrealidad en estos hablantes. Esta idea aspectual de continuidad frente a la de temporalidad es congruente con la semántica de los verbos que acompañan la forma -ndo: la dinamicidad y la atelicidad. De ahí que los hallazgos demuestren contundentemente que -ndo ha extendido sus usos hacia el presente habitual, mediante formas perifrásticas con auxiliar (preferentemente con estar) +-ndo para marcar la noción de [+habitual], [+progreso], [+continuo], es decir para expresar una actividad que se realiza habitualmente o está en desarrollo (Torres Cacoullos 2002). Estos predicados que acompañan a los auxiliares expresan estados abiertos, durativos y sin metas. Esto coincide con la idea de que el aspecto imperfectivo admite tanto la noción de habitualidad, progresividad como de continuidad (García Fernández 2000: 56). Este hecho parecería a simple vista que se trata de un cambio lingüístico, como resultado de la gramaticalización de la forma -ndo, tanto de la forma analítica frente a la sintética como de la dinamicidad frente la estaticidad. Como sabemos, la tradición había visto una incompatibilidad entre las formas progresivas perifrásticas y los verbos estativos, aunque ya King/Suñer (1980) habían reconocido el uso de esta combinación. Los estudios recientes (Torres Cacoullos 2000; Cortés 2005; González 2005) prueban como la lista de verbos estativos comienza a
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ganar terreno en sus formas -ndo, entre ellos los de percepción sensible (ver, oír, sentir, etc.) y los de conocimiento o actividad mental (pensar, analizar, etc.). Esta tendencia hacia la generalización de formas analíticas (Thomason/Kaufman 1988; Silva-Corvalán 1994) parece acelerarse en escenarios de contacto de lenguas, mediante la incorporación de otros tiempos (entre ellos, el futuro y el condicional), logrando así que el progresivo, simple o perifrástico, adquiera el valor más de aspectualidad ([+imperfectividad], [+irrealidad,+neutro]) que de tiempo ([+progreso], [+continuo]). Por lo tanto, los hablantes del español, monolingües, bilingües y adultos, adquirirían un parámetro semántico, funcional, del morfema -ndo antes que el marcador formal. Esto coincide con los estudios sobre la adquisición, incluyendo los criollos. De esta manera se explicaría cómo durante la adquisición del español por parte de Hs y DHs se impone el aspecto léxico, como categoría semántica, no marcada morfológicamente, sobre el tiempo verbal gramatical. Además, apoyaría el papel que desempeña la GU en la adquisición del español como L2 en los Hs y DHs. En la interlengua de estos hablantes se imponen las categorías funcionales sobre las formales, y una de las primeras en imponerse es la forma -ndo, simple y analítica. Es decir, el ‘acceso directo’ a la GU, y las transferencias de los parámetros semánticos del CH, en este caso, del aspecto sobre el tiempo, se fijan en la gramática de la interlengua (L2) como ha apuntado (Schwartz/Sprouse 1996). Estos hablantes de L2 demuestran que conocen las propiedades abstractas de la lengua, entre ellas las categorías funcionales, en este caso el aspecto, y los resultados sintácticos que tienen, pero muchos no han adquirido las reglas que les permitan marcar morfofonológicamente tales propiedades (Gavruse/Lardière 1996). La transferencia del parámetro de aspecto gramatical y léxico del CH al español, o sea, la imperfectividad, la dinamicidad y la durabilidad sobre la morfología verbal de TMA del español parece apoyar el principio de “identificaciones interlinguales” de Selinker o paralelos lingüísticos, visto como un proceso de adquisición dinámico que permitirá el desarrollo lingüístico de los hablantes. Por ello, los datos del gerundio alternan con formas verbales flexivas, es decir, la variabilidad en el manejo de la morfología para marcar TMA que manifiestan los hablantes de L2 evidencia el proceso dinámico de la adquisición de L2, y que se ve reforzado por variables lingüísticas como las que hemos examinado, y por factores extralingüísticos como el tipo de contacto, la edad del sujeto, el grado de bilingüismo (Selinker 1996; Schwartz/Sprouse 1996). En resumen, al comparar nuestros hallazgos con los estudios previos, en torno a tres grupos lingüísticos, interlengua, bilingües y monolingües, podemos concluir que las propiedades semánticas/funcionales, asociadas con los verbos (aspecto gramatical y aspecto léxico o modo de acción; Klein 1992; García Fernández
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2000; Smith 1997; Vendler 1967) se imponen sin mayores dificultades, de ahí que el progresivo, se convierta en un candidato favorito para marcar TMA en la interlengua, también en bilingües y, hasta en monolingües. Son las propiedades flexivas de tiempo y concordancia de los verbos las que representan ciertas barreras en su aprendizaje. Por lo tanto, es de esperarse que tanto los niños monolingües, los bilingües y los adultos de español como L2, en general, converjan en las propiedades semánticas/pragmáticas de la gramática del español de un hablante adulto, siguiendo los modelos establecidos tanto por la Gramática Universal (GU) como por las parámetros específicos del español. En esa gramática, el valor del progresivo, simple y perifrástico, principalmente con estar+-ndo, contiene información temporal [+habitual], [+progreso], [+continuo] y menos puntual; aspectual gramatical ([+imperfectivo], y con tendencias hacia la irrealidad), y aspecto léxico ([+dinámico] y [+atélico]), aunque con cierta extensión hacia ciertos verbos estativos. Los predicados supuestamente ‘innovadores’ en -ndo que construyen estos y otros hablantes, bilingües y monolingües, presentan rasgos inherentes: verbos dinámicos principalmente de actividad en desarrollo o con valor durativo o imperfectivo y atélicos, como ocurre en los criollos. Dentro de este comportamiento podemos incluir a hablantes Hs y DHs bilingües adultos ESQUEMA 1 CH
ESPANOL ESTÁNDAR
Ap + progresivo (+dinámico) + habitual + futuro
AUX + -ndo* +progresivo (+dinámico) +habitual?
(+imperfectivo/+irreal)
(+imperfectivo)
*La forma -ndo es mucho más frecuente con verbos dinámicos.
ESQUEMA 2 ESPAÑOL NO ESTÁNDAR (DOMINICANO)
ESPAÑOL HAITIANIZADO (INTERLENGUA)
-ndo* (compuesto) +progresivo (+/-dinámico*) +habitual +futuro
-ndo* (simple y compuesto) +progresivo (+/-dinámico) +habitual +futuro
(+imperfecto/+irrealidad)
(+imperfecto/+irrealidad)
*La forma -ndo es mucho más frecuente con verbos dinámicos.
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que viven en una situación de contacto de lenguas, y frente a lenguas tipológicamente diferentes, como son el créole y el español. Esto podría expresarse según los Esquemas 1 y 2.
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ESPAÑOL DE CONTACTO, ESPAÑOL ANDINO Y ESPAÑOL AMAZÓNICO: ESTUDIOS DE CASO EN COMUNIDADES SIKUANI, WAYÚ Y TIKUNA1 MARÍA EMILIA MONTES RODRÍGUEZ Universidad Nacional de Colombia
1. Introducción Presentamos aquí resultados de una fase de investigación en la que se caracterizan en términos macrosociolingüísticos las funciones y valoración social de las lenguas en población bilingüe, un estudio piloto sobre procesos de mantenimiento y sustitución en tres casos correspondientes de lenguas indígenas de distinta filiación y habladas en puntos geográficos diferentes (Montes et al. 2004, 2006). Diversos estudios adelantados previamente en la Universidad Nacional en otros puntos de la Amazonía y el piedemonte andino-amazónico (cf. Alarcón 2001; Rodríguez 2004, 2000; Fagua 2004, 2000; Rey 2001, 2000; Ávila 2001) habían permitido establecer tendencias sociolingüísticas así como recopilar corpus de español de bilingües con diferentes grados de competencia en las lenguas implicadas2. La extensión del español a regiones donde nada o poco se hablaba a mediados del siglo XX, es un hecho en desarrollo que merece un seguimiento detallado, sobre todo en la Amazonía. No solo los fenómenos de ‘sustrato’ amerindio son pertinentes, también lo son las consecuencias del contacto interdialectal, resultado de una serie de oleadas migratorias.
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Resultados del proyecto de investigación ‘Bilingüismo y contacto de lenguas. Estudios de caso’ financiado por la Universidad Nacional de Colombia entre el 2004 y el 2006. Coinvestigadores estudiantes: Héctor Ramírez (Maestría de Lingüística); Abel Santos, Pilar Rojas y Estela Sánchez (Carrera de Lingüística de la Sede Amazonas). Trabajos como el de Ávila fueron orientados por Rubén Arboleda, con el propósito de contar con corpora extensos de español de bilingües indígenas. El diagnóstico sociolingüísico del departamento del Amazonas, que comprende los trabajos de Alarcón, Rey, Rodríguez y Fagua, fue orientado por Olga Ardila y un equipo de profesores.
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Se sabe que el mantenimiento de lenguas amerindias, incluso de aquellas con fuerte peso demográfico, pasa con frecuencia por el mantenimiento de la marginalidad de los hablantes y de los territorios indígenas; también se asocian con profundos valores identitarios y de resistencia, lo que explica su persistencia en condiciones no favorables3. Dada la acelerada urbanización e integración de algunas regiones amazónicas, y de otras regiones tradicionalmente aisladas, se asiste a una reconstitución de las fronteras culturales y lingüísticas; en ese contexto el problema indígena aumenta, emerge un bilingüismo generalizado y subtractivo4.
2. Un perfil demográfico de los indígenas en Colombia Colombia difiere de otros países andinos vecinos como el Ecuador y el Perú, porque en estos últimos hay grupos numerosos y homogéneos de hablantes de lenguas indígenas; en cambio nuestro país cuenta con una pequeña población indígena altamente diversa ubicada en zonas fronterizas y reductos interiores, siendo en ello más parecido al Brasil y a Venezuela. Se constata –como en otros países andinos– la tendencia al bilingüismo generalizado y al monolingüismo en español, proceso paralelo al descenso de la población rural y a la conversión progresiva en países más urbanos5. De esto no están exentos los territorios amazónicos, donde hoy se concentra aún gran parte de la diversidad lingüística americana como lo afirma Domínguez (2001: 1): A principios del siglo XXI el amazónida promedio trabaja en la ciudad y no vive en el campo, vive en barrios de invasión y no en malocas, viaja hacinado en buses urbanos y no en canoas, habla portugués, castellano, inglés, francés u holandés en lugar de lenguas indígenas (....) ¿hasta dónde nos enfrentamos a una nueva catástrofe ineludible o, por el contrario, a un reto formidable al que podríamos encontrarle múltiples salidas?
Los datos definitivos sobre el número de indígenas que se han discutido oscilaban entre medio millón y más de un millón de personas. En el 2005, según el
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Así lo considera Russinovich Solé (2001) en su estudio sobre el guaraní del Paraguay. Paradójicamente se fortalecen políticas lingüísticas regionales y las acciones de las organizaciones indígenas contra la desaparición de las lenguas étnicas; se hace necesaria una evaluación de la pertinencia de los programas académicos de formación de docentes indígenas y de las escuelas indígenas (A. Santos, comunicación personal). Es inevitable que las comunidades indígenas se estén urbanizando. El asunto es la pertenencia, la identidad étnica y cultural de los indígenas en ese nuevo contexto que hace evidente la poca fortaleza de la educación indígena tal y como se ha entendido hasta hoy (A. Santos, comunicación personal).
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censo nacional, de una población nacional de 41.468.384, la población que se autorreconoce como indígena corresponde a 1.378.884, es decir al 3,4% del total nacional; se anota que “la población que se reconoció étnicamente en el 2005 es significativamente mayor que la que se reconoció en el censo 93, el 1,6% se reconoció indígena...”. Se atribuye esto a la metodología usada para captar la presencia étnica y al proceso de visibilización de estos grupos que se viven en el país (DANE 2005). Para los departamentos en los que están las comunidades del estudio Bilingüismo y contacto de lenguas (Guajira, Amazonas, Vichada), los porcentajes de población indígena están entre 42% y 45%. A partir de los datos presentados por el DANE en forma de gráficas y mapas, se extraen los siguientes datos: CUADRO 1 Porcentaje de población indígena por departamentos
Departamentos
Porcentaje de población indígena
Guajira, Guainía, Vichada, Vaupés, Amazonas
Entre 22 y 61%
Córdoba, Sucre, Chocó, Cauca, Nariño, Putumayo
Entre 6 y 21%
Guaviare, Santander, Tolima, Caldas, Risaralda
Entre 3 y 5%
Atlántico, Arauca, Casanare, Meta, Caquetá Resto del país
2% Menos del 1%
La periferia y las zonas de frontera son los lugares con mayor proporción de indígenas; los departamentos del centro andino, altamente poblados, tienen en general menor proporción de población indígena. No hay censo por grupos étnicos. La información se presenta siempre distribuida por departamentos. El DANE da un listado de 856 nombres de los pueblos indígenas o etnias agrupados en regiones. Algunos de los grupos considerados como numerosos en Colombia son los paeces con más de 100 mil personas distribuidas en varios departamentos del Sur Occidente; los guajiros o wayú, con aproximadamente 150 mil en Colombia (y un mayor número en Venezuela); los emberas, alrededor de 55 mil (10 mil en Panamá); los sikuani de la Orinoquia, calculados
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Subsisten los problemas para diferenciar y reconocer etnias y lenguas. Aparecen nombres de grupos que se consideran extintos, en algunos casos hay sobrediferenciación pues dialectos o segmentos clánicos de un mismo grupo aparecen como grupos diferentes.
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MAPA 1 COLOMBIA. Zonas consideradas en el estudio Bilingüismo y contacto de lenguas. Zonas consideradas en otros estudios citados
en 20 mil en Colombia, más otra parte en Venezuela. Los tikunas del Trapecio son casi 7 mil en Colombia (más aproximadamente 20 mil en Brasil y 5 mil en Perú)7. Por debajo de mil hay numerosos grupos. En cuanto a los nómades selváticos Makú, hasta hace poco aislados del contacto y monolingües (nukak, yujupde, kakua y otros subgrupos en el Brasil), su cifra es incierta. Reportes de derechos humanos informan que su número pasa de 1.300 en 1988 a unos 400 o 500 hoy, de estos entre 200 y 250 se refugiaron en la ciudad de San José del Guaviare como consecuencia de la presencia de actores armados en su territorio a partir del 2004. Son pueblos en peligro de extinción, con alta fragilidad ante cambios bruscos en hábitos alimenticios y patrones de residencia (MIV 2006). Grupos como los muinane o los nonuya de la Amazonía tienen
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No disponemos de cifras oficiales actualizadas de censos por etnias. Se toman a manera de ejemplo datos de muy diversas fuentes etnográficas de diferentes fechas.
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poblaciones que no llegan al centenar y con bajo número de hablantes efectivos de la lengua. Los okaina son muy pocos en Colombia y pueden ser hasta 300 en el Perú, con apenas 50 hablantes con competencias diferenciales; los que se asientan en ciudades como Iquitos se ‘diluyen’ entre otros pobladores urbanos (D. Fagua, comunicación personal 2007). Los ‘reductos’ andinos o selváticos en los que se han concentrado poblaciones marginalizadas que mantienen la lengua, también existen en Colombia. López (1988: 8) señalaba así el carácter del Sur andino de Ayacucho a Puno, un bastión de las lenguas mayoritarias, quechua y aymara, hoy “reducidas a la condición de vernáculos”. Pozzi-Escott (1988: 113) compara resultados de los censos de 1940, 1961 y 1981 en el Perú, y encuentra el porcentaje que vive en área rural disminuye dramáticamente desde una cifra cercana al 64% en 1940 a una cifra cercana al 45% en 1981. Existen en Colombia tendencias similares que indican la conversión rápida en un país urbano. Los datos de los censos de 1973, 1985, 1993 y 2005 sobre número de población en las ‘cabeceras’ municipales y en el ‘resto’ así lo muestran (anexo 1). Hoy en día más del 70% de la población está en las ciudades, lo que implica un rápido cambio en pocas décadas. La cifra de personas en áreas rurales ha subido muy poco, de 9 a 10 millones, mientras que el incremento poblacional ha corrido por cuenta de los pobladores urbanos que pasan de algo más de 13 millones en 1973 a más de 31 millones en el 2005 (anexo 1). En el censo del 2005 no hubo preguntas específicas sobre la lengua indígena y el español; para encontrar resultados de este tipo acudimos a cifras provisionales (tomadas de un ensayo de censo de 1997). Sobre una población censada de más de 400 mil indígenas a quienes se les hizo pregunta sobre su lengua étnica, los resultados mostraron un bajo grado de monolingüismo en lengua nativa8, solo el 21,4% dice no hablar español, obviamente estos datos varían mucho regionalmente y por grupos étnicos como puede verse en los anexos 2, 3 y 4. Parece que de manera global en la Amazonía y en la Orinoquia9, regiones de integración tardía a ciertas dinámicas nacionales de los siglos XIX y XX10 y en las que 8
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Para el caso colombiano debe tenerse en cuenta que hoy en día varios grupos que se identifican como indígenas son hablantes nativos de español desde hace varias generaciones (zenúes de Córdoba, pastos de Nariño, coyaimas del Tolima, cocamas del Amazonas). Macro-regiones que comprenden una serie de departamentos ubicados al Oriente y al Sur Oriente del territorio colombiano, que hasta hace unas décadas eran ‘Territorios Nacionales’ (y zonas de misión en las que la educación se delegó a la iglesia católica), una escala menor en la jerarquía de la división político-administrativa del país. No quiere esto decir que se hayan mantenido aisladas de los procesos coloniales y de conquista pues las tempranas incursiones por el río Amazonas, la fundación de misiones en éste
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subsiste la mayor diversidad etnolingüística, el monolingüismo en lengua indígena no es muy notable y se acerca mucho a las cifras de otras regiones como el Cauca andino, con fuerte y continuo contacto con núcleos urbanos y población hispanohablante.
2.1. REDUCTOS RURALES Y MONOLINGÜISMO11 Los encuestadores de 1997 compararon el número de no hablantes de lengua española y hablantes de lengua española, y discriminaron según ubicación de la población en las ‘cabeceras’ municipales o en la zona rural. Los datos discriminados por departamentos sugieren algunas tendencias: el monolingüismo en lengua nativa parece preservarse en ‘reductos’: La Guajira, tardía y parcialmente integrada a la gran región Caribe del Norte; Boyacá, departamento12 andino oriental de muy temprana colonización hispánica y en el que subsiste el reducto tunebo (uwa), una población mediana –alrededor de 6 mil personas– con alto grado de monolingüismo en lengua nativa y fuerte resistencia cultural13. Rey (2001; para los uitotos de La Chorrera, Amazonas), Rodríguez (2004) y Santos (2005; para los tikuna ribereños y de tierra firme) y Ávila (2001; para los kamëntsa de las zonas urbanas del Valle del Sibundoy) habían anotado ya tendencias que relacionan la pérdida de la lengua con la presencia de los asentamientos en zonas mestizas y urbanas y que producen el actual perfil de distribución diferencial de competencia de la lengua nativa en función de la edad de las personas. En palabras de Fagua (2004: 97-98): Se observa efectivamente la reducción de los ámbitos de interacción en ticuna, proclives a ser relegados a funciones gregarias en los ámbitos de actividades de subsistencia, prácticas rituales y relaciones de parentesco, en particular la urdimbre de redes dispersas hacia Brasil y Perú (...) el español tiende a avanzar en los ámbitos familiares
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y en torno al Orinoco, las guerras de las potencias imperiales por el dominio de esos territorios, la captura de esclavos, la fiebre del caucho, entre otros muchos sucesos, produjeron catástrofes demográficas y recomposiciones étnicas en gran parte de esos territorios. Pedro Marín (c. p.) ha señalado el interés de concentrarse en los datos sobre monolingües, pues en los grupos étnicos colombianos la proporción de estos es definitiva para hablar de vitalidad lingüística. El país está hoy dividido en departamentos, que son las unidades político-administrativas principales. Cada departamento tiene una ciudad capital sede del gobierno departamental. Cada departamento a su vez tiene municipios. Las ‘cabeceras’ municipales corresponden a centros poblados asiento de autoridades locales. En Boyacá no hay indígenas en cabecera municipal, todos se ubican en zona rural y es uno de los pocos grupos en los que más de la mitad de la gente no habla español. Similar parece ser la situación de Santander, zona en la que habitan grupos barí yuko.
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manteniendo su función vehicular en interacciones con miembros de la sociedad nacional (...) se observa una curva descendente en los niveles de transmisión de la lengua indígena como L1 (...) [que] se traduce en un uso pasivo de la lengua indígena y en el desarrollo de competencias diferenciales: restringidas para la producción por parte de la segunda [y tercera] generación,
Lo anterior describe bien dinámicas comunes hoy en los sectores mayoritarios de la población de comunidades enfrentadas al contacto continuo, a partir del cual se tejen redes en los ámbitos institucionales, comerciales, laborales y escolares. De todas formas la autora enfatiza la heterogeneidad de las situaciones aún en el nivel micro y matiza esta tendencia a asociar contacto (y cercanía a ámbitos urbanos) con avance progresivo del bilingüismo subtractivo, pues encuentra que un factor importante es el entramado –diferencial– de redes y que el ámbito familiar no es siempre el garante del uso de la lengua: Las diferentes redes sociales, son en ocasiones ambivalentes (...). Se constata que paradójicamente las redes institucionales y del ámbito escolar que impusieron el uso privilegiado del español, son las mismas que hoy estimulan la conservación (98).
Este estudio detallado de los comportamientos comunicativos en cuatro asentamientos ubicados en la periferia de la ciudad capital de Leticia, llama la atención sobre la necesidad de considerar otros factores identitarios y de reivindicación étnica que logran subvertir la tendencia dominante hacia el bilingüismo subtractivo o hacia el monolingüismo aislado. El estudio de Ramírez (2003: 159) sobre los sikuani de Cumaribo encuentra que habitar el resguardo en zona rural es una garantía de conservación de la lengua y las tradiciones, de manera similar a lo que encuentran el estudio de Santos (2005: 24-27, 100-103) sobre los tikuna del Trapecio Amazónico separados en dos regiones muy diferenciadas en cuanto a la colonización (riberas del Amazonas y del Putumayo versus reducto de tierras interiores y cabeceras); los ‘aislados’ o gente de ‘tierra firme’ son apenas un poco más de un centenar y de manera homogénea los 137 habitantes censados por Santos no hablan ni entienden castellano, en claro contraste con los tikuna ribereños, mayoritarios y en zona de contacto. Son pues un ejemplo típico de reducto minoritario, fuertemente conservador del monolingüismo en lengua nativa y de muy reducida o nula presencia del español. En Amazonía, fuera de las riberas de los grandes ríos navegables, subsisten numerosos grupos que intentan estrategias similares y que se caracterizan por su alto grado de conservación lingüística; sin embargo son pocos los estudios sobre estos casos. Igual ocurre con los wayú de la Alta Guajira, aislados y habitantes de resguardos frente a los de la Baja Guajira con mayor contacto e integración a núcleos urbanos según Ramírez (2006: 78-90).
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2.2. EX-BILINGÜES El grueso de la población tikuna se ubica hoy en periferias urbanas y en grandes aldeas que son ya asentamientos semiurbanos, siguiendo un patrón que el geógrafo Camilo Domínguez (2001) encuentra expandido en toda la gran Amazonía. El proceso cumplido en el Valle del Amazonas es tan intenso y extenso como otros procesos coloniales, a tal punto que existen grupos indígenas como los cocama14 cuya lengua nativa es hoy el español, de manera similar a los grupos indígenas pastos, zenúes, coyaimas, coconucos, kankuamos, que hoy sobreviven en zonas andinas o en llanuras costeras de Colombia y cuya lengua nativa se perdió hace varias generaciones. En esa misma línea empiezan a entrar numerosas comunidades en las que los niños hablan solo español y los ancianos y adultos son bilingües y son el sector que aún usa –o recuerda– la lengua nativa. Pocos ancianos conocen el cocama, lo hablaron con sus padres y abuelos en la infancia y dejaron de hablarlo ante el embate hispanizador, decía don Anselmo Benancino Manoyama en el 2000: “Mis abuelitos me hablaban en cocama, nunca me hablaban en español...” (Rodríguez, 2004: 131). Ellos relatan la violencia de la escolarización compulsiva, la presencia de profesores del interior en la zona colombiana, los castigos físicos y la ‘captura’ de los alumnos reacios con ayuda de la policía. El uso de la lengua era castigado en la escuela y fuera de ella se vivía la vergüenza de usarla públicamente. Tampoco había espacio para usarla en la vida comunitaria pues los cocamas vivían en zonas de colonización. Su contacto con Iquitos seguía siendo frecuente a través de los viajes comerciales. Así narraba don Marcial Huaniri de la Isla de Ronda en 1999 estos sucesos: ...la lengua cocama era prohibidísima, no aceptaban, no aceptaban. Ellos [los profesores] no querían, los estamos educando es para que hablen castellano, ¡No me hablen esa lengua! Entonces ¿quién se tiene la culpa d’eso? pues los mismos maestros. Quien va querer saber más d’eso. No le digo que nosotros mismos, cuando venían las profesoras ¡Ahí viene la profesora, cállate mamá, calla mamá, ahí viene! Así mi mamá le tocaba hablar atravesado como pudiera en castellano, sí señora. Nosotros teníamos que enseñarle a nuestras mamás.(...) Mis papás hablaban pura cocama, pura etnia (...) Salíamos por las noches con mi papá y mi mamá a pasear, a tomar jugo y comer tamal [en Iquitos] y como mis papás no hablaban castellano, mi mamá le daba pena, mi papá le decía ‘coma y no me haga pasar vergüenza por decir’. Mi papá le preguntaba en cocama mari matsita izu atauari
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En la zona peruana del Huallaga y en el departamento de Loreto, en Nauta, hay grupos cocamas que tienen aún un sector de hablantes adultos activos y hay iniciativas de recuperación y reaprendizaje. En la ribera colombiana y brasilera la población cocama es numerosa pero no hay ya hablantes activos.
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patofania, azori fani “qué quería comer, que si tamal de pato o de gallina” y ella decía tatsito izo patofani (con voz muy bajita y escondida debajo de la mesa) “yo quiero comer tamal de pato” y la gaseosa yiara kurato orancha, bajito le decía. Mi papá hablaba poquito castellano. (...) La culpa no la tenemos nosotros, depronto sí, si nos hubiésemos caprichao y no dejamo nuestra etnia, pero no, no fue así. Ahora la gente está contenta con lo que estamos haciendo (Rodríguez, 2004: 133).
