Tragedias, V : Prometeo encadenado; Fragmentos de otras tragedias sobre Prometeo 8400099273, 9788400099275

El mito de Prometeo es uno de los más célebres del imaginario heleno. Aunque la leyenda de Prometeo aparece en la litera

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PROMETEOS
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Tragedias, V : Prometeo encadenado; Fragmentos de otras tragedias sobre Prometeo
 8400099273, 9788400099275

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ESQUILO

TRAGEDIAS, V PROMETEO ENCADENADO FRAGMENTOS DE OTRAS TRAGEDIAS SOBRE PROMETEO

ALMA MATER COLECCIÓN DE AUTORES GRIEGOS Y LATINOS

Director: Francisco R. Adrados (RAE-RAH) Secretaria: Helena Rodríguez Somolinos (ILC-CSIC) Consejo Editorial: José Luis Calvo (Universidad de Granada) Vicente Cristóbal (UCM) Luis Alberto de Cuenca (ILC-CSIC) Emilio Fernández-Galiano (ILC-CSIC) Antonio Ramírez de Verger (Universidad de Huelva)

Ha revisado este volumen José María Lucas de Dios

ESQUILO

TRAGEDIAS, V PROMETEO ENCADENADO FRAGMENTOS DE OTRAS TRAGEDIAS SOBRE PROMETEO INTRODUCCIÓN, EDICIÓN Y TRADUCCIÓN DE

ESTEBAN CALDERÓN DORDA CATEDRÁTICO DE LA UNIVERSIDAD DE MURCIA

CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS M A D R I D

2015

Reservados todos los derechos por la legislación en materia de Propiedad Intelectual. Ni la totalidad ni parte de este libro, incluido el diseño de la cubierta, puede reproducirse, almacenarse o transmitirse en manera alguna por ningún medio ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, informático, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo por escrito de la editorial. Las noticias, los asertos y las opiniones contenidos en esta obra son de la exclusiva responsabilidad del autor o autores. La editorial, por su parte, solo se hace responsable del interés científico de sus publicaciones.

Catálogo general de publicaciones oficiales: http://publicacionesoficiales.boe.es EDITORIAL CSIC: http://editorial.csic.es (correo: [email protected])

© Consejo Superior de Investigaciones Científicas © Esteban Calderón Dorda ISBN: 978-84-00-07842-3 (Obra completa) ISBN: 978-84-00-09927-5 (volumen V) e-ISBN: 978-84-00-09924-4 (Obra completa) e-ISBN: 978-84-00-09928-2 (volumen V) NIPO: 723-15-070-6 e-NIPO: 723-15-071-1 Depósito Legal: M-16611-2015 Maquetación, impresión y encuadernación: IMPRENTA KADMOS IMPRESO EN ESPAÑA. PRINTED IN SPAIN

AESCHYLI TRAGOEDIAE

VOLUMEN V PROMETHEVS VINCTVS FRAGMENTA EX ALIIS TRAGOEDIIS AD PROMETHEVM SPECTANTIBVS

A Ana

ÍNDICE

PROMETEO ENCADENADO INTRODUCCIÓN .......................................................................................... XV 1. El drama y sus personajes......................................................... XV 2. La obra ....................................................................................... XXV 3. Caracterización de los personajes............................................. XXXVIII 4. La trilogía ................................................................................... LIV 5. Autenticidad y datación del Prometeo encadenado................ LXVI 6. Sinopsis de la obra .................................................................... LXXXIV 7. Nuestra edición y traducción .................................................... LXXXIV BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................ LXXXIX Ediciones y traducciones ............................................................... LXXXIX Estudios sobre el texto del Prometeo encadenado ...................... XC Estudios generales y particulares sobre el Prometeo encadenado . XCV SIGLA ........................................................................................................

CXVII

ARGUMENTO ..............................................................................................

2

Y TRADUCCIÓN ................................................................................

3

TEXTO

FRAGMENTOS DE OTRAS TRAGEDIAS SOBRE PROMETEO BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................ Ediciones y traducciones.............................................................. Estudios particulares sobre los fragmentos de los Prometeos .. TEXTO

Y TRADUCCIÓN ................................................................................

[XI]

CXXIII CXXIII CXXIV 54

PROMETHEVS VINCTVS

INTRODUCCIÓN

1. EL

DRAMA Y SUS PERSONAJES

El mito de Prometeo es, sin duda, uno de los más célebres del imaginario heleno. Y no sólo en los textos más antiguos: desde Tertuliano a Gide, pasando por Calderón de la Barca, Goethe, Shelley, Herder y muchos otros, el mito del Titán amigo de la Humanidad ha sido —y será– fuente inagotable en la que han bebido escritores, filósofos y pensadores de todas las épocas. Aunque la leyenda de Prometeo aparece en la literatura griega antes de Esquilo, la visión que ha pervivido a lo largo de los siglos ha sido la de este trágico, ya que en la Antigüedad ningún otro poeta trágico se decidió a abordarlo, a excepción del latino Accio. La leyenda de Prometeo no fue tratada ni en los poemas homéricos ni en la lírica coral, probablemente porque no era el tipo de leyenda que podía agradar a la aristocracia. Hesíodo, por contra, le consagró extensas tiradas de versos tanto en la Teogonía (506-616) como en los Trabajos y Días (42-105) y nos lo presenta como hijo del Titán Jápeto y de la Oceánide Clímene, y como un personaje ποικιλόβουλος (‘abundante en recursos’) (Th. 521), poseedor de la δολίη τέχνη (Th. 540, 547, 560), que intenta engañar a Zeus y detener la instauración del poder de los dioses olímpicos, aunque el proceder del Titán pase por ser un gesto de mera filantropía hacia la raza humana. Pero Zeus reacciona castigando a los mortales como consecuencia de los engaños de Prometeo. El propio Prometeo, al aludir a la Titanomaquia, el conflicto por la soberanía entre Crono y los Titanes, por un lado, y Zeus y los Olímpicos, por otro, ensalza el δόλος, [XV]

INTRODUCCIÓN

el engaño como recurso para alcanzar la victoria frente a los poderosos (Pr. 212-13). Este carácter astuto del Titán es puesto de relieve tanto por Hesíodo como por Esquilo a través de una serie de términos: en Hesíodo tenemos αἰολόμητις (Th. 511), ἀγκυλομήτης (Th. 546, Op. 48), δολοφρονέων (Th. 550), ποικίλος (Th. 511), ποικιλόβουλος (Th. 521) o πολύϊδρις (Th. 616); y en Esquilo αἰπυμήτης (Pr. 18) o ποικίλος (Pr. 308). En todos ellos se hace referencia a su capacidad y tendencia a la astucia y al ardid, así como a la diversidad de su inteligencia, y, por encima de todo, el hombre de la τέχνη1. Pero el engaño (δόλος) de Prometeo arrastra consigo a los hombres a un fatal castigo: la privación del fuego. Esto significa un retroceso y, en última instancia, la privación de la vida. De hecho, Zeus había destinado a la raza humana a la extinción, pero el rapto del fuego y la enseñanza de las artes (τέχναι) condujeron a los hombres a la civilización y al progreso (Pr. 442-505), hasta el punto de que el héroe exalta con orgullo la paternidad de las mismas: πᾶσαι τέχναι βροτοῖσιν ἐκ Προμηθέως (Pr. 506), un acto de filantropía que reivindica para sí. El primer engaño tiene lugar en Mecone, lugar donde por vez primera demuestra su hábil naturaleza, durante un solemne sacrificio, en el que el Titán mediante argucia induce a Zeus a elegir los huesos de las víctimas inmoladas, mientras que la parte de carne quedaba para los hombres. Como resultado de este engaño Zeus resuelve ocultarles el fuego, pero Prometeo lo roba y se lo entrega a los mortales2, con objeto de que mejoren su penoso género de vida, por lo que el rey de los dioses decide castigar a éstos y a su bienhechor: contra los primeros idea modelar a Pandora3, la primera mujer y a Prometeo lo encadena en el Cáucaso, enviando a continuación un águila que le devora el hígado, el cual se regenera constantemente provocando que 1

Hes., Th. 540, 547, 555, 560; A., Pr. 110, 254, 477, 497, 506, 514. Sobre estos dos graves desacatos de Prometeo, cf. A. Ruiz de Elvira, «Nuevas puntualizaciones sobre Prometeo», en Homenaje a A. Tovar, Madrid, 1972, pp. 437-447 (sobre todo p. 439). 3 Cf. A. Ruiz de Elvira, «Prometeo, Pandora y los orígenes del hombre», CFC 1, 1971, pp. 79-108. 2

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INTRODUCCIÓN

el castigo sea eterno. Por otra parte, Hesíodo también menciona la liberación del Titán por mano de Heracles, hijo de Zeus, y en virtud de un oráculo, de suerte que a su paso por el Cáucaso atraviesa de un flechazo al águila y lo libera4. Esta última parte era la versión del mito que conocía Atenas, cuyo testimonio más antiguo se encuentra en un vaso de figuras negras datado en el 620-610 a. C.5 Como el pasaje de la Teogonía (vv. 526-534) es considerado una interpolación6 y en las representaciones artísticas no hay trazas de la liberación de Prometeo antes de la versión esquílea, es posible que se le pueda atribuir esta innovación en relación a una tradición, en la que el Titán quedaba encadenado para siempre7. Desde la versión hesiódica hasta la esquílea apenas nos quedan testimonios acerca de Prometeo. Parece que el fr. 207 Voigt de Safo hacía alusión al tema del robo del fuego y el consecuente castigo divino a los hombres en forma de las enfermedades y de la mujer, mientras que la Ístmica VIII (26a-45a) de Píndaro menciona el oráculo de Temis sobre Tetis, según el cual un hijo de Zeus llegaría a ser superior a su padre, en referencia a Heracles. Ahora bien, la oda pindárica 4 Sobre toda esta cuestión y sobre el mito de Prometeo, cf. L. Séchan, El mito de Prometeo, Buenos Aires, 1960 (París 1951), pp. 9-25; J. Duchemin, Prométhée. Histoire du mythe, de ses origines orientales à ses incarnations modernes, París, 1974, pp. 5981, y C. García Gual, Prometeo: mito y literatura, Madrid 2009: para la versión hesiódica, cf. las pp. 23-46. Sobre esta tragedia y las versiones de los mitógrafos (Apolodoro, Higino, Servio) y de Hesíodo (Th. 507-616; Op. 42-104), cf. W. Aly, «Die literarische Überlieferung des Prometheusmythos», RhM 68, 1913, pp. 538-559. Los datos fundamentales y característicos del héroe del Prometeo encadenado son los que luego recoge Luciano en sus Diálogos de los dioses 1, donde imagina el diálogo, que en realidad nunca existe en Esquilo, entre Prometeo y Zeus. 5 Se trata de una crátera ática del Museo Nacional de Atenas (n.o 16384). En Atenas Prometeo encarnaba el símbolo del progreso, pero en otras esferas culturales no atenienses se rechazaba la liberación de Prometeo. Esparta, por ejemplo, insistía en una tradición que no aceptaba a Prometeo liberado, cf. I. W. Rath, «Prométhée et la conscience de soi. La mise en scène d’une recherche d’identité culturelle chez Eschyle», QUCC 57, 1997, pp. 33-49 (en p. 33). 6 V. di Benedetto, L’ideologia del potere e la tragedia greca. Ricerche su Eschilo, Turín, 1978, pp. 81-83, donde recoge las opiniones de la filología anterior acerca de esta común interpolación. 7 Cf. T.N. Gantz, «The undibinding of Prometheus», ZAnt 26, 1976, pp. 301-310.

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INTRODUCCIÓN

está fechada en el 478 a. C., por lo que sería anterior al Prometeo encadenado, y además en aquélla es la propia Temis quien en calidad de dea uaticinans revela el antedicho oráculo, de manera que la versión esquílea del conocimiento del oráculo debe ser una innovación de la Tragedia. En el Prometeo encadenado no hay referencias a Pandora ni a su hermano Epimeteo ni a las artimañas seguidas por el Titán. Ni siquiera se menciona al padre de Prometeo, aunque sí a su madre, Temis o Gea8, con lo cual el héroe sería hermano o hermanastro de Crono y, por tanto, tío de Zeus. No hay, por tanto, alusión alguna ni a Clímene ni a Jápeto, como en la versión hesiódica. En cualquier caso, el autor ha sido el único dramaturgo de la Antigüedad que se atrevió a dar forma trágica a este viejo mito, de suerte que el Prometeo encadenado probablemente sea uno de los mejores ejemplos de las transformaciones que sufrieron los mitos mediante su utilización en la poesía trágica. El Prometeo encadenado comienza la acción con una esticomitia, técnica que no utiliza Esquilo en el resto de tragedias conservadas, aunque sí la hallamos empleada en Sófocles. El prólogo se divide en dos partes netamente diferenciadas, al igual que el Agamenón, cuya primera parte (vv. 1-21) se separa claramente de la siguiente, o las Euménides, donde la plegaria de la profetisa (vv. 1-31) se opone al dantesco espectáculo que ve en el interior del templo. En nuestro drama la primera parte (vv. 1-87) está integrada por la intervención de los tres enviados de Zeus, la segunda por el monólogo de Prometeo. En la primera escena aparece el cojo Hefesto acompañado de Poder y Violencia, con la encomienda de inmovilizar a Prometeo en los escarpados montes en un lejano lugar, en un paraje escítico (Pr. 2) que la imaginación griega situaba al norte de Europa9. El mítico herrero intenta infructuosamente que el protagonista recapacite y renuncie a

8 Pr. 18, 209 s., 874, 1091. Gea era la mujer de Urano, pero nada se dice al respecto a lo largo del drama. 9 El Cáucaso es citado a lo largo de la obra (Pr. 422 y 719), aunque por otras razones, y también en el fr. 193 Radt, correspondiente al Prometeo liberado. Se podría comparar con el largo silencio de Casandra en el Agamenón.

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INTRODUCCIÓN

una actitud suicida frente a un Zeus inflexible y recién llegado al trono del Olimpo, que demuestra su bisoñez como rey de los dioses a través de autoritarias decisiones y mediante la actitud hostil de sus dos acompañantes, sobre todo Poder, ya que Violencia permanece en silencio durante toda la escena. La entrada de los tres personajes coincide con el silencio del Titán, algo excepcional en la tragedia griega10. Este silencio puede interpretarse en dos sentidos: como señal de impotencia por parte de quien no tiene en su mano revertir la situación o como manifestación de altanería de quien cree tener de su lado la razón y la justicia. Incluso ambos sentidos pueden ser compatibles11. La tragedia ofrece una similitud entre el prólogo y el éxodo, subrayada por la presencia de los representantes implacables de Zeus: Poder y Violencia en el comienzo y Hermes en el final. El prólogo muestra un agrio diálogo entre Hefesto y Poder (Pr. 36-81), mientras que en el éxodo lo encontramos entre Prometeo y Hermes (Pr. 944-1006). A partir del momento en que los guardianes salen de la escena (Pr. 87) y Prometeo queda en soledad (Pr. 88), éste irá recibiendo hasta el final de la obra una serie de visitas12: las Oceánides, leales al sufriente Titán hasta el desenlace del drama; el padre de aquéllas, Océano, que aparentemente al menos las ignora y que es ignorado por ellas; la joven Io, que pasa por allí en su errabundeo y a la que el héroe vaticina su periplo futuro hasta que Zeus la libere en Egipto con la ἐπάφησις (‘toque’) de Épafo; y el mensajero Hermes. Desde el punto y hora en que los mencionados verdugos se marchan, cobra realce la figura del héroe sufridor, con todo su patetismo, ofreciendo en cada episodio profundos temas de reflexión, al tiempo que muestra toda su rebeldía ante la figura de un Zeus despótico e intransigente. El Prometeo encadenado es la evocación dramática de un conflicto y de un castigo.

10

Cf. O. Taplin, The Stagecraft of Aeschylus, Oxford, 1977, pp. 240-243. Cf. C.I. Leal Soares, «Prometheus Desmotes: um “olhar” no Titâ», Humanitas 47, 1995, pp. 81-95 (en p. 84). 12 A lo largo del drama se insiste en el carácter público del doloroso castigo: Pr. 92-93, 118-19, 140, 155-59, 244-46, 298-99, 302-3, 540-41, 553-54, 1093. 11

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INTRODUCCIÓN

El coro de Oceánides hace su aparición después de la segunda escena del prólogo con una singular párodo commática (Pr. 128-92)13, que presenta toda una trama de sentimientos fuertes e impetuosos. Probablemente las Oceánides aparecerían en lo alto del θεολογεῖον o estructura superior de la escena, mediante una μηχανή14, desde donde descenderían después a la orquestra, siguiendo la invitación de Prometeo de poner pie en tierra (Pr. 272). La intervención del coro está llena de afabilidad y comprensión hacia el héroe (Pr. 143 ss.), al que trata de consolar, aunque a veces peca de pasividad, mientras que Prometeo se abandona a la autocompasión. Sigue, desde el verso 284, la irónica acogida del pusilánime Océano15 por parte de Prometeo, que desatiende los consejos del viejo dios empeñado en su propia perdición. El primer estásimo, uno de los más bellos fragmentos líricos que nos haya legado el drama antiguo, ofrece, a partir del verso 397, muy a la manera esquílea —recordemos los Persas—, una serie de nombres exóticos referentes a Asia y sus confines. Sorprende constatar que no hay ninguna ciudad helena, sino sólo pueblos de Asia, de Arabia, de Escitia, de la Cólquide, poblaciones situadas al margen de la civilización griega, es decir, bárbaras. Pero, por encima de todo, estos versos son un himno a la piedad de una intensidad inigualable en el teatro griego. El llanto compungido y solidario de las jóvenes se pone de manifiesto con la acumulación de términos que insisten en 13 Sobre esta singularidad, cf. R. Unterberger, Der Gefesselte Prometheus des Aischylos, Stuttgart, 1968, p. 38, y M. Griffith, The Authenticity of Prometheus Bound, Cambridge, 1977, pp. 110-111. 14 Cf. B. Marzullo, I sofismi di Prometeo, Florencia, 1993, pp. 339-361. El gran defensor de la utilización de la μηχανή es U. von Wilamowitz, Aischylos. Interpretationen, Berlín, 1914, pp. 116-117, pero ya en dos escolios del Mediceus, a los versos 128 y 284, aparece tal artilugio teatral. Según Pólux (IV 110), el coro constaría de cincuenta coreutas, un número a todas luces excesivo, probablemente inducido por el número de Oceánides, que era de cincuenta. Lo habitual era que fuesen doce, aunque parece que en ocasiones se podía llegar hasta los quince. Sobre esta cuestión, cf. A. W. Pickard-Cambridge, The Dramatic Festivals of Athens, Oxford, 1968, pp. 234-235; O. Taplin, op. cit., p. 323, n. 3, y S. Saïd, Sophiste et tyran, ou le problème du Prométhée enchaîné, París, 1985, p. 45, n. 121. 15 Sobre la aparatosa entrada de Océano puede verse, además de las notas a la traducción, B. Marzullo, op. cit., pp. 271-313.

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INTRODUCCIÓN

este sentimiento: στένω (Pr. 397), στόνοεν (Pr. 407), στένουσι (Pr. 409, 435), μεγαλοστόνοισι (Pr. 412), ὑποστενάζει (Pr. 430), συγκάμνουσι (Pr. 414), ὑποβρέμει (Pr. 433). A continuación viene el celebérrimo parlamento de Prometeo (Pr. 436-506), en el que éste relata todos los beneficios concedidos por él a los humanos y que significan decisivos jalones en el camino del progreso16. Se trata, en definitiva, de un resumen de la historia de la civilización relatada por el propio héroe civilizador, resumida en sus principales hitos: la construcción, el trabajo de la madera, la astronomía, la ciencia de los números, el alfabeto, la ganadería, el transporte, la navegación, la medicina, la adivinación y la minería. Prometeo no es sólo el inventor de las τέχναι, sino también un adivino que reconoce en la mántica, bajo todas sus formas, un arte de especial relevancia, que él mismo empleará para aconsejar a los hombres y a los dioses. Paradójicamente, el Titán omite toda referencia a aquella disciplina sobre la que ejercía su patronazgo en Atenas, esto es, la alfarería. En suma, el personaje diseñado por Esquilo es presentado como un héroe cultural, pero no sólo en el ámbito del progreso, sino también como un adalid en temas hasta entonces no abordados como la rebeldía y la libertad. En el Prometeo encadenado, al igual que en otros textos del siglo V a. C., se exalta la civilización y sus aportaciones17, pero sin obviar que los tiempos anteriores estaban repletos de penalidades (πήματα, Pr. 442) y de carencias, como lo pone en evidencia el contenido negativo de una serie de versos (Pr. 447-56, 478-80), razón por la cual el hombre vivía a merced del desconcierto y de la confusión. Con la adopción de las τέχναι, todo cambia: con éstas se introduce en el universo un orden del que hasta entonces estaba desprovisto18. 16

Cf. D. J. Conacher, «Prometheus as founder of the arts», GRBS 18, 1977, pp. 189-

206. 17 Cf. J. de Romilly, «Thucydide et l’idée de progrès», ASNP 35, 1966, pp. 143-191, y E. R. Dodds, The Ancient Concept of Progress, Oxford, 1973, pp. 1-25. 18 Además de la narración de Prometeo (Pr. 442-506) sobre los dones concedidos a los hombres, contamos también con dos interesantes documentos trágicos: el famoso coro de la Antígona de Sófocles, donde son alabados los recursos del ingenio humano (Ant. 332-75), y la exposición de Teseo en las Suplicantes de Eurípides (Supp.

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INTRODUCCIÓN

Todas estas τέχναι aparecen como dones puntuales, es decir, no se señalan etapas ni se alude a la vida en sociedad, de ahí que Dodds19 vea un carácter arcaico y presofístico en la ῥῆσις de Prometeo. Éste es calificado como σοφιστής (Pr. 62 y 944), dicho de otra manera, como portador de un saber especializado, como lo es en su calidad de τεχνίτης, frente a σοφός, que parece implicar un equilibrio moral y tradicional20. En cualquier caso, σοφιστής no conlleva una connotación negativa21. En el verso 562 asistimos a la aparatosa entrada en escena de otra víctima de los caprichos de Zeus: la joven y desdichada Io, que explica la causa de su transformación, cómo los sueños premonitorios la habían advertido de las lujuriosas intenciones de Zeus, cómo su padre, Ínaco, la había repudiado y expulsado de su casa, así como su vagabundeo acosada por un tábano. Con ella cambia el tiempo narrativo y enlaza la trilogía de Prometeo con la de las Danaides, ya que éstas son descendientes de Io a través de su hijo Épafo y también de Hipermestra, de quien desciende Heracles, que a la postre liberará al Titán. También encontramos constantes alusiones de Prometeo al secreto que celosamente guarda22. En este pasaje Prometeo hace honor a su nombre y manifiesta su carácter profético. El Titán que ama a los mortales se dirige con paterno afecto a la desdichada joven y le anun201-13), fuertemente inspirada por la obra de Esquilo. Sobre la cuestión de las τέχναι, cf. S. Benardete, «The Crimes and Arts of Prometheus», RhM 107, 1964, pp. 126-139, y M.-Chr. Leclerc, «La résistible ascension du progres humain chez Eschyle et Sophocle», REG 107, 1994, pp. 68-84. 19 E. R. Dodds, op. cit., p. 6. 20 Para definir el concepto de σοφός en Esquilo habría que partir del fr. 390 Radt: ὁ χρήσιμ' εἰδώς, οὐχ ὁ πόλλ' εἰδὼς σοφός, «sabio es el que sabe cosas provechosas, no el que sabe mucho». 21 Cf. V. Citti, «Il termine σοφιστής nella lingua di Eschilo», RAIB 62, 1973-1974, pp. 1-11. Contra G. Cerri, Il linguaggio politico nel ‘Prometeo’ di Eschilo, Roma, 1975, p. 93, para quien σοφιστής está utilizado con un sentido peyorativo, aunque sin alusiones al pensamiento sofístico del siglo V a. C. También niegan cualquier relación en el Prometeo encadenado y la sofística G. Grossmann, Promethie und Orestie. Attischer Geist in der Attischen Tragödie, Heidelberg, 1970, pp. 296-298, y V. di Benedetto, op. cit., p. 97. 22 Pr. 520-25, 755-56, 907-15.

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cia un larguísimo penar, aunque no eterno. Esta escena constituye un nexo de semejanza entre Prometeo e Io, sufrientes ambos por la acción de la divinidad olímpica. La primera intervención en la escena es recitada por Prometeo, que reconoce en la joven a la hija de Ínaco, de la que se ha enamorado Zeus, razón por la cual es perseguida por la celosa Hera (Pr. 589-92). A continuación, Io manifiesta su sorpresa por haber sido reconocida por el Titán y solicita de éste algunas palabras acerca de su futuro (Pr. 593-608). En una larga ῥῆσις autobiográfica, paralela a la de Prometeo (Pr. 197-241), Io narra su historia de amor y destierro (Pr. 640-86), y el protagonista le augura un itinerario (Pr. 700-41, 786-818, 823-76), perseguida por el tábano, de gusto muy esquíleo y parecido al que se puede observar en los fr. 195-199 Radt del Prometeo liberado, donde Prometeo da instrucciones a Heracles acerca del camino a seguir para lograr los frutos de las Hespérides. Se trata de una ruta difícil de seguir dado el carácter aproximado de sus términos geográficos; de manera resumida: tras pasar por la tierra de los escitas, donde se encuentra clavado el Titán, atravesará el mítico río Hibristes (‘Violento’), llegará al Cáucaso, cruzará el Bósforo cimerio, vagará por las regiones asiáticas, donde habitan seres míticos, y descenderá hasta el delta del Nilo y será liberada de sus padecimientos en Egipto, en la ciudad de Canobo. Allí, en el delta del Nilo, Io será devuelta a su forma femenina y Zeus engendrará en ella descendencia, gozando la joven de una ambigua felicidad. Cinco generaciones más tarde, cincuenta doncellas —las Danaides— regresarán a Argos y matarán a sus esposos excepto a uno de ellos: Hipermestra no lo hará con el suyo. Entre la descendencia de esta última se encontrará un varón famoso por su arco —Heracles—, que será el que libre por fin a Prometeo23. Por lo tanto, la soberanía de Zeus no está definitivamente asegurada y sobre él pesa una maldición de Crono (Pr. 911), que se cumplirá en la medida en que aquél contraiga las nupcias que, a la larga, le desa23 Según U. von Wilamowitz, op. cit., p. 130, la introducción de Heracles en el mito de Prometeo es una adaptación de Esquilo, ya que en el relato hesiódico Heracles tan sólo lo libra del suplicio del águila.

[XXIII]

INTRODUCCIÓN

lojarán del trono y de la tiranía (Pr. 908), de suerte que el nuevo rey de los dioses también está expuesto, al igual que Crono, a sufrir a manos de las generaciones posteriores24. A lo largo de su narración, Prometeo anuncia dos vaticinios (Pr. 733 s. y 839 ss.) relacionados con el nombre de la joven heroína: el Bósforo es en griego Βόσπορος (‘paso de la vaca’) y a su paso por la costa del Mar Adriático éste pasará a llamarse Ἰόνιος o Jónico en recuerdo suyo. El mito de Épafo es simplemente aludido. La liberación de Io prefigura la reconciliación entre Zeus y Prometeo y el nacimiento de Épafo, que será rey y semidiós en Egipto. La escena finaliza con otro frenesí de Io y ésta sale de la escena enloquecida (Pr. 877-86). Tras un nuevo canto del coro, se produce un breve diálogo de éste con Prometeo hasta que entra en escena Hermes (Pr. 944), quien reconviene al héroe y le insta a la revelación de su secreto. La anáptyxis se materializa en la escena a partir del verso 944 a través de la llegada del dios y su enfrentamiento con el Titán. La fuerza dramática surge en el agón entre Prometeo y el emisario de Zeus, Hermes, que constituye el clímax de la tensión entre la libertad de las palabras y los implacables lazos que sujetan al protagonista. Los versos 10271029, relativos a la personalidad de quien le ha de sustituir en sus cuitas, son un tanto oscuros y no dejan claro si se refiere a Heracles, como parece más lógico y como enseña la trilogía, o si se trata del centauro Quirón, quien, herido con una llaga incurable por Heracles, cedió su inmortalidad a Prometeo a cambio de recibir de éste la posibilidad de morir. Unos versos antes Hermes anuncia el cataclismo final y la maldición postrera del águila que le devorará el hígado (Pr. 1016-25). La novedad en este drama consiste en que la catástrofe no es extraescénica y, en consecuencia, relatada por un mensajero, sino que tiene lugar ante los ojos de los estupefactos espectadores, coincidiendo con la conclusión de la obra sin más comentario o perspectiva de futuro. 24 Sobre toda esta cuestión y la confrontación entre las obras de Hesíodo y Esquilo, uid. J.-P. Vernant, «Mètis et les mythes de souveraineté», RHR 180, 1971, pp. 29-76.

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En definitiva, se cumplirá la máxima esquílea del πάθει μάθος25: sólo el sufrimiento le servirá de aprendizaje. El carácter filantrópico de Prometeo conducirá a éste a incurrir en la falta trágica (ἁμαρτία)26, que se paga con el más terrible dolor (πάθος). Pero esta experiencia trágica encierra una forma de sabiduría. De manera que esta obra refleja de manera perfecta los tres pasos del proceso teatral trágico: ἁμαρτία → πάθος → μάθος. Prometeo pasa del error al castigo y a la conciencia por el dolor. Por otra parte, se trata de un drama pobre en acción teatral, con un desarrollo lineal sin peripecias, sin sorpresas y sin anagnórisis, pero rico en tensión dramática y con un agudo análisis de las pasiones humanas en un contexto divino27. Culpa, justicia, expiación se distinguen entre los grandes temas del teatro de Esquilo y constituyen el problema de fondo del Prometeo encadenado.

2. LA

OBRA

En el teatro griego cada drama era único, y en el caso del Prometeo encadenado tanto su texto como su puesta en escena resultaban aún más específicos si los comparamos con las demás tragedias esquíleas o con las obras conservadas de Sófocles y Eurípides. Para empezar, habrá que decir que, en contraste con el resto de tragedias griegas conservadas, el protagonista no es un mortal, sino un dios. Ya el Agamenón y, en cierto modo, las Suplicantes, anunciaban este tránsito del universo de los hombres al universo de los dioses. En el Prometeo encadenado el recorrido es inverso y, gracias al personaje de Io, la obra pasa del universo de los dioses al de los hombres. En su di25 Vid. M. Mas´lanka Soro, «La legge del pathei matos nel Prometeo incatenato», Sandalion 12-13, 1989-1990, pp. 5-25. 26 Sobre la ἁμαρτία de Prometeo, uid. S. Saïd, La faute tragique, París, 1978, pp. 96-107 y 152-153. 27 Cf. A. Garzya, «Le tragique du Prométhée enchaîné d’Eschyle», Mnemosyne 18, 1965, pp. 113-125 (en p. 117). Un análisis de la obra desde este punto de vista puede verse en H. D. F. Kitto, Greek Tragedy, Londres-Nueva York, 2002 (ed. orig. Londres 1939), pp. 63-65.

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INTRODUCCIÓN

visión de la producción trágica en cuatro tipos, Aristóteles clasifica al Prometeo en la cuarta, la ὄψις, el espectáculo: τὸ δὲ τέταρτον ὄψις, οἷον αἵ τε Φορκίδες καὶ ὁ Προμηθεύς… (Po. 1456a2-3). Desde el comienzo de la obra Prometeo queda convertido en espectáculo para el público: el castigo como ejemplo para todos. Añade el Estagirita (Po. 1453b1-3, 810) que a partir de la ὄψις podían surgir sentimientos como el temor y la compasión. Cabe preguntarse qué hay de trágico en el Prometeo encadenado. Si recurrimos a las categorías aristotélicas de la Poética, habría que responder que muy poco, ya que el Prometeo encadenado es un caso problemático en lo tocante a su esencia trágica. Es el drama estático por excelencia: ningún acontecimiento interfiere en el eterno presente en que está inmerso el protagonista, que permanece como una estatua parlante en el centro del fondo escénico. Su inmovilidad es significativa a nivel dramático, ya que el movimiento en la escena queda exclusivamente vinculado a una serie de figuras que desfilan delante de Prometeo, con el que dialogan. Dicho en otras palabras: no se produce un clímax o una catástrofe que sea el eje central, como sucede en las restantes tragedias esquíleas, sino que todo gira en torno a la situación de Prometeo y a los aspectos más infamantes de su suplicio. La acción que parece faltar a la obra es compensada con una gran tensión y la puesta en escena. Este carácter estático es contrapesado con una aparatosa puesta en escena, con personajes transportados por los aires, extrañas criaturas o el cataclismo final28. Esta tragedia constituye un caso único, en el que el castigo del héroe es representado directamente, y, además, se dilata en el tiempo escénico e incluso en el extraescénico, puesto que a lo largo de la trilogía se espera la liberación del Titán —él mismo lo anuncia— a través de un descendiente de Io (Pr. 774, 871-72)29. Se trata, sin duda, de una obra muy audaz. El protagonista aparece encadenado a una roca desde el comienzo al fin del drama; mientras que los 28 Cf. G. Kraias, «Szenische Probleme im Prometheus Desmotes», Hellenica 60, 2010, pp. 7-23, que analiza todos estos efectos y la puesta en escena de la obra. 29 Cf. P. Schirripa, «L’oltraggio al vinto. Una lettura antropologica del Prometeo Incatenato», Acme 54, 2001, pp. 189-194 (en p. 189).

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demás personajes, como sucede en cualquier otra tragedia, entran y salen de la escena, él permanece inmóvil, encadenado, Δεσμώτης30. A partir de aquí, el aparato escenográfico es llamativo: el gran roquedal, en el que está encadenado el Titán, la llegada de las Oceánides en su carro alado, la entrada de Océano montado en su «cuadrúpeda ave», etc.; todo absolutamente fuera de lo ordinario31. Por lo demás, el drama presenta una estructura que se ha venido en calificar de «paratáctica», es decir, se desarrolla a través de una serie de cuadros escénicos independientes unos de otros, pero hilvanados, a su vez, por un nexo común, que es el protagonista, un procedimiento arcaico, que también se encuentra en algunas tragedias de Eurípides32. Los personajes que intervienen a lo largo del drama están, de alguna manera, indirectamente afectados por los acontecimientos de la trama, lo que provoca por parte del protagonista nuevos posicionamientos en el desarrollo de la misma. Los diálogos de Prometeo con el coro de Oceánides, con Océano, con Io, con Hermes, nos ofrecen una visión poliédrica del mismo problema y del castigo que aflige al héroe, ya que la experiencia compartida de su dolor va enriqueciendo paulatinamente al personaje: su silencio inicial, la ingratitud de Zeus, la conciencia de su propia transgresión, la reivindicación orgullosa de la filantropía, el conocimiento del curso futuro de los acontecimientos, la certidumbre de una reivindicación última, la aceptación lúcida del castigo. Cada etapa va desvelando la talla del personaje. Decíamos que es un drama estático, sí, pero no en lo referente a las emociones: con inusitada facilidad se pasa de la injuria a la amenaza, del hastío a la tor30 Hay una cierta similitud con el Edipo en Colono de Sófocles: también en éste hay un paisaje rocoso y el protagonista aparece bloqueado en la escena de principio a fin como consecuencia de su ceguera, que constituye el tema fundamental del drama, como lo es el encadenamiento de Prometeo en la obra que nos ocupa. Cf. G. Cerri, «Il dio incatenato come spettacolo, il coro come pubblico: tragedia e rapsodia nella dimensione metateatrale del Prometeo», Lexis 24, 2006, pp. 265-281 (en p. 265, n. 2). El diálogo entre Poder y Hefesto en el prólogo complementa perfectamente la falta de acción inicial, como ha subrayado F. Focke, «Aischylos’ Prometheus», Hermes 65, 1930, pp. 259-304 (en p. 272). 31 Cf. V. di Benedetto, op. cit., pp. 111-112. 32 Cf. A. Garzya, art. cit., pp. 115-116.

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tura física, de la piedad a la desesperación, de la ignorancia a la profecía. Todo ello de una manera por momentos vertiginosa. No obstante, también cabe la posibilidad de que este drama responda a un momento de cambio, de donde pueden resultar innovaciones más o menos audaces desde el punto de vista de los parámetros de la obra esquílea. Es decir, las particularidades estilísticas del Prometeo encadenado podrían responder a la búsqueda de una forma adecuada para la expresión de nuevos problemas: odas corales breves, estilo simple, gran frecuencia de repeticiones…, un estilo más propio de un orador que tiene que convencer a su auditorio, un Prometeo persuasivo, en definitiva33. Se presenta como el defensor ancestral de la humanidad, con el que el público se siente identificado. De esta manera, la iluminación trágica alcanza aquí una dimensión fundamentalmente ética. Por otra parte, en este drama se analiza también la naturaleza misma del poder, su legitimidad y sus riesgos. En este sentido, se puede decir que el Prometeo encadenado es la más «política» de las tragedias que conservamos. Los términos auténticos del conflicto están marcados por Prometeo y por Zeus34, aunque éste no aparezca en escena en ningún momento: en Esquilo hay una permanente interferencia entre el mundo divino y el humano, de suerte que no hay conflicto humano que no guarde en la trastienda un conflicto entre divinidades. La novedad del Prometeo encadenado reside en que la esencia trágica penetra en el corazón del mundo divino y tiene su reflejo en el hombre a través de la figura de Prometeo, vinculado a los hombres por la herencia de su madre, Gea, y por la φιλανθρωπία. El sufrimiento absurdo de Prometeo es la imagen viva del dolor humano, algo que quedará patente en la escena de Io35. 33 Cf. S. Saïd, Sophiste…, op. cit., pp. 75-76; I. Papadopoulou-Belmehli, «“Les mots qui voient”. Du tragique dans le Prométhée enchaîné», Kernos 16, 2003, pp. 43-57 (en p. 48). 34 Ya W. Schmid, Untersuchungen zum Gefesselten Prometheus, Stuttgart, 1929, pp. 40-41, reconoció que el enfrentamiento entre Zeus y Prometeo hacía pensar en aquél entre las Euménides y Apolo. 35 Cf. A. Garzya, art. cit., pp. 124-125.

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Ya Farnell36 consideró el Prometeo encadenado como el problema más duro que un helenista puede afrontar, al tratar el problema teológico del dios sufriente. Esta afirmación fue rápidamente respondida por Kitto37, en el sentido de que más que un dios sufriente, Prometeo es, para Esquilo, un héroe trágico. En cualquier caso, estamos ante la más teocéntrica de las tragedias griegas. Este drama no tiene como protagonista a un héroe mortal, de manera que no implica un génos ilustre a la vez que maldito38. Dentro de la sencillez de su estructura dramática, es, pues, una tragedia de dimensiones cósmicas. Se puede decir que en el Prometeo encadenado se suspende el tiempo hesiódico y se abre el tiempo dramático, que se centra en el suplicio del Titán y en hacer hablar a lo largo de toda la obra a éste y a los que le observan: se crea así un espectáculo en el interior del espectáculo, el teatro dentro del teatro. La trama presenta el suplicio de un dios, Prometeo, de la raza de los Titanes, cruelmente torturado por orden del nuevo señor de los dioses, Zeus, hijo de Crono, que acaba de destronar a su padre: Zeus se muestra ahora irritado con quien una vez fue su amigo y benefactor, de modo que el Titán recibe por sus servicios prestados una amarga retribución. Por otra parte, y partiendo de una concepción religiosa del mundo, se puede considerar que Hesíodo nos narra los hechos desde el punto de vista de Zeus, mientras que Esquilo lo hace desde el punto de vista de Prometeo39. Este punto de vista es fundamental para la comprensión del drama. El drama se escenificaba en un lugar que era hostil y temido por los griegos debido a su naturaleza agreste, un lugar en el que no hay vestigios de humanidad ni de progreso, un lugar de incivilidad, cuyo carácter agreste y salvaje es puesto de relieve en varias ocasio-

36

L. R. Farnell, «The Paradox of the Prometheus Vinctus», JHS 53, 1933, pp. 40-50. H. D. F. Kitto, «The Prometheus», JHS 54, 1934, pp. 14-20. Cf. Arist., Po. 1453a. 39 Es éste un feliz hallazgo de F. Solmsen, Hesiod and Aeschylus, Ítaca-Nueva York, 1949, pp. 124-126. El contraste entre la fuerza de Zeus y el amor de Prometeo ha sido puesto de relieve por S. Melchinger, Die Welt der Tragödie I. Aischylos. Sophokles, Múnich, 1979, pp. 159-181. 37 38

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nes40. Un espacio escénico como este no tiene parangón en el teatro griego; sólo el Filoctetes de Sófocles se le puede aproximar, aunque desde una perspectiva completamente diferente, ya que se trata de abandonar un espacio salvaje, no de permanecer fijo en él por un tiempo que no parece tener fin41. Desde el punto de vista geográfico, el lugar en el que sufre Prometeo es descrito de una manera un tanto vaga y difícil de precisar sobre un mapa. Bajo el implacable control de Poder y de Violencia, Hefesto encadena en una montaña de Escitia a Prometeo, un dios de su misma sangre, culpable de no haber respetado la voluntad del nuevo señor del Olimpo, de haber robado el fuego, privilegio celeste, para entregarlo a los hombres. Por tanto, es adverso el lugar, son adversos los personajes que acompañan a Prometeo. Esto nos lleva al contexto de la transición política de la tiranía a la democracia, aunque sea con el pretexto divino como espejo de la realidad histórica que vivían las póleis griegas en el siglo V a. C.42 Prometeo hizo progresar a los hombres, pero ahora está en un lugar bárbaro, en el que el progreso no es posible, regido por leyes y estructuras no griegas. Él, que robó el fuego para los hombres, ahora sufre el rigor del fuego abrasador del sol (Pr. 22). Con todo, es una tragedia que se desarrolla esencialmente en un ambiente divino, en el ambiente generado por la resolución del conflicto entre generaciones divinas, sucesivamente instaladas y destronadas, y que desemboca en la instauración de Zeus como soberano de los dioses43: Crono contra Urano, Zeus contra Crono y en

40

Pr. 2, 20-21, 117, 269-70, 282, 284-85, 562-64, 1016-19. Sobre la localización de la escena del héroe en un roquedal, cf. J. Davidson, «Prometheus uinctus on the Athenian stage», G&R 41, 1994, pp. 33-40. F. D. Allen, «Prometheus and the Caucasus», AJPh 49, 1892, pp. 51-61, pensaba que la escena no tenía lugar en el Cáucaso, como generalmente se admite, ni tampoco en el Prometeo liberado, sino que la acción se desarrollaría en una innominada región de Escitia, ya que el Cáucaso no habría sido designado hasta la mitad del siglo V a. C. 42 Cf. D. García Pérez, «La tematización del mito de Io en Prometeo encadenado», Nova Tellus 23, 2005, pp. 33-68 (en p. 43). 43 Cf. M.-L. Desclos, «D’ Hésiode à Eschyle: “Prométhée”, un mythe de souveraineté entre rupture et continuité», Figures de la rupture, figures de la continuité chez les Anciens (ed. M.-L-. Desclos), Grenoble, 2011, pp. 65-78. 41

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el futuro Heracles contra su padre, Zeus, según vaticina Prometeo, como canta magníficamente Esquilo en el Agamenón (vv. 167-175)44: οὐδ' ὅστις πάροιθεν ἦν μέγας. παμμάχῳ θράσει βρύων, οὐδὲ λέξεται πρὶν ὤν· ὃς δ' ἔπειτ' ἔφυ, τριακτῆρος οἴχεται τυχών. Ζῆνα δέ τις προφρόνως ἐπινίκια κλάζων τεύξεται φρενῶν τὸ πᾶν. “Aquel que antaño era grande (Urano), derrochando brío en todo combate, en modo alguno se dirá que ha existido, y el que tras él fue (Crono), hallado ha vencedor al tercer asalto. Sólo quien en honor a Zeus con fervor epinicios entone, dará de lleno en el blanco del alma”. Por otra parte, el itinerario de Io constituye una de las más antiguas representaciones de mapas que poseemos, tal y como nos ha llegado a través del Prometeo encadenado, si bien hay que precisar que el mapa mental que sigue el poeta no es el nuestro; su geografía depende de una visión de las cosas que no tiene por qué corresponderse con lo que hoy conocemos. Por otro lado, tampoco se trata de un mero ornato poético, sino que caracteriza a la omnisciencia de Prometeo. En la descripción de la οἰκουμένη del Prometeo encadenado no hay una distinción entre lo real y lo imaginario, no establece frontera entre la realidad y la leyenda, lo que constituye una evidente limitación45. Se trata de una representación hipotética y aproximada46. 44 Reproducimos el texto y la traducción de la edición, en esta misma colección, de M. Vílchez – F. R. Adrados, Esquilo. Tragedias, III. Agamenón, Madrid 2006. Los paréntesis en la traducción son nuestros. 45 Cf. S. Saïd, Sophiste…, op. cit., p. 211. 46 Un profundo análisis de la descripción geográfica contenida en el Prometeo encadenado lo tenemos en A. Bonnafé, «Texte, carte et territoire: autor de l’itinéraire d’Io dans le Prométhée (1re partie)», JS 3, 1991, pp. 133-193, y «Texte, carte et territoire: autor de l’itinéraire d’Io dans le Prométhée (2e partie)», JS 3, 1991, pp. 3-34. Hay quien ha llegado a considerar todo el episodio (Pr. 700-815) como una interpelación, cf. S. Bianchetti, «Il confine Europa-Asia in Eschilo», Sileno 14, 1988, pp. 205-214, que confronta

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El recorrido de Io tiene dos partes diferenciadas: en la primera (Pr. 700-41) la joven atravesará países salvajes, ciertamente, pero habitados por seres humanos, como los escitas, los cálibes o las amazonas; en la segunda (Pr. 786-818), en los confines del mundo, se va a encontrar con seres fantásticos como las Fórcides, las Gorgonas, los Grifos o los Arimaspos. Cada etapa de tránsito suele ir indicada en futuro y con advertencias acerca de la conducta que Io debe observar o evitar en cada circunstancia particular. El periplo diseñado en el Prometeo encadenado es bastante más complejo que el expuesto en las Suplicantes, del que difiere notablemente. Este último es mucho más simple (Supp. 54764) y se limita a una zona de Asia. Además, hay que señalar que el itinerario atribuido a Heracles, el libertador del Titán, en el Prometeo liberado resulta complementario del recorrido en el presente drama. De manera que los relatos correspondientes a los dos Prometeos deberían leerse como una continuación, que ofrece una visión poética del mundo conocido por el autor. En el Prometeo liberado, Heracles seguía una ruta occidental por indicación de Prometeo. No tenemos muchos datos, pero a tenor de los fragmentos conservados, aquél seguía un camino a través de pueblos bien gobernados y por territorios fértiles, mientras que el mundo atravesado por Io en el Prometeo encadenado se revela siempre como agreste y hostil. En cualquier caso, este recurso literario del Prometeo encadenado, consistente en un excursus geográfico, hay que ponerlo en relación con el pasaje del Agamenón (vv. 281-316), en el cual Clitemestra narra complaciente la ruta del fuego, que, de hoguera en hoguera y de montaña en montaña, llega a Argos para anunciar la toma de Troya. Al igual que los catálogos de guerreros de los Persas y de los Siete contra Tebas, por no mencionar el discurso del mensajero de las Fenicias o el famoso coro de los contingentes helenos convocados contra Troya en Ifigenia en Áulide, este tipo de cosas parece descender de los catálogos de países y de héroes de la poesía épica. los datos del itinerario con los conocimientos geográficos griegos del siglo V a. C., y M. Finkelberg, «The geography of the Prometheus Vinctus», RhM 141, 1998, pp. 119-141.

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En otro orden de cosas, hay que señalar que la noción de acción debe ser necesariamente distinta, ya que la obra elige el tema mítico más adecuado para hacer una «arqueología» de la emoción trágica, en la que comparece la noción de compasión. De ahí que el autor sitúe en la escena un conflicto del mundo divino y para ello recurra a unos tiempos en que dioses y hombres tenían en común la experiencia del sufrimiento: es en este contexto donde cabe situar la materia trágica, el páthos del protagonista47. Esta época, que debe corresponder a la de oro, es la de la συσσιτία, en que hombres y dioses vivían juntos, y que habría durado hasta el desacato de Prometeo. Pero también es un drama donde se pone de relieve la φιλία entre los personajes escénicos. No conviene pasar por alto esta etapa de «convivencia» entre dioses y humanos, ya que es precisamente la φιλανθρωπία la que mueve a Prometeo en su actuación: διὰ τὴν λίαν φιλότητα βροτῶν (Pr. 123), es decir, la φιλανθρωπία48 —el término φιλάνθρωπος no aparece más que en esta obra entre los tres trágicos49— remite a un momento en que dioses y mortales estaban mezclados50, puesto que, por definición, no ha lugar en el ámbito divino. La importancia de este dato también radica en que la φιλανθρωπία marca una diferencia fundamental entre Zeus y Prometeo desde el punto de vista trágico, ya que el primero es ajeno al sentimiento de piedad51, una φιλανθρωπία que reportará al segundo una abundante cosecha de sufrimiento. Prometeo, en su sentimiento de piedad hacia los humanos, ha tratado de librarlos del veredicto de Zeus (Pr. 235-41). La razón última no es otra 47

Cf. I. Papadopoulou-Belmehli, art. cit., pp. 48-49. En las Aves de Aristófanes interviene Prometeo en un breve episodio (vv. 14941552) para ayudar a los protagonistas en su enfrentamiento con los dioses y en su empresa de fundar una ciudad en el mundo de los pájaros, una labor ciertamente prometeica. Prometeo en esta tragedia se presenta como el primer dios φιλάνθρωπος de la literatura griega, cf. V. di Benedetto, op. cit., pp. 120-136. 49 La mencionada cita y Pr. 11, 28. 50 Cf. Hes., Th. 535. 51 Cf. I. Papadopoulou-Belmehli, art. cit., p. 50. Para la cuestión de la culpa, uid. A. Petterlini, «Prometeo e il mito della colpa», Aufidus 17, 1992, pp. 21-30. J. Coman, L’idée de la Némésis chez Eschyle, París, 1931, p. 174, ha llegado a considerar a Prometeo como el mayor ὑβριστής de la historia divina y humana. 48

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cosa sino el deseo de Zeus de aniquilar a la especie humana para crear otra nueva, su radical actitud ante los hombres (Pr. 231-33). Esta es la αἰτία (Pr. 226) por la que sufre el castigo divino. Y conviene no dejar pasar desapercibido este término, ya que αἰτία nos remite a un doble valor y a una ambigüedad: por una parte, significa ‘acusación’ —una acusación injusta y arbitraria a los ojos de Prometeo—, pero, por otra, es ‘razón’ —la acusación justificada desde el punto de vista de Zeus—. Prometeo se atrevió (ἐγὼ δ' ἐτόλμησα, Pr. 235) a terciar en el conflicto y constituyó un error de cálculo, porque él esperaba recibir la misma piedad con la que había tratado a los hombres y no fue así (Pr. 239-40). Esta audacia, junto con su obstinación, conforman el origen de su lamentable situación52. Esta tragedia es, pues, una exaltación del tesón y de la magnanimidad que no se doblega ante la tiranía. La φιλανθρωπία es, en definitiva, un móvil de fuste para la construcción trágica de la pieza, al tiempo que se define como rasgo incompatible con la tiranía (en este caso, de Zeus53). Recordemos que en Atenas el culto a Prometeo gozaba de particular favor y que a éste se le dedicaban unas importantes fiestas, las Prometeas, en las que se conmemoraba la entrega del fuego a los hombres, recuerdo del proceso civilizador. Por lo tanto, este culto celebraba entre los atenienses la imagen de Prometeo como benefactor de la Humanidad, compitiendo con Atenea en los numerosos beneficios otorgados en calidad de διδάσκαλος o de πρῶτος εὑρετής, pues no conviene olvidar que las diversas τέχναι enseñadas por aquél a los hombres libraban a éstos de las contrariedades y contratiempos provocados por la naturaleza, y que la invención de las τέχναι y el nacimiento del pensamiento racional están íntimamente ligados. Prometeo aporta a los hombres la razón, que es la diferencia entre el ser humano y el animal, mientras que Io —como veremos— recorre el camino contrario y de ser humano se transforma en animal y pierde la razón. Prometeo, en defi52 Cf. F. Létoublon, «Les paradoxes du Prométhée», Sileno 12, 1986, pp. 11-39 (en pp. 14-15). 53 Es evidente que Zeus se conduce como un tirano en esta obra: Pr. 10, 222, 224, 305, 310, 357, 736, 761, 909, 942, 957, 996. Cf. V. di Benedetto, op. cit., pp. 50-63.

