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LOS LUGARES DE LA HISTORIA
LOS LUGARES DE LA HISTORIA
José Manuel Aldea Celada Carmen López San Segundo Paula Ortega Martínez Mª de los Reyes de Soto García Francisco José Vicente Santos (Coordinadores) Felipe Criado Boado (Prólogo)
Salamanca, 2013 Colección Temas y Perspectivas de la Historia, núm. 3
Coordinadores: José Manuel Aldea Celada, Carmen López San Segundo, Paula Ortega Martínez, Mª de los Reyes de Soto García, Francisco José Vicente Santos. Comité editorial: David Alegre Lorenz, Álvaro Carvajal Castro, Javier González-Tablas Nieto, Amaia Goñi Zabelegui, Óscar Fernández Delgado, Clara Hernando Álvarez, Iván Pérez Miranda. Consejo científico: Enrique Ariño Gil (Universidad de Salamanca), Javier Baena Preysler (Universidad Autónoma de Madrid), Mª Cruces Blazquez Cerrato (Universidad de Salamanca), Carmen Cacho Quesada (Museo Arqueológico Nacional), Antonella Cagnolati (Università di Bologna), André Carneiro (Universidade de Évora), Julián Casanova Ruiz (Universidad de Zaragoza), Leonor Chocarro Peña (EEHAR-CSIC ), Rosa Cid López (Universidad de Oviedo), Mª Soledad Corchón Rodríguez (Universidad de Salamanca), Pablo de la C. Díaz Martínez (Universidad de Salamanca), Ángel Esparza Arroyo (Universidad de Salamanca), Fábio Faversani (Universidade Federal de Ouro Preto), Raúl González Salinero (Universidad Nacional de Educación a Distancia), Mª José Hidalgo de la Vega (Universidad de Salamanca), José Ignacio Izquierdo Misiego (Universidad de Salamanca), Miguel Ángel Manzano (Universidad de Salamanca), Iñaki Martín Viso (Universidad de Salamanca), Esther Martínez Quinteiro (Universidad de Salamanca), Manuel Redero San Román (Universidad de Salamanca), Manuel Salinas de Frías (Universidad de Salamanca). Los textos publicados en el presente volumen han sido evaluados mediante el sistema de pares ciegos. © Los autores © AJHIS © De la presente edición: Los editores I.S.B.N.: 978-84-616-5755-1 Depósito legal: S. 380-2013 Maquetación y cubierta: José Manuel Aldea Celada, Carmen López San Segundo, Paula Ortega Martínez, Mª de los Reyes de Soto García, Francisco José Vicente Santos. Edita: Hergar Ediciones Antema Realiza:
Gráficas LOPE C/ Laguna Grande, 2-12, Polígono El Montalvo II 37008 Salamanca. España Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de esta publicación pueden reproducirse, registrarse o transmitirse, por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea electrónico, mecánico, fotoquímico, magnético o electroóptico, por fotocopia, grabación o cualquier otro, sin permiso previo por escrito de los titulares del Copyright.
Jamás un paisaje podrá ser idéntico a través de varios temperamentos de músicos, de pintor, de poeta. Cada paisaje se compone de una multitud de elementos esenciales, sin contar con los detalles más insignificantes, que, a veces, son los más significativos. Juan Ramón Jiménez
ÍNDICE Prólogo Felipe Criado Boado............................................................................... 29-34 Introducción José Manuel Aldea Celada, Carmen López San Segundo, Paula Ortega Martínez, Mª de los Reyes de Soto García y Francisco José Vicente Santos....................... 35-40 RESÚMENES........................................................................................ 41-160 CONTENIDO DEL CD ESPACIO URBANO La utilización ideológica de los espacios clásicos en la Roma medieval
Victor Úbeda Martínez........................................................................ 165-182
La judería de Palencia en la Edad Media Gonzalo Pérez Castaño......................................................................... 183-202 Las mujeres en las ciudades gallegas de la Baja Edad Media. Espacios, actividades, relaciones y conflictos Miguel García Fernández...................................................................... 203-227 La
ciudad inquisitorial:
Santo Oficio
y espacio urbano en
época moderna
Bárbara Santiago Medina..................................................................... 229-253
Los espacios del pan en la ciudad moderna: el caso de Palma de Mallorca Miguel Garí Pallicer.............................................................................. 255-280 Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Lugares de asistencia y recogimiento. Las casas de huérfanas y su irrupción en el entramado urbano compostelano moderno
Ana M. Sixto Barcia......................................................................... 281-302
Estructura ocupacional en la ciudad de Madrid a través de las matrículas parroquiales (1788-1800) Jorge Pérez León................................................................................. 303-321 Génesis y desarrollo histórico de un barrio burgués del siglo xix: del Bosque Real del Castillo de Bellver al barrio de El Terreno de Palma (Illes Balears) Júlia Roman Quetglas......................................................................... 323-342 La bella Easo y Lutecia: bailes de espejos y simetrías imposibles Arquitectura y urbanismo de Donostia 1813-1920 Berta Etxeberría Arquero.................................................................. 343-362 La geografía republicana en Madrid, 1875-1890. Movilización política, organización y espacio urbano Óscar Anchorena Morales................................................................... 363-388 Atentados y huelgas. La construcción de espacios de soberanía en el movimiento libertario (1930-1936) José Manuel Lafoz Aranda................................................................. 389-411 Visiones del espacio urbano en el fascismo español Miguel Alonso Ibarra......................................................................... 413-435 Albacete,
la ciudad dividida.
Espacio
urbano y participación
ciudadana durante la transición
Javier Alejandro León Casas............................................................... 437-458
El parkour y sus lugares: entre asentamiento y exploración Carlos Javier Ferrero Martínez............................................................ 459-477
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Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
EL LABERINTO DE LA MEMORIA: O CÓMO LA MEMORIA SE CONSTRUYE EN EL PAISAJE El cenotafio de Maximiliano I: la memoria dinástica, política y territorial a través de los monumentos funerarios reales
Rocío Martínez López......................................................................... 481-509
La Batalla de Talavera (27-28 julio de 1809): un paisaje para la memoria Sergio de la Llave Muñoz................................................................... 511-527 Los procesos migratorios como catalizadores de construcción de paisajes nostálgicos: el caso de Pedro María Otaño (Zizúrquil-Gipuzkoa, 1857- Argentina, 1910) Luzía Alberro Goikoetxea................................................................. 529-547 Simbolismo y lugares de memoria: el Árbol de Gernika Aurora Madaula Giménez................................................................. 549-559 ¿La cárcel como lugar de memoria? Herrera de la Mancha, 1979-1990 Eduardo Parra Iñesta......................................................................... 561-576 Torino 1961: una cittá tra immigrazione e nazione Michelangela di Giacomo y AnnaRita Gori........................................ 577-590 Espacio
material de nuestro patrimonio inmaterial :
Tormes a su paso por Salamanca José Manuel Aldea Celada, Clara Hernando Álvarez, Almudena Ojeda Torrero y Alejandra Sánchez Polo............................................. 591-612
las márgenes del
DE LAS IDEAS A LOS MATERIALES: TRANSMISIÓN Y TRANSPORTE Dar y recibir. Rastreando la necesidad de intercambio en las primeras sociedades
Miguel Carrero Pazos y Miguel Busto Zapico..................................... 615-633
Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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La
influencia de las modas extranjeras en la apariencia
(1759-1808) Elena Martínez Alcázar..................................................................... 635-656
de los adinerados murcianos
el pianoforte traspasa fronteras. La importancia del instrumento dentro y fuera del viejo continente.
Un
pianoforte temprano
en tierras asiáticas
Víctor J. Martínez López .................................................................. 657-675
ESPACIO, PAISAJE Y TERRITORIO DESDE LA PERSPECTIVA DE LA ARQUEOLOGÍA ESPACIAL De
vajillas, casas y paisajes.
Reflexiones
sobre el estudio del
espacio en el mundo romano
Jesús García Sánchez ......................................................................... 679-698
Del origen de la Geoarqueología dialéctica y sus planteamientos teóricos
Cristina Ávila Giménez ..................................................................... 699-709
Del
espacio arqueológico al espacio social.
análisis del registro arqueológico desde el
Propuesta de Materialismo
Histórico Vanessa Navarrete Belda, Jordi Revelles López y Oriol Vila Casademunt....................................................................................... 711-728
Arqueoecología, Arqueobotánica
y
Arqueopalinogía:
una
relación dialéctica entre sociedad y geosistema
Jordi Revelles López............................................................................ 729-748
Los
remontajes y su aplicación en el análisis espacial de
yacimientos paleolíticos
Irene Ortiz Nieto-Márquez ................................................................ 749-771
Paisaje y materialidad. Lo cotidiano en las sociedades agrarias preindustriales
Luis Antonio Sevillano Perea.............................................................. 773-796
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Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
Dominios castrales, límites señoriales y Arqueología del Paisaje en el Campo de Montiel (siglo xiii) David Gallego Valle y Eduardo Lillo Fernández................................ 797-821 Arqueología
virtual para el análisis y difusión de la
transformación del espacio urbano
Amaia Gómez Casquero y Cristina Novoa Jaúregui .......................... 823-840
ESPACIOS DE LA DIVINIDAD ENTRE LOS HOMBRES: TOPOGRAFÍA DE LOS LUGARES SAGRADOS Simbolismo del espacio: la geografía en la cosmovisión hitita Laura Puértolas Rubio....................................................................... 843-862 Surgimiento, apogeo y pervivencia de un rito funerario en el Oikoumene persa: los Dakhmas o “Torres del silencio” Marina Girona Berenguer y David Soria Molina................................ 863-884 A nálisis microespacial del templo ibérico de L a E scuera (San Fulgencio, Alicante) Raúl Berenguer González .................................................................. 885-907 Los
Helena: reflexiones sobre los lugares Helena en Esparta Mª del Mar Rodríguez Alcocer............................................................ 909-929 dos mundos de
de culto a
L uoghi , tempi e modi del culto di E rcole trai P aeligni (R egio IV-S abina et S amnium ) Alessandro Bencivenga........................................................................ 931-950 El templo de Júpiter Óptimo Máximo y la propaganda augustea Diego M. Escámez de Vera................................................................ 951-972 El panteón regio compostelano: la pérdida de la memoria Sonsoles García González................................................................... 973-994 De espacios cotidianos a espacios sagrados. Calles y rogativas en Palencia (siglos xvi y xvii) Carlos Lozano Ruiz........................................................................... 995-1015 Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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ESPACIO DOMÉSTICO Huellas
en la oscuridad: el estudio de los individuos
infantiles en los espacios domésticos de la prehistoria
Ana Mercedes Herrero Corral............................................................ 1019-1030
Análisis
de los ambientes absidiales en la arquitectura
Augusta Emerita Álvaro Corrales Álvarez..................................................................... 1031-1049
doméstica de
Espacios y funciones en los palacios arzobispales compostelanos de la época moderna
Fernando Suárez Golán...................................................................... 1051-1073
El arte de agradar: el tocador como espacio doméstico en la literatura del siglo xix
Sofía Martínez López......................................................................... 1075-1090
Fastos
España isabelina y de la Duques de Fernán Núñez,
y galas en los salones de la
restauración: el palacio de los
1845-1920 Inés Antón Dayas............................................................................... 1091-1111 La democratización de los espacios domésticos y el mobiliario durante el siglo xx: de la adecuación a la versatilidad y de la necesidad a la diversión
Sonia Ríos Moyano............................................................................. 1113-1138
LÍMITES INTERIORES, FRONTERAS EXTERIORES Las
comunidades prehispánicas en la región de
Tabasco:
límites territoriales y formas de comunicación
Carlos Moreno Amador...................................................................... 1141-1156
El
concepto de frontera en la
Hispania
tardoantigua: de
limes a confinium
Pablo Poveda Arias............................................................................. 1157-1181
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Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
“…Porquanto o dicto moesteyro sta em terra de seus jmigos...” E l patrimonio transfronterizo del monasterio gallego de Santa María de Oia en Portugal durante la Edad Media Ana Paula Leite Rodrigues................................................................. 1183-1203 Territorio, identidad y conflicto en el Imperio otomano: el caso de Argelia y Túnez en el siglo xvii Carla Ramos García..................................................................................1205-1223 La fiebre del oro y la expansión al oeste Cristina Barrientos Martín y María José Manrique Barranco............. 1225-1247 “Volvían con un poco más de luz en los ojos”. Entre Aragón y catalunya. migraciones y militancia Assumpta Castillo Cañiz .................................................................. 1249-1271 C onsecuencias y límites al concepto europeo de frontera en África. Secesionismo y conexiones transnacionales en Cabinda Carlos Tabernero Martín.................................................................... 1273-1290 La creación de los “Estados Unidos” de Europa. La Unión Europea David Díaz Sánchez........................................................................... 1291-1310 TERRITORIOS IMAGINARIOS Abzu,
fuente de vida y conocimiento en la cosmovisión de la
Mesopotamia Aitor Céspedes Suárez........................................................................ 1313-1329
antigua
Echarse
al bosque: realidad y discurso de forajidos en las
Europa preindustrial Antonio Gómez Rincón....................................................................... 1331-1351
forestas de la
Amazonia. Lugar imaginario, lugar de inspiración. Del Romanticismo al Modernismo Paulo H. Duarte Feitoza.................................................................... 1353-1373
Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Yacimientos
arqueológicos y juegos de rol: una relación
más allá del mero saqueo
Héctor Sevillano Pareja y Mª de los Reyes de Soto García.................... 1375-1399
ESPACIO AGRARIO Azudes,
presas y molinos: evolución histórica de estrategias
Ojos del Guadiana Miguel Torres Mas.............................................................................. 1403-1420
hidráulicas en los
Marruecos como espacio agrícola. la propaganda colonialista, una herramienta para legitimar la ocupación del espacio agrario marroquí
Jesús Marchans Gustems..................................................................... 1421-1440
Tierra y agua: l’horta de valencia en el siglo xv Sandra Cáceres Millán........................................................................ 1441-1464 PÓSTERES El revestimiento mural, un oficio a conservar Manuel Alpresa León......................................................................... 1467-1479 Los complejos funerarios como una encrucijada de culturas. Un caso de la inglaterra victoriana el cementerio de Highgate de Londres María Victoria Álvarez Rodríguez..................................................... 1481-1493 La
actitud política de la población reflejada en el espacio
urbano.
El
caso de la ciudad de
Séforis
en la
Palestina
romana
Begoña Echabe Pérez.......................................................................... 1495-1506
Las fachadas de la memoria: escudos y blasones en la villa de Turégano David Espinar Gil............................................................................. 1507-1517
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Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
El
cine como testimonio histórico .
La
descolonización
de argelia
Ana Gontad Fontán........................................................................... 1519-1530
Brasilia: mito y realidad. De la fundación a las políticas de preservación y desarrollo
Lucía Montejo Arnáiz........................................................................ 1531-1543
Enterramientos tardoantiguos en la cornisa cantábrica: El caso de la cueva de l’Alborá (Entrellusa, Carreño, Asturias) Adrián Piñán Gargantiel.................................................................... 1545-1557 El
patrimonio inmaterial en la
Alta Extremadura:
historia,
leyenda y mito
Juan Pedro Recio Cuesta..................................................................... 1559-1569
De la protesta urbana a la demanda ciudadana: movilización vecinal en la génesis de la oposición al Franquismo en la ciudad de Valencia (1974-1975) María Valls Gandía e Ignasi Escandell García.................................. 1571-1582 Carbones
y maderas: reconstruyendo paisajes y la gestión
de recursos
Paloma Vidal Matutano..................................................................... 1583-1594
Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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CONTENTS prologue
Felipe Criado Boado............................................................................... 29-34
introduction
José Manuel Aldea Celada, Carmen López San Segundo, Paula Ortega Martínez, Mª de los Reyes de Soto García & Francisco José Vicente Santos..................... 35-40
ABSTRACTS.......................................................................................... 41-160 CD CONTENT URBAN SPACE The Ideological Use of the Classical Monuments in the Medieval Rome Victor Úbeda Martínez........................................................................ 165-182 The Jewish Quarter of the Middle Ages in Palencia Gonzalo Pérez Castaño......................................................................... 183-202 Women in Galician Towns during Late Middle Ages. Places, Activities, Relationships and Conflicts Miguel García Fernández...................................................................... 203-227 The “Inquisitorial City”: Holy Office and Urban Space in the Early Modern Spain Bárbara Santiago Medina .................................................................... 229-253 The Spaces for Bread on the Early Modern City: The Case of Palma de Mallorca Miguel Garí Pallicer.............................................................................. 255-280 Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Places
of
Assistance and Seclusion. The Orphans’ Houses Santiago de Compostela of the Modern
and their Impact in
Centuries Ana M. Sixto Barcia......................................................................... 281-302
O ccupational S tructure in the C ity of M adrid according to the Parish Registration (1788-1800) Jorge Pérez León................................................................................. 303-321 Origin and Historical Development of a Bourgeois District in the Nineteenth Century: From the Royal Forest of Bellver Castle to the District of El Terreno in Palma (Balearic Islands) Júlia Roman Quetglas......................................................................... 323-342 La Belle Donostia and Lutella, Set of Mirrors and Impossible. Architecture and Urban Planning of Donostia, 1813-1920 Berta Etxeberría Arquero.................................................................. 343-362 Republican geography in Madrid, 1875-1890. Mobilization, Politic, Organization and urban space Óscar Anchorena Morales................................................................... 363-388 Attacks and Strikes. Building Sovereignty Spaces in Movement Libertarian (1930-1936) José Manuel Lafoz Aranda................................................................. 389-411 Visions of the Urban Space in Spanish Fascism Miguel Alonso Ibarra......................................................................... 413-435 Albacete, the Divided City. Urban Space and Citizen Participation during the Spanish Transition Javier Alejandro León Casas............................................................... 437-458 Parkour and its Places: Between Settlement and Exploration Carlos Javier Ferrero Martínez............................................................ 459-477
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Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
THE LABYRINTH OF MEMORY: OR HOW THE MEMORY IS CONSTRUCTED IN THE LANDSCAPE The Cenotaph of Maximilian I: Dynastic, Territorial and Political Memory through Royal Funerary Monuments Rocío Martínez López......................................................................... 481-509 The Battle of Talavera (27-28 july 1809): A Landscape for Memory Sergio de la Llave Muñoz................................................................... 511-527 Migration Process as Catalysts of Nostalgic Landscape Contruction: The Case of Pedro Maria Otaño (Zizurkil, Guipuzcoa, 1857- Argentina 1910) Luzia Alberro Goikoetxea................................................................. 529-547 Symbolism and Memory Sites: The Tree of Gernika Aurora Madaula Giménez................................................................. 549-559 D oes the J ail as P lace of M emory ? H errera de la M ancha (1979-1990) Eduardo Parra Iñesta......................................................................... 561-576 Turín 1961: una ciudad entre inmigración y nación Michelangela di Giacomo & AnnaRita Gori...................................... 577-590 The Material Landscape of our Immaterial Heritage: The Tormes’ Riversides of Salamanca José Manuel Aldea Celada, Clara Hernando Álvarez, Almudena Ojeda Torrero & Alejandra Sánchez Polo.................................................... 591-612
Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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FROM IDEAS TRANSPORT
TO
MATERIALS:
TRANSMISSION
AND
giving and receiving. tracking the need for exchange in the first human societies
Miguel Carrero Pazos & Miguel Busto Zapico................................... 615-633
the influence of foreign fashions in the appearance of the walthy murcian people (1759-1808)
Elena Martínez Alcázar..................................................................... 635-656
the pianoforte transcends borders. the importance of the instrument in and out of the old continent. an early pianoforte in asian lands
Víctor J. Martínez López .................................................................. 657-675
SPACE, LANDSCAPE AND TERRITORY FROM THE PERSPECTIVE OF SPATIAL ARCHAEOLOGY About Diches, Houses and Landscape: Reflections on the Study of Space in the Roman World Jesús García Sánchez ......................................................................... 679-698 The Origin of the Dialectical Geoarchaeology and Theoretical Approaches Cristina Ávila Giménez...................................................................... 699-709 From Archaeological Space to Social Space. Analytical Approach Based on Historical Materialism Vanessa Navarrete Belda, Jordi Revelles López & Oriol Vila Casademunt........................................................................................ 711-728 Archaeoecology, Archaeobotany and Archaeopalynology: A Dialectical Relationship Between Society and Geosystem Jordi Revelles López............................................................................ 729-748 Refits and their Application on Spatial Analysis of Palaeolithic Sites Irene Ortiz Nieto-Márquez................................................................. 749-771 22
Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
Landscape and Materiality. Daily Life Activities in Preindustrial Agrarian Societies Luis Antonio Sevillano Perea.............................................................. 773-796 Fortress Domains, Lordships Limits and Landscape Archaeology in Campo de Montiel (Thirteenth Century) David Gallego Valle & Eduardo Lillo Fernández............................. 797-821 Virtual Archaeology for the Analysis and Diffusion of the Transformation of Urban Space Amaia Gómez Casquero & Cristina Novoa Jaúregui ........................ 823-840 DIVINITY WITHIN HUMAN SPACES: TOPOLOGY OF THE SACRED Symbolism of Landscape: Geography on Hitite World View Laura Puértolas Rubio....................................................................... 843-862 Emergence, Zenith and Survival of a Funerary Rite in the Persian Oikoumene: Dakhmas or “Towers of Silence” Marina Girona Berenguer & David Soria Molina............................. 863-884 Micro-Spatial Analysis of The Iberian Temple of La Escuera (San Fulgencio, Alicante) Raúl Berenguer González.................................................................... 885-907 Helen’s Two Worlds: Reflections about Helen’s Cult Places in Sparta Mª del Mar Rodríguez Alcocer ........................................................... 909-929 Places, Occasions and Methods of the Worship of Hercules among the Paeligni (Regio IV-Sabina et Samnium) Alessandro Bencivenga........................................................................ 931-950 The Temple of Iuppiter Optimus Maximus in Augustus’ Propaganda Diego M. Escámez de Vera................................................................ 951-972
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The Royal Mausoleum of Santiago de Compostela: A Medieval Loss of Memory Sonsoles García González................................................................... 973-994 From E veryday S paces to S acred O nes. Streets and Prayers in Palencia (16th and 17th Centuries) Carlos Lozano Ruiz........................................................................... 995-1015 DOMESTIC SPACE T racks in the D ark : T he S tudy of I nfantile I ndividuals in the D omestic C ontexts of the P rehistory Ana Mercedes Herrero Corral............................................................ 1019-1030 Analysis of the Apsidal Spaces in Domestic Architecture of Augusta Emerita Álvaro Corrales Álvarez..................................................................... 1031-1049 Spaces and Functions in Santiago de Compostela’s Archiepiscopal Palaces during Early Modern Age Fernando Suárez Golán...................................................................... 1051-1073 The Art of Pleasing: Dressing Room as Domestic Space in Nineteen Century’s Literature Sofía Martínez López......................................................................... 1075-1090 Pomp and Celebrations in the Dance Hall of Isabelina Spain and the Restoration: The Dukes of Fernán Núñez’s Palace, 1845-1920 Inés Antón Dayas............................................................................... 1091-1111 The Democratization of the Domestic Spaces and the Furniture during the 20th Century: Give the Adecuacy to the Versatility and from the Need to the Amusement Sonia Ríos Moyano............................................................................. 1113-1138
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INTERNAL LIMITS, EXTERNAL BORDERS Prehispanic Indian Communities in the Tabasco Region: Territorial Limits and Ways of Communication Carlos Moreno Amador...................................................................... 1141-1156 The Concept of Frontier in Late Antique “Hispania”: From Limes to Confinium Pablo Poveda Arias............................................................................. 1157-1181 “…Porquanto o Dicto Moesteyro Sta em Terra de seus Jmigos...” T he C ross -B order P atrimony of the G alician M onastery of Santa María de Oia in Portugal during the Middle Ages Ana Paula Leite Rodrigues................................................................. 1183-1203 T erritory , I dentity and C onflict in the O ttoman E mpire : The Case of Algeria and Tunisia in the 17th Century Carla Ramos García........................................................................... 1205-1223 Gold Fever and Westward Expansion Cristina Barrientos Martín & María José Manrique Barranco........... 1225-1247 They Came back with a Little more Light on the Eyes. Migration and Militancy between Aragon and Catalonia Assumpta Castillo Cañiz .................................................................. 1249-1271 Consequences and Limits to the European Concept of Border in Africa. Secessionism and Transnational Connections in Cabinda Carlos Tabernero Martín.................................................................... 1273-1290 The Creation of the “Union States” of Europe: The European Union David Díaz Sánchez........................................................................... 1291-1310
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IMAGINARY TERRITORIES A bzu , S ource of L ife and K nowledge in the W orldview of the A nciente M esopotamia Aitor Céspedes Suárez........................................................................ 1313-1329 Take to the Woods: Fact and Discourse of Outlaws in Preindustrial Europe Forests Antonio Gómez Rincón....................................................................... 1331-1351 The Amazon. Place of Imagination, Place of Inspiration. From Romanticism to Modernism Paulo H. Duarte Feitoza.................................................................... 1353-1374 Archaeological Sites and Rpgs: More than a Relationship beyond the Mere Plundering Héctor Sevillano Pareja & Mª de los Reyes de Soto García................. 1375-1399 RURAL SPACE Azudes, Hydraulic Dams and Mills: Historical Evolution of Hydraulic Strategies in Ojos del Guadiana Miguel Torres Mas.............................................................................. 1403-1420 Morocco as Agricultural Space. The Colonialist Propaganda, Tool for Legitimate the Occupation of Agrarian Moroccan Space Jesús Marchán Gustems...................................................................... 1421-1440 Ground and Water: L’horta de València in the 15th Century Sandra Cáceres Millán........................................................................ 1441-1464 POSTERS Wall Clading Made, Preserving a Craft Heritage Manuel Alpresa León......................................................................... 1467-1479
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The Funerary Complex as a Crossroads of Cultures. A Case of Victorian England: Highgate Cemetery in London María Victoria Álvarez Rodríguez..................................................... 1481-1493 The Political Attitude of Population Reflected on the Urban Space. The Case of the City of Sepphoris in Roman Palestine Begoña Echabe Pérez.......................................................................... 1495-1506 The Facade of Memory: Shields and Crests in Turégano David Espinar Gil............................................................................. 1507-1517 The C inema as a H istorical Testimony . Decolonization of A lgeria Ana Gontad Fontán........................................................................... 1519-1530 Brasilia: Myth and Reality. From the Foundation to the Preservation and Development Policies Lucía Montejo Arnáiz........................................................................ 1531-1543 L ate A ntiquity B urials on the C antabrian C oast : T he C ase of the Cave of l’Alborá (Entrellusa, Carreño, Asturias) Adrián Piñán Gargantiel.................................................................... 1545-1557 The Immaterial Patrimony in the North of Extremadura: History, Legend and Myth Juan Pedro Recio Cuesta..................................................................... 1559-1569 From Urban Protest to Citizen Requests: Neighborhood Mobilization in the Genesis of the Opposition to Franco in the City of Valencia (1974-1975) María Valls Gandía & Ignasi Escandell García............................... 1571-1582 Charcoal and Wood: The Reconstruction of Landscapes and Resources Management Paloma Vidal Matutano..................................................................... 1583-1594
Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Prólogo Hay una pequeña placa en la portería del Darwin College en Cambridge que dice: “la mediana edad se alcanza cuando dejas de criticar a la generación anterior y empiezas a criticar a la más joven”. Tratándose de los británicos, uno puede pensar que es una fina ironía para mantener la disciplina colegial o, al menos, el respeto académico entre las diferentes clases de edad. Dado que va dirigido a público de todas las edades (el Darwin es un college de posgraduados con una elevada proporción de investigadores posdoctorales y seniors), en realidad es más que eso; es un recordatorio de la vitalidad del diálogo intergeneracional, de la inevitabilidad de sus problemas y de las condiciones que debe cumplir. Creo que la cita es apropiada para abrir esta presentación y al tiempo contextualizar la tarea de prologuista, que asumo con cierta prevención porque precisamente he creído siempre que cada generación debe encontrar sus propias palabras y argumentos, y que ni el paternalismo ni un pupilaje dirigista por parte de los que son mayores, ayuda a ello. Hay cosas que la mayor experiencia no justifica hacer o decir porque cada uno debe encontrar su camino aunque ello suponga repetir los errores de otros o reinventar las mismas cosas. Es cierto que esta tolerancia puede propiciar un conocimiento más estático y circular que acumulativo, reduciendo así la productividad y el progreso científico. Pero también es tan cierto que lo más rentable es escarmentar en cabeza ajena, como que lo más eficaz es aprender de los propios errores. Esa tolerancia es una actitud respetuosa hacia lo que cada uno dice, abierta al reconocimiento de las razones de los demás. Pero no es condescendencia, porque la razón no es monopolio de ninguna edad. Tampoco de los jóvenes, por el sólo hecho de serlo. En todo caso mi prevención inicial se alivia porque francamente creo que los prólogos son un tipo de discurso que (casi) nadie lee. Menos aún los citan. Personalmente, si he aceptado esta invitación no fue sólo por sentido del deber y de la reciprocidad debida a quienes no me mostraron Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Prólogo
más que aprecio invitándome primero a participar en el congreso y después a escribir este prólogo. Fue también por mi compromiso con la necesidad de comunicarse científica y académicamente fuera de papers y de esas otras formas retóricas preferentemente orientadas a la citación y el impacto. Y aunque la escritura de estas cosas reduzca mi índice H (razón por la que recomendaría a los jóvenes que no escriban más cosas de este tipo de las que no puedan evitar), yo no dejaré por ello de hacerlo. Máxime por que la ventaja de la mediana edad es que uno ya no tiene mucho que perder, o ganar. Los organizadores de este congreso me pidieron este prólogo porque yo, atento a buscar las palabras e ideas de los jóvenes, sean nuevas o familiares, asistí a casi la totalidad del encuentro, en la medida en que lo posibilita el inevitable desmenuzamiento de estos acontecimientos en sesiones paralelas. Así comprobé la eficacia y calidad de la joven investigación española en ciencias históricas. Incluso en aquellas comunicaciones cuyas prioridades teóricas o propuestas interpretativas no compartía, reconocí una ejecutoria impecable. Esto es una primera cosa a tener en cuenta, que creo que el lector apreciará en este volumen a nada que la concreción escrita de las comunicaciones recogidas sea de una calidad pareja a sus presentaciones orales y a las herramientas audiovisuales que las acompañaron. Confirmé la variedad de temas y orientaciones que asumen los investigadores jóvenes. También esto se aprecia en las diferentes secciones de este volumen que recogen las diferentes sesiones del congreso. La predominancia de los temas microhistóricos o de la vida cotidiana no desluce el valor de éstos para dar cuenta de otro modo de los grandes procesos históricos. Más bien se agradecen estas aportaciones para crear un discurso histórico alternativo a aquel basado en los grandes acontecimientos y en los Grandes Relatos. Por otra parte, la gran escala de estas aportaciones no viene sola, sino acompañada de una pequeña escala geográfica y diacrónica que multiplica las zonas y periodos de estudio allende las fronteras habituales de la investigación histórica de hace 20 años, no más. Otra cosa a tener en cuenta: también en Humanidades e Historia tenemos una investigación joven internacionalizada que se hace oír fuera de nuestras fronteras no sólo por su calidad, sino por la variedad de temas que toca. Verifiqué una cada vez mayor normalización de la perspectiva de género. Reconocí la tendencia incremental a estudiar temas de memoria histórica, del pasado reciente de la democracia española y de cultura material. Igual que se preocupan de ésta no sólo el arte y la arqueología (de hecho ésta tiene un problema porque, paradójicamente, no es ahora mismo la disciplina que más ni mejor estudia los procesos de 30
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materialización) sino la historia en todas sus ramas (y particularmente bien la historia de la ciencia), también desde diferentes perspectivas se analiza cada vez más la desmemoria histórica sobre la que se cierra en falso el franquismo y se abre, también entonces en falso, la nueva democracia. Pero me falta que en unos y otros temas las investigaciones sean más explícitas. Los mitos de la Transición todavía esperan ser deconstruidos; y si no lo hacen los que no habían nacido cuando se produjo, no sé quién lo va a hacer bien y con un pensar autónomo. Me falta que la joven historia española empiece a responder la pregunta fatal: “¿cuándo se jodió todo?” ¿Fue un problema de permanencias franquistas, de paternalismo heredado? ¿Fue algo arraigado en la falta de respeto a la legalidad de la oposición (lógicamente ilegal) a la dictadura? ¿O tuvo que ver con la inconsistencia de una democracia no basada en la reeducación en valores cívicos de todos sus protagonistas y ciudadano/as? Y si bien es cierto que esa historia no deja bien a nadie, una visión un poquito indulgente debería profundizar paralelamente en el papel que el terrorismo, y especialmente ETA, desempeñaron para anclar nuestra historia posterior a la inercia conservadora. No digo estas cosas como meras ocurrencias; las recojo aquí porque fueron cosas que se me venían a la cabeza durante muchas presentaciones del congreso, en las que pensaba “ahora va a hablar de esto”. Pero no, no se hablaba; sólo se sugería; o emergía autónomamente en la cabeza del que escuchaba, que viene a ser lo mismo. Me falta más teoría, más conciencia de la prioridad de los planteamientos teóricos en la investigación y menos insistencia en aproximaciones empiricistas que privilegian estudios de casos, brillantemente resueltos pero que dimiten de la obligación de ponerse de puntillas para mirar hacia mayores horizontes. Un cierto neoempirismo empieza ya a ser un cáncer en las ciencias sociales. En concreto me falta un mayor abundar en nuevas ontologías, saberes alternativos y vernaculares, perspectivas poscoloniales y deconstrucción del sistema de saber occidental, criticando sus bases filosóficas, patriarcales y burguesas. Me falta en particular una profundización desde la historia del gran problema científico que en nuestra época creo que deberían abordar las ciencias sociales: cómo se ha constituido la hegemonía del discurso neoliberal y neocon, el pensamiento único, etiqueta que es más cierta que nunca, pues nunca tan único fue el pensamiento, y que sin embargo ha dado en desuso. El uso de la crisis para fundar políticas que benefician a los que la crearon, hace imperativo reflexionar sobre este tema, que puede ser pensado desde cualquier época y análisis. No hace falta hacer sólo Historia Contemporánea.
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Y me sobra un cierto exceso de replicacionismo de los discursos, y de las formas, de los mayores. De nuevo en esto hay que ser un poco paradójico, transigente e intransigente al tiempo. Por un lado es bueno emular en un congreso de jóvenes historiadores los modelos organizativos de los congresos corrientes; ello sirve como medio de formación en las metodologías y estándares de la comunicación y el intercambio científico. Pero por otro uno esperaría que al menos el intercambio de los jóvenes entre ellos mismos no se rigiera por esos estándares sino que explorase nuevas fórmulas organizativas, menos canónicas y convencionales. ¿Es que la experimentación va a quedar sólo para las redes sociales, el ocio, el “ligue” y la pornografía? Sin duda todas estas falencias se podrían superar en futuras ediciones del congreso. Pero con esto llego ya a los temas finales que quiero tocar en estas pocas palabras introductorias. Por lo que sé, la organización del congreso está amenazada de falta de continuidad porque no hay muchas opciones de que nadie tome el relevo de los que hasta aquí lo vienen organizando desde hace muchos años. Al tiempo que esto es un recordatorio para agradecer a este grupo el productivo, necesario y exitoso trabajo que han realizado en estos años (cuatro ediciones ya!), es también indicador de la crisis que sufre la investigación española, de los recortes de financiación que no sólo reducen la entrada en la investigación de muchos jóvenes a partir de ahora, sino que truncan las carreras de aquellos que, hace unos años, apostasteis por esta vía. Los años buenos alentaron tesis en centros donde ahora los años malos amortizan plazas. No hay promesa de futuro; ésta es la auténtica representación de la crisis. Yo viví algo parecido, cuando al iniciar mis estudios en plena crisis de finales de los 70, mi profesor de prehistoria nos recibió el primer día de clase con un “bienvenidos a esta fábrica de parados”. Aunque después fue cierto que nos colocamos todos, durante largos años yo viví cada cosa que hice (la licenciatura, la tesina, los cursos de doctorado, mi estancia en Cambridge, la tesis) con la convicción de que era lo último que iba a hacer en Arqueología antes de dedicarme a otra cosa. Ahora es incluso peor. Pero no puedo denunciar esta situación sin incurrir en los lugares comunes tan citados en los últimos tiempos. Por eso intentaré decir, en sentido constructivo, algo distinto. Porque al tiempo que la situación actual de la política científica española es la de un desastre sin paliativos, algo hemos debido hacer todos mal. También los jóvenes. Sólo apuntaré dos ideas. La primera es una falta real de planificación y previsión de futuro: hemos querido engañarnos con un futuro halagüeño para la universidad española y no ver que la tan esperada como necesaria reconversión universitaria española vendría 32
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no por el lado de las políticas activas (siempre costosas en términos de reacciones de los implicados), sino por la jubilación masiva del profesorado que copó la universidad en la década de los 80. Alguien en algún lado ha debido pensar ¿para qué me voy a complicar reduciendo departamentos sobredimensionados en todas partes y procurando la concentración disciplinar en campus concretos, si dentro de diez años están todos jubilados? La segunda es que lo que hemos hecho de verdad mal fue reproducir un sistema agotado, algo que viene a ser como una situación premoderna en un momento posmoderno, algo que yo denomino Modo -1, en contraposición con el Modo 1 y Modo 2 de producción de conocimiento propugnados en un libro clásico de M. Gibbons et al. del 94: si el Modo 2 supera al Modo 1, nuestra “tragedia” es que nuestro sistema académico español apenas llegaba con propiedad al 1, anclado en los hábitos de las viejas cátedras. A pesar de los esfuerzos realizados, una mayoría (sobre todo en Humanidades), ha mantenido el sistema caduco en vez de consolidar nuevos valores y trabajar por uno nuevo. Pondré dos ejemplos, de un senior y un junior, para que se vea que las culpas están repartidas. En septiembre de 2012, en el seno de un curso organizado por la UIMP sobre “el valor de la excelencia en investigación”, al discutirse la necesidad de tener en investigación un mercado de trabajo abierto, no endogámico y dirigido por el reconocimiento de la excelencia, la responsable de la CRUE se lamentó de cómo podía pedir esto a las universidades cuando éstas no podían estabilizar a su profesorado joven. Casi un año después, en un foro de “precarios” apareció la siguiente crónica personal, más significativa si cabe porque, por lo que parece, la persona que escribe es de Humanidades: Este mensaje es para deciros que, después de cuatro años siguiendo el foro, se me acaba la FPI en octubre. Por suerte, [...] la tesis estoy a punto de concluirla, pero las sensaciones finales después de estos cuatro años de trabajo muy duro no dejan de ser contradictorias. Por una parte, feliz de poder decir que mi tesis está a punto de ser finalizada, pero por la otra, totalmente desilusionado ante las negras perspectivas que me esperan en mi futuro más próximo aquí en España. Las posibilidades de acceder a un puesto, aunque sea de asociado en mi universidad, son nulas, y después de mucho analizar cómo funciona la universidad pública española, me doy cuenta de que o haces mucho “pasillo” o nunca tendrás una oportunidad; es decir, “si no tienes padrino, no te bautizas”. En mi caso, mi IP se ha volcado en la corrección, pero nunca hemos pasado de la mera Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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relación profesional: quizás, es por eso que al preguntarle sobre mis perspectivas en la Universidad hace una semana, me dijo –con sonrisa socarrona– que ante la falta de plazas, me dedicase “o bien a ser amo de casa, o bien a vigilar salas de museos contratado por empresas de trabajo temporal”, [...]. Pero ya no estoy para eso. Veo que todo este sacrificio no ha servido para nada. Me he pasado los últimos 48 meses de mi vida encerrado en un archivo y escribiendo, pero por lo que veo ha sido en vano. Sinceramente, me arrepiento de no haber sido más flexible y aprovechar esta beca como si hubiese sido un “retiro dorado” [...]. No sé cuál será vuestra experiencia y perspectivas, pero a mí me ocurre que cada vez más maldigo la hora en que se me ocurrió soñar con ser investigador y aceptar esta beca. Fue, objetivamente hablando, un tiempo perdido, a pesar de la farsa que supondrá la próxima lectura de mi tesis.
Son tan comprensibles las dos posiciones, como sintomáticas de lo que hemos hecho mal. Desde la simpatía y respeto al sueño truncado de esta persona, el problema (que no es el de él, sino el de muchos, el de todos) es que no reconoce las insuficiencias del sistema universitario para transformarlo, sino por no poder entrar en él. Lo esencial, que es el mantenimiento de un reclutamiento endogámico que, de paso, mantiene muchas otras cosas (adocenamiento, asunción de la tradición heredada, falta de innovación, seguidismo cuando no servilismo, jerarquías corruptas, liderazgos científicos inexistentes...), no se cuestiona. Se desea. La consecuencia es obvia. Aunque la crisis económico-financiera nos la han montado los poderes viejos, nuestra auténtica crisis social y, en nuestro caso, académica es ésta: hemos desaprovechado los años de vacas gordas para constituir un sistema nuevo y con valores renovados; y ahora que vuelven los años malos, el sistema viejo se reproduce y refuerza. Cabe la posibilidad de que lo haga hasta el punto de implosión.
Felipe Criado Boado Profesor de Investigación del CSIC Director del Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
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Introducción Con el cuarto volumen de la colección Temas y perspectivas de la Historia, la Asociación de Jóvenes Historiadores (AJHIS) presenta el trabajo generado en la última edición del congreso que viene organizando anualmente y que llevó por título Los Lugares de la Historia. En el año 2010, AJHIS inició este proyecto con un primer encuentro enfocado a la participación investigadores noveles, que llevaba por título de El futuro del pasado. Las distintas cuestiones y problemáticas a las que nos enfrentamos a la hora de abordar el hacer historia y los diversos enfoques posibles, han sido el punto de partida para proseguir con esta iniciativa. Por ello, en el año 2011, gracias a la estrecha colaboración con AJHITE, se organizó un segundo encuentro titulado Razón, utopía y sociedad y un año después, la tercera reunión giró en torno a Historia, identidad y alteridad. El objetivo último de estas propuestas era debatir y reflexionar sobre los estudios del pasado y la necesidad de superar la hiper-especialización, planteando heterogéneos trabajos dentro de un contexto multidisciplinar. El IV Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores, Los lugares de la Historia, se celebró durante los días 13 al 15 de marzo de 2013 en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Salamanca. Bajo este título se abordaron variadas perspectivas de análisis histórico que se centraban en la interpretación de los diferentes tipos de ‘espacios’ y sus construcciones. Tuvimos la satisfacción de contar con cinco ponencias marco que introdujeron los temas abordados posteriormente en el encuentro. Los encargados de llevar a cabo esta delicada tarea fueron: el primer día, Valentín Cabero Diéguez, que nos deleitó con su interesante propuesta Territorio y paisaje. El segundo día, Felipe Criado Boado y Jesús García Sánchez presentaron distintos planteamientos con los que reflexionar sobre el estudio del espacio, desde una perspectiva arqueológica. El primero de ambos, en Arqueológicas del paisaje: del terreno al espacio, mostró su visión del paisaje desde una orientación Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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metodológica completamente actual, y el segundo nos introdujo, con De vajillas, casas y paisajes. Una reflexión sobre el componente espacial del registro arqueológico de superficie y metodologías de investigación de la espacialidad en el mundo romano, en las últimas tendencias en Arqueología aplicadas a la prospección. El tercer día, Fernando Molina Aparicio intervino con su particular perspectiva de la dinámica del mundo universitario en Holocausto caníbal. Historiografía, precariado, universidad y crisis de España, y por último, David Carvajal de la Vega, con Los espacios de negocio. Reflexiones sobre su evolución desde el medievo, aportó una ponencia que trajo a colación la evolución de la actividad económica a través de la historia con el apoyo de sus materializaciones físicas en ámbitos mercantiles, tales como puertos, mercados, etc. Estas propuestas dieron lugar a la apertura de nueve mesas temáticas que trataron asuntos tan variados como la dicotomía y la dualidad espacio urbano/agrario, los espacios domésticos, los públicos y los religiosos, así como las actividades económicas y sociales plasmadas en el paisaje o el reflejo de esas acciones en la memoria social. El interés suscitado por las áreas urbanas es algo indiscutible, como muestra el elevado número de propuestas recibidas. La problemática histórica que surge de su estudio como realidad social fue planteada en la mesa Espacio urbano en la que, a través de las exposiciones orales, se pudo incidir en la evolución de estos centros de organización social. Habiendo dispuesto un lugar para el espacio urbano, no podíamos dejar de incluir el espacio agrario, por lo que se habilitó otra mesa en donde tuvieran cabida todas las propuestas relacionadas con él y fomentar así el debate. Son muchas las causas por las que no se pueden disociar estos dos mundos, bien porque eran territorios que pertenecían a las ciudades, bien porque sirvieron como fuente de abastecimiento de recursos, ya que su explotación generó una significativa fuente de riqueza, bien porque servían para cobrar tributos desde los centros de poder, etc. Pudimos comprobar cómo el análisis de ambos genera un diálogo candente que se puede enfocar desde la multidisciplinariedad, y son también originales en aspectos variados como los físicos, los materiales, los estructurales, los morfológicos o por las características propias que imprimieron en sus estructuras los integrantes de las diferentes culturas que los habitaron. También en ellos se pueden apreciar los aspectos simbólicos e ideológicos que les hacen interesantes y distintos.
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Para conocer y entender cómo han ido variando las condiciones de vida del hombre en las diferentes épocas históricas, se dedicó otra mesa a los espacios domésticos. Su comprensión nos acerca a escenarios tangibles en los que analizar cómo se han organizado en las diferentes culturas, la distribución interna de los inmuebles y las estructuras de habitación, o el desarrollo de aquellos fenómenos de mayor calado como la acción social, política y económica, la sociabilización o la creación de múltiples modelos culturales. Durante la exposición de las comunicaciones se dibujó una amplia horquilla temporal, que comenzó observando los rastros de los individuos infantiles en los contextos funerarios de la prehistoria y concluyó con una ponencia dedicada al s. XX en la que se hizo una revisión basada en la Historia del Arte y el diseño de interiores. Para llegar hasta ahí, se fue pasando por temas tan variados como la comparación de los ambientes absidiales de la arquitectura doméstica en la Augusta Emerita romana o la revisión minuciosa de los palacios arzobispales compostelanos en época moderna y, para el siglo XIX, contamos con dos trabajos, que desde los textos literarios, el estudio de la prensa periódica y de las crónicas sociales abordaron las esferas de representación femeninas y de sociabilización de las clases sociales pudientes. Las comunidades humanas han originado diferentes células de delimitación territorial a partir de las cuales se ha organizado la sociedad. Todas estas unidades espaciales, con independencia de su naturaleza originaria (cultural, económica, geográfica, política…) ofrecen un rasgo común: son constructos cerrados conformados por fronteras definidas. Entendiendo dichas fronteras como un elemento delimitador del espacio, propusimos otra mesa que centrara el debate en el análisis y comprensión de los elementos de encuadramiento territorial, así como sus conceptos y la materialización de las demarcaciones que desde tiempos inmemoriales se han generado. Por lo tanto, en este bloque dedicado a los límites interiores, fronteras exteriores se trató de profundizar y de dilucidar cómo fue el desarrollo de diferentes fronteras, entendiendo que estas evolucionaron a partir de continuidades y elementos de desarrollo tales como el contacto territorial, y que dieron lugar a la instauración de diferentes alianzas políticas, sociales, económicas, etc. Es una constante en la historia de las relaciones humanas la importancia concedida al paisaje y al territorio. Estos elementos son reconocidos como propios por los grupos sociales que los modelaron, imprimiendo en ellos sus producciones sociales de una manera intencionada o no. Estos productos Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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en sí mismos son susceptibles de ser analizados desde una perspectiva historiográfica. Desde este planteamiento, el paisaje se entendería como un palimpsesto de realidades sociales materializadas a lo largo de la historia, las cuales serían incorporadas o eliminadas del entorno en función de la identidad/alteridad y de la elaboración de su memoria. El laberinto de la memoria: o cómo la memoria se construye en el paisaje acogió distintas comunicaciones en las que se analizaban estos elementos identificadores de las sociedades, destacando la simbología que encarnaban, no solo en el momento de su creación, sino en su evolución y transformación posterior. El paisaje y el territorio se convierten en focos de construcción y deconstrucción de la memoria condicionada por un contexto espacial. Los seres humanos, independientemente del momento histórico al que nos refiramos, han dado siempre muestras de una búsqueda de lo divino, de lo sobrenatural. Pudimos comprobar cómo esa necesidad de la búsqueda de la espiritualidad se materializó en la creación de espacios reservados a la divinidad en un recorrido que nos llevó desde la prehistoria de la península ibérica, pasando por la Antigüedad clásica –la mejor representada– hasta la Edad Moderna. Este periplo puso de manifiesto la necesidad que siempre ha tenido el hombre de disponer para sus deidades de lugares específicos en los que llevar a cabo la unión con ellas y desarrollar las prácticas rituales. Sin lugar a duda, es el templo, ya sea en variante ibérica, clásica o ya como iglesia cristiana, el espacio que ha centrado la atención de las comunicaciones. En esta mesa, el análisis de los espacios no se ha limitado, ni mucho menos, a la mera descripción de dichos lugares, sino que se ha centrado en la interpretación de la documentación escrita y/o del material arqueológico disponible para construir unas conclusiones verdaderamente válidas desde el punto de vista de la investigación histórica. Asimismo, los espacios imaginarios pueden considerarse un complemento de la realidad que viven en su cotidianidad los hombres. Son territorios construidos o inventados, pero que guardan estrechas conexiones con la realidad y esto les permite dotarles de un verismo y unas características particulares. Las comunicaciones de esta mesa nos transportan a algunos ejemplos de estos espacios, cada uno con unos elementos diferenciadores específicos, como pueden ser la relación con las construcciones cosmogónicas religiosas, las creadas en contextos literarios y artísticos o con elementos que los llevan a vincularse con la actividad lúdica en la actualidad. Los casos estudiados, si bien pertenecen a momentos temporales alejados entre sí, muestran cómo siempre ha estado presente en 38
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el imaginario colectivo la capacidad de invención de lugares ficticios sobre los que proyectar necesidades sociales latentes en la cultura sincrónica al momento de su creación, ya sea con un fin o con otro. Tratando cuestiones centrales dedicadas al espacio, resultaba indispensable crear una mesa titulada Espacio, paisaje y territorio desde la perspectiva de la Arqueología Espacial, donde se pudieran exponer trabajos relacionados con esta línea metodológica. Las sociedades pasadas han imprimido en su entorno distintas huellas definitorias para comprender su estructura social. En este sentido, espacio, paisaje y territorio se convierten en elementos propios del registro arqueológico, y por ende, son múltiples las formas y enfoques desde los que podemos intentar inferir nuevos datos y modelos arqueológicos, hasta ahora infravalorados. Como pudimos comprobar gracias a las reflexiones expuestas durante los días del Congreso, existe un amplio debate en relación a los conceptos teóricos derivados de la Arqueología Espacial. Al hilo de esto, los investigadores que acudieron, también aportaron un valioso punto de vista a disciplinas tan interesantes como la Geoarqueología, la Arqueobótanica, Arqueopalinología; a metodologías de trabajo como la prospección arqueológica o a concepciones clásicas como el Materialismo Histórico o el Dialéctico. También contamos con propuestas sobre la aplicación de nuevas tecnologías al campo arqueológico, como el uso de los SIG o las reconstrucciones 3D del patrimonio histórico. La movilidad y los desplazamientos de los grupos humanos llevaron asociados el tránsito de ideas y de materiales que, por motivos variados, fueron intercambiados, desechados o valorados. Podemos observar cómo los artefactos trasportados pudieron ser objetos de la vida cotidiana, del mundo ritual y es probable que algunos de ellos, por su carácter exótico, entrañaran un cierto carácter simbólico. Estos factores son de gran relevancia, ya que abrirían una vía de estudio para el reconocimiento de relaciones entre los territorios y las personas que los habitaban. La mesa De las ideas a los materiales: transmisión y transporte aportó una amplia visión tanto por sus innovadoras ideas, como por su dilatado espectro cronológico, demostrando cómo la materialidad y el mundo ideológico y simbólico se imbrican y se trasladan hasta alcanzar nuevos territorios, pudiendo modificar la vida de los individuos e incluso generando nuevas maneras de ver un mismo objeto. También se dedicó un lugar para la exposición y la disertación de diez pósteres de la mano de sus autores. Los pósteres demostraron la variedad de temas históricos relacionados con el espacio, pudiendo reseñar de ellos Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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su riqueza visual y su calidad. Destacamos igualmente la gran versatilidad de este formato de difusión científica, pues permite acercarse en cualquier momento del Congreso a leer los textos y a intercambiar ideas con sus autores. Como en jornadas anteriores, este Congreso quiso ser un lugar de reunión abierto al ámbito académico y científico nacional e internacional, y generar un punto de encuentro que fomentara la reflexión y al debate de diversas problemáticas y propuestas teóricas y metodológicas. El propósito general de esta reunión fue el análisis desde distintas perspectivas del concepto de espacio y de su significación, todo ello para ahondar en la comprensión de las sociedades pasadas. Para concluir, debemos mostrar nuestro agradecimiento a todos aquellos que han hecho posible que este Congreso haya podido tener continuidad un año más. Queremos destacar el apoyo del Decanato, de los Departamentos de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología y de Historia Medieval, Moderna y Contemporánea, de la Delegación de Estudiantes de la Facultad por su especial colaboración, y la labor del equipo que hace que funcione día a día la Facultad de Geografía e Historia. Todos ellos, con su apoyo emocional, logístico, económico y la confianza demostrada en el proyecto, nos han aportado la energía suficiente para que esta iniciativa se hiciera realidad. No queremos olvidar tampoco al grupo de investigadores que forman parte de nuestro consejo científico por su respaldo académico, así como al comité organizador del Congreso, por su laboriosidad y dedicación. Por último, gracias a vosotros, congresistas, que decidisteis acompañarnos en estos tres días tan intensos. José Manuel Aldea Celada Carmen López San Segundo Paula Ortega Martínez Mª de los Reyes de Soto García Francisco José Vicente Santos (Coordinadores)
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RESÚMENES
ESPACIO URBANO
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Resúmenes
LA UTILIZACIÓN IDEOLÓGICA DE LOS ESPACIOS CLÁSICOS EN LA ROMA MEDIEVAL1 The Ideological Use of the Classical Monuments in the Medieval Rome Víctor Úbeda Martínez Universidad Autónoma de Madrid Resumen: La caída del Imperio Romano de Occidente propició el enfrentamiento entre diferentes grupos de poder por el control de la ciudad de Roma, la cual aún conservaba un alto valor simbólico. Tras la Guerra Gótica (535-554) fue el Papado quien controló el recinto urbano y quien, además, poseía la propiedad sobre el conjunto de los monumentos clásicos, los cuales utilizó en su beneficio y para propagar una determinada ideología política. Es por ello que el objeto de estudio son estos usos, especialmente en el contexto del conflicto entre el Papado y el Sacro Imperio, a propósito de la superioridad del poder temporal sobre el espiritual y viceversa. Palabras clave: papado, ideología pontificia, Constantino, obelisco vaticano, monumentos de Roma. Abstract: The fall of the Western Roman Empire caused among power groups a confrontation for the control of the city of Rome, which still preserved a high symbolic value. After the Gothic War, the Pope was the one who controlled the urban area and, moreover, the owner of the set of classical monuments, which were used on his behalf to spread one particular political ideology. Hence, this study focusses on these uses, especially within the conflict between the Pope and the Holy Roman Empire, regarding the superiority of the temporary power over the spiritual one and vice versa. Keywords: Papacy, Pontifical Ideology, Constantine, Vatican Obelisk, Roman Monuments.
1 La elaboración de este texto ha contado con la colaboración de la Dra. Gloria Mora Rodríguez (UAM), de Natalia Fernández Pérez, de Dalia Fernández Reyes y de Marcos de Marina Carranza, por lo que aprovecho estas breves líneas para agradecerles su inestimable ayuda. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Resúmenes
LA JUDERÍA DE PALENCIA EN LA EDAD MEDIA1 The Jewish Quarter of the Middle Ages in Palencia Gonzalo Pérez Castaño Universidad de Valladolid Resumen: El objetivo de este artículo es analizar en el contexto de la ciudad medieval, el asentamiento de los judíos, sus espacios físicos y jurídicos, sus costumbres, oficios, religión y sobre todo las relaciones que establecen con el resto de la sociedad palentina. A su vez veremos la evolución del urbanismo de la ciudad desde la restauración del obispado en el siglo XI, hasta los comienzos de la edad moderna, fijándonos en las juderías y aljamas y en la disputa entre el poder eclesiástico, concejil y monárquico sobre el grupo hebraico. Palabras clave: judíos, Palencia bajomedieval, obispo, concejo, dinastía Trastámara castellana. Abstract: The aim of this article is to analyze the medieval city in the context of the Jewish settlement, their urban and legal areas, costumes, professions, religion and their relationship with the society of Palencia. We will also examine the evolution of the city planning from the restoration of bishopric in the 11th century to the beginning of the modern age paying special attention to the Jewish quarter and the dispute between the church, the council and the monarchic power over the Hebraic group. Keywords: Jewish, Palencia in the Late Middle Ages, Bishop, Council, Castilian Trastámara Dynasty.
1 Este artículo forma parte del Trabajo Fin de Máster “Las minorías religiosas en la Palencia bajomedieval: judíos y mudéjares” del Máster Europa y el Mundo Atlántico: Poder, Cultura y Sociedad de la Universidad de Valladolid para el presente curso 2012-2013. Quiero agradecer el apoyo de la profesora Mª Isabel del Val Valdivieso y la ayuda de Sonja Mujcinovic; así como de Jorge Juan Fernández, Francisco Javier Pérez Rodríguez y Begoña Villasur Escudero del Museo Arqueológico de Palencia, junto con la disponibilidad de la profesora Yolanda Moreno Koch de la Universidad Complutense de Madrid, y Julia Crespo Mancho y Cristina Lión Bustillo para el campo de la arqueología. 44
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LAS MUJERES EN LAS CIUDADES GALLEGAS DE LA BAJA EDAD MEDIA. ESPACIOS, ACTIVIDADES, RELACIONES Y CONFLICTOS Women in Galician Towns during Late Middle Ages. Places, Activities, Relationships and Conflicts Miguel García-Fernández1 Universidade de Santiago de Compostela Resumen: Las mujeres eran un componente más de la población que vivía en las ciudades de la Galicia bajomedieval. Sin embargo, la historiografía urbana no ha prestado suficiente atención a esta evidencia. Por ello, el objetivo del presente trabajo es analizar la presencia de las mujeres en las ciudades gallegas de los siglos XIV y XV para descubrir cuál era su papel en la sociedad medieval. En primer lugar se estudian los lugares de los vivos, es decir, los espacios en los que residieron y realizaron sus actividades cotidianas las mujeres gallegas. A continuación, se reconstruye su red de relaciones sociales –la familia, la comunidad monástica y la vecindad– y se presta especial atención a aquellas relaciones que terminaron en conflicto, convirtiendo a las mujeres en víctimas o en agentes de la violencia. Finalmente, se hace una breve referencia a los lugares de los muertos, esto es, a los espacios de enterramiento elegidos por las mujeres de las ciudades gallegas de la Baja Edad Media. Palabras clave: mujeres, Galicia, ciudades, Baja Edad Media. Abstract: Women were one more group of people that lived in Galician towns during the Late Middle Ages. However, urban historiography hasn’t put enough focus on the evidence. Thus, this paper aims to analyse women’s presence in the towns of Galicia during the 14th and 15th centuries and understand their role in medieval society. Firstly, places of the living will be studied. That is, those spaces where Galician women lived and did their chores. Secondly, their social network –family, monastic community and neighbourhood– will be analysed, putting special focus on relationships that became troubled ones, turning women into victims or into violence makers. 1 El presente trabajo se ha realizado en el marco de nuestro proyecto de tesis doctoral que estamos desarrollando en la Universidade de Santiago de Compostela al amparo del contrato predoctoral del Plan gallego de investigación, innovación y crecimiento 2011-2015 (Plan I2C) de la Xunta de Galicia y, posteriormente, de una beca del Programa de Formación del Profesorado Universitario (FPU) del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Lastly, a brief reference to places of the deceased will be made. That is, burial places chosen by women living in Galician towns during the Late Middle Ages. Keywords: Women, Galicia, Towns, Late Middle Ages.
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LA CIUDAD INQUISITORIAL: SANTO OFICIO Y ESPACIO URBANO EN ÉPOCA MODERNA The “Inquisitorial City”: Holy Office and Urban Space in the Early Modern Spain Bárbara Santiago Medina Universidad Complutense de Madrid Resumen: Durante sus más de trescientos años de existencia, la Inquisición española basó sus actuaciones en el secreto y el oscurantismo. Las denuncias, los procesos, lo que sucedía en las prisiones o el contenido de sus archivos, entre otros aspectos, estaban gobernados por la más estricta confidencialidad, bajo amenaza de incurrir en fuertes penas para aquellos que la quebrantasen. Sin embargo, frente a esa imagen de una Inquisición oculta y sombría se encuentra otra de carácter muy diferente: la que quiso dar de sí misma en público. El Santo Oficio siempre estuvo íntimamente ligado al mundo urbano. No en vano sus distritos jurisdiccionales se articularon en torno a importantes ciudades, donde tenían su sede los diferentes tribunales, muchos de ellos en históricos y privilegiados edificios. La Inquisición utilizaba la ciudad y sus instituciones, tanto civiles, como eclesiásticas, para ejercer su poder, pero también como escaparate propagandístico en sus actos más solemnes, tales como los autos de fe o las publicaciones de edictos, algo más desconocidas que los anteriores. Sus calles, plazas y templos fueron utilizados para celebrar diferentes actos y ritos, lo que le granjeará no pocos problemas y rencillas con diversas autoridades. Asimismo, las urbes constituían una fuente de ingresos nada desdeñable, pues el Santo Oficio fue propietario de numerosos inmuebles y haciendas, que arrendaba a particulares para obtener beneficios económicos. Y no debe olvidarse tampoco cómo muchos de sus oficiales y ministros hicieron ostentación de su condición y colocaron en las fachadas de sus viviendas escudos y blasones, a la vista siempre de sus convecinos, donde se integraban las armas de la Inquisición, algunos de los cuales han perdurado hasta nuestros días. La presente comunicación, en definitiva, pretende dar a conocer esta faceta más olvidada del Santo Oficio en tanto que usuario y articulador del espacio y la vida urbana durante toda la Edad Moderna. Palabras Clave: Inquisición española, ciudad, Edad Moderna. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Abstract: For more than three hundred years, the Spanish Inquisition based its activities on secrecy and obscurantism. Denounces, trials, documents or what happened at prison were confidential matters and those who broke the confidentiality were terribly prosecuted. Opposite to this dark and sinister image, there was another one: the public image the Inquisition gave of itself. The Spanish Holy Office was closely bound to the urban world. Its jurisdictional districts were articulated through main cities where tribunals were erected. The Inquisition took advantage of the city and its civil and religious institutions in order to gain more power and promote its most astonishing ceremonies, such as the well-known autos de fe. Streets, squares and churches were used to celebrate rites, which earned the Holy Office a lot of antagonism. Likewise, cities were an important source of income, since the institution owned some properties that were rented to gain rental incomes. And it’s important not to forget how ministers and familiars placed the heraldic crest of the Inquisition on their housing façades. This paper tries to focus on this forgotten facet of the History of the Holy Office as user and articulator of urban life and space during the Early Modern period. Keywords: Spanish Inquisition, Urban History, Early Modern History.
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LOS ESPACIOS DEL PAN EN LA CIUDAD MODERNA: EL CASO DE PALMA DE MALLORCA The Spaces for Bread on the Early Modern City: The Case of Palma de Mallorca Miguel Gabriel Garí Pallicer1 Universitat de les Illes Balears Resumen: El presente artículo constituye una lectura de aquellos espacios de la ciudad moderna relacionados con la producción y distribución del pan. El pan, alimento esencial de las poblaciones mediterráneas desde la Antigüedad, estaba muy vinculado a la experiencia cotidiana de los habitantes de las ciudades. Se estudiará el caso concreto de la Ciutat de Mallorca de los siglos XVI y XVII a partir de documentación variada perteneciente a las instituciones y a los gremios implicados en el abastecimiento urbano. Palabras clave: Historia Moderna, historia urbana, historia de la alimentación, Palma de Mallorca, pan. Abstract: This paper it is about city’s bread production and distribution during Early Modern age. Bread, considered the most important food in the Mediterranean area, was very linked to everyday life of city inhabitants. It will study the Majorca’s city case during the 16th and 17th centuries using documentation from the institutions and guilds involved in bread provisioning. Keywords: Early Modern History, Urban History, Food History, Palma (Majorca), Bread.
1 Este artículo ha sido posible gracias a la Beca de Formación de Personal Investigador concedida por la Conselleria d’Educació, Cultura i Universitats de les Illes Balears cofinanciado por el Fondo Social Europeo. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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LUGARES DE ASISTENCIA Y RECOGIMIENTO. LAS CASAS DE HUÉRFANAS Y SU IRRUPCIÓN EN EL ENTRAMADO URBANO COMPOSTELANO MODERNO1 Places of Assistance and Seclusion. The Orphans’ Houses and their Impact in Santiago de Compostela of the Modern Centuries Ana M. Sixto Barcia Universidad de Santiago de Compostela Resumen: Las instituciones asistenciales como hospicios, asilos u orfanatos fueron productos estrictamente urbanos y su instalación en las ciudades modernas dio lugar a una nueva formulación del paisaje urbano. A pesar de su ubicación en el seno de las ciudades, estos espacios fortificados funcionaron en la práctica de manera independiente. Así, se establecieron como lugares que aislaban a sus moradores del resto de la sociedad, dando lugar a nuevos espacios de sociabilidad. El asentamiento de las casas de huérfanas en Santiago de Compostela en el siglo XVII es un ejemplo paradigmático, pues a través de estos casos es posible constatar las tensiones sociales existentes por las siguientes razones: el mantenimiento del orden, la conservación de la influencia sobre el entorno, la pervivencia de los derechos frente a las nuevas realidades, etc. Palabras clave: caridad, huérfanas, sociabilidad, Santiago de Compostela, Edad Moderna. Abstract: Welfare institutions like hospices, asylums or orphanages were strictly urban products and their settlement in the Modern age cities led to a new formulation of the urban landscape. In spite of being located in the city center, in practice these fortified spaces operated in an independent way. Thereby, they were established as places to marginalize their habitants of the rest of the society and having new spaces of sociability as a result of it. The creation of orphan-girl houses in Santiago de Compostela in the 17th century is a good example to analyze, since, through these cases, it is possible to have access to the social tensions existing among managers of the space (to maintain the order, to preserve the authority, to defend old rights against new realities, etc.). Keywords: Charity, Orphan Girls, Sociability, Santiago de Compostela, Modern Age. 1 Investigación financiada por el proyecto Cultura e identidades urbanas en la Castilla moderna, su producción y proyecciones, Ministerio de Ciencia e Innovación, HAR2009-13508-C02-02. 50
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ESTRUCTURA OCUPACIONAL EN LA CIUDAD DE MADRID A TRAVÉS DE LAS MATRÍCULAS PARROQUIALES (1788-1800) Occupational Structure in the City of Madrid According to the Parish Registration (1788-1800) Jorge Pérez León Universidad de Valladolid Resumen: La ciudad de Madrid, sede de la Corte y centro económico y financiero del Estado español, era a finales del siglo XVIII una ciudad en continuo crecimiento, gracias especialmente a la incesante llegada de inmigrantes procedentes de todos los puntos de la geografía española. Muchos de ellos pretendieron ser reconocidos como hidalgos en Madrid. El cruce de datos entre las ocupaciones mencionadas en estos procesos de admisión y las matrículas parroquiales presentadas para este fin proporciona interesantes hipótesis de trabajo así como un ejemplo metodológico para el estudio de la estructura ocupacional y de las pautas de residencia de la población madrileña de finales de la centuria. Palabras clave: Madrid, matrículas parroquiales, hidalguía, ocupación, domicilio. Abstract: The city of Madrid, the venue of the court and the Spanish economic and financial center, was at the end of XVIII Century a city of constant development, especially due to the incessant arrival of immigrants from all over Spain. Many of them tried to obtain recognition as hidalgos in Madrid. The exchange of data between the occupations mentioned in these processes of admission and the parish registration presented for this purpose provide interesting hypotheses and a methodological example to study the occupational structure and the rules of residence of the population of Madrid at the end of the Century. Keywords: Madrid, Parish Registration, Hidalguía, Occupation, Place of Residence.
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Génesis y desarrollo histórico de un barrio burgués del siglo XIX: del bosque real del Castillo de Bellver al barrio de El Terreno de Palma (Illes Balears)1 Origin and Historical Development of a Bourgeois District in the Nineteenth Century: from the Royal Forest of Bellver Castle to the District of El Terreno in Palma (Balearic Islands) Júlia Roman Quetglas Universidad de las Islas Baleares Resumen: Nuestra propuesta tiene como objeto de estudio la génesis y la evolución urbana, arquitectónica y paisajística del barrio de El Terreno de Palma (Mallorca). Se trata de analizar la transformación de un paisaje productivo y de interés estratégico militar, de propiedad real desde el siglo XIII y vinculado al castillo de Bellver, en la formalización de un paisaje urbano durante el siglo XIX. El emplazamiento geográfico y la vocación de recreo fueron determinantes en la construcción de un paisaje peculiar, derivado tanto de la compleja estructura urbana como por el del carácter caprichoso de su arquitectura. A partir del último tercio del siglo XIX, el atractivo barrio de segundas residencias de la burguesía local se convirtió en lugar de encuentro de los artistas e intelectuales españoles y europeos, propiciando con ello el surgimiento del primer centro turístico de Mallorca. Todo ello ha derivado en la conformación de un paisaje de alto valor histórico, cultural y patrimonial. A partir de la segunda mitad del siglo XX se inició un proceso de degradación que, en la actualidad, se intenta reconducir. Se impone, por tanto, la necesidad de aportar una revisión histórica y de identificar los elementos naturales, arquitectónicos y constructivos de interés patrimonial. En esta comunicación se presentan los primeros resultados del estudio. Para ello se han consultado los expedientes sobre Bellver conservados en Patrimonio Nacional, en el Archivo General de Palacio (AGP) y en el Arxiu del Regne de Mallorca (ARM), así como las licencias de obras y proyectos arquitectónicos conservados en el Arxiu Municipal de Palma (AMP). Palabras clave: Bellver, Palma, paisaje, urbanismo, siglo XIX.
1 Este estudio forma parte del proyecto I+D+i Cambios y continuidades en el hábitat y en la utilización del territorio en épocas de transición desde la edad media hasta nuestros días. Análisis del paisaje y sociedad (Referencia HAR2012-35022), vinculado a la Universitat de Lleida y dirigido por el Dr. Jordi Bolòs Masclans. 52
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Abstract: Our proposal aims to study the origin and evolution of the urban layout, the architecture and the landscape of the district of El Terreno in Palma (Mallorca). We analyze the transformation of a productive landscape of a military strategic interest, owned by the Crown since the thirteenth century and associated to Bellver Castle into an urban landscape during the Nineteenth Century. The geographic location and the leisure pursuit were fundamental in building a distinctive landscape, arising from both the complex urban structure as the whimsical nature of its architecture. From the last third of the nineteenth century, the attractive neighborhood of holiday homes of the local bourgeoisie, became a meeting place for Spanish and European artists and intellectuals, thus contributing to the emergence of the first holiday resort of Mallorca. In conclusion, all these factors have led to the creation of a landscape of high value in historic, cultural and heritage terms. From the second half of the Twentieth Century a process of degradation was undertaken which, at present, is trying to get redirected. It is imperative, therefore, the need to provide a historical review and identify the natural, architectural and constructive elements of a patrimonial interest. To that effect all files from the National Heritage Archives, the Kingdom of Mallorca Archive, and the documents of protected areas kept in the Military Archive of Palma as well as the building permits and the architectural projects of the Municipal Archive of Palma have been thoroughly studied. Keywords: Bellver, Palma, Landscape, Urban Layout, Nineteenth Century.
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LA BELLA EASO Y LUTECIA BAILE DE ESPEJOS Y SIMETRÍAS IMPOSIBLES. ARQUITECTURA Y URBANISMO DE DONOSTIA, 1813-1920 La Belle Donostia and Lutella Set of Mirrors and Impossible. Architecture and Urban Planning of Donostia, 1813-1920 Berta Etxeberria Arquero Universidad del País Vasco Resumen: Tras un breve análisis sobre la revolución urbana del siglo XIX, nos detendremos en los modernizadores trabajos que se llevaron a cabo en París durante el II Imperio. La parte central de esta comunicación, no obstante se centra en la influencia que ejerció la capital francesa en la configuración del San Sebastián moderno. Así, atenderemos el influjo sostenido por el país galo desde inicios del siglo XIX hasta 1920 en la arquitectura y el trazado donostiarra. Insistimos especialmente en la tesis de que si bien la influencia francesa resultó notable, no alteró la identidad easonense. Palabras clave: Urbanismo, arquitectura, París, San Sebastián, 1813-1920. Abstract: After a brief discussion over the urban revolution in the nineteenth century, we’ll focus on the modernizing jobs that took place in Paris during the Second Empire. The central part of this paper, however, centers on the influence that the French capital exercised in shaping the modern San Sebastián. Thus, we will analyze the sustained influence held by France since the beginning of the Nineteenth Century until 1920 in San Sebastian’s urban architecture and urban planning. We especially want to lay stress on the following thesis: even though the French influence was remarkable, it did not alter the San Sebastián identity. Keywords: Urban Planning, Architecture, Paris, San Sebastian, 1813-1920.
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La geografía republicana en Madrid, 1875-1890. Movilización política, organización y espacio urbano Republican Geography in Madrid, 1875-1890. Mobilization, Politic, Organization and Urban Space Óscar Anchorena Morales1 Universidad Autónoma de Madrid Resumen: La restauración borbónica supuso el desmantelamiento de las estructuras políticas republicanas –partidos, asociaciones y diarios– en un régimen que se abre desde la dictadura a un cierto liberalismo entre 1875 y 1890. El presente trabajo analiza la reconfiguración del tejido asociativo republicano en la ciudad de Madrid y la movilización política plasmada en el empleo del espacio urbano. Así, se busca en el uso de los diferentes “lugares republicanos” de la capital –redacciones de periódicos, cafés y casinos o residencias de los líderes– y en el de los espacios públicos que los republicanos trataron de apropiarse en sus manifestaciones, la relación entre la movilización política, la sociabilidad republicana y la geografía de la ciudad de Madrid. Palabras clave: republicanismo, movilización, espacio urbano, Madrid, organización política. Abstract: The return of the Monarchy in Spain implied the destruction of all republican structures –political parties, societies and newspapers– in a political regime that moved from dictatorship to a kind of liberalism in the period 1875-1890. In this essay my goal is to analyze the reconfiguration of the republican social network and political movement in Madrid, focusing in the use of urban space. I show connections among different places such as cultural centers, cafés, private residences, newspaper’s head offices and the political struggle against conservative governments and in pursuit of democracy developed by republicans in Madrid. Keywords: Republicanism, Political Movement, Urban Space, Madrid, Political Organization.
1 Becario FPU, Departamento de Historia Contemporánea. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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ATENTADOS Y HUELGAS. LA CONSTRUCCIÓN DE ESPACIOS DE SOBERANÍAEN EL MOVIMIENTO LIBERTARIO (1930-1936) Attacks and Strikes. Buildings Spaces in Movement Libertarian (1930-1936) José Manuel Lafoz Aranda Universitat Autònoma de Barcelona Resumen: El espacio público ha sido testigo y protagonista de muchas de las protestas y movilizaciones del periodo de entreguerras. Por esta razón ha ejercido una fuerte influencia en la creación de una identidad propia de los que allí se manifestaban. En este análisis nos vamos a centrar en la influencia que tiene el espacio en la conformación de una identidad obrera primero, y como la cultura libertaria se sirve de los marcos culturales creados por estos para asentarse en sus barrios. Así pues, centrándonos en los casos de Barcelona y Zaragoza, y estableciendo nexos de unión con Madrid, vamos a tratar de mostrar en el contexto de los años 20 y 30, la importancia real y simbólica de las movilizaciones que en este espacio se dieron lugar, y cómo se convirtió en el espacio necesario para que los libertarios estableciesen su área de soberanía en sus luchas. Palabras clave: movimiento obrero, libertarios, anarcosindicalismo, toma de la calle. Abstract: The public space has been witness and protagonist of many protests and movilizations during the Inter-war period. Due to this, it has influenced greatly in the formation of an own identity among the ones protesting. In this analysis we focus in the influence that space has in the conformation of a working-class identity, and how libertary culture takes advantadge of the cultural frames created by them to settle down in the quarters. Hence fore, focusing in Barcelona and Zaragoza cases, and stablizing a link with Madrid, we Will try to show in the context of the 20s and 30s, the real and symbolic importance of these movilizations, and how it became the necessary space for the libertarians to settle their soberany space in their political struggles. Keywords: Labour Movement, Libertarian, Anarchosindicalism, Battle for the Streets.
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VISIONES DEL ESPACIO URBANO EN EL FASCISMO ESPAÑOL Visions of the Urban Space in Spanish Fascism Miguel Alonso Ibarra Universitat Autònoma de Barcelona Resumen: El objetivo del presente artículo es elaborar, desde la perspectiva de la militancia fascista, un análisis del proyecto regenerador, modernista y revolucionario que el fascismo planteaba, a través del estudio de las visiones del espacio urbano, y su contrapunto situado en el espacio rural. Un espacio urbano percibido como cuerpo enfermo del tejido socialnacional, necesitado de una operación de profilaxis para, una vez sanado, situarlo como un pilar central de la nueva realidad fascista. Palabras clave: fascismo, espacio urbano, espacio rural, degeneración, reespañolizar. Abstract: The aim of this article is to develop, from the perspective of the fascist militancy, an analysis of the regenerating, modernist and revolutionary project that the Spanish fascism brought up, through the study of the visions of the urban space, and its counterpoint situated in the rural space. An urban space perceived as the sick body of the socialnational fabric, needing a prophylaxis operation in order to, once healed, place it as one of the central pillars of the new fascist reality. Keywords: Fascism, Urban Space, Rural Space, Degeneracy, Rehispanicize.
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ALBACETE, LA CIUDAD DIVIDIDA. ESPACIO URBANO Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA DURANTE LA TRANSICIÓN Albacete, the Divided City. Urban Space and Citizen Participation during the Spanish Transition Javier Alejandro León Casas (SEFT-UCLM) Resumen: La presente comunicación pretende ampliar el conocimiento histórico sobre el Albacete de los años 70, ofreciendo un ejemplo de cómo una ciudad media se enfrentaba a los retos que la salida del franquismo implicaba, a través de la metodología de la Historia del tiempo presente, el empleo de fuentes bibliográficas, hemerográficas y orales, y una especial atención a la cultura como ámbito de estudio. La mejora del espacio urbano, cuestión que enlaza las preocupaciones de las asociaciones de vecinos con los objetivos de los partidos políticos de izquierda, puede ser el eje argumental que explique buena parte de lo acontecido en aquellas fechas. Palabras clave: Albacete, Transición, espacio urbano, asociaciones de vecinos, partidos políticos, Democracia. Abstract: The current report tries to improve the historic knowledge about Albacete during the 70’s, offering an example of how a medium city faced the challenges that the end of the Francoism entailed, through the methodology of the History of the Present, the use of bibliographical, periodicals and oral sources, and paying special attention to culture as field of study. The improvement of the urban space, a question that links the problems of the neighborhood associations with the objectives of the left-wing parties, could be the catalyst idea that explains in large part what happened in those days. Keywords: Albacete, Spanish Transition, Urban Space, Neighborhood Associations, Political Parties, Democracy.
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EL PARKOUR Y SUS LUGARES: ENTRE ASENTAMIENTO Y EXPLORACIÓN Parkour and its Places: between Settlement and Exploration Carlos Javier Ferrero Martínez1 Universidad de Salamanca Resumen: Desde finales de los años ochenta del siglo pasado ciudades de todo el mundo están siendo exploradas bajo la óptica del parkour. En cada nuevo lugar donde una comunidad de traceurs nace, sus espacios comienzan a ser transformados, llenados por una dinámica de movimiento que convierte en un lapso sus inertes bancos, sus duros muros y sus frías barandillas. Mediante el registro y la publicación de materiales a través de Internet –importante desde sus orígenes, como la manera de entender la temprana difusión de la actividad desde la periferia parisina logrando llegar a lugares de todo el globo– se ha conseguido que muchos de esos lugares pasen a ocupar un puesto notorio dentro del mapa del parkour; destapando con ello una problemática en torno a esos emplazamientos ya que, si bien puedan ser propicios para la disciplina, los traceurs deben ser capaces de transcender a ellos y seguir explorando y descubriendo nuevas posibilidades allí donde vayan, demostrando la adaptabilidad del cuerpo en movimiento como principio básico de la actividad. Se tratará en esta comunicación de indagar sobre cómo algunos de estos espacios que, en sí, pasan desapercibidos para la mayoría de la población de una ciudad, se muestran como lugares interesantes y de gran estímulo para el colectivo de traceurs, que los utilizan como zonas de entrenamiento y de diversión. Se abordará el ejemplo particular de Lisses, punto de nacimiento de esta disciplina, y su transformación en “centro de peregrinaje” para jóvenes de todo el mundo con núcleo en la Dame du Lac. Asimismo se pondrá en valor una actividad que trata de explorar el entorno en busca de oportunidades de movimiento y de expresión corporal escapando de la rigidez de las estructuras urbanas, convirtiendo esos espacios en lugares donde la imaginación puede volar y desarrollarse libremente. Palabras clave: parkour, exploración, lugares, Lisses, La Dame du Lac.
1 Becario investigación (FPU). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Abstract: Since the late eighties of the past century, cities all over the world have been explored under the view of Parkour. In each new place where a traceurs community is born, their places begin to be transformed, filled with a dynamic motion that converts in a lapse their motionless benches, their hard walls and their cold handrails. By filming and publishing materials through the Internet –important in their origins, as the way to understand the quick diffusion of the activity from the Parisian outskirt to the rest of the world– it has achieved that many of this milieu pass to occupy a notorious position within the parkour map; thereby uncovering a problematic about those locations since, although, it could be conducive for the discipline, traceurs must be able to transcend them and keep exploring and discovering new possibilities wherever they go, demonstrating the adaptability of the body in motion as a basic principle of the activity. It will be discussed, in this paper, to look into about how some of these spaces that, in itself, unnoticed for most of the population of a city, are shown as interesting places and of great encouragement to the collective of traceurs, who use them as areas for training and playing. It will be approached the particular example of Lisses, birthplace of the discipline, and its transformation into “pilgrimage centre” for young people around the world with centre in la Dame du Lac. Also will value an activity that tries to explore the environment in looking for opportunities of movement and body expression escaping from the rigidity of urban structures by converting those spaces in places where the imagination can fly and develop freely. Keywords: Parkour, Explore, Place, La Dame du Lac, Lisses.
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EL LABERINTO DE LA MEMORIA: O CÓMO LAMEMORIA SE CONSTRUYE EN EL PAISAJE
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EL CENOTAFIO DE MAXIMILIANO I: LA MEMORIA DINÁSTICA, POLÍTICA Y TERRITORIAL A TRAVÉS DE LOS MONUMENTOS FUNERARIOS REALES The Cenotaph of Maximilian I: Dynastic, Territorial and Political Memory through Royal Funerary Monuments Rocío Martínez López Universidad Autónoma de Madrid Resumen: A lo largo de toda la Historia, las últimas moradas de los distintos miembros de las casas reales europeas se han ideado, planificado y construido para transmitir a sus contemporáneos y a la posteridad una idea muy concreta y muy meditada del poder y la importancia tanto del difunto que allí reposaba como de la familia o dinastía a la que pertenecía. De la misma manera, los monumentos funerarios constituían elementos de representación del poder, de legitimación dinástica y de reivindicación capitales dentro de la cultura visual de la Edad Moderna. El cenotafio de Maximiliano I en la iglesia de la corte (Hofkirche) de Innsbruck es un gran ejemplo de un monumento funerario concebido para legar a la posteridad una memoria gloriosa del poder político, territorial y casi sagrado de la familia Habsburgo y del propio Maximiliano, donde todo tiene un significado político y dinástico muy concreto y donde nada ha sido dejado al azar. Palabras clave: Maximiliano I, Hofkirche, Innsbruck, cenotafio, genealogía. Abstract: Through all ages, the resting place of the kings and queens of Europe had been imagined, studied and built with one idea in mind: to give to their contemporaries and the future generations a specific image of the power and greatness that the deceased (and his or her family) had in life. At the same time, a funerary monument was a very important way to represent power and to legitimate territorial and dynastic claims in the Early Modern Europe. Emperor Maximilian I’s cenotaph in the court church (Hofkirche) of Innsbruck is a great example of a funerary monument designed to convey to posterity the glorious memory of the political, territorial and dynastic power of the House of Habsburg, in which everything was carefully planned to achieve that objective. Keywords: Maximilian I, Hofkirche, Innsbruck, Cenotaph, Genealogy.
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LA BATALLA DE TALAVERA (27-28 JULIO DE 1809): UN PAISAJE PARA LA MEMORIA The Battle of Talavera (27-28 July 1809): A Landscape for Memory Sergio de la Llave Muñoz Investigador independiente Resumen: Se aborda la relación existente entre paisaje bélico, memoria colectiva e identidad generada en torno a la Batalla de Talavera (27-28 de julio de 1809). Serán examinadas diferentes manifestaciones que recuerdan citada efeméride sobre el paisaje del campo de batalla y en el paisaje urbano de Talavera de la Reina, entre las cuales destacan varios espacios que formaron parte y condicionaron el transcurso de la batalla y varios monumentos elevados a lo largo de dos centurias con el fin de guardar la memoria de una batalla donde el ejército aliado obtuvo una victoria sobre el ejército napoleónico, y cuyo resultado llegó a servir como elemento de orgullo e identidad nacional. Palabras clave: geografía de la memoria, Guerra de la Independencia, memoria histórica, paisaje urbano, Talavera de la Reina. Abstract: The relationship between war landscape, collective memory and identity generated regarding the Battle of Talavera (July 27-28, 1809) is presented. Different memories about the landscape around the city will also be examined, among which are several spaces that took part and conditioned the course of the battle, as well as several monuments raised over two centuries in order to keep the memory of a battle where the allied army obtained a victory over Napoleon’s army, the result coming to serve as an element of national pride and identity in nineteenth-century Spanish society. Keywords: Geographical Memory, Peninsula War, Historical Memory, City Landscape, Talavera de la Reina.
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LOS PROCESOS MIGRATORIOS COMO CATALIZADORES DE CONSTRUCCIÓN DE PAISAJES NOSTÁLGICOS: EL CASO DE PEDRO MARÍA OTAÑO (ZIZURKIL-GIPUZKOA, 1857-ARGENTINA, 1910) Migration Process as Catalysts of Nostalgic Landscape Contruction: The Case of Pedro Maria Otaño ( Zizurkil, Guipuzcoa, 1857- Argentina 1910) Luzia Alberro Goikoetxea Universidad de Deusto Resumen: En esta comunicación pretendemos ilustrar el proceso de dotación de sentido de los lugares habitados que realizó Pedro María Otaño (1857-1910), literato natal de Zizurkil (Gipuzkoa), a raíz de sus viajes migratorios a Argentina. En sus composiciones en verso hace referencia a su casa en Zizurkil, la ciudad de San Sebastián –en la cual vivió por un tiempo–, la provincia de Gipuzkoa, “Euskal-Erria” –término que él utilizaba–, España, la Pampa Argentina, etc. En los albores del nacionalismo vasco, Pedro María Otaño, de familia liberal, republicano convencido, y afín al nacionalismo de Sabino Arana al final de su vida, ofrece además especial interés por el proceso ideológico que vivió. Se pueden observar las conexiones e influencias ideológicas en la producción de su discurso (estudio que dejaremos para otra ocasión), pero el análisis en profundidad del mismo (más allá del análisis en términos políticos exclusivamente), resulta muy sugerente en cuanto al tema principal que nos atañe (construcción de la memoria a través del paisaje). Palabras clave: paisaje, memoria, emigración, nostalgia, P.M. Otaño. Abstract: In this paper we want to explain the life process of Pedro María Otaño (1857-1910), a man of letters. He was born in Zizurkil (Gipuzkoa), but he emigrated to America three times. He died in Rosario, Argentina. In his compositions he talks about Zizurkil, the town near San Sebastian, where he lived for some years, Gipuzkoa, the Basque Country, Spain, the Pampa in Argentina... At a time when Basque nationalism was being formed Pedro María Otaño, who came from a liberal family, was a republican and at the end of his life a nationalist. The analysis of his discourse is very interesting because of his political implications, and also in relation to the construction of memory based on the landscape. Keywords: Landscape, Memory, Emigration, Homesickness, P.M. Otaño.
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SIMBOLISMO Y LUGARES DE MEMORIA: EL ÁRBOL DE GERNIKA Symbolism and Memory Sites: The Tree of Gernika1 Aurora Madaula Giménez2 Universitat de Barcelona Resumen: La memoria simbólica a menudo ayuda a construir los imaginarios nacionalistas. Desde mediados del siglo XIX, el Árbol de Gernika se convirtió en el principal referente simbólico del Código vasco de las leyes y por extensión en el símbolo de las libertades vascas. El Árbol de Gernika, erigido en símbolo de los Fueros históricos de los vascos, con el tiempo, ha ido transformándose en un lugar de conmemoración, un lugar de memoria. Bajo la dictadura de Franco se convirtió en el símbolo de los derechos nacionales vascos relacionados con los principios de la democracia. La Transición y la creación de la comunidad autónoma en 1979, finalmente consolidó la herencia histórica de ese lugar. Este artículo se centra en el Árbol de Gernika como un ejemplo etno-simbólico de la construcción de la memoria nacional vasca, midiendo su resistencia frente al nacionalismo español. Palabras clave: simbolismo, lugar de memoria, conmemoración, nacionalismo vasco, identidad. Abstract: The symbolic memory sometimes helps to build a nationalist imaginary. Since the mid-nineteenth century the Tree of Gernika became the principal symbolic reference of the Basque code of laws and, by extension the symbol of the Basque freedoms. The Tree of Gernika as a representation of the historical Basque laws has turned into a commemoration place and into a lieu de mémorie. Under Franco’s dictatorship it became the symbol for Basque national Rights related to democracy principles. The Transition to Democracy and the creation of the autonomous community in 1979 finally consolidated the historical heritage of that place. This paper focuses on the Tree of Gernika as an example of ethno-symbolic building of the Basque national memory, measuring its strength in front of the Spanish nationalism. Keywords: Symbolism, Site of Memory, Commemoration, Basque Nationalism, Identity. 1 Para la elaboración de este artículo recibí una ayuda de investigación del CONCA del Department de Cultura de la Generalitat de Catalunya. 2 GRENPoC. Cátedra Josep Termes. 66
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¿La cárcel como lugar de memoria? Herrera de la Mancha 1979-19901 Does the Jail as Place of Memory? Herrera de La Mancha (1979-1990) Eduardo Parra Iñesta Universidad de Castilla-La Mancha Resumen: El historiador francés Pierre Nora acuñó en los años ochenta el concepto de lieux de memoire. Atañe a los espacios que evocan un determinado relato histórico y que sirven para fijar los discursos que el poder establece. En este artículo pretendemos explorar la cárcel como lugar de memoria, atendiendo al ejemplo de la prisión Herrera de la Mancha, cárcel de máxima seguridad activa desde 1979. En concreto, queremos estudiar el diálogo de visiones enfrentadas, generadoras de memoria, que se estableció en esta prisión durante la década de 1980. Por un lado, los presos de organizaciones armadas, como ETA, que son sometidos a un duro trato penitenciario en una cárcel que se situaba como paradigma de la reforma penitenciaria española. Por otro, la visión de un sector de la sociedad, que ve en estos presos lo peor de la sociedad, que debe ser apartado de la misma en un lugar angosto, así como las poblaciones circundantes, que vieron como se trasladaban a peligrosos presos cerca de sus hogares. Palabras clave: lieux de memoire, Herrera de la Mancha, presos de ETA, reforma penitenciaria, memoria histórica. Abstract: The French historian Pierre Nora defined in the eighties the concept of lieux de memoire. It referes to the space that evokes a particular historical narration and it is used to set the discourses that the power establishes. In this article we are going to explore the prison as a place of memory, taking into account the example of the prison located in Herrera de la Mancha, which is known as the maximum active security prison since 1979. Specifically, we are going to focus on the dialogue of confronted visions which took place in this prison in the 1980s: On one side, we find prisoners from armed organizations such as ETA, who are determined to harsh treatment in a jail prison depicted as a paradigm Spanish prison refom. 1 Esta comunicación forma parte del proyecto de investigación HAR2010-14845 (financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación), del cual es investigador principal el profesor Pedro Oliver Olmo (Universidad de Castilla-La Mancha). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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On the other side, we find the vision of a sector of society who considers these prisoners as noxious to the society. They must be moved from these societies and from the surrounding populations to a narrowed place, as they saw how dangerous prisoners were moved in order to be closer to their homes. Keywords: Lieux de memoire, Herrera de la Mancha, ETA Prisoners, Penitenciary Reform, Historical Memory.
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TORINO 1961: UNA CITTÀ TRA IMMIGRAZIONE E NAZIONE Turín 1961: una ciudad entre inmigración y nación Michelangela Di Giacomo Universidad de Siena AnnaRita Gori ICS Universidad de Lisboa Riassunto: La relazione affronta il concetto di identità nazionale attraverso il caso di Torino come luogo geografico e culturale. Si centra sul suo sviluppo negli anni Sessanta, osservando un aspetto politico-sociale (relazione tra i movimenti operaio e sociale e la gestione dell’immigrazione nel quadro di uno spazio urbano in espansione) e uno teorico-culturale (le esposizioni per il Centenario dell’Unità del 1961 come un’occasione per riflettere sul concetto di “essere italiani”). Parole chiave: Torino, Identità Nazionale, Partiti politici, Migrazioni, Esposizioni. Abstract: The paper aims to retrace the idea of national identity throughout the case study of Turin, as a geographical and cultural territory. It focuses on the evolution of the city during the Sixties. It considers a social and political aspect (the relationship between social and political movements and migrations within the urban space) and a theoretical and cultural one (the exhibitions for the Jubilee of the Unity of Italy as a moment to reflect about the concept of being Italians). Keywords: Turin, National Identity, Political Parties, Migrations, Exhibitions. Resumen: La ponencia afronta el concepto de identidad nacional a través del caso de Turín como lugar geográfico y cultural. Se centra en su desarrollo en los años sesenta, observando un aspecto político-social (relación entre movimientos obreros y sociales y gestión de la inmigración en el marco del creciente espacio urbano) y uno teórico-cultural (las exposiciones para el Centenario de la Unidad de 1961 como una ocasión para reflejar sobre el concepto de ser Italianos). Palabras clave: Turín, identidad nacional, partidos, migraciones, exposiciones.
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EL ESPACIO MATERIAL DE NUESTRO PATRIMONIO INMATERIAL: LAS MÁRGENES DEL TORMES A SU PASO POR SALAMANCA The Material Landscape of our Immaterial Heritage: The Tormes’ Riversides of Salamanca. José Manuel Aldea Celada1 Universidad de Salamanca Clara Hernando Álvarez Universidad de Salamanca Almudena Ojeda Torrero Investigadora independiente Alejandra Sánchez Polo1 Universidad de Salamanca Resumen: Las historias locales suelen estar focalizadas en los procesos constitutivos de las ciudades, en las que la conformación de su espacio urbano queda restringida a los centros históricos. Sin embargo, existen “otras” historias, las de los habitantes a extramuros, arrabales o periferias de las ciudades que son olvidadas, no solo por quienes han escrito la historiografía de esta ciudad, sino también desde determinadas políticas actuales que están convirtiendo estos lugares en objeto de atracción turística, ocio y recreo, mientras son vaciados de contenido social e histórico. En este trabajo proponemos re-construir y hacer visible la historia de un espacio salmantino poco estudiado por los especialistas: las antaño populosas riberas del Tormes a su paso por Salamanca. A partir de los restos materiales presentes y ausentes, se han desarrollado dos vías de trabajo complementarias: por un lado, haciendo labor de archivo documental y fotográfico de determinados enclaves significativos de los márgenes. La segunda, dando voz propia a los agentes sociales, los “otros” participantes activos en la historia de la ciudad, cuyas experiencias están a punto de desaparecer de no ser registradas. El objetivo final es revalorizar estos espacios al tiempo que reflexionar, cómo y por qué ciertos espacios de la ciudad han ido cambiando a través del tiempo, y cómo estos cambios son apreciados por los agentes involucrados en ellos. Palabras clave: arqueología, materialidad, patrimonio inmaterial, historia oral, memoria social, ciudad.
1 Investigadores predoctorales PIRTU (JCYL/FSE). 70
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Abstract: Local histories, are often focused on the configurative processes of cities, which are restricted to the historic centre. However, there are “other” histories, those of people living outside the city, in the suburbs and the periphery. These histories are being forgotten, not only by historic writers, but also by local administrations, whose current policies are turning these places into objects of touristic attraction, leisure and recreation, while leaving them empty of social and historical content. In this paper we intend to re-build and make visible the history of a space of Salamanca which has not received much attention by scholars: the once populous banks of the Tormes river as it passes through Salamanca. From the present and absent material remains, we have developed two complementary ways of working: first, an archive and photographic work on significant spaces within the so-called peripheries. The second is an ethnographic research within the community in order to give voice to different social agents, the “other” active participants in local history, whose experiences are about to disappear if not registered. The ultimate aim is to highlight these spaces while thinking, about how and why these spaces of the city have changed over time and how these changes are steemed by the agents who are involved. Keywords: Archaeology, Materiality, Intangible Cultural Heritage, Oral History, Social Memory, City.
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DE LAS IDEAS A LOS MATERIALES: TRANSMISIÓN Y TRANSPORTE
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DAR Y RECIBIR. rastreando la necesidad de intercambio en las primeras sociedades Giving and Receiving. Tracking the Need for Exchange in the First Human Societies Miguel Carrero Pazos Universidad de Santiago de Compostela Miguel Busto Zapico Universidad de Granada Resumen: Con la presente comunicación pretendemos reflexionar acerca de la necesidad de intercambio en las primeras sociedades del pasado. La arqueología desde sus inicios ha ofrecido amplio testimonio de la existencia de estos intercambios entre individuos o grupos desde las primeras etapas humanas, pero un gran número de estudios no se han preguntado el por qué de estos intercambios, sino que los han señalado y estudiado desde otras perspectivas. Lo que planteamos aquí es profundizar en ese por qué. Por un lado podemos ligar dicho intercambio de bienes a la supervivencia tanto del individuo como del grupo. La explicación se hace más compleja si lo ligamos al afianzamiento de los lazos sociales o territoriales. Por otro lado podemos estar ante una manera de socialización del ser humano. Las incógnitas se multiplican. Pero… ¿cuál es realmente la razón de la existencia de ese intercambio? Si un grupo humano tiene a su alcance todo lo que necesita para la subsistencia, qué es lo que le empuja al intercambio. ¿Estamos ante un fenómeno necesario? Podemos relacionar el motivo con el lujo, la ostentación, el poder… ¿Dónde y cuándo nace esta necesidad de hacerse con un material diferenciador? ¿Por qué se utiliza ese elemento y no otro? ¿Hasta dónde podemos rastrear esos intercambios? ¿Puede ser innata al ser humano la necesidad de intercambiar cosas? O por la contra, ¿estamos ante una característica aprendida, cultural? Estas son algunas de las cuestiones sobre las que girará nuestra comunicación, centrando el estudio en las sociedades del pasado desde una perspectiva arqueológica, aunque ineludiblemente la antropología y filosofía tendrán mucho que decir. Palabras clave: intercambio, sociedad, cultura, Prehistoria. Abstract: The following study intends to reflect on the need for exchange in early societies of the past. Since its inception, the archaeology has provided ample testimony to the existence of these exchanges between individuals or groups from the early humans, but a large number of studies haven`t wondered why these exchanges existed, but that have been identified and Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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studied from other perspectives. What we are proposing here is to deepen the why. On the one hand we can link this exchange of goods for survival of the individual and the group. The explanation becomes more complex if we link the strengthening of social bonds or territorial. On the other hand we could be facing a way of socialization of human beings.The unknowns are multiplied. But... what is really the reason for the existence of this exchange? If a group of people have at their disposal everything you need to keep, what pushes the exchange? Is this a necessary phenomenon? We can relate the subject with the luxury, ostentation, power ... When and where this need of a material differentiator was born? Why did you use that item and not another? How far can we trace these exchanges? Can be the need to share things innate to humans? Or by contrast, are we facing a learned trait, cultural? These are some of the issues which will turn our study, focusing on the study of past societies from an archaeological perspective, although inevitably anthropology and philosophy have much to say. Keywords: Exchange, Society, Culture, Prehistory.
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LA INFLUENCIA DE LAS MODAS EXTRANJERAS EN LA APARIENCIA DE LOS ADINERADOS MURCIANOS (1759-1808) The Influence of Foreign Fashions in the Appearance of the Wealthy Murcian People (1759-1808) Elena Martínez Alcázar Universidad de Murcia Resumen: Se pretende abordar el impacto que tuvieron las modas extranjeras en el área murciana durante los reinados de Carlos III y Carlos IV. Se trató de un periodo de prosperidad para Murcia, que comenzó tras la llegada de los Borbones al trono y que propició una mejora en el estilo de vida de sus habitantes. Aumentó la oferta y la demanda de productos extranjeros para el engalane personal y se mejoraron los espacios públicos de sociabilidad. Los acaudalados de la zona no dudaron en hacer acopio de artículos procedentes o realizados al estilo de otros países, principalmente de Francia e Inglaterra. Pues, no en vano, fue una época en la que se otorgó un notorio protagonismo a las apariencias y las modas. Palabras clave: Murcia, modas, siglo XVIII, Francia, Inglaterra. Abstract: It is intended to address the impact the foreign fashions had in Murcia area during the reigns of Carlos III and Carlos IV. This was a period of prosperity for Murcia, which began after the arrival of the Bourbons to the throne and that caused an improvement in the lifestyle of its inhabitants. The supply and demand for foreign products to the personal garnish increased and improved public spaces of sociability. The wealthy area did not hesitate to stockpile items made from or in the style of other countries, mainly in France and England. Well, not surprisingly, was a time when a notorious role was given to appearances and fashions. Keywords: Murcia, Fashion, Eighteenth Century, France, England.
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El pianoforte traspasa fronteras. La importancia del instrumento dentro y fuera del Viejo Continente. Un pianoforte temprano en tierras asiáticas The Pianoforte Transcends Borders. The Importance of the Instrument in and out of the Old Continent. An Early Pianoforte in Asian Lands Víctor Martínez López Fundación Barrero. Universidad de Murcia Resumen: Se presenta aquí el relato histórico-científico de la correspondencia conservada en el Archivo General de Indias entre religiosos del convento de Agustinos Descalzos Recoletos de Manila, el gobernador de las Filipinas, el duque de la Alcudia y el apoderado del gobernador, dando cuenta de la fabricación de un pianoforte al parecer novedoso en su género, realizado por un religioso agustino que es enviado como noble presente a la Reina de España María Luisa de Parma, esposa de Carlos IV. La emocionante historia junto a la importancia que presenta el hecho de construir un forte-piano en tierras asiáticas en el año 1793 hacen patente la rápida propagación y divulgación de los conocimientos organológicos del Viejo Continente dirección a las colonias por medio del comercio de ultramar. Palabras clave: pianoforte, piano de mesa, comercio, Manila, Filipinas. Abstract: The historical and scientific account of the correspondence preserved in the Indian General Archive between religious of the convent of Discalced Recollect Augustinians, the governor of the Philippines, the Duke of Alcudia and the governor’s Representative is presented here, illustrating the manufacturing of a pianoforte that appears to be innovative of its kind, made by an Augustinian religious and sent as a noble gift to the Queen of Spain María Luisa of Parma, wife of Charles IV. The enthralling events along with the importance of making a fortepiano in Asian lands in 1793 reflect the rapid spreading of organological knowledge from the Old Continent. Keywords: Pianoforte, Square Piano, Trade, Manila, Philippines.
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ESPACIO, PAISAJE Y TERRITORIO DESDE LA PERSPECTIVA DE LA ARQUEOLOGÍA ESPACIAL
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DE VAJILLAS, CASAS Y PAISAJES: REFLEXIÓNES SOBRE EL ESTUDIO DEL ESPACIO EN EL MUNDO ROMANO About Dishes, Houses and Landscapes: Reflections on the Study of Space in the Roman World Jesús García Sánchez Universidad de Cantabria Resumen: En el siguiente trabajo se muestra una reflexión sobre diferentes aspectos del estudio del paisaje y el territorio en época romana a través de la óptica de la Arqueología del Paisaje. Paulatinamente introducimos comentarios sobre tres aspectos fundamentales para obtener una amplia visión sobre la arqueología del paisaje romano, en este caso aplicado a una micro-región de la Submeseta norte. Estos aspectos de trabajo son los conjuntos materiales y sus infinitas connotaciones sociales y económicas; los yacimientos o casas, como unidades domésticas o funcionales, desde donde se desarrollan actividades que organizan y transforman el paisaje siempre en relación con un contexto socio-cultural; y finalmente el paisaje como contenedor de todas estas transformaciones, y a la vez como elemento de investigación arqueológica. Finalmente, se aplica esta reflexión a un ejemplo concreto: la prospección de dos yacimientos rurales en el valle del río Odra, Burgos. Palabras clave: Arqueología del Paisaje, prospección arqueológica, cultura material, paisaje romano. Abstract: This paper aims show a personal thought about different aspects of Roman landscape and territorial studies through the perspective of Landscape Archaeology. Commentaries abut three issues are introduced the approach to an holistic view of Roman Landscape, this dissertation is complemented with some examples of field surveys. Those outstanding issues are the following: artefact assemblages and its social and economical value for archaeology; sites as households and functional spaces and dwelling places for landscape and territorial managing; and landscape as eventual “container” for such human activity and also as a topic for archaeological research. The conclusions are supported by a reflection extracted from the survey of two Roman rural sites in the Odra valley (Burgos region, Spain). Keywords: Landscape Archaeology, Field Survey, Material Culture, Roman Landscape.
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el origen de la geoarqueología dialéctica y sus planteamientos TEÓRICOS The Origin of the Dialectical Geoarchaeology and Theoretical Approaches
Cristina Ávila Giménez1 Universidad de Sevilla Resumen: A través del presente trabajo nos acercamos brevemente al origen del interés medioambiental en el estudio histórico, para entender las distintas posturas que se han venido desarrollando en el plano de la investigación antropológica y arqueológica; y conocer con ello el origen de la Geoarqueología dialéctica a tenor de las anteriores geoarqueologías ambientales y contextuales. Palabras clave: geoarqueología ambiental, geoarqueología contextual, geoarqueología dialéctica. Abstract: In the current research we bring closer the origin of the environmental interest in the historic study in order to understand the different stances developed in the anthropological and archeaological research; and thus, know the origin of the dialectical Geoarchaeology taking into account the former environmental and contextual geoarchaeologies. Keywords: Environmental Geoarchaeology, Contextual Geoarchaeology, Dialectical Geoarchaeology.
1 Becaria Predoctoral FPU, Departamento de Prehistoria y Arqueología (Facultad de Geografía e Historia). 82
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DEL ESPACIO ARQUEOLÓGICO AL ESPACIO SOCIAL. PROPUESTA DE ANÁLISIS DEL REGISTRO ARQUEOLÓGICO DESDE EL MATERIALISMO HISTÓRICO1 From Archaeological Space to Social Space. Analytical Approach Based on Historical Materialism Vanessa Navarrete Belda Jordi Revelles López Oriol Vila Casademunt Universitat Autònoma de Barcelona Resumen: En este trabajo se presenta una metodología que permita analizar un espacio arqueológico. Éste no debe ser contemplado como un conjunto de elementos individualizados, sino que ha de ser analizado como un sistema dialéctico de oposición de contrarios en el que destacamos los cambios en las propiedades físicas y de localización del registro arqueológico. El espacio arqueológico constituye una síntesis, una estructuración relacional de las consecuencias materiales del conjunto de prácticas sociales desarrolladas por una sociedad en un espacio específico. Palabras clave: Materialismo Histórico, espacio arqueológico, áreas de actividad, prácticas sociales. Abstract: In this paper we present a methodological approach to analyze an archaeological space. This should not be comprehended like an assemblage of individual elements, but a dialectical system of opposition of contraries where we distinguish the changes occurred in physical and locational properties of the archaeological register analyzed through the archaeological practice. The archaeological space constitutes a synthesis, a relational structure of the material consequences of the assemblage of social practices developed by a society in a specific space. Keywords: Historical Materialism, Archaeological Space, Activity Areas, Social Practices.
1 Este trabajo se ha realizado en el marco del proyecto financiado por la Generalitat de Catalunya 2012/93322. Dinàmica i evolució del poblament al prepirineu oriental durant la prehistòria: Arqueologia Social i Comunitària als municipis de Riudaura, Vallfogona de Ripollès i Vidrà (20122016). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Arqueoecología, arqueobotánica y arqueopalinología: una relación dialéctica entre sociedad y geosistema Archaeoecology, Archaeobotany and Archaeopalynology: A Dialectical Relationship between Society and Geosystem Jordi Revelles López1 Universitat Autònoma de Barcelona Resumen: La investigación paleoecológica ha tenido mucho peso en arqueología, sobretodo, desde los años 1960-1970, con el auge de la arqueología procesual y la consecuente integración de diferentes métodos y técnicas procedentes de las ciencias naturales (geología, botánica, zoología, química, ecología). Asumiendo las premisas explicativas de la ecología cultural, entienden las sociedades como sistemas extrasomáticos de adaptación al medio2, caracterizándose por su pasividad ante factores externos como el cambio climático, sin capacidad de respuesta ni acción. En definitiva, estas propuestas paleoecológicas adaptacionistas dejan en el olvido la producción social y el trabajo, precisamente los principales objetos de conocimiento de la arqueología. En ese sentido, para dejar las explicaciones históricas fuera de los parámetros de la adaptación ecológica, la arqueoecología se define como el estudio de la relación dialéctica entre organización social y sistema natural, con el objetivo tanto de aproximarse a las condiciones medioambientales en que determinados grupos sociales se desarrollaron, como a los efectos causados sobre el medio físico por parte de las prácticas políticas y/o económicas desarrolladas por las comunidades humanas. En base a estas premisas, la arqueopalinología constituye una herramienta clave, pues los análisis polínicos en un yacimiento arqueológico o en depósitos naturales cercanos pueden servir para afrontar las problemáticas 1 Laboratori d’Arqueobotànica, Departament de Prehistòria. Investigación realizada en el marco del grupo de investigación consolidado reconocido por la Generalitat de Catalunya: Arqueologia de la gestió dels recursos socials i el territori (AGREST) (2009 SGR 734), y en el marco de los proyectos financiados por el Ministerio de Economía y Competitividad-Subdirección General de Proyectos de Investigación: Organización social de las primeras comunidades agrícola-ganaderas a partir del espacio doméstico: Elementos estructurales y áreas de producción y consumo de bienes (HAR2012-38838-C02-01)/Arquitectura en madera y áreas de procesado y consumo de alimentos (HAR2012-38838-C02-02). 2 BINFORD, 1962. 84
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arqueológicas desde otra perspectiva. Así, la mayoría de actividades humanas tienen efectos en el registro polínico, introduciendo polen y esporas en los asentamientos o alterando el entorno. La palinología no solo nos permite estudiar la evolución de la vegetación, sino también determinar las causas de la configuración de la cobertura vegetal a partir de la relación con los contextos arqueológicos, donde se evidencian las prácticas sociales de cada período histórico. Palabras clave: Arqueoecología, Histórico, Arqueobotánica.
Arqueopalinología,
Materialismo
Abstract: Palaeoecological research has been significant in archaeology, especially, since 1960-1970s, with the emergence of processual archaeology and the consequent integration of different methods and techniques from the natural sciences (Geology, Botany, Zoology, Chemistry, Ecology). Assuming the explanatory premises of cultural ecology, societies have been understood like extrasomatic systems of environmental adaptation1, remaining passive to external factors such as climate change, without response or action capacity. Definitely, these palaeoecological adaptationist approaches obviate the social production and the work, precisely the main objective of the archaeological research. In that sense, to leave historical explanations outside the parameters of ecological adaptation, archaeoecology is defined as the study of the dialectical relationship between social and natural system organization, in order to approach both environmental conditions that certain social groups were developed, and the effects on the physical environment caused by the political and/or economical practices developed by human communities. Based on these premises, archaeopalynology is an important tool because pollen analysis of archaeological sites or nearby natural deposits can be used to address archaeological issues from another perspective, as most of the human activities have an impact on the pollen record, introducing pollen material in settlements or altering the environment. The palynology not only allows us to study the evolution of the vegetation, but also to determine the causes of the plant’s cover configuration through the relationship with the archaeological contexts where social practices are evident in each historical period. Keywords: Archaeoecology, Archaeopalynology, Historical Materialism, Archaeobotany. 1 BINFORD, 1962. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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LOS REMONTAJES Y SU APLICACIÓN EN EL ANÁLISIS ESPACIAL DE YACIMIENTOS PALEOLÍTICOS Refits and their Application on Spatial Analysis of Palaeolithic Sites Irene Ortiz Nieto-Márquez Universidad Autónoma de Madrid Resumen: Desde la aparición del Análisis Espacial en la Arqueología, se han desarrollado múltiples metodologías y técnicas para llevarlo a cabo. Hoy en día, gracias a las aplicaciones informáticas, matemáticas y estadísticas los datos obtenidos son más certeros y útiles. Se ha realizado un breve repaso de los métodos más utilizados en los análisis espaciales, así como un hincapié en el papel de los remontajes líticos en estas investigaciones. A través de la descripción de sus tipologías y funcionalidades se han revisado yacimientos en los que los remontajes han tenido un papel fundamental para el Análisis Espacial de los mismos, como es el caso de uno de ellos, El Cañaveral (Madrid). Palabras Clave: análisis espacial, remontajes, metodología, SIG, El Cañaveral. Abstract: Since the appearance of Spatial Analysis in Archaeology, lot of methodologies and techniques to carry it out has been developing. Nowadays, data are more certain and useful thanks to math computering and statistical applications. In this paper we make a brief review of the most used methods in spatial analysis. We also made a stand in refitting use in those researches, as well as a description of the typology and functionality of refits. Some archaeological sites, as El Cañaveral (Madrid), have been reviewed to determine the fundamental role of refits in Spatial Analysis. Keywords: Spatial-Analysis, Refitting, Methodology, GIS, El Cañaveral.
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PAISAJE Y MATERIALIDAD. LO COTIDIANO EN LAS SOCIEDADES AGRARIAS PREINDUSTRIALES Landscape and Materiality. Daily Life Activities in Pre-industrial Agrarian Societies Luis Antonio Sevillano Perea1 Instituto de Arqueología de Mérida (CSIC-Junta de Extremadura) Resumen: En este trabajo pretendemos hacer una breve reflexión acerca del resultado material de las prácticas sociales y su relación con la evolución de los paisajes rurales. Desde esta posición, para la creación y desarrollo de un determinado comportamiento individual o colectivo son esenciales tanto la capacidad de acción del individuo como del resto de las entidades orgánicas e inorgánicas. Todas ellas forman parte de un mismo proceso indivisible que aglutina las prácticas cotidianas de las sociedades pasadas. Es un hecho evidente que las propiedades físicas de un espacio constriñen o posibilitan la realización de determinadas actividades productivas y económicas, pero al mismo tiempo constituyen un aspecto esencial de la experiencia. En consecuencia, la repetición de acciones específicas ha dado lugar a patrones (tanto espaciales como materiales) que son susceptibles de ser analizados aportando información significativa acerca de determinados procesos históricos. De esta manera, conectar el registro arqueológico con la llamada dwelling perspective2 es un punto esencial en nuestra interpretación de lo cotidiano en las comunidades agrarias preindustriales, que son el objetivo principal de nuestra investigación. Para completar la aproximación metodológica adoptada para el estudio de las prácticas agrarias abogamos por el uso de la prospección arqueológica, que junto a otras técnicas, posee un papel esencial en la documentación de las complejas redes de entidades tangibles resultantes de la materialización de las actividades cotidianas. Palabras clave: Arqueología del Paisaje, materialidad, sociedades agrarias, prospección arqueológica.
1 Becario JAE-PreDOC. 2 INIGOLD, 2000: 154. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Abstract: The aim of this paper is to depict some concerns about the relationship between the rural landscapes evolution and its materiality. We depart from the assumption that the physical properties of a space constrain or make possible the execution of certain economic and productive activities. Nevertheless, at the same time, they constitute an essential feature of the experience. From our point of view, the human agency as the agency of other organic and inorganic entities is in the basis of the creation and development of a specific individual or collective behavior. The past societies domestic practices are understood here as a compound where humans and no-humans are pieces of the same process. This statement is closely tied to the dwelling perspective3. This concept is one of the principles for our understanding of the rural society’s daily life practices, which is the main objective of our research program. Specific activities repetition within a spatial context has resulted in particular spatial and material patterns. It is possible to analyze these patterns in order to obtain significant information about some historical processes. Therefore, the establishment of an adapted methodology to study the agrarian practices is crucial when we try to document these tangible entities complex networks. Keywords: Landscape Archaeology, Materiality, Agricultural Societies, Archaeological Survey.
3 INIGOLD, 2000: 154. 88
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Dominios castrales, límites señoriales y arqueología del paisaje en el Campo de Montiel (siglo XIII)1 Fortress Domains, Lordships Limits and Landscape Archaeology in Campo de Montiel (Thirteenth Century) David Gallego Valle Eduardo Lillo Fernández Arqueólogos Resumen: El presente trabajo muestra los primeros resultados de un proyecto de investigación para la reconstrucción del paisaje histórico del Campo de Montiel, durante la fase de transición desde el dominio islámico al cristiano, proceso que ocupa la mayor parte del siglo XIII. Para ello se propone una metodología de trabajo basada en la utilización de los datos existentes en las fuentes de carácter documental, donde se citan gran cantidad de hitos del poblamiento en este momento. Estos datos se combinan con trabajos arqueológicos, en especial el estudio de la cartografía histórica, la prospección extensiva e intensiva, y el estudio paramental de las construcciones conservadas, en especial las de carácter militar. Los resultados obtenidos se vuelcan en un GIS donde se representan los elementos de carácter histórico y los cambios paisajísticos. Palabras clave: fuentes, prospección arqueológica, Arqueología de la Arquitectura, paisaje, Campo de Montiel. Abstract: The present paper shows the firsts results of a research project to the reconstruction of the historical landscape of Campo de Montiel, during the transition from the islamic to the christian domination. This process takes most of the 13th century. We propose a working methodology based on the use of existing data, from the documentary sources, where appear many populations in this moment. These data are combinated with archaeological works, especially the study of the historical cartography, the intensive and extensive prospection, and the wall study of the conserved structures, specially the military ones. The results obtained are shown in a GIS, where we point the historic elements, and the landscapes changes. Keywords: Sources, Archaeological Survey, Archaeology of Architecture, Landscape, Campo de Montiel.
1 Proyecto Castillo de La Estrella (Montiel, Ciudad Real). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Arqueología virtual para el análisis y difusión de la transformación del espacio urbano Virtual Archaeology for the Analysis and Diffusion of the Transformation of Urban Space Amaia Gómez Casquero Cristina Novoa Jáuregui RewindTheCity Resumen: A través de la restitución virtual del solar de San Francisco (Bilbao, Bizkaia) se ha analizado la transformación del espacio urbano y sus usos sucesivos –convento, cuartel, escuela, plaza– desde el siglo XVI hasta la actualidad, en relación con los sectores económicos tractores y las élites sociales de cada fase. Por una parte, este caso sirve como punto de partida y reflexión sobre el aporte de las técnicas de representación 3D a la investigación científica y las posibilidades que se abren de conservar los espacios desaparecidos como espacios virtuales. Por otra parte, la difusión y divulgación del conocimiento histórico juega un papel cada vez más importante en las ciudades, no sólo en la conservación de su memoria, sino como motor de regeneración urbana, siendo las transformaciones pasadas las que actúan en el espacio actual y generan, a su vez, nuevas dinámicas de ocupación. Palabras clave: espacio urbano, patrimonio arqueológico, Convento San Francisco, modelado virtual 3D, memoria histórica, difusión, nuevos usos. Abstract: From the virtual restitution of San Francisco site (Bilbao, Bizkaia), we have analyzed the transformation of urban space and its successive uses –convent, barracks, school, square– from the sixteenth century to the present, in relation to the economic and social elites of each phase. First, this case can be considered as a starting point and reflection on the contribution of 3D rendering techniques in scientific research and the possibilities of preserving missing spaces as virtual spaces.
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Moreover, the diffusion and cultural dissemination of historical knowledge plays an increasingly important role in cities, not only in the preservation of their memory, but as urban regeneration engine, being past transformations which act on the current space and generate new dynamics of occupation. Keywords: Urban Space, Archaeological Heritage, San Francisco Convent, 3D Virtual Modeling, Historical Memory, Diffusion, New Uses.
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ESPACIOS DE LA DIVINIDAD ENTRE LOS HOMBRES: TOPOGRAFÍA DE LOS LUGARES SAGRADOS
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SIMBOLISMO DEL ESPACIO: LA GEOGRAFÍA EN LA COSMOVISIÓN HITITA Symbolism of Landscape: Geography on Hitite World View Laura Puértolas Rubio Universidad Autónoma de Madrid Resumen: El mundo hitita se asentó en una geografía compleja, de contrastes entre cadenas montañosas y zonas accidentadas de mesetas y montes, escaseando los valles y llanuras. Como ocurre con otros pueblos de la Antigüedad, la orografía influyó de forma decisiva en la manera de ver y entender el mundo, quedando reflejada en sus creencias religiosas y en su mitología. A través del análisis de la documentación, tanto textual como arqueológica, intentaremos determinar el simbolismo de los principales accidentes geográficos dentro del marco de la concepción del espacio y de la visión que los hititas tenían de su territorio y de sus fronteras, así como de lo que quedaba más allá de ellas. De este modo, nos centraremos especialmente en la importancia de ríos y lugares altos como elementos fronterizos y, a la vez, nexo de unión entre dos concepciones del espacio. Veremos sus puntos comunes y sus diferencias dentro del marco de creencias hititas, su papel dentro del proceso de sacralización del espacio, y pondremos todo ello en relación a la clara diferenciación entre el espacio cósmico (el orden) y el espacio caótico (el desorden), como forma de articulación del entorno en la cosmovisión hitita. Todo ello nos acercará a la cultura religiosa en la Anatolia del II milenio y nos llevará a preguntarnos en qué medida la geografía es significativa en el desarrollo religioso de este pueblo, y de qué manera queda plasmada en sus interpretaciones de la realidad. Palabras clave: religión, hitita, geografía, simbolismo. Abstract: The Hittite world settled in a complex geography, with contrasts between mountainous chains, plateaus and mounts, and scarce valleys and plains. Like other peoples in Antiquity, the orography influenced the way they understood the world, which was reflected in their religion and mythology. Through the analysis of sources, as textual as archaeological, we will try to determine the symbolism of principal geographical features in relation with the perspective of space that the Hittites had in relation to their territory and their frontiers, as well as what was outside them. Thus, we will Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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focus on importance of rivers and high places as boundaries and, at the same time, links between two conceptions of space. We will analyse their common points and their differences in the background of Hittite beliefs, as well as their role in process of consecration of space, and we will relate all that with the difference between cosmic space (as order) and chaotic space (as disorder). All this will allow us to understand the religious culture in II millennium Anatolia and will lead us to ask how meaningful geography could be in the religious development of this people. Keywords: Religion, Hittite, Geography, Symbolism.
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SURGIMIENTO, APOGEO Y PERVIVENCIA DE UN RITO FUNERARIO EN EL OIKOUMENE PERSA: LOS DAKHMAS O “TORRES DEL SILENCIO” Emergence, Zenith and Survival of a Funerary Rite in the Persian Oikoumene: Dakhmas or “Towers of Silence” Marina Girona Berenguer David Soria Molina Universidad de Murcia Resumen: En toda religión, la muerte y el Más Allá desempeñan un papel primordial, y, por lo tanto, también es objeto de atención el sino final de los restos mortales. El tratamiento del cadáver en la religión mazdeísta y zoroastrista recibe diversos tratamientos, entre los que destaca, por su peculiaridad, la exposición de cadáveres. Aunque atestiguada por los autores clásicos, desde Heródoto a Agatías, y por numerosos capítulos del Avesta (corpus de textos sagrados zoroastristas), posee una presencia desigual en el plano arqueológico. La convivencia de ritos funerarios aparentemente incompatibles con los principios avésticos que sustentan la exposición plantea dudas acerca de la generalización de su puesta en práctica en diversos periodos. A través de una revisión de los preceptos del Avesta y de la evolución del mundo funerario persa, trataremos de elucidar el origen, expansión y apogeo de la práctica de la exposición y con ello su fijación definitiva en un espacio definido para tal fin: el dakhma. Palabras clave: Dakhma, Torres del Silencio, persas, zoroastrismo, Avesta, arquitectura funeraria. Abstract: In all religions, Death and After Life have a main paper as the final fate of the corpses. The treatment of the death bodies in Mazdaism and Zoroastrian religion receives several treatments, among these stands out the corpse exposition. Despite of the classical authors, from Herodotus to Agathias, and some chapters of Avesta (corpus of Zoroastrian sacral texts), it has an irregular presence in the archaeological plain. The coexistence of funerary rites seemingly incompatibles with the main Avestan principles that sustain the exposition raises questions over its generalization in different periods. Through a review of the Avestan precepts and the evolution of Persian funerary world, we will try to explain the origin, expansion and zenith of this practice and within it final consecration in a definite space: the dakhma. Keywords: Dakhma, Towers of Silence, Persian, Zoroastrism, Avesta, funerary architecture.
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ANÁLISIS MICROESPACIAL DEL TEMPLO IBÉRICO DE LA ESCUERA (SAN FULGENCIO, ALICANTE) Micro-Spatial Analysis ot the Iberian Temple of La Escuera (San Fulgencio, Alicante) Raúl Berenguer González Universidad de Alicante Resumen: Desde que en la década de los años 60 la arqueóloga sueca Solveig Nordström realizase sus excavaciones en el poblado ibérico de La Escuera (San Fulgencio, Alicante), numerosos investigadores han ido calificando al edificio monumental como “templo”. Partiendo de esta premisa, nos centraremos en el análisis microespacial de cada estancia para estudiar los materiales aparecidos en cada una de ellas, así como ciertos elementos arquitectónicos que nos permitan aproximarnos, en la medida de lo posible, a las prácticas y usos que en el “templo” se pudieron realizar. Palabras clave: edificio monumental, templo, religión ibérica, sacrificios, vaso dentado. Abstract: Since decade of 60s, when the Swedish archaeologist Solveig Nordström made her diggings in the Iberian village La Escuera (San Fulgencio, Alicante), many researchers have named the monumental building as “temple”. Taking this premise as our starting-point, we will focus on the micro-spatial analysis of each room to study all the materials appeared in each one of them, as well as the certain elements which allow us to bring us closer, as much as possible, to several practices and customs that could be carried out in the “temple”. Keywords: Monumental Building, Temple, Iberian Religion, Sacrifices, Jagged Glass.
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LOS DOS MUNDOS DE HELENA: REFLEXIONES SOBRE LOS LUGARES DEL CULTO A HELENA EN ESPARTA Helen’s Two Worlds: Reflections about Helen’s Cult Places in Sparta María del Mar Rodríguez Alcocer Universidad Complutense Resumen: En Esparta tenemos documentados tres lugares donde se llevaban a cabo rituales en honor de Helena, la heroína homérica, pero considerada una diosa en la polis lacedemonia. Los cultos en torno a Helena son ritos de paso femeninos en uno de los santuarios, situado en Platanistas, y en el dromos mientras que en el Menelaion se rendía culto a Helena y Menelao como matrimonio divino. Nuestra intención es observar la importancia de los espacios de culto como símbolos geográficos de la transición a la vida adulta y de la vida de las mujeres espartanas. Palabras clave: Helena, Platanistas, iniciación, mujeres, dromos. Abstract: In Sparta, we have three places dedicated to celebrate rituals in Helen’s honour, but, in Lacedemonia, Helen is considered a goddess, not a heroin. The cults of Helen are initiation rites in one of the sanctuaries, placed in Platanistas, and the dromos, while the Menelaion is the temple of Helen and Menelaos as a divine couple. We try to show the importance of the places of cult as symbols of the transition to the adulthood and of the hole life of the Spartan women. Keywords: Helen, Platanistas, Initiation, Women, Dromos.
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LUOGHI, TEMPI E MODI DEL CULTO DI ERCOLE TRA I PAELIGNI (REGIO IV-SABINA ET SAMNIUM) Places, Occasions and Methods of the Worship of Hercules among the Paeligni (Regio IV-Sabina et Samnium) Alessandro Bencivenga Investigador independiente Resumen: Il culto più importante dei Paeligni, come di altri popoli di stirpe sabellica, era certamente quello di Ercole, testimoniato da una gran quantità di attestazioni epigrafiche nonché da materiali votivi rinvenuti nei santuari, di cui il territorio peligno è letteralmente puntellato. Caratteristica irrinunciabile di tutti questi luoghi di culto è la presenza di acqua, condicio sine qua non per il manifestarsi della divinità, nonché elemento fondamentale nei riti correlati alla sua devozione, che vanno dalla sfera medico-salutare della sanatio (testimoniata dalla presenza di numerosi votivi anatomici) a quella oracolare e cleromantica della divinazione (santuari di Cansano, Cocullo, Corfinio, Molina Aterno, Scanno, Vittorito). Sicuramente legato alla transumanza ed alla cultura pastorale, la devozione ad Ercole si riflette anche in un cospicuo numero di iscrizioni, che consentono di far risalire ad epoca remota tale fenomeno e che presentano l’eroe sotto tre aspetti: il primo è un Ercole, per così dire, “semplice” (cioè senza epiclesi particolari) che si manifesta alle idi di agosto (il giorno 13), quando i devoti sono soliti sciogliere, o in qualche caso, rinnovare i voti. Praticamente circoscritto all’area dei Paeligni Superaequani era il culto ad Hercules Victor, legato a una cultura di tipo economico-commerciale o militare (santuari di Castelvecchio Subequo e Secinaro), mentre esclusiva del grande santuario a mezza costa del monte Morrone presso Sulmona, ma “culto nazionale dei Peligni” (secondo la definizione di Giacomo Devoto), era la devozione ad Hercules Curinus (o Quirinus), così detto, probabilmente, per aver sovrinteso al sinecismo che aveva portato i piccoli centri abitati della Valle Peligna meridionale ad unirsi nell’entità amministrativa di Sulmo, elevata al grado di municipium dopo il Bellum Sociale (91-88 a.C.). Palabras clave: Ercole, Curinus, Paeligni, Corfinium, Sulmo, Supeaquum, Samnium. Abstract: The principal cult of the Paeligni, like many other Italic populations, was certainly that of Hercules, witnessed by a lot of epigraphic evidences and by the votive materials found in the shrines, with which the Paelignian territory is literally marked. Essential feature of all these places of worship is the presence of water, a condicio sine qua non for the manifestation of the divinity, but it is also the fundamental element in the rites related to 100
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his devotion, ranging from the field of medicine and health (as evidenced by the presence of numerous anatomical votives) to those related to the oracle of divination (sanctuaries of Cansano, Cocullo, Corfinio, Molina Aterno, Scanno, Vittorito). Definitely linked to transhumance and pastoral culture, devotion to Hercules is also reflected in a large number of epigraphs, that show the antiquity of the phenomenon and present the hero in three aspects. The first one is a Hercules, so to speak, “simple” (ie without special epiclesis), who manifest on the Ides of August (the 13th), when the devotees are used to dissolve or, in some cases, to renew their vows. Practically confined to the area of Paeligni Superaequani was the cult of Hercules Victor, linked to a more economic-commercial or military culture (shrines of Castelvecchio Subequo and Secinaro). The devotion to Hercules Curinus (or Quirinus), on the other hand, was exclusive of the big sanctuary of Mount Morrone (near Sulmona) but “national cult of Paeligni” (according to Giacomo Devoto), was this epiclesis originated from the fact that the divinity probably supervised the synoecism which brought the small towns of southern Valle Peligna to join in a new Roman administrative entity, Sulmo, raised to the rank of municipium after Bellum Sociale (91-88 BC). Keywords: Hercules, Curinus, Paeligni, Corfinium, Sulmo, Supeaquum, Samnium.
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EL TEMPLO DE JÚPITER ÓPTIMO MÁXIMO EN LA PROPAGANDA AUGÚSTEA The Temple of Iuppiter Optimus Maximus in Augustus’ Propaganda Diego M. Escámez de Vera Universidad Complutense Resumen: El ascenso a la dignidad imperial por parte de Augusto se vio marcado claramente por las guerras civiles desatadas tras la muerte de César. La profunda crisis psicológica de la población tras los desastres acaecidos durante los diversos conflictos que salpicaron la realidad romana a lo largo de todo el siglo I a.C. dio lugar a un campo de cultivo fértil para la propaganda. Siendo Augusto el final vencedor del conflicto civil, llevará a cabo una efectiva labor de vinculación con Júpiter Óptimo Máximo a través de la iconografía, la numismática, la literatura e incluso la arquitectura, siendo el encargado de culminar la restauración del templo de Júpiter Capitolino. Por tanto, en el siguiente trabajo intentaremos identificar el papel de Júpiter Óptimo Máximo como legitimador divino del poder del princeps dentro de la elaborada campaña propagandística augústea, teniendo en cuenta el significado de su templo dentro de la mentalidad romana tradicional y la herencia recibida de la etapa tardorepublicana. Palabras clave: Júpiter Óptimo Máximo, Augusto, propaganda, legitimación religiosa. Abstract: Augustus’s rise to imperial dignity was distinctly characterised by the civil wars declared after Caesar’s death. The severe psychological crisis of the population, derived from the disasters occurred during the different conflicts which spread throughout the whole 1st century BC, offered a fertile ground for the use of propaganda. As the final victor of the civil wars, Augustus carried out an effective link with Iuppiter Optimus Maximus through iconography, numismatics, literature and even architecture, being responsible for the culmination of the restoration of the temple of Iuppiter Capitolinus. Therefore, in this article we will try to identify the role of Iuppiter Optimus Maximus as divine legitimizer of the power of the princeps as a part of the elaborated Augustan propagandistic campaign, keeping in mind the significance of his temple in the traditional Roman mentality and the heritage of the Late Roman Republic. Keywords: Iuppiter Optimus Maximus, Augustus, Propaganda, Religious Legitimization. 102
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EL PANTEÓN REGIO COMPOSTELANO. LA PÉRDIDA DE LA MEMORIA1 The Royal Mausoleum of Santiago de Compostela. A Medieval Loss of Memory Sonsoles García González Universidad de Oviedo Resumen: La Capilla de las Reliquias de la catedral de Santiago, situada en la crujía norte el claustro acoge desde 1535 los sarcófagos que componen el conocido como panteón regio de la catedral compostelana. Allí fueron trasladados cinco sarcófagos que los historiadores atribuyeron a Raimundo de Borgoña (†1107), doña Berenguela (†1149), Fernando II (†1188), Alfonso IX (†1230) y doña Juana de Castro (†1374). Antes de ubicarse en la capilla de las reliquias, estos sarcófagos estuvieron colocados, según las fuentes documentales, en la actual capilla de Santa Catalina, en el brazo norte del crucero un espacio que en las anotaciones del Tumbo A se denomina capella dos reis. Palabras clave: Santiago, catedral, tumbas, reyes, capillas, funerario. Abstract: The Capilla de las Reliquias in the cathedral of Santiago de Compostela, located in the northern gallery of the cloister, guard since 1535 five sarcophagus that were supposed to contain the rests of the royal leonese family: Raimundo de Borgoña (†1107), doña Berenguela (†1149), Fernando II (†1188), Alfonso IX (†1230) and doña Juana de Castro (†1374). Before they were transferred to their current location, they had been placed, according to medieval documents, in the Northern transept of the Cathedral; a chapel that was removed during the baroque reform and nowadays called Capilla de Santa Catalina. Keywords: Santiago, Cathedral, Tombs, Kings, Chapel, Funerary.
1 Este artículo parte del trabajo de fin de Máster de Estudios Medievales Europeos: Imágenes, textos y contextos, de la Universidad de Santiago de Compostela. Fue presentado en junio de 2012, y dirigido por la doctora Rocío Sánchez Ameijeiras, a quien deseo expresar mi agradecimiento por su ayuda y sugerencias. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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DE ESPACIOS COTIDIANOS A ESPACIOS SAGRADOS. CALLES Y ROGATIVAS EN PALENCIA (SIGLOS XVI Y XVII) From Everyday Spaces to Sacred Ones. Streets and Prayers in Palencia (XVI and XVII Centuries) Carlos Lozano Ruiz Universidad de Valladolid1 Resumen: Junto a una serie de espacios reservados y utilizados de forma permanente durante la Edad Moderna para el culto y las prácticas religiosas (parroquias, conventos, etc.) convivieron otros que se caracterizaron por tener un carácter religioso, pero solo de forma transitoria e incluso efímera. Entre ellos encontramos las calles de muchos centros urbanos que llegaron a convertirse, en circunstancias concretas, como la celebración de procesiones, en verdaderas «vías sacras». Estos cortejos, que imbuidos de la mentalidad barroca van a estar configurados con una rigurosa etiqueta, lo que hicieron fue prolongar puntualmente el carácter sagrado de otros lugares y sacralizar los espacios cotidianos y diarios. Una de las expresiones religiosas más extendidas y que sirvieron como instrumento de cohesión e integración social en dicho período fueron las rogativas. Estas, como es bien conocido, tuvieron lugar en momentos críticos y quisieron ser una vía para solicitar al cielo una determinada petición. Sin duda, fueron procesiones donde el pueblo tuvo un gran papel, bien desde las individualidades o bien a través de asociaciones como las cofradías. A través de la realidad que presentó este fenómeno en la ciudad de Palencia, y teniendo en cuenta la importancia del ritual en sí, que convertía la calle en espacio religioso, se analizarán los distintos recorridos que realizaron, para detectar tanto sus características espaciales generales como particulares, y ver así, dentro de la estructura urbana, los puntos más y menos recurrentes y, particularmente, sus causas políticas, sociales y mentales. Palabras clave: sacralización, rogativas, calles, Palencia, Edad Moderna. Abstract: Along with several reserved areas used permanently during the Modern Age by the cult and religious practices (parishes, convents, etc.) others coexisted, defined by having that religious nature in a transient 1 Becario del Programa de Formación del Profesorado Universitario (FPU) del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Referencia AP2010/0154. 104
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way, or even ephemeral. Between them we can find the streets of a lot of downtowns that became in special occasions, like in procession celebrations, real “sacred routes”. These entourages, that infused by baroque mentality were going to be configured with a strict etiquette, extended occasionally the sacred nature of some places and consecrated the everyday areas. Among the most widespread religious expressions, and that served as cohesion instrument and social integration in such period, we can find the rogatives. These ones, as it is well known, took place in critical moments and wanted to be a way to pray to heaven for a specific request. Without a doubt, they were processions in which people had an important role, from individualities, or from associations like brotherhoods. Through the reality that this phenomenon brought to the city of Palencia, and having in mind the importance of the ritual itself that turned the streets into a religious space, different routes are going to be analyzed, to detect their general spatial features as well as the private ones, in order to see, within the urban structure, the most and least recurrent issues, and particularly, the political, social and mental causes that help to explain all of it. Keywords: Consecration, Rogatives, Streets, Palencia, Modern Age.
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ESPACIO DOMÉSTICO
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Huellas en la oscuridad: el estudio de los individuos infantiles en los espacios domésticos de la prehistoria Tracks in the Dark: The Study of Infantile Individuals in the Domestic Contexts of the Prehistory Ana Mercedes Herrero Corral Universidad Complutense de Madrid Resumen: Los individuos infantiles han sido los grandes olvidados de la investigación sobre las sociedades del pasado hasta tiempos recientes. Los primeros trabajos sobre esta prometedora línea de investigación, aún poco explorada, se han centrado sobre todo en el análisis del mundo funerario. En este tipo de contextos se han estudiado tanto los restos óseos de los propios protagonistas, así como las ofrendas depositadas junto a ellos. Pero, ¿puede obtenerse más información sobre estos individuos en los contextos domésticos? Recientes trabajos desarrollados en Europa y la península ibérica han demostrado que es posible rastrear su presencia en el mundo doméstico mediante una minuciosa observación del registro arqueológico disponible. Palabras Clave: infancia, espacio doméstico, Prehistoria, registro arqueológico. Abstract: Children have been traditionally forgotten by researches about past societies until very recent times, when the first works on this interesting research line started, mainly focused on the analysis of the burial contexts. In the tombs both the children bones and the grave offerings deposited with them, have been studied. But is it possible to obtain more information about these individuals in domestic contexts? Recent research works published in Europe and Iberia have shown that is possible to track the presence of children within the settlements through a careful insight of the available archaeological record. Keywords: Childhood, Domestic Space, Prehistory, Archaeological Record.
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ANÁLISIS DE LOS AMBIENTES ABSIDALES EN LA ARQUITECTURA DOMÉSTICA DE AUGUSTA EMERITA Analysis of the Apsidal Spaces in Domestic Architecture of Augusta Emerita Álvaro Corrales Álvarez Instituto de Arqueología de Mérida Resumen: En la primera parte del presente trabajo aludiremos al concepto de ábside, refiriéndonos a su aplicación en la temática de la arquitectura doméstica y exponiendo su origen y evolución en el tiempo. El segundo apartado se consagrará al estudio del registro arqueológico emeritense, reflexionando sobre la calidad y cantidad de los datos proporcionados por las excavaciones de Mérida. Para la elaboración de este análisis ha sido vital la información del catálogo de la tesis La arquitectura doméstica de Augusta Emerita, que estoy concluyendo en la actualidad y que cuenta con una base de datos de aproximadamente ciento ochenta construcciones de naturaleza doméstica. A partir de las casas objeto de estudio, realizaremos un examen de conjunto de la evolución diacrónica de los ambientes absidales. Este trabajo servirá de aproximación, a través de algunos ejemplos concretos, para apreciar las diferentes funcionalidades a que se destinaron las salas con ábsides. A partir de los resultados obtenidos, planteamos las consideraciones finales aludiendo a qué tipo de viviendas estaban dotadas de ábsides, cuál fue la etapa cronológica en que se desarrollaron y qué funcionalidades admitían este tipo de ambientes. Palabras clave: Augusta Emerita, Arquitectura doméstica, ábside, cronología, función. Abstract: In the first part of this paper we will refer to the concept of apse, regarding to its application to the issue of roman housing, explaining its origin and evolution through the time. Carrying on the second section will be intend for the study of the archaeological remains of Augusta Emerita focusing on the quality and quantity of data provided by the excavations of Mérida. Drawing up this analysis has been vital the information on the catalog of the Ph. D. The Domestic Architecture of Augusta Emerita, that I am concluding in the present time and it has a database of about one hundred and eighty buildings of a domestic nature. From the houses under study, 110
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we will conduct an overall examination of the diachronic evolution of apsidal spaces. This work through some concrete examples serves to appreciate the different approach that went functionalities rooms with apses. From the results obtained in the previous section, we state the concluding remarks in terms of what kind of domestic buildings were equipped with apses, what was the chronological stage in which developed and admitted functionalities such this kind of rooms. Keywords: Augusta Emerita, Housing, Apse, Chronology, Function.
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ESPACIOS Y FUNCIONES EN LOS PALACIOS ARZOBISPALES COMPOSTELANOS DE LA ÉPOCA MODERNA Spaces and Functions in Santiago de Compostela’s Archiepiscopal Palaces during Early Modern Age Fernando Suárez Golán Universidad de Santiago de Compostela Resumen: El objetivo principal que nos proponemos en esta comunicación consiste en mostrar la dimensión real de la existencia de los arzobispos de Santiago en su doble faceta de pastores y, a la par, señores de una comunidad urbana profundamente influenciada por su presencia. En este sentido, se atenderá por una parte al diseño de los palacios arzobispales, a la forma en que se organizaban –y superponían– los espacios y las funciones. Pero también nos acercaremos al contenido de sus estancias, y a las actividades que se desarrollaban en ellas, es decir, a su dedicación bien como espacios necesarios (cocinas, dormitorios, almacenes…) o bien como ámbitos de representación o de sociabilidad y relación (salones, comedores, bibliotecas…). La doble faceta de sus inquilinos repercutía sobre la configuración de los palacios arzobispales que deben ser considerados no sólo como escenario de la vida doméstica sino también como espacios para la acción política o social, la socialización o la creación de formas culturales, esto es, como el lugar en el que la visibilidad de esa duplicidad de poderes entraba en juego de diversos modos, subrayando una u otra dimensión. Palabras clave: espacio doméstico, palacios, arzobispos, Santiago de Compostela, siglo XVIII. Abstract: The main purpose of this paper is to display the factual dimension of the double role of Santiago’s archbishops. Archbishops acted as pastors and, at the same time, as lords of an urban community profoundly influenced by their presence. In this sense, we will focus on the plans of archbishop’s palace and the way spaces and functions were arranged and overlaid. In addition, we will make an account of the content of the rooms and the activities carried out within their walls, that is to say, the usage of the rooms as basic spaces of a house (such as kitchens, bedrooms, storehouses…) or if the rooms were used as areas of representation or sociability (assembly halls, dining rooms, libraries…). The dual role of the tenants affected upon the configuration of the archiepiscopal palaces that 112
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have to be seen not just as scenarios of domestic life but also as spaces for political and social action, sociability or the creation of cultural forms. The archbishop palace must be considered as the place where this duplicity of powers come into play in various manners emphasizing one or the other dimension. Keywords: Domestic Space, Palace, Archbishop, Santiago de Compostela, 18th Century.
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EL ARTE DE AGRADAR: EL TOCADOR COMO ESPACIO DOMÉSTICO EN LA LITERATURA DEL S. XIX The Art of Pleasing: Dressing Room as Domestic Space in Nineteen Century’s Literature Sofía Martínez López Universidad de Murcia Resumen: El deseo de agradar o convencer a través de lo adecuado, el triunfo de las apariencias, es una constante que se da en una gran parte de la sociedad del s. XIX. Será durante este siglo cuando las expectativas de miradas ajenas, proporcionar buena impresión en público, con todo lo que conlleva, se convierte, bajo las premisas de coquetería y decoro, en algo absolutamente necesario en el mundo de lo femenino. Tal y como queda expuesto en una gran parte de los testimonios literarios destinados a orientar y educar el comportamiento de la mujer en el ámbito social en el que se inserta, especialmente el de aquellas que se mueven en los estratos de la aristocracia o la alta burguesía. La adecuación del cuerpo a tales premisas tendrá un escenario por excelencia: la casa. Y dentro del hogar, el tocador se convierte en un lugar privilegiado, centro de los secretos, de las prácticas de la intimidad corporal y de la consagración de los diferentes códigos de los valores de lo bello y lo agradable. El espacio doméstico ofrecerá diferentes puntos de vista de como pueden ser los salones de recepción, de ámbito más público, así como aquellas estancias más privadas como es el tocador. Esta zona interior será símbolo de la forma de vida o reflejo de los pensamientos de sus habitantes, especialmente el tocador y el cuerpo serán el espejo del alma de la mujer decimonónica. Es a través de la literatura española de este siglo, así como de los libros de agrado y tocador y de las crónicas sociales de la época donde se puede comprobar este hecho: desde la ubicación de dicho espacio en la ordenación de la casa hasta descripciones de su configuración, decoración o amueblamiento, desvelando además los secretos que aleccionan sobre la perfumería fina, el uso de tal o cual peine o incluso composiciones de ungüentos para la mejora de la higiene. Palabras clave: tocador, boudoir, agradar, casa, Literatura, s. XIX. Abstract: The desire to please or convince the adequacy through the triumph of appearances is innate in people. Expectations of prying eyes, 114
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provide good impression in public, with all that entails, becomes, under the premises of coquetry and decorum, something absolutely necessary in the world of the feminine, as exposed in the many literary evidence to guide and educate the behaviour of women in the social field in which it is inserted, especially those that move in the strata of the aristocracy or the gentry. The adaptation of the body to such premises will have a stage for excellence: the house. And within the home, the boudoir becomes a privileged centre of secrets, of bodily privacy practices and the consecration of the various codes of beauty and pleasant. The domestic space will offer different views, such as living rooms, which are more public spaces, or more private, like the boudoir. This inner area is a symbol of lifestyle or reflection of the thoughts of the people, including the boudoir and the body that will be the mirror of the soul of the Nineteenth Century woman. It is through the Spanish literature from this century, books for pleasure and vanity and social chronicles of the time where you can check this fact from the location of the space in the management of the house. In these books you can find descriptions about the configuration, decoration or furnishing, which reveal the secrets of fine perfumery, the use of a particular comb or even ointment compositions to improve hygiene. Keywords: Boudoir, Please, Home, Literature, 19th Century.
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FASTOS Y GALAS EN LOS SALONES DE LA ESPAÑA ISABELINA Y DE LA RESTAURACIÓN: EL PALACIO DE LOS DUQUES DE FERNÁN NÚÑEZ, 1845-1920 Pomp and Celebrations in the Dance Hall of Isabelina Spain and the Restoration: The Dukes of Fernán Núñez’s Palace, 1845-1920 Inés Antón Dayas Universidad de Murcia Resumen: En el transcurso del siglo XIX en el escenario de la vida social de la aristocracia y alta burguesía española, los palacios y casas señoriales se convierten en uno de los lugares más apropiados para fomentar el trato social y la cortesía propia de la nueva sociedad del siglo XIX. Es la época de desarrollo de la cultura del ocio y el momento de máximo auge de las crónicas de salón en las que se recogen los detalles de aquellas soirées. Se aborda un estudio del interior de la vivienda señorial, reflejado en la prensa periódica de la época. El marco en el que se desenvuelven los duques de Fernán Núñez, el palacio Cervellón de Madrid, sirve de ejemplo extrapolable que permite conocer aspectos históricos, sociales y artísticos. Palabras clave: crónica social, aristocracia, palacio, duques de Fernán Núñez. Abstract: In the course of the Nineteenth Century in the social life of the Spanish aristocracy and gentry scene, palaces and stately homes were converted into one of the most appropriate places to promote the social treatment and the courtesy of the new Nineteenth Century society. This is the time in which the leisure culture developed and the time of society chronicles which contained details of those soirées. This article would be a study of housing stately interiors, reflected in the periodical press of the time. The framework of the dukes of Fernán Núñez, Cervellón Palace of Madrid, serves as an extrapolable example to know historical, social and artistic aspects. Keywords: Social Chronicle, Aristocracy, Palace, Fernán Núñez Dukes.
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LA DEMOCRATIZACIÓN DE LOS ESPACIOS DOMÉSTICOS Y EL MOBILIARIO DURANTE EL S. XX: DE LA ADECUACIÓN A LA VERSATILIDAD Y DE LA NECESIDAD A LA DIVERSIÓN The Democratization of the Domestic Spaces and the Furniture During the 20th Century: Give the Adecuacy to the Versatility and from the Need to the Amusement Sonia Ríos Moyano Universidad de Málaga Resumen: Durante el s. XX, el espacio doméstico ha evolucionado y se ha adaptado a los diferentes avances y necesidades de la sociedad. No obstante, nuestro interior es una evolución del espacio burgués. Los espacios y los objetos que habitan en ellos muestran la respetuosa convivencia de la herencia y la modernidad, de la tradición y la tecnología más actual. Palabras clave: diseño, movimiento moderno, diseño orgánico, diseño italiano, espacio doméstico. Abstract: During the 20th Century, the domestic space has evolved and has adapted to the different advances and needs of the society. Nevertheless, our domestic interior is an evolution of the bourgeois space. The spaces and the objects that live in them show the respectful conviviality of heritage and modernity, of tradition and current technology. Keywords: Design, Modern Movement, Organic Design, Italian Design, Domestic Space.
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LÍMITES INTERIORES, FRONTERAS EXTERIORES
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Las comunidades prehispánicas en la región de Tabasco: límites territoriales y formas de comunicación Prehispanic Indian Communities in the Tabasco Region: Territorial Limits and Ways of Communication Carlos Moreno Amador Universidad de Sevilla Resumen: Situado en la región sureste de México, el territorio de Tabasco se extendía, en el momento de la llegada de los españoles, de norte a sur entre el golfo de México y la base de las montañas de Chiapas, y de oeste a este desde lo que ahora es Laguna de Tupilco a Tenosique, en el río Usumacinta. En este artículo trataremos de analizar la especial división lingüística y política que mantuvo dicho territorio durante el periodo prehispánico, con tres regiones naturales bien definidas, la Chontalpa, los Ríos de Usumacinta y la Sierra, donde se congregaron la mayoría de los pueblos, casi siempre levantados a orillas de los ríos y lagunas. Además, se hace necesario analizar el sistema de comunicaciones de la región, a nivel interno y externo, sobre todo teniendo en cuenta la situación geográfica y la propia configuración de dicha región. Y es que Tabasco se mostró, desde la época prehispánica, especialmente desde el postclásico tardío, como un área de confluencia de rutas, que unía las regiones del altiplano mexicano con las comunidades mayas de la península yucateca y con la región septentrional de la América Central. Unas comunicaciones marcadas, sin duda, por la importancia que tuvo el sistema fluvial como eje vertebrador de la economía y la sociedad tabasqueñas. Palabras clave: Tabasco, comunidades prehispánicas, comunicaciones, asentamientos, límites. Abstract: The Tabasco territory, situated in the Southwest of Mexico, at the moment of the Spanish arrival extended north-south from the Gulf of Mexico to the Chiapas mountain range and west-east from Tenosique at the Usumacinta River to Tupilco Lake. In this article it will be analysed the peculiar linguistic and political division of this territory all along the prehispanic period with three well defined
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natural regions, Chontalpa, Ríos de Usumacinta and la Sierra, where most of the towns were concentrated, ordinarily built by the shores of rivers and lakes. Besides, it is necessary to analyse the regional ways of communication within the region and toward the outside, keeping in mind the geographic situation and structure of the region. Tabasco appears from the beginning of its history, especially from the late post-classic period, as an area of crossroads that linked the high Mexican plateau to the Mayan communities of the Yucatan peninsula and Northern Central America. These ways of communication were marked by the high relevance of the fluvial system to connect the Tabasqueña economy and society. Keywords: Tabasco, Prehispanic Indian Communities, Communications, Settlements, Limits.
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EL CONCEPTO DE FRONTERA EN LA HISPANIA TARDOANTIGUA: DE LIMES A CONFINIUM The Concept of Frontier in Late Antique Hispania: From Limes to Confinium Pablo Poveda Arias Universidad de Salamanca Resumen: Tradicionalmente la frontera romana y tardoantigua era designada con el término limes, haciendo éste alusión a una línea militar nítida que separaba dos entidades políticas contrapuestas. Sin embargo, la historiografía de los últimos veinte años ha podido comprobar, no sólo que el término limes es inapropiado para designar a la frontera, sino también que el concepto que se tenía de ella no se corresponde con la realidad de la época. Hispania no es una excepción, viendo en ella cómo a lo largo de toda la Antigüedad tardía las fronteras que tuvieron vigencia en la misma responden a una realidad espacial de carácter amplio, que incluso podía abarcar una región entera. Palabras clave: frontera, Hispania, Antigüedad tardía, Limes, Confinium, Historiografía. Abstract: The frontier concept in Roman and Late Antiquity periods has been traditionally expressed by the term limes, which was related to a precise military line used to keep two opposite political entities separated. However, during the last twenty years, the recent historiography has proved not only that limes is an inappropriate term to name a frontier, but also that the traditional concept of frontier does not correspond to reality in the mentioned periods. Hispania is no exception, given that what was considered as a frontier throughout Late Antiquity consisted of a wide spatial reality, even covering an entire region. Keywords: Frontier, Historiography.
Hispania,
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Late
Antiquity,
Limes,
Confinium,
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… PORQUANTO O DICTO MOESTEYRO STA EM TERRA DE SEUS JMIGOS... EL PATRIMONIO TRANSFRONTERIZO DEL MONASTERIO GALLEGO DE SANTA MARÍA DE OIA EN PORTUGAL DURANTE LA EDAD MEDIA …Porquanto o dicto moesteyro sta em terra de seus Jmigos... The Cross-Border Patrimony of the Galician Monastery of Santa María de Oia in Portugal During the Middle Ages Ana Paula Leite Rodrigues1 Universidade de Santiago de Compostela Instituto de Estudos Medievais/FCSH-Universidade Nova de Lisboa Resumen: El considerable conjunto patrimonial que el monasterio gallego de Santa María de Oia poseyó a lo largo de la Edad Media en territorio portugués lo convirtió en una institución transfronteriza. El hecho de ser señor en tierra ajena dio lugar al establecimiento de intensas relaciones con la Corona portuguesa, reflejadas a través de los variados contactos mantenidos con los diferentes reyes de Portugal, entre los siglos XII y XV. El objetivo de la presente comunicación es, pues, el de reflexionar sobre las relaciones entre el monasterio de Oia y los reyes de Portugal –de Afonso Henriques a Afonso V– a través de la estela dejada por la documentación medieval del cenobio y de las cancillerías de algunos de los monarcas portugueses. Palabras clave: Edad Media, Monasterio de Santa María de Oia, Frontera gallego-portuguesa, Corona de Portugal, conflictos castellano-portugueses Abstract: The amount of properties which the Galician monastery of Santa María de Oia had in Portugal through all the Middle Ages made it an important cross-border seigniorial institution. Because of this, the relations between the monastery and the Portuguese kingdom authorities were a reality since the twelfth century until de fifteen century. The aim of this text is to present the main characteristics and historical contexts of the connection between Oia’s monastery and the Portuguese kings –from Afonso Henriques to Afonso V– through the trail of the monastery’s medieval documentation and the one of the Portuguese medieval kings chancelleries. Keywords: Middle Ages, Monastery of Santa María de Oia, GalicianPortuguese Frontier, Portuguese Kingdom, Castilian-Portuguese Wars.
1 Becaria de doctorado de la Fundação para a Ciência e Tecnologia. 124
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TERRITORIO, IDENTIDAD Y CONFLICTO EN EL IMPERIO OTOMANO: EL CASO DE ARGELIA Y TÚNEZ EN EL S. XVII Territory, Identity and Conflict in the Ottoman Empire: the Case of Algeria and Tunisia in the XVIIth Century Carla Ramos García Universidad de Salamanca Resumen: El establecimiento de fronteras territoriales de carácter político es un paso esencial para la institucionalización de una diferencia en la identidad. En el caso de Argelia y Túnez este proceso se llevó a cabo a partir de la llegada del poder otomano, que se encargó de ordenar el espacio norteafricano. A partir de aquí las autoridades de cada provincia evolucionaron de manera particular, y su mayor o menor identificación con el territorio, unido a factores económicos, dio lugar a continuos conflictos que caracterizaron todo el siglo XVII. Palabras clave: Argelia, Túnez, territorio, identidad, s. XVII. Abstract: The establishment of territorial borders of political nature is an essential step in the institutionalization of an identitary difference. In the case of Algeria and Tunisia, this process took place after the arrival of the Ottoman Empire, which was in charge of ordering the North African area. From that moment the authorities of each province evolved in a particular way, and their degree of identification with territory, in addition to economic factors, would result in continued conflict that characterized the seventeenth century. Keywords: Algeria, Tunisia, Territory, Identity, 17th Century.
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LA FIEBRE DEL ORO Y LA EXPANSIÓN AL OESTE Gold Fever and Westward Expansion Cristina Barrientos Martín Mª José Manrique Barranco Universidad de Granada Resumen: Cuando en enero de 1848 se encontró oro en el Valle del Sacramento –California– estaba ante el inicio del que sería un movimiento social y migratorio sin precedentes en la Historia de los Estados Unidos y el comienzo del sueño dorado de una época. El país, que ya se extendía hasta el Pacífico, vio en el dorado metal la ocasión perfecta para sacar un gran rendimiento económico y conseguir dominar y poblar eficientemente un territorio que hasta ese momento era casi un desierto demográfico. Ni los peligros, ni las duras condiciones de vida, hicieron desistir a los miles de fortyniners que llegaron desde todo el mundo, impulsados por el sueño de amasar una gran fortuna. Este hecho, conocido como el ‘sueño californiano’, fue dirigido principalmente por los periódicos de la época y el gobierno federal. Sin embargo, la fiebre del oro tuvo consecuencias importantes en California, pues alteró para siempre la estructura del territorio y la concepción que se tenía de él, convirtiéndola en la eterna ‘tierra de los sueños’. Con esta comunicación, pretendemos analizar la llamada fiebre del oro en California y las transformaciones –a nivel poblacional, económico, social, político y ecológico– que sufrió dicho territorio y qué provocó que en nuestro imaginario colectivo California se convirtiese en el lugar donde todo hombre, mujer y niño, podía hacerse a sí mismo. Palabras clave: Lejano Oeste, Fiebre del Oro, California, frontera, minería. Abstract: In January 1848, when gold was found in Sacramento Valley, California, officially began what would be an unprecedented migration and social movement in U.S. history and the beginning of the well-known golden rush. The country, already stretched to the Pacific, saw with that whinny metal the perfect opportunity to make a great economic comeback, good enough to colonize efficiently a territory that until then, it had almost been a desert. In spite of the dangers or the harsh living conditions could stop the thousands of forty-niners who came from all over the world, 126
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driven by a dream to amass a fortune. This fact commonly known as the California Dream was primarily led by the newspapers of that time and the federal government. However, the gold rush in California had important consequences like changing forever the structure of the territory and the conception of it that is the called “eternal dreamland”. As a result, in this article we have analyzed what is known as the ‘Californian gold rush’ and its development –at a population, economic, social, political and ecological level– that suffered the territory as the facts that placed California in people’s collective imagination as the place where every man, woman and child, could pursuit happiness. Keywords: Far West, Gold Rush, California, Frontier, Mining.
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Volvían con un poco más de luz en los ojos.Entre Aragón y Catalunya. Migraciones y militancia They Came Back with a Little More Light on the Eyes. Migration and Militancy between Aragon and Catalonia Assumpta Castillo Cañiz Universitat Autònoma de Barcelona Resumen: Una migración implica mucho más que el movimiento físico de una persona de un lugar a otro. También migran la experiencia, el bagaje personal, profesional, político y militante de aquéllos o aquéllas que mudan su lugar de residencia, de sociabilidad, y llegan a lugares nuevos donde los que habían sido sus mundos hasta la fecha se ven sustituidos por otros: otros espacios, otras gentes, otros ámbitos de relación. Cuando estas personas vuelvan a sus lugares de origen después de haber pasado por uno o más sitios, ya no serán las mismas; llevarán algo más que equipaje en la maleta. De este modo, con la presente propuesta pretendo abordar el fenómeno del colectivismo agrario durante la Guerra Civil española desde un nuevo prisma de estudio, el de las migraciones. Migraciones llevadas a cabo por algunos de los protagonistas del 36 y otros conflictos previos. El espacio elegido es la retaguardia republicana aragonesa en su parte más oriental, la Franja, en contacto con Catalunya, y las migraciones objeto de estudio son las que tienen el territorio catalán como destino. El propósito de este análisis es encontrar los puntos de contacto de estas olas migratorias con la movilización obrera sindical catalana, en concreto con aquélla de signo anarcosindicalista, y el carácter de ésta como herramienta para la comprensión de conflictos y adquisición de militancia. Muchos de estos movimientos migratorios serán estacionales, con lo que a su retorno al lugar de origen desarrollarán nuevas prácticas políticas y sindicales, una “importación de militancia” en toda regla. Por tanto, nuestro objetivo último es profundizar en el desarrollo de las culturas políticas, entendiendo que éstas evolucionan a partir de continuidades y elementos de desarrollo tales como el contacto territorial y humano. Palabras clave: migraciones, Aragón, Catalunya, anarcosindicalismo, colectivizaciones. Abstract: A migration implies more than a physical movement from one place to another: personal, professional, political and militant experiences 128
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also migrate. Immigrants change their place of residence and the place of sociability: those which had been their worlds until the date are replaced by others. They find other spaces, other people and other relationships. When these people return to their place of origin, they won’t be the same ones; they will bring something more on their package. Thus, with this proposal we want to approach the phenomenon of the agrarian collectivism during the Spanish Civil War from a new point of view, the migrations one. Migrations carried out by some of the principal actors during the facts of 1936, and other previous conflicts. We focus on the eastern Aragon republican rearguard, in contact with Catalonia, and the migrations are those going to the Catalan territory. The aim of this analysis is to find the contact points between this migratory flow and the Catalan working class mobilization, specifically the anarchosyndicalist one. I argue that this connection is a tool for understanding conflicts and acquisition of militancy. Most of these migrations were seasonal, so when they return to their place of origin they will bring new political and syndicalist practices, a real “import of militancy”. Therefore, our final goal is deep in the development of political cultures as they evolve through territorial and human contact. Keywords: Migrations, Collectivizations.
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Aragon,
Catalonia,
Anarcho-Syndicalism,
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CONSECUENCIAS Y LÍMITES AL CONCEPTO EUROPEO DE FRONTERA EN ÁFRICA. SECESIONISMO Y CONEXIONES TRANSNACIONALES EN CABINDA Consequences and Limits to the European Concept of Border in Africa. Secessionism and Transnational Connections in Cabinda Carlos Tabernero Martín Universidad Autónoma de Madrid Resumen: Desde los primeros contactos entre europeos y habitantes del África sub-sahariana allá en el s. XV, la asimétrica transmisión de ideas y conocimientos, de mercancías y capital, ha marcado la relación entre ambas poblaciones. Entre las primeras se encuentra un concepto, el de frontera, cuya significación conflictiva y excluyente, construida y modificada desde Europa, ha ido transformando la mentalidad de muchos africanos, pertenecientes en su mayoría a las élites políticas que aún hoy gobiernan el continente. Fruto de ello, se encuentran relaciones conflictuales por la delimitación del territorio, surgiendo así movimientos de corte secesionista en varios puntos del África sub-sahariana. Sin embargo, y frente a ello, se encuentra un imaginario de resistencia a la concepción europea de la frontera, que se ha mantenido entre otros tantos habitantes del continente y que ha limitado la imposición de la misma como barrera excluyente y diferenciadora a nivel social y económico. Este hecho ha fomentado la multiplicación de conexiones transnacionales, de relaciones transfronterizas, de migraciones incontroladas para los administradores coloniales primero y para los gobernantes de los estados independientes después, que conlleva una visión diferente de la frontera en África, como canal en vez de como barrera. A través del ejemplo del exclave angoleño de Cabinda, donde secesión y transnacionalismo chocan, conviven y se entremezclan, se analizará la progresión histórica de estos dos imaginarios en África. Palabras clave: África, frontera, secesionismo, conexiones transnacionales, Cabinda. Abstract: Since the first direct contacts between European people and the inhabitants of Sub-Saharan Africa in the 15th Century, the asymmetric transmission of knowledge, goods and capital has defined the relationship between both populations. Between these ideas, appears the concept of 130
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border, constructed and modified in Europe in a conflictive and exclusive meaning that has changed the imaginarium of a lot of Africans, most of them belonging to the political elites that govern the continent. Nowadays, because of it, there are a lot of conflictive relationships because of the limits of the territories. In contrast to this situation, there is a resistance imaginarium to the European concept of border that some Africans kept. This situation has limited the imposition of the border as an exclusive limit, and has allowed the grown of transnational connections, transbordering relations and unrestrained migrations that prove the different concept of the border for the Africans, who think in it as a channel more than as a limit. Thanks to the Cabinda example, where secession and transnationalism clash, coexist and mix with each other, I will analyze the historical progression of this two ways of thinking the border in Africa. Keywords: Africa, Border, Secessionism, Transnational Connections, Cabinda.
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LA CREACIÓN DE LOS “ESTADOS UNIDOS” DE EUROPA: LA UNIÓN EUROPEA The Creation of the “Union States” of Europe: the European Union David Díaz Sánchez Universidad Autónoma de Madrid Resumen: La presente comunicación quiere mostrar un repaso a la formación de la actual Unión Europea, cómo empezó siendo una unidad económica para comerciar entre los países miembros y cómo, poco a poco, esa unión se ha ido ampliando y ha pasado de ser solamente económica a trasladarse a otras esferas como la política exterior, la justicia, etc.; y derribando barreras como las fronteras de los distintos países miembros entre ellos, cuya finalidad es crear un organismo común que pueda no sólo competir contra otros países más poderosos como Rusia, Estados Unidos o China, sino simplemente no estar a merced de ellos. El objetivo de la Unión Europea es que algún día lleguen a ser tan importantes internacionalmente como otras potencias mundiales, pero para ello deben conseguir primero una unión real de los Estados europeos que a día de hoy no se sabe si es verídica o ficticia, aunque los datos muestren una cosa y los hechos otra. Palabras clave: tratado, unión, cooperación, política. Abstract: This communication wants to show an overview of the formation of the European Union today, what began as an economic unit to trade between member countries and how, little by little, that union has expanded and has evolved from economic to move only to other areas such as foreign policy, justice, etc., and breaking down barriers and boundaries of the various member countries including the aim of creating a common organism that can not only compete with other powerful countries like Russia, the U.S. or China, but just not at the mercy of them. The aim of the EU is to someday become as important internationally as other world powers, but they must first get a real union of European states today is not known whether true or fictitious, although data show one thing and acts another. Keywords: Treaty, Union, Cooperation, Politics. 132
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TERRITORIOS IMAGINARIOS
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ABZU, FUENTE DE VIDA Y CONOCIMIENTO EN LA COSMOVISIÓN DE LA ANTIGUA MESOPOTAMIA Abzu, Source of Life and Knowledge in the Worldview of the Anciente Mesopotamia Aitor Céspedes Suárez Universidad Autónoma de Madrid Resumen: El Abzu, ese océano subterráneo de agua dulce, formó una parte fundamental dentro de la cosmovisión del mundo mesopotámico. El objetivo de este trabajo es dar unas pinceladas generales sobre este lugar mitológico, aproximarse a la concepción que sobre él tenían los antiguos habitantes del Tigris y el Éufrates y mostrar algunas características asociadas al mismo, especialmente lo concerniente al Abzu como fuente de vida y conocimiento. Palabras clave: Abzu, cosmovisión, Mesopotamia, aguas sagradas. Abstract: The Abzu, the underground freshwater ocean, formed a key part of the Mesopotamian worldview. The focus of this paper is to give a general vision about this mythological place, to approach on the conception that the ancient habitants of the Tigris and Euphrates had, and show some characteristics associated with it, especially with regard to the Abzu as source of life and knowledge. Keywords: Abzu, Worldview, Mesopotamia, Sacred Waters.
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ECHARSE AL BOSQUE: REALIDAD Y DISCURSO DE FORAJIDOS EN LAS FORESTAS DE LA EUROPA PREINDUSTRIAL Take to the Woods: Fact and Discourse of Outlaws in Preindustrial Europe Forests Antonio Gómez Rincón Universidad Complutense Resumen: Desde la más temprana Antigüedad hasta el comienzo de la época industrial, el bosque aparece representado como un territorio desconocido y mágico. Aquí, intento demostrar que dicha imagen es paralela a una realidad histórica: quién no puede vivir en la comunidad humana huye a refugiarse al bosque, donde colectivamente se reorganiza como contra-poder, y en ocasiones regresa a la ciudad para batir a la autoridad. Analizo esta realidad a través de diversas narraciones, ya sean míticas, heroicas o históricas, desde Enkidu hasta Robin Hood, pasando por la bagauda o los golfines, haciendo hincapié en el carácter permanente del paradigma del bosque. Palabras clave: bosque, forajido, Robin Hood, Bagauda. Abstract: Since earliest Antiquity until industrialization beginning, forest is represented as a magic and unknown landscape. Here I try to prove that this picture is parallel to an historical reality: who cannot live in human community flew to the forest, where they reorganise themselves collectively as an anti-establishment power and on occasion come back to the city to defeat the authority. I analyse this reality through different narratives, whether they are mythic, heroic or historic, from Enkidu to Robin Hood, passing through the bagaudaeor the golfines, emphasizing the permanent character of the paradigm of forest. Keywords: Forest, Outlaw, Robin Hood, Bagauda.
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Amazonia. Lugar imaginario, lugar de inspiración. Del Romanticismo al Modernismo The Amazonia. Imaginary Place, Place of Inspiration. From Romanticism to Modernism Paulo H. Duarte-Feitoza Universitat de Girona Resumen: El “descubrimiento” de América supuso para el curso de la Historia un punto de inflexión que todavía sigue generando debate en diversos ámbitos académicos. Cuando los europeos llegaron a América, el impacto de la floresta virgen fue trascendental. Proyectaron sobre ella una idea fantástica de “paraíso” que abundaba entonces en la literatura y las artes europeas. Pese a tener una existencia física, ese “paraíso”, que posteriormente sería bautizado como Amazonia, sufrió una mitificación que influenció a las mentalidades de todas las épocas. Hoy día se ha convertido en un “lugar” simbólico de las Américas y en algunos casos incluso símbolo nacional, inspirando a artistas, poetas y escritores. Este artículo tiene la voluntad, pues, de analizar la presencia de la Amazonia, como “lugar mítico” con toda su diversidad natural, cultural y humana en la Historia del Arte brasileño desde el Romanticismo hasta el Modernismo. Palabras clave: Brasil, Amazonia, Romanticismo, Modernismo, Arte. Abstract: The “discovery” of America was, for the course of History, a turning point that is still generating debate in various academic fields. When Europeans arrived to America, the impact of virgin forest was transcendental. They projected on it a fantastic idea of “paradise” abounded then in European literature and the arts. Despite having a physical existence, this “paradise”, named later Amazonia, was mythologized influencing the minds of all ages. Today it has become a symbolic “place” of the Americas and in some cases even as a national symbol, inspiring artists, poets and writers. This essay is willing, therefore, to analyze the presence of the Amazonia, as a “mythical place” in all its natural, cultural and human diversity in the Brazilian History of Art from Romanticism to Modernism. Keywords: Brazil, Amazonia, Romanticism, Modernism, Art.
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YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS Y JUEGOS DE ROL: UNA RELACIÓN MÁS ALLÁ DEL MERO SAQUEO Archaeological Sites and RPGs: More than a Relationship beyond the Mere Plundering Héctor Sevillano Pareja Mª de los Reyes de Soto García1 Universidad de Salamanca Resumen: En esta comunicación pretendemos desentrañar la relación que existe entre los yacimientos arqueológicos y su mención en los libros de juegos de rol¸ puesto que este tipo de entretenimiento, en múltiples ocasiones, presenta un trasfondo histórico. A los aficionados a los juegos de rol no les resultan extrañas expresiones como “saquear el Dungeon” o “a la caza del tesoro”, pero ¿existe algo más a parte de la simple destrucción de un yacimiento? Es por ello que intentaremos estudiar qué yacimientos aparecen y cómo son tratados; si existen épocas históricas recurrentes o sí en este tipo de literatura se da un tratamiento correcto a los enclaves arqueológicos, más allá de la mera recuperación de artefactos de civilizaciones extintas. Palabras clave: Arqueología, yacimientos, arqueólogo, juegos de rol, visión social. Abstract: In this paper we aim to find the relationship between archaeological sites and its mention in RPGs´ books, because this type of entertainment, on multiple occasions, has a historical background. For the fans of RPGs are not strange expressions like “raid the Dungeon” or “treasure hunting”, but is there anything else besides the mere destruction of an archaeological site? That is why we try to study what kind of sites are and how they are treated, recurrent historical periods or if in this literature is given proper treatment to archaeological sites beyond the mere recovery of artifacts from extinct civilizations. Keywords: Archaeology, Archaeological Site, Archaeologist, Roleplaying Games, Social Perception.
1 Beneficiaria de una beca de Personal Investigador de Reciente Titulación Universitaria subvencionada por la Junta de Castilla y León y el Fondo Social Europeo. 138
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ESPACIO AGRARIO
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Azudes, presas y molinos: evolución histórica de estrategias hidráulicas en los Ojos del Guadiana Azudes, Hydraulic Dams and Mills: Historical Evolution of Hydraulic Strategies in Ojos del Guadiana Miguel Torres Mas1 Universidad de Castilla-La Mancha Resumen: Los Ojos del Guadiana se sitúan entre los actuales términos municipales de Daimiel y Villarrubia de los Ojos2, en la provincia de Ciudad Real, y se corresponden con unos manantiales de agua rebosaderos del acuífero 23 de La Mancha Occidental. Este afloramiento, originado por una surgencia cárstica local, forma parte de un tramo del río Guadiana3, y ha sido parte activa en el asentamiento de grupos humanos desde tiempos pretéritos. La existencia de este recurso dentro de un territorio circundante caracterizado por un estructura hidrogeológica discontinua en el espacio e intermitente en el tiempo, facilitó la presencia de comunidades humanas en su alrededor, uniéndose a la alta capacidad agropecuaria de su subsuelo, generando, por tanto un espacio significativamente antropizado. En este sentido, estas sociedades presentes en la zona han tratado de adaptarse a la realidad del medio a través del control y explotación de todos los recursos potenciales, generando sistemas que permitieran un aprovechamiento eficaz de los mismos. A través de esta comunicación se realiza un análisis descriptivo de las diferentes estrategias integrales desarrolladas en este espacio natural, y que a través de unos elementos constructivos concretos y una secuencia cronológica han generado un impacto definido sobre todo su entorno. Palabras clave: azud, presa hidráulica, molino harinero, Ojos del Guadiana, desecación.
1 Arqueólogo. 2 Se sitúan a unos 8 kms al noreste del casco urb ano de Daimiel y 10 kms al sureste del de Villarrubia de los Ojos. 3 No entramos en el debate de sí se trata de un afloramiento propio del río Guadiana en sí o se corresponde con un curso del Guadiana diferente, tomando como el Guadiana de Ruidera tiene su término natural en el Záncara, a partir del río Viejo y valle del Guadiana Alto (SERNA y GAVILA, 1995: 333). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Abstract: Ojos del Guadiana is situated between Daimiel and Villarrubia de los Ojos, in the province of Ciudad Real, and consitute oerflows springs aquifer 23 wertern of La Mancha. This upwelling, caused by an upwelling local karst, in part of the river Guadiana, and has been active in human settlement since past. The existence of this source of water within a surrounding territory cahracterized by a discointinuous hydrogeological structura in space and intermiettent in time, providedad the presence of communities around them, coupled with high agricultural capacity of the subsoil, creating, therefore a anthropized significantly space. All these communities in the territory have tried to adapta to the reality of the environmente through the control and exploitation of these resources, creating systems that allow effective use of such. Throgh this communication is a descriptive analysis of the various comprehensive strategies developed in this natural space, and through a concrete building elements and timing have generated a definite impacto on its surroundings. Keywords: Azud, Hydraulic Dam, Flour Mill, Ojos del Guadiana, Desiccation.
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MARRUECOS COMO ESPACIO AGRÍCOLA. LA PROPAGANDA COLONIALISTA, UNA HERRAMIENTA PARA LEGITIMAR LA OCUPACIÓN DEL ESPACIO AGRARIO MARROQUÍ Morocco as Agricultural Space. The Colonialist Propaganda, Tool for Legitimate the Occupation of Agrarian Moroccan Space Jesús Marchán Gustems4 Universidad de Castellón Resumen: La explotación económica del protectorado español del norte de Marruecos conllevaba varias dificultades, debido especialmente a la campaña militar para terminar con la resistencia armada local. Tras la creación de una imagen adecuada para propiciar la explotación agrícola de las tierras marroquíes en el siglo XIX, a partir de 1912 se redoblaron los esfuerzos propagandísticos con el fin de atraer colonos al protectorado. En esta investigación analizamos el papel de varios autores que aportaron su granito de arena para favorecer la explotación agrícola del protectorado. Palabras clave: Marruecos, colonización agrícola, tierras, viajeros, protectorado. Abstract: The economic exploitation of the Spanish protectorate in northern Morocco entailed several difficulties, especially due to the military campaign to end the local armed resistance. After the creation of an appropriate image to promote the agricultural exploitation of Moroccan lands in the nineteenth century, since 1912 the propaganda efforts were increased to attract Spanish settlers to the protectorate. In this research we analyze the role of various authors who contributed to encourage the agricultural exploitation of the protectorate. Keywords: Morocco, Protectorate.
Agricultural
Colonization,
Lands,
Voyager,
4 Investigador de la Universitat Pompeu Fabra. Investigación enmarcada en el proyecto “Transiciones imperiales. Cambio institucional y divergencia. Un análisis comparado de la trayectoria colonial y postcolonial de las posesiones españolas en América, Asia y África (1500-1900)”, Referencia HAR2009-14099-C02-01. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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TIERRA Y AGUA: L’HORTA DE VALÈNCIA EN EL SIGLO XV Ground and Water: L’Horta de València in the 15th Century Sandra Cáceres Millán Universitat de València Resumen: L’Horta de València se ha erigido como un lugar de encuentro entre las personas y el medioambiente. Es en la época medieval donde esta relación se consolida dando lugar a la creación de todo un sistema de regadío que nace en época musulmana y se mantiene con la llegada de contingentes feudales de manos del rey Jaume I en el siglo XII. A lo largo de la Edad Media, en especial con la feudalización del espacio, este territorio apenas sufre cambios. La consolidación de València como capital del reino y como una de las ciudades preeminentes del Mediterráneo imploca nuevas formas de organización, de cultivo y de parcelación adecuadas a las exigencias alimentarias, de abastecimiento y, sobre todo, adaptadas al nuevo marco legislativo, ‘els Furs’. Asimismo, se intuye una extrema fragmentación de la propiedad acompañada de nuevas formas de habitación y explotación. En este momento, L’Horta, vive una reagrupación poblacional pasando de un hábitat disperso, donde la tierra estaba salpicada de pequeñas alquerías, a otro donde esas alquerías se agrupan para mantener pequeños núcleos de población que viven de lotes de tierra irrigadas por las acequias que dibujan el perfil de este paisaje5. De nuevo, este territorio no se puede entender sin la imbricación de la ciudad. Y es que, València, lo hace suyo haciéndolo formar parte de la “especial contribución” un lugar propiedad de la ciudad aunque reconociendo la entidad de esas alquerías que se reducen a pequeños espacios de explotación dependientes del municipio. Es así como se produce la perfecta conjugación del espacio y el hombre y la mujer dando como fruto un territorio muy fértil a la par que apetecible para los más potentados del lugar. Palabras clave: València, regadío, s. XV, huerta, alquería.
5 La palabra alquería deriva del término árabe Quarya que identificaba a un grupo más o menos numeroso de casas La mayoría estaban vinculadas directamente a la red de acequias de la huerta y eran de un tamaño cercano o por encima del centenar de “jovades” (unidad de medida del territorio equivalente a unas tres hectáreas). 144
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Abstract: L’Horta de València has emerged as a meeting place between man and environment. It is in Middle Ages when the consolidation of this relationship has as a result the creation of an irrigation system, born in the Muslim period and remained with the King Jaume I feudal contingents arrive in the twelfth century. Throughout the Middle Ages, especially with the space feudalization, this territory unchanged. With the consolidation of València as the royal capital and one of the most important cities in the Mediterranean sea, in the lanscape grows new forms of organization, culture and ground work adapted to the new laws, ‘Els Furs’. There is an extreme fragmentation of the land, which is accompanied by new ways of living and work land. Now, L’Horta, is an space that has a concentration of population (who lived before in a scattered habitat where land had small farms) and where these farmhouses are grouped with small population who lives in plots of land irrigated by the canals that draw the profile of this landscape. Again, this area can not be understood without the power of the city. For that, València, has this space, the ‘special contribution’, like a city-owned while it recognizes the entity of these farmhouses that are reduced to small operating spaces subsidiaries of the municipality. Therefore there is a perfect combination of space, which has as a result a highly fertile land so interesting for the city patriciate. Keywords: València, Irrigating, 15th Century, Orchard, Farmhouse.
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PÓSTERES
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El revestimiento mural, un oficio a conservar Wall Cading Made, Preserving a Craft Heritage Manuel Alpresa León Universidad de Sevilla Resumen: La desfiguración de “Los Lugares de la Historia”, por inadecuadas intervenciones sobre el patrimonio monumental, es una continua afrenta a la totalidad de los acontecimientos que propiciaron que esos conjuntos sean una realidad. Para la Historia del Arte resulta esencial el conocimiento de lo que aportaron los oficios tradicionales a la hora de configurar el patrimonio histórico-artístico, pues viene a resultar un fiel reflejo de nuestro acervo cultural, a veces, de similar importancia a la obra de arte final. La pérdida patrimonial de la “epidermis” de dicho patrimonio creada a base de morteros tradicionales de yeso y/o cal, es un claro ejemplo de la poca valoración que tienen las manifestaciones artísticas que configuran el patrimonio etnológico, etnográfico o inmaterial, entre otros. El ostracismo que sufre el oficio de estuquista o estucador en la actualidad, debe de generar una profunda reflexión sobre el continuo vituperio que sufren las representaciones artísticas que tan egregio oficio creó en nuestro inmenso patrimonio monumental. Palabras clave: patrimonio cultural, monumentos, estuco, Historia del Arte. Abstract: Due to some inappropriate restorations of the built heritage, defacement of “Historical Places” is an affront to the background which allowed this architectural ensemble to be a reality. Knowing how traditional trades contributed to shape the historical and artistic heritage is considered as essential by Art Historians, because these crafts are a faithful reflection of our cultural patrimony, and sometimes, as important as the final artwork. Relating to this heritage, the loss of the “epiderm” made of traditional mortars (gypsum or lime) shows significantly the lack of interest of the artistic events which establish their authority on ethnologic, ethnographic or immaterial patrimony, amongst other things. The banishment currently suffered by stucco craftsmen must generate a profound reflection about the unceasing disgrace of the artistic representations that a so honorable profession created in our considerable monumental heritage. Keywords: Cultural Heritage, Monuments, Stucco, History of Art. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Los complejos funerarios como una encrucijada de culturas. Un caso de la Inglaterra victoriana: el cementerio de Highgate de Londres The Funerary Complex as a Crossroads of Cultures. A Case of Victorian England: Highgate Cemetery in London María Victoria Álvarez Rodríguez Universidad de Salamanca Resumen: Tradicionalmente se ha considerado a los cementerios enclaves situados entre dos mundos, el de los muertos y el de los vivos. Son muy numerosas las culturas que los han tenido por puertas de acceso a una dimensión de ultratumba, aunque los estudios que se han realizado en época moderna demuestran que su auténtica importancia residía en su trascendencia como “Lugares de la historia” en los que la mentalidad de cada una de esas culturas se encontraba presente. Analizando las manifestaciones artísticas funerarias realizadas a lo largo de los siglos se obtiene una panorámica de cómo evolucionó el pensamiento de hombres y mujeres en relación con el concepto de la muerte que presidía estos programas iconográficos. Uno de los casos más llamativos de este fenómeno es el del cementerio de St. James en Highgate, al norte de Londres. Construido en la primera mitad del siglo XIX, se convirtió con el paso de las décadas en un lugar de enterramiento de moda para la clase acomodada. Las recientes tareas de restauración que se han llevado a cabo en el complejo, después de haber permanecido durante buena parte del siglo XX en el abandono, han descubierto un rico patrimonio arquitectónico en el que queda de manifiesto cómo el concepto de la muerte de la época victoriana bebía directamente de las fuentes antiguas, rastreándose en sus monumentos la influencia de Egipto, de Grecia, de Roma y de la Europa medieval. En nuestro estudio pretendemos centrarnos en la fascinación que los programas iconográficos egipcios ejercieron sobre estos monumentos funerarios, actualizando numerosos elementos tanto simbólicos como arquitectónicos que se acabaron convirtiendo no sólo en Inglaterra, sino en todo Occidente, en una creación puramente romántica. Palabras clave: cementerios, arquitectura, iconografía, Egipto, Highgate.
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Abstract: Traditionally we have considered cemeteries as an enclave between two worlds, the one of the dead and the one of the living. A great number of cultures have thought of it as a gateway to a dimension beyond the grave, although studies made in modern times show that its real importance lay in its significance as “places of history” in which the mentality of each of these cultures was present. Analyzing the funerary art forms made over the centuries we can get an overview of the evolution of men’s and women’s mentality in relation to the concept of death that presided these iconographic programs. One of the most interesting examples of this phenomenon is St. James Cemetery in Highgate in north London. Built in the first half of the 19th century, it became over the decades into a fashionable burial place for the gentry. Recent restoration works that have been carried in this place, after having spent much of the 20th century in the abandonment, have discovered a rich architectural heritage that shows how the concept of death in the Victorian era was directly inspired by ancient sources, and how Egypt, Greece, Rome and the Medieval Europe influenced its monuments. In our study we intend to focus on the fascination that Egyptian iconography exerted on these funerary monuments, updating both symbolic and architectural elements that eventually became a pure romantic creation, not only in England but also throughout Occident. Keywords: Cemeteries, Architecture, Iconography, Egypt, Highgate.
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La actitud política de la población reflejada en el espacio urbano. El caso de la ciudad de Séforis en la Palestina romana The Political Attitude of Population Reflected on the Urban Space. The Case of the City of Sepphoris in Roman Palestine
Begoña Echabe Pérez Universidad de Deusto
Resumen: El Imperio romano difundió un modelo urbanístico muy característico, que las comunidades que se encontraban bajo su dominio fueron adaptando con el tiempo. La presencia de estos elementos en urbes localizadas fuera del territorio itálico pudo significar, no solo un gusto por la estética romana o unas instituciones constituidas por romanos, sino la actitud pro-romana de la población. Esto se puede ver en Séforis, una ciudad judía en Galilea. El estudio conjunto de fuentes arqueológicas y literarias presenta una ciudad con elementos característicamente romanos y una población mayoritariamente judía. Desde la primera guerra judía (66-70 d.C.), los seforitas optaron por ser fieles a Roma. En las décadas siguientes, la ciudad experimentó un notable desarrollo arquitectónico, que culminó hacia finales del siglo II. Por estas fechas, recibió la municipalidad y se estableció un pacto entre el consejo de la ciudad y el senado romano. Es decir, el espacio urbano refleja la actitud política de los seforitas. La ciudad se convirtió en un enclave aliado de Roma en Galilea, sin renunciar a su identidad judía. Su esplendor urbanístico coincidió con su consolidación como el más importante centro rabínico de su época. Palabras clave: ciudad, política, Roma, Galilea, Séforis. Abstract: The Roman Empire spread a very characteristic urban model, which was adapted throughout the centuries by its subjugated peoples. The presence of these elements in cities outside the Italian Peninsula could mean not only imply taste for Roman aesthetic or political institutions constituted by Romans, but the pro-Roman attitude of the population. This can be seen in Sepphoris, a Jewish city in Galilee. The joint study of literary and archaeological sources shows a city with characteristically Roman elements and a mainly Jewish population. Since the First Jewish-Roman War (66-70 A.D.), Sepphorites chose to be loyal to Rome. In the following decades, the city underwent a remarkable architectural development, reaching its height near the end of the second century. Around this time, it received the 152
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municipality and there was a treat between the city council and the Roman senate. That is, the urban space reflects the Sepphorite political attitude. The city turned into an ally settlement of Rome in Galilee, without giving up its Jewish identity. Its urban splendour coincided with its consolidation as the most important rabbinical centre at that time. Keywords: City, Politics, Rome, Galilee, Sepphoris.
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LAS FACHADAS DE LA MEMORIA: ESCUDOS Y BLASONES EN LA VILLA DE TURÉGANO The Facade of Memory: Shields and Crests in Turégano David Espinar Gil Universidad Complutense de Madrid Resumen: La heráldica se presenta de muy diversas formas y estilos. En la villa segoviana de Turégano se han conservado en piedra varios escudos que atestiguan un pasado y guardan un especial significado para la historia local. Con este póster se presenta el significado heráldico e histórico de cada ejemplar de cara a una nueva aportación a la historia local. Palabras clave: Turégano, señorío episcopal, escudo, armas. Abstract: The heraldry appears in many shapes and styles. In Turégano (Segovia) there have remained several shields in stone that testify a past and contain a meaning in understanding the local history. This poster presents the heraldic and historical meaning of every one towards a new contribution to the local history. Keywords: Turégano, Episcopal Dominion, Shield, Weapons.
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El Cine como Testimonio Histórico. La descolonización de Argelia The Cinema as a Historical Testimony. Decolonization of Algeria Ana Gontad Fontán Universidad de Santiago de Compostela Resumen: El proceso de descolonización de Argelia y las duras medidas conservacionistas tomadas por el gobierno francés al respecto dañaron la imagen de la República Francesa de cara al exterior pero también, y principalmente, de cara a sus propios compatriotas. Este pequeño estudio pretende mostrar ese cambio social a través de tres películas: Pépé le Moko, El Soldadito y La Batalla de Argel. Palabras clave: descolonización, Argelia, Francia, cine, Pépé le Moko, Julien Duvivier, El Soldadito, Jean-Luc Godard, la batalla de Argel, Gillo Pontecorvo, FLN, tortura. Abstract: The Algeria decolonization process and the conservationists crackdown carried out by the French) government, damaged the Republic image from the outside but, above all, towards their compatriots. This research tries to demonstrate this social change through three films: Pépé le Moko, The Little Soldier and The Battle of Algiers. Keywords: Decolonization, Algeria, France, Film, Pépé le Moko, Julien Duvivier, Le Little Soldier, Jea-Luc Godard, The Battle of Algiers, Gillo Pontecorvo, FLN, Torture.
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BRASILIA: MITO Y REALIDAD. DE LA FUNDACIÓN A LAS POLÍTICAS DE PRESERVACIÓN Y DESARROLLO Brasilia: Myth and Reality. From the Foundation to the Preservation and Development Policies Lucía Montejo Arnáiz Université de Versailles-Saint-Quentin-en-Yvelines Resumen: En el presente trabajo se aborda la leyenda creada de forma totalmente consciente en torno a la nueva capital de Brasil, la cual la asociaba no solamente a supuestas profecías anteriores sino también al que debía ser el nuevo orden social que ésta traería consigo, para pasar a contrastarla con los verdaderos resultados obtenidos en relación a los problemas de la ciudad y las dificultades para solventarlos debido a la protección de la que el Plan Piloto de Lùcio Costa goza por parte de la UNESCO. Palabras clave: Brasilia, urbanismo, plan piloto, Lùcio Costa. Abstract: This paper addresses the legend that was consciously created about the new capital of Brazil, which associated it not only with previous prophecies but with a new social order, after which we contrast that with the actual results obtained in relation to the city’s problems and the difficulties to overcome them because of the UNESCO’s protection that the Lùcio Costa’s Pilot Plan enjoys. Keywords: Brasilia, Urbanism, Pilot Plan, Lùcio Costa.
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ENTERRAMIENTOS TARDOANTIGUOS EN LA CORNISA CANTÁBRICA: EL CASO DE LA CUEVA DE L’ALBORÁ (ENTRELLUSA, CARREÑO, ASTURIAS) Late Antiquity Burials on the Cantabrian Cast: the Case of the Cave of L’Alborá (Entrellusa, Carreño, Asturias) Adrián Piñán Gargantiel Universidad de Oviedo Resumen: El objetivo de este póster es analizar y conocer los enterramientos que se producen en época tardoantigua (s. IV-VII) en la Cornisa Cantábrica. Así se observa como el cristianismo comienza a aportar influencias funerarias en años posteriores. Al mismo tiempo, va adaptando y reconquistando lo que en ese periodo histórico se estuvo realizando en materia fúnebre en el territorio que hoy conforma el Principado de Asturias. Enterramientos que continuarán hasta época Altomedieval (s. VIII-X), como observaremos en las distintas iglesias cristianas iniciales realizadas sobre zonas de marcado carácter simbólico, al ser ya desde época megalítica destinadas a lugar de enterramiento. Para ello nos basaremos en evidencias de carácter arqueológico en particular analizaremos el caso de la cueva L’Alborá situada en la playa de Entrellusa/Madrebona, (Carreño, Asturias) durante los s. V/VII. Palabras clave: Cornisa Cantábrica, Antigüedad Tardía, cuevas, tumbas, Entrellusa/Madrebona. Abstract: The aim of this poster is to analyze and get to know the burials that took place in the Cantabrian coast during the late antiquity (from the 4th until the 7th century). We can see how Christianity begins to provide funeral influences during the following years. At the same time, it adapts to and retakes what was done on funeral matters in that historical period, in the same territory that nowadays is the Principality of Asturias. The burials continued until the Early Medieval (8th-10th century), as we will see in the different initial Christian churches on areas with a strong symbolic character, as they already were a place for burial since the Megalithic. To do this, we are going to study archaeological evidence, in particular, we will analyze the case of L’Alborá cave located on the beach of Entrellusa/ Madrebona, (Carreño, Asturias) from the 5th until the 7th century. Keywords: Cantabrian Coast, Late Antiquity, Caves, Tombs, Entrellusa/ Madrebona.
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EL PATRIMONIO INMATERIAL EN LA ALTA EXTREMADURA: HISTORIA, LEYENDA Y MITO The Immaterial Patrimony in the North of Extremadura: History, Legend and Myth Juan Pedro Recio Cuesta Universidad de Extremadura/GEHCEx Resumen: El presente texto se centra en un territorio que, a lo largo de la las diferentes etapas de su Historia, a nuestro juicio, es destacable por la existencia de un importantísimo tesoro inmaterial: el conjunto de historias, leyendas o mitos que se conservan, aún hoy en día, dentro del imaginario colectivo y la tradición oral en no pocos lugares de la Alta Extremadura. Palabras clave: leyendas, colectivo imaginario, Cáceres, Extremadura. Abstract: This paper focuses on a territory which, along the different stages of his History, from our viewpoint, is valuable for the existence of an important intangible treasure: the set of stories, legends and myths that are preserved, even today, in the collective imaginary and oral tradition in many places of north Extremadura. Keywords: Legends, Collective Imaginary, Cáceres, Extremadura.
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De la protesta urbana a la demanda ciudadana: movilización vecinal en la génesis de la oposición al franquismo en la ciudad de Valencia (1974-1975) From Urban Protest to Citizen Requests: Neighborhood Mobilization in the Genesis of the Opposition to Franco in the City of Valencia (1974-1975) Maria Valls Gandía Ignasi Escandell García Universitat de València Resumen: El póster que presentamos, intenta analizar dos de los momentos clave para la consolidación del movimiento vecinal de la ciudad de Valencia en los años setenta: la defensa del paraje natural de El Saler y la del cauce del rio Turia como zona verde. La movilización alrededor de estas demandas logró articular y consolidar una oposición vecinal al Franquismo que ya estaba muy presente en otras ciudades del Estado y que en Valencia tenía notables carencias. Palabras clave: vecinos, Valencia, Franquismo, oposición, movimientos sociales. Abstract: The poster presented, tries to analyze two key moments for the consolidation of local movement of the city of Valencia in the Seventies: the defense of the natural landscape called “El Saler” and the riverbed of Turia’s river as a green zone. The mobilization around these demands was able to articulate and consolidate local opposition against francoism. This opposition was very present in other cities of the state and in Valencia had more important lacks. Keywords: Neighbours, Valencia, Francoism, Opposition, Social Movements.
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CARBONES Y MADERAS: RECONSTRUYENDO PAISAJES Y LA GESTIÓN DE RECURSOS Charcoal and Wood: the Reconstruction of Landscapes and Resources Management Paloma Vidal Matutano1 Universitat de València Resumen: La antracología es una rama de la arqueobotánica cuyo objeto de estudio son los carbones y maderas de contextos arqueológicos. El estudio de estos restos consiste en la observación anatómica y su identificación por medio del microscopio de reflexión y el electrónico de barrido. Los datos obtenidos se traducen en la aproximación a la oferta de recursos leñosos del entorno del asentamiento, así como a los criterios de selección y gestión de maderas para usos específicos. Palabras clave: carbón, Historia, antracología, paleoecología, patrimonio. Abstract: The charcoal analysis is a branch of archaeobotany focusing on charcoal and wood from archaeological contexts. The study of these remains consists in the anatomical observation and its identification through the reflected light microscopy and the scanning electron microscopy. The data obtained are used to make an approximation of the wood resource supply in the settlement environment, as well as the selection criteria and wood management for specific uses. Keywords: Charcoal, History, Anthracology, Palaeocology, Heritage.
1 Becaria predoctoral del Programa VALi+d de la Generalitat Valenciana. Dpto. Prehistòria i Arqueologia. 160
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Nota editorial Este libro constituye el tercer número de la Colección Temas y perspectivas de la Historia, editada por la Asociación de Jóvenes Historadores - Estudios Interdisciplinares (AJHIS) José Manuel Aldea Celada Carmen López San Segundo Paula Ortega Martínez Mª de los Reyes de Soto García Francisco José Vicente Santos (Coordinadores) Salamanca, septiembre de 2013 Más información sobre AJHIS en: www.ajhis.es
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ESPACIO URBANO
LA UTILIZACIÓN IDEOLÓGICA DE LOS ESPACIOS CLÁSICOS EN LA ROMA MEDIEVAL1 The Ideological Use of the Classical Monuments in the Medieval Rome
Víctor Úbeda Martínez Universidad Autónoma de Madrid [email protected] Resumen: La caída del Imperio Romano de Occidente propició el enfrentamiento entre diferentes grupos de poder por el control de la ciudad de Roma, la cual aún conservaba un alto valor simbólico. Tras la Guerra Gótica (535-554) fue el Papado quien controló el recinto urbano y quien, además, poseía la propiedad sobre el conjunto de los monumentos clásicos, los cuales utilizó en su beneficio y para propagar una determinada ideología política. Es por ello que el objeto de estudio son estos usos, especialmente en el contexto del conflicto entre el Papado y el Sacro Imperio, a propósito de la superioridad del poder temporal sobre el espiritual y viceversa. Palabras clave: Papado, Ideología pontificia, Constantino, Obelisco Vaticano, Monumentos de Roma. Abstract: The fall of the Western Roman Empire caused among power groups a confrontation for the control of the city of Rome, which still preserved a high symbolic value. After the Gothic War, the Pope was the one who controlled the urban area and, moreover, the owner of the set of classical monuments, which were used on his behalf to spread one particular political ideology. Hence, this study focusses on these uses, especially within the conflict between the Pope and the Holy Roman Empire, regarding the superiority of the temporary power over the spiritual one and vice versa. Keywords: Papacy, Pontifical Ideology, Constantine, Vatican Obelisk, Roman Monuments.
1 La elaboración de este texto ha contado con la colaboración de la Dra. Gloria Mora Rodríguez (UAM), de Natalia Fernández Pérez, de Dalia Fernández Reyes y de Marcos de Marina Carranza, por lo que aprovecho estas breves líneas para agradecerles su inestimable ayuda. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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La utilización del pasado, ya sea remoto o reciente, con unos fines de legitimación político-ideológicos, ha estado presente a lo largo de toda la historia y todas las civilizaciones. Especialmente importante es la recurrente alusión al pasado clásico, fundamentalmente romano en Occidente, ya desde la caída del propio Imperio Romano. Bien conocidos son algunos ejemplos, como es el caso de Carlomagno, mientras que otros han pasado más desapercibidos en la historiografía moderna. Este sería el caso de la propia Roma en la Edad Media, ciudad que es bien conocida desde el punto de vista urbano e histórico, pero no tanto de sus fundamentos políticos y religiosos basados en el mundo romano. Un estudio en profundidad del tema necesitaría de un espacio más amplio que estas páginas, por lo que simplemente trataré de hacer una exposición del problema, atendiendo especialmente al uso que se dio sobre determinados monumentos de época clásica2. Para ello debemos acudir, como es lógico, a las fuentes que conservamos. Sin embargo, pese a que disponemos de numerosos escritos que nos trasmiten información sobre la Edad Media romana, pronto nos damos cuenta de que estos son principalmente de índole política o religiosa. Existen pocos textos conocidos que nos den algún tipo de información al respecto. En este sentido, los relatos más importantes son los realizados por el Maestro Gregorio y el granadino Pero Tafur, así como los Mirabilia Urbis Romae. Estas obras, además de tratar el aspecto urbano, nos transmiten una serie de leyendas que giraban alrededor de las edificaciones clásicas y que en la mayoría de los casos tienen un claro trasfondo político, como podremos observar posteriormente a lo largo de la exposición. Del mismo modo, también es fundamental el conocimiento arqueológico que nos muestra el trazado urbano y el estado de conservación de los monumentos durante el Medievo, lo que nos puede dar pistas sobre la utilización ideológica de los mismos. Esta utilización puede perseguir principalmente dos fines: la cristianización de la ciudad de Roma y el reforzamiento del poder temporal del Papado. El primer caso no será tratado aquí detenidamente, puesto que es un proceso fácilmente identificable si conocemos, aunque sea mínimamente, la historia de algunos monumentos3. Aún así, a modo de ejemplo expondré algunos 2 Recientemente, he realizado ya un primer acercamiento sobre este tema: ÚBEDA, 2013: 29-43. 3 Se trata de un tema ampliamente estudiado por la historiografía moderna. Destacan 166
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casos, siendo el más claro el del Panteón, que se convirtió en iglesia cristiana en el año 608. En este periodo, el emperador de la parte oriental del mundo romano era Focas, un gobernante que accedió al trono en ese mismo año tras asesinar a su predecesor Mauricio, por lo que en realidad se trataba de un usurpador. Por ello, debía legitimar su posición y, en consecuencia, trató de entablar buenas relaciones con el pontificado romano, como demuestra el hecho de la donación que realizó al Papa Bonifacio IV (608-615) del Panteón. Ya en 609, el Pontífice no dejó pasar la oportunidad de cristianizar uno de los templos más importantes y significativos del antiguo esplendor romano4. De este modo, la nueva iglesia se consagró el 13 de mayo a la Virgen María y a todos los mártires, y se denominó Santa Maria ad martyres, culto que actualmente conserva. Así pues, pasó de ser un templo pagano dedicado a todas las deidades a uno cristiano consagrado al conjunto de los mártires. De esta manera, el cambio era mucho más aceptable por el conjunto de la población romana, quien percibía el comienzo de un proceso de distanciamiento respecto al antiguo mundo clásico. A partir de este momento quedó inaugurada la política papal que determinó a un gran número de monumentos, especialmente a los antiguos templos paganos. En menos de medio siglo nos encontramos con otro claro ejemplo de esta tendencia: Sant’Adriano al Foro Romano. Esta iglesia se construyó entre los años 625 y 638 sobre los restos de la antigua Curia por orden del Papa Honorio, seguramente contando con el plácet imperial. Esta teoría fue expuesta por Krautheimer5 al señalar que en el año 630 el emperador de Oriente autorizó, mediante un decreto, el desplazamiento de algunos bronces del Templo de Venus y Roma hacia la Basílica de San Pedro. No obstante, pese a que la nueva iglesia se había construido sobre un antiguo edificio de época clásica, se necesitaron materiales de otras zonas, como los mármoles utilizados de época de Diocleciano6, para poder culminar la construcción del templo. Sant’Adriano al Foro Romano se conservó hasta los años treinta del siglo XX, cuando Mussolini ordenó que la Curia volviera a su estado original dentro de su programa para recuperar la gloria de la antigua Roma7. Así pues, vemos que en ambos casos el proceso es similar. los trabajos de CURRAN (2000) para los primeros pasos de la cristianización durante el siglo IV; el de LIVERANI (2000: 49-51) para la construcción de las primeras edificaciones realizadas por las propias comunidades cristianas; la obra de BOVINI (1968) sobre el levantamiento de las primeras iglesias por parte de Constantino; o el ya clásico trabajo de KRAUTHEIMER (1980) para una aproximación general a la cuestión. 4 MONTERO FERNÁNDEZ, 2004: 81. 5 KRAUTHEIMER, 1980: 75. 6 GREENHALGH, 1989: sin paginar. 7 BORDI, 2001: 478. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Pero no sólo se cristianizaron físicamente los monumentos, sino que en ocasiones se crearon diversas leyendas en torno a ellos con el fin de reforzar este proceso. Quizás el ejemplo más evidente es la historia vinculada con el antiguo templo de Juno Moneta, reconvertido en la iglesia cristiana de Santa Maria in Aracoeli debido a una supuesta aparición de la Virgen al emperador Augusto, según recogen los Mirabilia Urbis Romae: Al tempo di Ottaviano imperatore, i senatori, vendolo in tanto splendore che nessuno poteva guardarlo negli occhi, e vendolo in tanta properità e pace, da aver reso tutto il mondo suo tributario, gli dissero: “Ti vogliamo adorare, perché possiedi qualità divine. Se così no fosse, non avresti fortuna in tutto”. Resistendo a questa proposta, chiese di prendere tempo. Chiamò a sé la sibilla Tiburtina, alla quale riferì quello che avevano detto i senatori. La sibilla chiese tre giorni di tempo, durante i qualli praticò un rigido digiuno. Dopo tres giorni rispose all’imperatore: “Sarà sicuramente coè, signor imperatore: Il segno del giudizio, la terra sarà bagnata di sudore; dal cielo verrà il re che regnerà per secoli, presente in carne ed ossa, per giudicare il mondo”, e il resto che segue. Subito si aprì il cielo e una luce abbagliante lo illuminò; e vide in cielo una vergine bellissima che stava sull’altare e teneva un bimbo tra le braccia. Si meravigliò molto, e udì una voce che diceva: “Questo è l’altare del figlio di Dio”. Ed egli subito, gettandosi a terra, l’adorò. Riferì questa visione ai senatori e anch’essi se ne meravigliarono molto. Questa visione avenne nella camera dell’imperatore Ottaviano, dove ora è la chiesa di Santa Maria in Campidoglio. Per questo è chianata Santa Maria Aracaeli8.
Este tipo de relatos, en su mayor parte, estaban destinados a reforzar el proceso cristianizador y a crear una idea en la conciencia colectiva, relativa al destino predestinado de la fe cristiana como religión imperante del Imperio. Además también podemos observar la influencia que ejerció Virgilio, puesto que este mito se basaba en su Égloga IV9. La creación de esta creencia es muy temprana, ya que conservamos un testimonio del siglo VI en el que se habla de un altar situado en el Capitolio dedicado al “primogénito de Dios”10. Así pues, se comenzó a difundir en el momento en el que los pontífices comenzaron a controlar políticamente la ciudad e incluso antes de transformar los templos paganos en iglesias cristianas.
8 MIRABILIA URBIS ROMAE, 11. 9 VIRGILIO, Églogas, 4, 5-7: Magnus ab integro saeclorum nascitur ordo. / Iam redir et Virgo, redeunt Saturnia regna, / iam nova progenies coelo demittitu alto. 10 JUAN MALALAS, 232. 168
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Pero no solamente se mostraba esta imagen, sino que también se difundió la imagen del paganismo como un elemento vinculado al Diablo. Así, se decía que el Panteón se encontraba rematado por una piña11 que fue trasladada por este personaje hasta San Pedro12. De este modo, se crea una imagen negativa de las antiguas creencias y por lo tanto, se presenta, de nuevo, al cristianismo como elemento salvador de la ciudad y su población. Tras estos ejemplos, donde observamos la evidente cristianización de la ciudad, comenzaremos ya propiamente el estudio de la utilización política de los monumentos. Pero para ello, antes debemos conocer el punto de partida histórico, aunque de manera muy sintética, puesto que muchas veces podemos rastrear el recorrido y los conflictos políticos de Roma a través del estudio de los monumentos13. El final de la Guerra Gótica (535-554) supuso que Roma quedase de nuevo bajo control imperial, al menos de modo oficial. De facto el gobierno de la ciudad fue ejercido por los obispos de la urbe. En este momento, los pontífices aún no tenían la capacidad de enfrentarse directamente al Imperio Bizantino, pero el deseo de independencia política fue continuándose hasta que el 25 de diciembre del año 800 Carlomagno es ungido emperador por el Pontífice León III. Sin embargo, pronto los emperadores quisieron situarse en un plano superior al del poder eclesiástico, inaugurándose así un conflicto que tendrá su impacto en el aspecto urbano de la ciudad. No obstante, este no fue el único enemigo al que se hubo de enfrentar el Papado. Al igual que él, una parte de la aristocracia local también reivindicaba desempeñar un papel activo en la vida pública, y por ello se opusieron abiertamente al poder hegemónico ejercido por la Iglesia. Estas aspiraciones se plasmaron en forma de comuna, como la que se estableció en la ciudad a mediados del siglo XII.
11 Se trata de la Piña de bronce actualmente conservada en el Cortile del Belvedere vaticano, y que ya se encuentra citada por Dante en la Divina Comedia (Infierno, 31, 59). 12 DAVIS, 1995: 64. 13 Para la historia de la Roma medieval sigue siendo de obligada consulta el trabajo que realizó hace ya más de un siglo el alemán GREGOROVIUS (2004). Entre los trabajos más actuales destacan las obras de BRENTANO (1991) el cual narra la historia de la ciudad hasta el exilio en Avignon. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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El Pontificado, para poder reafirmar su independencia política, utilizó varios modelos del mundo clásico, principalmente la figura del emperador Constantino. Este se encontraba estrechamente vinculado con el famoso documento conocido como la Donatio Constantini, mediante el cual, según la leyenda, el emperador legó todos los territorios occidentales y una posición de privilegio a la Iglesia de Roma. No entraremos aquí en el estudio de esta “herencia” pero se ha de tener siempre presente para comprender el uso de ciertos monumentos clásicos, puesto que de ella derivaba tanto el poder político como la posición hegemónica de la Iglesia romana frente al resto de la Cristiandad14. En primer lugar, destacaremos una pieza que se encontraba en relación con el personaje al que aludíamos anteriormente y que durante la Edad Media, y especialmente durante el Renacimiento, ostentó una gran fama: la escultura ecuestre en bronce de Marco Aurelio (fig. 1) que desde la reforma de Miguel Ángel en 1538 presidía la Piazza del Campidoglio y desde el año 1990, tras una larga restauración, se encuentra en los Museos Capitolinos, con copia en la Piazza. Durante el Medievo no se conocía la verdadera identidad del jinete, por lo que hubo diferentes teorías que trataron de reconocer al mismo. Así, según el Códice de Einsiedeln15 y los Mirabilia16, se trataba del emperador Constantino. Sin embargo, en la obra del Maestro Gregorio también se recogen otras denominaciones: Teodorico, Constantino, Marco o Quinto Quirino17. Por último, poseemos la interpretación de Benjamín de Tudela, el cual piensa que Constantino es el personaje representado18, y de Pero Tafur, quien entiende que el jinete es el famoso Mucio Scévola19. Exceptuando la última teoría, que no tuvo ningún tipo de repercusión en la ciudad de Roma, el resto de identificaciones eran diferentes corrientes de pensamiento dentro de la urbe, siendo el libro del Maestro Gregorio el que más explicaciones nos transmite sobre este tema, así como los argumentos en los que se basa cada interpretación20.
14 Sobre la utilización de la Donatio Constantini por parte del Pontificado véase: FRIED, 2007. 15 CÓDICE DE EINSIEDELN, 1. 16 MIRABILIA URBIS ROMAE, 15. 17 MAESTRO GREGORIO, 4. 18 BENJAMÍN DE TUDELA, 11. 19 TAFUR, 2009: 36. 20 MAESTRO GREGORIO, 4-5. 170
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Fig. 1: detalle de la vista del Laterano dibujada por Maarten van Heemskerck en la que se representa la escultura en bronce de Marco Aurelio (KRAUTHEIMER, 1980: 193)
Pese a las numerosas denominaciones, la más importante de ellas es la que se refiere a Constantino. Además, también es un dato interesante el emplazamiento que ocupaba durante el Medievo, puesto que su lugar no era el Capitolio sino el exterior de la basílica de San Giovanni in Laterano21. A este respecto destacan las descripciones de los Mirabilia y del Maestro Gregorio. En el primer texto se recoge que in Laterano c’è un cavallo d’oro che è detto di Constantino22, mientras que en la segunda obra la referencia es más explícita: un’altra statua di bronzo ‘e davanti al palazzo del papa, cioè un immenso cavallo, e il suo cavaliere, che gli stranieri dicono essere Teodorico, il popolo romano afferma che sia Constantino23.
21 No conocemos la fecha exacta en la cual la escultura se trasladó a esta zona, aunque debió ser posterior al siglo XII, ya que en el Códice de Einsiedeln aparece ubicada en el espacio del Foro (CÓDICE DE EINSIEDELN: 1). 22 MIRABILIA URBIS ROMAE, 15. 23 MAESTRO GREGORIO, 4. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Así pues, se encontraba ubicado, junto a otros restos clásicos como la Pignora Imperii o la Essedra di Marco Aurelio, contiguo a la Basílica de San Juan de Letrán, residencia papal hasta su exilio en Avignon (1309). No conocemos en qué momento exacto se trasladó la escultura a esta zona, pues no era su emplazamiento original. Sabemos que, hasta al menos el siglo XII, la escultura se encontraba situada en el Foro24, aunque ya en el siglo XIII el Maestro Gregorio la nombra junto a San Juan de Letrán. Por lo tanto, el transporte de la pieza hubo de ocurrir entre estos años, momentos previos al exilio en Aviñón, cuando el Pontificado se encontraba en una situación de debilidad y debía reafirmar su posición política dentro de la ciudad. En cualquier caso, era una historia que convenía mucho al Pontificado porque de manera indirecta se aludía a la ya citada Donatio Constantini. El Papado se presentaba como un gobernante legítimo frente a la población romana desde el punto de vista del poder temporal, así como del poder espiritual frente a movimientos heréticos o, especialmente, la Iglesia Oriente. No debemos olvidar que a partir del año 1054, momento en el que se produjo el Cisma, las iglesias de Oriente y Occidente estuvieron enfrentadas para dirimir cuál de las dos poseía una posición preeminente dentro de la fe cristiana. Pero ésta no fue la única vinculación que estableció el Pontificado con el emperador Constantino. Tenemos constancia de otro ejemplo, aunque éste se produjo ya al final del Medievo. Bajo el gobierno de Pío II (14581464) se reconstruyeron, con mármoles provenientes del Anfiteatro Flavio, las denominadas “Escaleras de Constantino”25 para celebrar el traslado de la cabeza de San Andrés a Roma, acontecimiento que se produjo en la Semana Santa de 1462. Si bien ya el nombre de la zona es bastante evocador, lo es aún más si tenemos en consideración la localización espacial de la escalinata. Se encontraba frente a la Basílica de San Pedro, lugar de residencia papal tras el exilio en Avignon. Por lo tanto, tenemos dos claras vinculaciones a Constantino en los dos palacios principales de los pontífices. A esto debemos añadir que Pío II no solamente restauró las “Escaleras de Constantino”, sino que ordenó que se erigieran dos esculturas colosales de San Pedro y San Pablo en la base de las mismas26. De este modo se evocaba una leyenda fundacional del poder papal, protagonizada por estos tres personajes, el 24 CÓDICE DE EINSIEDELN, 1; 7 25 DI MACCO, 1971: 50-52; LANCIANI, 1989: 65-66. 26 RUBINSTEIN, 1988: 199. 172
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emperador y los dos apóstoles, y que era conocida como los Actus Sylvestri27. Según este relato, que podemos observar actualmente en los frescos de la Basílica de Santi Quattro Coronati, Constantino sufría de lepra. Tras consultar con algunos sacerdotes paganos y rechazar sus métodos, tuvo una visión en sueños de San Pedro y San Pablo, quienes le emplazaron a visitar al Papa Silvestre, que se había refugiado debido a las persecuciones contra los cristianos. Una vez lo encontró, éste sanó al emperador, lo que provocó la conversión de Constantino. Finalmente, el episodio acaba con el bautismo del emperador, lo que hace que éste promulgue una serie de disposiciones a favor del Cristianismo y de la Iglesia romana. De este modo, se vuelve a aludir a la Donatio Constantini, que fue una continuación de los ya citados Actus Sylvestri, y que poseía una importancia mucho mayor que éstos. Por lo tanto, en este caso tenemos una vinculación que reafirmaba, de nuevo, tanto el poder político como religioso del Papado. Sin embargo, este emperador no es la única figura que el poder pontificio usó como medio de legitimación política en el contexto de su lucha contra el Sacro Imperio y sus partidarios dentro de la propia Roma. Nos referimos principalmente a Julio César, puesto que, según el pensamiento medieval, éste había sido el primer emperador de la ciudad. Lógicamente, esta corriente estaba muy influenciada por la obra de Suetonio, quien había iniciado sus Vidas de los Césares con la del propio Julio César. Esta vinculación se propició mediante un monumento que actualmente conocemos perfectamente y que no tenía ninguna relación con el antiguo dictador romano, como es el Obelisco Vaticano (fig. 2), aunque sí lo pensaban de este modo los habitantes de la ciudad, según nos informan textos como el de Pero Tafur: Al otro costado de ella está una alta torre fecha de un pedaço de losa, al modo de un diamante de tres esquinas, e puesto sobre tres carnícoles de latón; así que muchos, pensando que sea otra cosa santa, pasan entre el suelo e el asiento de aquella torre. Ésta obra fue fecha por reverencia de Jullio César e asignada por su sepoltura, e encima de ella están tres mançanas gruesas doradas, en que están los polvos del emperador Gayo César. (…) Ésta es la que dizen el aguja de César, e en medio e al comienço e aun al cabo están algunas letras antiguas entalladas, que no se pueden ya bien leer, pero en efecto dicían cómo allí estava sepelido el cuerpo del César28.
27 Sobre este episodio véase: CANELLA, 2006. 28 TAFUR, 2009: 33-34. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Fig. 2: representación del Obelisco Vaticano antes del traslado a la Plaza de San Pedro (FONTANA, 1590: 8)
Tenemos constancia de que al menos desde el siglo XI en Roma se conocía a esta pieza como “el sepulcro de Julio César”29, ya que se pensaba que en la bola de bronce que remataba el Obelisco se encontraban las cenizas de este personaje. Durante la época romana se encontraba emplazado en el Circo de Nerón, cerca de la Colina Vaticana, zona en la que permaneció hasta 1586, momento en el que Sixto V lo colocó en su actual posición en la Plaza de San Pedro30. Por lo tanto, ya en la Edad Media poseía una ubicación que era muy cercana a la Basílica de San Pedro, por lo que habría una clara asociación de ambos espacios. Si realmente ésta no hubiera existido, el poder pontificio se hubiera encargado de que un monumento eminentemente pagano no se encontrase en las inmediaciones de la residencia papal tras el periodo del exilio en Avignon. El objetivo es bastante claro, pues es bastante similar al de las alusiones a Constantino: se unían el supuesto fundador del Imperio 29 MIRABILIA URBIS ROMAE, 6. 30 FONTANA, 1590. 174
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romano y el de la Iglesia. Se trataba de una vinculación eminentemente política, puesto que no se podía cristianizar de ningún modo la figura de Julio César, al contrario que otros personajes, como veremos posteriormente. Esta teoría la podemos apoyar en otro hecho. Sabemos que uno de los títulos que poseían los papas, y que actualmente conservan, era el de Pontifex Maximus, mismo cargo que habían ostentado antiguamente los emperadores romanos, al igual que hizo César. Sin embargo, este título fue progresivamente desapareciendo durante el Bajo Imperio, principalmente por el proceso de cristianización que se vivió durante este periodo. En cualquier caso, fue recuperado de nuevo por los pontífices para reafirmar su teórica posición de superioridad, tanto en el plano político como en el religioso. Al vincularse con César, se mostraban como los legítimos herederos del Imperio Romano frente al Sacro Imperio, pero mediante el uso del título de Pontifex Maximus también se presentaban como la cabeza de la Iglesia Católica, al autodenominarse como principal sacerdote de la misma ya en el siglo IV, cuando Roma aún no era la principal sede eclesiástica. Sin embargo, durante la Edad Media creo que es necesario ponerlo en relación con la disputa entre la Iglesia de Oriente y de Occidente por la primacía sobre la cristiandad, y que finalmente desembocó en el Cisma del año 1054. Del mismo modo, esta vinculación también se llevó a cabo por parte de los emperadores del Sacro Imperio, quienes también trataron de legitimar su posición a través de la figura de Julio César. Especialmente tenemos constatado el caso de Enrique VII (1308-1313), emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. De su reinado conservamos un sello (fig. 3) en el que aparecen el Obelisco Vaticano y la Columna de Trajano, otro emperador que ciertos grupos políticos usaron para legitimar sus demandas, caso que trataremos posteriormente, y la leyenda: ROMA CAPUT MUNDI REGIT ORBIS FRENA ROTUNDI, cita común entre los sellos imperiales como demuestra una pieza de Federico II (1212-1250) conservada actualmente en el British Museum de Londres. Cavallaro31 piensa que la construcción de la derecha representaba la Meta Romuli, aunque consideramos que puede hacer alusión al “sepulcro de César”, puesto que la forma es mucho más similar y además no conservamos ningún testimonio más que nos hable sobre la figura de Rómulo como un elemento legitimador. Finalmente, nuestra teoría cobra mucha más fuerza si tenemos en cuenta una obra medieval titulada Libro Imperial, de época de Enrique VII. Este escrito se encuentra dividido 31 CAVALLARO, 1984: 74. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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en cuatro partes: las dos primeras están dedicadas a Julio César, mientras que en el resto trata a los sucesores de éste, siendo el último el propio emperador Enrique VII. Por lo tanto, el objetivo final de la obra parece presentar al gobernante del Sacro Imperio como último heredero de César, misma razón por la que se representaría el obelisco en el sello, y de este modo, mostrarse como legítimo heredero del poder imperial frente al Pontificado32. Del mismo modo, podemos encontrar otro medio de legitimación basado en el Mundo Clásico. En el sello al que aludíamos anteriormente es muy interesante el caso de la Columna de Trajano. Éste fue un gobernante que usaron tanto el emperador como el Senado de Roma, con el fin de presentar un modelo político alternativo al poder hegemónico del Pontífice. Ya hemos visto un ejemplo del método utilizado por los gobernantes del Sacro Imperio, mientras que el Senado utilizó la emisión de edictos para mostrar sus intenciones. El 18 de marzo de 1162 este órgano emitió un edicto por el cual se reconocía la propiedad eclesiástica de la Columna, puesto que había sido objeto de conflictos anteriormente, pero también se guarda un derecho de vigilancia sobre la buena conservación de ésta por parte del Senado. Además, fijaron unas penas gravísimas, incluida la pena de muerte, para quien osara violar el monumento, siendo una de las primeras normativas que trataron de conservar las antiguas construcciones de época romana33. Sin embargo, podemos ir más allá al comprobar que la otra gran Columna heredada del Imperio, la Columna de Marco Aurelio, no recibió ningún tipo de protección en este sentido. Esto no se produjo porque el objetivo era reivindicar a Trajano como prototipo de buen emperador, fama que ostentaba en gran medida gracias a Plinio el Joven y Tácito y que puede verse en la obra de Dante, quien popularizó la leyenda conocida como “la justicia de Trajano”34, historia que le hizo merecedor, para el poeta florentino, de ingresar en el Paraíso35. Este emperador pasó a la Historia como un modelo de gobernante que, a diferencia de los tiranos de las dinastías anteriores, consensuaba todas sus decisiones con el Senado y, por lo tanto, sería un tipo de gobierno más participativo. Además, al presentar la misma figura los emperadores y el Senado, podemos pensar que se presentaban como aliados frente al Pontífice.
32 GRAF, 1923: 198. 33 CAVALLARO, 1984: 74. 34 DANTE, Purgatorio, 10, 73-94. 35 DANTE, Paraíso, 20, 43-46. 176
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Fig. 3: sello de Enrique VII (1312) (CAVALLARO, 1984: 83)
Así pues, consideramos que a lo largo de todo el Medievo los diferentes monumentos clásicos fueron utilizados ideológicamente, tanto por los propios gobernantes de Roma como por sus opositores. Se recurrió especialmente a la etapa imperial de la ciudad, frente al pasado republicano, que podía ser más adecuado para el Senado. Pero las principales construcciones que se conservaban en la ciudad databan del Imperio, por lo que era realmente difícil recurrir a este periodo histórico. Además, hemos de considerar la corriente de pensamiento político, muy influido por Dante y su obra De Monarchia (ca. 1311), según la cual se consideraba que una figura imperial era necesaria para el buen gobierno, tomando como modelo la historia de Roma, el fracaso de la República y los logros del régimen del Principado. Por lo tanto, el uso de los monumentos va dirigido en muchas ocasiones a la aristocracia local, con la que buscaron alianzas. Es este grupo el principal destinatario del mensaje del Papado, puesto que difícilmente podrían llegar estas asociaciones al Sacro Imperio si se basaban en elementos tan visuales como los que hemos estudiado. Por lo tanto, sería un medio de propaganda hacia el interior, Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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debido a que para el exterior la función se cumplía mediante la Donatio Constantini. La gran importancia de este documento para los emperadores queda demostrada por los esfuerzos que realizaron para demostrar la falsedad de este texto, objetivo cumplido satisfactoriamente por Lorenzo Valla en 1440 por encargo de Alfonso V el Magnánimo, quien necesitaba argumentos para contrarrestar las reclamaciones del Papa Eugenio IV, basadas en la Donatio, en su guerra por los territorios del reino de Nápoles Papa. Por otra parte, sí que consideramos que el mensaje emitido por los emperadores en sus sellos tuvo como destinatario al pueblo de Roma, ya que la circulación de los sellos a través de los documentos era mucho más fácil. Se trataba, pues, de buscar aliados entre los principales nobles de la ciudad para que apoyasen las pretensiones de uno de los dos grupos en pugna por el poder. Pero no solamente se trata de un modo de conseguir aliados, sino que a través de los monumentos se presentaban dos modos de gobierno diferentes, cuyos principios eran en ocasiones opuestos. En primer lugar tenemos al Papado, quien utilizó a Julio César y a Constantino. Sus bases eran el supuesto fundador del Imperio Romano y el emperador que legalizó el cristianismo, aquel que creó el Imperio Cristiano y que legó el Occidente a los Pontífices. Se trataba, pues, de continuar el modelo imperial pero con una base cristiana, eliminando así el componente pagano de la historia de la ciudad. Por el contrario, el Senado, junto con los emperadores germanos, aludía principalmente a la figura de Trajano. Se buscaba plantear un modelo de gobierno más participativo para la aristocracia en detrimento del poder personal ejercido por los pontífices. Esto, como ya hemos explicado, se debía al peso ejercido por la tradición heredada del mundo clásico, que presentaba a Trajano como modelo de gobernante. Por último, considero interesante señalar cómo se conjugaban los dos mundos contrapuestos que hemos visto: el pasado pagano representado por sus monumentos y la fe cristiana imperante durante la Edad Media. Lógicamente, el Papado trató de armonizar estas dos realidades, al contrario que la nobleza y los emperadores, quienes no tuvieron una especial preocupación por solucionar este problema. Para ello recurrió principalmente al uso de leyendas, las cuales cristianizaban el elemento pagano o creaban una imagen negativa de éste. Para el primer grupo tenemos varios ejemplos, siendo el más claro de ellos el de la figura de Trajano. Ya hemos aludido a la “justicia de Trajano” difundida por Dante. La leyenda narra cómo un día, paseando el Papa Gregorio Magno, vio uno de los relieves del Foro y conoció 178
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una historia por la cual Trajano, cuando estaba preparando la expedición para conquistar la Dacia, recibió una petición de justicia por parte de una madre cuyo hijo había sido asesinado. El emperador respondió que atendería a su demanda cuando volviera a Roma, aunque la mujer continuó insistiendo en su petición. Ante esta situación, Trajano pospuso la campaña para poder impartir justicia. Sin embargo, lo más importante ocurrió siglos después, cuando, según la tradición, Gregorio Magno lloró al conocer la historia, lo que provocó que el emperador de origen hispano pudiese ingresar en el Paraíso. Éste no es relato aislado, puesto que conocemos otro caso similar en la obra de Dante. Nos referimos al caso del poeta latino Estacio, quien pudo evitar ir al Infierno tras convertirse al cristianismo gracias a unos versos de Virgilio dedicados a Augusto, considerados proféticos durante el Medievo, debido a que supuestamente anunciaban la llegada de Cristo36. En cuanto al segundo grupo, el que buscaba desprestigiar la imagen pagana, cabe señalar principalmente la leyenda que circulaba en torno al Panteón. Esta historia narraba cómo tras la reconversión de este templo pagano en iglesia cristiana, tal y como ya hemos visto anteriormente, los demonios que habitaban en él abandonaron el edifico y el Diablo trasladó la gran piña de bronce que, según el relato, coronaba el monumento (en realidad se trata de una fuente) y la colocó en la antigua basílica de San Pedro, emplazamiento que ostenta actualmente desde 160837. Estas tradiciones tienen el mismo objetivo que las anteriores aunque el modo de cumplirlo es diferente. No se cristianizan directamente los monumentos ni los lugares, pero sí se atacaba directamente al paganismo relacionándolo con la magia y con los demonios. De este modo, se crea una imagen negativa de las antiguas creencias y, por lo tanto, se presenta de nuevo al cristianismo como elemento salvador de la ciudad y su población. Además, nos hablan de otra realidad. Si se crearon estas leyendas es porque aún persistían elementos paganos entre la población de la ciudad, aunque seguramente no tuviesen relación con los ritos paganos, y los pontífices utilizaron las creencias populares para combatirlos. No tenemos constancia de cuándo se crearon, pero sí sabemos, gracias a un relato que nos trasladan Zósimo y Sozomeno, que durante el siglo V estas creencias aún pervivían38. 36 DANTE, Purgatorio, 22, 25-93. 37 DAVIS, 1995: 64. 38 ZÓSIMO, V, 50-51; SOZOMENO, HE, 9, 6, 107. Se trata de una historia en la que, supuestamente, durante el año 408, cuando se produjo el primer asedio a la ciudad por parte de las tropas de Alarico, el praefectus urbis, Gabinius Barbarus, decidió recurrir a arúspices Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Finalmente, cabe señalar que realmente en Roma no había un conocimiento científico sobre el pasado de la ciudad. Vemos cómo en la mayoría de los casos la propaganda se basaba en leyendas inventadas, sin ninguna base histórica, pero que eran muy adecuadas para ciertas ideologías. Por lo tanto, en este momento no se buscaba el conocimiento histórico, es decir, aproximarse al pasado para conocerlo y comprenderlo, sino que el objetivo principal era la creación de una Historia paralela a la real, pero mucho más adecuada para el momento presente. Esto fue un éxito, al menos desde el punto de vista de las ideas, ya que sabemos que en muchos casos las leyendas alusivas a los monumentos quedaron impregnadas en la memoria colectiva. Fuentes ANÓNIMO, “Il Codice di Einsiedeln”, en MIGLIO, Massimo (ed.), Pellegrinaggi a Roma: Il Codice di Einsiedeln, L’Itinerario di Sigerico, L’Itinerario Malmesburiense, Le meraviglie di Roma, Racconto delle meraviglie della città di Roma, Roma, Città Nuova, 1999; 31-45. ANÓNIMO, “Le meraviglie di Roma”, en MIGLIO, Massimo (ed.), Pellegrinaggi a Roma: Il Codice di Einsiedeln, L’Itinerario di Sigerico, L’Itinerario Malmesburiense, Le meraviglie di Roma, Racconto delle meraviglie della città di Roma, Roma, Città Nouva, 1999: 73-92. BENJAMÍN DE TUDELA, Libro de viajes, ed. de J. R. Magdalena, Barcelona, Riopiedras, 1989. DANTE, Divina Comedia, ed. de A. Echevarría, Madrid, Alianza Editorial, 2012. FONTANA, Domenico, Della trasportazione dell’obelisco Vaticano e delle fabriche di Nostro Signore Papa Sisto V, Roma, Natal Bonifatio da Sibenicco, 1590. JUAN MALALAS, Cronographia, ed. de E. Jeffreyset al., Melbourne, Australian Association for Byzantine Studies, 1986. MAESTRO GREGORIO, “Racconto delle meraviglie della città di Roma”, en MIGLIO, Massimo (ed.), Pellegrinaggi a Roma: Il Codice di Einsiedeln,
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LA JUDERÍA DE PALENCIA EN LA EDAD MEDIA1 The Jewish Quarter of the Middle Ages in Palencia
Gonzalo Pérez Castaño Universidad de Valladolid [email protected] Resumen: El objetivo de este artículo es analizar en el contexto de la ciudad medieval, el asentamiento de los judíos, sus espacios físicos y jurídicos, sus costumbres, oficios, religión y sobre todo las relaciones que establecen con el resto de la sociedad palentina. A su vez veremos la evolución del urbanismo de la ciudad desde la restauración del obispado en el siglo XI, hasta los comienzos de la edad moderna, fijándonos en las juderías y aljamas y en la disputa entre el poder eclesiástico, concejil y monárquico sobre el grupo hebraico. Palabras clave: Judíos, Palencia bajomedieval, Obispo, Concejo, Dinastía Trastámara Castellana. Abstract: The aim of this article is to analyze the medieval city in the context of the Jewish settlement, their urban and legal areas, costumes, professions, religion and their relationship with the society of Palencia. We will also examine the evolution of the city planning from the restoration of bishopric in the 11th century to the beginning of the modern age paying special attention to the Jewish quarter and the dispute between the church, the council and the monarchic power over the Hebraic group. Keywords: Jewish, Palencia in the Late Middle Ages, Bishop, Council, Castilian Trastámara Dynasty. 1 Este artículo forma parte del Trabajo Fin de Máster “Las minorías religiosas en la Palencia bajomedieval: judíos y mudéjares” del Máster Europa y el Mundo Atlántico: Poder, Cultura y Sociedad de la Universidad de Valladolid para el presente curso 2012-2013. Quiero agradecer el apoyo de la profesora Mª Isabel del Val Valdivieso y la ayuda de Sonja Mujcinovic; así como de Jorge Juan Fernández, Francisco Javier Pérez Rodríguez y Begoña Villasur Escudero del Museo Arqueológico de Palencia, junto con la disponibilidad de la profesora Yolanda Moreno Koch de la Universidad Complutense de Madrid, y Julia Crespo Mancho y Cristina Lión Bustillo para el campo de la arqueología. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Gonzalo Pérez Castaño
1. La
restauración de la diócesis:
Palencia
ciudad de señorío
episcopal
La llegada de los árabes a la Península Ibérica en el siglo VIII provocó que las ciudades y villas de Tierra de Campos quedaran desarticuladas desde el punto de vista político, a pesar de que no supuso el abandono total del territorio palentino2. No obstante, la repoblación se llevó a cabo desde comienzos del siglo X, en medio de un proceso de lucha fronteriza entre el Reino de León y el Condado de Castilla, cuyos señores se encontraban en continuas guerras. Así, Sancho III el Mayor, rey de Navarra, tras anexionar el Condado de Castilla y conseguir la tutela del rey de León, se apoderó de las tierras entre el Pisuerga y el Cea3. La documentación existente sobre la definitiva restauración del obispado de Palencia es abundante, ya que disponemos de seis privilegios y cinco bulas4. Sin embargo, ninguno es garante de autenticidad, ya que han sido rehechos o manipulados con posterioridad, lo que ha puesto de manifiesto el debate y las diferentes opiniones de hasta una docena de investigadores que se han interesado por el tema. Para confirmar el restablecimiento episcopal, servirían sólo las cuatro actas primigenias, es decir, los privilegios expedidos por Sancho III, Bermudo III y los dos de Fernando I, pero analizaremos sólo el primero de ellos. La carta de Sancho III es de aceptado contenido verídico, pero a su vez se observa algún que otro problema. Así se sostiene la idea de que la acción restauradora habría que ubicarla entre 1029 y 1035, periodo en el que todos los autores sitúan el privilegio, ya que hablan de 1033 o 1034. A grandes rasgos, y sin detenernos demasiado en esta cuestión, debido a la complejidad de la misma, y a que no es esencial para el estudio de las minorías, podemos determinar que la restauración de la sede episcopal palentina se debe atribuir exclusivamente al monarca navarro Sancho III, el 2 Becerro de Bengoa, 1993, vol. 1: 80-81. 3 GONZÁLEZ DELGADO, 2001, vol. 1: 17. La restauración no se producía sobre un territorio completamente devastado, sino sobre los solares recenter populatis a los que alude el documento fundacional de Sancho el Mayor. 4 VACA, 2000: 21-72. En cuanto a los privilegios regios tenemos los de Sancho III el Mayor de Navarra (21 de enero 1035), Bermudo III de León (17 de febrero 1035), Fernando I de Castilla y León (1045 y 29 de diciembre de 1059), Alfonso VI (31 de marzo 1090) Alfonso VII (25 de enero 1140). Las bulas papales son las de Pascual II (25 de marzo 1116), Honorio II (29 de noviembre 1125), Inocencio II (24 de abril 1143), Alejandro III (18 de agosto 1162) y Lucio III (6 de agosto 1182). 184
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La judería de Palencia en la Edad Media
Mayor, responsable de esa acción con la ayuda de Poncio, monje catalán y obispo de Oviedo5. Las razones que le llevaron a ejecutar la restauración6, por una parte, podrían significar un acto de agresión política, liberando de la influencia leonesa la llanura palentina, pero también para poner fin a las disputas castellano-leonesas sobre esos territorios, instituyendo una diócesis divisoria entre las sedes de León y Burgos7. Si realmente aceptamos como válida la fecha del 21 de enero de 10358, la data tal vez no indicaría el inicio de la restauración, sino el final de un largo proceso iniciado años atrás. En tal día por tanto, se habría celebrado una asamblea con el rey, diáconos, capellanes, alto clero, obispo, etc., donde se habría oficializado ritualmente la restauración de la sede palentina. En cambio, debemos tener en cuenta la realidad histórica y las pretensiones políticas por parte de los reyes leoneses Alfonso V y Bermudo III, ya que las tierras palentinas formaban parte del Reino de León, pero a su vez, eran ambicionadas por Castilla. Estas discordias pasarían también por el ámbito eclesiástico, ya que una vez asentada la diócesis, los obispados vecinos pugnarían por los límites jurisdiccionales. 2. La ciudad: el marco urbano En esta ciudad, bien murada y de hermosa compostura y sitio, ella y su tierra es bien abundosa y proveída de pan y vino y frutas y carnes y pescados y otras cosas necesarias en precio muy convenible; es muy sana y de buenos aires saludables a la vida humana […]9.
La repoblación definitiva de la ciudad y la entrega de la misma en señorío episcopal comienza a tomar forma una vez restaurados el Obispado y la Diócesis, instituyéndole un carácter fuertemente eclesiástico, ya que desde el primer momento fueron clérigos navarros los que habitaron en la ciudad 5 REGLERO, 2004: 8-9. 6 Becerro de Bengoa, 1993, vol. 1: 81-82. 7 REPRESA, 1980: 387-388. Junto al monarca navarro tomaron partido en la restauración, los castros de Dueñas y Monzón, siendo este último un baluarte importante, cuya condición de Condado, se había establecido ya desde el reinado de Ramiro II de León (931-951). 8 VACA, 2000: 61. El autor hace referencia a la opinión de Joseph de Moret: por una parte 1035 sería la fecha de finalización del proceso restaurador, debido al contenido “cierto y seguro pero anacrónico en la calendación y el autor” del privilegio de Sancho III el Mayor. 9 FERNÁNDEZ, 1976, vol. 1: 32-33. Silva palentina. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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del Carrión, algo que determinó la evolución del régimen urbano a lo largo de la Edad Media, a pesar de que, con el tiempo, el poder de la ciudad estaría ejercido entre el Cabildo Catedralicio, el Obispado y el Concejo10. Con todo esto podemos decir que en el siglo XI, Palencia es más o menos su Catedral, dado que la configuración urbana girará en torno a la misma, de ahí que se afirme que “la ciudad se hizo para la Catedral y no a la inversa”11. Una vez establecido el espacio catedralicio, se constituye el barrio de San Antolín, en el que también se alzaría el Palacio Episcopal12, el cual tendría una casa con habitaciones para los canónigos y otras dependencias para el templo. El abastecimiento diario de los moradores del palacio, hizo que en la plaza anexa al mismo se creara un mercado, en el que se instalarían carnicerías, pescaderías, hornos y donde se erigiría con el tiempo la iglesia de Santa Marina. Más adelante se construyeron viviendas, casas y otras edificaciones para los primeros habitantes laicos de la ciudad, ministeriales de la Iglesia también de procedencia navarra como los Sanchos, Aznares, Galindos, Ennecos y otros relacionados con las actividades del campo y los que abastecían el campo. Este primer barrio palentino estaba conectado con el núcleo habitacional primitivo del otro lado del río, unido a través del puente romano “las puentecillas” donde se establecieron nuevos pobladores que edificaron viviendas y restauraron las parroquias existentes de San Julián, San Esteban y Nuestra Señora de Allende del río, que habían sido parroquias en época visigoda. Durante los reinados de Alfonso VI (1072-1109) y Alfonso VII (11261157) los éxitos de las campañas militares pacifican el territorio castellano, resurgiendo una bonanza económica que se refleja en el segundo núcleo habitacional de la ciudad, que se conformará en torno a la iglesia de San Miguel. Edificada en la segunda mitad del s. XI y completada en el siglo XIII, tendrá una base poblacional de inmigrantes catalanes, algunos considerados
10 GONZÁLEZ DELGADO, 2001, vol. 1: 17-18. La separación de la Mesa Episcopal y la Mesa Capitular se efectuó en el año 1084 por el obispo Bernardo II, mientras que el 10 de marzo de 1180 se concedía el fuero de Palencia, en la Charta conseutudinum Palentinae civitatis, instituyéndose el Concejo palentino. 11 REPRESA, 1980: 388; ESTEBAN RECIO e IZQUIERDO GARCÍA, 2012, vol. 1: 22-23. 12 GONZÁLEZ DELGADO, 2001, vol. 1: 17-18. Existen documentos en la Catedral que hacen referencia al Palacio Episcopal en 1084, cuya área lo conformaban literatos, hombres de estado, prelados, monjes, trovadores, preceptores, juglares… 186
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como extranjeros, siendo en su mayoría mercaderes y artesanos. Se constituirían por tanto en esta zona el Barrio Medina y el Barrio Nuevo13. Al igual que sucedió en las cercanías del Palacio del Obispo, estas gentes también levantaron sus casas y obradores en la zona de San Miguel, conectando de este modo el nuevo barrio con el área catedralicia a través de la Rua, una larga calle paralela al río que se convertiría en la más importante de la ciudad, al ser el núcleo económico durante esta época. Al final de la calle se construyó una puerta que daba paso a una gran explanada, donde se instalaría el mercado nuevo. Ya en 1165 se forma un tercer y último núcleo al sureste de la ciudad, potenciado por el cabildo catedralicio, para su población de capitulares. A los repobladores de esta zona se les dotó con una casa, un huerto y un corral, dando un carácter rural al que se conocería como el Barrio de la Puebla, que luego con el tiempo se convertiría en un barrio industrioso. Debido a su cercanía, su prosperidad fue potenciada además con el mercado nuevo y el Barrio de San Miguel, forjando este sector como el más denso de la ciudad. La Puebla a su vez, limitaba al norte con el camino de Burgos, junto con la puerta del mismo nombre, dónde en los aledaños se edificó en el siglo XIII un hospital o casa de leprosería, bajo la advocación de San Lázaro14. Un poco más al norte se instalaron las órdenes mendicantes, por una parte San Pablo15, y poco después en un terreno descampado San Francisco, ambas extramuros, ya que la muralla limitaba con lo que actualmente es la calle Mayor. Llegados a este punto, podemos decir que la ciudad ofrece un conjunto urbano bien definido, que no sufrirá grandes modificaciones, solamente la ampliación y apertura de nuevas calles.
13 REPRESA, 1980: 389. MOLINA, 1998, vol. 1: 49. ESTEBAN RECIO e IZQUIERDO GARCÍA, 2012, vol. 1: 23. 14 ESTEBAN RECIO e IZQUIERDO GARCÍA, 2012, vol. 1: 23-31. El hospital más famoso fue el de San Bernabé y San Antolín, del que se dice que tuvo la primera leprosería de Europa fundada hacia 1070-1095, pero realmente se refundó en 1183 por el capellán Pero Pérez, ya que existía desde 1148. Lo gestiona el cabildo acogiendo hasta 250 enfermos y niños expósitos. El hospital de San Antolín también lo menciona SANTO TOMÁS, 2002: 428-488. 15 ESTEBAN RECIO e IZQUIERDO GARCÍA, 2012, vol. 1: 23. Santo Domingo de Guzmán contó con el apoyo episcopal para fundar la sede de los dominicos en Palencia entre 1229-1230. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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3. Los grupos sociales La inexistencia de fuentes propiamente demográficas hace que tengamos un verdadero problema a la hora de precisar con exactitud los habitantes de Palencia, por lo que debemos guiarnos por las estimaciones de los investigadores. En un primer análisis podríamos determinar que a finales del siglo XII había unos 3.500 habitantes16, mientras que los datos de 1422 reflejan una población de entre 4.000 y 4.50017 y de 6.50018 para finales del siglo XV. Las estadísticas y censos de la época moderna darían por válidas lo citado anteriormente ya que en 1530 hablaríamos ya de 7.500 y en 1562 de 8.842 habitantes19. A pesar de que sería interesante analizar los estamentos20 que conformaban la población palentina, sólo examinaremos las minorías, y más en concreto los judíos. Pero el grupo dominante sería el eclesiástico formado por el clero secular y regular; a pesar de que también existía una baja nobleza, que tenía influencia en la ciudad, siendo en su mayoría hidalgos, caballeros y escuderos con cierto poder económico. En cambio los ciudadanos o pecheros, es decir, el común estaría representado por un grupo muy heterogéneo, con artesanos, comerciantes, labriegos y otras gentes dedicadas a las actividades agropecuarias, agrupados en gremios, cofradías y vecindades capaces de hacer frente al monarca, al obispo y al concejo21. Si hablamos de las minorías, el asentamiento en Palencia de grupos extranjeros, supuso una novedad en cuanto a aportaciones culturales se refiere, junto con la diversidad de vida y pensamiento. Así por ejemplo tenemos el grupo formado por los Francos, instalados en la Rua a lo largo de los siglos XII y XIII donde ejercían su influencia económica y cultural, 16 MOLINA, 1998, vol. 1: 41. 17 FUENTE, 1989, vol. 1: 198. La autora cree conveniente, debido a la falta de información, hacer una estimación al alza, es decir, hablar en el año 1422 de una población de entre 4.000 y 5.000 habitantes. 18 GÓNZALEZ, 2003: 140. “La mayor parte de la población trabajadora se dedicaba a la actividad industrial, artesanal y comercial y en menor medida a las labores agropecuarias”. 19 MARTINEZ, 1956: 10. Esta primera estimación de 7.500 habitantes la publica Tomás González, teoría respaldada a su vez por Ramón Carande. Los autores que han analizado los censos, sostienen que para el 31 de diciembre de 1562 Palencia contaría con una población de 8.842 habitantes. 20 MOLINA, 1998, vol. 1: 41-53. El autor explica la división estamental de la ciudad, pero Mª Jesús Fuente aborda el estudio de la sociedad de una forma pormenorizada en la obra citada (pp. 189-267). 21 ESTEBAN RECIO e IZQUIERDO GARCÍA, 2012, vol. 1: 28. 188
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los cuales no estaban segregados de los castellanos, por lo que encontramos a muchos eclesiásticos foráneos, mezclados con los autóctonos, tanto a nivel catedralicio como monasterial22. Desde el punto de vista cultural y religioso, era obvio que la mayoría de la población fuera cristiana y que este sector se alzara sobre las minorías judía y musulmana. 4. Los Judíos 4.1 La judería Una vez que Fernando I (1037-1065) se asienta en el poder, tendrá bajo su jurisdicción tierras castellanas en las que desde épocas antiguas residían un gran número de judíos. A falta de hombres y de otros recursos, el rey favorece el establecimiento de estos hebreos ya que eran activos e industriosos, resultando de esta manera útiles a los repobladores. Además es posible que el monarca acogiera a los primeros judíos en Palencia, que según la tradición se asentaron junto a la iglesia visigótica de San Julián, en la margen derecha del Carrión, lo que con el tiempo se denominaría judería vieja23. Durante el reinado de Alfonso VII (1126-1157) aumentó el número de judíos en Castilla, a donde llegaban huyendo de al-Andalus, perseguidos por los almorávides y luego por los almohades, cuyo líder Abd-al-mumin había decretado la conversión forzosa al islamismo; incremento que se produjo también en Palencia. Pero fue con Alfonso VIII (1158-1214) cuando la ciudad del Carrión alcanzó su mayor esplendor de todo el medievo, ya que fue Corte del reino castellano, por lo que prosperó en población, obligando a sus habitantes a extenderse más allá del recinto primitivo y a utilizar con preferencia la margen izquierda del Carrión, ya que era una zona menos propensa a las inundaciones. Si en 1195 los mudéjares24 se establecieron en las inmediaciones de San Miguel, la judería seguíría en el mismo lugar junto
22 MOLINA, 1998, vol. 1: 48-49. 23 LEÓN, 1967, vol. 1: 6. “En las actas capitulares de 1415, hay un asiento del 23 de abril, en el que todavía se designan como de la judería vieja, unas casas de las inmediaciones de San Julián”; RAMOS DE CASTRO, 1988, vol. 1: 69. “En el siglo XV esta zona se denominaba judería vieja”. 24 MOLINA, 1998, vol. 1: 49. Los moros llegarían en el siglo XII como consecuencia del avance castellano y formaban un grupo reducido de gentes libres, dedicados especialmente a la artesanía. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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a la iglesia de San Julián25. Sin embargo, otros investigadores26 sostienen la teoría de que, con la ampliación de la urbe, tanto moros como judíos se ubicarían en las inmediaciones de San Miguel, y más tarde en la Pellejería, una calle transversal desde la mencionada iglesia hasta la Catedral. De hecho, en esta zona residieron las minorías a lo largo de todo el siglo XV, lo que explica que se denominara también judería vieja, área que tendría gran relevancia a lo largo de toda la centuria. Con la llegada de los Reyes Católicos al trono y la legislación que luego analizaremos, entre 1480 y 1481 se intenta reubicar a los pocos judíos que quedan en la calle Traspalacio27, pero esta decisión contrarió a los vecinos del barrio, que no querían tener entre ellos a gentes hebreas, por lo que finalmente se les instalaría en la calle Valdesería, cercana a la Catedral y al Palacio Episcopal. No obstante, la decisión resultó fallida porque el 19 de septiembre de 1481 el concejo propone asentar a los judíos en las Carnicerías, pero tampoco se pudo llevar a cabo por las disputas con los vecinos. Pero el 28 de septiembre se produjo el apartamiento definitivo a las calles de María Gutiérrez y Juan Calzado de la judería y morería respectivamente, (actuales Los Soldados y Alonso Fernández de Madrid) cercanas a la Puerta de Monzón y a la plazuela de León, denominándose la judería nueva y tras la expulsión, calle de Santa Fe28. 4.2 La aljama Los judíos que vivieron en territorio cristiano gozaron de libertad, privilegios y una amplia autonomía durante gran parte de la Edad Media. Su vida se articulaba en torno a la aljama, es decir, la institución interna formada básicamente por dos organismos, la asamblea y el consejo29. En la primera de ellas estaban las personas que poseían unas determinadas condiciones jurídicas, mientras que el consejo era una delegación de la asamblea. Al frente de la aljama se encontraban el viejo, adelantado o alcalde mayor, es decir, el almocadén o hedin30 y el juez o dayyanim, que resolvían los conflictos civiles 25 GONZÁLEZ DELGADO, 2001, vol. 1. 18. 26 ESTEBAN RECIO e IZQUIERDO GARCÍA, 2012, vol. 1: 30; RUIZ, 1982: 124. Ningún autor hace mención al año en que se establecieron los judíos en la Pellejería, aun así, muchos tenían sus casas y talleres distribuidos por toda la ciudad. 27 RUIZ, 1982: 137. Calle Traspalacio sería la actual calle General Amor. 28 MOLINA, 1998, vol. 1: 52; FUENTE, 1989, vol. 1: 244. 29 VALDEÓN, 1990: 365. 30 RUIZ, 1982: 125-127. 190
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internos, impartían justicia y administraban los impuestos. En cuanto al rab o rabino era el encargado en materia legal y religiosa, existiendo a su vez una serie de intelectuales dedicados al estudio de la Torá y la Ley Talmúdica, que participaron en todas las corrientes del pensamiento del judaísmo de su tiempo. Además, la aljama también contaba con cargos especializados como secretarios, clavarios, oidores de cuentas, etc. 4.3 Población A pesar de la dificultad que entraña hablar de censos y estadísticas de población para la edad media, anteriormente hemos determinado en Palencia una población que iría de entre los 3.500 habitantes para finales del siglo XII y alrededor de 4.000-6.500 para finales del siglo XV. Ahora bien, con este margen de error y tomando como referencia los repartimientos de Huete de 1290 y de Yaco Aben Núñez de 1474, intentaremos hacer unas estimaciones de los datos, cuyo resultado indicaría que a la judería palentina le correspondería un 8,6% de la recaudación total de maravedíes para el siglo XIII. Ya en 1474, la contribución sería de 2.000 maravedíes, considerando por tanto la existencia de unas 68 familias, es decir, de unos 340 judíos31. 4.4 Vivienda Hay que destacar la importancia de otros espacios para la comunidad hebraica, imprescindibles para el desarrollo de sus actividades, tales como sinagogas, carnicerías, baños, hornos para el pan ázimo de Pascua, la taberna para el vino judiego, el cementerio, etc32. A pesar de que no existe una tipología específica de supuestas casas judías, vamos a fijarnos en las viviendas de la población castellana, que en general solían ser pequeñas, cuya fachada daba a la calle, o a un corral o pequeña plazuela interior, por el que se accedía a varias casas33. En cuanto a las dimensiones de la casa en la Castilla del siglo XV, eran estrechas, de entre 5 y 7 metros, alargándose 31 VALDEÓN, 1990: 363-364; RUIZ, 1982: 121-124; SUÁREZ, 1990: 609-613. Hay que incidir en la idea de que son estimaciones ya que los cálculos no son precisos. Con los vaivenes de los siglos XIV y XV hay un cambio de comportamiento fiscal, por lo que se puede determinar una media de 50 familias que equivaldrían a unos 300 judíos, para finales del siglo XV. 32 RAMOS DE CASTRO, 1988, vol. 1: 76. “El cementerio judío debió estar donde en el siglo XVI se llama ‘los oyos’. ‘Saliendo por la puerta de Santa Marina yendo hacia el puente don Guarín, a mano izquierda do dizen los oyos”. 33 CANTERA MONTENEGRO, 2005: 206-207. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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de 7 a 10 metros de profundidad hacia un patio trasero34. Se distribuían en dos plantas, en la primera se establecería el taller o tienda, en la segunda la vivienda como tal y en el sótano un almacén o bodega. Los materiales más comunes para la construcción eran arcilla y madera; y empleaban el yeso para los revestimientos de paredes, suelo y techo. Además presentaban pocas aberturas para combatir mejor el frío, la lluvia y el viento. Constaban de un portal de recibimiento, algunas con cocina, otras con un apartado ya destechado, con paredes de adobes, con escaleras de madera y un corredorcito verjando al portal; todas tenían sus puertas con cerrojos y llaves y portalejo a una o dos aguas; en medio del corral había un pozo con brocal y una gran pila, ambas de piedra35. A pesar de que existía el espacio físico de la judería, esto no significa que los hebreos residieran en esos barrios destinados para su apartamiento, por lo que todavía en el siglo XV vivieron distribuidos por la ciudad, ejerciendo sus oficios libremente, ya que se constata que algunos vivían en la Pescadera, en la calle de la Puerta de Burgos y la calle Panyagua36. Cómo hemos señalado, será con los Reyes Católicos cuando se produzca su reagrupación en la judería, debido al cerramiento y reclusión de los judíos en barrios exclusivos apartados. 4.5 Oficios Los judíos de Palencia, aparte de desempeñar profesiones liberales y negocios mercantiles, eran a su vez arrendadores, recaudadores de impuestos, cambistas y prestamistas muy influyentes en la hacienda de los reinos llegando algunos a desempeñar cargos de mayordomos y tesoreros37. 34 ARÍZAGA, 1990, vol. 1: 160. 35 LEÓN, 1967, vol. 1: 27 “En las juderías españolas se encuentran frecuentemente estos corrales formadas por casas en torno a un patio común, con una sola entrada, disposición muy conveniente para aislamiento y seguridad de los vecinos”; AZNAR, 1996, vol. 1: 32: “La corrala o conjunto de casas alrededor de un patio interior, era la construcción típica para defenderse de persecuciones o algaradas”. 36 RAMOS DE CASTRO, 1988, vol. 1: 72; FUENTE, 1989, vol. 1: 243. “Muchos judíos tenían sus tiendas o talleres en otros lugares fuera de la judería: en la calle Barrionuevo, en el corral de las Pardas, en la calle Nueva…” VALDEÓN, 2007, vol. 1: 123. “Palencia fue testigo en el año 1465, de un conflicto entre el bando que apoyaba a los conversos, dirigido por un tal Juan de Bertabillo e integrado por los ‘prençipales de la calle de Panyagua”. 37 VALDEÓN, 1990: 365. “Entre la realidad y el tópico los judíos de la Castilla medieval tenían, con respecto a los cristianos, una situación de inferioridad en el aspecto legal y 192
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El oficio de físico o cirujano, también es ejercido por los hebreos38, y encontramos intelectuales, traductores y escritores como es el caso del palentino Samuel Zarza cuyos relatos sobre las juderías de Castilla en tiempos de la guerra entre Pedro I y Enrique II son muy valiosos, y sobre todo el conocidísimo poeta Sem Tob de Carrión de los Condes, que fue el primer judío que escribió en versos castellanos y un gran conocedor de las tres lenguas, hebreo, árabe y castellano. Ahora bien, también los encontramos trabajando en oficios manuales39 como pequeños mercaderes, artesanos, tenderos, agricultores, ganaderos, herreros, curtidores, tundidores, colchoneros, zapateros, carpinteros, pellejeros, molineros y hasta un cuidador de pobres en la capital40. 4.6 Religión y religiosidad La religión era un principio fundamental para la vida de los judíos, debido a que suponía un sistema de cohesión que les permitía conservar su identidad a través de una serie de valores, creencias y pautas de comportamiento. Uno de los pilares del judaísmo es la celebración del Shabat, es decir, el descanso absoluto que impide realizar cualquier trabajo o actividad, junto con la celebración litúrgica de rezo y meditación en la sinagoga, donde se encendían los lampadarios de ocho velas, los hannuká menorá. La primera referencia que tenemos de una sinagoga es la que al parecer estuvo en las cercanías de la Puerta de Monzón, mucho antes de que se les enviara a esa zona para su posterior cerramiento41. Al parecer estaría entre las calles Cabezón y Monzón, en una zona que se conocía como el Tablado, y que con el tiempo se denominó sinagoga de San Salvador, debido a que el
social, pero de superioridad en el ámbito económico y cultural”. 38 VALDEÓN, 1990: 368. El oficio de físico lo ejercieron Don Yuçaf en 1447, Rabi Abraham entre 1461 y 1466 y Mosé Maimon en 1477. DEL VAL, 2011. 39 RUIZ, 1982: 130-131. 40 LEÓN, 1967, vol. 1: 143: “El 8 de mayo de 1472, el concejo ordena que se suprima el salario de rabí Abraham Maymon, que recibía anualmente 2000 mrs. para cuidar a los pobres”. 41 Existe una gran confusión de documentos y referencias que hacen mención a esta supuesta primera sinagoga, ya que otros piensan que esa donación al obispo, sería de la sinagoga de la Pellejería, porque no recogen el testimonio del templo del Tablado. No obstante son tres autores los que hablan de ella. LEÓN, 1967, vol. 1: 20-21; RAMOS DE CASTRO, 1988, vol. 1: 72; LACAVE, 1992, vol. 1: 229. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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obispo don Sancho de Rojas la cedió en 1415 a la cofradía de dicho nombre, a condición de que hiciese de ella un hospital42. En la Pellejería o en la calle San Marcos43 seguramente existió otra sinagoga44 y se hacen eco de ella todos los investigadores, debido a que era el núcleo de la judería vieja. A pesar de que tras la nueva legislación se recluye a los judíos en la zona de la Puerta de Monzón alrededor de 1481, y de que en 1485 el cabildo pone en renta a toda reparación las casas de la sinagoga palentina que con motivo del confinamiento había sido abandonada; este dato y que la ley permitía la construcción de nuevas sinagogas en los recintos asignados a los judíos45, hace pensar que se debió de construir una nueva en esa última judería palentina. Ese nuevo templo existió, ya que tras las expulsión en 1492, los Reyes Católicos lo donaron a la ciudad para construir un hospital. El concejo por su parte quería edificar una iglesia, pero finalmente acabó destinándose a carnicería y matadero46. 4.7 Situación jurídica de la población judía palentina47 Desde su asentamiento hasta mediados del siglo XIV las relaciones entre judíos y cristianos fueron pacíficas, a pesar de que éstos siempre tuvieron la esperanza de que aquéllos se convirtieran a la fe cristiana ya que se 42 LACAVE, 1992, vol. 1: 229; LEÓN, 1967, vol. 1: 20-21; RAMOS DE CASTRO, 1988, vol. 1: 72. 43 SÁNCHEZ, 1997, vol. 1: 183-184. Las denominaciones previas de la calle San Marcos, fueron La sinagoga, La Judería Vieja, La Pellejería, la Pellejería Vieja, San Marcos, etc. 44 FUENTE, 1989, vol. 1: 130 y 175. La autora afirma, aunque es una teoría bastante discutible, que “el lugar exacto donde se asentaba la sinagoga parece ser que era la casa que ha permanecido hasta el siglo XX con el nombre de Casa del Cordón”. En la actualidad el Cordón es el Museo Arqueológico de Palencia. JOVELLANOS en su viaje a Palencia en agosto de 1794, hace referencia en esa calle a la casa de la Mezquita del Sr. Sierra, que era un salón arabesco como el de Embajadores de Sevilla, pero más pequeño. 45 LEÓN, 1967, vol. 1: 28. Con el abandono entendemos que dejarían el área de la calle San Marcos para trasladarse a la plaza de León. “que fagan los judíos sinogas e los moros mesquitas quantas touieren en los logares que dexaren e que de la synoga e mesquitas que auian primero, no se aprouechen dende en adelante, para en quellos vsos”. 46 MORENO, 1988, 123-124. “El 10 de agosto de 1493: que en los dichos corrales se pueda matar e mate la dicha carne como dicho es” LEÓN, 1967, vol. 1: 33. “El 1 de mayo de 1494 se remató las casas de la synoga para los carniceros moros Hamed de Valladolid e Acuto”. MORENO, 1988: 124. “El 25 de julio de 1495 los vesynos de las calles de Santa Fe e de don Pedro e de Perespina desa çibdab les han fecho en medio de las dichas tres calles vn matadero de carnes en vna casa questaua despoblada, que sola ser xinoga, y reciben mucho daño a causa de los malos olores que de allí salen. Nos touimoslo por bien quitar el matadero de entre las dichas calles”. 47 LEÓN, 1967, vol. 1; FUENTE, 1989, vol. 1. Ambas autoras tratan el tema de la legislación judía. 194
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les consideraban deicidas y se tenía la idea de que no estaban integrados plenamente en la sociedad. Esta población hebrea tenía un estatuto particular que ya se observa en 1175 cuando Alfonso VIII otorga 40 familias judías a su tío, el obispo Raimundo, recompensando sus servicios y ayuda en la guerra, confirmando de esta manera que ningún vecino de Palencia exceptuando el cabildo, podía tener vasallos hebreos. Unos años más tarde, en 1177, se reconoce que los pechos de todos los moros y judíos que habitaban en Palencia los cobraría el obispo, al tiempo que se les liberaba del pago de fonsado, facendera y de otras cargas municipales. Este privilegio se ratificó a su vez en 1185, año en el que además se eximió a la aljama del pago de ceram nec piper que acostumbraban a dar los otros judíos del reino. En esta ocasión se ordenaba además que los judíos sólo reconocieran la servidumbre episcopal, ya que en Palencia pertenecían al obispo, señor de la ciudad, pero eso no les exime de algunos tributos extraordinarios, como vemos en 1192, cuando un nuevo privilegio real exige, tanto a moros como a judíos, un subsidio para la contribución de las obras de muros y fosos que construiría el municipio para la ampliación de los límites urbanos. Es decir, aunque no tengan el mismo estatuto que el resto de la población sí han de contribuir a los gastos de obras relevantes, como las murallas, que redundan en beneficio de todos los palentinos48. En 1286, las Cortes reunidas en Palencia, deciden suprimir a los hebreos el derecho de tener alcaldes apartados, encomendando de esta forma la justicia a los hommes 48 Lo que se deduce de esta decisión es la reducción de los derechos del obispo para/con las minorías religiosas, que servirá de apoyo al concejo en lo sucesivo para disputar a la autoridad eclesiástica el señorío de judíos y moros, lo que fue objeto de continuos conflictos jurisdiccionales entre ambas partes. Este hecho será frecuente a lo largo de todo el siglo XIII y en especial en 1283 cuando el cabildo y el municipio se enfrenten para obtener la preponderancia sobre la ciudad, y tenga que intervenir el obispo de Calahorra y de la Calzada, con arrendamientos, llaves de puertas y otros asuntos del concejo, favoreciendo finalmente al cabildo al reiterar que judíos y moros como vecinos y moradores de Palencia, debían seguir pechando al obispo, su señor natural. En 1287 los conflictos y luchas por el poder se repiten ya que Sancho IV interviene en el asunto de manera desigual según le convenga, así en un primer momento da la razón al concejo, para luego revocar la decisión tomada, y sentenciar de nuevo que los judíos y moros pecharan sólo al obispo, salvo en obras comunales. Además de la fiscalidad, los judíos se ven negativamente afectados en el tema del ejercicio de la justicia, debido a las nuevas medidas que ser irán adoptando como la supresión de alcaldes. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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buenos que el rey designara. Una década más tarde (1295-1296) observamos cómo los judíos están plenamente integrados en la sociedad, participando en el derribo de la fortaleza del obispo junto a la catedral, situación impulsada por los infantes de la Cerda. Los habitantes de la ciudad que lucharon en el partido regio, fueron recompensados por el rey, con la exención de portazgo para todos los moradores, tanto cristianos como musulmanes y judíos. Ya en el siglo XIV se plantea abiertamente el tema del antisemitismo, cuando se convocan Cortes en Palencia en 1313 y se hace patente el problema de la convivencia de las dos razas en Castilla49. En las Cortes del infante don Juan y la reina María de Molina se ordenaba que las cristianas no criasen a hijos de judíos, prohibiendo también que éstos se llamaran con nombres de cristianos, que vistieran con lujos, junto con otras leyes referidas a la usura, deudas, pechos y entregas de los hebreos. Aunque no se ratifica, porque se aplaza para decidir cuándo es más conveniente adoptarla, se concilia la medida del uso distintivo, con “una señal de paño amarillo en los pechos e en las espaldas segunt lo trayan en Francia porque andassen conosçidos entre los cristianos e las cristianas, e la sinal que fuesse una roella”. Durante la guerra civil castellana (1366-1369) los judíos palentinos se vieron perjudicados ya que apoyaban al rey legítimo, por lo que el monarca Trastámara les impuso tan fuertes tributos que los dejó sin pan que comer ni vestidos con que cubrirse tal y como menciona Samuel Zarza. En las Cortes de 1388, celebradas también en Palencia, se tratan temas como las deudas contraídas por los cristianos con el grupo hebreo y la separación de éstos de la mayoría cristiana50. Con las matanzas o pogroms, se asesinaron también a numerosos judíos palentinos en agosto de 1391, que junto con el merme producido durante la guerra, llegaron casi a extinguirse a finales de esa centuria. En el siglo XV, con la predicación de San Vicente Ferrer, se pone como ejemplo la aljama de Palencia ya que para 1411-1412 se produjo casi la conversión total de los judíos, suponiendo la ruina de la judería, “quasi los 49 Las peticiones de los procuradores en este momento tienden a impedir el auge de los hebreos en la ciudad, ya que desde que Clemente V había celebrado el concilio general en Vienne en 1311, se había empeorado la situación debido a los nuevos cánones antijudaicos establecidos. 50 No obstante, se permitía y respetaba a los mercaderes judíos que ejercieran oficios mecánicos y que tuvieran sus tiendas y talleres en las calles y plazas públicas. 196
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más que moraban en esta ciudad fueron por su mano bautizados”. En ese contexto es cuando la reina Catalina de Lancaster, publica una pragmática ordenando a moros y judíos que vivieran apartados de los cristianos prohibiéndoles además el ejercicio de algunas profesiones51. 5. Expulsión Debido a las diferentes medidas adoptadas a lo largo del siglo XV, los pocos y apartados judíos palentinos, acaban desterrados. Así, el 31 de marzo de 1492, los Reyes Católicos manifestaron los motivos que les había impulsado a desterrar a los judíos: “nos fuemos informados que en estos nuestros reynos auía algunos malos christianos que judaysauan e apostatauan de nuestra santa fe católica, de lo qual era mucha la cabsa la comunicación de los judíos con los cristianos”52. Además se decretaba que todos los judíos que se encontraran en la Península después del 31 de julio, incurrirían en pena de muerte junto con la confiscación de sus bienes. Durante ese periodo entre marzo y julio estarían bajo la supervisión real, que los ayudaría a vender libremente sus posesiones, sacando algunos bienes del reino, pero no objetos de oro, plata o monedas. Con este plazo determinado era imposible romper los contratos comerciales que unían a los vecinos de ambas religiones, siendo precisamente los palentinos los que más obstáculos pusieron a la marcha pacífica de los judíos de la ciudad53. Pero eso no les impidió cobrarles, el 14 de mayo, 50 reales para la celebración de la toma de Granada. Mientras, el 7 de junio se aplica en la ciudad la negativa de los vecinos de no pagar las deudas contraídas con judíos, admitiendo en cambio que éstos pagaran las suyas con sus propios bienes muebles. Los judíos de Palencia que no se convirtieron pasaron al país vecino, donde Juan II había concedido el asentamiento en su reino a 600 familias israelitas a cambio de dos escudos de oro por cabeza, pero con el tiempo se vieron también perseguidos tras el ascenso al trono de don Manuel54. 51 El 1 de mayo de 1447: “los judíos e moros non sean osados de labrar de sus oficios los domingos e fiestas de guardar en público ni a las puertas, so las penas contenidas en los ordenamientos reales”. 52 Las medidas adoptadas en las cortes de Toledo de 1480 que dictaminaban que moros y judíos vivieran apartados de los cristianos no surtieron efecto. 53 LEÓN, 1967, vol. 1: 31. Con la reducción y conversiones del grupo judío a lo largo de los siglos XIV y XV, y por el mero hecho de que la aljama era de tipo medio, resulta contradictorio que la autora pueda afirmar la sentencia de “numerosos judíos”. 54 Siguiendo el ejemplo de lo ocurrido en Castilla y Aragón, el rey decretó a finales del siglo XV, la conversión forzosa de los judíos y musulmanes que residieran en Portugal. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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6. Conclusiones A diferencia del resto de reinos europeos, el paradigma peninsular medieval presenta la coexistencia de cristianos, judíos y musulmanes, con una convivencia relativamente pacífica a lo largo del medievo, ya que los grupos se respetaban entre sí. En el caso palentino, el que judíos y mudéjares fueran vasallos directos del obispo, no del concejo ni del monarca, suponía una situación novedosa en Castilla. En nuestro estudio hemos podido comprobar cómo a pesar de las numerosas normas impuestas por los monarcas y los diferentes acuerdos adoptados en Cortes, en términos generales, fue necesario revisar periódicamente las medidas adoptadas, porque una cosa era la teoría y otra la práctica, es decir, al fin y al cabo cristianos y judíos eran vecinos y mantenían no sólo contratos, sino también en ocasiones una estrecha amistad; además los judíos asistían a las celebraciones de la ciudad y fueron leales al rey en todo momento55. Con el decreto de expulsión de 1492 se daba un paso importante hacia la unidad religiosa, que se completaría en 1502 con la conversión forzosa de los mudéjares, acabando con esa coexistencia religiosa característica de los reinos hispánicos durante la Edad Media. Señor noble rey alto, oíd este sermón, Que vos dice don Santo, Judío de Carrión Cuanto es el estado ha omre más cuidado mayor de su medida temiendo la caída. Cuanto más cae de alto, Cuanto más bien ha, tanto Tanto peor se fiere; Más teme si·s perdiere. Proverbio Moral Sem Tob
55 LEÓN, 1967, vol. 1: 29-30: “Entró en la ciudad el nuevo obispo Alonso de Burgos en 1486 y lo regocijaron especialmente sus vasallos moros y judíos que moraban en la ciudad, los primeros con sus danzas e invenciones, mientras que los segundos iban en procesión, cantando cosas de su ley…” 198
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Fig. 1: Palencia en el siglo XV (ESTEBAN 1989, 13-14, modificado)
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LAS MUJERES EN LAS CIUDADES GALLEGAS DE LA BAJA EDAD MEDIA. ESPACIOS, ACTIVIDADES, RELACIONES Y CONFLICTOS Women in Galician Towns during Late Middle Ages. Places, Activities, Relationships and Conflicts Miguel García-Fernández1 Universidade de Santiago de Compostela [email protected] Resumen: Las mujeres eran un componente más de la población que vivía en las ciudades de la Galicia bajomedieval. Sin embargo, la historiografía urbana no ha prestado suficiente atención a esta evidencia. Por ello, el objetivo del presente trabajo es analizar la presencia de las mujeres en las ciudades gallegas de los siglos XIV y XV para descubrir cuál era su papel en la sociedad medieval. En primer lugar se estudian los lugares de los vivos, es decir, los espacios en los que residieron y realizaron sus actividades cotidianas las mujeres gallegas. A continuación, se reconstruye su red de relaciones sociales –la familia, la comunidad monástica y la vecindad– y se presta especial atención a aquellas relaciones que terminaron en conflicto, convirtiendo a las mujeres en víctimas o en agentes de la violencia. Finalmente, se hace una breve referencia a los lugares de los muertos, esto es, a los espacios de enterramiento elegidos por las mujeres de las ciudades gallegas de la Baja Edad Media. Palabras clave: mujeres, Galicia, ciudades, Baja Edad Media. Abstract: Women were one more group of people that lived in Galician towns during the Late Middle Ages. However, urban historiography hasn’t put enough focus on the evidence. Thus, this paper aims to analyse women’s presence in the towns of Galicia during the 14th and 15th centuries and understand their role in medieval society. Firstly, places of the living will be studied. That is, those spaces where Galician women lived and did their 1 El presente trabajo se ha realizado en el marco de nuestro proyecto de tesis doctoral que estamos desarrollando en la Universidade de Santiago de Compostela, primero al amparo de un contrato predoctoral del Plan gallego de investigación, innovación y crecimiento 2011-2015 (Plan I2C) de la Xunta de Galicia y, posteriormente, de una beca del Programa de Formación del Profesorado Universitario (FPU) del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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chores. Secondly, their social network –family, monastic community and neighbourhood– will be analysed, putting special focus on relationships that became troubled ones, turning women into victims or into violence makers. Lastly, a brief reference to places of the deceased will be made. That is, burial places chosen by women living in Galician towns during the Late Middle Ages. Keywords: Women, Galicia, Towns, Late Middle Ages.