2.3. ESPAÑOL EN TRANSICIÓN, LOS WAYÚ EN LA GUAJIRA Y LOS SIKUANI EN VICHADA La principal conclusión que retomamos del estudio de Ramírez (2006: 180-181) al comparar lo que ocurre entre sikuani en la Orinoquia, wayú en la región Norte y tikuna en el Trapecio Amazónico es que el español de los bilingües de los dos primeros grupos étnicos es un interlecto y una variedad transitoria ‘de valor meramente testimonial’ (en términos de Germán de Granda), de indudable interés para entender fenómenos psicolingüísticos de adquisición; en contraste con el español que hablan los indígenas bilingües del Trapecio (mayoritariamente tikuna)15, una variedad con mayor tiempo de implantación y que parece coincidir con una serie de rasgos regionales de mayor extensión y estabilidad. En Vichada y Guajira la vigencia de una forma particular de español de bilingües se considera como ‘interlecto’, se restringe a zonas rurales, a generaciones mayores y a grupos distantes o aislados, no hay condiciones para la difusión de esos rasgos. El español tiene poca profundidad temporal pues llegó en la primera mitad del siglo XX; consecuentemente, la variabilidad de los fenómenos es muy alta al interior del mismo grupo e incluso dentro del habla de un individuo. Refleja estadios de adquisición y obviamente refleja también interferencia de estructuras de las lenguas nativas que desaparecen rápidamente entre los bilingües fluidos. Se analizan –en ambos casos– fenómenos como las discordancias, el uso de artículos, de pronombres posesivos, los gerundios, la omisión del sintagma nominal sujeto, la simplificación del paradigma de clíticos de objeto, el uso diferencial de preposiciones (Ramírez: 53-58, 60-64). Retomando la metodología de de Granda, Ramírez (75-82) reúne datos históricos que muestran la mínima consolidación y el aislamiento histórico a que estuvieron sometidas las dos regiones aludidas. La Guajira, en particular la Alta Guajira al Norte de la península de su mismo nombre, estuvo separada de la Costa Caribe colombiana hasta bien entrado el siglo XX. Se citan documentos referentes a la gran
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El español de los cocama requiere un estudio que sería particularmente interesante en términos de variaciones generacionales.
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hostilidad de los wayú durante los siglos XVI a XVIII, la ausencia de minas y de actividades económicas que alentaran la conquista, el fracaso de las misiones en el siglo XIX. Para el Vichada no hubo penetración temprana pues el acceso de las misiones a la Orinoquia se hizo por los ríos Meta y Arauca. El tráfico cauchero y el conflicto entre liberales y conservadores durante los años 40 durante el siglo XX tuvieron pocas consecuencias en esa región. Otros puntos de la Orinoquia fueron gravemente afectados por las luchas internas del siglo XX y por la colonización resultado de la violencia. Se asiste así a la constitución de zonas de refugio y de reductos monolingües. A finales del siglo XX la situación empieza a cambiar dramáticamente, nuevas actividades extractivas (la minería, grandes proyectos agroindustriales) favorecen otros tipos de ocupación, el conflicto armado alcanza esos territorios y el español comienza a tener un lugar preponderante en las comunidades indígenas. Si bien no se conoce lo suficiente en cuanto a la historia del español americano y la cronología de su implantación en diferentes regiones, Germán de Granda (1995a, 1995b) proporciona un marco y caracteriza grandes áreas americanas explicando retrospectivamente la aparición de variantes regionales de español fuertemente interferidas o la hispanización rápida y generalizada de los nativos. Los grados de consolidación de las áreas (congruentes con los grados de complejidad de los intercambios socioeconómicos, de distancia y movilidad social, de acceso a la norma, de demografía de los grupos implicados, de relaciones con el centro) determinaron que hubiese –en algunos casos– un español transferido generador de áreas dialectales diferenciadas por ‘sustratos’. En otros casos se produjo un español rápidamente coincidente con la norma hispánica de prestigio, o variedades étnicas locales de valor testimonial (y quizá la generación de interlectos temporales). La presencia de normas lingüísticas regionales, y finalmente la constitución de variedades sociológicamente comunitarias con fijeza estructural en difusión y ascenso se constatan para las tierras altas andinas donde se habló incluso durante la Conquista y parte de la Colonia –y se habla aún– el quechua. Esa variedad de español fuertemente permeado por las lenguas indígenas no es un fenómeno temporal de bilingües en fase de aprendizaje. Surge así una variedad de español con posibilidades de estabilizarse y extenderse. Los estudios sobre estas formas de español, que algunos llaman ‘español andino’, son numerosos y recientes y constatan por un lado la discriminación de que son objeto los hablantes de estos dialectos y al mismo tiempo la extensión y aceptabilidad de parte de esos rasgos en la norma regional. Escobar (1992: 189, 214) señala la precaución que debe tenerse para no hacer fácilmente la ecuación español de bilingües, español ‘andino’ a partir de que ambas son situaciones de contacto con el español y el quechua implicados. Considera que la diferenciación entre dos tipos de hablantes (bilingües consecutivos
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y bilingües simultáneos) es indispensable. Si bien encuentra que construcciones del español andino están también en el español bilingüe, lo inverso no es válido, ya que en lo que concierne las construcciones posesivas hay diferencias notables. Señala además que estudios detallados de este tipo permiten distinguir aquello que en una variedad de contacto es producto no del contacto, sino de características internas de la lengua; asimismo hay que distinguir aquello que es estable de aquello que es propio de etapas tempranas del proceso de adquisición. Arboleda (2000, 2002, 2003) nos señala en sus trabajos la necesidad de considerar algunas zonas del piedemonte andino amazónico de Colombia, en particular de los departamentos de Nariño y el Alto Putumayo, como zonas de influjo del llamado español andino. Da especial importancia a fenómenos relativos al uso de los clíticos, a las estrategias de impersonalización y al orden de los constituyentes dentro de la oración transitiva. Se ocupa del español hablado por poblaciones ‘mestizas’ hispanohablantes, pero su discusión sobre rasgos transferidos del quechua incita a acercarse al español de bilingües indígenas, como es el caso del español hablado por los kamëntsa del Valle del Sibundoy en el Putumayo (Ávila, M. 2001). Al encontrar en el habla de estos algunos fenómenos similares a los ya establecidos como transferencias sintácticas del quechua, es lícito preguntarse si estos se darán en el habla de otros bilingües, en regiones de menor o nula presencia histórica la lengua quechua y sin contacto con el ‘español andino’. Esta sugerencia es la que retomamos en los inicios del estudio exploratorio sobre el español de bilingües indígenas de diferentes lenguas, familias y regiones. Puede pensarse que algunas supuestas ‘transferencias’ de una determinada lengua étnica se originan más bien en rasgos tipológicos comunes a diversas lenguas amerindias andinas y amazónicas, como puede ser la existencia de un orden sintáctico que privilegia el objeto preverbal; otros rasgos (como las discordancias, la omisión de artículos, el uso de preposiciones) son propios de procesos de adquisición del español en condiciones poco favorables. De todas formas, es cierto que algunas características de la lengua indígena se reflejan en estadios interlectales como lo muestran los análisis de Ramírez (2006) sobre el español de los bilingües sikuani y wayú. El conocimiento no siempre detallado y profundo que se tiene de la gramática de las diversas lenguas amerindias implicadas, recientemente descritas, dificulta cualquier hipótesis.
2.4. ESPAÑOL ANDINO Y ESPAÑOL AMAZÓNICO No es posible aún hablar de un español amazónico como tampoco es fácil hablar de un ‘español andino’, pero sí parece factible afirmar que se asiste a la configuración de una variante regional en la línea de los fenómenos descritos por G. de
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Granda en sus diversos escritos sobre la relación entre las lenguas étnicas y su influjo en el español americano. En un estudio temprano sobre la situación lingüística de la región amazónica de Leticia-Tabatinga y sobre las actitudes de la población nativa frente al español y las lenguas indígenas, Alvar (1977: 197-253, 190-193) pronostica un retroceso de las lenguas indígenas y un avance progresivo del español, propulsado de manera decidida por la escuela, las instituciones estatales, el comercio y la Iglesia católica. La característica más sobresaliente y visible es la presencia de léxico Tupí, lengua de sustrato del portugués brasilero, constata también la presencia de quechuismos y el predominio de un léxico definitivamente hispánico en la terminología fluvial; concluye descartando posibilidades de influjo continuado de lenguas amerindias. La historia señala el papel preponderante de las misiones jesuitas y otras reducciones misioneras implantadas desde los inicios de la conquista, pero sobre la continuidad del español en la región no hay certeza. En cambio era clara la fuerte presencia de la língua geral recordada por los adultos como la lengua vehicular imperante en la región16. La reimplantación del español habría tenido lugar entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX a raíz de la fiebre del caucho que abrió rutas por toda la Amazonía, desplazó poblaciones, atrajo migrantes de diversas procedencias y conectó centros urbanos como Iquitos, Manaos y Belem. Para muchas poblaciones indígenas este brutal proceso extractivo fue el primer contacto continuado con los ‘blancos’, para otras fue el reencuentro con una violencia ya conocida. En el trabajo de Ramírez (2006: 170-173) se encuentran argumentos a favor de la expansión del español andino peruano, llevado por los migrantes del caucho. En esa historia reciente se descarta el influjo amerindio de sustrato dadas las características de las actividades económicas caucheras que constituyeron una invasión abrupta, y motivaron el repliegue o la extinción de los grupos que allí habitaban; en esas condiciones no se podrían dar procesos de relativa consolidación y estabilidad que establece de Granda como condiciones para las transferencias. Es útil el concepto de ciudades ‘foco’, Iquitos, y ciudades ‘crucero’17 como Leticia, Puerto Nariño y posiblemente otros puntos del Putumayo y
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Fagua (2004: 46) afirma que la lingua geral se conoce entre los tikunas con el nombre de ñekatü cf. nhengatú o ingachina y que en Los Lagos algunos ancianos manifiestan poseer cierto grado de competencia para hablarla o entenderla. Confirmamos estos datos con hablantes de Amacayacu en el 2000, quienes llaman ñekatü a la lengua cocama. Está por explorarse la continuidad entre geral y cocama. Términos tomados de A. Escobar (1978) para los centros de difusión y dispersión de variedades dialectales, citado por Ramírez.
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el Caquetá importantes en el tráfico cauchero en Amazonía colombiana. Lo anterior se refuerza con los análisis antropológicos de Goulard (2003) sobre la innegable peruanidad histórica que está en la base de la identidad lingüística y cultural del Trapecio Amazónico, cuya ‘colombianidad’ es una construcción reciente. La lingüista peruana Caravedo (1992: 733-734) relaciona fenómenos del español amazónico y del español andino: El español se desarrolla también aquí [como en la zona andina] en un contexto de bilingüismo o multilingüismo y es de suponer que haya recibido o reciba la influencia de los distintos tipos lingüísticos que conviven con él. Sin embargo, la influencia posible de estas lenguas sobre el español no ha recibido la misma atención que ha concitado el español andino. Sorprende, por otro lado, la gran semejanza entre algunos fenómenos del español andino y del amazónico. Hay que subrayar el hecho de que la selva ha recibido migración andina y que probablemente ello haya motivado desplazamientos de usos entre las modalidades respectivas
Deduce una continuidad entre zona andina y zona amazónica peruana a partir de la coincidencia de algunos fenómenos fonológicos. Sobre los aspectos gramaticales afirma que hay similitud con el español andino en cuanto se presentan “discordancias genéricas, uso anómalo del subjuntivo, loísmo y leísmo”, así como el uso de construcciones como “estar de hambre”. Señala los cambios en el orden sintáctico relativos a la anteposición del genitivo de (de su mamá su casa). Anota que la estructura sintáctica de esta variedad ha sido la menos estudiada.
2.5. PERUANIDAD EN EL TRAPECIO AMAZÓNICO COLOMBIANO El territorio colonial del Alto Amazonas se caracterizó por la existencia de reducciones jesuitas y por el agrupamiento forzado de los indígenas de distintos grupos étnicos en dichas reducciones. En Colombia es reciente el dominio de la Amazonía por el estado nacional. Luego del conflicto colombo-peruano, cada uno de los estados (Colombia, Perú, Brasil) empezó a tomar en cuenta las fronteras. La llegada de colonos del interior de Colombia a la región amazónica durante el siglo XX está relacionada con la violencia que generó desplazamiento del campesinado hacia los territorios nacionales, especialmente hacia aquellos más accesibles desde el piedemonte andino. La colonización campesina implicó una transformación radical del medio y una marginación y expulsión o extinción de las etnias indígenas18. Esto
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Como ejemplo lo que indica el censo 2005: los territorios que hoy son los departamentos de Caquetá y Putumayo tuvieron históricamente una fuerte presencia indígena, ésta es hoy en día porcentualmente débil por el avance de los colonos.
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configura dos regiones al interior de las selvas amazónicas, una en la que efectivamente se da una colonización agraria de los migrantes campesinos y otra en la que persiste la población dispersa y enclaves indios aislados ribereños y de frontera. En este panorama Leticia y la ribera del Trapecio son un enclave institucional como lo señalan en extensos estudios varios autores, entre otros Domínguez (1990), Ariza y Ramírez (1998). Han sido pues escasos o nulos los casos de colonización agraria por parte de campesinos minifundistas19. López Garcés (2002) anota el carácter tardío del proceso de ‘colombianización’ de los tikuna en contraste con la incorporación más temprana –militar o económica– propiciada por Brasil y Perú. El modelo colombianizador pasó en cambio por la evangelización y la castellanización –compulsiva, acelerada y finalmente lograda– como lo anota esta misma autora. El conflicto colombo-peruano de 1932 es un hito definitivo para el inicio del proceso de colombianización que se va a enfrentar a una identidad peruana más fuerte y previamente constituida. Para Goulard (2003: 94) la conformación actual del Alto Amazonas, y la situación del Trapecio colombiano, son hechos emblemáticos de una situación consecutiva al hecho colonial. En el siglo XX se diluyen 400 años de historia a partir de la nueva distribución territorial, hecho ejemplificado en la literal desaparición (incluso de los mapas) de la ciudad peruana de Loreto (¿hoy territorio tikuna de Mocagua?) en la banda derecha del río Amazonas y el inicio del auge de Leticia, fundada en 1867. En el Trapecio está el único tramo colombiano sobre la gran ribera amazónica; durante todo el período del caucho los peruanos, quienes tienen una ocupación más temprana de los territorios amazónicos, y por ende una cultura amazónica más consolidada, estuvieron presentes. Goulard añade que los caucheros blancos peruanos impusieron su ‘sello’ nacional a las poblaciones que mantuvieron en esclavitud por más de 40 años. Esto es congruente con la presencia de rasgos muy característicos del español andino en el habla de bilingües indígenas adultos y ancianos. Los Cocama –hoy hablantes nativos de español en la ribera amazónica colombiana y de portugués en la ribera brasileña– son un caso ilustrativo: protagonistas de una historia de despojo lingüístico, compulsivamente trasladados de su territorio en los alrededores de Nauta hacia el occidente como obreros de patronos peruanos, en consonancia con el modelo extractivista y de aprovechamiento de mano
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En las últimas décadas se asiste a la colonización agraria por parte de campesinos minifundistas de la sierra peruana, a partir del movimiento de los Israelitas, grupo mesiánico moderno que se origina en el Perú y se extiende hacia la reserva forestal del Trapecio y por la ribera amazónica colombiana y brasilera.
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de obra esclava, propulsado con la peruanización de los indígenas. Son apellidos que identifican a los cocamas: Sinaragua, Marayari, Pacaya, Benancino, Tamani, Manuyama”; otros apellidos usados por gente cocama son Cahuache, Ahuanari, Huaniri, Chuña20, esto según don Anselmo Benancino Manuyama quien además relata así la manera como vivieron el conflicto (Rodríguez 2004: 131): Yo nací aquí en Leticia cuando fue Perú, en el año de 1925. Por eso Leticia es mi patria chica porque era Perú y vivo aquí hasta en la actualidad. Ahora Leticia es Colombia. Esa es la historia mía. Ya era peruano y llegaron los colombianos y vinieron y me pidieron que tenía que sacar las cédulas de extranjería y luego nos quitaron los papeles y nos dejaron como colombianos. (...) cómo llegaron mis abuelos aquí en Ronda que se llama La Granja. Eso sí, seguía siendo Perú (...) había una fábrica de azúcar (...) ahí es que vinieron mis abuelos a trabajar. Ellos fueron traídos de Nauta todos (...). Todos trabajaban en La Victoria, sólo vinieron puro cocama. (...) Aquí se aumentó la cocamería y hay otros en el Brasil.
En la región, que se percibe como un solo territorio aún hoy, la clase de los ‘blancos’ migrantes tiene el poder político, económico, religioso y los puestos de responsabilidad regional así como el comercio. En Perú los blancos de Maynas provienen de San Martín y están relacionados con el mundo andino. Es la segunda generación la que accede a los negocios y al poder (Goulard, 2003: 90, nota 10). Y es de esta clase de donde vienen los patrones que –como en el caso de los cocama– impulsaron el traslado de contingentes de mano de obra indígena río abajo, como también lo señala Goulard. La primera oleada migratoria de peruanos a Leticia se dio hacia 1950, y logró una integración satisfactoria, conservando su identidad. Se concentraron en barrios y se especializaron en la oferta de servicios. De ellos desciende parte importante de la población leticiana colombiana. Hacia la década de los 90 hay una segunda oleada masiva de miles de migrantes y ésta ha sido rechazada y ha generado conflicto y discriminación. Los peruanos son vistos como responsables de los delitos y no se integran (Goulard 2003). Esto es congruente con la presencia –no sistemática ni estable– de rasgos del español andino en el habla de los leticianos adultos y muy parcialmente en el habla de leticianos más jóvenes, como dejan ver los textos recopilados por Beltrán y Morales (2005) en los barrios tradicionales de Leticia. El estigma sobre los rasgos aludidos, sobre el español peruano, hace que la gente mire hacia otra norma, más coincidente con la que viene del interior de Colombia. Las personas adultas entrevistadas en dicho estudio comparten características similares: padres peruanos o brasileros de regiones del Alto Amazonas
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Por establecer las lenguas de estos apellidos, pues si bien identifican hoy a los cocamas algunos parecen de origen quechua.
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(Ver anexo 5) si bien en algunos casos hay orígenes brasileros muy distantes (Ceará, en el Nordeste). Aparecen ocasionalmente ancestros indígenas en las mujeres, especialmente de origen tikuna y cocama. Los adultos más jóvenes tienen orígenes regionales más cercanos (Puerto Nariño, Atacuari) y es frecuente que uno de sus padres provenga del interior de Colombia (Huila, Nariño). Conocen menos lenguas, español y portugués, y sus viajes son más hacia ciudades del interior de Colombia que hacia las ciudades amazónicas brasileras y peruanas (Iquitos, Manaos). Los mestizos, según el mismo texto de Goulard, nacen en la región de alianzas matrimoniales con indígenas y también incluye migrantes de origen regional no definido. Los migrantes llegan tras las bonanzas de madera, pieles y narcotráfico a partir de los años 80. Son intermediarios y subalternos; hasta los años 90 los cocama eran parte de la clase mestiza.
3. Consecuencias estructurales del contacto: español de bilingües indígenas En cuanto a los indígenas, el mismo Goulard señala la presencia antigua de los tikuna, instalados en la ribera después del decaimiento de los grupos Tupí (Omaguas) diezmados en las reducciones misioneras y en las expediciones esclavistas. Algunos de los uitoto que fueron esclavizados durante el período del caucho y trasladados de manera forzada se quedaron en Pevas, Perú, y en cercanías de Leticia; algunos Yagua y los cocama, llegan en el siglo XX. Se establecen en comunidades inicialmente monoétnicas y ahora en ‘pueblos multiétnicos’ en los que el español (y sus dialectos) es el vehículo natural de la comunicación. Estas poblaciones, además de su identidad indígena, tienen una identidad en términos de nacionalidad, y el español que hablan las distintas generaciones tiene el sello de los procesos colonizadores sucesivos. Nos interesa por ahora señalar algunos pocos hechos, centrados en asuntos relativos a la marcación de relaciones gramaticales en el sintagma verbal (objeto, incluyendo el uso de los clíticos de objeto directo e indirecto) y la transitividad. En el sintagma nominal anotamos algunos fenómenos relativos al amplio tema de los posesivos a partir de características de lenguas indígenas (alienabilidad). Hay muchos otros fenómenos que ameritan un análisis ulterior21. 21
Los datos disponibles incluyen fenómenos masivos en el habla de bilingües tales como las discordancias al interior del sintagma nominal y verbal (de género y número, de persona), la ausencia de artículos, el uso particular de preposiciones (en, para, por), el uso diferencial de adverbios (también, todavía, ya), las formas de subordinación, las formas de tratamiento, conectores discursivos, las formas citativas o reportativas y preferencias léxicas.
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Los datos recopilados en las encuestas adelantadas en este proyecto sobre bilingües indígenas22 tanto de zona amazónica peruana como colombiana se retoman y comparan con datos sobre el habla de la población hispanohablante23. Hay cierta continuidad entre fenómenos que se dan en el habla de bilingües español-lengua indígena y fenómenos de variedades regionales urbanas. A) Orden de constituyentes: En Lamas coexisten claramente dos posibilidades para el sintagma nominal sujeto ‘yo también aquí vivo’, ‘donde mi sobrina voy a entrar’ frente a ‘me voy a la chacra’, ‘ha ido pues a Lima’, ‘ha muerto el caballo’, dentro del discurso del mismo hablante y a lo largo de todo el corpus de diferentes hablantes. En oraciones transitivas diferentes ordenamientos coexisten sin factores condicionantes claros. En Lamas ‘me mandado mi encomienda de Lima’; ‘ya mudan su pollera’ frente a ‘los animales que tenemos vamos a perder’; ‘yuca van a traer’; ‘del plátano su carapa pues así seca se hace quemar, ya, pues’. En el español de Leticia encontramos tanto sintagma nominal objeto posverbal ‘hacía mis tamales, hacía sancocho’ como preverbal ‘ese jugo le tomas usted, listo’ B) Tratamiento de los clíticos de tercera persona. Diferentes autores analizan fenómenos relativos al debilitamiento de diferencias entre pronombres objeto/uso atípico; leísmo, loísmo y mezcla de normas tanto en los estudios sobre español de bilingües indígenas como en los estudios sobre español andino. Llama especialmente la atención lo encontrado en zona tikuna por Ramírez (2006) en la cual hay una división geográfica entre zona leísta y una zona loísta, más una zona que mezcla las normas y distingue parcialmente objeto directo de objeto indirecto. La frontera de esta zona parece situarse en torno al río Loretoyacu y deben tener relación con la región de origen de la ocupación colona. Estrategia predominantemente loísta, en Santarem, hacia la cabecera del Loretoyacu: ‘…el nieto lo manda a hacé a la abuelita…’ [la bebida, la chicha], ‘le dijo (…)que cogiera un pozo de agua en tinaja que tenga y pues lo llevara…’, ‘lo puso los clanes’ ‘lo castigó Yoí a su hermano’ ‘lo pintó a su bebé’, ‘bótalo el cuchillo’ ‘la pelazón así se la hace, así se la hace, la pelazón,’ ‘se lo pone su corona ya [a ella] ‘cada su nación toca pintar lo24
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Rojas (2005) es la fuente primaria de los datos de los bilingües quechua-español de Lamas en la selva amazónica peruana. De Ramírez (2006) tomamos datos del habla de bilingües tikunas, ribera amazónica y río Loretoyacu en el Trapecio colombiano. Datos del habla de barrios ‘tradicionales’ de Leticia a partir de las entrevistas anexas en el trabajo de Beltrán y Morales (2005), algunos datos de hispanohablantes de Iquitos a partir de ejemplos de Barraza (1998). ‘toca pintar el clan (nación) de cada uno’.
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Estrategia predominantemente leísta, en Puerto Nariño, bocana del Loretoyacu: ‘le dejó la mujer’, ‘le pegó’, ‘le insultó’ ‘le taparon’ ‘le sacó sus tripas’ ‘le picó a él’, ‘le velaron al niño’, ‘le tamborea’, ‘se le pinta’, ‘lo pinta’, ‘y le bajó’ [la escalera]
Adicionalmente se encuentran en bilingües tikunas no pocos casos de la estrategia de elisión de clíticos de 3º P sobre todo cuando ha sido previamente mencionado o está en el contexto inmediato: ‘mi mamá si no ( ) alcancé a conocé, mi mamá me dejó pequeñito’ ‘…mi papá ( ) utilizaba todo el tiempo, utilizaba eso pues’ [el vestido] ‘él golpió …[un árbol ya mencionado] ‘ya sabía como hacer ( ) ya, entonces él sólo ya ( ) hizo [la canoa]’ ‘…él le dejó su morrocoy ahí…, él (...)colgó [el morrocoy]’
La estrategia de Lamas trata de evadir casi completamente mención de clíticos de 3ª P. En Lamas es claro que esto ocurre cuando el SN ha sido previamente mencionado o está en el contexto inmediato ‘¡haga ( ) bajar! [el agua que hirvió] ¿ahí ( ) botaba? [los parásitos al purgarse] ¿por qué ( ) ha dejado?[el cuaderno] ‘te ( )he hecho apegar’ [el hongo]. Ocurrencias ocasionales de LE: ‘casi le mata’ Lo mismo ocurre con alguna frecuencia en el habla de Iquitos, sobre todo con la tercera persona en función del contexto discursivo según análisis de Barraza (1998: 37): ‘todas las hermandad del Señor de los Milagros [lo] acompañaron en su última morada [al difunto]. C) Sintagma nominal objeto, co-referente con el clítico, es posverbal: ‘lo puso los clanes’, ‘lo castigó Yoí a su hermano’, ‘lo pintó a su bebé’ ‘Ahora bótalo el cuchillo’ ‘lo hacían el uso sexual’ ‘y ya le velaron, al niño’ le encontró, ( ) un venado’ ‘le miró bien, ( ) su escopeta, ella’, ‘le alcanzó eso bien así, [...] su frente’25.
Coincide en esto con uno de los ordenamientos usuales en tikuna, lengua en la cual el orden no marcado es SOV, pero el desplazamiento del objeto a la posición posverbal es posible –entre otros contextos– cuando el verbo antepone un clítico de persona+dativo: Nü-’ü 3p-dativo
na-dau 3p-ver
ya yatü x26 homem
x viu elei o homemi
El anterior ejemplo, de Soares-Faco (2000: 33) “lo vió, (al) hombre” no es ambiguo, “por causa da co-indexação existente entre o clítico e o objeto nominal”.
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‘[algo o alguien] alcanzó [acertó en] su frente’ Lo que Soares representa aquí con x es una marca de género-tiempo que se antepone a los nombres en algunos contextos.