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nitiva, no es sólo el inventor de todas las artes y de la técnica en general: es también y sobre todo el defensor de los «efímeros» contra la prepotencia tiránica de Zeus (Pr. 228-36). Por lo tanto, el Prometeo encadenado —y la trilogía en general— viene a ser la consagración del Titán como héroe trágico y su integración en la dramaturgia ateniense. Lo cierto es que en este drama no se dan las razones de por qué Prometeo ama y favorece tanto a los hombres ni por qué se erige en su representante ni si sus penalidades tienen como único origen el κρύπτειν πῦρ. Tampoco en Hesíodo hay explicación alguna. Ni una palabra se dice acerca de la creación de los hombres, tema que aparece en otras fuentes literarias como el Prometeo de Luciano, que es donde más prolijamente se menciona la ἀνθρωποποιΐα del Titán. Sin embargo, el motivo del castigo de Prometeo en el Prometeo encadenado es el mismo que en Hesíodo, es decir, la φιλανθρωπία de Prometeo, aunque se entre en pormenores distintos. Así, en la Teogonía ya encontramos los dos desacatos de Prometeo contra Zeus: en primer lugar, el engaño de Mecone, seguido tal vez del κρύπτειν βίον (“ocultar el sustento”) y con seguridad del κρύπτειν πῦρ (“ocultar el fuego”); en segundo lugar, la entrega del fuego a los hombres. Pero, además, el fuego tiene un diferente carácter en la Teogonía y en el Prometeo encadenado: en la primera no simboliza a las artes, sino que desempeña un papel esencialmente «alimentario», más elemental, mientras que en el Prometeo encadenado el fuego es un fuego asociado a la τέχνη, más evolucionado. Hay, por consiguiente, un cambio en la naturaleza y el valor del πῦρ prometeico. En el Protágoras (321D) de Platón se desarrolla el mito de manera que Epimeteo, el hermano de Prometeo, tiene encomendada por los dioses la tarea de reorganizar la naturaleza. Una vez que ha atribuido a los animales capacidades diversas, cae en la cuenta de que se ha olvidado de los hombres. Como consecuencia de esta negligencia, Prometeo se ve obligado a robar el fuego para los humanos y les aporta la τέχνη54. Por su parte, Esquilo prescinde de los castigos que 54 S. Saïd, Sophiste…, op. cit., pp. 341-344, ha interpretado esta tragedia como una ilustración de las insuficiencias del saber, como una demostración de los límites del poder y como una necesidad de integrar el universo en el nuevo orden.

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Zeus impone a los hombres, a diferencia de Hesíodo, y se centra exclusivamente en el infligido a Prometeo y cuyo motivo —el amor a los hombres— se repite a lo largo del drama (Pr. 7-11, 442-46, 506). Así pues, el robo del fuego es el mismo en Hesíodo y en Esquilo55, pero la fundación del sacrificio, ligado en Hesíodo al fuego robado, es silenciado en Esquilo. En Hesíodo el fuego es importante para los hombres, porque sin él no es posible llevar a cabo sacrificios, mientras que en el Prometeo encadenado su interés radica en que sin él no habrían sido viables las τέχναι, tan necesarias para la civilización. Ahora bien, el Prometeo hesiódico es un ladrón merecidamente castigado, mientras que el de Esquilo se nos presenta como un mártir que excusa su delito por razones de filantropía. En cualquier caso, el castigo que le inflige Zeus no es un mero ejercicio de venganza, sino un camino para instruir al pecador, de acuerdo con la tesis aristotélica, según la cual (Po. 1449b) la tragedia debe inspirar miedo (φόβος) y piedad (ἔλεος) en el espectador. Que esto era así en el caso que nos concierne, es algo indubitable. Pero hay más: en la obra que aquí abordamos el concepto de ἁμαρτία también es diferente. Y lo es porque los efectos dramáticos, en este caso, no se deben a la ἄγνοια del protagonista, puesto que Prometeo sabía de antemano lo que podía suceder (cf. Pr. 265 s.). Se puede discutir si la ἁμαρτία de Prometeo tiene un carácter moral o si se trata sólo de un infausto error de cálculo por parte del Titán, ya que el término griego se puede entender en ambos sentidos, pero de lo que no cabe duda es de que asume las dolorosas consecuencias de su desafío al omnímodo poder de Zeus (Pr. 266-67)56. Como Poder le echa en cara en el prólogo, Prometeo ha demostrado ser poco «Previsor» (Pr. 85-86) al calcular mal los efectos de su enfrentamiento con el nuevo soberano del Olimpo. Esquilo es consciente de su papel como poeta y, en consecuencia, «enseña», pero no todo. Ilumina a veces y deja en penumbra en 55 Sobre la comparación entre el Prometeo encadenado y las fuentes hesiódicas, uid. A. Ruiz de Elvira, «Nuevas puntualizaciones…», art. cit. 56 Cf. S. Saïd, La faute…, op. cit., pp. 97-107.

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otras. La sabiduría no consiste en saberlo todo, sino en saber también qué es lo que no se sabe, y el poeta aquí maneja magistralmente este concepto a favor de Prometeo, hay una perfecta utilización de los tiempos en la economía dramática de la obra. Prometeo no es dueño del tiempo, pero el tiempo jugará a su favor (Pr. 981). Mas también en un rasgo de hartazgo llega a afirmar que es mejor no saber que saber. Por otra parte, excesos se dan en los dos lados: si bien es cierto que en Zeus se observa una evidente falta de piedad, en Prometeo también se constata una falta de temor (Pr. 541-43, 950-61). La gran fuerza que mueve a Prometeo es conocer el sentido de la amenaza que se cierne sobre Zeus57. Es la fuerza del conocimiento sobre el desconocimiento, de la iluminación sobre la oscuridad. Prometeo es la exaltación de la rebeldía. Se puede decir que el sentimiento que domina y caracteriza las relaciones entre Prometeo y Zeus es la ira58, de manera que la revelación de que Heracles será, a través de la descendencia de Io, quien le libere, resulta algo secundario en el desarrollo del drama59, ya que lo más relevante, en términos narratológicos, es el páthos compartido por el Titán y la joven sacerdotisa argiva. Algunos estudiosos han puesto de manifiesto que el esquema general del Prometeo encadenado es muy parecido al de algunas tragedias sofocleas como Antígona y Electra —éstas en un espacio escénico cívico—, en cuyo centro se sitúa una figura heroica con la firme determinación de lograr un determinado propósito, al tiempo que es reconvenida e invitada a entrar en la senda de la racionalidad por amigos y familiares60. En este aspecto, se inserta bastante bien la figura 57 Las expectativas sobre el futuro, como tema general de este drama, han sido bien expuestas por R. Unterberger, op. cit., pp. 355-357. 58 En la Teogonía la ira caracteriza la actitud de Zeus hacia Prometeo (Th. 533, 554, 561, 568, 615). Vid. también Op. 47. Para A. Masaracchia, «Per la interpretazione del Prometeo. I», QUCC 49, 1985, pp. 43-59 (en pp. 46-48), el contraste entre los dos personajes movidos por la cólera toma su modelo del tándem homérico Aquiles-Agamenón. 59 O. Taplin, op. cit., p. 265. 60 Cf. B. M. W. Knox, The Heroic Temper. Studies in Sophoclean Tragedy, Berkeley-Los Ángeles, 1964, pp. 45-50. También la terminología utilizada en el Prometeo encadenado encuentra paralelos en las tragedias sofocleas mencionadas, cf. P. Rosa, «La scena di Oceano e Prometeo: problema interpretativi (Aesch. Prom. 284-396)», Eikasmos

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de Prometeo, que es visitado sucesivamente por las Oceánides, por Océano, por Io y por Hermes. Hay que partir del hecho de que el público conocía perfectamente el mito de Prometeo. Ahora bien, al literaturizarse, el poeta pretende ofrecer una interpretación, no una información. Asistimos, por tanto, a una reelaboración de un material «abierto» que el autor utiliza para su intencionalidad ética y teológica. El genio poético de Esquilo tenía reservada la creación de este símbolo del heroísmo doloroso como la más alta expresión de la tragedia y de su propia naturaleza61. En este sentido, hay que decir que el Prometeo encadenado se basa en materiales que mantienen sustancialmente el núcleo tradicional del mito, si bien hay innovaciones, como el cataclismo que sume a Prometeo en el abismo, motivo con el que el autor transforma el mito en drama. Dicho de otro modo: la estructura formal del drama está sometida a la interpretación trágica del mito de Prometeo62. Como ha subrayado Jaeger63, este Prometeo encadenado es «el libre fruto del alma de poeta de Esquilo».

3. CARACTERIZACIÓN

DE LOS PERSONAJES

En cuanto a la caracterización de los personajes y comenzando por el protagonista, se puede resumir su ἦθος diciendo que Prometeo piensa como un dios y sufre como un hombre. Se podría afirmar que el gran mérito de esta versión trágica consiste en la humanización del personaje mítico64. Es ya clásico el juicio de Schlegel65, que veía en Prometeo el 1, 1990, 89-99. Vid. también C. Haines, «Notes on the Parallelism between the Prometheus Vinctus of Aeschylus and the Antigone of Sophocles», CR 29, 1915, pp. 8-10, para quien Prometeo y Antígona son culpables de la misma falta: αὐθαδία. Sobre esto volveremos. 61 Cf. W. Jaeger, Paideia: los ideales de la cultura griega, México, 1971 (BerlínLeipzig 1933), p. 244. 62 Cf. D. del Corno, «La dramatizzazione del mito nel Prometeo di Eschilo», SIFC 20, 2002, pp. 34-40. 63 W. Jaeger, op. cit., p. 244. 64 Cf. C. García Gual, op. cit., p. 20. 65 A. W. Schlegel, Vorlesungen über dramatische Kunst und Literatur I, BonnLeipzig, 1923, p. 78.

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símbolo de la Humanidad misma. El mismo lenguaje del Titán es el de un ardiente defensor del páthos: a través de él Prometeo se convierte en la figura emblemática del sufrimiento trágico, de ahí su flujo de sentimientos fluctuando entre el abatimiento y el furor, entre la autocompasión y el orgullo. Prometeo es el único personaje de esta obra que no teme a la tiranía de Zeus, cuyas acciones están cargadas de violencia (πρὸς βίαν ο βίᾳ): los demás mostrarán todo un repertorio de actitudes diversas. El protagonista es el único que mantiene una voluntad propia, un juicio personal, el único que no se somete. Los demás ven en esta actitud una «enfermedad» (Pr. 977). El ejemplo más evidente de sumisión ante las palabras de Zeus será Hermes. El personaje de Prometeo se opone, en realidad, a la figura ausente pero todopoderosa del rey de los dioses, que está representada al inicio del drama por Poder (Κράτος) y Violencia (Βία). El carácter absoluto del poder de Zeus implicaba necesariamente el no reconocimiento de leyes que no fueran las propias. El coro de Oceánides afirma que el dios muestra su poder ἰδίοις νόμοις (Pr. 403), concepto similar al expresado también por Océano (Pr. 32324)66. Es una idea que subyace en el modelo oriental de monarca, que ya expone Esquilo en los Persas, cuando señala que Jerjes no es responsable de sus decisiones ante nadie (Per. 213). De esta manera, el autor pone en escena al oponente del protagonista: el λόγος de Zeus toma un aspecto visible a través de dos terroríficas personificaciones, Poder y Violencia, que, por otra parte, caracterizan los rasgos fundamentales de la nueva tiranía del dios supremo67. Zeus tiene motivos sobrados para estar preocupado por la estabilidad de su régimen: la profecía fatídica acerca de sus nupcias (Pr. 756-70), sus propios aliados, ya que desde la defección de Prometeo ha tenido que abandonar la táctica del δόλος y recurrir a Poder y Violencia (Pr. 209-13), y la ima-

66

Cf. V. di Benedetto, op. cit., p. 58. Lo característico de los διοτρεφεῖς βασιλῆες homéricos es que gobiernan por medio de κάρτος τε βίη τε (Od. VI 197). Vid. V. Citti, «Κράτος e βία contrapposti e congiunti nelle tragedia di Eschilo», Vichiana 1, 1964, pp. 318-321. En el Prometeo encadenado Zeus es representado con los rasgos tradicionales del tirano, cf. N. Deratani, «La figure du tyran dans le Prométhée enchaîné, d’Eschyle», CRAI 4, 1929, pp. 70-74. 67

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gen retadora del propio Prometeo, que antes estaba a su servicio y que ahora se manifiesta a favor de un futuro derrocador68. Prometeo representa el orgullo que supone poseer la razón, al tiempo que la sabiduría que supone el conocimiento del oráculo secreto hace de él un personaje nuevo en buena medida. La única arma de que dispone Prometeo es, en definitiva, el conocimiento de su secreto, el saber (σόφισμα, Pr. 470), y es la única que puede blandir frente a la tiranía de Zeus, de ahí el desmedido interés de los enviados por éste —Poder, Violencia, Hermes— para sonsacarle dicho secreto, incluso con el concurso de la amenaza y de la tortura: sin ese conocimiento el Titán quedaría reducido a un pelele inerme. De hecho, Prometeo es equiparado a un animal, a un equino, cuando, para la descripción de su tormento, el poeta utiliza toda una terminología que tiene su origen en la doma ecuestre: πέδαις (Pr. 6), ψάλια (Pr. 54), μασχαλιστῆρας (Pr. 71), κίρκωσον (Pr. 74), ἐνέζευγμαι (Pr. 108), δάμναται (Pr. 164), κέντρα (Pr. 323), ὤχμασεν (Pr. 618), χαλινοῖς (Pr. 562), στόμιον (Pr. 1009); para ser más explícito aún, Heracles lo compara con un νεοζυγὴς πῶλος (Pr. 1010), “un potro recién domado”, con un caballo díscolo que se resiste a los arneses y correajes, que lo someten69. La voluntad de Zeus no es solamente castigar a Prometeo, sino también domarlo. Prometeo es, así, a un tiempo la víctima y el dueño del secreto que Zeus quiere arrancarle. En contraste, Zeus resulta odioso, pero sólo por contraste, puesto que su ausencia comporta una falta de enfrentamiento dramático. Para Esquilo lo relevante no es denigrar a Zeus, sino ensalzar a Prometeo, su carácter y su comportamiento, si bien es cierto que Prometeo, en Esquilo, evoluciona de una manera positiva, al contrario que Zeus. Es por esto que la tradición posterior identifica al Titán con los valores humanos más elevados70. El activo y renovador Prometeo se halla ahora preso de una total pasividad, aherrojado a un roquedal, condenado a un castigo que ex68 Cf. K. McNamee, «Guile in Aeschylus’ Prometheus», PP 40, 1985, pp. 401-413 (en pp. 412-413). 69 Cf. S. Saïd, Sophiste…, op. cit., pp. 162-164. 70 Cf. Platón el Cómico: ὁ γὰρ Προμηθεύς ἐστιν ἀνθρώποις ὁ νοῦς (fr. 136 K.), o Plutarco: Προμηθεύς, τουτέστιν ὁ λογισμός (Mor. 98C).

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cede toda medida. El lacerante suplicio de Prometeo no es otra cosa que el ἀποτυμπανισμός, forma de muerte atroz y degradante reservada a los traidores y a los malhechores71, en la que la exposición y escarnio público es un elemento central. El condenado también debe ser expulsado de la ciudad, debe ser puesto en las fronteras del país (ἐκτὸς τῶν ὅρων) —en este caso en las fronteras del mundo civilizado— y la pena tiene el valor de ὑπερορισμός, de expulsión del mundo al que aquél pertenecía. Todo ello supone una pérdida de τιμή del individuo la pena que Zeus ha concebido contra su enemigo es el de la ἀτιμία, el de la pérdida total de derechos. Pero más que el castigo en sí, lo que el poeta desea destacar es la ignominia que comporta, el escarnio físico que supone para un dios (Pr. 120-21, 157-58); es, en definitiva, el cumplimiento de una venganza terrible con un antiguo aliado y ahora enemigo, pensamiento que hunde sus raíces entre los principios de la moral arcaica: la benevolencia para con los amigos y el odio hacia los enemigos72. Prometeo es presentado como un malhechor común según el derecho ático: es un λεωργός y un κλεπτής (Pr. 5-8), como afirma Poder al establecer las reglas del juego en el prólogo. El atrevimiento dramático del poeta consiste en aplicar el castigo humano más ignominioso a un dios, dejando traslucir a través de esta sanción la voluntad del vencedor de dejar patente así su poder sobre el vencido. La pena aplicada a Prometeo es similar a la de los κακοῦργοι, a los que se castigaba con el ἀποτυμπανισμός73. Si bien es cierto que Prometeo no 71 Cf. L. Gernet, «Quelques rapports entre la pénalité et la réligion dans la Grèce ancienne», AC 5, 1936, pp. 325-339, Cantarella, Les peines de mort en Grèce et à Rome, París, 2000, pp. 30-40, y O. Taplin, op. cit., pp. 31-33. Cf. Hdt. VII 33, 1; IX 120, 1. También Platón (Lg. 855C) aporta interesantes precisiones. 72 Cf. Hom., Il. XIII 413; XVII 38-40; Thgn. 337-40, 1107-8; Pi., P. II 83-85. 73 Cf. L. Gernet, art. cit., P. Schirripa, art cit., pp. 190-192, y D. S. Allen, The World of Prometheus. The Politics of Punishing in Democratic Athens, Princeton, 2000, pp. 2535. Tal pena se aplicaba a los ladrones (X., Mem. I 2, 62), a los traidores (Lys. XIII 68) y a los asesinos (Lys. XIII 56), y su descripción puede verse, por ejemplo, en Hdt. IX 120; VII 33; Ar., Th. 936 ss.; Lys. XIII 56 y 67-68. En este sentido, no hay que olvidar que Prometeo es calificado de λεωργός y de κλεπτής (Pr. 5-8). F. Létoublon, art. cit., p. 33, ha reconocido en el castigo de Prometeo una combinación de varias formas de

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puede morir, no lo es menos que Zeus dispone de su cuerpo con la misma libertad que un guerrero puede tratar el cuerpo de su enemigo vencido y al que ha dado muerte. El Titán es sometido a un castigo público porque, al igual que los tiranos humanos, Zeus necesita ejemplarizar lo que sucede con aquellos que osan transgredir su nuevo orden, porque no hay que olvidar que Zeus tiene a la justicia de su parte: παρ' ἑαυτῷ τὸ δίκαιον ἔχων Ζεύς (Pr. 186-87)74. Prometeo es el benefactor de la Humanidad. Si antes decíamos que la φιλανθρωπία era un rasgo del carácter de Prometeo que le había conducido a la ἁμαρτία, habría que concluir que esa φιλανθρωπία no habría sido posible sin otro rasgo relevante y característico del protagonista: su αὐθαδία75. La αὐθαδία de Prometeo consiste en que, al conceder un exceso de σέβας a los mortales (Pr. 543), los está acercando a la condición divina y supone una inversión del orden natural. La libertad y la independencia de Prometeo en relación al poder tiránico evoca a la Antígona de Sófocles76. Este sentimiento amistoso hacia los hombres (φιλανθρωπία) constituye una suerte de ἁμαρτία, que supondrá su perdición77. El héroe es el benefactor que ha entregado el fuego a los hombres, sí, pero también ciegas esperanzas que les permitan andar por el mundo con otra actitud. De manera exagerada Thomson78 ha llegado a calificar a Prometeo como patrón del proletariado.

pena: el ostracismo, el exilio, la exposición pública en las fronteras del país y el ἀποτυμπανισμός propiamente dicho. 74 Cf. H. Lloyd-Jones, The Justice of Zeus, Berkeley-Los Ángeles-Londres, 1971, pp. 79-103. 75 Cf. V. di Benedetto, op. cit., pp. 70-71. 76 Esto ha llevado a pensar en que ambas obras pertenezcan a un mismo período, cf. G. Cerri, op. cit., pp. 59-83. 77 Cf. I. Papadopoulou-Belmehdi, art. cit., p. 55. 78 G. Thomson, Aeschylus and Athens, Londres, 1980 (1.a ed. 1941), p. 297. Este autor ha interpretado la trilogía de Prometeo desde un análisis marxista, es decir, como un conflicto entre propietarios terratenientes (Zeus) y comerciantes (Prometeo), en el marco de una lucha de clases en la Atenas antigua, de suerte que la reconciliación entre ambos exigiría una compensación. Cf. G. Thomson, «Prométheia», Oxford Readings in Greek Tragedy (ed. Ch. Segal), Oxford, 1983, pp. 104-122. Para un estudio desde el psicoanálisis, uid. J. Dufour, «Prométhée enchaîné d’Eschyle ou le destin tragique du fils de la mère», Kentron 9, 1993, pp. 137-145.

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Frente a la φιλανθρωπία de Prometeo, contrasta el miedo de Zeus a perder el poder, lo que constituye un nexo común entre este dios y otros tiranos humanos de la tragedia griega. Este miedo que subyace en el inconsciente del tirano explica la necesidad que éste tiene de generar leyes nuevas y de emplear la fuerza sin el concurso necesario de la justicia, aunque también ésta está de su lado (Pr. 186 s.). Y en que el poder de Zeus es «nuevo», Esquilo insiste en ello79. Es cierto que ha triunfado sobre los Titanes y sobre Tifón, pero su poder no es definitivo (Pr. 907-27) y las amenazas que pesan sobre él ocupan buena parte del final de la obra, y motivan la visita de Hermes y el agravamiento del castigo. Esto es lo que hace que el τύραννος, a diferencia del βασιλεύς, base en la violencia el principio de conservación de su poder ilegítimo; Zeus es un τύραννος sin legitimidad, tal y como afirma el coro en Pr. 150: Ζεὺς ἀθέτως κρατύνει, gobierna con total arbitrariedad80, sin tener en cuenta esas reglas antiguas que son las θέμιστες. De hecho, Zeus nunca es llamado βασιλεύς en el Prometeo encadenado, sino que el poeta siempre utiliza otras fórmulas para referirse a él: τύραννος (Pr. 222, passim) —la más frecuente—, τάγος (Pr. 96), οἰακονόμος (Pr. 149), πρύτανις (Pr. 169), μόναρχος (Pr. 324) y ἄναξ (Pr. 585). El caso de Zeus es paradigmático en este sentido. Zeus, como dios supremo, poseía una presciencia universal, pero ni siquiera él mismo podía cambiar el curso del destino, de ahí sus temores. Dicho de otra manera, todo tiene sus límites y existen fuerzas superiores, existe un orden universal, una ἀνάγκη que regula el devenir de las cosas humanas, cuyo proceso ni siquiera Zeus puede derogar81, como 79

Pr. 35, 96, 148-49, 310, 389, 439, 942, 955. La brutalidad del poder de Zeus queda de manifiesto en el adverbio ἀθέτως, de la raíz de ἀτίθημι: reina sin derecho, sin ley; este adverbio no lo volvemos a encontrar en época clásica. Cf. Hesiquio, s.u. ἀθέτως· ἀθέσμως ἢ συγκατατεθειμένως. Αἰσχύλος Προμηθεῖ δεσμώτῃ. 81 Cf. C. J. Herington, «A study in the Prometheia. I: The elements in the trilogy», Phoenix 17, 1963, pp. 180-197 (en pp. 193-194); V. di Benedetto, op. cit., pp. 99-105, y G. L. Irby-Massie, «Prometheus Bound and Contemporary Trends in Greek Natural Philosophy», GRBS 48, 2008, pp. 133-157 (en pp. 155-156). F. Vian, «Le conflicte entre Zeus et la Destinée dans Eschyle», REG 55, 1942, pp. 190-216, une estrechamente la Prometía y la Orestía, y piensa que ilustran dos momentos de la lucha entre los antiguos y 80

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explícitamente afirma Píndaro en el Peán VI 93-94, y que, naturalmente, está por encima de la τέχνη del Titán (Pr. 514-18). La visión politeísta de los griegos preveía una distribución de los poderes divinos. Ya en los poemas homéricos se evidencian los límites de la posibilidad de intervención de los dioses en los asuntos humanos, de manera que la relación de fuerza entre Zeus y el destino no siempre está clara. Nadie puede escapar a su destino. Pensemos cómo en la Ilíada (XVI 431-47) Zeus quiere ahorrarle la muerte a su hijo Sarpedón, pero Hera le recuerda que él no puede sentar un precedente tal con un mortal, que desde tiempo ha está marcado por el destino (πάλαι πεπρωμένον αἴσῃ, v. 441)82. Recordemos también, a propósito, la célebre imagen de la párodo del Agamenón, donde se dice que el rey de los argivos pone el cuello bajo el yugo de ἀνάγκη (Ag. 218). Prometeo no sólo es «el que conoce» los acontecimientos futuros, sino también el que es capaz de utilizar su saber y su comprensión de los sucesos con fines prácticos. Lo peculiar de la «novedad» del poder de Zeus es su carácter transitorio y Prometeo lo sabe; un pacto con el Titán evitaría su caducidad. No es algo nuevo: ya ha sucedido con Urano y con Crono de manera similar. Se podría decir que Prometeo ha descubierto la historia, el valor pragmático que tiene el conocimiento de los hechos pasados para interpretar el presente y prever el comportamiento futuro83. Tanto el Prometeo encadenado como las Euménides muestran una concepción innovadora del tiempo, un tiempo que se proyecta en el futuro84. Las Oceánides asumen un papel poco habitual, que por momentos hace difícil distinguir si se trata de un coro o de un personaje85. De los nuevos dioses. Vid. también M.a I. Crespo, «El concepto de ἀνάγκη como organizador semántico de la imaginería en el Prometeo encadenado», AFC 13, 1995, pp. 52-83. 82 Sin embargo, en las Suplicantes (v. 673) dice que Zeus es un dios ὃς πολεῷ νόμῳ αἶσαν ὀρθοῖ, “que rige el destino con canosa ley”. 83 Cf. E. Dolfi, «L’intuizione della storia: il conflitto Zeus-Prometeo in Eschilo», Prometheus 14, 1988, pp. 25-38. 84 Cf. A. M. Storoni Piazza, «La concezione del tempo in Eschilo», PP 39, 1984, pp. 409-427 (en p. 423). 85 Cf. W. C. Scott, «The Development of the Chorus in the Prometheus Bound», TAPhA 117, 1987, pp. 85-96 (en p. 96). Puede verse también más recientemente el aná-

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hecho, el coro de Oceánides es, de toda la tragedia griega, uno de los coros que más participa en la acción, lo que nos acerca a los modelos más antiguos. Es un coro de jóvenes tímidas, pero que muestra el arrojo de vencer su natural pudor (Pr. 134) y la resistencia de su padre (Pr. 129-30) para lanzarse en su carro alado en apoyo de Prometeo, sin apenas tener tiempo ni para calzarse (ἀπέδιλος, Pr. 135)86. Estas doncellas marinas manifiestan en su intervención una empatía que debía tener reflejo en las pasiones suscitadas entre los espectadores. Como primas de Prometeo, las Oceánides son una opción adecuada para el coro, ya que es capaz de despertar esa profunda simpatía y de manifestar el valor que se puede esperar de las hijas de Océano. Representan un alivio para la dureza concentrada en la escena hasta ese momento. Es la idea de la συμπάθεια universal, tan cara al estoicismo y a la que nuestro autor se adelanta. El coro es «espectador» de un «espectáculo», que es Prometeo clavado en una roca; el coro es el público (plano metadramático), pero también un personaje (plano dramático)87, aunque en este caso el «espectáculo» lo es para todos los personajes que intervienen en la obra; así lo hace notar Hefesto al definirlo como un θέαμα (Pr. 69), y el propio Prometeo dice que cualquiera puede ser θεωρός88 de sus πόνοι (Pr. 118). Si exceptuamos la acción de encadenar a Prometeo a la roca, el resto de la obra consiste en un espectáculo del páthos. Los personajes que se suceden vienen a ver el sufrimiento del héroe89. En cuallisis sobre este aspecto que hace P. Judet de la Combe, «Réflexion dramaturgique et lyrisme sur les choeurs de l’Agamennon et du Prométhée enchaîné d’Eschyle», La poésie grecque Antique (eds. J. Jouanna – J. Leclant), París, 2003, pp. 129-150 (en pp. 142-159). 86 Este término contrasta con el que es aplicado al γένος de los mortales: ἐμπεποδισμένον (Pr. 550), cf. S. Fineberg, «The Unshod Maidens at Prometheus 135», AJPh 117, 1986, pp. 95-98. 87 Cf. G. Cerri, art. cit., p. 277, si bien la idea de que el coro es una representación del público ya es antigua: A. W. Schlegel, Sämtliche Werke V: Vorlesungen über dramatische Kunst und Literatur I, Leipzig, 1846, pp. 76-77. 88 Los escolios B ad Pr. 118 glosan θεωρός con θεατής, ‘espectador’. 89 Pr. 246, 298, 302-4. El tema del «espectáculo» en el Prometeo encadenado ha sido analizado por J. F. Boittin, «Figures du mythe et de la tragédie: Io dans le Prométhée Enchaîné», Écriture et théorie poétiques. Lectures d’Homère, Eschyle, Platon, Aristote (ed. J. Lallot et alii), París, 1976, pp. 40-56 (en pp. 47-48).

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quier caso, la identificación del coro con el público está clara en la intervención del Titán, cuando se dirige a las Oceánides y las invita a «aprender» (ὡς μάθητε, Pr. 273) de sus desdichas, en una reelaboración del πάθει μάθος. El coro se presenta como aliado de Prometeo, ya que utiliza el término τάξις (Pr. 129), término militar, para definir su posición. El coro de tímidas Oceánides va sufriendo una transformación en su actitud a lo largo del drama hasta llegar a pronunciar palabras de desafío (Pr. 1063-70)90. En vista de la audacia con la que el protagonista desafía el terror y el sufrimiento, el coro parece vivir una experiencia que casi se podría calificar de iniciática, puesto que cambia de estado y de comportamiento poco antes del final de la obra91, ya que en los versos 1037-1038 habían invitado a Prometeo a abandonar la αὐθαδία y buscar la εὐβουλία, a la que califican de «sabia». Pero hay que recordar que el coro también apoya a Io, es decir, se pone del lado de los que sufren: Io y Prometeo. Por lo demás, el coro del Prometeo encadenado se sitúa cerca del de las Suplicantes, del de las Euménides y de los Siete contra Tebas, con los que comparte la característica del personaje colectivo que, bien por edad, bien por sexo o bien por condición social, queda al margen de la contienda, pero participa sentimentalmente de ésta, puesto que es una constante la mezcla de temor y de piedad que le acongoja92, lo que le permite emitir un juicio autónomo en el que no es difícil reconocer el pensamiento del poeta93; pero no es la voz del dramaturgo o de los dioses, sino un actor más en el drama y su individualidad es especialmente notable. Su decisión final (Pr. 1063-70) de unir su suerte a la de Prometeo es una de las páginas más ricas en patetismo de toda la dramaturgia esquílea: su implicación en la tragedia 90 Cf. W. C. Scott, art. cit., p. 96, y O. J. Todd, «The character of Zeus in Aeschylus’ Prometheus bound», CQ 19, 1925, pp. 61-68 (en p. 64). 91 Cf. I. Papadopoulou-Belmehdi, art. cit. p. 53. Estos cambios de comportamiento han sido estudiados por G. Cerri, art. cit., quien los explica como resultado de la postura del coro como actor o como público. 92 Pr. 144, 181, 691-95, 898, 932. Algo similar ocurrirá con Io (Pr. 580, 877 s.). Cf. J. de Romilly, La crainte et l’angoisse dans le théâtre d’Eschyle, París, 2011, pp. 12-13, 26-27 y 83-86. 93 A. Masaracchia, art. cit., p. 51.

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es llevada hasta sus últimas consecuencias. La actitud de las jóvenes Oceánides recuerda el arrojo no exento de feminidad por parte de personajes posteriores como Políxena, en Hécuba de Eurípides, como Alcestis, en la tragedia homónima, o como Antígona, en Sófocles. Océano, por su parte, tiene un tono didáctico, representa la sabiduría tradicional: su lenguaje didascálico así lo revela; es más, se vende como διδάσκαλος (Pr. 322-24). Según una línea interpretativa, de la que es buen representante Cammelli94, el personaje de Océano introduciría una nota cómica. Aparece caracterizado como un viejo pariente que visita a Prometeo con la intención un tanto ingenua de actuar de intermediario ante Zeus, y entra en escena con gran parafernalia, montado en un extraño ser alado. En sus anapestos de entrada Océano intenta a toda costa aparecer como copartícipe del destino de Prometeo, como lo atestigua el repetido uso de compuestos con el preverbio συν-: συναλγῶ (v. 288), ξυγγενές (v. 289), συμπράσσειν (v. 295). Un intento baldío, toda vez que Prometeo, un poco después, tomará distancia respecto a Océano (Pr. 330-34). Pero a la pomposa entrada de Océano se contrapone la fuga final, poco digna de tal aparato95. Todo ello forma parte de la ὄψις, del aspecto visual de la representación. Lo cierto es que Océano aparece como alguien prudente y que representa determinados aspectos de la ética aristocrática, que se resume en las máximas délficas γνῶθι σαυτόν y μηδὲν ἄγαν. Océano atribuye a sus relaciones de parentesco y a la amistad su viaje junto a Prometeo. La suya es más una visita de cortesía que otra cosa; la falta de τόλμα es la piedra de toque que revela al falso φίλος, como en Alcestis. Sobre su participación en los acontecimientos anteriores no hay ninguna noticia, por lo que su deseo de aparecer como 94 G. Cammelli, «La figura di Oceano nel Prometeo legato di Eschilo», A&R 9, 1928, pp. 33-68. Siguen esta interpretación W. Schmid, op. cit., p. 8; K. Reinhardt, Aischylos als Regisseur und Theologe, Berna, 1949, pp. 44-46; J. Scully – C. J. Herington, Aeschylus. Prometheus Bound, Nueva York-Londres, 1975, p. 88 s.; B. Seidensticker, Politonos Harmonia, Gotinga, 1982, p. 68. 95 Cf. H. G. Mullens, «Date and stage arrangements of the Prometheia», G&R 8, 1939, pp. 160-171 (en p. 166).

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compañero de fatigas de Prometeo contrasta con la caracterización tradicional y mítica de Océano. Por ejemplo, Hesíodo, en la Teogonía, no hace referencia alguna acerca de una eventual participación del viejo dios marino en la Titanomaquia. A mayor abundancia: en el inicio del canto XX de la Ilíada Zeus convoca un concilio de dioses sobre el campo de batalla. Ningún dios falta a la convocatoria, ni entre los dioses mayores ni entre los menores; tan sólo Océano falta a la cita: οὔτέ τις οὖν ποταμῶν ἀπέην νόσφ' Ὠκεανοῖο (Il. XX 7). Océano es, por tanto, el único que no participa en ninguna batalla divina. En Homero, por otra parte, es llamado padre de todas las formas acuáticas que hay sobre la tierra, ya sean dulces o saladas (Hom., Il. XXI 19596), y en el Prometeo encadenado se presenta abandonando sus sedes acuáticas para acudir junto al Titán (Pr. 299 ss.)96. Pero más terrible todavía que la de Prometeo es la suerte de Io, hija de Ínaco, que, amada por Zeus, es víctima del odio de Hera, que la persigue y la tortura de una manera atroz. En el centro del Prometeo encadenado, el pasaje de Io, que constituye aproximadamente la tercera parte de la tragedia, aparece en todo su páthos, paralelo al de Prometeo. Es un personaje de gran riqueza. Tanto el Titán como la joven son las víctimas de un mismo y cruel señor; el primero es castigado a permanecer fijo en unas rocas y la segunda en continuo movimiento a través de un vasto periplo. El episodio entre Prometeo e Io es el más largo y complejo del drama, y proporciona al espectador una perspectiva diferente de los acontecimientos. La escena de Prometeo e Io desempeña una precisa función en la estructura del drama97, pero también es poliédrica. Por un lado, sirve para consolidar la decisión del encadenado de no ceder ante el nuevo rey de los dioses, pero éste es un soberano implacable con quien se le opone. Por otro, la intervención de la joven resuelve una seria dificultad de la teatralización del lance de Prometeo, situando su castigo en Escitia; 96

Para Mullens (art. cit.) no hay nada en el personaje de Océano que no sea es-

quíleo. 97 La narración de las aventuras de Io es muy coherente y de gran valor dramático, como ha puesto de relieve J. L. Myers, «The wanderings of Io, Aeschylus, Prometheus 707-869», CR 60, 1946, pp. 2-4.

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de manera que un personaje —Io—, en su ciego vagar, aguijoneada por el tábano, va a parar a Escitia, mientras que Prometeo representa a un interlocutor distinto, atado a la tierra98. Io es la única mortal que aparece en el drama, frente a todos los demás personajes, que son dioses. La crueldad de Zeus también se pone de manifiesto en esta joven, ya que el dios supremo la ha deformado, privándola de su apariencia humana99. Con razón se ha escrito que el problema del mal está en el centro de la obra de Esquilo100. El texto esquíleo dice que Io padece una enfermedad (νόσος). Dumortier, en un antiguo y conocido trabajo101, aventura que los síntomas del mal de Io hacen pensar en la epilepsia o ἱερὰ νόσος. En cualquier caso, lo importante es destacar que esta enfermedad aleja a Io del οἶκος y del γένος: estando en edad de contraer nupcias tiene que abandonar el hogar —algo inusual en una παρθένος— y perder la esperanza de un esposo, unos hijos y una familia. Mientras que para Prometeo la inmovilidad a que está sometido en el roquedal es un suplicio, para Io éste consiste en el movimiento, en el incesante errabundeo; en la joven hallamos el contrapunto. Io es la personificación del terror de la doncella acosada por la brutal concupiscencia de Zeus. Mediante este procedimiento el dramaturgo pone en conexión la leyenda de Io y la de Prometeo, que en principio no tenían relación alguna. Se podría decir que la violencia es el nexo que une el mito de Prometeo y el de Io. Luego aparecerá una segunda conexión a través de la progenie de Io en la figura de Heracles, que, a la postre, será 98 Cf. U. Albini, «Personaggi femmenili nelle tragedia di Eschilo», PP 48, 1993, pp. 176-185 (en pp. 183-184). 99 Por ejemplo, Pr. 598-99 y 877-86. 100 J. Duchemin, «La justice de Zeus et le destin d’Io: regard sur les sources proche-orientales d’un mythe eschyléen», REG 92, 1979, pp. 1-54 (en p. 1). 101 J. Dumortier, Le vocabulaire médical d’Eschyle et les Écrits hippocratiques, París, 1935, pp. 69-79. Con todo, esta obra fue acogida con severas críticas: por ejemplo, D. L. Page, CR 50, 1938, pp. 17-18. La descripción en cuestión no tiene carácter científico, pero permite hacer un diagnóstico, en opinión de E. D. Baumann-Oosterbeek, «Der Wahnsinn der Io», AGM 25, 1932, pp. 302-314. S. Saïd, Sophiste…, op. cit., p. 172, ofrece un elenco de las diferentes enfermedades que pudo padecer Io, pero la misma autora reconoce la imposibilidad de realizar un diagnóstico preciso.

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quien libere a Prometeo; de tal manera que la historia de Io se construye sobre un modelo mítico y narrativo semejante a la del Titán, y tan ligada a ésta que, de hecho, su conclusión constituye la premisa para la conclusión del drama prometeico. Da toda la impresión de que la historia de Io, en su versión esquílea, desde la intervención de Zeus en su vida hasta el nacimiento de Épafo, está estructurada de modo que se pueda insertar en el drama de Prometeo y ofrecer así la solución a sus enigmas102. Por otra parte, Io también es pariente de las Oceánides, puesto que aquélla, aunque mortal, es hija del río Ínaco. Io y las virginales Oceánides son concordes en el espanto. Hay que destacar que tanto Io como Prometeo tienen en común al responsable de sus cuitas, que no es otro que Zeus. Pero también hay una diferencia en el sufrimiento de ambos personajes: mientras que Io no sabe por qué sufre, ignora qué falta ha cometido, Prometeo tiene conciencia plena del motivo que le ha llevado a estar encadenado en el Cáucaso. Un rasgo significativo del ἦθος del joven personaje es la ignorancia acerca de su culpa, sobre la cual inquiere a Zeus (Pr. 576-79)103. Ni siquiera con la ayuda de los oráculos y de los profetas pueden entender los hombres la forma en que los dioses actúan sobre la vida humana. Ni el conocimiento ni el desconocimiento atenúan el padecimiento actual, sí, pero mientras en el caso de Prometeo el conocimiento iluminado conduce al reconocimiento y la aceptación, para Io no hay explicación que palíe la desesperación de su causa (Pr. 578). En el triple deseo de desaparecer de la joven argiva en Pr. 576-79, se puede observar una defensa de su honor y un deseo de esconderse a los ojos de sus adversarios: en Io prevalece la vergüenza, el pudor, la αἰδώς104 de una παρθένος ante su mísera condición, ante su transmutación de mujer en bestia. Es el mismo pudor que la lleva a no facilitar detalles acerca de sus amores con el dios. Se puede afirmar que la αἰδώς constituye un trazo característico de la per102 Cf. A. Masaracchia, «Per la interpretazione del Prometeo. II», QUCC 50, 1985, pp. 15-26 (en pp. 19-21). 103 Sobre el oscuro sentimiento de culpa de Io, cf. J. de Romilly, op. cit., p. 86. 104 Pr. 642-43 y Supp. 578-79.

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sonalidad de la joven. Esquilo describe un estado de alteración física y psíquica, al que puede sustituir un estado de quieta lucidez, mas no por ello menos angustiosa105: la metamorfosis en animal significa la desaparición de la racionalidad (Pr. 673-75). Io se nos presenta como una víctima del terror: la breve tirada en la que narra los espasmos del pavor son muy ilustrativos de la manera en el trágico describe el terror (Pr. 877-86). Se trata de un δεῖμα producido por un tábano, que a veces se muestra con imprecisión, pero que es peor que la misma muerte (Pr. 582-84, 747-51), porque le provoca la fuga (Pr. 573, 577, 585, 591…). Pero el tábano no es más que la imagen de aquello que realmente hace huir a los animales: el aguijón. El tábano es símil del águila que atormenta a Prometeo. El doble sentido de la palabra οἶστρος, que designa tanto al insecto como a cualquier tipo de aguijón, facilita al pasaje un sentido u otro. A veces se trata del tábano y la palabra es un sinónimo de μύωψ, empleado en el verso 675, y se puede aplicar al término al comienzo y al final de la escena (Pr. 566 y 879). Pero otras veces se convierte en aguijón y en acicate divino (Pr. 599, 681). En cualquier caso, encarnación del mismo terror (Pr. 580)106. Io es la víctima de Zeus, sí, pero también de otra divinidad, Hera, y la misma joven sabe que es objeto de su venganza (Pr. 601, cf. 704, 900). Y en la medida en que el todopoderoso Zeus consiente este destino para Io, se hace acreedor del severo juicio que sobre él emite Prometeo (Pr. 735-37), mientras que la joven sólo contempla la muerte como única vía de escape para sus males (Pr. 582-84; 747-51), lo que hace de ella un personaje típicamente trágico107. Por el contrario, el coro se encarga de marcar las diferencias entre este torpe proceder de Zeus contraponiendo el modo en que Prometeo contrajo nupcias con Hesíone, una de las Oceánides, y que fue mediante la persuasión y los regalos (Pr. 559-60), una conducta bien distinta de la violencia ejercida contra Io por el rey del Olimpo (cf. Pr. 759). 105

Cf. U. Albini, art. cit., p. 184. Cf. J. de Romilly, op. cit. pp. 83-85. 107 Cf. G. Paduano, «L’umanità nella tragedia del cosmo. Lettura del Prometeo di Eschilo», Dioniso 42, 1968, pp. 143-199 (en p. 170). 106

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Se podría decir que la historia de la seducción de Io por Zeus constituye una pequeña tragedia dentro del Prometeo encadenado, donde el sujeto no cambia: el poder de Zeus, en este caso orientado hacia los caminos de una oscura sexualidad. Especialmente artística es la parte en la que Io narra a Prometeo y al coro el comienzo de sus desgracias (Pr. 640-86)108. En poco más de cuarenta versos se demuestra el cariz de la tiranía de Zeus, que va más allá de la esfera política para adentrarse en la esfera privada, en la que entra a saco109. En cuanto a los otros personajes, Poder y Violencia vienen a ser como oficiales de una imaginaria policía de Zeus110, los encargados de prender y cargar con cadenas a Prometeo, al tiempo que le llevan a los confines de la tierra, donde Hefesto, muy a su pesar, cumplirá con el doloroso mandato del nuevo tirano de los dioses. En Pr. 10-11 Poder pronuncia las palabras esenciales para la comprensión de la obra: el poder de Zeus es una «tiranía» y Prometeo debe cesar en su carácter filantrópico111. Tanto Poder como Violencia, personaje mudo (κοφὸν πρόσωπον), representan a la perfección el papel policial que Zeus les ha encomendado: no tienen opinión personal ni ideología política, sino que se limitan a cumplir las órdenes del nuevo tirano; son, en definitiva, la personificación de la fuerza bruta, la coacción de la violencia en su vertiente más opuesta a la justicia y al derecho. En las intervenciones de Poder es inútil buscar una pauta de reflexión. En cuanto a Violencia, le cuadra perfectamente ser un personaje mudo, ya que la violencia no precisa de palabras para expresarse. 108 Cf. F. Hirata, «L’espace féminin dans le Prométhée enchaîné», Φιλευριπίδης. Mélanges F. Jouan (eds. D. Auger – J. Peigney), París, 2008, pp. 305-315 (en p. 311). 109 Sobre el desarrollo del personaje de Io de manera pormenorizada, uid. E. Calderón Dorda, «Io, personaje trágico esquíleo», Teatro y sociedad. A la sombra de los héroes: Personajes secundarios en la acción dramática (eds. F. de Martino – C. Morenilla), Bari, 2014, pp. 51-68. 110 Cuando Platón, en el Protágoras (321D), habla de los centinelas de Zeus y los califica de φοβεραί (‘espantosos’), probablemente esté haciendo alusión a Poder y a Violencia. Además, Hesíodo, en la Teogonía (385-88), afirma que siempre van en compañía de Zeus y siempre se sientan junto a él. Sin embargo, una de las enseñanzas del Prometeo encadenado es que la violencia sin inteligencia es impotente. 111 Cf. Pr. 11 y 28.

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Después de la primera escena desaparecen, aunque de una manera latente siguen presentes a lo largo de la pieza: continuamente se habla de poder y de violencia112, especialmente de la segunda. Estos dos personajes inconmovibles representan con frialdad su papel, son meros ejecutores de la voluntad de Zeus: en ellos no queda un resquicio para la compasión, son el lado oscuro de un sistema tiránico de poder, encarnado en las terroríficas máscaras que debían portar los actores que lo interpretan (Pr. 78). Por esta razón, los escrúpulos de Hefesto resultan incomprensibles para estos sicarios del nuevo soberano de los dioses. Frente a éstos, Hefesto dibuja el rostro más amable y humano. Es el primero en compadecerse del doliente cautivo. Y todo ello a pesar de que se le podía suponer el más afectado por el hurto del fuego, pues sabido es que éste era el privilegio (γέρας) (Pr. 38), lo más granado (ἄνθος) (Pr. 7) que le había correspondido en el divino reparto. De aquí que el dios aparezca en escena portando cadenas (Pr. 54), un martillo (Pr. 56) y una cuña de acero (Pr. 64). Hefesto resulta un personaje un tanto patético, porque se ve obligado a cumplir con el encargo de Zeus y lo hace contrariado. En ningún momento excusa al Titán, pero sí se duele de su lacerante situación, hasta el punto de repugnarle su oficio (Pr. 45), que le fuerza a actuar en contra de sus sentimientos y de su voluntad. Hay que recordar, a propósito, que en el culto ático Hefesto aparecía en ocasiones al lado de Prometeo, ya que ambos eran considerados patrones de las artes relacionadas con el fuego y la metalurgia. Por otra parte, Hermes, dios vinculado tradicionalmente a la leyenda de Prometeo, aparece en su función usual de mensajero de los dioses para llevar un ultimátum al Titán. Aunque hermano de Hefesto, Hermes muestra una actitud muy diferente, inmisericorde y carente de piedad hacia Prometeo, quien responde pagándole con la misma moneda. El carácter de esta intervención del enviado de Zeus se asemeja, por su aspereza e inclemencia, a la de Poder en el prólogo de la obra; ambos hablan de él con rencor y con patente desprecio. 112

Pr. 12, 15, 74, 208, 353, 357, 380, 525, 528, 592, 672, 737, 948, 1010.