La sociedad medieval era una sociedad de hombres y mujeres. Se podría concretar más: era una sociedad en la que se interrelacionaban hombres con hombres, mujeres con mujeres y, por supuesto, hombres con mujeres. Esta afirmación, que más parece un trabalenguas que una reflexión historiográfica, roza lo evidente y, sin embargo, a día de hoy aún no se puede decir que haya sido asumida por la totalidad de historiadores e historiadoras que trabajan o se están formando en el estudio de la sociedad medieval. Precisamente, estudiar la realidad social de ese tiempo implica analizar con precisión la amplia red de relaciones existente en torno a individuos, colectivos e instituciones de la Edad Media, la cual se caracteriza por su gran complejidad y por verse condicionada por cuestiones de índole social y económica, pero también por factores culturales y políticos, sin olvidar el hecho de la pertenencia de los individuos a uno u otro sexo, lo que, a su vez, suponía para éstos la asignación de unos determinados roles sociales, dando lugar a las diferencias de género en el seno de la sociedad medieval. Teniendo en cuenta estas consideraciones iniciales, el objetivo del presente trabajo no deja de ser modesto: destacar una vez más la importante presencia y participación de las mujeres en las ciudades medievales. Lo haremos ejemplificándolo en el caso de Galicia, territorio en el que se localizaban núcleos como Santiago de Compostela, Ourense, Pontevedra, A Coruña, Lugo o Tui. Éstas no eran las ciudades más populosas de la Península, en absoluto. De todos modos, caracterizan el fenómeno urbano medieval gallego, al cual ya se le han dedicado algunas páginas de notable interés2, aunque lamentablemente la lectura en clave de género ha pasado bastante desapercibida. Aún así, ello no supone la ausencia total de trabajos relativos a las mujeres de las ciudades medievales gallegas, los cuales constituyen nuestro punto de partida3. 2 Véanse algunas consideraciones generales sobre las ciudades y el mundo urbano de la Galicia medieval en López Carreira, 1999 y García Oro, 1987, vol. 2. Asimismo, Solano Fernández-Sordo, 2010, donde se señalan diversas monografías sobre ciudades concretas. 3 Habría que destacar algunas de las diversas aportaciones de Pallares Méndez 204
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Se trata, pues, de avanzar en el conocimiento de la posición que ocuparon y el papel que ejercieron las mujeres en la sociedad medieval4. Para ello examinaremos brevemente los espacios urbanos en los que es posible situarlas, qué actividades realizaban en los mismos, las relaciones sociales, económicas y de poder que tejieron a su alrededor, así como los conflictos en los que participaron y que las convirtieron tanto en víctimas como en agentes de la violencia. 1. Los lugares de los vivos: espacios y actividades femeninas Hace unos años el historiador del arte Manuel Núñez Rodríguez publicó un trabajo titulado Casa, calle y convento: iconografía de la mujer bajomedieval5. Lo evocamos en esta ocasión porque dicho título nos parece una magnífica síntesis de los espacios que formaron parte del día a día de las mujeres gallegas que residían en los núcleos urbanos de los siglos XIV y XV. Aún así, cada uno de ellos ha de ser analizado de forma individual y teniendo en cuenta factores como la pertenencia de las mujeres a un determinado grupo social u otro. Lo que resulta evidente es que la ciudad bajomedieval constituía un espacio sexuado en el que las actividades masculinas y femeninas, así como la relación de los hombres y las mujeres con lo público y lo privado presentaban notables diferencias entre sí. La casa constituía el espacio femenino por excelencia ya que, en la mentalidad colectiva, la esfera de lo doméstico estaba estrechamente vinculada a las mujeres, mientras los espacios públicos se consideraban marcos de actividad y relación reservados fundamentalmente a los hombres6. De todos modos, la realidad social era mucho más compleja, aunque está claro que las tareas domésticas eran una de las responsabilidades que las mujeres debían asumir desde la más tierna edad, junto con el cuidado de los niños, los ancianos, los enfermos e, incluso, el de los huertos –que muchas (1993; 2011) a la historia de las mujeres, así como la tesis de Rodríguez Núñez (1993) sobre las clarisas y dominicas gallegas, es decir, sobre mujeres de órdenes religiosas estrechamente vinculadas con el mundo urbano (1993), o algunas contribuciones puntuales como las de SÁNCHEZ VICENTE, 1988 y Vázquez Bertomeu, 1998. 4 Este tema es el objeto de estudio principal de nuestra tesis doctoral, la cual lleva por título La posición de las mujeres en la sociedad medieval. Un análisis de la práctica testamentaria en la Galicia de los siglos XII al XV y está siendo realizada bajo la dirección del Prof. Dr. D. Ermelindo Portela Silva. 5 Núñez Rodríguez, 1997. 6 Para el caso gallego véase una aproximación al tema en Pallares Méndez, 1993: 96-105. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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veces se situaban en las partes traseras de las casas– y el de los animales, caso de cerdos y gallinas, que no eran una realidad ajena al mundo urbano medieval7. Por otra parte, conviene tener en cuenta que las casas de los artesanos eran espacios multifuncionales, desarrollándose en ellos la vida privada, el trabajo del taller y la venta de los productos obtenidos. Las ciudades bajomedievales también fueron lugares de residencia o sobre los que proyectaron su autoridad e influencia las mujeres de la aristocracia, tanto las vinculadas al grupo de los escuderos como las de la alta nobleza. Así se observa en el caso de las Moscoso, ligadas a Santiago, o de las Sotomayor, vinculadas a Pontevedra. ¿Cómo eran sus casas? Sin duda, más amplias y mucho menos modestas que las de la mayoría de los habitantes de la ciudad8. En la documentación, las casas de la nobleza, de la burguesía enriquecida y de los que desempeñaban cargos en los concejos acostumbran a recibir denominaciones como las de “casas altas”, “casas con torre” o “paços”9. Se trata de viviendas que más allá de una función residencial tenían otra no menos importante que era la de transmitir a los ciudadanos una imagen poder. Asimismo, resultaba habitual que las mujeres de la oligarquía urbana tuviesen entre sus propiedades inmobiliarias diversas casas en la ciudad, algunas de las cuales arrendaban o aforaban consolidando 7 En la documentación medieval se hayan diversas menciones a corrales, como la registrada en Ourense sobre la mitad de uno que vendió en 1446 Beatriz González, viuda de un regidor de la ciudad, al concejo ourensano, junto con una casa y el huerto “que está tras lo dito curral e casa”, por las “moitas boas obras, gracias e ajudas que eu e o dito Esteuo Fernandes, meu marido, avemos resciuido do dito Conçello” (Ferro Couselo, 1967, vol. 2: doc. 175; PALLARES MÉNDEZ, 1993: 102). 8 Estas diferencias también se manifestaban en los espacios interiores como se puede comprobar al comparar inventarios de bienes como el de doña Ana de Toledo, condesa de Altamira, y el de María Troquesa y su marido, el peletero compostelano Fernando Eáns. Vid. García-Fernández, 2012b: doc. 51 y López Ferreiro, 1902. De todos modos, estos dos casos no han de entenderse como representativos de la sociedad urbana, pues en ella coexistían realidades sumamente diversas como la de los pobres de solemnidad o la de los que malvivían en casas miserables y que no dejaron inventarios por razones más que evidentes. 9 Eran viviendas que se diferenciaban por su mayor altura, el uso de mejores materiales constructivos y, por supuesto, por la incorporación de elementos de ornamentación. Además, acostumbraban a tener diversas dependencias, a veces en solares contiguos. Así, la casa de los Cruu, ricos mercaderes pontevedreses, tenía un arco tendido sobre la calle, a modo de puente, para conectar con otro edificio, incrementando de este modo el espacio doméstico (ARMAS CASTRO, 1992: 101-111; LÓPEZ CARREIRA, 1999: 153-156). Estas casas se situaban en las mejores zonas de la ciudad, como acontecía con la burguesía e hidalguía compostelanas que se concentraban en la Rúa Nova, la Rúa do Vilar y la Plaza del Campo (GARCÍA ORO, 1987, vol. 2: 73). 206
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Las mujeres en las ciudades gallegas de la Baja Edad Media. Espacios, actividades, relaciones y conflictos
una economía de carácter rentista, proceso que se acentuó al final de la Edad Media entre la burguesía enriquecida. Por otra parte, en el caso de estas mujeres de la oligarquía urbana, el trabajo en el hogar consistía fundamentalmente en la coordinación de la empresa doméstica, es decir, en la gestión de los recursos y en la organización de las tareas que habrían de llevar a cabo otras personas, fundamentalmente esas criadas a las que no olvidaban nombrar en sus testamentos con el objetivo de pagarles las soldadas debidas o premiar su fidelidad. Si la casa era el lugar de la infancia y el espacio por excelencia, aunque no único, de las mujeres casadas, la elección de la otra gran opción de vida que se ofrecía –o imponía– a las mujeres medievales, es decir, la entrada en religión, suponía convertir el convento en un nuevo hogar10. Estamos ante un espacio integral –formado por el refectorio, los dormitorios, el claustro, la cocina o la iglesia–, en el que las religiosas habrían de vivir su día a día, sin necesidad de salir de las diferentes dependencias conventuales, dedicándose fundamentalmente a la oración. Al mismo tiempo, las religiosas realizaban otras actividades como las piis et quietis laboribus, es decir, trabajos manuales ligados principalmente a las labores de costura11, o tomaban decisiones en comunidad relativas a la gestión del poder que tenían como institución eclesiástica, el cual les permitía proyectar su influencia y autoridad sobre la población del entorno12. De hecho, resulta habitual que en diversos actos jurídicos se haga mención a decisiones tomadas “sendo juntadas en noso cabidoo aa grada do dito moesteiro por tangemento de canpaa segundo avemos de custume”13. Además, ha de tenerse en cuenta que, más allá de las normativas que emanaban de sus propias órdenes, la ruptura de la clausura fue una práctica no del todo excepcional. Las referencias a religiosas actuando fuera de los muros del convento son suficientemente expresivas como para concluir 10 Nos referimos sobre todo a los conventos mendicantes –estrechamente vinculados con el mundo urbano–, en cuya fundación tuvieron un papel esencial las mujeres de la burguesía (RODRÍGUEZ NÚÑEZ, 1993: 40-44). 11 Pocos son los datos al respecto, algo que también sucede con todo lo relativo a la alfabetización de las religiosas. Vid. RODRÍGUEZ NÚÑEZ, 1993: 151-152 y 157-160. 12 No hemos de olvidar que una parte de las religiosas, especialmente las abadesas y las prioras, tenían su origen social en el grupo nobiliario y en la burguesía enriquecida (RODRÍGUEZ NÚÑEZ, 1993: 48). Ello supone establecer una íntima relación entre los diferentes tipos de poder –el político, el económico, el social, el cultural y el religioso–, pues todos ellos eran desempeñados o al menos dirigidos por miembros de las élites urbanas, fuesen de procedencia estrictamente burguesa o aristocrática. 13 Rodríguez Núñez, 1990: doc. 41. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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que su intervención en la sociedad no estaba reñida con su ingreso en religión14. En definitiva, las religiosas ocuparon desde sus conventos un lugar privilegiado en la jerarquía espiritual y simbólica de la sociedad medieval, al tiempo que tuvieron la oportunidad de hacer uso de un papel económico y social de primer nivel en el ejercicio del señorío y en la gestión de sus patrimonios; patrimonios que habría que dividir en dos grandes capítulos, los bienes propios y los bienes comunitarios15. Las calles y plazas medievales no solo eran lugares de tránsito sino también espacios de la vida cotidiana. En ellos se realizaban no pocas de las actividades laborales en las que documentamos la presencia femenina, caso de las regatonas, cuyo trabajo fue objeto de no pocas reglamentaciones16. Precisamente, la participación de las mujeres en los espacios públicos se dio en un gran número de ocasiones a través del ejercicio de una determinada profesión o mediante la colaboración en los oficios que desempeñaban sus maridos. ¿De qué trabajos estamos hablando? Fundamentalmente de los relacionados con la actividad mercantil y la hostelería –caso de las tenderas, pescaderas, taberneras o mesoneras– y con la realización de una serie de trabajos que presentaban una especie de continuidad respecto a las tareas domésticas –pensemos en panaderas, lavanderas, tejedoras o criadas17–. En ocasiones, también se trata de actividades que se consideraban de notable importancia para la comunidad, caso del oficio de especieyra, es decir, boticaria, que ejercía la compostelana Elvira Pérez en el momento de otorgar sus últimas voluntades en 1348 o el desempeñado por Leonor Garrida, viuda del maestre Fernando, que ya en el siglo XV continuaba con la profesión de este: el ejercicio de la cirugía18. También parece que heredó 14 Rodríguez Núñez, 1990: 19-21; 1993: 142-145. 15 RODRÍGUEZ NÚÑEZ, 1990: 42-44; 1993: 167-219, especialmente, 196-199. 16 Con ellas se trataban de evitar los diversos abusos derivados del acaparamiento de productos alimenticios de primera necesidad que después vendían a precios abusivos. Vid. SÁNCHEZ VICENTE, 1988: 185-186; PALLARES MÉNDEZ, 1993: 112. 17 En el caso compostelano también se documentan luminarias –encargadas de la iluminación de la Catedral–, panaderas –caso de María Franca, que trabajaba específicamente para el monasterio de Santo Domingo y que fue eximida por el concejo del pago de impuestos al menos en 1420–, una mujer en el lucrativo negocio de las conchas, candelarias –mujeres con título para vender velas y cirios a los peregrinos y romeros en el interior de la Catedral–, así como otras muchas, entre ellas, alfayatas, pixoteiras, correeras, posaderas, cereras, etc. Vid. GONZÁLEZ VÁZQUEZ, 1994: 328-330 y 350; VÁZQUEZ BERTOMEU, 1998: 38-43. 18 Por ejercer bien dicho oficio consiguió del concejo compostelano la exención de impuestos (RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, 1992: 235-236; GONZÁLEZ VÁZQUEZ, 1994: 328; PALLARES MÉNDEZ, 2011: 255-256). 208
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Las mujeres en las ciudades gallegas de la Baja Edad Media. Espacios, actividades, relaciones y conflictos
el oficio de su cónyuge la cartera Teresa Pérez19 y no hemos de olvidar que en las ordenanzas del gremio de azabacheros –en el que las mujeres podían ser cofrades teniendo sus correspondientes mozos y oficiales– se contemplaba la posibilidad de que las viudas continuasen con la actividad de su marido siempre y cuando no volviesen a casarse con hombres de otra profesión20. De lo que no hay duda es de que, en el ámbito gallego, como en el resto de las ciudades medievales europeas, nos encontramos a las mujeres trabajando con el objetivo de subsistir, ayudar a la empresa familiar o, en algunos casos, conseguir los ahorros necesarios para la dote matrimonial. No conocemos bien todos los espacios en los que las mujeres realizaban algunos de los trabajos que acabamos de referir; sin embargo, resulta evidente que las calles de las ciudades bajomedievales gallegas vivieron el trasiego de la actividad diaria femenina. Por ellas pasaban al ir a la fuente o al lavadero –espacios femeninos por excelencia junto al interior del hogar–, pero también al acudir a los oficios religiosos o al mercado, configurándose como espacios de una intensa socialización femenina. ¿Qué pasa con las mujeres de las oligarquías urbanas? Por supuesto no las vamos encontrar desempeñando los trabajos anteriormente mencionados ni ocupando los cargos del concejo21; sin embargo, ello no significa que careciesen de un importante papel en la economía familiar o que su proyección pública haya sido nula22. Aún así, es probable que este grupo 19 PALLARES MÉNDEZ, 1993: 111. 20 LÓPEZ FERREIRO, 1975: 639-640; SÁNCHEZ VICENTE, 1988: 187-189. 21 De todos modos, en Pontevedra vemos a la viuda Teresa Álvarez da Ponte, “a mayor e mellor do dito linaxe”, representando a éste en el pacto que estableció, en 1365, con diversos miembros de familias de la oligarquía urbana para cooperar con ellos en la propuesta anual de candidatos –los llamados cobres– que se haría al arzobispo compostelano para que éste eligiese, de entre ellos, al que habría de desempeñar el puesto de alcalde del concejo (ARMAS CASTRO, 1992: doc. 14). Vemos, pues, cómo se hacía un reparto del poder urbano en la Pontevedra bajomedieval, gestionado en este caso por una mujer. 22 De hecho, su participación en actividades vinculadas con la propiedad de la tierra y su gestión –compraventas, foros, subforos, arriendos, etc.– es una constante que revela con precisión la capacidad de las mujeres para organizar, solas o acompañadas, sus propios patrimonios y los de su familia (PALLARES MÉNDEZ, 2011: 225-227). Por otra parte, un caso que revela la capacidad de iniciativa de las mujeres en las actividades económicas es el de doña María Figueroa, mujer de Diego de Pazos de Probén, que participó en el comercio marítimo. Tras haber sido condenado su marido, ella se quedó sola en Vigo en una apurada situación económica. Sin embargo, gracias a una serie de empréstitos consiguió un stock de mercancía exportable y empezó a traficar con textiles de Inglaterra y Flandes y con pescado hacia Andalucía, comprando y vendiendo prudentemente al principio y luego animándose a armar sus propios buques. Pero al regresar su marido, éste le hizo la competencia. Sin embargo fue capturado y convertido en esclavo varios años, muriendo pobre. Después de Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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se hubiese visto más influenciado ideológicamente por los sectores cultos de los que emanaba gran parte del imaginario masculino que insistía en la debilidad, la dependencia y la necesaria subordinación de las mujeres a los hombres. Tal vez por ello en no pocas ocasiones las mujeres de la élite burguesa se hallaban ausentes en actos jurídicos en los que, sin embargo, se entendía que, al ser representadas por sus maridos, asumían la plena corresponsabilidad del negocio pactado por ellos23. Más allá de la casa, el convento, la calle o los lugares de trabajo, encontramos otros espacios en los que es posible apreciar la presencia femenina. Nos referimos, entre otros, a los baños, lugares no exentos de sospecha a ojos de la sociedad medieval24, o a los hospitales, algunos de los cuales fueron fundados por mujeres, contribuyendo de esta forma a la remodelación de los espacios urbanos25. Caso aparte es el de las casas que el concejo pontevedrés eso, doña María Figueroa volvió a sus actividades económicas labrando una considerable fortuna (Ferreira Priegue, 1988: 308). 23 Así, en 1484, el regidor de Ourense, Pedro López da Barreira, otorgó un foro “no seu nome e no da súa muller, Ynes Gonçalves de Ramoyn” (LÓPEZ CARREIRA, 1992: doc. 2). Por otra parte, se observa con claridad la cooperación conyugal, muchas veces a través de la concesión de poderes entre ambos. En el mismo año de 1484, por ejemplo, doña María González de Tobar, mujer del licenciado Sánchez de Fremosilla, oidor del Consejo de los Reyes Católicos, subaforó unos bienes que tenía del obispo de Ourense a Juan Alfaiate de Aguiar aportando, para conseguir llevarlo a cabo, un poder de su marido (LÓPEZ CARREIRA, 1992: doc. 192). 24 Encontramos referencias a ellos en Pontevedra y en Ourense. En la primera de estas ciudades, doña Mayor, viuda de Fernán Núñez, donó a las clarisas los baños que ella misma había construido en la puerta de la Rocha Forte, en la feligresía de San Bartolomé de Pontevedra (ARMAS CASTRO, 1992: 229; PALLARES MÉNDEZ, 1993: 114). En Ourense, se habla de dos casas de baños, una para hombres y otra para mujeres (LÓPEZ CARREIRA, 1999: 157). 25 Teresa Pérez Fiota, mujer del mercader Ruy de Lugo, otorgó su testamento en 1439, disponiendo en el mismo la fundación del hospital del “Corpo de Deus” en Pontevedra. También habría de fundarse en el mismo lugar una capilla o una cofradía, cuyos administradores serían su hermana y heredera, Elvira Pérez, y Marcos Fernández, clérigo de San Cibrán de Aldán. Además de legar sus bienes a la institución, imponía una condición: que los pobres que podrían ser admitidos serían “omes e mulleres que sejan linpos e que non veñan enbreagos de viño para que no danefiquen as camas de rroupas do dito hospital, y qualquier que levantar rruido que non seja en el recevido” (ARMAS CASTRO, 1992: 242-243 y doc. 31). En otros casos se limitaban a dejar entre sus últimas voluntades algunos legados a hospitales y leproserías, aunque, doña María Bicos también ordenó en su testamento, fechado en 1407, la creación de una enfermería destinada, en este caso, a las “freiras doentes” de Santa Clara de Santiago, la cual se encargó de dotar ella misma (GARCÍA-FERNÁNDEZ, 2012: 53 y doc. 19). Otra forma de contribuir a la res publica la tenemos en el caso de Mayor Aras, viuda del jurado compostelano Nuño Fernández, que en 1418 prometió que los caños que llevaban el agua a la Plaza del Campo estarían guardados y reparados de tal modo que no sufrieran ningún 210
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acordó que se harían en 1493 para que las “mujeres del partido”, es decir, las prostitutas, ejerciesen su profesión fuera de la muralla de la ciudad26. En definitiva, las mujeres residieron y participaron activamente en la vida urbana de la Galicia bajomedieval. Las suyas eran actividades cotidianas que muchas veces apenas han dejado rastro documental. Sin embargo, no por ello han de ser olvidadas, pues en esa normalidad del día a día se hallan algunas de las claves para comprender la reproducción y los cambios del sistema social, económico y cultural del que formaban parte. 2. Las mujeres y su red de relaciones sociales Estudiar a las mujeres medievales supone integrarlas en el marco de una compleja red de relaciones sociales que abarcaba desde las relaciones de pareja hasta las derivadas de la vecindad o del ejercicio de una determinada actividad profesional. La unidad básica de interrelación social era la familia, siendo la relación conyugal y el vínculo materno/paterno-filial los marcos fundamentales de socialización de los individuos. En este sentido, ¿qué papel ocuparon las mujeres? Desde el punto de vista biológico y social, las mujeres medievales fueron un colectivo de gran relevancia para la familia, tanto durante el matrimonio como en su viudedad27, e incluso durante el período de soltería, fuese éste transitorio o definitivo –piénsese en las religiosas–. Todas estas mujeres fueron figuras fundamentales no solo porque realizaban las tareas domésticas o cuidaban de la prole, sino también porque contribuyeron activamente a la gestión del patrimonio de la familia –la propia dote que aportaban al matrimonio podía llegar a ser un conjunto de bienes de gran importancia para la empresa familiar, provocando su retención por parte del marido, al igual que acostumbraba a suceder con las arras prometidas–, así desperfecto con objeto de que los vecinos y moradores de la ciudad aprovechasen el agua. Los gastos correrían por su cuenta. De todos modos, la razón última de este compromiso estaba en que el Concejo le había concedido que el agua sobrante que saliese de la pía de la fuente podría llevársela a través de la Rúa dos Ferreiros hasta un agro de su propiedad, situado junto a la puerta de la Mámoa (RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, 1992: fol. 43v. – 44r.). 26 Lo hacía “por hevitar hescandalos e males (…) et por que as ditas molleres del partido morasen apartadas por estremadas das molleres casadas, segundo se acustuma en todo el Reyno de Castilla”. Vid. ARMAS CASTRO, 1992: doc. 49; PALLARES MÉNDEZ, 2011: 178-180. 27 No hemos de olvidar que muchas de estas viudas también accedieron a las segundas nupcias, convirtiéndose en auténticas rivales de las solteras en el mercado matrimonial (PALLARES MÉNDEZ, 1993: 101). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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como a la transmisión de enseñanzas prácticas a las hijas y al establecimiento o reforzamiento de pactos y alianzas entre familias, especialmente cuando se trataba de familias de la élite28. Además, ante las ausencias de los varones –con motivo de viajes o fallecimientos–, asumieron responsabilidades que abarcaban desde la gestión del negocio familiar29 al ejercicio de la tutoría de los hijos menores, sin olvidar su papel como albaceas o cumplidoras de los testamentos de sus cónyuges, en los cuales también podían llevar a ser nombradas herederas universales o usufructuarias de una parte considerable del patrimonio30 Junto a la armonía conyugal –más visible en los silencios que en la documentación–, también se registran conflictos. ¿En qué se materializaban éstos? En prácticas violentas, por supuesto, pero también en el recurso a relaciones extraconyugales, caso del amancebamiento o el adulterio31. Además, tampoco han de olvidarse las separaciones32. 28 La endogamia era una práctica común en todos los niveles de la jerarquía social, aunque también se detectan fenómenos de fusión social entre grupos de origenes diferentes pero que llegaban a compartir intereses y modos de vida. Nos referimos a burgueses enriquecidos –caso de algunos mercaderes–, profesionales liberales –como los notarios–, hidalgos e, incluso, miembros de la alta aristocracia. Ello dio lugar al fenómeno de “fidalgos que se aburguesan e burgueses que se afidalgan”, en palabras de LÓPEZ CARREIRA, 1998: 330. En estas alianzas, se ha señalado el papel de las mujeres como piezas de intercambio, sin embargo, creemos que, más allá de una posición pasiva, es necesario reconocer el protagonismo femenino como mediadoras sociales. De hecho, eran ellas las que estaban en condiciones de negociar entre su familia biológica y la política y, por ejemplo, como tutoras de sus hijos e hijas, las vemos pactando los matrimonios de estos. 29 Lo mismo sucedía con las judías gallegas, muchas de las cuales se vieron obligadas a asumir las deudas y la responsabilidad de los negocios de sus maridos. Sobre estas mujeres, vid. ANTONIO RUBIO, 2012: 105-114. 30 GARCÍA-FERNÁNDEZ, 2012b: 41, 54-55 y 59. 31 Entre los ejemplos a reseñar tenemos el del platero compostelano Roi Gómez y Catalina, viuda de Pero Francés, quienes hicieron un contrato de amancebamiento comprometiéndose a que “façamos boa companya amigavell hu e ho outro, asy en tal maneira como se fosemos marido e moller de legitimo matrimonio e boa fe e sen mao engano”, mientras estuviese viva Inés Gómez, la mujer legítima del platero, quien, después de que ésta falleciese, se compromete a casarse con Catalina (PALLARES MÉNDEZ, 1993: 100). En 1494 se documenta a Alonso de Ulloa denunciando a su mujer ante los alcaldes mayores de Compostela acusándola de adulterio (GARCÍA ORO, 1987, vol. 2: 70-71). Más allá de las ciudades también encontramos ejemplos significativos de la ruptura de la armonía conyugal, caso de Juan García de Parada, en cuyo testamento, otorgado en 1390, afirmaba poseer los bienes de su mujer “que foy Marina Perez os seus e meus que son meus de dereyto por [a]dulterio que me fezo. Item digo mays do meu dereyto por enganno que Reçeby do casamento quando mi con ella casaron que me enduziron e enganaron con prometemento que me fezeron” (GARCÍA-FERNÁNDEZ, 2012b: 59-60). Sin embargo, en otras ocasiones el adulterio femenino también era perdonado, algo que sucedía más habitualmente con el masculino. Así, en 1434, Pedro Montes perdonó a su mujer tras haber abandonado el hogar y cometido adulterio, renunciando además al castigo que la norma jurídica le permitía imponerle (PALLARES MÉNDEZ, 1993: 100). 32 En 1415 el mercader compostelano Alfonso Pérez y su mujer separaron sus “cuerpos y 212
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Respecto a los hijos, se observa la existencia de un fuerte sentimiento de cariño hacia ellos, junto con las obligaciones propiamente paternas y maternas que se plasmaban en situaciones diversas como aquellas en las que era necesario velar por sus intereses, asumir su tutoría, negociar sus matrimonios o hacerles entrega de la necesaria dote matrimonial o conventual en el caso de las hijas, así como de la herencia. Por tanto, en las ciudades bajomedievales el peso de la familia nuclear o conyugal es especialmente notable, evidenciándose una clara cooperación entre cónyuges y entre padres/madres e hijos/as. Sin embargo, ello no implica que no estuviesen plenamente operativas redes familiares y parentales mucho más amplias. Incluso en el espacio doméstico podían residir otras personas de la familia como huérfanos, sobrinos y ancianos33. Se ha debatido mucho sobre las estructuras de parentesco en la Edad Media y, en concreto, sobre el paso del sistema cognaticio –en el que operaban las líneas materna y paterna a un tiempo–, al agnaticio –en el que primaba una de estas líneas, de forma mayoritaria la masculina, con un peso fundamental de la primogenitura–. Este proceso dio lugar a la cristalización de los linajes, fenómeno que habría que situar, en el caso gallego, a comienzos del siglo XIV. Entre las élites urbanas bajomedievales también se percibe la asimilación de la organización linajística de origen aristocrático; de todos modos, es necesario advertir que la línea femenina no pasaba a ser excluida34, sino lateralizada, del mismo modo que las mujeres continuaron recibiendo sus herencias con normalidad, aunque se avanzase en la implantación de las mejoras masculinas35. Incluso en los testamentos femeninos es habitual dejar diversos legados a mujeres de la familia evidenciándose unos estrechos lazos bienes” (Ferreira Priegue, 1988: 320), del mismo modo que, en Rianxo, firmaron voluntariamente su separación, en 1457, el pedrero Fernán Miguélez y su mujer Dominga, advirtiendo él que lo hacía “por quanto el nõ era cõtento da vjda que fasȷa cõ Dominga (…) e por nõ cabsar mal de hũu ou de outro” (TATO PLAZA, 1999: doc. 84). 33 VÁZQUEZ BERTOMEU, 1998: 36. 34 Salvo en casos excepcionales que respondían única y exclusivamente a circunstancias personales y familiares muy concretas (GARCÍA-FERNÁNDEZ, 2012b: 61). 35 Mencía López, hija de Lopo Páiz, cambiador, despensero del cabildo de Santiago y justicia de Compostela, otorgó su testamento en 1422, mejorando en él con un tercio de sus bienes al hijo de su segundo matrimonio, Vasco López de Burgos –quien llegó a ser regidor de Santiago–, frente a los nietos que tenía de los hijos habidos de un matrimonio anterior. Sin embargo, en este caso, la asimilación de este sistema de reparto de la herencia claramente desigual podría explicarse, al menos en parte, por el hecho de que su segundo marido, Martín Alfonso de Burgos, no era de origen burgués, sino escudero (JUSTO MARTÍN y LUCAS ÁLVAREZ, 1991: doc. 276). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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de unión entre madres, hijas, nietas, sobrinas, etc. Precisamente, entre las mujeres de la misma familia se intuye la circulación de determinados bienes muebles, fundamentalmente joyas, telas y mobiliario36, del mismo modo que las armaduras solían transmitirse por vía masculina, no siempre de padres a hijos, sino también a través de compañeros y colaboradores de armas. Más allá de la familia y el parentesco, existían otros tipos de relaciones sociales alrededor de las mujeres de las ciudades bajomedievales, muchos de los cuales confirman la importancia de las solidaridades de género. Nos referimos, por ejemplo, a las relaciones de dependencia o vecindad. Entre las primeras destacan las criadas, anteriormente citadas,37 o los foreros y foreras que usufrutuaban las propiedades rurales y urbanas de las mujeres con mayor capacidad económica38. Todos estos dependientes, hombres y mujeres, contribuían a mantener el estatus social, económico y político de las familias de la oligarquía urbana. Caso aparte es el de las amas y nodrizas, mujeres que se encargaban de cuidar a los niños y niñas de estas élites en su más tierna infancia39. Por otra parte, la vecindad constituía otro marco de relaciones derivado del contacto diario en los espacios comunes, en las calles y, también, en el ejercicio de los oficios anteriormente citados. Sin embargo, muchas veces resulta difícil analizar este tipo de relaciones si no es a través de los testamentos40 o de episodios conflictivos. En el caso de las 36 GARCÍA-FERNÁNDEZ, 2012b: 55-56. 37 Entre estas criadas se perciben notables diferencias en cuanto a la proximidad y el cariño que existían entre ellas y sus señoras; piénsese, como indicio de ello, en los desiguales legados que les eran destinados en los testamentos: desde el simple pago de las soldadas atrasadas, hasta la concesión de dotes nada despreciables para que accediesen al matrimonio o la entrega de importantes propiedades, muchas veces en usufructo (GARCÍAFERNÁNDEZ, 2012b: 56 y 62). 38 En 1430, por ejemplo, otorgó su testamento Teresa Gómez, vecina de Coruña y dueña de un considerable patrimonio inmobiliario, disponiendo en él: “mando a Rodrigo Fernándes et a sua moller Tareija Afonso, meus labradores, a casa con seu corral et eyra et /pendos/ en que ellos moran” mientras durase el foro que tenía con el monasterio de San Pedro de Soandres, sin que tuviesen que pagar una renta por ello (BARRAL RIVADULLA, 1998: 393-397). 39 En 1498 doña Urraca de Moscoso otorgó su testamento disponiendo que sus hijos “so pena de mi bendición que non quiten a mi ama Maria Ares las seys teegas de pan que de mi tiene en préstamo por tiempo de su vida, e mando a mi ama Ynes Gomes mil mrs e encomendola a mi fijo don Rodrigo pues que lo crio que le de de comer” (GARCÍA-FERNÁNDEZ, 2012b: doc. 48; PALLARES MÉNDEZ, 2011: 211-212). 40 En estos se citan muchas veces a mujeres con las que hay un contacto directo en el día a día con el objetivo de otorgarles algunos de los legados destinados a particulares sin que exista entre ellas ningún tipo de parentesco. También cabría pensar que parte de los deudores o de las personas con las que las testadoras tenían deudas formaban parte de esa red de vecinos (GARCÍA-FERNÁNDEZ, 2012b: 56 y 63). 214
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religiosas y de las frayras también ha de señalarse su papel como creadoras de relaciones sociales propias más allá de las familiares –las cuales seguían en pleno funcionamiento–, además del importante servicio que prestaron las segundas en hospitales, caso de las asentadas en el convento-hospital de Santa Cristina da Pena41. 3. Las mujeres en los conflictos urbanos de la Galicia bajomedieval Allí donde se establecían relaciones sociales también surgían los conflictos. Y así les sucedió a las mujeres de las ciudades y villas de la Galicia bajomedieval, las cuales, al margen de la participación en la litigiosidad de la época, es decir, en los conflictos judiciales42, se vieron inmersas en numerosas disputas, conflictos y casos de violencia. La conflictividad urbana bajomedieval es un fenómeno al que se le ha prestado atención en diversas ocasiones. Son de sobra conocidas las luchas que mantuvieron los burgueses con los señores de las ciudades, especialmente cuando éstos eran obispos y, por tanto, los ciudadanos querían pasar al realengo. Al mismo tiempo, a los períodos de inestabilidad política, de luchas señoriales y de conflictividad social más o menos generalizada se unían conflictos más pequeños pero diarios que generaban numerosas situaciones y episodios de abusos y violencia –física y verbal– en los que se vieron involucradas las mujeres43. Las más afectadas fueron sin duda las que gozaban de una peor situación social ya que, a los episodios de violencia puntuales, se sumaba la existencia de una violencia estructural que, desde el punto de vista económico y de género, provocaba que sus vidas no fuesen fáciles. Asimismo, a todo ello habría que añadir el hecho de que muchas mujeres fueron víctimas de un delito específico: la violación44.
41 VÁZQUEZ BERTOMEU, 1998: 38; PALLARES MÉNDEZ, 2011: 223-224. 42 Las mujeres fueron tanto demandantes como demandadas. Así, en 1453 Juan de Meixonfrío, procurador del Concejo de Ourense, demandó a doña Guiomar Méndez de Ambía “sobre razón do pendón que tiña do dito conçello” y como no quería entregarlo fue obligada a pagar doscientos florines (FERRO COUSELO, 1967: doc. 47). Mientras tanto, a mediados de los noventa del siglo XV nos encontramos a Mayor Rodríguez de la Torre, mujer de Ruy Martínez de Carballido, pleiteando con Juan Núñez Pardo de Cela, el cual le reclamaba una parte de la herencia de su primer marido, Juan de Soto (RUBIO MARTÍNEZ, 2012: 204). 43 Para algunas consideraciones sobre los diferentes tipos de violencia dirigida contra las mujeres en el caso gallego, véase GARCÍA-FERNÁNDEZ, 2012a: 34-41. 44 En 1458, por ejemplo, Teresa Gómez denunció en la ciudad de Ourense un intento de violación por parte de un tal Juan, hombre de Juan de Novoa (FERRO COUSELO, 1967, vol. 2: docs. 317 y 319; PALLARES MÉNDEZ, 2011: 274-276). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Buena muestra de los ultrajes y malos tratos a los que se vieron sometidas las mujeres de una ciudad bajomedieval gallega como era Ourense, los encontramos en la relación de quejas que la ciudad presentó a los Reyes Católicos hacia 1486 ante los agravios que sufrían desde las fortalezas comarcanas: Que el dicho Diego Dias corregidor llevo forçablemente a la mujer de Juan de Ramoyn, escudero, seysçientos pares de blancas injustamente. (…) [El bachiller de Astudillo, alcalde mayor de la ciudad] levo injustamente a Constança Sara de Aguiar dos toçinos (…) [y a] la mançeva de Gomes de Nespereira, después de ser açotada, por justicia seys reales. (…) [El alguacil Juan de Matienzo] fue a faser una escribiçion a casa de Alfonso Yanes, sastre, vesinno de dicha çibdad, e porque su mujer non le quiso desar levar un cochon porque ya tenia levado un par de prendas que bastaban, dio dos bofetadas en la cara a su mujer e la dyo un empuson de que la echo en el suelo. (…) Los onbres del dicho alcalde se fueron a dos leguas desta çibdad a prender a una mançeba de un raçionero desta iglesia e le dieron tantos de palos que ella dende a tres días murió andando prennada e la llevaron una taça e un marco de plata. (…) Galaor Mosquera toma e ocupa por fuerça a Leonor de Ramoyn, vesinna de dicha çibdad, el su lugar de Casdemiro que esta cerca desta dicha çibdad. (…) Otrosy que el dicho Galaor e Rodrigo Honrrado, vezinno desta dicha çibdad, que mato a Aldonça de Tionllo, vesinna desta çibdad, mujer que fue de maestre Juan, sastre, e estando ella prennada de seys meses, syn ella le fazer porque lo tal deviese recibir nin padecer. (…) Otrosy sabra vuestra altesa que Ruy Moro, criado del dicho conde [de Monterrei], tomo a Leonor de Puga çiertas espadas segund lo sabe el dicho conde45.
Como vemos, mujeres casadas, amancebadas o embarazadas, entre muchas otras, fueron víctimas de diferentes abusos. Incluso en el caso de Leonor de Puga, perteneciente a una de las familias de escuderos más importantes de Ourense, se observa que las mujeres de las élites urbanas también podían llegar a ser víctimas de las tensiones y conflictos urbanos bajomedievales. Por el contrario, qué decir de aquellas que se habían visto avocadas a la prostitución. Su indefensión era aún más notable si cabe, aunque no resulta fácil documentar episodios relativos a sus vidas. No obstante, en la misma relación que acabamos de señalar se habla del robo de ocho reales “a una puta que el [un castellano que murió a causa de las heridas propiciadas por los hombres de Galaor Mosquera] tenia en el burdel”46. 45 Vila Álvarez, 2006: 164-179 (doc. 18). 46 Vila Álvarez, 2006: 175 (doc. 18). 216
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Asimismo, en las villas gallegas también se produjeron conflictos sociales, algunos con trágicas consecuencias para mujeres que tenían una posición preeminente. Fue el caso de la condesa de Santa Marta, doña Teresa de Zúñiga, viuda de don Diego Pérez Sarmiento y tutora del sucesor de éste, don Bernardino, quien habría de convertirse en el I Conde de Ribadavia, aunque don Diego lo había tenido con un esclava. Doña Teresa, a la que Vasco de Aponte llama en su nobiliario la “Condesa endiablada” y que residía habitualmente en la villa de Mucientes (Valladolid), tuvo un trágico destino pues fue asesinada “a lanzadas” en Ribadavia a manos de sus vasallos “polos moitos males que ela lles facía”, poniendo fin así a la “governaçion [de] toda la su fazienda e vasallos e fortalezas e villas del dicho Conde”47. A todo ello habría que sumar los malos tratos que tenían lugar en el seno del hogar, los cuales no son fácilmente documentables, excepto en casos de violencia extrema, como el apuñalamiento de Elvira Rodríguez a manos de su marido, el mercader ourensano Juan Alfonso de Tenorio48. De todos modos, coincidimos con María del Carmen Pallares Méndez en la necesidad de ir un paso más allá en la investigación para no centrarnos tanto en el papel de las mujeres como víctimas de la violencia y, sobre todo, de los malos tratos ocasionados por los hombres sino en su capacidad para resistir y denunciar públicamente los hechos, demostrando las raíces medievales de la toma de conciencia femenina ante la violencia de género49. Se trata fundamentalmente de casos excepcionales, es cierto, pero no por ello menos expresivos de lo que implicaba ser mujer en la sociedad medieval. Las mujeres también fueron agentes activos de la violencia bajomedieval, especialmente las pertenecientes a las élites urbanas ya que eran ellas las que tenían más opciones y recursos para ejercer el poder, muchas veces a través de la violencia50. Veamos algunos casos. Entre la historia y la leyenda 47 García-Fernández, 2011: 145-146. 48 PALLARES MÉNDEZ, 2011: 276-277. 49 PALLARES MÉNDEZ, 2011: 280; GARCÍA-FERNÁNDEZ, 2012a. 50 Tampoco ha de obviarse el protagonismo de las mujeres del común, aunque el mismo aparece diluido, al igual que sucede con el de los hombres, entre la masa anónima. De todos modos, por lo significativo del caso, queremos evocar a aquella mujer sin nombre que, en el marco de las revueltas compostelanas de 1117, se atrevió a herir gravemente con una piedra en la mejilla a la reina Urraca, la primera reina propietaria del Occidente medieval, la misma que años antes había concedido, junto a su marido Raimundo de Borgoña, un fuero a los compostelanos, cunctis habitatoris, uiris ac feminis, reconociendo, por tanto, los derechos de hombres y mujeres en cuanto ciudadanos (PALLARES MÉNDEZ y PORTELA SILVA, 2006: 24 y 175). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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se sitúa la figura de María Castaña, mujer de Martín Cego, miembro de una rica y poderosa familia de Lugo, a la que, sin embargo, difícilmente se puede considerar como heroína de reivindicaciones populares, tal y como han querido ver algunos. Los Cego –quizás descendientes de Ruy Cego, uno de los “cincuenta homes boos, os mellores de si”, que, en nombre del concejo, habían hecho homenaje y juramento al obispo Arias (1294-1299)– se enfrentaron al obispo y al clero de la ciudad con la intención de impedir el cobro de unas rentas que consideraban abusivas, siendo los responsables de la muerte del mayordomo episcopal, Francisco Fernández. En estas circunstancias, María Castaña se vio inmersa en la revuelta urbana lucense, lo que desembocó en la donación forzosa que realizó, en 1386, junto con Gonçalvo y Afonso Çego, “por emenda et corregemento de mal inxuria et herro que fezemos [dando todas las heredades que tenían] enno dito couto de Çereyxa (…) por ripintemento et dapno et sen razón que enno dito lugar fesemos”, así como mil maravedíes. Además, los donantes se comprometieron a ser fieles vasallos del obispo, algo que al parecer no cumplieron pues, de nuevo, en 1397, María Castaña parece estar involucrada en una nueva revuelta contra el señorío episcopal lucense51. La violencia señorial que se documenta en la ciudad de Ourense hacia la década de los cuarenta del siglo XV tuvo entre sus protagonistas a doña Beatriz de Castro, viuda de García Díaz de Cadórniga y madre de Pedro Díaz, quienes mantuvieron una activa intervención en la política de la ciudad. Doña Beatriz no solo fue acusada en 1441 de que “ela avía tragido e metido ena dita çibdade moytas gentes estrangeyras de que a noso señor El Rey e ao dito señor obispo vyña grande mal perda e dapno”, por lo que se le pedía que “non metese ena dita çibdade ninhúus homes escudeyros nen peós estrangeyros de fora da dita çibdade, et se ende tyña, que os enviase logo fora”52 y se le ordenó en ese mismo año que desocupase la barca del Terrón, cuyos derechos debía compartir con el obispo, sino que también tuvo un papel fundamental a la hora de establecer diálogos entre los Cadórniga y el resto de autoridades urbanas. De hecho, fue a doña Beatriz de Castro a quien se le comunicó la ruptura de una tregua, firmada apenas unos meses antes por su hijo, tras la agresión sufrida por Lopo Rodríguez, juez de Cudeiro, a manos de un hombre de Pedro Díaz de Cadórniga. Además, doña Beatriz no dudó en denunciar los agravios que sufría por parte de la gente del obispo y del 51 García Oro, 1999: 73-76; Novo Cazón, 2001: 97; Domínguez Touriño y Estévez Salazar, 2009: 43-47. 52 Ferro Couselo, 1967, vol. 2: doc. 242. 218
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arcediano de Castela, eludiendo cualquier tipo de responsabilidad cuando fue requerida por el concejo de Ourense tras haber sido agredido uno de los hombres de éste último. En 1446 se documenta a esta mujer ofreciendo seguro a todos aquellos que quisiesen ir a la ciudad con mercancías o a por vino, ya que los compostelanos temían ir a la feria de San Martín debido a la conflictividad reinante en la ciudad. Finalmente, en 1464 nos encontramos a doña Beatriz de Castro intercediendo ante los franciscanos por la absolución de su conflictivo hijo, Pedro Díaz de Cadórniga, fallecido unos años antes53. En la Compostela del siglo XV las mujeres también aparecen envueltas en episodios conflictivos. Así, en 1458 descubrimos a doña Juana de Castro, viuda de Rodrigo de Moscoso, haciendo pleito homenaje en manos del alcalde Gregorio López, junto con su hijo Bernal Yáñez y un grupo de nobles y dirigentes del concejo de Santiago y de las villas de Noia y Muros, comprometiéndose a cumplir los capítulos de la hermandad que habían constituido, aprovechando la ausencia del arzobispo y señor de la ciudad don Rodrigo de Luna, con el objetivo de defender las libertades públicas que consideraban que no eran respetadas sino incumplidas54. Incluso un año más tarde vemos a la propia doña Juana de Castro jurando y comprometiéndose, ante el altar del Apóstol, a guardar y cumplir lo acordado entre los representantes del arzobispo y los sublevados55. En el marco de las luchas que tenían lugar en la Compostela de 1466 entre la ciudad y su señor, es decir, el obispo, nos encontramos de nuevo a doña Juana de Castro, junto con su hijo, cercando la Catedral para conseguir la liberación de los canónicos que habían sido hechos prisioneros por el bando fonsecano. En este contexto, también conviene destacar la personalidad de doña Catalina de Fonseca, madre de don Alonso II de Fonseca, que se puso al mando de la resistencia en el templo, liderando la facción arzobispal56. Entre las razones que dio para justificar su papel destacan su deseo de proceder a una justa defensa de su hijo, el arzobispo, y de la Iglesia, amenazada por los señores, así como la imposibilidad de hacer uso de las rentas del arzobispado, usurpadas por los caballeros gallegos57.
53 López Carreira, 1998: 453-455, 460 y 504-508. 54 GARCÍA ORO y PORTELA SILVA, 2003: 529-536. 55 Pallares Mendez y Portela Silva, 2002: 91-92. 56 Vázquez Bertomeu, 1998: 37. 57 GARCÍA ORO, 1987, vol. 1: 312. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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4. Los
lugares de los muertos: las mujeres y sus comportamientos
ante la muerte
Si hasta el momento nos hemos referidos a los espacios y actividades de los vivos, ahora es necesario tomar en consideración los espacios de los muertos, es decir, los lugares elegidos por las mujeres para disponer sus enterramientos58. Esta elección no suponía una cuestión baladí ya que en la misma operaban factores muy diversos como las devociones personales, el deseo de perpetuar la memoria propia y la del linaje, las necesidades sociales, así como las costumbres familiares. ¿Dónde y con quién deseaban recibir sepultura? Entre las mujeres de la nobleza y de la aristocracia urbana se observa un fuerte sentimiento de pertenencia al grupo. De ahí que aspirasen a ser enterradas en lugares destacados y junto a miembros de su familia con el objetivo último de perpetuar su memoria individual y social. Además, no fue del todo excepcional la constitución de panteones familiares, caso del situado en Santo Domingo de Bonaval de Santiago, el cual está vinculado al linaje de los Moscoso59. En las ciudades bajomedievales se comprueba fácilmente la gran importancia que cobraron los conventos mendicantes a la hora de la muerte. Se convirtieron en constantes receptores de legados píos, así como en custodios de numerosos sepulcros de la oligarquía urbana, al mismo tiempo que actuaban como elemento de atracción de la nobleza hacia los espacios urbanos. Todo ello se comprueba al ver que fue muy habitual la elección de los espacios interiores de estos u otros monasterios e incluso de las catedrales como lugares de sepultura por parte de las élites femeninas, las cuales también deseaban yacer lo más próximo posible al altar con el objetivo de conseguir mayores beneficios espirituales60. En relación a los compañeros de la muerte, se observan dos tendencias mayoritarias: la de las mujeres que solicitaban ser enterradas junto a su 58 Ofrecemos aquí parte de las conclusiones contenidas en GARCÍA-FERNÁNDEZ, 2012b: 50-53. 59 Para nuevas identificaciones y un estudio de los sepulcros femeninos conservados en Bonaval gracias a las aportaciones de la genealogía, véase CENDÓN FERNÁNDEZ, 2012: 92-94. 60 Elvira de Valladares, por ejemplo, eligió ser enterrada en el convento de San Francisco de Pontevedra, ante el altar mayor, donde yacía su hijo Pedro Álvarez de Valladares (ARMAS CASTRO, 1992: 232). 220
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familia biológica, es decir, con los padres –cobrando gran importancia la figura materna–, los abuelos o los tíos y la de aquellas otras que, por el contrario, apostaban por la familia que habían formado a lo largo de sus vidas, es decir, las que deseaban enterrarse al lado de sus cónyuges o de los hijos ya fallecidos61. ¿Cómo deseaban ser enterradas? En los modos de enterramiento se aprecian con claridad una serie de actitudes que oscilan entre la ostentación y la humildad. Aún así, de forma mayoritaria solicitaban ser sepultadas conforme exigía su estado, es decir, su posición social, lo que permitía mantener las diferencias sociales más allá de la muerte. En la Baja Edad Media se consolida el deseo de enterrarse con algún hábito religioso, especialmente con el franciscano62. Además, en sus testamentos las mujeres llegaron a especificar con mayor o menor detalle cómo habrían de ser sus honras fúnebres, capítulo que refleja la identificación del entierro como un acto social más de los que tenían lugar en el mundo urbano, al que acudían familiares, por supuesto, pero también vecinos, eclesiásticos y pobres, a los que se destinaban algunas monedas o eran invitados a participar en las pitanzas. Si nos adentramos en la cuestión de los sepulcros femeninos propiamente dichos –cuya función consistía en la lucha contra la muerte-olvido, garantizando la perpetuación del recuerdo de la fallecida y de su linaje–, nos encontramos con moimentos o campaas chaas, es decir, con sepulcros muchas veces exentos y con magníficas representaciones esculpidas –seguramente policromadas– o con lápidas, sepulturas que se solicitaban en los testamentos o se hacían por encargo de los familiares de las fallecidas –incluso de ellas mismas–, antes o después de su muerte63. Estos sepulcros tuvieron entre sus componentes esenciales la heráldica64, así como 61 GARCÍA-FERNÁNDEZ, 2012b: 50. 62 Fue el caso de Mencía López, madre del regidor compostelano Vasco López de Burgos quien dispuso su sepultura “en Santa Maria de Quintââ, aly onde jaz mina madre, e mando que me lançen eno abito de san Françisquo” (JUSTO MARTÍN y LUCAS ÁLVAREZ, 1991: doc. 276). 63 Por ejemplo, en 1380 Juan do Campo, “burgés da cidade de Santiago”, dispuso en su testamento hacer dos “moimentos” enfrentados en el coro de Bonaval, uno para él y otro para su mujer Constanza Méndez (FERREIRA PRIEGUE, 1988: 321). 64 Doña Urraca de Moscoso, por ejemplo, dispuso en su ya citado testamento de 1498 el traslado de los cuerpos de su marido, don Pedro Osorio de Villalobos, y del hijo de ambos desde San Francisco de Santiago a Santo Domingo de Bonaval, donde organizó un panteón familiar en el que habría de cobrar gran importancia la heráldica, pues dispuso que colocasen “en el arquo de la dicha capilla un escudo de piedra con las armas de Villalobos [por su marido] e de Moscoso [por su padre] e en los cabos del arquo pongan las armas de Castro e de Guzman [por sus abuelos maternos] e en el otro cabo del arquo otro escudete de piedra con las armas Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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una serie de gestos y elementos iconográficos que evocaban aspectos como el tránsito hacia el Más Allá –los ángeles– o la fidelidad femenina –visible en los perros que muchas veces aparecen representados a los pies de estas damas–, sin olvidar la cuestión principal, es decir, evocar la preeminencia social, el poder y la autoridad de estas mujeres y sus familias. Aunque los grupos más y mejor representados en la escultura funeraria son la nobleza y el clero, pronto fueron imitados por la oligarquía urbana que, de esta forma, también aspiraba a perpetuar su memoria65, aunque a veces, ante la pérdida de la epigrafía, han caído en el infortunio de la desmemoria. ¿Qué pasa con las gentes del común? La caracterización de sus enterramientos ha de hacerse prácticamente a partir de la negación de lo visto hasta ahora. Frente a los espacios interiores, eligen los cementerios; frente a los conventos, la parroquia; frente a la lucha por la conservación de la memoria a través del sepulcro en piedra, el olvido más absoluto66. De todos modos, cuando se especifican los compañeros de la muerte éstos vuelven a ser mayoritariamente familiares –ascendientes o descendientes– y en los legados píos se percibe también la consolidación de la espiritualidad mendicante, lo que confirma la existencia de una serie de tendencias generales en todos los niveles de la sociedad urbana bajomedieval. 5. Conclusiones La presencia de las mujeres en las ciudades medievales es un hecho que, a todas luces, resulta incontestable. De todos modos, es fundamental ir más allá de la realidad estrictamente demográfica para conocer cuál era la posición que ocuparon las mujeres en la sociedad urbana de la Galicia bajomedieval y, sobre todo, qué papel desempeñaron en el funcionamiento de Sotomayor [por su abuela paterna]” (GARCÍA-FERNÁNDEZ, 2012b: doc. 48). 65 Hablamos, por ejemplo, de mujeres de mercaderes, notarios y oficiales de los concejos, de las que se conservan algunos ejemplos expresivos. Vid. Cendón, Fraga y Barral, 2000: 154-172 y 199-203. 66 Ejemplo de la menor trascendencia que tenía el lugar de sepultura entre los sectores menos privilegiados pero, al mismo tiempo, más numerosos de la sociedad urbana es la disposición que hizo Mayor, criada del mercader Juan Rodríguez de las Navas, sobre su sepultura: “Iten mando enterrar meu corpo ena quintaa de Paaços onde vir meu conpridor [el propio Juan Rodríguez] que mellor seja”. Y no hay más. Aunque encarga algunas misas, no muchas, Mayor parece ser consciente de que tras su muerte solo le quedaba el olvido (GARCÍA-FERNÁNDEZ, 2012b: doc. 40). De todos modos, también se han encontrado algunas lápidas de mujeres del grupo de los menestrales, que, de esta forma, aspiraban al “ennoblecimiento póstumo” (Cendón, Fraga y Barral, 2000: 209-211). 222
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interno y desarrollo de esa misma sociedad. Gracias a las investigaciones desarrolladas en las últimas décadas en el marco de la historia de las mujeres y de las relaciones de género, conocemos no pocos datos sobre el protagonismo femenino en la Edad Media. Sin embargo, aún son muchos los interrogantes que hacen necesario llevar a cabo trabajos monográficos que presten atención al hecho diferencial de ser mujer en la sociedad urbana. De este modo, se aspira a terminar con la falta de menciones a mujeres que se detecta aún hoy en día en muchos estudios históricos –y en esta ocasión nos referimos específicamente a las centrados en la historia de las ciudades bajomedievales– ya que ello no se puede explicar como consecuencia directa de una ausencia sistemática de las mujeres en la documentación medieval sino por el mayor interés que han despertado a ojos de los investigadores los espacios públicos y las actividades que en ellos se realizaban –muy particularmente las políticas–, sin tener en cuenta la necesidad de no separar sistemáticamente lo privado de lo público, así como la operatividad de considerar a la familia y no al individuo como objeto de estudio y sujeto de los cambios históricos. Avanzar en este sentido permite concretar y entender mejor la participación de las mujeres en las ciudades bajomedievales pues sus actuaciones y actividades a título individual y familiar tuvieron una notable importancia en la reproducción biológica, social, económica y cultural de sociedad medieval gallega, peninsular y europea. Por todo ello, hemos realizado en estas páginas una brevísima aproximación a los espacios públicos y privados en los que desarrollaron su vida cotidiana las gallegas de las ciudades bajomedieval para ver qué actividades llevaron a cabo en los mismos, así como la red de relaciones que fueron construyendo a su alrededor –a veces en forma de conflicto–; sin olvidar, por supuesto, los espacios de los muertos en los que se combinaron diversos intereses y creencias que tendieron a organizarse con el objetivo de perpetuar la memoria individual de estas mujeres, además de la de sus familias, y de conservar sus relaciones sociales más allá de la muerte. Bibliografía Antonio Rubio, María Gloria de, “La historia de las mujeres desde el IEGPS: proyectos y resultados. El caso de las mujeres judías”, en García-Fernández, Miguel; Cernadas Martínez, Silvia y Ballesteros Fernández, Aurora (eds.), As mulleres na Historia de Galicia. Actas do I Encontro Interdisciplinar de Historia de Xénero, Santiago de Compostela, Andavira, 2012; 101-116. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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LA CIUDAD INQUISITORIAL: SANTO OFICIO Y ESPACIO URBANO EN ÉPOCA MODERNA The “Inquisitorial City”: Holy Office and Urban Space in the Early Modern Spain Bárbara Santiago Medina Universidad Complutense de Madrid [email protected] Resumen: Durante sus más de trescientos años de existencia, la Inquisición española basó sus actuaciones en el secreto y el oscurantismo. Las denuncias, los procesos, lo que sucedía en las prisiones o el contenido de sus archivos, entre otros aspectos, estaban gobernados por la más estricta confidencialidad, bajo amenaza de incurrir en fuertes penas para aquellos que la quebrantasen. Sin embargo, frente a esa imagen de una Inquisición oculta y sombría se encuentra otra de carácter muy diferente: la que quiso dar de sí misma en público. El Santo Oficio siempre estuvo íntimamente ligado al mundo urbano. No en vano sus distritos jurisdiccionales se articularon en torno a importantes ciudades, donde tenían su sede los diferentes tribunales, muchos de ellos en históricos y privilegiados edificios. La Inquisición utilizaba la ciudad y sus instituciones, tanto civiles, como eclesiásticas, para ejercer su poder, pero también como escaparate propagandístico en sus actos más solemnes, tales como los autos de fe o las publicaciones de edictos, algo más desconocidas que los anteriores. Sus calles, plazas y templos fueron utilizados para celebrar diferentes actos y ritos, lo que le granjeará no pocos problemas y rencillas con diversas autoridades. Asimismo, las urbes constituían una fuente de ingresos nada desdeñable, pues el Santo Oficio fue propietario de numerosos inmuebles y haciendas, que arrendaba a particulares para obtener beneficios económicos. Y no debe olvidarse tampoco cómo muchos de sus oficiales y ministros hicieron ostentación de su condición y colocaron en las fachadas de sus viviendas escudos y blasones, a la vista siempre de sus convecinos, donde se integraban las armas de la Inquisición, algunos de los cuales han perdurado hasta nuestros días. La presente comunicación, en definitiva, pretende dar a conocer esta faceta más olvidada del Santo Oficio en tanto que usuario y articulador del espacio y la vida urbana durante toda la Edad Moderna. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Palabras Clave: Inquisición Española, Ciudad, Edad Moderna. Abstract: For more than three hundred years, the Spanish Inquisition based its activities on secrecy and obscurantism. Denounces, trials, documents or what happened at prison were confidential matters and those who broke the confidentiality were terribly prosecuted. Opposite to this dark and sinister image, there was another one: the public image the Inquisition gave of itself. The Spanish Holy Office was closely bound to the urban world. Its jurisdictional districts were articulated through main cities where tribunals were erected. The Inquisition took advantage of the city and its civil and religious institutions in order to gain more power and promote its most astonishing ceremonies, such as the well-known autos de fe. Streets, squares and churches were used to celebrate rites, which earned the Holy Office a lot of antagonism. Likewise, cities were an important source of income, since the institution owned some properties that were rented to gain rental incomes. And it’s important not to forget how ministers and familiars placed the heraldic crest of the Inquisition on their housing façades. This paper tries to focus on this forgotten facet of the History of the Holy Office as user and articulator of urban life and space during the Early Modern period. Keywords: Spanish Inquisition, Urban History, Early Modern History.
1. Introducción Durante los más de trescientos años que la Inquisición moderna se mantuvo activa en los territorios de la Monarquía Hispánica, desde que los Reyes Católicos iniciaran su implantación en 1478 y hasta que fue definitivamente suprimida por Real Decreto en 1834, su influencia no solo se dejó sentir en las conciencias de sus contemporáneos, como cabría esperar de una institución que, en última instancia, intentaba salvaguardar la pureza de la fe católica y lograr la salvación de sus almas. Sus procedimientos y actividades nos son, aunque de forma muy sesgada, familiares, gracias a la “leyenda negra” que acompañó al Santo Oficio desde prácticamente el momento de su establecimiento. Aunque, en la actualidad, no es necesario acudir a relatos fabulosos, plenos de oscurantismo y propaganda, para crearnos una imagen de lo que pudo haber sido la Inquisición, ya que los propios documentos de la institución que han llegado hasta nosotros nos dibujan un retrato bastante aproximado de cómo pudieron haberla vivido (y sentido) nuestros antepasados. Para nosotros, ciudadanos del siglo XXI, el Santo Oficio no es más que un episodio más, quizás anecdótico y siniestro, de nuestra historia; para aquellos habitantes de las zonas a las que llegó su
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La ciudad inquisitorial: Santo Oficio y espacio urbano en Época Moderna
alcance, por el contrario, fue una entidad viva, a la que temer o de la que burlarse, pero que no dejó indiferente a nadie. La Inquisición se encontraba presente en muchos aspectos de la vida cotidiana. Cualquier comportamiento “sospechoso” de ser contrario a la fe podía conllevar la denuncia de alguien ante el Santo Oficio y, en algunos casos, incluso su condena a muerte. El control no se circunscribía solo a la esfera pública de las personas, en la que, de alguna u otra forma, se podrían aparentar ciertos modos de pensar o conductas, sino que se internaba en lo más profundo de los hogares y en las actividades más íntimas y privadas de sus moradores. Pero, ¿cómo fue posible que la Inquisición lograse proyectar su sombra hasta en lo más profundo de las almas de las personas durante tanto tiempo? Ciertamente, el sigilo que marcaba sus actuaciones tuvo mucho que ver, como también lo tuvo la eficacia de su red de oficiales y ministros, entre otros factores. Aunque, ofuscados por el romanticismo del secretismo y lo hermético, muy pocos se han fijado en la importancia de la enérgica y fructífera campaña publicitaria que puso en marcha la institución en los lugares bajo su dominio y que se mantuvo activa hasta la abolición del Tribunal en el siglo XIX. El “secreto” regía sus acciones, pero la Inquisición no se “escondía” y se mostraba orgullosa de exhibirse. En no pocas ocasiones las sedes de sus tribunales se encontraban en importantes y céntricos edificios de las ciudades; sus oficiales y ministros gozaban de ciertos privilegios de los que muchos alardeaban; sus celebraciones se festejaban con gran boato y éxito de público e incluso acudían a ellas representantes de las autoridades civiles y de las jerarquías eclesiásticas; poseía propiedades, muebles e inmuebles, y recibía ingresos gracias a censos y confiscaciones... En definitiva, formaba parte del devenir de las ciudades y otras poblaciones desde un punto de vista que iba más allá del plano meramente espiritual. 2. La sede del tribunal La presencia del Santo Oficio se dejaba sentir de una forma más profunda y viva en los núcleos urbanos que en los rurales, y mucho más si se daba la circunstancia de que los primeros fueran además cabeza de sus respectivos distritos jurisdiccionales. A lo largo de su historia, la geografía inquisitorial sufrió diversas modificaciones. Parte de los tribunales que iniciaron su andadura en el siglo XV desaparecieron en virtud de una política de racionalización territorial y económica que redujo paulatinamente su número. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Asimismo, no era infrecuente que, mientras unos tribunales veían cómo su radio de acción aumentaba, otros experimentaran mermas en la extensión de sus dominios jurisdiccionales. Los más estables fueron, sin embargo, los de Toledo, Sevilla, Valladolid, Corte (Madrid), Granada, Córdoba, Murcia, Llerena, Cuenca, Santiago (Galicia), Logroño, Canarias, Zaragoza, Valencia, Barcelona y Mallorca, a los que habría que unir Sicilia, Cerdeña, México, Lima y Cartagena de Indias1. Por el camino quedaron sedes como las de Ávila, Burgos, Cádiz, Ciudad Real, Lérida, Murcia o Zaragoza, entre otras muchas, a pesar de estar localizadas en importantes núcleos urbanos2. En todas estas localidades, el lugar más relevante era sin duda el edificio que albergaba a cada uno de los tribunales. Era el centro neurálgico de cada distrito, desde el cual los inquisidores ejercían su jurisdicción y que se constituía en referente para los ministros repartidos por todo el territorio que controlaban. Allí se encontraba el archivo, que recibía el nombre de “secreto”, que no solo conservaba la documentación administrativa y procesal del Santo Oficio, sino también las “arcas de tres llaves” que custodiaban los caudales de la institución. En sus salas de audiencias se dirimían los procesos y se gestionaban diversos asuntos de gobierno, contando también con diferentes habitaciones y cámaras donde tanto los inquisidores como el fiscal y los diferentes oficiales y ministros realizaban su jornada diaria. Y no debe olvidarse cómo, en muchos de estos edificios, se hallaban también las cárceles secretas y de la penitencia, donde los reos permanecían detenidos, bien por un tiempo indeterminado a la espera de que se resolviese su causa, bien cumpliendo una condena que les había sido impuesta tras concluirse ésta. Allí 1 Jaime Contreras y Jean Pierre Dedieu, autores de varios estudios sobre la geografía inquisitorial, identificaron varias ciudades como posibles sedes de tribunales a principios del año 1492. Serían las siguientes: León, Burgos, Calahorra, Palencia, Zaragoza, Lérida, Barcelona, Salamanca, Segovia, Sigüenza, Ávila, Toledo, Cuenca, Valencia, Llerena, Córdoba, Jaén, Murcia y Jerez. Para más información sobre la geografía inquisitorial puede consultarse: CONTRERAS y DEDIEU, 1980: 37-94; También: DEDIEU y CONTRERAS, vol. 2, 1993: 3-47;. Una reproducción del mapa que realizaron los autores anteriores con la distribución de tribunales a principios de 1492 puede encontrarse en, entre otras obras: MARTÍNEZ MILLÁN, 2007: 66. 2 Además de las que albergaban los ya referidos tribunales de mayor estabilidad y, por tanto, duración en el tiempo, Henry Charles Lea menciona las siguientes ciudades como cabeza de distrito, aunque en la mayoría de los casos lo fueron de carácter provisional: Alcaraz, Ávila, Balaguer, Barbastro, Burgos, Cádiz, Calahorra, Calatayud, Ciudad Real, Daroca, Durango, Estella, Granada, Guadalupe, Huesca, Jaca, Jaén, León, Lérida, Llerena, Medina del Campo, Murcia, Pamplona, Orán, Orihuela, Osuna, Perpignan, Plasencia, Zaragoza, Segovia, Sigüenza, Tarazona, Tarragona, Teruel, Tortosa, Tudela y Jerez (LEA, 1906-1907, vol. 1: 541-555). 232
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se enviaba y se recibía la correspondencia oficial y, por tanto, si alguien creía tener motivos para delatar a una persona ante el Santo Oficio, sería a la sede del tribunal donde remitiría su comprometedora misiva o adonde debería personarse para efectuar su denuncia ante los propios inquisidores. Como ya se ha mencionado, era habitual que el tribunal se localizase en un inmueble céntrico e, incluso para la época, de carácter “histórico”. Normalmente se trataba de edificios antiguos que ya habían cumplido alguna función específica anterior, siendo raros aquellos que se construyeron de nueva planta para la Inquisición. La institución, por tanto, debió adecuarse, en muchos casos, a incómodas distribuciones preexistentes y se habituó a lidiar con los inconvenientes de morar en construcciones que contaban con varios siglos de antigüedad. Este carácter de “historicidad” de buena parte de los edificios inquisitoriales es lo que ha llevado a que muchos de ellos se hayan conservado y pervivan en nuestros días. La Inquisición barcelonesa, por ejemplo, se alojaba en un importante edificio medieval enfrente de la Catedral que había sido residencia tanto de los condes de Barcelona como de los reyes de Aragón: el antiguo Palau Reial Major. El inmueble, de notables dimensiones, no estuvo ocupado en su totalidad por el Santo Oficio, antes bien éste habitaba solo una parte del mismo entre las calles Tapinería, Els Comtes y la Bajada de la Canonja. Su establecimiento allí se debió a la cesión que de esa parte le fue hecha al Inquisidor General de Cataluña en 1487 por el rey Fernando el Católico, si bien por un privilegio posterior, confirmado en 1552, se ponía límite a este uso. El documento concedía a las religiosas del monasterio de Pedralbes el derecho de refugiarse en cualquier palacio barcelonés en caso de conflicto armado y, en caso de elegir el Palau Reial Major, los inquisidores deberían abandonarlo, cediendo todo el recinto que ocupaban a las religiosas3. El resto del inmueble, durante los más de trescientos años que el Santo Oficio residió en él, fue siendo compartido con instituciones tales como los virreyes, el Convento de Santa Clara, el Archivo de la Corona de Aragón, la Real Audiencia, la Bailía General o el Maestre Racional4.
3 MADOZ, 1846: 529. 4 Sobre la relación entre la Inquisición y este edificio pueden verse los siguientes trabajos: ADROER I TASIS, 1979; DURÁN I SANPERE, 1973; SANTIAGO MEDINA, 2005: 157-183. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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A día de hoy, parte de la zona que ocupó el Santo Oficio barcelonés ha desaparecido, pero otra sí se ha conservado, integrada en el actual Museo Frederic Marès, destinado a exhibir los objetos artísticos que el arquitecto y también coleccionista gerundense Frederic Marès (1893-1991) donó a la ciudad de Barcelona en 19465. Es en la fachada del museo que da a la catedral donde todavía puede observarse el escudo que coronaba la entrada al edificio inquisitorial. En Madrid, contrariamente a lo que podría suponerse, no se estableció un tribunal específico hasta el año 1650, momento en que se independiza formalmente del de Toledo, aunque su jurisdicción quedó limitada a la propia villa y Corte, permaneciendo sus alrededores todavía bajo control del Santo Oficio toledano. Su vida, por tanto, fue algo más efímera que la del resto de tribunales, algunos de los cuales ya contaban con más de 150 años de antigüedad y tenían una influencia territorial mucho mayor. Con independencia de esta circunstancia, Madrid supone un caso especial entre las ciudades inquisitoriales españolas por albergar dos edificios de gran importancia para la institución. Por un lado, la sede del propio tribunal del distrito; por otro, y quizás lo más destacado, la sede del Consejo de la Suprema. El Tribunal de Corte se encontraba en un edificio de la actual Calle Isabel la Católica, que discurre entre la Plaza de Santo Domingo y la Calle Gran Vía, inexistente en la época6. De nuevo, su situación era privilegiada, en pleno centro de la ciudad, muy cerca de la Puerta del Sol, la Calle Mayor y el Palacio Real. Por desgracia, lo único que parece quedar del inmueble son sus sótanos, que pertenecen a un hotel7. 5 En la página web del museo puede encontrarse información acerca de la tercera fase de remodelación del edificio, finalizada en 2011, que supuso la intervención en su primera planta con objeto de poder exhibir la colección escultórica y de conseguir una óptima comunicación entre las diferentes plantas. También es posible ver fotografías de dichos trabajos: http:// w3.bcn.cat/V69/Home/V69XMLHomeLinkPl/0,4737,695019883_697129321_1,00.html [consultado el 20 de febrero de 2013]. 6 La Plaza (entonces “Plazuela”) de Santo Domingo ha mantenido su antigua denominación aún con el transcurrir de los siglos, no así la calle donde se encontraba el edificio del tribunal, que ha recibido varios nombres, tales como “del Espíritu Santo”, “Premostratenses”, “San Norberto” o, incluso, “de la Inquisición”. Esta última permaneció hasta el siglo XIX, momento en que decidió cambiarse definitivamente. 7 Se trata del “Hotel Santo Domingo”. Parte del establecimiento se encuentra ubicado en un antiguo inmueble de ladrillo rojo cuya fachada principal se ve desafortunadamente ensombrecida al estar junto a un moderno edificio en la actual Plaza de Santo Domingo. El sótano de la Inquisición es hoy ocupado por una coctelería llamada “Las Cuevas”. La 234
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El Consejo de Inquisición tuvo, a lo largo de su historia, varias localizaciones, entre ellas, el convento de Nuestra Señora de Atocha, hasta que por fin se trasladó, en 1790, al edificio que hoy se conserva en el número 14 de la Calle Torija. Aunque el proyecto de construcción de una sede para la Suprema fue encomendado al reputado arquitecto Ventura Rodríguez Tizón (1717-1785), quien había sido nombrado Arquitecto del Real Consejo de la Inquisición en diciembre de 1762, la muerte de éste, así como diversas razones de índole económico, motivaron que sus diseños no llegaran a materializarse, siendo elegido nuevo maestro mayor de las obras Mateo Guill (1753-1790), que falleció el mismo año en que se dio por terminado el edificio8. El proyecto de Guill es, en cierto modo, sencillo y funcional y, quizás por ello, el edificio no suele llamar demasiado la atención de los habitantes de la capital, ni se incluye en los recorridos turísticos por la ciudad. Lo más representativo es, sin lugar a dudas, su portada principal, destacando en ella la disposición que conforman su gran puerta y el balcón principal, acompañados de un gran escudo labrado y de una inscripción sobre el dintel, restaurada recientemente9. Tras la abolición del Santo Oficio en 1834 y la incautación de sus bienes, el edificio fue sede de varios ministerios, entre otros el de “Comercio, Instrucción y Obras Públicas” o el de “Gobernación del Reino”, además de otros organismos oficiales, hasta que fue finalmente vendido a diversos propietarios10. En 1894 es adquirido por las Religiosas de María Reparadora, que compartieron su uso con los Padres Franciscanos y varias instituciones benéficas hasta que el edificio fue definitivamente comprado por el Estado en 2008 para albergar en él varias dependencias del Senado. En Sevilla, la primera sede del Tribunal estuvo en el Convento de San Pablo el Real, pero pronto la actividad inquisitorial desbordó la capacidad del recinto y debió buscarse un nuevo emplazamiento. El lugar elegido fue propia página web del hotel afirma que este recinto bajo tierra perteneció al Santo Oficio y que es “datable” en el siglo XVI: http://hotelsantodomingo.es [consultado el 21 de febrero de 2013]. 8 DÍEZ CUEVAS, 1998: 83-89. 9 El escudo corresponde al establecido por el rey Carlos III como oficial para el Estado, no teniendo que ver, por tanto, con la heráldica inquisitorial, como sucedía en el edificio del Tribunal de Barcelona, por ejemplo. 10 DÍEZ CUEVAS, 1998: 120-122. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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la antigua fortaleza árabe, situada en el conocido barrio de Triana, en la orilla derecha del Guadalquivir, cuyo uso fue cedido al Santo Oficio por los Reyes Católicos en 1480. Si bien el edificio era sustancialmente diferente a los expuestos con anterioridad, tanto en su factura como en su situación, lo cierto es que la impresionante construcción amurallada sevillana debió servir eficazmente a los fines que se perseguían, y no solo desde el punto de vista habitacional, sino también desde el propagandístico, ya que constituía una auténtica plaza fuerte del dominio inquisitorial. En 1785, tras una devastadora crecida del Guadalquivir, el castillo fue abandonado y el Tribunal se instaló en el Colegio de las Becas, en la Calle Jesús del Gran Poder, junto a la Alameda de Hércules11. Este edificio, construido en 1620, había pertenecido a los Jesuitas, pero tras su expulsión la propiedad pasó a la ciudad, que a su vez la entregó a los inquisidores. Se trataba de un emplazamiento en la orilla opuesta del río, ya dentro del recinto urbano, pero alejado de la catedral y los Reales Alcázares. El Santo Oficio ocupó el Colegio de las Becas hasta 1820. Desde entonces, el edificio ha tenido diferentes funciones, algunas tales como: lugar de culto (1820-1827), cuartel de artillería (1820-1836), casa de vecinos e incluso cine de verano12. Mientras esto sucedía, el castillo de Triana fue paulatinamente cayendo en el peor de los declives, hasta que se decidió su demolición en 1823 para reorganizar urbanísticamente la zona y dotar al barrio de un mercado de abastos. Los pocos vestigios que perviven han sido musealizados en un centro de interpretación que trata de exponer a los visitantes su historia, incluyendo la parte de ésta que lo vincula a la Inquisición sevillana. También castellanas serán las residencias del Santo Oficio en otras ciudades. En Córdoba, por ejemplo, el Tribunal ocupó el Alcázar de los Reyes Cristianos, mandado construir en el siglo XIV por Alfonso XI de Castilla (1311-1350) tomando como base el primitivo castillo andalusí. En Zaragoza, hasta principios del siglo XVIII se localizó en el Palacio de la Aljafería. Mientras que en Cuenca fue a finales del siglo XVI cuando Felipe II cedió el castillo de la ciudad para que fuese utilizado por los inquisidores13. 11 GONZÁLEZ DE CALDAS, 2008: 39-61. 12 PÉREZ CANO, 1996: 111-112. 13 El antiguo castillo conquense fue remodelado en 1985 para albergar la sede del actual “Archivo Histórico Provincial de Cuenca” Breve información sobre el edificio en: PÉREZ RAMÍREZ, 1980: 981. Un relato sobre la llegada de los inquisidores de Aragón a la Aljafería se puede leer en: LLORENTE, 1812: 108-109. Sobre el alcázar de la Inquisición cordobesa y sus cárceles: CUADRO GARCÍA, 2005: 443-464. 236
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Como se puede observar por lo expuesto hasta ahora, no era infrecuente que las sedes de los tribunales estuviesen marcadas por un cierto carácter de temporalidad, dependiendo de la solvencia económica del propio tribunal, de su relación con otras instituciones civiles y eclesiásticas, de los acontecimientos políticos y militares de la época y de la situación del mercado inmobiliario local. Siendo este último uno de los aspectos más desconocidos de la historia inquisitorial y, paradójicamente, uno de los más influyentes en el tema que nos ocupa. Prueba de ello es, por ejemplo, la política de adquisiciones que llevó a cabo el Consejo de la Suprema, con la aquiescencia y apoyo de la Monarquía, hasta conseguir hacerse con todos los inmuebles situados en el terreno sobre el cual se alzaría el palacio que luego sería su sede. El edificio no se encuentra muy alejado del Palacio Real y, por tanto, se trataba de una zona donde buena parte de la nobleza ambicionaba residir. En el “libro de asientos” de la Planimetría General de Madrid, uno de los proyectos catastrales más importantes del Antiguo Régimen, realizado entre los años 1749 y 1774, se encuentra el siguiente apunte en relación a la propiedad de las construcciones de la “Manzana 554”, que es donde se ubicará el futuro edificio del Consejo: 1ª. Al Supremo Consejo de la Ynquisición; compreende 8 sitios. El 1º fue del lizenciado Barrionuebo de Peralta y Rodrigo Calderón, quien le privilegió sin carga en 6 de junio de 1589. El 2º de doña Andrea Lorenzano con 4.000 maravedíes, con los que le compuso Juan de Mendoza en 23 de maio de 1611. El 3º de Vicente Hernández, con 4.500 maravedíes, con los que le privilegió Ana Montalbo en 20 de octubre de 1589. El 4º y 5º de don Rodrigo Calderón, cuyos 5 sitios los compró dicho Consejo de la Ynquisición como vienes del Marqués de Siete Yglesias; haviendo de servir de aposento para los Ynquisidores Generales quedaron libres de sus cargas. El 6º de Eugenio González y María de las Niebes, privilegiado sin carga por Bartholomé del Oyo en 30 de octubre de 1590. El 7º de Gerónimo de Aragón y Ezquerra, y doña María de Castañeda, su muger, con 3.250 maravedíes, de los que le libertó el citado Consejo por privilegio de 27 de septiembre de 1647; y el 8º del lizenciado Christóval de la Serna y doña Cathalina Sánchez de las Casas, su muger, compuesto sin carga por Cathalina de Espinosa en 30 de agosto de 1590 [...]. Renta: 22.000. Carga: 8.50014. 14 Libro sexto de los Asientos de las Casas de Madrid que comprende cincuenta y siete manzanas, desde el número quinientos y uno hasta el quinientos cincuenta y siete, inclusive (Archivo General de Simancas, Patronato Real, Legajo 94, doc. 12, p. 422). Puede consultarse una edición del mismo en: CAMARERO BULLÓN, 1988. Sobre la relevancia de la Planimetría General de Madrid, ver: MARÍN PERELLÓN, 2000: 87-114. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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De este modo, la Suprema se hizo primero con los inmuebles propiedad del Marqués de Siete Iglesias y, partiendo de esta base, fue realizando diferentes incorporaciones a lo largo del siglo XVII gracias a sucesivas adquisiciones de casas situadas en la Calle de la Puebla, una de las que delimitaban la manzana junto con las calles del Reloj y del Limón15. Todo ello hasta conseguir el gran solar sobre el que Ventura Rodríguez haría el primer proyecto para el Consejo16. En Toledo la situación fue sustancialmente distinta, ya que los inquisidores no parecen haber llegado a conseguir nunca una sede conveniente y acorde con sus propósitos. Así, primero se instalaron en unas casas alquiladas al regidor Gonzalo de Pantoja, pero en 1513 fueron compradas por el Cardenal Cisneros, quien ordenó su derribo y el de otras colindantes para construir el Convento de San Juan de la Penitencia. Se trasladaron entonces a otro edificio, también alquilado, en la Plaza del Juego de Pelota, cerca del Convento de Santa Úrsula. En 1560, por fin pudieron reunir el suficiente capital como para adquirir un inmueble, siendo elegida una extensa casa que lindaba con la iglesia mudéjar de San Vicente. Pero en 1775 todos los edificios de la manzana en que se encontraba el Tribunal fueron adquiridos por el Cardenal Lorenzana para erigir lo que hoy se conoce como el Palacio Universitario Lorenzana, una gran construcción neoclásica perteneciente a la Universidad de Castilla-La Mancha. A cambio, la Inquisición recibió una parte de la que había sido la Casa Profesa de los Jesuitas, en la actual Calle AlfonsoX el Sabio, junto a la iglesia, también jesuita, de San Ildefonso. Allí permanecería hasta la definitiva supresión de la institución17. Hoy es la Delegación de Hacienda. El edificio junto a San Vicente resultaba del todo inapropiado para la actividad inquisitorial, principalmente debido a la falta de espacio que acuciaba, sobre todo, a los reos del tribunal. La situación era tan precaria que, en caso de que el número de las personas retenidas aumentase, éstas debían ser recluidas, no en el edificio del tribunal, sino en casas particulares, normalmente de familiares del Santo Oficio y en la propia Cárcel Real. A 15 La Calle de la Puebla recibe hoy día el nombre de Calle Fomento, mientras que la Calle del Limón se ha transformado en la Travesía del Reloj. Las calles Torija y del Reloj han mantenido sus denominaciones. 16 Un análisis más detallado de este proceso, así como un estudio introductorio sobre el entorno urbano del Palacio de la Inquisición, puede encontrarse en: DÍEZ CUEVAS, 1998: 55-67. 17 PORRES MARTÍN-CLETO, 1986: 117. 238
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veces, incluso debían ser remitidos al Tribunal de Cuenca para que fuesen juzgados allí. Para solucionar esta problemática, los inquisidores toledanos intentaron, sin éxito, hacerse con más inmuebles colindantes de la misma manzana que habitaban, lo que hubiera dado lugar a un “conjunto más anárquico y laberíntico que antes, sin una estructura adecuada para el fin a que se destinaba, al tratarse de edificios sin nada en común entre ellos salvo los linderos”18. 3. Otros edificios vinculados al Santo Oficio Puede afirmarse que todos aquellos tribunales que contasen con sedes en las que concentrar toda su labor de justicia y administración podían considerarse afortunados, ya que esta situación, que hoy consideraríamos óptima, no era generalizada en todos ellos. Sin ir más lejos, el propio tribunal toledano se vio obligado a externalizar los aprisionamientos de sus reos, un hecho al que se acaba de hacer referencia. Su “Cárcel de la Penitencia” tuvo, durante mucho tiempo, una localización que podría ser calificada de “provisional”, ya que solía encontrarse en un inmueble alquilado y no siempre se renovaban los arrendamientos, por lo que cambiaba frecuentemente de situación. En 1562, tras la imposibilidad de afrontar el pago del alquiler, la cárcel debió desalojarse y los presos fueron repartidos por varias casas particulares, con todos los problemas que suponía trasladarlos cada vez que era necesario. En 1615, los inquisidores consiguieron arrendar como Cárcel de la Penitencia un edificio en el Arrabal y, en 1740, se utilizó para tal fin un edificio en la bajada al Cristo de la Luz19. El Santo Oficio toledano fue esclavo, en primera instancia, de su propia situación económica, pero también de la voluntad de las autoridades eclesiásticas, que anteponían sus políticas de propaganda y mecenazgo a la actividad del Tribunal, y, en última instancia, de las fluctuaciones experimentadas por el mercado inmobiliario. En Cuenca la situación no parece haber llegado al mismo nivel de precariedad que en Toledo, pero también allí se vieron obligados a alquilar espacios para albergar a los presos, al menos, antes de que el tribunal 18 PORRES MARTÍN-CLETO, 1986: 127. 19 Julio Porres dice del primero de estos edificios que tenía once aposentos, era viejo, malo y casi sin luz, además de encontrarse en un barrio de mala fama (el Arrabal) “por la proximidad de la mancebía pública que allí trasladó en la segunda mitad del siglo el activo corregidor don Juan Gutiérrez Tello” (PORRES MARTÍN-CLETO, 1986: 131-132). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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fuese instalado definitivamente en el castillo. Los apuntes de las cuentas de receptoría del Santo Oficio conquense, a pesar de ser escuetos, aportan importantes pistas sobre ello. Así, por ejemplo, en los asientos de las cuentas de los años que transcurren entre 1559 y 1563, ambos inclusive, consta el pago al cabildo de la Catedral de Cuenca de 10 ducados (3.750 maravedís) anuales por el alquiler de unas trojes que se utilizaban como cárceles. Si se tiene en cuenta que las trojes son almacenes destinados al depósito de granos, es posible hacerse una idea de las condiciones de habitabilidad que debían tener para los que allí eran recluidos. Los pagos solía recibirlos un canónigo de la catedral en nombre del cabildo que, además, solía ser Mayordomo del Arca de la Limosna. En estos años fueron, entre otros, Martín de Huélamo, Alonso González de Cañamares y Bartolomé Muñoz20. Tampoco era raro que un tribunal necesitase contar con espacio extra para almacenar determinados bienes que no fuesen de uso frecuente y, en tal caso, se podía recurrir de nuevo al alquiler de inmuebles completos o de locales determinados que estuviesen disponibles en la ciudad. Esta circunstancia no tenía por qué deberse únicamente al hecho de no contar con un espacio libre en la propia sede del tribunal, sino que podía tener que ver, bien con el hecho de no contar con un lugar idóneo para el almacenaje, bien con el hecho de no querer ocupar habitaciones más propias para otros menesteres. La Inquisición de Barcelona, a pesar de contar con una sede de un tamaño e importancia nada desdeñables, se acogió a esta práctica para, posiblemente, desahogar las dependencias del Palau Reial Major. En sus cuentas de receptoría fechadas en 1579 consta que se pagaron a Antonia Barona 135 sueldos por el alquiler anual de una casa para albergar la madera del auto de fe, comprendiendo dicha anualidad desde el 9 de septiembre de 1577 hasta el mismo día del año siguiente21. Entre los asientos de las cuentas que se tomaron al receptor Gerónimo Garcerán de Sorribes en 1582, también consta un pago hecho a Juan Llobet y a Damián Bosquete, maestro de aja, por el alquiler “de la botica adonde está la madera del auto” entre el 9 de septiembre de 1578 y el mismo día de 157922. De estos apuntes se deduce, por tanto, que los locales se arrendaban por cortos períodos de tiempo, preferentemente anuales, y que, aunque el precio 20 Archivo Histórico Nacional, Inquisición, Legajo 4.537. 21 Archivo Histórico Nacional, Inquisición, Legajo 4.651. 22 Archivo Histórico Nacional, Inquisición, Legajo 4.651. 240
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del alquiler fuese el mismo, como en los casos anteriores, no siempre se renovaban los acuerdos. En lo que respecta a las viviendas de los principales miembros del tribunal, en no pocas ocasiones éstas se encontraban dentro de la propia sede del mismo, pero, cuando no era así, la institución podía correr con los gastos de alquiler, que normalmente se consideraban incluidos en el salario. En las cuentas de receptoría conquenses encontramos que el Santo Oficio se hacía cargo también del pago de los arrendamientos, aún si las viviendas que debían ocupar los inquisidores estaban vacías. Así no se corría el riesgo de que fuesen alquiladas por otra persona, perdiendo por tanto la institución el derecho a utilizarlas. Por ejemplo, el 12 de marzo de 1567 los inquisidores mandaron al receptor abonar al también inquisidor Juan Ayora, entonces Obispo de Oviedo, 10.500 maravedís, la misma cantidad que él había pagado al Mayordomo de la Catedral de Cuenca por el alquiler de año y medio en que la casa donde residía había estado vacía, ya que él estaba visitando los territorios de Belmonte y Murcia23. Pero no fue éste un gasto aislado, ya que en el pasado también se habían sufragado algunos similares, como los 7.000 maravedís que se pagaron en 1551 a Diego del Castillo, Mayordomo del Cabildo, por la misma vivienda. En aquel entonces, la casa había estado vacía durante un año entero, el tiempo transcurrido desde que uno de los inquisidores de Cuenca, el doctor Diego Riego, la había abandonado por haber sido destinado a Valladolid24. A veces, el alquiler se contrataba por períodos muy cortos de tiempo debido a motivos excepcionales, siendo uno de los más notables la celebración de los autos de fe. En Córdoba, para la realización del auto de 1627, el Santo Oficio alquiló tres casas, dos de ellas para ser ocupadas por sus propios miembros. El coste ascendió a 11.360 maravedís, apenas un 2,44 % de los 465.020 maravedís que montó el gasto total de la celebración y nada comparado con los 224.400 maravedís que se pagaron al carpintero 23 El precio anual del arrendamiento era de 7.000 maravedís. En este mismo asiento se afirma que el pago se realiza dado que existe una provisión de los señores del Consejo en que está mandado que el fisco pague el alquiler de las casas que tienen ocupadas los inquisidores para su bivir, que son de la dicha yglesia, el tiempo que estuvieren vacas, porque no entre a bivir en ellas otra persona ninguna (Archivo Histórico Nacional, Inquisición, Legajo 4.537). 24 Obsérvese cómo la cantidad abonada en concepto de anualidad por el alquiler (7.000 maravedís) no ha sufrido variación a pesar de haber cerca de veinte años de diferencia entre este pago y el anterior. Archivo Histórico Nacional, Inquisición, Legajo 4.537. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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por rematar el cadalso25. En 1665, por el contrario, solo se arrendaría un inmueble, esta vez por 5.100 maravedís26. Pero el Santo Oficio no solo era parte arrendataria en los contratos, sino que, en la mayoría de las ocasiones, resultaba ser la parte arrendadora, pues solía ser propietario de un buen número de inmuebles por cuyos alquileres recibía ciertos ingresos anuales. Aunque es conveniente no generalizar en esta cuestión, ya que las circunstancias de cada uno de los tribunales eran muy específicas. En la mayoría de los casos, dichos inmuebles procedían de las confiscaciones efectuadas sobre los bienes de quienes habían sido encontrados culpables de haber cometido un delito de herejía y, aunque estos pertenecerían en realidad al Real Fisco, eran gestionados por la Inquisición. Lo más habitual era que la mayor parte de los bienes fuesen vendidos en pública almoneda por los receptores, pero no era raro que el patrimonio inmueble se reservase para ser arrendado a particulares. Por fortuna, algunos de los contratos de alquiler se han conservado y gracias a ello es posible sacar algunas conclusiones, como que solía ser el receptor quien actuaba en nombre “y en voz” del Santo Oficio en su firma. Obsérvese, como ejemplo, un contrato fechado en 1545 por el cual se arrendaban a Gerónimo García de León unas casas en Sevilla, situadas en la Calleja Sucia, pertenecientes a la colación de San Ildefonso. La propiedad antes pertenecía a Juan de Ávila, pero éste había incurrido en confiscación de sus bienes tras haber sido condenado por la Inquisición y ahora ésta era libre para disponer de ellos. El inmueble se describe de forma muy detallada en el propio documento: Unas casas con dos salas baxas y patio y una caza para cozina con su chimenea y pozo y corral, un cobertizo donde está una servidunbre y un granero por donde entran a la cozina con su casapuerta y cavalleriza y un soterrano debaxo de la cazapuerta y en lo alto tiene quatro pieças que son una quadra sobre la calle, con su chimenea y una escalera por do suben a la açotea que está sobre esta pieça y otras dos salas y otra cámara y todos los altos tienen sus corredores y la techunbre de ladrillo por tabla y lo baxo todo solado de ladrillo y la cazapuerta solada de ladrillo de canto27. 25 Archivo Histórico Nacional, Inquisición, Legajo 4711. El resumen de gastos ha sido publicado en: MARTÍNEZ MILLÁN, 1984: 287-288. 26 Archivo Histórico Nacional, Inquisición, Legajo 4724. Las partidas de gastos pueden encontrarse también en: MARTÍNEZ MILLÁN, 1984: 288-289. 27 Archivo Histórico Nacional, Inquisición, Legajo 5285, Expediente 3. 242
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El contrato también se detiene en los edificios que lindan con el que se arrienda, todos ellos pertenecientes también a la Inquisición sevillana: An por linderos, de la una parte, casas del dicho Santo Ofiçio que tiene de por vida Alonso de Alcoçer, e de otra parte una calleja e por las espaldas cazas del dicho Santo Ofiçio28.
En esta ocasión, el alquiler se realizaba de por vida, tanto de la persona que figuraba en el contrato, como de su primer heredero, con independencia de su sexo. En cuanto al precio, se acordó que la cantidad a abonar fuera de 11.000 maravedís anuales, distribuidos en cuatro pagos, uno por cada tercio del año, empezando a contar desde el primer día de septiembre de 1545, momento en que entraba en vigor el contrato. La Inquisición se comprometía, por su parte, a entregar el inmueble reformado y en perfectas condiciones de habitabilidad, las cuales debían ser mantenidas por el arrendador, corriendo con los gastos de cualquier reparación que hubiese de ser efectuada mientras la vivienda estuviese a su cargo. Ni qué decir tiene que el arrendador no podría descontar el coste de los arreglos del importe del alquiler29. 4. La celebración de los autos de fe Al margen de los espacios que poseía o arrendaba el Santo Oficio, otros muchos lugares en las ciudades estaban de alguna u otra forma vinculados con la institución. Entre ellos, aquellos donde se celebraban los conocidos autos de fe, en los que se publicaban las sentencias de los procesados, y que se convirtieron en el máximo exponente del poder de la propaganda inquisitorial. Normalmente, la Inquisición aparece identificada en el imaginario popular con estas grandes ceremonias que con gran boato tenían lugar en importantes lugares públicos, en especial grandes plazas donde fuera posible acoger a buen número de espectadores. Sin embargo, a veces se olvida que también existían otro tipo de autos de fe, celebrados con mucha menos magnificencia, aunque sin que la preponderancia y la potestad del Santo Oficio se viese mermada, eligiendo para ello lugares de culto como podían ser conventos, iglesias, catedrales o capillas.
28 Archivo Histórico Nacional, Inquisición, Legajo 5285, Expediente 3. 29 Archivo Histórico Nacional, Inquisición, Legajo 5285, Expediente 3. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Así, Toledo celebraba sus autos en la plaza de Zocodover y en las iglesias de san Pedro o San Vicente, entre otros lugares; Zaragoza lo hacía en el patio de la casa del Arzobispado, la Aljafería, la plaza del Mercado, la iglesia de San Francisco...; Barcelona eligió la plaza del Born...30. Los emplazamientos seleccionados fueron diversos, como también lo fue la periodicidad de su celebración, ya que muchos tribunales optaron por sacar sus causas fuera de auto. No debe obviarse el hecho de que su montaje suponía, además, un importante gasto para las arcas inquisitoriales. Por méritos propios, quizás los autos de fe más espectaculares eran los que se celebraban en el Tribunal de Corte y tenían como marco la Plaza Mayor, algunos de los cuales quedaron inmortalizados en obras pictóricas y testimonios escritos31. Gracias a ello, ha sido posible el acercamiento a una de estas ceremonias, en concreto el auto de fe que se celebró en Madrid el 30 de junio de 1680, desde ambos puntos de vista. Por un lado, una magnífica obra del pintor Francisco Ricci (1614-1685) que se conserva en el Museo del Prado (Madrid) y, por otro, la excepcional crónica que del mismo evento hizo José del Olmo, alcaide y familiar inquisitorial, en un documento que se entregó a la imprenta y se vendió, gozando de una importante difusión en la época32. Lo primero a la hora de poner en marcha un acontecimiento de tal envergadura era contar con el beneplácito del rey. A continuación, se emplazaba a todos aquellos que debían acudir o participar en él de una u otra manera, es decir, las autoridades civiles y eclesiásticas, así como algunos miembros de otros tribunales inquisitoriales, los oficiales y ministros del Tribunal de Corte y los integrantes de la Cofradía de San Pedro Mártir. Una vez hecho esto, exactamente un mes antes de que tuviese lugar el auto, el día 30 de mayo, se pregonó por las principales calles y plazas de la capital convocando en esta ocasión a todos sus habitantes a asistir a la celebración o a colaborar en su organización33. El siguiente paso era construir en plena 30 MAQUEDA ABREU, 1992: 63-126. 31 El Santo Oficio madrileño también celebró autos en el Convento de Santo Domingo el Real, hoy desaparecido, pero que entonces se encontraba en la Plaza de Santo Domingo, a escasos metros de la sede del tribunal, OLMO, 1680: 79. 32 OLMO, 1680. 33 El texto del pregón era el siguiente: “Sepan todos los vecinos y moradores de esta villa de Madrid, Corte de Su Magestad, estantes y habitantes en ella, cómo el Santo Oficio de la Inquisición de la ciudad y reino de Toledo celebra auto público de la fe en la Plaza Mayor de esta corte, el domingo treinta de junio de este presente año, y que se les conceden las gracias e indulgencias por los Sumos Pontífices dadas a todos los 244
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Plaza Mayor de Madrid la gigantesca estructura, diseñada por el propio José del Olmo, en la que se desarrollaría el auto y que, aún siendo de madera y de carácter efímero, fue ricamente decorada34. Su diseñador se preocupó incluso de dotarla de una cubierta de toldos móviles para proteger del sol estival al público. De la magnitud de la fábrica es posible hacerse una idea a través de la descripción de su creador, pero también por la representación que de ella hizo Francisco Ricci. Era el teatro perfecto de la apoteosis del Santo Oficio, maravillando a la vez que sobrecogiendo. Pero un auto de fe no era cosa de un día. Era el momento álgido de un proceso gestado con mucha antelación y que no se daba por concluido con el fin de la función. En el caso del auto madrileño de 1680, dos días después de su celebración, el 2 de julio, se procedió a ejecutar las sentencias de muerte; el día 3 salieron por las calles quienes habían sido condenados a la vergüenza pública y a ser azotados; y el 4 de julio se trasladó a varias personas a las cárceles de la penitencia del Tribunal de Toledo para que cumpliesen allí su condena de reclusión35. Y si hubo lugares vinculados a la memoria del Santo Oficio, junto con aquellos donde se festejaba el auto de fe, eran precisamente los elegidos como punto de ejecución, que solían estar situados extramuros, en las afueras de las ciudades. En 1680, el quemadero inquisitorial madrileño se encontraba cerca de la Puerta de Fuencarral, hoy desaparecida, en las inmediaciones de la actual Glorieta de Ruiz Giménez36. En Córdoba, en 1627, los condenados fueron llevados “por calles acostumbradas fuera de la ciudad, por la puerta de Plasencia, a un campo junto al Camino de Madrid, que vulgarmente llaman el Marrubial”37.
que acompañaren y ayudaren a dicho auto. Mándase publicar para que venga a noticia de todos” (OLMO, 1680, 15). 34 OLMO, 1680: 17-26. 35 OLMO, 1680: 60-79. Sobre el recorrido seguido por los condenados durante su castigo ejemplarizante, tras un auto celebrado en Santo Domingo el Real el 9 de mayo de 1784, puede verse: GALENDE DÍAZ, 1993, 20. 36 OLMO, 1680: 51. 37 Relación del Auto General de la Fee que se celebró..., 1627, [7]. En la actualidad, la Puerta de Plasencia ha desaparecido, aunque sí ha perdurado la hoy conocida como “Ronda del Marrubial”. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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5. La publicación de edictos A pesar de su representatividad y del calado en el imaginario popular obtenido por los autos de fe, éstos no fueron el único ceremonial durante el cual la Inquisición trataba de hacer ostentación de su autoridad. La lectura del edicto de fe y del anatema suponían otros momentos esplendorosos que demostraban la preeminencia protocolaria de la institución frente a autoridades civiles y eclesiásticas. O al menos eso es lo que el Santo Oficio trató de lograr y no siempre consiguió. El edicto de fe era un documento mediante el cual la Inquisición daba a conocer todos los delitos que eran de su jurisdicción y en el que se incluían prolijos detalles sobre actitudes, comportamientos o formas de pensar vinculados a ellos. Su función no era otra que exhortar a la denuncia de personas sospechosas de haber incurrido en ellos, pudiéndose dar la circunstancia, en ocasiones, de que alguien se delatase a sí mismo. Esta admonición se realizaba (o se intentaba realizar) una vez al año, normalmente dentro del período de Cuaresma, durante la misa mayor dominical, y para ello se elegían una o varias iglesias principales de la ciudad con capacidad para gran afluencia de público, ya que se buscaba dar la mayor notoriedad al texto. Al recinto acudían los miembros del tribunal, sus oficiales y ministros, investidos de solemnidad, y se encargaba a un predicador específico el sermón para la misa, prohibiendo a su vez que ese mismo día hubiese sermón en otras iglesias de la ciudad. Ésta sería la situación ideal a la que aspiró la Inquisición, pero, de nuevo, la situación ya no solo en cada tribunal de distrito, sino en cada población fue muy diferente38. En Madrid, ciudad modélica por la presencia en ella de la Monarquía y del Consejo de la Suprema, el edicto se publicaba en tres parroquias diferentes, seleccionadas cada año por el Tribunal de Corte y presentadas al Consejo para su ratificación. Los habitantes de la villa eran convocados a través de pregoneros profesionales acompañados de atabales. El día de la lectura, los miembros del tribunal, sus oficiales y ministros acudían a una de las iglesias formando una fastuosa comitiva39. En Santiago de Compostela y Toledo, los edictos se publicaban en la catedral; en Zaragoza, en el Real 38 Entre la aún escasa bibliografía sobre los edictos de fe puede citarse, entre otros: VILLA CALLEJA, 1993: 301-333; BETHENCOURT, 1997: 193-239; y RAMOS SORIANO, 2011: 97-143. 39 Archivo Histórico Nacional, Inquisición, Libro 1.193. 246
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Convento de San Francisco (llamado “del Coso” en la documentación); y en Barcelona, en las basílicas de Santa María del Mar, Santa María del Pino (Santa Maria del Pi) y de los Santos Justo y Pastor40. En muchas ciudades, los obispos y cabildos o las jerarquías ciudadanas se opusieron enérgicamente a estas muestras de la influencia y del poder inquisitorial, generando no pocos conflictos protocolarios a causa de las preeminencias. El resultado de casi todos ellos fue el repliegue inquisitorial, la retirada estratégica, de forma que su imagen y sus atribuciones quedaban seriamente mermadas frente a estas autoridades eclesiásticas y civiles. Por este motivo el Santo Oficio se vio obligado a huir de muchos recintos catedralicios e, incluso, a suspender definitivamente la lectura de edictos para evitar más enfrentamientos, como sucedería en Valencia41. El edicto de anatema se publicaba, normalmente, el domingo siguiente al de fe, en el marco de un sombrío y sobrecogedor ceremonial muy acorde con su contenido, pues excomulgaba, anatematizaba y maldecía a quienes no hubiesen obedecido lo estipulado en el edicto de fe42. 7. Heráldica inquisitorial El Santo Oficio contó con sus propias armas, de las que hacía ostentación en innumerables objetos tales como estandartes, tapices, sellos, enseñas, vestiduras... y, por supuesto, en muchas de las fachadas de los edificios que los tribunales utilizaban como sede. El escudo básico inquisitorial constaba de tres elementos: una cruz latina central, una rama de olivo a su izquierda 40 Archivo Histórico Nacional, Inquisición, Legajo 3.582. 41 Archivo Histórico Nacional, Inquisición, Legajo 3.582. Puede encontrarse más información sobre algunos de los conflictos generados por la publicación de edictos inquisitoriales en: GONZÁLEZ DE CHÁVEZ, 2006; y SANTIAGO MEDINA, 2008, entre otros. 42 “Vengan sobre ellos todas las maldiciones y plagas de Egypto, que vinieron sobre el Rey Faraón y su gente, porque no obedecieron los Mandamientos de Dios. Sean malditos en poblado y en el campo, donde quiera que estubieren, y en el comer y beber, y en el velar, dormir y vivir y morir. Los frutos de sus tierras sean malditos y los animales que posseen. Embíeles Dios hambre y pestilencia que los consuma. De sus enemigos sean reprehendidos y aborrecidos de todos. El diablo esté siempre a su mano derecha. Quando fueren a juicio salgan condenados. Sean pribados y alanzados de sus propias moradas y bienes y sus enemigos se las tomen y possean y en todo prevalezcan contra ellos. Sus mugeres y hijos se rebelen contra ellos y queden huérfanos, pobres y mendicantes, que nadie los quiera acoger, ni socorrer en sus necessidades. Su maldad esté siempre an memoriam delante el acatamiento a Dios. Sean malditos con todas las maldiciones de el Viejo y Nuevo Testamento. La maldición de Sodoma y Gomorra venga sobre ellos y en el fuego que ellas ardieron, ardan ellos. Tráguelos vivos la tierra, como a Datán e Abirón, por el pecado de la inobediencia. Malditos sean como Luzifer, con todos los demonios en el infierno, adonde permanezcan, en compañía de el perverso Judas y de los otros dañados, para siempre jamás, si no conocieren su pecado, pidiendo misericordia y enmendando su vida” (Archivo Histórico Nacional, Inquisición, Legajo 251, Expediente 5). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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y una espada a su derecha (aunque también hay ejemplos en los que se intercambia el lugar de las dos), ambas bajo los brazos de la cruz. Para conocer los colores originales es posible recurrir a fuentes iconográficas y de archivo, ya que no son pocos los documentos manuscritos solemnes que se adornaban con elaborados ejemplos de estas armas. También se han conservado descripciones, como la del mismo José del Olmo, en su relación sobre el auto de fe madrileño de 1680, en la que se detiene además en su simbolismo: Tomó por armas este santo tribunal una cruz verde en campo negro, con un ramo de oliva a la parte diestra y a la siniestra una espada, como quien dice que la cruz de nuestra redención, por la piedad de Dios y suavidad de su gracia representada en la oliva, ofrece esperanza a los tenebrosos ánimos de los reos manchados con las sombras de sus oscuros errores para librarse del rigor del castigo con que amenaza la espada. Confórmase este símbolo con la vulgar accepción de que el color verde significa esperanza [...]43.
El lema inquisitorial, que a veces aparecía acompañando al escudo o formando parte de él era: “Exurge Domine et iudica causam tuam”. Mesonero Romanos, en su obra El Antiguo Madrid, dijo haber podido atisbar en la fachada del antiguo Consejo de la Suprema la inscripción que lo contenía, pero la que hoy puede leerse sobre el dintel nada tiene que ver con ella44. Por desgracia, la mayor parte de los escudos pétreos de las sedes de los tribunales debieron desaparecer tras las sucesivas reconversiones y rehabilitaciones de los edificios o, simplemente, con su demolición. Aún así resta alguno como el que corona el edificio de la Inquisición de México (hoy Museo de la Medicina Mexicana) o el que puede verse en la fachada de lo que fue el antiguo Tribunal de Barcelona (Museo Frederic Marès), si bien cambiado de ubicación. Resulta curioso que donde más ejemplos hayan sobrevivido sea en las pequeñas poblaciones, ya que comisarios y familiares gustaron de hacer alarde de su condición de servidores del Santo Oficio y, para ello, colocaron el escudo de la institución en las fachadas de sus domicilios particulares, a veces creando incluso interesantes modelos “híbridos” en los que su heráldica personal y las armas de la institución convivían en un único campo. El estilo de cada uno de ellos es diferente, dependiendo tanto de las preferencias, como de los recursos económicos de quien encargase su fabricación. 43 OLMO, 1680: 44-45. 44 MESONERO ROMANOS, 1861: 308. 248
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Como consecuencia de esta práctica, proliferaron por doquier las llamadas “casas de la Inquisición” en las que la fértil imaginación popular ha querido ver sedes provisionales del tribunal, pero que no constituían otra cosa que simples viviendas. Localidades como La Alberca, Turégano45, Pastrana, Priego, Tendilla, Alcázar de San Juan, Arbeteta, Brea de Tajo, Leganiel, Malpartida, Menasalbas, Mengíbar, Millana, Monsagro, Moral de Calatrava o Mota del Cuervo, pueden presumir de contar entre sus construcciones singulares con estas “casas de la Inquisición”. 8. Conclusión Tras su definitiva supresión en el siglo XIX, la Inquisición española, que tanto se preocupó por que se recordasen los delitos y la identidad de aquellos a los que condenó, pasó a ocupar un importante lugar en el imaginario colectivo que perdura en nuestros días. Pero, aunque en la actualidad no sea más que el pálido reflejo de una oscura página de nuestra Historia, en el pasado determinó la vida cotidiana de generaciones y dejó su huella en las ciudades y localidades en las que habitamos o por las que nos conducimos. En primer lugar, el Santo Oficio dejó su huella en aquellos edificios que utilizó para desempeñar su función jurídica y administrativa a gran escala: las sucesivas sedes del Consejo y los diferentes tribunales de distrito. Aunque ya se ha visto cómo estos no siempre cumplieron las expectativas de la institución y debió recurrirse a soluciones extremas para suplir las carencias y hacer frente a las problemáticas que se iban presentando, tales como la falta de espacio para custodiar a los reos o para almacenar según qué bienes. Y no puede obviarse la relevancia de la extensa red de comisarios y familiares, que actuaron de forma local y que, lejos de ser una “policía secreta”, como a veces se les ha querido presentar, alardeaban de su condición a través de las armas inquisitoriales que encargaban situar en las fachadas de sus viviendas. Sorprende, sin embargo, el hecho de que la precaria situación económica de algunos tribunales hiciese que estas sedes, cárceles y almacenes pudiesen no ser de su propiedad, sino alquilados, con lo que existía un cierto carácter de provisionalidad que, al menos en parte, debilitaba esa imagen de poder y autoridad que el Santo Oficio quería dar de sí mismo. El uso de edificios alquilados dejaba a la Inquisición en manos de las fluctuaciones del mercado inmobiliario; pero su situación era peor si lo que se ocupaban eran 45 Agradezco a D. David Espinar Gil el haberme informado sobre la existencia de uno de estos escudos híbridos en la localidad de Turégano (Segovia). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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construcciones cedidas, dado que eso la hacía dependiente de los designios del propietario de las mismas. Pero ese mercado inmobiliario no fue solo una fuente de inconvenientes para el Santo Oficio, ya que también le granjeó importantes ingresos, pues entre los bienes que confiscaba a los condenados también se encontraban tierras y edificios, muchos de los cuales se vendían, pero otros se reservaban para ser arrendados y poder así contar con un rédito fijo anual. Al margen de sus posesiones, arrendamientos y lugares donde habitaron sus oficiales y ministros, la Inquisición se hizo presente en las ciudades a través de sus fastuosos actos y ceremoniales que ocupaban calles, plazas y lugares de culto. Autos de fe, lecturas de edictos, pregones, procesiones, castigos públicos..., tenían como escenario el centro de las ciudades, con la única excepción de la ejecución de las sentencias de muerte, ya que los, desafortunadamente, tan conocidos “quemaderos” o “braseros” solían situarse en las afueras. No es posible finalizar sin mencionar antes uno de los medios más efectivos con los que contaba el Santo Oficio para visibilizar su actividad y hacer sentir su presencia en la sociedad de su tiempo. Se trata del “sambenito”, ese ropaje infamante que debían vestir los condenados, con la indicación de su delito, y que posteriormente era colgado y exhibido, en determinada iglesia a modo de advertencia, para que la vergüenza y el oprobio cayesen sobre ellos y sus descendientes. Los sambenitos, los quemaderos y los teatros de los autos de fe desaparecieron, pero todavía quedan suficientes vestigios inquisitoriales en nuestras ciudades que sería conveniente identificar y poner en valor. Con ellos conoceríamos más en profundidad la historia de la institución y la de los lugares que habitamos. Si lo deseáramos, podríamos intentar reconstruir, aunque sea solo con la ayuda de la imaginación y a la manera de los modernos turistas, la fastuosidad de los recorridos del Santo Oficio.
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LOS ESPACIOS DEL PAN EN LA CIUDAD MODERNA: EL CASO DE PALMA DE MALLORCA The Spaces for Bread on the Early Modern City: The Case of Palma de Mallorca Miguel Gabriel Garí Pallicer1 Universitat de les Illes Balears [email protected] Resumen: El presente artículo constituye una lectura de aquellos espacios de la ciudad moderna relacionados con la producción y distribución del pan. El pan, alimento esencial de las poblaciones mediterráneas desde la Antigüedad, estaba muy vinculado a la experiencia cotidiana de los habitantes de las ciudades. Se estudiará el caso concreto de la Ciutat de Mallorca de los siglos XVI y XVII a partir de documentación variada perteneciente a las instituciones y a los gremios implicados en el abastecimiento urbano. Palabras clave: Historia Moderna, Historia urbana, Historia de la alimentación, Palma de Mallorca, Pan. Abstract: This paper it is about city’s bread production and distribution during Early Modern age. Bread, considered the most important food in the Mediterranean area, was very linked to everyday life of city inhabitants. It will study the Majorca’s city case during the 16th and 17th centuries using documentation from the institutions and guilds involved in bread provisioning. Keywords: Early Modern History, Urban History, Food History, Palma (Majorca), Bread.
1 Este artículo ha sido posible gracias a la Beca de Formación de Personal Investigador concedida por la Conselleria d’Educació, Cultura i Universitats de les Illes Balears cofinanciado por el Fondo Social Europeo. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Miguel Gabriel Garí Pallicer
1. Introducción2 El pan era el alimento más importante de las sociedades de Antiguo Régimen3, a partir de esta afirmación, es fácil plantear que las necesidades de abastecimiento de cereal, su conservación y transformación determinan la presencia constante del pan, tanto en la vida pública, como en la privada. La producción y consumo de pan queda reflejada en la mayoría de ciudades y pueblos del ámbito mediterráneo. Para que el pan llegara a las mesas en cantidad suficiente y de forma regular se dedicaban grandes cantidades de recursos materiales y humanos, tanto públicos4 como privados5. Resultaba vital la capacidad de los cuerpos de la administración local para estimular las compras de cereal en el exterior, controlar su almacenamiento y venta, la molienda y venta de la harina, el horneado y venta del pan, junto con otras labores menores como la descarga de cereal, el transporte, el mantenimiento de los silos y plazas y el pago de salarios a diversos agentes como guardias, pesadores, cribadores o escribanos. También era necesaria la participación complementaria de la iniciativa privada, débilmente influida por las instituciones6, mediante la aportación de cereal, tanto del interior, como de otros puertos del Mediterráneo, y la labor de los gremios de molineros, horneros, pesadores y cribadores. Cada una de estas etapas tenía lugar en espacios del tejido urbano y periurbano. El cereal entraba a la ciudad, por las puertas de la muralla o desde los puertos. Después se almacenaba en una cilla, pósito, alhóndiga o almudí. Los espacios más habituales eran: el pósito, en que se acumulaba el cereal para ser repartido y que además funcionaba como cajas de préstamo y la alhóndiga o almudí, un almacén de cereal, que podía ser también un conjunto de ellos7. Ambas estructuras se podían combinar, como en el 2 Las abreviaturas usadas en el artículo son: ACA (Archivo de la Corona de Aragón), AHN (Archivo Histórico Nacional), ARM (Arxiu del Regne de Mallorca), AMP (Arxiu Municipal de Palma), BBM (Biblioteca Bartolomé March), BLA (Biblioteca Lluis Alemany), AA (Audiencia), AH (Arxiu Històric), ECR (Escribanía de Cartas Reales), EU (Extraordinaris de la Universitat), Prot. Not. (Protocolos Notariales), SEMAP (Sociedad Económica Mallorquina de Amigos del País), IEB (Institut d’Estudis Baleàrics) y BSAL (Bolleti de la Societat Arqueològica Lul·liana). 3 La bibliografía sobre la importancia del pan en la alimentación es inmensa. Para una revisión historiográfica sobre el tema remitimos a GARCÍA-BAQUERO LÓPEZ, 2006: 21-45 y PÉREZ SAMPER, 2009: 105-169. 4 MATEOS ROYO, 2011: 216-221. 5 PÉREZ SAMPER, 2002: 37. 6 En muchas ocasiones los mismos que ordenaban la importación del cereal eran los mismos que se beneficiaban de la decisión. BIBILONI AMENGUAL: 1995: 35-46. 7 ROMÁN CERVANTES, 1990: 17-18. 256
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caso de Madrid8. La venta del cereal se realizaba por el productor, el beneficiado de una renta, un mercader que lo hubiera adquirido en el exterior, o por la administración en el pósito o en una plaza pública. La harina se podía comprar al molinero o en una plaza o en un edificio público con la mediación de la administración. El amasado se hacía tanto en las casas de los particulares como en los hornos, tahonas o panaderías, lo mismo que ocurría con la cocción, aunque en este caso pocas eran las casas de las ciudades con un horno. La venta de pan solía estar limitada a las panaderías, públicas o particulares, y a las plazas de venta. 2. El caso de Ciutat de Mallorca Palma9, así como la isla de Mallorca y el resto del Mediterráneo, padeció en la Edad Moderna una escasez periódica de cereal. Por ello, ya desde la Edad Media, se pusieron medidas para garantizar las necesidades de abastecimiento alimenticio de la población. La ciudad contaba con unos 25.000 habitantes en 1585, cerca de 34.000 en 1640, que se redujeron hasta 25.988 en 1667 hasta llegar a los 39.000 en 170010. Para cubrir las necesidades de trigo, y otros productos, las autoridades reales y regnícolas poseían una serie de prerrogativas para intervenir y controlar el mercado del cereal y del pan11. Las funciones de los Jurados incluían: medir el volumen de las cosechas, tanto esperadas como efectivas, dirigir la llegada de cereal de las villas a la capital, la gestión de las compras de cereal fuera del Reino, evitaban la salida de alimentos12, el uso del Privilegi de Vitualles que permitía la confiscación del contenido de barcos cargados con cereal, la tasación de precios del cereal y del pan, mantener la compra-venta de cereal interior sin impuestos y pedir al Rey su remisión en los cereales importados13 y, en menor medida, de la labor de control del mercado. Esta función era propia del Mostassaf (Almotacén), cargo que fue perdiendo prerrogativas a lo largo
8 AGIR, 2012: 312. 9 El topónimo Palma, de origen romano, estuvo en desuso desde la conquista musulmana hasta su recuperación en el siglo XVIII. Durante la dominación musulmana se denominó Madina Mayurqa y desde la Conquista de 1229 hasta el XVIII recibió el nombre de Ciutat o Ciutat de Mallorca. 10 CASANOVA TODOLÍ, 2004: 19-20. 11 PLANAS ROSSELLÓ, 2005: 97-102. 12 Algunos productos se podían extraer del reino mediante el pago de impuestos y licencias de saca. 13 Consejos, Libro 2553, AHN: 117v. Previa petición al Consejo de Aragón o al Rey. Por ejemplo ante la situación crítica de 1680 se liberó del cobro de la leuda sobre cereal llegado al muelle. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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de los siglos XVI y XVII14, a pesar de ello, siguió siendo el encargado de controlar la labor de los molineros, cribadores, pesadores y horneros. En principio, pues, las competencias en esta materia la tenían los Jurados, aunque ya a finales del siglo XV, la gestión del cereal adquirido por la Universitat pasó a los denominados Administradores de cereal, un cuerpo formado por dos a seis miembros del Gran i General Consell, aunque no fue hasta la pragmática de 1600 en que se otorgó a éstos la plena administración del cereal importado, teniendo que responder únicamente ante el Virrey y la Real Audiencia15. Los Administradores se elegían en los periodos en que había necesidad de gestionar cereal de fuera del Reino16, ejerciendo ese cargo durante un año al final del cual debían presentar un libro de cuentas y gestiones al clavario de la Universitat. Entre otros gastos se apuntan los relativos al mantenimiento de los almacenes de cereal, su pesado y cribado, y del transporte entre el puerto de Porto Pi, el muelle, los almacenes de cereal y la plaza de la Quartera. A su vez, los molinos y hornos, a pesar de que su funcionamiento estaba vigilado por el Mostassaf y sus agentes, eran propiedad directa de magnates o particulares y de dominio útil de menestrales. Su producción se ponía a la venta en los mismos establecimientos o en la Plaza de la Farina y en la Plaça del Pa respectivamente. 2.1 Los almacenes públicos de grano: los Sitjars, el Almudí, la Lonja y la Quartera En la ciudad había tres almacenes de grano pertenecientes a la administración local, aunque ninguna institución parecía poseer su control. El 27 de abril de 1663 al ser preguntados los Jurados sobre dónde se ha de colocar el cereal comprado, contestan que a ellos, por las Reales Pragmáticas de 1600 y 1614, les corresponde únicamente entregar el cereal a los Administradores y no el gestionarlo y quieren que sean éstos los que se encarguen del lugar en que se almacenará17. Apuntan que los sitios en que se acostumbraba a colocar el cereal eran: el Sitjar, la casa del Almudí y la Lonja de los Mercaderes.
14 SERRA BARCELÓ, 1996: 338. 15 S-1(10)/13, BLA: Capítulo III. “Pragmática en la que se ordena y declara lo que los de la Ciudad de Mallorca y Parte Forana de aquél Reyno han de guardar en la administración y distribución del dinero de la Consignación y sobre otras concernientes al regimiento y buen gobierno de aquél Reyno”, 10 de octubre de 1600. 16 LN-2021/49, AMP: 1r-3r. Entre 1664 y 1700 se eligieron Administradores de cereal en ocho ocasiones. 17 EU-76, ARM: 115 r. 258
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El primero de los mencionados, el Sitjar18, era un conjunto de silos en el que se almacenaba cereal. En la Edad Media estaba situado en la parte noroeste de la ciudad, aproximadamente entre el Baluarte del Sitjar y la Iglesia de la Sang. Se localizaba sobre una elevación que recibe, todavía hoy, el nombre del Puig del Sitjar. A pesar de la conservación del topónimo en ese lugar, cabe la posibilidad de que el Sitjar referido en la declaración de los Jurados fuera un silero que se encontraba fuera de las murallas de la ciudad. En concreto, en el arrabal de Santa Catalina junto al Oratorio de Nostra Senyora dels Orfes y Sant Matgí. En este silero, hoy desaparecido, se guardaba el cereal que era descargado en el puerto de Porto Pi19, situado cerca de la Puerta de Santa Catalina, que era el lugar por el que entraban en la urbe las mercancías llegadas a ese puerto. No se conocen los orígenes de este silo. No se menciona en ningún texto medieval ni aparece en ningún plano de la ciudad hasta 174020, aunque en el plano delineado por el presbítero Garau en 1644 aparece un edificio, que ha sido identificado con un convento, que por tipología y ubicación podría tratarse de esta silería21. El edificio se levantó sobre el espacio que había albergado el Hospital de San Lázaro, dedicado a la atención de leprosos hasta 1580 en que fue trasladado22. A finales del siglo XVI23 se había erigido allí un conjunto de silos. Los terrenos de este silero fueron ampliados por la Universitat en marzo de 1600 mediante la compra de un cuartó24 de tierra tasado en 50 libras, llamado el Camp de na Salaguera, propiedad del cordelero Joan Ballester25. Sobre su aspecto exterior e interior, contamos con un documento de subasta de la obra para cubrir el espacio realizado el 8 de mayo de 166326. En el proyecto propuesto por los Jurados, que como representantes de la Universitat eran los que suscribían los contratos27, se describe cómo se requiere que sea el edificio del Sitjar: un complejo con veintisiete columnas de altura de 44 palmos (8,602m)28 divididas en tres filas, entre cada columna iba un muro de madera de pino 18 BARCELÓ CRESPÍ y ROSSELLÓ BORDOY, 2006: 344. 19 EU-82, ARM, 298r. Se relata la visura que hicieron los mayordomos de los gremios de horneros, medidores y cribadores sobre cereal de origen sardo depositado en esa silería el 29 de diciembre de 1682. 20 TOUS MELIÁ, 2002: 114-115. 21 TOUS MELIÁ, 2002: 247. 22 BARCELÓ CRESPÍ y ROSSELLÓ BORDOY, 2006: 136. Aunque también se da la fecha de 1562 en ZAFORTEZA MUSOLES, IV, 1989: 20. 23 Coincidiendo con el reinado de Felipe II se construyeron gran número de pósitos y alhóndigas en Castilla. LOZANO BARTOLOZZI, 2011: 262-265. 24 Equivalente a 1.775, 75 m2. 25 EU-55, ARM: 29v y 33r. 26 EU-76, ARM: 119r-119v. 27 PLANAS ROSSELLÓ, 2005: 107. 28 Un palmo equivale a 0,1955 m. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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o chopo, quedando distintos espacios sirviendo cada uno como granero, con un portal de 10 palmos (1,955m) de altura y la mitad de ancho, con un tejado de doble vertiente cubierto de tejas, para evitar filtraciones de agua, sostenido por vigas de madera. El edificio debía tener doce ventanas con sus correspondientes rejas de hierro y cierres de madera, mirando en dirección sur a los molinos del Jonquet, y al oeste, en dirección al mar, al Lazareto. El maestro cantero que obtuviera el contrato debía aportar, a sus propias costas, todos los materiales de construcción tanto maderas y piedra como el herraje, la cal y el yeso. El proyecto se otorgó al picapedrero Bernat Calafat por 1.997 libras el 20 de mayo de 1663. Una vez acabada la obra en el mes de diciembre del mismo año, los mayordomos de los gremios de carpinteros y picapedreros realizaron un peritaje por orden de las autoridades. Dieron por buena la obra a pesar de que la altura de las columnas no era la adecuada, habiéndose dejado de hacer tres de ellas y que la madera usada era de baja calidad29. El segundo almacén era el Almudí situado en el Carrer de la Mar, en las cercanías del muelle, donde se descargaba gran parte del cereal que llegaba a la isla. Este lugar de almacenamiento existía ya en la Edad Media30. El Almudí, se encontraba junto al arco de origen islámico, todavía existente. El edificio compartía su topónimo con el lugar en el que se almacenaba la sal31 y se cobraba el impuesto de la gabela de la sal. Los arrieros que transportaban el cereal realizaban la mayor parte de sus viajes desde el muelle o Portopí, al Sitjar y la Lonja, siendo el Almudí el menos visitado. Esto quizás se relacione con la presencia de un horno de la Universitat en la misma calle, dedicado a hacer bizcocho para los barcos que se avituallaban en el puerto. Es posible, por tanto, que en el Almudí se guardara el bescuit para proveer a las naves32. En la Edad Moderna se almacenó grano en el edificio gótico de la Lonja de los Mercaderes, situado también en el entorno del muelle. Al edificio, proyectado en 1426, se le unió en 1443 un porche en el que guardar trigo33 pero en 1503, ya era usado el propio edificio como un almacén de cereal de la ciudad34. Su posición privilegiada, junto al muelle de la ciudad, así como su extensión, convirtieron el edificio en un almacén al que iba a parar gran 29 EU-76, ARM: 152r. 30 Se documenta ya en 1390 en un pregón que anunciaba la condena a cualquiera que robara cereal en esa plaza. BARCELÓ CRESPÍ, 2012: 45. 31 EU-68, ARM: 113v. El 12 de diciembre de 1639 este espacio recibe el nombre de la Gabella dels forns de l’Almudí en el cual únicamente se inventarían objetos relacionados con el pesaje de la sal. 32 Suplicacions 58, ARM: 130v. 33 BARCELÓ CRESPÍ, 2012: 69. 34 CANTARELLAS CAMPS, 2003: 100. 260
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parte del cereal llegado a la ciudad, bien del exterior, bien de los municipios de la isla dado lo extendido que estaba el comercio de cabotaje. La documentación sobre el funcionamiento diario de un silero de estas características se limita a las series incompletas de cuentas de los Administradores de cereal. En éstos se registraban los pagos del pesaje, el despajado, el mezclado de cereal, el peritaje del estado del grano almacenado, el cribado y recribado. También se consignan el mantenimiento de los silos35 y de los edificios36, el traslado y acondicionamiento del cereal desde el puerto37 o desde el edificio de almacenaje hasta la plaza de venta o a otro silo. Estos gastos de mantenimiento y transporte superaron las 300 libras entre agosto y diciembre de 1630 y las 2.800 libras entre enero y septiembre de 163138. Existía también otro almacén público situado en la Plaza de la Quartera, que era el lugar en que se vendía el cereal a la población. En gran número de inventarios de bienes, encontramos espacios domésticos para almacenar el cereal, tanto el adquirido para el consumo familiar como el procedente de rentas y censos en especie39, por ejemplo, en la primera mitad del siglo XV, consta un silo bajo las casas de un platero junto al Almudí40. Instituciones laicas y religiosas también contaban con alhóndigas. Por ejemplo el Hospital General, que recibía cereales por parte de la Universitat y de los municipios foráneos41, tenía una era, espacio en el que se separaba el grano de la paja. Vemos que el sistema funcionaba en Palma de forma distinta a muchas poblaciones de la Península debido a la falta de un pósito42, al igual que ocurría en Galicia, Asturias o Euskadi. A finales del siglo XVII43 el Virrey intentó introducir esta institución en el Reino “practicando lo estilado en las 35 AH-1410, ARM: 15r. Por ejemplo en 1631 se pagan 16s por enyesar el interior del silo. 36 AH-1390, ARM: 4v. Por ejemplo el 24 de octubre de 1630 se paga 1 libra y 7 sueldos a un herrero por cadenas y llaves para cerrar las puertas de los silos. 37 AH-1390, ARM. De los 220 pagos hechos por los Administradores en 1631, 45 fueron para el gremio de arrieros por transporte de cereal. 38 AH-1390, ARM. En 1631 se incrementaron las llegadas de cereal al puerto, aumentando los gastos. 39 BARCELÓ CRESPÍ y ROSSELLÓ BORDOY, 2009: 60-61. 40 BARCELÓ CRESPÍ y ROSSELLÓ BORDOY, 2006: 314-316. 41 AH-1401, ARM: 8r y 9r. En muchas ocasiones tenía que ser el Virrey el que obligara a los Administradores de cereal a ceder cereal para el Hospital. Por ejemplo en 1617 el Virrey Coloma tuvo que pedirlo en diversas ocasiones. 42 ANES ÁLVAREZ DE CASTRILLÓN, 1972: 81. 43 Y-2 (261)/27, BLA. El documento no tiene fecha pero hay referencias a los años 1690 y 1691. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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ciudades y lugares de Castilla, y en el Reyno de Valencia”. La propuesta consistía en crear un pósito con capacidad de 12.000 cuarteras, junto con pósitos menores en los municipios foráneos, que debería ser gestionado por cinco consellers del Gran i General Consell. Los objetivos eran: tener trigo para prevenir malas cosechas, financiar la compra de trigo de fuera del reino, conseguir que con las buenas cosechas los particulares hallasen quien les comprara trigo a un precio razonable y, con las buenas cosechas, el trigo del pósito se podría guardar para otros años o vender en el exterior y obtener dinero para otros gastos. Para ello se necesitaría una inversión inicial de 3.000 libras a financiar al 5% de interés. El Gran i General Consell se opuso44. Las principales objeciones al pósito eran: la pérdida de la Universitat del control de los precios, la dificultad para adquirir la cantidad de cereal en la isla a buen precio y en fechas determinadas, que no había beneficio en que fuera la Universidad, y no los particulares, la que tuviera el cereal, que no era relevante su funcionamiento en Castilla, Valencia, Aragón y Menorca45, que no sabían con qué medios se podría hacer y que en el proyecto presentado no se incluían gastos como el mantenimiento y construcción de silos o las labores de conservación del cereal entre otros. Finalmente no se llegó a ningún acuerdo manteniéndose las pautas de las Pragmáticas de 1600 y 1614. 2.2 La Plaza de la Quartera El cereal, tanto el de la administración como el que los particulares ponían a la venta, debía venderse en la plaza de la Quartera, documentada ya en el siglo XIII, situada en la parroquia de Santa Eulalia. Muchas ordenanzas del Almotacén, tanto en la recopilación de 1499 como en la última de 1678, trataban de evitar la reventa fuera de este espacio46, con la excepción de las ventas de cereal que se pudieran hacer en el Almudí y en el muelle. Se llevaron a cabo remodelaciones47: la construcción de soportales, la presencia de una construcción en la que tenían lugar las compras de cereal de la administración y la ampliación entre 1470 y 1499 a costa del espacio que ocupaba la venta de carbón. Había dos tipos de almacenes, uno en el que se alojaba el cereal de la administración48 y otro con el de los particulares49. Los Administradores de cereal pagaban las remodelaciones y los gastos menores 44 Y-2 (261)/28, BLA. Son las contrarréplicas virreinales a las objeciones de la Universitat. 45 Los dos últimos lugares no aparecían citados en el documento del Virrey. 46 PONS PASTOR, 1949: 14 y 78-VII-14, BM: 69r. 47 BARCELÓ CRESPÍ y ROSSELLÓ BORDOY, 2006: 288-289. 48 AH-6608, Pieza 12, nº37, ARM: Reservándose un espacio para el cereal que se vendía a los horneros. 49 Suplicacions-58, ARM: 250r. 262
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como las reparaciones de puertas, cajas para guardar el dinero y otros50. En la plaza había también locales privados, por ejemplo, el Cabildo catedralicio poseía uno en 1575 por el que pagaba un censo de 3 libras51. Los precios de venta los marcaba el cereal de la administración, aunque se permitía a los particulares vender por menos de lo tasado. Si estos lo subían, podían ser sancionados, como preveían las pragmáticas, pero en muchas ocasiones el Virrey debía hacer pregonar52 contra esta práctica y prohibir también el acaparamiento. Ante las posibles acusaciones algunos vendedores decidían levantar acta ante notario y en voz alta en la plaza sobre el precio al que vendían el cereal53. Los Jurados tenían pesadores y cribadores propios en la plaza. Los oficios eran dados y sufragados por los Jurados y en su práctica totalidad eran horneros o bien trabajadores del sector textil. Esta labor estaba mal pagada y a lo largo del año la podían ejercer un gran número de personas debido a las continuas renuncias. En 1620 había un total de dieciséis pesadores, lo cuales guardaban las medidas en un almacén de la plaza54. En cuanto a los cribadores, las ordenanzas del gremio fijaban en veinte el máximo de personas que podían ejercer el oficio en la Quartera55. En algunos momentos en que no había cereal en la ciudad, el Virrey ordenó que se cerrara la Plaza a los particulares pero no a los horneros que siguieron recibiendo el cereal necesario para abastecer a los habitantes de la ciudad56. Los horneros tenían un canal de adquisición de cereal específico denominado ensacada. El hornero que quería adquirir el grano, debía presentarse en la botiga de la casa del gremio dónde se tomaba nota de lo que quería recoger y después acudía al almacén de la plaza dónde le servían hasta un máximo de 50 cuarteras57. En muchas ocasiones se utilizó la ensacada para regular los precios y amortiguar las pérdidas en la venta del cereal de la administración58.
50 AH-1390. ARM: 25v. 51 RP-3985, ARM: 70v. 52 MSL/377, ADM: 51r. El 10 de octubre de 1584 el Virrey intentó obligar a los particulares a poner a la venta el cereal y que lo hicieran a un precio determinado. 53 Prot. Not. P-5483, ARM: 96v. El mercader Joan Pomar de Benet anunciaba el 30 de marzo de 1647 en la Plaza el precio al que vendía el cereal. 54 EU-61, ARM: 301r. 55 MSL/7, ADM: 1v. 56 Suplicacions-58, ARM: 212r.Tal como pasó en abril de 1594 cuando ante la falta de cereal en el reino, el Virrey ordenó a los municipios que repartieran el cereal y en la ciudad se dejó esa labor al gremio de horneros, provocando las quejas de los Jurados. 57 78-VII-14, BM: 74r. 58 El mismo proceso se daba, por ejemplo, en el caso aragonés. MATEOS ROYO, 2011: 227. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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2.3 Los molinos intramuros y los molinos del Terme. La plaça de la Farina Uno de los elementos característicos del paisaje de las economías preindustriales en gran parte de Europa era la presencia en su territorio de molinos, ya fueran estos de agua, viento o de tracción animal. El caso de Palma presenta alguna peculiaridad. Como la mayoría de las ciudades entre a Edad Media y hasta el XIX e incluso inicios del XX, la ciudad estaba amurallada por lo que la mayor parte de molinos se hallaban situados en su hinterland. Este era caso de Palma, en 1784 había 30 molinos entre la ciudad y el término59. Rodeando la ciudad surgieron, desde el siglo XV, dos grandes conjuntos de molinos de viento: el molinar de llevant y el molinar de ponent, situado junto al Sitjar, que se combinaban con los molinos de agua situados a lo largo de la Font de la Vila. Durante los siglos XVI y XVII el número de molinos de viento fue creciendo paralelamente a la extensión de los cultivos de cereal. Dentro de la ciudad hubo algunos molinos de agua alimentados a través de canales de origen musulmán. Había un total de cinco en el catastro de 157660 y se situaban al final de pendientes por las cuales corría el agua a través de acueductos. De los cinco, había dos en la Calle de los Olmos, junto a los huertos de los conventos de Santa Margarita y del Carmen y otros dos en la cuesta de la Seu, junto a San Domingo y el jardín de la Almudaina. El restante estaba junto al Baluarte del Sitjar. Tenemos noticia de un molino harinero junto a la Plaza del Mercado en 1598 y que sin embargo no aparece en el catastro61. Los molinos de agua se usaban para el abatanado de paños más que para la moltura62. En el mismo catastro hay una mención a la botiga de un molino, que no fue estimado, que quizás fuera una tahona63, infraestructuras que aparecen en algunos inventarios64. Encontramos molinos harineros movidos por tracción animal en algunos conventos como el de Santa Margarita65. En la Edad Media, había un molino de viento cuya presencia se fosilizó como topónimo llegando hasta por lo menos el siglo XVIII, aunque hacía tres siglos que el molino había dejado de funcionar. Los molineros solían se arrendadores de los molinos o en ocasiones subarrendadores de otros menestrales, por ejemplo encontramos algunos horneros66 que poseen un 59 DEYÁ BAUZÁ, 2002: 363. 60 VALERO MARTÍ, 2010: 411. 61 ZAFORTEZA MUSOLES, IV, 1989: 260. 62 DEYÁ BAUZÁ, 2002: 361. 63 RAMIS de AYREFLOR SUREDA, 1914: 163. 64 SASTRE MOLL, 1997: 207. 65 BORDOY BORDOY, 2009: 82. 66 Prot. Not, S-942, ARM: 301r. Por ejemplo en el inventario de bienes del hornero Jaume 264
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molino. Su trabajo consistía en moler el cereal67 y llevar68 la harina resultante a la Plaza del Peso de la Harina. Algunos molineros tenían pequeños espacios alrededor de la plaza69. El Almotacén controlaba su actividad, por una parte, debía asegurarse que los molineros pesaran la carga de cereal que tomaban en la Quartera y la harina que devolvían al Pes de la Farina, además de su calidad70, evitando de esta manera fraudes y ventas fuera de la plaza71, y, por otra, debía obligar a los mayordomos del oficio a que molieran el cereal necesario para los horneros72. En la Plaza del Peso de la Harina73, se vendía la harina una vez molida y se cobraba el derecho de molienda. Había una construcción, una botiga, en la que se realizaba el pesaje74. Los Jurados, tenían también agentes en esta Plaza como era un llevador de cuentas75, además de pesadores y cribadores. 2.4 La casa: el amasado En las sociedades preindustriales mucha gente en las ciudades compraba, o tenía acceso mediante rentas al cereal. Por eso, en muchas casas de la ciudad se encontraban utensilios y todo lo necesario para amasar y llevar el pan al horno. En los inventarios de casas aparecen listados de estos instrumentos en distintos espacios: en la despensa, que normalmente se situaba sobre las escaleras76, la cocina, en las casas que tenían, o en el espacio que funcionaba como tal en las casa más modestas y en espacios específicos denominados cambres de pastar o pastadors, que, muchas veces, se confundían con la despensa o la cocina. Éste espacio lo encontramos en casas de distintos estamentos y oficios77. En el caso de los horneros, el amasado solía tener lugar junto al horno, si bien en ocasiones tenían un espacio específico.
Adrover en 1601 aparece como arrendador del Camp del Jonquet. 67 AA-51, ARM: 152r. Se obliga a los molineros a moler en un plazo máximo de seis días. 68 MSL/319, ADM: 6v. El Almotacén hubo de prohibir a los molineros entrar a la plaza con los burros que usaban para el transporte en 1663. 69 Prot. Not. T-776, ARM: 104v y 131r. El molinero Hieroni Alomar adquirió una botiga y algorfa en la Plaza. 70 78-VII-14, BM: 88r. 71 La fama de los molineros como especuladores estaba muy extendida. COLLANTES DE TERÁN SÁNCHEZ, 1977: 395. 72 MSL/319, ADM: 50v. 73 En algunas ciudades de la península había plazas análogas, aunque la harina se vendía también en los pósitos. LOZANO BARTOLOZZI, 2011: 262-263. 74 TOUS MELIÀ, 2002: 277. 75 EU-68, ARM: 8r. 76 SASTRE MOLL, 1997: 92. 77 BARCELÓ CRESPÍ y ROSSELLÓ BORDOY, 2009: 74-75. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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2.5 Hornos y tahonas: realidad material, localización, formas de posesión y traspaso Los hornos son los elementos relacionados con el pan que menor atención han recibido por parte de la historiografía, local e internacional, mucho más interesados en los pósitos y molinos. Como en todo el Mediterráneo, nos encontramos con tres tipos de hornos: domésticos, especializados y públicos78. En el caso de Palma, estos tienen algunas características diferenciales79. En primer lugar, el número de hornos domésticos o menores, abundantes en la Edad Media, perdieron importancia desde que en 1476 el colegio de horneros y panaderos comenzó a realizar acciones para lograr el monopolio de la cocción de pan, obteniéndolo definitivamente mediante Real Privilegio de Fernando II de Aragón en 1487, renovado por Carlos V, en 1516 y por Felipe II, en 159580. Este monopolio iba acompañado por la orden expresa de derribo de los hornos menores, regentados por particulares de otros oficios. No se llegó a hacer cumplir esta orden por el Procurador Real y en fecha posterior a 1487 se construyeron nuevos hornos, algunos de los cuales fueron reformados y legalizados en 1564. En esta fecha el gremio obligó a dos horneros a reformar sendos hornos menores. El segundo tipo de horno es el regentado por un hornero o panadero que cocía tanto para poner a la venta el pan en la plaza (fleca) como el que llevaban los particulares al horno (poya). Del tercer tipo de horno, el público, sólo consta un ejemplo. Se trata del horno que la Universitat erigió en 1596 en el Carrer de la Mar, y que se relaciona, cómo se ha expuesto antes, con el almacén de grano del Almudí y la cocción de bizcocho para avituallar a las naves que recalaban en el muelle. El horno se construyó pese a la oposición del oficio de horneros y las sentencias contrarias dictadas en 1595 por el Virrey y Felipe II. Este horno fue erigido según la Universitat, para81: “comoditat comuna, per evitar, segons publica veu i fama, los fraus cometen els forners”. Este horno estuvo regentado en un principio por personas ajenas al gremio como pelaires y sastres. Sobre el aspecto de los hornos contamos con la descripción del Archiduque Luís Salvador, que en 1882 caracterizaba las tahonas de forma genérica como82: “parecidas a las árabes, con sus hornos y paredes revestidas de azulejos”. La mayor parte de hornos tenían un horno moruno, con una 78 CÓRDOBA DE LA LLAVE, 1988: 858. 79 GARÍ PALLICER, 2012: 94. 80 Reial Cancelleria, Reg. 4373, ACA: 35v-61r. 81 Suplicacions-58, ARM: 222v. 82 HABSBURGO-LORENA, 1981 (1882): 257. 266
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bóveda de media naranja83, con un fuego central en que la leña ardía desde el centro, sobre un suelo de losas o ladrillos que debajo tiene sal para mantener caliente la base84. En el pleito entre el gremio de horneros y los poseedores de hornos menores, se apunta en la sentencia que los únicos hornos permitidos serían aquellos que pudieran llegar a soportar en una misma tanda la cocción de más de dos quarteres de cereal85y cuyas instalaciones estuvieran enlosadas y dispusieran de sal86. El elemento principal era la boca del horno y la bóveda con la chimenea o respiradero87, aunque no aparecen en los inventarios que solamente enumeran los muebles y útiles contenidos en ese espacio. La cantidad de objetos en la cámara del horno varía entre los que tienen un conjunto de más de cuarenta piezas a los que apenas tienen cinco. La habitación del horno medieval y moderno, era un espacio especializado, aunque en los inventarios encontramos objetos que no parecen corresponderse con la actividad desarrollada o aparecen en otros espacios de las casas de los horneros88. Los objetos que encontramos son los propios de las labores del cernido, enhornado, amasado, pesaje, reposado y transporte89. Así, los objetos básicos que aparecen en los hornos, dejando a un lado los usados para amasar, eran90: un tablero frente al horno para dejar el pan, palas de enhornar de distintos tamaños91con sus soportes, una horca de hierro para mover la leña dentro del horno, una paleta para limpiar el horno y cestas de esparto. Mantener el funcionamiento de un horno resultaba costoso. Se debían realizar reparaciones periódicas y la materia prima era difícil de obtener92. La sal era un producto caro, aunque se podía obtener con relativa facilidad de las salinas del sur de la isla y de Ibiza, el cereal, que a pesar de estar tasado, podía sufrir grandes alzas y lo mismo se daba con la leña. En 1640 el gremio de horneros se queja a los Jurados de varios puntos que comprometen su trabajo. En la enumeración se encuentran lo poco 83 Es el caso por ejemplo del Forn de la Pelleteria, que cerró sus puertas en 2012. 84 ESCALERA y VILLEGAS, 1983: 217-218. 85 Equivalentes a 142.06 litros o a 106.4 kilogramos de cereal. CASANOVA TODOLÍ y LÓPEZ BONET, 1986: 92. 86 AH-6681, ARM: 2r. Tras pasar el examen para adquirir la maestría, entre las cláusulas que se juraban se encontraba la de tener “un forn de flequa a hon haia sal i loses, lo qual sia de tenor de un sach”. 87 CÓRDOBA de la LLAVE, 1988: 859-860. 88 Prot. Not. S-1216, ARM: 30r-30v. 89 Son los mismos objetos usados en la Edad Media. SASTRE MOLL, 1997. 90 Prot. Not. R-338, ARM: 324r. A partir del inventario del citado Joan Vilanova del 16 de diciembre de 1588. 91 Usados según la cantidad de pan que se quisiera mover. ESCALERA y VILLEGAS, 1983: 266. 92 Prot. Not. P-1006, ARM: 1v. En el arriendo de un horno se especifica que el inquilino deberá sufragar las reparaciones necesarias. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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que podían cobrar por cada hornada o la falta de nuevos aprendices ante las pocas perspectivas que ofrecía el oficio, siendo el aumento del valor de la leña el más conflictivo, ya que no era posible obtenerla cerca de la ciudad y se tenía que traer por mar y para comprarla debían competir con alfareros, jaboneros, vidrieros y tintoreros, sin tener capacidad para subir los precios del trabajo que realizaban93. A pesar de ello, un horno podía dar beneficios a aquellos que poseían uno. Por ejemplo, en el siglo XVII muchos de ellos llegaron a ocupar cargos en la administración regnícola, tanto como consellers en el Gran i General Consell, como el puesto de jurado menestral. En concreto diecisiete horneros accedieron al puesto entre 1600 y 166094. Así también, hijos de horneros alcanzaron el estamento mercader y notarial en ese mismo periodo. Otra muestra de la posición es la presencia de esclavos trabajando para los horneros. Por ejemplo en las ordenanzas del Almotacén de 144995 se prevén sanciones específicas para los esclavos de horneros que cometan algún fraude en su trabajo. En 1606 los Jurados acusaron a los horneros de que96: “tots los qui tenen forns estan riquíssims i se serven d’esclaus”. En 1681 los aprendices del gremio se quejaban a la Universitat sobre la presencia del exceso de esclavos ejerciendo ese trabajo97. La única fuente de información sobre el número de hornos de la ciudad durante la Edad Media es la versión latino-arábiga del libro del Repartiment en que se contabilizan 49 hornos en la ciudad tras su conquista en 122998. A pesar de que en ese total parezcan faltar algunos. En la edad Moderna el número de hornos nos es conocido gracias a los documentos denominados Estims (similar al catastro), en que se valoraban las propiedades inmobiliarias. Entre los siglos XVI y XVII se elaboraron dos de estos documentos, uno en 157699 y otro en 1685100. Se ha de añadir otra fuente, la talla, documento en que aparece el reparto de un impuesto directo entre los habitantes de la isla, de 1600 en que también aparecen, en algunos casos, los bienes inmuebles de los contribuyentes. Como complemento contamos también con las tallas
93 EU-68, ARM: 190r-190v. 94 CAMPANER FUERTES, 2007 (1887): 450-455. 95 PONS PASTOR, 1949: 124. 96 AA-543/5, ARM: 5r. 97 FAJARNÉS TUR, 1897-1898: 171. 98 Tomamos como base este número a pesar de que la autora detecta cambios entre esta versión del códice y la catalana. BERNAT ROCA, 2006: 8. 99 Transcrito en RAMIS DE AYREFLOR SUREDA, 1914: 113-188. 100 Diputació-1253, ARM. 268
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de 1478101, 1512102, 1532103, 1580104 y 1636105, aunque esta fuente es mucho más limitada para informarnos sobre el número y ubicación de los hornos si no se combina con otro tipo de documentación como son contratos de arrendamiento o cabreos, ya que solamente aparece la cantidad con la que el sujeto ha de contribuir y en algunos casos la cantidad que finalmente paga. 1478 Hornos Horneros2 27 Viudas4 1 5 Otros
1512
1532
50
463 3
1576 56 52 8 3
1580 85 7 2
16001 1636 56 109 100 1 5 4
1685 52 43 4 7
Tabla 1: número de hornos y horneros entre 1478 y 1685 (elaboración propia a partir de los documentos citados en las notas 94 a 99)
El número de horneros presenta un alza entre finales del siglo XV e inicios del siglo XVII, interrumpida únicamente por las consecuencias de las Germanías como queda reflejado en el año 1532. La diferencia entre los datos de 1576 y 1580 se debe a la fuente documental. En el caso de los estims se indican únicamente los horneros que poseen algún inmueble, mientras que en las tallas, aparecen todos los sujetos fiscales, incluyendo aquellos que no tienen vivienda propia106. La mayoría de los horneros restantes habitan en hornos, sin especificar si se trata de aprendices o de arrendadores. Nos centraremos en comentar los datos de los estims de 1576 y 1685 al ser los que más datos aportan sobre los hornos. Estos documentos consignan las propiedades mediante la división de la ciudad en seis parroquias que a su vez se dividen en manzanas en las que sitúan a los individuos y las propiedades que poseen107.
101 Transcrito en BARCELÓ CRESPÍ, 1980. 102 Transcrito en BARCELÓ CRESPÍ, 2002. 103 AH, 2101, ARM. 104 AH, 3017, ARM. 105 AH, 1842, ARM. 106 Se les denomina barranis en el documento. La palabra tiene doble acepción de inquilino y de ajeno. 107 Por lo que un mismo individuo puede aparecer en distintas parroquias y manzanas. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Parroquia Almudaina Santa Eulàlia Sant Nicolau Sant Miquel Sant Jaume Santa Creu Total
15766 1/7 20/85 8/25 8/30 10/36 9/31 56
1685 1 21 8 7 8 7 52
Tabla 2: distribución de hornos por parroquias (elaboración propia a partir de los estims de 1576 y 1685)
El valor de un horno varía según el tipo de propiedad en el que se incluye. Así en 1576 la tipología que incluye un horno más representada es la de casa i forn con 52 casos. El resto se dividen entre tres casas con horno y algorfa, palabra que puede designar tanto un entresuelo como un desván, y una casa con horno, algorfa y botiga, que puede designar tanto una tienda como un taller. El valor de los hornos oscila entre las 125 y las 600 libras, en ambos casos se refiere a horno y casa. La media del valor de las propiedades con hornos es de 359 libras. Se sitúa por tanto en el valor medio de los 3.510 bienes inmuebles de la ciudad en 1576, que se cifra entre las 200 y las 499 libras108. De los 56 hornos, tres pertenecen a personas de un oficio distinto al de hornero, un droguero, un tundidor y un tejedor de lana, el cual posee uno de los dos hornos estimados en 600 libras, y ocho a viudas de horneros. Esto cambia sustancialmente en el catastro de 1685109. Para empezar se pierden cuatro hornos sin que conozcamos el motivo de ello, salvo el caso del horno situado detrás del Hospital General que en 1685 aparece como horno derruido110. En 1802 se reducirían a 47111. La tipología presentada es más variada que en la centuria anterior. A las casas con horno, que suman un total de 29 divididos en cases i forn y simplemente forn, se unen otros bienes, con más espacios que en 1576. Así, hay diversas combinaciones de hornos con otros inmuebles: casas, botigas, algorfas y mesas de venta. Una explicación parcial es, por una parte, el 108 VALERO MARTÍ, 2010: 404. 109 No existe por el momento ningún trabajo específico sobre esta fuente. 110 Conocemos además el caso del incendio de un horno en 1610 y de la explosión provocada de otro en 1663 pero en 1685 en el espacio que ocupaban seguían ubicados sendos hornos. AGC-51, ARM: 107 y BERNAT y SERRA, 2006: 132. 111 SEMAP-57/4, ARM: 1r. 270
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aumento del espacio vertical ocupado detectado en el estim de 1685112 y por otra el aumento de la capacidad económica de los poseedores de los hornos, especialmente los horneros pero también de aquellos que no ejercían este oficio. De los 52 hornos que aparecen en el catastro el más valorado lo era en 1.900 libras y cuenta con casa y algorfa y se situaba en la actual calle del Forn de la Creu, el mismo horno en 1576 estaba tasado en 450 y no tenía algorfa. El de menor valor era de 320 libras, situado en la parroquia de Sant Miquel, junto a la Iglesia de Sant Antoni de Viana y propiedad de Mosén Taverner. En 1576 su tasación era de 375 libras. La media de la valoración catastral de los hornos arroja una cifra de 1.330 libras. Otra diferencia apreciable se presenta en quién figura como poseedor del horno. En 1576, prescindiendo de los casos en que la poseedora era una viuda de un hornero, aparecían únicamente tres personas que no pertenecían al gremio de horneros, siendo dos menestrales y uno droguero, oficio situado a caballo entre las artes manuales y las profesiones liberales. En 1685 encontramos entre los ocho propietarios ajenos al oficio, únicamente un menestral, concretamente un carnicero, mientras el resto de propietarios son dos mercaderes, si bien uno de ellos es el nieto de un hornero, una persona con el tratamiento de Mossèn, no necesariamente un eclesiástico, dos notarios y Elisabeth Pomar, viuda de un negociante xueta (converso), a quien se le habrían expropiado los bienes en los procesos contra este colectivo entre 1677 y 1688. Otra novedad con respecto al catastro del siglo anterior es la aparición de horneros con más de un horno. Como todos los bienes inmuebles en el Antiguo Régimen, la propiedad se dividía entre el dominio directo y el dominio útil. A este segundo aspecto ya nos hemos referido en los puntos anteriores, ahora abordaremos cómo se dividía el dominio directo. Tras la Conquista de 1229 se repartieron entre los conquistadores los 49 hornos existentes en Madina Mayurqa. El reparto, según los datos conocidos, fue el siguiente: 25 hornos para el Rey y seis para cada uno de los otros porcioneros113. En el siglo XVI el panorama era más complejo, dado que mediante la compra-venta y cesión del dominio directo durante los siglos XIV y XV entraron en juego nuevos propietarios que disponían del alodio directo. Hemos intentado reconstruir mediante el uso de documentos de cabreo, tanto del patrimonio real como de magnates, escribanía real y contratos de 112 PASCUAL BENNÁSSER, 2012: 85. 113 A partir de BERNAT ROCA, 2006. Los beneficiarios fueron: Nuño Sánchez, el Obispo de Barcelona, el Conde de Ampurias y Guillem de Montcada. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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arrendamiento y compra-venta de hornos quién tenía el alodio directo114. El Rey era el que más alodios sobre hornos poseía, ya desde la conquista115, a los que se añadieron los pertenecientes a las partidas de Nuño Sánchez y a Bernat de Santa Eugenia y los erigidos bajo permiso real entre el siglo XIV e inicios del XVI. Alodio Patrimonio Real Eclesiásticos7 Cavallers-Ciutadans8 Mercader-Notario Menestral Compartido9 Sin datos Total
Cantidad 23 15 7 2 1 3 5 56
Tabla 3: dominio directo de los hornos de la ciudad circa 1576 (elaboración propia) Ver nota 113
Cada uno de estos hornos pagaba una serie de censos. Las únicas fuentes en que se consignan estos censos son una serie de libros del Real Patrimonio complementarios al catastro de 1576. De estos cinco libros, el correspondiente a Santa Eulalia y la Almudaina, no indica los pagos que pesaban sobre la propiedad. Por tanto sólo poseemos el registro de 35 de los 56 hornos de la ciudad116. Aunque no se indica el concepto por el que se paga117, sino únicamente la cantidad y la persona o institución receptora. La media de censos contraídos es de algo más de 3 por cada horno. El número más alto de censos lo tenía con siete el horno de Joan Rosselló en la Parroquia de Sant Jaume, en la manzana del Forn Cremat118. Por el contrario constan hornos que no pagaban ningún censo, aunque en otros documentos aparece el pago de un censo al erario real al estar bajo alodio del Rey.
114 En su mayor parte son documentos de las series ECR, RP, AH y Protocolos depositados en el ARM. 115 A pesar de haberse desprendido de algunos para satisfacer a magnates y repobladores. 116 AH-1033 para Santa Creu, AH-1034, para Sant Jaume, AH-1035 para Sant Miquel y AH1036 para Sant Nicolau. Todos depositados en el ARM. 117 Las principales causas del pago de censos eran la venta de una propiedad, el traspaso del derecho de uso o el préstamo de efectivo. BALLESTER MARTÍNEZ, 2005-2006: 36. 118 Este horno compartía con el Forn Cremat la manzana a la que éste da nombre. 272
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Parroquia Santa Creu Sant Jaume Sant Miquel Sant Nicolau Total
Hornos 9 10 8 8 35
Censos 31 29 29 31 120
Tabla 4: número de censos de hornos por parroquias (elaboración propia a partir de los documentos de la nota 116)
El número de censos por horno es elevado si lo comparamos con otros edificios. Tomamos como ejemplo la manzana del Forn Cremat en la Parroquia de Sant Jaume, junto a la cuesta y la plaza del Hospital General, en la que había dos hornos, uno que hacía siete censos y otro con uno. Esta manzana contaba además con veinte casas, una algorfa con casa y una botiga. De todos estos inmuebles hacían censos: la algorfa, y nueve de las casas, sin que ninguno llegara a superar los cuatro censos, la media de censos de esa manzana es de 1. Censalista Real Patrimonio Eclesiásticos10 Cavaller-Ciutadà11 Mercader-Notario Menestral Part Forana Hospital General Viudas Total
Cantidad 23 34 29 11 14 2 3 3 120
Tabla 5: receptores de censos de hornos (elaboración propia a partir de los documentos de la nota 113)
Las cantidades de estos censos van de las 16 libras a los 2 sueldos. Destaca el escaso número de menestrales, grupo que incluye a los propios horneros, ya que al traspasar un horno solía mediar el pago de un censo al anterior propietario
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Dentro de lo expuesto, no hemos incluido los censos en especie. De este tipo únicamente hay un ejemplo, el caso de la viuda Pi119, con un horno en San Miguel, que ha de dar anualmente dos gallinas a los herederos de Gaspar Mir. Hay dos casos en los que a un pago en metálico le acompaña un producto o un servicio. En concreto Mº Felip Valentí, recibe del hornero Jaume Ferrer junto a 4 libras de censo la cocción gratuita de todo el pan que necesite120. El otro caso es el del hornero Mateu Font que añade dos almudes de ceniza semanales a las 16 libras, 14 sueldos que paga anualmente a Don Jaume Sala121. El patrimonio real, cobraba en 1646122 31 censos sobre hornos, que se dividen entre los 23 que se han expuesto en el cuadro anterior y los nueve que cobraba de hornos situados en la parroquia de Santa Eulalia. La mayor parte de los censales son de 8 sueldos, cantidad fijada durante el siglo XV para la concesión del permiso de regentar una boca de horno. A estos se le añaden algunos de un valor algo más elevado llegando a los 16 sueldos. En los casos que se superan estas cantidades, se debe a la acumulación de impagos. Otro aspecto a tratar es el del traspaso y arriendo de los hornos. Contamos con las actas de compra-venta hechas ante la Escribanía de Cartas Reales. En estos documentos aparecen los nombres del comprador y del vendedor, el bien inmueble comprado, con su localización a partir de la parroquia, los edificios y vías públicas colindantes, los censales que pesan sobre el horno y la forma de pago, ya sea mediante un censal, redimible en la mayoría de los casos, que se imponía sobre el bien inmueble, o mediante el pago de una cantidad fija. A lo largo del siglo XVI el precio fue aumentando, por ejemplo, en 1566 el pago se situaba cerca de las 6 libras, en 1599123 se llegaban a pagar 24 libras anuales. En 1648 se pagaban 48 libras censales124. En algunos casos el horno era subastado por la autoridad real en la plaza de Cort. Por ejemplo en 1566 se vendió un horno por 80 libras125, en 1579 otro por 290 libras126 y en 1588 se subastó uno por 190 libras127. Las diferencias del valor entre los hornos se deben a factores generales como la evolución de los precios sufrida en todos los bienes durante los siglos XVI y XVII y 119 AH-1035, ARM: 120r. 120 AH-1306. ARM: 20r. 121 AH-1035, ARM: 77r. 122 MSL/363, ADM. Es un libro de cabreos menores cobrados por el Real Patrimonio. 123 ECR 521, ARM: 9r. 124 ECR 551, ARM: 177v. 125 ECR 521, ARM: 125v. 126 ECR 525, ARM: 89v. Se subastó al domiciliarse en Ibiza el hornero Joan Mora. 127 ECR 529, ARM: 139r. 274
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a causas particulares como la ubicación, la cantidad de censos que pesaban sobre el horno, la necesidad de vender por parte del propietario, el estado de conservación del horno o si estaba acompañado de un espacio anexo. Era común que a la compra del horno le siguiera el establecimiento de un censal a cambio de una cantidad en metálico para poder hacer frente a la compra. Las deudas acumuladas provocaban su venta poco tiempo después de la adquisición. Los hornos también eran arrendados por periodos determinados de tiempo, normalmente entre dos horneros, aunque una figura habitual es el de la viuda de un hornero que alquila el horno. El tiempo de arriendo variaba, encontrando casos de duración anual hasta el arriendo por un periodo de seis años. Normalmente en esta clase de acuerdos se especifica el inmueble objeto de la operación, que suele incluir el horno, la casa, la botiga, la algorfa y, en algunos casos huerto, sus lindes, la duración del arriendo, la cantidad a pagar anualmente, las fechas y modo de pago, el juramento de atenerse al cumplimiento de lo pactado y en algunos casos cláusulas específicas en el que el arrendador se obliga a alguna labor o pago. Dentro de éstas las más usuales son: la promesa de las partes de no acabar el contrato antes de tiempo o cláusulas que especifican casos de finalización, señalar a quién corresponde el pago de los censos durante el periodo de alquiler, acuerdos para hacer remodelaciones en el horno, el pago del acta notarial del contrato, acuerdos por los cuales el inquilino cocerá todo el pan que necesite el dueño, continuar con los compromisos de cocción que hubieran adquirido los propietarios128, compartir el horno y/o la leña o entregar la ceniza resultante de la cocción semanal129. 2.6 La plaza del Pan El pan cocido por los horneros tenía dos posibles destinos. Si el pan era propiedad de un particular que lo había llevado allí, el hornero, si no cobraba en metálico, se quedaba una porción y el resto era devuelto al cliente. Por el contrario, si era pan de venta para el público que no tenía opciones de hacerse con su propio cereal o harina, los horneros, en concreto sus aprendices, lo llevaban a la plaza del Pan para su venta130. Esta plaza se situaba cerca de la Iglesia parroquial de Santa Eulalia. Las mesas en que se vendía el pan se podían comprar y arrendar. Ya en el siglo XIII está documentado el mercadeo de éstos puestos, regentados principalmente por mujeres. En la Edad Moderna continuaba, aunque la presencia femenina 128 Por ejemplo cocer el pan de órdenes religiosas. 129 Usada para lavar y quitar manchas. SARTI, 2002: 254. 130 Este topónimo es muy común en todas las ciudades peninsulares. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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no era importante. A partir de 1611 a la Plaza del Pan se le añaden lugares de venta de pan en la Plaça Nova131, situada frente a la misma iglesia. En 1680 el rector de la parroquia y la Obrería de Santa Eulalia, alquilaban por un año un total de trece tablas de venta y dos casetas situadas en esta plaza a tres horneros, cada espacio era subastado por un precio cercano a las 12 libras132. Las condiciones de venta, así como el hecho de que hubiera suficiente pan en las plazas eran fiscalizados por el Almotacén y sus alguaciles. Desde 1476, en caso de que hubiera alguna falta, podía multar al Colegio de horneros. Esa circunstancia se producía a menudo, especialmente durante el siglo XVII, en que los horneros pleitearon en numerosas ocasiones contra éstos gravámenes. Las penas impuestas eran elevadas, ya que el gremio debía pagar 10 libras por cada hora que pasara sin haber pan en la plaza133. El Almotacén iba cada mañana, acompañado por dos veedores134, que debían ser horneros135, a la plaza de venta para controlar que hubiera pan y que estuviera en buenas condiciones de calidad y peso, además de garantizar que se observara la tasación que se hacía en los ensaits (ensayos): peso, tipo de grano, precio y ganancia del hornero136. En el caso palmesano137, se tasaban tanto los precios del cereal como los del trabajo del panadero y hornero. 3. Conclusión El pan fue el principal alimento de la población palmesana desde la Conquista de 1229. Para garantizar el abastecimiento de los habitantes urbanos se dotó a las autoridades de prerrogativas para posibilitar la compra de cereal, su gestión, almacenamiento, transformación en pan y venta. Correlativamente, se aprovecharon elementos anteriores o se crearon nuevas infraestructuras públicas y privadas para llevar a cabo todos estos procesos. Pocos lugares escapaban a esta relación con el cereal y el pan: desde las puertas de la ciudad, el muelle, algunas plazas, así como las casas. Además de los inmuebles en que esta unión resultaba más obvia y constituía su razón de ser: los sileros, los molinos y los hornos. Espacios que se convirtieron en hitos urbanos reconocibles y con una larga permanencia en el territorio.
131 TOUS MELIÁ, 2002: 277. 132 Prot. Not. T-1001, ARM: 64v-65r. 133 78-VII-14, BM: 81r. 134 AH-6677, ARM: 15v. 135 Lo que no siempre se respetaba. AA-546/70, ARM: 2r. 136 S-4 (33)/7, BLA. 137 PÉREZ SAMPER, 2002: 41. Al contrario que en los casos de Madrid y Barcelona en que sólo se tasaba uno de los dos productos. 276
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ZAFORTEZA MUSOLES, Diego, La Ciudad de Mallorca. Ensayo Históricotoponímico, V vols., Palma, Ayuntamiento de Palma, 1989. Notas: 1 En esta talla, igual que en los documentos siguientes se anotan personas que viven en un horno aunque no sean horneros ni tengan relación familiar con el poseedor. 2 Se incluyen todos los citados, aunque en algunos casos consten notas posteriores que informen de que no pagan por su muerte o no sean poseedores de un horno. 3 Este número se ha de matizar ya que de los 49 horneros contabilizados, siete no pueden pagar por ser miserables y seis por haber huido del reino o haber muerto en parte como consecuencia de las Germanías. 4 Tanto viudas de horneros como viudas que poseen un horno como herederas de un hornero o de un hombre de otro oficio. 5 Entran en esta categoría aquellas personas, cuyo oficio no es el de hornero, citadas en el catastro como poseedoras de un horno por compra o herencia. 6 Se añade en el año 1576 el número de hornos por el número de manzanas de cada parroquia. La cantidad de manzanas en cada parroquia aparece en VALERO MARTÍ, 2010: 402. 7 Entran en esta categoría: Obispado y Cabildo de Mallorca, Obispo de Barcelona, convento de Santa Clara de Palma, Abad de Sant Feliu de Guíxols, el Temple, Pavorde de Tarragona y Monjas de Santa María de Jonqueres de Barcelona. 8 Hasta el siglo XVII no habrá títulos nobiliarios propiamente dichos. 9 En los tres casos hay implicados el Patrimonio Real y dos instituciones eclesiásticas. 10 Se incluyen los mismos que en el apartado anterior añadiendo aniversarios parroquiales y órdenes religiosas. 11 Se incluyen en esta categoría a los doctores en derecho y medicina. PLANAS ROSSELLÓ, 2002: 152.
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LUGARES DE ASISTENCIA Y RECOGIMIENTO. LAS CASAS DE HUÉRFANAS Y SU IRRUPCIÓN EN EL ENTRAMADO URBANO COMPOSTELANO MODERNO1 Places of Assistance and Seclusion. The Orphans’ Houses and their Impact in Santiago de Compostela of the Modern Centuries Ana M. Sixto Barcia Universidad de Santiago de Compostela [email protected] Resumen: Las instituciones asistenciales como hospicios, asilos u orfanatos fueron productos estrictamente urbanos y su instalación en las ciudades modernas dio lugar a una nueva formulación del paisaje urbano. A pesar de su ubicación en el seno de las ciudades, estos espacios fortificados funcionaron en la práctica de manera independiente. Así, se establecieron como lugares que aislaban a sus moradores del resto de la sociedad, dando lugar a nuevos espacios de sociabilidad. El asentamiento de las casas de huérfanas en Santiago de Compostela en el siglo XVII es un ejemplo paradigmático, pues a través de estos casos es posible constatar las tensiones sociales existentes por las siguientes razones: el mantenimiento del orden, la conservación de la influencia sobre el entorno, la pervivencia de los derechos frente a las nuevas realidades, etc. Palabras clave: Caridad, huérfanas, sociabilidad, Santiago de Compostela, Edad Moderna Abstract: Welfare institutions like hospices, asylums or orphanages were strictly urban products and their settlement in the Modern age cities led to a new formulation of the urban landscape. In spite of being located in the city center, in practice these fortified spaces operated in an independent way. Thereby, they were established as places to marginalize their habitants of the rest of the society and having new spaces of sociability as a result of it. The creation of orphan-girl houses in Santiago de Compostela in the 17th century is a good example to analyze, since, through these cases, it is possible to have access to the social tensions existing among managers of the space (to maintain the order, to preserve the authority, to defend old rights against new realities, etc.). Key words: Charity, Orphan Girls, Sociability, Santiago de Compostela, Modern Age.
1 Investigación financiada por el proyecto Cultura e identidades urbanas en la Castilla moderna, su producción y proyecciones, Ministerio de Ciencia e Innovación, HAR2009-13508-C02-02. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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En la Edad Moderna la consideración social de la pobreza y de los pobres cambió sustancialmente en relación a su templada aceptación durante la Edad Media. Frente a la imagen digna de compasión y de misericordia del pobre bueno, el menesteroso pasó a ser visto como un ser carente de bondad, de virtudes y dotado con toda una serie de valores negativos. La pobreza y la humildad dejaron de ser sinónimos y pasaron a representar dos formas de vida radicalmente opuestas, ya que el pobre representaba al vago, al ruin, al criminal, al impío, etc. Este importante cambio que sufrió la consideración del pobre trajo consigo nuevas formas de luchar contra la miseria y de asistir a los necesitados. La caridad se revistió de un manto disciplinario y correctivo. La ayuda quedaba, en muchos casos, asociada a la separación del necesitado del resto de la sociedad con el objetivo de su reeducación y, así, convertirlo en un individuo útil para la sociedad. El auxilio a los pobres, por tanto, adquirió una doble función: la asistencial y la punitiva2. La proliferación de hospicios, de asilos, de casas de tullidos o de casas de misericordia, entre otros, debe ser entendida dentro de este contexto de prevención o de contención de los vicios y de las transgresiones cívicas. Las mayores posibilidades laborales que ofrecían las ciudades frente al campo, al igual que la existencia de instituciones de carácter asistencial en las mismas, hicieron que los núcleos urbanos se convirtiesen en lugares estratégicos para la supervivencia. De este modo, las ciudades o villas se convirtieron en un “puerto seguro” para burlar el hambre en épocas de crisis y de malas cosechas. El entramado urbano gallego mostró un carácter débil a lo largo de la época moderna. La población gallega pasó de 300.000 habitantes a 1.800.000 desde el siglo XV hasta el siglo XIX. No obstante, este importante aumento demográfico apenas afectó a las ciudades, puesto que el vecindario urbano del reino de Galicia oscilaba en torno al 7% del total a finales del siglo XVIII3. En esta línea, a comienzos de época moderna solamente Pontevedra, Santiago, Orense y A Coruña sobrepasaban los 1.000 habitantes y únicamente Ferrol, Santiago y A Coruña alcanzaban los 10.000 habitantes a finales del siglo XVIII. Por ende, Galicia demostró un carácter fuertemente rural a lo largo de la modernidad. Si bien es cierto que Santiago de Compostela no tuvo grandes densidades de población estable, el núcleo fue una importante zona de tránsito 2 Destaca la proyección teórica sobre el control de la pobreza de Luis Vives en De subventione pauperum (1526). Esta obra, en su segundo volumen, presenta una fórmula de control de la mendicidad en donde el trabajo forzado sustituye a la “sopa boba” y a la limosna. Este proyecto pone de manifiesto la necesaria intervención del estado y de los poderes públicos en la asistencia social, frente al tradicional dominio de la Iglesia en el socorro a los pobres. PARELLADA, 2006. 3 FERNÁNDEZ CORTIZO, 2012: 39-89. EIRAS ROEL, 1996. 282
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para peregrinos o viajeros y acogió a un volumen considerable de población flotante. De hecho, Santiago fue la ciudad que atendió a un mayor número de pobres, dada la mayor presencia de instituciones de carácter asistencial en la ciudad. Así, una abundante masa de necesitados se congregaba diariamente para recibir la sopa boba ofrecida por las importantes instituciones religiosas compostelanas. En el reparto de alimentos destacó la labor del arzobispado, del cabildo y de los importantes monasterios y conventos4. La existencia de hospicios, de asilos, de hospitalillos, junto a la importe presencia del Hospital Real fundado por los Reyes Católicos, hacían de Santiago un destino atractivo para los desposeídos. La ayuda a los pobres fue una cuestión ineludiblemente ligada a la Iglesia en la mayor parte de las ciudades católicas, ante la incapacidad de los regimientos urbanos para hacer frente al problema, y Santiago no fue una excepción5. La acción de las autoridades civiles se ciñó a solventar crisis concretas, ofreciendo soluciones temporales y, en muchos casos, insuficientes, pues no dispuso de la capacidad necesaria para pagar el sustento a los necesitados de forma regular6. En épocas de crisis y de malas cosechas, las ciudades o villas se convirtieron en el destino de importantes masas de menesterosos, por lo que las mismas se tuvieron que dotar de mecanismos disuasorios para evitar problemas mayores como la formación de tumultos, el aumento del vandalismo, la propagación de enfermedades y de brotes epidémicos, etc.7. La proliferación de disposiciones relacionadas con la regulación del tránsito de los pobres, que aparecen en los reglamentos urbanos desde épocas tempranas, debe ser entendida como una medida de protección para el mantenimiento de la paz ciudadana.
4 BARREIRO MALLÓN, REY CASTELAO, 1996, vol. 2: 559-612. 5 Las soluciones fueron muy distintas en el ámbito anglosajón, donde las poor laws fijaron una serie de cuotas obligatorias para ayudar a los desamparados. En este sentido, la caridad adquirió una dimensión social importante que fue mucho más allá de la acción caritativa ofrecida por las instituciones religiosas en el ámbito católico. SLACK, 1995. 6 El regimiento municipal no contó con un organismo que se ocupase del mercado frumentario, por lo que el cereal llegaba a la ciudad libre de alcabala y era vendido o almacenado por particulares. El alimentar a la población en años difíciles se convirtió en una tarea ardua y en una constante fuente de preocupaciones, dado que la ciudad tampoco dispuso de caudal suficiente para la compra de cereal y, por tanto, para mantener a los hambrientos. GELABERT, 1990: 207. 7 Sobre la criminalidad, la marginalidad y el control de los pobres en la Galicia moderna: BARREIRO MALLÓN, REY CASTELAO, 1999; RIAL GARCÍA, 1994: 331-338; 2004: 301-331; MARTÍN GARCÍA, 1999: 231-260; IGLESIAS ESTEPA, 2007: 135-145; PRADO DE LA FUENTE GALÁN, 2000: 13-28. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Otrosí, visto que a esta ciudad concurren gran cantidad de belitres, unos llagados de males contagiosos y otros contrahechos de diversos modos y maneras, y gran cantidad de vagabundos, hombres, moças y mugeres, sin tener oficio, ni usar, ni tomar amo, so color y causa de la romeria y devoción del glorioso Apostol Señor Santiago, y andar belitranto y bribando por la dicha ciudad y su tierra, de que infeccionaron la dicha ciudad (…) ordenaron y mandaron de que agora en adentante (…) ningún pobre pidiente que a dicha ciudad viniere, ora en romería o por otra ninguna vía que sea, no pare ni esté en dicha ciudad más de tres días (…)8.
El control era necesario para evitar el contagio de prácticas maliciosas que atentasen contra el orden. Los centros asistenciales como asilos, hospicios, hospitalillos, casas de arrepentidas u orfanatos son productos directamente vinculados al mundo urbano y estas instituciones vivieron a lo largo del periodo moderno una época de esplendor. El asentamiento de centros caritativo-asistenciales provocó cambios importantes en el cuadro urbano, así como en la gestión del espacio, y es precisamente en estas alteraciones en las que se va a centrar el presente trabajo. La fundación de las casas de huérfanas en Santiago de Compostela a lo largo del siglo XVII es un ejemplo excelente para analizar, dado que su localización en la ciudad recoge muchos de los aspectos clave en relación a la transformación del espacio, a las tensiones sociales por las reordenaciones de los barrios, a la fortificación de las calles y, en última instancia, a la creación de nuevos lugares o espacios de sociabilidad. 1. El asentamiento de las sedes de huérfanas y las tensiones por la gestión del espacio
El pequeño núcleo de Compostela nació al amparo del culto al apóstol Santiago y se configuró en torno a un recinto amurallado9. La ciudad se articuló intramuros, aunque desde el siglo XVI es evidente que Compostela también ocupaba una importante extensión extramuros que, poco a poco, fue en aumento. Esta presentó una organización espacial un tanto caótica o desorganizada a lo largo de los siglos XVI y XVII, tal y como se relata en las descripciones de viajeros y de peregrinos10. El mal estado de la 8 Ordenanzas de Santiago de Compostela del año 1569. 1546-1583. Fondo Municipal de Santiago: Gobierno, Consistorios, Ordenanzas municipales. Archivo Histórico Universitario de Santiago (AHUS). 9 La primera empalizada se construyó en el siglo X, pero fue destruida, por lo que la muralla histórica de Santiago de Compostela, que perduró hasta finales del Antiguo Régimen, databa del siglo XI. A comienzos del siglo XVI, el cercado se encontraba tremendamente deteriorado y cubierto de vegetación. ARMAS CASTRO, 2003: 86 y 87. ROSENDE VALDÉS, 2004: 29-84. 10 VIGO TRASANCOS, 2012: 44 y 45. 284
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muralla, el constante deterioro de la pavimentación, el irregular trazado de las calles y el aspecto humilde de muchos de los hogares intramuros, hacían que la imagen de la ciudad se mostrase poco acorde con su fama y con la grandeza de su Catedral11. A pesar del relativamente escaso desarrollo urbanístico y demográfico del núcleo, Compostela era la capital del Reino de Galicia, poseía el título de Ciudad Santa y su archidiócesis era una de las más importantes de la Corona de Castilla. Las grandes modificaciones espaciales y funcionales de la ciudad tuvieron lugar a finales del Antiguo Régimen, cuando los presupuestos ilustrados plantearon la necesidad de construir o reconstruir una urbe más organizada o racional, que cumpliese con los presupuestos higienistas y estuviese adaptada a las necesidades de la ciudadanía12. No obstante, Santiago sufrió múltiples transformaciones y vivió diversos periodos de renovación arquitectónica para adaptarse al gusto de la época. De hecho, una de las mayores fases de esplendor y adorno de la ciudad tuvo lugar entre mediados del siglo XVII y mediados del siglo XVIII13. El Barroco dejó una importante huella en Santiago, por lo que muchas de sus grandes edificaciones –ligadas a la Catedral o al cabildo– se revistieron con elementos decorativos suntuosos y monumentales. El Colegio de Niñas Huérfanas fue una iniciativa llevada a cabo por el arzobispo don Juan de Sanclemente y Torquemada en 1596, a través de la cual se buscaba instalar en la ciudad un lugar de recogimiento para niñas huérfanas y pobres. La fundación de esta sede estuvo en la línea de otros proyectos asistenciales y educativos llevados a cabo por el arzobispo14. La andadura de esta institución comenzó en los albores del siglo XVII. En 11 A través de los reglamentos de la ciudad de los siglos XVI, XVII y XVIII se puede acceder a múltiples aspectos relacionados con cuestiones de seguridad defensiva, de ordenación del espacio, de pavimentación, de canalización de las aguas, de higiene, etc. Sobre las transformaciones urbanísticas compostelanas: ROSENDE VALDÉS, 2004: 1726; FABEIRO GÓMEZ, 2001: 298-299; CEPEDA FANDIÑO, 2012. 12 CORES TRANSMONTE, 1962. 13 Esta monumentalidad fue potenciada y costeada, en buena parte, por la Catedral. Las importantísimas cantidades ingresadas por el Voto de Santiago, permitieron a los arzobispos financiar obras arquitectónicas y artísticas en la ciudad. Los ingresos de arzobispales a mediados del siglo XVII oscilaron entre los 400.000 y los 600.000 reales al año, cantidades enormes que colocaban a la sede compostelana en un lugar privilegiado. REY CASTELAO, 1993. 14 Este prelado dotó económicamente al colegio de San Clemente de Pasantes, instauró una cátedra en el colegio de los jesuitas, creó un colegio para los niños del coro de la Catedral, etc. LÓPEZ FERREIRO, 1983, vol. 8: 344 y 345. Sobre la vida y el mecenazgo artístico del arzobispo Sanclemente: SANZ DEL CASTILLO, 1769; GOY DIZ, 1998: 589-603. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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un primer momento funcionó como casa acogida y posteriormente se constituyó institucionalmente como colegio. La iniciativa de Sanclemente buscaba la protección de las doncellas huérfanas o desprotegidas para que no cayesen en los vicios y en la depravación... La intencionalidad quedaba claramente establecida en la escritura de fundación, en la que el mismo arzobispo aludía a la necesidad de formar a niñas huérfanas en la virtud y en la honestidad, para hacer de ellas buenas cristianas, esposas dignas y madres competentes15. La búsqueda de la protección de los sectores más indefensos también llevó a una vecina de la ciudad a promover la creación de una casa de huérfanas a mediados del siglo XVII. La pobreza, en el caso de las mujeres, fue un mal estructural y las niñas abandonadas o huérfanas estuvieron a merced de caer en la prostitución, en el vicio y en la delincuencia. Por este motivo, María de Cores solicitó a Felipe IV la cesión de unas casas de realengo que existían en la ciudad y la concesión real se hizo efectiva en 164116. A pesar de que los dos centros de huérfanas fueron el resultado de una misma preocupación, el colegio y la casa ejemplificaron dos formas de entender y de practicar la caridad. Por tanto, el desarrollo de estas dos instituciones coetáneas fue completamente diferente y las mismas se enfrentaron a distintos desafíos. La construcción de los espacios de orden generó constantes conflictos pues, además de provocar la trasformación del cuadro urbano, fueron fuente de tensiones por su ubicación, por su mantenimiento, por su funcionamiento, etc. Los vecinos recelaron de sus moradores –vagos, delincuentes, pobres, enfermos e impedidos– y las pugnas contra estas instituciones fueron constantes. Los centros caritativos acogían, en su gran mayoría, a una población deudora de honorabilidad, por lo que la vecindad temió el aumento de la delincuencia, de la marginalidad y, en general, el deterioro del entorno. La oposición vecinal a la instalación de ambas instituciones fue común, si bien los problemas fueron mayores para la casa de huérfanas en los 15 “(…) [un colegio] en él que se recogiesen algunas doncellas pobres de buena vida y costumbres y, allí, lees enseñasen la doctrina cristiana y otras labores de por casa, y les doctrinasen para que después de enseñadas, pudiesen servir en casas honradas”. LÓPEZ FERREIRO, 1983, vol. 8: 345. 16 “(...) ha sido hecha relación que, por ser la gente ordinaria desta ciudad pobre y desbalida, andan sus hijas en tierna hedad perdidas por las calles y para remediar este daño conspicuo y piadoso, se fiada en la providencia divina y en las limosnas de los fieles os habéis animado a hacer en la dicha ciudad un recogimiento de estas niñas a donde las tenéis muy recogidas y las heducáis (...), y yo tengo en la dicha ciudad casas de que no saco utilidad (...), sea servicio aplicarlas para dicho Recogimiento (...)”. 1641. Fondo General: Beneficencia, Asilo de niñas huérfanas de Casas Reales. Mazo 1. Reales Cédulas, foros, pleitos, etc. y unión de la obra pía a la de Carretas, 422. Archivo Histórico Diocesano de Santiago (AHDS). 286
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primeros años. La cédula de Felipe IV no sólo concedía el uso de las Casas Reales como hogar para las niñas abandonadas, sino que también instaba al gobierno de la ciudad a realizar las obras necesarias en la edificación para cumplir correctamente con su nueva faceta17. El regimiento no aceptó la decisión de buen grado, ya que no solamente perdía el uso o el beneficio de una importante propiedad –era de potestad real, pero gestionada por la ciudad–, sino que también tenía que hacer frente a los gastos extraordinarios que exigían las reformas18. Por otra parte, aquellos que habían disfrutado del uso de los inmuebles vieron la transferencia como una agresión y se resistieron a la cesión. Los pleitos contra los antiguos moradores fueron constantes en los primeros años y estas dificultades ralentizaron el ejercicio de una casa que contó con pocos apoyos y con muchos detractores. Las tensiones entre el colegio y sus vecinos fueron completamente diferentes. Este había sido dotado por el arzobispo con una importante cantidad económica y con unas casas para llevar a cabo sus funciones19. El origen humilde de las internas tampoco fue la causa de las pugnas, dado que, junto a las huérfanas, concurrieron al centro niñas procedentes de sectores más acomodados que ingresaron como pupilas para recibir educación. Esta institución, protegida y controlada por el cabildo de la catedral, gozó en todo momento de reconocimiento social. Así, las tensiones no estuvieron relacionadas con la degradación del entorno. Los vecinos recelaron de su instalación porque entendieron que su establecimiento implicaba la limitación de sus derechos. El temor fue confirmado con posterioridad y los litigios por cuestiones de lindes fueron constantes. Los habitantes de la calle Callobre se enfrentaron a una institución poderosa que contaba con el apoyo tácito del arzobispo y del cabildo de Santiago, motivo por el cual vieron constantemente rechazadas sus peticiones y reclamaciones en relación al disfrute del espacio20. En cambio, las soluciones a los conflictos de intereses no fueron tan sencillas cuando el contrincante era otra institución, como sucedió con los pleitos establecidos contra la Iglesia de Salomé, y los procesos se prolongaron en el tiempo. La obligación de guardar clausura en las casas de huérfanas, para la protección de las niñas frente a las tentaciones exteriores, permitió a 17 1641-1647. Fondo General: Beneficencia, Asilo…, 422. AHDS. 18 1647-53. Fondo General: Beneficencia, Asilo…, 422. AHDS. 19 El arzobispo Sanclemente había previsto la construcción del colegio en la calle da Troya, motivo por el cual había comprado una casa a finales del siglo XVI, aunque el cabildo decidió establecer la sede en la calle Calobre. 20 Los principales litigios se desarrollaron entre 1657 y 1775, coincidiendo con el fortalecimiento económico de la institución y con uno de los periodos de mayor renovación arquitectónica, tanto en el colegio como en la ciudad. ORTIZ LATIERRO, 1963: 13-19. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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los centros limitar las ansias constructivas de los vecinos y restringir la proyección urbanística y económica que chocaba con el recogimiento impuesto. Del mismo modo y para resguardar la correcta moralidad del entorno, quedó vetada la instalación de determinados negocios o locales –carnicerías, tabernas, etc.– que pudiesen perjudicar la decencia de la calle. Con el tiempo, el colegio fue asumiendo nuevas rentas y fundaciones, por lo que aumentó su influencia en el barrio, pues, fue absorbiendo edificaciones aledañas hasta adueñarse de buena parte de la calle. Asimismo, la evolución arquitectónica del centro modificó el trazado de la vía y acabó por generar nuevos callejones. El asilo de huérfanas apenas tuvo grandes pugnas por el espacio, puesto que no contó con grandes apoyos y tampoco dispuso del capital necesario para modificar o ampliar su sede21. La reclusión exigida para la buena crianza de las niñas limitó la apertura de ventanales y de puertas en las casas cercanas. Sin embargo, al no acometerse transformaciones de superficie en la edificación, las restricciones afectaron a un menor número de vecinos. El mayor litigio contra la vecindad se produjo por el uso de la huerta y de unos corrales que habían sido de disfrute comunitario y que, tras la instalación de las huérfanas, pasaron a ser privados22. Otra cuestión muy distinta fue la degradación del inmueble, que se vio afectado negativamente por la instalación de un centro de beneficencia en un claro proceso de deterioro, al no poder costear su mantenimiento. La construcción mostraba un estado ruinoso a mediados del siglo XVIII, tras el uso del emplazamiento como casa de huérfanas, como hospicio de pobres y como cárcel. No obstante, la monumentalidad de la calle de las Casas Reales quedó asegurada en la segunda mitad del XVIII con la construcción y la renovación de otros edificios aledaños como la neoclásica Iglesia de Ánimas, el Palacio Fondevila o el Palacio viejo del conde de Aranda.
21 La institución se nutrió de las donaciones y de los beneficios que generaron sus bienes arrendados y aforados. En 1671-72 el centro poseía catorce casas en la ciudad y varias fincas rurales. Los continuos retrasos en el cobro de las rentas hicieron que la limosna anual entregada por el Monasterio de San Martín Pinario fuera fundamental para su supervivencia. BARREIRO MALLÓN, REY CASTELAO, 1999: 111. 22 El pleito fue iniciado por doña Mariana Mosquera de Porras y fue continuado por Antonio Sánchez Pulleiro, quienes sintieron que sus derechos habían sido transgredidos por las administradoras de la casa. 1655-1677. Fondo General: Beneficencia, Asilo…, 422, f. 45-99. AHDS. 288
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2. Cierre y embellecimiento vs. decadencia del espacio Las instituciones de huérfanas gozaron de un lugar privilegiado dentro del entramado urbano, puesto que ambas se encontraban intramuros y muy próximas a dos de las principales vías de entrada a Compostela. La Puerta del Camino, muy próxima a las Casas Reales, era el principal acceso de peregrinos a la ciudad, mientras que la de Mazarelos, próxima al colegio, era la puerta de entrada del vino, entre otras cosas23. En cualquier caso, su localización preeminente quedaba asegurada por la cercanía a los centros de poder local, sobre todo en el caso del asilo de Casas Reales. Las transformaciones del espacio urbano, como consecuencia de la construcción del colegio, son reseñables porque las mismas fueron efectuadas en lugares de mucho tránsito y en arterias vitales. De este modo, los cambios afectaron tanto desde el punto de vista organizativo como estético. En un primer momento la sede de huérfanas se instaló en dos casas en la rúa Calobre, aunque el espacio pronto tuvo que ser modificado a raíz de un incendio que destruyó estos hogares. Así, no fue hasta 1602 cuando se comenzó a construir la sede antigua con un carácter más monumental y acorde con la fundación de un importante arzobispo compostelano. La necesidad de resguardar a las niñas de las tentaciones mundanas hizo que la nueva construcción adquiriese elementos de protección para aislar el interior del exterior. Por tanto, la edificación se dotó de murallas, paredes cegadas y enrejados para conseguir una mayor intimidad. En esta línea, la compra de viviendas aledañas no solamente amplió su espacio de influencia en la calle, sino que también permitió crear nuevos callejones y pasadizos que, en la práctica, funcionaron como murallas invisibles. La concesión de un permiso para la canalización de agua y para la instalación de una fuente en el interior del recinto en 1608 marcó un punto de inflexión, ya que permitió el aislamiento definitivo, al tener las necesidades básicas cubiertas. No obstante, a pesar del progresivo endurecimiento de las normativas para el aislamiento del colegio, la comunicación con el exterior y las salidas fueron un importante problema a juzgar por las denuncias de los visitadores y por las sanciones impuestas por diversos arzobispos a lo largo de los siglos XVII y XVIII24. 23 En relación a la cuestión de los abastos: RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, 1970: 193-220; 1981: 233-244. 24 Las penas por la vulneración de la clausura y por la ruptura de la disciplina fueron muy severas. En este sentido, diversos administradores solicitaron a los arzobispos la suavización de las sanciones en distintos momentos del siglo XVIII y del XIX. Aunque las salidas temporales quedaban prohibidas por la clausura, un buen número de niñas se ausentaron temporalmente, con autorización, por problemas familiares, por enfermedades, Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Otro mecanismo formal que posibilitó el cierre del colegio fue el “aforamiento” de una parte del cercado compostelano. Las leyes de la ciudad establecían que, por cuestiones defensivas, ninguna edificación debía superar el alto de la muralla histórica, ni podía sustentarse en la misma. Con el tiempo y a pesar de las prohibiciones, el centro, al igual que otras muchas viviendas compostelanas, se fue apoderando de buena parte de la cerca. Fueron varios los enfrentamientos contra las autoridades municipales en el siglo XVII y XVIII por el uso indebido de la muralla, aunque a finales del XVIII terminaría por formalizarse la concesión temporal para anexionar una parte de misma, así como de una de las torres defensivas. El mantenimiento y la restauración del antiguo cercado compostelano fue un importante problema para las arcas municipales, por los elevadísimos costes que conllevaba su sostenimiento, por lo que el acuerdo acabaría siendo celebrado por ambas partes. No cabe duda de que el colegio salió fuertemente reforzado con la adhesión de la muralla y de una de las torres defensivas, pues estos dos elementos permitieron establecer un mayor control frente a las ansias expansivas del entorno e imprimió un carácter más monumental a la casa25. Las diversas limitaciones constructivas, para evitar que los vecinos o gentes externas pudiesen menoscabar la clausura, fueron causa de problemas constantes. En algún momento los vecinos quisieron ampliar en altura sus casas, abrir puertas o ventanas en sus hogares y se toparon con múltiples impedimentos al chocar con las normas de convivencia de la institución. Esto, en definitiva, terminó por limitar la proyección del barrio y, por ende, por aumentar la autoridad del colegio sobre el mismo. El asilo de huérfanas compartió con el ejemplo anterior su preocupación por el resguardo de las jóvenes frente a los ataques exteriores, aunque no contó ni con las rentas, ni con los apoyos que permitieron la promoción y expansión del colegio. Sabemos que la casa había sido cedida para convertirse en asilo de niñas, pero no disponemos de informaciones suficientes sobre el tipo de reformas efectuadas en el interior para acoger a las huérfanas. La rehabilitación de la casa no fue de gran envergadura, dado que se limitó a una pequeña parte de la edificación y se ciñó a estancias muy concretas. La institución, lastrada desde un primer momento, no contó con el caudal de recursos suficiente para emprender grandes reformas o adhesiones, a lo que debemos de añadir los impedimentos impuestos tanto por los por abatimiento, etc. 1614-1894. Fondo del Colegio de Huérfanas, Libro de la razón de las entradas, salidas y estado que toman las huérfanas que son recibidas como colegialas de plaza en el Colegio de Niñas Huérfanas, serie 22. AHDS. 1614-1894. FCH, Documentos sobre la salida de huérfanas del colegio, serie 25. AHDS. 25 ORTIZ LATIERRO, 1969: 15-18. ROSENDE VALDÉS, 2004: 41 y 66. 290
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vecinos como por el gobierno municipal. Ambos recelaron de la utilidad y de la eficiencia de la casa, y el arzobispado tampoco quiso promocionar al centro. Las constantes denuncias por el quebrantamiento de la clausura, efectuadas por inspectores del arzobispado, son un claro indicativo de que el aislamiento frente a la vida mundana fue un problema que la casa arrastró hasta su traslado en 177026. Muestra de esto es la acusación efectuada por un visitador en 1683, quien denunciaba que en la casa entraban y circulaban libremente hombres y mujeres exentos a la institución, provocando gran perjuicio a las niñas que allí se recogían27. A los problemas económicos y al recelo de los vecinos hubieron de sumársele otros muchos problemas, por lo que la casa, a diferencia del colegio, tuvo un impacto menor en el auxilio de las niñas pobres y huérfanas. Los dos ejemplos propuestos nos ofrecen un proceso inverso en cuanto a la evolución y a la transformación material de los edificios. El camino hacia la monumentalidad del escenario fue evidente en el caso del colegio, mientras que la casa experimentó el proceso contrario. En ambos ejemplos se puede apreciar cómo un área de uso civil y privado pasó a convertirse en un espacio colectivo de actuación asistencial, aunque con desiguales resultados. Además de la reestructuración interna, como consecuencia de las nuevas obligaciones de sus residentes, el colegio llevó a cabo una transformación arquitectónica de cara al exterior. El engrandecimiento del edificio fue parejo al aumento de su influencia en la ciudad y a su pujanza económica, pues con el tiempo, el centro fue incorporando donaciones, rentas y nuevas fundaciones que inyectaron capital y que dinamizaron el funcionamiento de la institución. En algunas ocasiones, las huérfanas dejaron estipulado el legado de sus bienes al centro y, en otros casos, al fallecer la interna, el establecimiento era nombrado heredero universal de sus bienes, por lo que casas, tierras, pequeñas rentas, censos y foros pasaron a engrosar sus listas de bienes. De este modo, su presencia en la ciudad fue en aumento y en el siglo XVIII el colegio poseía múltiples propiedades en diversos lugares de Galicia y percibía rentas muy variadas.
26 Desde 1730 la casa también acogió a tullidos y enfermos pobres. No obstante, los importantes problemas que había arrastrado el asilo desde sus orígenes, le impidieron hacer frente a las nuevas obligaciones. Finalmente, las niñas serían trasladas a una nueva sede – Hospicio de Carretas– a finales del siglo XVIII. 1682-1798. Fondo General: Beneficencia, Asilo de niñas huérfanas de Casas Reales. Mazo 2. Cuentas. Cobradores de rentas. Traslado a Torás (Carretas), legajo 423, AHDS. 27 1683. Fondo General: Beneficencia, Asilo…, visitas, leg. 423. AHDS. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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La excelente relación del colegio con la catedral se tradujo en múltiples beneficios. Junto a la protección otorgada por aquella, distintos arzobispos de Santiago, entre los que cabe señalar a Maximiliano de Austria (16031614), a Antonio Monroy (1685-1715) y a Francisco Alejandro Bocanegra (1773-1782), actuaron como benefactores a lo largo del periodo moderno y proporcionaron el capital necesario para emprender grandes obras28. Además del alivio económico que esto supuso, los arzobispos pusieron al personal de la catedral a su disposición y, más concretamente, a sus importantes maestros de obras. De este modo, destacados arquitectos participaron en la ampliación de la edificación. Desde las primeras ejecuciones de Gonzalo de Ávila a comienzos del XVII, hasta la reconstrucción del edificio en la segunda mitad del siglo XIX, contribuyeron a la construcción arquitectos tan relevantes como Melchor de Velasco (1664/1671) 29, Fray Gabriel las Casas (1698) 30, Domingo de Andrade31 (a principios del XVIII), Fernando de Casas Novoa (1715)32, etc. Frente al embellecimiento del Colegio, la casa de huérfanas en Casas Reales presentó una evolución muy distinta. El edificio manifestó un progresivo deterioro con el consecuente desprestigio de un inmueble
28 No obstante, el mecenazgo artístico se mantuvo en el tiempo y otros arzobispos más contemporáneos como Miguel Payá y Rico (1874-1886), Victoriano Guisasola (1886-1888) y José María Martín de Herrera (1889-1922) patrocinaron la reconstrucción del Colegio, cuya estructura interior había quedado fuertemente afectada desde la ocupación francesa. Son pocos los datos que conocemos sobre las obras y sobre los proyectos artísticos desarrollados en las Huérfanas, a pesar de que importantes artesanos canteros participaron en su construcción. Hoy día se conserva la iglesia levantada por Melchor de Velasco en 1664 y la fachada del colegio elaborada por Francisco de las Casas Novoa a principios del XVIII. GOY DIZ, 1998: 599-600. 29 Melchor de Velasco fue maestro de obras en el monasterio de San Martín Pinario y es a quien debemos la estructura del colegio. También realizó obras en el convento de San Payo de Antealtares, en Santa María de Belvís, en la Iglesia del Monasterio de Celanova, en las cárceles de Santiago y reparó la bóveda de la capilla del Hospital Real. BONET CORREA, 1984: 313-324. GOY DIZ, 2004: 100-107. 30 Fray Gabriel las Casas fue el arquitecto más clasicista del barroco compostelano. Trabajó en San Martín Pinario, en Santo Domingo de Bonaval y en la iglesia de San Payo de Antealtares. BONET CORREA, 1984: 475-495. 31 Domingo de Andrade fue el arquitecto que realizó la Torre del Reloj de la Catedral de Santiago y el Pórtico Real de la Quintana. También emprendió interesantes proyectos civiles, ya que fue maestro de obras municipales, como la Casa de la Parra, la Casa da Conga y la Casa de las Pomas. VILAR ÁLVAREZ, 2012: 102-116. VIGO TRASANCOS, 2012: 43 y ss. 32 Fernando Casas Novoa fue maestro de la Catedral desde 1711 y su principal contribución fue la edificación de la fachada del Obradoiro de la Catedral y la portada del Monasterio de San Martín Pinario. FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, 2008. 292
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señorial, ante la ausencia de liquidez para su mantenimiento33. Los arzobispos de Santiago fueron sus patronos, pero no dieron especiales muestras de interés por potenciar una institución en cuya fundación no habían colaborado. El desaliño del edificio y la ausencia de modificaciones estilísticas se mantuvieron hasta finales del XVIII, cuando cesó su actividad y las huérfanas fueron trasladadas al Hospicio de Carretas. Las escasas obras acometidas en el siglo XVII y XVIII se centraron en reparar elementos de necesidad y de habitabilidad, pues las exiguas rentas no permitieron ejecutar aderezos exteriores. Por el contrario, otros edificios anexos sí emprendieron una interesante campaña de rehabilitación y de modernización en el XVIII. Finalmente, su plaza sería ocupada por la neoclásica Capilla de las Ánimas, que fue construida entre 1784 y 1788. En definitiva, a diferencia del fortalecimiento y de la monumentalidad del colegio, el asilo de Casas Reales fue perdiendo preeminencia e importancia, como muestra de la decadencia institucional. El aspecto exterior fue reflejo del interior y las deficiencias estructurales internas y la falta de respaldo económico, junto a la extrema pobreza manifiesta en las posesiones del organismo, mermaron el ejercicio de esta entidad caritativo-asistencial. 3. Lugares de mujeres: espacios de correcta feminidad
La moral católica moderna se caracterizó por una recurrente visión negativa de la naturaleza femenina. Eva había condenado a los hombres desde la creación, por lo que las mujeres, las causantes de todos los males, debían ser vigiladas y controladas para evitar los desordenes sociales y morales34. Por tanto, la sumisión de la mujer al hombre quedaba legitimada desde el punto de vista teológico, moral y legislativo. Aquellas mujeres que por su condición escaparon de los controles masculinos, como las viudas y las solteras independientes –mayores de veinticinco años–, se tornaron excesivamente peligrosas para los dictámenes de la época. En un mundo en donde la pobreza y la corrupción del alma estaban emparejadas, el control de las mujeres pobres y solas era fundamental. Las autoridades civiles temieron las consecuencias del vagabundeo de las mujeres sin autoridad masculina, que acudían a la ciudad en busca de oportunidades laborales. Muestra de ello son las ordenanzas municipales de 1531, que establecían lo siguiente: “Que ninguna moza 33 La falta de liquidez provocó problemas de abastecimiento y dificultó el ejercicio asistencial de la casa. La pobreza del asilo quedaba patente a través de las descripciones de objetos raídos, viejos y de mala calidad, mencionados en las visitas. 1683-1769. Fondo General: Beneficencia, Asilo…, cuentas y visitas, leg. 423. 34 SIXTO BARCIA, 2012: 332-342. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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resida en la ciudad sin contar con oficio, ni servir a señor más de tres días so pena de cien azotes”35. Este temprano ejemplo no fue exclusivo de Compostela y medidas similares también se pueden encontrar en múltiples ciudades o villas de la época36. Muchas jóvenes llegaban del campo atraídas por promesas laborales que, finalmente, no se cumplían y estas terminaban realizando trabajos poco recomendables o ejerciendo la prostitución37. El problema de la prostitución forzada era tan dramático como el actual, pues muchas mujeres sin oportunidades acabaron por entrar en el juego de proxenetas, rufianes y alcahuetas, quedando a merced de las autoridades38. Ancianas, viudas, enfermas o huérfanas fueron los eslabones más débiles de una cadena social, ya de por sí, tendente al empobrecimiento. La fundación de instituciones para la acogida de niñas pobres y desamparadas debe ser entendida como una de las muestras más magnánimas de la caridad cristiana moderna. El objetivo de estas instituciones era la protección espiritual de las niñas, así como la correcta formación de las mismas para cumplir con su destino vital. Fueron, por tanto, lugares para la buena crianza de las mujeres en los que las mismas asumieron su condición y aprendieron a desempeñar su función social: religiosas, esposas y madres. La vida colectiva dio lugar a un espacio de sociabilidad femenina propio, ceñido a reglas impuestas, en el que la barrera entre lo comunitario y lo privado se tornaba permeable. Estas instituciones, gobernadas por mujeres, se organizaron en recintos autosuficientes. La acción del asilo de huérfanas de Casas Reales fue muy limitada, tal y como ya se ha aludido con anterioridad. El personal fue escaso y poco competente, por lo que el alcance real de su actuación no fue comparable con el conseguido por el colegio. Las constituciones del colegio de huérfanas de 1626-28 y de 1663 tipificaron multitud de cuestiones de organización y de 35 1531. Fondo Municipal: consistorios, Libro 3. AHUS. 36 Sobre las ordenanzas municipales en las ciudades gallegas a comienzos de la modernidad: GARCÍA ORO, 1987: 17-32. MARTÍNEZ CRESPO, 2006: 85-118; 2007: 365-384. FABEIRO GÓMEZ, 1965; 2001: 298-299. VÁZQUEZ, 2000: 73-85; RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, 2002: 881-894; CEPEDA FANDIÑO, 2012. 37 Ciertas profesiones fueron estigmatizadas a nivel social y moral, ya que su desempeño negaba la calidad ética y la honestidad de quienes las ejercían. Criadas, bodegueras, taberneras, posaderas, tablaxeras, recateras, costureras o panaderas fueron vistas con recelo y las autoridades las vigilaron muy de cerca. RIAL GARCÍA, 2004: 321-322. REY CASTELAO, RIAL GARCÍA, 2010: 78 y ss. 38 En el siglo XVI y XVII fueron publicadas múltiples pragmáticas en las que se fijaron penas y castigos contra los que incitaban al vicio de la carne. Así, la Pragmática de 25 de noviembre de 1552 establecía la pena de azotes para los rufianes por vergüenza y seis años de galeras la primera vez, la segunda cien azotes y galeras perpetuas, y muerte a la tercera vez. ORTEGO GIL, 1998: 153-204. 294
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funcionamiento, por lo que a través de las mismas es posible conocer el modo de vida de las niñas que ingresaron en el centro. Las rectoras gobernaron este mundo de mujeres y fueron las asignadas para regir el funcionamiento interno y para dirigir temporalmente la vida de las mujeres que convivían en la institución39. Junto a la madre rectora, la maestra, la portera, la enfermera y la sacristana, así como las criadas, completaron el cuadro de personal necesario, presentando una organización muy similar a la de los conventos. Por otra parte, las cuestiones de intendencia externas quedaron bajo mando del administrador y de los patronos del centro: el deán y el cabildo de la catedral de Santiago40. El proyecto asistencial, en los primeros años, fue más allá de la mera formación de las niñas, ya que el administrador debía proporcionar a las muchachas un buen marido, un buen destino como religiosa o, en caso de no poder satisfacer las anteriores opciones, tenía que encontrar a un responsable para su cuidado una vez superada la fase de instrucción. Las fuentes nos permiten constatar esta labor hasta los años treinta del siglo XVII y desde las constituciones de 1663 esta tarea pasó a ser asumida por los familiares de las internas41. El número de niñas acogidas en el colegio no fue estable en el tiempo, a pesar de que las normativas limitaban el acceso a veintidós niñas pobres y doce pupilas como máximo. El número creció progresivamente, conforme al aumento de las rentas y a las mayores posibilidades económicas. La adhesión de nuevas fundaciones y la ampliación del edificio permitieron el acceso de más educandas, muchas de las cuales no pertenecieron a los sectores humildes. Con el discurrir de los años se llevó a cabo una mejora sustancial en la composición social de las internas, ya que el número de huérfanas humildes se redujo drásticamente, siendo mayor la proporción de mozas 39 La rectora debía cumplir con una serie de requisitos para el correcto desempeño de su función: “persona de conocida virtud, entendimiento y discreción para saber criar y educar a las doncellas huérfanas en toda virtud (...) y, si se pudiera, se trayga de fuera de esta ciudad y arzobispado porque este más libre y limpia de respetos, de patria y de libertad”. Constituciones de 1663. Fondo del Colegio de Huérfanas: Gobierno y constituciones, leg. 1 (Carpeta 1, 2, 3), const. II. AHDS. 40 El juicio del administrador y de los patrones era fundamental para la admisión de nuevas solicitantes. La política externa y las relaciones con el vecindario eran gestionadas por el administrador, quien, además, manejaba la dimensión económica –rentas, censos, foros, etc.– del colegio. Constituciones de 1626. Fondo del Colegio de Huérfanas: Gobierno y constituciones, leg. 1 (Carp. 1, 2, 3), Const. I. AHDS. 41 La documentación disponible ofrece múltiples limitaciones. En cualquier caso, sabemos que, entre los candidatos seleccionados por los administradores destacaron un buen número de artesanos de la ciudad, que acabaron contrayendo matrimonio con alguna de las pupilas del colegio de doncellas huérfanas. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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–no necesariamente huérfanas– de familias con mayor poder adquisitivo. Desde el siglo XVIII, ingresaron para recibir educación las hijas de familias pertenecientes a la oligarquía local, a la pequeña burguesía y a la hidalguía rural42. En este sentido, la institución participó junto con los centros conventuales compostelanos en la formación de las hijas de familias acomodadas. No obstante, aquellas que tuvieron posibilidad de acceso a los conventos o monasterios femeninos para formarse, lo hicieron por la mejor consideración social de los mismos y por los beneficios que les reportaba el formar parte de su comunidad. El origen social de las niñas que ingresaron en la casa de las huérfanas fue muy distinto. El colegio desde un origen filtró el acceso a niñas legítimas e hijas de cristianos viejos, excluyendo a las huérfanas más humildes. Las jóvenes abandonadas a su suerte que vagaban por la ciudad o las hijas de mujeres sospechosas no tuvieron acceso al mismo, por lo que vivieron de la mendicidad o se refugiaron en otras instituciones menos selectivas. En este sentido, el asilo de huérfanas surgió como iniciativa para proteger a las muchachas procedentes de los grupos sociales más humildes. Con todo, la vida ofrecida por la casa fue pobre, austera, carente de comodidades y repleta de necesidades. Es difícil de establecer el número de internas que pasaron por el asilo porque las fuentes son muy contradictorias al respecto. A juzgar por las descripciones de las gestoras, unas cincuenta mujeres y niñas eran auxiliadas en 1653, aunque el recuento propuesto por los visitadores (1654, 1677, 1683, 1686, 1690, 1692) nunca alcanzó la docena en los años de mayor actuación asistencial43. La creación de las casas huérfanas dio lugar a nuevos espacios de sociabilidad. Las estancias de uso comunitario se adecuaron al ritmo cotidiano: aulas preparadas para labores femeninas; bibliotecas en las que aparecen obras generales, pero en las que, sobre todo, emergen obras destinadas a mujeres, a su educación y a su bienestar moral; patios para el sosiego y para la interrelación; etc. La educanda adquiría a lo largo de su estancia en el 42 En los siglos XVIII y XIX entró en el colegio la hija del administrador de rentas nacionales de la villa de Villagarcía, la hija del relator de la Real Audiencia, la hija del contador de la Real Fábrica de Tabacos y múltiples niñas con el apelativo de “doña”, claro indicador de un estado más acomodado. Siglos XVII-XIX. Fondo del Colegio de Huérfanas: Expedientes e informaciones de la entrada de huérfanas en el Colegio, serie 20, exp. 38, 14. AHDS. Siglos XVII-XIX. FCH: Expedientes e informaciones de la entrada de huérfanas al Colegio. serie 21, exp. 39, 95. AHDS. 43 El personal fue acusado de enajenar las rentas a finales del siglo XVII y, en el siglo XVIII, la inoperancia del mismo era evidente, a pesar de los diversos intentos de reforma. 1653-1692. Fondo General: Beneficencia, Asilo…, visitas, leg. 423. AHDS. 296
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colegio –entre dos y ocho años– toda una serie de valores que iban mucho más allá de la mera educación formal, puesto que asumía una forma de vivir, de pensar, de sentir y de padecer diferente. La participación de las niñas en los rezos, en las oraciones, en los sermones y en otros muchos ceremoniales religiosos imprimió un fuerte carácter conventual a la institución44. De este modo, la vida de las internas estuvo marcada por un intenso ritmo de trabajo y de oración, en donde la formación espiritual, junto a la asunción de las normas de humildad, de rechazo a la suntuosidad y de condena al ocio, fueron las claves de la instrucción45. El otro aspecto formativo, más práctico y académico, estuvo orientado hacia el aprendizaje de la lectura, de nociones básicas de la escritura y de aritmética, de “labores propias de su sexo”, de bordado y todas aquellas cualidades presumibles en las mujeres honradas46.
La estancia y la convivencia marcaron fuertemente a sus inquilinas. Así, muchas de las jóvenes que pasaron por la institución legaron buena parte de sus bienes al centro y un número considerable de las mismas acabó por integrarse y por formar parte de su personal. 4. Conclusión
La instalación de los centros asistenciales en la Compostela moderna provocó una metamorfosis física y social del espacio. Frente a la organización ciudadana tradicional, esta tipología de institución forjó nuevas áreas de sociabilidad y de civilidad. En suma, estas instituciones crearon espacios en los que sus habitantes compartían experiencias vitales, formaban comunidades sociales y generaban relaciones interpersonales propias. La nueva formulación del paisaje urbano provocó tensiones con los vecinos naturales, quienes, por una parte, se resistieron a perder sus derechos frente a un nuevo centro de poder y quienes, por otra parte, temieron la depreciación del entorno y el aumento de la criminalidad que, por lo general, acompañaba a los marginados. En esta línea, la construcción del Hospital de Carretas en el 44 A través de las normativas de 1663 se puede percibir la preocupación por la dignidad espiritual de las niñas recogidas. El programa católico quedaba ampliamente fijado en ocho de las treinta y dos constituciones, mientras que las enseñanzas prácticas aparecen solamente en cuatro artículos. Constituciones 1663. FCH: Gobierno y constituciones, leg. 1, (carpeta 1, 2, 3). AHDS. 45 Constituciones de 1663. Anexo: Distribución del tiempo sacado de las constituciones antecedentes la cual se ha de poner en una tabla donde puedan leerla todas las personas del Colegio. FCH: Gobierno y constituciones, leg. 1, (carpeta 1, 2, 3). AHDS. 46 Las denominadas “labores propias de su sexo” englobaban toda una serie de tareas relacionadas con el mantenimiento del hogar y el cuidado de la familia, sobre todo de infantes y ancianos, así como trabajos de costura. El acceso formal a la cultura letrada estaba ligado a la enseñanza masculina. De este modo, en muchas “escuelas” femeninas solamente se realizaba una mera introducción al aprendizaje de la lectura. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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siglo XVIII provocó una de las mayores oposiciones ciudadanas en Santiago de Compostela. Este centro, concebido por el arzobispo Bartolomé Rajoy y Losada, respondía a una manera más correctiva y punitiva de practicar la caridad, conforme a los planteamientos de la época. El poder alcanzado por algunas de las instituciones asistenciales compostelanas limitó la proyección urbanística de los barrios, pues estas impusieron limitaciones constructivas y normas de convivencia que trastocaron con el esquema establecido. En última instancia, el rechazo social a la implantación de esta tipología de centros fue una respuesta natural al temor que provocaba la destrucción del equilibrio tradicional, a favor de un nuevo uso del espacio urbano. A pesar de que los dos centros de huérfanas surgieron como consecuencia de una preocupación común, el auxilio de niñas desamparadas, no atendieron al mismo tipo de necesitada. Su presencia y su influencia en la ciudad también fueron muy distintas. El Colegio mantuvo su prestigio y autoridad hasta finales del Antiguo Régimen, mientras que la casa manifestó una evidente decadencia, dada la falta de apoyos económicos e institucionales. Bibliografía ARMAS CATRO, José, “El afianzamiento de la realidad urbana después del año mil” en PORTELA, Hermelindo (coord.), Historia de la ciudad de Santiago de Compostela, Santiago de Compostela, Concello de Santiago, Consorcio de Santiago y USC, 2003; 81-125. BARREIRO MALLÓN, Baudilio y REY CASTELAO, Ofelia, Pobres, peregrinos y enfermos: la red asistencial gallega en el Antiguo Régimen, Vigo, Nigratrea, 1999. BARREIRO MALLÓN, Baudilio y REY CASTELAO, Ofelia, “Pobreza, enfermedad y asistencia en Santiago a fines del Antiguo Régimen”, en RODRÍGUEZ CASAL, Antón (coord.), Humanitas: estudios en homenaxe ó Prof. Dr. Carlos Alonso del Real, Santiago de Compostela, USC, 1996, vol. 2; 559-612. BONET CORREA, Antonio, La Arquitectura en Galicia durante el siglo XVII, 2 ed., Madrid, CSIC, 1984. CEPEDA FANDIÑO, Antonio, Santiago de Compostela no século XVI: Libro de Ordenanzas de la Ciudad (1546-1583), Santiago de Compostela, Consorcio de Santiago-USC, 2012.
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ESTRUCTURA OCUPACIONAL EN LA CIUDAD DE MADRID A TRAVÉS DE LAS MATRÍCULAS PARROQUIALES (1788-1800) Occupational Structure in the City of Madrid According to the Parish Registration (1788-1800) Jorge Pérez León Universidad de Valladolid [email protected] Resumen: La ciudad de Madrid, sede de la Corte y centro económico y financiero del Estado español, era a finales del siglo XVIII una ciudad en continuo crecimiento, gracias especialmente a la incesante llegada de inmigrantes procedentes de todos los puntos de la geografía española. Muchos de ellos pretendieron ser reconocidos como hidalgos en Madrid. El cruce de datos entre las ocupaciones mencionadas en estos procesos de admisión y las matrículas parroquiales presentadas para este fin proporciona interesantes hipótesis de trabajo así como un ejemplo metodológico para el estudio de la estructura ocupacional y de las pautas de residencia de la población madrileña de finales de la centuria. Palabras clave: Madrid, matrículas parroquiales, hidalguía, ocupación, domicilio. Abstract: The city of Madrid, the venue of the court and the Spanish economic and financial center, was at the end of XVIII Century a city of constant development, especially due to the incessant arrival of immigrants from all over Spain. Many of them tried to obtain recognition as hidalgos in Madrid. The exchange of data between the occupations mentioned in these processes of admission and the parish registration presented for this purpose provide interesting hypotheses and a methodological example to study the occupational structure and the rules of residence of the population of Madrid at the end of the Century. Keywords: Madrid, Parish Registration, Hidalguía, Occupation, Place of Residence.
El estudio de la estructura ocupacional de la población madrileña en las
sociedades preindustriales supone todo un reto para el historiador debido fundamentalmente a la ausencia de una auténtica profesionalización en unos casos y el predominio de los estudios sectoriales en otros, todo lo cual ha
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relegado las visiones de conjunto a un segundo plano1. De igual modo, las pautas de residencia de estos sectores ocupacionales, en muchos casos influidas por una estructura gremial, apenas ha sido estudiada más allá de las realidades individuales2. En el presente trabajo pretendemos exponer una propuesta metodológica para conocer la estructura ocupacional de la ciudad de Madrid. El uso de matrículas parroquiales como parte del aparato probatorio de los procesos de hidalguía promovidos por vecinos de la villa –fuente en la que se han centrado nuestras investigaciones– nos ofrece una oportunidad inmejorable para acercarnos al estudio de la correlación entre lugar de residencia y ocupación entre los sectores económica y socialmente más dinámicos que son, al fin y al cabo, los que incoan dichos procesos. Para profundizar en esta cuestión, en primer lugar, identificaremos la procedencia y el perfil ocupacional de los pretendientes a través de la información suministrada en los procesos de hidalguía y estudiaremos la posible influencia de ambos factores en la elección de su residencia; en segundo lugar, en relación con este primer aspecto, estudiaremos cómo se expresa la correlación entre lugar de residencia y de ocupación en el espacio urbano. Más allá de las certezas que comprobaremos a lo largo de este trabajo queremos además esbozar algunas hipótesis de interés, cuya confirmación quedaría pendiente de una investigación más profunda y basada en fuentes más amplias y representativas como, por ejemplo, los censos de población. 1. Fuentes y metodología: las matrículas parroquiales y los procesos de hidalguía
El presente trabajo toma como fuente los procesos de hidalguía promovidos por vecinos de Madrid entre 1788 y 1800. A través de estos procedimientos los pretendientes solicitaban formalmente su deseo de ser admitidos como hidalgos en Madrid. Para ello, debían acudir a la Sala de Hijosdalgo de la Real Chancillería de Valladolid, tribunal que actuaba como árbitro en materia de recibimiento de hidalgos. Obviamente, uno de los requisitos era acreditar debidamente que, en efecto, el 1 En este sentido, el trabajo de Jesús Cruz sobre los sectores más pujantes de la sociedad madrileña de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX constituye una notable excepción. Cruz, 2000. 2 No obstante, debemos destacar el esfuerzo de Fayard a la hora de ubicar las residencias de los consejeros del Consejo de Castilla. Fayard, 1982. 304
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interesado poseía vecindad en la villa mediante la compulsa de las matrículas parroquiales. Estos registros eran una especie de padrones en los que se inscribían los feligreses, proporcionando una información fundamental para conocer la población madrileña en un momento en que los censos todavía no se realizaban de forma sistemática3 más aún habida cuenta el flujo constante de inmigrantes que llevaban a la capital para establecerse y medrar a la sombra de la Corte. Durante la Edad Moderna la parroquia desempeñaba una función aglutinadora dentro de la comunidad por lo que no era extraño que las unidades vecinales se estructurasen por parroquias. Este es el caso de Madrid donde el feligrés era, al mismo tiempo, vecino de la misma, constando su residencia en los libros de matrículas. No obstante, la razón de servirnos de los procesos de hidalguía para estudiar la estructura ocupacional de la ciudad de Madrid –y no de las matrículas parroquiales directamente– se debe a que aquellos suelen reflejar datos relevantes sobre la ocupación o cargo desempeñado por el pretendiente. Por lo tanto, el proceso de hidalguía aporta dos tipos de información –ocupación y lugar de residencia–. No obstante, el uso de esta fuente no está exento de inconvenientes. Junto a los ocasionales silencios sobre la ocupación o cargo desempeñado por los pretendientes la naturaleza de estos procedimientos limita la muestra al estamento nobiliario. Esto los convierte en evidencias parciales que representan a una pequeña minoría dentro del conjunto de la población. No obstante, esta restricción de orden estamental se compensa mediante la transversalidad ocupacional de la muestra ya que encontramos representados a buena parte de los sectores en ascenso (burócratas, comerciantes, letrados). Por lo tanto, si bien las conclusiones obtenidas en este estudio no pueden ser extrapoladas al conjunto de la población madrileña de la época, en cambio sí que nos aportan un reflejo fiable de las prácticas habitacionales de los sectores ocupacionales analizados a modo de propuesta metodológica. La muestra analizada comprende 107 procesos de hidalguía (individuales o litisconsorcitados, con un total de 141 pretendientes –sin incluir a los hijos de estos u otros pretendientes no domiciliados en Madrid–) promovidos entre 1788 y 1800 y localizados en el fondo Sala Hijosdalgo-pleitos del Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Esto supone una media de apenas 8,23 procesos anuales, un promedio relativamente bajo habida cuenta que Madrid contaba en esta época con una población cercana a los 3 Lamentablemente hoy día apenas se conservan esta clase de libros en los archivos parroquiales de Santiago y San Juan además de libros sueltos de San Ginés, San Luis y San José, lo que viene a revalorizar el uso de los procesos de hidalguía como fuente de estudio. CARBAJO ISLA, 1987: 16-17. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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200.000 habitantes4 lo que revela lo minoritarias que eran estas peticiones de recibimiento. Para analizar el perfil de los pretendientes centraremos nuestra atención en una serie de cuestiones, como su procedencia geográfica y familiar o su perfil ocupacional, que no solo nos permitirán aproximarnos a los individuos sino también –habida cuenta del origen foráneo de la mayoría de ellos– conocer el cómo y el porqué de su residencia en la villa y Corte. Provincia y Comunidad autónoma de procedencia Cádiz Córdoba Granada Total Andalucía Teruel Total Aragón Total Asturias Total Cantabria Albacete Ciudad Real Cuenca Guadalajara Toledo Total Castilla-La Mancha Ávila Burgos Segovia Valladolid Total Castilla y León Barcelona Total Cataluña Alicante Valencia Total C. Valenciana Badajoz Total Extremadura La Coruña Orense Total Galicia Total La Rioja Total Madrid Total Navarra Álava Guipúzcoa Vizcaya Total País Vasco Total no peninsulares
Número de procesos 4 1 1 6 2 2 9 15 1 3 2 1 1 8 1 15 2 3 21 2 2 1 1 2 1 1 1 1 2 14 9 2 7 1 1 9 4
Tabla 1: lugares de procedencia (nº de procesos de hidalguía) (elaboración propia a partir de los procesos de hidalguía del ARChV)
4 Carrasco Martínez, 2010: 158; CARBAJO ISLA, 1987: 199. 306
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2. Estudio de la muestra: procedencia geográfica y perfil ocupacional La procedencia geográfica era una de las principales señas de identidad durante el Antiguo Régimen, tanto en términos individuales como colectivos. La adscripción a un determinado colectivo regional tenía una especial importancia en lugares receptores de inmigración como era el caso de Madrid, dando lugar a interesantes relaciones urdidas al calor de las relaciones de parentesco y paisanaje, tan potentes para los intereses de sus miembros como las creadas dentro del aparato burocrático5 o entre hombres de negocios6. En la Tabla 1 reflejamos el origen geográfico de aquellos pretendientes que manifestaron su intención de ser admitidos como caballeros hijosdalgo en Madrid, excluyendo de esta muestra a los hijos u otros parientes menores de edad que eran representados por los primeros. Como puede comprobarse, los pretendientes nacidos en Madrid conformaban una reducida minoría frente a los foráneos ya que estos, llegados a esta nueva comunidad, debían demostrar su calidad si deseaban ser reconocidos. A su vez, estos acostumbraban a incluir a sus jóvenes vástagos, madrileños de nacimiento, en sus peticiones de admisión con lo que pasaban a estar alistados como nobles y no sería necesario que la solicitasen a título propio en un futuro. Se aprecia una considerable dispersión geográfica, con representantes de 27 provincias peninsulares además de cuatro nacidos fuera de la Península en territorios vinculados a la monarquía. A pesar de esta diversidad se advierte una mayor presencia de personas procedentes de la cornisa Cantábrica, especialmente de Cantabria, Burgos, La Rioja, Asturias y Álava que representan nada menos que el 56,07% de los procesos7. La nutrida presencia de estos hidalgos norteños está directamente relacionada con el protagonismo de estas provincias en los flujos de emigración que confluyeron en la capital8. En algunos casos, los principales focos de origen se corresponden a comarcas concretas, territorios conocidos no sólo por su tradición emigratoria sino también por la “limpieza e hidalguía universal” atribuida a sus pobladores. Así, por ejemplo, la mayoría de los pretendientes burgaleses proviene de la zona limítrofe con Cantabria conocida como 5 Imízcoz Beunza, 2001: 93-130. 6 Socolow, 1991. 7 No hemos podido determinar el origen de Francisco Ambrosio de Sola, del que solo tenemos constancia de que su familia procedía de Navarra. 1788. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 993-13. Archivo de la Real Chancillería de Valladolid [en adelante ARChV]. 8 CARBAJO ISLA, 1987: 121-123. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Montañas de Burgos, concretamente de los valles norteños de Losa y Mena donde, teóricamente, no se daba “vecindad a forasteros, sin que hagan su filiación y la traigan pasada por los señores alcaldes de hijosdalgo de la real chancillería de Valladolid por cuya razón se conservan sus moradores nobles esclarecidos”9. En la vecina Tierra de Ayala alavesa existía un régimen de vecindad semejante que, intencionadamente, algunos identificaban con los fueros que gozaban los naturales del colindante Señorío de Vizcaya10. Finalmente, también encontramos una notable representación de gente procedente de la comarca riojana de los Cameros, conocida por la situación de privilegio derivada de la implantación de dos linajes nobles –el de Valdosera y el de Tejada– de los que afirmaban descender la mayor parte de sus pobladores dando lugar a un contexto de hidalguía generalizada. El factor geográfico supone un elemento meramente circunstancial en el caso de los pretendientes oriundos de las restantes provincias, apenas representadas en uno o dos procesos. En muchos casos su presencia se debe únicamente a circunstancias personales, frecuentemente ligadas al destino profesional de los pretendientes. Es el caso del abogado de los Reales Consejos José de Ballugera y Núñez Bermúdez de Castro Acevedo, natural de Santiago de Compostela11, o del turolense Juan Sessé y Balaguer, organista de la Real Capilla12. En los procesos de hidalguía, como plasmaciones documentales de la mentalidad de la época que son, en torno a la ocupación de los pretendientes podemos encontrar tanto referencias explícitas como silencios evidentes, unos y otros claramente intencionados13. De este modo, aquellas ocupaciones y cargos que revisten de prestigio personal al interesado aparecen indefectiblemente mientras que por el contrario todas aquellas actividades tenidas en escasa estima, como los oficios mecánicos, estarán ausentes por completo. Así, indagando en la información aportada a los procesos, de un total de 141 pretendientes (con exclusión de los hijos) disponemos de referencias sobre 82 cargos y ocupaciones distintas desempeñadas por 79 de 9 Testimonio de vecino del Valle de Mena. 1790. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1180-39, f. 27r. ARChV. 10 El pretendiente José de Sobrevilla consta identificado en su petición de recibimiento en Madrid como natural de Sojo, Tierra de Ayala “en el Reino de Vizcaya”. 1796. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1196-32. ARChV. 11 Proceso de hidalguía de José de Ballugera y Núñez Bermúdez de Castro Acevedo. 1789. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1188-27. ARChV. 12 Proceso de hidalguía de Juan Sessé y Balaguer. 1789. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 998-4. ARChV. 13 Un comportamiento que hemos estudiado en el caso de los pretendientes indianos. Pérez León, 2012: 265-288. 308
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los pretendientes (56,02%), mientras que no ofrecen dato alguno sobre el desempeño de los restantes 62 pretendientes. Con el fin de agrupar la variedad de oficios y cargos diversos declarados por los pretendientes hemos creado una serie de grandes categorías por ramos de actividad (Tabla II): administración, todos aquellos cargos relacionados con las funciones de gobierno, justicia y fiscalidad (oficiales de las secretarias de despacho, fiscales en los Consejos, oficiales en diversas ramas de la Real Hacienda); letrados, difieren de los anteriores en que no poseen cargos en la administración y figuran únicamente como abogados de los Reales Consejos; servidores de la Casa Real; servidores de la nobleza; militares; comercio/finanzas; y, por último, otras ocupaciones, que reúne una amalgama de ocupaciones y cargos más o menos honoríficos tales como la de diputado del común, apoderado y comisionado del Principado de Asturias, familiaturas de la Inquisición, etc.
Categoría Administración Comercio/finanzas Letrados/ docentes Servidores Casa Real Servidores Nobleza Militares Otras
Número de cargos u ocupaciones 26 19 11 8 5 4 9
Tabla 2: Ocupaciones y cargos declarados por los pretendientes (Elaboración propia a partir de los procesos de hidalguía del ARChV)
El grupo más numeroso es el de los pretendientes que ostentan empleos en la administración14. En función de su rango y de la formación que exigen podemos distinguir dos vertientes: por un lado, cuadros medios de la administración de gobierno y justicia, integrada por letrados que ocupan cargos como los de secretarios de despacho, fiscales, relatores, etc.; por otro, oficiales responsables de la administración de las diversas rentas de la Real Hacienda como el estanco del tabaco, temporalidades, correos, etc., compuesta fundamentalmente por gente con nociones contables por lo que, por su formación, resulta probable que muchos de ellos procediesen
14 Gran parte del funcionariado procedía de los segmentos medio y bajo de la hidalguía provincial. El peso de esta nobleza en los cuadros administrativos se mantendría tras la implantación del liberalismo en España. Cruz, 1996: 456. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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o tuviesen vínculos con la élite mercantil y financiera15. Este es el caso del pacense Mateo del Castillo y Orduña, administrador principal de la Renta del Tabaco de la villa y Corte de Madrid y provincia, que era hijo de un cajero al servicio de un comerciante de Llerena16. Esta doble especialización en materia jurídica y fiscal-contable de los pretendientes con cargos en la administración nos sitúa en contacto directo con otras dos categorías: comercio/finanzas y letrados (abogados de los Reales Consejos). En lo que respecta a los encuadrados en la categoría comercio/finanzas resulta difícil discernir la entidad y volumen de sus actividades a partir de la información suministrada por los procesos de hidalguía ya que la mayor parte aparecen identificados únicamente con la ceremoniosa y vaga denominación de “vecinos y del comercio de la villa y Corte”. No obstante, en algunos casos podemos percibir el contexto económico de la época, influido por las políticas mercantilistas implantadas por la Corona. Un buen ejemplo es la presencia del director general de la recién creada Real Compañía Marítima de Pesca, el riojano Luis Fernández de Ruidíaz Gonzalo del Río17. Como no podía ser de otra manera también abundan las referencias hacia la todopoderosa corporación de los Cinco Gremios Mayores, de la que podemos encontrar tanto a miembros de la misma, como era el caso de Domingo de Ibarrola, “vecino y del comercio de sedas en esta corte y uno de los individuos de los cinco gremios mayores de ella”18, como a trabajadores en las industrias dependientes de esta corporación, caso de Gabriel José de San Pelayo quien, tras servir como director de la Real Fábrica de Tejidos de lana y telas angostas de Cuenca, se había trasladado a Madrid para servir como oficial mayor de la mesa de Alcabalas en la casa matriz de los Cinco Gremios19, o de Juan Antonio María del Valle, empleado en Madrid en el Real Almacén de Paños de Guadalajara20. Más escasas son las referencias acerca del mundo de las finanzas, en este momento aún muy
15 Cruz, 2000: 76. 16 Declaración de Manuel Bazo, vecino de Llerena. Proceso de hidalguía de Mateo del Castillo. 1793. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1189-9, f. 31v. ARChV. 17 Proceso de hidalguía de Luis Fernández de Ruidíaz Gonzalo del Río. 1796. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1011-16. ARChV. 18 Tal y como se indica en su poder notarial. Madrid, 3 de febrero de 1792. Sala Hijosdalgopleitos: C. 1187-29. ARChV. 19 Según consta en la certificación de servicios prestado por Gabriel José de San Pelayo, suscrita por Francisco de Goicoechea y Echevarría y Vicente Ortiz de Urbina, contadores generales de la Casa Diputación de los Cinco Gremios Mayores de Madrid. Madrid, 22 de septiembre de 1794. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1194-22, f. 18r. ARChV. 20 Proceso de hidalguía de Juan Antonio María del Valle 1794. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1193-20. ARChV. 310
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vinculado a la actividad mercantil21, tal y como puede apreciarse en el caso de los alaveses Francisco Antonio y José de Arratia y Villachica, quienes además de su giro y casa de comercio tenían una fábrica de todo género de curtidos22, o de Alfonso García de Soto, este ya identificado a sí mismo como “banquero con casa abierta y giro de letras de cambio en Madrid”23. Un último sector sobre el que queremos hacer hincapié es el de los servidores o subalternos directos de la Corona y la alta nobleza. En este caso resulta evidente que no se trataban de simples criados sino que, por la naturaleza solemne o la responsabilidad de sus puestos, eran cargos prestigiosos y cercanos a figuras tan importantes como la Familia Real o la alta nobleza y que, por lo tanto, solo se asignaban a personas de confianza. Entre los empleos vinculados a la Casa Real cabe destacar, por un lado, aquellos pertenecientes al servicio doméstico del monarca y su familia, como personal de la Mayordomía Mayor, ayudas de Cámara, etc.24; por otro, cargos responsables de la administración de las cuentas de la Casa Real25 y, finalmente, nombramientos honoríficos que evocan la efervescente actividad cultural de la Corte26. En cambio, el perfil de los servidores o subalternos de la nobleza difiere notablemente. En la mayoría de los casos se trata de empleos de responsabilidad que exigían una formación especializada como es el caso de secretarios o contadores, colaboradores cercanos de estas personalidades nobiliarias27. No hay que olvidar que estas personas se 21 Cruz, 2000: 74-75. 22 Según hacen constar ambos pretendientes en la notificación al concejo de Madrid de la Real Provisión de emplazamiento despachada por la Sala de Hijosdalgo. 1789. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1470-5, f. 11r. ARChV. 23 Según consta en el formulario de interrogatorio. 1798. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 120322, f. 13r-v. ARChV. 24 Manuel José Marín y Borda, ayuda de Cámara y jefe de Guardarropa de S. M., que además era caballero de Santiago. 1789. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1179-13. ARChV; Joaquín Pantaleón de Arratia y Villachica, oficial de la secretaría de la Mayordomía Mayor. 1789. Sala Hijosdalgo-pleitos, C. 1470-5. ARChV; Pedro José Jordán y Domingo, ayuda de Cámara de S.M. 1792. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1001-42. ARChV; Antonio Arias y su hijo Manuel Antonio Arias, criado de Cámara de S.M. y ayuda de Furriera al servicio del infante don Antonio respectivamente. 1792. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1186-6. ARChV. 25 Sebastián Pablo de Herrera y García, Oficial contralor general de la Real Casa, Capilla y Cámara del Rey. 1792. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1185-16. ARChV. 26 Santiago Gutiérrez Arintero y Pereda, profesor de arquitectura en la Corte y su fontanero mayor (según afirman los testigos) 1793. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 603-3. ARChV; Juan Sessé y Balaguer, organista de la Real Capilla. 1789. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 998-4. ARChV; Pedro García Zorrilla, oficial segundo de la Real Biblioteca de S. M. (según consta en libro de matrículas de la Real Iglesia Patriarcal) 1798.Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1203-37, f. 13r. ARChV. 27 Francisco Serrano y Cabrera, contador mayor del Duque de Medinaceli (según consta Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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encargaban de gestionar los asuntos y los patrimonios de Grandes de España como el duque de Medinaceli –primer director del Estado de Caballeros Hijosdalgo entre 1783 y 180328–, el duque del Infantado o el marqués de Astorga. Haciendo un balance global de esta realidad profesional podemos afirmar que estamos ante dos grandes colectivos ocupacionales que, en cierto modo, representan a una parte de la sociedad madrileña y española de la época. Por un lado, una hidalguía o nobleza de servicio (bien a la Corona, bien a la nobleza), estrechamente relacionada con el mundo de la Corte; y, por otro, una hidalguía “protoburguesa”, plenamente orientada hacia las actividades especulativas pero que en absoluto había renunciado a sus veleidades y pretensiones estamentales. 3. Domicilios
y estructura ocupacional de
Madrid
a través de las
matrículas parroquiales
En el presente apartado analizamos la cuestión que centra esta investigación: el estudio del asentamiento de los pretendientes en la capital y de los factores que intervienen en esta dinámica. Si bien no podemos olvidar que, debido a las condiciones en que se desarrolló el crecimiento urbano de la capital, los barrios madrileños distaban mucho de ser realidades socialmente homogéneas29 consideramos que existe una clara correlación entre la ocupación de un individuo y la ubicación de su domicilio en una determinada parroquia o barrio. De hecho, en esta época algunos oficios aún permanecían agrupados en una misma calle o barrio,
en el libro de matriculas de la parroquia de San Sebastián). 1792. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1187-33, f. 26v. ARChV; Cayetano Rodríguez de Mora, secretario del duque de Medinaceli y de Santisteban (además de oficial de la Superintendencia de la Real Hacienda y secretario del Santo Oficio de la Inquisición) 1795. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 602-3. ARChV; José Roales Nieto, contador de la Casa y estados del Duque del Infantado. 1793. Sala Hijosdalgopleitos: C. 1251-42. ARChV; Diego Martínez Villar, recaudador en la contaduría de la casa del Marqués de Astorga, conde de Altamira (según afirma un testigo) 1797. Sala Hijosdalgopleitos: C. 1201-53. ARChV; y Antonio Rayón, contador mayor de la casa y estados del marqués de Astorga, conde de Altamira (según consta en matrículas de la parroquia de San Martín) 1797. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1239-5. ARChV. 28 Conde de la Ventosa, 2005: 195-196. 29 Por ejemplo, en el caso de la nobleza, aunque desde mediados del siglo XVIII se aprecia un desplazamiento de sus residencias hacia el este (San Sebastián, San Luis), especialmente de la aristocracia más reciente, condicionantes como el precio del suelo, normas gubernativas y la pervivencia de la mentalidad nobiliaria contribuyeron a que el asentamiento de la nobleza mantuviese los criterios del pasado, sin segregar barrios o zonas específicamente nobiliarias. Carrasco Martínez, 2010: 163. 312
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un fenómeno que aún hoy puede apreciarse en el nombre de algunas vías madrileñas30. Los registros de las matrículas parroquiales demuestran que la gran mayoría de los pretendientes residía en parroquias situadas al este de la Plaza Mayor como la de San Ginés, Santa Cruz, San Sebastián o San Martín. En la Gráfica I presentamos tres de las parroquias más representadas en la muestra. En primer lugar San Ginés, prácticamente monopolizada por los comerciantes; en segundo lugar San Martín, donde a pesar de que desconocemos la ocupación de la mitad de sus feligreses, la tendencia constatada sugiere una fuerte implantación de la nobleza y los miembros de la administración; y, por último, San Sebastián, una parroquia de semejantes características a la anterior con predominio de servidores de la Corona en el ámbito administrativo y militar. Nuestra hipótesis parte de que la mayor parte de los nuevos residentes elegía el lugar de residencia en función de la ocupación o empleo desempeñado por lo que la cercanía respecto al lugar de trabajo sería un factor decisivo para conocer el paradero de los pretendientes. Sus domicilios, expresados en las matrículas de las diferentes parroquias de la villa, nos permiten aproximarnos al estudio de las pautas de asentamiento de la población en Madrid de acuerdo a estos criterios socioprofesionales, de especial importancia entre las personas de origen foráneo. En cuanto a los pretendientes dedicados al comercio es posible apreciar una considerable concentración de los mismos alrededor de la parroquia de San Ginés, en el centro de la ciudad. Esta parroquia abarcaba lo que por entonces era el principal eje comercial y financiero madrileño (entre la Plaza Mayor y la Puerta del Sol). La escasez de inmuebles y la necesidad de proteger sus negocios obligaba a muchos de estos comerciantes a residir en las propias tiendas donde trabajaban, que hacían las veces de domicilio para varias personas. Es el caso de los riojanos Mateo y Juan Manuel Ortiz de la Iglesia Mateo. Ambos residían por separado en la parroquia de San Ginés. El primero habitaban junto a otras personas en una tienda situada en el portal de Rasilleros que pertenecía a un comerciante de sedas apellidado Zorraquín; por su parte, Juan Manuel vivía en compañía de don Fernando Martínez Santidrian, otro conocido comerciante, en los portales de la Provincia31 o del burgalés Juan Antonio Martínez de Salazar, residente “en la tienda de paños de don Juan de Gorbea”32. 30 López González, 1995: 35. 31 Según consta en las matrículas de San Ginés. 1788. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1175-13, 21r.-23r. ARChV. 32 Según consta en las matrículas de San Miguel. 1788. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1175-35, Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Gráfica 1: principales parroquias de residencia y adscripción profesional de sus feligreses -nº de pretendientes (nº de procesos) (elaboración propia a partir de las matrículas incluidas en los procesos de hidalguía del ARChV)
f. 11r-v. ARChV. 314
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Comerciantes Otras 5 (5) San Ginés 12 (9)
San Juan 2 (1)
Gráfica 2: parroquias de residencia de los comerciantes (nº pretend./ nº procesos) (elaboración propia a partir de las matrículas incluidas en los procesos de hidalguía del ARChV)
Admon. Otras 7 (7)
San Sebastián 5 (5)
Santa María 2 (2) San Luis
San Martín 6 (6)
2 (2)
Gráfica 3: parroquias de residencia de los miembros de la administración (nº pretend./ nº procesos) (elaboración propia a partir de las matrículas incluidas en los procesos de hidalguía del ARChV)
Centrándonos ahora en los domicilios de aquellos pretendientes que desempeñaban cargos en la administración o que servían a nobles o a la Casa Real comprobamos que el eje de residencia se desplaza hacia barrios más cercanos a los núcleos de poder político, caso de las parroquias de San Sebastián, San Martín, San Justo y Pastor o San Luis33. En estos casos la proximidad del lugar de trabajo también influía considerablemente en la elección de la residencia. Por ejemplo, Mateo del Castillo y Orduña, 33 Fayard constata esta misma tendencia en los consejeros del Consejo de Castilla, en los que se observa una gran dispersión con ciertas concentraciones en el noroeste (San Martín) y sur-sudeste (San Justo y Pastor y San Sebastián). Fayard, 1982: 411-414. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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administrador principal de la Renta del Tabaco de la villa y Corte de Madrid y provincia, vivía en la Calle Alcalá donde se situaba la Real Aduana34; Manuel de Revilla y la Presa, director general de la Real Renta de Correos, Postas y Caminos del Reino, habitaba –como no podía ser de otra manera– en la “Casa de Correos”35. Sin embargo, también debemos recordar los vínculos que la administración hacendística mantenía con el mundo de los negocios lo que explicaría casos como el de Miguel Pio Vicente, oficial de la Tesorería Mayor, residente en el portal de Manguiteros de la parroquia de San Ginés36. Por su parte, aquellos que ocupaban elevados cargos en la administración demuestran una clara inclinación hacia barrios periféricos, donde generalmente residían los sectores más acomodados. Es el caso del madrileño Juan Ignacio Güell, ministro en la Contaduría del Tribunal Mayor de Cuentas y miembro de una familia con un amplio historial de servicio a la Corona, o del chileno José de Toro Zambrano y Ureta, caballero de la orden de Carlos III, regidor honorario del ayuntamiento madrileño y miembro de la Junta de Comercio y Moneda, ambos con domicilio en la parroquia de San Martín 37.
Serv. Casa Real Igl. Patriarcal 2 (2) San José 1 (1)
Santa Cruz 1 (1) San Sebastián 1 (1) San Juan 1 (1)
Gráfica 4: parroquias de residencia de los servidores de la Casa Real (nº pretend./ nº procesos) (elaboración propia a partir de las matrículas incluidas en los procesos de hidalguía del ARChV)
34 Según consta en las matrículas de San Luis. 1793. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1189-9, f. 12r-v. ARChV. 35 Según consta en las matrículas de Santa Cruz. 1799. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1015-23, f. 13v. ARChV. 36 Según consta en las matrículas de San Ginés. 1800. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1017-19. ARChV. 37 1792. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1186-21, f. 6v. ARChV; 1788. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1175-3. ARChV. 316
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Serv. nobleza
San Sebastián 1 (1)
San Martín 3 (3)
Gráfica 5: parroquias de residencia de los servidores de la nobleza (nº pretend./ nº procesos) (elaboración propia a partir de las matrículas incluidas en los procesos de hidalguía del ARChV)
Por su parte, de los servidores de la Casa Real o la alta nobleza cabe destacar que, por la naturaleza de su ocupación, se veían obligados a alojarse cerca del patrón38 lo que tiene su reflejo en el plano físico, encontrándolos frecuentemente viviendo bajo el mismo techo. Antonio Arias, criado de Cámara de S.M., residía en el Palacio Real 39; Francisco Serrano y Cabrera, contador mayor del Duque de Medinaceli, matriculado junto a la familia de este en la parroquia de San Sebastián40, o protegidos como Isidro Gaspar de Aránzazu de quien se dice que vivía con la familia del marqués de Mirabel en la calle de Leganitos41. Esta estrecha correspondencia entre el lugar de residencia y de trabajo puede también ayudarnos a reconstruir la incógnita pendiente acerca de las actividades de aquellos pretendientes sobre los cuales los procesos de hidalguía no ofrecen información al respecto. De acuerdo con esta teoría consideramos que resulta verosímil que una gran parte de los pretendientes que residía en parroquias céntricas situadas en el corazón económico y comercial madrileño como Santa Cruz, San Miguel y San Ginés42, estuviese
38 Carrasco Martínez, 2010: 161. 39 1792. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1186-6, f. 1r. ARChV. 40 En el testimonio de su matrícula se dice literalmente: “(…)del año de noventa y uno se halla matriculada la familia del excelentísimo señor Duque de Medinaceli y entre ellos su contador mayor don Francisco Serrano”. 1792. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1187-33, f. 26r-v. ARChV. 41 Consta en las matrículas de la parroquia de San Martín como “comensal” del marqués. 1796. Sala Hijosdalgo-pleitos, C. 1011-23, f. 17r. ARChV. 42 López García, 1998: 189. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Desconocida San Sebastián 3 (3) San Justo y Pastor 6 (5) San Martín 10 (8)
Otras 7 (7)
San Ginés 6 (3) San Miguel 8 (6)
Santa Cruz 15 (9)
Gráfica 6: Parroquias de residencia de pretendientes sin ocupación conocida (nº pretend./ nº procesos) (elaboración propia a partir de las matrículas incluidas en los procesos de hidalguía del ARChV)
vinculada de algún modo al mundo del comercio y/o a actividades relacionadas. Este es el caso, por ejemplo, del burgalés Eugenio de San Pelayo de la Quintana, que habitaba en San Miguel “en compañía de Francisco Manuel de la Quintana, del comercio de paños, tienda número siete de el Portal de este nombre (San Miguel)”43; o del camerano Fernando de la Riba y Robledo que había residido unos años atrás en San Ginés, en una “casa tienda rinconada” situada en el portal de Mauleros de la Plaza mayor entre la calle de la sal y de Boteros44; o, por último, de los hermanos José Joaquín y Nemesio de la Sotilla y Machón, comerciantes y parroquianos de San Miguel cuyos negocios tenían ramificaciones en América45. En apoyo de esta hipótesis hemos de recordar una cuestión de índole cultural, directamente relacionada con la naturaleza nobiliaria de los procesos de hidalguía. Tal y como hemos comprobado en anteriores investigaciones, los silencios y omisiones sobre las actividades comerciales de los pretendientes en los procesos de hidalguía resultan habituales46. Frente al comercio mayorista, estimado 43 Según consta en las matrículas de San Miguel. 1790. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1180-39, ff. 13v-14r. ARChV. 44 Según consta en las matrículas de San Ginés. 1791. Sala Hijosdalgo-pleitos, C. 1184-37, f. 15r. ARChV. 45 Expediente de información y licencia de pasajero de Nemesio de la Sotilla y Machón. 1796. Arribadas, 518, N. 182. Archivo General de Indias [en adelante AGI]. 46 Vid. Tesis doctoral Pérez León, 2012: 347-356. Defendida en la Universidad de Valladolid en 2012. http://uvadoc.uva.es/handle/10324/961 [consulta: 25 octubre 2012]. 318
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como fuente de riqueza y prestigio, el pequeño comercio, en especial aquel ejercitado en tienda abierta, era una actividad que si bien no derogaba el estatuto de hidalguía reportaba escasa respetabilidad. Además, a diferencia de lo que sucedía en Cádiz o en las Indias, donde la mayor parte de sus elites procedían del circulo de la plutocracia mercantil, la élite madrileña tenía como referente fundamental los valores sociales de la vieja aristocracia cortesana por ello no resulta extraño que, a excepción de los grandes comerciantes, los pretendientes no considerasen oportuna la mención expresa de esta actividad en los procesos. De acuerdo con este razonamiento, debemos descartar igualmente la presencia entre los pretendientes de miembros de los sectores populares y menos pudientes, debido principalmente al coste de estos procedimientos y a los prejuicios sociales aún existentes frente a aquellas personas que públicamente ejerciesen oficios considerados como viles47, lo que hubiese supuesto su veto en el estado de caballeros hijosdalgo madrileño. Retomando el análisis de los patrones de asentamiento queremos destacar la estructura de los hogares de los pretendientes. En este sentido se pueden establecer una serie de pautas habitacionales a partir de la información que se infiere de las matrículas y de la propia casuística de los procesos (individuales/litisconsorcitados entre varios pretendientes). En este punto, coincidiendo con las observaciones de Jesús Cruz, observamos que mientras que entre los cargos administrativos, sirvientes de la Corona y la nobleza predomina aparentemente el “hogar simple” constituido por la familia nuclear (padres e hijos), entre los comerciantes se constata la pervivencia de una estructura familiar extensa integrada por varios hermanos, tíos y sobrinos, etc. conviviendo al menos hasta que pudiesen establecerse por cuenta propia48. Conviene recordar aquí el caso ya citado de Eugenio de San Pelayo de la Quintana, residente en la tienda que su tío regentaba en el portal de San Miguel; también cohabitaban los hermanos Francisco Antonio y José de Arratia y Villachica, que “vivían en la calle del Carnero, a mano izquierda del marqués de Valmediano”49 o los hermanos Silvestre y Lorenzo Abad de Aparicio, que vivían en la calle de Postas, parroquia de San Ginés50.
Una práctica, la de las omisiones, también observada por Felices de la Fuente en las solicitudes de títulos nobiliarios. Vid. Felices de la Fuente, 2010: 229-252. 47 GUILLAMÓN ÁLVAREZ, 1981: 129-142. 48 Cruz, 2000: 232-233. 49 Según consta en las matrículas de San Juan. 1789. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1470-5, f. 13v. ARChV. 50 Según consta en las matrículas. 1792. Sala Hijosdalgo-pleitos: C. 1190-47, f. 11v. ARChV. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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4. Consideraciones finales Esta propuesta metodológica para el estudio de la estructura ocupacional madrileña ha revelado el peso determinante de la misma en la elección del lugar de habitación. La mayor parte de los pretendientes, inmigrantes por motivos laborales, debían subordinar su residencia al trabajo desempeñado, tanto aquellos que lo hacían por cuenta propia como los que dependían de un señor o de la Corona. Entre los pretendientes predominan los comerciantes, burócratas, letrados y servidores de la Corona y la alta nobleza, sectores caracterizados por una fuerte movilidad social. Por lo tanto, su presencia en estos procesos no resulta casual sino que sugiere que estaríamos ante lo que Jesús Cruz califica de “notables” o, al menos, en expectativa de serlo para quienes la respetabilidad social tenía mucha importancia. Esta realidad conocida, amén de los indicios señalados, nos permite plantear como hipótesis verosímil que aquellos pretendientes de los que desconocemos su ocupación seguían un modelo ocupacional y habitacional similar. Asimismo, el estudio de los lugares de residencia de los pretendientes demuestra la existencia de ciertas pautas en función de criterios sociales y ocupacionales. Así, por ejemplo, mientras que la parroquia de San Ginés, enclavada en pleno centro comercial de la capital, albergaba principalmente a comerciantes, otras, como la de San Sebastián o San Martín, daban aposento al funcionariado y a parte de la nobleza (y con ella a sus servidores). Consideramos por lo tanto que, al margen de los condicionamientos propios de la muestra analizada, ha quedado bien demostrado que las matrículas parroquiales pueden ser una fuente fidedigna para reconstruir las pautas de residencia seguidas por los diferentes sectores ocupacionales en el Madrid del siglo XVIII. Bibliografía CarbAJO ISLA, María F., La población de la villa de Madrid desde finales del siglo XVI hasta mediados del siglo XIX, Madrid, Siglo XXI de España Editores, 1987. Carrasco Martínez, Adolfo, “Ciudad y sociedad en el Madrid del siglo XVIII”, Cuadernos de Investigación Histórica, 27 (2010): 157-182. Conde de la Ventosa, El Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid, Madrid, Dykinson S.L., 2005. 320
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Génesis y desarrollo histórico de un barrio burgués del siglo XIX: del bosque real del Castillo de Bellver al barrio de El Terreno de Palma (Illes Balears)1 Origin and Historical Development of a Bourgeois District in the Nineteenth Century: from the Royal Forest of Bellver Castle to the District of El Terreno in Palma (Balearic Islands) Júlia Roman Quetglas Universidad de las Islas Baleares [email protected] Resumen: Nuestra propuesta tiene como objeto de estudio la génesis y la evolución urbana, arquitectónica y paisajística del barrio de El Terreno de Palma (Mallorca). Se trata de analizar la transformación de un paisaje productivo y de interés estratégico militar, de propiedad real desde el siglo XIII y vinculado al castillo de Bellver, en la formalización de un paisaje urbano durante el siglo XIX. El emplazamiento geográfico y la vocación de recreo fueron determinantes en la construcción de un paisaje peculiar, derivado tanto de la compleja estructura urbana como por el del carácter caprichoso de su arquitectura. A partir del último tercio del siglo XIX, el atractivo barrio de segundas residencias de la burguesía local se convirtió en lugar de encuentro de los artistas e intelectuales españoles y europeos, propiciando con ello el surgimiento del primer centro turístico de Mallorca. Todo ello ha derivado en la conformación de un paisaje de alto valor histórico, cultural y patrimonial. A partir de la segunda mitad del siglo XX se inició un proceso de degradación que, en la actualidad, se intenta reconducir. Se impone, por tanto, la necesidad de aportar una revisión histórica y de identificar los elementos naturales, arquitectónicos y constructivos de interés patrimonial. En esta comunicación se presentan los primeros resultados del estudio. Para ello se han consultado los expedientes sobre Bellver conservados en Patrimonio Nacional, en el Archivo General de Palacio (AGP) y en el Arxiu del Regne de Mallorca (ARM), así como las licencias de obras y proyectos arquitectónicos conservados en el Arxiu Municipal de Palma (AMP). Palabras clave: Bellver, Palma, paisaje, urbanismo, siglo XIX. 1 Este estudio forma parte del proyecto I+D+i “Cambios y continuidades en el hábitat y en la utilización del territorio en épocas de transición desde la edad media hasta nuestros días. Análisis del paisaje y sociedad” (Referencia HAR2012-35022), vinculado a la Universitat de Lleida y dirigido por el Dr. Jordi Bolòs Masclans.
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Júlia Roman Quetglas
Abstract: Our proposal aims to study the origin and evolution of the urban layout, the architecture and the landscape of the district of El Terreno in Palma (Mallorca). We analyze the transformation of a productive landscape of a military strategic interest, owned by the Crown since the thirteenth century and associated to Bellver Castle into an urban landscape during the Nineteenth Century. The geographic location and the leisure pursuit were fundamental in building a distinctive landscape, arising from both the complex urban structure as the whimsical nature of its architecture. From the last third of the nineteenth century, the attractive neighborhood of holiday homes of the local bourgeoisie, became a meeting place for Spanish and European artists and intellectuals, thus contributing to the emergence of the first holiday resort of Mallorca. In conclusion, all these factors have led to the creation of a landscape of high value in historic, cultural and heritage terms. From the second half of the Twentieth Century a process of degradation was undertaken which, at present, is trying to get redirected. It is imperative, therefore, the need to provide a historical review and identify the natural, architectural and constructive elements of a patrimonial interest. To that effect all files from the National Heritage Archives, the Kingdom of Mallorca Archive, and the documents of protected areas kept in the Military Archive of Palma as well as the building permits and the architectural projects of the Municipal Archive of Palma have been thoroughly studied. Keywords: Bellver, Palma, Landscape, Urban Layout, Nineteenth Century.
1. Bellver: territorio y paisaje de real patrimonio El origen de la propiedad real del territorio de Bellver y del posterior barrio de El Terreno se encuentra en la conquista catalana de Mallorca (1229). Finalizado este episodio (1231), se inició el proceso de repartimiento de la isla de Mallorca. Todo el territorio situado al oeste de Palma, desde el torrente de Sa Riera hasta la isla de Sa Dragonera, pasó a formar parte de las tierras del Pariatge del Obispo de Barcelona. Dentro de este territorio, se inscriben Porto Pi y toda la sierra que sería después el bosque y el territorio de Bellver. Por diferentes circunstancias, el rey Jaume I conservó la plena jurisdicción de la mitad de esta sierra, y los puntos de vigilancia de la costa entre Palma y Porto Pi. Posteriormente, a lo largo de los siglos XIII y XIV, la corona incrementó su territorio con la adquisición de diversas parcelas, que fueron mayoritariamente destinadas al cultivo de la vid. Esta porción real limitaba al sur con el mar, al este con la muralla de Palma, al oeste con Porto Pi, y al norte con la sierra de Porto Pi. El territorio perteneció al Real Patrimonio hasta el año 1932, cuando el gobierno de la Segunda República cedió el bosque y el castillo de Bellver al Ayuntamiento de Palma.
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Géneis y desarrollo histórico de un barrio burgués del siglo XIX: Belliver al barrio de El Terreno de Palma (Illes Balears)
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En la franja costera de aquella porción real se irá forjando el barrio de El Terreno. Las primeras referencias a una ocupación humana estable en este territorio se sitúan en el siglo XIX. No obstante, esta franja costera siempre tuvo un papel fundamental a lo largo de la historia de la ciudad; en ella se encontraba la vía que conectaba la ciudad con Porto Pi, un puerto natural que mantuvo su actividad portuaria única en la bahía desde la fundación romana de la ciudad –123 a.C.–, hasta el siglo XIV2. La importancia del enclave se ve testimoniada en el siglo XV por la existencia de hasta cuatro torres en la bocana del puerto. Dos de ellas están documentadas ya en el siglo XII y serían probablemente de origen islámico3. En la actualidad se conservan dos torres, la de Porto Pi y la de Peraires, ahora engullida en la urbanización. A la importante actividad del puerto se debe también la construcción del oratorio de Sant Nicolauet en el siglo XIII, que fue erigido en terreno de realengo donado por el rey Jaume I a los jurados de la Ciutat i Regne de Mallorca. En el siglo XIV acogió un pequeño hospital para navegantes pobres, enfermos y peregrinos, y posteriormente, fue destinado a leprosos. El pequeño oratorio conserva todavía el portal ojival rematado con el escudo del Regne de Mallorca. El camino real que unía la ciudad con el puerto de Porto Pi fue un eje crucial en el desarrollo histórico y social de la ciudad, a lo largo del cual se iría desarrollando el más antiguo crecimiento urbano fuera de las murallas que delimitaban la plaza fuerte. De hecho, la expansión urbana en dirección oeste es la única continuada desde el siglo XIV y no se vio afectada, ni siquiera, por la ley de zonas polémicas que limitó el crecimiento de la ciudad en un entorno de 1.250 metros alrededor de las murallas hasta finales del siglo XIX. De hecho, en el Museo de Mallorca se conserva un pequeño conjunto de fragmentos de cerámica islámicos datados a finales del siglo 2 SEVILLANO COLOM y POU MUNTANER, 1974: 28. El topónimo de la ensenada aparece escrito por primera vez, en latín a inicios del siglo XII, en el conocido poema Liber Maiolichinus, de Enrico Veronés: “Entretanto envían dos galeras hacia el puerto de Mallorca el cónsul Lamberto, hijo de Huberto está en ellas y llegan veloces al puerto que tiene el nombre de Pino”, portum pini, en el texto latino. Más allá de posibles hallazgos arqueológicos, el topónimo de Porto Pi denota su remoto origen latino propio de muchos lugares costeros de Mallorca que, debido a su continuo uso marinero, se han conservado a pesar de las diferentes conquistas de la isla. 3 En la crónica de Desclot se nos habla por primera vez de unas torres que flanquean la ensenada: “E les naus e els llenys plans feeren vela atressí e qui mills poc ana-se´n vers la Ciutat, tant que foren a Portopí e preseren les torres e tot quan hi fo, e entraren al port e ormejaren-se aquí”. De esta forma queda constatada la existencia de unas torres en Portopí en época islámica. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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XI, los cuales fueron hallados en el punto de confluencia entre el camino de Porto Pi y el torrente de S’Aigo Dolça. Este punto, que todavía persiste en la toponimia costera de la bahía de Palma, se convertiría en el siglo XIX en el límite oriental del futuro barrio de El Terreno. A pesar de lo exiguo del conjunto, dichos fragmentos han permitido localizar el poblamiento más antiguo de la zona. La ubicación del yacimiento coincide con el lugar donde se alzaba la denominada torre de’n Carroç, la cual, de formar parte de las defensas portuarias, podría tener también un origen islámico. La torre tomó el nombre de su nuevo propietario después de la conquista catalana de la isla, Francesc Carroç, que participó en la campaña feudal del siglo XIII (fig. 1: puerto y sierra de Porto en el siglo XV. Detalle de la tabla central del retablo de Pere Niçard, 1468. En el extremo superior derecho se puede ver el puerto de Porto Pi, con sus cuatro torres, el oratorio de Sant Nicolauet, el camino real y una torre que sería probablemente la de’n Carroç. Museu Diocesà de Mallorca). El territorio que se extiende entre S’Aigo Dolça y Porto Pi recibió el nombre de Bellver. En El Llibre dels Fets de Jaume I –crónica de la conquista feudal catalana de Mallorca– se recoge la siguiente escena: “I pujarem a poc a poc fins a la serra de Porto Pi i veiérem la Ciutat de Mallorca, i ens semblà la vila més bella que jo i els que ens acompanyaven haguéssin vist mai”4. Aunque sea a nivel de especulación, podría afirmarse que esta característica de mirador de la ciudad –que aún hoy se mantiene–, se encuentra en la base de la creación del topónimo de Bellver. Las sucesivas intervenciones en este territorio dieron lugar a la diferenciación de una serie de partes que siguieron una evolución completamente distinta. La documentación se refiere básicamente al castillo, situado en la cima del monte de Bellver; el bosque de Bellver, que se despliega por toda la ladera; y, finalmente, la falda rasa del monte de Bellver, desde donde acaba el pinar hasta la costa. En origen se trata de una extensión de terreno rocoso poco adecuado para el cultivo, pero de gran valor estratégico para la defensa de Mallorca. El castillo de Bellver es una construcción gótica, de planta circular, que combinó las funciones de fortaleza de vigilancia y de defensa de la ciudad y del puerto de Mallorca, con la de residencia de la dinastía privativa de Mallorca. La construcción del castillo se inició hacia el año 1300 bajo la dirección del 4 Llibre dels fets, 1991: 93. Después del desembarco de las tropas catalanas en Santa Ponça, el asedio a la ciudad se inició atravesando la sierra de Porto Pi, desde cuya cima se contempla una perspectiva inmejorable de la ciudad de Palma. 326
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maestro rosellonés Ponç Descoll. La empresa fue promovida por Jaume II (1276-1311) al restablecerse el Regne de Mallorca gracias al tratado de Agnani (1295). El proceso constructivo puede seguirse sólo entre los años 1309 y hasta marzo de 1310 a través del Libre de Beilveer del ayn de MCCCIX, el único libro de obra conocido5. El castillo tuvo que estar prácticamente acabado hacia 1312, fecha en la que se consignan algunos gastos de obras y en la que Ponç Descoll regresa al Rosselló6. Además, entorno a los mismos años se instala la primera guarnición formada por un castellano y entre 7 y 9 guardias7. Aun así, durante el siglo XIV se llevaron a cabo obras importantes como la finalización del foso del castillo (vall del castell) y la casa del castillo (casa del castell)8. En los siglos posteriores se reforzaría la fortificación con la construcción de dos líneas defensivas exteriores, una empezada el mismo siglo XIV y modificada con la difusión de la artillería en el siglo XVI, y la otra, la estrada encubierta, más exterior, añadida en el siglo XVIII. Es bastante probable que el bosque aledaño al castillo fuese reservado para la familia real y destinado a la caza, pero una vez finalizadas las obras, en el bosque se instalaron sus primeros pobladores estables. Se trababa de ermitaños que eligieron Bellver para erigir sus pequeñas ermitas. En la actualidad, sólo se ha localizado una pequeña cueva excavada en la roca, situada a doscientos metros del castillo, que fue utilizada como habitáculo de uno de estos ermitaños9. La siguiente intervención importante se produjo en la falda rasa del monte de Bellver, en el siglo XVII. Las graves consecuencias de la peste que en 1652 asoló Mallorca, pusieron de manifiesto que las instalaciones destinadas a guardar cuarentena de personas y mercancías que llegaban al puerto de Palma eran totalmente insuficientes. Así pues, en el año 1656 el Gran i General Consell decidió la construcción de un lazareto en el puerto de Palma, destinado exclusivamente a dicha finalidad. Las obras del lazareto, llamado Sa Quarentena, se financiaron con el fondo de fortificación de la ciudad, y concluyeron a finales de la centuria. Se trataba de un recinto cerrado que albergaba dos edificios de planta rectangular, y que se alzaba a la orilla rocosa del mar. Disponía de un acceso directo al mar formado por 5 ARM, RP-1192. 6 ARM, RP-3047. 7 SASTRE MOLL, 2001: 28. 8 ARM, RP-1942, f.102. El Documento fue publicado por SASTRE MOLL, 1990. 9 GALIANA VEIRET, 2009: 23. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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un arco de medio punto coronado con los escudos del Reino de Mallorca, flanqueado por los de la ciudad de Palma y el del Gran i General Consell. El lazareto mantuvo su actividad solo durante poco más de una centuria, ya que a finales del siglo XVIII se produjo un agrupamiento de este tipo de instalaciones para todo el levante español en el lazareto del puerto de Mahón (Menorca). En la actualidad, el solar antiguamente ocupado por el lazareto es el parque público de Sa Quarentena, que se abre directamente al Paseo Marítimo a través de la puerta original del lazareto. Finalmente, en el último tercio del siglo XVII se construyó un polvorín en el bosque de Bellver, cerca del torrente del Mal-Pas. Actualmente, se conserva el sistema de abastecimiento de aquella instalación. El camino de acceso al polvorín se abrió desde el camino real y, con el tiempo, se convertiría en una calle del barrio de El Terreno, conservando en la actualidad el nombre de calle del Polvorín. 2. La Ilustración y las primeras casas de recreo La atracción de Bellver como zona de recreo de la clase señorial mallorquina e ilustrada queda ejemplificada en el siglo XVIII con los primeros establecimientos de pequeñas porciones de terreno en la falda rasa de Bellver. Las dos primeras casas de recreo se construyeron en los límites oriental y occidental del que sería el barrio de El Terreno. La primera de ellas fue construida a petición de Juan Sureda y Villalonga, I marquès de Vivot (1669-1752), quien en el año 1700 decide comprar una porción de terreno en Porto Pi10. Los motivos expuestos para justificar la adquisición son el aprecio por la ribera del mar y la afición a la pesca, además del deseo de disponer de una residencia fuera de la ciudad amurallada, más adecuada para soportar el calor del verano y las inclemencias del frío y lluvioso invierno11. La segunda casa está documentada en la primera mitad del setecientos, perteneció a Gabriel de Berga i Santacília, gran propietario de Mallorca. Estaba situada en el límite oriental, en el lugar de S’Aigo Dolça. Se trataba de construcciones sencillas, pero que, a nivel general, marcan los parámetros a 10 Juan Sureda y Villalonga fue regidor perpetuo de Palma, Consejero de Estado y uno de los principales filipistas mallorquines (MONTANER, P; MASSOT, M.J.; SEGUÍ, J., 2006: 108). 11 “(...) per ser vizi a la ribera del mar i tenir afició també a pescar (...) per poderse retirar en dita casa per les inclemències del calor en lo estiu i de les pluges i freds de lo ivern (...) destina dita casa de camp per son regalo.” Citado por CANTARELLAS, 1981: 123. 328
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partir de los cuales se desarrollará el primer proceso urbanizador de la costa del futuro barrio de El Terreno. El topónimo El Terreno tiene su origen en la finca situada en una punta de la falda rasa de Bellver, que limita con el torrente del Mal-Pas. En su desembocadura se abre una entrada de mar, conocida con el nombre del Corb-Marí. Tradicionalmente se ha considerado que el primer propietario de El Terreno fue el cardenal Antoni Despuig i Dameto (1745-1813), el cual documentó la finca en el plano de Mallorca que hizo grabar en 178412. Esta atribución que ha mantenido la historiografía mallorquina parece proceder de las notas que hiciera Gaspar Melchor de Jovellanos durante su presidio en Mallorca13. En la Descripción topográfica de la escena o vista de la isla de Mallorca observada desde el castillo de Bellver (1805) escribe que El Terreno pertenece al eminentísimo Despuig y añade: “la casa es pequeña, pero mejor situada que la del Corbmarí […]. Según dicen, El Terreno va a recibir mucha mejora y hermosura de su dueño, que reúne a gran generosidad el más delicado gusto en las artes”. A pesar de que el testimonio parecería incuestionable, en realidad el cardenal no sería propietario hasta años más tarde. El hallazgo de nueva documentación nos permite afirmar que el primer establecimiento de una porción de terreno del Real Patrimonio que sería origen del barrio El Terreno data de 1769, y se hizo a favor de Jaime Oliver, presbítero y canónigo de la Catedral de Mallorca. En la solicitud, Oliver destaca que desea construir una casa de recreo a la orilla del mar, en un sitio ameno y saludable; observa que en los terrenos de su majestad existe una porción entre una caleta y la desembocadura del torrente del MalPas, confinante con el mar e inútil para producir frutos, que sería adecuada 12 Antonio Despuig fue socio fundador de la Sociedad Económica Mallorquina de Amigos del País (SEMAP), mecenas y coleccionista, fundador de la Escuela de Nobles Artes y principal impulsor de la introducción del neoclasicismo en Mallorca, en una etapa ya tardía del desarrollo del estilo. Gracias a su formación, a sus estancias en Roma, sus viajes por Italia, su contacto con la Corte y con el papado, se ha considerado un personaje clave de la Mallorca ilustrada. 13 Gaspar Melchor de Jovellanos estuvo preso en Mallorca durante siete años, entre el 18 de abril de 1801 y el 5 de abril de 1808. A lo largo de su cautiverio se distinguen cuatro etapas, de las que nos interesa especialmente la tercera (1804-1808), durante la cual estuvo preso en el castillo de Bellver gozando de mayor libertad. Fue en este contexto cuando trabajó en sus publicaciones sobre diferentes aspectos de la historia y el arte de Mallorca, que tenían como finalidad ser integradas en una obra general sobre historia del arte de España producida por su amigo Juan Cean Bermúdez. Los manuscritos originales de Jovellanos se conservan en la Biblioteca Real de Madrid. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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para el propósito que expresa y no entraría en conflicto con los intereses del Real Patrimonio14. Se iniciaban así los trámites que exigían la tasación y medición del terreno por parte de los peritos nombrados por la Bailía del Real Patrimonio. En el informe se observa que se trata de un terreno inculto, que no resulta rentable a su majestad, y se fija un canon anual de 9 sueldos. La solicitud fue aprobada por el rey el 10 de mayo de 1769. De su nuevo propietario no se conocen muchos datos, pero resulta importante señalar que fue Oliver quien dio nombre a la porción como rafal El Terreno, en el que construyó la primera casa de recreo. En 1794 cedía en establecimiento el rafal a Tomàs de Verí i Togores (1763-1827), otro personaje destacado de la Ilustración en Mallorca15. Se sucedieron diversos propietarios, mayoritariamente canónigos de la catedral de Mallorca, hasta que en 1807 fue adquirida por el cardenal Antoni Despuig. Probablemente, la incidencia del cardenal en El Terreno no revistió la relevancia que le había supuesto la historiografía local, dado que, a pesar de la convicción general de que instaló un museo de antigüedades en la casa, ello nunca se produjo. Además, en aquellas fechas, el cardenal pasaba largas estancias en Roma. A través de su correspondencia privada, sabemos que una de sus prioridades en Mallorca no era la finca El Terreno, sino Raixa, propiedad de su hermano Juan, IV conde de Montenegro. En ésta, el cardenal financió importantes obras para hacer de la finca rústica un palazzo nobile con con jardines a la italiana16. En el entorno inmediato a la finca de El Terreno se construyó la casa del pintor de Su Majestad y naturalista Cristobal Vilella (1742-1803) gracias 14 ARM, ECR-575, 356. 15 Tomàs de Verí i Togores fue militar y político, presidente del Tribunal de Justicia y secretario de correspondencia de la SEMAP. Se relacionó con los sectores ilustrados, reformistas y liberales. En contrato de establecimiento de El Terreno a su favor, se encuentra la primera referencia al topónimo El Terreno y al primer edificio: “In Dei nomine en. Ego Dn Jacobus Oliver Per. In Sacra Theologia Doctor ac Canonicus Alma Sedis Majoricarum, filius Dn Jacobi Oliver, et Dn Elisabetis expeque conjugum qm naturalis, et habitator pntis Civitatis Palma: Gratis cum Presenten Publico Instrumento ... et ommi melioni modo cum ad bene videlices, meliorandum ... Do stabilio en Vobis Nobili Dn Thomas de Verí et de Tugores Duci unius cohortis Legionis Militiarum Majoricarum, filio N. Dm Dn Petru Josephi de Verí et de Salas et Nobilis Dnce Dn Margarita de Tugores conjugum deffuntorum, naturali et habitatori dicte civitatis Palma, licet absenti cum et c vuis cum Quoddam Rafalllum nuncupatum el terreno, perme rehedificatum cum domibus in ipso constructis, et omnibus ipsius pertinentiis, que olim fuit Garrigia; Quod Rafallum situatum in termino pntis Civitatis, juxta iter quo des de lo Exereto, tenditun ad turrem Paratorum et ad Villam de Andraig teneturqe sub Allodio Domini Regis ad mencedem de laudimio, et ad censum novem solidorum allodiariorum dicto Dmo Regi sovendorum sub die 18 Martii (...)” (ARM, ECR-581, 166). 16 ROMAN, 2005: 197-212. 330
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a una merced real. Parece ser que las buenas relaciones con la corte se debieron a la amistad del padre del pintor con el duque de Béjar. La finca concedida se encontraba cerca del mar, entre el lazareto y el rafal El Terreno. En ella, Vilella desempeñó gran parte de su frenética actividad de dibujo de especies y de disecado de animales que eran destinados al Gabinete de Historia Natural de Madrid17. Pocos años después, en 1803, se forma la finca Son Sabater, en terrenos costeros entre Sa Quarentena y S’Aigo Dolça, el camino real y el mar. El terreno fue cedido por merced real a Gabriel Sabater, cirujano médico de la corte. Probablemente se deba al mismo propietario la instalación de los baños de agua dulce y salada a los que se referiría Jovellanos en su descripción del territorio de Bellver18. 3. La formación de un barrio burgués en el siglo XIX La atracción de El Terreno como zona de recreo queda ejemplificada en el siglo XVIII con la construcción de las residencias de algunos de los miembros más destacados de la Ilustración mallorquina, pero este inicial proceso urbanizador no tuvo una continuidad inmediata. Entre los inconvenientes que frenaron el proceso urbanizador se han de considerar las peculiaridades del entorno, como zona militar, y la existencia del lazareto. La zona de Bellver estaba condicionada por la normativa de construcción en zonas polémicas, que impedían la modificación del terreno natural, el desarrollo en altura y la construcción de estructuras sólidas, como los forjados abovedados. También la composición de fachada debía ceñirse a una normativa precisa de oberturas, tamaño y alineación de los huecos, ventanas y portales. Además, algunas circunstancias determinarían un tipo de ocupación radicalmente opuesto a la posibilidad de un establecimiento residencial. Nos referimos a la ocupación de la falda de Bellver como lugar de refugio frente a pestes y epidemias que afectaron Mallorca en la primera mitad del siglo XIX. Especialmente virulenta fue la peste amarilla de 1821, que tuvo consecuencias devastadoras en Bellver. En la falda rasa, se instaló un campamento para gente no contaminada, que se levantó con barracas de madera obtenida de la tala de los pinos del bosque de Bellver; el bosque fue arrasado19. 17 Un estudio exhaustivo del personaje y de la obra de Vilella es el de AZCÁRATE, 1990. 18 ARM, FP-106, 26. 19 Todavía una década más tarde, el bosque ofrecía una imagen desoladora, tal como se Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Por otra parte, la formación de un barrio de recreo solamente podía plantearse en el marco de un contexto sociocultural determinado. Las circunstancias adecuadas se dieron a partir de la década de los treinta del ochocientos. La incipiente burguesía urbana desarrolló nuevas costumbres y necesidades; entre otras la del recreo. El entorno de Bellver ofrecía las condiciones adecuadas para tal finalidad. La atracción del lugar, fuera de la muralla de Palma pero no muy alejado del núcleo, y la proximidad al mar, fueron algunas de las razones que motivaron la elección de El Terreno. A ello se unía otra circunstancia no menos importante. El hecho de que los terrenos no fueran productivos los hacía más asequibles económicamente. Sin duda, ello fue determinante en el éxito del proceso urbanizador, a pesar de que la tramitación burocrática se hacía extremadamente larga y complicada, pues debían intervenir tres administraciones, a saber, la Bailía de Real Patrimonio, el Ayuntamiento de Palma y la autoridad militar. Así pues, a partir de 1830, superadas las epidemias y a pesar de los engorrosos trámites burocráticos, se suceden las solicitudes de pequeñas porciones de terrenos baldíos para la construcción de casas de recreo con sus jardines. En general, fueron aceptadas. En caso contrario, la denegación era motivada, en general, por la proximidad al lazareto. El éxito que alcanzó la zona en dicho período se ve reflejado en la petición que hizo la Sociedad Económica Mallorquina de Amigos del País en 1835 a la autoridad militar para conseguir los permisos necesarios para la construcción en la explanada de Bellver. Para tal propósito, acompañaron la solicitud con un proyecto de urbanización, que no ha sido nunca localizado. Un año más tarde, la autoridad militar denegó la solicitud. En cualquier caso, ello no impidió la proliferación de pequeños edificios, ya que en 1840 Antonio Furió ofrece una breve referencia, indicativa del auge que había alcanzado la zona: “en vez de pasajera permanencia que en él hacían nuestros mayores, vemos hoy levantarse a porfía en su llanura hermosa y acomodadas casitas, es más continuada la estancia por las comodidades de que se puede disfrutar”20.
hace notar en un informe emitido por la Bailía de Real Patrimonio en respuesta a la solicitud de Tomás Fernández de Villamir para establecer 50 cuarteradas lindantes con el almacén de pólvora del castillo de Bellver para ponerlas en cultivo (APR, 7523/394). 20 FURIÓ, 1840: 110-111. 332
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Es más, la evolución del poblamiento debió ser significativa, porque en el año 1856 el regidor del Ayuntamiento, Jesús Santander, propuso un plan de urbanización para la falda de Bellver que habría de marcar la dirección de las casas y definir la alineación de las calles. Los argumentos que motivaron la propuesta son clarificadores de la importancia que había adquirido este territorio: la infinidad de casas construidas y el aumento de solicitudes para otras futuras, la falta de orden alguno tanto en la disposición de éstas como en su estética, hacían aconsejable establecer un proyecto de urbanización para evitar deformidades y perjuicios que serían inevitables en un futuro inmediato21. La respuesta de la comisión de obras del Ayuntamiento es taxativa: “(…) es del parecer que por ahora nada debe innovarse”22. La falta de argumentación de la denegación municipal resulta, en principio, sorprendente ante la evidencia del hecho urbanístico. A pesar de que desconocemos la causa principal, debemos considerar la cuestión referida a la propiedad real de la falda de Bellver y a su condición de zona polémica. Si bien el ayuntamiento tenía la competencia de tramitar las licencias de obra, las solicitudes debían ser presentadas en primera instancia a la Bailía de Real Patrimonio, en una clara demostración del propietario alodial de Bellver. Por otra parte, durante el periodo isabelino, la política urbana del Ayuntamiento de Palma se ejercía exclusivamente en el ámbito intramuros de la ciudad. Solamente a partir del último tercio del siglo XIX se iniciaron las primeras actuaciones en los barrios extramuros focalizadas, sin embargo, en torno al problema del ensanche23. En esta coyuntura, se produce una de las actuaciones transcendentes en la formalización urbana y paisajística de Bellver: la construcción de la pared de cercamiento del bosque. En este hecho coincidieron dos circunstancias protagonizadas por José Villalonga y Jordà, pequeño propietario de un terreno colindante con el bosque. En 1855 Villalonga había solicitado que la Bailía tomara las medidas necesarias para evitar que el ganado que pastaba en el monte se introdujera en sus terrenos. La solución la propondría el mismo propietario, cuando en 1856 solicitó en establecimiento la mayor porción de terreno en la falda rasa del monte de Bellver, desde la pared del predio Son Armadans (al este), hasta el torrente de la Bonanova o del Mal-Pas (al oeste). Limitaba al sur con el camino de Porto Pi y al norte con el citado 21 AMP, AH-1031/31, 1. 22 AMP, AH-1031/37, 1v. 23 CANTARELLAS, 1981: 427. SEGUÍ, 1990. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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bosque de Bellver. Villalonga se obligaba a construir a sus expensas una pared sólida y de la altura que se señalara que cercara todo el bosque en su vertiente mirando al mar. La solicitud fue considerada conveniente por parte del baile real, en vista que revertiría en beneficio del bosque y aumentaría la ventaja del derecho de alodio correspondiente al Real Patrimonio en todos los traspasos de dominio de los edificios que se construyesen.24 Pero el compromiso no se ejecutó y en 1858 se inició expediente contra Villalonga para la rescisión del contrato de establecimiento. Un año después se restituía por sentencia judicial la concesión real dada el 14 de septiembre de 1856. En el Archivo General de Palacio se conserva el plano topográfico de la falda rasa del Castillo de Bellver con indicación de la cerca a construir y el diseño de la puerta de acceso al bosque, firmado por Enrique Xandarez y Pedro de Alcántara Peña. El plano no está datado pero formaba parte del expediente de solicitud de Villalonga, por lo que se puede afirmar que corresponde al año 1856 (fig. 2: plano topográfico de la falda rasa del Castillo de Bellver con indicación de la cerca a construir y el diseño de la puerta de acceso al bosque. Enrique Xandarez y Pedro de Alcántara Peña. AGP, Sección Bailía, fondo Planos. s/d). En 1862 la pared y la puerta del bosque estaban ya construidos. Este hito marcaría el límite septentrional del futuro barrio de El Terreno. En la adecuación de los terrenos, los diferentes propietarios tuvieron que invertir sumas considerables de tiempo y dinero para “convertir en huerto lo que antes era un pedregal”25. Dichas empresas cambiarían radicalmente el paisaje y los usos de Bellver. Así mismo, el Real Patrimonio vio incrementado el valor de un territorio inculto y poco rentable. Incluso se llegó a plantear el desmantelamiento y la destrucción del castillo de Bellver, que, por suerte, no se llevó a término. 3.1 Una arquitectura peculiar En torno a 1870 la característica esencial del aspecto de El Terreno era la más absoluta anarquía. En lo que respecta a la estructura “urbana” simplemente se había adaptado al entramado de caminos preexistentes, básicamente en torno al camino real de Porto Pi y a los que, desde aquel, se abrieron hacia el lazareto y el polvorín. El proceso urbanizador no afectó inicialmente a la línea de costa; por aquellas fechas solo se había añadido la 24 APR, 7531/759. 25 ARM, RP-1324. 334
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casa conocida como Can Barra d’Or a las tres primeras casas del setecientos.A pesar de la consolidación urbana de este territorio, no fue hasta el año 1886 cuando se puso la primera nomenclatura a las calles de El Terreno. Parece que fue también la anarquía la que se impuso desde el punto de vista constructivo. Bartolomé Ferrà, maestro de obras de gran transcendencia para la consolidación del neogótico en Mallorca, describió el escenario: Da lástima contemplar pabellones y cuerpos del mismo edificio agrupados sin concierto ni mutua dependencia, escalinatas y balaustradas con excesivas rampas y monótonas formas, intercolumnios raquíticos sosteniendo pisos exorbitantes, torres tan extrañas como débiles y techumbres propias de otros climas, fachadas desiguales decoradas con elementos heterogéneos ... Frontis pintorroteados con estucos chillones (…) ¿Por qué no construir con estilo propio con los excelentes materiales que se tienen a mano?26.
No existe constancia documental de cuáles fueron los primigenios proyectos que caracterizaron la arquitectura de El Terreno. En 1894 el Ayuntamiento de Palma padeció un incendio que destruyó gran parte del archivo municipal y consumió definitivamente la sección de planos en donde estaban depositados los proyectos de obras. A partir de esta fecha, el estudio de los proyectos relativos a El Terreno permite afirmar que las nuevas construcciones fueron debidas a reconocidos maestros de obra y arquitectos. Junto con la documentación fotográfica y la conservación de algunas de las obras, podemos afirmar que, a finales del siglo XIX, en la configuración paisajística del barrio de El Terreno se desplegaron los tópicos del ideal burgués de la segunda residencia. En este sentido, la arquitectura ofrecía todo el abanico de gustos y tendencias estilísticas que se fueron sucediendo desde el neogótico, el modernismo y el regionalismo. En los grandes xalets se crearon jardines que, inspirados en los ideales románticos, recreaban composiciones y formas caprichosas, ambientadas por especies exóticas y bajo el predominio de una concepción alejada de rígidos formalismos y de una actitud lúdica, inclinada al disfrute de la naturaleza. Incluso las casas más modestas, contaban con su jardín que, en numerosas ocasiones, finalmente, se reconvirtió en huerto de hortalizas.
26 FERRÀ, 1870: 72. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Tal como se puede deducir a partir de la documentación fotográfica del último tercio del siglo XIX, el proceso de urbanización de El Terreno fue relativamente rápido, pero afectó poco la transformación de la línea de costa. A lo largo del proceso, los espacios de Sa Quarentena o de Sa Pedrera se mantuvieron inalterados. El primero, continuó bajo Real Patrimonio; el segundo, se convirtió en puerta de acceso al barrio a través del mar. En este contexto, El Terreno y sus jardines fueron pintados por Santiago Rusiñol, Eliseu Meifren, William Cooke, John Singer Sargent; referencia obligada de los primeros viajeros que visitaron la isla como Charles William Wood, N. Larrey, J. Leclercq, etc.; y descrito por Gaspar Melchor de Jovellanos, Rubén Darío o Gertrude Stein, entre otros. Todos ellos pasaron largas estancias en El Terreno. Sin duda, esta circunstancia junto con el interés paisajístico, fueron los factores determinantes para que El Terreno se convirtiera a partir de la primera década del siglo XX en el primer núcleo turístico de Mallorca. En 1912 se abrió el primer hotel en la finca Son Sabater, a la que ya nos hemos referido como una de las primeras casas que se construyeron antes de formalizarse el barrio. Aquel fue el origen del actual Hotel Melià Victoria del Paseo Marítimo de Palma. Pocos años después, en 1915 se abrió el Gran Hotel Alhambra, que se convertiría en el actual Hotel Mediterráneo, también el Paseo Marítimo (fig. 3: el terreno desde la bahía de Palma. Década de 1920. Tarjeta postal). Pero, el punto de inflexión determinante que condujo a la transformación total del paisaje de Bellver fue la apertura del Paseo Marítimo más allá de la línea original de costa, ganando metros sobre el mar. Curiosamente, entre las casas y jardines que todavía se conservan, la antigua finca de El Terreno, la que dio origen al barrio, es testimonio de esta riqueza paisajística y constructiva. A finales del siglo XIX, la visitó el Archiduque de Austria Luis Salvador Habsburg-Lorena, el cual la describió meticulosamente y se refirió a ella en estos términos: “Se ha puesto tan gran cuidado en el cierre de este ángulo tan hermoso, que se creería estar en una residencia turca”27. El 5 de mayo de 2004 la casa y los jardines de El Terreno fueron declarados Bien de Interés Cultural. Entre los valores históricos y artísticos, cabe destacar aquí el hecho de que constituyen el único testimonio de la línea de costa primigenia, que desapareció con la construcción del actual Paseo Marítimo a mitad del siglo XX (fig. 4: jardines de El Terreno, actualmente Fundació Natzaret. Perfil original del límite costero, actualmente integrado en el Paseo Marítimo de Palma. Foto: Júlia Roman). 27 HABSBURG, 1954: 284. 336
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Géneis y desarrollo histórico de un barrio burgués del siglo XIX: Belliver al barrio de El Terreno de Palma (Illes Balears)
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4. Conclusiones El peculiar paisaje del barrio de El Terreno es fruto de una larga evolución en la que se entrecruzan los diferentes usos de un territorio que constituía una unidad de propiedad real. Hasta mediados del siglo XIX juegan factores militares, portuarios y sanitarios. A ellos se suma el uso residencial a partir del siglo XVIII, siempre vinculado a la creencia en la necesidad del otium de personajes vinculados a la Ilustración. La pérdida de los usos tradicionales permite la democratización del concepto de recreo, que se expande entre la burguesía local. La residencia de recreo conforma una arquitectura y unos espacios ajardinados vinculados a gustos particulares; sin sujeción a planificación alguna surgen pintorescas construcciones que mantienen, hasta la segunda mitad del siglo XX, con el turismo de masas y el boom constructivo, sus características. El resultado final conforma un conjunto patrimonial que fue muy apreciado entre la intelectualidad europea y norteamericana desde la I Guerra Mundial hasta los años 60 del siglo XX. Pese al crecimiento actual y a la degradación del barrio, permanecen algunas de sus características y la categoría patrimonial de algunos de sus elementos ha merecido un reconocimiento específico como BIC. Finalmente, el objetivo marcado en este artículo era el de sacar a la luz toda una documentación escrita y gráfica que nos permita avanzar hacia el análisis histórico de un territorio que ha tenido un peso específico en el desarrollo urbano y en la evolución social y económica de Palma. A pesar de ello, los análisis existentes hasta la actualidad eran visiones estáticas sobre elementos o períodos cerrados. El análisis de los antecedentes del barrio ha permitido definir sus límites geográficos y establecer las raíces históricas de la zonificación interna del barrio. Pero sobretodo, nos ha permitido integrar los elementos que caracterizan El Terreno en un sistema de paisaje que se ha ido forjando a lo largo de veinte siglos.
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Fig. 1: puerto y sierra de Porto en el siglo XV. Detalle de la tabla central del retablo de Pere Niçard, 1468. En el extremo superior derecho se puede ver el puerto de Porto Pi, con sus cuatro torres, el oratorio de Sant Nicolauet, el camino real y una torre que sería probablemente la de’n Carroç. Museu Diocesà de Mallorca
Fig. 2: plano topográfico de la falda rasa del Castillo de Bellver con indicación de la cerca a construir y el diseño de la puerta de acceso al bosque (Enrique Xandarez y Pedro de Alcántara Peña. AGP, Sección Bailía, fondo Planos. s/d)
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Fig. 3: el terreno desde la bahía de Palma. Década de 1920. Tarjeta postal
Fig. 4: jardines de El Terreno, actualmente Fundació Natzaret. Perfil original del límite costero, actualmente integrado en el Paseo Marítimo de Palma (Foto: Júlia Roman)
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LA BELLA EASO Y LUTECIA, BAILE DE ESPEJOS Y SIMETRÍAS IMPOSIBLES. Arquitectura y urbanismo de Donostia, 1813-1920 La Belle Donostia and Lutella, Set of Mirrors and Impossible. Architecture and Urban Planning of Donostia, 1813-1920 Berta Etxeberria Arquero1 Universidad del País Vasco [email protected] Resumen: Tras un breve análisis sobre la revolución urbana del siglo XIX, nos detendremos en los modernizadores trabajos que se llevaron a cabo en París durante el II Imperio. La parte central de esta comunicación, no obstante se centra en la influencia que ejerció la capital francesa en la configuración del San Sebastián moderno. Así, atenderemos el influjo sostenido por el país galo desde inicios del siglo XIX hasta 1920 en la arquitectura y el trazado donostiarra. Insistimos especialmente en la tesis de que si bien la influencia francesa resultó notable, no alteró la identidad easonense. Palabras clave: Urbanismo, arquitectura, París, San Sebastián, 1813-1920. Abstract: After a brief discussion over the urban revolution in the nineteenth century, we’ll focus on the modernizing jobs that took place in Paris during the Second Empire. The central part of this paper, however, centers on the influence that the French capital exercised in shaping the modern San Sebastián. Thus, we will analyze the sustained influence held by France since the beginning of the Nineteenth Century until 1920 in San Sebastian’s urban architecture and urban planning. We especially want to lay stress on the following thesis: even though the French influence was remarkable, it did not alter the San Sebastián identity. Keywords: Urban planning, Architecture, Paris, San Sebastian, 1813-1920.
