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Spanish Pages [190] Year 2022
LUGARES DE LA NARRACIÓN Aproximaciones a la investigación narrativa en educación Nuria Simó-Gil Manuel Prada Londoño Carol Pertuz Bedoya (Eds.)
Marzo de 2022 © de los textos, los autores © de esta edición: Servicio de publicaciones de la Universidad de Vic - Universidad Central de Cataluña ISBN: 978-84-124050-9-5
Índice
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Presentación Anna Gómez Mundó Capítulo 1. Narración y capacidad de comenzar Manuel Prada Londoño, Carol Pertuz Bedoya apítulo 2. Mi experiencia en torno a la investigación narrativa. Sentidos e C incertidumbres Nuria Simó-Gil
43
apítulo 3. Cuidar de las historias. La experiencia relacional de la indagación C narrativa Emma Quiles-Fernández, Muna Saleh, Trudy Cardinal, Shaun Murphy, Janice Huber
65
apítulo 4. Narrativas de maestras: posturas frente a los discursos de la C inclusión educativa Maria Margarita Gutiérrez Rueda
80
apítulo 5. Investigación biográfico-narrativa de una maestra sobre la C competencia de trabajo en equipo Joan Arumí Prat, Gemma Torres-Cladera, David Rodríguez Ruano
99
apítulo 6. Socialización política y vínculo intergeneracional: una lectura de C memorias de infancia de la década de los años ochenta en Colombia Yeimy Cárdenas Palermo, Carol Pertuz Bedoya, Elizabeth Torres Puentes, Cindy Quintero Garzón
125 C apítulo 7. Despertar la multiplicidad de historias a través de, con y en las que vivimos. Hilos de resonancia, tensiones y preguntas en torno a la ética relacional y a la indagación narrativa Muna Saleh, Emma Quiles-Fernández, Trudy Cardinal, Shaun Murphy, Janice Huber 149 A péndice 1. Taking Care of The Stories: A Relational Approach to The Experience of Narrative Inquiry Emma Quiles-Fernández, Muna Saleh, Trudy Cardinal, Shaun Murphy, Janice Huber 166 A péndice 2. Wakefulness to the Multiplicity of Stories We Live By, With, and In: Resonant Threads, Tensions, and Wonders Around Relational Ethics and Narrative Inquiry Muna Saleh, Emma Quiles-Fernández, Trudy Cardinal, Shaun Murphy, Janice Huber 185 Las(os) autoras(es)
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Presentación
Nacer de la pregunta y sostenerse en los interrogantes Anna Gómez Mundó
No podría yo pedir más y aún tengo más: vivo de mirar el mundo con el afán de comprenderlo, y a ratos, por instantes, mientras escribo, sueño que consigo entender de qué se trata este lío de estar viva. La mayoría de las veces no entiendo el mundo, pero mis alforjas han aprendido a aceptar las preguntas como única respuesta. Ángeles Mastretta
La inquietud por saber más es uno de los elementos que empujan los procesos de humanización. Abrir sendas por las que hacer viable tal inquietud es un gesto creador de vida y de saber. El presente libro es fruto y muestra de un trabajo de reflexión impulsado gracias a la atención de las condiciones anteriormente presentadas, eso es, la de dejarse afectar por la inquietud de saber y la de abrir sendas para poder dar respuesta a dicha inquietud. Por ello me gustaría empezar señalando la dimensión humanizadora que se encuentra en el origen de la experiencia formativa que hoy logra materializarse, en parte, con esta publicación. Sentir curiosidad es un signo de apertura a aquello que está más allá de nuestro alcance. Es una actitud resultante de una posición epistemológica que busca una relación con el conocimiento desde la colaboración y el diálogo, dejando atrás la pretensión de dominación que durante largo tiempo –y todavía hoy– caracterizó la mayoría de las experiencias de investigación. La curiosidad es un elemento clave para poder generar y sostener los procesos de aprendizaje, como lo son –o deberían ser– los procesos de investigación. El proceso de aprendizaje es posible cuando uno sabe que no sabe, o que no lo sabe todo. Saber que no se sabe es imprescindible para dejarse decir, para pararse a pensar de nuevo aquello ya pensado, para escuchar lo disonante que me explica la otra. El no saber, o no saber suficiente, es