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4. LA

TRILOGÍA

Sabemos que Esquilo, en su concepción teatral, sentía predilección por el proceso que se desarrollaba mediante una sucesión de secuencias hasta llegar al desenlace del conflicto trágico, y esto lo plasmaba a través de trilogías. La única que conservamos íntegra es la Orestía, del 458 a. C., pero tanto los Siete contra Tebas como las Suplicantes formaban parte de trilogías: sobre la saga tebana, la primera, y sobre las danaides, la segunda. Del 467 sería la tetralogía compuesta por Layo, Edipo, Siete contra Tebas y Esfinge (drama satírico), mientras que del 466 a. C., o tal vez más tarde, dataría la tetralogía formada por Suplicantes, Egipcios, Danaides y Amimone (drama satírico). Más abajo nos referimos a la tetralogía más antigua que conocemos: la de los Persas. Este gusto por engarzar varios episodios de un tema mítico parece observarse también en los Prometeos. El Prometeo encadenado (Προμηθεὺς δεσμώτης) ha debido formar parte de una trilogía; de hecho, parece que se explica mal su desarrollo y final si no es con una continuación. El catálogo de obras de Esquilo (test. 78 Radt), que nos ha llegado desde la Antigüedad, contiene otros dos Prometeos: el Prometeo liberado y el Prometeo portador del fuego. Pero es que, además, también nos han llegado fragmentos y referencias, fuera del catálogo, a un cuarto Prometeo, que llevaba por título Prometeo encendedor del fuego. Incluso en algunas ocasiones las fuentes que han transmitido algunos fragmentos no han precisado a qué Prometeo se refiere, manteniendo así la duda acerca de su atribución. Esta ambigüedad ya es perceptible en la anónima Vida de Esquilo (test. 129 Radt), que cuenta que en los Prometeos (οἱ Προμηθεῖς) Esquilo sólo ponía en escena personajes divinos y que incluso la orquestra estaba repleta de ellos, algo que no es del todo cierto, toda vez que al menos en el Prometeo encadenado introdujo el personaje de Io. Suele aceptarse la tesis de que el Prometeo encendedor del fuego era un drama satírico y que formaba parte de la tetralogía compuesta por Fineo, Persas, Glauco de Potnias y Prometeo (tes. 55a Radt), recono[LIV]

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ciendo en la última pieza el título abreviado del Προμηθεὺς πυρκαεύς. Por tanto, sería del 472 a. C. y sin conexión temática con las tres tragedias que le precedían en la representación con la que Esquilo venció en ese año. Pero hay problemas: el Προμηθεὺς πυρφόρος113 no es seguro siquiera que fuese una tragedia y no un drama satírico, ni tampoco se sabe si es verdaderamente distinto del Προμηθεὺς πυρκαεύς, que, como hemos apuntado, pertenecía a la primera tetralogía de Esquilo de la que conservamos una obra. Si esto último fuese así, ya no podríamos hablar de una trilogía con Prometeo como protagonista, habida cuenta de que sólo nos restarían dos títulos114. Algunos han tratado de completar este hueco recurriendo a otra obra ajena al tema de Prometeo. Es el caso de Lloyd-Jones115, quien sugiere las Etneas para completar la mencionada trilogía, que estaría compuesta por Prometeo encadenado, Prometeo liberado y Etneas, propuesta que no ha gozado de mucha aceptación. Con todo, es mayoritaria la opinión de quienes se decantan por una trilogía trágica en torno a la figura de Prometeo y su desavenencia con Zeus116. Parece que en la trilogía se seleccionaron aquellos aspectos del 113 A. L. Brown, «Prometheus Pyrphoros», BICS 37, 1990, pp. 50-60, desestima la idea de que existiese el Πυρφόρος y piensa que no hay distinción posible entre este título y el Πυρκαεύς. La expresión que recoge el título de la obra la hallamos en el Edipo en Colono de Sófocles: ὁ πυρφόρος θεὸς Τιτὰν Προμηθεύς (vv. 55-56). 114 La propuesta de una «dilogía» ha sido defendida por F. Focke, art. cit., argumentando que esta variante en la manera de presentar las obras obedecía a que fueron representadas durante la estancia de Esquilo en Sicilia, en la última etapa de su vida. En realidad, la sugerencia de que la trilogía de Prometeo se compuso en Sicilia la hizo por vez primera J. G. Droysen, Aischylos, Die Tragödien und Fragmente, Berlín, 1832, p. 311. Apoya esta tesis A. H. Sommerstein, Aeschylean Tragedy, Bari, 1996, pp. 314-321. Más allá llega O. Taplin, «The title of Prometheus Desmotes», JHS 95, 1975, pp. 184-186, para quien las piezas agrupadas bajo el nombre de Prometeo en realidad no fueron representadas juntas y que los subtítulos responden a adiciones de los comentaristas alejandrinos con objeto de distinguir Prometeos de años diferentes. Con todo, hay que señalar que no conocemos ni precedentes ni paralelos de sólo dos tragedias relacionadas. Un resumen de las diferentes posturas en R. Bees, Zur Datierung des Prometheus Desmotes, Stuttgart, 1993, pp. 254-261. 115 H. Lloyd-Jones, «Il Prometeo incatenato di Eschilo», Dioniso 43, 1969, pp. 211218. 116 A. Lesky, Historia de la literatura griega, Madrid, 1976 (Berna 1963), p. 283, por ejemplo, niega que se pueda identificar el Πυρφόρος y el Πυρκαεύς, así como la existencia de una «dilogía».

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mito que debían y podían pasar a la acción escénica. De los dramas perdidos, uno de ellos estaba dedicado al acto final de la leyenda, como indica el mismo título de la obra: Prometeo liberado. Por supuesto, también hay quien niega la mayor, como es el caso de Lefèvre117, para quien no existe tal trilogía, el Prometeo encadenado se inspiraría, en cuanto a personajes y escenas, en el Prometeo liberado, y, además, ninguno de los Prometeos habría salido del cálamo de Esquilo, sino que serían de un supuesto poeta siciliano muy posterior, buen conocedor del pensamiento de Empédocles, probablemente del 425/424 a. C. Pero hay más problemas: las discrepancias en cuanto a la ordenación de las obras según su hipotética temática argumental. En cuanto al contenido del Prometeo portador del fuego, las opiniones críticas se dividen entre quienes prefieren situarlo al inicio de la trilogía e identificarlo con el tema del hurto del fuego y posiblemente con la institución de las Prometeas, y quienes lo sitúan como episodio final del mito de manera hipertrófica y con menos acento trágico. No ofrece dudas que el Prometeo liberado siguiese en el orden al Prometeo encadenado, ya que el primero sería el desenlace lógico del segundo y lo afirman algunos comentaristas antiguos. También en el contenido de los fragmentos del Prometeo liberado se puede observar una evidente conexión con la trama del Δεσμώτης. Sin embargo, la ubicación del Prometeo portador del fuego es más difícil de precisar, ya que tan sólo conservamos dos breves fragmentos (fr. 208 y 369 Radt)118, que nada aportan a la hora de resolver la cuestión. Las posturas se dividen entre quienes piensan que el Prometeo portador del fuego era la primera obra de la trilogía y quienes postulan que constituía el colofón al tema de Prometeo119. 117

E. Lefèvre, «È di un poeta siciliano il Prometheus Desmotes?», Orpheus 8, 1987,

pp. 1-13. 118 En nuestra edición no incluimos el fr. 208a Radt, pero sí el fr. 369. El fr. 208a Radt no transmite ningún verso, sino que recoge el texto de un escolio con la información de que en el Prometeo portador del fuego se dice que el héroe estuvo encadenado treinta mil años. 119 Un estado de la cuestión puede verse en D. W. Dahle, The succession myth in Aeschylus’ Prometheia, Princeton University Ph. D. 1980, y J.-M.a Lucas de Dios, Esquilo. Fragmentos. Testimonios, Madrid, 2008, pp. 576-580.

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El iniciador de la hipótesis que propugnaba el primer lugar de la trilogía para el Πυρφόρος fue Welcker120, a principios del siglo XIX, y su propuesta ha sido revitalizada sobre todo a partir de la mitad del siglo XX121. El argumento de este drama sería el robo del fuego, al que haría alusión el título, mientras que el castigo se contemplaría en el Prometeo conservado, con el desenlace conciliador en el Prometeo liberado (en el fr. 202c Radt se afirma que, tras descubrimiento del secreto por parte de Prometeo, éste fue liberado, lo que se considera un paso previo a la reconciliación) y la instauración de una gran ceremonia ritual, las nuevas fiestas de las Prometeas122, en las que se celebraba una carrera de antorchas por relevos (λαμπαδηδρομία)123, fundación similar a la que tiene lugar en el final de la Orestía y probablemente de los Eleusinios y en las Danaides124. En las Prometeas, como en las Panateneas y en las Hefestias, en honor a Atenea y a Hefesto respectivamente, tenían lugar unas carreras que, en lo esencial, se ubicaban en el Cerámico125. En las fiestas en honor de Prometeo los portadores de antorchas salían del altar de Prometeo en la Academia,

120 F. G. Welcker, Die Aeschylische Trilogie. Prometheus und die Kabirenmeihe zu Lemnos, Darmstadt, 1824, pp. 7-18. A la misma conclusion llega E. Bussler, «Die Reihenfolge der Tragödien in Aischylos Prometheia», NJPhP 147, 1893, pp. 276-282. 121 Es la postura, entre otros, de M. Pohlenz, La tragedia greca, Brescia, 1964 (Gotinga 1954), I, pp. 91-93 y II, pp. 46-48; A. D. Fitton-Brown, «Prometheia», JHS 79, 1959, pp. 52-60; M. Griffith, op. cit., pp. 15-16; T. Gargiulo, «Il Prometeo eschileo di Ossirinco: P. Oxy. 2245», BPEC 27, 1979, pp. 79-103 (en pp. 90-92); M. L. West, «The Prometheus Trilogy», JHS 99, 1979, pp. 130-148 (en pp. 131-135); D.W. Dahle, op. cit., p. 202; B. Deforge, Eschyle, poète cosmique, París, 1986, pp. 71-74; D. del Corno, art. cit, pp. 38-39; J.-M.a Lucas de Dios, op. cit., pp. 578-579. 122 En el fr. 202 Radt se menciona la coronación de Prometeo como compensación a su sufrimiento. 123 Cf. L. Deubner, Attische Feste, Berlín, 1932, pp. 211-212, y R. P. WinningtonIngram, Studies in Aeschylus, Cambridge, 1983, p. 189. Para W. Steffen, «De Aeschyli Promethea trilogia tragica», Meander 38, 1983, pp. 5-15, el Prometeo portador del fuego hay que ponerlo en relación con la institución en Atenas de un culto público a este héroe. Fuera de la ciudad Prometeo tenía en Colono un recinto sagrado y en la vecina Academia un altar dedicado. 124 Cf. U. von Wilamowitz, op. cit., pp. 142-148, y A. Moreau, Eschyle: la violence et le chaos, París, 1985, p. 309. 125 Cf. Ar., Ra. 129 y escolio ad loc.

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a las afueras del Cerámico, en dirección a la ciudad, con una antorcha (λαμπάς) encendida en la mano y debían intentar llegar a la meta en primer lugar sin que se les apagase. Aunque parece que estas carreras están vinculadas a las tres deidades relacionadas con el fuego o las artes del fuego, lo cierto es que posteriormente las Prometeas126 se entienden como una competición sagrada entre jóvenes en memoria del robo del fuego por Prometeo, como atestigua un epigrama de Crinágoras (A.P. VI 100). Por otra parte, el esquema general de la trilogía, crimen-castigo-reconciliación127, parece que se ajusta bastante a lo que las tragedias de Esquilo nos tienen acostumbrados. Todo parece apuntar, pues, a que el Prometeo liberado ponía el broche final a la trilogía. También tiene su inicio en el siglo XIX, en este caso con Westphal128, la hipótesis que propone el tercer lugar de la trilogía para el Πυρφόρος y, al igual que el anterior supuesto, ha gozado de gran aceptación en la segunda mitad del siglo XX129. Tomando como base un escolio (fr. 208a Radt)130 se afirmaba que el Prometeo portador del fuego no podía preceder al Prometeo encadenado. El argumento utilizado se fundamentaba en que el perfecto δεδέσθαι, “estuvo encadenado”, daba a entender que al hacerse esta afirmación sobre el pasado, no se podía referir en modo alguno a una tragedia que abriese 126

Sobre estas fiestas, cf. L. Séchan, op. cit., pp. 8-9. Es la postura de J.-M.a Lucas de Dios, op. cit., p. 579. 128 R. Westphal, Prolegomena zu Aeschylus Tragödien, Leipzig, 1869, pp. 207-224. 129 Tal es la opinión, por ejemplo, de F. Solmsen, op. cit., p. 126, n. 8; P. Mazon, Eschyle, tome I, París, 1966 (1.a ed. 1921), pp. 151-152; L. Séchan, op. cit., pp. 36-37; H. J. Mette, Die Fragmente der Tragödien des Aischylos, Berlín, 1959, pp. 125-131; C. J. Herington, «A study in the Prometheia. II: Birds and Prometheia», Phoenix 17, 1968, pp. 236-243 (en p. 241); J. Duchemin, op. cit., p. 80; T. N. Gantz, «The Aischylean Tetralogy: attested and conjectured groups», AJPh 101, 1980, pp. 133-164 (en pp. 142-143); W. Steffen, art. cit.; A. Moreau, op. cit., pp. 17 y 309-311; E. Flintoff, «Prometheus Purphoros», en Studia classica J. Tarditi oblata (eds. L. Belloni – G. Milanese – A. Porro), Milán, 1995, pp. 857-867; C. García Gual, op. cit., p. 102. Ya fue rechaza esta ordenación por Düntzer, H., «Über den Προμηθεὺς πυρφόρος des Aischylos», NJPhP 143, 1891, pp. 737-750. 130 Sch. ad Pr. 94: ἐν γὰρ τῷ Πυρφόρῳ γ̄ μυριάδας φησὶ δεδέσθαι αὐτόν (= fr. 208a Radt ya mencionado). 127

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la trilogía y que el suplicio fuese cosa terminada en el Πυρφόρος, si bien este argumento del uso del perfecto pierde fuerza, ya que es el escoliasta el que está hablando y que lo hace desde una óptica de hechos pasados131. Como el Prometeo liberado, a partir de otro escolio132, parecía seguir al Prometeo encadenado, el orden de la trilogía debería ser: Prometeo encadenado, Prometeo liberado y Prometeo portador del fuego. De esta manera se consideraba posible que Heracles liberase a Prometeo en el Prometeo liberado y que, sin embargo, la reconciliación del Titán con Zeus no tuviese lugar sino después, en el Πυρφόρος, ofreciendo Heracles la corona (fr. 202 Radt) a Prometeo, aceptando éste como señal de un castigo ya cancelado. Por otra parte, se consideraba que el Prometeo encadenado ofrece información suficiente acerca de los sucesos acaecidos con anterioridad como para que esta obra abriese la trilogía. Sin embargo, la identidad de Prometeo no es revelada hasta el verso 66 de este drama, lo que parece un poco tarde para lo que es habitual en un prólogo133. El Prometeo liberado comenzaría por una declaración del coro de Titanes, que han llegado para observar las pruebas soportadas por Prometeo (fr. 190 Radt) y en una serie de sistemas anapésticos evocaban las regiones por ellos atravesadas hasta llegar junto a Prometeo (fr. 191-192a Radt). La presencia del coro de Titanes ya representa un cambio significativo, puesto que era preciso que Zeus les permitiese salir del Tártaro, donde habían sido desterrados134, lo cual comporta una evolución moral y el advenimiento de un Zeus menos vengativo y con sentimientos más propios del rey del Olimpo. Con una bella metáfora describe Píndaro cómo la cólera de Zeus se aplacó con el paso del tiempo y dejó libres a los Titanes, como si de un proceso natural se tratase. Así lo dice el tebano (P. IV 291-93):

131

J.-M.a Lucas de Dios, op. cit., p. 578, n. 1972. Sch. ad Pr. 511: ἐν γὰρ τῷ ἑξῆς δράματι λύεται. 133 M. L. West, «The Prometheus Trilogy», art. cit. También apuesta por el Prometeo encadenado como primera obra de la trilogía I. W. Rath, art. cit., p. 39.4 134 Cf. Chr. Meier, De la tragédie grecque comme art politique, París, 1991, p. 185 (Múnich 1988), y A. H. Sommerstein, op. cit. p. 316. 132

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λῦσε δὲ Ζεὺς ἄφθιτος Τιτᾶνας. ἐν δὲ χρόνῳ μεταβολαὶ λήξαντος οὔρου ἱστίων. “El inmortal Zeus liberó a los Titanes: con el tiempo, al aplacarse el viento, se cambian las velas”. Tal vez aluda a este cese en su cólera Pr. 166. Luego abordaría la llegada de Heracles al Cáucaso135, donde se encontraba a Prometeo aherrojado en la roca y sometido a la horripilante tortura del águila que devoraba su inmortal hígado, y a la que abate de un certero flechazo, acabando así con el castigo divino. La presencia de estos dos personajes y de la narración de este episodio está garantizada por los fragmentos 195-200 Radt. Este asunto nos es conocido por Hesíodo (Th. 526 ss.) y por vasos de los siglos VII y VI a. C., en los que está representada la escena de Prometeo acosado por el águila y Heracles armado con su arco136. Este tormento habría durado siglos, si nos atenemos a lo que los mismos textos nos transmiten: trece generaciones, según la profecía del Prometeo encadenado (vv. 773-774), y «treinta mil años», según el fr. 208a Radt del Prometeo portador del fuego, cifra claramente hiperbólica. En el primer caso, habría que estimar el castigo en unos cuatrocientos años137. Por un escolio a las Églogas (VI 42) de Virgilio sabemos que Heracles, después de matar al águila, tuvo miedo de liberar a Prometeo por temor a ofender a su padre; parece como si hubiera comprendido la razón por la que Prometeo había llegado hasta allí sólo después de haber matado al águila. Por otra parte, el Prometeo liberado debía conceder bastante espacio a la narración de los viajes de Heracles para lograr la liberación del Titán, interés geográfico que se corresponde con el demostrado en el Prometeo encadenado138. 135 El Prometeo encadenado concluía con el protagonista precipitado en el Tártaro y ahora reaparece en el Cáucaso real, situado entre el Mar Negro y el Mar Caspio, lugar donde se desarrolla la acción del Prometeo liberado. 136 Cf. nota 4. Vid. los escolios ad A.R. II 1248, y Apollod. II 5, 11. 137 Cf. A. Ruiz de Elvira, Mitología…, op. cit., pp. 442-443. 138 Vid. fr. 196-199 Radt. Mientras que la peregrinación de Io se realizaba por los confines orientales y meridionales del orbe, la de Heracles debía de tener lugar por los confines septentrionales y occidentales, cf. G. Thomson, op. cit., pp. 334-335.

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No sabemos bajo qué condiciones presentaba el trágico la reconciliación entre Zeus y Prometeo, aunque hay una referencia por parte del epicúreo Filodemo (fr. 202c Lucas), según el cual el Titán fue liberado tras dar a conocer el oráculo relativo a Tetis y que esto era narrado por Esquilo en el Prometeo liberado, es en este drama donde el tema del secreto se torna en indispensable. De los fragmentos conservados de este drama podemos deducir, como hemos señalado, que el coro estaba formado por los Titanes, hermanos de Prometeo contra los que éste combatiera en otro tiempo y que ahora acudían solícitos a lamentar su suerte y a exhortar su sumisión a la voluntad del rey de los dioses. La fortuna ha querido que se nos hayan conservado veintiocho versos en total, de las palabras de salutación de Prometeo ante la llegada de este coro, donde resume el perenne suplicio que le acongoja, y se nos ha preservado gracias a la versión latina que de ellos realizara Cicerón en sus Tusculanas (II 23-25), quien parece que ha traducido el comienzo de la ῥῆσις del héroe, transformando los trímetros yámbicos griegos en senarios yámbicos latinos (fr. 193 Radt). Por la hypóthesis del cod. Mediceus sabemos que también intervenían como personajes de este drama Gea, la madre de los Titanes, y Heracles, claro está. La inclusión en la lista de Gea y de Heracles puede ser indicativo de que Prometeo encadenado y Prometeo liberado iban seguidos en la transmisión del texto esquíleo, y que el autor de la hypóthesis incluyó en esta a los personajes de ambos dramas. La escena de la liberación debía de ser el momento cumbre de la obra. Es posible que al final interviniese Hermes, que traería la nueva del perdón de Zeus. En algún punto de la obra Prometeo revelaría el secreto tan celosamente guardado, no sabemos si antes o después de ser liberado. Una cuestión nuclear queda sumida en la oscuridad: ¿cómo se produce la reconciliación entre Zeus y Prometeo? Que dicha reconciliación se producía, no debe quedar duda139; otro asunto es la solución elegida por el trágico. De hecho, el propio Prometeo encadenado nos da la pauta con unos versos (vv. 190-192) que son el germen del Prometeo liberado : 139

Cf. H. D. F. Kitto, op. cit., pp. 17-18.

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INTRODUCCIÓN

τὴν δ' ἀτέραμνον στορέσας ὀργὴν εἰς ἀρθμὸν ἐμοὶ καὶ φιλότητα σπεύδων σπεύδοντί ποθ' ἥξει. “Y cuando haya calmado su implacable cólera, vendrá entonces buscando con premura la armonía y la amistad conmigo, que también la busco”. Si tomamos como modelo la Orestía, vemos que la salida al conflicto se produce en las Euménides, donde las terribles Erinis se transforman en Euménides (‘Benévolas’) y son objeto de reconocimiento. Son posibles dos soluciones: que Prometeo, a través de su experiencia trágica, de su πάθος, reconociese la verdad y a través del sufrimiento recobrara la cordura, o bien que Zeus diese un giro en sus sentimientos y aprendiese el sentido de la compasión, como parece desprenderse de las enigmáticas palabras de Prometeo en los versos 980-981: el tiempo es un maestro que lo enseña (ἐκδιδάσκει) todo mientras que hace envejecer. En cualquier caso, con la liberación de Prometeo, Zeus también remonta la crisis de su soberanía, puesta en cuestión por la maldición de Crono. En lo tocante a la figura de Zeus —uno de los argumentos para discutir la autenticidad del Prometeo encadenado—, es posible que pudiera sufrir una evolución positiva a través de la trilogía a la que nuestro drama pertenece, de manera que la figura de Zeus sólo sería comprensible en el cuadro de la trilogía, a través de la cual pasaría de ser un déspota truculento e impío a un soberano justo y bueno. En cualquier caso, no parece oportuno formular juicios definitivos sobre este particular en un drama que forma parte de una trilogía ligada y de la que sólo conservamos la tercera parte de la misma140. No deja de 140 Este aspecto lo aborda Chr. Meier, op. cit., quien cree que los cambios en la democracia eran tan radicales que no podían ser compensados más que por un cambio de Zeus. Para K. Reinhardt, op. cit., p. 71, no es propio de los dioses evolucionar, sino ofrecer una doble cara y este sería el caso. Lo mismo piensa I. W. Rath, art. cit., p. 37, n. 11. Sobre la cuestión, uid. también M. de Oliveira Pulquério, «O problema do Zeus evolutivo no Prometeo agrilhoado de Ésquilo», Miscelanea de estudos em honra do Prof. A. Costa Ramalho, Coimbra, 1992, pp. 37-45. Esta evolución tendría lugar del

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ser un prejuicio el empeño de que en Esquilo se deba producir una glorificación de Zeus y que deba prevalecer la conciliación o la expiación por encima de todo; además, en realidad Zeus no aparece nunca en escena, no interviene en la obra, por lo que esa impronta tiránica que se observa en el rey de los dioses puede ser, según algunas opiniones, la sensación que Prometeo quiere transmitir141. Por momentos da la sensación de que el conflicto entre Prometeo y Zeus no es una oposición entre ὕβρις y δίκη, sino entre dos formas de ὕβρις, la del Titán y la del nuevo rey de los dioses. La relación de Zeus —y de los dioses en general— con los hombres es una relación de dominación de un estamento superior sobre otro inferior, de la tribu más fuerte sobre la más débil, y en este sentido la teología de este drama no es diferente a la de las obras de Esquilo y a la religión anterior a Platón142. Zeus, ciertamente, no aparece nunca en escena, pero su poder pesa constantemente sobre la obra: todos los personajes hablan de él. Acerca de la consideración de Zeus en el Prometeo encadenado hay que señalar que, por ejemplo, en las Euménides (vv. 640-643) las Erinis alegan, en respuesta a Apolo, que Zeus no debe considerar más grave el asesinato de un padre que el de una madre, ya que él mismo encadenó a su padre. También en las Suplicantes (vv. 707-709) las Danaides afirman que honrar a los progenitores es la tercera norma escrita de la Justicia. En el caso de Zeus esta transgresión es más grave aún, puesto que nunca se purificó de ella. La trilogía probablemente estaba construida de manera que resultaba una suerte de acuerdo entre la sabiduría representada por Prometeo y el poder representado por Zeus. Sin olvidar el papel que Δεσμώτης al Λυόμενος, que sería como una especie de palingénesis, mediante la cual Esquilo variaba de opinión sobre lo que de excesivo había dicho contra el rey de los dioses. Cf. G. Murray, Aeschylus, the Creator of Tragedy, Oxford, 1940, pp. 101-102 y I. Macciotta, «L’autenticità del Prometeo eschileo», Dioniso 10, 1947, pp. 83-101. M. Orselli, «Il dolore di Zeus: per una interpretazione del Prometeo Incatenato di Eschilo», Dioniso 62, 1992, pp. 29-45, propone la experiencia trágica de Zeus del πάθει μάθος por la injusticia cometida con Io, sobre todo, y su posterior redención. 141 Cf. S. Saïd, Sophiste…, op. cit., y C. García Gual, op. cit., pp. 110-113. 142 H. Lloyd-Jones, «Zeus, Prometheus, and Greek Ethics», HSPh 101, 2003, pp. 4972 (en p. 70).

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debía jugar Heracles en el Prometeo liberado, puesto que el héroe pasa a la historia —véase el Heracles euripídeo— como el purificador del mundo al eliminar toda clase de monstruos que lo infestaban y estableciendo así el orden sobre la tierra. Heracles libera a Prometeo y propicia la reconciliación entre los dioses antiguos y los nuevos. Esquilo fue seguramente el espíritu teológico más relevante de su época. En su pensamiento religioso la figura de Zeus representa casi un concepto monoteísta, en el que el dios aparece como garante de una justicia universal. Zeus no era notable por su bondad, sino por su poder y no demostraba un especial afecto por los hombres, a pesar de ser ese garante de la justicia143. Con todo, para que esa justicia fuese una realidad en el mundo, debía tener antes su implantación en el mundo celeste144. Es posible que éste sea el sentido global de la trilogía de Prometeo, de la que sólo conservamos el presente drama, donde aparece un Zeus joven y tiránico, que probablemente evolucionaba hacia la encarnación de la justicia a lo largo de la trilogía. Sería una evolución similar a la que se observa en la Orestía, donde triunfa la justicia al final de las Euménides145. Es decir, tanto en los Prometeos como en la Orestía, sería dar un paso atrás para saltar mejor al final146. La enseñanza presentada en la trilogía, cuya síntesis se opera en las Euménides, es firme y clara, no deja lugar a la ambigüedad147. Tal es el sentido del fr. 281a Radt, atribuido por algunos autores a las

143

Cf. H. Lloyd-Jones, «Zeus, Prometheus…», art. cit., p. 50. S. White, «Io’s World: Intimations of Theodicy in Prometheus Bound», JHS 121, 2001, pp. 107-140, ha defendido la imagen de un Zeus más benevolente y justo, que civilizará el mundo bárbaro y primitivo por el que Io realiza su recorrido, un mundo carente de las instituciones griegas de la pólis y del oîkos. 145 Esta evolución la niegan algunos estudiosos como K. Reinhardt, op. cit., pp. 69-71, y H. Lloyd-Jones, «Zeus in Aeschylus», JHS 76, 1956, pp. 55-67. Vid. las lúcidas páginas de C. García Gual, op. cit., pp. 110-127. Con todo, K. Reinhardt, Eschyle. Euripide, París, 1949, pp. 49-96, aboga por la búsqueda, por parte de Esquilo, de un equilibrio teológico y que ese equilibrio se produciría en la solución de la trilogía. 146 Cf. S. Saïd, Sophiste…, op. cit., p. 17, n. 49. 147 Sobre la relación estrecha entre la concepción del Prometeo encadenado y de las Euménides, uid. S. Saïd, Sophiste…, op. cit., pp. 326-340. 144

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Etneas 148 y puesto en boca de Dike, enviada por Zeus a la tierra para hacer que reine la justicia entre los hombres, comenzando por la nueva ciudad de Etna, fundada al pie del volcán por Hierón de Siracusa. Recordemos, a propósito, que Esquilo visitó dos veces Sicilia y que murió allí, en Gela. Para Peretti149 las alusiones que se hallan en el Prometeo encadenado acerca de una evolución del carácter de Zeus desde posiciones de violencia hacia la justicia, permiten pensar que esta evolución encontraba su plenitud en el Prometeo liberado, donde debía expresarse la fe de Esquilo en un Zeus dios justo, único y soberano, tal como se encuentra en los demás dramas del poeta. Se trata de una justicia que se identifica con una total ausencia de libertad, porque, como afirma Hefesto, ἐλεύθεροι γὰρ οὔτις ἐστὶ πλὴν Διός (Pr. 50), «nadie es libre, excepto Zeus». En definitiva, parece como si en este drama se hubiera producido un retroceso en el modo de impartir justicia desde el Olimpo, respecto a otras obras de Esquilo y tal y como fue transmitido por Hesíodo y por Solón150. No es fácil conciliar la imagen de Zeus, como nuevo señor del Olimpo, que gobierna despóticamente provocando sufrimientos como el de Io, y la del justo rector del mundo que nos propone la plegaria del Agamenón (Ag. 160-191). Pero incluso aquí la forma en que Urano fue destronado por Crono y Crono por Zeus (Ag. 167-75) está en armonía con la imagen que, en el fondo, ofrece el Prometeo encadenado151, y es que este drama plan148 Esta atribución tiene su origen en E. Fraenkel, «Vermutungen zum Aetna-Festspiel des Aeschylus», Eranos 42, 1954, pp. 61-75, y ha sido seguida, entre otros, por Q. Cataudella, «Tragedie di Eschilo nella Siracusa di Gerone», Kokalos 10-11, 1964-1965, pp. 371-398, H. Lloyd-Jones, «Il Prometeo…», art. cit., Dioniso 43, 1969, pp. 211-218, o J. M. Bremer, «Poets and their Patrons», Fragmenta dramatica (eds. H. Hofmann – A. Harder), Gotinga, 1991, pp. 39-60. Otros autores mantienen un mayor grado de escepticismo, cf. L. Poli-Palladini, «Some reflections on Aeschylus’ Aetnae(ae)», RhM 144, 2001, pp. 287-325. Vid. las páginas de introducción a este drama perdido en J.-M.a Lucas de Dios, op. cit., pp. 182-187. 149 A. Peretti, «Religiosità eschilea nel Prometeo», Maia 4, 1951, pp. 14-42. 150 Cf. S. White, art. cit., pp. 108-109. 151 Cf. H. Lloyd-Jones, «Zeus, Prometheus…», art. cit., p. 66. También V. di Benedetto, op. cit., p. 92, considera congruente la imagen de Zeus en el Prometeo encadenado y la que ofrece el himno a Zeus en el Agamenón o en la célebre párodo de las Suplicantes.

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tea la acción en un plano diferente a como lo hace en las demás tragedias conservadas: aquí se trata de un conflicto entre dioses, lo que se corresponde con el discurso mítico, mientras que la figura de Zeus como dios de justicia hay que ponerla en relación con el discurso teológico, perceptible, por ejemplo, en el Agamenón o en las Suplicantes152. No obstante, la imagen de Zeus todopoderoso no dista, en el fondo, de lo expresado en las Suplicantes 595-599, donde aparece sustancialmente la misma personalidad omnipotente y despótica. En cualquier caso, no parece posible sacar conclusiones definitivas sobre la teología del Δεσμώτης sin tener en cuenta los fragmentos del Λυόμενος.

5. AUTENTICIDAD

Y DATACIÓN DEL

PROMETEO ENCADENADO

No hay noticia alguna de que en la Antigüedad el Prometeo encadenado suscitara dudas sobre su autenticidad. De hecho, la tradición filológica alejandrina canonizó este drama como genuinamente esquíleo. Incluso en Bizancio fue objeto de singular interés, ya que formaba parte de la «tríada bizantina», selección de obras de Esquilo realizada con fines académicos. Tampoco en los escolios se observa sospecha alguna, y, sin embargo, el presente drama ha ejercido en los últimos tiempos una poderosa fascinación, testimoniada en la imponente literatura crítica y en las divergencias —incluso las más radicales153— a la hora de considerar su autoría y su cronología. De manera que ha sido la filología del siglo XX la primera que ha puesto en tela de juicio la autoría de Esquilo154 y hallamos filólogos sobresalientes defendiendo posturas opuestas. 152 Cf. M.a A. Durán López, Los dioses en crisis. Actitud de los sofistas ante la tendencia religiosa del hombre, Madrid, 2011, p. 360. En este sentido, recuerda H. D. F. Kitto, art. cit., que hay que ver al Prometeo encadenado más como una obra de arte literario que como un documento para la historia de las religiones. 153 Cf. B. Marzullo, «La “tragedia” di Prometeo», QUCC 50, 1995, pp. 49-58, en contra de la autenticidad. 154 A Griffith, op. cit., p. 244, no le parece suficiente el argumento del peso de la tradición, aunque reconoce la posibilidad de que cualquier autor puede modificar su estilo.

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La Prometheusfrage, inaugurada por Schmid155 en el noveno fascículo de los Tübinger Beiträge, parecía superada después de las polémicas de los años en torno a 1930, pero siempre reaparece como quaestio adhuc uexata156. La atribución del Prometeo encadenado a Esquilo ha sido impugnada por una parte de la filología moderna a partir de diversos argumentos de naturaleza estilística, estructural y conceptual. Ya en 1869, en sus Prolegomena, Westphal157 señaló que tanto en los trímetros yámbicos de las partes dialogadas como en los versos líricos se observaban en el Prometeo encadenado diferencias respecto a las restantes tragedias de Esquilo, razón por la cual el eminente metricista sospechaba que pudieran existir modificaciones en la redacción original del trágico. Para los críticos que niegan su autenticidad, el lenguaje argumentativo de esta tragedia parece alejado de la sublimidad del estilo esquíleo. También observan que la imagen 155 W. Schmid, op. cit., para quien solamente el Λυόμενος es auténtico y cuyas argumentaciones fueron respondidas por G. Mameli Lattanzi, «La questione dell’autenticità del Prometeo legato», MCr 4, 1934, pp. 239-245. En realidad, el primero en dudar fue A. Gercke, «Über die Prometheus Trilogie», Zeitschrift für Gymnasialwesen 65, 1911, pp. 164-174. También dejan constancia de su duda D. L. Page, Aeschyli septem quae supersunt tragoedias, Oxford, 1972, p. 288, y R. P. Winnington-Ingram, op. cit., pp. 175176, aunque este último no ve dificultades en algunas de las objeciones que se han puesto en contra de su autenticidad. En su obra conjunta, W. Schmid – O. Stählin, Geschichte der griechischen Literatur, I/3, Múnich, 1920-1948, pp. 281-283, suponen que el autor debió ser algún sofista del último cuarto del siglo V a. C. De hecho, no estudian el Prometeo encadenado en el volumen en el que se habla de Esquilo, sino en aquel en el que se trata a Eurípides y a los sofistas; sería una obra fuertemente influenciada por las tragedias auténticas de Esquilo y que, a su vez, habría ejercido cierto influjo sobre las tragedias de Sófocles a partir del Ayante y, sobre todo, sobre Ayante y Antígona (pp. 281-282). Otro de los refutadores de primera hora del Prometeo encadenado fue G. Perrotta, I tragici greci, Bari, 1931, pp. VI y 39-41, basándose en el contenido filosófico y religioso del drama. 156 Retomada más tarde por I. Zawadzka, «Die Echtheit des Gefesselten Prometheus. Geschichte und gegenwärtiger Stand der Forschung», Altertum 12, 1966, pp. 210223, y, sobre todo, por M. Griffith, op. cit., y The Prometheus Bound, Oxford, 1983, pp. 31-35. Un estado de la cuestión sobre los distintos argumentos utilizados por defensores y detractores lo hallamos en S. Saïd, Sophiste…, op. cit., pp. 25-63, en M. Fernández-Galiano, «Introducción general» a Esquilo. Tragedias (trad. B. Perea Morales), Madrid, 1986, pp. 189-193, y en A. J. Podlecki, Aeschylus. Prometheus Bound, Oxford, 2005, pp. 195-200. 157 R. Westphal, op. cit.

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denigratoria de Zeus no se compagina con la del supremo juez que se puede ver en otras obras de Esquilo. El análisis hecho por Citti158 de los versos 247-251 remite el Prometeo a la influencia de la sofística159. Sin embargo, Saïd160, a través de un estudio acerca de las metáforas relacionadas con las artes en el Prometeo encadenado, ha demostrado que el uso de dichas metáforas son un argumento a favor de la atribución de esta obra a Esquilo por su organización y coherencia; pero es que, además, estas figuras retóricas ponen en evidencia los límites del saber y sugieren los obstáculos insuperables con los que chocaría un poder nuevo, que no respeta el orden establecido y se niega a integrar a los antiguos helenos. Todo ello demostraría el abismo que separa al Prometeo encadenado del optimismo intelectual de los sofistas. De todas maneras, tampoco debería resultar sorprendente que esta obra pudiera presentar alguna idea sofística, pues, como ha señalado Durán161, las ideas ilustradas no nacieron de la noche a la mañana, sino que la revolución intelectual que la sofística supuso ya se venía preparando desde tiempo antes y que Esquilo podía participar de ellas162. En realidad, la mayor parte de los estudiosos de esta tragedia sostienen que la segunda escena del primer episodio, en el que se narra el encuentro entre Océano y Prometeo, es una suerte de intermezzo, carente de acción y sin influencia en el desarrollo de la trama, de ahí que para algunos sea posible indicio de la no autenticidad de la es158 V. Citti, «Aesch. Prom. 247-251», MCr 8-9, 1973-1974, pp. 170-176. También lo atribuye a la sofística, por ejemplo, W. Porzig, Aischylos. Die Attische Tragödie, Leipzig, 1926, p. 178. 159 Para A. Ruiz de Elvira («Nuevas puntualizaciones…», art. cit., p. 445), recurrir a la inautenticidad «sofística» en el Prometeo para reducirlo todo a una pobre uniformidad, resulta desalentador. 160 S. Saïd, «Le Prométhée enchaîné: un hymne au progrès? Les arts et les images», IG 23, 1984, pp. 33-37. 161 M.a A. Durán López, op. cit., pp. 360-361. 162 La misma M.a A. Durán López, op. cit., pp. 361-362, analiza otros pasajes de Esquilo en los que se podrían rastrear ideas presofísticas o sofísticas. Vid. L. Palladini, «Traces of Intellectualismus in Aeschylus», Hermes 129, 2001, pp. 441-458.

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cena (vv. 284-396) o de la tragedia entera163. Este argumento, como otros utilizados por quienes niegan la autenticidad, desde Gercke a Griffith, tiene su origen en las discusiones sobre cambios e interpolaciones que los eruditos alemanes de la segunda mitad del siglo XIX han creído descubrir en el Prometeo encadenado. La única justificación de su presencia en esta sección del drama consistiría en la voluntad del autor de ralentizar la acción, a fin de trazar con precisión el carácter de Prometeo en contraste con Océano164 o para entretener a los espectadores mientras las Oceánides descendían del θεολογεῖον para situarse en la orquestra. En definitiva, ha sido considerada como una de las escenas más débiles —dramáticamente hablando— de todo el teatro esquíleo, hasta tal punto que Griffith165 ha escrito que los versos 270-439 del Prometeo encadenado se podrían eliminar del drama sin que éste pierda sustancia dramática. No obstante, no todos los juicios han sido ni tan negativos ni tan extremos desde Pohlenz, de manera que el contraste entre los dos personajes denota un cierto dinamismo y anima una atmósfera en apariencia sin movilidad y enrarecida166. Posteriores análisis de la estructura de este diálogo han revelado la existencia de una serie de elementos estilísticos y retóricos que han contribuido no poco a evidenciar uno de los rasgos más sobresalientes de Prometeo, como es la ironía y el sarcasmo167, que, en contraste con Océano, delinean el carácter de aquél y forman parte de su naturaleza heroica, una naturaleza divina la suya que no admite restricciones en sus propias ideas. En este sentido, el discutido pasaje contribuiría a la acción dramática y al desarrollo de la tragedia168. Tam163 Por ejemplo, W. Schmid, Untersuchungen…, op. cit., pp. 7-9; R. Unterberger, op. cit., pp. 54-66; M. Griffith, op. cit., pp. 115-116; D. Konstan, «The Ocean Episode in the Prometheus Bound», HR 17, 1977, pp. 61-72; S. Dworacki, «Notes on the Staring of the Prometheus Bound», Eos 71, 1983, pp. 159-165. 164 Cf. M. Griffith, The Authenticity…, op. cit., p. 115. 165 M. Griffith, The Authenticity…, op. cit., p. 117. 166 Cf. D. Konstan, art. cit., p. 63. 167 Cf. E. Calderón Dorda, «Ironía y tragedia en el Prometeo encadenado», Harmonia. Scritti di Filologia Classica in on. di A. Casanova (eds. G. Bastianini – W. Lapini – M. Tulli), Florencia, vol. I, 2012, pp. 151-164. 168 Cf. P. Rosa, art. cit.

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bién cabe la posibilidad de que la introducción de Océano se deba a su parentesco con Prometeo (Pr. 289) y a las acciones que Prometeo le adjudica en la Titanomaquia (Pr. 330-32), de las que no nos ha llegado testimonio alguno. Pero hay más: la retirada un tanto vergonzante y casi cómica del viejo dios servirá de contraste con la heroica decisión que pondrán de manifiesto las vírgenes Oceánides; dos generaciones diferentes y dos actitudes contrapuestas. El valor de las tímidas Ninfas queda así realzado en el drama. Desde el comienzo de la Prometheusfrage, uno de los argumentos en contra de la autenticidad de este drama es la presunta dependencia del extenso pasaje que predice el periplo de Io por los confines del mundo respecto al libro IV de Heródoto. Sin embargo, tanto Esquilo como Sófocles parecen seguir un conocimiento común de la οἰκουμένη, que tendría sus raíces en Aristeo de Proconeso, Ferecides de Siro o Hecateo. Este gusto por los πείρατα γαίης que se observa en el Prometeo encadenado tampoco debía ser único en la obra esquílea, ya que los escolios a las Argonáuticas de Apolonio de Rodas afirman que en el Prometeo liberado se hablaba de los míticos hiperbóreos, así como de los escitas y los tracios (fr. 197 Radt)169. Taplin170 se ha acercado a la cuestión de la autenticidad con gran prudencia y con la misma prudencia ha analizado las razones que le hacen pensar en la tesis de un Prometeo encadenado no esquíleo, precisando que dicha cuestión no puede ser zanjada. También se muestra contrario a la autenticidad Conacher171, para quien sería una obra muy tardía y tal vez retocada póstumamente, y Podlecki ha señalado que los argumentos estilísticos ofrecidos por los estudiosos modernos no son lo suficientemente irrefutables como para compensar la aceptación general de la autenticidad de la obra por parte de los estudio169 Esquilo hace mención del país de los escitas no solamente en el Prometeo encadenado (2, 417, 709), sino también en Th. 728 y 818, Ch. 161 y Eu. 703, así como en los fr. 192, 197 y 198 Radt del Prometeo liberado. En cuanto a Tracia, era el decorado de otros dramas perdidos como los Edonos o las Basárides. 170 O. Taplin, op. cit., appendix D. 171 D. J. Conacher, Aeschylus’ Prometheus Bound. A Literary Commentary, Toronto, 1980, pp. 171-174.

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sos de la generación anterior a la suya172. Uno de esos argumentos lo recoge Marzullo173, para quien el Prometeo encadenado inaugura una nueva «forma-tragedia», constatable en la abolición de la párodo, tal y como nos era conocida con anterioridad, y sustituida por una estructura commática. Este diálogo lírico, en lugar de la párodo tradicional, será característico de la segunda época de Eurípides y lo tenemos atestiguado, por ejemplo, en Electra, Troyanas, Ifigenia entre los tauros, Ión, Helena, y Orestes, aunque el primer ejemplo ya lo hallamos en Medea; en Sófocles encontramos este diálogo lírico en Electra, Filoctetes y Edipo en Colono174; todo ello induciría a pensar en un émulo de Esquilo, aunque Lloyd-Jones175 se pregunta si realmente el poeta tenía que esperar a Sófocles para poder utilizar esta estructura en la párodo. No parece que la respuesta deba ser afirmativa. Sin embargo, para otros176, en el Prometeo encadenado la estructura es muy sencilla177, y la intriga es muy simple, muy lineal, lo que podría dar lugar a una interpretación de la obra como «arcaica». Entre los argumentos estilísticos y lingüísticos, se pueden hallar algunos estudios sobre métrica y léxico, que, sin pretender conclusiones definitivas, permiten observar ciertas diferencias entre el Prometeo encadenado y otras obras esquíleas178. Se ha advertido, por 172 A. J. Podlecki, «Aeschylus’ Women», Helios 10, 1982, pp. 23-47 (en p. 42). También consideran insuficientes estos argumentos T. Rosenmeyer, The Art of Aeschylus, Berkeley-Los Ángeles, 1982, pp. 22-23; Chr. Meier, op. cit., p. 174; y H. van Looy, «Some general reflections on the problema of the authenticity of Prometheus bound», MPhL 7, 1986, pp. 129-140, quien, tras repasar las objeciones aducidas tradicionalmente, concluye su artículo con la siguiente frase: In dubio pro reo! (p. 140). 173 Cf. B. Marzullo, «Sofistiche “macchinazioni”», Tradizione e innovazione nella cultura greca da Omero all’età ellenistica: Studi B. Gentili (ed. R. Pretagostini), II, Roma, 1993, pp. 601-644 (en p. 621). 174 Este argumento lo hallamos en M. L. West, op. cit., p. 54, para negar la autenticidad del Prometeo encadenado. 175 H. Lloyd-Jones, «Zeus, Prometheus…», art. cit., p. 57. 176 Por ejemplo, F. Létoublon, art. cit., p. 21. 177 Se ha sostenido que la relativa sencillez de la lengua y métrica pueden ser consecuencia de que la obra no se representó en el teatro de Dioniso, sino en Sicilia, cf. H. Lloyd-Jones, «Zeus, Prometheus…», art. cit., p. 55. 178 Cf. F. G. Hernández Muñoz, «La autenticidad de Prometeo encadenado a la luz de las frecuencias lingüísticas», Lógos Hellenikós. Homenaje al Prof. G. Morocho Gayo

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ejemplo, que en el Prometeo encadenado hay seiscientas noventa palabras que no aparecen en el resto del corpus esquíleo179, pero también se podría argüir contra que en los Persas hay seiscientos diez términos180 que están ausentes en las demás tragedias conservadas de Esquilo y no por ello se pone en duda su autenticidad181. Es evidente que el léxico de una obra depende estrechamente del tema de la misma. Valga el siguiente ejemplo: hay una serie de términos de la familia de πλάνη / πλανάω, como πεπλάνημαι (Pr. 565), πλανᾷ (Pr. 573), τηλέπλαγκτοι πλάναι (Pr. 577), τᾷ δυσπλάνῳ παρθένῳ (Pr. 608), πλάνης (Pr. 622, 788), τάσδε πλάνας (Pr. 738), πλανημάτων (Pr. 828), que sólo aparecen en el Prometeo encadenado; pero esto es absolutamente lógico, habida cuenta de que se trata de describir el caminar errante de Io en el desarrollo del drama. Su presencia, pues, está plenamente justificada al hallarse ligado el vocabulario al tema del episodio central de la obra. Es el apropiado y no cabe pensar otro. Por el contrario, el estudio de Clay182 acerca de los empleos de los neutros en -μα, que son muy del gusto de nuestro trágico, demuestra que los nombres en -μα atestiguados únicamente en Esquilo —la mayoría en una sola (ed. J.-M.a Nieto), I, León, 2003, pp. 149-157. Este tipo de estudios los iniciaron F. Maury, De cantus in Aeschyli tragoediis distributione, París, 1892, para quien el Prometeo encadenado sería posterior a la Orestía y uno de los últimos dramas del poeta, y J. Wackernagel, «Über die sprachliche Eigenarten des Prometheus», Verhandlungen der 46 Philologen-Versammlung in Strassburg, Leipzig, 1901, quien había llamado la atención sobre las singularidades de la lengua del Prometeo encadenado. Ya A. Peretti, «Osservazioni sulla lingua del Prometeo eschileo», SIFC 5, 1927, pp. 165-231, demostró que la lengua y el estilo son genuinamente esquíleos. Contra: H. Musurillo, «Particles in the Prometheus Bound», CPh 65, 1970, pp. 175-177, y S. Ireland, «Sentence structure in Aeschylus and the position of the Prometheus in the Corpus Aeschyleum», Philologus 121, 1977, pp. 189-210. 179 En la tesis de F. Niedzballa, De copia verborum et elocutione Promethei Vincti q. f. Aeschyleae, Diss. Breslau 1911, se contabilizan seiscientas cuarenta. 180 Estas cifras están recogidas en M. Griffith, «The Vocabulary of Prometheus Bound», CQ 34, 1984, pp. 282-291 (en p. 285). 181 Así, P. Groeneboom, «De Aeschyli Prometheo», Mnemosyne 55, 1927, pp. 88100 (en p. 89), firme defensor de la autenticidad de la obra, proponía quinientas noventa y seis palabras en los Persas. 182 D. M. Clay, A Formal Analysis of the Vocabularies of Aeschylus, Sophocles and Euripides, I, Mineápolis, 1960, pp. 20-22, y II, Atenas, 1958, pp. 12-15.