En esta comunicación analizaremos la manera en la que se llevó a cabo la configuración urbana del San Sebastián moderno. En ella examinaremos la influencia que ejerció la vecina Francia y más en concreto París a lo largo del siglo XIX y los inicios del XX en su conformación urbana. Se 1 Departamento de Historia Contemporánea. Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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trata de un aspecto que siendo muy visible ha sido escasamente estudiado por la historiografía de la ciudad. Dentro de la extensa bibliografía que versa sobre la capital guipuzcoana numerosas afirmaciones sostienen dicho influjo2, pero muchas de ellas carecen de excesivo valor, ya que se realizan sin entrar a fondo en el asunto. Considero necesario por tanto, abandonar la semiótica descriptiva utilizada en torno a esta cuestión, convirtiéndola en un objeto de estudio específico; en un campo teórico donde se analicen sus causas y se interpreten sus consecuencias. Para la elaboración de un trabajo de estas características es preciso el uso de una metodología apropiada. Tras el planteamiento de la hipótesis de partida, la lectura de obras que diversos autores hayan realizado en torno al tema y la búsqueda de documentos en archivos y periódicos de la época se estiman imprescindibles para verificar la tesis planteada al inicio. Mediante la presente comunicación sostengo el relevante papel que desempeñaron las innovaciones urbanas desarrolladas en París durante el II Imperio en la configuración del San Sebastián moderno. Si bien algunos autores defienden la posibilidad de que dicha injerencia fuera ejercida desde Francia, parece más sensato pensar que el comisionado municipal fue quien de manera consciente persiguió dicho influjo en su empeño por emular a la capital de la época: París. Dicho de otra manera, quienes detentaban el poder político donostiarra, en su intento por construir una ciudad nueva que se ajustara al rentable porvenir3 económico y en la que pudieran identificarse los rasgos que caracterizaban las sociedades modernas, tomaron como modelo la capital francesa. El resultado es obvio. El trazado de las calles, los espacios verdes, los bulevares de recreo y la arquitectura de los edificios se corresponden con las obras ejecutadas en el París de Haussmann. Dichos planteamientos fueron acoplados al plano easonense por arquitectos y maestros de obras locales (salvo excepciones como Selden Wornum y Charles Mewes4) que sentían afinidad y fascinación por los trabajos que estaban llevándose a cabo allende la frontera. Sin embargo, gracias en parte a estos últimos, no se trató de una imitación calcada, sino de una confluencia entre los elementos más representativos de la modernidad parisiense con la idiosincrasia propia del 2 Me refiero a Javier Sada, entre otros. Así, el conocido autor en su obra Donostia. Arquitectura del siglo XIX (1991) enumera las semejanzas existentes entre la estética moderna easonense y el estilo genuino de las ciudades francesas. Sin embargo, las comparaciones efectuadas resultan poco elaboradas, ya que no concluyen nada más allá de la similitud en el trazado geométrico y el parecido arquitectónico, sin reparar en particularidades propias. 3 La cursiva hace referencia al título del proyecto que Antonio Cortázar presentó en 1862 para la realización del Ensanche que, posteriormente, fue ejecutado. 4 En este caso también, aunque ambos proyectos fueron firmados por arquitectos extranjeros, Goikoa y Urcola dirigieron las obras del Palacio Miramar y el Hotel María Cristina respectivamente. 344
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núcleo urbano donostiarra. De ahí el título de la comunicación; ya que, si bien la ciudad se mira en el espejo de Lutecia, la imagen que se proyecta es un reflejo distorsionado de apariencia bien distinta. Es una ilusión óptica, una simetría imposible. Es la Bella Easo; una ciudad de estilo genuino e intrínseco. 1. La modernidad urbana Entendida la modernidad como un proceso de ruptura para con lo establecido, la revolución urbana del siglo XIX recogió los cambios que estaban produciéndose en el devenir histórico. La irrupción del capitalismo trajo consigo un excepcional desarrollo de la técnica que supuso el mayor conjunto de transformaciones socioeconómicas, técnicas y culturales de la historia de la humanidad desde el Neolítico; había llegado la Revolución Industrial. No obstante, la adopción de modernas formas de producción y organización industrial fue lenta e irregular. A consecuencia directa de dicha revolución tuvo lugar un extraordinario crecimiento de las ciudades. El aumento demográfico y el éxodo rural propiciaron que estas crecieran más que en ningún otro momento de la historia. Herencia de las anteriores, las nuevas urbes incorporaron nuevos elementos derivados del sistema económico emergente: el capitalismo. Sufrieron problemas de hacinamiento, ya que los núcleos tradicionales no estaban preparados para albergar el elevado número de población que las nuevas ciudades exigían. Las nocivas condiciones de vida originaron la aparición de nuevas epidemias, como el tifus o la tuberculosis, que fueron combatidas por las mejoras en la salud pública introducidas a lo largo del siglo5. Las ciudades, abanderadas del modernismo y propagadoras de las transformaciones sociales, se vincularán a la industria y modelos de producción operantes; adecuando su espacio, configuración física y funcional en relación a las nuevas necesidades. Así, adquirirán nuevas finalidades, entre las que caben destacar el complejo ordenamiento de las actividades urbanas ocasionadas por el desarrollo del comercio y el incremento poblacional, y 5 Destacar el paradigma higienista. Desde finales del XVIII, algunos médicos defendieron que el entorno social y ambiental tenían gran influencia en la génesis y evolución de las enfermedades. Se ocuparon, en el ámbito de la medicina, del medio natural y de su posible conexión con los problemas patológicos del individuo. La difusión social de estas obras fue muy limitada, por lo que tan sólo los sectores de la población que disfrutaban de mayores recursos económicos pudieron huir de la insalubridad de las ciudades. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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la creación de un nuevo área de sociabilidad impulsado por una burguesía floreciente que dispone de ingresos y ansía disfrutar de su tiempo libre destinándolo al ocio y al consumo: casas de té, cafés, bares, teatros, lugares de juego... Ante el espectacular crecimiento de las ciudades algunos teóricos, implicados con la problemática urbana de su tiempo, realizan trabajos con el objeto de solventar “un mal que urge extirpar”6. Todos ellos, reflexionan en relación al sistema que debiera aplicarse en aras de lograr una urbanización perfecta. Desde diferentes perspectivas, analizan las carencias que muestran las ciudades (insuficiencias de alcantarillados y agua potable, o la difusión de pandemias), las critican e intentan redirigirlas hacia un futuro más prometedor, introduciendo diversas alternativas. Hay quienes critican radicalmente tanto la ciudad como la sociedad liberal que la ha producido, y contraponen otros modelos sociales y urbanísticos a desarrollar lejos de los ya existentes. Es el caso de los utopistas del XIX (Robert Owen, Charles Fourier o Etienne Cabet) “que movidos por una profunda desconfianza hacia la ciudad industrial, consideran que las irracionales formas de convivencia deben ser sustituidas por otras completamente diferentes, dictadas por la pura razón, es decir contraponen a la ciudad real una ciudad ideal”7. Otros tratan de subsanar los problemas que acusan las ciudades, siguiendo los habituales cauces administrativos. Patrick Geddes, en clave ecológica aboga por la necesidad de proporcionar espacios libres y apuesta por fuentes de energías renovables y por la eficiencia de las mismas. Ildefonso Cerdá, por su parte, en su proyecto sobre el ensanche barcelonés, realiza lo que Oriol Bohigas ha denominado “un anticipador planteamiento sociológico sobre el urbanismo”. En él, urde un trazado en cuadrícula que no congestione el movimiento y la comunicatividad, principales exigencias estas dos para el bienestar individual y felicidad pública por las que abogaba el ingeniero de puertos, canales y caminos catalán. El proyecto de Georges Eugène Haussmann y su consecución destacó entre el resto erigiéndose en modelo ejemplar de la urbanidad perfecta. El objetivo de los trabajos llevados a cabo en París radicaba en la práctica del control directo sobre la vida económica y social de la población.
6 CERDÁ, 1867. 7 BENEVOLO, 2002, 179. 346
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La Bella Easo y Lutecia, baile de espejos y simetrías imposibles. Arquitectura y urbanismo de Donostia, 1813-1920
Tras las insurrecciones de 1848 se hizo con el poder una derecha conservadora de nuevo cuño. Carlos Luis Napoleón en 1852 dio un golpe de estado instaurando un régimen imperial autoritario con poderes policíacos y base populista. Se impulsaron a partir de entonces una serie de reformas continuadoras de las anteriores, pero que se distinguen por su carácter coordinado, además de por su intención contrarrevolucionaria. Así, la urbanística desempeña una labor clave en este nuevo periodo político y se convierte en uno de los más eficaces instrumentos de poder8. El artífice del plan regulador de la ciudad moderna en armonía con el nuevo orden económico fue el barón Haussmann. Ambicioso y tremendamente egocéntrico9, quien fuera nombrado en 1853 prefecto del Sena y desempeñara su cargo durante diecisiete años, quiso liberar París de las limitaciones que mantenían a la ciudad anclada en un pasado lejano. Reivindicó una ruptura radical respecto a la época anterior, impulsando medidas que contribuyeron a afianzar el imperio. Construyó un relato mítico de la importancia de ese cambio y estimuló la percepción de una transgresión total con el pasado, presentándose de manera inocente como un mero instrumento de la voluntad del emperador10. Desde su llegada al poder Napoleón III mostró un interés directo en la realización de les grands travaux con el propósito de consolidar su popularidad e impedir futuras revoluciones. Se aprecia una clara influencia de Saint Simon y Charles Fourier en sus propuestas. Los falansterios de este último sirvieron de ejemplo en la construcción de cités ouvrières que dieran solución a los problemas de vivienda que acuciaban a la clase trabajadora. Colectivo expulsado del centro de la ciudad y forzado a concentrarse junto a sus lugares de trabajo: en la periferia. La carestía de los alquileres y la larga duración que requería el desplazamiento hasta las usinas obligaron a los menos pudientes a trasladarse a los espacios dehors.
8 Para ello se sustituyeron las estrechas calles medievales que constituían habituales focos de subversión, por arterias espaciosas y rectilíneas (boulevards) que facilitan el tráfico y la represión policial. 9 David HARVEY, en su libro París capital de la modernidad, ofrece un listado de biografías de Haussmann que al lector que quiera profundizar en la figura del prefecto del Sena pueden resultarle de gran interés. Además de sus Mémoires, calificadas de escasa fiabilidad, las más completas son las de J. Des CARS y P. PINON Paris-Haussmann. Le pari d’Haussmann (1991), M. CARMONA Haussmann (2000), G. N. LAMEYRE Haussmann, préfet de Paris (1958) y W. WEEKS The man who made Paris. The ilustrated biography of Georges Eugène Haussmann (1999). 10 HARVEY, 2008: 130. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Las transformaciones que se produjeron a escala espacial fueron las más visibles de cuantas se ejecutaron en la reorganización territorial. La grandeza de los edificios y la anchura de las avenidas plasmaron en el plano urbano el amplio poder del II Imperio (1852-1870). Preocupado por el embellecimiento de la ciudad y en la mejora de las condiciones de vida de sus habitantes Haussmann dividió las obras realizadas en cinco categorías: las obras viarias, la construcción de edificios públicos11, la creación de parques y espacios ajardinados, las instalaciones hidráulicas y la distribución administrativa de la capital. La obra de Haussmann ha sido venerada por unos y fuertemente criticada por otros. No obstante, y eso es indiscutible para ambas partes, convirtió a París en la ciudad más moderna del siglo XIX. La capital francesa funcionó como ejemplo urbano y se irradió hacia diferentes partes del mundo como paradigma de la nueva forma de organización de las ciudades modernas. Todas las ciudades europeas volvieron su mirada hacia ella, anhelaban su edilicia residencial, la elegancia de sus calles y la coquetería de sus espacios de recreo. San Sebastián no pudo escapar a su influencia. Así, París constituyó una esencial fuente de inspiración para los habitantes donostiarras. Diversos autores, caso de Grandio12, coinciden en afirmar que San Sebastián a lo largo de su historia ha sido una ciudad altamente afrancesada debido a su proximidad geográfica con la frontera (tan sólo veinte kilómetros). Diametralmente opuesto fue lo acaecido en Bilbao. Las fluidas relaciones comerciales que mantenía la capital vizcaína con Inglaterra se materializaron en el gusto por lo brittish en la arquitectura de sus edificios. Los que encontramos en Donostia son casos puntuales cuyo modelo referente venía a través de Francia. Sírvanos como ejemplo, el proyecto del Palacio Miramar, construcción de tipo inglés cottage, que fue encomendado por el comisionado municipal en 1888 al arquitecto londinense Selden Wornum. Dicho autor se había ganado el beneplácito de la aristocracia veraniega europea con sus palacetes de San Juan de Luz y Biarritz. Estos trabajos no habían pasado desapercibidos para el ayuntamiento donostiarra, que buscaron en ellos modelos para la realización de ciudad playa que se estaba desarrollando. En adelante, nos centraremos en el caso particular donostiarra. En cómo llegó la modernidad a la ciudad y en el grado y manera en la que influyeron los innovadores trabajos franceses en la configuración de la urbe. 11 Los problemas de las viviendas de particulares destinadas a las clases más humildes dispusieron, aunque en medida insuficiente, de una intervención estatal que garantizase las condiciones mínimas de distribución e higiene. 12 GRANDIO, 1984. 348
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La Bella Easo y Lutecia, baile de espejos y simetrías imposibles. Arquitectura y urbanismo de Donostia, 1813-1920
2. Urbanismo donostiarra: la Bella Easo se viste como Lutecia Si bien un elevado número de ciudades persiguieron emular a París, centro y ombligo del mundo moderno, Donostia destaca entre todas por reunir a pequeña escala los rasgos que mejor caracterizan a la Ciudad de la Luz. Sin embargo, como hemos mencionado al comienzo insisto en que no se trató de un calco, sino de una confluencia entre los elementos más representativos de la modernidad parisiense con la idiosincrasia propia del núcleo urbano donostiarra. El influjo al que estamos aludiendo es más tangible a partir de la segunda mitad del siglo XIX, aunque ya desde inicios de dicha centuria hallamos trabajos que remiten al estilo francés. El propósito del presente apartado, por tanto, es identificar la presencia más que evidente de influencias estilísticas procedentes de Francia a lo largo del siglo decimonónico hasta las primeras décadas del siglo XX. Dividiremos este extenso periodo en diferentes partes en aras de obtener una mejor comprensión de los acontecimientos desarrollados. 2.1 Reconstrucción de San Sebastián tras el incendio de 1813 Una semana más tarde de la quema de la ciudad13, el 8 de septiembre de 1813, se reunieron en la casa solariega de Zubieta las personalidades más destacadas de la ciudad fijándose dos objetivos principales: la retención de la población y la reconstrucción de la ciudad. Abordaron este último aspecto atendiendo los problemas que concernían a los trabajos de recomposición (obras, indemnizaciones, financiación14) y decidieron crear diferentes comisiones para llevar a cabo su cometido. La más importante fue la Junta de Obras, constituida el 5 de diciembre, que nombró a Pedro Manuel Ugartemendia arquitecto encargado de la reconstrucción de San Sebastián. A petición de la Junta, el capitán del ejército y arquitecto de la Real Academia de San Fernando realizó dos planos. En el primero, presentaba la planta de la ciudad anterior al incendio, indicaba las propiedades particulares y señalaba los espacios destruidos. Así, realizó una descripción exacta y pormenorizada del estado en el que se hallaba San Sebastián antes de su ruina. Calificaba a las calles como tortuosas, escasas de luces, poco ventiladas, malsanas y peligrosas15. Distribuidas en base a las funciones que desempeñaban (comerciales: adyacentes al puerto, residenciales: Narrica, 13 Durante los últimos días de la Guerra de la Independencia, el 31 de agosto de 1813 las potencias aliadas (el ejército anglo-portugués) bajo el mando del Duque de Wellington arrasaron la ciudad reduciéndola a cenizas. Tan sólo, las 35 casas donde se habían ubicado soldados británicos en la calle Trinidad (actual 31 de agosto) se salvaron de las llamas. 14 ARTOLA, 1963: 17-71. 15 AM.SS. D, 2, 5,3. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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religiosas: Trinidad), Ugartemendia se mostraba preocupado por su hacinamiento y congestión. El segundo plano, correspondía al plan general de reedificación. En él, Ugartemendia proyectó el levantamiento de una ciudad que se alejaba de todo concepto tradicional y que, de haberse llevado a cabo, hubiera convertido a Donostia en una ciudad modelo. Se trataba del diseño de un rígido trazado reticular cuyo eje residía en una plaza central octogonal sobre la que desembocaban en estrella ocho calles16. Los gestores municipales denegaron dicha propuesta debido a su magnificencia y el largo tiempo que requería su ejecución, aunque la verdadera razón de la oposición radicaba en la negativa de la mayoría de los propietarios, aferrados a un conservadurismo irreductible17 y sobre todo, contrarios a redistribuir sus terrenos. Tras años de disputas políticas en relación a la configuración urbanística de la ciudad, en 1816 se aprobó el plan de Gogorza. Su trazado resultaba idéntico al de la ciudad antigua; a excepción de las alteraciones que sufrieron las calles San Jerónimo, Narrica y Embeltran, alineadas y ensanchadas. Ugartemendia hizo uso de sus atribuciones e introdujo algunas modificaciones en el proyecto de Gogorza, tales como la apertura de la nueva calle del Puerto, la regularización de la calle Campanario, la ampliación de la Plaza Vieja y otras mejoras en el trazado. A partir de 1818, la reconstrucción adquirió gran rapidez y comenzaron a levantarse mayor número de edificios. Los más destacables y que mejor representan la formación neoclásica de sus arquitectos son la Casa Consistorial (Silvestre Pérez, 181918), La Alhóndiga y las Escuelas (Ugartemendia, 1829) y el Teatro Principal (Joaquín Echeveste, 1843). Personaje clave en la reconstrucción de la ciudad, Ugartemendia, brinda especial relevancia a conceptos tales como el embellecimiento de las ciudades; ligados a la comodidad, ornato público, salubridad e higiene. Comparte el ideal urbano de las ciudades napoleónicas, cuyas características conoce a través de sus viajes a Francia, sus lecturas sobre la ciudad de Rousseau y Voltaire, y el contacto mantenido con José de Napoleón19. Así, el arquitecto 16 VV. AA., 1991. 17 RODRIGUEZ,1985: 31. 18 Si bien el arquitecto aragonés presentó el proyecto de reedificación del Ayuntamiento se retrasó la construcción del edificio hasta 1828 por falta de recursos económicos. Su inauguración se celebró en 1832 y su fachada fue objeto de elogios de los artistas de la época. Las obras de la edificación fueron proseguidas por Ugartemendia, ya que Silvestre Pérez abandono el cargo tres años después de su nombramiento. 19 Aunque el monarca francés no tuvo tiempo para desarrollar en España su programa transformador, que guardaba grandes similitudes son las reformas parisienses (apertura de calles y plazas), influyó en la arquitectura española de comienzos del XIX. En TERÁN, 1999: 29. 350
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municipal constituye uno de los mejores exponentes de las novedades que estaban llevándose a cabo en París durante dicha época. A pesar de que ciertos estudiosos defienden que la nueva Donostia nació tras su destrucción en 1813, considero aventurado fijar en esta fecha el inicio de la configuración moderna de la urbe. Tal como hemos apuntado más arriba, excepto algunas salvedades, la reconstrucción de la ciudad no aportó elementos transgresores. Más aún cuando el proyecto de Ugartemendia, quien apostara por una ciudad que se alejaba de todo concepto tradicional, fue rechazado. Así, discrepo totalmente con las tesis del Dr. J. J. Martín González20, ya que considero que la construcción de la ciudad moderna no fue consecuencia del incendio de 1813 ni de ningún otro cataclismo. Fue el derribo de las murallas lo que resultó decisivo en el desarrollo socio- económico y urbanístico de San Sebastián. 2.2 San Sebastián hacia su refundación El significativo aumento demográfico y los cambios económicos que conoció la ciudad a partir de finales de la primera mitad del XIX chocaban con su fisionomía urbana. La guerra de la Independencia había puesto de manifiesto el carácter obsoleto de la función defensiva de San Sebastián. Así, la ciudad apostó por la otra actividad que la había identificado a lo largo de su historia: el comercio. El traslado de las aduanas a la costa decretado por Espartero en 1841 constituyó el comienzo del proceso de industrialización del País Vasco. Los liberales donostiarras, la mayor parte de ellos comerciantes, vieron cumplida la reivindicación que tiempo atrás venían planteando sobre la necesidad de introducir reformas en las disposiciones forales. Se mantenían los derechos de autonomía, atribuciones administrativas y políticas, pero la resolución de 1841 favorecería e impulsaría el desarrollo de los negocios fabriles que marcarán el futuro económico del conjunto del país y en particular de sus provincias costeras21. Así, gracias a ello se produjeron las transformaciones urbanas, los movimientos migratorios, los cambios en las estructuras sociales y en las mentalidades de las ciudades vascas. En concreto, Donostia además de 20 “Lo que polémicamente realizó Hausmann en París a partir de 1853, fue saludablemente bien recibido en San Sebastián en 1814, al planificarse la reconstrucción de la ciudad (…) hubo que pensarse en una nueva ciudad, ya sin parecido ni mimetismo alguno. San Sebastián, urbanísticamente está ligada a la historia de las grandes transformaciones apoyadas en la tabla rasa del cataclismo.” citado en el prólogo de RODRIGUEZ, 1985 21 MONTERO, 1984 y APARICIO, 1991. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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ver aumentado su volumen poblacional recuperó su actividad comercial y estimuló su industria. Su buen emplazamiento, el desarrollo de las vías de comunicación y los transportes y la concentración del grupo burgués más activo de la provincia hicieron del área de San Sebastián no sólo un núcleo idóneo para el asentamiento de todo tipo de industrias y negocios, sino también un polo de atracción de capital foráneo, especialmente francés22.
Otro aspecto a tener en cuenta fue la obtención de la capitalidad guipuzcoana en 1854. Detentada por Tolosa, la llegada de los progresistas al poder influyó sobre manera en su nombramiento. Este hecho, supuso un importante impulso en la consolidación de Donostia como ciudad de modelo terciario, ya que la Diputación y las diferentes delegaciones de Estado tuvieron que establecerse en la capital. Durante el verano San Sebastián se convirtió en el punto de encuentro de la aristocracia del estado y de las personalidades más destacadas de Europa. En 1845, la reina Isabel II, aquejada de afecciones cutáneas, se desplazó a esta ciudad con objeto de tomar baños de mar. A partir de ese año, Donostia se erigió en destino estival de la familia real, tan sólo interrumpido por Alfonso XII durante la II Guerra Carlista. La divulgación de la hidroterapia, la moda de los baños de mar y el desarrollo de los medios de locomoción23, entre otras razones, contribuyeron a convertir el turismo en el principal motor de la economía donostiarra a partir de la segunda mitad del XIX. La temporada estival easonense reportó pingües beneficios a la economía donostiarra, con los que fueron sufragados los enormes costos de las obras del ensanche. Todo ello y el aumento de su población urgían el derribo de su cinturón defensivo. El 22 de abril de 1862 una Real Orden regulaba el cese de San Sebastián como plaza fuerte y ordenaba la demolición de su muralla. Litigios y negociaciones en torno a los aspectos más oscuros (propiedad de los terrenos, sufragios de obras…) retrasarían los trabajos hasta el año siguiente24. Se cumplieron entonces las aspiraciones que la ciudad venía reivindicando desde años atrás. El 5 de mayo de 1863, “pese a una lluvia torrencial que no dejó de caer en toda la jornada, números vecinos, encabezados por las autoridades municipales acompañadas por banda y coros, asistieron jubilosos 22 LARRINAGA, 1995: 9-27. 23 La construcción de la carretera Madrid-Irun en 1844 y la llegada del ferrocarril a Donostia en 1864 facilitaron el traslado de mercancías y el desplazamiento de un mayor número de turistas. 24 ARTOLA, 2004: 102. 352
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al acto protocolario del inicio del derribo de las murallas”25. Así describía el ambiente festivo una de las canciones escuchadas aquel memorable día: Mirad a todo un pueblo de júbilo embriagado cantar alborozado su Fausto porvenir 26.
El derribo de las murallas marca el inicio del fenómeno que algunos estudiosos han denominado refundación27. Se trataría de la incorporación de una sustancial alteración de la estructura urbana de una ciudad como resultado próximo o simultáneo de una trascendente modificación en las estructuras de poder28. 2.3 El derribo de las murallas y la creación del ensanche El triunfo de la burguesía y los valores del nuevo orden económico que representaba se plasmaron en la ordenación de las urbes. Los ensanches fueron concebidos como “nuevas ciudades” debido a su autonomía para con los cascos antiguos29 y sus objetivos reformadores. San Sebastián fue una de las primeras ciudades del estado en planear su ensanche (la mayoría de las urbes de España presentaron sus proyectos a partir de los ochenta) tras la Real Orden dictada en Madrid el 17 de marzo de 1862. En ella la capital guipuzcoana dejaba de ser plaza de guerra. Adelantándose a la resolución que decretase el derrumbe de las fortificaciones, el ayuntamiento donostiarra convocó el 30 de julio de ese mismo año un concurso de planos para su remodelación urbana al que se presentaron doce propuestas. Las bases dispuestas por el Ayuntamiento de Barcelona para su nuevo ensanche fueron emuladas por el comisionado municipal donostiarra. Una delegación easonense había viajado a la Ciudad Condal para observar los cambios que allí se estaban produciendo desde que Ildefonso Cerdá comenzara a llevar a cabo su proyecto en 1860. Antonio Cortazar obtuvo en octubre de 1862 el primer premio del concurso de planes del ensanche, convirtiéndose en el artífice de la ampliación 25 LUENGO TEIXIDOR, 1984: 53. 26 “San Sebastián”, El Urumea. Periódico no político, 17 de agosto de 1879, 1-2. 27 Henri Lefebvre y André Corboz entre otros. 28 MARTIN RAMOS, 2004: 12. 29 En el caso donostiarra esta afirmación no se sostiene ya que si bien se proyecta un trazado urbanístico diferente al que imperaba en la ciudad no son espacios diferenciados. Así, el enlace entre la parte vieja y la nueva lo constituye la calle Mayor. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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y moderna configuración del trazado donostiarra. Nacido el 17 de enero de 1823 en San Sebastián, se trasladó a Francia en 1833 para emprender los estudios de segunda enseñanza. Diez años más tarde fijó su residencia en Madrid, donde asistió a las academias particulares de Lallave y Peyronnet, cuya procedencia bien indican sus apellidos. Al mismo tiempo que cursaba allí sus estudios preliminares de arquitectura, el afamado pintor Esquibol le instruía en el dibujo. En 1845 ingresó en la recién constituida Escuela de Arquitectura. Fundada el año anterior, desempeñaba la función de renovar la enseñanza de dicha materia. “Los avances técnicos que estaban produciéndose en la construcción y las nuevas necesidades arquitectónicas, requerían de un sistema desligado de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando”30. Obtenido el título en 1850 se estableció en San Sebastián hasta su muerte31. La formación académica recibida y sus propias vivencias, influirían en la personalidad de Cortazar manifestada a través de su obra. La más importante fue la elaboración del ensanche donostiarra. De estructura reticular, el arquitecto municipal subraya el carácter mercantil de la ciudad y divide el espacio, muy congestionado32, en consonancia a criterios eminentemente clasistas. Así, situaba “la más acomodada en el centro de la población sobre terreno consistente y al contacto de la ciudad actual; la población flotante veraniega frente a la bahía con vistas a la playa y arenal destinado a baños, cuya línea de casas evitará los vientos del N.O. a las casas del centro; la clase artesana y obrera en la parte baja del barrio de San Martín y en toda la zona meridional de la nueva población, defendida de los vientos pero menos favorecida por las buenas vistas”33. Suponemos que Antonio Cortazar tuvo en consideración aspectos urbanísticos de las reformas desarrolladas por el barón Haussmann en París. Dichas consideraciones bien podrían plasmarse en la conducción de las aguas y ciertos edificios cuyas fachadas podrían remitir a construcciones parisienses. Entre estos últimos destaca el Mercado de la Brecha por la elegancia de sus proporciones, su plano en U y los materiales utilizados (hierro)34. No obstante, Cortazar no es buen exponente de la influencia 30 RODRIGUEZ, 1985: 80. 31 Los datos biográficos del arquitecto Cortazar han sido extraídos del artículo de Serapio Múgica publicado en la revista de cultura vasca Euskalerriaren alde en 1921. MUGICA ZUFIRIA, 1921: 46-51. 32 Su proyecto dotaba a las calles de una anchura entre los 10 y 20 m. Con ello, Cortazar perseguía ofrecer a la burguesía propietaria los máximos beneficios del negocio especulativo. 33 LARRAÑAGA BILBAO. L., “Historia de unos Ensanches”, Boletín de Información municipal, 1963 citado en RODRIGUEZ, 1985: 66. 34 Cortazar utilizó para el Mercado de la Brecha un sistema mixto, compuesto por hierro y 354
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francesa en la ciudad donostiarra, ya que excluye en el diseño de sus trazados la apertura de grandes avenidas (a excepción de la actual Avenida de la Libertad), alamedas y espacios ajardinados. Así, su proyecto inicial no incluía lugares emblemáticos de hoy como el Boulevard, los jardines de Alderdi Eder o la plaza Guipúzcoa. El ensanche Cortázar, por tanto, representa el triunfo de la burguesía y de los valores del novedoso orden económico. Antonio Cortazar y Gorria no era un reformador, “sino el exponente claro de los propietarios de los ideales de la burguesía decimonónica, sobre todo de los propietarios de los solares urbanos que en realidad, no constituía más que una parte de la población urbana de San Sebastián”35. José Goikoa y Barkaiztegi introdujo importantes modificaciones en el Ensanche Cortazar. Nacido en Donostia en 1844, cursó sus estudios en la Escuela de Arquitectura de Madrid, titulándose en 1869. Allí, entró en contacto con las novedades europeas de la época, donde las grandes obras parisienses ocuparon un lugar privilegiado de las enseñanzas. Así, los proyectos que estaban llevándose a cabo en París influyeron de buen grado en el diseño de sus construcciones36. 2.4 La arquitectura del Ensanche En la arquitectura pública es donde mejor se aprecian la personalidad y el estilo de cada uno de los artífices de los nuevos proyectos. A pesar de la libertad que disfrutaban los arquitectos para desarrollar sus trabajos, estos últimos debían de estar sujetos a los objetivos urbanísticos y respetar el carácter homogéneo del ensanche. El Palacio de la Diputación (1878-1885), definido dentro de unas líneas muy clasicistas, presenta características propias del eclecticismo francés37. Se advierten semejanzas con la Ópera de París, obra de Garnier (18621875). No obstante, Goikoa suprime la excesiva decoración escultórica de la fachada; ya que si bien resultaba acorde para un teatro, su ornato se prestaba sillería, debido al elevado coste de las estructuras metálicas. 35 CALVO SÁNCHEZ, 1983: 75. 36 MENDIZABAL ETXEBERRIA, “Goikoa y la realización del ensanche de San Sebastián” disponible en http://www.euskomedia.org/PDFAntl/congresos/11/11479487.pdf 37 Se trata de un conjunto de experiencia arquitectónicas llevadas a cabo desde la crisis del clasicismo hasta los orígenes del Movimiento Moderno, coincidiendo con la consolidación del poder burgués, el desarrollo de la civilización industrial y con la cultura romántica de los ideales nacionales. Los valores del pasado constituyen el núcleo del eclecticismo y su objetivo principal radica en su adaptación al presente. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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inadecuado para adornar un edificio oficial. El espacio ajardinado, situado frente al palacio foral, correspondió al proyecto realizado por Goikoa junto al jardinero municipal Pierre Ducasse, y su diseño (1877) presentaba similitudes con el Parque Monceau. En 1880 se aprueba la propuesta de Goikoa de un proyecto de Hospital General que arquitectónicamente obedece al modelo de Hospital Hôtel Dieu de París construido por Napoleon III al borde del Sena, junto a Notre Dame. El mismo año, diseña una remodelación del Paseo de la Concha siguiendo el modelo de ciudades playa de la costa francesa como Biarritz y Niza: peatonaliza el paseo y reorienta la circulación por la calle Zubieta, entre otras medidas. Son cuantiosas las obras ejecutadas por Goikoa que presentan analogías con edificios levantados en París durante el periodo de los grandes trabajos de Haussmann. El Mercado de San Martín de 1882, construido con materiales de hierro tensado, podría compararse a l’Orangerie de las Tullerías por sus ventanales. También los soportales que enfilan la calle San Martín guardan un significativo parecido con los arcos de la rue Rivoli, situada frente al Louvre de París. Sin olvidar el Puente de María Cristina, similar al puente de Alejandro III de la capital francesa. Las grandes avenidas y los espacios verdes constituyeron un elemento relevante del urbanismo parisiense. Goikoa introdujo dichos aspectos al ensanche donostiarra. Así, además del ajardinado de Alderdi Eder y del Paseo de la Concha, el arquitecto donostiarra llevó a cabo la ornamentación del boulevard38, principal arteria del ocio y sociabilidad de la ciudad. Goikoa instaló en él un conjunto escultórico de bailarinas y niños, fuentes, jardines y farolas diseñadas por él mismo. Edificio al que sin duda hemos de referirnos por su notable influencia francesa es el Gran Casino39. En junio de 1882, dieron comienzo los trabajos de construcción del proyecto presentado por Adolfo Morales de los Ríos y Luis Aladrén un año antes. El primero, natural de Sevilla, había cursado sus estudios de Arquitectura en la Escuela Nacional de Bellas Artes de París. Aladrén, por su parte, hacía tiempo que se encontraba vinculado a la ciudad, 38 Saracíbar, finalista en el concurso para la realización del ensanche de la ciudad tras el derribo de las murallas, propuso la construcción de un espacio abierto entre la ciudad vieja y el ensanche, que sirviera para el disfrute de ciudadanos y visitantes. Cortázar, por su parte, había previsto utilizar dichos solares para el levantamiento de edificios. Tras un acalorado debate entre los defensores de ambas alternativas, en 1866 se aprobó la construcción de la alameda. 39 SADA y HERNANDEZ, 1987. 356
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habiendo participado en la reconstrucción del Palacio de la Diputación y en la ejecución de algunas casas del Ensanche. El influjo francés se aprecia tanto en el aspecto de su fachada como en su emplazamiento40, ubicado junto a la bahía, al estilo del casino de Montecarlo de Garnier. Los arquitectos Aladrén y Morales de los Ríos conocían y estudiaron los planos de diversos casinos extranjeros: Ostende, Dieppe, o Biarritz. Rodríguez Sorondo, califica su arquitectura ecléctica y cosmopolita, destacando las conexiones que presentaba el edificio donostiarra con las corrientes arquitectónicas desarrolladas en Europa durante dicho periodo41. La constante y voluntariosa gestión municipal no sólo intervino en las obras de carácter público, sino que también controló la edificacion privada mediante ordenanzas. Se trataba de una normativa rígida que se imponía sobre la personalidad del artista. Así, quedaban estipuladas la decoración de las fachadas, la altura de los edificios, los materiales a emplear y las condiciones de higiene. La mayor parte de las construcciones privadas que se erigieron durante esta época remiten a los edificios levantados en París. Las semejanzas más visibles se aprecian en los materiales constructivos (la piedra arenisca) y la incorporación de las mansardas a los mismos. En palabras de Grandío42, la moda francesa fue tan fuerte y significaba socialmente tanto que algunos palacetes construidos anteriormente se revistieron a la francesa elevando una mansarda sobre lo que en otro tiempo fue una terraza. Las casas edificadas junto al Urumea, con sus jardincillos, miradores y verjas son análogas a las situadas a los lados del Sena. Esta etapa a la que nos hemos referido es la más representativa del estilo afrancesado de la ciudad, no sólo por el elevado número de trabajos que remiten a él, sino por la mentalidad moderna que mostraron la mayoría de sus arquitectos. La última fase que presentamos a continuación comprende las dos primeras décadas de la siguiente centuria. A finales de la década de los veinte otras nuevas corrientes irán imponiéndose, por lo que el estilo ecléctico procedente de Francia verá mermada su influencia en San Sebastián. 2.5 El fin del eclecticismo francés En este nuevo periodo hay que destacar la figura de Juan Alday, arquitecto municipal durante cuarenta años (1910-1950) y diseñador de uno de los 40 Decisión adoptada por Goikoa. 41 RODRIGUEZ, 1985: 109-121. 42 GRANDIO, 1984. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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emblemas de la ciudad: la barandilla de la Concha. Entre sus trabajos se encuentran la Delegación de Hacienda y Aduana (1921) en la plaza Lasala, el edificio de la Pescadería (1928), el actual Teatro Principal (1931) y algunas viviendas particulares43. Ramón Cortázar y Luis Elizalde son dos de los mayores exponentes del movimiento modernista Art Nouveau francés44. Algunos de sus trabajos persisten hoy día, entre ellos destacan los edificios de vivienda que proyectaron ambos arquitectos en la calle Prim y en el Paseo de los Fueros. Asimismo, colaboraron en 1900 en la construcción de la Escuela de Artes y Oficios, actual biblioteca Koldo Mitxelena45 El mismo año Francisco Urcola presentó la construcción de otro edificio singular. El Teatro Victoria Eugenia respondía a un estilo neoplateresco46, en alza tras el éxito que obtuvo José Urioste en la Exposición Universal de París de 1900; año en el que el plateresco comenzó a convertirse en el eclecticismo arquitectónico más representativo del nuevo siglo. El hotel María Cristina aunque dirigido por Urcola fue proyecto de Charles Mewes, arquitecto francés, autor de los hoteles Ritz de Madrid, Londres o París. Encomendado por la Sociedad de Fomento, diseñó el gran hotel de la ciudad. Influido por el estilo francés del momento fue inaugurado junto al Teatro Victoria Eugenia en 1912. Todos estos trabajos recogieron la esencia del gusto francés de las primeras décadas y manifestaron el modernismo galo en sus fachadas. Sin embargo, a comienzos de los años veinte se impusieron nuevas tendencias que pusieron término a una influencia que el país vecino había profesado sobre La Bella Easo a lo largo de cien años.
43 LABORDA YNEVA, 2008. 44 Estilo que se desarrolla alrededor de 1900. Los valores de la arquitectura modernista se reducen a la importancia con la que cuenta el edificio y a la ornamentación de su fachada. Estas últimas reflejan el bienestar de sus moradores y en su decoración prevalecen los trabajos naturalistas. Los materiales utilizados son la piedra, el hierro o la madera, y el vidrio y azulejos para la decoración. Esta nueva corriente artística está estrechamente ligada al movimiento simbolista de la literatura francesa. Opuestas al positivismo, asumen un nuevo aspecto romántico, irracional y místico que se plasma en la búsqueda de lo exótico. En GRANDIO, 1984. 45 ARSUAGA, 1996. 46 A partir de la crisis de estado de principios del siglo XX, tras la pérdida de las últimas colonias españolas en 1898, empieza a tomar fuerza este estilo de carácter marcadamente nacionalista. 358
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3. Conclusiones Se apea del tren Persigue su porvenir Respira sin opresión Vence su encierro sin perder su esencia Se viste bella Se muta nueva Se adorna sin fin Y consigue su fin no perder su esencia Vienen ideas desde allí Viajan hasta aquí llegan a Donosti pero vuelven a París Es la modernidad Es la revolución urbana Es La Bella Easo Y le llaman… Le Petit Paris.
He creído conveniente terminar con un poema que recogiese todas las ideas importantes que se engloban en el artículo. La poesía además de ser una de las expresiones artísticas de mayor riqueza literaria que conozco, cuenta con una enorme tradición en el pueblo vasco manifestada a través del bertsolarismo. Los temas que hemos tratado a lo largo de estas páginas, fueron discutidos y puestos sobre la mesa mediante bertsos por personajes no públicos, pero no por ello desconocidos de la ciudad. Más allá de la forma no “científica” de las conclusiones y del guiño realizado a otro sector de la ciudad no mencionado en el artículo, pero preocupado con lo que en ella acontecía, el poema resume la tesis defendida en la presente comunicación: La transformación de San Sebastián en una ciudad moderna donde la arquitectura y el urbanismo se traducen en expresiones de prestigio y poder. Así, los responsables en acondicionar el nuevo espacio a sus pretensiones se inspiran en lo que ellos consideran la máxima expresión moderna: París. No obstante, tal como venimos reiterando, no se trató de un calco sino de una influencia; adquirida por su proximidad geográfica y las Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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relaciones socio-económicas establecidas desde siglos atrás. Los arquitectos encargados de erigir la nueva ciudad obedecieron las pautas marcadas por la administración municipal. De manera que los objetivos fijados por esta última se manifestaran en la creación de una ciudad de servicios cuyo centro urbano se restringiera al comercio, el ocio o el esparcimiento veraniego y la periferia ubicase la actividad industrial. Convertida en una urbe moderna, a finales de la primera década del siglo XX, la influencia francesa quedó mermada y fue sustituida por otros estilos arquitectónicos. Sin embargo, La Bella Easo nunca dejó de ser Le Petit Paris. Bibliografía ANABITARTE, Baldomero, Gestión municipal de San Sebastián 1894-1900, Donostia, Grupo Doctor Camino de Historia de SS, 1974. ANABITARTE, Baldomero, Gestión municipal de San Sebastián 1900-1925, Donostia, Grupo Doctor Camino de Historia de SS, 1971. APARICIO PÉREZ, Celia, Poder municipal, economía y sociedad en la ciudad de San Sebastián 1813-1855, Donostia, Grupo Doctor Camino de Historia de SS, 1991. ARSUAGA, Miguel y SESÉ, Luís, Donostia. Guía de Arquitectura. Donostia, COAVN, 1996. ARTOLA GALLEGO, Miguel, Historia de Donostia, Hondarribia, Nerea, 2000. BENÉVOLO, Leonardo, Historia de la arquitectura moderna, Barcelona, GG, 2002 (8ªed) CALVO SANCHEZ, María Jesús, Crecimiento y estructura urbana de San Sebastián, Donostia, Grupo Doctor Camino de Historia de SS, 1983. CERDÁ SUÑER, Ildefonso, Teoría general de la urbanización y aplicación de sus principios y doctrinas a la reforma del ensanche de Barcelona, I-II, Madrid, 1867. CENDERO IRAOLA, Andoni, “La influencia francesa en la arquitectura pública donostiarra durante la Restauración”, Ondare, 23, (2004): 255-265. CHUECA GOITIA, Fernando, Breve historia del urbanismo, Madrid, Alianza ed., 1980. 360
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La geografía republicana en Madrid, 1875-1890. Movilización política, organización y espacio urbano Republican Geography in Madrid, 1875-1890. Mobilization, Politic, Organization and Urban Space Oscar Anchorena Morales1 Universidad Autónoma de Madrid [email protected] Resumen: La restauración borbónica supuso el desmantelamiento de las estructuras políticas republicanas –partidos, asociaciones y diarios– en un régimen que se abre desde la dictadura a un cierto liberalismo entre 1875 y 1890. El presente trabajo analiza la reconfiguración del tejido asociativo republicano en la ciudad de Madrid y la movilización política plasmada en el empleo del espacio urbano. Así, se busca en el uso de los diferentes “lugares republicanos” de la capital –redacciones de periódicos, cafés y casinos o residencias de los líderes– y en el de los espacios públicos que los republicanos trataron de apropiarse en sus manifestaciones, la relación entre la movilización política, la sociabilidad republicana y la geografía de la ciudad de Madrid. Palabras clave: Republicanismo, movilización, espacio urbano, Madrid, organización política. Abstract: The return of the Monarchy in Spain implied the destruction of all republican structures –political parties, societies and newspapers– in a political regime that moved from dictatorship to a kind of liberalism in the period 1875-1890. In this essay my goal is to analyze the reconfiguration of the republican social network and political movement in Madrid, focusing in the use of urban space. I show connections among different places such as cultural centers, cafés, private residences, newspaper’s head offices and the political struggle against conservative governments and in pursuit of democracy developed by republicans in Madrid. Keywords: Republicanism, Political Movement, Urban Space, Madrid, Political Organization. 1 Becario FPU, Departamento de Historia Contemporánea. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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1. Introducción La Restauración borbónica provocó una dispersión general de las fuerzas republicanas. Los partidos y sus líderes, los clubes y los periódicos, fueron perseguidos por las nuevas autoridades en lo que se puede calificar como etapa de clandestinidad 2. En 1875 el republicanismo debe recomenzar la tarea de encuadramiento y movilización de las bases. En Madrid, las fuerzas republicanas poseían un fuerte apoyo social, especialmente proveniente de las capas populares de la ciudad. En un contexto de represión y de recorte de las libertades políticas como la primera etapa de la Restauración –finalizada simbólicamente con el restablecimiento del Sufragio universal masculino en 1890– el republicanismo madrileño desplegó distintas estrategias para recuperar la actividad política ciudadana e intentar reconstruir las redes sociales republicanas. La comunicación que presento persigue delinear la “geografía republicana” de aquellos años, estudiando los lugares en que fue reconstruyéndose el tejido asociativo republicano en Madrid y los espacios públicos ocupados en las manifestaciones y reivindicaciones republicanas, con ánimo de profundizar en la relación entre la acción política y el espacio urbano. Así, atenderé a los lugares de especial significación para las movilizaciones republicanas: casinos y ateneos, cafés, residencias de líderes políticos, redacciones de periódicos, embajadas de “repúblicas amigas”, así como calles y plazas de Madrid de especial carga simbólica. Igualmente, trataré de analizar la relación entre la arena política: el espacio en que se desarrolla la conflictiva dinámica de apropiación simbólica de la esfera pública a través de la visibilidad en la calle, y el espacio de residencia de los republicanos –tanto de los líderes más acomodados como de los sectores económicamente más deprimidos–. En estas páginas intentaré responder a cuestiones diversas: ¿qué espacios buscaban ocupar los republicanos en sus manifestaciones públicas y con qué estrategias de acción? ¿Qué lugares de la ciudad albergaban sus centros políticos o de socialización y eran utilizados como escenarios para las actividades políticas menos conflictivas? ¿Qué dinámica sufrió la relación entre la movilización pública republicana y la ciudad de Madrid?
2 ARTOLA, 1991, vol 1: 371. 364
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La forma en que los republicanos utilizaron el espacio y los lugares de la ciudad de Madrid para articular la movilización y la socialización políticas, para visibilizar sus planteamientos, tiene que ver en primer lugar con la naturaleza política del régimen de la Restauración, basado en el liberalismo doctrinario inicialmente y en el fraude electoral cuando supuestamente se democratizaba, poco sensible a las demandas de las capas populares. Tal y como dice Serrallonga: “la represión pura y dura es la única medida básica de la legislación social española hasta 1900”3. En segundo lugar, se relaciona claramente con una interpretación de la “cultura política” republicana y con los mecanismos de construcción y redefinición de las identidades colectivas en la historia de España. La cultura política republicana de comienzos de la Restauración ha sido descrita con gran acierto por Javier de Diego4, quien ha delineado el “suelo axiológico” común republicano y las diferencias existentes en el credo republicano. Siguiendo la definición que da Berstein5, parece clara la relación entre la movilización política, las redes de sociabilidad y la cultura política, lo que hace muy interesante el estudio combinado de tales cuestiones, al cual se consagra este trabajo. El estudio de la sociabilidad se ha mostrado especialmente fecundo y útil en el campo de la historia política del siglo XIX, siguiendo a Agulhon, como parte del instrumental analítico con que abordar una reconstrucción más compleja del mundo político en el empeño de hacer una historia política renovada6. Esta concepción trata de “apostar por una visión más compleja de los caminos a través de los cuales puede discurrir la vida política, ampliando nuestra concepción de ésta y no limitándola a la dinámica de partidos, elecciones o minorías dirigentes de diverso signo”7. En este modo de proceder se insertan obras que brindan intuiciones muy sugerentes a mi trabajo8, ya que muestran en el caso de la ciudad de Barcelona del último tercio del XIX, cómo el estudio tradicional de la 3 SERRALLONGA, 1994: 69. 4 DE DIEGO ROMERO, 2008. 5 La cultura política incluye el credo político y un conjunto articulado de símbolos, relatos míticos, narraciones históricas, pronósticos de futuro, además de un modelo institucional y social propio. BERSTEIN, 1997: 373. 6 NAVARRO, 2006: 278. 7 NAVARRO, 2006: 281. 8 GABRIEL, 1992 y RIQUER, 1992. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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lucha política basado en partidos, elecciones y pugna entre elites puede ser enriquecido e incluso rectificarse algunas de sus conclusiones si se estudian los nuevos lugares de socialización y aculturación política que conducen a nuevas formas de acción política. Así, tal y como señala Riquer, cabe preguntarse si los procesos que detecta para Barcelona en los años 80 y 90 del siglo XIX son aplicables de alguna manera a Madrid y si se puede pensar que las elecciones no fueron la vía de expresión política de la mayoría de la población, sino las acciones colectivas con clara voluntad de “intervención en la escena pública ciudadana”9. Las intuiciones que se abren podrían confirmar para el caso de Madrid la revisión de algunas tesis asentadas dentro de la historiografía acerca de la “apatía ciudadana”10 en la Restauración, de la organización republicana y su falta de “influencia política”11. Igualmente, se debería adelantar la fecha de 1890 como año crucial en que se “reactivan las bases republicanas”12 y en que, con la celebración del 1º de mayo, aparecen nuevas prácticas políticas de ocupación pacífica de la calle que ponen de manifiesto la existencia política de los habitantes de una “ciudad excluida”, en contraste con las formas antiguas de violencia tradicional: la algarada y el motín13. El objetivo principal de estas páginas es tratar de imbricar el estudio del despliegue de la acción política republicana en la ciudad de Madrid con el de la extensión de sus redes de sociabilidad y con la interacción entre los sectores republicanos y las autoridades del Madrid de comienzos de la Restauración. Las redes republicanas de la capital lograrían, de acuerdo con la hipótesis central de mi investigación, una fortaleza notable durante el periodo de la Restauración, algo que ha sido relativamente desatendido por la historiografía. La geografía del republicanismo en Madrid debe analizarse atendiendo a su singularidad política: capital del Estado, sede de los poderes públicos y punto de confluencia de numerosos intereses. Las luchas por un espacio público en que se hallaban ubicados los centros de decisión y los símbolos del poder del régimen restauracionista revestirían sin duda gran relevancia. 9 RIQUER I PERMANYER, 1992: 26 y 35. 10 Sostenida por SUÁREZ CORTINA, 1997 o DARDÉ, 2003. 11 DARDÉ, 1974: 433-464 y 2003: 235; y sobre todo CASTRO, 1989: 30. 12 DARDÉ, 2003: 247. 13 Posición explícita, aunque no sólo, en DEL REY, 1994: 288. 366
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Tanto la precaución gubernativa ante posibles acciones contra los lugares centrales de la monarquía como el ahínco republicano por hacer visibles sus demandas en el teatro de la capital pueden explicar la elevada intensidad de la pugna por el espacio urbano madrileño. El Madrid de la Restauración constituye un lugar en constante transformación, desde ciudad provinciana a capital del Estado con procesos de gran interés y complejidad14. La ampliación de la ciudad por tres de los cuatro puntos cardinales corre pareja con la construcción de nuevas y grandes obras, como las Estaciones de Delicias (1880) y Del Norte (1888), el Viaducto de la Calle Segovia (1872-1883) o la Cárcel Modelo (1877-1883), así como el desplazamiento del núcleo geográfico desde el casco histórico hacia el eje Prado-Castellana. Todos los avances llevan a que Madrid defina y explicite la existencia y profunda separación de dos ciudades fuertemente contrastadas: el Madrid de la burguesía por un lado, triunfante en lo económico, con nuevas infraestructuras, que se miraba en el refinamiento de las grandes ciudades europeas y que levanta por doquier enfáticos y lujosos edificios; y, por otro lado, el Madrid proletario hacinado en las cada vez más numerosas barriadas de la periferia en torno a las zonas industriales del sur, en condiciones miserables y con altos índices de mortalidad15. 2. El Madrid republicano a comienzos de la Restauración (1875-1881) La relación entre el republicanismo y el espacio urbano de Madrid sólo puede comprenderse atendiendo a diferentes elementos como el contexto político general; la actitud de las autoridades hacia las manifestaciones públicas republicanas; la propia estructura organizativa de los republicanos, tanto formal como informal; así como las estrategias de apropiación del espacio público desplegadas en su acción política. El tejido asociativo republicano era en Madrid muy nutrido hasta su desmantelamiento, iniciado tras el golpe de Pavía y agudizado con el de Martínez Campos. Durante el Sexenio democrático existieron en Madrid multitud de clubes republicanos y los dirigentes de los Comités de distrito del Partido Republicano (la ciudad se dividía en diez distritos con diez barrios cada uno) superaban ampliamente los dos centenares16. La política 14 Todo análisis desbordaría los límites de este trabajo. Cfr. CARBALLO, PALLOL, ALBARRÁN, 2008. 15 GARCIA GUTIERREZ-MOSTEIRO, 2001: 72. 16 PÉREZ ROLDÁN, 2001: 59. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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dictatorial de los primeros gobiernos colocó en trance de desaparecer a las estructuras republicanas: asociaciones (proscritas), periódicos (censurados y perseguidos judicialmente) y partidos o comités (clandestinos). Así, las disposiciones del nuevo régimen afectaron a los derechos de asociación, reunión, manifestación y libre expresión. Los republicanos fueron excluidos de las elecciones desde el primer momento, a excepción de los fieles a Castelar. La Monarquía de Sagunto se construyó, como es sabido, sobre el “liberalismo oligárquico”17 apoyado en el “fraude organizado”18 de las elecciones. La limitación de derechos propia de momentos excepcionales se mantuvo más allá de las disposiciones provisionales de 1875. Así, los decretos sobre imprenta se mantienen hasta la Ley de 1879; los que regulan las reuniones hasta la Ley de 15 de junio de 1880; y para la legalización de las asociaciones políticas hay que esperar hasta 1887. Además, la situación de hostigamiento se agravaba por la interpretación de las leyes que hacía el gobierno. El periódico La Discusión estuvo prohibido desde fines de 1874 hasta el mes de junio de 187919; El Globo, posibilista y poco beligerante, fue suspendido entre julio 1876 y febrero de 1877; El Solfeo, federal dirigido por Antonio Sánchez, desapareció durante el primer semestre de 187820; y El Manifiesto, nacido con el Partido Democrático Progresista en abril de 1880, fue suprimido poco después por el Tribunal de Imprenta21. Las condenas a 20 días de suspensión, al secuestro de los ejemplares y al pago de multas constituían una situación muy común: El Pueblo Español, condenado en febrero de 187622; La Unión, continuador de El Solfeo, en 187923; El Demócrata, posibilista dirigido por Carvajal, y El Fígaro, denunciado en cuatro ocasiones por el fiscal de imprenta y que recibía su segunda condena, suspendidos en febrero de 188024, son algunos de los muchos condenados por los tribunales de imprenta.
17 TUSELL, 1989, vol 1: 33. 18 PRO, 2006: 183. 19 La Discusión, 14 de junio de 1879. 20 El Solfeo, 2 de junio de 1878. 21 SUÁREZ CORTINA, 2000: 76. 22 El Solfeo y El Globo, 11 de febrero de 1876. Este último informa de una multa de 125 ptas. impuesta a La Nueva Prensa por distribuir ejemplares del suspendido El Pueblo Español. 23 El Globo, nº 1215, 13 de febrero de 1879. 24 La Unión, 15 de febrero, La Discusión, 12 de febrero y El Liberal, 17 de febrero de 1880. 368
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El despliegue de las demandas republicanas sobre el paisaje urbano madrileño puede caracterizarse en estos años a tenor del elevado grado de conflictividad existente, lo que daría lugar a diversas actividades que pueden agruparse en dos grandes tipos: actos en lugares cerrados, de poca significación política y carácter más formativo que reivindicativo, caso de las muchas conferencias en sociedades culturales, por ejemplo; y, por otro lado, acciones de manifestación pública con intención de visibilizar las reivindicaciones políticas de los republicanos, que conllevaban un mayor componente de conflicto y violencia. El primer tipo de actividades republicanas llevadas a cabo en el Madrid de la Restauración sería el de mayor carga cultural y menor riesgo personal, al ser relativamente tolerado por el régimen. En esta clasificación, que no quiere ser exhaustiva, he incluido las conferencias y actos políticos de cariz eminentemente formativo o reflexivo –normalmente impartidas por figuras de prestigio intelectual, dirigidas a un público no muy numeroso y celebradas en instituciones de conocimiento como el Ateneo o la Institución Libre de Enseñanza–; otros espectáculos más cercanos al ocio y de más fácil acceso para las personas con menor formación, donde destaca sin duda el teatro; así como las veladas públicas de carácter político organizadas en cafés y restaurantes –el arquetípico banquete decimonónico– que implicaban una mayor organización y desafío a las autoridades, las cuales no por casualidad fueron prohibidas o restringidas en muchas ocasiones. De este último tipo de reunión pública, podría decirse “de interior”, me ocuparé con más detalle en el siguiente apartado. Las actividades de movilización y aculturación republicanas debían disfrazarse al presentarse públicamente, dado el contexto político represivo. Y el mejor elemento para ello en la España decimonónica eran los espectáculos teatrales, la diversión más popular y accesible para muchos ciudadanos. Los republicanos encontraron combustible para mantener la llama de la causa en obras teatrales alusivas, cargadas de simbolismo y mensajes indirectos. Tal es el caso de La Marsellesa, una zarzuela ambientada en la Francia de la Primera República cargada de símbolos, himnos y referencias republicanas, la cual se estrenó por primera vez en febrero de 1876, con “temor de que fuera censurada”25. El éxito ese año será tan grande, según diversos medios
25 El Solfeo, 3 de febrero de 1876. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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republicanos y liberales26, que se representará durante varios años en las primeras semanas de febrero, con la intención evidente de que coincidiera con la conmemoración de la República27. Pere Gabriel atribuye la misma intención política a las funciones que se celebraban en Barcelona28. Las figuras eminentes del republicanismo en Madrid encontraron cauces de expresión política a través de conferencias y cursos en asociaciones e instituciones culturales avanzadas que gozaron del permiso gubernativo aunque su auditorio fuera más restringido. Así, en 1878 se pudo asistir a un curso de Historia Contemporánea a cargo del diputado Labra29; o, en 1880, escuchar a Figuerola hablar sobre las constituciones de Suiza y de EEUU en la Escuela de Ciencias Políticas de la Institución Libre de Enseñanza30 y a Alvarado en una conferencia sobre la democracia en el Ateneo de Madrid31, entre otras muchas actividades llevadas a cabo por los republicanos más conocidos dentro y fuera de las Cortes. La situación inicial de persecución y de restricción de libertades se suavizó ligeramente en 1879. Sin embargo, la publicidad de los mensajes republicanos aún resultaba conflictiva, pues el gobierno trataba de dificultarla. La lucha política republicana se trasladó en varias ocasiones a las calles de la ciudad, como veremos, particularmente a su parte más céntrica. Las manifestaciones al aire libre que trataban de llevar a cabo los republicanos estaban sometidas de hecho a una presión muy fuerte. La Circular de 7 febrero de 1875, convertida en Ley el 2 de enero de 1877 –además de prohibir la constitución de asociaciones de “tengan un objeto político”32– establecía como preceptivo el permiso de las autoridades para celebrar cualquier reunión
26 El Globo, El Solfeo, incluso Los Lunes de El Imparcial dedican espacio a La Marsellesa. 27 Por ejemplo, La Unión, nº 155, 9 de marzo de 1879. En el año de 1883, La Marsellesa “hizo furor como siempre”, durante los días 11, 12 y 13 de febrero, con el teatro lleno y el público entusiasmado. El Liberal, 11-14 de febrero de 1883. 28 GABRIEL, 2003: 45. 29 El Globo, nº 856, 14 de febrero de 1878. 30 El Liberal, nº 259, 14 de febrero de 1880. 31 El Globo, nº 1581, 14 de febrero de 1880. 32 Circular del Mº Gobernación, 7 de febrero de 1875, punto 4º. (Gaceta de Madrid, nº 39, p. 340, 8 de febrero de 1875), disponible en: http://www.boe.es/aeboe/consultas/bases_ datos/gazeta.php. 370
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pública en “las calles, plazas, paseos o cualquiera otro lugar de tránsito”33, autorización que no se solía conceder a los republicanos. A fines del mes de diciembre de 1879 se produjeron en Madrid unos acontecimientos que resultan de gran interés para explicar la movilización pública republicana en Madrid: la respuesta popular a una iniciativa francesa de solidaridad desdeñada por el gobierno y el cortejo fúnebre del entierro de un General republicano de gran prestigio. A continuación trataré de analizar ambos sucesos. Unas inundaciones habidas en el Levante español provocaron considerables daños, ante lo que la prensa francesa organizó en París una gran verbena con desfile, espectáculos y otras actividades para recaudar dinero para los damnificados en España. La prensa española quiso corresponder a la solidaridad francesa organizando una jornada de agradecimiento en España, fijada para el 18 de diciembre, engalanando balcones y calles como expresión de gratitud ante el embajador francés en Madrid, Benjamin Jaurès34. Sin embargo, el gobierno prohibió la participación –habitual en otros actos lúdicos o conmemorativos– de las bandas militares de música y tampoco accedió a decorar los edificios públicos en señal de reconocimiento. La actitud del gobierno agitó los ánimos de los republicanos, que se encontraban entre los impulsores de las muestras de agradecimiento a la vecina república. El 18 de diciembre de 1879 una multitud acudió a la embajada francesa, saludó y vitoreó al embajador y lanzó vivas a la República, lo que produjo un detenido35. La concentración republicana marchó posteriormente por el centro de la ciudad, desde la Puerta de Alcalá hasta Sol, pasando después por la Calle del Arenal, la Carrera de San Jerónimo y la Calle de la Victoria, hasta los cafés Francia y París, en el Pasaje de 33 Circular del Mº Gobernación, 7 de febrero de 1875, punto 1º, (Gaceta de Madrid, nº 39, p. 340, 8 de febrero de 1875), disponible en: http://www.boe.es/aeboe/consultas/bases_ datos/gazeta.php. 34 El relato que sigue está basado en los diarios El Liberal, nº 203, La Unión, nº 377, y La Discusión, nº 160, los tres de carácter republicano; y, en El Imparcial, nº 4.503, todos ellos del 19 de diciembre de 1879. El reembajador y Vicealmirante Jaurès, a la sazón primo de Jean Jaurès, célebre político socialista francés y fundador del diario L´Humanité. 35 Lo sucedido hasta ese momento quedó reflejado también por la correspondencia entre el embajador Jaurès y el Ministro de Exteriores francés Waddington. Cfr. Cartas de 17 y 19 de diciembre de 1879, Archives du Ministère des Affaires Étrangères, (La Courneuve, Paris), P/16656, Microfilm. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Matheu. Acudieron seguidamente a las redacciones de los periódicos que habían organizado el acto: El Imparcial, El Globo y El Liberal. Partiendo de Sol, la manifestación discurrió por la Plaza de Sta. Ana, la Calle del Príncipe y la Plazuela de Matute hasta la redacción de El Imparcial. Cuando logran que salga a saludar el director –y tras gritar “viva la República francesa”– siguen el recorrido hasta la redacción de El Globo (en la Plaza del Progreso) y continúan por el casco histórico de Madrid (Calles Toledo y Mayor, Pza. Mayor, Pza. de Oriente, Bailén, la Almudena) hasta la redacción de El Liberal. Finalmente, el cortejo republicano acabó volviendo a Sol. La multitud iba “cantando La Marsellesa”, lanzando vivas a la “prensa francesa y española”, a la “raza latina” o a la “República francesa”. Tras el largo recorrido por el centro de Madrid y llegados de nuevo a Sol, fueron dispersados por agentes del cuerpo de orden público. Hubo seis detenidos, dos de ellos franceses, todos ellos liberados al poco tiempo, nos dicen los diarios republicanos y liberales.
Fig 1: manifestación republicana por el Centro de Madrid, 18 de diciembre de 1879. (Cartografía histórica de la Comunidad de Madrid, http://www.madrid.org/cartografia/visorCartografia/html/visor.htm)
La procesión cívica republicana trazó un circuito con una serie de nudos o elementos principales que resultan reveladores. Junto al papel de la 372
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embajada francesa –nótese que en 1879 se ha consolidado ya la Tercera República en el país vecino– cabe destacar otros dos elementos que van a ser centrales en las movilizaciones republicanas: las redacciones de los periódicos y los cafés. El papel de los cafés como centros de ocio ha sido ya estudiado36. Su importancia como espacios de socialización y movilización política será muy notable en las décadas primeras de la Restauración. Me ocuparé de ello más adelante en relación con la cuestión de los banquetes políticos republicanos de estos años. Por su parte, las redacciones de los periódicos asumirán en estos años de falta de libertades un papel de especial significación. Al estar prohibidos los partidos y las asociaciones políticas, los periódicos hicieron funciones de comités y centros de reunión, organización y decisión, algo relacionado con el hecho de que muchos de los periodistas y directores fueran también líderes principales del republicanismo. También considero interesante la cooperación entre diarios de diferente tendencia a la hora de organizar la respuesta española a la solidaridad francesa. El Imparcial era ya entonces uno de los dos diarios más leídos en España (el otro era La Correspondencia de España), de tendencia liberal avanzada y con vocación de rigor periodístico; El Liberal había nacido ese mismo año de 1879, tras la marcha de Mariano Araús de la Dirección de El Imparcial, para situarse en el republicanismo moderado; El Globo era el órgano de expresión del republicanismo posibilista de Castelar, de tendencia muy moderada dentro del republicanismo37. Sin embargo, toda la prensa republicana se hizo eco de la noticia en términos similares38. Esta coordinación entre diarios avanzados pero de distinta tendencia parece que fue valorada por los ciudadanos que participaron en la manifestación política de agradecimiento a los impulsores y de crítica al gobierno de Cánovas. Las fuerzas republicanas recorrieron durante varias horas las principales calles del centro de la capital, en lo que para mí constituye una clara lucha por el espacio público, que es también el espacio político, en una manifestación que pasó por los diferentes lugares de especial carga simbólica: embajada, cafés y redacciones de periódicos, como ya hemos visto. Además del hecho evidente de que los puntos políticamente importantes se encontraran en el 36 ALAMINOS y SALAS, 2001, vol. 2: 342-369; CANAL, 2002: 52. 37 SEOANE y SAIZ, 1996, vol. 2: 257. 38 También es interesante que la prensa federal dé a la noticia el mismo tratamiento que los otros diarios. La Unión era el principal diario federal, dirigido por Antonio Sánchez Pérez con clara vocación de unificar la acción republicana. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Distrito Centro de la ciudad, creo que se puede hacer una interpretación del intento de apropiación del espacio público por parte de los republicanos en ese día 18 de diciembre de 1879. La concentración republicana comenzó en Sol, desde donde inició su recorrido, para terminar nuevamente en el mismo punto. Esto, unido a la respuesta del gobernador civil, quien mandó que se apostaran en dicha plaza los cuerpos del orden público y evitaran la formación de grupos39, muestra la lucha por el espacio simbólico de la Puerta del Sol de Madrid. El hecho de que estas luchas por la ocupación de la calle se circunscribieran al centro de la ciudad, particularmente al entorno de la Puerta del Sol, permite una lectura basada en dos variables. De un lado, el especial peso específico del casco histórico de Madrid, debido a lo recientes y poco desarrolladas que se hallaban aún las obras del Ensanche40. De otro lado, las reminiscencias que despertaba la zona centro en la conciencia popular, recuerdos de pasadas experiencias revolucionarias entre las que se pueden citar las jornadas de julio de 185441. Las situaciones que propiciaban alguna manifestación colectiva podían venir motivadas por acontecimientos de carácter privado e individual. Entre los momentos más visibles en estos años estuvieron los cortejos fúnebres y entierros de republicanos de gran prestigio social. Un caso notorio fue el entierro del General José Lagunero (1823-1879), el 20 de diciembre de 1879: militar republicano de notable importancia, veterano de las guerras de África de mediados de siglo, comandante de la Milicia Nacional, Diputado en el Congreso en tiempos de la República que había sufrido castigo por parte del nuevo régimen, su entierro constituyó una gran ocasión social. El tránsito del cortejo fúnebre se convirtió en una expresión colectiva de claro contenido político, de nuevo agudizada por la actitud obstruccionista del gobierno42. La ocasión reunió a la práctica totalidad de líderes republicanos presentes en Madrid en aquel momento43 y a diputados en las cortes del Sexenio 39 El Liberal, nº 203, 19 de diciembre de 1879. 40 CARBALLO, 2009: 134. 41 PRO, 2001: 256. 42 He reconstruido los hechos basándome en los diarios El Liberal, La Unión y El Imparcial de los días 19 a 21 de diciembre de 1879. 43 Caso de Figueras y de Pi y Margall. Recuérdese que Salmerón y Ruiz Zorrilla se hallaban por entonces exiliados en París. Únicamente Castelar faltó a la cita con el republicano 374
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de distintas tendencias: Becerra, Martos, Labra, Azcárate, Morayta Echegaray…, así como a importantes personalidades lejanas al republicanismo como Montero Ríos, Moret, López Domínguez. También acudieron representantes de los “todos los diarios democráticos de Madrid”44, al igual que varios generales demócratas y mandos de los antiguos Veteranos de la Libertad. Según los periódicos republicanos y liberales el gentío era inmenso, se habló de más de diez mil personas y de entre doscientos y cuatrocientos coches en el cortejo. Tanto la escolta institucional al General Lagunero como el recorrido fijado por el gobierno provocaron el descontento de los republicanos. La prensa denuncia que, por ser miembro del cuerpo de Veteranos de la Milicia Nacional, debía pasar el carruaje funerario por el Arco del 7 de julio, que enmarcaba una de las salidas de la Plaza Mayor, costumbre que seguían las comitivas fúnebres desde 1821 y que el Gobierno modificó, a su juicio de forma injustificada y provocadora45. Los asistentes a la comitiva que acompañó al féretro al cementerio de la Sacramental de San Isidro, situado a las afueras de la ciudad, iban escoltados por miembros de los cuerpos de orden público y de la Guardia Civil a caballo, “un cuerpo creado para persecución de malhechores y vigilancia de los caminos”, protestaba un diario republicano46. El retorno de muchos de los asistentes que regresaron a Madrid en manifestación desde el cementerio de las afueras provocó situaciones de tensión y la manifestación acabó por ser disuelta por la fuerza en la Puerta del Sol, con un saldo de varios detenidos. La ocasión de que circulara por las calles de la ciudad un ritual social de cariz marcadamente político se convirtió, una vez más, en un conflicto entre los republicanos y las autoridades, en una nueva pugna por el espacio urbano, pues la propuesta de itinerario realizada por los republicanos fue modificada por las autoridades. Obsérvese el elevado valor simbólico de ciertos lugares céntricos de la ciudad como el citado Arco del 7 de julio de entrada a la Plaza Mayor. La intención de los republicanos de atravesar el centro de Madrid quedó frustrada por el gobierno, que desvió el cortejo por la periferia de la ciudad. Si damos crédito a las narraciones de los periódicos, se trataba de un conflicto de visibilidad pública, pues se originó con el intento de las autoridades de pridifunto. 44 El Liberal, nº 204, de 20 de diciembre de 1879. 45 El Liberal, nº 204, La Unión, nº 378 y El Imparcial, nº 4504, de 20 de diciembre de 1879. 46 La Unión, nº 378, de 20 de diciembre de 1879. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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var al difunto del último honor de circular por un itinerario que simbolizaba la relevancia y el respeto de cierto sector de ciudadanos madrileños con la justificación de que el elevado número de asistentes dificultaría la circulación habitual por el centro de la ciudad.
Fig. 2: itinerarios del Cortejo fúnebre del general Lagunero, 1879 (Leyenda: en rojo, propuesta de itinerario de los republicanos; en negro, itinerario designado por el gobierno. Fuente: Mapa Madrid, 1877)
Ambos acontecimientos muestran el cauce indirecto y poco institucionalizado de la movilización pública de los republicanos en Madrid en estos años, debido fundamentalmente al contexto de restricción política impuesto por el Gobierno conservador. Así, causas aparentemente indirectas o sobrevenidas se convertían en oportunidades en las que era posible llevar a cabo acciones de visibilidad y propaganda republicanas, lo que desencadenaba una respuesta represiva de las autoridades. Además, se puede observar la naturaleza de los encuentros que servían de escuela política y espacios de sociabilidad en que estrechar los compromisos en el campo del republicanismo, con los periódicos en el centro de la escena organizativa, los cuales contribuían a la causa republicana con la difusión y la crítica de las actitudes del gobierno monárquico.
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3. La geografía republicana entre el turno y el sufragio universal, 1881-1890 El trienio 1881-1884 fue escenario de un fortalecimiento claro de la red de militantes y simpatizantes republicanos de Madrid en todas sus dimensiones, que ya no decayó hasta muchos años después. El tejido social republicano se hizo más denso con la fundación de varios diarios que llegarían a ser muy importantes47, a lo cual también contribuiría la aparición de los primeros casinos o ateneos republicanos, así como la reorganización estructural de los partidos, que empezaron a recibir autorización para celebrar mítines, asambleas locales y nacionales y para recomponer legalmente sus órganos de dirección, como ilustran las asambleas celebradas por el Partido Federal, situado en la extrema izquierda de los partidos republicanos. El mapa del Madrid republicano vivió importantes novedades con la celebración de banquetes conmemorativos de la proclamación de la República en cafés y restaurantes; la concentración de multitudes ante y en el interior de los domicilios de varios líderes republicanos, normalmente con el mismo motivo; y, la fundación de círculos políticos o casinos republicanos, autorizada desde 1881. De hecho, la llegada de los liberales al Gobierno supuso la primera posibilidad de conmemoración autorizada el 11 de febrero y la celebración de una gran reunión pública en Madrid. Los republicanos pasaron de congregarse en banquetes cuyo número en conjunto no alcanzó nunca el centenar de asistentes a lograr una movilización social inédita que reúne a unas 300 personas en cinco establecimientos de la capital y a más de un millar en torno a la casa de Cristino Martos, en la Calle del Sauco48. La reunión más numerosa la convocaron los federales, figueristas y piistas unidos aún, en la Fonda Barcelona. Asisten entre 115 y 150 comensales49, cifra que se eleva a 200 personas en el momento de los brindis. En los discursos intervienen figuras como Rubau Donadeu o Casalduero. Al término del acto se cursan telegramas de felicitaciones a Figueras, Salmerón, Zorrilla o Estévanez. 47 Pienso en El Motín o Las Dominicales del Librepensamiento, entre otros. 48 La calle del Sauco se hallaba muy cerca del eje de la Castellana, en el límite entre el Distrito Centro y los nuevos barrios del Ensanche del Este, barrios en que predominaban los residentes de clases medias y profesiones liberales y en que habitaban numerosos líderes republicanos. 49 El Liberal, nº 590, y El Globo, nº 1943, 12 de febrero de 1881. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Además, fue nombrada una comisión para ir al domicilio de Pi y Margall, situado en la Carrera de San Jerónimo, con el mismo objetivo. Los banquetes republicanos en conocidos establecimientos de la capital se multiplicaron durante los “once de febrero” de estos años. En las coyunturas más difíciles como el bienio conservador de 1884-1885, las autoridades obligaron de nuevo a agudizar el ingenio y a extremar la precaución: se celebraron los banquetes conmemorativos en pequeños grupos de menos de diez personas por orden del gobierno y se multiplicaron las reuniones en domicilios particulares o en redacciones de periódicos50. Los republicanos progresistas, organizaron en 1881 una serenata en “recuerdo querido y dichoso de un suceso…glorioso” y en honor de su principal líder en España, Cristino Martos, aún próximo al republicanismo. Esto constituye, si no me equivoco, la primera gran reunión celebrada en Madrid al aire libre desde la restauración. Ante su casa en la calle del Sauco se congregaron entre 60051 y 2.00052 “demócratas de todas las clases” que participaron con “entusiasmo mudo y orden admirable” de las piezas que interpretó la orquesta del Sr. Bretón, el aria de I Puritani marca el comienzo hacia la medianoche. El homenajeado recibió muchas visitas y telegramas de felicitación de distintos lugares y ofreció a los asistentes un lunch en la calle. El acto terminó de madrugada. La prensa resaltó el orden y entusiasmo de los asistentes y criticó la presencia “innecesaria” de numerosa fuerza de orden público53. La red asociativa republicana en Madrid empezó a recuperar el pulso, liberada de la vigilancia y la persecución anteriores. Así, empezaron a aparecer, en 1881, noticias de actividades en centros asociativos como la Tertulia democrático-progresista, convertida más tarde en el Casino democrático-progresista, o el casino o Centro republicano federal, situados ambos a pocos metros de la Puerta del Sol54.
50 Cfr. de La República. Diario Federal, nº 322, La Discusión, nº 1905, y El Liberal, nº 2037, todos del 12 de febrero de 1885. El detalle de tales conmemoraciones lo expongo en mi trabajo de investigación titulado El republicanismo en Madrid, 1874-1931. Movilización política y redes de sociabilidad, 2011, UAM Ediciones, actualmente en prensa. 51 El Globo, 12 de febrero de 1881. 52 La Discusión, 12 de febrero de 1881. 53 El Liberal, El Globo y La Discusión, 12 de febrero de 1881. 54 Vid Figura 3, pág. 12. 378
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Sea como fuere, el bienio final del reinado de Alfonso XII, 1884-1885, está marcado por la política restrictiva de un nuevo gobierno conservador: la prohibición a los partidos, el celo contra los periodistas y la obstrucción de las actividades. Sin embargo, el resultado de esos meses no fue el retroceso a la situación de clandestinidad y debilidad de 1880. El tejido social republicano había logrado un grado de fortaleza suficiente para resistir el endurecimiento del clima político. Sin duda la red articulada sobre los casinos o centros republicanos y sobre decenas de periódicos dispuestos a cooperar entre sí colocó al movimiento republicano de Madrid en una nueva situación política y social. La red de sociabilidad republicana respondió con fuerza al hostigamiento por parte de las autoridades. La conmemoración de la República se hizo con muchos banquetes de menos de 20 comensales para eludir la necesaria autorización, pues la Ley de reuniones de 1880 definía como tal en su Artículo 2º aquella que “haya de constar de más de 20 personas”55. Además, atrajeron a mayor cantidad de público a las reuniones tras la cena en los casinos republicanos, uno progresista y otro federal56. Las celebraciones republicanas empezaron a combinar los espacios, pues tras la comida o cena en el Café o Fonda de significado simbolismo republicano, el Café Fornos solía ser uno de los lugares más frecuentados, los asistentes se trasladaban a los casinos republicanos o a los domicilios particulares de los líderes a presentarles mensajes de reconocimiento o felicitación. Las visitas a los domicilios de los líderes –sobre todo de Pi y de Castelar– en forma de representaciones de los comités federales de distrito de Madrid o de los estudiantes permiten a los diarios madrileños hablar del trasiego importante de republicanos por las calles de Madrid57. La implantación de este ritual político que incluía el desplazamiento entre las dos partes de un acto produciría a buen seguro una imagen poco esperable apenas unos años atrás: grupos de republicanos marchando por el centro de Madrid entre el lugar de celebración del banquete conmemorativo, 55 Ley de reuniones de 15 de junio de 1880 (Gaceta de Madrid, nº 168, p. 671, 16 de junio de 1880), disponible en: http://www.boe.es/aeboe/consultas/bases_datos/gazeta.php. 56 La República, nº 10 y La Discusión, nº 1363, de 12 de febrero de 1884. 57 Los correligionarios madrileños “felicitaron a sus jefes, visitaron las redacciones y recorrieron las calles de Madrid en grupos numerosos, produciendo una verdadera manifestación, tanto más imponente cuanto era más pacífica y tranquila”. La República. Diario Federal, nº 324, 12 de febrero de 1885. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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que establecía una barrera socioeconómica al exigir el pago del cubierto, y el casino o centro de socialización, en el que se desarrollaba la parte más política del encuentro con los discursos de los líderes y abierto a los republicanos de toda condición. Los numerosos diarios que aparecieron llegaban en una coyuntura de mayor flexibilidad de la censura y una menor persecución por delitos de imprenta. Las redacciones de los periódicos sirvieron como nodos organizativos. En este sentido destacan las reuniones celebradas en 1884 y 1885 entre varias redacciones en preparación de una coalición de la prensa que cristalizaría uno años después. La reunión celebrada en casa de Luis Blanc, director del diario federal La Montaña, con medio centenar de asistentes58, es un intento de construir una primera coalición de la prensa entre todas las sensibilidades republicanas. El año 1886 marca una inflexión en la movilización republicana en la ciudad de Madrid. El relativo éxito en las elecciones legislativas celebradas bajo un gobierno liberal –se trata de la primera ocasión en que muchos de los republicanos se presentan en coalición, en este caso progresistas y federales– llevó por primera vez a Pi y Margall, entre otros, al Parlamento de la Restauración. A su a vez, la ley de asociaciones de 1887 preludia el nuevo clima que se puede simbolizar con la implantación del sufragio universal y que va a suponer que el republicanismo presente, por primera vez desde la destrucción de la República, una alternativa fuerte a los partidos dinásticos en la ciudad de Madrid. Las incesantes llamadas a la unión entre los diferentes sectores republicanos fraguan una coalición sólida que va a dar sus frutos en la primavera de 1893. Los republicanos lograrán 6 de los 8 escaños en liza para el Congreso en la ciudad de Madrid59, a lo que las autoridades con responderán con un mayor empleo de los procedimientos del fraude y la coacción.
58 Se consignan los nombres de los firmantes de los telegramas que se envían a Pi y a Salmerón. Las Dominicales del Librepensamiento, nº 52, 17 de febrero de 1884. 59 DARDÉ, 1994: 120. 380
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Leyenda Cafés y Restaurantes. Teatros. 1. Los Dos Cisnes. 2. La Fonda Barcelona. 3. Café Madrid. 4. Café Inglés. 5. Fonda Europa. . 6. Fonda Leones de Oro. 7. Nuevo Restaurant. . 8. Casino democrático progresista. 9. Casino democrático popular. 10. Teatro Circo Price.
Casas. Casinos. 11. Teatro Alhambra. 12. Café Fornos. 13. Café Suizo. 14. Café de las Columnas. 15. Café del príncipe. 16. Teatro de la Zarzuela. 17. Casa de Emilio Castelar. 18. Casa de Miguel Morayta 19. Casa de Rafael Mª de Labra.
Fig. 3: Geografía republicana de Madrid, 1875-1890 (elaboración propia a partir del Atlas histórico de Madrid (1850-1939), CDEHM, 2001; los periódicos La República, El Globo, La Discusión, El Liberal y El Solfeo, años 1879-1890; Fondo cartográfico disponible en http://www.madrid.org/cartografia/planea/index.htm.
4. Conclusiones Los elementos expuestos hasta aquí permiten extraer un conjunto de conclusiones provisionales acerca de la organización del republicanismo de la Restauración y del repertorio de sus recursos de movilización y lucha política en la esfera pública en relación con el espacio urbano de Madrid. Las primeras décadas de la Restauración constituyen el escenario de un proceso complejo para el republicanismo en Madrid. Éste podría resumirse como la reconstrucción y reorganización conflictivas tras el fracaso y la dispersión que supone la restauración monárquica. Los republicanos atraviesan unos años de desconcierto y división en un contexto general de restricción de las posibilidades de acción, quizá hasta 1881, marcado por la conflictiva ocupación del espacio público. En ese año –con la apertura que traen los primeros gabinetes liberales– comienza a extenderse la red de sociabilidad y aumenta la presencia pública de los ciudadanos republicanos en las calles y plazas de Madrid. La conformación del Gran Madrid, en marcha durante la Restauración, resulta un proceso dual y desigual, con la concentración de las clases pudientes en determinados distritos y la creación frenética de nuevos espacios completamente desatendidos por el gobierno, donde los inmigrantes y sectores más deprimidos se hacinaban en condiciones extremas de 382
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habitabilidad. Todo ello marca una primera línea de conclusiones casi obvias: la afluencia de los habitantes de los ensanches y barrios nuevos hacia el casco histórico viene determinada por la propia inexistencia en el extrarradio de terrenos adecuados para la manifestación política de grandes o pequeñas dimensiones, dado lo abigarrado de las calles, formadas sin planificación urbanística por viviendas construidas de forma precaria y desordenada. El hecho de que la construcción del Ensanche de Madrid, tanto por el Norte como por el Este y el Sur, se hallara en sus etapas iniciales durante los años de que me ocupo, conduce a complementar la conclusión anterior: los lugares de mayor interés para tratar de organizar una movilización política visible se hallaban en el centro histórico de Madrid. A confirmar esta primera intuición lógica vienen las fundaciones de los casinos republicanos en 1881 y 1883, ubicados ambos a escasos metros de la Puerta del Sol. El escenario principal de las movilizaciones republicanas durante este largo decenio fue, según lo descrito en páginas anteriores, el Madrid isabelino. La relevancia de la Puerta del Sol y de determinados lugares de gran valor simbólico -el Arco del 7 de julio en la Plaza Mayor para los milicianos veteranos- no puede ser menospreciada. Las movilizaciones republicanas trataron de copar en buena medida el espacio reivindicativo por excelencia, entonces como hoy día, quizá por ser la Puerta del Sol una de las plazas emblemáticas del corazón de la ciudad o bien por albergar no pocos edificios institucionales. Si las conclusiones que apunto están bien fundamentadas, la festividad obrera del Primero de Mayo de 1890 no inauguraría, como señalaron algunos historiadores hace años60, la tradicional celebración de manifestaciones de vocación pacífica que vendrían a sustituir a los motines políticamente irracionales propios del Antiguo Régimen. La actividad política pública se desarrolló en buena parte en pequeños locales: cafés, restaurantes y los centros culturales del Ateneo, el Fomento de las Artes o las escuelas de la ILE. Los recorridos por las calles tuvieron lugar siempre bajo una atmósfera conflictiva, y mayoritariamente por el casco histórico. Sin embargo, se puede observar en el mapa elaborado cómo se realizaron algunos recorridos que marcan el límite de estas afirmaciones61. Muchos de los principales líderes republicanos del momento fijaron su 60 DEL REY, 1994: 288. 61 Vid., mapa de la Geografía republicana de Madrid. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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residencia en determinadas zonas de la ciudad, concretamente en puntos de los ensanches cercanos al Centro y al gran eje Prado-Castellana que se está configurando en este momento. Así, Morayta, Labra o Castelar vivían en los nuevos barrios de Almirante, Belén o Alcalá, esto es, apenas entrados en el Ensanche del Este, en zonas caracterizadas por albergar mayoritariamente a profesionales liberales y a clases medias62. Las manifestaciones públicas del republicanismo ya citadas, asociadas sobre todo a la conmemoración del 11 de febrero, transcurrieron en ocasiones entre Cafés y fondas, en un primer momento, y casinos y casas de particulares, en un segundo tiempo de la celebración. Así, en las noches de ocasiones señaladas serían claramente visibles grupos numerosos en marcha desde las calles del Centro de Madrid –donde están enclavados Cafés y restaurantes– hacia los límites de la ciudad vieja y los primeros barrios del Ensanche. Cabe imaginar sin dificultades a los republicanos madrileños, “de todas las clases” según la prensa afín, descendiendo por la Carrera de San Jerónimo hacia la residencia de Pi y Margall; o por la Calle de Alcalá desde el Café Fornos hasta la Plaza de Cibeles para tomar por el Paseo de la Castellana hacia las actuales Plaza de Colón y Calle Serrano en busca del domicilio de Castelar. La conflictividad social tuvo durante estos años unos niveles notables, aunque sin alcanzar los niveles de violencia propios del choque de grandes masas o de las revueltas populares. Los acontecimientos que sacaron a los republicanos a las calles, especialmente en las etapas de mayor represión gubernativa, fueron habitualmente planificados al calor de alguna oportunidad indirecta y no organizados abiertamente. La respuesta de las autoridades fue siempre de obstaculización y acoso aunque sin emplear excesiva fuerza, como si buscaran entorpecer y disolver en lo posible cualquier protesta pero con la precaución de no provocar con ello mayor agitación popular. Los medios republicanos de esta época acudían en ocasiones a la imagen de que el gobierno impulsaba la causa republicana al combatirla contraviniendo la legislación vigente, mostrando así su verdadero carácter de enemigo de las libertades y de la democracia. En lo tocante a la organización republicana se puede hablar de un proceso de crecimiento y consolidación a lo largo de este periodo. Desde una situación de partida claramente represiva se fue produciendo el tránsito, no exento de conflictividad como espero haber mostrado, hacia una relativa 62 CARBALLO, 2009: 142. 384
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apertura del régimen restauracionista. La actitud de los gobiernos de distinto signo hacia los republicanos era muy diferente, entre la tolerancia parcial de los liberales y la beligerancia notable de los conservadores. El crecimiento de los diarios republicanos de Madrid sería una buena muestra de tal cambio de clima, la prensa democrática madrileña casi se duplicó en este periodo. También he tratado de señalar el peso específico que tenían las redacciones de los periódicos, que desbordaba ampliamente su teórica labor de difusión del credo republicano. Ante la imposibilidad de organizarse libremente en comités y estructuras de partido, como habían hecho durante el Sexenio, pues no fueron autorizadas por los conservadores las asambleas ni estructuras republicanas, con la excepción de las de los castelarinos, la acción política republicana debió de diseñarse muchas veces desde las sedes de los diarios. Así se explica la iniciativa de agradecimiento a Francia en 1879, los banquetes de 1881 y 1884, o las coaliciones de la Prensa que se fueron fraguando durante la década de 1880. En la lucha por la libertad de prensa y contra las sanciones del gobierno empeñaron los republicanos mucha energía durante aquellos años. La década larga que transcurre entre la restauración de la dinastía de Borbón y la aprobación del sufragio universal masculino muestra, para la ciudad de Madrid, la relación entre el medio urbano y la participación política de amplias capas de la población. La lucha por apropiarse del espacio público de valor simbólico entablada estos años entre los poderes públicos y los republicanos ejerció, bajo mi punto de vista, influencia notoria en la organización y en el repertorio de acciones de los afines al republicanismo, al mismo tiempo que contribuía a conformar el discurso sobre el otro monárquico. La organización republicana, articulada en torno a los diarios y a varios centros político-culturales que van apareciendo paulatinamente, vive un proceso de crecimiento constante tras la destrucción de la República. La red de sociabilidad republicana recupera lentamente el pulso y sus manifestaciones públicas irán ganando en organización e intensidad con el paso de los años, desde las iniciales actividades culturales de público reducido a más amplias procesiones cívicas o celebraciones rituales –la conmemoración de la llegada de la República el 11 de febrero– en las que cientos de personas compartían actos políticos y se movían por la ciudad, hasta llegar a la autorización gubernativa para la celebración de mítines y asambleas políticas. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Los quince años estudiados tendrían el efecto de fortalecer al republicanismo de Madrid y de preparar, en cierto sentido, sus estructuras para las dinámicas de movilización de sus bases y de organización de una acción política mucho más eficaz, al menos mucho más numerosa, durante la década final del siglo XIX. Los éxitos electorales logrados en la década de 1890 en Madrid, que desbordan los límites de este trabajo y preludian la independencia del voto en las ciudades grandes, que escapan por entonces a los mecanismos de manipulación del Ministro de Gobernación, se gestan en buena medida en la década de 1880. Las conclusiones parciales que he apuntado en las páginas anteriores engarzarían con el intento general de mi investigación: tratar de reconstruir de forma comprensiva las redes políticas y sociales del republicanismo madrileño en la Restauración, así como sus estrategias de acción colectiva, en la convicción de la importancia histórica que el movimiento republicano tuvo como escuela de ciudadanía para miles de españoles y promotor de una sociedad democrática más justa. Bibliografía ALAMINOS LÓPEZ, Eduardo y SALAS, Eduardo, “Ocio y diversiones madrileños. Del reinado de Isabel II a la Segunda República”, en PINTO CRESPO, Virgilio (dir.), Atlas histórico de la ciudad de Madrid, vol. 2, 18501939, Madrid, Fundación Caja Madrid-Lunwerg Editores, 2001; 342-369. ANCHORENA MORALES, Óscar, El republicanismo en Madrid, 18741931. Movilización política y redes de sociabilidad, Madrid, UAM Ediciones, 2011, en prensa. ARTOLA GALLEGO, Miguel, Partidos y programas políticos, 1808-1936. vol. I. Los Partidos políticos, Madrid, Alianza, 1991. BERSTEIN, Serge, “La culture politique”, en SIRINELLI, Jean François y RIOUX, Jean Pierre, Pour une histoire culturelle, Paris, Seuil, 1997. CANAL, Jordi, “La sociabilidad en los estudios sobre la España contemporánea: una revisión”, en MAZA, Elena (dir.), La sociabilidad en la España contemporánea. Historiografía y problemas metodológicos, Valladolid, Universidad de Valladolid, 2002; 35-56.
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Atentados y huelgas. La construcción de espacios de soberanía en el movimiento libertario (1930-1936) Attacks and Strikes. Building Sovereignty Spaces in Movement Libertarian (1930-1936) José Manuel Lafoz Aranda Universitat Autònoma de Barcelona [email protected] Resumen: El espacio público ha sido testigo y protagonista de muchas de las protestas y movilizaciones del periodo de entreguerras. Por esta razón ha ejercido una fuerte influencia en la creación de una identidad propia de los que allí se manifestaban. En este análisis nos vamos a centrar en la influencia que tiene el espacio en la conformación de una identidad obrera primero, y como la cultura libertaria se sirve de los marcos culturales creados por estos para asentarse en sus barrios. Así pues, centrándonos en los casos de Barcelona y Zaragoza, y estableciendo nexos de unión con Madrid, vamos a tratar de mostrar en el contexto de los años 20 y 30 la importancia real y simbólica de las movilizaciones que en este espacio se dieron lugar, y cómo se convirtió en el espacio necesario para que los libertarios estableciesen su área de soberanía en sus luchas. Palabras clave: Movimiento obrero, libertarios, anarcosindicalismo, toma de la calle. Abstract: The public space has been witness and protagonist of many protests and movilizations during the Inter-war period. Due to this, it has influenced greatly in the formation of an own identity among the ones protesting. In this analysis we focus in the influence that space has in the conformation of a working-class identity, and how libertary culture takes advantadge of the cultural frames created by them to settle down in the quarters. Hence fore, focusing in Barcelona and Zaragoza cases, and stablizing a link with Madrid, we Will try to show in the context of the 20s and 30s the real and symbolic importance of these movilizations, and how it became the necessary space for the libertarians to settle their soberany space in their political struggles. Keywords: Labour Movement, Libertarian, Anarchosindicalism, Battle for the Streets.
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José Manuel Lafoz Aranda
La revolución impulsada por los anarquistas ha de tener la calle por teatro y al pueblo por actor 1
1. Introducción. Periodo de cambios y revoluciones en el espacio público
Zaragoza, 8 de diciembre de 1933. Tras el triunfo electoral de la CEDA, el Comité Nacional de la CNT, recién trasladado a la capital aragonesa decide convocar una huelga general de carácter revolucionario que paraliza la ciudad. A pesar de lo previsible de la insurrección y de las medidas que el gobierno tomó para impedirla (confiscación de armas y municiones, vigilancia y detención de los principales líderes anarcosindicalistas…), la convocatoria tiene éxito y se inicia un parón que durará siete días más. Durante este tiempo, la ciudad fue invadida por toda una serie de proclamas que llamaban al pueblo a salir a la calle a proclamar la revolución. Esa semana, Zaragoza se vio sacudida por la violencia, con tiroteos entre los militantes del sindicato cenetista y las fuerzas de seguridad, sabotajes a empresas privadas y públicas e, incluso, se intentaron quemar algunas iglesias y conventos. Las barricadas se convirtieron en algo común en las calles de la capital aragonesa, conformando esa “arquitectura revolucionaria” tan típica de las protestas obreras cuyo objetivo era mostrar el área que habían conquistado, su espacio de soberanía. Pero al llegar el día 14, tras ver el fracaso del intento revolucionario a nivel nacional, el Comité Nacional de la CNT dio por concluida la huelga y aconsejó a todos los obreros su vuelta al trabajo. Atrás quedaba ya el recuerdo de aquel 14 de abril de 1931, con las calles de Madrid atestadas de lo que se llamó “el pueblo español”, una comunidad unida que se manifestó por un objetivo común: el derrocamiento de la monarquía y la proclamación de la Segunda República. En aquellos momentos, las calles de las principales capitales del Estado también fueron tomadas, pero con un ambiente totalmente distinto al de lo ocurrido dos años después en la capital zaragozana. En este momento, la comunidad nacional se manifestaba de forma pacífica como un colectivo unido, excluyendo de esta identificación a las viejas élites y a la monarquía, que se vio obligada a abandonar España ante la decisión que había tomado la población del mundo urbano2. Se había 1 Solidaridad Obrera, 31-03-1931, cit. en EALHAM, 2000: 81. 2 Un análisis de la variación que sufre el concepto de “pueblo”, fuente de legitimidad para todos los proyectos políticos de la Europa de entreguerras, desde una inicial invocación a los integrantes de la nación española, hasta el progresivo desmembramiento y enfrentamiento por parte de las diferentes culturas políticas que hay en la República en GALLEGO, 2008: 21-38; También es interesante ver el análisis que presenta en su artículo ÁLVAREZ JUNCO, 2004. 390
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Atentados y huelgas. La construcción de espacios de soberanía en el movimiento libertario (1930-1936)
conformado un colectivo que la coalición republicano-socialista que por aquel entonces iba a formar gobierno, esperaba que fuera base social sobre la que se sustentaría el nuevo régimen democrático. No tardó en romperse y desmembrarse ese pacto tácito entre las clases medias y obreras, cuando al poco de la proclamación de la República, se enfrenten entre ellas por construir sus particulares áreas de control e influencia. Se han descrito dos acontecimientos distintos en los que se puede contemplar la evolución que el movimiento obrero, y en especial los libertarios sobre los cuales ejercen influencia, sufren respecto al contexto estatal de los años 30. Desde ese Madrid que proclama la República en 1931 hasta la Zaragoza insurrecta de 1933 hay un cambio en la concepción de pueblo español y por ende en lo que la calle debía representar para cada nuevo sujeto político. Así pues, el objetivo de la presente comunicación es presentar la importancia que este espacio público tiene para el movimiento obrero y para los libertarios a ellos vinculados, asentados en el mundo urbano de algunas de las principales ciudades españolas. Así, desde sus prácticas de socialización, hasta sus declaraciones revolucionarias, todas se desarrollarán en este mismo escenario. Para los libertarios tendrá un significado especial, dado el carácter “apolítico” y antiparlamentario que este movimiento trata de encarnar. Estos siempre tendrán este escenario como su espacio de lucha y contestación al Estado, y es donde actuarán contra las demás fuerzas del espectro político en un periodo tan radicalizado como son los años de entreguerras3. La comunicación pues está dividida en dos partes. Una primera en la que se muestra, principalmente mediante el análisis de fuentes secundarias, la ampliación de las ciudades durante los años 20 y 30, con la formación de los nuevos barrios obreros y la oleada migratoria que a ellos llega. Se presta especial atención a los casos de Barcelona y Zaragoza, tejiendo lazos de conexión con Madrid. En esta parte, se estudia el significado simbólico que tiene la calle en estos barrios obreros como escenario de actividad política. Mientras que la segunda parte de la comunicación, más centrada en el análisis de las fuentes hemerográficas y memorialísticas de los anarcosindicalistas, trata de resaltar la importancia real de este escenario en las movilizaciones libertarias de los años 30, y cómo fue su objeto principal de conquista. Respecto a este tema, para el caso de Barcelona es de obligada referencia la obra de Chris Ealham, quien ha realizado un análisis con la ciudad de Barcelona como protagonista, en la que muestra la influencia que esta tiene en la conformación de la identidad obrera, y cómo los libertarios se 3 Un buen análisis de la evolución que sufre el anarcosindicalismo en este tiempo en CASANOVA, 1997. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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aprovechan de los marcos culturales que los trabajadores crean en sus barrios para implantar su influencia. También hay que citar los trabajos de José Luis Oyón, quien muestra la evolución espacial que sufre la capital catalana con la industrialización que sufre la ciudad en el periodo de entreguerras, y la gran oleada migratoria que se asienta en la ciudad en los primeros años del siglo XX. Por otra parte, esta idea para el caso de Madrid ya fue trabajada por Santos Juliá, con un estudio centrado en los años republicanos, añadiendo en su análisis las luchas por la afiliación y el control de lo mecanismos de negociación en el trabajo que se dieron entre los dos principales sindicatos en la España del momento, la UGT y la CNT. Por último, para el caso de Zaragoza, la principal obra de referencia es la que escribió Enrique Montañés que muestra el arraigo del anarcosindicalismo dentro del obrerismo zaragozano, y la influencia que estos tienen en la ciudad. Así pues, mediante la descripción de este asentamiento y la conflictividad sociolaboral que vive en los años republicanos, permite ver cómo la salida a las calles es la acción fundamental para conocer la práctica política del anarcosindicalismo4. 2. La
formación
de
la
ciudad
obrera.
Identidad
espacial
y
proletarización libertaria
La calle siempre ha sido durante la crisis de la modernidad, y aun en toda la historia, un escenario más en el que participar de la política. Nos podemos remontar a aquel motín del París de 1789 en el que se tomó la Bastilla, con el pueblo francés conquistando la ciudad y derrocando el antiguo régimen; podemos ver las calles de las principales capitales europeas llenas de gente apoyando en 1914 la entrada de sus respectivos países en el primer gran conflicto bélico mundial (o años más tarde pidiendo el fin de dicha guerra); o incluso podemos remitirnos hasta la más inmediata actualidad, al periodo de crisis no sólo económica en el que nos encontramos, en el que parados, trabajadores, estudiantes y funcionarios están mostrando en este escenario las discrepancias que tienen con el gobierno y con el sistema político/ económico actual. Por consiguiente, la calle se presenta como un escenario de contestación al Estado y de práctica política, y si en algún momento se puede ver bien esta idea es en plena crisis de la modernidad, en los convulsos años de entreguerras, donde la calle es testigo de la radicalización que sufre la sociedad, y que será escenario desde manifestaciones pacíficas a fuertes episodios cargados de violencia entre las diversas fuerzas políticas del momento. Y es que, las culturas políticas de estos años buscan la legitimidad que sólo el pueblo reunido en dicho espacio puede darles. Para el caso español, se puede ver esta idea especialmente en el movimiento libertario, 4 En orden de referencia, EALHAM, 2005; OYÓN, 2008; JULIÁ, 1984 y MONTAÑÉS, 1989. 392
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cuya salida a las calles es fundamental para entender su apoliticismo y antiparlamentarismo. Esta invasión del espacio público terminará influyendo tanto en la construcción de las mismas calles y los nuevos barrios de este tiempo, como en la implantación que el propio movimiento obrero llevó a cabo en sus propios distritos. Así pues, centrados en el análisis de los años 30 españoles, la calle se presenta como el testigo presencial de toda una serie de protestas y luchas por su control. Es, como ya se ha mostrado, un espacio de contestación en el que los obreros realizaban su particular socialización, y donde gestaron las redes de solidaridad y apoyo mutuo que tanto caracterizó a esta clase desde el siglo XIX. Fue en estos lugares donde crearon su particular sentido identitario del nosotros frente al resto. Esta idea es sobre todo visible al ver la práctica política que los libertarios llevaron a cabo, pues vieron en este espacio el lugar donde asentar su soberanía y desde el que iniciar una ola revolucionaria que pasase por encima del sistema, implantando su particular “paraíso revolucionario”. Esto se hace más claro ejemplificando esta permanencia constante de la calle en sus acciones. Así, desde manifestaciones pacíficas a atentados terroristas, pasando por las huelgas o los piquetes, la implantación obrera en este espacio es clara, y servirá además como seña de identidad de los que en estas protestas participan, y excluirá de ese colectivo a todos aquellos que no lo hagan, aunque igualmente sean obreros. Uno de los mecanismos mediante los que se consiguió esta inclusión/ exclusión física dentro del colectivo fue la ya nombrada “arquitectura revolucionaria”. Esta consistía mayormente en construcciones de carácter insurreccional destinadas a delimitar un espacio de soberanía obrera, quedando a un lado los aliados y al otro los enemigos. Su máximo exponente es la barricada, pero hay toda una serie de objetos y símbolos que tratan de mostrar esta idea de separación del mundo, tales como pintadas, carteles o banderas. En este sentido, se puede ver cómo los libertarios se sirvieron de la implantación que el movimiento obrero llevó a cabo en la calle, al ser un espacio ocupado constantemente por estos prácticamente desde la salida de sus puestos de trabajo. Y es que los métodos de protesta libertarios beben de las tradicionales formas decimonónicas de protesta obrera, que tienen en la calle el escenario principal de actuación. En este proceso hay que tener en cuenta una idea fundamental, y es que los obreros generan su identidad en la cotidianeidad de sus actividades, que se centraban en este caso en dos espacios en particular, el centro de trabajo y la calle5. Esta idea se puede ver en la cita de un obrero de este periodo recogida por Anna 5 Tesis defendida por THOMPSON, 1995. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Monjo en su estudio sobre la militancia en la CNT, y que señala que “Les barriades es coneixien més la gent, com que tots estaven explotats tants uns com altres, havia un ambient de revolta, de protesta”6. Este protagonismo de la calle quedará más patente aún cuando, fruto de la crisis económica que afectó al país en los años 30, toda una oleada de parados abandonaran la fábrica e instalaran su área inmediata de acción en este espacio. Para mantener su control, desde la dictadura de Primo de Rivera se puso en práctica lo que se denominó “arquitectura represiva”, consistente esta en la construcción de edificios denominados “de represión”, tales como comisarías o cuarteles en las proximidades de barrios con una fuerte identidad y actividad de protesta obrera7. Esto se vio potenciado por la construcción de las denominadas “casas baratas”, viviendas sociales que vivieron su gran momento con el desarrollo económico que vive el país desde finales de la Gran Guerra, y que vieron truncado este crecimiento con la crisis económica a escala mundial que se padece en el contexto de la República. Estas casas estaban destinadas a las familias obreras con menos recursos económicos, generalmente emigrados del ámbito rural u otras ciudades menores y con menos oportunidades económicas8. Algunas de estas formaron barrios nuevos en las periferias de las grandes capitales urbanas, y en su edificación se aprovechaba para rodear las casas nuevas con una tapia para facilitar el control de los que allí vivían. Y es que el desarrollo industrial que se vive en España en la década de los años 20 hizo que las grandes capitales de provincia, especialmente las del norte del país, fueran receptoras de inmigrantes, en muchos casos superando esta oleada de nuevos habitantes a las posibilidades de trabajo que tal desarrollo ofrecía. Esta pues, podemos considerar que fue una de las causas de los altos niveles de paro que hubo y que potenciaron la radicalización de ciertos sectores obreros. Así pues, respecto al aumento habitacional tenemos para el caso de Barcelona un crecimiento en la población obrera de un 44% desde 1923 a 1929, llegando a superar en 1936 el millón de personas, provenientes sobre todo de Aragón, Valencia, Murcia y Andalucía. Algo similar ocurrió con Madrid, que desde el inicio del siglo hasta 1930 prácticamente dobló su población, llegando a alcanzar, al igual que la capital catalana el millón 6 Cit. en MONJO, 2003: 315. 7 Sobre arquitectura represiva en EALHAM, 2005: 41-58. 8 Para el caso de Barcelona, tenemos el caso de las “segundas periferias” mientras que en Zaragoza, se fijó especial atención en dos barrios, uno situado al oeste de la ciudad (Miralbueno) y otro al este (Miraflores) en GERMÁN ZUBERO, 1996: 465-466. También la ampliación de la ciudad en la capital de España en JULIA, 1984: 42-59. 394
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de personas, sobrepasando esa cifra con el inicio de la guerra. Zaragoza, por su parte, recibió sobre todo una emigración desde el mundo rural, pasando, en 1939, a tener 173.987 habitantes frente a los poco más de 100.000 que tenía a principios de siglo9. Es en estos momentos, cuando se crean los principales barrios obreros en las afueras de los núcleos urbanos o los cascos históricos, muchos de los cuales surgieron a raíz de la base que les otorgó la construcción de las casas baratas ya comentadas, que terminaron conformando los planificados ensanches en los que asentar a la creciente población urbana. Normalmente supondrá un modelo de edificación uniforme de las nuevas calles, que se conoce comúnmente como construcción de “escuadra y cartabón”. Otros, sin embargo, surgen por iniciativa de los propios obreros, mayormente inmigrantes no cualificados o semiespecializados, que construyen en estos lugares apartados sus viviendas. Las tramas tuvieron un trazado irregular, y muchos de los nuevos barrios siquiera tendrán una mínima asistencia por parte de los ayuntamientos en forma de luz, agua potable o higiene. En ambos casos, y en las grandes capitales especialmente, estos barrios llegan a conectar con los pueblos cercanos, como es el caso de Vallecas o Carabanchel en Madrid, o Gràcia en Barcelona, aumentando exponencialmente su población y conformando lo que Santos Juliá llama una “densa barriada obrera”10. Fue en estos últimos barrios de nueva construcción situados en los extrarradios del núcleo urbano principal donde se llevó a cabo una sociabilidad entre obreros basada en la presencia de estos en las propias calles. En estas zonas, donde las construcciones potenciadoras de la sociabilidad que se pueden ver en los barrios del casco histórico son prácticamente inexistentes, dicho refuerzo de la solidaridad se verá potenciado por una “sociabilidad más primaria”, basada en los lazos familiares y vecinales creados. Esto permite ver, tal y como muestra Ealham, cómo la calle se convierte en una extensión de sus propias casas, y la permanencia en ella será constante, creándose una poderosa cultura de identidad local, lo que el autor llama “spirit de quartier” o “espíritu de barrio”. De esta manera, en base a esta solidaridad de base se creó esta estructura que permitió a los trabajadores contestar como un único cuerpo, “desde abajo” a los conflictos sociales que tuvieron que hacer frente11. Un ejemplo de esto son algunos de los barrios de los distritos de Sants y Sant Martí en Barcelona o el barrio de Delicias en Zaragoza. De igual manera que nos encontramos estos extrarradios ocupados por la clase trabajadora, en los barrios que formen el casco histórico se pueden diferenciar claramente 9 Datos extraídos para Barcelona de OYÓN, 2007: 125; para Madrid, JULIÁ, 1984: 59; y para Zaragoza MONTAÑÉS, 1989: 9. 10 Cita en JULIÁ, 1984: 57. 11 EALHAM, 2005: 63-70, la cita del “spirit de quartier” en 72, y “desde abajo” en 69. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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dos zonas: una zona rica en la que las clases medias y burguesas están más asentadas, y una zona pobre habitada por los obreros y normalmente asociada al lumpen. Las proximidades a estas zonas normalmente presentan una gran variedad de movimiento, y una mezcla entre gentes pertenecientes a distintas clases sociales. Tenemos así los ejemplos del Raval de Barcelona Hospital en Madrid, o la Magdalena en Zaragoza. En esta “zona pobre”, como indica José Luis Oyón, “la vida cotidiana se desarrollaba en la esfera de la proximidad”12. Es decir, se establecieron toda una serie de locales en los que los obreros continuaban con su sociabilidad tras la salida del trabajo. Nos podemos encontrar así desde bares y tabernas, a centros de ocio y deportivos, lugares en los que los trabajadores se reunían reforzando los lazos de solidaridad, y donde ponían sus experiencias en común reforzando así su identidad de clase. En España fueron los libertarios los que mejor se aprovecharon de este marco cultural creado por el movimiento obrero, ejerciendo con su influencia una fuerte atracción sobre los trabajadores, especialmente sobre la mano de obra no cualificada. No obstante, es interesante ver como la misma labor que ejercen en la península los anarcosindicalistas, la desarrollan otras culturas políticas, especialmente los comunistas, en la Europa de entreguerras. Así, por ejemplo tenemos para el caso de la República de Weimar una labor muy similar desempeñada por el KPD, quienes se integrarán en el movimiento obrero de base para captar militantes y afiliados13. Siguiendo con el caso peninsular, los libertarios, y en especial la CNT como principal organización, fueron los que mejor supieron sacar provecho de estos marcos culturales gestados en los barrios. Esto se ve más claramente en dos ciudades baluartes del anarcosindicalismo, como es el caso de Barcelona y Zaragoza, donde la Confederación se erige como el mejor instrumento de los trabajadores en la defensa de sus derechos. No obstante, hay que entender que la CNT presentaba al anarquismo no solo como una defensa de los derechos de los trabajadores, sino además cómo un código espiritual sobre “la libertad, la revolución, el honor proletario y la solidaridad”14. Así pues, se puede ver en ejemplos como el que ofrecen estas dos principales ciudades libertarias la manera en que estos se aprovecharon de ese primer sentimiento obrero, que fueron transformando progresivamente en libertario. 12 OYÓN, 2007: 133-139, entrecomillados en 139. 13 Este vínculo creado por el KPD y los trabajadores de este tipo de barrios, y la violencia que se desata en ellos por su control entre las SA nazis y los paramilitares comunistas ha sido brillantemente analizado en ROSENHAFT, 1983. También, sobre esta violencia desatada en particular en la ciudad de Berlín, y prestando una mayor atención a la movilización de los parados en ROSENHAFT, 1993. 14 Cita en FONTECHA PEDRAZA, 1994: 161. 396
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En este sentido, y relacionado con el asentamiento que fueron produciendo sobre los barrios obreros, cabe destacar también la progresiva proletarización que sufre el movimiento libertario. Y es que, aun manteniendo sus ideales de emancipación y libertad, fueron los trabajadores el marco de expansión de su ideología, y por lo tanto, el centro de sus discursos15. Esto queda recogido en una cita de Abad de Santillán en 1934, comentando que el nuevo régimen que había que fundar debía de tener por base la presencia de los obreros, “Una República de trabajadores debe tener por fundamento el trabajo, la organización del trabajo para suprimir el capitalismo, el propietario, el intermediario productivos”16. No obstante, hay que señalar haciendo referencia a los mecanismos de inclusión/exclusión que se forjan en estos barrios, que solo consideraban pueblo al trabajador organizado por la CNT, excluyendo de su particular mundo utópico, además de a los burgueses y a las clases medias, a aquellos trabajadores autónomos o afiliados y simpatizantes a otras organizaciones. Esto era algo que quedaba especialmente claro en el caso de los socialistas, a los que coaccionarán y contra los que no tendrán reparos en usar la violencia cuando no sigan las directrices marcadas por la Confederación17. Esta progresiva proletarización del movimiento libertario se produjo como consecuencia de la implantación de este, a través de toda una serie de espacios construidos en el mundo urbano, cuyo objetivo fue atraerse a la mayor parte de los obreros de las ciudades. Así, destacan los locales de los propios sindicatos como lugares de afiliación, pero luego además crearon toda una serie centros de adoctrinamiento, como los ateneos o escuelas racionalistas, en los que se trató de implantar una visión “proletaria y autónoma del mundo”. Eran centros populares, culturales y sociales en los que se trató de implantar una conciencia libertaria humana mediante la mejora de las condiciones vitales de la clase obrera18. En estos centros, además de servir como espacios de sociabilidad se trataba de trasmitir la
15 El tema de la proletarización en GALLEGO, 2008: 82, donde señala que no adquirirá un carácter clasista en los términos marxistas de clase, sino un significado empancipatorio como colectivo. 16 Escrito en Tierra y Libertad, 21-04-1934, y recogido en ABAD DE SANTILLÁN, 1977: 171. 17 Un análisis de las luchas por el control del espacio entre la UGT y la CNT en el Madrid de los primeros años republicanos en JULIÁ, 1984: 148-220. 18 La evolución del discurso anarcosindicalista y la influencia sobre las masas ha sido brillantemente trabajado en MONJO, 2003. En la obra desmitifica la idea de que todos los trabajadores afiliados en la Confederación aceptasen este discurso revolucionario del mundo apartado, y fueron las motivaciones y conquistas laborales, más materialistas, las que fomentaron la afiliación al sindicato. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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cultura rebelde y anticapitalista que caracterizó al movimiento libertario19. Esto se vio potenciado además por excursiones y reuniones en las que el Comité de Defensa Local, distribuido en función de los barrios, daba además una preparación paramilitar a los obreros, especialmente a los parados, considerados en muchas ocasiones la vanguardia de la revolución social. Y es que, esta actividad cultural que los libertarios ejercieron transformaba a los obreros, haciéndoles sentir parte de un proyecto vital mayor que la propia experiencia individual. Se encontraba convertido en un “obrero consciente”. Abandonaba el tabaco, la bebida y el juego. Dejaba de frecuentar las casas de prostitución. Pondría especial atención en no pronunciar la palabra “Dios”. No se casaría, sino que viviría sin otro formulismo que la voluntad de ambos con su “compañera” a la que sería estrictamente fiel. Sus hijos no serían bautizados. Se suscribiría por lo menos a un periódico anarquista, leería libros… y profundizaría en todos estos temas cuanto sus fuerzas se lo permitieran20.
Así pues, este tipo de estructuración basada en unas redes de solidaridad de barrios permitió a los libertarios sobrevivir a los periodos de mayor persecución, a cambio de lo cual la organización anarcosindicalista creó unos fuertes lazos de dependencia sobre estas bases. No obstante, también hay que señalar que logró dotar a las bases del sindicato de una gran heterogeneidad, lo que finalmente derivó en la tremenda dificultad que mostraron a la hora de coordinar acciones a escala estatal, impidiendo abandonar la táctica defensiva que presentaron en los años 30 por una táctica ofensiva. Y es que, como muestra Brenan fruto de su experiencia en los viajes que hizo por la península a principios de siglo, el anarcosindicalismo “proporcionó, en pequeña escala, magníficos ejemplos de solidaridad, de entrega a un ideal y de fervor revolucionario”, pero añade a continuación, en referencia a esta debilidad que mostraba el movimiento por su dificultad para organizar acciones a escala estatal que “sus dirigentes eran posiblemente los únicos revolucionarios auténticos que quedaban en Europa, y, sin embargo, su organización y sus principios los condenaba para siempre a representar el papel de Sísifo”21. Esta distribución, implantación y dependencia del sindicato anarcosindicalista en los barrios queda patente en la siguiente cita de García Oliver, donde además se puede contemplar cómo la labor de 19 Esta implantación cultural para el caso de Barcelona ha sido excepcionalmente tratado en EALHAM, 2005: 92-95, cita en 95. Mientras que para acercarse a la labor cultural que en las calles hicieron los libertarios, es muy recomendable un acercamiento a algunos de los capítulos de la obra HOFMANN, JOAN I TOUS, y TIETZE, (eds.), 1995. 20 BRENAN, 2009: 240. 21 BRENAN, 2009: 258. 398
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aculturación que los militantes más comprometidos ejercieron sobre los afiliados se apoyaba en la estructuración que presentaron en el espacio. Además se observa cómo es mediante la violencia protagonizada por los jóvenes del sindicato, la manera en que los libertarios deben conquistar la calle e iniciar la revolución, sirviendo dicha cita de enlace para la segunda parte de la comunicación: Paralelamente a la creación de sindicatos, grupos de afinidad ideológica, ateneos, la juventud debería ser agrupada en formaciones paramilitares de núcleos reducidos, sin conexión entre sí, pero estrechamente ligados a los comités de defensa de barriada y éstos a un Comité de defensa local, dentro del espíritu de creación revolucionaria de los militantes del anarquismo y del sindicalismo español [...]22.
3. El
asalto obrero de la ciudad.
Los
libertarios y la toma de la
calle
Tras analizar la importancia de la implantación que el movimiento obrero y los libertarios tuvieron en la calle, y resaltar la actividad cultural de estos últimos, y la simbología que el asentamiento en este espacio presenta, vamos a mostrar un análisis de las luchas que en ella acontecieron. Estas luchas tuvieron como fin mostrar la soberanía del espacio, enseñar al pueblo el control que el anarcosindicalismo había alcanzado en determinadas áreas. La calle es pues, en la anhelada revolución libertaria, el espacio objeto de conquista, el lugar desde el que mostrar al mundo entero y apartado del suyo, lo que son capaces de hacer. Hay que señalar que en la construcción de este nuevo mundo la violencia será un eje rector del proceso, debiendo nacer este nuevo mundo del hundimiento y la destrucción del anterior. Esta violencia en el mundo urbano tiene como escenario la calle principalmente, y así en sus discursos se pueden observar unas claras referencias a su conquista, a la entrada de los obreros en escena. Como ya se ha mostrado en la introducción, la proclamación de la República supuso la salida a la calle de todo el “pueblo español”. Solidaridad Obrera, el principal diario anarcosindicalista de la región catalana, con motivo de este acontecimiento declaró “se ha proclamado la República en España. La ha proclamado el pueblo en la calle”23. No era para menos esta celebración, y más teniendo en cuenta lo que significaba el nuevo contexto democrático para los libertarios, ya que el naciente régimen iba a permitir a la CNT reorganizarse, tras un periodo en el que la actividad represiva supuso 22 GARCÍA OLIVER, 2008: 156-157. 23 Solidaridad Obrera, 15-04-1931. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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para el sindicato un importante retroceso organizativo. Así pues, el poder salir de la clandestinidad y legalizarse permitió a los libertarios retomar este espacio a través de los mítines públicos y demás manifestaciones, y volver a conseguir la fuerza que tuvieron en sus mejores tiempos. Así pues, tenemos la ciudad de Barcelona convertida el mismo 14 de abril en un hervidero, y el mismo diario recogía una noticia titulada A última hora de la noche el pueblo ocupa las calles y plazas de Barcelona, tras lo que se podía leer “el pueblo barcelonés está en la calle. La revolución en marcha. No nos sorprende el despertar de esta conciencia revolucionaria”. Se puede ver en ambas referencias esta importancia que los libertarios dan a la calle. Pero hay que tener en cuenta, como se ha señalado antes, que este pueblo al que hace referencia la CNT, que ha salido a la calle y ha conquistado la democracia, es el pueblo trabajador, estableciendo unas claras exclusiones con el resto de la sociedad. No obstante, a pesar de las esperanzas puestas en el nuevo régimen, aconseja estar alerta para, en caso de que la nueva democracia no satisfaga los intereses de dicho pueblo, como de hecho ocurrió, salgan de nuevo a la calle por la conquista de su revolución. Las acciones movilizadoras que en estos años empiezan a encabezar CNT y FAI estaban inspiradas en las formas de protesta de la cultura callejera del movimiento obrero, originarias del siglo XIX. Estos conflictos, en los años 30 fueron potenciados por la preparación paramilitar de los militantes cenetistas, especialmente por los parados, pues atraerlos y usarlos en su preparación revolucionaria evitaba que cayesen en el radio de acción de la derecha (como llegó a ocurrir en otros países de Europa, como en la Alemania nazi, donde fueron integrados dentro de las milicias de las SA proporcionándoles un sueldo y un trabajo). Así pues, se puede decir tal y como se ha tratado de evidenciar en el apartado anterior, que la gran capacidad de movilización que los libertarios presentaron en este periodo estaba basada en estas redes de solidaridad a escala del barrio, lo que permite explicar por qué las acciones del sindicato contra el Estado fueron constantes, aunque les obligó a mantener una postura defensiva. Esto es más visible a partir de 1933, cuando tras las sucesivas insurrecciones fracasadas y la persecución que sufrieron por parte del Estado, el sindicato quedó fuertemente debilitado en un contexto nacional en el que socialistas y comunistas empezaban a aumentar su oposición y movilización contra el mismo. Hay que añadir como factor que potenció la creciente debilidad del movimiento la división que se produjo dentro de la Confederación fruto, entre otras cosas, de la diferenciación de estrategias para llegar a la revolución social, y de la clandestinidad a la que se vieron obligados por la persecución sufrida, resultado principalmente del aumento de las 400
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acciones violentas llevadas a cabo por los grupos de afinidad.24 Y es que, la CNT, como principal organización libertaria no se presenta como un organismo unitario, y dentro de la misma hay distintas visiones de cómo alcanzar el paraíso revolucionario25. En este sentido, es interesante establecer dos comportamientos básicos en las acciones revolucionarias de los libertarios. Por un lado la acción directa, y por otro la gimnasia revolucionaria. Ambas tienen la calle como escenario en el que mostrar la fuerza contra el enemigo (generalmente el Estado, pero también patronos y otras organizaciones obreras). Ahí queda la idea de “Atentados y huelgas. Éste era el ambiente general en las calles”26, de García Oliver describiendo el ambiente que se vivía en Barcelona pocos años antes de la proclamación de la República, y que viene a concentrar los métodos de lucha que presentaron los libertarios en el espacio urbano de la España de entreguerras. Muestra además el grado de radicalización que había alcanzado la sociedad, y la polarización política que caracterizó al mundo nacido de la Gran Guerra. La primera tiene en la huelga la acción básica para favorecer la salida al espacio público con una masa de trabajadores en la que, además, se busca la legitimidad que sólo el pueblo manifestado puede dar. Por otro lado, la segunda encuentra en la práctica de la violencia y del terrorismo una muestra de fuerza ante los enemigos del anarquismo. Los que apoyaban la primera vía centrada en el uso de la huelga, los más sindicalistas del propio movimiento, consideraban que sólo mediante una huelga general revolucionaria, con los obreros ocupando masivamente las calles, se lograría paralizar y derrumbar el Estado.27 En estas manifestaciones, y como complemento a la sociabilidad llevada a cabo en los barrios, se ponían en común las propias experiencias individuales que acabaron por conformar una especie de imaginario colectivo libertario, reafirmando así el propio ego obrero, lo que les confería una autonomía y dignidad diferenciada de las del resto del espectro político. Por su parte, el sector más anarquista del sindicato veía en estas huelgas un complemento a su “gimnasia revolucionaria”, entendiendo esta última como un tanteo táctico contra el Estado cuyo objetivo final era producir su quiebra. En su puesta en marcha les darán una vital importancia a los 24 EALHAM, 2000: 144-147. 25 Una aproximación a la variedad de visiones dentro del movimiento libertario TAVERA, 2004. 26 GARCÍA OLIVER, 2008: 44-45. 27 Un análisis de lo que representa la acción directa, entendida esta por la resolución de los conflictos laborales por los propios obreros en FONTECHA PEDRAZA, 1994: 154157. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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parados, pues eran considerados por todos los anarcosindicalistas como los pioneros de los que habían sido desposeídos, los que debían protagonizar las protestas. Y es que, en los años 30 llegó a España la crisis económica mundial de 1929, lo que fue un factor más en la radicalización política del país. Esto originó una gran cantidad de parados, la mayoría de los cuales (sobre todo en Barcelona o Zaragoza) fueron movilizados por la CNT. Este método insurreccional es el origen de unas “tácticas de guerrilla” conectadas con la propia acción directa que debían llevar a cabo los trabajadores. Estas formas de protesta consistieron mayormente en visitas en masa a las fábricas en busca de trabajo, la apropiación de comida de tiendas o mercados, o los robos en iglesias y sobre las clases medias o altas28. Así, por ejemplo, existen muestras del intento de difusión de estas prácticas desde la prensa anarquista, y el semanario de la CNT de Aragón, Navarra y la Rioja, Cultura y acción, señala que “Ocupar los puestos vacantes en fábricas, obras y talleres, comer donde haya para otros; negarse, mientras carezcan de jornal, a pagar alquileres de casa, etc.”29 Así pues, por parte de este sector, estas acciones debían verse apoyadas por los grupos de acción que llevarían la violencia directamente a la calle, tras lo que se enfrentarían a las fuerzas de seguridad del Estado y proclamarían la revolución. Esta táctica fue teorizada por García Oliver, quién consideraba que había que acostumbrar al pueblo a las situaciones revolucionarias para que así perdiesen el miedo a enfrentarse con las fuerzas del Estado: Crear en la manera de ser de los militantes anarcosindicalistas el hábito de las acciones revolucionarias, rehuyendo la acción individual de atentados y sabotajes, cifrándolo todo en la acción colectiva contra las estructuras del sistema capitalista, hasta lograr superar el complejo de miedo a las fuerzas represivas, al ejército, a la Guardia Civil, a la policía, lográndolo mediante la sistematización de las acciones insurreccionales, la puesta en práctica de una “gimnasia revolucionaria30.
De este modo, el objetivo de esta táctica era despertar a la masa trabajadora en su lucha contra el Estado. En este sentido, la lucha contra sus fuerzas de seguridad, guardias de asalto, guardias civiles o ejército por el control de las calles es una tónica común en el movimiento libertario, y se presentaba como el enfrentamiento clásico entre los libertarios y el Estado. Esto se enlaza con la idea anteriormente mostrada de que la calle es una extensión de la casa obrera, por lo que consideraban que la presencia de 28 EALHAM, 2000: 139-144. La visión de la fuerza de los obreros parados se puede ver en la producción cinematográfica anarquista, un ejemplo en SAU, 1937 (Película). 29 Cultura y acción, 06-01-1923. 30 GARCÍA OLIVER, 2008: 156-157. 402
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guardias de Asalto o el ejército en los barrios obreros era una invasión de un espacio que consideraban propio y una ocupación de su particular área de socialización. Esto muestra la concepción que de la policía tenían como un agente invasor, una fuerza exógena y extraña a la que se extranjerizaba. Y aunque este odio viene de la tradición anarquista decimonónica, se vio potenciado con la crisis de entreguerras y la radicalización y brutalización que sufre la sociedad31. Estas acciones las usarían como justificación de otro tipo de violencia extrema protagonizada por una élite de la militancia anarquista, los denominados grupos de afinidad, y que vendría a configurar la llamada “propaganda por el hecho”. En estas acciones, muchas veces justificadas como acto de venganza, la ocupación de la calle se mostraba momentánea y circunstancial. El enemigo no sólo fueron las fuerzas de seguridad del Estado, y fueron objeto de ataque otros sindicalistas, fascistas, patronos o políticos. Estas acciones consistían principalmente en ataques rápidos y coordinados, tales como asesinatos o atracos, tras lo que huían del escenario de acción. Así tenemos ejemplos de estos grupos de afinidad como “Nosotros” o “los Solidarios”. La violencia ejercida por estos grupúsculos era entendida por parte del sector radical como un proceso necesario para conseguir la revolución, es decir, debía cumplir una función de desencadenante del cambio social32. Así pues, en todas las situaciones revolucionarias que se dan en el mundo urbano durante la República, estas serán las tácticas utilizadas por los anarcosindicalistas para tratar de conquistar el espacio. Las discusiones entre sindicalistas y anarquistas por las tácticas a seguir fueron constantes durante los seis años de la experiencia democrática, produciéndose un progresivo predominio de la facción anarquista, y unos continuos ataques entre uno y otro lado. Esta progresiva radicalización y el aumento de las acciones violentas supusieron que la CNT sufriera una creciente persecución, y tras la fallida insurrección de diciembre de 1933 pasará a la clandestinidad, teniendo en la revolución de octubre de 1934 una presencia apenas testimonial. Tenemos una gran cantidad de conflictos que muestran el empleo de estas tácticas prácticamente desde la misma proclamación de la República en abril de 1931. Desde la huelga de la Telefónica en junio del mismo año hasta 31 Esta idea de considerar al enemigo dentro de las propias fronteras, fruto de la radicalización social de la Europa de entreguerras, ha sido trabajada por González Calleja, quien lo denomina la “diabolización del enemigo interior” en GONZÁLEZ CALLEJA, 2008: 24-25. 32 ÁLVAREZ CHILLIDA, 2011: 90-91. LEDESMA, 2003, ha trabajado esta idea de unión entre la violencia y el proceso revolucionario centrada en la guerra. Y en LEDESMA, 2009: 83-114, se muestra un estudio de esta violencia en la retaguardia republicana situándola en el contexto europeo. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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la insurrección de diciembre de 1933, se fue produciendo una progresiva radicalización del sindicato que provocó que el sector más anarquista en las tácticas fuese imponiéndose al sindicalista. Por este motivo, la violencia en la calle fue en aumento, y de las manifestaciones como colectivo se pasó a las huelgas con tiroteos. No obstante, como decía, esta violencia de los radicales estuvo presente desde los primeros conflictos. Así, se tiene por ejemplo para la Zaragoza en huelga durante el conflicto con la Telefónica varios tiroteos contra esquiroles y golpes contra los conductores de los tranvías (la mayoría afiliados a la UGT). Esto se debe a la intención de paralizar la ciudad, siendo el transporte público uno de los objetivos fundamentales para conseguirlo33. En las ciudades, las insurrecciones revolucionarias siguieron un procedimiento básico a partir del cual podían darse ciertas particularidades locales: los grupos de acción, armados y dirigidos por los Comités de Defensa, empezaban poniendo en marcha la gimnasia revolucionaria con una oleada de atentados; a la par, los sindicatos debían declarar la huelga general e iniciar la movilización de los obreros y sus simpatizantes. El primer intento insurreccional serio fue en enero de 1932 en el Alto Llobregat. En Figols los mineros se hicieron con las armas y salieron a la calle, tras lo cual se sucedieron los encontronazos con las fuerzas de seguridad. El gobierno central envió a las fuerzas militares para terminar con la insurrección, dando inicio a una dura represión que acabó con una serie de deportaciones. Esta fue una de las causas principales de la ruptura del sector moderado del sindicato con la República, pero a la vez mostró que las crecientes discrepancias entre este sector y los más anarquistas. Esta fue también la tónica de los otros dos levantamientos anarcosindicalistas importantes que padeció la República en 1933. En enero, las calles de la capital catalana se vieron sacudidas por los tiroteos de los grupos de afinidad, fruto de una huelga iniciada por los ferroviarios. En este conflicto quedan patentes las limitaciones de la sociabilidad por barrios, ya que muchas secciones prefirieron actuar por su cuenta en el desarrollo del conflicto, desoyendo las directrices del Comité Central. Valga como muestra una cita de García Oliver en la que se puede observar una actuación a título individual, Cuando, por conveniencias del Comité de Huelga de los ferroviarios, nos llegó la comunicación de suspender las acciones, consideramos, a propuesta mía, que no había lugar a ello, por
33 Ejemplo extraído de MONTAÑÉS, 1989: 55-60. 404
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considerar que nuestras fuerzas de choque se creaban por y para la revolución, pero no para maniobras de tipo sindical34.
Muestra, además, la división interna que vivió el sindicato, y las diferentes visiones que en el camino revolucionario mostró el anarcosindicalismo. Mientras que la otra gran insurrección ocurrió en diciembre y tuvo como núcleo principal la ciudad de Zaragoza. Como muestra de la importancia que tienen los espacios de sociabilidad en el proceso revolucionario libertario valga el manifiesto que marca el inicio de esta insurrección, que resalta la importancia que tienen las fábricas como espacio donde se originan las huelgas, y la calle como lugar en el que nace la revolución, que se suma a la idea de construcción del ideal de mundo libertario basado en el trabajo y la libertad, Todo trabajador revolucionario debe de sumarse a la insurrección armada; las mujeres en sus casas; el trabajador en las fábricas; los jóvenes en la calle; todos como un solo hombre deben de responder a la llamada de la Confederanción y de la FAI.35
Así pues, la actitud que los libertarios fueron progresivamente adoptando contra el régimen republicano hay que verla como una superación constante de puntos de no retorno, en el que la dinámica acción-reacción-acción que originaban las tácticas insurrecciónales libertarias tenía como fin último poner a la clase obrera entre la espada y la pared, todo ello para conseguir su levantamiento contra el Estado. El escenario central de este proceso debía ser la calle, dada la desconfianza que mostraban hacia el parlamentarismo. Y por esta razón, este espacio se presenta como protagonista de toda una escalada de violencia en la que se trata de destruir el Estado e iniciar la construcción de la revolución. La represión que seguía a estas insurrecciones debilitó sobremanera al movimiento, que no llegó a alcanzar los niveles de afiliación de estos años hasta el inicio de la guerra civil. No obstante, el sindicato logró sobrevivir a la persecución de este periodo gracias a su implantación en los barrios obreros, y a la solidaridad existente en estos, y les permitió, con el estallido del conflicto bélico, establecer una soberanía verdaderamente duradera fruto de la quiebra de las instituciones republicanas. 4. Conclusión. La total soberanía anarquista Como ya señalábamos, con el estallido de la guerra civil las instituciones republicanas quebraron y en algunas ciudades estalló la revolución el mismo 34 GARCÍA OLIVER, 2008: 176. 35 Citado en MONTAÑÉS, 1989: 98. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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19 de julio, justo después de conseguir derrotar a la sublevación. Así lo describió La Revista Blanca, “Hemos vivido en Cataluña días de intensidad revolucionaria enorme. Hemos visto lo que no confiábamos en ver, quizá en muchos años”36. Así pues, en esta ciudad fueron los libertarios los que se hicieron con las armas y conquistaron la calle. Pero también en Madrid las armas llegaron al pueblo, y socialistas, comunistas y libertarios asediaron los cuarteles de los rebeldes, presentando un frente común pero manteniendo las particularidades de cada movimiento. No obstante, no pretendemos decir con esto que las diferencias estuviesen olvidadas, y con el desarrollo de la guerra llegarán los hechos de mayo de 1937 en Barcelona, en el que la frágil coalición antifascista se quebró.37 No obstante, en la ciudad condal en estos primeros momentos del conflicto bélico, los libertarios consiguieron establecer su espacio de soberanía y mostraron al mundo lo que eran capaces de hacer. Desde las imágenes de estos comiendo en los lujosos hoteles, a la quema de conventos, se mostraron orgullosos de esa muestra de fuerza, de esa soberanía que habían conseguido conquistando el espacio que, a su vez, les permitía destruir el mundo que conocían a partir del cual iban a construir su acracia libertaria.38 Solidaridad obrera muestra la calle como el escenario de la revolución y declaraba: Pero ha rebrotado la Cataluña insurrecta. La C.N.T. ha realizado el milagro. Sus hombres han sembrado de ardor revolucionario las calles de la capital catalana. Y con la sangre guerrera de los militantes de la Confederación Nacional del Trabajo, vuelve a ponerse en pie el clásico baluarte de la revolución española. La movilización de la clase trabajadora que se cobija en la perla del Mediterráneo, ha trastocado por entero la faz del suelo catalán39.
El vacío de poder que se dio como producto del golpe de Estado permitió que los revolucionarios pudieran conseguir un control total del espacio. Pero no hay que olvidar que este estallido vino precedido de un golpe, fue un factor exógeno al movimiento libertario lo que permitió en última instancia que la revolución se abriera camino. En un contexto así, la violencia se presentó como el principal motor de cambio40. Así pues, el control de la calle pasó de ser el objetivo circunstancial del periodo republicano, a convertirse en una realidad: se pasó de un control temporal conseguido mediante la presencia 36 La Revista Blanca, 388, 26-05-1936. 37 Sobre los hechos de mayo en GALLEGO, 2008. 38 Esta proceso de destrucción que surge con el inicio de la guerra ha sido trabajado para el caso de la retaguardia republicana en LEDESMA, 2003: 46-47, una visión más general en ibid. 2009: 97-98. 39 Solidaridad Obrera, 23-06-1936. 40 CASANOVA, 1997, 157. 406
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de las masas obreras durante las huelgas y manifestaciones a tener un control permanente de la misma, pudiendo establecer por fin su espacio de soberanía. Así mismo, se pudo ver por las calles de las ciudades que no sucumbieron al golpe obreros transformados en milicianos que luchaban por expandir el ideal revolucionario, con sus fusiles paseando por sus principales vías. En algunas de estas se pudieron ver, además, los lujosos coches de la ciudad rica colectivizados con las iniciales de la CNT-FAI en los laterales, lo que era otra manera de mostrar la fuerza en el espacio. En estos momentos, la barricada se volvió a convertir en el símbolo por antonomasia de esta toma de poder y de esa muestra de fuerza en el espacio, y ejemplificó, de manera más clara que nunca, los mecanismos de inclusión/exclusión que emplearon los libertarios. Precisamente, en la construcción de estas barricadas se puede ver la permeabilidad que alcanzaron los obreros con la revolución: pasaron a ser conscientes de ser la base del proceso revolucionario naciente. Y a la evolución de este proceso contribuyeron mediante lo que mejor sabían hacer: el trabajo que habían realizado en los tiempos republicanos. Así pues, desde ladrillos, a pasta de papel, mulos muertos, o simples sacos de yeso, los obreros, mediante los materiales que usaron en los años anteriores pasaron a delimitar los barrios de Barcelona. Esta idea se puede ver en el diario de Ricardo Sanz: Diversos trabajadores del puerto, con las carretillas eléctricas que utilizaban para su trabajo diario, se acercaron a los muelles, donde existían almacenadas grandes balas de pasta para fabricar papel y las colocaron como trinchera en todas las bocacalles, donde se notaba o se temía la presencia del enemigo. Estas balas, conjuntamente con los mulos muertos por los disparos, sirvieron para construir grandes barricadas, muy difíciles de franquear41.
Con estos acontecimientos se ha tratado de exponer que, mientras Zaragoza había caído en manos sublevadas, Madrid y especialmente Barcelona iniciaban la conquista de espacios desde los que declarar la revolución. Así pues, lo que se ha tratado de mostrar en la presente comunicación es cómo, a pesar de las diferencias existentes que presenta el movimiento libertario en función de la región en las que estuvo asentado, (fruto en gran medida de su implantación sobre la base social de los barrios obreros), la importancia que tiene la calle y su conquista, lugar desde el que implantar su soberanía, es una tónica común del movimiento. Los obreros entienden esta como su propio espacio, que les pertenece, donde gestan su profundo sentido del nosotros. Así pues, los conflictos desatados durante el periodo republicano tuvieron como principal escenario la calle, tanto en 41 SANZ, 1969: 28. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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unas iniciales manifestaciones pacíficas como medida de presión contra el gobierno, como en la progresiva radicalización y hostigamiento con las insurrecciones. No obstante, no fue hasta el 19 de julio de 1936 cuando se produjo una quiebra en las instituciones republicanas y la construcción de esta soberanía en la calle es clara y permanente, convirtiendo este espacio en el origen de la revolución. Para llegar a esta, los libertarios supieron aprovecharse de los marcos culturales creados en los barrios por los obreros, desde los que iniciaron todo un proceso de acercamiento y socialización hacia estos, produciéndose lo que se ha venido en llamar una “proletarización” del movimiento. Así pues, este asentamiento que consiguieron a pequeña escala dio a las bases su heterogeneidad característica pero, a pesar de que estas redes de solidaridad fueron el hecho que les permitió sobrevivir a periodos de mayor persecución, les impidió coordinar unas acciones a nivel estatal pasando a una táctica más ofensiva en su toma del poder. Es decir, se ha tratado de mostrar cómo la calle se presenta como protagonista y principal testigo del proceso revolucionario, siendo fundamental en el estudio de la práctica política de los libertarios y del movimiento obrero. Bibliografía ABAD DE SANTILLÁN, Diego, El anarquismo y la revolución en España. Escritos 1930/1938, Madrid, Ayuso, 1977. ÁLVAREZ CHILLIDA, Gonzalo, “Negras tormentas sobre la República. La intransigencia libertaria”, en REY REGUILLO, Fernando del (dir.), Palabras como puños. La intransigencia política en la Segunda República española, Madrid, Tecnos, 2011; 45-110. ÁLVAREZ JUNCO, José, “En torno al concepto de ‘pueblo’. De las diversas encarnaciones de la colectividad como sujeto político de la cultura política española contemporánea”, Historia Contemporánea, 28 (2004): 83-94. BRENAN, Gerald, El laberinto español. Antecedentes sociales y políticos de la guerra civil, Barcelona, Planeta, 2009. CALERO DELSO, Juan Pablo (ed.), Cien imágenes para un centenario. CNT 1910-2010, Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 2010. CASANOVA RUÍZ, Julián, Anarquismo y revolución en la sociedad rural aragonesa, 1936-1938, Madrid, Siglo XXI, 1985. CASANOVA RUÍZ, Julián, De la calle al frente. El anarcosindicalismo en España (1931-1939), Barcelona , Crítica, 1997. 408
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VISIONES DEL ESPACIO URBANO EN EL FASCISMO ESPAÑOL1 Visions of the Urban Space in Spanish Fascism Miguel Alonso Ibarra Universidad Autónoma de Barcelona [email protected] Resumen: El objetivo del presente artículo es elaborar, desde la perspectiva de la militancia fascista, un análisis del proyecto regenerador, modernista y revolucionario que el fascismo planteaba, a través del estudio de las visiones del espacio urbano, y su contrapunto situado en el espacio rural. Un espacio urbano percibido como cuerpo enfermo del tejido social-nacional, necesitado de una operación de profilaxis para, una vez sanado, situarlo como un pilar central de la nueva realidad fascista. Palabras clave: fascismo, espacio urbano, espacio rural, degeneración, reespañolizar. Abstract: The aim of this article is to develop, from the perspective of the fascist militancy, an analysis of the regenerating, modernist and revolutionary project that the Spanish fascism brought up, through the study of the visions of the urban space, and its counterpoint situated in the rural space. An urban space perceived as the sick body of the social-national fabric, needing a prophylaxis operation in order to, once healed, place it as one of the central pillars of the new fascist reality. Keywords: Fascism, Urban Space, Rural Space, Degeneracy, Rehispanicize. 1 Ante de comenzar, considero necesario dar una breve explicación acerca de por qué utilizamos el término ‘fascismo español’ y a qué estamos haciendo referencia con ello. Siguiendo la línea planteada por historiadores como Ferran Gallego o Javier Rodrigo, entre otros, entendemos que los diferentes grupos y sectores sociopolíticos que apoyaron el golpe de julio de 1936 y que conformaron el bando sublevado, pese a sus diferencias, se enmarcaban bajo el paraguas de un proyecto fascista, el cual dio forma al régimen surgido de la guerra hasta, al menos, mediados de los años 40. En ese sentido, consideramos a estos sectores no como representantes de proyectos diferentes, sino como defensores de distintas interpretaciones de un mismo proyecto, el fascista. Por ello, a lo largo del texto se utilizará el término fascista y fascismo español indistintamente para referirse a cualquier de los sectores que conformaban el bando sublevado, si bien haremos las pertinentes especificaciones acerca de quién estamos hablando en concreto cuando sea necesario. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Muchos son los análisis, estudios e interpretaciones que hasta nuestros días se han elaborado en torno al fascismo. Se han utilizado diversos enfoques, y abordado las distintas problemáticas desde diferentes perspectivas, siendo este fenómeno abordado, desmenuzado y analizada su anatomía, parafraseando el título de la obra de Robert Paxton, en casi toda su amplitud2. Si bien existen dos elementos esenciales que, a nuestro juicio, no han sido incorporados con la importancia que merecen a las teorizaciones en torno a dicho fenómeno, sin los cuales resulta imposible comprender, por un lado, cómo esta ideología fue capaz de seducir a un número tan grande de individuos, llevándolos hasta el límite de lo humano para hacer realidad su utopía, y, por otro lado, de qué manera el fascismo fue capaz de adaptarse a contextos sociopolíticos tan diferentes a lo largo de toda Europa. El primero de estos elementos refiere al marco en el que eclosiona el fenómeno fascista en Europa. La Primera Guerra Mundial representó un momento de ruptura social y espiritual muy fuerte, que puso de manifiesto para muchos las miserias de una sociedad corrupta, decadente, carente de valores. Esta ruptura, que en vano se intentó reparar a través de la propia guerra, generó una profundad crisis espiritual en una gran masa de individuos, un proceso que estaba intrínsecamente relacionado con el poder omnímodo que, a raíz de la experiencia de guerra, parecía haber adquirido la modernidad, en tanto que la tecnología relegaba al ser humano a un segundo plano3. Y es esta crisis, a la que se le ha añadido la coletilla ‘de la modernidad’, la que resulta esencial a la hora de comprender la dimensión que alcanzó no solo el fascismo, sino también un gran número de movimientos revolucionarios –el fascismo es uno de ellos, si bien hacemos referencia también al comunismo o al anarquismo– que se desarrollaron durante el periodo de entreguerras. En este sentido, Roger Griffin ha sido uno de los primeros historiadores que ha reparado en la trascendencia de esta crisis, al plantear que la ruptura del “dosel sagrado” hizo caer en la anomia a muchos individuos, generando un importante espacio vacío que el fascismo –entre otros– vino a llenar4. Del mismo modo, otros autores como Emilio Gentile o Peter Fritzsche también han ponderado la importancia de la modernidad en el surgimiento, desarrollo y extensión del fascismo. Pero, pese a todos estos avances en lo relativo a la relación entre modernidad y fascismo, todavía no se le ha otorgado a esta crisis un puesto 2 Algunos ejemplos, entre muchos otros, en GELLATELY, 2002; GENTILE, 2005; o PAXTON, 2005. 3 La percepción de la técnica como un elemento todopoderoso a raíz de la experiencia de la Gran Guerra en LEED, 2009, especialmente 73-114. 4 GRIFFIN, 2010. 414
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Visiones del espacio urbano en el fascismo español
central como eje vector del proceso. En este sentido, es esencial comprender la naturaleza de la ruptura que se produjo como consecuencia de la Primera Guerra Mundial. Una ruptura que, por de pronto, lanzó a miles de veteranos de guerra a nuevas trincheras a lo largo y ancho de toda Europa, en busca de paraísos perdidos y utopías por construir5. Para ello no podemos sino recurrir a los protagonistas de la misma, es decir a los propios individuos. En este sentido, el periodo de entreguerras es un contexto, debido al gran número de conflictos que albergó y a la huella literaria que estos dejaron, que ofrece unas innumerables posibilidades interpretativas si aplicamos un enfoque que descienda hasta el individuo. Por tanto, a través del estudio de toda esta miríada de perspectivas individuales, centrándonos en el modo en que se ven influenciadas por la crisis de la modernidad, es como podremos calibrar la importancia crucial de este proceso para el surgimiento de toda una serie de movimientos que buscaban la generación de una realidad alternativa a la existente, entre los que podemos hallar al fascismo. El recurso a la perspectiva centrada en el individuo anónimo, el cual no debemos olvidar que fue quien le otorgó –en tanto que masas– su significación histórica al fascismo6, nos permite entroncar con el segundo de los elementos que hemos nombrado al principio de la introducción. No es sino el estudio de cómo cada individuo percibía el fascismo, es decir, qué representaba este para él, la vía por la que podemos intentar discernir las dinámicas adaptativas de esta ideología a cada contexto y su elevada capacidad de síntesis. Por tanto, la perspectiva centrada en el individuo que ha pasado desapercibido para la Historia, el individuo anónimo, aquél que fue seducido por el fascismo y que combatió por la construcción de esa utopía, es aquello que nos permitirá discernir, a través del análisis detallado de toda esa gran miríada de particulares percepciones y visiones del mundo, las herramientas que el fascismo utilizó para triunfar a lo largo y ancho de toda Europa. Estos dos elementos, por tanto, serán los que estructuren la presente comunicación. En este sentido, el espacio urbano no es sino uno de los máximos exponentes de todo lo que la modernidad representa. Las ciudades eran los centros esenciales del crecimiento económico apoyado en el desarrollo de la técnica, al tiempo que el lugar de nacimiento, arraigo y expansión del liberalismo, que el fascismo identificaba como la corrupción y la degeneración de la comunidad nacional. Del mismo modo, la ciudad y su creciente importancia como elemento vertebrador de la nación ejercían 5 Las continuidades entre la Primera Guerra Mundial y los conflictos de los años 20, que plantearían la necesidad de una nueva cronología, en GERWARTH y HORNE, 2012. 6 GALLEGO, 2010: 287. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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un papel destructor sobre la organización comunitaria del campo, en tanto que muchos campesinos emigraban a la ciudad en busca de trabajo. El campo no era sino el contenedor de las esencias patrias, de los verdaderos valores nacionales, algo que el fascismo intentará recuperar a través de una concepción ruralista de su proyecto. Por tanto, el espacio urbano es interpretado aquí como uno de los marcos ideales en los que analizar la influencia de la modernidad en los individuos. En este sentido, en primer lugar abordaremos las percepciones que los fascistas que hemos seleccionado tenían sobre las ciudades republicanas. Ahondaremos en el modo en que veían las urbes españolas tanto durante el periodo republicano como durante la guerra, con lo que intentaremos componer una visión de conjunto acerca de esta cuestión. En segundo lugar, atenderemos al proyecto regenerador que el fascismo concibió para los espacios urbanos a través de dos elementos esenciales: el ruralismo fascista, es decir, la voluntad de resituar el campo como uno de los ejes vertebradores de la comunidad nacional; y los proyectos de transformación de los cascos urbanos para convertirlos en un reflejo físico del ideario fascista. En definitiva, nuestro objetivo aquí es abordar el espacio urbano como uno de los elementos esenciales de los proyectos fascistas, un espacio corrupto destinado a ser regenerado mediante la violencia, algo que no deja de ser un reflejo a pequeña escala de lo que el fascismo llevó a cabo a lo largo de toda Europa. 1. Visiones fascistas del espacio urbano Una vez planteadas las bases teóricas sobre las que queremos estructurar este artículo, vamos a abordar el primero de los temas propuestos, las percepciones que los fascistas elaboraron en torno al espacio urbano dominado por el enemigo, siguiendo un orden cronológico que nos situará primero en el periodo de la Segunda República y, posteriormente, en los años de la Guerra Civil. Así, por un lado veremos cómo para los fascistas, con la llegada de la República la ciudad se convierte en el reflejo claro de la deriva de la nación y en un objetivo primordial de su ofensiva. Y, por otro, veremos cómo esta ofensiva va adquiriendo tintes cada vez más extremos, hasta llegar a la deshumanización absoluta durante la guerra. Una ofensiva que no solo se dirigirá contra la ciudad como espacio físico, sino también como espacio simbólico. En este sentido, el espacio urbano es conceptualizado por los fascistas no solo en base a lo que en él se desarrolla, es decir, a la mayor presencia o no en las calles de sus enemigos, sino también en base a lo que representa. Por tanto, la ciudad será un elemento que condense todo lo nocivo que es susceptible de afectar al cuerpo nacional, en tanto que su posición como eje vertebrador de la sociedad moderna la convierte en 416
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puerta de entrada de toda una serie de comportamientos sociales, morales, modas e influencias que no hacen sino degradar a la nación española. 1.1 El espacio urbano en tiempo de la República El advenimiento de la República representó, para los fascistas, una fecha crucial en la historia de la decadencia española. Un punto de inflexión, de no retorno, que traía consigo la constatación del peor de los escenarios posibles. Algo que el falangista Francisco Lluch7 apuntaba al afirmar que el régimen republicano había nacido de un “feto enfermizo”8. Igualmente, el también falangista Ricardo Gutiérrez9 asociaba el nuevo régimen con “el derrumbamiento natural de todos aquellos principios básicos de una nación civilizada” y estaba convencido del destino que le esperaba a España, en tanto que calificaba a los principales dirigentes republicanos como “Jinetes del Apocalipsis”10. Estas visiones nocivas del régimen republicano tuvieron uno de sus exponentes más claros en el espacio urbano. Como ya hemos planteado, la ciudad había sido conceptuada previamente a 1931 como un espacio representativo de la decadencia que atravesaba la nación española, si bien esto se exacerbó tras el 14 de abril. De este modo, la llegada de la República trajo consigo, para los fascistas, la progresiva rusificación de España, algo que tuvo un reflejo evidente en las ciudades, en tanto que eran los lugares en los que el marxismo era más fuerte. En esta línea se expresa Francisco Lluch cuando apunta que en tiempo de la República se obligaba “a saludar con el puño cerrado a todos los transeúntes y vecinos de las casas por donde pasaban, como signo de acatamiento a las sangrientas revoluciones que han asolado la humanidad: la soviética y la francesa”11. Esta visión de la rusificación de España es compartida por el falangista Alfonso Gallego12, cuando califica 7 Francisco Lluch F. Valls, simpatizante de la derecha española, presumiblemente de Falange Española, vivió en Málaga durante los meses que esta ciudad estuvo en poder de los republicanos. Fue hecho prisionero en un barco-prisión fondeado en el puerto de dicha ciudad hasta la entrada de las tropas sublevadas. A raíz de ello escribió una obra titulada Mi diario entre los mártires. 8 LLUCH F. VALLS, 1939: 10. 9 Ricardo Gutiérrez, corresponsal de guerra. En el momento del golpe se encuentra en Vigo y allí se ofrece voluntario al servicio por la causa “nacional”, alistándose en Falange. Asiste a las operaciones militares, en calidad de testigo externo, que las tropas rebeldes llevan a cabo en el sur de la península, destacando su presencia en la toma de las ciudades de Badajoz y Málaga. 10 GUTIERREZ, [1937]: 9 y 85. 11 LLUCH F. VALLS, 1939: 11. 12 Alfonso Gallego Cortés (¿?-20 de marzo de 1944) jonsista y militante de FE de las JONS tras la unión de ambos partidos. Integrante del grupo de más de cien falangistas Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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los locales de socialistas y comunistas como “las madrigueras marxistas de ‘Amigos de la Unión Soviética’”, en un proceso de uniformización y extranjerización del enemigo. Unas ‘madrigueras’ que emponzoñaban el espacio urbano español, convirtiendo muchas ciudades en “burgos podridos” 13 que era necesario purgar. En este sentido, vemos como los fascistas perciben el socialismo y el comunismo, englobados ambos bajo la calificación de marxismo, como unos elementos infecciosos. Algo que les llevará a la utilización de un lenguaje profiláctico, en tanto que era esta ‘enfermedad’ la que estaba llevando ‘a la muerte’ a la nación. Un lenguaje que, si bien tendrá su espacio idóneo de desarrollo durante la Guerra Civil –fundamentalmente por la necesidad de generar marcos de alteridad que permitiesen la implementación del proyecto fascista en toda su dimensión, esto es, en toda su brutalidad–, irá adquiriendo un espacio cada vez más importante en el modo que los fascistas tenían de percibir la realidad, en un proceso paralelo a la radicalización de sus visiones sobre el régimen republicano. Por tanto, no es de extrañar ver cómo ciudades en las que el marxismo tenía una fuerza significativa eran percibidas como enclaves corruptos y enfermos, algo de lo que da buena cuenta Ricardo Gutiérrez cuando apunta que Logroño estaba “fuertemente minada por la lepra marxista”, así como que “Oviedo estaba infectado de marxistas”14. Por otra parte, no solo la ciudad como espacio físico era el objetivo de los ataques fascistas, sino también como espacio simbólico. De este modo, las urbes eran el máximo exponente del triunfo del liberalismo en España, por cuanto en sus calles era donde la mayoría de los movimientos liberales había nacido, se habían desarrollado y habían triunfado. Un liberalismo que atacaba la raíz de la esencia española, aquella que le había conferido su grandeza en los tiempos pasados. Así es como percibía José-Vicente Puente el ambiente en el Madrid de los años de la República, una ciudad “donde el gallardete del Imperio quedaba oculto por los banderines bastardos de los partidos políticos”15. Este liberalismo ‘decadente’ no venía solo, sino que había abierto la puerta a toda una serie de influencias consideradas por los fascistas como nocivas para la nación española, en tanto que iban en contra de su moral eminentemente cristiana. Unas influencias que subvertían, por que estuvieron junto al General Fanjul en el Cuartel de la Montaña, encuadrado en la 1ª Centuria. Detenido y encarcelado, vivió la Guerra Civil en las prisiones madrileñas. Alistado en la División Azul, regresó a España en 1942 procedente de Rusia, donde había sido herido en combate. A su regreso escribió la obra Diario de un falangista de primera línea y colaboró con el periódico Arriba. 13 GALLEGO CORTES, 2011: 26 y 53. 14 GUTIERREZ, [1937]: 177 y 185. 15 PUENTE, 1939: 43. 418
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ejemplo, el rol de la mujer en la sociedad, al tiempo que conducían a muchos individuos hacia el hedonismo y el vicio, claros ejemplos de la degeneración que el fascismo percibía. En esta línea se expresa Francisco Lluch cuando denuncia el papel corruptor del cine americano, representante de una sociedad liberal y capitalista, es decir, decadente y degenerada: Estaban a la orden del día los relatos sugestivos que glorificaban el crimen perpetrado con cálculo y a sangre fría, dirigidos desde los despachos de los grandes contrabandistas, que a su vez vivían protegidos y amparados por los políticos y autoridades americanas, que debían sus puestos a la política de estos magnates del terror y el asesinato. Estos eran los argumentos que tenían casi todas las películas americanas, que en cantidades fabulosas se rodaban en los cines españoles16.
Unas tendencias extranjerizantes que amenazaban con socavar los cimientos de la nación española, en tanto que atacaban a sus raíces y a su tradicional organización social. A este respecto, la progresiva liberación de la mujer que vino de la mano de la implementación de ciertas políticas por parte de las nuevas autoridades republicanas era un elemento que causaba verdadero temor, odio y asco entre los fascistas17. Una liberación que venía de la mano de una sexualización cada vez mayor de la mujer, que abandonaba su papel sumiso en el hogar para incorporarse a la sociedad con unos roles que iban en la dirección –lenta, pero progresiva– de la equiparación al hombre. En este sentido, la contemplación de la mujer como un ser sexuado era percibido por los fascistas como un símbolo evidente de la degeneración moral en la que estaba sumida la sociedad española, algo que deja bien claro José-Vicente Puente: Ya, apenas quedaban vestigios de lo que debía ser una institución castiza. Olvidaron el mantoncillo en el fondo de la cómoda. Se ajustaron el gabán de corte parisino. Muchas se tiñeron el pelo. Dibujaron sus cejas en los rasgos inarmónicos de la imitación de las vampiresas de Yanquilandia y hasta fumaron y bebieron whisky. Aprendieron tres modismos ingleses, dos fox y un tango empalagoso y de bailar en la Bombilla, bajaron a los sótanos de los bailes taxis, donde se mercantilizaban las sonrisas y las caricias. Pese a todo, quedaba algo, que no se pudo borrar con el vitriolo del modernismo […]18. 16 LLUCH F. VALLS, 1939: 101. 17 La mujer sexuada es uno de los miedos recurrentes en el imaginario fascista. Resultan de gran interés los análisis en torno a esta cuestión elaborados por el filólogo alemán Klaus Theweleit. Ver THEWELEIT, 1989; 2007. 18 PUENTE, 1939: 241. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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En conclusión, vemos cómo la llegada de la República supuso para los fascistas un punto de no retorno en la decadencia que percibían en la nación española.
Un proceso en el que la ciudad jugaba un papel fundamental tanto por ser el espacio físico donde podía constatarse, mediante la presencia de socialistas y comunistas en la calle, dicha degeneración, como por ser el espacio simbólico que representaba el liberalismo y la entrada en España de toda una serie de influencias perniciosas para el cuerpo nacional. Un espacio urbano que a ojos de los fascistas se verá transformado por su contacto con el marxismo19 –“madrigueras”– y por el arraigo del hedonismo capitalista. Un espacio que, por tanto, necesitará de la aplicación de un proyecto de profilaxis social que, mediante la violencia, purgue y regenere el tejido enfermo de la nación. Y este no vendrá sino de la mano del golpe de julio de 1936, una rebelión que el falangista Francisco Javier Centurión20 calificaba como “contra el capitalismo antiespañol y anticristiano […] contra el deshonor, la indisciplina y el crimen gobernantes”21. Una rebelión, en definitiva, que venía a extirpar la ‘ponzoña’ que, sobre el cuerpo nacional, se había extendido durante los años de gobierno republicano. 1.2 Las “ciudades rojas” durante la Guerra Civil La Guerra Civil trajo consigo la radicalización de las construcciones del enemigo, tanto en el bando sublevado como en el republicano. En este sentido, la ruptura que supuso el estallido del conflicto derivó en la necesidad de aplicar las medidas más drásticas posibles para la construcción de, en el caso de los rebeldes, la ‘nueva y verdadera’ comunidad nacional. Unas medidas que necesitaban de una deshumanización absoluta del enemigo en aras de facilitar la tarea eliminadora de los ejecutores de la violencia fascista sobre el terreno, es decir, de los combatientes. Por tanto, se generaron nuevos marcos de referencia y se modificaron los existentes22, un proceso 19 La transformación de la realidad, de los contornos, tanto de la ciudad como del ser humano, por el contacto con el ‘virus’ marxista era una percepción común entre los fascistas. Ver NUÑEZ SEIXAS, 2006: 255. 20 Francisco Javier Centurión (¿?-¿?) Estudiante canario de Derecho. De clase media y católico, estuvo afiliado en organizaciones juveniles de derechas durante los años de la República, como Juventud Católica, antes de formar en 1933 en la ciudad de La Laguna la sección canaria de Falange. Combatió en la Guerra Civil y fue colaborador de diversos diarios como Amanecer, órgano de expresión de FET-JONS en Tenerife. También colaboró en emisoras como Comandancia Militar. Escribió obras acerca del surgimiento de la Falange tinerfeña, como Vieja Guardia, y otras sobre su experiencia de guerra, como Ardiente voz de guerra. 21 CENTURIÓN, [1938]: 25. 22 Un proceso similar a lo acontecido tras el advenimiento del Tercer Reich en Alemania, en donde se modificaron los marcos de referencia para estrechar los márgenes sociales de la comunidad nacional y expulsar de ella a todos los enemigos del nacionalsocialismo. Un 420
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en el cual las percepciones de la ciudad sufrieron una vuelta de tuerca más. De este modo, todas las visiones que hemos descrito en el apartado anterior se tornaron mucho más radicales, y se les sumaron aquellas relacionadas con las ejecuciones cometidas en las checas y en los centros de detención republicanos. Se configuró, por tanto, una imagen muy clara de la ‘ciudad roja’, sobre todo por parte de aquellos fascistas que vivieron en territorio enemigo durante la guerra. Una imagen desde dentro que se vio cimentada por las descripciones que los combatientes nacionales hacían de las ciudades liberadas, influidas de manera evidente por las imágenes de alteridad construidas tanto en el periodo republicano como durante la guerra. Ambas visiones, tanto las construidas desde dentro de las ‘ciudades rojas’ como las de aquellos soldados que entraban por primera vez en las urbes republicanas recién conquistadas serán las que trataremos en el presente apartado. La experiencia de muchos fascistas que vivieron en territorio republicano durante gran parte del conflicto, o al menos hasta que sus ciudades fueron tomadas por los rebeldes, dio lugar a una extensa bibliografía en la cual dichos individuos narraban lo que habían vivido. Estos testimonios eran ciertamente importantes, fundamentalmente como elemento propagandístico del régimen franquista. No solo narraban los horrores de la vida en territorio ‘rojo’, sino que también la propia experiencia de los autores mostraba algunos de los elementos esenciales del modelo de españolidad que el franquismo quería socializar. Capacidad de sacrificio, fe inquebrantable en la victoria o un sentido comunitario –entre los propios fascistas que se encontraban en la misma situación– con evidentes influencias cristianas son elementos recurrentes en este tipo de relatos. Del mismo modo, a través de la lectura de todos ellos hemos encontrado toda una serie de lugares comunes a la hora de describir las ciudades enemigas y el comportamiento de los ‘milicianos’23. En primer término, es constante la idea de la ‘ciudad roja’ como un inmenso matadero. Por razones más que obvias, el lugar que ocupa en estas narraciones la persecución de los que eran susceptibles de apoyar el golpe es muy importante, sino el que más. Una persecución que los autores narran con todo lujo de detalles. Las torturas, los encarcelamientos, paso previo y necesario para la implementación de las dinámicas eliminacionistas durante la Segunda Guerra Mundial. Ver NEITZEL Y WELZER, 2012. 23 Este término es utilizado indistintamente para identificar a todos aquellos que pertenecían al bando republicano. De la media docena de obras a las que hemos recurrido, en todas se hace referencia a los milicianos como los responsables del control de las urbes republicanas. En la utilización de este calificativo podemos observar un doble proceso de uniformización del enemigo –que no hace sino facilitar su eliminación– y de desprecio hacia el mismo, en tanto que ‘milicianos’ suele utilizarse con un cierto sentido peyorativo que tiene que ver con una baja condición social. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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el miedo y los fusilamientos son descritos con profusión con el fin de dar una imagen lo más deshumanizada posible del enemigo, que sirva como subterfugio para la limpieza política cometida en la retaguardia sublevada24. En este sentido, se expresa Salvador Ferrandis25 cuando califica de “infierno” lo que está sucediendo en Valencia, al tiempo que describe la vida cotidiana de la ciudad como “ennegrecida por el incendio y el crimen”26. Del mismo modo, los periodistas Ángel Gollonet y José Morales 27 describen la magnitud de los asesinatos cometidos por los milicianos republicanos al apuntar que “no fue solo en el Cementerio donde se perpetraron asesinatos por los rojos. Fue también en la calle, en los caminos, en los paseos, en la Cárcel, en los buques, en el mar…”28. Un testimonio que, dada la magnitud de los crímenes de los que da cuenta, justificaba a ojos de los fascistas la guerra que habían emprendido con el fin de ‘sanar’, mediante la violencia, a la nación española. Esta idea de la ‘ciudad roja’ como un inmenso matadero, como un inmenso cementerio, viene refrendada también por el testimonio que, de un amigo, recoge Fernando Sanabria29: Ya, a mí no me impresiona la vista de cadáveres, hacinados en las calles extremas, alrededor de los que, como en una danza macabra, juegan los chicos, clavándoles medallas en los ojos y poniéndoles pitillos encendidos en la boca, que se apagan al contacto con la sangre; […] ni saber que hay cientos de niños que vagan por el arroyo, sin que nadie los recoja, entre milicianos provocadores y mujeres como furias30.
24 En este sentido, pese a que hemos intentado escoger obras que hayan sido escritas no mucho después de la guerra, incluso al calor de la misma, no debemos olvidar la importante función propagandística a la que hemos hecho referencia antes, que influiría en la reelaboración de las experiencias de cada uno de estos individuos a la hora de escribir los relatos. 25 Salvador Ferrandis Luna (¿?– Valencia, 26 de enero de 1954) Escrito y abogado valenciano. Licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia, en su juventud fue militante del valencianismo político, en partidos como Joventut Valencianista o Pàtria Nova. Posteriormente se traslada a Madrid y se distancia del valencianismo. Apoya la Dictadura de Primo de Rivera y entra a formar parte de Acción Española. Posteriormente, fue nombrado delegado en la región valenciana del Servicio del Patrimonio Artístico Nacional. 26 FERRANDIS LUNA, 1938: 91 y 93. 27 Periodistas adeptos al bando sublevado. Hemos podido encontrar escasos datos de ellos, si bien colaboraron en la redacción de diversas obras de corte propagandístico como Sangre y fuego: Málaga o Rojo y Azul en Granada. 28 GOLLONET MEGIAS y MORALES LOPEZ, 1937: 75. 29 No se ha podido encontrar ningún dato acerca de él. Escribió Madrid bajo las hordas, un relato de las vivencias de un amigo suyo, simpatizante de la causa sublevada, en el Madrid republicano durante la Guerra Civil. 30 SANABRIA, 1938: 101. 422
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En este fragmento, vemos cómo las ciudades en poder de los republicanos no son sino una vorágine de asesinatos que dejan un rastro de cadáveres por doquier. Unos espacios en los que hasta los niños se animalizan, banalizando la muerte hasta el punto de reírse de ella. La ciudad, por tanto, se convierte en un infierno de muerte en el que los fascistas son el objetivo predilecto. Estas percepciones de extrema criminalidad en el espacio urbano republicano son compartidas también por Puente, tanto en referencia a Madrid como a Barcelona: La calle de Vallmajor, con su benévola apariencia señorial y religiosa, ocultaba las frías torturas que cráneos mongólicos trajeron a la ciudad […]. Sobre el marco azul del Mediterráneo, un cerebro deforme inventó el dolo científico, y las celdas de colores y dibujos diabólicos recorrían junto al quejido la sonrisa helada de Yagoda. Más es imposible, se pensaba. Nunca se pudo pensar que llegasen a esto y he aquí que Madrid nos enseña sus despojos hambrientos, tiritando de fiebre y de gozo al vernos, levantando hasta los ojos las llagas abiertas, las madres flácidas y los pequeños atemorizados…31.
Aquí observamos cómo los crímenes de los republicanos adoptan un nuevo componente que no habíamos visto anteriormente. Puente hace mención a Guénrij Yagoda, el que fue jefe de la NKVD soviética desde 1934 hasta su destitución en 1936, como un símbolo de la rusificación de los republicanos. La identificación del enemigo con lo extranjero, con lo ajeno al cuerpo de la patria, operaba una función muy clara en el proceso de implementación de la violencia fascista. En este sentido, el proceso de extranjerización –rusificación, en este caso– resultaba esencial en un conflicto interno como el español, en tanto que el hecho de que la mayor parte de las veces los enemigos fuesen compatriotas se diluía al considerar a los mismos como no españoles32. A este respecto, Kalyvas ha apuntado que las guerras civiles nunca se presentan como tales nominalmente, sino que utilizan diversos eufemismos, dado que “el mero uso del término es parte del conflicto mismo, confiriendo o denegando legitimidad –o igualdad de estatus– a las partes en conflicto”33. Esta percepción de la rusificación de los republicanos, que ya hemos abordado para el periodo previo a la Guerra Civil, es otro de los elementos que comparten la mayoría de los relatos que hemos analizado. De este modo, la influencia rusa en las ciudades modifica el comportamiento de sus habitantes, como por ejemplo en la música, tal y como apunta Salvador Ferrandis: 31 PUENTE, 1939: 18. 32 NÚÑEZ SEIXAS, 2006: 22-23. 33 KALYVAS, 2010: 34. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Las notas de ‘La Internacional’, los coros de ‘La Guarida Roja’ y de ‘Los Hijos del Pueblo’, eran el recreo de los revolucionarios, grandes y chicos, aquéllos en sus desfiles y éstos en sus juegos callejeros. Música de importación, traída de Rusia, en el fondo de una bodega cargada de azúcar y de ametralladoras34. Por tanto, vemos cómo los fascistas perciben la rusificación progresiva del territorio en poder de la República, hasta el punto que Sanabria afirma que
“Madrid se ha convertido en una colonia rusa”35.
Del mismo modo, otro de los elementos a los que hemos hecho referencia al hablar de las visiones del espacio urbano durante el gobierno de la República va a desarrollarse en paralelo a la radicalización de las construcciones de alteridad erigidas por los fascistas. Este no es otro que la percepción de la degeneración moral de la ‘anti-España’, centrada sobre todo en la hipersexualización del espacio urbano, a través del dominio que las bajas pasiones ejercen sobre el comportamiento de los individuos. Esta deriva lujuriosa es un elemento que guarda una gran relación con la liberación de la mujer en el bando republicano, o al menos con la imagen que sobre este asunto se construyó en el bando sublevado. En este sentido, la presencia de milicianas o la incorporación de la mujer a ciertos trabajos fabriles en la retaguardia republicana, sumado a su voluntad de ir ganando derechos sociales que las equiparasen con los hombres, representan una amenaza muy clara a los roles preestablecidos para la mujer en la comunidad nacional fascista. Algo que estos atacarán proyectando una imagen de descontrol y degeneración moral constante en las urbes republicanas, convirtiéndolo en exponente de la decadencia que el golpe ha venido a combatir. En esta línea, Luis Molero Massa36 describe el ambiente ‘corrupto’ que se vivía en la Valencia republicana, donde “en los ‘cabarets’ y ‘music-halls’ se anunciaban artistas, cuyos retratos, mostrando sus indecentes desnudeces se exhibían profusamente a la puerta”37. Una visión que el periodista Joaquín Bonet38 34 FERRANDIS LUNA, 1938: 22. 35 SANABRIA, 1938: 192. 36 Luis Molero Massa (Bergara, 1907-Madrid, 7 de abril de 1966), licenciado en Derecho, trabajó como abogado en Valencia. Al mismo tiempo, fue escritor de novela y teatro, con obras como Una mujer del siglo XX o Barrio de Salamanca. También escribió obras propagandísticas como La horda en el “Levante feliz”. 37 MOLERO MASSA, 1939: 70. 38 Joaquín Alonso Bonet (Gijón, 1889-Gijón, 1975), dramaturgo, poeta y periodista, trabajó en varios diarios a lo largo de su vida como El Publicador, El comercio o Voluntad, siendo nombrado director de este en 1937. Escribió varias obras, tanto propagandísticas como Reconquista. Reportajes de la Asturias roja como dramáticas como Don Guzmán de Castilla. Fue nombrado Cronista de Gijón y se le concedieron varios galardones, entre los que cabe destacar la Medalla del Sufrimiento por la Patria o la Medalla de la Cruz de la Victoria. 424
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lleva más allá. Este no solo denuncia la degeneración moral que se ha apoderado de Asturias, bajo control republicano, sino que apunta que ha alcanzado hospitales y asilos infantiles, siendo en ambos lugares la mujer el foco de corrupción. El siguiente fragmento es lo suficientemente elocuente al respecto: Aquello era el caos, llegó al límite en muchos hospitales. En ellos ingresaron muchas mujeres como enfermeras, casi todas jóvenes y una mayoría francamente dedicadas a la prostitución, que llevaron el relajamiento a las salas, ofendiendo al resto del personal femenino y dándose espectáculos de verdadera bacanal romana, bailes en plena desnudez y excesos de toda índole. […] Todo esto trajo por consecuencia un porcentaje elevadísimo de enfermedades sexuales que alcanzó a milicianos, milicianas y enfermeras. Como otro botón de muestra consignaremos el de las uniones frecuentes de practicantes o milicianos !con enfermas hospitalizadas! […]. Allí [en los Asilos infantiles] se predicaba una moral que trajo consecuencias dolorosísimas. Se recuerda los casos de dos niñas de dieciséis y dieciocho años embarazadas y otras muchas contagiadas de enfermedades sexuales39.
Estas visiones de la vida cotidiana en la ‘ciudad roja’ se ven refrendadas por los testimonios que daban los combatientes sublevados que entraban por primera vez en las urbes recién conquistadas. Así, vemos que eran percibidas como nidos de podredumbre e insalubridad, en cuyas calles las enfermedades campaban a sus anchas. Estas imágenes de degeneración y suciedad pueden verse en los relatos que el periodista Gil Gómez Bajuelo40 escribe sobre la recién ‘liberada’ ciudad de Málaga, cuando apunta que “no hay pan en Málaga. No hay nada de comer. Sus calles están llenas de basuras sin recoger. Los establecimientos cerrados. No hay tranvías, ni taxis…”41. Algo que el falangista Ricardo Gutiérrez comparte al hablar de la propia Málaga: El aspecto de la población era francamente desconsolador (...) Sus edificios derrumbados y en su mayoría renegridas las ruinas por el fuego... Sus calles pestilentes por el estercolero que para el Soviet habían significado, cuyas urbes más céntricas ostentaban letreros que decían: Hospital antivenéreo número tantos... Sus moradores, con esas caras enfermizas(...), daba la sensación de ser una ciudad efectivamente leprosa42.
39 BONET, 1938: 160-161. 40 Gil Gómez Bajuelo (Sevilla, 1898-Sevilla, 13 de septiembre de 1960) Periodista, trabajó en diversos diarios y revistas como Grecia, La Unión y ABC. Como corresponsal de este último, acompañó a las tropas sublevadas, tomando parte en las tomas de Málaga, Antequera o Ronda. 41 GOMEZ BAJUELO, 1937: 51. 42 GUTIERREZ, [1937]: 338. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Y en los mismos términos describe Bilbao tras su conquista por los sublevados: Al entrar en la población, el aspecto es desolador: nadie se ve por las calles; éstas, ya en por sí sucias, ahora presentan un aspecto nauseabundo: trapos, basura y objetos viejos de distinta naturaleza hay esparcidos por ellas43.
Resulta especialmente significativo que Gutiérrez se refiera a que, previamente al dominio de la ciudad por parte de los “rojos”, la ciudad estuviese ya de por sí sucia. Esto quizá tenga que ver con la consideración peyorativa y, en cierto modo, “podrida”, de las regiones donde el “separatismo” había arraigado. Sea como fuere, estas escenas de insalubridad, putrefacción y hediondez de las ciudades marxistas, generadas en la mente del fascista en base a las imágenes, en clave infecciosa y contaminante, que del marxismo tiene, son comunes en el imaginario de los fascistas europeos. Así, rescatando la cita que David Alegre recoge en su artículo El fascismo como experiencia interna somatizante, el fascista belga León Degrelle recrea una imagen de las ciudades rusas en las que “en cuanto nos acercábamos a aquellos bloques de edificios se revolvía el estómago con un olor desabrido de barro y de excrementos que subía de los pantanos que rodeaban las edificaciones”44. En conclusión, vemos como el fascismo construyó una imagen infecciosa, degenerada y corrupta de los espacios urbanos. Un proceso constructivo que comenzó con fuerza con el advenimiento de la Segunda República, en tanto que la ciudad representaba una doble amenaza. Física, por la presencia en sus calles de comunistas y socialistas, y simbólica, al ser la ciudad el exponente máximo del triunfo del liberalismo y de una modernidad inmoral que corrompía la sociedad amenazando la raíz de la nación española. Este proceso de alterización del espacio urbano se verá espoleado con el estallido de la Guerra Civil, al calor de la necesidad de deshumanizar al enemigo para su eliminación. Una deshumanización en la que jugaron un papel clave los relatos escritos por fascistas que vivieron bajo la ‘dominación roja’, mostrando hasta qué punto había degenerado la sociedad republicana. Mostrando, en definitiva, cuán necesario era para ellos el proyecto regenerador que el fascismo había proyectado llevar a cabo.
43 GUTIERREZ, [1937]: 351. 44 ALEGRE LORENZ, en prensa. 426
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2. Proyectos fascistas para la regeneración urbana 2.1 El campo purificará la ciudad Tal y como hemos podido ver en el apartado anterior, el grado de degeneración moral y física que los espacio urbanos habían alcanzado para los fascistas era extremo, en especial, aquellas ciudades que habían quedado en el lado republicano tras el golpe de julio de 1936. Una decadencia que necesitaba de un proyecto de regeneración fuerte, que devolviese los valores, las esencias y la espiritualidad característicos del ser español a un espacio que los había perdido por completo. En este sentido, la demonización de la ciudad como lugar de germinación de las influencias nocivas para el cuerpo de la patria hizo a los fascistas dirigir su mirada hacia el campo. Para el fascismo, la naturaleza siempre tuvo un lugar preferente en sus proyectos de construcción de una nueva sociedad, en tanto que consideraban que este entorno era el contenedor por excelencia de las esencias patrias. El campo era la vía de conexión con los tiempos gloriosos de la nación, en el caso de la española, con la época imperial que el fascismo siempre reverenció. Del mismo modo, el ámbito campestre no era sino una vía de escape para ese mundo abrumado por la tecnología masiva y por la industrialización sin freno que los fascistas tanto odiaban45. Un espacio agrario que tendrá un lugar central en la nueva configuración territorial que el fascismo intentará imponer para reterritorializar y reconfigurar el cuerpo de la nación. Esta idealización del mundo agrario y sus valores parte, como ya hemos planteado, de la demonización de la ciudad. Ambos espacios eran vistos como antagónicos, si bien existía una conciencia en el fascismo de la constante explotación del campo por la ciudad, algo que redundaría en esa imagen nociva de las urbes y que vendría a refrendar el escenario decadente de la sociedad del momento. En este sentido, vemos cómo ya desde los primero años treinta se generan retóricas regeneradoras en dirección campo-ciudad muy fuertes, en las que se insta a los campesinos a liberarse del yugo urbano, tal y como expone Daniel Guerrero46: Hoy la lucha en el Campo está mal entablada: no es entre patronos y obreros, para nosotros esta es muy secundaria, pues, al fin, todos somos trabajadores. […] Son otros los enemigos del Agro, y por esto es necesario deslindar los campos y descubrir las trincheras; […]. 45 ALARES, 2011: 128. 46 Apenas disponemos de datos sobre este personaje, Daniel Guerrero de la Iglesia. Lo único que sabemos es que era falangista y que escribió la obra ¡Campesinos contra la ciudad! Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Y porque yo vi en el hombre que vive en la ciudad al responsable principal de nuestra suerte ingrata, es por lo que con todas las fuerzas que me animan y con el mayor entusiasmo de mi alma, como un ¡alerta! de agonizante estertor sale de mi pecho este grito que señala el camino recto y seguro, que lleva al Campo a su propia redención: ¡Campesinos contra la ciudad!47
Aquí vemos cómo se asocian los males del campo con el dominio por parte del mundo urbano, algo que se pretende contrarrestar mediante la aplicación de un corporativismo campesino que no hace sino situarse en la línea de la configuración organicista de la comunidad nacional que el fascismo defendía. Del mismo modo, percibimos una retórica en la que la voluntad regeneradora viene de la mano de la violencia, en tanto que el autor habla de “descubrir las trincheras”. Un elemento este, el de la purificación de la nación a través de la violencia, recurrente dentro de los proyectos fascistas. Este regeneración, por tanto, debía sanar unos espacios urbanos como el madrileño que era visto, tal y como plantea Gustavo Alares, como “una Babilonia omnívora, depredadora moral y material de los productos generados por el campo [que] necesitaba pasar por el fuego purificador”48. Y era precisamente la fuente que nutría Madrid, el campo castellano, el eje central de todo este proyecto regenerador. Castilla era vista por los fascistas como el espacio que albergaba las esencias de la nación española. En este sentido, los elementos que definían al campesino castellano eran los pilares del modelo de hombre español que el fascismo intentó socializar. Un modelo que, como hemos planteado anteriormente, se cimentaba en valores como la capacidad de sacrificio, la fe en la victoria, la dureza, la sobriedad o el sentido comunitario y jerárquico49. Así, los diversos autores fascistas evocan constantemente el campo castellano y a sus gentes, poniéndolos como ejemplo para el resto de la comunidad nacional. Vemos, por ejemplo, como José-Vicente Puente elogia el sacrificio que los jóvenes castellanos están realizando por la causa del fascismo, que implica también la prevalencia de los valores del trabajo y el esfuerzo frente a los del hedonismo y la vagancia que propugna el enemigo:
47 GUERRERO DE LA IGLESIA, 1935: 5-6. 48 ALARES, 2011: 139. 49 NUÑEZ SEIXAS, 2006: 281-282. 428
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Cuando reintegremos a su puesto a la ciudad, la ciudad como compendio de estudio y dirección, se verá claramente que la batalla se ha librado entre paletos sanos, fuertes, duros, forjados en el yunque de la labor diaria, que han vencido a sus antiguos compañeros huídos del campo, porque la manera del arado no les era grata. Han vencido los hombres pegados a la tierra, los que no tenían una vida cómoda, amable, sino áspera y seca. Y aquí cerca está Castilla, llena de sol, de sudor y de constancia, que entregó al afán de la guerra sus mejores hijos como antes lo hacía para la faena de los trigos50.
Un elogio que remata algunas páginas después al recordar a los caídos, que habían dejado “claros en las filas universitarias y en los talleres, y en los arados parados de los campos abiertos con surcos de sangre”51. Esta idea es también compartida por otros fascistas como, por ejemplo, Lluch F. Valls, que habla de los “ubérrimos y fértiles campos de Castilla”52, cuyos productos eran los primeros que comían los habitantes ‘liberados’ de las ciudades republicanas, en una suerte de proceso de reespañolización y reincorporación a la patria. O como el religioso Salvador Torrijo53, que describe de manera elocuente el “monte de Castilla en su inmensa llanura, que nos habla del trabajo, porque no encontramos ni maleza, ni tierras labradas, ni pueblos; solamente parece estar hecho para contemplar a Dios...”54. En definitiva, vemos como la voluntad regeneradora del fascismo partió de la consideración del campo como el lugar donde las esencias habían permanecido incorruptas por el impío progreso urbano55, elevando aquél espacio hasta el paradigma para el nuevo modelo de comunidad nacional. Un proyecto que tendrá su dimensión práctica a través de la puesta en marcha de los pueblos de colonización, tanto en el fascismo italiano –ruralitá– como en el español56, con el fin de resignificar el espacio agrario como el eje vertebrador de la nueva realidad fascista.
50 PUENTE, 1939: 95. 51 PUENTE, 1939: 149. 52 LLUCH F. VALLS, 1939: 226. 53 Salvador Torrijo Berges, sacerdote. Se alista como capellán de Falange en el acuartelamiento de Castillejos en Zaragoza. Participa en la toma de Codo y Belchite, entre otras campañas. Es nombrado Alférez-Capellán y se le destina a la Sexta Bandera de Castilla. También sirve en la Columna Sagardía. 54 TORRIJO BERGES, 1939: 102. 55 NUÑEZ SEIXAS, 2006: 286. 56 ALARES, 2011. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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2.2 Reurbanizar para resignificar Una vez definidos los elementos esenciales del proyecto regenerador que el fascismo quería implementar sobre el cuerpo ‘enfermo’ de la nación, algo en lo que jugaba un papel esencial la purificación del espacio urbano, es fundamental ver en qué medida afectaba esto a la configuración de dichos espacios urbanos. En este sentido, es evidente que una vez retomadas –para el caso español– las ciudades para la ‘verdadera’ comunidad nacional era necesario resignificarlas en clave fascista. Estos proyectos de reurbanización tuvieron una incidencia ciertamente baja en el caso español, en tanto que diversos elementos vinieron a constituir frenos a su puesta en marcha. Por un lado, la situación de grave crisis económica de la posguerra española impedía cualquier dispendio en planes que no fuesen estrictamente necesarios, algo en lo que, pese a su crucial dimensión simbólica, no entraba la reordenación espacial de los entramados urbanos. Por otro, el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la derrota de los fascismos operaron cambios en el régimen español, que debió modificar su apariencia –o, por decirlo de otro modo, potenciar elementos identitarios, como el anticomunismo, más acordes al contexto político surgido tras 1945–, cayendo en el olvido muchos de estos grandes proyectos urbanísticos. En este sentido, desde aquí abordaremos la cuestión tomando como ejemplo las remodelaciones que sufrió la ciudad de Roma durante el régimen fascista italiano, dando una visión general del proceso. Si bien, antes de ello debemos hacer referencia al papel simbólico que la arquitectura –pieza esencial del urbanismo– jugaba en el fascismo. Esta era vista como el orden superior en las artes. Su grandiosidad, su carácter eterno y su rigidez eran elementos que seducían al fascista, en tanto que entroncaban de manera muy clara con su voluntad de perdurar en el tiempo. De este modo pueden explicarse, por ejemplo, la fastuosidad e inmensidad de muchos de los monumentos fascistas, como el Valle de los Caídos, el Palazzo del Littorio o el proyecto Germania del Berlín nacionalsocialista. Una aproximación a esta concepción esencial que de la arquitectura tenía el fascismo podemos realizarla a través de los escritos de la revista falangista Jerarquía: Cuando las cinco Artes estén sujetas a la Arquitectura como en el Orden Fascista el nombre quedará oculto por la obra porque en la Artesanía es más fácil de recordar la experiencia que el nombre de los predecesores. […] con la gloria difícil vendrán la pintura al fresco, los frisos heróicos y una infinidad artes menores. Porque el gusto de la Arquitectura llena entonces a todos los ciudadanos y al mismo estado57. 57 PASCUAL, 1936: 94-95. 430
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Aquí vemos la obsesión fascista por la conquista de la eternidad, la cual está íntimamente relacionada con el carácter heroico del tiempo que están viviendo. Una obsesión en la que también juega un papel esencial la concepción organicista de la comunidad nacional. En ella se prima el papel del artesano, anónimo por naturaleza y al servicio de algo mayor, por encima del papel individualista del artista. Lo que importa no es el autor, sino el mensaje que transmite, la realidad a la que hace referencia. Una idea, la del artesano entregado a una causa superior –ejemplificado para él en los constructores de catedrales, que no dejan de ser obras fastuosas destinadas a permanecer eternamente–, que defendería también Sorel, una de las fuentes de las que bebería el arquitecto francés Le Corbusier, que con sus diseños urbanísticos fue referente de Faisceau, el partido fascista galo creado por Georges Valois58. Una idea, en definitiva, que no distaba mucho de la concepción del soldado fascista que se sacrifica en beneficio de una causa común. Descendiendo ahora al caso práctico de la ciudad de Roma, la voluntad de Mussolini era la creación de una Tercera Roma, que entroncase en una suerte de palingénesis con la Roma imperial y la Roma papal, es decir, que se convirtiese en el centro de la nueva civilización destinada a regir al mundo. Para ello, emprendió toda una serie de proyectos urbanísticos cuyo sello fueron las demoliciones de gran cantidad de edificios del centro de la ciudad. Con esto, pretendía por un lado acabar con la irregularidad del plano urbano romano, para crear así espacios rectos, abiertos y amplios que imprimiesen sobre el entramado urbano la concepción jerárquica y orgánica de la comunidad nacional fascista. Y, por otro, liberar los monumentos de la antigua Roma para convertirlos en referentes visuales, un proceso por el cual los reconquistaba a través de su incorporación como piezas clave de la escenificación fascista. En la misma línea podemos ver la remodelación del barrio del Borghi con la construcción de la Via della Conciliazione, que conectaba de manera directa y sin solución de continuidad el final de la columnata de la plaza de San Pedro con Roma. Aquí, la intención no era sino mostrar el poder omnímodo del fascismo, a través de la conquista de un espacio sagrado y vetado durante años, como era el Vaticano59. Una conquista simbólica y espacial que venía a representar, en su conjunto, la creación de una nueva realidad fascista.
58 ANTLIFF, 1997: 152. 59 KALLIS, 2012: 44, 46, 67 y 70. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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3. Conclusión A lo largo del presente artículo hemos visto cómo los fascistas concebían de manera nociva el espacio urbano y qué proyectos desarrollaron para su recuperación y reincorporación a la comunidad nacional. Una imagen negativa que provenía de la centralidad del espacio urbano en una sociedad moderna dominada por la técnica, carente de espiritualidad, cuya deriva degeneraba la condición humana hasta unos límites insoportables para los fascistas. En este sentido, hemos visto que la ciudad cumplía una doble función. Era, por un lado, el espacio físico en el que los signos de la decadencia de la nación eran más evidentes, a través de las cicatrices de la modernidad –fábricas, aglomeración de viviendas– y de la proliferación en sus calles de las ‘hordas asiáticas’ que destruían todo a su paso. Y, por otro, era el espacio simbólico que venía a representar el triunfo del liberalismo –que no era sino el inicio del periodo de decadencia– y de las influencias inmorales provenientes del extranjero. Era, por tanto, un espacio necesitado de una profunda tarea profiláctica, que en el caso español vendría de la mano del estallido de la Guerra Civil y de la implementación de la violencia fascista. Esta purificación se construyó en base a los valores que emanaban del campo, en tanto que se consideraba este espacio como el contendor de las esencias nacionales y como uno de los pocos lugares que habían logrado escapar de la corrupción generada por el progreso urbano. Una purificación que, una vez llevada a cabo, necesitó de un complemento en la reordenación y resignificación del espacio urbano, a través del desarrollo de ambiciosos proyectos urbanísticos que reflejasen sobre el terreno las líneas maestras que sustentaban a la comunidad nacional. En conclusión, y retomando lo expuesto en la introducción, a través de este somero estudio del espacio urbano como uno de los elementos esenciales del proyecto fascista hemos ahondado en dos componentes fundamentales que deben acompañar a todo estudio acerca del fascismo. Por un lado, hemos ponderado la importancia que las percepciones en torno a la modernidad jugaban en el imaginario colectivo fascista. Y, por otro, hemos hecho especial hincapié en la perspectiva “a ras de suelo”, centrada en los individuos que, pese a no ser los referentes ideológicos, le otorgaron su significación histórica al fascismo. Y es a través de estas vías por las que podemos y debemos encaminarnos a la hora de interpretar el fascismo, puesto que la incorporación de estos dos elementos abre un amplio abanico de posibilidades, antes soslayadas, que pueden arrojar luz sobre muchas de las cuestiones que hoy en día permanecen sin resolver en torno a la ideología que, según Mark Mazower, definió el siglo XX europeo.
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ALBACETE, LA CIUDAD DIVIDIDA. ESPACIO URBANO Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA DURANTE LA TRANSICIÓN Albacete, the Divided City. Urban Space and Citizen Participation during the Spanish Transition Javier Alejandro León Casas (SEFT-UCLM) [email protected] Resumen: La presente comunicación pretende ampliar el conocimiento histórico sobre el Albacete de los años 70, ofreciendo un ejemplo de cómo una ciudad media se enfrentaba a los retos que la salida del franquismo implicaba, a través de la metodología de la Historia del tiempo presente, el empleo de fuentes bibliográficas, hemerográficas y orales, y una especial atención a la cultura como ámbito de estudio. La mejora del espacio urbano, cuestión que enlaza las preocupaciones de las asociaciones de vecinos con los objetivos de los partidos políticos de izquierda, puede ser el eje argumental que explique buena parte de lo acontecido en aquellas fechas. Palabras clave: Albacete, Transición, espacio urbano, asociaciones de vecinos, partidos políticos, Democracia. Abstract: The current report tries to improve the historic knowledge about Albacete during the 70’s, offering an example of how a medium city faced the challenges that the end of the Francoism entailed, through the methodology of the History of the Present, the use of bibliographical, periodicals and oral sources, and paying special attention to culture as field of study. The improvement of the urban space, a question that links the problems of the neighborhood associations with the objectives of the left-wing parties, could be the catalyst idea that explains in large part what happened in those days. Keywords: Albacete, Spanish Transition, Urban Space, Neighborhood Associations, Political parties, Democracy.
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1. Introducción En septiembre de 1978, los vecinos del extrarradio de Albacete cortaban la carretera de circunvalación, antigua nacional que comunicaba Madrid con Valencia y Murcia, tras un nuevo accidente mortal. Era la segunda ocasión, y bajo dos alcaldes distintos, en que los vecinos se movilizaban para protestar contra una situación insostenible que periódicamente se cobraba la vida de peatones ancianos y niños. El mismo alcalde accidental, Abelardo Sánchez, había manifestado poco antes que “el ayuntamiento no va a consentir que la carretera de circunvalación siga dividiendo a la ciudad en una parte donde viven los pobres y en otra donde viven los ricos”1. Albacete, que en aquella fecha superaba los 105.000 habitantes, se desperezaba con fuerza en los primeros años de la Transición tras el dilatado letargo impuesto por el franquismo, y su espacio urbano, condicionado por la ausencia de planificación urbana, alimenta un movimiento vecinal con características propias. En buena medida, la mejora del espacio urbano y la reivindicación de un espacio público diferente alientan el acceso de la ciudad a una nueva sociedad democrática. De esta forma, partiendo de los condicionantes materiales y espaciales de la ciudad, la problemática urbanística es vista en este trabajo como punto de arranque de una movilización ciudadana mucho más compleja en la que van a converger el aumento espectacular del asociacionismo, la reorganización de las centrales sindicales, la construcción de los partidos políticos o la demanda de cultura. Se trata de fenómenos extrapolables al conjunto del país, pero la ciudad va a imponer tanto sus dimensiones como su potencial crecimiento. 2. Espacio urbano y desarrollo económico Quizá Azorín pecase de optimismo cuando, a su paso fugaz en ferrocarril, la visión de Albacete le evocaba nada menos que Nueva York, aunque su famoso poema sí refleja que también la modernidad era posible en La Mancha. Muestra de ello es el indudable crecimiento poblacional de la capital en los setenta, sobrepasando los cien mil habitantes desde 1975 y doblando en número al resto de capitales de provincia que luego configurarán la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. Tal incremento 1 La Verdad, 09/08/1978. Abelardo Sánchez, procurador en las Cortes franquistas, concejal y teniente de alcalde, accede al mando municipal tras el nombramiento de Ramón Bello Bañón como Gobernador Civil de Ciudad Real ese mismo verano. 438
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Albacete, la ciudad dividida. Espacio urbano y participación ciudadana durante la transición
tiene su reflejo en el desarrollo de nuevos sectores económicos, en los saldos migratorios, en la generalización de nuevas clases sociales, en el entramado urbano de la ciudad y en la progresiva vertebración de la sociedad a través de instancias como las parroquias, las asociaciones de todo tipo o los movimientos sociales de viejo y nuevo cuño2. La inauguración del polígono industrial Campollano en mayo de 1974 –con instalación de industrias desde 1971– puede ser el hito que marque el desarrollo económico de la ciudad3. Que la sangría migratoria se mitigase en parte en la década de los setenta (31.000 albaceteños salieron de la provincia frente a los 57.000 del período 1961-70) puede estar relacionado con el desarrollo de este polo local tanto como con la progresiva paralización de los tradicionales focos industriales. Comprobado ese aumento de la población, interrelacionado con el significativo freno del caudal emigratorio, hay que entrever también un desarrollo de las estructuras económicas tradicionales desde la agricultura a la transformación de bienes agroalimentarios, desde el trabajo artesanal a la producción industrial (uno de cuyos ejemplos es precisamente la instalación de la cuchillera Arcos en el espacio que luego ocuparía Campollano), generalizándose a la par la construcción, que había vivido su particular despegue desde mediados de los sesenta y que todavía mantenía su empuje, y el sector servicios como muestra de la revitalización de la ciudad. En ese sentido, Santos Juliá señala que “los grupos ocupacionales que más han crecido durante el período de transición y consolidación democrática son los que constituyen el amplio sector de las “nuevas” clases medias profesionales y técnicas, funcionariales y de servicios”4. Por otra parte, a finales del 78 la provincia de Albacete superaba la media nacional en número de desempleados y era una de las de menor renta per cápita de España, en un momento en que la capacidad de crecimiento económico de la ciudad se veía enfrentada a un aumento poblacional que exigía nuevas oportunidades laborales y de vivienda al tiempo que vaciaba el ya de por sí despoblado interior de la provincia5.
2 ORTIZ HERAS, 2008: 27-42; Albacete superaba en población al resto de capitales castellano manchegas, pero si fijamos la atención en la región de Murcia, estaba muy por debajo tanto de Murcia como de Cartagena. 3 GUTIÉRREZ ALARCÓN, 2000: 152. 4 MAINER y JULIÁ, 2000: 69. 5 La Verdad, 26/05/1978 y 17/11/1978. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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El estudio de los planos de la ciudad y de sus abandonados planes de ordenación urbanística puede ayudarnos a concretar el espacio urbano de Albacete, que a finales de los setenta se caracterizaba por la existencia de un centro administrativo y comercial consolidado, donde los nuevos bloques de pisos en altura habían arrasado con buena parte de la arquitectura que los años veinte y treinta habían legado a la ciudad6. La modernidad imponía sus usos constructivos, y la edificación en altura rompía la estética de una pequeña capital de provincias donde, hasta el momento, había primado más la extensión que el alzado. Para Magán, “con el boom de la construcción que se produjo en Albacete entre 1966 y 1969 la situación llegó a ser delirante, y las alturas de edificación que se concedieron en ésta época en el suelo urbano no tenían ningún tipo de justificación; se fijaban de una manera absolutamente arbitraria según lo que solicitara el promotor de turno”7. A los efectos de este estudio, sin embargo, el aspecto que mejor define a la ciudad que se está creando es el de la dispersión en el espacio. Y aún más, el de la atomización en el espacio de barrios desconectados de la trama central, aislados y poco o nada equipados. Tales barrios, concebidos como polígonos de viviendas para las rentas modestas, se construyen alternativamente en la periferia de la ciudad, más relacionados con las principales vías de comunicación (ferrocarril y circunvalación) que con el centro urbano, separados de la ciudad de la que forman parte. La primera de estas actuaciones tiene lugar en los años cuarenta y cincuenta y se corresponde con el Barrio Hogar, que levanta un millar de viviendas a ambos lados de la circunvalación. Le siguieron en el tiempo otras actuaciones, más descolgadas todavía, como los barrios de Pedro Lamata y Hermanos Falcó (popularmente conocido como “las 500”, por el número de viviendas construidas) o La Estrella (“las 600”), mientras que el Polígono San Antón se levanta en una posición más central, ocupando los terrenos que deja el desplazamiento de la estación de ferrocarril y su trazado. Paralelamente, sobreviven al extrarradio un sinnúmero de infraviviendas esparcidas en un espacio entre urbano y rural, mal acondicionado y peor comunicado. Todavía quedan casos de viviendas de una sola planta, a la manera de los pueblos, sobreviviendo en barrios populares como el de Cañicas. Lo explicaba Salvador Jiménez, funcionario
6 GUTIÉRREZ MOZO, 2001. 7 MAGÁN PERALES, 1997: 55. 440
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Albacete, la ciudad dividida. Espacio urbano y participación ciudadana durante la transición
del Instituto Nacional de Vivienda antes que alcalde de Albacete, en una entrevista con el Seminario de Estudios de Franquismo y Transición: las condiciones de vida eran muy diferentes en la periferia y en el centro, porque las dotaciones urbanísticas (alcantarillado, limpieza) no tenían nada que ver. Además, desde la segunda mitad de siglo, la gente que llegaba a Albacete generaliza un modelo de autoconstrucción, caso del barrio San Pedro y también San Pablo8.
La planificación urbana prevista por la administración local no supo ni controlar el fenómeno de la autoconstrucción ni prever las deficiencias de la construcción de barrios aislados. A la ausencia de un “verdadero urbanismo”, en palabras de Elia Gutiérrez, se suma la incompetencia para llevar a cabo los planes elaborados (el de 1952, por ejemplo), por más que fueran limitados, mientras que la especulación hace el resto en una ciudad dónde, por contradictorio que parezca, las reservas de suelo eran cuantiosas y los accidentes naturales inexistentes. Empeñados en complicar el diseño de una ciudad que ofrecía nulos desniveles en el terreno (otra cosa es el carácter pantanoso de la zona y las dificultades que impone el nivel freático), las vías de comunicación suponían el principal obstáculo para su crecimiento y coadyuvan a la división de la ciudad. La decisión de crear en los años 30 una vía rápida para la comunicación de Madrid con Levante pasando por la ciudad bloquea el crecimiento al oeste, mientras que al norte, el ferrocarril cercena cualquier posibilidad de expansión. Para el Estudio de Urbanismo, Sociología y Arquitectura que puso por escrito parte de la información obtenida durante la revisión del nuevo PGOU en los años ochenta, “una Administración Local tolerante, cuando no interesada, un gran apoyo financiero, el aliciente del dinero fácil y una demanda importante son las razones de esta gran intervención en la promoción privada que ha configurado la ciudad que hoy conocemos”9. 8 SEFT. Entrevista con Salvador Jiménez el 04/11/2010. La Encuesta de equipamiento y nivel cultural de la familia del año 68, elaborada por el INE, refleja en cuanto al equipamiento de los hogares albaceteños una infradotación en calefacción o agua corriente, donde solo el 11% disponía de lavadora, frigorífico y televisión, mientras que la radio se había generalizado en el 66% de los hogares. La del 75 muestra un salto espectacular en el uso de la televisión, que se iguala a la tenencia de transistores en el 69% de las casas que, no obstante, seguían careciendo de agua corriente, calefacción o aseo en el 20, 63 y 36% de los casos 9 OFICINA MUNICIPAL DE PLANEAMIENTO, 1982: 19. Según señala el arquitecto Tomás Marín, “los españoles, tan anarquistas como siempre, habían transformado España al margen de la Ley del Suelo” implementada “en una alarde de voluntarismo falangista” en 1956. En MARÍN RUBIO, 2008: 125. Por otra parte, Francisco Mahíquez, quien Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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El resultado, para el arquitecto Fernando Chueca Goitia, era el de una ciudad convertida en un “disparate”, con el mayor índice de deterioro urbanístico de todo el país10. Las agresiones al patrimonio arquitectónico son incontables, acabando con dos terceras partes de los inmuebles de factura historicista o modernista de los años veinte, mientras que la supervivencia de la Posada del Rosario, uno de los edificios más antiguos de la ciudad, se antojaba como un milagro visto el empeño de su propietario en derribarla ante la incapacidad del Ayuntamiento para hacerse cargo del inmueble. En este estado de cosas, la ciudad comienza a ser inhabitable y desconocida para sus moradores11. 3. Hacia la organización del movimiento civil Pues bien, autoconstrucción, aparición de nuevos barrios a las afueras, edificación descontrolada en altura (La Pajarita, Huerta de Marzo…), especulación urbanística y destrucción de edificios históricos son los rasgos definitorios de una política urbana mal planificada que va a favorecer el nacimiento del movimiento vecinal como un nuevo actor en la dinámica municipal. En ella, las asociaciones de vecinos aparecen como un elemento reivindicativo que actúa a escala local, incluso en una dimensión menor como son los barrios, pero que acaban convirtiéndose en portavoz de los que menos tienen. La petición de mejoras en las infraestructuras comunes a partir de escritos o comunicados consigue mayor repercusión cuando logra salir a la luz pública a través de los periódicos locales, pero también por medio de recursos tan comprometidos como lo eran entonces las fuera teniente de alcalde y concejal de urbanismo, reconocía que “Urbanismo es uno de los departamentos más conflictivos que existen en cualquier Ayuntamiento, hay muchos intereses encontrados que resulta a veces francamente difícil conjugar” (La Verdad, 12/07/77). Al día siguiente se publicaban algunos datos de la memoria municipal sobre población y obras públicas: la mitad de las calles de Albacete estaban sin pavimentar a mediados del 77, con una reducida extensión de parques y jardines en relación con el número de habitantes, constatándose un fuerte empuje en el sector de la construcción. 10 CHUECA GOITIA, 1977: 385-386. Acompañan a Albacete otras ciudades en este ranking: Ciudad Real, Guadalajara y Soria. La Verdad, 05/07/1979. 11 Algunas opiniones al respecto publicadas en el diario La Verdad pueden ser las del periodista Sánchez de la Rosa, “estamos haciendo una ciudad monstruosa, hosca y con un urbanismo colosalista y desproporcionado” (19/08/78); las del poeta Antonio Martínez Sarrión, para quien la ciudad “está totalmente cambiada, fea, horrible, con edificios altos y calles estrechas” (09/07/1978), o las del director teatral Juan Pedro de Aguilar, quien afirma que aunque “es absurdo anclarse en el pueblo manchego del siglo diecinueve, se están destruyendo edificios que ni si quiera por un sentido moral deberían ser tocados, y se los están cargando” (13/08/1978). 442
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manifestaciones, espontáneas y numerosas como las llevadas a cabo por los vecinos de Hermanos Falcó y Puerta de Valencia tras los accidentes mortales que se produjeron en la circunvalación, y que dieron lugar a la intervención del Ministerio de Obras Públicas y a reuniones entre el gobernador civil, el alcalde y las propias asociaciones vecinales12. Con la misma espontaneidad se manifestaban las vecinas del Polígono San Antón, denunciando su malestar ante los problemas del barrio, con carencia de iluminación nocturna, y haciendo frente a la insensibilidad del Ayuntamiento, que se lavaba las manos frente a la tutela que el Instituto Nacional de Vivienda ejercía sobre el polígono. En el otoño de 1978 los vecinos del barrio Pedro Lamata y limítrofes estallan ante los problemas de equipamiento escolar, produciéndose una nueva marcha hasta la Delegación de Educación y el Ayuntamiento. Alcantarillado, asfaltado, iluminación, desratización, zonas verdes, instalaciones, mejoras viales y seguridad del tráfico forman el día a día de las reivindicaciones vecinales a través de las cuales los barrios periféricos reclamaban su equiparación con el resto de la ciudad13. Para el colectivo Sagato, que publicaba todas las semanas artículos de opinión en el diario La Verdad con sustrato cristiano y vocación socialista, este tipo de acciones sobrepasaban el ámbito de una protesta puntual para entenderse como ejercicio de ciudadanía y democracia: Las amas de casa del barrio San Antón nos han dado una lección. La manifestación popular del cinco, creemos que es otra lección para aprender que la democracia no la da nadie por real decreto. Se hace democracia al andar, cuando el pueblo participa en su vida socio-política de verdad14.
La organización y legalización de las Asociaciones de Vecinos a través de la Ley de Asociaciones de 1964 resultaba en ocasiones problemática para las autoridades locales -caso de la de Pedro Lamata, con presencia de militantes comunistas y acusación de fraude a la OS en la construcción de la cooperativa-, en la medida en que se constituían en un contrapoder 12 La Verdad, 09/12/77 y 10/09/78. A finales del 78 la circunvalación se revela como el punto negro más peligroso de la provincia, con 28 accidentes, un muerto y siete heridos graves (01/12/78). 13 El Instituto de Estudios Albacetenses dispone de un archivo fotográfico consultable on-line donde pueden verse fotografías de la época. Muy elocuentes son las vistas urbanas tomadas por el fotógrafo Donate en los años 80 sobre el estado de alguno de los barrios aquí citados. 14 La Verdad, 06/11/1977. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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difícil de domesticar y amparado en la fuerza de los hechos. Por su novedad resultan ser uno de los movimientos más característicos de la Transición y, aún sin tener en una ciudad como Albacete la fuerza que se le supone a los sindicatos, sí pueden considerarse un elemento que desautoriza y deslegitima el poder municipal. Son la punta de lanza de un movimiento asociativo de nuevo cuño que acoge a grupos con menor implantación o incidencia, pero demostrativos también de la naciente pluralidad social, tales como las asociaciones feministas (de mujeres, según los términos del momento), ecologistas, de objeción de conciencia o juveniles, éstas últimas algo más amplias y amparadas en estructuras de tipo político (Unión de Juventudes Comunistas de España, Juventudes Socialistas, Joven Guardia Roja, etc.) 15. Un repaso a las 175 asociaciones legalizadas en la provincia de Albacete desde la promulgación de la citada Ley hasta 1979, muestra el peso de la capital en la fundación de las mismas (69), compartido con los grandes municipios como Almansa (20), Hellín (10), Villarrobledo (9) o La Roda (7), repartiéndose el resto de asociaciones en otras treinta y tres localidades más. La distribución tipológica de estas asociaciones permite caracterizar al menos tres grandes grupos: el de las Asociaciones Culturales (15) o Culturales-recreativas (29), que incluyen desde Casinos y Círculos, sobre todo en los primeros años, a asociaciones de divulgación cultural que proliferan por los pueblos en el año 1979; el de Enseñanza, 24 asociaciones, fundamentalmente de Padres de Alumnos con un completo reparto provincial, pues afectan tanto a colegios como institutos e incluso al Seminario de Albacete, y cuyo funcionamiento se generaliza en muchas localidades desde salones parroquiales16; y el Vecinal, 22 asociaciones que 15 La prensa es buen instrumento para conocer tanto el desarrollo de estas iniciativas como la postura de la cabecera. El encierro de una docena de mujeres en la Audiencia Provincial y el Ayuntamiento como protesta por el juicio a once mujeres en Bilbao acusadas de aborto o de provocarlo, fue recogido por La Voz de Albacete el 24 de octubre de 1979 con redacciones como la que sigue: “Como si la Naturaleza estuviera en contra de las partidarias del aborto –que es una actitud antinatural–, a la hora de la concentración llovió fuerte”. En la misma línea dos artículos: “La maternidad, ultrajada” y “Que pena me dais, hijas”. El 2 de octubre de 1977 La Verdad recogía las declaraciones de tres de los quince objetores de conciencia albacetenses, quienes reclaman una alternativa civil y de carácter autogestionaria al servicio militar. 16 Es posible advertir la alternancia de al menos tres tipos de estatutos: uno original con predominio de referencias a la “ley natural”, un segundo más moderno pero fundamentado también en la “ley natural” y la “cooperación cristiana” y otro final donde ya van apareciendo referencias a los “derechos humanos”, la “igualdad de oportunidades” e incluso la “democracia”. 444
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velan por el progreso material de los barrios desfavorecidos, aunque en los fines declarados en los respectivos estatutos se repite con asiduidad la preocupación por la “moralidad”. Por último, en la distribución temporal de las inauguraciones destaca el salto espectacular que se produce en 1978, momento en que se organizan tantas asociaciones (52) como en los nueve años anteriores, hasta alcanzar un total de 175 para el período 1965-197917. Sea cual sea el peso que concedamos a estas asociaciones, son demostrativas de la existencia de un tejido social en crecimiento, francamente tardío, pero sí generador de una “nueva cultura cívica” más activa y participativa, propia de la normalización democrática que trae el nuevo régimen18. Ese movimiento ciudadano no sería tal de no haberse continuado durante los largos años de franquismo un soterrado movimiento obrero que vuelve a cobrar fuerza de la mano de la penetración de las Comisiones Obreras en la estructura del Sindicato Vertical. Las elecciones a enlaces sindicales y la negociación de convenios colectivos son los momentos de mayor conflictividad, contestados por la patronal por medio de despidos improcedentes que provocan a su vez la entrada de nuevos elementos de ruptura como son los abogados laboralistas, cuyo miembro más destacado en Albacete es Luis Collado, militante del PCE y CCOO. Los estudios de Óscar Martín vienen a demostrar cómo el viejo movimiento obrero también tiene su recuperación en estos años, tiñendo de conflictividad ámbitos tan dispares como el campesinado (especialmente activo en la comarca de La Manchuela), la construcción, los transportes, la industria (el papel de la mujer es más que significativo en la conflictividad de la industria textil en la provincia), la enseñanza (estudiantes y profesores no numerarios) o la sanidad: “con las limitaciones propias de las características socioeconómicas y la cultura política de la ciudad, los obreros albacetenses también se movilizaron. Sus demandas fueron principalmente de tipo laboral, pero mostraron una clara politización”19. La salida a la luz pública de las centrales sindicales tiene lugar casi un año después de la muerte de Franco, entre el verano y el otoño de 1976. La presentación de CC.OO. a cargo de un líder nacional como Paco García Salve (cura obrero, luego secularizado, condenado por el proceso 1001 y 17 SEFT. Base de datos de asociaciones. Elaboración propia a través de las hojas registrales presentadas ante el registro de asociaciones del Gobierno civil. 18 PÉREZ DÍAZ, 1993. 19 MARTÍN GARCÍA, 2006: 189. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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miembro del ala más radical del PCE) reunió en la finca de La Marmota a unos 700 militantes y acabó con la intervención de la Guardia Civil, mientras que actos posteriores como la visita de Marcelino Camacho eran suspendidos sin evitar por ello conseguir una presencia multiplicadora a través del diario La Verdad 20. Entre tanto, la celebración de una primera Semana Sindical ponía de relieve la presencia de otras organizaciones como UGT, USO y CNT, y el conflicto abierto con la OSE y Gobierno Civil: doscientos militantes de la central anarquista se manifiestan a la puerta del edificio de Sindicatos hasta que la policía los dispersa entre gritos de “libertad sindical” y “democracia”. Todavía en noviembre, la jornada de lucha convocada por la COS (Coordinadora de Organizaciones Sindicales) reunió a medio millar de personas y fue “duramente reprimida por las fuerzas de seguridad con la colaboración de elementos ultraderechistas armados”21. La relación directa entre libertad sindical y aumento de la conflictividad parece evidente si analizamos algunos datos cuantitativos: entre 1969 y 1979 tienen lugar en la provincia 347 conflictos expresados por medio de diferentes recursos, desde los más sutiles de protesta y malestar hasta los más evidentes como concentraciones, huelgas o paros22. El lento incremento de estas manifestaciones de disentimiento, apenas 25 en el año de la muerte de Franco, acaba por estallar en la segunda mitad de la década, llegando casi al centenar de conflictos abiertos en 1977, sin perder de vista que la protesta en Albacete no debe ser analizada únicamente desde el punto de vista cuantitativo. El potencial de la protesta en la ciudad no reside en sus números sino en la amenaza que representa para las autoridades: un lugar poco politizado y alejado de los grandes núcleos amenaza con traspasar los límites permitidos23.
La trayectoria sindical de estos años va a verse salpicada de éxitos, fracasos y algunos equívocos. Entre los primeros, las multitudinarias manifestaciones 20 La presencia de García Salve coincide con su participación como ponente en un curso de pastoral social en la Casa de Ejercicios de Albacete. Ver SÁNCHEZ ORTEGA, 2002: 348. 21 MARTÍN GARCÍA, 2008a: 291. Tanto la asamblea iniciática de CCOO a las afueras de la ciudad como los problemas ocasionados a la autoridad gubernativa local por la Semana Sindical de septiembre y la Jornada de lucha de noviembre quedaron recogidos en La Verdad: 27/07/76; 25 y 26/09/76; y 11, 14 y 16/11/76. Para La Voz de Albacete, la jornada de lucha convocada por “grupos sindicales ilegales y otras organizaciones políticas” fue un “fracaso” (13/11/76). 22 SEFT. Base de datos de conflictividad en Castilla – La Mancha. Elaboración propia. 23 MARTÍN GARCÍA, 2006: 190. 446
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del 1 de mayo, principal expresión de las reivindicaciones en materia de derechos de los trabajadores pero también de libertades democráticas, la progresiva implantación de secciones sindicales en las diferentes localidades y ramas laborales, la recuperación del patrimonio sindical o la presencia activa en los medios a través de comunicados o artículos de divulgación, en los que van a sobresalir Paco Delgado (UGT) y J. A. Mata (CCOO). Los equívocos vendrán de la mano de iniciativas individuales de algunas centrales sin contar con el apoyo del resto, lo que a la postre repercute en el principal fracaso del movimiento obrero: la desunión sindical, la ausencia de un proyecto común que rivalice con la desmovilización progresiva que trae el afianzamiento del proyecto democrático y que se muestre fuerte frente a la instrumentalización que del ámbito sindical buscan los partidos políticos en el poder. 4. La lucha por el espacio político Los paralelismos entre el resurgimiento del movimiento obrero y la reorganización de embrionarios partidos políticos es significativa de este periodo, toda vez que los cuadros que trabajan por una alternativa democrática sindical se reúnen al mismo tiempo pero con un objetivo político. Tal situación se producía entre los simpatizantes de PCE y CCOO, de PSOE y UGT, o incluso de UGT y USO, lo que demuestra que estas dos esferas no estuvieron nunca completamente separadas aún cuando hubo discursos en esa dirección24. Lo más significativo, por otra parte, es lo tardío de la reorganización política en la provincia, de manera que a mediados de 1976 Ramón Ferrando, delegado del diario La Verdad, denunciaba con sorna que “Albacete debe ser hoy la ciudad más clandestina políticamente hablando. Toda actividad política se hace con tal sigilo que raya la heroicidad”, en un claro intento por espolear a quienes debían acabar con una época de pasividad25. Con unas elecciones generales en el horizonte del verano de 1977, en menos de un año se organizan con escasos medios materiales y bastante 24 Por ejemplo, en octubre del 77 se produjo un tira y afloja entre los comités provinciales del PSOE y el PCE. Los socialistas acusan de hipocresía al PCE por negar su relación con CCOO y su colaboracionismo con el Gobierno Suárez, mientras que Francisco Bonal defendía la independencia de CCOO respecto al PCE: “los afiliados a Comisiones Obreras que a la vez militan en partidos no pasan del 15% del total”, (La Verdad 19, 21, 23 y 26 de octubre de 1977). 25 La Verdad, 07/05/76. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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voluntarismo una decena de organizaciones políticas con poca o ninguna tradición. Los protagonistas por la izquierda de esta vuelta al juego político, primero clandestina, luego legal, fueron PCE, PSOE y PSP, mientras que grupos minoritarios como el republicano ARDE o el PTE (legalizados tras las primeras elecciones generales) apenas tuvieron repercusión a nivel local, como tampoco consiguieron romper a escala nacional26. Desde posiciones moderadas, la Asociación Democrática de Albacete (ADA) aparece como el único intento local de constituir una alternativa política, siendo su originalidad contar entre sus miembros con algunos de los concejales progresistas del Ayuntamiento (Damián Ferrándiz, Juan Ramírez Piqueras…), mientras que el escritor Manuel González de la Aleja o el abogado Joaquín Íñiguez aportaban el componente intelectual. La opción de combinar pragmatismo en lo político (“el independiente es aquel hombre que vive conscientemente la política pero que por algún motivo ha decidido no afiliarse a partido alguno”, dirá el abogado Íñiguez27) con socialismo en lo ideológico (“mis ideas están en el socialismo”, afirmará por su parte el maestro Ramírez Piqueras28) no pudo consolidarse tras las primeras generales, a pesar de la talla de alguno de sus miembros, que continuaron trabajando para conseguir logros como el Ateneo y la Universidad. Las opciones de centro pasan en Albacete por un exiguo movimiento de democristianos en torno a las siglas DC (fusión a su vez de Izquierda Democrática y Federación Popular Democrática), asociados a PSP y ADA de cara a las elecciones de 1977 y una de las razones de la derrota de los socialistas de Tierno Galván. Mayor éxito tendrá la UCD, habida cuenta de que “un partido con apoyo del Gobierno es tanto como unas elecciones ganadas”, según opinión de Ferrando el 1 de marzo previo a los comicios del 77. Su composición fue ideológicamente heterogénea, como varios los nombres destacados: Ruiz Risueño, José Luis Moreno, Herrero Arcas, Ismael Piñero… Llama la atención la presencia de una mujer en primera línea, Juana Arce, cuya participación obtuvo buenos réditos electorales, senadora en el 77 y diputada en el 79. 26 Aún así dejaron algún momento memorable, como la exhibición de una bandera republicana durante un mitin del Frente Democrático de Izquierdas (siglas bajo las que participó en las primeras generales el PTE), lo que supuso la detención de José (Manuel) Pérez Pena (La Verdad, 14/06/77). Meses después el estudiante Juan Carlos González y el obrero Francisco José García eran juzgados por este motivo aplicándoseles la ley de amnistía aprobada el 15 de octubre de ese año (La Verdad, 23/10/77). 27 La Verdad, 12/06/77. 28 La Verdad, 13/05/77. 448
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La organización de la derecha en Albacete también es deudora de la situación nacional. Las asociaciones políticas promovidas como muestra de aperturismo desde los estertores del régimen franquista tienen aquí su particular reflejo en núcleos atomizados en torno a personalidades de influencia como Francisco Mahíquez (ANEPA) o José Luis Fernández Fontecha (UDPE), hasta confluir en una Alianza Popular que reunía la “esencia, donde las haya, del viejo régimen que ahora se quiere sustituir”, según editorial de Ramón Ferrando29. Los intentos de los miembros de AP por separarse de un discurso marcadamente anclado en el pasado fueron escasos, y quedan en todo caso aplacados por la retórica aplastante de Manuel Fraga a su paso por la capital: “No podemos permitir ni la inflación, ni el comunismo, ni la pornografía”30. A su lado, las declaraciones de los miembros de Falange a favor de la recuperación del legado joseantoniano, de la pervivencia de la democracia orgánica o de la unidad de la patria, no desentonaban en absoluto. Los resultados electorales de los comicios del 77 no divergieron respecto al conjunto nacional, abriéndose una legislatura constituyente con la elaboración de la Constitución como telón de fondo. La demora en la celebración de las elecciones municipales dio margen a la mejor vertebración provincial de los partidos, al surgimiento de fuertes agrupaciones locales, a fusiones y desaparición de siglas, y a un buen puñado de cambios de filas entre unas formaciones y otras. Sin embargo, el desplazamiento de los comicios mantenía a la política municipal en stand by, causando un importante perjuicio a la misma. Para Ferrando, las elecciones habían sido “deliberadamente aplazadas”, por lo que el diputado socialista Antonio Peinado hablaba de “estafa al pueblo” y un artículo del comunista Giménez Benítez de “miedo a la izquierda”31. Al mismo tiempo, cada día que pasaba sin elecciones municipales se minaba más y más el debilitado prestigio de las corporaciones locales, que en el caso de Albacete parecía rejuvenecerse con la nueva alcaldía de Abelardo Sánchez. Un espejismo. Los conflictos vecinales no tardaron en aparecer, los partidos reclamaban cada vez mayor presencia y participación y cada movimiento del Ayuntamiento era estudiado y escrutado por una amplia oposición política deseosa de hacerse con el mando municipal, minado internamente ante la dimisión –que no 29 La Verdad, 15/03/1977. 30 La Verdad, 17/04/77. 31 La Verdad, 4, 6 y 9 de marzo de 1978. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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podía hacerse efectiva– de alguno de sus concejales (Antolín Tendero, Javier García Carrilero) y el acercamiento de otros a posiciones socialistas (Juan Ramírez, Damián Ferrándiz). En esas circunstancias comenzaron a ser frecuentes la realización de mesas de debate entre partidos para acercar posturas de cara a las municipales o la petición por parte de los partidos de izquierda de la dimisión en bloque de los ayuntamientos, mientras el alcalde clamaba profético que “las iras del vecindario caerán sobre las nuevas corporaciones”32. La preparación de las municipales de 1979 va a verse comprimida ante la sucesión de las convocatorias de referéndum constitucional y elecciones generales y el proceso de ordenación autonómica, lo que puso a prueba la capacidad organizativa de los partidos. Comunistas y socialistas van a llevar la delantera en cuanto a la atención a la política municipal. En junio del 78, el liderazgo del PCE provincial pasaba del veterano López Carrasco al inédito Pedro Bolívar, quien en una de sus primeras declaraciones devolvía la problemática urbana al debate público: En este aspecto me parece que se ha consentido bastante, quizá por la poca fuerza que han tenido los movimientos ciudadanos, las asociaciones de vecinos, etc. No ha existido la suficiente fuerza como para imponer el que no se destruya todo lo que se anuncia histórico-artístico, por una parte, y todo lo que es hacer una ciudad habitable, por otra... Me da la impresión de que ha existido aquí la marca del franquismo con mucha más fuerza que en otras ciudades...
A finales de verano, el PCE proponía un plan de urgencia al Ayuntamiento con objetivos como el saneamiento de la Hacienda municipal o la lucha contra el paro donde sobresalía la petición de crear un “órgano de vigilancia y control democrático” integrado por miembros del ayuntamiento, partidos políticos, sindicatos y organizaciones ciudadanas33. Por su parte, desde las filas socialistas se preparaban para el gobierno municipal con un curso sobre planificación municipal en el que llama la atención una propuesta sobre “desarrollo de las posibilidades de control del movimiento ciudadano”, en un momento en que la adopción de las reivindicaciones vecinales, cuando 32 La Verdad 17/03/1979. Las demandas de dimisión se repiten en varias localidades como Almansa o Hellín, además de en la capital y en otros puntos del país como Vigo, Bilbao o San Sebastián. 33 La Verdad, 21/07/1978 y 24/08/1978. 450
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no el control directo sobre las mismas asociaciones de vecinos, podía ser garantía de éxito electoral y en el que, de hecho, fueron varios los miembros de las AAVV los que se integraron en las listas de candidatos a las municipales tanto en el PSOE como en el PCE. En la presentación de la candidatura socialista figuraron propuestas para frenar la especulación, impedir la construcción “más allá de la circunvalación” o crear zonas verdes34. Con la celebración de las municipales a la vista, desde la UCD local se producen discursos vinculando la legalización de las asociaciones de vecinos a la labor del Gobierno ucedista y lamentando el “problema sangrante de los barrios periféricos”, en palabras del candidato Pedro Romero, ganador de las elecciones pero no protagonista del nuevo ayuntamiento democrático de la localidad, cuya alcaldía recayó en el socialista Salvador Jiménez tras el pacto municipal firmando entre PSOE y PCE, y que permitía a su vez la gestión comunista de comisiones significativas como las de Urbanismo o Barrios. Alfonso Guerra y Santiago Carrillo suscribían a nivel nacional un acuerdo que abría la puerta a un millar de alcaldías socialistas y doscientas cincuenta comunistas. Salvador Jiménez, en el discurso de su toma de posesión como nuevo alcalde de Albacete, pronunciaría: “Queremos conseguir un Albacete más habitable, más humano y más avanzado socialmente”. Las reivindicaciones vecinales y las soluciones urbanas pasaban al primer plano de la política municipal. 5. El lugar de la cultura La regeneración vecinal, sindical o política implica un cambio hacia la participación en los asuntos públicos, pero esas nuevas actitudes democráticas no se circunscriben únicamente a la esfera sociopolítica, sino que tienen también su reflejo en el siempre difuso y complejo mundo cultural. Nos centraremos aquí en las dimensiones espaciales de ese fenómeno, en la conquista de espacios públicos para el desarrollo cultural por parte de una nueva generación de público y artistas que agrupa a literatos (poetas, narradores e incluso periodistas), pintores o cantautores en la línea de las tendencias expresivas del momento. Destacan entre ellos el poeta Martínez Sarrión, encumbrado por José María Castellet como uno de los novísimos, los artistas plásticos Qijano y Beneyto, o los músicos Pedro Piqueras, Lanciano y Manolo Luna, a veces unidos en la participación en festivales o recitales con implicaciones políticas. El éxito dispar de estos conciertos y festivales 34 La Verdad, 30/08/1978 y 15/03/1979. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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son reflejo tanto de los recelos gubernativos a la hora de permitirlos como de una cultura popular poco trabajada –“durante el franquismo lo único popular ha sido el cubata”, escribirá Manuel Luna–, amén de unas instalaciones poco aptas para eventos de este tipo, caso por ejemplo, del deficientemente acondicionado polideportivo de la ciudad35. Y es que las instituciones y espacios propiamente culturales eran bastante escasos en esta iniciática democracia local. Los centros de enseñanza superior quedaban restringidos a la escuela de Magisterio (Escuela de Formación del Profesorado de EGB) y a los centros privados con formación en ATS, mientras que se demandaban facultades de Derecho o Empresariales sin demasiado éxito. La UNED trataba de paliar esta situación pero se encontraba con periódicas dificultades estructurales y económicas, amén de sus propias limitaciones como centro de estudios a distancia. Como no podía ser de otra manera, el resultado era que buena parte de los jóvenes de la clase media provincial se veían obligados a estudiar en Murcia, Madrid o Valencia, con el grave perjuicio económico que acarreaba a las familias, empezando a calar, incluso en la última corporación local franquista, la necesidad de poner en marcha una universidad independiente de la murciana, abriendo paso a una petición que correría de la mano de la demanda de autonomía regional. Reseñable es también el papel de los institutos de bachillerato, dónde una nueva generación de jóvenes profesores, algunos de ellos enfrascados en las interminables demandas de los PNNs, aportaban inquietudes y una actitud reivindicativa constatable en centros como el Instituto Andrés de Vandelvira, el primer centro mixto de la ciudad: Faltan centros de cultura, espacios de educación cívica, democrática y pluralista. La educación en la participación y gestión de todos está aún por hacer. “Vandelvira” era una esperanza. No decimos era, es, tiene que ser una esperanza que se convierta en realidad. Si muchos alumnos y profesores miraban a vuestro centro para saber lo que tenían que hacer en los suyos, es que estabais cumpliendo una misión concienciadora y de avanzadilla. No os canséis. Responsablemente y en libertad, seguid adelante36.
35 Manuel Luna, “¡Queremos, para todos, fiestas populares!”, La Verdad, 08/09/1977. 36 Sagato, “Carta abierta a los alumnos del Instituto Vandelvira”, publicado en La Verdad, 05/03/78. 452
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Mientras tanto, Diputación y Ayuntamiento dedicarían escasos medios a la cuestión cultural, encargándose del mantenimiento de la Casa de la Cultura, de la Banda Municipal y el Conservatorio, programando la Feria de septiembre o adquiriendo obras de Benjamín Palencia, pintor ya reconocido en su tierra37. El mayor logro de la entidad provincial fue el mecenazgo del Instituto de Estudios Albacetenses a finales del año 77 siguiendo la iniciativa de un grupo de investigadores en torno al Archivo Histórico Provincial, con Francisco Fuster a la cabeza, siendo la revista de investigación Al-Basit su principal legado38. En el ámbito de la creación e investigación literaria, la Diputación apadrinó también la publicación de la revista Barcarola, que continúa en la actualidad una andadura de más de treinta años. A nivel local, la refundación del Ateneo en 1978 tras el largo silencio del franquismo suponía todo un hito cultural y político. De hecho, la presencia de miembros de los recién creados partidos políticos estaba asegurada en las primeras comisiones gestoras, aunque fue el grupo ADA, del que hemos hablado brevemente en el epígrafe anterior, el que centralizó su puesta en marcha, quizá porque el espíritu del Ateneo era el mismo que iluminaba su propuesta política de moderación y civismo39. La inauguración del Museo Provincial (1978) fue la guinda en esta urgente puesta en valor del patrimonio cultural local y provincial, dotando de un amplio espacio expositivo para albergar los ricos restos arqueológicos afanosamente recopilados desde los años 40 por Joaquín Sánchez Jiménez, primero, y Samuel de los Santos y su equipo, después. El edificio resultó acorde con los volúmenes tradicionales de la arquitectura de la capital, integrándose de forma ingeniosa entre el bosque de árboles del parque Abelardo Sánchez (entonces de los Mártires), aunque sufriendo por ello importantes problemas de climatización en su interior y quedando prácticamente privado de la vista de los paseantes. Dentro del ámbito de la cultura de masas, la ciudad disfrutaba de media docena de salas de cine: Astoria, Capitol, Goya, Carlos III, Cervantes o Carretas son algunas de ellas. La cartelera de un día cualquiera a comienzos 37 La labor cultural de ambas instituciones seguía en general los parámetros de la etapa franquista descritos en GÓMEZ HERRÁEZ, 1993: 67 y 85. 38 FUSTER RUIZ, 2008: 88. 39 Para La Verdad, “el Ateneo puede y debe ser realidad y debe encontrar su equilibrio. Tribuna cultural, abierta, inquieta, viva y cívica. Apolítica en el sentido de no partidista. Pero sensible a todas las manifestaciones culturales de hoy. Y el abanico de estas es infinito” (13/07/1977, página 5). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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del 78 ofrecía las aventuras de 007, finas comedias de Woody Allen junto con otras más burdas propias del destape y títulos subidos de tono. Mundo aparte eran los cine-clubs, con ciclos de cine de autor o temáticos de mayor calado intelectual, social y político. En la capital, el Meliés se organizaba en torno al Colegio Escuelas Pías y reunía a un centenar de socios, mientras que el Buñuel reunió hasta trescientos en sus inicios en la primavera del 76, partiendo de un grupo de antiguos alumnos de Magisterio40. También el Teatro Circo realizaba proyecciones de cine, en un momento en que la actividad teatral comenzaba a resurgir de la mano de grupos teatrales independientes que apostaron por un teatro comprometido, como fue el caso del Equipo Teatro de Albacete (creado a mediados de 1975), Niebla –que a pesar de pertenecer a la OJE desarrolló una dramaturgia muy crítica– o del grupo villarroblense de teatro independiente y experimental La Troya41.
Muy activo estuvo también el grupo de teatro Abraxas, combinando actuaciones y conferencias, y apostando por una organización democrática y sin dirección escénica con miembros salidos de otros grupos teatrales como Niebla, Herta o Besana42. Entretanto, las librerías iban a jugar un papel destacado proporcionando literatura y espacios para el debate en un tiempo de apertura. La Librería Delta (1973) fue la pionera en Albacete de un concepto más amplio para lo habitual en este tipo de establecimientos, acogiendo actividades culturales diversas durante lo breve de su existencia: Entre las actuaciones que llevamos a cabo hubo exposiciones de pintura y recitales de cantautores como Pedro Piqueras, quien cantaba aquello de “quiero un martillo para romper la cadena”… El día de la inauguración nos encontramos dos “grises” en la puerta y pensamos que nos la habían cerrado antes de abrir. Luego nos enteramos de que uno de nosotros había invitado al gobernador civil, Federico Gallo.
Así lo comentaba Salvador Jiménez, uno de los fundadores de la librería junto a Baldomero Lozano, Florián Godes y Bernardo Campillo, entre 40 La Verdad 07/01/77 y 06/10/77. Una muestra de las actividades del cine-club Buñuel puede ser el ciclo de cortometrajes sobre la República de Cuba (La Verdad, 01/04/77). 41 MARTÍN GARCÍA, 2008b: 77. 42 La Verdad, 16/10/1977. 454
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otros43. Jóvenes simpatizantes de la izquierda, la fundación de la librería se ha interpretado erróneamente como un intento de organizar el PSOE local44. Más explícita va a ser la relación de la Librería Popular con el PCE a través de su gerente Ignacio Martínez, miembro del comité local del partido, y de María Jesús Roldán, propietaria de la librería y también militante. La Popular amplió en tiempo e intensidad su dimensión de compromiso político, uniendo a las actividades de difusión cultural otras de temática política que incluían visitas de referentes sindicales, políticos o intelectuales como Marcelino Camacho, Simón Sánchez Montero o Nicolás Sartorius, siempre con el riesgo de prohibición gubernativa latente, lo que se cumplía con frecuencia propiciando, paradójicamente, un eco mayor a través de medios locales como el diario La Verdad. El posicionamiento y la labor de la Librería Popular fueron alabados por sus contemporáneos y detestado por una ultraderecha en retirada que no escatimó insultos, pintadas y amenazas que se concretan en un atentado con bomba el 26 de noviembre de 1976 que dejó numerosos desperfectos y la sensación de que quedaba todavía mucho camino que recorrer en el aprendizaje democrático y la tolerancia política de los albaceteños. 6. Conclusiones En las líneas anteriores se ha buscado un acercamiento a la realidad económica y urbana de Albacete en los años setenta como origen de cambios sociales y políticos. Entre ellos cabe anotar el nacimiento de un movimiento asociativo inédito hasta entonces, con una importante inclinación vecinal, y la reorganización de la experiencia sindical y política cortada de raíz por la guerra civil y la subsiguiente dictadura. Desprenderse del legado cultural más gris de aquel régimen implicó la participación y el compromiso de artistas, profesores o profesionales del periodismo, de forma que el cambio cultural impregna y da sentido al resto de cambios sociales y políticos. En este sentido podemos afirmar, siguiendo las palabras del sociólogo y político Juan de Dios Izquierdo, que “Albacete efectúa su propia transición en la Transición”. Y lo hace con mimbres significativos: asociacionismo, movimientos cristianos de base, medios de comunicación comprometidos, conflictividad laboral en aumento o protagonismo de los nuevos líderes 43 SEFT. Entrevista con Salvador Jiménez, 15 de octubre de 2010. 44 Al menos así parece interpretarlo GOMEZ FLORES, 1991: 151.
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políticos y sindicales. Los años ochenta se abrieron así con el optimismo de una nueva etapa democrática dirigida por gobiernos socialistas tanto en lo municipal, como en lo autonómico y nacional. Cabría mensurar en estudios posteriores si la democracia resolvió o no los retos con los que nacía, y ahí el debate sobre la desmovilización ciudadana y la acción de los partidos sobre ella puede ser un punto de interés susceptible de ser analizado desde lo local, aunque previsiblemente con la normalización democrática se pierda parte del encanto de los momentos de gestación. Retomando la cuestión urbana, punto de partida de este texto, podemos lanzar algunas ideas sobrepasando el límite temporal del trabajo. Así, la transformación urbana de la ciudad en la última década ha contribuido a una mayor homogeneización del espacio, y en ello ha tenido mucho que ver la intervención decidida sobre la carretera de circunvalación a través del proyecto de remodelación integral bajo la alcaldía del socialista Manuel Pérez Castell, que ha mejorado la fisonomía de la vía integrando esas dos ciudades hasta entonces separadas por un “muro de Berlín”, en acertada expresión de Salvador Jiménez. El afán constructivo del siglo XXI ha abierto nuevos espacios a la edificación en sectores como los de la Facultad de Medicina o el centro comercial Imaginalia, por lo que precisamente esos hitos urbanos se convierten en ejes generadores de urbanismo hacia la periferia, atrayendo a familias jóvenes. De esta forma, el envejecimiento y la inmigración aparecen como factores a tener en cuenta en zonas tradicionales como el ensanche, mientras la segregación social, étnica, cultural y económica sigue latente aún cuando su componente espacial haya quedado parcialmente diluido. El estudio del espacio urbano puede ayudarnos a enfrentarnos al pasado histórico de nuestra ciudad, pero también al futuro de la misma. Bibliografía Albacete, una aproximación a su realidad urbana, Albacete, Ayuntamiento de Albacete-Oficina Municipal de Planeamiento, 1982. Anuario Estadístico de España [en línea], Instituto Nacional de Estadística. Disponible en http://www.ine.es/inebaseweb/hist.do (consultado el 28 de febrero de 2013). CHUECA GOITIA, Fernando, La destrucción del legado urbanístico español, Madrid, Espasa Calpe, 1977. 456
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El Parkour y sus lugares: entre asentamiento y exploración Parkour and its Places: between Settlement and Exploration Carlos Javier Ferrero Martínez1 Universidad de Salamanca [email protected] Resumen: Desde finales de los años ochenta del siglo pasado ciudades de todo el mundo están siendo exploradas bajo la óptica del parkour. En cada nuevo lugar donde una comunidad de traceurs nace, sus espacios comienzan a ser transformados, llenados por una dinámica de movimiento que convierte en un lapso sus inertes bancos, sus duros muros y sus frías barandillas. Mediante el registro y la publicación de materiales a través de Internet –importante desde sus orígenes, como la manera de entender la temprana difusión de la actividad desde la periferia parisina logrando llegar a lugares de todo el globo– se ha conseguido que muchos de esos lugares pasen a ocupar un puesto notorio dentro del mapa del parkour; destapando con ello una problemática en torno a esos emplazamientos ya que, si bien puedan ser propicios para la disciplina, los traceurs deben ser capaces de transcender a ellos y seguir explorando y descubriendo nuevas posibilidades allí donde vayan, demostrando la adaptabilidad del cuerpo en movimiento como principio básico de la actividad. Se tratará en esta comunicación de indagar sobre cómo algunos de estos espacios que, en sí, pasan desapercibidos para la mayoría de la población de una ciudad, se muestran como lugares interesantes y de gran estímulo para el colectivo de traceurs, que los utilizan como zonas de entrenamiento y de diversión. Se abordará el ejemplo particular de Lisses, punto de nacimiento de esta disciplina, y su transformación en “centro de peregrinaje” para jóvenes de todo el mundo con núcleo en la Dame du Lac. Asimismo se pondrá en valor una actividad que trata de explorar el entorno en busca de oportunidades de movimiento y de expresión corporal escapando de la rigidez de las estructuras urbanas, convirtiendo esos espacios en lugares donde la imaginación puede volar y desarrollarse libremente. Palabras clave: Parkour, exploración, lugares, Lisses, La Dame du Lac. Abstract: Since the late eighties of the past century, cities all over the world have been explored under the view of Parkour. In each new place where a traceurs community 1 Becario investigación (FPU). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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is born, their places begin to be transformed, filled with a dynamic motion that converts in a lapse their motionless benches, their hard walls and their cold handrails. By filming and publishing materials through the Internet —important in their origins, as the way to understand the quick diffusion of the activity from the Parisian outskirt to the rest of the world— it has achieved that many of this milieu pass to occupy a notorious position within the parkour map; thereby uncovering a problematic about those locations since, although, it could be conducive for the discipline, traceurs must be able to transcend them and keep exploring and discovering new possibilities wherever they go, demonstrating the adaptability of the body in motion as a basic principle of the activity. It will be discussed, in this paper, to look into about how some of these spaces that, in itself, unnoticed for most of the population of a city, are shown as interesting places and of great encouragement to the collective of traceurs, who use them as areas for training and playing. It will be approached the particular example of Lisses, birthplace of the discipline, and its transformation into “pilgrimage centre” for young people around the world with centre in la Dame du Lac. Also will value an activity that tries to explore the environment in looking for opportunities of movement and body expression escaping from the rigidity of urban structures by converting those spaces in places where the imagination can fly and develop freely. Keywords: Parkour, Explore, Place, La Dame du Lac, Lisses.
1. Introducción Pongámonos en situación: Somos un curioso viandante y vamos dando un paseo por la ciudad; en nuestro deambular nos encontramos con un pequeño desnivel que es salvado por una estructura. En los laterales unas escaleras para agilizar el paso de aquellos que pueden usarlas. Entre medias una rampa con un suave ascenso y una configuración serpenteante flanqueada por muros de hormigón. Subimos tranquilamente por la rampa, y cuando estamos en la mitad del trayecto nos sorprendemos. Vemos algo que nunca antes habíamos visto, alguien saltando de muro a muro de hormigón, moviéndose con una agilidad propia de un artista circense. En ese momento nos paramos en seco, fascinados por ese acto improvisado, casi un espectáculo, que tenemos la fortuna de observar. Vemos que esa persona termina con su ejercicio y le preguntamos: -Oye, por favor, me podrías decir, ¿qué es lo que estás haciendo? A lo que el joven nos responde sin problemas, casi parece que le han preguntado mil veces: -Sí, claro, estoy haciendo parkour, me estoy entrenando.
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-Parkour ha dicho, ¿qué será eso? –pensamos. Inevitablemente el joven se da cuenta de que no hemos sido capaces de entender y continúa: -se trata de una actividad física que consiste en moverse de manera rápida y fluida utilizando los elementos del entorno natural o urbano para ello2. Le damos las gracias por su explicación y él sigue con su entrenamiento, saltando de acá para allá. Nos alejamos de allí, habiendo aprendido una cosa nueva, pero con la curiosidad de querer comprender más acerca de esta actividad que se llama parkour. Una vez expuesta esta escena podemos pasar a aclarar una serie de cuestiones sobre esta disciplina. Se pretende con ello arrojar nueva luz sobre un tema poco conocido a nivel académico. Comenzaré con la demarcación histórica y conceptual del Parkour. Posteriormente, continuaré con un análisis de los lugares propios para la práctica de dicha actividad; delimitando ciertas constantes que hacen aparecer diferentes tipologías de lugares. Seguidamente, se tratará el particular tema de la rápida difusión de la disciplina con el fin de establecer el marco en el que se da la transformación de Lisses en un centro conocido por todos los practicantes de Parkour. Por último se aportarán algunos datos relevantes sobre la importancia de la exploración del entorno. Me serviré para este trabajo ya sea tanto de artículos, como de libros, recursos audiovisuales y entrevistas llevadas a cabo entre algunos de los individuos de la comunidad de traceurs de Salamanca. 2. Orígenes El Parkour es una actividad que nació en la década de los años 80 del siglo veinte. En una zona de la periferia parisina, entre los bosques de Evry, Sarcelles y Lisses, vivía un joven llamado David Belle3. Este joven comenzó a divertirse en el entorno en el que vivía junto con un grupo de amigos4. Juntos fueron explorando y aplicando las técnicas que el padre de Belle le había enseñado, saltando y escalando, afrontando los obstáculos que se ponían delante de ellos. 2 Véase: The Oxford Dictionary, consulta online: http://oxforddictionaries.com/definition/ english/parkour?q=parkour [consultado el 16 de febrero de 2013]. 3 Quedémonos con este nombre, el del “protector” del pakour, como a él mismo le gusta entenderlo, en lugar del de fundador (FOUCAN, 2010). Para esa concepción de fundador hay que añadir el nombre de su padre, Raymond Belle, quien le enseñó esa forma de afrontar los obstáculos por medio del entrenamiento físico y que tiene su fuente de inspiración en el método natural, como se verá a continuación en el cuerpo del artículo. BELLE, 2009a; ANGEL, 2010. 4 Sobre este grupo de amigo se hablará más adelante. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Para rastrear los orígenes de ese sistema de entrenamiento es necesario retrotraerse hasta principios del siglo veinte, donde encontramos el nacimiento del Método Natural5. Se trató de un sistema de entrenamiento desarrollado por Georges Hébert con el fin de dotar a los urbanitas europeos de una forma de recuperar la capacidad física y la manera de moverse que el propio Hébert había podido estudiar en tribus de África y Oceanía, en sus viajes como marino de la armada6. Este método estaba basado en el entrenamiento de diez habilidades: caminar, correr, saltar, nadar, trepar, lanzar, luchar, elevar, equilibrio y marcha cuadrúpeda. Tuvo una cierta repercusión que perdura hasta hoy en los llamados parcours du combatment7, estos son los recorridos de entrenamiento militar8, también habituales en la formación de bomberos. El método natural tiene un fuerte componente ético, una de las máximas que exponía Hébert era la posibilidad de educar ciudadanos fuertes y útiles9. El Parkour surge como una idea de continuidad de este método natural sacado de su contexto y llevado a cualquier entorno. Se establece un diálogo entre el traceur10 y el espacio con el que interactúa, llegando por este modo 5 Es el propio Belle, sin embargo, quien señala la diferencia entre éste y el Parkour, siendo el método natural una inspiración para el propio desarrollo que tendrá el Parkour. BELLE, 2009a: 61-62. 6 A los textos que escribió sobre el tema los tituló La methode naturelle, L’education phisique e virile des hommes (1936). 7 De este concepto surgió la denominación Parkour –en el año 1998–, pero es destacable cómo también durante los orígenes los miembros del grupo Yamakasi, crearon la nomenclatura Art du dèplacement, o un poco posteriormente Sebastian Foucan, en la externalización del concepto con su llegada a Reino Unido adoptó el nombre Freerun. Siendo, en esencia, una misma cosa se habla de ciertas diferencias entre ambos términos que en su reducción final siguen siendo Parkour. Hablaremos del parkour como la forma más pura y cercana al método natural. Todo lo que se hace en esta opción es práctico y útil. Se pretende entrenar con el fin de estar preparado para poder actuar ante cualquier circunstancia. En segundo lugar tenemos L’art du déplacement que se interpreta como una forma de interactuar con el espacio aplicando una serie de técnicas y donde se trata de generar nuevas maneras de moverse fluidamente por esos espacios. Por último, por freerun se entiende una manera de moverse en el medio sin ataduras y al que tradicionalmente va incluida la incorporación de acrobacias, haciendo que la carga efectiva del movimiento pierda enteros —es preciso no confundir freerun con otra disciplina denominada Street stunt y que, en sí, son fundamentalmente acrobacias efectuadas en un medio urbano–. En cualquier caso, estas tres ramas principales son, como decimos, Parkour [nótese la diferenciación entre mayúsculas y minúsculas aplicada al término] y se caracterizan por una serie de técnicas que aparecen siempre e indistintamente, cosa que les hace pertenecer al mismo grupo. 8 Un buen ejemplo es el de la película Full Metal Jacket (Kubrick, 1987) 9 “Être fort, pour être utile” HÉBERT, 1936. 10 Apelativo otorgado al prácticamente del Parkour; si la proveniencia etimológica, en 462
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a un tipo de experiencia que trasciende los límites del ideal ético del método natural para adentrarse en el terreno de lo estético, siendo el Parkour una experiencia estética en sí misma11. 3. ¡Lugares, lugares, lugares! Acabamos de ver cuáles son los orígenes históricos del Parkour, ahora es preciso analizar cuáles son los lugares en los que se lleva a cabo y qué implicaciones tienen. En un principio merece la pena pensar el espacio como un lugar lúdico, un terreno de juego12; abandonar la esquemática idea de que un banco es un lugar en el que sentarse y descansar o que una escalera se sube por sus escalones y no por sus límites extremos. Entender el espacio, en definitiva, como si de un patio del recreo se tratara. Este tipo de visión es imprescindible para comprender cómo opera el Parkour, que no se desliga del carácter lúdico. Pensemos por ejemplo en un lugar flanqueado por jardineras y parterres delimitados por pequeños muros o barandillas, pensemos en accesos a ciertos complejos que crean una partición del espacio (útil en el sentido de aprovechamiento y organización del mismo) por medio de barandillas, o en simples casualidades urbanísticas que han llevado a la generación de un espacio complejo repleto de elementos. De una manera básica y aunque no se reduzca a esto, o no sólo, el traceur busca espacios complejos y ricos en elementos que le permitan llevar a cabo una gran variedad de técnicas y que, al mismo tiempo, le supongan un reto. De esta manera, tomando como ejemplo dos de las respuestas dadas en las entrevistas llevadas a cabo con objeto de esta comunicación sobre la tipología de espacios más idónea para la práctica del Parkour, vemos que:
castellano, es ‘recorrido’ para la actividad, parece lógica la elección de traceur, traceuse para las mujeres, ‘trazador o trazadora’ en castellano, como aquél que establece y delimita un recorrido que se lleva a cabo. ANGEL, 2010; BELLE, 2009a. 11 Estética en cuanto forma de aproximarse a un entorno, estableciendo una cierta coreografía basada en las técnicas propias de la actividad. El entorno es pensado y reflexionado como lugar en interactuación, es reelaborado y abordado. AMEEL, TANI, 2011; BRUNNER, 2011; DASKALAKI, 2008; KIDDER, 2012. 12 BELLE, 2009b. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Es conveniente que el lugar disponga tanto de mobiliario urbano como de obstáculos naturales (árboles, piedras...), así que considero que los mejores espacios de los que disponemos actualmente son algunos parques públicos con suficiente mobiliario y por los que la gente no suele transitar con mucha frecuencia (Juan Herranz). Los mejores lugares son] Plazas y parques donde haya obstáculos próximos entre sí o lugares naturales con árboles y rocas (Alberto Martín).
Una espaciosa y vacía plaza solo sería estimulante en el caso que se pretendiera hacer un trabajo específico de entrenamiento y acondicionamiento físico; en cualquier otro caso, podemos considerar como hábitat de los traceur los espacios complejos, “according to our interviewees, typically consists of differences height, but also of specific textures and geometrical forms together with the proximity of interesting objects”13. Continuando con la diferenciación e identificación de espacios empleados, pasaré a analizar diferentes realidades de entornos que son empleados y generan optimas estructuras para la realización de la actividad. Demarcaré tres tipologías de lugares, por un lado los no-lugares; en segundo lugar lo que podríamos denominar como lugares “conquistados”; en tercer y último lugar los lugares creados. Para la primera tipología me serviré de la terminología empleada por Augé. Los no-lugares son ese tipo de lugares que, como hemos descrito, presentan una cierta complejidad objetual (para conseguir un objetivo de transito eficiente), y que habitualmente se transforman en lugares de mero tránsito, donde la actividad fundamental que se realiza en ellos es el deambular. Tal y como los define el propio autor son espacios de noidentidad, de no-relación y no-históricos; ese tipo de lugares de los que la sobremodernidad es productora14. Estoy claramente pensando en zonas para salvar desniveles, entradas de parkings, de metro, pasajes subterráneos, etc. Lugares que, al fin y al cabo, cumplen una función direccional que se pierde en el mismo momento que un traceur lo utiliza y en cierto modo lo reinterpreta, proporcionando otras maneras de poder entenderlo, expandiendo sus direcciones. Así, se dota a esos lugares de una serie de 13 AMEEL, TINA, 2012: 168, “De acuerdo con nuestros entrevistados, por lo general consta de diferencias de altura, pero también de texturas específicas y de formas geométricas junto con la proximidad de objetos interesantes” [Propuesta de traducción del autor]. 14 AUGÉ, 1995: 83. 464
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connotaciones que derivan en su conversión hacia espacios de identidad, de relación y de historia. No podemos perder de vista que “por “no lugar” designamos dos realidades complementarias pero distintas: los espacios constituidos con relación a ciertos fines (transporte, comercio, ocio), y la relación que los individuos mantienen con esos espacios”15. Así, los no-lugares al convertirse en espacios de identidad y relación por medio de la acción del movimiento toman posesión de lugar, al menos durante el momento de la acción. En Londres existe un lugar paradigmático que servirá para ilustrar este ejemplo. Se trata de Imax Spot. Tenemos un espacio, tal como se puede apreciar en la imagen, en el que se dan varios elementos; por un lado la entrada a un pasaje subterráneo de gran amplitud, que genera varios muros de diferente espesor. Por otro lado, la propia arquitectura de las fachadas colindantes a este pasaje y que, también, debido a su variedad, cuenta con diferentes relieves y elementos arquitectónicos propicios, además hay un gran árbol y un banco que también son utilizados y empleados por los traceurs. Y finalmente tenemos el suelo, como parte congregante de todas las demás16.
Fig. 1: Imax Spot, Londres (http://2.bp.blogspot.com/-tKuKykZg1Xc/T55FQPa4UDI/ AAAAAAAAAZk/5pRHdNS4Z0s/s1600/7e1d5fe1641f0f1bcdd8f02fbafa5f56.jpeg [Consultado el 16 de febrero de 2013] 15 AUGÉ, 1995: 98. 16 Ejemplo de vídeo: Livewires London Challenge Ep 1: IMAX 1 ft. Phil Doyle http://www.youtube.com/ watch?v=j_UzlOEviL4 Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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El segundo ejemplo de espacio objeto de análisis es aquel lugar que aunque no sea previsto inicialmente para el Parkour cumple una serie de condiciones diferentes a las del no-lugar. En este caso estoy pensando en lugares que van desde las barandillas, que pueden delimitar canchas deportivas urbanas, hasta pistas de patinaje, skateparks o incluso rocódromos. Son espacios con unos fines bien acotados con los que los individuos se relacionan de una manera directa y consciente. Este es un buen momento para introducir, a modo de ejemplo, La Dame du Lac, situada en los alrededores de Lisses, se trata de una estructura particular, casi se podría hablar de una escultura de gran formato. Está formada por un gran muro de corte triangular, como si de una pirámide se tratase, coronado por un remate de planta cuadrangular cóncava a la que se puede acceder sea desde las partes más estrechas del muro, o bien desde los diferentes itinerarios de escalada que llevan hasta la cúspide. El frente del muro esta invadido por caprichosas formas de diversa índole que permiten los descansos en la escalada, o los saltos y la interactuación en el caso del parkour. Como se está viendo, en este caso tenemos un ejemplo de un lugar pensado para un fin -que en cierto modo se puede considerar como cercano al parkour- y que es repensado por esa óptica de leer los espacios a través de las habilidades y técnicas del parkour; se establecen en estos lugares nuevas relaciones con el espacio vinculadas a aquello que Michel de Certeau denominaba “lugar practicado”17.
Fig. 2: La dame du lac, Lisses (Fuente: http://pull1.flipyeahparkour.netdna-cdn. com/wp-content/uploads/2011/10/Dame-du-Lac-Jerome-Lebret-001.jpeg [Consultado el 16 de febrero de 2013] 17 CERTEAU, 1990: 172. 466
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En esta triple distinción de lugares, tras hablar de los no-lugares y los lugares “conquistados”, pasaré a hablar de la tercera y última tipología en este caso, probablemente la más novedosa. Esta tipología es la de los lugares creados ex profeso para el Parkour, lo que podríamos llamar como Parkourpark estableciendo una analogía con el término empleado para los lugares adecuados al skate. Ante estos se destapa una problemática de tipo existencial, ya que su existencia se debe al Parkour pero que este, como tal, no los necesita. No se puede olvidar que David Belle define el parkour como: “l’art de se déplacer aussi bien dans le milieu urbain que dans le milieu natural [en se servant] en fait de toutes les construction ou les obstacles que ne sont pas prévus à la base”18; es decir, en espacios y lugares que no están previstos para ser utilizados de esa manera. Estos espacios se crean como una respuesta a una necesidad social; es decir, en un mundo urbano en el que cada elemento o actividad tengan que tener su espacio; que una actividad como el Parkour se desarrolle fuera de ese “control”, en cualquier lugar, no deja de ser un punto discordante a esa sociedad, y, por lo tanto, si tiene que existir lo ha de hacer en un espacio diverso y creado. Ya se dijo anteriormente cómo la complejidad de elementos en un espacio era una de las claves en la elección de los lugares donde hacer Parkour. En este sentido los parkourpark se muestran como la apología de esa complejidad, además de ser un buen ejercicio para arquitectos en consonancia con traceurs buscando la elaboración del mejor de los espacios según las exigencias. Es importante que esa constitución espacial se adecua en cierto modo a la aseveración del propio Belle cuando es preguntado por la Dame du Lac sobre la que dice: “Pour moi, ce lieu représentait le Parkour parce qu’il y avait plein d’obstacles réunis en un seul endroit”19. Por lo tanto, su validez formal deriva de su complejidad estructural, aunque se acaba en el momento que deja de ser un espacio cerrado en sí mismo. El primero de ellos, el parkourpark de Copenhague, aparece presentado dentro del documental My Playground20. En este documental se trata de afrontar la actividad del parkour en consonancia con el urbanismo.
18 BELLE, 2008, “El arte de desplazarse ya sea en el medio urbano que en el medio natural [sirviéndose para ello] de todos las construcciones y los obstáculos que no están pensados para ello en su origen” [propuesta de traducción del autor]. 19 BELLE, 2009a: 62. Para mí, ese lugar representaba el Parkour porque estaba lleno de obstáculos en un solo lugar [Propuesta de traducción del autor]. 20 My playground, KASPAR, 2005. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Fig. 3: ejemplo de parkourpark: http://www.parkourgenerations.com/sites/default/ files/blog/EG%202012%20-%20The%20structure%20(Photo%20by%20Leon). jpg?1344258595, [Consultado el 16 de febrero de 2013]
Dentro de la comunidad de traceurs existen opiniones dispares sobre la validez de estos espacios, desde las opiniones totalmente contrarias y argumentadas21, hasta las posturas más tolerantes. De las respuestas dadas en la entrevista se puede ver cómo se valora positivamente este tipo de estructura, resaltando que, sin embargo, son lugares para lo que son, el entrenamiento: Pienso que representan el éxito y la divulgación del parkour en la sociedad de una determinada región. Son lugares que deben estar hechos a medida por y para traceurs de todo tipo. Opino que cuando se alcanza un número suficiente de personas que practican un deporte alternativo, éstas deberían tener el derecho de entrenar en unas instalaciones propias para ese deporte (Juan Herranz). En mi opinión un parkourpark es muy beneficioso para entrenar determinados aspectos que por mucho que viajes o vayas buscando obstáculos no los encontrarás tan fácilmente, lo veo como una forma muy cómoda para el entrenamiento del día a día y para adquirir destrezas mas complicadas o peligrosas de adquirir de manera más fácil. Aunque para nada sustituiría la exploración que 21 BORNAZ, 2013. 468
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hacemos de los diferentes lugares ni los viajes que tan necesarios son hacer (Alberto Martín). Pues me parecen una propuesta muy interesante ya que aunque no me parecería tampoco propio entrenar ahí todo el tiempo, sí que con ellos tendríamos una muy buena oportunidad de tener una nueva zona, y poder practicar mucho en repeticiones y ese tipo de ejercicios basándome en los parkourpark que he visto en numerosos videos (Pablo Colino).
Los parkourpark, en definitiva, son interesantes para los traceurs como un lugar donde poder entrenar y practicar algunas habilidades que quizás de otra manera no podrían desarrollar. Aún así, no se debe olvidar que en el Parkour se entiende el mundo como un terreno de juego. Esto significa que existe una relación fundamental entre la capacidad creativa y la imaginación y la capacidad motora que se pone en funcionamiento en el Parkour. Es preciso leer los espacios como forma en la que encontrar nuevas oportunidades de movimiento. La falsa seguridad que podría proporcionar un espacio creado para tales efectos podría tener una doble inconveniencia: Por un lado, no enfrentar la realidad material de los ambientes alejados de esas instalaciones a los practicantes; y, por otro lado, la perdida de la esencia de la actividad por su enclaustramiento en unos límites marcados. Por ello es importante resaltar que son unos simples lugares donde poder entrenar a conveniencia de un urbanismo impuesto, y no los lugares per se donde se tiene que desarrollar la actividad. Dejo aquí el análisis de los lugares siendo consciente que no se han abordado en su totalidad –la naturaleza es otra de las fuentes potenciales donde llevar a cabo el parkour, sin embargo, no se ha tenido en cuenta debido al carácter urbano del marco de presentación de esta comunicación–, pero habiendo presentado una relativamente completa imagen de lo que son y cómo funcionan estos lugares. A continuación, toca afrontar un pasaje en torno al vídeo, la difusión y en cierto modo la mitificación de algunos de esos lugares, apartado en el que se echará mano a todo lo que se ha mencionado con anterioridad y que servirá de precedente. 4. ¡Vídeos, vídeos, vídeos! En este apartado no trataré ni mucho menos de analizar las tipologías de vídeos en torno al Parkour. La publicación diaria de contenidos relacionados con este hace inasumible tal pretensión para un trabajo de esta categoría. Aquí me quiero remontar a esos primeros vídeos que sentaron precedente Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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y que funcionaron como resorte y gatillo para la difusión del movimiento desde Francia hasta el resto del mundo. Se tendrán en cuenta documentales, films y vídeos publicados en la red y con ello se dejará ver qué mecanismos existieron en la difusión y cómo hoy esos lugares que aparecieron en los primeros vídeos se han convertido en sitios predilectos Dada la inmediatez y lo efímero del Parkour, el vídeo es el medio más empleado para su registro y presentación22. Presenta la ventaja de ser un medio a través del cual se pueden secuenciar una serie de movimientos o recorridos. Además de ser un elemento útil como fuente de conocimiento para el traceur pues proporciona una información útil sobre la correcta o incorrecta ejecución de cada una de las técnicas. En primer lugar, antes de adentrarnos dentro del mundo de la producción cinematográfica hay que destacar el reportaje aparecido en el canal de televisión francés Stade 2 (1997), este vídeo es el precedente de la conversión de la actividad en un fenómeno social entre los jóvenes23; fue rodado en el entorno de Lisses y por primera vez aparecía La Dame du Lac. En esa primera etapa es preciso hablar de la intervención del director y productor Luc Besson como figura clave para entender la difusión del parkour a través de la gran pantalla. En el film Taxi 224, se ve por primera vez al grupo Yamakasi llevar a cabo escenas de persecución. Un año después, se rodará el largometraje Yamakasi, les samuráis du temps moderns25, dónde esta vez sí, el grupo Yamakasi tomó el protagonismo y con ellos el parkour, siendo una parte fundamental del montaje final. En ese mismo año, en el canal de televisión francés TF1 apareció un reportaje con David Belle como protagonista y con la aparición de los miembros del grupo Yamakasi. En este reportaje se recogían para el gran público los pilares básicos de la disciplina en sí misma, sin la adulteración propia del entramado coreográfico de un montaje cinematográfico. El reportaje se rodó entre Lisses y Evry. David Belle aparece durante las secuencias hablando y mostrando las implicaciones de esa actividad y de nuevo La Dame du Lac aparece como escenario ideal en el que mostrar sus habilidades26. Este documento colgado en la red serviría de referencia para 22 La fotografía es también un medio en que el parkour se muestra, destacando en ella el movimiento en todas sus variantes, la fugacidad, el momento detenido, el punto de arranque, el aterrizaje, en cualquier caso, la fotografía y el parkour tienen una estrecha relación. 23 BELLE, 2009a: 78-79. 24 KRAWCZYK, 2000. Segunda parte de la exitosa serie de films de acción francesa escrita por Luc Besson. 25 ZEITOUN, SERI, 2001 Existe una segunda parte de este film. 26 YAMAKASI - LE PARKOUR - David Belle - Report TF1 08/04/2001, disponible en : http://www. 470
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toda una generación de nuevos traceurs, que podían comprender de una manera sencilla dónde y cómo se desarrolló esta actividad, proporcionando una visión general de aquellos lugares que pronto serían visitados. Poco tiempo después, coincidiendo con la salida de Sebastian Foucan27 hacia Gran Bretaña, se grabó y emitió en la televisión británica (Channel 4) el documental Jump London28. En este documental se plantean numerosas cuestiones, como el nacimiento, la filosofía y las pretensiones de quienes afrontan la disciplina.29 El trabajo fue todo un éxito y sirvió, para difundir en el Reino Unido la actividad. La primera parte, en la que se narraban los orígenes, se rodó en Lisses, de nuevo tenemos un ejemplo que ayudaría a determinar la popularidad de este lugar. Además, gracias a esta producción Sebastian Foucan fue invitado a participar en la superproducción de la saga Bond, en la primera escena de persecución del film Casino Royale30 con el afamado espía británico. Finalmente, tras la ausencia de David Belle, fue en 2004 cuando tuvo la oportunidad de mostrar a través de un film su propia visión del Parkour, estamos hablando de Banlieue 1331, escrita por Luc Besson. En cada uno de los elementos de esta lista, se ha pretendido mostrar los ejemplos más importantes a través de los cuales en un primer momento el Parkour se dio a conocer al mundo, justamente por medio de sus fundadores que reduciremos al grupo Yamakasi, Sebastian Foucan y David Belle32. La otra gran fuente de difusión ha sido la generada a través de los vídeos publicados en la internet. Es aquí donde se encuentran la mayoría de ejemplos disponibles. Desde tutoriales de cada una de las técnicas -de la más básica, a la más avanzada o novedosa-, a los vídeos en los que un individuo o un youtube.com/watch?v=_v7rLfV8lUA [consultado el 15 de febrero de 2013]. 27 Uno de los principales fundadores de la disciplina. 28 CHRISTIE, 2003. 29 Es necesario otorgar relevancia al hecho de que hasta este momento en ninguno de los ejemplos mencionados participa el fundador tanto del nombre como de la disciplina, así como de la actividad en sí, David Belle. Estuvo desvinculado de estos proyectos por diversos motivos personales. Aunque en un primer caso se pretendía que formara parte del reparto de la película Yamakasi, decidió no involucrarse en el proyecto; aunque arrancando la promesa a Luc Besson, de realizar un film juntos en el que él fuera el protagonista. BELLE, 2009a: 124. 30 CAMPBELL, 2006. 31 MOREL, 2004 32 No me detendré aquí a explicar la procedencia y los vínculos entre cada uno de ellos, pero baste decir que todos ellos se conocieron en la periferia parisina y juntos comenzaron con los primeros juegos que llevaron al desarrollo de la disciplina. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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grupo muestran de lo que son capaces o pasando por, y sobre todo, aquellos vídeos de los fundadores y los que con una pretensión más o menos estética intentan hacer ver esta disciplina en relación con las personas que las practican. Es en esos vídeos de los orígenes donde se va situando Lisses dentro del mapa del Parkour -a la contribución de los reportajes en Stade 2 y TF1 o las escenas iniciales del documental Jump London, hay que añadir los vídeos protagonizados por Belle, donde le hacen entrevistas o simplemente aparece moviéndose a través de La Dame du Lac. Ejemplos de estos vídeos son la producción de SpeedAirMan33 o La Singe est de Retour34, en ambos casos tanto David Belle como Stephan Vigroux aparecen sea en el entorno de Lisses como en la Dame du Lac. Son estos vídeos, a los que cada vez más gente fue teniendo acceso, los que desencadenaron que personas de todo el mundo decidieran imitar a aquellos samuráis de los tiempos modernos35. Pero, al tiempo que se difundía traspasando fronteras, la visión de aquellos vídeos dejaba una impronta latente sobre aquel lugar donde empezó todo. 5. Explorando lo conocido Como he venido anticipando, es momento ahora de tratar el caso particular en virtud del cual poder desarrollar el análisis de la operatividad de la exploración como principio básico del Parkour; además de comprobar la condición cultural que permite a ciertos lugares transformarse en icónicos. La sola búsqueda de vídeos sobre parkour en Lisses dentro de YouTube proporciona una gran elenco de resultados36, con filmaciones en las que grupos de traceurs registran su paso por esa localidad llevados allí por la influencia de los primeros vídeos en los que el parkour aparecía reflejado37. He aquí una clara muestra de su popularidad. Dos de los traceurs entrevistados habían viajado a Lisses, y ante la pregunta sobre las motivaciones que les llevaron a emprender ese viaje respondieron: 33 BELLE, 2008. 34 ANGEL, 2006. 35 En relación al subtitulo de la película Yamakasi. 36 A día de 24 de enero de 2013, con los parámetros de búsqueda ‘Lisses + parkour’ se obtienen unos no desdeñables resultados de 1350. 149 resultados para la búsqueda ‘la + dame + du + lac + parkour’. 37 KIDDER, 2012: 236. 472
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Tenía la necesidad de conocer más a fondo el parkour y de sentir el verdadero espíritu de entrenamiento que enseñaban los traceurs de la vieja escuela. Quería entrenar en un lugar en el que vayas donde vayas te encontrarías con zonas perfectas para entrenar, en las que podías optar por moverte y hacer saltos míticos que habían hecho traceurs relevantes, o por crear infinitos movimientos y saltos que posiblemente nadie había hecho nunca. (…) Creo que cualquier persona que se tome en serio el parkour debe ir alguna vez allí para comprobar porqué nació allí y entrenar tocando los muros que tocaron las personas que crearon y promovieron esta disciplina (Juan Herranz). Por ser el lugar que más pueda inspirar a alguien que practica esta disciplina, no sólo por tener buenos sitios donde entrenar sino por lo que supone estar entrenando donde comenzó todo y en el lugar sobre el que has visto tantos y tantos videos (Alberto Martín).
El proceso de mitificación se había consumado, recorrer cientos o en ocasiones miles de kilómetros para poder hacer Parkour en los mismos lugares que sus fundadores. Se puede hablar de un deseo de imitar o, simplemente, de utilizar los espacios que en un principio se emplearon para el desarrollo de la disciplina. Es un viaje que debe ser entendido como forma de descubrimiento. Se trasciende a la actividad en sí para confrontarse con los espacios que configuran el entorno de Lisses, con la intención de conocer y comprender cómo y por qué el Parkour surgió allí. De esta manera, se produce un camino de ida y vuelta; pues, a ese conocimiento se accede por medio de la puesta en acción de la actividad en sus lugares y no sólo a través de su mera observación. Si miramos el caso concreto de la Dame du Lac nos encontramos con una estructura de una presencia tal que, por sí misma, ya es un foco atrayente de atención, un muro de escalada que roza lo artístico y que es a su vez explorado en todos sus rincones por David Belle. No era de extrañar que ese lugar fuera rápidamente reproducido38, apareciendo no sólo en vídeos o fotografías sino también en camisetas o revistas. Se podría decir que La Dame du Lac se transforma en ese “paraíso” al que todo traceur le gustaría llegar39. Ya no se trata solo de un espacio que reúne buenas condiciones para el desarrollo de la actividad, sino que se ha convertido en El Espacio. Esta 38 Cabe destacar que recientemente ha aparecido una marca de ropa de nombre TRACEUR© y que tiene por símbolo una abstracción de la Dame du Lac. 39 “Me gustaría [visitar Lisses] porque ahí se encuentran los orígenes del parkour , y si no me equivoco ahí se encuentra La Dame du Lac lugar que llevo queriendo visitar desde hace mucho tiempo” (Pablo Colino). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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es la manera de explicar el auge tanto en las visitas como en la publicación de vídeos donde mostrar que efectivamente esa personas o grupo de personas estuvieron allí. La importancia de este emplazamiento entendido como icono se muestra, asimismo, en su utilización como fondo para la realización de una entrevista por parte de Foucan a David Belle para su proyecto freerunningTv.com40; un lugar emblemático en el que dos amigos se encontraban, después de mucho tiempo, para hablar sobre una actividad que comenzaron juntos. Aún así debe quedar claro que el Parkour es una actividad que trasciende a cualquier lugar, pues en sí se trata de una actividad de adaptación a cualquier espacio. De ahí que la exploración se convierta en una herramienta útil para el traceur que, desde sus primeros pasos, ha de ir descubriendo nuevos lugares donde poder desarrollar su actividad, donde encontrar aquellos retos que le permitan progresar en sus habilidades para de esa manera poder continuar descubriendo. Durante la entrevista los traceurs fueron preguntados sobre la exploración y respondieron diciendo que: Sin duda es lo que más importa para no caer en una rutina que acabe por quitarte la ilusión de entrenar. Explorar cualquier lugar y exprimir al máximo cada uno de ellos, potenciar al máximo el afán creativo que el parkour inculca. Cada lugar es único y cada uno ofrece distintas posibilidades de movimiento mas o menos atractivas (Juan Herranz). No puedes tirarte todo el tiempo entrenando en los mismos lugares, porque te acabas cansando e incluso te estancas, por eso yo personalmente cada poco tiempo suelo viajar a otras ciudades, para entrenar en sitios diferentes y conocer a otras personas que me ayuden a seguir adelante (Alberto Martín). En el caso de Salamanca me parece importantísimo ya que como es una ciudad pequeña no contamos con muchos sitios para poder entrenar y por lo tanto tenemos que explotar a tope los pocos que tenemos (Pablo Colino).
La exploración permite no sólo adquirir habilidades sobre cómo aprovechar cada nueva localización, sino también el conocimiento de las texturas, de las formas y los materiales de los que están formados los elementos que se utilizan41. Este conocimiento es crucial y permite establecer una relación 40 En la actualidad este proyecto aparece en labores de mantenimiento. Dicha entrevista está disponible en: FOUCAN, 2010. 41 ANGEL, 2009. 474
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más estrecha con los espacios, comprendiendo hasta que límite se puede llegar. Por lo tanto, y a modo de conclusión, se ha tratado de describir el Parkour como actividad espacial que se comporta de manera definitoria, creando relaciones espaciales que transforman la comprensión de los lugares que se encuentran en las ciudades. Esta disciplina ofrece una nueva forma de comprender los espacios; el discurso histórico permite comprender la manera en la que esa utilización del espacio ha ido evolucionando hacia la construcción de espacios propios. La capacidad comunicativa del Parkour y su difusión a través de los medios audiovisuales han aportado el conocimiento y la notoriedad a lugares que de otra manera quedarían en el anonimato. Esa notoriedad en algunos casos, como el de Lisses y la Dame du Lac permite llegar al punto de una «iconificación» del espacio, convirtiéndose en un centro de recepción de individuos que acuden allí con el fin de poder conocer y hacer uso de los espacios que sirvieron de marco para la gestación de la disciplina. Espacio, lugar, imaginación, cuerpo y movimiento se hallan en una confluencia generatriz que da como resultado una dinámica de acción urbana donde la exploración e indagación de los entornos prevalece ante las resistencias generadas por la propia evolución de la disciplina. El Parkour, en definitiva, es una actividad que permite no sólo a sus practicantes sino también al resto de la sociedad repensar los espacios. Sujetos entrevistados: Juan Herranz (Traceur, Salamanca, 19 años). Alberto Martín (Traceur, Salamanca, 20 años). Pablo Colino (Traceur, Salamanca, 17 años). David Mendoza (Traceur, Salamanca, 22 años). Oriol Geiser (Traceur, Salamanca, 18 años).