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La zona tikuna loísta conserva la preposición a con animados: ‘lo puso los clanes’27 frente a ‘lo pintó a su bebé’
La zona tikuna leísta omite con frecuencia la preposición ‘a’ con animados generando ambigüedad: ‘y ya le velaron, al niño’ frente a ‘le encontró, ( ) un venado’ ‘y le sacó sus tripas, ( ) ese venado’28
Son muy escasos los ejemplos de objeto preverbal y de todas formas se explica y amplía a través de un sintagma posverbal ‘o ( ) sea la hermana de ellos le taparon, de la mamá de la lombriz’29. En el español de Iquitos son frecuentes ‘no le quiero dejar a mi gata’, ‘la gata les buscaba a los conejos’, ‘una señora en el mercado me lo junta una bolsa de lechuga’, ‘si yo le acerco a la ardilla cerca del fuego ¿qué pasa?’. El tipo de construcción coincide con usos del español andino. Estos usos son también similares a los que se dan en zona mapuche, donde se generaliza el loísmo y se omite la preposición, generando construcciones como ‘lo rompió lo dibujo ( ) la nena, un nene’. Según los autores Acuña y Menegoto (1996: 260-262) parece primar el orden del castellano para el sintagma nominal y el clítico se comporta como un indicio preverbal de la existencia de un objeto ¿desplazado de su lugar canónico? Las preferencias por el sintagma nominal objeto preverbal –reportadas para el español andino de influjo quechua– no son claras, los usos de la Amazonía son en cambio más consistentes con la redundancia del objeto, que aparece en forma de clítico preverbal y se repite en forma de sintagma nominal posverbal. Esto es propio del habla de bilingües tikunas en zona colombiana, se da también en Iquitos y en Lamas. El influjo de ciertos patrones de ordenamiento en tikuna, parcialmente coincidentes con los del español dialectal, es un hecho interesante que reforzaría tendencias ya presentes en algunas de las variedades de español llegadas a la zona. Sobre los fenómenos anotados en B) y C) vemos que en habla de leticianos hay mezcla de usos loístas y leístas y ocasionalmente ‘redundancia’ del objeto; hay también elisión ocasional de los clíticos de 3ª persona: ‘El paico uno se lo machuca (…)se le baña (…) todo eso se le mezcla (…) ya eso tu raspas, le quemas y ese humo le haces oler (…) ese le das (…) al hospital no, ahí lo
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‘ [alguien] les puso los clanes [a los tikunas]’ ‘encontró un venado’ ‘le sacó sus tripas a ese venado’ ‘a la hermana de ellos la taparon, a [la hermana] de la mamá de la lombriz’
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joden peor (…) por eso mueren sus hijos, por no creer a veces uno se les muere pero no creen’ ‘...hasta Parra le hemos demandado’, ‘mi papá y el amigo d’él mataban [animales]’, ‘¿dónde está la culebra?(…) buscamos, buscamos [la culebra] (...) por acá lo dejé’ (...), ‘ le picó en la mano de ella’, ‘ le hicimos tomar la hiel’, ‘ella lo trozó a la culebra (...) la acabamos de matar, la acostamos (...) la cargamos [a una mujer].
En el habla de Iquitos se neutralizan diferencias entre objeto directo e indirecto, se mantiene la concordancia de número: el pronombre ‘le’ o ‘les’ para el objeto directo tercera persona femenina o masculina; algunos casos de ‘lo’ cuando se trata de inanimados masculinos o femeninos ‘vamos a pedir a nuestro gobernador de Iquitos lo haga entrega del correspondiente certificado’. Las mismas formas ‘le(s)’ y ‘lo’ se usan para el objeto indirecto, ‘hemos decidido sacarlo el suero [al enfermo]’. En hispanohablantes del Putumayo –según Arboleda (2003: 22-23)– prima la elisión de clíticos de 3ª P cuando han sido previamente mencionados ¿Va a llevar? [lo, la] Ya le paso [la arepita]. Ya [se] le entregué. Tanto en zona sikuani como en zona wayú Ramírez (2006: 53-58, 60-64) señala fenómenos relativos al debilitamiento de los clíticos, pero no puede afirmarse que haya una estrategia leísta o loísta consistente, ni aparecen ordenamientos atípicos de estos elementos en la oración. En bilingües competentes jóvenes el debilitamiento es poco frecuente. En los fenómenos que se atestiguan en el Trapecio, concurren por una parte las dificultades (transitorias) que experimentarían los bilingües en vías de adquisición del paradigma de clíticos con concordancia; por otra parte, las diversas normas que llegan a las zonas bilingües (español peruano en sus sucesivas oleadas vs español ‘colombiano’ del interior) y, por último, el influjo ¿convergente? de algunas de las lenguas indígenas en lo que concierne las estrategias morfológicas y tácticas para indicar relaciones gramaticales (sistema de casos, orden de constituyentes). Sin duda un análisis generacional fino arrojará resultados interesantes, que se superponen a los resultados locales hallados por Ramírez para Santarem y otras zonas ribereñas occidentales. No pueden ignorarse los factores históricos que indican fenómenos de ese tipo en el español que llegó a América, como tampoco la presencia –reciente– del portugués, pues si bien las fronteras geográficas, culturales y lingüísticas son netas y se vela por su mantenimiento, el contacto de las poblaciones indígenas con las dos grandes lenguas vehiculares, español y portugués, es permanente30. El caudal 30
Fagua (2004: 46) afirma que entre los tikunas de Los Lagos el portugués se añade al perfil sociolingüístico a pesar de tener una ‘presencia marginal y pasiva’, ya que esta lengua se
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de léxico Tupí en el español de Leticia (no así en los territorios que están río arriba hacia Iquitos) atestigua el influjo del portugués, lengua a través de la cual ingresaron estos términos al español regional. En esta lengua la norma oral hoy en día en el Brasil es la elisión de los clíticos: En su trabajo de difusión sobre el portugués coloquial del Brasil, Bagno (2005: 102) en el capítulo titulado ‘Eu consolo ele, ele me consola’ (‘yo lo consuelo, él me consuela) habla de la muerte de los pronombres oblicuos de 3ª persona y de ele como objeto directo. Contrasta la gramática normativa con los usos efectivos de la lengua oral y constata la enorme distancia que existe, pues las formas consideradas incorrectas son las más frecuentes y extendidas. A partir de la respuesta posible a la pregunta ¿Usted vio a Pedro hoy? contrasta tres estrategias: la normativa con pronombre oblicuo y las dos estrategias orales, una con ‘pronome reto’ y otra con objeto nulo, ambas condenadas por la gramática prescriptiva: Você viu o Pedro hoje? (i) Hoje não, eu o vi ontem (correcta según la gramática prescriptiva pero no usada) (ii) Hoje não, eu vi ele ontem (usual pero considerada incorrecta) (iii) Hoje não, eu vi () ontem (usual pero considerada incorrecta) La estrategia de omisión de clítico, detectada como tendencia fuerte en diversos estudios sobre español andino, y reencontrada de manera muy clara en la zona amazónica peruana de Lamas, coincide con lo que ocurre en portugués brasilero. Cyrino y Reich (2001) se ocupan de manera más detallada del asunto explorando los factores diacrónicos que condujeron al objeto nulo. El pronombre neutro o desapareció por factores fonológicos dados en una situación de contacto plurilingüe que ocasionó el cambio de ritmo en el portugués brasilero. Esta innovación se extendió a la aféresis o apócope de los pronombres clíticos de tercera persona y consecuentemente se aumentó la presencia de pronombres léxicos (ele/ela) de tercera persona en posición de objeto; hubo también cambios en la fijación de parámetros en el proceso de adquisición. Los fenómenos señalados son propios de variedades más orientadas al discurso (coherencia e identificación del tópico se establecen en parte por contextos situacionales y culturales). Se señala explícitamente la situación histórica recurrente de comunicación entre hablantes alófonos en el Brasil (lenguas amerindias Tupí, Macro Jê, Caribe; lenguas africanas y recientemente, japonés, italiano, árabe y alemán) como desencadenante de la transformación de la variedad estándar.
actualiza con ocasión de los intercambios con parientes tikunas del Brasil, como parte de las redes de las comunidades de habla.
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D) Transitividad (reflexivo, recíproco, impersonal, factitivo/causativo): En zona tikuna amazónica se omite ‘se’ en casos de verbos que lo requerirían ‘después ( ) levantamos a las 6’, ‘( )he casado yo’, ‘…él va levantar’, o está en verbos que no lo requerirían ‘me pensé’, ‘yo no me hago celosa’, ‘se caminaba él, se caminaba él, así como tres kilómetro’, ‘se cantó un poco en idioma, todo ese gente’. En Lamas ‘se compra de anemia vitamina’, ‘se hace quemar’, ‘se [ha] sanado mi labio’, ‘se comía’, ‘se raspaba’, ‘se siente’, ‘se quiere’, ‘se pone’, ‘se hierve’, ‘se pinta’, ‘se está pobrecito’. En Leticia ‘él ( ) quedó allá’ vs ‘me casé’, ‘el paico uno se lo machuca (…) se le baña (…) todo eso se le mezcla (…) ya eso tu raspas, le quemas y ese humo le haces oler’. Estos fenómenos corresponderían a la necesidad de indicar grados de transitividad, están presentes en el habla de bilingües y se reencuentran en hispanohablantes de la región. Arboleda (2003: 23) lo encuentra en el Putumayo ‘La gente no se la puede presionar’. El indicador pronominal neutraliza la polisignificatividad de la construcción impersonal. Analiza el fenómeno como motivado por la economía y simplicidad. Por explorar la relación de estos fenómenos con algunas de las características señaladas por Solís para el español andino como transferencia directa del sistema de voces del quechua y en particular del morfema verbal _ku. En Lamas y en el Trapecio Amazónico algunos usos podrían analizarse como calco sintáctico del morfema verbal quechua _chi en ‘timbu-chi-ku’, ‘(hacer) hervir algo’. En Lamas ‘se hace quemar’, ‘hacen podrir’, ‘te he hecho apegar [el hongo]’, ‘¡haga bajar!,’ ‘se le hace cocinar’31. En Iquitos ‘mi hija me hace pedir conejo’. En el español de los bilingües tikunas son usuales expresiones como ‘hacer hervir’, ‘hacer quemar’, ‘hacer mojar [el cazabe]’ que además corresponderían a las expresiones tikunas ‘wi-ee), ba-ee), ka-ee)’ en las que la base verbal está formada por la raíz verbal y el morfema de causativo, como en quechua. La impersonalidad y la transitividad conjuntamente son factores que requieren mejor análisis en los corpora disponibles. E) ¿Alienable/inalienable? En diferentes casos se nota una tendencia a reemplazar artículo por posesivo incluso en español de leticianos ‘con esos milquinientos pesos me compraba mi maleta, mi ropa, hasta mis ollas’, ‘preparo mi arroz’. En español de tikunas ‘le hace con su pico’, ‘a sembrar su maíz, su sandilla’. Este reemplazo permite evadir la necesidad de la concordancia y la elección entre el definido y el indefinido, decisiones difíciles para un bilingüe en vías de aprendi31
‘se quema’, ‘se deja podrir’, ‘te pegué [contagio] el hongo’, ‘¡baje [algo que está cocinándose]! , ‘se cocina’
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zaje. Son frecuentes también en los tikunas ‘un revólver de su patrón de ella’, ‘su papá de él’, ‘en su tierra de ellos’ que coinciden con otros usos muy frecuentes en Iquitos y en Lamas ‘en sus casas del hombre’, ‘sus crías de la gata’. Estructuras como ‘del plátano su carapa’, ‘de la Sara también ha muerto su perrito’ se encuentran en Lamas (y en Iquitos y en los Andes peruanos ‘de mi mamá en su casa...’) pero son raras en el español de los bilingües tikunas y no aparecen en los datos de español de Leticia32. ‘Su + parte de un cuerpo, un todo, o pertenencia del ámbito personal’ se encuentra de manera muy insistente en los datos tikuna ‘le alcanzó eso bien así, su frente’, ‘...y le robaron y perdió su carne’, ‘cada su nación toca pintarlo’. También aparece en Lamas ‘se [ha] sanado mi labio, nuestro labio’ y reaparece en el español leticiano ‘le picó en la mano de ella, yo cargaba ya mi bulto’. Otras ocurrencias frecuentes en el español de los tikunas ‘un lao de su pierna’, ‘un lado de su vista’ remiten a los conceptos de las lenguas amerindias para entidades dobles que se conceptualizan como unitarias. En tikuna –y en otras lenguas amerindias– existe una diferencia semántica y morfológica insoslayable entre nombres inalienables obligatoriamente poseídos y nombres alienables. Tanto la explicación de transferencia del quechua en el español andino, como el desarrollo interno del español podrían sumarse a la estructura semántica y morfológica de las lenguas amerindias que requieren diferenciar la zona inalienable de la zona alienable de la posesión. Escobar (1992) analiza distintas construcciones posesivas y la redundancia de éstas en español andino y español de bilingües. Algunas estructuras encuentran antecedentes en el español medieval y en dialectos ibéricos. El avance de los estudios tipológicos comparativos sobre la enorme cantidad de lenguas amerindias presentes en Amazonía y Orinoquia (incluyendo los territorios transfronterizos) es indispensable. Rasgos del Quechua se han descrito y conectado con rasgos de español de contacto; grandes familias como la Tupí, (y en menor medida la Arawak e incluso la Pano y la Caribe) en la historia de la Amazonía pueden haber influido tanto al portugués como al español regional. Paralelamente se requiere conectar estos estudios con un mejor conocimiento de tendencias en procesos de adquisición y con factores de pidginización en situaciones de contacto, con el fin de no atribuir apresuradamente todo rasgo divergente a sustratos amerindios. El español andino de origen peruano tuvo un lugar importante en la conformación del español que se habla hoy en el Trapecio, y algunos de sus rasgos se man32
Parece que éstas en particular son expresiones marcadas, estigmatizadas y objeto de burla por identificar las variedades menos prestigiosas del español ‘peruano’.
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tienen en el español de bilingües tikunas. La influencia del quechua en estas variantes del español puede ser reforzada por ciertas características gramaticales de la lengua tikuna (y de otras lenguas presentes en la historia) coincidentes con las del quechua. Las dinámicas sociolingüísticas propias de las nuevas migraciones hacen que estas variedades del español pierdan prestigio y queden relegadas a ciertos sectores de hablantes adultos, tanto indígenas como pobladores ‘tradicionales’ de la zona mestiza y urbana.
4. Perspectivas de estudio sobre el español en el Amazonas colombiano El español que empieza a emerger en la gran Orinoquia y en la gran Amazonía como consecuencia del avance de la colonización y de la pérdida de las lenguas étnicas es un complejo objeto sociolingüístico que amerita más estudios y seguimiento. Atestigua los sustratos, la historia de las regiones, las migraciones recientes y antiguas, la estratificación de los nuevos núcleos urbanos; atestigua también los factores de género, edad, estatus y conciencia étnica presentes en procesos de adquisición. El habla de Leticia muestra una interesante correlación con la historia reciente de la región, integrada tardíamente a la colombianidad. El español de áreas urbanas de zonas de colonización y ocupación reciente como Leticia (y otras muchas ciudades amazónicas y orinocenses) amerita estudios detallados, ojalá conjuntamente con el portugués amazónico y con el español andino peruano y colombiano. Las hablas de la región –incluso en un espacio tan pequeño como el Trapecio– no son homogéneas. Falta cubrir el español de los cocama, el que se habla en los asentamientos ‘multiétnicos’, el de los pobladores antiguos, el de los nuevos pobladores, el de los más jóvenes, el que está en mayor contacto con el portugués, pues éstas serán variantes diatópicas, distráticas o diafásicas de mucho interés a partir de las cuales será posible (o no) hablar de la constitución de un español amazónico33. Históricamente falta explorar la continuidad o discontinuidad del español en estos territorios.
33
Retomamos en este punto sugerencias de Rubén Arboleda a quien agradecemos sus comentarios y críticas en diferentes etapas de este trabajo.
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5. Conclusiones El español hablado por indígenas (bilingües o ex-bilingües como los cocama ahora hablantes nativos de la lengua dominante) es frecuentemente un dialecto poco prestigioso. Los locutores despojados de la competencia legítima, hablantes de dialectos locales estigmatizados, están llamados ‘a colaborar en la destrucción de sus instrumentos de expresión’ a través del juego concertado de diversas instituciones y de diversos procesos sociales. Los núcleos urbanos ‘multiétnicos’ y mestizos son una nueva forma de asentamiento en los que las lenguas nativas desaparecen rápidamente aún en zonas que fueron reductos. Bourdieu (2001: 69-70) señala que conceptos tales como ‘lengua’, además de ser conceptos usuales en la ciencia lingüística moderna, corresponden bien a la percepción común sobre la ‘unidad en la diversidad’ que caracteriza los grandes idiomas nacionales o ‘transnacionales’ como el español, el portugués, el francés, y en general cualquier otra gran lengua. Así, la lengua oficial es una fabricación del sistema escolar. La diversidad –dialectal o translingüística– no es inherente; cuando prima la oralidad y cuando no existe una lengua oficial a imponer la diversificación es el hecho natural, como ocurre entre los dialectos de lenguas indígenas pequeñas34, en las que todas las formas son formas válidas. El lenguaje desintegrado y la imposibilidad de encontrar sus palabras, los esfuerzos desesperados hacia la corrección de los rasgos percibidos como estigmatizados atestiguados en locutores de las clases dominadas, son las manifestaciones más claras de una violencia simbólica: Les locuteurs dépourvus de la compétence légitime se trouvent exclus en fait des univers sociaux où elle est exigée, ou condamnés au silence. Ce qui est rare, donc ce n’est pas la capacité de parler qui, étant inscrite dans le patrimoine biologique est universelle, donc essentiellement non distinctive, mais la compétence nécessaire pour parler la langue légitime qui, dépendant du patrimoine social retraduit des distinctions sociales dans la logique proprement symbolique des écarts différentiels ou, en un mot, de la distinction (Bourdieu, 2001: 84).
El interlecto transitorio de los bilingües indígenas es un objeto interesante para el sicolingüista pero puede ser una realidad demoledora para los hablantes –generalmente adultos– que no logran completar exitosamente la adquisición del español, y que ya no tienen interlocutores en sus lenguas étnicas.
34
Aunque entre grupos hoy pequeños y antes grandes, como los uitotos, hay clanes que afirman que su manera de hablar es mejor que la de otros clanes (D. Fagua, comunicación personal).
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La progresiva conciencia sobre la identidad y un mayor control social tanto sobre recursos como sobre territorios, podrían ser los factores que se opongan a la continua marginalización de algunos grupos humanos amazónicos, andinos y costeros que han logrado resistir hasta hoy con estrategias diversas. Las acciones lingüísticas estatales, institucionales, de grupos académicos y de organizaciones indígenas requieren un panorama más informado sobre los procesos en curso, tanto para mantener y fortalecer eficazmente las lenguas étnicas supervivientes como para mejorar el acceso al español que se les impone y que se ha convertido ya en la lengua materna de numerosos grupos étnicos. El impacto de la colonización reciente, paralela a la ocupación violenta por parte de grupos armados y del narcotráfico, profundizan la situación de crisis cultural y afecta gravemente las que hasta ahora fueron zonas de refugio.
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ANEXOS ANEXO 1 Población censada en ‘cabeceras’ y ‘resto’ en 1973, 1985, 1993 y 2005 en tres departamentos y cifras nacionales (DANE 2005) 1973
1985
Dptos. Total
Cabecera
22.862.118
13.548
Amazonas
15.602
5.849
9.753
39.937
20.279
19.658
La Guajira
249.637
87.602
162.035
299.995
163.494
136.501
12.215
220
11.995
18.792
3.987
14.715
Nacional
Vichada
Resto
Total
Cabecera
9.319.935 30.062.198 19.628.427
1993
Resto 10.433.771
2005
Dptos. Total Nacional
Cabecera
37.635.094 25.848.890
Resto 11.786.204
Total
Cabecera
42.090.502 31.566.276
Resto 10.524.226
Amazonas
56.399
20.544
35.855
56.036
25.004
31.032
La Guajira
433.361
275.631
157.730
623.250
342.120
281.130
36.138
9.449
26.689
55.158
21.108
34.050
Vichada
12.625
72.594
13.434
Amazonas
Guajira
Vichada
3.273
50.815
549
83.711
24,4
69,1
4,3
20,6
566
1.475
3.237
110.656
Sólo habla castellano
4,2
2,0
25,6
27,3
% Sólo habla castellano
9.492
20.194
8.778
207.802
% lengua indígena castellano
70,7
27,8
69.5
51,3
Habla lengua indígena y castellano
103
110
61
3.018
% No informa y castellano
0,8
0,2
0,4
0,7
% No informa
122
Adaptado de los cuadros 16 y 18 del proyecto ‘Bilingüismo y contacto de lenguas’, censo de 1997, en revisión.
405.187
Nacional
Total
% no habla
21:43
No habla castellano
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ANEXO 2 Población indígena de 5 años o más censada en viviendas particulares por ser hablantes del castellano y de lenguas indígenas según departamento
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ANEXO 3 Población indígena hablante de español por departamento Departamentos
Sí habla español
No habla español
Total
% SÍ
% NO
Santander
145
107
252
57,5
42,5
Huila
824
16
840
98,1
1,9
Casanare
878
110
988
88,9
11,1
N Santander
904
154
1.058
85,4
14,6
Arauca
1.862
384
2.246
82,9
17,1
Guaviare
2.785
213
2,998
92,9
7,1
Valle del Cauca
2.902
193
3.095
93,8
6,2
Magdalena
2.740
846
3.586
76,4
23,6
Boyacá
1,278
2.465
3.743
34,1
65,9
Caquetá
3.759
161
3.920
95,9
4,1
Risaralda
3.989
616
4.605
86,6
13,4
Meta
3.745
878
4.623
81,0
19,0
Tolima
7.260
147
7.407
98,0
2,0
Guainía
6.061
1.359
7.420
81,7
18,3
Sucre
9.156
92
9.248
99,0
1,0
Cesar
6.845
3.357
10.202
67,1
32,9
Antioquia
6.067
4.221
10.288
59,0
41,0
Vaupés
10.001
1.980
11.981
83,5
16,5
Amazonas
12.015
610
12.625
95,2
4,8
Putumayo
13.034
150
13.184
98,9
1,1
Vichada
10.058
3.376
13.434
74,9
25,1
Caldas
15.932
79
16.011
99,5
0,5
Córdoba
17.052
315
17.367
98,2
1,8
Chocó
13.903
7.944
21.847
63,6
36,4
Nariño
44.937
1.080
46.017
97,7
2,3
La Guajira
21.669
50.925
72.594
29,8
70,2
Cauca
98.657
4.951
103.608
95,2
4,8
318.458
86.729
405.187
78,6
21,4
Total Nacional
2.419
96.238
9.977
17.173
1.278
11.314
306.028
20
1
1.348
0
4
1.636
Cabecera
4.922
3.375
49.577
2.465
606
85.093
Resto
103.608
13.434
72.594
3.743
12.625
405.187
2,3
0,6
6,2
5,6
3,1
Cabecera
92,9
74,3
23,7
34,1
89,6
75,5
Resto
0,0
0,0
1,9
65,9*
0,0
0,4
Cabecera
% no
4,8
25,1
68,3
4,8
21,0
Resto
Censo 1997 en revisión, cuadro 17. Población indígena de 5 años o más censada en viviendas particulares por ser hablantes o no del castellano según departamento, área [cabecera municipal/resto] y grupos de edad. * No hay población censada en cabecera municipal.
Cauca
81
4.496
0
701
12.430
Resto
% sí
124
Vichada
La Guajira
Boyacá
Amazonas
Total Nacional
Cabecera
Total población censada
21:43
No habla español
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Sí habla español
ANEXO 4 Población indígena hablante de español por ubicación en cabeceras municipales
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María Emilia Montes Rodríguez
38 40 60 34 30 41 22 10 35 40 20 36 15 40 40
Cruz Ramos
Tuanama Jusapillo
Cassiano
Cruz Noguera
Mariño
García Ramos
Souza Pereira
Silva Ahué
García Cruz
Cassiano
Cruz Fonseca
Ahuanari
Cuenca
Ahué Coello
Cruz Isidio
1960
1960
1960
1960
1960
1960
1955
1953
1952
1951
1942
1941
1933
1930
1926
Año de nacimiento
SD
Pto Nariño, Col
Suaza-Huila, Col
La Tagua-Leguízamo, Col
Pasto, Col
N Santander, Col
Leticia? Col
Ceará, Br
Benjamin Constant, Br
SD
Aramaça, Br
Ceará, Br
Marco-Tabatinga, Br
Tarapoto, Perú
Pevas, Perú
Lugar de nacimiento del padre
SD
Pto Nariño, Col
Benjamin Constant, Br
Atacuarí, Col
Rondiña, Perú
S. Paulo de Olivenca, Br
Leticia? Col
Pto Nariño, Col (tikuna)
Benjamin Constant, Br
Loreto, Perú
Aramaça, Br
Tamanicuara, Br
S. Paulo de Olivença, Br
Tarapoto, Perú
Loreto, Perú
Lugar de nacimiento de la madre
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Español de contacto, español andino y español amazónico
Tomado de Beltrán/Morales, 2005. Resumen de fichas de entrevistas realizadas entre el 2000 y el 2004.
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ANEXO 5 Pobladores leticianos, muestra de un barrio ‘tradicional’
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SEGUNDA PARTE EMERGENCIA DE VARIEDADES LINGÜÍSTICAS
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MIGRACIÓN, CONTACTOS Y NUEVAS VARIEDADES LINGÜÍSTICAS: REFLEXIONES TEÓRICAS Y EJEMPLOS DE CASOS DE AMÉRICA LATINA KLAUS ZIMMERMANN Universität Bremen
1. Un panorama de problemas teóricos Es evidente que la migración puede causar contactos lingüísticos, sean estos contactos entre lenguas diferentes en el sentido común o entre variedades regionales (diatópicas) de una misma lengua o incluso entre variedades sociales (si la migración conduce al contacto con otro estrato social). Ya tomamos como aceptado, en general, que no solo las consecuencias en la estructura de una lengua sino también en el valor, el prestigio, el papel social y político y el comportamiento comunicativo con dos o más lenguas forma parte de la lingüística del contacto1. Varios expertos en la temática han argumentado que el estudio de la relación del factor migración y lengua no se debe limitar al estudio de las consecuencias del contacto en la estructura lingüística de los migrantes en término de “mezcla” de lenguas, ya que pueden ocurrir consecuencias sociolingüísticas y psicolingüísticas y fenómenos que no se pueden considerar como “mezcla” de lenguas; además, hay que tener en cuenta consecuencias para la sociedad receptora así como de la sociedad de origen. Por ello es legítimo postular una lingüística de la migración como disciplina sui generis con aspectos de estudio que no forman parte de la disciplina vecina y en parte idéntica, la lingüística del contacto2.
1 2
Cf. el panorama de consecuencias distinguiendo consecuencias del contacto en la estructura, los hablantes, la(s) sociedad(es), el estado y la comunicación de Zimmermann (1992: 47-74). Cf. el estudio crítico de los argumentos en favor y en contra de si se puede justificar una disciplina sui generis de “lingüística de la migración” de Zimmermann/ Morgenthaler García (2007).