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tragedia— arroja las siguientes cifras: Ag.: 16; Supp.: 8; Ch., Eu., Per.: 6; Pr.: 7. Es decir, en sintonía con el resto de tragedias183. Este análisis se podría hacer extensivo a otros nombres, como los compuestos arcaicos en -τήρ, -τωρ, -τειρα y -τρια, sin que se puedan hallar razones para aislar al Prometeo encadenado 184. También desde el punto de vista de la métrica se han emitido valoraciones acerca de la genuinidad del drama. Así, por ejemplo, en lo tocante a la estructura de los anapestos del éxodo, Griffith185 ha insistido en el hecho de que la extensión de los períodos son más largos de lo que es habitual en Esquilo, mientras que Pattoni186 obtiene de su análisis de los mismos sistemas anapésticos conclusiones contrarias a las del autor cantabrigense. De la precariedad de todos estos datos dan cuenta trabajos posteriores187, de manera que a partir de estas peculiaridades no se pueden extraer automáticamente conclusiones acerca de la autenticidad del Prometeo encadenado, ya que por ser los períodos anapésticos más extensos en este drama que en otras obras esquí-

183 Cf. M. Griffith, The Authenticity…, op. cit., pp. 152-153, que analiza las frecuencias con resultados también parejos, a excepción del Agamenón, que es bastante más extenso que las demás tragedias. 184 Cf. D. M. Clay, op. cit., I, pp. 39-42 y II, pp. 24-26, y M. Griffith, The Authenticity…, op. cit., pp. 154-156. 185 M. Griffith, The Authenticity…, op. cit., pp. 70-72. 186 M.a P. Pattoni, L’autenticità del Prometeo Incatenato di Eschilo, Pisa, 1987, pp. 91-93. 187 Cf. El amplio studio de Th. Hubbard, «Recititative anapaests and the authenticity of Prometheus Bound», AJPh 112, 1991, pp. 439-460, quien considera que estos anapestos se corresponden con las normas de los anapestos corales de Esquilo. Igualmente, S. G. Brown, «A Contextual Analysis of Tragic Meter: The Anapests», Ancient and Modern: Essays in hon. G.F. Else (eds. J. H. D’Arms – J. W. Eadie), Ann Arbor, 1977, pp. 45-77. Sobre la estructura y análisis de estos versos, cf. F. García Romero, «Simetría axial en el éxodo de Prometeo encadenado y en la párodo de Persas», Habis 35, 2004, pp. 57-69. Desde el punto de vista métrico también se manifiestan a favor de la paternidad esquílea C. J. Herington, «A unique technical feature of the Prometheus Bound», CR 13, 1963, pp. 5-7, y J. Irigoin, «Les stasima du Prométhée enchaîné», Serta Turyniana. Studies in hon. of A. Turyn (eds. J. L. Heller – J. K. Newman), III, UrbanaChicago-Londres, 1974, pp. 199-213. Este último autor, sin embargo, observa algunos usos no habituales en Esquilo en un trabajo posterior: «Les choeurs et autres parties chantées du Prométhée enchaîné», Dioniso 55, 1984-1985, pp. 89-108.

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leas, puede obedecer al hecho de que predominan en el Prometeo encadenado los sistemas anapésticos en boca de los actores, que normalmente suelen ser más largos que los que se asignan al coro. Por el contrario, quienes defienden la atribución tradicional objetan que la inclusión de este drama en la selección esquílea tiene un gran valor documental, así como el hecho de que se ha perdido el noventa por ciento de la producción esquílea, por lo que toda prudencia es poca a la hora de hablar sobre las características de su dramaturgia, limitadas al conocimiento de una parte mínima de la misma188. La segura existencia de un drama esquíleo con idéntico título que la tragedia conservada permite, para otros estudiosos, adscribir a Esquilo esta interpretación del mito de Prometeo con un margen amplio de probabilidad. Sin que esto quiera decir nada, hay que recordar que tenemos noticias de que, tras la muerte del trágico, el Estado ateniense permitió la representación de sus tragedias a concurso en una redacción revisada, como transmite Quintiliano (X 1, 66): correctas eius fabulas in certamen deferre posterioribus poetis Athenienses permisserunt. Aunque la lengua y el estilo en algunos momentos acerquen el Prometeo encadenado a tragedias de algunos años después de su muerte, lo cierto es que ninguno de los autores de esta época parece haber sospechado lo más mínimo de su autenticidad, y que el único drama que levantaba desconfianzas en la Antigüedad era el Reso pseudoeuripídeo. Como Herington ha señalado189 en una cui-

188 S. Amendola, Done e Preghiera. Le preghiere dei personaggi femminili nelle tragedia superstiti di Eschilo, Amsterdam, 2006, p. 65, n. 19, que ha estudiado el tema de la plegaria en los dramas de Esquilo, afirma que no observa nada en el Prometeo que excluya que fuese compuesto por el mismo Esquilo. Posturas igualmente prudentes y a favor de la genuinidad se puede observar en T. B. L. Webster, «Greek Tragedy», Fifty Years (and Twelve) of Classical Scholarship, Oxford, 1968, pp. 88-122 (en pp. 104105), en C. Miralles, Tragedia y política en Esquilo, Barcelona, 1968, pp. 217-253, en E. R. Dodds, op. cit., pp. 26-44 (en un trabajo titulado «The Prometheus Vinctus and the Progress of Scholarship»), o en S. Ireland, art. cit. Por su parte, J. de Hoz, On Aeschylean Composition I, Salamanca, 1979, p. 89, lo declara auténtico, si bien en una nota a pie de página reconoce sentirse sorprendido por el libro de Griffith, que él había conocido ya en corrección de pruebas. 189 C. J. Herington, AJPh 100, 1979, pp. 420-426.

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dadosa revisión del libro de Griffith, es improbable que Aristóteles y los eruditos alejandrinos se hayan equivocado. El Estagirita, en su Poética (1456a), menciona un Prometeo lo suficientemente conocido como para no citar el nombre de su autor —es frecuente que omita el nombre del autor de un drama—, y ese Prometeo lo asocia a las Fórcides190, cuya pertenencia a Esquilo no se ha discutido nunca. En el prólogo de los Acarnienses de Aristófanes (vv. 9-11), del año 428 a. C., se puede apreciar que Esquilo era muy respetado en su época191. No parece probable que un reelaborador hiciese una versión tan distante como a veces se supone. Por otra parte, la aparición de Prometeo en una escena de las Aves de Aristófanes (vv. 1494-1552) muestra el doble carácter de enemigo de los dioses y benefactor de la Humanidad, con que ya era presentado en el Prometeo encadenado. Se hace difícil pensar que Aristófanes desconociera el nombre y el prestigio del autor192. Además, sabemos que Esquilo era capaz de escribir en un estilo algo diferente del habitual, como lo demuestran algunos fragmentos y la composición de dramas satíricos como los Arrastradores de redes o los Participantes en los Juegos Ístmicos193. Por otra parte, el dato ya reseñado de que Gea y Heracles, personajes del Prometeo liberado, aparezcan incluidos en la hypóthesis del Prometeo encadenado del códice Mediceus, invita a pensar que ambas obras eran reconocidas como genuinas del gran trágico. No parece factible negar la autenticidad de Prometeo encadenado sin negar la del otro, y ya ha 190

Sus heroínas epónimas son citadas en Pr. 794-98. E. Flintoff, «Aristophanes and the Prometheus Bound», CQ 33, 1983, pp. 15, ha distinguido algunas parodias del Prometeo encadenado en Aristófanes. A mayor abundamiento, uid. V. Citti, «Aristofane e il Prometheus Vinctus», Ítaca 3, 1987, pp. 93-97. 192 F. Jouan, «Le Prométhée d’Eschyle et l’Héracles d’Euripide», REA 72, 1970, pp. 317-331, ha observado abundantes indicios de una influencia del drama esquíleo en el Heracles de Eurípides, lo que no hace pensar en un autor de segunda fila. 193 Sobre esta cuestión pueden verse las iluminadoras palabras de K. Reinhardt, «Zur Niobe des Aischylos», Hermes 69, 1934, pp. 233-261, a propósito del fr. 154a de Níobe (cf. M. Pohlenz, op. cit., p. 100), y R. G. Ussher, «The other Aeschylus», Maia 2930, 1977-1978, pp. 13-25. También puede verse el fr. 168 Radt, tal vez de Sémele, en el que Hera aparece disfrazada como una sacerdotisa-mendicante. Cf. H. Lloyd-Jones, «Zeus, Prometheus…», art. cit., p. 54, y J.-M.a Lucas de Dios, op. cit., pp. 597-598. 191

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quedado patente que ambas tragedias están indisolublemente unidas194. En este sentido, Lesky195 considera que hay que tener muy en cuenta el criterio de la trilogía a la hora de considerar la autenticidad del Prometeo encadenado196. Una defensa documentada y razonada a favor de la autenticidad la tenemos en Saïd197, así como en Pattoni198. A estas dos investigadoras hay que añadir la monografía de Stoessl199. La primera de ellas200, que ofrece la defensa más efectiva201, ha señalado recientemente que las τέχναι δημιουργικαί entregadas a los hombres por Prometeo (Pr. 436-71) tienen su continuidad en el final de las Euménides, donde se genera la φιλία y el individuo organiza la πόλις. Es decir, el hombre no es sólo un homo faber, sino que, además, es un ζῷον πολιτικόν, de manera que su existencia no viene dada solamente por la posesión de unas τέχναι, sino también por unas reglas de comunidad como son σέβας, αἰδώς y δίκη202. En definitiva, tanto el Prometeo encadenado como las Euménides representan dos momentos decisivos y fundamentales en orden al establecimiento de la democracia: el Prometeo encadenado constituye una ruptura del hombre con la vida bestial y con un pasado oscuro, mientras que en las Euménides la intervención de Atenea permite 194 Cf. G. Méautis, L’authenticité et la date du ‘Prométhée enchaîné’ d’Eschyle, Neuchatel-Ginebra, 1960, p. 8. 195 A. Lesky, La tragedia griega, Barcelona, 1973 (Stuttgart 1966), pp. 111-112. 196 En A. Lesky, Historia…, op. cit., p. 282, el estudioso se declara partidario de la autenticidad. 197 S. Saïd, Sophiste…, op. cit., pp. 27-80. 198 M. P. Pattoni, op. cit. 199 F. Stoessl, Der Prometheus des Aischylos als geistesgeschichtliches und theatergeschichtliches Phänomen, Stuttgart 1988. Hay quienes son categóricos aun sin aportar argumentos, cf. P. Vidal-Naquet, «Esquilo, el pasado y el presente», Mito y tragedia en la Grecia antigua (eds. J.-P. Vernant – P. Vidal-Naquet), Madrid, vol. II, 2002 (París 2001), pp. 87-108: «otros se equivocan al poner en duda su autenticidad» (p. 94). 200 S. Saïd, «Les dons de Prométhée et leur valeur dans le Prométhée enchaîné à la lumière d’une comparaison avec Hésiode, Platon et Aelius Aristide», Lexis 24, 2006, pp. 247-263. 201 Cf. H. Lloyd-Jones, «Zeus, Prometheus…», art. cit., p. 54. 202 Precisamente la fe en la justicia divina como una conquista que hay que reiniciar siempre, es la tesis de A. Bonnard, «La révolte de Prométhée et le devenir de la justice», SC 6, 1946, pp. 417-442, para afirmar la genuinidad esquílea.

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el establecimiento de unas normas colectivas que garantizan el orden social203. Para Esquilo la conquista de la civilización se inicia gracias a Prometeo. Atenea construirá, a partir de estas bases, los fundamentos de la πόλις204. Este paralelismo entre la evolución de la civilización que expone el Prometeo encadenado, y el progreso moral y político que muestra la Orestía, ya inclinaba a Kitto205 a decantarse por la autoría esquílea de nuestro drama. En este mismo sentido escribió Ameduri206, quien consideraba los versos 447-506 como el canto de un patriota y que su continuación lógica se halla en el final de la Orestía, que, como sabemos, es del 458 a. C., un poco antes de que el poeta abandonase Atenas y se marchase a Sicilia, donde murió tres años después. Desde otro punto de vista, a partir del análisis del personaje de Io, ha defendido su genuinidad Masaracchia207, al estimar que solamente conociendo y asumiendo como canónica la narración del periplo de la joven argiva en las Suplicantes, así como la historia de la unión entre ésta y Zeus, era posible crear el mismo personaje femenino en el Prometeo encadenado, labor para la que no cabe pensar en un autor diferente de Esquilo. En resumen, se puede decir que los argumentos aducidos para negar la paternidad esquílea del Prometeo encadenado ofrecen resul203 C. J. Herington, «Aeschylus: The Last Phase», Arion 4, 1965, pp. 387-403, ha agrupado las tragedias de Esquilo en aquellas que responden a un período temprano (Persas y Siete contra Tebas) y las de su última época (Suplicantes, Orestía y Prometeo encadenado), y lo hace basándose en la presentación de un cosmos unificado y permanente, en el primer caso, frente al caos resultante de los cambios políticos y filosóficos, en el segundo. 204 Para Z. Ritoók, «Zum Konflikt im Aischylos Prometheus», Aischylos und Pindar (ed. E. G. Schmidt), Berlín, 1981, pp. 224-229, el drama prometeico es de inspiración soloniana, ya que rechaza los extremos de la anarquía y de la tiranía. 205 H. D. F. Kitto, «God in Aeschylus and Sophocles», La notion du divin (ed. H. J. Rose), Entretiens F. Hardt, t. I, Vandoeuvres-Ginebra, 1954, pp. 171-201. V. di Benedetto, op. cit., p. 136, piensa que la ideología plasmada en el Prometeo encadenado presenta inequívocos y estrechos puntos de contacto con el resto de la producción dramática de Esquilo. 206 O. Ameduri, «Sull’ accusa di ἀσέβεια rivolta ad Eschilo», Dioniso 38, 1964, pp. 23-36. 207 A. Masaracchia, «Per l’interpretazione del Prometeo. II», QUCC 50, 1985, pp. 15-26.

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tados discutibles o, en cualquier caso, no decisivos de cara a una consideración espuria de la tragedia. A lo largo de esta introducción hemos podido comprobar que muchos rasgos discutidos del Prometeo encadenado ya están presentes en otras obras del genial trágico. El mismo Griffith, en su edición del Prometeo encadenado208, se muestra más cauto en negar a Esquilo la atribución del drama al reconocer su estilo «esquíleo», y Lloyd-Jones209 cree que lo más probable es que Esquilo sea el autor. Nuestro trágico extendió su actividad compositiva a lo largo de veinticinco años, y es normal que su genio haya evolucionado. Por eso, hablar de incompatibilidad entre el estilo del Prometeo encadenado y el estilo de Esquilo es olvidar lo poco que sabemos de este autor, del que no llegamos a conocer ni la décima parte de su producción. Sobre todo cuando, además, lo que nos ha llegado de su obra permite constatar que la personalidad artística de Esquilo se caracteriza por su versatilidad; versatilidad que se manifiesta en la métrica, en el léxico, en la generación de formas dramáticas acordes con las ideas y en la creación de las propias ideas210. Cuando de las noventa obras que la Suda atribuye a Esquilo, sólo nos han llegado siete, cualquier juicio definitivo tomado respecto a la autoría de esta tragedia reviste un riesgo más que considerable211. A esta prudencia anima el ejemplo de las Suplicantes, tragedia que la crítica situaba secularmente y en atención a sus rasgos hieráticos y arcaicos como la más antigua de nuestro trágico; sin embargo, es sabido que el Pap. Oxy. 2256, 3, publicado en 1952, vino a confirmar la existencia de la trilogía de las Danaides, en la que se incluía a las Suplicantes, así como una datación que replanteaba su ubicación y que la colocaba después de los Siete contra Tebas, en el 463 a. C. La crudeza de los papiros enmendaba así la plana a los agudos análisis estilísticos y lingüísticos realizados a la obra, y demostraba 208

M. Griffith, The Prometheus…, op. cit., pp. 34-35. H. Lloyd-Jones, «Zeus, Prometheus…», art. cit., p. 70. Cf. C. J. Herington, The Author of Prometheus Bound, Austin-Londres, 1970, pp. 23-24. 211 Véase, en este sentido, la reseña de M. Davies, CR 39, 1979, pp. 5-7 al varias veces mencionado libro de Griffith, donde señala el importante dato de que poseemos muy pocas tragedias de Esquilo como para comparar con certeza. 209 210

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que la evolución del arte de Esquilo no fue rectilínea. Los estudios de estilo, ciertamente, pueden ofrecer resultados interesantes cuando se trata de un autor como Platón, cuya extensa obra es bien conocida, pero la aplicación de métodos estadísticos a un corpus tan restringido e incompleto como el de Esquilo, es propenso a arrojar resultados inciertos212. En cualquier caso, es de temer que siga siendo una cuestión abierta y que, como ha escrito Pohlenz213, sólo el propio Esquilo podría dar la solución al problema del Prometeo. Por otra parte, no existe ningún testimonio que nos permita fijar la fecha del Prometeo encadenado, cuestión esta que no deja de estar en relación con el problema de la autenticidad. Sabemos que Esquilo había hecho representar un Prometeo en el 472, al mismo tiempo que los Persas, pero este Prometeo debía ser el drama satírico Prometeo encendedor del fuego (Προμηθεὺς πυρκαεύς)214. Ardizzoni215 se inclina por una datación alta del Prometeo encadenado, al igual que Zuntz216, uno de los más prestigiosos defensores de la paternidad esquílea del drama, quien ha aportado argumentos a favor no sólo de la autenticidad, sino también de una datación alta de la tragedia. Uno de esos argumentos consiste en la relación entre un fragmento del Triptólemo de Sófocles (fr. 597 Radt) y el pasaje que narra los errabundeos de Io en el Prometeo encadenado. En el fragmento en cuestión, además, Deméter manda grabar el itinerario: θοῦ δ' ἐν φρενὸς δέλτοισι τοὺς ἐμοὺς λόγους, que parece una citación de dos versos del Prometeo: σύ … τοὺς ἐμοὺς λόγους / θυμῷ βάλ', (v. 705 s.) y ἣν ἐγγράφου σὺ μνήμοσιν δέλτοις φρενῶν (v. 789). El Triptólemo forma 212

Cf. O. Taplin, op. cit., p. 465, y S. Saïd, Sophiste…, op. cit., p. 46. M. Pohlenz, op. cit., p. 99. Para la fecha de la presunta obra «apócrifa», uid. M. L. West, art. cit. 215 A. Ardizzoni, «Tifone e l’eruzione dell’Etna in Eschilo e in Pindaro», GIF 30, 1978, pp. 233-244. 216 G. Zuntz, «Αἰσχύλου Προμηθεύς», Hermes 111, 1983, pp. 498-499, y «Aeschyli Prometheus», HSCPh 95, 1993, pp. 107-111. R. D. Murray, The Myth of Io en Aeschylus’ Suppliants, Princeton, 1958, p. 49, piensa que las similitudes de concepción, de imágenes y los detalles verbales conducen a creer que el Prometeo encadenado pertenecería al mismo período que las Suplicantes. En este sentido, H. Lloyd-Jones, «Zeus, Prometheus…», art. cit., p. 62, llega a afirmar: «This is true, and anyone who doubts the 213 214

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parte de la trilogía con la que Sófocles obtuvo su primera victoria en un concurso dramático, en el 468 a. C.217. Este terminus ante quem situaría al Prometeo encadenado entre los Persas (472 a. C.) y la trilogía tebana (Layo, Edipo y Siete contra Tebas) (467 a. C.), es decir, ca. 470 a. C.218. A esta tesis de Zuntz habría que añadir, por complementario, el dato que ofrece Stoessl219 acerca de una hidria ática del Museo de Boston, que representa al rey Ínaco expulsando de la Argólide a su hija Io y a Hermes abatiendo al monstruo Argos; esta representación bien podría estar inspirada en los versos 665-681 del Prometeo encadenado. Por tanto, para estos autores estaríamos hablando ca. 470 a. C. como fecha de este drama220. Al año 470 a. C., en fin, la adscribe Lloyd-Jones, uniendo su suerte a la de las Etneas, cuyo conjunto habría sido representado en Sicilia en ese año221. Mucho se ha escrito sobre la presencia de un tercer actor en el Prometeo encadenado, lo que conllevaría una cronología al menos

authenticity of the PV would do well to reread the Supplices carefully with the PV in mind». La postura extrema la representa E. Flintoff, «The Date of the Prometheus Bound», Mnemosyne 39, 1986, pp. 82-91, quien piensa que el Prometeo encadenado sería la más antigua de las tragedias griegas conservadas. 217 Cf. Plin., NH XVIII 65. 218 Así, por ejemplo, G. Perrotta, op. cit., p. VII; F. Focke, art. cit., para quien el Prometeo encadenado 351 ss. depende de la Pítica I; y B. Deforge, op. cit., pp. 71-74. La vieja tesis, alegada por algunos filólogos de la escuela germana, que aprovechaba un hipotética autocita en la Esfinge, perteneciente a la Edipodia esquílea, para datar el Prometeo liberado —y, por ende, el Prometeo encadenado—, es decir, el 467 a. C. como terminus ante quem para la trilogía prometeica, ha sido desmontada recientemente por M. Librán Moreno, «Aech. Frs. 202 y 235 R.: ¿una autocita en Esquilo?», DeM 1, 2010, pp. 21-31. 219 F. Stoessl, op. cit., p. 53 s. 220 En esta misma línea, Z. Petre, «Le Triptolème de Sophocle et la date du Prométhée enchaîné», StudClas 40-41, 2004-2005, pp. 255-270, para quien el Zeus tirano del Prometeo encadenado podría sugerir a los atenienses una crítica de Cimón. 221 H. Lloyd-Jones, «Il Prometeo…», art. cit., pp. 217-218. A. Körte, «Das Prometheus Problem», NJA 45-46, 1920, pp. 201-213, adalid de la autenticidad esquílea de la obra, ha intentado explicar las particularidades de métrica, lengua y técnica teatral por influencia del teatro de Epicarmo y de la estancia de Esquilo en Sicilia. M. Pohlenz, op. cit., p. 77, se adscribe a la postura de quienes defienden que el Prometeo encadenado sea una tragedia «siciliana», compuesta en honor de Hierón y de la ciudad de Etna. F. Ferrari, Introduzione al teatro greco, Milán, 1996, pp. 57-58, también aboga por ca. 470 a. C.

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posterior a los Siete contra Tebas222, pues aunque Aristóteles había dicho en su Poética (1449a) que el tercer actor lo introdujo Sófocles, no es menos cierto que existe otra tradición que también remonta a Aristóteles, según Temistio (Or. XXVI 316d), y que atribuye dicha innovación a Esquilo. Igualmente, un pasaje de la Vida de Esquilo (15) hace pensar que la cuestión de la prioridad ya era discutida por los antiguos. Por otra parte, se sabe que en el Agamenón, a partir del verso 855, en que reaparece Clitemestra, hay tres actores en escena, puesto que Casandra ha entrado al mismo tiempo que Agamenón, en el verso 783; sin embargo, Casandra no comienza a hablar hasta el verso 1072 y es un silencio semejante al de Prometeo en el prólogo223. Las entradas y salidas del coro y de Océano se rigen por razones prácticas de puesta en escena y no hay nada que excluya la paternidad esquílea. La obra podría ser representada por dos actores en el caso de que Prometeo estuviese representado por un maniquí, como a veces se ha dicho224. Pero al comienzo de la obra el Titán no ha sido atado aún a la roca, sino que llega a pie con los dos esbirros de Zeus, lo que se ajusta poco a la imagen de un maniquí sostenido por Poder y Violencia225. Por otra parte, el silencio de Prometeo durante la primera escena perdería todo su valor dramático, si el público advirtiese que quien está clavado en el roquedal no es una persona de carne y hueso que padece el tormento. Esta mudez de Prometeo puede sorprender frente a la discusión entre Poder y Hefesto, pero la razón de este extraño silencio reside en que, a fin de cuentas, nada tiene que decir frente a estos personajes226. Con todo, hay que señalar que los diálogos son entre dos actores o entre un actor y el coro o corifeo, sin que se aprecie la necesidad de un tercer actor. 222 Así, por ejemplo, H. G. Mullens, art. cit, en lo que coincide con P. Mazon, op. cit., p. 151, quien lo sitúa entre los Siete contra Tebas y la Orestía. 223 Cf. O. Taplin, op. cit., pp. 304-306. 224 Cf. U. von Wilamowitz, op. cit., p. 114, seguido por A. Körte, art. cit., p. 206, P. Groeneboom, op. cit., p. 72, o G. Murray, Aeschylus: The Creator of Tragedy, Oxford, 1940, p. 39: una tesis Antigua que ya aparece en O. Navarre, «De l’hypothèse d’un mannequin dans le Prométhée enchaîné d’Eschyle», REA 3, 1901, pp. 105-114. 225 Una hipótesis absurda e irrealizable, en opinión de E. R. Dodds, op. cit., p. 37. 226 Cf. C. García Gual, op. cit., pp. 88-89.

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Una cronología baja ya la propuso Bethe227, quien sugería como fecha de representación el 457/456 a. C. También defiende el 457 a. C. como fecha de composición Davison228, basándose en supuestas alusiones a la política ateniense de los años 463-457 a. C. Como es lógico, aquellos estudiosos partidarios de la no autenticidad del drama y que se inclinan por la paternidad de Euforión o de algún poeta menor, se decantan por una fecha tardía, en torno al 440229 e incluso cercana al 430 a. C.230. No obstante, la cuestión de la no autenticidad tampoco es determinante a la hora de postular una cronología baja. Herington, que ha analizado minuciosamente los argumentos formales y de contenido que se han aducido en contra de la paternidad esquílea del Prometeo encadenado, ha colegido que son insuficientes para declarar su carácter apócrifo y que, por el contrario, se pueden hallar en la pieza rasgos que se ajustan al estilo propio de nuestro dramaturgo, si bien es cierto que, junto a esas peculiaridades, se observan ciertos avances que acercan la obra a la última etapa de su producción literaria y que se pueden fechar con posterioridad a la Orestía. Para este autor, Esquilo habría ido complicando cada vez más a los dioses en la trama, cediendo terreno a las nuevas especulaciones filosóficas: Pitágoras, Jenófanes y Empédocles. Si 227 E. Bethe, Prolegomena zur Geschichte des Theaters im Altertum, Leipzig 1896. Esta datación la acepta D. F. Sutton, «The Date of the Prometheus Bound», GRBS 24, 1983, pp. 289-294. 228 J. A. Davison, «The Date of the Prometheia», TAPhA 80, 1949, pp. 66-93. 229 Cf. W. Smidt, Untersuchungen…, op. cit., pp. 17-19 (antes del 445 a. C.) y M. L. West, Studies in Aeschylus, Stuttgart, 1990, pp. 51-72 (en pp. 65-72). Para West tanto el Prometeo encadenado como el Prometeo liberado serían de Euforión o de su sobrino Filocles, ya que Esquilo habría dejado la trilogía incompleta; aduce que Euforión obtuvo cuatro victorias en los concursos trágicos con obras de su padre que no habían sido representadas (pp. 68-69). Sin embargo, H. Lloyd-Jones, «Zeus, Prometheus…», art. cit., p. 56, cree que West ha ideado una «tipología» de cómo debe ser una tragedia de Esquilo y todo lo que esté de acuerdo con ese patrón, queda excluido de su elenco. Como dice A. Lesky, Historia…, op. cit., p. 283, «debiera poder hablarse de esta obra como de una de las culminaciones del arte humano». Entre el 450-440 la data M. Griffith, The Authenticity…, op. cit., pp. 252-254, quien no excluye que la trilogía entera sea postesquílea (p. 252). 230 Cf. R. Bees, op. cit., p. 253. Recientemente, I. Ruffel, Aeschylus: Prometheus Bound, Bristol, 2012, que deja en el aire la cuestión de la autenticidad, propone una horquilla excesivamente amplia: entre el 463 y el 430 a. C.

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tenemos en cuenta que esta trilogía está fechada en el 458 y que Esquilo murió en Gela (Sicilia) en el 456, habría que concluir que ésta podría ser la data del Prometeo encadenado231, es decir, entre el 457 y 456 a. C., producto del cálamo de un viejo dramaturgo de vasta experiencia y capaz también de innovar de manera más acorde con la técnica teatral de otros competidores más jóvenes, como pudiera ser el caso de Sófocles. A unas conclusiones similares —última composición del poeta y verosímilmente elaborada en Sicilia en el período inmediatamente precedente a su muerte en Gela— llegan Duchemin232 y Méautis233, y Steffen234 piensa que se trata de una obra creada especialmente para ser representada en Siracusa, de manera que el Zeus propuesto, que hipotéticamente se transforma en el curso de la trilogía de tirano sanguinario en un soberano sabio y clemente, es, en realidad, un homenaje a Hierón, rey de Siracusa. De redacción siciliana, pero de autor distinto a Esquilo, es la propuesta de Lefèvre235, quien ubica la tragedia en el 425/424 a. C. o tal vez un poco después, ya que identifica la erupción del Etna con la que tuvo lugar precisamente en el año 425. Con todo, las tesis de que las particularidades del Prometeo encadenado pueden estar relacionadas con su composición en Sicilia han sido criticadas por Griffith236.

231 C. J. Herington, op. cit., p. 119. También se abona a esta cronología I. W. Rath, art. cit., p. 37. 232 J. Duchemin, art. cit., p. 2. Una pelíke de Nápoles y un skýphos de Palermo presentan a Io como una joven con orejas y cuernos de vaca; la datación de estas piezas permitiría situar al Prometeo encadenado entre el 460 y el 455 a. C., según H. Maehler, «Io auf der Bühne. Bemerkungen zum Aufführungsdatum des “Gefesselten Prometheus”», AAntHung 40, 2000, pp. 321-329. Entre el 458 y el 454 a. C. lo ubica J. A. Davison, «The Date…», art. cit. 233 G. Méautis, op. cit., p. 69, quien defiende que los Prometeos los escribió Esquilo en Gela y para Gela, y que constituían su última composición. Se abona, además, a la tesis que explicaría la elaboración de coros más sencillos, puesto que en Atenas hubiese sido fácil encontrar actores que cantasen coros de mayor dificultad, pero en Gela esto no era, en su opinión, posible. 234 Cf. W. Steffen, art. cit. Cf. G. Méautis, op. cit., p. 8. 235 E. Lefèvre, art. cit., p. 3. 236 M. Griffith, «Aeschylus, Sicily and Prometheus», Dionysiaca. Nine Studies in Greek Poetry presented to Sir D. Page (eds. R. D. Dawe et alii), Cambridge, 1978, pp. 105-139.

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En definitiva, y con la prudencia que el caso aconseja e independientemente del lugar de su composición, todo apunta a que el Prometeo encadenado pertenece a la última etapa del poeta y sería también posterior a la Orestía.

6. SINOPSIS

DE LA OBRA

Prólogo (1-127): 1.a escena, 1-87, Poder y Hefesto; 2.a escena, 88-127, monólogo de Prometeo, con un canto entre 114-119 y anapestos entre 99-100 y 120-127. Párodo (128-192): canto del coro en dos estrofas y antístrofas con anapestos intercalados de Prometeo. Episodio 1.o (193-396): 1.a escena, 193-283, Prometeo y el corifeo (con anapestos, 277-283); 2.a escena, 284-396, Prometeo y Océano (con anapestos, 284-297). Estásimo 1.o (397-435): canto del coro en dos estrofas y antístrofas y un epodo. Episodio 2.o (436-525): Prometeo y el corifeo. Estásimo 2.o (526-560): canto del coro en dos estrofas y antístrofas. Episodio 3.o (561-886): 561-565, anapestos de Io; 566-608, monodia de Io en una estrofa y antístrofa; 609-686, Io, Prometeo y el corifeo; 877-886, anapestos de Io. Estásimo 3.o (887-906): canto del coro en una estrofa y antístrofa con epodo. Éxodo (907-1093): 1.a escena, 907-943, Prometeo y el corifeo; 2.a escena, 944-1039, Hermes y Prometeo, con anapestos de Hermes y Prometeo entre 1040-1093.

7. NUESTRA

EDICIÓN Y TRADUCCIÓN

Hay que recordar en este apartado que durante el llamado renacimiento literario de Adriano se llevó a cabo una selección de trage[LXXXIV]

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dias de cada uno de los tres trágicos: la «héptada». En el caso de Esquilo parece que el orden de las obras responde a un interés pedagógico, de manera que el Prometeo encadenado, que figura en cabeza de la selección esquílea, resulta la más fácil de comprender de todas las tragedias de nuestro poeta a efectos escolares, lo que hace pensar que el autor de dicha selección posiblemente fuera un gramático. El orden de esta selección era el siguiente: Prometeo encadenado, Siete contra Tebas, Persas, Orestía y Suplicantes. Cuando en el siglo IV comenzó la moda del codex, la selección fue transcrita en pergamino, mientras que la obra completa permaneció en papiro. De esta manera se selló su suerte, ya que las obras de la selección fueron las únicas que sobrevivieron. Posteriormente se realizó una nueva selección de tres obras: la llamada «tríada bizantina». En el caso de Esquilo esta segunda selección estaba integrada por Prometeo encadenado, Siete contra Tebas y Persas, obras que gozaron del favor de los bizantinos y que fueron copiadas una y otra vez con fines escolares. Éstas nos han llegado por vías distintas: por el famoso codex Mediceus (Laurentianus gr. 32, 9), del siglo X, que es el único manuscrito que transmite íntegra la selección de siete obras esquíleas, y toda una serie de códices posteriores, la mayor parte de los siglos XIII y XIV. Por tanto, nuestra tragedia, al pertenecer a la «tríada bizantina», ha sido una de las más favorecidas por la abundante tradición manuscrita de Esquilo, aunque el valor de los códices sea desigual. Sobre el resto de la tradición manuscrita y la edición de Esquilo en general, incluido el Prometeo encadenado, y para no ser repetitivos, nos limitamos a remitir a lo escrito por M. Vílchez en el volumen I de la edición de este trágico237 y por F. R. Adrados en los volúmenes III y IV238. En un texto tan complejo como es el de una tragedia de Esquilo, no nos hemos servido como base de un solo texto, sino que hemos 237

M. Vílchez, Esquilo. Tragedias, I. Los persas, Madrid, 1997, pp. XCVIII-CXXVIII. M. Vílchez – F. R. Adrados, Esquilo. Tragedias, III. Agamenón, Madrid, 2006, pp. XXXIII-XXXV, y F. R. Adrados – E. Calderón, Esquilo. Tragedias, IV. Coéforos. Euménides, Madrid, 2010, pp. XXXVI-XXXIX. 238

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recurrido a diversas ediciones en busca de la solución más sensata. En este sentido, es justo citar, por derecho propio, la teubneriana de West, así como a las más recientes: la publicada en la colección Loeb, a cargo de Sommerstein, y la comentada de Podlecki, ambas con un aparato crítico reducido, pero sin olvidar las oxonienses de Page y Murray, o la de Griffith, con su importante comentario, ni tampoco las añejas de Wilamowitz, Wecklein, Groeneboom o Mazon, y alguna otra que se hallará en su correspondiente apartado bibliográfico con objeto de no ser aquí innecesariamente prolijos. En cualquier caso, sí hay que señalar que, tomando como punto de referencia la edición de West, nuestra edición es notablemente más conservadora y que las abundantes discrepancias respecto a la edición teubneriana generalmente se solventan a favor de las lecturas de los manuscritos. También conviene indicar que una edición de las características de esta colección —es decir, acompañada de traducción— a veces obliga al editor a optar por soluciones muy comprometidas, en lugar de recurrir al expediente de la crux philologica, que deje al lector sumido en una nube de ininteligibilidad. En los casos en los que hemos recurrido a ella o a la fastidiosa laguna, ha sido siempre a condición de que el pasaje resultante fuese comprensible. Igualmente, hay que dejar constancia de la gran utilidad del conocido repertorio de conjeturas de Dawe y de su colación de los manuscritos de Esquilo, así como de los recientes trabajos de Taufer. De todos ellos se hallará referencia completa en el apartado bibliográfico dedicado al texto. La traducción que aquí ofrecemos es en prosa y no versificada. Son conocidas, y por ello no vamos insistir, las dificultades que impone una versión en verso. Contamos con la traducción rítmica de M. Fernández-Galiano239, helenista muy diestro en esta suerte de versiones y que ya expuso por escrito en diversas ocasiones240 los problemas que encuentra el traductor que elige este camino. Hemos 239 M. Fernández-Galiano, Esquilo. Tragedias completas, Barcelona 1993 (obra póstuma, con introducción de C. Miralles). 240 Por ejemplo, en M. Fernández-Galiano, Sófocles. Tragedias, Barcelona, 1985, pp. XXXVI-XL.

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optado, pues, por no sacrificar la máxima literalidad posible y mantenernos dentro de sus límites, aunque en algunas contadas ocasiones hayamos tenido que renunciar a ella en aras de una mejor comprensión del texto. También es evidente que en una traducción las notas pueden multiplicarse o simplificarse. En este sentido, y pensando siempre en la complejidad de la obra traducida y en un lector no necesariamente especializado, hemos optado por dotar a éste del máximo de facilidades para la interpretación del texto. Como a lo largo de esta introducción se ha tratado in extenso acerca de los otros Prometeos, ofrecemos, a continuación del Prometeo encadenado, el texto crítico y la traducción anotada de los fragmentos que nos han llegado de esos otros dramas, pues los consideramos un complemento fundamental para una mejor y más amplia comprensión de aquella tragedia. Nos limitamos a aquellos fragmentos que transmiten versos y no meras referencias. Para mayor comodidad, mantenemos el orden y la numeración de la edición de Radt.

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BIBLIOGRAFÍA EDICIONES

Y TRADUCCIONES

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ESTUDIOS

SOBRE EL TEXTO DEL

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[CXV]

SIGLA1 Fragmentum Papyraceum Π 6 P. Oxy. 3838 Pr. Vv. 122-32, 134

II

/

III

d. C.

Codices M A B Ba C Cb D Δ E F Fb Fc Fd G Ga H Ha I K L

Laur. 32.9 Ambros. gr. C 56 (399) Laur. 31.3+86.3, ann. 1287 Vat. Ott. gr. 210 Par. gr. 2785 Par. gr. 2790 Ambros. gr. G 56 (399) Mosc. gr. 508 Salmantic. Bibl. Univ. 233 Laur. 31.8 Vat. gr. 1824 Ambros. gr. I 47 sup. (459) Laur. 91 sup. 5 Marc. gr. 616 (663) Vat. Pal. gr. 287 Heidelberg. Palat. gr. 18 Matrit. gr. 4617 Atos 209 Laur. conv. supp. 11 Laur. 32.2

saec. x XIV XIII XIV XIV XVI XIV XV XV XIV XIV XIV XIV XIV XIV XIII XIV XIII-XIV XIV XIV

1 Reproducimos aquí siglas de manuscritos recogidas en el vol. I de Esquilo de esta colección.

[CXVII]

SIGLA

La Lb Lc Lh Ma Mb Mc Md Me Mf N Nc Nd O P Pd Q R Ra Rb Rc Sd Si Sj T U Ua Uc V Va W X Ξa Xc Y Ya Yd Ze

Par. gr. 2786 Rom. Vallicell. B 70 Cantabr. Bibl. Univ. Nn III 17 A Cantabr. Bibl. Univ. Nn III 17 B Laur. S. Marco 222 Bonon. Bibl. Univ. 2271 Guelferbytanus Gud. gr. 4.o 88 Escor. T. I. 15 Par. gr. 2886 Monac. gr. 546 Matrit. gr. 4677 Laur. 28.25 Laur. 31.38 Lugd. Batav. Voss. gr. Q 4 A Par. gr. 2787 Par. gr. 2789 Par. gr. 2884 Vat. gr. 57 Oxon. Bibl. Bodl. Selden Supra 18 Vat. gr. 2222 Laur. conv. suppr. 7 Par. gr. 278 Par. gr. 2886 Vat. gr. 58 Neapol. II f. 31 Lips. Rep. I. 4. 43 Vat. Regin. gr. 155 Monac. gr. 565 Marc. gr. 468 (653) Marc. gr. 470 (824) Vat. gr. 1332 Laur. 31.2 Par. supp. gr. 110 Laur. conv. suppr. 98 Lugd. Batav. Voss. gr. Q. 6 Vindob. phil. gr. 197 Par. gr. 2782 A Vindob. hist. gr. 122 [CXVIII]

XIV XIV XIV XIV XIV XIV XV XVI XVI XVI XVI XIII XIII XIII XVI XV

ann. 1301 XVI XV XVI

ann. 1344 XV XVI XV XVI XV XV XVI XIII XV XIII XIII XVI

ann. 1372 XIV

ann. 1414 XVI XVI

SIGLA

Zf Zh Zi

Mosc. gr. 505 Guelferbytanus Gud. gr. 4.o 88 Vindob. phil. gr. 235

XV XV XV

Concordancia de estas siglas con las de la edición de West Familia α: ” β: ” γ: ” δ: ” ε: ” κ: ” λ: ” μ: ” ξ:

Códices ” ” ” ” ” ” ” ”

Otras siglas de esta edición Ω Σ Φ Θ

omn. codd. sch. uetus paraphr. paraphr. Th. Mag.

[CXIX]

I Ba Δ HB OY WD VN KQ L La Lb G Ga F Fb Fc Fd

PROMETHEVS VINCTVS

ΥΠΟΘΕΣΙΣ Προμηθέως ἐν Σκυθίᾳ δεδεμένου διὰ τὸ κεκλοφέναι τὸ πῦρ πυνθάνεται Ἰὼ πλανωμένη ὅτι κατ' Αἴγυπτον γενομένη ἐκ τῆς ἐπαφήσεως τοῦ Διὸς τέξεται τὸν Ἔπαφον· Ἑρμῆς τε παράγεται ἀπειλῶν αὐτῷ κεραυνωθήσεσθαι ἐὰν μὴ εἴπῃ τὰ μέλλοντα ἔσεσθαι τῷ Διί· καὶ τέλος βροντῆς γενομένης ἀφανὴς γίνεται ὁ Προμηθεύς. κεῖται ἡ μυθοποιία ἐν παρεκβάσει παρὰ Σοφοκλεῖ ἐν Κολχίσι, παρὰ δ' Εὐριπίδῃ ὅλως οὐ κεῖται. ἡ μὲν σκηνὴ τοῦ δράματος ὑπόκειται ἐν Σκυθίᾳ ἐπὶ τὸ Καυκάσιον ὄρος, ὁ δὲ χορὸς συνέστηκεν ἐξ Ὠκεανίδων νυμφῶν. τὸ δὲ κεφάλαιον αὐτοῦ ἐστι Προμηθέως δέσις.

5

2 post Ἰὼ lac. stat. West • ὅτι hoc loco K, post γενομένη M cum plurimis • 6 Κολχίσι Brunck : Κόλχοις M • 8 ἐπὶ … ὄρος del. Wilamowitz

[2]

ARGUMENTO Estando Prometeo encadenado en Escitia por haber robado el fuego, la errabunda Io le informa de que, tras llegar a Egipto, engendrará a Épafo por contacto1 con Zeus; Hermes se le presenta con la amenaza de que será fulminado, si no dice lo que le va a suceder a Zeus; y al fin, con el estallido de un trueno, Prometeo desaparece. El suceso mítico se encuentra en Sófocles en una digresión de las Colquidenses2, pero en Eurípides no se halla en modo alguno3. La escena del drama tiene lugar en Escitia, en lo alto del monte Cáucaso, y el coro está constituido por ninfas Oceánides. Su punto capital es el encadenamiento de Prometeo.

1 Obsérvese la relación etimológica entre el nombre de Épafo y ἐπάφησις ‘contacto’ (cf. Pr. 849 ἐπαφῶν). 2 En esta obra Sófocles debía tratar el tema de la leyenda de los Argonautas; en ella Medea hacía un excursus acerca de la historia de Prometeo (cf. fr. 336-346 Radt). 3 En realidad, en la obra euripídea hay ocasionales referencias a Prometeo.

[2]

ΤΑ ΤΟΥ ΔΡΑΜΑΤΟΣ ΠΡΟΣΩΠΑ ΚΡΑΤΟΣ ΒΙΑ ΗΦΑΙΣΤΟΣ ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΩΚΕΑΝΟΣ ΙΩ ΧΟΡΟΣ ΩΚΕΑΝΙΔΩΝ ΕΡΜΗΣ

[3]

PERSONAJES PODER, sirviente de Zeus VIOLENCIA, sirviente de Zeus, personaje mudo HEFESTO PROMETO OCÉANO IO CORO DE OCEÁNIDES HERMES

[3]

ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

ΚΡΑΤΟΣ Χθονὸς μὲν ἐς τηλουρὸν ἥκομεν πέδον, Σκύθην ἐς οἷμον, ἄβροτον εἰς ἐρημίαν. Ἥφαιστε, σοὶ δὲ χρὴ μέλειν ἐπιστολὰς ἅς σοι πατὴρ ἐφεῖτο, τόνδε πρὸς πέτραις ὑψηλοκρήμνοις τὸν λεωργὸν ὀχμάσαι ἀδαμαντίνων δεσμῶν ἐν ἀρρήκτοις πέδαις.

5

1-50 om. Y, 1-267 om. H, 1-1042 om. Nd; deficit omnino A • 2 οἷμον plerique : οἶμον cett. • ἄβροτον sch. Hom. Il. 14.78, sch. Ar. Ran. 814: ἄβατον Σ (15) Ω sch. Ar. (Rav.), def. Fontana • 6 ἀδαμαντίνων δεσμῶν sch. Ar., prob. Taufer : ἀδαμαντίναις (uel -νοις) πέδησιν (uel -δαισιν) Ω • ἐν om. B N a.c. K L • πέδαις sch. Ar., prob. Taufer : πέτραις Ω

[4]

PROMETEO ENCADENADO La escena tiene lugar en una región montañosa, en los límites del mundo, no lejos del mar. Entran en escena Poder y Violencia llevando a Prometeo. Les sigue Hefesto con sus utensilios de herrero. Se disponen a encadenar al Titán en una escarpada roca. PODER4. Hemos llegado al último confín de la tierra, a la frontera escita, al desolado desierto5. Hefesto, a ti te incumbe cumplir los mandatos que te encomendó tu padre6, en estas abruptas rocas sujetar a este malhechor7 con los irrompibles grilletes8 de unas férreas cadenas. 4 El prólogo de la obra (vv. 1-127) se compone de dos escenas: el encadenamiento de Prometeo (vv. 1-87) y los lamentos de éste (vv. 88-127). 5 El desierto escita era proverbial: cf. Hdt. II 17; Ar., Ach. 704. En tiempos de Esquilo, Escitia era una región de las estepas rusas poco conocida y muy extensa, cuyos límites eran imprecisos y constituían los confines del mundo entonces explorado. Como señala el autor de la ὑπόθεσις, el lugar de la escena es el extremo norte de Europa, como lo será en el Prometeo liberado y como se deduce de las palabras de Prometeo a Io (Pr. 707-9). En cualquier caso, se trata de un recurso frecuente: situar al espectador en el tiempo y el espacio. 6 Hefesto era, según la versión homérica (Il. I 571 s., 577 s., XIV 338; Od. VIII 312), hijo de Zeus y Hera, aunque la versión hesiódica lo hacía hijo solamente de Hera (Th. 927-929). No obstante, la expresión homérica πατὴρ ἀνδρῶν τε θεῶν τε resume el poder detentado por Zeus y su ascendencia sobre humanos y dioses. 7 El término λεωργός (‘malhechor’) no pertenece a una terminología estrictamente jurídica, pero pertenece al mismo grupo que πανοῦργος, como ha señalado P. Chantraine, «À propos de l’adverb ionien λείως λέως», Glotta 33, 1954, pp. 25-36, y conviene recordar que el πανοῦργος es el delincuente común, merecedor de la pena de ἀποτυμπανισμός, como hemos visto en la introducción. Por otra parte, verbos como ὀχμάζω (Pr. 5, 618), δέω (Pr. 15), προσπασσαλεύω (Pr. 20), ἀράσσω (Pr. 58)…, insisten todos en la idea de sujeción e inmovilidad. 8 En realidad, πέδαις hace alusión a las ‘trabas’ con las que se sujetan las patas de un caballo, cuando éste es dejado suelto, para que no se aleje (cf. Hom., Il. XIII 36).

[4]

ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

τὸ σὸν γὰρ ἄνθος, παντέχνου πυρὸς σέλας, θνητοῖσι κλέψας ὤπασεν· τοιᾶσδέ τοι ἁμαρτίας σφε δεῖ θεοῖς δοῦναι δίκην, ὡς ἂν διδαχθῇ τὴν Διὸς τυραννίδα στέργειν, φιλανθρώπου δὲ παύεσθαι τρόπου. ΗΦΑΙΣΤΟΣ Κράτος Βία τε, σφῷν μὲν ἐντολὴ Διὸς ἔχει τέλος δὴ κοὐδὲν ἐμποδὼν ἔτι· ἐγὼ δ' ἄτολμός εἰμι συγγενῆ θεὸν δῆσαι βίᾳ φάραγγι πρὸς δυσχειμέρῳ. πάντως δ' ἀνάγκη τῶνδέ μοι τόλμαν σχεθεῖν· εὐωριάζειν γὰρ πατρὸς λόγους βαρύ. τῆς ὀρθοβούλου Θέμιδος αἰπυμῆτα παῖ, ἄκοντά σ' ἄκων δυσλύτοις χαλκεύμασι προσπασσαλεύσω τῷδ' ἀπανθρώπῳ πάγῳ, ἵν' οὔτε φωνὴν οὔτέ του μορφὴν βροτῶν ὄψῃ, σταθευτὸς δ' ἡλίου φοίβῃ φλογὶ χροιᾶς ἀμείψεις ἄνθος· ἀσμένῳ δέ σοι

10

15

20

16 σχεθεῖν Elmsley : σχέθειν Ω • 17 εὐωριάζειν Porson : ἐξωρ- Σ Ω • 20 πάγῳ] τόπῳ M • 21 βροτῶν] θεῶν B W ε Q λ • 22 ὄψῃ O s.s. : ὄψει cett.