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EL LABERINTO DE LA MEMORIA: O CÓMO LA MEMORIA SE CONSTRUYE EN EL PAISAJE
EL CENOTAFIO DE MAXIMILIANO I: LA MEMORIA DINÁSTICA, POLÍTICA Y TERRITORIAL A TRAVÉS DE LOS MONUMENTOS FUNERARIOS REALES The Cenotaph of Maximilian I: Dynastic, Territorial and Political Memory through Royal Funerary Monuments Rocío Martínez López Universidad Autónoma de Madrid [email protected] Resumen: A lo largo de toda la Historia, las últimas moradas de los distintos miembros de las casas reales europeas se han ideado, planificado y construido para transmitir a sus contemporáneos y a la posteridad una idea muy concreta y muy meditada del poder y la importancia tanto del difunto que allí reposaba como de la familia o dinastía a la que pertenecía. De la misma manera, los monumentos funerarios constituían elementos de representación del poder, de legitimación dinástica y de reivindicación capitales dentro de la cultura visual de la edad Moderna. El cenotafio de Maximiliano I en la iglesia de la corte (Hofkirche) de Innsbruck es un gran ejemplo de un monumento funerario concebido para legar a la posteridad una memoria gloriosa del poder político, territorial y casi sagrado de la familia Habsburgo y del propio Maximiliano, donde todo tiene un significado político y dinástico muy concreto y donde nada ha sido dejado al azar. Palabras clave: Maximiliano I, Hofkirche, Innsbruck, cenotafio, genealogía. Abstract: Through all ages, the resting place of the kings and queens of Europe had been imagined, studied and built with one idea in mind: to give to their contemporaries and the future generations a specific image of the power and greatness that the deceased (and his or her family) had in life. At the same time, a funerary monument was a very important way to represent power and to legitimate territorial and dynastic claims in the Early Modern Europe. Emperor Maximilian I’s cenotaph in the court church (Hofkirche) of Innsbruck is a great example of a funerary monument designed to convey to posterity the glorious memory of the political, territorial and dynastic power of the House of Habsburg, in which everything was carefully planned to achieve that objective. Keywords: Maximilian I, Hofkirche, Innsbruck, Cenotaph, Genealogy. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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1. La importancia de los monumentos funerarios reales a principios del siglo XVI La muerte es el final. Esta afirmación, tan imbuida en la cultura popular y aún hoy tan repetida, suele ser una realidad cierta cuando nos referimos a las biografías de personajes históricos. En la inmensa mayoría de los casos, cuando se llega al momento en el que se ha de leer sobre el fallecimiento del personaje del que ha tratado un estudio en particular, sabemos que el trabajo en cuestión está a punto de llegar a su final. En ocasiones, el escrito termina un poco después; se habla de su legado, de sus herederos o de la imagen que de ese personaje han tenido los siglos posteriores. Pero no se presta apenas atención a las dos representaciones públicas que aún tenían como protagonista al difunto antes de que este pudiera descansar eternamente: uno eran las ceremonias fúnebres y todo lo relacionado con ellas (desde la preparación del cadáver hasta las misas memoriales que se celebraban cíclicamente por el alma del difunto, pasando por las honras fúnebres y las misas funerales, en el caso de la realeza siempre cargadas de un importantísimo sentido político y dinástico), y el otro su forma de representación eterna, ya sea en la propia tumba o en un monumento funerario. Un monumento funerario, un sepulcro, una tumba que en el caso de los miembros de las familias reales y de la nobleza siempre transmitía un mensaje político, ideológico y dinástico muy cuidado y que constituía la forma en la que se deseaba que el difunto fuera recordado por sus contemporáneos y por las generaciones futuras. Estos dos últimos actos de la vida de un personaje determinado, de gran significación política, dinástica y ceremonial en el caso del fallecimiento de miembros de la realeza y la nobleza, no han recibido tradicionalmente la importancia que merecen. En el caso de las ceremonias fúnebres en España, estudios realizados en los últimos años dedicados a las exequias y sermones fúnebres de diferentes miembros de la familia real en los distintos puntos de la Monarquía Hispánica han arrojado muchísima luz sobre un tema que hace apenas veinte años apenas se investigaba1. Sin embargo, la importancia política de los enterramientos, y en particular de los monumentos funerarios reales, sigue sumida en la oscuridad, salvo honrosas excepciones2, dado 1 Los ejemplos a este respecto son numerosos. Véase, para conseguir una visión más general y una bibliografía amplia del caso, Allo Manero, 1993; Acidini Luchinat, 2000, y Torremocha Hernández, 2004, 339-359. También, algo anterior que los citados, el gran trabajo centrado en las exequias de Felipe IV de Orso, 1989. 2 Destacan Sherlock, 2008; Morgansten, 2000, y el interesante trabajo, centrado 482
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El cenotafio de Maximiliano I: la memoria dinástica, política y territorial a través de los monumentos funerarios reales
que la mayoría de los trabajos que se centran en dichos monumentos son catálogos o estudios centrados en su vinculación con la historia del arte3. Su función política y simbólica, más allá de su iconografía, apenas se analiza. Sin embargo, deberíamos reflexionar un momento sobre la importancia que tenían los monumentos funerarios para los gobernantes en las primeras décadas de la Edad Moderna. Dentro de las formas de propaganda y de ostentación del poder real que llevan a cabo los reyes y príncipes durante esta época, podemos ver fácilmente cómo el diseño, la construcción y la erección de su morada eterna suelen constituir los proyectos de corte ideológico en los que más dinero invertían y que demandaba su atención durante una mayor cantidad de años. Es más, era tal su importancia que era muy habitual que su proyección sobrepase los años de vida del difunto y que su realización pase a ser responsabilidad de su heredero o, incluso, que llegue a ser una misión a la que tenga que enfrentarse un descendiente de este último. En el caso del emperador Maximiliano I, del que inmediatamente procederemos a ocuparnos, este planeó la realización de su monumento funerario durante más de diez años. Encontramos que el emperador da los primeros pasos para su erección en 1509, más de una década antes de su fallecimiento, pero, para poder darlos, sin duda había tenido que empezar a planearlo con anterioridad, pudiendo retrotraerse su concepción hasta una fecha tan temprana como lo es 15024. Siendo Maximiliano I un emperador al que los historiadores no recuerdan por sus grandes construcciones5, los monumentos más costosos e impresionantes que comisionó fueron los funerarios. No solamente dedicó los últimos diecisiete años de su vida a planear la erección de su propio monumento mortuorio, sino que invirtió también una gran cantidad de tiempo y de en la tumba de Napoleón de Driskel, 1993. 3 Como es el caso de Panofsky, 1964; Redondo Cantera, 1987, y las ya míticas obras de Del Arco, 1945 y 1953. 4 Silver, 2011, 63. 5 En los estudios sobre Maximiliano I, siempre que se habla de su mecenazgo o de la vertiente artística de su gobierno, se indica que no fue un gobernante “constructor” como muchos otros monarcas de su época, algo que se atribuye en la mayor parte de los casos a su falta prácticamente crónica de dinero. Aunque ciertamente no se le atribuye la construcción total de ningún edificio, bien es cierto que se dedicó a reformar y mejorar varios castillos y palacios, como el de Viena, el de Wiener Neustadt, el de Graz, el de Linz y el de Innsbruck (construyendo en este último el famoso Goldenes Dachl y una importante armería de connotaciones políticas y simbólicas también muy destacadas), por lo que su fama de gobernante “poco constructor” debería ser una aseveración a revisar. Hollegger, 2012, 32. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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dinero6 en el diseño y la construcción de la tumba de su padre, el emperador Federico III, en la catedral de St. Stephen de Viena, que se inauguró en 1513, veinte años después su muerte7. A esto debe añadirse que también se ocupó de la tumba de su esposa, María de Borgoña, que se encuentra en la Catedral de Nuestra Señora en Brujas junto a la de su padre8 y que también tuvo contacto con la de su suegra, Isabel de Borbón, que su mujer mandó erigir hacia 1476, aunque en este último caso no se sabe exactamente la parte que tuvo en su erección9. Por lo tanto, los monumentos funerarios, con sus importantes connotaciones políticas y simbólicas, estuvieron presentes durante la totalidad del gobierno de Maximiliano I y podemos afirmar que constituyeron las obras no impresas más importantes que comisionó. Este hecho no es privativo de la figura de Maximiliano I, sino que es algo muy habitual en la mayoría de las casas reales de la Europa de la época, hasta que se impone los enterramientos en grandes panteones dinásticos a finales del siglo XVI y durante la primera mitad del siglo XVII, cuando los panteones de lugares como el Monasterio de San Lorenzo El Escorial, la abadía de Saint Denis en París, la Iglesia de los Capuchinos en Viena y la abadía de Wenstminster, con la capilla de san Jorge en Windsor, en el caso de la monarquía inglesa, se convierten en los lugares de enterramiento tradicionales y primordiales de la totalidad de los miembros de la familia real, salvo alguna excepción. Estos panteones, donde las tumbas individuales se pierden en el conjunto de la expresión de la unidad del poder real (aunque las tumbas individuales resurgirán momentáneamente en el siglo XIX para algunos casos muy particulares, dentro, eso sí, de los mismos panteones), no surgirán de manera definitiva hasta más adelante. A finales del siglo XV y durante el siglo XVI, podemos ver en la práctica totalidad de los reinos europeos que la preocupación que muestra el emperador Maximiliano por su monumento funerario y por los de su familia no es un caso aislado, sino 6 Larry Silver refleja en sus estudios unos versos referidos a la tumba de su padre que aparecen en el “Arco del Triunfo”, en el que se hace hincapié incluso a lo costoso de la empresa: “His father’s tomb he built of stone / and thought thereafter of his own. / Conceived with great magnificence / No other Emperor’s was immense / or costly as this work of art / which he demanded on his part”. Silver, 2011, 196. 7 La tumba de Federico III también fue planeada y empezada antes de la muerte de la persona a la que iba destinada. Su construcción ya había sido comenzada por Nicholas Gerhaert van Leyden entre 1468 y 1473, por lo que se tardó unos cuarenta años en terminar. Silver, 2011, 196. 8 Roberts, 1989, 376-400. 9 Silver, 2011, 72. 484
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que es la norma. Si acudimos, por ejemplo, a los Reyes Católicos, podemos ver cómo la planificación de su tumba fue muy anterior a su deceso; la construcción de la iglesia de san Juan de los Reyes de Toledo (un homenaje constante a su victoria sobre las tropas de Juana la Beltraneja y de Alfonso V de Portugal en la batalla de Toro, siendo así una declaración en piedra eterna, para el presente y para el futuro, de su legitimidad y la de sus descendientes para ocupar el trono de Castilla) estaba concebida de acuerdo a un plan de Isabel y Fernando para hacer un panteón allí10. Se empieza a realizar en 1476, casi treinta años antes de la muerte de Isabel la Católica y cuarenta antes de la de Fernando. Mientras tanto, además, durante la práctica totalidad de su reinado, se ocuparon de otros enterramientos, como el de los padres y el hermano de Isabel (Juan II, Isabel de Portugal y el infante don Alfonso) en la Cartuja de Miraflores11, el sepulcro de su hijo Juan en el monasterio de Santo Tomás de Ávila12 y el sepulcro de los padres de Fernando el Católico en el monasterio de Poblet 13. Cuando Isabel la Católica toma la decisión de enterrarse en Granada, evidenciada poco antes de morir en noviembre de 1504 (decisión que también tomará su marido años después), se comenzó la adecuación de lo que es hoy la Capilla Real. Aunque no se finalizó en vida de ninguno de los dos, podemos ver que la mayor parte de su reinado estuvo vinculado a construcciones funerarias, tanto para sus familiares más cercanos como para ellos mismos. Si pasamos ahora a su nieto y heredero, el rey Carlos I, podemos apreciar una progresión parecida. Si bien no construyó un monumento funerario para sí mismo, basculando entre distintas posibilidades de enterramiento hasta dejar encargado a su hijo la elección de su última morada (aunque le dio importantes directrices al respecto14), sí se encargó de los sepulcros de sus padres y sus abuelos. Continuó los trabajos de la Capilla Real y sus sepulcros, aunque sería también una herencia que dejaría a su hijo, Felipe II, ya que el panteón granadino no se finalizaría hasta el traslado de los restos
10 Domínguez Casas, 1990, 364-383. 11 Especialmente interesante para el caso que nos ocupa es Labra González, 2007, http://e-spania.revues.org/171?&id=171. 12 Fernández Martín, 1991, 209-212. 13 Condeminas Mascaró, 1912, 30. 14 En su condicilo, Carlos V daba a su hijo sus últimas indicaciones sobre su enterramiento. En esas disposiciones, podemos observar claramente sus cambios de opinión sobre cuál debía ser su última sepultura y su decisión final de dejarle tal decisión a su hijo. Fernández Álvarez, 1982, 99-101. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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de la reina Juana en 157415. Asimismo, su hermano Fernando se volcaría en terminar el proyecto de su abuelo Maximiliano, que también dejó de herencia a sus descendientes, al no poder terminarlo en vida y también dejó a su sucesor, Maximiliano II, la responsabilidad de la construcción de su sepulcro y el de su mujer en la catedral de san Vito de Praga16. Por último, bien conocida es la dedicación de Felipe II, hijo de Carlos V, a la construcción del monasterio de San Lorenzo El Escorial, al que dedicó la mayor parte de su vida. Los enterramientos reales que debían llevarse a cabo allí constituyeron una parte fundamental dentro del diseño y la decoración del edificio, siendo la realización de los grupos escultóricos de su familia y la del emperador uno de los aspectos decorativos en los que más dinero y esfuerzo invirtió el monarca dentro de todo el complejo17. Asimismo, el panteón que actualmente se puede admirar en el monasterio de El Escorial no fue obra de Felipe II, sino de sus herederos Felipe III y Felipe IV, que terminaron su obra adaptándola y modificándola según sus propios deseos y circunstancias18. Esta situación no es privativa de los Habsburgo de ambas ramas. Si nos detenemos a observar las tumbas de sus contemporáneos, nos encontramos situaciones similares hasta bien entrado el siglo XVII. Los monumentales conjuntos sepulcrales de Luis XII y Ana de Bretaña, de Francisco I y Claudia de Francia, y de Enrique II y Catalina de Médicis que se pueden ver en la abadía de Saint Denis sin duda hablan por sí solos de la increíble importancia que estos monarcas daban a la representación externa de su última morada19. Del mismo modo, podemos poner como ejemplo, en el caso de los reyes ingleses, la magnífica tumba que Enrique VII e Isabel de York tienen en la abadía de Wenstminster20, el inmenso proyecto de monumento funerario que inició Enrique VIII antes de su muerte (aunque no llegó a terminarse) en la capilla de san Jorge de Windsor21 y la de la reina Isabel I, con su hermana María, también en Wenstminster, que mandó erigir Jacobo I, 15 León Coloma, 1994, 69-95. 16 Fichtner, 201, 105. 17 Agustín Bustamante García es el principal especialista en las esculturas funerarias de El Escorial, si bien desde una perspectiva más vinculada a la historia del arte que a la historia política. A este respecto, véase especialmente Bustamante García, 1998, 55-78; 1992, 161-216, y 2011, 1691-1712. 18 Bustamante García, 1992, 161-216. 19 Para poder consultar un listado de las tumbas que alberga Saint Denis y una breve reseña de cada una de ellas, véase Ghilhermy, 2012. 20 Howarth, 1997, 153-160. 21 Howarth, 1997, 159-163. 486
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quien también mandó erigir un sepulcro para su madre, la célebre María Estuardo, también en dicha abadía22. Así pues, el inmenso monumento funerario que planeó en vida el emperador Maximiliano no supone una excepción en el conjunto de las familias reales europeas, sino la norma. Estos grandiosos monumentos funerarios eran una forma primordial de recordar de forma constante el poder del difunto, su grandeza, sus virtudes y su importancia, no solo la suya personal, sino también la de su familia; pues a través de sus antepasados un monarca hereda esas mismas virtudes, esos derechos, esa sacralidad que estos tenían, y, al mismo tiempo, transmite esas mismas características a sus descendientes, que se apoyan en su genealogía para justificar su poder. Esos grandes sepulcros eran la forma de recordar de manera constante no solo al finado, sino también el lugar del que provenían la nobleza, el poder y los derechos (ya fueran fáticos o reclamados) sobre territorios, pueblos, gentes o privilegios. Era la memoria hecha piedra, hecha arte, en un lugar, la iglesia, que era uno de los centros más importantes (si no el que más) de la vida social y política de la edad Moderna. Los lugares en los que se emplazaban estos monumentos no eran elegidos al azar; eran sitios donde se iban a celebrar de manera constante importantes ceremonias, celebraciones litúrgicas y, como no podía ser de otra manera, también acontecimientos de corte político, que harían que estos monumentos fueran vistos por los cortesanos, los diplomáticos y los miembros de la nobleza que estuvieran en el entorno de los reyes de manera constante. Servirían, por lo tanto, de recordatorio eterno del poder que encarnaba el monarca de aquel momento, porque de ese antepasado provenían los derechos del monarca del momento. Las tumbas de la abadía de Saint Denis, por ejemplo, eran recordatorios visibles del poder real en algunas de las ceremonias más importantes de los reyes franceses, como las coronaciones de las reinas, que se celebraban allí, así como ante la población, que acudía allí como un destacadísimo lugar de peregrinación23. Así cuando se producen las diferentes ceremonias, la corte, la nobleza, la población, ve el monumento funerario y se le recuerda el poder que tuvo el difunto y que sus descendientes disfrutan a través de él. Incluso, 22 Howarth indica que Isabel I tenía poco interés en su monumento funerario, pero hay que constatar que sí se ocupó de las tumbas de sus antepasados de la casa de York en Fotheringhay. Howarth, 1997, 163-164. 23 Las coronaciones de los reyes se celebraban en Reims, mientras que lo habitual era que la de las reinas se realizaran en Saint Denis. Respecto a las coronaciones de los reyes de Francia, cuál es su ceremonial y donde se han producido, véase Le Noble, 1825. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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dependiendo del lugar donde estuvieran emplazados, estos monumentos funerarios solo podían ser vistos en su totalidad por muy determinados miembros de la nobleza o de los emisarios extranjeros que, gracias al puesto que ostentaban o el rango que tenían, tenían la posibilidad de encontrarse en los lugares donde se habían erigidos esos monumentos funerarios, como en el caso de los grupos escultóricos de la basílica del monasterio de El Escorial, donde aquellos cuyo lugar estaba al final de la basílica solo podían intuir el brillo de las estatuas y, a medida que el rango permitía a un individuo acercarse al altar mayor, podía distinguir con mayor facilidad sus formas, hasta que únicamente el rey y los encargados de oficiar la misa podían verlos en su totalidad. Los monumentos sepulcrales, en suma, eran la mejor y más permanente forma de proteger el recuerdo de un individuo y transmitir una imagen de su poder en vida y del que tiene su dinastía. 2. Concepción y significado del monumento funerario del emperador Maximiliano I Tradicionalmente se ha considerado que el emperador Maximiliano I (1459-1519) fue un hombre que caminó entre el mundo medieval y la edad Moderna, que comenzaba a dar sus primeros pasos mientras él estaba gobernando. Político astuto y capaz24, consiguió que su influencia se extendiera por la práctica totalidad de Europa, y mediante un hábil sistema de alianzas matrimoniales, consiguió que sus herederos se convirtieran en los dueños de media Europa y que su dinastía se vinculara al solio imperial ya sin interrupción hasta bien entrado el siglo XVIII25. Con un intenso sentido de la importancia dinástica y, asimismo, de la necesidad de escenificar, demostrar y transmitir la concepción de su familia como la elegida por Dios para regir el Sacro Imperio Romano Germánico26, Maximiliano utilizó todos los medios a su alcance para promocionar su poder político, la importancia 24 Por desgracia, no existen demasiadas monografías centradas en el personaje de Maximiliano I. Para saber más sobre su vida y su gobierno, véase Benecke, 1982. 25 Tras la muerte del emperador Carlos VI sin sucesión masculina, se eligió emperador a un Wittelsbach, Carlos VII y posteriormente al marido de la hija de Carlos VI María Teresa, Francisco de Lorena. Wheatcroft, 1996, 214-220. 26 Aunque Maximiliano fue uno de los emperadores que más atención prestó (y utilizó para sus intereses) a toda la ideología de los Habsburgo como una familia elegida y protegida por Dios para alcanzar los más altos destinos, no comenzó con él, sino que era una doctrina que llevaban utilizando los Habsburgo al menos desde el gobierno de los emperadores Rodolfo I y Alberto I, y que se puede ver en textos y construcciones vinculadas a ellos, siendo la más destacada entre estas últimas la abadía de Königsfelden y sus vidrieras. Véase Wandruszka, 1964. 488
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de su dinastía y justificar el poder que tenía o que pretendía ostentar sobre diversos territorios. En el caso de Maximiliano, los grabados y los escritos, fueron sus principales armas de propaganda de su poder y de la creación de una memoria gloriosa de sí mismo y de su dinastía. Pero sin duda el mayor de sus monumentos, al que más tiempo, recursos y atención prestó, fue su vastísimo monumento funerario. Se tiene constancia de que la erección de su monumento funerario comienza a planearse seriamente en 150227, unos diecisiete años antes de la muerte del monarca. ¿En qué consistía el plan que tenía el emperador para su sepulcro? En primer lugar, debemos ocuparnos de la localización que tenía en mente Maximiliano para su monumento funerario. Actualmente este se encuentra en Innsbruck, como queda indicado, pero el emperador deseaba ser enterrado en la iglesia del palacio de Wiener Neustadt y que su monumento funerario también estuviera emplazado allí. Pero solo uno de estos deseos llegó a cumplirse, pues sus restos mortales reposan hoy día28 en dicha capilla, debajo del altar mayor29, pero su monumento funerario, vacío, se encuentra en Innsbruck, pues fue allí donde su nieto Fernando I, que sería el responsable de terminarlo, decidió emplazarlo, como veremos más adelante. ¿Por qué Wiener Neustadt? Como siempre ocurre en este tipo de casos, la elección no fue gratuita. En el castillo de Wiener Neustadt confluían 27 Cogemos esta fecha siguiendo el trabajo de Larry Silver, pues aunque él indica el año 1508 como el inicio de su construcción en el cuadro de las obras de tipo propagandístico realizados por Maximiliano (p. 39) y en otros lugares de su trabajo, en 1502 ya se tiene constancia de que Sesselchreiber ha empezado a realizar las figuras, por lo que utilizo esta fecha de datación. Silver, 2011, 69. 28 Durante la Segunda Guerra Mundial, el castillo de Weiner Neustadt fue dañado por los bombardeos, pero el sarcófago con los restos de Maximiliano I quedó intacto. Strauss, 1947, 191-193. 29 En su testamento, Maximiliano I indicaba que quería ser enterrado debajo del altar mayor, de manera que cada vez que el sacerdote oficiase una misa, tuviera que pisar encima de su cuerpo. Silver, 2011, 144. Es significativo indicar que una orden muy parecida dio su nieto, Carlos V, cuando indica en su condicilo cómo deseaba que fueran enterrados sus restos en el caso en el que su hijo decidiera sepultarlo en la iglesia del monasterio de Yuste: “Asi mismo, ordeno y mando que, en caso que mi enterramiento haya de ser en este dicho monasterio, se haga mi sepultura en medio del altar mayor desta dicha iglesia y monasterio en esta manera: que la mitad de mi cuerpo hasta los pechos esté debaxo de dicho altar, y la otra mitad de los pechos a la cabeça salga fuera dél, de manera que cualquier sacerdote que dixere misa, ponga los pies sobre mis pechos y cabeça”. Fernández Álvarez, 1982, 101. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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una serie de factores que lo hacía un lugar idóneo para que Maximiliano I emplazara su monumento funerario. En primer lugar, este castillo fue el lugar donde nació el 22 de marzo de 1459. Tiene un importante valor simbólico que el primer lugar donde vio la luz por primera vez fuera donde reposaran sus restos mortales esperando la resurrección, y donde naciera a la vida eterna. En segundo lugar, Wiener Neustadt había sido un lugar de gran importancia en durante el reinado de su padre, pues este había convertido el lugar en corte imperial y había establecido allí su residencia durante importantes periodos de tiempo. Pero, sobre todo, la razón más poderosa por la que emplazó allí su tumba era que la iglesia del castillo era la sede principal de la orden de San Jorge, que Federico III había fundado en 1468, teniendo como modelo la orden Teutónica. Maximiliano refundó esta orden en el año 1493 y la protegió durante todo su reinado, esperando que llegara a convertirse en una de las órdenes más poderosas de Europa, lo que nunca llegó a suceder30. Esta orden se concibió, por un lado, para vincular a sus miembros a la dinastía Habsburgo y, por otro, para impulsar la celebración de una cruzada contra los Turcos para liberar Constantinopla y Tierra Santa. La idea de cruzada, muy vinculada a los Habsburgo31, estuvo siempre en la mente de Maximiliano como un sueño que no pudo llevar a cabo y este deseo se aprecia constantemente en muchas de las obras y textos que comisionó. Así, el emplazamiento de su tumba y su monumento funerario en la iglesia consagrada al santo al que estaba dedicada la orden y donde se celebraban las ceremonias más importantes de la misma, tenía un especial significado para el emperador. Aún más; su monumento funerario tenía como fundamento la importancia y poder tanto del mismo Maximiliano como de toda la dinastía Habsburgo y tal intención estaba en consonancia con la decoración de la iglesia y del palacio que había realizado Federico III. Este último había decorado la fachada del palacio con los escudos, no solo de los territorios que poseía de manera efectiva, sino también con los de aquellos que reclamaba como suyos32, algo que también haría Maximiliano 30 Maximiliano la protegió durante todo su gobierno, pero entró en desuso posteriormente, sin poder competir con otras órdenes de mayor prestigio e importancia a nivel europeo como la orden de la Jarretera o la propia orden del Toisón de Oro y acabó desapareciendo en 1598. Housley, 2012, 104. De hecho Maximiliano, posiblemente pensando que la orden no sobreviviría mucho después de su muerte, ordenó en su testamento de 1514 que veintiún miembros de la orden de san Jorge debían entrar en la orden del Toisón de Oro, que finalmente se convertiría en la orden representativa de la dinastía. Michel y Sternath, 2012, 385. 31 Tanner, 1993, 5-9. 32 Silver, 2011, 114. 490
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I en sus proyectos propagandísticos y, también, en buena medida, en su monumento funerario. Poder territorial, importancia de la dinastía y defensa del cristianismo a través del ideal de Cruzada que representaba la orden y el propio san Jorge, Wiener Neustadt era uno de los lugares que mejor ejemplificaba la imagen política que Maximiliano I trataba de legar a la posteridad. Una vez indicado el lugar, ¿en qué consistía el monumento funerario que ideó el emperador? El aspecto que tiene actualmente en la Hofkirche de Innsbruck nos da una idea aproximada de lo que Maximiliano I pretendía conseguir, pero los cambios realizados por sus descendientes provocan que su aspecto actual no sea exactamente fiel a la idea que había dejado expresada el emperador en vida. En los planes de Maximiliano, la base ideológica de su monumento estaría constituida por las representaciones escultóricas de sus antepasados, que estarían divididos en tres grupos: uno constituido por unas figuras de bronce de tamaño superior al natural que representarían sus antepasados familiares más destacados, otro grupo compuesto por bustos de antiguos emperadores romanos y un tercero dedicado a esculturas de santos vinculados de distintas maneras a los Habsburgo y, por lo tanto, al propio Maximiliano. Estos tres grupos en su conjunto constituirían el monumento funerario que ideaba el emperador Maximiliano para su morada eterna. De todos ellos, el grupo más importante era el compuesto por las figuras de sus antepasados. Maximiliano planeaba realizar 40 figuras de sus ancestros más ilustres, que se debían disponer en modo de procesión triunfal, especificando en su testamento que cinco figuras debían estar frente a todas las demás, justo delante del altar mayor: la de su padre, la de Carlomagno, la que le representaba a él mismo y las de otros dos personajes, que no identifica33. Esta distribución, además, tendría un orden que podríamos llamar evolutivo: la historia de la dinastía, con la representación de esos personajes o eslabones gloriosos de una misma cadena, llega a su cenit con sus representantes más poderosos, Federico III y el propio Maximiliano I. Pero no solo eso; de la misma manera que la estirpe de Jesús había sido profetizada o que a Eneas se le había revelado que el destino de sus descendientes sería el de ser dueños de medio mundo 33 Silver, 2011, 141. Es muy posible que estas figuras representen a los otros dos emperadores de la dinastía, Rodolfo I y Alberto I, pero aún es una hipótesis sin comprobar. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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como emperadores de Roma, la dinastía Habsburgo había creado toda una imaginería que presentaba a la familia como elegida por Dios y que preconizaba que sus descendientes alcanzarían las mayores cotas de poder que había en el mundo conocido, es decir, el solio imperial34. Maximiliano también aparece aquí como la muestra de que esas profecías se habían cumplido, pues se habían hecho realidad en su persona, y que seguirían haciéndolo dentro de la familia Habsburgo, ya que sus descendientes, la continuación de esta cadena, también estaban representados entre las figuras de su monumento funerario. Una cadena gloriosa que no había tenido interrupción en su evolución ni en su poder creciente; en un monumento laudatorio como el que nos ocupa, no hay lugar para representar los golpes que la familia sufrió en términos de poder o de pérdidas territoriales (excepto para reclamar aquellas tierras que consideran que les pertenecen y que se les arrebató injustamente). Los monumentos funerarios son, por definición, laudatorios; exaltan al difunto, a su familia y el poder político, territorial o dinástico que estos tuvieron. Los fracasos de cualquier índole o las derrotas y avatares que tuvieron lugar durante la vida del finado no tienen cabida en este tipo de construcciones ideológicas, salvo en el caso de querer denunciar algún tipo de injusticia cometida al difunto en vida o reclamar simbólicamente algún territorio, derecho o privilegio que le haya sido arrebatado por la fuerza, pero que todavía consideran moralmente suyo. Como cualquier otro monumento realizado para glorificar a un individuo o una familia, la memoria se modifica para traer a la luz únicamente los hechos brillantes vinculados a la persona que lo comisiona; por lo tanto, esa larga línea de ascendientes y descendientes de los Habsburgo no podía estar sino ejemplificada por sus miembros más ilustres y designada de manera que transmitiera la idea de que el poder de los Habsburgo, vivo durante generaciones, ha ido aumentando hasta llegar a su cenit en la persona de Maximiliano I. Y, ¿qué representantes de la dinastía de los Habsburgo pensaba elegir el emperador Maximiliano para decorar su monumento funerario? Representar su árbol genealógico completo hubiera sido una empresa casi imposible. Maximiliano I quería transmitir la idea del gran poder que había ido acumulado su familia a lo largo del tiempo, en una progresión continua 34 Para un estudio más detallado de la genealogía mítica y religiosa de la familia Habsburgo, véase la totalidad de la obra de Tanner, 1993. 492
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que desembocaba en él como eslabón más importante de una cadena que seguiría avanzando en el tiempo con sus descendientes. Para conseguirlo, no podía representar a todos sus ascendientes, sino aquellos que por sus actos, sus obras o su piedad ejemplificaran mejor la grandeza, la fuerza, la nobleza y el poder de la familia Habsburgo. Miembros cuestionables o directamente negativos de la estirpe, como podía ser por ejemplo Juan, llamado “el Parricida”, el asesino del emperador Alberto I, no tienen cabida aquí35. Los personajes mandados representar por Maximiliano I en su cenotafio debían corresponderse con alguno de los siguientes grupos: familia cercana del propio emperador (sus hijos, sus padres, sus abuelos, su hermana, sus esposas y sus parientes políticos más destacados), los personajes más ilustres de la dinastía, independientemente de lo lejano que fuera el grado de parentesco con el difunto (con personajes como los emperadores Rodolfo I o Alberto I, pero también de corte legendario como Clodoveo o Carlomagno), personajes que a su muerte habían vinculado un territorio determinado a la dinastía Habsburgo (como era el caso, por ejemplo, de Segismundo del Tirol) y personajes que reflejaban territorios que, por muy distintas razones, Maximiliano y la dinastía Habsburgo reclamaban para sí (como Fernando de Portugal o el propio rey Arturo). Los personajes representados, en muchas ocasiones, no solo se podían encuadrar en una de estas categorías, sino que habitualmente ejemplificaban características de varias de ellas: por ejemplo, María de Borgoña estaría representada en el monumento funerario por ser familiar cercano de Maximiliano I (su primera esposa), pero también por los territorios que con su matrimonio vinculó a la familia Habsburgo y también como recordatorio de los derechos legítimos por los cuales el emperador y sus descendientes reclamaban a Francia los territorios borgoñones perdidos por Carlos el Temerario, especialmente el ducado de Flandes36. Del mismo modo podemos considerar, por ejemplo, que Federico III está representado en el cenotafio no solo por ser el padre de Maximiliano, sino también por ser uno de los Habsburgo más ilustre, como el miembro de la familia más poderoso detrás del propio Maximiliano. Poseemos una lista completa de los personajes que iban a ser representados en las cuarenta figuras que iban a componer el monumento funerario, según se refleja de un listado que realizó Stefan Godl, el responsable de la 35 Rader, 2006, pp. 93-101. 36 La presencia de María de Borgoña con esta estatua en el sepulcro de su marido está muy vinculada al significado de su propio sepulcro. Al respecto, véase Roberts, 1989, 376-400 y, de la misma autora, 2008,55-70. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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realización de varias de estas esculturas, para entregarlo a los descendientes de Maximiliano I tras su muerte. Estos serían los siguientes: Julio César, Teodorico, Arturo, Clodoveo, Carlomagno, Teoberto, Otoberto (Roberto), Haug el Grande, Radepot, san Esteban y su mujer, Gisela, Godofredo de Buillón, san Leopoldo, Ottakar, el conde Alberto IV, Rodolfo I, Alberto I y su mujer Elizabeth, Alberto II y su mujer, Elizabeth, Ladislao “el Póstumo”, Leopoldo III y su mujer, Virida, Federico “el de los bolsillos vacíos”, Segismundo “el Rico”, Ernst “el de Hierro” y su mujer, Zimburgis de Masovia, Federico III y su mujer, Leonor de Portugal, Fernando de Portugal, María de Borgoña, Carlos el Temerario, Felipe el Bueno, Bianca María Sforza, Cunigunda de Baviera, Margarita de Austria, Felipe “el Hermoso”, Juana de Castilla y Fernando de Trastámara37. Un rollo del pintor de la corte Jörg Kölderer38, conservado en el Kunthistorisches Museum de Viena, retrata también los cuarenta antepasados que Maximiliano quería poner en su tumba, que coinciden en su práctica totalidad con los indicados anteriormente39, así como con los personajes que aparecen en su Procesión Triunfal dedicados a sus antecesores y a sus antepasadas40. En esta lista de personajes, podemos apreciar los grupos que se han descrito unas líneas más arriba. Mención especial merecen los antepasados considerados mitológicos del emperador, como el rey Arturo o Clodoveo, de existencia comprobada pero cuyos hechos y significado se encontraban ya en ese momento envueltos por un halo legendario. Su presencia aquí, además de representar un poder territorial que Maximiliano reclamaba, poseía o encarnaba (por ejemplo, en el caso de Julio César, el Imperio Romano, que había sobrevivido sin interrupción, pasando desde Roma a convertirse en el Sacro Imperio Romano Germánico a través de Carlomagno y la traslatio imperii, así como, a través de Teodorico el Grande, el famoso dirigente ostrogodo, Maximiliano reclamaba sus derechos sobre Italia), también indica la antigüedad del linaje de los Habsburgo, que se remontaba a los albores de la Historia y que conectaba no solo con los personajes aquí representados, sino también con las genealogías heroicas vinculadas a estos últimos, como la relación de Julio César y Augusto con Eneas a través de la inmortal obra de Virgilio, lo que, por tanto, conecta a Maximiliano con los mismos dioses41. 37 Citado por Silver, 2011, 68. 38 Para saber más sobre Kölderer, véase Scheichl, 2012, 80-89. 39 Kölderer, Kunthistorisches Museum, inventario nº 5333. 40 Silver, 2011, 68. 41 Tanner, 1993, 11-22. 494
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Si bien este tipo de connotaciones darían, por sí mismas, para un estudio completo, es importante hacer hincapié en algo que apenas se menciona al hablar de este tipo de monumentos y es en la importancia de la nobleza de sangre en la sociedad de la edad Moderna42. Cuando los Habsburgo empezaron a aumentar su importancia y a entrar en el teatro del poder de los territorios imperiales, no tenían un antiguo linaje que respaldara su nueva posición43 y en un mundo en el que la nobleza, las virtudes y, en gran medida, la posición dentro de un sistema determinado se heredaba por sangre, estas carencias en el ámbito del linaje no dejaban de ser un problema de índole político y simbólico muy significativo. Lejos de constituir una fantasía difícilmente creíble, una opinión que tienen muchos autores al hablar de genealogías míticas44, en un mundo donde el que tenía la sangre más antigua y, su familia, el fundador más ilustre debía de ser ideológicamente el primero de todos (algo que se extendía desde una persona en concreto hasta una dinastía entera o incluso una ciudad), las genealogías míticas se convierten en un arma indispensable dentro de la dialéctica del poder. Eso fue algo que los Habsburgo entendieron muy pronto y empezaron a construir una genealogía que los hacía descender de los mismísimos emperadores romanos, de los reyes merovingios, de los francos e incluso del mismo Hércules45, para defender que la antigüedad de la dinastía, las virtudes de sus miembros (transmitidas por la sangre a sus herederos) y la importancia de sus fundadores eran prueba suficiente de que se merecían el poder que ostentaban, que por su ascendencia estaban llamados a ocuparlo y que ellos también poseen esas virtudes que ostentaban esos antepasados gloriosos, que se han ido acumulando y aumentando en sus respectivas personas. Maximiliano, en sus distintos proyectos de corte dinástico, plasmó una genealogía repleta de antepasados ilustres de la mitología clásica, el Antiguo Testamento y el mundo literario de las caballerías, llegando a hacer descen42 Sobre la importancia de la sangre en la nobleza y en su imaginario, véase García Hernán, 1992, Soria Mesa, 2007 (especialmente las páginas 76-85) y Carrasco Martínez, 2000. 43 Wandruzska, 1964, 14. 44 Por ejemplo, Cristopher Wood, en su artículo sobre la faceta del emperador como arqueólogo, expresa en varias ocasiones su sorpresa ante la posibilidad de que las personas que vivían en la época de Maximiliano creyeran en este tipo de genealogías ficticias. Véase Wood, 2005, 1128-1174. 45 Hércules llegaría a ser el ascendiente mitológico con el que más se identificaría no solo Maximiliano, sino también su nieto Carlos V. Véase sobre su significado McDonald, 1976, 139-154. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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der a su familia, aparte de los ejemplos ya mencionados, también de Noé, de Chad y de Osiris, por citar algunos ejemplos, con lo que aspiraba a defender el rancio linaje del que supuestamente descendía su familia, su rancio abolengo y, por la mayor importancia de sus ilustres antepasados, la posición de primacía de los Habsburgo tanto en los territorios del Imperio como en Europa46. Tales premisas, que están presentes en prácticamente toda la nobleza y la realeza del continente, no podían estar ajenas al mayor monumento de tipo genealógico que iba a realizar Maximiliano, es decir, su monumento funerario. Así, las figuras planeadas de Julio César, Clodoveo o Godofredo de Buillón, además de otros significados de índole política, remarcaban la antigüedad, las virtudes y el rancio abolengo del linaje cuyo máximo exponente era el propio Maximiliano47. Por otro lado, merece destacarse también especialmente aquellas figuras que se vinculan a reclamos territoriales. En este caso, podemos hablar de las del rey Arturo, Fernando de Portugal, Teodorico y, en cierta medida, también las de María de Borgoña, el duque Federico IV “el de los Bolsillos Vacíos” y Godofredo de Buillón. Estos personajes, además de una simbología añadida, representaban territorios que Maximiliano I reclamaba para la familia Habsburgo por considerar que esta tenía mayor derecho a ellos que sus actuales gobernantes. En muchos casos, estos territorios no se reclamaban de manera activa o militar, sabiendo que, en la práctica, era casi imposible anexionarlos a su territorio y tan solo se reclamaban simbólicamente, en la heráldica, en la decoración de edificios, incluyéndolos entre los títulos 46 Tanner, 1993, 67-118. 47 Aunque se considera que el final de esta concepción de la nobleza de sangre basada en la importancia y antigüedad de los antepasados empezó su decadencia en el siglo XVIII, hay que remarcar que hasta bien entrado el siglo XIX siguió jugando un papel de gran peso en la ideología nobiliaria europea y en la articulación de las relaciones, del ceremonial y de la importancia familiar dentro del estamento nobiliario. Tan es así que incluso Napoleón Bonaparte se construyó una genealogía ficticia y hacerse descender de reyes para justificar ideológicamente su posición. Este tenía varias teorías sobre el origen de su familia, muchas de las cuales podían considerarse legendarias, como aquellas que retrotraían el comienzo de su familia a 1276, cuando Pedro III de Aragón supuestamente ennobleció a un tal Bonpar, o la leyenda que recoge Federico Fayot en la que Napoleón sería descendiente directo, por línea primogénita, de Enrique IV, a través del famoso prisionero de la máscara de hierro que Alejandro Dumas haría célebre. Así pues, las diferentes genealogías míticas de Napoleón Bonaparte no tenían nada que envidiar a las trazadas en los siglos XVI y XVII por muchos representantes de la nobleza y la realeza europeas del periodo que nos ocupa. Véase Lés, 1855, 1. 496
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que poseía el heredero de la familia, indicándolos como legítimamente suyos en obras textuales comisionados por ellos o indicando que ellos deberían ser los verdaderos herederos de tales lugares en monumentos como el que nos ocupa. En su cenotafio, Maximiliano reclama, a través de la estatua de Fernando de Portugal, la herencia del reino luso para sus descendientes, pues defendía que al extinguirse con este monarca la dinastía de Borgoña en Portugal, esta corona debería haber pasado a la rama familiar de la que descendía su esposa y, por tanto, sus hijos y sus nietos. De igual modo, la figura del rey Arturo, además de su simbología caballeresca, se vinculaba a la reclamación del trono inglés, que tras la muerte de Ricardo III en la batalla de Bosworth le tenía que corresponder a su familia y no a los Tudor, a través de su parentesco político con Isabel de York, esposa de Carlos el Temerario y madrastra de su primera esposa, y a través del pretendiente al trono inglés Perkin Warbeck, que decía ser descendiente del hijo menor de Eduardo IV y habría cedido sus derechos al trono inglés a Maximiliano I en 1495, poco antes de morir48. Por último, el caso que representa Federico IV es similar, pues indica la pérdida de los territorios originarios de los Habsburgo a manos de la Confederación Suiza mientras estaban bajo su gobierno, que nunca llegarían a recuperarse. Pero esta reclamación territorial de corte simbólico también se relaciona con territorios en pugna y por los que se luchaba tanto en los campos de batalla como en la propaganda de la época. Así, la ya mencionada figura de María de Borgoña representaba también los territorios del condado de Borgoña que el mismo Maximiliano había luchado por recuperar y que sus descendientes, especialmente su nieto Carlos V, seguirían reclamando a Francia durante años tanto diplomática como militarmente49. Asimismo la figura de Teodorico, rey de los ostrogodos, se vincula a los derechos imperiales que esgrimía Maximiliano sobre Italia, cuyas guerras protagonizaron la última década de vida del emperador y también tuvieron un peso importante en el gobierno de su nieto, sobre todo en lo que respecta al ducado de Milán. Esta figura, por tanto, también actúa como recordatorio y reclamo de los privilegios y derechos que tenían sobre esos territorios Maximiliano y sus descendientes. Por último, la legendaria figura de Godofredo de Buillón, modelo a imitar del todo monarca cruzado (como Maximiliano pretendía ser) se vincula tanto a la idea de cruzada que el emperador quería emprender como al título de rey de Jerusalén que reclamaba el emperador para sí50. 48 Silver, 2011, 199. 49 Roberts, 1989: 376-400. 50 Silver, 2011, 74-76. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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En otro orden de cosas, al igual que Maximiliano reclamaba territorios, también pretendía justificar su presencia en otros que había ocupado por la fuerza. Esto es especialmente importante en el caso de las tierras austríacas, que se convierten en su base territorial y en el espacio al que se vincula la dinastía, sin ser el lugar originario de la misma. Rodolfo I, siendo ya emperador, conquista estas tierras y las vincula, no al Imperio, sino a su familia51, venciendo al rey Ottokar II de Bohemia. Los Habsburgo se esforzaron por demostrar que no solo habían ganado estas tierras militarmente, sino que ya les pertenecían por derecho propio. Así, por un lado, los Habsburgo se intentan vincular a la familia Babenberg, que eran los anteriores gobernantes de la zona hasta su extinción, aunque no tuvieron importantes vínculos con ellos. Utilizan sobre todo la figura de Leopoldo “el Santo”, un Babenberg, cuya supuesta relación con la familia promocionan y estrechan constantemente, consiguiendo con su figura no solo la vinculación que buscan con la antigua familia gobernante de Austria, sino que también añaden un importantísimo santo a su árbol genealógico, que transmitiría las cualidades “sagradas” que le habrían valido esa consideración a sus descendientes Habsburgo. Asimismo, en el planteamiento original del cenotafio también se encontraba la figura de Ottakar II, el rey bohemio al que derrotó Rodolfo I en la pugna por el control de los territorios austríacos. Pese a esa derrota, ejemplificada en la batalla de Marchfeld, en la que el mismo Ottakar perdió la vida, está considerado como uno de los reyes más importantes y poderosos de Bohemia, y un antecesor militar de gran valía. Su parentesco con los Habsburgo es mucho más directo que en el caso de los Babenberg, pues tras su derrota, se celebró una alianza matrimonial pactada con anterioridad entre Agnes y Wenceslao II, hijos de Ottakar, con Rodolfo II y Judith, hijos de Rodolfo I. Lo que en un principio iba a ser una alianza con intención de mantener la paz, fue finalmente realizada con la intención de recuperar la amistad ente la dinastía reinante en Bohemia y los Habsburgo tras la derrota de Ottakar II52. En cualquier caso, su presencia como antepasado de los Habsburgo justifica aún más la presencia de los Habsburgo, pues no solo recuerda la gloriosa victoria de Rodolfo I, sino también los derechos que la dinastía tiene, como parientes suyos, de ocupar esas tierras, aunque Maximiliano no fuera uno de sus descendientes directos.
51 Wandruzska, 1964, 43-46. 52 Wandruzska, 1964, 46. 498
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Dejando a un lado las estatuas de los antepasados, de las que aún podría decirse muchísimo más, el monumento funerario que tenía en mente Maximiliano I englobaba dos grupos de esculturas más, como hemos mencionado anteriormente. El segundo grupo del que vamos a hablar es aquel compuesto por treinta y cuatro bustos de emperadores romanos, de los cuales solo se conservan veintiuno en la actualidad y ninguno de ellos está emplazado actualmente en la Hofkirche de Innsbruck junto al cenotafio y las figuras de los antepasados53. Estos treinta y cuatro bustos de los emperadores más destacados de la antigüedad tenían como propósito emplazar no solo a Maximiliano, sino también al resto de emperadores Habsburgo representados en las figuras, en una cronología de emperadores que representaban la continuidad del Antiguo Imperio Romano en el Sacro Imperio Romano Germánico del que Maximiliano era cabeza. El Imperio Romano no acabó, sino que se trasladó a Occidente a través de la traslatio imperii y, de esta manera, Maximiliano es digno sucesor y continuador de los emperadores más destacados de la antigüedad. Estos bustos, junto en el mismo espacio que las estatuas de los antepasados, representa no solo que Maximiliano era su digno sucesor, sino que también aquellos miembros de la familia Habsburgo que habían sido emperadores entran también dentro de esa línea gloriosa de emperadores, legitimando no solo el gobierno de Maximiliano como emperador54, sino también el de sus antepasados Habsburgo y el derecho de la dinastía a encarnar ese poder. Y así, como Maximiliano es parte de esa línea de emperadores, sigue hacia el futuro a través de sus descendientes, al igual que había llegado hasta él a través de sus antepasados Habsburgo que ocuparon el solio imperial. Por último, el tercer grupo escultórico estaría compuesto por 100 esculturas de santos vinculados a la familia Habsburgo, de los que solo 23 llegaron a realizarse. La unión de distintos santos y santas a la familia Habsburgo no es privativa, en la propaganda ideológica del emperador Maximiliano, a su monumento funerario. De hecho, comisionó una obra únicamente dedicada a los santos de la dinastía entre 1516 y 151855 y aparecen con asiduidad en proyectos genealógicos, sobre todo los santos más importantes para los Habsburgo, como san Jorge, san Leopoldo, san Esteban o san Wenceslao, 53 Veinte de los veintiún bustos que se conservan están expuestos en el castillo de Ambras, mientras que otro se encuentra en el Badische Landesmuseum. Michel y Sternath, 2012, 366-368. 54 Michel y Sternath, 2012, 366. 55 Silver, 2011, 37. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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por citar algunos de los más habituales. Estos santos, aunque no conozcamos los nombres finales de los que iban a constituir esas cien esculturas, serían miembros de la familia extensa de los Habsburgo, es decir, estarían vinculados a la dinastía tanto por ser miembros de su línea principal como por estar vinculados a la dinastía por vía femenina o por un enlace matrimonial. Estos parientes sacros sirven como intercesores ante Dios tanto del difunto como de todos los familiares de la dinastía a la que otorgan su protección. Pero no es esta su única función aquí, sino que también sirven para indicar que estos antecesores han transmitido parte de sus características sagradas a sus descendientes, entre los que se encuentra, por supuesto, Maximiliano, de una forma similar ideológicamente a la transmisión de la nobleza y las características innatas a ella de una generación a otra. Igual que se consideraba que las taras y los defectos se heredaban56, también se transmitían las virtudes y las características especiales de aquellos antepasados que engrosaban el número de los héroes o de los santos. Estos santos que aquí aparecen también habrían transmitido esas características que les hicieron ascender a los cielos al resto de miembros de la familia Habsburgo. Por lo tanto, ellos no solo estuvieron concebidos para estar en este monumento funerario como protectores de la familia y de los territorios que regían, sino también como antepasados transmisores de unas virtudes que hacían de los miembros de la familia Habsburgo una suerte de familia superior a medio camino entre el Cielo y la Tierra. 3. El
aspecto
actual
del
monumento
funerario:
cambios
y
comparaciones
Lo que hemos tratado en las líneas anteriores fueron los planes que trazó el emperador Maximiliano para su monumento funerario, pero no el aspecto que este acabó teniendo. El emperador falleció largo tiempo antes de que su cenotafio estuviera acabado; aunque había empezado a planearlo casi 17 años antes de su muerte y ya se habían comenzado los trabajos antes de su deceso, el monumento funerario distaba mucho de estar listo cuando falleció Maximiliano I. Tendría que pasar casi medio siglo, hasta el año 1563, para que la mayor parte del proyecto se diera por terminado y no sería hasta 1583 cuando se diera por terminado el complejo con el aspecto que tiene hoy en día. Será su nieto Fernando, primero rey de Hungría y de Bohemia y 56 A este respecto, dentro del ámbito de la genealogía, véase por ejemplo, SORIA MESA, 2004, 21-52. 500
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luego emperador con el nombre de Fernando I, el que se encargase de finalizarlo en su mayor parte, pero tendrían que ser Maximiliano II y Fernando II del Tirol los que acabaran el monumento. Por tanto, casi un siglo de trabajos y varias generaciones de miembros de la dinastía Habsburgo hubieron de ser necesarios para construir el increíble monumento funerario que ahora podemos ver en Innsbruck57. Sin embargo, el resultado final tiene importantes diferencias con el primer plan trazado por Maximiliano I, que ha restado significado a algunas de los mensajes que el emperador quería transmitir a la posteridad y ha eliminado completamente otros. Sin ir más lejos, el cambio de ubicación: el cenotafio no se encuentra hoy en día en Wiener Neustadt, como planeaba el emperador, sino en una iglesia aparte que Fernando I mandó construir ex profeso para albergar el cenotafio en la ciudad de Innsbruck. Si bien es cierto que el propio Maximiliano, preocupado porque el peso y el tamaño de todas las figuras que quería incluir en su monumento sepulcral pudieran afectar a la estructura, dejó abierta la posibilidad de que se construyera un edificio aparte que albergara todo el cenotafio58, siguió considerando Wiener Neustadt como el lugar de enterramiento. Sería Fernando I el que decidiera que Innsbruck sería el lugar definitivo donde se emplazaría el monumento funerario de Maximiliano I y la nueva iglesia que lo albergara, cuya construcción empezó en 1553. Innsbruck fue la sede de la corte de Maximiliano I, donde estuvo fijada la casa de su segunda esposa, Bianca Maria Sforza, y uno de los lugares donde más tiempo pasó, por su preferencia personal, durante su gobierno itinerante59. Sin duda, cuando su nieto Fernando se hace cargo de la realización del monumento, Innsbruck era una ciudad que tenía una importancia mucho mayor que Wiener Neustadt. Además, poco después de que Fernando asumiera el control, Stephan Godl, el encargado de la realización de las figuras que aún quedaban por hacer tras las muerte de Maximiliano, trasladó su taller a Mühlau, cerca de Innsbruck60, por lo que tenía mucho más sentido que si tenía que construirse una nueva iglesia que lo albergara, fuera en esta ciudad y no en Wiener Neustadt. Este traslado 57 Silver, 2011, 69-75. 58 Michel y Sternath, 2012, 362. 59 Gerhard Benecke incluye en su estudio sobre el emperador un itinerario donde indica las ciudades en las que habitó el emperador desde 1486. Nótese que la ciudad de Innsbruck aparece cada vez con mayor frecuencia a medida que el emperador alcanza la senectud. Benecke, 1982, 131-136. 60 Silver, 2012, 225. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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acabó con toda la simbología relacionada con la orden de san Jorge que hemos indicado anteriormente y limita la idea de cruzada, tan cara a Maximiliano, a la vinculación que con ella tuvieron algunas de las figuras que se representaron en el cenotafio, como la de Godofredo de Buillón o la del conde Alberto IV. A través de ellas, ese ideal sigue estando presente, pero su peso es muy inferior al que hubiera tenido en los planes originales de Maximiliano, del mismo modo que prácticamente desaparecen las referencias a la orden que el emperador refundó. En segundo lugar, no se fundieron las 40 estatuas de antepasados que Maximiliano había planeado y cuyo listado hemos visto en las líneas anteriores. En su lugar, se funden tan solo 2861. Esto no es tan solo iniciativa de Fernando, sino que en su último testamento el emperador indica que el número final de estatuas que debía fundirse era de 28, siendo probable que su nieto fijara a través de este documento la cantidad de antepasados que se debían poner en el monumento funerario62. Se desconoce la razón por la que Maximiliano rebajó el número final de esculturas63, pero finalmente serían veintiocho las realizadas para el cenotafio. Frente al listado de cuarenta figuras antes visto, observamos que hay dos grupos principales en los que se eliminar figuras: desaparecen las mujeres vinculadas a la dinastía por su matrimonio con varones ilustres de la misma, como Gisela, mujer de san Esteban y, más sorprendentemente, la propia madre del emperador Leonor de Portugal y, en segundo lugar, se eliminan figuras relacionadas con la genealogía mítica del emperador, como Julio César o san Esteban, aunque también faltan otras figuras ajenas a estos grupos, como la de Ottokar, de la que hablamos con anterioridad. Si el emperador Fernando se fijó en el número de figuras que se indicaba en el testamento de su abuelo, se ignora qué método utilizó para decidir qué figuras de las planeadas debían respetarse y cuáles desechar para que se acomodasen a la nueva cantidad. Los otros grupos escultóricos que el emperador planeó emplazar en su monumento funerario también se vieron afectados por las decisiones de Fernando I. Los bustos de los emperadores, de los cuales solo se llegaron 61 Un listado completo de todas las figuras que hay actualmente en el cenotafio, con una breve descripción de las personas que representan, se puede ver en el anexo 1. 62 Silver, 2011, 140. 63 Silver llega a afirmar que Maximiliano había puesto ese número “por error”, pues el número de figuras proyectadas siempre había sido cuarenta mientras vivió el emperador. Silver, 2011, 71. 502
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a realizar veintiuno de los treinta y cuatro proyectados, nunca se llegaron a emplazar en la Hofkirche, lo que acabó totalmente con la imagen de continuidad de la gloriosa línea imperial que Maximiliano quería transmitir, así como tampoco se refleja con su desaparición el concepto de translatio imperii. Sí que lo hicieron las figuras de los santos, pero no en su totalidad, ya que solo se llegaron a realizar treinta y cuatro de las cien proyectadas, pero sin una conexión evidente con el monumento funerario, por lo que se pierde en buena medida el significado del que antes hablábamos, aunque no desaparece por completo. La presencia de estas figuras, pese a su número reducido, y también la inclusión de Leopoldo III el Santo entre las estatuas de los antepasados se aseguran de ello. Por último, no todo lo que hizo Fernando I fue sustraer elementos al plan original de su abuelo. Añadió un último elemento, el que quizá sea el más impresionante de todo el complejo: el cenotafio de veinticuatro relieves coronado por una estatua orante del propio Maximiliano I64. El enorme sarcófago vacío que domina la escena no aparecía en las planificaciones de Maximiliano y, como se indicó con anterioridad, el emperador planeaba que su estatua estuviera la primera de entre sus antepasados y, por lo tanto, realizada de una forma, tamaño y posición similares a la del resto. Así, el sarcófago fue una iniciativa de su descendiente y se encuentra lujosamente decorado, siendo su característica más prominente los veinticuatro relieves que lo decoran. En ellos se describen, con sus correspondientes inscripciones, los acontecimientos más importantes de la vida del emperador, como su matrimonio con María de Borgoña o la doble alianza matrimonial con los Jagellón, y sus victorias más importantes en el ámbito militar. En estos relieves, como ocurre con las figuras, no hay lugar para episodios negativos o derrotas; son unos relieves laudatorios que tienen como objetivo recalcar el poder que tuvo el emperador en vida y recordar los hechos más importantes que protagonizó y que le valdrían un lugar en la Historia. Y estas victorias se encuentran coronadas por la figura del propio emperador que, vestido con sus atributos imperiales y en posición de oración perpetua, por encima de todas las figuras de sus antepasados que quedan atrás, en el plano terrenal. La figura de Maximiliano, con unas características muy similares a las que representarían a Carlos V, Felipe II y sus familias en Madrid, ejemplifica la piedad de una dinastía y su elección por Dios, a medio camino entre el Cielo y la Tierra que habría abandonado Maximiliano para estar ya, para la eternidad, en el Paraíso junto a sus antepasados. 64 Silver, 2011, 225-226. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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LA BATALLA DE TALAVERA (27-28 JULIO DE 1809): UN PAISAJE PARA LA MEMORIA The Battle of Talavera (27-28 July 1809): A Landscape for Memory
Sergio de la Llave Muñoz Investigador independiente [email protected] Resumen: Se aborda la relación existente entre paisaje bélico, memoria colectiva e identidad generada en torno a la Batalla de Talavera (27-28 de julio de 1809). Serán examinadas diferentes manifestaciones que recuerdan citada efeméride sobre el paisaje del campo de batalla y en el paisaje urbano de Talavera de la Reina, entre las cuales destacan varios espacios que formaron parte y condicionaron el transcurso de la batalla y varios monumentos elevados a lo largo de dos centurias con el fin de guardar la memoria de una batalla donde el ejército aliado obtuvo una victoria sobre el ejército napoleónico, y cuyo resultado llegó a servir como elemento de orgullo e identidad nacional. Palabras clave: Geografía de la Memoria, Guerra de la Independencia, Memoria Histórica, Paisaje Urbano, Talavera de la Reina. Abstract: The relationship between war landscape, collective memory and identity generated regarding the Battle of Talavera (July 27-28, 1809) is presented. Different memories about the landscape around the city will also be examined, among which are several spaces that took part and conditioned the course of the battle, as well as several monuments raised over two centuries in order to keep the memory of a battle where the allied army obtained a victory over Napoleon’s army, the result coming to serve as an element of national pride and identity in nineteenth-century Spanish society. Keywords: Geographical memory, Peninsula War, Historical Memory, City landscape, Talavera de la Reina.
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1. Introducción Son innumerables los estudios y debates generados en torno al concepto de memoria debido a sus múltiples dimensiones, significados, usos, gestión, proyección social e institucional1; llegando a ocupar textos en ámbitos tan diferenciados como el académico, los medios de comunicación o la política. La memoria de una guerra o de una batalla está formada por el conglomerado estratigráfico de representaciones que activan el acontecimiento pasado en la consciencia colectiva del presente y le dan sentido. El hilo conductor de la memoria está generalmente reflejada en escritos y publicaciones que conforman la experiencia y transmisión de la información, fundamentalmente textual y con clara voluntad de discurso, transitando por los distintos aniversarios y conmemoraciones, teniendo en cuenta que éstas están fundamentadas en elecciones deliberadas, tanto en sus exaltaciones como en sus omisiones, para legitimar un determinado modelo del pasado en el momento presente2. En las últimas décadas se han desarrollado varios debates académicos y políticos vinculados a la memoria que han puesto de manifiesto la importancia existente entre la geografía y la memoria con especial atención en el ámbito anglosajón3, surgiendo denominaciones como lugares de memoria, espacios de memoria, paisajes de memoria, etc. Respecto a esto, la mayoría de los estudios se han centrado en investigar las relaciones entre la memoria colectiva, los lugares, paisajes y la identidad nacional; esta última se explica debido a la dimensión territorial de los nacionalismos 4. Esta “geografía de la memoria” profundiza en el estudio de los sitios materiales poniendo en relación el lugar y memoria, teniendo en cuenta las expresiones ceremoniales en las cuales interviene la memoria social, fundamental para la constitución de la identidad individual y colectiva5. Así pues, después de hacer las anteriores precisiones, en el presente trabajo se pondrá en relación el testimonio de la memoria generada por la Batalla de Talavera a lo largo del tiempo y su reflejo en el paisaje. 1 Sobre los múltiples conceptos y tipos de memoria manejada por la historiografía y la sociología recientes véanse: CUESTA, 1995 y 2008 y AGUILAR, 1996. 2 VEGA, 2008: 13-18. 3 TILL, 2003 y JOHNSON, 2004. 4 NORA, 1997 y NOGUÉ, 2005: 151. 5 GARCÍA ÁLVAREZ, 2009: 183. 512
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La batalla de Talavera (27-28 julio de 1809): un paisaje para la memoria
2. La Batalla de Talavera en la Memoria La célebre Batalla de Talavera supuso la primera victoria aliada hispanobritánica contra las tropas napoleónicas que habían ocupado España. Tuvo lugar los días 27 y 28 de julio de 1809 en torno a la ciudad de Talavera de la Reina, centrada a ambos márgenes del arroyo de la Portiña y en los cerros Cascajal y Medellín. La trascendencia de aquella primera victoria del ejército aliado, cuando el avance napoleónico se adivinaba imparable, ha sido puesta de manifiesto repetidamente desde entonces y se la ha recordado hasta el día de hoy6. Tal y como sucede con otros enfrentamientos bélicos desarrollados durante la Guerra de la Independencia, la Batalla de Talavera no estuvo exenta de una posterior secuela en la memoria colectiva, lo que ha suscitado su interés en diferentes ámbitos; siendo elogiada, cantada y exaltada en los campos de la música7, pintura, poesía8, novela9, historiografía10, prensa11, etc. La Guerra de la Independencia forma parte de un proceso de invención historiográfica con una evidente intencionalidad política a partir de la década de 183012. Tanto desde la esfera política, intelectual como popular, se evocó esa memoria en un ejercicio de fundamentar la base misma de la nación en los parámetros ideológicos vigentes en la España decimonónica, con una evidente parcialidad historiográfica fundamentada en un posicionamiento de tipo liberal-conservador-burgués, propiciando la invención de la historia13. En esta serie de circunstancias nace el concepto de “Independencia” en la historiografía española del XIX, es decir, cuando las condiciones sociales y las exigencias políticas precisaron de valores de cohesión14. Los primeros en conmemorar la Batalla de Talavera desde el punto de vista militar fueron los británicos. Cuando el mariscal de campo Wittingham 6 En este sentido la obra Talavera 1809: la batalla, la ciudad, sus gentes, constituye el trabajo más reciente en la cual se fundamenta tanto el relato histórico de la batalla como la valoración de la misma desde diferentes perspectivas ver: PEÑALVER (coord.), 2009. 7 CIANCHETTINI, 1811. 8 ESCRICHE, 1809 y CROKER, 1810. 9 FÉVAL, 1890; HERRERO, 2009 o CORNWELL, 1985. 10 OLMEDO RAMOS, 2011. 11 SANGUINO-FERNÁNDEZ, 2012. 12 ÁLVAREZ JUNCO, 1994: 75-99. 13 HOBSBAWM y RANGER, 2002. 14 TOLEDANO GONZÁLEZ, 2007: 543-574. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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solicita en noviembre de 1810 una medalla de distinción a los cuerpos y divisiones que participaron15. Fruto de esta iniciativa, el 8 de diciembre de 1810, fue concedida la Cruz de la Batalla de Talavera por Real Orden16. Desde 1814 se había fomentado la conmemoración del 2 de mayo de forma anual, partiendo de la villa de Madrid donde se empezó a tributar un culto a las reliquias de los héroes de la patria, como es el caso de Daoiz y Velarde, por su papel desempeñado en los sucesos del año 180817. Los recuerdos se perpetuaron a lo largo del siglo XIX, formando parte de todo tipo de obras historiográficas. Recuerdos, además reforzados por el hallazgo casual de restos de munición y armamento de lo que fue el campo de batalla18. De igual modo, el consistorio talaverano mantendrá el empeño de celebrar el 2 de mayo. Sin embargo, no será hasta el cumplimiento del centenario cuando se organizará un evento por parte del Ayuntamiento para recordar debidamente la memoria de la batalla. Pese a las dificultades de la ciudad durante 190919, Jacinto Bonilla20 propuso al Ayuntamiento la celebración de citada efeméride21. Así de este modo, se creó una comisión para la preparación de los actos y destinó un presupuesto de mil pesetas22, poniendo en conocimiento del Ministro de la Guerra el programa de actos a la vez que le instaban para que diferentes batallones y regimientos del Ejército estuvieran presentes en el acto principal23. Entre los actos, destacaba la construcción de un monumento artístico conmemorativo, tal y como sucedió en otros puntos de la geografía española24, el cual se decide ubicar en los Jardines del Prado25. El citado monumento no llegó a levantarse debido al alto coste y a las pocas intenciones por parte del Ayuntamiento y la ciudadanía, tan sólo se limitó el acto al enterramiento de la primera piedra con un cofre en el que se depositaron monedas y periódicos de la jornada en los Jardines del Prado, donde posteriormente fue plantado un laurel conmemorativo hoy conocido como “Glorieta del Laurel”26. 15 PEÑALVER, 2009: 135-137. 16 COLLADO, 1815: 135-136. 17 DEMANGE, 2007: 131-278. 18 “Carta del médico titular de Segurilla don Enrique González de los Ríos”, 30 de enero de 1904, CATO/9/7977/87(2), ARAH; FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, 1898: 463. 19 DÍAZ DÍAZ, 1994. 20 Jacinto Bonilla fue un importante erudito y político en Talavera de la Reina, quien estuvo profundamente preocupado siempre por la vida cultural local ver: ROJAS, 2003: 229-250. 21 “Libro de Acuerdos”, Sesión de 10 de mayo de 1909, fol. 67 v y 68 r., AHMTR. 22 “Libro de Acuerdos”, Sesión de 7 de junio de 1909, fol. 81 r., AHMTR. 23 “Carta del alcalde al Ministro de la Guerra”, Asuntos varios, Sig. 1082., AHMTR. 24 GÈAL, 2008: 305-324. 25 “Libro de Acuerdos”, Sesión de 5 de julio, fol. 100 v., AHMTR. 26 PEÑALVER, 2009: 223 y DE LA LLAVE, 2009. 514
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Fig. 1: glorieta del Laurel (Fuente: De la Llave)
Dentro del programa de actos religiosos y cívicos también estaba planteada la colocación de un obelisco conmemorativo en la cumbre del cerro Medellín27, lugar más emblemático del campo de batalla.
Fig. 2: obelisco del Centenario (Fuente: J.M. Rodríguez) 27 El obelisco como monumento conmemorativo ya había sido utilizado en el siglo XIX en determinados conjuntos fruto de una cierta egiptomanía que se vive en muchas artes decorativas de la época, ver: SAGUAR QUER, 1996: 367-381. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Los sucesos de la Semana Trágica de Barcelona ensombrecieron los actos y el consistorio decidió entonces celebrar el evento con un programa más reducido y austero28. Aprovechando las circunstancias algunos prohombres de la ciudad editaron un álbum del Centenario que recogía textos de diversas personalidades del mundo cultural, político y militar29. En 1929, el joven artista talaverano Víctor González Gil había diseñado un nuevo monumento conmemorativo que no llegó a realizarse30. Poco después, en 1933, los gobiernos locales republicanos habían iniciado de nuevo la campaña de recogida de fondos por suscripción pública para construir un monumento que guardase debidamente la memoria de la batalla, pero una vez más los esfuerzos no llegaron a buen puerto31. Con motivo del 150 aniversario de la batalla, en 1958, algunas voces críticas de gente con perspectiva histórica criticaron la inactividad de las autoridades municipales para celebrar una mínima conmemoración32. El alcalde aseguró en sesión municipal que indagaría en el asunto del monumento33, llegando a enviar en febrero del 59 una carta al embajador británico en España para solicitar la implicación del gobierno inglés y de la Reina en el proyecto del monumento34. Pero finalmente, pese a las buenas intenciones, Talavera se quedó sin su monumento a la batalla. El 150 aniversario únicamente tuvo su eco en la noticia de que el Real Regimiento de Artillería nº 46 “Talavera” del ejército británico había realizado una celebración en julio de 1959 en Hong Kong, donde se hallaba establecido35. Por su parte, la Sociedad Española de Petróleos bautizó con el 28 El Heraldo Toledano, 28-julio-1909, nº 1259. 29 Batalla de Talavera (1809-1909). Centenario, 27-28 de julio. Talavera, Imprenta Rubalcaba, 1909. 30 PEÑALVER, 2009: 227. Sobre éste monumento cabe citar un artículo de elogio al mismo escrito por Carlos Ballester en el periódico Heraldo de Talavera: BALLESTER, 20 de septiembre 1930. 31 PEÑALVER, 2009: 227. 32 En este sentido destaca la actividad de la redactora local Pilar Fernández-Sanguino, quien escribió varios artículos en el periódico La Voz de Talavera denunciando la necesidad de construir un monumento a la memoria de la Batalla, PEÑALVER: 2009: 228. 33 “Libro de acuerdos de la Comisión Municipal Permanente”, 30 de diciembre 1958, fol. 163 r., AHMTR. 34 “Expediente Monumento de la Batalla de Talavera”, 2 de febrero de 1959, Sig. 1954/11, AHMTR. 35 “En Hong Kong se celebró el 150 aniversario de la Batalla de Talavera”, La Voz de Talavera, 12 de agosto 1959: 10. 516
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nombre de “Talavera” a uno de sus buques, a cuya botadura el 8 de julio de 1959 fue una comisión municipal de Talavera con el alcalde Vicente María de Leyva a la cabeza36. Un aspecto destacado sobre la memoria de la Batalla dentro del espacio urbano de Talavera es la designación de algunas calles o plazas con nombres relacionados con la Guerra de la Independencia. El nombre de calle Medellín se puso en 1888 para sustituir a la tradicional calle Mesones, formando parte del grupo de vías que variaba su denominación para adecuarla a los planteamientos políticos del momento37. El nombre lo mantuvo la céntrica calle hasta 1937 cuando la comisión gestora del Ayuntamiento franquista recuperó su antiguo nombre, acordando denominar glorieta de Medellín a la que contenía la primera piedra del monumento38. La actual calle de Medellín tomó el nombre durante la década de 1950. Otras calles como Dos de Mayo, Capitán Velarde, Capitán Daoíz, Batallón de Saboya, Voluntarios de Aragón y General Cuesta se denominaron así tras los acuerdos del Ayuntamiento de 196039. La calle Arapiles en 197040, la calle Independencia en 197541 y la antigua calle Puertas Falsas que pasaría a denominarse Duque de Wellington en julio de 1985, coincidiendo con el homenaje hispano-inglés que se hace en Talavera con representantes de ambos ejércitos para conmemorar el 176 aniversario de la batalla. Se organizó una Marcha forzada para recrear el esfuerzo que tuvieron que hacer los soldados británicos de la Brigada Ligera, comandadas por Sir Robert Crauford para llegar como refuerzo al ejército aliado, pero a pesar del esfuerzo fracasaron por un día. La hazaña fue recordada para la posteridad, sobre todo por la etapa Navalmoral de la Mata-Cerro Medellín (Talavera), con unos 68 km que fue cubierta en 26 horas42.
36 Un crónica firmada por Rocha de los actos de botadura del barco aparece en La Voz de Talavera, 15 de julio de 1959, p. 1. 37 “Libro de Acuerdos”, Sesión de 12 de octubre de 1888, fol. 47 v. y 62 r., AHMTR. 38 “Libro de acuerdos Comisión Gestora”, Sesión de 2 de marzo de 1937, AHMTR y PACHECO, 2008: 1325-1344. 39 “Comisión de obras y servicios”, Acuerdo de 15 de noviembre de 1960, Sig. 1261, AHMTR. 40 Exp. 40/69, 7 de diciembre de 1970, AHMTR. 41 “Negociado 3º, Servicios”, Exp. 23/75, propuesta de 5 mayo de 1975, AHMTR. 42 La Marcha Forzada de Talavera de la Reina, 1809-1985, s/l. y “La Marcha Forzada a Talavera de la Reina, julio 1809-julio 1985”, Revista Ejército, agosto 1985. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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En julio de 1985 miembros de la Royal Air Force de Gran Bretaña, y de los descendientes de aquella Brigada Ligera, los Royal Green Jackets, junto con un grupo de militares españoles del G.O.E., volvieron a reproducir la hazaña que en esta ocasión se hizo en 17 horas. El 28 y 29 de julio de ese año las ceremonias se sucedieron tanto en el propio Cerro Medellín para recibir la comitiva militar de la Marcha, autoridades castrenses británicas y españolas junto al obelisco; como en la antigua cruz a los caídos de la Plaza del Pan, con una entrega floral en memoria de los muertos en la batalla, intercambio de insignias de ambos ejércitos y convites en el ayuntamiento. Aprovechando la ocasión fue inaugurada de la placa de la calle dedicada al Duque de Wellington, etc43.
Fig. 3: placa de la C/Duque de Wellington (Fuente: De la Llave)
Entre 1989 y 1990 tiene lugar la construcción del nuevo monumento de la batalla situado junto al Cerro Medellín y finca de Pedrogordillo, subvencionado por el Ministerio de Obras Públicas y a cuyo acto de inauguración acudieron representantes de los gobiernos y ejércitos español, francés y británico, representantes civiles y militares de Francia, Reino Unido, Bélgica, Holanda, Portugal y la República Federal de Alemania. La ceremonia de la inauguración del monumento y el consiguiente homenaje tuvo lugar el 2 de octubre de 1990 y fue presidida por el entonces ministro de defensa Narcis Serra, con la participación exclusiva de un grupo selecto y escogido de invitados, quedando el pueblo y los vecinos de Talavera al margen del acto44. 43 La Voz del Tajo, 31 de julio de 1985, p. 7; Ya Toledo, 30 de julio de 1985 y “Libro de acuerdos de Comisión de Gobierno”, Sesión de 26 de julio de 1985, fol. 131, Sig. 11.183, AHMTR. 44 La falta de participación del resto de la ciudadanía talaverana en citado acontecimiento 518
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Fig. 4: trilito conmemorativo (Fuente: De la Llave)
También se colocó una placa de cerámica en la escalera principal del ayuntamiento, bajo un cuadro que representa la batalla pintado al óleo por el artista local Julio Mayo a principio de los años 70. El texto de la misma: El día 2 de octubre de 1990 el presidente de la junta de comunidades de Castilla-La Mancha, los ministros de defensa y obras públicas y urbanismo, y los embajadores de Bélgica, de Francia, República Federal Alemania y Reino Unido, inauguraron el monumento conmemorativo de la Batalla de Talavera que tuvo lugar el 27 y 28 de julio de 198945.
El año 2009 supuso una nueva página en el afán por guardar la memoria de la batalla. El propio ayuntamiento de Talavera preparó todo un fue denunciada por la entonces redactora jefe del periódico local La Voz del Tajo, jueves 4 de octubre 1990,.2, para más información ver: PEÑALVER (coord.), 2009: 234. 45 “Secretaría particular o Alcaldía”, Sig. 1469, Exp. 43/90, AHMTR. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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programa de actos de diversa índole para poner en valor y recordar la batalla. Nuevamente, tal y como ha sucedido a lo largo del tiempo, la conmemoración de la batalla se materializó en el paisaje urbano con la construcción de un monumento en los Jardines del Prado que evoca un árbol de la vida46.
Fig. 5: monumento del Bicentenario (Fuente: De la Llave)
3. La dimensión espacial Tal y como se ha visto, la labor de guardar la memoria de la Batalla de Talavera ocupa a lo largo del tiempo diferentes ámbitos y dimensiones espaciales. Las representaciones en el espacio ocupan monumentos, lugares emblemáticos y topónimos urbanos, suponiendo todos ellos una serie de prácticas y lugares que representan la estrecha conexión entre la sociedad, el medio rural y urbano. Son varios los lugares dispersos en el antiguo campo de batalla aún recordados por la memoria colectiva de la ciudad, como el Pajar de Vergara, 46 DE LA LLAVE; PEÑALVER y ESPINOSA, 2009. 520
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el Arroyo de la Portiña o el Cerro Cascajal. A continuación, se reflejan los lugares más singulares que guardan un sentido memorialista relacionado con la Batalla de Talavera. Ubicado en la finca de Pedrogordillo se encuentra el Cerro Medellín. Se trata del lugar más emblemático y físicamente más elevado, ya que el dominio de este lugar ocasionó las acciones más afamadas de la batalla, siendo su control un factor decisivo en la estrategia de la contienda. Desde esta posición Wellesley controló y observó el desarrollo de la batalla47. En el sector oriental del campo de batalla, se encuentra la Casa de las Torres o Salinas. Se trata de un complejo palacial rural que fue utilizado por Wellesley para observar cómo las fuerzas de Mackenzie cruzaban el vado de Cazalegas del rio Alberche. Las tropas francesas lograron cruzar el rio sin ser vistas por los británicos, llegando a peligrar la propia vida de Wellesley que gracias a una rápida intervención de la caballería británica pudo retirarse ordenadamente48. Según algunos testimonios, en este lugar Wellesley, como consecuencia del rápido avance de los franceses, perdió su catalejo49. Además, este mismo lugar fue utilizado como cuartel general francés durante el transcurso de la batalla instalándose en el mismo José Bonaparte50. Por su parte, uno de los lugares más curiosos recordados en la memoria colectiva se localiza en las cercanías del trilito conmemorativo junto a la A-5. Se trata de los restos de un alcornoque, denominado Alcornoque Wellington, en cuyas inmediaciones se encontraba durante la batalla un hospital de sangre del ejército aliado51. 47 Wellesley pensó luchar a la defensiva, mediante un plan basado en el dominio del terreno controlando las posiciones defensivas más elevadas en el despliegue. Dada la abundante bibliografía que así lo refleja cabe destacar: MIRANDA CALVO, 1979; SAÑUDO y STAMPA, 1996 y PEÑALVER, 2009. 48 MIRANDA CALVO, 1979: 65 y SAÑUDO, 2009. 49 Según el anticuario y diputado provincial Platón Páramo lo tenía junto a otras reliquias de la batalla que pertenecieron al erudito Luis Jiménez de la Llave: “[…] un centenar de balas, granadas, corazas, sables, espadas, y hasta el anteojo de campaña, hermoso ejemplar que Sir Arturo Wellesley quedó en la casa de Salinas al tenerla que desalojar precipitadamente”, VV.AA., 1909: 30. 50 Dada la abundante bibliografía que así lo refleja cabe destacar: MIRANDA CALVO, 1979; SAÑUDO y STAMPA, 1996 y PEÑALVER, 2009. 51 Aún son conocidos los restos del alcornoque bajo la denominación “Alcornoque Wellington” por la propiedad de la finca donde se encuentra, así como por muchos ciudadanos de Talavera. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Fig. 6: torre de la Casa Salinas o de las Torres (Fuente: De la Llave)
Fig. 7: alcornoque Wellington en la década de los 90 (Colección Medinilla)
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Otros elementos ya citados son: el obelisco del centenario situado junto al Cerro Medellín, construido con motivo de la celebración del primer centenario de la Batalla; la glorieta del laurel, sita en los Jardines del Prado y que fue plantado a los pocos años después de la celebración del Centenario de la Batalla; o el trilito, ubicado junto a la A-5, en las cercanías del Cerro Medellín y la finca de Pedrogordillo, construido entre 1989 y 1990 por el Ministerio de Obras Públicas. Por último, ubicado en los Jardines del Prado y construido en 2009, se encuentra el monumento del Bicentenario diseñado por José Luis Espinosa que evoca un árbol de la vida compuesto de elementos cerámicos propios de Talavera52. 4. Conclusiones La lectura crítica de la memoria de la Batalla de Talavera demuestra que se ha producido una desigual atención a lo largo de la historia. Tal y como se ha visto, el estudio de la memoria de la historia nos permite ver que esta necesita unos soportes externos que sean identificables y comprensibles por la colectividad en la que se fijan ya sean monumentos, lugares emblemáticos, etc.; es decir, elementos con un alto contenido ideológico, en ocasiones épico y alegórico, con un elevado potencial simbólico53. El proceso de construcción de la memoria de la Batalla no ha sido casual. Se ha visto como el paisaje urbano54 y rural ha sido objeto de la aplicación de una política de la memoria a lo largo del tiempo. En el ámbito rural, además del obelisco del centenario, hay que destacar la construcción en 1990 del trilito impulsado por Leopoldo Stampa55, así como el hecho de que además su interés en conmemorar la Batalla mediante éste monumento esté vinculado, en cierto modo, con el ingreso de España en la OTAN durante la década de los 80. Sin embargo, el escenario más propicio ha sido el espacio urbano de Talavera, para poner en práctica la política de 52 DE LA LLAVE; PEÑALVER y ESPINOSA, 2009. 53 PACHECO, 2008: 1326. 54 Sobre los espacios urbanos y políticas de la memoria ver: GARCÍA ÁLVAREZ, 2009: 189-193. 55 Fue el gestor y promotor del monumento a la Batalla de Talavera cuando era asesor diplomático del entonces ministro de Defensa, Narcís Serra. Además, junto con Juan José Sañudo, es autor del libro La crisis de una alianza: la campaña del Tajo de 1809, Madrid, Ministerio de Defensa, 1996. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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la memoria mediante la denominación de algunas calles56, construcción de monumentos, celebraciones oficiales, etc., que demuestran que la forma en que se representa el pasado no es inocua, sino que expresa relaciones de poder y autoridad en el espacio público de Talavera57. No obstante, se ha podido comprobar que la ciudadanía de Talavera, pese a conocer los hechos de la Batalla y sus lugares emblemáticos, ha vivido ajena a la celebración de actos conmemorativos, los cuales han estado históricamente sujetos a un listado protocolario de invitados condicionado por las instituciones. No sería hasta la celebración del Bicentenario cuando el conjunto de la ciudadanía pudo formar parte de los actos percibiendo la Batalla como algo propio58. En el proceso de conmemoración desarrollado durante el Bicentenario de la Batalla, se activaron los usos públicos y políticos de la historia, lo que sirvió también para revisar los propios mecanismos de representación, narración y construcción de la memoria, así como para extraer del acontecimiento histórico todo aquello susceptible de ser utilizado como elemento de identidad local59. Bibliografía ÁLVAREZ JUNCO, José, “La invención de la Guerra de la Independencia”, Studia Histórica, Historia Contemporánea, XII (1994): 75-99. BALLESTER, Carlos, “El monumento a la Batalla de Talavera”, Heraldo de Talavera, Talavera de la Reina, 95, 20 septiembre 1930. CIANCHETTINI, Veronica Elisabeth, The Victory at Talavera, a Characteristic Fantasia, for the Piano Forte, etc., London, Cianchettini & Sperati, 1811. 56 Como se ha visto, durante el periodo franquista es cuando se produce una mayor proliferación en la denominación de calles vinculadas a la Batalla o a la Guerra de la Independencia como exaltación de los sentimientos nacionales y patrióticos. 57 Los espacios más representativos donde se celebraron actos de carácter institucional fueron la Plaza del Pan, donde se encuentra el ayuntamiento y los Jardines del Prado, lugar de paseo tradicional y donde se encuentran varios espacios conmemorativos de la Batalla. 58 La ciudadanía pudo participar en numerosos actos de carácter divulgativo y académico, para todo tipo de públicos, con una fuerte colaboración vecinal y asociativa, ver: DE LA LLAVE; PEÑALVER Y ESPINOSA, 2009. 59 Mediante el lema: “Talavera, un lugar en la historia” se fomentó el sentimiento de pertenencia e identidad local de la Batalla, ver: DE LA LLAVE; PEÑALVER y ESPINOSA, 2009 y DE LA LLAVE, 2009: 3-5. 524
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La batalla de Talavera (27-28 julio de 1809): un paisaje para la memoria
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LOS PROCESOS MIGRATORIOS COMO CATALIZADORES DE CONSTRUCCIÓN DE PAISAJES NOSTÁLGICOS: EL CASO DE PEDRO MARÍA OTAÑO (ZIZURKIL-GIPUZKOA, 1857-ARGENTINA, 1910) Migration Process as Catalysts of Nostalgic Landscape Contruction: The Case of Pedro Maria Otaño ( Zizurkil, Guipuzcoa, 1857- Argentina 1910) Luzia Alberro Goikoetxea Universidad de Deusto [email protected] Resumen: En esta comunicación pretendemos ilustrar el proceso de dotación de sentido de los lugares habitados que realizó Pedro María Otaño (1857-1910), literato natal de Zizurkil (Gipuzkoa), a raíz de sus viajes migratorios a Argentina. En sus composiciones en verso hace referencia a su casa en Zizurkil, la ciudad de San Sebastián –en la cual vivió por un tiempo–, la provincia de Gipuzkoa, “Euskal-Erria”–término que él utilizaba–, España, la Pampa Argentina, etc. En los albores del nacionalismo vasco, Pedro María Otaño, de familia liberal, republicano convencido, y afín al nacionalismo de Sabino Arana al final de su vida, ofrece además especial interés por el proceso ideológico que vivió. Se pueden observar las conexiones e influencias ideológicas en la producción de su discurso (estudio que dejaremos para otra ocasión), pero el análisis en profundidad del mismo (más allá del análisis en términos políticos exclusivamente), resulta muy sugerente en cuanto al tema principal que nos atañe (construcción de la memoria a través del paisaje). Palabras clave: paisaje, memoria, emigración, nostalgia, P.M. Otaño. Abstract: In this paper we want to explain the life process of Pedro María Otaño (1857-1910), a man of letters. He was born in Zizurkil (Gipuzkoa), but he emigrated to America three times. He died in Rosario, Argentina. In his compositions he talks about Zizurkil, the town near San Sebastian, where he lived for some years, Gipuzkoa, the Basque Country, Spain, the Pampa in Argentina... At a time when Basque nationalism was being formed Pedro María Otaño, who came from a liberal family, was a republican and at the end of his life a nationalist. The analysis of his discourse is very interesting because of his political implications, and also in relation to the construction of memory based on the landscape. Keywords: Landscape, Memory, Emigration, Homesickness, P.M. Otaño.
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Luzía Alberro Goikoetxea
Ikusirikan ugaritutzen dijoazkidala lanak eta aztutzen dirala noizbait izkribatzen ez diranak, liburu ontan jarri nai ditut gogoratzen zaizkidanak, gaur edo bigar nere semeak ikasi ditzaten danak
1. Situar el tema
Pedro M. Otaño Donostiyan, Agorraren 11n, 1894-garren urtean1
1.1 Introducción Si nos acercamos al pueblo de Zizurkil, podremos encontrar una plaza, denominada plaza de Pedro Mª Otaño, y en ella una escultura, un busto de un hombre con barba. También una placa conmemorativa. La escuela del pueblo recibe el mismo nombre. Hace tres años, en el centenario de la muerte del bersolari-escritor, además de nombrarle hijo predilecto, una de las actividades que organizaron en el pueblo fue una visita a los vestigios que quedan (lugares, casas, plazas…) y, a través de los cuales, podemos recordar a Pedro Mª Otaño2. Esta comunicación tiene un doble objetivo: por un lado, constatar el lugar que ocupa Pedro María Otaño en la actualidad en los lugares en los que él vivió y en los cuales fue conocido, valiéndose para ello de esculturas, placas conmemorativas, etc… Por otro lado, tratamos de acercarnos a las razones por las cuales mantiene hoy todavía un lugar preferente tanto en el espacio físico como en la memoria de la comunidad a la que perteneció. Su legado ha sido adaptado a múltiples nuevos formatos: discos y cd-s de música3, dvd, mp3, presencia en internet… 1 OTAÑO, 1894. Traducimos al castellano: “Viendo que se me están multiplicando los trabajos/ y que lo que no se escribe se olvida/quiero poner en este libro lo que recuerdo/ para que hoy o mañana mis hijos puedan aprenderlo todos”. San Sebastián, 11 de septiembre de 1894. 2 Aunque tiene ya unos años, resulta de gran interés el artículo de CUESTA, 1998 sobre diversos aspectos relativos a la memoria y la historia, haciendo especial hincapié en el concepto “Los lugares de la memoria” de P. Nora. 3 Encontramos cantautores que han grabado discos con las canciones de Otaño, entre ellos Xabier Lete, Txomin Artola y Amaia Zubiria, Benito Lertxundi, Unai Iturriaga e Igor 530
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Los procesos migratorios como catalizadores de construcción de paisajes nostálgicos: el caso de Pedro María Otaño (Zizurkil-Guipuzcoa, 1857-Argentina 1910)
Nuestra hipótesis es la siguiente: Pedro María Otaño, debido sobre todo a su necesidad de emigrar –lo hizo en tres oportunidades (en la última era consciente de que le resultaría muy difícil volver)–, fue experimentando la distancia, el sentimiento de pérdida y la nostalgia con respecto a su lugar de nacimiento. Acertó a transmitir dicha experiencia en sus composiciones. Lo hará, como veremos, de forma gradual, construyendo discursos y paisajes que pasarían a formar parte de la memoria colectiva. No son pocos los que alejados de sus casas por diversos motivos –también emigrantes, por cumplir con el servicio militar, por estudios…– se han identificado con Otaño y su discurso4. Creemos que Otaño ha pasado a formar parte de la memoria colectiva. De hecho, ocupa parte de nuestro espacio mental y experiencial. Ello se debe a su acierto al construir paisajes nostálgicos con base en espacios físicos, a partir de una de las pérdidas que el ser humano puede experimentar: cambios en la dimensión del espacio, en el hábitat, etc. Hoy, cuando parece que ni el tiempo (ni el pasado, ni el futuro: solo el presente) ni el espacio físico (la gran movilidad que existe, vidas paralelas en “lo virtual”, la red, la nube...) tienen por qué limitar la experiencia humana, a la Historia le corresponde analizar y recordar procesos encarnados en tiempo y espacio determinados y a su vez, recuperar y contextualizar voces y experiencias vividas ante dichos procesos. Antes de adentrarnos en la figura de Pedro María Otaño, nos acercaremos primero al mundo del bersolarismo. Fue, sobre todo, a partir de los años 20-30 del siglo pasado, cuando se comenzó a estudiar el fenómeno del bersolarismo. Han sido diversas las perspectivas desde las cuales se ha estudiado este fenómeno5. En nuestro caso, queremos utilizar el estudio de los bersos como fuente histórico-antropológica. No son muchos los trabajos que se han realizado desde este enfoque6. Aun teniendo presente el debate que puede haber para Elorza, etc 4 Ver EUZKITZE, 2010, 23. Angel María Peñagarikano nos cuenta cómo los años 19771978 realizó el servicio militar en Extremadura, en Badajoz, y cómo se llevó consigo un libro de Pedro María Otaño, y cómo leyendo ese libro recordaba su propia infancia, el lugar donde vivía con nostalgia. Cosa parecida nos dice el propio Antonio Zavala, cuando fue a estudiar a Oña (en Burgos): leyendo un libro de Otaño le parecía estar viendo los paisajes de Zizurkil y Aduna como si estuviera allí mismo (ZAVALA, 1993a, 12-13). 5 Ver comunicación de Garzia, 2001. 6 Deberíamos contar con las obras ya citadas del padre ZAVALA,1996; AIZPURU, 2000: 2010: 2012, etc… Podríamos también consultar la obra de LEIZAOLA, 1981-1985. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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determinar si el discurso del bersolari es representativo del discurso “popular” o si pertenece a una instancia diferente a dicho estrato, creemos que son testimonios que pueden aportar a la comprensión del proceso de modernización en el País Vasco. Para entender mejor este artículo, conviene hacer referencia también a la problemática de la construcción de la memoria tanto individual como colectiva. Para ello nos resulta de especial interés la consulta de la obra de Maurice Halbwachs7. 1.2. El “bersolarismo” como fuente histórico-antropológica El “bersolarismo” como fenómeno de improvisación y canto de composiciones en verso no es un fenómeno exclusivo de la comunidad del euskara8. Se puede observar en diversos lugares del mundo. El año 2003 se realizó en San Sebastián un Congreso que reunió a varios expertos en este fenómeno9. Es verdad que cada fenómeno improvisador tiene sus especificidades. Nosotros nos ceñiremos al “bersolarismo”10 ya que es el marco en el cual se entiende la persona de Pedro María Otaño. El fenómeno del “bersolarismo”, está documentado ampliamente a partir del siglo XIX. Al tratarse de composiciones improvisadas y de transmisión oral, su conservación ha sido difícil. En el siglo XIX se escribieron y se difundieron multitud de bersos: además de los improvisados, se creó la figura de los berso-paperak. Por ello han llegado más fácilmente a nosotros11. 7 Ver HALBWACHS, 2004a, y 2004b. 8 Ver página web www.argodat.com Esta página web se encuentra en cuatro idiomas y pretende situar en un mapa la práctica de la improvisación oral en el mundo [Consultada el 18 de febrero de 2013]. 9 Para más información visitar la dirección http://www.bertsozale.com/liburua/ ahozkoinprobisazioamunduan/bi/bi1.htm. [Consultada el 18 de febrero de 2013]. 10 Para la comprensión de dicho fenómeno contamos con varias publicaciones multilingües ver GARZIA, 2012; EGAÑA, GARZIA, SARASUA, 2001. Ver también la revista Oral Tradition, y el libro de ARMISTEAD y ZULAIKA. En la universidad de Reno y de Missouri existe interés por el fenómeno del bersolarismo y en el segundo caso, sobre la improvisación y tradición oral en general. 11 Podemos decir “facilmente” porque hubo una persona, el padre jesuita Antonio Zavala, nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Deusto el año 1999, que hizo una inmensa labor de recopilación de bersos tanto escritos como también orales, así como de datos biográficos y relativos a la composición de los bersos que fue publicando en la colección Auspoa (en castellano significa “fuelle”). El padre Zavala fallecería el año 2009, dejando tras de sí una colección que hasta el año 2006 llegó a publicar 322 libros. Podemos encontrar este tesoro en la siguiente dirección de la Academia de la Lengua Vasca http:// 532
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Los procesos migratorios como catalizadores de construcción de paisajes nostálgicos: el caso de Pedro María Otaño (Zizurkil-Guipuzcoa, 1857-Argentina 1910)
A partir de los años sesenta del pasado siglo, y sobre todo a partir de la creación del Centro Documental sobre el “bersolarismo”, Xenpelar Dokumentazio zentroa, se han ido recogiendo de forma sistemática grabaciones de los bersos improvisados, además de material complementario. Convendría señalar que Pedro María Otaño provenía de una tradición de bersos improvisados y fue poco a poco introduciéndose en la dinámica de los bersos escritos, modificando también las características de los últimos12. Un análisis riguroso de los mismos requeriría una metodología específica para cada caso. 1.3. ¿Quién fue Pedro María Otaño Barriola (1857-1910)? Pedro María Otaño nació en Zizurkil el año 1857, en el caserío Errekalde (“cerca del río”)13. Sus padres eran de Zizurkil. Fue el tercero de nueve hermanos,de los cuales dos murieron siendo párvulos. Pertenecía a una familia humilde: su padre emigró a América de joven, hasta dos veces. De vuelta a Zizurkil, Juan Pello Otaño se casó con Juana María Baptista Barriola. La familia Otaño-Barriola, compartió casa con otra rama de la familia Otaño. Según iban llegando los niños en ambas familias, el caserío se fue quedando pequeño y los Otaño-Barriola tuvieron que salir. Entre familiares y vecinos construyeron una casa nueva, sencilla, a la que llamaron “Venta de la caridad”, dado que fue construida con la buena voluntad de los vecinos14. En plena juventud, Pedro María Otaño conoció la guerra, la llamada segunda guerra carlista (1872-1876). No lo sabemos a ciencia cierta, pero parece que éste fue el motivo que le empujó a realizar su primer viaje a América, a Argentina, en 1875, cuando tenía dieciocho años. No aguantó mucho en esta primera ocasión. Sabemos que en 1879 estaba ya de vuelta15. www.euskaltzaindia.net/auspoa Aunque en los inicios de la colección podemos encontrar también obras de teatro, alguna novela, etc. Veremos que según avanza la colección serán los bersos los que ocupen el lugar principal. 12 Para mayor detalle, consultar LEKUONA, 1998. 13 Para profundizar en la biografía de Pedro María Otaño son imprescindibles las obras de ZAVALA, 1993a: ZAVALA, 1993b; GRUPO CULTURAL HERNANDORENA, 2010. En la bibliografía del artículo recogemos las principales publicaciones sobre él. Agradecemos al Centro de Documentación Xenpelar de Bertsozale elkartea la labor que realizan de recopilación y vaciado de las publicaciones (tanto monografías como de publicaciones periódicas y prensa), así como de diversos formatos (grabaciones, cd-s, dvd-s…) en torno al bersolarismo. En el cuerpo del artículo recogemos los principales datos de su biografía. 14 ZAVALA, 1993a, 151-163. Cito fundamentalmente las referencias de la obra de Zavala ya que el trabajo del grupo cultural Hernandorena sigue de cerca dicho trabajo. 15 ZAVALA, 1993a, 164-166. Prueba de ello, los bersos escritos a un político guipuzcoano Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Tras una breve estancia en Zizurkil, hacia 1880 volvió de nuevo a América, esta vez, por unos diez años16. Con respecto a los oficios que tuvo allí, podemos decir que fue pastor, alambrador de la Pampa, hornero, contable, herrador… Tras estar gravemente enfermo, en 1890 volvió a Gipuzkoa, a San Sebastián17. Debemos tener en cuenta que sus padres se habían trasladado ya de Zizurkil a San Sebastián. El padre de Pedro María Otaño era cantero. Desde que en 1863 decidieran derribar las murallas de San Sebastián, y con el comienzo de la construcción del ensanche de la ciudad, la mano de obra para la construcción sería bienvenida18. El año 1891 Pedro María Otaño se casó con María Magdalena Alberdi Descarga, con quien empezó a formar una familia. Tuvieron tres niños en San Sebastián19. En la época de su vida en la que vivió en San Sebastián, fue tendero y tabernero. Esta etapa fue también muy prolífica en cuanto a las composiciones de bersos. No pudiendo sacar la familia adelante, “con gran dolor”, realizó el tercer y el último viaje a Argentina, junto con su mujer y sus hijos. Una multitud fue a despedirle al puerto de Pasajes. El bersolari Txirrita le cantó incluso algún berso. Él no pudo responder por la emoción y tristeza que sentía20. Ya en América, tuvieron tres hijas más21. Hasta aquí, no hay nada excepcional en esta vida. Por el contrario, bien podría ser la de tantas otras personas anónimas cuyas vidas no han pasado a la Historia22. Pero ¿qué ofrece de especial la vida y la obra de Pedro María Otaño?
el año 1879 (ibídem, 171-173). 16 ZAVALA, 1993a, 174-178. En estas páginas también encontramos bersos que atestiguan el segundo viaje que realizó Otaño a América, así como bersos-“cartas” que envió a sus familiares y amigos desde allí (ver 179-192). 17 ZAVALA, 1993a, 195-197. 18 ZAVALA, 1993a, 193-194. 19 ZAVALA, 1993a, 209-219. 20 ZAVALA, 1993a, 245-254. 21 ZAVALA, 1993a, 255-290. 22 Podríamos ampliar el contexto de vida de Pedro María Otaño leyendo una amplia bibliografía sobre diversos aspectos de la historia del siglo XIX y comienzos del XX relativa a la Historia Contemporánea del País Vasco. Para acercarnos al contexto inmediato, podríamos leer ZAPIRAIN, 2007. Para acercarnos al contexto general, deberíamos tener en cuenta otros trabajos relativos a la historia contemporánea del País Vasco, como por ejemplo la reciente GRANJA; PABLO; RUBIO POBES, 2011. 534
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Los procesos migratorios como catalizadores de construcción de paisajes nostálgicos: el caso de Pedro María Otaño (Zizurkil-Guipuzcoa, 1857-Argentina 1910)
Pedro María Otaño, pertenecía a una familia de bersolaris23. Su tío fue bersolari, y él también. Es decir, componía bersos de diversa temática. Más que un improvisador, Otaño escribió sus bersos. En primer lugar, a su familia. Los enviaba como si fueran cartas, desde América. En su etapa en San Sebastián, fue “poetizando” su lenguaje y presentó sus composiciones a concursos de literatura. También publicó algún libro al tiempo que publicaba en diversas revistas y periódicos. Estas publicaciones tuvieron gran aceptación, sobre todo a partir de la vuelta de su segundo viaje de América a San Sebastián, que fue cuando empezó a difundir su producción. En resumen, Pedro María Otaño ha pasado a la Historia por su producción literaria (conocida en los concursos literarios de la época y publicada en libros accesibles) que tuvo una gran aceptación popular. 1.4. Fuentes, características y contenido temático Son varias las fuentes con las que contamos para el análisis de la obra de Pedro María Otaño. Por un lado contamos con las publicaciones que realizó en vida. El mismo Pedro María Otaño publicó dos libros que recogían su producción de bersos; el primero, en 1895 en San Sebastián y el segundo, el año 1904 en Buenos Aires24. Contamos también con obras manuscritas por él, que se encuentran disponibles en la red gracias a sus vecinos de Zizurkil25. Ya en su época, también publicaba bersos en publicaciones periódicas26. Además de esto, puso letra también a dos óperas en Argentina27. Posteriormente, se han recogido sus composiciones en varias reediciones, bien publicadas en solitario o junto con la obra de otros bersolaris. Pero sin duda ninguna, la labor de recogida más exhaustiva ha sido la realizada por el padre jesuita Antonio Zavala28. Los dos tomos publicados y que recogen las composiciones y referencias vitales de Pedro María Otaño suman 23 Bersolari es aquel que improvisa y canta composiciones en verso, atendiendo a diversas métricas, con diversos objetivos y temas. Utilizamos también la palabra berso con “b” y entre comillas, porque no es equivalente a la palabra “verso” en castellano. “Verso”, en lengua española, hace referencia a cada una de las líneas de la estrofa. En lengua vasca, sin embargo, la palabra berso hace referencia a la estrofa entera. 24 OTAÑO, 1895; OTAÑO, 1904a. La reedición de la segunda obra aquí citada, fue de vital importancia el año 1930, en el llamado “Renacimiento cultural vasco”. Esta reedición fue prologada por Aitzol, sacerdote y principal impulsor de dicho “Renacimiento”. Ver ZAVALA, 1993a, 264-269. 25 Ver OTAÑO, 1894; OTAÑO, 1904b. 26 Podemos encontrar algunas de estas referencias en el buscador de URKIZA. 27 Pueden leerse en la obra de ZAVALA, 1993b. 28 ZAVALA, 1993a; ZAVALA, 1993 b. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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más de 900 páginas. Publicó también un libro compuesto exclusivamente por bersos, sin notas ni más aclaraciones29. La producción de Pedro María Otaño cuenta con 76 conjuntos de bersos; además de esto, también escribió dos Operas. El padre Zavala recoge además algún pequeño cuento, conferencia, etc30. En cuanto a los bersos, podemos establecer la siguiente clasificación por temas. Los más numerosos son, sin duda, los relativos a la lengua y cultura vascas (unos 41 conjuntos de bersos). En segundo lugar, los relativos a temas de familia y también ligados a la emigración (22 conjuntos). Le siguen de cerca los bersos que podemos llamar “políticos” (21 conjuntos)31. Los relativos a la sociedad (articulación social, etc…), suman unos trece conjuntos y los que hacen referencia a paisajes y naturaleza, 10. Son también 10 conjuntos los que se centran en la literatura y en consideraciones referidas a diversos bersolaris y literatos. Otros bersos hacen referencia a la Historia y a personajes históricos (5 conjuntos). Sobre temática económica específica, hemos encontrado dos conjuntos. Si comparamos esta amplitud temática con las producciones de bersolaris anteriores, nos encontramos con aspectos que no eran tan frecuentes: en algunas composiciones juega con las palabras y las letras (aspecto que refleja su destreza en la utilización del euskara), se preocupa muy intensamente por la transmisión del euskara, por la Historia, los personajes históricos… Tema Lengua y cultura vascas Demografía-familia-emigración Política Sociedad Naturaleza y paisaje “Bersolarismo” y literatura Historia/personajes históricos Economía
Conjuntos bersos 41 22 21 13 10 10 5 2
Tabla 1: clasificación de bersos de P.M. Otaño por temas 29 OTAÑO, 1994. 30 ZAVALA, 1993a, 1993b. Todas las referencias a composiciones de Otaño que vamos a hacer a continuación, se refieren a estas publicaciones. 31 Será sobre todo a partir del año 1900, y con mayor fuerza desde el año 1904 cuando la influencia del nacionalismo se haga patente en sus composiciones. 536
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Los procesos migratorios como catalizadores de construcción de paisajes nostálgicos: el caso de Pedro María Otaño (Zizurkil-Guipuzcoa, 1857-Argentina 1910)
Además de la temática, a la hora analizar estos bersos, deberíamos tener en cuenta la época en que fueron realizados. En esa cronología es posible distinguir claramente tres momentos: el correspondiente a los bersos relativos a la juventud de Otaño (primer y segundo viaje a América), el de las composiciones realizadas en San Sebastián (1890-1898), y finalmente, el de los trabajos realizados en Argentina (1898-1910). Sin duda ninguna, será en la etapa en la que reside en San Sebastián cuando su producción se haga considerable (31 conjuntos de bersos en ocho años,), fecundidad que se mantendrá en Argentina (en doce años escribe 43 composiciones, además de dos óperas). Convendría también señalar algunas especificidades de su producción artística. Los bersos improvisados son una excepción en el caso de Otaño. Casi toda su producción se ciñe a bersos escritos. Estos, además, no siempre cumplen con la métrica y características de los bersos improvisados; existen algunos bersos que són más narraciones-leyendas que propiamente bersos. De todas formas, debemos señalar que los bersos que han “migrado” a la memoria colectiva son aquellos que, por sus características formales, más se parecen a los bersos improvisados y que, por consiguiente, resultan “cantables”. Como hemos señalado, Otaño renueva la temática del “bersolarismo”. Es capaz de jugar con el idioma, y construir composiciones que nos hacen reflexionar sobre sí mismo. Los bersos compuestos en Argentina, sobre todo, cuentan a veces con partituras, es decir, van acompañados por composiciones para piano. 2. Construccion del paisaje: bersos de juventud, vida en San Sebastián Argentina
y tercer y último viaje a
Para nuestro trabajo, hemos seleccionado aquellos bersos que hacen referencia al paisaje, procurando tener en cuenta los tres momentos antes citados: bersos de juventud, bersos compuestos en Donostia y bersos compuestos en Argentina. 2.1. Bersos de juventud (1879-1889) De acuerdo con la opinión de A. Zavala, conservamos un “tesoro” de esta época. Son los bersos que Pedro María Otaño escribió a su tío el año 1889 desde Argentina 32. Tenía entonces treinta y dos años. Como ya se ha 32 ZAVALA, 1993a, 184-188. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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señalado, estos bersos equivalían a cartas que se escribían entre familiares para contarse la vida de unos y otros. Se trata de un conjunto de bersos que cuenta con 22 unidades. Según nos cuenta Pedro Mari, estando en Rosario (Argentina), en su segunda estancia en dicho país, pensó en trasladarse a Córdoba (Argentina), donde se encontraba su hermano. Enfermó gravemente por lo que tuvo que ir a casa de su hermana (que vivía en dicha República) para que le cuidara. Creemos que la experiencia de la grave enfermedad hizo madurar a Pedro María y reflexionar sobre su vida. ¿Cómo recuerda Pedro María sus orígenes? ¿Cómo comienza a construir su memoria? ¿En qué elementos se detiene? Lenago anbat aiñtzat artzen ez/ginduzen gauza guziyak/aiñbesteraño edertzen ditu/oraiñ eziñ ikusiyak;/Euskal-erriko mendi ta zelai/ibai, arkaitz ta sasiyak,/beñere eziñ aztu litzake/aien tartian aziyak33.
Es el momento en el que toma conciencia de que no se encuentra donde nació y creció. Está en otro lugar, diferente. Nos los cuenta en el berso 16. Esto hace que comience a valorar y embellecer aquello que ya no ve y que añora. ¡Hasta tal punto que cita incluso las piedras y las zarzas! Puede tratarse de una figura literaria o simplemente, de la descripción del paisaje natural de Zizurkil34. La distancia y la memoria están intrínsecamente unidas, y como podemos ver en este berso, la memoria con el paisaje natural: montes, prados, ríos, piedras, zarzas… elementos muy comunes en su Zizurkil natal. Creemos que podemos aplicar aquí los conceptos de recordar y localizar que utiliza Halbwachs en su obra. Por un lado, recuerda y reconoce, y por otro localiza. Es decir, el reconocer hace referencia a “tener el sentimiento de haber tenido presente en otro momento a una persona o a una imagen que hemos visto, sin que podamos saber en qué circunstancias”35, localizar sin embargo significa “…únicamente la localización pone en juego la actividad intelectual del espíritu, puesto que para hallar el lugar de un recuerdo en el tiempo se requiere de un esfuerzo de reflexión”36. La localización, por lo tanto, apela a la toma de conciencia antes señalada. 33 “Todas las cosas que antes no tomábamos en cuenta/ las hace ahora tan hermosas el no poder verlas/los montes, prados, ríos, peñas y zarzas del País Vasco/el que ha crecido allí no los podrá olvidar nunca” 34 No estaría de más leer el artículo de DIAZ MARTINEZ referido en la bibliografía, 2012, 392. Así como Valerio del Bierzo describe su entorno sin necesidad de ser un espacio imaginado, lo mismo podemos decir de Pedro María Otaño. 35 HALBWACHS, 2004a, 139. 36 HALBWACHS, 2004a, 139. 538
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En el próximo berso, el número 17, subraya que, aun estando despierto, parece que sueña con el lugar que dejó. Otra vez el recuerdo de lo alejado, de lo “perdido”, pero suavizado por la firme convicción de que volverá y se sumergirá en “su mundo” de origen. En los próximos cinco bersos hace referencia a San Sebastián (“Donostiya”), “incomparable, única, paradisíaca”… En los bersos 19 y 20, elevará el tono poético: “San Sebastián es un huerto de flores, regado por un rocío celestial, es como un sol que apaga el resto de luces y estrellas, es la mejor perla que se le cayó a Dios desde su casa, alegra a los que envejecen, es novia de los jóvenes”, “eres mi gloria” dirá… Utiliza la ciudad de San Sebastián, su luz, su vegetación, su geografía natural… para ensalzarla37. ¿Qué hacer para recordar lo que abriendo los ojos en Argentina no puede ver? Cerrarlos. Pedro María Otaño construye memoria mediante el paisaje que no ve y mantiene vivo el vínculo con el lugar que dio sentido a sus años de juventud. Urruti zaude eta zalla da/ni zugana irixtia,/onenbeste nai dizun batentzat/zer bizimodu tristia!/Alaipire bat bakarra daukat/ametsetan sinistia:/zu ikusteko noiznai asko det/nere begiyak ixtia38
Sería también interesante hacer una reflexión en torno a los sueños y las imágenes-recuerdos39. Halbwachs se pregunta: ¿existen sueños en los que recordemos lo que realmente pasó? ¿Podemos distinguir lo real de lo ficticio en los sueños? Deberíamos aplicar esta misma pregunta a los bersos de Pedro María Otaño. Creemos que tanto las primeras referencias al paisaje rural que realiza, así como las referencias a San Sebastián, son ya constructos: es decir, son posteriores a la toma de conciencia de la distancia a la que está de su lugar primario de residencia. Más que a recuerdos concretos, hace referencia a imágenes que ha ido idealizando. Pero creemos a su vez, que la descripción del paisaje rural se acerca más a la realidad que la descripción que hace de la ciudad de San Sebastián. Como ya hemos dicho, se trata de bersos escritos el año 1889, a las puertas de su vuelta a Gipuzkoa, a San Sebastián. Por lo tanto, idealiza lo que conoció, pero sobre todo, lo que desea. 37 Valerio del Bierzo utiliza una concepción tópica del orbe (cielo, tierra, inframundo) para describir elementos de la realidad, su percepción del espacio y la naturaleza (p.388 y ss). Pedro María Otaño, hace referencia también a categorías celestiales (paraíso, huerto de flores, etc…) para describir a la ciudad de San Sebastián. Argentina, el lugar donde vivía mientras escribía estos bersos, haría referencia a la esfera terrestre. 38 “Estás lejos y es difícil que yo llegue a ti/qué vida tan triste para uno que te quiere tanto/ Sólo tengo una alegría, y es creer en los sueños/para verte es suficiente con que cierre mis ojos”. 39 HALBWACHS, 2004, 13-56. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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2.2. Vida en San Sebastián (1890-1898): “Argentina como espejo amplificador” Tras su enfermedad Otaño, logra volver a San Sebastián. Se casa. Tiene tres hijos. Se inserta en el movimiento literario-cultural de la ciudad, muy volcado en la promoción del euskara. Encontramos en esta época un conjunto de bersos, titulado Amets bat (Un sueño) que datan del año 189140. Está en San Sebastián, pero escribe esta composición (una concatenación de bersos que es más para ser leída que cantada) como si se encontrara en Argentina, como si fuera todavía emigrante. Cuenta su experiencia como emigrante. Estaba en la Pampa Argentina, pero sin estar (“oso gazterik arkitu nintzan/Amerikako Panpetan,/ta bizimodu txit erosua/iduki arren an bertan,/nere biyotzak etziran uzten/sekulan ere paketan,/ iduri zuben berriz eguak/neukazkiyela anketan”)41. Otra vez, no despierto, sino soñando, recrea el abrazo de sus padres a su vuelta a casa. Este conjunto de bersos resulta muy interesante porque enlaza la pérdida del hogar del emigrante con la pérdida del uso del euskara (personifica a la lengua vasca en una abuela viejecita a la que abandonan cada vez más hijos)42. De esta época datan también unos bersos en los que identifica la orografía de San Sebastián con una paloma43. Buruba ageri du/Gaztelu orretan,/korputza Donostiko/etxe ederretan,/ta isatsa Loiola/ko erriberetan;/eskuiko egua/Ategorriyetan/eta ezkerrekoa/Antiguan bertan,/edo alde artara/dauden birietan./Beste pixti batzubek/egopen onetan/ikusten dira iñoiz/uda-egunetan,/beren lumak bustiyaz/Kontxako oletan,/ pozkidaz dabiltzala/ jostatzen uretan…/ Sartu gabe kondaira/luziaguetan,/orra nere iritziz/Donostiya zer dan44. 40 ZAVALA, 1993a, 339-350. 41 “Siendo muy joven me encontré en la Pampa Argentina, y aunque tenía una vida muy cómoda, mi corazón no me dejaba nunca en paz/parecía que tenía alas en los pies”. 42 Otaño, experto en la experiencia de la pérdida, acertará en la construcción del discurso de pérdida de finales del siglo XIX vasco: pérdida de fueros, languidecer del Euskara, aunque no sea siempre pesimista en sus composiciones. 43 ZAVALA, 1993a: 407-413. Los bersos fueron escritos el año 1894. 44 El que conozca San Sebastián y sus barrios, puede ir identificando topográficamente la figura de la paloma: “Tiene la cabeza en ese castillo/el cuerpo en las bellas casas de San Sebastián/la cola en las riberas de Loyola/el ala derecha en Ategorrieta/el de la izquierda en Antigua/o hacia los caminos que hay por allí/En los días de verano/ podemos ver otros animales/mojando sus plumas/en las olas de la Concha/jugando en el agua/Sin alargarme más/ he ahí lo que es para mí San Sebastián”. 1894. 540
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Dos años después nos ofrece una composición titulada “El pobre abuelo”, en el que Otaño hace referencia explícita al paisaje45. Diríamos que contribuye a la construcción del paisaje “bucólico” del caserío del País Vasco húmedo, mediante esta composición: Udaberriko usai gozozko/illunabartxo batian,/ Donostiyatik urruti gabe,/ uri ontako partian,/baserritikan onontz datorren/bidetxigor politian/sagar ta gaztañ, aritz, elorri,/urritz ta lore tartian/azpi aldian errekatxua/marmariyaz ostopian,/eguzkiaren azken dizdizak/aruntzko mendi tentian/kuku ta beste txorien kantak/baso guztiak betian/kabi batian lau txorikume/txillar tarteko otian/gauz abei denai begiratuaz/emen, gure lur maitian [...]46
El abuelo se encuentra en este paisaje, rodeado de paz. Viene su nieto de la escuela y el abuelo se da cuenta de que el nieto no le habla en euskara. Esto es un signo de preocupación. De nuevo aparece un paisaje idealizado como salvaguarda de un mundo que ve que está cambiando. Antes nos presentaba una abuela, ahora al abuelo como garante de continuidad de una lengua, etc. Estamos por lo tanto ante un paisaje humanizado. De esta época debemos subrayar también el espíritu integrador de Otaño al poner en relación y valorar tanto el campo como la ciudad. Finalmente, también es importante destacar que el haber estado en dos ocasiones en Argentina, hizo de “espejo amplificador” a la hora de acrecentar el cariño y el amor de Otaño hacia San Sebastián. 2.3. Argentina (1898-1910) En esta etapa podríamos destacar más de un conjunto de bersos. Pero hemos optado por seleccionar la composición “Amerikako Panpetan (1900)”47 por ser una de las más conocidas y que con mayor cuidado se ha conservado. Ya de vuelta a la Argentina, en dicha composición, y contrariamente a lo que le ocurrió en sus anteriores viajes, Pedro María Otaño, es consciente de que le será difícil volver a su lugar natal. Desde estos supuestos, realiza una doble “rememoración”: cuenta cómo fue su vida en Argentina cuando 45 ZAVALA, 1993a:446-455. 46 Los elementos a los que hace referencia son: atardecer de primavera, en un lugar no lejano a San Sebastián, en el caminito que viene del caserío, manzanos, castaños, robles, riachuelo, sol, cuco, pájaros, bosque, “en nuestra querida tierra”. 47 ZAVALA, 1993b, 61-67. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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en su primera y segunda emigración trabajó allí como pastor y compara dichos lugares con los lugares de su tierna infancia. Compara el Zizurkil de su infancia, y con más detalle, el árbol en el que jugaba cuando era pequeño, a la puerta del caserío, con el ombú que tenía al lado del rancho cuando fue pastor. Construye memoria sobre el paisaje Argentino, construye memoria sobre el paisaje vasco, y construye la comparación. Se construye a sí mismo. La composición consta de cinco bersos. En el primero describe el paisaje donde nació, en el segundo, el paisaje en el que trabajó en el rancho en Argentina. El nexo de unión lo hacen los árboles. Nos dirá que siendo niño había a la puerta del caserío un nogal que daba mucha sombra. Cuenta que en la pendiente de al lado teníamos castaños, también manzanos al lado de la huerta […] de joven viví siempre entre árboles. Cuando vine, dejándolo todo, cómo no recordar los robles y hayas. Ahora soy pastor en América, al lado de un Rancho. Cuando vuelvo, una vez pasado el día en el prado, mis ojos gozan con el ombú cercano. En el desierto me faltan los árboles, los montes, los ríos[…]; contemplar el ombú, subir entre sus hojas y ramas[…] me hace gozar.
No nos resistimos a recoger un par de fragmentos clave en la composición: Txabol ondoko ombú laztana/maitatzen zaitut gogotik,/eta biyotza erdibitzen zait/joatian zure ondotik,/nere burura ekartzen dezun/oroimen gozuagatik./Zure itxura ikusi nai det/ez dizut eskatzen frutik/ni emen bizi naizen artian,/arren, egon zaite zutik!48
Otaño le pide al ombú que se mantenga en pie. Este árbol es el elemento físico, parte del paisaje, que le ayuda a construir la memoria de su caserío natal. La memoria se construye en el paisaje. Y a veces, porque la memoria es así, es en parte sueño, podemos crear nexos, relacionar elementos, unos con otros… que nos ayudan a recrear y reconstruir aquello que perdimos, a partir de elementos que ahora tenemos. La memoria se construye en el paisaje, que a su vez, también puede ser ya constructo. Otaño realiza así una síntesis personal de su vida. 48 “Ombú de al lado de la chabola, te quiero de verdad, y cuando me alejo de ti, el corazón se me parte, porque traes a mi memoria recuerdos gozosos. No te pido fruto, solo verte. Mientras yo esté aquí, mantente en pie por favor”. 542
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Otaño lo dice explícitamente: “Tú, querido ombú, parece que me llevas a la sombra del nogal que estaba a la puerta del caserío[…]” Es el árbol, es la puerta… Por la puerta sale el emigrante, por la puerta vuelve a entrar. El hombre nace y se hace adulto atravesando la niñez y la adolescencia. Al envejecer, vuelve al origen recordando su juventud y su niñez. Otra vez el tránsito. Otra vez la puerta. Otaño, como muchos que van y vuelven, idealiza y espera, recuerda, el paso, la vuelta, la puerta. Integra su origen con su vida en Argentina para poder así seguir viviendo. 3. Conclusiones Como hemos apuntado al principio, en Zizurkil, en Buenos Aires… existen elementos físicos que vinculan lugares específicos a la persona de Pedro María Otaño. Así, nuestra memoria se construye en los paisajes, la Historia se vincula a los lugares y a las personas. ¿Por qué ocupa Pedro María Otaño, todavía hoy, un lugar en la memoria? Pedro María Otaño, al tener que emigrar tres veces a América y morir allí, tuvo que enfrentarse repetidamente al cambio de su entorno tanto físico como humano. Según Halbwachs, Aparte de estos casos patológicos, cuando algún acontecimiento nos obliga también a transportarnos a un nuevo entorno material, antes de que nos adaptemos a él, atravesamos un periodo de incertidumbre, como si hubiésemos dejado atrás toda nuestra personalidad: tan es así que las imágenes habituales de nuestro mundo exterior son inseparables de nuestro yo. No se trata sólo de la incomodidad que nos produce cambiar nuestras costumbres motrices. ¿Por qué sentimos apego a los objetos? ¿Por qué deseamos que no cambien y sigan acompañándonos? Debemos dejar al margen de toda consideración de comodidad o estética, y veremos que aparte de ello, nuestro entorno material lleva a la vez nuestra marca y la de los demás. Nuestra casa, nuestros muebles y la forma en que están distribuidos, todo el orden de las habitaciones en que vivimos, nos recuerdan a nuestra familia y a los amigos a los que solemos ver en este entorno49.
Otaño acertó a reconstruir en su memoria y a relatar, transmitir, la experiencia de la pérdida y la adaptación. En esta reconstrucción le dio especial 49 HALBWACHS, 2004b: 131-132. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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importancia al entorno físico, a aquello que no podía ver realmente a su alrededor. Hizo así del contexto geográfico, paisaje. A su vez, el paisaje formará parte muy importante en el nacionalismo vasco50. En su segundo viaje, estando en Argentina, evocó su Zizurkil natal y San Sebastián. De vuelta de este segundo viaje, ya en San Sebastián, vuelve a su familia, recrea el encuentro con sus padres (también se construye la memoria en el paisaje de las relaciones), así como contribuye a la idealización del paisaje del País Vasco húmedo. En el último viaje, del que previsiblemente no iba a volver, ya desde Argentina, recreó el lugar donde nació y se desarrolló su infancia, volviendo así al inicio. Recreó e integró. Construyó su memoria en el paisaje y en las personas que conoció y vivió. Fuentes y Bibliografía AIZPURU, Mikel, “Vascófilos y bertsolaris, conformadores del nacionalismo vasco en el último tercio del siglo XIX”, Gerónimo de Uztariz [en línea]. 16 (2000). Disponible en: http://amarauna.org/uztariz/pdf/artikuluak/aldizkaria1604.pdf [consultado el 24 de septiembre de 2012] AIZPURU, Mikel; OSTOLAZA, Maitane y DELGADO, Ander, “Pueblo, política y nación en el País Vasco (1833-1936): una aproximación a través de los bertso-paperak”, en ESTEBAN DE VEGA, Mariano y DE LA CALLE VELASCO, Mª Dolores (eds), Procesos de nacionalización en la España contemporánea, Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, 2010; 329353. AIZPURU, Mikel, “Norteko Ferrokarrila. La red ferroviaria en la literatura oral vasca” [en línea]. Vitoria-Gasteiz, 2012. Disponible en: www.docutren.com/congreso_vitoria/comunicaciones/1075.pdf [consultado el 4 de enero de 2013]. ARMISTEAD, Samuel Gordon y ZULAIKA, Joseba, Voicing the Moment. Improvised Oral Poetry and Basque Tradition, Reno, Center for Basque Studies, 2005. AULESTIA, Gorka, Bertsolarismo, Bilbao, Diputación Foral de Bizkaia, 1990.
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SIMBOLISMO Y LUGARES DE MEMORIA: EL ÁRBOL DE GERNIKA Symbolism and Memory Sites: The Tree of Gernika1
Aurora Madaula Giménez2 Universitat de Barcelona [email protected] Resumen: La memoria simbólica a menudo ayuda a construir los imaginarios nacionalistas. Desde mediados del siglo XIX, el Árbol de Gernika se convirtió en el principal referente simbólico del Código vasco de las leyes y por extensión en el símbolo de las libertades vascas. El Árbol de Gernika, erigido en símbolo de los Fueros históricos de los vascos, con el tiempo, ha ido transformándose en un lugar de conmemoración, un lugar de memoria. Bajo la dictadura de Franco se convirtió en el símbolo de los derechos nacionales vascos relacionados con los principios de la democracia. La Transición y la creación de la comunidad autónoma en 1979, finalmente consolidó la herencia histórica de ese lugar. Este artículo se centra en el Árbol de Gernika como un ejemplo etno-simbólico de la construcción de la memoria nacional vasca, midiendo su resistencia frente al nacionalismo español. Palabras clave: simbolismo, lugar de memoria, conmemoración, nacionalismo vasco, identidad. Abstract: The symbolic memory sometimes helps to build a nationalist imaginary. Since the mid-nineteenth century the Tree of Gernika became the principal symbolic reference of the Basque code of laws and, by extension the symbol of the Basque freedoms. The Tree of Gernika as a representation of the historical Basque laws has turned into a commemoration place and into a lieu de mémorie. Under Franco’s dictatorship it became the symbol for Basque national Rights related to democracy principles. The Transition to Democracy and the creation of the autonomous community in 1979 finally consolidated the historical heritage of that place. This paper focuses on the Tree of Gernika as an example 1 Para la elaboración de este artículo recibí una ayuda de investigación del CONCA del Department de Cultura de la Generalitat de Catalunya. 2 GRENPoC. Cátedra Josep Termes. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Aurora Madaula Giménez
of ethno-symbolic building of the Basque national memory, measuring its strength in front of the Spanish nationalism. Keywords: Symbolism, Site of Memory, Commemoration, Basque Nationalism, Identity.
Gernikako arbola da bedeinkatua Euskaldunen artean guztiz maitatua. Eman ta zabal zazu munduan frutua adoratzen zaitugu arbola santua
Gernikako Arbola Euskal abesti popularra José María Iparraguirre, 1953
Bendito es el árbol de Gernika Adorado por todos los Euskaldunes Da y extiende tu fruto por el mundo Te adoramos, árbol sagrado
El árbol de Gernika Canción popular vasca José María Iparraguirre, 1953
Cuando estudiamos los fenómenos etno-simbólicos nos encontramos que la mayoría de expertos destacan la memoria y la identidad como dos fenómenos metafóricos importantes. Memoria e identidad traspasan el concepto simbólico a la materialización a través de exposiciones, monumentos o conmemoraciones. Para hacer llegar los conceptos de la memoria y la identidad al público se requiere de una transformación previa que acerque el trabajo académico a la población. Las conmemoraciones se han convertido en un ejercicio colectivo de conservación de la memoria, entendida como aquellos lieux de mémoire que definió Pierre Nora: “Cualquier entidad significativa, ya sea material o inmaterial en la naturaleza, que a fuerza de voluntad humana o el trabajo del tiempo se ha convertido en un elemento simbólico del patrimonio memorial 550
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de cualquier comunidad (en este caso, la comunidad francesa)”. En otras palabras, los lugares de memoria son “donde la memoria [cultural] cristaliza y se segrega en sí misma”3. El auge y desarrollo de los lugares de memoria parece responder a una necesidad creada desde la sociedad contemporánea en respuesta a la celeridad de la vida moderna. Vivimos con tantas prisas que los lugares de memoria y la recuperación de la memoria histórica se han convertido en una terapia social para recordar el pasado que la prisa contemporánea ayuda a destruir. Las políticas de memoria impulsadas por los organismos oficiales pretenden responder a esa necesidad (real o abonada) de la sociedad pero el problema surge cuando estas políticas, lejos de responder desde la equidistancia de lo público, se desarrollan desde una perspectiva moral, de héroes y caídos, con la intención de justificar la tradición propia. Así se construye la memoria nacional, la que Reinhart Koselleck describe como aquélla que puede integrar tanto los momentos enaltecedores como los humillantes si se incorporan a la imagen heroica, de martirologio, de la historia patria. La culpa y la vergüenza, en cambio, no encajan nada bien en la memoria4. El uso y abuso de la memoria histórica ha sido estudiado ampliamente por autores como Enzo Traverso o Tzvetan Todorov, que destacan la exaltación y el olvido como dos características que definen muchas de las políticas de memoria desarrolladas por los estados5, y que advierten de los peligros de la politización de la memoria histórica. Olvidar no es un ejercicio al azar o descuidado, el olvido se ejerce sobre nombres, acontecimientos o personas incómodas y a su vez, la exaltación tiende a presentar el pasado de una manera lineal, llana y sin conflicto, convirtiendo el relato en metahistoria, alimentando la sacralización de los mitos6. Las sociedades deben aprender de sus errores y si pretendemos construir un discurso histórico común o una memoria histórica colectiva, debemos exigir que el discurso no emita juicios de valor y se desarrolle desde el punto 3 Pierre Nora editó un gran trabajo de siete volúmenes acerca de los loci memoriae de Francia. NORA, 1984-1992, Vols. 1-7. Para un buen compendio sobre lo que este concepto significa, ver: NORA, 1989: 7-25. 4 KOSELLECK, 2002: 21-32. 5 TODOROV, 1998; 2010; TRAVERSO, 2006. 6 Muchas de las tradiciones que pensamos son muy antiguas, no lo son tanto y fueron inventadas hace relativamente poco. Eric Hobsbawn ha puesto de manifiesto este proceso de invención HOBSBAWN; RANGER (Eds.), 1983: 1-14. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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de vista de la víctima o del vencedor. De la misma manera, hemos de exigir que las políticas de memoria que se desarrollan desde y en los espacios públicos no pretendan silenciar voces ni evocar ideas sesgadas: No es tolerable el intento de imponer recuerdos u olvidos obligatorios -han escrito varios investigadores de la educación–. Como un futuro compartido en paz sólo es posible desde una memoria colectiva consensuada, es imprescindible negociar interpretaciones comunes del pasado desde la voluntad de una reconciliación en el presente7.
De otro modo es imposible hacerlo. Hay un orden invisible del espíritu colectivo “que sólo se mantiene vivo mientras la conciencia de realidad diferenciada continúe bien arraigada en la sociedad y, además, esta haga uso”8. El estudio del pasado y su relato desde la conmemoración debe plantearse desde la difusión del conocimiento, de la potenciación del recuerdo, si se quiere, pero nunca desde términos morales que invitan al juicio del pasado a partir de un relato moral. Las construcciones memoriales, las conmemoraciones, los espacios de memoria, e incluso los cementerios, son formas de representación de la memoria que conforman lo que Pierre Bourdieu9 llama “mercado simbólico”. Hay ejemplos bien emblemáticos en todo el mundo: desde el cementerio militar de Arlington hasta el Fossar de les Moreres de Barcelona, pasando por Valle de los Caídos en San Lorenzo del Escorial, los memoriales a la guerra de Vietnam, los museos del Holocausto, el Panteón de París, la momia de Lenin en Moscú o la misma capital de EEUU, Washington DC, concebida toda ella como un lugar de memoria para un país con una historia muy corta10. Todo ello organizado como si la memoria adquiriera la disposición de los estratos geológicos. Realmente es un mercado en el que diferentes productos simbólicos se ponen a disposición del público; productos que son consumidos mediante la inclusión en las propias acciones simbólicas de los, digamos “clientes”, que es como los denominaba Michel de Certeau, y a los que se les asigna más o menos valor (crédito de verdad o valor de uso) de acuerdo con el consumo que se haga. De esta manera, el 7 ROSA, BELLELLI, BAKHURST, 2000: 41-87. 8 COLOMINES, 2004: 33-37. 9 BOURDIEU, 1991. 10 BALCELLS, 2008; PASSONNEAU, 2004; COLOMINES, 2012: 307 y ss. 552
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consumidor de los productos simbólicos influye sobre la interpretación, dado que atribuye a estos símbolos más o menos valor11. De la misma manera que en el resto del estado español, en el País Vasco la recuperación de la memoria histórica se ha centrado en la investigación sobre el Guerra Civil y, en concreto, el bombardeo sobre la villa de Gernika ocupa uno de los temas centrales. Lo cierto es que el bombardeo perpetrado por la aviación alemana sobre la villa vizcaína en 1937 se convertirá desde el primer momento un lugar de memoria. Gernika había sido el símbolo de la identidad y las libertades vascas y a partir del ataque aéreo, se transformará en un símbolo mundial de la paz. La villa fue fundada en 1366 alrededor de un robledal y una ermita. Con el paso del tiempo este pequeño núcleo fue tomando importancia hasta ser el destino de la Casa de Juntas, una de las instituciones forales vascas más antiguas y donde los señores de Vizcaya celebraban las Juntas Generales. Las instituciones forales vascas tienen su origen en la época moderna, y hacen referencia al conjunto de usos y costumbres (Usokostumbreak) que un pueblo se da a sí mismo a lo largo de la historia y conforme los que ordena su vida en común12. Los fueros vascos superaron a la política uniformadora de los Borbones ya durante el siglo XVIII y hasta la construcción del estado liberal español, de carácter muy centralizador, en el siglo XIX, convirtiéndose en uno de los símbolos de libertad y al mismo tiempo de identidad nacional del pueblo vasco13. La Casa de Juntas se convirtió en el lugar en el que tanto los señores de Vizcaya como los monarcas de Castilla debían jurar respetar los fueros y costumbres vizcaínos. El juramento se hacía bajo uno de los antiguos robles del primitivo robledal, siempre el mismo, que acabó siendo conocido como “el árbol de Gernika”. La liturgia del juramento se ha ido conservando y extendiendo en el tiempo y, aunque no es un acto legislado, la celebración ha cambiado poco durante los años y fue uno de los primeros símbolos que el Lehendakari Leizaola recuperó con la restauración de la democracia después de la dictadura franquista. 11 DE CERTEAU, 1984. 12 LASA APALATEGUI, 1978: 29. 13 URQUIJO, 2001: 63-85. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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El árbol de Gernika es pues, un símbolo que la sociedad vasca actual ha asumido como la representación del respeto de las autoridades a las libertades -en la soberanía- del pueblo vasco en su conjunto. De la misma manera que a inicios del siglo XIX el Árbol simbolizaba el respeto institucional a la tradición, en el siglo XX ya se convirtió en el “lugar de memoria” oficioso de la soberanía vasca. El primer lehendakari moderno, José Antonio Aguirre, el 17 de septiembre de 1936, un mes después de iniciada la Guerra Civil, tomó posesión del cargo en un acto religioso en la basílica de Begoña y acto seguido se desplazó a Gernika para realizar bajo el cobijo del árbol el juramento –en euskera– del cargo con la siguiente fórmula: Humilde ante Dios, de pie sobre la Tierra Vasca, en recuerdo de los antepasados, bajo el Árbol de Gernika, ante los representantes del pueblo juro desempeñar fielmente mi cargo
Sin embargo, esta fórmula de juramento, que no está regulada por ninguna ley específica, ha sido asumida por los diferentes lehendakaris, de derecha o de izquierda, y se ha repetido hasta hoy con algunas variaciones14. El juramento y el árbol de Gernika convierten así una forma de culto a la memoria positiva de la nación en tanto que sintetizan la tradición con las aspiraciones nacionales de los vascos. Un lugar de memoria que el poeta inglés William Wordsworth supo captar muy bien en el soneto The Oak of Gernika15: Oak of Gernika! Tree of holier power Than that which in Dodona did enshrine (So faith too fondly deemed) a voice divine Heard from the depths of its aerial bower—
14 El 1982, una vez aprobado el Estatuto de Autonomía de la Comunidad Autónoma Vasca, el nuevo Lehendakari añadió la frase “ante vosotros, representantes del pueblo”, antes del “juro”. El primer Lehendakari socialista, Patxi López, el 2009 cambió la fórmula de juramento suprimiendo la referencia a Dios y prometiendo en ligar de jurar. Con la toma de posesión del actual Lehendakari, Iñigo Urkullu, se ha recuperado el juramento de 1982. 15 WORDSWORTH LONGFELLOW, 1876-79, vols. 14-15. 554
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How canst thou flourish at this blighting hour? What hope, what joy can sunshine bring to thee, Or the soft breezes from the Atlantic sea, The dews of morn, or April’s tender shower? Stroke merciful and welcome would that be Which should extend thy branches on the ground, If never more within their shady round. Those lofty-minded Lawgivers shall meet, Peasant and lord, in their appointed seat, Guardians of Biscay’s ancient liberty.
Gernika había sido pues y durante los siglos, símbolo de las libertades vascas, entendiendo los fueros del pueblo vasco y su respeto como la garantía de libertad y al mismo tiempo una de las características de su identidad. Seguramente ésta fue una de las motivaciones por las cuales el ejército de Franco escogió la pequeña villa guipuzcoana para verter el terror en forma de bombas caídas del cielo. El bombardeo sobre la villa el 26 de abril de 1937, un día de mercado, se convirtió en un símbolo del nuevo concepto “guerra total”, donde la retaguardia se convertía en objetivo militar y la población civil ya no quedaba al margen de la contienda bélica. Las presuntas fábricas de armamento en las afueras del pueblo quedaron intactas después de la lluvia de bombas de los aviones de la Luftwaffe alemana, confirmando que el objetivo no era bélico sino civil y simbólico. Pero el símbolo y la memoria de la villa bombardeada se fortalecieron aún más a partir de la interpretación de Pablo Picasso con su pintura “Gernika”, que ayudó a difundir el horror de la guerra. La memoria de las víctimas de Gernika es uno de los principales temas de la recuperación de la memoria histórica en el País Vasco por lo que significa Gernika en sí mismo y en lo que se convirtió a raíz del bombardeo. Que la villa vizcaína era un símbolo lo sabían los franquistas y por ello fue un objetivo, al igual que conocían la importancia de controlar la memoria y el discurso, por lo que desde el primer momento el régimen dedicó esfuerzos a falsificar la historia del bombardeo y por tanto a falsificar parte de la memoria colectiva, llenando las calles de la población de bidones de gasolina y fotografiando las casas quemadas para hacer más creíble la versión del ataque de los “Rojos”16. 16 COLOMER, 2008: 43. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Es igualmente interesante asistir a la apropiación del símbolo que se hace desde las filas franquistas, cuando en los reportajes y noticiarios en los que se “explica” la noticia del bombardeo, los requetés carlistas que habían apoyado a las tropas de Franco sublevadas aparecen protegiendo el árbol de Gernika, referente según las palabras del locutor: “árbol santo de las tradiciones vascas, el viejo tronco secular, fuerte e inquebrantable como el alma de la legítima Vasconia, religiosa y española”17. Gernika también es importante por el hecho que durante más de cuarenta años la memoria de los vencidos ha sido silenciada y sustituida, en este y muchos otros casos, por la memoria oficial del régimen, pero precisamente por este motivo, se deben tener muy en cuenta las memorias de las víctimas que conservan, con todo lujo de detalles, la versión en primera persona de los bombardeos. Según los intelectuales, el paso de los años, así como la contaminación informativa aportada por las lecturas de los libros sobre la Guerra Civil escritos por otras personas, han alterado los recuerdos de los que vivieron la jornada, pero aunque no sean del todo creíbles, no se deben menospreciar sino tratarlos como lo que son: recuerdos y memoria aunque no historia18. El símbolo de Gernika ha ido perdurando en el tiempo y adaptándose a las necesidades identitarias del pueblo vasco. El Árbol centenario, que en sí mismo (como árbol) es ya un símbolo natural que identifica el respeto y el arraigo de la cultura vasca a la tierra, se ha convertido en el lugar de memoria de las libertades vascas y de la paz, tan anhelada por todas las sociedades, pero que en el caso vasco se ha de escribir en mayúsculas. Una vez vista la aceptación social del símbolo de Gernika y como la tradición ha sido incluida en las liturgias políticas, cabe considerar extraño el gesto del PNV en 1980 al fijar como himno oficial de la Comunidad Autónoma Vasca un himno partidista inventado por el propio Sabino Arana (fundador del PNV), el Euzko Abendearen Ereserkija, cuando la sociedad vasca había aceptado como himno el popular Gernikako Arbola19, los primeros versos del cual abren este artículo.
17 LUENGO; DELGADO, 2006: 41-42. 18 COLOMER, 2008: 38. 19 LUENGO; DELGADO, 2006: 24. 556
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Simbolismo y lugares de memoria: el árbol de Gernika
La guerra de los símbolos y el intento por el control de la memoria no son extraños tampoco en Euskadi. Gernika es para muchos el símbolo de las libertades del foralismo vasco, integrado en España, para otros, el recuerdo de la identidad nacional diferenciada y por lo tanto, del nacionalismo independentista, pero para todos, Gernika, es un lugar de memoria importante para la construcción y la explicación de la historia de Euskadi. Recuperar la memoria histórica a partir de los símbolos de las libertades, la identidad y la paz se convierte en uno de los ejes principales del Centro de investigación para la paz Gernika Gogoratuz20, centro creado por el gobierno del País Vasco en 1987, el año de conmemoración del 50 aniversario del bombardeo sobre la población. Gernika no ha perdido en todo este tiempo ni un ápice de símbolo de la identidad y las libertades vascas, aunque como hemos visto, la apropiación política de la memoria juega un papel importante a la hora de analizar su recorrido. La villa vizcaína se ha convertido en un lugar de memoria, en uno más de los símbolos del mercado simbólico de Pierre Bourdieu y que ayudan a construir la identidad y porqué no, la tradición de un pueblo, inventada o no. Esquejes del roble centenario y de sus descendientes, han sido plantados en diferentes lugares de Euskal Herria como símbolo de respeto a las libertades y de extensión de los fueros, esperemos que a su vez, transmitan el símbolo de paz que se le ha añadido al imaginario simbólico de Gernika. Bibliografía AIZPURU, Mikel (dir.), El Otoño de 1936 en Guipúzcoa. Los fusilamientos de Hernani, Irún, Alberdania, 2007. BALCELLS, Albert, Llocs de memoria del catalans, Barcelona, Proa, 2008 BOURDIEU, Pierre, Language and Symbolic Power, Cambridge, Harvard University Press, 1991. CASTRO, Luis, Héroes y caídos. Políticas de la memoria en la España contemporánea, Madrid, Los libros de la catarata, 2008. CAVA MESA, María Jesús, Memoria colectiva del bombardeo de Gernika, Guernica, Gernika Gogoratuz, 1996.
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¿La cárcel como lugar de memoria? Herrera de la Mancha 1979-19901 Does the Jail as Place of Memory? Herrera de La Mancha (1979-1990)
Eduardo Parra Iñesta Doctorando en Historia en la UCLM [email protected] Resumen: El historiador francés Pierre Nora acuñó en los años ochenta el concepto de lieux de memoire. Atañe a los espacios que evocan un determinado relato histórico y que sirven para fijar los discursos que el poder establece. En este artículo pretendemos explorar la cárcel como lugar de memoria, atendiendo al ejemplo de la prisión Herrera de la Mancha, cárcel de máxima seguridad activa desde 1979. En concreto, queremos estudiar el diálogo de visiones enfrentadas, generadoras de memoria, que se estableció en esta prisión durante la década de 1980. Por un lado, los presos de organizaciones armadas, como ETA, que son sometidos a un duro trato penitenciario en una cárcel que se situaba como paradigma de la reforma penitenciaria española. Por otro, la visión de un sector de la sociedad, que ve en estos presos lo peor de la sociedad, que debe ser apartado de la misma en un lugar angosto, así como las poblaciones circundantes, que vieron como se trasladaban a peligrosos presos cerca de sus hogares. Palabras clave: Lieux de memoire, Herrera de la Mancha, presos de ETA, reforma penitenciaria, memoria histórica Abstract: The French historian Pierre Nora defined in the eighties the concept of lieux de memoire. It referes to the space that evokes a particular historical narration and it is used to set the discourses that the power establishes. In this article we are going to explore the prison as a place of memory, taking into account the example of the prison located in Herrera de la Mancha, which is known as the maximum active security prison since 1979. Specifically, we are going to focus on the dialogue of confronted visions which took place in this prison in the 1980s: On one side, we find prisoners from armed organizations such as ETA, who 1 Esta comunicación forma parte del proyecto de investigación HAR2010-14845 (financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación), del cual es investigador principal el profesor Pedro Oliver Olmo (Universidad de Castilla-La Mancha). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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are determined to harsh treatment in a jail prison depicted as a paradigm Spanish prison refom. On the other side, we find the vision of a sector of society who considers these prisoners as noxious to the society. They must be moved from these societies and from the surrounding populations to a narrowed place, as they saw how dangerous prisoners were moved in order to be closer to their homes. Keywords: Lieux de memoire, Herrera de la Mancha, ETA Prisoners, Penitenciary Reform, Historical Memory.
1. Introducción En la presente comunicación abordamos la posibilidad de que la cárcel pueda ser considerada como “lugar de memoria”, tomando el concepto historiográfico al que Pierre Nora dio forma en Francia en la década de los ochenta, y que se ha extendido con éxito a la historiografía mundial y, por ende, a la española. En primer lugar, analizaremos los significados de los lugares de memoria y los debates que en torno a la memoria se han generado en los últimos tiempos en nuestro país. En segundo lugar, ahondaremos en la disyuntiva de si la cárcel puede ser considerada como lugar de memoria, ejemplificándolo con algunas iniciativas que reivindican esta calificación. En la tercera parte, atenderemos al ejemplo de Herrera de la Mancha, prisión de máxima seguridad construida en la época de la Transición y todavía en funcionamiento, como posible lugar de memoria. Esto nos llevará a reflexionar sobre la aplicabilidad de esta conceptualización a lugares de la historia inmediata. De igual manera, esto conlleva una reflexión acerca de la propia Transición y de la historia que se ha construido en torno a ella, ya que esta prisión formaría parte del “contrarrelato” de la Democracia española. Asimismo, queremos destacar la existencia de visiones enfrentadas respecto a esta prisión manchega, que han generado memorias divergentes con el tiempo. Para el estudio de estas dialécticas hemos considerado cinco sujetos con el fin de observar su actitud ante esta prisión: Por un lado los propios trabajadores de Herrera y la sociedad castellano manchega en general. Por otro lado, como durante estos años predomina en Herrera la presencia de presos de ETA, los hemos incluido como sujetos, junto con sus familias y con la sociedad vasca. Este texto se ha realizado con seis fuentes fundamentales. En primer lugar, respecto a las obras historiográficas, hemos procedido a la lectura de trabajos sobre memoria e historia, tanto a nivel del debate que la política y la 562
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gestión de la memoria han generado, dentro de las cuales podemos destacar la obra colectiva dirigida por Juan Sisinio Pérez Garzón y Eduardo Manzano2, así como obras referidas a los lugares de memoria, donde debemos destacar el especial que la revista Ayer dedicó a la Memoria e Historia3, dirigido por Josefina Cuesta. En segundo lugar, para conocer la realidad de Herrera de la Mancha, hemos acudido a memorias en las que presos que estuvieron en esta prisión, nos cuentan sus experiencias en el día a día de la cárcel4. En tercer lugar, hemos consultado publicaciones periódicas. Hemos escogido un diario de ámbito nacional como Diario 16, por cuestión de disponibilidad. Asimismo, dada la existencia de una dialéctica entre dos zonas diferenciadas hemos escogido otros dos diarios: uno localizado en el ámbito manchego, como es el periódico conservador Lanza, y por otro lado, Egin, periódico portavoz de la izquierda abertzale durante esta época. En cuarto lugar, hemos consultado contenidos multimedia a través de internet. Así, hemos podido conocer iniciativas relacionadas con la conservación de la memoria de algunas prisiones, como las iniciativas en torno a la Cárcel de Mujeres de Les Corts5, o la Plataforma Salvemos Carabanchel.6 En quinto lugar, hemos podido acceder a fuentes judiciales de la época a través de la Audiencia Provincial de Ciudad Real, con la que hemos podido consultar sumarios de casos de malos tratos a presos en la prisión de Herrera. Por último, hemos dedicado un pequeño espacio en esta comunicación a las fuentes orales, con las que hemos podido conocer el proyecto de conservación de la cárcel de Carabanchel. 2. Lugares de memoria y memoria histórica En primer lugar, resulta necesario hablar brevemente del concepto de lieux de mémoire, siguiendo la idea que Pierre Nora desarrolló en su ambiciosa obra sobre los lugares de memoria en Francia7. Para ello, realizó una división tripartita entre los lugares representativos de la República, la Nación y lo que él llama “las Francias”. Bucea en la construcción simbólica de Francia a través de sus lugares inmateriales (como la consagración de Reims), lo 2 PÉREZ GARZÓN y MANZANO MORENO, 2010. 3 Vid. Ayer, nº 32, 1998. Ejemplar dedicado a “Memoria e historia”. 4 VV.AA., 1983. REKALDE, 1992. 5 http://www.presodelescorts.org/. [Consultado el 16-02-2013] 6 http://salvemoscarabanchel.blogspot.com.es/. [Consultado el 16-02-2013]. 7 NORA, 1984-1992, 7 vols. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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material (como el territorio nacional) y lo ideal (como el Museo histórico de Versalles)8. La gama de objetos, lugares o personajes que pueden ser calificados como lugares de memoria es infinita, por lo que supone un método historiográfico con unas posibilidades enormes. Lo que pone de relieve con ello, es la construcción de una representación y la formación de un objeto histórico en el tiempo9. Es decir, este concepto es una mirada bajo la que el historiador puede analizar los procesos y personajes históricos y atender a su dimensión simbólica. Los lugares de memoria beben inevitablemente del concepto de memoria colectiva de Maurice Halbwachs. Asimismo, la memoria ya había sido objeto de análisis para otros historiadores como E. P. Thompson10. Este concepto se desarrolló en una época que Pierre Nora califica de discontinuidad histórica, por lo que el recurso a la memoria es inevitable. Se produce un retorno a la herencia colectiva y se focaliza la atención sobre las identidades fragmentadas. Este periodo estaría caracterizado en Francia por la vuelta del gaullismo, la crisis económica de 1974 y la presencia de un comunismo fuerte11. Este reto es asumido por la historiografía francesa y europea a partir de la década de los ochenta. Podemos ver un recorrido por la utilización del concepto en el Estado de la Cuestión de Josefina Cuesta en el especial de Ayer12 que hemos comentado anteriormente. Uno de los problemas que ha tenido este vocablo desde su postulación, ha sido la apropiación del mismo dentro del campo de las ceremonias y los monumentos. Los lieux de memoire han sido puestos, en muchas ocasiones, al servicio de la construcción de las historias institucionales, en forma de monumentos o placas al servicio del relato histórico nacional. Con lo cual, lejos de “rescatar” la memoria de colectivos olvidados, han servido en muchos momentos a la legitimación del régimen de turno. A raíz de este concepto se ha propuesto el término de depósitos de memoria, que vendría a designar a aquellos hechos y lugares que pierden trascendencia a la hora de construir el pasado, mientras que los lugares de memoria serían aquellos hechos que tienen influencia en la construcción del mismo13. Este término lo retomaremos a la hora de hablar de Herrera de la Mancha. 8 NORA, 1998: 20. 9 NORA, 1998: 22. 10 CUESTA BUSTILLO, 1998: 203-246. 11 NORA, 1998: 25. 12 CUESTA BUSTILLO, 1998, 225. 13 MATEOS, 1998-2000. 564
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El término de lugar de memoria ha sido exportado con éxito a la historiografía española. Ya en 1988, en el Congreso sobre Historia y memoria de la Guerra Civil de Salamanca se refieren a los lieux de Pierre Nora. A partir de aquí han aparecido estudios de este tipo como La memoria histórica de la Guerra Civil española (1936-1939) de Paloma Aguilar,14 autora que ha ahondado en las temáticas de la memoria. Los lugares de memoria pueden ser puestos en relación con el contexto de recuperación de la memoria histórica que se vive en España. Un proceso galvanizado a partir del año 2000 con la creación de la “Asociación para la recuperación de la memoria histórica” y la excavación de las primeras fosas del franquismo. Desde entonces, se ha conseguido que la cuestión salte desde los colectivos de familiares hasta la producción científica y el debate político. De hecho, en 2007 se promulgó la conocida como “Ley de Memoria Histórica”15 que ha sido un reconocimiento legal a algunas de las demandas de los familiares de represaliados. La memoria ha aparecido en las últimas décadas como un nuevo derecho de las sociedades, que tras los episodios traumáticos de los totalitarismos del siglo XX, se arrogan el derecho de recordar y rehabilitar su pasado, imponiéndose lo que el filósofo Reyes Mate ha llamado el “deber de memoria”16. Sin embargo, como nos alerta Tzvetan Todorov, debemos tener cuidado con el uso que damos a la memoria para no caer en abusos, en intentar justificar o explicar todo el presente a través de ella17. La historia, como ciencia, no debería permanecer recelosa ante la memoria, sino crítica, como con cualquier otra fuente, y es del diálogo entre ambas con las que se puede producir avances significativos en el conocimiento del pasado, así como la recuperación del relato de los colectivos silenciados de la historia. 3. La cárcel como lugar de memoria En este punto pretendemos reflexionar acerca de si la cárcel, como institución plenamente moderna, puede ser considerada como lugar de memoria. Para ello debemos destacar su dimensión material, su dimensión funcional como espacio de reclusión, y su espacio simbólico, como evocador de una determinada historia que evoca al contrarrelato histórico. 14 AGUILAR, 1995. 15 LEY 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura. 16 MATE, 2008. 17 TODOROV, 2000. 45-60. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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La calificación de la cárcel como lugar de memoria en nuestro país es especialmente significativa cuando hablamos del periodo franquista, por lo que nos centramos en este periodo. La existencia de presos políticos represaliados durante cuarenta largos años ha creado la necesidad de reconstruir su relato. La presencia de presos políticos a lo largo de este régimen ha sido recogida en obras, como Toda España era una cárcel18, que nos ofrece con nitidez como la naturaleza de los presos políticos fue cambiante durante la Dictadura, desde los antiguos republicanos hasta una nueva hornada de líderes sindicales, políticos o de organizaciones armadas. De igual forma, en nuestro país, existen algunas iniciativas que abogan por la recuperación de la memoria de complejos carcelarios del franquismo, entre las que queremos destacar las concernientes a las prisiones de Les Corts, en Barcelona, y Carabanchel, en Madrid. La primera iniciativa, acerca de la Prisión de mujeres de Les Corts, ha sido elaborado por la Associació per la Cultura i la Memória de Catalunya (ACMe) desde 2006. Se ha creado una página web19, con el objetivo de historiar y difundir la trayectoria de esta prisión durante el franquismo, a través de testimonios, imágenes y fuentes documentales escritas.20Actualmente en el lugar donde estuvo la prisión existe un conocido centro comercial, y tan solo una pequeña placa informa que allí existió la Cárcel de Les Corts. Una placa, que como señalan desde esta iniciativa, “esconde más de lo que descubre”21. En torno a la antigua prisión de Carabanchel se ha creado la “Plataforma por un centro para la paz y la memoria en la antigua cárcel de Carabanchel”22. En este caso, todos los edificios de la cárcel también han sido reducidos a polvo, salvo el antiguo Hospital Penitenciario, reconvertido en Centro de Internamiento de Extranjeros, En el solar, existe un pequeño memorial ciudadano creado en 2011. Su objetivo es:
18 SERRANO y SERRANO, 2002. 19 www.presodelescorts.org [Consultado el 17-02-2013]. 20 HERNÁNDEZ HOLGADO, 2008: 187-196. 21http://www.presodelescorts.org/ca/recursos/una-trista-placa-que-oculta-m%C3%A9sdel-que-descobreix. [Consultado el 17-02-2013]. 22 http://salvemoscarabanchel.blogspot.com.es/ [Consultado el 16-02-2013]. 566
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La creación de un museo de la historia de la prisión y que esa historia particular sirva de índice para mostrar y explicar la historia de los movimientos políticos, sociales y ciudadanos de los años del franquismo y postfranquismo. La historia de la cárcel todavía se sigue ampliando ya que, en el edificio que reclamamos como espacio para el Centro de Memoria sigue produciéndose la reclusión de personas (es la vergonzosa instalación conocida como Centro de Internamiento de Extranjeros de Aluche), es decir, Carabanchel sigue siendo una cárcel23.
Precisamente, en diciembre de 2012, se celebró un simposio en el CCHSCSIC sobre la prisión de Carabanchel24 en las que se habló de Carabanchel como espacio de memoria sin patrimonio, así como se destacó su historia como prisión del franquismo y la subcultura que generó este espacio. A la hora de analizar estos dos casos, hemos encontrado algunos problemas a la hora de recuperar la memoria de las cárceles españolas contemporáneas. En primer lugar, existe un problema de difusión, relacionado con la invisibilidad de las víctimas, estigmatizadas durante el régimen franquista, y aún hoy los presos son víctimas de la exclusión y marginación social. En segundo lugar, escasean los archivos orales, así como buena parte de esa documentación se halla dispersa y deslocalizada.25 De lo que no cabe duda es que la cárcel puede constituir un ejemplo de lugar de memoria, aunque bien es cierto que se aleja de los cánones que se suelen aplicar a estos conceptos. No son lugares que ayuden a la construcción o identificación nacional, como suelen indicar los lugares de memoria, sino que forman parte del contrarrelato del que venimos hablando, como “lugares incómodos, difíciles o negativos”,26 con lo que se aproximan al carácter primigenio que le otorgó Pierre Nora a este concepto. Esta idea debe ser tenida en cuenta a la hora de analizar la cárcel, pues como lugar de encierro forma parte de la otra cara del relato. En este caso, el de Carabanchel y Les Corts, entre otras muchas cárceles, forman parte de la historia de los perdedores de la Guerra Civil y sufridores durante el franquismo. Permanecerían, por tanto, en el margen del relato histórico, alejado del primer plano por otras cuestiones historiográficas como la 23 Entrevista con la Plataforma Salvemos Carabanchel. 17-02-2013. 24 ORTIZ, 2013. 25 HERNÁNDEZ HOLGADO, 2008: 187-196. 26 SÁNCHEZ-CARRETERO, 2013. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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evolución política o el desarrollo económico. Nuestro siguiente objetivo sería reflexionar acerca de si la cárcel surgida de la Transición puede ser considerada también como lugar de memoria. 4. Herrera de la Mancha 4.1. La prisión de Herrera de la Mancha, 1979-1990 La prisión de Herrera de la Mancha se levanta en las cercanías de la localidad ciudadrealeña de Manzanares. Fue inaugurada en julio de 1979, como parte del plan de reforma penitenciaria que llevó a cabo el gobierno de la UCD presidido por Adolfo Suárez, y que fue liderado por Carlos García Valdés en su puesto de Director General de Instituciones Penitenciarias. El objetivo de esta reforma era democratizar a todos los niveles las cárceles heredadas del franquismo. En esa reforma, el centro penitenciario de Herrera de la Mancha iba a tener un papel destacado. De hecho el propio García Valdés destacó en varias ocasiones que “la reforma no es Herrera, pero pasa por Herrera”27 Se realizó una enorme inversión para la época, 600 millones de pesetas, contaba con los más modernos sistemas de seguridad y una capacidad para 240 reclusos.28 En un primer momento estuvo destinada a acoger a reclusos comunes, concebida como cárcel de castigo para los instigadores de motines o disturbios en otras cárceles, calificado como “centro de cumplimiento de régimen cerrado para penados calificados de peligrosidad extrema o inadaptados a los regímenes ordinario y abierto, y excepcionalmente para preventivos inadaptados al régimen que les es propio, con separación absoluta de los penados”29, haciendo clara alusión a los miembros de la COPEL. Sin embargo, ante la naturaleza del complejo, considerada como la más segura del estado, pronto se destinó a presos de organizaciones armadas. En primer lugar, de GRAPO30 y, posteriormente, de las diferentes ramas de ETA. Herrera no solo alojó presos de ETA desde junio de 198031, sino que a partir de 198332 se convirtió en una prisión únicamente para dicho colectivo, 27 Diario 16, 15 octubre 1979. 28 Lanza, 15 julio 1978. 29 DIRECCIÓN GENERAL INSTITUCIONES PENITENCIARIAS, 1980. 30 Lanza, 27 de diciembre 1979. 31 Diario 16, 26 junio 1980. 32 Lanza, 28 diciembre 1983. 568
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y la que más presos de ETA albergó hasta las políticas de dispersión de finales de la década. En los momentos de mayor ocupación, se dieron cita en Herrera unos 230 presos de esta organización.33 Herrera seguía siendo cárcel de castigo, pero ahora para presos de organizaciones armadas. Anjel Rekalde, preso de ETA, hablaba de estas cárceles de máxima seguridad: Eso son prisiones de exterminio, las de alta seguridad; el objetivo no es la seguridad de que no nos escapemos, sino el control del individuo para neutralizarlo o destrozarlo en base a los datos que sacan de él, de sus flaquezas y sus neuras34.
La concentración de presos de ETA en Herrera generó una situación tensa, con continuas protestas de los presos demandando un régimen de vida digno, llegando incluso a realizar una huelga de comunicaciones durante 10 meses durante 198435. Otro disturbio de importantes consecuencias se vivió el 3 de noviembre de 1988, cuando una revuelta de presos de ETA destrozó uno de los módulos de la prisión36. Asimismo, las duras condiciones de Herrera dejaron tres fallecidos en la prisión durante este tiempo: Joseba Asensio y Juan Carlos Alberdi, por causas naturales, mientras que Mikel Lopetegi se suicidó, a lo que habría que sumar la muerte de Juan José Crespo, militante del GRAPO muerto en 198137. Pese a la naturaleza de estos fallecimientos, se alzaron voces en el entorno de los presos que acusaban al régimen violento de Herrera, física y psicológicamente, como causante de estos hechos luctuosos38. También se generó inquietud en los funcionarios, así como en la zona de la Mancha, ante la existencia en Herrera de presos de una gran peligrosidad. Incluso se creó una plataforma de municipios para impedir el traslado de presos de ETA a este centro penitenciario.39 4.2. Visiones enfrentadas En Herrera de la Mancha, se generó una dialéctica preocupante entre presos y funcionariado desde muy pronto, antes incluso de la presencia de presos de ETA. Conocido es el caso de malos tratos a presos comunes 33 Lanza, 17 febrero 1987. 34 REKALDE, 1992: 71. 35 Diario 16, 14 diciembre 1984. 36 Diario 16, 4 noviembre 1988. 37 Diario 16, 9 junio 1986. El País, 17 junio 1987. Diario 16, 3 marzo 1988. 38 Egin, 9 de junio 1986. 39 Lanza, 13 noviembre 1983. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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en 1979 y juzgado en 1984, por la que nueve funcionarios, entre ellos el director de la prisión, fueron condenados, pero en cuya sentencia se evitaba el uso de la palabra “tortura”40. Por su parte, también los presos de GRAPO, dejaron testimonio de su duro paso por Herrera, relatando malos tratos y calificándola de “cárcel de la muerte”41 Sin embargo, la tensión latente fue mayor respecto a la presencia de presos de ETA. La percepción de este colectivo era muy diferente, en unos años de mayor actividad armada de ETA, así como permaneció durante un arco temporal más prolongado. En torno a su presencia y actividad, se creó un diálogo de visiones enfrentadas en el que entraron en juego diferentes actores, como ya hemos comentado: por un lado, presos y familiares de ETA, así como el funcionariado de la prisión, y por otro lado las visiones procedentes de la sociedad manchega y la sociedad vasca. En primer lugar existía un enfrentamiento latente en el interior de la cárcel, entre los funcionarios de Herrera y presos de ETA. A los funcionarios, se les presionaba desde diferentes sectores conservadores para llevar a cabo una política penitenciaria dura contra los presos de ETA42. En este sentido llevaron a cabo protestas reclamando mayor seguridad, ya que clamaban de que “no es tan segura como la gente imagina” y protestando contra los supuestos privilegios que los presos de ETA tenían en las cárceles, que les llevaría incluso a encadenarse ante el Ministerio de Justicia43. Los funcionarios denunciaban a través de la prensa la situación “deleznable” en la que debían trabajar, que los presos de ETA imponían “su ley en Herrera y en las prisiones donde están” y gozaban de “todo tipo de lujo en las prisiones: cine, televisión, video, juegos…”44. Esto reflejaba una pérdida de autoridad de los funcionarios, que se sentían impotentes ante este tipo de reclusos. A esto hay que sumar la presencia de la Guardia Civil, ya que en 1980 se construyó una Casa Cuartel anexa a Herrera, con el fin de garantizar la seguridad de los funcionarios45. Sin embargo, esta presencia pudo contribuir a exacerbar más los ánimos. Los presos de Herrera les acusaban de realizar “razzias” en las que abundaban los cacheos ilegales y 40 AUDIENCIA PROVINCIAL DE CIUDAD REAL. Sentencia 32/84, 17 marzo 1984. Sumario 22/79. 41 VV.AA., 1983. 42 Lanza, 28 febrero 1986. 43 Lanza, 11-13 diciembre 1985 y 15 abril 1986. 44 Lanza, 16 abril 1986. 45 Lanza, 13 julio 1980. 570
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las palizas. El preso Mikel Sarasketa relataba en su denuncia los malos tratos sufridos, y por los cuales fueron procesados dos guardias civiles: El jefe de servicios, a pesar de que no se ha negado a ningún tipo de cacheo, ni ha opuesto ningún tipo de resistencia, ha ordenado a los guardias civiles que le golpearan; estos, después de amenazarle le han sometido a continuas descargas eléctricas, efectuadas por el sargento y el cabo primero, aplicadas sobre todo en la cara, cuello, nuca y manos, golpeándole para evitar protegerse con los brazos, al mismo tiempo que le golpeaban, otro guardia civil, con una porra de madera, sobre todo cuando se encontraba en el suelo por efectos de los golpes y descargas46.
Los presos de ETA mantenían una relación bidireccional con la organización. Por un lado, eran punta de lanza de la lucha, con huelgas y acciones de protesta, así como también se convertían en el elemento simbólico por él que seguir la lucha. En sentido habría que destacar las marchas navideñas de familiares y simpatizantes de los presos, en los que se alcanzaban cifras cercanas a los 10.000 asistentes47. Por tanto lado, podemos analizar, a través de la prensa, una doble dialéctica entre País Vasco y La Mancha, no enfrentada entre sí, pero si con visiones diferentes sobre Herrera, aunque coincidentes en algunos aspectos. La percepción de ambas entidades era negativa respecto a la prisión. En Euskadi, en ciertos sectores, como las Gestoras Pro Amnistía, se percibía a Herrera como “cárcel de exterminio” para presos de ETA48. Además, en general, los partidos vascos abogaba por el acercamiento de los presos vascos49. Desde la zona manchega, por su parte, se veía con temor la presencia de presos considerados muy peligrosos, y se tenía la sensación de Herrera como una nueva concesión de una provincia pobre, que siempre recibía lo que Madrid no quería. La provincia de Ciudad Real se convertía en “pueblo secularmente olvidado que observa cómo se militariza la zona (Helipuerto de Almagro, base de Manzanares, base de Sonseca, Cárcel de máxima seguridad en Herrera de la Mancha etc.)”50.
46 Egin, 26 febrero 1985. 47 Diario 16, 31 diciembre 1989. 48 Egin, 27 diciembre 1985. 49 Egin, 26 octubre 1983. 50 Grupo ecologista Taray. Lanza, 28 junio 1987. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Sin embargo, en Castilla-La Mancha se produce un cambio hacia finales de década, cuyo máxima expresión son las visitas navideñas que el presidente José Bono realizó a los funcionarios y guardias civiles a partir de 1987, en una especie de contrapeso a las multitudinarias movilizaciones que familiares y amigos de presos también realizaban en esas fechas. Valga como muestra su mensaje pidiendo que ningún castellano-manchego votase a HB en las europeas de 1989: “Si esta tierra vale algo para ellos es para meterlos en Herrera de la Mancha”51. Esto refleja el cambio de visión que se generó en algunos ambientes respecto a la actividad de ETA, sobre todo después de atentados indiscriminados como el de Hipercor. Asimismo, otro recuerdo se mezcla con estas visiones, como es el recuerdo vívido del dolor, que nos sugiere la idea de pasado traumático que ha desarrollado Paloma Aguilar para la Guerra Civil52. Un duelo que no entiende de bandos y que ha sido silenciado en muchas ocasiones. Aunque aquí hemos destacado lo que suponía Herrera para presos y familiares, también hay que recordar a las víctimas de ETA, y sus allegados. Además, hay que recordar en estos años las víctimas de ETA se hallaban desprotegidas sin una plataforma unitaria que atienda sus peticiones. 4.3. Herrera de la Mancha, ¿lugar de memoria? A la hora de analizar la prisión manchega como un posible lugar de memoria, surgen dos problemas: Por un lado, nos remitimos a un tiempo tan cercano como es la Transición española y la consolidación democrática, que ha recibido un tratamiento testimonial en cuanto a la recuperación de memoria, aunque es cierto que existen estudios al respecto53. Es un periodo que se caracteriza más por no querer recordar el pasado traumático, que por el ejercicio de la memoria. Además, por otro lado, estamos hablando de un lugar todavía en funcionamiento, lo que pone en discusión su denominación como lugar de memoria y la conveniencia de buscar posibles denominaciones alternativas. Sería menos problemático el uso de otro concepto como el de “depósito de memoria”54 que quizá sean más adecuados al caso de Herrera. Alberga una historia importante en la época democrática, aunque se oculta en la 51 Lanza, 3 junio 1989. 52 AGUILAR, 2008. 53 ARGUL, 2004: 33. 54 CUESTA BUSTILLO, 1998: 235-240. 572
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construcción de la memoria oficial. Asimismo, más que destacar esta terminología, en el caso de Herrera se debe destacar que supone un ejemplo de memorias enfrentadas que todavía hoy sigue teniendo remanentes en el discurso político, sobre todo en el País Vasco. Esta consideración puede inscribirse dentro del “contrarrelato” de la Transición y la consolidación democrática, donde accedemos a un pasado incómodo, que rompe la idea idílica que se ha construido en torno a la Transición y los primeros años de la democracia en España. Un relato de violencia palpable entre dos colectivos, presos y funcionarios, al servicio de dos entidades superiores, Estado y ETA, que dirimían parte de sus batallas en el interior de las cárceles. Dos entidades que necesitaban de un enemigo, y de este tipo de batallas, para legitimarse a sí mismas. En esta comunicación abogamos, por tanto, por “rescatar” la memoria de la prisión de Herrera de la Mancha. Es una labor complicada, puesto que atañe a un tema bastante sensible, como es el de ETA que tanta sangre ha derramado en todas las partes implicadas, redundando en la idea de “pasado traumático”55. Si atendemos a las fuentes consultadas, hemos visto como las prácticas que se aplicaban a los presos de la Transición no era muy diferentes de las vividas por los presos del franquismo, algo que no debemos olvidar. También se debe denunciar el incumplimiento sistemático de la propia ley penitenciaria, aprobada en el Parlamento, como el hecho de concentrar de presos a más de 600 kilómetros de sus respectivas provincias, o el abuso del régimen de aislamiento. Una ley penitenciaria que no buscaba tanto la adaptación de la cárcel a los nuevos tiempos, como cumplir con los objetivos de estabilidad y disciplina en las prisiones españolas. 5. Conclusiones En primer lugar, debemos hacer una referencia al concepto de lieux de memoire que ha alcanzado una gran fortuna dentro de la historiografía. Ha triunfado por su flexibilidad, ya que se puede aplicar a muchas y variadas realidades, así como ha terminado sirviendo a toda la construcción conmemoratoria de los Estados. En esta comunicación, hemos intentado abordar las posibilidades de aplicación de este término a la cárcel como sujeto histórico. Hemos formulado esta comunicación en forma de pregunta, proponiendo ejemplos de por qué la cárcel puede ser considerada como lugar de memoria. Creo que podemos concluir este texto con una respuesta 55 AGUILAR, 2008. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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afirmativa, la cárcel puede ser perfectamente considerada lugar de memoria, ya que supone uno de los lugares donde el papel de la memoria, en forma de testimonio de los protagonistas es más importante. Muchas veces no tenemos más conocimiento de la vivencia en las cárceles que a través de quienes la han sufrido. La respuesta sería dubitativa si hablamos de Herrera de la Mancha cómo lugar de memoria. Al ser una prisión de una trayectoria reciente, en comparación con otras, y todavía en activo, sería difícil justificar esta denominación. Por ello, podemos acudir al concepto de depósito de memoria que hemos propuesto. Un lugar que alberga memoria que forma parte del contrarrelato de la Transición. De hecho, la mera realización de este artículo supone en sí un acto de memoria, para reivindicar su olvido en la historia oficial. Herrera aparece como un lugar de dialécticas enfrentadas entre actores muy importantes en la historia de España de la década de los ochenta, así como nos habla de algunos puntos negros de la democracia, como evidencian las denuncias de malos tratos. Esta comunicación también pretende recuperar ese pasado doloroso. Muchas familias obligadas a desplazarse cientos de kilómetros para visitar a sus seres queridos, personas sometidas al régimen de una cárcel asfixiante, y también, el relato de quienes se vieron en la necesidad de trabajar allí en unas condiciones de una violencia latente, que superaba los muros de Herrera de la Mancha. Asimismo, también hay que atender al dolor de las víctimas generadas por ETA, que en los años en los que se centra el artículo no estaban tan organizadas como en la actualidad. Otra cosa que podemos concluir respecto al ejemplo de Herrera de la Mancha es la negatividad que rodean todas las memorias que hemos abordado. Desde los familiares y los presos, esa percepción negativa se centra en la propia cárcel, entendida como “cárcel de exterminio” en una comparación que alcanza a los campos de exterminio. Por otro lado, otras visiones se centran en la categoría de los presos, en su peligrosidad, que genera un ambiente de inestabilidad en los trabajadores y en la zona circundante. Además, esta concentración de presos de ETA en Herrera se realizó contraviniendo la propia Ley General Penitenciaria. Por último, queríamos resaltar un aspecto metodológico. Para este trabajo hemos contado con un pequeño aporte de fuente oral. Sin embargo, esta comunicación debe ser ampliada y mejorada por este camino. Sería 574
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interesante ahondar mucho más pormenorizadamente en las visiones enfrentadas que hemos destacado. Sin embargo, a la hora de estudiar un espacio conflictivo como es la prisión también debemos tener en cuenta las resistencias para acceder a esos testimonios. Bibliografía AGUILAR FERNÁNDEZ, Paloma, La memoria histórica de la Guerra Civil española (1936-1939), Madrid, Instituto Juan March, 1995. AGUILAR FERNÁNDEZ, Paloma, Políticas de memoria y Memorias de la Política. El caso español en perspectiva comparada, Madrid, Alianza Editorial, 2008. ARGUL, Sergio, “Lugares de memoria y Transición española”, en VV.AA., La transición a la democracia en España. Actas de las VI Jornadas de Castilla La Mancha sobre Investigación en Archivos, Guadalajara, 2 (2004): 33. CUESTA BUSTILLO, Josefina, “Memoria e historia. Un estado de la cuestión”, Ayer, 32 (1998): 203-246. HERNÁNDEZ HOLGADO, Fernando, “Memoria e historia en la prisión de mujeres de Les Corts (Bacelona, 1939-1955)”, Entelequia. Revista interdisciplinar, 7 (2008): 187-196. Informe general sobre el año 1979, Dirección General de Instituciones Penitenciarias, Madrid, 1980. ORTIZ, Carmen (coord.), Lugares de represión, paisajes de la memoria: la cárcel de Carabanchel, Madrid, Libros de la Catarata, 2013. MATEOS LÓPEZ, Abdon, “Historia, memoria, tiempo presente”, Hispania Nova, 1 (1998-2000). NORA, Pierre (dir.), Les lieu de mémoire (7 tomos), Paris, Gallimard, 1984-1992. NORA, Pierre, “La aventura de Les lieux de memoire”, Ayer, 32 (1998): 17-34. PÉREZ GARZÓN, Juan Sisinio y MANZANO MORENO, Eduardo, Memoria histórica, Madrid, Libros de la Catarata-CSIC, 2010. REKALDE, Ángel, Herrera prisión de guerra, Tafalla, Txalaparta, 1992.
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TORINO 1961: UNA CITTÀ TRA IMMIGRAZIONE E NAZIONE Turín 1961: una ciudad entre inmigración y nación Michelangela Di Giacomo Universidad de Siena [email protected] AnnaRita Gori ICS Universidad de Lisboa [email protected] Riassunto: La relazione affronta il concetto di identità nazionale attraverso il caso di Torino come luogo geografico e culturale. Si centra sul suo sviluppo negli anni Sessanta, osservando un aspetto politico-sociale (relazione tra i movimenti operaio e sociale e la gestione dell’immigrazione nel quadro di uno spazio urbano in espansione) e uno teoricoculturale (le esposizioni per il Centenario dell’Unità del 1961 come un’occasione per riflettere sul concetto di “essere italiani”). Parole chiave: Torino, Identità Nazionale, Partiti politici, Migrazioni, Esposizioni. Abstract: The paper aims to retrace the idea of national identity throughout the case study of Turin, as a geographical and cultural territory. It focuses on the evolution of the city during the Sixties. It considers a social and political aspect (the relationship between social and political movements and migrations within the urban space) and a theoretical and cultural one (the exhibitions for the Jubilee of the Unity of Italy as a moment to reflect about the concept of being Italians). Keywords: Turin, National Identity, Political Parties, Migrations, Exhibitions. Resumen: La ponencia afronta el concepto de identidad nacional a través del caso de Turín como lugar geográfico y cultural. Se centra en su desarrollo en los años Sesenta, observando un aspecto político-social (relación entre movimientos obreros y sociales y gestión de la inmigración en el marco del creciente espacio urbano) y uno teórico-cultural (las exposiciones para el Centenario de la Unidad de 1961 como una ocasión para reflejar sobre el concepto de ser Italianos). Palabras clave: Turín, Identidad Nacional, Partidos políticos, Migraciones, Exposiciones.
Torino è un paradigma dell’idea di limite nei tre sensi: geografico, di identità e politico. Negli anni Sessanta, come effetto di una importante Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Michelangela Di Giacomo y AnnaRita Gori
industrializzazione, la città raddoppiò la propria popolazione e i propri confini con l’arrivo di quasi 800mila persone dalle regioni meno sviluppate del Paese. Questo provocò forti scontri culturali e la necessità di ragionare sul concetto di inclusione e di città. Incentrata sulle declinazioni del tema di nazione come integrazione di gruppi regionali diversi, la nostra relazione include un aspetto politico-sociale e uno teorico-culturale: si compone dunque di due parti. Nella prima, Michelangela Di Giacomo analizza la relazione tra soggetti politici (il Pci) e sociali (i movimenti di quartiere) e le trasformazioni di Torino. Ripercorrendo molto rapidamente la loro elaborazione teorica e la loro azione concreta, vorrebbe evidenziare come queste organizzazioni furono un canale di integrazione fondamentale per l’immigrazione. A fronte di una persistente assenza di omogeneità, alle disparità nelle condizioni di vita e di trattamento sociale tra diversi gruppi regionali e all’impossibilità di una loro fusione naturale, l’azione più o meno coerente di partiti e organizzazioni spontanee dei cittadini fu il territorio di dialogo tra gruppi sociali differenti che li condusse all’unità nella necessità di risolvere problemi concreti relativi alle condizioni di vita e di lavoro. Nella seconda parte AnnaRita Gori si focalizzerà nelle celebrazioni organizzate a Torino per il Centenario dell’Unità di Italia nel 1961. Migrazioni e urbanizzazione, che stavano accompagnando l’Italia nella sua trasformazione da Paese agricolo alla “modernità industriale”, ebbero un riflesso nelle esposizioni allestite per il Giubileo, incentrate sul ruolo della città come ponte tra il passato e il futuro. La discrasia tra la volontà di celebrare l’Unità e i processi di integrazione reali risultò chiaramente nelle discussioni del Comitato organizzatore e nella forma che assunse l’Expo delle Regioni. Anche se erano passati cento anni dalla famosa frase “Fatta l’Italia, dobbiamo fare gli Italiani”, si ripropose il classico tema delle “Piccole Patrie”, e l’immagine di un Paese costruito di piccoli pezzi di un puzzle. Per la classe dirigente, l’Italia continuava ad essere un’entità astratta, in cui l’appartenenza territoriale rimaneva un filtro fondamentale del “sentirsi italiani”. 1. Torino: città di immigrazione Il mio obiettivo è sottolineare come gli immigrati e il Partito Comunista, due soggetti principali e interconnessi nel processo di modernizzazione che interessò l’Italia degli anni Sessanta, abbiano trovato nel “pensare la città” il terreno privilegiato per un dialogo che rese meno impervio il cammino del 578
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nation building in un contesto peculiare quale quello torinese, che di quelle trasformazioni era motore e vittima. Gli immigrati sono stati protagonisti di alcuni processi chiave della modernizzazione del Paese come la mobilità geografica e socio-professionale, l’estensione della partecipazione sociale e politica e un processo di nazionalizzazione che fu quasi spontaneo, attraverso l’integrazione nel tessuto delle città industriali. La mia tesi è che in questi contesti, in assenza di organizzazioni sindacali e politiche capaci di coglierne le esigenze, il processo di fusione di corpi sociali di differente provenienza sarebbe stato più lento e che dunque è opportuno studiare partiti, immigrazione e città come un unico fenomeno e da un unico punto di vista. Nel 1953 la Fiat investì circa 300 miliardi delle lire di allora per organizzare in maniera tayloristica la produzione delle sue nuove utilitarie, la 600 e la 500. Nel 1967 investì nuovamente nel raddoppio degli stabilimenti di Mirafiori e nell’apertura di Rivalta1. La scelta dell’accentramento produttivo in città era dovuta ad un semplice calcolo: costava meno richiamare manodopera in un tessuto industriale già maturo che spostare gli stabilimenti. Tanto più che le migrazioni erano a carico dei migranti stessi, così come in gran parte il loro inserimento in città. Torino nel 1953 contava circa 780mila abitanti. Dieci anni dopo superava il milione2. Il rapporto tra immigrazione e industrializzazione è evidente, posto che i picchi nei flussi in arrivo coincidono con le fasi espansive dell’industria automobilistica. Il nesso è palese anche nella composizione socio-professionale tipica di questi flussi: uomini giovani, soli e dalla scarsa qualificazione professionale3. Caratteristiche che soddisfavano i calcoli di massimizzazione dell’investimento familiare nelle zone d’origine e che fornivano manodopera già selezionata all’industria di tipo tayloristico. Un’immigrazione che fu dunque spontanea nelle forme ma non nelle cause. Questi due aspetti concorsero alla trasformazione del tessuto urbano del capoluogo, che si saturò e si saldò con i comuni vicini. Le reti migratorie e l’alto livello degli affitti favorirono la concentrazione secondo appartenenza regionale e di classe. I quartieri di edilizia popolare non soddisfarono mai il fabbisogno abitativo e si delinearono spesso come dei ghetti, omogenei per popolazione, senza servizi e senza collegamento con il centro. Nonostante 1 Dati in CASTRONOVO, 2005. 2 Dati in CRIS, 1962. 3 FOFI, 1964. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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il disegno di legge del 1962 e la legge ponte del 1967 sull’edilizia popolare, e nonostante i programmi della stessa Fiat per i propri dipendenti, il numero di alloggi costruiti fu sempre basso. Nell’incapacità delle amministrazioni pubbliche di pianificare lo sviluppo e in deroga agli stessi scarsi piani regolatori approvati nel periodo, la maggior parte dei nuovi fabbricati fu il prodotto di un’edilizia speculativa, che puntava a creare case per le classi medie che si allontanavano dal centro, mentre per gli immigrati si approntavano soluzioni di fortuna in vecchie caserme o nei rifugi che avevano accolto i profughi della guerra4. Intanto, all’arrivo dei primi immigrati nel 1955 il Pci versava in una condizione di forte debolezza, marginalizzato nei luoghi di lavoro e nella scena politica5. Il che spiega l’atteggiamento che assunse nei loro confronti e i motivi del suo scarso fascino su di loro. La sua fu un’azione frammentaria, intensificata in occasioni elettorali, in ritardo rispetto all’evoluzione degli eventi ma collegata positivamente con la presa di coscienza del proprio ruolo nei territori6. Poiché i comunisti consideravano la migrazione come intrinseca ad un modello di sviluppo distorto, essa diventava ai loro occhi anche un ostacolo per il movimento operaio: superare i pregiudizi antimeridionalisti ed unificare la classe operaia di diversa estrazione regionale erano i leit-motiv del loro discorso7. I primi approcci alla popolazione immigrata si ebbero dal 1957, quando fu approvato un “Piano di lavoro e iniziative politiche verso l’immigrazione”8. La campagna elettorale del 1958 fu la prima rivolta agli immigrati, con la pubblicazione anche di un giornale apposito9. Che finì però per essere un numero unico, senza distribuzione nelle fabbriche e vittima di non infondate accuse di elettoralismo. Nonostante ciò, fu la prima iniziativa mirata agli immigrati, che smentiva implicitamente la loro equiparabilità con il resto 4 CASTAGNOLI, 1995. 5 BALESTRACCI, 2004. 6 BALESTRACCI, 2002. 7 Impostazione dai periodici del Pci: Cronache Meridionali, Rinascita, L’Unità. Per le pubblicazioni locali v. Fondazione Istituto Piemontese A. Gramsci (FIPAG), Fondo Giuseppe Garelli, Busta 5, fasc. 8 “Giornali e stampa periodica”. 8 V. Verbale riunione Comitato Federale, 21 settembre 1957, in Archivio del Partito Comunista Italiano-Fondazione Istituto Gramsci (APC), 1957, Regioni e province, Piemonte, Torino, mf. 448, 3145-3177. 9 Una copia del giornale, intitolato “L’Immigrato”, è consultabile presso la Biblioteca Nazionale Centrale di Firenze. 580
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della classe operaia. Segnava, cioè, lo slittamento verso la percezione di loro come di un gruppo sociale a sé stante. Nel 1962, di riflesso alla ripresa del movimento operaio che aveva avuto come culmine i cosiddetti “fatti di Piazza Statuto” e che aveva visto tornare in piazza gli operai della Fiat, il Pci giungeva a riconoscere che le proprie possibilità di espansione erano proporzionali all’influenza che fosse riuscito ad ottenere tra gli immigrati. Esso operava perciò un’autocritica, di chi non aveva compreso che i giovani meridionali avevano un differente approccio alla politica e una diversa concezione del partito10. Nel 1963, le prime elezioni dopo l’abolizione delle leggi contro l’urbanesimo, che erano rimaste in vigore dai tempi del Fascismo, diedero prova della validità di questa politica11. La questione diventava come tradurre in organizzazione il successo elettorale. E su questo gli stessi dirigenti si divisero poiché alcuni, pur riconoscendo l’utilità sotto il profilo del proselitismo delle iniziative per gli immigrati, erano poco propensi ad allargare quelle attività temendo di perdere le simpatie del resto della popolazione12. Mentre altri tentavano di accrescere l’interesse e l’attività verso gli immigrati con alterni successi. Dal 1964 spiccò la figura di Giuseppe Rizzo, che organizzò un “Gruppo di lavoro per gli immigrati meridionali” e una campagna per le elezioni politiche del 1968 rivolta tutta a loro13. Il Pci divenne il primo partito in città, dovendo riconoscere che il voto degli immigrati era stato indispensabile14. Alcuni dirigenti arrivarono dunque a ritenere che l’intero partito dovesse adeguarsi al più basso livello culturale degli immigrati e puntare sulla comprensione dei loro valori d’origine, su cui si radicava la loro rabbia. Il resto della Federazione non arrivò a tanto. L’ammissione di dover considerare gli immigrati come un gruppo sociale autonomo fu declinata in maniera da non 10 Federazione torinese del Pci, Piano di lavoro maggio-giugno 1962 per l’attività verso gli immigrati, in Fipag, Pci/To, b. 114, fasc. 1, 1962; “Conferenza nazionale del Pci sull’immigrazione. Milano, 23-24 giugno 1962”, in Fipag, Damico, b. 12, fasc. 35. 11 I dati elettorali in: Elezioni Politiche, Risultati elettorali, in Fipag, pci/to, 4.9.1, b. 451, f. 5. 12 Pci-attività, Nota del Prefetto Migliore del 7 giugno 1963, in Archivio Centrale dello Stato (ACS), Fondo Ministero dell’Interno (Min. Int), Serie Gabinetto, Partiti Politici, Permanenti 1844/1966, b. 22, Torino-Pci, fasc. 160/p/81. 13 Un profilo di Rizzo in: BALESTRACCI, 2002: 162. 14 Elezioni camera dei deputati 1968, Dati campione sul voto degli immigrati in città, in Fipag, Pci/ To, 4.9.1, b. 456, fasc. 6, sottofasc. 7. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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essere in contrasto col permanere dell’idea iniziale di integrarli nella lotta generale della classe operaia. Si operò cioè una distinzione tra settori. Nelle fabbriche si continuava a prospettare l’unità e a minimizzare le differenze, in città le peculiarità dell’inserimento dei nuovi arrivati erano la leva su cui ampliare il proprio radicamento. Nei quartieri infatti era andata emergendo una mobilitazione sociale, su base di vicinato e di zona, che si manifestava soprattutto in quelli più densamente popolati da immigrati e meno raggiunti da servizi e infrastrutture. Era il caso di Corso Taranto, di Via Artom, delle Vallette. In tutte queste zone, sin dalla metà del decennio 1960, iniziarono attività per ottenere prima la garanzia del cosiddetto equo-canone ed impedire i progetti per lo sblocco dei fitti, poi per la costruzione di scuole, spazi verdi, trasporti e servizi sanitari15. Assemblee di quartiere, manifestazioni nelle strade, petizioni all’amministrazione comunale erano le armi di questi movimenti. Che servirono in primo luogo per far sì che gli abitanti di quartieri dormitorio imparassero a conoscersi. E che si radicarono su una rete di conoscenze e di solidarietà che ricalcavano le catene migratorie lungo le quali la gente del Sud si era spostata a Torino. L’inchiesta sociale, seppure ingenua, divenne un mezzo per la popolazione di questi quartieri per contarsi, per identificarsi, per accorparsi in nuove socialità e in vecchie esperienze di migrazione e di classe. Questo tipo di indagine fu il punto di contatto iniziale tra i movimenti spontanei e il Pci. Il partito aveva bisogno di conoscere la propria base, di capire quali trasformazioni avevano interessato la classe operaia che militava nelle sue file e di avvicinare una vasta fascia di operai giovani che, pur mostrando 15 Per ripercorrere lo sviluppo di questi comitati: la convocazione dell’assemblea popolare di Via F.lli Garrone/49^ Sezione in Fipag, Pci/To, 4.1.5, b. 114, fasc. 2, 1969; volantino a firma “Gli abitanti di via Ormea 1964 in lotta”, maggio 1969, in Fipag, Pci/To, 4.4.4, b 333., f. 5; un volantino firmato da “Un gruppo di genitori –di insegnanti– di operai” del 12 dicembre 1969, in Fipag, Pci/Zona Mirafiori; Comitato promotore del Consiglio di Quartiere “Basso Lingotto-Aerodromo”, Questionario sulla scuola, in Fipag, Pci/To, 4.4.4, b. 334; il comunicato diffuso dall’8^ Sezione del Pci e dal Consigliere Comunale Diego Novelli a sostegno delle lotte del comitato di quartiere di Via Giachino, 24 luglio 1969, in Fipag, Pci/To, 4.4.4, b. 332, fasc. 3. Le vicende legate alle iniziative dell’assemblea di Corso Traiano, ad esempio, sono riassunte in un suo documento s.d., presumibilmente febbraio 1969, in Fipag, Pci/to, 4.4.4, b. 334, f. 6. V. il comunicato della riunione del Comitato del 22 giugno 1968, in Fipag, Pci/To, 4.4.4., b. 332; Inquilini di Corso Taranto, Assemblea, notizie, 29 marzo 1969, in Fipag, Pci/To, 4.4.4, b. 334, f. 6. Il comitato di quartiere di Corso Taranto era stato tra i primi ad organizzarsi. 582
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una certa predisposizione per la lotta, non si erano avvicinati al partito ed esternavano il proprio disagio in forme spontanee16. Sull’onda della diffusione della sociologia e dell’urbanistica, il Pci aveva arricchito il proprio lessico di termini sempre più specialistici e di nuovi strumenti, che andarono a coincidere con quelli usati dai movimenti sociali e operai. Il Pci aveva come vantaggio una solida struttura territoriale, cosa che gli permise di permeare un’intera classe e un intero settore sociale di una visione che identificava la “condizione operaia” come fattore di unità, di svolgere un’azione educativa ed organizzativa di quelli che altrimenti sarebbero stati isolati episodi di esternazione di un disagio. Tutto ciò gli permise rapidamente di assumere un ruolo importante nei movimenti di quartiere, premendo nel decennio successivo perché diventassero organizzazioni stabili e rappresentative. Senza questo intreccio di esigenze e sensibilità diverse tra nuova popolazione e organizzazioni partitiche, quella conflittualità sarebbe stata meno efficace e non avrebbe avuto la funzione di fusione di gruppi regionali diversi che invece ebbe. 2. Torino: la città e la nazione Nel 1961 la relativamente giovane Repubblica Italiana si trova a festeggiare il Centenario dell’Unificazione del Paese, a tracciare un bilancio sullo stato della nazione, e sul grado di maturazione di una identità italiana condivisa dall’intera popolazione. Il Paese veniva da un periodo particolarmente intenso della sua storia: aveva attraversato una pesante guerra che ne aveva segnato profondamente il territorio al quale era seguita una difficile ricostruzione postbellica che aveva portato non solo l’Italia, ma il mondo intero, a raffrontarsi con uno scenario socio-politico completamente diverso. Tuttavia i tempi bui parevano sorpassati e lo stesso anno giubilare, il 1961, appariva la soglia di grandi trasformazioni politiche –la parziale apertura verso la sinistra– e, soprattutto socio economiche, con il passaggio da un’Italia contadina ad un’Italia industriale che cresceva al ritmo del boom economico e che vedeva nella città di Torino il suo faro. Proprio su quest’ultimo aspetto giocò la classe dirigente torinese che già dal 1956, sotto la guida del sindaco Amedeo Peyron, si era fatta promotrice 16 Sull’uso del questionario: Acs, Min. Int., Gabinetto, Atti, 1967/1970, b. 102, Torinoattività dei partiti, fasc. 12010/81; Fipag, Pci/To, 4.9.1, b. 454, fasc. 6, sottofasc. 3 e Il questionario, Come vivono, cosa pensano i meridionali a Torino, ivi. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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di una prima bozza di studio per le celebrazioni del centenario17. Torino fu scelta come “vetrina” della nuova Italia, un ponte tra passato e futuro: il suo ruolo di primo piano nel processo di unificazione fu associato alla sua attuale immagine di moderna metropoli industriale, una volontà che si sarebbe riflettuta in tutte e tre le esposizioni organizzate in città18: La Esposizione Internazionale del Lavoro, la Mostra delle Regioni, e la Mostra storica dell’Unità Italiana. Torino, tuttavia rappresentava anche tutti gli squilibri e il rimescolamento delle grandi migrazioni che da sud a nord stavano facendo spostare milioni di italiani lungo la Penisola modificandone i tratti socio-antropologici. Il capoluogo piemontese nel 1961 appariva “come una città in trasformazione, che tentava di affrontare le questioni inevase dalla immigrazione alla diversificazione dei settori produttivi. Degli squilibri della modernizzazione Torino era la città simbolo, dove tecnologie avanzate si accompagnavano a conflitti sociali violenti, mente l’esplosione demografica ridefiniva confini e usi dello spazio urbano, in modo spesso traumatico”19. Di fronte a questo clima di profonda trasformazione la Mostra delle Regioni appare come un tentativo della classe dirigente italiana, uno strumento retorico (ancora l’ordinamento regionale previsto nella Costituzione non era stato attuato), per dare un’idea di Patria largamente condivisa anche se basata, come si legge nel programma ufficiale, “nel poliedrico volto delle sue Regioni”20. La Mostra21 , allestita nella riva sinistra del Po lungo un percorso di 19 palazzine tutte uguali esteriormente22 - ma di dimensioni diverse a seconda del budget pagato dai comitati regionali -, chiamava ogni regione a ricreare la propria ambientazione geografica e culturale tramite un tema 17 Cfr. CASTAGNOLI, 1999. 18 Archivio di Stato di Torino (ASTO), Fondo Comitato Italia ’61 (FCI61) e Fondo Comitato Torino ’61 (FCTO61). Su Italia ’61 COMITATO PER LE CELEBRAZIONI DEL CENTENARIO DELL’UNITÀ D’ITALIA 1960, 1961; MEROLLA 2004; PACE, CHIORINO y ROSSO, 2005; BOUCHARD 2005; BAIONI 2012. 19 PACE, 2005, 16. 20 COMITATO PER LE CELEBRAZIONI DEL CENTENARIO DELL’UNITÀ D’ITALIA, 1961: 393. 21 COMITATO ORDINATORE DELLA MOSTRA, 1961. 22 La pianificazione fu seguita da una speciale Giunta Esecutiva composta dal Presidente del Comitato Ordinatore, l’avv. Adrio Casati, dal regista Mario Soldati, e da Ettore Massacesi, Fulvio Nardis e Guido Piovene, mentre la progettazione delle costruzioni fu affidata al team guidato dall.ing. Renato Bottero comprendente Nello Renacco, Erberto Carboni e Carlo Casati. (ASTO, FCI61). 584
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scelto di comune accordo tra i comitati regionali e quello centrale. Ancora una volta, così come era stato fatto anche nel 1911, veniva riproposto il tema delle “Piccole Patrie”, amplificato anche dalle “Giornate Regionali”; tutto era volto a sottolineare la “diversità dell’unità”: come ribadiva il giornalista e scrittore Alberto Cavallari, in apertura di uno dei cataloghi ufficiali, nel nostro Paese erano presenti “diciannove regioni, diciannove mondi e quindi diciannove Italie”23. L’unità dei frammenti regionali era poi riassunta in un ventesimo padiglione che voleva illustrare la storia dei primi cento anni dell’Unità Italiana, in cui trovavano particolare spazio il Risorgimento e la Resistenza, un aggancio questo che però trovava più rispondenza nelle regioni del centro nord dove entrambi i fenomeni erano stati vissuti più attivamente dalla popolazione. Lo stesso tipo di problema con l’immediatezza di un tema con il quale tutte le regioni avrebbero dovuto riconoscersi si ebbe anche con il fil rouge scelto dal comitato ordinatore: il progresso e lo sviluppo. Tema fortemente voluto dal presidente Adrio Casati che più volte aveva manifestato la convinzione che “fosse assolutamente necessario evitare le rassegne turistiche e di folklore”24, che tanto avevano caratterizzato la Esposizione del 1911. Così la Lombardia affrontò il tema della civiltà lombarda, il Piemonte quello del pionierismo industriale, il Veneto quello dell’utilizzo e incanalamento delle acque e perfino la Toscana, tralasciò il suo lato artistico e rinascimentale a favore dei giacimenti minerari del sottosuolo. Se il tema del progresso trovava le sue realizzazioni più felici nelle regioni del triangolo industriale e ancora fino al Lazio si poteva ricorrere alla scelta di privilegiare la tradizione artigiana, come nel caso dell’Umbria, le regioni del sud dovettero fare presto i conti con la mis en scène dei loro ritardi e con l’idea di portare proprio in quella Torino verso la quale emigravano i compaesani il dato tangibile dello squilibrio della economia nazionale. I padiglioni delle regioni del Sud apparivano come la cartina di tornasole degli squilibri dell’Italia del boom economico a doppia velocità. La condizione del sud appariva tuttavia anche un efficace strumento retorico: da una parte “la Dc e gli altri partiti di governo miravano a sottolineare la complessità delle varietà regionali, da un lato per avallare le strategie politiche ed economiche per il Sud, dall’altro per attenuare i contrasti di un quadro lacerato in molti punti”25; dall’altra i partiti della sinistra, in 23 COMITATO PER LE CELEBRAZIONI DEL CENTENARIO DELL’UNITÀ D’ITALIA, 1962: 7. 24 Ibid., 395. 25 PACE, 2005: 18. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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primis il Pci, vedevano nella mostra, definita una “farsa clericale”26, la messa in scena degli squilibri tra “l’arretratezza e la miseria di alcune regioni e il neocapitalismo aggressivo e presuntuoso dei monopoli”27. Alcune regioni, infatti, come la Campania o la Sardegna, i cui comitati erano presieduti da uomini politici appartenenti alla Democrazia Cristiana, in particolare alla corrente facente capo ad Amintore Fanfani e vicini alle opere della Cassa del Mezzogiorno che nel dodicennio tra il 1951 e il 1962 aveva riversato sulle regioni svantaggiate dell’Italia 1280 milioni di lire, sottolineavano come le amministrazioni locali, in piena sintonia con le politiche governative stavano coniugando le bellezze naturalistiche con l’avvento del progresso. Il padiglione della Sardegna, elogiato dallo statista democristiano sardo Antonio Segni, era infatti intitolato esplicitamente “Dalla civiltà dei Nuraghi alle opere della Rinascita”; e il presidente del comitato della Campania, l’esponente Dc, Antonio Gava nella giornata regionale sottolineò come “il Sud attraversa una fase delicata e risolutiva della sua storia nello Stato Unitario, perché per la prima volta si va svolgendo in termini di concretezza lo sforzo inteso a riscattarlo dalle secolari depressioni determinate dai fattori storici, economici e geofisici [perché] il nuovo Stato democratico assunse al suo sorgere, quale impegno d’onore, la rinascita del Mezzogiorno, e strinse un patto con le popolazioni meridionali. L’esposizione di Torino ha voluto mostrare come la nostra regione possa conservare intatta la cornice naturale delle sue incomparabili bellezze, assimilandovi le radicali trasformazioni che lo sviluppo industriale va apportando sotto la spinta dell’azione svolta dagli amministratori locali e dagli organi responsabili del Governo”28. L’importanza dell’intervento statale nella rinascita del mezzogiorno fu anche al centro del convegno nazionale che il comitato organizzatore della Mostra promosse nei giorni tra il 3 e il 6 settembre in collaborazione con l’Istituto per la Scienza dell’Amministrazione Pubblica (ISAP), sul tema “Gli squilibri regionali e l’Intervento pubblico”. Altre regioni, specie le più meridionali e fortemente colpite dall’emigrazione interna, presentarono anche altri aspetti del sud Italia, facendo trasparire anche il volto di quell’Italia dimenticata dal boom e in cui gli aiuti governativi ancora non avevano prodotto i risultati sperati. Il giornalista torinese del quotidiano del Pci, Saverio Vertone, in visita alla mostra scrisse 26 NOVELLI, 1961. 27 VERTONE, 1961. 28 COMITATO ORDINATORE DELLA MOSTRA, 1963: 121. 586
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che passeggiando tra gli allestimenti non si poteva non notare la discrasia di quei padiglioni dove “la stessa povertà dell’arredamento o del materiale esposto esprime una condizione sociale elementare: quella della Lucania o della Calabria dove campeggiano miseria, arretratezza, abbandono”29. La sensazione, al di là del tono di denuncia che esprimeva il giornale del Pci, traspariva anche nelle pagine del quotidiano moderato torinese “La Stampa”, di proprietà della famiglia Agnelli che largamente aveva finanziato le mostre. L’inviato, Francesco Rosso, non poteva fare a meno di sottolineare come nella mostra anche se “l’orgoglio di campanile ed il comprensibile desiderio di nascondere a occhi estranei le proprie debolezze, non hanno influito in maniera determinante sugli organizzatori, nel panorama fatalmente ottimistico della nostra vita regionale che la rassegna ci svela, è anche possibile intuire realtà drammatiche, scorgere ombre che, pur senza sottolineate intenzioni polemiche, inducono alla meditazione”. La Puglia e la Basilicata, continua il giornalista, espongono i “propri valori spirituali che acquistano un certo sapore di protesta”, riferendosi in particolare al grande quadro di Carlo Levi sulla gente lucana dove si rivelava con forza una desolante povertà, o la foto dei bambini pugliesi intenti a bere avidamente da una fontanella a riprova della “ansia d’acqua e di giustizia che ha reso per troppo tempo [la regione] inferiore alle altre contrade”30. Una scelta altrettanto emblematica sembra quella della regione Abruzzi e Molise che dedicava il proprio padiglione proprio alle risorse umane, in particolare a quelle che la regione aveva inviato nel nord Italia e nelle regioni ricche d’Europa. La sezione IV del padiglione, intitolata appunto “Oltre i confini”, pur inserendo il fenomeno delle migrazioni in una cornice più ampia, rappresentando anche il fenomeno pastorale della transumanza e l’esilio intellettuale di alcuni scrittori e intellettuale di orine abruzzese non poteva non “mettere in mostra” anche le fotografie degli emigranti con le valige di cartone in partenza per l’America o per il triangolo industriale31. Il presidente del Comitato, l’avvocato Luigi Santini che già nel 1949 in veste di presidente della Camera di Commercio dell’Aquila, si era fatto promotore delle richieste per gli aiuti del Piano Marshall, durante la giornata della regione, così spiegava i motivi della rappresentazione del tema del padiglione: “La nostra è una regione ricca soprattutto di risorse umane, dove l’emigrazione, 29 VERTONE, 1961. 30 ROSSO, 1961. 31 FRANZINA, 2002; CRAINZ, 1994. SANGIOVANNI, 2008. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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interna ed esterna, è stata ed è ancora quasi una norma di vita, imposta più che da condizioni di disagio o da avidità di guadagno, da un bisogno di evasione, dallo stimolo di portare in altre contrade la forza del proprio lavoro, apportatrice di civiltà. Nella basilica di San Bernardino, sul prospetto principale del “deposito” del Santo domina un bassorilievo che ha per noi il valore di simbolo: il bambino, dritto sulle ginocchia materne si distacca dalla Madonna, quasi ansioso di andare lontano. Similmente il lavoratore abruzzese lascia l’adorata terra natia e si allontana per avventurarsi verso un ignoto destino”32. Bibliografia AA.VV., I comunisti a Torino 1919-1972: documenti e testimonianze, Roma, Editori Riuniti, 1974. BAIONI, Massimo, “Considerazioni a margine di un anniversario controverso”, Passato e Presente, a. XXX, 86 (2012): 84-93. BALESTRACCI, Fiammetta, Immigrati e Pci a Torino 1950-1970, in LEVI Fabio e MAIDA Bruna (coord.), La città e lo sviluppo, Angeli, Milano, 2002; 120-184. BALESTRACCI Fiammetta, Militanti e vita di base del Pci: il partito delle sezioni. 1945-1989, in MAIDA Bruna (coord.), Alla ricerca della simmetria, Torino, Rosemberg e Sellier, 2004; 3-62. BOUCHARD, Norma, “Italia ‘61: The Commemorations for the Centenary of Unification in the First Capital of the Italian State”, Romance Studies, 23/2, (July 2005): 117-129. CASTAGNOLI, Adriana, Torino dalla ricostruzione agli anni ’70. L’evoluzione della città e la politica dell’amministrazione provinciale, Milano, Angeli, 1995. CASTAGNOLI, Adriana, “Le istituzioni locali e le classi dirigenti dal dopoguerra alla metà degli anni ’80”, in LABANCA, N. (coord.), Storia di Torino. Gli anni della repubblica, vol. IX, Torino, Einaudi 1999;103-146 CASTRONOVO, Valerio, Fiat, Milano, RCS, 2005
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EL ESPACIO MATERIAL DE NUESTRO PATRIMONIO INMATERIAL: LAS MÁRGENES DEL TORMES A SU PASO POR SALAMANCA The Material Landscape of our Immaterial Heritage: The Tormes’ Riversides of Salamanca José Manuel Aldea Celada1 [email protected] Clara Hernando Álvarez2 [email protected] Almudena Ojeda Torrero3 [email protected] Alejandra Sánchez Polo1 [email protected] Universidad de Salamanca Resumen: Las historias locales suelen estar focalizadas en los procesos constitutivos de las ciudades, en las que la conformación de su espacio urbano queda restringida a los centros históricos. Sin embargo, existen “otras” historias, las de los habitantes a extramuros, arrabales o periferias de las ciudades que son olvidadas, no solo por quienes han escrito la historiografía de esta ciudad, sino también desde determinadas políticas actuales que están convirtiendo estos lugares en objeto de atracción turística, ocio y recreo, mientras son vaciados de contenido social e histórico. En este trabajo proponemos re-construir y hacer visible la historia de un espacio salmantino poco estudiado por los especialistas: las antaño populosas riberas del Tormes a su paso por Salamanca. A partir de los restos materiales presentes y ausentes, se han desarrollado dos vías de trabajo complementarias: por un lado, haciendo labor de archivo documental y fotográfico de determinados enclaves significativos de los márgenes. La segunda, dando voz propia a los agentes sociales, los “otros” participantes activos en la historia de la ciudad, cuyas experiencias están a punto de desaparecer de no ser 1 Investigadores predoctorales PIRTU (JCYL/FSE). Dpto. de Prehistoria, Hª. Antigua y Arqueología. Universidad de Salamanca. 2 Dpto. de Prehistoria, Hª. Antigua y Arqueología. Universidad de Salamanca. 3 Investigadora independiente. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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registradas. El objetivo final es revalorizar estos espacios al tiempo que reflexionar sobre cómo y por qué ciertos espacios de la ciudad han ido cambiando a través del tiempo, y cómo estos cambios son apreciados por los agentes involucrados en ellos. Palabras clave: Arqueología. Materialidad. Patrimonio Inmaterial. Historia Oral. Memoria. Ciudad. Abstract: Local histories, are often focused on the configurative processes of cities, which are restricted to the historic centre. However, there are “other” histories, those of people living outside the city, in the suburbs and the periphery. These histories are being forgotten, not only by historic writers, but also by local administrations, whose current policies are turning these places into objects of touristic attraction, leisure and recreation, while leaving them empty of social and historical content. In this paper we intend to re-build and make visible the history of a space of Salamanca which has not received much attention by scholars: the once populous banks of the Tormes river as it passes through Salamanca. From the present and absent material remains, we have developed two complementary ways of working: first, an archive and photographic work on significant spaces within the so-called peripheries. The second is an ethnographic research within the community in order to give voice to different social agents, the “other” active participants in local history, whose experiences are about to disappear if not registered. The ultimate aim is to highlight these spaces while thinking, about how and why these spaces of the city have changed over time and how these changes are steemed by the agents who are involved. Keywords: Archaeology, Materiality, Intangible Cultural Heritage, Oral History, Memory, City.
1. Introducción A inicios del siglo XXI el historiador C. Kent reflexionaba sobre la percepción del perfil monumental de Salamanca a través del tiempo4, advirtiendo que este había ensombrecido otros aspectos no menos brillantes –aunque sí menos espectaculares– de su cultura. Es la vida cotidiana la que sale menos beneficiada de la ecuación historia-patrimonio-sociedad, y sobre ella incidirá este estudio, centrado en la materialidad y la memoria de algunos espacios a orillas del Tormes, tradicionalmente relegados a un segundo plano en la historiografía local. La ciudad de Salamanca se ubica geográficamente en una amplia meseta, bordeada hacia el sur por el río Tormes. Este elemento físico que actuó de
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frontera y protección de la localidad desde su génesis5. Durante siglos, los espacios extramurarios no eran considerados parte de la ciudad6, aunque sí complemento de ella. De ahí que en el título se aluda a “los márgenes” en un doble sentido metafórico: las orillas del Tormes como objeto del estudio (“las márgenes”) y como espacios “marginales” que se han desarrollado de forma paralela a la capital charra y a la historiografía tradicional. Los márgenes físicos del Tormes albergaron, hacia los siglos XI-XII, a la población mozárabe, que se entendía desligada de los privilegios de ciudadanía7; la leprosería de San Lázaro -desaparecida en 1581- y un cementerio de judíos8. Avanzado apenas un siglo, las tenerías, los molinos, batanes y el matadero se instalan allende del puente romano, transformando la ribera en espacio productivo de la comunidad y naturalizando dos realidades divergentes: la ciudad y los arrabales. Pero, al mismo tiempo, la ribera del Tormes se convirtió en un lugar sacralizado mediante la edificación de conventos, monasterios y ermitas, que venían a paliar la afrenta causada por la casa de mancebía pública, sita en esta orilla. En torno a estos espacios fueron creciendo núcleos poblacionales que podrían definirse como marginales y cuyo personaje arquetípico es el Lazarillo de Tormes, pero donde además tenía lugar la vida cotidiana de muchas personas anónimas: lavanderas, curtidores, mercaderes y todo tipo de mendicidad. Desde entonces, la orilla y los barrios populares en torno al Tormes han sufrido una profunda metamorfosis hasta su estado actual, en el que los espacios abiertos destinados al ocio, al deporte y al descanso de los salmantinos son prioridad en la política cultural y patrimonial del Ayuntamiento9. Y si bien esta dinámica debe ser aplaudida, es necesario denunciar la política de olvido en la que se encuentran los restos materiales de estas márgenes, relegados a actuar como telón de fondo o decorado del carril bici o del restaurado paseo fluvial. Podría decirse que, actualmente, Salamanca vive “de espaldas al río”10, arrastrada por las aguas de la Modernidad, en las que la individualidad y el 5 MARTÍN HERNÁNDEZ, 1992: 35. 6 MARTÍN MARTÍN, 1992. 7 MARTÍN HERNÁNDEZ, 1992: 44. 8 KENT, 2005: 36. 9 Art. 145 del RUCyL. Plan Especial de protección del río Tormes y Arroyo del Zurguén. Memoria informática, aprobada en noviembre de 2010. Ayuntamiento de Salamanca. (http://urbanismo.aytosalamanca.es/es/archivourbanistico/anuncio_0057 [Consultado el: 4-02-2013]). 10 KENT, 2005: 16. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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denominado “Estado de bienestar” han borrado toda huella de identidad colectiva. El espacio que la historia, la memoria y el patrimonio ocupan en la prensa salmantina y las formas en que lo hacen –ligado a actuaciones políticas o a denuncias por parte de diversos colectivos- son un indicativo, también, de que la ciudadanía ha renunciado a una parte constitutiva de su propia historia y de su memoria social y común11. Ello nos impulsa, como historiadores, a abordar la presente investigación, estudiando la evolución histórica de estos espacios “marginales” en busca de una reflexión sobre cómo los usos de estos -iglesia, aceña, fábrica y fielato- y de su entorno, han cambiado conforme variaban las sociedades, enriqueciendo, en muchos casos, sus significados. Partiremos, entonces, de una definición de Patrimonio; serán analizados cuatro espacios significativos, sobre los que se ofrecerá además una reflexión; para terminar con una crítica [auto-crítica], a modo de propuesta, a través de la que solventar algunas deficiencias detectadas en las actuales intervenciones desarrolladas en las márgenes del Tormes, lugar donde se localiza un patrimonio histórico y arqueológico que tiene vida en el presente y que interpretamos como parte activa de la tradición colectiva. 2. Las multiplicidades del Patrimonio 2.1 Patrimonio único: la memoria (material) y el olvido (inmaterial) Esta reflexión no puede construirse sin matizar algunos conceptos que consideramos fundamentales, tales como patrimonio, espacio, paisaje o puesta en valor. Comprendemos que el patrimonio –etimológicamente, aquello legado de padres a hijos– de nuestras comunidades y territorios es un bien colectivo12 y activo; materia viva que se negocia y transforma de manera constante por parte de, al menos, tres agentes sociales como son el sector privado, el Estado y los movimientos sociales13. El patrimonio se caracteriza por ser la materialización y valoración en el presente de un hecho o producto del pasado bajo dos dimensiones: material o tangible e inmaterial o intangible14. El primero se caracteriza por ser materia física, localizada en un lugar o espacio determinado, pero dotado de una variabilidad temporal que lo convierte en espacio vivido, significado, es decir, en Paisaje15. Este 11 CARVAJAL y SÁNCHEZ POLO, 2011: 75-81. 12 VARINE, 2012: 15. 13 GARCÍA CANCLINI, 1999: 19. 14 CRIADO, 2001: 132. 15 INGOLD, 1993: 155. 594
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no puede separarse de la percepción humana, entendiendo que esta última es la que lo dota de significados, y el significado se basa, a su vez, en “las conciencias existenciales y vividas que parten de la experiencia”16. Así pues, el análisis de la materialidad del patrimonio tangible no puede comprenderse sin su contexto de significación: el patrimonio inmaterial de un espacio social compartido. Ambas dimensiones no pueden separarse, y una sin la otra, carecen de sentido (figura 1). Por otra parte, si centramos nuestra atención en la preservación de dicho Patrimonio, existe una conservación diferencial destacable. De este modo, el material –el patrimonio tangible–, tiene un límite temporal definido por convención –según la Unesco en 1972–, elección –criterios administrativos– o acción esporádica –como un desastre natural–. En cambio, el patrimonio inmaterial –efecto de la memoria colectiva– se caracteriza por una temporalidad limitada de modo natural –la memoria se entierra y desaparece cuando mueren sus portadores– o es “naturalizada” por quienes deciden qué recordar y qué relegar al olvido.
Figura 1: esquema conceptual en el que se analizan los vínculos entre Patrimonio y Paisaje y los elementos de que cada uno de ellos se constituye (elaboración propia) 16 CARDEN, 2007: 44, 50. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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2.2 De la tipología a la valoración social del espacio Las orillas del Tormes albergan un sinfín de paisajes en los que la memoria es constantemente reinterpretada al dotarse de aspectos acumulativos y presentistas17. Analizar el patrimonio material de las orillas del Tormes sin una reflexión acerca de la memoria que alberga sería hacer un estudio meramente descriptivo. Por ello resulta indispensable completarlo a través de un acercamiento a la sociología de sus agentes, pasados y presentes, y de las actividades que en dichos lugares realizaron y realizan18. Estas vivencias dotan a los espacios de un significado diferente19, por lo que no podemos tipificarlos bajo términos funcionales tales como sagrado, doméstico, productivo, privado… tan cotidianos en las investigaciones de Arqueología espacial y Arqueología del paisaje. La temporalidad del paisaje y la variedad de agentes que en él intervienen, lo convierten en un elemento dinámico, cualitativo y heterogéneo20, cargado de múltiples significados21. Son diversos los trabajos que han demostrado la falacia de las dicotomías en el análisis de los espacios (sagrado/profano; público/privado), señalando su permeabilidad y su continua modificación: “determinados usos del pasado se desechan cuando dejan de ser funcionalmente útiles o se consideren simbólicamente irrelevantes para la comunidad, mientras que otros, en cambio, permanecen transformados y adaptados a las nuevas situaciones”22. Sin embargo, estos usos y significados quedan recogidos en la memoria y en la tradición colectiva, pudiendo ser reinterpretados en la actualidad y reintegrados en un discurso histórico comprensible para la población y en el que esta se vea reflejada. Es necesario, desde esta perspectiva, recuperar dicha memoria para futuras generaciones, tanto de salmantinos como de todas aquellas personas, conscientes de que las condiciones de su existencia y de su paisaje social y cultural descansan sobre una tradición que los precede y que posibilita la realidad actual y abre el camino a un cambio futuro. Por ello, el siguiente trabajo ha sido estructurado en función de tres ejes fundamentales: 1) la actualidad histórico-arqueológica de dichos espacios, es 17 ARMSTRONG, 2010: 41. 18 GILI, 2010. 19 TILLEY, 1994: 14-15. 20 INGOLD, 1993: 154. 21 TILLEY, 1994: 15. 22 MARCOS, 2010. 596
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decir, el análisis de nuestro patrimonio material o tangible, escogiendo para ello cuatro lugares y evitando su tipificación: la aceña del Arrabal, el espacio hoy vacío en el que se ubicaba el fielato junto al puente romano, la parroquia del Arrabal del puente y sus dos iglesias –la Arrabal vieja y la Arrabal nueva– y la actual fábrica de abonos Mirat; 2) la historia socio-económica de sus construcciones, los cambios acontecidos en ellas y su significación en el contexto histórico de la ciudad de Salamanca, a través de una “biografía” de estos lugares23; 3) la reconstrucción de los diversos significados de estos paisajes a partir del registro etnográfico, gráfico y documental, así como de la entrevista directa a algunos de los agentes implicados en su socialización (figura 1). Este esquema, a grandes rasgos, fue propuesto con anterioridad por el Grupo de Investigación en Arqueología del Paisaje de la Universidad de Santiago. Las bases teóricas de su propuesta metodológica residen en que todo espacio social está constituido por tres elementos: un espacio físico, un entorno social o medio construido –en el que se establecen relaciones de poder y de producción o reproducción social– y un lugar pensado o simbólico, el espacio de la memoria24. 3. Las historias de las orillas: los espacios estudiados El tratamiento que recibe el Patrimonio de la ciudad de Salamanca reproduce fielmente la división tradicional establecida entre allende y aquende25, es decir, prestando más atención a lo que se encuentra dentro de las murallas y relegando, el resto, a la ruina. Así, un espacio de ocio y esparcimiento, como son las márgenes del río, alberga estructuras históricas en estado de abandono, que son desconocidas para los caminantes y ciclistas. El primer edificio con el que se encuentra el Tormes a su paso por Salamanca es el conocido hoy día como la fábrica de abonos de Mirat, levantada sobre los restos de un antiguo monasterio jerónimo. A finales del siglo XV, el monasterio de Nuestra Señora de la Victoria fue emplazado a las afueras de la puerta de Santo Tomás en una zona hortícola de la vega. Se 23 KOPYTOFF, 1986: 64-68. 24 CRIADO, 1997: 6. 25 “más allá de” o allende, en relación al río Tormes, hace referencia a la extensión exterior a los límites de la ciudad amurallada de Salamanca; mientras que “más acá de” o aquende señala el espacio interior a dicha frontera. Esta terminología implica una serie de dualidades (interior/exterior, correcto/incorrecto, recto/pernicioso…) que tienen su respuesta actuales políticas de patrimonialización, centradas en una Salamanca sesgada e incompleta. Vid. NUÑEZ et al., 2001: 26. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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trataba de un área ya incorporada en la concepción urbana de la ciudad en un momento en que Salamanca estaba llenándose de conventos, colegios y seminarios gracias al auge de la Universidad. A juzgar por las descripciones y dibujos de la época, este edificio era uno de los más sobresalientes de la localidad26. En 1626, se vio afectado por la crecida de San Policarpo que se llevó muchas de las paredes del convento y la huerta, contabilizándose un gran daño. Además de las riadas, también la acción humana contribuyó al progresivo desastre del convento, primero, en la Guerra de Sucesión y luego, en la de la Independencia27. Mediado el siglo XIX, los monjes abandonaron el monasterio tras las desamortizaciones y la ley de disolución de comunidades religiosas, momento en que la construcción terminó por arruinarse28. Es entonces cuando el gobierno, con el ánimo de dar algún uso al edificio, concede licencia como fábrica de sedas. Como este negocio no prosperó, el propietario decidió derribar lo que quedaba de las edificaciones religiosas para vender el material de construcción en 186229. Tras diez años de abandono, hacia 1876, la familia Mirat trasladó su industria al interior de las ruinas del monasterio de los Jerónimos. La nueva ubicación permitió acceder con mayor facilidad al agua del Tormes, aprovechada para las máquinas de vapor introducidas por el propietario de la fábrica, Juan Casimiro Mirat, en 1881. Si con anterioridad se aludía a la introducción temprana de la maquinaria a vapor, hacia 1920, la fábrica será “electrificada y modernizada”, además de que un ramal del ferrocarril fue desviado para lograr una más rápida salida y entrada de sus productos, entre los que se hallaban los modernos abonos químicos30. Esta industria, además de traer a Salamanca los avances propios de los tiempos, se convirtió en un punto de encuentro entre personas, desbordando el propio espacio productivo. Anejas a las dependencias fabriles estaban las casas y huertas de los obreros que allí trabajaban31. Esta masa de obreros, unos 200 fijos según informaciones de la época, no dudarían en pedir mejoras laborales durante la II República, sufriendo los representantes sindicales la represión franquista al inicio de la Guerra Civil32. 26 VILLAR Y MACÍAS, 1887, vol. 2: 98; Idem, vol. 3: 63. 27 MARTÍNEZ FRÍAS, 1990: 23-25, 33-35. 28 VILLAR Y MACÍAS, 1887, vol. 3: 306. 29 VILLAR Y MACÍAS, 1887, vol. 2: 99; MARTÍNEZ FRÍAS, 1990: 25. 30 GARCÍA FIGUEROLA, 2010: 9, 34. 31 GARCÍA FIGUEROLA, 2010: 10; SENABRE, 2002: 39. 32 “En la fábrica trabajaban en plena temporada de producción seiscientos trabajadores, 598
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En la actualidad, del antiguo monasterio solo se conservan, descontextualizadas, dos puertas, dos ménsulas, algunas paredes –las más meridionales podrían ser las de la enfermería– y la bodega33. En cuanto a la fábrica de abonos se refiere, las circunstancias de la producción hicieron que se remodelara de forma parcial, constituyéndose como uno de los mejores ejemplos del patrimonio industrial decimonónico salmantino: chimeneas, naves, arquerías de ladrillo y bóvedas son la muestra tangible de este legado. Al otro lado del puente, en la margen izquierda del río, se encontraba ubicado otro de los puntos más concurridos de la ciudad que se remontaba hasta mediados del siglo XIX, el fielato del Puente Viejo. Era esta una construcción de poca envergadura pero rica en pequeñas historias acontecidas en su interior. Tenía planta cuadrangular, una o dos separaciones en el interior y tejado a doble vertiente, tal y como puede apreciarse en la foto tomada por V. Gombáu hacia 195034 (figura 2). El origen de estos edificios se remonta a 1845, cuando los ministros Mon y Santillán impusieron un gravamen sobre los productos de primera necesidad “artículos de comer, arder y beber”35 que los campesinos y comerciantes iban a vender en la ciudad. La nueva reforma tributaria de los ministros progresistas estableció como norma la construcción de las casetas de cobro, conocidas popularmente como fielatos –debido a que eran los “fieles” quienes realizaban los registros– a la entrada de las principales capitales de provincia. Aunque no todos estuvieron activos a un mismo tiempo, Salamanca llegó a contar con un total de siete fielatos –aunque más adelante, bajo el régimen franquista, fueron también conocidos como estaciones sanitarias– en las principales vías de acceso a la ciudad: Puerta de Zamora, Puerta del Toro, Puente Nuevo, Estación, Rollo, Carretera de Ledesma y Puente Viejo. Este último “fiel registro”36 fue uno de los más populares y longevos de unos doscientos fijos y el resto eventuales. Aproximadamente el 80% de los trabajadores fijos, estaban afiliados a la UGT, de los eventuales la mayoría absoluta no pertenecían a sindicato alguno, solamente alguno se afilió a instancias de sus compañeros sindicados” (CALVO RENGEL, L., Semillas de libertad, Relatos de su vida recuperada, en GARCÍA FIGUEROLA, 2010: 18). 33 MARTÍNEZ FRÍAS, 1990: 55-57. 34 KENT, 2005: 114. 35 VILAR, 1994: 359. 36 CABERO et al., 1998: 18. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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la ciudad, testigo de la cotidianeidad y del trasiego de los vecinos de los barrios colindantes, como el Arrabal del Puente y el desaparecido barrio de Santiago. Actualmente no existen vestigios del edificio símbolo de este impuesto, pero las escasas fuentes documentales señalan que debió de sufrir numerosos arreglos y remodelaciones, como muestran algunos documentos de principios de siglo XX37. Según algunas crónicas recogidas en los periódicos de la época, la construcción sufrió numerosas inundaciones consecuencia de las crecidas del río Tormes38. La función hacendística de los fielatos –cuya recaudación llegó a constituir entre el 60 y el 70% de los ingresos de las arcas municipales en las principales ciudades españolas39– se unía a la social. Aunque son pocos los estudios que se aproximan a la vida y al trasiego de las gentes que trabajaron en estos lugares40, es frecuente encontrar testimonios y anécdotas que muestran a los comerciantes agudizando el ingenio para escaquearse del pago de los consumos o hacer más rentables sus productos41. De igual modo, eran comunes los abusos por parte de los fieles e interventores que aumentaron el malestar y desprecio hacia el gravamen por parte de la población. En ocasiones los dependientes llegaron a incautar utensilios y artilugios no marcados en los arbitrios pautados por el Ayuntamiento42, además de aquellos relacionados con las atribuciones de vigilancia y control que llegaron a ostentar los fieles durante la dictadura franquista, a partir de 1939. 37 “Propone D. Joaquín Mezquita la construcción de una caseta en el arrabal del Puente con destino a los dependientes de la recaudación de los arbitrios para la que podrían aprovechar algunos de los materiales comprendidos en el anterior edificio...” (Libro de Actas de del Ayuntamiento de Salamanca de 1871, A.H.M.S.). 38 El Adelanto, 24 de diciembre de 1909. 39 SIMÓN ARCE, 2007; VILAR, 1994; MORENO LÁZARO, 2003. 40 CABERO et al., 1998. 41 “-¿y lo de los lecheros en el fielato del Puente? –Ah, eso tiene una gracia un tanto triste... -¿Cómo?- Sí, señor; llegan o llegaban mejor dicho los lecheros al fielato del puente. Pesaban los cántaros de la leche, pagaban su importe de entrada, y luego... se dedicaban a bautizarla en el mismo fielato (Crónica “El diablillo en el Ayuntamiento”, El Adelanto, 2 de marzo de 1912). 42 Los fieles, nombre con el cual eran conocidos los trabajadores de estas dependencias, también debían de encargarse del control o registro sanitario de los productos que pretendían venderse en la ciudad. De ahí, que en las fuentes documentales hasta 1938 aparezcan con el nombre de registros o estaciones sanitarias, pasando a denominarse a partir de 1939 como casetas de vigilancia (P. Hernández Rodríguez, com. pers.). 600
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Durante el tiempo que estuvo en vigor el fielato, este causó más de un quebradero de cabeza a los políticos y partidos de turno. Sin embargo, ninguno de ellos fue capaz de encontrar un sustituto al impuesto de consumos tan rentable para el consistorio. Finalmente, en 191143 fue eliminada esta carga sobre los productos de primera necesidad, siendo gravados otro tipo de productos por los ayuntamientos –bebidas espirituosas, espumosas, carnes frescas, alcoholes...– hasta que en 1960 fueron eliminados todos los arbitrios y la necesidad de registro a la puerta de las ciudades. Apenas a 50 metros del vacío dejado por el fielato del Puente Romano se encuentra la aceña del Arrabal. Su presencia, alterada durante más de seis siglos, recoge la memoria de generaciones de agricultores, molineros y vecinos, participando como elemento de identidad para cada uno de ellos. Las primeras noticias de su construcción datan de 149944 , con motivo de la crecida de Santa Bárbara45. Tras un pleito entre el Cabildo y la Iglesia por la propiedad de una aceña anterior dañada, en 1503 se aprueba la construcción de una nueva46. Se trata de un molino harinero con rueda vertical47, el tipo predominante en el interior peninsular durante la Edad Media y Moderna, hasta que la industria de vapor y las grandes fábricas eléctricas48 del siglo XIX desplazaron a este oficio artesanal49.
43 A pesar de ser eliminado de forma legal en 1911, el impuesto de consumos se prolongó en la ciudad hasta 1914. El diario La Libertad reproduce el debate acaecido en el ayuntamiento acerca de la eliminación de los consumos: “El Señor Villalobos, único concejal que ha defendido con sinceridad la sustitución de los consumos, se opuso a la solicitud de prórroga que proponía el señor Iscar. El Señor Villalobos invocó la desigualdad del tributo, la necesidad de descargar al proletariado de toda clase de impuestos, la carestía de vida, lo vejatorio de la exacción, lo odioso de los fielatos, con argumentos en pro de la sustitución...” (La Libertad, 11 de diciembre de 1913). 44 VACA, 2007: 25. 45 SANZ, 1997: 51-53. 46 (VACA, 2007: 25, nota 78). 47 MORENO y LÓPEZ, 2012. 48 Ejemplo de ello es la Fábrica de Harinas El Sur, en la margen contraria del Tormes. Se trata de un gran molino harinero cuyo origen se halla en una pequeña aceña denominada El Muradal (KENT, 2005: 60). 49 MORENO y LÓPEZ, 2011: 44. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Figura 2: localización de los espacios analizados en las márgenes del Tormes. Azul: fielato. Violeta: fábrica de abonos Mirat. Verde: iglesias del Arrabal. Amarillo: aceña del Arrabal (fotografía del fielato de Gombáu [en KENT, 2005: 114] y las restantes de Clara Hernando. A partir de una imagen aérea tomada de Google Maps)
El buen estado de conservación de la aceña del Arrabal permite ver que sigue el esquema arquitectónico “en forma de barco”50, con planta cuadrangular y remate en espolón contra el que chocan las aguas. La base de la construcción es de grandes sillares sobre los que se levantan lienzos de ladrillo. La fachada presenta una única puerta de entrada y una ventana enrejada; una estructura prácticamente simétrica en los lienzos exteriores mayores, al tiempo que, en el trasero, un par de ventanas ilumina la estancia en cada uno de los pisos. En el lado exterior izquierdo se hallaba 50 LUIS CORRAL, 1996: 57. 602
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la rueda. Hacia 1950 en que la aceña seguía en uso, la rueda presentaba una gran envergadura, fundida en hierro, alcanzando los dos metros de diámetro y cuatro filas de cangilones. La energía generada por la rueda permitía el movimiento de las piedras o muelas51. Actualmente, en las inmediaciones de la aceña se pueden contemplar algunas de éstas, tal y como fueron depositadas por uno de los últimos molineros, el Sr. Francisco Fraile. Estas alcanzan el metro de diámetro, más de 20 cm de espesor y presentan un grado de conservación diferencial, pudiendo visualizar fácilmente la picadura (figura 2). La potencia de este ingenio hidráulico queda patente en su perdurabilidad. Los molinos harineros supusieron una de las mayores transformaciones técnicas y socio-económicas del Medievo. El éxito de esta industria tiene como testigos a los vecinos del barrio del Arrabal, pues muchos recuerdan, hacia 1950-60, en lo que sería el final del uso de este edificio, la llegada de sacos de trigo y el continuo girar de la noria52. El valor de la aceña era múltiple: para molineros, agricultores y ganaderos era su base subsistencial; para las mujeres se convertía en espacio de encuentro y trabajo femenino, ya que, cuando el río estaba en calma, se reunían cotidianamente lavando la ropa junto a la pesquera53; para el resto del barrio, sin embargo, el girar de la noria significaba que las aguas venían bravas y era necesario dejar pasar una mayor cantidad de caudal hacia el barrio de Tejares para evitar la inundación54. De igual modo, el espacio comprendido por la pesquera y la noria (“la isla”) se iba transformando en lugar de recreo familiar. La aceña del Arrabal, patrimonio material hidráulico, es también un lugar de recuerdo en el que el patrimonio inmaterial, la memoria social y las identidades se negociaban. Es hoy un lugar olvidado por la historia, pero lleno de memoria, que esperamos pueda ser visibilizado y patrimonializado para que no acabe siendo “agua pasada”. Allende la puente, la vida transcurría no sólo en los molinos o en el fielato, sino también en plazas e iglesias. En la actual plaza del Poniente tuvieron lugar las ferias de la madera y del ganado desde el siglo XV, en tanto que la vida religiosa se disponía en torno a la iglesia de la Santísima Trinidad. Hoy día esa construcción sigue en pie, aunque su estado calamitoso diera como 51 ESCALERA y VILLEJAS, 1983: 109. 52 M. Fraile, com. pers. 53 KENT, 2005: 102. 54 Mª. C. Galán, com. pers. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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resultado la construcción de una nueva sede parroquial: la iglesia nueva del Arrabal. Popularmente conocidas como iglesias del Arrabal, son dos templos situados en la margen izquierda del río Tormes. La iglesia de la Santísima Trinidad o iglesia vieja del Arrabal ostenta actualmente el título de iglesia parroquial, en tanto que la iglesia nueva es un edificio desacralizado, es decir, que ya no se dedica al culto. La iglesia de la Santísima Trinidad, cuyo origen en época medieval no es del todo preciso55, se ubicó más allá del puente romano, en un barrio humilde a merced de las crecidas del río. De hecho, en la célebre riada de San Policarpo fue de las pocas construcciones que quedaron del barrio del Arrabal, aun habiendo sufrido ella misma daños importantes56. Avanzando el tiempo, resulta interesante ver cómo la iglesia se fue sumiendo en estado de deterioro, hasta el punto de hacerla inviable como lugar de culto. Esta es una de las causas que llevó a que, ya durante el franquismo, se decidiera construir una nueva iglesia que sustituyera a la vieja y que además, siendo de mayores dimensiones, pudiera responder a las necesidades de los nuevos barrios construidos por el régimen, así como a las gentes que, venidas desde el campo, se establecieron en esta margen. Así pues, en 1952 se construye la que actualmente se conoce como iglesia nueva del Arrabal, obra del arquitecto Genaro de No. Su vida como lugar de culto resultará efímera, pues tan solo 54 años después se restablecerá el culto en la iglesia vieja57, pasando la nueva a disposición del Ayuntamiento de Salamanca. Este nuevo templo presenta una arquitectura que responde a los nuevos planteamientos que con el régimen de Franco se impusieron: la búsqueda de una arquitectura nacional basada en la vuelta a los estilos artísticos previos (Renacimiento y Barroco fundamentalmente), en la línea de lo que ya se hiciera en algunos momentos del siglo XIX y al final de la década de 1920 en la propia ciudad de Salamanca58.
55 El primitivo templo románico habría de datarse no antes de finales del siglo XII o principios del XIII, pues, como ya indica Villar y Macías, esta parroquia no aparece en el fuero de la ciudad (c. 1150) y la primera noticia que de ella tenemos sería una donación de 1266 (VILLAR Y MACÍAS, 1887, vol. 2: 76 y 200). 56 “En la iglesia de la Santísima Trinidad del Arrabal de allende la Puente, derribó las paredes y le hizo de daño más de mil ducados” (VILLAR Y MACÍAS, 1887, vol. 2: 63). 57 SÁNCHEZ, 1994. 58 DÍEZ, 2003: 237-246; 437-440. 604
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El Ayuntamiento de Salamanca instó al Obispado a iniciar unas labores de saneamiento del edificio que fueron concluidas en abril de 200359. La situación actual es casi de abandono, teniendo como única finalidad servir de punto de inicio para la procesión de una hermandad adscrita a la parroquia de la Santísima Trinidad del Arrabal. Algunas noticias de prensa en fechas inmediatamente posteriores a la conclusión de las tareas de restauración, las de 2010, señalaban la posibilidad de que el edificio fuera utilizado como sede un museo dedicado a la Semana Santa salmantina –o Museo de la Pasión–, pero el proyecto quedó pospuesto ad kalendas graecas60. Para tal fin, y a cambio de que fuera restaurada la iglesia vieja, el Obispado cedió la iglesia nueva al Ayuntamiento, aunque mantiene la propiedad de la misma. El restablecimiento del culto en la iglesia de la Santísima Trinidad fue posible gracias a las tareas de restauración que concluyeron en 2006. Esta recuperación también se vio favorecida por el desarrollo urbanístico del barrio del Arrabal, puesto que el nuevo templo quedaba prácticamente aislado de los barrios a los que pretendía servir de centro religioso mediante amplias avenidas de entrada a la ciudad. Así pues, la Santísima Trinidad podía ocupar de nuevo un papel central en la vida del barrio en cuyo corazón se encuentra, además de ser la preferida por los habitantes del Arrabal para el culto. 4. Discusión de los casos Tras el análisis de dichos espacios a través de la metodología expuesta, se destaca cómo el paso del tiempo y las dinámicas institucionales pasadas y presentes, afectan a todos los elementos del patrimonio cultural, más 59 El documento “Informe sobre las reparaciones en la iglesia nueva del Arrabal”, del 2 de abril de 2003, recoge las intervenciones realizadas y da por concluidos los trabajos de restauración. Sin embargo, estos no resultaron suficientes, pues fue necesaria una nueva intervención en el año 2010 (REYES, 2003). 60 En el Boletín de la Asociación de Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio de 2005 se indica que la iglesia pasaría a utilizarse como Archivo Municipal. Sobre su futuro como Museo de la Pasión, pueden destacarse varias noticia digitales que hacen referencia a su posible utilización como museo (http://www.salamanca24horas.com/local/40509-lareforma-de-la-iglesia-nueva-de-arrabal-consolida-su-estructura-y-elimina-la-humedad; http://www.elnortedecastilla.es/v/20110125/salamanca/salamanca-pospone-creacionmuseo-20110125.html; http://www.lagacetadesalamanca.es/salamanca/2011/01/16/ finalizan-obras-iglesia-nueva-arrabal-seis-meses-obras/18949.html [Disponible en línea: 22-01-2013 y 25-01-2013]). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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aún cuando tratamos con patrimonio inmaterial o intangible. El elemento material –los edificios físicos– se conservan en tres de los casos, siendo el fielato el único que ha desaparecido, dado su nulo carácter monumental. No obstante, la historia que acompaña a esas construcciones queda en un punto situado entre la memoria de los vecinos y algún libro de historia de Salamanca. No hay una memoria colectiva ni un interés administrativo que respalde a la historia las márgenes, de ahí que sean espacios hoy vacíos de contenido inmaterial, carentes de valor a los ojos de los ciudadanos y de los “deseados” turistas. El apoyo institucional a su puesta en valor ha sido en general escaso o limitado a los momentos de gravedad extrema y a etapas de transformación ideológica. Las continuas crecidas –Santa Bárbara, San Policarpo– precipitaron el estado de abandono, en el caso de la Aceña, mientras que la política franquista convirtió a la nueva iglesia del Arrabal en nuevo emblema salmantino y el monasterio jerónimo fue remodelado para albergar la industria vaporizada de la burguesía local a finales del siglo XIX. La excepción la constituye el fielato, que no gozó nunca de interés más allá de su función inicial. Las iglesias, siendo edificios “públicos” que ofrecen un servicio al ciudadano son las que han recibido una mayor atención, debido a diversos factores como las presiones del Obispado o el uso por parte de los feligreses. La aceña, una de las mejor conservadas de la provincia y posiblemente de propiedad pública, se encuentra también en estado de ruina a pesar de su puesta en valor como Bien de Interés Cultural (R.I. 52-0000837-00001) o recreativo, lo que debiera ser fomentado con el objeto de rescatarla de su estado actual61. La fábrica de Mirat, de propiedad privada, queda fuera de estas consideraciones, aunque también es integrada con facilidad en la memoria colectiva por ser un espacio de trabajo y/o de reunión. Esta última, en la que se conservan los restos del convento de los Jerónimos, es especialmente representativa, pues es con su paso de monasterio a industria cuando se perdió la mejor oportunidad de asegurar su permanencia. No obstante, hay que tener en cuenta que en el momento en el que esto se produjo no había en España una conciencia de protección del patrimonio como la que actualmente se puede encontrar en diferentes sectores sociales. Ahora es muestra del único patrimonio industrial decimonónico de la ciudad. 61 Patrimonio industrial: Los bienes hidráulicos de Salamanca (Consultado el 12-10-2012: http:// blogcyl.patrimoniocastillayleon.org/patrimonioindustrial/archive). 606
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El espacio material de nuestro patrimonio inmaterial: las márgenes del Tormes a su paso por Salamanca
Las diferentes preocupaciones simbólicas, sociales y económicas se plasman también en el urbanismo y la arquitectura, como ocurriera de forma sobresaliente con las iglesias del Arrabal durante el franquismo y en la actualidad. El Régimen prefirió dejar que un templo de origen medieval se fuera arruinando progresivamente, construyendo cerca y sustituyéndolo por un edificio de dudosa calidad artística con un claro objetivo: despejar la zona de viviendas y crear una nueva imagen de Salamanca en la margen izquierda del Tormes. Esta política propagandística propia de sistemas totalitarios durante la década de los 50-60 del pasado siglo ha tenido como consecuencia, en la actualidad, la necesidad de un acuerdo entre el Ayuntamiento y el Obispado para darle alguna utilidad a este espacio, proponiéndose un Museo de la Pasión. El patrimonio inmaterial, a su vez, queda al margen, no siendo de interés para entes públicos o privados. De hecho, hasta la puesta en valor de ese patrimonio por parte de la UNESCO en los últimos años, no se había considerado que cuestiones no materiales pudieran engrosar el listado del Patrimonio de la Humanidad. Así, el objeto de estudio presente –el patrimonio de “las márgenes”– se identifica con el denominado “patrimonio incómodo”62 por su escasa visibilidad y rentabilidad económica, siendo olvidado en detrimento de elementos más vinculados con el folklore y la tradición popular. Con estas reflexiones pretendemos lanzar una llamada de atención y poner en valor unos espacios que están cargados de memoria, de historia y que por su localización han quedado por tradición en una “zona gris”, entre el olvido y la pervivencia. La tarea social del historiador debe ser la de evitar que la amnesia se apodere de esos espacios y que tengan la oportunidad para ser considerados de interés más allá de las formas “naturalizadas” de patrimonio y cultura63. En el caso de Salamanca resulta más que evidente que ambos conceptos están estrechamente ligados a los monumentos históricos del centro de la ciudad.
62 REVENTÓS, 2007. 63 CARVAJAL y SÁNCHEZ POLO, 2011. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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5. Conclusiones El patrimonio material e inmaterial a las orillas del Tormes es un ejemplo para pensar, desde una posición crítica, y a partir del mismo construir una praxis metodológica con el fin último de resignificar desde el presente la historia olvidada de los espacios marginalizados. Pero no se debe caer en el error de subjetivar los espacios, haciéndolos protagonistas de una historia, ya que esta lo es únicamente de los hombres y las mujeres que en él vivieron (producción) y convivieron (reproducción)64. En esta dinámica, los elementos materiales e inmateriales compiten en importancia, al tiempo que los agentes sociales –poderes fácticos y ciudadanos– intervienen activamente en su significación. Por tanto, la puesta en valor del patrimonio es un oficio colectivo en el que intervienen los bienes y la memoria, debiendo estar implicada toda la sociedad65. Continuamente, se observa cómo las construcciones monumentales ensombrecen realidades menos visibles, tal vez más modestas, pero no menos importantes. El análisis de estas últimas ha permitido un acercamiento a la historia de esos lugares y a la cotidianeidad con que fueron vividos. Pero, además, han podido ser detectados procesos de negociación y resignificación de los espacios a través del ejercicio de diferentes poderes: el Cabildo, haciéndose con bienes económicos como la aceña; la burguesía decimonónica, adaptando un convento en fábrica; los ministros progresistas dotando de recursos económicos a los ayuntamientos a través de los fielatos; o el Estado franquista en connivencia con la Iglesia, modelando la periferia salmantina para que cupiera en su imagen de una España católica y sin fisuras sociales. Con este trabajo se pretende interpelar al lector acerca de su espacio, su paisaje, su ser-en-el-mundo y su relación respecto a los otros, los márgenes y los espacios olvidados. También quiere señalarse la vinculación existente entre el patrimonio inmaterial y su efímera temporalidad. El riesgo que sufre nuestra memoria colectiva de ser constantemente reinterpretada desde un presente que borra todo recuerdo del pasado –porque lo niega, lo rechaza, o simplemente lo obvia– debe ser el axioma que guíe nuestra labor como historiadores, arqueólogos y miembros de la sociedad.
64 ESCORIZA, 2008: 22. 65 VARINE, 2012: 34. 608
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Agradecimientos Queremos expresar nuestro agradecimiento a las personas que han hecho posible esta investigación: Pilar Hernández Rodríguez, María del Carmen Galán Martín, Maruchi Fraile Esteban y Pilar Álvarez Hernández, quienes han compartido sus recuerdos e historias, dando significado a este texto. Igualmente, debemos agradecer a Carlos Tejerizo García y a Álvaro Carvajal Castro su ayuda y sus aportaciones en la elaboración y redacción de este artículo. Todos los errores y omisiones son, sin embargo, responsabilidad de los autores. Bibliografía ARMSTRONG, Felipe, La memoria en la piedra. Un estudio exploratorio sobre arte rupestre y memoria colectiva en el sitio Los Mellizos, Provincia de Choapa, Chile, Memoria para optar al título de Arqueólogo, Universidad de Chile, 2010. CABERO, Valentín; CASTRO, Mª. Auxiliadora de; CASTRILLO, Carmen, Memoria del Arrabal: una encrucijada a la vera del río, Salamanca, Asociación de vecinos del Puente del Arrabal, 1998. CARDEN, Natalia, Estudio de las manifestaciones rupestres de la meseta central de Santa Cruz. El área de los Zanjones blanco y rojo al sur del río Deseado, Tomo I, Tesis Doctoral, Universidad del Centro de la Provincia de Buenos AiresDepartamento de Arqueología, 2007. CARVAJAL CASTRO, Álvaro y SÁNCHEZ POLO, Alejandra, “Construir ciudad. La acción local como vía de transferencia del conocimiento histórico: el caso de Salamanca”, Arkeogazte [en línea], 1 (2011): 71-86. Disponible en: http://www.arkeogazte.org/numero1/9.pdf [consultado el 11-11-2011]. CRIADO, Felipe, Del Terreno al Espacio: Planteamientos y Perspectivas para la Arqueología del Paisaje, CAPA, 6, Santiago de Compostela, Grupo de Investigación en Arqueología del Paisaje, Universidad de Santiago de Compostela, 1999. CRIADO, Felipe, “Problems, Functions and Conditions of Archaeological Knowledge”, Journal of Social Archaeology, 1/1 (2001): 126-146. DÍEZ, José Ignacio, Arquitectura y urbanismo en Salamanca (1890-1939), Salamanca, Colegio Oficial de Arquitectos de León, 2003. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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DE LAS IDEAS A LOS MATERIALES: TRANSMISIÓN Y TRANSPORTE
DAR Y RECIBIR. rastreando la necesidad de intercambio en las primeras sociedades Giving and Receiving. Tracking the Need for Exchange in the First Human Societies Miguel Carrero Pazos Universidad de Santiago de Compostela [email protected] Miguel Busto Zapico Universidad de Granada [email protected] Resumen: Con la presente comunicación pretendemos reflexionar acerca de la necesidad de intercambio en las primeras sociedades del pasado. La arqueología desde sus inicios ha ofrecido amplio testimonio de la existencia de estos intercambios entre individuos o grupos desde las primeras etapas humanas, pero un gran número de estudios no se han preguntado el por qué de estos intercambios, sino que los han señalado y estudiado desde otras perspectivas. Lo que planteamos aquí es profundizar en ese por qué. Por un lado podemos ligar dicho intercambio de bienes a la supervivencia tanto del individuo como del grupo. La explicación se hace más compleja si lo ligamos al afianzamiento de los lazos sociales o territoriales. Por otro lado podemos estar ante una manera de socialización del ser humano. Las incógnitas se multiplican. Pero… ¿cuál es realmente la razón de la existencia de ese intercambio? Si un grupo humano tiene a su alcance todo lo que necesita para la subsistencia, qué es lo que le empuja al intercambio. ¿Estamos ante un fenómeno necesario? Podemos relacionar el motivo con el lujo, la ostentación, el poder… ¿Dónde y cuándo nace esta necesidad de hacerse con un material diferenciador? ¿Por qué se utiliza ese elemento y no otro? ¿Hasta dónde podemos rastrear esos intercambios? ¿Puede ser innata al ser humano la necesidad de intercambiar cosas? O por la contra, ¿estamos ante una característica aprendida, cultural? Estas son algunas de las cuestiones sobre las que girará nuestra comunicación, centrando el estudio en las sociedades del pasado desde una perspectiva arqueológica, aunque ineludiblemente la antropología y filosofía tendrán mucho que decir. Palabras clave: intercambio, sociedad, cultura, Prehistoria.
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Miguel Carrero Pazos y Miguel Busto Zapico
Abstract: The following study intends to reflect on the need for exchange in early societies of the past. Since its inception, the archaeology has provided ample testimony to the existence of these exchanges between individuals or groups from the early humans, but a large number of studies haven`t wondered why these exchanges existed, but that have been identified and studied from other perspectives. What we are proposing here is to deepen the why. On the one hand we can link this exchange of goods for survival of the individual and the group. The explanation becomes more complex if we link the strengthening of social bonds or territorial. On the other hand we could be facing a way of socialization of human beings.The unknowns are multiplied. But... what is really the reason for the existence of this exchange? If a group of people have at their disposal everything you need to keep, what pushes the exchange? Is this a necessary phenomenon? We can relate the subject with the luxury, ostentation, power ... When and where this need of a material differentiator was born? Why did you use that item and not another? How far can we trace these exchanges? Can be the need to share things innate to humans? Or by contrast, are we facing a learned trait, cultural? These are some of the issues which will turn our study, focusing on the study of past societies from an archaeological perspective, although inevitably anthropology and philosophy have much to say. Keywords: Exchange, Society, Culture, Prehistory.
1. Introducción1 La duda no es un estado placentero, pero la certidumbre es absurda.
Voltaire (1694-1778) Un intercambio significa dar o recibir algo por otra cosa que se considera de análogo valor. A lo largo de estas páginas, reflexionaremos acerca de la necesidad de intercambio de objetos simbólicos en las primeras sociedades del pasado, profundizando en el por qué, intentando presentar los problemas que surgen al encarar dicho tema desde perspectivas diferentes. El intercambio en sus diversos tipos, como forma más antigua de economía, estuvo presente desde las primeras sociedades homínidas. En la actualidad, nos encontramos en una sociedad marcada por el sistema económico capitalista, con unos objetivos claros y definidos y donde los intercambios están institucionalizados. Cuando hablamos de sociedades no capitalistas, rastrear su significado es una ardua tarea.
1 Queremos mostrar nuestro más sincero agradecimiento a Mar Llinares García y a Fernando Rodríguez del Cueto. Sus apuntes y consejos han sido de gran ayuda en la consecución de este estudio. 616
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Dar y recibir. Rastreando la necesidad de intercambio en las primeras sociedades
Por otro lado, siempre se han intercambiado objetos que de algún modo se apartan o destacan sobre lo común, que podemos denominar como bienes de prestigio u objetos simbólicos. Detrás de estos objetos intercambiados se esconden relaciones, ambiciones, aspiraciones… será en estos objetos donde centremos nuestra atención. Rastrear este tipo de aspectos en fechas antiguas es bastante complicado. Para la Prehistoria Reciente la Arqueología ha analizado múltiples redes de intercambio, muchas de ellas complejas y que se extienden por continentes enteros2. Según nos alejamos en el tiempo estos aspectos no están tan claros y, la evidencia arqueológica es, cuanto menos, escasa. Tratamos de afrontar estas dudas y problemáticas, sirviéndonos de cuatro materias que nos permitirán encarar el problema de los intercambios de objetos simbólicos en las primeras sociedades. La etología, es la disciplina que, a través de la observación del comportamiento de determinadas especies de primates, intenta establecer pautas generales biológicas, que son compartidas por el género humano3. La antropología, con el estudio de diferentes sociedades de diversos lugares del mundo proporciona analogías a tener en consideración4. La arqueología, con el estudio del registro material, permite reconstruir el pasado, estudiando las procedencias y destinos, y así observar las redes de intercambio. La economía es la última rama que hemos elegido, la cual estudia la riqueza material, su producción y su distribución, en determinado grupo social5. 2. Intercambio: concepto clave El intercambio es una cuestión básica para entender una sociedad. Los autores que han marcado la etnología y la antropología durante el siglo pasado han estudiado el intercambio desde diferentes perspectivas y en diferentes lugares del planeta, analizando a sociedades de muy diverso tipo. A principios del siglo XX la teoría del intercambio adquirió una gran importancia en antropología gracias a múltiples estudios etnográficos, que confirmaron que cumplía una función diferente en las sociedades
2 Véase por ejemplo, el reciente estudio sobre el intercambio de las hachas de jade neolíticas por el continente europeo: PETREQUIN, CASSEN, ERRERA, KLASSEN, SHERIDAN, PÉTREQUIN, 2012. 3 Nos basaremos en los estudios de autores como Gurven, Gomes, Boesch, Boyd o Silk, entre otros. 4 Para sustentar nuestras teorías partiremos de autores clásicos de antropología. 5 Seguiremos principalmente a Polanyi. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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no occidentales o preindustriales. En este sentido, B. Malinowski6 sacaba a la luz una superposición de la vida económica, la magia y las prácticas ceremoniales. M. Mauss profundizaba en el concepto de “don”, que será toda prestación entre grupos o personas regida por las tres obligaciones fundamentales que son dar, recibir y devolver7. Por su parte, C. Lévi-Strauss se centró en la perspectiva abierta por Mauss estudiando el intercambio de mujeres entre los clanes8, y M. Sahlins, elaboró una clasificación de los tipos de intercambio poniendo de relación el grado de reciprocidad implicado y la cualidad de los lazos sociales existentes entre los socios, con lo cual se ponía de relieve que la circulación de los dones dependía estrechamente de las relaciones sociales. Nos hablaba de reciprocidad generalizada, equilibrada y negativa9. Por último, C. A. Gregory, llamó la atención sobre las diferencias que existen entre el intercambio de dones y el de mercancías, entre rango o valor de los productos, entre el crédito basado en la maximización del beneficio y el basado en la maximización del número de deudores10. 3. Rastreando los primeros intercambios Al tratar de aproximarse a los intercambios en las primeras sociedades, se comprende que una de las características de todos estos grupos es que han mostrado la necesidad de la interacción social y de intercambiar, para así desarrollarse y poder perpetuarse. De los estudios etológicos se concluye que, actualmente, en prácticamente todas las especies de primates el intercambio está presente, o al menos eso nos hace pensar el estudio etológico de las dinámicas de cooperación e intercambio de bienes entre chimpancés11. A través de la etología comprendemos cómo la competencia por los recursos juega un papel primordial en la evolución de los grupos. En los primates la competencia habitual por el acceso a los recursos puede llevar a la formación de jerarquías de dominancia estrictas y lineales12. Estos grupos se distribuyen sobre un área relativamente 6 MALINOWSKI, 1992. 7 MAUSS, 1971. 8 LÉVI-STRAUSS, 1988. 9 SAHLINS, 1969. 10 GREGORY, 1982. 11 GURVEN, 2012; GOMES, BOESCH, 2011. 12 BOYD, SILK, 2001: 194. 618
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Dar y recibir. Rastreando la necesidad de intercambio en las primeras sociedades
constante que contiene todos los recursos que los miembros del grupo explotan para alimentarse, descansar y dormir13. Hay especies, como los macacos de cola larga, que llevan a cabo unas interacciones con los miembros de los grupos vecinos, pudiendo pelearse, excluirlos de los recursos, evitarse o mezclarse pacíficamente. Estamos ante una forma primitiva de intercambio. A través de la antropología sabemos que el intercambio cumple una función diferente a lo largo del tiempo y de las sociedades. Podemos contraponer dos tipos de intercambio, el intercambio mercantil y el intercambio de dones14, éste último es el que nos interesa en este artículo. El intercambio mercantil establece una relación cuantitativa entre objetos alienables que circulan entre dos socios independientes entre sí. El intercambio a través del mercado sólo llega a dominar el proceso económico en la medida en que la tierra y los alimentos son movilizados por ese intercambio y allí donde la fuerza de trabajo se ha convertido en una mercancía que puede adquirirse libremente. En contraposición con una simple venta, el mercado implica el comercio regular y regulado, donde existe cierta competencia entre los participantes. El intercambio de dones establece una relación cualitativa entre dos socios y según Gregory, dependen el uno del otro y entre ellos circulan objetos inalienables. Esto quiere decir que existe una obligación entre los dos sujetos. A nivel etológico, esta práctica se denomina acto de aplacamiento, porque el sujeto pretende que el don sea aceptado para que el receptor cargue con el compromiso de devolverlo15. Los dones además tienen un rango, que está determinado por un conjunto de factores como la antigüedad, el tamaño, decoraciones, número de manos por las que ha pasado… poco tienen que ver con su utilidad intrínseca. La noción de interés no se aplica en el intercambio de dones contrariamente a lo que ocurre en la circulación de mercancías, se ha de devolver un objeto similar y del mismo rango. En arqueología intercambio es también un concepto central pues ha supuesto un campo de estudio de gran relevancia para los arqueólogos desde los comienzos de la disciplina. A nivel arqueológico, los bienes intercambiados son una evidencia concreta de los contactos entre áreas y sociedades diferentes. A raíz de suficientes intercambios entre dos culturas puede darse el fenómeno de aculturación, que es un proceso que supone 13 BOYD y SILK, 2001: 167. 14 GREGORY, 1982. 15 EIBL-EIBESFELDT, 1993: 403. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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la existencia de relaciones históricas directas entre pueblos culturalmente distintos. Entonces, para el intercambio, la importancia de la territorialidad es innegable y el intercambio actuaría como elemento socializador. En la economía, el intercambio en sus diversos tipos, es visto como la forma más antigua de economía, considerada arcaica o simple. Karl Polanyi, uno de los antropólogos económicos más importante del siglo pasado, definía el problema de estudiar el origen de las transacciones económicas en las primeras sociedades humanas de la siguiente forma: El mayor obstáculo para el estudio del origen de las transacciones económicas en los primeros tiempos es la dificultad de identificar el proceso económico bajo unas condiciones en que ni su unidad ni su coherencia estaban salvaguardadas por ninguna institución económica específica16.
En las primeras sociedades no existía ningún tipo de institución que amparase los intercambios, a no ser el grupo, por lo que era fundamentalmente una economía social. Siguiendo a Karl Polanyi: El grupo familiar, el Estado, la magia y la religión, son las esferas no económicas más sobresalientes a las que se encontraba ligado el proceso económico en las primeras sociedades. Estos elementos son también los generadores de los sistemas de status de los cuales tienden a desligarse finalmente las transacciones económicas17.
No se buscaría en las sociedades de cazadores-recolectores la ventaja económica diferencial de uno u otros18. Su objetivo sería la subsistencia de cada uno y la de todos. Estas sociedades se caracterizan por una diferenciación social mínima y un fuerte sentimiento de igualdad y voluntad de compartir. El concepto de intercambio lleva asimismo implícita una relación de reciprocidad, de igualdad. Intercambiar es servir, comparar análogamente. Para hablar de intercambio planificado tenemos que esperar por lo menos al Paleolítico Superior, donde los grupos de cazadores-recolectores se centraron en la explotación de un recurso abundante que podía ser almacenable y, por tanto, intercambiable. Las primeras sociedades humanas de la Prehistoria se caracterizaron por la organización en grupos pequeños 16 POLANYI, 1994: 133. 17 POLANYI, 1994: 133. 18 JOHNSON, EARLE, 2003: 98. 620
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que los antropólogos han denominado de nivel familiar o local19. El patrón de asentamiento era el mismo que para el Paleolítico medio e inferior, el campamento base y lugares de actividad especial. Pero el principal cambio fue el tamaño de los asentamientos en los campamentos base20. Al analizar este tipo de cuestiones, no debemos olvidar que el comercio, en especial el comercio a larga distancia, precisa de un comerciante con conocimientos, capaz de tomar decisiones que vinculen al grupo comercial. Es necesario que se conozcan las rutas de intercambio más seguras, y el grupo debe proporcionar seguridad hasta su llegada al destino21. Hay que tener en cuenta también que cuando se intercambia un objeto es porque éste es propiedad de un individuo o un grupo. En este sentido, Lewis Morgan, icono de la antropología evolucionista, señalaba con respecto al concepto de propiedad en el período étnico que él denominaba “salvaje” (correspondiente a las primeras etapas del Paleolítico), que los bienes de propiedad de éste fueron de escasa importancia. Sus nociones acerca del valor, de lo deseable de su posesión y de su herencia eran débiles22. En esta línea Lewis Morgan, que escribía en el siglo XIX, tenía claro que las formas de propiedad que pudiesen existir en las primeras sociedades humanas serían reducidas. Extrapolar el concepto de propiedad a las sociedades prehistóricas puede dar lugar a problemas, dado que, aparte de que stricto sensu estamos ante un concepto contemporáneo, habría que intentar discernir qué significa propiedad y qué posesión y cuáles son sus principales diferencias23. Sobre el intercambio de objetos de lujo, éste pudo darse de las siguientes formas. Intercambio de un objeto de lujo por otro objeto de lujo, cuyo objetivo sería el de beneficiar a las élites sociales o a un grupo frente a otro. Es posible que existiese también, aunque no se conocen paralelos antropológicos, un intercambio de objetos de ostentación por bienes de subsistencia, para corregir la escasez estacional de determinados alimentos o materias primas en la zona. 19 SERVICE, 1962; FRIED, 1967. 20 JOHNSON, EARLE, 2003: 93. 21 JOHNSON, EARLE, 2003: 41. 22 Tomado de GODELIER, 1976: 63. 23 Estos aspectos no serán abordados en el presente artículo, pero señalamos que han de ser analizados con sumo detalle dada su complejidad conceptual. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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En las economías de las primeras sociedades, aunque los intercambios puedan tener un contenido y una función económica, sigue teniendo gran peso el aspecto social. Todo ello nos lleva a considerar que existe una función social en la transferencia de objetos al comienzo de la evolución, hipótesis ya planteada por M. Mauss24, y secundada por la etología25. 4. El Objeto El ámbar en el Paleolítico, la Terra Sigillata en una provincia del Imperio Romano, el jade en la China imperial, las plumas para los aztecas, la seda en la Europa Medieval, el oro en la actualidad... Todos ellos son objetos que han tenido una enorme importancia en las culturas señaladas y en un determinado momento. No por su valía intrínseca, sino por su valor extrínseco. Tomando como ejemplo el oro, dado que nos es más cercano, vemos como este material es aún hoy en día el patrón de referencia para todos los demás valores económicos, dicha estimación no deja de ser totalmente arbitraria y hablamos de un valor del oro como si verdaderamente fuese inherente a él. Estos objetos, hacen referencia a comportamientos y significados sociales. Los individuos dan y reciben artículos desprovistos de valor económico, que tienen, sin embargo, un alto valor simbólico. El valor que se le atribuye a estos objetos no deja de ser arbitrario y totalmente dependiente de la sociedad y de su tiempo, es un sistema totalmente subjetivo. Medirlo, por tanto, es imposible. Ahora nos surge la siguiente pregunta ¿por qué estos materiales y no otros? A nivel arqueológico, los elementos alóctonos al yacimiento o sus inminentes proximidades, nos permiten afirmar que estamos ante materiales de cierto exotismo. Su origen nos informa acerca de viajes y quizá del desarrollo de sistemas de intercambio26. Sin duda, la distancia lleva a que determinado artefacto o al elemento del que está hecho cobren un mayor significado mágico-religioso. Por norma general, los individuos no se desplazan más de media jornada para obtener la materia prima. Sin embargo, para componentes de gran calidad y especialmente en lugares donde los recursos locales son escasos o mediocres, se han documentado desplazamientos más 24 MAUSS, 2009. 25 EIBL-EIBESFELDT, 1993: 409. 26 RENFREW, 2008: 147. 622
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largos que implican la salida de un grupo del poblado durante varios días, como en las Tierras Altas de Nueva Guinea27. Para acceder a estas materias primas se precisa una inversión mayor que para obtener los recursos locales, lo que las convierte en elementos de prestigio, en objetos valiosos. También hay que tener en cuenta el esfuerzo y el modo de fabricación. Muchas veces la “forma” de estos objetos nos obliga a descartar las capacidades funcionales y sugiere su condición de amuletos u ornamentos. El color también se ha revelado como un factor decisivo en la elección de determinados materiales, debido a que se halla relacionado con propiedades no visibles en las rocas, pero que explican su uso preferente. En los lugares más alejados a las canteras y donde más raras son las materias líticas, las piedras tienen un significado básicamente religioso28. Artís Mercadet lo define perfectamente, cuando señala que: No olvidemos que el hombre ha manifestado una inmensa capacidad para sorprenderse ante lo diferente, desconocido o extraño, y cómo esta capacidad es explotada para reflexionar sobre sí mismo29.
El por qué de intercambiar este tipo de objetos, no podemos responderlo desde una perspectiva materialista. La única función que poseen es social, de prestigio, si así quiere denominarse. Los objetos de valor han de ser diferentes al del resto de mercancías, son símbolos de riqueza y la mayor parte de ellos no tienen otra finalidad que la de ser exhibidos. Desde el punto de vista etimológico, lo simbólico es un punto de reunión de significados. La lógica de un intercambio simbólico, sin razones económicas que puedan justificarlo, debe ser estudiada en su dimensión intelectual. Este intercambio de objetos de lujo nos puede llevar a considerarlos también como objetos que dan sentido e identidad a un grupo humano. Por tanto, estamos ante una dimensión sociológica del consumo. El concepto de consumo ostentoso, presente en autores clásicos como Marx y Veblen, quizá pueda explicar aquí el porqué de estos bienes de intercambio lujosos. Asistimos con todo ello a un desdoblamiento de la realidad en una imagen simbólica, accediendo así al mundo surreal de los sentidos imaginarios, proyectados e interiorizados. Quizá nos señalan hacia lo trascendente y 27 GONZÁLEZ RUIBAL, 2003: 31-32. 28 GONZÁLEZ RUIBAL, 2003: 31-32. 29 ARTÍS MERCADET, 2004: 1. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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proyectan una significación simbólica que puede ser casi sagrada. Se pasa de un significado ordinario a otro extraordinario30. El simbolismo de un artefacto generalmente se define como el significado secundario que se esconde tras el uso primario, que es a menudo funcional31, aunque no siempre tiene porque ser así. 5. ¿Por qué surgen los primeros intercambios? Psicología del intercambio en las primeras sociedades
No cabe duda de que el hombre, como ser social que es, necesita del intercambio. El pensamiento occidental ha incurrido bastante en la creencia de que un individuo siempre se encuentra motivado por su propio interés económico, y “que este interés egoísta se debe a la adquisición de la riqueza material”32. De hecho, desde esta perspectiva, el comportamiento económico en la Prehistoria es analizado en múltiples ocasiones bajo parámetros racionalistas actuales. En el fondo, siempre subyace la idea del interés material propio, o por lo menos esto se desprende de algunas lecturas, extrapolando una característica de la sociedad occidental a otra sociedad con la que ni siquiera se comparte el mismo tiempo. Por su parte, los estudios etnográficos han señalado que el intercambio en las sociedades no occidentales no tiene ni el mismo sentido, ni la misma función que en las sociedades occidentales. Así, gracias al desarrollo de la antropología, se propugna una consideración de las economías de las sociedades no capitalistas como economías marcadas por los elementos sociales. El trabajo de Malinowski en las Islas Trobriand sobre el sistema de intercambio kula es clave en este sentido33. En él criticaba la teoría económica tradicional del desarrollo personal económico-materialista, de clara herencia capitalista. En la sociedad Trobriandesa el comportamiento de los individuos no se regía por aspiraciones económicas sino por un juego de reglas sociales y culturales de creencias y compromisos. Por su parte Karl Polanyi, señalaba que existen tres maneras de intercambio de bienes en una sociedad primitiva:
30 ORTIZ-OSÉS, 1998: 80. 31 HODDER, 2008. 32 JOHNSON, EARLE, 2003: 26. 33 MALINOWSKI, 1920; 1922. 624
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• La reciprocidad: los individuos dan y reciben objetos del mismo valor, reforzando así sus relaciones personales. • Redistribución: los bienes se dirigen a un centro que los controla y distribuye • Intercambio: el intercambio es un tipo de mercado, y como tal, impulsado por la oferta y la demanda. Se rige por el afán de lucro y el beneficio personal.
Fig. 1: resumen de propuesta de adaptación del concepto de economía política como categoría conceptual que gestiona y da significado a los objetos de valor en las sociedades prehistóricas (elaboración propia)
El intercambio también puede ser una vía de diferenciación social. Partimos de la premisa de que en todas las sociedades humanas y animales, siempre existe el deseo de dominación de unos sobre otros. La organización social para la supervivencia del grupo impone siempre una división del trabajo, lo que provoca, sin duda una desigualdad. Sahlins señala que, para el “modo de producción doméstico”, o, creemos más acertadamente, para la economía Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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de subsistencia, siempre existe una división del trabajo por edad y sexo34. Lo mismo ocurría en las primeras sociedades, basadas en una economía de subsistencia, hecho que está presente en todo el género animal. En este contexto, la posesión de determinados objetos puede determinar una escala social, sea del tipo que sea. Sin embargo, hay quienes piensan que los seres humanos: Vienen al mundo dotados de una predisposición para aprender cómo cooperar, para discriminar los honrados de los traicioneros, para comprometerse a sí mismos en la honradez, para granjearse una buena reputación, para intercambiar bienes e información y para dividir el trabajo35.
6. ¿Economía política en la Prehistoria? Volvemos a la idea anterior: el ser humano es un ser social. No habríamos llegado a donde estamos si no fuese por la cooperación entre grupos. Así mismo, creemos que sólo cuando las necesidades de primer orden están solucionadas, y por tanto, la desigualdad (aunque esta pueda ser mínima) está marcada en la sociedad en cuestión (derivada del trabajo), es cuando podemos hablar del surgimiento de un “régimen de intercambio de bienes culturales”, que jugará un rol político (entiéndase el término) en dicha sociedad. Entramos con ello en el concepto de economía política, que tiene mucho que ver con la lucha por la subsistencia a la que muchos grupos humanos de los primeros tiempos tuvieron que someterse. En este sentido, no somos partidarios de visiones de la abundancia, “la sociedad opulenta original” en palabras de Sahlins36, con respecto a los seres humanos prehistóricos, visiones por otra parte muy típicas en la actualidad posmoderna, que parece que tienen más de ideal que de real. En lo que respecta a nuestro linaje más antiguo, más próximo a los primates que al ser humano moderno, el control por los recursos (que nunca son inagotables) tuvo que llevar muchas veces al conflicto, como ocurre con muchos grupos de primates actuales37. Bien es verdad que existen amplios trabajos en sociedades de cazadores-recolectores actuales que dejan ver que no pasaban tantos apuros como se piensa, y que 34 SAHLINS, 1977. 35 RIDLEY, 1997: 249. 36 SAHLINS, 1977:13 y ss. 37 MANSON, WRANGHAM, 1991; JOHNSON, EARLE, 2003. 626
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con unas 4 o 5 horas de caza-recolección diarias bastarían para sufragar las necesidades del grupo38. Por tanto esta economía política, término que debe ser utilizado con reservas para el pasado que estudiamos, tuvo que generar nuevas formas de complejidad social por el control de los recursos disponibles en estas primeras sociedades. Una de estas nuevas formas de complejidad social pudo haber sido el intercambio de bienes culturales entre los grupos. En este sentido, aunque los intercambios pueden tener un contenido y una función económica, sigue primando su función social. Si atendemos al Neolítico, encontraremos fuertes cambios en la estructura de las sociedades, partiendo del hecho, de que el fundamento económico de la sociedad muda. De la caza y recolección se pasa también a la producción de alimentos, domesticando tanto recursos animales como vegetales. Hablamos por tanto de sociedades ganaderas o pastoriles y agricultoras. Los asentamientos o bien son compactos -poblados- o dispersos -caseríos-39. La mayor parte de los investigadores coinciden en que para la época neolítica podemos hablar ya de la existencia de una división social del trabajo clara: se asignan tareas necesarias para la agricultura, repartiéndose en función de la edad, sexo o condición social el acceso a los objetos resultantes de la producción. Por lo tanto, tiene que surgir de alguna forma un tipo de desigualdad social, que se marcaría en formas arcaicas de liderazgos. En este sentido, concluimos que el intercambio de objetos de lujo en la Prehistoria representa un estado sociológico en las relaciones sociales entre individuos o grupos, un estado sociológico que se materializa en una posible economía política sencilla.
38 Véase HAYDEN, 1981. 39 ALCINA FRANCH, 1999: 96. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Fig. 2: esquema teórico que ilustra una posible explicación para los objetos de valor, simbólicos, presentes en la Prehistoria (elaboración propia)
6. Conclusiones Podemos plantearnos la pregunta de si estamos ante una necesidad biológica o cultural. Si el intercambio fuese una necesidad del primer tipo señalado, se podría rastrear algún cambio genético observable en la especie humana. La segunda posibilidad es que estemos ante una necesidad que no surja como resultado de cambios biológicos, sino culturales. Al referirnos al intercambio como una necesidad cultural, lo convertimos en un elemento social del cual es imposible sustraerse, faltar o resistirse. La etología puede darnos alguna respuesta: El cerebro de los primates, especialmente el humano, evolucionó, para almacenar y mantener el extenso conocimiento social necesario para hacer los complejos juicios interpersonales en los que se basan la confianza y la cooperación, y para comunicarlos40.
Tenemos por tanto, que el ser humano está afectado por las relaciones que existen entre los factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales. 40 DUNBAR, 1996. 628
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Es una concepción “estratigráfica”, que C. Geertz critica41, pues en ella, si se quitan las capas de la cultura, uno se encuentra las regularidades funcionales y estructurales de la organización social. Tras éstas, se encuentran los factores psicológicos subyacentes o necesidades básicas y finalmente se encuentran los fundamentos biológicos (anatómicos, fisiológicos, neurológicos) de toda la vida humana. Como se ha podido comprobar, estudiar los intercambios tanto generales como de objetos de prestigio en las primeras sociedades es una tarea sumamente difícil. Las diferentes vías de estudio que enunciábamos al inicio no proporcionan conclusiones finales, sino cada vez muestran más problemas. La perspectiva analógica que proporcionan los estudios antropológicos facilita un punto de partida, aunque éste sea siempre el terreno hipotético. La etología puede ofrecer grandes posibilidades de estudio, pues señala cuáles son las capacidades, limitaciones y posibilidades del ser humano compartidas por el género animal. Uno de los campos de estudio más interesante en este sentido, es la etoprimatología, que se ha ocupado en las últimas décadas en desbancar la concepción antropocentrista de cultura, según la cual la cultura es un rasgo típicamente humano, cuando existen muestras sobradas de cultura en muchos animales42. Por su parte, la economía es quizá la vía de estudio más limitada, aunque se base en las anteriores para plantear su esquema teórico sobre los intercambios. La economía es una disciplina que surge por y para el hombre y desde que éste tiene conciencia de lo que supone el intercambio (que M. Mauss definía como ser económico)43. Por tanto, analizar un sistema económico como el de la Prehistoria, en el que no existe ningún tipo de idea sobre cuáles son los integrantes principales, los sujetos y predicados de la acción, es decir, donde no existe una institución que enmarca dichas acciones, la tarea es cuanto menos, bastante difícil. Por último, la arqueología y los estudios de las sociedades pasadas se han preocupado más por buscar correlaciones entre determinados aspectos de la cultura material y la economía, que por tratar de explicar estas realidades en sí mismas, interpretando el pasado dentro de nuestra propia lógica cultural actual. Además, la arqueología en la actualidad siempre intenta partir de la cultura material de la que dispone para poder construir 41 GEERTZ, 1995: 46-50. 42 Véase al respecto, por ejemplo WRANGHAM, DE WAAL, MCGREW, 1994; PELÁEZ DEL HIERRO & VEÀ BARÓ, 1997. 43 MAUSS, 2009. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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una teoría que explique al ser humano, y que por tanto, rentabilice de algún modo sus descubrimientos. Así ocurre con los intercambios. Esto no quiere decir que esto no sea lícito, puesto que es la única forma que tiene de crear conocimiento histórico. La arqueología también debe ser consciente de sus límites, pues como señala C. Renfrew “muy difícilmente podremos afrontar la totalidad de las pautas de consumo y deposición, o la idiosincrasia personal de los intercambios individuales”44. Como conclusión, señalar que consideramos que una conjunción entre estas vías de estudio que se han planteado someramente, podría acercar algo más de luz a la cuestión de los intercambios y el consumo en las primeras sociedades, aunque existen esferas de conocimiento en el pasado, a las que nunca podremos llegar. Bibliografía ALCINA FRANCH, José, La evolución social, Madrid, Akal, 1999. ARTÍS MERCADET, Gloria (coord.), ¿A qué nos referimos cuando hablamos de Antropología? [en línea], Instituto Nacional de Antropología e Historia – Coordinación Nacional de Antropología del INAH de México. Disponible en:http://www.antropologia.inah.gob.mx/pdf/pdf_presentacion/ introduccion.pdf [consultado el 27 de febrero de 2013] BONTE, Pierre y IZARD, Michael, Diccionario de etnología y antropología, Madrid, Akal, 1996. BOYD, Robert y SILK, Joan B., Cómo evolucionaron los humanos, Barcelona, Ariel, 2001. DIAMOND, Jared, El tercer chimpancé. Origen y futuro del animal humano, Barcelona, Debate, 2007. DUNBAR, Robin, Grooming, Gossip and the Evolution of Language, Cambridge, Harvard University Press, 1996. EARLE, Timothy y ERICSON, Jonathon E., Exchange Systems in Prehistory, New York, Academic Press, 1977.
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LA INFLUENCIA DE LAS MODAS EXTRANJERAS EN LA APARIENCIA DE LOS ADINERADOS MURCIANOS (1759-1808) The Influence of Foreign Fashions in the Appearance of the Walthy Murcian People (1759-1808) Elena Martínez Alcázar Universidad de Murcia [email protected] Resumen: Se pretende abordar el impacto que tuvieron las modas extranjeras en el área murciana durante los reinados de Carlos III y Carlos IV. Se trató de un periodo de prosperidad para Murcia, que comenzó tras la llegada de los Borbones al trono y que propició una mejora en el estilo de vida de sus habitantes. Aumentó la oferta y la demanda de productos extranjeros para el engalane personal y se mejoraron los espacios públicos de sociabilidad. Los acaudalados de la zona no dudaron en hacer acopio de artículos procedentes o realizados al estilo de otros países, principalmente de Francia e Inglaterra. Pues, no en vano, fue una época en la que se otorgó un notorio protagonismo a las apariencias y las modas. Palabras clave: Murcia, modas, siglo XVIII, Francia, Inglaterra. Abstract: It is intended to address the impact the foreign fashions had in Murcia area during the reigns of Carlos III and Carlos IV. This was a period of prosperity for Murcia, which began after the arrival of the Bourbons to the throne and that caused an improvement in the lifestyle of its inhabitants. The supply and demand for foreign products to the personal garnish increased and improved public spaces of sociability. The wealthy area did not hesitate to stockpile items made from or in the style of other countries, mainly in France and England. Well, not surprisingly, was a time when a notorious role was given to appearances and fashions. Keywords: Murcia, Fashion, Eighteenth Century, France, England.
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Elena Martínez Alcázar
1. Introducción Durante la práctica totalidad del siglo XVIII la hegemonía francesa a nivel económico, comercial y político, hizo que fuera la nación erigida como modelo a seguir por parte de otras potencias europeas. La instauración de la dinastía borbónica en España propició la apertura del país a las modas, usos y costumbres francesas. El modo de vida cortesano galo contó con la aceptación de los acaudalados españoles, que recibían como un soplo de aire fresco las novedades en el trato entre sexos, los usos, las diversiones y los hábitos indumentarios y suntuarios, entre otros. Estas influencias foráneas comenzaron en la corte y fueron propagándose por las distintas ciudades españolas a lo largo del siglo XVIII. El Reino de Murcia fue uno de los lugares en los que las novedades se atisbaron con prontitud, hecho motivado por la espectacular recuperación económica que experimentó, pujanza que se vio favorecida por los privilegios que le fueron otorgados por la Corona, como premio a la fidelidad y defensa de la causa Borbónica en la Guerra de Sucesión. A lo que cabe añadir la predisposición de las personas a asumir una serie de ideales, modas y entretenimientos que les atraían como símbolo de la regeneración de la sociedad y asimilación de las pautas de modernidad. Tras una época caracterizada por las epidemias, malas cosechas, inundaciones y dificultades financieras, la capital se amplió y remodeló, otorgando a sus habitantes una imagen de la ciudad que era el reflejo de la bonanza de los nuevos tiempos. Un buen número de artistas de otras ciudades y países llegó a Murcia para acometer diversos proyectos arquitectónicos, escultóricos y decorativos. La tradicional industria sedera se fortaleció y aumentó el número de comerciantes extranjeros en la zona. Cartagena, por su parte, se convirtió en Departamento Marítimo del Mediterráneo, constituyéndose en un relevante enclave portuario con un importante tráfico comercial1. En este contexto de felicidad pública, las élites murcianas descubrieron unas costumbres novedosas que casaban con el estilo de vida que creían merecer tras haberse superado las dificultades de periodos precedentes. Unos usos fundamentados en el deleite, la sociabilidad, el nuevo protagonismo de la mujer en la esfera pública, el goce por las apariencias y el imperio de las 1 Véase PEÑA VELASCO, 2007: 281-299. 636
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La influencia de las modas extranjeras en la apariencia de los adinerados murcianos (1759-1808)
modas, que también llamaron la atención de las clases medias. Dicha situación fue consustancial a la apertura del país al extranjero, pues el estilo de vida de los privilegiados en Francia distaba del que tradicionalmente se daba en España. El Obispo Belluga fue una de las primeras personalidades que reflexionó sobre el hecho de que dichas influencias atentaban contra la moralidad, principalmente por parte de las mujeres nobles. El prelado les recordaba que el hecho de haberse convertido en las introductoras de las nuevas modas indecentes a la francesa, tales como los escotados, las convertía en pecadoras: […] todo lo que es pecado mortal su uso, es mayor culpa su introducción, y asimismo que algunas cosas se escusan de pecado después de la introducción, y uso de una larga costumbre, que el introducirlas, o renovarlas, es pecado gravísimo, y que una de las razones porque muchos Theologos escusan de pecado grave algunos notables excesos en los vestidos, y forma de sus ornatos, es por la costumbre de la Patria, porque sino hubiera esta costumbre, la reputaran por gravemente pecaminosa2.
La asunción de los usos y las modas extranjeras fue aumentando a medida que avanzaba el siglo. Lo que en un principio se consideraba como algo que afectaba únicamente a las esferas altas, fue extendiéndose entre las clases emergentes, entre aquellas personas que, instadas por las proclamas ilustradas sobre la estimación de la gloria y el mérito personal a través del esfuerzo por el levantamiento económico nacional, consideraban oportuno mostrar a los demás los privilegios que podían permitirse debido a su empeño y dedicación3. Para que se produjera este hecho fue muy importante la nueva dimensión que adquirieron los espacios urbanos al aire libre, con la construcción y remodelación de avenidas, paseos o alamedas4. Eran lugares de encuentro, entornos privilegiados de esparcimiento y difusión de modas. En este escaparate variopinto, la apariencia era lo más importante, pues a simple vista no se conocían los orígenes de las gentes que lo frecuentaban. En Murcia se crearon barrios periféricos, se embelleció el centro urbano y se arreglaron ciertos lugares de tránsito para favorecer la circulación, mejorar la comunicación entre zonas y dotar a sus gentes de lugares propicios para el esparcimiento y el descanso5. Los paseos más significativos fueron el 2 BELLUGA Y MONCADA, 1711: 82. 3 ROMERO FERRER, 1989, vol. 3: 400. 4 Véase GARCÍA FERNÁNDEZ y YUN CASALILLA, 1997: 245-282. 5 BELDA NAVARRO y HERNÁNDEZ ALBALADEJO, 2006: 345-354. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Arenal, el Malecón y la Alameda del Carmen, lugares que se convirtieron en centros de reunión, áreas para el comercio y vías para la exhibición6. Por aquí transitaban diversos tipos sociales, entre ellos los petimetres, considerados acérrimos seguidores de las modas francesas, amanerados y holgazanes: “Estos nunca anhelan cargos,/ Pesando bien sus acciones,/ Y opuestos á ocupaciones,/ Solo del ocio son argos”7. El aumento en el número de coches y los profesionales que trabajaban en este sector es otra muestra de la relevancia que adquirió el paseo en el siglo XVIII. A las carrozas tradicionales, sillas volantes, forlones, calesas y berlinas del siglo XVII vinieron a sumarse nuevas tipologías utilizadas en países como Italia, Francia e Inglaterra tales como cupés, tartanas, birlochos o cabriolés8. En Murcia, según el Catastro de Ensenada, había seis maestros de coches y seis oficiales9, número que prácticamente se dobló a finales de siglo, pues en el Censo de Floridablanca se detalla que había ocho maestros, siete oficiales y ocho aprendices10. Cada vez se fabricaban más coches para satisfacer una demanda imparable favorecida por el ansia de salir a la calle y distinguirse. La importancia de las apariencias y de estar al corriente de las modas en boga –las cuales se sucedían de forma vertiginosa– hizo que, a finales de siglo, los acaudalados murcianos, tales como nobles, algunos funcionarios, maestros de oficios y comerciantes enriquecidos, incorporaran a su atuendo una serie de prendas y accesorios encumbrados por la nación inglesa. En este momento, la hegemonía francesa comenzó a disminuir por el poder que había ido adquiriendo Inglaterra en el terreno marítimo, comercial y económico. Como había sucedido con el país galo, la preeminencia inglesa hizo que se difundieran a otras potencias sus corrientes de pensamiento, modas y usos.
6 Han sido analizados por PEÑAFIEL RAMÓN, 2006. 7 Correo de Murcia, nº 252, (27 de enero de 1795): 56. 8 LÓPEZ CASTÁN, 1986: 102-103. 9 Murcia 1756, según las respuestas generales del Catastro de Ensenada, 1993: 720. 10 Reproducido en FLORES ARROYUELO, HERNÁNDEZ FRANCO y GARCÍA ABELLÁN, 1984, vol. 7: 235-236. 638
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2. El gusto por lo nuevo y lo exógeno Los estudios realizados en diferentes áreas españolas denotan que los cambios en cuanto a modas se produjeron de manera paulatina desde la primera mitad del setecientos. En los inventarios de bienes de la élite nobiliaria es habitual hallar prendas, complementos y joyas suntuosas según la moda en boga. Pero en las relaciones de bienes de la burguesía este tipo de enseres no fueron habituales hasta la primera mitad del siglo XIX, lo que no significa que no tuvieran acceso a los mismos con anterioridad, pues desde la segunda mitad del XVIII se observan ciertos cambios en los hábitos de consumo de las clases medias11. Fue precisamente en esa época cuando en el área murciana las modas exógenas se asentaron –aunque ya se atisbaron en la primera mitad de siglo–, fundamentalmente a partir de la década de los setenta. El análisis de las pertenencias de los individuos constata que hubo una preferencia por adquirir prendas y joyas para componerse una apariencia a la moda o cuanto menos más suntuosa que en años precedentes. A medida que finalizaba el siglo, en las donaciones testamentarias, cartas de dote e inventarios post mortem aumentaron las alusiones de objetos y prendas “a la moda”, “suntuosa”, “de gala”, “nuevas”, “sin estrenar” o “exquisitas”, además de las referencias a la nacionalidad de las piezas, como maltesas, francesas, napolitanas, inglesas, genovesas, venecianas, turcas, chinas o realizadas al estilo de estos países: “a la francesa”, “con hechura a la inglesa”, etc. La mejora apreciada en la economía y el cambio de gusto propiciaron el aumento en la demanda de una mayor variedad de artículos para el acomodo y el engalane. Unos artículos que, en ocasiones, era difícil encontrar en los talleres de los artesanos locales. Murcia se resistió a aplicar las reformas que se establecieron desde la Monarquía para reducir los privilegios del sistema gremial. La mayoría de los gremios siguieron estancados en sus formas de producción tradicionales, sin visos de modernizar su industria. Sin embargo, era un sistema de trabajo abocado a la extinción que se precipitó por diversas disposiciones oficiales durante los reinados de Carlos III y Carlos IV. Entre
11 BARTOLOMÉ BARTOLOMÉ, 2010: 198; DÁVILA CORONA y GARCÍA FERNÁNDEZ, 2001: 135. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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ellas destacó que a partir de 1772 se permitiera a los extranjeros establecerse en las ciudades sin realizar examen de maestría12. Pero en la segunda mitad del siglo XVIII debido a la evolución de la demografía, la cierta emergencia de las clases medias, la impronta de las modas o los nuevos espacios de lucimiento, entre otros, comenzó a aflorar otro tipo de oferta, propiciada, en su mayoría, por comerciantes extranjeros –principalmente malteses, genoveses y franceses del sur–. En el padrón del barrio de Santa María de Murcia, realizado en 1773, la práctica totalidad de los comerciantes y mercaderes eran extranjeros, fundamentalmente malteses y genoveses, con edades que oscilaban entre los veinte y cincuenta años13. En los testamentos analizados son abundantes las deudas contraídas con estos individuos, generalmente relacionadas con joyas, prendas o telas: “declaro que a otro maltés ya difunto que le nombran Pablo le estoy debiendo el importe de un poco de tela para calzones, y lienzo para camisones a mis hijos”14. En Cartagena la situación era similar, pues las parcelas mercantiles y comerciales fueron monopolizadas por genoveses, malteses, marselleses y catalanes. Bernardo Aycardo Areco manifestó en su testamento que mantenía una tienda fundada por su tío, originario de Génova: Declaro que la tienda de comercio que mantengo se reduce a diferentes géneros de quincalla, galones, abanicos, reloxes, cajas de plata buriladas, pedrerías y otros efectos vendibles, y es propia de mi tio Antonio Areco, de nación genovés residente en la ciudad de Valencia15.
Según estudió Parrón, en 1779 había once casas de comercio en Cartagena regentadas por un total de veintitrés individuos. De ellos únicamente tres eran oriundos de la zona, si bien, dos de éstos eran hijos, respectivamente, de un extranjero y un valenciano con establecimiento de comercio16. Este sector se especializó en las manufacturas de calidad en el ámbito de la quincalla y los tejidos. Establecieron relaciones con la nobleza, ofreciéndoles un espectro 12 OLIVARES GALVAÑ, 2005: 188. 13 Padrón del Barrio de Santa María. 17 de abril de 1773. Legajo: 1611 (3). Archivo Municipal de Murcia. 14 Murcia, 25 de agosto de 1781. Protocolos Notariales: 2647. Archivo Histórico Provincial de Murcia [AHPMU]. 15 Cartagena, 25 de julio de 1771. Protocolos Notariales: 5591. AHPMU. 16 PARRÓN SALAS, 1990: 43. 640
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de artículos suntuosos que en algunos casos tenían mejores acabados que los realizados en los tradicionales talleres gremiales. Estaban en contacto con sus ciudades de origen, aprovechándose de la modernidad de sus tecnologías industriales, tenían patrones y modelos que seguían las modas, usaban sus tiendas para la venta al por menor y al por mayor, erigían puestos de venta en ferias y mercados y trataban con trajineros o buhoneros17. Según el análisis de las mercancías que había en este tipo de establecimientos, los géneros extranjeros, fundamentalmente galos, fueron muy prolíficos en Murcia. En el inventario de los bienes que quedaron por muerte de Magdalena Esmieu, marsellesa de nacimiento y viuda del comerciante Pedro Tudié, se separaron los textiles y manufacturas francesas de las españolas, habiendo un claro predominio de los primeros. Entres las piezas galas contaba con varios tipos de gasas como la “blanca Boloña”, “Boloña azul” o “fantasía negra”, marly ancho y estrecho, colonias (cintas) anchas y estrechas, “melindrillos” (listoncillos delgado), cintas de gros, cintas para bolsas, cintas de terciopelo, de filadiz, bolsas para el pelo, plumajes para niño, medias de filadiz lisas o rayadas, guantes de cabritilla, de ante, de gasa pintada o bordada, pañuelos de gasa, madejas de hilo, cordones de reloj, de bastón, galones de plata y oro, franjas, lentejuelas, botones para sombreros, cordoncillos para los mismos y multitud de sombreros “de Marsella”, “de medio castor”, “de castor de París”, “de Lyon”, “de lana de Marsella”, “de París antiguos” y de paja para niños. Entre los géneros de España se inventariaron gasas, carteras, zapatos bordados, varas de “tafetán del país de varios colores”, varias blondas negras y blancas, galones de oro “de cadenilla” y “de raso”, presillas, sombreros para niños de cordobán, medio castor y lana y varios botones de oro para sombreros y calzones. También se incluyó un apartado con los “géneros averiados”, entre los que había “gasa blanca antigua”, “ramos de flores contrahechas”, “pares de medias de seda blanca y gris averiadas”, “pañuelos de gasa antiguos”, “gasas de mantilla antigua”, “gasa pintada averiada”, “cintas de todas clases averiadas”, “abanicos de antigua moda” y “pedazos de galon de oro viejo”18. Como pone de manifiesto el ejemplo citado, los complementos fueron adquiriendo cada vez mayor protagonismo, al igual que las guarniciones de los vestidos. El hecho de que la adaptación a las modas, a lo cambiante, estribara más en los accesorios o en los adornos de los atuendos que en el 17 PÉREZ PICAZO y LEMEUNIER, 1984: 198. 18 Cartagena, 13 de mayo de 1785. Protocolos Notariales: 5964. AHPMU. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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corte de las prendas, hizo que las tendencias pudieran ser asimiladas por un mayor espectro social19. Aunque la labor llevada a cabo por algunos gremios, como el del Arte Mayor de la Seda, también contentó a sus habitantes, por la variedad y la calidad de las telas de que los nutrían sus artesanos, lo cierto es que la presencia de estos comerciantes en la zona fue de una importancia vital para la satisfacción de la nueva demanda de la élite y de las clases emergentes. Circunstancia que instó a la modernización y la competencia. En las últimas décadas del setecientos Murcia logró hacerse con una sobresaliente industria de manufacturas en este ámbito, gracias a la creación de la Real Fábrica de Hilar Sedas a la Piamontesa en 1770. Este moderno lugar de trabajo, que se situó en el antiguo colegio jesuita de La Anunciata, aumentó las dificultades del gremio sedero, pero abrió una nueva senda en la exportación nacional e internacional de las manufacturas sederas murcianas. Olivares Galvañ recogió algunos testimonios de la época que alababan el gran número de operarios, la maquinaria y la calidad de las telas que producía, llegando a compararse con las que se hacían en Lyon, Florencia y Turín20. Tal llegó a ser la importancia de la Piamontesa que propició el establecimiento de otras fábricas similares, como la Fábrica de Tejer Sedas a la Tolonesa, promovida en 1800 por los franceses Valence, aunque hubo de cerrar tras la invasión napoleónica21. Otra cuestión importante que trajo como consecuencia la importancia de lucirse en público, fue el auge que experimentaron los profesionales de la imagen. Era tal la estima y la admiración que tenían algunos sectores por la labor de estos individuos, que en los textos satíricos sobre modas, se aludía al ejercicio de sastres, zapateros, sombrereros, etc., como si se tratase de verdaderas ciencias. En El libro a gusto de todos de Luis Santiago Bado, redactor del Correo de Murcia y Director de la Sala de Aritmética y Geometría de la Económica murciana, se hacía la siguiente reflexión sobre el arte de cortar los calzones: […] era necesaria la aplicación de la Geometria y calculo; y aunque como he dicho, yo no entiendo de esto una palabra, he visto en confianza, el tratadito que sobre esta materia escribió, y pensaba publicar con el titulo de Calzonografía, ó arte de cortar calzones 19 ROSADO CALATAYUD, 2011: 193. 20 OLIVARES GALVAÑ, 2005: 227-229. 21 PEÑA VELASCO y PÉREZ SÁNCHEZ, 2008: 33. 642
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matemáticamente, con la mayor destreza, utilidad y hermosura, adornado de varias laminas; pero la cosa ha variado algún tanto, y ha suspendido su publicación por ahora, con sentimiento del suyo, y de todos los literatos del dia22.