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En este estudio me ocuparé –conforme al tema de la sección en el 65 ICA y de este libro– de la relación de la migración y del contacto de lenguas, especialmente la cuestión de la emergencia de nuevas variedades. En el ámbito de este problema podemos constatar que indudablemente existe una cadena de efectos: la migración puede causar contactos lingüísticos, estos pueden provocar influencias de una lengua a otra y al revés –algo que denominamos, por el momento, con el término poco preciso y controvertido de “mezcla” de lenguas– y un carácter específico y condiciones sociopolíticas pueden contribuir a que esta “mezcla” desemboque en una configuración lingüística, social e identitaria que la lingüística del contacto, los miembros de la comunidad protagonista y de otras que forman parte del contacto considerarían como una nueva variedad (sea como sea su estatus social: variedad estigmatizada, ilegítima, legítima, estandarizada). Cabe señalar que digo explícitamente que es una posibilidad, de ninguna manera un proceso necesario o “normal”. Con ello surgen varias cuestiones que se deben discutir a nivel teórico: 1. ¿Qué es una nueva variedad? ¿Cuáles deben ser los criterios para poder decir que se trate de una nueva variedad y no de unos pocos préstamos o interferencias? 2. ¿Cuáles aspectos de la migración y del contacto en el espectro de factores posibles deben considerarse relevantes para estudiar el problema dado aquí? 3. ¿Es legítima una perspectiva teórica que pretende llegar a una correlación como: el tipo X de migración causa una situación Y de factores que son determinantes o aptos para una mezcla de lenguas tal que permite experimentarla y definirla como nueva variedad? ¿O tenemos que limitarnos a estudios teóricos de retrospectiva, abordando empíricamente casos de nuevas variedades y buscar los factores probables en el caso dado sin la esperanza de poder algún día formular correlaciones causales? 4. ¿Es el factor migración (como cambio de lugar) el factor decisivo del comportamiento en el contacto o son más bien otros factores, factores secundarios en cuanto a migración, los que tienen un papel decisivo siendo la migración tan solo el evento que activa factores virtuales o latentes hasta el momento? 5. ¿Qué tipos de migración (cambio de lugar) existen y cuáles son relevantes para el estudio de contactos lingüísticos? ¿A cuándo queremos limitar la hipótesis de una influencia por migración en el transcurso de la evolución de una lengua? 6. ¿Qué estatus de explicación tienen los factores “externos”, económicos, sociológicos, políticos, etc.? ¿Es adecuado el modelo de explicación por correlación de factores externos, (presumidamente) objetivos, con los del comportamiento de los interlocutores o necesitamos otro modelo de explica-
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ción basado en una teoría de la construcción de la situación de migración, de contacto, de comunicación/interacción y de construcción de identidad? 7. ¿Los contactos, resultado de migración, ofrecen otras características que los contactos sin migración? No voy a poder tratar todas las cuestiones resaltadas en esta contribución, tanto por no tener el espacio aquí como por no tener respuestas. No obstante, quiero ofrecer mi hipótesis y el marco teórico que guiará mis reflexiones y planteamientos. Esta es: La migración causa que situaciones de contacto sean posibles, pero la migración como cambio de lugar, por sí sola, no ejerce una impronta decisiva para el comportamiento de los afectados por la migración. La situación del contacto causado por la migración es objeto de construcción de los afectados, quienes no son elementos en un macroproceso anónimo sino sujetos y actores del contacto. La forma del cambio lingüístico por contacto no depende de su manera de construir los factores implicados en la situación de contacto.
2. ¿Qué tipo de migración debe considerarse como tipo relevante de la lingüística de la migración? Una vez demostrada la legitimidad y utilidad de construcción de la lingüística de la migración como disciplina sui generis (no independiente) tenemos que ocuparnos del concepto de migración o, más concretamente, de qué tipos de migración deben formar parte de esta disciplina. Quiero tratar tres aspectos de este problema: la época de la migración, el carácter de migración y el aspecto-tiempo de los efectos. A) El repaso de la historia de la humanidad enseña rápidamente que la migración es un factor omnipresente en todos los tiempos y, con ello, la lengua, como rasgo cultural esencial de los migrantes, de la región y sociedad de origen y de la de recepción, ha estado inevitablemente involucrada. Por ello, en cuanto a la relevancia para estudios sobre lo que tiene relación con la lengua, cabe seleccionar los tipos de migración pertinentes y la duración considerada de sus efectos. Esta definición no debe apoyarse en una definición general, sino debe construir un concepto de migración o fenómenos migracionales relevantes en términos lingüísticos. Siempre debemos tener claro que la construcción de disciplinas científicas y de los objetos conceptuales no obedece a criterios objetivos sino a criterios de relevancia y de interés epistemológico (que pueden ser descriptivos o prácticos, que cambian históricamente y que de todos modos son antropocéntricos). Estos criterios cambian, además, con los reconocimientos obtenidos en el
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transcurso de las investigaciones. Por ello, si la definición de migración es demasiado amplia, llegamos a que también la lingüística areal, la lingüística comparativa (reconstrucción de protolenguas), la historia de las lenguas de manera infinita3, formarían parte de la lingüística de la migración. Como tal, el concepto no aportaría nada. Más bien sería útil recordar que en estas disciplinas con sus construcciones teóricas y metodológicas habría que considerar el aspecto de la migración, sea a nivel empírico (si hay datos accesibles), sea a nivel teórico. B) Otra pregunta es si deberían formar parte de ésta las “migraciones conquistadoriales”. Zimmermann (2003) y Gugenberger (2003) elaboraron, a partir de una discusión interna, dos esquemas semejantes de tipos de migración pero en un aspecto divergente. Ambos –por supuesto– no niegan que en el transcurso de la conquista militar y de la colonización de América por parte de los imperios europeos hubiera también una migración de personas provenientes de los países colonizadores a las colonias. Mientras que Gugenberger (2003) y Krefeld (2004) opinan que el mero fenómeno del traslado de personas de un lugar al otro es suficiente para incluirlo en la lingüística de la migración, Zimmermann sostiene que la lingüística de la migración debe limitarse a la investigación de migraciones de personas y grupos que constituyan minorías (en el sentido sociopolítico, no solo cuantitativo), o sea, grupos que no pertenezcan a las capas del poder del país o territorio receptor4. La conquista-migración, con su carácter de victoria militar, toma de poder, opresión total o parcial (e incluso etnocidio), dominación administrativa, hegemonía cultural, debe entonces concebirse como un fenómeno diferente y sui generis. La razón por la cual hago esta distinción es que esta situación permite a los conquistadores y su aparato administrativo y a los que aprovechan ese momento controlar, a su vez, la situación lingüística, lo cual les faculta imponer su lengua a los conquistados y no al revés. Por el contrario, migrantes (que no forman parte de un grupo que llegó a un territorio por la vía de la conquista) no tienen este poder. A lo mejor pueden a la larga obtener un poder semejante. Por ello, estos migrantes no suelen imponer su lengua a la sociedad receptora, sino deben buscar otras formas de gestionar su situación, sea, por ejemplo, su acomodación a la lengua del lugar, su bilingualización o su aislamiento y defensa de su lengua. Hay excepciones, o excepciones presumidas, las que vamos a discutir más adelante (Brasil, Canarias).
3 4
En la propuesta de Krefeld (2004) veo una expansión desmesurada del concepto. La migración, muchas veces de tipo temporal, de universitarios, diplomatas y personal de servicios exteriores o ejecutivos y expertos de empresas transnacionales se sitúan entre las dos. Por un lado, se consideran parte de las capas superiores, en países en vía de desarrollo se sienten culturalmente superiores y a veces se comportan como conquistadores culturales.
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El ver la problemática como propongo es importante ya que el incluir la migración-conquista en la lingüística de la migración tendría como resultado el que toda la historia de la expansión del latín (sí lo hace Krefeld 2004), toda la historia de la expansión de la lengua árabe, la recuperación y regermanización de partes de Europa central y noroccidental después de la romanización, la expansión e implantación del español, inglés, portugués, francés en América, África y otras partes del mundo, la expansión del ruso a Asia, para dar solo algunos ejemplos, no solo formarían parte de la lingüística de la migración sino que serían en su esencia idénticas a ésta. No hay duda de que en todos estos casos hubo también migración; sin embargo, esto no es suficiente para explicar la implantación de estas lenguas como lenguas dominantes y la relegación de las otras antes existentes como lenguas dominadas, ilegítimas y muchas veces exterminadas. Este proceso de imposición de la lengua del grupo conquistador no excluye la existencia de migraciones paralelas no conquistadoriales, de miembros de etnias de otra lengua que la impuesta (por ejemplo legionarios germánicos semirromanizados que después de la conquista se quedaron como colonos en el territorio conquistado o migrantes italianos, alemanes, polacos en territorios colonizados por otras potencias). Entonces, me parece necesario y fructífero señalar que, a nivel lingüístico, no debe olvidarse el factor de migración en la conquista-romanización de grandes partes de Europa y la conquista-hispanización de América (y otras partes del mundo, como Canarias, Filipinas, las Islas Marianas, Guinea Ecuatorial y El Sáhara en el siglo XIX, Isla de Pascua). Sin embargo, sostengo que la subordinación de los estudios de procesos concomitantes a conquistas a la lingüística de la migración significa una disolución de esta disciplina. Si uno comprende el fenómeno de la conquista como fenómeno de la migración, le quita a los dos su especificidad y relevancia política y social. Lo determinante de la hispanización de América no es el traslado de un grupo de hispanohablantes a América sino su poder y el uso de este poder en cuestiones de lengua. Por ello, me parece más oportuno separar los estudios de procesos que ocurren en el transcurso de las conquistas (porque prevalece el elemento de dominación política y control de la situación) de los que ocurren en el transcurso de migraciones no conquistadoriales. El control es determinativo en dos aspectos: este grupo puede ejercer una glotopolítica de imposición de su lengua en el territorio y en la población del territorio conquistado (muchas veces lo hacen), pero también pueden llevar a cabo otra glotopolítica, la de su acomodación a la lengua de los conquistados. No debe olvidarse esta alternativa, la que no es una alternativa meramente teórica sino que hay casos existentes conocidos: la autorromanización de pueblos germánicos invasores y conquistadores en territorios romanizados como los francos y burgundos en lo que hoy es Francia, los ostrogodos y langobardos en Italia, los visigodos (antes en el sur de Francia y los Suebos en la Península Ibérica (Orlandis 2006).
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C) Otro caso peculiar de cambio de lugar son las deportaciones forzadas de gente esclavizada. En sentido literal también es un tipo de migración. Se caracteriza por ser la migración de grupos minoritarios (en el sentido arriba mencionado de minorías políticas, no forzosamente cuantitativas). Ellos mismos vienen en el marco de la colonización (posconquistadorial) pero no en posición de conquistadores. Los rasgos de estos migrantes –de haber sido captivos, de deportación forzada, de desarraigo étnico, cultural y lingüístico, de maltrato, de falta de libertad, de trabajo altamente explotador, de falta de derechos mínimos, de agrupación con una multitud de personas de otros grupos lingüísticos en las plantaciones y, sobre todo, de la resistencia cultural, incluso, del odio hacia el responsable de esta “migración-deportación” y situación de vida posterior– producen una situación sicológica de migración muy particular. Las condiciones son tan específicas que me parece oportuno clasificarlo como sustancialmente diferente a otros tipos de migración de minorías o de los pueblos conquistados. Propongo distinguir entonces entre tres tipos básicos de “migración”: migración por decisión propia, por conquista y por deportación forzada5. Sin menoscabo de esta distinción analítica, cabe constatar que concomitados en los procesos conquistadoriales pueden ocurrir procesos de migración no conquistadorial (migraciones de indígenas dentro de un territorio colonizado por otros o migrantes de otros grupos como italianos en Argentina, alemanes en Chile, menonitas alemanes en México, japoneses en el Perú o Brasil, aprovechándose de una conquista ya asumida). Entonces, se mezclan en la realidad diferentes tipos de migración con cierta interdependencia política y económica, pero ello no es razón para no distinguirlos analíticamente, postulando que la auto-construcción mental de los que se sitúan en el proceso de conquista y de los que migran sin este apoyo político-militar de sí mismos y de los otros, de su forma de “migrar”, de su supremacía, de su poder, de sus derechos, de su voluntad o necesidad de asimilaciónintegración es muy diferente. Cabe advertir que en la realidad los casos pueden complicarse bastante. Cuando decimos que la migración en el transcurso de la conquista debe considerarse como diferente de otras migraciones, hemos pensado en el caso prototípico de que el migrante forma parte del grupo de los conquistadores. Sin embargo, existen casos muy divergentes y, por ello, hay que considerar cada caso según su propio carácter. En el caso del Brasil colonial, el grupo conquistador no ha impuesto su lengua sino se había formado una língua geral con base en la lengua indígena
5
Otra tipología ha sido propuesta en Díaz/Ludwig/Pfänder (2002: 416). Contiene casi las mismas distinciones, pero las agrupaciones siguen otros criterios.
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TABLA 1 Tipología de migraciones I
II
Migración (no conquistadorial)
Migración conquistadorial y colonial
IA Migración por amenaza de muerte (racismo) y motivos políticos6
IIA Conquista, dominación política y migración
IB Migración por motivos religiosos7
IIB Migración de la exmetrópoli a la ex-colonia o migración en condiciones de colonialismo interno
IC Migración por motivos económicos8
III Migracióndeportación forzada (esclavitud)
ID Migración por causas naturales IE Migración de grupos poderosos (económico, social, político y cultural) IF Migración poscolonial IG Migración de la ex-colonia hacia la ex-metrópoli o migración de zonas periféricas a las zonas metropolitanas en condiciones de colonialismo interno
6 7 8
Por ejemplo, los demócratas y comunistas alemanes refugiados por el nazismo, los catalanes refugiados en México por el franquismo; los judíos alemanes en América Latina. Por ejemplo, los menonitas en México, Argentina y Paraguay. Algunos ejemplos: los italianos en Argentina (Meo-Zilio 1964; Whinnom 1971; Lavandera 1984: 59-75), los franceses de Barcelonette en México, los japoneses en el Perú y Brasil; los migrantes para poblar la recién fundada nueva capital Brasilia (cf. Bortoni Ricardo 2000), las mujeres migrantes del sur de Chile a Santiago (cf. Kluge 2005), las mujeres indígenas que migran a las ciudades para trabajar como domésticas en muchas partes de Iberoamérica (cf. p. ej. Zimmermann 1993).
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tupí. Esta era la lengua común en el ámbito oral en la colonia, también de los colonos o muchos de ellos. Los migrantes posteriores tuvieron, entonces, que adaptarse a esta lengua para la comunicación cotidiana. Permanece, no obstante, una diferencia importante: su lengua de origen, el portugués, no se convirtió en lengua de minoría y de bajo prestigio sino mantenía una función de uso en el dominio de la comunicación escrita y los dominios de alto prestigio y parece haber sido bastante fácil de cambiar la situación con el establecimiento de una nueva glotopolítica en el marco de las famosas “reformas pombalinas” (1759). No obstante, la división conceptual tajante que propongo se ve complicada por procesos de migración poscolonial o de colonialismo interno, como ha demostrado Morgenthaler García (2008) en referencia al caso de la migración de españoles de la Península Ibérica a las Islas Canarias en los siglos XX y XXI. Siendo éstas territorios conquistados desde hace siglos (pero hoy con estatus de autonomía, como lo define el Estado español), con una población autóctona (de filiación berebere) ya hispanizada, con un dialecto bastante divergente del estándar determinado en el centro, esta migración ofrece un carácter de dominación, ya que estos migrantes cuentan con el apoyo del gobierno y de varios factores infraestructurales (norma lingüística, nivel de formación profesional y otros). Del punto de vista superficial, se trata de una migración interna con propósitos económicos por parte de los migrantes. En el fondo corresponde a una migración posconquistadorial de migrantes de la ex-potencia conquistadorial (un subtipo del caso F). El estudio de Morgenthaler García demostró que muchos canarios lo perciben así (Morgenthaler García 2008). La otra forma de migración poscolonial la constituye la migración inversa: la de miembros de los pueblos conquistados, colonizados y (en nuestro caso, en la mayoría por lo menos parcialmente) hispanizados en el territorio de la expotencia colonial, por ejemplo, los migrantes ecuatorianos en España o los argelinos, marroquíes y senegaleses en Francia, o los jamaicanos y pakistaníes en Gran Bretaña. Esta migración poscolonial se asemeja mucho a la migración económica no colonial con la excepción de que la lengua de la comunidad receptora juega un papel muchas veces importante (a veces de variedad alta) ya en el país de origen del migrante.
3. El aspecto del tiempo en la lingüística de la migración La lingüística de la migración estudia las consecuencias de la migración, o sea, cambios y efectos posteriores que se presumen son causados por la migración. Siendo la migración un fenómeno tan generalizado para poder decir que no exis-
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te ningún grupo humano sin pasado migratorio, todo en lingüística formaría parte de esta disciplina: la migración de grupos asiáticos (y tal vez polinésicos) a América, constituyendo lo que llamamos los pueblos amerindios, la migración en tiempos remotos de África hacia Asia y Europa, las migraciones de pueblos germánicos en el siglo IV y V. Es evidente que estas migraciones han cambiado radicalmente el panorama lingüístico del mundo, estuvieron desplazadas lenguas, surgieron nuevas lenguas, pero tiene poco sentido incluir estos procesos en una sola disciplina con la del estudio de procesos contemporáneos. La lingüística histórica comparativa (para reconstruir la familia indoeuropea o las familias indoamericanas) tiene sus propios objetivos de interés y métodos específicos que nada o muy poco tienen que ver con los del estudio de procesos actuales. Respecto al aspecto-tiempo propongo entonces limitar los casos de migración relevantes para la lingüística de la migración a procesos que permiten métodos de elicitación de datos o que permiten estudiar datos no elicitados pero de calidad semejante y una duración de tres o cuatro generaciones. Ahora bien, tenemos los casos del desarrollo de nuevas variedades bien conocidos y bien estudiados; procesos como la romanización de pueblos íberos, celtas, etruscos y germánicos, la germano-anglosajonización de pueblos celtas y la romano-normandización de pueblos anglosajones en Inglaterra, la bretonización de regiones ex-celtas romanizadas en el oeste de Francia, la autorromanización de pueblos germánicos como los visigodos, ostrogodos, francos y lombardos y también el caso de la génesis de las lenguas criollas y otros casos más. En todos estos casos hubo un factor inicial de migración, salvo en el marco de invasiones de conquista. Sin excluir la utilidad de considerar el factor migración en estos procesos, como en efecto se ha hecho desde siempre, hay dos particularidades que me parecen decisivas para no incluirlos como casos de la lingüística de la migración, sino de una lingüística histórica del contacto. Los argumentos son de índole metodológico: los estudios históricos tienen que apoyarse en otros métodos, como la búsqueda de documentos, la relectura de fuentes conocidas en términos del enfoque de la lingüística de la migración, esencialmente en métodos de análisis de discurso (de diferente índole). Además cabe considerar que muchos procesos de migración, como los concomitantes a la conquista romana que condujo migrantes de diferentes dialectos latinos a la Península Ibérica o la de América, que condujo migrantes de dialectos españoles diferentes que originaron procesos de koineización, resultan practicamente inanalizables por no disponer de datos suficientemente diferenciales de tipo social, sicológico y de textos orales para hacer una correlación del factor migración con las consecuencias lingüísticas. El desarrollo de la nueva variedad es un proceso de siglos y por ello ya no se puede estudiar la importancia del factor migración en las diferentes fases del
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desarrollo de la nueva variedad. Además, en estas migraciones conquistoriales los pueblos invasores constituyeron reinos propios bajo su control político; es por ello que deben haber construido una identidad no de migrantes, como los que tenemos en los procesos de migración contemporáneos, sino de pueblo conquistador. A esto se agrega, el factor que migró con objetivos conquistadoriales, toda la población, no partes. No se formaron colonias bajo el control de un reino en el lugar de origen, sino reinos independientes y sin relaciones con el lugar de origen. A lo largo de los procesos de desarrollo de la nueva variedad en contextos de conquista y ruptura de lazos con el territorio de origen entran muchos otros factores económicos, sociales y políticos de la dinámica de la nueva sociedad difícilmente vinculable con la migración. Estos hacen casi imposible el estudio diferencial de eventuales influencias del factor migración a largo plazo por un lado y otros desarrollos por el otro. Por ello no tenemos ningún dato de cómo construyeron su visión de la propia lengua, la de contacto y la de la eventual mezcla. Mi posición no es dogmática; es fruto de una preocupación empírica consecuencia de la situación de los datos. Si se encuentran documentos suficientemente ricos en datos pertinentes, es obvio que se invalidará mi argumentación. Cabe decir que el aspecto del tiempo constituye un problema teórico solo relacionado con la migración. Desde el punto de vista de una lingüística del contacto no surge tal problema. Esto se debe al hecho que la migración es evento, un fenómeno temporal. Cambios lingüísticos pueden ser probados o no por el contacto, no importa cuando haya ocurrido.
4. Tipología lingüístico-fenomenológica de las migraciones en Iberoamérica A. Migración interna de países iberoamericanos. A1: Migración de pueblos indígenas. – Migrantes de regiones indígenas en regiones donde se habla la lengua ex-colonial. – Migrantes de regiones indígenas en otras regiones indígenas. a) regiones indígenas donde se habla otra lengua indígena. b) regiones indígenas donde predomina una lengua no indígena. – Migrantes de regiones indígenas en regiones bilingües. – Migrantes de regiones indígenas en regiones de lenguas mixtas (tipo: media lengua, jopara). A2: Migración de pueblos no indígenas.
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– Migrantes internos hablando una variedad diatópica diferente de la del territorio de recepción (empleadas domésticas del Sur de Chile en Santiago, migrantes de todo el país llegando con su variedad local o regional a la nueva capital de Brasil en los años sesenta del siglo XX). B. Inmigración hacia un país iberoamericano. B1: Inmigración de un país de Iberoamérica (de la misma lengua, pero variedad diatópica diferente) (migrantes bolivianos en Buenos Aires, sirvientas domésticas peruanas migrantes en Santiago de Chile, refugiados políticos hispanohablantes de Chile y Argentina migrantes en México, cf. Bast/ Hamel [1988]). B2: Inmigración de otros países aloglotos. – Migrantes europeos hablantes de una lengua emparentada con la excolonial que se habla actualmente en el territorio de migración (ej. gallego, catalán, italiano). – Migrantes europeos hablantes de una lengua no emparentada con la lengua que se habla actualmente en el territorio de migración (ej. alemán, ucraniano, inglés, etc.). – Migrantes europeos hablantes de una variedad no estándar de su lengua (ej. menonitas, alemanes hablando el hunsrückisch en el Sur de Brasil, judíos askenazi hablando el yiddish). C. Emigración de Iberoamérica. – Migrantes hispanohablantes de países iberoamericanos a países fuera del área hispanohablante tradicional (mexicanos9, centroamericanos, puertorriqueños, cubanos en EE.UU.) . – Migrantes hispanohablantes de países iberoamericanos a España10. D. Deportación forzada (esclavos) o migración de contratados en condiciones de casi esclavitud. Es evidente que este caso no forma parte de las migraciones conquistadoriales ni de migración por decisión propia. Su posibilidad de control de la situación glotopolítica era prácticamente inexistente, mucho más reducida que la de otros migrantes. Por ello, creo que este caso debe tomarse como un caso sui generis. Además, constituye un caso de una disciplina propia, la criollística, que estudia las condiciones peculiares de la emergencia de 9
10
Muchas veces se trata de indígenas mexicanos, es decir, bilingües de español rural mexicano y su lengua nativa amerindia. Un caso idéntico es la migración guatemalteca a los EE.UU. Entre los migrantes ecuatorianos a España debe haber también un cierto número de bilingües español y lengua amerindia.
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este tipo de nueva variedad/lengua. Entre los factores tomados en consideración aparecen factores de procesamiento cognitivo de dos o más lenguas, las condiciones de desarraigo cultural y lingüístico, el input de un “foreigner talk”, la simplificación en un proceso anterior de pidginización, la mezcla de la gramática de lengua nativa con el léxico de la lengua del esclavista, la activación de estructuras lingüísticas universales (hipótesis del bioprograma) en una situación lingüística catastrófica, el desinterés y la resistencia al aprendizaje de una lengua pura y normativa. Evidentemente habrá que diferenciar más esta tipología según motivos y otras características implicadas en la migración, como son los aspectos económicos, políticos (expulsión), religiosos, etarios, de sexo y género (masculino o femenino o mixto), la migración colectiva, familiar o individual, el proyecto de migración permanente o temporal, si se trata de migrantes cultos o de bajo nivel sociocultural, la conciencia lingüístico-cultural, el mantenimiento o ruptura de contactos con la comunidad de origen, la conciencia de la necesidad de llevar a cabo actividades de identidad colectiva (fundación de “agencias de gestión de la identidad lingüístico-cultural de origen”, etc.). Los factores a tener en cuenta son: 1) Factores demográficos y topográficos (sexo, edad de migración, distancia geográfica entre país de origen y de destino, territorio, tamaño del grupo del mismo origen y el grado de su cohesión). 2) Factores sociopolíticos y etnoculturales (filiación social, cultural, profesional, política y religiosa, valoración social y conciencia étnica del grupo al que pertenecen los migrantes, distancia cultural entre la cultura originaria y la receptora, apoyo del país de origen, orientación acultural del grupo en su conjunto). 3) Factores de estatus (social, económico y educativo). 4) Factores lingüísticos (pertenencia lingüística, distancia estructural entre la lengua de origen y la lengua de la sociedad receptora, variación interna, prestigio de la lengua de origen en el país receptor y a nivel internacional, orientación de aculturación lingüística del grupo en su conjunto)11. Al último punto podría agregarse el factor de si las lenguas en contacto por la migración son lenguas orales o escripturales (cf. Díaz/ Ludwig/ Pfänder 2002: 392).
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Cf. Gugenberger (2006, 2007) ha compilado un modelo de aculturación con los factores diferenciales y las estrategias individuales de la aculturación. En este modelo se incluye también una instancia de mediación cognitiva, emotiva y motivacional. Es un modelo que trata de reflejar también los cambios que pueden ocurrir en el proceso total de la migración y la influencia de las redes comunicativas.
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5. Determinismo objetivista vs. acercamiento constructivista en los estudios de lingüística de la migración y del contacto En el pasado prevalecían estudios contactológicos en el contexto de la migración que enfocaban ciertos tipos de migración y a partir de los resultados –orientado por una concepción científica de encontrar leyes, reglas y regularidades en las lenguas y en el comportamiento lingüístico de los migrantes– se han formulado regularidades de tipo determinista como, por ejemplo, el de la pérdida de la lengua de origen en la tercera generación. Al no existir una teoría mínima que distinguiera varios tipos de migración (o por tener tan solo una teoría no elaborada de la migración) se ha sobregeneralizado un tipo de migración como el único o prototípico (falacia muy frecuente en la sociolingüística de los últimos años) y se han deducido de ahí teorías en forma de consecuencias lógicas y dinámicas fatales, a su vez, sobregeneralizadas y con ello parcialmente falsas. Además, se ha restringido el diseño (o metodología) de investigación al objetivo de encontrar correlaciones entre factores socio-migracionales y comportamientos lingüísticos. La actitud científica detrás de este proceder ha sido una falacia muy frecuente: no distinguir entre metodología y teoría. Si bien en el ámbito metodológico el trabajar con correlaciones es un procedimiento muy útil (y en cierta medida indispensable) para encontrar indicios que apoyen la sospecha de la existencia de una relación real de temporalidad, causalidad, interdependencia u otra entre dos factores y el tratar de probarla a título de hipótesis, estableciendo como procedimiento metodológico un diseño de coleccionar datos relevantes para esta hipótesis (la conformación de un corpus de datos) y la constatación de la existencia de una covariación comparando el comportamiento de los factores, no es lícito identificar esto con la teoría del objeto que se está analizando. Los procedimientos metodológicos siempre padecen de restricciones de la posibilidad de captar el objeto determinado, por lo que los métodos muchas veces son indirectos en cuanto a la teoría. El mismo concepto de covariación lo aclara: damos por comprobada una hipótesis si encontramos una correlación estadísticamente significativa, o sea, una alta frecuencia de covariación. Y seguimos construyendo una evidencia: la alta frecuencia de covariación sería prueba suficiente para decir que existe una relación real de influencia (por ejemplo causal) entre los factores investigados. Este procedimiento metodológico se ve confrontado con dos objeciones: 1) Puede haber concomitancia sin influencia real; 2) Siempre queda sin explicación la porción de los otros casos, el resto, los no frecuentes. Pero hay un problema adicional: el método de aislar factores observables para hacer la correlación metodológica parece sustituir a la teoría. Por ello, se dice que es el factor observable A (como deja entrever la palabra “factor” por su etimología) el que causa o hasta determina al fenómeno B. En el comportamiento socio y
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psicolingüístico, sin embargo, nunca debemos olvidar que es el ser humano el que actúa y no un factor, salvo que éste fuera construido como relevante por el ser humano. Una teoría de las influencias que entran como factores en el comportamiento de contacto y cambio lingüístico debe incluir la construcción de estos factores en el sistema cognitivo de los sujetos afectados por la comunicación y el hablar.