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PROMETEO ENCADENADO

Pues tu flor, el resplandor del fuego, origen de todas las artes9, tras robarla se la entregó a los mortales: por un delito10 tal preciso es que pague una pena a los dioses, para que aprenda a aceptar el poder absoluto de Zeus y a renunciar a su talante humanitario. HEFESTO. Poder y Violencia11, para vosotros el mandato de Zeus toca a su fin y ya nada os retiene; mas yo no tengo coraje para encadenar a un dios pariente mío12, por la violencia, a una escarpadura inhóspita. No obstante, es absolutamente necesario que yo cobre valor para hacer esto: es cosa grave desatender las órdenes de un padre. (A Prometeo) De Temis13, la buena consejera, hijo de elevados pensamientos, contra tu voluntad, contra la mía, voy a clavarte con cadenas de bronce imposibles de soltar a esta roca alejada de los hombres, donde ni la voz ni la figura de mortal alguno podrás ver, sino que, abrasado por la brillante llama del sol, cambiarás la flor de tu piel;

9 El término παντέχνου (v. 7) es el germen de la ῥῆσις desarrollada por Prometeo entre los versos 436-505, que concluye conteniendo en el último verso la expresión πᾶσαι τέχναι, a modo de resumen. 10 La generosidad de Prometeo para con los hombres es definida como delito (ἁμαρτία) y él mismo admitirá dicha culpabilidad más adelante (Pr. 266: ἥμαρτον), aunque lejos de arrepentirse. 11 Los personajes del prólogo son Hefesto, Poder y Violencia, que era un personaje mudo, mera comparsa (κωφὸν πρόσωπον). A veces, ateniéndose al uso esquíleo de dos actores en escena, se ha pretendido que Prometeo no fuera sino un muñeco, según hipótesis de U. von Wilamowitz (Aischylos. Interpretationen, Berlín, 1914, p. 114), pero la idea es innecesaria. Es cierto que Esquilo evitaba el diálogo a tres, pero no es menos cierto que Prometeo toma la palabra sólo cuando los otros personajes se han alejado. Por otra parte, en la Orestía los pasajes a tres actores ya son un hecho consumado: Ch. 900 ss. y Eu. 574 ss. Para O. Taplin (The Stagecraft of Aeschylus, Oxford, 1989, p. 244) la presencia de un tercer actor en el Prometeo encadenado es indicio de que esta obra sería de producción tardía, pero no por ello habría que excluir la paternidad esquílea. Por otra parte, Poder y Violencia eran hijos de Palante y Éstige (o Estigia), y con su madre participaron en la Titanomaquia a favor de Zeus (cf. Hes., Th. 383-394). Poder también aparece como divinidad en Ch. 244. 12 Tanto Hefesto como Prometeo descendían de Urano. 13 Temis, diosa del derecho, era hija de Urano y Gea y segunda esposa de Zeus (Hes., Th. 135 y 901-906; cf. A., Eu. 1-8), del que engendró a las Horas y a las Moiras, según la segunda versión hesiódica. En otro lugar identifica a Temis con Gea y la considera madre de Prometeo (Pr. 209-211).

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Κ Ρ.

ΗΦ. Κ Ρ. ΗΦ.

ἡ ποικιλείμων νὺξ ἀποκρύψει φάος, πάχνην θ' ἑῴαν ἥλιος σκεδᾷ πάλιν· αἰεὶ δὲ τοῦ παρόντος ἀχθηδὼν κακοῦ τρύσει σ', ὁ λωφήσων γὰρ οὐ πέφυκέ πω. τοιαῦτ' ἀπηύρω τοῦ φιλανθρώπου τρόπου. θεὸς θεῶν γὰρ οὐχ ὑποπτήσσων χόλον βροτοῖσι τιμὰς ὤπασας πέρα δίκης· ἀνθ' ὧν ἀτερπῆ τήνδε φρουρήσεις πέτραν ὀρθοστάδην, ἄυπνος, οὐ κάμπτων γόνυ· πολλοὺς δ' ὀδυρμοὺς καὶ γόους ἀνωφελεῖς φθέγξῃ· Διὸς γὰρ δυσπαραίτητοι φρένες· ἅπας δὲ τραχὺς ὅστις ἂν νέον κρατῇ. εἶἑν, τί μέλλεις καὶ κατοικτίζῃ μάτην; τί τὸν θεοῖς ἔχθιστον οὐ στυγεῖς θεόν, ὅστις τὸ σὸν θνητοῖσι προύδωκεν γέρας; τὸ συγγενές τοι δεινὸν ἥ θ' ὁμιλία. σύμφημ'· ἀνηκουστεῖν δὲ τῶν πατρὸς λόγων οἷόν τε πῶς; οὐ τοῦτο δειμαίνεις πλέον; αἰεί γε δὴ νηλὴς σὺ καὶ θράσους πλέως.

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26 αἰεὶ N V pr.m. : ἀεὶ cett. • 28 ἀπηύρω Φ λ et plerique, An. Par. III 226.31, Eust. 814.23, def. Taufer : ἐπηύρω M : ἐπηύρου Elmsley • 33 δ' om. V • 35 νέον κρατῇ] νεοκρατῇ ΜΣ • 39 συγγενές Ω : ξυγγ- Porson • τοι] τε B a.c. P γρ. : τι D • 40 σύμφημ'] ξύμ- Rb • 42 γε δὴ Q alt.m. K : τε δὴ Μ μ : τι δὴ uel τοι δὴ fere cett.

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PROMETEO ENCADENADO

para contento tuyo la noche de tachonado manto14 ocultará la luz y el sol disipará de nuevo la escarcha matutina; mas siempre te abrumará la aflicción del mal presente, pues todavía no ha nacido el que te pueda liberar15. Esto has conseguido con tu talante humanitario. Tú, un dios que no te amilanas ante la cólera de los dioses, concediste honores a los mortales más allá de lo justo16; a cambio de esto montarás guardia en esta desagradable roca, siempre de pie, sin dormir, sin doblar la rodilla; muchos lamentos e inútiles gemidos proferirás, pues el corazón de Zeus es inflexible: es riguroso todo el que gobierna desde hace poco17. PODER. ¡Y bien! ¿Por qué te demoras y te apiadas en vano? ¿Por qué no aborreces al dios más odioso a los dioses, el que entregó a los mortales tu privilegio18? HEFESTO. Es poderoso el parentesco y la amistad. PODER. Estoy de acuerdo. Mas desobedecer las órdenes de tu padre, ¿cómo es posible? ¿No temes esto más? HEFESTO. Tú siempre eres despiadado y lleno de audacia.

14 La expresión ποικιλείων νύξ, en opinión de K. Gantar, «Ποικιλείων νύξ», ZAnt 7, 1957, pp. 236-240, sería la evocación de un antiguo mito de un ἱερὸς γάμος entre Zeus y Ctonia, en el que ésta recibía un manto, según el testimonio de Ferécides (D.-K. I, p. 48). Este manto no es sino el cielo adornado de constelaciones. 15 Alusión a la liberación de Prometeo a cargo de Heracles (cf. Pr. 871-74). 16 Tras insistir en el status divino del protagonista, Hefesto concreta más la acusación de sus acompañantes y resume el tema de la tragedia: Prometeo ha violado el orden establecido según la justicia cósmica al traspasar los límites de su derecho (πέρα δίκης). Estas palabras —y Pr. 38— son un adelanto de todos los beneficios concedidos por Prometeo a los hombres y que relacionará en su célebre parlamento (Pr. 436-506). Nótese que, para Hefesto, la ofensa no afecta solamente a Zeus, sino a los dioses en general. 17 El tema de la reciente constitución del reinado de Zeus, una vez destronado Crono, es repetido a lo largo de la tragedia, casi como una justificación de la inexorable crueldad del dios (cf. Pr. 96, 149, 310, 389, 942, 955). 18 Tras su triunfo, Zeus había otorgado a sus dioses aliados determinadas prerrogativas (cf. Pr. 229-30). A Hefesto le había correspondido el fuego, por lo que era el principal afectado por el delito de Prometeo. El poliptoton θεοῖς … θεόν aisla a Prometeo entre los dioses, lo opone a los demás, pero, a la vez, recalca su naturaleza divina por oposición a la de los humanos. También en el verso 29: θεὸς θεῶν, y en el v. 92: θεῶν … θεός.

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Κ Ρ. ΗΦ. Κ Ρ. ΗΦ. Κ Ρ. ΗΦ. Κ Ρ. ΗΦ. Κ Ρ. ΗΦ. Κ Ρ. ΗΦ. Κ Ρ.

ἄκος γὰρ οὐδὲν τόνδε θρηνεῖσθαι· σὺ δὲ τὰ μηδὲν ὠφελοῦντα μὴ πόνει μάτην. ὦ πολλὰ μισηθεῖσα χειρωναξία. τί νιν στυγεῖς; πόνων γὰρ ὡς ἁπλῷ λόγῳ τῶν νῦν παρόντων οὐδὲν αἰτία τέχνη. ἔμπας τις αὐτὴν ἄλλος ὤφελεν λαχεῖν. ἅπαντ' ἐπαχθῆ πλὴν θεοῖσι κοιρανεῖν· ἐλεύθερος γὰρ οὔτις ἐστὶ πλὴν Διός. ἔγνωκα τοῖσδε, κοὐδὲν ἀντειπεῖν ἔχω. οὔκουν ἐπείξῃ τῷδε δεσμὰ περιβαλεῖν, ὡς μή σ' ἐλινύοντα προσδερχθῇ πατήρ; καὶ δὴ πρόχειρα ψάλια δέρκεσθαι πάρα. βαλών νιν ἀμφὶ χερσὶν ἐγκρατεῖ σθένει ῥαιστῆρι θεῖνε, πασσάλευε πρὸς πέτραις. περαίνεται δὴ κοὐ ματᾷ τοὔργον τόδε. ἄρασσε μᾶλλον, σφίγγε, μηδαμῇ χάλα· δεινὸς γὰρ εὑρεῖν κἀξ ἀμηχάνων πόρον. ἄραρεν ἥδε γ' ὠλένη δυσεκλύτως. καὶ τήνδε νῦν πόρπασον ἀσφαλῶς, ἵνα μάθῃ σοφιστὴς ὢν Διὸς νωθέστερος.

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48 λαχεῖν] λαβεῖν L • 49 ἐπαχθῆ Stanley : ἐπράχθη Ω: ἐπαχθή Cavallini ex Ar. Ran. 939-41 • 51 τοῖσδε κοὐδὲν codd. excepto G τοῖσδέ τ' οὐδὲν : τοῖσδε δ' οὐδὲν anon. • 52 τῷδε δεσμὰ] δεσμὰ τῷδε γ W ε κ • 55 βαλών Pearson : λαβών Ω • νιν Ω : νυν Blaydes • 59 πόρον Ω : -ους sch. Ar. Equ. 759

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PROMETEO ENCADENADO

PODER. No es ningún remedio el llorar por éste: en lo que no aprovecha nada tú no te esfuerces en vano. HEFESTO. ¡Ay, oficio muy odiado! PODER. ¿Por qué lo odias? Pues de los pesares presentes, en una palabra, en nada es culpable tu arte19. HEFESTO. ¡Ojalá cualquier otro lo hubiera obtenido en suerte! PODER. Todo es molesto, salvo mandar sobre los dioses; porque nadie es libre excepto Zeus20. HEFESTO. Por esto lo sé y nada puedo replicar. PODER. ¿No te apresuras, pues, en rodearle de cadenas, para que el padre no te vea remiso? HEFESTO. Ya es posible ver dispuestos los grilletes. PODER. Después de ceñírselos a las manos, con toda tu fuerza golpea con el martillo y clávalo en las rocas. HEFESTO. Ya está concluido, y no en vano, este trabajo. PODER. Golpea más, aprieta, de ningún modo aflojes; pues es hábil en encontrar salida incluso de lo imposible. HEFESTO. Este codo ha quedado sujeto de modo que difícilmente pueda soltarse. PODER. Ahora asegura también el otro firmemente, para que aprenda que, aun siendo sabio21, es más torpe que Zeus.

19 Por su habilidad como herrero, Hefesto ha recibido un encargo que ahora le repugna. 20 La idea de una omnipotencia divina, como aquí la de Zeus, es difícilmente comprensible por el hombre antiguo, de ahí que habitualmente se les atribuyan a las divinidades competencias y prerrogativas que son, en definitiva, un límite a su poder, pensamiento este plasmado a lo largo de esta tragedia. Cada dios tenía delimitado su dominio y no podía salir de él; sólo Zeus, el rey de los dioses, tiene un lote indefinido, de ahí que sea el único verdaderamente libre. En consonancia con esto, la figura de Zeus es presentada en esta obra como la de un tirano. 21 El término σοφιστής aún no tiene aquí ninguna connotación negativa, sino que es sinónimo de σοφός, ‘sabio’. La intervención de Poder se corresponde perfectamente con la moral de la versión hesiódica (Th. 613-16), que hace hincapié en la imposibilidad de que alguien pueda engañar a Zeus, incluido Prometeo. Sí ve sentido peyorativo V. Citti, «Il termine σοφιστής nella lingua di Eschilo», RAIB 62, 1973-1974, pp. 1-11. Cf. V. Mousbahova, «The meaning of the terms σοφιστής and σόφισμα in the Prometheus Bound», Hyperboreus 13, 2007, pp. 31-50.

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

ΗΦ. Κ Ρ. ΗΦ. ΚΦ. ΗΦ. Κ Ρ. ΗΦ. Κ Ρ. ΗΦ. Κ Ρ. ΗΦ. Κ Ρ. ΗΦ. Κ Ρ.

πλὴν τοῦδ' ἂν οὐδεὶς ἐνδίκως μέμψαιτό μοι. ἀδαμαντίνου νῦν σφηνὸς αὐθάδη γνάθον στέρνων διαμπὰξ πασσάλευ' ἐρρωμένως. αἰαῖ, Προμηθεῦ, σῶν ὕπερ στένω πόνων. σὺ δ' αὖ κατοκνεῖς τῶν Διός τ' ἐχθρῶν ὕπερ στένεις; ὅπως μὴ σαυτὸν οἰκτιεῖς ποτε. ὁρᾷς θέαμα δυσθέατον ὄμμασιν. ὁρῶ κυροῦντα τόνδε τῶν ἐπαξίων. ἀλλ' ἀμφὶ πλευραῖς μασχαλιστῆρας βάλε. δρᾶν ταῦτ' ἀνάγκη· μηδὲν ἐγκέλευ' ἄγαν. ἦ μὴν κελεύσω κἀπιθωΰξω γε πρός. χώρει κάτω, σκέλη δὲ κίρκωσον βίᾳ. καὶ δὴ πέπρακται τοὔργον οὐ μακρῷ πόνῳ. ἐρρωμένως νῦν θεῖνε διατόρους πέδας, ὡς οὑπιτιμητής γε τῶν ἔργων βαρύς. ὅμοια μορφῇ γλῶσσά σου γηρύεται. σὺ μαλθακίζου, τὴν δ' ἐμὴν αὐθαδίαν ὀργῆς τε τραχυτῆτα μὴ 'πίπλησσέ μοι. στείχωμεν, ὡς κώλοισιν ἀμφίβληστρ' ἔχει. ἐνταῦθα νῦν ὕβριζε καὶ θεῶν γέρα συλῶν ἐφημέροισι προστίθει. τί σοι οἷοί τε θνητοὶ τῶνδ' ἀπαντλῆσαι πόνων; ψευδωνύμως σε δαίμονες Προμηθέα καλοῦσιν· αὐτὸν γάρ σε δεῖ προμηθέως, ὅτῳ τρόπῳ τῆσδ' ἐκκυλισθήσῃ τέχνης.

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64 νῦν Ω : νυν Blaydes • 66 ὕπερ στένω] ὑποστένω M a.c. O, unde ὕπο στένω Wecklein • 71 πλευραῖς] -ὰς O μ • 75 πόνῳ] χρόνῳ Ο λ • 76 νῦν Ω : νυν Blaydes • 77 τῶν Ω : τῶνδ' Blaydes • 82 γέρα] γέρας γ • 84 ἀπαντλῆσαι] ἀπαλλάξαι λ • 86 προμηθέως Ω : προμηθίας Elmsley • 87 τέχνης] τύχης Q γρ. λ

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PROMETEO ENCADENADO

HEFESTO. Salvo éste, nadie en justicia podría criticarme. PODER. Ahora clávale la fiera mandíbula de una cuña de acero, bien fuerte, a través del pecho. HEFESTO. ¡Ay, ay, Prometeo, gimo por tus penas! PODER. ¿Tú vacilas y gimes por los enemigos de Zeus? ¡Que un día no tengas que compadecerte de ti mismo! HEFESTO. Estás viendo un espectáculo penoso de ver para los ojos. PODER. Veo que éste está recibiendo lo que se merece. Pero échale cinchas en torno a sus costados22. HEFESTO. Fuerza es hacerlo; no me instigues en exceso. PODER. Sí, te instigaré y además te azuzaré. Baja y con fuerza ciñe sus piernas con anillas. HEFESTO. La tarea ya está hecha con no mucho esfuerzo. PODER. Con vigor golpea ahora esas trabas perforantes, pues es severo el que va a juzgar tu labor. HEFESTO. Tu lengua habla conforme a tu figura23. PODER. Tú ablándate, pero no me reproches mi obstinación ni la dureza de mi carácter. HEFESTO. Vámonos, pues tiene una red en torno a sus miembros. PODER. (A Prometeo) ¡Ahora sé ahí insolente24 y, robando sus privilegios a los dioses, entrégaselos a seres efímeros25! ¿En cuál de estos sufrimientos son capaces de aliviarte los mortales? Con falso nombre los dioses te llaman Prometeo26; pues a ti mismo te hace falta un previsor para ver de qué modo te librarás de este artificio. (Se retiran Hefesto, Poder y Violencia) 22 Prometeo es la imagen del caballo que es domeñado con las correas (μασχαλιστῆρες) de la cincha para sujetar la montura. 23 Es decir, las odiosas palabras que utiliza Poder están en consonancia con la horrenda máscara que porta el personaje, cf. U. Albini, «I tre volti del potere nel Prometeo», PP 40, 1985, pp. 414-418 (en pp. 414-415). 24 Ahora la conducta de Prometeo es calificada de ὕβρις, la culpa de quienes no aceptan sus propios límites. 25 Los ἐφήμεροι, los efímeros por antonomasia, son los humanos, que, como recuerda Píndaro (P. VII 135), son todo fragilidad y precariedad. 26 Según la etimología popular, el nombre de Prometeo derivaría de πρό (‘antes’) y μαθεῖν (‘aprender’), y significaría algo así como ‘el que piensa antes’, ‘el previsor’, es

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ὦ δῖος αἰθὴρ καὶ ταχύπτεροι πνοαί, ποταμῶν τε πηγαί, ποντίων τε κυμάτων ἀνήριθμον γέλασμα, παμμήτωρ τε γῆ, καὶ τὸν πανόπτην κύκλον ἡλίου καλῶ· ἴδεσθέ μ' οἷα πρὸς θεῶν πάσχω θεός. δέρχθηθ' οἵαις αἰκείαισιν διακναιόμενος τὸν μυριετῆ χρόνον ἀθλεύσω. τοιόνδ' ὁ νέος ταγὸς μακάρων ἐξηῦρ' ἐπ' ἐμοὶ δεσμὸν ἀεικῆ. φεῦ φεῦ, τὸ παρὸν τό τ' ἐπερχόμενον πῆμα στενάχω· ποῖ ποτε μόχθων χρὴ τέρματα τῶνδ' ἐπιτεῖλαι;

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καίτοι τί φημι; πάντα προυξεπίσταμαι σκεθρῶς τὰ μέλλοντ', οὐδέ μοι ποταίνιον πῆμ' οὐδὲν ἥξει. τὴν πεπρωμένην δὲ χρὴ

88 δῖος κ L: διὸς cett. • 89 κυμάτων] ῥευμάτων K γρ. Rb γρ. • 93 αἰκείαισιν fere Ω : ἀνίαισι W ε, ἀνοίαισι Y : ᾀκείαισιν Porson • 94 μυριετῆ] μυριέτη U • 95 ἀθλεύσω M V : ἀεθλ- cett. • 97 ἐξηῦρ' Ω: ἐξεῦρ' Dindorf • 98 φεῦ φεῦ M Φ α Β Ο D λ: αἶ αἶ uel αἲ αἲ Y W ε κ • 99 ποῖ] πῇ λ • 100 τέρματα Μ Ι a.c. B λ: τέρμα cett. • ἐπιτεῖλαι Σ Ω : ἐπικέλσαι Coenen, ἐποκεῖλαι Blaydes • 102 σκεθρῶς] τορῶς λ

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PROMETEO ENCADENADO

PROMETEO. ¡Oh divino éter y vientos de rápidas alas, fuentes de los ríos y sonrisa27 innúmera de las olas marinas, tierra madre universal28 y círculo omnividente del sol, yo os invoco: ved lo que yo, un dios, sufro de parte de los dioses29! Mirad con qué ultrajes desgarrado durante infinito tiempo he de padecer. Tal es la cadena infame que contra mí ideó el nuevo jefe de los bienaventurados. ¡Ay, ay, por el dolor presente y futuro gimo ya! ¿Cuándo debe surgir el fin de estas cuitas? Mas ¿qué digo? Todo lo que ha de suceder lo conozco de antemano con exactitud30 y ningún dolor me llegará de improviso. Es pre-th- (cf. V. Schmidt, «PROMETHESAI bei Archilochos», ZPE 19, decir, de una raíz *proma 1975, pp. 183-190). Dánao, por ejemplo, también gozaba de la προμηθία (Supp. 178) por ser poseedor de μῆτις (Supp. 971). Esta etimología está aún más fomentada por el hecho de que según algunas fuentes mitográficas y literarias Prometeo tenía un hermano gemelo llamado Epimeteo (‘el que piensa después’): el Previsor y el Retrasado. Píndaro (P. V 36) llama a Epimeteo ὀψίνοος ‘de tardo pensamiento’. Esquilo ya utiliza este recurso para Polinices en los Siete contra Tebas (v. 579) y para Helena en el Agamenón (v. 689). Sobre toda esta cuestión, cf. M. Morani, «Il nome di Prometeo», Aevum(ant) 57, 1983, pp. 33-43. De manera paralela se puede ver en el Ayante de Sófocles (v. 904) la relación entre el nombre del héroe y el verbo αἰάζειν (‘gritar αἰαῖ’). 27 El neologismo γέλασμα es entendido por los escoliastas como χῦμα, ‘flujo’, cf. M. Mund-Dopchie, «À propos de ποντίων τε κυμάτων ἀνήριθμον γέλασμα (Pro. 89-90): étude sémantique et stylistique», AC 53, 1984, pp. 210-217. 28 No se trata de una referencia a una posible identificación Temis-Gea y la filiación de Prometeo (cf. nota al verso 18), sino del concepto tierra-madre, como mero elemento, activo o pasivo, muy común en la literatura antigua, como se puede observar, por ejemplo, en h. Hom. 30, 1, Opp., H. 414 o el propio Esquilo, Ch. 127; también en Lucrecio (V 795-96) o en Ovidio (Met. I 383 y 393) en el ámbito latino. Prometeo se presenta desde el primer momento como un Titán próximo a las potencias primordiales, a las que invoca, al igual que hará al final de la obra (Pr. 1091-93). Cf. S. M. Adams, «The four Elements in the Prometheus vinctus», CPh 28, 1938, pp. 97-103, quien ha observado que están presentes el fuego, robado por Prometeo, el agua, en las personas de Océano y las Oceánides, y el aire, representado en el drama por las aves. 29 El conflicto entre Prometeo y Zeus trasciende los límites de lo privado y forma parte de los problemas generados por el nuevo orden cósmico. En los versos sucesivos (93-100) se abandona el ritmo yámbico por el anapéstico, más propicio para expresar la agitación de ánimo. 30 Prometeo conoce el futuro gracias a su madre Temis (cf. Pr. 209-211), divinidad con el don profético, como nos recuerdan las Euménides (1-4).

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αἶσαν φέρειν ὡς ῥᾷστα, γιγνώσκονθ' ὅτι τὸ τῆς ἀνάγκης ἔστ' ἀδήριτον σθένος. ἀλλ' οὔτε σιγᾶν οὔτε μὴ σιγᾶν τύχας οἷόν τέ μοι τάσδ' ἐστί. θνητοῖς γὰρ γέρα πορὼν ἀνάγκαις ταῖσδ' ἐνέζευγμαι τάλας· ναρθηκοπλήρωτον δὲ θηρῶμαι πυρὸς πηγὴν κλοπαίαν, ἣ διδάσκαλος τέχνης πάσης βροτοῖς πέφηνε καὶ μέγας πόρος. τοιῶνδε ποινὰς ἀμπλακημάτων τίνω ὑπαίθριος δεσμοῖς πεπασσαλευμένος. ἆ ἆ ἔα ἔα· τίς ἀχώ, τίς ὀδμὰ προσέπτα μ' ἀφεγγής, θεόσυτος, ἢ βρότειος, ἢ κεκραμένη; ἵκετο τερμόνιον ἐπὶ πάγον πόνων ἐμῶν θεωρός, ἢ τί δὴ θέλων; ὁρᾶτε δεσμώτην με δύσποτμον θεόν, τὸν Διὸς ἐχθρόν, τὸν πᾶσι θεοῖς δι' ἀπεχθείας ἐλθόνθ' ὁπόσοι τὴν Διὸς αὐλὴν εἰσοιχνεῦσιν, διὰ τὴν λίαν φιλότητα βροτῶν. φεῦ φεῦ, τί ποτ' αὖ κινάθισμα κλύω πέλας οἰωνῶν; αἰθὴρ δ' ἐλαφραῖς πτερύγων ῥιπαῖς ὑποσυρίζει. πᾶν μοι φοβερὸν τὸ προσέρπον.

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104 γιγνώσκονθ' Μ : γινώ- cett. • 107 γέρα] γέρας Y • 108 ἐνέζευγμαι M Φ α B D: ἐπέζ- γ W ε Q : ὑπέζ- K L • 109 δὲ θηρῶμαι Ω : δεδώρημαι van der Ben • 111 πέφηνε] πέφυκε O Q • 112 τοιῶνδε Pearson : τοιάσδε Ω • 113 ὑπαίθριος Ω : -θρίοις Blomfield • δεσμοῖς Haupt : -οῖσι Ω • πεπασσαλευμένος Auratus, def. Taufer: πασσαλευμένος M pr. m. K, -λευμένος M a.c. Q alt.m. : -λευτὸς fere cett. : προυσελούμενος M. Schmidt, πᾶς εἰλεύμενος Harry • 116 θεόσυτος Y X : θεόσσυτος cett. • 117 τερμόνιον] -νειον Fb Lh • post τερμόνιον add. τις Pauw • 119 θεόν] θεῶν B D s.s. K λ • 122 εἰσοιχνεῦσιν Ω : -νοῦσιν Elsmley

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PROMETEO ENCADENADO

ciso que sobrelleve el destino fijado lo mejor posible, sabiendo que la fuerza del destino31 es invencible. Mas ni callar ni no callar estos infortunios me es posible. Pues por haber procurado un privilegio a los mortales estoy uncido al yugo de esta necesidad, desdichado: en una caña hueca32 capturé la fuente furtiva del fuego, que es para los mortales maestra de toda arte y un gran recurso. Por tales delitos pago ahora la pena, aherrojado con cadenas a la intemperie. ¡Ah, ah! ¡Ay, ay! ¿Qué rumor, qué aroma invisible voló hasta mí, de origen divino, mortal o mixto? ¿Ha llegado a esta cima del confín del mundo como espectador de mis penas, o qué quiere? Miradme encadenado, un dios desdichado, el enemigo de Zeus, el que ha incurrido en la enemistad de todos los dioses cuantos tienen acceso al palacio de Zeus por un excesivo amor a los mortales. ¡Huy, huy! ¿Qué aleteo de aves escucho ahora acerca de mí? El aire susurra con ese ligero batir de alas. ¡Cualquier cosa que se acerca me resulta espantosa! (Llega el coro de Oceánides en un carro alado)

31 En esta tragedia la palabra que más veces se usa para definir la fuerza suprema a la que todo queda subordinado es ἀνάγκη ‘destino’ (Pr. 514, 515, 1052). Por su parte, la πεπρωμένη αἶσα es el destino predeterminado. 32 Según la tradición hesiódica, Prometeo robó el fuego y lo escondió en una cañaheja o férula (νάρθηξ), planta similar a la caña, donde se conservó (Hes., Th. 565-567).

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ΧΟΡΟΣ μηδὲν φοβηθῇς· φιλία γὰρ ἥδε τάξις πτερύγων θοαῖς ἁμίλλαις προσέβα τόνδε πάγον, πατρῴας μόγις παρειποῦσα φρένας· κραιπνοφόροι δέ μ' ἔπεμψαν αὖραι· κτύπου γὰρ ἀχὼ χάλυβος διῇξεν ἄντρων μυχόν, ἐκ δ' ἔπληξέ μου τὰν θεμερῶπιν αἰδῶ· σύθην δ' ἀπέδιλος ὄχῳ πτερωτῷ. ΠΡ.

Χ Ο.

αἰαῖ αἰαῖ, τῆς πολυτέκνου Τηθύος ἔκγονα, τοῦ περὶ πᾶσάν θ' εἱλισσομένου χθόν' ἀκοιμήτῳ ῥεύματι παῖδες πατρὸς Ὠκεανοῦ, δέρχθητ', ἐσίδεσθ' οἵῳ δεσμῷ προσπορπατὸς τῆσδε φάραγγος σκοπέλοις ἐν ἄκροις φρουρὰν ἄζηλον ὀχήσω. λεύσσω, Προμηθεῦ· φοβερὰ δ' ἐμοῖσιν ὄσσοις ὁμίχλα προσῇξε πλήρης δακρύων σὸν δέμας εἰσιδούσᾳ

[στρ. α. 130

135

140

[ἀντ. α. 145

128 ἥδε Ω : ἅδε Hermann • 131 μόγις] μόλις γ • 134 θεμερῶπιν M : θερμερ- fere cett. • 136 αἶ quater P T : diverse rell. • 138 θ' εἱλισσομένου L μ : θ' ἱλ- K, τ' εἰλcett. • 140 παῖδες et Ὠκεανοῦ del. Weil • 141 ἐσίδεσθ' M α : ἐσίδεσθέ με fere cett. • 142 προσπορπατὸς] προσπαρτὸς Y V λ : πρὸσπατρὸσ Μ • 146 εἰσιδούσᾳ] εἰσιδοῦσι Y a.c. δ Q K γρ. Θ γρ. : -ούσας Pallis

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PROMETEO ENCADENADO

Estrofa 1 CORO33. Nada temas: pues amiga es esta bandada que con veloz carrera de alas se ha acercado a esta cima, tras persuadir a duras penas el corazón paterno34. Me han traído los raudos vientos; pues el eco de los golpes del hierro penetró hasta lo más hondo de mis cavernas y disipó mi tímido pudor: descalza me lancé en mi carro alado. PROMETEO. ¡Ay, ay! ¡Ay, ay! Prole de la muy fecunda Tetis, hijas del padre Océano que gira en torno a toda la tierra con su insomne corriente, mirad, contemplad con qué cadenas clavado en la cima rocosa de esta escarpadura debo montar una guardia no envidiable. Antístrofa 1 CORO. Estoy mirando, Prometeo; y una medrosa niebla, llena de lágrimas, se ha abatido sobre mis ojos, al contemplar tu cuerpo en la 33 Comienza la párodo (versos 128-192: el primer par de estrofas es predominantemente de ritmo jónico y el segundo básicamente yámbico; las réplicas de Prometeo, anapésticas), que tiene forma commática: canto doloroso entonado alternativamente entre el coro y Prometeo. El coro está constituido por doce Oceánides (de las tres mil que, al parecer, eran; Hesíodo cita el nombre de cuarenta y una, cf. Th. 349-361), hijas de Océano y Tetis y, a la vez, cuñadas de Prometeo, toda vez que éste desposó a Hesíone, hermana de aquéllas (cf. Pr. 555-560); de ese matrimonio nacería Deucalión, según el cronista argivo Acusilao. Tanto la entrada de las Oceánides como, más tarde, la de Océano (Pr. 284) deben de hacerse mediante el uso de la μηχανή, aunque ésta es una cuestión muy debatida (cf. D. García Pérez, «Rasgos de la representación y de la estructura escénica en Prometeo encadenado: un experimento escénico-discursivo», Nova Tellus 24, 2006, pp. 39-62). Sin embargo, no parece descabellado si aceptamos que la presencia de Atenea en las Euménides (vv. 404-405) también tiene lugar mediante una μηχανή. Pólux (IV 130) afirma que Eurípides fue el inventor de la μηχανή y así consta que fue usada en varias de sus tragedias: Medea, Andrómaca, Heracles, Electra, Orestes, Bacantes, Hipólito, Ión y Helena. Decidido partidario del uso de la μηχανή en este pasaje se muestra A. Severyns, «Eschyle, Prométhée, 128-135», Dioniso 15, 1952, pp. 296301, que explica cómo sería la plataforma, mediante la cual las jóvenes coreutas eran introducidas desde lo alto del escenario. Cf. S. Säid, Sophiste et tyran, ou le problème du Prométhée enchaîné, París, 1985, pp. 52-63, con un repaso de la cuestión, y B. Marzullo, I sofismi di Prometeo, Florencia, 1993, pp. 339-361. Sobre los problemas de distribución colométrica, cf. L. Bravi, «Nota al P.Oxy. 3838», QUCC 53, 1996, pp. 61-65, y Th. J. Fleming, The Colometry of Aeschylus, Amsterdam, 2007, pp. 63-64. 34 Esquilo presenta a las Oceánides como unas pudorosas jovencitas, de ahí que no puedan ausentarse de su morada sin el permiso paterno.

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

πέτρᾳ προσαυαινόμενον ταῖσδ' ἀδαμαντοδέτοισι λύμαις· νέοι γὰρ οἰακονόμοι κρατοῦσ' Ὀλύμπου· νεοχμοῖς δὲ δὴ νόμοις Ζεὺς ἀθέτως κρατύνει, τὰ πρὶν δὲ πελώρια νῦν ἀϊστοῖ. ΠΡ.

Χ Ο.

ΠΡ.

εἰ γάρ μ' ὑπὸ γῆν νέρθεν θ' Ἅιδου τοῦ νεκροδέγμονος εἰς ἀπέραντον Τάρταρον ἧκεν, δεσμοῖς ἀλύτοις ἀγρίως πελάσας, ὡς μήτε θεὸς μήτέ τις ἄλλος τοῖσδ' ἐπεγήθει. νῦν δ' αἰθέριον κίνυγμ' ὁ τάλας ἐχθροῖς ἐπίχαρτα πέπονθα. τίς ὧδε τλησικάρδιος θεῶν, ὅτῳ τάδ' ἐπιχαρῆ; τίς οὐ ξυνασχαλᾷ κακοῖς τεοῖσι, δίχα γε Διός; ὁ δ' ἐπικότως ἀεὶ θέμενος ἄγναμπτον νόον δάμναται οὐρανίαν γένναν, οὐδὲ λήξει, πρὶν ἂν ἢ κορέσῃ κέαρ ἢ παλάμᾳ τινὶ τὰν δυσάλωτον ἕλῃ τις ἀρχάν.

150

155

[στρ. β. 161

165

ἦ μὴν ἔτ' ἐμοῦ, καίπερ κρατεραῖς ἐν γυιοπέδαις αἰκιζομένου,

147 πέτρᾳ Φ Y W ε κ : -αις M cett. • 148 ταῖσδ' Victorius : ταῖς Ω : τᾷδ' Elmsley • ἀδαμαντοδέτοισι L p.c. : -δέτοις Ω • 150 ἀθέτως Bentley, prob. Flintoff : ἀθέσμως Ω • 152 ante h. u. φεῦ φεῦ suppl. Wecklein • θ' Ἅιδου Lc : τ' Ἀίδου cett. • 153 ἀπέραντον] ἀπέρατον M a.c. N p.c. Nc • 155 ἀγρίως] -ίοις M B • 156 ὡς μήτε Nc Fd T : ὡς μήποτε cett. • 157 ἐπεγήθει M I Y W Va κ : ἐπι- B λ : ἐγεγήθει D N : ἐπεγεγήθει μ : ἐπεγάθει Wecklein • 159 ἐπίχαρτα M B γρ. O pr.m. W N a.c. κ λ Θ : ἐπίχαρμα Φ α B γ D ε • 162 ξυνασχαλᾷ] συν- Ο • 163 γε Διός] γ' ἑνὸς δ • ἀεὶ Y K : αἰεὶ cett. • 164 θέμενος Ω : τιθέμενος Pauw • ἄγναμπτον] ἄγναπτον Y D • 168 ἔτ' ἐμοῦ edd. : ἔτ' ἀπ' ἐμοῦ (α in ras.) M : ἔτ' ἐπ' ἐμοῦ δ

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PROMETEO ENCADENADO

roca consumido con esas ignominiosas ataduras de acero; porque unos nuevos timoneles rigen el Olimpo, y Zeus, con nuevas leyes, gobierna arbitrariamente y a los colosos de antaño ahora aniquila35. PROMETEO. ¡Ojalá bajo tierra, más abajo del Hades que a los muertos acoge, al insondable Tártaro36 me hubiera precipitado, tras atarme violentamente con irrompibles cadenas, de suerte que ni un dios ni ningún otro se alegrara de ello! Mas ahora, juguete de los vientos, infeliz de mí, sufro el escarnio de mis enemigos. Estrofa 2 CORO. ¿Cuál de los dioses es tan duro de corazón que con esto se goce? ¿Quién no se compadece con tus males, excepto Zeus? Éste, en su permanente rencor, dotándose de una mente inflexible, tiene sometida a la raza celeste37, y no cesará hasta que sacie su corazón o con alguna artimaña alguien le arrebate este poder tan difícil de conquistar. PROMETEO. Pues bien, aunque ultrajado38 entre poderosas cadenas, todavía tendrá necesidad de mí el prítanis39 de los bienaventurados,

35 Alusión a los Titanes. La ascensión de Zeus al trono del Olimpo y su victoria sobre el caos supone la inauguración de un nuevo orden cósmico que los nuevos señores, particularmente Zeus, tienen que defender a toda costa. 36 Ya en Homero se puede observar la existencia de un lugar todavía más profundo que la morada de Hades, deidad de los muertos (Il. VIII 13-17). Ahora bien, el motivo de arrojar a un dios al Tártaro lo hallamos también en la Titanomaquia (Hes., Th. 717-725). Prometeo prefiere hallarse en ese lugar, oculto a los ojos de los espectadores y no expuesto a la ignominia pública. 37 Crono y los Titanes (cf. Pr. 205). 38 El verbo αἰκίσζεσθαι es el más utilizado en el Prometeo encadenado para referirse a la acción punitiva de Zeus (Pr. 168, 195, 227, 256), pero también otros términos relacionados con la raíz *aeik- (Pr. 93, 97, 177, 472, 525, 989, 1042) demuestran una inusitada insistencia en el lenguaje del ultraje, desconocida en otras obras esquíleas. 39 El prítanis es el jefe de la pritanía, institución de la democracia ateniense. Constituye, por tanto, un hecho sorprendente que Zeus, a quien se califica de tirano a lo largo del drama, sea a la vez prítanis, salvo que se entienda en sentido irónico, como una ironía más por parte de Prometeo, o como sinónimo de «soberano».

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

χρείαν ἕξει μακάρων πρύτανις, δεῖξαι τὸ νέον βούλευμ', ὑφ' ὅτου σκῆπτρον τιμάς τ' ἀποσυλᾶται. καί μ' οὔτι μελιγλώσσοις πειθοῦς ἐπαοιδαῖσιν θέλξει, στερεάς τ' οὔποτ' ἀπειλὰς πτήξας τόδ' ἐγὼ καταμηνύσω, πρὶν ἂν ἐξ ἀγρίων δεσμῶν χαλάσῃ ποινάς τε τίνειν τῆσδ' αἰκείας ἐθελήσῃ. Χ Ο.

ΠΡ.

σὺ μὲν θρασύς τε καὶ πικραῖς δύαισιν οὐδὲν ἐπιχαλᾷς, ἄγαν δ' ἐλευθεροστομεῖς. ἐμὰς δὲ φρένας ἠρέθισε διάτορος φόβος· δέδια δ' ἀμφὶ σαῖς τύχαις, ποῖ ποτε τῶνδε πόνων χρή σε τέρμα κέλσαντ' ἐσιδεῖν· ἀκίχητα γὰρ ἤθεα καὶ κέαρ ἀπαράμυθον ἔχει Κρόνου παῖς.

170

175

[ἀντ. β. 180

185

οἶδ' ὅτι τραχὺς καὶ παρ' ἑαυτῷ τὸ δίκαιον ἔχων Ζεύς· ἀλλ' ἔμπας [ὀίω], μαλακογνώμων ἔσται ποθ', ὅταν ταύτῃ ῥαισθῇ·

172 μ' οὔτι] μ' οὔτoι M O : τοι μ' οὐ B δ : μ' οὔτε Porson • μελιγλώσσοις] -γλώσσης B Y: -γλώσσου L • 173 ἐπαοιδαῖσιν] ἐπ' ἀ- Y D V κ L: ἐπαοιδῆσιν West • 176 τε τίνειν T : τέ μοι (uel τ' ἐμοὶ) τίνειν cett. • 177 τῆσδ'] τῆσ M • αἰκείας X p.c. : αἰκίας Ω • 178 καὶ Ω : κἀν anon. • 181 ἠρέθισε Ω : ἐρέθισε Turnebus • 182 δ' T : γὰρ Ω • σαῖς τύχαις] σὰς τύχας V N p.c. Q s.s. • 183 ποῖ Blaydes : ὅποι Φ K μ : ὅπᾳ M I, ὅπα B γ D L, ὅπη W V Q : πᾷ T • 184 ἐσιδεῖν Ω : ἐπι- Arsenius • 185 ἀπαράμυθον B N alt. m. Q a. uel p.c. K p.c. λ : παρά- Ο : οὐ παρά- cett. • 186 οἶδ' ὅτι] οἶδ' ὡς Ο • τραχὺς Μ Φ Ι Β W γρ. D Θ : θρασὺς cett. • καὶ B D : τε καὶ cett. • 187 ὀίω del. T • 189 ῥαισθῇ M p.c. γ W ε κ Θ : ῥωσθῆ M a.c. Φ : ῥαιχθῆ B : ῥεχθῆ Ι Β Ο mg. W γρ. D L

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PROMETEO ENCADENADO

para que le muestre el nuevo plan40, en virtud del cual será despojado de su cetro y de sus honores. Y a mí ni con los melifluos ensalmos de la persuasión me seducirá, ni, por miedo a sus duras amenazas, jamás revelaré yo esto, antes de que de estas feroces cadenas me libere y a pagar compensaciones por este ultraje se avenga. Antístrofa 2 CORO. Tú eres atrevido e incluso en medio de amargos sufrimientos en nada cedes, sino que hablas con demasiada libertad. Un miedo penetrante ha conturbado mis entrañas, temo por tu suerte, hasta qué puerto es preciso que tú arribes algún día para ver el fin de tus penas; pues un carácter inaccesible y un corazón inflexible tiene el hijo de Crono41. PROMETEO. Sé que Zeus es severo y que tiene la justicia de su parte42; pero con todo, algún día será de ánimo maleable, cuando se sienta quebrantado de esa manera; y cuando haya calmado su impla-

40 Otro de los motivos de esta tragedia: Prometeo posee un secreto de capital importancia para Zeus y que revelará más adelante (Pr. 907-14). 41 Zeus es hijo de Crono, a su vez hijo de Urano (cf. Pr. 164 οὐρανίαν γένναν). La inexorabilidad de su carácter ya era puesta de relieve por Hefesto en el prólogo. Aun siendo uno de los interlocutores principales de la obra, Zeus está ausente en todo momento. 42 Es decir, no hay otra norma que su voluntad. La expresión es original y fuerte, y es reproducida por Eurípides en las Suplicantes 431-32.

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

τὴν δ' ἀτέραμνον στορέσας ὀργὴν εἰς ἀρθμὸν ἐμοὶ καὶ φιλότητα σπεύδων σπεύδοντί ποθ' ἥξει. ΚΟ.

ΠΡ.

πάντ' ἐκκάλυψον καὶ γέγων' ἡμῖν λόγον, ποίῳ λαβών σε Ζεὺς ἐπ' αἰτιάματι οὕτως ἀτίμως καὶ πικρῶς αἰκίζεται· δίδαξον ἡμᾶς, εἴ τι μὴ βλάπτῃ λόγῳ. ἀλγεινὰ μέν μοι καὶ λέγειν ἐστὶν τάδε, ἄλγος δὲ σιγᾶν, πανταχῇ δὲ δύσποτμα. ἐπεὶ τάχιστ' ἤρξαντο δαίμονες χόλου στάσις τ' ἐν ἀλλήλοισιν ὠροθύνετο, οἱ μὲν θέλοντες ἐκβαλεῖν ἕδρας Κρόνον, ὡς Ζεὺς ἀνάσσοι δῆθεν, οἱ δὲ τοὔμπαλιν σπεύδοντες, ὡς Ζεὺς μήποτ' ἄρξειεν θεῶν, ἐνταῦθ' ἐγὼ τὰ λῷστα βουλεύων πιθεῖν Τιτᾶνας, Οὐρανοῦ τε καὶ Χθονὸς τέκνα, οὐκ ἠδυνήθην· αἱμύλας δὲ μηχανὰς ἀτιμάσαντες καρτεροῖς φρονήμασιν ᾤοντ' ἀμοχθὶ πρὸς βίαν τε δεσπόσειν· ἐμοὶ δὲ μήτηρ οὐχ ἅπαξ μόνον Θέμις καὶ Γαῖα, πολλῶν ὀνομάτων μορφὴ μία, τὸ μέλλον ᾗ κρανοῖτο προυτεθεσπίκει, ὡς οὐ κατ' ἰσχὺν οὐδὲ πρὸς τὸ καρτερὸν χρείη, δόλῳ δέ τοὺς ὑπερσχόντας κρατεῖν. τοιαῦτ' ἐμοῦ λόγοισιν ἐξηγουμένου οὐκ ἠξίωσαν οὐδὲ προσβλέψαι τὸ πᾶν.

190

195

200

205

210

215

190 δ'] τ' Y D • post στορέσας add. τ' O • 191 ἀρθμὸν M p.c. I a.c. O p.c. W p.c. V Θ, ἀρμὸν D: ἀριθμὸν cett. • 192 ποθ' Ω : τοθ' Porson • 193 ἡμῖν Ω : ἥμιν West • 196 ἡμᾶς Ω : ἥμας West • 198 πανταχῇ] πανταχοῦ Y K λ • 200 τ'] δ' Y • 201 ἕδρας] ἕδρης M γ δ ε Q • 202 ἀνάσσοι] ἀνάσση Ο Κ, -ει Y D • 203-238 om. B • 204 τὰ λῷστα] τἄριστα Ο γρ. δ • 206 αἱμύλας] -ους κ • 208 ἀμοχθὶ Μ V : -θεὶ cett. • 211 κρανοῖτο Elmsley : κραίνοιτο Ω • 213 χρείη Pearson : χρεῖ' ἦ α λ Μ alt.m. : χρὴ, ἢ Ι γρ. et fere cett. • δέ α λ Μ alt. m. : τε Ι γρ. Δ : om. cett. • ὑπερσχόντας Musgrave : ὑπερεχόντας Ω

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PROMETEO ENCADENADO

cable cólera, vendrá entonces buscando con premura la armonía y la amistad conmigo, que también la busco. CORIFEO43. Descubre y cuéntanos todo el relato, en qué delito te sorprendió Zeus y así te ultraja deshonrosa y amargamente. Enséñanoslo, a no ser que con el relato recibas algún perjuicio. PROMETEO44. Aún me resulta doloroso hablar de esto, pero es un dolor callarlo: de cualquier modo resulta desgraciado. Tan pronto como los dioses iniciaron su cólera y entre ellos45 se suscitó la discordia, unos queriendo expulsar a Crono de su trono, para que Zeus reinara desde entonces, y otros afanándose en sentido contrario, para que Zeus no mandase nunca sobre los dioses, entonces yo, que pretendía convencer de lo mejor a los Titanes, hijos de Urano y de Gea46, no pude. Y, despreciando mis ingeniosas mañas, creían con su carácter violento que sin dificultad se harían los dueños por la fuerza; mas mi madre, Temis y Gea –una única forma47 bajo muchos nombres–, no una sola vez me había profetizado cómo se cumpliría el futuro: que no se debe vencer a los poderosos ni por la fuerza ni por la violencia, sino con el engaño. Aunque yo les expliqué tales cosas con mis palabras, no se dignaron ni siquiera a dirigirme la mirada. Entonces,

43 Primer episodio (vv. 193-396), compuesto de dos escenas: el diálogo entre Prometeo y el coro (vv. 193-283) y la intervención de Océano con Prometeo (vv. 284-396). 44 Asistimos a una ῥῆσις autobiográfica de Prometeo (Pr. 197-241) antes de la esticomitia con el corifeo. 45 Los versos que siguen hacen alusión a una epopeya relativa a la lucha de Zeus y de los Titanes que no nos ha llegado, diferente de los hechos que narra Hesíodo en su Teogonía, por lo que algún detalle permanece oscuro, como, por ejemplo, el origen de esta discordia entre los dioses. 46 Los hijos de Urano y de Gea (en este verso llamada Χθών, como en Eu. 6) reciben el nombre colectivo de Titanes (cf. Hes., Th. 207-8), pero después de Hesíodo se aplica también a otros hijos, pertenecientes a la estirpe preolímpica de los vientos. Aquí ofrece Esquilo su versión de la Titanomaquia, cf. Hesíodo (Th. 617-868). Se trata, en definitiva, de una evocación de la ira primordial que causó y caracterizó el conflicto entre los dioses olímpicos y los Titanes. 47 No así en las Euménides (v. 2), donde son consideradas divinidades diferentes, e incluso la primera aparece como hija de la segunda.