A medida que avanzó el siglo, creció en Murcia el número de personas dedicadas a la barbería, sastrería, obra prima y quincallería23. Gracias a la mecanización y al sistema de trabajo de las fábricas anteriormente comentadas, junto a los avances ilustrados por los cuales se permitía trabajar y vender por cuenta propia a las mujeres, también aumentaron los profesionales vinculados al bordado, hilado y elaboración de cintas reforzadas, colonias y pasamanería24. Hechos que no podrían comprenderse si no se hubiese producido en la época un aumento en la demanda de dichos productos. Además de los esfuerzos por competir con los objetos y géneros extranjeros. Cabe añadir que también se produjeron ciertos cambios a la hora de requerir empleados domésticos. En este momento se buscaban criadas y criados que, además de cumplir con las labores propias de la casa, supieran coser, peinar o afeitar: “Un mozo soltero de unos 30 años de edad, busca donde servir de Ayuda de cámara, sabe peynar, afeytar, y cocinar”25. 3. Prendas y adornos a la moda Antes de comenzar a indagar en el tipo de prendas y complementos que los murcianos acaudalados incorporaron a su atuendo, según las modas extranjeras en boga, es importante mencionar que también se siguieron luciendo determinadas piezas y objetos de raigambre tradicional. Algo totalmente coherente en una sociedad que se debatía entre lo tradicional y lo moderno, sin olvidar la exaltación del casticismo que se produjo a mediados del siglo XVIII entre las clases populares como reacción ante la invasión de modas exógenas y que suscitó la atención de determinados personajes de la élite, asumiendo el majismo como si de una moda más se tratase26. 22 BADO, 1800: XVI-XVII. 23 Véase MARTÍNEZ ALCÁZAR, 2012: 471-475. 24 El papel de las Sociedades Económicas también fue fundamental en este desarrollo de las manufacturas textiles. Por ejemplo, entre 1797 y 1800 estuvo funcionando en Murcia una Escuela de Bordados creada por la Escuela Patriótica de Diseño de la Económica. PÉREZ SÁNCHEZ, 2007: 306-307. 25 Diario de Murcia, nº 4, (4 de enero de 1792): 16. 26 MARTÍN GAITE, 2005: 76-77. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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A mediados del setecientos, en el ámbito murciano, los hombres y mujeres elegantes vestían según la moda internacional o francesa. Es decir, se ponían prendas coloridas, vistosas y con generosas guarniciones que seguían los patrones indumentarios del país vecino. Una tendencia que distaba mucho de la tradicional sobriedad del traje español27. Las mujeres lucían un talle caracterizado por las líneas sinuosas y curvilíneas. Ni la extrema delgadez ni la gordura estaban bien vistas, pues la hermosura femenina residía en la proporción de las formas28. El pecho y las caderas habían de ser voluptuosas, no así la cintura, como extremo de unión entre las dos partes más sensuales del cuerpo de la mujer. Para conseguir este efecto se difundió el uso de los cuerpos interiores emballenados, denominados cotillas29. Las cotillas interiores no llevaban mangas, presentaban varillas de ballena, hierro o acero30, estaban realizadas en lienzos y sedas, podían cerrarse por delante con ojetes o por detrás con cordones –“cotilla color de rosa con su cordon y clavete de plata”31– y elevaban generosamente el pecho femenino, como apuntaba Belluga. Por la opresión de los senos que provocaba, se estimaba perjudicial para la salud, pues, como indicaba Martínez Galinsoga, primer médico de Cámara de la Reina: “si no encontramos hueco desocupado, disminuido el vientre por las costillas, ó se han de aplastar unas vísceras con otras, ó han de salir por donde hallen menos resistencia”32. Lo que al parecer no contó con la aceptación de las elegantes fue el uso de los ahuecadores de las sayas, conocidos en la época como tontillos. A pesar de la ausencia de este tipo de artefactos interiores en la documentación analizada, las murcianas a la moda contaban con diferentes tipos de robes, las 27 Véase MOLINA y VEGA, 2010: 165-175. 28 RODRÍGUEZ BERNIS, 2007-2008: 144. 29 Los ajustadores del torso también eran utilizados por los currutacos. En un artículo de la prensa murciana donde se describía minuciosamente el atavío de los petimetres, se encontraba la cotilla como una de sus prendas características: “El Jubón (ó la Cotilla / mas naturalmente hablando) / tanto oprime sus entrañas / que jamás padecen flato”. Diario de Murcia, nº 74, (13 de julio de 1792): 292. 30 En la documentación notarial también aparece el término “media cotilla”, que tal vez hiciera alusión a un modelo muy ceñido o estrangulado. Las murcianas también se ponían otro tipo de ajustadores interiores como los armadores, justillos o almillas, varios de los cuales también presentaban ballenas: “armador de tafetán de color de canario, emballenado con guarnición de lo mismo”. Murcia, 15 de noviembre de 1762. Protocolos Notariales: 2818. AHPMU. 31 Murcia, 4 de septiembre de 1801. Protocolos Notariales: 4718. AHPMU. 32 MARTÍNEZ GALINSOGA, 1784: XVII y XXIX. 644
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cuales, según los figurines franceses, se llevaban con estos dispositivos, para remarcar y abultar las caderas. Por tanto, es probable que consiguieran este efecto sobreponiendo varias enaguas y sayas interiores. Según se ha indicado, las modas indumentarias extranjeras en el caso de las mujeres se translucieron especialmente en el uso de los vestidos de una sola pieza acompañados de una saya, los llamados robes. Estas piezas quedaban abiertas por delante a la altura del escote y las piernas, por lo que habitualmente se vestían con un peto y una saya a juego. En el reinado de Carlos III se generalizó la robe a la francesa o bata, denominación esta última con la que generalmente se conoció en España. Los ejemplares más suntuosos presentaban puntillas de plata, gasas, blondas, varios encajes, bordados, felpillas y pedrería. La mayoría de las veces aparecen tasadas junto con las sayas (briales, zagalejos o guardapiés) con que se lucían. Por su variedad, guarniciones y tasación destacan los vestidos compuestos por bata y guardapiés que se detallan en la carta de dote de María Antonia Acosta, hija del Marqués de Salas: bata de raso blanco rayado con matices de colores, guarnecida de gasas y flores (1860), bata, guardapiés y deshabillé de raso color de rosa acolchado y bordado con colores (1650), corte de bata completo de raso azul acolchado y bordado (900), bata y guardapiés de pequín guarnecido de lo mismo con punta de plata al canto (900), bata y guardapiés de muselina bordada con flores de plata y punta de lo mismo al canto forrada en tafetán color de rosa (3550), bata y guardapiés de muselina bordada y forro de color de rosa de superior calidad (1260), bata y guardapiés de grodetur con guarnición de lo mismo color de ciruela oscuro (560), bata de raso de color de Isabela, bordada en oro y piedras (2800) bata de grodetur color de rosa con flores y guarnición de gasas (1500)33.
La versión reducida de la bata, es decir el deshabillé, también aparece a menudo en las relaciones de bienes de las adineradas murcianas. Se diferenciaba de la primera en que llegaba a la altura de las caderas y fue muy utilizada a lo largo del siglo, principalmente para estar en casa y recibir visitas. También se le denominaba “media bata” o “bata corta” –en contraposición a “bata entera” o “bata larga”– y se vestía con brial, guardapiés, zagalejo o basquiña a juego. 33 Entre paréntesis la tasación en reales de vellón. Cartagena, 1 de febrero de 1785. Protocolos Notariales: 6075. AHPMU. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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En las últimas décadas del setecientos se introdujo un nuevo tipo de robe de inspiración oriental y más propicia para el paseo, llamada polonesa, que convivió con las anteriores y con otros modelos de inspiración inglesa. La polonesa se diferenciaba de la bata en que se cerraba sobre el pecho y presentaba unos cordones en la parte trasera que podían fruncirse formando tres bullones, lo que, a su vez, hacía que las mujeres pudieran prescindir de la cola, teniendo mayor comodidad al andar o bailar34. Estaban realizadas en raso liso, tafetán, muer, damasco, trué, indiana, picote y zaraza y presentaban guarniciones de cintas, blondas, gasas, etc.: “Vestido de mujer color de plata, compuesto de guardapiés y polonesa, con guarnición de tafetán color de Isabela y con cintas y blondas en setecientos y cincuenta reales de vellón”35. El colorido y la vistosidad de las prendas a la francesa fue también algo característico en el atuendo de los hombres elegantes. Incluso colores relacionados tradicionalmente con lo burlesco, inmoral o indecente, como el amarillo36, pasaron a formar parte de la gama cromática con que se vestían ambos sexos. El auge de esta tonalidad -denominada en los documentos “color canario”, “pajizo” o “avinagrado”- se debió, por un lado, a la chinoiserie o gusto por lo oriental, ya que en China simbolizaba rango y autoridad y, por otro, porque se trataba de un tono dorado y festivo evocador del refinamiento, hedonismo y lujo que caracterizó el ritmo de vida de los elegantes del setecientos. El traje masculino a la francesa estaba compuesto por casaca, chupa y calzón, tres prendas que, desde la segunda década del siglo, constituyeron las partes fundamentales del atuendo de los hombres, las cuales se fueron difundiendo, paulatinamente, entre los distintos estratos sociales. Si bien, los varones a la moda se distinguían del resto en la calidad de los tejidos y bordados, en las lustrosas botonaduras o en la suntuosidad de sus complementos, tales como los espadines, los zapatos apuntados con grandes hebillas, los cintillos o plumajes de sus sombreros, las chorreras de sus camisas o los encajes de las puntas de sus corbatas. Se trató de un vestido que también evolucionó según lo hacían las modas. A finales del setecientos las prendas masculinas se fueron estrechando y ajustando al cuerpo, lo que fue considerado impropio por multitud de
34 DESCALZO LORENZO, 2002: 186. 35 Murcia, 20 de septiembre de 1798. Protocolos Notariales: 2382. AHPMU. 36 Entre otras, el amarillo tenía connotaciones negativas relacionadas con la mentira, la traición, la enfermedad, la locura, la decadencia y la melancolía. PASTOUREAU, 2007: 25. 646
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moralistas que veían a los seguidores de las modas incómodos, apretados y marcando demasiado la silueta: […] el vestido se lleva á escape, como que se huye del cuerpo, y la persona que lo lleve debe ir tiesa como un garrote sin poderse mover á un lado ni a otro; ¿y qué tiene vmd. que pedir á una casaca que no tapa las corbas, y que lleva en la manga mas pliegues que un sobrepelliz, a unos calzones que suben hasta debaxo de los sobacos, y á una chupita que apenas tapa el estómago?37.
En los últimos años del reinado de Carlos IV se produjo un cambio radical en el gusto que impregnó las artes y que también alcanzó el imperio de las modas y el cuidado del cuerpo. Se trató del momento en que Inglaterra se estaba haciendo con el dominio marítimo y colonial. Las clases altas de este país se ponían prendas funcionales y cómodas, al vivir en zonas campestres alejadas de la corte. También fue la época en el que el neoclasicismo desbancó las artificialidades del barroco y se generó un discurso de retorno a lo natural, siguiendo como modelo los conceptos filosóficos, artísticos, ornamentales e indumentarios de la Antigüedad clásica. Los aristócratas más ilustres estrecharon y alargaron el talle de sus casacas y calzones hasta desembocar en el frac y el pantalón, a la vez que disminuyeron la gama cromática de sus atuendos38. También se tendió a acortar las chupas y a eliminar las mangas, lo que dio lugar al chaleco. Aunque en el área murciana se hallan ejemplares de estas prendas a finales del siglo XVIII, no fue hasta los últimos años del reinado de Carlos IV cuando estas piezas se hicieron comunes entre las pertenencias de los acaudalados. Si bien, en los guardarropas masculinos de esta época, al igual que en los femeninos, coexistieron vestidos a la francesa e inglesa. Por ejemplo, en el inventario de los bienes de Francisco Segado Narváez se hallaban algunos calzones, casacas y chupas de seda y paño, junto a pantalones, levitas, chaquetas de lana o paño y chalecos de algodón39. El uso del algodón, principalmente de muselinas e indianas, fue aumentando a lo largo de setecientos en detrimento de la seda. Este tejido permitía una mayor facilidad de lavado, secado y planchado, su precio era relativamente más barato que otros textiles, se adaptaba a las modas en la estampación, corte y confección y era más cómodo de llevar40. Las 37 Diario de Cartagena, nº 188, (8 de julio de 1807):749-750. 38 LEIRA SÁNCHEZ, 2007: 93-94. 39 Cartagena, 22 de marzo de 1808. Protocolos Notariales: 6397. AHPMU. 40 GARCÍA FERNÁNDEZ, 2009: 148. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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indianas, géneros de origen asiático, fueron imitadas con notable calidad por los ingleses. En España comenzaron a elaborarse en distintos puntos, destacando, por encima de los demás, el sector catalán, lugar desde donde se exportaban al resto de ciudades. Paulatinamente, gracias a diversas innovaciones tecnológicas e industriales, el precio de las indianas se abarató, pudiendo hacer acopio de ellas la mayoría de los sectores de la población41. En el Interrogatorio sobre fábricas y edificios realizado en Murcia a principios del siglo XIX los tejedores murcianos se quejaban de que ya no se demandaban “tafetanes, rasillos, felpas y terciopelos” por el cambio en las modas que hacía preferir telas “pintadas y estampadas de los algodones barceloneses”42. Las muselinas, indianas y zarazas –género de algodón con motivos florales estampados- fueron muy habituales en el ámbito murciano para la confección de los vaqueros a la inglesa, un nuevo tipo de robe, puesta de moda por Inglaterra, que tenía la particularidad de llevar los pliegues cosidos y ceñidos a la altura de la cintura, a diferencia de la bata a la francesa, además de llevar incorporadas ballenas para prescindir de las molestas cotillas y usarse generalmente sin tontillo para mayor comodidad43. Los vaqueros recogidos en la documentación suelen aparecer entre los bienes de las mujeres adineradas con un guardapiés a juego, como uno de los conjuntos que llevó a su matrimonio María Josefa Benavente, hija del director de la provisión de víveres de Cartagena: “baquero con guardapiés de muselina bordada en cien reales”44. Los más numerosos eran de raso, tafetán y muselina floreada, bordada o listada y estaban realizados en colores como el blanco, azul, verde, rosa y ciruela. Los adornos que los guarnecían eran las puntas de oro y plata, las gasas y los bordados. En Murcia y Cartagena desde principios de los años noventa comienzan a aparecer en los documentos vestidos de mujer completamente blancos realizados en muselina, cotón, gasa o linón, varios de los cuales se especifica que eran nuevos: “vestido de mujer de cotón blanco”45; “dos vestidos de linon enteros nuevos”46. Es probable que hicieran alusión al vestido camisa. De hecho, se ha hallado una referencia a esta prenda: “camisa vestido a 41 TORRA FERNÁNDEZ, 2002: 24. 42 Recogido por OLIVARES GALVAÑ, 2005: 190. 43 RIBEIRO, 2002: 106. 44 Cartagena, 1 de julio de 1791. Protocolos Notariales: 5652. AHPMU. 45 Murcia, 27 de junio de 1806. Protocolos Notariales: 4284. AHPMU. 46 Murcia, 23 de abril de 1808. Protocolos Notariales: 4736. AHPMU. 648
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medio coser de muselina blanca estampada en cien y quarenta reales de vellón”47. El origen de este atavío hay que situarlo en el figurín de modas por excelencia a finales del siglo XVIII, es decir, María Antonieta. La reina aparecía en los actos cortesanos con batas sobrecargadas de adornos, pero en la intimidad usaba unos vestidos blancos, sencillos y vaporosos sin armazones interiores, al estilo de los que se ponían las damas de las colonias francesas de las Antillas. Por su similitud con la prenda interior, recibió el nombre de vestido camisa. También resultaba idóneo para representar el retorno hacia la pureza de formas de la antigüedad que se produjo en las postrimerías del siglo XVIII48. Con este vestido las mujeres utilizaban el chal, los cuales comienzan a aparecer en los inventarios de bienes del área murciana durante los primeros años del siglo XIX, generalmente junto a vestidos blancos de linón. La hija de Casimiro Martínez, notario de la curaduría eclesiástica de la Diócesis de Cartagena, llevó a su matrimonio un chal blanco de linón bordado con encaje, uno de color encarnado y otro de tafetán con fleco49. También, desde los años noventa se nombran “pañuelos de china” o con “guarniciones de china” y flecos, primeras muestras de la implantación del mantón de Manila en España50. En lo que respecta a las alhajas, a lo largo del siglo XVIII se produjo un aumento de la pedrería en detrimento del esmaltado. El gusto barroco por el color llevó a incorporar en las joyas gemas como las esmeraldas, topacios, amatistas y zafiros. La claridad y el brillo del diamante lo convirtieron en la gema más estimada entre las élites sociales y, por tanto, en una de las más caras junto a los rubíes51. Pero al no poder tener acceso la mayoría de los individuos a estas costosas piedras preciosas, se desarrolló un prolífico comercio de joyas con piedras falsas, muchas de las cuales llegaban del país vecino. Muy importante al respecto fue la invención del estrás por el joyero de la corte parisina George Fréderic Strass en 1734. Por su semejanza con los diamantes o los brillantes, se utilizó en todo tipo de joyas y adornos52. Estos vidrios transparentes con alto contenido en plomo fueron conocidos
47 Murcia, 10 de octubre de 1801. Protocolos Notariales: 4718. AHPMU. 48 LEIRA SÁNCHEZ, 2008, vol. 2: 220. 49 Murcia, 24 de enero de 1806. Protocolos Notariales: 4284. AHPMU. 50 En otros lugares como la Sierra de Francia también se han hallado este tipo de ejemplares. CEA GUTIÉRREZ, 2004: 258-272. 51 ARANDA HUETE, 1999: 448. 52 HERRADÓN FIGUEROA, 2009. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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en España como piedras de Francia. En Murcia principalmente se llevaban en arracadas, cruces, hebillas y anillos. Por otro lado, los tejidos con los que se confeccionaron los vestidos, cada vez más ligeros –principalmente los femeninos–, motivó que las joyas se hicieran menos pesadas. Para ello se desarrollaron técnicas de engaste al aire que, junto a la preferencia por los temas estilizados, vegetales y geométricos, proporcionaron un aspecto más liviano a los joyeles del momento. El gusto por la Antigüedad tras las excavaciones de Pompeya y Herculano propició el auge de los camafeos: “sortija de brillantes con su camafeo antiguo griego de lo más particular en tres mil reales de vellón”53. Cabe destacar que en los aderezos de las murcianas adineradas los diseños tradicionales y devocionales, tales como medallones sacros, relicarios o rosarios, siguieron manteniendo un peso destacable. Aunque contaron con tipologías a la moda, no llegaron a desbancar a los modelos asentados por la tradición. Si bien, sí que disponían de algunos ejemplares de inspiración italiana, francesa e inglesa, como las piochas para la cabeza, lazos de pecho y cuello, diseños de roseta en sortijas, pendientes y broches de manillas o abanicos procedentes de varios países europeos o realizados según los diseños extranjeros. Y es que el abanico, como complemento de moda, fue creciendo a partir del siglo XVII, llegando a su máximo esplendor en el siglo XVIII, momento en que se democratizó de manera espectacular, ya que hasta entonces había sido considerado como un atributo de la realeza y la nobleza54. Un aditamento que se convirtió en un aliado entre las damas y sus cortejos, llegándose a crear un código amoroso y expresivo en torno a la forma de colocarlo. Este accesorio fue utilizado por el novelista murciano Rejón y Lucas, padre del Académico y teórico del arte Diego Antonio Rejón de Silva, para describir cómo se comunicaban los sexos en las tertulias: […] uno de los Señoritos con semblante triste jugaba con los sellos de sus reloxes, sin dar respuesta á lo que al parecer le decían; y la dama de enfrente de esta pareja, haciendo (como por casualidad) la cruz con el abanico cerrado, y el dedo índice de la mano izquierda, nos dio á entender añadia los juramentos á las expresiones55. 53 Véase nota 33. 54 PUERTA ESCRIBANO, 2005: 25. 55 REJÓN Y LUCAS, 1781: 120. 650
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Los más frecuentes en la segunda mitad de la centuria, entre las clases altas, eran los abanicos ingleses. Por ejemplo, María Antonia Saurín Palmir y Verástegui, mujer de Juan Ruiz Rocamora, Señor de Cox y Caballero de Montesa, tenía «trece abanicos grandes y pequeños de nácar y marfil todos ingleses en mil y seiscientos y cinco reales de vellón»56. Se caracterizaban por presentar país simple (una única escena), dejando el reverso con las espigas o guías al descubierto, y por un elaborado varillaje, principalmente de marfil, con tallados, calados, grabados y pequeñas decoraciones pictóricas57. El abanico era un honroso regalo de bodas con que el consorte y los invitados agasajaban a la novia. Dentro de estos presentes destacaron los de factura inglesa. A María Josefa Benavente su tía Eugenia le regaló un “abanico inglés con diferentes clases de varetas” estimado en doscientos veinticinco reales, y un amigo de la familia “un abanico inglés de cabritilla con el clavo de oro”58. A la segunda mujer del regidor Juan Pedro Flórez, María de Arrieta, Juana Barrionuevo la agasajó con “un abanico inglés de marfil”, valorado en ochenta reales59. 4. Conclusiones Durante los reinados de Carlos III y Carlos IV las personas acaudaladas del entorno murciano incorporaron a su estilo de vida una serie de usos y modas extranjeras que ya habían comenzado a atisbarse desde la instauración de la dinastía Borbónica, como manifestó el Obispo Belluga en sus escritos contra los excesos en el vestir en la Diócesis de Cartagena. El lujo y la fugacidad con la que se sucedían las modas se instalaron en una sociedad en auge que veía florecer su economía, mejorar los espacios para el ocio y aumentar la oferta de artículos para el engalane, muchos de los cuales procedían del extranjero, según se desprende de las relaciones de bienes de los adinerados y de los inventarios de las mercancías de las tiendas. Debido a la importancia concedida a las apariencias y al aumento de la economía de las clases emergentes, creció la demanda en especialistas de imagen y se crearon fábricas de manufacturas de calidad para vestirse y adornarse ante la notoria competencia de los géneros extranjeros y las
56 Murcia, 12 de agosto de 1773. Protocolos Notariales: 3236. AHPMU. 57 VALVERDE, 2010: 56. 58 Véase nota 44. 59 Murcia, julio de 1799. Protocolos Notariales: 2384. AHPMU. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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dificultades de los gremios. Circunstancias que favorecieron la prosperidad pública y la necesidad de distinguirse mediante el aspecto. El misoneísmo de etapas anteriores se había ido diluyendo, la modernización implicaba el hecho de imbuirse en los patrones de conducta desarrollados en Francia, potencia erigida como modelo de prosperidad y felicidad pública durante la práctica totalidad del setecientos. Gustaba lo nuevo y lo exógeno, motivo por el que en las últimas décadas del siglo XVIII, la élite ciudadana y las clases emergentes incorporaron a su atuendo ciertas prendas y accesorios a la inglesa, pues fue en esta etapa cuando Inglaterra se convirtió en la primera potencia mundial, irradiando, por ende, sus usos y modas al resto de Europa. La prontitud con que empezaron a lucirse estas prendas en Murcia, indica que los acaudalados de la zona estaban realmente implicados en el devenir de las tendencias indumentarias y suntuarias. Bibliografía ARANDA HUETE, Amelia, La joyería en la Corte durante el reinado de Felipe V e Isabel de Farnesio, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1999. BADO, Luis Santiago, El libro a gusto de todos, ó sea, colección de cartas apologéticas de los usos, costumbres y modas del día, Murcia, Juan Vicente Teruel, 1800. BARTOLOMÉ BARTOLOMÉ, Juan Manuel, “Inventarios postmortem, cultura material y consumo en León durante la Edad Moderna”, en DOS GUIMARÀES SÀ, Isabel y GARCÍA FERNÁNDEZ, Máximo (dirs.), Portas adentro: comer, vestir e habitar na Península Ibérica (ss. XVI-XIX), Valladolid, Universidad de Valladolid y Universidad de Coimbra, 2010; 193215. BELDA NAVARRO, Cristóbal y HERNÁNDEZ ALBALADEJO, Elías, Arte en la Región de Murcia. De la reconquista a la Ilustración, Murcia, Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, 2006. BELLUGA Y MONCADA, Luis, Carta pastoral que el Obispo de Cartagena, escribe a los Fieles de su Diócesis a cada uno en lo que le toca, para que todos concurran a que se destierre la profanidad de los trages, y varios, e intolerables abusos, que ahora nuevamente se han introducido, Murcia, Jayme Mesnier, 1711.
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El pianoforte traspasa fronteras. La importancia del instrumento dentro y fuera del Viejo Continente. Un pianoforte temprano en tierras asiáticas The Pianoforte Transcends Borders. The Importance of the Instrument in and out of the Old Continent. An Early Pianoforte in Asian Lands Víctor J. Martínez López Fundación Barrero, Universidad de Murcia [email protected] Resumen: Se presenta aquí el relato histórico-científico de la correspondencia conservada en el Archivo General de Indias entre religiosos del convento de Agustinos Descalzos Recoletos de Manila, el gobernador de las Filipinas, el duque de la Alcudia y el apoderado del gobernador, dando cuenta de la fabricación de un pianoforte al parecer novedoso en su género, realizado por un religioso agustino que es enviado como noble presente a la Reina de España María Luisa de Parma, esposa de Carlos IV. La emocionante historia junto a la importancia que presenta el hecho de construir un forte-piano en tierras asiáticas en el año 1793 hacen patente la rápida propagación y divulgación de los conocimientos organológicos del Viejo Continente dirección a las colonias por medio del comercio de ultramar. Palabras clave: pianoforte, piano de mesa, comercio, Manila, Filipinas. ABSTRACT: The historical and scientific account of the correspondence preserved in the Indian General Archive between religious of the convent of Discalced Recollect Augustinians, the governor of the Philippines, the Duke of Alcudia and the governor’s Representative is presented here, illustrating the manufacturing of a pianoforte that appears to be innovative of its kind, made by an Augustinian religious and sent as a noble gift to the Queen of Spain María Luisa of Parma, wife of Charles IV. The enthralling events along with the importance of making a fortepiano in Asian lands in 1793 reflect the rapid spreading of organological knowledge from the Old Continent. Keywords: Pianoforte, Square piano, Trade, Manila, Philippines.
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1. Manila, verano, año de 1793 Nuestra historia comienza en algún lugar del vetusto y austero monasterio de Agustinos Descalzos o Recoletos1 de la antigua colonia española de la XVIII centuria. Fray Diego de la Virgen del Carmen, religioso acérrimo y diligente, trabaja incansablemente. Versado en el oficio de carpintería, con conocimientos mecánicos y docto en música, experimenta en su pequeño taller quebradizo a orillas del huerto, a la vista de sus atónitos camaradas, que cultivan sabrosas papayas, plátanos, chicos, lanzones, guavas y rambutans, que tan alegremente crecen por estas tierras. Un siglo antes que su paisano agustino inventara la cerveza tal y como la conocemos, en las cercanas islas de Cebú, nuestro habilidoso monje destaca en el enigmático arte de la construcción de instrumentos musicales de tecla; con las maderas del Pays, y con varios registros nuevamente inventados por el mismo cuyas particularidades, por estar persuadido el Religioso que no las tiene ninguno de los construidos en España, ni Inglaterra. Carta nº 3 Estado, 45, nº11.
Fray Diego, conocedor de los avances constructivos técnicos que el pianoforte experimenta en tierras nacionales y, sobre todo inglesas2, dice haber realizado un nuevo modelo de forte-piano no conocido hasta la fecha. La noticia corrió como la pólvora, llegando a los oídos de su superior, el provincial de los Agustinos Descalzos de Filipinas, el Señor Fray José de Santa Osoria, quién no tardó en comprobar por sí mismo la importancia del objeto musical (Debemos ser conscientes de la importancia que supone el hecho de construir un pianoforte en Manila, Filipinas, en fechas en las que aún el instrumento se encontraba en plena fase evolutiva en su país de origen, Inglaterra, que a partir de 1760 ya fabricaba estos primitivos pianofortes tempranos en la ciudad de Londres).
1 La Orden de Agustinos Descalzos de Filipinas y Orden de recoletos de San Agustín, conocida como Orden de Agustinos Recoletos, surge durante el siglo XVI, siendo reconocidos por la Iglesia Católica como orden religiosa en el año 1912. En 1588 se celebra en Toledo el Capítulo de la Provincia de Castilla, donde el religioso Fray Luis de León expone y redacta las normas espirituales y cívicas aprobadas por el definitorio provincial en septiembre de 1589, 14 capítulos puestos a prueba en el convento de Talavera a partir de octubre de 1589.En el año 1605 realizan la primera expedición misionera a Filipinas, siendo fundado su convento de Manila en el año 1621. 2 Entendemos por cronología y avances técnicos en España, sea un pianoforte de los llamados de mesa, square piano para los ingleses. 658
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Fray Diego, asegura a su prior que ha construido un fortepiano innovador y único en su especie: haviendome asegurado el mismo Religioso, Autor, que en línea de Forte-Piano, no ha oido, que haya ótro igual en España, ni en Inglaterra. Carta nº 3 Estado, 45, nº11 (a).
Dada la exclusividad del nuevo producto, la orden decide enviar como presente a Su Majestad, la Reina de España3 y esposa del Rey Carlos IV el pianoforte por medio de las existentes rutas comerciales de ultramar, con el fin de mantener la colaboración y buenas relaciones entre ambas instituciones. Gracias a la correspondencia existente, conservada hoy en el Archivo General de Indias, conocemos la historia de este singular pianoforte. Desde su construcción por el monje agustino Fray Diego, la aceptación y agrado del superior del monasterio Fray José quien escribe las oportunas cartas de recomendación al actual gobernador de Filipinas, el Señor Rafael María de Aguilar y Ponce4, al cual le informa que el agustino Fray Diego de la Virgen del Carmen ha realizado un forte-piano único en su género, y que es deseo de toda la comunidad regalar a Su Majestad, como presente para su esposa la Reina. También sabemos, gracias a estas cartas, el punto de partida del instrumento, así como la forma en que fue transportado. Partió del Puerto de la Real Compañía, empaquetado y sellado en una caja de madera y 3 Maria Luisa de Parma ( 1748-1819) reina consorte de España como esposa de Carlos IV (1748-1819) de quien era prima carnal por el lado paterno. 4 Gobernador español de las islas Filipinas, desconocemos su nacimiento, falleció en Manila el 8 de agosto de 1806. Ejerció su mandato político entre los años 1793 y 1806, destacado por pretender mejorar el sistema administrativo y comercial necesario entre Filipinas y los puertos del Nuevo Mundo. Fue militar de carrera y Caballero de la orden de Alcántara, juró el cargo como gobernador el 2 de septiembre de 1793, reemplazó a Félix Berenguer de Marquina. Entre sus logros destacan las mejoras en defensas militares como las de Cavite, creó los regimientos de tropas nativas profesionales y mejoró la formación militar. La defensa española en las Filipinas era indispensable para mantener la riqueza comercial de España y sus colonias. También mandó construir un nuevo astillero en Binondo para realizar navíos tan necesarios para las rutas comerciales, Galeón de Manila y la Real Compañía. Pavimentó gran parte de las calles de Manila, las iluminó también, dotó de ilustres instituciones culturales a la ciudad, acorde con el pensamiento ilustrado de la época, el Ateneo Municipal fundado en 1804 es el más representativo, pero será quizás, su logro más significativo la vacuna contra la viruela que en 1803 trajo a la colonia y que salvó centenares de vidas. Archivo General de Indias. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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escoltado por el hermano Fray Eugenio Sesé, quien le acompañará hasta tierras peninsulares. Fue cargado en las bodegas de la Fragata Rey Carlos, destino, el puerto de Cádiz, España. Dos eran las opciones posibles para el transporte marítimo, por medio de la centenaria ruta comercial existente entre Filipinas y Acapulco, siendo llevado entonces por tierra desde allí hasta puertos de la Nueva España, para ser nuevamente cargado con destino a la Península Ibérica, con puertos en Sevilla y Cádiz. Esta ruta se le conoce como El Galeón de Manila5. Y la alternativa, un viaje directo desde el puerto de la Real Compañía, en las Filipinas, hasta el puerto de Cádiz, España, mucho más segura pues los navíos zarpan escoltados por el ejército español. La Real Compañía6 se encuentra activa desde el año 1768 y fue la ruta elegida para el transporte del instrumento que nos ocupa.
5 Galeón de Manila fue el nombre aceptado para los navíos españoles que cruzaban el Pacífico entre Manila y la Nueva España, hoy México. Sus puertos más destacados fueron el de Manila en Filipinas y el de Acapulco y Las Peñas, conocido hoy como Puerto de Vallarta, en México. El Galeón de Manila fue llamado también “Galeón de Manila-Acapulco, Galeón de Acapulco y nao de China”.Sus inicios son muy antiguos, comienzan a operar en 1565, cuando el fraile español Andrés de Urdaneta regresa de México por el Océano Pacífico, desde la ciudad de Cebú a México, estableciendo una nueva ruta que ya era conocida en tiempos de Magallanes pero a la contra. Se convertirá en una de las rutas comerciales más longevas del planeta, Manila-Acapulco-Manila, duró dos siglos y medio, más de 110 Galeones de Manila embarcaron, coincidiendo su último servicio con la Guerra de la Independencia de México en 1815, cuando fue interrumpida. El viaje era muy duro, solía durar unos cuatro o cinco meses en condiciones adversas para la salud humana.Una vez desembarcadas las mercancías en Acapulco, eran llevadas a orillas del Océano Atlántico, a los puertos de Veracruz, Cartagena de Indias, Portobelo, La Habana y del otro lado Sevilla y Cádiz, dicho enlace se conocía como Flotas de Indias.Ver SCHURTZ LYTLE, 1992; MARTÍN RAMOS, 2007 (Disponible en: http://www.scribd.com/doc/13984088/ [consultado el 15 de enero de 2013]). 6 Nueva ruta comercial directa entre Manila, Filipinas y los puertos de Cádiz y Sevilla, establecida desde el año 1768 a través del Cabo de Buena Esperanza. El navío de la armada española el Buen Consejo inaugurará la nueva ruta comercial. Se conservan 19 cartas náuticas fechadas entre los años 1768-1770 Archivo Municipal de Cádiz, en las cuales se mencionan los trabajos del Buen Consejo para fijar geográficamente el nuevo camino. Se le llamó Galeón Andalucía a la ruta existente entre Cádiz-Manila. Diario de Cádiz (Disponible en: http://www.diariodecadiz.es/article/elpuerto/825919/galeon/andalucia/y/la/ryta/cadiz, [consultado el 15 de enero de 2013]). La Real Compañía fueron los puertos y escolta para los navíos de carga que ahora retornaban a través del Cabo de Buena Esperanza, ruta consolidada y utilizada por los portugueses desde 1479-1640 fijado en el Tratado de Tordesillas. A pesar de la dureza del viaje, compensaba ya que pasar por tierra las mercancías desde Acapulco a Veracruz demandaba más tiempo. Los navíos eran escoltados por buques de la armada española para garantizar su seguridad. 660
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Una vez dispuesto el transporte y el embalaje adecuado, el gobernador de las Filipinas informa al duque de Alcudia, siguiendo los pasos burocráticos dispuestos. Manila, 30 de octubre, año de 1793 Rafael María de Aguilar Informa al duque de Alcudia. Dá cuenta de que en la Fragata Rey Carlos se conduce precintado y sellado para la Reyna Nuestra Señora por mano de V. E. Un Forte-Piano que ha construido en Manila un Religioso Agustino Descalzo con nuevos registros, que le hacen mui apreciable, por ser singular en su clase… En la Fragata Rey Carlos que despacha de este Puerto la Real Compañía, para esos Reynos, remito a V.E. un Forte-Piano colocado en un Caxon, el qual hé mandado precintar y sellar para evitar que se maltrate abriendolo en las Aduanas. Carta nº 3 Estado, 45, nº11
También Fray Diego de la Virgen del Carmen y Fray José de Santa Osoria redactan carta con destinatario la Reina de España, para que acepte el elaborado regalo, suplicando se digne a recibirlo. Todo dispuesto, el viaje inicia en octubre de 1793 rumbo España. Suplico a V.M. se digne aceptar este corto obsequio, que deseamos sea de vuestro E. agrado; y esta dicha vuestra Provincia de Agustinos Descalzos de Filipinas se contempla feliz, en ofrecerse con esta ocasión, profundamente rendida a V, Magestad. Manila, Octubre 31 de 1793 años F.Joset destª osoria, Provincial de Agustinos Desc. Fhilipinas. Estado 45 nº 11 (a).
2. Los viajes comerciales de ultramar Eran algo habitual y se convirtieron en el pilar básico del comercio europeo entre civilizaciones y culturas distantes. España desempeñó un papel fundamental en el comercio marítimo transoceánico. Las bodegas de los navíos, rebosaban de un rico y exótico cargamento7: Bellas porcelanas, delicadas tallas de marfil, abanicos calados, gran cantidad de sedas de la 7 En el Catálogo El Galeón de Manila de la. Exposición Focus 2000 redactado por MOLA Marina y MARTÍNEZ Shaw se describen la diversidad de productos venideros desde las Filipinas. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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China, mobiliario lacado al estilo japonés, entre otros, biombos, consolas y escritorios con chinescos, maderas exóticas, gran cantidad de especias toluqueñas, canela de Mindanao, y grandes arcones y cofres de hierro que movidos por diez hombres, eran colocados en estancias con doble pared de gruesa madera. Atesoraban las monedas acuñadas en Manila, la barilla8 de Felipe V y Carlos III. Desafortunadamente, la fragata Rey Carlos no era conocida especialmente como un navío seguro, muchos incidentes amenazaron su existencia. Considerada como uno de los Galeones de Manila, que realizaban la ruta Manila-Acapulco aunque sabemos por los documentos que estudiamos, que realizó también viajes directos hasta Cádiz a través de la Real Compañía. Varios son los episodios negros de esta fragata. Cinco años después, el uno de agosto de 1798, del puerto de Cavite zarpa la fragata Rey Carlos9, perteneciente a la Real Compañía de Filipinas, era escoltada por las fragatas de la armada Santa María de la Cabeza y Santa Lucía, su destino, el puerto de Callao con escala en San Blás. A medio camino, la fragata Rey Carlos tuvo que regresar con urgencia al puerto de San Jacinto, hacía tanta agua que sus marineros no eran capaces de achicarla, entró con tres pies de agua en la bodega y todo su cargamento perdido. De retorno, cuatro meses después, el 23 de noviembre en el estrecho de San Bernardino un temporal les atacó a las tres naves, perdiendo el rumbo, finalmente consiguieron llegar a Cavite, donde iniciaron su marcha entre el 3 y 16 de diciembre de 1798. El viaje directo hacia España, de varios meses en mar, únicamente es posible por la ruta descrita, obligado es atravesar el temido Cabo de Buena Esperanza, bautizado por su descubridor portugués Bartolomé Dias en 1488 como el Cabo de las Tormentas. Lugar de encuentro de los grandes océanos, muchos son los marines que han sucumbido a sus peligrosas aguas. El Dr. Antonio Marqués y Espejo, presbítero, pensionado por S. Majestad 8 Felipe V acuña en Manila la barilla, su peso entre 3.9 y 9.5 gramos, 22 milímetros, en el anverso: BARILLA AÑO DE 1728, reverso sin acuñar. En el año 1743 se acuña en anverso: AÑO DE 1743, en el reverso el Escudo de la ciudad de Manila.Carlos III vuelve a acuñar moneda en Manila, el amverso presenta el escudo coronado con un león con medio cuerpo de pez, levantando una espada, a sus lados las letras B, I, en el reverso: CIUDAD DE MAN 1766 alrededor de un circulo coronado con un castillo. 9 Archivo General de Indias. Estado, 45, nº 48 carta de Ignacio María de Álava al Príncipe de la Paz dando noticia de la escolta de fragatas. Cavite, 2 de agosto de 1798; Archivo General de Indias. Estado, 46, nº 74 carta al Gobernador de Filipinas al príncipe de la Paz. Manila 2 de noviembre de 1798; Archivo General de Indias. Estado, 46 nº 67 Carta del Gobernador de Filipinas, don Rafel María Aguilar, a Francisco de Saavedra sobre noticias de la escuadra. Manila, 31 de julio de 1799. 662
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y colector de la Real Casa de Recogidas de esta Corte narra en 1803 los escalofriantes episodios de naufragios recopilados a lo largo de tres siglos de la Historia de los Naufragios10 dice así: Después de haber descansado veinte y cinco ó veinte y seis días en la bahía de Saldanna. El 7 se halláron á doce leguas mas allá del cabo de Buena Esperanza, y se pasaron con toda felicidad, aunque por la noche, los escollos del Cabo de las Agujas. El 9 se movió una tempestad que separó los dos baxeles por cuarenta y quatro dias, que fue acompañada de un trueno horroroso y extraordinario. Los portugueses llaman á este parage el leon de la mar, no tan solo porque los huracanes son allí muy freqüentes, sino tambien por causa de una especie de bramido que hace la agitación de las olas, y que infunde terror a los espíritus mas intrépidos.
Siguiendo con nuestro episodio y tras varios meses a la mar, la fragata Rey Carlos arriba al puerto de la bahía de Cádiz. La larga y angustiosa travesía por mar finaliza. Los daños en la carga, incluido el pianoforte son palpables. Carta en mano y permiso de la aduana, el religioso se dirige camino de Madrid, último paso en su aventura donde toma contacto con el Sr. Jacinto Sánchez Tirado11, apoderado del gobernador de las Filipinas, encargado de la aduana de Madrid. El religioso presenta como credencial la carta explicativa que Fray José de Santa Osoria había redactado suplicando su aceptación. Sabemos que el estado en que llegó el instrumento no era bueno, la humedad de las bodegas, golpes o incidentes como los mencionados pudieron ser la causa, verdaderamente incluso se dudó de su originalidad por el estado de conservación. Es entonces cuando el apoderado del gobernador escribe al duque de la Alcudia para aceptar dicho presente, aunque con motivo de venir rotulado para S.M., los administrativos de la aduana no lo entregarán, sin que les venga orden para ello. Además, hemos de tener en cuenta que se encuentra en lamentables condiciones. Madrid 23 de octubre de 1794
Jacinto Sánchez Tirado
A mi regreso anoche á esta Corte, me encontré con un Religioso procedente de Filipinas, y Carta de D. Rafael de Aguilar, Encargandome la dirección de un Piano particular que trae otro 10 MARQUÉS Y ESPEJO 1803 Tomo II, pag. 358 Historia de los Naufragios, Colección de las relaciones mas interesantes de los naufragios, invernaderos, desamparos, incendios, hambres, y otros acontecimientos desgraciados, sucedidos en la mar desde el siglo XV hasta el presente, BERNARDO GOMES DE BRITO,1905 Historia Tragico-Maritima Lisboa 11 Carta de Rafael María de Aguilar, Gobernador de Filipinas, a Jacinto Sánchez Tirado sobre noticias curiosas de Manila. Manila, 4 de diciembre de 1793. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Religioso, trabajado pot otro de su comunidad y maderas de aquel Pais, el que viene destinado á L. P. La reyna Nuestra Soberana, por mano de V. E. Estado, 45 nº11 (1)
Era evidente que al duque de la Alcudia12 no le interesaba lo más mínimo el instrumento para el monarca Carlos IV, el pésimo estado, redactado por Jacinto Sánchez, y la rica producción ya española, por entonces en el menester de la fabricación de pianofortes hizo poco menos que despreciar el regalo que con tanta paciencia y esmero habían preparado los religiosos. De la distancia, se infiere tenga algo que componer y limpiar, según las instrucciones que trae dicho religioso… y queriendo hacerlo aquí, y evitar así el ruido en casa de V.E. que se causa esta óperacion. Estado, 45, nº11 (1)
Con resolución marginal, el duque de la Alcudia ordena sea entregado dicho forte-piano al religioso que lo trae, Fray Eugenio de Sesé o a Jacinto Sánchez Tirado, apoderado del gobernador de Filipinas. El 5 de enero de 1795 dos años después, el religioso da por concluida su misión; Da crédito de haber admitido la Reyna el forte-piano que condujo el suplicante. Estado 45 nº11 (4)
Lamentablemente, hoy no se conserva pianoforte alguno que pudiera tratarse del particular. Buscado en colecciones de palacio, reservas del Museo Nacional de Arqueología, de Museos de Artes Decorativas y demás espacios cortesanos, hasta la fecha no hemos resuelto el enigma de este novedoso forte-piano. Muy posible es que nunca llegara a su destino definitivo, que quedara en dependencias de la aduana de Madrid a cargo del apoderado del gobernador de Filipinas, con el convencimiento por parte del religioso de ser entregado, allí permaneció durante algunos años y finalmente abandonado a su suerte, pero lo que realmente nos interesa y suscita nuestra atención, es la rapidez con la que el pianoforte o fortepiano llega a espacios tan alejados como son las Filipinas en la era de la industrialización.
12 El ducato de Alcudia es un título nobiliario que otorga el Rey Carlos IV de España especialmente para su administrador principal, Manuel Godoy y Álvarez Faria (1767-1851) Además posee el título de príncipe de la Paz, duque de Sueca, barón de Mascalbó, príncipe pontificio di Bassano, conde de Évoramonte en Portugal, señor de Soto de Roma, marqués de Alvarez y vizconde de Andalucía Alta. 664
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El pianoforte traspasa fronteras. La importancia del instrumento dentro y fuera del viejo continente
3. El pianoforte traspasa fronteras. La importancia del instrumento dentro y fuera del viejo continente
En la Inglaterra creciente de finales del siglo XVIII marcada por la industrialización emergente y la consolidación de una clase social acomodada e interesada por la música13, entre otras artes, nace el instrumento de tecla derivado del pianoforte de Cristofori llamado “piano de mesa” en España y square piano por los ingleses, considerado como nuevo objet de vertû, un lujo suntuario. Tal fue el éxito del instrumento, que rápidamente se expandirá en dirección a las colonias para instalarse en hogares americanos y asiáticos a solicitud de las poderosas familias que demandaban su uso y presencia como objeto distinguido representativo de un alto rango social, aunque en la actualidad muy pocos han llegado hasta nosotros. Gran Bretaña y Austria serán las mayores potencias exportadoras de pianofortes tempranos destacando como principales centros de producción Londres y Viena. Francia y España en menor medida, seguirán el hilo de las principales industrias. Lo sorprendente y mucho menos habitual es encontrar vestigios de pianofortes de factura asiática (Manila, Filipinas) de finales del siglo XVIII, como muestra el presente artículo, que también los encontramos en el Ecuador americano. La historia contada es cuanto menos, emocionante, no solo se exportaron instrumentos musicales, sino también constructores de los mismos, como es el religioso mencionado, que debió de aprender dichos conocimientos años antes, en su formación en España. Conservamos numerosos instrumentos originales de factura europea, no es el caso de Filipinas, sin embargo y con sorpresa este investigador pudo observar con fascinación y cierto asombro un pianoforte original muy primitivo, incluso con partes de antiguos clavicordios, realizado en el siglo XVIII procedente de las recónditas alturas 13 En la obra Melopeo y Maestro de Pietro Cerone (1566-1625) encontramos numerosas referencias sobre la correspondencia de las Artes, la poesía o la música entre otras. Otro renombrado humanista español y médico de María de Austria, Alonso López, Pinciano, describe, en forma de cartas dialogadas, en su tratado pedagógico Philosophia Antigua Poética, Madrid 1596, inspirado en la Poética y Retórica de Aristóteles, las relaciones entre poesía, música y el estado de ánimo que ambas provocan en los espìritus de condición. Además de la paneuropea Guerra de los Siete Años (1756-1763), por la que emigraron hacia Inglaterra numerosos artesanos musicales desde Prusia y Sajonia, avances como el serrado y el labrado mecánico de la caoba, importada a gran escala por los ingleses desde el Caribe, la elaboración de alambre fosforoso trefilado, la fabricación del paño de cashmere con grosor uniforme y el establecimiento de curtidores de arte en la cercanías de Londres y Dublin fueron decisivos para el desarrollo del pianoforte. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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de Los Andes americanos, en la Ciudad de Cuenca de Ecuador, que ha pertenecido durante más de dos centurias al Convento del Carmen de la Asunción, fundado en el 1682.
Fig.1: anónimo, finales siglo XVIII. Convento del Carmen de la Asunción, Cuenca, Ecuador, pianoforte rectangular temprano, acción inglesa Zumpe, extensión de teclado DD – f```` naturales en marfil y cromáticas en ébano
Ahora tenemos la certeza que no tardó tanto como creíamos en llegar a las colonias, tanto americanas como asiáticas y aunque es cierto que la evolución en Europa no es comparable, si es de atención destacada los primitivos pianofortes fuera del Viejo Continente que responden cronológicamente a nuestros modelos, más toscos, menos refinados y simplistas que se deduce por lógica. El instrumento de la historia, debió de ser algo así. El caso del pianoforte filipino no es único. Procede traer aquí a colación un episodio poco conocido, el transporte por mar del órgano de la actual catedral de Mahón, en Menorca, en 1808. El transporte por mar de grandes instrumentos, generalmente de tecla, durante los siglos XVI al XIX era desde siempre, harto azaroso. De hecho, en Hispanoamérica no se conserva ningún instrumento fehacientemente construido en la Metrópoli, sea por la dureza de las condiciones del mar, por la humedad salina, muy corrosiva, o las operaciones de guerra o de bucaneros hasta el acceso al trono de Francia de Napoleón y el fin de las colonias españolas. De hecho, solamente se conoce un pianoforte inglés de hacia 1800 en la Casa de la Música de Santiago de Cuba, en estado calamitoso por la corrosión marina y la excesiva humedad ambiente, que en verano es superior al 80%, llegado allí a mediados hacia 1850. 666
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A finales del siglo XVIII, en Mahón, y en Menorca en general, no existía órgano ni instrumento alguno de valía, según describe el estudioso Gabriel Julíá en su obra L’orgue de Santa María de Mao, una historia de dos segles. Quizá el motivo se encontrase en que la isla había cambiado constantemente de mano desde la guerra de Sucesión española a partir de 1708; capturada por los ingleses, cedida a Inglaterra por el tratado de Utrecht, y convertida en base naval británica y centro comercial y de contrabando de primer orden en el Mediterráneo, los españoles la habían reconquistado en 1782, tras haber pasado sucesivamente de manos inglesas a francesas en varias ocasiones entre 1762 y 1802. El párroco de Santa María, la entonces Parroquia Mayor de Mahón (entre 1795 y 1813), Gabriel Aleñá, escribe (en español) al Obispo de Mallorca: “el órgano que actualmente hay en la misma es totalmente inútil, de manera que en lugar de ayudar y adornar el cántico y funciones dedicadas a Dios, más presto enfada a los oyentes…” Pronto se encargó un órgano a dos organeros suizos, Johann Kyburz y Franz Otter, instalados cerca de Barcelona como pianeros en 1805, pero con taller y fundición de tubos en la república helvética. En esos años no existían ya en la Península talleres de envergadura para esta tarea, salvo los decadentes de Verdalonga en Madrid y la pequeña manufactura palentina del último oficial que tuvo el gran Tadeo Ortega, Francisco Antonio Guerra, que hacia 1830 pasaría a manos de Juan Otorél y sus hijos. La construcción del órgano se terminó en 1807, pero su transporte hasta Menorca se vio dificultado por las guerras napoleónicas, mientras que la escuadra inglesa vigilaba los movimientos de los franceses en el mediterráneo. En plena guerra contra Napoleón, con la armada inglesa controlando el Mediterráneo, el barco mercante francés que transportaba sus elementos, viajando desde Toulon a Mahón, fue cañoneado por los ingleses y parcialmente hundido próximo a la costa de Fornells con su carga, entre la que se encontraba el instrumento desmontado. Fue necesario un salvoconducto del almirante inglés Collingwood, que consiguió el P. Gabriel Aleñá al parecer, para que finalmente el órgano (o lo que de él quedase) pudiera rescatarse del agua y llegara a Santa María de Mahón en 1809, aunque su inauguración no se realizó hasta el 30 de septiembre de 1810, por supuesto con otra caja y con las piezas de madera rehechas en su mayoría con materiales locales. La peripecia no debió favorecer al instrumento, porque a mediados del siglo XIX fue rehecho casi en su totalidad. Durante la Guerra Civil también sufrió daños, pero hoy sigue sonando, digamos que débilmente, a pesar de las sucesivas restauraciones realizadas sin fortuna, debilidad que se suple con la opinión, excesivamente elogiosa a nuestro parecer, que de él tienen los mahoneses. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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4. El Square Piano (pianoforte): breve desarrollo y consolidación industrial
El pianoforte surgió en Florencia gracias al ingenio del paduano Bartolomeo Cristofori (1655-1731), mantenedor de los instrumentos musicales de Fernando III de Medici, al que en 1711 presentó un instrumento de tecla con mecánica de macillos percutores articulados, con apagadores independientes, al que llamó Arpicembalo di nuova inventione, che fa’ il piano, e il forte: un clave complejo, que permitía graduar el sonido desde el suave hasta el fuerte. Por el diario del músico Francesco Mannucci14 sabemos que Cristofori trabajaba en él desde 1698. El instrumento pasó casi desapercibido hasta que Johann-Gottfried Silbermann (1683-1753), constructor de clavecines y órganos de Freiberg, en Sajonia, maestro de los ‘padres’ del square piano, tuvo noticia de los avances de Cristofori gracias al poeta Johann Ulrich von König15, que en 1725 había traducido al alemán los textos del marqués veneciano Scipione Maffei. Publicó en 1711 un amplio artículo, con diagramas del mecanismo, para la revista Giornale dei Letterati d`Italia16 sobre el constructor florentino. Su lectura permitió a Silbermann introducir la nueva acción en sus instrumentos (ca.1735), que al igual que su creador, fueron temporalmente rechazados por la corte de Berlín17. Al inicio de la Guerra de los Siete Años, Silbermann se verá obligado a cerrar el taller y cortar su producción. Quedaban sus conocimientos en manos de sus discípulos y contramaestres principales, Johannes Zumpe, Americus Backer y Johann-Andreas Stein18. Junto a otros alemanes, austriacos y holandeses, el grueso de sus obreros emigró a Inglaterra, a la sazón en plena expansión industrial bajo la Casa de Hannover, con sólido futuro comercial. Conocidos como los ‘Twelve Apostles’, Americus Baker, Friederich Beck, Adam Beyer, Gabriel Buntebart, Christopher Ganer, George Garcka,
14 Francesco Mannucci, músico de la Corte de los Medicis, en su diario de febrero de 1711 escribe que Cristofori comenzó a trabajar en el “arcicembal che fa il piano e il forte” (clavecín que hace el suave y fuerte). Dicho diario ha sido cuestionado por su autenticidad. 15 Johann Ulrich von König (1688-1744). Escritor, libretista y poeta laureado. Véase Personalbibliographien zu den Drucken des Barock, Gerhard Dünnha. Bd. 4, Hiersemann, Stuttgart: 1991. 16 Revista literaria y académica más antigua de Italia, fundada el 28 de enero de 1668 en Roma, promovida a la República de Venecia en 1710 por Scipione Maffei, Antonio Vallisneris y Apostolo Zeno. Se publicó hasta 1740. 17 En 1736 será el propio Johan-Sebastian Bach, ante la corte de Federico II de Prusia, quien valorará negativamente el instrumento, al que consideraba demasiado rudimentario. 18 Muy valorado en su momento por su acción alemana o vienesa, hacia 1770 los instrumentos de Stein gozaban del agrado del joven Mozart, de su padre Leopold y del propio Haydn. 668
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John Geib19, Meincke Meyer, Johannes Pohlmann, Georg Schöne, Gabriel Buntebart y Johannes Zumpe aparecen instalados en Londres a partir de 1755-1760 como fabricantes de instrumentos de tecla, ‘el arte sonoro de la madera’ según el musicógrafo Burney20. Cuarenta años antes había emigrado con gran éxito a Londres el suizo Burkat Tshudi, ebanista y proveedor de Haendel, para el que trabajarían, a partir de 1758, Johannes Zumpe, John Broadwood -luego su socio. Robert Stodard (asociado a su vez con éste último), el italiano Muzio Clementi, John Ramsey y el francés Sebastian Erard21 desarrollaron el fortepiano con éxito. Serán los responsables de su aparición y evolución en la segunda mitad del siglo XVIII hasta mediados del siglo siguiente. Dos núcleos de producción nos interesan, los realizados en la ciudad de Viena y los de factura inglesa construidos en Londres, en los que nos centramos. Se sabe de la existencia de rudimentarios pianos cuadrados desde 1740, como el conservado en el Germanisches Nationalmuseum de Nuremberg realizado por Johan Söcher en 1742 o por el artículo de la Cyclopaedia de Ree22, donde Burney reseña que en 1752 se había introducido el nuevo instrumento por Samuel Crisp, quien encargó la construcción de un piano cuadrado al sacerdote inglés Wood, residente en Roma. Sea como fuere, el pianoforte genuino es fruto del trabajo común que desarrollarán desde 1760 los oficiales de Silbermann, destacando al más notorio de todos ellos, Johannes Zumpe, creador en parte del nuevo instrumento y responsable de su éxito musical y social. 5. El Square Piano de Zumpe, claves de su éxito Zumpe (1726-1790), fundador de la Sociedad J.Zumpe & G.Buntebart (1768-1778), es el absoluto responsable del éxito del pianoforte rectangular. El nuevo mueble integraba inteligentemente, en un instrumento destinado a la nueva sociedad urbana, las formas sencillas de su diseño al servicio de una práctica musical desconocida hasta entonces. Ello suponía toda una revolución. Zumpe, que poseía los conocimientos de Cristofori y Silbermann, adopta el viejo mecanismo perfeccionado de acción simple, sin escape (conocido como ‘`primera acción Zumpe’), a una caja de clavicordio, 19 Patenta la doble acción para piano cuadrado inglés en 1786. 20 Dr. Charles Burney, History of Music, Londres 1782. 21 Huido de la Revolución francesa e instalado en Londres, regresa mas tarde a París en 1783. Fue quien desarrolló el gran piano de concierto. Introduce la acción de doble escape para pianos de cola. 22 Enciclopedia Ilustrada Sobre las Artes, editada por Abraham Ree, publicada en Francia (1802-1820). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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obteniendo resultados sorprendentes. En contraste con este último, el fortepiano suena más y mejor, sus cuerdas no quedan en resonancia gracias a los apagadores individuales, sus macillos articulados retroceden rápidamente y es posible limitar o aumentar su sonido con la presión de los dedos sobre las teclas. En poco tiempo desbancará a los antiguos clavicordios, pequeñas espinetas, virginales, e incluso llegará a hacerle sombra al clavecín, incapaz del más leve matiz dinámico, convirtiéndose en el instrumento predilecto de músicos y compositores experimentados, ávidos por modificar la agógica musical en pleno aliento neoclásico y pre- romántico. Zumpe reduce considerablemente el tamaño del instrumento primitivo, con una caja rectangular (sin cola) de caoba, ideal para los problemas espaciales, no causando impedimento a la hora de ubicarlo en el salón o dependencias más pequeñas. Se trata por tanto, de un diseño ideal para la nueva sociedad del siglo XVIII europea, sin olvidar su perspicaz adaptabilidad a las corrientes ornamentales del mobiliario. Consciente de su importancia, Zumpe trabajará con los más prestigiosos diseñadores y ebanistas de su época. El diseño de sus cajas y estructura interna será encomendado a ebanistas tan notorios como Thomas Sheraton, Thomas Chippendale y George Hepplewhite, entre otros. Para Zumpe y Broadwood trabajaron los grandes maestros del mueble, junto a Wedgwood para alguna decoración suntuosa (piano de Manuel Godoy23, 1796). La otra clave de su éxito será el coste. Aminoró los precios de mercado frente a los carísimos instrumentos de tecla existentes, clavecines y espinetas. Un pianoforte se podía comprar por 15 ó 20 libras, consiguiendo que los hogares acomodados adquirieran uno de sus pianofortes, haciendo visible su estatus y rango sin gran dispendio. Gracias al talento de Zunpe se consolidaba definitivamente el instrumento.
23 Construido por John Broadwood como regalo de Godoy a María Luisa de Parma (Boston Fine Arts Museum). Fue confiscado con el resto de sus bienes por Fernando VII en 1813 y enviado como obsequio al Duque de Wellington., cuyos herederos le vendieron al museo bostoniano. 670
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Fig. 2: The Cowper and Gore families Johan Zoffany 1775 (Yale Center for British Art)
6. El pianoforte español En España, en contraste con los principales países de la Europa occidental, comienza su andadura con cierta demora. Existe muy poca información, porque la construcción de pianos se consideraba oficio menor. Hacia el último tercio del siglo XVIII encontramos como primera referencia al constructor de claves Francisco Pérez Mirabal, con taller en Sevilla usando los obsoletos conceptos de Cristofori y Silbermann. Fue maestro del gran constructor, también de claves y pianofortes Juan del Mármol, responsable de la factura nacional de pianos cuadrados al modelo inglés. Mármol es figura clave para entender el pianoforte en España. Nacido en Sevilla en 1737, constructor e inventor de instrumentos musicales, hecho que le llevó en 1779 a viajar en dos ocasiones al Reino Unido para estudiar el square piano además de poseer una pensión vitalicia de 500 ducados24 otorgada por el monarca español Carlos III, que le premia al presentar un clave con quince registros diferentes, incluido el de piano. Desde entonces en su etiqueta puede leerse: Pensionado por el Rey Nuestro Señor.
24 Gaceta de Madrid a fecha de 26 de octubre de 1779. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Fig. 3: “Juan del Mármol, en Sevilla. Pensionado por el Rey Nuestro Señor. Año de 1794. nº 742” Colección privada (C.P.). Murcia España, pianoforte rectangular temprano al modelo inglés, acción inglesa Zumpe, extensión de teclado FF – f````naturales en marfil y cromáticas en ébano, cajuela con tres palancas (sordina bajos, tiples y una corda). Mueble en caoba maciza, de paredes lisas y decoración con filetes de limoncillo y ébano, con cartela floral al fuego y tinta negra. Posee patas piramidales en estípite, en forma de H. En el interior, abanico calado de caoba como atril
Los primeros pianofortes tempranos son calcados de los modelos ingleses más significativos, en especial los de Johannes Zumpe. Conservan los referentes neoclásicos característicos del pianoforte temprano inglés descritos anteriormente. Se trata, por tanto, del mismo mueble. El pianoforte rectangular español más antiguo conservado responde a Juan del Mármol, realizado en 1781 en Sevilla, hoy en la colección de instrumentos del Conservatorio de Lisboa. Es muy posible que introdujera el nuevo instrumento desde tierras inglesas, e incluso que trajese algún piano original con el fin de copiarlo. A pesar de emplear la acción y cajas de los instrumentos ingleses, que son exactamente iguales, Mármol posee su propia seña de identidad. Es fácil reconocer uno de sus instrumentos por su inconfundible atril interior en forma de abanico calado, como los respaldos en las sillas Hepplewhite, y un tercer tirador de factura propia que permite activar la sordina en tiples o bajos. Los pianofortes de Mármol son de una excepcional calidad, los preferidos por la aristocracia, asentándose como pianero del nuevo monarca Carlos IV.
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Gracias a la novedad que ofrecía el instrumento, otro ilustre personaje, constructor e inventor de instrumentos musicales, inquieto socio de la Real Sociedad Económica de Amigos del País25, brilla en solitario el murciano Tadeo Tornel26 (1729-1793) que trabaja en tiempos de Mármol y que bien pudo aprender de sus modelos a la hora de construir pianofortes. Se conservan solamente dos instrumentos suyos, un clave-piano-órgano fechado en 1777, en colección del Museo de Bellas Artes de Murcia, y un pianoforte de 1784 al estilo de Zumpe, que ofrece el serial 28, hoy en la colección del Museo Arqueológico de Los Baños en Alhama de Murcia. Llama la atención esta numeración, ya que en el año de 1784 solamente contabilizaba 28 instrumentos, mientras la firma Juan del Mármol, en 1785, contaba con 328, y en 1794 figuran 742 unidades construidas. Tornel fue más un teórico y académico que un constructor. De hecho sus modelos, sobre todo el pianoforte conservado, presentan una factura muy primitiva y escasa decoración. A diferencia de Tornel, el constructor Francisco Flórez, natural también del Reino de Murcia y afincado en Madrid, ya tenía taller en la capital en torno a 1784, realizando pianofortes rectangulares llevando la decoración a su máxima expresión. Destacan varias piezas elaboradas para Palacio27, en las que emplea toda clase de ornamentación, incrustaciones de materiales preciosos, complicadas marqueterías, latones dorados al fuego y teclados complejos. Sus instrumentos, muy valorados en su momento, lograron su consagración al presentar en 1794 un piano organizado28. El último fabricante español de pianofortes de mesa del siglo XVIII fue Francisco Fernández (1766-1852), nacido en Asturias y trasladado a Madrid hacia el 1792-1799. Varias son los pianos que se conservan, pudiendo observarse el paso del pianoforte temprano al gran pianoforte rectangular, y de ahí al modelo Broadwood, que sigue absolutamente los parámetros ingleses de principios de 1800. Al igual que en Inglaterra, aunque 40 años después, llegarán varios constructores extranjeros a la Corte hacia 1800, con el fin de satisfacer un negocio que parecía florecer. Por citar alguno de ellos, destacan Josef Franz Otter, Johannes Kyburz y Josef Martí entre otros. Los últimos pianos de mesa españoles de gran calidad fueron los construidos por el pianero más significativo de la primera mitad del XIX, Juan (Jan) 25 Tadeo Tornel ingresa junto al célebre imaginero Francisco Salzillo, ambos como ciudadanos ilustres, en el año de 1777 en la Real Sociedad Económica de Amigos del País. 26 Dado a conocer gracias al investigador Enrique Máximo García. Murcia. 27 En el Archivo de la Nobleza (Toledo) de Osuna se recoge la construcción en 1802 de un pianoforte para la Duquesa Osuna construido por Francisco Flórez. Signatura CT.392, D.38. Destacan los pianofortes realizados para el Palacio Real de Madrid en el reinado de Carlos IV. 28 Instrumento con dos teclados, el superior con acción Zumpe para pianoforte y el inferior para acción de órgano con pedalero. Actualmente en el Palacio Real de Aranjuez. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Hosseschrueders-Melsen (1779-1850), que representa el último eslabón en el pianoforte de mesa español. Son muchos los instrumentos suyos que se conservan29 realizados entre 1820 y 1850, fecha en la que podemos dar por finalizado el tiempo del pianoforte de mesa o rectangular, que da paso al conocido piano vertical y consolidación del gran piano de cola. Bibliografía ALFONSO MOLA Marina, MARTÍNEZ SHAW, Carlos, Catálogo El Galeón de Manila, Sevilla, Exposición Focus, 2000. ARCHIVO GENERAL DE INDIAS, Signatura Estado, 45, nº11, carta nº3: “El Gobernador de Filipinas envía un forte-piano”. GOMES DE BRITO, Bernardo, Historia Tragico-Maritima, Lisboa Volumen VII, Lisboa, 1905. ARCHIVO GENERAL DE INDIAS, Signatura Estado, 45, nº 48 “Carta de Ignacio María de Álava al Príncipe de la Paz dando noticia de la escolta de fragatas. Cavite, 2 de agosto de 1798”. ARCHIVO GENERAL DE INDIAS, Estado, 46, nº 74 “Carta al Gobernador de Filipinas al príncipe de la Paz. Manila 2 de noviembre de 1798”. ARCHIVO GENERAL DE INDIAS, Estado, 46 nº 67 “Carta del Gobernador de Filipinas, don Rafel María Aguilar, a Francisco de Saavedra sobre noticias de la escuadra. Manila, 31 de julio de 1799”. ATTERBURY, LARS THARP, Paul, E. de las antigüedades, Lisboa, Madrid, 1999. CERONE, Pietro El Melopeo y Maestro/Tractato de Música Theorica y Práctica, Bérgamo 1613, Bibliotheca Musica Bononiensis, Forni Editore, Bolonia 1969/Valencia, Universidad de Valencia, 2000. DÜNNHA UPT, Gerhard, “Johann Ulrich von König (1688-1744) ” en Personalbibliographien zu den Drucken des Barock, Bd. 4, Hiersemann, Stuttgart, 1991.
29 Piano de mesa (ca.1830) en Museo Municipal, Madrid; piano de mesa (ca. 1835) en Real Conservatorio Superior de Música, Madrid, id. (ca. 1843) en el Museo Arqueológico Nacional, Madrid; id. Colección Alejandro Massó (ca.1830), depósito en la Fundación Carlos de Amberes. 674
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ESPACIO, PAISAJE Y TERRITORIO DESDE LA PERSPECTIVA DE LA ARQUEOLOGÍA ESPACIAL
DE VAJILLAS, CASAS Y PAISAJES: REFLEXIÓNES SOBRE EL ESTUDIO DEL ESPACIO EN EL MUNDO ROMANO About Dishes, Houses and Landscapes: Reflections on the Study of Space in the Roman World Jesús García Sánchez Universidad de Cantabria [email protected] Resumen: En el siguiente trabajo se muestra una reflexión sobre diferentes aspectos del estudio del paisaje y el territorio en época romana a través de la óptica de la Arqueología del Paisaje. Paulatinamente introducimos comentarios sobre tres aspectos fundamentales para obtener una amplia visión sobre la arqueología del paisaje romano, en este caso aplicado a una micro-región de la Submeseta norte. Estos aspectos de trabajo son los conjuntos materiales y sus infinitas connotaciones sociales y económicas; los yacimientos o casas, como unidades domésticas o funcionales, desde donde se desarrollan actividades que organizan y transforman el paisaje siempre en relación con un contexto socio-cultural; y finalmente el paisaje como contenedor de todas estas transformaciones, y a la vez como elemento de investigación arqueológica. Finalmente, se aplica esta reflexión a un ejemplo concreto: la prospección de dos yacimientos rurales en el valle del río Odra, Burgos. Palabras clave: Arqueología del Paisaje, prospección arqueológica, cultura material, Paisaje romano. Abstract: This paper aims show a personal thought about different aspects of Roman landscape and territorial studies through the perspective of Landscape Archaeology. Commentaries abut three issues are introduced the approach to an holistic view of Roman Landscape, this dissertation is complemented with some examples of field surveys. Those outstanding issues are the following: artefact assemblages and its social and economical value for archaeology; sites as households and functional spaces and dwelling places for landscape and territorial managing; and landscape as eventual “container” for such human activity and also as a topic for archaeological research. The conclusions are supported by a reflection extracted from the survey of two Roman rural sites in the Odra valley (Burgos region, Spain). Keywords: Landscape Archaeology, Field Survey, Material Culture, Roman Landscape. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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1. Introducción Los tres temas a los que se refiere el título de este trabajo son parte consustancial de la investigación arqueológica desde sus orígenes. Quizás el paisaje haya vivido una introducción más tardía en la disciplina al sustituir, la llamada Arqueología del Paisaje, a las visiones más clásicas del territorio surgidas de la epistomología historico-cultural y al cuantitativismo del espacio, a su vez surgido del funcionalismo y la Nueva Arqueología a mediados del siglo pasado. En la actualidad, el desarrollo conceptual y metodológico del posprocesualismo también ha modificado sustancialmente la comprensión del paisaje y la definición de sus posibilidades de investigación1. En definitiva, los arqueólogos del paisaje se mueven dentro de la vaguedad del término paisaje y sus significados, desde una idea o una forma de observar el mundo hasta una materialización del espacio2. Godelier3 intenta conciliar ambos aspectos cruciales, el mundo de las ideas junto a los aspectos materiales de la vida humana. La materialización de la ideología o mejor dicho, de lo idéel o “ideático”, concepto que Godelier acuña, es un punto clave en nuestro acercamiento al paisaje como elemento vivido y fruto de la sociedad; o como palimpsesto histórico donde cada capa está íntimamente relacionada con la mentalidad, ideología, cosmogonía etc., de la sociedad que los construye. Resumimos esta idea en el concepto de “paisaje sistémico”, heredero de las aportaciones de la escuela de Schiffer 4 a la teoría de formación del registro arqueológico; el elemento básico de estudio de la arqueología, que en este caso comenzará por los conjuntos materiales (household assemblages) o la vajilla de consumo junto a otros elementos de almacenaje, procesamiento, etc. 2. Conjuntos materiales En el estadio actual de evolución de la disciplina arqueológica no podemos considerar los conjuntos materiales (cerámicos en el caso que nos ocupa) como meros entes crono-tipológicos. Shanks y Tilley5 se aproximan a estos conjuntos como un producto de la objetivación humana, 1 BRUNO y THOMAS, 2008. 2 MLEKUZ, 2013: 92. 3 GODELIER, 1990. 4 HEILEN, SCHIFFER y REID, 2008: 601-608; LAMOTTA y SCHIFFER, 1999; SCHIFFER, 1987. 5 SHANKS y TILLEY, 1987. 680
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es decir, como un reflejo de la sociedad o como parte del comportamiento humano en un momento sistémico según la definición de Schiffer. Dado que los restos cerámicos son una de las principales fuentes de información de la arqueología hemos de ser críticos con su utilización y buscar nuevas aproximaciones más allá de los aspectos formales que las definen. Un aspecto clave en arqueología del paisaje es la prospección a escala regional. En estos casos, los artefactos cerámicos son el elemento más visible del registro arqueológico por sus características físicas, que permite su perduración incluso en superficie o en condiciones de gran erosión por causas edafológicas o geológicas. No obstante, diferentes tipos de cerámica ofrecen mayores complicaciones para su documentación, surgiendo interrogantes acerca de la metodología de la investigación arqueológica y la consiguiente introducción de sesgos en la interpretación y el posterior discurso histórico. El caso de discusión de esta temática más interesante es el que plantean Bintliff et al.6 sobre los paisajes ocultos prehistóricos, hidden landscapes, en Beocia, y la necesidad de desarrollar metodologías que puedan detectar los elementos menos perdurables como la cerámica prehistórica, por las características intrínsecas de su elaboración que pueden resultar menos resistentes a procesos abrasivos. Otro aspecto destacado del estudio de los conjuntos cerámicos es su componente espacial. Al registrar la presencia de elementos cerámicos o materiales, en general, es posible incluir una descripción del lugar que ocupa en el espacio, en forma de coordenadas geográficas, para relacionarlo con otros artefactos, tanto materiales como arquitectónicos, o con elementos (fosos, muros, silos, etc.) interpretados en fotogramas aéreos o, más recientemente, en prospecciones geofíscas. Si en un principio esta información era inaprensible más que de una forma relativa, el desarrollo de sistemas de registro absoluto como estaciones totales o GPS han facilitado enormemente la tarea. Allí donde los conjuntos materiales son el único recurso para definir cronología y funcionalidad, aún cuando es posible que se conserven restos arquitectónicos visibles, un sistema de registro apropiado permite una interpretación plausible de las distribuciones de material en términos históricos, objetivo último de la arqueología. A pesar de todo, el estudio de los procesos de formación de este registro debe seguir siendo una obligación, para poder diferenciar entre las C-Transforms y N-Transforms de Schiffer7, en la interpretación de la formación de los conjuntos materiales y sus contextos. 6 BINTLIFF, HOWARD y SNODGRASS, 1999: 139-169. 7 SCHIFFER, 1987. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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La prospección es una herramienta de trabajo sumamente adaptable a multitud de investigaciones, tanto de escala regional como de estudio semimicro o intra-site. En cada caso, la solución de un problema arqueológico pasa por adaptar la resolución del registro. Este problema se ha denominado como MAUP (Modifiable Area Unit Problem) y ha sido tratado principalmente desde el campo de la geoestadística8 y la ecología9, aunque fueron Yule y Kendall10 los primeros que llamaron la atención sobre este problema que afecta a todo análisis que emplee datos agregados, especialmente los referidos a ciencias sociales. Gregoy y Knowles11 también apuntan a este problema dentro de los análisis espaciales aplicados a estudios históricos, sugiriendo una posible solución mediante el empleo de información espacial en su forma de registro básica, “as close to their raw form as posible”12. En este sentido, el tipo de registro, basado en la georreferenciación de todos los elementos arqueológicos detectados, puede servir de base para una reflexión acerca del concepto MAUP en prospección arqueológica de escala regional y local. Pese a nuestra perspectiva crítica, debe reconocerse que las experiencias de prospección basadas en el parcelario como medio de trabajo, análisis y representación han supuesto grandes avances para el conocimiento del territorio en la antigüedad; un sustancioso número de ejemplos pueden verse en el volumen editado por Francovich, Patterson y Barker13. Más recientemente vemos que el parcelario se mantiene como un sistema de representación gráfica de la dispersión de materiales14; también en algunos de nuestros trabajos15. El principal problema de algunas de las prospecciones que se han realizado para estudiar la explotación del territorio en época romana ha sido salvar el obstáculo de un marco de trabajo muy amplio y una carencia de medios técnicos que pueda facilitar un tratamiento digital de los atributos espaciales del registro arqueológico de superficie.
8 FOTHERINGHAM et al., 1991; AMRHEIN, 1995; OLAYA, 2011. 9 JELINSKI et al. 1996. 10 YULE y KENDALL, 1950. 11 GREGORY, 2003; KNOWLES, 2005 12 GREGORY, 2003: 85-86. 13 FRANCOVICH, PATTERSON, y BARKER, 2000. 14 PREVOSTI y GUITART, 2011: 42. 15 GARCÍA SÁNCHEZ, Arqueología y paisaje en el noroeste de Burgos: la transición de la Segunda Edad de Hierro a época romana a través del registro material, 2012. Disponible en: http://www. tdx.cat/handle/10803/80486. 682
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Fig. 1: ejemplo de MAUP, mismo registro de superficie representado mediante diferentes unidades de agregación. Prospección del Ager Segisamonensis (GARCÍA-SÁNCHEZ y CISNEROS, 2013)
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Fig. 2: conjunto material en un contexto doméstico de Pompeya (PEÑA, 2007)
En el caso de la investigación intra-site y las implicaciones del registro materiales es innegable la influencia de la llamada “premisa Pompeya”16 en la interpretación tanto de conjuntos cerámicos como de espacios domésticos y/o industriales en función de los hallazgos materiales. En prospección arqueológica, donde a priori carecemos de referencias concretas a espacios delimitados, también encontramos la tendencia a la interpretación de espacios funcionales a partir del registro material. Si los conjuntos materiales delimitan la función y cronología de un yacimiento, su distribución espacial (teniendo siempre presente los procesos de formación del registro) pueden informar acerca de la variabilidad del uso del espacio doméstico. Esta es la hipótesis de trabajo que desde hace varios años estudiamos en varios yacimientos del noroeste burgalés. 3. El yacimiento como contexto de investigación Son los arqueólogos los que otorgan la categoría de yacimiento a las concentraciones de materiales en superficie que destacan sobre el llamado “ruido de fondo”. Por eso, defendemos que a los propios trabajos de prospección sigue una fase de interpretación, en la que se definen y acotan los yacimientos que se integran en Cartas Arqueológicas y qué otros 16 SCHIFFER, 1985: 18-41. 684
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materiales se interpretan como hallazgos islados, acumulación off-site, o cuyos contextos derivan de N-Transforms. Cuando hablamos de yacimiento en un estudio regional de arqueología del paisaje estamos incurriendo en una serie de asunciones que pueden ser problemáticas a la hora de establecer conclusiones históricas17. El principal elemento de discusión es el grado de certeza de que una prospección, orientada a un ámbito regional, sea capaz de localizar un número de yacimientos para alcanzar conclusiones válidas. En este aspecto entran en juego condicionantes como los procesos de formación del registro y las condiciones geológicas regionales, que hacen que en ocasiones los yacimientos parezcan a la visión de los investigadores como “luces de semáforos que se encienden y apagan”, parafraseando a Barker18. Como segundo elemento de discusión encontramos que es imposible definir una jerarquía en el conjunto de yacimientos localizados, lo cual aplicado a arqueología romana ha generado un panorama historiográfico dominado por el concepto de villa. Nada parece estar más lejos de la realidad, en ocasiones se ha recordado la infinita variedad de tipos de asentamiento de cronología romana 19, entre los cuales debe destacarse la importancia de los centros secundarios de explotación del paisaje como granjas o estructuras productivas que gestionan la salida de la producción a un mercado supralocal. No obstante, esta sistematización y llamada de atención sobre la realidad histórica o sistémica, debe cotejarse con las fuentes de información disponibles en la disciplina arqueológica y no solo histórica. La pregunta debe ser la siguiente: ¿podemos relacionar espacios y vestigios arqueológicos con una denominación sistémica romana? Generalmente la respuesta será negativa, más si cabe si gestionamos datos obtenidos en prospecciones superficiales20. Una opción es considerar la variabilidad del poblamiento romano como desideratum y evitar interpretaciones forzadas del registro arqueológico, o a otras técnicas de modelización de los patrones de asentamiento en líneas generales. En este sentido una reciente referencia es el trabajo de Bevan y Wilson21 donde plantean una modelización de la jerarquía de los asentamientos del bronce cretense mediante técnicas cuantitativas extraídas de la geografía urbana. 17 GAFFNEY, 2000: 29-43. 18 BARKER, 1991: 5. 19 URUEÑA, 2009: 25-52. 20 VALLAT, 1991: 11. 21 BEVAN y WILSON, 2013: 2415–2427. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Los estudios de distribución de artefactos en contextos domésticos tienen un papel crucial en la definición de funcionalidades, jerarquías y cronologías. En ocasiones, todas ellas, en una gran mezcolanza, que se acrecienta al tratar con lo que hemos llamado “estratigrafías horizontales”. Este concepto deriva de la formación del registro en superficie de material arqueológico tanto en contextos intra-site como off-site22. Busca hacer explicito que el material localizado en superficie también es capaz de ofrecer información histórica mediante la definición de momentos utilización y/o deposición del material arqueológico. Por ejemplo, tras la destrucción de un yacimiento romano podemos encontrar en superficie material (estratigrafía horizontal) correspondiente a diferentes fases de ocupación, una vez clasificado ese material es posible identificar que materiales corresponden a cada época y cuál es la evolución en el tiempo de la presencia o ausencia de esos materiales, lo que podría incluso indicar cambios en la funcionalidad. Las prospecciones de Beocia (Grecia central) persiguen el mismo objetivo, definir la evolución de las polis griegas, su demografía y la explotación del paisaje en la long durée braudeliana23. El estudio de la cultura material de las unidades domésticas se ha desarrollado más allá del estudio de “las casas” o yacimientos como meros elementos arquitectónicos24. Desde los años 60 se ha potenciado este nivel de estudio micro-espacial25, y las posibilidades de los estudios sobre los conjuntos de materiales en el ámbito doméstico han superado la definición de la funcionalidad para abrir nuevas vías de investigación hacia cuestiones relacionadas con la riqueza y el estatus de los habitantes, sobre la composición de las unidades domesticas o incluso en estudios donde se considera la relación entre el género, espacio y aspectos productivos26. Dentro de las posibilidades de estudio del mundo doméstico nos decantamos por una arqueología de la materialidad de las relaciones entre grupos sociales, y de la estructura de dichas relaciones que afectan a todos los aspectos de la vida humana. Para ello, una arqueología del espacio doméstico, basada en investigaciones que parten del estudio de los conjuntos materiales, debe valorar una premisa importante: el material arqueológico no 22 GARCÍA-SÁNCHEZ y CISNEROS CUNCHILLOS, 2013: 289-313. 23 BINTLIFF, SNODGRASS y HOWARD, 2007. 24 ALLISON, 1999. 25 CLARKE, 1977. 26 HENDON, 2008: 272–286. 686
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refleja el comportamiento pasado o actos del pasado. Ni siquiera en el caso paradigmático de las ciudades del Vesubio podemos conocer con claridad el uso de diferentes espacios o el papel que juega el material arqueológico en ellos. Para varios ejemplos sobre espacios y material cerámico anfórico en Pompeya puede recurrirse al pormenorizado trabajo de Peña27, donde se examina críticamente un aspecto fundamental del material cerámico y su reutilización. El origen clásico de la relación de los edificios domésticos con el orden social se sitúa en la obra de Vitruvio28, que consideraba que la élite social debía vivir en lugares adecuados a su estatus. Esta idea aparece constantemente en la investigación histórica sobre los espacios romanos, más aún, el objetivo básico de infinidad de trabajos clásicos es la definición de los diferentes espacios según la definición latina de los mismos. Más adelante fue Wallace-Hadrill29 quien retomó esta idea seminal para reforzar el estudio de la vivienda más allá de su descripción arquitectónica. Este autor adaptó la visión de que el espacio doméstico podía leerse como un “mapa físico de las distinciones sociales en la sociedad”. Allison30 renuncia a la evidencia textual para estudiar los conjuntos materiales hallados en cada espacio para así formular su uso social. Por su parte, Nevett31 vuelve a los estudios sobre distribución de conjuntos materiales para defender la multifuncionalidad y la flexibilidad en el uso del espacio doméstico con el objetivo de definir patrones de comportamiento que arrojen información sobre los miembros menos privilegiados de esos entornos sociales, como encabeza en su trabajo, su objetivo es the domus behind the dominus. Las implicaciones para la prospección arqueológica de este desarrollo conceptual sobre los conjuntos de material, y las multifuncionalidad de los espacios domésticos y su flexibilidad debe favorecer una visión crítica sobre nuestro registro en muchos aspectos, de los cuales comentaremos dos. Para empezar, algo que ya hemos introducido anteriormente: la escala de registro necesaria para estudiar tal objetivo. En segundo lugar, el empleo de técnicas cuantitativas para definir las diferencias en el registro. Sin duda, el uso de 27 PEÑA, 2007. 28 VITRUVIO, De Architectura, 6.5.2-3. 29 WALLACE-HADRILL, 1988: 43-97. 30 ALLISON, 1999. 31 NEVETT, 2010: 89-118. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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análisis estadísticos multivariantes es la aproximación más útil al registro para maximizar la información recopilada y representar los aspectos más importantes dentro de este registro. La metodología que hemos planteado en el estudio de varios yacimientos tardorromanos del valle del Odra, en el término municipal de Villadiego, noroeste de Burgos, se basa en la recogida sistemática de material arqueológico mediante el empleo de una cuadricula de referencia de 10 x 10 metros de lado. De esta forma se consigue un doble objetivo, por un lado efectuar una recogida de información sistemática y estándar para que todos los datos sean comparables entre si; y segundo lugar, el empleo de una malla y su prospección intensiva permite la detección de numerosos elementos arqueológicos de muy variado tipo, desde material constructivo hasta fragmentos de hueso y vidrio. El resultado final es una matriz de datos donde los individuos son las celdas de la cuadrícula y las variantes son las categorías con las que clasificamos el material. Si existiese una matriz para el material de cada cronología sería posible realizar estudios apropiados para tablas de tres entradas. El material constructivo se cuantifica y pesa pero no se lleva al laboratorio, cualquier otro tipo de material se lleva al laboratorio para su clasificación pormenorizada. El método estadístico elegido es el HJ Biplot32, un método que permite la representación simultánea y maximizada de individuos y variables en un plano bidimesional. Permite también la definición de clusters jerárquicos para una mejor interpretación de los grupos. Aunque la investigación en esta metodología aun está en progreso, podemos analizar dos elementos críticos. En primer lugar, la definición de los individuos que se representan en el gráfico bidimensional es una cuestión de discusión fundamental. Estos individuos no son otra cosa que las celdas prospectadas y por tanto su definición, geometría y escala obedece estrictamente a una estrategia organizativa o metodología. Entonces, ¿qué tipo de conocimiento histórico podemos extraer de esta información? El escenario ideal sería emplear individuos que se correspondan con unidades con significación histórica como estancias, ello podría hacerse extrayendo 32 GALINDO, 1986: 13-23. 688
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Fig. 3: prospección de Granjería (Sandoval de la Reina, Burgos). La leyenda indica el peso del material constructivo, tégulas e mbrices (elaboración propia)
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información de la estructura del yacimiento mediante fotografía aérea o prospección geofísica, pero surgiría una nueva duda: ¿corresponden estas estructuras a la cronología de los materiales localizados en superficie? En caso de un yacimiento con varias fases, ¿a qué cronología pertenecen las estructuras soterradas?
Fig. 4: sistema de representación de datos multivariantes, los individuos se representan como puntos y las variables como vectores (elaboración propia)
El segundo interrogante responde a cuestiones de representación de los datos, si bien la representación de los datos multivariantes suele darse de forma gráfica33, el plano bidimesional (fig. 4) que representa el HJ Biplot pierde un componente crucial, la espacialidad de los propios datos representados, en este caso, de la geografía de los individuos. Sería sencillo representar los clusters de individuos mediante colores en un plano, pero perderíamos información complementaria como la correlación entre las variables representada por el ángulo de los vectores que las representan.
33 TUFTE, 2001. 690
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Vermeulen, Slapsak y Mlekuz34 (vid fig. 5) proponen una experiencia similar para analizar, representar e interpretar los datos de prospección de Trea, Italia. Mediante el análisis multivariante de componentes principales generan diversos clusters de agrupación de materiales para posteriormente relacionar estos grupos con una interpretación arqueológica sobre los procesos de deposición de estos objetos; desde ese punto final lanzan su hipótesis acerca de la funcionalidad del área en el momento de ocupación, también en un sentido diacrónico como podemos ver en la diferente distribución espacial del material de época protohistórica en comparación con el grueso de los conjuntos materiales de época romana republicana y altoimperial.
Fig. 5: interpretación del proceso de formación del registro material según las agrupaciones estadísticas de materiales, (imagen inédita de D. Mlekuz)
34 VERMEULEN, SLAPSAK y MLEKUZ, 2013: 270-271. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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4. El Paisaje arqueológico Como se señala al principio de este texto, el concepto paisaje es discutido aunque una visión de consenso sería la de palimpsesto histórico formado por la presencia de diferentes grupos humanos cuya lógica social interna queda plasmada en las estrategias de ocupación y gestión del territorio. Esta idea sea resumen perfectamente en el siguiente extracto de Mata et al.35: “el campo es el marco más amplio como paisaje y como forma de vida. Paisaje y hábitat rural son, pues, dos actores esenciales en el proceso de territorialización de la sociedad ibérica”. Y así ocurre también en época romana, donde el campo juega un papel fundamental en la configuración de la sociedad36 y la religión37. Gran parte del interés en las estrategias de ocupación del territorio en época romana ya ha sido mencionado en el texto, como la variabilidad en las formas de los patrones de ocupación. El territorio romano es un tema clave en arqueología clásica, y ha sido frecuentemente abordado en muchos aspectos, aunque la primera llamada de atención hacia el uso de la prospección arqueológica del paisaje como superación de los estudios clasicistas la aporta Snodgrass38. Desde entonces se ha desarrollado una Arqueología del Paisaje que ha evolucionado por una serie de estadios, resumidos en el trabajo de referencia de Orejas39. En esta ocasión considero importante subrayar la posibilidad de estudio del paisaje desde una perspectiva histórica con metodología arqueológica. Esto supone aceptar que podemos encontrar una serie de indicadores que nos permita estudiar el medio físico antropizado en términos materiales, al igual que se estudia un contexto cerámico o la estratigrafía de un yacimiento. La verdadera dificultad consiste en aislar los componentes sincrónicos de cada paisaje, sin que por ello pretendamos obtener “fotografías fijas” de espacios humanos superpuestos. En esta tesitura, consideramos que la época romana es la primera cronología que nos facilita esta tarea dada la magnitud de algunas de las obras emprendidas por los ingenieros romanos, como los trazados viarios, la centuriación de territorios coloniales o las grandes infraestructuras mineras 40. 35 MATA PARREÑO et al., 2007: 133. 36 MILLET, 2010. 37 RIESCO ÁLVAREZ, 1999. 38 SNODGRASS, 1991: 1-24. 39 OREJAS, 1998: 9-19. 40 RUIZ DEL ÁRBOL MORO, 2005; PÉREZ et al., 2000: 195-208. 692
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5. Conclusión En el año 2012 se desarrolló la primera campaña de prospección sistemática e intensiva de varios yacimientos romanos situados en el valle del río Odra, en el término municipal de Villadiego, Burgos. El objetivo de este trabajo es aplicar los enfoques comentados en este artículo para así generar nuevos métodos de trabajo, análisis y representación de información arqueológica, y finalmente interpretar las dinámicas del poblamiento romano y la gestión del territorio desde el siglo I al siglo VI d.C. En concreto se prospectaron dos yacimientos, La Tejera en las cercanías de Villavedón y Granjería, junto a la ermita de Sandoval de la Reina, ambos con fases de ocupación altoimperiales pero con un gran desarrollo a partir del siglo III d.C., al igual que muchos otros yacimientos rurales de la Meseta Norte41. En primer lugar, partimos del hecho de que la fuente fundamental de información es el registro arqueológico de superficie, en su mayor parte cerámico. Y que el contexto de trabajo, en términos históricos, nos es desconocido aunque esperamos la presencia de una edificación y de quizás otros establecimientos secundarios. Por lo tanto, la escala de registro debe adecuarse a estas dos premisas: la fuente de información y la escala del estudio. En anteriores ocasiones42 habíamos propuesto el artefacto como unidad básica de trabajo apoyándonos en las posibilidades de georreferenciación mediante GPS y técnicas de investigación geo-espaciales. En esta ocasión, se experimentó con un sistema clásico de cuadrículas de 10x10m, igualmente georreferenciadas para ser analizadas en un entorno SIG. De esta manera se perdió la información individual de cada elemento arqueológico, pero favoreció la aplicación de una metodología no sesgada en la que los prospectores eran capaces de detectar cualquier tipo de resto arqueológico material. El material recuperado, aún en proceso de estudio, debe responder a los interrogantes sobre aspectos que van más allá de la básica definición cronológica y funcional del yacimiento. Los conjuntos cerámicos, y de otros materiales, representados en menor número, que aparecen en una revuelta estratigrafía horizontal, parecen indicar, en primera instancia, gran variabilidad espacial en su distribución. Una clasificación adecuada permite 41 PRADALES CIPRÉS y GÓMEZ SANTA CRUZ, 2003: 61-85. 42 GARCÍA-SÁNCHEZ y CISNEROS CUNCHILLOS, 2013. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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discernir patrones de distribución que pueden obedecer a la variabilidad interna del yacimiento, aunque con lo expuesto debemos rechazar relaciones directas entre el material superficial y estructuras funcionales soterradas. Debemos por tanto, movernos en el campo de la hipótesis y desarrollar una interpretación sobre dicha variabilidad en el espacio del material arqueológico. La tipología del material localizado nos indica además otros datos en el plano socio-económico y cultural de los ocupantes de ambos yacimientos burgaleses. Identificamos tendencias comunes en nuestro contexto geográfico y cultural de abastecimiento de productos importados, como la Terra Sigillata Africana D que aparece en Granjería. Otros datos aún están siendo estudiados, pero podríamos también traer a colación la interpretación de un conjunto anfórico y de material de cocina empleado en la elaboración de recetas típicamente itálicas, como la patera, localizados en Tisosa, (Sasamón), que indican la presencia de gustos itálicos en un contexto cultural no completamente romanizado de finales del siglo I a.C. La presencia de las cerámicas de engobe interno rojo pompeyano ha sido considerada como un indicador del proceso de romanización del sector septentrional de la península ibérica43. Esta investigación busca conciliar los aspectos cuantitativos inherentes a la prospección arqueológica con otros aspectos relacionados con la interpretación de los datos a través de las representaciones de los resultados. Con esto pretendemos que los propios documentos gráficos generados por la investigación puedan transmitir información sobre la variabilidad del registro en el plano espacial del yacimiento, y también en la diacronía de los datos. En este sentido, dada la importancia que concedemos a la variabilidad espacial en la presencia del material arqueológico, la representación de los atributos espaciales será nuestro punto de partida. El mapa es la herramienta principal para crear el conocimiento que buscamos. Para Mlekuz, siguiendo la filosofía de Latour44, un mapa es una conversión o simplificación de nuestro conocimiento, o bien una forma de representar objetivamente diferentes aspectos de la realidad aprehendidos mediante diferentes técnicas y tecnologías. El mapa es la herramienta analítica de representación más recurrente del estudio de la espacialidad y de la variabilidad de los datos en el espacio; también en un sentido diacrónico, aunque esto último sea más difícil de reproducir de forma física. 43 GIRÓN y COSTA, 2009: 497. 44 MLEKUZ, 2013. 694
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Con estos apuntes se intenta ofrecer una reflexión personal sobre diferentes aspectos a conciliar dentro de la corriente de la Arqueología del Paisaje. Es una idea extendida que hay más investigación fuera de la modelización SIG de la captación de recursos y de los análisis de visibilidad, que aunque válidos pueden ser contrastados con los aspectos más materiales de la ocupación humana del territorio a lo largo de su existencia. En concreto, con la materialización de la organización social y de los aspectos ideológicos que regulan esas sociedades pretéritas, una vez más reivindicamos el ideario de Godelier para acercarnos al espacio social, mental y material desde la arqueología. Bibliografía ALLISON, Penelope, The Archaeology of Household Activities, London, Routledge, 1999. AMRHEIN, Carl G., “Searching for the Elusive Aggregation Effect: Evidence from Statistical Simulations”, Environment and Planning A, 27/ 1 (1995): 105-119. BARKER, Graeme, “Approaches to Archaeological Survey”, en BARKER, Graeme y LLOYD, John (eds.), Roman Landscape. Archaeological Survey in the Mediterranean Region, London, British School at Rome, 1991; 1-9. BEVAN, Andrew y WILSON, Andrew, “Models of Settlement Hierarchy Based on Partial Evidence”, Journal of Archaeological Science, 40/5 (2013): 2415–2427. BINTLIFF, John, HOWARD, Phil y SNODGRASS, Anthony, “The Hidden Landscape of Prehistoric Greece”, Journal of Mediterranean Archaeology, 12/2 (1999): 139-169. BINTLIFF, John, SNODGRASS Anthony y HOWARD Phil, Testing the Hinterland: The Work of the Beotia Survey (1989-1991) in the Southern Approaches to the city of Thespiai. Cambridge, McDonald Institute for Archaeological Research, 2007. BRUNO, David y THOMAS Julian, Handbook of Landscape Archaeology. Walnut Creek, Word Archaeological Congress. Research Handbooks in Archaeology, 2008. CLARKE, David L., Spatial Archaeology, London, Academic Press, 1977. FOTHERINGHAM, A. Stewart y WONG, David W. S., “The Modifiable Areal Unit Problem in Multivariate Statistical Analysis”, Environment and Planning A, 23/ 7 (1991): 1025–1044. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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el origen de la geoarqueología dialéctica y sus planteamientos TEÓRICOS The Origin of the Dialectical Geoarchaeology and Theoretical Approaches Cristina Ávila Giménez1 Universidad de Sevilla [email protected] Resumen: A través del presente trabajo nos acercamos brevemente al origen del interés medioambiental en el estudio histórico, para entender las distintas posturas que se han venido desarrollando en el plano de la investigación antropológica y arqueológica; y conocer con ello el origen de la Geoarqueología dialéctica a tenor de las anteriores geoarqueologías ambientales y contextuales. Palabras clave: geoarqueología ambiental, geoarqueología contextual, geoarqueología dialéctica. Abstract: In the current research we bring closer the origin of the environmental interest in the historic study in order to understand the different stances developed in the anthropological and archeaological research; and thus, know the origin of the dialectical Geoarchaeology taking into account the former environmental and contextual geoarchaeologies. Keywords: Environmental Geoarchaeology, Contextual Geoarchaeology, Dialectical Geoarchaeology.
1. Introducción Desde principios del siglo XX los debates históricos han planteado la necesidad de investigar todos los factores relacionados con la existencia de las formaciones sociales, lo que implica en cierto sentido, añadir a las investigaciones históricas y arqueológicas, una serie de prácticas 1 Becaria Predoctoral FPU, Departamento de Prehistoria y Arqueología (Facultad de Geografía e Historia). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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interdisciplinares que garanticen la mejor comprensión de la totalidad histórica y de su proceso. De esta manera se escaparía de los conocimientos relativistas y particularistas de las descriptivas selectivas2. De esta manera se entiende que el medio físico no es estático y que hay multitud de factores que inciden en la morfogénesis del paisaje. Teniendo en cuenta que tales planteamientos se establecen desde las denominadas ciencias naturales, habrá que reconciliarlas con las ciencias sociales en cuanto se incorpora un factor antrópico activo bastante importante que incide de manera muy llamativa en el cambio natural. 2. Antecedentes “geoarqueológicos” Las transformaciones medio ambientales en los estudios arqueológicos, se han venido incorporando desde la denominada Geografía física, abordando una evolución histórica desde los particularismos referidos a localizaciones geográficas concretas, que en su momento comenzaron a promover las arqueologías antropológicas. El problema surge a la hora de intentar definir esas ecohistorias culturalitas desde una evolución multilineal que eliminaba todo carácter histórico pasando a ser estrictamente antropológico3. Durante las primeras décadas del siglo XX los planteamientos ambientalistas estaban en auge y fue el hecho de considerar a las sociedades como subsistemas dentro de estas teorías, uno de los primeros pasos a la hora de cuestionarse el medio natural como objeto de estudio, planteando la cultura como un medio extra somático de adaptación. Este interés que la nueva Arqueología procesual venía demandando desde unos paradigmas ecológicos y culturales4 permitió profundizar en las cuestiones medioambietales y establecer el origen de lo que pueden denominarse “geoarqueologías”. En España el interés por el medio que rodea a los grupos humanos de los años anteriores, desembocó en dos coloquios de suma importancia historiográfica como fueron el realizado en junio de 1984, con la realización del Homenaje a Luis Siret, en Cuevas de Almanzora (Almería); y en septiembre del mismo año, con los debates procesualistas de Arqueología Espacial: Coloquio sobre distribución y relaciones de asentamiento, con la finalidad de incluir los estudios espaciales en la actividad arqueológica. Pero fuera de España ya se habían establecido lo que puede denominarse como Geoarqueología ambiental y contextual.
2 BLOCH, 1952. 3 STEWARD, 1955. 4 STEWARD, 1955; BINFORD, 1972, RENFREW y BAHN, 2008. 700
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2.1 De la “Geoarqueología” ambiental y contextual Teniendo en cuenta las cuestiones comentadas, y considerando que la denominación de “geoarqueología” es algo particular para este caso, el padre de estos planteamientos ambientalistas podría considerarse Claudio Vita-Finzi, del University College of London. En sus estudios geológicos desarrolló algunos de los principios observados por la Ecología cultural de Julian Steward, al realizar unos estudios sobre los aluvionamientos de los valles del Mediterráneo y el Próximo Oriente. En función de sus resultados propuso la diferencia de dos tipos de suelos a los que llamó older fill y younger fill, cada uno con unas características propias estas que permitieron establecer el cambio de los referentes culturales antrópicos para los tiempos geológicos más recientes, dentro de las transformaciones generadas por las alteraciones climáticas. Observó cómo el factor antrópico se hacía evidente en el older fill al servir éste de suministro para el younger fill que se formaría a partir de la erosión del primero5. Además de aplicar la metodología geológica está dando validez científica a los estudios medioambientales al ser elaborado por expertos. Seguidamente desde la escuela de Chicago se incorporan los estudios de Karl Butzer, en los que se establece una crítica a este ambientalismo en tanto que los estudios geomorfológicos llegaban a ser a veces escasos. Dichas cuestiones sirvieron a Butzer para establecer que al menos se elaboraran hipótesis de realidades paleoambientales que sirvieran de “modelos virtuales” con los que superar las teorías adaptativas especulativas que no incluían al ser humano en los estudios espaciales6. Con esto se tendría ahora en cuenta la versatilidad natural y la visión contextual de la Antropología ecológica, lo que daría lugar a una “geoarqueología contextual”. Karl Butzer planteó sus estudios en torno al río Nilo permitiéndole defender conceptos estructuralistas ya que considera el contexto social como el factor fundamental que regula tanto el comportamiento como la comprensión de las transformaciones medioambientales7. Dentro de este contexto arqueológico ahora prima el estudio de la comunidad de organismos que allí habitan, pasando a ser los artefactos elementos de estudio secundarios. Interesaba estudiar la interacción entre las partes vivientes y las no vivientes, y de qué manera se establecían las relaciones espaciales, económicas y sociales para eliminar la idealización del medio. Creó una serie de parámetros de estudios que le permitía describir la realidad medioambiental a distintas escalas, y además establecer que tanto el vínculo entre los individuos y los mismos con 5 VITA-FINZI, 1969; VITA-FINZI y HIGGS, 1970; EVANS, 1978. 6 BUTZER, 1975, 2008. 7 BUTZER, 1975. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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el medio, pasaba por fases de reajuste natural manteniendo un estado de equilibrio al que se le añadían los conceptos de adaptación y adaptabilidad8. 3. De la Geoarqueología dialéctica Como se ha observado, se entiende que la naturaleza cambia, pero las propuestas anteriores ambientalistas y contextualistas derivadas del Funcionalismo y Estructuralismo, no se llegaron a cuestionar en España hasta finales de los setenta9. Es en este punto cuando se empieza a concebir la cuestión del cambio natural desde la dialéctica; y es en la práctica, donde durante los años ochenta se entienden hasta tres niveles interrelacionados (dialéctica de la Naturaleza, Materialismo histórico y la lógica dialéctica) que corresponden a la realidad en función10. Esta toma de postura desde la lógica del método, es la esencia propia de la Geoarqueología dialéctica que marca la gran diferencia con las anteriores al dar prioridad a la teoría respecto de la lógica del método, sin ignorar los problemas ontológicos que se establecen al estudiar el medio natural antropizado. Dentro de los ámbitos de estudios de la realidad, desde la teoría dialéctica interesa explicar el cambio de la Naturaleza, siendo la Geoarqueolgía dialéctica la encargada de aclarar esta problemática desde la Geología. Será aquí donde de nuevo se intentan reconciliar las ciencias naturales con las sociales ya que es la Geología la que está más capacitada facultativamente, para responder a los planteamientos medioambientales11. Sin ser éste el interés central de la temática expuesta, se añade que para la dialéctica de la sociedad y para el cambio que existe en las relaciones entre los individuos dentro de una formación económico-social, es la Arqueología social la encargada de enfrentar las categorías de análisis que permiten comprender la teoría general de los procesos y las teorías particulares referidas a los distintos períodos históricos. De esta forma queda establecida una de las principales diferencias con las demás “geoarqueologías” en tanto que al aceptar los preceptos de esta Arqueología social, uniendo los postulados antropológicos, se plantea el ser humano de manera contraria a lo anteriormente establecido como abstracto y estático. Ambas “geoarqueologías” no han planteado las relaciones humanas desde la contradicción, por tanto han concluido con realidades opuestas a las evidencias geoarqueológicas al concebir al ser humano como un organismo más en el medio, sin llegar a entender que esas contradicciones quedan reflejadas en el medio en el que se encuentras esas sociedades. 8 BUTZER, 1989. 9 ARTEAGA et al., 2011: 5-9. 10 BATE, 1998. 11 ARTEAGA et al., 1988; ARTEAGA y SCHULZ, 2000. 702
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Profundizando un poco más, el ambientalismo adaptativo concibe las relaciones del ser humano con el medio como algo idílico, sin impacto prácticamente al ser éste considerado igual al de cualquier otro animal. Las contradicciones existen y se evidencian, pero antes de que la contradicción del ser humano con el medio, debe establecerse el estudio de la contradicción de un individuo respecto de otro individuo. Justamente es esta certeza la que permite establecer que el ser humano no es un ser ecológico como establecía Butzer, y además como esta cuestión antrópica está sujeta a la misma formación económico social a la que pertenece el individuo, está inserta en esa contradicción social, además de la que se plantea con el medio. Todo esto no es más que el resultado de la práctica del ser social en la que cada ser humano se incluye en una realidad social donde se establecen contradicciones entre los miembros de cada grupo, entre los miembros de esos grupos con otros grupos y finalmente entre los grupos humanos y el medio. Todo ello en su amplia mayoría queda reflejado en el medio y solo a través de una propuesta metodológica que indique desde su teoría, cómo plantear estas cuestiones, puede llegar a observarse a través del registro geoarqueológico. 3.1. Primeros y últimos ejemplos de la Geoarqueología dialéctica Los planteamientos antes citados son los que comenzaron a aplicarse en las costas andaluzas a mediados de los años ochenta con el denominado Proyecto Axarquía12, dando lugar a una serie de trabajos relacionados con las investigaciones geoarqueológicas relativas al Cerro del Mar. Fue allí donde se planteó una Arqueología capaz de aportar nuevas formas de interpretación al registro y a los estudios geográficos que acabaron uniendo la Geografía física con la Geografía humana, e incorporando los conceptos de antropización e impacto social13. A las técnicas normales de trabajo de campo y laboratorio se une el intento de unificar las distintas disciplinas con el fin de crear un enfoque global del proceso histórico desde la interdisciplinariedad, para dar explicación a la erosión, la formación de suelos y la sedimentación de la manera más completa. Entendiendo que el paisaje actual es fruto de una progresión cultural antrópica, y aceptando la necesidad de entender la biocenosis, se explica porqué en España a lo largo de las últimas décadas se ha introducido la Geoarqueología dialéctica desde una perspectiva interdisciplinar con la que poder unificar distintas escuelas alemanas, francesas y españolas. Así surgió el Proyecto Geoarqueológico Costas Andaluzas para los años comprendidos entre 12 Ibídem. 13 ARTEAGA, SCHULZ y ROOS, 2008; ARTEAGA y SCHULZ, 2000. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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1983 y 1999; el Proyecto Geoarqueológico Marismas del Guadalquivir entre 1992 y 1995; el Proyecto Geoarqueológico Antípolis entre 2001 y 2008 o el Proyecto de Geoarqueología Urbana de Cádiz entre 2001 y 200814. Dichas investigaciones se han llevado a cabo en base a la aplicación de técnicas de teledetección espacial y aérea, de prospección arqueológica, y de perforaciones geotécnicas y subacuáticas que se incorporan como algo más novedoso. Dichas técnicas ya se estaban usando por la Geoarqueología dialéctica desde hace muchos años, pero para las demás investigaciones arqueológicas supone una novedad que están comenzando a descubrir. Todas ellas han permitido traducir los biocenogramas y las contradicciones socio-históricas, elaborando una reconstrucción medioambiental de las paleogeografías y de la formación de suelos, que se complementan con las interpretaciones que desde la citada Arqueología social se realizan para la explicación del proceso histórico. Las intervenciones de esta práctica dialéctica más actuales se centran en el sur peninsular con el Proyecto de Geoarqueología de Lagos (Portugal)15 llevado a cabo por la Câmara Municipal de Lagos y por la Universidad de Sevilla; en Francia con la propuesta de Geoarqueología Comparada: LoireGuadalquivir planteadas por la Universidad de Sevilla y la Universidad de Nantes16. Todas estas investigaciones que actualmente siguen en vigor, han permitido adecuar una visión global sin particiones ni divisiones de un proceso histórico que ayuda a la comprensión de la realidad actual desde su pasado más lejano, haciendo hincapié en la incidencia del ser humano desde los primeros momentos del Holoceno, intensificándose más en el medio las contradicciones sociales en los últimos siglos de desarrollo. Además ha permitido, gracias a las técnicas de perforación, evitar en la medida de lo posible la apertura en extensión de los yacimientos arqueológicos, incorporando incluso un análisis exhaustivo de la composición del subsuelo de manera indirecta. Como se evidencia, se trata de una propuesta interdisciplinar que ya se ha venido planteando por parte de sus pioneros durante las últimas décadas, y que no ha podido venir de las arqueologías tradicionales ni antropológicas por romper con los esquemas teóricos. Con esta dialéctica se rechaza la concepción neutra y abstracta de la realidad y de la actividad humana 14 ARTEAGA 2006, 2011; ARTEAGA et al., 1988: ARTEAGA y HOFFMANN, 1999; ARTEAGA y MÉNANTEAU, 2004; ARTEAGA y ROOS 2005; ARTEAGA y SCHULZ, 2008. 15 ARTEAGA, 2011. 16 ARTEAGA y MÉNANTEAU, 2004. 704
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respecto de su entorno. Igualmente se declara que, y siguiendo la idea ecológica de Butzer, nada que quiera calificarse de ecológico puede ser antrópico porque el comportamiento encierra un cuasi determinismo, quedando así desmitificado los considerados “equilibrios homeostáticos”. Es por tanto que el ser humano, tal y como se documenta con las investigaciones geoarqueológicas, ni es abstracto, ni es pasivo, ni es ecológico; y que su incidencia en el medio está constantemente rompiendo el equilibrio natural derivado de sus propias contradicciones sociales. Tales contradicciones son a su vez las precursoras de actividades tan destructivas como la polución, la contaminación, la erosión y la deforestación entre otras prácticas; y que éstas son factores directos de los cambios acaecidos en los últimos tiempo tanto en la corteza terrestre como en la capa de ozono. 3.2 La conciencia social y la Geoarqueología dialéctica Considerando lo anteriormente dicho, la Geoarqueología dialéctica es consciente de los problemas actuales en cuanto a la protección de los restos arqueológicos. Así permite obtener cierta información del subsuelo que ayuda a su protección en tanto que no siempre va a ser necesaria la excavación en extensión. De esta manera esta actividad geoarqueológica se adapta perfectamente a la necesidad de realizar buenos inventarios y prospecciones sistemáticas17. Este hecho de contribuir en la gestión arqueológica18, es lo que le da un carácter propio preventivo. Como se ha podido ver, además de la importancia de esta práctica en cuanto a la protección del patrimonio histórico y cultural, la Geoarqueología dialéctica se preocupa del patrimonio natural y toma conciencia de la incidencia humana en el medio. De esta manera se acoge a los intereses que se venían pregonando acerca de la lucha por conservar los ideales universales y asumir la responsabilidad que como sujetos históricos protagonistas de nuestro tiempo, tenemos. En 1972 se estableció en Estocolmo la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, iniciando su discurso con unas palabras que obligan a asumir “un criterio y unos principios comunes que ofrezcan a los pueblos del mundo inspiración y guía para preservar y mejorar el medio natural”19. Es por esto que la Geoarqueología dialéctica toma conciencia y se responsabiliza de la labor humana que concierne a los colectivos intelectuales a través de un desarrollo sostenible tanto a nivel económico y social como ambiental. Se adhiere igualmente a los intereses que desde las cumbres celebradas en Río 17 MOURE, 2006. 18 QUEROL y MARTÍNEZ, 1996; QUEROL, 1997. 19 CMNUCC, 1972:1. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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de Janeiro en 1992, hasta la prorrogación del Protocolo de Kyoto para 2015, se establecen en función de la polución, contaminación y desgaste de la corteza natural, que se venían desarrollando desde los inicios del Holoceno, y que se intensificó durante la era de la industrialización. 4. Conclusión A modo de conclusión se establece que el paisaje actual es herencia de una progresiva antropización e incidencia en el medio ambiente por parte de un ser humano activo y consciente en general del desgaste que genera. Dicha antropización se constituye en función de una serie de contradicciones sociales entre el ser humano y su comunidad y otras, y entre el ser humano y el medio que lo rodea. Para escapar así de los parámetros deterministas de las arqueologías antropológicas, en España surgió a mediados de los ochenta lo que se ha calificado como Geoarqueología dialéctica y que todavía sigue dando muchos frutos en el campo del estudio histórico. Gracias a esta metodología, se instala una manera diferente de hacer los estudios arqueológicos que desde la teoría, focaliza la atención en el estudio de la sociedad en su totalidad, y que además está comprometida con la protección del patrimonio histórico y natural. Agradecimientos Agradezco a la Asociación de Jóvenes Historiadores tanto la posibilidad de participar con esta comunicación en Los Espacios de la Historia: IV Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores de la Universidad de Salamanca, como la integración y dedicación personalizada que han demostrado. Sobre todo mis agradecimientos van a mi director de Tesis y maestro Dr. D. Oswaldo Arteaga Matute por toda la dedicación y paciencia demostrada en todo momento, y todo el tiempo brindado para formarme. Agradezco a la Dra. Dª. Anna María Roos, que junto con mi director no ha cesado en su empeño de enseñarme. Agradezco a todo el equipo que ha colaborado con el D. Oswaldo Arteaga en la aplicación de la Geoarqueología de Lagos y la campiña sevillana durante los años de 2010 y 2011 (Dª Anna María Roos, D. Loïc Ménanteau, D. Horst Schulz, D. Daniel Barragán, Dª Elena Morán y D. Rui Parreira) que me ha permitido complementa mi formación teórica con la práctica comprometida.
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El origen de la geoarqueología dialéctica y sus planteamientos teóricos
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DEL ESPACIO ARQUEOLÓGICO AL ESPACIO SOCIAL. PROPUESTA DE ANÁLISIS DEL REGISTRO ARQUEOLÓGICO DESDE EL MATERIALISMO HISTÓRICO1 From Archaeological Space to Social Space. Analytical Approach Based on Historical Materialism Vanessa Navarrete Belda2 [email protected] Jordi Revelles López3 [email protected] Oriol Vila Casademunt4 [email protected] Universitat Autònoma de Barcelona Resumen: En este trabajo se presenta una metodología que permita analizar un espacio arqueológico. Éste no debe ser contemplado como un conjunto de elementos individualizados, sino que ha de ser analizado como un sistema dialéctico de oposición de contrarios en el que destacamos los cambios en las propiedades físicas y de localización del registro arqueológico. El espacio arqueológico constituye una síntesis, una estructuración relacional de las consecuencias materiales del conjunto de prácticas sociales desarrolladas por una sociedad en un espacio específico. Palabras clave: Materialismo Histórico, espacio arqueológico, áreas de actividad, prácticas sociales. Abstract: In this paper we present a methodological approach to analyze an archaeological space. This should not be comprehended like an assemblage of individual elements, but a dialectical system of opposition of contraries where we distinguish the changes occurred in physical and locational properties of the archaeological register analyzed through the archaeological practice. The archaeological space constitutes a 1 Este trabajo se ha realizado en el marco del proyecto financiado por la Generalitat de Catalunya 2012/93322. Dinàmica i evolució del poblament al prepirineu oriental durant la prehistòria: Arqueologia Social i Comunitària als municipis de Riudaura, Vallfogona de Ripollès i Vidrà (20122016). 2 Laboratori d’Arqueozoologia. Departament de Prehistòria. 3 Laboratori d’Arqueobotànica. Departament de Prehistòria. 4 Laboratori de Prehistòria de Catalunya. Departament de Prehistòria. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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synthesis, a relational structure of the material consequences of the assemblage of social practices developed by a society in a specific space. Keywords: Historical Materialism, Archaeological Space, Activity Areas, Social Practices.
1. Introducción En este artículo se presenta una aproximación teórica y metodológica al estudio del espacio desde la Arqueología, estructurándose en tres partes diferenciadas. Por un lado, se analiza de forma teórica el estudio del espacio desde el materialismo histórico, con el objetivo de establecer un marco teórico aplicable a una metodología específica. En segundo lugar, se presenta una propuesta metodológica, acorde con el marco teórico expuesto en el punto anterior, para el estudio del espacio desde una perspectiva social y económica. En tercer y último lugar, se presenta un ejemplo teórico donde son aplicados los dos puntos anteriores, el marco teórico y la metodología propuesta para el análisis del espacio. 2. ¿Qué es el espacio? El espacio es una categoría analítica que, de manera explícita o implícita, ha recibido gran atención por parte del estudio arqueológico. De modo genérico, podríamos definir el espacio como “la extensión que contiene toda la materia existente o la parte que ocupa cada objeto sensible”5. Así pues, dentro de esta incipiente definición, hay que resaltar dos elementos característicos: la existencia de un ámbito físico y de un conjunto de componentes materiales que ocupan partes diferenciadas del mismo. Elí de Gortari6 enfatiza que: las formas primordiales de toda existencia particular son el espacio y el tiempo; y una existencia concebida fuera del espacio es tan absurda como lo sería una existencia concebida fuera del tiempo.
Esta afirmación introduce un factor clave en la definición de espacio, y como consecuencia, dentro de los análisis espaciales, el tiempo. El espacio es y ha sido un asunto tratado en diferentes aproximaciones académicas, pero en arqueología éste ha llegado de puntillas y sin hacer demasiado ruido7. Así, aunque en muchos casos se omita el estudio del 5 Diccionario de la Lengua Española, 2001. Primera y segunda acepción. 6 ELI DE GOTARI, 1965:113. 7 Omitiendo en este caso la llamada “Arqueología espacial”. 712
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espacio de manera implícita, lo cierto es que éste siempre aparece de maneras muy diversas y atendiendo a diferentes teorías sustantivas. La arqueología es una ciencia cuyo objetivo radica en la resolución de problemas específicos referentes a las consecuencias materiales de la actividad social acaecida en el pasado y evidenciada en un plano físico. Aquí es dónde se hace visible la integración del espacio en el análisis arqueológico. Grosso modo, se pueden enmarcar dos grandes corrientes dentro del estudio del espacio8: a) Posiciones materialistas, el objetivo de las cuales es el estudio del uso social del espacio físico en el cual tienen lugar el conjunto de las actividades productivas. En este sentido, las variables tiempo y espacio devienen de vital importancia en la medida en que el tiempo es la evidencia del cambio material. b) Posiciones idealistas, las cuales focalizan la conceptualización del espacio percibido, partiendo de la observación subjetiva del entorno. El espacio, en estas corrientes se considera como un resultado cognitivo generado a través de la observación individualizada. Es lo que se ha venido a llamar en los últimos tiempos, la teoría del caleidoscopio, haciendo referencia a esta observación individual, subjetiva, cambiante y polifacética9. La arqueología no está desvinculada de ambos postulados. Así, nos encontramos con estadios evolutivos que configuran escalones temporales dentro de un marco espacial definido10, culturas materiales que ocupan espacios en un tiempo sincrónico, evidenciando saberes y costumbres específicas superpuestas en los materiales arqueológicos11, sistemas sociales desarrollando mecanismos de adaptación extrasomática ante las construcciones del entorno físico y ambiental12, la existencia de luchas fratricidas entre grupos sociales en contraposición constante dentro de un escenario histórico definido13 o proyecciones discursivas dentro de contextos textuales vinculados a estructuras históricas de poder14.
8 BARCELÓ y PALLARES, 1998. 9 LYOTARD, 1987. 10 MORGAN, 1877; FRIED, 1967. 11 CHILDE, 1942; BOSCH GIMPERA, 1932; CABANILLES 1987. 12 CLARK, 1939; BINFORD, 1965; GAMBLE, 1986; COHEN, 1981. 13 RANDALL, 1992; MARX, 1964. 14 HODDER, 1988; CRIADO, 1999; INGOLD, 1993. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Para algunos autores15, el espacio es concebido como una manifestación individualizada, surgida del conjunto de estructuras mentales y cognitivas necesarias para la lectura de un entorno físico. Desde este punto de vista, el espacio constituye un entramado sintáctico y gramatical que estructura la realidad a partir de contextos particulares, en los cuales, la percepción individualizada que se ejecuta a través de los sentidos, se sitúa como uno de los principales ejes analíticos. Así, y retomando una cita de Hodder16 “la cultura material es como un texto, un conjunto estructurado de diferencias que los sujetos leen e interpretan dentro de un contexto histórico de percepción y conocimiento”. Es, en este sentido, “un sistema de significantes con significado que han de ser leídos e interpretados”17. Desde el materialismo dialéctico, el estudio del espacio permite “delimitar y definir espacios sociales a nivel macro y micro, tales como áreas de actividad”18. Así, el espacio no respondería a inquietudes individuales, ni a un poder estructurador de textos mediante la distribución de los sujetos o los objetos. Del mismo modo, no sería una adaptación extrasomática ni una visión parcial de un sujeto cognoscente dentro de un contexto histórico. El espacio es social y como tal, responde a hechos materiales vinculados al conjunto de prácticas sociales desarrolladas por una formación social y económica. 3. El espacio en el Materialismo Histórico: del espacio arqueológico al espacio social
3.1. Aproximación conceptual El espacio contiene una serie de elementos que configuran su forma y, al mismo tiempo, son indicadores de las condiciones objetivas en las que se desarrollará la fenomenología de su existencia. Como consecuencia de la acción humana, el espacio adquiere un significado social debido a la apropiación de la materia y la transformación de la misma a través del trabajo social. Es en este marco, que el trinomio producción-distribuciónconsumo (social) constituye un marco analítico válido para el análisis del espacio, pues éste no se puede dar sin un plano físico para desarrollarse. Así, cuando la sociedad actúa sobre el espacio, no lo hace sobre los objetos como realidad física, sino como realidad social, es decir, sobre los objetos sociales ya valorizados a los cuales la sociedad busca ofrecer o imponer un nuevo valor19. 15 TILLEY, 1994; SHANKS, 1987; CRIADO, 1999; HODDER, 1988. 16 HODDER, 1988:83. 17 LULL & MICO, 2001:32. 18 CASTAÑEDA, 2002:182. 19 SANTOS, 2000. 714
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El espacio arqueológico no debe ser contemplado como un conjunto de elementos individualizados, sino que tiene que ser analizado como un sistema dialéctico de oposición de contrarios en el que destacamos los cambios en las propiedades físicas y de localización del registro arqueológico aprehendido a partir de la práctica arqueológica. En consecuencia, el espacio arqueológico constituye una síntesis, una estructuración relacional de las consecuencias materiales del conjunto de prácticas sociales desarrolladas por una sociedad en un espacio específico20. El espacio social lo podemos entender como un ámbito material en el cual tienen lugar las relaciones dialécticas necesarias entre los elementos constitutivos de una formación social y económica para asegurar su reproducción material y biológica. Es por este motivo que resulta importante conocer la relación existente entre los parámetros cuantitativos y cualitativos que constituyen la realidad material analizada desde la arqueología. Ya hemos mencionado el hecho de que las sociedades humanas desarrollan estrategias organizativas con el objetivo de obtener los bienes necesarios para su reproducción social y biológica. El espacio se genera a partir del trabajo21, que pone en relación a los seres humanos con el medio ambiente y, al mismo tiempo, permite establecer diversas formas de relación entre los sujetos y los objetos sociales. Por tanto, el espacio debe ser entendido como un conjunto articulado de fenómenos relacionados dialécticamente a través de nexos derivados de la causalidad. La acción humana, por su parte, construye espacios a partir del conjunto de prácticas sociales integradas en su ciclo económico, transformando su entorno y generando espacios históricamente predeterminados. De este modo, el espacio constituye un entramado de relaciones entre entidades objetivas que difieren a través de variaciones existentes entre sus variables cuantitativas y cualitativas, definiendo un espacio relacional en que las partes de un todo dialéctico se contraponen y generan una síntesis espacial y temporal.
20 BARCELÓ, 2002; SANTOS, 2000; BERTRAND & BERTRAND, 2000. 21 Definimos Trabajo como aquella capacidad humana para transformar y/o modificar la materia (MARX, 1986a: 10-13) para producir y mantener objetos y sujetos sociales. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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3.2. Aproximación metodológica La arqueología se constituye en una ciencia capacitada para representar22, dentro de patrones de continuidad/discontinuidad en la distribución material de los restos arqueológicos, un esbozo del conjunto de las acciones sociales que acaecieron en el pasado y generaron el registro analizado. El salto inferencial entre los restos materiales y la acción social que los produjo, es de orden metodológico. Así pues, el desarrollo de un plano metodológico en consonancia con una teoría sustantiva, corresponde a un conjunto de enunciados sistemáticamente relacionados, mostrando la necesidad de que las aseveraciones planteadas se encuentren en una coherencia interna que no implique contradicciones entre ellas23. Consecuentemente, el estudio del espacio desde una perspectiva social y económica, debe desarrollar métodos que permitan establecer nexos de causalidad, y explicar las relaciones de dependencia existentes entre los diferentes elementos objetivados durante la investigación arqueológica. El uso de métodos propios de la geografía y la topografía, pueden ayudar a la comprensión de los nexos causales que generaron el registro analizado. Entre estos, destacamos la georeferenciación, el uso de sistemas de información geográfica y los análisis estadísticos como métodos válidos para el análisis de la distribución de los materiales en un espacio concreto. 3.2.1. Georeferenciación y estación total La realización de un plano cartesiano en el cual inserir los elementos materiales documentados, constituye uno de los primeros enfoques metodológicos. Aunque inicialmente se presenta como un sistema llanamente descriptivo, la sistematización en la recogida de los datos aportados por los restos arqueológicos constituye un primer paso para la consecuente búsqueda de relaciones causales que generaron el registro arqueológico analizado. Los objetos arqueológicos son proyectados a través de las tres dimensiones (x, y, z), permitiendo establecer la posición relativa24de éstos25.
22 Representar es confeccionar un modelo coherente en el cual no exista ninguna contradicción entre la base lógica que lo sostiene y el conjunto de leyes o pautas metodológicas y arqueológicas contrastadas a partir de sus materiales (LULL, 1988). 23 GANDARA, 1993. 24 Hablamos de posición relativa haciendo referencia al hecho que las coordenadas cartesianas no existen en el espacio real, puesto que constituyen una proyección de orden analítico. 25 HERNÁNDEZ, 1994, BARCELÓ, 1998:15. 716
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Así, la posición de los objetos en relación a los datos corológicos supone el primer hecho a objetivar, ya que un objeto es y existe en la medida en la que ocupa un espacio dado. Así, uno de los hechos que debemos destacar a la hora de analizar un espacio arqueológico es la existencia de diferencias entre elementos observables, puesto que si no existen diferencias en el espacio analizado, los efectos de las acciones sociales no pueden estudiarse. Dentro de este esquema, la posición relativa de los objetos evidenciados durante una excavación arqueológica puede ser sistematizada a través de diferentes instrumentos, tales como los niveles ópticos, los teodolitos y las estaciones totales. El uso de éstas últimas, permite sintetizar la información corológica a través de datos informatizados susceptibles de ser tratados a nivel estadístico para incidir en sistemas de análisis que permitan evidenciar relaciones y/o agrupaciones a través de las similitudes y/o diferencias entre sus variables. Siguiendo el planteamiento de James Conolly y Mark Lake26 “una estación total es un equipo de prospección electrónico capaz de registrar ángulos horizontales y verticales y distancias lineales desde el propio equipo hasta un objetivo determinado y de convertir luego estos datos en valores de abcisas, ordenadas y de elevaciones mediante una fórmula trigonométrica”. La construcción de modelos georeferenciados centra su análisis en los elementos objetivos de existencia de un geosistema27. Éstos otorgan las características que definen su forma y la estructuración de los elementos integrantes. Así, el uso de estaciones totales y la referenciación de los puntos a través de los ámbitos ajenos a las acciones sociales, puede ubicar los restos arqueológicos en relación a los puntos objetivos existentes en el espacio, superando la sistematización arbitraria de plano cartesiano. Una representación espacial constituye un modelo virtual de la realidad, puesto que los objetos proyectados en los puntos derivados de nuestra actividad científica, sólo existen en cuanto a marcadores de los restos de actividad social acaecida en el pasado. Así, los diferentes puntos definidos y diferenciados a través de su posición en los ejes x, y, z y sus propiedades cualitativas (cerámica, hueso, piedra, carbón, etc.) constituyen una estructura definida a partir de los patrones de deposición, siendo el espacio el marcador de las continuidades o las discontinuidades existentes en un registro estudiado. Consecuentemente, la unidad básica del análisis espacial constituye la disposición de los elementos materiales capturados a través de la estación total, configurando el orden en el cual las localizaciones espaciales tienen lugar, representadas como puntos en un plano físico. 26 CONOLLY y LAKE, 2006:47. 27 Geosistema entendido como un elemento natural básico del sistema, aquel que se distingue y que es recurso potencial (BERTRAND, 2001). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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3.2.2. Aplicación de SIG en Arqueología La aplicación de métodos SIG (Sistemas de Información Geográfica) en arqueología, permite sistematizar la información recogida a través de la estación total en un mapa. Esta aplicación facilita la gestión de los datos espaciales recogidos durante una excavación o prospección, así como el trabajo con esos datos mediante la aplicación de métodos estadísticos para explorar, clarificar y estimar la importancia de las relaciones espaciales existentes entre los diferentes componentes del registro arqueológico. Los métodos SIG permiten visualizar patrones de datos en el momento de su recopilación o inmediatamente después, algo que resulta inestimable en el transcurso de una excavación arqueológica, ya que, tal y como apunta Hodder28 facilita un enfoque reflexivo29 de la recogida de datos. La clasificación de datos, es una de las funciones más importantes de una aproximación cuantitativa, pues si cuantificamos los datos, podemos incidir en sus tendencias de distribución. La realización de mapas mediante SIG nos puede capacitar para decidir si los datos espaciales muestran tendencias o patrones de interés arqueológico e histórico. En este punto, la objetividad debe incorporarse a los análisis de los mapas de distribución a partir de la aplicación de tests estadísticos, para evaluar los patrones de distribución. Un buen punto de inicio pueden ser las medidas de autocorrelación espacial, pues proporcionan una manera objetiva de discernir si existen pautas estructuradas en la distribución de alguna variable, así como también constituyen un procedimiento preliminar útil para aplicar a diferentes estudios espaciales30. 3.2.3. Métodos estadísticos La disposición de los restos materiales, por lo general, no constituye un fenómeno abstracto ni aleatorio, sino que constituye la disposición material consecuente de un conjunto de actividades desarrolladas en el seno de una formación social y económica.
28 HODDER, 1999. 29 La excavación es un proceso de trabajo a lo largo de cuyo desarrollo las decisiones son constantes y la reflexión sobre las mismas debe ser ineludible, y las decisiones tomadas en cada momento deben asumir una argumentación inmediata que las justifique (CASTRO, CHAPMAN, GILI, LULL, MICO, RIHUETE, RISCH y SANAHUJA, 1996). 30 HODDER y ORTON, 1990. 718
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Es en este sentido en el que podemos aproximarnos al estudio de las acciones sociales del pasado a través del estudio de sus consecuencias materiales. Esta tercera aproximación metodológica se lleva a cabo analizando los patrones de regularidad en las causas observables del registro arqueológico y su disposición en el espacio y el tiempo, siendo capaces de definir qué acciones (producción, distribución y consumo) fueron las que propiciaron el registro analizado. Una vez sistematizada la información, ésta debe ser analizada a través de programas estadísticos para comprender la naturaleza de su relación. La aplicación de metodologías estadísticas supone el estudio integrado del conjunto del registro analizado, diferenciando agrupaciones de los restos a través de datos cuantitativos y cualitativos. En este sentido, el test de χ2 es un excelente punto de partida cuando hay que verificar la importancia de las observaciones hechas a escalas nominales de medición31. Este test es adecuado para comprobar la correlación entre los diferentes tipos de artefactos hallados en distintas áreas de un yacimiento, con el objetivo de determinar si existe o no una relación entre un determinado lugar y una concentración específica de objetos. Por otro lado, los tests de Wilconox (Mann-Whitney) y de Kolmogorov-Smirnov, a diferencia del χ2, pueden utilizarse para comprobar las diferencias entre dos muestras de datos ordinales o continuos. El único requisito para estos test es que las dos muestras se obtengan de modo independiente y aleatorio, que la variable sea potencialmente continua y que las medidas en las dos muestras tengan las propiedades de al menos una escala ordinal de medición. La aplicación de este test puede ser adecuada en la comparación en el tamaño de los yacimientos de dos áreas de estudio, el tamaño de los artefactos de dos áreas de excavación o el número de artefactos recuperados en transectos realizados durante la prospección de dos yacimientos distintos32. Por otra parte, a partir de la aplicación de métodos estadísticos de clasificación, podemos visualizar patrones en los datos de atributos, implicando la agrupación o colocación de éstos por grupos. Estos métodos nos permiten descubrir estructuras y patrones, y al mismo tiempo, facilitar el análisis comparativo. Existen dos tipos de sistemas de clasificación: los numéricos (que pueden ser univariantes o multivariantes) y los cualitativos, que utilizan un atributo descriptivo como base para dividir los objetos en distintas categorías. 31 Consistente en clasificar objetos o fenómenos según sus características, dándoles una denominación no numérica, por tanto, sin implicar ninguna relación de orden, distancia o proporción entre los objetos o fenómenos. 32 CONOLLY y LAKE, 2006: 176; 181. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Las clasificaciones multivariadas son un componente importante del análisis de datos espaciales para hallar agrupaciones en un conjunto de objetos espaciales utilizando dos o más atributos. Los análisis multivariados como el análisis de factores o el análisis de componente principal permitirán visualizar las agrupaciones entre distintos grupos de materiales, que luego podrán confirmarse y matizarse utilizando un análisis de la función discriminante o un análisis de medias K33. Cuando los datos son cuantitativos y cualitativos, puede utilizarse una matriz de coeficientes, entre otras el coeficiente de Jaccard, como base para aplicar técnicas como el análisis de componente principal o el análisis de agrupaciones jerárquico. Estos análisis podrían, por ejemplo, revelar dos grupos distintos de yacimientos, uno situado a altitudes más elevadas con pendientes orientadas al sur y buena visibilidad, y el otro en altitudes bajas con pendientes poco pronunciadas y más cerca del agua34. Por otro lado, los análisis de agrupaciones, como el análisis de los patrones de distribución de puntos (que representan la localización de artefactos, objetos, yacimientos, etc.) es una herramienta importante para describir, interpretar y explicar las características espaciales del registro arqueológico, pudiéndose dar tres formas de distribución: arbitraria, agrupada o regular. Si en una distribución de puntos se identifican agrupaciones (clústers), a continuación se debe definir el número y la posición de éstas, habiendo diferentes técnicas para lograr ese objetivo, que pueden dividirse en tres grupos, según utilicen métodos basados en la jerarquía (análisis jerárquico de agrupaciones), en la división (análisis divisorio de medias K) o en la densidad (análisis de densidad) para definir agrupaciones. Hay muchas distribuciones donde la agrupación de objetos es evidente, pero la definición de sus miembros es difícil de determinar por la gran cantidad de puntos, o por la “borrosidad” de las fronteras entre concentraciones. En estas situaciones, el problema de definir la localización de las agrupaciones puede solucionarse con métodos que describen los cambios de densidad o intensidad del material. El análisis de intensidad nos permite conocer si los valores de una variable de densidad de los artefactos en el yacimiento están distribuidos aleatoriamente, o si el valor de una variable en un punto está relacionado con los de los puntos cercanos35.
33 CONOLLY y LAKE, 2006:198. 34 SHENNAN, 1988; BAXTER, 1994. 35 HODDER y ORTON, 1990. 720
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Un sofisticado método para medir densidades es la llamada estimación de densidad del núcleo (kernel density estimation), que produce resultados más atenuados y de mejor interpretación que las simples técnicas de densidad36. Este método se puede utilizar para representar la distribución de material arqueológico en una superficie, expresando la densidad de material por áreas de excavación, en las cuales se pueden definir diferentes áreas de actividad según la densidad de los diferentes atributos, así como permite la identificación de forma visible de agrupaciones. A modo de conclusión, debemos remarcar la necesidad de una reflexión sobre las implicaciones de la fenomenología identificada a partir del estudio del espacio, ya que si no se desarrolla, no podremos proponer explicaciones para las distintas manifestaciones de la materialidad social de un yacimiento. Si no contamos con propuestas relacionales de significado sobre fenomenologías recurrentes, dichas fenomenologías sólo constituirán elementos fragmentarios e inconexos de una caótica materialidad37. 4. Asociación/diferenciación entre espacios de producción/consumo En este trabajo, hemos desarrollado una ontología del espacio y propuesto un conjunto de métodos, mediante los cuales conocer las interrelaciones existentes entre diferentes restos arqueológicos. Éstos, a priori, son los restos materiales del conjunto de actividades económicas y sociales acaecidas en un espacio concreto (situación corológica) y en un momento definido (situación histórica). Así, el conocimiento de las acciones desarrolladas por los sujetos sociales debe constituir el objetivo último de una arqueología que pretenda dar a conocer las condiciones reales (materiales) a partir de las que los sujetos sociales reprodujeron, social y biológicamente, su realidad histórica. De este modo, la interrelación existente entre los productos/objetos sociales, los agentes sociales y los elementos constitutivos del territorio38 resultan las categorías que definen y nos deberían permitir diferenciar áreas de actividad. Entendemos actividad como “la facultad de obrar” o como el “conjunto de operaciones o tareas propias de una persona o entidad”39. Desde una perspectiva arqueológica y social, la actividad debe ser entendida como la acción o conjunto de acciones encaminadas a la transformación de la materia para su uso social. Aún así, esta acción aislada no tiene sentido en sí, pues lo social converge en la organización de estas acciones con el objetivo de 36 CONOLL y LAKE, 2006. 37 CASTRO, CHAPMAN, GILI, LULL, MICO, RIHUETE, RISCH, SANAHUJA, 1996. 38 BERTRAND, 2000. 39 Diccionario de la Lengua Española, 2001. Primera y cuarta acepción. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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obtener los bienes necesarios para la reproducción social y biológica de un agregado humano. Por otro lado, entendemos área como un “espacio físico comprendido entre ciertos límites” o “un espacio en el que se produce un determinado fenómeno”40. Así, desde una perspectiva arqueológica y social, un área queda definida o delimitada a través de los distintos elementos materiales que configuran un espacio horizontal (correspondiente a un mismo momento histórico/temporal), en la medida en que esta interrelación dialéctica entre elementos, propicia ciertas actividades y/o acciones sociales y, al mismo tiempo, aleja otras actividades fuera de él, autodefiniéndose a través de la negación con otras estructuraciones materiales41. Para acotar los términos de su definición, trabajamos a partir de los elementos que niegan los espacios de actividad. Así, un área de actividad no corresponde a una simple partición del espacio físico en relación a las diferencias o similitudes documentadas a tenor de los rangos de variabilidad estadística. Por tanto, se trata de una proposición descriptiva, positivista e inductiva, en la cual se hace hincapié en los efectos observables sin tener en cuenta que estos espacios pueden contener evidencias de actividades superpuestas y/o pueden haber sido modificados por otras acciones sociales o por agentes postdeposicionales42. Siguiendo a J.A. Barceló43, un área de actividad constituye la consecuencia espacial de una acción social o de varias acciones sociales configuradas por la transformación material ocasionada mediante dicha actividad. Así, las áreas de actividad social consisten en situaciones de relación de objetos expresadas mediante espacios estructurados. Ampliando más la definición, podemos convenir en que la reunión entre áreas de actividad, fundamentada en criterios de transitividad, permite establecer la ubicación de los lugares sociales, entendidos éstos como espacios de convergencia de diferentes áreas de actividad. Los lugares sociales se conciben como reunión de áreas de actividad, de manera que, según su recurrencia y/o singularización, cobrarán significado ciertas prácticas sociales44. Llegados a este punto, una vez hemos dibujado una distribución específica para los restos arqueológicos analizados, deberíamos preguntarnos sobre nuestra capacidad de documentar áreas de actividad social a partir de los 40 Diccionario de la Lengua Española, 2001. Primera y cuarta acepción. 41 Aún así, debemos asumir la existencia de una multiplicidad de eventos arqueológicos superpuestos en un mismo espacio como una posibilidad plausible. 42 CASTRO, LULL y MICO, 1993. 43 BARCELÓ, 2002: 6. 44 CASTRO, CHAPMAN, GILI, LULL, MICO, RIHUETE, RISCH y SANAHUJA, 1996: 42-43 722
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resultados extraídos a través de los tests estadísticos. Siguiendo con nuestra aproximación, las actividades de producción, distribución y uso/consumo son las acciones que ayudan a explicar las dinámicas sociales, en las cuales los sujetos sociales intervinieron y se relacionaron, generando el registro material evidenciado durante la intervención arqueológica. Los resultados estadísticos nos permiten, dentro de esta hipótesis de trabajo, determinar las asociaciones significativas existentes entre los restos arqueológicos y determinar el patrón de distribución de las diferentes categorías, para establecer el tipo de deposición de las mismas y comprender, finalmente, las interrelaciones espaciales existentes entre la materialidad arqueológica. Consecuentemente, no se deben analizar los elementos que configuran un espacio arqueológico de manera individualizada, pues todos ellos son parte integrante de un conjunto estructurado bajo las leyes de la dialéctica y constituyen los ejes explicativos en nuestra investigación. En definitiva, según las áreas se articulen en lugares específicos o no (espacialización de las áreas de actividad) y de acuerdo con el sentido de la singularización y recurrencia de los espacios45, contaremos con un criterio empírico-social para aproximarnos al conocimiento de las prácticas sociales, ya que éstas han determinado, según su naturaleza, que las áreas de actividad social se solapen, distancien o yuxtapongan en espacializaciones específicas46. Consecuentemente, los objetos y su estructuración en el espacio denotan acumulaciones de prácticas sociales específicas. Así pues, la diferenciación de áreas de actividad, corre parejo a la relación espacial existente entre objetos arqueológicos en sus vertientes cuantitativas y/o cualitativas47. La cuestión principal no sólo estriba en sistematizar la información y la descripción y en reconocer las contradicciones fundamentales en cada nivel de realidad, sino en integrar estos niveles, saber cómo se interrelacionan y cómo se puede establecer el nexo y la relación dialéctica entre todas las unidades de significación48. Además del análisis de las relaciones entre objetos, se debe tener en cuenta que en la propia dinámica en la que el trabajo engendra vida social en la materia física, también se provoca la destrucción de parte de la materia manipulada, con la consiguiente creación de residuos que no existían previamente, es decir, de unos subproductos que están estrechamente relacionados con la producción49. Debemos apuntar la importancia que merece al estudio de 45 Singularización como característica particular y recurrencia como repetición. 46 CASTRO, CHAPMAN, GILI, LULL, MICO, RIHUETE, RISCH y SANAHUJA, 1996: 43. 47 Desde una perspectiva artefactual del análisis. 48 ESTÉVEZ, VILA, 2000:29. 49 CASTRO, ESCORIZA y SANAHUJA, 2002. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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los subproductos y de los residuos derivados de la producción de objetos y sujetos, y del mantenimiento de ambos. Será la localización de esos residuos y subproductos50 la que defina la localización exacta de una actividad, sea de producción o de consumo. Aún así, los restos arqueológicos no son productos per se. Podemos convenir en que estas evidencias materiales son reductos en los que se produce la convergencia de decisiones sociales de producción/uso y de destrucción/ amortización51, puesto que la paradoja de la arqueología es el hecho de que el trabajo en sí mismo, como actividad siempre pasada, no resulta observable52. Consecuentemente, hay que tener claro que no se puede analizar, por ejemplo, un suelo de ocupación y los restos bióticos y abióticos de origen social de manera aislada. La estratificación, los procesos de formación del yacimiento, y el análisis de su estructura a través de la superposición de materiales y sedimentos, constituye uno de los elementos metodológicos a potenciar para integrar un estudio que focalice el análisis del ser social y el conjunto de sus actividades. Del mismo modo, debemos tener en cuenta el grado de resolución existente en un yacimiento arqueológico a la hora de ser analizado, pues la dispersión de los restos puede ser consecuencia de procesos de orden tafonómico, interfiriendo en la correcta comprensión de las relaciones subyacentes. Así, las propiedades químicas, biológicas y físicas de los suelos de ocupación, pueden constituir elementos clave en la documentación de áreas de actividad53. 5. Conclusión: Perspectivas de análisis A lo largo de la historia, las sociedades humanas han desarrollado diferentes estrategias organizativas, con la finalidad de obtener los bienes necesarios para su reproducción social y biológica. La relación existente entre una formación social y su entorno, no forma parte de un hecho casual; el espacio se genera a partir del trabajo, que pone en relación a la sociedad con el medio físico. Es, consecuentemente, un sistema de relaciones entre fenómenos unidos dialécticamente a partir de nexos causales. El estudio del espacio arqueológico desde una perspectiva materialista de la historia, debe permitir incidir en el conjunto de prácticas sociales desarrolladas en un marco espacio-temporal. El desarrollo de metodologías que nos permitan incidir en la distribución de los efectos materiales de 50 Podemos citar algunos ejemplos: lascas de sílex (u otros minerales), microrestos vegetales, termoalteraciones en restos bioarqueológicos, cambios en los componentes químicos en los sedimentos, etc. 51 CASTRO, CHAPMAN, GILI, LULL, MICO, RIHUETE, RISCH y SANAHUJA, 1996: 25. 52 RISCH, 2002:20. 53 WILSON, DOUGLAS, 1996; ENTWISTLE, 2000: 292. 724
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las prácticas sociales implicadas en la relación de producción, distribución y uso/consumo, requiere de la aplicación de métodos estadísticos que nos permitan discernir patrones de regularidad, agrupación y recurrencia. En este sentido, resulta de especial importancia la aplicación de métodos estadísticos para detectar agrupaciones, correlaciones y recurrencias de ciertas agrupaciones de objetos por tal de poder definir áreas de actividad y lugares sociales, que nos permitan aproximarnos a las diferentes prácticas económicas o políticas inmersas en la producción y reproducción social. Así, la evidencia de la distribución espacial del registro material debe diferenciar áreas de actividad entendidas como situaciones de relación de objetos expresadas mediante espacios estructurados. Bibliografía BARCELÓ ÁLVAREZ, Juan Antonio y PALLARES BARBERÀ, Montserrat, “Beyond GIS. The Archaeological Study of Social Spaces”, Archeologia e Calcolatori, 9 (1998): 47-80. BARCELÓ ÁLVAREZ, Juan Antonio, “Archaeological Thinking: Between Space and Time”, Archeologia e Calcolatori, 13 (2002): 237-256. BAXTER, Michael, Exploratory Multivariate Analysis in Archaeology, Edimburgo, Edinburgh University Press, 1994. BERTRAND, George, “Le paysage et la géographie: un nouveau rendezvous”, Treballs de la Societat Catalana de Geografia, 50 (2001): 57-68. BERTRAND, Claude y BERTRAND, George, “Le géosystème: un espace-temps anthropisé. Esquisse d’une temporalité environnementale” en BARRUÉ-PASTOR, M. y BERTRAND, George (eds.), Le temps de l’Environnement, Tolosa, Presses universitaires du Mirail, 2000; 65-76. BINFORD, Lewis R., En busca del pasado: descifrando el registro arqueológico, Barcelona, Crítica, 1965. BOSCH GIMPERA, Pere, Etnología de la península Ibérica, Pamplona, Urgoiti, 1932. CASTAÑEDA FERNÁNDEZ, Antonio, “El debate modernidad/ postmodernidad en la interpretación del Neolítico”, RAMPAS, V (2002): 167-200. CASTRO MARTÍNEZ, Pedro V.; LULL SANTIAGO, Vicente y MICÓ PÉREZ, Rafael, “Arqueología, algo más que tafonomía’, Arqueología espacial, 16-17 (1993):19-28. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Arqueoecología, arqueobotánica y arqueopalinología: una relación dialéctica entre sociedad y geosistema Archaeoecology, Archaeobotany and Archaeopalynology: A Dialectical Relationship between Society and Geosystem Jordi Revelles López1 Universitat Autònoma de Barcelona [email protected] Resumen: La investigación paleoecológica ha tenido mucho peso en arqueología, sobretodo, desde los años 1960-1970, con el auge de la arqueología procesual y la consecuente integración de diferentes métodos y técnicas procedentes de las ciencias naturales (geología, botánica, zoología, química, ecología). Asumiendo las premisas explicativas de la ecología cultural, entienden las sociedades como sistemas extrasomáticos de adaptación al medio2, caracterizándose por su pasividad ante factores externos como el cambio climático, sin capacidad de respuesta ni acción. En definitiva, estas propuestas paleoecológicas adaptacionistas dejan en el olvido la producción social y el trabajo, precisamente los principales objetos de conocimiento de la arqueología. En ese sentido, para dejar las explicaciones históricas fuera de los parámetros de la adaptación ecológica, la arqueoecología se define como el estudio de la relación dialéctica entre organización social y sistema natural, con el objetivo tanto de aproximarse a las condiciones medioambientales en que determinados grupos sociales se desarrollaron, como a los efectos causados sobre el medio físico por parte de las prácticas políticas y/o económicas desarrolladas por las comunidades humanas.
1 Laboratori d’Arqueobotànica, Departament de Prehistòria. Investigación realizada en el marco del grupo de investigación consolidado reconocido por la Generalitat de Catalunya: Arqueologia de la gestió dels recursos socials i el territori (AGREST) (2009 SGR 734), y en el marco de los proyectos financiados por el Ministerio de Economía y Competitividad-Subdirección General de Proyectos de Investigación: Organización social de las primeras comunidades agrícola-ganaderas a partir del espacio doméstico: Elementos estructurales y áreas de producción y consumo de bienes (HAR2012-38838-C02-01)/Arquitectura en madera y áreas de procesado y consumo de alimentos (HAR2012-38838-C02-02). 2 BINFORD, 1962. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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En base a estas premisas, la arqueopalinología constituye una herramienta clave, pues los análisis polínicos en un yacimiento arqueológico o en depósitos naturales cercanos pueden servir para afrontar las problemáticas arqueológicas desde otra perspectiva. Así, la mayoría de actividades humanas tienen efectos en el registro polínico, introduciendo polen y esporas en los asentamientos o alterando el entorno. La palinología no solo nos permite estudiar la evolución de la vegetación, sino también determinar las causas de la configuración de la cobertura vegetal a partir de la relación con los contextos arqueológicos, donde se evidencian las prácticas sociales de cada período histórico. Palabras clave: arqueoecología, arqueopalinología, materialismo histórico, arqueobotánica. Abstract: Palaeoecological research has been significant in archaeology, especially, since 1960-1970s, with the emergence of processual archaeology and the consequent integration of different methods and techniques from the natural sciences (Geology, Botany, Zoology, Chemistry, Ecology). Assuming the explanatory premises of cultural ecology, societies have been understood like extrasomatic systems of environmental adaptation3, remaining passive to external factors such as climate change, without response or action capacity. Definitely, these palaeoecological adaptationist approaches obviate the social production and the work, precisely the main objective of the archaeological research. In that sense, to leave historical explanations outside the parameters of ecological adaptation, archaeoecology is defined as the study of the dialectical relationship between social and natural system organization, in order to approach both environmental conditions that certain social groups were developed, and the effects on the physical environment caused by the political and/or economical practices developed by human communities. Based on these premises, archaeopalynology is an important tool because pollen analysis of archaeological sites or nearby natural deposits can be used to address archaeological issues from another perspective, as most of the human activities have an impact on the pollen record, introducing pollen material in settlements or altering the environment. The palynology not only allows us to study the evolution of the vegetation, but also to determine the causes of the plant’s cover configuration through the relationship with the archaeological contexts where social practices are evident in each historical period. Keywords: Archaeoecology, Archaeopalynology, Historical Materialism, Archaeobotany.
1. Geosistema, Territorio y Paisaje: el sistema GTP como punto de partida
En el momento de abordar el análisis de la relación entre sociedad y medio son diversos los conceptos que se deben definir con el fin de establecer un marco teórico coherente. El primer aspecto a tener en cuenta es que los seres humanos, como sujetos sociales, se relacionan con el mundo material 3 BINFORD, 1962. 730
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Arqueología, arqueobotánica, y arqueopalinología: una relación dialéctica entre sociedad y geosistema
mediante la aplicación de trabajo4, el cual pierde su sentido sin el lugar donde se desarrolla: el espacio. Cuando la sociedad actúa sobre el espacio, no lo hace sobre los objetos como realidad física, sino como realidad social, formas-contenido5, es decir objetos sociales ya valorizados a los cuales la sociedad busca ofrecer o imponer un nuevo valor6. Considerando el espacio como un conjunto indisoluble y contradictorio de sistemas de objetos y sistemas de acciones7, debemos trabajar con una serie de categorías analíticas que nos permitan abordar la interacción entre ambas esferas. Los sistemas de acciones o prácticas sociales8 están condicionadas por los objetos, pero a su vez no pueden ser comprendidas sin su plasmación en la creación de nuevos objetos o sujetos, o su realización sobre objetos o sujetos preexistentes. En ese sentido, en este primer apartado trataremos de definir esas categorías analíticas que nos permitirán avanzar en nuestro objetivo de desarrollar un corpus teórico que posibilite analizar la relación entre sociedad y medio a partir del registro material. Para ese fin, y siguiendo la separación del espacio geográfico en tres ámbitos propuesta por Georges Bertrand9, presentaremos los conceptos de Geosistema, Territorio y Paisaje como eje sobre el cual discurrirá la discusión acerca de la relación entre comunidades humanas y su entorno. En primer lugar, presentaremos aquellas categorías referentes al ámbito físico del espacio, geosistema y territorio; y, a continuación, el concepto de carácter metafísico representado por el paisaje. 1.1 Geosistema y territorio Como hemos dicho anteriormente, la realidad social no tiene sentido sin el soporte físico donde se desarrolla. El geosistema consiste en el sistema natural donde las formaciones sociales producen y se reproducen, y está definido por una cantidad determinada de materia y por una energía 4 El trabajo es la capacidad humana de transformar intencionalmente la materia y ponerla a su servicio (MARX, 1986a: 10-13) o de producir y mantener objetos y sujetos sociales. 5 La idea de forma-contenido une el proceso y el resultado, la función y la forma, el pasado y el futuro, el objeto y el sujeto, lo natural y lo social. (SANTOS, 2000: 86). 6 SANTOS, 2000: 91. 7 SANTOS, 2000: 55. 8 CASTRO et al., 1996. 9 BERTRAND, 2001. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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que permite su funcionamiento. Además, el geosistema no consiste exclusivamente en un funcionamiento biológico, sino que está compuesto por elementos bióticos (plantas y animales) y abióticos (litosfera, hidrosfera y aerosfera)10. En este esquema teórico, ¿donde debemos situar el componente antrópico? ¿En el seno de los elementos bióticos del geosistema o como un ente a parte? Para resolver esta cuestión, deberíamos distinguir entre el componente biológico del ser humano (las condiciones de su existencia) y el componente social (las necesidades de origen estrictamente social). Se reconoce, por tanto, la existencia de un componente antrópico en el interior del geosistema, sin que esto signifique que el conjunto de la estructura y del sistema socio-económico esté subordinado al geosistema. El trabajo social, encaminado a satisfacer tanto las condiciones de existencia como las necesidades sociales, y plasmado fenomenológicamente mediante las prácticas sociales, genera cambios en la materia y cambios en el geosistema, y esos cambios los identificamos con el concepto de territorio. En ese sentido, en los inicios de la historia del ser humano, el espacio físico era simplemente un sistema natural (geosistema). Pero, a lo largo de la historia, el espacio físico estará, cada vez más, constituido por obras de origen antrópico. Así, se crea una configuración territorial que es cada vez más el resultado de una producción histórica y tiende a una negación de la naturaleza originaria, sustituyéndola por una naturaleza totalmente humanizada11. Por tanto, el geosistema se constituye por diferentes procesos naturales (climáticos, geológicos, bióticos, hidrográficos, etc.), pero la sociedad, al actuar sobre la naturaleza mediante la aplicación de trabajo, modifica el ritmo natural de esos procesos y modifica según sus necesidades sus elementos constituyentes: las comunidades bióticas (plantas y animales), las masas de agua (recursos hídricos) y el substrato geológico (geomorfología). Estos elementos constituirán las condiciones medioambientales en un momento dado, y una vez el ser humano empieza a actuar sobre el medio, no se tratará de procesos estrictamente naturales, siendo cada vez más artificializados, debiendo considerar las condiciones medioambientales en un momento y lugar determinados como un producto histórico, fruto de la relación dialéctica entre los procesos naturales y las prácticas sociales. 10 BEROUTCHACHVILI y BERTRAND, 1978. 11 BERTRAND y BERTRAND, 2000: 54. 732
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Arqueología, arqueobotánica, y arqueopalinología: una relación dialéctica entre sociedad y geosistema
Se deberá llevar a cabo un análisis integrado multidisciplinar para averiguar cómo en el pasado se sucedieron los cambios de estado del geosistema, para discernir si las causas del cambio obedecen a procesos estrictamente naturales o sociales, o si deben entenderse como producto de una relación dialéctica entre ambos procesos, ya que la acción social no puede entenderse sin el soporte físico donde se produce y las condiciones en las que se produce, así como tampoco se puede obviar el papel del ser humano en la evolución del cambio en las condiciones medioambientales. La plasmación material de los distintos cambios de estado del geosistema fruto de la acción humana se sintetizan en el concepto de territorio, en cuanto a aplicación de trabajo social sobre la naturaleza. Dicho de otra manera, y retomando la definición de espacio como sistema de objetos y acciones, y considerando la aplicación del trabajo social (con el geosistema como soporte natural y con el territorio como efecto material), el concepto de condiciones medioambientales vendría a representar la síntesis de la relación dialéctica entre la sociedad y el espacio donde los sujetos sociales producen y se reproducen, la relación dialéctica entre los procesos de carácter natural que caracterizan el geosistema y el efecto material de las prácticas sociales sobre el mismo. 1.2. El concepto de paisaje En el momento de abordar el estudio de la relación de la sociedad con su entorno, el concepto más utilizado y más recurrente tanto en arqueología, como en geografía o paleoecología, es el de paisaje. Se utiliza paisaje con múltiples significados, dando lugar a diferentes interpretaciones, desde la descripción topográfica de una realidad física, hasta la percepción y la representación simbólica del entorno material. Según el sistema adoptado en este trabajo para clasificar los distintos ámbitos del espacio social, el paisaje consistiría en el elemento sociocutural del sistema, aquel recurso natural que después de ser filtrado por la cultura adquiere una serie de valores simbólicos12.
12 BERTRAND, 2001. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Estrechamente relacionada con este concepto de paisaje, nace la arqueología del paisaje, que parte del principio de que el paisaje puede ser un objeto, una experiencia o una representación13. Por tanto, el paisaje no constituye el soporte físico en el que reconocer el registro material de los patrones de conducta de un grupo social específico, sino que el paisaje es, ante todo, una construcción simbólica, una composición del mundo, un sistema de referencia donde las distintas actividades de una comunidad adquieren sentido14. Así, el espacio, que antes presentábamos como algo objetivable y cuantificable, es visto por la arqueología del paisaje como el resultado de una determinada conceptualización y experimentación histórica, llevando a diferentes autores a abandonar conceptos como espacio o territorio en favor del de paisaje15. En este punto, vemos que el medio que nos rodea presenta una parte material, científicamente analizable, y otra que queda en el ámbito de la representación cultural y de la apreciación simbólica. La arqueología, como ciencia social, debe estudiar la realidad a través del registro material y de datos empíricos, y toda especulación metafísica queda fuera de nuestro radio de acción. En ese sentido, este trabajo descarta el concepto de paisaje, pues la práctica arqueológica no nos permite aproximarnos a la figuración simbólica del espacio que determinadas sociedades pudieran o no haber desarrollado. Una vez definidas las categorías básicas de análisis, pasamos a conocer el tratamiento que se ha dado a la relación entre sociedad y medio en su expresión material a lo largo de la historia de la investigación arqueológica y paleoecológica. 2. Arqueología como ecología de las formaciones sociales 2.1. Paleoecología y Arqueología A partir de los años 1960, con el surgimiento de la arqueología procesual o New Archaeology, se incrementará la atención dedicada a los factores medioambientales en el análisis del registro arqueológico, produciéndose la 13 LEMAIRE, 1997: 5. 14 DANIELS y COSGROVE, 2000: 1. 15 SOLER, 2007. 734
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Arqueología, arqueobotánica, y arqueopalinología: una relación dialéctica entre sociedad y geosistema
integración de diferentes métodos y técnicas procedentes de las ciencias naturales. En efecto, se irá definiendo metodológicamente el análisis ambiental, con la sistematización de disciplinas como la arqueobotánica y la arqueozoología que, juntamente con la geoarqueología, se considerarán esenciales para la reconstrucción paleoambiental. En este contexto, la investigación paleoecológica16 tomará un peso importante en arqueología y se convertirá en una herramienta imprescindible para la comprensión del desarrollo histórico. Adoptando las premisas explicativas de la ecología cultural17, se consideran las sociedades humanas como sistemas extrasomáticos de adaptación al medio18. En función de una relación de homeostasis entre sistema y entorno, el equilibrio es considerado como el elemento definidor de la adaptación, atribuyendo siempre la causalidad de todo cambio a factores de origen externo, obviando, por tanto, la problemática del conflicto en el interior de las sociedades para explicar los cambios sociales. La arqueología procesual intentará establecer leyes generales buscando fenómenos causales en las variables demográficas o ecológicas. De esa manera, Redman19 considera que la respuesta al estrés ambiental es de tipo comportamental, traduciéndose o bien en un control demográfico (cambios en las estrategias de reproducción o fenómenos de dispersión o migración) o en cambios en la gestión de los recursos (cambios en la movilidad o desarrollo tecnológico). 2.2. El concepto de adaptación: de la ecología cultural a la ecología evolucionista Con la adopción de los postulados de la ecología cultural llevada a cabo por antropólogos y arqueólogos procesualistas20, se establece la subsistencia (entendida como aquella capacidad de generar alimentos a partir de 16 La Paleoecología se define como “la rama de la ecología que estudia los sistemas ecológicos del pasado y sus tendencias en el tiempo usando fósiles y otros indicadores” (RULL, 2010: 4). 17 Nos referimos a la definición de antropólogos norteamericanos de Ecología Cultural como el estudio de los procesos a través de los cuales la sociedad se adapta al medio, una adaptación cultural, pues las pautas sociales no se transmiten genéticamente (STEWARD, 1955). 18 BINFORD, 1962. 19 REDMAN, 1999. 20 BINFORD, 1980; BIRDSELL, 1968; STEWARD, 1968; 1979; WHITE, 1969. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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determinados recursos) como fundamento de las formaciones sociales, entendiendo la organización social como la capacidad de los grupos humanos de procurarse alimento y otros bienes para su supervivencia. En ese contexto, tendrán un papel central los recursos, entendidos como oferta alimentaria, y el concepto de adaptación, como adecuación de la población al estado del conjunto de recursos, o lo que es lo mismo, al estado del medio en un momento determinado. Con el fin de adecuar la definición de sistema adaptativo a una plasmación material que resulte aplicable a las sociedades del pasado, K. W. Butzer propone que: la intersección tridimensional definida por el comportamiento social, la tecnología y la abundancia o restricción de recursos representa un sistema adaptativo que se refleja en las estrategias de subsistencia y en los patrones de asentamiento, y que responde y se ajusta a los procesos internos y a los cambios del medioambiente21.
De este tipo de propuestas se desprende una analogía entre la relación entre oferta y demanda, y la relación entre medio y sociedad, centrándose exclusivamente en lo que compete al consumo y obviando la producción; debido a la consideración de la oferta como algo que viene dado por el medio, y al consumo como tendiente a adecuarse a la productividad ambiental22. Según esta concepción, el valor de los recursos consumidos se limitará a su valor de uso, en función de las cualidades del recurso y de las necesidades cubiertas, estableciéndose, por tanto, una teoría del valor totalmente ajena a la producción social. Por otra parte, el hecho de considerar la sociedad como un elemento pasivo ante las perturbaciones provocadas por factores externos y, además, de buscar patrones generales de respuesta social, provoca la eliminación, a todo estudio arqueológico, de su dimensión histórica. Otros autores, como Boserup y Cohen23, entienden la población como una entidad con dinamismo propio y la sitúan como variable causal en la organización de la subsistencia, aportando un sujeto económico al margen de la oferta medioambiental. No obstante, este tipo de propuestas también carecerá de contextualización histórica en el momento en el que se asume la tendencia universal a la presión demográfica y la intensificación económica como reacción a unos rendimientos decrecientes, lo que nos lleva, de nuevo, 21 BUTZER, 1989: 273. 22 GASSIOT, 2000. 23 BOSERUP, 1965; COHEN, 1977. 736
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Arqueología, arqueobotánica, y arqueopalinología: una relación dialéctica entre sociedad y geosistema
a la consideración de unos recursos finitos, una oferta limitada y a la vuelta a las propuestas adaptacionistas. Posteriormente, con una creciente influencia de la biología evolutiva y la microeconomía en las posturas inspiradas en la ecología24, se asumirá una determinación de la oferta sobre la demanda, trasladando la causa de las conductas económicas a las motivaciones y decisiones individuales del consumidor. De esa manera, los cambios en la estrategia adaptativa pueden vincularse con el proceso de selección cultural, que opera en respuesta a limitaciones medioambientales que canalizan o determinan el alcance potencial de los comportamientos, así como a través de procesos cognitivos que reflejan la inteligencia, las necesidades percibidas, los valores culturales, la anticipación de futuras necesidades y la valoración del comportamiento25. Con estas nuevas propuestas teóricas derivadas de la llamada ecología evolucionista, se realiza una crítica al equilibrio homeostático funcionalista y se apuesta por la consideración del cambio como un objeto de estudio importante en arqueología26. No obstante, nuevamente, se hace evidente una subrepresentación del ámbito de la producción, además de conferir el papel protagonista al individuo frente al colectivo social, en base al tratamiento en términos de consumo de la relación entre individuos y recursos ambientales. En definitiva, el desarrollo de la arqueología procesual comportará el desarrollo metodológico de la ciencia arqueológica y la mejora de las técnicas aplicables al conocimiento de las condiciones medioambientales en las que se desarrollarían las sociedades del pasado. Las diferentes propuestas que hemos podido ver, abren el camino al estudio arqueológico de la relación entre las formaciones sociales y su entorno, aunque, como hemos visto, con algunos desajustes teóricos; primero, en el momento de situar el medio como un factor externo a la sociedad, y segundo, situando el factor social como dependiente de los cambios de estado del medio, en base a postulados de carácter determinista. En el siguiente apartado, presento una propuesta teórica basada en el materialismo histórico para poder aproximarnos a la relación entre sociedad y medio, en los términos descritos en el primer apartado y a partir de la práctica arqueológica.
24 BARTON y CLARK, 1997; BETTINGER, 1991; PAYNTER, 1989. 25 RAPPAPORT, 1971; KIRCH, 1980; ORLOVE, 1980 26 BARTON y CLARK, 1997. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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3. Arqueoecología, Arqueobotánica y Arqueopalinología: gestión de los recursos vegetales y relación dialéctica entre sociedad y medio
En este apartado, la estructura seguida irá de lo global a lo concreto, empezando por definir la arqueoecología como una propuesta de estudio multidisciplinar de la relación dialéctica entre sociedad y geosistema. Entre los diferentes factores incluidos en esa relación, en este trabajo nos centraremos en los recursos vegetales, describiendo, por tanto, la arqueobotánica como el método para aproximarnos a la gestión social de los mismos. Finalmente, dentro de las categorías de restos vegetales con los que se puede trabajar en arqueología, realizaré una reflexión teórica sobre el potencial del estudio del análisis de los restos de polen, definiendo la arqueopalinología a partir de su potencial para evidenciar el papel de las formaciones sociales en la evolución de la cobertura vegetal. 3.1. Arqueoecología, una relación dialéctica entre sociedad y geosistema En arqueología, como ciencia social, partimos de la premisa que el materialismo histórico y dialéctico busca identificar y explicar las condiciones históricas en las que se desarrolla la vida social27. Las condiciones materiales objetivas constituyen el fundamento de la vida social, unas condiciones generadas socialmente que comparten todas las sociedades a partir de la aplicación de trabajo, siendo las diferentes plasmaciones fenomenológicas de éste (prácticas sociales) las que las diferenciarán. En ese sentido, todas las sociedades se rigen por unos patrones similares en cuanto a condiciones de su existencia (como ser biológico) se refiere, pues toda sociedad formada por mujeres, hombres y objetos necesita alimentarse, protección ante las inclemencias, la propia reproducción biológica, el aprendizaje de comportamientos o pautas sociales y curas, afectos y atenciones28. En definitiva, la sociedad se reproduce mediante el trabajo a partir de la producción de la vida social, compuesta por la producción de agentes sociales, objetos sociales y por el mantenimiento de ambos29. Esta producción constituye las condiciones objetivas de la vida social y se organiza y manifiesta de formas diferentes en distintas sociedades a partir de las prácticas sociales, que pueden responder a criterios económicos y/o político-ideológicos30. 27 MARX, 1984; MARX y ENGELS, 1988. 28 CASTRO y ESCORIZA, 2009. 29 CASTRO et al., 1996. 30 CASTRO et al., 2002. 738
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Arqueología, arqueobotánica, y arqueopalinología: una relación dialéctica entre sociedad y geosistema
Así, todas las actividades dirigidas a la reproducción social deben ser consideradas trabajo, sea mediante la transformación social del geosistema, o mediante la gestión de las relaciones sociales, es decir, las actividades políticas que imponen o acuerdan pautas de actuación y a las actividades ideológicas que legitiman o cuestionan el orden social imperante y explican el mundo físico31. La arqueología nos permite aproximarnos de primera mano a estas condiciones objetivas y a las prácticas sociales, pues trabajamos con la materialidad social, que constituye una síntesis de la relación dialéctica entre la sociedad y el espacio donde ésta produce y se reproduce. En ese contexto, la arqueoecología se define como el estudio de la relación dialéctica entre organización social y geosistema, con el objetivo tanto de aproximarse a las condiciones medioambientales en que determinados grupos sociales se desarrollarían, como a los efectos causados sobre el medio físico por parte de las prácticas políticas y/o económicas desarrolladas por las comunidades humanas. Un estudio arqueoecológico no es viable sino mediante la integración de los métodos y técnicas procedentes de diferentes disciplinas de las denominadas ciencias naturales (geología, botánica, zoología, bioquímica, paleoclimatología), y los métodos y técnicas estrictamente arqueológicos, y a partir no solo del estudio del registro procedente de los yacimientos arqueológicos, sino también a partir de estudios interdisciplinares que analicen la evolución de las condiciones medioambientales en el entorno próximo de éstos. El objeto de estudio de este tipo de análisis multidisciplinar deberá ser el proceso histórico de la relación de las condiciones medioambientales (vegetación, suelos y recursos hídricos) con los factores que controlan las fluctuaciones climáticas, así como la influencia de todo esto en el desarrollo histórico de las comunidades humanas. En ese sentido, con el fin de situar las explicaciones fuera de los parámetros de la adaptación ecológica, se puede entender la producción como una interrelación entre los condicionantes del medio ambiente y el reconocimiento social de las propias necesidades que, por medio de las relaciones sociales, acabará determinando su explotación concreta. Se debe establecer la relación entre ese reconocimiento social de las propias 31 CASTRO y ESCORIZA, 2009. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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necesidades y las diferentes dimensiones de la producción social para no caer en un adaptacionismo lineal al medio32. En los postulados teóricos de la arqueología procesual, totalmente influenciada por la ecología cultural, la identificación de recurso natural con recurso social u objeto de trabajo, suponía la asimilación de toda posibilidad económica a la presencia o ausencia de determinados recursos vegetales, animales y minerales en el entorno próximo de los asentamientos humanos. Además, se valorizan los recursos por sus cualidades y por su utilidad, por tanto, limitándose a su valor de uso y obviando el de producción. No obstante, se debe distinguir entre recurso natural como los diferentes elementos existentes en el geosistema potencialmente utilizables por la sociedad, independientemente del desarrollo de las fuerzas productivas a lo largo de la historia; y, los recursos sociales u objetos de trabajo, como “aquella clase de objetos que son incorporados a la producción, aquellos recursos naturales que reciben una inversión de trabajo para ser incorporados a la actividad humana”33. En ese sentido, siguiendo el concepto de trabajo formulado por K. Marx el trabajo debe ser considerado “no como objeto, sino como actividad; no como valor en sí, sino como fuente viva del valor”34. Por tanto, el valor de un recurso no restará exclusivamente en su valor de uso, sino también en su valor de producción. Se debe revertir la problemática y dejar de considerar el medio ambiente como algo preexistente que posibilitará o imposibilitará las acciones humanas. En efecto, no se puede abordar el análisis social a partir de la mediación de conceptos y postulados naturalistas. Hace falta partir de una problemática y unos conceptos sociales, es decir del modo de producción dominante y de los sistemas de producción que dependen de éste. El geosistema no es utilizado, experimentado y percibido, si no es en relación con unas fuerzas productivas y en relación a unas categorías sociales. Y es esta relación lo que principalmente debe ser objeto de estudio e interés de arqueólogos e historiadores35. 32 GASSIOT, 2000. 33 GASSIOT, 2000: 231. 34 MARX, 1984 [1858]: 236. 35 BEROUTCHACHVILI y BERTRAND, 1978. 740
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Arqueología, arqueobotánica, y arqueopalinología: una relación dialéctica entre sociedad y geosistema
En conclusión, la arqueoecología nos debe permitir generar un conocimiento científico útil para entender la relación dialéctica entre la acción social y el medio, así como de los efectos producidos en diferentes momentos históricos. 3.2. Arqueobotánica: gestión social de los recursos vegetales La naturaleza de los restos vegetales del pasado da lugar a una dualidad en la potencialidad de su estudio. Por una parte, son materialidad social, en función de su participación en los procesos de producción y reproducción social. Por otra parte, son indicadores directos de las condiciones medioambientales en un período concreto y un lugar determinado. En función de esa dualidad, se generarán dos escuelas diferentes, una centrada en el carácter social de los recursos vegetales, otra en el carácter ecológico de los restos botánicos para la reconstrucción paleoambiental, y para el conocimiento del origen, distribución y evolución de diferentes especies vegetales. A mediados del siglo XX, y en el ámbito académico norteamericano, se define la investigación de las relaciones entre formaciones sociales del pasado y su entorno medioambiental con el concepto de paleoetnobotánica36. No obstante, el estudio de estas relaciones se hará mediante el protagonismo de la adaptación al medio y la consideración de la relación sociedad/plantas como una relación de adecuación a la oferta ambiental, por tanto, con un enfoque de carácter ecológico y determinista. Por otra parte, en el ámbito europeo, será más habitual la denominación como arqueobotánica al estudio de los restos vegetales tanto arqueológicos como naturales37. En base al marco teórico expuesto, y a la necesidad de analizar de forma global la relación entre la sociedad y el geosistema, debemos considerar la investigación arqueobotánica como el estudio de las relaciones entre la sociedad y los recursos vegetales utilizados para la producción y reproducción de las condiciones necesarias para la vida social38. Además, debemos considerar los recursos vegetales como un producto de la aplicación del trabajo humano sobre la naturaleza, en función de los requerimientos impuestos por las necesidades sociales, y no como una oferta ambiental que determine o condicione la demanda. 36 PEARSALL, 1989. 37 GREIG, 1989. 38 PIQUÉ, 1999. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Los recursos vegetales constituyen un elemento vital para la subsistencia de las formaciones sociales, tanto en la alimentación, en su utilización como combustible, como su uso como materia primera para la producción de objetos o para la estructuración del espacio social. No obstante, a parte de su potencial para generar conocimiento histórico sobre las dinámicas de producción, distribución y uso o consumo, los restos arqueobotánicos tienen un potencial explicativo de carácter ecológico, y constituyen indicadores válidos para la reconstrucción de la cobertura vegetal del pasado. El enfoque ecológico que caracteriza la mayoría de métodos de reconstrucción paleoambiental se basa en el principio del uniformitarismo medioambiental, según el cual el requerimiento de condiciones climáticas específicas y la coexistencia entre las especies vegetales, son factores inmutables en el tiempo. De esa forma la reconstrucción paleoambiental se realizará a partir de modelos de equivalencia entre los grupos ecológicos del pasado y los actuales39. La utilización de este uniformitarismo implica una serie de problemáticas. En primer lugar, la respuesta vegetal a los cambios climáticos se produce de forma individual y no por comunidades, es decir, que la composición florística no está determinada por factores físicos, debiéndose entender como una contingencia histórica. Por tanto, las asociaciones o comunidades vegetales definidas florísticamente son entidades eventuales y continuamente cambiantes. En segundo lugar, se debe abandonar el concepto de equilibrio como final estable de una sucesión, en base a la existencia de un sistema en desequilibrio constante con especies que tratan de persistir a través de una respuesta individual al cambio40, cambios que pueden ser de origen social o de origen natural, en función de los mecanismos de funcionamiento del geosistema. En definitiva, desde una perspectiva materialista, la arqueobotánica debe constituir la disciplina que estudie los restos vegetales recuperados, no solo en los yacimientos arqueológicos, sino también en su entorno próximo, debido a la existencia de metodologías basadas en categorías de restos vegetales de fuerte potencial para conocer el impacto de las prácticas sociales en el entorno de los asentamientos, como pueden ser la palinología, la pedoantracología o el estudio de fitolitos. 39 PIQUÉ, 1999. 40 CARRIÓN et al., 2000. 742
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Arqueología, arqueobotánica, y arqueopalinología: una relación dialéctica entre sociedad y geosistema
La arqueobotánica es algo más que el estudio de indicadores paleoambientales o de efectos materiales de la gestión social de los recursos vegetales. La arqueobotánica nos permite generar una síntesis a partir de la relación dialéctica entre estas dos potencialidades de los restos vegetales, entre la oposición de las dos caras de una misma moneda, entre la información social y la información ecológica. Precisamente de ahí se deriva su papel primordial en el marco de un proceso de investigación de carácter arqueoecológico. 3.3. Arqueopalinología: el papel activo de la sociedad en la evolución de la cobertura vegetal La palinología se define como el estudio de los restos de polen y esporas contenidos en sedimentos para reconstruir las sucesivas respuestas de la vegetación a los cambios de los factores ambientales y humanos que los controlan41, asumiendo una relación entre el número de granos de polen de un taxón depositado en el sedimento y el número de individuos de este taxón en la vegetación circundante42. Por este motivo, el análisis polínico constituye un estudio cualitativo y cuantitativo del polen contenido en unas muestras de sedimento, por tanto, en la determinación del número de taxones presentes y de la frecuencia de estos en las diferentes muestras, representando una relación compleja dependiente de diferentes procesos naturales que influyen en la producción, dispersión, deposición y preservación del polen43. La investigación arqueopalinológica permite trabajar con tres tipos de indicadores. En primer lugar, el análisis de los restos de polen nos permite conocer a) la evolución de la cobertura vegetal en base a la respuesta de la vegetación a las fluctuaciones climáticas, b) la perturbación antrópica, pero también c) procesos como la colonización o la migración de especies. Por otra parte, el estudio de restos de hongos, algas, zoorestos, etc., conocidos como palinomorfos no polínicos (NPPs), nos informan sobre condiciones medioambientales muy locales. En el caso de las algas, nos indican la existencia de masas de agua, y los diferentes tipos de algas nos pueden informar de las condiciones de temperatura, pH o salinidad del agua. En el caso de las esporas de hongos, según su origen, podemos documentar el impacto de la ganadería (hongos coprófilos), el impacto de la tala y quema 41 D’ANTONI, 2008:85. 42 DAVIS, 1963; MOSIMANN y GREENSTREET, 1971; GREEN, 1983. 43 D’ANTONI, 2008. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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(hongos carbonícolas); y la erosión de suelos (especies que proliferan en espacios degradados). Finalmente, un indicador cada vez más aplicado a la investigación arqueopalinológica es el estudio de los carbones sedimentarios depositados en sedimentos naturales, método que nos permite conocer el régimen de episodios de fuego a nivel local y regional. En base al marco teórico expuesto, la arqueopalinología constituye una herramienta clave, pues los análisis polínicos en un yacimiento arqueológico o en depósitos naturales cercanos pueden servir para afrontar las problemáticas arqueológicas desde otra perspectiva, ya que la mayoría de las actividades humanas tienen efectos en el registro polínico, introduciendo material polínico en los asentamientos o alterando el entorno. La palinología no solo nos permite estudiar la evolución de la vegetación, sino también determinar las causas de la configuración de la cobertura vegetal a partir de la relación con los contextos arqueológicos, donde se evidencian las prácticas sociales de cada período histórico. En esa dirección, la arqueopalinología cobra importancia en cuestiones de tipo local o regional, aportando información sobre la deforestación del entorno de un yacimiento, el enriquecimiento de los suelos con nutrientes, la utilización selectiva de alguna especie, los efectos de la práctica ganadera, la introducción de especies exóticas, así como el establecimiento de cultivos (fundamentalmente cereales y leguminosas), la utilización selectiva del fuego y el origen (natural o antrópico) de los incendios, la relación entre períodos de sequía o humedad, el nivel de circulación del agua, la variación de los niveles de la capa freática, el grado de erosión del suelo e, incluso, la dinámica de ocupación de un yacimiento, en el sentido de poder cuantificar las fases de ocupación y abandono44. En conclusión, las relaciones entre sociedades prehistóricas y medio físico, del cual estas forman parte, es una problemática en la cual la arqueopalinología juega un papel muy importante, en el sentido de constituir no solo una herramienta de reconstrucción del medio, sino de explicación de las diferentes realidades históricas implicadas en la relación entre sociedad y medio.
44 BURJACHS et al., 2003: 8. 744
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Arqueología, arqueobotánica, y arqueopalinología: una relación dialéctica entre sociedad y geosistema
4. Conclusión Con este trabajo, hemos definido la arqueoecología como el estudio de la relación dialéctica entre organización social y geosistema a través del tiempo, con el objetivo tanto de aproximarnos a las condiciones medioambientales en que determinados grupos sociales se desarrollarían, como a los efectos causados sobre el medio por parte de las comunidades humanas mediante la aplicación de trabajo social. En ese contexto, el estudio de la evolución de la cobertura vegetal cobra una especial importancia, constituyendo la arqueopalinología una disciplina arqueobotánica decisiva, en el sentido que nos permite estudiar las causas de los cambios acaecidos en la evolución de la vegetación, a partir de la relación entre los procesos naturales y las prácticas sociales desarrolladas en diferentes momentos de la historia. Bibliografía BARTON, Michael C.; CLARK, G. A., “Evolutionary theory in archaeological explanation”, en BARTON, Michael C. y Clark, G. A. (eds): Rediscovering Darwin: Evolutionary Ttheory and Archaeological Explanation, Archaeological Papers of the American Anthropological Association, Arlington, 7, (1997): 3-15. BEROUTCHACHVILI, N.; BERTRAND, Georges, “Le géosystème ou “système territorial naturel”, Revue géographique des Pyrénées et du Sud-Ouest, 49, fasc.2 (1978): 167-180. BERTRAND, Georges, “Le paysage et la géographie: un nouveau rendezvous”, Treballs de la Societat Catalana de Geografia, 50, vol. XV (2001): 57-68. BERTRAND, C.; BERTRAND, Georges, “Le géosysteme: un espacetemps anthropisé. Esquisse d’une temporalité environnementale”, en BARRUÉ-PASTOR, A. M., y BERTRAND, Georges (ed.), Le temps de l´environnement, Toulouse, Presses Universitaires du Mirail, (2000): 65-78. BETTINGER, Robert L., Hunter-Gatherers. Archaeological and Evolutionary Theory, Nueva York, Plenum Press,1991. BINFORD, Lewis R., “Archaeology as Anthropology”, American Antiquity, 28 (1962): 217-225. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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LOS REMONTAJES Y SU APLICACIÓN EN EL ANÁLISIS ESPACIAL DE YACIMIENTOS PALEOLÍTICOS Refits and their Application on Spatial Analysis of Palaeolithic Sites
Irene Ortiz Nieto-Márquez Universidad Autónoma de Madrid [email protected] Resumen: Desde la aparición del Análisis Espacial en la Arqueología, se han desarrollado múltiples metodologías y técnicas para llevarlo a cabo. Hoy en día, gracias a las aplicaciones informáticas, matemáticas y estadísticas los datos obtenidos son más certeros y útiles. Se ha realizado un breve repaso de los métodos más utilizados en los análisis espaciales, así como un hincapié en el papel de los remontajes líticos en estas investigaciones. A través de la descripción de sus tipologías y funcionalidades se han revisado yacimientos en los que los remontajes han tenido un papel fundamental para el Análisis Espacial de los mismos, como es el caso de uno de ellos, El Cañaveral (Madrid). Palabras Clave: análisis espacial, remontajes, metodología, SIG, El Cañaveral. Abstract: Since the appearance of Spatial Analysis in Archaeology, lot of methodologies and techniques to carry it out has been developing. Nowadays, data are more certain and useful thanks to math computering and statistical applications. In this paper we make a brief review of the most used methods in spatial analysis. We also made a stand in refitting use in those researches, as well as a description of the typology and functionality of refits. Some archaeological sites, as El Cañaveral (Madrid), have been reviewed to determine the fundamental role of refits in Spatial Analysis. Keywords: Spatial-Analysis, Refitting, Methodology, GIS, El Cañaveral.
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Irene Ortiz Nieto-Márquez
1. Introducción Desde mediados del siglo pasado, con el nacimiento de la New Archaeology, se ha ido haciendo uso de distintas metodologías para solventar problemas y ampliar horizontes en la investigación Paleolítica. En este contexto se comenzó a desarrollar el análisis espacial de los yacimientos gracias a su registro arqueológico. Las técnicas utilizadas han ido desarrollándose exponencialmente conforme al progreso de las nuevas tecnologías y técnicas computacionales; pero no sólo los procesos matemáticos, estadísticos y gráficos han ayudado al análisis de los yacimientos. La interacción directa con los restos arqueológicos ha sido desde finales del siglo XIX una herramienta básica. Estamos hablando de los remontajes líticos (en el caso de yacimientos paleolíticos). 2. Análisis espacial Antes de introducirnos de lleno en el Análisis Espacial, es necesario aclarar dos términos que son muy repetidos pero que no pueden ser confundidos. Hablamos de Paisaje y de Espacio. Según la RAE1, el Paisaje es “la Extensión de terreno que se ve desde un sitio”, mientras que Espacio es definido como: “extensión que contiene toda la materia existente, o parte que ocupa cada objeto sensible”. Así, Fernando Díez Martín2 afirma que el concepto de paisaje implica la asociación de dos elementos, el espacio y la percepción. El segundo concepto se refiere al terreno físico donde se encuentran los objetos. No es lo mismo la Arqueología del Paisaje que la Arqueología espacial. Igualmente se podría decir que tanto el tiempo como el espacio están relacionados3. Así aparece el término de Localización, que especifica el lugar donde se encuentra algo en un determinado momento. Habiendo aclarado estos conceptos, se realizará un breve recorrido por la aparición de la Arqueología Espacial y su metodología. Ya a finales de 1960 se produjeron importantes cambios en la Arqueología europea y norteamericana, creando una nueva configuración interdisciplinar. Lo trabajos más destacados fueron New Perspectives in Archeology y An archaeological Perspective de Lewis Binford. Las obras de David Clarke, Analytical Archaeology 1 REAL ACADEMIA DE LA LENGUA, www.rae.es 2 MARTÍN, 2007: 2. 3 BARCELÓ, 2002: 1-2. 750
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Los remontajes y su aplicación en el análisis espacial de yacimientos paleolíticos
y Spatial Archaeology tienen un valor inestimable para el análisis arqueológico del territorio. Una de las mayores influencias a este campo de la arqueología fue el componente estadístico y matemático del análisis arqueológico. Por otro lado la primera novedad se puede decir que apareció de la mano de Gordon Willey con su estudio de patrones de asentamiento4. La Arqueología espacial, aparece alrededor de 1970 como consecuencia indirecta de la influencia de la Ecología cultural en el enfoque procesualista, la cual es tratada como un conjunto de principios y métodos para la comprensión de cómo la arqueología estudia las relaciones de las sociedades humanas con su entorno5. La definición básica del análisis espacial puede ser, la dada por I.Hodder, que lo define de manera simple como: “el estudio de las relaciones humanas en el espacio a través de los restos materiales”6. Mientras, que Clarke define el análisis espacial arqueológico como: la recuperación de información relativa a las relaciones espaciales arqueológicas y estudio de las consecuencias espaciales de los patrones de actividad de los homínidos del pasado dentro y entre contextos y estructuras, así como su articulación dentro de asentamientos, sistemas de asentamientos y sus entornos naturales7.
3. Metodología Es necesaria una metodología determinada para realizar una aproximación cuantitativa al estudio de las distribuciones espaciales de los artefactos líticos. El objetivo es evidenciar las eventuales agrupaciones de artefactos para establecer los límites y la localización de las áreas de actividad existentes dentro de la superficie ocupada8. La metodología utilizada para el análisis espacial intra-site se puede basar, entre otros métodos, en el Plotting, plotting quantity, y mapas de densidad, además de análisis de agrupamientos y distribuciones, y dentro de marcos más concretos, en el ámbito intra-site, como es el método de anillo y sector (Ring and Sector Method). Todo esto se acompaña por un método básico para analizar los factores dinámicos y conductuales del yacimiento, como son los remontajes. 4 WILLEY, 1953. 5 SANJUAN, 2005: 200-209. 6 HODDER & ORTON, 1976. 7 CLARKE, 1977: 9-11. 8 WÜNSCH, 1996: 105. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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3.1 Plotting La representación de dispersiones de las piezas y su inspección visual es uno de los métodos más antiguos del análisis espacial. Se pueden distinguir mapas con las medidas exactas de las piezas, símbolos para sus representaciones… pero lo más importantes es la posición exacta del objeto. 3.2 Plotting Quantity Dispersion El plotting quantities de las piezas por celdas o cuadrículas y su inspección visual es un método ampliamente extendido. Tras haber calculado el número de piezas por cuadro, se debe decidir cómo debe ser el plotting de estos elementos. Se cuenta con dos métodos: usando diferente coloración (escala de grises) para el grid de las celdas o usando círculos de diferentes tamaños localizados en el punto central de los cuadros. Las cantidades de piezas deben estar agrupadas por intervalos9. 3.3 Análisis de densidad Estos análisis son de gran utilidad para determinar dónde se han concentrado los objetos, haciendo más sencilla la lectura e interpretación de los planos de plotting objects anteriormente citados. Se cuenta con diferentes métodos para calcular la densidad como el Kernel Density estimates. La función de Kernel calcula la densidad de las entidades en la vecindad de esas entidades10. Se puede calcular con entidades de punto y de línea. Para puntos, el algoritmo de Kernel calcula la densidad de estas entidades alrededor de cada celda ráster de salida, igual que con las entidades lineales. Tras haber estudiado y visualizado la posición de los registros arqueológicos se deben estudiar los agrupamientos de piezas y las distribuciones de las mismas, si son distribuciones regulares o aleatorias, si hay relación entre distribuciones… Para este tipo de cuestiones se suelen utilizar los análisis del Vecino más próximo (NNA) y los análisis gráficos de agrupamientos. En la Arqueología se puede decir que hay dos modalidades espaciales que definen si las actividades sociales han influenciado en la posición de los materiales, la regularidad o la aleatoriedad. De alguna manera, la intencionalidad en los niveles arqueológicos produce una distribución regular, mientras que la no intencionalidad produce una distribución aleatoria11. 9 NIGST & ANTL-WEISER, 2011: 11-12. 10 NIGST & ANTL-WEISER, 2011: 12. 11 BARCELÓ & MAXIMIANO, 2008: 2-3. 752
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Se pueden aplicar procesos escolásticos e inferencias estadísticas al estudio de las modalidades de análisis espacial. La teoría de distribución normal bivariable representa la formación de modalidades espaciales regulares de acciones sociales. Se basa en los cambios de la variable dependiente (por ejemplo intensidad de un proyecto) en base a las variables independientes que en caso bidimensional serían x e y12. Este ofrece un modelo que valora el grado de regularidad así como la intencionalidad espacial de la acción social13. Según Barceló y Maximiano, la intencionalidad en el espacio produce distribuciones no aleatorias en un rango de variación entre agregados y distribuciones uniformes14. 3.4 La Función de Ripley’s K Se usa para comparar los patrones de puntos agregados con patrones de puntos generados de forma aleatoria. Permite establecer el tipo, la intensidad y el rango del patrón espacial a través del análisis de las distancias existentes entre todos los puntos de la distribución15. 3.5 El vecino más próximo (NNA) Valora la existencia de dispersión como de concentración de puntos en el espacio. Este evalúa la regularidad y la concentración espacial de un número determinado de puntos teniendo como base una distribución aleatoria de ese mismo número de puntos. La regularidad de una dispersión y la aglomeración de una concentración son desviaciones opuestas de la distribución aleatoria. Si todos los puntos se encuentran lo más alejados posibles los unos de los otros, la distancia promedio al vecino más próximo será máxima; si todos están lo más cercanos posible, la distancia promedio es 0, y la distribución aleatoria tiene promedios de distancia al vecino más cercano entre estos extremos16. Así gracias al radio de NNA se pueden observar el tipo de distribuciones. El valor de R toma valores desde 0 (Aglomeración total) a 2.1491 (dispersión más regular). Si el R=1 es aleatoria la distribución, si el R=.81 es la dispersión aglomerada y si es R=1.8 es muy regular17.
12 MAXIMIANO, 2007: 198-214. 13 BARCELÓ & MAXIMIANO, 2008: 2-3. 14 BARCELÓ & MAXIMIANO, 2008: 2-4. 15 MAXIMIANO, 2007: 126-151. 16 GONZÁLEZ, 2006: 4-5. 17 GONZÁLEZ, 2006: 5. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Una vez que la no-aleatoriedad de la distribución se ha certificado se debe examinar las relaciones entre clusters, si estos son causa de efectos aleatorios o si definen áreas diferenciadas18. 3.6 K-Means Detecta clusteres espaciales. Este algoritmo partitivo busca agrupaciones dentro de la distribución de los puntos, y los crea por cercanía a los centroides de las agrupaciones. Para definir las agrupaciones se debe determinar un número de grupos y sus centroides. El K-means minimiza las distancias de unos puntos arbitrarios a todos los casos en todas las dimensiones19. 3.7 Ring-and-Sector Method Este método fue desarrollado por D.Sharpert en 198020. La idea central gira en torno a la presencia de un hogar. Éste ejerce como centro de foco social, y ampliándolo al modelo de Lewis Binford de Seating Plan se desarrolló un modelos de acercamiento basado en la etnografía y en los patrones de comportamiento, permitiendo observaciones a los procesos de desecho en las áreas de alrededor del hogar. Este método de Ring-and-sector analiza la distribución de los registros hallados alrededor del fuego, y especialmente ayuda a discernir sobre la presencia o no de una “tienda” y de la distribución asimétrica alrededor de los mismos restos. Las cantidades por anillos se visualizan en histogramas o gráficos de frecuencias acumulativas. Shapert distingue dos modelos: la distribución unimodal que presenta al hogar al aire libre con zona de drop y toss. Mientras que la multimodal representa hogares dentro de tiendas. El primer modo corresponde a la zona Drop, la segunda al lugar llamado “efecto barrera de la tienda”, que son objetos situados detrás de las espaldas de las personas sentadas alrededor del hogar y no se dispersan más por la presencia de la pared de la tienda. Y el tercer modo representa la zona de la salida o “puerta”21. 4. Remontajes Los remontajes consisten en la unión de los negativos y positivos de lascas sucesivas y la reconstrucción de los bloques a partir de sus lascas y láminas, igual que los útiles a partir de sus desechos de talla o sus lascas de reavivado. Todo esto permite conocer la vida de cualquier útil22. 18 BARCELÓ & MAXIMIANO, 2008: 4. 19 GONZÁLEZ, 2006: 3-4. 20 STAPERT, 1992: 11-15. 21 STAPERT, 1992: 11-15. 22 PIEL-DESRUISSEAUX, 1989. 754
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4.1 Historiografía Los primeros remontajes se realizaron a finales del siglo XIX, de la mano de Spurrel23 que los utilizaba para entender el comportamiento de la población prehistórica. Más tarde los remontajes se veían como curiosidades, o por otro lado como un método para analizar secuencias estratigráficas24. Desde 1970 estas uniones se han utilizado para responder preguntas tecnológicas y funcionales. Hasta 1960 los remontajes se publicaban únicamente con líneas pintadas o fotografías. Las implicaciones cronológicas fueron resaltadas por primera vez por G.Bosinki, que realizó un mapa con todos los núcleos remontados, del yacimiento de Rheindahlen representando las categorías con simbología distinta25. En Pincevent, tanto Leroi-Gourhan como M. Julien conectaron todos los remontajes con líneas rectas, y por primera vez se hizo una distinción de distancias entre las uniones26. Se han realizado revisiones sobre la metodología de los remontajes desde los años 70 hasta hoy igual que han sido objeto de grandes críticas27. Hoy en día es una práctica habitual en las investigaciones europeas, siéndolo menos en América28. 4.2 Funcionalidad Los objetivos de estas uniones son múltiples y variados, pero todos relacionados entre sí. El estudio de los remontajes se aplica directamente sobre el objeto lítico, y se puede utilizar para mejorar la interpretación de los comportamientos del pasado así como procesos químicos, geomorfológicos, físicos y sedimentarios que afectan a los materiales arqueológicos. El remontado es esencial en la comprensión de la organización del trabajo y permite “describir el movimiento de los hombres a partir de los desechos de un mismo objeto que han sido abandonados a lo largo de la ocupación”29. Igualmente ayudan a establecer la homogeneidad de un conjunto arqueológico para establecer la circulación de materiales y de los individuos, descubrir por otro lado la coetaneidad de diferentes concentraciones dentro de un mismo yacimiento, la identificación de lugares dedicados a alguna actividad específica y con ello los métodos de talla, etc. Hay muchos objetivos a alcanzar por medio de los remontajes. 23 SPURREL, 1880: 293-299. 24 CZIESLA, 1987: 11-12. 25 CZIESLA, 1987: 11-12. 26 LEROI-GOURHAN & BREZILLON, 1966: 336-350. 27 CZIESLA, 1987: 12. 28 CLOSE, 2000: 52-53. 29 PIEL-DESRUISSEAUX, 1989. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Una pieza lítica es el resultado de un proceso de reducción que deja un objeto tangible, pero cuando esos restos remontan parece que la información que ofrecen se amplía potencialmente, excediendo a la que nos puede suministrar la pieza por sí sola30. 4.3 Tipología Ya Cziesla en 1987, definió tres tipos de remontajes. Las uniones originarias de secuencias de reducción-producción, siendo las reconstrucciones de las reducciones de los núcleos; remontajes de los artefactos fragmentados (no intencionales) y en tercer lugar las uniones que son producto de modificaciones secundarias de artefactos31. En el primer caso, los procedentes de secuencias de reducción facilitan información valiosa sobre las cadenas operativas y la tecnología utilizada, junto con la destreza o calidad del trabajo. La mayoría de los remontajes suelen ser núcleo-productos y remontajes dorso-ventrales. En el segundo caso, los provenientes de artefactos fragmentados, se suelen encontrar fracturas transversales y sagitales en los productos de talla y las fracturas postdeposicionales. Las fracturadas en el proceso de talla muestran distintos accidentes de talla y los errores técnicos durante las fases de obtención de los productos. Por otro lado, los productos fracturados por procesos postdeposicionales son mucho más difíciles de identificar, ya que no presentan estigmas claros que permitan su adscripción fiable. El “trampling” es una de las posibles causas e incluso la presión del propio sedimento sobre los objetos líticos32. Este proceso postdeposicional puede fracturar la pieza pero no implica un desplazamiento, sino que quedan como en conexión anatómica, siendo así reconocible en el campo. El otro tipo de remontajes que Cziesla identificó fueron los procedentes de la modificación secundaria de los artefactos. Estos proporcionan información muy valiosa, y se pueden referir a la conexión de lascas de retoque con los soportes retocados, con piezas reutilizadas tras una fractura de uso, etc. Este tipo de productos da una gran información sobre la reutilización de las piezas, ya que por la conexión de dos objetos con retoques distintos se puede reconstruir la diacronía de la fabricación del artefacto. 30 HOFMAN, 1992: 1-2. 31 CZIESLA, 1987: 14-16. 32 WEITZEL & COLOMBO, 2006: 22-27. 756
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Un tipo de remontaje no señalado por Cziesla, son los procedentes de alteraciones térmicas, ya que como apuntan Rafael Mora y sus compañeros33 tienen interés a nivel espacial y taxonómico, porque pueden aportar datos relevantes por su relación proximal o no de los hogares documentados en el lugar. 5. Yacimientos con remontajes y análisis espacial Tras una revisión de los yacimientos que hayan utilizado los remontajes como un método de análisis espacial y tecnológico, se puede observar que hay casos muy interesantes. En primer lugar presentamos los remontajes más destacables por las distancias entre sus piezas. Uno de ellos es en el yacimiento de Chuckwalla Valley, en el sureste de California, donde se remontaron tres lascas con un núcleo situado a 63 km de distancia34. Otro caso atañe a dos mitades de una punta lítica del Paleolítico final de Vessem-Rouwven y Vessem 3. Los dos yacimientos están a una distancia de 160 metros aproximadamente, la más larga entre los remontajes intra-sites del yacimiento35. Sin embargo, también se han establecido remontajes a distancias de 200 km entre yacimientos del Paleolítico Superior de Abu Noshra I y Abu Noshra VI. En Abu Noshra VI aparecieron dos lascas extraídas de un núcleo encontrado en Abu Nostra I y ambos yacimientos cuentan con fragmentos de los reversos de estas lascas. Esto podría indicar la contemporaneidad de los dos yacimientos, aunque dado el pequeño número de remontajes parece que los restos líticos de Abu Noshra I fue reciclada por los posteriores habitantes de Abu Noshra VI36. Cattin, remontó fragmentos de una misma lámina pertenecientes a dos yacimientos magdalenienses, Neuchâtel-Monruz y Hauterive-Champréveyres, a un kilómetro de distancia37. En Alemania, Scheer fue capaz de unir tres yacimientos por remontajes. Encontró seis pares de artefactos remontados entre Geiβenklösterle y Brillenhöhle, con las direcciones de los remontajes en ambos sentidos. Este último también estaba unido a Hohlerfels por dos pares de remontajes. Un cuarto yacimientos es, Sirgenstein, que
33 DE LA TORRE, MARTINEZ-MORENO, MORA, & PIZARRO, 2004: 399. 34 SINGER, 1984; CLOSE, 2000: 54. 35 ARTS & DEEBE, 1981; CLOSE, 2000: 69. 36 PHILLIPS, 1991; CLOSE, 2000: 69. 37 CATTIN, 1992: 35-42; CLOSE, 2000: 69. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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contiene materias primas comunes a todos ellos, pero no se han encontrado remontajes38. El estudio de los modelos de ocupación se puede realizar a través del estudio de las acumulaciones, como en el Abric Romaní39. En el cual se documentaron algunos hogares principales y otros secundarios, más pequeños y cercanos a la pared del abrigo, lo que indicaría que servirían para calentar a los dos o tres individuos que durmieran en ese lugar. Contamos igualmente con los casos del yacimiento solutrense Maitreaux y Olga Grande situado en Portugal 40 o el análisis espacial de la Cueva de Bolomor en el nivel IV41. Igualmente los remontajes de piezas líticas fueron de gran utilidad para identificar los desplazamientos de las piezas y fragmentos de puntas Clovis causados por los procesos post-deposicionales en el yacimiento de Gault-41BL323, en Texas42, de la misma manera que para poder realizar el análisis estratigráfico de la Cueva de Vindija en Croacia43 o “simplemente” el hallazgo increíble del proceso de talla de una punta solutrense, habiéndose remontado todo el proceso a falta de la última pieza, la punta, en el abrigo de Peyrugues44. Pero no hay que olvidar que grandes y clásicos yacimientos utilizaron los remontajes para estudiar los suelos de ocupación, como fue el caso de Pincevent de la mano de Leroi-Gourhan45, Boxgrove con una cronología de 500.000 años por parte de Mark Roberts46, o el yacimiento holandés de Maastricht-Velvedere47. Alejándonos un poco hacia el Este de Europa, en la República Checa nos encontramos con el yacimiento de Stranska-Skala que ha sido lugar de aprovisionamiento de materia prima desde el Paleolítico hasta época casi actual. En este lugar también se han podido realizar remontajes48.
38 SCHEER, 1993; CLOSE, 2000: 69. 39 CARBONELL I ROURA, 2002. 40 AUBRY, 2003: 87-99. 41 SAÑUDO DIE, 2008: 155-160. 42 JOYCE ALEXANDER, 2008. 43 BRUNER, 2002. 44 ALLARD, 1993. 45 LEROI-GOURHAN & BREZILLON, 1966. 46 BERGMAN, ROBERTS, COLLCUTT, & BARLOW, 1987. 47 ROEBROEKS, KOLEN, VAN POECKE, & VAN GIJN, 1997. 48 OLIVA, 2005: 12. 758
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6. El Cañaveral El Cañaveral es un yacimiento paleolítico al aire libre (fig.1), situado en el municipio de Coslada (Madrid). El hallazgo del yacimiento ha sido fruto de los proyectos de investigación llevados a cabo en la Comunidad de Madrid durante los años 2006 y 2007 en adelante49.
Fig. 1: vista en 3D de la distribución espacial de El Cañaveral
En este lugar se llevó a cabo una excavación en extensión (164 m²), que ofreció al menos un nivel arcilloso edafizado con un alto grado de concentraciones de industria fresca asociada a un elevado número de núcleos y percutores. Se detectaron en campo 3 niveles arqueológicos, el II, el II-III y el III, ya que el I es un nivel de superficie susceptible de ser removido y alterado. Tras una simple observación de la posición de los materiales se podría indicar un grado de alteración variable, ya que junto a las concentraciones con dominio de disposición horizontal, aparecen conjuntos frescos con presencia de pendientes verticales. En la planta de esta área a simple vista se pudo observar la existencia de unas concentraciones más o menos circulares de materiales frescos que podrían responder a zonas de talla50. Tecnotipológicamente la industria se vincula al musteriense, habiendo un dominio
49 [CAM 1662007/00]; Proyecto financiado por la Dirección General de Patrimonio titulado: “Estrategias de captación de recursos líticos durante el Pleistoceno medio y superior en la región de Madrid: creación de una litoteca arqueológica”. 50 BAENA et al., 2008: 17-21. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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de esquemas de tipo Levallois, junto con una aparición menos numerosa de esquemas laminares51. Esta zona tiene un interés excepcional para la disertación debido a dos sucesos, uno es el increíble estado de conservación de los registros, demostrado por la aparición de remontajes en campo, junto con la gran densidad de los restos de pequeño tamaño. A todo esto se le suma la existencia de estructuras de combustión, que hace viable la interpretación de este lugar como posibles campamentos temporales al aire libre para la captación de recursos abióticos52. El número total de piezas documentadas y georreferenciadas en el Área 3 de Cañaveral ascendía a 14607, habiéndose estudiado un total de 4033 (27%). Este conjunto de elementos líticos se ha dividido en tres grupos que hacen referencia a los niveles estratigráficos en los cuales se encontraron y catalogaron; así en el Nivel II se seleccionaron un total de 712 (17,6% de 4033); en el Nivel II-III fueron 1208 piezas (30 % de 4033), y finalmente en el Nivel III 2113 piezas (52,4 % de 4033). Dentro de cada nivel se han hecho subdivisiones siguiendo la categorización de cada pieza dentro de una descripción tecnológica y por otro lado se han podido separar las concentraciones elegidas para el estudio. Se lograron encontrar 73 grupos de remontajes, haciendo un total de 218 elementos líticos que han sido objeto de dicho proceso de unión. (5,3% de 4033). Se han documentado uniones por fracturas causadas bien por secuencias de reducción, por trampling, por alteraciones térmicas, o bien por factores naturales, es decir, por fracturas internas de la roca, por vetas, o incluso alguna fractura actual, causada por la acción de la excavación arqueológica. En el nivel II la mayoría de los remontajes pertenecen a secuencias de reducción, sin aparecer remontajes por trampling, fracturas actuales o alteraciones térmicas. Se ha detectado que el mayor porcentaje de estas uniones pertenecen a grupos de 2 piezas, destacando un remontaje de 11 elementos líticos.
51 BAENA et al., 2008: 17-21. 52 BAENA et al., 2008: 17-21. 760
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Fig. 2: mapa de densidad y remontajes del nivel II
La inmensa mayoría de los remontajes se encuentran encuadrados dentro de los ámbitos de mayor densidad de piezas(fig. 2). Igualmente las líneas que unen los remontajes tienen una dirección generalizada, NW-SE. La distribución horizontal de estas uniones se encuentra bastante concentrada, hay 17 uniones provenientes de secuencias de reducción que se hallan a una distancia menor a 0,3 metros, habiendo sólo 2 que están en un rango entre 1 y 2 metros.
Gráfico 1: distribución vertical de los remontajes del nivel II
La distribución vertical de los remontajes del nivel II (gráfico 1) se pueden observar en el gráfico superior. En la zona Norte la mayoría de los remontajes se hallan en una misma cota, pero a medida que se dispersan al sur estas cotas varían.
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Fig. 3: mapa de densidad y remontajes del nivel II-III
En el nivel II-III se encontraron 21 grupos de remontajes. El tipo de remontaje más abundante es el causado por secuencias de reducción, con un total de 17 uniones. Le siguen las 2 uniones por alteraciones térmicas, y finalmente contamos con un remontaje por trampling y otro más por fracturas naturales. La distribución horizontal de los remontajes hallados en este nivel IIIII no se parece a la del nivel anterior (fig. 3), ya que aparecen bastante concentrados en grupos, aunque las pequeñas distancias entre algunas piezas muestran una dirección NW-SE. De las 46 uniones, 40 se encuentran en un rango entre 0 y 30 cm de distancia, 37 de ellas provienen de secuencias de reducción, dos por alteración térmica y una por trampling.
Gráfico 2: distribución vertical de los remontajes del nivel II-III
Como se puede observar en el gráfico, (gráfico 2) los remontajes se encuentran concentrados. El primer agregado del norte tiene una cota más alta que el agregado del Sur que es más baja pero más homogénea.
En el último nivel, el III, se han logrado encontrar 35 conjuntos de 762
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remontajes, uniendo 89 piezas. La mayoría de los remontajes provienen de fracturas por alteraciones térmicas, seguidas por las secuencias de reducción y por trampling. A diferencia que en los dos niveles anteriores, la variedad de las causas de los remontajes ha aumentado, habiendo como mínimo un caso de todos ellos. Las líneas de unión siguen teniendo la misma dirección NW-SE que en niveles anteriores, siendo ahora bastante más visible por su mayor tamaño (fig. 4). Sin embargo en este último nivel aparecen líneas con dirección W-E que une diferentes agrupaciones de elementos líticos.
Fig. 4: mapa de densidad y remontajes del nivel III
La distancia a la que se hallan los remontajes es interesante, ya que podemos encontrar uniones de menos de 5 cm hasta uniones que superen los 3,5 metros, pertenecientes a secuencias de reducción y en un caso a una fractura actual. La mayoría de las uniones entre piezas fracturadas por secuencias de reducción se encuentran a una distancia menor a los 30 cm., contando con 2 entre los 2 y los 5 metros. Por otro lado las uniones por trampling, como cabía esperar se encuentran todas entre 0 y 50 cm.
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Gráfico 3: distribución vertical de los remontajes del nivel III
Respecto a la distribución vertical (gráfico 3) de los remontajes del nivel III es bastante más heterogénea, oscilando bastante la cota. Finalmente, se han encontrado 5 remontajes entre niveles, siendo 12 las piezas remontadas. Tres de estos cinco relacionan los niveles II y II-III, mientras que los dos restantes, lo hacen entre el II y III, y el II-III con el III.
Fig. 5: mapa de densidad t remontajes entre niveles
La tipología de remontajes más abundante son las secuencias de reducción y las fracturas causadas por trampling, siendo minoritarios los que provienen de saltos o alteraciones térmicas. Las líneas de unión de los remontajes tienen una dirección totalmente opuesta (NE-SW) a las anteriores líneas que unían remontajes dentro de los mismos niveles (NW-SE)(fig. 5) Respecto a la distancia de las líneas de unión de los diferentes remontajes, se puede apreciar que las líneas de mayor longitud pertenecen 764
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a los remontajes por secuencias de reducción, mientras que el resto, ya sea por trampling o por alteraciones térmicas se encontraban a una distancia menor a 30 cm.
Gráfico 4: distribución vertical de los remontajes entre niveles
En cuanto a la distribución vertical de estos remontajes se observa que se unen cotas diferentes, sobre todo relacionadas con los niveles II y II-III (gráfico 4). Gracias al estudio tecnológico que se realizó de todas las piezas y la observación de alteraciones sufridas, se comenzó a vislumbrar las similitudes entre el nivel II y II-III, como el grado de frescura, sin carbonatos y poco movimiento aparente, a diferencia del III, con un alto grado de carbonataciones, rodamiento y desplazamientos. Junto a los resultados de los remontajes se pudo poner en común los dos primeros niveles y separarlos del nivel III, anterior y objeto de alteraciones postdeposicionales. 7. Conclusiones Como se ha podido observar, el análisis espacial de los yacimientos arqueológicos es un estudio multidisciplinar que requiere conocimiento y uso de distintas técnicas de investigación. Desde un punto de vista matemático y estadístico, los nuevos programas informáticos ofrecen la oportunidad de obtener datos muy útiles para el establecimiento de patrones de dispersión y concentraciones. Para comenzar un análisis espacial de un yacimiento es preciso determinar si la distribución es aleatoria, regular o conglomerada. Igualmente es necesario establecer la existencia de concentraciones, y si las hay, se debe conocer las relaciones entre ellas. Sin embargo, los remontajes ayudan a relacionar esta información con los patrones de comportamiento junto con los estudios etnográficos, entre otros.
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No hay un acercamiento más directo a la industria lítica que los remontajes, donde se puede observar la tecnología empleada, errores en el proceso de talla, la técnica y la tecnicidad del tallador. Del mismo modo esto permite conocer el dinamismo de las piezas líticas a lo largo de su vida útil, y durante los procesos postdeposicionales. No se podrían haber relacionado yacimientos que se encuentran a largas distancias si no fuera por estas uniones. Es un trabajo arduo y duradero, e incluso hay autores que lo critican y proponen otras metodologías como el análisis mínimo de nódulos53. En el yacimiento de El Cañaveral, la búsqueda de remontajes ha proporcionado datos de suma importancia respecto a la tecnología, cadenas operativas y niveles de tecnicidad. Por un lado ha sido la herramienta básica que ha proporcionado información sobre los movimientos de las piezas en el yacimiento y determinar que algunas concentraciones eran lugares centrados en la talla, por el hallazgo de un remontaje de un núcleo levallois con 15 lascas. Por otro, además, han procurado la información suficiente para determinar movimientos postdeposicinales de piezas en el nivel III a causa de una pequeña corriente de agua, justificado igualmente por la presencia de pátinas, rodamiento y carbonatos. Finalmente, han contribuido a la unión de dos niveles arqueológicos (determinados en campo), el II y II-III, ya que tecnológicamente contaban con las mismas características y el grado de frescura es similar. Al hallarse remontajes entre estos dos niveles se han podido unificar54. A modo de conclusión, cabe resaltar el valor de los remontajes en los yacimientos paleolíticos, ya que aportan información fundamental para la interpretación de los mismos. Hoy en día, gracias a las nuevas tecnologías y a la debida recogida de datos en campo, el proceso de remontajes puede ser más rápido y eficaz. Por ello no hay que olvidar que tanto los procesos más básicos de la unión de elementos líticos por una persona, como las técnicas más avanzadas de computación de datos y recogida de los mismos deben ir inexorablemente unidos para que el fruto final de esa investigación sea lo más completa y productiva posible.
53 LARSON, INGBAR, HOFMAN, & ENLOE, 1992. 54 BORDES, 2002. 766
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PAISAJE Y MATERIALIDAD. LO COTIDIANO EN LAS SOCIEDADES AGRARIAS PREINDUSTRIALES Landscape and Materiality. Daily Life Activities in Pre-industrial Agrarian Societies Luis Antonio Sevillano Perea1 Instituto de Arqueología de Mérida (CSIC-Junta de Extremadura) [email protected] Resumen: En este trabajo pretendemos hacer una breve reflexión acerca del resultado material de las prácticas sociales y su relación con la evolución de los paisajes rurales. Desde esta posición, para la creación y desarrollo de un determinado comportamiento individual o colectivo son esenciales tanto la capacidad de acción del individuo como del resto de las entidades orgánicas e inorgánicas. Todas ellas forman parte de un mismo proceso indivisible que aglutina las prácticas cotidianas de las sociedades pasadas. Es un hecho evidente que las propiedades físicas de un espacio constriñen o posibilitan la realización de determinadas actividades productivas y económicas, pero al mismo tiempo constituyen un aspecto esencial de la experiencia. En consecuencia, la repetición de acciones específicas ha dado lugar a patrones (tanto espaciales como materiales) que son susceptibles de ser analizados aportando información significativa acerca de determinados procesos históricos. De esta manera, conectar el registro arqueológico con la llamada dwelling perspective2 es un punto esencial en nuestra interpretación de lo cotidiano en las comunidades agrarias preindustriales, que son el objetivo principal de nuestra investigación. Para completar la aproximación metodológica adoptada para el estudio de las prácticas agrarias abogamos por el uso de la prospección arqueológica, que junto a otras técnicas, posee un papel esencial en la documentación de las complejas redes de entidades tangibles resultantes de la materialización de las actividades cotidianas. . Palabras clave: Arqueología del Paisaje, materialidad, sociedades agrarias, prospección arqueológica. 1 Becario JAE-PreDOC. 2 INIGOLD, 2000: 154. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Abstract: The aim of this paper is to depict some concerns about the relationship between the rural landscapes evolution and its materiality. We depart from the assumption that the physical properties of a space constrain or make possible the execution of certain economic and productive activities. Nevertheless, at the same time, they constitute an essential feature of the experience. From our point of view, the human agency as the agency of other organic and inorganic entities is in the basis of the creation and development of a specific individual or collective behavior. The past societies domestic practices are understood here as a compound where humans and no-humans are pieces of the same process. This statement is closely tied to the dwelling perspective3. This concept is one of the principles for our understanding of the rural society’s daily life practices, which is the main objective of our research program. Specific activities repetition within a spatial context has resulted in particular spatial and material patterns. It is possible to analyze these patterns in order to obtain significant information about some historical processes. Therefore, the establishment of an adapted methodology to study the agrarian practices is crucial when we try to document these tangible entities complex networks. Keywords: Landscape Archaeology, Materiality, Agricultural Societies, Archaeological Survey.
1. Introducción Hemos de partir de la aceptación de que nuestro principal objeto de estudio, el análisis de las prácticas agrarias de las sociedades preindustriales, es el elemento que va a determinar la elección de una metodología en concreto. Se busca con ello la adaptación más precisa posible a las características de los elementos que van a centrar nuestra atención. En este caso, para analizar las prácticas sociales en las que participaron comunidades rurales antiguas, trataremos de emparentar varias líneas de investigación. Pretendemos de esta manera incluir distintas facetas de las actividades cotidianas y el trabajo ordinario de sociedades pasadas, acciones que han marcado una heterogénea impronta en las áreas donde tuvieron lugar. En consecuencia este objetivo nos induce a recurrir a un conglomerado en el que tienen cabida diversas posturas. En primer lugar, trataremos la teoría de la materialidad, que asimismo bebe de doctrinas más generales dentro de las Ciencias Sociales, como las teorías de la práctica social. Así desde un 3 INIGOLD, 2000: 154 774
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marco especulativo, el recurso a estas propuestas, que se insertan dentro de las corrientes post-humanocéntricas (en notable expansión dentro de las Ciencias Sociales desde la década de los noventa y particularmente en Arqueología en el primer decenio del siglo XXI) se explica por el interés que desde esta perspectiva posee el análisis de lo cotidiano, de los procesos repetitivos y semiconscientes que configuran el día a día de la existencia. Consideramos que estos referentes pueden aportar interesantes novedades en el ámbito interpretativo de los paisajes arqueológicos. No obstante, y debido a que la dimensión espacial de nuestro objeto de estudio reviste enorme importancia, muchos de los conceptos desarrollados desde la Arqueología del paisaje están implícitos en nuestra exposición. Igualmente es necesario recordar que la mayoría de técnicas de prospección superficial tuvieron su origen a partir de numerosos estudios regionales que pueden encuadrarse sin problemas dentro del marco de la escuela procesual. Por lo tanto, la conjunción de presupuestos desarrollados por corrientes tan diversas no es una tarea sencilla. 2. Materialidad y prácticas sociales. Una breve introducción Habiendo marcado como principal objetivo el estudio de las actividades cotidianas de las sociedades agrarias, consideramos de notable valía el recurso a la línea de pensamiento formada por diversas teorías que destacan la importancia de los elementos materiales junto a otros actores en la formación de las prácticas sociales. De acuerdo con esta corriente, las entidades con propiedades físicas ven revalorizada su posición, concibiéndose como atributos que ejercen una notable influencia en la estructura de las actividades rutinarias. Éstas en definitiva son el origen de los elementos arqueológicos cuyo análisis planteamos. 2.1 Materialidad, actividades cotidianas y prácticas sociales Dependiendo del contexto o de la línea de trabajo seguida, el concepto materialidad adquiere diferentes connotaciones. No obstante, relacionamos su expansión en nuestra disciplina (y dentro de las Ciencias Sociales en general) durante los últimos años con la renovada importancia que se concede a las entidades con propiedades físicas4, vinculada también con la corriente de trabajos post-humanocéntricos en Ciencias Sociales, donde lo material no es 4 PELS et al. 2002: 6; OLSEN 2003. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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sólo social como un símbolo o texto cargado de significado cultural5, sino que los objetos también son considerados una fuerza activa dentro de la práctica social. Es decir, aquello a lo que nos referimos como la materialidad de las entidades físicas no es el resultado en exclusiva de las acciones humanas, sino de un conglomerado de prácticas en las que los elementos con propiedades físicas están siempre implicados. Ello significa difuminar, cuando no prescindir de la frontera entre lo natural y lo culturalmente modificado6. Si seguimos a Jones, cuando hacemos uso del concepto materialidad (traduciendo el término inglés materiality) nos referimos al mutuo reforzamiento que se ejercen los elementos con propiedades físicas que conforman el medio ambiente y las actividades sociales que, por consiguiente, serían analíticamente indivisibles7 en tanto en cuanto ambos son partícipes del mismo proceso. De este modo se asume que lo social está formado también por lo tangible. Se ha sugerido que el recurso a “las cosas” es una de las respuestas que las teorías sociales de finales del siglo XX y principios del XXI ofrecen para enfatizar cómo lo social también ordena, mantiene y es fijado por lo material8. Entre los autores que han tratado sobre la materialidad del registro arqueológico es fácil detectar diferencias en el énfasis que se otorga al significado social de los atributos con propiedades físicas. De tal manera que estas premisas van desde los postulados que los conciben como elementos estructurados y significativos con proyectos epistemológicos tanto individuales como colectivos9, a autores que plantean un equilibrio entre la capacidad de acción de los individuos y los elementos tangibles10 (emparentándose con las teorías de Latour y el uso de su término actant), mientras que otros investigadores plantean que las materialidades no tienen
5 FAHLANDER, 2008: 131. 6 Ibid: 135. 7 JONES, 2004: 330. 8 PELS et al., 2002: 2. 9 OWOC, 2004: 119. 10 OLSEN, 2003; WITMORE, 2007. 776
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agency per se a la vez que se enfatiza la necesidad de analizar la implicación de los diferentes elementos en cada caso de forma individual11. El hecho de revalorizar el papel de las cosas e incluso asumir la existencia de una material agency12 ha posibilitado que algunas de estas posiciones sean consideradas como una renovación de los principios deterministas. En cualquier caso, no se pone en duda la capacidad de acción de los individuos, pero igualmente es enfatizada la necesidad de reconocer que estas acciones se producen en un contexto y tienden a producir y reproducir patrones en relación a unas condiciones sociales y materiales específicas13. En consecuencia, la cuestión no es tanto si mente y materia están conectadas, sino cómo abarcar tal conexión14 y probablemente es en este punto donde es posible advertir con mayor claridad la relación entre la materialidad y las teorías de las prácticas sociales. En primer lugar, consideramos importante aclarar el uso del término teorías en plural, porque dentro de esta corriente podemos encontrar múltiples tendencias aplicadas a disciplinas diversas tales como la Psicología, la Antropología, la Sociología, estudios de consumo, de medio ambiente, marketing y otros campos incluidos dentro de las Ciencias Sociales15. No obstante, la obra de un conjunto de autores es la que probablemente ha ejercido mayor influencia en la difusión de estos postulados. Así por ejemplo la teoría de la estructuración de Anthony Giddens16 es frecuentemente citada, tal y como ocurre con la Actor-Network Theory de Bruno Latour17. También dentro de esta tendencia encontramos la idea de la performatividad de Judit Butler18, en la que se puede apreciar el considerablemente el influjo de los autores postestructuralistas. No obstante, en este trabajo analizaremos la relación entre los postulados que acabamos de describir con algunos conceptos tratados en la obra de Pierre Bordieu, que se ha erigido como uno de los principales referentes dentro de este conjunto de autores19. 11 FAHLANDER, 2008: 150. 12 LATOUR, 1993. 13 CORNELL et al., 2008: 225. 14 GONZÁLEZ RUIBAL, 2012: 31. 15 FUENTES, 2011: 35. 16 GIDDENS, 1984. 17 LATOUR, 2005. 18 BUTLER, 1999. 19 BORDIEU, 1999; 2007. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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El principal rasgo en común de esta corriente de pensamiento es el reconocimiento de “la práctica” como la unidad mínima de análisis, frente a los conceptos centrales de otras escuelas (la mente, el discurso, la interacción entre sujetos…). En consonancia, es esta diferencia básica la que conduce a una concepción diferente de múltiples ideas20 tales como el cuerpo, la mente, el mundo material, el conocimiento, las estructuras o los agentes y la “agencia”, la ética, las relaciones entre individuos, los sistemas productivos… Todo factor o elemento conformante de las acciones estaría incluido dentro de alguno de estos procesos, de ahí la trascendencia dada al estudio de las prácticas de forma particular o individual. Por ello, este concepto es considerado como la esfera más adecuada a través del cual tratar lo social, así como su significado y múltiples implicaciones. El habitus, concepto difundido por Bordieu, es una de las piedras angulares de su pensamiento y un elemento clave en su obra para traspasar la ontología heredera de los postulados cartesianos al rechazar tanto el determinismo de base objetivista como el subjetivismo que subraya la voluntad y decisiones de los individuos. Este concepto es entendido como la internalización por parte del agente de las estructuras sociales a través de esquemas de percepción, pensamiento o acción. De manera que los individuos no son libres o autónomos, sino que son sujetos socialmente producidos y, a pesar de que se les reconoce cierta capacidad de variación en sus acciones, su comportamiento está condicionado por las estructuras sociales en las que se ha adquirido su conocimiento y se ha desarrollado su experiencia. En palabras del propio Bordieu, el habitus se define como: sistemas de disposiciones duraderas y transferibles, estructuras estructuradas predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes, es decir como principios generadores y organizadores de prácticas21.
Por lo tanto, el término hace referencia a esquemas socialmente estructurados asumidos por los sujetos a lo largo de la experiencia. Aunque al mismo tiempo pueden actuar como dispositivos estructurantes debido
20 RECKWITZ, 2002: 245. 21 BORDIEU, 2007: 85. 778
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a que van a reglar de forma determinante el modo en el que se producirán pensamientos, percepciones y acciones presentes y futuras22. El contexto que rodea a las prácticas sociales debe entenderse como un factor conformador de las mismas. El habitus generará “conductas razonables, de sentido común”23 amoldándose a las condiciones y regularidades en unas circunstancias específicas. Por ello las prácticas van a tender a fortalecer las regularidades, entendidas éstas como los patrones asentados y previamente ratificados dentro de las condiciones en las que se han producido. Del mismo modo, se rechazarán las conductas que en el mismo tejido social se sancionen de forma negativa. T. Ingold trató de forma muy similar el método de aprendizaje. Para él será la lógica derivada del esquema intento-error el medio esencial de la adquisición del conocimiento, que siempre se vincula a la experiencia más que a la adecuación de las percepciones a esquemas mentales preconcebidos. 2.2. ¿Y en cuanto al paisaje? Las implicaciones de la teoría de la práctica en nuestra concepción del paisaje La concepción del paisaje desde las posturas que acabamos de mencionar conlleva un intento de traspasar la oposición entre este elemento como algo exento a la acción, como un contenedor neutro de las prácticas sociales. Al mismo tiempo, también se descarta la idea de paisaje entendido como resultado de la ordenación cognitiva de un espacio, como producto cultural. Por lo tanto, se propone un análisis de la materialidad del paisaje. Así, los componentes que lo forman son concebidos como actores (con un papel más o menos determinante) en las prácticas sociales y al mismo tiempo resultado de las mismas. El paisaje se entiende como una entidad social y en él reconocemos determinadas características implícitas que posee en tanto en cuanto es el lugar en el que se manifiestan las prácticas sociales, pero al mismo tiempo es el medio en el que se desarrolla nuestra experiencia investigadora. Desde un punto de vista meramente arqueológico, y siguiendo estrategias metodológicas ya expuestas24, no se busca reconstruir el paisaje o el medio ambiente que 22 Entrada Habitus. Diccionario Crítico de Ciencias Sociales. 2008. Disponible en: http:// pendientedemigracion.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/index_b.html. 23 BORDIEU 2007: 91. 24 CHAPA, et al., 2003. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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percibieron comunidades agrarias pasadas, sino utilizar elementos que en la actualidad podemos identificar para analizar sus sistemas domésticos, simbólicos y productivos. Entre ellos, los procesos rutinarios que forman parte de las actividades cotidianas de las sociedades rurales preindustriales se constituyen como uno de los puntos primordiales de nuestro estudio. 3. La ubicación de
las prácticas sociales
Como ya se ha indicado, la materialización de las prácticas sociales tiene lugar en entornos concretos. Por ello, es interesante detallar tal dimensión espacial, así como determinar nuestra capacidad para identificar dicho aspecto a través de elementos tangibles. En conexión con el punto anterior, abogamos por integrar en la interpretación del paisaje, y de los paisajes agrarios en concreto, a la totalidad de materiales que “de facto” son registrados en los trabajos de prospección arqueológica que no tienen al sitio como unidad básica de registro25. Es un hecho constatado el desigual interés que las distribuciones de elementos en superficie han recibido dependiendo de la densidad de material identificado. No obstante, abogamos por ampliar el espacio en el que analizar las evidencias de las prácticas sociales a la totalidad del área de estudio. De este modo, los elementos ajenos a las concentraciones que presentan mayor abundancia de artefactos no serán entendidos como evidencia dispersa o hallazgos casuales o aislados. Por el contrario, se pretende articular estas entidades materiales dentro de la dimensión espacial de los procesos sociales de los que formaron parte. El argumento expuesto en el párrafo previo nos permite contextualizar el recurso a la noción dwelling perspective propuesta por T. Ingold26. Análogamente, este concepto apunta a ubicar a la experiencia en un contexto amplio, difícilmente mesurable, pero cuyos límites rebasan el perímetro de los lugares de residencia y producción. Para el desarrollo de dicho concepto, el mismo autor nos indica el considerable influjo de la filosofía fenomenológica, tomando un papel destacado el pensamiento de Marleau Ponty y M. Heidegger. De hecho, precisamente una idea expresada en un escrito de este último, Building, dwelling, thinking, es 25 FOLEY, 1981, BINTLIFF et al., 1988, DUNNEL, et al., 1983. 26 INIGOLD, 2000: 154 780
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el punto de partida del término que ahora tratamos. Uno de los argumentos esenciales de este texto consiste en revisar el sentido de la noción habitar/ morar, que actualmente en numerosos idiomas queda reducida a las acciones que se desarrollan en espacios edificados, semejante en cierto modo a residir. No obstante, en esta obra se reclama que dicho término engloba un conjunto de actividades que tienen lugar en un rango espacial mucho más extenso. Construcción o edificación y habitación o morada son nociones complementarias, pero que es necesario separar, puesto que conllevan matices diferentes. Una casa u otro tipo de estructura se conciben como espacios en los que habitar, como contenedores de actividad27. Sin embargo, este concepto no puede reducirse exclusivamente a una esfera, ni a unos espacios concretos, más bien al contrario se refiere a la totalidad de nuestra existencia. Tal como el mismo autor expresa: only if we are capable of dwelling, only then we can build28. En cualquier caso, lo construido, ya sea en la imaginación o en la esfera material, tiene su origen en un contexto específico, en la conexión entre el individuo y aquello que rodea su experiencia en el mundo (entidades físicas, tradición…). De esta forma, al concebir al sujeto en su contexto en vez de al individuo por sí sólo, Ingold considera que es posible romper con las dicotomías tradicionales entre biología y cultura. Es aquí donde la dwelling perspective puede conjugarse con las teorías de la práctica. Al adoptar esta perspectiva en cierto modo nos hacemos eco igualmente de las premisas post-humanocéntricas, pues conlleva abandonar la confrontación del mundo material frente al inmaterial de los pensamientos y las ideas. Es decir, el paisaje, no será la plasmación de ideas o representaciones mentales en la realidad tangible, puesto que esa realidad es el punto de partida de tales pensamientos29. De este modo, la dwelling perspective es un concepto con numerosas implicaciones que comparte ciertos aspectos con el residential landscape que Duncan y Lambert utilizan desde la Geografía Cultural como el lugar en el que las identidades se producen y reproducen a través de la ejecución repetitiva y material de prácticas que conducen a su mantenimiento (sin que ello obstaculice su evolución). No cabe duda de que los componentes de 27 INGOLD, 2000: 185. 28 HEIDEGGER, 1971: 160. 29 Ibid: 186. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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tales prácticas, encontrándose la ubicación entre ellos, son un factor esencial en la creación de los valores de la familia y el lugar que ocupa ésta en la comunidad definiendo identidades y distinciones dentro del grupo30. En cualquier caso también hay que recordar que esos componentes determinan el tipo de actividades que pueden llevarse a cabo. En resumen, podemos advertir dos implicaciones principales en la inclusión de la dwelling perspective dentro de nuestro análisis de los paisajes agrarios preindustriales: En primer lugar, y en conexión con los postulados teóricos antes expuestos para analizar el concepto prácticas agrarias, habitar, para Ingold supone la unión de un conjunto de actores rompiendo con la dicotomía del etic y emic. La ciencia cognitiva, desarrollada desde los años cincuenta del pasado siglo, está enraizada en la ontología cartesiana que separa la actividad de la mente de la experiencia del cuerpo en el mundo. Uno de sus axiomas principales podría resumirse en que el ser humano llega a conocer los componentes de la realidad a través de la representación del mundo en la mente. Tal representación de lo real es el resultado de un proceso “computacional” a partir de la información recibida por los sentidos. Y se asume que la cognición está vinculada a estructuras innatas que se han ido configurando a partir de la evolución y la selección natural31, mientras que el conocimiento cultural se transmite a partir de representaciones adquiridas mediante el contacto con la sociedad de la que forma parte32. Frente a la psicología cognitiva tradicional, este autor sostiene que la mayor parte del conocimiento cultural se obtiene a través de la práctica y el proceso de ensayo-error en situaciones estructuradas socialmente, en las que no es posible ni necesario separar el mundo imaginario y el material. En segundo lugar, el recurso a la dwelling perspective invita a la integración de áreas con características diversas más que a la identificación y delimitación de lugares en los que buscar trazas de las actividades cotidianas en los que se desarrolla la experiencia. Es decir, las prácticas sociales tienen un contexto amplio y heterogéneo. Por tanto, limitar nuestro espacio de estudio a alguno o algunos de sus componentes conllevaría la omisión de determinados 30 DUNCAN y LAMBERT, 2008: 401. 31 INGOLD, 2000: 163. 32 SPERBERG, 1985: 59. 782
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aspectos. Como se ha visto, el concepto habitar, morar, en muchas ocasiones es reducido a las áreas de residencia o, a lo máximo, a lugares edificados. Aquí, por el contrario, se mantiene que habitar, en cierto modo, es un concepto paralelo al ser. En todo momento habitamos y nuestra acción se desarrolla en un entorno que inevitablemente cambia con nuestra experiencia. En otro orden de cosas, esta segunda implicación permite observar cierta afinidad entre los postulados anteriormente expuestos y la idea del registro arqueológico como un conjunto discontinuo y heterogéneo resultante de multitud de procesos sociales que han dejado su huella material en el paisaje. En él existen evidencias de multitud de actividades, pero determinar las “fronteras” entre ellas no es siempre una tarea exenta de problemas. Por lo tanto, se impone la adopción de una aproximación integradora que no sólo nos permita documentar las características del registro arqueológico en determinados lugares, sino que nuestro interés salga de los núcleos de actividad concentrada. Nos resulta de notable interés relacionar estas ideas con el concepto cluster of action tal y como lo definen Cornell y Fahlander. Estos autores utilizan esta expresión para identificar repeated social chains of action que se corresponden con lugares que albergaron actividades concretas o conjuntos de actividades, como una granja, una fábrica, una estructura de almacenaje… pero que también pueden ser menos estables, como un puesto de caza33. Desde la perspectiva del estudio de los paisajes agrarios, esta idea puede aplicarse a la interpretación del resultado material de múltiples prácticas agrarias, entendidas éstas como entramados de acciones que no sólo se llevaron a cabo en espacios fácilmente delimitables, sino que también tuvieron lugar (y pueden ser identificados) en extensiones amplias de terreno, como las tareas relacionadas con las labores agropecuarias. Centrándonos en el registro arqueológico de superficie, es un hecho evidente que las grandes concentraciones de materiales han captado gran parte de la atención como espacios en los que se desarrollaron principalmente las prácticas sociales, pero como se ha indicado, no en exclusiva. A nuestro entender, el análisis de los elementos fuera de sitio viene a complementar la idea de que la experiencia de los individuos tiene lugar en un contexto amplio, en conexión con la modelación del paisaje a partir de las prácticas sociales pasadas y presentes. En cualquier caso, se abordará un análisis más 33 CORNELL y FAHLANDER, 2002: 33. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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detallado del registro arqueológico siguiendo esta perspectiva en el siguiente apartado. 4. El
estudio de lo cotidiano en
análisis del espacio habitado?
Arqueología, ¿cómo
abordar el
Como ya se ha indicado, el objeto de estudio establecido y los intereses particulares de la investigación condicionarán la adopción de una aproximación metodológica específica. La consecuencia lógica de centrar nuestro interés en las prácticas agrarias nos determina a enfocar nuestro trabajo en tratar de registrar el resultado material de dichos procesos presentes en el paisaje actual. En este sentido, la prospección arqueológica ha demostrado ser una técnica de notable valía, sin embargo existen otras herramientas que permiten analizar las actividades cotidianas de las sociedades rurales preindustriales. Dentro de este tipo de estudios, destaca el interés que poseen algunos trabajos de excavación, especialmente aquellos que se centran en contextos originados por las no-élites. Tanto por el diseño sistemático del proyecto, como por el interés en investigar estos pequeños espacios (que escapan de cualquier tipo de monumentalidad) para dilucidar el rango de núcleos de actividad que es posible encontrar en el paisaje, el Roman Peasant Project es un sugerente exponente de esta corriente interesada en el análisis de las actividades rutinarias de las sociedades agrarias antiguas34. Uno de los propósitos de dicho proyecto consiste en excavar algunas de las pequeñas concentraciones de material arqueológico de superficie que se interpretan como construcciones rurales modestas tales como granjas, cabañas u otras estructuras auxiliares relacionadas con los trabajos agropecuarios. El objetivo de las múltiples excavaciones planteadas consistía primordialmente en conectar el amplio espectro de distribuciones de artefactos en superficie (con una enorme variabilidad en tamaño, riqueza de los elementos que las componen…) con una hipotética multitud de situaciones dentro del campesinado romano en el centro de la península italiana, en la actual región Toscana. No obstante, programas de investigación como el mencionado distan mucho de ser frecuentes en la Arqueología clásica mediterránea.
34 GHISLENI et al., 2011. 784
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Desde otra perspectiva, M. Barceló planteó hace varios años la conveniencia de analizar los espacios en los que se “desarrollaron los procesos de trabajo”35. En clara conexión con esta intención de expandir las áreas de estudio más allá de los límites tradicionales del yacimiento, también desde la Arqueología medieval, se han desarrollado diversos trabajos en los que la atención no sólo se centra en los espacios ocupados por los asentamientos, sino que se invierte un enorme esfuerzo en reconocer el registro arqueológico generado a partir de las labores agropecuarias36, cobrando gran relevancia la documentación de las parcelas cultivadas vinculadas a despoblados. Igualmente, merecen mención especial los estudios sobre terrazas agrícolas en la Meseta Norte para el periodo romano37 y en Galicia para la Edad del Hierro38. La región extremeña también cuenta con ejemplos de notable interés tales como las excavaciones de Cerro Manzanillo y el sitio protohistórico de Los Caños (Zafra, Badajoz). En ambos trabajos se documentaron estructuras pertenecientes a granjas o construcciones rurales que podrían asociarse a espacios adyacentes dedicados a otras labores39. Todos estos datos ofrecen enormes posibilidades al permitirnos comparar la distribución del registro arqueológico de superficie con casos concretos del espacio edificado y el espacio habitado a través de contextos documentados estratigráficamente. Detectar patrones comunes entre elementos del registro arqueológico de diferente naturaleza se presenta como una sugerente perspectiva de cara a complementar la información histórica que poseemos. En cualquier caso, las actividades cotidianas no tienen cabida exclusivamente en los lugares de residencia o en los espacios edificados para otros fines. Por ello, en consonancia con otros paralelos, se plantea el análisis de los procesos de habitación de las comunidades preindustriales en su contexto, que se corresponde con el espacio reglado, estructurado a partir de la tradición y las prácticas sociales y que sobrepasa en mucho a las estructuras arquitectónicas (más o menos sólidas) que albergaron las áreas de habitación, producción, usos funerarios...
35 BARCELÓ, 1995: 64. 36 QUIRÓS, 2009. 37 RUIZ DEL ÁRBOL, 2005. 38 PARCERO et al., 2006. 39 RODRÍGUEZ et al., 2006. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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En consecuencia, son obvias las restricciones que posee la excavación cuando el objetivo de la investigación son contextos abiertos, de variable extensión y sin límites claramente definidos. El resultado lógico de este cambio de escala en el objeto de estudio deriva en la necesidad de adoptar técnicas que permitan documentar el registro arqueológico proveniente de lugares que no se corresponden con áreas de actividad concentrada. Técnicas tales como el examen de la morfología de las parcelas, la aplicación de la teledetección para reconocer anomalías en el terreno que pueden interpretarse en clave arqueológica, el estudio de la evolución geomorfológica de las áreas de estudio o el análisis de la composición del suelo pueden aportar un gran volumen de información. Es aquí donde debemos ubicar la prospección pedestre, como uno de los posibles procedimientos para documentar el registro arqueológico. 5. La
potencialidad del registro arqueológico de superficie para
analizar las actividades cotidianas
En conexión con lo expuesto en el anterior apartado, consideramos que la documentación de las características de las entidades materiales de superficie presenta una gran potencialidad para analizar el espacio habitado por los grupos humanos que estudiamos. Será dentro de este contexto en el que encontremos áreas de actividad concentrada (entre las que se hallan las zonas asimilables a “sitios”), pero asimismo se hace palpable la existencia de distribuciones de elementos arqueológicos de superficie caracterizados por densidades más bajas. Estas últimas pueden identificarse como zonas de actividad dispersa e igualmente poseen numerosas evidencias de actividades domésticas y productivas. Por lo tanto, se persigue documentar e integrar la evidencia material existente fuera de las zonas en la que los protagonistas son los restos que integraron edificaciones de diferente naturaleza. La clave que permitió perfilar la heterogénea distribución de entidades de superficie se encuentra en el cambio de la unidad mínima de registro en las estrategias de prospección. Se pasó de entidades abstractas creadas por el investigador en el mismo momento de su identificación (tradicionalmente denominadas como “sitio arqueológico” y que en la práctica coinciden con un área en la que ha sido posible identificar una concentración de material significativa a la que se le asignan unos límites espaciales) a elementos positivamente identificados en superficie: los artefactos.
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Por esta razón se sostiene que los sistemas de documentación de las entidades arqueológicas de superficie basados en el ítem poseen ciertas ventajas al limitar el componente interpretativo durante el registro de la realidad material. Como otros autores han declarado anteriormente, la definición de artefacto es más coherente al ser entendida como un elemento individual con propiedades físicas, mientras que se sostiene que “consistency in the definition of a site can never be reached, due to the very nature of the concept”40. La ya tradicional discusión acerca del uso del término sitio para referirnos a los conjuntos superficiales no deja de ser un ejemplo de este inconveniente41, así como de la constante preocupación de los arqueólogos por definir su objeto de estudio. En cualquier caso, en la cuenca del Mediterráneo la aproximación distribucional al análisis de artefactos de superficie posee un papel destacado desde inicios la década de los ochenta. En especial, las estrategias de prospección arqueológica off-site42 son ampliamente reconocidas como técnicas de notable valía para examinar las propiedades de los conjuntos de artefactos característicos de los paisajes mediterráneos. Como resultado del trabajo de campo se genera un mapa con la densidad de artefactos y sus propiedades en cada unidad de prospección, lo que ayuda considerablemente a comparar estos datos con el producto de otros proyectos de investigación. Un número de artefactos por metro cuadrado identificado dentro de un área de estudio concreta es más fácilmente puesto en conexión con el mismo tipo de datos extraídos de otros espacios, tanto dentro del mismo proyecto de investigación como en otras campañas de prospección. No obstante, la estrategia de reconocimiento de materiales en superficie va a venir determinada por los objetivos específicos de los proyectos de investigación. A pesar del notable incremento de los sistemas de prospección basados en el registro de la ubicación de los artefactos dentro de un área de estudio, el énfasis se marca con bastante frecuencia en las grandes concentraciones. Por lo general, las distribuciones de material que presentan baja densidad de artefactos han recibido menor atención e incluso en la actualidad son
40 EBERT, 1992: 69. 41 GALLANT, 1986. 42 BINTLIFF et al., 1988; WILKINSON, 1992. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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minoritarios los trabajos de investigación que plantean un análisis exhaustivo de dicha porción del registro arqueológico. Las limitaciones que poseen las conclusiones que podamos extraer de los artefactos identificados en los espacios de actividad dispersa son obvias. Problemas como el rodamiento o las bajas densidades (y en consecuencia menor presencia de elementos diagnósticos) tienen una enorme influencia en la precisión de las acotaciones cronológicas que podemos hacer sobre estos agregados. Por otro lado, también hemos de reconocer que no siempre es posible determinar si estos lugares con bajas densidades son el producto de prácticas que dejan una huella material dispersa en el paisaje o, por el contrario, si sus características son resultado de los procesos postdeposiconales43, entre los que la evolución geomorfológica de la zona de estudio juega un importante papel. Sin embargo, un gran volumen de información puede extraerse de estos conjuntos. El análisis de esta compleja y dispersa evidencia puede alcanzar gran precisión. Posiblemente uno de los ejemplos mejor articulados sobre el estudio del material arqueológico “fuera de sitio” se corresponde con los proyectos del estudio territorial desarrollados en Beocia y dirigidos por J. Bintliff. La larga duración de los trabajos de prospección superficial (las investigaciones se remontan a finales de la década de los setenta) ha permitido generar un enorme conjunto de datos que permite examinar este tipo de registro arqueológico con gran nivel de detalle44 a escala regional. Por ejemplo, en Testing the hinterland, la intensiva identificación de artefactos en superficie ha posibilitado analizar las distribuciones de artefactos off-site en conjunción con los provenientes de dieciocho sitios rurales dentro del territorio sur de la antigua ciudad de Thespiai. La vinculación entre los conjuntos de materiales identificados como espacios de habitación y los artefactos de “fuera de sitio” ha posibilitado afinar la datación de los elementos provenientes de las distribuciones que presentan menor densidad de elementos. Aparte de este trabajo, existen otros interesantes referentes para el estudio de este registro material tanto en Grecia como en otras regiones del Mediterráneo45. En la península ibérica, la expansión de la prospección arqueológica que tiene al artefacto como unidad mínima de registro no 43 SCHIEFFER, 1983. 44 BINTLIFF et al., 2007. 45 CARAHER et al., 2006, POIRIER et al., 2008. 788
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se produce hasta la segunda mitad de la década de los noventa del siglo XX, tanto a escala sitio como fuera de sitio. Se pueden mencionar varios proyectos de investigación en diversas regiones españolas que ejemplifican esta tendencia. Así, se han desarrollado algunos trabajos para documentar las diferencias en las distribuciones de material dentro de sitios complejos46, pero también junto a las grandes concentraciones son documentadas distribuciones arqueológicas con menor densidad47. En estos trabajos se enfatiza la necesidad de dar una explicación a estos conjuntos, tratándose de combatir la tradicional concepción de dichos artefactos como ruido de fondo para asignarles un papel dentro de los procesos sociales. De todos modos, la mayoría de estudios regionales que incluyen a la prospección superficial, independientemente de la estrategia implementada han prestado menor atención al análisis e interpretación del registro arqueológico identificado en áreas con menor densidad de materiales. Esta falta no es sólo rastreable en la prospección arqueológica española, sino que ha sido reconocida para otras regiones del ámbito mediterráneo48. 6. Conclusión En cualquier caso, el procesado de los datos resultantes de la prospección pedestre adquiere sentido si somos capaces de identificar una serie de patrones, pautas repetitivas que nos permitan conectar los elementos materiales de superficie con las prácticas sociales que los generaron. Evidentemente, para llevar a cabo este fin, recurrimos a modelos que nos faciliten la comprensión de la relación entre la evidencia tangible identificada y las hipótesis de partida, modelos o, en última instancia, ficciones49 de gran utilidad para nuestro trabajo. Es en este sentido como concebimos el uso del término “sitio” así como la idea de documento arqueológico superficial “fuera de sitio”. Ambos conceptos se entienden como construcciones útiles para definir ciertos conjuntos materiales, pero no debemos dejar de reconocer que se trata una simplificación de las propiedades que caracterizan a estos complejos agregados de artefactos.
46 GUTIERREZ et al., 1998; GUITIERREZ 2010; BURILLO et al., 2004; MESA et al., 1999. 47 MAYORAL et al., 2006, MAYORAL, et al., 2009; GARCÍA, 2012. 48 DE HAAS, 2012: 55-56. 49 CORNELL y FAHLANDER, 2002: 32. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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En la figura 1 quedan resumidos los postulados expuestos en el presente trabajo. Como se ha visto, la repetición de determinadas acciones en el espacio en el que se desarrollaron estos procesos sociales ha resultado en un ordenamiento del entorno habitado y la generación de unos patrones espaciales específicos, presentes en el paisaje actual. En consecuencia, nuestra aproximación debe conducirnos a identificar la realidad material junto a los comportamientos sociales a los que se vincula. Las técnicas utilizadas para documentar estas entidades son variadas. En este caso nos hemos centrado en la prospección superficial como el medio para registrar las principales cualidades de las entidades arqueológicas de superficie. Adoptar una perspectiva distribucional basada en el uso del artefacto como unidad mínima de registro se concibe como herramienta de gran utilidad para alcanzar nuestros objetivos. Este sistema, además de permitirnos analizar las diferencias de las características del conjunto arqueológico de superficie para analizar sus diferencias espacialmente, puede conectarse con la idea de la dwelling perspective propuesta por T. Ingold.
Fig. 1: esquema con los principales conceptos expuestos
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A efectos de articulación del espacio, probablemente son las prácticas económicas y de explotación de los recursos las que han dejado una impronta más amplia en el paisaje. El laboreo del campo y el cuidado del ganado eran actividades esenciales y se conformaban por multitud de acciones que pertenecen a diferentes campos más allá del productivo, tales como el de las relaciones familiares y con el resto de la comunidad, el institucional, el religioso… El aparato teórico que sustenta la visión expuesta en este trabajo se basa en los fundamentos de las teorías de las prácticas sociales y la materialidad, ambas en plena expansión en las Ciencias Sociales desde la última década del siglo XX. La aplicación de esta aproximación en Arqueología, y en los estudios de los paisajes agrarios en particular, puede aportar interesantes novedades en la interpretación de las actividades cotidianas de las comunidades rurales antiguas y en la concepción del registro arqueológico vinculado a ellas. Nuestra intención en este trabajo ha consistido en realizar un esbozo de ciertos aspectos que se integrarían dentro una propuesta de aproximación metodológica para el estudio de las comunidades rurales preindustriales. El empleo del concepto práctica tal y como ha sido previamente definido nos permite englobar el amplio rango de factores, acciones y procesos que define a las sociedades agrarias. Entre ellas, nuestro interés se centra en las actividades cotidianas, muchas veces constituidas por tareas repetitivas y semi-conscientes. Estas acciones quedan en cierto modo fijadas por unos límites que impone el contexto en el que se desarrollan. Ello implica acatar los condicionantes que las entidades con propiedades físicas del medio ambiente habitado, la tradición, así como la productividad (medida ésta en términos no exclusivamente económicos) que posee la realización de estas tareas, es decir, necesitan verse ratificadas positivamente por las disposiciones sociales.
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Dominios castrales, límites señoriales y arqueología del paisaje en el Campo de Montiel (siglo XIII) Fortress Domains, Lordships Limits and Landscape Archaeology in Campo de Montiel (Thirteenth Century) David Gallego Valle1 [email protected] Eduardo Lillo Fernández1 [email protected] Arqueólogos Resumen: El presente trabajo muestra los primeros resultados de un proyecto de investigación para la reconstrucción del paisaje histórico del Campo de Montiel, durante la fase de transición desde el dominio islámico al cristiano, proceso que ocupa la mayor parte del siglo XIII. Para ello se propone una metodología de trabajo basada en la utilización de los datos existentes en las fuentes de carácter documental, donde se citan gran cantidad de hitos del poblamiento en este momento. Estos datos se combinan con trabajos arqueológicos, en especial el estudio de la cartografía histórica, la prospección extensiva e intensiva, y el estudio paramental de las construcciones conservadas, en especial las de carácter militar. Los resultados obtenidos se vuelcan en un GIS donde se representan los elementos de carácter histórico y los cambios paisajísticos. Palabras Clave: fuentes, prospección arqueológica, arqueología de la arquitectura, paisaje, Campo de Montiel. Abstract: The present paper shows the firsts results of a research project to the reconstruction of the historical landscape of Campo de Montiel, during the transition from the islamic to the christian domination. This process takes most of the 13th century. We propose a working methodology based on the use of existing data, from the documentary sources, where appear many populations in this moment. These data are combinated with archaeological works, especially the study of the historical cartography, the intensive and extensive prospection, and the wall study of the conserved structures, specially the military 1 Proyecto Castillo de La Estrella (Montiel, Ciudad Real). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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ones. The results obtained are shown in a GIS, where we point the historic elements, and the landscapes changes. Keywords: Sources, Archaeological Survey, Archaeology of Architecture, Landscape, Campo de Montiel.
1. Introducción Los paisajes naturales, desde época antigua, han sido transformados por la acción del hombre, pero cabe preguntarse ¿en que medida el territorio ha condicionado el proceso por el cual se han ido extendiendo las poblaciones?, ¿qué transformaciones ha sufrido el escenario natural a lo largo del tiempo? Creemos que ambas cuestiones son fundamentales a la hora de estudiar un paisaje histórico, intentando evaluar la medida en que una y otra han ido condicionándose de manera recíproca hasta nuestros días. Con el presente estudio queremos mostrar un método de trabajo asociado al proyecto de investigación para la reconstrucción del paisaje histórico del Campo de Montiel en el siglo XIII, centuria clave en la que este territorio pasará desde el dominio islámico a la colonización feudal llevada a cabo por la Orden de Santiago. No pretendemos exponer un estudio al uso de Arqueología del Paisaje, sino que por el contrario aprovechamos estas líneas para plantear una metodología de trabajo que combina la utilización de las fuentes históricas, la prospección arqueológica a diversa escala, las herramientas de la Arqueología de la Arquitectura e incluso la excavación arqueológica aplicada con distintas intensidades, todo ello combinado con la posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías, en especial los GIS. Con este método de trabajo, cuyo desarrollo se encuentra aún en fase preliminar, se están consiguiendo unos resultados satisfactorios y que proponemos para aplicar a cualquier zona de estudio dentro de un marco cronológico medieval. 2. El Espacio Físico El caso que da lugar al presente trabajo es la Comarca del Campo de Montiel, ubicado en el extremo sudeste de la provincia de Ciudad Real (fig. 1). Los límites geográficos de la comarca no coinciden exactamente con los
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históricos, ya que los primeros se adentraban en la provincia de Albacete y eran más reducidos, sobre todo en su límite occidental2.
Fig. 1: localización del Campo de Montiel dentro de Castilla-La Mancha
El Campo de Montiel ocupa una extensión de 7.740 km². Desde el punto de vista geográfico presenta unas características muy peculiares, ya que se trata de una altiplanicie de 850 m de media sobre el nivel de mar. Orográficamente existen un conjunto de elevaciones que han configurado el paisaje que nos ocupa, superando los 1000 m de altura y teniendo posiciones predominantes Las Sierras de Alhambra, de los Bailones y del Santo Cristo conforman un alineamiento de sudoeste a noreste. En el sudoeste se ubica otro punto importante compuesto por la Sierra de Cabeza del Buey, así como por un conjunto de estribaciones menores asociadas a la misma. Al sudeste se emplaza la Sierra del Relumbrar que forma ya parte de la Sierra de Alcaraz, y por el sur toda la comarca se cierra por la vertiente norte de Sierra Morena. Por otro lado, se documentan un número importante de cerros testigo, ya sean en forma de cono o de tendencia rectangular amesetados en su zona superior, que fueron los que durante la Edad Media se eligieron para asentar los principales núcleos fortificados. 2 MATELLANES MERCHAN, 1999: 116. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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La hidrografía viene marcada por cauces fluviales que han creado amplias vegas, donde desde antiguo se asentaron las distintas culturas. En la zona central discurre el río Jabalón, cuyo curso aunque de poco caudal no sufre estiaje. El río Guadalén recorre este espacio de este a oeste, mientras que el río Villanueva desemboca hacia el sur en el Guadalmena para saltar Sierra Morena hacia el valle del Guadalquivir. Al norte, el río más importante es el Azuer y sus afluentes el Tortillo y el Cañamares. No obstante, los principales recursos hídricos son tanto las lagunas3 como las aguas subterráneas asociadas a la permeabilidad de los terrenos calizos. Dentro de las primeras las más importantes son las Lagunas de Ruidera, nacimiento del río Guadiana, en el extremo noreste del Campo de Montiel; Existían otras acumulaciones superficiales de aguas, la mayor parte en la zona este, como son La Blanca, La Lagunilla o La Laguna del Navajo. Las aguas subterráneas son de vital importancia para el abastecimiento de esta zona, aflorando como fuentes naturales o explotadas como pozos, que en varios casos han dado lugar al asentamiento del poblamiento en época medieval. Por otro lado, ya para finalizar esta breve presentación geográfica, debemos añadir que los terrenos son principalmente arcillosos en las zonas de vega, mientras que al noreste y este son de predominancia caliza, encontrando en las proximidades de Sierra Morena abundancias de cuartizas y pizarras. La vegetación actual es típicamente mediterránea, asociada a bosque de encinas, sabinas, y grandes zonas de pastizales. Las amplias vegas permiten el cultivo de cereal, aunque existen cada vez más explotaciones de viñedos y de olivar, éste último predominante en la zona sur, así como áreas huerta intensiva, pudiendo poner como ejemplo la zona en torno al cauce del río Segurilla en el término municipal de Montiel. 3. El campo de montiel en el siglo xiii La configuración histórica del Campo de Montiel se produce a partir de la Edad Media, primero durante la ocupación islámica –en especial a partir de época califal– y posteriormente con la reorganización cristiana a partir de 12124. 3 Debido a la sobreexplotación de los acuíferos y las roturaciones de tierra muchas de las lagunas fueron desapareciendo, manteniéndose sus topónimos, y algunas han vuelto a brotar en épocas de abundantes lluvias. 4 Para un estudio pormenorizado del paso de la ocupación islámica a la cristiana en el campo de Montiel vid. GALLEGO VALLE, 2012. 800
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Durante el asentamiento musulmán, esta zona contó con un poblamiento de cierta envergadura en relación a otros territorios circundantes, como son la Mancha o el Campo de Calatrava. Estuvo configurada a partir de tres núcleos de población fortificados: Alhambra, Montiel y Eznavexor. El primero tiene un claro origen iberorromano5, no perdiendo su importancia en este momento al seguir siendo un nudo viario importante6. Los dos siguientes emergen a partir de época califal7. Se trata de husun ubicados en las proximidades de las principales vías de comunicación8 y en torno a los cuales se distribuye el poblamiento. A estos tres focos principales hay que añadir Almedina y la antigua Mentesa Oretana, que aunque en este momento conserven un remanente de población de cierta entidad, parecen no tener un peso importante en la organización del espacio. Aparte de estos centros principales existían otros núcleos fortificados secundarios, asociados al control del territorio y cercanos a los caminos principales de este momento, así como a puntos estratégicos de paso. En el tercer escalón tendríamos las alquerías, pequeños asentamientos normalmente sin fortificar y ubicados en las vegas de los ríos o cercanos a los sistemas viales. Los caminos que discurren por toda esta comarca tienen una clara herencia de la época romana, presentando la peculiaridad de que la mayor parte de los mismos comunican los territorios del Alto Guadalquivir con las tierras levantinas o se dirigen hacia la zona conquense. El recorrido principal es la antigua Vía Augusta en la zona sur9, el camino de Cuenca a Granada atravesando de sur a norte toda esta área, la vía de Mérida al Puerto de Almansa que va de oeste a este, y por último el antiguo trazado de la vía XXIX del Itinerario de Antonino, que en este momento cambia su recorrido para acercarse a la cara sur del castillo de Eznavexor10. 5 La mayor parte de los investigadores están de acuerdo en asociarlo con la antigua Laminium. 6 CARRASCO SERRANO, 1990: 84. 7 Tanto el registro cerámico como las construcciones conservadas en ambas fortalezas indican una ocupación islámica desde el siglo X hasta el siglo XIII. 8 Las principales vías de comunicación de esta zona proceden de una herencia romana, aunque en época islámica se va a cambiar el trazado de algunas de ellas. 9 Creemos, basándonos en la aparición de los núcleos fortificados en este periodo, que esta vía varía en este momento su trazado, corriendo por los terrenos de vega que se abren al sur de Terrinches y Albaladejo, coincidiendo con el trazado del actual camino de Andalucía. 10 Parte de este camino se ha conservado en la actualidad con la denominación de camino del Gollizno. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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La conquista cristiana del Campo de Montiel se va a producir a partir de la batalla de las Navas de Tolosa en 1212. El relativo retraso en la ocupación de este espacio es complejo de explicar, pero habría que vincularlo a la existencia de poblamiento islámico organizado en esta zona, así como a un alejamiento de esta comarca en relación a los principales escenarios bélicos del siglo XII11. Alfonso VIII va a confiar la repoblación de este territorio a la Orden de Santiago, muy interesada en el mismo por la proximidad a sus territorios en la Mancha12. En 1213 una expedición castellana toma el castillo de Eznavexor, y al año siguiente se conquistan los del Tocón y Alhambra13. En 1223 la Orden había sumado a sus posesiones Gorgogí, Santiago14 y Alcubillas. En 122715 se completaba la ocupación de la zona con la toma de Montiel, donde los santiaguistas usaron el sistema de castillo padrastro para conquistar ésta fortaleza16. A partir de este momento, los freires jacobeos comenzarán la reorganización de toda la comarca dentro de los marcos de poblamiento típicamente feudales. Para ello van a usar lo que De Ayala ha denominado un modelo jerarquizante17, es decir, la creación de un número muy limitado de encomiendas que vertebran de forma vertical el espacio que dominan, en este caso convirtiendo los antiguos centros de poder islámico en las cabezas de encomienda: Montiel, Alhambra18 y Eznavexor19. El espacio relacionado con cada una de estas encomiendas parece asociarse con los antiguos 11 MOLERO GARCÍA, 2005: 475. 12 AYALA MARTÍNEZ, 1996: 83. 13 GONZÁLEZ GONZÁLEZ, 1975:15-16. 14 Topónimo vinculado habitualmente con el castillo de Montizón, vid. MATELLANES MERCHAN, 1999:137, pero creemos que en estas fechas tempranas es más preciso asociarlo a Eznavexor, donde existe una construcción abovedada de clara cronología cristiana asociada a cerámica de este momento. 15 La fecha exacta de la conquista de este castillo es polémica, vid. RUIBAL RODRÍGUEZ, 1994: 157. 16 A 2 km. al oeste del castillo de la Estrella de Montiel se localiza el castillo padrastro de San Polo, donde recientes investigaciones arqueológicas han documentando un conjunto de estructuras y material cerámico del siglo XII, vid. MOLERO GARCÍA y GALLEGO VALLE, 2012 (e.p.). 17 AYALA MARTÍNEZ, 1996: 83. 18 Aunque en los primeros momentos Alhambra es dada a D. Álvaro Núñez para que la repueble, en 1242 ya aparece configurada esta encomienda en manos santiaguistas, vid. AYALA MARTÍNEZ, 1996: 82. 19 Eznavexor fue sustituido a mediados del siglo XIII con la construcción del castillo de Montizón, citándose ya la presencia de comendador en 1242, RIVERA GARRETAS, 1985: 245. 802
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territorios de los antiguos husun. Posiblemente gracias a la ya comentada organización islámica de este territorio, la Orden pudo realizar una rápida repoblación ocupando los antiguos enclaves, documentándose un importante número de lugares habitados a mediados del siglo XIII20. En estos momentos se configura jurídicamente el espacio objeto de nuestro estudio, en base a varios amojonamientos entre las distintas Órdenes Militares y con el concejo de Alcaraz. En el primer deslinde se acota este espacio por el noroeste, delimitándose en 1237 con respecto a la Orden de San Juan. El segundo se produce en 1239, amojonándose toda la zona oeste del Campo de Montiel. Mientras, por el este, habrá que esperar a 1243 cuando, ante las continuas quejas del concejo de Alcaraz, Fernando III confirme las posesiones de la Orden en este sector. Por el sur, el rápido avance de los santiaguistas a través de la Sierra de Segura hará que se conquiste todo este flanco, ya a mediados del siglo XIII. En ese momento se va a llevar cabo un encastillamiento de los puntos poblados, donde se adaptan las defensas de las fortificaciones islámicas preexistentes, como en Montiel, Villanueva de la Fuente o Eznavexor, o se levantan por completo nuevas estructuras militares como en Alhambra o Terrinches. Asimismo es un hecho la presencia de iglesias rurales21 como elementos de repoblación, ya que se constata la presencia de las mismas en todos los lugares habitados, lo que provocará posteriormente el conflicto entre la Orden de Santiago y el Arzobispo de Toledo por la jurisdicción y rentas de las mismas22. Este espacio se va a reorganizar mediante unas bases económicas y sociales correspondientes a un territorio de frontera, dotándose a Alhambra y Montiel con el fuero de Cuenca23. La economía en estos primeros momentos es eminentemente ganadera, creándose dehesas para el aprovechamiento de pastos vinculadas principalmente al gran número de cañadas existentes en
20 MATELLANES MERCHÁN, 1996: 393. 21 AYALA MARTÍNEZ, 1996: 69. Este autor ya resalta la importancia de las iglesias rurales como elemento articulador para la repoblación, más si cabe en los territorios de órdenes, donde estas instituciones tenían exenciones fiscales por parte del Papa para la creación de las mismas. 22 LOMAX, 1959. 23 LOMAX, 1965: 124. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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esta zona. Asimismo, se fomentan ferias como la de Montiel en 125224 y se conceden exenciones fiscales a los nuevos pobladores25. Sin embargo, no será hasta el último tercio del siglo XIII cuando la red comendataria comience a cuajar, ya que hasta este momento los esfuerzos de la Orden se centran más en la conquista de la Sierra de Segura y la expansión hacia el reino de Murcia. La consolidación de las encomiendas tendrá unos efectos importantes, puesto que se produce en un nuevo impulso constructivo, que se documenta claramente en los castillos de la Estrella de Montiel y Montizón26. 4. La reconstrucción del espacio histórico 4.1 Propuesta metodológica La búsqueda del conocimiento de un paisaje extenso en un momento histórico determinado, como la que aquí presentamos, debe plantearse desde el punto de vista más amplio posible. Tradicionalmente, el conocimiento de los espacios medievales se había basado en el estudio de las fuentes. Desde hace unos años, a este trabajo de documentación y archivo se ha ido añadiendo el trabajo arqueológico, en lo que algunos han venido a llamar Arqueología extensiva o del paisaje. Hoy en día, podemos decir que ya ha pasado el momento en que la arqueología medieval se situaba “en las afueras del medievalismo”27, y se han llevado a cabo distintos estudios cuyo objetivo era conocer el espacio físico como base en la que se proyecta la actividad humana, adaptándolo y modificándolo28. Los territorios de órdenes militares no han contando hasta fechas relativamente recientes con estudios arqueológicos extensivos, que combinaran de una forma efectiva la utilización de la documentación existente en las fuentes medievales y los trabajos propios del método arqueológico. Con este marco, queremos exponer en este artículo un 24 MADRID Y MEDINA, 1989: Apéndice documental nº 1. 25 MADRID Y MEDINA, 2004: 158. 26 El castillo de la Estrella de Montiel presenta un gran momento edificatorio, fechable en estos momentos, vid. GALLEGO VALLE y LILLO FERNÁNDEZ, 2012. 27 BARCELÓ, 1988: 195. 28 IZQUIERDO BENITO, 2000: 35. 804
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ejemplo de metodología real, aplicable, y según nuestra experiencia, útil, para poder avanzar en el conocimiento del paisaje de una zona geográficamente definida, que en nuestro caso es el Campo de Montiel. Este ejemplo puede servir como modelo o referencia trasladable a cualquier otro espacio unitario desde el punto de vista geográfico e histórico. Esta metodología se basa a grandes rasgos en: la revisión de las fuentes documentales, el análisis de la cartografía, la toponimia y la producción bibliográfica para el área y la cronología deseadas, las prospecciones de diverso rango (extensiva, intensiva y con sondeos), el estudio de paramentos y técnicas constructivas de los edificios militares conservados, el diseño de un GIS con los resultados, y excavaciones arqueológicas puntuales. El primer paso en nuestra investigación ha sido el estudio de las fuentes contemporáneas al proceso de ocupación santiaguista del Campo de Montiel durante el siglo XIII. Hasta la fecha no habían sido usadas en relación a trabajos de arqueológia vinculados a toda esta comarca, quedaba pendiente por tanto la prospección de los documentos29. Aunque existe una documentación rica y variada, han sido cinco los documentos fundamentales en los que se ha basado el presente trabajo. Los dos primeros son los acuerdos jurisdiccionales de límites entre la Orden de Santiago y las de San Juan30 y Calatrava31. El tercero es el documento sobre el deslinde del término de Alhambra, al conceder este lugar a Álvaro Núñez en 121732. Estos tres textos contienen una variada información en la que se citan principalmente tanto fortificaciones como lugares poblados, pero también elementos físicos bien conocidos que sirven de hitos. El cuarto ha sido un documento sobre el pleito entre la Orden de Santiago y el Arzobispo de Toledo a propósito de las rentas de las iglesias del Campo de Montiel33, donde se recoge un 29 Esta expresión ha sido acuñada por GARCÍA-CONTRERAS RUIZ et alii, 2012: 159, en un estudio donde se plantea la validez de la información documental a la hora del estudio de territorios medievales. 30 Archivo Histórico Nacional, Ordenes Militares, Uclés, caja 81, número 2: Avenencia entre las órdenes militares de Santiago y de San Juan. 1237. 31 AHN, OO.MM. Calatrava, Bulario de Calatrava, escritura 43, copia del siglo XVI: Partición de tierras e carta de los freiles de Calatrava e de Uclés. Publicado por RIVERA GARRETAS, 1985: 375-377. 32 AHN, Uclés, caj. 51. vol. 1, núm. 3: Concesión de términos al castillo de Alfambra dando antes por el mismo Don Álvaro Núñez. 12717. Documento publicado por GONZÁLEZ GONZÁLEZ, 1960:736-738. 33 AHN, Uclés, caja 326, documento 13, 14 y 16: Presentación de quejas de don Rodrigo y del Maestre de Santiago al cardenal Gil, diácono de San Cosme y San Damián. 1238. Publicado por LOMAX, 1959: 348-360. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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importante número de lugares poblados en 1238. Por último, se ha utilizado la confirmación de tierras realizada por Fernando III a la Orden en 124334 ante las continuas reclamaciones de Alcaraz, cuya información es fundamental para conocer los extremos este y sudeste de esta comarca, citándose tanto lugares como elementos del paisaje que hoy en día se han transformado. A partir de aquí entra en juego la labor de la Arqueología. Al igual que en la fase de análisis documental y bibliográfico consideramos que no debemos despreciar ningún indicio que pueda servir para aportarnos una información útil. Tampoco se debe renunciar, a priori, a ninguna de las herramientas de trabajo que nos ofrece la disciplina arqueológica, es decir, prospección superficial extensiva, intensiva, y sondeos; haciendo uso de cada una de ellas, según la información que queramos extraer. El primer paso ha consistido en intentar situar, en un mapa actual, los topónimos, mojones y límites recogidos en las fuentes. Para ello, nos hemos servido, de la información del Catastro del Marqués de la Ensenada35, así como de planos históricos del Instituto Geográfico Nacional36, que cuenta con cartografías de los siglos XVI al XIX. Sirva como ejemplo el provincial de Emilio Valverde y Álvarez (1880), o los de Tomás Gómez en el siglo XVIII. Lo más interesante de esta cartografía histórica, además de su acceso libre a través de Internet, es que permite identificar y localizar con detalle topónimos que actualmente han desaparecido o se han modificado, y que por tanto no aparecen en las cartografías actuales. Así mismo, en esta se reflejan los trazados de vías históricas, incluso de accidentes geográficos (navajos, lagunas, cursos de agua, etc.) que hoy se encuentran modificados por la acción antrópica a lo largo del pasado siglo XX. También suelen recoger minas o canteras ya en desuso, así como ermitas, explotaciones agropecuarias, molinos, fábricas, y centros de producción cuyo conocimiento, en algunos casos, no ha llegado hasta nuestros días. El trabajo práctico con esta cartografía histórica no puede pasar únicamente por su estudio detallado, sino que la información útil para nuestro fin se obtiene de dos acciones básicas: en primer lugar de su comparación con la 34 GONZALEZ GONZALEZ, 1960: 254-257. 35 El Catastro del Marqués de la Ensenada, disponible en www.pares.mcu.es/Catastro. [Consultado 12-01-2013]. 36 www.ign.es. 806
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cartografía actual, para ver cuáles son elementos que han desaparecido, o han visto modificada su ubicación o aspecto. En segundo lugar, debemos revisar los datos extraídos del estudio bibliográfico y documental, para intentar identificar, con mayor o menor precisión, la posible localización de los topónimos, despoblados, fortificaciones, etc., que se han documentado en esa fase previa. El estudio de la toponimia es fundamental para este trabajo. Hay que partir de una premisa, que algunos de los topónimos medievales han ido desapareciendo, en especial en aquellas zonas con una fuerte transformación antrópica, conservándose mejor en aquellos espacios de monte o con un aprovechamiento agrícola menor37. Por otro lado, los nombres asociados a elementos físicos se suelen conservar en su mayor parte, no así aquellos asociados al poblamiento con un origen islámico que pueden ser transformados tras la conquista cristiana. Dentro de este ámbito se contaba de inicio con la obra de Corchado Soriano38 donde el autor hace un estudio de la toponimia de la región manchega y dedica una parte al Campo de Montiel, extrapolando la información de un trabajo anterior monográfico sobre esta misma comarca39. Intenta localizar los diferentes lugares citados en las fuentes basándose en la cartografía del momento, pero careciendo de un trabajo de campo que permita contrastar los datos. Tras extraer la información de esta obra, se está realizando un minucioso trabajo de búsqueda de los topónimos citados en las fuentes, usando para ello la cartografía catastral que creemos mucho más exacta en cuanto a la ubicación de parajes debido a su menor escala. Una vez puesta en orden toda la documentación anteriormente referida, el siguiente paso ha sido la creación de un GIS con la base cartográfica del IGN actual40, a escala 1:25.000 o 1:50.000, con la representación de los lugares que creemos, según la investigación llevada a cabo hasta el momento, que pueden albergar restos de poblamiento o parajes históricos que se sitúen en el marco espacio-temporal que nos interesa, en nuestro caso, el Campo de Montiel en el s. XIII. 37 FERNANDEZ MIER, 2006: 41. 38 CORCHADO SORIANO, 1975. 39 CORCHADO SORIANO, 1971. 40 La cartografía actual puede obtenerse de diversas fuentes. Estas se emplearán teniendo en cuenta principalmente el nivel de detalle del estudio y la superficie sobre la cual se pretende trabajar. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Al enfrentarnos a un territorio amplio nos ha sido muy útil el empleo de la cartografía digital del IGN, ya que la misma se encuentra georreferenciada y se puede usar en programas de gestión y elaboración GIS. Aunque el más usado es ArcGIS41, existen otros programas similares de licencia libre y con una funcionalidad similar para estudios de esta índole como es el gvSIG42. Este tipo software nos ha permitido volcar todos los datos que durante el trabajo de campo se iban obteniendo, configurando un mapa de partida antes de iniciar el trabajo propiamente de campo. Una vez ordenada toda la información de gabinete, era el momento de plantear las intervenciones arqueológicas propiamente dichas. Para optimizar el esfuerzo de estos trabajos, debemos hacer una planificación eficiente y eficaz de las siguientes fases: la prospección arqueológica extensiva e intensiva. El principal referente cronológico que contamos en estos trabajos es el material cerámico, por ello debemos ser muy rigurosos a la hora de la recogida y el estudio del mismo43, ya que una errónea interpretación de esta información podría suponer la creación de un registro cronocultural erróneo, y las siguientes fases de estudio estarían contaminadas. En primer lugar se debe comenzar con trabajos de prospección extensiva, que se aplicarán a amplios espacios de terreno, los menos documentados desde el punto de vista histórico y arqueológico, lo que se suelen denominar “zonas de silencio arqueológico”. Para ello hemos dividido el Campo de Montiel en cuadrículas de cinco por cinco kilómetros. Hemos centrado la prospección extensiva en los lugares que no cuentan en las fuentes documentales con ninguna referencia poblacional. En otras ocasiones, a la hora de describir ciertas zonas, los autores históricos y las fuentes se sirven de accidentes geográficos (picos, cerros, montes, etc.) como puntos de referencia, lo cual significa que en el momento de su redacción, no contaban con información sobre ocupación humana permanente en esos lugares, o no la consideraban de suficiente importancia como para ser reseñada. Este es, por tanto, uno de 41 Aunque el programa necesita la compra de la licencia comercial, existe un conjunto de bases cartográficas asociadas al mismo que se pueden descargar en www.mapabase.com. [Consultado 10-01-2013]. 42 En la dirección www.gvsig.com se puede descargar el programa así como una guía de uso. [Consultado 11-01-2013]. 43 RETUERCE VELASCO, 1995: 117, advierte de la necesidad de que los trabajos de prospección estén realizados por arqueólogos especialistas en el periodo de investigación sobre el que se trabaja. 808
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los principales puntos donde la Arqueología puede ayudarnos a esclarecer las sombras que dejan otras fuentes, sirviéndonos para completar el registro, confirmando o desmintiendo esos vacíos de población. La siguiente fase de trabajo está consistiendo en una serie de prospecciones superficiales intensivas, que suponen la cobertura total de algunos lugares cuya principal fuente de información es el registro cerámico. La elección de las áreas donde aplicar esta metodología más minuciosa debe escogerse, tal y como hemos hecho hasta ahora, atendiendo principalmente a los objetivos marcados por nuestro estudio. Debemos preguntarnos para que vamos a salir al campo, que información queremos obtener, y si nos servirá para reconstruir el paisaje histórico concreto que nos interesa. Los criterios de selección seguidos por nuestro equipo han sido los siguientes. Se han elegido una serie de lugares citados en las fuentes, localizados posteriormente sobre el terreno y caracterizados mediante una prospección previa. Con los resultados obtenidos en algunos de ellos se hacía necesaria la prospección intensiva de cara a resolver ciertos interrogantes, como en el caso de la Fuente del Mayuelo, citando a lo largo del siglo XIII y XIV pero en el que trabajos previos como el de Carta Arqueológica habían documentado principalmente un registro cerámico de cronología romana. Tras la prospección intensiva se documentó un hábitat romano, pero además se determinó la existencia, en el extremo noroeste del asentamiento, de un espacio amurallado. El material cerámico situado intramuros correspondía claramente a los siglos XIII y XIV, contándose incluso con algunas producciones islámicas. La prospección nos sirve para actualizar información sobre algunos de los hitos importantes, bien conocidos, pero que, en muchas ocasiones, no han sido objeto de intervenciones arqueológicas sistemáticas, o en caso de haberlo sido, éstas no responden a los mismos objetivos que los que ahora nos marcamos. En nuestro caso podemos poner dos ejemplos de este tipo, como han sido las prospecciones intensivas en los castillos de San Polo y La Estrella44, lo que nos llevó en 2012 a excavar un sondeo arqueológico en este último, localizándose evidencias de una necrópolis bajomedieval.
44 vid. MOLERO GARCIA y GALLEGO VALLE, 2013 (e.p.). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Asimismo, están siendo objeto de prospección intensiva las unidades físicas de cierto relieve vinculadas tradicionalmente a poblamiento prehistórico, seleccionadas tanto por su ubicación espacial como por su ubicación cerca de vías históricas conocidas, que cuentan con una relación visual entre sí o con elementos de importancia. En trabajos desarrollados en otros territorios peninsulares como el valle del Guadalquivir45 o la región levantina46, se está contrastando como estos puntos elevados fueron ocupados en numerosas etapas de la Edad Media, especialmente en momentos de inseguridad del periodo islámico. De esta forma se han localizado evidencias materiales de cronología medieval en Cabeza del Buey, y hemos hallado un conjunto de atalayas en torno al castillo de la Estrella inéditas hasta la fecha. Tradicionalmente, el estudio del paisaje histórico se ha detenido en las prospecciones superficiales intensivas o extensivas. Dentro del proyecto integral del castillo de la Estrella, y del estudio del Campo de Montiel en el siglo XIII, pretendemos ir un paso más allá. Para ello, estamos trabajando en la planificación de la que será la siguiente fase que, esperamos, servirá para complementar la investigación de la zona objeto de estudio. Pretendemos plantear en algunos de los lugares que se han documentado durante los trabajos de prospección, varias excavaciones arqueológicas. Metodológicamente hay que distinguir éstas de las planteadas para otro tipo de proyectos. En este caso, podemos distinguir dos tipos de intervenciones: por un lado planteamos la realización de sondeos o áreas abiertas de manera puntual, pero de reducidas dimensiones. Estas actuaciones se llevarán a cabo en lugares conocidos, cuya aportación de material en superficie es escasa o nula. De esa forma, a través de la excavación de parte de las estructuras detectadas, o incluso simplemente de la estratigrafía, asociada o no a unidades estratigráficas murarias, esperamos poder determinar con seguridad si estamos ante enclaves ocupados a lo largo del siglo XIII. No será necesario agotar el registro, ni en extensión ni en la estratigrafía vertical. En cada caso la ubicación y dimensiones de los sondeos se adaptarán para tratar de identificar la correspondencia del lugar con los conocidos por las fuentes, así como delimitar la extensión de algunos yacimientos, y conocer parte de la cultura material que pueda darnos información sobre la explotación económica del lugar. 45 CASTILLO ARMENTEROS, 2006. 46 TORRÓ, 1997: 401-402. 810
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En otros casos, la metodología a emplear será el de la excavación intensiva y completa de ciertos yacimientos arqueológicos. Estos serán escogidos entre los que tengan unas características muy precisas: no contar con paralelos conocidos del tipo de asentamiento, unas dimensiones –al menos en superficie– muy reducidas, y que permitan su excavación en un breve periodo de tiempo –dos o tres días–– Este será el caso de la denominada atalaya de la Cuesta del Alcaraz, muy próxima a la población de Montiel. Lo que tienen en común ambas intervenciones es el hecho del tratamiento posterior de los restos exhumados. Frente al más que habitual intento por la puesta en valor de los yacimientos arqueológicos, en este caso, y dada la naturaleza parcial en un caso, y espacialmente reducida en otro, así como el escaso interés, a priori, de la puesta en valor de lugares que no cuentan con condiciones de accesibilidad ni posibilidades de mantenimiento adecuadas, tras la excavación arqueológica se procederá al sellado y tapado de los restos que, en su caso, se exhumen. De esta manera aseguramos la protección y conservación de los muebles e inmuebles que queden in situ, además de reducir al mínimo los gastos, evitando tener que consolidar estructuras y retirar tierras y escombros, minimizando así los costes de intervención. Pretendemos que estas actuaciones que sean puntuales y extraordinarias, y con el único objetivo de obtener una información muy concreta. Por tanto, ni la metodología ni los resultados tendrán nada que ver con los de las excavaciones sistemáticas, o las asociadas a proyectos constructivos de obra civil, sino que suponen una línea distinta de investigación, que van más allá del estudio de un yacimiento concreto. Una vía complementaría de estudio que estamos desarrollando es el análisis desde la perspectiva arqueológica de los paramentos de las construcciones militares de este periodo. Es esta una metodología de investigación basada en el análisis de las distintas técnicas constructivas de las fortificaciones, caracterizándolas mediante fichas de registro y estudiando las relaciones estratigráficas entre las mismas. Este tipo de intervenciones se han realizado con existo en el castillo de la Estrella de Montiel47 donde se consiguió identificar un volumen amplio de técnicas constructivas, con una estratigrafía muy clara que nos permitió determinar una evolución cronológica desde el siglo IX hasta el XV. Asimismo, se está empezando a constatar la existencia de una tipología constructiva asociada a los primeros momentos de ocupación 47 GALLEGO VALLE y LILLO FERNÁNDEZ, 2012. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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santiaguista, basada en la mampostería enripiada que se ha detectado por ejemplo en los castillos de Alhambra o Terrinches. El conjunto de esta trabajo, a medio y largo plazo debería darnos los resultados que indica Serra i Clota48: la reconstrucción del influjo del hábitat en la economía […] sus centros de producción[…] y la relación espacio –poder– señorial desde la perspectiva de la distribución de torres o castillos, sus distancias[…].
Así, a través del trabajo que aquí presentamos, y que se muestra como un avance, pretendemos formar la estructura sobre la cual levantar un modelo de ocupación y explotación del territorio geográfica, política y administrativamente delimitado, como es el Campo de Montiel, en un periodo concreto de tiempo, el siglo XIII. 4.2 Reconstrucción histórica del paisaje Aunque los trabajos actuales para la reconstrucción del paisaje histórico del Campo de Montiel se encuentran todavía dando sus primeros pasos, no queríamos dejar pasar la ocasión para aportar los primeros resultados que se están obteniendo dentro de este proyecto (fig. 2). Durante el estudio de la documentación del siglo XIII fuimos constatando que la mayor parte de hitos que se citaban durante los amojonamientos tenían una vinculación antrópica, citándose fortificaciones, cañadas y caminos históricos, lugares poblados, etc., lo que apunta hacia un poblamiento bien conocido y definido por parte de los partidores de las órdenes, siendo muy secundarios los hitos asociados a elementos de carácter físico. El primer elemento definitorio del espacio montieleño durante el siglo XIII es el alto de grado de fortificaciones que coexisten en esta centuria, ya que a partir del siglo XIV se produce un declive significativo de las mismas49.