5.1. TEORÍA CONSTRUCTIVISTA DEL CONTACTO DE LENGUAS El acercamiento constructivista al contacto de lenguas parte del hecho de que todo tipo de actividad verbal está guiada por el cerebro y por ello todos los factores que influyen en la producción y recepción de enunciados pasan por la percepción y el tratamiento cognitivo. Además, los factores que –como tradicionalmente se dice– influyen o hasta determinan el comportamiento interactivo y lingüístico son influyentes, tan solo en la forma como están construidos por la cognición. Los factores no actúan como tales de manera objetiva –como una teoría objetivista de las ciencias– sino tan solo en su forma de construcción. Esto no significa la negación de la existencia de factores sino la indicación de que una teoría de la influencia (que reclama cierta forma de causalidad) tiene que elucidar la forma construida en la cognición de los individuos y su relevancia para ellos, para poder determinar su impacto. Esto implica que también factores como ideologías, mitos, proyectos políticos futuros y “creencias religiosas”, así como errores y “falsas” construcciones pueden influir en el comportamiento contactológico de las lenguas. Por ello propongo diseñar el contacto de lenguas (consecuencia de migración o no) a partir de la visión del cerebro individual. Cada cerebro tiene una forma individual, bastante flexible y dinámica de lo que llamamos comúnmente lengua. Con este axioma me sostengo en los hallazgos de la neurofisiología y de sus planteamientos teóricos (que son, hay que admitirlo, a veces todavía especulativos). Sin embargo, se puede relacionar esta teoría con planteamientos anteriores no explícitamente basados en la neurofisiología. Así, por ejemplo, Uriel Weinreich (1953 [1977]), el fundador de la lingüística contactológica moderna, igualmente insiste varias veces en su libro sobre el axioma que es “el individuo el lugar de procesamiento” del contacto (1977: 89, 96) y Eugenio Coseriu, disertando sobre el cambio de lenguas, y apoyándose sin duda en W. von Humboldt, localiza sus causas en el habla (el intercambio de mensajes verbales entre los individuos), o sea, la conformación del enunciado y de sus partes para expresar y comunicar algo en un contexto histórico para alguien (1974: 176). A
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modo aclarativo agregaría que en esto no debemos olvidar el aspecto de la construcción cognitiva de los significados, sean conceptuales (léxicos) o gramaticales. Entonces, el esbozo de una teoría constructivista del contacto no es nuevo en su totalidad. Es, en parte, la continuación de un pensamiento existente no aceptado plenamente y, en otra parte, un ensayo de formularlo en su perspectiva radical. El querer explicar el contacto de lenguas con una base constructivista tiene algunas consecuencias que voy a resumir brevemente. Dado el procesamiento cognitivo individual inevitable de cada elemento y estructura verbal y su actualización en el momento de habla, parece normal mezclar las lenguas en situaciones de contacto “naturales”. En el momento de recepción llegan al cerebro elementos y estructuras de la otra lengua en forma no analizada, sino como cadena de elementos acústicos (para quedarnos en lo oral), que deben procesarse activamente en el momento de la comunicación misma. La preocupación primordial del receptor de un enunciado de L2 (desconocida o parcialmente conocida) es la detección-construcción del propósito global del enunciado (fuerza ilocutiva y propósito concreto, no el análisis de sus componentes). El deseo de separar-identificar a cada elemento del enunciado y de atribuirle un valor semántico es secundario y subyacente. Se concretiza progresivamente en la historia de los eventos comunicativos de este tipo que experimenta el individuo. En el momento de producción de un enunciado en una situación en la que dos lenguas están en juego, el propósito del hablante es que el interlocutor lo entienda y que sea efectivo (lograr sus metas interactivas). Se recurre a los elementos disponibles, poco importa su procedencia, pero sí importa el pronóstico en el mismo momento del habla de que sean comprensibles y efectivos. En situaciones naturales los seres humanos no tienden a preocuparse de la separación de las variedades y el criterio de mantener la lengua pura. El obedecer esta última norma es una actitud construida históricamente en sociedades particulares y tiene vigencia en éstas o en las capas sociales que se adhieren a esta norma. Por ello, la ocurrencia de interinfluencias en situaciones de contacto (mezcla) desde el punto de vista del cerebro debe ser concebido como el caso no marcado y el deseo de hablar “like native speakers” (evitando mezclas) el caso marcado. Como sabemos, entre miembros de las clases cultas en Europa desde hace algunos siglos se da lo contrario, gozando de preferencia el deseo de hablar una L2 como el nativohablante y considerándose indeseable la mezcla (sin embargo, con variaciones nacionales evidentes). Este enfoque nos permite diferenciar claramente cinco tipos de (inter-)influencias estructurales, basándonos en los criterios de la actividad cognitiva cerebral, que es fundamentalmente diferente en cada caso y la “decisión” de comunicar básica-
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mente en L1, L2 o en ambas al mismo tiempo o de cambiar de estrategia en el curso de la interacción: a) Incorporar elementos de L1 en L2, o sea la percepción de L2 y de sus elementos y estructuras por el cerebro marcado por L1 con el objetivo de hablar una L2. La lengua interactiva de base es una lengua en su calidad de L2 para el hablante. Llamamos a este proceso interferencia. b) La incorporación de elementos o estructuras de L2 en L1. La lengua interactiva de base es la lengua materna del hablante. Ejemplos de transferencias son: préstamos léxicos, extranjerismos, préstamos semánticos, calcos, neologismos que imitan el modelo de formación de palabra de L2. Llamamos a este proceso transferencia. c) El hablar dos lenguas sin base estable en una sola lengua. Llamamos a este proceso mezcla de lenguas o lenguas híbridas. Podemos distinguir dos tipos de mezcla, la mezcla estructural y la mezcla comunicativa. En la mezcla estructural se hace uso de elementos estructurales, gramaticales y léxicos de las dos lenguas por no distinguir la identidad de las lenguas (ejemplos: el habla de niños bilingües precoces, la fase formativa de lenguas criollas, el language intertwining). También el proceso de koineización (Trudgill 1986: 127ss.), que se supone operador en la formación de variedades de español en América a partir de inmigrantes con diferentes variedades dialectales de España (Granda 1994), es un proceso de contacto y mezcla en el que hubo un interdialecto o una hibridización de dialectos de forma que los hablantes transfirieron rasgos de otros dialectos a los suyos recíprocamente hasta estabilizarse una forma que (idealmente) todos hablaron de la misma manera12. En la mezcla comunicativa se usan dos lenguas alternativamente, pero respetando a grosso modo la identidad estructural de cada una (ejemplos: code switching y sobre todo code mixing, cf. Auer 1984, 1998; Muysken 2000). Una vez experimentado este procedimiento, los hablantes pueden utilizarlo para fines estilísticos, identitarios, entre otros, como se ha demostrado, o viabilizarse como variedad entre bilingües. d) Sería falso reducir los estudios sobre el contacto de lenguas a la detección de elementos de una lengua en la otra o la mezcla, es decir, la detección positiva de algo existente anteriormente. El contacto como situación puede, además, provo-
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Un tal proceso de koineización se produjo ya en la formación del latín en la Península Ibérica a partir de 218 a.C. de la mezcla de dialectos distintos llegados de Italia (Wright 2004) y otra del castellano medieval (Tuten 2003).
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car la creación de fenómenos que no existieron antes en ninguna de las dos lenguas en contacto. Un ejemplo tajante es la creación de simplificaciones y reducciones de complejidad. Este fenómeno se puede observar tanto en la pidginización así como en contactos de otra índole (cf. Escobar 2000)13. Otros ejemplos son los neologismos cuyos elementos no provienen de dos lenguas, sino de una sola en la situación de contacto para crear una nueva identidad específica, por ejemplo la de inmigrantes. El famoso verlan de los jóvenes inmigrantes maghrebinos en Francia es un procedimiento de un grupo de alógenos de habla francesa (de padres bilingües) haciendo uso de un procedimiento bien conocido en la lengua francesa, pero en desuso en el momento de su reinvención por los inmigrantes alógenos. e) Cabe añadir que una situación de contacto puede tener otras consecuencias, como la de la clara separación de las lenguas implicadas, el deseo del aprendizaje de la L2 en forma perfecta, queriendo evitar cualquier “mezcla”, guardando (y construyendo) la integridad y pureza de las dos lenguas. Esta separación tajante de lenguas, basada en un determinado concepto de lengua (desarrollado en las capas sociales cultas en Europa) puede –a nivel social– desembocar en el establecimiento de una diglosia en la que hay una distribución de uso de lenguas según dominios sociales14. El constructivismo neurofisiológico, además, nos enseña que también las lenguas, su identidad y su alteridad frente a otras son construcciones cognitivas. Este hecho es conocido desde hace tiempo por los lingüistas, pero no sacamos las conclusiones pertinentes: la dialectología y la sociolingüística nos enseñaron que no hay fronteras discretas y objetivas de lenguas y variedades, sino que construimos nuestros conceptos de las lenguas a partir de criterios históricos de relevancia. Y estos criterios son variables: lo que se construye como criterio pertinente en un momento histórico y en un área cultural no lo hacen los hablantes en otra época u otro contexto político. Esto se ve en la construcción cognitiva de la diferencia de las lenguas románicas (la diferencia entre el gallego y el portugués, la diferencia entre el francés y el franco-provençal, pero también la diferencia entre
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Resume Escobar sus estudios sobre el español de los quechuahablantes bilingües: “[...] encontramos características que no corresponden ni a rasgos de variedades diatópicas, diastráticas o históricas del español, ni son réplicas del sistema quechua. Nos encontramos ante innovaciones bilingües [...] Ninguna de las dos lenguas es pasiva en el contacto.” (2000: 249-250). El estudio pormenorizado de tales casos, no obstante, nos enseña –a pesar de un esfuerzo enorme de años de enseñanza institucional– que ni siquiera en estos se logra la separación tajante, produciendo los hablantes durante toda su vida (inter-)influencias sobre todo de tipo interferencia.
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el castellano y el catalán) en comparación con la construcción del bávaro, suabo o schwyzertütsch como dialectos y no como lenguas y aun del niederdeutsch durante cierto tiempo, no por error lingüístico sino como construcción política. También se ve en la construcción o no construcción de lenguas o variedades diferenciadas en muchas zonas que consideramos zonas de transición de lenguas (p.ej. el fronteiriço, variedad de contacto entre castellano y portugués en el noreste de Uruguay, cf. Hensey 1982). Además, a partir de esta construcción política y social, muchas veces los hablantes o agentes especializados intervienen en la estructura y el estatus de sus (u otras) lenguas para transformarlos de tal manera que quepan en el concepto construido (por ejemplo, por la planificación lingüística). El purismo15 es, sin duda, una de estas medidas para reestablecer conceptos de lengua cuya validez se vio amenazada por las “mezclas”. El concepto de lengua (con el atributo construido o no construido de purismo) y el concepto del buen hablante (con el atributo construido o no construido de perfección y near-native-speakerness), del individuo que quiere o tiene que hablar una L2, tienen, por lo tanto, un impacto clave para el manejo cognitivo de las alternativas de comportamiento en la situación de contacto. Solo el querer hablar una L2 como un nativo de L2 provoca el esfuerzo de eliminar las interferencias de la L1 en la L216. No dar relevancia a un hablante o a una comunidad de hablantes a la “integridad estructural y auténtica” de la propia lengua o de la otra (un objetivo que no es natural sino una construcción social) abre todas las posibilidades de interferencias, transferencias y mezclas. Aun más, conocemos casos de contacto en los que la producción de interferencias, transferencias y de mezcla se cultivan, es decir, se convierten en un objetivo intencional y un hábito del comportamiento lingüístico (e.g. ciertos grupos profesionales y generacionales actualmente en Alemania, pero también hablantes de lenguas indígenas en Iberoamérica cuando integran un vocabulario ajeno y practican un code-switching para adquirir con ello prestigio y valor en su comunidad nativa, cf. Hamel 1988; Schrader-Kniffki 2003).
5.2. EVIDENCIAS DE CONSTRUCCIÓN DIFERENTE DE “FACTORES IDÉNTICOS” Lo determinante para la actuación del ser humano es su cerebro y su sistema cognitivo que incluye los procesamientos racionales del cortex y emocionales del
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Cf. la colección de artículos sobre aspectos del purismo en varios contextos culturales: Brincat/ Boeder/ Stolz (eds.) (2003). Además, esta actitud está muchas veces relacionada con la motivación o no de integración en una comunidad lingüística ajena (cf. la muy conocida diferenciación entre integrative and instrumental L2 Learning, Lambert 1973).
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sistema límbico. Es ahí donde los factores “externos” (sociales, políticos, demográficos, lingüísticos, sociolingüísticos, arriba mencionados) se procesan antes de poder “actuar” o ejercer una influencia en el comportamiento. Es ahí también donde se crean valoraciones y actitudes frente a la realidad. En este cerebro y sistema cognitivo no actúan percepciones racionales y objetivas de la “realidad” sino construcciones de la “realidad”. Estas construcciones se elaboran de manera diferente según percepciones individuales, sociales, generacionales, sexuales y culturales, y se efectúan bajo la influencia de afectos (miedo, depresión, el deseo de no ser excluido, etc.), motivos, intenciones de índole variada. Por ello hay que tener en cuenta que todo “factor” externo y extracerebral no actúa sino en la forma en la que está procesado y finalmente construido en el sistema cognitivo. Hay factores científicamente detectables que ni están percibidos por un individuo o grupo, otros que se construyen diferentemente según el grupo social o cultural determinado o según el individuo. Aun puede tratarse de la construcción ilusoria de factores que no existen en la realidad pero que –aunque sean fantasmas– tienen un estatus de “realidad cognitiva” y como tal influyen en el comportamiento (la construcción de una lengua como divina). Incluso si los miembros de una comunidad han desarrollado una construcción idéntica o semejante en cuanto a visión de una situación migracional, puede haber conclusiones divergentes en cuanto a cómo reaccionar frente a esta situación: un individuo evalúa su posición en esta situación como persona indefensa que debe someterse a las presiones de asimilación y otro, sin embargo, evalúa tales presiones como injustas, como un factor que se puede cambiar y por ello se resiste a ellas e incluso establece estrategias de defensa, autoafirmación y revitalización17. Entonces es esta forma de construcción cognitiva de la realidad y el proyecto de cómo enfrentarla en el futuro la que es decisiva para el comportamiento y no el factor en sí mismo. Por esto es ella la que se tiene que averiguar en la socio- y psicolingüística, en la lingüística de la migración y del contacto y no un factor en su forma presumidamente “objetiva”. Una de las tareas de la lingüística de la migración y del contacto debe ser entonces la reconstrucción de las construcciones de la situación migratoria de cada individuo o grupo; los procesos de viabilización de estas construcciones individuales en un grupo de migrantes, lo que eventualmente produce una construcción compartida por el colectivo de migrantes en cuestión; la detección de construcciones divergentes en el grupo; y la dinámica entre las actitudes frente a los retos
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Lastra (2006) demuestra un tipo de “resistencia” entre los chicimecos-jonaz contra los préstamos, muy llamativo en comparación a lo que sucede en otras comunidades indígenas en México (cf. Hill/Hill 1986; Hekking 1995).
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de la migración en el área del comportamiento lingüístico, socio y psicolingüístico. Son todas las actitudes manifestadas las que deben analizarse, tanto las mayoritarias como las minoritarias. Cabe notar que a nivel teórico todas las construcciones y actitudes son igualmente importantes ya que demuestran que siempre hay alternativas de construcción y de comportamiento. A nivel teórico no hay excepciones, sino alternativas, solo a nivel empírico y desde una perspectiva estadística las construcciones minoritarias parecen excepciones. Son estas alternativas la prueba del fenómeno de construcción y las que permiten reconocer el perfil específico de cada proceso histórico concreto. Para tener acceso a las construcciones tenemos que recurrir a métodos cualitativos como la observación del comportamiento (análisis estructural de los resultados lingüísticos del contacto; análisis conversacional de tipo etnometodológico del comportamiento lingüístico/uso de las lenguas) así como entrevistas narrativas y temáticas.
5.3. DE LA CONSTRUCCIÓN INDIVIDUAL A LA CONSTRUCCIÓN COLECTIVA El procesamiento del cerebro de los seres humanos tiene un aspecto universal en el sentido de capacidad cognitiva humana y un aspecto individual en el sentido que cada individuo tiene un cerebro diferente (orgánicamente y de su formación cognitiva concreta)18, como cada cuerpo, cada cara que también tienen una conformación individual. En un primer paso del análisis podemos decir que las diferencias biológicas, la biografía lingüística específica y la actividad cognitiva inevitablemente individual (autopoiesis) de cada individuo humano producen en cada cerebro una construcción diferente de lo que llamamos comúnmente “lengua” en todos sus aspectos: construcción de significados conceptuales y operacionales, construcción de imágenes acústicas, construcción estratégica de uso interactivo y situacional de variedades y lenguas (Zimmermann 2004a). En un segundo paso de análisis reconocemos la existencia de una voluntad/necesidad de reducir estas diferencias individuales entre los constructos. Los hablantes (los cerebros de los hablantes)
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Es esta conformación individual la que es el origen de lo que llamamos talento individual. Son diferencias mínimas en comparación con otra especie pero altamente importantes dentro de la especie a nivel social y selección genética. Paradójicamente, gran parte de nuestra vida social está basada en la diferenciación individual, la selección de compañeros y amigos, de esposos y esposas, de diplomas en la educación, de candidatos para puestos de trabajo, etc. Sin embargo, en la sociolingüística (y otras ciencias) hacemos abstracción de estas diferencias postulando la existencia de caracteres sociales homogéneos.
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llegan hasta cierto grado a una uniformización parcial de estos constructos por medio de una actividad cognitiva en el momento mismo de los intentos de comunicación con otros sujetos que llamamos viabilización intersubjetiva y comunicativa. Esta actividad consiste en un proceso como sigue: Las construcciones lingüísticas idiosincráticas que se refieren tanto a la construcción de las formas de significantes como a la de los significados (conceptuales y funcionales) que inevitablemente tiene que hacer cada cerebro individual están comparadas con las de otros individuos escuchando sus mensajes y ajustadas en la praxis comunicativa. Igualmente podemos decir que cada individuo produce sus propias estrategias para gestionar la situación de contacto de lenguas en la que se encuentra, así como la percepción y construcción de los elementos formales y significativos (conceptuales y funcionales) de L2. Pero, si la situación de contacto la comparte con otros individuos, en un segundo paso, percibe las estrategias y construcciones de otros individuos en la misma situación o situaciones similares, y por la viabilización comunicativa se puede producir una estrategia supraindividual, sea de un grupo o de la comunidad entera. Esta descripción hace alusión a una situación originaria individual. Está claro que a lo largo de procesos de contacto puede producirse en un momento posterior algo inverso. El individuo ya está infiltrado por las estrategias elaboradas por otros (por ejemplo, sus padres en el caso de niños o de miembros de alto prestigio, líderes sociales) y se contenta en imitarlas. Pero como hemos visto, antes de poder imitarlas tiene que haberlas reconstruido como proceso de apropiación cognitiva individual hecho por otro19. Una vez decidida la estrategia de comportarse según la existencia de una L2, empieza el proceso concreto de apropiación de la L2, un proceso psicolingüístico. El individuo que ya dispone de una L1 y con ello de una red de conexiones lingüístico-cognitivas establecidas por y en el cerebro, hace uso de esta red establecida. Estas redes establecidas están conformes a la particularidad de cada lengua. Por ello, la percepción y construcción de elementos de una L2a difiere entre hablantes de una L1b y hablantes de una L1c. Tenemos, por lo tanto, dos tipos de procesamientos cognitivo-cerebrales: a) las estrategias de gestión del contacto y b) el procesamiento cognitivo glotocéntrico.
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Últimamente la neurofisiología (Vilayanur Ramachandran) postula la existencia de neuronas espejos (mirror neurons) en el cerebro que posibilitan la capacidad de sentir lo que siente el otro. En experiencias neurofisiológicas se ha demostrado que cuando una persona observa la acción de otra, se activan en el cerebro del observador las mismas áreas cerebrales que en el actor. Por medio de estas neuronas seríamos capaces de entender los pensamientos de los otros.
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6. La explicación constructivista para la emergencia de nuevas variedades contactológicas (variedades étnicas, language intertwining, lenguas criollas) Como hemos visto, la teoría constructivista postula que en última instancia es cada individuo migrante el que construye a su manera la visión de la migración y la importancia que atribuye a los factores decisivos o no decisivos para su comportamiento lingüístico. Esta construcción individual no se hace de manera premeditada antes de comunicarse, sino en la situación específica de cada comunicación con interlocutores específicos y sobre temas específicos. Eso da teóricamente una variación individual de comportamientos y consecuencias. Pero también observamos, de hecho, tendencias colectivas o tendencias mayoritarias de comportamientos dentro de grupos, en caso de migraciones colectivas. Claro está que la teoría constructivista debe ofrecer un modelo de explicación de estos fenómenos a nivel colectivo.
6.1. ¿QUÉ SON LAS “NUEVAS VARIEDADES”? Situándome dentro del marco de la temática de este volumen, me ocuparé de nuevas variedades que emergieron a partir del factor inicial de migración, de una situación de contacto causado por la migración y en la que hubo algo como (inter)influencia de las lenguas o variedades afectadas en el sistema cognitivo de manera semejante de una cierta cantidad de miembros de una comunidad. Primero quiero establecer un criterio fundamental, el de que no solo se debe limitar a (inter-)influencias abiertas, con reflejo a nivel de significante (léxico, morfemas, fonemas), sino que deben incluirse (inter-)influencias cubiertas, a nivel del significado sin reflejo en el significante. Con ello nos hacemos partidarios de la teoría del lenguaje de W. von Humboldt, para quien la diferencia de las lenguas es sobre todo una diferencia de la visión del mundo, de la representación cognitiva del mundo. La aparente diferencia de lenguas a nivel del significante es también un ámbito, pero tiene más importancia en la medida que es asociada a diferencias de significado. El estudio de la (inter-)influencia de lenguas en el sistema cognitivo debe entonces (según la teoría presentada en el apartado 5.1.) incluir todos los aspectos del complejo conjunto que llamamos lengua. Ahora bien, para estudiar la emergencia de nuevas variedades debemos tener una visión de qué es una “nueva variedad”. Para definir este concepto hay dos formas de acercamiento: a) Enumerar prototipos de nuevas variedades o, también, estudiar las variedades que hasta el momento se consideran en la comunidad de lingüistas como nue-
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vas variedades. Es un acercamiento de abajo hacia arriba. En parte, ya que en la definición de los lingüistas entran criterios teóricos (e ideológicos). b) Establecer criterios generales a partir de consideraciones teóricas. Es un acercamiento desde arriba hacia abajo. Claro está que entran también aquí aspectos del otro acercamiento. Algunos prototipos de nuevas variedades son las lenguas románicas en su fase de emergencia en el contacto del latín con las lenguas de sustrato y en algunos casos de superestrato. Otros ejemplos prototípicos son el español andino conformado por el contacto suscitado por la conquista durante más de 400 años (hablado por hablantes nativos) y las diferentes variedades étnicas o español indígena actuales (Zimmermann 1986; Flores Farfán 2000), también llamado interlecto (Escobar 1978) habladas por indígenas que hablan el castellano como L2. Otro tipo de nueva variedad, fruto de una mezcla particular (language intertwining) entre quechua y castellano en Ecuador, es la “media lengua” (Muysken 1979). Todas ellas son nuevas variedades que emergieron a partir de contactos causados por conquistas y colonización. Otros ejemplos prototípicos son las lenguas criollas, producto de migraciones forzadas, en condiciones de esclavitud y de agrupación multiétnica20. Ejemplos de nuevas variedades producto del otro tipo de migración son el cocoliche (español-italiano) en Argentina (Meo-Zilio 1964; Whinnom 1971; Lavandera 1984), el inglés influenciado por el español de los chicanos y formas de code-mixing (llamado de manera confusa Spanglish) (Ornstein-Galicia 1988). Aunque el contacto del español con el guaraní está inicialmente causado por una situación de conquista, parece que el jopará, hablado en Asunción, es una variedad de contacto causada por la migración actual del campo a la ciudad (Fasoli-Wörmann 2002: 64)21. Un caso particular es el “michif” (language intertwining de francés-cree) hablado en Canadá. Esta nueva variedad también surgió en el marco de la conquista, pero este factor no parece decisivo en su formación (se trata de una variedad emergida en una comunidad de matrimonios mixtos en asentamientos aislados de los asentamientos del pueblo conquistador, cf. Bakker 1992). Díaz/ Ludwig/ Pfänder (2002: 416) postularon que hay una interdependencia entre tipos de migración y producto del contacto: “Si se da por sentada la existencia de una relación entre contacto lingüístico y migración, la distinción de las variadas formas de migración conduce a diversos tipos de contacto”, hipótesis, es verdad, seductora (y se me ocurrió también). Los pocos ejemplos discutidos arri-
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Cf. mi intento de presentar una visión constructivista de la génesis de lenguas criollas (Zimmermann 2006b). Sin embargo, Fasoli-Wörmann no le reconoce al jopará el estatus de nueva lengua. Claro que esto depende de la definición que uno da a nueva variedad, cf. más abajo.