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

κράτιστα δή μοι τῶν παρεστώτων τότε ἐφαίνετ' εἶναι προσλαβόντα μητέρα ἑκόνθ' ἑκόντι Ζηνὶ συμπαραστατεῖν. ἐμαῖς δὲ βουλαῖς Ταρτάρου μελαμβαθὴς κευθμὼν καλύπτει τὸν παλαιγενῆ Κρόνον αὐτοῖσι συμμάχοισι. τοιάδ' ἐξ ἐμοῦ ὁ τῶν θεῶν τύραννος ὠφελημένος κακαῖσι ποιναῖς ταῖσδέ μ' ἐξημείψατο. ἔνεστι γάρ πως τοῦτο τῇ τυραννίδι νόσημα, τοῖς φίλοισι μὴ πεποιθέναι. ὃ δ' οὖν ἐρωτᾶτ', αἰτίαν καθ' ἥντινα αἰκίζεταί με, τοῦτο δὴ σαφηνιῶ. ὅπως τάχιστα τὸν πατρῷον ἐς θρόνον καθέζετ', εὐθὺς δαίμοσιν νέμει γέρα ἄλλοισιν ἄλλα, καὶ διεστοιχίζετο ἀρχήν, βροτῶν δὲ τῶν ταλαιπώρων λόγον οὐκ ἔσχεν οὐδέν', ἀλλ' ἀϊστώσας γένος τὸ πᾶν ἔχρῃζεν ἄλλο φιτῦσαι νέον. καὶ τοῖσιν οὐδεὶς ἀντέβαινε πλὴν ἐμοῦ. ἐγὼ δ' ἐτόλμησ'· ἐξελυσάμην βροτοὺς τὸ μὴ διαρραισθέντας εἰς Ἅιδου μολεῖν. τῷ τοι τοιαῖσδε πημοναῖσι κάμπτομαι, πάσχειν μὲν ἀλγειναῖσιν, οἰκτραῖσιν δ' ἰδεῖν· θνητοὺς δ' ἐν οἴκτῳ προθέμενος, τούτου τυχεῖν οὐκ ἠξιώθην αὐτός, ἀλλὰ νηλεῶς ὧδ' ἐρρύθμισμαι, Ζηνὶ δυσκλεὴς θέα.

220

225

230

235

240

217 προσλαβόντα κ : -όντι Σ cett. • 219 μελαμβαθὴς M, μελανβαθὴς α : μελεμ- fere cett. • 223 κακαῖσι Ω : -ῇσι Lc • ποιναῖς] τιμαῖς δ • ἐξημείψατο] ἀντεμείψατο ξ γρ. • 224 sq. del. Nauck • 229 καθέζετ'] καθίζετ' α Y W • 234 τοῖσιν Ω : τοισίδ' Elmsley • 235 δ' ἐτόλμησ' Σ γρ., δὲ τόλμησ' Μ D Lb : δὲ τολμῆς Σ γρ. I a.c. : δὲ τόλμης Φ O W V Q λ : δ' ὁ τόλμης cett. • ἐξελυσάμην M Φ α L : ἐξερ(ρ)υσάμην cett. : ἐκ δ' ἐλυσάμην Hutchinson (τ' Sommerstein) • 236 τὸ Σ M L : τοῦ Φ cett. • 237 πημοναῖσι] -ῇσιν α • κάμπτομαι Ω : κνάπτομαι Musgrave • 238 ἀλγειναῖσιν Ω : -ῆσιν West • οἰκτραῖσιν Ω : -ᾶσιν West • 239 denuo incipit B • 240 ἀλλὰ νηλεῶς E : ἀλλ' ἀνηλεῶς cett.

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PROMETEO ENCADENADO

de entre las posibilidades que se me presentaban, me pareció que la mejor era, de acuerdo con mi madre, ponerme de grado de parte de Zeus48 que también lo quería. Y gracias a mis consejos el negro y profundo abismo del Tártaro oculta al viejo Crono y a sus aliados. Después de haber obtenido de mí tal provecho, el tirano49 de los dioses me ha correspondido con este cruel castigo. Pues sin duda este achaque es inherente a la tiranía: no confiar en los amigos. Mas lo que preguntáis, la causa por la cual me ultraja, esto os lo aclararé ya. Tan pronto como se sentó en el trono paterno, inmediatamente distribuyó los distintos privilegios entre los distintos dioses y delimitó su poder, pero de los míseros mortales no tuvo cuenta alguna, sino que se proponía, tras aniquilar su raza entera, crear otra nueva50. Pues bien, a estos proyectos nadie se oponía excepto yo. Yo me atreví: libré a los mortales de ir, exterminados, a la mansión de Hades. Por eso estoy sometido a tales tormentos, dolorosos de sufrir, lamentables de ver: pues tras haber tratado con piedad a los mortales, yo mismo no merecí obtenerla, sino que así de despiadadamente soy corregido, infamante espectáculo para Zeus.

48 Prometeo quiere decir que, dentro de la incertidumbre sobre el futuro, le parecía más seguro ajustar su conducta a las predicciones de su madre: puesto que los Titanes sólo querían usar la violencia, debían ser vencidos y Prometeo se pone de parte de Zeus. Puede tratarse de una astucia que asegure su triunfo, pero los pormenores de los hechos no nos son conocidos. 49 A lo largo de la tragedia Zeus es considerado τύραννος, nunca βασιλεύς, pues este último término habría implicado que la realeza del dios era legal. La tiranía de Zeus es anunciada desde el comienzo del drama (v. 10) y las palabras τυραννίς y τύραννος empleadas varias veces a lo largo del texto, confirman el empleo de la fuerza y la práctica de acciones arbitrarias. Cf. V. di Benedetto, L’ideologia del potere e la tragedia greca. Ricerche su Eschilo, Turín, 1978, pp. 50-63. 50 En Hesíodo (Th. 535-616) el motivo de la venganza de Zeus estaba motivado por un engaño de Prometeo en la distribución de las carnes en el sacrificio de Mecone, al que respondió aquél escondiendo el fuego que luego sustraería el segundo.

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

ΚΟ.

ΠΡ. ΚΟ. ΠΡ. ΚΟ. ΠΡ. ΚΟ. ΠΡ. ΚΟ. ΠΡ. ΚΟ. ΠΡ. ΚΟ. ΠΡ. ΚΟ.

ΠΡ.

σιδηρόφρων τε κἀκ πέτρας εἰργασμένος ὅστις, Προμηθεῦ, σοῖσιν οὐ συνασχαλᾷ μόχθοις· ἐγὼ γὰρ οὔτ' ἂν εἰσιδεῖν τάδε ἔχρῃζον εἰσιδοῦσά τ' ἠλγύνθην κέαρ. καὶ μὴν φίλοις ἐλεινὸς εἰσορᾶν ἐγώ. μή πού τι προύβης τῶνδε καὶ περαιτέρω; θνητούς γ' ἔπαυσα μὴ προδέρκεσθαι μόρον. τὸ ποῖον εὑρὼν τῆσδε φάρμακον νόσου; τυφλὰς ἐν αὐτοῖς ἐλπίδας κατῴκισα. μέγ' ὠφέλημα τοῦτ' ἐδωρήσω βροτοῖς. πρὸς τοῖσδε μέντοι πῦρ ἐγώ σφιν ὤπασα. καὶ νῦν φλογωπὸν πῦρ ἔχουσ' ἐφήμεροι; ἀφ' οὗ γε πολλὰς ἐκμαθήσονται τέχνας. τοιοῖσδε δή σε Ζεὺς ἐπ' αἰτιάμασιν – αἰκίζεταί γε κοὐδαμῇ χαλᾷ κακῶν. οὐδ' ἔστιν ἄθλου τέρμά σοι προκείμενον; οὐκ ἄλλό γ' οὐδέν, πλὴν ὅταν κείνῳ δοκῇ. δόξει δὲ πῶς; τίς ἐλπίς; οὐχ ὁρᾷς ὅτι ἥμαρτες; ὡς δ' ἥμαρτες οὔτ' ἐμοὶ λέγειν καθ' ἡδονὴν σοί τ' ἄλγος. ἀλλὰ ταῦτα μὲν μεθῶμεν, ἄθλου δ' ἔκλυσιν ζήτει τινά. ἐλαφρὸν ὅστις πημάτων ἔξω πόδα ἔχει παραινεῖν νουθετεῖν τε τοὺς κακῶς πράσσοντας· εὖ δὲ ταῦθ' ἅπαντ' ἠπιστάμην. ἑκὼν ἑκὼν ἥμαρτον, οὐκ ἀρνήσομαι· θνητοῖς ἀρήγων αὐτὸς ηὑρόμην πόνους.

245

250

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265

242 τε Ω : δὲ R : γε West, τοι Wilamowitz • 243 συνασχαλᾷ Ω sch. Gregorius Corinth. p. 110 : ξυν- Xc G T • 244 μόχθοις Ω : κακοῖς sch. Gregorius Corinth. • 245 ἠλγύνθην] ἀλγύνθην Μ α Β Ο δ V • 246 post φίλοις add. δ' Wecklein • ἐλεινὸς Porson : ἐλεεινὸς Ω • 248 γ' α Nc : τ' M B W V κ L : δ' O : om. Y D • 253 πῦρ Ω : σπέρμ' Weil • 256 γε Ribbeck : τε fere Ω (σε O Q, om. Y) • 257 ἄθλου] -ων α • 258 ἄλλο γ'] ἄλλοτ' α • 264-265 τοὺς … πράσσοντας· Ω : τὸν … πράσσοντ'. Pearson • 264 ἔχει παραινεῖν Ω : ἔχων παραινεῖ fort. Platnauer • 265 εὖ Elmsley : ἐγὼ Ω • 267 ηὑρόμην Lh : εὑρ- cett. • 268 incipit H

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PROMETEO ENCADENADO

CORIFEO. De corazón de hierro y labrado en piedra es, Prometeo, el que no se aflige contigo por tus fatigas; pues yo no hubiera querido verlas, y, al verlas, siento dolor de corazón. PROMETEO. Ciertamente para los amigos soy doloroso de ver. CORIFEO. ¿Fuiste, tal vez, aún más lejos que esto? PROMETEO. Impedí que los mortales previeran su destino. CORIFEO. ¿Qué tipo de fármaco encontraste para esta enfermedad? PROMETEO. Albergué en ellos ciegas esperanzas51. CORIFEO. Un gran beneficio así regalaste a los mortales. PROMETEO. Pues además de esto yo les procuré el fuego. CORIFEO. ¿Y ahora poseen el fuego resplandeciente los seres efímeros? PROMETEO. Gracias al cual aprenderán muchas artes. CORIFEO. Por tales culpas Zeus te … PROMETEO. … me ultraja y en nada atenúa mis males. CORIFEO. ¿Y no hay previsto un límite a tu prueba? PROMETEO. No lo hay en absoluto, salvo cuando a él le parezca oportuno. CORIFEO. ¿Y cómo le parecerá oportuno? ¿Qué esperanza hay? ¿No ves que cometiste un error? Pero que cometiste un error para mí no es un placer decirlo y para ti es un dolor. Mas dejemos esto y busca una salida a tu prueba. PROMETEO. Es cosa fácil para el que tiene el pie fuera de las desgracias aconsejar y amonestar a los que lo están pasando mal; pero todo esto bien lo sabía yo. A conciencia, a conciencia me equivoqué, no voy a negarlo; por ayudar a los mortales yo mismo encontré sufri-

51 Hesíodo (Op. 96-99) afirma que la esperanza es el único bien de que disponen los hombres tras el episodio de la tinaja de Pandora, consecuencia última de la culpa de Prometeo. Pero aquí se trata de esperanzas infundadas para los hombres, como en Solón (fr. 1, 33-38 Adr.), Píndaro (N. XI 43-46) y Sófocles (Ai. 477-78); nada que ver, pues, con la Esperanza como única diosa, que plantea Teognis (1135-36) y nada que ver tampoco con la que queda en la tinaja de Pandora. Toda esta cuestión es analizada in extenso por A. Ruiz de Elvira, «Prometeo, Pandora y los orígenes del hombre», CFC 1, 1971, pp. 79-108, y S. Saïd, Sophiste…, op. cit., pp. 122-130.

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

οὐ μήν τι ποιναῖς γ' ᾠόμην τοίαισί με κατισχνανεῖσθαι πρὸς πέτραις πεδαρσίοις, τυχόντ' ἐρήμου τοῦδ' ἀγείτονος πάγου. καί μοι τὰ μὲν παρόντα μὴ δύρεσθ' ἄχη, πέδοι δὲ βᾶσαι τὰς προσερπούσας τύχας ἀκούσαθ', ὡς μάθητε διὰ τέλους τὸ πᾶν. πίθεσθέ μοι, πίθεσθε, συμπονήσατε τῷ νῦν μογοῦντι. ταὐτά τοι πλανωμένη πρὸς ἄλλοτ' ἄλλον πημονὴ προσιζάνει. ΚΟ.

οὐκ ἀκούσαις ἐπεθώϋξας τοῦτο, Προμηθεῦ. καὶ νῦν ἐλαφρῷ ποδὶ κραιπνόσυτον θᾶκον προλιποῦσ' αἰθέρα θ' ἁγνὸν πόρον οἰωνῶν, ὀκριοέσσῃ χθονὶ τῇδε πελῶ· τοὺς σοὺς δὲ πόνους χρῄζω διὰ παντὸς ἀκοῦσαι.

ΩΚΕΑΝΟΣ ἥκω δολιχῆς τέρμα κελεύθου διαμειψάμενος πρὸς σέ, Προμηθεῦ, τὸν πτερυγωκῆ τόνδ' οἰωνὸν γνώμῃ στομίων ἄτερ εὐθύνων·

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280

285

268 οὐ μήν τι] οὐ μήντοι β W V Q : οὐ μέντοι γ D λ : οὐ μὴν τοι α • ποιναῖς γ' … τοίαισί fere Ω : τοίαις γ' …ποιναῖσι Johansen • 269 κατισχνανεῖσθαι H pr.m. : κατισχαν- Μ Φ cett. • 271 δύρεσθ' M : 'δύρ- fere codd. • 272 τύχας] βλάβας Σ γρ. • 274 πίθεσθέ μοι, πίθεσθε Elmsley : πείθεσθέ μοι, πείθεσθε Ω • 275 ταὐτά Σ : ταῦτά Ω : πάντά Herwerden, κάρτα Hadjistephanou • 277 οὐκ ἀκούσαις Ω : οὐχ ἁκούσαις West • 279 κραιπνόσυτον K La Lb : -όσσυτον cett. • θᾶκον] θῶκον plerique • 281 ὀκριοέσσῃ] ὀκρυο- β Ο V N a.c. κ • 286 πτερυγωκῆ Ω : πτερυγώκη corr. Blaydes

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PROMETEO ENCADENADO

mientos. Mas no pensaba que con tal castigo había yo de consumirme en unas escarpadas peñas, tocándome en suerte esta cima desierta y sin vecinos. Y no os lamentéis por mis actuales desdichas, sino que, descendiendo al suelo52, escuchad mi suerte futura, para que lo sepáis todo hasta el final. Hacedme caso, hacedme caso, compadeced al que ahora sufre. Pues de igual manera, la desgracia, errante, se posa unas veces en uno y otras en otro. CORIFEO. A quienes no somos reacias esto has solicitado, Prometeo. Y ahora, tras abandonar con pie ligero este veloz asiento y el éter puro, ruta de las aves, me acercaré a esta tierra escabrosa: deseo escuchar tus sufrimientos hasta el final53. (Las Oceánides descienden del carro, al tiempo que aparece en escena Océano, también montado en un animal alado) OCÉANO. Llego junto a ti, Prometeo, tras haber llegado al término de un largo viaje, conduciendo con mi mente, sin bridas, este ave de raudas alas54. Por tus infortunios, sábelo, contigo sufro. El paren-

52

Las Oceánides aún no habían bajado de su carro alado (cf. Pr. 135). Las Oceánides desean mostrar a Prometeo su premura por conocer los pormenores de su narración y lo hacen mediante ágiles anapestos (vv. 277-283). 54 Océano entra en escena (ritmo anapéstico) a lomos de un grifo, según se desprende del verso 395, donde lo llama “cuadrúpeda ave”. Parece evidente que el ingreso de Océano en la escena debía tener lugar mediante una μηχανή; esta entrada espectacular recuerda diversas piezas de Eurípides que hacen de la μηχανή un uso del que se burlaba Aristófanes (cf. entre otros, O. Taplin, op. cit., pp. 260-262). Algunos autores proponen un vehículo con ruedas (cf. A. J. Podlecki, «The Spectacle of Prometheus», CF 27, 1973, pp. 267-287 [en p. 278], o S. Saïd, Sophiste…, op. cit., p. 59), pero se hace difícil pensar en el ruido producido por las ruedas sobre una superficie sólida, en contraste con la entrada «aérea» del dios (πτερυγώκη, Pr. 286). Del texto esquíleo se desprende que la extraña cabalgadura es híbrida, en parte ave (Pr. 286, supra, y 395, οἰωνός) y en parte cuadrúpeda (τετρασκελής, Pr. 395), explícito en Pr. 395: τετρασκελὴς οἰωνός. Los comentarios antiguos identificaban dicho animal con un γρύψ o grifo: cuerpo de león y cabeza y alas de águila (cf. M. Griffith, Aeschylus. Prometheus Bound, Cambridge, 1983, pp. 140-141). El testimonio más antiguo a favor del grifo está en Eustacio (1545, 49): Ὠκεανός, ὃν ὁ τραγικὸς Αἰσχύλος ἐπὶ γρυπὸς καθίζων ἐξάγει πρὸς θέατρον. Dado el carácter acuático del dios Océano, algunos han pensado en un ἱππόκαμπος o caballo de mar (cf. G. Thomson, Aeschylus. The Prometheus Bound, Nueva York, 1979 [Cam53

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

ταῖς σαῖς δὲ τύχαις, ἴσθι, συναλγῶ. τό τε γάρ με, δοκῶ, ξυγγενὲς οὕτως ἐπαναγκάζει, χωρίς τε γένους οὐκ ἔστιν ὅτῳ μείζονα μοῖραν νείμαιμ' ἢ σοί. γνώσῃ δὲ τάδ' ὡς ἔτυμ', οὐδὲ μάτην χαριτογλωσσεῖν ἔνι μοι· φέρε γὰρ σήμαιν' ὅ τι χρή σοι συμπράσσειν· οὐ γάρ ποτ' ἐρεῖς ὡς Ὠκεανοῦ φίλος ἐστὶ βεβαιότερός σοι. ΠΡ.

Ω Κ.

ἔα· τί χρῆμα; καὶ σὺ δὴ πόνων ἐμῶν ἥκεις ἐπόπτης; πῶς ἐτόλμησας, λιπὼν ἐπώνυμόν τε ῥεῦμα καὶ πετρηρεφῆ αὐτόκτιτ' ἄντρα, τὴν σιδηρομήτορα ἐλθεῖν ἐς αἶαν; ἦ θεωρήσων τύχας ἐμὰς ἀφῖξαι καὶ συνασχαλῶν κακοῖς; δέρκου θέαμα, τόνδε τὸν Διὸς φίλον, τὸν συγκαταστήσαντα τὴν τυραννίδα, οἵαις ὑπ' αὐτοῦ πημοναῖσι κάμπτομαι. ὁρῶ, Προμηθεῦ, καὶ παραινέσαι γέ σοι θέλω τὰ λῷστα, καίπερ ὄντι ποικίλῳ. γίγνωσκε σαυτὸν καὶ μεθάρμοσαι τρόπους νέους· νέος γὰρ καὶ τύραννος ἐν θεοῖς.

290

295

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305

310

288 συναλγῶ M β δ : ξυν- cett. • 289-339 deest M • 289 ξυγγενὲς] συν- α Κ • 290 ἐπαναγκάζει Blaydes : ἐσ- fere Ω • 292 νείμαιμ'] νέμοιμ' Ο ε κ L • 293 ἔτυμ' M α H a.c. Ath. 165c : ἐτήτυμ' (uel -μα) fere cett. • 294 χαριτογλωσσεῖν T Ath. : σὲ τὸ (Μ) uel σοι uel σε χαριτογλ. cett., def. Lapini • 295 συμπράσσειν Brunck : -πράττειν Ω • 296 ποτ' ἐρεῖς M α β D L: ποτε φὴς cett. • 302 θεωρήσων] θεωρὸς ὢν I O Ya γρ. • 303 συν-] ξυν- Y λ • 305 συν- Ω : ξυν- Brunck • 306 πημοναῖσι Ω : -ῆσι West • κάμπτομαι] κάπτομαι B : κνάπτομαι Blaydes • 309 γίγνωσκε M : γίν- cett. • μεθάρμοσαι] μεθάρμοσον β Y D κ : μεθάρμοζε Ο

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PROMETEO ENCADENADO

tesco55, creo, así me obliga a ello, y, familia aparte, no hay nadie a quien profese mayor estima que a ti. Vas a saber que esto es verdad y que no está en mí decir lisonjas en vano. Ea, pues, indícame en qué debo ayudarte; pues nunca podrás decir que tienes un amigo más fiel que Océano. PROMETEO. ¡Ea! ¿Qué es esto? ¿También tú vienes como testigo de mis pesares? ¿Cómo te has atrevido a dejar la corriente que lleva tu nombre56 y tus rocosas grutas naturales para llegar a esta tierra madre del hierro57? ¿O has venido para contemplar mi suerte e irritarte con mis males? ¡Mira el espectáculo, a este amigo de Zeus, que le ayudó a instaurar su tiranía, con qué tormentos soy doblegado por él! OCÉANO. Lo estoy viendo, Prometeo, y quiero aconsejarte lo mejor, aunque seas astuto. Conócete a ti mismo58 y acomódate a las nuevas bridge 1932], p. 71 y 150), pero esta hipótesis concuerda poco con el aspecto τετρασκελής de la montura de Océano. Para B. Marzullo, «Sofistiche “macchinazioni”», Tradizione e innovazione nella cultura greca da Omero all’età ellenistica: Studi B. Gentili (ed. R. Pretagostini), II, Roma, 1993, pp. 601-644, la montura alada en la que llega el dios no sería otra que Pegaso, siguiendo la estela de, por ejemplo, N. Wecklein, Aeschylus. Prometheus Vinctus, Leipzig, 1893, p. 58, pero esta solución no explica las reiteradas veces en que es llamado οἰωνός (cf. B. Marzullo, I sofismi di Prometeo, Florencia, 1993, pp. 271-313). Por otra parte, J. Döring («Ξουθὸς ἱππαλεκτρυών. La monture fabuleuse d’Okéanos», MH 40, 1983, pp. 140-153) y recientemente M.a P. Pattoni («La cavalcatura di Oceano [Aesch. Prom. 284 ss.]», Aevum(ant) 11, 1998, pp. 179-216), siguiendo la hipótesis de G. F. Gamurrini («Il cavallo-gallo», AICA 46, 1874, pp. 236-243), se inclinan por el ἱππαλεκτρυών o hipogallo, caracterizado por tener la cabeza, el cuello y las patas anteriores de caballo, y las alas y las patas posteriores de gallo. Para Dörig (art. cit., p. 153) el hipogallo sería de creación irania y, a través de Tracia, habría llegado a Beocia y al Ática. Sobre el ἱππαλεκτρυών, los escolios a las Aves 799 afirman simplemente: μέγας ὄρνις. Aristófanes se recrea sobre estos extraños híbridos generando el término γρυπαιέτους (Ra. 928), ‘grifoáguilas’. 55 Existe un doble parentesco entre Océano y Prometeo: el primero es hermano de la madre de Prometeo y, al tiempo, es su suegro, ya que es el padre de Hesíone, con quien contrajo nupcias el Titán (uid. nota al v. 128). Esquilo siempre evita nombrar al padre de Prometeo. 56 El río Océano, que tomaba nombre del dios y que circundaba toda la tierra (cf. Pr. 138-140). 57 Alusión a Escitia (A., Th. 728-30), famosa por sus minas de hierro, como recuerda el mismo Esquilo (Th. 817) y donde habitaban los cálibes, expertos forjadores de dicho metal (Pr. 714). 58 Se trata de una versión yámbica de la conocida máxima délfica (γνῶθι σεαυτόν: Océano utiliza el imperativo de presente, en vez del de aoristo) esculpida en el templo

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

ΠΡ.

Ω Κ.

εἰ δ' ὧδε τραχεῖς καὶ τεθηγμένους λόγους ῥίψεις, τάχ' ἄν σου καὶ μακρὰν ἀνωτέρω θακῶν κλύοι Ζεύς, ὥστέ σοι τὸν νῦν ὄχλον παρόντα μόχθων παιδιὰν εἶναι δοκεῖν. ἀλλ', ὦ ταλαίπωρ', ἃς ἔχεις ὀργὰς ἄφες, ζήτει δὲ τῶνδε πημάτων ἀπαλλαγάς. ἀρχαῖ' ἴσως σοι φαίνομαι λέγειν τάδε· τοιαῦτα μέντοι τῆς ἄγαν ὑψηγόρου γλώσσης, Προμηθεῦ, τἀπίχειρα γίγνεται. σὺ δ' οὐδέπω ταπεινὸς οὐδ' εἴκεις κακοῖς, πρὸς τοῖς παροῦσι δ' ἄλλα προσλαβεῖν θέλεις. οὔκουν ἔμοιγε χρώμενος διδασκάλῳ πρὸς κέντρα κῶλον ἐκτενεῖς, ὁρῶν ὅτι τραχὺς μόναρχος οὐδ' ὑπεύθυνος κρατεῖ. καὶ νῦν ἐγὼ μὲν εἶμι καὶ πειράσομαι ἐὰν δύνωμαι τῶνδέ σ' ἐκλῦσαι πόνων· σὺ δ' ἡσύχαζε μηδ' ἄγαν λαβροστόμει. ἢ οὐκ οἶσθ' ἀκριβῶς ὢν περισσόφρων ὅτι γλώσσῃ ματαίᾳ ζημία προστρίβεται; ζηλῶ σ' ὁθούνεκ' ἐκτὸς αἰτίας κυρεῖς, πάντων μετασχὼν καὶ τετολμηκὼς ἐμοί. καὶ νῦν ἔασον μηδέ σοι μελησάτω. πάντως γὰρ οὐ πείσεις νιν· οὐ γὰρ εὐπιθής. πάπταινε δ' αὐτὸς μή τι πημανθῇς ὁδῷ. πολλῷ γ' ἀμείνων τοὺς πέλας φρενοῦν ἔφυς ἢ σαυτόν· ἔργῳ κοὐ λόγῳ τεκμαίρομαι. ὁρμώμενον δὲ μηδαμῶς ἀντισπάσῃς.

315

320

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330

335

312 ἀνωτέρω] ἀπωτέρω α Ο • 313 ὄχλον Doederlein : χόλον Ω, def. Taufer • 319 γίγνεται ξ p.c. G : γίν- cett. • 320 κακοῖς] -ῶν β • 321 προσλαβεῖν Ω : προσβαλεῖν La E • 327 λαβροστόμει] βαρυστόμει α • 328 ἢ οὐκ Μ α β D Q alt.m. K : ἢὐκ μ : οὐκ L • ὅτι Ω : ὅση fort. West • 329 προστρίβεται] προσγίνεται Ο gl. Y gl. ε Q γρ. • 331 πάντων Ω : πόνων Weil • μετασχὼν καὶ] μετασχεῖν (Weil) ἴσα Zakas, μετασχεῖν οὐ Denniston • post h. u. lac. stat. Groeneboom • 332 μηδέ α D p.c. V : μηδέν cett. • 333 πείσεις] πείθεις Μ • 337 ὁρμώμενον Ω : -μένῳ Hartung

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PROMETEO ENCADENADO

normas, pues también entre los dioses hay un tirano nuevo. Pero si sigues profiriendo agrias y afiladas palabras, quizá te oiga incluso Zeus, que está sentado mucho más alto que tú, de manera que el actual cúmulo de tormentos te parecerá un juego de niños. Depón, pues, desdichado, ese enojo que tienes y busca una liberación de estas desgracias. Tal vez te parezca que digo cosas trasnochadas59; sin embargo, Prometeo, tal es la recompensa de una lengua demasiado altanera. Tú aún no eres humilde ni cedes a los males, y a los actuales quieres añadir otros. Si me tomas, pues, por maestro, no darás coces contra el aguijón60, al ver que un monarca duro y no sujeto a control detenta el poder. Y ahora me voy e intentaré, si puedo, librarte de estas penas; pero tú permanece tranquilo y no hables con demasiado ímpetu. ¿O no sabes bien, tú que eres tan sumamente sabio, que a una lengua imprudente se le aplica un castigo? PROMETEO. Te envidio porque estás fuera de culpa, aunque participaste en todo y a todo te atreviste conmigo61. Y ahora déjame y no te preocupes. De todos modos no vas a convencerle; no es fácil de persuadir. Cuida de que tú mismo no sufras algún daño en el camino62. OCÉANO. Eres mucho mejor para aconsejar al prójimo que a ti mismo: juzgo por hechos y no por palabras. Mas ya que me dispongo

de Apolo, que implica la necesidad de reconocer los límites propios y de evitar la ὕβρις. Esa necesidad tiene una urgencia mayor por el hecho de que la tiranía de Zeus se caracteriza por una dureza que sus predecesores no conocían. 59 Océano es una de las más antiguas divinidades, de ahí que ἀρχαῖα se entienda algo así como “cosas de viejos”. 60 Expresión proverbial que ya encontramos en Agamenón 1624. 61 Pasaje muy criticado por los estudiosos, ya que no conocemos ninguna otra fuente que suponga una participación de Océano en la Titanomaquia o, tal vez, en posteriores acontecimientos. Este es el sentido que entienden quienes, como P. Mazon (Eschyle, tome I, París, 1966 [1.a ed. 1921], p. 172, n. 1), ven en el verso 331 una alusión a una Titanomaquia perdida, que presentaba a Océano prestando ayuda a Prometeo. Así, U. von Wilamowitz, op. cit., p. 121. El problema es que no hay ningún rastro de esta Titanomaquia en la tradición antigua. Por otra parte, los escolios son unánimes al ver en μετασχών una alusión a la compasión presente de Océano ante los males de Prometeo. Las correcciones al texto son numerosas. Un resumen reciente en M.a P. Pattoni, «Eschilo, Prometeo 330 s.: testo e interpretazione», QUCC 119, 2008, pp. 31-40. 62 Cf. Pr. 388-90.

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

ΠΡ.

αὐχῶ γάρ, αὐχῶ, τήνδε δωρειὰν ἐμοὶ δώσειν Δί', ὥστε τῶνδέ σ' ἐκλῦσαι πόνων. τὰ μέν σ' ἐπαινῶ κοὐδαμῇ λήξω ποτέ· προθυμίας γὰρ οὐδὲν ἐλλείπεις. ἀτὰρ μηδὲν πόνει· μάτην γὰρ οὐδὲν ὠφελῶν ἐμοὶ πονήσεις, εἴ τι καὶ πονεῖν θέλεις. ἀλλ' ἡσύχαζε σαυτὸν ἐκποδὼν ἔχων· ἐγὼ γὰρ οὔ, κεἰ δυστυχῶ, τοῦδ' εἵνεκα θέλοιμ' ἂν ὡς πλείστοισι πημονὰς τυχεῖν. οὐ δῆτ', ἐπεί με καὶ κασιγνήτου τύχαι τείρουσ' Ἄτλαντος, ὃς πρὸς ἑσπέρους τόπους ἕστηκε κίον' οὐρανοῦ τε καὶ χθονὸς ὤμοις ἐρείδων, ἄχθος οὐκ εὐάγκαλον. τὸν γηγενῆ τε Κιλικίων οἰκήτορα ἄντρων ἰδὼν ᾤκτιρα, δάϊον τέρας ἑκατογκάρανον, πρὸς βίαν χειρούμενον, Τυφῶνα θοῦρον· πᾶσιν [ὃς] ἀντέστη θεοῖς, σμερδναῖσι γαμφηλαῖσι συρίζων φόβον, ἐξ ὀμμάτων δ' ἤστραπτε γοργωπὸν σέλας, ὡς τὴν Διὸς τυραννίδ' ἐκπέρσων βίᾳ· ἀλλ' ἦλθεν αὐτῷ Ζηνὸς ἄγρυπνον βέλος, καταιβάτης κεραυνὸς ἐκπνέων φλόγα, ὃς αὐτὸν ἐξέπληξε τῶν ὑψηγόρων κομπασμάτων. φρένας γὰρ εἰς αὐτὰς τυπεὶς ἐφεψαλώθη κἀξεβροντήθη σθένος.

340

345

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355

360

338 δωρειὰν von Bamberg : δωρεὰν Ω • 340 κοὐδαμῇ edd. ex κοὐδὲ μὴ Μ Η Y ε δ Q a.c. et κοὐδαμῆ κ λ : κοὔ τι μὴ Nauck • 343 θέλεις] θέλοις β L • 345 εἵνεκα] οὕνεκα Lb • 347-372 Prometheo continuat M : Oceano trib. Φ cett. (et M alt.m.) • 347 καὶ Ω : χαἰ Porson • 348 πρὸς] ἐς Μ α • ἑσπέρους τόπους Ω : ἑσπέροις τόποις Valckenaer • 350 ὤμοις] -οιν Ο • 352 ᾤκτιρα Kirchhoff : ὤκτειρα Ω • 353 ἑκατογκάρανον Blomfield : ἑκατο κάρ νον uel -κάρανον fere Ω • 354 ὃς del. Wellauer, prob. Haverfield : πᾶσιν ὃς Μ α β δ λ (def. Prato) : ὃς πᾶσιν γ ε κ : θεὸς ὃς Headlam • 355 σμερδναῖσι Ω Tzet. Theog. 289 et in Lyc. 177 : -ῆσι Eust. 579.20 • γαμφηλαῖσι] -ῆσι β γ ε Eust. Tzet. • φόβον M α β W s.s. λ : φόνον Φ Ι s.s. Η pr.m. γ δ ε κ Eust. Tzet.

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PROMETEO ENCADENADO

a partir, no te opongas. Pues presumo, sí, presumo que Zeus me concederá esta gracia, de modo que seas liberado de estas penas. PROMETEO. Te alabo por esto y jamás dejaré de hacerlo, porque de buena voluntad no andas falto. Pero no te esfuerces, pues en vano y sin beneficiarme en nada te esforzarás, si es que quieres esforzarte. Antes bien, permanece tranquilo63 y mantente al margen; porque yo, aunque soy infortunado, no por esto quisiera que a otros muchos les alcanzaran las calamidades. No, ciertamente, pues también me aflige la suerte de mi hermano Atlante64, que en las regiones occidentales está de pie sosteniendo en sus hombros la columna del cielo y de la tierra, carga no fácil de soportar. Y sentí compasión cuando vi al hijo de Gea, habitante de las grutas cilicias, terrible monstruo de cien cabezas, sometido por la fuerza, al impetuoso Tifón65: a todos los dioses se enfrentó, silbando terror con sus horrendas fauces, y de sus ojos brillaba un terrorífico fulgor, como si fuera a destruir mediante la violencia la tiranía de Zeus; pero le alcanzó el dardo insomne de Zeus, el rayo que desciende respirando llamas, el cual le derribó de sus arrogantes jactancias. Pues herido en sus propias entrañas, fue reducido a cenizas y su fuerza quedó fulminada por el rayo. Y ahora, cuerpo inú-

63 El tono de Prometeo es sumamente sarcástico, como se puede advertir en el verbo ἡσύχαζε, con el que devuelve a Océano el consejo que éste le diera, con el mismo verbo, en el v. 327. 64 Atlante, hermano de Prometeo, fue condenado a sostener el cielo y la tierra cerca del jardín de las Hespérides por su participación en la rebelión de los Titanes (Hom., Od. I 52-54; Hes., Th. 517-519). 65 Tifón (‘El que humea’), que personifica las fuerzas volcánicas de la naturaleza, era hijo de Gea y de Tártaro, y fue fulminado por Zeus en Cilicia (Hom., Il. II 782-784; Pi., P. I 13-20). La primera estancia de Tifón había sido en el país de los Árimos (Hom., Il. II 783), que se creía una región volcánica de Cilicia. En la Teogonía el combate contra Tifón constituye la última y la más convincente ilustración del poder de Zeus, ya que éste triunfa solo ante un adversario todavía más formidable que los Titanes. Hesíodo, que hace una amplia narración, lo sitúa en el Tártaro (Th. 867 s.), mientras que Esquilo lo supone bajo el Etna (Pr. 365; también Píndaro, P. I 30-39). Cf. A., Th. 492520, Supp. 556-564. El excursus dedicado a Tifón es un modelo de la suerte que espera a Prometeo.

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

Ω Κ. ΠΡ. ΩΚ. ΠΡ. ΩΚ.

καὶ νῦν ἀχρεῖον καὶ παράορον δέμας κεῖται στενωποῦ πλησίον θαλασσίου ἰπούμενος ῥίζαισιν Αἰτναίαις ὕπο· κορυφαῖς δ' ἐν ἄκραις ἥμενος μυδροκτυπεῖ Ἥφαιστος, ἔνθεν ἐκραγήσονταί ποτε ποταμοὶ πυρὸς δάπτοντες ἀγρίαις γνάθοις τῆς καλλικάρπου Σικελίας λευροὺς γύας· τοιόνδε Τυφὼς ἐξαναζέσει χόλον θερμοῖς ἀπλάτου βέλεσι πυρπνόου ζάλης, καίπερ κεραυνῷ Ζηνὸς ἠνθρακωμένος. σὺ δ' οὐκ ἄπειρος, οὐδ' ἐμοῦ διδασκάλου χρῄζεις· σεαυτὸν σῷζ' ὅπως ἐπίστασαι· ἐγὼ δὲ τὴν παροῦσαν ἀντλήσω τύχην, ἔστ' ἂν Διὸς φρόνημα λωφήσῃ χόλου. οὔκουν, Προμηθεῦ, τοῦτο γιγνώσκεις, ὅτι ὀργῆς νοσούσης εἰσὶν ἰατροὶ λόγοι; ἐάν τις ἐν καιρῷ γε μαλθάσσῃ κέαρ καὶ μὴ σφριγῶντα θυμὸν ἰσχναίνῃ βίᾳ. ἐν τῷ προθυμεῖσθαι δὲ καὶ τολμᾶν τίνα ὁρᾷς ἐνοῦσαν ζημίαν; δίδασκέ με. μόχθον περισσὸν κουφόνουν τ' εὐηθίαν. ἔα με τῇδε τῇ νόσῳ νοσεῖν, ἐπεὶ κέρδιστον εὖ φρονοῦντα μὴ φρονεῖν δοκεῖν.

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365 ἰπούμενος M B p.c. sch. Ar. Vesp. 139 Eust. 16.40 : ἱπτού- α : ὑπνού- γ : ἰπνού- uel ἱπνούcett. : ἰπούμενον Blaydes • ῥίζαισιν Ω sch. Ar. : -ησιν O δ V • 369 λευροὺς M Y O a.c. P s.s. : -ρὰς cett. • 371 ante 370 Fritzsche • θερμοῖς X Nc V P s.s. F : -μῆς F s.s. Nc s.s. cett. • ἀπλάτου Blomfield : ἀπλάστου I a.c. Ga a.c. F a.c. : ἀπλήστου Ω : ἄπλατος anon. • 378 ὀργῆς Ω Cic. Tusc. 3.76 : ψυχῆς Plu. Mor. 102b • 381 προθυμεῖσθαι] προμηθεῖσθαι H O a.c. W Q a.c. : προνοεῖσθαι Σ • 384 τῇδε τῇ νόσῳ] τήνδε τὴν νόσον G p.c. Rb p.c. Lc R p.c. • 385 φρονεῖν δοκεῖν] δοκεῖν φρονεῖν γ δ ε κ λ

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PROMETEO ENCADENADO

til y arrumbado, yace cerca del estrecho marino, aprisionado bajo las raíces del Etna, mientras que Hefesto forja el hierro incandescente sentado en sus altas cumbres, de donde un día estallarán ríos de fuego que con feroces fauces devorarán los vastos campos de la ubérrima Sicilia66: tal cólera exhalará Tifón con los ardientes dardos de una insaciable tempestad que despide fuego, aunque ya carbonizado por el rayo de Zeus. Pero tú no eres inexperto y no me necesitas como maestro67; sálvate como tú sabes; yo, por mi parte, apuraré mi actual destino hasta que el ánimo de Zeus cese en su cólera. OCÉANO. ¿No sabes acaso, Prometeo, eso de que las palabras son médicos68 de un temperamento enfermo? PROMETEO. Sí, si uno ablanda el corazón en el momento oportuno y no rebaja por la fuerza un ánimo presuntuoso. OCÉANO. Pero en intentarlo y atreverse, ¿qué daño ves tú que haya en ello? Explícamelo. PROMETEO. Fatiga inútil y ligereza estúpida. OCÉANO. Déjame padecer esta enfermedad, pues es muy ventajoso que uno sea sensato y parezca no serlo.

66 Es posible que Esquilo tuviera in mente la erupción del 479/8 (según el Marmor Parium) que devastó la llanura del Etna, asolada por la lava, ποταμοὶ πυρός (“ríos de fuego”), puesto que el propio poeta estuvo en Sicilia, como huésped del rey Hierón de Siracusa, en el año 471, año en que puso en escena las Etneas, cuando el recuerdo estaba aún muy vivo. Esta erupción podría constituir el terminus post quem para la datación de la tragedia. La estrecha relación entre Pr. 351-372 y Pi., P. I 15-28 es generalmente reconocida, sin que haya una postura unánime sobre la prevalencia de una fuente u otra (cf. A. Ardizzoni, «Tifone e l’eruzione dell’ Etna in Eschilo e in Pindaro», GIF 30, 1978, pp. 233-244), aunque habitualmente se supone una preeminencia de la fuente pindárica, ya que la Pítica I es de datación segura (470 a. C.), frente a la incertidumbre del Prometeo encadenado; no obstante, Ardizzoni supone que la oda pindárica es posterior al drama de Esquilo. Contra, V. di Benedetto, «Tifone in Pindaro e in Eschilo», RFIC 123, 1995, pp. 129-139, y D. Berranger-Auserve, «Pindare et Eschyle, deux visions d’une même éruption de l’Etna», Connaissance et représentations des volcans dans l’Antiquité (ed. É. Foulon), Clermont-Ferrand, 2007, pp. 39-48. Según C.M. Bowra, Pindar, Oxford, 1964, p. 377, ni Píndaro ni Esquilo vieron la erupción, sino que debieron tener noticias de testimonios oculares. 67 Alusión irónica a las palabras de Océano en el verso 322. 68 Las ἰατροὶ λόγοι pueden hacer pensar en ensalmos o encantos (ἐπῳδαί), utilizados por la medicina mágica.

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

ΠΡ. ΩΚ. ΠΡ. ΩΚ. ΠΡ. ΩΚ. ΠΡ. ΩΚ.

ἐμὸν δοκήσει τἀμπλάκημ' εἶναι τόδε. σαφῶς μ' ἐς οἶκον σὸς λόγος στέλλει πάλιν. μὴ γάρ σε θρῆνος οὑμὸς εἰς ἔχθραν βάλῃ. ἦ τῷ νέον θακοῦντι παγκρατεῖς ἕδρας; τούτου φυλάσσου μή ποτ' ἀχθεσθῇ κέαρ. ἡ σή, Προμηθεῦ, συμφορὰ διδάσκαλος. στέλλου, κομίζου, σῷζε τὸν παρόντα νοῦν. ὁρμωμένῳ μοι τόνδ' ἐθώϋξας λόγον. λευρὰν γὰρ οἷμον αἰθέρος ψαίρει πτεροῖς τετρασκελὴς οἰωνός· ἄσμενος δέ τἂν σταθμοῖς ἐν οἰκείοισι κάμψειεν γόνυ.

390

395

ΧΟΡΟΣ στένω σε τᾶς οὐλομένας τύχας, Προμηθεῦ· δακρυσίστακτον ἀπ' ὄσσων ῥαδινῶν λειβομένα ῥέος παρειὰν νοτίοις ἔτεγξα παγαῖς· ἀμέγαρτα γὰρ τάδε Ζεὺς ἰδίοις νόμοις κρατύνων ὑπερήφανον θεοῖς τοῖς πάρος ἐνδείκνυσιν αἰχμάν.

[στρ. α.

πρόπασα δ' ἤδη στονόεν λέλακε χώρα, μεγαλοσχήμονά τ' ἀρχαιοπρεπῆ < ¯ ˘ ˘ ¯ > στένουσι τὰν σὰν ξυνομαιμόνων τε τιμάν·

[ἀντ. α.

400

405

410

386 δοκήσει] δοκήσοι Q a.c. K s.s. : δοκείσοι L : δοκεῖ σοι H D s.s. Q p.c. • 387 πάλιν] πάλαι H B s.s. • 389 θακοῦντι] κρατοῦντι (gl. in β) γ W ε κ λ • 391 συμφορὰ Ω : ξυμ- Brunck • 394 λευρὰν I γρ. β Q pr.m. : -ὸν M I H s.s. Y W V N pr.m. Q λ Θ : -ῶν cett. • ψαίρει M Φ γρ. α β W γρ. D K a.c. : ψαύει Φ Θ I p.c. fere cett. (-οι Y ε Q) • 395 ἄσμενος] ἀσμένως Rb a.c. • 399 δακρυσίστακτον Ω : -τάκτων Auratus, -στακτα Minckwitz • ἀπ' B O : δ' ἀπ' fere cett. • 400 ῥαδινῶν M α H a.c. B O s.s. W s.s. D Q s.s. K s.s. Θ : -νὸν cett. : -νὰν Hartung • λειβομένα] om. Tr. • 401 νοτίοις Ω : -αις Turnebus • 405 ἐνδείκνυσιν O a.c. D : -ύειν M : -ύει α O p.c. : δείκνυσι(ν) fere cett. • 409 lac. stat. Hermann: δ' ἑσπέριοι suppl. Wecklein, ῥαιομέναν West • στένουσι] -ουσα Ι β κ

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PROMETEO ENCADENADO

PROMETEO. Parecerá que esta falta es mía. OCÉANO. Claramente tus palabras me envían de nuevo a casa69. PROMETEO. Sí, no sea que tu lamento por mí te aboque a una enemistad. OCÉANO. ¿Con el que ocupa desde hace poco el todopoderoso trono? PROMETEO. Guárdate, no sea que un día se irrite su corazón. OCÉANO. Tu desgracia, Prometeo, es maestra. PROMETEO. ¡Vete, retírate, conserva tu sensatez de ahora! OCÉANO. Cuando yo ya me marchaba, me has gritado estas palabras. Pues mi cuadrúpeda ave ya acaricia con sus alas la dilatada senda del éter; con gusto doblará sus rodillas en su hogareño establo. (Océano se retira y después de un silencio las Océanides aparecen encima de una roca y cantan) Estrofa 1 CORO70. Lloro por ti, por tu fatal destino, Prometeo; he bañado mis mejillas con húmedas fuentes vertiendo de mis delicados ojos una corriente de lágrimas71. Pues Zeus, al imponer estos actos viles con leyes propias, muestra a los dioses de antaño su despótica lanza72. Antístrofa1 Ya toda la región resuena en lamentos, y por la dignidad magnífica y antigua, tuya y de tus hermanos, están gimiendo73. Y cuantos 69

El sarcasmo hace comprender a Océano que debe retirarse. Comienza el primer estásimo (vv. 397-435), formado por dos pares de estrofas y antístrofas y un epodo: el primer par es de ritmo jónico y el segundo trocaico y coriámbico, mientras que el epodo es predominantemente yámbico y dactílico. 71 Esta metáfora (δακρυσίστακτον … παγαῖς) ya aparece en Ag. 887-88. 72 El gobierno de Zeus está basado en la arbitrariedad, ya que no respeta las leyes antiguas. La queja no es nueva: Pr. 149-150, 186-187. Es el fin de una época, la preolímpica, un tema que también hallamos en las Euménides y que supone una nueva soberanía para los antiguos dioses, en la que tendrán también su puesto. 73 Gimen las gentes. La distribución colométrica y el cambio de persona en el verbo aconsejan la admisión de una laguna en el texto; con todo, el sentido se sigue bien. Aquí hay una alusión a Tifón y, especialmente, a Atlante, hermano de Prometeo (Pr. 347-348). 70

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

ὁπόσοι τ' ἔποικον ἁγνᾶς Ἀσίας ἕδος νέμονται, μεγαλοστόνοισι σοῖς πήμασι συγκάμνουσι θνατοί. Κολχίδος τε γᾶς ἔνοικοι παρθένοι, μάχας ἄτρεστοι, καὶ Σκύθης ὅμιλος, οἳ γᾶς ἔσχατον τόπον ἀμφὶ Μαιῶτιν ἔχουσι λίμναν,

[στρ. β.

Ἀραβίας τ' ἄρειον ἄνθος, ὑψίκρημνον οἳ πόλισμα Καυκάσου πέλας νέμουσι, δάϊος στρατός, ὀξυπρῴροισι βρέμων ἐν αἰχμαῖς.

[ἀντ. β.