48 SERRA i CLOTA, 1989: 20. 49 Al principio del siglo XIV se ha constatado arqueológicamente como se han abandonado el castillo de Eznavexor, el de San Polo, o los lugares fortificados de Peñaflor o el Salido. 812
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Fig. 2: el Campo de Montiel a fines del siglo XIII
Estos elementos no sólo tenían una función defensiva, sino que claramente se trataba de elementos de control feudal, en todas sus manifestaciones. Las principales fortalezas las encontramos en los enclaves cabezas de encomienda, como son Montiel, Alhambra, y Eznavexor, siendo este último paulatinamente sustituido por el castillo de Montizón50. Desde estos centros organizativos se jerarquiza el espacio, llevándose a cabo un proceso cada vez más centralizado de concentración de población en torno a las estructuras castrales, mucho más acusado si cabe hacia fines de este siglo donde ya se documentan los primeros despoblados51. De cierta relevancia, aunque hoy desaparecidas, debieron ser las defensas de Villanueva de la Fuente52 50 Esta fortaleza es la mejor conservada en la actualidad en el Campo de Montiel, siendo su fábrica totalmente cristiana, aunque con varias fases constructivas. 51 El registro cerámico en lugares como El Salido, Peñaflor o San Polo no supera en ningún caso los primeros años del siglo XIV. 52 Durante las excavaciones llevadas a cabo en esta población se ha documentado una importante fortificación en el denominado como callejón del Aire, con estructuras de cronología islámica y cristiana, vid. BENÍTEZ DE LUGO ENRICH y ÁLVAREZ GARCÍA, 2004:193-204 Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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o de Almedina. En lugares secundarios dentro del organigrama jacobeo encontramos también programas constructivos de cierta envergadura como son la construcción de las fortificaciones de Terrinches, la de Albaladejo o la de La Puebla, siendo esta última posiblemente levantada a fines del siglo XIII o principios del XIV53. Además de los elementos fortificados el estudio de las fuentes nos habla de un importante número de iglesias54, estructuras claves como elementos de repoblación de esta zona, citándose en 1238 un total de cincuentaicinco lugares que contaban con ellas55. La mayor parte de éstas debieron ser simples oratorios o pequeños templos de escasa entidad, ya que tenemos constancia de que sólo dieciocho de ellas tenían unas rentas suficientes para pagar diezmos56. No obstante, es poco lo que conocemos de estas primeras construcciones ya que casi ninguna de ellas ha llegado hasta la actualidad57, estando muchas de ellas arruinadas ya en el siglo XV como se ha podido documentar en los Libros de Visita58. Durante los trabajos de campo se documentó la existencia de la iglesia del lugar de Torres, de trazas tardorrománicas, con el ábside semicircular, tres naves y con un pequeño espacio en la zona de los pies a modo de nártex, posiblemente relacionado con el baptisterio. El otro ejemplo conservado es la iglesia del castillo de Montizón, ésta algo más tardía con una fisonomía claramente gótica. En el yacimiento de Jamila existe también una estructura que podría corresponder con los restos del templo del lugar. El estudio pormenorizado de las fuentes nos cita otros lugares de más compleja caracterización, asociados a antiguos villares o alquerías islámicas que aunque se citan en la relación de iglesias de 1238, debieron ser abandonadas ya en los primeros momentos de ocupación jacobea. Dentro de los mismos
53 La presencia de bóvedas en nido de avispa y ángulos redondeados en el exterior de la torre parece avalar esta cronología. 54 La nómina de lugares con iglesias en este momento es bien conocido gracias al pleito entre el Arzobispo de Toledo y la Orden de Santiago por las rentas de las mismas, vid. cita 28. 55 LOMAX, 1959: 333 56 Ibidem. 57 La mayor parte de las mismas han desaparecido o fueron transformadas durante la Edad Moderna. 58 El mejor estudio sobre el estado de las posesiones santiaguistas en esta zona durante el siglo XV en PORRAS ARBOLEDAS, 1982. 814
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tenemos topónimos como el de villar del Hinojo59, Faralfaraiz, Cerraconti, Mencal, etc. Esta nomenclatura no se ha conservado en la actualidad, por lo que es complejo precisar su localización aunque podrían estar en relación con algunos yacimientos inventariados durante la prospección, que no tienen correspondencia con la documentación histórica. El proceso de colonización santiaguista responde económica y socialmente a una zona de frontera, vinculada principalmente a la explotación ganadera del territorio. En la concordia de Santiago y San Juan de 123760 se citan dehesas para el pasto del ganado ovino, pero son también numerosas las dedicadas a la alimentación de bueyes y caballos así como las acotadas para conejos. El ganado ovino no debía estar vinculado a cabañas estabuladas sino que principalmente serían rebaños trashumantes que desde la zona de Uclés y la Mancha cruzarían estas tierras a agostar en la Sierra de Segura61. Estas últimas son fáciles de rastrear, siendo de especial importancia el camino de Cuenca a Granada62, o la cañada que entrando al Campo de Montiel por Alhambra se dirigía hacia a Castellar de Santiago y desde ahí saltaba Sierra Morena por el paso de Aldeaquemada. Asimismo, en el deslinde de las posesiones de Alhambra se citan la Cañada Verviana asociada muy posible a un camino que actualmente corre al sur de la población y por el que transitaban los ganados camino de Ruidera. Para el control del paso de estos rebaños se crearon montazgos y portazgos en algunos puntos de nuestra comarca, que situados geográfica e históricamente, nos muestra que se tratan de encrucijadas claves en el paso de los caminos. Los localizamos en San Polo, vinculado al camino de Cuenca y asociado a un vado en el río Jabalón. No obstante podemos ir un paso más allá en el estudio de estos sistemas de control, ya que en la entrada del camino desde Alcaraz a Montiel se sitúan dos pequeñas atalayas, posiblemente relacionadas con el cobro del portazgo en el castillo de Montiel. 59 CORCHADO SORIANO, 1971: 79, sitúa el lugar del Hinojo asociado a un barranco de agua localizado a tres km. al sudeste de la población de Terrinches. Durante los trabajos arqueológicos se pudo documentar la existencia del yacimiento de El Hinojo, con material cerámico medieval, que posiblemente recoja la población tardoantigua de la cercana Villa de la Ontavia. 60 Vid. cita 25. 61 AYALA MARTÍNEZ, 1997: 95. 62 Este camino se cita en el deslinde de Alhambra de 1217 como Cañada Montelli, vid. cita 25. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Por otro lado, son numerosas las alusiones que existen sobre el agua. En una zona de aprovechamiento ganadero como esta es fundamental el acceso a los recursos hídricos, usándose estos puntos bien conocidos por los contemporáneos como mojones. Encontramos referencias al pozo del peral, pozo del lobillo, pozo del allozo, etc. También son frecuentes las citas de algunas lagunas, elementos que hoy en día han está muy transformados. Por ejemplo, en la confirmación de 1243 de las posesiones a Montiel se cita como mojón la Laguna Blanca, localizada actualmente entre Villahermosa y la Ossa, lugar vinculado al paso de ganados así como a poblamiento antiguo. Las Lagunas de Ruidera también van a ser un lugar fundamental dentro de la Orden, quedando como mojón en la concordia con los sanjuanistas, y estando especialmente controladas con la el castillo de Rochafrida o de San Felices. Los montes van a tener una función relevante dentro de la economía de este espacio. Aunque las extensiones de bosque de encinas en la actualidad están muy reducidas, durante el siglo XIII debían ocupar grandes extensiones de terreno. En la documentación63 se cita el uso del monte asociado al acarreo de leña para el uso de los pobladores, pero especificándose claramente la prohibición de venderla. También se aprovechan estos espacios para las actividades cinegéticas, en especial para la caza del conejo. Pocos son los datos que tenemos sobre los cultivos de la tierra en este periodo. Posiblemente la explicación tenga que ver más con la información contenida en la documentación elegida que con la realidad física de la zona. En sus trabajos sobre el cercano Campo de San Juan, el profesor Molero García ha estudiado un importante conjunto de cartas pueblas del siglo XIII, pudiendo constatar la existencia en torno a los núcleos urbanos de pequeñas zonas para el cultivo del cereal y el viñedo64.
63 El documento más explicito en este sentido es la concordia con la Orden de San Juan, vid. cita 25. 64 MOLERO GARCÍA, 2002: 203. 816
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5. Consideraciones finales Aunque la investigación que nos ocupa se encuentra hoy en día lejos de estar cerrada, hemos querido presentar a lo largo de estas líneas una metodología de trabajo básica para el estudio de paisajes medievales, que en nuestro ámbito de estudio está aportando unos resultados muy interesantes. Con la aplicación de este método de trabajo estamos constatando lo positivo de combinar las fuentes históricas, con aquellas otras de naturaleza arqueológica y con las nuevas tecnologías. Nos gustaría insistir en la importancia de recoger en un GIS los datos que se van obteniendo por los diversos cauces investigadores, ya que de esta forma se tiene una visión de conjunto de la zona a estudio, permitiéndonos observar como el paisaje actual ha variado en gran manera con respecto al existente en el siglo XIII. Las posibilidades de esta metodología de trabajo son muy variadas y de largo alcance, principalmente si se complementan con trabajos asociados a los siglos XIV y XV que serán abordados en sucesivas etapas de este proyecto. Dentro del marco cronocultural a estudio nos está permitiendo reconstruir el proceso de colonización feudal de la zona gracias a la localización de diversos items. Por otro lado, con el estudio de la variabilidad de la caminería y la localización del poblamiento en uno u otro periodo, podemos avanzar en el conocimiento de los cambios poblacionales que se producen, en especial acercándonos a dar una solución al controvertido problema historiográfico de la proliferación de despoblados a lo largo de los siglo XIII y XIV. Por último, no querríamos dejar pasar la ocasión de recordar la importancia de contrastar los datos existentes en las fuentes documentales y en las arqueológicas a la hora de evitar anacronismos, como por ejemplo nos ocurre en el lugar de Alhambra, de claro origen islámico pero cuyas evidencias constructivas son claramente cristianas. Por ello se ha de ser muy riguroso en la datación de los restos arqueológicos, combinado tanto la estratigrafía muraria como el material cerámico existente, creando con ambas un registro cronológico fiable con el que comenzar a plantear las hipótesis históricas.
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Arqueología virtual para el análisis y difusión de la transformación del espacio urbano Virtual Archaeology for the Analysis and Diffusion of the Transformation of Urban Space Amaia Gómez Casquero Cristina Novoa Jáuregui RewindTheCity [email protected] Resumen: A través de la restitución virtual del solar de San Francisco (Bilbao, Bizkaia) se ha analizado la transformación del espacio urbano y sus usos sucesivos –convento, cuartel, escuela, plaza– desde el siglo XVI hasta la actualidad, en relación con los sectores económicos tractores y las élites sociales de cada fase. Por una parte, este caso sirve como punto de partida y reflexión sobre el aporte de las técnicas de representación 3D a la investigación científica y las posibilidades que se abren de conservar los espacios desaparecidos como espacios virtuales. Por otra parte, la difusión y divulgación del conocimiento histórico juega un papel cada vez más importante en las ciudades, no sólo en la conservación de su memoria, sino como motor de regeneración urbana, siendo las transformaciones pasadas las que actúan en el espacio actual y generan, a su vez, nuevas dinámicas de ocupación. Palabras clave: espacio urbano, patrimonio arqueológico, Convento San Francisco, modelado virtual 3D, memoria histórica, difusión, nuevos usos. Abstract: From the virtual restitution of San Francisco site (Bilbao, Bizkaia), we have analyzed the transformation of urban space and its successive uses –convent, barracks, school, square– from the sixteenth century to the present, in relation to the economic and social elites of each phase. First, this case can be considered as a starting point and reflection on the contribution of 3D rendering techniques in scientific research and the possibilities of preserving missing spaces as virtual spaces. Moreover, the diffusion and cultural dissemination of historical knowledge plays an increasingly important role in cities, not only in the preservation of their memory, but as Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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urban regeneration engine, being past transformations which act on the current space and generate new dynamics of occupation. Keywords: Urban Space, Archaeological Heritage, San Francisco Convent, 3D Virtual Modeling, Historical Memory, Diffusion, New Uses.
1. Introducción Desde los años 80 del siglo pasado, con la irrupción del mundo digital, se ha producido un cambio radical en los mecanismos a través de los que la sociedad se comunica e informa y que afecta, de forma directa, al diseño de los contenidos y los canales empleados en la transmisión del conocimiento científico de las Ciencias Sociales aplicadas, entre ellas, la Historia y la Arqueología1. El impacto de la consolidación de las Tecnologías de la Información y Comunicación, y el desarrollo, en paralelo, de las técnicas de modelado virtual 3D, se ha dejado sentir, con más fuerza, en la disciplina arqueológica, particularmente, en lo concerniente a la visualización tridimensional del Patrimonio (Virtual Heritage): restos arqueológicos ya desaparecidos o parcialmente conservados2. Sin embargo, la potencialidad de dichas técnicas, no queda circunscrita al campo de la representación gráfica, sino que éstas afectan, tanto a la propia metodología de investigación, como a las acciones de conservación, difusión y participación social. En la presente ponencia exponemos las líneas básicas de un proyecto integral de investigación, producción 3d y difusión de un espacio histórico urbano transformado, que parte de la conceptualización del mismo como resultado de la intervención y percepción antrópicas en la diacronía. El espacio analizado se localiza en el núcleo del barrio histórico de Bilbao la Vieja, conocido históricamente como el arrabal de Allende la Puente y hoy popularmente como San Francisco, en Bilbao, Bizkaia. La denominación popular actual remite a la que fue la principal institución que se ubicó en esta área suburbana, desde época bajomedieval hasta entrado el siglo XIX: el Convento de San Francisco, que albergaba a dicha orden y cuya fecha de fundación está registrada en 14753. 1 BRIZARD; DERDE; SILBERMAN, 2007. 2 LONDON CHARTER ORG. 2009, London Charter for the computer-based visualization of Cultural Heritage. Disponible en Internet en http://www.londoncharter.org [consultado el 07/03/13]. 3 Aunque se tienen indicios de una ocupación prexistente, ya que en las excavaciones 824
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Las razones que nos han llevado a elegir este sitio como caso tipo residen en el conocimiento que sobre él tenemos y la completa información de la que se dispone: arqueológica, documental, topográfica etc. 4. Además, ejemplifica, en primer lugar, el aporte de las técnicas de modelado 3D a la investigación de la transformación del paisaje histórico, su preservación y puesta en valor; en segundo lugar, las posibilidades de acometer acciones de difusión cultural de corte social en un barrio histórico emblemático en plena regeneración y vivero de iniciativas innovadoras, cuya idiosincrasia, precisamente, está vinculada al propio Convento de San Francisco.
Fig. 1: vista en primer plano del Convento, junto a éste el arrabal de Allende la Puente y al fondo el núcleo urbano de Bilbao. Bilbao, ciudad de Biscaya, situada sobre un brachio del mare de Biscaya. Grabado calcográfico: aguafuerte iluminado. Amsterdam 1660. AMB Sección Varios, Fondo Grabados (UGARTE, 1999)
2. El barrio de San Francisco. Consideraciones generales sobre la ocupación del territorio
El barrio de Bilbao la Vieja o San Francisco es el barrio más antiguo de la villa, cuyo origen se retrotrae, en el estado actual de los conocimientos, a época medieval.
desarrolladas entre los años 2006-2009, se descubrieron estructuras previas a la construcción del complejo tardogótico (QARK 2009). 4 Ambas participamos en el proyecto de excavación y documentación del yacimiento entre los años 2008-2010. Queremos agradecer, así mismo, a la empresa Qark s.l., responsable de dicho intervención, su disposición al proporcionarnos el informe arqueológico y toda la información requerida. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Se localiza en la margen izquierda de la ría del Nervión –la salida natural del municipio al mar-, sobre una terraza aluvial cuaternaria de matriz arenolimosa, en frente del Casco Viejo de Bilbao. Ambas márgenes están unidas por el Puente de San Antón, el cual es el primero documentado en el municipio por las fuentes 5. El puente viejo de San Antón, anterior al actual, fue durante siglos el único que salvó la arteria fluvial y elemento fundamental de la urbanización primigenia del arrabal de Bilbao la Vieja, remitiendo su topónimo a ello, Allende la Puente. De hecho, hasta el establecimiento de los franciscanos a finales del siglo XV en esta zona de la margen de la ría, el poblamiento se concentraba en torno al puente y tenía un marcado carácter productivo, pudiéndose considerar un suburbio artesanal vinculado a la explotación de las minas de Miribilla –situadas a sus espaldas– y la manipulación de los recursos provenientes de las mismas. Actividad económica que contrastaba con el comercio que predominaba en la otra orilla (Casco Viejo).
Fig. 2: plano del recorrido de la ría. Detalle del solar ocupado por el convento de San Francisco/ 1800¿?//AMB Secc. Planos y Bandos 0168 (SALAZAR, 2006)
La expansión del arrabal más allá del núcleo inicial en dirección NW, siguiendo el curso del Nervión aguas abajo, se produjo a raíz del traslado de la comunidad franciscana a este enclave desde su localización previa en las 5 Confirmado por el privilegio de 1310 de María Díaz de Haro como el paso obligado del comercio de Vizcaya con Castilla. Su construcción probablemente fue incluso anterior a la fundación de la villa en el año 1300. 826
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Campas de San Mamés, en la anteiglesia de Abando. Con este traslado, los franciscanos perseguían la finalidad de ubicarse extramuros cerca del Casco Viejo, el centro de una villa que empezaba a consolidar su pujanza económica. Hasta este momento, el espacio previo a la ocupación franciscana, estaba destinado a cultivos y viñedos y cruzado por el Camino Real de Balmaseda a Bilbao, parte del camino de Santiago y una de las principales rutas del comercio de la lana castellana que entraba a la villa procedente de Burgos, por este punto. La hipótesis manejada es, por consiguiente, que el crecimiento del barrio y la urbanización del mismo, abarcando el área que actualmente conocemos, se inició a finales del s. XV con la construcción del Convento. La expansión estuvo limitada por los accidentes geográficos (río Nervión y lomas de Miribilla) y su distribución espacial u organización interna es deudora de dicha edificación singular, así como de la red viaria prexistente, esto es, el Camino Real. Se urbanizaría a ambos lados del camino, hoy la calle San Francisco, en dirección ascendente desde la ría. Por tanto, el Convento marca el inicio de la ocupación de esta zona aguas abajo del río Nervión desde el arrabal de Allende la Puente, la cual durante los siglos XVI-XVII tendrá todavía un carácter puntual, en un contexto semi-rural y artesanal, para consolidarse y urbanizarse definitivamente en época industrial, una vez que el propio Convento ha desaparecido y su espacio, transformado para otros fines. Sin embargo, a día de hoy, no podemos aportar más datos ya que no se ha realizado ningún estudio global sobre la transformación histórica del paisaje de esta microrregión de la cuenca del Nervión, desde época medieval hasta la actualidad (patrones de hábitat y estructuras productivas, análisis regresivo de infraestructura viaria e hidráulica, cambios morfológicos del terreno etc.). Consideramos que el análisis que estamos llevando a cabo actualmente en el solar del antiguo convento de San Francisco, la transformaciones morfológicas y los cambios de usos y funcionalidad del espacio, puede convertirse en el punto de partida de una investigación a mayor escala, de suma importancia, ya que esta zona encierra muchas de las claves explicativas para comprender la historia de Bilbao no documentada, sus orígenes, su expansión y la organización de su territorio. 3. El convento de san francisco. análisis espacial 3D de un site El análisis del solar del antiguo Convento San Francisco y sus principales transformaciones desde época medieval, se basa en un trabajo científico en Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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el que se ha combinado metodología de investigación histórico-arqueológica y metodología de restitución 3D. 3.1 Investigación histórico-arqueológica. Usos del espacio La investigación histórico-arqueológica parte de la información que se obtuvo del proyecto de intervención open area en el solar entre los años 2006-2009, en el transcurso del cual se sacó a la luz parte de las estructuras y materiales conventuales6, además de obtenerse una secuencia estratigráfica completa del yacimiento –excavación arqueológica y análisis estratigráfico de alzados– desde Edad Media hasta la actualidad. A su vez, entre otras actuaciones, se realizó una documentación topográfica detallada y, especialmente, un riguroso estudio documental que complementara el registro arqueológico. La búsqueda de información documental se inició en la última fase del proceso de excavación. El principal objetivo era obtener una información más amplia del complejo conventual, tanto la iglesia como el resto de dependencias, ya que había zonas que no habían podido ser excavadas por encontrarse bajo edificaciones actuales. Sin embargo, se aprovechó la investigación para precisar su cronología, obtener datos relativos a la vida conventual, establecer su relación con la ciudad y, finalmente, documentar su desaparición para edificar en el lugar un cuartel militar, como explicaremos líneas abajo. El trabajo comenzó por un vaciado exhaustivo de la bibliografía existente, finalizado el cual, se inició una fase de documentación en el archivo. Primero se consultaron centros vascos, diversas secciones del Archivo Municipal de Bilbao y el Archivo Histórico de la Diputación Foral de Bizkaia7. Posteriormente se acudió a la Sala de Vizcaya del Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Simancas y el Archivo Histórico Nacional, tanto en Madrid los fondos Consejo de Castilla y Clero, como en Toledo la Sección de Nobleza. Resumiendo los datos arqueológicos, históricos y topográficos, en combinación con un estudio bibliográfico posterior sobre arquitectura medieval, nos han permitido dilucidar transformaciones del sustrato natural y fases de ocupación de partida, con cambios de funcionalidad del site. Estos 6 Se descubrió el templo del Convento (parcialmente), su claustro y pasillos, la Sala de Terciarios y otra serie de estancias. 7 Principalmente los fondos del Consulado de Bilbao, el del Corregidor de Vizcaya y el del Tribunal Eclesiástico. En la consulta de los archivos vascos participó el documentalista, Luis Mari Arce Asensio. 828
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cambios pueden considerarse como un indicador de primer orden que nos remite a los sectores económicos tractores, élites y necesidades sociales de uso e interpretación del espacio a lo largo de su historia. La secuencia es la siguiente: 3.1.1 Fase I: uso agrícola del espacio, 1475 ante quem El solar previo a la construcción de las estructuras conventuales, estaba cultivado con viñedos de la propiedad de la Familia Arbolancha, uno de los principales y más antiguos linajes de la villa –de la que fueron prebostes– y su comarca, junto a los Leguizamón, Basurto, Zurbarán, Bilbao la Vieja y Salinas y que, al igual que ellos, estuvieron enfrentados en encarnizadas luchas de bandos durante la Baja Edad Media8. El uso inicial del espacio se enmarca en un contexto de poder medieval, basado en la riqueza de la tierra y de la mano de una de las familias nobiliarias más importantes de Bizkaia. En esta primera fase, la orografía del terreno no habría sufrido modificaciones significativas, aprovechando el sustrato natural limo-arcilloso para el cultivo.
Fig. 3: intervención arqueológica en la plaza Corazón de María, año 2008 (inédito, fondos gráficos de QARK). Niveles de ocupación: en primer plano, los restos de la Plaza de la escuela, siglo XXI; en segundo plano, traseras del Cuartel Príncipe Don Alfonso, siglo XIX; último plano, restos arqueológicos del Convento, a la izquierda Claustro y Sala de Terciarios y a la derecha, capillas con contrafuertes y nave única de la Iglesia
8 GARCÍA DE SALAZAR, 1984. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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3.1.2 Fase II: uso religioso-político, siglos XV-XVIII En 1475 se concede la bula de fundación del Convento por el Papa Sixto VI9. En 1498, Juan de Arbolancha procede a donar sus terrenos conocidos como Viña del Infanzonado para la construcción del nuevo convento franciscano. Se obtiene real provisión prohibiendo a los parientes mayores la edificación de torres y casas fuertes en los alrededores del convento que se está construyendo, con lo que se configura como núcleo sin competidor y articulador de esta nueva área de expansión10. El cambio en la ocupación del solar se entiende en el marco del despunte económico y social de la villa de Bilbao frente a las Anteiglesias rurales –bajo el auspicio de la monarquía–, el apogeo de las órdenes mendicantes y la reformulación de las linajes rurales como mecenas de las nuevas construcciones, manteniendo su protagonismo en el nuevo escenario de lucha de poder. Los restos arqueológicos descubiertos en la excavación, son testimonio de la majestuosidad que tuvo el edificio, el cual obtuvo el privilegio de llevar las armas imperiales y titularse el Imperial11. La ornamentación heráldica existente, como atestiguan las fuentes arqueológicas e históricas, son un símbolo del poderío de los antiguos linajes12, los cuales litigaron, en más de una ocasión, por las capillas de situación más privilegiada en la Iglesia para sus enterramientos13. La ampliación y reformas en el siglo XVII del Convento reveladas durante la excavación (Claustro, Sala de Terciarios etc.), ponen de manifiesto la consolidación y expansión de la riqueza conventual. El Convento se construye aprovechando el estrato natural, con pequeñas nivelaciones parciales; será en la siguiente fase cuando, tras el arrasamiento de éste, comience una transformación en la morfología del terreno cuyo resultado es el talud artificial que observamos en la actualidad. 9 Bula Sacrae religionis. Tenemos conocimiento de este documento a través de la Relación de las erecciones y antigüedades y otras cosas notables de los conventos de la provincia de cantabria. Año 1646 (URIBE 1960). Se citan en esta relación sumariamente los documentos que contenía en dicha fecha el archivo del convento, muchos de los cuales han desaparecido. 10 SIMANCAS, Registro Sello y Corte (RGS), 149812,94. 11 539, Carta Real conocida a través de la relación de 1646 (URIBE 1960). 12 Familias Arbolancha, Larrinaga, Arbieto, Pobeda, Alza, Ortiz y Allende Salazar, Bertendona, Zubiaur, Zavala. Todas ellas tenían capillas en el templo del Convento. 13 En la Sala de Vizcaya del Archivo de la Real Chancillería de Valladolid se conservan numerosos expedientes judiciales, tanto por capillas como por sepulturas en litigio, entre ellos 3328,3 1709,4 3009,4 y 1890,2. 830
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3.1.3 Fase III: desacralización y militarización del espacio, siglo XIX- primer tercio siglo XX Desde finales del s. XVIII la comunidad franciscana entra en un periodo de crisis sin retorno, que culminará con la supresión del convento, la exclaustración forzosa de la comunidad religiosa y la demolición del edificio conventual14. La desacralización del espacio sucede en paralelo al auge de las elites liberales, tanto extranjeras francesas como grupúsculos locales, en las que el estamento militar se erige como protagonista de las sucesivas revoluciones a lo largo del siglo XIX. La reformulación de la funcionalidad del espacio del solar es testimonio de ello. En un primer momento se mantiene la edificación destinándola a otros usos: alojamiento de las tropas francesas en 1808 durante la Guerra de Independencia15, aduanas y almacenes en 1821-22 y Hospital en 183516. Este último periodo de vida del Convento es turbulento y campo de conflicto entre las aspiraciones ilustradas de las elites, frente al deseo popular que queda reflejado en los conflictos con motivo del intento de expulsión de los frailes. En 1821 varios vecinos cursan una solicitud conjunta para evitar dicha expulsión. Igualmente ese año el Ayuntamiento de Bilbao eleva un memorial a la Diputación, alegando la necesidad espiritual que cubren y su labor de educación gratuita17. Finalmente se impuso el uso militar del edificio, en ruinas por el incendio parcial y los diversos avatares acaecidos. En 1823-1824 se procede a una demolición de la pared del Convento, con motivo de las obras del Camino de Balmaseda y en la década de 1830 se tiene constancia de diversas remodelaciones y fortificaciones acordes a este uso. Por último, el Ayuntamiento, nuevo titular, opta por la demolición completa del edificio ruinoso y destina el solar a la construcción del Cuartel Militar Príncipe Don Alfonso, finalizado en 186118. Esta obra implica una nivelación artificial del espacio físico, subiendo 21 m. aprox. la cota del terreno.
14 El convento fue suprimido por primera vez en 1808 por Real Decreto de José Napoleón como represalia por su implicación en la defensa contra los franceses y, finalmente, en 1821, año en que también la comunidad fue expulsada. 15 De cuyo paso se encontraron huellas en la excavación. 16 En cumplimiento de una Real Orden dada el 26 de junio de 1819. (Bilbao Secc. Antigua 288/1/1/26). 17 AHFB Sección Administración de Bizkaia-Régimen Municipal y Urbanismo. 18 Este mismo fenómeno, conversión del espacio conventual para usos militares se atestigua en muchas ciudades de la península. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Fig. 4: vista de Bilbao desde la Naja. Detalle del Grabado de Skelton. 1862. Se ve el puente colgante de cadenas y los restos del Convento de San Francisco. (GONZÁLEZ OLIVER, 2007)
3.1.4 Fase IV: espacio cívico, primer tercio siglo XX-siglo XXI En 1931 se derriba el Cuartel y es trasladado a otra zona de expansión urbana del Bilbao en pleno apogeo industrial, erigiéndose en el solar una escuela19, viviendas y una plaza, Corazón de María, de un barrio ya con un marcado carácter popular, el cual se ha mantenido hasta nuestros días. En las últimas décadas, ha sufrido un proceso de degradación que actualmente está intentando revertirse. El uso cívico del espacio se ha conservado tras la intervención arqueológica en la Plaza, proyectándose una nueva plaza de acuerdo a los cánones de diseño actuales y tras abortar el plan de construcción de un parking debido al yacimiento, dejando únicamente al descubierto parte del jardín del claustro. La topografía actual es deudora de los sucesivos procesos de derribo y nivelación, habiendo conformado éstos, un talud artificial que destaca sobre la ría del Nervión. 3.2 Metodología de restitución 3d. Fase II de ocupación La aplicación de una metodología de restitución 3D, en el curso del análisis del espacio, tanto físico como construido, no ha servido únicamente para 19 En 1933 se coloca la primera piedra del grupo escolar Tomás Meabe. 832
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representar de manera gráfica e “innovadora” las estructuras desaparecidas de una fase de ocupación concreta. Por una parte, hemos seguido principios histórico-arqueológicos en el proceso de modelado 3D (anastylosis virtual); por otra parte, las técnicas de modelado 3D BIM (Building Information Modelling), han refutado o refrendado nuestras hipótesis de partida acerca de la transformación del espacio construido20. En primer lugar hemos elegido la fase de ocupación y unidad constructiva sobre la que trabajar, si bien nuestra intención es ampliar el proyecto para realizar una restitución integral del solar de San Francisco. Después de la revisión y cruce de la información arqueológica, documental y topográfica que tenemos, fruto de la investigación previa cuyos resultados se han explicado en el apartado anterior, hemos decidido focalizarnos en la Fase II de ocupación o uso religioso del espacio. Hemos diferenciado, en este primer estadio, por razones metodológicas, el espacio físico (terreno) del espacio construido (estructuras antrópicas), aunque posteriormente se integrarán en un único modelo que responde a la interpretación del espacio y/o paisaje como producto de la interacción hombres-naturaleza. Así mismo, dentro del espacio construido -el complejo conventual- nos hemos centrado en la Iglesia aunque, como se ha apuntado, nuestro siguiente objetivo es restituirlo de forma completa. En segundo lugar y una vez decidida la horquilla cronológica, hemos definido y proyectado21 la hipótesis restitutiva del espacio físico y el espacio construido de la Fase II, entendida ésta como la hipótesis más plausible de cómo era, topográfica, estructural y morfológicamente etc.22.
20 Un paralelo lo podemos encontrar en el campo de la arqueología espacial, en el impacto que supuso para la misma, la introducción de metodología SIG. 21 Proyección de los alzados, plantas y secciones de la Iglesia. 22 Se ha realizado, además, una ampliación del trabajo de consulta bibliográfica, sobre arquitectura y técnicas constructivas tardomedievales. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Fig. 5: hipótesis restitutiva del espacio físico. Análisis de la transformación antrópica de la topografía del terreno. En rojo, la Fase II, terraza natural 834
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Fig. 6: hipótesis restitutiva 01 de la Iglesia del Convento de San Francisco. Proyección arquitectónica. Varias vistas 2D
En tercer lugar, se ha procedido a levantar el modelo tridimensional a partir de la proyección de la hipótesis. El modelado del espacio construido –Iglesia del Convento– ha sido estructurado de acuerdo a cuatro variables o categorías fundamentales: 3.2.1 Variable temporal Dentro de la Fase II de ocupación, se diferencian dos sub-fases temporales que afectan a la Iglesia, de acuerdo a los datos cronológicos relativos proporcionados por la excavación arqueológica y los datos cronológicos absolutos de la documentación histórica. Así, hemos diferenciado dos bloques que quedan reflejados en el modelo virtual: estructuras de época tardogótica (s. XV-XVI) y estructuras de una época posterior clasicista (ss. XVII y XVIII). 3.2.2 Variable de fiabilidad o niveles de certidumbre El modelado de las estructuras pertenecientes a cada una de estas subfases históricas, ha tenido en cuenta también la mayor o menor fiabilidad de la información de partida (datos arqueológicos, referencias etc.). Es decir, no es comparable reconstruir unos muros de los que tenemos constancia en la excavación, de modo que sabemos sus dimensiones, el material y técnicas constructivas, que unos vanos de los que no hay información más allá de paralelos de otras Iglesias del mismo periodo.
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Por consiguiente, hemos diferenciado tres niveles de certidumbre, en función de los cuales se han agrupado las estructuras de la Iglesia de los dos momentos cronológicos de la Fase II citados: La mayor fiabilidad o primer nivel de certidumbre, serían los restos arqueológicos (los restos originales sacados a la luz por la excavación), que tienen un registro completo.
Fig. 7: modelado de los principales restos arqueológicos. Fase II, nivel de certidumbre 1. En rojo, las estructuras del finales del s. XV- s. XVI; en gris, aquellas pertenecientes a la segunda sub-fase (ss. XVI-XVII)
El segundo nivel de certidumbre serían aquellos elementos que no conocemos físicamente pero sí tenemos referencias directas en la documentación histórica (citas, reproducciones en grabados o pinturas de la época, etc.)23.
23 Entre los documentos más relevantes para la reconstrucción 3d, se encuentran los dibujos y croquis hallados en un expediente judicial de la Sala de Vizcaya, aportados como prueba durante el litigio por una de las capillas de la Iglesia, precisamente la capilla de Arbolancha. Estos dibujos muestran con detalle el interior de la iglesia en 1680, además de la capilla en disputa y un croquis de la planta en el que se detallan los nombres de los enterrados bajo el enlosado. CHANCILLERIA Sala de Vizcaya, 3328,3. 836
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El tercer y último nivel (menos fiabilidad), se correspondería con las partes del templo de las que no tenemos información directa y consecuentemente, han sido reconstruidas de acuerdo a paralelos, es decir, otros ejemplos de conventos franciscanos de la misma época en otros lugares24.
Fig. 8: modelo 3D alámbrico. Nivel de certidumbre 2, en rojo y 3, en negro
3.2.3 Variable funcional y tecnológica La última clasificación que se ha efectuado a la hora de modelar, ha sido la referente a la funcionalidad de las estructuras y sus técnicas constructivas, para discernir familias cronotipológicas que integrar en la maqueta (muros, vanos, cubierta etc.); además, se han identificado los material empleados, conforme a los cuales se han texturizado dichas familias.
24 MARTÍNEZ BABIRÓ, 2002. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Fig. 9: modelo 3D texturizado. Sección 3D a los pies del templo
En conclusión, el mayor reto al que nos enfrentábamos era correlacionar principios de investigación histórico-arqueológica y principios de modelado infoarquitectónico 3D, en una única metodología. La maqueta virtual resultante se ha basado, primero, en una hipótesis de restitución documentada y segundo, se ha modelado en función de las variables explicadas. A partir de este punto, construida la maqueta, el abanico de posibilidades se abre y entra en juego el diseño de los contenidos que queremos crear a partir de ella (renderizados, infografías 2D, videos etc.), de acuerdo el público al que nos queremos dirigir y el soporte y espacio en que se van a visualizar (apps, displays, paneles etc.) El material obtenido será visual y atractivo, pero ayudará a descubrir, con rigor científico, el ayer y hoy de los espacios transformados para preservar su memoria histórica. 4. El proyecto san francisco. De la investigación a la acción Siguiendo la conclusión del anterior punto, aparte de la difusión científica de los resultados de la investigación, en foros como éste, nuestro trabajo se mueve por el deseo de divulgar y revertir en la sociedad el conocimiento adquirido. En el caso de este proyecto, queremos, además, impulsar acciones culturales que se localicen en el propio barrio de Bilbao La Vieja, un barrio especialmente deprimido. Para ello, el proyecto ha sido concebido desde un punto de vista integral, de manera que no se circunscribe al estudio del espacio conventual y su 838
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entorno, sino que éste constituye el punto de partida de unas actuaciones encaminadas a reforzar la incipiente regeneración del barrio. Algunos centros culturales, comercios y profesionales liberales del ámbito del diseño y el arte, han comenzado a instalarse y a convivir con una población de extracto social mayormente humilde y altos índices de emigración y conflictividad. La compleja restitución 3D, con fases cronológicas, niveles de certidumbre etc., será “traducida” a maquetas virtuales, infografías y productos audiovisuales de carácter divulgativo, acompañados de un site virtual y de acciones digitales innovadoras. Además, no sólo pretendemos ampliar la oferta cultural y atraer actividad al barrio, sino involucrar a los agentes locales y asociaciones en un proyecto inclusivo y de base. El objetivo es doble, en primer lugar, que la población en general y los vecinos, especialmente, comprendan mejor el espacio que habitan, las calles que transitan y la historia que pisan. En segundo lugar, se busca que los grupos locales se impliquen tanto en explicar la transformación histórica del barrio, como en otras actividades que promuevan nuevos usos del espacio y nuevas dinámicas de apropiación de la ciudad, que contribuyan a generar integración, actividad y riqueza con la cultura como motor económico. Bibliografía ABAD, D. 20--, Convento y Claustro de San Francisco (Bermeo). Disponible en Internet en http://www.bizkaia.net/Kultura/Ondarea_Bizkaia/ VerFichaPatrim.asp?Tem_Codigo=2367&Idioma=ca&Or=P&id=130&Id Mapa=25 [consultado el 07/03/13]. ALMAGRO, Ana, El concepto de espacio en la arquitectura palatina andalusí. Un análisis perceptivo a través de la Infografía, Madrid, Centro Superior de Investigaciones Científicas, 2008. BRIZARD, T.; DERDE W. y SILBERMAN N., Basic Guidelines for Cultural Heritage Professionals in the Use of Information Technologies, Stockholm, The Interactive Institute AB, 2007. CHING Frank, Diccionario visual de Arquitectura, Barcelona, Gustavo Gili, 2008. DAVID, Bruno y THOMAS Julian (eds.), Handbook of Landscape Archaeology, California, Left Coast Press, 2008. GARCÍA DE SALAZAR, Lope, Las Bienandanzas e Fortunas, Bilbao, Diputación Foral de Bizkaia, 1984. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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ESPACIOS DE LA DIVINIDAD ENTRE LOS HOMBRES: TOPOGRAFÍA DE LOS LUGARES SAGRADOS
SIMBOLISMO DEL ESPACIO: LA GEOGRAFÍA EN LA COSMOVISIÓN HITITA Symbolism of Landscape: Geography on Hitite World View
Laura Puértolas Rubio Universidad Autónoma de Madrid [email protected] Resumen: El mundo hitita se asentó en una geografía compleja, de contrastes entre cadenas montañosas y zonas accidentadas de mesetas y montes, escaseando los valles y llanuras. Como ocurre con otros pueblos de la Antigüedad, la orografía influyó de forma decisiva en la manera de ver y entender el mundo, quedando reflejada en sus creencias religiosas y en su mitología. A través del análisis de la documentación, tanto textual como arqueológica, intentaremos determinar el simbolismo de los principales accidentes geográficos dentro del marco de la concepción del espacio y de la visión que los hititas tenían de su territorio y de sus fronteras, así como de lo que quedaba más allá de ellas. De este modo, nos centraremos especialmente en la importancia de ríos y lugares altos como elementos fronterizos y, a la vez, nexo de unión entre dos concepciones del espacio. Veremos sus puntos comunes y sus diferencias dentro del marco de creencias hititas, su papel dentro del proceso de sacralización del espacio, y pondremos todo ello en relación a la clara diferenciación entre el espacio cósmico (el orden) y el espacio caótico (el desorden), como forma de articulación del entorno en la cosmovisión hitita. Todo ello nos acercará a la cultura religiosa en la Anatolia del II milenio y nos llevará a preguntarnos en qué medida la geografía es significativa en el desarrollo religioso de este pueblo, y de qué manera queda plasmada en sus interpretaciones de la realidad. Palabras clave: religión, hitita, geografía, simbolismo. Abstract: The Hittite world settled in a complex geography, with contrasts between mountainous chains, plateaus and mounts, and scarce valleys and plains. Like other peoples in Antiquity, the orography influenced the way they understood the world, which was reflected in their religion and mythology. Through the analysis of sources, as textual as archaeological, we will try to determine the symbolism of principal geographical features in relation with the perspective of space that Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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the Hittites had in relation to their territory and their frontiers, as well as what was outside them. Thus, we will focus on importance of rivers and high places as boundaries and, at the same time, links between two conceptions of space. We will analyse their common points and their differences in the background of Hittite beliefs, as well as their role in process of consecration of space, and we will relate all that with the difference between cosmic space (as order) and chaotic space (as disorder). All this will allow us to understand the religious culture in II millennium Anatolia and will lead us to ask how meaningful geography could be in the religious development of this people. Keywords: Religion, Hittite, Geography, Symbolism.
1. Introducción El País de Hatti1 es una entidad difícil de definir geográficamente debido a que sus fronteras son variables a lo largo del tiempo, y a que no se conoce con precisión la extensión del reino para cada período2. Sin embargo, el núcleo donde nació y desde el que se expandió la civilización hitita, se halla situado en la parte centro-oriental de la península anatólica, concretamente, en la amplia curva que describe el río Kızılırmak3. La geografía de esta región es dura.
Fig. 1: mapa del mundo hitita (GARSTANG y GURNEY, 1959: mapa 1)
1 Nombre con el que los hititas se referían a su territorio. 2 BERNABÉ y ÁLVAREZ-PEDROSA, 2000: 9; KLENGEL, 1999. 3 Llamado por los hititas Maraššanta, y por las fuentes clásicas Halis. 844
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Simbolismo del espacio: la geografía en la cosmovisión hitita
El centro lo constituye una meseta de gran altitud (por encima de los 1.000 m) bordeada de cadenas montañosas por tres de sus lados: la cordillera del Ponto por el noreste, la cordillera del Tauro por el sureste y los montes Anti-Tauro por el este. Si bien la zona occidental no se encuentra cerrada por una cordillera, los montes de los valles occidentales son lo suficientemente importantes como para dificultar el tránsito entre la costa del Egeo y la meseta central4. Si a esto le unimos las condiciones climáticas, con ardientes veranos y gélidos inviernos, podemos entender que los hititas estuviesen altamente influenciados por el medio en el que vivían y que este se refleje en todos los aspectos de su vida, aunque aquí nos centremos solo en el simbólico-religioso. Todo ello ha llevado a Lee Z. Ullmann a definir a los hititas como people of the highlands diferenciándolos del resto de pueblos y culturas que habitaron el Próximo Oriente Antiguo5. Muchas de estas diferencias, entre los hititas y sus vecinos, son explicadas por este autor como el resultado de un medio físico diferente. De este modo, en Anatolia no encontramos grandes ríos navegables como en Mesopotamia o Egipto, ni tampoco contamos (desde la zona central) con accesos directos al mar o a la rutas marítimas. Teniendo en cuenta la innegable relación entre la tierra y el pueblo que depende de ella para su supervivencia, sobre todo en la Antigüedad, no es descabellada la afirmación de Ullmann cuando considera que los hititas poseen preocupaciones diferentes y una forma de entender el mundo que los rodea también diferente a la de sus vecinos. 2. Naturaleza y religión Uno de los ámbitos en los que se manifestó la importancia otorgada por los hititas al medio geográfico y, en un sentido más amplio a la naturaleza, fue el religioso. En este apartado destacaremos, a grandes rasgos, dicha influencia en dos ámbitos diferentes: el panteón hitita y los propios elementos naturales divinizados. 2.1 Los “Mil Dioses de Hatti” Gran parte de los llamados por los propios hititas los “Mil Dioses de Hatti”6 están directamente relacionados con la naturaleza. Así, observamos 4 ULLMANN, 2010: 9. 5 ULLMANN, 2010: 7. Además, Gurney (2003: 120) señala que en el registro textual aparece una interesante división del territorio en Tierras Altas (KUR UGU/elitum) y Tierras Bajas (KUR shaplitum) que, aunque la encontramos también en Mesopotamia, introduce un concepto innovador al basarse en la altitud en relación a la capital, Hattusa; lo que confirmaría la importancia de la altitud. 6 Para más información sobre el panteón hitita ver SINGER, 1994 y MASSON, 1981. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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la existencia de una pareja principal formada por la divinidad solar de Arinna y el dios de la Tempestad de Hatti (Tarhunta), identificados posteriormente con los dioses hurritas Hebat y Tešub. En algunos textos se alude además al hijo de ambos, identificado con el dios de la Tempestad de Nerik o el de Zipalanda, aunque otras veces se le identifica con Mezulla, Telepinu o Sarruma (este último de origen hurrita). En cualquier caso, a la cabeza del panteón hitita encontramos una serie de dioses asociados a elementos atmosféricos y, por lo tanto, relacionados de manera directa con la naturaleza. Subordinadas a estas divinidades en diversos niveles jerárquicos o, a veces en un segundo plano, tenemos varios grupos de diversa importancia. En lo referente al tema que nos ocupa son destacables las divinidades astrales, como la propia diosa solar de Arinna, que lejos de ser la única, compartía panteón con otras de carácter solar (Istanu), lunar (Sin, Arma en luvita o Kusuh en hurrita) o planetario (Išhtar); y las divinidades ctónicas o infernales, asociadas a la tierra y al Más Allá, centradas en Lelwani. No obstante, como después explicaré más detalladamente, aparecen otros dioses asociados a elementos naturales como montañas, ríos, fuentes, etc. Los hititas, por lo tanto, identificaban todos los fenómenos naturales, de vital importancia para su existencia (lluvias, fertilidad de la tierra, etc.), con diferentes divinidades para poder garantizar su favor mediante el culto y las celebraciones rituales, que se repetían anualmente en los momentos adecuados. De este modo, las esferas de lo divino, lo humano y lo natural estaban estrechamente conectadas. Los dioses dependían de los hombres para su sustento7, los hombres dependían de los dioses para que controlaran la naturaleza a su favor, y todo ello, dependía y se interconectaba con el medioambiente8. 2.2 Elementos naturales divinizados Esta asociación de las divinidades con los elementos naturales fue un paso más allá al divinizar a los propios elementos como tales. Las montañas, ríos, árboles, vientos... tenían carácter sagrado por poseer esencia divina a la par que por ser lugares de habitación de espíritus, genios u otras divinidades mayores, representando lo que González Salazar ha definido como “lo más destacado del culto al paisaje y la naturaleza dentro del reino de Hatti”9. Esta divinización va de la mano de un respeto reverencial hacia la naturaleza 7 Los cultos no sólo servían para mantener el favor de la divinidad sino también para su propio sustento. 8 GONZÁLEZ SALAZAR, 2009: 54-55; ULLMANN, 2010: 3. 9 GONZÁLEZ SALAZAR, 2009: 26. 846
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Simbolismo del espacio: la geografía en la cosmovisión hitita
que se pone de manifiesto en los rituales y cultos en manantiales, riberas de ríos, grutas, zonas altas o escarpadas... A pesar de la escasez de restos arqueológicos para este estudio, sí que contamos con algunos ejemplos, uno de los más conocidos es el santuario rocoso de Yazilikaya10. También son relativamente frecuentes las inscripciones y los grandes relieves rupestres como los de Imamkulu, Fasillar, Eflatun Pinar o Firaktin, entre otros, que pudieron contener cierto significado religioso difícil de dilucidar para nosotros11. Sin embargo, según Ullmann12, estos lugares en los que se ubicaban los relieves eran significativos desde un punto de vista simbólico antes de que se añadieran las imágenes. La mayor parte de ellos se encuentran situados en peñones, asociados a manantiales y en localizaciones bastante aisladas; y es precisamente su localización lo que Ullmann13 considera crucial para su función, que no es otra que la de ofrecer un conducto directo hacia la divinidad dada su proximidad a un determinado manantial o las vistas que se ofrecen de una montaña en particular. De hecho, la visibilidad de algunas de estas imágenes es escasa, por lo que la función de propaganda ideológica esgrimida por algunos autores14 quedaría descartada. El público al que irían destinadas estas representaciones no serían, por lo tanto, humanos, sino dioses. Incluso si se piensa que podían llevarse a cabo determinados cultos en estos lugares, en los que los hombres rezarían y tomarían parte en rituales, el propósito primero sería llegar hasta la divinidad15. 3. El espacio simbólico en la cosmovisión hitita: orden y caos El ejemplo anterior de los relieves pone de manifiesto la existencia de un paisaje sacralizado y, por lo tanto, de un espacio simbólico, pero antes de centrarnos en este punto, es importante señalar la importancia que el cosmos, el orden del universo, tenía en todas las facetas de la vida hitita. Su concepción del mundo se basaba en una contraposición orden/caos16 muy marcada, siendo imperioso mantener el cosmos mediante unas formas de actuación muy ritualizadas para evitar en lo posible romperlo con las funestas consecuencias que esto conllevaba. Las divinidades eran las garantes de este equilibrio puesto que cualquier falta, consciente o inconsciente, podía invertir la situación y traer el caos, la desgracia, tanto para el individuo 10 MASSON, 1989. 11 BITTEL, 1976-1980: 33-36; BACHMAN, ÖZENIR, 2004: 85-122. 12 ULLMANN, 2010: 20. 13 ULLMANN, 2010: 182. 14 Por ejemplo HOUT, 1999. 15 ULLMANN, 2010: 192. 16 Son abundantes los mitos en los que los dioses luchan contra monstruos en representación de la lucha del orden contra el caos. Un claro ejemplo de ello es el mito de Illuyanka que encontramos en BECKMAN, 1982. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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como para el total de la población si el causante de la infracción era un miembro de la familia real (como se pone de manifiesto en el texto CTH 378, un arkuwar17 del rey Mursili II de finales del s.XIV a.C.). Las acciones que podían subvertir el equilibrio del universo muchas veces eran debidas a errores o descuidos en los rituales, incluso el propio olvido de algunos de ellos, que provocaban que las divinidades abandonasen la tierra en la que habitaban y la dejasen desprotegida. Esta idea de la dicotomía orden/caos aplicada al espacio geográfico hitita ha llevado a algunos autores como Della Casa18 a diferenciar dos tipos de espacio simbólico: el espacio cósmico y el espacio caótico. El primero de ellos se concebía de esta manera por haber sido creado y protegido por los dioses, mientras que el segundo es un territorio sin consagrar, desprotegido por las divinidades y habitado por extranjeros19. Esta diferenciación simbólicoespacial ya fue planteada por el historiador de las religiones Mircea Eliade20, quien consideraba además que la consagración de un territorio equivalía a su cosmización. Según esta idea, el cosmos se ubicaría en un ámbito central mientras que el caos habitaría más allá de las fronteras y si por cualquier circunstancia se hiciera necesario ocupar un espacio externo, habría para ello que cambiar su estatus simbólico mediante la consagración del territorio. Della Casa considera que este esquema de centro-cosmos/territorio extra fronterizo-caos es en cierto modo aplicable a la interpretación hitita del espacio en el que vivían, pero destacando que la asimilación del territorio extranjero con el caos presenta una serie de matices importantes21. En esta línea, la adoración a dioses de tierras conquistadas expresaría una representación particular del espacio simbólico ubicado más allá de las fronteras hititas y no podría entenderse si no se reconoce a estas divinidades como ordenadoras o cósmicas. Esto implicaría, como demuestra esta autora22 en sus investigaciones, que los hititas reconocían a otras entidades políticas como ordenadas, ya que sus dioses son considerados como garantes de un orden dado en cierto momento y que, por alguna falta de estas poblaciones, se había visto alterado pasando a un estatus caótico que legitimaba a los hititas a llevar a cabo una guerra contra ellos en aras de restaurar el orden perdido. De esta manera, tanto los hititas como algunos de sus vecinos 17 Un género de oración real interpretado como un alegato a los dioses ante una falta o pecado cometido. 18 DELLA CASA, 2010. 19 DELLA CASA, 2010: 158 20 ELIADE, 1981: 32-34. 21 DELLA CASA, 2010: 158. 22 DELLA CASA, 2010: 164. 848
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disfrutaban de un estatus simbólico equivalente que podía verse modificado si se trasgredía la voluntad divina, irritando a los dioses y haciendo que éstos desaparecieran, lo que traería el caos. En la mitología hitita encontramos algunos ejemplos muy interesantes de situaciones en las que se produce un cambio de estatus, sus causas y sus consecuencias. Se trata de los mitos de los dioses que desaparecen23, siendo el más extenso el Mito de Telepinu (CTH 324), del cual se conservan tres versiones principales y un par de fragmentos24. Aunque los textos tienen algunas lagunas, el desarrollo de la narración está bastante completo y es el siguiente: se describe el enfado del dios y las consecuencias que acarrea (infertilidad, fallido festín de los otros dioses, etc.), por consiguiente, se comienza su búsqueda, en la que participan los demás dioses, un águila y una abeja. Después se llevan a cabo tres rituales, hasta que el dios vuelve y se describen los beneficios de su vuelta. La idea que subyace en este tipo de mitos es la que antes apuntábamos: las situaciones anormales o caóticas de la vida de los hititas son consecuencia de la ira o del abandono de un dios, y deben repararse mediante procedimientos rituales para conseguir restablecer el equilibrio perdido del cosmos25. Aplicado al concepto del espacio y la geografía esto significa que para vivir en un espacio cósmico, el territorio debía ser consagrado o sacralizado, y una vez conseguido este estatus (bien en un tiempo anterior o bien mediante una serie de prácticas rituales tras la conquista de un nuevo territorio) debía ser mantenido por los hititas. En este contexto el simbolismo subyacente en los elementos naturales toma una nueva dimensión e importancia ya que se muestra como fundamental para mantener la armonía del universo. 4. Sacralización del espacio Llegados a este punto, vemos como la naturaleza ya no solo posee una dimensión sagrada por sí misma sino que además, de esta sacralización del espacio depende la armonía del cosmos hitita. Como hemos visto anteriormente, muchos elementos naturales eran dignos de ser sacralizados sin embargo, por motivos de espacio y tiempo, nos centraremos aquí solamente en dos que destacan por su importancia y significado: las montañas y los ríos26. No es de extrañar que estos dos tipos de accidentes geográficos tengan un simbolismo muy marcado ya que constituyen los elementos más característicos del paisaje hitita. 23 CTH 323-327 y 332-336. 24 Recogidos en BERNABÉ, 1979: 49-60 y en HOFFNER, 1990: 14-20. 25 BERNABÉ, 1979: 40. 26 DALLY, METZNER-NEBELSICK, 2006: 203-207. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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4.1 El simbolismo de los ríos: el Eúfrates como ejemplo paradigmático Los ríos no solo son recurrentes en los textos y la iconografía hitita27, sino que además, aparecen con una funcionalidad variada. Por una parte, los encontramos en multitud de ocasiones en textos de carácter políticodiplomático como elementos utilizados para delimitar fronteras, junto con montañas, nombres de ciudades o incluso el mar28. De igual manera, son también utilizados como referencias para indicar dirección, como en el texto CTH 68, que recoge un tratado entre el rey Mursili II y Kupanta-Kurunta de Mira donde se puede leer: “No encontrarás una sola ciudad en la dirección del río Aštarpa, ni en la del río Siyanta”29. Por lo tanto, vemos como una de las funciones de los ríos es la de servir como marcadores geográficos. Por otro lado, los encontramos representados en sellos ya en el Reino Antiguo (s. XVIII-XV a.C.) con dos ejemplos paradigmáticos: el sello Tyskiewicz y el Aydın30.
Fig. 2: cilindro-sello de Tyskiewicz e impresión (ULLMANN, 2010: 306, fig. 2)
El primero de ellos (fig. 2) muestra, en el registro inferior, a un hombre desnudo agarrando un pez, presumiblemente nadando en un río con un 27 La mayor parte pertenecientes al Reino Nuevo (siglos XIV-XIII a.C.). 28 CTH 41, 46, 51, 69 y 106; BECKMAN, 1999: nº 18C. 29 ULLMANN, 2010: 43. 30 ULLMANN, 2010: 35. 850
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fondo de guijarros, mientras que en el segundo se ve a un hombre desnudo similar al del anterior pero en posición vertical, rodeado de agua y con peces tanto debajo como a la derecha de la figura. No está muy claro si el agua que lo rodea es lluvia o un río representado de forma vertical aunque los peces podrían estar apuntando a la última opción. Sin embargo, cobra especial importancia para el tema que nos ocupa su aparición en multitud de textos rituales. En primer lugar, las riberas de los ríos (así como las de arroyos, manantiales y fuentes) eran lugares significativos donde se realizaban cultos religiosos, entre otras cosas, porque el agua era uno de los elementos naturales con una clara función de purificación por lo que allí solían llevarse a cabo manipulaciones mágicas lustratorias31. En este sentido destaca el SISKUR/aniur ÍD, “ritual del río” (CTH 441), definido por E. Masson como un tipo de rito catártico que tiene lugar al borde de un agua viva, cuyo poder purificatorio es mucho mayor que el del agua superficial32. Otro tipo de rituales que tenían lugar en las inmediaciones de los ríos eran los presagios basados en el vuelo de las aves33 y algunos rituales de carácter militar entre los que destaca un ceremonial lustratorio (CTH 426. II) realizado cuando las tropas eran derrotadas por un enemigo. En este ritual se cortaba en dos partes a un hombre (muy probablemente un prisionero), un macho cabrío, un cachorro de perro y un lechón. Las mitades de los sacrificados se colocaban en una de las orillas del río mientras que en la otra se hacía una puerta simbólica con un arbusto hatalke/isna (parecido al espino) sobre la que se tiraba una cuerda. Frente al arco se encendían dos fuegos y, finalmente, las tropas debían pasar entre las mitades de los sacrificados, después entre las hogueras y por debajo del pórtico. Por último se les salpicaba con agua y se realizaban ofrendas34. Aquí, tanto el agua como el fuego y la tierra (esta última simbolizada en el pórtico) poseen un carácter purificatorio evidente cuya finalidad era eliminar la contaminación de las tropas tras la derrota. Todo ello nos pone de manifiesto no solo la importante función purificadora del agua35, sino que además nos indica que los ríos eran lugares aptos para llevar a cabo determinados rituales y, por lo tanto, se consideraban lugares sagrados. Es más, como ya hemos indicado anteriormente, los ríos se consideraban dioses en sí mismos. Esto se ve también claramente en los
31 ERBIL, MOUTON, 2011: 53-74; GONZÁLEZ SALAZAR, 2009: 67. 32 MASSON, 1989: 155. 33 ULLMANN, 2010: 44. 34 MASSON, 1989: 160. 35 ERBIL, MOUTON, 2011: 53-74. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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textos36 en los que se menciona la ordalía o juicio fluvial y en los que los ríos que aparecen mencionados están divinizados37. Pero como veremos ahora, uno de los ejemplos más claros de divinización de un río es el del Eúfrates, conocido como Mala en los textos hititas. 4.1.1 El Eúfrates: el río Mala38 de los textos hititas El río Eúfrates, de gran importancia para diversos pueblos de Mesopotamia, jugó también un importante papel tanto político como simbólico en el mundo hitita de época imperial, es decir, siglos XIV-XIII a.C., cuando las fronteras del Reino Nuevo se extendieron hasta sus orillas convirtiendo este río en un medio de comunicación, sí, pero también en una frontera natural con sus vecinos. Por ello, desde el punto de vista políticomilitar, el Eúfrates era un punto estratégico. Sin embargo, a esta función se añadió el poderoso papel simbólico que le fue atribuido por los hititas. En primer lugar, tenemos constancia a través de los textos de este período que se consideraba este río como una divinidad. En los tratados aparecían normalmente una serie de divinidades que se invocaban como testigos del acuerdo y entre las que se incluían “montañas, ríos, fuentes, manantiales, el Gran Mar, el Cielo y la Tierra, los vientos y las nubes”39. Pese a que no se especificaban nombres, en el tratado entre Suppiluliuma I y Sattiwaza de Mitanni (CTH 51 y 52) aparecen mencionados tanto el Tigris como el Eúfrates. Esta idea del Eúfrates como ente divino se ve reafirmada por el texto CTH 378, una plegaria en la que el rey Mursili II se dirige a los dioses para que pongan fin a una plaga de peste que está asolando el País de Hatti desde hace veinte años. Lo primero que debe hacer el rey hitita es identificar la falta que se ha cometido para que este mal se abata sobre la población. Lo más interesante es que entre los posibles pecados que baraja está el de no realizar las ofrendas al Eúfrates, que anteriormente se celebraban con regularidad. El texto CTH 365, conocido como Sacrificio al río Mala o Ritual y mito del Eúfrates, habla también de unas ofrendas realizadas a este río en casos de peste40. Por último, conocemos la existencia de la fiesta del Eúfrates o EZEN4ÍDMala, recogida en los Anales de Mursili II41. Por desgracia no tenemos 36 Kbo VIII 42, Kbo XVIII 66, KUB XIII 3, Kbo III 28 II. 37 Para ejemplos divinidades que habitan en ríos ver el texto CTH 682 del apartado 4.2.1. 38 Aunque ha habido bastante debate alrededor de la identificación del Eúfrates con el río Mala de los textos hititas, actualmente casi todos los autores la aceptan como válida. Para más información sobre este punto en general ver GONZÁLEZ SALAZAR, 1997. 39 GONZÁLEZ SALAZAR, 1997: 14-15. Sobre la práctica de que algunos dioses aparezcan como testigos en los tratados ver KOROŠEC, 1931. 40 Sobre la relación de este texto con la plegaria de Mursili II ver VIEYRA, 1974: 123; sobre la peste ver ARCHI, 1978. 41 Texto KUB XIX 37. 852
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mucha información sobre los rituales, su antigüedad o sus procedimientos, solo que se realizaba en primavera y que era competencia del monarca ya que en los Anales de Mursili II se ve como a pesar de las campañas militares, el rey no puede desatender sus obligaciones religiosas ni siquiera en esos momentos. En definitiva, podemos concluir que el río Eúfrates, o Mala, poseía una gran importancia simbólica para los hititas, más incluso que otros ríos, donde hemos visto que la mayor parte de las actividades rituales que se llevaban a cabo en sus márgenes eran con valor de purificación. No obstante, no podemos dejar de mencionar aquí la existencia de otros ríos de gran carácter simbólico como el Aštarpa y el Maraššanta. El primero de ellos lo vemos mencionado en el texto CTH 61, I, en relación a la festividad del año nuevo, siendo bastante probable además que marcase la frontera entre los hititas y Arzawa: “Después regresé al río Aštarpa, y erigí un campo fortificado en (la ribera del) río Aštarpa, y celebré allí la Festividad del (Nuevo) Año”42. El segundo aparece en el texto CTH 671, Sacrificio y ritual al dios de la Tempestad, en el que el oficiante se dirige a dicho río. 4.2 Las montañas: divinidades y morada de dioses Las montañas son el elemento más característico de la geografía hitita, no por nada Ullmann definió a este pueblo como “gentes de las tierras altas”43, como ya hemos visto. Ante una geografía tan dura como la que anteriormente hemos descrito, los hititas reaccionaron interpretando los elementos que observaban y adaptándolos a su forma de pensar. En el caso de las elevaciones, tenemos constancia de su papel de barreras naturales, señalando límites fronterizos y direcciones44, pero además, eran también el lugar escarpado donde buscaba refugio el enemigo (principalmente en la zona norte donde la cordillera del Ponto estaba poblada por los gasgas). Sin embargo, junto a este papel de tipo más práctico, encontramos otro muy interesante de tipo simbólico y sagrado, que es el que aquí nos ocupa. De este modo, las montañas se constituyen en lugares sagrados, incluso en divinidades45. Las fuentes que tenemos para este estudio son, por un lado, una serie de textos, tanto de carácter histórico (textos de campañas militares, acuerdos diplomáticos, documentos administrativos), como religioso (festividades, 42 Sobre el río Aštarpa y su localización fronteriza ver DEL MONTE, TISCHLER, 1978 y DEL MONTE, 1992. 43 ULLMANN, 2010: 7. 44 Ver el apartado 4.1. 45 HAAS, 1982. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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plegarias, invocaciones...) y mitológico46. En ellos las montañas aparecen denominadas con apelativos genéricos (independientemente del tipo de texto), dentro de la onomástica (destacando los nombres de algunos monarcas hititas como Tuthaliya o Arnuwanda, que se relacionarían con montañas objeto de culto en la zona centro-septentrional) o asociadas a tropas, profesiones, instituciones cultuales y divinidades47. Es decir, que las referencias a elevaciones aparecen relacionadas con todos los ámbitos del mundo hitita, tanto a un nivel práctico dentro de la geografía en la que los hititas desarrollaban sus actividades cotidianas, como en un plano más trascendental y religioso. Este segundo nivel se verá reafirmado por la documentación iconográfica, bien en relieves o en esculturas exentas. 4.2.1 Lugares sagrados: morada de dioses Como lugares altos por excelencia, las montañas son el punto más cercano a determinadas divinidades, principalmente atmosféricas (como las situadas en lo alto de la jerarquía del panteón hitita). En la iconografía encontramos representaciones muy interesantes que reafirman esta idea de asociación a divinidades mayores, ya que, desde principios del II milenio a.C., el dios de la tempestad aparece en relieves representado sobre cimas de montaña48.
Fig. 3: dibujo del relieve rupestre de Imamkülü (GONZÁLEZ SALAZAR, 1998: 130)
46 GONZÁLEZ SALAZAR, 1998: 110. 47 Para una información detallada sobre la aparición de las montañas en los textos ver GONZÁLEZ SALAZAR, 1998: 112-123. 48 Estas representaciones también se encuentran en la zona de Siria: DE CROMBRUGGHE, 1977; DEL MONTE, TISCHLER, 1978; DEL MONTE, 1992; GONNET, 1968. 854
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En el relieve rupestre de Imamkülü, situado en Capadocia, se ha identificado al dios de la Tempestad subido a un carro encima de tres diosesmontaña, sustentados a su vez por tres figuras cuya identificación resulta incierta49.
Fig. 4: relieve rupestre de Imamkülü (ULLMANN, 2010: 367)
Por lo tanto, las montañas se constituyen como un lugar de contacto con los dioses50. Esta idea la apuntábamos ya en el apartado 2. 2. al hablar de los relieves situados en lugares de gran simbolismo previo. Las montañas serían uno de estos lugares y, de hecho, es habitual que dichos relieves se encuentren en zonas de difícil acceso y visibilidad por lo que su función no podía ser de delimitación de fronteras o propagandística, sino simbólica y religiosa51. Se ha apuntado incluso que la propia experiencia de llegar hasta el relieve, en ocasiones atravesando valles y escalando terrenos montañosos escarpados, podía tener un valor religioso52. Los peñones, sobre todo si estaban asociados a un manantial, han sido reverenciados en Anatolia desde época temprana53, por lo que autores como Ullmann defienden que la colocación de relieves, estatuas o inscripciones en estos lugares está actuando de manera complementaria con el medio natural en la señalización de lugares con una significación religiosa determinada, donde seguramente se llevaban a cabo prácticas rituales54. 49 GONZÁLEZ SALAZAR, 1998: 130. 50 GONZÁLEZ SALAZAR, 1998: 111. 51 EHRINGHAUS, 2005. 52 ULLMANN, 2010: 183. 53 VAN LOON, 1985: 14. 54 ULLMANN, 2010: 190. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Esta identificación como lugar sagrado se reafirma al encontrar textos donde se habla de divinidades de determinadas montañas, mostrando que las elevaciones no son solamente lugares cercanos a determinadas divinidades sino que eran lugares donde vivían dioses55. Es el caso del texto CTH 682, donde se especifican una serie de ofrendas a divinidades tutelares dentro de un extenso festival, con el objetivo de proteger los intereses y la vida del rey hitita56: (42-51): Dos grandes bueyes para los nombres de todas las divinidades protectoras: la divinidad protectora del Cielo, la divinidad protectora de la ciudad de Karaḫna, las divinidades Karš/ zi (y) Ḫap/bantaliya, la divinidad tutelar de la ciudad de Alatarma, la divinidad tutelar de la montaña Šaluwanda, la divinidad tutelar de la montaña Šarpa, la divinidad tutelar de la ciudad de Šulupašša, la divinidad tutelar de la ciudad de Tuttuwa, la divinidad tutelar de la ciudad de Ḫarana, la divinidad tutelar de la ciudad de Šarišša, la divinidad tutelar de la montaña Šunnara, la divinidad tutelar del río Kummara, la divinidad tutelar del río Šiḫiriya, (y) la divinidad tutelar de la ciudad de Ḫallatta.
En este texto se ve claramente como los hititas diferenciaban una serie de divinidades tutelares que habitaban o se asociaban a determinados accidentes geográficos, en este caso montañas y ríos, más allá de la propia divinización de estos espacios. 4.2.2 Dioses-montaña En efecto, las montañas no solo fueron lugares de importante simbolismo o de contacto con la divinidad. Tenemos atestiguada la representación de una serie de dioses-montaña, sobre todo en las fases finales del Reino Nuevo. Los relieves con el dios de la Tempestad sobre unas montañas van evolucionando hacia formas más definidas de las mismas, reflejando en este período unas figuras humanas con falda o vestido, y con los hombros y el cuello inclinados para soportar el peso de la divinidad principal. Algunos autores han considerado que estos dos dioses-montaña podían identificarse con las montañas hurritas Ḫazzi y Nam/nni, que a su vez se han querido identificar con dos divinidades del mismo nombre57.
55 Esta concepción de las montañas como moradas divinas la vemos en otras culturas cercanas en cierto modo a la hitita como la griega (monte Olimpo). 56 Traducción tomada de GONZÁLEZ SALAZAR, 1998: 121. 57 ALEXANDER, 1993:2 ss.; DE CROMBRUGGHE, 1977. 856
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Un ejemplo de estas representaciones lo encontramos en la cámara A del santuario rocoso de Yazilikaya, donde se encuentra un relieve que muestra una procesión de divinidades del panteón hitita (ya hurritizado) convergiendo en el encuentro entre Tešub (dios hurrita de la tempestad) y Ḫebat (una divinidad solar) que aparecen encima de dioses-montaña58.
Fig. 5: dibujo del relieve nº 42 de Yazilikaya donde se representa a Tešub sobre dos dioses-montaña (VAN LOON, 1985: 24)
Además de los relieves, los dioses-montaña aparecen representados en otro tipo de registros como son la escultura exenta (en forma de estatuillas como la de la fig. 5) y la glíptica, con improntas de sellos de época también imperial en Karkemiš, Emar o Ugarit, entre otros lugares59. Dentro de la estatuaria me gustaría destacar una figurilla de marfil de 3’6 cm, hallada en Bogazköy con una cronología que la sitúa en época imperial. Se trata de la representación de una divinidad-montaña con las manos levantadas (quizás en posición orante u oferente, o quizás porque estaría sosteniendo al dios de la tempestad), tiara cónica, y la parte baja del vestido representada como una acumulación de piedras en relieve60. 58 ALEXANDER, 1993: 1-13; GÜTERBOCK, 1983; MASSON, 1981; 1989. 59 BEYER 1982; 1987; LAROCHE, 1981. 60 GONZÁLEZ SALAZAR, 1998: 127. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Fig. 6: estatuilla representando a un dios-montaña (VAN LOON, 1985: XLI)
Como se puede observar en las imágenes, este tipo de divinidades presentan una serie de características61: llevan largas faldas o vestidos formados por una acumulación de piedras; portan una tiara simple con cuernos (un atributo divino muy típico del mundo oriental; la importancia de un dios puede medirse por la cantidad de cuernos que lleva en la tiara siendo, a más cuernos, más importancia); son personajes barbados; su ropa posee una serie de apéndices de forma curvada; y, por último, las posiciones de sus extremidades son peculiares (frecuentemente los pies no existen y los brazos suelen aparecer alzados)62. 5. Conclusiones Como hemos intentado demostrar a lo largo de estas páginas, los hititas vivieron y se desarrollaron como civilización en una geografía dura, caracterizada por la altitud, que influyó notablemente en su carácter, su percepción del mundo y su religión. Los accidentes geográficos no fueron para ellos meros elementos del paisaje sino que poseían un simbolismo marcado, jugando un papel muy importante en el mantenimiento del cosmos y la estabilidad del universo. Al lado de su función práctica como fronteras naturales, y de su importancia estratégico-militar, las montañas y los ríos del País de Hatti compartían el carácter sagrado que los hititas reconocían en la naturaleza, como lugares donde vivían los dioses unas veces y como elementos divinizados otras. Sin embargo también podemos apreciar ciertas diferencias entre unos y otros. 61 Existen algunas variantes iconográficas como las de las representaciones de Fallisar y Eflatun Pinar. Para más información ver GONZÁLEZ SALAZAR, 1998: 125-128. 62 GONZÁLEZ SALAZAR, 1998: 128. 858
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Si bien es cierto que ambos accidentes geográficos compartían el ser elementos fronterizos, el carácter de los espacios que separaban reviste algunas diferencias. Como hemos apuntado a lo largo del presente trabajo, los principales ríos, como el Eúfrates y el Aštarpa jugaban un claro papel político y militar delimitando separaciones entre estados, es decir, están directamente relacionados con la concepción simbólica del espacio y la confrontación cosmos/caos. En un momento de guerra, el río podía suponer una frontera entre el espacio cósmico (el reino hitita) y el espacio caótico (enemigo). Del mismo modo, supone un lugar de encuentro de los hititas con sus vecinos, de comunicación y, en tiempos de paz, de contacto entre dos entidades cósmicas u ordenadas. Desde el punto de vista ritual, además de los propios cultos a determinados ríos, la principal asociación de los mismos con las prácticas cultuales se realiza a través del agua como elemento purificador. Las elevaciones, por otra parte, también constituían barreras naturales y, sobre todo en la zona septentrional, compartían con algunos ríos ese carácter de separación entre una entidad ordenada y otra caótica (hititas y gasgas). Sin embargo, destaca por su relevancia el hecho de que las montañas eran los lugares donde el hombre podía acercarse a determinadas divinidades y comunicarse con ellas. Si nos fijamos en el paisaje anatólico, rodeado de cordilleras, a veces cubiertas de nubes, donde en determinadas estaciones tenían lugar frecuentes tormentas de lluvia y nieve, vemos una clara asociación de estos accidentes geográficos con los elementos atmosféricos. Trasladado esto a la concepción religiosa hitita, nos encontramos con una estrecha relación entre los dioses-montaña o las montañas como lugares sagrados, y las divinidades atmosféricas, principales en el panteón de los Mil Dioses de Hatti. Por lo tanto, las montañas están sirviendo de nexo entre el mundo de lo divino y de lo humano, más allá del propio carácter sagrado de la naturaleza que también poseían los ríos, los árboles, las fuentes, etc. En conclusión, considero que las siguientes palabras del investigador Trevor Bryce resumen muy bien la importancia otorgada por los hititas al paisaje63: Muchos de ellos, quizás la gran mayoría, probablemente no hablasen la lengua oficial del reino. Lo que les dio una reconocible identidad común, a sus propios ojos y a los de sus vecinos, fue, no una lengua común ni un origen común cultural o étnico, sino el hecho de que vivían dentro de una región claramente definida que los diferenciaba de otros súbditos del rey que vivían alejados en estados vasallos. 63 BRYCE, 2001: 43. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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SURGIMIENTO, APOGEO Y PERVIVENCIA DE UN RITO FUNERARIO EN EL OIKOUMENE PERSA: LOS DAKHMAS O “TORRES DEL SILENCIO” Emergence, Zenith and Survival of a Funerary Rite in the Persian Oikoumene: Dakhmas or “Towers of Silence” Marina Girona Berenguer1 [email protected] David Soria Molina2 [email protected] Universidad de Murcia Resumen: En toda religión, la muerte y el Más Allá desempeñan un papel primordial, y, por lo tanto, también es objeto de atención el sino final de los restos mortales. El tratamiento del cadáver en la religión mazdeísta y zoroastrista recibe diversos tratamientos, entre los que destaca, por su peculiaridad, la exposición de cadáveres. Aunque atestiguada por los autores clásicos, desde Heródoto a Agatías, y por numerosos capítulos del Avesta (corpus de textos sagrados zoroastristas), posee una presencia desigual en el plano arqueológico. La convivencia de ritos funerarios aparentemente incompatibles con los principios avésticos que sustentan la exposición plantea dudas acerca de la generalización de su puesta en práctica en diversos periodos. A través de una revisión de los preceptos del Avesta y de la evolución del mundo funerario persa, trataremos de elucidar el origen, expansión y apogeo de la práctica de la exposición y con ello su fijación definitiva en un espacio definido para tal fin: el dakhma. Palabras clave: Dakhma, Torres del Silencio, persas, zoroastrismo, Avesta, arquitectura funeraria. Abstract: In all religions, Death and After Life have a main paper as the final fate of the corpses. The treatment of the death bodies in Mazdaism and Zoroastrian religion receives several treatments, among these stands out the corpse exposition. Despite of the classical authors, from Herodotus to Agathias, and some chapters of Avesta (corpus of Zoroastrian sacral texts), it has an irregular presence in the archaeological plain. The coexistence of funerary rites seemingly incompatibles with the main Avestan principles that sustain the exposition raises questions over its generalization in different periods. Through a review of 1 Alumna del Máster de Arqueología Aplicada de la Universidad de Murcia. 2 Doctorando de la Universidad de Murcia. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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the Avestan precepts and the evolution of Persian funerary world, we will try to explain the origin, expansion and zenith of this practice and within it final consecration in a definite space: the dakhma. Keywords: Dakhma, Towers of Silence, Persian, Zoroastrism, Avesta, Funerary Architecture.
No sepultes al insepulto, déjalo convertirse en presa de perros. La tierra, madre de todos, no acepta a quien mancilla a su madre. (Agatías, II, 31, 7) El dakhma (denominados Cheel Ghar en hindi y en Uzbekistán, Shylpyk) es el espacio destinado a albergar los cadáveres con la finalidad de su exposición dentro del marco de la religión zoroastrista. Mal conocidos como “torres del silencio”3, podemos definirlos como estructuras de planta circular con muros alzados elaborados en ladrillos de chineh4, y, eventualmente, en piedra, que surgieron como una respuesta necesaria de carácter ideológico, religioso y profiláctico en el seno del zoroastrismo con la intención de mantener el cadáver, y su potencial capacidad de transmitir impureza a su entorno, alejado de la sociedad y de los espacios vinculados a ella. Para comprender el uso de estas construcciones y sus motivaciones es necesario entender determinados aspectos de la religión zoroastrista, comenzando por la impureza asociada a los cadáveres. ¿Cómo se entendía este concepto de impureza dentro de la religión zoroastrista?, ¿qué relación guarda con la exposición de los cuerpos?, ¿cuál es el origen cronológico y geográfico de este ritual?, ¿tenemos más fuentes aparte del Avesta, el libro sagrado del zoroastrismo, para constatar esta práctica en todas sus formas?, ¿puede ser aplicado al periodo aqueménida, parto y sasánida por igual, o sin embargo, notamos diferencias en cuanto a su seguimiento y materialización?, ¿en qué momento este ritual da paso a la construcción de 3 El término towers of silence fue acuñado por primer vez por J. J. Modi (MODI, 1937, reed. 2011), tras su contacto con las comunidades parsis de la India. A partir de entonces esta designación fue generalizándose hasta el punto de atribuirle este nombre a todas las estructuras consideradas dakhmas, algunas con escaso carácter turriforme. Actualmente se considera que la expresión “torres del silencio” no es la más apropiada para definir estas estructuras en época sasánida, prefiriéndose emplear el término dakhma (CANTERA, 2009: 193; DE JONG, 1997: 433; CAMPOS, 2007; BOYCE, 1979; RAHBAR, en CRIBB y HERMANN, 2007: 455 ss.). 4 Capas de adobe (RAHBAR, en CRIBB & HERMANN, 2007: 465). 864
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una estructura específica, similar a las que podemos observar hoy en día en algunas regiones de Irán y de la India, entre otros lugares? 1. Mazdeísmo versus Zoroastrismo Mazdeísmo y zoroastrismo, frecuentemente confundidos y tratados como dos denominaciones de un único culto, no son sino dos religiones distintas, emergidas de un mismo tronco ideológico, cuya principal divinidad (que no única) es el dios Ahuramazda. La religión mazdeísta es la doctrina religiosa propia del Imperio aqueménida, instaurado a partir del reinado de Darío I, y también de su entorno asiático inmediato. El panteón mazdeísta destaca por su tolerancia, como un panteón aglutinante de diversas creencias tanto asiáticas, como europeas. Generalmente es la inhumación el rito funerario más extendido, como podemos ver en los enterramientos de Pasargada, Naqsh-i-Rustam y Persépolis5. Por otra parte, el zoroastrismo, religión imperante en el Imperio sasánida, tiene su origen en una reestructuración del mazdeísmo en torno a las predicaciones de la figura legendaria de Zoroastro, como transmisor de las enseñanzas del dios Ahuramazda. Esta religión difiere del mazdeísmo principalmente en que dispone de un conjunto de textos sagrados recopilados a lo largo del periodo sasánida, que dan lugar al Avesta, y también por su marcado carácter de intolerancia con respecto a otras creencias contemporáneas. Se le ha considerado incluso una religión monoteísta, con ciertas salvedades6. Aunque, en realidad, una deviene de la otra, pertenecen a periodos históricos distintos y responden a unas circunstancias igualmente diferentes, desarrollando, por tanto, una idiosincrasia religiosa distinta, pero igualmente compleja.
5 Pasargada, Naqsh-i-Rustam y Persépolis fueron los lugares de enterramiento más importantes de la dinastía aqueménida. En Pasargada se construyó la tumba de Ciro II (admitido por algunos círculos como aqueménida), en el frente rocoso de Naqsh-i-Rustam se encuentran cuatro tumbas, dos identificadas con seguridad a Darío I y a su hijo, Jerjes I. En Persépolis, hay tres tumbas restantes atribuidas al resto de reyes aqueménidas (SCHMIDT, 1970: 79-80). 6 Aunque predomina la figura del dios Ahuramazda, tanto en las fuentes iconográficas, como en las literarias, hay constancia de otras divinidades, como Anahita y Mithra, destinadas a representar un papel importante dentro de la cosmología mazdeísta y zoroastrista. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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¿A cuál de las dos religiones corresponde el origen del ritual de exposición y cuál de las dos alberga las raíces de la construcción de las estructuras identificadas como dakhmas? 2. El Avesta
como fuente sobre los ritos y prácticas funerarias
zoroastristas
El libro sagrado del zoroastrismo es el compendio de escritos que conocemos como Avesta7, mal llamado, en ocasiones, Zend Avesta8. En torno a la datación del libro hay diversas posturas, muchas de ellas enfrentadas, pero la tendencia que impera actualmente es la que considera que el Avesta fue puesto por escrito finalmente en el s. VI. Las diversas partes del Avesta difieren en su antigüedad, siendo los Gathas los textos de mayor antigüedad dentro del libro9. El Avesta se compone de cinco partes. En primer lugar, el Yasna, libro consagrado al sacrificio e integrado por 72 capítulos que componen básicamente un manual de liturgia. De estos capítulos, los más importantes son los 17 Gathas. En ellos se hace una exposición de la vida, andanzas y doctrinas de Zarathustra. El segundo libro es el Vispared, una colección de 24 cantos dirigidos a “todos los señores o jefes”. El tercer libro y el que más nos interesa es el Vendidad-Sade, una especie de código sacerdotal compuesto por 22 farghard, y redactado en forma de diálogo entre Zarathustra y Ahuramazda. La temática principal de este libro es cómo combatir la impureza, la mentira y el mal desde la perspectiva zoroastrista. La cuarta parte del Avesta son los Yasts, compuesto por 21 capítulos consagrados a la alabanza de los Yazatas populares10. El quinto y último libro es el Khorda Avesta, “Avesta corto o pequeño”, un libro dedicado al rezo y a la devoción a nivel privado, síntesis de los Yast11.
7 La palabra Avesta procede del término apestak, que significa “texto” (BERGUA, 2010: 59; Skjærvø, en CURTIS y STEWART, 2007). 8 Zend significa “interpretación”, y esto supondría una atribución posterior de la lengua pahlavi (Bergua, 2010: 27). 9 Los Gathas por su lengua y contenido han sido identificados como los textos de mayor antigüedad dentro del corpus avéstico (BERGUA, 2010: 28; Skjærvø, en CURTIS y STEWART, 2007: 113). 10 Una especie de dioses manes, que se contraponen a los Daevas, espíritus malignos. 11 BERGUA, 2010: 27-28; Skjærvø, en CURTIS & STEWART, 2007: 109-122; LEMOSÍN, en DEL OLMO LETE, 1998: 261-263. 866
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2.1 La nasus El término nasus en el Avesta queda definido aparte de como cadáver, como una especie de espíritu maligno que envuelve los cuerpos una vez muertos. A ese estado lo podemos denominar como impuro o de impureza, y es una circunstancia contra la que los zoroastristas tienen que lidiar constantemente. Esta nasus o estado de impureza afecta específicamente a los cadáveres de los humanos y de los perros12. Pero hay que tener en cuenta, como bien exponen algunos de los farghard del Vendidad-Sade, que si estos cadáveres entran en contacto con seres vivos les contagian esta impureza. Del mismo modo, la nasus es transmisible al agua, a la tierra y al fuego (los tres elementos fundamentales de la religión zoroastrista), pudiendo ser transportada, a su vez, a los seres vivos. De este modo, tanto los restos sin vida de humanos, como los de cánidos, así como sus fluidos, deben de ser totalmente apartados del contacto con cualquier espacio que no se desee que sea impuro. Esto plantea un problema desde el punto de vista de la mentalidad zoroastrista, según se recoge en el Avesta. ¿Cómo se puede mantener alejada la impureza producida por un cadáver? El Avesta especifica diversas prácticas y medidas, cuasi profilácticas, para deshacerse de un cadáver en diversas situaciones: muerte en el hogar, aborto, encuentro de un cadáver casualmente, etc.; así como sus subsecuentes rituales para purificar aquellos lugares que entrasen en contacto con los difuntos13. Pero la medida y el paso definitivo es llevar los cadáveres a un lugar cerrado y apartado del poblado y de sus recursos (pozos, tierras de labranza, pastos, cursos de agua). Este lugar es el dakhma: el espacio destinado a contener los cadáveres y la impureza que estos producen14. El texto avéstico especifica que esta impureza no dura permanentemente, sino que tiene una duración aproximada dependiendo del estado del cadáver 12 LEMOSÍN, 1998: 316. 13 Las referencias a la impureza de los cadáveres humanos o de cánidos y a los medios para combatirla, las encontramos en Vendidad-Sade: I, 47-48; 65-66; II, 92; 128; III, 26-66; 122136; V; VI; VII; VIII; IX; X; XI; XII; XIX, 40; 89-113; 143-146; XX, 14; 24. 14 Aunque el término dakhma ha suscitado algunas controversias (DE JONG, 1997: 433; CAMPOS, 2007: 7; BOYCE, 1979: 13-14), se admite que el término de procedencia de la palabra o el equivalente sería el de pairi.daeza, en vez de uzdaeza, que respondería simplemente a osario (CANTERA, 2009: 193). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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y sus circunstancias previas. Normalmente el cadáver reducido a huesos deja de producir impureza inmediatamente y puede ser trasladado, si se desea, a otro lugar. De ahí que, aunque no son muy frecuentes, se hayan encontrado osarios cercanos a estas construcciones. Pero, ¿cuál es el origen de esta práctica más allá del texto? Debemos recordar que el Avesta fue puesto por escrito definitivamente en el s. VI d.C. Para comprenderlo, es necesario identificar, mediante las fuentes no avésticas disponibles, la trayectoria de la exposición de cadáveres a lo largo del desarrollo de la religión zoroastrista y probablemente también mazdeísta. 3. El mundo funerario persa 3.1 Época aqueménida Ante la ausencia de restos materiales identificables como dakhmas15, en sentido amplio, y ante la inexistencia de un corpus que refleje la ideología mazdeísta al respecto, dependemos, principalmente, de las fuentes literarias clásicas para acercarnos a esta problemática. Nuestro testimonio principal, tantas veces citado, es Heródoto16. Este menciona explícitamente la exposición de cadáveres como una costumbre arraigada dentro del colectivo conocido como magi17 en la sociedad del 15 Se han querido interpretar estructuras turriformes, como la Ka’bah-i de Zarathustra en Naqsh-i-Rustam, como si se tratasen de lugares de exposición previos al enterramiento. Sin embargo, estas torres corresponden a altares del fuego o en su defecto osarios (SCHMIDT, 1970: 34-48). 16 Vid. tabla 1. 17 Los magi han sido uno de los objetos de estudio más importantes en torno al periodo aqueménida. Ya las fuentes clásicas se referían a ellos en diferentes aspectos: Heródoto (I, 131-132) considera a los magi como los únicos practicantes de la exposición de cadáveres; Estrabón (XV, 3, 13-15) los ubica en una región de Capadocia y describe sus prácticas religiosas; Plutarco (Sobre Isis y Osiris, 46-47) hace referencia a las creencias de estos magos sin entrar en mayores detalles sobre sus orígenes o su carácter; Diógenes Laercio (I, 6-9) recopila los testimonios de otros autores clásicos (Aristóteles, Hermipo, Eudoxio, Theopompo) que los citan; y, Agatías (II, 25) considera a los magos una jerarquía sacerdotal ya en el s. VI. Por otra parte, la historiografía reciente se ha debatido entre considerar a los magos como una tribu o clan procedentes de un espacio concreto (BOYCE, 1979, 48, siguiendo a Heródoto I, 101, explica que los magos eran una de las tribus en las que se subdividió el pueblo medo; ELIADE, 1978: 337-338, los vincula a grupos de raigambre escita; COOK, 1983: 154, dice de ellos the Magi are a puzzle, recapitulando testimonios clásicos) o como una categoría religiosa (GHIRSHMAN, 1954: 104 expone que los magos constituían una “fraternidad” meda con prácticas rituales características, similares a las de otros pueblos 868
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Imperio aqueménida. Se trata del único testimonio contemporáneo para este periodo, ya que las inscripciones aqueménidas permanecen mudas al respecto. Los principales testimonios que, por otra parte, nos confirman el predominio de la inhumación en época aqueménida, aparte de los hallazgos arqueológicos, son Arriano, Quinto Curcio Rufo, Plinio el Viejo, Estrabón, Solino, Sexto Empírico, Cicerón y Luciano de Samosata18. Los cinco primeros hacen referencia a la tumba de Ciro II en Pasargada (similar al de Gur-e Doxtar)19. El resto menciona prácticas relacionadas con la inhumación, como el embalsamamiento, el recubrimiento del cadáver con cera o incluso con carbonato de sodio. 3.2 Época seleúcida Tras la muerte de Alejandro Magno, la configuración del Imperio seleúcida trae consigo una helenización de las costumbres religiosas en el espacio iranio20. En consecuencia, se reafirma el predominio de la inhumación, con presumibles trazas de incineración entre los grupos de inmigrantes procedentes de la Hélade instalados en el territorio. Un ejemplo de la monumentalidad que se alcanza con las construcciones funerarias lo vemos en el Mausoleo de Belevi21 edificado en honor de Antíoco II Theos, quien fue enterrado en su interior en un sarcófago. 3.3 Época arsácida La dinastía arsácida, en un primer momento, presenta un periodo de continuidad con la tradición previa, manteniendo un predominio de la inhumación con respecto a otras formas de enterramiento, como la arqueología ha demostrado en lugares como Nippur, Kakzu y DuraEuropos22. Si tenemos en cuenta los testimonios de Casio Dión e Isidoro de Cárax, podemos hacer referencia también a las tumbas reales de Nisa23. nómadas esteparios). 18 Vid. tabla 1. 19 CANTERA, 2009: 207. 20 BERGUA, 2010: 27; WIESEHÖFER, en KELLENS, 1991: 129 ss.; DUCHESNEGUILLEMIN, en YARSHATER, 2007: 866 ss. 21 Ejemplo de la aculturación de las tradiciones griegas en ámbito persa, no solo desde el punto de vista religioso, sino también estilístico. Vid. mapa 1. 22 GHIRSHMAN, 1954: 270; vid. Mapa 1. 23 Vid. tabla 1. GHIRSHMAN, 1954: 270. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Pero, en contra de estos testimonios, Justino24, en su Epítome de Pompeyo Trogo, señala claramente la práctica de la exposición con el objetivo de descarnar los huesos con objeto de enterrarlos posteriormente. A su vez, se han hallado diversos osarios o astodan (como el de Artimas en la ciudad de Limyra), que podrían vincularse también a esta práctica por parte de la aristocracia25. En este sentido, la evolución del mundo funerario parto resulta bastante confusa: se podría decir que respetó la tradición seleúcida precedente, de la que siguió aglutinando elementos, pero además mantuvo una tolerancia clara ante el resto de religiones. El reinado de Vologeses I (51-78 d.C.) marca un punto de inflexión: se le atribuye un cambio en la política religiosa. Esto queda plasmado en los textos zoroastristas tardíos, en los que atribuyen a un tal Valkash (identificado con este rey) el comienzo de la transición del mazdeísmo al zoroastrismo26. Esta transición se percibe en un cambio de actitud hacia otras religiones, como el judaísmo, y en una ruptura con los elementos foráneos, rompiendo una lanza a favor de las antiguas costumbres. Por otra parte, en relación a la exposición, debemos tener en cuenta que los partos se adscriben al grupo cultural sace, que presenta algunos testimonios relacionados con los cultos solares y del fuego, así como (a pesar de un predominio de la inhumación en fosa o en túmulo) algunas trazas de exposición de cadáveres total o parcial27. ¿Entra en relación la influencia de estas culturas esteparias con este ritual?, ¿hasta qué punto este revival mazdeísta-zoroastrista guarda relación con la herencia cultural sace, inherente en la cultura parta, y, por tanto, con la generalización posterior de la exposición? Hasta el momento no ha podido confirmarse de forma rotunda28. 3.4 Época sasánida El periodo sasánida se caracteriza por la puesta en marcha definitiva del zoroastrismo y una fuerte tendencia a la intolerancia ante otras religiones, tales como el judaísmo o el cristianismo29. Sobre esto hacen referencia, mediante ejemplos, Zosomeno, Agatías, Procopio de Cesarea y Teodoreto de Ciro30. 24 Vid. tabla 1. 25 BOYCE, 1979: 90-91. 26 Ghirshman, 1954: 268-272; BOYCE, 1979: 84-85. 27 Cultura de Tagar (Lebedynsky, 2006: 119-126). 28 Lebedynsky, 2006: 178-182. 29 CAMPOS, 2003-2005; VIALE, 2011; NEUSNER, en YARSHATER, 2007: 909 ss.; ASMUSSEN, en YARSHATER, 2007: 924 ss. 30 Vid. tabla 1. 870
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Deviene una exaltación de lo propiamente persa, una de cuyas manifestaciones fundamentales es la expansión del ritual de la exposición de cadáveres. Se pretende dejar a un lado las tradiciones y costumbres que hubieran modificado la sustancia propiamente (y pretendidamente) irania, especialmente toda clase de influencia procedente del mundo heleno31. Por primera vez, vamos a presenciar dentro de un Imperio persa que la diferencia se marca con la intolerancia. El Imperio aqueménida fue un imperio tolerante y aglutinante, seguido de la política seleúcida y de la dinastía arsácida en la misma línea32. Sin embargo, los sasánidas, que se consideran fieles herederos de la familia de Aquemenes, pretenden impulsar su política, cultura y religión como la verdadera y única. De hecho, ambos conceptos son muy relevantes dentro del propio Avesta, que termina de compilarse en esta época. No se trata de una política de defensa, sino de una reacción interna. Para los sasánidas, los arsácidas fueron reyes ilegítimos, y por lo tanto tenían la necesidad de autolegitimarse y justificar lo que fue un auténtico “golpe de estado”, como ocurrió en su momento en el advenimiento al poder de Darío I. Por ello, recurren a la identificación con el pasado aqueménida, no solo en lugares o mediante la iconografía, sino en ideas, proyectos políticos y elementos culturales (ejemplo de ello es Sapor II). Los sasánidas recuperan tradiciones pretéritas, y además crean y trasladan sus orígenes a un pasado remoto (entiéndase aqueménida), para legitimar su puesta en marcha como elemento de identidad en el presente. La exposición de cadáveres es uno de los mejores ejemplos. A penas constatada como una curiosidad dentro del mundo aqueménida y parto, especialmente a través de testimonios grecorromanos, ahora queda configurada como la práctica funeraria predominante, prohibiendo otras prácticas, fueran o no ajenas a la cultura persa33. ¿Qué es lo que diferencia a un persa sasánida del resto en cuanto a costumbres funerarias?: la exposición de cadáveres. En su origen, una práctica funeraria minoritaria probablemente restringida a un clan o grupo tribal, como eran los magi, se convierte ahora en un elemento de identidad y de autoafirmación perfecto en un contexto en donde el mundo grecorromano 31 GHIRSHMAN, 1954: 316. 32 GHIRSHMAN, 1954: 156, 272. 33 BOYCE, 1979: 126-128; ARWORTHY, 2007: 44-70; CAMPOS, 2003-2005: 21-28. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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y el mundo estepario emplean la incineración (un auténtico tabú dentro del mundo zoroastrista) y la inhumación de forma predominante. Por ello es tan destacado este ritual entre las fuentes literarias clásicas. 4. Exposición de cadáveres en dakhmas La exposición de cadáveres, siempre realizada al aire libre, podía tomar dos formas: la exposición en un espacio abierto y aislado no alterado por la mano del hombre, o en una estructura. Tras la descarnación, los huesos podían tener tres destinos principales: ser recogidos en osarios (astodan), ser enterrados o ser dispersados. Nosotros vamos a centrar nuestra atención en el dakhma como estructura y culminación de la tradición avéstica de la exposición de cadáveres34. Según los textos avésticos35, el riguroso proceso del tratamiento del cadáver debe de ser el siguiente: dependiendo de la época del año y de donde se encuentre este cadáver, se actuará de una u otra forma: si se trata de una vivienda móvil o temporal (como son las tiendas de campaña tipo yurta de los nómadas de la estepa), se puede proceder a levantar la vivienda dejando el cadáver allí dónde se encuentrara expuesto. En caso de que sea una estructura permanente, se procede al aislamiento de la estancia en la que se encuentra el cuerpo, así como los alimentos y propiedades vinculadas al mismo. Para extraer el cadáver de la vivienda, se procede a hacer un agujero en la pared, para no contaminar las puertas. Después, se lleva este cuerpo sin vida al dakhma. Los encargados de ello son los nasa-salar36 o portadores, los cuales desplazan el cadáver sobre ladrillo o lajas de piedra (actualmente en una carretilla de hierro). El cadáver debía de estar completamente desnudo y los nasa-salar debían de llevar una indumentaria blanca y transportar el cadáver ligados con un elemento común. En origen, el cuerpo debía de ser expuesto en un espacio infértil, a la mayor altura posible (aunque accesible para depositar allí los cuerpos), para que devorasen la carne del mismo buitres y perros. El cuerpo, a diferencia de 34 BOYCE, 2011. 35 Vid. tabla 1. 36 Los nasa-salar, que significa literalmente “portador del cadáver”, tenían la categoría de excluidos sociales, puesto que no podían ni comer con sus familias y el ritual de purificación tras haber transportado un cuerpo era bastante riguroso. Además, también se ha propuesto que estos nasa-salar fueran gentes que profesaran otro culto; no obstante, no parece quedar del todo clara dicha hipótesis (CANTERA, 2009: 198-200). 872
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hoy en día, era depositado desnudo y era asegurado a la superficie en donde se dejaba, para evitar su dispersión, esto es: que los perros desplazaran pedazos de carne a lugares puros, como el agua, las plantas o las viviendas cercanas. Probablemente, la necesidad de evitar dicha dispersión del cadáver hizo que se empezaran a levantar estructuras con el fin de albergar los cuerpos. Según el Avesta, la prontitud con que los carroñeros devoraban los restos mortales era tomado cómo indicativo de la pureza del individuo en vida, manteniendo, por lo tanto, una estrecha relación con la existencia de ultratumba. Con la generalización del ritual, se da paso a la construcción del dakhma en tanto que estructura. Probablemente uno de los primeros se encontraría en la capital religiosa del Imperio sasánida, Yazd. Esta ciudad era residencia de la alta jerarquía del sacerdocio zoroastrista, y posteriormente, objeto de peregrinaje anual. Dispone de tres dakhmas: dos se encuentran a escasos metros de la ciudad y otro a unos 15 km. Utilizando como paradigma los dakhmas hallados en Yazd, dadas las enormes similitudes que estas estructuran presentan allá dónde se encuentran (ver mapa 2), podemos asumirlo como modelo básico. Un dakhma, como ya comentamos anteriormente, presenta una planta circular de diámetro variable, con un muro alzado de diferentes alturas. En época sasánida, dispone de una serie de estructuras en sus inmediaciones, que siguiendo el modelo de las interpretaciones hechas en torno al dakhma de Bandiyan, han sido identificadas como “altares del fuego” o “templos del fuego”, instalaciones para el personal a cargo del lugar (barashnumgah), y osarios (astodan) destinados a albergar los restos mortales una vez descarnados y purificados en el dakhma37. Los accesos al dakhma se realizaban mediante una rampa y podían tener una o varias puertas. Además, este no presenta ningún tipo de cubierta. Resulta lógico desde el momento en que se espera que las aves carroñeras puedan acceder a la estructura, pero Mary Boyce va más allá y expone “[…] the sun’s rays made a path todraw the spirit skyward, and the corrupting flesh was swiftly disposed of. Thereafter, the bones were collected […]”38. Aparte de en Irán, hay constancia de otros dakhmas en Uzbekistán, Pakistán, Turquía e India39. Los estudios realizados por J. J. Modi40, a inicios del siglo XX, sobre los dakhmas de Bombay principalmente, exponen que estos quedaban 37 RAHBAR, en CRIBB y HERMANN, 2007: 460-466. 38 BOYCE, 1979: 14. 39 Vid. mapa 2; figs.: 1, 2, 3. 40 MODI, 2011 (1937): 193-201. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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estructurados en tres partes, correspondientes a círculos concéntricos, dentro de la superficie del dakhma. El primero estaría destinado a los hombres, el segundo a las mujeres y el tercero a los niños. En el centro hay un pozo, al que llegan los fluidos emanados por los cuerpos durante el proceso de descomposición y descarnación. ¿Hasta qué punto se puede extrapolar esta subdivisión y utilización del espacio actual a época sasánida? No disponemos de ninguna fuente o prueba documental arqueológica que permita hacer tal comparación, lo cual no niega la posibilidad. Volviendo al rito puramente sasánida, una vez descarnados los huesos, estos eran recogidos por los encargados del dakhma. Los más pudientes tenían osarios particulares, que debían de estar fuera del alcance de cualquier tipo de animal, puesto que esos huesos se consideran puros. Algunos llamados “altares del fuego” han sido reinterpretados como osarios. La población común veía trasladados sus huesos a osarios comunes41. De todas formas, debemos de tener en cuenta que ninguna de las fuentes literarias clásicas disponibles menciona la existencia de estas estructuras como lugar de exposición: o no se especifica el lugar donde se expone el cuerpo, o se afirma que este es expuesto en un espacio al aire libre. En este sentido, cabe considerar la continuidad de la exposición de los cuerpos fuera de una estructura específica como el dakhma, sobre todo en comunidades de pequeño tamaño, grupos nómadas o situaciones excepcionales como la guerra. La exposición se convierte, desde los primeros testimonios escritos provenientes de autores griegos y latinos, en un topos del mundo persa en contraposición al mundo grecorromano42. 5. Conclusiones A pesar de la información que nos aportan las fuentes y los restos materiales hallados, podemos definir el rito de la exposición de cadáveres, así como su translación al dakhma de manera aproximada y crítica. Aunque existía un corpus o una tradición oral que establecía cómo se debía de llevar a cabo la purificación de los lugares que entraran en contacto con los difuntos, debemos de formularnos la pregunta de si esta era conocida en general por la población y si efectivamente se llevaban a cabo tales medidas, o, sin embargo, era tal la necesidad de deshacerse del cuerpo sin vida, que 41 CANTERA, 2009: 203-205; CAMPOS, 2007: 4-5. 42 DE JONG, 1997: 441; MATILLA, 2007: 68. 874
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se realizaba de la forma más rápida posible, con el objeto de apartarlo de la sociedad. Tampoco podemos confirmar con certeza que los huesos fueran trasladados a osarios, debido a los pocos hallazgos que se han dado hasta el momento, ni que esta práctica se extendiera por todo el Imperio sasánida, aun a pesar de su política intolerante. Solamente las futuras excavaciones podrán desvelar algunas de estas incógnitas, ya que la información que nos aportan las fuentes no siempre se corresponde absolutamente con la realidad. Del mismo modo, resulta esencial esclarecer cómo se produce el choque entre el zoroastrismo y la expansión y reformas llevadas a cabo por el Islam. Por otra parte, podemos establecer paralelismos con las actuales prácticas de los parsis, quienes continúan llevando, sobre todo en la India y en Pakistán43, a sus muertos a los dakhmas tal y como constataron Modi y otros investigadores en el s. XX. Sin embargo, no podemos extrapolar el ritual parsi actual al pasado, dado el notable distanciamiento temporal y cultural44. La cremación45, tan denostada ya en época aqueménida, ahora es considerada válida, al igual que la inhumación. En este sentido, aunque la tradición siga viva hay que tener en cuenta que las formas varían considerablemente a lo largo del tiempo o se adaptan, como podemos observar en el sky burial budista tibetano.
43 Vid. mapa 2. 44 DE JONG, 1997: 433. 45 Ejemplo de ello fue Freddie Mercury, voz de Queen, que fue incinerado siguiendo el rito zoroastrista en 1991. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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6. Anexos46 Autores
Cronología
Obras
Referencias
Agatías
s. VI d.C.
Historias
Anónimo
Compilado ca. s.VI d.C.
El Avesta
Cayo Julio Solino Casio Dión
s. III d.C.
Sobre los milagros del mundo Historia
II, 23-32 Vendidad-Sade: I, 47-48; 65-66; II, 92; 128; III, 26-66; 122-136; V; VI; VII; VIII; IX; X; XI; XII; XIX, 40; 89113; 143-146; XX, 14; 24
ss. II-III d.C.
55, 2 78, 1
Geografía
Flavio Arriano
ss. I a.C. – s. I d.C. ss. I-II
Heródoto
s. V a.C.
Historias
XV, 3, 7-8; 18; 20; 65 VI, 29, 1; 4-7 I, 140; III.12; VIII, 24-25
Isidoro de Cárax
ss. I a.C. – I d.C.
Etapas párticas
12
Luciano de Samosata Marco Juniano Justino
s. II d.C.
Sobre el luto
21, 932
s. II d.C.
Epítome
XLI, 3, 5
Marco Tulio Cicerón
s. I a.C.
Disputaciones tusculanas
I, 45, 108
Plinio el Viejo
s. I d.C.
Historia Natural
VI, 26, 116
Procopio de Cesaréa
s. VI d.C.
Guerras persas
I, 11, 34; I, 12, 2-6
Quinto Curcio Rufo
s. I d.C.
Historia de Alejandro Magno
III, 12, 13-14; VII, 5, 40; X, 1, 30-31
Sexto Empírico
ss. II-III d.C.
Esbozos pirrónicos
3, 226; 228
Sozomeno
s. V d.C.
Historia eclesiástica
II, 13, 4-7; 14; 15
Teodoreto de Ciro
ss. IV-V d.C.
Curación de las enfermedades griegas
9, 33
Estrabón
Anábasis
Tabla 1: autores y obras que abordan la temática de las prácticas funerarias persas, destacando la exposición de cadáveres (elaboración propia) 46 Todas las imágenes, que presentan adecuadamente las coordenadas geográficas, han sido extraídas de Google Earth en el mes de diciembre de 2012. 876
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Fig. 1: El dakhma de Nukus en Uzbekistán
Fig. 2: Uno de los dakhmas de la ciudad iraní de Yazd en vista 3D
Fig. 3: Los tres dakhmas de Bombay (India), en uso a día de hoy Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Mapa 1: principales asentamientos del mundo persa (ss. VI a.C.-VII) (elaborado por David Soria Molina)
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Surgimiento, apogeo y pervivencia de un rito funerario en el oikoumene persa: los dakhmas o “torres del silencio”
Mapa 2: principales dakhmas georreferenciados hallados en Asia central desde época sasánida (s. III) a la actualidad (elaborado por Marina Girona Berenguer)
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ANÁLISIS MICROESPACIAL DEL TEMPLO IBÉRICO DE LA ESCUERA (SAN FULGENCIO, ALICANTE) Micro-Spatial Analysis ot the Iberian Temple of La Escuera (San Fulgencio, Alicante) Raúl Berenguer González Universidad de Alicante [email protected] Resumen: Desde que en la década de los años 60 la arqueóloga sueca Solveig Nordström realizase sus excavaciones en el poblado ibérico de La Escuera (San Fulgencio, Alicante), numerosos investigadores han ido calificando al edificio monumental como templo. Partiendo de esta premisa, nos centraremos en el análisis microespacial de cada estancia para estudiar los materiales aparecidos en cada una de ellas, así como ciertos elementos arquitectónicos que nos permitan aproximarnos, en la medida de lo posible, a las prácticas y usos que en el templo se pudieron realizar. Palabras clave: edificio monumental, templo, religión ibérica, sacrificios, vaso dentado. Abstract: Since decade of 60s, when the Swedish archaeologist Solveig Nordström made her diggings in the Iberian village La Escuera (San Fulgencio, Alicante), many researchers have named the monumental building as temple. Taking this premise as our starting-point, we will focus on the micro-spatial analysis of each room to study all the materials appeared in each one of them, as well as the certain elements which allow us to bring us closer, as much as possible, to several practices and customs that could be carried out in the temple. Keywords: Monumental Building, Temple, Iberian Religion, Sacrifices, Jagged Glass.
Bajo el título de “Análisis microespacial del templo ibérico de La Escuera”, damos a conocer uno de los dos sectores de este yacimiento, un complejo arquitectónico al que por sus características se le ha atribuido la función de templo por gran parte de los investigadores, pero la realidad dicta que queda mucho por trabajar para intentar extraer de él la máxima información posible, para lo cual hay que continuar analizando sus materiales, sus características Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Raúl Berenguer González
arquitectónicas, su relación dentro del poblado e indagando a través de la bibliografía para intentar hallar paralelos que nos acerquen más a su realidad. Este trabajo pues, pretende aportar su granito de arena a esa gran labor que todavía queda por realizar en torno al edificio de La Escuera. Una de las tareas iniciales debía ser la confección de una nueva planimetría1 del edificio, la cual se efectuó durante las campañas 2007 y 2008 conforme íbamos re-excavando el edificio que ya, a principios de la década de los años 60, la arqueóloga Solveig Nordström excavó y documentó. En ella hemos ubicado los dibujos e imágenes de los elementos muebles aparecidos durante dichas excavaciones, de tal modo que de un solo golpe de vista pudiésemos detectar los materiales en el punto exacto del hallazgo de cada estancia o departamento y así poder analizar e interpretar el conjunto arquitectónico desde una perspectiva microespacial, atendiendo a aspectos tales como el modo en que aparecieron, qué elementos las acompañaron y la función que pudieron desempeñar dentro de ese contexto, sin olvidarnos de las características arquitectónicas que nos presenta este complejo edificio. Por tanto, presentar una primera aproximación a los usos y prácticas que en este espacio pudieron desarrollarse. Sin embargo, cabe destacar varios puntos a tener en cuenta y que dificultan a la hora de realizar nuestro estudio. El primero de ellos es la inconclusión de las excavaciones en este edificio, no pudiendo observar a día de hoy la planta total de la construcción en cuestión. Por otra parte, la ausencia de paralelos en el mundo Mediterráneo, así como la compleja distribución de sus estancias que en ocasiones dificulta su comprensión, pues algunas de ellas se hallan incomunicadas. 1. El edificio Por lo que podemos apreciar a día de hoy, se trata de un edificio de planta rectangular de grandes dimensiones (253 m2) (fig. 1), orientado de norte a sur y ubicado al lado de la puerta de acceso sur del poblado, delimitado por su ala occidental posiblemente por la calle de acceso de dicha puerta2. El complejo consta, hasta ahora y según la autora de las excavaciones, de ocho departamentos enumerados con letras desde la A hasta la H en orden de 1 Especial agradecimiento a los directores de la excavación: Lorenzo Abad, Feliciana Sala y Jesús Moratalla, por la cesión de las planimetrías y las memorias de excavación, pues se trata de un trabajo todavía inédito. 2 ABAD et al., 2001: 217. 886
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Análisis microespacial del templo ibérico de La Escuera (San Fulguencio, Alicante)
este a oeste, dispuestos todos ellos a distintos niveles unos de otros. Solo tres de estas habitaciones aparecen bien delimitadas (estancias C, D y E) desconociendo la extensión total de los departamentos A, B, F, G y H. Algunos de los aspectos más llamativos del complejo es el tipo de pavimentación de algunas de sus estancias, conformados por grandes losas de piedra; por otro lado, la presencia de basas de pilastras y tambores de columnas de piedra confrontadas unas con otras; el hallazgo de plataformas o podios construidos con base de piedra y arcilla, uno de ellos recubierto de ceniza; estructuras complejas de grandes dimensiones con elementos poco propios de una simple construcción doméstica. Todo ello, junto con los materiales arqueológicos (en algunos casos singulares), hace pensar a S. Nordström que la construcción responda a funciones religiosas, amén de su ubicación privilegiada dentro del poblado, al este de la puerta sur, lo que hace pensar a otros investigadores la posibilidad de estar ante un santuario de entrada intramuros3.
Fig. 1: nueva planimetría del edificio singular de La Escuera (ABAD et al., 2007)
3 MONEO, 2003: 121. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Raúl Berenguer González
A nuestro parecer, el complejo sugiere una división tripartita diferenciada entre sus departamentos, compuesto por tres “módulos”. El primero de ellos corresponde a la zona occidental, que alberga los departamentos A y B. A continuación un módulo central integrado por los departamentos C, D y E y un tercer módulo oriental conformado por los departamentos F y G. Todos ellos junto con sus hallazgos pasamos a describir. Fuera de esta división queda el departamento H, ubicado al norte del complejo e identificado como una calle o espacio abierto por S. Nordström y que permanece sin excavar. Así pues, comenzaremos a describir cada una de las estancias, al tiempo que analizamos e interpretamos sus características y materiales, centrándonos en aquellas que resulten más interesantes para nuestro estudio por falta de espacio. 1.1 Departamento A El Departamento A es la estancia que mayores trabas presenta a la hora de poder interpretarla, puesto que es el que menos se ha sometido al proceso de excavación. Tan solo contamos con la breve descripción que S. Nordström nos proporciona en lo poco que aquí actuó. Se trata de la estancia más occidental del complejo, y que integra, junto con el departamento B, el módulo occidental del edificio. La intervención consistió en la apertura de una zanja, hallando una pared de piedras unidas en seco, de 2,50 m de longitud y 0,70 m de ancho. La anchura de la estructura nos indica que puede tratarse de un muro maestro, puesto que sabemos que los muros de este tipo en el edificio de La Escuera rondan los 0,60 m de anchura4. Este dato nos puede estar indicando que la estancia A sea uno de los extremos del edificio y que probablemente este departamento ya esté marcando uno de los límites del inmueble, en concreto su límite respecto a la calle de acceso al poblado que transcurre por su lado occidental. En cuanto a los elementos arqueológicos aquí aparecidos, contamos con tan solo cinco piezas, a saber: un skyphos ático, una copa campaniense A, un mechero de lucerna campaniense y dos medallones elaborados en pasta vítrea de tonalidad verdosa. 4 ABAD, SALA y MORATALLA, 2007: 5. 888
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Análisis microespacial del templo ibérico de La Escuera (San Fulguencio, Alicante)
Como se aprecia, son pocos los elementos aparecidos en esta estancia, por lo que elaborar una interpretación aproximada a la realidad resulta prácticamente imposible. No obstante, el grupo funcional que predomina es el de mesa-presentación. Sin embargo, constatamos una ausencia total del resto de grupos funcionales, por lo que parece responder a un ambiente de ámbito doméstico, probablemente de recepción o vestíbulo, a falta de excavación de esta zona del edificio, prácticamente desconocida. No sabemos pues, si por esta fachada occidental pudiera existir algún tipo de acceso al edificio que lo comunicase con la calle mencionada, pero tampoco supondría una idea descabellada. Además, el resto de departamentos no parece que cumplan con este cometido, confirmando la ausencia de elementos que puedan relacionarse con funciones sacras y sí con un ambiente de recepción. 1.2 Departamento B El departamento B (fig. 2) es el segundo ambiente más amplio que se aprecia hoy en el edificio singular de La Escuera (35,8 m2). Adopta una planta en forma de L, orientada de norte a sur, la cual presenta posiblemente un acceso o puerta por su parte norte. Arquitectónicamente debemos destacar dos aspectos en este ambiente. Por un lado, el ensanche que se abre en la mitad sur del departamento. En las últimas excavaciones que se vienen realizando desde el año 2007 por parte de la Universidad de Alicante, su equipo investigador propone para esta estancia B, adosada al muro sur que lo separa del departamento D, el hallazgo de los restos de una posible estructura cuadrangular maciza a modo de cubo de escalera, con la función de proporcionar un acceso a una planta superior, cuya entrada se daría por dicha estancia B, seguramente desde un amplio patio5. Si tuviese que haber una planta superior, esta debería estar ubicada, probablemente, sobre el módulo central, puesto que las piedras que conforman el departamento D son las más grandes y mejor labradas de todo el complejo arquitectónico6, por lo que resulta lógico imaginar que este sector pudiese soportar una planta superior. El segundo aspecto a destacar es la zona empedrada que se halla en su zona sur. Se tiene constancia de que las zonas empedradas deben corresponder a patios o áreas a cielo abierto, del mismo modo que las estancias pavimentadas con suelos rojos muy delicados no habrían resistido 5 ABAD, SALA Y MORATALLA, 2007: 5. 6 SECO, 2010: 220. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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a los efectos de la intemperie de no haber estado cubiertos7, como ocurre en los departamentos C y D, que irían por tanto, techados, al igual que sus respectivas plataformas. Por tanto, cabe la posibilidad de que la estancia B, al menos en su zona sur, estuviese descubierta a modo de pequeño patio.
Fig. 2: materiales hallados en el departamento B (elaboración propia a partir de la planimetría cedida por Lorenzo Abad, Feliciana Sala y Jesús Moratalla)
En cuanto a los materiales arqueológicos se refiere, contamos al menos con 38 piezas, tales como platos campanienses A, platos ibéricos decorados, vasijas, tres fusayolas, un pico doble de metal a modo de azadón, un molino barquiforme y un vaso cerámico de borde dentado en el que nos centraremos posteriormente. Hay una preponderancia del grupo “otros”, 7 ESCACENA, IZQUIERDO, 2001: 131. 890
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donde encuadramos aquellos materiales con funciones de producción, en este caso el pico doble como elemento agrícola, las fusayolas como objeto de producción textil y el molino para la elaboración de panes o tortas. Todo este conjunto tan variado nos hace pensar en un uso polivalente de este departamento, no adquiriendo una función cultual propiamente dicha, donde se practicasen actos de ofrendas o sacrificios, sino de un habitáculo en el cual se almacenaran objetos de calidad como el pico doble o el vaso dentado; alimentos, seguramente almacenados en las numerosas tinajas y ánforas aquí documentadas; o espacios para la actividad productiva: de molienda, como lo corrobora la presencia del molino barquiforme; o de hilado, como así lo muestran la evidencia de fusayolas. Otra posible interpretación que no se aleja mucho de la propia funcionalidad de almacenamiento es la de almacén de los elementos u objetos rituales que se emplearían para los actos de libaciones o sacrificios, desarrollados en otras estancias del complejo, como así se ha interpretado el vaso de borde dentado. Quizá aquí también estamos viendo la sacralización de diversos actos cotidianos, como puede ser la molienda de cereales, las labores de hilado o los trabajos agrícolas a juzgar por elementos como el molino, las fusayolas o el pico doble de hierro respectivamente. Por tanto, no debe de extrañarnos su presencia en ambientes sacros. Existen documentos escritos donde se menciona la práctica ritual relacionada con algunos de estos objetos. Para el caso de las fusayolas, se tiene constancia en los textos bíblicos del trabajo de hilado en el interior de los templos como actos de culto8. Más cercanos en el espacio, tiempo y cultura son las evidencias de fusayolas en espacios sacros de algunos yacimientos ibéricos en la península ibérica, como son los casos del conjunto 4, casa 10, departamento 218 de Bastida de les Alcuses (Mojente, Valencia)9, el departamento 14a de San Miguel de Liria (Liria, Valencia)10, y en el departamento 41 de la vivienda 111. Por lo que respecta a los molinos, también se tiene constancia de su presencia en otros yacimientos de la península ibérica en contextos sagrados. Es el caso del santuario de entrada del Cerro de Las Cabezas en Valdepeñas, 8 II R. 23, 7. 9 BONET, GUERIN, 1995: 100. 10 ALMAGRO-GORBEA, MONEO, 2000: 63. 11 Ibidem: 66. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Ciudad Real, datado en el siglo III a. C.12, así como en el departamento 2 de Castellet de Bernabé13. Este hecho reiterado, aunque alejado en el tiempo y en el espacio, y siempre expuesto a crítica, aparece reflejado en las fuentes literarias del Antiguo Testamento, con prácticas de molienda en espacios sagrados14. 1.2.1 El vaso dentado Se halló en la esquina noreste del departamento B, en las proximidades del acceso que presenta en la zona norte de la estancia hacia el departamento H. En concreto se trata de una píxide de cuerpo cilíndrico globular, ligeramente curvado en su zona superior y acabado en catorce dientes a modo de sierra entre los cuales encajaría una tapadera también dentada. Aparece pintada en color siena con una primera franja decorada con línea ondulada de zarcillos en su zona superior, por debajo aparece una fila de numerosos círculos concéntricos, le sigue otra franja con motivos similares a la primera para finalizar en una última franja situada próxima a la base con líneas de zarcillos con motivos vegetales o fitomorfos. Cada uno de los catorce dientes aparece pintado con dos circunferencias con punto central. La pixide tiene una altura de 32 cm con un diámetro máximo de 28 cm. Pero lo que caracteriza al vaso dentado de La Escuera (fig. 3) es la presencia de tres bandas de pequeños agujeros perforando el total del diámetro del vaso. Resulta evidente que los agujeros están efectuados previamente a la cocción de la pieza, por lo que la función del vaso ya se conocía a la hora de su elaboración y que era parte fundamental del mismo. Ante este hecho, I. Seco intuye que lo que albergaría en su interior requería oxígeno. Lo que no le cabe duda es que tenía un alto valor religioso y que formaba de algún modo u otro, parte del culto. O bien se trataba del almacenamiento o transporte de alimentos que estaban ligados al ritual o, más probablemente, de algún tipo de animal vivo, destinado al sacrificio, animales seguramente relacionados de forma especial con el mundo religioso ibérico, como algún tipo de ave o serpiente15, pero que desconocemos por completo. En este sentido, nos llama la atención el vaso dentado hallado en la Serreta de Alcoy (Alicante) (fig. 3). Se trata de una caja de borde dentado, de forma irregular, 12 MONEO, PÉREZ, VÉLEZ, 2001:125. 13 ALMAGRO-GORBEA, MONEO, 2000: 67. 14 Jer. 7, 17-18; 44, 18-19. 15 SECO, 2012: 229. 892
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cuya principal característica reside en su tapadera, donde el pomo, en forma de figura de ave o paloma, adoptaría las funciones de asidero. Es probable pues, que el ave aquí también esté sugiriendo un animal con cierto carácter sagrado, por lo que la caja o píxide puede adoptar connotaciones similares, y por qué no, incluso transportar o contener dentro de sí un ave semejante al que aparece coronando la tapadera, con el fin de ser transportado al área de sacrificio, que como veremos más adelante, es posible que se estén realizando en otra estancia del edificio. En las fuentes literarias del Nuevo Testamento se hace mención de cómo en el templo se comerciaba con diferentes artículos, entre ellos las palomas, quizá para un uso de tipo ritual16, si bien las distancias espaciales, cronológicas, culturales y religiosas, y ante la falta de evidencias arqueológicas, hacen que no podamos relacionar estos hechos.
Fig. 3: vasos dentados de La Escuera (izq.) y la Serreta de Alcoy (dcha.) (PERICOT, 1979: 63 y 136)
1.3 Departamentos C y D Los departamentos C y D (fig. 4) forman parte de lo que hemos venido denominando módulo central del recinto, situadas al norte del mismo. Ambas son de reducidas dimensiones, lo que las hace prácticamente idénticas en tamaño (5 m2 y 4,77 m2 respectivamente). Estas estancias se comunican entre sí mediante un vano abierto en el extremo occidental del tabique que las 16 Mt. 21, 12. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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separa. Cada una cuenta con una plataforma independiente que se erige en su parte este, a las cuales se accede mediante su muro oriental que adopta forma escalonada hacia lo alto de las mismas. Estas dos estancias también tienen en común su cota de pavimento, hecho que no ocurre en ninguna otra estancia del edificio, lo que nos indica una relación entre ellas muy estrecha. Por lo que respecta a los materiales hallados en ellas, son muy reducidos en número. Del departamento C se extraen dos ánforas de producción ibérica y una tapadera con pomo plano. Importado tan solo tenemos un plato campaniense A. El resto de materiales responden a numerosos fragmentos informes de hierro, un punzón y una placa, ambas de bronce, que se asocian a la puerta que divide ambas estancias. Por otra parte, la estancia C presenta en el centro tres grandes piedras, formando un triángulo entre ellas. Dos de ellas son de carácter natural, mientras que la otra está tallada en forma de molino. Según I. Seco, es probable que nos encontremos ante un caso betílico de asociación cultual de betilos naturales y betilos tallados que no resulta nada infrecuente en los ámbitos betílicos17. Por lo que respecta a la estancia D, lo que más llama la atención es la ausencia total de materiales muebles. Por lo que concierne a los aspectos arquitectónicos, debemos remarcar de nuevo que la fábrica de mampostería que presenta en su pared sur son las de mejor talla y mayor tamaño de todo el conjunto del edificio. Es aquí donde precisamente S. Nordström advierte de la existencia de “una hornacina de piedras, con la basa de una columnita en el centro”, factor que llamó su atención desde un principio, calificándolo como posible elemento cultual y así afirmado por otros autores contemporáneos18. Según esta autora “la posición de la columna y el contexto del edificio no parecen dejar lugar a dudas: se trata de la imagen de culto, del betilo habitado por la divinidad que se adoraba en La Escuera […] lo que convierte al departamento D en lo que podría calificarse de cella o sancta sanctorum del conjunto”19. Se apoya también en el hecho de que este elemento aparezca en el habitáculo central de todo el recinto, que esté casi totalmente incomunicado del resto de estancias y que solo se pueda acceder a ella mediante el departamento C, que además se separan mediante una puerta, lo que convertiría a la estancia C en la antecella. Otro elemento con la que la autora sustenta su teoría es el hecho de que se 17 SECO, 2010: 232. 18 SECO, 2010: 146. 19 SECO, 2010: 232. 894
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encuentre introducida en una hornacina y que las piedras del muro sur que lo encierra sean las de mejor talla y mayor tamaño de todo el conjunto del edificio. Por otro lado, es cierto que en los ambientes de clara influencia fenicia y púnica del Mediterráneo central se evidencian ciertas constantes que, en este caso puede compararse, salvando las distancias, con las estancias C y D de La Escuera. Claros ejemplos los proporcionan el área central del templo de Bes en Bithia (Cerdeña), donde llama la atención la solución de divisiones internas calificadas como edículos20, al igual que ocurre en el templo de la ciudad de Kerkouane21. Estos edículos pueden responder al lugar en el cual puedieran almacenarse los objetos propios del ritual en forma de adyton, que como veremos más adelante, parece que se están llevando a cabo en los departamentos E y F, y cuyos edículos pueden contener un pequeño espacio a modo de sendas capillas laterales22. 1.4 Departamento E El departamento E (fig. 5), con una superficie de 10 m2, es el tercer habitáculo que engloba el módulo central del edificio de la Escuera. En él se hallan evidencias cuanto menos sugerentes. Las características que llaman la atención son varias. Su ubicación central ya comienza a atisbar una función de marcada presencia, máxime cuando tenemos constancia de un pavimento enlosado con grandes losas de piedra que le aporta un considerable prestigio dentro del conjunto arquitectónico. Por otro lado, posee la cota más baja de todo el recinto, por la cual se comunica con el departamento F mediante dos escalones. Esta diferencia de cotas no sabemos a qué responde exactamente, pero debe poseer connotaciones sacras, sobre todo en ambientes de clara influencia púnica, como por ejemplo en los sacella sardos, si bien es cierto que los pavimentos de éstos presentan el mismo nivel para todo el recinto23. Durante los trabajos realizados en los últimos años se constató un tipo de fábrica en este departamento que puede llegar a calificarse como inédita 20 PERRA, 1998: 66. 21 FANTAR, 1986: 174-175. 22 PRADOS, 2006: 51. 23 SECO, 2010: 230. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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en el ámbito ibérico a la hora de la construcción de los zócalos. Esta técnica consiste en la elaboración de un cimiento efectuado en mampostería al cual se le superpone un aparejo similar al estilo quadratum a modo de alzado de la pared, solución constructiva que nos recuerda a las construcciones típicamente helenísticas24.
Fig. 4: departamentos C y D, este último con la ubicación del presunto betilo (elaboración propia a partir de la planimetría cedida por Lorenzo Abad, Feliciana Sala y Jesús Moratalla)
En cuanto a las evidencias materiales, contamos con un número reducido de piezas, pero con varios elementos sugerentes. En total se hallaron siete piezas entre elementos cerámicos y de metal, siendo de número indeterminado los elementos óseos que aquí aparecieron. Se halló la boca de un ánfora, de pasta grisácea verdosa con una marca incisa de una sigla, fechada en el siglo I a. C. aparecida en el estrato superficial y por lo tanto bastante tardía para el contexto en el que nos hallamos. También una fusayola bicónica de conos desiguales y pasta negruzca, y una cuenta de collar de tonalidad azul marino. 24 ABAD, SALA, MORATALLA, 2007: 5. 896
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También existe la presencia de elementos metálicos. En material de hierro destacamos la existencia de una punta de lanza con una longitud aproximada de 18 cm, y en bronce la evidencia de una placa, tal vez de hebilla según S. Nordström. Este tipo de materiales también los tenemos documentados en otros yacimientos de la geografía valenciana y en ambientes sacros. Puntas de lanza se constatan en el conjunto 5, habitación 62 de La Bastida de Les Alcuses, entre ellos una punta de lanza y una hebilla de cinturón. En cuanto a las evidencias de restos óseos, S. Nordström especifica la presencia de dos mandíbulas de herbívoro y otros restos, sin especificar su cantidad. La existencia de este tipo de registro ya nos está aportando una información extra que nos ayudará a aproximarnos a una primera interpretación de la estancia. Pero quizá lo que más llame la atención, en primer lugar, es la aparición de un pequeño recipiente geminado. De él se conserva únicamente un pequeño vaso globular completo del cual emergen adosados los restos del vaso que llevaría asociado y que presentaría idénticas características, con una altura de 4,5 cm y un diámetro máximo de 4,5 cm, que fue interpretado desde un principio como una vasija de libación25 destinada a la contención de productos de hidromiel y vino26. Ciertamente, hablar de vasos geminados en el contexto de la península ibérica implica la asociación inmediata a ritos de libación, pues ya desde antiguo existen textos cuneiformes donde se mencionan las prácticas de libaciones de dos líquidos. En época ibérica estos vasos dobles experimentan un descenso muy marcado en cuanto a su número, teniendo constancia de ellos en contadas ocasiones. En algunos casos se pudo constatar con suficiente claridad que los hallazgos provenían de lugares de culto, atribuyéndoles pues una función ritual, como son los casos de los dos vasos geminados de La Alcudia, uno en época ibérica y otra en época romana, o también provenientes de necrópolis, como los tres ejemplares de El Cigarralejo. Otro de los elementos sugerentes es lo que S. Nordström denomina “pila de piedra porosa”27. Esta piedra aparece cubierta de cenizas y restos orgánicos. Ello, junto con la aparición en las proximidades del vaso geminado, el cual parece indicar que está destinado al rito de libaciones, nos aporta la idea 25 NORDSTRÖM, 1967: 32. 26 Ibidem: 54. 27 Ibidem: 32. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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de que aquí se estuviesen practicando actos rituales. Por todo el habitáculo aparecen diversos restos de fauna de pequeño tamaño. Lo que S. Nordström documentó en su excavación fueron pequeños amontonamientos de cenizas con la presencia de malacofauna, evidenciando actos rituales de pequeña envergadura, centrándose en libaciones y pequeñas cremaciones de elementos orgánicos, empleando quizás la pila de piedra porosa a modo de pequeño altar. Ante estas evidencias, pensamos que en este ambiente se pudieron estar practicando ofrendas rituales de elementos orgánicos, tales como flores, incienso, perfumes, alimentos, libaciones, etc. Las ofrendas de alimentos estarían aquí representadas tanto por la presencia de caracoles como también por los pequeños elementos de fauna mientras que las ofrendas de libaciones vendrían representadas por la presencia del vaso geminado.
Fig. 5: objetos hallados en el departamento E (Elaboración propia a partir de la planimetría cedida por Lorenzo Abad, Feliciana Sala y Jesús Moratalla) 898
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Por otra parte, durante la campaña de excavación de 2008 efectuada por la Universidad de Alicante, se hallaron lo que parecen ser los restos de un rito de carácter fundacional, consistente en la ofrenda de un ovicáprido joven depositado en el interior de un hoyo practicado en el estrato natural ante el muro norte de la estancia. Este hallazgo corresponde a un conjunto de restos óseos pertenecientes a un individuo de oveja o cabra entre los que se ha podido constatar la presencia de marcas de fuego, evidencia que ha de ponerse en relación con el ritual de deposición.28 No es de extrañar que el animal sacrificado responda a una edad temprana que no alcance la madurez adulta, pues en estas ceremonias fundacionales, por lo que se conoce, no se sacrifican animales de edad adulta, lo que supone connotaciones iniciáticas y de buenos augurios29. Ejemplos de esta práctica se hallan en yacimientos como Illa d’en Reixac (Alt Empordà, Gerona), Alorda Park (Calafell, Tarragona) o Moleta del Remei (Alcanar, Tarragona). 1.5 Departamento F Como ya se ha venido comentando a lo largo de este trabajo, el departamento F se emplaza junto con el departamento G en lo que denominamos módulo III, que ocupa el lugar más oriental de la estructura del edificio. Adopta una planta en L rodeando al módulo central. El departamento F (fig. 6) es la estancia más compleja que alberga el edificio y la de mayores dimensiones (47,7 m2). Posee unas singularidades arquitectónicas muy llamativas, como por ejemplo la relación de tres pilastras respecto a tres basas de columnas que se proyectan en torno a los muros oriental y occidental respectivamente. También se constata la presencia de una tercera plataforma que nos recuerda mucho a la tipología de los altares fenicio-púnicos que aparecen en Bithia30 y Kerkouane31. Al mismo tiempo se hallaron fragmentos de losas de piedras que podrían estar conformando parte del pavimento de esta estancia. Son precisamente estos elementos los que nos permiten teorizar la singularidad del espacio abierto que presenta el edificio, quizá a modo de patio porticado. La estancia se encuentra abierta por su zona norte, dejando pues un acceso hacia la hipotética calle o plaza que conformaría el departamento H. 28 CABRERA, 2010: 165. 29 ABAD, SALA, MORATALLA, 2008: 11. De nuevo agradecer a los directores de excavación su generosidad al ofrecernos su memoria inédita, en este caso también a Miguel Benito, por el informe arqueozoológico incluido en la misma. 30 SECO, 2010: 223. 31 FANTAR, 1986: 174-175. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Significativo también resulta el hallazgo de lo que parecen ser dos escalones labrados en piedra que se hallan al noroeste de la plataforma, la cual se erige en la zona sur del departamento y su función probable sería la de dotar de acceso a dicha plataforma, salvando el desnivel que surge entre esta y el pavimento de la estancia. Un ejemplo de este tipo de solución lo encontramos en el complejo sagrado del yacimiento del Cerro de Las Cabezas, en el municipio de Valdepeñas (Ciudad Real), en cuya habitación principal se levanta una plataforma de piedra a la cual se accede por su ángulo suroeste mediante un bloque de piedra cuadrangular que pudiera corresponder a una escalera que facilitase el acceso a lo alto de la misma32. Resulta curioso cómo tanto sobre la plataforma que se erige al sur del departamento F como en sus alrededores, aparece un estrato en torno a 5 cm de espesor compuesto de cenizas, siendo un nivel muy rico en materiales cerámicos, como expresa la propia arqueóloga: “detrás de la plataforma había, literalmente, más tiestos que tierra”33. Aquí se hallan platos de tipo campaniense A, platos ibéricos pintados, una vasija caliciforme pintada, cuatro tinajas de grandes dimensiones decoradas, una olla grande, varios fragmentos de vasijas ibéricas, una vasija de barniz rojo, un tejuelo romboidal, una fusayola, un lekythos, varias vasijas de pequeño tamaño decoradas con motivos geométricos, un tonelete, un skyphos ático y una gran cantidad de fragmentos de cerámica de barniz negro. Entre ellos aparece una cantidad considerable de restos de fauna correspondientes a pequeños animales. Por el resto del departamento contamos, entre otros, con la presencia de dos fusayolas, tres fragmentos de cerámica ática de figuras rojas correspondientes a una kratera, tres copas ibéricas y una jarrita decorada. En material de bronce se documentó un pequeño ponderal. Sin embargo, y a pesar de la gran cantidad de elementos que encontramos tras la plataforma, las piezas que más información nos aportan aparecen entre el pasillo que conforma la plataforma y el muro oriental compuesto de pilastras. Es en esta ubicación donde S. Nordström halló la famosa jarrita de asa trenzada con decoración vegetal, una pequeña ánfora de reducidas dimensiones, un ungüentario y un lekythos, además de un total de catorce platitos colocados en fila a lo largo de la pared oriental, en perfecto estado de conservación y variables todos entre sí tanto en morfología como en pasta. 32 MONEO, PÉREZ , VÉLEZ, 2001: 125. 33 NORDSTRÖM, 1967: 36. 900
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La gran cantidad de platos y copas pueden sugerir posiblemente la práctica de banquetes rituales o symposia34, cuyos alimentos estarían almacenados en las diversas vasijas, tinajas, kraterai, así como en la pequeña ánfora y el tonelete.
Fig. 6: conjunto de piezas aparecidas en el departamento F (elaboración propia a partir de la planimetría cedida por Lorenzo Abad, Feliciana Sala y Jesús Moratalla)
Existe un conjunto de piezas como el ungüentario, tres fusayolas, un tejuelo, y un ponderal de bronce, que junto con los numerosos fragmentos óseos de fauna, cabría la posibilidad de que pertenecieran a utensilios empleados para los ritos, como el ungüentario para los contenidos de aceites, 34 BANDERA et al. 1995: 321. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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perfumes u otras esencias, las fusayolas para las ofrendas de tejidos, el ponderal para posibles transacciones comerciales, o los huesos de animales que podrían pertenecer a sacrificios animales. El registro que encontramos en un departamento y otro muestran ciertas diferencias. En el departamento E se intuye la práctica de ofrendas rituales de elementos orgánicos (flores, incienso, perfumes, alimentos, libaciones, etc.) aunque no podemos afirmarlo puesto que sus restos dejan muy poco o ningún rastro en el registro arqueológico. Aquí los alimentos ofrendados vendrían representados por la presencia de caracoles, y las libaciones estarían asociadas al vaso geminado. Sin embargo, las evidencias que muestra la zona sacrificial del departamento F son única y exclusivamente restos óseos de pequeños animales, según aportan los análisis efectuados en su tiempo. Si a ello añadimos que en el ambiente del departamento E lo que aparecen son pequeños amontonamientos de cenizas, mientras que en el de departamento F la ceniza se expande por buena parte de la zona sur del departamento. Este hecho nos hace plantearnos la hipótesis de que en el departamento E se estuvieran realizando actos rituales de menor envergadura (libaciones y pequeñas cremaciones de elementos orgánicos) a diferencia del del departamento F, en el cual se estarían llevando a cabo ritos de sacrificio, quizá cruentos, de animales. Estos hipotéticos hechos podría ponerlos en relación con los santuarios fenicio-púnicos sardos en los cuales se documentan, de modo constante, una separación espacial entra las zonas de sacrificio de carácter cruento de las de carácter incruento35. No deberíamos de pasar por alto, sin embargo, los elementos arquitectónicos que diferencian a ambos departamentos. Aparecen comunicados directamente entre sí mediante una puerta con dos peldaños, a distinto nivel. Mientras que el departamento E está cubierto, el departamento F está, en parte, al aire libre, posiblemente por medio de un pórtico, por lo que se podría estar alternando el lugar de culto en función del momento o la época del año36. 1.6 Departamento G El departamento G es el área situada más al este de todo el recinto excavado. Es una estancia de reducidas dimensiones en la cual, como elementos arqueológicos, aparecieron los restos de un pequeño plato ibérico fragmentado de pasta rojiza y con elementos de carbón en su interior. Además 35 BARRECA, 1988: 106-112. 36 SECO, 2010: 233. 902
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se descubrieron dos oenochoes prácticamente iguales, de boca trilobulada con gran asa y espatulado vertical y carente de decoración. “Al final del estrato II se encontró el suelo, hasta una tercera parte de su superficie, cubierto de plomo fundido”37. Este factor que comenta la autora de las excavaciones supone el rasgo más significativo de esta estancia y que inevitablemente ha llevado a algunos investigadores a interpretarla como una posible área dedicada al trabajo metalúrgico cumpliendo las funciones de taller38. No debe sorprendernos la aparición de estos talleres en el interior de un complejo donde se están llevando a cabo funciones sacras, ya que se tiene conocimiento de este tipo de actividades productivas en otros santuarios ibéricos de corte no clásico en el territorio de la península ibérica, como por ejemplo en los casos de El Cigarralejo, Cancho Roano y en La Bastida de Les Alcuses, o fuera de nuestro territorio, el templo de Kerkouane al norte de África. Sin embargo, en las últimas campañas de excavaciones, se ha detectado que el muro de pilastras que separan las estancias F y G posee tan solo un paramento al oeste, con disposición a diferente altura de tal modo que conformaría una especie de podio con dos gradas, interrumpiéndose al norte de la estancia y comunicándola con la estancia F mediante un vano39. Bien podría tratarse de la plataforma mencionada por Abad y Sala, pues los oenochoes y el platito con restos de carbón pueden sugerir algún tipo de rito mediante libaciones, situando este espacio frente al departamento E, que parece la estancia con mayor carga religiosa. También cabría la posibilidad de que este podio con dos gradas pudiese tratarse o, más bien, responder a funciones similares propias de un banco corrido, donde se estuviesen depositando objetos de culto y dones votivos, como se han podido documentar en el ámbito de las cellae de diversos santuarios orientales de Mesopotamia, Anatolia, el área Sirio-Palestina, Egeo y Chipre, donde no solo los bancos son empleados para el asiento de los allí presentes, sino también, como se ha comentado, para el depósito de ofrendas. Recordemos que es en esta área oriental del departamento F donde se ubican las catorce pateritas in situ que ya interpretamos como posibles funciones de ofrendas. 37 NORDSTRÖM, 1967: 37. 38 SECO, 2010: 234. 39 ABAD, SALA, MORATALLA, 2008: 9. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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2. Conclusiones Como se ha venido comentando a lo largo de este trabajo, las características arquitectónicas que presenta este edificio dejan fuera de toda duda que estamos ante una construcción de carácter monumental, por lo que tuvo que tener una marcada importancia dentro del entramado urbano. Además, el hecho de que el edificio se encuentre enmarcado en su puerta sur, está sugiriendo una situación privilegiada dentro del urbanismo del poblado. La posible caja de escalera que parece intuirse en la zona suroriental del departamento B, junto con la gran estructura que presenta el módulo II, puede estar indicando la presencia de una planta superior. Por otro lado, la importancia de la técnica empleada para la construcción del edificio, elaborado en mampostería casi quadratum, recuerda a las típicas construcciones helenísticas. A estas claras evidencias que ensalzan al complejo como edificio monumental, cabe añadir otros elementos, tanto arquitectónicos como materiales, que hacen plantearnos un posible uso cultual en algunas de las estancias de dicha construcción. Acertada es la apreciación que sugiere el equipo de excavación de la Universidad de Alicante en la que exponen que el departamento F, con sus pilastras y tambores de columnas, junto con un exquisito repertorio cerámico, “mantendría la monumentalidad del espacio en su ala más oriental, mientras la occidental ofrecería un aspecto menos esmerado, tal vez porque su función estuvo más cerca de los hábitos productivos que de los usos estrictamente cultuales”40. Las plataformas que aquí encontramos permiten sobreelevar este espacio respecto del suelo o pavimento de las estancias donde se hallan. Estos elementos, en muchas ocasiones, han sido interpretadas como altares41 documentándose en ambientes sacros en Oriente desde el III milenio a. C. Ya el hecho de que se esté elevando una parte concreta de la estancia sugiere una connotación sagrada, con el fin de diferenciar y aislar el nivel terrenal del área sagrada. Otro de los factores determinantes que nos lleva a especular hacia la práctica de rituales sagrados son los registros sedimentarios y materiales. Recordemos 40 ABAD, SALA, MORATALLA, 2008: 12. 41 MARGUERON, 1991: 327. 904
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las evidencias de abundantes cenizas sobre la plataforma documentada en el departamento F y, en torno a la misma, numerosa presencia de huesos que corresponden a pequeños animales, lo que nos aproxima a posibles ritos de sacrificios cruentos u holocaustos. Con todo, también aparecen en este mismo departamento elementos muebles cerámicos colocados in situ, como pequeñas páteras, jarritas, un ungüentario, una anforita, pequeños vasos y recipientes caliciformes decorados con motivos geométricos y de pequeño tamaño que hacen pensar en actos rituales correspondientes a libaciones u ofrendas de diversa índole como ungüentos, perfumes, inciensos etc. En contraste, otras piezas de mayor envergadura, como son la presencia de tinajas o vajilla de mesa, pueden responder a celebraciones rituales de symposia. Como ya se ha expuesto, y a modo de comparación, son numerosos los santuarios orientales “semitas”, aunque no todos, los que cuentan frente a su plataforma con una mesa de ofrendas, generalmente de piedra, donde se realizaría la deposición de ofrendas que pueden ser libaciones, alimentos, las primicias de las cosechas, panes, etc.42. Lo que nos da la impresión en el caso de La Escuera es que aquí simplemente se están llevando a cabo actos rituales y de ofrendas por parte de un reducido grupo de personas, que bien pueden ser sacerdotes o bien pueden ser miembros de la élite ibérica que controlase los poderes y los excedentes de la población, donde se reunirían y llevarían a cabo estos actos sacros. Por tanto, podría defenderse aquí la práctica de rituales de ámbito doméstico-dinástico, puesto que la planta del edificio de La Escuera también responde a sus características, presentando como ya se ha comentado, una planta rectangular, compleja, articulado en varias áreas, con un patio donde en el fondo se halla la plataforma a modo de sancta santorum y donde constatamos la práctica de rituales de sacrificio. También aparecen zonas enlosadas, lo que puede estar sugiriendo espacios al aire libre y otros compartimentos cubiertos. Estos palacios de tradición sacra orientalizante evidencian una distribución cuatripartita de sus departamentos, integrada por una zona de vivienda y 42 YON y RAPTOU, 1991: 173. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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almacenes y otra pública, además de santuarios dedicados a las divinidades dinásticas, protectoras del dinasta, de su familia y de toda la sociedad donde se celebrarían las ceremonias religiosas43. Bibliografía ABAD, Lorenzo; SALA, Feliciana; GRAU, Ignacio; MORATALLA, Jesús; PASTOR, Alicia y TENDERO, Merceces, El Poblamiento ibérico en el Bajo Segura: El Oral (II) y La Escuera, Madrid, Bibliotheca Archaeologica Hispana 12, Real Academia de la Historia, 2001. ABAD, Lorenzo; SALA, Feliciana y MORATALLA, Jesús, Excavaciones en el yacimiento ibérico de La Escuera (San Fulgencio, Alicante), Alicante, Memoria inédita de excavación depositada en la Consellería de Cultura, 2007. ABAD, Lorenzo; SALA, Feliciana y MORATALLA, Jesús, Excavaciones en el yacimiento ibérico de La Escuera (San Fulgencio, Alicante), Alicante, Memoria inédita de excavación depositada en la Consellería de Cultura, 2008. ALMAGRO-GORBEA, Martín y MONEO, Teresa, Santuarios urbanos en el mundo ibérico, Madrid, Real Academia de la Historia, 2000. BANDERA, María Luisa de la; CHAVES, Francisca; FERRER, Eduardo y BERNÁLDEZ, Eloísa, “El yacimiento tartésico de Montemolín” en Tartessos 25 años después (1968-1993), Jerez de la Frontera, Actas del Congreso Conmemorativo del V Symposium Internacional de Prehistoria Peninsular, Ayuntamiento de Jerez de la Frontera, Cádiz; 315-332. BARRECA, Ferruccio, La civiltà fenicio-punica in sardegna, Sassari, Carlo Delfino Editore, 1988. BONET, Helena y GUÉRIN, Pierre, “Propuestas metodológicas para la definición de la vivienda ibérica en el área valenciana”, en BAZZANA, André y DELAIGUE, Marie-Christine (coords.), Actes du Table Ronde “Ethno-Archégie méditerranéenne: finalités, démarches et résultats, Madrid, Casa de Velázquez, 1995; 85-194. CABRERA, Ana, El ritual del sacrificio de animales en la cultura ibérica: una perspectiva arqueológica, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2010. 43 MONEO, 2003: 272. 906
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LOS DOS MUNDOS DE HELENA: REFLEXIONES SOBRE LOS LUGARES DEL CULTO A HELENA EN ESPARTA Helen’s Two Worlds: Reflections About Helen’s Cult Places in Sparta María del Mar Rodríguez Alcocer Universidad Complutense [email protected] Resumen: En Esparta tenemos documentados tres lugares donde se llevaban a cabo rituales en honor de Helena, la heroína homérica, pero considerada una diosa en la polis lacedemonia. Los cultos en torno a Helena son ritos de paso femeninos en uno de los santuarios, situado en Platanistas, y en el dromos mientras que en el Menelaion se rendía culto a Helena y Menelao como matrimonio divino. Nuestra intención es observar la importancia de los espacios de culto como símbolos geográficos de la transición a la vida adulta y de la vida de las mujeres espartanas. Palabras clave: Helena, Platanistas, iniciación, mujeres, dromos. Abstract: In Sparta, we have three places dedicated to celebrate rituals in Helen’s honour, but, in Lacedemonia, Helen is considered a goddess, not a heroin. The cults of Helen are initiation rites in one of the sanctuaries, placed in Platanistas, and the dromos, while the Menelaion is the temple of Helen and Menelaos as a divine couple. We try to show the importance of the places of cult as symbols of the transition to the adulthood and of the hole life of the Spartan women. Keywords: Helen, Platanistas, initiation, women, dromos.
La existencia de un culto a Helena en Esparta es de sobra conocida, no obstante, se asocia generalmente su culto al Menelaion, santuario que comparte con su esposo Menelao. Menos conocido es, sin embargo, el santuario de Helena situado en Platanistas1. También hay otro tercer lugar de culto dedicado a esta divinidad, un dromos, localizado junto al Eurotas, que no sabemos si se utilizaba con fines exclusivamente religiosos o también seculares. 1 Paus., 3, 15, 3. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Nuestra intención es plantear una hipótesis de conjunto sobre estos tres espacios de culto asociados a Helena como divinidad. Creemos que los tres lugares, el Menelaion, el santuario de Platanistas y el dromos, están situados geográficamente con un fin ritual claro y asociados a los ritos de paso de la adolescencia femenina. Primeramente, hay que decir que Helena en Esparta no es aquella que dejó a su esposo por otro hombre, sino el prototipo de mujer espartiata2. Pero no sólo simboliza la figura de la espartana ideal, sino que representa la vida de las espartanas conjugando en su propia persona todas las características que adquieren las muchachas a lo largo de su vida y protegiéndolas continuamente, admitiendo algunas características propias de otros dioses como Ártemis o Afrodita. En definitiva, Helena es la que está en todos los momentos de la vida de las espartanas ayudándolas a superar los pasos de la iniciación porque ella misma fue iniciada en el mito. La imagen más conocida de Helena es la de la épica homérica aunque fueron Estesícoro3 y Eurípides4 los que salvaron a Helena de caer en desgracia con una versión del mito que trasladaba a la heroína hasta Egipto, mientras que un fantasma permanecía en Troya. Después, ella volvía con Menelao a Esparta donde se celebraban los Heleneia o Helenephoriai para festejar su regreso. Estesícoro, según West, viajó a Esparta donde le contaron esta versión del mito5 que pretende romper la visión homérica. No obstante, tampoco significa que la figura de la Helena homérica no sea propiamente espartana, al fin y al cabo, un tópico muy común sobre las mujeres espartanas es su fortaleza y su belleza que destaca por encima de la de cualquier mujer griega, como se observa en Aristófanes cuando Lisístrata saluda a Lampitó: ¡Querida espartana, Lampitó, hola! ¡Qué a la vista está tu belleza, encanto! ¡Qué buen color tienes y qué cuerpo despampanante! Hasta podrías estrangular un toro!6
2 BRELICH, 1969: 163. 3 Estesícoro en su palinodia (fr. 11D) donde se retracta de haber dicho en un poema anterior que Helena había sido la causante de la guerra de Troya. La existencia del poema anterior la conocemos por Isócrates (Hel., 64) y Platón (Fedr., 243a; Rep., 586c). Platón (Fedr., 243a) dice que a Estesícoro le cegó Helena por criticarla. 4 Eurípides en su tragedia Helena. 5 WEST, 1969: 142. 6 Arist., Lys., 77-80. 910
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Skutsch interpreta la figura de Helena como un personaje mítico de gran antigüedad que se remonta a la tradición indoeuropea porque hay una presencia femenina similar en el Veda indio llamada Sarana7. Esta interesante hipótesis interpreta la guerra de Troya como una creación posterior que utiliza el mito indoeuropeo previo para enlazar una tradición nueva con otra más antigua. Según Skutsch, el verdadero rapto sería el de Teseo y se proyectaría en la figura de Paris para construir la historia épica8, aunque Webster da un origen ugarítico al inicio de la guerra de Troya relacionándolo con un poema llamado Keret donde la esposa abandona a su marido9. No obstante, la vertiente que identifica a Helena con una diosa indoeuropea no es la única. L. L. Clader dice que Helena es una divinidad local peloponesia, una variante de la antigua diosa mediterránea de la fertilidad. La separación entre las distintas variantes de la diosa de la fertilidad habría ocurrido pronto y por eso la diversidad de mitos en relación con Helena10. Por tanto, Helena es una diosa en origen y evoluciona hacia un culto heroico, salvo en Esparta, donde permanece como una divinidad de gran antigüedad. Las hipótesis que planteaban estos autores son difíciles de demostrar pero, desde luego, la antigüedad del culto parece probada en características especiales del mismo, sobre todo las relacionadas con la iniciación, como veremos. Por otro lado, también es importante conocer el sentido del culto a Helena en Esparta y qué funciones tiene para la sociedad donde se le rinde culto. Helena tiene muchas similitudes con Ártemis como diosa de las adolescentes. Es la que marca las transiciones de la vida. Es importante el hecho de que Teseo rapta a Helena mientras danzaba en el santuario de Ártemis Ortia11 porque es justo el momento en el que las muchachas entran en la edad pre-púber, cuando acaban de tener su primera menstruación12. Es el instante en que las jóvenes se inician y, en el caso de Helena, el comienzo de la transición a la vida adulta supone además un momento dramático 7 El autor interpreta filológicamente el nombre creando una vinculación entre Helena y Sarana. SKUTSCH, 1987: 189. 8 Ibid. 191. 9 WEBSTER, 1958: 86. 10 CLADER, 1976. 79. 11 Plut., Thes., 31, 2. 12 CEPEDA RUIZ, 2004: 149-150. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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porque Teseo la rapta pero Plutarco insiste en que Helena no estaba en edad de casarse y Teseo tenía alrededor de 50 años13. Además, la relación con Ártemis va más allá del mito porque los elementos que ha aportado la arqueología en el Menelaion presentan características muy similares a algunos objetos existentes en el santuario de Ártemis Ortia, como las figurillas a caballo y de jinetes, algunos incluso femeninos14. Incluso las cestas en las Heleneforias serían un objeto de culto relacionado con Ártemis15 y ambos santuarios están suficientemente cerca como para ser visitados en un mismo día, como apunta Sarah Pomeroy16. Es evidente que existe una conexión entre Ártemis y Helena, pero es difícil de interpretar porque el único momento en que aparecen relacionadas ambas diosas es durante el rapto de Teseo. Es lógico que no aparezca en el mito de Helena una descripción de los demás momentos de la iniciación espartana, precisamente porque Helena está lejos de Esparta en esos momentos y no puede iniciarse. Son las Leucípides, según Calame17, las que sustituyen a Helena en la iniciación, lo que relacionaría a ambas divinidades. Las Leucípides son las esposas de los Dióscuros y les une un parentesco político con Helena, lo que explica la continuidad de los ritos de paso también en el registro mitológico. Asimismo, Helena adopta características de Afrodita, una diosa que representa la erótica, la belleza y el sexo. Heródoto18 dice que llevaron a una niña fea ante Helena en Terapne y ella la embelleció. La versión de Pausanias dice que la esposa de Aristón había sido una niña muy desagraciada, pero la habían llevado ante Helena y esta la había convertido en la mujer más bella de Esparta19. Este “milagro” tiene lugar en el Menelaion de Terapne, pero se considera a Helena como una diosa (de hecho, también Menelao es un dios según Isócrates20) y no como una heroína porque no es solo la protectora de Esparta sino que responde a las peticiones de los que acuden al santuario. La noticia de la ceguera del poeta Estesícoro21, que habría sido castigado por la propia Helena cuando escribió un poema criticándola, es 13 Plut., Thes., 31,1. No obstante, hay otras fuentes que dicen que tuvo con Teseo a Ifigenia, como Pausanias (2, 22, 7) que cita la noticia de Euforión de Calcis, Alejandro de Pleurón y Estesícoro de Hímera. 14 THOMPSON, 1908-1909: 124. 15 CLADER, 1976: 75. 16 POMEROY, 2002: 115. 17 CALAME, 1977, vol. 1: 334. 18 Her., 6, 61. 19 Paus., 3, 7, 7. 20 Iso., Hel., 63. 21 Plat., Fed., 243a. 912
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otra prueba de que se la consideraba una diosa, de hecho, dice José Alsina que esta noticia buscaba fomentar la divinidad de Helena mostrándola como una diosa fuerte22. Es decir, Helena adopta las características de Afrodita antes de casarse por la atracción que sienten todos los hombres hacia ella y por su belleza, hasta el punto de que es necesario un pacto para evitar enfrentamientos entre sus pretendientes. Esta semejanza a la diosa del amor se muestra también a lo largo de su vida de casada. En el rapto de Teseo23 ya es una muchacha de un atractivo físico muy destacable a pesar de que aún es una niña. Después, en el juramento de los pretendientes24, se demuestra la importancia de su belleza así como en el rapto de Paris que causa el inicio de la guerra de Troya. Según Eurípides25 y Aristófanes26, Helena le muestra su pecho a Menelao para evitar que este la asesine. Su propia belleza la salva de la muerte pero también causa una guerra. En este sentido, ya hemos visto cómo Skutsch piensa que la construcción del mito de Troya es posterior a la propia diosa. Sea cierta o no la hipótesis de este autor, la relación entre Afrodita y Helena existe y es visible en el componente sexual de Helena, presente en la iniciación de las muchachas. La tradición mitológica solo acentúa esa relación entre ambas diosas haciendo de Helena el instrumento de Afrodita para sus propios intereses. Helena en Esparta no es, sin embargo, ese instrumento utilizado por la diosa sino una divinidad con características propias que justifican la iniciación femenina. De hecho, Afrodita en Esparta no es tanto la diosa del amor como una divinidad de la guerra y del matrimonio. Como diosa del matrimonio se la relaciona con Hera y también tiene el componente sexual propio de Afrodita, pero desde el punto de vista matrimonial27, aunque es posible que también esté vinculada a la realeza como Afrodita Basilis, nombre que tiene la misma diosa en Tarento y en una serie de ostraka hallados en el santuario de Afrodita Hera que indican un posible cambio de nombre28. Como diosa guerrera aparece con los epítetos Hoplismene29, Areia30, y Amiclea31. 22 ALSINA CLOTA, 1957: 170. 23 Plut, Thes., 31, 1. 24 Stes, fr. 28B. 25 Eur., Andr., 628. 26 Arist., Lys., 155. 27 Paus., 3, 13, 9. 28 PIRENNE-DELFORGE y BONNET, 1999: 266. 29 Paus., 3, 15, 10. 30 Paus., 3, 17, 5. 31 Paus., 3, 18, 8. Para los cultos de Afrodita: VALDÉS GUÍA, 2005: 44-58; LEMBERG, Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Habiendo visto todas estas características, debemos considerar entonces a Helena como una diosa propia de Esparta cuya vida mitológica transcurre de una forma muy similar a lo que debió ser la vida de las espartanas, sobre todo de época clásica, que es el momento más conocido. En este sentido, podemos interpretar la vida de Helena, y también de las Leucípides, como una construcción legitimadora del orden establecido y de lo que debe ser una espartana. Ahora bien, también tenemos que interpretar, conforme a esta tradición mitológica, los lugares dedicados al culto a Helena. Como ya dijimos al principio, existen tres lugares donde se practicaba su culto: el santuario de Helena en Platanistas, el dromos y el Menelaion, donde se la rendía culto como esposa de Menelao. El santuario de Helena lo sitúa Pausanias en Platanistas, un lugar localizado al suroeste del teatro y dentro de la muralla construida en el siglo IV a.C.32. Precisamente en ese lugar Pausanias localiza un espacio donde los efebos luchaba33, aunque la arqueología no lo puede corroborar porque en esa zona no se ha excavado. El escoliasta de Teócrito sitúa allí el santuario de Helena34 y Pausanias35 también lo asocia con la tumba de Cinisca, primera mujer vencedora en la carrera de carros de los Juegos Olímpicos (396 y 392 a.C.)36. Es muy probable que el heroon de Cinisca esté relacionado con el culto a Helena aunque solo tenemos dos elementos que ligan ambos lugares: el testimonio de Pausanias sobre la localización de la tumba y una inscripción encontrada en Esparta, dedicada a Helena por Cinisca: [— — —] Κυνίσκα [— ℎελέ]ναι {[Ἀθά?]ναι}37.
Obviamente, no podemos asegurar que esta inscripción la ofreciera la misma Cinisca que venció en Olimpia, pero si la relacionamos con el dato que ofrece Pausanias podemos concluir algunas cuestiones. Probablemente, la construcción de la tumba de Cinisca en ese preciso lugar no fue casual. Sabemos que el culto a Helena en Platanistas incluía actividades deportivas, 1995: 111; PIRONTI, 2007. 32 ARRIGONI, 1985: 74. 33 Paus., 3, 14, 8. 34 Schol., Theo., Idill., 18, 22-25, 39-40. 35 Paus., 3, 15, 1. 36 IG V.1, 1564a. 37 IG V 1.235. 914
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especialmente una carrera ritual citada por el propio Teócrito38 de la que hablaremos unas líneas más abajo39. Podemos aventurar que la actividad deportiva que practicó Cinisca estuvo estrechamente relacionada con el culto a Helena (sobre todo por la localización de su heroon). Además, en el Menelaion de Terapne aparecieron figurillas arcaicas de terracota que representan jinetes a caballo, algunos de los cuales son mujeres40. Estas mismas figurillas se encontraron en el santuario de Ártemis Ortia41. Arrigoni explica la similitud de ambas ofrendas interpretando a Helena como una diosa (no heroína) kourotrophos, similar a Ártemis Ortia, a la que las jóvenes vencedoras en la carrera dedicaban estatuillas de bronce, mármol o terracota42. En este contexto, la relación de Cinisca como criadora de caballos con el culto a Helena parece muy probable. Podemos llegar a pensar que Cinisca no solo criaba caballos ya que sabemos que las espartanas se formaban físicamente en otros aspectos y el culto a Helena tenía como principal exponente la carrera femenina, competición que honraba a Helena, según Arrigoni, en su papel de esposa de Menelao, es decir, como mujer casada, no como niña43, aunque nosotros creemos que la carrera está ligada a la iniciación prematrimonial. Kyle incluso dice que es posible que compitiera en las Jacintias44, interpretando el texto de Ateneo de Naucratis45 como la descripción de una competición atlética de carros de carreras, al igual que hace Arrigoni46. Esta autora, además, cita dos inscripciones del siglo II d. C. que mencionan a dos sacerdotisas con títulos relacionados con la organización de los juegos en las Jacintias47. Es posible que Cinisca participara en este tipo de rito, al igual que seguramente formara parte de los coros como cualquier muchacha espartana de su época, pero no podemos asegurarlo porque las fuentes no lo dicen. Las Jacintias eran de las festividades más importantes del calendario litúrgico espartano. Sobre todo, es importante para la iniciación masculina pero también para la femenina. Es una festividad donde participa toda la 38 Theo., Idill., 18, 22-25, 38-48. 39 Importantísima esta cuestión para nuestro tema de trabajo precisamente por la localización del dromos donde tenía lugar el culto. 40 THOMPSON, 1908-1909: 124, fig. 3. 41 DAWKINS, 1929: 150-151. 42 ARRIGONI, 1985: 93. 43 ARRIGONI, 1985: 72. 44 KYLE, 2003: 190. 45 Ath., 4.139f. 46 ARRIGONI, 1985: 94. 47 I G V/2 Nº 586 (SEG 11, 813) y 587. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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comunidad, incluso los hilotas que acompañan a sus señores en la fiesta. Según Polícrates, citado por Ateneo48, las Jacintias duraban tres días y se dividían en dos partes, una primera, de carácter ctónico, donde se hacía un sacrificio a Jacinto49 y otra segunda parte donde el carácter del rito cambiaba para rendir culto a Apolo. Es esta segunda parte del rito la que nos interesa especialmente porque tenían lugar en ella varios espectáculos donde participaban jóvenes de ambos sexos, como recuerda Jenofonte50. Este autor nos lleva directamente a pensar en las Jacintias como rituales de carácter iniciático51, tanto masculinos como femeninos, de ahí que el héroe protagonista muera y resucite52, no solo por el carácter natural de Jacinto sino también por el significado de la iniciación como muerte de la vida infantil para resucitar en la vida adulta y comunitaria53. La figura de Jacinto es análoga a Helena porque es el héroe espartano que pasa por los ritos propios de Esparta: la educación, la muerte ritual y la resurrección a la vida adulta. Sin embargo, el rito de las Jacintias no es exclusivamente masculino porque también hay una participación femenina que es la que más nos interesa en este momento, sobre todo por analogía con el culto a Helena y por la presencia de caballos. Petterson considera que, para las muchachas, las Jacintias también son un rito de paso. En el caso de la mujer, su presencia supone una transición desde la adolescencia a la etapa matrimonial y el parto, que es el culmen de la vida infantil. Además, también lo explica como un paralelismo con el rito masculino de paso de una vida joven a la vida adulta, pero los dos según diferentes roles; en el caso de la mujer el nuevo rol sería el de esposa y madre y en el de los hombres el de guerrero54. La prueba de que el rito femenino es de transición está en el altar del Amyklaion donde aparece una escena con la tríada Demeter-Koré-Hades. Es una referencia directa al 48 Ath., 4. 139d-f. 49 Sobre el carácter del héroe Jacinto existe una discusión historiográfica. Hay autores que lo consideran como una divinidad de la naturaleza, como MELLINK, 1943: 94, NILSSON, 1995: 197 o DIETRICH, 1975: 141. Fougères, sin embargo, prima su carácter ctónico (FOUGÈRES, 1969: 305). 50 Xen., Hel., 4,5,11. 51 JEANMAIRE: 1939, 527; BRELICH, 1969: 139-154. 52 CALAME, 1977, vol.1: 317-318. 53 PETTERSON, 1992: 25-26; DIETRICH, 1975: 134-135. 54 Es más, el mito dice que murió porque le dio un disco en la cabeza mientras practicaba este ejercicio con Apolo (Apd., Bibl., 1, 3, 3; Ovid., Met., 10. 162; Serv., Egl., 3. 63). Además, su tumba estaba en el santuario de Apolo Amicleo cuya escultura estaba armada (Paus., 3, 19, 2). 916
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matrimonio y al paso de la vida infantil, dependiente de la madre y asexual, a la vida reproductiva al lado del marido. Además, este mito incluye también la violencia del rapto presente en las leyendas de los cultos laconios de Ártemis Limnatis55 y Ártemis Cariatis56. Hades, asimismo, es el dios de los muertos y el rito de paso supone la muerte en una vida y la resurrección en otra. Démeter es la diosa de la fertilidad de los campos, y del ciclo vegetal en el que mueren las plantas en otoño para resucitar en primavera57. Estos tres dioses también tienen paralelismos con Jacinto, que viaja al Hades al morir y resucita en forma de flor fértil en primavera. Desde la otra versión del mito, donde Jacinto es padre de Polibea, también podemos ver la muerte ritual porque Jacinto sacrifica a Polibea. Muriendo así, la joven pasa a la edad adulta ya preparada para el matrimonio58. Respecto a las actividades realizadas por las mujeres durante las Jacintias, Pausanias hace una descripción detallada del santuario de Apolo y dice que las mujeres tejían un chitón para el dios59, aunque no explicita que fuera durante las Jacintias. Si bien la mayoría de los autores contemporáneos lo relacionan directamente con la procesión hacia Amiclas, en la que se llevaría el chitón al dios60. El chitón se tejía en el santuario de las Leucípides, en la propia Esparta, en una habitación llamada igualmente Chitón. Las muchachas que lo tejían probablemente estaban relacionadas con el sacerdocio de estas dos heroínas y, según Margarita Moreno Conde61, asociado con el culto de Dioniso Kolonatas, es decir, eran las mismas Leucípides que participaban en los cultos de Dioniso y de las propias consortes de los Dióscuros62. También existían danzas corales, hecho propio de un rito iniciático, al menos en la propia Esparta, como podemos ver en otra serie de ritos como los cultos de Ártemis Ortia, Ártemis Cariatis, etc. Sin embargo, venían a colación las Jacintias por la posible comparación Jacinto-Helena y por los caballos en relación con la iniciación y con Cinisca.
55 Str., 4,1,6; Paus., 4,4,1-3. 56 Paus, 4,16,9-10. 57 PETTERSON, 1992: 39. 58 PETTERSON, 1992: 40-41. 59 Paus., 3, 16, 2. De hecho, Pausanias es el único que habla del chitón de Apolo, y es un autor tardío. 60 MELLINK, 1943: 17. 61 MORENO CONDE, 2008: 32. 62 ARRIGONI, 1985: 76. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Según Ateneo63, en la procesión, las muchachas formaban dos grupos distintos, unas de ellas eran llevadas en carro mientras que las otras iban a caballo. Calame interpreta esta procesión como una exposición de los jóvenes, tanto varones como mujeres, a la comunidad cívica64. La acertada opinión de Calame se basa en el texto de Plutarco65 donde dice que las espartanas iban en procesión y bailaban delante de toda la comunidad. Podría ser este uno de los momentos donde las muchachas se presentaban de esta manera y, además, sabemos que unas iban a caballo y otras en carro, lo que probablemente esté indicando algún tipo de distinción que no podemos saber. El texto de Ateneo dice parthenoi, un término que se refiere a las muchachas antes de casarse, pero designa un grupo muy amplio de doncellas. Moreno Conde considera que participaban en los coros nocturnos tanto jóvenes vírgenes como mujeres casadas embarazadas66, no así Calame, que relaciona directamente la actividad coral con la adolescencia67 y, por tanto, con el rito de paso y con la educación, como hace también Brelich68, y como nosotros lo interpretamos. Asimismo, la presencia de los caballos y los coros en las Jacintias están directamente relacionados con el Partenio de Alcmán (PMG I) donde se describe un rito iniciático de carácter coral, pero no podemos asegurar que fuera agonístico, como han propuesto Page, Adrados y otros autores que asumen la descripción del rito como un enfrentamiento coral entre dos coros de parthenoi69. En un fragmento del Partenio (PMG I, 59) se compara a las muchachas con caballos a la carrera precisamente. Esta comparación se hace en el contexto de una carrera, no sabemos si ritual o dentro de la actividad deportiva habitual porque Alcmán no entra en detalles, pero lo que nos interesa es la comparación en sí misma. Se interpreta la formación física en Esparta como la preparación del cuerpo para el parto y para dar hijos más fuertes debido a la consideración de que el deporte hace que el cuerpo de la madre esté más sano y, por tanto, también el del hijo que se gesta en su interior70. También se puede ver desde la exposición de los jóvenes en la procesión de las Jacintias, como una presentación a la sociedad. Plutarco 63 Ath., 4, 139f. 64 CALAME, 1977, vol.1: 318. 65 Plut., Lyc., 14, 2. 66 MORENO CONDE, 2008: 41. 67 CALAME, 1977, vol. 1: 351. 68 BRELICH, 1969, 162. 69 PAGE, 1951: 55; ADRADOS, 1973: 328. 70 ARRIGONI, 1985: 67-70. 918
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dice que Licurgo acostumbró a las muchachas a mostrarse desnudas en ciertos sacrificios y eventos delante de los muchachos y de los hombres71, lo que está directamente relacionado con la educación deportiva masculina y con una vida social abierta a la comunidad. El texto de Alcmán refleja un rito coral y prácticas deportivas femeninas en Esparta y está asociado a momentos de transición a la vida adulta. El Partenio se refiere a una divinidad desconocida llamada Aotis, a la que algunos autores han relacionado con Ártemis Ortia72, pero es muy probable que se refiera a Afrodita o incluso a la propia Helena, que es la opción que nosotros consideramos más acorde debido a los paralelismos con el Epitalamio de Helena escrito por Teócrito. También es importante, en este sentido, recordar que Pausanias sitúa la tumba de Alcmán precisamente en Platanistas73, lo que podría estar en relación con el culto de Helena y el dromos. Es significativo que en ese lugar hubiera tumbas de personajes tan importantes para la historia de Esparta como Alcmán o la propia Cinisca y que ambos tengan una relación directa con rituales o prácticas asociadas a la inciación como son el deporte y los coros. En el poema de Teócrito, Arrigoni y Kaibel observan la presencia de una procesión donde se cantaba un poema en honor a la diosa74, poema que podría coincidir perfectamente con el texto de Alcmán porque describe una competición atlética y una procesión que es el rito relatado en el Epitalamio. Teócrito habla de una procesión matrimonial con un canto y después cita la carrera de Helena que tendría lugar en un dromos al lado del río Eurotas75. Junto al río Eurotas hemos situado en líneas más arriba Platanistas, es decir, el propio santuario de Helena y también junto al río Eurotas está el Menelaion, que es el único de los tres espacios que podemos localizar con seguridad. Esta referencia parece indicar la importancia del río como lugar asociado a la iniciación, seguramente por la relación de Ártemis con el agua76 que parece evidente en los famosos espejos laconios con mangos de figuras femeninas desnudas. Scanlon relaciona estos espejos con la iniciación de las jóvenes y con el deporte femenino precisamente por la desnudez descrita 71 Plut., Lyc., 14, 2. 72 ADRADOS, 1973: 332. 73 Paus., 3, 15, 2-3. 74 ARRIGONI, 1973: 75; KAIBEL, 1892: 253. 75 Theo., Idill., 18, 22-25. 76 VEGAS SANSALVADOR, 1996: 263. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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por Pausanias (Lyc., 14, 2) y por las tortugas y ranas que aparecen a los pies de algunas de las muchachas. Según este autor, la iconografía de estos espejos relacionaría el deporte femenino con el dromos del Eurotas77 que asociamos con la descripción del Epitalamio de Helena de Teócrito. Asimismo, los cuerpos de las muchachas representadas parecen mostrar las curvas del cuerpo y los pechos poco marcados, lo que representaría la juventud de las jóvenes, preparadas para el momento de su iniciación78. También hay que tener en consideración que estos espejos parecen ser originales de Laconia79, es decir, que los que aparecen fuera de esta región son posteriores y adaptados a la situación de cada región. Los espartanos son de los pocos donde las muchachas aparecen desnudas y eso es significativo porque nos están mostrando una realidad diferente a la de las demás poleis. Sin embargo, hay autores, como Richter80, que dicen que no son laconios sino de origen corintio, pero la propia desnudez de las figuras nos remite a Laconia, así como el estilo81. Esta autora, además, insiste en que la presencia de crótalos remite a danzantes y no a deportistas82. La hipótesis es factible porque Plutarco83 nos habla de procesiones donde las muchachas van desnudas, pero no es excluyente que sean danzantes y no deportistas, es posible que fueran ambas porque están en un ámbito ritual aunque la actividad fuera diferente. Richter también propone que sean ofrendas a Afrodita84 porque son espejos, pero tampoco es seguro ya que no conocemos el contexto arqueológico original. Además, por la juventud de las muchachas representadas, parecen remitir a Ártemis o a Helena, dos divinidades presentes en los momentos prematrimoniales, especialmente Ártemis, porque Helena está en ambos instantes de la vida de las muchachas en los cultos prenupciales (la carrera) y como mujer casada (el culto del Menelaion), pero Ártemis remite exclusivamente al momento anterior al matrimonio. Helena, además, adquiere características de Ártemis y también de la Afrodita espartana que no es sólo la diosa del amor y la sexualidad que conocemos, sino que toma elementos de otras divinidades como Hera, como vimos líneas más arriba85. 77 SCANLON, 1988: 197, 191. 78 Ibid. 194-201. 79 KEENE, 1981: 46, 48. 80 RICHTER, 1938: 344. 81 KEENE, 1981: 49. 82 RICHTER, 1938: 343. 83 Plut., Lyc., 14. 2-4. 84 RICHTER, 1938: 343-344 . 85 VALDÉS GUÍA, 2005: 48. 920
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Aunque podamos asociar estos espejos con los ritos iniciáticos y con el dromos donde se realizaba la carrera de Helena, decir que el dromos estaba al lado del Eurotas sigue siendo ambiguo. Podemos asociar el lugar con la iniciación femenina gracias a los espejos y al relato de Teócrito, así como la relación entre Helena y Ártemis e incluso la referencia de Aristófanes en Lisístrata, donde habla de una danza en la que las muchachas, colocadas en parejas, se situaban a lo largo del Eurotas y saltaban acompañadas de música de flauta y cítara86. Con estas escasas referencias no podemos concluir el lugar exacto donde se situaba el dromos. El dromos se situaría, según el escoliasta de Teócrito87, donde estaba el santuario de Helena que ya habíamos localizado líneas más arriba88. Precisamente en ese lugar Pausanias localiza un espacio donde los efebos luchaban89, pero no está cercano al Eurotas. El topógrafo Bölte pensó que el lugar de la carrera de Helena sería un prado cercano al Eurotas donde Nabis de Esparta había desplegado sus tropas90. Arrigoni se basa en esta idea para concluir que había dos dromoi en Esparta, uno situado en el ágora y otro junto al río91. Si bien la existencia de dos dromoi no implica que estuviera reservado uno para cada sexo, como se ha propuesto92, o incluso que la presencia de un posible choros en el ágora junto al dromos93 dividiera las actividades en sexos, es decir, que el dromos estuviera destinado a los varones mientras que el choros fuera el ámbito femenino, como propone Dubbini94. Esta tesis no se sostiene porque tenemos datos suficientes como para afirmar que el ejercicio era fundamental para las espartanas, sobre todo en su juventud y relacionado con la iniciación (sin que por ello neguemos que los coros también eran parte fundamental de la educación y la iniciación femenina). La propia Arrigoni dice que la gimnasia política requería un espacio urbano para la integración en la comunidad mientras que la gimnasia religiosa implicaba una marginación durante el rito de paso95, hecho que se puede 86 Arist., Lys., 1296-1320. 87 Schol. Idill. 18, 22-25, 39-40. 88 ARRIGONI, 1985: 74. 89 Paus., 3, 14, 8. 90 Liv., 34, 27, 4; 35, 35, 10. BÖLTE, 1929. 91 ARRIGONI, 1985: 74. 92 SCANLON, 1988: 190. 93 Paus, 3, 11, 9. 94 DUBBINI, 2010: 168, 175. 95 ARRIGONI, 1985: 75. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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extrapolar a otros ritos no deportivos, como los coros y las actividades de los santuarios de Ártemis Limnatis y Ártemis Cariatis, ambos situados en las fronteras con Mesenia y Arcadia, respectivamente. No obstante, no se puede hacer una separación tan radical porque no todos los ritos de paso están relacionados con los espacios de frontera y, por tanto, con la marginación durante el rito. Las Gimnopedias, por ejemplo, se llevaban a cabo en el mismo ágora de Esparta96, el santuario de Ártemis Ortia también se encontraba en el centro y las Jacintias se celebraban en Amiclas en un contexto de festividad comunitaria. En estos casos, parece que el rito tiene un carácter de integración más que de exclusión. Como ya hemos indicado en relación con la iniciación de las espartanas, el ejercicio está intrínsecamente relacionado con la actividad religiosa porque la marginación del rito de paso97 concluye con la reinserción en la comunidad, pero eso no significa que los espacios utilitarios deban tener características rituales siempre. Por simple funcionalidad, seguramente los ciudadanos de ambos sexos usaban el dromos del centro urbano mientras que el del Eurotas estaba destinado a actividades religiosas, como la carrera de Helena o la danza que describe Aristófanes al final de Lisístrata (12961320). Por decirlo de otra manera, el dromos del ágora estaría destinado a los entrenamientos diarios que culminarían en actividades religiosas de carácter cultual en el mismo dromos o, en el caso de las muchachas, en el del Eurotas. Bernardini relaciona la carrera ritual con el culto del Menelaion98, como también dice Arrigoni99, pero no estamos de acuerdo porque creemos que estaba asociado más bien al santuario de Helena situado en Platanistas donde se le rendía culto como diosa en su etapa juvenil, mientras que en el Menelaion el culto estaría vinculado al matrimonio con Menelao, como 96 Paus., 3, 11, 9. DUBBINI, 2010: 171; PETTERSON, 1992: 44-45. 97 De hecho, ni siquiera podemos decir que se marginaran en todos los ritos de inserción. Plutarco dice que las mujeres practicaban deporte desnudas a la vista de todos (Lyc., 14, 2-4) y los Partenios de Alcmán han llegado a nosotros precisamente porque no eran textos de uso reservado. Además, si sabemos algún detalle de cualquier rito de paso espartano es porque no todos implicaban un secretismo absoluto ni mucho menos, más bien parece haber una presencia de la comunidad en los ritos para incluir a los jóvenes en esta. Un ejemplo puede ser el rito de los quesos de Ortia. Por otro lado, el único momento en el que la mujer realizaría actividad física no religiosa sería una vez casada, cuando ya había pasado todos los ritos de paso porque sabemos que las mujeres no dejaban de hacer deporte precisamente para mantener el cuerpo fuerte para el parto. 98 BERNARDINI, 1988: 164. 99 ARRIGONI, 1985: 75. 922
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heroína o como dioses ambos. El problema de nuestra hipótesis es que el Menelaion está más cerca del lugar donde Teócrito situaba el dromos, es decir, junto al Eurotas, pero no tan cerca del santuario de Helena, en Platanistas, santuario que, por otra parte, ni se ha excavado ni se tiene seguridad de su existencia100. Hay dos hipótesis que podrían explicar esto: por un lado, que Bölte estuviera equivocado y el dromos estuviera más cerca de Platanistas o, por otro lado, que la carrera marcase precisamente la transición de un momento a otro y estuviera ligado al santuario de Helena en Platanistas en el momento previo a la carrera y durante la carrera, pero que al finalizar esta las muchachas se vincularan al culto del Menelaion. Esta segunda hipótesis la podemos comparar con el juego de pelota de los sphaireis. Previamente al enfrentamiento con el otro equipo, los muchachos eran efebos pero tras el juego se convertían en sphaireis, es decir, adultos101. En el Epitalamio de Helena, el escoliasta de Teócrito dice que participaban en la carrera todas las muchachas libres, esto es, las espartiatas y las periecas (Idill., 18, 22). Es interesante este aspecto porque se está incluyendo en el ámbito político a mujeres que no tienen estatus jurídico superior, a pesar de ser libres. Llama la atención que en la limitada sociedad espartana se esté integrando mediante el ritual a las mujeres que no tienen estatus jurídico de espartanas. Creemos que esta cuestión es, una vez más, una prueba para negar el mirage espartano, es decir, es un elemento más que nos remite a una realidad no tan cerrada como la que parecen mostrarnos las fuentes. La apertura del culto de Helena también a las periecas significa su inclusión como parte de la comunidad laconia y la justificación de su rol femenino aunque su estatus no sea privilegiado. Podríamos decir que el matrimonio de las periecas, en Esparta, también está sancionado por la divinidad y, por tanto, es reconocido por la polis incluyendo a esas muchachas en el acto religioso, es decir, se considera un matrimonio legal aunque seguramente lo sea siempre y cuando el marido sea otro perieco. A Parker le resulta llamativo
100 Arrigoni acepta la hipótesis más antigua que es la de Kaibel. Este autor situaba en Platanistas un santuario propio de Helena basándose en el texto de Teócrito donde se habla del plátano de Helena y cuyo escoliasta sitúa allí un dromos. También Pausanias localiza allí un santuario de Helena (3, 15, 3). Nosotros asumimos también su existencia. ARRIGONI, 1985: 73-74; KAIBEL, 1892: 255-256. Aunque hay autores que ligan directamente el culto de Helena al Menelaion como Clader que no parece estar de acuerdo con Kaibel, CLADER, 1976: 70. 101 KENNELL, 1995: 40. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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que los periecos rindan culto a los mismos dioses que los espartanos102, pero en realidad es lógico que la comunidad perieca asuma las mismas divinidades puesto que también son laconios. No obstante, los espartanos tienen muy claro que la religión es parte del Estado y solo en momentos concretos permiten que participen conjuntamente con ellos los periecos, quizás para remarcar la diferencia social entre ambos. De hecho, parece que tienen cultos propios103 como seguramente ocurra también con los hilotas, pero estos no participarían en ningún tipo de rito espartano, solo las Jacintias donde acompañaban a sus señores104. En la carrera de Helena corrían unas doscientas cuarenta muchachas. Participaban en grupos de sesenta en cuatro carreras105, quizás ordenadas por grupos de edad. Kaibel propuso en su momento que fuera una competición en distintas fases, con varias carreras que fueran eliminando a las competidoras hasta que quedaran unas cuantas y se hiciera la carrera final106. Según Frasca, esta competición sí tiene carácter agonístico, sin embargo lo que importa realmente es superar la prueba a los ojos de la comunidad. Es competitivo porque ellas tratan de demostrar que están a la altura de la situación107, pero no es importante quién sea la vencedora sino que acaben y den lo mejor de sí mismas, como también dice Bernardini. Esta autora divide en grupos a las muchachas participantes, pero sin existir eliminatoria o competición; dice que corrían en grupos pero no había normas ni jueces, ni siquiera un afán por ser la vencedora sino por acabar la carrera y pasar el rito108. Esta teoría no parece demasiado lógica si vemos los demás ritos agonísticos griegos donde en realidad siempre hay una competición, como ocurre con los Juegos Héreos en Olimpia. No obstante, a pesar de que fuera agonístico, el fin del rito es acabar la carrera y demostrar la fortaleza física de cara a un futuro como madre. La carrera de Helena tiene otro momento de culto que es una ofrenda acompañada de canto109. La letra de la canción parece ser que trataba sobre
102 PARKER, 1989: 146. 103 Paus., 3, 22, 2; 3, 22, 7; 3, 23, 8. 104 Ath. 4,139f. 105 Theo., Idill., 23-24. 106 KAIBEL, 1892: 255-256. 107 FRASCA, 1991: 68. 108 BERNARDINI, 1988: 165. 109 ARRIGONI, 1985: 75. 924
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la pérdida de libertad de Helena al casarse con Menelao110, aspecto que coincide con la idea de que es un culto prenupcial distinto de los ritos del Menelaion. Además, la ofrenda la hacían doce muchachas. Probablemente en este caso sí se privilegiase el estatus superior para elegir a las participantes en el canto y la ofrenda o, incluso, es posible que las vencedoras de la carrera fueran las que conformaran el grupo de oferentes. Respecto a esta ofrenda, no podemos dejar de recordar los coros de Alcmán. Una de las posibilidades más factibles es que el Partenio se refiera a este culto descrito también por Teócrito ya que nos está mostrando una carrera y una ofrenda ritual acompañada de canto. Frasca y Bernardini interpretan como un rito de paso lo que ocurre en el Partenio I de Alcmán. La iniciada es Agido guiada por Hagesícora. Además, consideran que el rito se desarrollaba en el Menelaion de Terapne en honor de Helena111. Es interesante que ambas tomen como la diosa receptora del culto a Helena, pero no creemos que el rito tuviera lugar en el Menelaion porque el santuario de Helena en Platanistas parece ser el receptor de los cultos prematrimoniales en honor a esta diosa. Conclusiones En definitiva, consideramos que la localización geográfica de los santuarios del culto a Helena está en consonancia con los ritos dedicados a esta divinidad. Frente al problema de la localización del dromos, aunque también del santuario de Platanistas, consideramos que lo más importante es su situación entre los dos santuarios donde se rendía culto a Helena. Debemos tener en cuenta que es un rito de paso deportivo y se produce una carrera simbólica que se inicia en la adolescencia y acaba en la vida adulta. Este simbolismo se expresa geográficamente en el dromos situado al lado del río, seguramente por la existencia de áreas llanas fáciles de adaptar a las condiciones que la carrera exigía. Asimismo, tenemos que tener en cuenta que no es necesaria una construcción para crear un dromos sino, simplemente allanar un terreno y marcar las distancias. Es posible que tuviera algún tipo de altar para dedicaciones en tanto que era un lugar de culto, pero no lo podemos saber puesto que no se ha encontrado nada parecido en la zona. La arqueología nos deja una información muy limitada en estos casos porque apenas se ha excavado, solo se han hecho algunas campañas en el 110 KAIBEL, 1892: 253. 111 FRASCA, 1991: 72; BERNARDINI, 1988: 164. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Menelaion y fueron en los años 70112. Estas campañas dejaron ver ofrendas de caballos113 que nosotros asociamos a cultos iniciáticos en este caso, aunque también con las actividades de la élite dedicada, en parte, a las competiciones agonísticas, al menos en época arcaica. En el sentido iniciático, las ofrendas las hemos relacionado con la tumba de Cinisca, situada en Platanistas, junto al santuario de Helena, hecho que asocia el deporte con la élite. Asimismo, también parece estar en consonancia con el Partenio I de Alcmán donde se compara a las muchachas con caballos. Esto refleja, en cierto modo, la importancia del deporte como parte de la formación física de las muchachas, es más, también puede estar relacionado con el rito de Helena por el coro, la carrera y el carácter iniciático del mismo. Bibliografía ALSINA CLOTA, José, “La ‘Helena’ y la ‘palinodia’ de Estesícoro”, Estudios clásicos, 22/4 (1957): 157-175. ARRIGONI, Giampiera (ed.), Le donne in Grecia, Roma-Bari, Editori Laterza, 1985. BERNARDINI, Paola, “Le donne e la practica della corsa nella Grecia Antica”, en BERNARDINI, Paola (ed.), Lo sport in Grecia, Roma-Bari, Editori Laterza, 1988; 157-184. BÖLTE, Friedrich, “Sparta (topographie)”, Realencyclopaedie der classischen Altertumswissenschaft, III A/2 (1929): 1350-1373. BRELICH, Angelo, Paides e parthenoi, Roma, Edizioni dell’Ateneo, 1969. CALAME, Claude, Les choeurs de jeunes filles en Grèce archaïque, vol.1, Roma, Ateneo & Bizzarri, 1977. CATLING, Hector, “Excavations at the Menelaion, Sparta, 1973-76”, Archaeological Reports, 23 (1976 – 1977): 24-42. CEPEDA RUIZ, Jesús, “La mujer en Esparta, épocas arcaica y clásica”, en DEL VAL, María Isabel, La historia de las mujeres: una revisión historiográfica, Valladolid, Secretariado de Publicaciones e Intercambio Editorial, 2004; 139-163. 112 CATLING, 1977: 24-42. 113 Ibid. 35. 926
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LUOGHI, TEMPI E MODI DEL CULTO DI ERCOLE TRA I PAELIGNI (REGIO IV – SABINA ET SAMNIUM) Places, Occasions and Methods of the Worship of Hercules among the Paeligni (Regio IV - Sabina et Samnium) Alessandro Bencivenga Investigador independiente [email protected] Resumen: Il culto più importante dei Paeligni, come di altri popoli di stirpe sabellica, era certamente quello di Ercole, testimoniato da una gran quantità di attestazioni epigrafiche nonché da materiali votivi rinvenuti nei santuari, di cui il territorio peligno è letteralmente puntellato. Caratteristica irrinunciabile di tutti questi luoghi di culto è la presenza di acqua, condicio sine qua non per il manifestarsi della divinità, nonché elemento fondamentale nei riti correlati alla sua devozione, che vanno dalla sfera medico-salutare della sanatio (testimoniata dalla presenza di numerosi votivi anatomici) a quella oracolare e cleromantica della divinazione (santuari di Cansano, Cocullo, Corfinio, Molina Aterno, Scanno, Vittorito). Sicuramente legato alla transumanza ed alla cultura pastorale, la devozione ad Ercole si riflette anche in un cospicuo numero di iscrizioni, che consentono di far risalire ad epoca remota tale fenomeno e che presentano l’eroe sotto tre aspetti: il primo è un Ercole, per così dire, “semplice” (cioè senza epiclesi particolari) che si manifesta alle idi di agosto (il giorno 13), quando i devoti sono soliti sciogliere, o in qualche caso, rinnovare i voti. Praticamente circoscritto all’area dei Paeligni Superaequani era il culto ad Hercules Victor, legato a una cultura di tipo economico-commerciale o militare (santuari di Castelvecchio Subequo e Secinaro), mentre esclusiva del grande santuario a mezza costa del monte Morrone presso Sulmona, ma “culto nazionale dei Peligni” (secondo la definizione di Giacomo Devoto), era la devozione ad Hercules Curinus (o Quirinus), così detto, probabilmente, per aver sovrinteso al sinecismo che aveva portato i piccoli centri abitati della Valle Peligna meridionale ad unirsi nell’entità amministrativa di Sulmo, elevata al grado di municipium dopo il Bellum Sociale (91-88 a.C.). Palabras clave: Ercole, Curinus, Paeligni, Corfinium, Sulmo, Supeaquum, Samnium. Abstract: The principal cult of the Paeligni, like many other Italic populations, was certainly that of Hercules, witnessed by a lot of epigraphic evidences and by the votive materials found in the shrines, with which the Paelignian territory is literally marked. Essential feature of all these places of worship is the presence of water, a condicio sine qua Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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non for the manifestation of the divinity, but it is also the fundamental element in the rites related to his devotion, ranging from the field of medicine and health (as evidenced by the presence of numerous anatomical votives) to those related to the oracle of divination (sanctuaries of Cansano, Cocullo, Corfinio, Molina Aterno, Scanno, Vittorito). Definitely linked to transhumance and pastoral culture, devotion to Hercules is also reflected in a large number of epigraphs, that show the antiquity of the phenomenon and present the hero in three aspects. The first one is a Hercules, so to speak, “simple” (ie without special epiclesis), who manifest on the Ides of August (the 13th), when the devotees are used to dissolve or, in some cases, to renew their vows. Practically confined to the area of Paeligni Superaequani was the cult of Hercules Victor, linked to a more economic-commercial or military culture (shrines of Castelvecchio Subequo and Secinaro). The devotion to Hercules Curinus (or Quirinus), on the other hand, was exclusive of the big sanctuary of Mount Morrone (near Sulmona) but “national cult of Paeligni” (according to Giacomo Devoto), was this epiclesis originated from the fact that the divinity probably supervised the synoecism which brought the small towns of southern Valle Peligna to join in a new Roman administrative entity, Sulmo, raised to the rank of municipium after Bellum Sociale (91-88 BC). Keywords: Hercules, Curinus, Paeligni, Corfinium, Sulmo, Supeaquum, Samnium.
1. I tempi e i modi Il culto più sentito dagli abitanti del territorio peligno, sia per attestazioni epigrafiche che per quantità e qualità di materiali votivi rinvenuti, è sicuramente quello di Ercole, che, con l’epiclesi “Curino”, è considerato da G. Devoto il “culto nazionale dei Peligni”1. Indubbiamente legato alla transumanza e alla cultura pastorale, ci è noto tramite un cospicuo numero di attestazioni epigrafiche “che permettono di far risalire ad epoca remota il fenomeno”2 e che presentano l’eroe sotto tre aspetti (cfr. tabella): un Ercole, per così dire, “semplice” (cioè senza epiteti particolari), un Hercules Victor e, infine, un Hercules Curinus (o Quirinus). La testimonianza epigrafica più antica della diffusione di questo culto (l’unica ancora in dialetto peligno) proviene da Molina Aterno3 e in essa troviamo ricordati i due personaggi (o tre, ma in questo caso il nome del primo sarebbe molto lacunoso) che si occuparono di curare la costruzione di un fanum in onore di Ercole sulla sponda sinistra del fiume Aterno (Herculi 1 DEVOTO, 1969: 199. 2 POCCETTI, 1982c: 27. 3 Vetter, 1953: n. 216. L’interpretazione dell’epigrafe è quasi unanime, fatta salva qualche sfumatura nel significato da attribuire al verbo upsaseter : operaretur (Bottiglioni, 1954: 334), fieret (Pisani, 1964: 118; Jiménez Zamudio, 1986: 41), exstrueretur (Vetter, 1953: 152), operaretur vel fieret (von Planta, 1897: 546). 932
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fanum faciendum curaverunt4). Dallo stesso luogo proviene anche una seconda iscrizione, in lingua latina5, apposta da S. Vibius Carus in ringraziamento, presumibilmente per una “grazia” ricevuta dalla divinità. Peculiarità dell’Ercole peligno è che “egli non risiede nei templi ma ‘fausto si manifesta’ e il giorno della sua festa, in cui si sciolgono i voti, è presso i peligni (ma presumibilmente anche presso gli altri popoli dell’Abruzzo antico), il 13 agosto”6, giorno dedicato al ricordo di S. Ippolito per il calendario cristiano e ai festeggiamenti in onore di Ercole e Diana-Ecate in quello romano. In questo giorno, fino a qualche decennio fa, da Corfino ci si recava in pellegrinaggio “alla sorgente [di S. Ippolito, ndr] dove avveniva una sorta di purificazione simboleggiata dal gesto di versare l’acqua, ritenuta miracolosa, nell’orecchio con un ditale”7. A. Campanelli8 ha ipotizzato di riconoscere in questo “strano rituale del versamento dell’acqua nell’orecchio con un ditale” una pratica di “trattamento della follia (non si dimentichi che per gli antichi l’orecchio era la porta del cervello e per la medicina la sede dell’equilibrio)”, o comunque una sorta di rito di purificazione legato all’acqua e al suo potere “magico”, da ricondurre alla sfera del dio italico Fauno, cui Ercole va a sostituirsi, dato che, come fa notare ancora la studiosa, “sono note... le connessioni di Fauno con le ‘voci demoniache che turbano l’orecchio’”9. Proprio da questo santuario proviene un’altra iscrizione votiva ad Ercole10, senza attributi specifici, la cui sfera d’azione, però, può essere dedotta grazie alle particolari condizioni che hanno permesso la sopravvivenza del culto anche dopo l’avvento del cristianesimo: qui Ercole è venerato come apportatore di salute e i riti che vi si celebrano, come nella maggior parte 4 Secondo Tibiletti Bruno, 1976: 100. 5 CIL IX, 3302 = I2, 1796. 6 Campanelli, 1997: 134. Una testimonianza in tal senso viene anche da un’iscrizione graffita nel santuario di Ercole Curino nella quale si legge: Augustis, te sancte Curin[e], /digna paramus; spectat / nam debita solvere vota... (BUONOCORE, 1988: n. 5). 7 Campanelli et alii, 1997: 189. 8 Campanelli, 1999b: 385. 9 Dion. Al., 5, 16. Cfr. ead., 1997: 135, nota 41. Stessa virtù miracolosa veniva attribuita, ancora in tempi relativamente recenti, all’acqua che sgorga dalla fontana prospiciente la chiesa di S. Maria di Roncisvalle a Sulmona. Nel sito, ipotetica sede di un santuario di Minerva (vista però nelle vesti di guaritrice), l’erudito locale I. Di Pietro ubicava “le Terme: e vi è fino al presente una Fontana di acqua eccellente, della quale fanno uso continuo gl’Infermi”, confermando in tal modo una continuità nella frequentazione del luogo, a ridosso delle mura urbiche occidentali, per motivi terapeutici (cfr. Di Pietro, 1804: 46). 10 AE 1995, 399. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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degli altri luoghi di culto dell’eroe nel territorio peligno, sono strettamente legati alla presenza dell’acqua, vista come elemento purificatore e apportatore di vita per eccellenza, al di là dell’essere, come qualità prima e più pratica, causa dell’elezione di una particolare zona a luogo di sosta e di ristoro delle greggi (o delle mandrie) e, naturalmente, dei pastori. A testimoniare questa particolare devozione abbiamo diversi ex voto fittili anatomici (piedi, teste, mani, mammelle, falli), legati ai riti della sanatio, ma anche riproduzioni di bovidi, rappresentanti una delle più importanti risorse economiche di questa popolazione; degli animali, in quanto fonte di ricchezza, veniva implorata la salute al pari di quella degli uomini11. La caratteristica peculiare dei Peligni Superaequani, invece, era la particolare devozione ad Ercole Vincitore12, testimoniata da due attestazioni epigrafiche13, la prima delle quali si compone in realtà di due dediche (ab), incise da mani diverse e a circa un secolo di distanza tra loro, da due personaggi facenti parte della stessa famiglia, Salvius Seius (figlio di Lucius) e Lucius Seius (figlio di Salvius), il primo in ringraziamento (brat[-] datas) ad Ercole, il secondo in onore di Ercole Vincitore14. Come ha fatto già notare P. Poccetti “il culto di Hercules Victor era... particolarmente diffuso negli ambienti commerciali e tra i capi dell’esercito presso i quali era viva la consuetudine, per tutta l’età repubblicana, di devolvere la decima dei guadagni o della preda di guerra”15, e gli autori delle due dediche potrebbero essere stati padre e figlio, documentando in questo caso una situazione simile a quella attestata dall’epigrafe detta “dei Vertulei”16, in cui il padre offre un dono dopo aver ricevuto una grazia, mentre il figlio deve solo assolvere il voto paterno, non indicando perciò nell’iscrizione alcuna espressione di ringraziamento17. Il 11 Lo stesso tipo di ex voto fittili a forma di bovino si ritrova nel santuario di Fonte Coperta di Scanno (cfr. infra), dove l’eroe era invocato come protettore del bestiame, “seule ressource pour les habitants de ces endroits” (cfr. van Wonterghem, 1973: 42). Nel territorio di Corfinio doveva esserci anche un’altra fonte ritenuta “miracolosa” se tre ministrei fecero costruire un altare in onore della dea Fons, componendo anche un’iscrizione in ricordo di questo fatto (CIL I2, 1792). 12 Secondo D. Golini, al contrario, ci sarebbe un santuario dedicato ad Ercole Vincitore anche nella Valle Peligna, i cui resti sarebbero ravvisabili nelle strutture emerse all’interno della chiesa di S. Michele Arcangelo a Vittorito, toponimo che sarebbe dovuto proprio alla presenza del santuario (cfr. Golini, 1994: 12-13). 13 CIL I2, 2486 (da Castelvecchio Subequo) e 3254 (da Secinaro). 14 Dallo stesso santuario proviene anche l’iscrizione CIL I2, 3253, in cui è ricordato un altro membro della gens Seia. 15 POCCETTI, 1982c: 30. 16 CIL I2, 1531 = X, 5708 da Sora: M(arcus) P(ublius) Vertuleieis/ C(ai) f(ilii) quod re sua difeidens asper(a) / afleicta parens timens / heic vovit voto hoc / soluto [d]ecuma facta / poloucta leibereis luben/tes donu(m) danunt / Herculei Maxsume / mereto semol te / orant se voti crebro / condemnes. 17 Cfr. POCCETTI, 1982a: 31 e Id., 1982b: 186. Tale ipotesi è stata in seguito efficacemente 934
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dono offerto al santuario potrebbe essere stato –sempre secondo lo studioso –proprio la decima (decuma) delle entrate di qualche iniziativa di carattere commerciale, più che militare, anche perché ritroviamo il gentilizio tra quelli dei negotiatores italici presenti in età repubblicana a Praeneste, in Campania e soprattutto nell’isola di Delo, dove si trova il maggior numero di attestazioni epigrafiche riguardanti anche schiavi e liberti della gens Seia, spesso nelle vesti di magistri in dediche ad Ercole, Mercurio e Giove18. Secondo A. L. Prosdocimi, al contrario, l’epiteto Victor sarebbe da ricondurre non “ad una vittoria civile o mercantile, come pure è stato proposto (Poccetti)” ma piuttosto alla “ideologia della vittoria guerriera che ben si addice ad Ercole”19; supportano questa affermazione i materiali rinvenuti nel sito, in particolare una serie di statuette bronzee, che per la maggior parte dei casi raffigurano l’eroe nella tipologia iconografica detta promachos, cioè in posizione d’assalto. La seconda iscrizione citata proviene dal santuario di Fonte S. Gregorio a Secinaro20 ed è incisa nella parte frontale di un cippo tronco-piramidale sul cui lato sinistro è raffigurata una clava (attributo di Ercole); è contemporanea alla CIL I2, 2486 b ed è stata posta da tre curatores (del santuario?), T. Fuficius, L. Amaus e T. Lucius, per Hercules Victor. Nei pressi dello stesso santuario di Secinaro si rinvenne nel 1968 anche un altro cippo votivo, privo di iscrizioni, ma recante scolpita nella parte frontale una protome leonina che sorregge con la bocca un anello da cui pende una clava, conferma della presenza di un luogo di culto erculeo21. Il fatto che questa devozione sia circoscritta alla Valle Subequana22 potrebbe indurre ad ipotizzare una sua introduzione nella regione, alla fine dell’età repubblicana, da parte di commercianti venuti in contatto col grandioso santuario di Tivoli dedicato proprio ad Ercole Vincitore, letteralmente attraversato dalla via Tiburtina, la quale poi giungeva nel territorio occupato dai Peligni proprio attraverso la valle di Superaequum (a patto di accettare l’ipotesi di Poccetti sull’origine mercantile/commerciale del culto). A parziale conferma di questa ipotesi si può addurre la “prova linguistica”, ovvero che “la conservazione del nesso -ct- [in Victurei e Victor, ndr] è… indice di latinismo”23, quindi si tratta di una “importazione diretta” da un’area di lingua latina o da parte di personaggi parlanti latino. contrastata da M. Buonocore (cfr. BUONOCORE, 1989b: 195). 18 POCCETTI, 1982a: 31-32 e Id., 1982b: 187. 19 Cfr. Prosdocimi, 1989: 529. 20 Cfr. infra. 21 Cfr. Ricci, 1969: 54-55 (con erronea interpretazione). 22 Non abbiamo, infatti, testimonianze dalle altre zone abitate dai Peligni, tranne forse un’iscrizione dal santuario di Ercole Curino a Sulmona (BUONOCORE, 1988: n. 5), in cui al verso 8 si leggono le lettere H C V sciolte in H(erculi) C(urino) V(ictori), interpretazione non unanimemente condivisa, ed il presunto tempio di Ercole Vincitore a Vittorito di cui sopra (cfr. nota 11). 23 Prosdocimi, 1989: 529. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Il terzo “volto” col quale Ercole si presenta all’adorazione dei Peligni è quello di protettore dell’ethnos, Hercules Curinus, “culto nazionale” (come già ricordato), testimoniato dal maestoso santuario presso Sulmona, preesistente ma ingrandito e definito nelle forme monumentali che vediamo oggi nel I sec. a.C. L’epiclesi con la quale era venerato l’eroe, Curinus24 o Quirinus25, fin dalla sua “scoperta” ha generato una ridda di ipotesi sul significato da attribuire al termine. Nel suo fondamentale studio del 1981, M. Guarducci (prima ad aver dato una panoramica completa delle iscrizioni rinvenute nel santuario peligno, molte delle quali graffite sulle pareti), esclude categoricamente l’etimologia varroniana26, che lega Quirinus alla città sabina di Cures (dove pure era fiorente il culto di Ercole), per insufficienza di prove sui rapporti tra le due comunità e per la stessa distanza tra Cures e Sulmo; ugualmente la studiosa esclude pure l’altra etimologia27, che faceva derivare il nome Quirinus dal termine col quale si designava la lancia in lingua sabina (curis), proponendo invece di rifarsi a “quel fenomeno, attestato più volte sia in Grecia sia in Italia, per cui due divinità si fondono in un personaggio unico”28, e spiegando in questo modo la figura dell’Hercules Curinus come il risultato del sincretismo di due personaggi mitici, Ercole e Quirino, che sarebbero, in definitiva, “la versione romana di un culto indigeno”29. Successivamente altri studiosi30 hanno pensato all’epiteto Curinus come ad un termine derivato dall’area laziale per indicare il sinecismo che aveva portato i diversi insediamenti della Valle Peligna meridionale ad unirsi nell’entità amministrativa di Sulmo, elevata al rango di municipium31, così come accade a Roma dove Quirino (che spesso è assimilato a Romolo divinizzato) è il protettore delle curiae, cioè le “associazioni di uomini che componevano le primitive assemblee”32. Delle 24 È attestata anche la variante Corinus (BUONOCORE, 1988: n. 13). 25 Due attestazioni anche per la variante Queirinus (BUONOCORE, 1988: nn. 8 e 10). Nell’iscrizione n. 10 di BUONOCORE, 1988 compare anche l’epiteto Saturnius, interpretabile sia come Italicus (a ricordo dell’antica divinità che fu re del Lazio nella mitica età dell’oro), sia come “discendente di Saturno” (perché Ercole era figlio di Giove); cfr. Guarducci, 1981: 237-238. 26 Varro ling. lat. V, 51; 73. 27 Riportata, tra gli altri, da Ovidio (fast. II, 475-480). 28 Guarducci, 1981: 228. F. Van Wonterghem ricorda a tal proposito anche l’evidente “parentela” esistente con il termine Caranos (o Quirinus), che sarebbe stato attribuito ad Ercole al momento dell’introduzione del suo culto a Roma (cfr. van Wonterghem, 1984: 253). 29 Mattiocco-Van Wonterghem, 1989: 60. 30 Ibidem. 31 A mio parere, lo stesso discorso può valere anche per il Giove Quirino attestato epigraficamente nel territorio di Castel di Ieri (CIL IX, 3303a e 3303b), divinità posta a tutela del sinecismo che aveva riunito i centri abitati dell’area superequana nel nuovo municipium di Superaequum. 32 Mastrocinque, 1996: 39. L’epiclesi Quirinus (Curinus) deriverebbe quindi da co-viria o co-virium, “riunione di uomini”. 936
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testimonianze epigrafiche provenienti dal santuario33 la più interessante è sicuramente quella che recita: “nei (giorni) di Agosto, o Curino santo, allestiamo preparativi degni di te. È infatti opportuno sciogliere i voti dovuti. Ed ecco che viene il nume sacro e fausto si manifesta; veniamo portando gli antichi voti, e sappiamo quali siano stati i latori precedenti; (ma) tu negli stessi modi, fai voto ad Ercole Curino Vincitore, se vuoi che ogni cosa vada secondo il (tuo) desiderio”34. Da questa iscrizione possiamo apprendere diverse informazioni sui tempi e i modi del culto di Ercole Curino: in primo luogo, che l’eroe veniva festeggiato in questo santuario, e da tutti i Peligni, nel mese di agosto35, probabilmente alle idi (13), quando in tutta Italia si onorava Diana-Ecate36 e a Roma Hercules Victor37, e questa circostanza sarebbe confermata dalla persistenza del giorno festivo a Corfinio presso il santuario di Fonte S. Ippolito. In occasione di questa festa, secondo M. Guarducci, “i fedeli sembra fossero tenuti a sciogliere i voti già fatti (solvere vota) ed eventualmente a farne di nuovi (vovere)”38 e, infatti, abbiamo altre tre testimonianze di quest’uso39. Inoltre, la frase numenque sacratum / ecce venit felixque pat[et] indicherebbe la particolare caratteristica dell’Ercole peligno, che, invocato, si manifesta ai fedeli “per dar loro benevolo ascolto”40: si palesa così “il carattere oracolare (di tipo cleromantico) del luogo di culto, a somiglianza di altri complessi templari extraurbani dell’Italia antica”41, come i santuari laziali, tra cui quello della Fortuna Primigenia a Palestrina, dov’era presente anche un “pozzo delle sorti”42. Per quanto riguarda il santuario di Ercole Curino, possiamo azzardare l’ipotesi che l’espletamento del rito oracolare avvenisse tramite l’incubatio, pratica di cui abbiamo testimonianze per i grandi santuari di Asclepio/Esculapio, sia in Grecia (Epidauro, 33 Di quelle prese in considerazione per questo studio, sei sono graffite su frammenti di intonaco provenienti da ambiente ignoto del santuario (BUONOCORE, 1988: nn. 5, 6, 7, 8, 9, 10, 13), due sono incise su basi votive in calcare (nn. 3 e 4) e una si trova scolpita su un pilastrino di marmo (n. 1). 34 BUONOCORE, 1988: 42, n. 5. 35 Non a caso la Guarducci traduceva il primo verso “per le (feste) di Agosto, o Curino santo...” (Guarducci, 1981: 234). 36 Cfr. Salmon, 1995: 164. 37 Cfr. Invernizzi, 1994: 88. Il giorno precedente si celebrava la festa di Hercules Invictus presso il Circo Massimo. 38 Guarducci, 1981: 231. 39 Due iscrizioni furono poste da liberti (BUONOCORE, 1988: nn. 1 [L. Albius Eros, scalpto(r) statuarius] e 3 [C. Domitius Amemptus]) ed una da un soldato di ritorno da una campagna militare (n. 7 [C. Nonius]). Secondo lo studioso anche nell’iscrizione n. 6 si fa riferimento, con molta probabilità, a “voti (privati) del fedele (o dei fedeli) ad Ercole Curino sciolti (non sappiamo se rinnovati) nel mese di maggio” (BUONOCORE, 1988: 43). 40 Guarducci, 1981: 231. 41 Mattiocco-Van Wonterghem, 1989: 62. 42 Cfr. Coarelli, 1980: 94-116. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Pergamo) che a Roma (Isola Tiberina), e di cui si hanno testimonianze della diffusione in territorio peligno a partire dal Medioevo. Per incubatio (in greco enkoímesis) s’intende quella “pratica rituale dei malati che giungevano nei santuari di Asclepio... per cercarvi la guarigione”, consistente nel “trascorrere un certo periodo di tempo, generalmente la notte, entro il recinto sacro del santuario, dormendo in solitudine sulla nuda terra”43. Non si hanno testimonianze dirette della pratica dell’incubatio in territorio peligno nell’antichità, ma se la persistenza di taluni riti tra la popolazione può costituire una prova accettabile, allora si può affermare con sicurezza che anche i Peligni conoscevano questo rituale di medicina “sacra”. Sono infatti diversi i luoghi nelle valli Peligna, Subequana e del Sagittario nei quali ancora fino a poco tempo fa si praticavano riti riconducibili all’incubatio e alla litoterapia (tecnica di guarigione basata sul particolare potere, attribuito ad alcune “pietre”, di sanare tramite il semplice sfregamento su di esse)44: la grotta sotto l’eremo di S. Onofrio sul Morrone (dove visse il monaco Pietro Angelerio prima di essere eletto papa col nome di Celestino V) e la chiesa della Vergine dell’Incoronata presso Sulmona, i santuari di S. Maria Ottaviani (o de Contra) e di S. Venanzio a Raiano, il santuario della Madonna della Libera a Pratola Peligna e quello di S. Gemma a Goriano Sicoli, la chiesa di S. Domenico a Villalago. Per ognuno di questi luoghi si hanno testimonianze di guarigioni miracolose attestate dalla presenza di numerosi ex voto (altra “costante” nel passaggio dalla religione pagana a quella cristiana), verificatesi in seguito al pernottamento all’interno del luogo sacro. Una parziale conferma della continuità di vita della pratica dell’incubatio verrebbe anche dalle prove addotte da F. Van Wonterghem in un suo studio di una ventina di anni fa, nel quale ipotizzava di riconoscere nelle strutture emerse in località “Capo Pescara” di Popoli proprio i resti di un santuario di Asclepio/Esculapio45, dio della medicina nei cui rinomati santuari veniva praticata abitualmente l’incubatio. La sacralità del luogo, ricco di acque sorgive minerali46, fu in seguito incarnata dalla chiesa di S. Liberatore a Capo Pescara47, 43 Enciclopedia Garzanti dell’Antichità Classica (Milano, 2000): 708. Per l’incubatio e le altre tracce di continuità del culto pagano in quello cristiano v. anche Rossi, 1980 (in particolare per l’incubatio pp. 188-191). 44 Per una disamina precisa cfr. Pansa, 1924, vol. 1: 112-124; Alicandri Ciufelli, 1959. 45 Cfr. Van Wonterghem, 1994b. 46 Non a caso nel territorio di Popoli ricadono due importanti strutture collegate al prezioso liquido: uno stabilimento industriale dove viene imbottigliata l’acqua delle vicine sorgenti ed un rinomato impianto termale (uno degli unici due funzionanti in Abruzzo), presenza che potrebbe far ipotizzare un uso terapeutico delle acque fin dall’antichità. 47 Ora scomparsa ma segnalata fin dall’816 perché data in dono ai monaci dell’Abbazia di 938
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riguardo la quale sarebbe interessante ricercare se vi è memoria di qualche rito legato proprio a questa pratica. Secondo C. Alicandri Ciufelli, questa sorta di “terapia onirica” veniva praticata anche nel santuario di Ercole Curino, dove “il tipo di costruzione, la presenza di porticati sul secondo terrazzamento ove poteva praticarsi la incubatio dagl’infermi prima di accedere all’abaton soprastante, ex voto, resti di tubature, canali, bagni, sudatoi… la permanenza nel tempo della sacralità del luogo e di una tradizione di acque terapeutiche, suggeriscono il carattere salutare del santuario: un asclepieo”48. 2. I luoghi Qual era dunque il territorio abitato in età storica dai Peligni? Esso si estendeva ben oltre i confini dell’attuale Valle Peligna al centro dell’Abruzzo ed era chiaramente delineato da elementi geografici che separavano quest’area da quelle contigue: a N il corso del fiume Aterno segnava il confine coi Vestini Cismontani, ad E la catena costituita dai monti Morrone e Maiella era la barriera naturale verso Marrucini e Carecini, a S l’altopiano delle Cinque Miglia permetteva i contatti coi Pentri, ed infine ad O la catena formata dal Sirente e dai Monti della Meta segnava il discrimine con i Marsi (fig. 1). La regione peligna è caratterizzata dalla presenza di diverse conche, tutte ricche d’acqua, sia perché vi scorrono diversi fiumi e torrenti (Gizio, Sagittario, Aterno, Vella, etc.), sia per l’esistenza di sorgenti, caratteristica che l’ha resa nell’antichità “una importantissima area di transito tra l’Italia centrale e l’Italia meridionale”49, soprattutto per la pastorizia transumante. La maggiore di queste conche, la Valle Peligna, ospitava nell’antichità due dei tre centri abitati più importanti (che sarebbero poi assurti al ruolo di municipia in età romana), Corfinium e Sulmo, oltre ad altri pagi noti grazie a fonti letterarie ed epigrafiche. Da Plinio il Vecchio50 conosciamo il pagus Fabianus, nel quale veniva prodotto un vino tra i più aspri, mentre la Tabula Peutingeriana (6, 2) riporta una mansio Iovis Larene tra Sulmo e Aufidena51; a questi va aggiunta la recente scoperta (2000) in località “Polmare-Zeppe-Tavuto” di Cansano di una iscrizione52 nella quale sono menzionati dei cultores Iovis Ocriticani, che ha permesso di aggiungere al novero dei pagi già noti un altro insediamento, cui è stato dato il nome di Ocriticum (non attestato ma ricostruito sulla base di
S. Vincenzo al Volturno. 48 Alicandri Ciufelli, 1971: 175. 49 Coarelli-La Regina, 1984: 112. 50 Nat. hist., XVII, 250. 51 Per le varie e disparate ubicazioni della quale cfr. BUONOCORE-FIRPO, 1991: 299. 52 BUONOCORE, 2004: n. 101. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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confronti). Una fonte letteraria53 ed una epigrafica54, inoltre, ci tramandano l’esistenza di un pagus Lavernae, da ubicarsi nel territorio del Comune di Prezza, luogo di provenienza e conservazione dell’epigrafe.
Fig. 1: carta del territorio abitato nell’antichità dai Paeligni (A. Bencivenga)
Il terzo municipio dei Peligni ricordato nell’elenco stilato da Plinio55 era Superaequum, probabilmente risultato tardivo (seconda metà del I sec. a.C.) del sinecismo di vari pagi presenti nella conca subequana, al centro della quale sorge attualmente Castelvecchio Subequo, ormai quasi unanimemente56 riconosciuta quale erede del municipium romano. Nella stessa conca si ha notizia, grazie a testimonianze epigrafiche, di quattro pagi: tra questi, di due conosciamo anche i nomi, Vecellanus57 e Boedinus58, il primo dei quali può essere forse ubicato, secondo la tradizione degli studi59, presso il Comune 53 Plut. Syll. VI, 6-7. Analisi del brano in BUONOCORE-FIRPO, 1991: 350-351. 54 CIL IX, 3138 = I2, 1793. 55 Nat. hist., III, 106. 56 A tal proposito l’unica voce discordante è E. Ricci che in ogni sua pubblicazione difende la propria teoria che riconoscerebbe nel territorio del Comune di Secinaro, e precisamente nella località “S. Gregorio-Salitto-Ira”, la sede dell’antica Superaequum. 57 CIL IX, 3305. 58 CIL IX, 3311. 59 Cfr. Van Wonterghem, 1984: 101-102, n. 20; BUONOCORE, 1989a: 91. 940
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di Molina Aterno; altri due di cui non è dato sapere il nome erano situati probabilmente nel territorio degli attuali comuni di Secinaro60 e Gagliano Aterno61. Il nome di un altro pagus, o meglio di una mansio sul tracciato della via (Claudia) Valeria, ci è tramandato dalla Tabula Peutingeriana (6, 2) che pone tra mons Imeus (attuale Forca Caruso, passaggio naturale tra Marsi e Peligni) e Corfinio la mansio Statulae, che viene collocata abitualmente nella località “La Statura” presso Goriano Sicoli62. Per completare il quadro finora noto del sistema paganico-vicano diffuso nel territorio peligno mancano i due pagi della Valle del Sagittario: l’uno, Betifulum, attestato epigraficamente63, sarebbe da ubicarsi in località “Acquaviva” di Scanno, luogo già noto col nome di “Scanno vecchio”64; l’altro, chiamato Koukoulon da Strabone (V 3, 11), sembrerebbe da identificarsi nei resti emersi in passato in località “Il Casale” del comune di Cocullo65, che avrebbe mantenuto praticamente intatto il toponimo. Alla geografia tradizionale, fisica e umana, se ne può affiancare un’altra, per così dire, “sacra”, basata sulla ubicazione dei vari luoghi di culto di cui si ha conoscenza per il territorio abitato dai Peligni. La peculiarità che balza subito agli occhi è la capillare presenza di santuari o templi dedicati al culto di Ercole: a parte il grandioso santuario a mezza costa del Monte Morrone dov’era venerato Ercole Curino, sono ben otto i luoghi di culto esclusivo dell’eroe (Castelvecchio Subequo, Cocullo, Molina Aterno, Scanno-Acquaviva, Scanno-Fonte Coperta, Secinaro, Villalago e Vittorito), cui ne vanno aggiunti altri quattro (Cansano, Castel di Ieri, Corfinio-Via di Pratola e Corfinio-S. Ippolito) nei quali la devozione per il semidio si accompagna a quella per altre divinità. Caratteristica comune dei luoghi di culto dell’Alcide è la presenza di acque sorgive o di fonti, di cui il territorio peligno è ricchissimo66, che indubbiamente dovevano rivestire un ruolo importante all’interno del rituale che veniva compiuto dai fedeli67. 60 CIL IX, 3312 e 3316. 61 CIL IX, 3315. 62 Cfr. Van Wonterghem, 1984: 108-109, n. 39; BUONOCORE-FIRPO, 1991: 331332. 63 CIL IX, 3088. 64 Cfr. Van Wonterghem, 1984: 301, n. 247. 65 Ivi: 294-298, n. 231. 66 Cfr. Ov., Trist., IV, 10, 3. 67 Fanno eccezione il tempio A dell’area sacra della via di Pratola a Corfinio, il tempio A del santuario di Cansano ed il tempio di Villalago (attribuiti ad Ercole per la presenza nelle vicinanze o nel deposito votivo di bronzetti raffiguranti l’eroe). Un caso particolare Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Così è anche nel maggiore dei santuari peligni, quello di Ercole Curino, nel quale troviamo, tra l’altro, una fontana ricavata da un unico blocco calcareo, posta alla fine della seconda gradinata che conduce alla terrazza più alta, il sancta sanctorum del complesso sacro, per accedere al quale il fedele doveva prima fare la sua oblazione68 e poi purificarsi con abluzioni rituali per poter entrare nelle migliori condizioni possibili al cospetto del nume; la fontana monolitica era alimentata da un canale (in parte tagliato nella roccia viva ed in parte costruito artificialmente) che convogliava qui l’acqua captata direttamente da una sorgente posta più in alto, alla quale evidentemente veniva attribuita una valenza sacra. Per restare nell’ambito della Valle Peligna, in altri tre santuari (Cansano, Corfinio-Via di Pratola e Corfinio-S. Ippolito) troviamo edifici che hanno restituito testimonianze archeologiche mobili legate alla sfera cultuale erculea. A Corfinio, in località “S. Ippolito”, nota fino a tempi recenti per la presenza di una sorgente minerale ritenuta dagli abitanti del luogo miracolosa (v. infra), grazie a scavi sistematici è stato possibile riportare alla luce un complesso santuariale, la cui frequentazione si attesta tra il III sec. a.C. ed il I d.C. Il santuario è strutturato in due terrazze attigue ma poste a quote diverse, la più alta delle quali ha restituito resti di un sacello e di un altare, mentre in quella inferiore si conserva una vasca per la raccolta dell’acqua scaturente dalla sorgente che si trova alla stessa quota sul fianco della collina. L’attribuzione del santuario ad Ercole è stata possibile grazie al rinvenimento di circa cento bronzetti e di un’altra statuetta (di dimensioni maggiori e fattura migliore) che raffigurano l’eroe, di vari ex-voto fittili riproducenti parti del corpo (a dimostrazione dell’aspetto taumaturgico del luogo), ma soprattutto per il ritrovamento di un cippo tronco-piramidale a base quadrata e con capitello modanato, recante un’iscrizione69 che attesta è il presunto tempio di Ercole, i cui resti sono stati rinvenuti sotto la chiesa di S. Michele Arcangelo a Vittorito, per il quale, data la mancanza di reperti mobili collegabili ad una sfera cultuale, è stato solo ipotizzato il riconoscimento come tempio di Ercole: a conferma di questa tesi deporrebbe la testimonianza che troviamo in D’Abrizio, 2001: 301, che ricorda l’esistenza fino a pochi anni fa, nei pressi della chiesa, di una sorgente di acqua sulfurea, poi estintasi “misteriosamente” in seguito a lavori di “sondaggio” (sic!); in ogni caso non è possibile escludere a priori l’eventualità che possa trattarsi invece di un edificio sacro a Mercurio, che per alcune sue caratteristiche (soprattutto il suo ruolo di psicopompo, “guida delle anime”) trova un erede in età cristiana nell’arcangelo Michele ed il cui culto è testimoniato, almeno per l’area superequana, da un’iscrizione (di età augustea) proveniente da Gagliano Aterno (CIL IX, 3307). 68 A tale scopo era posto alla base della stessa gradinata un donario in marmo nel quale confluivano tutte le offerte. 69 AE 1995, 399. 942
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la devozione di un personaggio locale (C. Suetdis), che offre lo stesso cippo (o forse la statuetta cui esso fungeva da base) in dono ad Ercole. Ma sebbene quello dell’Alcide rimanga il culto preponderante, anche in base alla quantità di oggetti rinvenuti, non era il solo ad essere praticato in questo luogo: infatti alcuni reperti70 sarebbero riconducibili alla Magna Mater (qui raffigurata secondo l’iconografia tradizionale di Cibele, cui viene assimilata nel II sec. a.C.71), il cui culto, peraltro, è già attestato altrove in territorio peligno72. Inoltre nel santuario era probabilmente venerato anche Dioniso/Libero/Bacco, culto documentato nella fase finale del santuario (I sec. d.C.) da una piccola erma marmorea raffigurante il dio fanciullo, la cui associazione con l’Alcide non deve destare meraviglia, secondo A. Campanelli, perché rivelerebbe “le caratteristiche dell’Ercole di S. Ippolito, legato al mondo infero e alla sfera misterica”73. Anche per questo motivo non è da sottovalutare la posizione del santuario, che si trova in diretta connessione col prospiciente eremo di S. Terenziano, “posto sulla via pedemontana che collegava alle pendici del Morrone alcuni importanti centri peligni tra cui il più vicino, e per noi significativo, è il santuario dell’Ercole Curino. Lungo questo itinerario, che si conclude dopo l’attraversamento del fiume Sagittario, sembra svolgersi una sorta di via sacra dove è suggestivo immaginare eventi rituali legati alla religione della morte e della rinascita che si ripetevano ciclicamente”74. Anche all’interno del perimetro della Corfinium romana (ma la questione non è ancora del tutto chiarita) esisteva un luogo di culto dedicato ad Ercole, un tempio su alto podio in opera incerta all’interno dell’area sacra della via di Pratola, anche se l’ipotesi che l’edificio fosse adibito al culto dell’Alcide è supportata esclusivamente dal ritrovamento nei dintorni di questo tempio di sette statuette di bronzo raffiguranti l’eroe clavigero75. Il terzo santuario che annovera un edificio sacro ad Ercole nella Valle Peligna è anche quello di più recente scoperta, ed è l’area sacra di Ocriticum, ubicata nel pianoro sottostante il centro abitato di Cansano e precisamente in località “Polmare-Zeppe-Tavuto”. Il santuario si compone di un doppio 70 Una statuetta femminile seduta in trono, una testa muliebre con corona turrita, velo e diadema, e con molta probabilità anche un sistro di bronzo (strumento presente nei culti orientali, soprattutto di Iside). 71 Campanelli et alii, 1997: 190. 72 BUONOCORE, 1989a: nn. 5 e 17 (da Superaequum). 73 Ibidem. Il culto di Dioniso/Libero/Bacco sarebbe testimoniato in zona anche da una contemporanea iscrizione da Corfinio, che riporta la dedica a Libero Pantheo (CIL IX, 3145). 74 Ivi: 188-189. 75 De Nino, 1896: 170. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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temenos nel quale sorgono tre templi (tutti orientati a SE), due affiancati nella terrazza superiore (A e B) ed uno in quella inferiore (C). Il tempio A sarebbe quello dedicato ad Ercole, per via dei ritrovamenti effettuati nel deposito votivo (statuette bronzee raffiguranti l’eroe) che non lasciano adito a dubbi, mentre nel primo degli altri due edifici (B) si è ipotizzato di riconoscere un tempio di Giove, divinità che poteva vantare un collegio di cultores in zona76, e che avrebbe lasciato poi un ricordo nella toponomastica antica (la mansio Jovis Larene ricordata dalla Tabula Peutingeriana)77; per l’altro edificio (C) si è pensato ad un sacello riservato ai culti femminili, ipotesi confermata dal rinvenimento di vari oggetti collegabili al mundus muliebris, sia all’interno dell’edificio (balsamari, pettini, specchi, aghi crinali), che nel deposito votivo (mascherine e statuette femminili in terracotta, tra cui alcune di un’inedita tipologia78 ed una in cui compaiono due donne abbracciate [symplegma], interpretabile come la scena del commiato tra Cerere e la figlia Proserpina, in procinto di tornare nel regno dei morti79). Dalla Valle del Sagittario proviene un altro esempio del potere curativo attribuito all’acqua, riportato da G. Pansa nel suo volume Miti, leggende e superstizioni dell’Abruzzo: la notizia che presso il santuario di S. Domenico a Villalago, oltre al rito dell’incubatio, già ricordato, alcuni usavano anche “bagnarsi in un torrentello vicino; altri raccolgono in un recipiente lo stillicidio che trasuda dalle pareti e lo riportano come medicamento ai malati del proprio paese”80. Nella Valle Subequana, infine, è a Castelvecchio Subequo che il rapporto tra sacro e acqua si manifesta più compiutamente, nel rituale che 76 Gli stessi che fecero realizzare la stele funeraria per S. Paccius Argynnus, rinvenuta nella necropoli adiacente al santuario (cfr. BUONOCORE, 2004: n. 101). 77 Cfr. Tuteri, 1998: 13; Ead., 1999: 428. 78 Definita di “Herentas” in Tuteri, 1998: 13; Ead., 1999: 427. 79 Ibidem. 80 Pansa, 1924, vol. 1: 118-119. La medesima pratica della raccolta dell’acqua proveniente da stillicidio è attestata nella chiesetta rupestre di S. Angelo in Vetulis, che sorge al confine tra i territori comunali di Sulmona e Pacentro. La chiesetta, costruita in epoca longobarda anche riutilizzando materiali antichi, costituisce uno degli esempi più chiari di continuità insediativa e di culto nel passaggio dal paganesimo al cristianesimo. Nella grotta, luogo di culto originario, l’acqua cade in gocce in una vaschetta ricavata nella roccia; la parte antistante, costruita, è realizzata con elementi architettonici e iscrizioni provenienti dai precedenti insediamenti di epoca romana presenti nella zona. La chiesetta fino a qualche decennio fa era mèta di una processione di fedeli, che vi si recavano nella giornata dell’8 maggio partendo dalla chiesa di S. Maria della Misericordia a Pacentro; una volta giunti, dopo aver celebrato messa, i fedeli consumavano ritualmente pane e fave. 944
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accompagna i festeggiamenti in onore di S. Agata, martire catanese del III secolo, nei giorni 4 e 5 febbraio. Lo scenario delle celebrazioni è lo spazio compreso tra la chiesetta e la fonte dedicate alla santa in località “Macrano”, presunta sede del santuario di Ercole Vincitore (per i molti reperti venuti alla luce e la persistenza stessa della sacralità del luogo legata all’acqua), anche se finora sono mancati scavi sistematici che abbiano permesso di individuare inconfutabilmente resti di strutture antiche riconducibili alla sfera cultuale. Il rito, menzionato e descritto, tra gli altri, da A. De Nino81 e G. Pansa82, si svolge ora nel pomeriggio del 4 febbraio83, vigilia del dies natalis della santa, quando, dopo aver assistito alla funzione nella chiesetta, “la popolazione devota si riversa sul piazzale antistante alla fonte Sant’Agata, già gremita del resto di fedeli intenti alle abluzioni rituali o ad attingere l’acqua da riportare a casa per le persone anziane che non sono potute intervenire alla semplice quanto toccante cerimonia. L’acqua attinta e bevuta direttamente alla fonte non viene trangugiata, ma bevuta a sorsi lenti e ciò rientra nello schema comportamentale richiesto dalla solennità del rito”84. Da De Nino sappiamo che nella versione originale il rito prevedeva l’abluzione del seno da parte delle donne presenti (S. Agata, infatti, è la protettrice di questa parte del corpo, perché fu martirizzata con una mastectomia), mentre attualmente è invalso l’uso di bagnare all’acqua della fonte, dopo la benedizione dell’officiante, delle pagnotte (dette “pani di S. Agata”), che riproducono nella forma quella di un seno femminile85. Per quanto riguarda la continuità del culto, secondo F. Cercone (che riporta nel suo studio il parere dell’antropologo A. Di Nola basato su casi simili), nel contesto sociale in oggetto “si sono verificate variazioni e fusioni razziali così profonde (si pensi alle invasioni barbariche) che è almeno rischioso far riferimento ai termini di linee di ascendenza etnica”86 e quindi, in sostanza, la devozione verso S. Agata manifestata presso la fonte a lei dedicata non può neanche minimamente essere messa in relazione col culto pagano di Ercole qui praticato nell’antichità, anche in base alla consuetudine che vuole la sostituzione di una divinità di sesso maschile con un santo del medesimo genere87. 81 De Nino, 1879: 95-96. 82 Pansa, 1924, vol. 1: 129. 83 Mentre De Nino dice esplicitamente che il rito si svolge la mattina del 5 febbraio di buon’ora (De Nino, 1879: 95). 84 Cercone, 1988: 8. 85 Per lo svolgimento del rito cfr. anche Santilli, 2001: 33. 86 Cercone, 1988: 8. 87 Per lo stesso principio il culto di S. Domenico a Cocullo, con la coreografica Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Hercules
Hercules Victor
Hercules Curinus (Quirinus)
municipium
iscrizione
datazione
provenienza
Vetter, 1953: n. 216
IV-III a.C
sec.
M o l i n a Aterno
CIL I2, 3253
fine II – inizio I sec. a.C.
Castelvecchio Subequo
CIL I2, 2486 (a)
II sec. a.C.
Castelvecchio Subequo
CIL IX, 3302 = I2, 1796
I sec. a.C. (metà)
M o l i n a Aterno
AE 1995, 399
II sec. a.C. (seconda metà)
Corfinio
CORFINIUM
BUONOCORE, 1988: n. 4
I sec. d.C.
Sulmona (santuario)
SULMO
CIL I2, 2486 (b)
Castelvecchio Subequo
CIL I2, 3254
I sec. a.C. (metà) I sec. a.C. (metà)
BUONOCORE, 1988: n. 5
post 8 a.C.
Sulmona (santuario)
SULMO
BUONOCORE, 1988: n. 1 BUONOCORE, 1988: n. 3 BUONOCORE, 1988: n. 5 BUONOCORE, 1988: n. 6 BUONOCORE, 1988: n. 7 BUONOCORE, 1988: n. 8 BUONOCORE, 1988: n. 9
I sec. d.C.
Sulmona (santuario)
SULMO
BUONOCORE, 1988: n. 10 BUONOCORE, 1988: n. 13
Secinaro
SUPERAEQUUM
SUPERAEQUUM
I sec. d.C. post 8 a.C. I sec. d.C. I sec. d.C. I sec. d.C. I sec. d.C. I sec. d.C. I sec. d.C.
Tab. 1: attestazioni epigrafiche del culto di Ercole in area peligna (A. Bencivenga)
manifestazione dei “serpari”, non può essere messo in relazione con le pratiche devozionali verso la dea marsa Angizia (cfr. Prosdocimi, 1989: 533). 946
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EL TEMPLO DE JÚPITER ÓPTIMO MÁXIMO EN LA PROPAGANDA AUGÚSTEA The Temple of Iuppiter Optimus Maximus in Augustus’ Propaganda
Diego M. Escámez de Vera Universidad Complutense [email protected] Resumen: El ascenso a la dignidad imperial por parte de Augusto se vio marcado claramente por las guerras civiles desatadas tras la muerte de César. La profunda crisis psicológica de la población tras los desastres acaecidos durante los diversos conflictos que salpicaron la realidad romana a lo largo de todo el siglo I a.C. dio lugar a un campo de cultivo fértil para la propaganda. Siendo Augusto el final vencedor del conflicto civil, llevará a cabo una efectiva labor de vinculación con Júpiter Óptimo Máximo a través de la iconografía, la numismática, la literatura e incluso la arquitectura, siendo el encargado de culminar la restauración del templo de Júpiter Capitolino. Por tanto, en el siguiente trabajo intentaremos identificar el papel de Júpiter Óptimo Máximo como legitimador divino del poder del princeps dentro de la elaborada campaña propagandística augústea, teniendo en cuenta el significado de su templo dentro de la mentalidad romana tradicional y la herencia recibida de la etapa tardorepublicana. Palabras clave: Júpiter Óptimo Máximo, Augusto, propaganda, legitimación religiosa. Abstract: Augustus’s rise to imperial dignity was distinctly characterised by the civil wars declared after Caesar’s death. The severe psychological crisis of the population, derived from the disasters occurred during the different conflicts which spread throughout the whole 1st century BC, offered a fertile ground for the use of propaganda. As the final victor of the civil wars, Augustus carried out an effective link with Iuppiter Optimus Maximus through iconography, numismatics, literature and even architecture, being responsible for the culmination of the restoration of the temple of Iuppiter Capitolinus. Therefore, in this article we will try to identify the role of Iuppiter Optimus Maximus as divine legitimizer of the power of the princeps as a part of the elaborated Augustan propagandistic campaign, keeping in mind the significance of his temple in the traditional Roman mentality and the heritage of the Late Roman Republic. Keywords: Iuppiter Optimus Maximus, Augustus, Propaganda, Religious Legitimization. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Diego M. Escámez de Vera
1. Introducción El principado de Augusto fue, sin ninguna duda, un periodo de cambio fundamental dentro de la historia de Roma. El arte, el urbanismo, la concepción religiosa del poder o la propaganda se verán drásticamente transformados, sentando las bases del modelo imperial. Inmerso en dichos cambios se encontrará el templo de Júpiter Óptimo Máximo que, además de ser remodelado físicamente, sufrirá un profundo cambio en su función dentro de la sociedad. Su papel como centro religioso y como protector del senado y el pueblo de Roma tomará una deriva cada vez más personalista, siendo el princeps el único elegido por la divinidad capitolina para la custodia y control de los asuntos terrenales. De esta manera, a través de diversos canales como la arquitectura, la iconografía, la literatura, la numismática o la epigrafía encontramos rastros de un sistema propagandístico complejo y perfectamente estructurado. A través de dicho programa, Augusto, tras tomar el poder, se muestra al mundo como el elegido por Júpiter para arrastrar a una Roma desbastada por los conflictos internos del siglo I a.C. hacia una nueva edad de oro. La elección de Júpiter no es, ni mucho menos, baladí. Su relación con el antiguo poder monárquico y su condición de expresión celeste del poder político habían llevado a su explotación por parte de todo ciudadano romano interesado en medrar en la política. Dicho proceso de apropiación de la divinidad estaría profundamente relacionado con la crisis ideológica del siglo I a.C., que había llevado a una instrumentalización de la religión1. De este modo, la principal forma de comunicación de los dioses con los mortales, los prodigia, serán monopolizados por un poder unipersonal, que se investirá de una misión divina a través de los mismos. Dichos sucesos maravillosos serían más frecuentes durante las épocas de crisis gracias a la predisposición de la población a creer en un futuro mejor bajo la protección de los dioses. Este proceso de creación y manipulación de señales divinas en el turbulento siglo I a.C. será incluso reconocido por fuentes tan cercanas a los hechos como Cicerón2: […] Pero estos efectos, que ni siquiera se observan en tiempo de paz, se aumentan y abultan, gracias al miedo, en tiempo de guerra. Acontece también que el terror y el peligro que preparan los ánimos a creerlos aseguran, al mismo tiempo, la impunidad a los que lo inventan. 1 MONTERO, 2006: 13-39. 2 Cic., De Div., II, 27, 58. 952
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El templo de Júpiter Óptimo Máximo en la propaganda augústea
Por tanto, el objetivo del siguiente trabajo será rastrear, a través de las fuentes literarias e iconográficas del periodo, la creación de un marco ideológico y propagandístico de utilización de Júpiter Óptimo Máximo, y de su principal templo, como forma de justificación religiosa del poder del princeps. 2. La restauración del templo de Júpiter Óptimo Máximo y Augusto: la misión divina del princeps
El templo de Júpiter Óptimo Máximo, como principal espacio sagrado del mundo romano y pilar básico del mantenimiento de la pax deorum, tendrá una gran relevancia en la propaganda augústea. De esta manera, aunque la relación entre el emperador y dicho templo no será tan estrecha como en posteriores reinados, Augusto tendrá un especial cuidado en mostrarse como el elegido de Júpiter para la protección y amparo del pueblo romano, como depositario terrestre del poder celeste de la deidad. El templo de Júpiter Óptimo Máximo fue consumido por el fuego el 6 de julio del 83 a.C., habiendo sido alcanzado por un rayo. Dicho portentum sería interpretado como el símbolo de un periodo de profunda crisis e inestabilidad, en el que los propios dioses, arremetiendo contra sus templos, mostraban a los mortales la pérdida de su apoyo. Así parece interpretarlo Cicerón3, que recoge su opinión en un fragmento de De consulato suo presente en De divinatione. Tras dicho desastre, se procederá a su restauración por Quinto Lutacio Catulo, al cual le había sido encargada por parte de Sila en el 78 a.C. Sin embargo, la consagración por parte de Quinto Lutacio será retrasada hasta el 69 a.C., cuando se da inicio a unas obras de restauración que no culminarían hasta época de César4. Los cambios producidos en el templo arcaico serán importantes, pasando, entre otras cosas, a ser un templo hexástilo en vez de tetrástilo y siendo elaborada una nueva imagen del dios. La numismática nos ofrece una inestimable información respecto a dichas transformaciones. Así, las monedas acuñadas por Marco Volteio5 en el 78 a.C., mismo año en el que Sila da la orden de proceder a la restauración, muestran en su anverso el perfil de Júpiter y en el reverso el templo arcaico, mientras que las acuñadas por Petilio Capitolino6 tras la finalización de las obras, muestran en 3 Cic., De Div., I, 11-19 - 12,20. 4 STEINBY, 2000: 149-150. 5 RRC 385/1. 6 RRC 487/2a. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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el reverso una imagen del nuevo templo para conmemorar la reconstrucción del mismo. Igualmente, en el anverso, se muestra el águila de Júpiter portando un haz de rayos, uno de los principales símbolos de la deidad, rodeada por la leyenda PETILLIVS CAPITOLINVS. Curiosamente, parece ser que el nacimiento del propio Augusto pudo coincidir, aproximadamente, con la colocación de la nueva estatua de culto en el templo de Júpiter Óptimo Máximo. Suetonio7 afirma que el padre de Octavio llegó tarde a la reunión del senado en la que se discutía la conjura de Catilina por el nacimiento de su hijo. Cicerón, por su parte, afirma que la estatua de Júpiter sería restituida el mismo día en que la conjura de Catilina fue puesta al descubierto8. Así, desde el mismo momento de su nacimiento, Octavio será relacionado con el templo de Júpiter Óptimo Máximo. Algunos de los principales omina imperii de Augusto, directamente relacionados con el propio Júpiter y su templo capitolino, serán recogidos en los sueños de personajes relevantes del periodo tardorepublicano. Dichos sueños no serían sino una creación a posteriori destinada a la justificación divina del poder ostentado por Augusto que, extendidos en forma de rumor9 entre el pueblo, llevarán a su aceptación como enviado de la divinidad. Suetonio nos habla de los dos sueños que tuvo Quinto Lutacio Catulo en noches consecutivas a raíz de la consagración del Capitolio con motivo de su restauración. En el primero de ellos, Júpiter Óptimo Máximo elige a un niño entre varios que juegan a su alrededor y le coloca en el pecho un emblema del Estado; en el segundo, el mismo niño aparece sentado en el regazo de Júpiter Óptimo Máximo en su templo del Capitolio y, cuando se ordena sacarle por la fuerza de allí, la propia divinidad prohíbe que se lo lleven, indicando que lo criaba para que sirviera de amparo al Estado. Al día siguiente del segundo sueño Quinto Lutacio se encuentra con el joven Octavio, al cual nunca había visto antes, y afirma con asombro que dicho niño era el elegido por Júpiter en sus sueños10. Algo similar le ocurrió, supuestamente, a Cicerón, el cual, mientras acompañaba a Cayo Julio César al Capitolio acompañado de unos amigos, empezó a relatar un sueño que había tenido la noche anterior. En él, un niño 7 Suet. XCIV, 5. 8 Cic., De Div., I, 12, 20-21. 9 VIGOURT, 2001: 7. 10 Suet., Aug., XCIV, 8. 954
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de noble semblante era descolgado en una cadena de oro ante la puerta del templo de Júpiter Óptimo Máximo en el Capitolio, donde el propio Júpiter le entregaría un látigo de oro. En ese momento, Octavio, a quien César había mandado llamar para realizar un sacrificio, fue reconocido por el propio Cicerón como el infante de su sueño11. Más claro incluso sería el atribuido a su padre, Cayo Octavio, durante una campaña en Tracia12. Una noche, tras la consulta a unos sacerdotes de Baco sobre el futuro del pequeño Octavio, Cayo Octavio tuvo un sueño en el cual su hijo, con una estatura mucho mayor a la humana y portando una corona radiada, se le presentó con el rayo, el cetro y los atributos de Júpiter Óptimo Máximo y conduciendo un carro adornado de laureles arrastrado por doce caballos blancos. Esta visión no solo establece la cesión, por parte de Júpiter, de un poder subsidiario a Octavio, sino que pone a este, directamente, en relación con la propia divinidad, coincidiendo, no por casualidad, con las representaciones iconográficas del princeps portando los atributos de Júpiter, muy comunes tras su fallecimiento pero ya presentes incluso durante su gobierno, como veremos más adelante. Dichos sueños están relacionados directamente con la visión de Octavio como elegido de Júpiter para el gobierno de Roma. Hay que tener en cuenta que el sueño era considerado el augurio más directo, sirviéndose la divinidad de su propio poder para proporcionar su mensaje a los mortales durante el sueño, aprovechando la ausencia de los sentidos y sin servirse, como en otros casos, de intermediarios como aves o fenómenos atmosféricos13. De esta manera, Augusto es relacionado por los omina con el templo de Júpiter y su devenir desde el mismo momento de su nacimiento. Dicha coincidencia es, más que posiblemente, parte de un programa ideológico perfectamente diseñado, y no una mera narración de sucesos extraordinarios sin ningún tipo de contenido más allá del meramente literario14. No es de extrañar, por tanto, que, con motivo de la caída de un rayo en el templo de Júpiter Óptimo Máximo en el 9 a. C., Augusto desembolsase una gran cantidad de dinero en la restauración del mismo15. Tan importante será 11 Suet., Aug., XCIV, 9. 12 VIGOURT: 2001, 314-315. 13 Cic., De Div., I, 29, 60 - 30, 63. 14 REQUENA, 2001: 149. 15 STEINBY, 2000: 150. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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dicho cometido que es recogido en las Res Gestae16. Es curiosa la mención en estas de la negación, por parte de Augusto, de inscribir su nombre el templo de Júpiter. Siendo una perfecta oportunidad para vincular su nombre al de la divinidad, este la rechaza, quizá mostrando pietas hacia la deidad al resaltar lo desinteresado de su acto o, incluso, mostrándose solo como uno más de los restauradores del templo, dando una idea de continuidad con el periodo republicano. Esta última idea sería interesante ya que la intervención de Augusto implicaría, en cierto modo, el culmen de la restauración del templo, es decir, la renovación final del pacto de los mortales con su principal deidad, Júpiter Óptimo Máximo, a través de aquel que ha sido elegido por la divinidad para la restauración definitiva de la pax deorum. De este modo, a pesar de ser el nombre de Q. Lutacio Catulo, encargado de la consagración del templo en el 69 a.C., el que figura en el frontón, es el propio Augusto quien ha llevado al templo a su máxima magnificencia finalizando las obras. Son destacables, igualmente, los hechos relacionados con la construcción del templo de Júpiter Tonante en el Capitolio. Dicho templo sería construido con motivo de la protección del propio Júpiter a Augusto, que, en el año 26 a.C., durante sus campañas cántabras, habría sido librado por dicha divinidad del impacto de un rayo que fulminó, sin embargo, a un esclavo que precedía a su litera17, accidente que le llevaría a estrechar más aún su vinculación con Júpiter. Este templo, hexástilo y con una estatua de culto de Júpiter en pie con cetro y haz de rayos, tal y como conocemos gracias a la numismática18, sería dedicado el 22 de septiembre del 22 a.C.19 y llevaría a Augusto a tener un sueño revelador. En él, tal como nos cuenta Suetonio20, Júpiter Óptimo Máximo le reprocharía el hecho de que el nuevo templo estaba quitando fieles al suyo, a lo que el princeps le contestaría que solo había realizado dicho templo con la intención de que sirviese de portero al gran edificio dedicado a la tríada capitolina. Para convencer aún más a la divinidad de su intención, hizo colocar campanillas en el techo del templo, queriendo así identificarlo con la portería de una vivienda. Dicho sueño pone en contacto directo a Augusto con Júpiter, al indicarle la divinidad que el cometido que le encomendó, el de gobernar Roma 16 R.G., IV, 20, 1. 17 Suet., Aug., XXX, 1-4. 18 BMC I Aug., 362. 19 RICHARDSON, 1992: 226-227. 20 Suet., Aug., XCI, 2. 956
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para mayor gloria suya, no está siendo cumplido. De este modo, el sueño respondería más a críticas terrenales que celestes, ya que la oposición quizá no viese con buenos ojos el significado personalista del nuevo templo. Por tanto, el templo de Júpiter Tonante tendrá una significación similar a la que se le atribuirá posteriormente al templo de Júpiter Conservator durante la dinastía Flavia21, el de Júpiter como protector del gobernante ungido por su voluntad22, lo cual no sería bien visto por los sectores más conservadores del principado. De igual manera, la oposición podría haber achacado a Augusto la supuesta desatención del templo de Júpiter, quizá provocado por el traslado de cultos y objetos sagrados al templo de Mars Ultor o al de Apolo Palatino. Si bien Fears pone en relación dicho papel protector de Júpiter como una minusvaloración de la principal deidad del panteón romano frente a cultos como el de Mars Ultor o Apolo, relegando a Júpiter a servir de guardián del princeps23, en nuestra opinión esta no sería tal. Augusto, elegido, ungido y protegido por la divinidad, toma de Júpiter no solo la justificación de su poder, sino la idea de invulnerabilidad de su propia persona hasta haber llevado a cabo el cometido cedido por la deidad. A partir de este mensaje propagandístico de predestinación divina se puede entender, por tanto, su insistencia en funcionar como mediador privilegiado entre la divinidad y el resto de los mortales. Uno de los principales ritos del Estado romano sería el denominado augurium salutis, en el cual los augures pedían permiso, exponiendo la precatio maxima a Júpiter Óptimo Máximo, para la realización efectiva de la precatio por parte de los pretores, mostrando la divinidad su apoyo o su rechazo mediante las aves. En una segunda parte, si la observación de las aves por parte de los augures indicaba el beneplácito de Júpiter, los pretores pasaban a entonar de nuevo la precatio máxima en pos de la salud y el bienestar del pueblo romano24. Hay que tener en cuenta que el augurium salutis no podía ser celebrado en caso de haber algún conflicto en marcha o a la vista. Por tanto, su celebración a lo largo del siglo I a.C. fue prácticamente imposible, siendo declarado nulo el augurium salutis del 63 a. C., año del nacimiento de Augusto, al mostrar la divinidad su descontento a los augures debido a la cercana conjura de Catilina25. 21 ESCÁMEZ, 2012: 777. 22 FEARS, 2001: 59. 23 FEARS, 2001: 60. 24 LINDERSKI, 1986: 2254-2256. 25 MONTERO, 2001: 52. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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De esta manera, la celebración del augurium salutis en el año 29 a.C., ya durante el gobierno de Augusto, sería una medida propagandística de primer orden, siendo un rito antiguo relacionado con la principal deidad del panteón romano y con el restablecimiento de la paz. En dicha dirección señalaría, del mismo modo, el hecho de que sea el propio Augusto el que tome los auspicia en el auguraculum del Arx o de que, incluso, hubiese usurpado el derecho de los pretores a dirigir la precatio maxima26. No es coincidencia el hecho de que el 11 de enero del 29 a.C. se hubiesen cerrado las puertas del templo de Jano, rito que solo se llevaba a cabo con motivo de la completa pacificación del territorio romano. A pesar de ello, a partir de una cita de Dión Casio27, que habla de inestabilidad en las fronteras, se deduce que la clausura de dicho templo, al igual que el augurium salutis, se habría producido de una manera forzada y quizás polémica, al no seguir la norma de realizarlo solo en momentos de completa paz28. Aun así, no será la única vez que Augusto celebre dicho augurium salutis. Un epígrafe hallado en el Arx durante la construcción del monumento a Víctor Manuel29 recoge su celebración en los años 3 y 7 a.C. y en los 1, 2, 8, 12 y 17 d.C. Dicha multiplicidad indica que la ceremonia religiosa se había convertido, ya por entonces, en un aparato propagandístico de primer orden dentro del sistema ideológico augústeo, desvirtuando su sentido original para reforzar la idea de que Augusto era el elegido de Júpiter para tomar las riendas del Estado romano y conducirlo, bajo su protección, a una nueva etapa de paz y prosperidad. 3. Júpiter Óptimo Máximo
y los augurios en época de
Augusto:
el asentamiento de un poder unipersonal
Los omina imperii de la propaganda augústea intentarán justificar la predestinación divina del emperador desde años antes de su nacimiento. De este modo, Suetonio30 señala que, ya en época antigua, un rayo caído 26 MONTERO, 2006: 128. 27 D.C., H.R., LI, 20, 4-5. 28 MONTERO, 2006: 129-130. 29 CIL VI, 36841. Auguria / maximum quo salus p(opuli) R(omani) petitur / quod actum est / L(ucio) Aelio Lamia M(arco) Servilio co(n)s(ulibus) / L(ucio) Pomponio Flacco C(aio) Caelio co(n) s(ulibus) / quae acta sunt / [C(aio) Caesa]re L(ucio) Aemilio Paullo co(n)s(ulibus) / [P(ublio) Vini] cio P(ublio) Alfeno Varo co(n)s(ulibus) / [M(arco) Fur]io Camillo Sex(to) Nonio Quinctiliano co(n) s(ulibus) / [Germ]anico Caesare C(aio) Fonteio Capitone co(n)s(ulibus) / [C(aio) Cael]io L(ucio) Pomponio Flacco co(n)s(ulibus). 30 Suet., Aug., XCIV, 1-2. 958
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en Vélitras, que afectó severamente a la muralla de la población de la cual procedería la familia de Octavio, indicó el futuro nacimiento de un gobernante en dicha ciudad31. El rayo, símbolo de Júpiter y una de sus principales vías para mostrar su opinión a los mortales, señala, de este modo, la llegada del elegido de los dioses. Los augurios relacionados con Júpiter a través de otro de sus principales símbolos, el águila32, conectan la vida de Augusto con la principal deidad del panteón romano desde fechas tempranas. Uno de los primeros omina imperii que ponen en relación a Octavio con el águila jupiterina será el recogido por Dión Casio y por Suetonio33. Ambos autores clásicos afirman que, estando Octavio comiendo en un bosque próximo al cuarto miliario de la vía Campana, un águila le arrebató de las manos un trozo de pan, y que esta, después de remontar el vuelo a gran altura, se lo devolvería nuevamente con suavidad. Este presagio tiene una gran significación política ya que, además de la localización del suceso en la vía Campana, en la cual se encuentra el santuario de Dea Dia, donde los Frates Arvales realizaban sus ritos agrarios dedicados a la maduración del trigo, el hecho de serle entregado el pan por parte de Júpiter, a través de su principal emisario, el águila, parece dar a entender el encargo de la deidad de alimentar al pueblo de Roma. Dicha interpretación, propuesta por E. Bertrand-Ecanvil34, resulta interesante ya que conecta directamente con la afirmación de Augusto en las Res Gestae35 del pago de trigo para la plebe durante una hambruna de su propio bolsillo. De esta manera, poniéndose en relación con el culto agrario de los Frates Arvales, Augusto es investido por la propia deidad del encargo de alimentar y asegurar el sustento del pueblo romano siendo, por tanto, un enviado de los dioses para restaurar el bienestar de los ciudadanos y asegurar la supervivencia de la urbe. Por otro lado, según señala Montero36, dicho augurio guarda una similitud más allá de la mera coincidencia con el recogido por Dionisio de Halicarnaso y Livio37 para el rey Tarquinio Prisco. De este modo, Tarquinio ve arrebatado su gorro por parte de un águila que, tras sobrevolarle con griterío, coloca de 31 REQUENA, 2001: 150. 32 MONTERO, 2006: 49. 33 D. C., XLV, 2, 1. y Suet., Aug., XCIV, 7. 34 BERTRAND-ECANVIL, 1994: 519. 35 RG III, 5, 2. 36 MONTERO, 2006: 44-45. 37 D. H., III, 47, 3-4. y Liv. I, 34, 7-9. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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nuevo el gorro en su cabeza, mostrando la voluntad de Júpiter de entregarle el poder real. Otro de los omina más importantes dentro de la justificación jupiterina del poder del princeps será el acontecido durante la reunión de Lépido, Antonio y Octavio en Bolonia en Octubre del 43 a.C., durante la cual se fundará el colegio de los tresviri rei publicae constituendae o segundo triunvirato. Tras la finalización del acuerdo entre los tres triunviros, un águila se posó sobre el pretorium del campamento de Octavio38 y destrozó a dos cuervos. Así Octavio, representado en el águila jupiterina, derrotaría a los otros dos triunviros, representados por los cuervos, durante la subsiguiente guerra civil por deseo de Júpiter. La apropiación del águila como símbolo por parte de Octavio se va enraizando a partir de estos omina, que justifican el uso iconográfico de la misma. Dicho presagio del pretorium de Octavio no sería un hecho aislado. Será retomado por otros emperadores como referencia al apoyo de la divinidad y como vinculación al propio Augusto. De esta manera, durante la primera batalla de Bedriaco, englobada en las guerras civiles del 69 d.C., dos águilas, representación de Galba y Vitelio, serán destrozadas por una tercera águila procedente de Oriente39, Vespasiano, el cual ve justificado así su poder en la predestinación y el apoyo de la deidad40, a la vez que se relaciona a sí mismo con Augusto. El propio Octavio no dudará en poner en juego dicho modelo iconográfico más veces. Con motivo de la batalla de Filipos, un año después del omen del pretorium, ocurre un suceso similar: en el momento en que Bruto saca a sus tropas del campamento con la intención de atacar el ejército de los dos triunviros, Marco Antonio y Octavio, dos águilas preceden a ambos ejércitos que, expectantes, contemplan como el águila procedente del bando de Bruto cae asesinada por parte de la procedente del lado de los triunviros41. Igualmente ocurrirá durante la campaña de Germánico para recuperar las enseñas de las legiones de Varo, cuando ocho águilas, el mismo número que el de sus legiones, señalan a las tropas dónde maniobrar para vencer a los queruscos42. Dicha coincidencia, y su continua reiteración, no sería baladí ya que implicaría, como bien indica Vigourt, la creación de una especie de 38 Suet., Aug., XCVI, 1. 39 Suet., Vesp., V, 7. 40 ESCÁMEZ, 2012: 772. 41 App., B.C., IV, 128; D. C., XLVII, 48 y Plut., Brut., XLVIII, 1-5. 42 Tac., Ann., II, 17, 2. 960
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ideograma ideológico en el cual se reconoce la existencia de una relación de causalidad entre el tipo de presagio y el destino de su receptor. En sus propias palabras: “La répétition des présages est le dessin d’un destin, ou du moins la suggestion d’une destinée”43. Así, nos encontramos ante un continuum ideológico en el que el águila, símbolo del poder celestial y terrenal, anuncia la llegada de un gobernante o un triunfador ungido por la divinidad. No será menos importante el suceso presuntamente acaecido a Livia poco después de su boda con Octavio en el año 38 a.C. Estando en su villa de Veyes, un águila, que pasaba sobre ella, soltó una gallina blanca que sostenía en su pico una rama de laurel44. El suceso no sería tan importante si no fuese por el hecho de que de aquella rama, supuestamente, descenderían todas las hojas de laurel destinadas a la coronación de los emperadores de la dinastía Julio Claudia con motivo de sus triunfos45. De igual modo, pueden ser identificados con los laureles presentes en la puerta de la casa de Augusto en el Palatino46. La supervivencia de dichos laureles, que, debemos resaltar, fueron entregamos por Júpiter a través del águila, son por tanto representación de la sanción divina del poder del emperador47. De este modo, cuando en el último año del gobierno de Nerón los laureles se secaron48, este presagio fue interpretado como el fin de la dinastía iniciada por Octavio debido a la pérdida de confianza de la divinidad sobre sus sucesores. Otro de los principales omina relacionados con aves será la aparición de una bandada de doce buitres, aunque varía su número según la versión49, durante la toma de auspicios del primer día de su primer consulado, el 19 de agosto del 43 a.C. J. Scheid50 propone dos posibles explicaciones para tal prodigio: o este fue organizado directamente por el propio Octavio, cuyos colaboradores habrían liberado doce buitres precedentemente capturados a tal efecto, o bien aparecieron realmente varios buitres dicho día, a los cuales los rumores de los aduladores o un perfecto sistema propagandístico convertirían en doce. Igualmente, desde nuestro punto de vista, podría tratarse de un omen creado íntegramente a posteriori, sin necesidad de ningún 43 VIGOURT, 2001: 97. 44 FLORY, 1988: 343-356. 45 D. C., XLVIII, 52, 2; Plin., N.H., XV, 136-137; Suet., Gal., I. 46 BMC I Aug. 126. 47 MONTERO, 2006: 103-104. 48 Suet., Galb., I, 1. 49 App., B.C., III, 94, 388-389; D. C., XLVI, 46, 2 ; Obs, 69 y Suet., Aug., XCV. 50 SCHEID, 2000: 43-45. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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tipo de avistamiento de buitres en el momento de la toma de auspicios, siendo la creación de sucesos maravillosos una constante en la propaganda romana. Más allá de las diversas consideraciones sobre la veracidad o no de la aparición de los buitres, lo que está claro es la relación de dicho omen con la figura del fundador mítico de la ciudad, Rómulo, el cual habría recibido un auspicio similar por parte de Júpiter en el momento de la fundación de la urbe51. Esta similitud ya había sido detectada por Dión Casio y por Suetonio, ya que es mencionada en sus relatos de los hechos, y, por tanto, habría sido utilizada con ese fin en la propaganda de la época. Una coincidencia iconográfica la encontraremos en la numismática, donde se representa a Octavio llevando a cabo el trazado del pomerium, al igual que hizo Rómulo con motivo de la fundación de la ciudad52. No debe sorprender, por tanto, que la restauración del templo de Quirino, alcanzado por un rayo en el año 49 a.C. y reconstruido finalmente en el 16 a.C., incluya la colocación, por parte de Augusto, de un relieve en el frontón en el que se recoge a Rómulo y Remo tomando los auspicios, tal y como conocemos gracias a uno de los fragmentos Hartwig conservados en el Museo Nazionale Romano53. La elección iconográfica no sería una mera coincidencia, si no la búsqueda de la identificación de Augusto con Rómulo, como nuevo fundador elegido por Júpiter. Igualmente cabe destacar que la fecha dada al presente omen imperii coincide con el dies imperii del princeps54, con lo que Júpiter refrendaría el acceso de Octavio al poder. De igual manera, se ha señalado la coincidencia de la fecha con las Vinalia, en las cuales se pedía a Júpiter la protección de las vides contra las tormentas55. Así, Octavio se presenta como el nuevo fundador de la urbe, el intérprete señalado por Júpiter para restaurarla a su antigua gloria tras años de conflictos y funestos presagios56. Hasta su misma muerte será indicada por la divinidad. Los principales omina mortis de Augusto se relacionarán con águilas y rayos. De este modo, Júpiter avisará a los mortales de la pronta desaparición de su emisario 51 Liv., I, 6, 4. 52 BMC I Aug. 638. 53 PORTE, 1981: 300-340; MONTERO, 2006: 159-160. 54 MONTERO, 2006: 73. 55 DUMEZIL, 1961: 261-274. 56 REQUENA, 2001: 149. 962
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terrenal, allanando, eso sí, el camino a los herederos del mismo mediante el mantenimiento de su sanción divina. Algunos de estos omina mortis son recogidos por Suetonio. En fechas cercanas a su muerte, un rayo habría arrancado la primera letra de su nombre, la C, de una estatua suya. Dicho omen fue interpretado por los arúspices como el aviso de la divinidad de que solo le quedaban cien días de vida, al ser esta la letra con la que se representaba el numeral, y que tras ellos se convertiría en dios, ya que aesar en etrusco significaría dios57. En otra ocasión, con motivo de la suouetaurilia de la lustratio quinquenal en el Campo de Marte, un águila revoloteó alrededor de Augusto varias veces, dirigiéndose después a un templo cercano y posándose en la primera letra del nombre del difunto Agripa, inscrito en un monumento. Ante este funesto presagio encarga a Tiberio, a la sazón su heredero, la continuación del rito, ya que no quería formular unos votos que no podría cumplir58. Según Coarelli59, esta lustratio se celebraría en el Ara Martis del Campo de Marte y la inscripción en la cual se posa el águila no podía ser otra que la del cercano Panteón. El augurio, cuyo significado estaría más cercano a la futura consecratio de Augusto que a su muerte, ya que el águila será la encargada de transportarle al cielo, tuvo que ser evidente para todos los presentes, como bien señala Montero60, ya que la interpretación del mismo no tuvo que esperar a la presencia de los arúspices. La propia muerte de Augusto, acaecida el 19 de agosto del 14 d.C., coincidiendo por tanto con su dies imperii como con las Vinalia dedicadas a Júpiter, no estará exenta de significado, ya que implica que tanto el inicio como el final de su mandato se encuentran bajo la égida de la divinidad. Sus exequias, realizadas días después, incluirían una pira en el Campo de Marte, a la cual sería transportado desde su casa en el Palatino por el ordo senatorial. Sin embargo, Dión Casio afirma que, en el mismo momento de prender el rogus del princeps, se produjo ante los ojos de todos los presentes un nuevo suceso reseñable. Según este autor61, un águila surgió del rogus en el momento de encender la pira, alzando el vuelo hacia los cielos y transportando, con ello, el alma de Augusto. Dicho portentum estaría relacionado estrechamente 57 Suet., Aug., XCVIII, 2. 58 Suet., Aug., XCVIII, 1. 59 COARELLI, 1983: 41-46. 60 MONTERO, 2006: 210. 61 D. C., LVI, 42, 3. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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con los ya mencionados más arriba, siendo las águilas no solo mensajeras de su muerte si no de su consecratio. Se ha puesto en duda en diversas ocasiones la veracidad de la afirmación de Dión Casio. Sin embargo, las acusaciones de anacronismo entran en contradicción con las evidencias iconográficas del siglo I d.C., en las cuales la consecratio con el águila aparece desde fechas muy tempranas. En el altar Belvedere, datado en el 12 a.C. y en el cual Fraschetti62 identifica, con buen criterio, el ascenso a los cielos de Agripa, se representa a un águila guiando el alma del difunto. También ocurrirá con un camafeo de la Biblioteca Nacional de París, que muestra la consecratio de Claudio con un águila, o con la representación de la apotheosis del Arco de Tito. De igual modo, se debe destacar la acuñación por parte de Tiberio de una serie monetal en la cual, en el anverso, se muestra la cabeza de Augusto con una corona radiada y, en el reverso, aparece un águila muy similar a las posteriormente enmarcadas en la leyenda CONSECRATIO. La moneda ha sido identificada por Gradel63 como la representación de la consecratio de Augusto, corroborando así la presencia de esta representación iconográfica inmediatamente tras la muerte del princeps. Por tanto, Augusto, a través de los atributos de Júpiter, se presenta a sí mismo como el elegido de la divinidad, como la persona destinada a librar a Roma de los conflictos y las desgracias del siglo I a.C. y restablecer la pax deorum. Pero no solo se apropiará de los símbolos a través de los omina, si no que la iconografía producida durante su gobierno ofrecerá claros ejemplos de la utilización unipersonal de elementos antes exclusivos de la divinidad. 4. Augusto Júpiter
en la iconografía: la apropiación de los atributos de
En un principio, y por lo menos hasta la ruptura del segundo triunvirato, los atributos de Júpiter no eran monopolizados por Octavio, que compartía los mismos con sus compañeros colegiados. En tal sentido es interesante destacar la gema recogida por Vollenweider64, en la cual se representa a Júpiter, con un rayo en su mano izquierda, sobre un águila con una corona en el pico y un timón y un caduceo, símbolos de felicitas y Fortuna, en sus garras. Bajo el mismo se representan tres animales, un 62 FRASCHETTI, 1980: 956-976. 63 GRADEL, 2002: 293-294; BMC I Tib. 155. 64 VOLLENWEIDER, 1969: 661. 964
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toro, Octavio, un asno, Lépido, y un león, Antonio65. Los triunviros, sin excepción, reciben simultáneamente la sanción divina del propio Júpiter a través de esta representación iconográfica. Sin embargo, poco antes de las guerras civiles, y debido a la creciente tensión entre los triunviros, Octavio no dudará en tomar los símbolos jupiterinos como elementos personales del princeps. Su insistencia en utilizar la sella aurea de César, tanto para su presencia iconográfica en las acuñaciones destinadas a ganarse el favor de los veteranos de este66 como para tomar asiento en la misma durante los actos públicos, será un caso paradigmático. Dicha sella consistía en una sella curulis de oro, diseñada por el propio César en vida, con los pies adornados con dos águilas que alzan el vuelo y la leyenda CAESAR DIC. PER.67. La insistencia en su utilización, con un marcado carácter dinástico y de vinculación tanto con el Divus Iulius68 como con el propio Júpiter, llevará a Antonio a mostrar su descontento. Una de las representaciones iconográficas más relevantes para la comprensión de la propaganda de Augusto es, sin ninguna duda, la denominada Gemma Augustea69. Conservada en el Kunsthistorische Museum de Viena, y perteneciente probablemente a un miembro de la casa imperial, muestra al princeps sentado en un trono, con el torso desnudo como forma de heroización y acompañado por el águila de Júpiter. En sus manos porta el cetro, como símbolo de poder político del imperator, y, en la mano normalmente reservada para el haz de rayos en las representaciones jupiterinas, un lituus, como representación del poder religioso. Se debe señalar, igualmente, que Augusto, colocado debajo de un capricornio70, aparece rodeado, en situación de igualdad, de diversas divinidades. En el extremo izquierdo aparecen, por su parte, Tiberio, descendiendo de un carro dirigido por una victoria, y Germánico, portando vestimenta militar, como brazo armado del emperador. Su presencia puede indicar, en cierto modo, la datación de la gema, habiendo sido está producida para conmemorar el triunfo de Tiberio sobre los germanos, en el 7 d.C., sobre los Ilirios, en el 9 d.C.71, o sobre los panonios y dálmatas, en el 12 d.C. 65 CRAWFORD, 1999: 740. 66 RRC 497/2a. 67 MONTERO, 2006: 70. 68 ALFÖLDY, 1973: 99-128. 69 MONTERO, 2006: 207-209; ZANKER, 1992: 271-273. 70 BARTON, 1995: 50-51. 71 POLLINI, 1978: 176. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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El lituus en la mano del emperador significaría igualmente, según Zanker72, que el triunfo militar representado en la gema había sido conseguido bajo los auspicios del princeps, como también parece indicar el que la diosa Roma, sentada junto al propio Augusto, mire a este y no al triumphator. Sin embargo, Pollini73 afirma que el lituus representaría la intermediación de Augusto entre el pueblo de Roma y los dioses, siendo, por tanto, un subordinado de Júpiter, y de las demás divinidades, en vez de un igual. Sería un vicerregente de Júpiter en un paralelismo con algunas citas clásicas74 y el águila no representaría su igualación simbólica con la principal divinidad romana, sino la dominación del princeps sobre el Imperio romano. A pesar de ello, como bien señalan otros autores75, la buscada coincidencia iconográfica con Júpiter no parece indicar una relación de dependencia, sino una equiparación de Augusto con la divinidad. La presencia del águila, emisaria de Júpiter por excelencia, junto con la postura tradicionalmente atribuida a Júpiter en las representaciones parecen indicar, claramente, en dicha dirección. Por su parte, Fears considera que el lituus indicaría que Augusto es el representante y la contrapartida terrenal de Júpiter, siendo el único en poder interpretar los mensajes de la divinidad a través de los auspicia76. No es menos importante el hecho de que la utilización helenística de la representación del gobernante como Zeus era perfectamente conocida por la Roma de Augusto, siendo un precedente a tener en cuenta a la hora de entender la utilización de Júpiter en la propaganda del principado77. De este modo, el mensaje proporcionado a los ciudadanos es que el poder de Augusto se ve consolidado por el apoyo celeste, ratificando el poder terrenal del gobernante y presentándolo como elegido de Júpiter para gobernar el mundo. Otra muestra iconográfica de la continua relación entre el gobierno de Augusto y Júpiter será la que encontramos en el reverso de otra de las gemas del Kunsthistorische Museum de Viena78. Si bien en su anverso podemos ver a Augusto conduciendo una cuadriga remolcada por tritones, en su reverso nos muestra el símbolo de capricornio, en representación de Augusto, rodeado de una corona de laurel y atentamente observado por 72 ZANKER, 1992: 272. 73 POLLINI, 1978: 189. 74 Horac., Odas, III, 5 1-4. 75 FEARS, 1981: 57; MONTERO, 2006: 208-209; ZANKER, 1992: 271. 76 FEARS, 1981: 58. 77 ZANKER, 1992: 271. 78 MONTERO, 2006: 119. 966
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un águila posada sobre un haz de rayos, una configuración iconográfica claramente relacionada con Júpiter79. Encontramos, por tanto, una nueva representación de Júpiter como sostén del poder de Augusto, siendo este el designado por la divinidad para la protección de Roma. La interpretación de Augusto como contrapartida terrestre de Júpiter parece verse corroborada por el hallazgo de una pequeña exedra dedicada de su propio bolsillo por el liberto M. Vareno, magister Herculeus de la ciudad, en el foro de Tíbur (Tívoli)80. La inscripción indica, claramente, la dedicación del lugar de culto pro salute reditu Caesaris Augusti, es decir, al regreso sano y salvo del emperador tras los viajes de Augusto del año 13 d.C. o del 14 d.C. Sin embargo, lo más importante de la exedra es la aparición, sobre un pedestal destinado a la imagen del princeps, de una estatua sedente que responde, exactamente, a la representación tradicional de Júpiter. A pesar de la desgraciada desaparición de la cabeza de la estatua, la localización de la misma, en un edificio dedicado al propio Augusto, y el paralelo con otras esculturas muy similares procedentes del foro de Leptis Magna81, en las cuales se representa, en posición sedente, al propio Augusto y a Claudio, parecen indicar en la dirección de un intento de equiparación o justificación del poder del princeps a través de la principal deidad del panteón romano. En igual dirección señalaría la estatua erigida por Herodes en honor de Augusto en Cesarea, en la cual, habiendo dedicado un templo a Roma y Augusto, se erigió una estatua de culto del emperador imitando a la estatua crisoelefantina del Zeus Olímpico de Fidias, tal y como recoge Flavio Josefo82. Otras representaciones iconográficas interesantes podemos encontrarlas en la numismática. Una moneda, datada entre el 29 y el 27 a.C, representa en el anverso a Octavio laureado y junto a un haz de rayos alados, lo cual le vincularía directamente a Júpiter83, y en el reverso a Augusto, togado y sentado en la sella curulis, con una victoria en la mano. Igualmente, una segunda moneda nos muestra en su reverso un herma, identificado con el de Júpiter Feretrio, que habría sido restaurado por el propio Octavio por aquellas fechas, a cuyos pies se muestra, de nuevo, el haz de rayos alados de 79 FEARS, 1981: 57. 80 ZANKER, 1992: 365. 81 ZANKER, 1992: 367. 82 Josefo, Bell. Iud., I, 408. 83 BMC I Aug. 637. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Júpiter84. Ambas relacionan, nuevamente, a Octavio con la figura de Júpiter y mostrarían, según Zanker, el apoyo de esta divinidad con motivo de la batalla de Accio85. De esta manera, frente a interpretaciones de la Gemma Augustea como un elemento doméstico desvinculado del mensaje propagandístico público o incluso posterior al gobierno de Augusto, podemos comprobar que esta configuración iconográfica tiene múltiples paralelos. Además, la imagen de Augusto como equivalente a Júpiter es heredada, directamente, por su sucesor, Tiberio, el cual utilizará la divinización iconográfica de Augusto, y de su propia figura, como un arma propagandística de primer orden. Dicha herencia por parte de Tiberio se ve reflejada, claramente, en el Grand Camée de France, en el cual el nuevo emperador se muestra en una disposición muy similar a la mostrada por Augusto en la Gemma Augústea, en la numismática86, o en la llamada “Espada de Tiberio”. En la vaina de esta espada, según Zanker87, estaría representado Tiberio, entronizado y bajo los esquemas iconográficos de Júpiter, sosteniendo un escudo con la inscripción Felicitas Tiberi y saludando al príncipe Germánico, el cual le entrega su victoria en pie frente a él. Dicha dinámica de equiparación de Augusto con Júpiter sería continuada por otros miembros de la dinastía Julio-Claudia, como es el caso de Claudio, que no dudará en colocar una estatua de Augusto con la misma disposición que Júpiter en el pórtico de los Augustales de Herculano88. Otra de las principales características de la iconografía augústea será la continua utilización de la corona cívica en los retratos y representaciones del princeps. Dicha corona estaba estrechamente relacionada con la figura de Júpiter, al estar realizada con las hojas del árbol consagrado a la divinidad, el roble89. Era concedida ob cives servatos, por la salvación de ciudadanos, y constituía la principal condecoración militar del ejército romano. La corona cívica aparecerá profusamente en la numismática augústea, ya sea coronando al propio Augusto90, rodeando la leyenda ob civis servatos91, o siendo portada 84 BMC I Aug. 628. 85 ZANKER, 1992: 79. 86 GRADEL, 2002: 291-295; BMC I Tib. 155, 158. 87 ZANKER, 1992: 274. 88 NAJBERG, 2002: 147-150. 89 RIESCO, 1993: 246-257. 90 BMC I Aug., 326. 91 BMC I Aug., 314, 737. 968
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por el águila de Júpiter92, reforzando así la idea de su utilización como nueva vinculación del princeps a la principal deidad del panteón romano93. Será utilizada, incluso, de forma dinástica, como bien recoge Zanker94, figurando representada sobre la cabeza de Julia, hija de Augusto, en una emisión del 13 d.C.95. Otra representación muy característica de esta utilización será la recogida en un camafeo, posterior al 27 a.C., también conservado en el Kunsthistorische Museum de Viena. En él, el águila de Júpiter porta en sus garras una palma de la victoria y una corona cívica, en homenaje al emperador. Nos encontramos por tanto con una iconografía cercana a la estandarización en la que Augusto refuerza su poder apoyándose en la sanción divina del propio Júpiter, que demuestra su voluntad a través de su árbol sagrado, el roble. 5. Conclusiones Como hemos podido comprobar a lo largo del presente estudio, la utilización de Júpiter dentro de la propaganda augústea responde a la necesidad del princeps de asentar su poder en la predestinación divina, diferenciándose, por tanto, de los demás contendientes de las guerras civiles, que no serían más que meros usurpadores de un poder que Júpiter tenía reservado a Augusto desde su nacimiento. La apropiación de los atributos de la principal divinidad del panteón romano por parte de Augusto será clara, llegando incluso a su utilización con fines dinásticos. Los símbolos de Júpiter pasarán a formar parte del imaginario iconográfico del emperador, convirtiéndose las enseñas del poder celeste en la base de un programa propagandístico terrestre. Si bien ya se había dado antes la apropiación de símbolos divinos por parte de las diferentes personalidades que marcaron el siglo I a.C., ninguno habría llegado al nivel de identificación unipersonal con la deidad de Augusto. De esta manera, a pesar de la afirmación de autores como Zanker96 de que no se puede hablar de un intento de identificar a Augusto con el propio Júpiter, las representaciones en las que el princeps es relacionado de 92 BMC I Aug., 656. 93 FEARS, 1981: 56-57. 94 ZANKER, 1992: 256. 167 b. 95 BMC I Aug. 106. 96 ZANKER, 1992: 274-275. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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manera directa con la divinidad, ya sea en la literatura, la numismática o en la iconografía, son lo suficientemente numerosas y variadas como para hablar de una clara intencionalidad propagandística. Es más, la relación de Augusto con Apolo, interpretada por Fears97 como un cierto “menosprecio” hacia Júpiter, podría, sin embargo, estar vinculada a su vez con la principal divinidad del panteón romano. Así por lo menos lo consideraba Virgilio98, que, en la Eneida, no duda en denominar a Apolo “el heraldo de Júpiter”. Es más, el propio Fears reconoce el hecho, que dentro de su línea de interpretación parece contradictorio, de que la literatura muestra una continua relación entre Júpiter y Augusto99. Por tanto, y como conclusión, la propaganda augústea tendrá en Júpiter Óptimo Máximo un tema recurrente, a través del cual Augusto no solo se equipara a la divinidad, sino que, supuestamente ungido con dicho deber por parte del propio Júpiter, actúa como su principal intérprete y mano ejecutora. El princeps, por tanto, justifica su poder, conseguido a través de las armas, en la elección divina, permitiendo su mejor asunción por parte de sus contemporáneos. Bibliografía ALFÖLDY, Andreas, “La divinisation de César dans la politique d’Antoine et d’Octavien entre 44 et 40 av. J. C.”, RN, 15 (1973): 99-128. BARTON, Tamsyn, “Augustus and Capricorn: Astrological Polyvalency and Imperial Rethoric”, JRS, 85 (1995): 33-51. BERTRAND-ECANVIL, Estelle, “Présages et propagande idéologique: à propòs d’une liste concernant Octavien Auguste”, MEFRA, 106, 2 (1994): 487-531. COARELLI, Filippo, “Il Pantheon, l’apoteosi di Augusto e l’apoteosi de Romulo”, Città e architettura nella Roma imperiale, Anal. Inst.Danici, supl. X (1983): 41-46. CRAWFORD, Michael H., Roman Republican Coins, Cambridge, Cambridge University Press, 1999. 97 FEARS, 1981: 60-66. 98 Virg., Aen., IV, 3, 19-20. 99 FEARS, 1981: 66-69. 970
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EL PANTEÓN REGIO COMPOSTELANO. LA PÉRDIDAD DE LA MEMORIA1
The Royal Mausoleum of Santiago de Compostela. A Medieval Loss of Memory Sonsoles García González Universidad de Oviedo [email protected] Resumen: La Capilla de las Reliquias de la catedral de Santiago, situada en la crujía norte el claustro acoge desde 1535 los sarcófagos que componen el conocido como panteón regio de la catedral compostelana. Allí fueron trasladados cinco sarcófagos que los historiadores atribuyeron a Raimundo de Borgoña (†1107), doña Berenguela (†1149), Fernando II (†1188), Alfonso IX (†1230) y doña Juana de Castro (†1374). Antes de ubicarse en la capilla de las reliquias, estos sarcófagos estuvieron colocados, según las fuentes documentales, en la actual capilla de Santa Catalina, en el brazo norte del crucero un espacio que en las anotaciones del Tumbo A se denomina capella dos reis. Palabras clave: Santiago, catedral, tumbas, reyes, capillas, funerario. Abstract: The Capilla de las Reliquias in the cathedral of Santiago de Compostela, located in the northern gallery of the cloister, guard since 1535 five sarcophagus that were supposed to contain the rests of the royal leonese family: Raimundo de Borgoña (†1107), doña Berenguela (†1149), Fernando II (†1188), Alfonso IX (†1230) and doña Juana de Castro (†1374). Before they were transferred to their current location, they had been placed, according to medieval documents, in the Northern transept of the Cathedral; a chapel that was removed during the baroque reform and nowadays called Capilla de Santa Catalina. Keywords: Santiago, Cathedral, Tombs, Kings, Chapel, Funerary.