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ba demuestran, sin embargo, que este no es el caso. Esta hipótesis es producto de una cierta actitud científica. Creo que un acercamiento cognitivo-constructivista puede evitar tales falacias en establecer correlaciones esquemáticas. Para evitar cualquier malentendido (entre lectores no familiarizados con aspectos del contacto de lenguas) cabe aclarar que nueva variedad, de hecho, quiere decir cierta modificación de variedades existentes. Nueva variedad no significa ni creación ex nihilo ni necesariamente una modificación drástica en todos los aspectos (como por ejemplo en la génesis de lenguas criollas). Un acercamiento de arriba hacia abajo en la definición del concepto “nuevas variedades” puede establecer los siguientes criterios: – Cuando hablamos de nueva variedad hacemos referencia a un producto que ha emergido adicionalmente a una o a las dos lenguas en contacto, continuando existiendo una de las lenguas mencionadas o ambas. Las lenguas romances y después las lenguas románicas constituyen nuevas variedades en comparación con el latín que tiene continuidad por lo menos a nivel escrito. Las lenguas criollas merecen en este sentido el calificativo de nueva variedad ya que persisten las lenguas lexificadoras y las lenguas africanas. Del mismo modo siguen persistiendo al lado de las variedades étnicas, las lenguas de origen y las L2; en el caso de las variedades americanas del español siguen existiendo las variedades en la Península Ibérica. Al contrario, no decimos que las transferencias del francés al alemán, producto de la moda de la aristocracia alemana de hablar francés, hubiera creado una nueva variedad, sino de un cambio en la variedad/lengua (causado por el contacto). – El concepto mismo de “nueva variedad” sugiere la característica de ser hablado y/o escrito por un número relevante de miembros (no necesariamente mayoritario), es decir, debe ser viabilizado en un sistema con cierta uniformidad. Como demuestran los acercamientos no estructuralistas del concepto de lengua, esto significa, en el mejor caso, una idealización y, en el peor, es una pista errónea. Por un lado, mis estudios (Zimmermann 1992: 227-230) sobre el español otomí han demostrado que en esta “variedad” de contacto entre hablantes de la misma aldea existe una variación idiolectal considerable. Por otro lado, tiene sentido aceptar también las formas idiolectales como nuevas variedades. Tales idiolectos de contacto pueden ser el germen de una variedad colectiva, una forma de resistencia, o el último representante de una variedad antes más expandida. – Las nuevas variedades pueden tener un carácter regional, social o hasta estilístico. – Las nuevas variedades pueden tener un estatus de prestigio o pueden ser estigmatizadas.
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– Las nuevas variedades deben ofrecer rasgos de mezcla. No es fácil determinar la cantidad o el aumento de la mezcla o el nivel lingüístico para decidir sobre este estatus. No parece adecuado restringir el calificativo, por ejemplo, a mezclas a nivel gramatical (como se ha hecho durante mucho tiempo en la lingüística). – Actualmente se considera el español mexicano, peruano, chileno, cubano, por nombrar algunos, como variedades diferentes del castellano (de Castilla). Hay varias variedades regionales, sociales y estilísticas en cada país, además de una variedad culta de pretensión común. Desde una perspectiva pluricéntrica se postula que estas variedades cultas se construyen como variedades nacionales que tengan un carácter de variedad estándar. Esta visión pluricéntrica es todavía controvertida. Estos casos demuestran la dificultad del factor tiempo. En el caso del español mexicano, hay influencias léxicas y semánticas de lenguas indígenas (pero no muchas), pocas influencias morfológicas, posiblemente influencias prosódicas y pragmáticas, pero ofrecen también idiosincrasias en su desarrollo propio durante tantos siglos que difícilmente podrían ser causadas por el contacto con las lenguas indígenas. ¿Tiene sentido, en algún aspecto, considerar estas variedades del español moderno como productos de la conquista? Creo que sí, ya que la evolución de esta variedad en este territorio hubiera sido muy diferente si los migrantes de España no hubieran venido en el marco de la conquista. No podemos retrospectivamente decir cómo hubiera sido la situación de contacto en el pasado, pero es muy seguro que no hubiera sido así como fue. Tal vez, ni la máxima de la lengua compañera del imperio hubiera sido imperante (con sus consecuencias de prestigio del castellano), ni la ideología lingüística de la pureza, ni la separación diglósica de las lenguas (cf. Zimmermann 2006a). – Para poder llamar a algo nueva variedad hay que tomar en cuenta la conciencia de los hablantes, si ellos lo consideran como tal. Este criterio es muy difícil por las ideologías normativistas implantadas también entre los hablantes. Por ello niegan con frecuencia este estatus de variedad o de lengua por la concepción normativista de lengua imperante en la sociedad. Para detectar la conciencia de los hablantes no es suficiente preguntar sus autoevaluaciones explícitas (en forma de entrevistas) sino su uso diferencial en comparación con las lenguas del input del contacto. Cabe aclarar que no es necesario una autoevaluación positiva. También la negativa es síntoma de la definición de variedad propia. Por otro lado, la autoevaluación como variedad propia por motivos políticos se hace a veces en base a muy pocos rasgos detectables (recuérdese de la discusión de la lengua propia del valenciano frente al catalán y, de la misma manera, se está postulando el estatus de variedad estándar propia del español andaluz [Villena Posada 2000] y del español canario [Morgenthaler
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García 2008]). Estos ejemplos demuestran que el estatus de nueva variedad puede variar bastante y no será posible dar un criterio estructural cuantitativo fijo.
6.2. EXPLICACIÓN DE LA EMERGENCIA Y ESTABILIZACIÓN DE NUEVAS VARIEDADES Primero, me parece importante distinguir entre la emergencia y la estabilización de una nueva variedad (de contacto). Esto se debe al hecho de que un tal proceso de emergencia puede estar interrumpido por varios eventos. La interrupción de una emergencia incipiente debe ser explicada de manera diferente a la no emergencia. Habíamos postulado la existencia de variedades idiolectales de contacto. Es este panorama de variedades idiolectales, en sí dinámicas, que entran en intercambio con otros idiolectos de contacto en los momentos de interacción comunicativa intraétnicos (o intragrupales). En caso de que los factores sociales permitan el incremento en cantidad e importancia de estas situaciones intraétnicas e híbridasbiglóticas, estos pueden viabilizarse mutuamente. Este proceso de viabilización es altamente complejo y dinámico. Cada individuo tiene de hecho un idiolecto de contacto diferente del otro y en las múltiples situaciones de comunicación interidiolectales cada cerebro procesa al idiolecto híbrido del otro. El proceso de percepción y procesamiento de los múltiples idiolectos se parece –si permiten la metáfora– a la dinámica compleja de un partido de fútbol moderno en actuación (no a las reglas) en el que cambian en cada momento las posiciones y las orientaciones de movimiento de los partidarios y de los adversarios, en los que ni los jugadores ni el balón están estáticos, hay las alternativas de gestionar el balón (con el pie, la cabeza, el cuerpo, de manera suave o fuerte, en el suelo o en el aire, hacia el frente, al lado o detrás de la cara, y de muchas maneras más). Al querer explicar el carácter de la viabilización hacia lo que llamaríamos la nueva variedad más o menos uniforme o homogénea de un grupo, tenemos que imaginarnos un escenario del tipo de esta compleja dinámica en la que además, los jugadores (hablantes) aprenden jugando/hablando (no en fases aisladas de entrenamiento). Para explicar la emergencia y, sobre todo, la persistencia de nuevas variedades contactológicas, pueden mencionarse ciertos factores como la falta de instancias correctivas (sean sociales o cognitivas) que desprestigien las variedades híbridas y exijan la observación de las normas de una o ambas lenguas del precontacto. Pero la estabilización estructural y la adopción de estas variedades étnicas e híbridas como variedades regionales, sociales o estilísticas (lo que se supone como aspecto social del mismo proceso) requieren inevitablemente una explicación
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constructivista que tiene que ver con la construcción del concepto de lenguas (históricas) como entidades discretas y separadas entre sí y puras, concepto característico de la construcción europea de lenguas o, al contrario, de un concepto más pragmático y funcional que pueden tener otras comunidades culturales, que toman los recursos lingüísticos de dos lenguas como instrumentos sin preocuparse y sin estigmatizar el resultado híbrido, construyendo la hibridez como algo normal y no negativo. La estabilización de una variedad de contacto y su adopción por el grupo presupone una cierta homogeneidad de estructuras. Esta se explica tanto por la afinidad en las construcciones individuales como por su viabilización en la interacción, imitación, eliminación de “soluciones” menos atractivas, procesos de discusión sobre comportamientos adecuados entre los hablantes y también imposición si se establece una agencia de este tipo. La uniformización hacia una variedad común se explica como producto de la viabilización de las consecuencias del contacto entre los hablantes migrantes por la interacción; es un proceso desde la inestabilidad de variantes individuales y la variación idiolectal hacia una variedad que es híbrida en grados distintos, más estable (pero nunca homogénea cien por ciento) y compartida por todos o un grupo significativo.
7. Conclusión Un error fundamental en la lingüística de la migración ha sido la postulación de un prototipo de comportamiento no dándose cuenta del hecho de que el prototipo no es un concepto que describe la realidad sino un concepto de conveniencia cognitiva. La teoría constructivista da una respuesta al porqué de las “excepciones”, o sea, el hecho de que nunca encontramos los mismos fenómenos en un cien por ciento en una comunidad. Todos los acercamientos estadísticos de frecuencia se contentan con el modelo de frecuencia significativa y postulan que un comportamiento más frecuente constituye un prototipo o lo “normal” y raras veces se inclinan a explicar el porqué de los comportamientos minoritarios. La teoría constructivista da una explicación de las “excepciones” de comportamiento en situaciones de contacto migracional y con ello al fenómeno mismo de la variación. El repaso de las nuevas variedades y candidatos de categorizarse como nueva variedad en correlación con los tipos de migración no permite establecer una correlación entre tipo de migración y nueva variedad de contacto. Esto se debe al fenómeno de la no determinación de los factores externos. La actuación de estos factores depende de cómo están procesados por el sistema cognitivo, donde ope-
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ran factores de supervivencia económica, claro, pero también factores subjetivos, actitudinales, identitarios, proyectivos, etc. La impresión de ciertas correlaciones por frecuencia residen muchas veces en percepciones superficiales. De la correlación cuantitativa deducen una correlación real (causa-efecto) nunca investigada. El tomarla como hipótesis es un procedimiento legítimo. Sin embargo, el encontrar indicios de su validez es un desideratum para la lingüística de la migración del futuro. Ahora bien, hemos visto a lo largo del repaso somero que emergieron variedades, en algún aspecto híbridas, producto de la migración, de la conquista y de la deportación forzada. A pesar de algunos rasgos comunes hay diferencias muy grandes en las configuraciones de la estructura de las variedades, pero no se pueden establecer correlaciones unívocas. Ni se puede percatar una correlación entre las consecuencias sociopolíticas de las variedades y el tipo de migración. Parece lógico postular que la diferencia esencial es el factor de control tanto de la situación macrosocial (poder político) como del propio comportamiento. Mientras que las variedades productos de la conquista pueden subsistir y hasta ocupar un papel de variedad estándar regional, los etnolectos producto de migración desaparecen o se mantienen solo como registro del grupo migratorio22. Pero ni esto es la consecuencia lógica: hemos visto que grupos políticamente dominantes también pueden acomodarse a la lengua de los conquistados, si les parece adecuado o atractivo. Los deportados a la fuerza (muchas veces esclavizados) pueden ejercer un mínimo de control. Pero en algunos casos hubo la emergencia de lenguas criollas, y en otros casos hubo descriollización. Logrando mantener esta variedad criolla o semicriolla23 al llegar el momento de la independencia (como en Haití o Curaçao) esta variedad puede incluso establecerse como lengua nacional y estándar. La discusión controvertida de hacerlo o no muestra el no determinismo. Los argumentos en esta discusión no son privativos del caso de nuevas variedades híbridas, sino muy similares de los casos de lenguas indígenas. Lo importante en esta discusión de política y planificación lingüística de influir en las condiciones de supervivencia de tales variedades híbridas y su estatus social ya no dependen de la migración sino de la construcción de la identidad de sus hablantes y el poder
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Sin embargo, Androutsopoulos (2001) y Auer (2003) dicen haber observado que el etnolecto juvenil Kanak Sprak, creado inicialmente por adolescentes inmigrantes turcos en Alemania, se está expandiendo a los jóvenes nativos alemanes. Es cierto que conocen este etnolecto y lo utilizan (a veces); no obstante, parece constituir para ellos y entre ellos más bien un recurso estilístico y lúdico que la adopción de esta variedad para su identificación grupal. Lo que no siempre ha sido posible, cf. la desaparición de lenguas criollas como el Palenquero en otras partes de Colombia que San Basilio, la cuestión abierta de la existencia de una lengua criolla en el pasado en Brasil (cf. Zimmermann 1999) o Cuba.
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de establecerlas y la habilidad de una buena planificación lingüística (de elaboración de la lengua y de determinar su estatus social). La emergencia de nuevas variedades no es la consecuencia única ni la más probable de la migración. Es una posibilidad nada más. Si ocurre esta emergencia, la estabilización ya no es factor de la migración sino producto de las construcciones sociales del concepto de lengua, de la identidad y del control político y económico.
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1. La definición del etnolecto El concepto del etnolecto para designar una determinada variedad resultado del contacto lingüístico fue desarrollado en el curso de una investigación sobre el habla urbana de inmigrantes. El término fue introducido a la literatura sociolingüística por Wölck/Carlock en 1981 (cf. Reynolds 2001-2002). Lo definieron como “the speech of the descendants of (im)migrant families long after their original language is lost, which then still showed clear traces of their home languages” (ibíd. p. 17). El famoso texto de Appel/Muysken para cursillos de bilingüismo dedica unas páginas al proceso de la transformación e integración de rasgos que son residuos de dialectos étnicos urbanos de migrantes (1987: 132ss.). En los años noventa hubo un aumento notable de investigaciones sobre este fenómeno, especialmente en contextos urbanos europeos del contacto entre minorías (in)migrantes y sus anfitriones de lenguas mayoritarias. Androutsopoulos (2000) define el resultado como “a variety of the majority language (or host language), which constitutes a vernacular for speakers of a particular ethnic descent and is marked by certain contact phenomena”. En el 2005, el Congreso Internacional sobre Variación Lingüística en Europa (ICLaVE) de Amsterdam dedicó todo un simposio al tema de etnolectos, y más recientemente el International Journal of Bilingualism publicó un número especial sobre la emergencia de etnolectos europeos nuevos (Nortier 2008).
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Agradezco a Anna María Escobar por su ayuda no solo en la redacción del contenido de mi artículo sino también en la traducción del inglés al castellano de varios pasajes.
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1.1. LÍMITES DEL TÉRMINO - JUSTIFICACIÓN DEL CONCEPTO La mayoría de autores ha empleado el término etnolecto para referirse a situaciones caracterizadas por el criterio mencionado antes: como una variedad lingüística de una lengua mayoritaria cuya estructura especial es producto de una historia de bilingüismo social o comunal. En mis ejemplos urbanos de Norteamérica, todos los hablantes eran monolingües funcionales y la mayoría de sus rasgos lingüísticos diferenciadores no estaban estigmatizados. En otros estudios, a veces los hablantes son todavía bilingües, como es el caso del turco-alemán (‘Türkendeutsch’; cf. Androutsopoulos 2000) y tienen estatus social relativamente bajo, de allí que el etnolecto no sea solo un marcador étnico sino también estigmatizador. Este sería el caso del Ebonics que es definitivamente un buen candidato para este término, especialmente por el proceso de decriollización (cf. Odlin 1997; Wölck 1999). Muchos de los hablantes de Ebonics, sin embargo, son todavía diglósicos y lo más probable es que continuarán siéndolo en el futuro cercano. Diglosia es un tipo especial de bilingüismo, caracterizado en su definición original (Ferguson 1959) por una relación genética cercana entre variedades en contacto (cf. Wölck 2008), lo cual hace posible que los etnolectos sean empleados estilísticamente; es decir, que se usen para transmitir una postura deliberada o para expresar una identidad étnica, como es generalmente el caso entre africanoamericanos. Otros usos del término etnolecto son menos claros y quiero aquí cuestionarlos. Se trata, por ejemplo, del caso del llamado kashubiano (Rokoszowa 1997: 1594), que por un lado es considerado como una lengua aparte por los estudiosos del alemán, pero, por otro lado, es considerado un dialecto del polaco por los estudiosos del polaco. La neutralidad sociopolítica del término etnolecto parece también contribuir a explicar la aplicación del término al macedonio (Herson Finn 1996). Otras clasificaciones que han caído bajo etnolecto son las variedades bilingües de lenguas inmigrantes, como es el caso del italiano hablado en la ciudad vecina (a Buffalo) de Toronto, Canada (Danesi 1983-4). Igualmente, se ha empleado para el alemán de Pennsylvania de los Amish. Si se justifica emplear el término para el etnolecto del alemán y del italiano, en los casos mencionados, entonces, tendría más sentido emplearlo para el hiberno-inglés de Irlanda (cf. O’Riagáin 1997: 1105; Hickey 2007). Estos usos más amplios del término etnolecto parecen centrarse únicamente en el criterio que describe a la comunidad que emplea la variedad lingüística como homogénea con respecto a la característica de origen étnico o nacional. Sin embargo, si mantenemos el uso restringido de la definición original, entonces su empleo es más claro y más específico. En nuestro estudio del caso norteamerica-
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no, los etnolectos no solo se diferencian de los dialectos de las lenguas inmigrantes, sino también de las variedades de inglés de los inmigrantes bilingües, cuyo acento étnico no solo es más fuerte sino que, además, contiene más rasgos de interferencia y transferencia, y es percibido y evaluado como ‘habla extranjera’ por la comunidad anfitriona. El monolingüismo en la lengua anfitriona es un criterio adicional en la definición más restringida del etnolecto. Un último criterio, que nos ayuda a restringir aún más la definición, hace referencia al hecho de que en las ciudades estadounidenses con poblaciones inmigrantes, el período de vida de estas variedades lingüísticas es corto –en el tiempo real de la vida de una comunidad lingüística–. Este criterio es quizá el rasgo que restringe aún más los contextos de uso (cf. Wölck 1987). Sin embargo, es necesario restringir y aclarar las características que definen el término de etnolecto para distinguir claramente estas variedades de otras como son los dialectos bilingües de las lenguas inmigrantes de hablantes bilingües, así como de su variedad de inglés bilingüe y los dialectos regionales monogenéticos del inglés. Solo de esta manera podemos justificar la creación y el uso de un nuevo término para hacer referencia a un fenómeno realmente único. De otra manera, debería ser eliminado con la navaja de Occam (‘Occam’s Razor’)2. En Latinoamérica, tales procesos y las consecuencias del contacto lingüístico han ocupado menor interés, con la notable excepción de los trabajos de Muysken (1979) sobre la media lengua entre quichua y castellano3, y de Zimmermann (1986) sobre el español étnico de los otomíes en México y, más recientemente, el de Hinskens sobre el holandés ‘negro’ (1998). Los estudios de Alberto Escobar sobre el castellano andino (1978) y los de Anna María Escobar sobre el habla de los bilingües quechua-castellano (1990, 2000) son de valor fundamental para la contactología4 andina, así como la descripción del dialecto bilingüe del híbrido ‘fronterizo’, entre el español y el portugués en la frontera uruguaya, por Elizainzín (1976). Otras variedades de interés son el transfronterizo (español-inglés) de Zentella (2006), o las variedades producto del contacto entre lenguas inmigrantes y coloniales de Sudamérica y, típicamente y con más frecuencia, del cambio lingüístico producto del contacto entre lenguas indígenas y coloniales. Los ejemplos que presento a continuación provienen especialmente de los proyectos en Norteamérica que se centraron el contacto entre el inglés y las lenguas inmigrantes europeas. Trataré de relacionar e integrar a estos proyectos aquellos
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‘Lat. : ‘Entia non sint multiplicanda praeter necessitatem.’ Que describe la formación de una suerte de pidgin con gramática mayormente quichua y vocabulario castellanizado. Término muy propiamente acuñado por Klaus Zimmermann para nuestra (sub)disciplina.
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en los que participé en el Perú, que tratan sobre el contacto entre el español y el quechua.
2. Condiciones típicas Resumiendo la discusión que precede, se aplica la etiqueta etnolecto a una variedad lingüística que cumple con las siguientes condiciones: 1. existía en el pasado reciente (hace menos de tres generaciones) un bilingüismo activo en la comunidad; 2. las comunidades son bien definidas, estables y contiguas; 3. la comunicación entre sus miembros es directa y frecuente; los rasgos etnolectales son reconocibles, algunos estereotipados y (tal vez) estigmatizados por los de fuera de la comunidad; 4. algunos rasgos son (todavía) usados como indicadores sociales. En los casos norteamericanos, que hemos estudiado, encontramos además las siguientes características: 5. los usuarios son monolingües en la lengua dominante; 6. la variedad es de duración limitada y transicional. Los etnolectos nunca son radicalmente distintos a la variedad más cercana de la lengua mayoritaria. Sus rasgos son suficientes para que los hablantes vecinos puedan usarlos como marcadores de etnicidad y, a veces, de estatus inferior. Las características más importantes que sirven de diagnóstico son los rasgos lingüísticos que rara vez están cargados de un fuerte estigma social. Los más reconocibles y que siempre se mencionan son la prosodia (entonación, ritmo, tempo), la pragmática del discurso y, por supuesto, el ‘acento’ o ‘dejo’ fonético (cf. Kern/Selting 2005; Verschik 2005; Wölck 1987, 2002).
3. El proceso de análisis y descripción: el ‘diagnóstico sociolingüístico’ Las investigaciones sobre el comportamiento verbal de cualquier comunidad debe siempre empezar con una preparación cuidadosa de un perfil etnográfico (perfil de la comunidad; Wölck 1976), que describe la estructura social, los miembros y los bordes de la comunidad (cf. Labrie/Vandermeeren 1996; Wölck 2004). Las distinciones refinadas que son necesarias para poder distinguir los etnolectos, para poder distinguir las diferencias entre estos y otras variedades monogenéticas, así como también para poder identificar los pocos y esporádicos rasgos lingüísticos que sirven de marcadores requieren del desarrollo de metodo-
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logías especiales para poder hacer la detección y descripción. Inspirados por Labov (1966), desarrollamos una técnica especial de pruebas de reacción subjetiva, que va más allá de estudios y medidas de actitud lingüística tradicional para determinar los cargadores lingüísticos reales de diferencia social. Se necesita grabar muestras de habla espontánea de miembros de las comunidades étnicas. Los enunciados deben aparecer en discurso espontáneo para poder incluir marcadores de todos los niveles de la estructura lingüística. Luego, estas muestras se presentan a jurados con la instrucción que identifique el origen étnico de los hablantes. Como paso siguiente, se distingue a los jurados que fueron más exitosos en la identificación étnica de los hablantes de las muestras. Se les pide, seguidamente, que describan los criterios que los ayudaron a reconocer la etnicidad del hablante. También se les invita a producir una imitación del etnolecto, para poder extraer los rasgos estereotípicos y populares del público general. Muy frecuentemente los jurados incluyen rasgos estereotípicos que no aparecen en las grabaciones. En estos casos, se les da a escuchar otra vez las grabaciones y se les pide que paren la grabadora apenas ya tengan una idea clara del origen étnico del hablante. Es bastante probable que para cuando el jurado pare la grabación se haya producido un rasgo altamente diagnóstico en la grabación, justo antes de la interrupción. A través de los reportes de los jurados y un detallado análisis lingüístico de las grabaciones, el investigador logra establecer una lista de rasgos lingüísticos. La validez diagnóstica de estos rasgos, así como su jerarquía, se chequea en un segundo grupo de grabaciones. En éstas se manipulan las grabaciones omitiendo o tergiversando las supuestas variables diagnósticas con el fin de ver si los jurados todavía pueden determinar (y si lo hacen, cuán rápidamente) el origen del hablante5. En un breve resumen, el proceso de análisis y la descripción de etnolectos tienen que seguir los siguientes pasos, aunque no necesariamente en este orden: 1. Elaboración de un perfil etnolingüístico de la comunidad (perfil de comunidad), como base necesaria para: 2. la selección de muestras del habla (estímulos lingüísticos) de miembros representativos de la comunidad, y para: 3. la selección de un jurado de respondientes que escuche y evalúe los estímulos; 4. un sondeo o estudio de la actitud lingüística, con el fin de identificar a miembros del jurado que tengan la mejor habilidad de detectar la etnicidad de los hablantes; 5. pruebas de reacción subjetiva, aplicadas a los mejores miembros del jurado, para determinar las variables verdaderamente diagnósticas, i.e. los ‘marcadores’ de descendencia étnica; 5
Algunos resultados estadísticos aparecen en Carlock/Wölck 1981.
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6. entrevistas intensivas para saber cómo hicieron los miembros del jurado sus evaluaciones; 7. el aislamiento y verificación de los rasgos (lingüísticos) diagnósticos. Durante el paso no. 6 de arriba, los entrevistados usaban con frecuencia los siguientes métodos de identificación para el origen étnico de los hablantes. El más frecuente era la comparación con una persona o personas conocidas, la personificación (“X habla mas rápido que…; …como los indígenas”); seguido de ejemplificación, p.ej.: “‘tijas’ dicen los andinos”. En muchos casos los respondientes ofrecen su imitación de un determinado etnolecto, lo que es muy útil para identificar estereotipos, incluso algunos falsos, aunque no existan en el habla actual, así como los verdaderos, que muchas veces se exageran.
4. Ejemplos 4.1. ETNOLECTOS NORTEAMERICANOS Los etnolectos de las tres comunidades de inmigrantes europeos a Buffalo, NY ya han sido descritos en varias publicaciones (Carlock 1979; Carlock/Wölck 1981; Wölck 1984, 2002), incluso en internet (Tasman 1999). Basta repetir aquí solo los rasgos más importantes: Difieren del inglés mayoritario y se distinguen entre sí, en la opinión y la reacción pública, por rasgos fonológicos como, p.ej. el llamado ‘flat A’ en palabras como ‘fantastic’, donde la vocal /a/ se diptonguiza y nasaliza. En las últimas décadas, este fenómeno se ha difundido dentro de toda la ciudad y ya no sirve como rasgo diagnóstico para distinguir a las etnias. Lo que sigue sirviendo como rasgos distintivos son la prosodia y la estructuración del discurso. El inglés italiano tiene un ritmo yámbico: (1) my yóungest dáughter álways has a cóld ...
mientras que el inglés polaco sigue el anapesto: (2) ... and I wísh they would fínd a cúre for the cóld ...
La mamá ítalo-americana describe sus tareas de la mañana así: (3) getting up at six, starting breakfast, waking the kids ...
usando gerundios verbales, mientras que la polaco-americana emplea infinitivos asindéticos: (4) ... get up early, let the dog out first, check for school closings ...
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Los estadounidenses de origen alemán usan una entonación creciente en frases declarativas como si fueran preguntas, debido a una interferencia del ‘contorno suspendido’ típico del alemán. Este rasgo, así como la ‘flat A’ (v. arriba), se está expandiendo a todo Buffalo como índicador característico del habla urbana. Resulta que la prosodia es el rasgo diagnóstico más confiable para distinguir estas variedades, si bien subconsciente.