416

421

† μόνον δὴ πρόσθεν ἄλλον ἐν πόνοις δαμέντ' ἀκαμαντοδέτοις Τιτᾶνα λύμαις εἰσιδόμαν θεὸν, Ἄτλανθ', ὃς αἰὲν ὑπέροχον σθένος κραταιὸν οὐράνιόν τε πόλον νώτοις ὑποστενάζει. † βοᾷ δὲ πόντιος κλύδων ξυμπίτνων, στένει βυθός,

[? ἐπῳδ. 426

430

416 μάχας] -αις Ι β Ο alt.m. W ε κ : -αν Robortello • 418 τόπον] πόρον Φ Y W D s.s. ε κ λ • 420 Ἀραβίας Σ Ω : Χαλυβίας Schütz, Σαρματᾶν Hermann et alii alia • ἄνθος] ἔθνος Rc • 421 οἳ Σ T : θ' οἳ cett. • 422 πέλας Ω : πύλας Burges • νέμουσι M β : νέμονται M gl. cett. • 425-430 del. Badham • 425 ἄλλον M I a.c. O a.c. Y pr.m. δ V Va P Rb Nd Xc λ : -ων Φ cett. • 426 ἀκαμαντοδέτοις] ἀδαμαντοδέτοις I a.c. O alt.m. : ἀκάμαντα δέμας Newman • 427 εἰσιδόμαν Ω : ἐσειδόμαν Hermann • θεὸν M α O alt.m. Y a.c. W s.s. D V N K : θεῶν Φ I pr.m. cett. • 428 Ἄτλανθ', ὃς αἰὲν … κραταιὸν Ω : Ἄτλαντος … κραταιόν, ὅς γᾶν Hermann • ὑπέροχον β : ὑπείροχον cett. • 430 ὑποστενάζει] ὑποστεγάζει B pr.m. • 432 βυθός] βαθύς Μ Η : βöθὺς V

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PROMETEO ENCADENADO

mortales pueblan el suelo vecino de la sagrada Asia74 se compadecen con tus muy lamentables penas. Estrofa 2 Y las vírgenes que habitan la tierra de Cólquide75, intrépidas en el combate, y las hordas de Escitia, que ocupan el lugar más remoto de la tierra en torno al lago Meótide76, Antístrofa 2 y la flor guerrera de Arabia, los que pueblan una ciudadela escarpada cerca del Cáucaso77, pueblo belicoso que ruge entre lanzas de aguzada proa. Epodo Sólo he visto antes a otro dios Titán vencido por la ignominia de incansables cadenas, Atlante, que llorando sostiene permanentemente sobre sus espaldas un poderoso y excesivo peso, la bóveda celeste78. Ruge la ola marina al romper, gime el abismo, brama bajo tierra la

74 El roquedal en el que está clavado Prometeo está situado en Europa (cf. Pr. 734-35), pero Asia está cerca y los pueblos del continente vecino se unen hipotéticamente para gemir por la suerte del benefactor de la Humanidad. Desde los más ariscos y belicosos pueblos hasta las tímidas y virginales Oceánides participan en el sufrimiento del héroe: es el concepto de συμπάθεια universal. 75 Las Amazonas eran originarias de la Cólquide según Esquilo (cf. Pr. 721-723), su valor como combatientes era proverbial; Homero (Il. III 189) las llama ἀντιάνειραι ‘comparables a los hombres’ y su cita suele representar a los guerreros extranjeros y exóticos por antonomasia. 76 Actual Mar de Azov. 77 Es evidente que la proximidad entre lo que hoy conocemos como Arabia y el Cáucaso no es tal, por lo que hay que deducir que Esquilo se refiere a un concepto más amplio y es probable que se refiera más bien a la región de Asia Menor. Estrabón (XI 2, 2; 5, 8; 7, 4) también sitúa la población árabe entre el Caspio y el lago Meótide. 78 Estos versos son considerados como una interpolación por muchos editores y traductores, al considerar reiterativa esta nueva referencia a Atlante e inspirada en dos pasajes de esta misma obra (Pr. 148, 347). Además, hay también notables discrepancias sobre la colometría de todo este pasaje final del coro, que consideramos, con dudas, como un epodo (una minoría: Wecklein, Untersteiner…), mientras que algunos (Page,

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

κελαινὸς [δ'] Ἄϊδος ὑποβρέμει μυχὸς γᾶς, παγαί θ' ἁγνορύτων ποταμῶν στένουσιν ἄλγος οἰκτρόν. ΠΡ.

μήτοι χλιδῇ δοκεῖτε μηδ' αὐθαδίᾳ σιγᾶν με· συννοίᾳ δὲ δάπτομαι κέαρ, ὁρῶν ἐμαυτὸν ὧδε προυσελούμενον. καίτοι θεοῖσι τοῖς νέοις τούτοις γέρα τίς ἄλλος ἢ 'γὼ παντελῶς διώρισεν; ἀλλ' αὐτὰ σιγῶ· καὶ γὰρ εἰδυίαισιν ἂν ὑμῖν λέγοιμι. τἀν βροτοῖς δὲ πήματα ἀκούσαθ', ὥς σφας νηπίους ὄντας τὸ πρὶν ἔννους ἔθηκα καὶ φρενῶν ἐπηβόλους.

435

440

433 δ' del. Lachmann • 435 οἰκτρόν] πικρὸν β D • 438 προυσελούμενον rec. : προσελ- uel προσηλ- fere cett. • 442 δὲ πήματα Ω : δ' εὑρήματα Heath

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PROMETEO ENCADENADO

sombría profundidad de Hades, y las fuentes de los sagrados ríos gimen un quejumbroso dolor. PROMETEO79. (Tras un largo silencio) No penséis que yo callo por arrogancia ni por orgullo; al contrario, mi corazón se consume por la inquietud al verme así ultrajado. Y, sin embargo, a estos nuevos dioses, ¿quién sino yo les repartió por entero sus privilegios80? Pero esto me lo callo, pues os lo diría a vosotras que ya los sabéis. Escuchad, en cambio, las penalidades de los mortales, cómo a quienes antes eran como niños, los convertí en seres racionales y capaces de pensar81. Os

Griffith, West, Sommerstein…) han intentado la constitución de un tercer par de estrofas, lo que se consigue a base de forzar y alterar el texto en exceso. Una defensa de la tesis del epodo en F. García Romero, «Prometeo encadenado 425-435», Eikasmos 9, 1998, pp. 27-35, y, del mismo autor, «El estásimo primero de Prometeo encandenado (vv. 397435)», La tragedia griega en sus textos (ed. J. A. López Férez), Madrid, 2004, pp. 113-132. 79 Segundo episodio (vv. 436-525), escena única entre Prometeo y el corifeo. O. Ameduri («Sull’ accusa di ἀσέβεια rivolta ad Eschilo», Dioniso 38, 1964, pp. 23-36) sostiene que son precisamente los versos 447-506 los causantes de la acusación de impiedad hecha a Esquilo por haber revelado cuestiones relativas a los misterios eleusinos. 80 Subyace la idea genérica de la ingratitud de Zeus y el tratamiento que este dios dispensó a los Titanes, y que se puede resumir en violencia física y violencia moral. Es posible que haya una alusión a la tradición recogida por Platón en el Protágoras (320D), según la cual los dioses encargaron a Prometeo la distribución de las prerrogativas (τιμαί) entre los mortales —no entre los dioses—, pero tal afirmación parece contradecir lo dicho en los versos 229-233. S. Eitrem, «De Prometheo», Eranos 44, 1946, pp. 14-19, ve —injustificadamente— en estos versos una alusión a los sacrificios ofrecidos por Prometeo. 81 También hallamos una descripción del mito del progreso en Sófocles (Ant. 332-375) y en Eurípides (Supp. 195-249). Hay que señalar que algunas de las invenciones de Prometeo también han sido atribuidas al εὑρετής humano Palamedes. Precisamente en el fr. 181a Radt del Palamedes esquíleo podemos leer la frase ἀριθμὸν ηὔρηχ' ἔξοχον σοφισμάτων, prácticamente idéntica a los versos 459-460 de esta tragedia. Sin embargo, según Platón (Prot. 320D-322D), estas artes demiúrgicas que Prometeo va a exponer no son suficientes para fundar la civilización humana: está ausente la πολιτικὴ τέχνη. También se puede observar que los hombres no tienen ninguna parte en la invención de las τέχναι. Cf. W. Den Boer, «Prometheus and Progress», Miscellanea trágica in hon. J.C. Kamerbeek (eds. J. M. Bremer – S. L. Radt – C. J. Ruijgh), Amsterdam, 1976, pp. 17-27 (en pp. 18-19), y más recientemente S. Saïd, «Les dons de Prométhée et leur valeur dans le Prométhée enchaîné à la lumière d’une comparaison avec Hésiode, Platon et Aelius Aristide», Lexis 24, 2006, pp. 247-263.

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

λέξω δέ, μέμψιν οὔτιν' ἀνθρώποις ἔχων, ἀλλ' ὧν δέδωκ' εὔνοιαν ἐξηγούμενος· οἳ πρῶτα μὲν βλέποντες ἔβλεπον μάτην, κλύοντες οὐκ ἤκουον, ἀλλ' ὀνειράτων ἀλίγκιοι μορφαῖσι τὸν μακρὸν βίον ἔφυρον εἰκῇ πάντα, κοὔτε πλινθυφεῖς δόμους προσείλους ᾖσαν, οὐ ξυλουργίαν· κατώρυχες δ' ἔναιον ὥστ' ἀήσυροι μύρμηκες ἄντρων ἐν μυχοῖς ἀνηλίοις. ἦν δ' οὐδὲν αὐτοῖς οὔτε χείματος τέκμαρ οὔτ' ἀνθεμώδους ἦρος οὔτε καρπίμου θέρους βέβαιον, ἀλλ' ἄτερ γνώμης τὸ πᾶν ἔπρασσον, ἔστε δή σφιν ἀντολὰς ἐγὼ ἄστρων ἔδειξα τάς τε δυσκρίτους δύσεις. καὶ μὴν ἀριθμόν, ἔξοχον σοφισμάτων, ἐξηῦρον αὐτοῖς, γραμμάτων τε συνθέσεις, μνήμην ἁπάντων, μουσομήτορ' ἐργάνην. κἄζευξα πρῶτος ἐν ζυγοῖσι κνώδαλα ζεύγλαισι δουλεύοντα σώμασίν θ' ὅπως θνητοῖς μεγίστων διάδοχοι μοχθημάτων γένοινθ', ὑφ' ἅρμα τ' ἤγαγον φιληνίους ἵππους, ἄγαλμα τῆς ὑπερπλούτου χλιδῆς. θαλασσόπλαγκτα δ' οὔτις ἄλλος ἀντ' ἐμοῦ λινόπτερ' ηὗρε ναυτίλων ὀχήματα.

445

450

455

460

465

446 δέδωκ' Ω : ἔδωκ' Arsenius • 449 ἀλίγκιοι] ἀλίγκιον β Y D • βίον] χρόνον H gl. γ W ε κ • 450 κοὔτε Ω : κοὔ τι Porson • 451 προσείλους Σ M I s.s. B O W V s.s. N s.s. Q Θ γρ. : προσήλους cett. • 452 ἀήσυροι M I s.s. O W s.s. Eust. 1500.28, 1547.22 : ἀείσυροι fere cett. (αἰεί- Q a.c. K) • 454 ἦν δ' οὐδὲν αὐτοῖς] οὐκ ἦν γὰρ αὐτοῖς Ach. in Arat. p. 27 Maass • 455 sq. καρπίμου θέρους] κάρπιμον θέρος Stob. 1 prooem. 1 • 458 δύσεις Ω Ach. : ὁδούς Stob. • 459 σοφισμάτων] νοσφισμάτων M Φ γρ. • 460 ἐξηῦρον Stob. 2.4.2 : ἐξεῦρον Ω Ach. • 461 μνήμην M α Stob. 2.4.2 : μνήμην θ' Φ cett. et M alt.m. • ἐργάνην M Stob. 2.4.2 : ἐργάτιν cett. et M p.c. • 463 ζεύγλαισι] -ησι (uel -ῃσι) H s.s. Y Ya La W N P Rb Nd Xc κ λ • δουλεύοντα] δουλεύσαντα O: -σοντα Kirchhoff • σώμασίν Ω : σάγμασίν Pauw • 465 γένοινθ' Q a.c. μ : γένωνθ' fere Ω • 467 θαλασσόπλαγκτα M I Y p.c. ε : -πλακτα cett. • 468 ηὗρε Dindorf : εὗρε Ω

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PROMETEO ENCADENADO

lo diré sin tener reproche alguno para los hombres, sino para poner de manifiesto la buena disposición que había en lo que les di. Ellos, al principio, mirando en vano veían y escuchando no oían, sino que, semejantes a los fantasmas de los sueños, a lo largo de sus vidas mezclaban todo confusamente, y no conocían las casas de adobes secados al sol ni el trabajo de la madera: vivían soterraños como ágiles hormigas en la profundidad sin sol de las grutas. No tenían signo fidedigno del invierno ni de la florida primavera ni del fructífero estío82, sino que todo lo hacían sin criterio, hasta que yo les enseñé los ortos de las estrellas y sus ocasos difíciles de discernir. Y también les descubrí el número, el más sobresaliente de los inventos, y las uniones de letras, memoria de todas las cosas, madre artífice de las Musas83. Y uncí el primero en el yugo a las bestias, que se someten a las colleras y a los hombres, a fin de que fueran los sustitutos de los mortales en los trabajos más fatigosos, y llevé bajo el carro a los caballos dóciles a las riendas, ornato del opulento fasto. Y ningún otro sino yo inventó los carros de los marinos que surcan el mar con alas de lino84. ¡Yo, mí-

82 El discernimiento de las estaciones es fundamental para la vida agrícola y en el mar. Adviértase que no se menciona el otoño, ya que los griegos lo consideraban parte del verano. Plutarco (Mor. 1028F), por contra, recuerda que Eurípides recogió en sus tragedias el resultado de las disquisiciones astronómicas y ya hablaba de cuatro estaciones (fr. 990 Kannicht). A continuación Prometeo sitúa, en primer lugar, la enseñanza de las observaciones astrales más elementales, pero fundamentales para la agricultura y la navegación, base de la economía griega antigua. En este pasaje, en definitiva, se exponen las bases de la astrometeorología. 83 Prometeo enseñó también a los hombres los rudimentos de la aritmética y de la escritura, fundamentales para el progreso de la sociedad primitiva y para las relaciones humanas. 84 Otro símbolo del progreso humano: las naves.

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

ΚΟ.

ΠΡ.

τοιαῦτα μηχανήματ' ἐξευρὼν τάλας βροτοῖσιν, αὐτὸς οὐκ ἔχω σόφισμ' ὅτῳ τῆς νῦν παρούσης πημονῆς ἀπαλλαγῶ. πέπονθας αἰκὲς πῆμ'· ἀποσφαλεὶς φρενῶν πλανᾷ, κακὸς δ' ἰατρὸς ὥς τις ἐς νόσον πεσὼν ἀθυμεῖς καὶ σεαυτὸν οὐκ ἔχεις εὑρεῖν ὁποίοις φαρμάκοις ἰάσιμος. τὰ λοιπά μου κλύουσα θαυμάσῃ πλέον, οἵας τέχνας τε καὶ πόρους ἐμησάμην. τὸ μὲν μέγιστον, εἴ τις ἐς νόσον πέσοι, οὐκ ἦν ἀλέξημ' οὐδέν, οὔτε βρώσιμον, οὐ χριστόν, οὐδὲ πιστόν, ἀλλὰ φαρμάκων χρείᾳ κατεσκέλλοντο, πρίν γ' ἐγώ σφισιν ἔδειξα κράσεις ἠπίων ἀκεσμάτων, αἷς τὰς ἁπάσας ἐξαμύνονται νόσους. τρόπους τε πολλοὺς μαντικῆς ἐστοίχισα, κἄκρινα πρῶτος ἐξ ὀνειράτων ἃ χρὴ ὕπαρ γενέσθαι, κληδόνας τε δυσκρίτους ἐγνώρισ' αὐτοῖς ἐνοδίους τε συμβόλους, γαμψωνύχων τε πτῆσιν οἰωνῶν σκεθρῶς διώρισ', οἵτινές τε δεξιοὶ φύσιν εὐωνύμους τε, καὶ δίαιταν ἥντινα ἔχουσ' ἕκαστοι, καὶ πρὸς ἀλλήλους τίνες ἔχθραι τε καὶ στέργηθρα καὶ συνεδρίαι·

470

475

480

485

490

469 ἐξευρὼν] ἐξεῦρον γ δ ε • 470 αὐτὸς] αὐτὸς δ' γ δ ε • 472 αἰκὲς Dawes : ἀεικὲς Ω • 473 κακὸς] κακῶς H B a.c. Q a.c. • ὥς τις] ὅστις M a.c. I H s.s. O Y a.c. W s.s. ε Q alt.m. K • 475 ἰάσιμος] ἰάσιμον I alt.m. γρ. H p.c. O s.s. V Va P Rb Nd Xc Q • 476 μου M I O : μοι I alt.m. cett. • 477 πόρους M Φ α β O Y γρ. W s.s. Q gl. : δόλους cett. • 479 οὔτε B gl. Q alt.m. γρ. Fb s.s. Fd a.c. : οὐδὲ Ω • 480 χριστόν] χρηστὸν M D a.c. : παστὸν Aly • οὐδὲ] οὐ β Y λ • 481 γ' M β D : om. cett. • 483 αἷς] οἷς O X • ἐξαμύνονται] ἐξαμείβονται W γρ. V N s.s. • 484 τε M O : δὲ cett. • 490 εὐωνύμους] εὐώνυμοί W s.s. D • 492 στέργηθρα] θέλγητρα κ λ • συνεδρίαι Ω : ξυν- Ξa

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PROMETEO ENCADENADO

sero de mí, que he descubierto tales artificios para los mortales, no poseo un saber con el que pueda librarme del presente infortunio! CORIFEO. Has sufrido una pena indigna; privado de razón, andas extraviado y, como un mal médico que ha caído enfermo, estás desanimado y no puedes hallar para ti mismo con qué remedios podrías sanar85. PROMETEO. Más aún te admirarás cuando escuches el resto, qué artes y recursos ideé. Y lo más importante: si uno caía enfermo, no había ninguna defensa, ni comestible, ni unción, ni bebedizo, sino que por la falta de fármacos se consumían, hasta que yo les enseñé las mezclas de remedios curativos, con las que combatían todas las enfermedades. Clasifiqué muchas modalidades de adivinación86, y discerní el primero a partir de los sueños aquello que ha de suceder en la realidad87, y les di a conocer los sonidos de difícil interpretación88 y los encuentros por los caminos89, determiné con exactitud el vuelo de las aves rapaces, cuáles son favorables por naturaleza y cuáles de mal agüero90, qué tipo de vida tiene cada una, y cuáles son sus enemistades, sus querencias y sus uniones entre sí, y la tersura de sus vísceras y qué color debe tener la bilis para ser grata a los dioses91, y la

85 Una paradoja, si tenemos en cuenta que Prometeo se considera el introductor del arte de la medicina y la farmacopea (vv. 478-483). 86 La mántica, clasificada según sus diferentes aspectos, aparece como un complemento necesario de la astronomía en un universo cuyo orden está reglado tanto por el curso de los astros como por la voluntad divina. 87 La oniromancia, basada en la interpretación de los sueños (cf. Ch. 32-33). Recuerda Homero (Od. XIX 560-569) que los sueños (definidos como ἀμήχανοι y ἀκριτόμυθοι) tienen dos puertas: una de cuerno y otra de marfil; los de la primera son verídicos, los de la segunda engañosos. Se inicia aquí una relación de las distintas técnicas de la μαγικὴ τέχνη. 88 La cledonomancia o adivinación a través de los ruidos, sonidos y palabras escuchadas al azar, que pueden revelar el porvenir. 89 Alusión a lo fortuito. Encuentros casuales, meras coincidencias, que son susceptibles de interpretación. 90 La oionoscopia o auspicina, consistente en la interpretación del vuelo de las aves, la más antigua de las formas de adivinación. 91 La hieroscopia o haruspicina, lectura de las entrañas de los animales muertos durante los sacrificios.

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

ΚΟ.

ΠΡ.

ΚΟ. ΠΡ.

σπλάγχνων τε λειότητα, καὶ χροιὰν τίνα ἔχουσ' ἂν εἴη δαίμοσιν πρὸς ἡδονὴν χολή, λοβοῦ τε ποικίλην εὐμορφίαν· κνίσῃ τε κῶλα συγκαλυπτὰ καὶ μακρὰν ὀσφῦν πυρώσας δυστέκμαρτον εἰς τέχνην ὥδωσα θνητούς, καὶ φλογωπὰ σήματα ἐξωμμάτωσα, πρόσθεν ὄντ' ἐπάργεμα. τοιαῦτα μὲν δὴ ταῦτ'· ἔνερθε δὲ χθονὸς κεκρυμμέν' ἀνθρώποισιν ὠφελήματα, χαλκόν, σίδηρον, ἄργυρον χρυσόν τε, τίς φήσειεν ἂν πάροιθεν ἐξευρεῖν ἐμοῦ; οὐδείς, σάφ' οἶδα, μὴ μάτην φλῦσαι θέλων. βραχεῖ δὲ μύθῳ πάντα συλλήβδην μάθε· πᾶσαι τέχναι βροτοῖσιν ἐκ Προμηθέως. μή νυν βροτοὺς μὲν ὠφέλει καιροῦ πέρα, σαυτοῦ δ' ἀκήδει δυστυχοῦντος· ὡς ἐγὼ εὔελπίς εἰμι τῶνδέ σ' ἐκ δεσμῶν ἔτι λυθέντα μηδὲν μεῖον ἰσχύσειν Διός. οὐ ταῦτα ταύτῃ Μοῖρά πω τελεσφόρος κρᾶναι πέπρωται, μυρίαις δὲ πημοναῖς δύαις τε καμφθεὶς ὧδε δεσμὰ φυγγάνω· τέχνη δ' ἀνάγκης ἀσθενεστέρα μακρῷ. τίς οὖν ἀνάγκης ἐστὶν οἰακοστρόφος; Μοῖραι τρίμορφοι μνήμονές τ' Ἐρινύες.

495

500

505

510

515

494 sq. ἔχουσ' … χολή Wieseler : ἔχοντ' … χολῆς Ω • 502 τε I : δὲ cett. • 504 οἶδα] οἶδ' εἰ β κ λ • 505 πάντα] ταῦτα Μ ε • μάθε] μάθοις β D κ • 511 πω] που Y μ • 513 καμφθεὶς] κναμφθεὶς Μ Ι: κναφθεὶς Naber • 514 τέχνη … ἀσθενεστέρα] τέχναι … ἀσθενέστεραι Q pr.m. K

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PROMETEO ENCADENADO

variable belleza del lóbulo del hígado92. Y poniendo al fuego los miembros cubiertos con la grasa y el largo lomo, encaminé a los mortales a un arte difícil de interpretar, e hice evidentes los signos de las llamas93, que antes eran oscuros. Tales cosas logré. Y en cuanto a la riqueza escondida para los hombres bajo la tierra, el bronce, el hierro, la plata y el oro, ¿quién podría preciarse de haberlos descubierto antes que yo? Nadie, bien lo sé, a menos que quiera parlotear en vano. En suma, apréndelo todo en breves palabras: todas las artes de los mortales proceden de Prometeo. CORIFEO. No ayudes a los mortales más allá de lo oportuno y no te descuides a ti mismo en tu sufrimiento; porque yo tengo fundada esperanza de que tú, liberado un día de estas cadenas, no tendrás un poder inferior al de Zeus. PROMETEO. La Moira que todo lo lleva a término todavía no tiene decretado que eso se cumpla de ese modo sino que, tras ser atormentado por dolores sin cuento y calamidades, entonces escaparé de estas cadenas. El arte es, con mucho, más débil que el destino94. CORIFEO. ¿Quién es, pues, el timonel del destino? PROMETEO. Las Moiras triformes95 y las Erinis memoriosas96. 92 La hepatoscopia o análisis de los lóbulos del hígado. El examen del lóbulo o cabeza del hígado era particularmente importante y podía presentar anomalías diversas: ser doble, ofrecer fisuras o faltar por completo, de manera que cada una tenía su sentido adivinatorio. Cf. E., El. 826-839. 93 Piromancia o ignispicina, adivinación mediante la observación de las llamas del fuego sacrificial: mayor o menor tamaño de las llamas, así como sus oscilaciones. 94 Prometeo, que ha sabido lograr tantos hallazgos para los hombres, no puede encontrar una que supere las leyes inexorables del destino, que también lo son incluso para Zeus (cf. verso 518). 95 Vid. Hom., Il. XIX 87. Las Moiras son las divinidades del destino que se corresponden con las Parcas romanas. Son triformes porque representan tres aspectos de la misma divinidad (Μοῖρα) y tres momentos de la asignación del destino; sus nombres así lo indican: Cloto (Κλωθώ, ‘Hilandera’), la que hila la trama de la vida, Láquesis (Λάχεσις, ‘Lote’), la que asigna la suerte, y Átropo (Ἄτροπος, ‘Inflexible’), la que no puede ser evitada (cf. Eu. 334-340). Al fin y al cabo, estas deidades determinan el proceso de la vida, desde el nacimiento hasta la muerte, representan la ley inflexible del ciclo vital, por lo que su papel en el orden del mundo es siempre estimable. 96 Las Erinis son hermanas de las Moiras y todas ellas hijas de la Noche (Hes., Th. 217-18, y el propio Esquilo, Eu. 321), aunque el propio Hesíodo, en Th. 904, considera

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ΚΟ. ΠΡ. ΚΟ. ΠΡ. ΚΟ. ΠΡ.

τούτων ἄρα Ζεύς ἐστιν ἀσθενέστερος; οὔκουν ἂν ἐκφύγοι γε τὴν πεπρωμένην. τί γὰρ πέπρωται Ζηνὶ πλὴν ἀεὶ κρατεῖν; τοῦτ' οὐκέτ' ἂν πύθοιο, μηδὲ λιπάρει. ἦ πού τι σεμνόν ἐστιν ὃ ξυναμπέχεις. ἄλλου λόγου μέμνησθε· τόνδε δ' οὐδαμῶς καιρὸς γεγωνεῖν, ἀλλὰ συγκαλυπτέος ὅσον μάλιστα· τόνδε γὰρ σῴζων ἐγὼ δεσμοὺς ἀεικεῖς καὶ δύας ἐκφυγγάνω.

520

525

ΧΟΡΟΣ μηδάμ' ὁ πάντα νέμων θεῖτ' ἐμᾷ γνώμᾳ κράτος ἀντίπαλον Ζεύς, μηδ' ἐλινύσαιμι θεοὺς ὁσίαις θοίναις ποτινισομένα βουφόνοις παρ' Ὠκεανοῦ πατρὸς ἄσβεστον πόρον, μηδ' ἀλίτοιμι λόγοις, ἀλλά μοι τόδ' ἐμμένοι καὶ μήποτ' ἐκτακείη·

[στρ. α.

ἡδύ τι θαρσαλέαις τὸν μακρὸν τείνειν βίον ἐλπίσι, φαναῖς θυμὸν ἀλδαίνουσαν ἐν εὐφροσύναις· φρίσσω δέ σε δερκομένα μυρίοις μόχθοις διακναιόμενον < ¯ ¯ ˘ ¯ >.

[ἀντ. α.

530

535

540

518 ἐκφύγοι γε M Lc K Q : ἐκφύγη γε uel τε plurimi : ἐκφύγοιτο I p.c. Ha Ya • 520 οὐκέτ' ἂν κ : οὐκ ἂν οὖν uel οὐκ ἂν fere rell. • 522 τόνδε δ' M γ ε : τόνδ' cett. • 525 δύας] βίας β γ δ • 529 ἐλινύσαιμι M β C D Nc : ἐλιννύ- cett. • 530 ποτινισομένα] ποτινισσο- W ε : -λισσομένα Mähly • 534 ἀλλά Ω : μάλα Hermann • 536 ἡδύ Ω : ἁδύ Hermann • 541 (e.g.) θεῖον δέμας suppl. J.H.H. Schmidt, θνατῶν χάριν Tommasini, δαρὸν χρόνον Zakas et alii alia

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PROMETEO ENCADENADO

CORIFEO. ¿Zeus es, entonces, más débil que ellas? PROMETEO. En efecto, no podría escapar a su destino. CORIFEO. ¿Y qué está destinado para Zeus sino reinar por siempre? PROMETEO. Eso todavía no puedes saberlo, no insistas. CORIFEO. Es, sin duda, un augusto secreto lo que ocultas. PROMETEO. Mencionad otro asunto: no es el momento oportuno de revelar éste, sino que hay que mantenerlo oculto al máximo; pues al preservarlo yo escaparé de estas humillantes cadenas y de estas calamidades. Estrofa 1 CORO97. Nunca el que todo lo gobierna, Zeus, ponga su fuerza enfrente de mi voluntad, y que nunca me demore en acercarme a los dioses98 con piadosos festines en que se inmolan bueyes junto al inagotable curso del padre Océano, ni peque de palabra, sino que este propósito permanezca en mí y jamás se borre. Antístrofa 1 Dulce cosa es pasar a lo largo de la vida entre confiadas esperanzas, nutriendo el corazón con radiante alegría; mas me estremezco cuando te veo desgarrado por sufrimientos sin cuento < . . . >99. Pues

a las Moiras como hijas de Zeus y Temis. Esquilo, tanto por la temática del Prometeo como de las Euménides (vv. 961-962), parece seguir la primera tradición. Por otra parte, las Erinis son llamadas «memoriosas» porque son deidades que encarnan el castigo y la venganza. Son tres diosas muy antiguas que, como consecuencia de la transformación del mundo divino por Zeus, han sido desatendidas, por lo que ellas forzaron al nuevo rey del Olimpo a reconocerlas. 97 Segundo estásimo (vv. 526-560), formado por dos estrofas y dos antístrofas de ritmo dáctilo-epitrítico. Cf. B. Gentili, «Problemi di colometria: Eschilo, Prometeo (vv. 526-544; 887-900); Agamennone (vv. 104-121)», Lexis 22, 2004, pp. 5-16. 98 Se refiere a las grandes divinidades olímpicas, ya que, aunque diosas, las Oceánides son de un rango inferior y están obligadas a ciertos actos de piedad hacia los dioses mayores. 99 El verso está incompleto, pero se sigue el sentido.

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Ζῆνα γὰρ οὐ τρομέων ἰδίᾳ γνώμᾳ σέβῃ θνατοὺς ἄγαν, Προμηθεῦ.

ΙΩ .

φέρ' ὅπως χάρις ἁ χάρις, ὦ φίλος; εἰπέ, ποῦ τις ἀλκά; τίς ἐφαμερίων ἄρηξις; οὐδ' ἐδέρχθης ὀλιγοδρανίαν ἄκικυν, ἰσόνειρον, ᾇ τὸ φωτῶν ἀλαὸν γένος ἐμπεποδισμένον; οὔποτε < ¯ ¯ > τὰν Διὸς ἁρμονίαν θνατῶν παρεξίασι βουλαί.

[στρ. β.

ἔμαθον τάδε σὰς προσιδοῦσ' ὀλοὰς τύχας, Προμηθεῦ. τὸ διαμφίδιον δέ μοι μέλος προσέπτα τόδ' ἐκεῖνό θ' ὅτ' ἀμφὶ λουτρὰ καὶ λέχος σὸν ὑμεναίουν ἰότατι γάμων, ὅτε τὰν ὁμοπάτριον ἕδνοις ἄγαγες Ἡσιόναν πιθὼν δάμαρτα κοινόλεκτρον.

[ἀντ. β.

546

550

555

560

τίς γῆ; τί γένος; τίνα φῶ λεύσσειν τόνδε χαλινοῖς ἐν πετρίνοισιν χειμαζόμενον;

543 ἰδίᾳ Ω : ῥᾳδίᾳ Rogers • 545 φέρ' ὅπως Ω : φέρε, πῶς Burges • χάρις ἁ χάρις Headlam : χάρις ἄχαρις Σ Ω : ἄχαρις χάρις T • 549 ἰσόνειρον Ω : ἀντόνειρον Reisig • 550 (e.g.) τυφλαί suppl. Weil, πάμπαν fort. West, alii alia • 552 θνατῶν] βροτῶν Ι : θνητοῖς Ο a.c. : θνατοί fort. West • 553 τάδε] τόδε L • 556 sq. ἐκεῖνό θ' ὅτ' ἀμφὶ T : ἐκεῖνό τε ὅτ' ἀμφὶ O W ε κ K P a.c. : ἐκεῖν' ὅτε τότ' ἀμφὶ (Μ) uel ὅτε τἀμφὶ uel ὅτ' ἀμφὶ fere cett. • 557 λουτρὰ] λοετρὰ B Y W ε λ • 558 ἕδνοις del. Lachmann • 560 πιθὼν] πείθων M a.c. : ποθῶν β • 562 χαλινοῖς T F : -οῖσιν cett.

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PROMETEO ENCADENADO

sin temblar ante Zeus, por propia voluntad, honras en exceso a los mortales100, Prometeo. Estrofa 2 Ea, amigo, ¿qué gratitud ha traído tu gratitud? Dime, ¿dónde está la defensa? ¿Cuál es la ayuda de los efímeros101? ¿No has visto su inane impotencia102, semejante a un sueño, a la que la ciega raza de los mortales está encadenada? Nunca < . . . > los planes de los mortales podrán violar el orden establecido de Zeus. Antístrofa 2 Esto he aprendido al contemplar tu mísera suerte, Prometeo. Un canto bien distinto ha volado hasta mí: aquél de cuando en torno al baño103 y a tu lecho entoné como himeneo en tus bodas, cuando, tras persuadirla con tus presentes, te llevaste a Hesíone, a la hija de mi padre, para compartir el lecho como esposa104. (Entra en escena Io con cuernos de vaca en su frente) IO105. ¿Qué tierra es ésta? ¿Qué pueblo? ¿Quién diré que es éste que estoy viendo expuesto a las tormentas entre bridas de piedra? 100 En relación con este verso se ha puesto un fragmento de la Níobe esquílea (fr. 159.3 Radt): γίγνωσκε τἀνθρώπεια μὴ σέβειν ἄγαν, “aprende a no reverenciar en demasía las cosas de los hombres”. 101 Los humanos, que no han sido capaces de salir en defensa de Prometeo como muestra de gratitud por los favores recibidos. El coro los compara con un sueño (Pr. 549), como también hiciera Píndaro (P. VIII 95). Cf. también S., Ai. 125-26 y Ar., Au. 687. 102 Una de las consecuencias del carácter efímero de los hombres es su ὀλιγοδρανία, su impotencia, y así es como son definidos también por Aristófanes en las Aves 686: ὀλιγοδρανέες. 103 Según los escolios a las Fenicias (v. 348) de Eurípides, era común que los esposos, el día de las bodas, se purificasen bañándose en las aguas de un río. Estas abluciones rituales iban acompañadas de cantos festivos. 104 Cf. lo dicho en la nota al verso 136. 105 Tercer estásimo (vv. 561-886), que comienza con la entrada anapéstica de Io. Esquilo también trata el mito de Io en las Suplicantes, aunque en esta tragedia aborda su parte central y el tábano (Supp. 307-10) es un simple insecto que la atormenta, mientras que en el Prometeo el mencionado tábano no es sino el fantasma de su antiguo guardián Argos. Los versos 561-608 son una muestra, a nivel léxico, del sufrimiento físico y moral de Io. Cf. M. Griffith, op. cit., pp. 190-191.

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

τίνος ἀμπλακίας ποινὰς ὀλέκῃ; σήμηνον ὅποι γῆς ἡ μογερὰ πεπλάνημαι. ἆ ἆ, ἓ ἕ· χρίει τίς αὖ με τὰν τάλαιναν οἶστρος, εἴδωλον Ἄργου γηγενοῦς· ἄλευ', ἆ δᾶ· φοβοῦμαι, τὸν μυριωπὸν εἰσορῶσα βούταν. ὁ δὲ πορεύεται δόλιον ὄμμ' ἔχων, ὃν οὐδὲ κατθανόντα γαῖα κεύθει, ἀλλά με τὰν τάλαιναν ἐξ ἐνέρων περῶν κυνηγετεῖ πλανᾷ τε νῆστιν ἀνὰ τὰν παραλίαν ψάμμον. ὑπὸ δὲ κηρόπλαστος ὀτοβεῖ δόναξ ἀχέτας ὑπνοδόταν νόμον. ἰὼ ἰὼ πόποι, ποῖ μ' ἄγουσι τηλέπλαγκτοι πλάναι; τί ποτέ μ', ὦ Κρόνιε παῖ, τί ποτε ταῖσδ' ἐνέζευξας εὑρὼν ἁμαρτοῦσαν ἐν πημοναῖσιν, ἓ ἕ· οἰστρηλάτῳ δὲ δείματι δειλαίαν παράκοπον ὧδε τείρεις; πυρί φλέξον, ἢ χθονὶ κάλυψον, ἢ ποντίοις δάκεσι δὸς βοράν,

565

570

[στρ. α. 575

580

564 ὅποι Μ Φ α Ο Κ : ὅπη cett. • 565 γῆς] γᾶς β D • 566 ἆ ἆ, ἓ ἕ M I O D alt.m. D : ἆ ἆ ἔα ἔα fere cett. • οἶστρος] οἴστροις M a.c. I a.c. • 567 εἴδωλον Ἄργου (del. M. Schmidt) γηγενοῦς del. West • φοβοῦμαι] om. Ya : del. Dindorf • 568 εἰσορῶσα] εἰσιδοῦσα Y La Ya κ λ : εἰσορῶ Tzetz. Exeg. Il. p. 153.20 Herm. • 569 δόλιον] δολερὸν ξ γρ. : θολερὸν γρ. : δόχμιον Halbertsma • 571 ἀλλά με Ω : ἀλλ' ἐμὲ Brunck • 572 ἐξ Ω : κἀξ Weil • κυνηγετεῖ Ω : κυναγεῖ Hermann • 574 κηρόπλαστος Ω : κηρόπακτος Meineke • 575 ὑπνοδόταν] -έταν Q Plu. Mor. 456a codd. plerique : ὑπνολέταν Hartung • 576 πόποι Q γρ. : ποῖ ποῖ fere Ω (ποιποῖ ), deinde πόποι πόποι fere M β D : ποῖ ποι ποι I : πῶ πῶ πῶ cett. • ποῖ κ : πῆ cett. • ἄγουσι Ω : ἄγουσ' αἵδε Mazon, ἀγινοῦσι fort. West • τηλέπλαγκτοι M I D ε K Θ : -πλακτοι cett. • πλάναι] πλάνοι M I β V Θ • 581 δείματι] δείσματι O : δήγματι Burges, ἀλήματι Blaydes • 582 με suppl. Elmsley • 583 ποντίοις M a.c. V : -οισι cett.

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PROMETEO ENCADENADO

¿En castigo de qué delito pereces? Indícame a qué lugar de la tierra106, desventurada de mí, he llegado errante. ¡Ay, ay! ¡Ah, ah! De nuevo me pica, desgraciada de mí, un tábano, fantasma de Argos el terrígena107; apártalo, tierra: me da miedo ver al boyero de mil ojos. Él camina con pérfida mirada, al cual ni aun muerto la tierra lo oculta, sino que, saliendo de entre los muertos, me da caza, desgraciada de mí, y me hace vagar, hambrienta, por la arena de la orilla del mar. Estrofa 1 El sonoro caramillo108 encerado deja oír una melodía que invita al sueño. ¡Oh, oh, ay! ¿Hasta dónde me conducen mis erráticos vagabundeos? ¿En qué, hijo de Crono, en qué me hallaste culpable cuando me unciste a estos tormentos, ¡ay, ay!, y así torturas a esta infeliz extraviada por el temor que trae el tábano? Abrásame en el fuego, ocúltame en la tierra o entrégame como alimento a los mons-

106

La última pregunta repite la primera y cierra la serie en anillo. Según la tradición, el boyero Argos, con sus múltiples ojos (por lo que es llamado Πανόπτης, ‘El que todo lo ve’) (A., Supp. 304), vigilaba constantemente a Io noche y día por encargo de Hera; sólo Hermes pudo adormecerlo con el sonido de su caramillo y así darle muerte por orden de Zeus (Cf. Ou., Met. I 668-723). 108 Parte lírica (estrofa y antístrofa: vv. 574-588 y 593-608) en créticos, docmios y yambos, que manifiestan la agitación de Io. El δόναξ era el caramillo, instrumento propio de pastores; como Esquilo indica, era κηρόπλαστος, esto es, ajustado con cera, con la cual se obstruían parcialmente las cañas y se obtenían las distintas notas según la distinta cantidad de cera introducida en cada caña. Aquí Io vería en el tábano al fantasma de Argos, a pesar de que A. Masaracchia, «Per l’interpretazione del Prometeo. II», QUCC 50, 1985, pp. 15-26, apunte también la posibilidad de que se trate de Hermes (p. 17, n. 7). En Ovidio (Met. I 725-727) sería la Erinis. Posiblemente sea alusión al instrumento que tocaba su guardián Argos mientras la custodiaba. 107

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

μηδέ μοι φθονήσῃς εὐγμάτων, ἄναξ. ἅδην με πολύπλανοι πλάναι γεγυμνάκασιν, οὐδ' ἔχω μαθεῖν ὅπῃ πημονὰς ἀλύξω. κλύεις φθέγμα τᾶς βούκερω παρθένου; ΠΡ.

ΙΩ .

πῶς δ' οὐ κλύω τῆς οἰστροδινήτου κόρης τῆς Ἰναχείας, ἣ Διὸς θάλπει κέαρ ἔρωτι, καὶ νῦν τοὺς ὑπερμήκεις δρόμους Ἥρᾳ στυγητὸς πρὸς βίαν γυμνάζεται;

585

590

πόθεν ἐμοῦ σὺ πατρὸς ὄνομ' ἀπύεις; [ἀντ. α. εἰπέ μοι τᾷ μογερᾷ τίς ὤν, 594 τίς ἄρα μ', ὦ τάλας, [τὰν] ταλαίπωρον ὧδ' ἔτυμα προσθροεῖς, θεόσυτόν τε νόσον ὠνόμασας, ἃ μαραίνει με χρίουσα κέντροισι φοιταλέοισιν; ἓ ἕ· σκιρτημάτων δὲ νήστισιν αἰκείαις λαβρόσυτος ἦλθον, 600 ἐπικότοισι μήδεσι δαμεῖσα. δυσδαιμόνων δὲ τίνες οἵ, ἓ ἕ, οἷ' ἐγὼ μογοῦσιν;

585 πολύπλανοι] -πλαγκτοι uel -πλακτοι plerique • πλάναι] πλάνοι V Fb s.s. • 586 ὅπῃ] ὅπως Y: ὅπου H alt.m. : ὅποι L a.c. Xc : ὅπᾳ Schütz • 588 φθέγμα M O La Ya κ λ : πρόσφθεγμα Y V Va P Rb Nd Xc : φθέγματα α β D N • 589 κλύω Ω : κλύει Mastronarde • post τῆς add. γ' West • 595 τὰν secl. Hartung • ταλαίπωρον Ω : τάλαιναν Wilamowitz • ἔτυμα] ἐτήτυμα Q alt.m. γρ. K λ : -μον Y • 597 θεόσυτον K a.c. T : θεόσσυτον cett. • 599 αἰκείαις Xc : αἰκίαις cett. • 600 λαβρόσυτος Δ : λαυρόσσυτος N : λαβρόσσυτος cett. • Ἥρας suppl. Monk, Hermann

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PROMETEO ENCADENADO

truos marinos109, y no rechaces, señor, mis súplicas. Mi interminable vagar me ha fatigado en exceso y no puedo saber cómo escapar a estos tormentos. ¿Oyes la voz de la cornígera doncella110? PROMETEO. ¿Cómo no voy a oír a la muchacha por el tábano hostigada, a la hija de Ínaco, la que de amor abrasa el corazón de Zeus y ahora, odiada por Hera111, se fatiga a la fuerza en desmesuradas carreras? Antístrofa 1 IO. ¿De dónde has pronunciado tú el nombre de mi padre? Dime a mí, desventurada, ¿quién eres, quién que, oh infortunado, tan verdaderas palabras me diriges a mí, desdichada, y nombraste mi enfermedad de origen divino, que me consume atormentándome con reiterados aguijones? ¡Ay, ay! He venido impulsada por el hambriento ultraje de mis saltos112, domada por el rencoroso designio de Hera113. Entre los desventurados, ¿quiénes, ¡ay, ay!, sufren lo que yo? Mas re-

109 Sólo en la muerte ve Io una posibilidad de liberación. En los versos 747-751 insistirá en la misma resolución. Por otra parte, obsérvese que, si consideramos la alusión a los ποντίοις δάκεσι como referencia al mar, tendremos que Io desea que en su muerte le acompañen los tres elementos naturales: fuego, tierra, agua. G. J. M. J. te Riele, Les femmes chez Eschyle, Groninga, 1955, p. 42, considera que este triple deseo de muerte formulado por Io es una exageración típicamente femenina. 110 Io aparece en escena como una joven con cuernos de vaca, mientras que en las Suplicantes (cf. v. 299) la metamorfosis aparece cumplida. 111 Io era sacerdotisa de Hera en la ciudad de Argos, cuando Zeus se enamoró de ella. 112 Con esta conducta Io da muestras de la naturaleza animal que se apodera de ella. 113 El nombre de Hera falta en los manuscritos y se trata de una adición de Hermann, que viene propiciada por el metro y por los escolios. La diosa perseguía a Io, pero fue por el amor egoísta de Zeus por lo que la joven quedó expuesta a la venganza de Hera.

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

ΠΡ.

ΙΩ . ΠΡ. ΙΩ . ΠΡ. ΙΩ. ΠΡ. ΙΩ. ΠΡ. ΙΩ. ΠΡ. ΙΩ. ΠΡ. ΙΩ.

ἀλλά μοι τορῶς τέκμηρον ὅ τι μ' ἐπαμμένει παθεῖν· τί μῆχαρ, ἢ τί φάρμακον νόσου; δεῖξον, εἴπερ οἶσθα· θρόει, φράζε τᾷ δυσπλάνῳ παρθένῳ. λέξω τορῶς σοι πᾶν ὅπερ χρῄζεις μαθεῖν, οὐκ ἐμπλέκων αἰνίγματ', ἀλλ' ἁπλῷ λόγῳ, ὥσπερ δίκαιον πρὸς φίλους οἴγειν στόμα. πυρὸς βροτοῖς δοτῆρ' ὁρᾷς Προμηθέα. ὦ κοινὸν ὠφέλημα θνητοῖσιν φανείς, τλῆμον Προμηθεῦ, τοῦ δίκην πάσχεις τάδε; ἁρμοῖ πέπαυμαι τοὺς ἐμοὺς θρηνῶν πόνους. οὔκουν πόροις ἂν τήνδε δωρειὰν ἐμοί; λέγ' ἥντιν' αἰτῇ· πᾶν γὰρ ἂν πύθοιό μου. σήμηνον ὅστις ἐν φάραγγί σ' ὤχμασεν. βούλευμα μὲν τὸ Δῖον, Ἡφαίστου δὲ χείρ. ποινὰς δὲ ποίων ἀμπλακημάτων τίνεις; τοσοῦτον ἀρκῶ σοι σαφηνίσας μόνον. καὶ πρός γε τούτοις τέρμα τῆς ἐμῆς πλάνης δεῖξον, τίς ἔσται τῇ ταλαιπώρῳ χρόνος. τὸ μὴ μαθεῖν σοι κρεῖσσον ἢ μαθεῖν τάδε. μήτοι με κρύψῃς τοῦθ' ὅπερ μέλλω παθεῖν. ἀλλ' οὐ μεγαίρω τοῦδε τοῦ δωρήματος. τί δῆτα μέλλεις μὴ οὐ γεγωνίσκειν τὸ πᾶν;

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606 μῆχαρ ἢ Reisig : μὴ χρὴ M B p.c. O alt.m. Y a. uel p.c. W D ε : μοι χρὴ I p.c. κ L : μὲ χρὴ I γρ. β O Y a. uel p.c. D p.c. • 608 φράζε τᾷ β O p.c. D N P Rb Nd Xc κ λ : φράζετε Μ : φράζε τὲ cett. • 609 ὅπερ B s.s. Y s.s. V s.s. Lb Et. Mag. 762.30 : ὅσον Y : ὅ W N P Rb Nd Xc : ὅτι cett. • 614 δίκην] χάριν O κ • 616 δωρειὰν von Bamberg : δωρεὰν Ω • 617 αἰτῇ] αἰτῆς H a.c. B : -εῖς Y • πᾶν γὰρ ἂν πύθοιό P γρ. : πᾶν γὰρ οὖν πύθ. Μ : πᾶν γὰρ πύθ. Η Ο D Q a.c. : πάντα γὰρ πύθ. I B Y W ε Q alt.m. K : πᾶν γὰρ ἐκ- λ • 619 μὲν τὸ] μέντοι τὸ β D : μέντοι Blaydes • 621 σαφηνίσας Linwood : -ίσαι Ω • 624 σοι] σε H O s.s. Y D κ λ • τάδε] τόδε L • 626 τοῦδέ τοῦ Ω : τοῦδέ σοι Auratus • 627 οὐ] om. M a.c. D Q p.c. K L

[32]

PROMETEO ENCADENADO

vélame claramente lo que me espera sufrir. ¿Qué remedio o qué medicina hay para mi enfermedad? Indícamelo, si lo sabes. Habla, díselo a esta doncella de vagar desgraciado. PROMETEO. Te diré claramente lo que deseas saber, no entretejiendo enigmas, sino con palabras sencillas, como es justo que se abra la boca a los amigos. Estás viendo al dador del fuego a los mortales, a Prometeo. IO. ¡Oh tú que te has mostrado como benefactor común de los mortales, infeliz Prometeo! ¿En castigo de qué sufres esto? PROMETEO. Poco ha que he dejado de lamentar mis fatigas. IO. Entonces, ¿no vas a concederme este favor? PROMETEO. Di el que quieras: de mí puedes saberlo todo. IO. Indícame quién te ató en esta escarpadura. PROMETEO. La decisión de Zeus y la mano de Hefesto. IO. ¿Y de qué delitos estás pagando la pena? PROMETEO. Sólo con lo que he manifestado te basta. IO. Además de eso, muéstrame el final de mi vagar, cuál será ese momento para esta desdichada. PROMETEO. Para ti es mejor no saberlo que saberlo. IO. No me ocultes lo que he de sufrir. PROMETEO. A decir verdad, no te rehúso ese favor. IO. Entonces, ¿por qué te demoras en explicarlo todo?

[32]

ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

ΠΡ. ΙΩ. ΠΡ. ΚΟ.

ΠΡ.

ΙΩ .