1 Este artículo parte del trabajo de fin de Máster de Estudios Medievales Europeos: Imágenes, textos y contextos, de la Universidad de Santiago de Compostela. Fue presentado en junio de 2012, y dirigido por la doctora Rocío Sánchez Ameijeiras, a quien deseo expresar mi agradecimiento por su ayuda y sugerencias. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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1. Introducción Entre los siglos XII y XIII se organizó en la catedral de Santiago de Compostela un espacio funerario de carácter regio que acogió apenas a cinco generaciones de la familia real leonesa, y únicamente a dos reyes. El reducido número de restos plenamente regios, así como la complejidad de su evolución histórica han podido ser las razones por las que hasta época reciente, ha permanecido en un plano secundario respecto a otros panteones regios hispánicos, que despachaban con rapidez el conjunto limitándose a nombrar a los dos reyes en él enterrados. En el caso de historiadores del arte y la arquitectura que se ocuparon de la catedral compostelana, muchos pasaban rozando un espacio que no puede adscribirse a ningún paradigma estilístico a raíz de su desaparición, y se limitaban a describir el espacio renacentista en que actualmente están colocados los sepulcros conservados. Los sepulcros sí habían sido estudiados desde un punto de vista iconográfico2 como parte de una estructura cronológica de la escultura funeraria gallega en la Edad Media. En esta ocasión, se pretendió conocer los espacios de enterramiento medievales no por su carácter de manifestación artística única o seleccionarlos en función de una calidad estética impuesta, sino como documento de la realidad social y mental de un momento concreto de la historia medieval, entendiendo los espacios y sus diversos cambios como signo de una evolución que es el objeto del conocimiento del trabajo. El objetivo era conocer las razones por las cuales una serie de miembros de la familia real leonesa había acabado sepultada en un panteón regio tan reducido y alejado de las modas de la época. Los estudios en relación a lo que ha dado en llamarse “historia de la muerte” dieron sus primeros pasos a través de la muerte del rey, con todo el aparato que ésta conlleva, los funerales regios, la sucesión, los testamentos y por supuesto, las manifestaciones artísticas que generan: Alain ErlandeBrandenburg ya había publicado algunos artículos sobre panteones reales3 cuando salió a la luz Le roi est mort. Étude sur les funerailles, les sépultures et les tombeaux des rois de France jusqu’a la fin du XIIIe siècle4, donde plasmaba la historia de las casas reales francesas a través de la forma de morir, los funerales y los panteones dinásticos que se conformaron. Pero el estudio de 2 CHAMOSO LAMAS, 1979; NÚÑEZ RODRÍGUEZ, 1999. 3 ERLANDE-BRANDENBURG, 1975: 569-577. 4 ERLANDE-BRANDENBURG, 1975a. 974
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El panteón regio compostelano. La pérdida de la memoria
la muerte a través de las figuras reales dio a luz otras vías de investigación y entendimiento de la historia, dentro de las cuales destaca el institucionalismo político de Ernst Kantorowicz5, cuyas teorías sobre el doble carácter del rey contarón con seguidores como Ralph E. Giesey6 y Elizabeth A. R. Brown7; así como con duras críticas por parte de Alain Boureau, quien defiende que la teoría de los dos cuerpos no superó en ningún momento su posición de mera ficción jurídica así como la imposibilidad de que la sacralización del cuerpo real fuera más allá de una ilusión8. A través de estos estudios, se puede reconocer en Francia la formación de un panteón regio y su consolidación desde una época considerablemente temprana. Fue con los Capeto cuando la abadía de Saint-Denis se convirtió en el panteón dinástico francés, aunque ya desde Carlos Martel (†741) había acogido sepulturas de los miembros de la realeza9. Paralelamente, se aprecia como en Inglaterra trataron de desarrollarse este tipo de conceptos vinculados al panteón regio, si bien de modo algo menos estable que el francés, en la abadía de Westminster10. Estas teorías de unos reyes sacralizados trataron de aplicarse para la monarquía medieval hispánica por parte de historiadores como José Manuel Nieto Soria11, y sus seguidores Emilio Mitre12 y José Luis Martín13; sin embargo, otros investigadores no tardaron en darse cuenta de que estas características plenamente anglofrancesas no podían extrapolarse a los reinos hispánicos, instalados en una coyuntura muy diferente a la del Norte de Europa. Estos estudios fueron los de Denis Menjot14, Adeline Rucquoi15 y Ariel Guiance16, cuyas teorías explican el carácter dinástico y familiar del panteón compostelano. 2. La formación del panteón de Santiago de Compostela A principios del siglo XII, Diego Gelmírez es escogido como obispo de la sede compostelana, comenzando la que sería probablemente la etapa de mayor 5 KANTOROWICZ, 1985. 6 GIESEY, 1987. 7 BROWN, 1991. 8 BOUREAU, 1988. 9 ERLANDE-BRANDENBURG, 1975b: 71-72. 10 STEANE, 1993: 41-70. 11 NIETO SORIA, 1986; 709-729; 1988; 1997, 43-101. 12 MITRE FERNANDEZ, 1988. 13 MARTÍN, 1991: 5-39. 14 MINJOT, 1988: 127-138. 15 RUCQUOI, 2006: 9-45. 16 GUIANCE, 1998: 281-289. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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esplendor del cabildo compostelano: el avance de la fábrica catedralicia, la creación de numerosos códices y una estrecha relación con la que llegaría a ser Urraca I de León y su esposo, el conde de Borgoña. En 110717, tras caer enfermo en la zona de Sahagún, el conde Raimundo de Borgoña muere no sin antes haber sido confesado por el obispo Diego Gelmírez, quien recibió como donación para su catedral dos monasterios, además de los restos de Raimundo de Borgoña, que había elegido su sepultura en Santiago de Compostela18. Las fuentes contemporáneas nada dicen de la localización de los restos del conde19, y como explica Serafín Moralejo, habrá que esperar a datos posteriores para localizar a Raimundo de Borgoña en la capilla regia del crucero norte. Con todo, proponía que antes de que esta se construyese podría haber estado alojado bajo un arco en la fachada norte de la catedral, en un tipo de estructura similar a la que hoy muestra el panteón condal de la catedral de Saint-Sernin de Toulouse20. La localización original del sepulcro no es el único problema que nos plantea con el esposo de Urraca; la pérdida del interés en la memoria de los reyes de la catedral compostelana llegó al punto de que el propio sarcófago que tradicionalmente se atribuía a Raimundo de Borgoña (†1107), fechado en a principios del XIII21, ha planteado dudas a los investigadores, puesto que como ya notó Ambrosio de Morales22, la efigie yacente carece de atributos institucionales. Esto llevó a Serafín Moralejo a identificarlo con el infante Fernando Alfonso (†1214), hijo de Alfonso IX (†1230), que falleció
17 La fecha de fallecimiento del conde borgoñón ha sido objeto de discusión entre los estudiosos, ya que según las fuentes documentales este hecho varía en unos meses. SLAUGHTER, 1983: 93-106. 18 LÓPEZ FERREIRO, vol. III, 1899: 295-299; FALQUÉ REY, 1994: 121-122. Los monasterios donados el 13 de septiembre de 1107 fueron Plantata (Chantada) y San Mamed. 19 López Ferreiro dice que los restos “fueron depositados en un sarcófago que se colocó en el pórtico septentrional por la parte de adentro de la iglesia, en el ángulo que actualmente ocupa la capilla de Santa Catalina”, si bien no aporta la fuente de la que obtuvo estas informaciones, tal vez porque era una suposición del autor a tenor de las informaciones posteriores. LÓPEZ FERREIRO, vol. III, 1899: 295-299. 20 MORALEJO ÁLVAREZ, 2004: 174; PUENTE MÍGUEZ, 2002: 88. 21 CHAMOSO LAMAS, 1979: 500-503. 22 La descripción de Ambrosio de Morales no nombra en ningún momento al conde borgoñón, “junto con estos dos sepulcros están otros dos también de tumbas altas, con bultos uno de reyna coronada, y otro de mancebo sin corona. Por no tener títulos no se entiende cuyos son, más tienese por cierto que son de muger e hijo de alguno de los Reyes cabe quien están.”, MORALES, 1971: 127. 976
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El panteón regio compostelano. La pérdida de la memoria
en agosto de 121423. La pérdida de la memoria colectiva sobre la pertenencia de un sarcófago a determinada figura no debe extrañarnos, especialmente en un caso como este en el que, como se verá más adelante, el panteón fue trasladado en el XVI perdiendo los letreros originales y generando unas atribuciones de personalidades a los sarcófagos que se deben a la reforma del XVII. Probablemente, incluso los sarcófagos de Fernando II y Alfonso IX aparecen intercambiados. Serafín Moralejo planteó la posibilidad de que el verdadero sepulcro del conde Raimundo fuera de tipo aquitano, decorado con escamas a la manera del que se conserva parcialmente en el Museo de las Peregrinaciones de Santiago de Compostela24. La conclusión a la que puede llegarse tras el estudio del devenir histórico de los restos de Raimundo de Borgoña (†1107), es que nos enfrentamos a una pérdida prácticamente completa de la memoria del conde: se desconoce su localización originaria25, cómo fue el sarcófago y si se conserva en la actualidad; han perdurado únicamente testimonios documentales de la liturgia y aniversarios que pueden parecer menos duraderos. En el caso de Raimundo de Borgoña, la catedral continuó celebrando en su honor dos aniversarios anuales26 y las noticias documentales demuestran que, reinando su hijo Alfonso VII, existía algún tipo de procesión de liturgia catedralicia que 23 MORALEJO ÁLVAREZ, 2004: 177. 24 MORALEJO ÁLVAREZ, 2004: 174, 182. 25 PUENTE MÍGUEZ, 2002: 89-91. Puente Míguez aporta la teoría de que el espacio para arcosolio existente en el resto de muro románico de la capilla de Santa Catalina y que daría al exterior podría haber sido el espacio de localización original para el sepulcro de Raimundo de Borgoña, cumpliendo con los concilios visigóticos y disposiciones que aún eran respetadas en la península respecto al enterramiento intramuros del templo. Se trataría de una disposición bien visible, en un pórtico, tipología que como se ha visto en el capítulo anterior se convirtió en un espacio privilegiado para enterramientos; en la zona de entrada de peregrinos a la catedral, para la que Puente Míguez sitúa el paralelo de Saint-Sernin de Toulouse. También en esta zona localiza el enterramiento original del conde, BOTO VARELA, 2009: 283. 26 LEIRÓS FERNÁNDEZ, 1970: 36 y 43-44. Ambos aniversarios aparecen anotados en el “tumbo viejo de aniversarios” de la catedral, el primero tenía lugar el 3 de abril (In ista III die mensis aprilis dantur centum quinquaginta libre de tenentia taberiolis pro comité dno. Raymundo, qui donavit ecclesie compostellane dominiumde taberidis et de decira, dividende provit, etc…processio ad Reges) y el segundo el 24 de mayo (In ista die scilicet XXIIII mensis madii pro comité dno. Raymundo et uxore sua Regina dna. Urraqua filia imperatoris hyspanie dni. Alfonsi, qui comes donavit ecclesie compostellane magnum dominium in civitate sci. Iacobi et extra. Dantur libre centum de tenentia magna, dividend provit etc…procession ad Reges). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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llegaba a su tumba, si bien no podemos determinar cual sería ni hasta qué fechas continuaron celebrándose estas procesiones27. Tras la muerte de la reina Urraca I, esta fue sepultada en León, abandonándose la catedral de Santiago como espacio de enterramiento real y familiar. Por su parte, el heredero de Urraca, Alfonso VII con ocasión del veinte aniversario de la muerte de su padre, realizó una serie de donaciones a la catedral compostelana que aparecen recogidas en el Tumbo A28; el cabildo compostelano acordó recibir al rey como canónigo y él expresó sus deseos de ser enterrado en la catedral29. Los deseos del rey de recibir sepultura en Compostela son reiterados en 1140 y 1143, llegando incluso a disponer cómo serían los funerales30, sin embargo, a pesar de las promesas y las fundaciones, el lugar elegido para su enterramiento fue Toledo31. Durante esos años de buenas relaciones entre el rey y la sede compostelana, otros miembros de la familia del emperador prometieron sus restos y donaciones a la catedral compostelana32, sin embargo, al final solo su esposa, doña Berenguela (†1149), recibió sepultura en esta catedral. 27 LUCAS ÁLVAREZ, 1997: 245-247. En el documento 100 del Tumbo A, el cabildo compostelano acepta al rey Alfonso VII como canónigo a raíz de la fundación de aniversario que ha realizado, y en este contexto se remite a la tumba de Raimundo de Borgoña: In processionibus autem et dominicis diebus eius sepulcrum cum aqua benedicta et responsorio visitemus, sicut ad patris sui sepulcrum facere consuevimus. 28 LUCAS ÁLVAREZ, 1997: 244-245. Dota su aniversario con el castillo de San Jorge en la sierra del Pindo. 29 LUCAS ÁLVAREZ, 1997: 246. Debido a su acceso al cabildo, este le promete al rey una serie de privilegios a su muerte, post sue vero deposicionis diem in primo anno dominus archiepiscopus et omnes canonici cum toto suo archiepiscopatu exequias et sacras oblationes, missas, vesperas, helemosinas cum omni devotione in eius memoriam omnipotenti Deo persoluant; in ceteris vero annis bis in ebdomada, IIIIª scilicet et VIª feria, votiva solemnia devotius et solempnius celebrent, et quotienscumque Loci Sancti archiepiscopus sacros ordines fecerit, terciam partem missarum, que solent sacerdotibus iniungi, pro eius anima celebrari precipiat; in ecclesiarum vero dedicationibus et coniliorum celebrationibus dignam eius memoriam semper fieri precipiat; inprocessionibus autem et dominicis diebus eius sepulcrum cum aqua benedicta / et responsorio sollempniter visitemus, sicut ad patris sui sepulcrum facere consuevimus. 30 LUCAS ÁLVAREZ, 1997: 261-263. […] per triduum exsequias nostras sollempniter in perpetuo celebrabitis, et tribus altaribus singulis sacerdotibus similiter continuis sacrificiis nostri memoriam Deo incessanter comendatibis, hanc apostolicam aecclesiam pre ceteris tocius nostri imperii aecclesias sublimare, exaltare et defenderé modis omnibus curabo. Hoc utique donum vobis et aecclesiae / vestre perhenniter habiturum. 31 ALONSO ÁLVAREZ, 2007. 32 MORALEJO ÁLVAREZ, 2004: 176. En concreto, su hermana Sancha, que acabó sepultándose en San Isidoro de León, y su tía Teresa de Portugal, en la catedral de Braga. 978
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Cuando la reina falleció en febrero de 1149 sus restos fueron entregados en León al arzobispo Pedro Elías33, y trasladados a Santiago, donde tuvieron lugar las exequias tal y como Alfonso VII (†1157) había dispuesto en la fundación de 114034. Dónde fueron ubicados los restos y qué aspecto tendría el sarcófago es, de nuevo, una información que no ha trascendido en las fuentes35. El sarcófago actualmente conservado, al contrario de lo que sucede con los yacentes masculinos, no alberga dudas acerca de su atribución, ya que el otro sarcófago femenino, de Juana de Castro, cuenta con inscripción coetánea y es una obra muy posterior. Manuel Chamoso lo fechó por su indumentaria a principios del siglo XIII36, sin embargo, la aparición del pellote obliga a retrasar la cronología. Serafín Moralejo, teniendo en cuenta esta pieza de indumentaria así como la comparación con otros yacentes cuya cronología se conoce, sugiere una fecha no anterior a 1230, coincidiendo con la muerte de Alfonso IX (†1230)37 y con una posible renovación del panteón que veremos más adelante. En cuanto al espacio en que se habría localizado esa primera sepultura, parece lo más lógico pensar que se situaría en el entorno de la perteneciente a Raimundo de Borgoña (†1107), que como ya se ha visto recibía procesión de algún tipo38, a la luz de lo cual parece plausible la teoría de que estos restos regios se hubieran localizado desde un primer momento en el mismo entorno de la que después sería la capilla real, bien al exterior o al interior, en un espacio visible para los peregrinos y considerablemente cercano al edículo apostólico. En los últimos años, Gerardo Boto Varela ha propuesto un 33 LOPEZ FERREIRO, vol. IV, 1899: 238-239. 34 LUCAS ÁLVAREZ, 1997: 261-263. Ver nota 47. 35 LOPEZ FERREIRO, vol. IV, 1899: 238-239. Como sucede con Raimundo de Borgoña, López Ferreiro localiza los restos desde un primer momento en la actual capilla de Santa Catalina, pero sin citar la fuente de la que obtuvo esta información. 36 CHAMOSO LAMAS, 1979: 504-507. 37 BERNIS, 1956: 26; MORALEJO ÁLVAREZ, 2004: 177. El pellote es un traje exterior femenino, casi igual al masculino, escotado en el torso, que aparece en las artes de la península ibérica en el siglo XIII, mientras que en Francia no apareció hasta c. 1340. La refacción del sepulcro podría incluso retrasarse hasta la década de 1260, si pudiera probarse la peregrinación realizada por Violante de Aragón a Santiago de Compostela, ante la cual trataría de dignificarse el yacente de doña Berenguela, hija de Ramón Berenguer III. Se ha hablado de esta peregrinación a raíz de las informaciones de López Ferreiro sobre la presunta fundación de Santa Clara de Santiago de Compostela, por la reina doña Violante. LÓPEZ FERREIRO, vol. V, 1900: 253. 38 LUCAS ÁLVAREZ, 1997: 245-247, ver nota 44. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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nuevo espacio funerario de carácter temporal para la sepultura, al menos de Berenguela, la cripta occidental de la catedral de Santiago de Compostela39. 3. La cripta occidental de la catedral de Santiago de Compostela El principal problema al que se enfrentan los investigadores cuando se ocupan de la cripta occidental de la catedral de Santiago es su cronología, y por extensión, su autoría. Así, los estudiosos aparecen divididos en dos opiniones opuestas40. Por un lado, nos encontramos lo que Christabel Watson denomina la “escuela ortodoxa”: este grupo considera que la cripta occidental habría sido realizada a finales del siglo XI para salvar el desnivel existente entre la nave y la actual plaza, a la vez que ejercía de soporte para la fachada anterior a la realizada por el Maestro Mateo, quien únicamente habría sido responsable de una redecoración de la cripta y la reforma de las bóvedas41. Frente a ello se defiende la construcción de la cripta occidental como una creación única del Maestro Mateo, constituida como base para el gran pórtico occidental42, de tal manera que no existiría una portada occidental anterior a la de 116843, a la que hace referencia la guía de peregrinos escrita por Aymeric Picaud e incluida en el Liber Sancti Iacobi en torno a 1140. La falta de documentación específica ha tratado de solventarse recientemente recurriendo a estudios estructurales de carácter interdisciplinar, como el que a partir del año 2004 se ocupó de determinar las fases constructivas desde el comienzo de la catedral hasta la consagración de 1211 a partir de la aplicación de tecnologías informáticas que permiten solventar problemas de accesos y mediciones44. Los resultados de esta investigación informaron de que, al menos en lo que se refiere a su parte oriental, la cripta occidental sería incluso anterior al episcopado de Gelmírez, y habría constituido un 39 BOTO VARELA, 2009: 284-286; 2012, 546-547. 40 Esta problemática aparece expuesta de manera muy esclarecedora en el capítulo dedicado a la cripta occidental de WATSON, 2009: 51-53. 41 LÓPEZ FERREIRO, vol. III, 1900: 121-124; vol. V, 1900, 12-16; CONANT, 1983: 4243; CHAMOSO LAMAS, 1991: 42; PITA ANDRADE, 1955: 378-387; 1977, 92-96. 42 CAAMAÑO MARTÍNEZ, 1962: 52-58; AZCÁRATE RISTORI, 1977: 213-217; WATSON, 2009: 51; WARD, 1978: 5-6 y 26-77; 1991, 43-49; MORALEJO, 1983: 230-231; 1985, 41-52; D’EMILIO, 1992: 185-206; STRATFORD, 1991: 53-68. 43 WARD, 1978: 5. 44 Los resultados de este proyecto han comenzado a publicarse recientemente: NICOLAI y RHEIDT, 2010: 39-65; WUNDERWALD y MÜNCHMEYER, 2010: 369-390. 980
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edificio exento con ventanas en la capilla mayor que permitían la entrada de luz natural. A la época de Gelmírez corresponde la zona del transepto de la cripta, vinculado al pórtico que aparece en la Guía de Peregrinos, y finalmente, el Maestro Mateo solo habría intervenido en la redecoración de la cripta y es posible que restructurase la portada occidental. Nicolai y Rheidt descartan la tradición de una construcción de la fachada a fundamentis tal como reza la inscripción del dintel del Pórtico de la Gloria45. Durante el episcopado de Diego Gelmírez, este espacio adquiere una función constructiva, convirtiéndose en el soporte arquitectónico y nivelador del cuerpo superior. Los espacios occidentales con cripta se desarrollan en Europa durante la etapa carolingia, los westwerk que más adelante dieron lugar en Normandía a las fachadas armónicas46, y que se caracterizan por tener una estructura de dos pisos: uno superior dotado de altar y otro inferior de carácter polifuncional, ya que es un espacio pensado para realizar celebraciones litúrgicas y para albergar enterramientos privilegiados47. Esta polifuncionalidad se perpetuó en los monasterios cluniacenses, donde el sustantivo galilea sustituyó al de westwerk extendiendo la tipología arquitectónica a medida que se expandía la potente orden48. En lo que a la península ibérica se refiere, los historiadores no han conseguido ponerse de acuerdo respecto al origen de estos macizos occidentales. Algunos autores han defendido una procedencia local de estas estructuras49, frente a otros que afirman que fueron los maestros lombardos quienes introdujeron el cuerpo occidental en la península ibérica durante el siglo XI50. Al margen de su origen, rápidamente se convirtieron en espacios funerarios muy deseados, en el caso de los monasterios cluniacenses, ya que por ellos pasaba la liturgia estacional51, y por otro lado, el entorno de las
45 NICOLAI y RHEIDT, 2010: 55-56. La inscripción del dintel del pórtico de la gloria es la siguiente: ANO AB INCARNATIONE DNI MCLXXXVIII. ERA ICCXXVI DIE KL. APRILIS SUPER LIMINARIA PRINCIPALIUM PORTALIUM ECCLESIE BEATI JACOBI SUNT COLLACATA PER MAGISTRUM MATHEUM QUI A FUNDAMENTIS IPSORUM PORTALIUM GESSIT MAGISTERIUM. 46 BAYLÉ, 1991: 225-235. 47 SENRA GABRIEL Y GALÁN, 1997: 122-144. 48 SENRA GABRIEL Y GALÁN, 1997: 123-126. 49 BANGO TORVISO, 1992: 103-105. 50 GALTIER MARTÍ, 1997: 297-307. 51 SENRA GABRIEL Y GALÁN, 1997: 123-125. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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puertas contaba con una tradición funeraria muy antigua52. Entre algunos de estos espacios destacan el cementerio condal de San Zoilo en Carrión de los Condes, el de San Salvador de Oña y el de San Facundo y San Primitivo en Sahagún53. Este tipo de espacios que reciben enterramientos privilegiados en la cripta de los westwerk y galileas, no deben confundirse con los panteones de tipo hispano, tal como señala Isidro Bango Torviso54. Edificios como Santa María del Rey Casto y los ejemplos leoneses (Palat del Rey, San Juan Bautista y San Pelayo) procederían, según el autor, de fórmulas locales donde lo que habría sido el contraábside genera un espacio autónomo únicamente abierto al interior de la iglesia y que respeta las restricciones de los concilios visigodos55. Si en algún momento la cripta occidental de la catedral de Santiago recibió enterramientos privilegiados, en concreto los de Raimundo de Borgoña (†1107) y la reina Berenguela (†1149) tal como expone Gerardo Boto Varela, en lo que él considera el mismo tipo de cámara sepulcral que la de Santa María del Rey Casto, de ello no ha llegado hasta nosotros ninguna noticia documental ni arqueológica56. Como ya se ha visto más arriba, los dos tipos de espacio que Boto coteja no forman parte de la misma tipología arquitectónica57, ni guardan más similitudes que con otros muchos ejemplos, la de su localización al occidente del templo. Por otro lado, la inexistencia de fuentes que relacionen los enterramientos con la cripta frente a la documentación que los relaciona con otros espacios en el brazo norte del crucero, parece razón suficiente para no aceptar la hipótesis de Boto.
52 MARTÍNEZ AGUIRRE, 2003: 133-159. En concreto, sobre los espacios de enterramiento privilegiado, pp. 136-141, donde llama la atención sobre la inmediación de las puertas como espacio preferente, con ejemplos como San Salvador de Valdedios, San Miguel de Escalada, etc. 53 BANGO TORVISO, 1992: 109; SENRA GABRIEL Y GALÁN, 1997. 54 BANGO TORVISO, 1992: 109, nota 81. 55 BANGO TORVISO, 1992: 101. 56 BOTO VARELA, 2009: 275-309; 2012, 535-565. 57 Boto compara la cripta occidental de Santiago con la iglesia de Santa María del Rey Casto, una iglesia funeraria, ejemplo de fundación cementerial en el entorno de otras instituciones monásticas, como es el caso del conjunto de iglesias de la capital ovetense. CARRERO SANTAMARÍA, 2007: 375-388; ALONSO ÁLVAREZ, 2008: 37-47. 982
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4. Consolidación del panteón Compostelano En el caso de Fernando II (†1188), su figura se presenta muy vinculada a la catedral compostelana ya en vida, y fue bajo su protección cuando el Maestro Mateo comenzó a trabajar en la catedral, asignándole una paga anual de cien maravedís de oro58. En 1180 Fernando II (†1188) vuelve a aparecer en la catedral confirmando a la iglesia de Santiago derechos de cancillería, capellanía y sepultura regia59. La realidad política había cambiado mucho en esos cuarenta años de vacío en el panteón compostelano. Tras la muerte de Alfonso VII (†1157) el reino volvió a dividirse entre sus hijos, Sancho III (†1158) recibió Castilla y Fernando II (†1188), rey de León, retoma la voluntad de enterramiento en el mismo espacio que su madre y abuelo, generando una idea de panteón de carácter dinástico y familiar enfrentado al panteón que su padre y su hermano establecen en Toledo: parece utilizar esta estrecha relación con la catedral compostelana como una manera de desvincularse de esa rama castellana y destacar la línea leonesa que ha heredado. Cuando el rey falleció, ocho años más tarde, sus restos fueron trasladados a la sede compostelana aunque no sin conflictos, ya que su esposa Urraca López de Haro, en un intento por conseguir el reino para su hijo, trató de impedir que se cumpliera la voluntad de Fernando II (†1188) de ser sepultado en Santiago. A pesar de sus intrigas, el primogénito del rey, Alfonso IX (†1230), fue coronado y trasladó el cuerpo de su padre a la catedral compostelana60; según Lucas de Tuy, el rey fue colocado in eclesia Sancti Iacobi apostoli circa tumulum matris sue et avi sui comitis Raymundi sepultus est61. En 1195 Alfonso IX (†1230) dotó un aniversario en honor a la memoria de su padre62, y una vez consagrada la iglesia en 1211, el arzobispo Pedro Muñiz construyó en la capilla del brazo norte del transepto un altar dedicado a San Lorenzo, 58 AZCÁRATE RISTORI, 1977: 213. 59 LUCAS ÁLVAREZ, 1997: 307-311. 60 LOPEZ FERREIRO, vol. V, 1900: 349-350. 61 PUYOL, 1926: 320. En la crónica de España de Lucas de Tuy, la parte referente a Fernando II tiene una laguna, por lo que se copian las noticias del Chronicon Mundi. La misma información transmite Rodrigo Jiménez de Rada, FERNANDEZ VALVERDE, 1989: 293. 62 GONZÁLEZ BALASCH, 2004: 78-79. Alfonso IX realiza la donación de la aldea de Certigeda, pro remedio anime mee et animarum avorum et parentum meorum et pro bono et grato obsequio quod michi et patri meo, regi domno Ferdinando, sepius exhibuistis, cuius corpus in eadem ecclesia est sepultum. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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con misas diarias por Alfonso IX (†1230), Fernando II (†1188), Alfonso VII (†1157) y todos sus antepasados63. A esta fundación corresponde la anotación bajomedieval que aparece en el Tumbo A aludiendo a esta capilla como capella dos reis. Parece claro que al menos desde la consagración de 1211 queda institucionalizada una capilla real en el brazo norte de la catedral compostelana, de los cuales solo el de Fernando II es el yacente conservado, y una capellanía financiada entre el cabildo y la monarquia64. Una de las posibilidades sería relacionar con esta fundación un reordenamiento de la capilla, e incluso una refacción de los sepulcros anteriores a Fernando II, al menos respecto a doña Berenguela, fechado en esos primeros años del XIII, aunque se desconoce si habría sucedido lo mismo con el conde borgoñón. En lo que al yacente se refiere65, a juicio de Serafín Moralejo, los sepulcros de Fernando II y Alfonso IX (†1230) podrían haber llegado a nosotros con las atribuciones cambiadas. Este intercambio de atribuciones estaría vinculado a la realización de los epitafios en el XVII, cuando los eruditos, dejándose llevar por criterios de carácter naturalista, vincularon el que a sus ojos parecía más arcaico con el sepulcro de Fernando II (†1188)66. Debido al cambio de atribución que realizó Serafín Moralejo en relación con el yacente tradicionalmente vinculado con Raimundo de Borgoña, el panteón dinástico compostelano contiene otro miembro de la familia, el infante que debió haber heredado el trono de Alfonso IX, Fernando Alfonso (†1214). El yacente ha sido fechado en un momento algo posterior al del rey Fernando II (†1188), que efectivamente concuerda con la cronología de su muerte. Este infante, hijo de Alfonso IX (†1230) y Teresa de Portugal 63 LÓPEZ ALSINA, 2008: 110-111. 64 BOTO VARELA, 2009: 287-288. Boto considera la posibilidad de que durante cierto tiempo solo Fernando II ocupara la que luego se convertiría en capilla real, mientras su madre y abuelo permanecían en la cripta occidental. Parece más lógica la opinión de Serafín Moralejo, que entiende que en este momento de la consagración se realizarían tal vez algunas modificaciones en la capilla regia, pero que esta aparecería ya como tal en el entorno de 1210-1215, MORALEJO ÁLVAREZ, 2004: 177. 65 CHAMOSO LAMAS, 1979: 508-511; MORALEJO ÁLVAREZ, 2004: 177. En su yacente se ha querido ver en ocasiones la mano del Maestre Mateo (LÓPEZ FERREIRO, Antonio, vol. IV, 1900: 349-350), lo que no sería imposible cronológicamente pero puede responder al flujo de influencias dentro de la propia fábrica. 66 MORALEJO ÁLVAREZ, 2004: 177-178. A pesar del intercambio de sepulcros que plantea Serafín Moralejo, se ha mantenido en la imagen la atribución tradicional de los yacentes. 984
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(†1250), que debía heredar el reino de León de manos de su padre, falleció según Lucas de Tuy y los Annales Toledanos, en agosto de 1214, fecha en que se celebraba su aniversario en la catedral compostelana67. López Ferreiro escribió sobre la muerte y enterramiento catedralicio del infante, si bien supuso que por su corta edad habría sido depositado en el mismo sepulcro que su abuelo Fernando II (†1188)68. A pesar de la pérdida de su memoria en la catedral, no debe olvidarse el duro golpe que debió suponer para el rey Alfonso IX (†1230) la muerte del que debía ser el heredero al reino leonés, que en caso de sobrevivir, habría cambiado la unión de los reinos de Castilla y León, que acabaron en manos de su medio hermano Fernando III (†1252) en su unificación final. Ya se ha hecho referencia a como a lo largo de su reinado, Alfonso IX (†1230) aparece vinculado a la catedral compostelana trasladando los restos de su padre, instituyendo un aniversario en su honor y participando económicamente en la capellanía y altar que el cabildo fundó en la capilla regia. En 1223 realiza la dotación de su propio aniversario con una serie de propiedades destinadas al cabildo compostelano69, y fue en un viaje a la ciudad, con función supuestamente devocional cuando falleció en Sarria. El viaje continuó con el cortejo fúnebre correspondiente, para ser enterrado en la catedral70, cerca de su padre Fernando II (†1188)71, con un yacente que ha sido fechado por Serafín Moralejo, en fechas cercanas a su muerte72. Al principio de la década de 1230, se presenta un panteón dinástico donde aparecen representada la dinastía borgoñona-leonesa, inaugurado por Raimundo de Borgoña (†1107) y que se cierra con Alfonso IX (†1230), último monarca del reino independiente de León. Cuando falleció Alfonso IX, su hijo Fernando III el Santo reunió en su persona los reinos de Castilla y León, que se unificaron definitivamente en este momento, eliminando la necesidad de defensa de esa rama leonesa y del panteón compostelano. 67 MORALEJO ÁLVAREZ, 2004: 180. 68 LÓPEZ FERREIRO, vol. VI, 1900: 61, nota 1. 69 GONZÁLEZ BALASCH, 2004: 130-131. Alfonso IX otorga a la catedral una plaza en Toro y unas viñas, ob remedium anime mee et parentum meorum, et ut in die obitus mei usque in finem seculi pro mea anima ipsum capitulum aniversarum faciat annuatim. 70 LÓPEZ FERREIRO, vol. V, 1900: 137-138; GARCÍA LEAL, 1998: 123. El libro de aniversarios del monasterio asturiano de San Juan Bautista de Corias dice aniversarium pro domino Alfonso regi, qui dedit nobis unam iugariam in Peian. Est sepultus apud Sanctum Jacobum. 71 PUYOL, 1926: 425. 72 MORALEJO ÁLVAREZ, 2004: 177. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Tuvo que pasar más de un siglo para que otro miembro de la familia real acabara enterrándose en la catedral de Santiago de Compostela cerrando la capilla funeraria: Juana de Castro (†1374) formaba parte de la rama gallega de una familia burgalesa que ascendió poco a poco en el reino hasta convertirse en uno de los linajes más poderosos junto con los Haro y los Lara73. Después de la muerte de su primer marido, Diego López de Haro, Juana contrajo matrimonio con Pedro I de Castilla (†1369) en abril de 1354, si bien de manera ilegal ya que el rey aún estaba casado con doña Blanca, así que Juana de Castro (†1374) no llegaría a vivir con el rey. A raíz del matrimonio le fue entregada la villa de Dueñas, donde vivió, utilizando el título de reina de Castilla hasta su muerte en 137474. En lo que a su efigie yacente se refiere, es la única que conserva la inscripción que permite una atribución certera: “Aquí yace doña Juana reyna de Castiella, que se finou no mes de Agosto Era MCCCCXII” (figura 11)75, y se localizaba, al menos desde el siglo XV, en la capilla que se llama de los reyes76. 5. Conclusiones Después de esta revisión de los enterramientos regios en la catedral de Santiago se puede concluir que el panteón pasó por tres fases: 1. La primera fase estuvo compuesta por los enterramientos de Raimundo de Borgoña (†1107) y doña Berenguela (†1149), cuyos sarcófagos originales no se conservan, ni existen fuentes documentales ni arqueológicas que aporten información sobre cual fue su localización. Los testimonios documentales conservados hacen pensar que el emplazamiento original de estas tumbas sería el entorno del brazo norte del transepto, la zona de acceso de los peregrinos a la tumba del apóstol, una inhumación ad sanctos con el pórtico como espacio de enterramiento privilegiado. En esta primera fase, no existiría por parte de la dinastía regia ni del cabildo compostelano un concepto de panteón regio o familiar, sino que la decisión de enterrarse en Compostela correspondería más bien a devociones 73 GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, 2005: 9-16. 74 GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, 2005: 135-139. 75 MORALES, 1971: 127; CHAMOSO LAMAS, 1979: 516-519. 76 GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, 2005: 147. Marta González se refiere a la existencia de un documento fechado probablemente en el siglo XV, conservado en el Archivo Histórico Universitario de Santiago que hace referencia a esta tumba y localización con esta denominación para la capilla. 986
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de tipo personal que relacionaban a determinadas personas vinculadas al rey con la catedral compostelana. 2. La segunda etapa del panteón se constituye con la refacción de los yacentes a principios del siglo XIII, la fundación del altar de San Lorenzo por parte del cabildo compostelano y la capellanía regia todo ello en relación a la consagración catedralicia de 1211 y a la figura de Alfonso IX. A partir de este momento el panteón regio adquiere su carácter conceptual, apareciendo en la documentación como capella dos reis. 3. La tercera y última etapa se corresponde con el traslado de la capilla de los reyes a un espacio que la mentalidad renacentista consideró más digno: un espacio de reciente construcción en la crujía norte del claustro, a partir de 1535. Probablemente en esta época ya se ha producido la pérdida de la memoria colectiva sobre qué reyes o personajes de la dinastía regia eran los ocupantes de los sarcófagos. En esta capilla se suceden por su parte otras dos fases: el traslado en el XVI y su conformación como panteón regio, y en el XVII la remodelación de este espacio, la redacción de los epitafios que se conservaron pintados en la pared de los arcosolios hasta principios del XX y su transformación en Capilla de las Reliquias de la catedral. Si bien a raíz de la unificación del reino de Castilla y León, los reyes convierten a la península al completo en su propio panteón, lo que Adeline Rucquoi entiende como una última manifestación del concepto de imperium, la forma suprema de poder peninsular heredera de los visigodos77, el panteón compostelano tiene un carácter independiente y vinculado al Reino de León. En Santiago se advierte la conformación de un panteón dinástico y reducido, vinculado a la línea de descendencia de Raimundo de Borgoña (†1107) y Urraca I (†1126), que termina abruptamente con esa unificación del reino en la figura de Fernando III el Santo (†1252), a quien, al fin y al cabo, su padre había desheredado en favor de sus hijas Sancha y Dulce, tratando de evitar un lugar secundario para el reino de León dentro de la realidad hispánica.
77 RUCQUOI, 2006: 9-45. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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6. Imágenes
Fig. 1: planta con los restos del claustro medieval de Eduardo Carrero Santamaría, son superposición de la planta catedralicia de Kenneth John Conant. Sobre ambas, señalados los dos espacios de localización del panteón regio (CARRERO SANTAMARÍA, 2005; CONANT, 1983)
Fig. 2: cripta occidental, reconstrucción de José Antonio Puente Miguez siguiendo a Pons Sorolla (PUENTE MÍGUEZ, 2002; 83-95)
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Fig. 3: cripta occidental, sección longitudinal según Kenneth John Conant (CONANT, 1983)
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DE ESPACIOS COTIDIANOS A ESPACIOS SAGRADOS. CALLES Y ROGATIVAS EN PALENCIA (SIGLOS XVI Y XVII) From Everyday Spaces to Sacred Ones. Streets and Prayers in Palencia (XVI and XVII Centuries) Carlos Lozano Ruiz Universidad de Valladolid1 [email protected] Resumen: Junto a una serie de espacios reservados y utilizados de forma permanente durante la Edad Moderna para el culto y las prácticas religiosas (parroquias, conventos, etc.) convivieron otros que se caracterizaron por tener un carácter religioso, pero solo de forma transitoria e incluso efímera. Entre ellos encontramos las calles de muchos centros urbanos que llegaron a convertirse, en circunstancias concretas, como la celebración de procesiones, en verdaderas «vías sacras». Estos cortejos, que imbuidos de la mentalidad barroca van a estar configurados con una rigurosa etiqueta, lo que hicieron fue prolongar puntualmente el carácter sagrado de otros lugares y sacralizar los espacios cotidianos y diarios. Una de las expresiones religiosas más extendidas y que sirvieron como instrumento de cohesión e integración social en dicho período fueron las rogativas. Estas, como es bien conocido, tuvieron lugar en momentos críticos y quisieron ser una vía para solicitar al cielo una determinada petición. Sin duda, fueron procesiones donde el pueblo tuvo un gran papel, bien desde las individualidades o bien a través de asociaciones como las cofradías. A través de la realidad que presentó este fenómeno en la ciudad de Palencia, y teniendo en cuenta la importancia del ritual en sí, que convertía la calle en espacio religioso, se analizarán los distintos recorridos que realizaron, para detectar tanto sus características espaciales generales como particulares, y ver así, dentro de la estructura urbana, los puntos más y menos recurrentes y, particularmente, sus causas políticas, sociales y mentales. Palabras clave: sacralización, rogativas, calles, Palencia, Edad Moderna. Abstract: Along with several reserved areas used permanently during the Modern Age by the cult and religious practices (parishes, convents, etc.) others coexisted, defined by 1 Becario del Programa de Formación del Profesorado Universitario (FPU) del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Referencia AP2010/0154. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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having that religious nature in a transient way, or even ephemeral. Between them we can find the streets of a lot of downtowns that became in special occasions, like in procession celebrations, real “sacred routes”. These entourages, that infused by baroque mentality were going to be configured with a strict etiquette, extended occasionally the sacred nature of some places and consecrated the everyday areas. Among the most widespread religious expressions, and that served as cohesion instrument and social integration in such period, we can find the rogatives. These ones, as it is well known, took place in critical moments and wanted to be a way to pray to heaven for a specific request. Without a doubt, they were processions in which people had an important role, from individualities, or from associations like brotherhoods. Through the reality that this phenomenon brought to the city of Palencia, and having in mind the importance of the ritual itself that turned the streets into a religious space, different routes are going to be analyzed, to detect their general spatial features as well as the private ones, in order to see, within the urban structure, the most and least recurrent issues, and particularly, the political, social and mental causes that help to explain all of it. Keywords: Consecration, Rogatives, Streets, Palencia, Modern Age.
1. Introducción Frente a los lugares habituales y permanentes de culto en la Edad Moderna, entre los que destacan de forma especial las numerosas parroquias, conventos y ermitas que se expandieron a lo largo de dicho período por Castilla, se erigieron, aunque fuese temporalmente, otros de distinta naturaleza. No se debe dejar de señalar como la religiosidad colectiva fue un “componente sustancial de las mentalidades del Antiguo Régimen y de la cultura popular”2. En esta misma línea la sociedad moderna se caracterizó, entre otros aspectos, por ser una sociedad en la que “los comportamientos colectivos de sus integrantes estuvieron, si no mediatizados, sí fuertemente influenciados por ‘lo religioso’”3. Además, fue una sociedad en la que sus miembros dependían especialmente de las condiciones climatológicas, pues unas condiciones adversas traerían como consecuencia unas malas cosechas y, por ende, dificultades en el discurrir cotidiano ya que fue una sociedad dedicada mayoritariamente a las labores relacionadas con el campo. Aun así había otros problemas que podían desarrollarse o influir en los campos como, por ejemplo, el temido problema de la langosta que tantas veces se manifestó en la Modernidad. Si tenemos en cuenta estos factores se puede explicar, aunque sea someramente, la imperiosa necesidad de llevar a cabo, de manera constante, 2 EGIDO LÓPEZ, 1984: 159. 3 CALVO POYATO, 1987: 185. 996
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De espacios cotidianos a espacios sagrados. Calles y rogativas en Palencia (siglos XVI y XVII)
un tipo determinado de práctica religiosa en la Modernidad: las rogativas. Y es que, como ya se ha señalado, los hombres de las sociedades preindustriales recurrieron a ellas porque “ante la inseguridad de un medio hostil poco podrían ayudar los avances médicos y tecnológicos al uso”4. El objetivo de esta comunicación es analizar cómo mediante estas procesiones extraordinarias la sociedad palentina de los siglos XVI y XVII va a vivir lo sagrado, el contacto entre el hombre y la divinidad, más allá de los lugares de culto permanente. En definitiva, se trata de hacer un esbozo sobre la vivencia de lo sagrado en los espacios cotidianos y habituales de los palentinos en dichos siglos. 2. Las rogativas en la ciudad del Carrión Desde la Edad Media, la ciudad de Palencia presentó una serie de rasgos que van a identificarla e incluso singularizarla. Quizás entre los más sobresalientes se encuentra el hecho de que fuese una ciudad de señorío episcopal, de manera que el obispo de la ciudad se convirtió en el señor al que todos sus vasallos, cristianos y no cristianos, debían mirar e incluso rendir homenaje, tal y como veremos más tarde. Ya en la Modernidad, y en tiempos de Felipe II, asistimos a un cambio significativo desde el momento en que se ponen a la venta los regimientos, si bien, como ha señalado Antonio Cabeza, el poder de lo eclesiástico prosiguió desde el momento en que el cabildo de canónigos de la Catedral intentó hacerse con los restos del señorío5. La conjunción del obispo, el cabildo y el concejo originó la existencia de numerosos conflictos, en los cuales, por motivos de extensión, no es posible entrar en esta comunicación. Sin embargo, resulta necesario indicar cómo el cabildo fue fortaleciendo su poder e influencia sobre la ciudad, hasta el punto de que llegó a convertirse en párroco universal, pasando a ser los curas y capellanes sus vicarios. Mediante este mecanismo, el cabildo consiguió una posición sobresaliente ante determinadas situaciones y colectivos. Esta posición explica por qué las distintas rogativas y procesiones extraordinarias que se realizaron en Palencia durante esos momentos tuvieron que contar con la licencia de dicho cabildo6. 4 CORTÉS PEÑA, 1995: 1030. 5 La explicación del proceso de forma pormenorizada se encuentra en CABEZA RODRÍGUEZ, 1996. 6 En 1589 se recordaba cómo “algunas de las perrochias del cabildo desta cibdad deseauan también Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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A pesar de todo ello, en ocasiones se obvió la necesidad de tener que solicitar dicha autorización al cabildo de cara a celebrar una rogativa. Esto es lo que sucedió en el mes de mayo de 1617, cuando el guardián del convento de San Francisco optó por llevar a cabo una rogativa a la ermita de Nuestra Señora de Rocamador porque “solo la necesidad que tenía el campo de agua y auerselo pedido algunos vecinos le auia mouido a ello sin reparar que fuese necesaria la licencia del cabildo”7. Ante dicho desacato el provisor, de parte del cabildo, dio su mandamiento de excomunión8. No obstante, ese papel que jugó el cabildo catedralicio no debe llevar a pensar, en ningún caso, que dichas rogativas surgiesen siempre de él o que solamente participasen eclesiásticos en ellas. Si bien la licencia final es otorgada por el cabildo, en no pocas ocasiones, son los labradores, principales afectados por las distintas adversidades meteorológicas, los que reclaman a la ciudad la celebración de las mismas, solicitando esta generalmente también la participación, entre otros colectivos, de las cofradías. Por otra parte, no faltaron tampoco aquellos casos en los que el propio rey solicitó su celebración ante determinadas situaciones. Los miembros de todos los estamentos sociales participaron en estas procesiones con el fin de aplacar la ira de Dios y a la vez de demostrar que toda la ciudad, en su conjunto, quiere pedir perdón al Altísimo por sus pecados y conseguir lo solicitado. A este respecto, las rogativas iban a conectar muy bien con la religiosidad reforzada por Trento, y es que “la ciudad es el marco apropiado para expresar la cultura barroca, y en especial sus manifestaciones contrarreformistas”9. La puesta en escena de todos los estamentos sociales con un mismo fin suponía trasladar lo sagrado más allá de los templos, suponía, en todo caso, sacralizar los lugares cotidianos, las calles de la ciudad, pues “los territorios de gracia se extienden desde los templos que custodian las imágenes al espacio humano y social ordinario (la ciudad) y a la naturaleza (los campos)”10. Quizás sería más correcto señalar que estas rogativas venían a reforzar, aún más, un ámbito, el de la ciudad, que durante los siglos XVI y hacer procesiones por las necesidades del agua y respondían hacerlo sin licencia de sus mercedes como señores que son de las dichas yglesias”. Actas Capitulares (1586-1590). Cabildo 19 de abril de 1589, f.16v. Archivo Catedralicio de Palencia (en adelante ACP). 7 Actas Capitulares (1611-1617). Cabildo 24 de mayo de 1617, f.12r. ACP. 8 “Contra todos los que se hallasen y acompañasen dicha procesión con lo qual en el lugar que se hizo notoria todos la desempararon dejando los pendones e insignias con que se podían tener por castigados”. Idem. 9 SARRÍA MUÑOZ, 1995: 175. 10 BORREGO VELÁZQUEZ y MARCOS ARÉVALO, 2006: 37. 998
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De espacios cotidianos a espacios sagrados. Calles y rogativas en Palencia (siglos XVI y XVII)
XVII se encontraba, de por sí, sacralizado. Templos, parroquias, conventos, ermitas e incluso oratorios fueron muy numerosos en la ciudad y tuvieron siempre dos funciones complementarias: servir como un lugar de reunión para llevar a cabo el culto y, a su vez, una función “de carácter simbólico, desarrollada en el plano arquitectónico, artístico, plástico, y que plasma innumerables armonías espirituales y religiosas”11, y que sin duda ayudaba en esa sacralización. No obstante, no toda la ciudad recibía ese beneficio espiritual mediante el ritual señalado. En función del objetivo de la misma, y de otros muchos factores, el itinerario a seguir fue variando. Margarita Ausín, en su tesis doctoral12, marcó la existencia de hasta cuatro sectores que podemos diferenciar en el siglo XVI en la planimetría urbana palentina, y que resultan de gran interés de cara a analizar los lugares que el municipio, junto con el cabildo, decidieron reforzar a la hora de sacralizar las calles de la ciudad. La primera de las zonas correspondería con el sector más al norte que, además de haber sido un lugar de reagrupamiento de etnias a lo largo del tiempo, vino a ser un eje de la configuración urbana, coincidiendo además con la presencia en él de la catedral de San Antolín13 y otros edificios emblemáticos (Alcázar) y de culto (Santa Marina, San Pablo). Durante la Edad Media buena parte de este sector había sido un núcleo económico de la urbe, pero en el siglo XV, este se había empezado a desplazar hacia el sur y sureste14. En segundo lugar se encontraría el llamado por Ausín sector central, en el que se encontraba la iglesia de San Miguel, que daba nombre a su barrio homónimo, así como Barrio Medina, poblado especialmente por artesanos. Otra zona sería el sector sur, que fue incluido en el siglo XV con motivo de la ampliación de la muralla de la ciudad. Y, finalmente, encontraríamos, dos zonas especiales: Allende el Río y la Puebla cuya inclusión como barrio también se produjo en el siglo XV, y que contenía edificios religiosos o asistenciales de gran importancia, como la iglesia de San Lázaro, el hospital de San Juan de Dios, o el convento del Carmen y el de San Francisco. Así, la ciudad del Carrión contaba en esos momentos con un total de cinco parroquias (Santa Marina, San Miguel, San Lázaro, Allende el Río y San Antolín) junto con un total de doce conventos (seis masculinos y seis femeninos). 11 DELAHOUTRE, 1995: 135. 12 AUSÍN ÍÑIGO: 2009. 13 Represa insiste en que “durante el siglo XI Palencia es poco más o menos su Catedral y su configuración urbana gira naturalmente en torno a la misma”. REPRESA, 1980: 388. 14 VALDEÓN BARUQUE y ESTEBAN RECIO, 1985:130. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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En todo caso hay que señalar que, junto a esos lugares, donde de forma más o menos permanente el hombre podía entrar en contacto con Dios, se encontraban diseminados dentro y fuera de la ciudad otros edificios religiosos de menor consideración, pero que, como veremos, los palentinos tuvieron en cuenta a la hora de realizar estas rogativas15. Antes de analizar el papel de las rogativas como complemento de la sacralización conviene establecer una tipología sobre los motivos que desencadenaron la celebración de estas prácticas rituales en Palencia. Destacan en primer lugar, por ser las más numerosas, aquellas que pretendían obtener algún beneficio relacionado con la climatología (en el caso palentino sobre todo van a destacar las que se celebran “por necesidad de agua”). A continuación se encontrarían aquellas que pretenden mitigar alguna peste o epidemia, ya bien fuese porque estaba instalada en la ciudad o por temor a ella16. Sin duda las relacionadas con la langosta tendrán un especial respaldo. Finalmente, también se detectan causas políticas que llevan a estos rituales, con un carácter protector ante una expedición, velar ante un infortunio bélico, o el nacimiento de un príncipe o princesa. 3. Hacia rogativas
la sacralización del espacio urbano.
El “por la gran necesidad que ay de agua”
ejemplo de las
Aunque en algunas ocasiones las rogativas transcurrieron por los campos o las zonas aledañas a la ciudad, en la mayoría de los casos la procesión se 15 Estos otros edificios se encontraban diseminados a lo largo y ancho del perímetro urbano y, en algunos casos, incluso extramuros. Dentro del perímetro encontramos numerosas ermitas, destacando, por la relevancia que tendrá en nuestro estudio, la de Nuestra Señora de la Calle, mientras que fuera los palentinos contaban con ermitas como la de Nuestra Señora del Otero, Nuestra Señora de Rocamador, San Esteban, etc. Junto a ello, no faltaban otros edificios que si bien no sirvieron para dar culto como tal, sí que fueron utilizados con fines similares o preparatorios para llevar a cabo procesiones y rituales, como es el caso de los famosos palacios que en Palencia están vinculados a las cofradías. Finalmente, en las numerosas puertas de acceso a la ciudad no faltaron elementos de sacralización, como la presencia de imágenes marianas o de santos en su interior. Por citar un ejemplo, destaca la puerta de Barrio Medina, en la que se encontraba una imagen mariana junto con San Roque que, desde su ubicación, protegía todos los campos cercanos a esta zona de la temida peste. La devoción y, en consecuencia, la sacralización que se produjo alrededor de este enclave, la reflejaron sus propios vecinos cuando, al hablar de la talla mariana, indicaban el gran consuelo que recibían de ella: “de que todos los vecinos de la dicha calle e puerta de Barrio Medina rresçiben gran consuelo cada día de tener allí aquella santa ymagen de la Madre de Dios a quien todos cada día se encomiendan y reçan a las abe marías”. Sobre que no quiten la ymagen de Nuestra Señora de la Puerta de Varrio Medina. Provisorato, leg. 10, 1092, f.2v. ACP. 16 Por ejemplo, el 4 de octubre de 1630 se celebró una rogativa en la ciudad atendiendo la carta que Felipe IV había mandado al Cabildo “en que significa la mucha peste que ay en Milán”. Actas Capitulares (1626-1631). Cabildo 3 de octubre de 1630, f.33v. ACP. 1000
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realizaba dentro de la misma. Un repaso a la documentación generada por algunas cofradías, por el cabildo catedralicio o la ciudad, nos pone claramente de manifiesto la elevada frecuencia con que las rogativas se desarrollaron por dentro de la urbe y, entre todas, especialmente fueron las plegarias por agua las que en un mayor porcentaje discurrieron de dicha manera. Esto, unido a que este tipo de rogativa fue el más frecuente en el Palencia de los siglos XVI y XVII, me ha llevado a que dedique una mayor atención a este fenómeno en concreto. A lo largo y ancho del perímetro urbano, cabildo, parroquias, conventos y cofradías van a desarrollar sus procesiones, bien fuese con un carácter penitencial en Semana Santa, con un trasfondo sacramental en la infraoctava del Corpus Christi, con motivo de la fiesta de algún santo o santa y del patrón de un determinado gremio o, como no, por la celebración de alguna rogativa. Existieron diferencias respecto al área sacralizada de cada una de las procesiones señaladas anteriormente; así, mientras las destinadas a celebrar un santo patrón de una cofradía solían quedar reducidas al área inmediata a la parroquia o convento donde se encontraba erigida, o en su defecto en las calles adyacentes, en otras ocasiones, como las procesiones penitenciales y sacramentales, estas tendieron a desarrollarse por varias zonas de la urbe. Baste recordar el primer itinerario de disciplinantes seguido por la Cofradía de la Santa Vera Cruz para comprobar el deseo de cubrir el mayor recorrido posible. Las causas que podían producir un cambio en este fueron diversas, pero tuvieron importancia de cara a configurar lo que podríamos denominar como espacio ritual urbano. Siguiendo el recorrido trazado por la Vera Cruz para la procesión de Jueves Santo, podemos ver cómo el trazado propuesto tanto en un primer momento, en 1524, como posteriormente, en 1572, pretende recorrer los conventos de los franciscanos y dominicos, las parroquias que se encuentran dentro del recinto amurallado (salvo en 1524 en que no se visita San Antolín) así como otros lugares emblemáticos, como la cruz de la Puerta del Mercado, acceso a la ciudad desde el sur en el caso de 1524, o el Hospital de San Antolín, en 1572, por citar algunos ejemplos. Tanto en un caso como en otro, aparece como estación obligatoria la ermita de Nuestra Señora de la Calle, que por su posición en el plano urbano se convertirá en eje y punto obligado de las distintas rogativas que se celebren en Palencia. Sin embargo, en el siglo XVII se volvió a modificar dicho recorrido, de manera que se dejaría de visitar, respecto a 1572, tanto la parroquia de San Miguel, como los conventos de La Piedad (dominicas) Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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y San Francisco. No obstante, se mantuvieron otros puntos estratégicos al igual que los templos. ¿Qué llevó a dicha modificación? La argumentación dada por el alcalde de la cofradía en aquel momento se basa en la falta de disciplinantes, en que “pues los tiempos no daban lugar a mas extensiones”17, pero igualmente se reconoce que se toma la decisión a “ynstancia de la çiudad y porque no saliese la proçession desautoriçada sin su acompañamiento”18. Dentro de la configuración urbana de los espacios sacralizados se debe valorar la incidencia que en este proceso tuvieron, además de las procesiones anteriormente señaladas, otras, incluso, en algún caso, de mayor importancia, como la del Corpus Christi y también todas aquellas ceremonias que, aun teniendo un carácter político, tuvieron un trasfondo religioso. Entre estas últimas se encontraba el homenaje que los palentinos otorgaron en la Edad Media al señor de la ciudad, el obispo. Dicha ceremonia constaba de varias partes bien diferenciadas19 y, al final de la misma, entraba en la ciudad por la Puerta del Mercado, recorría las calles de Paniagua y Mejorada (calle Mayor actual) hasta llegar finalmente a la Catedral. Se marcaba, mediante el recorrido por esta calle principal de la ciudad, un espacio que para los palentinos y palentinas iba transformándose lentamente en superior a los demás. Pero también otras ceremonias y procesiones ayudaron, sin duda, a configurar esa ciudad imaginada o ciudad sacralizada antes del siglo XVI y que influirá, como veremos, en el transcurrir de las rogativas por agua. Entre ellas se encuentra la procesión del Corpus Christi, existiendo la preocupación de que esta transcurriese por lugares decentes, no profanos, y adecuados para el fin de la misma. Esto obligó a que desde el cabildo catedralicio se tomasen medidas como, por ejemplo, la tomada en el año 1588, y que no agradó a los vecinos que vivían en la calle por la que dejó de pasar la procesión del Corpus. El 13 de junio de ese año se señalaba cómo era necesario que, visto lo sucedido el año anterior, la procesión del Corpus “no saliese por el campo por las yndecencias y yncombinientes que se auian visto las vezes que auia salido”20. Esta medida se traducía en una reducción del espacio ritual de la ciudad, pero también suponía la contracción de la procesión al interior del perímetro propiamente urbano. Los vecinos de la calle de Pan y Agua 17 Libro de Cabildos (1585-1659). Cabildo 26 de marzo de 1638, s.f. Archivo de la Cofradía de la Santa Vera-Cruz de Palencia (en adelante ACSVP). 18 Idem. 19 ESTEBAN RECIO, 1989: 148-150. 20 Actas Capitulares (1586-1590). Cabildo 13 de junio de 1588, f.28v. ACP. 1002
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reclamaron ante el cabildo debido a que de ese modo el espacio donde ellos vivían perdía categoría o, incluso, disminuía su posición en la jerarquía de la Palencia sacralizada. De cara a las rogativas, esa medida también influyó, como veremos a continuación, pero sobre todo conviene recalcar el hecho de que los diputados “refirieron que vistas todas las calles era lo mejor en la calle de Villauda y salir a la calle Maior frontero de Nuestra Señora haciendo allí estaçion”21, pues era la ermita de Nuestra Señora de la Calle uno de los vértices más importantes del espacio sacralizado y por ello no podía ser suprimido. Una vez analizados, aunque de forma breve, algunos de los desfiles procesionales que fueron configurando el espacio ritual y sacralizado palentino, conviene centrarnos en nuestro objeto principal de estudio: las rogativas “por la gran necesidad que ay de agua”22. Estas fueron organizadas en distintas ocasiones por el cabildo catedralicio, generalmente tras elevar la ciudad la petición, pero también a requerimiento de los conventos y cofradías. No obstante, salvo excepciones, el itinerario seguido siempre tuvo los mismos puntos de referencia obligatorios, bien fuesen edificios religiosos, como la ermita de la Calle o la Catedral, o simplemente vías urbanas, como la calle Mayor, o puntos estratégicos, como los Cuatro Cantones. Por otra parte, en no pocas ocasiones, cuando las que estaban detrás de su organización eran cofradías de penitencia, solían optar por recorrer los mismos trayectos que durante su procesión penitencial en Semana Santa. Era, en este sentido, un recuerdo hacia esta, pero también continuar la vía sacra que se había configurado anteriormente. Estas procesiones, y fiestas religiosas, no eran sino “un gigantesco símbolo de símbolos, y una construcción compleja de importancias, más allá (mucho más allá) de la banalidad, la cotidianidad o la obligación”23. Entre las numerosas rogativas por agua analizaremos una de las que más repercusión tuvieron durante la Edad Moderna en Palencia y en la que el convento de San Pablo (dominicos) y sus cofradías intentaron por todos los medios suplicar al cielo que les enviase agua. La procesión de rogativa salió el 15 de mayo de 1691 a las siete de la mañana. No faltaron numerosas cruces; se señala que fueron 300 cruces en dos coros, un estandarte negro y que todos iban descalzos con sus cordones de soga de esparto, en gran 21 Idem. 22 Actas Capitulares (1611-1617). Cabildo 11 de enero de 1614, f.4r. ACP. 23 ÁLVAREZ SANTALÓ, 1997: 14. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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silencio y veneración, como penitentes “cosa que caussó a toda la gente muchos llantos”24. Estuvo presente la insignia de san Vicente Ferrer, con la cual se identificaban todos los penitentes de la procesión al considerarle fundador de la dezeplina. A continuación, los cofrades de Nuestra Señora del Rosario, numerosos estandartes negros de las cofradías que participaron, así como la presencia de la comunidad de San Pablo. Más que la descripción de la planta de dicha rogativa, perfectamente descrita en las fuentes de las citadas cofradías, nos interesa en mayor medida resaltar la reglamentación que se dio en estas procesiones, muchas veces atendiendo a la antigüedad de la cofradía en cuestión. Un mayor interés presenta aun el recorrido que siguió dicha procesión: desde el palacio de la Cofradía de la Cruz, fue por la Cárcel de la Corona a la Iglesia Mayor, Barrio Nuevo, la Compañía de Jesús, Cuatro Cantones, la iglesia de San Lázaro, Nuestra Señora de la Calle, calle Mayor, Puerta de Monzón, calle de la Virreina, Carmelitas Descalzas, casa del señor Deán y palacio de la Cruz. Algunos de estos lugares fueron en bastantes ocasiones frecuentados en estas rogativas; por ejemplo en mayo de 1595 la ciudad pidió al cabildo la celebración de una rogativa en la que Nuestra Señora de la Calle fuese protagonista, el cabildo accedió y convocó finalmente una procesión general. Esta fue desde la Catedral a la calle Gil de Fuentes, Cuatro Cantones, casa de Don Sancho, Juego de la Pelota, ermita de Nuestra Señora de la Calle, calle Mayor, Carnicerías y de nuevo a la Catedral. En mayo de 1636 volvía a realizarse una rogativa por el agua, y su recorrido fue bastante similar a los anteriores pues, saliendo de la Catedral, se dirigió por la calle del Cuervo, Barrio Nuevo, la Compañía de Jesús, casas de Don Sancho de Castilla, Juego de la Pelota, ermita de Nuestra Señora de la Calle, calle Mayor arriba, Carnicerías y Catedral. Estos ejemplos, junto con otros señalados en las fuentes, nos permiten trazar el recorrido habitual de estas procesiones de rogativa (fig. 1) y ponen de manifiesto la configuración de un espacio ritual en Palencia.
24 Libro de Cabildos (1658-1716), f.161r. Archivo de la Cofradía de Jesús Nazareno de Palencia (ACJNP). 1004
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Fig. 1: recorrido habitual de las rogativas por agua en Palencia durante los siglos XVIXVII (Mapa de Juan M. del Olmo siguiendo el de López de Arce de 1837 y reproducido en: LARGO, 1985. Recorrido elaboración propia. Fuentes: Actas Capitulares de Palencia y diversa documentación de cofradías)
En dicho espacio destaca, en primer lugar, la Catedral, junto con su plaza contigua, constituyéndose como uno de los vértices de dicho espacio. Algo que por otra parte no debe sorprendernos, pues era la iglesia más importante y vinculada al poderoso cabildo catedralicio, que aprovechó su papel a la hora de llevar a cabo las rogativas para situar a dicha iglesia como lugar, en muchas ocasiones, de inicio y fin de estas. Además, la Catedral jugaba un papel esencial, en tanto en cuanto era el lugar donde mayoritariamente se celebraban las novenas en honor de Nuestra Señora de la Calle una vez que las dignidades y canónigos la habían trasladado allí. Igualmente, ellos serían los encargados, siguiendo también un riguroso orden, de devolver la talla a su ermita25. Fue la ermita donde se conservaba la venerada imagen de la Virgen el otro punto de referencia fundamental en dicho espacio ritual. A esta imagen, que llegó a convertirse en patrona de la ciudad, como lo es hasta el día 25 Así el 14 de mayo de 1593 se especifica que de vuelta a la ermita de Nuestra Señora de la Calle deberían sacar la imagen desde la Catedral “dos señores dignidades y dos canónigos más antiguos”. Actas Capitulares (1591-1595). Cabildo 6 de mayo de 1593, f. 21v. ACP. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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de hoy, se recurrirá continuamente por parte de los palentinos de manera que la ciudad solicitará expresamente su intercesión, algo que también debía contar con la aprobación del cabildo por su condición de párroco universal. Esta imagen, junto con el famoso Ecce Homo de Santa Clara, el cual no siempre sus monjas prestarán para que salga en rogativa, será protagonista en estas celebraciones, junto con otros santos que también los palentinos consideraron especiales. Todo esto en unos momentos en los que desde el catolicismo se había reafirmado el culto a los santos y la importancia de sus imágenes y reliquias. Otro de los elementos fundamentales en este espacio lo configuró la calle Mayor, si bien no en su totalidad, pues como ya vimos la mayoría de rogativas llegaban hasta la altura de la ermita de la Virgen de la Calle y, por el otro extremo, hasta las carnicerías. Podemos así afirmar que esta calle se va a convertir en una verdadera vía sacra por la que, antes o después, ya bien fuese a la ida o a la vuelta, tuvieron que discurrir los distintos desfiles. Los Cuatro Cantones, que vinieron siendo punto de tránsito fundamental desde la Edad Media, siguieron siéndolo ahora, y no hay que olvidar la presencia de una diferente tipología de edificios en sus proximidades, que van desde tiendas a otros como la Casa de Corregimiento, la Audiencia y Cárcel. Este lugar tan emblemático de la ciudad, tanto en aquellos momentos como ahora, se caracterizó por ser un auténtico centro de sociabilidad para los palentinos. Más allá de las tiendas, y de los edificios emblemáticos, era lugar de paso casi obligado por la articulación urbana y, además, en ellos, por ejemplo, se realizaban las almonedas públicas y los numerosos pregones tan propios de aquel momento. Por ello no debe de extrañarnos que el cabildo catedralicio, muy posiblemente influenciados por la propia ciudad y por la propia configuración urbana, decidiese optar por esta confluencia de cara a sacralizar una zona tan importante. Realmente, “el interés por integrar lo sagrado en los escenarios públicos de la vida cotidiana que alienta de modo particular a cada persona, está presente a nivel colectivo”26 y en esta línea una zona neurálgica como esta no podía quedar excluida de este perímetro sagrado. Estos tres puntos (Catedral, Cuatro Cantones-calle Mayor y ermita de Nuestra Señora de la Calle) vinieron, por lo tanto, a convertirse en los pilares del espacio ritual palentino. En torno a ellos, ya bien fuese como punto de arranque, como punto de llegada o intermedio, van a configurarse la mayoría 26 FERNÁNDEZ BASURTE, 1994: 342. 1006
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de las rogativas durante los siglos XVI y XVII. Este espacio que tendió a sacralizarse coincidiendo con el paso de las rogativas se constituyó, al igual que en otras ciudades castellanas, como “uno de los principales referentes en la construcción de la identidad de la cultural local”27. Pero sin duda llama la atención el hecho de que, en los itinerarios seguidos por las rogativas, no figure un lugar destacado de la ciudad como fue la plaza del Azafranal, posteriormente conocida como plaza Mayor. En el caso palentino fueron los franciscanos quienes, en 1529, vendieron al municipio el Campo del Azafranal, que se encontraba delante de su convento y que se erigió como mercado hasta finales del siglo XIX28. Igualmente se desarrollaron en dicha plaza numerosos actos que congregaron a numerosos palentinos, ya fuesen ferias, fiestas, juegos de cañas o incluso corridas de toros, algo que por otra parte fue habitual en otras plazas mayores castellanas29. Sin embargo, durante los siglos XVI y XVII todavía no podemos hablar de una plaza Mayor totalmente regularizada. Pero lo que más nos interesa es que dicho lugar, en cierta medida, había sido sacralizado, en tanto en cuanto formaba parte del convento de San Francisco. Pero no obstante, el 1 de mayo de 1545, Pablo III, mediante un breve “confirmó y autorizó la profanación y enajenación del lugar permitiendo que fuera plaza pública donde hubiera mercado, juego de cañas y corridas de toros”30. A priori se puede pensar que, posiblemente, esta es la razón por la que en la documentación consultada no figura el nombre de la plaza ni alusiones a ella, aunque algunas lleguen hasta San Francisco. Un lugar del que el Papa había confirmado su profanación no debía ser entendido como lugar idóneo para el transcurso de las rogativas. El discurrir por lugares profanos fue, por norma general, algo a evitar en toda procesión, y prueba de ello fue lo acontecido en 1596 a raíz del palacio de la Cofradía de San Francisco y el discurrir de la procesión de la Vera-Cruz. En el cabildo de 7 de abril de 1596, esta última cofradía señaló que, en el palacio de San Francisco, se venían realizando comedias, “y pareçe ques lugar profano y que no conviene entrar por allí”31. Finalmente, los cofrades decidieron que por ese año entrarían por él pero, que si seguían realizándose estas representaciones, entonces “que jamás se entre por allí”32. 27 ÚBEDA DE MINGO, 1993: 82. 28 SÁNCHEZ, 1997: 123-143. 29 Para Salamanca destaca el análisis de CARABIAS TORRES, LORENZO PINAR, MÖLLER RECONDO, 2005. 30 MARTÍNEZ GONZÁLEZ, 1994: 28. 31 Libro de Cabildos (1585-1659). Cabildo 7 de abril de 1596, f.116v. ACSVP. 32 Idem. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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En estas rogativas se percibe una función aglutinadora que también se aprecia en otras procesiones pero que, en este caso, es una norma general, pues no siempre, como se ha indicado, siguieron el mismo recorrido, y el desfile tiende a discurrir, en mayor o menor medida, por los distintos sectores o barrios de la ciudad. Sin embargo, no llega a cubrirlos en su totalidad, pues si bien sí que alcanza los barrios de San Antolín, San Miguel y San Lázaro, no sucede así respecto a los barrios de Santa Marina y Allende el Río, explicable este último caso por encontrarse situada extramuros. Esto hará que las rogativas se conviertan en Palencia, como en otras ciudades castellanas, en aglutinadoras de la población, de manera que se traspasaban las numerosas fronteras existentes en aquella sociedad de Antiguo Régimen, pues en su trascurso se pasaba por lugares en los que habitaban canónigos, artesanos de todo tipo, mercaderes, etc. La rogativa se convertía así en aglutinante de las distintas solidaridades urbanas. Los palentinos y palentinas, aun no pasando cerca de sus casas, acudirían a ellas, pues mediante este mecanismo se purificaban y sacralizaban las calles que formaban parte del discurrir cotidiano de todos ellos y, no lo olvidemos, era todo el pueblo el que debía solicitar el favor divino en la rogativa. Es de suponer que Palencia se convirtió, incluso, en aglutinante de la población rural circundante en estas ocasiones pues “las ciudades eran centros devocionales para toda la zona rural de su entorno”33. Junto con esa función aglutinadora, se puede percibir un deseo de reforzamiento de la identidad social por parte de distintos colectivos. Donde con más claridad puede observarse es en las rogativas organizadas por órdenes religiosas o por las cofradías. En esos casos, se llega a romper en buena medida con el denominado espacio ritual por la propia situación de los conventos que, por su parte, van a reforzar la sacralización de los espacios existentes en sus alrededores, en detrimento de otros34. Pero, a su vez, ese reforzamiento de la identidad se aprecia mediante la utilización de aquellas imágenes que más devoción suscitaban y, frente a Nuestra Señora de la Calle, el Santo Ecce Homo de la Claras y San Isidro, que fueron considerados 33 CHRISTIAN, 1991: 186. 34 En junio de 1614, coincidiendo con una procesión por necesidad de agua, el protagonismo correspondió a los conventos de San Francisco y San Pablo, sacralizándose por tanto sus espacios; y ordenaron fuese dicha procesión “a San Francisco y de allí a las monjas de San Agustín y de allí al combento de San Pablo y envoluiendo a la yglesia se pongan dichas reliquias en el altar de la cueba donde al presente esta nuestra Señora de la Calle”. Actas Capitulares (1611-1617). Cabildo 17 de junio de 1614, f.19r. ACP. 1008
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por toda la ciudad como los grandes intercesores en momentos críticos, los conventos y cofradías no dudaron en utilizar otras imágenes que aglutinaban numerosos fieles en torno a ellas. Es el caso, por ejemplo, en el convento de San Pablo y sus cofradías de las imágenes de Nuestra Señora del Rosario, San Vicente Ferrer, Santa Elena, la Piedad, San Pedro Mártir… que en más de una ocasión acapararon la atención en dichas procesiones. Siguiendo las directrices de Trento, se daba así un culto importante a los santos a través de sus imágenes y reliquias, en unos momentos en los que, en buena parte del territorio europeo, la realidad tendía a ser la contraria. 4. Más allá del recinto urbano. Ejemplos de rogativas extramuros en Palencia Si bien las rogativas estudiadas hasta aquí tuvieron como característica fundamental el espacio donde se llevaron a cabo, el interior de la urbe, hubo otras que tuvieron por escenario sus aledaños, las afueras, o que incluso combinaron el perímetro urbano con estas, y que merecen ser analizadas, aunque sea muy someramente, a través de algún ejemplo concreto. Un ejemplo de rogativa en el que se combinó el ámbito estrictamente urbano con sus aledaños fue la celebrada en Palencia en 1588 y que tuvo como uno de los puntos centrales la ermita de Nuestra Señora del Otero, situada extramuros de la ciudad. El objetivo, en este caso, era que, mediante la disciplina pública, Dios protegiese a la Armada que se dirigía a Inglaterra. Esta procesión tuvo como protagonista principal a la Cofradía de la Santa Vera-Cruz, que aportó sus disciplinantes, “para que los venciese y destruyese como enemigo de la iglesia y de nuestra sancta fe católica, atento que por todo el Rreyno se acian grandes procesiones”35. El 16 de julio, festividad del Triunfo de la Cruz, se produjo la primera procesión de rogativa con este fin, de manera que los capellanes del número y del coro, varias dignidades y algunos canónigos, acompañaron a los cofrades de la Vera Cruz que, siguiendo lo estipulado en su Regla de 152436, asistieron a ella y portaban dos pendones y una cruz verde. No faltó 35 Libro de Cabildos (1585-1659). Cabildo 10 de julio 1588, f. 54r. ACSVP. 36 “Capítulo XLIII de la disciplina que se deue hazer en otras nezesidades. Iten hordenamos que si lo que dios no permita por su misericordia por nuestros peccados y méritos en esta ciudad huuiere pestilencia o hambre o el Rrey nuestro Sennor o la Rreyna o Príncipe heredero tuuieren nezesidad grande de salud o de otra cosa licita en guerra de infieles por lo qual por parte de la ciudad o de los sennores del regimiento fuere pedido y rogado y por los sennores del cabildo desta yglesia mayor que salgamos con nuestra procession Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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tampoco cera que acompañase este solemne acto. Más allá del valor, quizá interesado, que aportan las fuentes documentales de la Vera Cruz a este respecto, lo cierto es que acudió un número importante de personas y no faltó la dramatización propia de algunas celebraciones barrocas de ese momento; por ejemplo, los 400 niños que acudieron portaban crucifijos y soltaban lastimosos llantos pidiendo misericordia y victoria para la Armada. Una de las mayores preocupaciones que se produjeron en torno a este desfile tuvo relación con el trayecto entre el palacio de la Cruz y la subida a la ermita de Nuestra Señora del Otero que, como ya se ha señalado, se encontraba fuera de las murallas e, incluso, era necesario recorrer lugares no habitados hasta llegar allí con el consiguiente peligro que conllevaba el romper el orden de la procesión. Para que el rito lo fuese realmente, debía mantener la regulación indicada desde el comienzo hasta el final, de ahí que, posiblemente, quisieran dejar constancia escrita de que fueron “fuera de la çiudad con toda orden asta la hermita de Nuestra Señora del Otero”37. No en todas las ocasiones se dio ese orden y desde la jerarquía eclesiástica se veló para que todas aquellas procesiones, rogativas, que saliesen de la ciudad, no lo hiciesen más de media legua por los inconvenientes morales que eso podía suponer. Tras regresar con la imagen, en la puerta de entrada, conocida como Puerta de Monzón, esperaba una comitiva en la que, como no podía ser de otra manera, se encontraban el cabildo y el obispo «en forma de cabildo» y el corregidor y regidores en forma de çiudad junto a clérigos, órdenes religiosas, cofradías y otros muchos palentinos, especialmente niños. En este caso concreto, la sacralización no se obtuvo solamente a través de la procesión y las imágenes que iban en su interior sino también por la presencia de numerosos disciplinantes. La sangre derramada por estos pretendía la remisión de los pecados y culpas del conjunto de la población y, en consecuencia, la protección de Dios para dar la victoria a la flota española. Otro de los motivos recurrentes por los que los palentinos acudirán al mecanismo de las rogativas fueron las plagas de langosta. Estas plagas, que tuvieron en algunos momentos efectos devastadores en el campo, hicieron que, en no pocas ocasiones, se decidiese recurrir a procesiones o conjuros fuera de las murallas de la cuidad. En este caso, “la culpa es compartida y de disçiplina a rogar a nuestro sennor aplaque su yra que los nuestros alcaldes manden juntar a cabildo y propongan lo susodicho y si en cabildo fuere acordado o por la mayor parte del que la dicha procesión salga e siendo ansi concertado si algún cofrade lo contra dixere pague dos libras de zera o su valor para gastos de nuestra cofradía”. Libro de Regla. 1572, ff. 32v-33r. ACSVP. 37 Libro de Cabildos (1585-1659). Cabildo 10 de julio de 1588, f. 57r. ACSVP. 1010
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saldada de forma obligatoria, sin cuestionar en ningún momento la justicia de Dios”38. De nuevo aquí fue el cabildo catedralicio el encargado de regular y ordenar cómo y quiénes deberían participar en dichos conjuros, que tenían lugar cerca de la ciudad y en lugares estratégicos, pero fuera del perímetro amurallado. A título de ejemplo, en 1670 los campos palentinos sufrieron un grave deterioro por la langosta, decidiéndose, entre otras medidas, más allá de las materiales, que el convento de San Pablo hiciese dos rogativas, una a Nuestra Señora del Otero y la otra a Nuestra Señora de la Calle. Sin embargo, la gran procesión y súplicas se produjeron el domingo 22 de junio de ese mismo año. Ese día se dio una misa de pontifical en el campo, después de cruzar el río Carrión, llevándose para tal efecto la reliquia del Lignum Crucis, una espina de la corona de Cristo y también las reliquias del patrón San Antolín. El altar, tras un debate entre los canónigos, permaneció con las reliquias todo el día y se dijeron varias misas pues “sería grande el concurso de el pueblo que iría a pedir misericordia a Nuestro Señor por medio de tan preçiosas reliquias y que sería mal se perdiessen oraçiones de tantos”39. En ocasiones se nombraban prebendados para que conjurasen dicho mal desde Puentecillas, lugar inmediato al lienzo junto al río Carrión, o bien en pleno campo, quedando de forma excepcional aquellas procesiones y conjuros que persiguieron este fin y discurrieron por el centro urbano. La importancia de los lugares elegidos para los conjuros de langosta en Palencia no es un tema que carezca de importancia, pues se correspondía con zonas alejadas del perímetro amurallado y su posición estratégica permitía que prácticamente todos los alrededores de la ciudad quedaran protegidos. Así, los lugares donde solían producirse los conjuros variaron en el tiempo, pero fue habitual que existiese cierta distancia entre unos y otros lugares; así las referencias fueron parroquias y ermitas de la ciudad, como Santa María de Allende el Río, Nuestra Señora del Otero, Nuestra Señora de Rocamador y la ermita de San Sebastián. De nuevo el campo, es decir, la periferia, y las parroquias y ermitas, volvieron a ser protagonistas en las conjuras que se realizaron en julio de 1645: cuatro prebendados saldrían así a las afueras tras la celebración de la misa para el mismo fin40. 38 GARCÍA HERRERO y TORREBLANCA GASPAR, 1993: 286. 39 Actas Capitulares (1669-1671). Cabildo 21 de junio de 1671, f.129v. ACP. 40 “Para conjurar la langosta quatro señores preuendados que saliessen al campo por diferentes partes que fueron el señor canónigo Balthasar de Rossales para que auiendo dicho missa en Nuestra Señora de la Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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El conjuro, a diferencia de las procesiones, permitía que el ámbito de acción fuese mayor y, si bien el transcurso de la procesión por los campos implicaba la sacralización de los mismos, el conjuro pretendía ayudar a paliar los efectos devastadores de la langosta en un espacio más amplio. No obstante, existieron además otros mecanismos con halo de sacralidad que pretendían un mismo efecto, como fue la utilización del agua de San Gregorio Ostiense, a la que se recurrió en Palencia en varias ocasiones. 5. Epílogo Los palentinos, como hemos podido comprobar, recurrieron de forma continua, a lo largo del período estudiado, a las procesiones de rogativa con el fin de obtener un determinado favor del cielo. Ya bien fuese agua, tan necesaria para el campo, el fin de una plaga como la de la langosta o, por ejemplo, desear la victoria a la Armada española, o que las pérdidas ante una situación bélica, como el ataque inglés a Cádiz en 1596, fuesen lo menos traumáticas posibles, las rogativas pretendieron ser un mecanismo eficaz para su consecución. Estos desfiles procesionales, asociados a la celebración de misas, conjuros, novenas y otras fórmulas, eran producto de unas circunstancias favorables que confluyeron en esos momentos y en los que la ciudad de Palencia se erigió como marco propicio para su ejecución. A lo largo de estas procesiones de rogativa, muchos de los espacios cotidianos de los palentinos reforzaron su carácter sacralizado. A través de las rogativas que discurrieron por el interior del perímetro urbano, podemos detectar un espacio ritual que si bien varía en algunos puntos, suele permanecer prácticamente inalterado. La Catedral de San Antolín, su plaza contigua, la calle Mayor, los Cuatro Cantones y, en numerosas ocasiones también la ermita de Nuestra Señora de la Calle, serán puntos de referencia y, si bien la llegada a ellos, o el paso por ellos pudo ir variando, fueron lugares por los que transcurrieron numerosas rogativas. Por otra parte, el perímetro urbano y sus murallas no fueron impedimento para que algunas de ellas saliesen fuera de dicha área con el fin de que el ritual llegase a aquella zona donde se encontraba el problema; es el caso, como hemos visto, de la Calle salga açia las / heras de San Lázaro, al señor canónigo Laurencio Rodríguez para que diga missa en Nuestra Señora del Otero y conjure por aquella parte, al señor canónigo Martín Cassado para que la diga en Nuestra Señora de Allende el Río y conjure por aquella parte, al señor canónigo Don Manuel de Acagra para que la diga en sancta Marina y salga haçia las Heras de Santa Marina”. Actas Capitulares (1639-1645). Cabildo 16 de junio de 1645, ff. 22r-22v. ACP. 1012
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langosta, donde desde el cabildo catedralicio se cuidará mucho de que los principales espacios afectados, es decir, los campos aledaños a la ciudad, pudiesen beneficiarse de todas estas prácticas religiosas. Aun siendo conscientes de la necesidad de estudiar en profundidad otro tipo de procesiones, atendiendo a las singularidades que presentó Palencia, el trazado sacro de la ciudad se fue fijando, en primer lugar, por una serie de ceremonias y procesiones que, desde la Edad Media, se vinieron desarrollando, para, a continuación, ser el cabildo catedralicio el que, mediante la concesión de licencias y su visto bueno para el desarrollo de procesiones, acabó de fijar sus puntos esenciales. No obstante, quizás se deba remarcar que mediante el estudio en concreto de las rogativas en este período, no se constata la existencia a priori de un único espacio sacralizado sino, más bien, de varios espacios. El paso de estas y otras procesiones consigue reforzar su sacralización, convirtiéndoles en lugares de contacto y unión entre la divinidad y los hombres, a la vez que se pretende reforzar la cohesión e identidad social de determinados colectivos mediante la utilización de las imágenes más veneradas por estos o la elección de uno u otro recorrido. Bibliografía ÁLVAREZ SANTALÓ, León Carlos, “La fiesta religiosa barroca y la ciudad mental”, en SÁNCHEZ RAMOS, Valeriano y RUIZ FERNÁNDEZ, José Ruiz (coords.), Actas de las primeras jornadas de Religiosidad Popular, Almería, Instituto de Estudios Almerienses, 1997; 13-28. AUSIN ÍÑIGO, Margarita, Urbanismo en Palencia: siglos XV y XVI, Tesis doctoral dirigida por María José Redondo Cantera, Universidad de Valladolid, 2009. BORREGO VELÁZQUEZ, Enrique y MARCOS ARÉVALO, Javier, “La religiosidad popular en la ciudad de Badajoz entre los siglos XVI y XVIII a partir de tres fuentes documentales: iconos religiosos, rituales de aflicción y ciclos de rogativas”, Revista de antropología experimental, 6 (2006): 20-42. CABEZA RODRÍGUEZ, Antonio, Clérigos y señores: política y religión en Palencia en el Siglo de Oro, Palencia, Diputación Provincial, 1996.
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ESPACIO DOMÉSTICO
Huellas en la oscuridad: el estudio de los individuos infantiles en los espacios domésticos de la prehistoria Tracks in the Dark: The Study of Infantile Individuals in the Domestic Contexts of the Prehistory Ana Mercedes Herrero Corral Universidad Complutense de Madrid [email protected] Resumen: Los individuos infantiles han sido los grandes olvidados de la investigación sobre las sociedades del pasado hasta tiempos recientes. Los primeros trabajos sobre esta prometedora línea de investigación, aún poco explorada, se han centrado sobre todo en el análisis del mundo funerario. En este tipo de contextos se han estudiado tanto los restos óseos de los propios protagonistas, así como las ofrendas depositadas junto a ellos. Pero, ¿puede obtenerse más información sobre estos individuos en los contextos domésticos? Recientes trabajos desarrollados en Europa y la Península Ibérica han demostrado que es posible rastrear su presencia en el mundo doméstico mediante una minuciosa observación del registro arqueológico disponible. Palabras clave: Infancia, espacio doméstico, Prehistoria, registro arqueológico. Abstract: Children have been traditionally forgotten by researches about past societies until very recent times, when the first works on this interesting research line started, mainly focused on the analysis of the burial contexts. In the tombs both the children bones and the grave offerings deposited with them, have been studied. But is it possible to obtain more information about these individuals in domestic contexts? Recent research works published in Europe and Iberia have shown that is possible to track the presence of children within the settlements through a careful insight of the available archaeological record. Keywords: Childhood, Domestic Space, Prehistory, Archaeological Record.
1. Introducción La búsqueda de la infancia en el pasado está llena de posibilidades y de cuestiones aún sin resolver. Los estudios más comunes sobre este tema se centran en los métodos directos, es decir, el estudio de los restos humanos infantiles y los objetos que aparecen junto a ellos. Los análisis de Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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la antropología física pueden aportar valiosos datos sobre la salud, la dieta y la calidad de vida del niño, incluyendo la presencia de violencia, maltrato infantil e incluso el sacrificio de los mismos, además de las huellas de actividad relacionadas con determinadas tareas. Aparte de ello, se están desarrollando en los últimos años interesantes trabajos de investigación sobre el crecimiento y el desarrollo que, junto a los análisis químicos, pueden determinar en qué momento tuvo lugar el destete en poblaciones concretas1. Pero los niños del pasado no sólo murieron, sino que, por supuesto, también vivieron, jugaron, celebraron, crecieron, y aprendieron a trabajar2, y todo ello debe ser observado a partir de las evidencias indirectas. Otros métodos analíticos relacionados con la Historia, como la etnoarqueología o la medicina, entre otras disciplinas, pueden aportarnos abundante información sobre el aprendizaje, los juegos, su salud y condiciones de vida, y, en general, su papel social dentro del mundo de los adultos3. La búsqueda de la infancia durante la Prehistoria en esta esfera de lo cotidiano puede llevarse a cabo en tres niveles distintos. En primer lugar en el espacio del juego, que se puede determinar, por un lado, por la presencia de ciertos objetos que servirían de juguetes para las niños, y, por otro, por la existencia de ciertas evidencias indirectas de esas actividades lúdicas en los lugares de hábitat. Según Politis4 ciertos depósitos peculiares de objetos (cerámicos, líticos y óseos), que aparecen rotos y concentrados en algunos espacios de asentamiento, podrían haber sido acumulados en el curso de los juegos infantiles. En segundo lugar, es posible detectar un espacio de aprendizaje social, mediante el estudio, por ejemplo, de piezas cerámicas producidas por niños (miniaturas, manufacturas más descuidadas, huellas dactilares en la arcilla). Finalmente, es posible obtener en los contextos domésticos datos interesantes de la participación de los individuos infantiles en el mundo ritual, a través de su presencia en las pinturas rupestres, tanto al aparecer representados en algunas de ellas, como al detectarse testimonios de su presencia física y participación en los contextos en los que dichas pinturas se realizaban en el interior de las cuevas (huellas de pisadas, etc.). 2. El espacio del juego Sin ninguna duda los niños de la Prehistoria tendrían sus propios espacios de juego dentro del ámbito doméstico, y ello puede ser rastreado, en primer lugar, a través de los objetos que han sido clasificados por los investigadores 1 SCHWATZMAN, 2005: 126. 2 LILLEHAMMER, 2012: 13. 3 LILLEHAMMER, 1989: 103. 4 POLITIS, 2005: 129. 1020
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como verdaderos juguetes. Este grupo estaría formado por una serie de artefactos especialmente diseñados para jugar y que se caracterizarían por la ausencia de homólogos entre los objetos propios de los adultos5. Los ejemplos documentados más antiguos pertenecen al Paleolítico Superior, como por ejemplo, las patas de ciertas figuras de bisontes magdalenienses de Mas d’Azil (Ariege, Francia), que presentan una perforación en la parte superior, lo que podría indicar que servían como colgante o también como juguete articulado6. En épocas muy posteriores, ya en la Prehistoria reciente, contamos con un mayor número de posibles ejemplos en el registro arqueológico. Uno de los hallazgos más recientes es un pequeño animal hecho en piedra, encontrado en los alrededores del monumento megalítico de Stonehenge (Inglaterra). Con una cronología que lo sitúa a finales de la Edad del Bronce, este pequeño objeto que representaría a un cerdo o a un erizo, apareció directamente asociado a un individuo infantil de tres años de edad7. Avanzando aún más en el tiempo, a partir de la Edad del Hierro, contamos con un mayor número de juguetes infantiles, vinculados con niños, tanto en contextos funerarios como domésticos. Uno de los ejemplos más claros lo encontramos en el yacimiento vacceo de Pintia, en Valladolid, en el que se han documentado numerosos objetos que han sido considerados por sus investigadores como juguetes. Dentro de este grupo cabe destacar las sonajas, –que son unas cajitas de barro con distintas formas, en cuyo
Fig. 1: juguetes vacceos del yacimiento de Pintia (Valladolid). 1: sonajas (Gorriz, 2010); 2: fichas de cerámica (Gorriz, 2010); 3: canicas (Gorriz, 2010); 4: cajitas con formas de animales (Sanz y Carrascal, 2011)
5 POLITIS, 2005:129. 6 VVAA, 2012: 637. 7 JAMES OWEN, 2008 Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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interior se encierran pequeñas piedrecitas o bolas de arcilla, que hacen ruido al agitarlas8 (fig 1: 1). También son muy abundantes las canicas (fig. 1: 3) y una especie de fichas planas, recortadas a partir de fragmentos cerámicos (fig. 1: 2), que se encontraron en la zona de hábitat del poblado de Las Quintanas en Pintia9. Además de los juguetes propiamente dichos, habría otro grupo de artefactos de adultos, completos o fragmentados que, según algunos investigadores serían utilizados como tales por los niños10. A este respecto, diversos trabajos aluden al impacto significativo que tendría sobre el registro arqueológico el papel de los niños recolectando y depositando esos materiales, generalmente rotos. Ken y Diana Wardle11 afirman que los niños recogen, cuidan y juntan materiales, sobre todo objetos que ya no son de utilidad para los adultos. En el terreno de la Prehistoria, algunos investigadores como Chapman12 han estudiado la presencia en zonas localizadas de los asentamientos, fragmentos de ciertos artefactos, sobre todo cerámicos, y señalan el hecho de que esas acumulaciones no se deberían a una deposición fortuita, sino que representarían un depósito deliberado o estructurado, quizás creado por los individuos infantiles13. Sin embargo, aún no se ha prestado suficiente atención a la posible autoría infantil de estos depósitos, debido a que, en su mayoría, aparte de objetos cerámicos rotos o de otro tipo, aparecen también restos de fauna, e incluso huesos humanos. Existen otros objetos, que no podemos interpretar estrictamente como juguetes, pero que fueron realizados específicamente para los individuos infantiles, como parte de la cultura material utilizada para definir socialmente su identidad como grupo de edad dentro de la comunidad. Es el caso de algunas producciones cerámicas, donde se observan pequeñas vasijas cuyas formas, calidad de fabricación y acabados son muy similares a las demás piezas cerámicas, pero en dimensiones reducidas, realizadas, según algunos investigadores, para ser usadas por niños14. Contamos con claras evidencias de estos conjuntos, por ejemplo, en yacimientos calcolíticos con presencia de la cultura campaniforme de la Península Ibérica. Si bien es verdad, la mayoría de ellos, se han localizado en contextos funerarios, como es el caso del nicho 3a de la cueva 3 del Valle de las Higueras (Huecas, Toledo), en la que 8 SANZ y CARRASCAL, 2011: 41. 9 GORRIZ, 2010. 10 POLITIS, 2005: 129. 11 WARDLE y WARDLE, 2007. 12 CHAPMAN, 2000. 13 CRAWFORD, 2009: 66. 14 POLITIS, 2005: 129. 1022
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se documentaron los restos de dos individuos infantiles junto a dos cuencos y un vaso campaniforme, todos ellos de muy pequeñas dimensiones15 (fig. 2: 1), también es posible encontrar estos indicios en contextos domésticos de la misma época. Es el caso de uno de los poblados campaniformes más destacados del interior peninsular, el yacimiento de El Ventorro (Madrid), donde, entre la gran cantidad de restos cerámicos recuperados, destacan ciertos recipientes que imitan las formas y las decoraciones típicas de las cerámicas campaniformes, pero en pequeñas proporciones16 (fig. 2: 2) o el vaso campaniforme de Arenero de los Vascos (Madrid)17 (fig. 2: 3).
Fig. 2: cerámicas campaniformes de pequeñas dimensiones. 1: conjunto del nicho 3a de la Tumba 3 del Valle de las Higueras (Bueno et al., 2005); 2: cuenco de El Ventorro (Priego y Quero, 1992); 3: vaso de Arenero de los Vascos (Garrido, 1995-96)
A veces parece que fueron incluso los propios niños los que realizaron estos objetos cerámicos, que imitarían las formas de los recipientes de los adultos, aunque a menor escala y con menor pericia, en el contexto de los procesos de aprendizaje de la alfarería, como se verá más adelante. Es el caso, por ejemplo, del enterramiento nº 39 del poblado de la Edad del Bronce de la Motilla del Azuer (Daimiel, Ciudad Real), en el que un niño de 8-9 años aparece inhumado junto a una serie de pequeños objetos cerámicos, realizados con una técnica muy poco depurada, con paredes irregulares y una temperatura muy baja de cocción18 (fig. 3: 3). Lo mismo ocurriría en el poblado calcolítico de El Ventorro, antes mencionado, donde 15 BUENO et al., 2005: 76. 16 PRIEGO FERNÁNDEZ DEL CAMPO Y QUERO CASTRO, 1992: 209, 244. 17 GARRIDO, 1995-1996: 29-31 y Figs. 20 y 21. 18 NÁJERA et al., 2006: 152-154. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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se documentaron una serie de cerámicas, denominadas por sus excavadores como cubiletes19, que por su reducido tamaño y su tosquedad en las formas, podríamos quizás vincular con los niños. Finalmente, en ocasiones algún hallazgo sorprendente nos desvela detalles curiosos y llamativos de la vida cotidiana de los niños de la Prehistoria, como el descubrimiento en el asentamiento Mesolítico sueco de Huseby Klev, de seis restos de resina utilizados a modo de goma de mascar. Las improntas de los dientes han permitido saber que se trataba de individuos infantiles de distintas edades, desde 5-6 años el más pequeño hasta los 12-14 años los de mayor edad20. 3. El espacio de aprendizaje social No cabe duda de que en la mayoría de las sociedades documentadas de cualquier cronología, los niños forman parte de las actividades de subsistencia de todo el grupo. A través de las referencias etnográficas de los grupos de cazadores-recolectores disponibles, podemos asumir por ejemplo que los niños de las sociedades del Paleolítico participarían en diferentes actividades de subsistencia, tales como la recolección, la caza de pequeños animales y el cuidado de los niños más pequeños21. Para llevar a cabo estas tareas, los niños también tenían que ir aprendiendo a realizar la manufactura de diferentes artefactos. Gracias a algunos estudios como el realizado por John J. Shea22, en el que a través de la experimentación con niños actuales y mediante ejemplos etnográficos en sociedades de cazadores-recolectores y de agricultores, sabemos que el proceso de aprendizaje para la fabricación de la industria lítica durante el Pleistoceno tendría lugar a edades tan tempranas como los 7 años. Además, este aprendizaje se realizaría en los espacios domésticos para que los niños pudieran tallar de forma segura, sin interferir en las demás tareas de subsistencia. Varios autores coinciden en señalar que los objetos líticos realizados por los niños tendrían un tamaño pequeño, debido en primer lugar a las propias dimensiones de sus manos y, en segundo lugar, por la seguramente limitada cantidad de materia prima que recibirían por parte de los adultos. Del mismo modo, la calidad de la materia prima con la que los niños practicarían la talla lítica no sería muy alta puesto que, como ocurre hoy en día en las sociedades primitivas, los adultos no querrían malgastar materiales de buena calidad que seguramente 19 PRIEGO FERNÁNDEZ DEL CAMPO y QUERO CASTRO, 1992: 209. 20 KLELLSTRÖM et al., 2010: 56-58. 21 SÁNCHEZ ROMERO, 2008: 114. 22 SHEA, 2006: 213. 1024
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serían difíciles de encontrar en la Naturaleza23. Pero además resultaría se podría intentar localizar en los espacios domésticos las zonas en las que los niños estarían aprendiendo a tallar puesto que, gracias a la arqueología experimental, sabemos que un individuo infantil genera una cantidad muy superior de desechos de talla a la que deja un adulto para realizar el mismo artefacto. Por lo tanto, habría que tener en cuenta que en la mayoría de depósitos líticos encontrados en las excavaciones arqueológicas pueden también existir restos de talla producidos por individuos infantiles. Con la llegada del Neolítico y la consecuente sedentarización aumentaría el tiempo invertido en la producción de alimentos. Aparte de los adultos, los niños también tendrían que adaptarse a estos cambios y empezar a ayudar más tempranamente al grupo en tareas como el cuidado de los niños más pequeños o la producción de la cerámica24. Gracias a la etnografía y también a las evidencias arqueológicas que han llegado hasta nosotros, sabemos que los individuos infantiles participaban en la realización de piezas cerámicas desde edades muy tempranas25. Se han documentado incluso huellas dactilares infantiles en la arcilla de algunas cerámicas prehistóricas26. Se trataría, sobre todo, de réplicas de las cerámicas de los adultos, pero realizadas en dimensiones más reducidas y con una peor calidad en el tratamiento de las paredes, la simetría o la decoración.
Fig. 3: posibles cerámicas realizadas por individuos infantiles. 1: vaso campaniforme de Arenero de los Vascos (Garrido, 1995-96); 2: pequeño cuenco de la Edad del Bronce de Cerro de la Encina (Sánchez, 2008); 3: conjunto cerámico de la Motilla del Azuer (Nájera et al, 2006) 23 SHEA, 2006: 214. 24 SÁNCHEZ ROMERO, 2008: 115. 25 ROJO et al., 2005: 136-137. 26 KAMP et al., 1999: 309. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Ejemplos muy claros de estos conjuntos han sido documentados en el asentamiento argárico de Cerro de la Encina (Monachil, Granada), donde en contextos domésticos se encontraron pequeños recipientes cerámicos con formas asimétricas y las paredes sin bruñir, pero también en enterramientos, asociados a individuos infantiles27 (fig. 3: 2). Otro ejemplo, lo encontraríamos en uno de los vasos campaniformes del yacimiento madrileño de Arenero de los Vascos28, cuya forma y tratamiento de las paredes nos indica que esta pieza pudo haber sido realizada por una persona con poca experiencia en la alfarería, probablemente un niño (fig. 3: 1). 4. El espacio ritual En las sociedades preindustriales resulta muy difícil separar el mundo ritual del doméstico, ya que a menudo las actividades propias de ambos se desarrollan en los mismos espacios, y como señala Richard Bradley29, los rituales forman parte en muchas ocasiones de la vida cotidiana. Incluso las tareas más mundanas o relacionadas con aspectos puramente subsistenciales se rodean de contenidos simbólicos. Una de las formas más directas de acceder al mundo ritual de la Prehistoria es el análisis de las pinturas rupestres. En este sentido, contamos con claras evidencias en varias cuevas del Paleolítico Superior europeo de la presencia de individuos infantiles muy cerca de las pinturas rupestres, e incluso, se han documentado también manifestaciones gráficas realizadas por ellos mismos. Así se conocen huellas de pisadas de niños en cuevas como la de Chauvet en Francia30; hay múltiples improntas de manos infantiles en positivo y negativo en varias como la de Gargas (Francia)31 o La Fuente del Trucho (Huesca)32; y se han podido identificar en yacimientos como la cavidad de Rouffignac (Francia)33 dentro de los así denominados macaroni, –unos surcos realizados con las yemas de los dedos sobre las paredes arcillosas de algunas cuevas– algunos de los cuales, por el grosor de los mismos, sabemos que fueron realizados por niños. Tanto estas pinturas y grabados realizados por manos infantiles, como las huellas de pisadas de estos individuos nos indican efectivamente no sólo su presencia física en esos lugares, sino su activa participación en todo el conjunto de ceremonias y rituales que se desarrollaron en el marco de la realización de esas manifestaciones gráficas en lugares profundos de distintas cuevas del Paleolítico superior de Europa occidental. 27 SÁNCHEZ ROMERO, 2008: 116-117. 28 GARRIDO, 1995-1996: 29-31 y Figs. 20 y 21. 29 BRADLEY, 2005. 30 GARCÍA, 1999. 31 BARRIERE, 1976. 32 BEA, 2012, 34. 33 Sharpe y Van Gelder, 2006: 281-295. 1026
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También en el arte Post-Paleolítico puede identificarse la presencia de figuras infantiles en diversas representaciones gráficas, por ejemplo, del arte levantino. Por una parte existen pinturas de niños acompañados por uno o varios adultos, como en el Abrigo de Lucio, Solana de las covachas o Los Grajos34 (fig. 4: 2); por otro lado se han documentado escenas de niños siendo transportados por adultos, como en Roca Benedí o Cova del Polvorín35 (fig. 4: 1). Incluso en algunos yacimientos, también de arte levantino, se han detectado lo que podrían ser escenas de parto y representaciones de recién nacidos, como en el abrigo castellonense de Centelles36 (fig. 4: 3).
Fig. 4: representaciones infantiles en el arte levantino. 1: adulto portando a un niño en el yacimiento de Roca Benedí; 2: adulto portando a un niño en la Cova del Polvorín; 3: pareja de adulto e individuo infantil de Solana de las covachas; 4: posible escena de parto y recién nacido de Centelles (Bea, 2012)
5. Consideraciones finales Como se ha podido constatar a lo largo de estas líneas, es posible detectar arqueológicamente el comportamiento de los individuos infantiles en las sociedades prehistóricas, no sólo en los contextos funerarios sino también 34 BEA, 2012: 44-46, fig. 7. 35 Ibid. fig. 6. 36 Ibid. fig. 4. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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en el espacio de los vivos. Como miembros activos de la sociedad, los niños participarían en todas las actividades de subsistencia y, en general, en la vida cotidiana del grupo que transcurría en los lugares de asentamiento. Además, los subadultos tendrían también sus propios espacios singulares, como por ejemplo, los contextos de aprendizaje, de juego, etc., muy probablemente integrados en el mundo doméstico de la comunidad a la que pertenecían. Somos conscientes de que la información disponible para profundizar en todas estas cuestiones tan interesantes es muy escasa y no está exenta de problemas interpretativos, pero ello se debe precisamente al desinterés u olvido que la arqueología ha tenido tradicionalmente hacia este tipo de asuntos. Por ello, si queremos disponer de mejores datos para profundizar en este tipo de aspectos, sería interesante plantearse el desarrollo de las líneas de investigación aquí apenas apuntadas, con el objetivo de detectar, especialmente en los espacios domésticos, el comportamiento infantil de forma más detallada y fehaciente. Se obtendría así de todo ello un conocimiento mucho más completo de las sociedades del pasado, que no excluyese a ningún grupo de la población. Bibliografía BARRIERE, Claude, Palaeolithic Art in the Grotte de Gargas, Oxford, British Archaeological Reports (Supplementary Series), 1976. BEA, Manuel, “Representaciones infantiles en el arte Levantino”, en VICENTE, Justel (ed.), Niños en la Antigüedad: estudios sobre la infancia en el Mediterráneo antiguo, Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2012: 31-55. BRADLEY, Richard, Ritual and Domestic Life in Prehistoric Europe, London, Routledge, 2005. Bueno Ramírez, Primitiva; Barroso Bermejo, Rosa y De Balbín Behrmann, Rodrigo, “Ritual Campaniforme, ritual colectivo: la necrópolis de cuevas artificiales del Valle de las Higueras, Huecas, Toledo”, Trabajos de Prehistoria, 62/2 (2005): 67-90. CHAPMAN, John, Fragmentation in Archaeology: People, Places and Broken Objects in the Prehistory of South Eastern Europe, London, Routledge, 2000. CRAWFORD, Sally, “The Archaeology of Play Things: Theorising a Toy Stage in the Biography of Objects”, Childhood in the Past, 2 (2009): 56-71.
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ANÁLISIS DE LOS AMBIENTES ABSIDALES EN LA ARQUITECTURA DOMÉSTICA DE AUGUSTA EMERITA Analysis of the Apsidal Spaces in Domestic Architecture of Augusta Emerita Álvaro Corrales Álvarez Instituto de Arqueología de Mérida [email protected] Resumen: En la primera parte del presente trabajo aludiremos al concepto de ábside, refiriéndonos a su aplicación en la temática de la arquitectura doméstica y exponiendo su origen y evolución en el tiempo. El segundo apartado se consagrará al estudio del registro arqueológico emeritense, reflexionando sobre la calidad y cantidad de los datos proporcionados por las excavaciones de Mérida. Para la elaboración de este análisis ha sido vital la información del catálogo de la tesis La arquitectura doméstica de Augusta Emerita, que estoy concluyendo en la actualidad y que cuenta con una base de datos de aproximadamente ciento ochenta construcciones de naturaleza doméstica. A partir de las casas objeto de estudio, realizaremos un examen de conjunto de la evolución diacrónica de los ambientes absidales. Este trabajo servirá de aproximación, a través de algunos ejemplos concretos, para apreciar las diferentes funcionalidades a que se destinaron las salas con ábsides. A partir de los resultados obtenidos, planteamos las consideraciones finales aludiendo a qué tipo de viviendas estaban dotadas de ábsides, cuál fue la etapa cronológica en que se desarrollaron y qué funcionalidades admitían este tipo de ambientes. Palabras clave: Augusta Emerita, Arquitectura doméstica, ábside, cronología, función. Abstract: In the first part of this paper we will refer to the concept of apse, regarding to its application to the issue of roman housing, explaining its origin and evolution through the time. Carrying on the second section will be intend for the study of the archaeological remains of Augusta Emerita focusing on the quality and quantity of data provided by the excavations of Mérida. Drawing up this analysis has been vital the information on the catalog of the Ph. D. The Domestic Architecture of Augusta Emerita, that I am concluding in the present time and it has a database of about one hundred and eighty buildings of a domestic nature. From the houses under study, we will conduct an overall examination of the diachronic evolution of apsidal spaces. This work through some concrete examples serves to appreciate the different approach that went functionalities rooms with apses. From the results obtained in the previous section, we state the concluding remarks in terms of what kind of domestic buildings were equipped with apses, what was the chronological stage in which developed and admitted functionalities such this kind of rooms. Keywords: Augusta Emerita, Housing, Apse, Chronology, Function. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Álvaro Corrales Álvarez
1. Hacia
una definición de ábside en la arquitectura doméstica de
época romana
Etimológicamente, la palabra ábside procede del latín, absis-absīdis, que designaba a la bóveda. Sin embargo, la voz tiene origen en el griego antiguo ἀψίς (nudo) que hacía referencia a la clave de la bóveda. En la arquitectura romana, el ábside definía una estancia de forma semicircular con cubierta abovedada1. En un principio, este tipo de espacios se utilizaron en las basílicas y de ahí emergieron con fuerza en otros edificios de carácter civil como las residencias urbanas o villae. Con la aceptación del cristianismo como religión oficial, mediante el Edicto de Milán del año 313, el uso de los ambientes absidales comenzó a proliferar en la parte de los templos donde se instalaban el altar y el presbiterio. Este último empleo es el que ha llegado hasta nosotros, generando una controversia en los estudios de arqueología e historia del arte. En el presente trabajo trataremos de determinar las circunstancias que llevaron a la asunción de los ambientes absidales por parte de los particulares, qué funcionalidad desempeñaron las habitaciones que, en la edilicia doméstica, presentaron esta variante formal de los muros y en qué momento se produce este fenómeno. Para la correcta valoración de esta forma arquitectónica debe advertirse tres componentes fundamentales: tradición, condicionamiento funcional e innovación2. En este sentido, ya se ha aludido a la existencia de precedentes en la edilicia civil romana en los edificios basilicales. El hecho de poseer un referente arquitectónico claro facilitó en gran medida la exportación de una forma conocida hacia otro tipo de arquitecturas como la residencial. Un aspecto básico de la funcionalidad de estas estancias abovedadas tiene que ver con el acoger a un número de personas en audiencia. Ahora bien, la innovación estriba en el programa decorativo, el mobiliario y las actividades que se desarrollarán en los ambientes absidales de las viviendas: espera, comida y baño. Todas estas actuaciones forman parte de rituales encaminados a subrayar el status cívico de los propietarios de las casas, para los que fue condición sine qua non el disponer de una estancia donde exhibir y reafirmar su prestigio social3.
1 GINOUVÈS, 1998: 14-15. 2 GUIDOBALDI, 1995: 419-441. 3 DE ALBENTIIS, 2007-2008: 13-74. 1032
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Análisis de los ambientes absidiales en la arquitectura doméstica de Augusta Emerita
En lo que respecta al marco cronológico, uno de los espacios absidales más antiguo documentado es el aula imperial de Baia en el complejo subacuático de Punta Epitaffio. La forma semicircular se conformó a modo de cueva y estaba decorada con un programa iconográfico marmóreo que representaba el pasaje homérico de La Odisea en el que Ulises ofrece el vino a Polifemo. Según las investigaciones realizadas el conjunto se destinaría a sala de banquetes. La datación más plausible se sitúa en época de Claudio4, sin embargo sus excavadores sostienen que pudo comenzarse su construcción durante la etapa augustea5. A raíz de este ejemplo, las estancias absidales se configurarían como paradigma de ambiente de prestigio y representación, imitándose su forma en viviendas urbanas de corte señorial y villae, a partir del siglo II, d.C., si bien su momento de máximo esplendor se alcanzará en torno al siglo IV6. 2. Ambientes absidales en la edilicia doméstica de Augusta Emerita El punto de partida para el estudio de las tipologías de las estancias con ábsides en las casas romanas emeritenses lo constituye el catálogo realizado para nuestra investigación, en el que se han sometido a análisis un total de 178 construcciones domésticas. De las mismas, el marco de referencia tipológico que ofrecemos es el resultado de la catalogación de todas aquellos edificios contrastados y reconocidos como viviendas ciertas, en suma el 70,7% (126), desechando las estructuras que pudieran o no poseer naturaleza doméstica, un montante del 29,3% (52). De las 126 viviendas, tan sólo el 7,9% (10) presentaron ambientes absidales. A fin de analizar las viviendas dotadas de estancias con ábsides atenderemos a tres indicadores fundamentales. Así, utilizaremos como criterios válidos la distribución topográfica por la ciudad, la cronología en que se construyen y la funcionalidad de las habitaciones. El primero de los factores, nos permitirá acercarnos a la realidad de los sectores urbanos donde se asentaron viviendas con construcción de espacios absidales. Esta información resulta de la máxima utilidad a la hora de afrontar la lectura de las áreas residenciales y extraer datos de naturaleza social como producto de las interacciones dadas entre la morfología de las construcciones y la identidad de los propietarios7. Por su parte, la coordenada temporal, nos ayudará a comprender con qué 4 ANDREAE y ZEVI, 1982: 114-156. 5 ZEVI, 1991: 593-595. 6 ALONSO, 1983: 199-206. 7 GRAHAME, 2000: 56-73. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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tipo de fenómeno se corresponde el establecimiento de la morfología curva de las estancias, si se trata de un hecho puntual que cabe valorar a nivel de anécdota, si se trata de una moda pasajera pero que ha calado en algunos sectores sociales o bien, si se trata de un verdadero fenómeno con un gran impacto y repercusión que se dilata en el tiempo. En última instancia, el examen de las funcionalidades revelará a que segmento social está destinado este tipo de estancias y cuál es su significado e importancia en la edilicia doméstica.
Gráfico 1: muestra la ratio entre las viviendas contrastadas con ambientes absidales por regiones (elaboración propia)
A tenor de los datos expuestos (gráfico 1), resulta evidente que la escasez de ambientes absidales alude, a las claras, a que se tratan de unos espacios cuya construcción no está al alcance de toda la población. Así, el registro emeritense avala la hipótesis inicial que planteaba que las viviendas que incorporaron esta forma constructiva pertenecen a un grupo minoritario selecto. La ciudad de Augusta Emerita presentó este tipo de ambientes absidales en cinco de las nueve regiones en que se articuló. El fenómeno constructivo se documentó de manera intensa en el sector III, hacia el suroeste de la ciudad, seguido de los sectores II y IX, hacia el sureste. A nivel cronológico (gráfico 2), debemos destacar la ausencia de este tipo de ambientes en las viviendas de época augustea, hecho que no resulta 1034
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Análisis de los ambientes absidiales en la arquitectura doméstica de Augusta Emerita
Gráfico 2: relación entre la cronología de las viviendas contrastadas con ambientes absidales y la distribución topográfica (elaboración propia)
extraño, puesto que sólo se ha registrado una cronología similar para el ejemplar de Punta Epitaffio8. A caballo entre la etapa altoimperial y la fase tardorromana, se sitúa un único ejemplar, adscrito cronológicamente a finales del siglo II por su tipología musiva. Otro ejemplar, sólo puede incluirse en una cronología romana general, pues no existen datos más específicos publicados al respecto9. En último término, el 80% de los ambientes absidales documentados se construyeron durante la etapa tardorromana, mayoritariamente hacia el siglo IV. En este sentido, puede apreciarse como el complejo imperial de Baia marcaría el inicio de estos ambientes, cuya fórmula comenzaría a extenderse como fenómeno de imitación de la arquitectura de prestigio, siendo incorporada por algunos ciudadanos pudientes ya hacia el siglo III 10. Sin embargo, el número de ejemplares se multiplicó en el siglo IV, pudiendo
8 STEFANILE, 2012: 28-47. 9 ALBA, 2004: 67-83. 10 ELLIS, 1991: 191. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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corresponder a una época en la que impera una moda por los ambientes absidales que emula una edilicia vinculada a los grupos sociales más poderos. A continuación, con la finalidad de aproximarnos a las funcionalidades de las estancias dotadas con espacios absidales, procederemos al análisis individual de las evidencias arqueológicas, siguiendo para ello la organización espacial convenida en el marco de mi propia investigación doctoral. Así, convinimos en adoptar la intersección del cardo y decumano maximo a modo de punto 0 desde el que enumerar las regiones en sentido N-S y O-E, dando lugar a las cuatro primeras regio, mientras que la prolongación de estas vías hacia la zona extramuros configuraría otros cuatro sectores urbanos. En último término, el área intramuros que ocuparon los edificios de espectáculos determinó la novena y última zona (fig.1). En este sentido, la primera casa a la que debemos hacer mención es la vivienda I, 13, A (sita en la actual c/ Arzobispo Maussona, nº 5), donde se documentó una habitación que poseía un ábside a cada extremo. Las dimensiones totales de la sala eran de 15 m. por 5,50 m. A nivel decorativo, el motivo representado en los ábsides difería, mientras que en el primero se apreciaron flores tripétalas y hojas, en el segundo se advirtió una cratera rodeada de róleos. En la primera alfombra debe resaltarse la figura de los vientos representados mediante jóvenes imberbes. Mientras que en la segunda alfombra se observó una escena de carreras de circo en la que aparece una cuadriga en vista frontal y su auriga, junto a la inscripción Paulus
Fig. 1: mapa que muestra las viviendas con ambientes absidales en relación a la trama de la ciudad de época tardorromana de Augusta Emerita (Elaboración propia, a partir de Mateos, 2011 y Sánchez, 2009)
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Nica. En último término, la tercera alfombra ilustra la misma representación que la anterior con la salvedad de que la inscripción se refiere a Marcianus11. Así, tanto la morfología como la metrología de la estancia posibilitan plantear la hipótesis de que estemos ante un ambiente destinado a la recepción como sucedía en las salas a fórceps de la villa de Thésée en Nea Phapos o del edifice des Saisons en Sbeitla12. El segundo ejemplo, se registró en la vivienda II, 5, A (situada en la actual c/ Sagasta nº 41-43), donde se documentó una estancia absidal pavimentada con un mosaico de tipo nilótico realizado presumiblemente por musivarios de origen griego por la cartela de inscripción Seleucos et Anthos13. La ubicación de esta sala en la planta de la vivienda14, en eje axial con la presumible entrada a la vivienda y tras un ambiente central, así como por su metrología, parece aludir a un espacio destinado a la comida (fig. 2). En el tercer caso, la evidencia arqueológica se refiere a una estancia del inmueble II, 25 (sito en la actual calle Benito Toresano, nº 3-5) que conservaba una producción musiva con unas dimensiones máximas de 9,98 m de longitud y un ancho de 6,93 m. En el cuadro central se representó un paisaje convencional, donde debe destacarse la existencia de tres arbustos y el desarrollo de la escena cinegética de un jabalí perseguido por tres perros.
Fig. 2: plano de Augusta Emerita en el que se muestran los restos de la vivienda documentada en relación al predio urbano (elaboración propia, a partir de Mateos int. 49) 11 BLANCO, 1978: 46. 12 BALDINI, 2001: 227-293. 13 BLANCO, 1978: 30-32. 14 MATEOS, 1989: s.p. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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En el ábside el motivo central era un kantharos del que surgían tallos de vid. En lo que se refiere al ambiente, el acceso se podía realizar por tres entradas distribuidas una en el centro y dos en los laterales. Las dimensiones máximas conservadas de los umbrales laterales es de 1,45 m, en el de la derecha y 1,43 m en el de la izquierda15. Tanto por la temática decorativa como por la presencia de múltiples accesos nos encontraríamos ante un ejemplo de sala de representación destinada a banquetes. La cuarta casa a la que hacemos mención se corresponde con el registro III, 15, D. Esta vivienda experimentó varias fases de extensión a lo largo de las etapas altoimperiales, ocupando de forma gradual el intervallum de la muralla, el pórtico del decumanus. Mientras que durante la etapa tardorromana habría conseguido privatizar la calle para el establecimiento de una zona de termas y adquirir una porción de la casa adyacente sobre la que se construyó un aula triconque. En suma, la casa duplicó su superficie fundacional ya en el altoimperio (1090 m2) y, posteriormente pasó a incrementar su superficie útil hasta los 1270 m2 16. Sin duda, este ambiente es una sala de representación excepcional, pues es el único ejemplar de esta morfología documentado en la ciudad. Los ambientes triabsidales responden a un esquema que experimentó un notable desarrollo en la arquitectura romana. Cronológicamente, los testimonios más antiguos en el mundo romano se han documentado en época altoimperial. No obstante, el momento de máximo apogeo se producirá durante la etapa tardorromana, repitiéndose el diseño en diferentes estancias domésticas con un uso adaptado a diferentes funcionalidades, desde mausoleos, a ninfeos y ambientes termales17. En concreto, el ambiente emeritense presentó una técnica edilicia en opus mixtum, a base de mampostería y ladrillo trabado con cal, mientras que la unión de los muros de los diferentes ábsides se reforzó con soluciones de esquina en material granítico. A nivel funcional, la sala triconque desempeño el papel de salón triclinar, como resultado de la nueva fórmula arquitectónica adaptada al cambio de mobiliario, lechos y mesas en forma de sigma (stibadia). Un ambiente análogo fue descubierto en la villa das Longas en la misma provincia lusitana18. La quinta vivienda con ambiente absidal a la que aludimos (III, 18, A), se emplazó en el tercer sector urbano de la ciudad (actual calle Holgín esquina con San Salvador). Los restos arquitectónicos documentados junto 15 ÁLVAREZ, 1990: 61-62. 16 ALBA, 2004: 77. 17 HIDALGO, 1998: 273-300. 18 NOGALES, CARVALHO y ALMEIDA, 2004: 103-156. 1038
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a un conjunto de canalizaciones sugieren como hipótesis más probable la existencia de un alveus, de cualquier baño particular19. El sexto ejemplar que traemos a colación es la casa III, 20, número cinco del área arqueológica de Morería20 (también denominada de los mármoles, por la profusión con que se empleó este material constructivo en pavimentos, paredes y pilares), donde se han podido documentar varias estancias con ábsides desempeñando diferentes funcionalidades. En este sentido, se diseñó la disposición de un ambiente absidal en el lado norte del peristilo, en eje con el acceso principal de la vivienda. La técnica edilicia de los muros fue el opus testaceum, pero al igual que el suelo del patio, las paredes se revistieron con un sectile parietal que alternaban la gama cromática blanca y azul. Tanto por su posición en planta como por su morfología y grado de decoración, este espacio debe ser interpretado como una diaeta. El interior de esta sala poseía una superficie útil aproximada de 30 m2 construidos en dos niveles diferentes de altura debiendo salvarse un escalón elaborado en mármol para acceder a la parte elevada. La parte baja ocupaba algo menos de la mitad, unos 14 m2 del ambiente, se pavimentó en mármol blanco con grandes losas en cuyo espacio central se habilitó una fuente octogonal de la que se conservó la impronta. La zona superior estaba flanqueada por siete pequeñas columnas de mármol a los lados y su pavimento respondía a una edilicia en opus sectile de ajedrezados blancos y azules dispuestos de manera oblicua. La superficie útil de este nivel elevado sería de unos 16 m2 por lo que planteamos como hipótesis de trabajo que se destinase a la recepción de clientes muy cercanos y a las visitas de prestigio. Este ambiente absidal sólo poseía un acceso enfatizado con un doble columnado marmóreo situado a ambos lados del vano (fig. 3). El ambiente descrito estaba precedido de una antecámara o zona de tránsito de 40 m2, que estuvo rematado en ambos extremos por absidiolos que contaron con tres nichos en su interior y pequeñas columnas marmóreas en sus lados. Desde este espacio de tránsito, se accedía por medio de una entrada tripartita flanqueado cada paso por columnas marmóreas pareadas y por medio de un escalón que salvaba un desnivel, se abría una enorme estancia absidal de 100 m2, estando rematado el ábside por una gran columna marmórea a cada lado. La hipótesis más probable es que este espacio se destinase a la celebración de convivium. En síntesis, ambos ambientes estaban 19 BARRIENTOS, 1998: 103-134. 20 MOSQUERA, 1994: 42-51. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Fig. 3: ambiente absidal documentado en el peristilo de la vivienda (fotografía del autor)
enfrentados y separados por la antecámara de tránsito. Todo un complejo arquitectónico construido con la finalidad de la autorepresentación y exhibición del status cívico del dominus. En último término, la casa contó con un ambiente termal, cuya disposición ocupó parte de la calzada. Al exterior el espacio es recto, no obstante, el espacio para el baño poseía tres posiciones curvas, sobre las que se decoró una venera. El acceso a la piscina se realizaba mediante un escalón flanqueado por dos pequeñas columnas elaboradas en mármol. Así, pues, este espacio cumplía también una función de representación. La séptima construcción doméstica con ambiente absidal es el registro IV, 10. Debe destacarse que la vivienda se adapta a la topografía de la zona, edificándose en forma de terrazas, con habitaciones distribuidas a diferentes cotas21. La descripción precedente tiene que estar sujeta, por fuerza, a la máxima de las precauciones ya que se ha realizado a partir de fotografías22 y no a una observación directa de los restos arqueológicos. En el extremo sur de la vivienda se desarrolló una zona termal. Este ambiente se construyó a dos alturas con cinco baños, dos de ellos semicirculares, con peldaños para bajar y unas dimensiones de 1,5 m por 1,2 m. Mientras que los tres restantes 21 ÁLVAREZ, 1980: 259. 22 Fotografías en B/N y color procedentes del Archivo del Museo Nacional de Arte Romano. 1040
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Fig. 4: detalle de la zona de baño decorado con motivos de venera (fotografía del autor)
son rectangulares y presentaron unas dimensiones variables. Asimismo se registró una plataforma con unas dimensiones conservadas de 3,30 m de longitud y 2,10 m de anchura, que fue interpretada por su excavador caldarium, al apreciarse en su proximidad la boca del horno del hipocausto, así como muretes a base de teja y ladrillo con respiraderos, sujetos con hierros in situ23. Las noticias sobre la existencia de las termas fue recopilada por otros autores con posterioridad24. La octava vivienda se corresponde con la evidencia IV, 24, A. El ambiente absidal poseía una superficie interior documentada de 55 m2. Al igual que sucedía en el caso anterior con la zona termal, este ábside ocupaba de forma puntual el viario anejo, privatizándose de este manera parte de un suelo público. Los restos arquitectónicos son muy exiguos, la técnica edilicia fue opus mixtum de mampostería y ladrillo25 y, presumiblemente, la sala se destinaría a banquetes sociales. En el caso del noveno ejemplar registrado, la casa IX, A, mostró la dinámica de ocupación en el tiempo a lo largo de las etapas altoimperial y tardorromana. Así, si nos centramos en la última fase cronológica, la planta de 23 Fotografías en B/N y color procedentes del Archivo del MNAR. 24 ENRÍQUEZ et al, 1991: 599-609; BARRIENTOS, 1997: 259-284; 2011: 327-342; REIS, 2004: 81-82; GARCÍA-ENTERO, 2005: 532. 25 MÁRQUEZ, 1997: 168-177. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Fig. 5: detalle de la zona de baño con piscinas rematadas en forma semicircular (Archivo M.N.A.R)
la nueva vivienda difiere de la anterior al producirse varias transformaciones, algunas de tipo estructural y otras más puntuales. En relación a la primera modificación, se amplió la casa por el lado occidental, invadiendo el espacio porticado anexo a la vía mediante dos habitaciones y un espacio absidal al interior26, fenómenos que hemos visto en los ejemplos seis y ocho del presente trabajo. El ambiente absidal en cuestión, se construyó en una técnica edilicia de opus mixtum, a base de mampostería y ladrillo. Los restos arquitectónicos son exiguos, no obstante la ausencia de canalizaciones, sugiere que la hipótesis más admisible sea la de un uso como salón triclinar. En último término, al igual que sucedía en el caso anterior, la vivienda IX, B, ante la falta de espacio disponible en el interior del recinto urbano, hace que el propietario de la vivienda opte por adecuar el diseño y la organización de las estructuras preexistentes, llevándose a cabo reformas estructurales y decorativas. La excepcionalidad de la casa radica en los ambientes absidales. Así, la estancia H más amplia (50,3 m2) se abría al patio, presentó tres grandes ventanas al exterior y poseía un conjunto pictórico muy relevante27 cuyos motivos figurados representarían al dominus y su familia en actitud de agasajo manifestando su estatus social28. El ambiente absidal G (40,9 m2) no 26 ALBA, 2000: 277-305. 27 MÉLIDA, 1917: 11; ABAD, 2012: 41-45. 28 MOSTALAC, 1997: 581-603. 1042
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presentó vano de apertura hacia el patio, por lo que el ingreso se realizaba indirectamente a través del acceso con la estancia H. En esta habitación no se registró decoración alguna, lo más destacable son sus tres ventanas y otros tantos nichos abiertos en la pared que comparte con el otro ambiente absidal cuya interpretación funcional ha sido como ninfeo o anaquel29
Fig. 6: plano de que muestra la organización de la vivienda (Durán, 1991)
En última instancia, el concurso de nuevas técnicas de documentación gráfica ha permitido la realización de un modelo 3D. A partir de técnicas no intrusivas como la fotogrametría automática, se posibilita la consulta métrica y se multiplican las perspectivas de visualización del edificio, aportando datos arqueológicos que, permitieron extraer una nueva lectura arquitectónica del edificio. Así, se observaron desviaciones geométricas que no se aproximan a los modelos estándares de construcción, arrojando asimetrías claras. Este hecho era manifiesto en la disposición espacial de las pinturas del ábside principal que se vieron condicionadas geométricamente por estas irregularidades30. 3. Consideraciones finales A tenor de los resultados obtenidos mediante el análisis individualizado de los ambientes absidales de la arquitectura doméstica emeritense, cabe señalar que a pesar de que en otras regiones existan evidencias desde época 29 BALIL, 1976: 75-91. 30 CORRALES y ORTIZ: e.p. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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augustea, la introducción de estas salas no se produjo en Augusta Emerita hasta finales del siglo II. A pesar de ello, estas aulas proliferaron durante la etapa tardorromana, hasta alcanzar su cénit en el siglo IV, momento al que se han adscrito cronológicamente la mayoría de las evidencias registradas. Asimismo, debe destacarse la variabilidad morfológica que estas aulas llegaron a adquirir, documentándose tres tipos de variantes: simple, biabsidal o triconque.
Fig. 7: detalle de la planta de la zona biabsidal generada por nube de puntos (elaborado por Corrales y Ortiz, e.p.)
En lo que respecta al apartado de las funcionalidades (gráfico 3), debe advertirse la versatilidad de estos ambientes. Ya que, si bien los testimonios más antiguos documentados daba solución a la problemática de la recepción de un importante número de personas, a lo largo del tiempo, la adaptabilidad de estas salas a diferentes usos según las necesidades específicas de los moradores de las viviendas ha sido evidenciada por la arqueología de manera palmaria. Esta capacidad de respuesta con facilidad y rapidez a las nuevas actividades que se iban a llevar a cabo es, en sí misma, la innovación que supuso este tipo de aulas: recepción, baño y comida. Esta arquitectura que generaba espacios absidales fue parte esencial en las ceremonias encaminadas a enfatizar la figura del propietario de la vivienda, pues, no en vano, la concepción del ábside como lugar reservado a los venerables estuvo presente en la mentalidad romana como se ha propuesto desde la arquitectura del poder31. 31 DYGGVE, 1941: passim. 1044
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Análisis de los ambientes absidiales en la arquitectura doméstica de Augusta Emerita
Gráfico 3: relación entre las diferentes usos dados a los ambientes absidales de las viviendas y la distribución topográfica (elaboración propia)
Como es posible apreciar (gráfico 3), la mayoría de estos ambientes absidales tuvieron como funcionalidad principal la de acoger invitados a celebraciones vinculadas a banquetes (siete evidencias). Mientras que el uso de una morfología semicircular en los baños fue relativamente común en este tipo de casas (tres evidencias). En última instancia, habría que destacar el uso de estas salas como lugar de recepción o de antecámara antes de poder pasar al lugar donde se encontraba el dominus (dos evidencias). El hecho de crear todo un itinerario por la vivienda que introducía secuencialmente a los invitados formaba parte de la exhibición de estatus cívico. En síntesis, no es de extrañar el escaso número de evidencias registradas en el yacimiento emeritense (doce), concentradas en diez viviendas, (si bien futuras excavaciones podrían registrar nuevos ejemplares) puesto que este tipo de arquitectura fue un producto cultural destinado a satisfacer las necesidades de autorepresentación de una selecta minoría social.
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Figura 8: detalle de la decoración pictórica del ábside mayor de la vivienda (Fotografía del autor)
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ESPACIOS Y FUNCIONES EN LOS PALACIOS ARZOBISPALES COMPOSTELANOS DE LA ÉPOCA MODERNA Spaces and Functions in Santiago De Compostela’s Archiepiscopal Palaces during Early Modern Age Fernando Suárez Golán Universidade de Santiago de Compostela [email protected] Resumen: El objetivo principal que nos proponemos en esta comunicación consiste en mostrar la dimensión real de la existencia de los arzobispos de Santiago en su doble faceta de pastores y, a la par, señores de una comunidad urbana profundamente influenciada por su presencia. En este sentido, se atenderá por una parte al diseño de los palacios arzobispales, a la forma en que se organizaban –y superponían– los espacios y las funciones. Pero también nos acercaremos al contenido de sus estancias, y a las actividades que se desarrollaban en ellas, es decir, a su dedicación bien como espacios necesarios (cocinas, dormitorios, almacenes…) o bien como ámbitos de representación o de sociabilidad y relación (salones, comedores, bibliotecas…). La doble faceta de sus inquilinos repercutía sobre la configuración de los palacios arzobispales que deben ser considerados no sólo como escenario de la vida doméstica sino también como espacios para la acción política o social, la socialización o la creación de formas culturales, esto es, como el lugar en el que la visibilidad de esa duplicidad de poderes entraba en juego de diversos modos, subrayando una u otra dimensión. Palabras Clave: espacio doméstico, palacios, arzobispos, Santiago de Compostela, siglo XVIII. Abstract: The main purpose of this paper is to display the factual dimension of the double role of Santiago’s archbishops. Archbishops acted as pastors and, at the same time, as lords of an urban community profoundly influenced by their presence. In this sense, we will focus on the plans of archbishop’s palace and the way spaces and functions were arranged and overlaid. In addition, we will make an account of the content of the rooms and the activities carried out within their walls, that is to say, the usage of the rooms as basic spaces of a house (such as kitchens, bedrooms, storehouses…) or if the rooms were used as areas of representation or sociability (assembly halls, dining rooms, libraries…). The dual role of the tenants affected upon the configuration of the archiepiscopal palaces that have to be Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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seen not just as scenarios of domestic life but also as spaces for political and social action, sociability or the creation of cultural forms. The archbishop palace must be considered as the place where this duplicity of powers come into play in various manners emphasizing one or the other dimension. Keywords: Domestic Space, Palace, Archbishop, Santiago de Compostela, 18th Century.
1. Los
palacios
episcopales:
unas
“residencias
de
función”
multifuncionales
El historiador francés Frédéric Meyer escribía hace algunos años en su amplio estudio sobre las familias y curias episcopales del sureste francés que “l’evêché est sans doute le premier monument insigne à avoir été considéré comme un logement de fonction”1. En efecto, los palacios episcopales deben considerarse desde su mismo origen como un “alojamiento de función”, es decir, aquel que le corresponde a un individuo, en este caso el obispo, en función del cargo que desempeña y, por tanto, solo por razón de su empleo y durante el tiempo que lo ejerce. Una vez que un obispo deja de serlo, es trasladado de diócesis o promovido, pierde todo derecho sobre la que había sido su residencia que pasa inmediatamente a su sucesor. Este es un rasgo de modernidad evidente toda vez que, como también ha señalado Fréderic Meyer en el estudio ya citado, los “alojamientos de función” no comenzaron a generalizarse sino hasta el siglo XVIII, y esto en Francia2. En el amplio ámbito de la Monarquía hispánica no puede decirse lo mismo, por ejemplo, de las residencias de los virreyes pues, si bien estos disponían de ellas en función de su delegación y mientras esta durase, en realidad se trataba de palacios reales, y por tanto pertenecientes a la corona, que los virreyes utilizaban en tanto que representaban al rey3. Y en cuanto a los palacios reales, más propio sería considerarlos residencias familiares que alojamientos estrictamente de función. Por lo que respecta a Santiago de Compostela, sus prelados disponían de un palacio acorde a su dignidad desde tiempos del primer arzobispo, don Diego Gelmírez, a quien se debe el núcleo románico del siglo XII, levantado probablemente en el lugar que ocupaba la primitiva residencia de los obispos de Iria Flavia y Compostela en el costado norte de la catedral4. Desde entonces sirvió de residencia principal de los arzobispos compostelanos, aunque no única toda vez que 1 MEYER, 2008: 103. 2 MEYER, 2008: 103. 3 PALOS PEÑAROYA, 2005: 126, 131. 4 YZQUIERDO PERRÍN, 2000: 21; DOMÍNGUEZ ROMÁN y SINGUL, 2001: 5-11. 1052
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Espacios y funciones en los palacios arzobispales en época moderna
la Mitra poseía varias fortalezas, entre las cuales la Rocha Branca, la Rocha Forte y, sobre todo, las Torres Arzobispales de Pontevedra, tenían una posición privilegiada. Durante este tiempo el Palacio Arzobispal de Santiago y el palacio-fortaleza de Pontevedra, en menor medida, mantuvieron su condición de alojamiento de función de los arzobispos compostelanos, si bien en convivencia en determinados períodos con residencias alternativas, familiares en su mayoría. En efecto, un arzobispo podía poseer en propiedad –don Fernando de Andrade era propietario del palacio de Vistalegre sobre la ría de Arousa– o alquiler –la quinta de Santa Marta de don Cayetano Gil Taboada– una residencia que a su muerte revertía en la herencia de su familia o a sus propietarios eminentes. No obstante estas eran residencias privadas que no pasaban al patrimonio de la Mitra ni serían ocupadas por sus sucesores, y por tanto no pueden ser consideradas como alojamiento de función de los arzobispos que las ocuparon. Más allá de esto, a mediados del siglo XVIII, coincidiendo con la divulgación de este tipo de alojamientos, Santiago de Compostela pudo conocer la creación de otro alojamiento de función tras la construcción de la Casa del Deán; en este caso la principal diferencia con el Palacio Arzobispal radicaba en que esta casa principal pertenecía al Venerable Cabildo Metropolitano –como otras muchas que poseía en la ciudad– y los deanes que pasaron a ocuparla debían pagar por ello un alquiler5. A lo largo de la época medieval y en los primeros siglos de la moderna el palacio arzobispal románico conoció numerosas transformaciones –aunque, como veremos, las principales estancias apenas fueron modificadas– y edificaciones adosadas, de tal manera que en el siglo XVIII el núcleo primigenio había dejado de ser funcional aunque persistía, engullido y totalmente oculto por los sucesivos aditamentos6. En efecto, alojar a la familia episcopal y a la curia exigía un edificio suficientemente espacioso. Por ende, los palacios arzobispales se nos presentan como un espacio múltiple que debía adaptarse a las diversas y complejas necesidades que de él requerían la pluralidad de funciones de sus moradores y las dos declinaciones de su poder: espiritual y temporal. Situados en la cúspide de la sociedad gallega y compostelana, los arzobispos compostelanos de Antiguo Régimen unían a su condición de prelados al frente de una importante diócesis metropolitana, la de señores jurisdiccionales de la ciudad y de un extenso territorio7, dos facetas que, como no podía ser de otro modo, repercutían sobre la configuración de 5 TAÍN GUZMÁN, 2004: 146-147. 6 SUAREZ GOLÁN, 2009: 424. 7 EIRAS ROEL, 1997: 7-46. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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los palacios arzobispales. En Santiago de Compostela el juego creado por la duplicidad de poderes y la multiplicidad de funciones se resolvió en época moderna de dos modos, fundamentalmente: a) con la creación de un “sistema de residencias”, es decir, la utilización de dos o más residencias en las que se privilegiaba una u otra función8; y b) a través del diseño interno de los palacios arzobispales y del contenido y dedicación de unas estancias que deben ser consideradas no sólo como escenario de la vida doméstica –cocinas, dormitorios, dependencias de almacenamiento–, sino también como el lugar en el que la visibilidad de esa duplicidad de poderes entraba en juego de diversos modos –estancias administrativas, salones, comedores, bibliotecas… Del primero de estos aspectos ya nos hemos ocupado en otro lugar, por lo que aquí nos centraremos fundamentalmente en el segundo. En época moderna los palacios episcopales, en general, y aquellos de los arzobispos compostelanos, en particular, desempeñaban a la vez tres funciones. En primer lugar eran una residencia particular de la aristocracia, con piezas de socialización –abundaban los salones, aunque se verá que no eran las únicas estancias que cumplían esta función– y otras de utilidad cotidiana (las cocinas, alcobas, etc.). En segundo lugar se asemejaban a una especie de convento, en el que la simplicidad de vida es la regla para una familia de una veintena de personas. Por último, funcionaban como una administración en la que una parte del palacio constituía una especie de oficina abierta al público y contaba con espacios de acción política y judicial. Estos tres aspectos podían estar más o menos diferenciados –aunque la racionalidad avanzó muy lentamente– pero, en cualquier caso, condicionaban la forma de vida, los espacios, la decoración y predisponían en definitiva a una determinada imagen hacia el exterior. El objetivo principal que nos proponemos en esta comunicación consiste, pues, en mostrar la dimensión material de la existencia de los arzobispos de Santiago de Compostela en su doble faceta de pastores y gobernantes de una comunidad profundamente influenciada por su presencia, y al mismo tiempo analizar cómo esa doble faceta condicionaba, a su vez, la compleja realidad material que habitaban los prelados. 2. Un espacio desequilibrado y caótico, pero jerarquizado El sistema residencial de los arzobispos compostelanos alcanzó su máxima expresión en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando llegó a estar 8 MENNITI IPPOLITO, 2004: 45-78. 1054
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Espacios y funciones en los palacios arzobispales en época moderna
formado por tres residencias: un palacio urbano y dos casas rurales aunque de muy diferentes características. El Palacio de Lestrove, situado en las proximidades de la villa de Padrón dominando un extenso valle cruzado por los ríos Sar y Ulla 9, era sobre todo una residencia señorial laica al más puro estilo de los “pazos” y “pousas” de la hidalguía gallega10. De hecho, esto era lo que había sido para sus antiguos propietarios hasta su adquisición para la Mitra por el arzobispo don Bartolomé de Rajoy en 175211. Así, en 1690 la imagen que ofrecía la quinta de Lestrove era la típica de una residencia rural hidalga: palomar, sendero de bojes y otros elementos característicos –frutales “exóticos” y muralla circundante– la identifican claramente como una residencia solariega12. Y, en todo caso, una vez propiedad de la Mitra el Palacio de Lestrove mantendría su carácter particular de residencia laica, pero no por eso dejó de ser considerado desde el principio un palacio arzobispal verdadero y propio. La granja de Chouchiños, en cambio, era algo completamente diferente de las otras dos residencias. Adquirida para la Mitra por el mismo arzobispo Rajoy en 1770 consistía fundamentalmente en una extensa finca agraria en torno a una modesta mansión13, que había sido utilizada como lugar de retiro por los jesuitas hasta su expulsión, y cuatro casas adosadas para los caseros que trabajaban las tierras. No están muy claras las razones que movieron a don Bartolomé de Rajoy a comprar esta propiedad procedente de los bienes incautados a la Compañía de Jesús y que esta tenía en foro de la Dignidad Arzobispal desde 1666. Tal vez la fortuna del Palacio de Lestrove y su progresivo afianzamiento, a partir de mediados del siglo XVIII y sobre todo durante la década de 1760, como lugar para la normal administración, para las funciones políticoadministrativas y para todo aquello que concernía a la actividad habitual del prelado, y no como sede destinada para el descanso, hizo surgir la idea de la necesidad de otro paraje de retiro, para el descanso y sosiego del arzobispo, función que en un principio debería haber cumplido la quinta sobre el Ulla. La proximidad de la pequeña granja a la ciudad de Santiago no fue suficiente para convencer a los arzobispos de su frecuentación, pese a que no podía esconder la belleza y tranquilidad de una casa que se hallaba en plena naturaleza, rodeada de bosques de castaños, robles y pinos14. 9 ABUÍN DE TEMBRA, CORTIZO SÓÑORA, 2012: 95. 10 PRESEDO GARAZO, 2003-2004: 84-89. 11 SUÁREZ GOLÁN, 2009: 427. 12 ABUÍN DE TEMBRA, CORTIZO SÓÑORA, 2012: 17. 13 1770. Protocolos Notariales de Santiago: leg. 4.410, fols. 6 vº-10 rº. Archivo Histórico Universitario de Santiago [AHUS]. 14 “Granja de los Chouchiños”. 1796. Inventario General, Espolios: leg. 184, fol. 28 vº. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Monseñor Rajoy apenas tuvo tiempo de visitarlas pues falleció dos años después de la compra15; su sucesor, don Francisco Alejandro Bocanegra Xivaja, permaneció la mayor parte de su pontificado recluido en el Palacio de Lestrove, después de un incidente en el palacio compostelano16. Don Sebastián Malvar tampoco pasó temporadas allí, mientras que residió sin embargo muy a menudo en la residencia que poseía en Salcedo, cerca de la villa de Pontevedra17. Para entonces muchas de las antiguas fortalezas –las Rochas– de la Mitra habían desaparecido arruinadas o habían dejado de ser utilizadas por los arzobispos ya en tiempos remotos, convertidas en cárceles, mientras que las Torres Arzobispales de Pontevedra que habían servido de palacio-fortaleza en tiempos no tan lejanos habían quedado en desuso después de haber sido incendiadas por los ingleses en 171918. La tasación de los bienes procedentes de los regulares, realizada por el maestro de obras Juan López Freire en 177019, primero, y la valoración de los desperfectos a la muerte de don Sebastián Malvar, efectuada por el mismo perito en 179620, nos permiten conocer las características y distribución de una casa que apenas sufrió modificaciones entre una y otra fecha. El conjunto de la granja de Chouchiños estaba circundado por una muralla de mampostería y su interior poblado casi en su totalidad por gran número –más de tres mil– de robles, castaños, pinos y otros arbustos, salvo una pequeña porción dedicada a prado y cercada provisionalmente con una sebe21. Adosadas al portal de la finca se hallaba la casa de los arrendatarios que trabajaban las tierras de la Mitra; en línea con la muralla, la casa de labranza fue descrita como una vivienda de dos plantas, con huerto y corral, así como diversas dependencias para guardar animales y el producto de las cosechas22. En cuanto al edificio principal, presentaba en su planta “la figura de un siete compuesto de dos rectángulos”, de los cuales solo el brazo mayor –de quince metros de largo por siete de fondo– tenía un piso alto, siendo lo demás de una sola planta. En su interior las estancias eran pocas y poco Archivo de la Catedral de Santiago [ACS]. 15 GARCÍA CORTÉS, 2011: 251. 16 SUÁREZ GOLÁN, 2009: 432. 17 GARCÍA CORTÉS, 1999: 153-181. 18 “Sumario de los privilegios, regalías, etc”. 1776. Fondo General, Serie Regalías: leg. 40, fol. 125 vº. Archivo Histórico Diocesano de Santiago. 19 1770. Protocolos Notariales de Santiago: leg. 4.410, fols. 6-9 vº. Archivo Histórico Universitario de Santiago. 20 “Granja de los Chouchiños”. 1796. Inventario General, Espolios: leg. 184, fol. 28-29 rº. ACS. 21 1770. Protocolos Notariales de Santiago: leg. 4.410, fol. 7 rº. AHUS. 22 1770. Protocolos Notariales de Santiago: leg. 4.410, fol. 8 vº. AHUS. 1056
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Espacios y funciones en los palacios arzobispales en época moderna
decoradas: nada más traspasado el portal de entrada aparecía un zaguán que daba acceso, por un lado, a una sala grande que servía de refectorio, cuyo único mobiliario eran las mesas, tarimas y bancos de madera de castaño, mientras que por otra puerta se accedía a la cocina. En uno de los lados del zaguán se hallaba un lavatorio y la escalera principal que daba acceso al piso superior que consistía en un salón, un oratorio, dos dormitorios y el acceso a la solana que se extendía sobre el cuerpo bajo23. Por tanto, estamos ante una casa sobria y funcional, que contaba con los espacios indispensables para el uso que le habían dado los jesuitas como lugar de retiro, sin nada superfluo. Así y todo, en la granja de Chouchiños se observan algunos rasgos de modernidad en la distribución de los interiores que estarían directamente relacionados con su utilización por los padres de la Compañía. Nos referimos a la especialización de las estancias. Hasta el siglo XVIII lo más corriente era encontrar una disposición de habitaciones en fila, la mayor parte de las veces sin ningún criterio constructivo ni decorativo. La distribución en sucesión comenzó a desaparecer ante la nueva articulación de las estancias alrededor de un distribuidor común –el zaguán o el salón– ideado para evitar el paso por el resto de las habitaciones24. Esta la disposición del espacio doméstico basada en la especialidad se traduce aquí en la aparición de varias estancias destinadas a un determinado uso: la cocina para almacenar, conservar y preparar los alimentos; el refectorio o comedor de los religiosos; y los dormitorios para dormir tanto los jesuitas como más tarde los arzobispos o sus familiares. La identificación y denominación de una pieza en función de la actividad que se realizaba en ella fue adoptada tempranamente en los tratados de arquitectura de la época, hasta acabar formando parte del lenguaje común como se puede comprobar fácilmente en los inventarios que manejamos. La residencia urbana de los arzobispos compostelanos acusaba, en cambio, mucho más la influencia de la tradición y de la adición indiscriminada de estancias conforme era necesario un mayor volumen de espacio. La suma de edificios que componían las “casas arzobispales” partía de un apéndice adyacente al costado norte de la catedral, iniciado en la época medieval y ampliado a lo largo de los siglos. No obstante, para su estudio arquitectónico y estructural cabe diferenciar tres partes: 1) el núcleo más antiguo, con planta en forma de “T” invertida, se corresponde con las estancias levantadas por 23 “Granja de los Chouchiños”. 1796. Inventario General, Espolios: leg. 184, fols. 25-26 rº. ACS. 24 FRANCO RUBIO, 2008: 131. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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los arzobispos Gelmírez y Manrique, sobre las que se superpusieron en época posterior otras dos plantas y se adosaron varias estructuras –entre ellas la torre del arzobispo Sarmiento–; 2) otro cuerpo arquitectónico, que se unía a los anteriores en su ángulo nororiental, de factura renacentista25, albergaba la escalera y el corredor voladizo que comunicaba directamente la planta principal con la calle a través de la portada principal, abierta hacia la plaza de la Azabachería; y 3) el edificio de la “obra nueva” del arzobispo Rajoy26, con planta de “U”, abierto sobre el jardín y unido al anterior a través del llamado Arco de Palacio, que salva la calle situada entre ambos. El palacio –aunque mejor sería utilizar el plural– era un volumen dilatado y anárquico de hasta cinco plantas, aunque no en todas sus partes eran tantas, debido a la inclinación del terreno, ni siempre estaban al mismo nivel. Tal distribución se traducía exteriormente en una gran heterogeneidad y asimetría, sin estilo definido. La distribución de los huecos en los diferentes pisos no seguía un orden regular, alternando balcones, grandes ventanales y pequeños vanos. Todo ello imponía una imagen hosca a un conjunto que Juan López Freire definió secamente como de “yrregular costrución, por haberse en diferentes tiempos echo a trozos”. Por otra parte, como cabe suponer, esta estratificación influía en la distribución del espacio interior. Los inventarios más precisos de fines del siglo XVIII nos permiten visitar los palacios arzobispales compostelanos e incluso establecer comparaciones con la situación de mediados de siglo. No es posible encontrar equivalente para los siglos XVI o XVII, es necesario esperar un progreso en la voluntad de descripción de los arquitectos y escribanos en los inventarios post-mortem, por ejemplo, para llegar a las largas y prolijas descripciones que nos permiten conocer el escenario de la vida cotidiana en los palacios. El interior del edificio se articulaba en dos grandes áreas unidas por el Arco de Palacio en los tres niveles superiores. La puerta principal de la Azabachería se abría a un vestíbulo que daba acceso a la sala de Audiencias y a uno de los patios interiores. De este vestíbulo partía también la “escalera principal que en forma de rampla” conducía directamente al “alto superior” o piso principal –la cuarta planta–, y permitía acceder desde uno de sus rellanos a dos oficios de poyo y a la biblioteca pública –antiguo Provisorato. La escalera desembocaba en un primer salón inmediato al cual se hallaba otro que servía de distribuidor y antesala a la habitación principal, situada al 25 ROSENDE VALDÉS, 2004: 323. 26 SUÁREZ GOLÁN, 2009: 428-432. 1058
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norte27. Al sur se abrían las piezas destinadas a tesorería y secretaría mientras que, junto a la habitación principal, se hallaban además la repostería –con su chimenea y fregadero–, un cuarto y la capilla. Por tanto, el alojamiento del arzobispo se encontraba inmediato a sus responsabilidades espirituales y administrativas. La disposición de las estancias en enfilada, la ausencia de pasillos en las zonas principales propia de la época y la ubicación de las salas de recibir (primer y segundo salón) en las crujías exteriores en que desembocaba la escalera principal facilitaba la organización de la vida doméstica en dos áreas más o menos diferenciadas: una de ellas para uso social y púbico y la otra de uso doméstico. Y aquí lo doméstico remite al ambiente que se vive en el interior de las viviendas, de puertas adentro, para distinguirlo y separarlo del espacio público (y secretaría y tesorería lo eran en cierto modo, aunque no tanto como la sala de Audiencias o los dos oficios de poyo), siendo muchas veces identificado con lo privado. A finales del siglo XVIII la habitación o apartamento principal –el alojamiento del arzobispo– se hallaba “con proporcional decencia en todas sus partes, pintados sus cielos rasos y frisos”; en total disponía de catorce balcones que, junto con la “gran solana de cantería” abierta al Obradoiro, no sólo garantizaban una eficaz ventilación y luminosidad, sino que servían también de palcos para contemplar los espectáculos de la plaza y dejarse ver. Junto a la capilla estaba la embocadura de una escalera interior que bajaba al piso inferior en el que se hallaba el archivo y los dormitorios de los capellanes alternaban con la habitación del provisor y la mayordomía, mientras que en el cuerpo meridional se disponían cuatro cuartos de criados comunicados por un pasillo situado bajo la galería superior28. Siguiendo la citada escalera se descendía al apartamento de los pajes. Anteriormente el cuarto de los pajes tenía otro emplazamiento, en el último piso del cuerpo meridional paralelo a la nave catedralicia, conocido como Provisorato, del que fueron desalojados tanto porque ya se hallaba en muy mal estado cuando el arzobispo Rajoy planteó su reforma29, finalmente no acometida, como porque durante el episcopado de don Sebastián Malvar se había establecido allí la biblioteca pública. Frente a la enfilada del piso principal, el modelo cambia en los niveles inferiores a los que ya no llegaban los extraños. El alojamiento de los pajes, como el de los criados, se componía de cuatro 27 “Declaración del Maestro de obras. Desperfectos de Santiago”. 1796. Inventario General, Espolios: leg. 184, fols. 2-3 rº. ACS. 28 “Declaración del Maestro de obras. Desperfectos de Santiago”. 1796. Inventario General, Espolios: leg. 184, fols. 4 vº-5 rº. ACS. 29 SUÁREZ GOLÁN, 2009: 428. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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cuartos, todos iguales y “de mui hordinaria construcción”, abiertos a un corredor que en dirección norte-sur los comunicaba con las escaleras. En estas piezas y en la habitación de los capellanes el mobiliario era funcional y similar al de las celdas monásticas: catre o tarima de madera, una silla de Moscovia, algún taburete, y una mesa o bufete. Pese a la presencia de un despertador de sobremesa en la mayordomía30, la atmósfera aquí era más espiritual y evocaba la de un monasterio rentista del siglo XVIII. Venía a continuación, entrando desde la citada escalera interior, un cuarto oscuro y, a la derecha, “una gran bóveda, antigua, que sirve de comunicación”31. El antiguo salón de ceremonias románico levantado por el arzobispo Gelmírez en el siglo XII32 había quedado reducido a una estancia de paso que permitía comunicar el cuarto de los pajes y las otras estancias situadas en el cuerpo norte (el refectorio y el pórtico de acceso al jardín) con la cocina y el tránsito a la nave de la catedral, situado en el extremo sur. Desde la “gran bóveda”, una escalera auxiliar de madera bajaba por el interior de la torre hasta el cuarto común. En aras de un renovado concepto de la comodidad y del decoro, el agrupamiento del abultado número de personas que componían la familiatura episcopal y su reclusión en el recinto palaciego aconsejaba servirse de las letrinas, instaladas en la parte más recóndita de la vivienda, para evacuar inmediatamente los residuos orgánicos33. La letrina, o cuarto común, era el lugar de la casa donde se realizaban las necesidades corporales, disponiendo para ellos de varios “asientos separados con tablas de castaño” –en el Palacio de Lestrove– o, en su defecto, de una boca de vertido conectada a una tubería bajante de desagüe –lo que ocurría en la residencia urbana34. No obstante, la urgencia y la comodidad en muchos casos no permitían acudir siempre a la letrina con vertedero de asiento instalada en una pieza recóndita y, por tanto, también distante de los cuartos principales. Lo habitual era que las necesidades se hiciesen en la intimidad de los gabinetes o de los dormitorios, cuando los había, en unos recipientes a propósito como los “vasos maiores” o “vasos comunes” inventariados en uno de los antegabinetes y en los cuartos de mayordomía compostelanos, o como la más lujosa “caxa acharolada inglesa, con su baso común dentro, 30 “Inventario del Palacio Arzobispal de Santiago”. 1772. Inventario general, Espolios: leg. 178. ACS. 31 “Declaración del Maestro de obras. Desperfectos de Santiago”. 1796. Inventario General, Espolios: leg. 184, fol. 5 vº. ACS. 32 DOMÍNGUEZ ROMÁN, SINGUL, 2001: 5-11. 33 BLANCO ESQUIVIAS, 2006: 97. 34 “Tasa de los desperfectos de los palacios de Santiago, Lestrobe, Chouchiños”. 1796. Inventario general, Espolios: leg. 184, fol. 18 rº. ACS. 1060
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de barro vidriado, y un orinal sencillo” que se encontró en uno de los dormitorios de Lestrove. Por último, otra escalera de servicio, embutida en el muro este de la “bóveda”, subía hasta los pisos superiores del cuerpo meridional –antiguo cuarto de pajes– mientras que en su primer rellano se hallaban los accesos a dos cuartos de criados, a una gran despensa situada bajo la sala de Audiencia y a un patín de piedra desde el que era posible descender al patio de mediodía en torno al cual se disponían varias cuadras, pajares, la antigua sala de armas del palacio de Gelmírez, ahora convertida en caballeriza con puerta a la calle bajo el Arco de Palacio, y otras tres cuadras dispuestas en paralelo, a las que se accedía desde un zaguán en el que se abría la puerta del palacio a la plaza del Obradoiro. En el otro extremo, al norte del Arco de Palacio, se hallaba el jardín, cerrado con muralla, y la cochera35. Los coches se pueden entender como una prolongación de la casa que se mueve por la ciudad y el campo36. El éxito del coche entre las clases más acomodadas de los siglos XVI a XVIII se reflejó en la disposición de cocheras y en las pragmáticas que se dieron para reglamentar su uso. No obstante, parece que exhibir el lujo alcanzado no era el objetivo de los coches de los arzobispos compostelanos; de los tres que había en 1772 dos eran viejos, y el otro, mediano, estaba aforrado de terciopelo carmesí; un poco mejor parecía la silla de manos, totalmente forrada de terciopelo carmesí, con sus vidrios y flecos de seda37. Los coches, o la silla, tenían una función utilitaria nuclear para el estado episcopal, pues permitían al arzobispo visitar la diócesis, pero también desplazarse a sus otros palacios. Los testigos de la causa sobre ocultación y substracción que siguió a la muerte de don Bartolomé de Rajoy declararon que “muchas piezas se perdieron con motivo de los viajes”38, y los faroles de calle, el oratorio portátil, la caja de almuerzo, el maletón de Moscovia, la cama de campo39, los baúles o los numerosos catricofres recontados en la misma fecha demuestran la frecuencia e importancia de los desplazamientos. 35 “Inventario del Palacio Arzobispal de Santiago”. 1772. Inventario general, Espolios: leg. 178. ACS. 36 CÁMARA MUÑOZ, 2006: 198. 37 “Inventario del Palacio Arzobispal de Santiago”. 1772. Inventario general, Espolios: leg. 178. ACS. 38 LOPEZ FERREIRO, 1905: 182. 39 “Requento echo por el S.or D.n Pedro Fole de Navia […] de las alaxas, vi.es y más efectos fincables a la muerte del Illmo. S.or D.n Bartolomé de Rajoy”. 1772. Inventario general, Espolios: leg. 178. ACS. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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El destino de muchos de esos viajes era el palacio de Lestrove. Don Francisco Fructuoso de Mato, capellán de coro de la catedral, lo definió secamente como “el palacio y casa de quinta” de la Mitra. En efecto, en un principio se planteó como un paraje de retiro de los arzobispos40, no obstante, de lugar de ocio la quinta de Lestrove se transformó en residencia estacional. Durante períodos más o menos largos, todos los arzobispos residieron allí, y esto constituía una novedad. En cualquier caso, se trataba de otro palacio “de función” –y no de linaje– que en distintos momentos del año –porque la estacionalidad de Lestrove era relativa y no coincidía únicamente con el verano– servía de residencia al prelado y a su familia, desde donde ejercía la justicia señorial y velaba por el buen gobierno espiritual y temporal del arzobispado. Una muestra de que Lestrove fue lugar habitual para la administración de la diócesis la hallamos en la “prensa para el sello que ponía a los títulos, papeles y más que se despachaua en los tiempos que dicho Illustrísimo Señor [Rajoy] solía a venir a recrearse aquí”, que se encontró entre los objetos de la secretaría en 1772. Cada arzobispo se comportó como creyó mejor –Bocanegra pasó en él sus últimos años–, pero todos, en este período, consideraron al de Lestrove como un palacio arzobispal más, ampliándolo, restaurándolo y embelleciéndolo, tanto o más que al palacio urbano. La entrada al palacio se hacía desde el noroeste, a través de un amplio portal de cantería abierto en la muralla que rodeaba toda la finca, abarcando un frondoso bosque, viña y huerta en su perímetro de 985 varas castellanas (823 metros). El portal franqueaba la entrada a un patio, a cuya izquierda se encontraba la cochera, la caballeriza y una cuadra de vacas, mientras que a la derecha se disponían el pajar y otras dos cuadras. En el centro del patio se erguía “una gran fuente de piedra” y en frente se encontraba la entrada al palacio que se realizaba a través de un único vano rectangular de acceso, tras el cual se disponía el zaguán, un área intermedia entre la calle y la casa donde paraban las visitas antes de ser recibidas, despojándose de la capa y otras ropas de calle41. A este vestíbulo se abrían tres puertas. La de la izquierda daba a la bodega; la del frente comunicaba directamente con el “soportal de la parte de oriente”, en el que se hallaba a un lado la puerta de la capilla y al otro las escaleras nobles del inmueble, que con dos tiros de cantería, comunicaban el pórtico con el área residencial propiamente 40 “Benta del Illmo. ss.or Arzobispo que le hizo la Señora Dª Benita Fran.ca Tauada y Vlloa”. Protocolos notariales de Santiago: leg. 3.433, fol. 122 rº. AHUS. 41 BLANCO ESQUIVAS, 2006: 52; FRANCO RUBIO, 2009: 131; TAÍN GUZMÁN, 2004: 76. 1062
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dicha; y por la tercera, a la derecha, se accedía a unas escaleras de servicio de madera, eje organizador del interior, las cuales comunicaban el zaguán con el entresuelo y, mediante otra puerta, con las oficinas bajas del cuerpo sudeste del palacio (cuadra, bodega, panera). Otro tránsito, hacia el sur, permitía pasar a la cocina, a una cuadra de cerdos o salir a la huerta. En el entresuelo, en la primera crujía en dirección norte-sur se disponían siete cuartos “de construcción hordinaria y decadente” para la familia, mientras que al oeste se hallaba otra crujía cubierta con arcos y losas de cantería de la que partía la escalera que bajaba a la cocina y la huerta, así como el acceso a la repostería, lugar común y cuarto de criados. La mencionada escalera de servicio –aunque con balaustres de madera torneados– conducía también a la secretaría, comunicada directamente con el piso principal a través de otra escalera embutida en el muro. En el “alto subperior” –accesible tanto a través de las escaleras nobles de cantería, como de la escalera de servicio que partía del zaguán– se distribuía el apartamento del arzobispo, que abarcaba once piezas, y una galería o terraza orientada a poniente. En la parte trasera del palacio aún se extendía otro patio, o corral, situado entre el pórtico y varias edificaciones que servían de cuadras y lagar. En Lestrove, en suma, el elemento religioso no debía ser el predominante. El palacio compostelano era adyacente a la basílica jacobea, a la que era posible acceder directamente desde su interior. En Lestrove, en cambio, el arzobispo no disponía de una capilla abierta al público, y esto no podía no tener un significado42. Nada nos indicaría que nos encontramos en un inmueble eclesiástico, si no fuese por los cuadros de tema predominantemente religioso. Un crucifijo de cobre, un cuadro de San Francisco y las ánimas pintado sobre tafetán, una estampa de papel de San Francisco Javier, o las innumerables láminas y vidrios de Bohemia pintados de santos y santas sin identificar, aunque también la presencia insospechada de una serie de ocho estampas de “emperadores”43, evocaban las esferas espiritual y temporal. ¿A quién iba dirigida esta inversión simbólica? A la familia episcopal, pero posiblemente también a los invitados; así, a las imágenes de Cristo y los santos en la habitación arzobispal, representando el papel de pastor espiritual del prelado, respondían las estampas profanas de las salas y antesalas, expresando la idea de señorío temporal del arzobispo.
42 MENNITI IPPOLITO, 2004: 64. 43 “Requento echo por el S.or D.n Pedro Fole de Navia […] de las alaxas, vi.es y más efectos fincables a la muerte del Illmo. S.or D.n Bartolomé de Rajoy”. 1772. Inventario general, Espolios: leg. 178. ACS. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Recapitulando, ambos palacios eran dos amplios conjuntos arquitectónicos, de dos y cuatro alturas, que comprendían varias decenas de piezas dispuestas en apartamentos para los diferentes miembros de la familia, en función de su rango, pero también numerosos cuartos de servicio. El piso terreno de los edificios, como dictaba la funcionalidad y confirmaban los tratadistas44, se reservaba a los servicios de la casa: cuadras, letrina, caballeriza, bodega, despensa, cocina… seguramente porque por razones constructivas eran zonas abovedadas y más seguras. El “alto superior” –fuese este la primera planta o la cuarta– se identifica con la planta principal, en la que encontramos dos áreas bien diferenciadas. Por una parte, el apartamento del arzobispo. En Santiago en 1772 el arzobispo dormía en uno de los gabinetes, fastuosamente amueblado con una cama imperial con colgadura de damasco, once sillas, siete taburetes, dos bufetes y dos mesas, además de un oratorio portátil y una impresionante serie de láminas en las paredes. La habitación se abría sobre la librería y una pequeña pieza o retrete; varios gabinetes y antegabinetes –uno de ellos con chimenea–, dos antesalas, sala de parada o recibimiento, algunos cuartos de habitación y un oratorio completaban las piezas disponibles45. En Lestrove el paje de cámara tenía un cuarto al lado del de su señor en 1796, que completaba su vivienda con una antesala, en la que desembocaba la escalera principal, oratorio, gabinete, sala de comer, cuatro retretes o cuartos más pequeños y sala de huéspedes46. Por otra parte, en el piso principal también se encontraban las piezas de recepción y administración –secretaría, tesorería…–, existiendo una notable imbricación entre piezas de recepción, apartamentos privados y oficinas de la curia47. Solo con el tiempo –y la ayuda de un incendio en el área suroccidental del palacio compostelano48– se logra una mayor separación entre los espacios administrativos y los residenciales. Entre el “alto subperior” y la planta baja se ubicaban varios niveles intermedios, o un entresuelo, en los que se multiplican los cuartos de familiares y criados, aunque la dedicación de estos pisos tampoco era única pues archivos y secretarías se colaban entre cuartos y dormitorios. Las distintas dependencias están ordenadas siguiendo una determinada jerarquía 44 BLANCO ESQUIVAS, 2006: 54-55; MEYER, 2008: 115. 45 “Inventario del Palacio Arzobispal de Santiago”. 1772. Inventario general, Espolios: leg. 178. ACS. 46 “Tasa de los desperfectos de los palacios de Santiago, Lestrobe, Chouchiños”. 1796. Inventario general, Espolios: leg. 184, fols. 19 vº-20 rº. ACS. 47 MEYER, 2008: 117. 48 “Declaración del Maestro de obras. Desperfectos de Santiago”. 1796. Inventario General, Espolios: leg. 184, fol. 2 vº. ACS. “Inventario del Palacio Arzobispal de Santiago”. 1772. Inventario general, Espolios: leg. 178. ACS. 1064
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regida por pautas sociales y culturales. En cierto modo, el Palacio Arzobispal de Santiago parecía reflejar en la distribución de sus plantas la jerarquía de la familia arzobispal: desde el arzobispo en lo más alto se descendía al nivel de los capellanes y mayordomo y de los criados y pajes, hasta llegar, a ras de suelo, a los animales, nombradamente cuatro machos y cuatro mulas que también habitaban el palacio en 1772. 3. Espacios plurales Las distintas funciones que asumían los palacios arzobispales tenían su reflejo en la convivencia de usos diferentes en una misma sala. La difusión de la idea de domesticidad y la separación entre lo público y lo privado exigió determinadas innovaciones y cambios en la distribución interna de los palacios. Esto se concretó en la manera de estructurar los interiores en cuanto se refiere a sus dimensiones, su uso, su decoración, las funciones a que se destinan y el papel que juegan cada uno de ellos en el conjunto que constituye la vivienda49. Para conocerlo debemos recurrir a los inventarios de bienes que, sin embargo, presentan varios problemas. En primer lugar, está el problema de la ocultación, si bien es cierto que se tomaban todo tipo de precauciones para evitarlo, hasta niveles desagradables como el ocurrido en 1772 cuando el subcolector de espolios, el canónigo don Pedro Fole de Navia, “apenas auía dado la última boqueada [el arzobispo Rajoy], ya tenía asegurado las llaues, y de antemano puesto sus centinelas de vista”50. Luego, no siempre registran el lugar de la casa en que se encuentran los muebles, limitándose a agruparlos por categorías. Otras veces los recuentos sí detallaban como se agrupaba el mobiliario, pero pueden llevar a cierta confusión por inventariar en la misma estancia que podríamos suponer dormitorio por haber una cama, aparadores, mesas y otros elementos propios de una sala. Esto nos sitúa ante viviendas con estancias de múltiples funciones. En efecto, junto a aquellas piezas identificadas y denominadas en función de la actividad que se realizaba en ellas –cocina, despensa, refectorio, dormitorio– aparece toda una serie de espacios, concentrados fundamentalmente en los apartamentos arzobispales, cuya función no está tan clara: gabinetes, salas, antesalas, retretes, etc. En la España de los siglos XVI y XVII lo normal era que no hubiera comedor en las casas, incluso en las más ricas. La generalización de una habitación destinada en exclusiva a comedor fue muy lenta en toda Europa, 49 FRANCO RUBIO, 2009: 129-130. 50 LÓPEZ FERREIRO, 1908: 186; BARREIRO MALLÓN, 1981: 452. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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y todavía en la segunda mitad del siglo XVIII eran pocas las casas principales que lo tenían51. La granja de Chouchiños y el Palacio Arzobispal de Santiago disponían de un refectorio, pero en la primera era el resultado de haber sido casa de religiosos y en el segundo no está muy claro a quien estaba destinado, probablemente a los criados o a la familia, pero no al arzobispo, como se deduce de la pobreza del mobiliario: “una mesa de madera de nogal para comer, vieja” y “un banco de madera de castaño sin respaldo”52. En 1772, en Lestrove, la familia comía en dos mesas de castaño y cuatro bancos rasos sin respaldo que se hallaban a la entrada de la secretaría, “a modo de refectorio”, y servían para diversos usos, no solo para el específico de comer. Por lo que respecta al prelado, lo más probable es que la ingesta de alimentos fuese un acto más individual y privado, que sólo se convertía en protocolario cuando alcanzaba una dimensión social o festiva, en cuyo caso se montaba la mesa en una de las salas del palacio, para lo que se disponía de ocho mesas de mantelería real y tres caballetes con sus tablas de álamo. Esta hipótesis parece confirmada por la ubicación de la repostería, con chimenea y fregadero, inmediata a la habitación arzobispal y, sobre todo, la “mesita pequeña de comer en cama” y la caja de almuerzo que hallaron en la habitación de verano y el gabinete de la librería del palacio compostelano 53. Solo en 1796 aparece en Lestrove un lugar de la casa identificado específicamente como “sala de comer”, es decir, una estancia destinada únicamente a este menester, lo que es una muestra de la mayor relevancia que va adquiriendo el comedor. El dormitorio era otra pieza flexible y multiuso. No requería instalaciones fijas por lo que distintas salas podían cumplir esta función. Las referencias a esta estancia son aleatorias y dependen mucho de la voluntad del escribano que realizaba el inventario. Dormitorios se mencionan en las descripciones de Chouchiños y Lestrove, pero no en Santiago, y sin embargo está clara la existencia de cuartos de dormir que es posible identificar a través de la presencia de camas. Como se ha visto, los arzobispos compostelanos de la segunda mitad del siglo XVIII disponían de camas de campo y también plegables, pequeños catricofres portátiles y ligeros, que se montaban para un retiro o viaje. Sin embargo, el modelo más frecuente en los apartamentos arzobispales era la cama italiana, caracterizada por cuatro varales en los ángulos que consentían cerrar los lados con cortinas y colocar sobre el lecho un cielo de tela. Una cama con dosel era síntoma de lujo y podía estar vestida 51 BLANCO ESQUIVAS, 2006: 76; CÁMARA MUÑOZ, 2006: 185. 52 “Inventario del Palacio Arzobispal de Santiago”. 1772. Inventario general, Espolios: leg. 178. ACS. 53 “Regulación de la Carpintería”. 1772. Inventario general, Espolios: leg. 178. ACS. 1066
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con telas valiosas a juego con las colchas, como la cama de castaño torneado con colgadura imperial de terciopelo rizado, fondo blanco y flores azules de seda, guarnecida con oro falso”, que encontramos en uno de los dormitorios de Lestrove54. Los inventarios manejados ponen de relieve una y otra vez la riqueza de las camas de los arzobispos, tal vez porque el dormitorio era a veces una estancia semipública, hasta la que llegaban ciertas visitas. Pero si había un mueble que abundaba este era sin duda el bufete o papelera. Ciñéndonos exclusivamente al Palacio Arzobispal de Santiago, en 1772 se contabilizaron veintiocho bufetes, muchos de maderas exóticas y taraceados, otros hechos en Roma, sobre los que se disponían en ocasiones escribanías de palo de rosa o de hojalata. Los bufetes estaban tan generalizados que también se les denominaba contadores o papeleras porque contenían papeles, pero sobre todo servían para guardar las joyas y los objetos de valor. En dos papeleras de la “ante librería” el canónigo don Pedro Fole de Navia halló treinta y seis pares de medias, veintidós pañuelos, ocho solideos y dos ceñidores de seda, un peso de oro, una medalla de Santiago de plata sobredorada, tres cocos de Indias con sus pies y asas de plata, así como varios papeles y, sobre todo, diez y seis cajas de cartón y olivo y varios botes con más de doce libras de tabaco que habían pertenecido al difunto arzobispo Rajoy 55. De hecho, rara era la papelera o bufete en el que no se guardase tabaco. El mobiliario de los palacios arzobispales compostelanos, como en general el del alto clero urbano56, era muy amplio y diverso, con evidentes muestras de refinamiento: sillas de Moscovia y taburetes cubiertos de damasco carmesí se cuentan por centenares y se enumeran en casi todas las estancias, aunque también los había de “echura de Olanda” y de “madera acharolada echas a la ynglesa”, o de álamo pintado, con asientos de junco “fábrica de Francia”; bufetes de palo de rosa y papeleras de ébano “embutidos de marfil y concha”, formando motivos decorativos; gran número de cuadros y espejos con marcos pintados; arcas, alacenas y baúles; y, por supuesto, las valiosas camas de palo de rosa y castaño torneado con sus lujosas colgaduras de terciopelo y tafetán de seda. La procedencia casi siempre de fuera de la región, muchas veces extranjera –Flandes, Portugal, Francia, Inglaterra, Roma–, y las maderas de valor eran las más habituales: palo de rosa, caoba, 54 “Requento echo por el S.or D.n Pedro Fole de Navia […] de las alaxas, vi.es y más efectos fincables a la muerte del Illmo. S.or D.n Bartolomé de Rajoy”. 1772. Inventario general, Espolios: leg. 178. ACS. 55 “Inventario del Palacio Arzobispal de Santiago”. 1772. Inventario general, Espolios: leg. 178. ACS. 56 BARREIRO MALLÓN, 1980: 453-454. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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boj, pinabete acharolado, tejo, castaño, nogal, álamo…, madera portuguesa y asturiana…; nunca el pino ni maderas inferiores. Y otro tanto ocurría con la porcelana de Talavera, China o Sajonia. Esa lujosa variedad de muebles se amontonaban en las salas y gabinetes, que podían ser de verano o de invierno siguiendo la costumbre, tan arraigada en la época, de arreglar dentro de las casas principales unas habitaciones para pasar el invierno y otras para el verano, mudando de estancias en cada época57. Cuando sobrevino la muerte a don Bartolomé de Rajoy en Santiago, uno de los gabinetes estaba cubierto con estera de verano –corría el mes de julio– y las piezas de invierno más vacías de lo que sería habitual en otra época. A veces, dentro de los gabinetes se levantaba una alcoba, un recinto pequeño, fabricado con tablas de madera y cerrado con puertas del mismo material. Aquí dentro se disponía generalmente la cama, e incluso una chimenea francesa como sucedía en Lestrove, constituyendo un confortable refugio. Por tanto, frente a los gabinetes, en los que la diferencia entre lo público y lo privado no estaba clara, las alcobas proporcionaban un recinto retirado de las miradas indiscretas. Esa era también la finalidad de otras habitaciones llamadas “retretes”, eran estancias privadas, con un acceso muy restringido, por lo que eran lugares propicios para guardar objetos de valor58. En Santiago en 1772 el arzobispo Rajoy, en su “retrete de la librería”, tenía una muleta de tortuga y una caña ambas con empuñadura de oro, cuatro sillas de Moscovia, una caja cubierta de badana en la que guardaba varios cubiertos de plata sobredorada, así como tazas, mancerinas y vasos, todo de plata, además de una alacena encarnada que escondía tras su modesta factura local un nutrido tesoro de joyas: una caja de oro guarnecida de nácar para tabaco, un relicario de oro guarnecido de aljófar, una verónica con cerquillo de oro, un anillo de oro con tres piedras de diamante, y dos joyitas de oro con aljófares59. En el lado opuesto al dormitorio y el retrete, que constituían las piezas más interiores de la casa60, las antesalas, salas y salones constituían los escenarios más representativos de la sociabilidad que traspasaba el marco estrecho de la residencia para volcarse hacia una ciudad de la que el arzobispo era señor. 57 BLANCO ESQUIVAS, 2006: 59. 58 CÁMARA MUÑOZ, 2006: 173. 59 “Inventario del Palacio Arzobispal de Santiago”. 1772. Inventario general, Espolios: leg. 178. ACS. 60 LÓPEZ FERREIRO, 1908: 157. 1068
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En los palacios de Santiago y Lestrove la escalera noble llevaba directamente a la sala principal, precedida de una antesala. La sala de recibimiento era una de las estancias más cuidadas del palacio desde el punto de vista de la decoración. En Santiago en 1772 era una sala muy adornada, con diez cuadros de la Virgen y varios santos de lujosos marcos dorados, dos bufetes, cortinajes en las puertas y veinticinco sillas de Moscovia para acomodar a los invitados. Como casi todos los espacios domésticos en la época moderna, la sala principal y su antesala podían desempeñar varias funciones, pero una de las principales era recibir y agasajar a los invitados y autoridades, sobre todo en las ceremonias en las que habitualmente debía participar el prelado. Así por ejemplo, con motivo de la llegada de un nuevo prelado a la ciudad, dos legados del cabildo lo acompañaban hasta la antesala de palacio, dándole la bienvenida, y al día siguiente toda la alta sociedad compostelana acudía a “cortejar a su príncipe”61, sentado en la silla de respeto que a este efecto se hallaba instalada en la sala de recibimiento bajo un dosel de damasco carmesí con un cuadro del apóstol Santiago. Por otra parte, con motivo de estas recepciones sociales solían realizarse “agasajos” o “refrescos”. Por lo que parece, don Bartolomé de Rajoy tenía la costumbre de agasajar a sus visitas con chocolate. A su muerte se almacenaban en la despensa del palacio compostelano 408 quilos de cacao y 256 quilos de chocolate, que se servía en jícaras de porcelana china con mancerinas de plata y se acompañaba con dulces de Granada, jalea de Victoria o perada de Tui. En otros casos, sobre todo en verano, se ofrecían “refrescos” en los que se servían alimentos fríos, resolí en copas y otras bebidas heladas o en sorbete, para cuya preparación había en la repostería sorbeteras y moldes para “quesos y bizcochos helados”62. Agasajos y refrescos, chocolate y sorbetes, exigían un amplio servicio, porque eran pajes los que lo servían en bandejas, y una estancia espaciosa, de modo que denotaban el alto estatus social de quien los ofrecía así como la permeabilidad de los palacios arzobispales a las modas y “vicios” de la alta sociedad del siglo XVIII español. 4. Palacio, administración, convento. Conclusiones Con respecto a los palacios arzobispales de Santiago y Lestrove se podría decir que los dos lugares se respetaban y terminaron por representar dos funciones distintas. El nuevo Palacio de Lestrove se convirtió en la residencia 61 “Ceremonial en que se descrive la entrada de los s.res Arzobispos en Santiago”. 1738. Inventario general: leg. 292. ACS. 62 “Inventario del Palacio Arzobispal de Santiago”. 1772. Inventario general, Espolios: leg. 178. ACS. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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–laica hasta cierto punto– de un poderoso señor jurisdiccional cuyo papel de pastor quedaba diluido por la lejanía de su iglesia catedral. Pero una cosa era Lestrove y otra muy distinta el palacio anexo a la sede metropolitana. La visibilidad de la débil frontera entre la esfera espiritual y la temporal entraba en juego, subrayando una u otra dimensión según conveniencia, en una operación que se revelaba especialmente compleja en el Palacio Arzobispal de la ciudad. En las estancias de parada, pero también en los gabinetes semipúblicos, se situaba el mobiliario más valioso que contribuía a dar impresión de riqueza, de gusto y de ostentación, necesaria en tanto que se trataba de la residencia de un príncipe eclesiástico que ejercía el señorío sobre la ciudad y un extenso territorio del Reino de Galicia. Podía ser más o menos suntuoso, pero el Palacio Arzobispal no dejaba de ser por ello, como su principal inquilino, tres cosas a la vez; tres cosas que exigían contar con espacios de representación y relación para el gobernante, de oración y recogimiento para el pastor, de habitación para ambos. Partiendo de la progresiva separación entre el espacio doméstico y el administrativo –que condujo al paulatino aislamiento de las oficinas de la administración diocesana, abiertas al público, del espacio residencial–, en el interior de los palacios, sus distintas funciones condicionaban la forma de vida, la decoración y predisponían a una determinada solución en la que lo profano y lo religioso tendían a entremezclarse pero buscando siempre una determinada pedagogía. Los motivos profanos se reservaban a los espacios administrativos o las antesalas más exteriores, decoradas en Santiago con una serie de mapas; una vez traspasado ese límite el elemento religioso estaba omnipresente. El Palacio Arzobispal era, ante todo, la sede del obispo, del pastor de almas, desfilando ante los ojos de los posibles visitantes un dilatado elenco de escenas religiosas que exponían las devociones de sus inquilinos pero también un determinado modelo con el que aquellos buscaban ser identificados, de ahí la importancia simbólica de los cuadros de santos obispos como San Agustín, San Juan Nepomuceno, San Carlos Borromeo, San Francisco de Sales... Pero no debemos olvidar tampoco, que el trono episcopal, bajo el dosel, estaba presidido por un cuadro de más de dos varas de largo con la imagen del Apóstol, verdadero señor de la ciudad de quien el arzobispo era mero lugarteniente. Nada era casual. La decoración de las salas estaba estrechamente ligada a su uso, pero también era utilizada para crear una determinada imagen de cara al exterior, procurando una determinada percepción en la que se destacaba una u otra vertiente del poder arzobispal en función del momento y las circunstancias. En otro 1070
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lugar hemos señalado que la gran austeridad externa del Palacio Arzobispal de Santiago confirmaba y reforzaba –pretendidamente o no– el modelo de obispo humilde, sistemáticamente reproducido por biografías y oraciones fúnebres 63. El lujo necesario –y a menudo heredado y avejentado– de las estancias de representación y las habitaciones arzobispales contrastaba con la humildad de los cuartos inferiores y de la familiatura. Durante el episcopado de fray Antonio de Monroy (1685-1715) se había dicho que “el Palacio no lo parecía, sino un Convento Recoleto”64. El ambiente severo y la simplicidad –la modestia–, si bien no tanto para el prelado dieciochesco, era la regla para una familia institucional de una decena de personas, sin contar a pajes y criados. La austeridad de los apartamentos de familiatura y criados y la espartana sobriedad de los muros palaciegos contribuían a generar una imagen de templanza, solo a veces contradicha por las joyas que se guardaban en los cajones de los bufetes y los quilos chocolate de las Indias que se acumulaban en la despensa. Bibliografía ABUÍN DE TEMBRA, Avelino y CORTIZO SÓÑORA, Justo, Grandeza e decadencia do Palacio de Lestrove, s.l., Pousadas de Compostela, 2012. BARREIRO MALLÓN, Baudilio, “Las clases urbanas de Santiago en el siglo XVIII: definición de un estilo de vida y de pensamiento”, en EIRAS ROEL, Antonio (coord.), La Historia Social de Galicia en sus fuentes de protocolos, Santiago de Compostela, Universidade de Santiago de Compostela, 1981; 449-494. BLASCO ESQUIVAS, Beatriz, “Los espacios de la necesidad: alimentación, higiene y descanso nocturno”, en BLANCO ESQUIVAS, Beatriz (dir.), La casa. Evolución del espacio doméstico en España, Vol. I. Edad Moderna, Madrid, El Viso, 2006; 17-124. CÁMARA MUÑOZ, Alicia, “La dimensión social de la casa”, en BLANCO ESQUIVAS, Beatriz (dir.), La casa. Evolución del espacio doméstico en España, Volumen I. Edad Moderna, Madrid, El Viso, 2006; 125-200. DOMÍNGUEZ ROMÁN, Beatriz y SINGUL, Francisco, Palacio de Gelmírez, Santiago de Compostela, Xunta de Galicia, 2001. 63 SUÁREZ GOLÁN, 2009: 434. 64 VERDIGUER YSASI, 1716: 8. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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EL ARTE DE AGRADAR: EL TOCADOR COMO ESPACIO DOMÉSTICO EN LA LITERATURA DEL S. XIX The Art of Pleasing: Dressing Room as Domestic Space in Nineteen Century’s Literature Sofía Martínez López Universidad de Murcia [email protected] Resumen: El deseo de agradar o convencer a través de lo adecuado, el triunfo de las apariencias, es una constante que se da en una gran parte de la sociedad del s. XIX. Será durante este siglo cuando las expectativas de miradas ajenas, proporcionar buena impresión en público, con todo lo que conlleva, se convierte, bajo las premisas de coquetería y decoro, en algo absolutamente necesario en el mundo de lo femenino. Tal y como queda expuesto en una gran parte de los testimonios literarios destinados a orientar y educar el comportamiento de la mujer en el ámbito social en el que se inserta, especialmente el de aquellas que se mueven en los estratos de la aristocracia o la alta burguesía. La adecuación del cuerpo a tales premisas tendrá un escenario por excelencia: la casa. Y dentro del hogar, el tocador se convierte en un lugar privilegiado, centro de los secretos, de las prácticas de la intimidad corporal y de la consagración de los diferentes códigos de los valores de lo bello y lo agradable. El espacio doméstico ofrecerá diferentes puntos de vista de como pueden ser los salones de recepción, de ámbito más público, así como aquellas estancias más privadas como es el tocador. Esta zona interior será símbolo de la forma de vida o reflejo de los pensamientos de sus habitantes, especialmente el tocador y el cuerpo serán el espejo del alma de la mujer decimonónica. Es a través de la literatura española de este siglo, así como de los libros de agrado y tocador y de las crónicas sociales de la época donde se puede comprobar este hecho: desde la ubicación de dicho espacio en la ordenación de la casa hasta descripciones de su configuración, decoración o amueblamiento, desvelando además los secretos que aleccionan sobre la perfumería fina, el uso de tal o cual peine o incluso composiciones de ungüentos para la mejora de la higiene. Palabras clave: tocador, boudoir, agradar, casa, Literatura, s. XIX. Abstract: The desire to please or convince the adequacy through the triumph of appearances is innate in people. Expectations of prying eyes, provide good impression in public, with all that entails, becomes, under the premises of coquetry and decorum, something absolutely necessary in the world of the feminine, as exposed in the many literary evidence to guide and educate the behaviour of women in the social field in which Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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it is inserted, especially those that move in the strata of the aristocracy or the gentry. The adaptation of the body to such premises will have a stage for excellence: the house. And within the home, the boudoir becomes a privileged centre of secrets, of bodily privacy practices and the consecration of the various codes of beauty and pleasant. The domestic space will offer different views, such as living rooms, which are more public spaces, or more private, like the boudoir. This inner area is a symbol of lifestyle or reflection of the thoughts of the people, including the boudoir and the body that will be the mirror of the soul of the Nineteenth Century woman. It is through the Spanish literature from this century, books for pleasure and vanity and social chronicles of the time where you can check this fact from the location of the space in the management of the house. In these books you can find descriptions about the configuration, decoration or furnishing, which reveal the secrets of fine perfumery, the use of a particular comb or even ointment compositions to improve hygiene. Keywords: Boudoir, Please, Home, Literature, 19th Century.
“Cuidar y ayudar á la naturaleza sin pretender forzarla, ahí està todo el arte del tocador”1
1. Introducción Desde el s. XVIII el concepto de privacidad comenzó a cambiar, pues aunque trasladado al país vecino, Francia, y a una corte como la que imperaba allí, la de Luis XV en Versalles, lo privado empezó a adquirir una importancia mayor, viéndose esto en la creación de estancias especiales, más íntimas, donde el número de personas con acceso a ellas se va reduciendo2. Bien es cierto, que ya el anterior monarca, Luis XIV, tuvo por costumbre retirarse a espacios más íntimos, los conocidos cabinets3. Por otro lado, en España, Felipe V también implantó una serie de cambios dentro de los interiores de palacio, influido probablemente por las modas de la corte de su abuelo el Rey Sol, creó gabinetes más íntimos en las dependencias reales. A todo esto, se puede añadir también el giro en el gusto de la dinastía borbónica, lo que trajo consigo un cambio en la decoración con la importación de mobiliario, pinturas o grabados, tejidos, etc. Esto fue imitado por la nobleza, sobre todo en la ciudad de Madrid, donde comienzan a darse aires de modernidad y remodelar las obsoletas moradas. Dentro de las estancias privadas del espacio doméstico sobresaldrá el tocador4. Es el lugar femenino por excelencia, donde se tratan los asuntos 1 CELNART, 1830: 12. 2 MARTÍNEZ MEDINA, 1995: 68-79. 3 MARTÍNEZ MEDINA, 1995: 68-79. 4 En la documentación aparecen tres términos diferentes para un mismo espacio. A saber: tocador, boudoir o gabinete. Más tarde nos haremos cargo de este hecho y se explicarán las 1076
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personales o se recibe a las amistades más íntimas. Además, será un espacio donde la mujer aristocrática y de la alta burguesía traslade el reflejo de su pensamiento, sus intereses y su gusto, siempre en consonancia con la moda y el gusto imperante durante el s. XIX. A través de su decoración y de los objetos que allí se hallen se podrá averiguar si se inclina por el estilo Luis XVI o el Imperio para el mobiliario, papel pintado, y cortinajes, o sus intereses literarios, pues allí se encontraba su mesa de escritorio donde, al mismo tiempo que escribía su correspondencia, se apilaban sus lecturas diarias. La importancia que adquiere el tocador dentro del espacio doméstico se llega a justificar por el renombre que toman estas estancias dentro de la alta sociedad femenina durante el s. XIX. Esa importancia se muestra en todas las manifestaciones culturales y artísticas del momento, pero entre ellas se destaca el arte de la platería. La Real Fábrica de Antonio Martínez en Madrid realizará, por ejemplo, las piezas de tocador para las hijas de los Duques de Osuna, encargadas por éstos. Además, el pueblo madrileño obsequiará con un juego de piezas para su boudoir a Isabel de Braganza por su casamiento con el rey Fernando VII5. Para justificar todo esto, se recurrirá a los testimonios de la novela o las crónicas sociales del momento como fieles testigos que muestran esa relevancia del tocador en la casa aristocrática y burguesa del s. XIX. Para conocer los entresijos del tocador se tomarán como referencia principal la literatura del s. XIX, donde autores como Benito Pérez Galdós hacen soberbias descripciones de la distribución del espacio y su ornamentación, de las costumbres y rituales que allí se llevaban a cabo. Por otro lado, servirán como informes fieles a la época los libros de tocador o de agrado que en el s. XIX fueron publicados para instruir a un público concreto, las señoras y señoritas, de sus quehaceres en el interior de esta estancia, cómo embellecerse sin ofender a la moral, qué tipo de cepillos o cosméticos son los más eficaces, así como recetas donde explica cómo hacer remedios caseros, contribuyendo estos textos a las prácticas que las señoras llevarían a cabo en el tocador como sugerencia decorosa de comportamiento dentro del hogar. Serán, por último, las crónicas sociales del momento las que ayuden a conocer los interiores de un modo real, ya que además de los escritos se conservan las imágenes. Autores como un jovencísimo Marcel Proust (1871-1922), antes de convertirse en uno de los mayores novelistas del s. XX, se introdujo a sus 21 años dentro de los salones de la alta sociedad parisina. En España también se encuentran cronistas como Montecristo para reproducir los saraos que en Madrid se daban cita. similitudes y las pequeñas diferencias que entre ellos pueden existir. 5 AA.VV., 2011: 67. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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De esta manera, se tomarán muestras de estos tres tipos de fuentes decimonónicas para llevar a cabo el estudio del tocador dentro del espacio doméstico. 2. Términos tocador, boudoir y gabinete. Similitudes y diferencias Se trata de un hecho importante el diferenciar estos tres términos, pues pueden llevar a confusión al manejar la documentación de la época. En castellano, en la mayoría de ocasiones, se recurre a las tres acepciones de forma indistinta, pero si se toma como referencia la lengua de origen, como es el caso de boudoir, sí se aprecian una serie de diferencias. Respecto al término tocador la Real Academia de la Lengua Española6 da tres significados relacionados con la materia. En primer lugar, se debe hacer mención al mueble denominado así. Tendría forma de mesa y poseería un espejo y utensilios para el peinado y aseo de una persona. Son numerosos los materiales con los que se han fabricado piezas de tocador, pues existe todo un desarrollo en la fabricación de cajitas para polvos, tarros de esencias, jarros y aguamaniles, etc. por parte de las manufacturas de cerámica españolas o de los plateros más renombrados del momento. Como ejemplo de este tipo mueble, el Museo Nacional de Artes Decorativas y el Museo del Romanticismo albergan algunos ejemplares en sus colecciones (nº inv. CE19706 y CE0295, respectivamente). Según apunta García de Giner, la moda de estos muebles es que estén fabricados en maderas finas y con mesa o tapa de mármol7. En segundo lugar, se refiere a la estancia o aposento destinado al peinado y aseo personal. Y por último, hace mención a la caja o estuche para guardar alhajas, objetos de tocador o de costura, etc. Por otro lado, el término boudoir es el término francés utilizado para esta estancia. También fue tomado por el inglés para el designio de esta pieza de la casa, aunque la realidad es que no hay una traducción exacta al español de esta palabra, pues el boudoir no se limita a ser un lugar sólo para el aseo personal o el vestir, sino también para el cultivo de las labores de la costura y bordado, así como la lectura. El término gabinete, al igual que ocurría con tocador, tiene una serie de matices. Como dice Martínez Medina en su libro Espacios privados de la mujer en el s. XVIII, “es un espacio semipúblico, pues aunque se destina al retiro personal permite también la celebración de reuniones”8. Por tanto, el gabinete sería la “pieza que consagra y matiza la intimidad de la cámara” y que, 6 Disponible en: DRAE, http://lema.rae.es/drae/?val=tocador [consultado el 5 de febrero de 2013]. 7 GARCÍA DE GINER, 1909: 284-285. 8 MARTÍNEZ MEDINA, 1995: 68-79. 1078
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además, sufre una serie de cambios desde su aparición hasta la consolidación como estancia dentro del palacio. En un principio, señala Martínez Medina, se trataría de un mueble con cajones donde se guardarían las cosas bajo llave, de ahí la relación que puede guardar con la privacidad. Asimismo, el gabinete también sería una habitación donde se mostrarían algunos cuadros de temática “erótica-religiosa”9. Según la R.A.E. también se llama gabinete al “local donde se exhibe una colección de objetos curiosos o destinados al estudio de una ciencia o arte”10. Como se comentaba anteriormente, se trata de un espacio semipúblico, por lo que en él tendrá lugar “la toilette pública o gran toilette”11, una costumbre que toma la nobleza imitando a la Corona12. Como conclusión se ha de apuntar que aunque se posee una riqueza de términos que designan diferentes niveles de privacidad o de función dentro de esta estancia, la realidad es que la documentación de la época (literatura, libros de agrado y crónicas sociales) trata indistintamente las voces. Especialmente, las palabras tocador y boudoir, se funden como si de un solo vocablo hablásemos, haciendo una unión de significados, ya que finalmente, ambos lugares funcionarían como espacios privados de aseo y coquetería femenina, así como parte de la casa semipública donde reunirse con las amistades más cercanas y efectuar las labores de costura, o los hábitos de escritura o lectura. 3. El tocador como espacio doméstico en la literatura del s. XIX Los autores del s. XIX, se sirven de la descripción como arte literaria, arrojando luz este hecho en los estudios de usos y costumbres, el conocimiento de los espacios domésticos y la ciudad, o de lo privado, como puede ser el caso del tocador. Aunque, en realidad, puede resultar complicado llegar a hacer conjeturas de lo que realmente ocurría en el boudoir de manera fiel, son estos escritos, la fotografía o la pintura los que podrán dar las pinceladas necesarias para mostrar lo acontecido en aquellos lugares. 9 MARTÍNEZ MEDINA, 1995 : 68-79. 10 DRAE http://lema.rae.es/drae/?val=gabinete [consultado el 5 de febrero de 2013] 11 La toilette pública o gran toilette, también es conocida como lever. En España, por influencia de las modas de la monarquía, se llegó a convertir en una actividad más llevada a cabo por las damas de la alta sociedad. Se trata de un momento de baño semipúblico donde asisten los invitados por la señora. Por ejemplo, Martínez Medina apunta en el lever de Cayetana (XIII Duquesa de Alba) asistentes habituales como Goya o el doctor Peral, tratando los temas más variopintos como podían ser las posibilidades del torero Costillares en las corridas venideras. Se trataba del ceremonial del vestir, donde podían aparecer desnudas todas las partes de su cuerpo, exceptuando las piernas. Es importante señalar que esta costumbre no sólo pertenecía al sexo femenino, pues Goya también relató su asistencia al lever de D. Manuel Godoy. MARTÍNEZ MEDINA, 1995: 68-79. Por el contrario, también se encuentra la toilette íntima. Ésta es solitaria y tiene como objeto el aseo del cuerpo. 12 MARTÍNEZ MEDINA, 1995: 68-79. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Benito Pérez Galdós en su novela Lo prohibido llega a conseguir verdaderas imágenes a través de las descripciones que realiza de los espacios, apareciendo referencia al tocador hasta tres veces. Tal es así: […] y en el tocador de mi prima había tres lienzos que me parecieron de subidísimo precio, una cabeza inglesa, de De Nittis, otra holandesa, de Román Ribera, y una graciosa vista de azoteas granadinas, de Martín Rico. Pregunté a Eloísa cuánto le había costado aquel principio de museo, y díjome en tono vacilante, que muy poco, por haber adquirido los cuadros en la almoneda de un hotel que acababa de desmoronarse13.
Se observa aquí el rasgo del coleccionismo como un fenómeno social que ha contribuido a la conservación y difusión de las artes, pues como se comentaba anteriormente, el tocador será un espacio donde plasmar los gustos e intereses de la dueña que, en este caso, se trata, principalmente, de pinturas de autores contemporáneos del s. XIX. Unos párrafos más adelante realiza una visión general de las piezas de la casa, y cómo van caminando por ellas. En este fragmento se observa cómo sí hay una clara diferenciación entre los términos gabinete y tocador, pues se refiere a partes distintas de la casa: Solos ella y yo, mientras su mamá ordenaba en el comedor los montones de manteles y servilletas aún sin estrenar, recorríamos el salón primero, el segundo, la sala grande, los dos gabinetes, el tocador, la alcoba, el despacho, el cuarto del niño y todas las piezas de la casa14.
La tercera y última vez que aparece el término tocador dentro de esta novela de Galdós hace mención a uno de los usos de este lugar: el vestirse y desvestirse. Dice de la siguiente manera: […]. Después corrió a quitarse el vestido de sociedad, que era un sarcasmo en tan lastimosa escena. Fui tras ella a su tocador, y mientras se mudaba de traje, contome en palabras breves el motivo de su temprana salida del teatro15.
13 PÉREZ GALDÓS, 2006: 37. 14 PÉREZ GALDÓS, 2006: 37. 15 PÉREZ GALDÓS, 2006: 91-92. 1080
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Tomando un ejemplo de la voz gabinete en esta novela, es digno de mención el siguiente fragmento, pues se observa cómo este espacio es semipúblico y aparecen en tertulia íntima algunos personajes cercanos: Ya no se invitaba a nadie a comer; pero poco a poco iba naciendo un poquito de tertulia de confianza en el gabinete de Eloísa, a la cual concurrían Peña, Fúcar y Carlos Chapa16.
Otra novela de referencia de Pérez Galdós es Fortunata y Jacinta. Entre sus páginas llega a aparecer en dos ocasiones la palabra tocador. En la primera de ellas hace referencia al momento justo en que se encuentra en plenas labores de tocador: aseándose y peinándose. El campanillazo de la puerta la obligó a dejar el tocador. Salió a abrir con la peineta en una mano y la toalla por los hombros. Era el redentor que entró muy contento y le dijo que acabara de peinarse17.
Además, prosigue el fragmento elogiando a la protagonista por conocer los secretos del cabello y no necesitar de una ‘peinadora’. Aquí se establece una clara relación entre dos de las vías de análisis del tocador en el s. XIX, pues los libros de agrado decimonónicos son continuos recetarios de cómo tratar la cabellera y de los pasos a seguir para hacer tal o cual peinado a la moda. Dice así: […]. Maximiliano la elogió por su resolución de no tomar peinadoras. ¿Por qué las mujeres no se han de peinar solas? La que no sabe que aprenda. […] El pobre chico no dejaba de expresar su admiración por el buen arreglo y economía de su futura, haciendo por sus propias manos la tarea que desempeñan mal esas bergantas ladronas que llaman criadas de servir. […]. Eres una alhajita –le decía su amante con orgullo. En cuanto a las peinadoras, todas son unas grandes alcahuetas, y en la casa donde entran no puede haber paz18.
Una vez más el término tocador aparece en esta novela haciendo, nuevamente, una diferencia entre la parte privada del tocador, donde sólo aparece ella, y el gabinete, donde recibe una visita de confianza:
16 PÉREZ GALDÓS, 2006: 102. 17 PÉREZ GALDÓS, 1979: 780. 18 PÉREZ GALDÓS, 1979: 780. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Jacinta fue a su tocador. Aún dormía su marido, y ella se empezó a arreglar. A poco entró una visita, que Jacinta recibió en su gabinete19.
Leopoldo Alas ‘Clarín’ en La Regenta será todo un maestro de la palabra y los juegos de palabras. De esta manera, aparece el vocablo tocador hasta en veintitrés ocasiones, de las que se destacarán algunas. Como se observará, este autor trata tocador y gabinete indistintamente, además de utilizar también el significado de tocador como mueble. Asimismo, aparece la influencia que en este momento tiene la religión en la sociedad española, siendo uno de los libros de cabecera de la protagonista un devocionario que trata el sacramento de la penitencia. Por otro lado, relata cómo era la separación entre la alcoba y el tocador, describiendo así los tejidos que dividían las estancias, y que serán nombrados a lo largo de toda la novela. Dicen así los fragmentos: […]. Confesaba atrocidades en tono confidencial, como podía referírselas en su tocador a alguna amiga de su estofa20. […]. Después se sentó en una mecedora junto a su tocador, en el gabinete, lejos del lecho por no caer en la tentación de acostarse y leyó un cuarto de hora un libro devoto […]21. […]. Entró en la alcoba. Era grande, de altos artesones, estucada. La separaba del tocador un intercolumnio con elegantes colgaduras de satín granate22.
En otro orden de cosas, son numerosos los libros encontrados para el ‘arte del tocador’, de lo que se puede extraer que la literatura de tocador o agrado fuera considerada todo un género durante el s. XIX. Se trataba de escritos, elaborados normalmente por mujeres, aunque también los hay realizados por hombres, donde además de darse consejos de belleza y hermosura, se cuida sobremanera que estos menesteres no nublen jamás el ámbito de la moral. Se aconseja a las damas de la alta sociedad decimonónica en estos escritos el intercalar belleza y moral, llegando a un equilibrio de ambos. También se hará hincapié en no descuidar la familia y el matrimonio, fomentando el acicalamiento para evitar las infidelidades por parte de los maridos, pues la desidia o abandono de la coquetería puede ser justificación de la traición conyugal. De todo esto, se puede llegar a la conclusión de que 19 PÉREZ GALDÓS, 1979: 1362. 20 ALAS, 1984: 141. 21 ALAS, 1984: 160. 22 ALAS, 1984: 160. 1082
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son libros instructivos para las mujeres, de cómo obrar para con ellas y para con los demás (marido e hijos). Ya en su prólogo, Madama Celnart hace toda una declaración de intenciones donde expone la importancia del cuidado de la mujer sin ofender a la moral, el gobierno de la casa, la limpieza, el agrado al esposo o la administración del dinero que llega a casa y cómo hacer frente a los gastos que ocasionan cada acto social renovando y modificando sus trajes: Obras para las coquetas23 de profesión. […] no es menos cierto que la muger deber cuidarse, conservarse y embellecerse cuanto le sea posible, sin perjudicar su hacienda, ofender la moral, ni alterar su salud: al contrario puede servirlas en esto mismo, porque el orden, la limpieza, la higiene y un trabajo útil son las bases de los cuidados que consagra á su persona: á mas de que en ello se propone agradar á su esposo, dar buenas costumbres á su familia y economizar sin avaricia en los gastos de su manutención. […]. Otras ventajas apetecibles, aunque inferiores: tales son el sacar partido de sus gracias, prevenir á su favor la gente por el buen gusto en sus trajes, y la gracia de su conservación, disfrutar del encanto de la sociedad en la que solo es una complacida mientras sabe complacer, y poder si viene el caso hacer frente á algun gasto imprevisto, mediante la economia que se habrá constantemente tenido trabajando en sus atavios, y recomponiendo y renovando sus efectos24. […]. La muger que se cuida y se esfuerza en embellecerse, rinde un homenaje á la santidad del matrimonio25. […]. El abandono é infidelidad de que se quejan tantas esposas no reconoce frecuentemente otro principio que su negligencia misma26.
Este tipo de libros tienen como una de sus principales premisas la limpieza, dando a entender que ese hecho tiene que ver con la pulcritud del cuerpo y del alma: 23 Es necesario hacer una aclaración en cuanto al término coqueta o coquetería. La R.A.E. lo define como la estudiada afectación en los modales y adornos. Disponible en: DRAE, http://lema.rae.es /drae/?val =coqueter%C3%ADa [consultado el 30 de enero de 2013]. Continuamente, en este tipo de libros se hace mención a esta palabra, siempre desde un punto de vista benevolente, pues en esta época las señoras y señoritas que eran coquetas en exceso se consideraban deshonrosas, ya que se debía agradar por ‘medios inocentes y con motivos honrosos’. CELNART, 1830: 8. 24 CELNART, 1830: 3. 25 CELNART, 1830: 8. 26 CELNART, 1830: 10. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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[…]. La limpieza es el alma del tocador y de la salud27. […]. Luego que una señora se haya peinado y lavado, limpiará y pondrá en orden todos los útiles de que se haya servido28.
Como se ha adelantado, los libros de agrado poseen innumerables apreciaciones acerca de ungüentos para conservar el cutis, la idoneidad de unos u otros peines y cepillos, e incluso consejos para cuidar las pelucas de rizos postizos: Es necesario que se peine de tiempo en tiempo con peine fino de marfil29. […]. Desechas las madejas las desenredará bien y trenzará convenientemente […]. Nada le deteriora mas que esa dejadez30.
Celnart dedicará el capítulo V de su libro Manual de señoras al perfume, donde recomienda un uso adecuado de los perfumes, pues el olor excesivo puede perjudicar a las relaciones, ya que las personas se alejarán. Llamará la atención la comparación que hace del perfume con los títulos nobiliarios: Se debe ir con mucho tiento y parsimonia en el uso de los perfumes. La persona delicada deberá abstenerse de ellos absolutamente. […] según la expresión pintoresca de la Reyna Maria Leccinska, los perfumes son como las grandezas ó títulos, que los que los llevan lo sienten apenas. […]. Lejos de ser los perfumes, ú olores demasiado fuertes, un motivo para agradar, dan lugar a que mucha gente se aparte de nosotras. Cuantas y cuantas personas he visto yo huir del lado de una señora cargada de ámbar ó almizcle, como de una epidemia […] 31.
Durante el s. XIX la crónica de salón en España, y en toda Europa, constituía todo un género literario. Aunque el trabajo de cronista fue algo denostado, ya que se les acusaba de superficiales32, bien es cierto que el trato y retrato que hacían de esta alta sociedad que se daba cita en los salones de los palacios es muy detallado y sirve como referencia para conocer de primera mano los boudoir de las señoras más distinguidas, su decoración, el mobiliario existente, etc. Serán numerosos los nombres que aparecen firmando estas crónicas, entre los que aparecen Fernanflor, Mascarilla, Almaviva , Montecristo33 o el Conde de Vignier. 27 CELNART, 1830: 13. 28 CELNART, 1830: 184. 29 CELNART, 1830: 14. 30 CELNART, 1830: 15. 31 CELNART, 1830: 104-105. 32 PARDO BAZÁN (prólogo), en MONTE-CRISTO, 1878: 11-16. 33 ANTÓN DAYAS, 2010: 106. 1084
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Fig. 1: gabinete de los Marqueses de Linares, s. XIX (MONTE-CRISTO, 1878: 45)
Monte-Cristo, en su recopilación de crónicas sociales en Los salones de Madrid, realiza pequeñas descripciones in situ de los espacios aristocráticos de Madrid. Además, aparecen fotografías que sirven de ayuda a concebir una imagen más real de los mismos. Dentro del palacio de los marqueses de Linares34 (fig. 1) se encuentra un “tocador elegantísimo, estilo Luis XVI”35. Continúa en otra crónica acerca del palacio del marqués de Asprillas donde “si no temiera hacer demasiado extensa esta reseña, me detendría á hablar del tocador de la Duquesa36 al más puro estilo Imperio”37 (fig. 2). En su afán descriptor, Monte-Cristo, hace un retrato del tocador de la Marquesa de Cerralbo38. Dice así el cronista: 34 Sede actual de la Casa de América en Madrid. 35 MONTE-CRISTO, 1878: 41. 36 Se refiere a Doña. María del Rosario Téllez-Girón Fernández de Velasco (1840-1896), XVI Duquesa de Béjar. 37 MONTE-CRISTO, 1878: 55. 38 A raíz de esta fuente, se puede conocer su ubicación real dentro de esta noble casa, pues en la actualidad este palacio madrileño es sede del Museo Cerralbo, ya que el XVII Marqués de Cerralbo, D. Enrique de Aguilera y Gamboa (1845-1922), a su muerte, donó su colección y palacio al Estado. Se conoce por los estudios realizados desde la institución que se han sucedido diferentes modificaciones en la distribución de las habitaciones. De esta manera, lo que hoy se visita como “Salita Rosa” en el entresuelo a modo de gabinete femenino es una recreación. Por el contrario, en el piso principal, en la estancia que hoy se conoce como “Salita Imperio” se encontraría el verdadero tocador de la marquesa, redecorada esta sala en 1900, recreando los estilos Luis XV, Luis XVI e Imperio. Disponible en: http:// museocerralbo.mcu.es/web/docs/casa-museo/cuaderno_de_salas_2011.pdf, [consultado Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Fig. 2: tocador del palacio de los Duques de Béjar, s.XIX (MONTECRISTO, 1878:57)
En el tocador de la Marquesa –dama que fue de gran inteligencia y de cristianas virtudes– hay, encerradas en vitrinas, una rica colección de encajes, y todos los muebles son de ébano con adornos de porcelana de Sajonia39.
Es de todos sabido, que las señoras de la época competían por estar a la moda y ser las más elegantes, así la decoración de su tocador jugará, en este aspecto, un papel muy importante. De esta manera, el conde de Vignier en su artículo sobre el boudoir pregunta: […] ¿No cree usted que la instalación del boudoir de su buena amiga le propocionará algunas indicaciones utilísimas para el arreglo del suyo? Fijémonos bien y no omitamos ningún detalle. Vosotras, mujeres, tenéis ojos que todo lo ven. ¿Le agradan estas paredes tapizadas de seda malva pálida? No es papel, no; es seda, de muchas pesetas el metro. Tiene usted razón de dudar; hoy en día existe cierto papel que semeja tela, pero acuérdese que su amiga tiene buen gusto y no quiere imitaciones. Las cortinas de la misma seda, veladas con tul crudo realzado por volantes de Malinas, entre los cuales una guirnalda de florecitas rococo corre graciosamente. Las cortinitas de gasa de diferentes tonos sobrepuestos dan a toda la habitación un reflejo de misterio40. el 14 de noviembre de 2012]. 39 MONTE-CRISTO, 1878: 97. 40 VIGNIER, Conde de, s/f. 1086
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En relación a la decoración del tocador también hace mención MonteCristo en el palacio de los Marqueses de Monteagudo, donde se verá, al igual que en la cita anterior, que los colores predominantes son los blancos y pasteles. Se trata de colores luminosos, asociados con la hermosura, la belleza, la fragilidad, en definitiva, con lo femenino: El amor parecer haber hecho allí su nido, y especialmente en el tocador, en el que dominan los tonos blanco, malva y rosa, todo parece dispuesto para que sirve de admirable fondo á la ideal y aristocrática belleza de la dueña de aquellas habitaciones41.
Son muchas las ocasiones en que también la prensa periódica se hará eco de las decoraciones de los boudoir de las señoras en sus crónicas. Ejemplo de ello es esta crónica de 1900 en la que se habla de la Embajada de España en Londres a propósito de los comentarios realizados por la propia mujer del embajador: […] y que ‘todo el mobiliario es estilo Luis XVI, elegante y de buen gusto’, así como el del boudoir decorado de blanco y azul, cuarto donde hay, además, un precioso escritorio de señora, y que el articulista dice era el favorito de la embajadora […]42.
Además, se pueden encontrar otros muebles y objetos decorativos dentro de la estancia del tocador como un ‘armario de tres hojas en el centro de la habitación’ o tampoco podría faltar una ‘orgullosa psyché’43 y el ‘lit de repos’44. También es importante el ‘arca de plata’ donde puede haber ungüentos del tocador u objetos secretos que la mujer quiera esconder en su privacidad, un ‘biombo’ o una ‘cómoda laquée con sus tres cajones forrados de seda Pompadour’ formarán parte del mobiliario45 junto a alfombras y lámparas que terminarán de conformar la pieza del tocador.
41 MONTE-CRISTO, 1878: 151. 42 El País 1900, Madrid, Año XIV, Núm. 4.600, Lunes 12 de febrero. 43 Espejo basculante de cuerpo entero que presenta un par de candeleros para colocar las velas, lo que permite su utilización por la noche. La información se extrae del material didáctico del Museo del Romanticismo. Madrid. http://www.icom-ce.org/recursos/File/ Bazar/Romantico_Cuader_Esp_12-03-10.pdf [Consultado el 14 de noviembre de 2012] 44 Tipo de asiento típico para el tocador, aunque puede aparecer en otras estancias de la casa. Se dan, especialmente, desde el s. XVIII sobre todo en Francia. Suele ser de gran comodidad y tiene la función de poder recostarse en ella para descansar o disfrutar del placer de la lectura. 45 VIGNIER, Conde de, s/f. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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4. Conclusiones Desde siempre la literatura ha sido una gran aliada para los estudios de costumbres o de interiores domésticos, como es el caso. Durante el s. XIX no fue menos, y como se ha comprobado, a través de crónicas sociales y de la prensa periódica, así como de los novelistas de la época se ha podido hacer una idea general de la importancia del tocador como estancia dentro del hogar. Se podría decir que es un lugar preeminentemente femenino, donde la mujer es ella misma, donde se desviste de toda la pompa social que encierra su vida pública. Será el espacio en el que comparta sus confidencias más íntimas, tanto personales –conversaciones con sus amistades– como corporales, pues se trata del espacio donde se lleva a cabo todo el ritual del aseo. Los cambios acontecidos en la época acerca de la higiene son de suma importancia, pues conllevan una serie de transformaciones dentro del proceso de la toilette, así como dentro de la casa con la ubicación de nuevos objetos, como es por ejemplo, la llegada de la bañera a la inglesa, o del agua caliente. Este confort dentro del hogar es uno más de los aspectos de esa ostentación que se busca dentro del boudoir, como una extensión más de la decoración en la que las señoras buscan ser las más ‘modernas’ y elegantes. Bibliografía AA.VV., El aragonés Antonio Martínez y su Fábrica de Platería en Madrid, Catálogo de exposición, Museo de Historia, Madrid, Ayuntamiento de Madrid, Junio-Octubre, 2011. ALAS CLARÍN, Leopoldo, La Regenta, Madrid, Colección Austral, Espasa-Calpe, (1ª ed. 1884 y 1885), 1984. ANDRADRES RUIZ, María Ascensión, Los artículos costumbristas de Benito Pérez Galdós en La Nación y la influencia de los mismos en sus novelas de la primera época (Retrato de la sociedad madrileña del s. XIX),Tesis doctoral, Madrid, Universidad Complutense, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2003. ANTÓN DAYAS, Inés, Espacios y ocio de lo femenino en el palacio de FernánNúñez: 1861-1929, Memoria de licenciatura, Murcia, Universidad de Murcia, 2010. ARIÈS, Philippe y DUBY, Georges, (dirs), Historia de la vida privada. Sociedad burguesa: aspectos concretos de la vida privada, Madrid, Taurus, 1987.
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FASTOS Y GALAS EN LOS SALONES DE LA ESPAÑA ISABELINA Y DE LA RESTAURACIÓN: EL PALACIO DE LOS DUQUES DE FERNÁN NÚÑEZ, 1845-1920 Pomp and Celebrations in the Dance Hall of Isabelina Spain and the Restoration: The Dukes of Fernán Núñez’s Palace, 1845-1920 Inés Antón Dayas Universidad de Murcia [email protected] Resumen: En el transcurso del siglo XIX en el escenario de la vida social de la aristocracia y alta burguesía española, los palacios y casas señoriales se convierten en uno de los lugares más apropiados para fomentar el trato social y la cortesía propia de la nueva sociedad del siglo XIX. Es la época de desarrollo de la cultura del ocio y el momento de máximo auge de las crónicas de salón en las que se recogen los detalles de aquellas soirées. Se aborda un estudio del interior de la vivienda señorial, reflejado en la prensa periódica de la época. El marco en el que se desenvuelven los duques de Fernán Núñez, el palacio Cervellón de Madrid, sirve de ejemplo extrapolable que permite conocer aspectos históricos, sociales y artísticos. Palabras clave: crónica social, aristocracia, palacio, duques de Fernán Núñez. Abstract: In the course of the Nineteenth Century in the social life of the Spanish aristocracy and gentry scene, palaces and stately homes were converted into one of the most appropriate places to promote the social treatment and the courtesy of the new Nineteenth Century society. This is the time in which the leisure culture developed and the time of society chronicles which contained details of those soirées. This article would be a study of housing stately interiors, reflected in the periodical press of the time. The framework of the dukes of Fernán Núñez, Cervellón Palace of Madrid, serves as an extrapolable example to know historical, social and artistic aspects. Keywords: Social Chronicle, Aristocracy, Palace, Fernán Núñez Dukes.
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1. Introducción “La crónica es comentario y es información, la crónica es la referencia de un hecho en relación con muchas ideas; es la información comentada y es el comentario como información”1. Rafael Mainar . Durante el siglo XIX el mundo editorial madrileño vivió un impulso considerable tanto en términos de producción y difusión como de demanda social. El periódico como vehículo de manifestación y transmisión cultural se democratizó durante dicho siglo2. A partir de la segunda mitad del siglo XIX las secciones eran cada vez más variadas y cubrían las necesidades de todos los lectores: espectáculos, teatros, artículos literarios, obras poéticas, novelas o folletines3 y los artículos dedicados a información y entretenimiento desplazaron paulatinamente a los de formación y propaganda4. A finales del siglo la prensa madrileña estaba ya consolidada, era moderna y se preocupaba por todo tipo de temas5. La variedad de enfoques y puntos de vista de la prensa, permite formar una visión muy completa de la sociedad, por ello, el trabajo del revistero de salones o cronista como recopilador de información, es fundamental en el estudio que nos ocupa. En revistas y diarios de la época es esta figura quién registra y comenta con todo lujo de detalles los acontecimientos de la vida de la sociedad elegante6 y existe un número muy significativo de ellos que desarrollaron su trabajo a lo largo de éste siglo: Gil de Escalante, en el diario ABC; Fernanflor en El Imparcial y El Liberal; el marqués de Valdeiglesias que firmaba con pseudónimo, Mascarilla, en La Época, Almaviva en El Imparcial; Asmodeo, Kasabal, Montecristo7, Madrizzy y León Boyd8 fueron los más reconocidos; pese a que algunas voces entonaban su desprecio hacia este tipo de periodismo9. Las crónicas 1 CRUZ SEOANE y SÁIZ, 1996: 56. 2 MARTÍNEZ MARTÍN, 1994: 1-24. 3 http://www.colectivoginer.com/htm/conferencia-presentacion.pdf [Consulta 8/03/2010]. 4 SÁIZ, 1998: 196. 5 SÁIZ, 1998: 200. 6 EZAMA GIL, 2007: 9. 7 Para ampliar la labor de este cronista y conocer más aspectos relacionados con la elaboración de las crónicas: RODRIGUEZ ALCALDE, 1958: 9-76. 8 EZAMA GIL, 2007: 4. Pero el trabajo del cronista nunca fue muy apreciado en los círculos periodísticos. Se les acusaba de recurrir a la chismografía y de ser muy superficiales. 9 “Otro indicio del movimiento hostil á la vida de sociedad es la costumbre de desdeñar y relegar al último puesto en la escala literaria a las crónicas de salón […] ignoro porqué (sic) una crónica de salón ha de ser necesariamente más frívola y menos instructiva que una revista de toros […]. En mi opinión, la crónica de salones […] requiere más que brillantez de estilo y galas de dicción y erudición […]. El cronista de salones es más, mucho más hábil por lo que calla que por lo que dice […] necesita saberse al dedillo la historia, 1092
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Fastos y galas en los salones de la españa isabelina y de la restauración: el palacio de los duques de fernán núñez, 1845-1920.
del momento se convierten en una ventana abierta al lujo, la elegancia y el poder de una determinada clase social. Un espacio en el que admirar la riqueza y el gusto que los señores de la época derrochaban en todas sus recepciones, bailes, reuniones y cafés vespertinos. Se podría afirmar que, a falta de la existencia de una fotografía o un grabado que inmortalice un momento determinado, la crónica social dejó constancia de todo cuánto sucedió, incluida la asistencia, su indumentaria, lo que se bailó, se comió y sobre qué se charló de un modo bastante veraz10. Chocolates, banquetes, toma del té, fiestas benéficas, de carnaval, artísticas o bailes, son el tipo de celebraciones de carácter aristocrático más habituales. La preferencia por realizar eventos y reuniones en casa es un aspecto que ha pasado desapercibido en historiografía, si se compara con las festividades de carácter popular, por no mencionar las religiosas. La intimidad del hogar es un espacio más propicio para mostrar el buen gusto y el refinamiento de los anfitriones. Se convierten, por tanto, en una parte de la imagen de la sociedad culta y distinguida, con unos patrones de comportamiento determinados. La conducta, los gestos, los movimientos; todo contribuía a formar una apariencia determinada. La fiesta es el marco para representar todos estos valores al alza, sin olvidar que, más que la mera diversión, impulsa la cordialidad y las relaciones sociales, que se tejen y afianzan con la asistencia a estos eventos11. El caso que ocupa este estudio, la historia de la familia Fernán Núñez es poco conocida. Un dato relevante es que fueron dos mujeres sucesivamente quienes ostentaron el título de duquesas y el período de máximo esplendor los antecedentes, hasta las manías de cada uno de los individuos”. Emilia Pardo Bazán. MONTE-CRISTO, 1878: 11-16. 10 Este estudio comparte las ideas de Sardá acerca de la posible confusión entre la realidad histórica con la realidad informativa. Ambas realidades no son más que dos versiones sobre la realidad pasada, relacionadas con un modo determinado de ver las cosas. No duda este estudio de la veracidad de las crónicas y es por ello que las utiliza como fuente bibliográfica para recrear un aspecto histórico-social, teniendo en cuenta el enfoque personal y la subjetividad. El conocimiento previo de la vida privada, el ocio y la diversión ayuda a valorar la información y tomar sólo aquellos aspectos que se consideran fieles a la realidad. MORENO SARDA, 1986: 145 y 162. 11 A partir de 1850 se vive un esplendor en cuanto a la celebración de este tipo de fiestas. Comienzan a adquirir fuerza sobre todo aquellas en las que el baile tenía un papel protagonista. La influencia de la grande soirèe francesa se materializó en España y bailar se popularizó teniendo en cuenta las influencias inglesa, alemana y francesa principalmente. Valses, rigodones, polcas, mazurcas y otras danzas extranjeras, desplazaron los bailes nacionales. Era la diversión del momento, la preferida por cualquier persona de cualquier clase social. MIRANDA OJEDA, 2007: 39-50; DÍEZ HUERGA, 2006: 208-209. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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en lo que a fiestas, recepciones, y vida social se refiere, es el que abarca el periodo del control del ducado por parte de María Pilar Osorio y Gutiérrez de los Ríos, entre 1836 y 192112, la cual contó con el aprecio social por su carácter incansable y benéfico por lo que se le reconocieron muchos de sus méritos13. Aspectos que supo inculcar a su hija, quién continuó su estela. Por tanto, el texto pretende plasmar la reconstrucción de este espacio y sus usos a través de las crónicas de sociedad de la prensa. 2. El palacio de Cervellón en la crónica social El palacio de Cervellón14 era la residencia de los duques de Fernán Núñez en la capital y se convirtió en uno de los puntos de encuentro más frecuentes y concurridos de la alta sociedad decimonónica madrileña y el lugar donde se materializó la apariencia de una familia que mostraba todo su gusto y poder en cada uno de los actos que tenían lugar en tan ilustre morada. Los estudios, hasta la fecha, en torno a este palacio se centran principalmente en aspectos arquitectónicos y tipológicos de la construcción. En menor medida se encuentran alusiones a la realidad de una época concreta y es más frecuente encontrar descripciones del espacio, tal y como se encuentra articulado en la actualidad, totalmente desvirtuado15. Por ello, ¿cómo rescatar la imagen original de una morada como ésta?, ¿cómo conocer los pormenores de una etapa de esplendor en lo que a lo lujo y riqueza se refiere? Es la prensa periódica del momento y, más concretamente, la crónica social, la que permite aportar los datos al respecto. 12 Nació el 10 de Diciembre de 1829. Falleció en Dave (Bélgica) el 1 de Septiembre de 1921. Heredera de la ilustre casa de Cervellón por su padre D. Fernando Osorio de la Cueva, VII Conde de dicho título, de quien era hija única, y de Dª Francisca Gutiérrez de los Ríos, III Duquesa de Fernán-Núñez, Marquesa de Castelmoncayo, casó con D. Manuel Pascual Luis Falcó d’ Adda y Valcárcel, Marqués de Almonacir e hijo del Príncipe Pío de Saboya, en Madrid, el 14 de Octubre de 1852. Representando a España con su esposo en la Embajada de París, supo sostener el rango con esplendidez, como en las fiestas celebradas en su palacio de Madrid. EZQUERRA BAYO y PÉREZ-BUENO, 1924: 353-355. 13 En 1899 la reina regente le otorgó la banda de la Órden de María Luisa, que la reconocía como dama importante de la sociedad y le otorgaba una serie de privilegios, además de la cercanía a la Corte. La Correspondencia de España. Madrid. 24 de julio de 1889. 14 Fue en primer lugar palacio de los Duques de Alburquerque, después de Cervellón y más tarde de Fernán-Núñez. En las crónicas es común recordar el palacio con este nombre pues desde finales del siglo XVIII era propiedad del Conde de Cervellón. La estructura primitiva se mantuvo y bajo las órdenes de los duques de Fernán-Núñez se amplió el edificio en el terreno. BUELGA LASTRA, 1992: 401-413. 15 La bibliografía básica del palacio que se ha manejado en este estudio y a la que se hace referencia es: MARTÍN, 1999; BUELGA LASTRA, 1992: 395-424; BUELGA LASTRA, 1993: 491-532; MARTÍN BLANCO, 2003: 235-256. 1094
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Fastos y galas en los salones de la españa isabelina y de la restauración: el palacio de los duques de fernán núñez, 1845-1920.
Las referencias más ricas, en lo que a detallismo en la descripción se refiere, son las relacionadas con los grandes bailes y fiestas del palacio. Por regla general el lugar en el que la familia recibe a sus invitados, es en el salón, entendido como un espacio de sociabilidad y punto de encuentro, de clara tradición francesa16; lugar de reunión tanto para hombres como para mujeres17. A medida que avanza el siglo XIX, estos espacios adquieren una importancia mayor. Durante el reinado de Isabel II se abría un salón cada día y asistir a ellos era casi una obligación si se quería estar cerca del poder y beneficiarse de ello18. Para ser considerada una persona socialmente activa había que acudir a los salones, dejarse ver en ellos. Aquí se daba cita la vieja nobleza, pero también la alta burguesía y la nobleza de dinero. La aristocracia intenta adquirir de manera progresiva un prestigio social y para ellos el salón se convierte en su principal aliado. La importancia del salón, radicaba en la categoría del anfitrión y en el Madrid del siglo XIX con una nómina de salones existentes es inabarcable, la elección por asistir a unos u otros, dependía de la estima social de la familia que invitaba, del tema a tratar en la tertulia o en el tipo de soirée a celebrar19. En 1863 con motivo de un baile de trajes en Carnaval20, se reflejó el aspecto del palacio en la prensa. La decoración provisional para esta gran fiesta, será tratada más adelante, pero se conocen aspectos generales de la morada de los duques. Tras subir la escalera se accedía a una antesala de la que partían entonces las galerías de comunicación del palacio. Cerca del ingreso a las galerías se encontraba el acceso a las habitaciones. La primera de ellas llamaba la atención por su color encarnado y por la decoración de sus muros. En ellos pendían obras de Goya21, Madrazo, Palmaroli y cruzando 16 Si bien algunos expertos consideran que existe una confusión, pues no son sólo espacios de sociabilidad y ocio, sino de debate y difusión cultural MARTÍNEZ MARTÍN, 1994: 1-24. 17 PRADO HIGUERA, 1999: 13. 18 PRADO HIGUERA, 1999: 13-14. 19 DÍEZ HUERGA, 2006: 196-197. 20 El carnaval urbano que se celebraba en España provenía del modelo italiano y poco a poco se pretendió modernizar esta fiesta según las costumbres de la burguesía, siendo más refinada y bella. Las familias de la high life celebraban el carnaval organizando grandes bailes en sus domicilios particulares o en los Casinos y Sociedades culturales a las que pertenecían, todo siempre con un respeto y una etiqueta, muy diferente al perfil de la fiesta popular. FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, 2002: 70-72. 21 “Un salón vestido de cortinajes rojos y en cuyas paredes se mostraban retratos de familia llamaba la atención la noche del baile. En él se observaban algunos salidos del pincel de un pintor del siglo pasado, otros dos del maestro Goya, otro de Rosales y uno de Federico Madrazo. Los de Goya representaban a la duquesa de Montellano y al primer duque de Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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la estancia se llegaba al salón de baile. Un lugar entarimado de mosaico de maderas duras, donde los espejos reflejaban las luces y las figuras de quiénes bailaban. Un espacio de estilo rococó donde los dorados y los muebles de brocado tejido expresamente en Barcelona completaban la lujosa imagen (fig. 1). Tras este salón venía una sala cuadrada de techo artesonado que se encontraba comunicada mediante una pequeña galería con el salón de baile. También desde aquí se accedía a los dos comedores: uno menor de nogal y otro mayor revestido de entallados de roble y tapices de Aubusson. Este salón de techo artesonado confluía en otra serie de piezas de descanso, una de ellas tapizada de verde manzana donde se encontraba la mesa de billar. Cerca de ello se encontraban también los aposentos más íntimos de los amos de la casa y en un ala diferente del edificio se encontraba un espacio pensado para fumar22. Por las descripciones, el palacio tenía una estructura propia de este tipo de viviendas nobles en cuanto a su tipología y su distribución23.
Fig.1: Madrid-Palacio de Fernán Nuñez, La sala de los retratos o de Goya, Laurent, J. ca. 18601886, (Archivo Ruiz Vernacci, IPCE, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte) Fernán Núñez y, la firmada por Rosales, un retrato del actual duque”. El Liberal, Madrid, 4 de febrero de 1880. A propósito de la relación laboral del pintor con la familia: VALVERDE CANDIL, 1998: 529-548. 22 La Época, Madrid, 18 de abril de 1863. 23 Sobre la vivienda burguesa: PERROT, 2005: 301-336; GIMÉNEZ SERRANO, 2006: 11-84 y DIÉGUEZ PATAO, 2006: 85-166. 1096
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Los duques seguían los dictados de la moda en materia de decoración y poseían piezas de mobiliario de exquisito gusto, permitiéndose el lujo de poder innovar y presentar estancias que modificaban su aspecto para disfrute de sus invitados24. Los manuales de buen tono dirigidos a la sociedad solían contemplar en ellos los consejos sobre el hogar a propósito de qué era lo más adecuado en cuanto a estilos decorativos, mobiliario y todo aquello que debía mostrar una familia de una cierta categoría social. Por regla general se trata de códigos que eran respetados en la mayoría de ocasiones por aquellos que vestían su hogar “a la moda”25. Debido a la costumbre de recibir de un modo más reservado por parte de los anfitriones, no siempre se abrían todos los salones ni se engalanaban todas las estancias. Recibían a menudo en sus salas de confianza, lugares más recogidos que sólo sus más allegados disfrutaban mientras charlaban de literatura, tomaban el té o un chocolate. Las habitaciones del duque, en el piso bajo del palacio contaban con abundantes joyas artísticas y objetos de extraordinario valor. En ellas se encontraban cuadros de pintores antiguos y modernos, nacionales y extranjeros; grupos escultóricos y curiosidades de todo género. Se ganó la fama de ser un hombre de delicado gusto, de un magnate y artista a la par26. Su despacho cumplía muy bien con el gusto de la época y con el tipo de mobiliario y decoración de un espacio pensado, no sólo para un hombre, sino para trabajar27. Lo mismo ocurre con los llamados salones íntimos o de confianza28, como el boudoir, un espacio propiamente femenino en el que la atmósfera de recogimiento y descanso se lograba mediante una cuidada decoración29. 24 “Es el caso de la galería a la italiana con sus cuadros y sus estatuas. Gran novedad en el Madrid del momento: “Allí se ve la famosa Leggitrice de Magni que adquirió el duque en Londres el verano último. ¡Qué dulce espresión en aquel rostro!. […]. También se halla en la galería el grupo de los niños de los duques, magníficamente ejecutado en mármol, años atrás, por el famoso Vela”. El Contemporáneo, Madrid, 20 de febrero de1863. 25 Perchero, cortinas, estatuas, tapices, alguna alfombra y aparatos de gas o luz. GARCÍA DE GINER, 1909: 266-269. 26 La Época, Madrid, 15 de enero de 1872. 27 Trofeos, tapices, bargueños, bustos de bronce y mármol, una mesa ministro, sillones, butacas, un reloj y un cesto de papeles era el mobiliario y los elementos decorativos aconsejados para el despacho del señor de la casa. GARCÍA DE GINER, 1909: 329-331. 28 En ellos se podía encontrar un piano, unas pocas sillas, una mesa, etagères y jarrones, figurillas y unas vitrinas de chucherías para las visitas. GARCÍA DE GINER, 1909: 282284. 29 “Debe ser de un solo color y por regla general este podía ser rosa, azul, gris perla o blanco. Las cortinas permitían que la luz pasase velada al interior y todo él, sin excesos. Una chaise longue, unas butacas, sillitas, mesas de labor, quinqués y, si se quiere, una pequeña biblioteca”. GARCÍA DE GINER, 1909: 284-285. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Una fiesta en el palacio de Fernán-Núñez es un espectáculo que no se cansan los ojos de admirar […]. Los duques reúnen, á inmensa riqueza, á la que dan noble empleo, un bue gusto artístico que enamora y una amabilidad que atrae. ¿Puede darse alianza mejor que la de la nobleza y la cortesanía con el arte y la fortuna? […] Almaviva30.
Cuando la invitación era para un baile, en cualquiera de sus modalidades, los invitados ya sabían que tendrían el placer de concurrir a uno de los espacios más exquisitos del palacio: el salón de baile. En él y, para expresar el fasto y la magnificencia, se había escogido el estilo Luis XV con el que se confundían doradas molduras y grandes espejos. Allí la decoración de amorcillos y flores parecían salidos del pincel de Watteau y las molduras de los espejos lo hacían parecer Versalles31. El salón de baile siempre debía ser un compendio de lujo, oro, luz, color y siempre un espacio diáfano para bailar y a penas con unas banquetas pegadas a la pared, forradas de seda o terciopelo. Además la orquesta que amenizaba la velada debía estar oculta, bien en una tribuna o bien en una sala contigua al salón 32. No obstante invitar a bailar no significa que sea ésta la única estancia en la que se va a permanecer. La cortesía indica qué otras estancias deben estar dispuestas para cuando los invitados decidan descansar o para aquellos que, simplemente no bailaban. Por regla general otras dependencias menores para el reposo, así como la sala de billar y el comedor pequeño, o bien la serre, abrían sus puertas para servir otro tipo de diversión y algún refrigerio. Por tanto, pasear por el palacio y admirar su riqueza era una parte más ceremonial de la fiesta33. En los salones debía predominar la severidad y la riqueza y para ello los estilos Luis XV y Luis XVI se consideraban los más adecuados. De nada servía la aglomeración de elementos sin sentido, bastaba con unos sofás, sillas, confidentes, sillas volantes y algunos biombos para dividir el espacio. Si además el salón contaba con algunas plantas naturales y unas estatuas de mediano tamaño era signo de distinción34.
30 El Imparcial, Madrid, 11 de febrero de 1883. 31 El Imparcial, Madrid, 4 de febrero de 1880. 32 GARCÍA DE GINER, 1909: 285-286. 33 A propósito del júbilo que mostraba la gente: “[...] de lo bien ordenado, previsto y acondicionado que se hallaba todo hasta en los menores detalles. Buffet. Servido abre tocador, salones de descanso, departamento para fumar, mesa de juego y sobretodo la ardua cuestión de las entradas y salidas que facilitando la circulación evitaron las aglomeraciones, que hacen á veces tan molestas las más espléndidas soirées”. La España, Madrid, 20 de febrero de 1863. 34 GARCÍA DE GINER, 1909: 269-278. 1098
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El principal problema de todas estas ricas y suntuosas moradas era la comodidad. Realmente un palacio de las características del Cervellón con su disposición, sus estancias y su decoración, ¿podía considerarse un hogar? La opinión generalizada es que tan sólo se trataba de un cuidado escenario al servicio de la imagen que la familia quería proyectar públicamente. Sin embargo, el palacio Cervellón era todavía más admirado, si cabe, por haber conseguido unir lujo y confort en un hermoso espacio35. La admiración por esta morada no sólo la profesaban aquellos que no conocían más que aquello que les habían contado sobre ella y sus anfitriones; sino que la propia high life madrileña elogiaba constantemente al palacio y a los duques. Tanto es así que, un contemporáneo, el marqués de Molins, realizó una descripción muy cuidada y refinada del palacio Cervellón36. Pero si existe una crónica minuciosa del palacio y sus interiores, fue la realizada para un acontecimiento festivo de los que fue recordado años después. En carnaval los duques invitaron “a todo Madrid” a un baile de trajes en palacio donde la temática de las distintas comparsas fue muy variada (desde personajes históricos a los de la Commedia dell’arte). Leyendo el folleto que se editó con motivo de esta fiesta para recuerdo de los asistentes y de los que no
Fig. 2: Madrid-Palacio del Duque de Fernán Núñez, Escalera, Laurent, J., ca. 1860-1886, (Archivo Ruiz Vernacci, IPCE, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte) 35 El Imparcial, Madrid, 17 de febrero de 1879. 36 En la descripción vienen a corroborarse todos los datos que ya se han citado anteriormente en otras descripciones. La Época, Madrid, 29 de enero de 1883. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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tuvieron tan digno honor, los cronistas trasladan al lector a una realidad, tan exquisitamente descrita que hace creer que ciertamente estuvo allí. Gracias a esta recopilación se completan datos a propósito de la decoración habitual del palacio que, en anteriores crónicas, no aparecían. Tras ascender por la escalera (fig. 2) se accedía a una espaciosa antesala amueblada y con un retrato ecuestre de Francisco de Orozco de Velázquez. Desde aquí se accedía a la galería que a su derecha abría sus puertas a una estufa de cristales con exóticas plantas. La galería sostenida por columnas y tapizada de color Corinto, decorada con una gran cantidad de cuadros de todas las Escuelas y épocas (Ribera, Teniers, arte flamenco, Escuela Veneciana, Tiziano, Murillo) y estatuas subidas a unos altos pedestales: La lectora de Minghetti, La prisionera de Vela, El estudiante de Martín, el Toro herido de Nobas y otro grupo escultórico infantil de deliciosa expresión. Cofres, guarda-joyas y una reliquia familiar, el arnés del caballo del Rey chico de Granada, montado sobre terciopelo azul y marco de ébano. A la izquierda de esta galería se abrían las puertas hacia los salones, el primero de ellos el conocido como Salón de los Goya. Muebles y cortinajes de damasco de seda rojo dónde se encontraban los retratos de los abuelos de la duquesa. A continuación, el salón de baile, de paredes forradas de espejos, tres monumentales arañas de bronce dorado y cristal de roca. Todo el salón estaba decorado con molduras y artesones dorados y un techo decorado al óleo, cerca del cual se encuentra la tribuna de la música y bajo su balcón el escudo de armas de la casa; amueblado únicamente con banquetas de madera dorada con asiento de seda amarilla al igual que las cortinas. El suelo, rico pavimento de mosaico de maderas de colores. Comunicaba este salón con otro de gran tamaño vestido de damasco amarillo con flores de colores (fig. 3). Los dos comedores de la casa daban a esta dependencia. El más pequeño, de uso diario estaba adornado con cuadros de Marco dei Fiori; el otro de mayor tamaño, vasto y estiloso tenía las paredes cubiertas de tapicerías Aubusson, chimenea monumental y aparador de roble con aves talladas (fig. 4). Después del salón amarillo se entraba en un precioso boudoir y por el lado opuesto a la antesala femenina, el dormitorio de los duques, con lecho de palosanto y escudo de armas en la cabecera y dosel de seda amarilla y azul con bordados de colores. De un lado del lecho una cortina de terciopelo carmesí bordada de oro y en el lado opuesto un biombo de peluche verde con dibujos a lápiz. En un rincón de la estancia, un reclinatorio y sobre él un retablo antiguo. Del cuarto tocador de la duquesa destacaba una mesa tocador de magníficos encajes y cuya colgadura sostenía una gran corona ducal de plata. Después un salón donde abundaban los retratos de familia y, 1100
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Fig. 3: Madrid-Palacio del Duque de Fernán Núñez, Salón amarillo, Laurent, J., ca. 18601886, (Archivo Ruiz Vernacci, IPCE. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte)
a cada lado de la chimenea, suspendidas en la pared, dos patas de jabalí en cuadros de madera, triunfos obtenidos por la duquesa. A este salón le seguía otro pequeño, de paso con un San Francisco de Paula de Ribera y La batalla de Tetuán de Palmaroli. Un pasillo ancho daba acceso a esta estancia desde la antesala y en ella se encontraba una magnífica silla de manos de madera dorada rematada por una corona imperial. La sala de billar estaba tapizada de verde claro y la decoraba una Virgen de Murillo. Dos puertas corredizas abrían paso a una escalera de roble, decorada con tapices de escenas del Quijote; por donde se baja a las habitaciones particulares del duque. Al bajar la escalera se accedía a un salón cubierto de antiguos tapices y muebles antiguos, armas de todas las épocas y otras curiosidades, junto con dos retratos al óleo, dos de los caballos favoritos del duque. A continuación otro salón tapizado de encarnado con pavimento de mosaico de madera y techo artesonado, estilo siglo XV y pinturas de género pompeyano con una Flora de Casado y un lienzo de Carlos IV en traje de caza. El despacho del duque de ricos muebles, entre ellos dos pequeñas librerías y multitud de cuadros como Las Primicias de Ferrándiz, una marina de Monleón, un retrato ecuestre de la duquesa de Alba de Balacca; y en un rincón sobre un caballete un gran cuadro al pastel que representa a los nietos del duque. Las puertas-ventanas del despacho daban acceso a la estufa y desde ella se accedía a otra dependencia que cumplía las funciones de comedor. Éste tenía Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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las paredes cubiertas de terciopelo brochado carmesí y de ellas colgaban algunos platos antiguos de porcelana, de gran mérito37. El esposo de la duquesa, D. Manuel Falcó d’Adda falleció en 1892 y desde ese momento las referencias a fiestas, bailes o recepciones en palacio desaparecen. Son los hijos de la duquesa, quienes acuden a otros bailes y saraos pero ninguno en el palacio Cervellón. En junio de 1906 se volvieron a abrir las puertas para un baile, después de tantos años de luto y duelo por parte de la duquesa; un baile al que todo el mundo quería asistir por lo
Fig. 4. Madrid-Palacio del Duque de Fernán Núñez, Comedor, Laurent, J., ca. 1860-1886, (Archivo Ruiz Vernacci. IPCE. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte)
que significaba que la anfitriona volvería a recibir en su casa. Si se tiene en cuenta que durante esos años de hermetismo el palacio pudo cambiar en algunos aspectos, la expectación por parte de prensa y público fue todavía mayor. El resultado no pudo ser mejor. El diario en el que aparece la crónica festiva plasmó con todo lujo de detalles cómo se encontraba el palacio en aquellas fechas. Los marqueses de la Mina, que lo ocuparían a partir de ese momento, junto con la duquesa viuda, se encargaron de realizar reformas de carácter menor como trabajos de cerrajería, modificaciones en las ventanas, en la decoración de techos, puertas y chimeneas. Entre julio de 1903 y 1906 se documentan distintos presupuestos de todos estos trabajos, realizados 37 SANCHO DEL CASTILLO y BRAVO MOLTÓ, 1884: 7-14. 1102
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por una empresa francesa Florian Kulikowski38. Además en 1905 el edificio se remodeló y amplió por Joaquín Roca Carbonell modificando el jardín y añadiendo una terraza de mármol39. La llegada de los marqueses de la Mina a palacio y la entrada de un nuevo siglo y sus variaciones estilísticas hacen cambiar su aspecto adaptándose a los nuevos tiempos. Efectivamente, en 1918 la prensa afirmaba que los tiempos habían cambiado y ya no se trataba a la nobleza de viejo cuño como tradicionalmente había sido. No obstante la admiración por el patrimonio español, por estima, respeto y por el valor histórico de la nobleza hacía interesante conocer cómo era el lugar que éstos habitaba40. También en 1920 la publicación Voluntad mostró un artículo titulado “Mansiones españolas” donde aparecen retratadas algunas dependencias del palacio de Cervellón y aparecen obras de arte que los duques atesoraban en su hogar. De las palabras del cronista se desprenden pequeñas modificaciones: algunos elementos decorativos que anteriormente no se habían mencionado, como era de esperar, pues ya se han probado trabajos y modificaciones en el interior a principios de siglo. Es lógico que los nuevos moradores quisieran introducir cambios estilísticos en una morada que, años después, acabaría siendo su hogar41. Con la aparición de la prensa ilustrada se consigue un perfecto tándem entre lo escrito y lo visual gracias a los grabados y a reproducciones de imágenes. Se podría llegar a pensar que lo gráfico desplaza poco a poco a esas descripciones infinitas pues, con un solo golpe de vista, se podían admirar las maravillas que años atrás habían ocupado tantas páginas en los 38 Las facturas y presupuestos documentan arreglos en el Salón Luis XVI, despacho, galería, biblioteca y los dos vestíbulos de palacio. Se realizan obras en techo, muros, puertas y ventanas, principalmente cambio de molduras y marcos así como en los herrajes. Además se documentan dos proyectos para realizar una consola que se situaría en el segundo vestíbulo y varios trabajos en chimeneas de los salones (realización del bastidor interior en hierro fundido).España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Archivo histórico de la nobleza. FERNAN NUÑEZ, C. 269, D.7. 39 Fuente: http://www.ffe.es/palacio/historia.htm [Consulta: 14/02/2013]. 40 Se habla del palacio Cervellón como una residencia verdaderamente señorial. “Cruzando un salón de tapices que guardaba las armas de los fundadores de esta nobleza; se pasaba por otro salón para ascender por una escalera de talla admirable en la balaustrada. Todo allí era de nogal. Ya en el piso principal, avanzando por la galería de cuadros había otros objetos de valor artístico, bargueños, esculturas, cuadros de Velázquez, Murillo, Tiziano, Tintoretto, Francia, etc. El salón amarillo, amplio y alegre de época contemporánea se atravesaba para llegar al saloncito, pequeño relicario del arte de Goya. Allí estaba inmortalizada la figura de la primera duquesa de Fernán Núñez, su esposo y un retrato de la actual duquesa realizado por Madrazo y del duque, realizado por Rosales”. El Día, Madrid, 8 de diciembre de 1918. 41 Voluntad, Madrid, 15 de abril de 1920. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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diarios. Fuentes de incalculable valor que complementan e ilustran también este breve estudio, permitiendo así aportar una idea completa del aspecto de estos salones. 3. El día de la fiesta. Ornamentación y lujo efímero en palacio Recibir de un modo refinado es una obligación de los anfitriones pero, sobretodo, forma parte de la educación. Todo debía presentar un orden perfecto y un exquisito aseo tanto en lo que se refiere a la estancia como a quién recibe42. La primera referencia data de 1854 con motivo de una fiesta en los salones de los duques. Desde la calle Santa Isabel se veía alfombrado el portal y una doble hilera de lacayos vestidos de gala. Todo el vestíbulo se encontraba adornado con macetas de flores. Después, los salones, ofrecían una imagen exquisita bañados por la luz de una infinidad de arañas y candelabros43. Una ilusión que se completaba con una orquesta brillante, compuestos de profesores del Teatro Real que amenizaba con su música44. La decoración de los salones para recibir es uno de los aspectos que preocupa a los anfitriones. Si, vistas las descripciones del palacio Cervellón, los duques ya contaban con una morada digna de ser recordada, no podía ser menos que sorprender a la concurrencia con ciertos detalles en las veladas en palacio. Así es habitual que la escalera, las galerías, todas las habitaciones de la casa estuvieran profusamente decoradas de esculturas, de flores, de fuentes de aguas cristalinas, de magníficos cuadros, muebles, alfombras, cortinajes, espejos y cuantos objetos decoraban aquel recinto45. En la fiesta de Carnaval de 1863, anteriormente citada, todo el palacio guardó armonía con la temática de los disfraces de los invitados. El lujo histórico reflejado en las diferentes comparsas que lucieron sus atavíos de siglos pasados, emulando la época de los Reyes Católicos y la riqueza de la Francia de Luis XV, entre otros; también se materializó en el ornato del 42 A propósito de esta cuestión las señoras eran informadas en la prensa: VIGNIER, 1920. 43 La luz en el portal marcaba la diferencia social. Poco a poco el gas se interna en el domicilio, relegado a los espacios públicos o de recepción, como el salón. En las grandes casas había una mezcla de distintos sistemas de alumbrado. Normalmente estas fiestas se extendían hasta altas horas de la madrugada y para ello la luz de gas fue un elemento necesario. Sólo ellos podían permitirse ese lujo y supieron aprovecharlo en su vida cotidiana y social. SIMÓN PALMER, 1989: 255-264. El propio duque de Fernán Núñez, según publicó La Correspondencia de España, implantó el sistema de alumbrado por gas en palacio en 1875, siendo uno de los primeros en Madrid en implantarlo en una vivienda privada. 44 La España, Madrid, 21 de febrero de 1854. 45 La España, Madrid, 20 de febrero de 1863. 1104
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palacio. La fachada del palacio ostentaba las cifras de Isabel II que brillaban con luz de gas para recibir a la Reina. Conforme se accedía al palacio y se subía el primer tramo de la escalera encontraban los invitados un colosal espejo, un saltador de agua permanente y cristalina y una decoración vegetal formada por flores y plantas46. Los consejos para la señora de la casa en materia de urbanidad y decoro, lo dejaban bien claro. Una gran fiesta era como una función y por tanto era tarea de los amos de la casa prepararlo todo para que resultara espléndido y atractivo. La iluminación exterior e interior debían anunciar la fiesta y el vestíbulo debía mostrarse adornado con arbustos y otras plantas desde el lugar en el que los invitados se apeaban del coche. Además, en la escalera de acceso se debían disponer uno o dos espejos para que los que iban llegando pudieran mirar si llevaban arreglados los adornos de los vestidos. E igualmente debía mostrarse el salón de baile, bien iluminado y decorado con flores y otros objetos de arte47. No se debe olvidar que el hogar no es más que el reflejo del modo de pensar y comportarse de las familias, de modo que innovar, sorprender y sobretodo no dejar indiferente a la concurrencia, formaba parte de ese programa propagandístico. Con motivo de la boda del Marqués de la Mina y la Srta. de Xiquena, la iglesia de Santa Isabel, anexa al palacio fue preparada para tal evento48. Se encontraba adornada con mirtos, laureles y guirnaldas de flores que pendían de las bóvedas, festoneaban las columnas y formaban colgaduras de los arcos. A la entrada se habían colocado los reposteros de los Mina y en el crucero dos inmensos escudos son fondo de rosas blancas y sobre éstas rosas rojas formaban las iniciales M y S, las de Manuel y Silvia, los novios. El presbiterio parecía un jardín repleto de flores y luces49. Ocurrió lo propio años después con la boda de la Srta. María Cristina Falcó y el conde de la Maza. La pequeña iglesia de Santa Isabel, dice la crónica, permanecía inalterable con su sencilla fachada, su airosa cúpula de forma octogonal y única y breve nave. Como tesoro guardaba, en el retablo del altar mayor, una Concepción de Ribera y una Visitación de Cerezo. En los otros altares hay un San Felipe de Coello, un San Ildefonso de Agüero y otros curiosos cuadros. 46 La Época, Madrid, 18 de abril de 1863. 47 Aut. Des, 1889: 170-171. 48 La iglesia se comenzó a construir hacia 1639 y víctima de reparaciones poco escrupulosas se perdieron cuatro notables frescos que adornaban la nave, salidos del pincel de Antonio Velázquez. La Correspondencia de España, 26 de junio de 1896. 49 La Correspondencia de España, 26 de junio de 1896. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Ya en palacio, los espejos de la escalera principal estaban adornados con crisantemos y las columnas de de la galería estaban rodeadas de guirnaldas que ofrecían un aspecto muy especial. En el salón de baile se colocaron todas las mesas donde los comensales pudieron disfrutar del almuerzo. Todas ellas adornadas de flores en corbeilles de plata y antiguas soperas de Sajonia que, junto con la porcelana, dieron muestra del buen gusto de la casa. En el salón de los Goya se dispuso la orquesta que amenizó la velada50. La prensa del momento comenzaba a ofrecer páginas en las que las lectoras consultaban a un experto y pedían consejo sobre determinados aspectos que querían mejorar, o simplemente conocer otras opiniones. Estas consultas se relacionaban fundamentalmente con la moda y con las influencias de otros países europeos, pero también pueden darse sobre el hogar. Así en Vida aristocrática el Conde de Vignier ofrecía consejos sobre, por ejemplo, cómo disponer los salones el día de la recepción o cómo preparar una mesa para un distinguido grupo de comensales51. Además, la crónica social siempre viene acompañada de pequeñas pinceladas en torno al menú, el buffet o cotillón que brindaron los duques en cada soirée y se hace lo propio con la concurrencia y su indumentaria52. Las damas aristocráticas se ataviaban ricamente para tales eventos, escogiendo sus mejores toilettes y joyas para presentarse en sociedad. Las claves eran la comodidad, la distinción, la sencillez, la elegancia y la practicidad53. La mujer comienza a sacar partido a su indumentaria de una manera más consciente y sabiéndose conocedora de detalles, trucos y consejos54. La imagen de uno mismo, así como la respetabilidad de la familia debían quedar impresas en el traje55. Lo mismo ocurría con los caballeros aunque, ciertamente, la sobriedad de su etiqueta 50 La Época, Madrid, 15 de diciembre de 1920. 51 VIGNIER, 1920, Año 1, Núm. 14 y Año 1, Núm. 15. 52 Las señoras tenían la obligación de conocer cuál era la etiqueta impuesta para cada ocasión y la anfitriona debía poner en conocimiento de los asistentes esta cuestión. Por regla general se indicaba en las invitaciones. 53 RIDAURA CUMPLIDO, 2002: 69. 54 La época romántica coincide con la publicación de las primeras revistas de moda en España que permitían conocer, mes a mes, las últimas novedades. Los almacenes de ropa confeccionada y el gran número de casas de modas ponen de manifiesto la importante actividad comercial que se desarrolla en este momento. La calle se transforma en un ámbito muy apropiado para la exhibición así como las visitas, las recepciones y los bailes http:// museodeltraje.mcu.es/popups/audioguiacastellano.pdf [Consultado el 31/10/2010]. 55 En el siglo XX los dictados de la moda cambiaron y entre las damas de la Corte y la aristocracia, un modelo a seguir fue la propia Reina Victoria Eugenia. Sus trajes y sus tocados eran imitados y seguidos por todas las damas de Madrid. La Reina traía consigo un aire de modernidad que todas querían adaptar a sí mismas. MONTERO, 1904-1931. 1106
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los hiciera ser menos llamativos a la pluma del cronista. Se aconsejaba a las señoras que sus adornos fueran esmerados y tuvieran en cuenta aspectos tales como la edad, la posición y el atractivo físico. Todas siempre adornadas en su justa medida, joyas, adornos en el pelo; pero teniendo en cuenta que sólo las jóvenes vestían colores claros y que no era propio vestir de luto en la invitación a un baile. De nada servía ser ostentosa y pretender destacar pues ello no haría más que ridiculizar la imagen que una señora daba en público56. Por la propia historia de la familia Fernán Núñez y la evolución de ésta el interior del palacio se mantiene en constante flujo y no sólo permite conocer la propia evolución del estilo y el gusto de sus moradores, sino también, un ejemplo de interiores aristocráticos madrileños. El hogar y todo lo que en él sucede, como se ha podido comprobar, ha cambiado en función de una serie de variables humanas que han ido desde el capricho y el gusto de sus diferentes habitantes, hasta las necesidades del momento. La casa es el reflejo de los modos de vivir y pensar de la familia y el estudio de los interiores aporta datos de carácter histórico-artístico y estilístico y en él además, queda reflejada la imagen de la misma. Todos los elementos, tanto los decorativos como los sociales contribuyen al esplendor de este palacio. La imagen y la apariencia del individuo encuentran en el hogar su máxima expresión y su lugar de difusión. Bibliografía AA.VV, La casa. Evolución del espacio doméstico en España, vol. 2. Edad contemporánea, Madrid, El Viso, 2006. ANÓNIMO, Nuevo manual de urbanidad, cortesanía, decoro y etiqueta o El hombre fino, Madrid, Librería de Hijos de D. J. Cuesta, 1889. BUELGA LASTRA, Luz, “Casa-mansión de los Duques de Alburquerque y de los Duques de Fernán-Núñez: Historia y evolución”, Espacio, Tiempo y Forma. Serie VII. Historia del Arte, V. (1992): 395-424.
56 Ser natural y educada eran aspectos loables en el comportamiento de las damas. Los caballeros por regla general dedicaban el tiempo al juego cuando acudían a estas fiestas, pero también debían bailar con las señoras sin desprenderse de sus guantes y dejando que ella sea quien decida cuándo parar a descansar. De hecho era función de la señora de la casa entablar una conversación con quiénes no querían bailar, observar cuáles eran las personas que formaban tapicería y, finalmente y de manera velada, conseguir que apuestos caballeros aficionados al baile danzaran con ellas en el salón. Aut. Des, 1889 : 171-179. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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LA DEMOCRATIZACIÓN DE LOS ESPACIOS DOMÉSTICOS Y EL MOBILIARIO DURANTE EL S. XX: DE LA ADECUACIÓN A LA VERSATILIDAD Y DE LA NECESIDAD A LA DIVERSIÓN The Democratization of the Domestic Spaces and the Furniture During the 20th Century: Give the Adecuacy to the Versatility and from the Need to the Amusement Sonia Ríos Moyano Universidad de Málaga1 [email protected] Resumen: Durante el s. XX, el espacio doméstico ha evolucionado y se ha adaptado a los diferentes avances y necesidades de la sociedad. No obstante, nuestro interior es una evolución del espacio burgués. Los espacios y los objetos que habitan en ellos muestran la respetuosa convivencia de la herencia y la modernidad, de la tradición y la tecnología más actual. Palabras clave: diseño, movimiento moderno, diseño orgánico, diseño italiano, espacio doméstico. Abstract: During the 20th Century, the domestic space has evolved and has adapted to the different advances and needs of the society. Nevertheless, our domestic interior is an evolution of the bourgeois space. The spaces and the objects that live in them show the respectful conviviality of heritage and modernity, of tradition and current technology. Keywords: Design, Modern Movement, Organic Design, Italian Design, Domestic Space.
1. Introducción El propósito de nuestra investigación es hacer una reflexión conjunta de la estética de los objetos cotidianos que habitan en nuestros interiores domésticos durante el s. XX. Para ello, destacaremos las propuestas más significativas de los artistas, arquitectos y diseñadores, que desde los orígenes de lo que se considera actualmente los inicios del diseño –consecuencia 1 Dpto. de Historia del Arte. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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directa de la Revolución Industrial–, y época de gestación de la disciplina. Fue un período en el que diversos autores mostraron su preocupación por la estética y la apariencia de los objetos decorativos al percatarse de la trivialidad de todo aquello producido por la incipiente industria. De esa inquietud, surge lo que hoy conocemos por historia del diseño, puesto que de ello emana la evolución del los objetos cotidianos. Será durante la segunda mitad del s. XIX, tras la Exposición Internacional de Londres de 1851, cuando diversos autores ofrezcan objetos que muestren interés por su estética, su calidad o funcionalidad. En Inglaterra comenzaran estas tentativas, expandiéndose luego al resto de Europa en torno a la última década del XIX y principios del s. XX. Encontramos pues, una convivencia y fluctuación entre productos de alta calidad y otros banales que se va tornando hacia un interés por ofrecer objetos de calidad, de fabricación artesanal, –en torno a la última década del XIX–, para convertirse en objetos que cuidan su estética, pero que son dibujados para ser producidos por la industria –a partir de la segunda y tercera década del s. XX–, lo que lleva emparejado una democratización y un abaratamiento de los precios, conseguido ya a partir de las décadas cuarenta y cincuenta. Pero no será hasta mediados del s. XX, con la popularización del uso de los plásticos en el espacio doméstico, hasta que no se produzca la verdadera revolución estética de la que somos deudores y que se inició a mediados de los cincuenta, principios de los sesenta. Durante todo el s. XX, diversas tendencias y debates han intentado diseñar y producir objetos ideales que materializaran una teoría, han sido diversas las corrientes: formalistas, funcionalistas, organicistas, racionalistas, etc. Sin embargo, la idea común que prevalece en todas ellas es la necesidad de crear objetos que sean democráticos en su uso, útiles en su función y bellos en sus formas. Ya fuesen adoptando unas determinadas estéticas de líneas más geométricas o de colores neutros, como por ejemplo los objetos producidos bajo la estética del racional-funcionalismo, como otras de formas más sinuosas con colores brillantes y materiales más experimentales, como las producidas durante las tres últimas décadas del s. XX. Volviendo a la idea inicial de esta introducción, cabe decir que durante el s. XIX, la expansión de la producción mecanizada y la reproducción de objetos artísticos por medios industriales generó una nueva clase social, la burguesía y un nuevo tipo de objetos banales y triviales para su consumo, uso 1114
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y disfrute. En Inglaterra, país donde se inició esa incipiente preocupación por la estética de los objetos, se gestó la primera manifestación artística que expandió la idea de unión entre arte y vida cotidiana: el movimiento Arts & Crafts, fundado por William Morris, quien entre sus ideas principales se encontraba crear la vivienda ideal y la producción de objetos de calidad inspirados en las formas de producción gremial de la Edad Media. La unión por tanto, entre arte y artesanía, se llevó a la práctica de la mano de números artistas vinculados al grupo británico: Rossetti, Eduard Burne-Jones, P. Webb, etc. No obstante, a lo largo de finales del s. XIX y principios del s. XX, se suceden, tanto en Europa como en Estados Unidos toda una serie de avances técnicos y científicos que progresivamente tendrán su repercusión en la sociedad; como la evolución de las técnicas y procedimientos de combado en madera, nuevas fuentes de energía como el petróleo o la electricidad dieron lugar a toda una serie de derivados del petróleo que junto con química, serán las grandes revolucionarias de nuestra vida cotidiana, entre ellos destacan el uso del aluminio y el acero, las distintas resinas que se emplean en las técnicas de contrachapado, la invención y evolución de los plásticos gracias los destilados y derivados del petróleo, etc., lo que llevará a la democratización de inventos como el vehículo, el teléfono, la lámpara o la incorporación de nuevos materiales como el aluminio, el acero o el plástico a tipologías tradicionales como la silla. Estas experimentaciones hicieron que los interiores domésticos progresaran en su estética, iniciándose un interesante debate durante todo el s. XX sobre la continuación de la vinculación de los objetos con lo artístico, la forma más idónea o si se debía priorizar la función o la forma, lo que llevó a la apertura de las dos tendencias más influyentes en todo el siglo: la tendencia racionalista y la formalista. Sin embargo, a pesar de esos cambios estéticos, la distribución de los espacios, y el uso y ubicación de ciertos objetos en su interior continúa la herencia de la vivienda burguesa. Es más, aún después de un siglo, si observamos nuestros interiores, podemos observar la evolución estética y tecnológica, y cómo los avances en esos ámbitos han incidido en nuestros interiores, pero en esencia, la distribución y las tipologías de nuestros hogares son heredados de la casa burguesa. En nuestro recorrido histórico destacaremos y pondremos en relación las grandes propuestas de arquitectos y diseñadores, tales como la Casa Roja de Philip Webb para William Morris, algunas propuestas de vivienda en el Art Nouveau, para posteriormente, adentrarnos en las vanguardias históricas Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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y avanzar por la segunda mitad del s. XX. El problema que nos encontramos es la convivencia entre la tradición y la modernidad, entre la herencia y la tecnología, además de todos aquellos avances que hacen la vida más cómoda, por tanto, la importancia de nuestro estudio radica en analizar la coexistencia de los objetos de uso cotidiano, y de cómo las distintas sociedades tienden a homogenizar y armonizar los interiores gracias a la apariencia de los objetos. 2. Primeras
propuestas de muebles democráticos: lo artístico y lo
industrial en los inicios del s.
XX
En este apartado escogemos tres ejemplos muy significativos: la Casa Roja encargada a P. Webb por W. Morris como vivienda ideal que integrara todas las artes; hasta las tentativas más innovadoras que se hacen tanto en Europa como en Estados Unidos. Citaremos a una de las primeras empresas que democratizó la tipología más popular en la vivienda, como la silla de Thonet hasta hablar de la importancia del mueble sencillo, funcional y democrático que llevan los Shaker a Estados Unidos, popularizando recursos ya empleados en Europa como la disposición de ruedas en el mobiliario o uso de alas plegables en las mesas, demostrando la importancia de la versatilidad y aprovechamiento del espacio. Una de las primeras propuestas de diseño que tuvo una gran repercusión en la historia del diseño posterior fue el encargo que William Morris2 le hiciera a Philip Webb en torno a 1859, la Red House3, a quien le pidió que diseñara una casa para uso familiar en Kent (fig.1). La vivienda se encuadra dentro del espíritu del movimiento, eligiendo para su construcción formas estructurales y decorativas que recuerdan al estilo gótico, pero que adapta esos revivals medievales a las necesidades de la vivienda del s. XIX. Esa predilección por la Edad Media, por la época en la que el hombre trabajaba gremialmente y producía objetos artísticos de forma artesanal está presente desde el exterior al interior de la vivienda, en el mobiliario, la decoración, el gusto por lo ornamental, el respeto al estilo, etc. como oposición a las formas producidas por la industria, tanto en lo arquitectónico como en los objetos 2 FAHR-BECKER, 1996:30-31. 3 Nombre que le viene por el empleo de ladrillo rojo en su fachada. Su construcción fue altamente impactante en aquellos años, una sólida construcción de ladrillo rojo que presentaba revivals medievales en algunos elementos arquitectónicos escogidos y distribuidos puntualmente por su fachada, como los arcos ojivales o el techo de gran pendiente, pero actualizados y modernizados estéticamente, palpable en la ausencia de cualquier elemento decorativo superfluo. FAHR-BECKER, 1996: 30. 1116
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de uso cotidiano. El círculo de W. Morris y el Arts & Crafts la decoró interiormente con todo tipo de objetos producidos artesanalmente: muebles, tapices, papeles pintados, vidrios, etc., optando por la estética prerrafaelista para su decoración, respetando el trabajo artesanal, presente en todas las habitaciones y salas de la vivienda. La Red House fue uno de los primeros ejemplos de construcción artesanal en una época abocada ya a la producción industrial de sus productos4. Unas décadas antes, desde los años treinta, Michael Thonet había comenzado a experimentar nuevas técnicas y procedimientos para doblar la madera laminada. El resultado de esas investigaciones dio como resultado unas hermosas sillas en estilo Biedermeyer que rápidamente gozaron de gran popularidad y aceptación. En torno a 1940 Thonet está trabajando en Viena y el taller familiar se afana en la adaptación de la silla a los procesos de fabricación en serie, haciendo hincapié en los procesos de curvado de madera sólida gracias al empleo del vapor. Sus diseños tuvieron una gran aceptación en la Exposición de Londres de 1851. Durante la década de los cincuenta se construyó una nueva fábrica para producir la silla modelo nº 14 (fig. 2), la silla de café vienés y sus variantes, especializándose en la producción de sillas de madera maciza curvadas al vapor5. La estética de estas sillas estaba basada en el estilo curvilíneo del rococó, pero reduciendo los elementos estructurales a lo mínimo, además de simplificar y eliminar la decoración superficial no necesaria para poder adaptar el objeto a la producción industrial. En pocos años la silla gozó de un gran protagonismo y democratización produciéndose millones de ejemplares en varias décadas. Fue el primer ejemplo de objeto cotidiano práctico y económico, puesto que su sencillez permitía producir grandes cantidades y su precio estaba al alcance de muchas clases sociales6. La Sociedad Unida de Creyentes en la Segunda Aparición de Cristo fundada en Inglaterra en 1747 era una secta conocida por su danza comunitaria, de ahí el nombre de Shaking Quaters o los Shaker’s. La líder espiritual de la secta emigró a América en 1774 y en 1785 se fundó la primera comunidad en New 4 FAHR-BECKER, 1996:31-32, http://www.nationaltrust.org.uk/red-house/ [consultado el 15 de mayo de 2013]. 5 Durante la década de los años veinte, la empresa Thonet Mundus se dio cuenta de que había que trabajar con nuevos materiales para la producción en cadena de muebles de uso cotidiano, por lo que fue la primera en experimentar con el metal tubular para la fabricación y construcción de muebles en metal. BAYLEY, 1985: 350. 6 SATUE, 2001: 30. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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Lebanon y posteriormente más de quince comunidades en ocho estados. Las comunidades eran autosuficientes y el trabajo físico y manual era una forma de acercamiento entre los hermanos y a Dios. Crearon un tipo de arquitectura y mobiliario en madera de gran belleza, practicidad y sencillez que son una combinación de los prototipos en madera inglés y americano, adaptados a las necesidades de espacio y mobiliario de la comunidad. En torno al último cuarto del XIX los ingresos de la comunidad bajan, y fundan una fábrica para producir mobiliario. Si bien la calidad de los mismos en un principio era menor que los producidos artesanalmente en décadas anteriores, en cuanto conocen las técnicas de encorvado patentada por Thonet en la Exposición de Filadelfia de 1876, introdujeron esta técnica a los procesos de fabricación de sus diseños. Los muebles de los Shaker’s forman parte de la tradición artesanal de la comunidad7. Fueron capaces de crear un mobiliario con un estilo muy particular y característico que surge como traslación a la vida del pensamiento religioso y espiritual; simplicidad, austeridad, sencillez, utilidad, claridad, armonía, equilibrio, etc. y no de una idea o concepto de mobiliario de diseño. Las sillas de respaldo alto son las piezas más conocidas y demandadas de la producción de la comunidad. Los interiores están unificados en su estética gracias al mobiliario, y la silla es uno de los objetos más importantes en el espacio doméstico, puesto que una persona necesita como mínimo una silla en su vida cotidiana. El mobiliario surge para cubrir las necesidades del día a día, su forma, ubicación y distribución los hace merecedores de ser uno de los primeros muebles versátiles que se adaptan a las diferentes vivencias que puedan darse dentro de un espacio doméstico; las sillas de altos respaldos sirven también para colgar ropa o mantas, mientras que las de respaldo corto pueden situarse debajo de la mesa y ayudar a la limpieza o economizar el espacio circundante. Algunos modelos de mesa tienen alas abatibles y ruedas, al igual que las camas, lo que permite adaptar el mobiliario a las necesidades de los inquilinos, es decir, abatir las alas cuando no se usen o mover los muebles para disponer de un mayor espacio para otro fin. Además las barras de madera que recorrían las paredes servían para múltiples usos; colgar ropa, complementos o accesorios personales, tales como sombreros, capas o mobiliario.
7 SEMBACH, LEUTHÄUSER, y GÖSSEL, 1989:18. 1118
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3. Viviendas Nouveau
y objetos a principios del s.
XX:
el diseño en el
Art
En torno a finales del s. XIX y principios del s. XX, se produce el último de los grandes movimientos artísticos que tuvo una gran popularidad y aceptación tanto en Europa como en Estados Unidos. El movimiento Art Nouveau fue muy relevante, puesto que mantenía una estrecha vinculación con otras artes. No obstante, pese a mantener ese carácter artístico, hay que enfatizar algunas tentativas por crear espacios y mobiliarios innovadores, democráticos, prácticos y funcionales. En todos estos ejemplos que citamos a continuación vemos la importancia de la arquitectura como contenedor estructural a partir del cual se vehicula todo el interior. Desde la tímida Casa Bloemenwerf de Van de Velde hasta las innovadoras propuestas de Gaudi pasando por las originales aportaciones geométricas de Makintosh, sin olvidar algunos ejemplos destacados por su carácter innovador, como las propuestas de Riemerschmid en Alemania, en la que se proponía un tipo de mobiliario apto para ser producido por la industria a un precio ‘asequible’. Es uno de los primeros ejemplos de democratización de objetos, donde la calidad no implica una elevación del precio, sino todo lo contrario. La producción en serie reduce el precio final. Uno de los primeros ejemplos de obra de arte total, de interior doméstico adaptado al nuevo estilo Art Nouveau es la Casa Bloemenwerf realizada por Henry Van de Velde, en Uccle, cerca de Bruselas8. Fue su primer proyecto arquitectónico, obra construida para él en 1895. Van de Velde fue un precursor de la idea del diseño funcional, estuvo estrechamente influido por la teoría y el diseño de Ruskin y William Morris, de ahí que esta primera obra de Van de Velde rememorara la Red House, de William Morris aludida en el capítulo anterior. Van de Velde era continuador de los ideales del Arts & Crafts, de que a través del diseño podía cambiar la sociedad. Tenía una idea muy conceptualizada sobre la diferencia entre ornamentación y ornamento, el primero estaba aplicado a un objeto, el segundo se fusionaba como un todo estructural en la configuración de los objetos, de ahí que fuese un precursor del mobiliario funcionalista, defendiendo que el objeto tenía que responder a principios funcionales y ser honesto con el material empleado para su fabricación. Un espacio unitario caracterizado por la sencillez y la elegancia de las formas, por el acusado funcionalismo de los objetos, por la huida de los estilos del pasado y cualquier recuerdo naturalista. 8 FAHR-BECKER, 1996:151-161. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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En 1898, el afamado arquitecto vienés Josep María Olbrich, autor del edificio de la Secesión en Viena, recibe el encargo del Duque de Hesse, nieto de la Reina Victoria, para reformar la pequeña ciudad de Darmstadt en Alemania9. El encargo consistió en reunir a una Colonia de artistas donde cada uno realizaría un prototipo de vivienda, Todas las casas siguieron el mismo principio: amplios ventanales, predominio de colores claros, sobre todo el blanco, tanto en paredes como en mobiliario, ritmo sinuoso, cóncavo y lineal, que va desde la arquitectura a la decoración, pasando por todos los objetos de su interior en esa búsqueda por la unidad de estilo y por la obra de arte total. Entre estas viviendas destaca la casa proyectada por Peter Behrens. La Colonia se construyó entre 1899 y 1907, Olbrich construyó siete edificios, entre los que destaca la Casa Glückert, la iglesia, viviendas para trabajadores y la vistosa Torre de casamiento10. Además, de las propuestas arquitectónicas, Olbrich diseñó una gran cantidad de objetos de plata, metal, muebles y luminarias. El estilo de Olbrich durante estos años tiene una gran influencia de la estética de Charles Rennie Mackintosh, por sus formas rectas y su inspiración en la naturaleza, en motivos florales abstractos y simplificados. Otra de las viviendas proyectadas como reflejo de la estética y la teoría del arte y el diseño a principios del s. XX fue Laurelton Hall, la vivienda proyectada por Louis Comfort Tiffany11 en 1902 (fig. 3). Es la casa de sus sueños, construida finalmente en Oyster Bay, Long Island, New York, sobre el terreno donde había un antiguo hotel: el Laurelton Hall. Para ello Tifanny12 puso todo su empeño por construir una mansión, una gran casa de las artes, que fuese, vivienda, estudio, escuela de arte, galería y taller al mismo tiempo, y refugio dentro de la naturaleza, un lugar donde inspirarse y hacer 9 FAHR-BECKER, 1996: 235-252. 10 SEMBACH, LEUTHÄUSER y GÖSSEL, 1989: 35-37. 11 Louis Comfort Tiffany era hijo de Charles Lewis Tiffany el fundador de la firma Tiffany & Co. En su etapa formativa recorrió grandes ciudades de Europa, África y Egipto lo cual fue decisivo en su trabajo posterior, ya que los vidrios venecianos, las vidrieras medievales, y los mosaicos de Ravena influyeron en la creación de su estilo. Desde principios de 1880 se convierte en artista decorativo y guarda una estrecha relación con el estilo del movimiento Arts & Crafts. Realizó un tipo de vidrio soplado a boca denominado vidrio Favrile, el cual tenía un reflejo metálico que lo había extremadamente brillante. Tiffany se inspiraba en la naturaleza, en las flores y plantas para hacer sus creaciones en vidrio, desde ventanales hasta lámparas que reproducían esas impresiones visuales de la vegetación. FAHR-BECKER, 1996:314-320. 12 FAHR-BECKER, 1996: 313-318. 1120
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sus creaciones y diseños. La vivienda se concluyó en 1905. Es el proyecto más personal, 84 habitaciones y 24.3000 m2, de él procede la mayor parte de objetos, adornos y demás elementos arquitectónicos diseñados por Tiffany que ha llegado hasta nuestros días, base de la colección del Museo Morse en Winter Park, Florida. El sueño de Tiffany, Laurelton Hall, fue durante algunas décadas un centro neurálgico del Art Nouveau, en él estaba contenida toda la belleza de la naturaleza, tanto real como figurada a través de esa inspiración de los objetos de cristal iridiscentes que le valió gran éxito entre la sociedad norteamericana. La casa estaba inspirada en los chateaux franceses y en los palacios italianos, aunque también es clara la influencia oriental, la estética del arabesco y la incorporación de elementos arquitectónicos como el mocárabe. En su interior destaca la realización de vidrieras, el mobiliario de madera, los objetos cerámicos, y sobre todo las lámparas de cristal iridiscente. En el salón de Laurelton Hall se dispuso la vidriera The four seasons window, una ventana realizada por Tiffany para la Exposición Universal de París de 1900. Unos años más tarde, en 1916 instalo la capilla bizantina que había diseñado en 1893 para la World’s Columbian Exposition de Chicago, una gran demostración de ventanas, mosaicos y lámparas de cristal y dos años después, en 1918, convirtió una vieja granja que estaba dentro de la propiedad en galería de arte13. En España, el Art Nouveau encontró su máximo apogeo en la figura del arquitecto Antoni Gaudí, con él, el modernismo alcanzó cotas de gran humanidad y decorativismo Gaudí, especializado también en Ciencias Naturales, hizo de la ornamentación el factor esencial de su estilo14. La decoración le permitía dar carácter a sus edificios, crear una obra de arte total que se expandiera desde la arquitectura hasta el último rincón de la vivienda proyectada. Nunca trabajó para la industria y se rodeó de los artesanos más relevantes para la creación de sus diseños en madera, latón, cerámica, etc. El palacio Güell (1886-1890), la casa Calvet (1889-1900) y la casa Batlló (1904-1906) son tres de sus ejemplos más significativos, en ellos experimentó con motivos orgánicos deformados, –fruto de su profundo conocimiento del mundo vegetal y animal–, desde el exterior al interior del edificio. El Palacio Güell fue la primera obra construida para Eusebi Güell, su interior está profusamente decorado, en todas sus estancias se hace un alarde decorativo y ornamental, tanto en el mobiliario como en 13 FIELD, 2000: 692-693. 14 FAHR-BECKER, 1996: 195. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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el resto de objetos que decoran el espacio interior. Dentro de este edificio destacan la Chaise longe realizada en hierro, madera y terciopelo e inspirada en el Segundo Imperio Francés. La innovación de Gaudí radica en el empleo del hierro como elemento decorativo y estructural, prescindiendo de la madera, material habitual en la estructura de los muebles almohadillados. Otro de los grandes muebles realizados para esta vivienda es el tocador, que enrosca en su parte superior un espejo con marco isabelino. El mueble de Gaudí sufre un proceso de simplificación. Si en el Palacio Güell estamos en una fase de experimentación, en la Casa Calvet y en la Casa Batlló el mueble irá desechando toda ornamentación no elemental y se irá simplificando en su forma, para adaptarlo al cuerpo humano, para hacerlos cada vez más cómodos a las múltiples posiciones del descanso. Para la Casa Calvet destacan las sillas realizadas para la Sala de Juntas, en roble macizo, piezas de mobiliario realizadas ex-profeso para el lugar, siempre buscando la comodidad y la funcionalidad del objeto. Están inspiradas en la naturaleza, en la vegetación, y en las sillas bávaras, de moda entre la burguesía catalana a finales de siglo y realizadas magistralmente de forma artesanal. Para la Casa Batlló realizó sillas en madera de fresno que se ubicaban en distintas estancias, ofreciendo una gran variedad de sillas, sillones, bancos y banquetas en las que se priorizaba la comodidad del usuario. Siempre inspiradas en el mundo vegetal, en las curvas y líneas sinuosas que están presentes en la naturaleza. Una de las propuestas más innovadoras de principios del s. XX la tenemos en Villa Hill House15 creada por Charles Rennie Mackintosh (19021903)16, arquitecto, dibujante, pintor y diseñador escocés nacido en 1868 en Glasgow. De pequeño fue un gran aficionado a la jardinería, lo que le hizo valorar, conocer y respetar profundamente la naturaleza, de ahí la sabia adaptación que supo realizar años más tarde al conseguir una estética orgánica basada en la vegetación, pero extremadamente comedida en sus formas. Gracias a la participación del grupo The Four en la exposición de la Arts & Crafts Society de Londres en 1896, que homenajeaba al recientemente desaparecido William Morris, le proporcionó una inmediata popularidad. The Four tuvo sus seguidores y sus detractores, pero el texto escrito por el crítico Gleeson White, altamente impresionado por el mobiliario y su ornamentación de gran simplicidad, supuso una carta de presentación sin igual en Europa y la rápida expansión y apreciación de la estética del grupo. 15 FAHR-BECKER, 1996: 60-65. 16 SEMBACH, LEUTHÄUSER y GÖSSEL, 1989: 53-55. 1122
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La estética de la Escuela de Glasgow no tiene influencias historicistas en su estilo, su característica principal es su simplicidad, sinceridad y originalidad17. La linealidad, la simetría y el equilibrio encuentra su antecedente en la obra de Breadsley y Toorop, en el arte celta, en la estética de Rossetti, de MadoxBrown y de William Blake, no obstante, la característica principal del grupo procede de la línea japonesa defendida por el diseñador Eduard W. Godwin y el mobiliario de Mackmurdo18. La Hill House (fig. 4), le debe mucho a otros encargos anteriores, como la Casa para un amante de arte y la casa Windyhill, de 1900. Mackintosh es uno de los diseñadores pioneros en el uso del color blanco para los interiores, y los empleó especialmente en los dormitorios. En la Hill House, la arquitectura del edificio es un claro ejemplo de su preferencia en el uso de la línea recta, por lo cúbico, por la línea ascendente, vertical. Pasada su época de gestación de su estilo, la estética y el ornamento pasa de lo superficial, – donde encontrábamos ornamentación tendente a la planitud–, a un estilo invadido por una estética que crea espacios, que es generadora de lugares compactos y perforados, armónicos en sus formas y adornos, con espacios segmentados gracias al entramado producido por las líneas horizontales y verticales. Toda la vivienda se concibe siguiendo la idea de obra de arte total, allí, destacamos el dormitorio principal que está al final del pasillo, optando así por salvaguardar la privacidad de los dueños. La habitación tiene forma de ‘L’ y está dividida en dos partes; la cama y armarios bajo un hueco abovedado y en el otro un sofá junto a la chimenea con dos armarios que se decoran con flores estilizadas y molduras. En este espacio destaca la decoración mural de flores estilizadas y sobre todo, la silla de respaldo alto en color negro con forma de listones de madera dispuestos horizontalmente en forma de escalera denominado crate style19 para cerrarse en el espacio con un enrejado en forma de damero. Hay una gran simplicidad en sus formas, en su estructura, en su estética; así pues, los interiores de Mackintosh denotan un deseo de espiritualidad, de simbolismo, de armonía y equilibrio fruto del concepto de unidad de integración de todas las artes. La influencia de Mackintosh se expandió por Europa rápidamente. Uno de los autores que captó la esencia del estilo de la Escuela de Glasgow fue el 17 FERNÁNDEZ POLANCO, 1989: 64-66. 18 TORRENT y MARÍN, 2005: 71-73. 19 Del inglés crate, cajón de embalaje. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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vienés Josef Hoffmann, arquitecto de formación, nutrido conocedor de los estilos arquitectónicos del pasado y coetáneos, además, estuvo fuertemente influenciado por su maestro, Otto Wagner. Miembro fundador de grupos artísticos muy activos hacia finales del s. XIX y cofundador de la Wiener Sezession. Viajó en varias ocasiones a Gran Bretaña, allí tomó contacto con el movimiento Arts & Crafts, con el gremio de artesanos promovido por Charles R. Ashbee y con Charles R. Mackintosh20. Estos contactos con la estética inglesa ejercieron una fuerte influencia en su estilo, y gracias al mecenazgo de Fritz Wärndorfer pudo fundar junto con Koloman Moser los Wiener Werkstätte –Talleres Vieneses– inspirado en el Gremio de Artesanos de Ashbee. Entre sus proyectos destaca el palacio Stoclet en Bruselas (1905-1911), edificio concebido como obra de arte total, que siguiendo los principios secesionistas de interacción de las artes, integrara en un mismo estilo desde la arquitectura, la pintura, escultura y los objetos decorativos de su interior, en un edificio equilibrado, respetuoso con la tradición clásica, pero innovador en cuanto al empleo de materiales, técnicas y estilo.21 En relación al Palacio Stoclet, el crítico Eduardo Persico utiliza por primera vez el término protorracionalismo, entendiendo como tal un retorno al clasicismo para el que emplea cubos habitables para su arquitectura, donde la decoración geométrica, tendente a la abstracción se adapta a esos cubos del edificio realzando el material en el que está construido. Hay una gran armonía y equilibrio en su configuración, desde la arquitectura hasta la decoración y mobiliario, conseguida gracias a la triple reducción; formal, estética y ornamental, que le confiere al edificio una gran funcionalidad y belleza. El Palacio Stoclet fue encargado por el industrial belga Adolphe Stoclet22, un hombre culto y adinerado que vivía en Viena y que encargó su edificio a los Talleres Vieneses. Esos cubos geométricos habitables se recubren de mármol blanco noruego llamado Turili23, los contornos de esos cubos se decoran con rieles de cobre con una decoración ornamental muy esquematizada. Hacia el interior, se escogió materiales nobles y lujosos que ensalzaban la arquitectura, el espacio y el mobiliario. Entre éstas el comedor se configura como uno de los espacios más valiosos, donde se combinan materiales como el mármol, la plata, maderas nobles, oro, cuero, etc., todo ello rematado por el Friso Stoclet, encargado a Gustav Klimt entre 1905-1909. 20 SARNITZ, 2007:15-17. 21 FIELD, 2000: 335-336. 22 SEMBACH, LEUTHÄUSER y GÖSSEL, 1989: 56-59. 23 SARNITZ, 2007: 55-61. 1124
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El pintor hizo tres paneles que luego se realizaron en mosaico, dos para los lados largos inspirados en el árbol de la vida, y otro, para uno de los lados cortos del salón, de temática abstracta. Otras estancias sumamente decoradas que destacan por su estética y lujosos materiales son; el tocador, el dormitorio principal, la sala de música, la habitación de los niños, y la cocina. En la III Exposición Alemana de Arte e Industria que se realizó en Dresde de 190624, Richard Riemerschmid25 presentó tres prototipos de vivienda extremadamente innovadores, ya que en ellos se ofrecía mobiliario democrático a bajo coste. Eran muebles populares realizados en madera de abeto, sin decoración y atornillados en los ángulos. La vivienda más barata costaba 570 marcos, y estaba compuesta de sala de estar, comedor y cocina. Desde 1902 estaba ensayando la producción de métodos estandarizados para la creación de muebles que se realizaban posteriormente en los talleres de Dresde y que eran producidos en serie bajo la denominación de muebles máquina, fruto de los métodos investigados, junto a su cuñado el ebanista Kart Schmidt, sobre los procesos de fabricación más adecuados para los muebles a bajo coste. 4. Propuestas de viviendas y objetos democráticos de diseño durante las vanguardias
En este periodo, salvo las propuestas derivadas de Rusia, lo que vamos a encontrar es una elevación de la consideración del objeto. Si bien desde mediados del s. XIX la pretensión es crear objetos democráticos, de calidad y a bajo costo, la realidad durante las tres primeras décadas es bien distinta. Europa en poco tiempo enlaza dos Guerras Mundiales, además de tener otros problemas políticos y financieros. Mientras que en Europa el Art Nouveau sigue teniendo su clientela, –éste derivó hacia el Art Decó tras la exposición de 1925 en París–, la preocupación por la vivienda, desde la arquitectura a los objetos de su interior, fue capitaneada por distintos arquitectos. Muchos de ellos estuvieron vinculados a los movimientos más relevantes como De Stijl, Bauhaus, Futurismo, etc. Y sus ideas eran bastante interesantes, ya que pretendían crear espacios y muebles de calidad, realizados con materiales innovadores, prácticos y funcionales y a un buen precio. Objetos universales y estándares en su función. Sin embargo, a pesar de realizar muebles atemporales y universales, grandes hitos del diseño, nunca 24 SEMBACH, LEUTHÄUSER y GÖSSEL, 1989: 72-77. 25 FAHR-BECKER, 1996: 228. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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llegaron a ser producidos en serie y como objetos democráticos, puesto que no contaron ni con el gusto de la clase social a la que iba dirigida, ni con el poder adquisitivo de la misma, siendo muebles muy elitarios. Durante el periodo histórico en el que se sucedieron las vanguardias históricas, en las tres primeras décadas del s. XX, asistimos a la creación de viviendas prototípicas que se gestaron siguiendo las pautas estéticas de algunos de estos movimientos de vanguardia adheridos a la corriente racionalfuncionalista. La tendencia abstraccionista que se da a principios del siglo marca una ruptura sin igual con el arte tradicional, éste arte amplia su función de medio de conocimiento para tener valor en sí mismo y ahora es generador de sentimientos y emociones en el espectador. Entre estos movimientos, destaca el grupo fundado en 1917 en Holanda, formado por arquitectos, artistas y diseñadores editores de la revista De Stijl. El grupo estaba capitaneado por Theo van Doesburg, y entre sus integrantes se encontraban Piet Mondrian, Van der Leck, Vilmos Huszar, Pieter Oud, y Vantongerloo, entre otros. Pronto, la revista fue un foco de debate artístico y diseño, publicando lo más innovador en cuanto a arte y diseño de vanguardias. El movimiento De Stijl26 defendía la abstracción total, la pureza del arte defendiendo un lenguaje universal, un código que influyó en el concepto de belleza, armonía, equilibrio y proporción, no sólo en el arte, sino también, y sobre todo en las artes decorativas e incipientes artes industriales. El código empleado por los integrantes de De Stijl se basada en el uso de formas geométricas y el color para delimitar el espacio. El mobiliario siguió ese principio de formas geométricas configuradoras de estructuras altamente funcionales, exentas de decoración u ornamentación añadida. El movimiento gozó de un lenguaje visual común altamente influyente, prueba de ello es la evolución que sufre la estética de la Bauhaus tras el paso por la escuela de Theo Van Doesburg, quien invitado por Gropius, dio algunas conferencias sobre De Stijl en la sede de Weimar. Además, la silla Red/Blue, (1918-1923) de Gerrit Rietveld, se expuso en la Bauhaus en 1923 y tuvo gran influencia diseñadores como Marcel Breuer27. En 1921, Gerrit Thomas Rietveld comenzó a colaborar con Truus Schröder-Schräder, para quien diseñó la Casa Schröder (1922-1924)28 (fig. 5), una de las grandes propuestas ‘obra de arte total’ del s. XX, creando un 26 BANHAM, 1985: 158-175. 27 FIELL, 2000: 200-204; COBBERS, 2007: 7-11, 21-23. 28 SEMBACH, LEUTHÄUSER y GÖSSEL, 1989: 92-93. 1126
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prototipo de vivienda para la vida moderna; funcional, versátil y bella en sus proporciones, en la unidad de su estilo, en su mobiliario y en su estética en general, en la que se combinaban líneas, planos y colores. A pesar de su reducida escala da una gran sensación volumétrica. La techumbre plana es influencia de Frank Lloyd Wright. La arquitectura es asimétrica, empleando con frecuencia los muros pantalla de cristal. Constantemente se equilibran las formas abiertas y cerradas, lo opaco y lo transparente, los volúmenes que avanzan y los que se retranquean. Interiormente la primera planta es el espacio más versátil y flexible gracias al uso de paneles móviles, lo que confiere la sensación de continuidad espacial y cromática. El uso de formas geométricas, que se entrecruzan ortogonalmente en paredes, paneles y mobiliario, junto al uso del código de color: negro, rojo, amarillo y azul, dan al espacio una gran sensación de equilibrio y armonía, de expansión hacia el infinito, más allá del espacio real. Rietveld conservó allí su estudio hasta 1932 y posteriormente residió en ella a partir de 195829. En el año 1922, la Bauhaus recibe una subvención para hacer una exposición que mostrase los objetos diseñados y realizados en la escuela. Durante meses, los estudiantes, –aprendices artesanales–, trabajaron intensamente para el plan expositivo. Entre los actos y proyectos organizados destacó la realización de una casa modelo, un prototipo que conjugaba desde la organización espacial hasta el mobiliario y la decoración de todas las estancias. La casa se llamó Haus am Horm30 y fue muy criticada por su aspecto exterior, ya que su aspecto blanco y pulcro, fruto del empleo del hormigón enlucido en blanco hizo que se percibiese como un espacio frio y poco humano. Sin embargo, la elección de esa forma geométrica cúbica que tan poco gustó hacia el exterior, sí tuvo una mayor acogida en su interior. Presentando un espacio muy funcional y práctico, sobre todo las estancias destinadas a comedor, cocina, baño y cuarto de los niños. Era un espacio interior con pocos pasillos, en el centro se disponía una estancia cuadrada de grandes dimensiones, la sala de estar, y en torno a ella, circundando todo el espacio restante se enlazaban el resto de dependencias. Era fácil acceder al baño desde el dormitorio. La cocina y el comedor se comunicaban. La habitación de los niños estaba próxima a la cocina. Las mayores innovaciones en cuanto a mobiliario y otros objetos de uso cotidiano se encontraban en la sala de estar, donde encontrábamos mobiliario funcional realizado con 29 FIELL, 2000: 605-607. 30 LUPFER y SIGEL, 2006: 11-12. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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listones de madera por Marcel Breuer en el taller de madera e inspirado en los muebles de Rietveld. La ausencia de decoración en las paredes y la importancia de lo funcional por encima de lo ornamental hizo que esta vivienda, muy austera y tendente a la geometría en todos sus elementos fuese una propuesta muy innovadora; en la cocina, se podía encontrar toda una serie de objetos realizados en cerámica y procedentes del homónimo taller de la escuela. Estos objetos presentaban una gran innovación porque estaban diseñados siguiendo el principio de estandarización. Algunas de sus piezas eran constitutivas de distintos objetos, como tapaderas, asas, etc. También, en la cocina de la vivienda tipo, se introdujeron los primeros electrodomésticos. Otra de las innovaciones importantes durante la vanguardia fue el juguete. En la Bauhaus se diseñaron algunas piezas importantes, en la Haus am Horm, Alma Buscher diseñó en la habitación de los niños paredes para poder escribir y grandes cubos de colores de gran versatilidad; para jugar, sentarse, hacer construcciones, etc. Unos años más tarde, en 1925, Adolf Sommerfeld, que ya había colaborado con la escuela en sus años iniciales, le propuso a Gropius la creación de una empresa que comercializara los diseños creados en la Bauhaus, así surgió Bauhaus GmbH. Se editó un catálogo diseñado por Herbert Bayer en los talleres de gráfica publicitaria de la propia escuela. El catálogo no pasó desapercibido, pero el principal inconveniente que encontraron es que la mayoría de los productos no se ajustaban a la producción en serie, solo algunos objetos eran propicios para la producción industrial, como la lámpara de cristal de Wilhem Wagenfeld. Cuando la Bauhaus se encontraba bajo la dirección de Hans Meyer, éste defendió que la forma debía subordinarse a la función y al coste del producto, porque lo importante era adaptar el objeto a las necesidades y posibilidades de la clase trabajadora. Estaba en contra de la artisticidad que había prevalecido en los distintos talleres de la escuela durante los años anteriores, con Meyer la Bauhaus fue un Instituto de Diseño preocupado por la relación del objeto con la sociedad a la que va dirigida, el diseño y la arquitectura eran procesos implicados en el contexto, de ahí que la utopía social del diseño que venimos considerando desde los tiempos del Arts & Crafts, encontró por primera vez un acercamiento durante la fase productiva de Meyer31. El diseño artístico y elitista de los años anteriores quedó relegado por un tipo de objetos de bajo coste, funcionales y democráticos que se adaptaban a la clase trabajadora. 31 FIEDLER y FEIERABEND, 2000: 204-215. 1128
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Desarrollaron nuevas formas de producción industrializada, estándares y materiales que economizaban todo el proceso, por ejemplo, bajo la dirección de Meyer se usó el contrachapado en madera para abaratar los productos. De esta época destacan por ejemplo, algunos muebles plegables que buscan la versatilidad de los espacios, como mesas o tumbonas. En 1920 se funda la revista L´Esprit Nouveau, en ella, sus creadores, Ozenfat y el arquitecto Le Corbusier desarrollaron sus ideas de lo que ellos denominaron Purismo, creando un lenguaje en el que combinaban el idealismo platónico y los nuevos conceptos de modernidad y mecanización fruto de la vinculación de la industria al arte y a la arquitectura. En el ámbito específico de la creación de objetos de diseño, Le Corbusier se esforzó por encontrar lo invariable, inmutable y universal. Esto le llevó a un proceso de eliminación de todo lo accesorio, encontrando formas universales estándares32. La forma geométrica ganó gran protagonismo, así como la proporción áurea, todo ello tamizado por el uso de los materiales del Movimiento Moderno; cristal, metal tubular, cuero, etc. Le Corbusier buscó el objet-type u objet-standart33, un objeto fruto de un pensamiento razonado e intelectual que buscaba la unión entre la industria y la masa (fig. 6). El objeto tipo iría destinado a ser producido en serie, eran objetos funcionales, utilitarios, de gran belleza, armonía y equilibrio gracias a la aplicación de leyes matemáticas, además, pusieron en práctica la idea de la impersonalidad y atemporalidad, imitando a las leyes científicas, de ahí que consiguieran llevar a la práctica una de las grandes utopías de principios del siglo. Sin embargo, sus objetos fueron elitistas, ya que no contaron con el gusto del grupo social al que iban dirigidos a pesar de concebir la casa como una máquina y los objetos como equipamiento funcional dentro de ese espacio. Entre sus propuestas prototípicas de vivienda destacan la Maison Citrohan (1920-1922) con el deseo de construir una casa humilde en un producto industrializado, y algunas otras propuestas como el diseño del Pabellón del Espíritu Nuevo en la Exposition Internationale des Arts Décoratifs et Industriels Modernes (1925) modelo de una unidad de construcción para un bloque de apartamentos. Durante este periodo, otra de las grandes iniciativas que permitió debatir sobre los nuevos modelos de habitación para los habitantes de las grandes 32 VEDRENNE, 2002:10-11. 33 BANHAM, 1985: 245-264. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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ciudades fue la exposición sobre la vivienda organizada por el Deutscher en Stuttgart en 1927. Allí se mostraban estancias y mobiliarios basados en los nuevos materiales y procesos de construcción, tanto para arquitectura como para su equipamiento. El director de la construcción fue Mies van der Rohe, quien llamó a 17 artistas para que proyectaran las 21 viviendas. Entre esos artistas se encontraban nombres tan conocidos como Le Corbusier, Van der Rohe, W. Gropius y P. Oud34. 5. La
humanización de los espacios desde mediados del s.