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Presentación · Nacer de la pregunta y sostenerse en los interrogantes
lo que permite que la semilla de la pregunta pueda enraizarse y estimular el inicio de un camino errático de búsqueda. A menudo, la pregunta brolla ante aquello inesperado, incomprendido, extraño o nuevo que encontramos ante nosotras. Menos frecuente es que surja cuando estamos ante algo aparentemente conocido. La familiaridad o la rutina con la que llevamos a cabo nuestras prácticas o usamos las palabras para decir nuestra realidad ofrecen una suerte de pátina de seguridad hacia la verdad que tienen, de manera que no solemos dudar ni en el decir ni en el hacer, sino que seguimos adelante pensando que nos movemos por terreno conocido. Fue precisamente lo contrario lo que puso en relación al grupo de investigadores del grupo informalmente llamado de “los narrativos” y lo que los llevó a encontrarse regularmente para tirar de la pregunta y sostenerse en los múltiples interrogantes que de ella nacieron. Sostenerse en los interrogantes planteados solo es posible si se está convencido de la necesaria alianza entre los tiempos, los otros y el pensar. Los dos grupos que están representados en la publicación con el nombre de algunos de sus miembros coinciden, precisamente, en reconocer la(s) relación(es) como eje central desde el que articular el desarrollo de su experiencia de aprendizaje e investigación. La confianza en la capacidad de cuestionar, profundizar, desarrollar y explorar lo desconocido que va apareciendo al tirar de las ideas es algo que no se sostiene al margen de la relación que se mantiene con las compañeras, la calidad de relación que se establece con los relatos ni tampoco se da al margen de la relación política y epistemológicamente situada con el conocimiento. Todo empezó en una sesión académica sobre investigación narrativa. Algunos de nosotros acudimos buscando por enésima vez la respuesta definitiva (craso error) acerca de qué era la investigación narrativa. Hasta aquel día, muchas habíamos tanteado la narrativa como un camino por el que desarrollar nuestros proyectos de investigación. El problema era que sentíamos algo parecido a una desorientación sutil, como si una fina voz nos estuviera cuestionando continuamente la voluntad de seguir intentando avanzar con la narrativa. Diría que casi todos ya habíamos experimentado alguna relación con la investigación narrativa, y quiénes todavía no la habían tenido estaban ávidos por empezar a ensayarla. No obstante, todas coincidíamos en que adentrarnos por los senderos de la narrativa era una aventura hacia lo incierto –puesto que ya íbamos viendo que utilizar instrumentos propios del paradigma cualitativo no aseguraba en absoluto estar en el cauce de la investigación narrativa–, pero a la vez sentíamos que queríamos asumir el riesgo que conllevaba, aunque implicase ir a tientas, tropezar o tener que detenerse a menudo para alumbrar un poco los erales umbríos que nos iríamos encontrando.