φθόνος μὲν οὐδείς, σὰς δ' ὀκνῶ θράξαι φρένας. μή μου προκήδου μᾶσσον ὡς ἐμοὶ γλυκύ. ἐπεὶ προθυμῇ, χρὴ λέγειν· ἄκουε δή. μήπω γε· μοῖραν δ' ἡδονῆς κἀμοὶ πόρε. τὴν τῆσδε πρῶτον ἱστορήσωμεν νόσον, αὐτῆς λεγούσης τὰς πολυφθόρους τύχας· τὰ λοιπὰ δ' ἄθλων σοῦ διδαχθήτω πάρα. σὸν ἔργον, Ἰοῖ, ταῖσδ' ὑπουργῆσαι χάριν, ἄλλως τε πάντως καὶ κασιγνήταις πατρός. ὡς τἀποκλαῦσαι κἀποδύρασθαι τύχας ἐνταῦθ', ὅπου μέλλοι τις οἴσεσθαι δάκρυ πρὸς τῶν κλυόντων, ἀξίαν τριβὴν ἔχει. οὐκ οἶδ' ὅπως ὑμῖν ἀπιστῆσαί με χρή, σαφεῖ δὲ μύθῳ πᾶν ὅπερ προσχρῄζετε πεύσεσθε· καίτοι καὶ λέγουσ' ὀδύρομαι θεόσσυτον χειμῶνα καὶ διαφθορὰν μορφῆς, ὅθεν μοι σχετλίᾳ προσέπτατο. αἰεὶ γὰρ ὄψεις ἔννυχοι πωλεύμεναι ἐς παρθενῶνας τοὺς ἐμοὺς παρηγόρουν λείοισι μύθοις «ὦ μέγ' εὔδαιμον κόρη, τί παρθενεύῃ δαρόν, ἐξόν σοι γάμου τυχεῖν μεγίστου; Ζεὺς γὰρ ἱμέρου βέλει πρὸς σοῦ τέθαλπται καὶ συναίρεσθαι Κύπριν θέλει· σὺ δ', ὦ παῖ, μὴ 'πολακτίσῃς λέχος τὸ Ζηνός, ἀλλ' ἔξελθε πρὸς Λέρνης βαθὺν λειμῶνα, ποίμνας βουστάσεις τε πρὸς πατρός,

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629 ὡς Ω : ὧν Hermann • 637 τἀποκλαῦσαι I γρ. O pr.m. N alt.m. Q λ : κἀπο- M I β O a.c. K : ἀπο- cett. • 638 ὅπου B gl. P alt.m. : ὅποι M I β O ε : ὅπη Y δ κ λ • μέλλοι Μ Ι Ο : -ει Φ cett. • 641 ὅπερ] ὅσον Lc Ξa • 642 ὀδύρομαι] αἰσχύνομαι M γρ. Ι γρ. O alt.m. Q alt.m. γρ. • 645 αἰεὶ M μ : ἀεὶ cett. • πωλεύμεναι M I a.c. λ : πολ- cett. et M p.c. • 647 εὔδαιμον] εὐδαίμων M a.c. α H Nc X Rc C O a.c. pr.m. • 650 συναίρεσθαι Ω : ξυν- Y D λ • 651 μὴ 'πολακτίσῃς M P O N V Y Ya : μὴ ἀπολακτίσῃς C I

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PROMETEO ENCADENADO

PROMETEO. No hay impedimento alguno, pero temo turbar tu espíritu. IO. No te preocupes más de mí, pues me es grato. PROMETEO. Ya que lo estás deseando, debo hablar: escucha, pues. CORIFEO. Todavía no; concédeme también a mí una parte de ese placer. Conozcamos primero la enfermedad de ésta, contándonos ella misma su funesto destino; y que el resto de sus penalidades las aprenda de ti. PROMETEO. Tarea tuya es, Io, darles esta satisfacción, sobre todo por ser también hermanas de tu padre114. Pues llorar y lamentar la propia suerte cuando uno va a arrancar alguna lágrima de quienes escuchan, es un ejercicio que compensa. IO115. No sé cómo podría negarme a vosotras, y vais a saber mediante un claro relato todo lo que deseáis; sin embargo, gimo al contaros de dónde me sobrevino, mísera de mí, la tormenta de origen divino y la deformación de mi aspecto116. Pues unas visiones nocturnas que frecuentaban mis virginales estancias me exhortaban con dulces palabras: «Oh muy feliz muchacha, ¿por qué permaneces virgen tan largo tiempo, cuando te es posible alcanzar la más excelsa boda? Pues Zeus está inflamado por el dardo del deseo hacia ti y contigo quiere gozar de Cipris117. Tú, niña, no rechaces el lecho de Zeus, sino sal a la fértil pradera de Lerna118, a los rebaños y majadas de tu padre, para

114 Ínaco, padre de Io, es el epónimo de un río, de manera que, como río, es hijo de Océano, lo mismo que las Oceánides. 115 Larga ῥῆσις autobiográfica de Io (Pr. 640-86), paralela a la pronunciada por Prometeo (Pr. 197-241). 116 Hay aquí algunas divergencias entre el Prometeo encadenado y las Suplicantes (v. 299). En las Suplicantes es Hera quien cambia a Io en vaca para sustraerla a la pasión de Zeus. Sin embargo, de este pasaje parece desprenderse que sea Zeus mismo quien metamorfosea a Io para ocultarla de Hera (Pr. 673-75). 117 Es decir, gozar del amor. 118 Lerna es una localidad de la Argólide, patria de Io. Habitualmente es mencionada como la pradera del amor. Cf. Hom., Il. XIV 347-49; Hes., Th. 278-79.

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

ὡς ἂν τὸ Δῖον ὄμμα λωφήσῃ πόθου.» τοιοῖσδε πάσας εὐφρόνας ὀνείρασι ξυνειχόμην δύστηνος, ἔστε δὴ πατρὶ ἔτλην γεγωνεῖν νυκτίφοιτ' ὀνείρατα. ὁ δ' ἔς τε Πυθὼ κἀπὶ Δωδώνης πυκνοὺς θεοπρόπους ἴαλλεν, ὡς μάθοι τί χρὴ δρῶντ' ἢ λέγοντα δαίμοσιν πράσσειν φίλα. ἧκον δ' ἀναγγέλλοντες αἰολοστόμους χρησμοὺς ἀσήμους δυσκρίτως τ' εἰρημένους. τέλος δ' ἐναργὴς βάξις ἦλθεν Ἰνάχῳ σαφῶς ἐπισκήπτουσα καὶ μυθουμένη ἔξω δόμων τε καὶ πάτρας ὠθεῖν ἐμέ, ἄφετον ἀλᾶσθαι γῆς ἐπ' ἐσχάτοις ὅροις· κεἰ μὴ θέλοι, πυρωπὸν ἐκ Διὸς μολεῖν κεραυνόν, ὃς πᾶν ἐξαϊστώσοι γένος. τοιοῖσδε πεισθεὶς Λοξίου μαντεύμασιν ἐξήλασέν με κἀπέκλῃσε δωμάτων ἄκουσαν ἄκων, ἀλλ' ἐπηνάγκαζέ νιν Διὸς χαλινὸς πρὸς βίαν πράσσειν τάδε. εὐθὺς δὲ μορφὴ καὶ φρένες διάστροφοι ἦσαν, κεραστὶς δ', ὡς ὁρᾶτ', ὀξυστόμῳ μύωπι χρισθεῖσ' ἐμμανεῖ σκιρτήματι ᾖσσον πρὸς εὔποτόν τε Κερχνείας ῥέος Λέρνης τε κρήνην· βουκόλος δὲ γηγενὴς ἄκρατος ὀργὴν Ἄργος ὡμάρτει, πυκνοῖς

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657 νυκτίφοιτ'] νυκτίφαντ' M I R s.s. • 658 Δωδώνης] -νην O alt.m. K λ • πυκνοὺς] συχνοὺς ξ γρ. • 659 μάθοι Μ α Ν λ : μάθη cett. • 660 φίλα] φίλον BD N P Rb Nd Xc : φίλως Q alt.m. γρ. : φίλῳ M • 661 ἀναγγέλλοντες] ἀπαγγ- Y ξ γρ. • 662 ἀσήμους] -ως α mg. Θ • τ'] om. β D • εἰρημένους] ᾐνιγμένους Nc • 663 βάξις ἦλθεν] ἦλθε βάξις O FbLc • 667 κεἰ] εἰ Y W N a.c. • πυρωπὸν M I γρ. O alt.m. : πυρῶπ' ἂν Sikes-Willson • ἐκ Ω : ἂν Elmsley • 668 ἐξαϊστώσοι Blomfield : -σει Ω • 670 κἀπέκλῃσε Elmsley : κἀπέκλεισε(ν) Ω • 676 Κερχνείας M α Q alt.m. : Κερχρείας Ο : Κεγχρ- uel Κεχρείας fere cett. • 677 τε κρήνην Canter : ἄκρην τε fere Ω : τ' ἐς ἀκτήν Reisig

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PROMETEO ENCADENADO

que el ojo de Zeus halle alivio a su deseo». Por tales sueños era acuciada, desdichada de mí, todas las noches, hasta que me atreví a revelar a mi padre los sueños noctívagos. Y él a Pito y a Dodona119 despachó frecuentes consultas de oráculos para saber qué cosas debía hacer o decir para que resultasen gratas a los dioses. Pero ellos regresaban refiriendo oráculos ambiguos, sin sentido y expresados de manera indescifrable. Finalmente, llegó a Ínaco una respuesta nítida, que claramente le ordenaba y le expresaba que me expulsara de mi casa y de mi patria, para que, libre120, vagara yo hasta los últimos confines de la tierra; y que si no quería, vendría un ardiente rayo de parte de Zeus, que aniquilaría toda su estirpe. Inducido por tales oráculos de Loxias121, me desterró y me cerró su casa, contra mi voluntad y la suya, pero el freno de Zeus le obligaba a actuar así con violencia. Y en seguida mi aspecto y mi mente se transformaron, y cornuda, como veis, y picada por un tábano de agudo aguijón, de un salto enloquecido me lancé hacia la muy potable corriente de Cernea122 y a la fuente de Lerna123. Y un boyero terrígena, Argos, de índole intemperante, me

119 Pito es Delfos, santuario de Apolo, y Dodona, en el Epiro, la sede de un santuario de Zeus. Junto con el santuario de Amón (Egipto), consagrado también a Zeus, constituían las tres sedes oraculares más importantes de la Antigüedad (cf. Ar., Au. 716). 120 El término ἄφετος (de ἀφίημι) se reserva para los animales que, destinados al sacrificio, son dejados en libertad en el recinto sagrado del templo. 121 Es decir, por los oráculos de Apolo, ya que Loxias (‘Torcido’) es epíteto de éste, pues parece aludir precisamente al carácter torcido o ambiguo de sus respuestas oraculares. Su origen es incierto, pero es posible que cuando Apolo se identificó con el Sol, Loxias se entendiese como ‘el que atraviesa la eclíptica’ (la eclíptica es en griego λοξὸς κύκλος), toda vez que el Sol recorre dicho círculo en su camino anual. 122 Fuente de la Argólide. 123 Lago de la Argólide, célebre por la lucha que Heracles sostuvo contra la hidra que allí habitaba (cf. E., HF 419-421).

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ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΔΕΣΜΩΤΗΣ

ὄσσοις δεδορκὼς τοὺς ἐμοὺς κατὰ στίβους. ἀπροσδόκητος δ' αὐτὸν † αἰφνίδιος † μόρος τοῦ ζῆν ἀπεστέρησεν, οἰστροπλὴξ δ' ἐγὼ μάστιγι θείᾳ γῆν πρὸ γῆς ἐλαύνομαι. κλύεις τὰ πραχθέντ'· εἰ δ' ἔχεις εἰπεῖν ὅ τι λοιπὸν πόνων, σήμαινε, μηδέ μ' οἰκτίσας σύνθαλπε μύθοις ψευδέσιν· νόσημα γὰρ αἴσχιστον εἶναί φημι συνθέτους λόγους. Χ Ο.

ΠΡ. ΚΟ. ΠΡ.

ἔα ἔα, ἄπεχε, φεῦ· οὔποθ' 10, Prometeo, a contemplar estas tus penalidades y este dolor de la cadena11.

5 La fuente indica que χέρσα significa τὰ μὴ γεωργούμενα “lo no cultivado”. Como en los dos casos anteriores, Mette (op. cit., p. 26) y Adrados lo asignan al Prometeo liberado. 6 A partir de Plu., Mor. 965A se deduce que estas palabras la pronunciaba Prometeo, quien en algún momento de la obra debía recordar los dones y beneficios que había concedido a los mortales. 7 El término ὀχεῖα se ha interpretado de diversas maneras, pero la más oportuna parece que son ‘crías’ de caballos y de asnos, es decir, mulas, cf. F. E. Romer, «Ὀχεῖα, mules, and animal husbandry in a Prometheus play: amending LSJ and unemending Aeschylus fr. 189a R», TAPhA 130, 2000, pp. 67-87. 8 Trímetros yámbicos. Suele atribuirse al Prometeo liberado (Smyth, Mette, Adrados, Griffith, Morani, Ramelli). Estos versos recuerdan lo dicho por el Titán en el Prometeo encadenado 463-465. 9 El coro está compuesto de Titanes, que acuden al lado de su viejo compañero, que aún sigue sometido al castigo de Zeus. Dímetros anapésticos. 10 Se han dado varias soluciones para esta laguna; la más sencilla es suponer que faltan palabras relativas al sujeto de ἥκομεν, es decir, los Titanes. 11 ἄθλους, δεσμοῦ, ἐποψόμενοι, son términos que enfatizan la continuidad de los sufrimientos de Prometeo.

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FRAGMENTA

ΧΟ.

7 (191 Radt) πῇ μὲν δίδυμον χθονὸς Εὐρώπης μέγαν ἠδ' Ἀσίας τέρμονα Φᾶσιν 8 (192 Radt) φοινικόπεδόν τ' ἐρυθρᾶς ἱερὸν χεῦμα θαλάσσης χαλκοκέραυνόν τε παρ' Ὠκεανῷ λίμναν παντοτρόφον Αἰθιόπων, ἵν' ὁ παντόπτας Ἥλιος αἰεὶ χρῶτ' ἀθάνατον κάματόν θ' ἵππων θερμαῖς ὕδατος μαλακοῦ προχοαῖς ἀναπαύει

5

9 (192a Radt) . . . πλάκα ἡλιακήν . . .

7 Arr., Peripl. M. Eux. 19.2; Anon., Peripl. M. Eux. 11 r 1; Procop., Goth. 8.6.16: ὁ τραγῳδοποιὸς Αἰσχύλος ἐν Προμηθεῖ τῷ λυομένῳ. 8 Str. 1.2.27: Αἰσχύλος ἐν Προμηθεῖ τῷ λυομένῳ. 9 Hsch. π 2439 Latte.

7 8

1 πῇ μὲν Arr., Anon. cod. A p.c. B: τῇ μὲν Anon. cod. A a.c.: ἐπὶ μὲν Bergk • 2 ἠδ'] ἢ δ' Arr. • post Φᾶσιν suppl. Τάναΐν τε. . . Mette 3 χαλκοκέραυνόν] χαλκομάραυγόν Hermann, χαλκαμάρυγόν Herwerden, χαλκοστέροπόν Weil, χλιαρόκρουνον Morel et alii alia • 4 λίμναν Dindorf: -ην codd.: γαῖαν Maass • παντοτρόφον] πάντων τρόφον Erfurdt, ἁγνῶν τρόφον Wilamowitz, μελάνων τρόφον Diggle • 5 παντόπτας Tyrwhitt: παντεπόπτας codd.: παντόπτης Grotius • Ἥλιος] Ἅλιος dub. Herwerden • 6 κάματόν θ' ἵππων] καμάτων θ' ἵππους dub. Griffith • 7 θερμαῖς] ἁγναῖς Blaydes, θελέμαις Walker, θερμῶν Herwerden • 8 προχοαῖς ed. pr.: προχοαῖς τ' codd. • ἀναπαύει excidisse susp. Hermann

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FRAGMENTOS

7 (191 Radt) CORO12. . . . donde el gran Fasis, común término de la tierra de Europa y de Asia. . .13 8 (192 Radt) 14. . . . y a la sacra corriente de purpúreo fondo del mar eritreo15, y a la laguna de broncíneo resplandor16 en todo nutricia de los etíopes, junto al Océano, donde Helio que todo lo ve17 siempre hace reposar a su inmortal cuerpo y a la fatiga de los caballos en las cálidas desembocaduras de suave agua. 9 (192a Radt) … y a la planicie del sol …18

12 Según Arriano (cf. fuentes), este pasaje va a continuación del fragmento anterior. También son dímetros anapésticos. 13 En el Prometeo encadenado 729-735 (cf. notas ad loc.) Prometeo habla a Io de su paso de Europa a Asia, a través del Bósforo cimérico, pero no hace mención del río Fasis como frontera entre los dos continentes. En este fragmento y en los siguientes los Titanes le cuentan a Prometeo su largo viaje hasta llegar a él. 14 El texto, al igual que los fragmentos anteriores, tiene ritmo anapéstico. 15 La referencia al «mar de Eritrea» es un tanto imprecisa en esta época, según se desprende del testimonio de Heródoto, para quien puede tratarse del Océano Índico (II 11), del Mar Rojo (II 158), del Golfo Pérsico (II 180) o incluso la acepción más genérica de “mar del sur” (II 158). 16 Con el adjetivo χαλκοκέραυνος Esquilo ha buscado combinar la expresión de dos sensaciones, la de la luz violenta del rayo (κεραυνός) y la del sonido amenazante del bronce (χαλκός), en opinión de W. B. Stanford, «A disputed compound in Aeschylus», CQ 34, 1940, pp. 131-132. 17 El epíteto πανόπτας también es aplicado por Esquilo a Zeus (Eu. 1045) y a Argos (Supp. 302). 18 Este fragmento fue atribuido a este drama por M. L. West, «A fragment of Prometheus lyomenos?», ZPE 113, 1996, p. 21, en atención a motivos léxicos y métricos, y pertenecería al prólogo anapéstico del coro de Titanes. Para West el texto debe estar en acusativo por razones métricas.

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FRAGMENTA

10 (193 Radt) PROM. Titanum suboles, socia nostri sanguinis, generata Coelo, aspicite religatum asperis uinctumque saxis, nauem ut horrisono freto noctem pauentes timidi adnectunt navitae. Saturnius me sic infixit Iuppiter, Iouisque numen Mulciberi adsciuit manus. hos ille cuneos fabrica crudeli inserens perrupit artus; qua miser sollertia transuerberatus castrum hoc Furiarum incolo. iam tertio me quoque funesto die tristi aduolatu aduncis lacerans unguibus Iouis satelles pastu dilaniat fero. tum iecore opimo farta et satiata adfatim clangorem fundit uastum et sublime auolans pinnata cauda nostrum adulat sanguinem. cum uero adesum inflatu renouatumst iecur, tum rursum taetros auida se ad pastus refert. sic hanc custodem maesti cruciatus alo, quae me perenni uiuum foedat miseria. namque, ut uidetis, uinclis constrictus Iouis arcere nequeo diram uolucrem a pectore.

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10 Cic., Tusc. 2.23-25: apud eum [sc. Aeschylus] Prometheus. . . poenas pendens adfixus ad Caucasum dicit haec; Priscian., Inst. 10.53: u. 13: tum . . . satiata; Nonius Marcellus 17.9: uu. 14-15 sublime . . . sanguinem; Arus. Mess. Vii 457.7 Keil: u. 15: nostrum adulat sanguinem.

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14 sublime auolans Turnebus: sublime aduolans codd. Cic.: tui mei uolans Nonius • 18-19 hanc . . . quae Bentley: hunc . . . qui codd. •

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FRAGMENTOS

10 (193 Radt) PROMETEO19. Estirpe de los Titanes20, aliada de mi sangre21, engendrada por el Cielo22, miradme atado y encadenado a unas ásperas rocas, como una nave que en el horrísono mar los despavoridos navegantes anclan23 por temor a la noche. Así me ha clavado Júpiter, el hijo de Saturno, y la voluntad de Júpiter se ha asociado a las manos del Fundidor24. Éste, insertando estas cuñas25 con cruel pericia, traspasó mis miembros; atravesado, desdichado de mí, por esta destreza, habito esta ciudadela de las Furias. Y, además, cada tercer día funesto, la servidora26 de Júpiter, con siniestro vuelo, desgarrándome con sus ganchudas uñas, me despedaza en un feroz banquete. Después, harta y saciada en abundancia de mi grasiento hígado, profiere un inmenso graznido y, remontándose en lo alto, con su emplumada cola limpia mi sangre. Mas cuando el devorado hígado es renovado por hinchamiento, entonces de nuevo regresa ávida a su repugnante festín. Así alimento a esta guardiana de mi triste suplicio, que, a mí vivo, me ultraja con eterno infortunio. Pues, como veis, constreñido por las cadenas de Júpiter, no puedo alejar de mi pecho a la funesta ave. Así, viudo27 de mi propio auxilio, soporto esta angus-

19 La intervención de Prometeo, atado en el Cáucaso, está en senarios yámbicos. C. J. Herington, «Aeschylus, Prometheus unbound, fr. 193 (Titanum suboles…)», TAPhA 92, 1961, pp. 239-250, considera que estos 28 versos están traducidos directamente por Cicerón a partir del Prometeo liberado, frente a quienes piensan que pudieran ser una adaptación del Prometeo de Accio. Vid. C. Padovano, «Cicerone traduttore di Eschilo: (Tusc. 2, 33)», GIF 1, 2010, pp. 73-90. 20 Se refiere al coro. 21 Cf. Pr. 39 y 410. 22 Los Titanes son hijos de Urano y de Gea. Cf. Pr. 164-65. 23 Para esta imagen, cf. Pr. 965 y Supp. 764-72. 24 Mulciber es un epíteto de Vulcano (Hefesto), que está emparentado etimológicamente con el verbo mulcere, ‘ablandar, fundir’, puesto que Vulcano es el dios que funde el hierro y el encargado de encadenar a Prometeo. Sobre el vínculo de acción Zeus-Hefesto, cf. Pr. 619. 25 Cf. Pr. 64-65. 26 El águila de Zeus. 27 Inusual expresión, es decir, privado de mí mismo, sin poder ayudarme a mí mismo.

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FRAGMENTA

sic me ipse uiduus pestes excipio anxias, amore mortis terminum anquirens mali. sed longe a leto numine aspellor Iouis, atque haec uetusta saeclis glomerata horridis luctifica clades nostro infixa est corpori; e quo liquatae solis ardore excidunt guttae, quae saxa adsidue instillant Caucasi.

25

11 (195 Radt)

εὐθεῖαν ἕρπε τήνδε· καὶ πρώτιστα μὲν βορεάδας ἥξεις πρὸς πνοάς, ἵν' εὐλαβοῦ βρόμον καταιγίζοντα, μή σ' ἀναρπάσῃ δυσχειμέρῳ πέμφιγι συστρέψας ἄφνω 12 (196 Radt)

ἔπειτα δ' ἥξεις δῆμον ἐνδικώτατον ἁπάντων καὶ φιλοξενώτατον, Γαβίους, ἵν' οὔτ' ἄροτρον οὔτε γατόμος

11 Gal. in Hipp. Epidem. libr. VI comm. 1, 29: ἐν Προμηθεῖ δεσμώτῃ. 12 St. Byz. 7, 3: Αἰσχύλος. . . ἐν λυομένῳ Προμηθεῖ.

11 12

23 anquirens] inquirens Victorius 1 ἕρπε τήνδε] ἑρπετὴν δὲ Stephanus • 2 πρὸς πνοάς, ἵν' Sophianus: πρὸ πνόαισιν cod. • 3 βρόμον] στρό(μ)βον Wecklein, prob Nauck • 4 πέμφιγι Gemusaeus, συστρέψας Sophianus: πέμφιγγι στρέψας cod. • ἄφνω] ἄνω Casaubon 1 ἥξεις Stanley: ἥξει codd.: ἵξει dub. Meineke • 2 θνητῶν suppl. Grotius, βροτῶν Hermann, Σκυτῶν Valckenaer •

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FRAGMENTOS

tiosa tortura, buscando en el anhelo de la muerte28 el término de mi desgracia29. Pero, por la voluntad de Júpiter30, soy apartado lejos de la muerte, y esta antigua y luctuosa calamidad, acrecida por siglos31 de horror, se ha clavado en mi cuerpo, del cual, licuadas por el ardor del sol, caen gotas, que continuamente empapan las rocas del Cáucaso. 11 (195 Radt) . Sigue recto este camino: en primer lugar llegarás junto a los soplos del Bóreas33; allí guárdate del fragor que se precipita, no sea que te arrebate con su viento invernal levantándote de improviso. 12 (196 Radt) . Y después llegarás al pueblo más justo y hospitalario de todos < >35, a los gabios36, donde ni el arado ni la azada que 28 Ya en Pr. 752-54 afirma Prometeo que la muerte es un escape para sus males, pero que al ser un dios, se trata de un imposible. 29 Para la expresión terminum mali, cf. Pr. 99-100. 30 Prometeo ha manifestado su deseo de morir, como medio de liberarse de sus padecimientos, pero ni siquiera eso le está permitido por Zeus. Sería un nuevo ejemplo de la máxima esquílea πάθει μάθος. 31 Según Pr. 774, habrán de pasar diez generaciones. Cf. Pr. 1020-21. 32 Galeno atribuye este fragmento al Prometeo encadenado, lo cual llevó a pensar en que pertenecieran a algún pasaje perdido de dicho drama, pero hoy día hay cierto consenso en que se trata de un error de la fuente y que pertenece al Prometeo liberado, cf. M. L. West, Studies in Aeschylus, Stuttgart, 1990, pp. 306-307. Estos trímetros yámbicos estarían pronunciados por Prometeo a Heracles en relación a la ruta a seguir por éste. La opinión general es que este fragmento y los fragmentos 196 y 199 Radt pertenecerían al mismo parlamento de Prometeo; el 198 probablemente también: todos ellos recuerdan las instrucciones dadas por el Titán a Io, acerca de su periplo, en el Prometeo encadenado. 33 Viento frío del Norte. 34 Como hemos señalado en la nota al fragmento anterior, estos versos, así como los fr. 196, 198 y 199 Radt, pertenecerían al mismo parlamento que Prometeo dirige a Heracles y son trímetros yámbicos. 35 La métrica permite establecer una laguna de dos sílabas, aunque el sentido es claro. En el aparato crítico se pueden ver varias alternativas. 36 La fuente nos indica que existía el pueblo de los Ἄβιοι (Hom., Il. XIII 6) y que Esquilo le añadió la gamma inicial: Γάβιοι, cf. St. Reece, «The Abioi and the Gabioi: an

[58]

FRAGMENTA

τέμνει δίκελλ' ἄρουραν, ἀλλ' αὐτόσποροι γύαι φέρουσι βίοτον ἄφθονον βροτοῖς

5

13 (198 Radt) ἀλλ' ἱππάκης βρωτῆρες εὔνομοι Σκύθαι 14 (199 Radt) ΠΡΟΜ.

ἥξεις δὲ Λιγύων εἰς ἀτάρβητον στρατόν· ἔνθ' οὐ μάχης, σάφ' οἶδα, καὶ θοῦρός περ ὢν μέμψῃ· πέπρωται γάρ σε καὶ βέλη λιπεῖν ἐνταῦθ'· ἑλέσθαι δ' οὔτιν' ἐκ γαίας λίθον ἕξεις, ἐπεὶ πᾶς χῶρός ἐστι μαλθακός. ἰδὼν δ' ἀμηχανοῦντά σ' οἰκτερεῖ πατήρ, νεφέλην δ' ὑποσχὼν νιφάδι γογγύλων πέτρων ὑπόσκιον θήσει χθόν'· οἷς ἔπειτα σὺ βάλλων διώσῃ ῥᾳδίως Λίγυν στρατόν

5

15 (200 Radt) ΗΡ.

ἀγρεὺς δ' Ἀπόλλων ὀρθὸν ἰθύνοι βέλος

13 Str. 7.3.7: καὶ Αἰσχύλος. 14 Str. 4.1.7 D.H. 1.41.3, uu. 1-3: Αἰσχύλος ἐν Προμηθεῖ λυομένῳ. 15 Plu., Mor. 757D: Αἰσχύλος.

14

15

4 δίκελλ' Th. Canter: δικέλλης codd. 2 ἔνθ'] ὃν D.H., ὃν γ' Bothe, οἷς Blaydes • 3 μέμψῃ ACB p.c.: πέμψῃ cett. Str.: μέμψει uel μέμψιν D.H.: λίψῃ Diels • 6 οἰκτερεῖ Nauck, πατήρ Cobet: σ' ὁ Ζεὺς οἰκτερεῖ codd.: σὲ Ζεὺς Turyn • 7 δ'] θ' Blaydes • ὑποσχὼν] ὑπερσχὼν Casaubon • 8 χθόν' Leopardus, Salmasius: χθόνα codd. • 8-9 σὺ βάλλων Heath, διώσῃ (-σει) Korais: συμβαλὼν δηώσει codd. ἰθύνοι] εὐθύνοι Nauck

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FRAGMENTOS

abre la tierra horadan el labrantío, sino que las campiñas que se siembran por sí mismas37 producen sustento copioso para los mortales. 13 (198 Radt) . . . pero los escitas de sabias leyes, consumidores de queso de yegua. . .38 14 (199 Radt) PROMETEO39. Y llegarás al intrépido pueblo de los ligures; allí, bien lo sé, aun siendo valiente, no echarás de menos la lucha: en efecto, está predestinado que en ese lugar te falten incluso las flechas, y no podrás coger del suelo piedra alguna, ya que todo el terreno es blando. Mas al verte sin recursos, tu padre40 se apiadará de ti y, tras extender una nube, hará que la tierra se ensombrezca con una nevada de redondas piedras, con las que luego tú disparando harás retroceder fácilmente al pueblo ligur. 15 (200 Radt) HERACLES. ¡Que Apolo Cazador guíe recta la flecha!41 Aeschylean solution to a Homeric problem», AJPh 122, 2001, pp. 465-470. Homero (loc. cit.) ya afirmaba que eran los más justos de todos los hombres. 37 Es decir, no precisan de intervención humana, sino que espontáneamente producen los frutos. 38 Estrabón dice que Esquilo coincide con Homero (Il. XIII 5) en su apreciación sobre los escitas. Aunque la fuente no indica a qué obra pertenece, desde un principio se adscribió —no así Sommerstein— al Prometeo liberado, ya que estaría en relación con la descripción del viaje de Heracles en boca de Prometeo. Al contrario que Io, Heracles viajará por lugares civilizados, como ya hemos señalado en la Introducción. 39 Según Estrabón, Prometeo expone a Heracles el camino que lleva desde el Cáucaso hasta las Hespérides. 40 Es decir, Zeus, puesto que Heracles es hijo de Zeus y Alcmena. 41 Según la fuente plutarquea, Heracles invocó a otro dios distinto de Ártemis cuando se disponía a abatir al ave, que no puede ser sino el águila que devoraba el hígado de Prometeo, de ahí que este fragmento (un trímetro yámbico) se haya adscrito habitualmente al Prometeo liberado. M. Griffith, Aeschylus. Prometheus Bound, Cambridge, 1983, p. 296, piensa que, tras esta invocación, Heracles salía de la escena para ir a matar al águila, pero tampoco hay que descartar la hipótesis de que este verso lo pronunciase un mensajero en el curso de su narración.

[59]

FRAGMENTA

16 (201 Radt) ΠΡΟΜ.

ἐχθροῦ πατρός μοι τοῦτο φίλτατον τέκνον 17 (203 Radt) ἀρειθύσανοι 18 (204 Radt) εἰσαφάσματα

16 Plu., Pomp. 1.1: ὁ Αἰσχύλου Προμηθεὺς πρὸς τὸν Ἡρακλέα σωθεὶς ὑπ' αὐτοῦ. 17 Eust., Il. 600, 43: παρ' Αἰσχύλῳ ἐν Προμηθεῖ λυομένῳ. 18 Hsch. ε 1094 Latte: Αἰσχύλος Προμηθεῖ λυομένῳ.

17 18

ἀρειθύσανοι] ἀρι- Hesychius εἰσαφέσματα dub. Crusius

[60]

FRAGMENTOS

PROMETEO. odioso42.

16 (201 Radt) . . . este hijo muy querido para mí de un padre

17 (203 Radt) . . . ornamentos de Ares43 . . . 18 (204 Radt) . . . laceraciones44 . . .

42 Plutarco afirma que estas palabras las pronunció Prometeo, después de ser salvado por Heracles, lo que permite ubicar el fragmento en el Prometeo liberado. Obviamente el “padre odioso” no es sino Zeus, que es padre de Heracles, pero odioso para Prometeo por el castigo a que ha sido sometido. Sin embargo, Heracles es muy querido por haberle salvado del águila. El hecho de que Zeus sea odioso para Prometeo probablemente signifique que la intervención del rey de los dioses aún no se ha producido y todavía no ha habido reconciliación. Es en este sentido en el que hay que interpretar el participio σωθείς de la fuente, es decir, salvado de las garras del águila, pero no totalmente liberado. 43 Tanto la fuente como Hesiquio (α 7109) afirman que este calificativo se aplicaba a lo heníocos, un pueblo del Cáucaso. Sobre los heníocos, cf. Arist., Pol. 1338b 21, y Str. XI 2, 12. 44 Hesiquio ofrece el siguiente contexto: ‘εἰσαφάσματα’· εἰσπτήματα, ἀπὸ τοῦ ‘εἰσαφιέναι’· ἢ σπαράγματα. Es decir, εἰσαφάσματα significa ‘vuelos hasta el contacto’ o ‘trozos de despedazamiento’; en cualquier caso, los dos pueden hacer referencia al águila que atacaba a Prometeo.

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FRAGMENTA

ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΠΥΡΚΑΕΥΣ 19 (204a Radt) ] ]φ̣εγγος· ] ].τοτε ]ηριον· ]ς ] ]ν ] ].φλεκτο[ ] ].ς τοִδε ]παντελε[ ] ]μ..ι ִσ ]σοִσ.[ ]πων[ ]..φαι[ ][ ]..(.)[ ].ν[ ...

19

19

P. Oxy. 2245 fr. 1 col. I 10 πυρίφλεκτον Mette •

14 μόγις Lobel

[61]

5

10

15

20

FRAGMENTOS

PROMETEO ENCENDEDOR DEL FUEGO 19 (204a Radt)45 . . . luz (v. 2) . . . entonces (v. 4) . . . [ardiendo]46 (v. 10) . . . esto (v. 12) . . . enteramente (v. 13) . . . [apenas]47 (v. 14) . . .

45 La adscripción de este fragmento papiráceo a Prometeo encendedor del fuego data de E. Fränkel (Aeschylus: new texts and old problems, Oxford 1942). Por el contrario, Mette (fr. 343) lo adjudica al Prometeo portador del fuego, lo que aboca a una reconstrucción distinta (así Adrados, Sommerstein y Ramelli), cf. N. Terzaghi, «Il Prometeo di Oxyrhynchos», RFIC 82, 1954, pp. 337-352. Sobre el Prometeo encendedor del fuego, cf. el estudio de Ph. Yziquel, «Le drame satirique eschyléen», CGITA 14, 2001, pp. 1-22. 46 Mette reconstruye πυρίφλεκτον ‘ardiendo por el fuego’, que es un término que Esquilo también utiliza en un pasaje anapéstico de las Cardadoras (fr. 171 Radt), así como Eurípides en el Ión (v. 195) en un pasaje lírico. 47 Tal vez se pueda leer con Lobel el adverbio μόγις ‘apenas’.

[61]

FRAGMENTA

20 (204b)

σ ̣ία̣̣ δέ μ' εὐμενὴς χορεύει χάρις· φ[α]ε ̣ν ̣ν[ὸ]ν χιτῶν̣α πὰρ̣ πυρὸς ἀκάματον αὐγάν. κλυοῦσ' ἐμοῦ δὲ Ναΐδων τις παρ' ἑστιοῦχον σέλας πολλὰ διώξεִταִ ι. Νύμφας δέ τοι πέποιθ' ἐγὼ στήσει[ν] χ̣οροὺς Προμηִθέִ ִως δῶ[ρ]ον ὡς σεβούσας.

20

20

(στρ.)

5

ἐφύμν.

P. Oxy. 2245 fr. 1 col. II

1 -σια] [Νυ]σία Fraenkel, [ἑκου]σία Terzaghi • 2 φ[α]ενν[ὸ]ν Lobel • lac. stat. Lobel: βάλε Snell, δ' ἄγω Mette, δ' ἐ´χω fort. Sommerstein et alii alia

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FRAGMENTOS

20 (204b Radt) . Estrofa
. . . y la gratitud propicia me hace bailar; el resplandeciente manto49 < >50 junto a la incansable llama de fuego51. Y al oírme, alguna de las Náyades52 junto a la luz del hogar mucho me perseguirá53. Estribillo Y yo confío en que las ninfas formarán coros para venerar el don54 de Prometeo.

48 Conservamos el comienzo de la columna II: 26 líneas, de las cuales las 17 primeras son bastante legibles, aunque parece faltar el primer dímetro docmíaco, según el sentido y la correspondencia con la antístrofa. Probablemente se trata de una estructura estrófica con un estribillo (ἐφύμνιον) entre los miembros de cada par. El par estrófico tiene ritmo docmíaco-yámbico-crético y el estribillo yámbico-crético, cf. T. Gargiulo, «Il Prometeo eschileo di Ossirinco: P. Oxy. 2245», BPEC 27, 1979, pp. 79-103, con análisis métrico y comentario pormenorizado. No obstante, hay otras interpretaciones: Sommerstein divide entre estrofa (vv. 1-8) y antístrofa (vv. 9-18), sin ἐφύμνιον. El coro estaba compuesto de sátiros, pero existe la posibilidad —menos probable— de estos versos estén en boca de Prometeo. Lógicamente, esta segunda opción conllevaría cambios en la interpretación. 49 La presencia del χιτών o manto sirve de argumento a quienes afirman que no estamos ante un drama satírico, toda vez que los sátiros no utilizan este tipo de prenda. 50 Esta laguna, establecida por Lobel, no es debida a una deficiencia del papiro, sino a un olvido del copista, como atestigua tanto la sintaxis como la correspondencia métrica con la antístrofa. La mayor parte de las conjeturas apuntan a la idea de despojarse del manto. 51 Es inevitable recordar el v. 566 de la Teogonía: ἀκαμάτοιο πυρὸς … αὐγήν, “la llama del incansable fuego”, precisamente en referencia al fuego robado por Prometeo. 52 Ninfas que habitan en fuentes y manantiales. 53 T. Gargiulo (art. cit., pp. 85-86) explica que las Náyades habitualmente huyen pudorosamente del acoso de los sátiros, pero en esta ocasión aquéllas son atraídas por el fuego que portan los segundos. Como se ve, estaría presente el elemento erótico en el drama. 54 Esto es, el fuego.

[62]

FRAGMENTA

κִαλִ [ὸ]ִν δ' ὕִ μνοִν ἀִ μφὶ τὸν δόντα μολπάσִειִν [.]ִοִλ[...] ִω λεγούσας τόδ' ὡς Προμηθε[ὺς βρο]ִτοῖς φερέִσβιός τִ .[...].[] σπευσίδωρִ[ος. χορεύσειν .[......]νִί' ἐλπὶς ὡρ]ίου χִε[ί]μαִτ[ος ...]ερ.ִιχִ [..]..·

ἀντ. 10

Νύμφ ας δέ τִ οι πִ έִπ ο ιִθ' ἐγὼ ┘ └ ┘ └ ┘ στήσε ιν χοροִὺִς ┘ Προμ η θ έως δῶ ִρ̣ον ὡִ ς σִ εβ̣ούσα ς. ┘└ ┘ └ ]ִαι ποִιμέִν[.]ς π ִρ̣έπεִ ινִ ]το νυκִτִιπִ λִ αγκτ ]...[..]σִιν ἐִπιστε[ ]ορ[.]μεν[ ]..[..] ִμεν[ ]ν· ] ִβ̣[α]ִθυξυλִο[ ]..[..]· ].[ ...

10 [ἔ]ολ[π' ἐγ]ὼ Lobel • 11 suppl. Lobel • 12 τε [κ]α[ὶ] Lobel Lobel • 19-20 νυκτίπλαγ[τον] Snell • 21 ὀρ[ο]μέν[ους Mette

[63]

ἐφύμν. 16

20

25



18 [οἴομ]αι

FRAGMENTOS

Antístrofa Y un bello himno al dador que entonarán < >55, diciendo56 aquello de que Prometeo para los mortales es portador de vida [y]57 procurador de dones. Que bailarán. . . hay esperanza en la estación invernal. . . Estribillo Y yo confío en que las ninfas formarán coros para venerar el don de Prometeo 58

. . . [pastores] distinguirse . . . nocturno (4 líneas) . . . de profundo boscaje ...

55 Algunos (Adrados, Morani, Ramelli) aceptan la reconstrucción de Lobel: [ἔ]ολ[π' ἐγ]ὼ, “yo espero”. 56 Son las ninfas las que entonan el himno. 57 Suele aceptarse aquí el suplemento de Lobel: τε [κ]α[ὶ]. 58 A partir de aquí el texto está muy maltratado y es imposible proponer un sentido, como tampoco se puede afirmar nada sobre el ritmo. En J. M.a Lucas de Dios, op. cit., p. 569, n. 1931, pueden verse algunas interpretaciones excesivamente audaces por parte de algunos filólogos.

[63]

FRAGMENTA

21 (204c Radt) θελουσִα[ .ִλεִ ιμώִν[.]...[ ..ִι χορευμασ[ ἱερὰ δ' ἀִκτִ ὶִ ς σεִλ[ τ]ִηλέγν ִωτον ν.[ ἀִ [ν]ִτισέληִνοִ νִ [ .[.]ς.ι· τ....[ [ [ [ [ .[ ωπ[ .[ υ[ .[ θִ [ αν[ κ' ε[ ..[ .[ σκη[ ηδ[ οִ τִ ι[ κα[ κε[ β.[ [ ]ִμ[ ... 21

21

5

10

15

20

25

P. Oxy. 2245 fr. 1 col. III.

3 ἐπ]ὶ χορεύμασ[ιν Lobel • 4 σελ[ήνης Görschen, σέλ[ας Italie • 5 τ]ηλέγνωτον Mette • 6 ἀ[ν]τισέληνον Mette

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FRAGMENTOS

21 (204c Radt)59 [Deseando] (v. 1) . . . un prado (v. 2) . . . con danzas (v. 3) . . . y el sagrado rayo [de la luna] (v. 4) . . . visible de lejos60 (v. 5) . . . igual a la luna61 (v. 6) . . .

59 Este fragmento recoge las 19 primeras líneas de las probables 36 que tenía el papiro, aunque sólo en las 6 primeras es posible leer o intuir alguna palabra. 60 τηλέγνωτον es un hápax, cf. I. Kazik-Zawadzka, Les ‘hapax eiremena’ et les mots rares dans les fragments papyrologiques des trois grands tragiques grecques, Varsovia, 1962, pp. 71-72, quien ha señalado el gusto de Esquilo por los compuestos cuyo primer elemento es τηλε- (en Pr. 576 hallamos τηλέπλανος). 61 ἀντισέληνον, hasta ahora considerado hápax, cf. I. Kazik-Zawadzka, op. cit., pp. 27-28, pero también aparece en el nuevo Posidipo, fr. 4, 3 A.-B.

[64]

FRAGMENTA

2 ... ].υν[ ] ִωρο[ ]δαν[ ]θִεοִ [ ].κ ...

6 ... ].ο.[ ]...ν[..].[ ].[.].ο[.]..[ ]δ' έμ...[ ]ִσυִ [.]τε....υ.[ ]ִοδοִυ ִκ.[ ]πιστος ωσִπ[ ].ִν· .[..].[...]ε[

11 ...

22

22

22 (204d Radt) 4 ... ].ִοιαִκαִ [ ].ιτ....[ ]ορευειִσ[ ]δεσμων.[ ]οִκλαιεισο ]ִυωζηִν.ִτ.[ ]ִτ.ִσ..[ ]..[ ... 7 8 ... ... ].[ ].[ ]φάδ[ ]ει.[ ] [ ][ ... ...

3 ... ]ι̣[ χε[ ἀִ π[ τ..[ γִε] ...

5 ... ].[ ]ι.[.]κ[ ]ορχημִα[ ].οισ..[ ... ...

5

9 ... ]α[ ...

5

10 ...

12 ... ].[. .].[ .].[...] δέ τοι τρ̣[

]ִκ κα.[

...

P. Oxy. 2245 fr. 2-12.

fr. 2-5 1 οἴακα Lobel • 3 χ]ορεύεις Mette • 4 δεσμῶν Lobel • 5 κλαίεισο Lobel • 6 Ζην Lobel fr. 6-9 7 πιστος ὡς Lobel

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FRAGMENTOS

22 (204d Radt)62 fr. 2-3: . . . fr. 4: . . . [timón] (v. 1) . . . [cadenas] (v. 4) . . . fr. 5: . . . [baile en coro]63 (v. 3) . . . fr. 6: . . . cierto (v. 6) . . . fr. 7-11: . . . fr. 12: . . . cerca del fuego (v. 4) . . . ... ...

62 Los fragmentos 2-12 de Lobel están sumamente deteriorados y tan sólo es posible leer algunos grupos de letras y conjeturar alguna palabra. Traducimos entre corchetes aquellas palabras que parecen más factibles y que están recogidas en el aparato crítico. 63 Entendemos aquí ὄρχημα, cf. J.M.a Lucas de Dios, op. cit., p. 570, n. 1937.

[65]

FRAGMENTA

.[ οִ [ .[ ἰω[ .[ ...

πέλας πυρὸς . . . ρִοις μεθυ.[

5

5

..αν ζε[.]μִ εִν[.].[ χι̣ὼν δ' ἀִ ρִ ιστִ ιππ.[ ].όִμβρִου κ[.]ρα· .[ ... 23 (205 Radt) λινᾶ δέ, πίσσα κὠμολίνου μακροὶ τόνοι 24 (207 Radt)

ΠΡΟΜ.

τράγος γένειον ἆρα πενθήσεις σύ γε ΠΡΟΜΗΘΕΥΣ ΠΥΡΦΟΡΟΣ 25 (208 Radt) σιγῶν θ' ὅπου δεῖ καὶ λέγων τὰ καίρια

23 Poll. 10.64: Αἰσχύλου ἐν Προμηθεῖ πυρκαεῖ. 24 Plu., Mor. 86F: τοῦ δὲ σατύρου τὸ πῦρ, ὡς πρῶτον ὤφθη, βουλομένου φιλῆσαι καὶ περιβαλεῖν, ὁ Προμηθεύς. 25 Gell. 13.19.4: aput Aeschylum ἐν τῷ πυρφόρῳ Προμηθεῖ.

23 24 25

fr. 12 7 ἀρίστιππος Snell • 8 ὄμβρου Mette • κάρα Snell λινᾶ δέ Bentley: λίνα δὲ C2 L: λινάδε C: λινάδες FS • πίσσα] πεσσὰ Wilamowitz • μακροὶ τόνοι FS: μακρότονοι L: μακροὶ τόμοι uoluisse uid. Wilamowitz γένειον ἆρα] γένεια (ἄρα) dub. Blaydes θ' Meursius: γε Z: τε cett.

[66]

FRAGMENTOS

. . . y la nieve [de espléndidos caballos]64 (v. 7). . . . . . de la lluvia [la cabeza] (v. 8) . . . 23 (205 Radt) . . . y cuerdas de lino, pez y largas tiras de lino crudo . . .65 24 (207 Radt) PROMETEO. Macho cabrío, ciertamente te dolerás tú en tu mentón66.

PROMETEO PORTADOR DEL FUEGO 25 (208 Radt) . . . callando cuando es preciso y diciendo lo que el momento requiere . . .67 64 El término ἀρίστιππος, reconstruido por Snell, constituye un nuevo hápax. Adoptamos aquí la interpretación de C. Serrano Aybar, «Ἀρίστιππος: A. Fr. 204d 12 Radt», Actas del VIII Congreso Español de Estudios Clásicos, Madrid, I, 1994, pp. 291-297. Por su parte, I. Kazik-Zawadzka, op. cit., p. 30, entiende este término como “la mejor para los caballos”, en referencia a la nieve, ya que ésta humedece los pastizales. Sommerstein lo entiende como una alusión a los caballos blancos, famosos por su excelencia (Pi., P. IX 83; E., Rh. 616-21). 65 Trímetro yámbico con anapesto en la cuarta sede, característico del drama satírico, punto de apoyo para pensar en esta obra pertenecería a dicho género. Se trata de unas posibles recomendaciones (tal vez de Prometeo) para tratar las quemaduras del fuego. Los sátiros, tras recibir de Prometeo el fuego, jugarían con él, ignorantes de sus peligros, y se quemarían. 66 Trímetro yámbico. Aunque en la fuente sólo dice que son palabras de Prometeo, el contenido y la alusión a los sátiros permiten su adscripción al Prometeo encendedor del fuego. Además, Plutarco lo contextualiza en referencia a la pretensión de un sátiro de besar y abrazar el fuego, al que veía por primera vez, de ahí que le advierta del dolor que le producirá en la cara el contacto con el fuego. Vid. M. Valgimigli, «Ad Aeschyli fram. 207», BFC 17, 1911, pp. 12-13. Para otra interpretación del fragmento, poco plausible, cf. P. Shorey, «Aeschylus, fr. 207 and the satyr chorus», CPh 4, 1909, pp. 433-436, quien lo considera proverbial. 67 Trímetro yámbico. Por el contenido a veces se ha puesto en relación con el fr. 188 Radt, cf. M. L. West, «The Prometheus Trilogy», JHS 99, 1979, pp. 130-148 (en p. 133). La fuente señala que Eurípides (fr. 413, 2 Kannicht) decía las mismas palabras. En realidad, la cita es casi idéntica a otro verso de Esquilo, Ch. 582: σιγᾶν θ' ὅπου δεῖ καὶ λέγειν τὰ καίρια.

[66]

26 (369 Radt) ἐκ πηλοπλάστου σπέρματος θνητὴ γυνή

26 Hes., Op. 157: κατὰ τὸν Αἰσχύλον.

26

ἐκ R: τοῦ cett. •

γυνή] γονή Knötel

[67]

26 (369 Radt) . . . mujer mortal creada a partir de semilla modelada de barro . . .68

68 Trímetro yámbico. Está claro que se trata de una alusión a Pandora y que el único lugar adecuado para la misma es uno de los Prometeos. La opción más aceptable es el Prometeo portador del fuego, cf. M. L. West, art. cit., p. 134, y Sommerstein. Radt lo considera incertum.

[67]