4.2. EL CASTELLANO ANDINO Mi experiencia más larga y rica de cambio lingüístico en el contexto de contacto y conflicto de lenguas es aquella que obtuve a través de mi investigación sobre el bilingüismo quechua-español en los Andes, especialmente en el Perú. El español andino ha incorporado muchos rasgos y características de la lengua indígena6. En el castellano andino son otra vez algunas características del discurso las que nos han llamado la atención. Así como en todas las lenguas orales, la comunicación interpersonal en quechua debe especificar la veracidad del enunciado. El quechua hablante indica la verdad del mensaje con el sufijo asertivo –mi o -ri, su duda con el dubitativo –cha, y una información de segunda mano con el reportivo –si. Esta categoría gramatical es tan fundamental para la comunicación andina que ha entrado en todas variedades del castellano andino. Estas son las categorías que claramente sobreviven al contacto con el español y se adaptan en el español, ya sea mediante la importación (Haugen 1953) directa del morfema, como en el ejemplo (5) del español boliviano. En el cochabambino boliviano aún encontramos el asertivo en puro quechua, en el enfático: (5) esperarime! ‘Wait for me!’
donde el sufijo asertivo quechua –ri se transfiere directamente a la morfología derivativa del español andino; o la sustitución de un sufijo con función discursiva que es parte del paradigma tripartito evidencial quechua (6-8).
6
(6)
Asertivo:
No estoy enterado, no conozco Cuzco si. ‘I’m not sure; I do not know Cuzco.’
(7)
Reportivo: Estrañaba a su marido dis. ‘She’s supposed to have missed her husband.’
(8)
Dubitativo: Yendo a manera de recordación no. ‘Like remembering by heart, I guess.’
Véase el trabajo de Alberto Escobar (1978) y A.M. Escobar (1990, 2000, y en este volumen).
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Más frecuentemente es la integración al castellano del asertivo quechua como enclítico, i.e. casi como sufijado a la palabra que precede, sin cambio de entonación. El afirmativo sí y el interrogativo-dubitativo no del español aparecen como calcos morfémicos de los sufijos quechua -mi/-ri y -chi (cf. Wölck 1987: 53ss.). La expresión dis es una contracción del español dicen que se emplea comúnmente en construcciones tipo ‘dicen que…’, pero nunca sufijados a una frase en el español no-andino. La función reportiva también se encuentra en el uso del pluscuamperfecto en el español andino (9). (9) Se había casado en la iglesia. ‘She’s supposed to have been married in church.’
En todos los ejemplos anteriores las partículas discursivas tienen la función de sufijos frasales, que concuerda con la entonación con patrón de caída continua. Nótese, además, que la mayoría de estos préstamos morfémicos no siguen las ‘escalas de adaptación’ tradicionales (e.g. Haugen 1950) o más recientes (cf. Wilkins 1996: 112), llamadas también jerarquías de transferencia morfológica. El pedido mitigado expresado en el sufijo de cortesía -lla del quechua y su equivalente en muchas lenguas originarias sudamericanas ha llevado al uso bastante extendido del adverbio español pues en muchas variedades sudamericanas de español, entre ellas la de Lima (10). (10) Cortesía (‘mitigativo’ -lla): Una muchacha te buscas pues’ ‘Why don’t you look for a girl(-friend)!?’
La importancia comunicativa de la categoría discursiva quechua de aspecto, especialmente la del continuativo, marcada por -chka explica su adopción y transformación en el español andino (cp. Cerron Palomino 1990 y Escobar en este vol.), en el cual ha sido reemplazado por construcciones compuestas como en (11). (11) Aspecto continuativo (-chka-): ... estaba viniendo ... / … estaba haciendo ... / ... está hirviendo... [en lugar de:] vino; hizo; hierve
En lugar de la flexión de tiempo presente, especialmente en los verbos irregulares, el aspecto progresivo es empleado7. Otro caso, con igual importancia, es el reemplazo de flexiones complejas, especialmente irregulares, por construcciones compuestas más simples y regulares, sobre todo en tiempos pasado y futuro como en los ejemplos en (12). 7
Una discusión más detallada de este fenómeno se encuentra en el artículo de Escobar en este volumen.
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(12) a. acaba de hablar, acaba de comer ‘habló, comió’ b. voy a viajar, llegar ‘viajaré, llegaré’
Este tipo de simplificación (o regularización) de estructuras ha sido reportado en muchos casos de contacto bilingüe y de variedades nuevas emergentes, incluyendo las llamadas pidgins y criollas (cf. Muysken 1979; Ortiz López en este vol.). Mis propias grabaciones también contienen ejemplos de cambio en el orden de palabras en español por el ajuste con el quechua, como aparecen en (13) y (14). (13) Es porque ahora tiempo de hormiguitas es. [comentando sobre la cantidad de hormigas en el verano] (14) A la wawa he traido enferma. [dice una madre que trajo su hijo al trabajo]
Estas últimas dos citas provienen de migrantes andinos en Lima, en cuya variedad se encuentran rasgos antes mencionados que se están difundiendo a variedades de español de clases trabajadoras y ya no solo se encuentra en el habla bilingüe. La respuesta a la pregunta si el español andino es un etnolecto propiamente dicho o simplemente un dialecto bilingüe del español dependerá en la aplicación de nuestro criterio § 2 mencionado anteriormente. Según los cuatro criterios principales y obligatorios que definen a un etnolecto, sí cualificaría, si bien el segundo criterio, que hace referencia a la definición de comunidad, tendría que ser extendido. De los dos últimos criterios, el primero, el monolingüismo en la lengua mayoritaria, se aplica a algunos hablantes, especialmente en los contextos urbanos. El segundo criterio, que hace referencia a la temporalidad o el período corto de vida, no se aplicaría. Los rasgos del español andino están aquí para quedarse, incluso se están extendiendo en las ciudades de la costa. Lo que interesa más y es más relevante al foco de este volumen, no es tanto el uso del término, sino más bien la emergencia de variedades lingüísticas nuevas producto del contacto. Si bien este hecho no compensa la inmensa y considerable pérdida y reducción en el número de las lenguas del mundo (Wölck 2007), estas nuevas variedades, sin embargo, deberían considerarse una compensación bienvenida.
Bibliografía citada ANDROUTSOPOULOS, Jannis (2000): “From the streets to the screens and back again: on the mediated diffusion of ethnolectal patterns in contemporary German”, en: .
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Reflexiones introductorias Prestando homenaje al lugar de nuestro encuentro, Sevilla, quisiera introducir una cita del gran historiador, Ibn Jaldún (1997), descendiente de inmigrantes árabes, testigo de una época convulsiva, a quien pudimos conocer y apreciar en la exposición magistral en el Real Alcázar de Sevilla con motivo del VI centenario de su muerte. “La escritura y sus consecuencias en las artes del libro salva del olvido lo que interesa a los seres humanos, transmite las interioridades de uno mismo al lejano y ausente, eterniza en hojas ideas y saberes y eleva a significados el orden de lo existente”, dice en los prolegómenos de su Muqaddimah –introducción a la Historia Universal– que redactó en Sevilla entre 1375 y 1379 dedicando la mayor parte a la cultura de todas sus manifestaciones: literaria y científica, incluida la música.
Esta convicción impulsa en el siglo XX a los pueblos indígenas del continente americano que se han liberado de la experiencia traumática del encuentro con la letra del occidente en los acontecimientos de la colonización y evangelización. El debate sobre oralidad y escritura en las sociedades indígenas tal como nos interpreta muy acertadamente Jon Landaburu (1996) ha conducido en el siglo XXI a la apropiación funcional de la escritura e iniciado un proceso de literalización multilingüe y multimedia. Con respecto al tema del simposio, lenguas en contacto y migración, me abstengo de discutir tipologías con enfoque migratorio (véase Zimmermann en este volumen) reconociendo por cierto que la migración es un factor clave o condición indispensable del encuentro de lenguas, ya clásico en la lingüística general y comparativa y en estudios lingüísticos de migración europea (e.g. Auer 1984, Meisel 1983); solo remito al lector a la nueva propuesta teórica muy coherente de
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Gugenberger (2006 y 2007) que relaciona en su modelo los espacios multiculturales y multilingües de salida y de llegada de los migrantes con sus actitudes o disposiciones mentales de adaptación lingüístico-cultural, integración o asimilación a nivel individual y grupal. En esta contribución quiero resaltar un fenómeno poco estudiado en contextos migratorios: la literalización multilingüe de la sociedad. En el caso de Bolivia, podemos observar el proceso de literalización de lenguas originarias orales provocado por el contacto con la lengua dominante, el castellano importado en el siglo XV. Presento algunas estrategias y metodologías desarrolladas en los procesos de comunicación multimedia social que se desarrollaron en Bolivia en las dos últimas décadas. El impresionante proceso de migración interna de grupos autóctonos a las ciudades origina no solo un contacto lingüístico y cultural dinamizador sino que contribuye también a una movilización indígena nacional y regional que reclama enérgicamente sus derechos lingüísticos y educativos mediante la participación democrática en las instituciones de la sociedad. Para facilitar al lector una comprensión integral de este proceso introduzco en el apartado 1, el perfil socio-demográfico y lingüístico de Bolivia; en el apartado 2, el estatus legal de las lenguas en contacto en Bolivia; en el apartado 3, algunos conceptos claves de la reforma educativa y el nivel educativo de la población indígena en comparación con la no-indígena; en el apartado 4, el concepto teórico de literalización y prácticas letradas, antes de describir en el apartado 5 el proceso y las acciones de literalización en los diferentes espacios sociales. A manera de resultados y conclusiones finales relaciono los conceptos de Garvin con la nueva situación de multilingüismo y multiliteracidad en Bolivia y me permito algunas recomendaciones para continuar este interesante proceso.
1. El actual perfil socio-demográfico y lingüístico de Bolivia Bolivia es un país pluriétnico, multilingüe y multicultural. En base a los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE 2003, CAPIT. Indígenas 3) en el último siglo, según los resultados de los censos de 1950 y 2001, la población de Bolivia se ha incrementado 3 veces, de 2,7 a 8,2 millones de personas, es decir, un crecimiento promedio de 2,19%. En 1976, la población indígena alcanzaba a 2,97 millones personas (64% respecto al total); en 1992 a 3,494 millones (61%); en 2001, esta población alcanza a 4,133 millones (50%), de los cuales, el 55% residen en el área rural y el 45% en el área urbana. La densidad poblacional varía entre 25,7 y 0,6 por km2, en promedio 7,56, hecho que muestra la dispersión poblacional, lo cual a su vez constituye un reto para el
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sistema educativo. Bolivia es un país joven; la mitad de los bolivianos tiene menos de 20 años, los niños y niñas entre 6 y 13 años constituyen el 20,4% de la población; el grupo de edad entre 10 y 24 años abarca aproximadamente el 32%.
1.1. LA DIMENSIÓN DE LA MIGRACIÓN NACIONAL Miremos brevemente la migración interna interdepartamental de los migrantes de toda la vida y de migrantes recientes1. Según los censos de 1992 y 2001 la población indígena interdepartamental aumentó de 875 mil a 1,2 Millones en 2001 (15,5% para la población no indígena y 12,7 % para la indígena), y en 2001 alcanza 15,24% (14,73% para la población no indígena y 15,73% para la indígena). A nivel departamental, Santa Cruz (494.118), Cochabamba (274.368) y La Paz (151.127) reciben el mayor número de migrantes, mientras que Potosí y La Paz son los que registran el mayor número de emigrantes, es decir migración a otros departamentos. Respecto a la población indígena, los departamentos de Santa Cruz y Cochabamba son los que registran el mayor número de inmigrantes, en tanto que Potosí, Cochabamba y La Paz, el mayor número de emigrantes. Para la planificación educativa, sin embargo, la migración interdepartamental de la población es un reto porque crea nuevas constelaciones multilingües en áreas urbanas; por ejemplo, en 2001, para la población indígena de 5 años o más, de los 3,6 millones, 212.623 son migrantes recientes, que comprende el 5,85% de la población que ha cambiado de departamento. Santa Cruz y Cochabamba son los que reciben el mayor número de inmigrantes indígenas. Aproximadamente el 90% de los migrantes indígenas de origen urbano prefieren el área urbana de otros departamentos. De estas cifras aprendemos que hay una migración interna fuerte dentro de Bolivia, pero existen dos flujos diferentes: entre regiones urbanas y de región rural a región urbana; ambos flujos producen nuevos contextos multilingües que recién en el último censo han sido tomados en cuenta al incluir estos datos nuevos para la planificación de la educación intercultural bilingüe.
1
Migrante de toda la vida es una persona que nació en un lugar diferente de aquel en el que tiene su residencia habitual. Migrante reciente se considera a toda persona que cambió de residencia habitual en el quinquenio precedente a la fecha del censo (INE, cap. 3).
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1.2. AUTO-IDENTIFICACIÓN CON PUEBLOS ORIGINARIOS Adicionalmente a los datos migratorios se dispone de datos sobre auto-identificación cultural de los habitantes bolivianos (Cuadro 1) que no necesariamente coincide con la lengua que se aprendió en la infancia, es decir, existen indígenas de lengua materna castellana. Según el censo del 2001, el 62% de la población nacional (de más de 15 años), se autoidentifica con un pueblo originario o indígena: un 30% se declara quechua, el 25% aimara y el 6% con uno de los otros 36 pueblos indígenas que componen el país. En total son 36 porque algunas lenguas son compartidas por comunidades étnicas.
1.3. DESARROLLO DEL MULTILINGÜISMO EN BOLIVIA El Cuadro 2 presenta las tendencias con respecto al aumento o a la disminución del número de diferentes tipos de hablantes bilingües y monolingües en Bolivia. En primer lugar hay que destacar el alto porcentaje de hablantes bilingües en lengua indígena –vale decir en Bolivia–, Lengua Originaria (LO) y Castellano que junto con el número de hablantes monolingües en LO nos señala que la mitad de la población habla una lengua originaria y, si seguimos los argumentos de Xavier Albó (1995), son aún más por diversas razones: por ejemplo, el grupo de niños no escolarizados no está incluido en las estadísticas y también se sabe que muchos hablantes prefieren identificarse con su segunda lengua, el castellano, en situaciones de entrevista con funcionarios públicos en las encuestas nacionales. La disminución del número de hablantes monolingües en LO del 20,4% en 1976 hasta el 11% en el censo del 2001 refleja, por un lado, el aumento de castellano hablantes monolingües, pero también la estabilidad del grupo de bilingües. Sobre todo en las urbanizaciones satélites, los niños aprenden en la infancia dos idiomas.
2. Estatus de las lenguas y la política lingüística La constitución vigente (de 1995) no define el estatus de las lenguas; de hecho el castellano es la lengua oficial, pero la ley de no discriminación protege a los hablantes de lenguas originarias. Es el sector de educación que, en base a la Ley de la Reforma educativa en 1994, estipula y obliga el uso del aimara, quechua y guaraní mediante la modalidad de educación intercultural bilingüe a nivel primario.
414.838
239.550
Potosí
Tarija
30.418
Pando
1.238
6.831
206.417
29.910
319.903
89.699
595.629
117.587
188.427
1.619
7.280
48.040
6.377
26.283
93.739
62.780
1.027.890
3.873
142
1.065
55.042
6.590
335
288
3.018
3.924
7.955
Guaraní
80
1.007
107.104
551
136
108
1.533
1.303
394
Nativo
Chiquitano
Originario
395
25.714
13.218
172
49
64
1.852
1.554
285
Mojeño
Originario
1.465
24.320
26.281
3.575
1.141
1.576
4.449
11.160
1.270
Otro
Originario
25.479
135.952
760.556
192.375
66.991
65.509
230.759
338.552
106.182
Ninguno
Originario
La literalización multilingüe en Bolivia
FUENTE: Barié, Cletus Gregor, BID-GTZ, La Paz, 2004.
202.169
Beni
1.216.658
250.983
Oruro
Santa Cruz
900.020
Cochabamba
1.501.970
308.386
Chuquisaca
Aymara
Quechua
Originario
21:43
La Paz
Total
Departamentos
Originario
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Originario
CUADRO 1 Autoidentificación con pueblos originarios (según el censo del 2001)
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CUADRO 2 Cambios del perfil lingüístico entre 1976 y 2001 1976
1992
2001
Censos Miles
%
Miles
%
Miles
%
Saben castellano
3.210
78,8
4.594
87,4
6.094
87,7
Saben quechua
1.594
39,7
1.806
34,3
2.119
30,5
Saben aimara
1.156
28,8
1.238
23,0
1.459
21,0
51
1,1
8,5
1,6
9,7
1,4
1.508
36,3
2.203
41,7
3.252
46,8
Sólo saben una lengua indígena (monolingües en lengua originaria)
944
20,4
608
11,5
771
11,1
Saben lengua indígena y castellano(bilingües LO y castellano)
1.961
42,5
2.434
45,7
2.835
40.8
Saben otras lenguas indígenas Sólo saben castellano
Total censados
4.613.2*
5.325.7**
6.948.6**
* menos de 6 años, ** 6 años y más. FUENTES: Censos de 1976, 1992 2001, según Albó 1999 y 2005.
Además, por presión de los movimientos de base del Oriente, del Chaco y de la Amazonía se emitió en 2000, durante el gobierno del General Banzer, el siguiente decreto que otorga estatus oficial a las 25 lenguas indígenas. “Decreto Supremo No. 25894 de 11 de septiembre de 2000 Artículo 1. Se reconoce como idiomas oficiales las siguientes lenguas indígenas: Aymara, Aranoa, Ayoreo, Baaré, Besiro, Canichana, Cavineño, Cayubaba, Chácobo, Chomán, Pse Ejja, Guaraní, Guarasú´we (Pauserna), Guarayo, Itonama, Leco, Machineri, Mojeño-Ignaciano, More, Mosetén, Movima, Pacawuara, Quechua, Reyesano, Sirionó, Tacana, Tapieté, Toronoma, Uru-Chipaya, Weenhayek, Yaminawa, Yuki, Yuracaré. Artículo 2. Impulsar la constitución de la ‘Academia de las Lenguas Orientales, Chaqueñas y Amazónicas’. Artículo 3. Aplicar en el sistema educativo las dos modalidades de lengua (Art.9.2) : Monolingüe, en lengua castellana con aprendizaje de alguna lengua nacional originaria. Bilingüe, en lengua nacional originaria como primera lengua; y en castellano como segunda lengua”.
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Este decreto es bastante desconocido fuera de Bolivia, pero en Bolivia mismo ha contribuido a la ampliación de proyectos de Educación Intercultural Bilingüe que tradicionalmente solo atendían las lenguas andinas más el guaraní. Un cambio fundamental a nivel legal constituye en 1991 la ratificación del Convenio 169 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) a través de la ley 1257 y los acuerdos de la Conferencia Mundial sobre Educación Para Todos de 1990.
3. Enfoque teórico y ámbito regional de la investigación sobre literalización En lugar de hacer una rígida diferenciación entre lengua oral y escrita, uso el concepto de literacidad, como práctica cultural (cf. Barton 1994, Street 1984) con un enfoque central en los componentes escritos acompañados de mediaciones orales del texto en acciones comunicativas; denominamos literalización al proceso de transformación de una cultura oral a una cultura letrada. Esta investigación sociolingüística de nivel meso y micro (véase Gleich 2000, 2001, 2002, 2004) enfocó cambios del uso de lenguas originarias (dominios y formas), específicamente su literalización en tres muestras urbanas lingüísticas: aimara (Viacha), quechua (Sacaba) y guaraní (Camiri y barrios de migrantes en Santa Cruz de la Sierra) en Bolivia (véase el mapa de la página siguiente, elaborado por Gleich 2001). La selección de las muestras se basó en mapas urbanos sociolingüísticos elaborados por Albó (1995) y su asesoría académica personal. Para la conformación de las muestras se aplicó el método del perfil comunitario desarrollado por Wölck (1976) para determinar los dominios de uso lingüístico y que posteriormente fue aplicado y ajustado por la autora en su investigación sociolingüística en el Perú (Gleich 1982). En este trabajo, compruebo los hallazgos empíricos de prácticas letradas, es decir, el uso funcional comunicativo de la lengua escrita, con el modelo teórico de Paul Garvin (1960) quien define una lengua estándar con dos características estructurales (estabilidad flexible e intelectualización), y tres funciones simbólicas (unificadora, separatista y de prestigio) con sus correspondientes actitudes. Este modelo me permite analizar el estado de la literalización social, es decir individual e institucional. ‘Estabilidad flexible’ corresponde grosso modo a ‘estandardización’ en la terminología de Ferguson e ‘intelectualización’ corresponde a ‘modernización’. Garvin (1960) prioriza la lengua escrita como criterio de estandarización progresiva, tanto a nivel de codificación como de su uso en nuevas funciones, lo que denominó para el caso de guaraní en Paraguay, urbanización
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lingüística. También consideramos la propuesta de Wölck (1977) quien diferencia en sus estudios sociolingüísticos en el Perú entre lengua estandarizada (lengua sociopolítica) para el castellano y lengua pre-estandarizada (lengua etnocultural) para el quechua. En mi investigación a nivel macro indago los siguientes dominios: jurisdicción, medios de comunicación masiva, el sector salud, la vida religiosa e espiritual y las diferentes instituciones del sistema educativo y las universidades que según Olson y Torrance (2001) son los dominios claves para verificar procesos y grados de literalización de una sociedad. Destacamos que a nivel macro, es decir del estado, el sector educativo estatal ha sido el motor de la literalización de lenguas originarias promoviendo y estimulando el uso escrito multilingüe en otros espacios, impulsado por los movimientos indígenas de base (Albó y Anaya 2003). Coincidimos con Hornberger (1997) que constata que en Bolivia se ha desarrollado una política y planificación lingüística desde la base hacia arriba y desde la cumbre hacia abajo (bottom-up and top-down). Por eso introduzco primero los rasgos esenciales de la Reforma Educativa de 1994.
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4. La reforma educativa y el nivel educativo de la población indígena frente a la no-indígena El gran desnivel existente desde la colonia entre los niveles educativos alcanzados por la población indígena comparada con la no-indígena tiene sus orígenes en la oferta educativa muy limitada para los pueblos indígenas. Ante este trasfondo histórico, la Reforma Educativa de 1994 debe interpretarse como reforma social y no solo como un cambio técnico pedagógico. Su objetivo principal es democratizar la educación básica para todos los bolivianos según sus características culturales y lingüísticas. Así supera en muchos aspectos al Código de 1955, que si bien garantizó el establecimiento de centros educativos en las zonas rurales, eran con padrones pedagógicos bastante occidentales y en lengua castellana. Recordemos que el movimiento indígena formuló en los años 90 su plataforma reivindicativa: tierra-territorio, ciudadanía, autonomía y educación, manifestada públicamente en sus dolorosas marchas por el Territorio y la Dignidad organizadas por el APCOB (Apoyo para el Campesino Indígena del Oriente Bolivianos). La Ley de Reforma Educativa (RE), Núm.1565 del 7 de julio de 1994, es una ley marco que solo fija lo fundamental y básico y con eso abre mayores márgenes de libertad de interpretación para la implementación en los diferentes contextos socioculturales de Bolivia. La ley comprende 57 artículos y 10 disposiciones transitorias. En esta presentación me limitaré al Art. 1.5 que abre el sistema educativo para satisfacer las necesidades socioculturales de los educandos y destaco los dos ejes centrales de la Reforma: participación popular e interculturalidad. Artículo 1. Para la transformación constante del sistema educativo nacional, en función de los intereses del país como un proceso planificado, continuo y de largo alcance, la educación boliviana se estructura sobre las siguientes bases fundamentales: Art.1.5. Es intercultural y bilingüe, porque asume la heterogeneidad sociocultural del país en un ambiente de respeto entre todos los bolivianos, hombres y mujeres con las dos modalidades de lengua (Art. 9.2): Monolingüe, en lengua castellana con aprendizaje de alguna lengua nacional originaria. Bilingüe, en lengua nacional originaria como primera lengua; y en castellano como segunda lengua.
Si bien la ley define claramente el uso de las lenguas en la educación básica, no es posible definir un modelo único de interculturalidad. Es más bien un proceso autogestionado de construcción de identidades por los diversos grupos étnicos como punto de partida en la convivencia intercultural. Muy acertadamente argumenta López (2005: 203) “Asumir la heterogeneidad sociocultural” significa que la nueva ley ve la diversidad como una ventaja comparativa y como un recurso para transformar toda la educación boliviana, y por ello impulsa una educación intercultural no solo para los educandos indígenas sino para todos los pobladores
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del medio rural y de las ciudades y centros poblados, indígenas y no indígenas, hablantes de uno o más idiomas originarios e hispanohablantes”. Albó y Anaya2 (2003) esperan de la RE la transformación de una realidad de una sociedad pluricultural, pluralizada, excluyente y abigarrada, hacia otra realidad positivamente intercultural, con mantenimiento de identidades culturales y crecimiento conjunto mediante el intercambio constructivo entre todas ellas. Es un proceso necesariamente largo, con frecuencia sinuoso y lleno de altibajos, no exento de conflictos, que debe involucrar a toda la sociedad y al Estado. El objetivo mayor de la Reforma Educativa es democratizar la educación para todos y esto implica la participación popular que se transforma en varias estrategias participativas, definido en el Artículo 6. Con esta finalidad se crean como órganos principales, la Junta Escolar, de Núcleo, de Distritos y los Consejos de Educación: Departamentales y de Pueblos Originarios (CEPO). Más adelante resalto la función de los CEPO en el proceso de la literalización de las lenguas originarias.
4.1. LA SITUACIÓN EDUCATIVA DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS EN BOLIVIA Si bien la ampliación de la cobertura educativa en Bolivia desde 1955 abrió el sistema educativo para los pueblos originarios, fue más bien el mejoramiento de la calidad de la reforma educativa de 1995 el que hizo posible la literalización en y de lenguas originarias en la modalidad bilingüe intercultural. Según Nucinkis (2006), la reducción del analfabetismo en Bolivia de un 20% en 1992 a un 13,3%, en 2001 demuestra la mejora general del sistema educativo, pero queda todavía por debajo del promedio latinoamericano del 8%. Sin embargo, debe destacarse que del grupo de analfabetos de más de 15 años, los indígenas constituyen el 96%. El aumento de literalización en lenguas originarias se debe, sin duda, a la expansión de la educación bilingüe intercultural pública a nivel de primaria. Entre 1997 y el 2007, de 14.827 unidades educativas, 2.899, es decir el 22%, aplican la modalidad bilingüe y a su vez representan el 11% de los alumnos matriculados en primaria. También el número de docentes que trabajan en escuelas bilingües se ha triplicado; en 1997 se cuenta con 2.905 profesores, en 2002 se registran 9.028, representando el 12,5% de los maestros de nivel primario.
2
Amalia Anaya participó durante la década de los 90 tanto en la preparación de la Reforma Educativa como en su implementación como viceministra y posteriormente como ministra de educación en Bolivia con un equipo muy calificado como garante de la educación intercultural bilingüe.
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Considerando la complejidad del cambio en la formación docente, en la administración educativa y en el desarrollo de material didáctico como su distribución regional, el resultado es bueno pero no suficiente en vista de que más de la mitad de la población boliviana es y se considera indígena.