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Presentación · Nacer de la pregunta y sostenerse en los interrogantes
Sabiendo que la libertad puede vivirse al saberse interdependiente y que las relaciones son las que nos sostienen a pesar de nuestra innegable vulnerabilidad, explicitamos sin rubor lo que cada una y cada uno sentíamos, eso es, la necesidad de acompañarnos, la necesidad de compartir el propósito de un camino intuido, pero aún velado por la neblina de la inseguridad y el deseo de avanzar lidiando junto con. Creo que esos fueron los principales motivos por los que buscamos cómo hacer viable el deseo de tirar adelante la inquietud por saber más, incluso a sabiendas de los riesgos que atañía tal propósito. Al no existir un espacio que pudiera cobijar el proyecto de aprender de, con y acerca las narrativas y de su potencial en el desarrollo de procesos de investigación, se pensó en la creación de un seminario en el que cada uno pudiese compartir su trabajo y pensar junto a otros algunos de los aspectos epistemológicos, éticos, políticos y ontológicos de la investigación narrativa. En un ambiente académico en el que casi todo se emprende con fines de producción y promoción individual, la creación de un seminario para hacer posible el planteamiento de preguntas, el intercambio de dudas y la búsqueda conjunta de puntos de apoyo desde dónde intentar un salto de comprensión no deja de ser una muestra de cómo todavía hay quienes entienden los procesos de investigación como cauces por los que discurrir con los interrogantes a cuestas. Tirar de ellos es de lo que se ocupaba el grupo de los narrativos, y lo hacía compartiendo textos y relatos propios. Alguien diría que los ponían a juicio, otros diríamos que se exponían con la asistencia de la confianza que iba creciendo entre ellos, desde la humildad y la voluntad de aprender. Así fue cómo los seminarios fueron deviniendo espacios para indagar cómo poder aproximarnos a la realidad de otra manera, a la vez que gracias a la lectura de unos y otros textos confirmamos que, en efecto, podemos contar la realidad con otros tonos, que podemos pensar escribiendo y escribir lo pensado para, luego, lanzarlo al encuentro de otra narrativa; una narrativa distinta, situada en otro punto de la experiencia, ajena incluso a ella, y que será cómplice desde el primer momento en que le haga de espejo interrogante, será esa otra narrativa la que entrará en diálogo con ella, la que dejará afectarse por ese relato que –como fruto de su encuentro– (co)fundará a otro de nuevo. Narrar es contar una historia hilvanada con los hilos de muchos relatos, no siempre comprendidos ni comprensibles. Aceptar lo inasible es un reto todavía vigente para el conjunto de la comunidad académica, así como admitir la insuficiente omnipotencia gnoseológica es una disposición que todavía inquieta a quienes la entienden como una renuncia a saber más y a saber mejor lo que ya sabemos. Aceptar nuestra impotencia para conocerlo todo no significa, en absoluto,
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Presentación · Nacer de la pregunta y sostenerse en los interrogantes
renunciar a mantener una relación viva con el conocimiento, la comprensión y la transformación de la realidad, y es el movimiento de ensanchar el paisaje habitado el que paradójicamente posibilita el descubrimiento de nuevas grietas, de nuevas preguntas y de nuevos aprendizajes. Así sucedió con lo que nos aportó el encuentro con el grupo de la University of Alberta, un grupo que lleva muchísimo más tiempo que el nuestro trabajando y pensando las narrativas como vías de investigación. Precisamente, algunas de sus publicaciones fueron, para muchos de nosotros, las primeras referencias a la investigación narrativa que conocimos, y por ello vivimos aún más intensamente aquella sesión de trabajo, de la que también se nutre esta publicación. La aceptación de nuestra invitación para compartir un seminario donde intercambiar nuestras tan dispares trayectorias fue una de las muchas muestras de su generosidad, de la rigurosidad del trabajo desarrollado durante décadas y de su amor comprometido con la educación y con quienes la vivimos cotidianamente. La experiencia que se vive de manera individual con la investigación narrativa no es generalizable ni universal, pero sí puede ser pensada y compartida. Al mismo tiempo, los recorridos de las investigaciones narrativas son errantes, y cual vagabundo que deambula por el mundo, el investigador narrativo mira, explora y se pregunta abierto a lo inesperado y desconocido del paisaje, de las gentes y de sí mismo. Ahí estamos, aquí seguimos, caminando despacio, pero con una pasión tan presente que, en tan solo dos años, el andar del grupo de los narrativos ha conseguido encontrar un grupo con el que aprender y compartir, una propuesta de publicación, una sesión de trabajo interesantísimo con las compañeras de Canadá y el arranque de un taller de creación de relatos. En su momento nacimos de las preguntas y hoy seguimos con sus interrogantes abiertos. Sostenerse en ellos es uno de los retos para mantener viva la curiosidad y la relación abierta con el saber y el mundo. De eso uno es aprendiz eterno, pero, sin duda alguna, hacerlo en compañía es fuente inagotable de aprendizaje con sentido, de aquél del que no existen más exámenes que las narraciones que lo cuentan. Vic, marzo de 2022