5. El proceso de literalización en diferentes espacios sociales Presentamos en el siguiente Cuadro 3 las estrategias de literalización y su interacción sectorial. CUADRO 3 Literalización de lenguas originarias en Bolivia
5.1. SECTOR EDUCATIVO Con respecto a la estandarización y modernización de las lenguas originarias resalto aquí las más impresionantes estrategias que han promovido el proceso de literalización de las lenguas originarias. Sin duda, la ratificación de un decreto sobre alfabetos unificados (quechua, aimara, guaraní) y lenguas amazónicas abrió
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ya en 1986 (cf. Gleich 2004) el largo camino de la estandarización de las lenguas originarias. Su posterior uso integral como lengua de enseñanza y como lengua materna en el Proyecto de Educación Intercultural (PEIB para las regiones aimara, quechua y guaraní). Este proyecto (cf. López 2005: 125-188), comenzado en 1988 y terminado en 1994, tuvo una cobertura limitada pero una planificación y evaluación coherente sirviendo de proyecto piloto y laboratorio experimental para la RE a partir de 1995. En el contexto del PEIB, se elaboraron las reglas de ortografía para aimara, quechua y guaraní y paralelamente se impulsó el desarrollo de vocabularios por materias de enseñanza –lengua materna, ciencias naturales y sociales, matemáticas y diccionarios–. En una segunda fase, ya en el marco de la Reforma Educativa y en base a la transformación curricular, se elaboraron los textos escolares en forma de módulos del 1ro. al 8vo. grado para garantizar una enseñanza en grupos de aprendizaje diferenciados sobre todo en las escuelas unidocentes y multigrado. Adicionalmente se elaboraron textos para la capacitación de maestros en servicio (guías de apoyo en forma bilingüe) y se publicaron las correspondientes gramáticas pedagógicas en quechua, aimara y guaraní acompañadas de diccionarios monolingües en lengua originaria. A fin de fortalecer la enseñanza de lenguas originarias como lengua materna, el Ministerio elaboró en convenio con el Instituto de Tradición Oral Andina en la Paz cassettes con narraciones y cuentos usando las transcripciones ya existentes. Finalmente hay que añadir los videos informativos sobre EIB en base a guiones escritos en lenguas originarias y en castellano. Para sistematizar todos los trabajos de estandarización, el Ministerio de Educación estableció una comisión lingüística compuesta por sus lingüistas especializados en la elaboración de material didáctico y representantes de los CEPO. Estos mismos verificaron, en talleres con maestros indígenas y en sus visitas a las escuelas y comunidades, la aplicabilidad, la aceptación y la vitalidad de los términos recuperados de diccionarios y los neologismos. La Comisión Lingüística coordinó y aprobó los textos en los módulos desarrollados en la Editorial Santillana por contrato a partir de 1998 por el MINEDU. La Editorial Santillana incluía en cada equipo de redacción un lingüista de la lengua originaria correspondiente. Con estas estrategias fue posible el desarrollo curricular de lenguas originarias como lengua materna y segunda lengua. La contribución lingüística institucional del Ministerio no se limitaba a la producción de módulos y otros materiales didácticos. También en el componente evaluación del rendimiento académico por su sistema SIMECAL (Subsistema Nacional de Medición de la Calidad de la Educación Preescolar, Primaria y
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Secundaria), creado en 1995, las lenguas originarias disfrutaron por primera vez de un reconocimiento como lenguas de evaluación. Se elaboraron pruebas trilingües para lenguaje y matemáticas que se aplicaron en las evaluaciones académicas anuales. Los resultados probaron claramente la calidad y la superioridad de la EIB en el informe del Ministerio (MINEDU 2004). Finalmente quisiera destacar el uso escrito de los Viceministros de Educación (aimara y quechua), que iniciaron el uso de las lenguas originarias en su comunicación electrónica con los directores departamentales y distritales en las regiones de mayor densidad indígena.
5.2. FORMACIÓN DE RECURSOS HUMANOS BILINGÜES 5.2.1. En los INS-EIB La implementación de la RE hizo inevitable la preparación adecuada de recursos humanos para la EIB, es decir, la capacitación de docentes en servicio mediante asesores pedagógicos y la nueva formación de docentes en EIB; ambos grupos necesitaban urgentemente la capacitación en el uso escrito de las lenguas originarias. La nueva formación de docentes en EIB se realizó mediante la transformación de nueve de los veinte Institutos Pedagógicos en Institutos Superiores de Educación Bilingüe Intercultural; de ellos 8 están ubicados en la región andina y uno prepara maestros para cuatro pueblos de tierras bajas (guaraní, guarayo, chiquitano y wqeenhayek). Los avances, logros y retos están resumidos en la evaluación de las dos fases del PINSEIB (Proyecto Institutos de Educación Intercultural Bilingüe) apoyados por la Cooperación Alemana (cf. Gleich 2001 y 2004). Adicionalmente el Ministerio de Educación (2003) amplió la educación bilingüe intercultural con el apoyo de la cooperación danesa (DANIDA) desde su dirección departamental en Santa Cruz de la Sierra a tierras bajas y a la Amazonía. La contribución al fomento de las lenguas originarias empieza con los exámenes de admisión de estudiantes, controlados por los CEPO, donde se exigen conocimientos suficientes de la lengua originaria de la región. Continúa en el programa curricular con los cursos obligatorios de enseñanza de y en la lengua originaria y cursos de refortalecimiento en la redacción de textos en lenguas originarias a lo largo de los cuatro años de estudios. También se impulsa el uso de la lengua originaria en las demás materias y por ejemplo en la redacción de informes de pasantillas y observación de clases en la práctica docente en las comunidades del contexto hasta llegar al examen final. Los maestros en servicio recibieron capaci-
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tación en el uso escrito de las lenguas originarias en talleres sobre introducción del nuevo material didáctico e igualmente durante las visitas de evaluación pedagógica por un nuevo equipo de asesores pedagógicos. El instrumento más propicio para desarrollar la capacidad de redactar textos en lenguas originarias fueron los seminarios-talleres realizados en 3 fases durante un año entero, desarrollados concepcionalmente por Pedro Plaza del PROEIBANDES y realizados entre 2000 y 2001 en una estrecha cooperación entre los nuevos INS-EIB y el Ministerio de Educación. Participaron en base voluntaria un total de 6.113 maestros de primaria en la primera fase, un seguimiento parcial de los maestros (visita de consulta a 1.393 escuelas por el equipo de 29 formadores especializados) y una asistencia de 5.183 maestros en la tercera fase, presencial en los INS-EIB. Según el informe del PROEIB-ANDES y la GTZ (2002: 169) se habían producido un total de 62.309 textos. Es interesante señalar la diversidad de los textos producidos, agrupados en 4 grandes secciones: literarios (cuentos, poesía, canción, pensamiento, leyenda, relato, libreto teatral), informativo (biografías, pronóstico de tiempo, informes, descripción, discurso, invitaciones, predicciones, memorias), recreativos (adivinanza, trabalenguas, chistes, juegos lingüísticos, horóscopos), recetas de cocina y medicina, manuales, juegos. Como innovaciones de prácticas letradas hay que mencionar las recetas, manuales, juegos, noticieros, memorias, informes, libretos de teatro y biografías. Finalmente, se organizó un concurso literario para seleccionar los textos más atractivos y pertinentes publicados posteriormente en sus versiones casi originales en dos grandes volúmenes. Nadie puede negar el gran impacto lingüístico positivo de estas actividades, el auge de la autoestima entre docentes, maestros y alumnos.
5.2.2. En las universidades La introducción de licenciaturas en Educación Bilingüe Intercultural en varias universidades –públicas y privadas3– no solamente ha intensificado la enseñanza de las lenguas originarias (conocimientos estructurales y cursos comunicativos), sino también la investigación lingüística de las lenguas originarias, tal como se refleja por ejemplo en la Revista Lengua, editada por la carrera de lingüística e idiomas de la Universidad Mayor de San Andrés, en La Paz. Igual que en los INSEIB, el uso de una gama de textos en la lengua originaria en la formación
3
La Universidad Mayor San Andrés en La Paz, para aimara, una licenciatura en EIB (quechua) en la Universidad San Simón de Cochabamba para maestros en servicio, mediante formación a distancia y presencial, una licenciatura en EIB en Santa Cruz, guaraní y chiquitano, Licenciatura en Concepción para varias lenguas Amazónicas.
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académica y el perfeccionamiento en lectura y redacción en lenguas originarias recibieron mayor atención, dado que los licenciados buscan puestos como docentes en los INS-EIB. El primer postgrado regional para los países andinos, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, ofreció desde 1997 una maestría en EIB, con sede en Cochabamba y formó un total de 41 de magísteres en tres promociones. El Proyecto fue apoyado mayormente durante 10 años por la cooperación alemana. (cf. www.proeibandes.org) y pasó como fundación a la Universidad Mayor de San Simón en Cochabamba en el 2007. Un análisis y descripción detallada sobre la formación de recursos humanos para la EIB en los distintos proyectos y programas me fue facilitado por el asesor principal del Proeibandes, Luis Enrique López (2005). Dentro de la formación académica, el mejoramiento de conocimientos en las lenguas originarias, sobre todo en la producción de textos, recibió atención priorizada. Así, por ejemplo, cada tesis de maestría debía incluir un resumen detallado en la lengua originaria del contexto. Recientemente (c. p. de Luis Enrique López, julio del 2006), una estudiante escribió parte de su tesis sobre la adquisición del lenguaje en quechua traduciendo un capítulo del libro de esta autora (Gleich 1987). Si bien siempre se recomendó redactar los textos de estudio directamente en la lengua nativa, existe paralelamente cierta demanda de hacer traducciones de publicaciones académicas selectas en castellano o inglés a las lenguas originarias, una capacitación todavía no profesionalizada. Existen diversas carreras universitarias que contribuyen al uso escrito de las lenguas originarias, medicina y ciencias sociales, agronomía, etc. Quisiera destacar la formación de comunicadores sociales bilingües que forma la Universidad Católica de la Paz desde hace más de 15 años. Sus egresados trabajan en ambas lenguas, preferiblemente en emisoras de radio, tipo de organización no gubernamental; a manera de ejemplo se puede consultar el informe de Teresa Canaviri (en Gleich/Grebe 2001). Su comunicación es una nueva modalidad de literacidad, ya que preparan borradores o mensajes completos escritos en lengua originaria que posteriormente leen en la radio. Otros países también han intensificado esta carrera; actualmente ya existe una red de comunicadores indígenas latinoamericanos.
5.3. LOS CEPO-PROMOTORES Y MEDIADORES INTERCULTURALES Y LINGÜÍSTICOS DE LA REFORMA EDUCATIVA Los CEPO tienen carácter y cobertura transterritorial y están organizados tomando en cuenta la lengua: aimara, quechua, guaraní y amazónico multiétnico. En base al Decreto Supremo 234.949, Art. 5, 6 y 31, los CEPO tienen la facultad de “partici-
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par en la formulación de políticas educativas, lingüísticas y culturales y velar por su adecuada ejecución, en especial sobre interculturalidad y bilingüismo”. Como institución consultiva, los CEPO regionales son únicos en países latinoamericanos con población indígena. Su cooperación por convenio, por ejemplo, en la transformación de las Escuelas Normales en Institutos Superiores de Educación Intercultural Bilingüe con el Viceministerio de Educación Inicial, Primaria y Secundaria, ha contribuido a sensibilizar y convencer tanto a los maestros como a la población regional base (para más detalles consulte CEA: Consejo Educativo Aymara 2003; CENAQ: Consejo Educativo de la Nación Quechua 2003). Para garantizarles su independencia fueron financiados por la cooperación internacional en el marco de la modernización del estado4.
5.4. MEDIOS DE COMUNICACIÓN MASIVA Los medios de comunicación masiva en lenguas indígenas han crecido en cantidad y calidad durante la década de los 90. Con el motivo de reunir y demostrar la gran gama de actividades periodísticas en lenguas originarias orales, visuales y escritas, la autora convocó a representantes de diferentes organizaciones no gubernamentales a una mesa redonda sobre “Las lenguas indígenas en los medios de comunicación en Bolivia” que se celebró en el Instituto Goethe en La Paz durante su estadía de investigación en el 2000 (cf. Gleich/Grebe 2001). La mesa redonda culminó en un taller de redacción en lenguas originarias con diferentes autores indígenas. La periodista del programa de televisión del gobierno “Ahora el País”, ofrecido a los pueblos originarios, presentó sus dificultades y avances en la redacción de guiones en aimara, diferentes tipos de textos, mensajes, información y entrevistas en las comunidades. También debo resaltar que las iglesias televisivas de los protestantes, que difunden casi diariamente pero sobre todo los domingos sus sermones, hacen anuncios en lenguas originarias (leídos de textos preparados). La radioeducación también constituye un medio de la comunicación masiva y en Bolivia el programa ERBOL de la Radio de la Iglesia Católica es seguramente el programa de mayor tradición y envergadura en educación básica, miembro de una amplia y creciente red de iniciativas radiofónicas.
4
Tuve varias veces la oportunidad de observar actividades en las escuelas primarias, en las comunidades y en los nuevos INSEIB. También participé activamente en la evaluación del Proyecto financiado por la GTZ en beneficio de los INSEIB.
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La verdadera comunicación multimedia y multilingüe la ofrecen los cineastas bolivianos y dentro de este grupo quisiera resaltar el programa “El video Indígena” con su Plan Nacional Indígena Originario de Comunicación Audiovisual. Este programa forma cineastas indígenas y elabora en equipo videos sobre las diferentes culturas indígenas en sus propias lenguas y en castellano. Es un programa reconocido mundialmente y participa en los festivales cinematográficos, tanto en América Latina como en Europa (cf. Ivan Sanjinés en Gleich/Grebe 2001). Paso a la prensa escrita en Bolivia. No quiero negar que los diarios siguen siendo monolingües en castellano con pocas excepciones que quiero destacar. Así, durante un año (desde julio 1999 hasta junio de 2000), el diario PRENSA ofreció diariamente un anexo trilingüe (aimara, quechua, guaraní) teniendo un tiraje de 15.000 ejemplares al día (Layme 2001). Los redactores indígenas trataron temas de actualidad, de relevancia para los pueblos originarios, pero también informaron sobre la política nacional e internacional. Todos los informes llegaron vía internet a la editorial y fueron archivados, de manera que existe un nuevo corpus lingüístico de más de 300 páginas impresas que fácilmente podría ser la fuente de un mayor proyecto de cambio lingüístico. Es interesante también el nacimiento de ‘cartas al editor’, una nueva categoría de textos. La revista (bimensual) rural bilingüe (quechua, castellano) para la nación quechua, Revista Ñawapaman, editada por el CENDA (Centro de Comunicación y Desarrollo Andino) en Cochabamba desde 1986, se destaca por su carácter participativo. Se compone de muchos informes locales redactados por campesinos y maestros y ofrece una gran variedad de textos. Falta hacer hincapié en la gran cantidad de textos escolares en lenguas originarias, editados por la Editorial Santillana por encargo del Ministerio de Educación (vease detalles arriba en los apartados 5.1 y 5.2). Debo añadir las nuevas plataformas de intercambio electrónico en internet en varias lenguas indígenas. También se ha desarrollado una versión quechua de Windows ‘Qhishwa Rimapayqhpa T’iqinta’ pero según comunicación de Pedro Plaza (noviembre 2007) la difusión tiene sus límites debido al elevado costo de computadoras y acceso a la electricidad. Igualmente sorprende la existencia de cajas automáticas en sucursales de bancos que interactúan con sus usuarios en lenguas originarias.
5.5. ADMINISTRACIÓN PÚBLICA En la administración pública el uso de las lenguas originarias escritas es todavía muy precario, a pesar de varios intentos de introducir folletos multilingües en
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instituciones de salud y postas médicas en el campo. Son más bien los posters multilingües de la UNICEF en las oficinas de las Naciones Unidas y de organizaciones afines que usan lenguas originarias junto al castellano. Solo en la jurisdicción y legislación se pueden notar avances; la traducción de la constitución y la legislación indigenistas, de los derechos humanos, del código del niño, etc., exigido e impulsado por las asociaciones indígenas de distintas orientaciones políticas y profesionales. Una excepción pragmática y muy funcional son la traducción de las guías para las elecciones y la propaganda de los partidos políticos. También en el parlamento se aumenta el uso de las lenguas indígenas. Cuando los parlamentarios indígenas usan su lengua nativa, los hispanohablantes piden la traducción (Al revés, ¡todavía no se ofrece traducción del castellano a las lenguas originarias!). Con este motivo se ha formado un equipo de intérpretes simultáneos para aimara, quechua y guaraní que acuden en momentos de necesidad. Cuando los intérpretes reciben los discursos en castellano con anticipación, preparan parcialmente la traducción por escrito en el mismo manuscrito (observación personal y reconfirmación de la intérprete responsable del guaraní). En la jurisdicción, el nuevo código penal del 2001 asegura el uso de las lenguas originales en las sentencias orales tanto por parte de los acusados como por el juez mismo. En caso de cuestionamiento de una sentencia, los respectivos protocolos grabados de estas sesiones son transcritos para resolver el problema. Estos protocolos son lingüísticamente muy ricos porque se componen de varios tipos de textos: interrogatorios, entrevistas, lecturas de leyes y explicaciones correspondientes y por lo tanto podrían constituir la base de un diccionario jurídico en lengua originaria. Para garantizar la implementación del nuevo código penal, se planifica también la formación de intérpretes y traductores laicos. Ellos podrían aprovechar estos textos jurídicos y auténticos.
5.6. LA VIDA RELIGIOSA Y ESPIRITUAL Ya se mencionó en el apartado sobre medios de comunicación masiva: las misas y sermones televisados en base a guiones redactados en lenguas originarias. Si observamos de cerca las prácticas religiosas, descubrimos muchos textos más: catecismos para la educación de los jóvenes, confesionarios, traducciones de la Biblia y una cantidad de nuevos cancioneros como nos enseña Xavier Albó (2004) en su excelente y exhaustivo estudio Nuevos Cancioneros Religiosos Aymaras y Quechuas 1970- 2002.
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6. Resultados y conclusiones lingüísticas El breve recorrido ejemplar por diversas instituciones comunicativas de la sociedad boliviana nos confirma que las lenguas originarias ganan terreno junto al castellano. Sin entrar en detalles, quiero finalmente destacar el creciente uso oral de las lenguas originarias en espacios públicos, en las instituciones y en los medios de transporte. Mi enfoque estuvo enmarcado en la literalización de las lenguas originarias. Constatamos un incremento substancial de nuevos usos escritos, reclamados por los pueblos originarios mismos y realizados en gran medida por el estado y sus instituciones (Sector Educación, Legislación y Parlamento). Pero esto no es todo. Los impulsos y las motivaciones llegaron y despertaron al resto de la sociedad y son evidentes en la producción literaria, cineasta, periodística, en las ferias del libro, en las lecturas públicas y en los concursos literarios. En términos de Paul Garvin podemos decir: los migrantes han sabido aprovechar su proceso de urbanización, demostrando su estabilidad flexible e intelectualización a través del desarrollo de nuevos códigos especiales en diferentes dominios (periodismo, educación, religión y jurisdicción). También cumplieron con las tres funciones simbólicas: unificadora dentro de la misma etnia, separatista frente a otras etnias y de prestigio por una mayor autoestima y prestigio en la sociedad. En términos de Wolfgang Wölck concluyo que las lenguas originarias se han transformado de puras lenguas etnoculturales en lenguas sociopolíticas. Las lenguas originarias siguen vivas en el hogar y en los barrios y adicionalmente han conquistado varios dominios públicos. Esperamos y deseamos que la política lingüística del nuevo presidente, Evo Morales, permita continuar la marcha de las lenguas originarias a través de las instituciones de la sociedad boliviana. El hecho de que el Congreso de Bolivia ratificara y elevara a rango de ley nacional la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas justifica nuevas esperanzas.
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La literalización multilingüe en Bolivia
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SOBRE LOS COLABORADORES
Anna María Escobar es profesora de la Universidad de Illinois, Urbana-Champaign desde 1989. Sus áreas de investigación y enseñanza se centran en la sociolingüística, el contacto de lenguas, la variación y el cambio lingüístico y la gramaticalización. Su investigación se enfoca en la emergencia y la propagación de variantes de contacto (especialmente del contacto español-quechua). Ha escrito numerosos artículos y dos libros sobre el tópico: Los bilingües y el castellano en el Perú (Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 1990), Contacto social y lingüístico: El español en contacto con el quechua en el Perú (Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, 2000). Se encuentra actualmente terminando un libro sobre la emergencia del español andino. Utta von Gleich es investigadora asociada en el Zentrum fur Sprachwissenschaft (Centro de Lingüística) de la Universidad de Hamburgo, con un doctorado en Lingüística y Pedagogía. Sus áreas de especialización incluyen la sociolingüística, el uso, actitudes y contacto entre lenguas originarias y el castellano en los países andinos, los procesos de literalización de lenguas orales con enfoque sobre Bolivia, la planificación lingüística y el rescate y documentación de lenguas amenazadas (p.ej. Gleich/Grebe (eds): Democratizar la Palabra: La Lenguas Indígenas en los Medios de Comunicación de Bolivia, La Paz / Hamburg: Goethe Institut / Universität Hamburg, 2001). En el área de la lingüística aplicada trabaja en teorías y metodologías de aprendizaje y enseñanza de idiomas y en el desarrollo de materiales didácticos. En el área de la pedagogía es consultora internacional en planificación educativa en América Latina con enfoque en la Educación Intercultural Bilingüe. María Emilia Montes Rodríguez es profesora de la Universidad Nacional de Colombia, en el Departamento de Lingüística. Estuvo vinculada a las Universidades del Valle y de Los Andes en Colombia entre 1991 y 1997. Dentro de las labores académicas de la Universidad Nacional ha participado como co-investigadora y como investigadora principal en varios proyectos sociolingüísticos sobre bilingüismo y educación bilingüe, principalmente en la región amazónica.
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Sobre los colaboradores
En la Universidad de los Andes fue miembro del equipo de investigación que adelantó tareas en gramática y fonología de lenguas indígenas colombianas entre 1984 y 1997. Ha sido asesora y consultora en proyectos de educación indígena para el pueblo tikuna (Colombia, Perú y Brasil). Tiene publicaciones individuales sobre gramática tikuna (fonología, tonología, morfosintaxis, pragmática). En coautoría con otros investigadores ha escrito recientemente sobre educación bilingüe y política lingüística en Colombia. Luis A. Ortiz López es profesor del Departamento de Estudios Hispánicos y del Programa Graduado de Lingüística de la Universidad de Puerto Rico. Sus áreas de investigación incluyen la sociolingüística, el contacto de lenguas y la adquisición de segundas lenguas. Ha publicado varios libros: Huellas etno-sociolingüísticas bozales y afrocubanas; El Caribe hispánico: perspectivas lingüísticas actuales (editor), y Contacto y contextos lingüísticos: el español en los Estados Unidos y en contacto con otras lenguas (co-editado con LACORTE, Manel), y numerosos artículos en revistas profesionales internacionales y en libros editados. Ha concluido un manuscrito sobre contactos de lenguas y adquisición de L2 en la frontera dominico-haitiana. Desarrolla actualmente un proyecto de investigación en torno a la adquisición de español como L2 en niños haitianos y dominico-haitianos, bilingües simultáneos y secuenciales (español-criollo haitiano) (PALEC). Además, coordina el proyecto de variación sociolingüística PRESEEA de Puerto Rico. Wolfgang Wölck es Distinguished Service Professor de la Universidad Estatal de Nueva York, profesor honorario de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima, Perú) e investigador principal del Centro de Investigación del Plurilingüismo en Bruselas. Dirigió la encuesta longitudinal del bilingüismo quechua-castellano, donde desarrolló el muestreo del perfil de la comunidad (community profile), inició los estudios de ‘etnolectos’ norteamericanos y ha asesorado las encuestas de minorías europeas Euromosaic (Bruselas 1996 y 2006). Es autor del Breviario quechua (Lima 1987) y de Interkulturelle Mehrsprachigkeit (Bonn 1991), co-editor del manual internacional de Linguistique de Contact (Berlin-Nueva York 1996-97), de Recent Studies in Contact Linguistics (Bonn 1997) y de Methodology of Conflict Linguistics (St. Augustin 2003). Lenka Zajícová es profesora adjunta de Lingüística Hispánica en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Palack? de Olomouc. Su especialidad es la sociolingüística y el contacto de lenguas (especialmente español y guaraní). Ha realizado trabajo de campo en Paraguay sobre el bilingüismo paraguayo (de próxima publicación en Iberoamericana/Vervuert). En la actualidad está desarrollan-
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do un proyecto de investigación sobre el contacto y muerte lingüística en la colectividad de inmigrantes checos en Paraguay, apoyada por la Academia de Ciencias Checa. Participa en el proyecto de investigación de la ALFAL “Lenguas en contacto: español/portugués y lenguas amerindias”. Klaus Zimmermann es profesor catedrático de lingüística iberorrománica de la Universidad de Bremen. Es director de la Revista Internacional de Lingüística Iberoamericana y de la serie LENSO (Editorial Iberoamericana). Sus campos de investigación son el contacto de lenguas amerindias con el español, lengua e identidad, lingüística pragmática (cortesía), sociolingüística, lengua de los jóvenes, política y planificación lingüística, lenguas criollas, historiografía de la lingüística (lingüística misionera, Wilhelm von Humboldt) y análisis de discurso. Entre sus publicaciones destacan: más de 150 artículos y la edición o coedición de 15 libros, entre los que destacan: Contacto de lenguas, identidad étnica y deterioro de la identidad (1992); Política del lenguaje y planificación para los pueblos amerindios (1999); Lenguaje y comunicación intercultural (1997); La descripción de las lenguas amerindias en la época colonial (1997); Lenguas criollas de base lexical portuguesa y española (1999); Lo propio y lo ajeno en las lenguas autronésicas y amerindias (2001); El español en América (2004).
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Colección LENGUA Y SOCIEDAD EN EL MUNDO HISPÁNICO ÚLTIMOS VOLÚMENES PUBLICADOS 14. OLBERTZ, Hella; MUYSKEN, Pieter (eds.): Encuentros y conflictos: bilingüísmo y contacto de lenguas en el mundo andino. 2005. 15. SCHRADER-KNIFFKI, Martina (ed.): La cortesía en el mundo hispánico. Nuevos contextos, nuevos enfoques metodológicos. 2005. 16. MARCOS MARÍN, Francisco A.: Los retos del español. 2006. 17. VALLE, José del: La lengua, ¿patria común? 2007. 18. SCHRADER-KNIFFKI, Martina; MORGENTHALER GARCÍA, Laura (eds.): La Romania en interacción: Entre historia, contacto y política. Ensayos en homenaje a Klaus Zimmermann. 2007. 19. MORGENTHALER GARCÍA, Laura: Identidad y pluricentrismo lingüístico. Hablantes canarios frente a la estandarización. 2008. 20. LIPSKI, John: Afro-Bolivian Spanish. 2008. 21. LACORTE, Manel; LEEMAN, Jennifer (eds.): Español en Estados Unidos y otros contextos de contacto. Sociolingüística, ideología y pedagogía. Spanish in the United States and other contact environments. Sociolinguistics, ideology and pedagogy. 2009. En preparación: 22. ZAJÍCOVÁ, Lenka: El bilingüismo paraguayo. Usos y actitudes hacia el guaraní y el castellano. 2009. 24. LÓPEZ GARCÍA, Ángel: La lengua común en la España plurilingüe. 2009.
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