XX
hasta
los años sesenta
La II Guerra Mundial no supuso un gran parón en el ámbito del diseño de interiores y objetos domésticos, en el sentido que los grandes diseñadores que trabajaron en Europa durante las tres primeras décadas del s. XX emigraron a Estados Unidos35, y los que permanecieron en Europa tuvieron un fuerte compromiso social y con la industria, experimentando con nuevos materiales y formas de producción. Tras la contienda, la gran innovación que revolucionó nuestro interior doméstico fue el uso de los plásticos, además, la invención de nuevos aparatos para el hogar y para el ocio llevó a un cambio progresivo del mobiliario y su disposición dentro de nuestros hogares. Desde los años cincuenta lo más característico es la convivencia de estilos, que pese a sus roces y desavenencias, van a ser el embrión del diseño del último cuarto del s. XX. En Europa, esos años del resurgir están ligados a instituciones, a la búsqueda teórica y pedagógica del good desing, mientras, en Estados Unidos, las instituciones museísticas, las primeras grandes empresas y manifestaciones como el styling fueron las primeras preocupadas por cambiar la estética de los objetos domésticos, y hacer la vida más cómoda y funcional, argumentando también la importancia de un buen diseño vinculado al factor económico-mercantil36. Mientras que en Europa la corriente racional-funcionalista ganó un gran protagonismo, en Estados Unidos, y a principios de los años cuarenta, tenemos que destacar la iniciativa de Eliot Noyes, quien organizó el innovador concurso Organic Design in Home Furnishing en el Museum of Modern Art de Nueva York37 (fig. 7). 34 SEMBACH, LEUTHÄUSER y GÖSSEL, 1989: 101. 35 Mientras que Alfred H. Barr fue director del MOMA en Nueva York, llevó a cabo varias exposiciones grandes con la intención de dar a conocer el Movimiento Moderno. En 1932, montó la exposición El estilo internacional: arquitectura desde 1922, y Machine Art, 1932, donde mostró la belleza de los objetos industriales fruto de la corriente racional-funcionalista. SEMBACH, LEUTHÄUSER y GÖSSEL, 1989: 163-165. 36 SEMBACH, LEUTHÄUSER y GÖSSEL, 1989: 167. 37 KOENIG, 2006:11, 18-19. 1130
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En la categoría ‘asientos para un salón’ ganó la obra presentada por Eero Saarinen y Charles Eames38, quienes hicieron un diseño revolucionario tanto por el material, madera contrachapada y madera prensada, como por la forma de producción; moldeo de forma única que inauguraba el concepto de contacto y soporte continuo39. Estos diseños orgánicos tuvieron rápidamente una pronta influencia en el diseño de mobiliario, eran cómodos, económicos, humanos y snobs, lo que permitió tener un gran auge y desarrollo en Estados Unidos en las figuras de Charles y Ray Eames40, Henry Bertoia o Eero Saarinen, con su famosa silla tulipán41 de 1956 realizada en metal fundido y asiento acolchado, permitiendo eliminar la aglomeración de patas en nuestros interiores. En Europa destacan figuras como Alvar Aalto, el primero en utilizar la madera contrachapada y el asiento continuo; Arne Jacobsen, quien ya realizó un proyecto de Casa del futuro en 1929 y fue famoso tanto por sus sillas de la Serie 7 realizadas para el ebanista Fritz Hansen, como por sus esculturales sillas de estructuras metálicas recubiertas de acolchados como la silla Swan (cisne) y Egg (huevo), de finales de los cincuenta, además de las innovadoras lámparas para Louis Poulsen. Vernet Panton, también vinculado al organicismo en Europa, fue conocido por sus propuestas arquitectónicas innovadoras, como, una casa plegable (1955), la casa de Cartón (1957) o la casa de Plástico (1960), por sus aportaciones a la Feria del Mueble de Colonia de 1960, y sobre todo por su silla en voladizo, la silla Panton de 1960 realizada en plástico inyectado a doble cara. En Europa, la doctrina funcionalista de la Bauhaus encontró su heredera en la Hochschule für Gestaltung-Hfg de Ulm fundada en 1953 en Alemania por Otl Aicher e Inge Scholl42. Querían producir objetos armónicos en su forma y función, lo que incluía una tipo de belleza racional y funcional debido a la adecuación entre forma, función y material, insistiendo en que el diseño debía estar al servicio de la sociedad y no del mercado. Sin embargo, la aportación más importante de Ulm fue la vinculación con la empresa, 38 Eames encontró una solución innovadora; desintegró los objetos en piezas sencillas, combinando piezas de madera curvada para asientos y respaldos con varillas metálicas aseguradas con grapas. Para su fabricación usó la soldadura cíclica, un proceso electrónico desarrollado por la Chrysler Corporation que le permitió unir madera y metal. FIELL, 2000: 229. 39 KOENIG, 2006: 21-22; FITOUSSI, 2002: 9-19. 40 En 1946, el MOMA organizó una exposición individual a Eames: New Furniture by Charles Eames. SEMBACH, LEUTHÄUSER y GÖSSEL, 1989: 165. 41 SERRAINO, 2006: 59. 42 FIEDLER, 2000: 74-77. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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dando a entender a las empresas la importancia de integrar el diseño a la producción. El ejemplo más notable lo tenemos en la vinculación de Hans Gugelot y Dieter Rams con la empresa Braun. Gracias a esa vinculación, pusieron en práctica la idea del carácter social del diseño como objeto utilitario de gran valor que puede cambiar la vida cotidiana porque facilita la misma. Así, desde mediados de los cincuenta, Braun se ha caracterizado por la creación y puesta en valor de una gran cantidad de electrodomésticos que hace más cómoda la vida cotidiana, desde las primeras maquinillas de afeitar eléctricas, la S50 o su primer electrodoméstico, el Multimix, ambos de 1950, hasta las radios y equipos de alta fidelidad como el Phonosuper SK4, de 1955, la batidora KM3, de 1957, el encendedor Permanent, de 1966, la calculadora electrónica ET22,de 1976, hasta llegar a los grandes inventos de los años noventa como la depiladora Silk-épil EE1, de 1989, las maquinillas de afeitar Flex Control, el cepillo de dientes eléctrico, además de otros objetos y pequeños electrodomésticos como secadores de pelo, máquinas de café, procesadores de alimentos, batidoras, planchas, despertadores, el primer termómetro por infrarrojos, el Thermoscan, etc.43. En Europa, además del foco nórdico y el alemán ya comentado, tenemos que destacar la labor iniciada por los arquitectos y diseñadores italianos, ya que a pesar de que en 1945 la economía italiana estaba destrozada, la necesidad de recuperación del país fue tal que en pocos años consiguieron una identidad propia en el diseño44. En 1946, el arquitecto Ernesto Nathan Rogers dijo dal cucchiaio alla città –desde la cuchara hasta la ciudad–45, año que coincidió con la celebración del primer Salón del Mueble en Milán, bajo el lema; rentabilidad, funcionalidad y buen gusto. Un año después, en 1947, en la Octava Triennale mostró una gran cantidad de objetos realizados por artesanos y arquitectos con la pretensión de encontrar la estética italiana para un diseño moderno y democrático. En pocos años el apoyo institucional y comercial permitió que se crearan una gran cantidad de objetos que experimentaban con nuevos materiales, técnicas y procedimientos, defendiendo el valor social, moral y cultural que cumplen los objetos de uso cotidiano. La Trienal de Milán se convirtió en el principal lugar para conocer los avances de diseño, una de las más relevantes fue la organizada en el año 1951, que llevó el lema 43 FIELL, 2000: 130-133. 44 SEMBACH, LEUTHÄUSER y GÖSSEL, 1989:171-176. 45 BÖRNSEN-HOLTMANN, 1995: 17. 1132
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La forme dell’utile –Las formas de lo útil–46, cuyo objetivo era mostrar la relación en el arte y el diseño. Lo más innovador de esa exposición fueron los sofás de espuma de Baldessari. Años antes, Marco Zanusso y Osvaldo Borsani, ya venían practicando con los asientos reclinables y con almohadillados de gomaespuma. La empresa Pirelli le había cedido material de prueba para buscar nuevos usos a esos materiales y gracias a distintas experimentaciones diseñaron muebles prácticos, apilables y plegables, adecuados para adaptarse a los interiores y sus necesidades. Por tanto, el diseño italiano de estos años se caracterizó por su democratización, por pensar tanto en las necesidades de las clases más elitistas como en el pueblo, en sus necesidades y gustos. De ahí la gran cantidad de objetos realizados en estos años creados en materiales y técnicas diversas, además de la expansión del uso de los plásticos para la creación de objetos cotidianos durante la segunda mitad del s. XX. Se debe a los termoplásticos el mayor cambio en la estética de los objetos cotidianos, y gracias a su ductilidad, la resistencia y la gran variedad de colores tuvo una acogida sin igual. Esta expansión llevó pareja una devaluación del material, al ser considerado barato y vulgar, no obstante, a mediados del s. XX muchos diseñadores se interesaron por él, porque tenía unas cualidades estéticas que los hacían singulares y su fabricación en masa permitía la democratización del objeto. Una de las empresas pioneras que se dedicaron a la fabricación de objetos de plástico para uso cotidiano fue la italiana Kartell, fundada en 1949. Comenzaron con la traslación de tipologías de objetos de uso doméstico al nuevo material; el plástico. Entre los diseñadores que trabajaron para Kartell destacan Gino Colombini y Joe Colombo, quienes realizaron objetos funcionales, sin decoración, y honestos con el material. Poco a poco, estos diseñadores consiguieron que el plástico se ennobleciera y se convirtiera en un material sin cuestionamientos que tuvo cabida en todas las estancias de nuestros interiores domésticos47. El interés por los plásticos fue una gran revolución en muchos aspectos, por ejemplo el sector del mueble prestó gran atención a la versatilidad de los espacios, de ahí que se diseñaran objetos apilables y plegables. Entre los diseños destacados de esta época citamos el reloj digital Cifra 3 de Gino Valle; el Teléfono grillo de Marco Zanuso y Richard Sapper; las sillas Selene de Vico Magistretti; las silla apilable modelo 4860 de Joe Colombo; los muebles hinchables como la Serie 46 BÖRNSEN-HOLTMANN, 1995: 19. 47 BÖRNSEN-HOLTMANN, 1995: 65. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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up de Gaetano Pesce; el sillón Blow o el sillón Sacco, etc.48. Durante los años de recuperación, de los cincuenta a los setenta, el poder adquisitivo creció, y poco a poco la vida se hizo más cómoda porque la industria, con su gran cantidad de productos y electrodomésticos facilitaban el día a día, por lo que la estética del hogar se llenó de objetos heredados, aquéllos que conviven pacíficamente con otros que son fruto de la nueva forma de vida; máquinas de escribir, televisores, radio, teléfonos, etc. De forma pareja, en los años sesenta surgen los primeros grupos antidiseño que cuestionan la misión social de los objetos, su utilidad, funcionalidad y la estética racionalista defendida por el Movimiento Moderno, lo que les lleva a centrarse en la parte estética de los objetos, diseñando objetos provocativos, banales y divertidos49. 6. Espacios domésticos desde mediados de los sesenta: diseño radical y posmodernidad
El panorama artístico internacional, de alguna forma influyó en la evolución de los estilos y estéticas en diseño. Si bien, en Dinamarca podemos ver la influencia del arte op y pop, en Vernet Panton, en sus instalaciones psicodélicas y esculturales presentadas en las exposiciones de Colonia en 1968 y 1970, bajo el título Visiona O y Visiona II, en las propuestas de serie de sillas democráticas como el sistema de asientos 1-2-3 para Fritz Hansen o su serie Art Chairs de 1981. Los objetos diseñador por Panton fueron innovadores y divertidos, caracterizándose por el empleo de lo último en tecnología50. Sin embargo, las iniciativas más innovadora de estos años procede de Italia, en el apartado anterior hemos hecho alusión al panorama italiano tras la II Guerra Mundial, no obstante, a mediados de los sesenta se van a fundar una serie de grupos que reprochaban a sus antecesores haberse vendido a la industria descuidando los valores sociales y democráticos del diseño. A ello se sumó el rechazo a la estética promovida por el Movimiento Moderno, iniciando una postura que derivó en los movimientos de diseño radical y antidiseño, legitimando posturas desechadas por la corriente racional-funcionalista. Entre esos grupos destacan Archizoom, Superstudio, UFO, Gruppo Strum, 9999 o Studio Alchimia y Grupo Memphis51 durante los ochenta. Estos diseñadores 48 SEMBACH, LEUTHÄUSER y GÖSSEL, 1989: 197-202; BÖRNSEN-HOLTMANN, 1995: 73. 49 BÖRNSEN-HOLTMANN, 1995: 108; SEMBACH, LEUTHÄUSER y GÖSSEL, 1989: 217. 50 SEMBACH, LEUTHÄUSER y GÖSSEL, 1989:197. 51 FITOUSSI, 2002: 8-17. 1134
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La democratización de los espacios domésticos: de la adecuación a la versatilidad y de la necesidad a la diversión
crearon proyectos utópicos y objetos adaptados a la estética defendida por ellos, tal que revisiones críticas de los objetos que sirvieran para demostrar que era posible devolver a los objetos la humanidad y creatividad de sus autores y valores sociales o culturales propios del contexto en el que se insertan. Sus diseños no pasaron inadvertidos, eran innovadores, atractivos, diferentes de todo lo anterior, eran para las masas, esas masas olvidadas por el diseño elitista del Movimiento Moderno, aquel que pensaba en los objetos para el pueblo sin contar con su gusto, necesidades y poder adquisitivo. Entre las propuestas estéticas de los grupos de diseño radical destaca la introducción de formas opuestas a las del Movimiento Moderno, legitimación de la estética popular, ornamentación en la superficie de los objetos, prioridad de la forma por encima de la función, introducción de referencias semánticas o simbólicas en los objetos, además de priorizar el estilo y la creatividad del diseñador52. Estas iniciativas gozaron de un gran impacto internacional, y su éxito sería respaldado por la exposición Italy: The New Domestic Landscape, –Italia: los nuevos paisajes domésticos–, celebrada en el MOMA en 197253 (fig. 8). Allí se mostraron algunos de sus diseños más innovadores y rupturistas. Entre los diseños realizados por estos grupos destacan: el Sofá Superonda (1966), la Cama Elettro Rosa (1967), el Sistema de asientos Safari (1967) y la Silla Mies (1969) del grupo Archizoom; la Serie Cuaderna (1971) del grupo Superestudio54; Pratone (1970) de Gruppo Strum; el sillón Bocca, (1971) y Capitello (1971) de Studio 65. Años más tarde, Estudio Alchimia55, con Alessandro Mendini a la cabeza realizaron las propuestas más radicales, críticas y creativas, dedicándole especial atención a la decoración de superficie, lo que él llamó diseño banal, una muestra más de la dignificación de lo banal. Su motivo más popular fue el motivo Proust tomado de una obra de Signac. En la década de los ochenta, la vertiente radical procede del grupo Memphis56 capitaneado por Ettore Sottsatss, grupo plenamente posmoderno que continuó las tentativas radicales de la década sesenta y setenta. Los objetos de Memphis eran extravagantes, llamativos, eclécticos en sus formas y en 52 DORMER, 1993: 117-151. 53 BÖRNSEN-HOLTMANN, 1995: 29-30. 54 SEMBACH, LEUTHÄUSER y GÖSSEL, 1989: 298-209. 55 SEMBACH, LEUTHÄUSER y GÖSSEL, 1989: 212-213; BÖRNSEN-HOLTMANN, 1995: 106. 56 SEMBACH, LEUTHÄUSER y GÖSSEL, 1989: 215-217; FITOUSSI, 2002: 6. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
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los materiales. Hicieron suyos, el uso de laminados plásticos, ironizando sobre la atemporalidad y aculturalidad de los materiales y técnicas. Entre los objetos más importantes destacan el Aparador Casablanca (1981), la Estantería Carlton, (1981) de Sottsatss; Tawaraya (1981) de Umeda; How High The Moon (1986) y Miss Blanche (1988) de Kuramata57; la Camarera Hilton (1981) de Mariscal, etc58. Durante la década de los noventa se verá una gran proliferación de objetos de diseño que se han convertido en grandes hitos del diseño y que tienen como finalidad cambiar el aspecto de nuestros interiores domésticos, en ellos se da una confluencia de tendencias, estilos y objetivos; mientras que unos buscan la versatilidad de los espacios, otros apuestan por la economía, mientras que unos rozan lo escultórico, otros lo industrial, etc. Así por último destacamos la labor de empresas como Alessi especializada en acero inoxidable para quien trabajó Aldo Rossi, Alessandro Mendini, para quien creó la divertida Anna Family (1986); Philippe Stark, quien diseñó el exprimidor Juicy-Salif (1990), el colador Max le chinois y el hervidor Hot Bertaa; o Stefano Giovannoni quien hizo diseños divertidos y alegres, como el bol Fruit Mama (1993), la escobilla de baño Merdolina (1993) y el recipiente Mary Biscuit (1995). La otra gran empresa italiana, Kartell especializada en la realización de objetos de diseño en plásticos, a la que ya hemos hecho referencia en apartados anteriores, hizo notables diseños en la década de los noventa, entre los que destacan las piezas diseñadas por Philippe Stark Louis Ghost (2000), la silla Eros (1999), Gnomes (1999); o la estantería Bookworm (1994) y la silla Fantastic Plastic Elastic (1998) diseñados por Ron Arad.59 Bibliografía BANHAM, Reyner, Teoría y diseño en la primera era de la máquina, Barcelona, Paidós, 1985. BAYLEY, Stephen, Guía Conran del Diseño, Madrid, Alianza, 1985. BÖRNSEN-HOLTMANN, Nina, Italian Design, Colonia, Taschen, 1995. COBBERS, Anrnt, Breuer, Colonia, Taschen, 2007. 57 FIELL, 2000: 399-401. 58 FITOUSSI, 2002: 76-79. 59 PHILLIPPI, 2004: 85; DORMER, 1993: 139. 1136
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La democratización de los espacios domésticos: de la adecuación a la versatilidad y de la necesidad a la diversión
DORMER, Peter, El diseño desde 1945, Barcelona, Destino, 1993. FAHR-BECKER, Gabriele, El modernismo, Colonia, Könemann, 1996. FERNÁNDEZ POLANCO, Aurora, Fin de siglo: Simbolismo y Art Nouveau, Madrid, Historia 16, 1989. FIEDLER, Jeannine y FEIERABEND, Peter, Bauhaus, Colonia, Könemann, 2000. FIELD, Charlotte y FIELD Peter, Diseño del s. XX, Madrid, Taschen, 2000. FITOUSSI, Brigitte, Eames, Madrid, Kliczkowski, 2002. FITOUSSI, Brigitte, Memphis, Madrid, Kliczkowski, 2002. KOENIG, Gloria, Eames, Colonia, Taschen, 2006. LOYER, François, Art Nouveau en Cataluña, Colonia, Evergreen, 1991. LUPFER, Gilbert y SIGEL, Paul, Gropius¸ Colonia, Taschen, 2006. PHILLIPPI, Simone, Stark, Colonia, Taschen, 2004. SARNITZ, August, Hoffmann, Colonia, Taschen, 2007. SATUÉ, Enric, “Vidas paralelas de sillas y tipografías”, en AA.VV, Cien años, cien sillas, Colección Vitra Desing Museum, Valencia, IVAM, (2001) 28-31. SEMBACH, Klaus; LEUTHÄUSER, Gabriele y GÖSSEL, Peter, Diseño del mueble en el s. XX, Colonia, Taschen, 1989. SERRAINO, Pierluigi, Saarinen, Colonia, Taschen, 2006. TORRENT, Rosalía y MARÍN, Joan, Historia del diseño Industrial, Madrid, Cátedra, 2005. VEDRENNE, Elisabeth, Le Corbusier, Madrid, Kliczkowski, 2002.
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Fig.1: Red House, William Morris
Fig. 2: Silla N 14, Michael Thonet
Fig. 3: Laurenton Hall, Louis Confort Tiffany
Fig. 4: Villa Hill House, Mackintosh
Fig. 5: Casa Schröder Rietveld
Fig. 6: Silla LC4, Le Corbusier
Fig. 7: Eames Saarinen, MOMA 1138
Fig. 8: Italy Domestic Landscape Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol. 3
LÍMITES INTERIORES, FRONTERAS EXTERIORES
Las comunidades prehispánicas en la región de Tabasco: límites territoriales y formas de comunicación Prehispanic Indian Communities in the Tabasco Region: Territorial Limits and Ways of Communication Carlos Moreno Amador Universidad de Sevilla1 [email protected] Resumen: Situado en la región sureste de México, el territorio de Tabasco se extendía, en el momento de la llegada de los españoles, de norte a sur entre el golfo de México y la base de las montañas de Chiapas, y de oeste a este desde lo que ahora es Laguna de Tupilco a Tenosique, en el río Usumacinta. En este artículo trataremos de analizar la especial división lingüística y política que mantuvo dicho territorio durante el periodo prehispánico, con tres regiones naturales bien definidas, la Chontalpa, los Ríos de Usumacinta y la Sierra, donde se congregaron la mayoría de los pueblos, casi siempre levantados a orillas de los ríos y lagunas. Además, se hace necesario analizar el sistema de comunicaciones de la región, a nivel interno y externo, sobre todo teniendo en cuenta la situación geográfica y la propia configuración de dicha región. Y es que Tabasco se mostró, desde la época prehispánica, especialmente desde el postclásico tardío, como un área de confluencia de rutas, que unía las regiones del altiplano mexicano con las comunidades mayas de la península yucateca y con la región septentrional de la América Central. Unas comunicaciones marcadas, sin duda, por la importancia que tuvo el sistema fluvial como eje vertebrador de la economía y la sociedad tabasqueñas. Palabras clave: Tabasco, comunidades prehispánicas, comunicaciones, asentamientos, límites. Abstract: The Tabasco territory, situated in the Southwest of Mexico, at the moment of the Spanish arrival extended north-south from the Gulf of Mexico to the Chiapas mountain range and west-east from Tenosique at the Usumacinta River to Tupilco Lake.
1 Dpto. de Historia de América. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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In this article it will be analysed the peculiar linguistic and political division of this territory all along the prehispanic period with three well defined natural regions, Chontalpa, Ríos de Usumacinta and la Sierra, where most of the towns were concentrated, ordinarily built by the shores of rivers and lakes. Besides, it is necessary to analyse the regional ways of communication within the region and toward the outside, keeping in mind the geographic situation and structure of the region. Tabasco appears from the beginning of its history, especially from the late post-classic period, as an area of crossroads that linked the high Mexican plateau to the Mayan communities of the Yucatan peninsula and Northern Central America. These ways of communication were marked by the high relevance of the fluvial system to connect the Tabasqueña economy and society. Keywords: Tabasco, Prehispanic Indian Communities, Communications, Settlements, Limits.
1. Introducción En este artículo trataremos de analizar la especial configuración que mantuvo el territorio tabasqueño durante el periodo prehispánico, con tres regiones naturales perfectamente definidas, la Chontalpa, los Ríos de Usumacinta y la Sierra, donde se congregaron la mayoría de los pueblos, casi siempre levantados a orillas de los ríos y lagunas. Y es que, pese a conservar elementos comunes, como la presencia de numerosos ríos o una actividad económica centrada en la agricultura y la ganadería, las tres disfrutaron de características que las convirtieron en regiones con entidad propia dentro de la provincia. Respecto a las comunicaciones, teniendo en cuenta la situación geográfica de la región y su propia configuración, Tabasco se mostró, desde la época prehispánica, como un área de confluencia de rutas, que unía las regiones del altiplano mexicano con las comunidades mayas de la península yucateca y con la región septentrional de la América central. Esta convergencia facilitó una interacción social entre regiones de culturas diferentes, lo que supuso una amplia apertura de las fronteras. Resulta fundamental, por tanto, realizar un pequeño análisis sobre las comunicaciones internas y externas de la región, dado que ello aportará, sin duda, valiosa información acerca del papel que desempeñó la provincia tanto a nivel comercial como cultural. Unas comunicaciones marcadas, efectivamente, por la importancia que tuvo el sistema fluvial como eje vertebrador de la economía y la sociedad tabasqueñas.
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2. Límites y configuración territorial La región de Tabasco, situada en el sureste de México, se extendía, en el momento de la llegada de los españoles, de norte a sur entre el golfo de México y la base de las montañas de Chiapas, y de oeste a este desde lo que ahora es Laguna de Tupilco a Tenosique, en el río Usumacinta . Más concretamente, los límites de la provincia hasta finales del siglo XVII y principios del XVIII vinieron a ser los siguientes: al norte, la región estaba delimitada por la zona costera del golfo de México, desde Xicalango hasta la barra de Tonalá; al oeste, el propio río Tonalá (que desembocaba en una barra del mismo nombre) ejercía de barrera natural, ya que al otro lado se hallaba la provincia de Coatzacoalcos, a través de la que se comunicaba con Veracruz; en el sur, la sierra de Chiapas era la encargada de separar Tabasco de la provincia del mismo nombre; y, al este, la red fluvial del río Usumacinta, que conectaba la provincia con la Laguna de Términos, servía para establecer el límite con la provincia de Campeche, mientras que por el sureste Tabasco lindaba con Guatemala.
Mapa 1: frontera de Tabasco a la llegada de los españoles (GERHARD, 1993:16)
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Por tanto, comprendía lo que es hoy el actual estado de Tabasco, además de una parte del de Campeche, concretamente el área ocupada por la Laguna de Términos y sus alrededores, que sin duda resultaba ser un enclave crucial, principalmente por su importancia estratégica (mapa 1). Precisamente, la situación de Campeche, al otro lado de la Laguna de Términos, planteó siempre un problema en la fijación de la demarcación oriental, puesto que siempre se intentó establecer a cuál de las dos provincias debía circunscribirse la Laguna. De hecho, no fue hasta principios del siglo XVIII cuando la Laguna dejó de pertenecer definitivamente a la jurisdicción tabasqueña, conformando la “Gobernación de la Laguna de Términos y presidio de Nuestra Señora del Carmen”, que pasaría a formar parte, años después, de la Intendencia de Yucatán. Sin embargo, lo que resulta innegable es que tanto Tabasco como Campeche tuvieron la Laguna como eje referencial para sus comunicaciones y otros usos. La superficie de la provincia, de unos 26.100 km2, aparece claramente establecida en las “Relaciones Histórico-geográficas de la provincia de Tabasco”: Tiene esta provincia cincuenta leguas en largo, en ancho treinta, tomando San Pedro y San Pablo, que es el río que está cuatro leguas de la villa de Tabasco; hacia sudoeste serán treinta leguas en largo, desde los pueblos de la sierra hasta donde confina con Guazaqualco (Coatzacoalco) cincuenta leguas (…). Confina también esta provincia con la de Teguantepeque (Tehuantepec) y Guajaca (Oaxaca), aunque algo apartada. Es término de la Nueva España; desde las sierras por la parte del este confina con la ciudad de Chiapa, distrito de la Audiencia de Guatemala; hay al primer pueblo tres leguas, de allí a la dicha ciudad de Chiapa cuatro jornadas, que puede haber 26 leguas o 28, no más...
Sin embargo, para llegar a entender la configuración de la región y la distribución geográfica de sus habitantes, debemos tener en consideración, además de los límites de la provincia, un aspecto de gran importancia, sobre todo por la forma en que acabó condicionando la vida de la región, como es el clima tabasqueño. Tabasco pertenece a la zona tropical y tiene por ello una climatología peculiar, con un alto nivel pluviométrico, lo que, sumado a la humedad y al calor, provoca que la provincia posea un clima desfavorable, donde las enfermedades son muy frecuentes, principalmente entre la
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población india2. Ahora bien, dicho nivel resulta muy beneficioso para que las corrientes fluviales, que recorren todo el territorio, sean caudalosas y abundantes, facilitando en gran medida la navegación y el intercambio entre sus poblaciones. Ello explica el que desde la época prehispánica las principales vías de comunicación de la región fuesen los ríos3. Nuevamente las “Relaciones Histórico-geográficas de la provincia de Tabasco” nos brindan información detallada al respecto: Hay en esta tierra y provincia muchos ríos caudalosos; los más señalados son: el río Grixalva [Grijalva]; llamóse así porque el que lo descubrió se llamaba así. En este de Grixalva entran otros muchos caudalosos ríos, (…); más adelante hay otro que se llama de San Pedro y San Pablo, que está cuatro leguas de la villa de Tabasco; entran en él estas barcas de trato que andan por esta dicha costa (…). Por la parte del noroeste, entre el norte, entra otro caudaloso río que es llamado de Dos Bocas, que hace dos brazos, es grande, viene con gran furia, entra la mar adentro dos o tres leguas de agua dulce, viene este río de la provincia de Chiapa, tiene su nacimiento en el distrito de Guatemala (…)4.
3. Organización de las comunidades en época prehispánica Para llegar a entender el sistema de comunicaciones de las comunidades indígenas en las diferentes regiones de la provincia de Tabasco es conveniente conocer previamente cómo estaba organizado geográficamente el territorio. Debemos precisar así que en las regiones que conformaban lo que durante la etapa colonial se denominó como provincia de Tabasco, Chontalpa, Sierra y los Ríos de Usumacinta, se asentaban tres comunidades indígenas mayas diferenciadas tanto étnica como lingüísticamente: los chontales, los zoques y los nahuas. Pese a su clara diferenciación, dichos pueblos mantuvieron continuos y necesarios lazos de correspondencia, que perduraron aún después de la llegada de los españoles al sureste novohispano (mapa 2). Aunque las divisiones políticas de estas comunidades no se encontraban muy definidas antes de la llegada de los españoles, geográficamente, sin embargo, durante el postclásico tardío (1250 d.C.-1519 d.C.), la región se caracterizó por la existencia de pequeños estados independientes, unidos económicamente gracias a las actividades comerciales. En este tiempo se 2 CAMPOS, 1983: 20-21; EUGENIO MARTÍNEZ, 1971: 2. 3 DOPORTO y UNCILLA, 1979: 14-16; EUGENIO MARTÍNEZ, 1971: 2. 4 DE LA GARZA., 1983, vol. II: 369-370. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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fue consolidando una red de puntos de intercambios que bordeaban toda la península de Yucatán, gracias a la navegación de cabotaje, aprovechándose, además, de los caminos y las vías fluviales interiores que unían Tabasco con el Golfo de Honduras5.
Mapa 2: asentamientos prehispánicos en Tabasco (JIMÉNEZ ARBOLLADO, 1997; 26)
En el ámbito político, el periodo estuvo marcado por la presencia de pequeños cacicazgos en las diferentes regiones, bajo cuyo dominio y control se encontraba un variado número de poblados, rancherías y aldeas dispersas. Los asentamientos nahuas y chontales se localizaban fundamentalmente en la Chontalpa y los Ríos, mientras que las comunidades zoques se ubicaban en la región de la Sierra, junto con algunos poblados chontales al norte de la misma. La mayoría de estos asentamientos se establecieron a orillas de los ríos más importantes de la región, cerca de las lagunas y también a lo largo de la costa del Golfo de México6. El mapa etnográfico de Tabasco durante el posclásico maya y hasta el inicio del periodo colonial sería, por tanto, el que se expone a continuación: En primer lugar, en la región de la Chontalpa, situada al noroeste de la provincia, se encontraban los establecimientos más importantes del enclave maya-chontal, divididos en tres cacicatos. El primero lo conformaban 5 CABRERA BERNAT, 1982: 56-57; ANDRADE TORRES, 1992: 17-19; JIMÉNEZ ABOLLADO, 1997: 20-22. 6 WEST, 1987: 204-213; JIMÉNEZ ABOLLADO, 1997: 23-24. 1146
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los poblados de Copilco y de la Chontalpa, que aglutinaban unos 26 asentamientos en total. Por su parte, la población nahua, establecida en el suroeste de la Chontalpa, estaba dividida en dos cacicatos diferentes. El primero de ellos lo conformaban los poblados cimatanes (Cimatán, Cunduacán y Cualquiteupa), denominados también “Tres Cimatanes”, mientras que el otro cacicato nahua lo componían los poblados naguatanes, entre los que destacaban Huimango o Pichucalco. En segundo lugar, en la región de los Ríos, situada al este y sureste de Tabasco, se ubicaban un buen número de poblados mayas-chontales, cuya importancia radicaba, principalmente, en el papel que, como eje comercial, ejercieron algunos centros a través del delta del río Grijalva y del Usumacinta. En los alrededores de la desembocadura del Grijalva se asentaban los pueblos de la zona conocida como “bajo Grijalva”, con Potonchán como cabecera de la comunidad chontal en Tabasco durante todo el periodo postclásico. En las inmediaciones de esta población fue fundada en 1519 Santa María de la Victoria, cabecera política y económica española durante la primera parte del periodo colonial. Por su parte, la Laguna de Términos fue otra de las zonas que aglutinó poblaciones de cierta relevancia en la región, con Xicalango y Atasta a la cabeza, situados en la parte occidental de dicha laguna. También en los Ríos se encontraban diferentes poblados usumacintecos, con gran influencia de los pueblos mayas yucatecos, asentados en el curso medio del río Usumacinta, geográficamente al sureste del territorio tabasqueño, destacando, entre otros, Jonuta, Istapa, Usumacinta, Petenecte o Tenosique. En tercer lugar, en la región de la Sierra, limítrofe con el altiplano chiapaneco, se ubicaban diversos asentamientos pertenecientes a las comunidades zoques, en el sur del territorio, además de algunos poblados chontales situados entre el meridiano de la Chontalpa y el oeste de la región de los Ríos. Teapa, Tecomajiaca, Tapijulapa, Tacotalpa, Osolotlán o Puxcatan, los principales pueblos de lengua zoque, se encontraban controlados por Cimatán en el momento de la conquista castellana, cacicato zoque hasta poco antes de dicha conquista. Pero la entrada de pueblos nahuas en Tabasco, que utilizaron Cimatán como centro de expansión política y comercial, obligó a los zoques a desplazarse más al sur. En esta región de la Sierra se encontraban también diferentes pueblos chontales conectados tanto comercial como geográficamente con el área zoque, como eran los poblados zaguatanes (Astapa, Jahuacapa y Jalapa), conocidos también como “Tres zaguatanes”. Además, sobre el río Chilapa, afluente del Grijalva, también se ubicaba otro grupo de asentamientos chontales, los denominados poblados chilapanecos, siendo los más importantes Chilapa, Tepetitán o Macuspana. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Por último, hay que mencionar la región de Acalán, donde también destacaba la presencia de otros grupos chontales, aunque ésta no fuera considerada como parte de la provincia de Tabasco desde un primer momento por los españoles. Y es que sí resultó, sin embargo, un importante foco del comercio fluvial prehispánico a través de la Laguna de Términos y el río Candelaria, por un lado, y a través de los intercambios terrestres, por otro. Su situación geográfica, en la base suroeste de la península de Yucatán, fue un gran acicate para el contacto mercantil de estos grupos chontales con Tabasco, Chiapas Yucatán, Honduras y Guatemala7. Podemos afirmar, por tanto, que en Tabasco, durante el postclásico tardío, las poblaciones se encontraban integradas en comunidades donde sobresalían una serie de “cabeceras” o cacicazgos, los cuales mantenían un sistema de relaciones con sus “sujetos”, en las que primaban aspectos de tipo económico y comercial y que venían, finalmente, a crear dependencias políticas, sociales e, incluso, militares. 4. El sistema comunicacional: vías internas y externas Teniendo en cuenta la situación geográfica de la región y su propia configuración, Tabasco se mostró, en la época prehispánica, como un área de confluencia de rutas comerciales, que unían las regiones del altiplano mexicano con las comunidades mayas de la península yucateca y con la América Central, siendo considerada como una de las zonas comercialmente más activas de Mesoamérica. De hecho, según Martín Ortiz, esto posibilitó, desde el periodo postclásico, una “interacción social entre regiones de culturas diferentes, que abrieron las fronteras para que los chontales recibieran los aires frescos de las culturas circunvecinas”8. Un área que vio incrementada su importancia, más aún, por el desarrollo de la producción de cacao, producto utilizado por la mayor parte del pueblos mesoamericanos como moneda de cambio9. Es fundamental, por tanto, conocer las comunicaciones internas y externas de la región, ya que ello aporta mucha información acerca del papel que desempeñó el territorio en este periodo, tanto a nivel comercial como cultural.
7 VELASCO TORO, 1975: 49-56; DE LA GARZA, 1983, vol. II: 368-369; DÍAZ DEL CASTILLO, 1985, vol. II: 263-266; CORTÉS, 1985: 360-362; WEST, 1987: 204-213; JIMÉNEZ ABOLLADO, 1997: 24-32. 8 ORTIZ ORTIZ, 1988: 21-22. 9 CAMPOS, 1983: 70-71; RUIZ ABREU, 1994: 126. 1148
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4.1 Formas de comunicación Durante el postclásico, sobre todo en sus tierras bajas, Tabasco se configuró como un área donde el comercio polarizó las actividades económicas. Por ello no se puede entender la red de caminos de la zona sin la red fluvial, puesto que ambas formaron un conjunto indisociable. Y es que la red hidrográfica de la región, conformada, como ya se ha referido, por el binomio Usumacinta-Grijalva y los afluentes de ambos, constituyó durante el periodo precolombino una verdadera ruta natural de comunicación y transporte que
Mapa 3: rutas comerciales en las tierras bajas mayas durante el postclasico (JIMÉNEZ ABOLLADO, 1997; 61) Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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se extendía a lo largo de cientos de kilómetros. Estas conexiones se realizaban, fundamentalmente, en embarcaciones pequeñas, como canoas, y en las denominadas “falcas”, que no eran más que dos piraguas de gran tamaño amarradas la una a la otra fuertemente. Ya en la etapa colonial este sistema fue decayendo ante los intentos de apertura de caminos y rutas terrestres, poco utilizados hasta entonces por las arduas condiciones del terreno, toda vez que las constantes lluvias provocaban frecuentes desbordamientos de los ríos, lo que provocaba que dichos caminos fueran casi impracticables durante buena parte del año10. Además de las rutas fluviales, existieron diferentes rutas terrestres y marítimas de cabotaje que consiguieron canalizar parte del comercio generado en Tabasco antes del periodo colonial (mapa. 3). Respecto a las terrestres, las enormes dificultades que suponían las continuas lluvias y la propia geografía de la región provocaron que la zona menos afectada por estas inclemencias, la conocida como ruta “pochteca o costera”, que enlazaba desde el altiplano mexicano con la costa sureste de Veracruz (Coatzacoalcos) y Tabasco (Chontalpa) resultase la más destacada. De hecho, a partir de esta ruta surgieron diferentes ramales, que se extendían, por tierra y mar, hasta Yucatán, Chiapas, Guatemala y Honduras, con el objetivo de reactivar la producción, la comunicación y el intercambio comercial y cultural en la zona, a través de los diferentes puertos de intercambio instalados dentro del área de influencia de la cultura chontal. La importancia de los caminos locales y regionales tabasqueños residió, sobre todo, en el hecho de formar parte de un sistema caminero mucho más amplio, que cruzaba Tabasco de oeste a este y viceversa, conformando una de las zonas más productivas de Mesoamérica gracias a la ruta pochteca. La región incrementó sus posibilidades de desarrollo comercial intensivo gracias a la confluencia de otro gran sistema de caminos, de carácter transversal, cuyos trayectos partían de la costa tabasqueña en dirección a los altos de Chiapas.11 Ambos sistemas llegaron a conformar lo que Thomas Lee ha venido a llamar “el complejo mercantil de las riberas de Tabasco”12.
10 EUGENIO MARTÍNEZ, 1971: 15; ORTIZ ORTIZ, 1988: 14-15; JIMENEZ ABOLLADO, 1997: 58-59. 11 ORTIZ ORTIZ, 1988: 29-30. 12 LEE, 1978: 54-56. 1150
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En cuanto al comercio de cabotaje, la circunnavegación marítima de la península de Yucatán supuso la conexión de diversos puertos comerciales, desde Potonchán y Xicalango, en Tabasco, hasta Nito, en Guatemala, o Naco, en Honduras. Todo ello condicionado por la preferencia de los comerciantes en rodear la península antes que realizar el transporte por las complicadas rutas interiores. Y es que éstas les obligaban a salvar lagunas, ciénagas y los cursos de los muchos ríos que la atravesaban, optando con ello por la seguridad y economía antes que por emplear cargadores, opción mucho más costosa13. 4.2. Principales centros comerciales De cara a conocer cómo se estructuraba el comercio de la región tabasqueña con el exterior, conviene hacer referencia a los principales centros comerciales que monopolizaron dicho comercio. La sociedad chontal, compuesta, como ya se ha expuesto, por señoríos agrupados de forma autónoma, desempeñó un importante papel estratégico en la expansión y control del comercio interprovincial y de las rutas que se generaban en el territorio, gracias, principalmente, a la política de alianzas con las comunidades nahuas asentadas en la región, sobre todo desde mediados del siglo XV. La aparición y consolidación de diversos centros económicos chontales (Potonchán) y nahuas (Xicalango y Cimatán), además de Acalán, resultaron determinantes para la monopolización del comercio y la producción, ya que se convirtieron en puertos del tráfico mercantil que efectuaban diversos intercambios entre las culturas del Altiplano y los mayas en el territorio chontal14. De estos importantes centros mercantiles, el que más destacó por su tamaño y significancia fue Xicalango, punto de enlace de las transacciones comerciales de los mexicas, mayas y algunas culturas de Centroamérica. Fue considerado como el mayor puerto del comercio a larga distancia, convergiendo en él diferentes rutas terrestres, fluviales y marítimas, entre las que destacaban: la ruta costera marítima que provenía de Yucatán; la ruta por tierra y río a través del Petén, al norte de Guatemala, desde la costa caribeña hasta el norte de la América Central; y la ruta fluvial del Usumacinta y sus afluentes15. 13 THOMPSON, 1987: 164-167; ORTIZ ORTIZ, 1988: 29-30; JIMÉNEZ ABOLLADO, 1997: 59-60. 14 ORTIZ ORTIZ, 1988: 24. 15 SCHOLES, 1968: 33-36; CHAPMAN, 1975, 132-138; WEST, 1987: 219-220. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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El centro comercial de Cimatán, conformado por los poblados conocidos como los “Tres Cimatanes” (Cimatán, Cuaquilteupa y Cunduacán) y situado tierra adentro, quedaba en un segundo plano respecto a Xicalango. Ubicado geográficamente entre Coatzacoalcos y la Chontalpa, fue un lugar estratégico por su facilidad de acceso y por el control que desempeñó sobre el comercio zoque del altiplano de Chiapas y sobre los comerciantes que llegaban del Valle de México16. Por su parte, Potonchán, capital y enclave comercial más importante del área chontal, y situado en la desembocadura del río Grijalva, ejerció una gran influencia por todo el valle del río Usumacinta, con el fin de mantener controlado el intercambio con los mercaderes del Altiplano y sus vecinos de Xicalango17. La última zona de importancia comercial dentro de la órbita de influencia tabasqueña fue la región de Acalán, un cacicazgo al sur de Campeche, que en el momento de la conquista se erigía como un centro floreciente por su comercio marítimo, que se articulaba desde Potonchán hasta Cozumel, fluvial en la Laguna de Términos, y terrestre con Tabasco, Chiapas, Yucatán o Guatemala18. De todo lo anterior podemos deducir el control tan exhaustivo que los comerciantes nahuas y chontales llegaron a ejercer en la mayor parte de los puertos comerciales de larga distancia, bien a través de la vía marítima, desde Coatzacoalcos hasta Xicalango y, desde allí, hasta Chetumal; bien por tierra, desde el Golfo de México hasta la provincia de Acalán. Por ello se les consideró como los comerciantes más importantes del sur de Mesoamérica, ya que llegaron a monopolizar el transporte acuático en la región. 4.3. Las comunicaciones con el exterior La consabida confluencia de rutas y vías de acceso, que aglutinó la región de Tabasco en el periodo precolombino, posibilitó a los chontales, en gran medida, entrar en contacto y comunicación con diversas culturas y pueblos cercanos. Dichas vías supusieron, sin duda, no solo un amplio desarrollo comercial y económico, sino también cultural y social. Dos grandes sistemas comunicacionales, reseñados anteriormente, convergieron en el área que abarcaba el territorio tabasqueño: uno longitudinal, delimitado por 16 SCHOLES, 1968: 318; ORTIZ ORTIZ, 1988: 27. 17 ORTIZ ORTIZ, 1988: 27. 18 WEST, 1987: 220; ORTIZ ORTIZ, 1988: 28. 1152
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las rutas que se iniciaban en el Altiplano y, cruzando la zona chontal, llegaban hasta el cabo Catoche; y otro transversal, compuesto por los caminos que partían de la costa tabasqueña y se extendían, tierra adentro, hasta los altos de Chiapas. El sistema longitudinal o “ruta pochteca”, que se extendió a través de la costa tabasqueña de oeste a este, comprendía dos rutas principales. Una interior, conocida como de “tierra adentro”, con dos caminos diferenciados: la “vía corta”, que iba desde Coatzacoalcos hasta la Chontalpa; y la “vía larga”, que comenzaba en Acayucan y se bifurcaba en Huimanguillo, desviándose un ramal hacia Chiapas y otro hacia Yucatán. La otra ruta, conocida como “Vía costera” o “Ruta de Cortés”, partía de Coatzacoalcos y se prolongaba hasta Catoche, interconectando Potonchán, Xicalango, Champotón y Campeche. El sistema transversal, por su parte, venía a comunicar, como ya se ha comentado, la región de Tabasco con las de Chiapas, Guatemala y Centroamérica, a través de dos rutas. Estaba conformado, por un lado, por el camino que iba desde el río Grijalva hasta la depresión central de Chiapas, una difícil vía, ya que muchos de sus tramos resultaban peligrosos para el transporte; y, por otro lado, por los caminos que iban desde Tabasco hasta los altos de Chiapas, usados por ambas regiones, principalmente, para mejorar su comunicación y circulación de mercancías. Entre estos últimos destacaban: el camino que se articulaba a través de Tacotalpa; el que lo hacía por Ocosingo, hacia la Laguna de Términos, utilizando la cuenca del Usumacinta; y el que confluía en Bachajón, con destino a Palenque, y desde allí hacia Xicalango, Potonchán, la Chontalpa o Acalán19. 5. Conclusiones Después de haber realizado un análisis general sobre las principales comunidades prehispánicas tabasqueñas y la articulación de su sistema de comunicaciones, debemos ser conscientes de lo necesario que resulta tomar en consideración la situación geográfica y natural de la región para poder comprender su peculiar configuración. De hecho, estos dos aspectos llegaron a influir decisivamente en la posterior conformación de la sociedad tabasqueña y en su devenir político, económico, social y cultural. Igualmente nos ayudan a entender el vínculo tan estrecho que existió, ya en este periodo, entre dichas comunidades y la naturaleza en la que crecían y se desarrollaban, con el fin de transformarla mediante relaciones de reciprocidad, algo 19 ORTIZ ORTIZ, 1988: 30-32. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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que incidió, indudablemente, en el temperamento y carácter del pueblo tabasqueño a lo largo de su historia. Una situación geográfica y natural marcada, como ya se ha expuesto, por el agua, que ocupaba gran parte del territorio tabasqueño y que imprimía a la región un manifiesto carácter de cultura mesopotámica. Sin embargo, no deja de ser lamentable, al analizar la naturaleza de la conquista española, el tener que hacer referencia a cómo ésta terminó por influir, definitivamente, en el descenso poblacional de la región, en la actividad comercial y en el abandono de su sistema de comunicaciones más característico, el fluvial, favoreciendo desde un primer momento las rutas terrestres, tanto las internas como las que la comunicaban con los territorios colindantes. Aún así, a modo de conclusión final, y con objeto de resaltar la importancia que el dicho sistema fluvial tuvo en Tabasco a la hora de configurar las poblaciones y articular las comunicaciones desde épocas muy tempranas, sirvan las palabras de Jan de Vos en su libro sobre los madereros tabasqueños: Por los ríos, sobre todo el Usumacinta, el Grijalva y el Mezcalapa, se erigió, majestuosa, una cultura fluvial que se deslizó durante muchos años en pequeños barcos. Las embarcaciones fueron aparición y promesa, ilusión y desencanto; llevaban la vida y los sueños de los tabasqueños20.
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20 DE VOS, 1988, citado por MARTÍNEZ ASSAD, 2006: 21-22. 1154
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EL CONCEPTO DE FRONTERA EN LA HISPANIA TARDOANTIGUA: DE LIMES A CONFINIUM The Concept of Frontier in Late Antique Hispania: From Limes to Confinium Pablo Poveda Arias Universidad de Salamanca [email protected] Resumen: Tradicionalmente la frontera romana y tardoantigua era designada con el término limes, haciendo éste alusión a una línea militar nítida que separaba dos entidades políticas contrapuestas. Sin embargo, la historiografía de los últimos veinte años ha podido comprobar, no sólo que el término limes es inapropiado para designar a la frontera, sino también que el concepto que se tenía de ella no se corresponde con la realidad de la época. Hispania no es una excepción, viendo en ella cómo a lo largo de toda la Antigüedad tardía las fronteras que tuvieron vigencia en la misma responden a una realidad espacial de carácter amplio, que incluso podía abarcar una región entera. Palabras clave: Frontera, Hispania, Antigüedad tardía, Limes, Confinium, Historiografía. Abstract: The frontier concept in Roman and Late Antiquity periods has been traditionally expressed by the term limes, which was related to a precise military line used to keep two opposite political entities separated. However, during the last twenty years, the recent historiography has proved not only that limes is an inappropriate term to name a frontier, but also that the traditional concept of frontier does not correspond to reality in the mentioned periods. Hispania is no exception, given that what was considered as a frontier throughout Late Antiquity consisted of a wide spatial reality, even covering an entire region. Keywords: Frontier, Hispania, Late Antiquity, Limes, Confinium, Historiography. 1. Introducción
Gracias a diferentes proyectos de investigación conocemos como entre los siglos V y VII el territorio hispano fue objeto de profundas transformaciones en todos sus ámbitos. Dentro de este marco, la frontera Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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es uno de los elementos a tener en cuenta dadas las continuas alteraciones producidas sobre sus límites. Dichos cambios fueron originados por el desarrollo histórico de las distintas entidades políticas y étnicas presentes en Hispania a lo largo de la Antigüedad tardía. Sin embargo, no sólo los límites fronterizos experimentaron variaciones, también su forma de concebirlos. El objeto de estudio del presente trabajo no consistirá en presentar una evolución política y geográfica de los límites territoriales, sino que tratará de hacer un repaso de las diferentes perspectivas de análisis y de la evolución del concepto de frontera en la Hispania tardoantigua. De esta manera, comprobaremos si el panorama historiográfico aporta pautas similares a la hora de concebir los límites fronterizos a lo largo del tiempo y del espacio. En resumen, tendremos que tener en cuenta si las heterogéneas realidades culturales (romanos, suevos, visigodos, bizantinos…) que ocuparon el territorio hispano entre los siglos V y VII tenían una misma forma de percibir cada una de sus fronteras o, sin embargo, cada uno de estos límites territoriales presentaba sus propias peculiaridades. 2. Antecedentes: el concepto de frontera en el Imperio romano su impronta en la Antigüedad tardía Lo primero que vamos hacer antes de reflexionar acerca del concepto de frontera en la Antigüedad tardía, es aportar una definición. Según la Real Academia Española, frontera es el “confín de un Estado”1. Sin embargo, para el caso que nos atañe, las fronteras de Hispania en la Antigüedad tardía, este enunciado no nos explica de forma satisfactoria la enorme complejidad inherente a este tipo de realidad. Ello se debe a que, como tendremos ocasión de comprobar, la frontera en la Antigüedad no sólo puede separar distintos Estados, sino también a pueblos que carecen de una maquinaria estatal o, apartándonos del sentido estrictamente político, a culturas distintas que se pueden interrelacionar entre sí o no en un sentido social o económico. De esta manera, el inclinarnos por una u otra idea depende de aquellos elementos que queramos priorizar, es decir, si pretendemos incidir desde una perspectiva política, militar, socioeconómica, cultural, etc.2. Bien es cierto que los casos a estudiar comparten un elemento común, que consiste en separar dos realidades políticas, no necesariamente de tipo estatal, y, por tanto, para no entrar en otro debate distinto y circunscribirnos únicamente 1 RAE, 2001: vid. ‘frontero, ra’. 2 Vid. CASTRO MARTÍNEZ y GONZÁLEZ MARCÉN, 1989: 7-18. 1158
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a la tarea que nos toca, hemos elegido la definición que propone C. Martin: “la frontera es el contacto espacial entre dos entidades políticas vecinas”3. Ineludiblemente, para poder conocer la noción de frontera en la Antigüedad tardía debemos remitirnos, por su proximidad temporal, al mundo romano del Alto y Bajo Imperio. En el panorama historiográfico, el concepto de frontera dentro del Imperio romano ha gozado tradicionalmente de un cierto protagonismo, el cual se vio acentuado de forma extraordinaria a partir de los años ochenta, cuando el paradigma de frontera romana, poco alterado en los años precedentes, se puso abiertamente en cuestión. De esta manera nos proporcionaba un horizonte novedoso que nos abría la posibilidad de renovar los estudios realizados sobre el tema en lo referido a la Antigüedad. Tradicionalmente, la historiografía hacía referencia al limes como la frontera romana por excelencia, aludiendo con este término a una línea fortificada nítidamente definida, con permanentes estructuras fortificadas en uso a lo largo de la frontera del imperio desde el s. I en adelante4. Esta concepción estuvo en vigencia durante todo el s. XIX, teniendo aún una cierta influencia en algunos ámbitos académicos, eso sí, de forma cada vez más minoritaria. La consideración de la frontera como un fenómeno lineal implicaba una dicotomía entre lo que era la “civilización” y lo que era la “barbarie”, una idea consolidada en la historiografía imperialista y vigente hasta no hace mucho tiempo5. Sin embargo, como ya hemos mencionado, este panorama se ha visto radicalmente transformado debido a las aportaciones de una serie de autores que han conseguido darle una nueva definición, ya no sólo a la frontera romana, sino a la idea de frontera en general6. La renovación teórica del concepto de frontera romana se produjo a partir de los años ochenta, tomando como base de ésta a B. Isaac y su análisis filológico del término limes, con el que logró demostrar que en ningún momento este término hacía alusión a los límites imperiales. De hecho, tal y como puso de manifiesto este autor en su día, no hay en la lengua latina ningún vocablo que sirva para nombrar a la frontera en el sentido actual del término, esto es, como un fenómeno lineal7. Un caso que nos refleja 3 MARTIN, 1998: 267-268. 4 Esta concepción de la frontera romana fue defendida por figuras de la talla de Th. Mommsen o R. Syme. 5 MILLER, 1996: 161-162; TOUBERT, 1992: 11 ; POHL, 2001: 247-250 ; CURTA, 2005: 2-5. 6 Vid. FOUCHER, 1987. 7 ISAAC, 1988: 125-147. Este autor estipuló que el término limes no empezó a ser empleado Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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claramente esta idea es el muro de Adriano que, a pesar de representar los límites del dominio imperial en Britania, nunca fue considerado como limes, sino como vallum. Siguiendo la estela de B. Isaac y continuando con esa renovación teórica, C. R. Whittaker criticó la concepción lineal para defender la idea de la frontera como una zona, en otras palabras, como un espacio amplio en los confines del imperio8. En realidad sólo veríamos una frontera de carácter lineal en aquellos puntos donde coincidiera con un accidente geográfico claramente definido, ya fuera un río o una montaña, pero tales fronteras naturales constituirían, más que una factor de defensa, un freno a un control romano efectivo9. Esta línea de investigación de la frontera romana como un fenómeno zonal se impondría en el ámbito historiográfico, reportando así en la década de los noventa del siglo pasado una enriquecedora producción científica10. En definitiva, debemos abandonar la idea de las fronteras romanas como barreras defensivas y, a la vez, dejar de identificar a las mismas como limes, dado que no se corresponde con la línea de demarcación política del territorio romano, una línea ya de por sí inexistente, puesto que dicha demarcación tendría un carácter zonal y, tal y como ha puesto de manifiesto J. M. Carrié, “abierto”11. Este carácter abierto de las fronteras implicaba unas evidentes relaciones entre las poblaciones situadas a ambos lados de la frontera, es decir, una interacción económica y social que, con el paso del tiempo, propiciaría una asimilación cultural entre las poblaciones de uno
en las fuentes antiguas de forma frecuente hasta el siglo IV, y que cuando lo fue no hacía referencia ni a estructuras militares, ni a una organización de frontera, ni a un límite fluvial, sino que servía para designar una tierra demarcada en los límites del imperio. A partir del siglo IV el término limes adquiriría una concepción administrativa al hacer alusión a los distritos fronterizos bajo el mando de un dux, pero no para designar a la frontera en sí. Otro estudio filológico del término limes lo tenemos en: FORNI, 1987: 272-294. 8 WHITTAKER, 1989. Para un resumen más detallado de sus tesis vid. MILLER, 1996: 162-166. Sin embargo, la idea de la frontera como una zona no es nueva, sino que ya fue formulada en su momento por F. Ratzel, quien distinguió por primera vez entre frontera lineal, la que separa a los Estados modernos; y frontera zonal, esto es, una separación que comprendería un amplio espacio de terreno. Esta dualidad sería válida, según este autor, para todo tipo de fronteras -políticas, económicas, culturales, etc. (RATZEL, 1897. Las referencias a esta obra han sido extraídas de: TOUBERT, 1992: 11 12). 9 ISAAC, 1999: 417. 10 La producción historiográfica que ha seguido esta línea de investigación es prolija y variada. Por destacar algunas obras: TROUSSET, 1993; CARRIÉ, 1995; MATHISEN y SIVAN (eds.), 1996. 11 TROUSSET, 1993: 26-28; CARRIÉ, 1993: 31-53. 1160
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y otro lado de la frontera12. Todo lo dicho hasta ahora no quiere decir que todas las fronteras del imperio presentaran unas características similares, sino que, dependiendo de la zona geográfica en la que nos situáramos, éstas presentaban particularidades propias reflejadas, especialmente, en el sistema defensivo13. Ya hemos establecido de una forma más o menos válida una idea de frontera para el Imperio romano. Pero, ¿qué pasa con la frontera en los tiempos tardoantiguos? Es verdad que, en líneas generales, en los últimos diez años la producción científica en torno al concepto de frontera ha decaído sustancialmente, pero también es cierto que ha sido en estos últimos años cuando la frontera ha atraído la atención de los historiadores de la Antigüedad tardía14. Estos investigadores parece ser que ven muestras de una continuidad en la concepción de frontera como un fenómeno zonal. De hecho, tal y como defiende C. Martin, los límites lineales habrían sido la excepción, no sólo en estos momentos, sino también a lo largo de la Edad Media, algo que refrenda el medievalista P. Toubert15. En esta misma línea tenemos todos los trabajos que se han hecho sobre la frontera en la Antigüedad tardía, influidos claramente por los trabajos realizados en los años precedentes sobre la frontera romana16. Aún con todo, y a pesar de que veamos signos de continuidad con el período anterior, las antiguas fronteras romanas, al menos en la parte occidental, experimentaron evidentes transformaciones como consecuencia de la caída del imperio. Ahora éstas ya no son soportadas por un Estado con una proyección “universal”, sino por realidades políticas nuevas, como son los distintos reinos germánicos. Cada una de estas nuevas entidades establecerá sus propias fronteras, a las que dotarán de unas características propias según el caso, ya sea en términos 12 MILLER, 1995: 163-171. 13 Vid. al respecto, GUZMÁN ARMARIO, 2006: 23-59, 173-178. Este autor nos hace un recorrido por las distintas fronteras del Imperio. En líneas generales, la frontera renanodanubiana estaría defendida por torres de vigilancia y flotillas fluviales; la del norte de África sería defendida mediante fortines y torres de vigilancia con una gran importancia del elemento civil; y la del Este se presentaría como una línea estratégicamente fortificada, pero a intervalos. 14 Dos ejemplos a destacar: CURTA, 2005; POHL et alii, 2001. 15 MARTIN, 2003: 279. TOUBERT, P. 1992. Para este último, la frontera no sólo sería una zona, sino que ésta podía presentarse en dos vertientes: como una zona privilegiada de crisol social, con mezcla de poblaciones y coexistencia de las actividades militares y económicas diversificadas; o como una zona desierta de carácter fronterizo por iniciativa del propio poder, y que sirve de refugio de algunas minorías. 16 CURTA, 2005; POHL et alii, 2001. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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políticos, sociales o ideológicos17. Por lo tanto, en mi opinión, no podemos hacer generalidades sobre las fronteras en la Antigüedad tardía, sino que debemos estudiar caso a caso para ver si esa continuidad con el período romano fue tan acentuada como parece o si, en cambio, alterando nuestra perspectiva de estudio, se atisban elementos de ruptura con el período precedente. 3. Las fronteras en la Hispania tardoantigua Entrando ya a analizar el caso de la Hispania tardoantigua, objeto de estudio de la presente disertación, trataremos de comprobar cuál es la concepción de frontera vigente, las características de este tipo de realidades e, incluso, si éstas presentan una cierta uniformidad entre ellas o, en cambio, se percibe cada una de forma distinta según el caso a estudiar. Para ello, en las siguientes líneas trataremos de analizar caso a caso las fronteras que se desarrollaron en la Península Ibérica entre finales del siglo IV y principios del siglo VIII, esto es, desde el momento inmediatamente anterior a las invasiones de los pueblos germánicos, hasta el final del reino visigodo. Esta cronología relativamente amplia hace que nuestro estudio no esté para nada exento de problemas. En primer lugar, debemos de tener en cuenta las transformaciones que se producen en estos momentos, puesto que la Península Ibérica pasa de estar controlada por una estructura estatal estable, como era el Imperio romano, a ser ocupada por distintos pueblos de origen germánico que rompen el status quo anterior. Dicho de otra manera, pasamos de tener un territorio teóricamente unido, sin fronteras con otras entidades políticas, a tener un territorio ocupado por distintas realidades de poder, cada una con sus propios límites territoriales. Ello hace que cada caso a estudiar posea unas características propias, en función de la las entidades políticas que sostienen a tales fronteras y de su desarrollo histórico. Otro problema con el que nos encontramos es con el enorme contraste existente, cuantitativamente hablando, en relación a la producción historiográfica, viendo así como algunas fronteras han sido objeto de estudio por parte de un gran número de historiadores y arqueólogos, mientras que otras, como veremos, no han recibido la atención merecida. Teniendo en cuenta estos aspectos, pasemos a analizar cada una de las fronteras hispánicas en la Antigüedad tardía, lo que nos permitirá elaborar una visión de conjunto. 17 Dado que un análisis más detallado de tales características se escapa del propósito principal de este trabajo, vid. POHL, 2005: 247-260. 1162
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3.1 El supuesto limes del norte18 En el año 1961 A. García y Bellido definió al territorio encomendado a partir del 70-71 d.C. al control de la Legio VII Gemina Pia Felix como Limes hispanus19. Sin embargo, este autor no profundizó más en el tema del limes, siendo A. Barbero y M. Vigil los que tomaran el testigo en las investigaciones sobre esta frontera, a la que concibieron al modo del limes tradicional, como una línea militar que iba desde la zona gallega a la Vasconia, y a lo largo de la cual se distribuirían destacamentos de limitanei. Según estos autores, la conformación de dicho limes tendría por objeto funcionar como una verdadera zona fronteriza, a modo de cerco, alrededor de cántabros y vascones, pueblos que estarían escasamente romanizados y serían percibidos por el poder imperial como un foco de conflicto. Para llegar a estas conclusiones se apoyaron en la Notitia Dignitatum, datada en aquellos momentos a finales del siglo IV, y en la inscripción del ara del Pico Dobra, datada en su momento en el 399, y que parecía atestiguar la supervivencia de unos modos de vida tribales en unas fechas tan avanzadas como a finales del siglo IV y principios del V20. Es más, estos historiadores llegaron a defender la pervivencia de estas formas de vida independientes en los cántabros (sustituidos en las fuentes por los astures a partir del siglo VII) y los vascones incluso hasta el 711, esto es, durante todo el período posterior a la caída del Imperio romano y el desarrollo del Regnum Visigothorum. Este último incluso habría mantenido una línea fronteriza a base de castra y ciudades, imitando así el sistema empleado por los bizantinos al sudeste de la península ibérica21. La historiografía posterior se hizo eco de estas ideas, buscando evidencias arqueológicas que las corroboraran, aunque también es verdad que desde el principio fueron objeto de fuertes críticas que cuestionaban la existencia de dicho limes, por lo que se iniciaba así uno de los debates historiográficos más 18 En el presente epígrafe haremos en ocasiones alusión a la frontera con el término limes, dado que esa es la denominación que utilizan los distintos autores. Ello no quiere decir que estemos de acuerdo con dicha denominación. 19 GARCÍA Y BELLIDO, 1961: 132. Es probable que este autor sólo se hiciera eco de la propuesta de R. Grosse, quien afirmó que las tropas que aparecían en la Notitia Dignitatum debían ser de limitanei, situadas en una línea al norte del río Duero desde Gallaecia hasta el límite occidental de la Tarraconense (GROSSE, 1923: 25. Referencia extraída de: ARCE, 1982. A. García y Bellido sólo se limitaría a bautizar dicha frontera como limitanei. 20 BARBERO Y VIGIL, (1965) 2012: 7-22. 21 Ibídem. 48-57. GARCÍA MORENO, 1974: 1-155. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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fructíferos en el ámbito de la Antigüedad tardía hispánica22. Sin embargo, pronto se demostró que el registro arqueológico no parecía confirmar la existencia de un aparato defensivo de carácter fronterizo contra los pueblos del norte23. Los análisis posteriores de la Notitia Dignitatum, como el realizado por J. Arce, vinieron a concluir que no se podía llegar a deducir a partir de su lectura la existencia de un limes, en el sentido de frontera, en el norte peninsular. Según J. Arce, las tropas limitanei referidas en el texto en realidad no tendrían la función de contener a cántabros y vascones, dado que estos no aparecen en ningún momento como focos de conflicto para Roma a lo largo del siglo IV24. En su lugar, este autor propuso que estas tropas catalogadas como limitanei formarían parte del grupo de contingentes de defensa marítima y fluvial, tesis que no ha tenido una gran aceptación. También propuso que estas tropas tuvieron una función policial y de supervisión de caminos, por los cuales era transportada la annona militaris hacia los centros militares europeos25. Otras propuestas hablan de que debemos de buscar una variedad de razones distintas para entender la permanencia de estas tropas en el norte 22 Una magnífica síntesis historiográfica sobre este debate lo tenemos en: MENÉNDEZ BUEYES, 2001: 198-206. 23 Entre quienes creyeron encontrar una confirmación arqueológica tenemos a: PALOL, 1970: 205-236. Este autor pensó encontrar tal confirmación arqueológica en los ajuares militares hallados en necrópolis tardorromanas de la Meseta Norte, y también en supuestas fortificaciones tardoantiguas (castella). Tales afirmaciones fueron puestas en duda en aquellos momentos por: BALIL, 1970: 618-619; BARCELÓ, 1975: 31-45. Este último hizo un estudio numismático sobre el tema, centrado en el período visigodo, y confirmó la falta de evidencias arqueológicas que atestiguaran la existencia de un complejo y continuo aparato defensivo contra los pueblos del norte. En fechas más recientes rechaza la existencia del limes desde una perspectiva arqueológica: FUENTES DOMÍNGUEZ, 1988: 319-338; RODRÍGUEZ-ARAGÓN, 1996: 223-227. Para una bibliografía más completa sobre las discusiones arqueológicas y la problemática sobre las necrópolis y los castella, vid. MENÉNDEZ BUEYES, 2001: 201-203. En líneas generales, se ha podido comprobar que los ajuares de las denominadas “Necrópolis del Duero” no tienen un carácter militar, sino uno meramente rural, y que los castella en realidad fueron construidos en momentos distintos que abarcan desde los tiempos prerromanos hasta la época de la Reconquista. 24 ARCE, 1980: 593-608; 1982: 86-110; 1998: 185-190; 2006: 15-25. Este autor se apoya en argumentos de corte militar, al afirmar que, a pesar de que eran tropas limitanei, éstas no estaban bajo el mando de un dux o un comes in rei militares, que eran los oficiales al mando de las tropas acantonadas en las zonas fronterizas, sino que estaban bajo el mando de un magister militum praesentalis. Arce, por lo tanto, propuso que en realidad estas tropas limitanei formarían parte de las tropas de laeti/gentiles, es decir, estarían dentro de los contingentes de defensa marítima y fluvial (ARCE, 1980: 601; (1982) 2009: 90-91). 25 ARCE, 2009: 90-91. 1164
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peninsular en época tardorromana26. Sin embargo, la posibilidad que más nos convence es la planteada por G. Clemente, quien nos habla de que en realidad la Notitia Dignitatum, datada ahora alrededor del 425, nos presenta una situación que no se corresponde con la realidad, un control del norte de la Península inexistente, pero que, debido a la carga ideológica implícita en este documento emanado de la autoridad imperial, no podía dejar constancia del precario control que el Imperio de Occidente tenía sobre vastas zonas27. Estos argumentos, junto a las nuevas dataciones aceptadas para la inscripción del Pico Dobra en torno al s. II28, hacen que en los últimos años haya ido cobrando cada vez más peso la idea de que los pueblos del norte en realidad estaban completamente inmersos en las estructuras políticas y económicas imperiales29. Con el paso de los años, cada vez más autores han ido rechazando la existencia del limes del norte, en el sentido de frontera fortificada, y ya nadie, o casi nadie, la acepta30. Respecto al supuesto limes establecido por los visigodos en el norte a base de castra y ciudades propuesto en su día por A. Barbero y B. Vigil y defendido con más argumentos por L.A. García Moreno, es verdad que se han documentado yacimientos fortificados que dan pie a pensar en la existencia de tal frontera entre visigodos y los pueblos del norte31. Sin embargo, A. Besga Marroquín matizó en su día la existencia del limes visigodo, término que rehúsa utilizar. Este medievalista advierte que debemos diferenciar entre la zona cántabra y la zona vascona, dado que cada una evolucionó de forma distinta. En el caso de la primera, el susodicho limes parece no haberse desarrollado a lo largo de todo el período visigodo. De esta manera, el regnum tendría el control absoluto de esta zona, o al menos eso se deduce de la ausencia de conflictos con los pobladores de dicha región. En el caso 26 DÍAZ y MENÉNDEZ BUEYES, 2005: 283-284. 27 CLEMENTE, 2010: 131-132. 28 IGLESIAS GIL y RUIZ 1998: 64-68. 29 DÍAZ y MENÉNDEZ BUEYES, 2005: 288-290. Es más, en los últimos años, el propio J. Arce ha llegado a afirmar que, a pesar de que los cántabros (no los vascones) todavía eran considerados “bárbaros” por la administración imperial, y a pesar de su situación de relativa independencia, tales hechos no implican un estado de rebeldía permanente hacia las estructuras imperiales, ni mucho menos el establecimiento de una frontera fortificada contra estos pueblos (ARCE, 2006: 15-25). 30 Vid. BESGA MARROQUÍN, 1983: 106-107; NOVO GÜISÁN, 1993: 61-90; MORILLO CERDÁN, 1996: 77-83; SAYAS, 1996: 243-250. En defensa del limes: PÉREZ SÁNCHEZ, 1998: 281-300. 31 GARCÍA MORENO, 1974: 93-98. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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de la zona vascona, sí defiende la existencia de una frontera fortificada32. Es verdad que en la zona de los cántabros se han encontrado una serie de yacimientos fortificados que podrían servir para confirmar la existencia de un supuesto limes. Sin embargo, nuevos estudios han achacado el origen de estas fortificaciones, no a las estructuras administrativas del regnum, sino a las propias dinámicas de desarrollo local, esto es, a liderazgos locales (potentiores) que, con la desaparición de las autoridades romanas en la zona y la incapacidad de los suevos de imponer las suyas propias, controlarían una serie de núcleos de poder, identificados con tales fortificaciones. Esta clase terrateniente de origen cántabro-romano se vería integrada dentro del Regnum Visigothorum a raíz de las campañas de Leovigildo del 574 y, por lo tanto, resulta difícil aceptar la existencia de ningún tipo de frontera, al menos contra los astures33. La misma dinámica puede ser aplicable para el caso vascón, si bien, también un factor determinante que explica el desarrollo histórico distinto de los vascones: su localización. A lo largo de todo el siglo V el territorio vascón se constituyó como una zona de paso de embajadas y de ejércitos suevos y visigodos, que en muchas ocasiones aprovechaban y saqueaban la región, lo que obligó a las élites locales a militarizarse34. La afirmación del poder visigodo en la zona vascona llegaría después de la campaña del 581, en la que Leovigildo tomó la parte peninsular de Vasconia, según las últimas propuestas, quedando la parte al norte de los Pirineos fuera del control visigodo, bien es verdad que sin poder imponer claramente su autoridad, puesto que el poder real estaba en manos de las distintas élites locales35. Esta región vascona, por lo tanto, entraría a formar parte de la formación política visigoda, pero fue considerada una periferia para la misma 36. Incluso podemos ir más lejos y afirmar que, más que una periferia, su localización fronteriza con el Regnum Francorum la convertiría en una frontera en sí misma. Por lo tanto, aunque en teoría los Pirineos eran 32 BESGA MARROQUÍN, 1983:106-116. 33 DÍAZ y MENÉNDEZ BUEYES, 2005: 290-297; MENÉNDEZ BUEYES, 2006: 35-43. 34 MARTÍN VISO, 2006: 133. Este autor establece que sería esta exposición ante ataques, junto a la presencia relativamente cercana de los merovingios, lo que obligaría a las élites locales a militarizarse. 35 Ibídem: 135. Posteriormente veremos que los visigodos concebían los Pirineos como la frontera natural de su regnum, por lo que no es de extrañar que éstos controlaran la Vasconia peninsular 36 Ibídem: 136-139. Los conflictos entre el monarca y los vascones en el siglo VII, en concreto la revuelta contra Wamba, no se percibiría como un conflicto externo, sino con una revuelta interna. 1166
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la frontera natural entre ambos regna, en realidad los vascones funcionaron como un “pueblo-tapón” que separaba a los visigodos de los francos, y su territorio constituía un confinium, entendiendo este término como una frontera artificial en el sentido zonal y no como una línea que separaba a dos entidades políticas37. 3.2 La frontera sueva La frontera entre los dos únicos reinos que se conformaron después de las invasiones germánicas, el reino suevo y el reino visigodo, no ha sido estudiada con la atención merecida, habiendo pasado desapercibida para los historiadores a lo largo de los años. De ella, lo primero que debemos de tener en cuenta es que no fue nunca una realidad estática. Desde que el reino suevo vio reconocido su ámbito de acción por Rávena, alrededor del 450, éste se esmeró en fijar unos límites territoriales a su soberanía. Se trató de establecer unas fronteras definidas que, en realidad, fueron cambiando en función de la evolución histórica del regnum38. De esta manera, nos encontramos ante unos límites inestables, cambiantes, difíciles de rastrear a lo largo de todo el siglo V, que no se empezarían a fijar hasta a partir del siglo VI, justo en el momento en el que se consolida el dominio visigodo en la Península Ibérica39. Entrando ya a enumerar los elementos definitorios de esta frontera, J. López Quiroga negó en su día la existencia de un limes, entendido éste como una frontera militar. Este autor afirma que no se constata la presencia de instalaciones visigodas limítrofes en todo el tiempo que el reino suevo subsistió, sin embargo, no profundizó más sobre ello40. Un estudio más minucioso sobre el tema lo encontramos en la reciente monografía publicada por P. C. Díaz sobre el reino suevo41. Siguiendo a este autor, lo primero que debemos recalcar es que estamos hablando de unas fronteras para 37 MARTIN, 2003: 289-292; MARTÍN VISO, 2006: 130-139. 38 DÍAZ, 2011: 118-119. 39 Para hacernos una idea de dicha inestabilidad, tengamos en cuenta que en un momento dado, entre el 450 y el 456 aproximadamente, los suevos tenían territorios al sur del río Tajo y que con el ascenso de Remismundo al trono dicho control desaparece (DÍAZ, 2011: 119-120). 40 LÓPEZ QUIROGA, 1994: 83-107. 41 DÍAZ, 2011: 117-126. Un análisis más completo de la frontera suevo-visigoda próximo a publicar en: ARIÑO GIL y DÍAZ (en prensa). Un estudio anterior: DÍAZ, 1997: 253278. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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nada firmes, con unos límites difusos, difíciles de definir42. Otro rasgo que llama la atención, en lo referido a la parte sueva, es la permeabilidad de las realidades fronterizas. En otras palabras, no se trató de una frontera cerrada que mantenía al regnum aislado, sino que se atestiguan continuos contactos con el territorio franco, una conexión, especialmente de tipo comercial, con los bizantinos del sudeste peninsular, o incluso con los bretones. Asimismo, como hemos visto en otros casos, aquí tampoco podemos hablar de una frontera en sentido lineal, salvo en aquellos puntos donde coincidía con una vieja ruta militar bien definida o con un río. Incluso es posible, tal y como pone de manifiesto P. C. Díaz, que tanto suevos como visigodos ocuparan centros fortificados preexistentes o construyesen algunos nuevos, sin embargo, tales fortalezas no conformarían en ningún caso una línea estratégica ideal, una frontera lineal nítida. Más bien, estaríamos ante un amplio espacio, una realidad de tipo zonal, sobre la cual ninguna de las dos entidades políticas de origen germánico sería capaz de imponer un control efectivo, dando así pie al desarrollo de poderes locales. Alguno de estos últimos habría incluso logrado constituir una fuerza política autónoma de cierta importancia, sólo capaz de ser sometida por la fuerza de las armas. Tal es el caso de los sappos, que tuvieron que ser sometidos por Leovigildo en el 57243. Este pueblo, localizado en una extensión de terreno que abarcaría desde el Cubo del Vino, en Zamora, hasta el río Sabor, en Portugal, habría quedado ajeno al dominio visigodo y, probablemente, también al suevo, conformando así una unidad política independiente. Estaríamos, por lo tanto, ante una “tierra de nadie” entre suevos y visigodos, una tierra que se ubicaría en lo que sería la frontera entre ambos regna. Algo similar ocurriría en la región de los Montes Aregenses, localizada en la zona más oriental de la actual provincia de Orense, de nuevo una zona étnica y geográficamente definida que se mantendría ajena a cualquier dominio exterior44. 3.5 La frontera godo-bizantina La frontera que se estableció entre los visigodos y los dominios bizantinos en la Península Ibérica ha gozado también, aunque en menor medida que el supuesto limes del norte, de una enriquecedora atención por parte de los 42 DÍAZ, 1997: 268-269. 43 DÍAZ, 2011: 122-126 44 GONZÁLEZ BARRIO, 2007: 66-71. 1168
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estudiosos de la Hispania tardoantigua, especialmente en los últimos años. El origen de esta frontera lo hallamos en la intervención de Justiniano en Hispania en torno al 552-555, en el contexto de la guerra civil entre Agila y Atanagildo, y a causa de la petición de ayuda de este último al emperador entre finales del 551 y principios del 552 con el objeto de derrocar a Agila. No obstante, los bizantinos no se limitaron a ayudar al aspirante al trono, sino que consolidaron sus posiciones al sudeste de la Península Ibérica, enviando más tropas a los nuevos dominios ibéricos, con centro en Carthago Spartaria45. Esta acción de los bizantinos la podemos enmarcar en el programa político central del reinado de Justiniano (527-565), que trató de restaurar la oikoumene romana por todo el Mediterráneo (restauratio imperii), identificando este orbis romanus con la “Verdadera Fe”, de signo cristiano46. La conquista visigoda de la provincia bizantina de Spania no tendría lugar hasta el 624, cuando el rey Suintila tomó de forma definitiva los enclaves bizantinos que aún quedaban en la Península. Vistos los acontecimientos históricos que llevaron a la entrada de los bizantinos en la Península Ibérica, pasemos a analizar la frontera establecida entre éstos y los visigodos. Antes de nada, debemos de tener en cuenta los problemas inherentes a su estudio, destacando en primer lugar el relativo a las fuentes, escasas y poco aclaratorias47, al igual que las evidencias arqueológicas, por lo que nos resulta difícil definir de forma categórica los límites y características de la frontera visigodo-bizantina48. Ni siquiera podemos llegar a conocer el verdadero alcance de la dominación bizantina 45 Para un análisis más detallado de los hechos: VALLEJO GIRVÉS, 2012: 77-79; 125-164. 46 Justiniano, según M. Vallejo consideraría que “Hispania era un territorio romano bajo dominio arriano que había que recuperar para el Imperio y para la Verdadera Fe” (VALLEJO GIRVÉS, 2012: 68-79). Otros autores rechazan un origen eminentemente ideológico del interés justinianeo por Hispania, inclinándose más a pensar que en tal pretensión incidió el empeño de proteger los dominios africanos, entre ellos Septem (Ceuta) o el control de las comunicaciones y el comercio con el Mediterráneo (MARTIN, 2003: 287; DÍAZ, 2004: 41). El reducido número de soldados bizantinos asentados en la Península Ibérica, tesis aceptada por todos los historiadores, pone de manifiesto la consideración de Spania, tal y como lo cataloga C. Martin, como “un teatro secundario de operaciones para el poder imperial” (MARTIN, 2003: 286), preocupado únicamente de mantener una reducida franja de territorio con el objetivo a defender los enclaves portuarios (DÍAZ, 2004: 43). 47 Las fuentes consultadas y analizadas por los historiadores para el estudio de la frontera godo-bizantina se limitan a la Historia Langobardorum de Paulo Diácono, con el famoso pasaje sobre el rapto de Ingunda (Hist. Lang. III, 21), y la Historia Gothorum de Isidoro de Sevilla, con referencias a la toma de fortificaciones bizantinas por parte de Leovigildo (Hist. Goth. 49) y Sisebuto (Hist. Goth. 62). WOOD, 2010: 296-297. 48 VIZCAÍNO SÁNCHEZ, 2009. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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en la Península49. Partiendo de estos problemas, se nos ofrecen de nuevo dos teorías a la hora de definir la frontera que separaba Spania (así llamados los dominios imperiales en la Península Ibérica) y el Regnum Visigothorum. La primera de ellas es la ya tradicional propuesta del limes, considerando como tal una frontera física, organizada y dotada de estructuras defensivas. De nuevo, los encargados de formular una teoría en esta línea fueron A. Barbero y M. Vigil. Estos autores, viendo en el caso bizantino una inspiración para el supuesto limes del norte tratado anteriormente, extrapolaron el caso de la frontera africana a Spania, esto es, propusieron que los bizantinos construyeron una primera línea de fortalezas (castra), seguida por detrás, en una segunda línea, de ciudades (civitates)50. Esta teoría del “doble limes” fue tomada con gran aceptación y de forma prácticamente generalizada en los círculos académicos51. Sin embargo, a mediados de la década de los noventa del pasado siglo esta teoría del “doble limes” fue puesta seriamente en cuestión por G. Ripoll, quien llegó a afirmar que la presencia bizantina se limitaba a unos pocos enclaves marítimos, restringidos a una parte de la franja costera bética y levantina, por lo que rechazó la existencia de una unidad territorial clara y, por consiguiente, de una frontera que delimitara el territorio con los visigodos en sentido geográfico, político o comercial52. De esta manera, G. Ripoll niega la dominación bizantina propuesta en su día por P. Goubert para el caso hispánico, estableciendo que las únicas ciudades de la Península Ibérica que fueron de forma segura bizantinas en algún momento fueron: Asidona (hasta 572), Sagontia (hasta 603-610), Malaca, Basti y Carthago Spartaria53. 49 Sobre la cuestión de los dominios bizantinos en Spania nos hacemos eco del pesimismo expresado por M. Vallejo Girvés al manifestar que “quedará siempre sin resolver satisfactoriamente el interrogante de cuál fue realmente el territorio dominado por los bizantinos durante su gobierno en parte de la Península Ibérica” (VALLEJO GIRVÉS, 2012: 370). 50 BARBERO Y VIGIL, (1965) 2012: 50-54. Los castra se emplazarían en clausurae, es decir, en desfiladeros y vías de comunicación. 51 Algunos de los autores que abanderan esta propuesta son: GARCÍA MORENO, 1973: 89-92; PÉREZ SÁNCHEZ, 1989: 109-110; FUENTES HINOJO, 1998: 310-318; VALLEJO GIRVÉS, 1993: 379-388. Esta última rechaza sus propias afirmaciones en 2012: 373-374. 52 RIPOLL, 1996: 258-261. No obstante, antes que esta autora, K. Stroheker ya rechazó un control territorial amplio de Spania por parte del poder imperial, control que se limitaría a unas pocas ciudades como Carthago Spartaria, Malaca, Basti o Asidona (STROHEKER, 1965: 207-245). 53 G. Ripoll critica el uso que hacía P. Goubert de las actas conciliares en la identificación de posibles enclaves bizantinos, dado que la asistencia o ausencia de un obispo en un concilio 1170
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Aunque bien es verdad que el territorio peninsular dominado por los bizantinos era bastante reducido, otros autores no llegan al límite de rechazar la existencia de una frontera, aunque se apartan de un modelo lineal para la misma54. Siguiendo las premisas de C. Martin, nos encontraríamos ante una frontera constituida por plazas diseminadas o de espacios rurales indiferenciados, pero nunca con un todo continuo55. P. C. Díaz, en una postura más cercana a esta última, no rechaza la existencia de una frontera, pero no ve indicios de que ésta estuviera configurada por enclaves fortificados en ninguno de los dos lados, sino que más bien conformaría una “tierra de nadie” políticamente independiente y, por lo tanto, ocupada por poderes autónomos transfronterizos. De esta manera, estas organizaciones políticas independientes actuaban como barrera al contacto territorial entre el reino visigodo y los enclaves costeros bizantinos, encontrando únicamente en el extremo más oriental un contacto directo entre ambos poderes56. Los últimos estudios arqueológicos parecen sancionar esta última propuesta, puesto que, a día de hoy, ni en el lado visigodo ni en el bizantino se han encontrado indicios suficientes para mantener la presencia de una frontera sólida y estratégicamente establecida entre el Estrecho y la costa al norte del cabo Nao57. Este rechazo de una frontera fortificada la comparte J. Wood, quien ha sugerido que los territorios bizantinos fueron defendidos más a través de medios diplomáticos, con indicios de una intensa interacción entre territorios bizantinos y visigodos, que por una frontera de carácter fortificado. Este autor va aún más lejos y llega a defender con sólidos argumentos el desarrollo de una administración territorial de Spania impulsada y manejada por el poder imperial, al contrario de lo opinado por G. Ripoll58. Sin embargo, tal y como ha evidenciado D. Donaldson, J. Wood no identifica ejemplos claros de una ocupación militar bizantina que permitan sostener una clara implantación imperial en el interior peninsular59. no sirve para corroborar la pertenencia de una ciudad al reino visigodo, como es el caso de Corduba e Hispalis, que aunque nunca fueron bizantinas, escaparon durante mucho tiempo al control visigodo. 54 MARTIN, 2003: 285-289; DÍAZ, 2004: 36-60; VIZCAÍNO SÁNCHEZ, 2009: 88-124; WOOD, 2010: 292-319; DONALDSON, 2011: 31-34. 55 MARTIN, 2003: 288. 56 DÍAZ, 2004: 52-59. P.C. Díaz argumenta que el término castrum que aparece en las fuentes, en concreto en Isidoro de Sevilla, no debe ser leído en el sentido de fortaleza militar, sino como una estructura poblacional de menor entidad que una ciudad, por lo que, al menos desde el análisis de los textos, no se puede argumentar la existencia de una frontera basada en fortificaciones de ningún tipo. 57 VIZCAÍNO SÁNCHEZ, 2009: 91-124. 58 WOOD, 2010: 292-319. 59 DONALDSON, 2011: 33. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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3.5 La frontera narbonense Lamentablemente, y al igual que ocurre con la frontera suevo-goda, la frontera establecida entre el Regnum Visigothorum y el Regnum Francorum en la región de la Narbonense ha recibido escasa atención por parte de los historiadores y arqueólogos que, al parecer, no han visto en ella un objeto de estudio sugerente60. Después de la batalla de Vouillé (Vogladum) los visigodos conservaron el control de una parte de la antigua Galia Narbonense, aunque bien es verdad que parte de dicho territorio fue pasando de manos a lo largo de los siglos VI y VII en función de las luchas entre los regna, siendo un ejemplo de ello Carcasona61. Por lo tanto, y aunque este territorio se sale del ámbito peninsular que estudiamos en el presente trabajo, al ser un territorio integrado en el reino de Toledo, vemos conveniente hacer unas breves referencias a su frontera. Dicha frontera estaría situada en el territorio localizado entre las ciudades de Carcasona y Nîmes, aunque es necesario observar la dificultad de precisar cuál era la frontera exacta entre la Galia franca y la Galia visigoda, dados esos cambios de soberanía que se sucedieron y que provocaban que los límites de las fronteras oscilaran. Pero, ¿cómo era esta frontera? L.A. García Moreno defendió en su día la idea de que aquí nos encontraríamos un limes en el sentido tradicional de línea militar fronteriza defendida por castra y ciudades62. Los únicos estudios posteriores realizados sobre la frontera entre visigodos y francos en la zona narbonense no llegan a la misma conclusión, estableciendo que en este caso tampoco podemos hablar de una frontera en el sentido moderno de la palabra (línea nítida), ni mucho menos de un limes63. Más bien, se podría decir que estamos de nuevo ante una frontera difusa, difícil de definir, que en ningún momento responde a una concepción lineal64. E. James no supo definir exactamente el carácter de dicha frontera, pero sí demostró la existencia de la misma al atisbar una ausencia de relaciones económicas y culturales entre la zona visigoda y la franca. De esta manera, sostuvo la idea de una frontera cerrada, impermeable, con contactos reducidos entre ambos lados, algo que, según él, se debió a la despoblación que sufría la 60 El territorio controlado por los visigodos estaría compuesto por las diócesis de Carcasona, Narbona, Béziers, Agde, Nimes, Maguelone y Lodève. MARTIN, 2003: 86. 61 MARTIN, 2003: 283. 62 GARCÍA MORENO, 1974: 98-103. 63 MARTIN, 1998: 271-273; 2003: 182-185. Un estudio arqueológico: JAMES, 1980: 223-241. 64 MARTIN, 2003: 285. 1172
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región en su interior, puesto que el grueso de la población se aglutinaría en torno a la zona costera65. C. Martin, en cambio, no cree que las relaciones transfronterizas fueran inexistentes, ni mucho menos que los confines de la Galia visigoda estuvieran despoblados, pero sí es verdad que la densidad de población era mucho menor en el interior que en la costa66. En mi opinión, es precisamente esa indefinición de la frontera, ese carácter borroso, la que me inclina a pensar de nuevo, como ocurre con el caso vascón, en una zona fronteriza. Esto es, estaríamos de nuevo ante una región fronteriza, un confinium establecido de forma artificial por el Regnum Visigothorum con poca densidad de población y únicamente controlado por enclaves, que cambian constantemente de manos a lo largo de los siglos VI y VII, que funcionaría de nuevo como una región tapón entre ambos reinos67. 3.6 La frontera en el reino visigodo de Toledo Como se ha podido comprobar, la práctica totalidad de los casos estudiados se corresponde con fronteras que separan al reino visigodo de otras realidades políticas. Es precisamente esta centralidad del reino visigodo de Toledo, lo que nos obliga a hablar un poco sobre la concepción que se tenía de la frontera en dicho regnum. Para ello, es de obligado cumplimiento hacer mención a un conocido fragmento de Isidoro de Sevilla en el que describe a Hispania: “Sita est autem inter Africam et Galliam, a septentriona Pyrenaeis montibus clausa, a reliquis partibus undique mare conclusa”68. Como podemos ver, Isidoro sólo hace alusión a las fronteras naturales de Hispania, para nada coincidentes con los límites reales del Regnum Visigothorum, dado que en el momento de elaboración de su obra, a principios del siglo VII, el reino poseía un territorio más allá de los Pirineos, como era la Galia Narbonense, y todavía los dominios bizantinos de la Península no habían sido tomados. Es verdad, como pone de manifiesto Isidoro, que los visigodos daban cierta importancia a las fronteras naturales, recalcando así la idea de una Hispania encerrada (clausa), como una unidad en sí misma que dotaba de identidad al regnum69. Sin embargo, dicho fragmento no nos sirve para explicar las fronteras artificiales que, a ciencia cierta, existieron70. Sobre éstas, L. A. 65 JAMES, 1980: 241. 66 MARTIN, 2003: 284-285. 67 C. Martin llegó en su día a hacer una afirmación parecida (MARTIN, 1998: 273). 68 Etim. XIV, IV, 28. 69 MARTIN, 1998: 269. 70 Bien es verdad que cuando éstas se establecieron los visigodos todavía ni habían consolidado su autoridad en Hispania, ni habían alcanzado un límite a su expansión, es más, Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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García Moreno sólo se limitó a aplicar para todas los límites del regnum lo propuesto en su día por A. Barbero y B. Vigil para el norte, a saber, la existencia de una frontera a modo de limes fortificado71. Sin embargo, a lo largo del presente trabajo hemos visto lo inadecuado que es emplear el término limes, de ahí que tengamos en mayor consideración la tesis de C. Martin, quien sostiene que el vocablo empleado por los visigodos para hacer alusión a estas fronteras artificiales sería el de confinium (nunca limes). Con este término haríamos referencia a un amplio espacio delimitado de una manera bastante indefinida, sin unos límites claros72. Estas fronteras artificiales se complementarían con las naturales, ya fueran montañas, como los Pirineos ante los francos, ríos (ripae), como vimos para el caso suevo, el mar o el océano, pero en ningún momento se mostró una preocupación por crear unas fronteras físicas que separasen al regnum de sus vecinos73. La forma de defensa de tales fronteras quedaría reflejada en la ley de Wamba promulgada en 673, en la que se obligaba a todos los habitantes que vivían en un radio de 100 millas (150km2) de la frontera o individuos que estuvieran de paso por allí, a defender la frontera de incursiones enemigas74. Esta despreocupación por construir unas fronteras fijas contrasta enormemente con el peso simbólico y sagrado que la frontera tenía en el reino visigodo de Toledo, donde el traspasar las fronteras suponía un delito castigado con fuertes penas, tanto jurídicas como religiosas. Estos hechos nos evidencian el fuerte aislamiento que sufría el regnum, al menos desde el punto de vista político75. No obstante, este carácter cerrado de las fronteras, tal y como reconoce C. Martin, no las volvían menos susceptibles a contactos con otros pueblos76. 4. Conclusiones De todo lo estudiado hasta ahora, podemos sacar una serie de conclusiones. En primer lugar, y creo que esta es una de las ideas que más he ni siquiera había una concepción territorial de su monarquía (VALVERDE CASTRO, 2000: 127-163; DÍAZ, 2004: 49-50). 71 GARCÍA MORENO, 1974. 72 MARTIN, 1998: 269; 2003: 293. 73 Ibídem: 279; KULIKOWSKI, 2005: 252. 74 MARTIN, 1998: 270. Para momentos anteriores desconocemos el sistema defensivo para las fronteras. 75 MARTIN, 1998: 272-280. 76 MARTIN, 2003: 282. 1174
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procurado recalcar, hemos visto cómo la historiografía ha ido abandonando paulatinamente el término limes a la hora de denominar a unas fronteras nítida y linealmente concebidas, puesto que, en principio, éste nunca fue utilizado para tal propósito. El término más correcto para hacer alusión a las fronteras tardoantiguas, al menos para la Hispania visigoda, sería el de confinium. Con este término haríamos referencia a unas realidades limítrofes difusas y de carácter zonal, esto es, a espacios dotados de una cierta profundidad. Únicamente podríamos referirnos a un fenómeno lineal, con unos límites nítidamente definidos, en los casos en los que la frontera coincidiera con una barrera natural, ya fuera un río o una montaña. Estos amplios espacios fronterizos, que en ocasiones pueden equivaler a una región entera, resultan ser el escenario de desarrollo de liderazgos locales que aprovechan la ausencia de una autoridad central consolidada para imponer su propia autoridad. Otro punto que se ha tratado de poner de manifiesto es que cada una de las entidades políticas concibe sus fronteras de distinta manera, hecho que se refleja en las relaciones dispares que mantienen éstas con los reinos vecinos. De esta manera, vemos cómo los suevos y los bizantinos concebían las fronteras como espacios abiertos a contactos con otros pueblos, mientras que los visigodos, tal y como queda reflejado en su legislación, no eran tan proclives a permitir una interacción con sus pueblos vecinos, concibiendo sus límites territoriales como espacios cerrados a contactos transfronterizos. Bien es verdad que, a pesar de este aislamiento político, en la práctica éstos se habrían dado con más frecuencia de la deseada por los monarcas visigodos. Los futuros estudios deberían profundizar más en estas relaciones transfronterizas, más tratadas para unos casos que para otros, tratando así de ver en qué grado se desarrollaron tales contactos. Asimismo, deberíamos ver si, como consecuencia de esa concepción zonal de la frontera, como sostiene M. Kulikowski, en los casos estudiados se desarrollaron sociedades fronterizas con instituciones y características culturales transferidas, haciendo así que con el tiempo estas sociedades compartan características que los hacen más semejantes entre sí que a la sociedad a la que teóricamente pertenecen77. En otras palabras, debemos tratar de intuir, a pesar de la dificultad que ello supone, si los límites políticos son equiparables en sus términos a las fronteras socioeconómicas y culturales o si, en cambio, estas últimas se perciben de forma distinta.
77 KULIKOWSKI, 2005: 247-249. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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… PORQUANTO O DICTO MOESTEYRO STA EM TERRA DE SEUS JMIGOS... EL PATRIMONIO TRANSFRONTERIZO DEL MONASTERIO GALLEGO DE SANTA MARÍA DE OIA EN PORTUGAL DURANTE LA EDAD MEDIA …Porquanto o dicto moesteyro sta em terra de seus Jmigos... The Cross-Border Patrimony of the Galician Monastery of Santa María de Oia in Portugal during the Middle Ages Ana Paula Leite Rodrigues1 Universidade de Santiago de Compostela Instituto de Estudos Medievais/FCSH-Universidade Nova de Lisboa [email protected] Resumen: El considerable conjunto patrimonial que el monasterio gallego de Santa María de Oia poseyó a lo largo de la Edad Media en territorio portugués lo convirtió en una institución transfronteriza. El hecho de ser señor en tierra ajena dio lugar al establecimiento de intensas relaciones con la Corona portuguesa, reflejadas a través de los variados contactos mantenidos con los diferentes reyes de Portugal, entre los siglos XII y XV. El objetivo de la presente comunicación es, pues, el de reflexionar sobre las relaciones entre el monasterio de Oia y los reyes de Portugal –de Afonso Henriques a Afonso V2– a través de la estela dejada por la documentación medieval del cenobio y de las cancillerías de algunos de los monarcas portugueses. Palabras clave: Edad Media, Monasterio de Santa María de Oia, Frontera gallegoportuguesa, Corona de Portugal, conflictos castellano-portugueses. Abstract: The amount of properties which the Galician monastery of Santa María de Oia had in Portugal through all the Middle Ages made it an important cross-border seigniorial institution. Because of this, the relations between the monastery and the Portuguese kingdom authorities were a reality since the twelfth century until de fifteen century. The aim of this text is to present the main characteristics and historical contexts of the connection between Oia’s monastery and the Portuguese kings –from Afonso Henriques to Afonso V– through the trail of the monastery’s medieval documentation and the one of the Portuguese medieval kings chancelleries. 1 Becaria de doctorado de la Fundação para a Ciência e Tecnologia. 2 A lo largo de todo el texto, adaptaremos las referencias onomásticas y toponímicas al espacio o área geográfica correspondiente al origen de cada uno de los individuos o lugares. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Ana Paula Leite Rodrigues
Keywords: Middle Ages, Monastery of Santa María de Oia, Galician-Portuguese Frontier, Portuguese Kingdom, Castilian-Portuguese wars.
Situado a orillas del Atlántico, en la costa suroeste de la provincia de Pontevedra, el monasterio cisterciense de Santa María de Oia se convirtió, desde el momento mismo de su fundación a mediados del siglo XII, en señor y propietario de un conjunto considerable de bienes a ambos lados de la frontera gallego-portuguesa. El objetivo de nuestra comunicación es el de dar a conocer algunos aspectos de la evolución del señorío portugués del monasterio de Oia, desde mediados del siglo XII hasta finales de la época medieval, a través de los contactos mantenidos con el poder monárquico portugués. La posesión de bienes en Portugal –tanto en la zona noroeste de la frontera con Galicia como en la Estremadura portuguesa– obligó al establecimiento de contactos entre el monasterio de Oia y las autoridades del reino de Portugal. Poderes locales, representantes del poder central y los propios monarcas fueron los principales personajes que, en este contexto, interactuaron con el monasterio gallego. En este sentido, centraremos nuestro análisis en la documentación que nos permite averiguar los matices y líneas generales de esta relación. La primera referencia documental segura sobre la existencia de una comunidad monástica en el lugar de Oia constituye, simultáneamente, la primera información relativa a la propiedad de bienes en territorio del ya entonces reino de Portugal. A los 29 días del mes de agosto de 1145, Paio Guterres da Silva, monje portugués del monasterio de Oia, dona a su institución una heredad en Mozelos y tres casales en Verdoejo, localidades pertenecientes a los actuales concelhos portugueses de Paredes de Coura y Valença do Minho3. Para comprender mejor la relación entre el nacimiento del monasterio de Oia y el inicio de la construcción de su señorío en Portugal, debemos centrar nuestra atención en el autor de la donación de agosto de 1145, Paio Guterres da Silva. El contenido del documento revela que la mitad de la heredad de Mozelos que dona a su monasterio le había sido concedida por la condesa Doña Teresa y posteriormente confirmada por su hijo, Afonso Henriques, en reconocimiento por los servicios prestados4. Además, Paio Guterres pertenecía a una de las más destacadas familias nobles de la región 3 29 de agosto de 1145. Clero, Oya: carpeta 1794, doc. 7. Archivo Histórico Nacional (en adelante AHN). 4 Tal y como parecen querer demostrar varios documentos de las chancillerías de Doña Teresa y de su hijo. HERCULANO, 1891, vol. I, fasc. 3: 357; AZEVEDO, 1958, vol. I, t. I: 165-166; AZEVEDO, 1962, vol. II, t. II: 517; MATTOSO, 1985, vol. I: 147. 1184
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... Porquanto o dicto moesteyro sta em terra de seus jmigos... El patrimonio María de Oia. en Portugal durante la Edad Media
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portuguesa del Entre Límia y Miño –los Silva–, que desde tiempos de Alfonso VI venían ejerciendo importantes cargos administrativos en la zona5. Los orígenes familiares de Paio Guterres, su actividad política y el papel que asumió en las cortes de Teresa y Afonso Henriques, así como su posterior ingreso en el monasterio de Oia constituyen evidencias que denotan, aunque de manera indirecta, un primer contacto entre el monasterio y la realidad política del joven reino de Portugal. Sin embargo, son dos noticias relativas a las propiedades de Oia en la Estremadura portuguesa –particularmente en el término de la localidad de Torres Vedras– las que nos aportan más información sobre los contactos entre el monasterio y la Corona de Portugal en tiempos de Afonso Henriques, y también de Sancho I, Afonso II y Sancho II. Los dos documentos a los que nos referimos –y que no dejaron rastro en los pergaminos medievales de Oia– son dos encuestas, o inquirições, de Afonso II (1220) y Sancho II (1235). Aunque cronológicamente más tardío, el diploma de Sancho II proyecta información relacionada con los reinados de Afonso Henriques y Sancho I6. Se trata, como ya hemos referido, de una averiguación sobre el patrimonio del monasterio de Oia en el término de Torres Vedras, concretamente en la localidad de Fanga da Fé, una de las más importantes del núcleo de bienes de la Estremadura. Desafortunadamente, este diploma, de pequeñas dimensiones y parco contenido, no nos aporta ninguna información sobre la tipología o cantidad de este patrimonio, aunque sí nos indica claramente que tiene su origen en donaciones de los dos primeros monarcas portugueses al monasterio de Oia. Con respecto al primer monarca, creemos que el deseo de beneficiar a un monasterio gallego a través de la donación de propiedades en una región tan lejana, tiene que ver con su doble política expansionista, hacia Galicia, por una parte, y en dirección al sur islámico, por la otra. Esta doble estrategia de expansión de sus dominios resulta, a la vez, del intento de recuperar los objetivos expansionistas de sus progenitores y de la nueva coyuntura inherente a los propósitos de la Reconquista. A semejanza de lo que había sido parte del proyecto político de su madre, Afonso Henriques se interesó desde muy pronto por alargar sus dominios más allá del río Miño. Entre 1130 y 1169 intentó ocupar varias veces parte del 5 MATTOSO, 1985: 146; 1997, 153; 2007, 53. 6 1235. Gavetas: I, m. 6, doc. 21. Arquivo Nacional da Torre do Tombo (en adelante ANTT). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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suroeste de Galicia, aprovechando diferentes contextos políticos de debilidad del poder monárquico de Alfonso VII y problemas internos resultantes de disputas en el seno de las élites aristocráticas gallegas. En la década de los 60 del siglo XII, su dominio sobre la ciudad de Tui y los territorios envolventes de Límia y Toroño llegó a ser efectivo, contando con el apoyo de los señores de esos territorios e incluso con la connivencia de Alfonso VII, ocupado en imponer su autoridad en otras partes de su imperio7. Coetáneas al proyecto y ambiciones políticas de Afonso Henriques sobre Galicia, son las donaciones hechas a instituciones religiosas gallegas8, con el objetivo de conseguir apoyos para la causa expansionista de Afonso Henriques en Galicia. Posiblemente, la donación a Oia sería, también, parte de esta estrategia. No obstante, y aunque tal motivación no sea de ninguna forma descartable, creemos que no debe ser la única. Los intentos de ocupación del suroeste de Galicia fueron intermitentes hasta que cesaron definitivamente en 1169. La expansión hacia el sur en la lucha contra el Islam absorbía gran parte del tiempo y recursos del ejército liderado por Afonso Henriques. Las conquistas de las ciudades de Lisboa y Santarém, en 1147, son dos de las más contundentes pruebas del éxito militar de la política expansionista de Afonso Henriques, reforzada en 1148, por la conquista de Torres Vedras 9. Desde entonces, y hasta aproximadamente finales de la década de 1150, el monarca llevó a cabo un eficaz proceso de ocupación y reorganización de estos territorios valiéndose, entre otros, de instituciones monásticas y grupos de colonos extranjeros –entre ellos muchos gallegos –, llamados a ser partícipes de esta reorganización de un territorio de nueva ocupación cristiana 10. En este contexto, de acuerdo con Pedro Gomes Barbosa, el monasterio de Oia habría sido, junto con el poderoso monasterio de Santa Cruz de Coimbra, una de las primeras instituciones a recibir de las manos del rey propiedades en esta zona, concretamente en el término de Torres Vedras 11. Si conjugamos las donaciones de Afonso Henriques a instituciones religiosas gallegas y la necesidad de 7 La importancia de la ciudad de Tui como principal, e incluso único, núcleo urbano importante de la región del suroeste de Galicia y noroeste portugués, justificaba por si sola los objetivos de dominio de Afonso Henriques sobre dicha ciudad y territorios adyacentes de Límia y Toroño. ANDRADE, 2001: 77; MATTOSO, 2007: 138-142. 8 Son los casos de la Catedral de Tui (1137 y 1169) y del monasterio de Toxosoutos (1136). MATTOSO, 2007: 141. 9 RODRIGUES, 1996: 87. 10 RODRIGUES, 1995: 51; COELHO, HOMEM, 1996: 2-30; MATTOSO, 1997: 68 y 76; SILVA, 1999: 397. 11 BARBOSA, 1992: 269 y 274. 1186
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... Porquanto o dicto moesteyro sta em terra de seus jmigos... El patrimonio María de Oia. en Portugal durante la Edad Media
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reorganización de un territorio recién conquistado delegada, en parte, a instituciones monásticas, se vuelve más fundamentada y completa la posible explicación de la donación concedida al monasterio de Oia. En cuanto al papel de benefactor de Oia que se le atribuye al sucesor de Afonso Henriques, Sancho I, en el documento de 1235, puede ser interpretado como una continuidad de la acción de su padre y, tal vez, como un reflejo de sus medidas de refuerzo e incentivo del poblamiento de regiones aún poco consolidadas que le valieron, incluso, el apodo de Povoador12. Si el contenido del documento de 1235 se revela escueto en cuanto a informaciones relativas a las propiedades del monasterio de Oia en la Estremadura, lo mismo no puede decirse de la inquirição de 1220. Se trata de una averiguación, ordenada por Afonso II, de todos los bienes pertenecientes al patrimonio regio y a las órdenes militares y religiosas en los términos de Lisboa, Sintra y Torres Vedras, incluido el monasterio de Oia13. Aún sin revelar cualquier pormenor o indicio de la relación directa entre el monasterio de Oia y Afonso II –del cual tampoco poseemos ningún diploma en el conjunto de los pergaminos del monasterio– asume una gran importancia al dar a conocer la información de que, en 1220, el monasterio de Oia era ya propietario de una casa en ruinas en la parroquia de San Bartolomé (Lisboa), de las granjas de Enxara y Fanga da Fé, y de un tercio la iglesia de Enxara (termino de Torres Vedras), además de unas marinas, una casa y una parcela de tierra de cultivo en Atouguia. Los contactos entre el monasterio de Oia y la Corona portuguesa siguen en los reinados siguientes. Aunque no hayamos encontrado ningún documento relativo al reinado do Afonso III, tenemos conocimiento de que este habría concedido al monasterio un importante privilegio de exención del pago del tributo de las colheitas. Una vez más, tenemos que recurrir a la documentación de reinados posteriores para aclarar esta información. A 29 de marzo de 1282, después de haber recibido una queja del abad de Oia, el rey D. Dinis le ordena a Domingos Quintela, oficial responsable de la recaudación de las colheitas al norte del río Duero, que respete la exención que el monasterio había obtenido de Alfonso III: … non debebant dare patri meo nec ejus successoribus collectam 14.
12 Sobre la acción de Sancho I respecto a la organización, ocupación y dinamización del territorio, en particular el fronterizo, véanse a título de ejemplo: GOMES, 1991: 362; COELHO, HOMEM, 1996: 570, 575-576; LADERO QUESADA, 1997: 433-434. 13 1220. Gavetas: I, m. 2, doc. 18. ANTT. Publicado en RIBEIRO, 1815: 9-16 (anexo “Documentos”) y en VARGAS, 1999: 119-123. 14 22 de mayo de 1282. Clero, Oya: carpeta 1806, doc. 16. AHN. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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De acuerdo con la documentación la relación entre el monasterio de Oia y los cinco primeros reyes de Portugal no solo parece haber sido cordial, sino incluso algo más que eso, teniendo en cuenta los privilegios y donaciones recibidos. Con D. Dinis esta realidad parece mantenerse. El largo reinado de D. Dinis (1279-1325) fue el que más huella dejó en la documentación de Oia, en el contexto de las relaciones del cenobio con la Corona portuguesa, solo comparable con el gobierno de João I. Sin embargo, y como veremos más adelante, los contactos de Oia con João I se vieron fuertemente influenciados por la guerra entre Portugal y Castilla la cual, como era predecible, afectó de manera particular al patrimonio portugués de Oia. En cambio, el período de gobernación de Dinis estuvo marcado por la paz, tanto a nivel interno –apenas interrumpida de forma visible en los años finales por el conflicto con su hijo, el futuro Afonso IV–15 como peninsular, gracias a una muy acertada política diplomática 16. Asimismo, los documentos relativos al reinado de D. Dinis presentes en el conjunto de los pergaminos de Oia deben relacionarse, fundamentalmente, con el contexto interno de las eficaces medidas de imposición de la autoridad regia sobre todo el territorio nacional. Heredero de las políticas de organización territorial y refuerzo del poder central de su abuelo Afonso II y de su padre Afonso III17, Dinis llegaría más allá en su concretización. Veamos, pues, de qué forma se reflejan en la documentación de Oia algunas de estas políticas18. El primero de estos 15 A la guerra civil que enfrentó a D. Dinis y a su hijo justo al final de su reinado (13191324), y que acabó por invertir la tendencia pacifica que marcó todo el gobierno del rey, podemos sumar los puntuales combates con su hermano, el infante D. Afonso (1280, 1287, 1299-1300). Ambas confrontaciones deben ser encuadradas en el proceso de lucha emprendida contra los abusos del poder señorial, del cual el infante Afonso era uno de los más importantes representantes. Sobre ambos conflictos véase, por ejemplo, PIZARRO, 2008:107-112, 161-165 y 243-257. 16 La hábil política diplomática de Dinis le valió el reconocimiento internacional, convirtiéndole en árbitro de importantes conflictos. En relación a Castilla supo posicionarse siempre del lado de los vencedores –como en el caso del apoyo prestado a Sancho IV contrariando las posturas políticas de su madre y su propio abuelo el rey Alfonso X– aprovechando las fragilidades internas de este reino y consiguiendo para el suyo grandes ventajas (Tratado de Alcañices de 1292). En cuanto a Aragón, la alianza con su cuñado Jaime II permitió a ambas Coronas contrarrestar el poder de Castilla y, de alguna forma, formar dos bloques de fuerza a ambos lados de Castilla. Sobre estos aspectos de la política diplomática de D. Dinis en el contexto peninsular véanse, LADERO QUESADA, 1997: 439-452; MATTOSO, 1997: 128-131; PIZARRO, 2008: 95-105 y 136-160. 17 PIZARRO, 2008: 193-197. 18 Nótese que todas las referencias documentales al reinado de Dinis se refieren a las propiedades portuguesas de la región comprendida entre los ríos Límia y Miño, sobre la 1188
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documentos data de 1281 y contiene el privilegio por el cual el rey D. Dinis recibe al monasterio de Oia en encomienda, bajo su protección y guardia19. Al año siguiente, el monarca portugués vuelve a beneficiarle a través de la ya referida orden dada a su oficial Domingos Quintela20. Ambas mercedes coinciden cronológicamente con otras también concedidas a instituciones religiosas –entre ellas la Catedral de Tui– muy probablemente integradas en el difícil proceso de resolución de los graves conflictos con el clero que Dinis había heredado de su padre21. En 1293, D. Dinis ordena a los alcaides de Valença que defiendan los bienes que el monasterio de Oia tenía en Portugal contra los abusos y usurpaciones cometidos por donas he caualeyros & scudeyros22, haciendo referencia expresa al privilegio de protección concedido en 1281. En el mismo día –25 de agosto de 1293– otra carta del rey dirigida a Gonçalo Fernandes, merino mayor de Entre Douro e Minho, ordena que se respete el derecho que los monjes de Oia, tal y como todos los religiosos, tenían de no ser juzgados por otros jueces que no fuesen los suyos propios, ni privados de sus bienes por motivo de demandas judiciales23. Años más tarde, ya en 1315, el rey prohíbe el embargo de bienes en concepto de calumnias por demandas legales emprendidas contra el monasterio las cuales debían ser, exclusivamente, presentadas ante el abad del monasterio, el obispo o el vicario y no ante la justicia civil24. Todas las decisiones del rey surgen como consecuencia de quejas presentadas ante él por el abad de Oia que intentaba apelar a la justicia regia como forma de combatir los abusos perpetrados por la clase señorial y por los propios representantes del poder central. En 1299, D. Dinis se ve obligado a intervenir en otro pleito del monasterio de Oia, esta vez concerniente a la disputa mantenida con el escudero Rui Calaça por los bienes y derechos de la granja de Chamosinhos25. Nueve años más tarde, en 1308, la granja de Chamosinhos vuelve a ser objeto de la atención del monarca quien manda a Pedro Esteves, merino mayor de Além Douro, que la delimite y acote a fin de poner término a las querellas que tenían enfrentados el monasterio de Oia, la abadesa del cual incidieron de forma particular las medidas de organización territorial y combate a los abusos de un poder señorial que tenía en este territorio su mayor zona de implementación. ANDRADE, 2001: 163-176. 19 30 de octubre de 1281. Clero, Oya: carpeta 1810, doc. 3. AHN. 20 29 de mayo de 1282. Clero, Oya: carpeta 1806, doc. 16. AHN. 21 BECEIRO PITA, 1992: 263; PIZARRO, 2008: 112-113. 22 25 de agosto de 1293. Clero, Oya: carpeta 1810, doc. 3. AHN. 23 25 de agosto de 1293. Clero, Oya: carpeta 1810, doc. 3. AHN. 24 16 de septiembre de 1315. Clero, Oya: carpeta 1820, doc. 10. AHN. 25 20 de noviembre de 1299. Clero, Oya: carpeta 1813, doc. 7. AHN. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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monasterio de Valboa, el concelho de Caminha y los pobladores de Vila Meã26. Finalmente, en 1306, el monarca portugués, reconociendo los derechos señoriales de Oia en parte del coto de Valença, le concede al monasterio la autorización para averiguar el valor y cantidad de las rentas de pan relativas a los casales de la Granja da Silva27. Hemos mencionado anteriormente que era predecible que algunas de las medidas fundamentales del gobierno de Dinis se reflejasen en su relación con el monasterio de Oia. En definitiva, así fue. En este sentido, es posible, por ejemplo, integrar el contenido de prácticamente todos los diplomas en uno de los más relevantes y ambiciosos proyectos políticoadministrativos de este monarca: las Inquirições Gerais28. El combate contra los abusos señoriales, particularmente contra las usurpaciones indebidas del patrimonio regio emprendidas por miembros de la aristocracia, solo podría llevarse a cabo mediante la elaboración de un riguroso catastro de la propiedad señorial y regia. D. Dinis intentaba de esta manera proteger el patrimonio regio de las ambiciones de la aristocracia norteña y en definitiva imponer su poder en las zonas en donde éste podría llegar a ser rebatido en mayor medida. Los documentos de 1282, 1293, 1299 y 1308 reflejan la reacción a las encuestas ordenadas por D. Dinis, en la medida en que no solo denuncian los abusos cometidos por parte de determinados poderes sino que también son un fiel reflejo de la clara preocupación del monarca por averiguar, delimitar y establecer con claridad los derechos pertenecientes a cada institución o señorío. Las órdenes dadas por D. Dinis a sus justicias revelan el claro deseo de superponer la justicia regia a cualquier otra, algo natural teniendo en cuenta el uso que Dinis hizo de las leyes como otra arma más para luchar por el afianzamiento del poder monárquico29. Finalmente, también es posible relacionar los pleitos del monasterio de Oia sostenidos para la defensa de sus derechos, particularmente en los casos relativos a la granja de Chamosinhos, con la voluntad de defender su patrimonio ante las leyes de desamortización promulgadas por D. Dinis entre 1282 y 128630. 26 17 de febrero de 1308. Clero, Oya: carpeta 16, doc. 15. AHN. 27 11 de junio de 1306. Clero, Oya: carpeta 1815, doc. 9. AHN. 28 Como hemos referido anteriormente, Dinis siguió los pasos de su abuelo y su padre en lo que respeta a las medidas de imposición del poder monárquico, siendo un claro ejemplo de esto las Inquirições Gerais. En 1220 tienen lugar las primeras, por decisión de Afonso II, a las que siguen las de su hijo Afonso III en 1258. PIZARRO, 2008: 193-197. 29 Es el caso muy particular de la Lei de Apelações de 1282, que dictaminaba que todos los súbditos del rey, por más humilde que fuese su condición socio-económica o poderoso su señor, tenían el derecho de apelar directamente al monarca a través del tribunal de corte. PIZARRO, 2008: 118. 30 PIZARRO, 2008: 122. Si es verdad que las medidas contra la expansión del poder señorial, a costa de los bienes de la Corona, incidieron principalmente sobre los señoríos 1190
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Las políticas centralistas del rey Dinis pronto provocaron reacciones negativas por parte del poder señorial. Fue justamente este descontento lo que llevó a gran parte de los más poderosos nobles del norte de Portugal, y también del centro, a apoyar las ambiciones del aún infante Afonso de alcanzar el gobierno de la justicia del reino en vida de su padre. Entre 1319 y 1324 estalla el conflicto entre padre e hijo que devastaría el país y marcaría el final del reinado de Dinis31. Una vez llegado al trono, en 1325, Afonso IV empezó otra guerra, una vez más con un marcado cariz señorial, que solo terminaría en 1329 con la muerte de su hermanastro y principal opositor, Afonso Sanches32. Terminados los conflictos y afianzado su poder, Afonso IV daba inicio a su reinado, caracterizando su política por la concesión de beneficios a los principales señores que le habían apoyado en el transcurso de las dos guerras anteriores. Plenamente consciente de la importancia que este apoyo le supuso, el nuevo monarca supo ser, por lo menos hasta 1331, un “soberano feudal modelo, primeiro entre pares”33. Precisamente de este período inicial del gobierno de Afonso IV –de 1325 a 1331– data el primer privilegio concedido por el rey al monasterio de Oia. En febrero de 1326, apenas un año después de subir al trono, Afonso IV, tal como había hecho su padre en 1281, recibe al abad y frailes del monasterio de Oia, bien como a todos sus hombres y posesiones en territorio portugués, bajo su protección34. Casi quince años hay que esperar hasta que vuelva a aparecer una nueva noticia de Afonso IV en la documentación de Oia. Si la guerra con su laicos, también lo es que el monarca se preocupó por que las instituciones religiosas, particularmente monásticas, cumpliesen con sus deberes ante el poder regio. Prueba clara de esto es la acusación que los inquiridores de 1288 hacen contra el monasterio de Oia por no pagar determinados derechos al rey por un casal en Cerdal, julgado de Valença. 1288. Livro 4 de Inquirições de D. Dinis: fl. 84v. ANTT. 31 Sobre los detalles y motivaciones de este conflicto véanse, por ejemplo, MARQUES, 1987: 493-495; MATTOSO, 1997: 406; PIZARRO, 2008: 243-257. 32 Los privilegios con que D. Dinis había colmado a sus bastardos, en especial Afonso Sanches, habían sido ya parte de las causas de la guerra entre Dinis y su heredero legítimo. MARQUES, 1987: 496. 33 MARQUES, 1997: 496. Sin embargo, después de 1331 Afonso IV emprendía una serie de profundas reformas de carácter administrativo y judicial. Siguiendo, finalmente, el ejemplo de su padre, Afonso IV combatió acérrimamente los abusos cometidos a causa de la poco clara y controlada definición de las jurisdicciones señoriales, cuyos efectos se hacían sentir con especial visibilidad, una vez más, en el Norte. En este sentido, el rey exigió a todos aquellos señores que disfrutasen de inmunidades relacionadas con el ejercicio del poder jurisdiccional los títulos comprobantes de dichos privilegios. Sobre esta temática véanse MARQUES, 1990: 1527-1566; 1994, 179-203. 34 22 de febrero de 1326. Clero, Oya: carpeta 1824, doc. 5. AHN. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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hermano parece no haber repercutido negativamente en el patrimonio portugués del monasterio de Oia, lo mismo no se puede decir respecto al conflicto que enfrentó al rey portugués con Alfonso XI de Castilla, entre 1336 y 133935. La reiterada actitud de desprecio del rey castellano hacia su esposa Doña María, hija del rey portugués, el posible interés de Afonso IV por ampliar las fronteras de su reino y su propio poder en el contexto ibérico36, así como las alianzas establecidas por éste con algunos de los más poderosos adversarios de Alfonso XI –particularmente con D. Juan Manuel–37 están en el origen del enfrentamiento. En este contexto, empieza una guerra con consecuencias particularmente devastadoras para la región de la frontera entre Galicia y Portugal. Los tres años que duró este conflicto fueron suficientes para dejar una huella clara de sus secuelas en la documentación de Oia. En septiembre de 1340, tres meses después de que se hubiesen firmado las paces entre Portugal y Castilla ante la amenaza islámica común a los dos reinos, Afonso IV ordena que se le restituyan al monasterio de Oia todas las posesiones situadas en el territorio portugués al norte del río Límia las cuales, con motivo del conflicto, le habían sido confiscadas por las autoridades portuguesas 38. En contextos de guerra, y tal como podremos volver a comprobar más adelante, no eran del todo insólitas las expropiaciones de bienes a las instituciones o individuos del reino adversario. Ni tampoco debe causar extrañeza la tardanza con que frecuentemente eran devueltos dichos bienes. Efectivamente, dos años después, en 1342, Afonso IV vuelve a reiterar su disposición, mandando, a petición del abad de Oia, que las autoridades de Valença procediesen a la devolución completa y definitiva de las propiedades del monasterio de Oia39. El reinado de Afonso IV discurrió sin más conflictos de relieve. Pero, y como si la Historia quisiera repetirse, Afonso IV tuvo que hacerle frente, en los últimos años de su gobierno, a las ambiciones de su hijo y heredero. Detrás de la rebelión del infante Pedro contra su padre parece haber estado la trágica, y no menos famosa, muerte de Inés de Castro. Los 35 MARQUES, 1994: 211. 36 MATTOSO, 1997: 407. 37 Incumpliendo lo pactado entre los dos monarcas en 1328 –que determinaba la unión en matrimonio entre Pedro, heredero de la Corona portuguesa, y Blanca, sobrina del rey castellano– Alfonso IV acordó con Juan Manuel la boda de Pedro con su hija Constanza, futura reina de Portugal. MATTOSO, 1997: 407. 38 18 de agosto de 1340. Clero, Oya: carpeta 1827, doc. 17. AHN. Publicado en MARQUES, 1994: 222-223. 39 24 de junio de 1342. Clero, Oya: carpeta 1828, doc. 5. AHN. Publicado en MARQUES, 1994: 224-226. 1192
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Castro, poderosos señores de Galicia, intentaron captar el apoyo del infante Pedro en su lucha contra Pedro I de Castilla. Sin embargo, la alianza entre Pedro de Portugal y los Castro ponía en peligro las buenas relaciones que, desde la batalla del Salado (1340), habían prevalecido entre Portugal y Castilla. En la primavera de 1355, Pedro da inicio a las hostilidades que, no obstante, terminarían en el verano de ese mismo año, consiguiendo el infante lo que, en sus tiempos, su padre tanto había ambicionado: el pleno poder sobre la jurisdicción del reino. Afonso IV muere dos años después, en 1357, y Pedro se convierte finalmente en el octavo rey de Portugal, a la edad de 37 años40. Ante el adverso escenario de algunos de los peores años de la crisis de Trescientos, el monarca emprendió una serie de medidas para intentar paliar sus efectos, promulgando una serie de leyes relacionadas, por ejemplo, con la protección de la actividad agrícola, el incentivo del comercio internacional, la creación de nuevos municipios, la definición de las funciones de varios cargos de la administración central y también medidas estrictas de control moral41. Tal actividad legislativa, que respondía a una preocupación constante, y casi obsesiva, con el cumplimiento de la ley le valieron a Pedro I de Portugal el apodo de Justiceiro. Los tres documentos de la cancillería de Pedro I conservados en el conjunto de los pergaminos de Oia son todos ellos testigos de este afán legalista del monarca. Contrariando lo que parece haber sido su conducta general relativa a las instituciones religiosas, Pedro I se dirige al monasterio de Oia con el propósito de concederle importantes beneficios y exenciones. En 1363, el monarca dispensa al monasterio gallego de la obligación de cumplir con las leyes de desamortización, las cuales determinaban que cualquier persona o institución religiosa no pudiese adquirir o recibir bienes inmuebles y, en caso de que les fuesen donadas posesiones de este tipo, tenían la obligación de venderlas en el plazo de un año42. Dos años después, en julio de 1365, Pedro I vuelve a exentar el monasterio de Oia del cumplimiento de las leyes de desamortización, esta vez en relación a las propiedades que el cenobio poseía en Valença desde 1348. La importancia de esta fecha se pone claramente de manifiesto en el propio documento a través de las palabras del monarca: o dicto moesteiro esteve pose deles des a pestilencia que foy na Era d’oyteenta e sex annos43. Finalmente, en el último de los diplomas correspondientes a Pedro I (octubre de 1365), el monarca vuelve a beneficiar al monasterio de Oia a través de la dispensa 40 MARQUES, 1987: 504-505; MATTOSO, 1997: 408-409. 41 MARQUES, 1987: 506-507. 42 16 de julio de 1363. Clero, Oya: carpeta 1835, doc. 5. AHN. Publicado en MARQUES, 1994: 226-227. 43 4 de julio de 1365. Clero, Oya: carpeta 1835, doc. 11. AHN. Publicado en MARQUES, 1994: 228. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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del pago de talhas y fintas, impuestos que le venían siendo cobrados por las autoridades de Valença sobre los bienes y posesiones del cenobio gallego en la Granja da Silva –núcleo administrativo de las propiedades del norte– y en la ciudad de Valença44. El convulso reinado de Fernando I tiene inicio en 1367. Un contexto internacional desfavorable, la continuidad e incluso intensificación de los efectos de las crisis del siglo XIV, y una política interna y diplomática poco acertada convirtieron los dieciséis años de gobierno de Fernando I en un período francamente difícil para el reino de Portugal. No sin alguna sorpresa, hemos detectado que en el conjunto documental del monasterio de Oia no se incluye ningún documento de Fernando I de Portugal, a pesar de los conflictos que le enfrentaron al rey de Castilla y que influyeron de manera particular en los territorios de Galicia y norte de Portugal. Tres fueron las guerras que emprendió contra Castilla el rey portugués (13691370, 1372-1373 y 1381-1382). Sus motivaciones, pero también el contexto en que tuvieron lugar, guardan una estrecha relación con el panorama europeo, particularmente con la Guerra de los Cien Años y la frenética política de alianzas entre los diversos reinos. En 1369, justo después de que Enrique de Trastámara hubiese asesinado al monarca Pedro I, los señores de Galicia, baluarte del partido legitimista, animaron a Fernando I a reclamar su derecho al trono de Castilla en cuanto bisnieto legítimo de Sancho IV. Fernando I entra triunfal en territorio gallego, recibiendo el apoyo de los más importantes linajes gallegos y de los concejos urbanos. Ciudades como Tui, Ourense, Lugo, Santiago de Compostela o A Coruña, entre otras localidades gallegas, leonesas, extremeñas e incluso andaluzas, se alzan a favor de Fernando de Portugal. La reacción de Enrique II no se hace esperar y el mismo año penetra en territorio portugués cruzando el río Miño. Las dos ofensivas siguientes, en particular la segunda, también dejarían su rastro de destrucción en las zonas de Galicia y Portugal. No nos detendremos más en las causas o coyunturas de estos tres episodios de enfrentamiento entre los dos reinos ibéricos45. Pero nos parece importante, eso sí, insistir en el hecho de que, al contrario de lo que ocurrió en otros reinados, y aunque había afectado de manera tan peculiar a la región transfronteriza gallegoportuguesa, este conflicto no dejó huellas directas en la documentación de Oia. Sin embargo, la falta de noticias documentales relativas a Fernando I se 44 16 de octubre de 1365. Clero, Oya: carpeta 1835, doc. 12. AHN. Publicado en MARQUES, 1994: 228-229. 45 Para una visión de conjunto acerca del conflicto entre Portugal y Castilla véanse MARQUES, 1987: 509-523 y MATTOSO, 1997: 411-414. Información más específica concerniente a las acciones de Fernando I en Galicia puede ser consultada, por ejemplo, en LÓPEZ CARREIRA,1998: 177-185. 1194
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ve compensada por la abundancia de diplomas de su sucesor y hermanastro, João I. Tal y como ya hemos tenido la oportunidad de referir, esta cantidad de documentación durante el reinado de João I está íntimamente relacionada con el nuevo contexto de guerra que, una vez más, enfrentó a los reinos de Portugal y Castilla y fue una consecuencia directa de las decisiones de Fernando I y del contexto que siguió a su muerte. Pero esta guerra no fue como las anteriores. En esta guerra, la frontera ya no separó apenas a dos fuerzas políticas adversarias. En esta guerra, la frontera separó a dos enemigos. En total, hemos localizado ocho diplomas referentes al reinado de João I: seis en el fondo documental de Oia y dos en la cancillería del monarca. Todos ellos son reveladores del contexto de guerra y conflicto que marcó este período, así como de las estrategias político-diplomáticas que, como veremos, traspasan el escenario ibérico. Pero antes de pasar al análisis de estos documentos es necesario aportar una visión, aunque resumida, de los sucesos que desencadenaron el largo conflicto entre Portugal y Castilla, que se prolongó desde las últimas décadas del siglo XIV hasta principios del XV. En los rescoldos de la tercera guerra con Castilla, Fernando de Portugal y Juan I de Castilla –que mientras tanto, por muerte de Enrique II, le había sucedido en el trono– firmaron el tratado de Salvaterra de Magos, en abril de 1383. Lo pactado fue la mecha que encendió las luchas ulteriores. Beatriz, la única hija legítima de Fernando de Portugal, estaba casada con el monarca español y, aunque ambas Coronas mantendrían su separación, los hijos nacidos de este matrimonio serían los gobernantes de ambos reinos; en caso de que no hubiera descendencia, ambas Coronas serían dirigidas por quien fuese rey de Castilla. Además –y como efectivamente ocurriría– en caso de que Fernando I muriese sin más hijos o nietos mayores de catorce años, la regencia de Portugal pasaría a manos de su mujer, la reina Leonor Teles46. Con la muerte de Fernando I, en octubre de 1383, lo pactado en Salvaterra de Magos se consumó: Leonor Teles asumió la regencia y Beatriz y Juan I de Castilla fueron proclamados reyes de Portugal. Las reacciones ante esta situación no se hicieron esperar. Los tumultos estallaron, sobre todo en las ciudades, donde los grupos populares, los más fustigados por las consecuencias de las sucesivas guerras fernandinas, enseñaban su descontento, al igual que acontecía por toda Europa47. Pero las urbes no 46 Sobre los problemas e inestabilidad adyacentes al polémico matrimonio del rey con Leonor Teles de Meneses, sobrina del mayor terrateniente del reino y valido del rey, el conde de Barcelos y Ourém, João Afonso Telo, véase, por ejemplo, MARQUES, 1987: 514. 47 Como hemos señalado antes, el escenario que precede y acompaña al conflicto con Castilla y la crisis sucesoria posterior a la muerte de Fernando I debe ser enmarcado en un Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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son las únicas que se alzan contra los efectos del Tratado de Salvaterra de Magos. Los motines se difunden por todo el país. Alrededor de João, Maestre de Avis e hijo natural de Pedro I, encumbrado como líder de la revuelta, se juntan también las órdenes militares, gran parte del clero –fiel al papa de Roma y, por lo tanto, contrario a la filiación de Castilla con el papado de Aviñón – y la nobleza, especialmente los segundones de varios linajes 48. Después de asesinar al conde Juan Fernández Andeiro –figura fundamental de los objetivos castellanos sobre Portugal y personaje muy cercano a la reina Leonor –49 el Maestre de Avis es nombrado, en diciembre de 1383, con la aclamación del pueblo y el apoyo de los grupos referidos, regente y defensor del reino. Los acontecimientos se precipitan, sobre todo después de la muerte del conde Andeiro y de la invasión de Juan I, que tiene lugar ese mismo mes de diciembre. Empieza así, en 1383, el enfrentamiento que se prolongaría hasta 1411, entre João I, hijo ilegítimo de Pedro I y fundador de la segunda dinastía portuguesa, y el reino de Castilla50. Presentados los vectores que potenciaron la guerra, cabe ahora presentar la siguiente cuestión: ¿de qué forma quedaron reflejados los combates entre ambos reinos en la documentación relacionada con el monasterio Oia? Por un lado, los documentos anteriores a las paces de 1411 parecen reflejar el deseo del Maestre de Avis por captar al abad de Oia para sus filas. Su particular devoción mariana –ratificada en dos documentos del monasterio de Oia, uno del propio João I (1402) y otro de su nieto Afonso V (1455)–51, contexto más amplio de crisis general. De esto son buen ejemplo los referidos motines que estallan en varias localidades portugueses –especialmente destacados en el centro y sur del país– como lo hacen en tantas ciudades europeas. MARQUES, 1987: 524; LE GOFF, 1994: 64; GARCÍA DE CORTÁZAR, SESMA MUÑOZ, 1999: 520-525. 48 MARQUES, 1987: 525. 49 Cuando Fernando I hizo su primera incursión en Galicia, el Conde Andeiro era teniente de la ciudad de A Coruña, habiendo resistido como uno de los más fieles defensores de las ambiciones de Fernando a la Corona de Castilla. La definitiva victoria y afirmación de Enrique II como rey de Castilla le había llevado al exilio en Inglaterra, desde donde se convertiría en personaje principal de los acuerdos y alianzas entre este reino y Portugal, en el ámbito de las luchas contra Castilla y en el marco del escenario de las rivalidades causadas por el Cisma y la Guerra de los Cien Años. MARQUES, 1987: 511, 520, 522; MATTOSO, 1997: 513; LÓPEZ CARREIRA, 1998:179-180. 50 Sobre el conflicto entre Portugal y Castilla véanse, por ejemplo, MARQUES, 1987: 524541; LOPES, 1990; MATTOSO, 1997: 416-417; COELHO, 2008: 97-147. 51 En el documento de João I se puede leer “… e porque nossa vontade he por honrra de Sancta Maria que seus privilegios lhe sejam conpridos e aguardados…”; y en el de Afonso V “… Sabede que o prior e monjes do moesteiro de Sta. Maria d’Oya nos enviarom dizer que el rei Don Joan meu avoo cuja alma Deus aja lhe dera certos privilegios pella grande devaçam que na dicta Senhora avia…”. 1402 y 1455. Clero, Oya: carpetas 1839 y 1847, docs. 5 y 3. AHN. El primero de los documentos 1196
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su conexión con el Císter, cuya Regla había influenciado en gran medida la de la Orden de Avis, y sobre todo, la importancia territorial del patrimonio de Oia en Portugal, pueden ser señalados como algunos de los motivos del interés del monarca portugués en beneficiar, defender y privilegiar al monasterio gallego. En diciembre 1389, y como consecuencia de las acciones de embargo practicadas durante el conflicto, João I ordena que le devuelvan a Oia los bienes que le habían sido confiscados52. Destaca en este documento la información de que, a fin de conseguir la devolución de los bienes en Portugal, el abad de Oia se compromete a residir en territorio portugués y a jurar fidelidad al papa Bonifacio IX, que en el contexto del Cisma era apoyado por el rey portugués y cuya autoridad no era reconocida por Castilla. Debería de ser, sin duda, muy importante el conjunto patrimonial del monasterio en Portugal para que su abad, a fin de defenderlo, se comprometa tanto con la causa portuguesa. Cuatro años después, en 1393, João I da la razón al monasterio de Oia en el pleito que le enfrentaba a Nuno Viegas do Rego quien, incumpliendo el privilegio que le había sido concedido al cenobio ya en tiempos de Afonso III, le cobraba las 90 libras correspondientes al tributo de colheitas53. En 1397, 1400 y 1402 el rey de Portugal renueva los privilegios del monasterio de Oia, particularmente los relacionados con la defensa de sus bienes y personas en territorio portugués, concediendo al abad de Oia salvoconducto para que pudiera cruzar el río Miño libremente54. El último de los documentos del fondo de Oia referente a João I, datado de 1423 –y por lo tanto posterior a las paces de 1411–, tiene relación directa con las propiedades del núcleo de la Estremadura, concretamente con la quintana de Fanga da Fé. El monarca, a petición del abad de Oia y de Leonor Rodrigues, le ordena a Fernão Lopes, guarda mayor de la Torre do Tombo, que recopile y entregue la copia de toda la información encontrada sobre la referida propiedad a las dos partes55.
está publicado en MARQUES, 1994: 278. Sobre los motivos que llevaron João I a privilegiar el monasterio de Oia véase, MARQUES, 1994; 266-267; SÁNCHEZ SESA, 2006: 311. 52 21 de diciembre de 1389. Clero, Oya: carpeta 1837, doc. 15. AHN. Publicado en MARQUES, 1994: 272-273. 53 14 de febrero de 1393. Clero, Oya: carpeta 1838, doc. 1. AHN. Publicado en MARQUES, 1994: 273-275. 54 28 de agosto de 1397, 30 de julio de 1400 y 11 de febrero de 1402. Clero, Oya: carpetas 1838 y 1839 docs. 16, 20 y 5 (respectivamente). AHN. Publicados en MARQUES, 1994: 275-278. 55 La información recopilada por el insigne cronista, es nada menos, que aquella que consta de la ya citada inquirição de 1235, hecha a mando de Sancho II. 2 de noviembre de 1423. Clero, Oya: carpeta 1843, doc. 1. AHN. Publicado en MARQUES, 1994: 279-282. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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La actitud de João I hacia Oia reflejada en los documentos conservados en el conjunto de pergaminos del monasterio parece ser bien distinta de la que nos revelan los dos diplomas de la chancillería del monarca, los cuales no han dejado huella en los pergaminos de Oia. En 1422, después de firmadas las paces con Castilla, João I le concede al caballero Diogo Nunes todas las rentas, derechos y tributos del monasterio de Oia en Portugal, porquanto o dicto moesteyro sta em terra de seus Jmigos 56. En 1426, el rey hace un contrato con su copero Gomes Lourenço por el cual le cedía todos los bienes sitos en Fanga da Fé, que así eran embargados al monasterio de Oia bajo el pretexto de que esta propiedad nos trazia sonegada o abade do convento do moesteiro de oia 57. El aparente cambio en la actitud del monarca portugués hacia el monasterio de Oia, y la supuesta contradicción entre beneficiarle en tiempos de guerra y embargarle importantes bienes en el período de paz, deben ser interpretados de acuerdo con el complejo escenario de guerra. Sin embargo, hay que añadir a las motivaciones ya referidas, el hecho de que, durante el reinado de João I, se perfila de forma creciente la frontera psicológica entre los dos reinos y, en particular, entre los territorios, desde siempre tan cercanos, de Galicia y del norte de Portugal. La alianza con Inglaterra, contraria a la que unía a Castilla con Francia, o el posicionamiento antagónico de las autoridades portuguesas y castellanas en relación al complejo asunto del Cisma le dieron a la guerra entre los dos reinos una dimensión que ultrapasaba el contexto ibérico y que oponía a varios niveles –ya no solamente el de la política peninsular– los dos reinos, los dos territorios. Por esto, y como afirma Sánchez Sesa, “los castellanos, hasta entonces simples adversarios, pasaban a convertirse en enemigos” 58. Nos quedan solamente por analizar los reinados de Duarte y Afonso V. En lo que se refiere al gobierno de Duarte, hemos encontrado dos diplomas que hacen referencia directa al monasterio de Oia, uno presente en la cancillería del rey y otro en el conjunto de los pergaminos de Oia. El primero, datado el 6 de noviembre de 1434, es una confirmación de los privilegios de protección concedidos por su padre João I59. Parece ser que, de alguna forma, la estabilización interna del reino y el fin de los conflictos con Castilla permitieron retomar las buenas relaciones entre la Corona portuguesa y el cenobio gallego. Pocos días después, el 19 de noviembre, se celebra un importante contrato entre el monasterio de Oia y Duarte de 56 DIAS, 2004a: 160. 57 DIAS, 2004b: 114. 58 SÁNCHEZ SESA, 2006: 315. 59 DIAS, 2002: 93. 1198
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Portugal: a cambio de 500 coronas de oro, el monasterio acepta renunciar a la posesión de la quintana de Fanga da Fé, que pasa así a integrarse en el conjunto de propiedades del monarca60. Aunque no sepamos cuales fueron los motivos que llevaron al monasterio de Oia a renunciar a esta propiedad, podemos tal vez señalar como hipótesis explicativa, la distancia que separaba esta propiedad del propio monasterio, con las consecuentes dificultades de gestión. Además, sabemos gracias a referencias documentales anteriores que las posesiones del monasterio en la Estremadura portuguesa habían dado lugar a un largo pleito con autoridades locales, particularmente con el obispado de Lisboa, lo que, seguramente, habría supuesto un esfuerzo demasiado grande y prolongado, que el monasterio quizás no era capaz de mantener. Finalmente, y terminando el recorrido por los reinados de los monarcas portugueses, sabemos que en 1455, Afonso V ordena a los justicias y autoridades de Valença, Caminha y Cerveira que hagan efectiva la devolución de la mitad de la Granja da Silva al monasterio de Oia61. De acuerdo con el contenido de este documento, la decisión del monarca está relacionada con la queja presentada por el abad de Oia que, amenazado de muerte por António Gomes de Abreu, se vio coaccionado a aforarle la mitad de dicha propiedad. No obstante, António Gomes de Abreu se habría mudado a Castilla, dejando el foro sin pagar. Una vez más, y al igual que sucedió a lo largo de los reinados anteriores, a pesar de los períodos de conflicto, la actitud de Afonso V constituye una prueba más de las buenas relaciones mantenidas con el cenobio gallego. La relación entre el monasterio de Santa María de Oia y los distintos monarcas que gobernaron Portugal, desde mediados del siglo XII hasta mediados del XV, se adecúa perfectamente a la conexión que, en un marco más amplio, unió las poblaciones de Galicia y Portugal. En el caso particular del territorio del noroeste portugués –el que más nos interesa por su posicionamiento fronterizo y por albergar el más importante conjunto de propiedades de Oia en Portugal– la solidaridad, la interdependencia y, de una forma general, la buena vecindad, marcaron a lo largo de toda la Edad Media los intercambios y relaciones entre gallegos y minhotos. Obviamente, los episodios de enfrentamiento bélico entre Portugal y Castilla –que como hemos visto han sido varios aunque ninguno de ellos demasiado duradero– 60 19 de noviembre de 1434. Clero, Oya: carpeta 1844, doc. 17. AHN. El contenido de este documento se encuentra trasladado en una carta de Afonso V de 1445. 14 de mayo de 1455. Fundo dos Viscondes de Vila Nova de Cerveira e Marqueses de Ponte de Lima, Secção “Título da Enxara do Bispo e suas pertenças”: doc. 2103. ANTT. Disponible en: http:// digitarq.dgarq.gov.pt/details?id=4346035 [consultado el 21 de febrero de 2012]. 61 7 de octubre de 1455. Clero, Oya: carpeta 1847, doc. 3. AHN. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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influyeron negativamente sobre las poblaciones e instituciones de la frontera, quebrando momentáneamente la estabilidad de sus relaciones. En este sentido, nos ha parecido apropiado intentar reflexionar, aunque de forma breve, sobre los principales aspectos de este panorama en el contexto específico de la relación entre dos instituciones: el monasterio gallego de Oia y la Corona portuguesa representada por los distintos monarcas tratados. Finalizado el análisis, podemos concluir que, en general, el papel de los reyes de Portugal en cuanto benefactores y protectores del monasterio de Oia fue una constante, apenas interrumpida por las coyunturas de los conflictos con el reino vecino y las consecuencias de la puesta en marcha de determinadas políticas territoriales. Bibliografía ANDRADE, Amélia, “A estratégia dionisina na fronteira noroeste”, en ANDRADE, Amélia, A construção medieval do território, Lisboa, Livros Horizonte, 2001; 87-95. ANDRADE, Amélia, “Afonso Henriques e a fronteira noroeste: contornos de uma estratégia”, en ANDRADE, Amélia, A construção medieval do território, Lisboa, Livros Horizonte, 2001; 75-86. AZEVEDO, Ruy Pinto de, Documentos Medievais Portugueses. Documentos Régios. Documentos dos condes portugalenses e de D. Afonso Henriques (1095-1185), vol. I, tomo I, Lisboa, Academia Portuguesa de História, 1958. AZEVEDO, Ruy Pinto de, Documentos Medievais Portugueses. Documentos Régios. Documentos dos condes portugalenses e de D. Afonso Henriques (1095-1185), vol. I, tomo II, Lisboa, Academia Portuguesa de História, 1962. BARBOSA, Pedro Gomes, Povoamento e estrutura agrícola na Estremadura Central, Lisboa, Instituto Nacional de Investigação Científica, 1992. BECEIRO PITA, Isabel, “Las tensiones en torno a los dominios del Císter gallego en el norte de Portugal (1247-1357)”, en Actas do Congreso Internancional sobre San Bernardo e o Císter en Galicia e Portugal (17-20 outubro 1991, Ourense-Oseira), vol. I, Santiago de Compostela, Xunta de Galicia, 1992; 253-263. COELHO, Maria Helena da Cruz, D. João I, Rio de Mouro, Círculo de Leitores, 2008.
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TERRITORIO, IDENTIDAD Y CONFLICTO EN EL IMPERIO OTOMANO: EL CASO DE ARGELIA Y TÚNEZ EN EL S. XVII Territory, Identity and Conflict in the Ottoman Empire: the Case of Algeria and Tunisia in the XVIIth Century Carla Ramos García Universidad de Salamanca [email protected] Resumen: El establecimiento de fronteras territoriales de carácter político es un paso esencial para la institucionalización de una diferencia en la identidad. En el caso de Argelia y Túnez este proceso se llevó a cabo a partir de la llegada del poder otomano, que se encargó de ordenar el espacio norteafricano. A partir de aquí las autoridades de cada provincia evolucionaron de manera particular, y su mayor o menor identificación con el territorio, unido a factores económicos, dio lugar a continuos conflictos que caracterizaron todo el siglo XVII. Palabras clave: Argelia, Túnez, territorio, identidad, s. XVII. Abstract: The establishment of territorial borders of political nature is an essential step in the institutionalization of an identitary difference. In the case of Algeria and Tunisia, this process took place after the arrival of the Ottoman Empire, which was in charge of ordering the North African area. From that moment the authorities of each province evolved in a particular way, and their degree of identification with territory, in addition to economic factors, would result in continued conflict that characterized the seventeenth century. Keywords: Algeria, Tunisia, Territory, Identity, 17th Century.
1. Introducción La “frontera”, en su carácter territorial y político, es un aspecto fundamental del discurso identitario, pues mediante ella se establece la institucionalización
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de la diferencia con el ‘otro’1. Es cierto que de manera natural la relación de un grupo humano con el espacio, producto de sus propias prácticas, recorridos e intercomunicación a través de la historia, trae consigo el nacimiento de un ejercicio de construcción de identidad relacionada con ese mismo espacio. De esta manera, sobrepasados los principios de parentesco de organización propios de las sociedades tribales que definían la pertenencia a cada grupo, las fronteras se trazaron con el fin de circunscribir el estado territorial como entidad política y las estructuras básicas de propiedad pertenecientes a él2. El territorio se verá entonces como fruto de una relación dinámica entre este y las ideologías y procesos sociales, las creencias y acciones que le dan significado3. En este sentido, la llegada de los turcos supuso el establecimiento de un nuevo orden en el norte de África, siendo ellos los encargados de delimitar una frontera política concreta a partir de la división del territorio en tres provincias4, Túnez, Argelia y Trípoli. Es la información recogida ya por Ibn Abī Dinār (hacia 1690)5, autor de al-Mu’nis fī ajbār Ifrīqiya wa-Tūnis, fuente primaria para este estudio, quien expone que “la ciudad de Túnez está en la segunda parte de la tercera provincia”6. Esta circunstancia constituyó, en mi opinión, un importante paso para la reafirmación de su identidad, por cuanto se delimitaba un espacio geográfico y administrativo específico sobre el que desempeñar el gobierno otomano-tunecino. De hecho, la ausencia de estas fronteras territoriales definidas habían ocasionado la debilidad del Estado ḥafṣí anterior, pues, no teniendo este soporte geográfico concreto, la autoridad tuvo que ser ejercida sobre las ciudades y las tribus específicas en lugar de circunscripciones territoriales fijas7. Hasta que los turcos introdujeron el concepto de “frontera”, “la anarquía gobernaba”8, pero estas demarcaciones también presentaron ciertos límites, 1 HROCH, 1994: 3. 2 STOLCKE y WOLFSON, 2000: 27; SIMMONS, 2005: 827. 3 MURPHY, 1990: 532. 4 Trípoli, Túnez y Argelia fueron las divisiones establecidas. INALCIK, 2003: 107. 5 Apenas se conocen datos sobre su vida personal y su obra, además de la presentada aquí. Véase IDRIS: 1975: 705. 6 IBN ABĪ DĪNĀR, 1967: 7. 7 BRUNSCHVIG, 1965: 422. 8 TOUATI, 2011: 505. 1206
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Territorio, identidad y conflicto en el imperio otomano: el caso de Argelia y Túnez en el S.XVII
como se reflejará a continuación. A pesar de ello, es cierto que supusieron un cambio fundamental y permitieron, con el paso del tiempo, el desarrollo individual de distintas entidades e identidades territoriales. Cada una de ellas verá en la otra a un enemigo, más que a un aliado, y sus luchas demostrarán el proceso de consolidación de este ejercicio de construcción identitario individual. 2. Argelia y Túnez como entidades territoriales El grado de autonomía de las dos provincias otomanas ha llevado a que George Norman Clark las haya definido como “repúblicas piratas virtualmente independientes”9. De acuerdo o no con cada término de la misma, es cierta su configuración como “principados independientes” mediante los que, tras una fachada de mando otomano, se escondía el poder de las familias locales10. Como se comprobará más adelante, este dualismo será una de las causas argumentadas para el conflicto entre los beys y los deys argelino-tunecinos. La prueba más clara de ello es la vulneración de los tratados de paz firmados por el Sultán con Europa11 o la firma de acuerdos de manera autónoma, como el de Argelia con Francia en 1099 H. / 1688 d.C.12, o los de Túnez con Francia y Holanda, obtenidos en 1014 H. / 1605 d.C. y 1032 H. / 1622 d.C.,13 respectivamente. Las dos provincias se mostraban seguidoras de sus antiguas costumbres, y en el caso tunecino, por ejemplo, el poder otomano no solo lo permitía, sino que era partícipe de ello. De esta manera continuó existiendo la figura del maḥalla, una institución maġribí medieval encargada de recoger impuestos14. Asimismo, las técnicas ḥafṣíes de gobierno fueron retomadas a partir del siglo XVII, y se observan en ámbitos de la administración como la justicia, donde se recuperará, bajo el gobierno de ‘Uṯmān Dey (r.1007-1019 H./ 1598-1610 d.C.)15, la institución de al-maŷlis al-šar‘ī16. En este mismo siglo la costa norteafricana se vio con una mayor autonomía tras el declive de la marina otomana y su continuo repliegue hacia 9 CLARK, 1944: 24. 10 FAROQHI, 2007: 79-81. 11 Ídem: 83. 12 CLARK, 1944: 33. 13 TOUATI, 2011: 524. 14 Ídem: 531; GOODWIN, 2006: 367. 15 TOUATI, 2011:516. 16 Ídem: 532. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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el Mediterráneo oriental. La lejanía jugaba entonces un papel fundamental en los intereses territoriales y políticos propios de cada provincia, y Argelia se alzó como un caso paradigmático. Formando el límite occidental del poder otomano y escasamente poblada en comparación con otras regiones del mismo, el gobierno se formó en comunión con los poderes locales y la reivindicación de su soberanía se realizó en lugares estratégicos. Ambas fueron las opciones idóneas para no tener que invertir una gran cantidad de dinero y generar al tiempo un ingreso regular17. La organización territorial y límites del estado argelino en el siglo XVII son desconocidos en la actualidad, exceptuando la zona de su capital, Argel, que contaba con el estatus de dār al-sulṭān. Aparte de esta área, se había optado por dividir la Regencia de Argelia en tres provincias (beyliks) más: la primera, creada en 947 H. / 1540 d.C., al sur, tenía Médéa como sede; en el oeste se delimitó una segunda en 971 H. / 1563 d.C., con una sucesión de capitales, Mazouna, Mascara y Orán; por último, cinco años más tarde se creó en el este otra con capital en Constantina. El bey era el encargado de su gobierno bajo la supervisión del paša y del dey de Argelia18. A pesar de que el sistema administrativo argelino logró alzarse como modelo en el Mediterráneo, el control otomano en la provincia no era completo. Una de las causas fue la gran población beréber, que mantuvo siempre un sentimiento individualista e independiente19, y el nomadismo supuso un grave problema para la configuración de un Estado unificado. De hecho, fue esta una dificultad común para todo el norte de África, y la inestabilidad provocada por las tribus árabes y beréberes había sido sufrida también por la Monarquía ḥafṣí, quien optó por otorgarles importantes concesiones territoriales. Gracias a ello logró un equilibrio, aunque frágil, entre una sumisión utópica y la separación completa de los nómadas, a partir del que disfrutaba de una declaración de obediencia y de un tributo ordinario20. Por otro lado, los ḥafṣíes habían intentado la reunificación de la antigua Ifrīqiya en tiempos de Ibn Jaldún (m. 1406), y lograron imponerse sobre un territorio que comprendía Ifrīqiya (el moderno Túnez), Tripolitana (Libia)
17 ROGAN, 2010:55. 18 COLOMBE, 1975: 379; TOUATI, 2011: 530. 19 RUIZ DE CUEVAS, 1971: 7. 20 FIERRO, 2011: 88. 1208
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y las zonas occidentales de Constantina y Bugía (Argelia)21. Pero la unión no duró mucho tiempo, y la tendencia permanente a la autonomía de las dos últimas, a las que se unió la región libanesa22, acabó por fragmentar un territorio de por sí complejo. Era el resultado de un proceso histórico mediante el cual se habían ido asentando unos límites internos de carácter más o menos duradero, y dentro de un espacio cada vez más limitado. El poder central ya no podía asumir más territorio que lo concerniente al norte del Túnez actual, ello sumado a la decadencia del comercio, de las ciudades, de la hacienda pública y del poder23. El carácter inestable de las fronteras en esta época24 se refleja en la indecisión a la hora de establecerlas por parte de los geógrafos e historiadores árabemusulmanes. Desde el siglo IX, la concepción del término Ifrīqiya se ha visto modificada en función de la expansión y contracción territorial de cada reino25. Ibn Abī Dīnār reflejará a la perfección las dudas que esta delimitación había provocado en los autores, pues algunos habían designado como Maġrib el territorio que se extendía desde la orilla izquierda del río Nilo hasta las costas del Océano Atlántico, reservando el término de Ifrīqiya para la región comprendida entre Barka, Tánger, el Mediterráneo y el desierto en la entrada de Libia26. Para otros era el espacio entre Tánger y Trípoli27. Pero el autor tunecino, con total seguridad, establece para su tiempo un límite para Túnez que va desde el sur de Ṣafāqis hasta Bāŷa28. Resulta sorprendente la diferencia de opiniones entre unos escritores y otros, incluyendo la del autor que he tomado como referencia. Se debe tener en cuenta, sin embargo, que en él se encuentran los puntos clave de la región tunecina, entre ellos la capital, Túnez, y su centro religioso, Qayrawān. Con todo, de manera inesperada, Ibn Abī Dīnār incluirá la ciudad de Trípoli 21 Ídem: 87. 22 LAROUI, 1994: 230. 23 Ídem: 234. 24 Tal y como advierte Faroqhi, no se debe comprender este concepto de manera anacrónica. Hasta el siglo XVI lo usual era la toma de puntos fundamentales para el control del territorio más que la delimitación de una línea limítrofe como tal. El cambio de centuria trajo una nueva manera de proceder y, al menos en la zona Europea se aseguraban los límites a través de marcas o características físicas fácilmente reconocibles. A pesar del avance no se trató en ningún caso de líneas fijas, sino que a lo largo del Imperio se consideraron como algo flexible por las continuas incursiones en los territorios enemigos. FAROQHI, 2007: 21. 25 Véase TALBI, 1975: 1073-1076. 26 IBN ABĪ DĪNĀR, 1845: 23. 27 Ídem: 25. 28 Ídem: 23. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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entre otros centros importantes de la provincia de Ifrīqiya29, y más adelante mencionará la ciudad de al-Kāf como perteneciente a esta30. En este sentido, es importante plantearse si Ibn Abī Dīnār está teniendo en cuenta las zonas nómadas dentro de la región a describir. Y es que el historiador tunecino, hasta donde he podido comprobar, se deja llevar en ocasiones por sus ideas personales y poco objetivas sobre la realidad que lo rodea. Es fácilmente apreciable que en no pocas ocasiones Ibn Abī Dīnār manifestará un odio profundo contra las tribus árabes de la zona, a las que considera peor que cristianos, con todo lo que ello implica31, pues estos últimos son el enemigo por excelencia en este momento. Recoge, en este sentido, la opinión de Al-Zarkašī (m. 1489), en función de la cual todos los árabes de Ifrīqiya debían de ser tratados como enemigos de la religión32. 2.1 ¿Identidad territorial? Todo lo explicado hasta aquí pudiera llevar a concluir, no sin razón, que el desarrollo de una adhesión particular a la tierra no habría tenido lugar en el Túnez del XVII. Por un lado, hay que considerar el importante elemento desestabilizador encarnado en el nómada, dividido en tres grupos, a saber, mauros, árabes y bereberes, que tras la crisis del Estado Ḥafṣí decidieron alejarse del mundo exterior preservando sus propias tradiciones33. Por otro lado, habría que tener en cuenta que las ciudades adquirieron en esta época una importancia determinante, especialmente en los casos de Argel y Túnez. Laroui habla del desarrollo de “ciudades-estado”34 con un mismo sistema económico fortalecido gracias a la piratería y al comercio35. El mismo Imperio Otomano quiso vigorizar el desarrollo del mundo urbano, especialmente su economía, y para ello mandaba profesionales cualificados, invertía en mercados y protegía a los artistas, quienes se encuentran en los siglos XVII y XVIII en el culmen de su influencia social36. Por supuesto, la obra de Ibn Abī Dīnār es fiel reflejo de la vida urbana 29 IBN ABĪ DĪNĀR, 1967: 22; IBN ABĪ DĪNĀR, 1845: 27-28. 30 Ídem: 446-447. 31 Ibn Abī Dīnār se refiere a los cristianos de manera habitual como “los enemigos de Allah”. 32 IBN ABĪ DĪNĀR, 1845: 392. 33 LAROUI, 1994: 234. 34 Ídem: 244. 35 Aunque sin negar su existencia, Hitzel aboga por matizar la importancia excesiva que tradicionalmente se le ha dado al comercio. HITZEL, 2002: 123. 36 Ídem: 119. 1210
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tunecina, y en ella se alaba largamente a Túnez “nuestra ciudad la verde, la elevada, la novia de los países de Ifrīqiya. Túnez la guardada por Allāh el Altísimo, una obra no (puede) registrar la multitud de sus noticias”37. Bajo el mismo carácter se alude a las construcciones que en ella se llevan a cabo, entre las que destaca la mezquita al-Zaytūna, comparada por el autor con el templo de Salomón, y cuya excelencia él mismo resume de manera tan simple como categórica: “Si me dijeran, ¿Has visto algo mejor que la Mezquita al- Zaytūna? Diría: No”38. Estas afirmaciones no se restringen tan solo a la ciudad tunecina, lo que me sirve para defender la idea que subyace en esta presentación. La existencia de tales dificultades en la estructuración de un territorio complejo no supone impedimento alguno para el establecimiento de un sentimiento identitario relacionado con el territorio provincial tunecino, sean cuales sean sus fronteras. Ibn Abī Dīnār se preocupó por dejarlas claras, como he mencionado anteriormente, y tal vez se podría conjeturar que estas eran cercanas a las comprendidas por la clase dirigente. Ello podría confirmar la idea de que Ibn Abī Dīnār hubiese escrito bajo las órdenes de algún gobernante, ya que el carácter legitimador de la obra, en tanto que manifiesta claros elogios hacia la dinastía ḥafṣī precedente, es claro: ofrece al poder político reinante un principio de naturaleza tradicionalista, es decir, “las instituciones son legítimas en cuanto que constituyen el legado de las generaciones anteriores”39. Sin embargo, no existen pruebas suficientes que permitan afirmarlo más allá de conjeturas bien encaminadas. Ifrīqiya aparece en al-Mu’nis ampliamente alabada, tarea para la cual el autor no duda en emplear todo tipo de recursos. Utiliza, por ejemplo, la idea del determinismo geográfico que aparece ya en los autores clásicos griegos, tales como Aristóteles, en su libro Política, y recogido también por geógrafos y autores árabes anteriores a Ibn Abī Dinār, entre los que destacan Ibn Jaldún (m. 1406), en la Muqaddimah, o su antecesor, Al-Idrīsī, (m. 1165) en su Kitāb nuzhat al-muštāq fī ijtirāq al-āfāq. El apego y la fuerte vinculación a la tierra se refleja en sus palabras: “Ifrīqiya, la que está en el medio de los países del Maġreb, y las mejores cosas están en el medio. Y se dice que fue llamada Ifrīqiya porque separa entre el Oriente y el Occidente, y no distingue entre dos excepto lo mejor”40. 37 IBN ABĪ DĪNĀR, 1967: 5. 38 Ídem: 18. 39 BERAMENDI, 1991: 69. 40 IBN ABĪ DĪNĀR, 1967: 19; IBN ABĪ DĪNĀR, 1845: 21. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Pero también sobresale por encontrarse en ella lo más destacado de las ciudades, de cosechas y productos agrícolas, aguas dulces... todo ello ayudado, en gran medida, por la buena climatología y la abundancia de lluvia41. La plasmación de un “territorio histórico” es también fundamental en una obra que recoge así el fundamento de reconocimiento de un pasado común que afecta a la sociedad partícipe del mismo. De ahí el protagonismo que adquieren los elementos simbólicos reflejados en la historiografía, por cuanto que no solo establecen las raíces comunes del pasado colectivo de un pueblo, sino que sirven para explicar su presente e influyen asimismo en su futuro42. La tierra adquiere una valorización simbólica y una cualidad mítica y subjetiva basada en la influencia mutua con sus pobladores a lo largo del tiempo, convirtiéndose en la “depositaria de recuerdos históricos y asociaciones mentales; el lugar donde «nuestros» sabios, santos y héroes vivieron, trabajaron, rezaron...”43. De esta manera Ibn Abī Dinār comienza su obra aludiendo a Tarsis y a Cartago, ciudad donde se encontraría el gobierno en un primer estadio de ocupación, que según algunos se remontaría a tiempos del rey David44. En lo que respecta al territorio más amplio, alude a uno de los orígenes de Ifrīqiya mencionados por diversos autores árabes, quienes la vinculan a Farūq ben Mesraim, descendiente de Kouth, hijo de Kam, hijo de Noé45. Ello parece referir a una “filiación sentida”, estableciendo una continuidad temporal-territorial que legitima al mismo tiempo su presencia en Ifrīqiya, esto es, “están donde están porque se asocian desde hace mucho tiempo con extensiones territoriales concretas”46. De esta manera, aunque la reivindicación sobre una tierra tenga su base legal en el control efectivo de la misma, la memoria, la Historia, suponen un punto básico en tanto que base emocional del mismo. “Probablemente nada pueda producir una demanda de carácter no legal más fuerte que un campesino que ha vivido en un territorio durante siglos”47.
41 IBN ABĪ DĪNĀR, 1845: 23. 42 MOLANO, 2008: 74; LACAPRA, 2006: 97. 43 SMITH, 1997: 8-20. 44 IBN ABĪ DĪNĀR, 1845: 28. 45 Ídem: 21. 46 SMITH, 1997: 62. 47 BURGHARDT, 1973: 230-231. 1212
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Estas ideas aquí reflejadas permitirán entender el conflicto desarrollado entre Túnez y Argelia en estos momentos, pues las diferencias políticas fueron fruto de una identidad territorial independiente, a pesar de encontrarse bajo el mismo poder imperial y religioso. 3. Identidad bajo los conflictos argelino-tunecinos El hecho de que las dos entidades territoriales fruto del análisis de este trabajo se encontrasen nominalmente bajo el mismo poder, no fue impedimento, como ya se ha dicho, para el desarrollo de una identidad propia, sino que esta dio lugar a importantes conflictos internos dentro del Imperio. El “otro” es un elemento fundamental a la hora de hablar de la construcción identitaria, pero la interacción y comparación primeramente establecida48 puede llegar a realizarse de manera exagerada. Es entonces cuando los elementos de confrontación se sitúan en un plano opuesto y enemigo49. No cabe duda de que en este momento el principal adversario estaba encarnado en la figura de los cristianos, de los que ya se ha hablado, pues el continuo enfrentamiento marítimo inmerso en el desarrollo de la piratería en el Mediterráneo50 se veía agravado desde la óptica argelinotunecina, por ser sus puertos los elegidos para dirigir los ataques contra el Occidente europeo51. Pero en una sociedad tan compleja como la propia de Argelia y Túnez en el siglo XVII fue inevitable la aparición de muchos “otros” que, en mayor o menor medida, fueron combatidos a lo largo de la centuria. Túnez supone una gran demostración de ello: aparecen los turcos; se presentan los moriscos, tras ser expulsados de España por Felipe III en 160952; los judíos, procedentes de Italia; diversas colonias mercantiles asentadas en el norte de África, sobre todo francesas e inglesas, y por último los esclavos cristianos quienes, procedentes de todo el ámbito del Mediterráneo, supusieron también una ayuda en la configuración de la gran diversidad cultural53. Ibn Abī Dinār resume: “Y ella [Túnez] es hoy la capital 48 LACAPRA, 2006: 60. 49 LARRAÍN, 2003: 35. 50 El siglo XVII es calificado como “El siglo de oro” del corso. GARCÍA-ARENAL y BUNES IBARRA, 1992: 168. 51 Ídem: 215. 52 IBN ABĪ DĪNĀR, menciona esta llegada de población bajo el gobierno de ‘Uṯmān Dey. IBN ABĪ DĪNĀR, 1967: 204. 53 GARCÍA-ARENAL y BUNES IBARRA, 1992: 202. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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del país de Ifrīqiya (...) lugar de emigración de gente de las zonas de AlAndalus, y el Maġreb, y otras”54. Pero, además de todos ellos, aparecerá un elemento fundamental para el desarrollo político de Túnez, en tanto que sus incursiones en este territorio vecino fueron cada vez más habituales: los argelinos. Sus intervenciones se harán siempre aprovechando disputas internas del gobierno tunecino, por lo que explicaré en primer lugar, aunque sea de manera breve, la evolución política independiente de cada una de las provincias. El momento preciso en el que se produce una diferenciación entre ambas ocurre entre los años 1003 H. / 1594 d.C. y 1007 H. / 1598 d.C., cuando en Túnez, a partir del dey Qara ‘Uṯmān, pero sobre todo con sus sucesores ‘Uṯmān Dey y Yūsuf Dey (1019-1047 H. / 1610-1637 d.C.), se pone fin a la autoridad del divan y del paša. Mientras, en Argelia el poder siempre permaneció en el consejo, quedando así el gobierno bajo el poder de la milicia55. El dey era escogido aquí por el re’īs (hasta que a partir de 1101 H. / 1689 d.C. lo fue por la milicia) formando una regencia parecida a una “república militar que gobernaba en nombre del sultán”56. La figura del paša se mantuvo entonces como una mera formalidad mediante la que mantener el vínculo oficial con Estambul. El caso tunecino es, o por lo menos parece, un proceso más complejo. Interesa para el tema aquí tratado lo ocurrido a partir de 999 H. / 1590 d.C., cuando los deys se sublevan y forman un nuevo diván. Ello supuso la pérdida de poder tanto del consejo anterior como del paša, sucediendo un periodo caótico al que pone fin la llegada del mencionado ‘Uṯmān Dey57. En un principio se identificarían con poderes locales, pues su descontento vendría por el control y trato ejercido por oficiales enviados desde Turquía. Entonces, aunque el régimen siguió siendo otomano en sentido nominal, recordado en la figura del paša, el poder real ya era tunecino, a pesar de que representara los intereses de la clase militar turca58. Aquí se inserta una gran guerra argelino-tunecina, ocurrida en 1628, aunque Ibn Abī Dīnār menciona una anterior de carácter menor. Pudiera tratarse del conflicto de 1620, mencionado por Clark, y ocasionado por motivos tribales internos, 54 IBN ABĪ DĪNĀR, 1967: 7. 55 TOUATI, 2011: 516-518. 56 Ídem: 515. 57 Ídem: 516; ABUN-NASR, 1975: 71-72. 58 ABUN-NASR, 1975: 71-73. 1214
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en el que se comprobó la debilidad del poder turco-otomano para frenar las disputas interprovinciales59. En cuanto a la de 1628, también habría sido provocada por las tribus árabes, y, aunque hubo importantes pérdidas en los dos bandos, finalmente la paz fue establecida entre las dos provincias60. A la par que el ejercicio de gobierno de los deys estaba emergiendo una figura que, aunque existía ya desde la conquista61, no fue hasta el tiempo de Yūsuf Dey que empezó a sobresalir. Ello debido a dos factores fundamentales: en primer lugar, tras la muerte de este último dey se produjo una fuerte lucha entre renegados y turcos, de manera que, inmersos en sus asuntos, permitieron el ascenso de una nueva fuerza. De la pugna salieron victoriosos los turcos, a partir de 1050 H. / 1640 d.C.62, por lo que esta institución fue su manera de ingreso en el gobierno tunecino y fue identificada desde entonces con el poder imperial. En segundo lugar, y tal vez más importante, se debe destacar el resultado de la función propia de los beys. Como encargados de recoger los impuestos en el interior de la provincia y, al tiempo, mantener el orden, lograron una fama inigualable a partir tanto de su lucha con las tribus rebeldes, como de sus vínculos locales, de manera que lograron en poco tiempo eclipsar al mismo dey63. Murād Bey fue la primera figura importante, el fundador de una dinastía que continuaría su hijo Ḥamuda Paša (10421077 H. / 1632-1666 d.C.), erigido con este título desde Estambul.64 De esta manera, el territorio controlado por los beys era cada vez mayor, incluyendo las zonas conflictivas de la frontera con Argelia. Al mismo tiempo, aunque en teoría los deys continuaban siendo los gobernantes, apenas tenían control efectivo sobre la capital y sus alrededores, e incluso llegaron a tener que ser aceptados por los propios beys65. Por estos motivos las luchas entre ambos poderes fueron la nota característica de esta etapa tunecina, más compleja hacia el final de la centuria con el desarrollo de una guerra civil a partir de 1675 protagonizada por Muḥammad Bey (1097-1107 H. / 1686-1696 d.C.) y ‘Ali Bey, y dificultada por su tío, Muḥammad al-Ḥafṣí66.
59 CLARK, 1944: 25. 60 IBN ABĪ DĪNĀR, 1845: 349. 61 CLARK, 1944: 24; ABUN-NASR, 1975: 76. 62 ABUN-NASR, 1975: 74-75. 63 Ídem: 77-78; TOUATI, 2011: 517. 64 TOUATI, 2011: 517. 65 ABUN-NASR, 1975: 79; TOUATI, 2011: 517. 66 ABUN-NASR, 1975: 83 y sig. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Todo ello será visto con horror por sus vecinos argelinos, y en este contexto se enmarcan algunas de sus determinantes y sorprendentes intervenciones. Al igual que en la mención anterior, Ibn Abī Dīnār destaca por su escasa información respecto a este tema, si bien es verdad que las incursiones más decisivas se produjeron después de la finalización de su obra. Eran muchas las razones por las que Argelia debía seguir de cerca el conflicto interno tunecino, a las que referiré más tarde, pero en un primer momento en el que, según Ibn Abī Dīnār, querían poner paz, llegaron una vez terminado el conflicto (1091 H. / 1680 d.C.), siendo bien recibidos por el dey67. Vuelven en una segunda ocasión los argelinos, pero el objetivo de la paz ya no queda tan claro para todos los habitantes tunecinos, quienes no están dispuestos a tolerar la presencia de otro ejército. De hecho, su pretensión sería hacerse con el control de la ciudad fronteriza de al-Kāf, a cuyos habitantes maltrataron. Y el mismo Ibn Abī Dīnār es consciente de que si esto se hubiese llegado a producir, todo el territorio tunecino habría sufrido la misma suerte68. La última entrada de la obra del autor tunecino refiere al año 1092 H. / 1681 d.C., dejando a un victorioso ‘Ali Bey en el poder que pronto sería derrocado. Resulta curioso cómo se menciona en la obra alMu’nis la promesa de ayuda del dey argelino a este bey, palabra que finalmente no cumplió69, mientras que en 1095 H. / 1684 d.C. entra en Túnez para colaborar con su contrario. Con la ayuda de Ibrāhīm Dey, el dey argelino, Muḥammad Bey venció a su hermano, al que se tuvo que unir después para luchar con el dey de Túnez tras la negativa de colaboración del argelino. Pero este tuvo que volver a entrar en escena en 1097 H. / 1686 d.C., con lo que Muḥammad quedó plenamente establecido70. Profundizando en las causas de estas incursiones por parte de Argelia, se comprueba su relación con el desarrollo de una identidad diferenciada entre los dos entes territoriales, dificultada por la presencia de un poder común a ambas. El autor tunecino, omnipresente en este análisis, deja reflejados algunos posibles motivos de las intervenciones argelinas: mientras unos mantenían la creencia de que se trataba tan solo de poner paz entre dos hermanos, otros apoyaban que la finalidad era vengar antiguas contiendas. 67 IBN ABĪ DĪNĀR, 1845: 440. 68 Ídem: 445-447. 69 Ídem: 423. 70 ABUN-NASR, 1975: 84-86. 1216
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Había, entre ellos, quien pensaba que el objetivo era acabar con los árabes rebeldes, pero el autor no se inclina por ninguna de ellas, y así finaliza Ibn Abī Dīnār diciendo que solo Dios es conocedor de los motivos verdaderos71. Sobre todos ellos, sin embargo, parece descubrirse una lucha entre dos diferentes entidades políticas, una turca y otra local, que manifiestan, en último término, una vinculación bien al Imperio bien a la entidad territorial tunecina. Abun-Nasr sigue la tendencia que califica estas luchas como “conflictos étnicos” mediante los que se enfrentarían los llamados “turcos naturales”, gobernados por el dey y los nativos tunecinos, liderados por los beys. Las disputas entre ambos reflejarían, en opinión de Laroui, el intento de los turcos por recuperar el control de un territorio en el que su poder apenas era presencial72. El autoproclamado dey ‘Ali Lāz ya había advertido que si no se derrotaba la dinastía de los beys muladíes la autoridad otomana en Túnez desaparecería, y por ello trató de combatirlos. No hace falta decir que sufrió una derrota en 1084 H. / 1673 d.C., pero resulta relevante el hecho de que una de las causas argumentadas para el enfrentamiento fuese la acusación de que Murād II y Muḥammad al-Ḥafṣí estaban conspirando con los cristianos73. No deja de ser curioso, desde mi percepción personal, ya que para Laroui la oposición de los jeques locales al poder central se basaría en su apoyo a la derrocada dinastía Ḥafsí y, por tanto, a los españoles74, quienes colaboraron con su permanencia. Sin embargo, se trata de una idea compleja y en la que, sin duda, se debe profundizar, porque dará innumerables matices sobre la concepción identitaria de cada uno de los grupos. Otro grave problema se plantea en la propia participación argelina en esta lucha. Por un lado, a pesar de que parece que los beys trataron de mantener una apariencia turca75, los deys de Argelia vieron con preocupación la evolución del territorio vecino. No sin razón, pues también allí existía esta figura, y su temor de que el proceso resultase contagioso iba en aumento. Chérif76 explica entonces cómo los argelinos se disponían a ayudar al poder otomano contra los “príncipes árabes.” Ello tendría sentido, pero según lo mostrado hasta ahora y la voluntad (aunque no cumplida) que recoge Ibn 71 IBN ABĪ DĪNĀR, 1845: 448. 72 LAROUI, 1994: 246. 73 ABUN-NASR, 1975: 81. 74 LAROUI, 1994: 246. 75 CHÉRIF, 1975: 699. 76 Ibídem. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Abī Dīnār, la actuación de los deys argelinos resulta contradictoria y confusa. El intento fallido de ‘Alī Lāz no tuvo, a pesar de que él sí lo esperara, ningún tipo de ayuda de su correspondiente vecino. Posteriormente, en plena guerra civil, el dey Aḥmad Šalabī, en su sublevación contra los dos beys tampoco contó con ella, si bien es cierto que en un primer momento la parte argelina se retiró de la contienda. Sin embargo, a continuación aceptó apoyar de nuevo a Muḥammad Bey, quien entró en la ciudad de Túnez en Junio de 1686. Los deys tunecinos parecían depender entonces de la simpatía de Argelia, y por ello Aḥmad Šalabī probó suerte cuando el ejército argelino se encontraba en Túnez para ayudar a uno de los beys77. La razón de su falta de apoyo parece clara: los recursos económicos de la provincia se encontraban en manos de los beys, quienes controlaban los ingresos comerciales, y el propio Muḥammad habría pagado cuantiosas sumas para lograr su favor78. Su necesidad de bienes sería consecuencia de la decadencia de los corsarios y la falta de pago a sus tropas, lo que le obligaría a buscar botín por tierra. Además, no dudó tampoco en entablar una alianza con Trípoli contra Túnez y Marruecos (1101-1689 H. / 1106-1695 d.C.)79. Todo ello creó un grave precedente y los argelinos continuaron entrometiéndose en Túnez a lo largo del siglo XVIII y, de hecho, empezaron a usar sus puertos sin que los tunecinos pudiesen evitarlo80. No cabe duda de que la continuación de este conflicto fue clave para la obtención de un reforzamiento identitario, pues los enfrentamientos militares crean un efecto poderoso en el momento en el que se siente que la integridad del propio territorio ha sido quebrantada81. Por ello no se puede negar la influencia que ejerce la guerra al sentido de etnicidad común, ya que el miedo al “forastero” produce el esfuerzo de legitimar y aglutinar a la población bajo unos intereses comunes82. Así, lejos de acabar con el bey, su figura se realzó todavía más en tanto que, frente a los deys sometidos al poder argelino, ellos defendían su autonomía “confirmando su rango de gobernadores nacionales”83. Fue por este motivo por el que, a principios del siglo XVIII, Ḥusayn ibn ‘Alī logró una gran popularidad tras detener la invasión de argelinos, lo que provocó un nuevo conflicto con el dey tunecino Ibrāhīm al-Šarīf84. 77 ABUN-NASR, 1975: 83-84. 78 Ídem: 85-88. 79 CLARK, 1944: 34. 80 ABUN-NASR, 1975: 89. 81 BURGHARDT, 1973: 237. 82 SMITH, 1997: 24. 83 ABUN-NASR, 1975: 92. 84 TOUATI, 2011: 518-519. 1218
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4. Conclusiones Para finalizar, son varias las ideas clave presentadas a lo largo del trabajo, que plasmaré a continuación, pero también son muchas las preguntas que quedan todavía por resolver para llegar a comprender estos aspectos con mayor profundidad. En primer lugar, creo que no cabe duda sobre la afirmación de la existencia de una identidad territorial en ambas provincias, argelina y tunecina, a pesar de su coexistencia bajo el poder imperial turco. Esto no debería llamar la atención, pues no es extraño que se centren más en lo cercano, con quien se comparten rasgos culturales, que en lo lejano85, compuesto de zonas muy distintas entre sí. De la compleja evolución de la vida política de cada una de ellas resultan los conflictos antes referidos, ya que parece evidente que “la territorialidad del estado ha creado fuerzas sociales con una vida única”86. Para una mayor comprensión y contextualización del proceso ocurrido en esta zona del norte de África, sí creo necesario, a pesar de las divergencias, una comparación con lo que estaba sucediendo con otros entes territoriales del propio Imperio. Ello permitiría entender mejor el desarrollo de acontecimientos a nivel local pero también general. Por otro lado, se debe proseguir con el estudio de la obra de Ibn Abī Dīnār, pues, aunque se trate de una fuente devaluada tradicionalmente desde la historiografía moderna, constituye un testimonio directo de los acontecimientos importantes de este período histórico. Ha de interpretarse, como es obvio, en el contexto urbano en el que parece estar realizada. Dicho de otro modo: tanto si aceptamos que la obra al-Muʾnis fue escrita bajo una petición política como si no, es evidente que se amoldaría y presentaría una idea de Estado que, en sí misma, es generada por las élites intelectuales, de las que formaba parte el autor87. A pesar de la dificultad de la tarea, analizar lo referente al mundo rural sería fundamental para comprender el alcance de estos planteamientos, siendo esta obra un notable primer paso para ello. La presencia de las tribus nómadas es un problema añadido a la zona, y su estudio es mucho más complejo, contando, además, con la especial 85 MASSEY, 2004: 10. 86 MURPHY, 1990: 544. 87 KNIGHT, 1982: 522. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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animadversión que el autor tunecino parece manifestarles. Sin embargo, esta abierta subjetividad puede no ser entendida como un impedimento, sino todo lo contrario, pues siendo la voz de una clase alta urbana, la opinión de Ibn Abī Dīnār puede ser extrapolable a un círculo más amplio y, como se ha dicho antes, tal vez a los ámbitos de poder. Así, se podrían llegar a comprender las complejas y turbulentas relaciones entre ambas sociedades a lo largo de esta centuria. Por último, me gustaría referir a una interesante cuestión apuntada por Clark sobre las relaciones y la mutua influencia entre las dos provincias otomanas fruto de este análisis y los estados europeos. Ya se han mencionado con anterioridad los tratados de paz que Argelia y Túnez habrían firmado con diversos países de la zona cristiana, pero estos habrían intentado que los norteafricanos actuaran con ellos como co-beligerantes. Así sucedió con Francia, quien invitó a Argelia a hacerlo, pero otro tanto haría posteriormente Gran Bretaña. Estas relaciones, en principio pacíficas, provocaron simultáneamente conflictos interprovinciales entre Argelia, Túnez y Trípoli -especialmente entre las dos primeras88-. Aunque siguiendo a Clark cabría señalar que “en qué medida los británicos y franceses fomentaron las peleas locales y en qué medida tomaron provecho de ellas sería difícil de determinar”89, no cabe duda que un mayor estudio de este aspecto ayudaría también a la profundización del tema aquí presentado. Interesante sería, de forma especial, observar el tratamiento que estos territorios otomanos presentan desde la otra orilla del Mediterráneo, en tanto que los clasificadores de identidad grupal también son “adjudicados por otros”90. En resumen, se ha presentado hasta aquí la introducción de una investigación sobre un tema profundamente interesante e importante para comprender la evolución de ambos territorios a partir de entonces. A pesar de su estadio todavía inicial, confío en que esto sirva para disponer unos soportes fundamentales cuyos frutos se recogerán conforme se vayan resolviendo las dudas presentadas.
88 CLARK, 1944: 33-34. 89 Ídem: 34. 90 LACAPRA, 2006: 60 1220
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LA FIEBRE DEL ORO Y LA EXPANSIÓN AL OESTE Gold Fever and Westward Expansion Cristina Barrientos Martín [email protected] Mª José Manrique Barranco [email protected] Universidad de Granada Resumen: Cuando en enero de 1848 se encontró oro en el Valle del Sacramento –California– estaba ante el inicio del que sería un movimiento social y migratorio sin precedentes en la Historia de los Estados Unidos y el comienzo del sueño dorado de una época. El país, que ya se extendía hasta el Pacífico, vio en el dorado metal la ocasión perfecta para sacar un gran rendimiento económico y conseguir dominar y poblar eficientemente un territorio que hasta ese momento era casi un desierto demográfico. Ni los peligros, ni las duras condiciones de vida, hicieron desistir a los miles de forty-niners que llegaron desde todo el mundo, impulsados por el sueño de amasar una gran fortuna. Este hecho, conocido como el ‘sueño californiano’, fue dirigido principalmente por los periódicos de la época y el gobierno federal. Sin embargo, la fiebre del oro tuvo consecuencias importantes en California, pues alteró para siempre la estructura del territorio y la concepción que se tenía de él, convirtiéndola en la eterna ‘tierra de los sueños’. Con esta comunicación, pretendemos analizar la llamada fiebre del oro en California y las transformaciones –a nivel poblacional, económico, social, político y ecológico– que sufrió dicho territorio y qué provocó que en nuestro imaginario colectivo California se convirtiese en el lugar donde todo hombre, mujer y niño, podía hacerse a sí mismo. Palabras clave: Lejano Oeste, Fiebre del Oro, California, frontera, minería. Abstract: In January 1848, when gold was found in Sacramento Valley, California, officially began what would be an unprecedented migration and social movement in U.S. history and the beginning of the well-known golden rush. The country, already stretched to the Pacific, saw with that whinny metal the perfect opportunity to make a great economic comeback, good enough to colonize efficiently a territory that until then, it had almost been a desert. In spite of the dangers or the harsh living conditions could stop the thousands of forty-niners who came from all over the world, driven by a dream to amass a fortune. This fact commonly known as the California Dream was primarily led by the newspapers of Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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that time and the federal government. However, the gold rush in California had important consequences like changing forever the structure of the territory and the conception of it that is the called “eternal dreamland”. As a result, in this article we have analyzed what is known as the ‘Californian gold rush’ and its development –at a population, economic, social, political and ecological level– that suffered the territory as the facts that placed California in people’s collective imagination as the place where every man, woman and child, could pursuit happiness. Keywords: Far West, Gold Rush, California, Frontier, Mining.
Tras la Guerra de la Independencia de las Trece Colonias británicas se abrió un período incierto, donde el recién nacido país debía decidir su futuro. En ese momento, la elección de un nombre adecuado que recogiera toda su ideología era una cuestión primordial, y el elegido, los Estados Unidos de América, no fue ni mucho menos al azar. Tras él se concentraban las ansias de aumentar las fronteras hacia el Norte, Sur y Oeste, para hacerse con unos territorios inexplorados y que ofrecían infinidad de recursos. Pronto, y gracias a las primeras exploraciones transcontinentales llevadas a cabo en 1806 con las que llegaron hasta las costas del Pacífico, se alzaron voces que estimulaban el ansia por colonizar los territorios del Oeste. Una de las más importantes, fue la del presidente James Monroe (1758-1831) quien en 1823 proclamó la Doctrina Monroe, cuyo principal lema América para los americanos’ reclamaba el derecho a adquirir territorios en el continente americano que estaban sometidos a las potencias europeas. Por otro lado, la expansión al Oeste también bebía de la doctrina del Destino Manifiesto, aparecida en 1845 en un artículo de la Democratic Review, donde John L. O’Sullivan (18131895) afirmaba que América, amparada por la Providencia y su supremacía, estaba llamada a controlar el continente, imponiendo la superioridad de su cultura, la fuerza de su economía y el modelo político democrático. Ello implicaba la inevitable expansión territorial, especialmente hacia el Oeste y el Pacífico. En la década de 1840, la frontera de la Unión se había trasladado a la mitad del continente. Tras la anexión de Texas en 1845 el gobierno tornó sus ojos hacia Nuevo México y California, que en estos momentos era un vasto territorio casi vacío, que contaba aproximadamente con unos 7000 habitantes1 de los cuales la mayoría eran ganaderos de origen español. También se dedicaban a una modesta actividad comercial basada en el intercambio de cueros, pieles, sebo y la pesca ballenera, con los artículos 1 JONES, 2001: 169. 1226
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manufacturados procedentes de los barcos que llegaban anualmente desde Boston. EEUU comenzó una paulatina colonización del territorio californiano al igual que hizo con el texano. Para 1839 se asentaron los primeros comerciantes estadounidenses y poco después, alentados por el relato Two Years Before the Mast2 y las exploraciones que John C. Fremont (1813-1890) realizó en las Montañas Rocosas, llegaron los primeros colonos, que pronto quisieron independizarse de México y adherirse a la Unión. El principal anhelante de California, fue el presidente James Polk (1795-1849), fiel seguidor de la doctrina del Destino Manifiesto, quien en su discurso de toma de posesión manifestó su interés por el territorio de Oregón y una vez inmerso en la guerra con México por el territorio texano, estaba decidido a hacerse también con California y Nuevo México. Durante el verano de 1846, el coronel Stephen W. Kearney (1794-1848) llegó hasta Santa Fe, proclamó la anexión de Nuevo México y marchó hacia California. Cuando llegó, la provincia estaba en manos de los estadounidenses, puesto que en mayo se había producido la revuelta de la Bandera del Oso, por la cual los colonos estadounidenses proclamaron su independencia. Sus fuerzas navales desembarcaron en Monterrey en julio y pusieron fin a la breve etapa de independencia californiana. Tras el fin de la Guerra, EEUU y México firmaron el 2 de febrero de 1848 el Tratado de Guadalupe Hidalgo, por el cual el país azteca cedía California y Nuevo México. A cambio, EEUU les compensaría con 15.000.000$ y asumía las reclamaciones de los ciudadanos estadounidenses contra México. El tratado fue muy ventajoso para EEUU, porque además de un vasto territorio, adquiría el puerto de San Francisco, lo que suponía una salida comercial con Oriente y acceder a la riqueza minera de California, de la que ya se tenían noticias. Por aquel entonces, California era un territorio casi virgen, que geográficamente limitaba al norte con Oregón, al este por las Montañas Rocosas y Sierra de Los Mimbres, en el sur, por Sonora y la Baja California, y por el oeste, con el Océano Pacífico. Esta extensión de norte a sur, ocupaba unos 1.126’5 kilómetros de este a oeste, de 965’61 a 1.287’5 kilómetros, con un total de 643.739 kilómetros cuadrados. Sólo una pequeña porción de su territorio, principalmente la franja costera, era habitable para el hombre blanco, aunque no así para el alrededor de medio millón de indios que la habitaban. La Alta California se veía atravesada por el río Colorado, con un 2 HANA, 1841: s. p. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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recorrido de aproximadamente 1.609 kilómetros, que desembocaba en el Golfo de California, por lo que la cantidad de ríos y afluentes la convertía en una región apta para el cultivo. Una de las primeras personas en ver el potencial de California, fue John Sutter (1803-1888) que llegó a estas tierras cuando aún eran de dominio mexicano. Gracias a su persistencia consiguió que el gobierno le cediera unos territorios en el valle de Coloma, al este del actual San Francisco (25.000 hectáreas a lo largo del río Sacramento)3. En ese lugar, construyó Sutter’s Fort, en una pequeña colonia a la que apodó Nueva Helvetia, poblada con cazadores, inmigrantes y vagabundos. En el verano de 1847 encargó a James W. Marshall (1810-1885) la construcción y gestión de un aserradero sobre American River, a 64 kilómetros de Sutter’s Fort, para comerciar con madera. Todo transcurrió con normalidad hasta que el 24 de enero de 1848, Marshall observó algo brillante en el fondo del río: una pepita. Tras recogerla, se la enseñó a John Sutter y ambos acordaron mantener en secreto el descubrimiento hasta terminar el aserradero. A cambio les daría la posibilidad a sus trabajadores de ir a buscar oro durante su tiempo libre. Sutter, consciente de la importancia de reivindicar los títulos de propiedad sobre el valle de Coloma, delegó en C. Bennet la tarea de gestionar la cesión de propiedad de las tierras. El problema radicaba en que el asunto era demasiado importante como para que se mantuviera en secreto y a los pocos meses se filtró. Samuel Brannan (1819-1889), tras conocer la noticia, abrió una tienda donde vender los instrumentos necesarios para extraer el oro, monopolizando su comercio y además, compró una botella con polvo de oro y el 12 de mayo se dirigió a San Francisco al grito de “¡Oro, Oro! ¡Oro en American River!”4. Así se corrió la voz y toda la población, de San Francisco a Los Ángeles, acudió a Coloma en busca del dorado metal. La noticia corrió como la pólvora a lo largo de toda la costa Oeste, haciéndose eco los periódicos de la época, como The Californian Star, éste fue el primero en publicar, el 24 de mayo de 1848 un artículo titulado ‘Gold!, Gold!, Gold!’. La publicación de la noticia no es de extrañar sobre todo si consideramos que este periódico fue fundado por Samuel Brannan y su socio, Smith, cuyo objetivo principal fue promover la migración a territorio californiano para seguir enriqueciéndose con el comercio. Tras ello, deberían 3 LE BRIS, 1989: 14. 4 VAUGHT, 2009: 2. 1228
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pasar algunos meses hasta que la noticia fuese recogida en diarios de la costa Este. Hemos podido acceder a distintos diarios de la época, observando que la noticia no fue acogida de la misma forma que en California. El primer diario de la costa Este en publicar un artículo sobre la Fiebre del Oro fue el New York Herald, el 19 de agosto y el Vermont Phoenix5, el 29 de septiembre de 1848. En él se recogía una carta escrita por W. Colton6 en la afirmaba que la gente estaba abandonando sus trabajos en lugares como San Francisco, Sonoma, Santa Cruz y San José, por ir al valle de Sacramento a conseguir cantidades exorbitadas de oro7. Esta fue la tónica seguida por los diarios de la época, con la salvedad de alguna que otra voz discordante como la recogida por el diario Glasgow Weekly Times el 26 de Octubre. Este diario, pedía cautela a la población y ponía en duda el hallazgo de oro, haciendo públicos los resultados del análisis que se había realizado a las muestras de oro traídas por E. T. Smith y que habían resultado ser una muestra de arsénico de cobre. Por ello, terminaba sentenciando que “hasta que no se reciba y analice oro de una persona que haya estado allí no se podrá creer que se haya encontrado oro allí”8. Pese a todo, la noticias que aparecieron en el New York Herald, New York Journal, Sunbury American o el Vertmont Phoenix allanaron el terreno para la eclosión de la Fiebre del Oro, sobre todo tras la publicación de cartas escritas por T. O. Larkin y W. Colton donde describían los hechos acontecidos en California, las ganancias que los habitantes del territorio estaban obteniendo, las rutas de viaje… También se aportaban descripciones del territorio, gracias a los informes del coronel Mason y se denunciaba el efecto desertizador que se había producido en las ciudades del Oeste. La noticia del hallazgo causó controversia. Mientras la población comenzaba a ver la oportunidad de enriquecerse, el Partido Whigs rechazó los informes recibidos, al considerar que se trataba de un movimiento del Partido Demócrata para justificar la guerra de México. Pero realmente la Fiebre del Oro no comenzó hasta el día 5 de diciembre de 1848, cuando el presidente J. K. Polk, persuadido por el gobernador de California, R. Mason, 5 Perteneciente al estado de Vertmont. Este es el primer periódico al que hemos podido acceder. 6 Alcalde de Monterrey y escritor del libro Three Years in California donde describe la zona antes de la eclosión de la fiebre del oro. 7 De 10 a 100$ al día. 8 ANONIMO, 26 octubre 1848: s. p. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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habló del oro californiano ante el Congreso. Este discurso resultó decisivo porque incentivaba la emigración a California y justificaba la guerra de México por la obtención de dichos territorios, gracias a los cuales desarrollarían una comunicación comercial con el Pacífico. Polk también planteó el problema de la esclavitud, muy debatida tras las incorporaciones de Oregón y Texas y por las que se decidió aumentar la línea MasonDixon. En ese momento, el presidente apeló a la autodeterminación de los habitantes de California, sin la interferencia del Congreso. Así lograba placar las ansias controladoras de ambos ejes de opinión y los continuos debates que años antes se habían producido con la “Plataforma del Sur”9 o la Provisión Wilmont10. Esto se produjo muy posiblemente por el atractivo que la minería tenía para la industria del Norte, ya que podrían acceder más fácilmente a las materias primas. Pero el auténtico reclamo que la población vio en las palabras del Presidente fue la aseveración de la existencia de depósitos mineros de oro y la propuesta de subvenciones para los primeros emigrantes que se establecieran en California. Estas declaraciones, unidas al continuo goteo de artículos que mostraban las ganancias medias de una persona por día y la posibilidad de ver las pepitas de oro en el Departamento de Guerra en Washington D.C., provocó la auténtica eclosión de la Fiebre del Oro, cuyo objetivo radicaba en poblar rápidamente el territorio californiano debido a la inestabilidad de la zona por su carácter fronterizo. Debemos recordar que California se dividió en dos, Alta California en manos estadounidenses, mientras la Baja permaneció bajo control mexicano, por lo tanto, no solo se tenían que enfrentar a los choques con la población indígena, sino también a conflictos provocados por incursiones mexicanas como la revuelta de Mazatlán recogida por el Glasgow Weeklin y el Saturday Morning. Así, si California entraba en la Unión como estado, la defensa del territorio resultaría más fácil y con un territorio organizado podrían construir su gran puerto comercial.
9 Resoluciones introducidas en el Senado por Calhoun en febrero de 1847 donde afirmaba que “los territorios eran propiedad común de todos los estados, que el congreso no tenía autoridad constitucional para impedir que los ciudadanos de cualquier estado emigraran allí con su propiedad, incluidos sus esclavos y que la asamblea territorial, al estar subordinada al Congreso, no tenía poder para vedar la esclavitud” (JONES, 2001: 177). 10 Intento de enmienda promovida por David Wilmont para prohibir oficialmente la esclavitud en los territorios adquiridos de la guerra de México. 1230
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Tras el discurso de Polk, la oratoria de los periódicos sufre un cambio radical, y es que en ese momento dejó de verse la desertización de las ciudades del Este como un problema, para centrarse en la lucha abolicionistaesclavista, ya que tanto el Norte como el Sur veían en la colonización de California una baza para decantar la balanza entre perpetuar o acabar con la esclavitud. Desde el Norte se comienza a fomentar la emigración con la publicación de guías de viajes, narraciones sobre la seguridad del lugar, sueldos, la pureza del oro existente y la difusión de anuncios que prohibían la entrada a California a los negros, posiblemente para evitar que fueran esclavizados y disminuyera el salario de los obreros libres. Pero no todas las noticias que llegaban del Oeste eran idílicas, y es que en muchos diarios hay referencias de cartas que narraban los comportamientos agresivos de unos indios que no querían someterse a los colonos americanos y cuya imagen sería perpetuada por las películas del Oeste11. Pese a la creencia extendida entre la imaginería popular, de que tras conocerse la noticia miles de personas abarrotaban los puertos en busca de un pasaje rumbo al Oeste, esto no fue del todo cierto. La inmigración masiva no se produjo hasta que no se filtraron a la prensa las cartas de los informantes oficiales del gobierno y Polk lo confirmó ante el Congreso. Para cuando empezaron a llegar inmigrantes de forma masiva, ya trabajaban recolectando oro unas 4000 personas, principalmente californianos, mexicanos que vivían en California o habían cruzado la frontera e inmigrantes llegados de Oregón. Estos primeros buscadores de oro abandonaban su trabajo y hogar, ante el sueño de hacerse ricos en un corto tiempo. De hecho, la noticia más repetida, en los diarios de la época y en una carta que Larkin escribió al Secretario de Estado J. Buchanan en julio de 1848, era la despoblación de la ciudad de San Francisco para mediados de ese mismo año, pues casi un millar de habitantes lo habían dejado todo para marchar hacia Fort Sutter. Ni siquiera los barcos que llegaban del Oeste volvían a zarpar, pues al llegar a la Bahía de San Francisco, la tripulación abandonaba los buques y hasta el Gobernador de California sufrió la deserción de sus soldados. A finales de 1848, miles de personas abarrotaban los principales puertos del Atlántico, pero no sería hasta 1849 cuando se produjo la gran eclosión, de ahí que se conociera popularmente a estos aventureros como forty-nines. Eran en su mayoría varones jóvenes que no tenían responsabilidades 11 ANÓNIMO, 30 junio 1849: 2. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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familiares. Principalmente ganaderos, pequeños comerciantes o jornaleros, que contaban con el dinero suficiente para hacer frente a los gastos del viaje, aunque muchos tuvieron que vender o hipotecar sus propiedades y pedir préstamos para costearse el pasaje. Aunque mayoritariamente emigraban varones solos, para muchas personas la búsqueda de oro se convirtió en una empresa familiar que implicaba también a la esposa e hijos. Ninguno de ellos, excepto los sonorianos, eran mineros cualificados. A pesar de todo esto, el problema más complicado al que se enfrentaban estas personas era el de elegir una ruta adecuada para viajar hacia territorio californiano. La más segura era la ruta marítima que bordeaba el Cabo de Hornos. Quien optaba por esta ruta, se enfrentaba a una travesía de entre 5 y 8 meses de duración, pero también debían hacer frente a los 200$ que según los diarios de la época costaba el pasaje, cifra que historiadores como Malcom J. Rohrbough aumentan a 500 y 1000$. Pese a su duración, era la ruta menos peligrosa porque los forty-niners no se enfrentaban a los ataques de indios y bandidos o a morir de hambre y sed en el desierto, por no hablar de las enfermedades contraídas a causa del polvo. Sin embargo, en muchos casos viajaban en barcos hacinados, ingerían alimentos mal conservados por lo que el tifus o el escorbuto causaban estragos12. Una segunda ruta salía desde los puertos del Este o del Sur, hacía la travesía marítima hasta Panamá y una vez allí, cruzaban el territorio a lomos de una mula o en canoa por el río Chagres. Cuando llegaban al Pacífico tomaban un barco rumbo al Norte. Había quienes decidían acortar la ruta por Nicaragua, pero el camino estaba repleto de ciénagas y la mortalidad, debido a la malaria, la fiebre amarilla o los ataques de los indios, fue altísima. Una tercera ruta, iba desde el Este en barco, hasta Veracruz o Tampico, desde donde se viajaba por tierra hasta Guadalajara o San Blas, cabalgaban hasta Mazatlán y allí tomaban un barco que en un mes, arribaba a San Francisco. La cuarta ruta discurría completamente por tierra, saliendo las caravanas de viajeros desde Independence, en Missouri, hasta Fort Sutter, aunque había otros itinerarios que partían desde el Sur, desde Fort Smith, Arkansas o San Antonio y llegaban a la región del oro a través de Alburquerque o Tucson. Esta ruta caravanera era una de las más baratas, pues costaba entre 100 y 200$ y apenas duraba tres meses. Sin embargo, había que ser muy valiente para afrontarla, pues con frecuencia los forty-niners eran víctimas 12 DOVAL HUECAS, 2010: 196. 1232
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de emboscadas de los indios o bandidos que les asaltaban en los caminos. Por ello, un objeto que no podía faltar en el equipaje, era un rifle con el que defenderse. Esta última ruta se convirtió en la preferida de quienes viajaban con su familia, ya que viajando en grupo de unas cien personas, los gastos podían reducirse a 50 o 100$. De hecho para mayo de 1849 unos cinco mil vagones iban camino del Oeste y dos semanas más tarde ya habían cruzado el Río Missouri unos doce mil vagones que transportaban a unos 40 mil hombres hacia El Dorado. 13 Una vez llegaban a las regiones mineras, los buscadores de oro se asentaban en destartalados campamentos que surgían en torno a las excavaciones y trabajaban unas 18 horas diarias para enriquecerse cuanto antes. En muchos casos, en especial en los primeros tiempos, se alojaban en chabolas o tiendas de lona muy simples, que no siempre contaban con las mejores condiciones de salubridad e higiene. Posiblemente, no se debiese tanto a una cuestión monetaria, como a que pensaran que su primera residencia sería de carácter temporal. Muchos de estos campamentos recibieron nombres tan variopintos como Poker Flat, Whiskey Bar, Placerville, San Juan o Red Dog y en ellos se vieron obligados a convivir, gente de muy diversa procedencia geográfica y social, desde mexicanos y agricultores de Missouri, a marineros de Wankee, pasando por los Georgia Crackers y en épocas tardías, comerciantes ingleses, campesinos franceses, pastores australianos o chinos. En medio de este polvorín de buscadores de fortuna, pronto surgieron rencillas, principalmente de carácter racial. La presencia de negros libres fue polémica por el debate en torno a la esclavitud y pese a los intentos por restringirles la entrada en California, para 1850 había casi un millar de negros libres y en dos años se acercaban a los dos mil14. Pese a que solían trabajar en minas mal construidas y muy peligrosas, se encontraban con la hostilidad de los mineros blancos. Por otro lado estaban los indios, empleados en las minas a cambio de un salario basado en mantas, cacerolas o baratijas. Los choques entre mineros blancos e indios fueron frecuentes y diarios como el Sunbury American, nos habla de una batalla entre indios y californianos, que se saldó con 20 personas asesinadas y emigrantes hechos prisioneros.15 Cuando los indios fueron conscientes del valor del oro y empezaron a exigir el pago de un salario, se les prohibió trabajar en las minas y la población fue diezmada. Para 1870, según el padrón oficial del Estado, sólo quedaban 13 BILLINGTON, R. A, 1962 (6ªedición, 2001): 233. 14 Ibídem. 15 ANÓNIMO, 8 de septiembre de 1849. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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unos 31.000 indios, de los 700.000 que habían habitado la región antes de la llegada de los europeos16. Los últimos extranjeros en llegar y los más odiados, fueron los chinos, que entre 1849 y 1852 pasaron de unas 50 personas a 2500017. La cercanía de California al país asiático y la difusión de carteles y folletos con dibujos de unas colinas doradas en California, produjo un rápido aumento de su inmigración. La mayoría deseaba ganar pronto algo de dinero y regresar a sus hogares, pero pocos lo consiguieron porque para esas fechas se había agotado la mayor parte del oro que se extraía fácilmente. Aun así, los chinos se unieron en grupos y excavaron en las zonas abandonadas por los primeros mineros, utilizando nuevas técnicas de extracción mediante el empleo de máquinas. En un principio, parece ser que fueron bien recibidos, pero su modo de proceder les granjeó el odio de los blancos que al grito de California for the Americans les convirtieron en objeto de violencia. Para poner fin a la inmigración extranjera en 1850 se aprobó un impuesto de 10$ mensuales para todos los mineros extranjeros, aunque fue derogado al año siguiente. Ello no evitó que en 1852 la asamblea de California condenase la “concentración de una vasta población asiática dentro de las fronteras de nuestro estado”18 y volviera a instituirse un impuesto al minero extranjero. En números cuantitativos, la llegada de multitud de población a California durante la Fiebre del Oro, ha sido objeto de estudio de los historiadores que se han ocupado del tema. Algunas cifras hacen referencia a una población que pasó de 10.000 personas a finales de 1848, a 25.000 a finales del año siguiente, en 1850 ya habían alcanzado las 36.000 personas y en 1852 llegaba a 50.00019. M. J. Rohrbough habla de 15.000 personas para julio de 1849 y 53.000 para finales del mismo año, mientras que para la primavera de 1853, el estado de California ya contaba con 300.000 personas20. Sin embargo Jones, van más allá y aumenta la cifra a unas 100.000 personas, para finales de 184921. Es inevitable que los números varíen en función de las fuentes y censos manejados por unos autores y otros, pero nos permite observar que el flujo de población que recibió la región californiana fue 16 DOVAL HUECAS, 2010: 208. 17 Ibídem: 204. 18 Ibídem: 204. 19 Ibídem: 198. 20 FISHER, 1968: 33. 21 JONES, 2001:179. 1234
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extraordinario. De hecho tal y como hemos visto, los diarios de la época, cuando hacían referencia al descubrimiento del oro en California, resaltaban principalmente, la cantidad de población que llegaba al Oeste y la multitud de barcos que salían desde los puertos del Atlántico, e incluso de Salem y Gloucester, cargados de pasajeros rumbo a la Bahía de San Francisco. Todas estas personas que acudieron a California en busca del sueño dorado utilizaron diversas técnicas para extraer el oro, las cuales iban desde los objetos más rudimentarios, utilizados por los primeros buscadores, a la introducción de nuevas tecnologías como el Goldmeter22. La primera tarea que debía realizarse era la prospección del terreno para buscar las zonas más ricas en minerales superficiales que fuesen fácilmente extraíbles a través de técnicas rudimentarias. Como la noticia salió rápidamente de las fronteras californianas, muchos mexicanos, peruanos y chilenos, cruzaron la frontera de Baja California para llegar a las localizaciones de oro. Estos mineros conocían diversas técnicas de localización y extracción, que según Taylor Hansen, se encargaron de enseñar a los mineros de Alta California, puesto que “los buscadores de oro anglos en California sabían poco o nada de las técnicas de minería”23. Los mineros hispanos poseían instrumentos muy rudimentarios con los que ponían en práctica el proceso llamado “placer mining”24 para el cual sólo necesitaban una batea de madera sin asas o una sartén y un tamiz. Con las palas extraían el material del fondo del río, vertiéndolo en esas bateas u otros objetos, como sartenes o cacerolas. A continuación, la movían en círculos para que el agua y los depósitos de arena y cuarzo se mezclaran. A la vez, iban salpicando agua al exterior para deshacerse de la mezcla y quedarse con los trozos de oro que, por decantación estaban, en el fondo de la sartén o batea. Tras ello se pasaba por el tamiz pudiendo extraer más fácilmente los trozos de oro. Además de la técnica consistente en separar el oro de la grava a través del agua, debemos citar la técnica del sluice box o long tom25. Consistía en utilizar una caja de madera donde se insertaba un tamiz y sobre él se volcaba la mezcla que posteriormente era lavada con el agua que circulaba por canalizaciones superficiales construidas en madera y un fondo de metal, y en el extremo inferior, se colocaban una serie de listones que retenían las pepitas, mientras 22 ANÓNIMO, 29 diciembre 1848, s. p. 23 TAYLOR HANSEN, 2010: 45. 24 BILLINGTON. 1962 (6ªedición, 2001): 260. 25 Ibídem. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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el agua del río arrastraba las demás partículas. Su uso requería la participación de 6 a 8 hombres y fue una técnica muy popular, aunque también se empleo la técnica del pay dirt, consistente en emplear una especie de cuna o artilugio donde se introducía un tamiz de madera. El minero se situaba en la orilla del río y sacudía el artilugio mientras sumergía en grava y agua la otra mano, la arena era arrastrada y las partículas de oro quedaban atrapadas entre los listones de madera26. Los indios que participaron en la fiebre minera, la gran mayoría contratados por los primeros propietarios de las grandes parcelas de tierras, se valieron de técnicas que empleaban el agua existente en la zona. Entre sus instrumentos se encontraban palos endurecidos al fuego para remover el fondo del río y verter la arena en cestas que eran transportadas por los niños hasta las orillas de los ríos, donde las mujeres lavaban y envolvían el oro en paquetes. Además del lavado del oro existía otra técnica introducida por los mineros hispanos, llamada Dry-washing o lavado de oro en seco27, consistente en colocar el mineral en una batea de madera, y lanzarlo al aire para que el viento eliminara los materiales volátiles y menos densos, quedando el oro al fondo de la batea, una sabana o lona. El inconveniente era que el polvo de oro también se perdía junto a muchas otras partículas de valor. Para 1850 el oro existente en la superficie se había agotado, debido a la explotación masiva, por ello, decidieron extraerlo de las vetas de cuarzo que se encontraban en las montañas. La técnica más rudimentaria consistía en remover con un cuchillo la mezcla contenida en unos cazos, pero tras los pocos resultados obtenidos, se decidió utilizar la dinamita y métodos de agua comprimida, que si bien daba mayores resultados también dañaba notablemente el medio. El pico y la pala también serían utilizados frecuentemente para horadar las montañas de Sierra Nevada y crear galerías de donde extraer los minerales. Estas rocas eran transportadas en la espalda de los indios, hasta la superficie, donde las piedras trituradas se mezclaban con mercurio, en sencillos hornos. La mezcla era vertida en unos pequeños bricks, que a través de canales se conducía hacia cámaras donde había un pequeño hervidor de hierro y una chimenea por donde se evaporaba el mercurio que sería recogido en otra cámara28. Además de la agresión a la naturaleza, los mineros, ávidos de seguir obteniendo oro, 26 Ibídem. 27 TAYLOR HANSEN, 2010: 45. 28 ANÓNIMO, 15 diciembre 1848, s. p. 1236
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decidieron desviar el cauce del río, construyendo diques y presas y así acceder más fácilmente al metal. Debido a la gran cantidad de trabajo que todo esto suponía, por no hablar del coste, los mineros debieron renunciar a la posibilidad de seguir trabajando de forma autónoma y comenzaron a unirse en compañías a cambio de un salario. Los efectos que provocó la fiebre minera, llevaron a plantear cómo organizar el territorio para dotarlo de instituciones estadounidenses y convertirlo en un nuevo estado de la Unión. Este trabajo fue un asunto de difícil envergadura, por estar presente el dilema de la peculiar institución y su extensión a los territorios adquiridos a México. En el momento del descubrimiento del oro, California vivía en un vacío político absoluto ya que, aunque teóricamente era territorio mexicano, desde la Rebelión de Bandera de Oso se encontraba bajo tutela militar estadounidense. Tras la ratificación del Tratado de Guadalupe Hidalgo, debían dotar al territorio de un gobierno territorial, pues California seguía bajo el control militar del coronel Mason, que además eran comandante de las fuerzas militares americanas. El territorio no contaba con un poder legislativo, ejecutivo o judicial y eran los alcaldes de las ciudades más importantes quienes tenían autoridad para impartir justicia y los ciudadanos estaban sujetos a una mezcla de reglas mexicanas y estadounidenses. Debido a la creciente llegada de muy diversa población, la delincuencia y la violencia creció hasta convertirse casi en endémica29. Aunque la mayoría de los forty-niners sólo buscaban hacer fortuna, el juego, la bebida, la prostitución, los robos y la violencia racial, evidenciaron la necesidad de poner orden. Como las autoridades militares eran incapaces de mantener la ley, ciudadanos como Brannan, fundaron el Movimiento de vigilantes de San Francisco. Inevitablemente, el mantenimiento del orden pasaba por dotar al territorio de una administración institucionalizada, afirmación ratificada por Polk ante el Congreso, alegando la necesidad de defender a los habitantes y protegerles de la anarquía. Según la Ordenanza de 1787, durante la fase inicial del asentamiento, el territorio contaría con un gobernador y jueces nombrados por el Congreso y cuando tuviese 5.000 varones adultos, podría dotarse de una asamblea legislativa con poderes limitados y cuando superase los 60.000 habitantes, pedir su entrada en la Unión. Sin embargo, esto no podía hacerse de manera inmediata y Polk propuso que continuara de forma 29 JONES, 2001: 179. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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temporal la autoridad militar que les había gobernado durante la guerra, con el consentimiento de los habitantes californianos. Lo cierto es que organizar el territorio y admitirlo como estado en la Unión era complicado. El principal escollo era la actitud hacia la esclavitud que adoptaría California y el Presidente defendió el derecho de los habitantes del territorio a la autodeterminación. Cuando en 1849 Taylor llegó a la Casa Blanca, intentó superar el obstáculo, alentando a California a que redactase una Constitución y pidiese su adhesión a la Unión, lo que implicaba que podrían decidir por sí mismos si aceptaban o no la esclavitud dentro de su territorio evitando que el Congreso interviniera en el asunto. El 1 de agosto de 1848, se nombró una Asamblea Constituyente que en septiembre se reuniría en Monterrey para redactar una Constitución, que incluyó una cláusula donde se prohibía la esclavitud. Esta cláusula fue aceptada sin debate y por unanimidad y la carta constitucional de California fue ratificada por una amplia mayoría de población. Tras esto, el estado solicitó su admisión en la Unión como estado libre, lo que provocó la alarma y las airadas protestas de los sureños, que liderados por John C. Calhoun, denunciaban la no interferencia del Congreso en la decisión tomada por California, como una agresión del Norte a los intereses del Sur. El temor de los esclavistas sureños, era que la entrada de California como estado libre y posibilidad de que Nuevo México y Utah adoptasen la misma decisión, desequilibraría en el Senado la balanza entre estados esclavistas y abolicionistas, siendo desfavorable para el Sur. Finalmente, California entró en la Unión como estado libre y Utah y Nuevo México se organizaron como territorios, sin dejar claro su posición ante la peculiar institución. Otro asunto de importancia fue la falta de reglas que legislasen la propiedad de las tierras californianas: ¿a quién pertenecía el oro encontrado y bajo qué leyes se regulaba su extracción y comercialización? La Ordenanza adoptada en 1787, establecía que el gobierno de EEUU se reservaría un tercio del oro, la plata, el plomo o el cobre que se encontrase en tierras de dominio público, pero en los primeros momentos del descubrimiento del oro en el Valle de Sacramento, no estaba muy claro si esa ordenanza podía ser aplicable a un territorio que teóricamente aun era de titularidad mexicana. A tal efecto, el coronel Mason aconsejó a la Administración de Washington que se nombrase a un superintendente en Fort Sutter con autoridad para conceder licencias de tierra de una extensión de 100 pies cuadrados, durante un año y mediante el pago de entre 100 y 1238
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1000$30. Sin embargo, desde el inicio los mineros adoptaron el principio que tradicionalmente habían seguido los colonos del Este, según el cual la tierra y sus recursos pertenecían a quienes estuviesen en la posesión física de los mismos. Por ello, la ocupación ilegal de tierras fue recurrente, inclusive los territorios que habían sido propiedad de Sutter, quien pidió a las autoridades que le fueran respetados sus derechos. Como respuesta, el general Sherman le recordó que puesto que California era provincia mexicana en la primavera de 1848 y aún no se aplicaba la legislación estadounidense, era imposible que el gobernador Mason le prometiese un título de tierra. En lo referente a los núcleos urbanos en la región minera, hubo asentamientos que vieron perder población y otros tantos que la ganaron. En los momentos previos al descubrimiento, muchos núcleos urbanos fueron abandonados porque sus habitantes se marcharon a Fort Sutter. Una vez en la región aurífera, fundaron campamentos y pequeñas ciudades. La ciudad de San Francisco era una pequeña ciudad con puerto, que contaba con casi un millar de personas y tras hacerse público el descubrimiento del oro, fue prácticamente abandonada. Sin embargo, al estar situada estratégicamente en la Bahía de San Francisco, los buques cargados de forty-niners arribaban a su puerto y pronto la ciudad creció. Para 1853 contaba con tres periódicos, dos teatros, casinos y multitud de tiendas. Una de las ciudades más beneficiadas fue Sacramento, debido a su posición estratégica, atravesada por las aguas del American River y el río Sacramento, su conexión con la Bahía de San Francisco y su cercanía al aserradero de Sutter. Se convirtió en uno de los centros neurálgicos de la actividad minera y rápidamente adquirió una próspera actividad comercial. Así lo atestigua la carta enviada por un chico cuyas siglas son J. M. D. a su hermana y que el diario The Lewisburg Chronicle reprodujo en su número del 21 de agosto de 1850. En ella, confirmaba que Sacramento el año anterior apenas contaba con un par de cabañas de madera y al momento de enviar la misiva, la principal calle comercial tenía una milla de longitud, con multitud de tiendas, dos teatros y una sala de conciertos, además de sucursales de varios bancos. La importancia adquirida determinó que en 1849 sus ciudadanos redactasen una carta constitucional y la Cámara legislativa del Estado se trasladó allí en 1854.
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Entre las ciudades de nueva fundación, una de las más importantes fue Yuba City, a 45 millas al norte de Sacramento y fundada en 1849 por Brannan en territorios comprados a Sutter. Esta ciudad estaba a la cabecera del río Feather y los mineros podían llegar fácilmente en barco, desde San Francisco y Sacramento. Cuando la fiebre pasó y la gente se volvió hacia el Este, Yuba City siguió prosperando pero esta vez bajo la actividad agrícola. Conclusiones Cuando nos planteamos cómo la codicia humana puede transformar el territorio sin tener en cuenta las terribles consecuencias que puede provocar –ecológicas, económicas o sociales–, previsiblemente, nos venga a la mente lo que en la actualidad, está haciendo el ser humano con el medio ambiente. Sin embargo, a lo largo de la Historia se han producido multitud de fenómenos que han contribuido a la modificación del medio. En el caso de la Historia estadounidense, el ejemplo más significativo fue la expansión a los territorios del Oeste. Se trata de un tema que no resulta desconocido para el imaginario popular, gracias a la difusión de los medios de comunicación de masas como el cine y la televisión. Sin embargo, esto ha dado lugar a la creación de una falsa imagen, de lo que en realidad ocurrió en California a finales de la primera mitad del siglo XIX. Interesadas en la Historia de los Estados Unidos, cuando decidimos investigar este tema, nos preguntamos cuánto había de verdad y cuánto de mentira en la imagen que teníamos del fenómeno que nos ocupa. Por ello estudiamos cómo recogían y difundían la noticia los diarios de la época y el tratamiento que le daban las autoridades. Tras el recorrido realizado por lo que supuso la Fiebre del Oro para el territorio californiano y toda la Unión, podemos extraer una serie de conclusiones, algunas de las cuales desmontan mitos que el imaginario colectivo han convertido en realidad. Pese a la creencia de que todo el que marchaba a buscar oro se enriquecía, estamos en condiciones de afirmar que ni mucho menos fue así. Multitud de diarios de la época, como The Californian, Alta California o Star, informaban de las ganancias que un minero podía conseguir en un solo día de trabajo. Haciendo un balance de las fuentes es previsible que la media estuviese en torno a los 20$-50$, ya que mientras anteriormente el jornal diario había estado en una media de 3$, tras el descubrimiento del oro, la gente se permitía rechazar salarios de 10$ diarios. Sin embargo, las mayores cotas salariales se producirían en los primeros meses, debido a que había menos oferta de mano 1240
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de obra y mayor cantidad de oro por recoger. Conforme llegasen mineros de forma masiva y la cantidad de oro recogida, descendiese, las ganancias bajarían en la misma proporción. Los efectos de este aumento salarial determinó la subida del precio de los productos de primera necesidad, como fue el caso de la harina, cuyo precio se cuadruplicó y es que al caer la producción de objetos de consumo, el comercio siguió las leyes de la oferta y la demanda. Quienes de verdad se enriquecieron fueron comerciantes avispados como S. Brannan, que abrió las primeras tiendas en Coloma, Sacramento y otros campamentos, monopolizando el suministro a los mineros y también fundó un banco donde guardar y canjear el oro. Otro caso de enriquecimiento fue el de los propietarios de las compañías navieras que iban rumbo a California, pero también, de los grandes empresarios que pudieron acceder a un gran número de trabajadores –mayoritariamente indios a quienes pagaban un paupérrimo salario– que recogían oro para ellos31. En el caso opuesto, se encontraba el capitán Sutter, que hasta 1848 había sido uno de los hombres más ricos del Pacífico y terminó arruinado, pues sus tierras fueron ocupadas por la turba de población, no pudo construir su aserradero y la lentitud del Comité de Tierras, evitó que pudiera ejercer sus títulos de propiedad. Por ello, podemos afirmar que no fue oro todo lo que relucía y muchas acciones que se realizaron fueron previsiblemente para dar publicidad al descubrimiento. Ejemplo de ello sería el citado análisis de una muestra de supuesto oro y que resultó ser arsénico de cobre con níquel y cinc, mezclado con piritas de hierro, cuyo color se asemejaba al oro. Esto nos lleva a deducir que las desorbitadas ganancias de las que hablaban muchos diarios, eran una exageración que tenía como fin atraer población hacia California. En este sentido, nos ha resultado revelador, una noticia recogida por el diario español El Clamor Público, que el 3 de abril de 1849, se hacía eco de un informe redactado por el capitán W. D. Phelps, según el cual: El pedazo mayor que he visto ha sido uno en poder de Mr. Mellus, con el peso de 6 onzas. Mucho se habla del descubrimiento de grandes pedazos de oro, pero al averiguar la verdad del hecho, encontraba que o era mentira o se habían exagerado las dimensiones.
31 Ibídem: 13. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Casi todas las fuentes consultadas, destacan la dislocación, a nivel demográfico y social que produjo la Fiebre del Oro. Para empezar, en muy breve tiempo llegó población de forma masiva y procedente de todos los rincones del país, incluyendo lugares tan lejanos como Prusia. Esta inmigración, en parte estuvo determinada por lo fácil y barato que resultaba extraer oro. Por ello, cuando el oro que era fácilmente extraíble se agotó, muchos mineros que no podían afrontar la puesta en práctica de técnicas de extracción de las vetas de cuarzo, se marcharon de nuevo al Este y ciudades mineras que habían vivido un período de prosperidad, se convirtieron en ciudades fantasma. Las famosas películas del Oeste y las novelas de forajidos, han dibujado en nuestra mentalidad, una riada de caravanas que cruzaban el inhóspito desierto rumbo a El Dorado y previsiblemente fue así, pero en ocasiones el cine y la literatura han omitido la alta tasa de mortalidad que sufrió la población. La actividad en las minas, a nivel ecológico y paisajístico, provocó grandes desastres en el territorio, ya que utilizaban potentes chorros de agua para lavar laderas, siguiendo la práctica de la minería hidráulica y se agotaron pozos situados en las estribaciones de Sierra Nevada. Por otro lado, el desvío artificial de los cursos de agua, hizo que campos de cultivo se quedasen sin riego y fuesen afectados por el fango que se producía al remover las aguas, mientras en otros casos las consecuencias fueron aun más graves, pues el uso de mercurio en el proceso de separación del oro, llegaba a verterse a los ríos, contaminando las aguas. Desde un punto de vista sociológico, la estructura familiar tradicional se dislocó porque fundamentalmente emigraban varones, que en caso de tener esposa, solían dejarla cuidando de las granjas o tierras que poseían en sus lugares de origen. Aunque un pequeño porcentaje de mujeres pusieron rumbo al Oeste, la historiografía las ha ignorado y sólo las ha hecho visibles a la hora de mostrar la imagen de la prostituta que trabajaban en el saloon. Es cierto que la mayoría de mujeres que emigraron solas, principalmente extranjeras, se dedicaron a la prostitución, puesto que los campamentos estaban poblados de hombres solos que demandaban sus servicios y ellas también vieron en el oro una fuente de riqueza, aunque fuese de forma indirecta. En las tabernas, el juego y el alcohol provocaban situaciones violentas y los robos en los campamentos eran frecuentes, ya que todos buscaban enriquecerse cuanto antes, por lo que se difundió la imagen de una California sin ley en la que reinaba la anarquía. 1242
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Fuentes como el alcalde de Monterrey32, que afirmaba que “el señor se ha convertido en su propio sirviente y el sirviente en su propio señor” o William R. Ryan, que describía una situación en la que en torno a un fuego se reunían hombres de procedencias sociales diversas que de otro modo no hubieran podido confraternizar, llevó a difundir la creencia de que el oro había borrado las distinciones sociales33. Pero esta afirmación es descabellada y errónea, pues si bien los mineros trabajaban unos juntos a otros, las diferencias salariales entre ellos y su origen racial y nacional, ponía de manifiesto unas diferencias insalvables. De hecho, la Fiebre del Oro provocó la alteración de la composición étnica de la población californiana y la pérdida de poder de los mexicanos en favor de la población de origen estadounidense, que trataron de frenar la llegada de extranjeros con los que tenían que competir por la preciada fortuna. Y no podemos olvidarnos de los negros libres, víctimas de los prejuicios raciales o los chinos, que constantemente sufrían ataques violentos y humillaciones públicas. La Fiebre del Oro tuvo como consecuencia principal, situar a San Francisco en el mapa y aunque fue abandonado en las semanas previas al descubrimiento, pronto se convirtió en un puerto de importancia similar a New Orleans, se creó el Golden Gate para llegar al Pacífico y se vería favorecida por la llegada del ferrocarril que uniría la costa Este con la Oeste. A nivel político, la consecuencia fundamental fue la anexión de California a la Unión como nuevo estado, lo que permitió al país poder controlar efectiva y oficialmente las riquezas del territorio, abrirse al comercio asiático y sobre todo, a los estados del Norte, desequilibrar la balanza esclavitudabolicionismo. Este último escollo era tan delicado que a punto estuvo de adelantar la llegada de la Guerra Civil, una década antes de que se produjera. Bibliografía BILLINGTON, Ray Allen, Westward Expansion: a History of the American Frontier, New York, Harper and Row, 2001. BRANDS, Henry Williams, Age of Gold: The California Gold Rush and the New American Dream, Knopf Doubleday Publishing Group, 2002.
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La fiebre del oro y la expansión del Oeste
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Volvían con un poco más de luz en los ojos. Entre Aragón y Catalunya. Migraciones y militancia They Came Back with a Little More Light on the Eyes. Migration and Militancy between Aragon and Catalonia Assumpta Castillo Cañiz Universitat Autònoma de Barcelona [email protected] Resumen: Una migración implica mucho más que el movimiento físico de una persona de un lugar a otro. También migran la experiencia, el bagaje personal, profesional, político y militante de aquéllos o aquéllas que mudan su lugar de residencia, de sociabilidad, y llegan a lugares nuevos donde los que habían sido sus mundos hasta la fecha se ven sustituidos por otros: otros espacios, otras gentes, otros ámbitos de relación. Cuando estas personas vuelvan a sus lugares de origen después de haber pasado por uno o más sitios, ya no serán las mismas; llevarán algo más que equipaje en la maleta. De este modo, con la presente propuesta pretendo abordar el fenómeno del colectivismo agrario durante la Guerra Civil Española desde un nuevo prisma de estudio, el de las migraciones. Migraciones llevadas a cabo por algunos de los protagonistas del 36 y otros conflictos previos. El espacio elegido es la retaguardia republicana aragonesa en su parte más oriental, la Franja, en contacto con Catalunya, y las migraciones objeto de estudio son las que tienen el territorio catalán como destino. El propósito de este análisis es encontrar los puntos de contacto de estas olas migratorias con la movilización obrera sindical catalana, en concreto con aquélla de signo anarcosindicalista, y el carácter de ésta como herramienta para la comprensión de conflictos y adquisición de militancia. Muchos de estos movimientos migratorios serán estacionales, con lo que a su retorno al lugar de origen desarrollarán nuevas prácticas políticas y sindicales, una “importación de militancia” en toda regla. Por tanto, nuestro objetivo último es profundizar en el desarrollo de las culturas políticas, entendiendo que éstas evolucionan a partir de continuidades y elementos de desarrollo tales como el contacto territorial y humano. Palabras clave: migraciones, Aragón, Catalunya, anarcosindicalismo, colectivizaciones. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Assupta Castillo Cañiz
Abstract: A migration implies more than a physical movement from one place to another: personal, professional, political and militant experiences also migrate. Immigrants change their place of residence and the place of sociability: those which had been their worlds until the date are replaced by others. They find other spaces, other people and other relationships. When these people return to their place of origin, they won’t be the same ones; they will bring something more on their package. Thus, with this proposal we want to approach the phenomenon of the agrarian collectivism during the Spanish Civil War from a new point of view, the migrations one. Migrations carried out by some of the principal actors during the facts of 1936, and other previous conflicts. We focus on the eastern Aragon republican rearguard, in contact with Catalonia, and the migrations are those going to the Catalan territory. The aim of this analysis is to find the contact points between this migratory flow and the Catalan working class mobilization, specifically the anarcho-syndicalist one. I argue that this connection is a tool for understanding conflicts and acquisition of militancy. Most of these migrations were seasonal, so when they return to their place of origin they will bring new political and syndicalist practices, a real “import of militancy”. Therefore, our final goal is deep in the development of political cultures as they evolve through territorial and human contact. Keywords: Migrations, Aragon, Catalonia, Anarcho-Syndicalism, Collectivizations.
1. La Franja. Tierra de tránsito El interés de la Franja aragonesa como objeto de estudio radica en su carácter de tierra de transición y su estrecha relación poblacional, económica, cultural y política con Catalunya, a la vez que su alto índice de migraciones hacia dicho destino. Dejando a un lado la propia ciudad de Zaragoza, no es de extrañar que Aragón muestre en su parte oriental los índices más altos de sindicación cenetista o una tendencia republicana de izquierdas persistente durante la Segunda República, tal y como pasará en la vecina Catalunya (Fig. 1).
Fig. 1: orientación de voto de 1931 a 1936 (Zubero, 1984) 1250
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Para el estudio del componente migratorio es necesario tener en cuenta las características y recursos del suelo aragonés. Por lo que se refiere a la orografía del territorio, su comarca más septentrional, la Ribagorza, presenta un terreno montañoso con pocas posibilidades para el cultivo, y mantiene una estructura de la propiedad de gran extensión, la mayoría en forma de tierras de pasto de tenencia municipal. Litera, Bajo Cinca y Bajo AragónCaspe, en la depresión central, son por el contrario zonas aptas para el cultivo, pero mientras el Bajo Cinca y Caspe tienen el agua del Cinca y el Ebro, no ocurre lo mismo con la Litera, comarca tradicionalmente dedicada al cultivo de secano, más dependiente de las condiciones atmosféricas. Precisamente, dicha comarca encabezará reivindicaciones para la construcción de infraestructuras de riego. Más al sur, Matarraña y Bajo Aragón son comarcas de difícil orografía para el cultivo, aunque son muy comunes el olivo o el melocotonero, y la ganadería es un componente de peso. En lo tocante a la propiedad de la tierra predominaban los pequeños propietarios, sobre todo en tierras de regadío, sin embargo, estos tan solo se repartían entre sí un escaso ocho por ciento de la superficie total. Esto los convertía en ínfimos propietarios, pues en la mayoría de los casos estas explotaciones apenas podían abastecer una unidad familiar. En cambio, los grandes propietarios representaban menos del uno por ciento del total, pero ocupaban casi la mitad del territorio cultivable, si bien hay que destacar que en este tipo de propiedad, superior a las 500 hectáreas, se incluye la perteneciente a suelo municipal1. Era un reparto ciertamente desigual, de hecho las cifras más elevadas de tierra en manos de grandes propietarios, entre ellos alguno de los Grandes de España, se encontraban en los Partidos Judiciales en la Franja oscense. Más de un 20 por ciento de la riqueza rústica aragonesa se encontraba en manos de propietarios foráneos. Las roturaciones de mediados de siglo no habían beneficiado a gran parte de la población y los contratos de arrendamiento y aparcería no hacían más que sancionar un orden de cosas que se sostenía sobre un elevado número de trabajadores sin tierra e ínfimos propietarios. Aun así, a pesar de ello, desde instancias políticas no se produjo ningún cuestionamiento de la propiedad hasta la Segunda República. Solo se llevaron a cabo mejoras como los planes de irrigación que dieron lugar a la creación de la Confederación Hidrográfica del Ebro en 1927, con la sombra del regeneracionista republicano aragonés Joaquín Costa de fondo. Estos proyectos abordaban una de las principales 1 GERMÁN ZUBERO, 1984. Más información en BIESCAS, 1977. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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problemáticas de las tierras aragonesas: dotarlas de tierras de regadío en detrimento de las de secano. Por otro lado, los escasos núcleos industriales de principios de siglo se concentran en la capital aragonesa o sus alrededores, lejos de los territorios de la Franja. A ello se suma una producción agraria altamente inestable en el campo aragonés durante los años de la República, con una aguda crisis de la economía extensiva cerealística. Los déficits de cosecha fueron paliados con importaciones de cereal extranjero, que a su vez coincidieron con excesos de producción autóctona en los años posteriores, causando la consiguiente bajada de precios. Además, otros cultivos intensivos más estables, como entre otros la remolacha, acusaron en el mismo período los efectos de la competencia con otros territorios peninsulares y, asimismo, de una coyuntura de buenas cosechas que provocarían una sobreproducción parecida a la del cereal. 2. Los que se marchan. Cifras y tipologías Con este telón de fondo, repasando las cifras migratorias de Aragón, se aprecian diferencias entre los casos de las tres provincias (figs. 2 y 3)2. Huesca presenta el movimiento migratorio más precoz, superado con el tiempo por el movimiento migratorio de Teruel que, aunque posterior, será más voluminoso y continuado. En el caso de Zaragoza se alternan décadas de pérdida demográfica con otras de recuperación de población en cantidades importantes, como en los años treinta. El papel industrial de ésta la diferencia de Huesca y Teruel, con una economía eminentemente primaria en ambos casos. Aun así, creo poder afirmar que la transformación
Figs. 2 y 3: datos migratorios (Recaño Valverde, 2002) 2 Cifras extraídas de AYUDA BOSQUE, PINILLA NAVARRO, SÁEZ PÉREZ, 2000: 137-175. Gráfica de RECAÑO VALVERDE, 2002: 51-83. 1252
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del secano en regadío en algunas zonas como la Litera, y las obras de construcción de los canales y riegos como el de Aragón y Catalunya ocasionó un retroceso de la migración en Huesca, cosa que no pasa en el caso de Teruel. El ritmo de la migración, sin embargo, se incrementa nuevamente en la década de los años veinte en Huesca, puesto que las obras prometidas y empezadas no satisficieron la demanda de trabajo que se esperaba3. Por lo demás, si se observan comarca por comarca las cifras de la Franja (fig. 4), se puede apreciar cómo la pérdida de población o el crecimiento negativo de ésta se da en las comarcas de montaña y no en las de la llanura central. La cifra positiva más destacada es la de La Litera, hecho que puede ser provocado por las circunstancias ya citadas de transformación de secanos en regadíos, la construcción de canales o las colonizaciones agrícolas.
Fig. 4: datos migratorios por comarcas de la Franja
Recaño Valverde elaboró unos mapas de Aragón con el volumen de emigrados de cada comarca establecidos en Catalunya hasta 1986 (Fig. 5). Aunque éstos no permiten apreciar las cifras de población retornada a su tierra natal, que es la que más nos interesa, nos puede servir para hacernos una idea de cuáles serían las comarcas demográficamente más exportadoras y la cronología de los movimientos migratorios. Según los datos, se puede
Fig. 5: migraciones aragonesas (Recaño Valverde, 2002) 3 Esto se puede consultar en la prensa de la época, como el Heraldo de Aragón, y también se hace referencia en trabajos como IBARZ IBARZ, 2005. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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apreciar cómo, antes del año treinta, la comarca con más volumen de desplazamiento al exterior es el Bajo Cinca y, seguida de ésta, en la Franja, La Litera. Las comarcas de Caspe, Bajo Aragón y Matarraña presentarían cifras inferiores y, por debajo de éstas, la Ribagorza. En cambio, en años posteriores, la de mayor migración hacia Catalunya pasó a ser el Matarraña turolense, aunque La Litera, el Bajo Cinca y el Bajo Aragón siguieron siendo, no obstante, importantes exportadores de población, aún seguidos por Caspe y la Ribagorza, ésta nuevamente en último lugar. José Luis Oyón4 nos brinda la posibilidad, además, de percibir cuáles eran los lugares de destino de esta migración (fig. 6).
Fig. 6: destinos de las migraciones (Oyón, 2001)
Evidentemente, se trataba de las ciudades, núcleos de mayor dinamización económica y posibilidad de trabajo, siendo importantes centros de recepción las fronterizas Lleida o Tortosa, las poblaciones de costa –con el caso paradigmático de las tarraconenses– y, en lugar preferente, el foco de atracción de Barcelona y sus cercanías industriales, que se caracterizaban por el empleo masivo de mano de obra asalariada. No obstante, hay movimientos que son difíciles de rastrear en los datos, pues el carácter de dichas migraciones a menudo no era unidireccional, ni a lo largo del viaje ni dentro de la misma ciudad de llegada. Muchas veces se da una primera parada en poblaciones no tan grandes pero más cercanas al punto de partida, como Lleida y sus cercanías, con ocasión de la construcción de obras públicas, siendo común la de centrales hidroeléctricas. En todo 4 OYÓN, 2001. Más información sobre anarcosindicalismo e inmigración en Catalunya en el artículo del mismo autor, OYÓN, 2007: 123-150. 1254
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caso, es preciso buscar la información de estos viajes de escalas en los testimonios de los propios inmigrantes, pues no existen fuentes estadísticas que los reflejen. El periódico libertario Acracia, editado en Lleida, en una noticia del 3 de febrero de 1937 dedicada a Binéfar, pueblo de La Litera oscense y posteriormente núcleo de relevante presencia anarcosindicalista, nos da algunas referencias sobre el carácter de estas migraciones: La emigración se hacía por etapas. Se acomodaba un familiar en Barcelona y no tardaban en acudir todos a la gran ciudad para distribuirse paulatinamente por fábricas y talleres, entrando en obras de construcción sobre todo, tan fáciles para contrato sumario de peonaje y más en las épocas del Metro y de la Exposición de 19295.
Por otro lado, es necesario analizar las características de esta nueva población y su integración en suelo urbano. Barcelona, a través del “atlas” elaborado por Oyón, se nos presenta como un buen caso de estudio. Dicho análisis se lleva a cabo en base a la fecha de 1930 y además no refleja a los inmigrantes jóvenes que llegan solos, sino a los cabezas de familia. En cualquier caso, el trabajo de Oyón nos ayuda a formarnos una idea de la integración en el espacio urbano de los recién llegados y de su tipología. La llegada de inmigrantes aragoneses a la ciudad condal es muy temprana además de voluminosa en relación a la de otros espacios de la península (fig. 7).
Fig. 7: cronología de migraciones (Oyón, 2001)
Desciende sensiblemente a partir de principios del siglo XX, con una recuperación muy considerable al inicio de la década de los años veinte hasta mediados de ésta, cuando decrece de nuevo. 5 Acracia, 3 de febrero de 1937. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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En lo tocante al aspecto socioeconómico, ponderando propiedad y riqueza, los aragoneses presentan un estrato social muy obrero superados solo por los inmigrantes de Almería. Aun así, la población inmigrada aragonesa en su conjunto –incluyendo a las clases más pudientes– ocuparía el cuarto lugar en lo que a nivel de riqueza se refiere, superada solo por la propia población de la ciudad, la inmigrada de otras partes de Catalunya y la valenciana. De los obreros, una parte importante son sirvientes –un 5,49 por ciento– pero cabe destacar que la tasa de analfabetismo es menor en el caso del inmigrante aragonés que en el de los individuos procedentes de otros espacios peninsulares. Un segundo aspecto a tratar es la comarca de procedencia, destacando las áreas próximas a Catalunya, con especial relevancia del este oscense: la Litera, el Bajo Cinca y Barbastro-Monzón, en el primer caso con una llegada masiva y muy primeriza. Finalmente, un último punto de interés es el grado de integración de esta migración, que presenta unas dinámicas muy similares a las de la población catalana en lo que atañe a la tipología familiar y a su asiento en el espacio urbano, cosa que entre otros aspectos pudo deberse también al hecho de proceder de zonas de habla catalana. Este alto grado de integración provoca que la población de origen aragonés no se concentre en determinados barrios, a diferencia de lo que sucede con otras comunidades. Aun así, observamos cómo en espacios céntricos se da la coincidencia de ser tradicionales feudos de cultura libertaria con una proporción considerable de población aragonesa inmigrada. Por ejemplo, como podemos ver en un segundo estudio del mismo autor (fig. 8), Santa Caterina-Portal Nou, con un alto grado de población llegada de Aragón, era al mismo tiempo un núcleo de importante predominio
Fig. 8: integración en el espacio urbano, (Oyón, 2001) 1256
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cenetista, como es el caso de la periferia, donde la supremacía revolucionaria era muy superior a la de otras tendencias sindicales y políticas. Es necesario constatar un último dato en relación a este tema. La militancia cenetista de estos nuevos barceloneses comenzará al tomar contacto con el clima imperante en la ciudad condal, y no antes en sus lugares de procedencia. Ello es de especial relevancia para invalidar las tesis que relacionan al anarquismo casi exclusivamente con espacios rurales pobres y su desarrollo en las ciudades a causa de la llegada de estas “masas hambrientas”6. Por el contrario, es cierto que a menudo esta población encuentra en la CNT y la FAI o en las Juventudes Libertarias un atractivo mayor que en otras tendencias sindicales más moderadas debido a su situación mayormente precaria. 3. Llegada. Trabajo, pan y algo más Para establecer unos puntos de análisis debemos hacernos a la idea de la situación de un inmigrante que llega a un espacio nuevo, quizás procedente de un entorno rural, un entorno conocido, a la gran urbe. Necesita trabajo, una casa y qué comer. Pero necesita, también, unos referentes que por de pronto han quedado difuminados en la pérdida momentánea de lo que ha dejado atrás; no todas sus carencias se deben a un hecho material, aunque sea ésta su principal motivación para marcharse del lugar de origen. El contacto con espacios de relación, de reunión, de encuentro, de vínculos sociales será asimismo importante, porque de ellos puede venir lo demás, y porque en ellos satisface una sociabilidad que ha quedado atrás con los vínculos a una comunidad a la que ya no pertenece, por un tiempo o para siempre. En lo tocante a la sociabilización de los recién llegados se debe mencionar el papel de las casas regionales, un importante instrumento de apoyo al inmigrante en el nuevo entorno urbano. Éstas funcionaban como redes de solidaridad a su llegada; ayudaban a la adquisición de hogar, de trabajo, de productos de primera necesidad; y ayudaban a una no menos importante sociabilización, al tiempo que cumplían las funciones de espacio de encuentro, de enseñanza, y proporcionaban asimismo un imprescindible contacto con el territorio que quedaba atrás7. Como la documentación de las mismas casas nos indica, aunque el contacto y adhesión era a menudo breve –por lo general hasta su integración en la ciudad, pues había que pagar una 6 No faltan ejemplos de ello, uno en BRENAN, 1977. 7 Actas del Centro Aragonés de Barcelona disponibles en la misma entidad. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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cuota y muchas veces se prescindía de ello aseguradas dichas necesidades–, representan una seña de asociación de inestimable ayuda al principio. En Barcelona, el primer Centro Aragonés –existente y en funcionamiento hoy en día– es de fecha muy temprana, ya en 1909. Años después, en 1913, aparece una escisión del mismo altamente significativa, el Centro Obrero Aragonés. Ello sin duda es debido a distintas sensibilidades relacionadas con lo socioeconómico, como su nombre nos indica, y, a consecuencia de ello, con lo político. En los papeles del primero hallamos continuas invocaciones a su apoliticismo, pero en los documentos del segundo, sobretodo con motivo de su creación, y como ya nos advertían antes otras obras que hacen referencia a ambos, vemos realmente que este carácter apolítico se traduce en verdad en una postura ideológica de talante considerablemente conservador8. En contraste, el contacto del segundo con los sectores obreristas es muy acentuado en relación a épocas de especial signo movilizador, como durante los estragos del pistolerismo, la Segunda República, y lo es en la coyuntura de la Guerra Civil, cuando se pone de manifiesto la adhesión al Consejo Regional de Defensa de Aragón y se hace propaganda del mismo. Hay que tener en cuenta que se trataba del autogobierno de Aragón creado por los anarcosindicalistas durante la coyuntura bélica y hasta agosto del 1937. Entre otras noticias, en las actas del Centro Obrero podemos leer crónicas sobre la visita de personalidades del Consejo, como el mismo presidente Ascaso en enero de 1937. Asimismo, es harto significativa la diferencia entre ambos centros en relación a su funcionamiento, de las plataformas más propiamente caritativas del primero se advierte un cambio en la insistencia del segundo en el cooperativismo –cuyo lema en su órgano de expresión hace hincapié en las palabras “trabajo” y “cultura”–, en sus celebraciones con motivo del 1º de Mayo, en la creación de cajas de socorro mutuo y en las constantes llamadas a una juventud “politizada” ya en septiembre de 19299. A parte de ello, fruto de esta organización de los aragoneses recién llegados y movilizados aparecen plataformas, grupos e incluso un partido político –Estado Aragonés, con el ribagorzano Gaspar Torrente al frente. De hecho, el núcleo de Barcelona fue el máximo representante de un aragonesismo político, no siempre reconocido y aceptado desde algunos estamentos aragoneses, que encabezaría los intentos en pro de la consecución de un Estatuto propio para las tierras de Aragón y para el 8 PEIRÓ, 2009. 9 Actas del Centro Obrero Aragonés de Barcelona. 1258
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reconocimiento de su nacionalidad y personalidad propia. Evidentemente este hecho cabe relacionarlo con el desarrollo en Catalunya del nacionalismo catalán que, entrado el siglo XX, vivía un momento de expansión. De entre dichas plataformas, el grupo que consideramos más significativo es la Unión Aragonesista, cuya fundación data de 1917. Este estará integrado, entre otros, como miembros o colaboradores, por nombres próximos o pertenecientes al mundo libertario cenetista como Ángel Samblancat, Felipe Aláiz, Tomás Tussó, Joaquim Maurín, Ramón Acín, Ramón Buj Fulleda o José Aced, todos ellos procedentes de distintas partes de La Franja. Este último es quien cambia el nombre original del grupo, Unión Regionalista Aragonesa, por el ya citado. Finalmente, huelga decir que la sociabilidad a la llegada no será ni mucho menos patrimonio exclusivo de las casas regionales por cuanto los recién llegados acudieron también a otros espacios como ateneos y centros obreros, entre otros10. 4. Catalunya, tierra de acogida, tierra de trabajo, tierra de lucha Tomemos como referente la fecha de creación del Centro Aragonés en Barcelona, 1909. Exactamente medio año después de la creación del centro, Barcelona y Catalunya vivían los sucesos de la llamada Setmana Tràgica –o Gloriosa, según el sujeto que le ponga nombre. Tenemos ejemplos ilustrativos de aragoneses participando de la Setmana, como los sariñenses hermanos Ulled, por entonces de las Juventudes del Partido Radical, quienes tuvieron que exiliarse a causa de los hechos. De ellos, Rafael fue diputado provincial y hombre de confianza de Lerroux, a la vez que abogado de miembros de la CNT11. Hablar de Barcelona no es hacerlo de Catalunya entera, pero hablar de Barcelona sí es hacerlo sobre el principal núcleo de atracción inmigrante y también nos sirve como termómetro de luchas sociales dentro del territorio catalán, que aunque se capitalicen y se centren en la capital –algo que hace la historiografía de forma frecuente–, tienen su propia expresión en otros puntos de la geografía catalana, industrializados o no12. Catalunya y Barcelona son, a la vez que centro de dinamización económica, el 10 Una buena muestra del componente inmigrante en estos espacios en EALHAM, 2005. 11 CULLA CLARÀ, 2005. 12 Un enfoque excelente de ello en RUBÍ, 2011: 251-256. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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epicentro de luchas sociales obreras, de expresiones de anticlericalismo, de lucha contra los símbolos del Estado y sus delegaciones, el punto donde se gestaba el pistolerismo patronal y, a su vez, el lugar de encuentro ideológico y expresión del internacionalismo europeo. Por lo demás, era el espacio de formación de un ingente movimiento cultural que convivía con dichas expresiones económicas, sociales y de lucha, el Noucentisme modernista, la llegada de las vanguardias, y la creación junto a éstos de espacios de circulación ideológica comunes con lo obrero. Barcelona será el núcleo de más relevancia dentro del anarquismo peninsular, con el volumen de afiliación más significativo en 1919, en pleno pistolerismo –247.000 afiliados en la ciudad y un peso de más del 60 por ciento de los efectivos de la CNT radicados en la regional catalana13–, aunque con el tiempo pierde peso en beneficio de otras regionales como la andaluza o, precisamente, la aragonesa. El avance de otras siglas sindicales, como el caso paradigmático de la Unió Rabassaire en el campo, juega en contra de la CNT catalana que, sin embargo, a inicios de la Guerra Civil experimenta una recuperación, con el apoyo del decreto de sindicación obligatoria aprobado en medio del clima de movilización social masiva. De este anarcosindicalismo catalán procederá el principal componente de las primeras fuerzas que marchan al frente de Aragón encuadrados en las columnas, y éste será el principal cerebro de la organización cenetista durante la contienda. Por otro lado, la izquierda nacionalista catalana no fue ajena a esta dinámica del obrerismo: el Partit Republicà Català, Acció Catalana, Estat Català, Unió Socialista de Catalunya, Esquerra Republicana de Catalunya, el Partit Comunista de Catalunya u otras siglas más adelante son ilustrativas del panorama de efervescencia del catalanismo político del momento y, por supuesto, los inmigrantes no permanecerán de lado a estas realidades. Otros hechos acaecidos en territorio catalán como el levantamiento de Fígols de 1932, una insurrección minera en el marco de la “gimnasia revolucionaria”, término acuñado poco después por García Oliver, que tuvo sus ecos en Valencia, en la Ribera Baixa y la Safor. Todo ello constituyó un precedente de los hechos revolucionarios de 1933, ocurridos sobretodo en las comarcas más orientales de Huesca, entre otros territorios de Aragón con fuerte presencia anarcosindicalista. 13 GONZÁLEZ URIÉN y REVILLA GONZÁLEZ, 1981. 1260
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5. Caminos de ida y vuelta. Maletas y militancias Más allá de constatar la relación mantenida desde Aragón con los órganos catalanes de la CNT, la regular presencia de aragoneses en los actos de propaganda confederal y el destacado número de ellos en la cúpula dirigente anarcosindicalista en Catalunya, es imprescindible señalar que el importante crecimiento de la CNT en Aragón entre 1917 y 1923 viene avalado, entre otros factores, por iniciativas estrechamente relacionadas con el territorio catalán. Una de ellas es la conocida gira campestre, un intercambio entre militantes de diferentes ciudades y pueblos dentro de una misma comarca o entre comarcas limítrofes, cuyo objetivo era extender la influencia de los grupos más fuertes en los pueblos pequeños. Un buen ejemplo de estas iniciativas sería la encabezada en los años veinte en La Litera por Joaquín Maurín, desde la vecina Lleida. Más adelante, los hechos de 1933 aparecen como una oportunidad de expansión del movimiento y el proyecto anarquistas mediante grupos de apoyo en el territorio, apoyo que, sin embargo, retrocederá con la represión consecuente. El factor que abordamos aquí es, no obstante, el de aquellos que del pueblo habían emigrado a otros lugares y, de vuelta, traían consigo el bagaje de formas de asociación, sindicación, movilización y lucha que habían compartido fuera. Como si de verdaderos prometeos se tratara, Algunos de aquellos emigrantes volvían al pueblo con un poco más de luz en los ojos. Otros, los más, quedaban en Barcelona. Los menos se autoeducaban culturalmente. Tanto si volvían éstos al valle nativo como si se quedaban en la ciudad, eran elementos socialmente útiles 14.
Un camino iniciático que el periódico Acracia definía en dichos términos y que, como señalaría también Julián Casanova, formaba a los futuros dirigentes de la CNT de Aragón15. Curiosamente, esta formación era de un talante radical que Catalunya abandonará progresivamente, al menos hasta el inicio de la guerra, cosa que no pasará en tierras aragonesas. De vuelta a Aragón, estas migraciones potenciarían el sentido revolucionario de iniciativas preexistentes en el territorio de origen, un asociacionismo vertebrado paulatinamente a través de la constitución 14 Acracia, 3 de enero de 1937. 15 CASANOVA, 2006: 119-120. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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de sindicatos agrícolas, cooperativas, la expresión de movimientos librepensadores y de renovación pedagógica y, sobretodo, un sustrato republicano y demócrata radical. Estas organizaciones surgieron como una necesidad derivada de la situación precaria del campo y el sentimiento de desamparo real existente. Todo ello precedió una lenta pero progresiva penetración del mundo libertario que dará algunos frutos antes de la guerra. Con esto pretendemos poner en discusión algunos de los discursos canónicos sobre la supuesta imposición exclusivamente foránea del hecho colectivista libertario, o su presunta emergencia restringida únicamente al período bélico en cuestión16. Buscarse el pan Con este epígrafe pretendemos hacer referencia a aquellas migraciones que se debieron a la búsqueda de trabajo en el exterior, que a pesar de ser la mayor parte de ellas no son las únicas. También hay que tener en cuenta que a menudo no es solo el sustento lo que se persigue, pues confluyen otros intereses como la posibilidad de conocer otras realidades. Sebastià Brualla, procedente de Alcampell, en La Litera oscense, es uno de aquellos emigrantes que a principios de siglo partió hacia lugares próximos para realizar labores estacionales. En su caso participó, como muchos otros, en la construcción de las centrales hidroeléctricas que se llevaban a cabo en Camarasa, en la comarca vecina de la Noguera. En noviembre de 1918, la CNT declaró una huelga en las obras que se expandió por todas las comarcas de la provincia de Lleida y que a mediados de diciembre ocasionó la famosa huelga de la Barcelona Traction, Light and Power Company Limited en la capital catalana, más conocida como “La Canadiense”. Brualla formó parte del comité de huelga en Camarasa. Años después, en 1921 nos encontramos nuevamente con él, esta vez acompañado de su hermano, actuando ambos como instigadores del cambio del sindicato local a primer Sindicato Único de Trabajadores de la comarca, adherido a la CNT. Clausurado éste poco después a causa de la Dictadura primoriverista, no fue reabierto hasta la Segunda República17. Félix Carrasquer, pedagogo nacido en 1905 en Albalate de Cinca, en el Cinca Medio, es un ejemplo excepcional. Aunque este caso no es 16 La ya clásica tesis de Julián Casanova sobre las colectividades de Aragón, por ejemplo, tan solo hace referencia a la conflictividad inmediatamente anterior al fenómeno, en 1936 al mismo tiempo que niega las continuidades con los hechos de 1933, CASANOVA, 2006. 17 CNT-AIT, regional de Aragón, Rioja y Navarra, 1977. 1262
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equiparable del todo al de Brualla, pues Carrasquer pertenecía a una familia más acomodada –de ahí su formación–, en 1919 emigró a Barcelona, donde empezó a trabajar en un horno y tejió sus primeros contactos con la CNT, otro de los propósitos de su viaje. Después de un breve retorno en 1923 a Albalate, en 1925, de nuevo en Barcelona, figura como miembro del Ateneu Enciclopèdic y, después de una estancia corta de trabajo durante 1928 en Viladecans, en el Bajo Llobregat, emprende al año siguiente un viaje a Madrid, según él mismo para “ampliar horizontes”. A su retorno, Albalate crea su primera asociación cultural, un proyecto de Agrupación Cultural que impartía clases para todas las edades con métodos de la nueva pedagogía liberal, que buscaba la participación activa del alumnado. Posteriormente, Monzón y las poblaciones literanas de Binéfar y Alcampell crearon sendas agrupaciones culturales, cada una de ellas con un grupo teatral. Al año siguiente, en 1930, Carrasquer anima y participa en una asociación de jornaleros y pequeños propietarios para comprar las tierras del Duque de Solferino en el pueblo de Albalate, primer ejemplo de finca colectivizada. Poco después, ya en 1931, encabeza la organización sindical cenetista en la comarca y en 1933, ante los hechos revolucionarios que ocasionan la proclamación del “comunismo libertario” durante algunos pocos días en no pocos pueblos de La Litera y el Bajo Cinca, huye ante la amenaza de los encarcelamientos masivos. Por entonces se refugia en Lleida, posibilidad que debe al tejido de relaciones militantes construido a lo largo de su peregrinación formativa. En 1935 lo tenemos que buscar de nuevo en Barcelona, donde crea la Escuela racionalista Eliseo Réclus, con la participación de su hermano y su hermana. Cuando acontece el estallido de la sublevación militar, nombrado miembro del Comité Peninsular de la FAI, obtiene el cargo de director de la Maternitat de Barcelona, aunque solo un año después lo encontramos cerca de su casa, en Monzón, al frente de una Escuela de Militantes para la revolución en marcha. Con el avance de la contienda, y haciendo uso del entramado de relaciones previas, se traslada a Llançà con la escuela –ahora Granja-escuela Sebastian Faure–, y de allí a Sant Vicenç dels Horts, previo paso al exilio francés, de donde volverá definitivamente no a su pueblo natal, sino a Barcelona, caso de muchos otros militantes18.
18 CARRASQUER, 1986. Existen, aparte, obras en torno a su trabajo militante y pedagógico: Carrasquer, 1981 y CARRASQUER, 1978. El propio testimonio de Carrasquer en ANTHROPOS, 1988. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Senderos de militancia Algunas veces, el detonante de la salida al exterior es precisamente una predisposición al hecho político. No pocos de estos casos tendrán ya de fondo el sustrato ideológico anarquista, que se desarrollará en el lugar de destino con el tejido de relaciones militantes y la participación conjunta en conflictos. Macario Royo, de Mas de las Matas, en el Bajo Aragón, se desplaza a Francia en el año 1916 con la intención expresa, aseguran las fuentes, de entrar en contacto con la corriente anarquista. En Lyon hace efectiva esta inquietud, pasando posteriormente por Barcelona, donde conoce a algunos de los líderes de la CNT del momento antes de retornar a Mas de las Matas. En las monografías se puede leer: “Macario Royo trae el anarquismo a Mas de las Matas”. Afirmaciones prometeicas a parte, teniendo en cuenta que bastantes de los miembros del Centro Republicano de la población se afilian a la CNT a su llegada, ésta no parece muy desacertada. En aquél caso, la convivencia en el mismo espacio duró hasta que los republicanos no conversos pasaron a reunirse en un café, convirtiéndose el centro en una sede cenetista de facto, donde se desarrollaron un proyecto de escuela racionalista, un ateneo libertario y una biblioteca, y se creó un grupo artístico. Evidentemente encontramos a Royo como animador de los hechos del 1933, también en el Mas, y como colectivista en 1936, una colectividad especialmente dinámica, centro de la comarca19. Manuel Buenacasa, sin duda más conocido, es otro caso de interés. Procedente de Caspe, y conjuntamente con el zaragozano Miguel Abós, participó en 1918 en el Congreso de Sants, en Barcelona, que dio paso a una nueva etapa dentro de la CNT, la de los Sindicatos Únicos, de los cuales Buenacasa fue destacado impulsor. El caso de La Litera es nuevamente ilustrativo, por cuanto se dan en ella varios ejemplos de creación de los sindicatos únicos de trabajadores afiliados a la CNT, como el ya citado de Alcampell, debido también a que entre 1918 y 1919 algunas olas propagandísticas incrementan la presencia cenetista en algunos puntos, como en Monzón y Binéfar. Buenacasa se encuentra en Catalunya al inicio de la guerra, desde allí será nombrado embajador por el Comité Regional de Catalunya y la FAI para llevar a los pueblos “liberados” de Aragón las orientaciones de los organismos directores de la organización, dado su imprescindible conocimiento previo del territorio20. 19 RODRIGO SÁNCHEZ y SERRANO SÁNZ, 2000, y ROYO, 2003. 20 A tal efecto, aparte de consultar notas biográficas sobre este militante, resulta relevante 1264
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La letra Aquellos cuya preocupación eran los estudios se veían forzados a cursarlos en el exterior. Muchos de ellos procedían de un estrato social más elevado, como el ribagorzano Joaquim Maurín, procedente de Bonansa, reconocido líder del Bloc Obrer i Camperol e integrante posteriormente del POUM, quien emigró a Lleida para estudiar magisterio, ejerciendo también allí de maestro. Afiliado a la CNT en 1919, cuando la influencia rural de la misma era aun escasa, y recién nombrado, en 1920, secretario general de la organización, encabezó, juntamente con otros personajes de relieve del movimiento anarcosindicalista entonces como Andreu Nin o Víctor Colomer, una campaña para la expansión de la organización tanto en Catalunya como en Aragón. En poblaciones de La Litera como Binéfar, Alcampell –de donde Maurín sería maestro del sindicato–, Calasanz, Camporrells, Castillonroy o Tamarite y también en Monzón, coincidiendo con ese intento de expansión, se crearon numerosos centros culturales que impulsaron reformas pedagógicas de fuerte talante libertario21. También es necesario remarcar cómo en algunos de los pueblos de las zonas del este de Aragón donde los ayuntamientos empezaban a distanciarse del control de algunos caciques locales, se miraba hacia Catalunya para traer maestros a dichos núcleos, algunos de ellos emigrados a territorio catalán. Tales son los casos de Ramón Brualla o Víctor Blanco, de Alcampell, este último muy activo durante el fenómeno colectivista años después, además de cronista en el exilio de los hechos acaecidos en la población durante aquél episodio. En Valderrobres Bautista Albesa y en Albalate de Cinca Justo Val Franco y el ya citado Félix Carrasquer constituyen otros ejemplos 22. Retornos en 1936. Hacer la guerra, hacer la revolución A pesar de no disponer de datos fidedignos, no deja de ser significativo que uno de los retornos masivos que percibimos se produzca en 1936, con las columnas que desde Catalunya, con especial peso de la capital barcelonesa, salen hacia el frente de Aragón para “liberar” a los pueblos bajo dominio la consulta de su obra BUENACASA, 1966. Notas en torno a los sindicatos únicos y la temática de la unidad sindical en GONZÁLEZ URIÉN y REVILLA GONZÁLEZ, 1981. 21 Numerosas monografías locales hacen mención de ello, entre otras ENJUANES y ESPLUGA, 2010. 22 TIANA FERRER, 1987. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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sublevado. Joaquín Blanco, de Alcampell, trabajaba en el fronterizo pueblo de Flix, en la Ribera d’Ebre, en una fábrica de sosa, donde era integrante y dirigente de la FAI. En 1936 encontramos a Blanco integrando una columna de milicianos en los pueblos de la zona “liberada”, desarticulando el posible levantamiento fascista en su pueblo de origen23. Del mismo modo, el testimonio de Conxa Pérez recogido por la periodista Isabel Olesti nos brinda la posibilidad de conocer sus experiencias de principios de agosto de 1936, cuando integrando la milicia de su barrio, los aguiluchos de Les Corts, cuyo destino era Caspe, el camión donde iban desvió un poco su trayectoria “perquè un dels nois els va convèncer d’anar al seu poble –cuyo nombre desconocemos– a cremar l’església”24. Este es un hecho que no pasa inadvertido y que podemos relacionar fácilmente con informaciones aparecidas en no pocas monografías locales que nos hablan de “forasteros armados”, que actuarían en connivencia con vecinos anarquistas de los pueblos, advirtiendo en dichos grupos o columnas foráneas la presencia, como en el caso de Joaquín Blanco, de milicianos que retornan al lugar de donde son oriundos con ocasión del inicio de la guerra y de su “revolución”. La mujer En rigor, este tipo de migración es quizás la más numerosa debido a los numerosos desplazamientos de mujeres jóvenes que trabajaban en el ámbito doméstico, pero los casos que pretendemos exponer aquí, que se relacionan estrechamente con nuestro estudio, se deben a otra motivación. Regina Gil, de Mas de las Matas, emigra en 1937, en este caso no a territorio catalán sino a Valencia para formarse en el Internado-Escuela Buenaventura Durruti, espacio de formación previa al Instituto Obrero de la misma ciudad. Gil, de familia republicana moderada, pertenecía a las Juventudes Libertarias.25 Presen Carrasquer, al lado de su hermano Félix en la escuela racionalista fundada por este, Eliseo Réclus, sería también otro caso de migración con finalidades pedagógicas, pero femenina ahora26.
23 CNT-AIT, Regional de Aragón, Rioja y Navarra, 1977. 24 OLESTI, 2005. 25 RODRIGO SÁNCHEZ y SERRANO SÁNZ, 2000. 26 OLESTI, 2005. 1266
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Tejiendo relaciones Cualquiera de los desplazamientos que hemos expuesto se complementa con el tejido de unas relaciones de ayuda. Por tanto, es necesario ver cómo las relaciones militantes van más allá de la simple formación y exportación de experiencias y dinámicas, y no dejan de ser justamente eso, relaciones. Relaciones de solidaridad en coyunturas adversas como la represión a raíz de los hechos de 1933, cuando la amenaza del encarcelamiento masivo desencadenó la huída a otros lugares. Este es el caso de dos nombres ya mencionados: Félix Carrasquer y su huida a Lleida, y Macario Royo, quien recuperando los vínculos forjados en Barcelona acude a la ciudad antes de partir a Francia, primer destino de su migración anterior. Los que se quedan Y aun así no siempre se retorna. De hecho, los casos que ilustran lo contrario son numerosos, “la mayoría”, como se afirmaba en Acracia. Al hilo de lo que el mismo periódico explicaba acerca de dichas migraciones, también estos, los que se quedaban, resultaban “útiles”. Ello ya ha quedado claro en relación al dinámico grupo aragonesista de la capital, pero en lo que atañe directamente a la órbita exclusivamente cenetista existen casos relevantes. Ángel Samblancat era hijo de Graus, en la Ribagorza. Militante cenetista, colaborador asiduo de la prensa libertaria y orgánica de la CNT e integrante también de algunas siglas políticas ligadas al catalanismo republicano como Renovació Republicana, el Bloc Republicà Autonomista, Reivindicació Republicana Autonomista y el Partit Republicà Català, llegando a ser diputado en 1931 por Esquerra Republicana. En 1936 se convierte en el primer presidente de la Oficina Jurídica y más tarde, ya en plena guerra civil, lo encontramos en el Tribunal Popular Especial, órgano revolucionario de justicia. Felipe Aláiz, natural de Bellver de Cinca, en el Bajo Cinca, fue militante cenetista y un prolífico propagandista de la organización. En 1920 integraba el Comité Regional de la CNT por Tarragona y en 1921 el Comité de la Confederación Regional del Trabajo de Catalunya, nuevamente por Tarragona, al mismo tiempo trabajó como colaborador y editor de varias publicaciones libertarias de Lleida, Tarragona y Barcelona. En ambos casos, la implicación militante se da en un nuevo ámbito de sociabilidad política: el inmigrante desarrolla su actividad política en un nuevo espacio, que en el caso particular de Samblancat se compatibilizó con expresiones políticas propias del espacio de destino. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Migraciones
y
militancia
La repetición de una variable en muchos casos es un factor de peso para el estudio de la misma. En mi caso, el eje del estudio no era la migración, si bien ésta se repetía en múltiples trayectorias personales y, como tal, merecía una atención que por lo pronto se presentaba como un estudio paralelo y complementario. Tanto el contacto entre personas como entre espacios de circulación ideológica es un hecho clave, y las ciudades son puntos de encuentro de múltiples individualidades, experiencias, esperanzas y trayectorias. En ellas convergen universos individuales que se integran en el espacio físico. Antes que estos pasaron otros, y antes que sus voces habían llegado otras. La herencia de las ideas allí transportadas pervivió en el tiempo, se adhirió a las personas que allí vivían y se puede rastrear en las relaciones que cada uno de ellos mantuvo. Las ideas se mueven en libros, periódicos, folletos, mítines, pero también las mueven personas que a éstas suman su propio sustrato –de propias ideas–, puesto que las deforman y las aprehenden, las conciben y las transmiten de acuerdo con su propia experiencia y necesidades. Cada uno de ellos es un filtro, del mismo modo que cada espacio –ciudad o pueblo– es un contexto singular donde las ideas han pasado ese tamiz del que las explica –el prometeo que lleva la llama a los mortales– y encuentran una nueva subjetividad en quien las oye, alguien que no ha visitado los mismos espacios ni ha tejido las mismas relaciones. Es como si fragmentáramos cada colectividad en múltiples individuos, observáramos su trayectoria y viésemos en los que marchan y en los que se quedan qué pide cada uno de ellos a la colectividad y qué recibe de la misma, y pendientes de ello, lo relacionáramos con las ideas que calaron en su sustrato ideológico y el modo en que les dieron forma. Con este estudio queremos constatar también otro hecho que creemos imprescindible para el entendimiento del período revolucionario abierto en 1936. Pretender atribuirlo únicamente a la llegada de personas foráneas, con el paso de las columnas catalanas al frente –porque, como siempre, lo malo viene de fuera–, es reducir nuestra capacidad de comprensión del fenómeno y amputarlo en su verdadera dimensión y complejidad. El tejido organizativo y la existencia de prácticas militantes previos nos conducen a interpretar estas migraciones como, efectivamente, migraciones de militancia que encuentran un eco, que en determinados marcos propiciatorios posteriores como la guerra puede verse ampliado. 1268
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Otra dimensión del estudio aborda las continuidades entre culturas políticas, que también se observan entre éstas y corrientes de pensamiento y artísticas de la época. Un ejemplo lo constatamos en las palabras de Macario Royo, quien recordando a Malatesta señalaba la fina línea existente entre ellos, los anarquistas, y los republicanos: Cuando un anarquista va a una población donde no hay organización obrera y sí algún centro republicano, no debe tener inconveniente en ir con los republicanos, porque entre ellos han de encontrarse los más pobres y los que más sienten los ideales de libertad y justicia27.
Por otro lado, esto nos conduce necesariamente a tratar el tema de las militancias múltiples que se dan muy a menudo en la época, no pocas veces por el contacto con estos nuevos espacios. Decir que Samblancat no habría militado en Esquerra Republicana de Catalunya si no se hubiese encontrado en Catalunya resulta una perogrullada, pero el hecho de que un militante cenetista de peso haya estado presente en las listas de este partido catalanista nos hace entender hasta qué punto un ámbito de sociabilidad política nuevo nos puede llevar a adoptar nuevos credos o formas de lucha. También Felipe Aláiz escribió en el exilio francés la obra “Hacia una federación de autonomías ibéricas”, donde entre otros temas trataba el caso de las denominadas “nacionalidades históricas”, uno de los frentes principales de la vida política catalana en la época en que vivió allí, dimensión que unió a su trayectoria personal de federalista libertario. Finalmente, huelga decir que los casos aquí recogidos no son ni mucho menos reflejo de una realidad insólita, pues existen numerosas migraciones a otras zonas industriales como la propia ciudad de Zaragoza, Valencia o Madrid, y otras que parten desde diferentes zonas de Aragón que no son la Franja, también hacia Catalunya. Asimismo es obvio señalar que la migración de militancias no es patrimonio único del mundo libertario, el cual, eso sí, tuvo en ellas una correa de transmisión a nivel mundial muy pródiga. Otros recorridos aquí no recogidos serán el embrión de otras relaciones, otras militancias. También ellos merecen nuestra atención en cualquier estudio que pretenda abordar realidades políticas y culturales, y sería necesario tenerlos en cuenta, pues al fin y al cabo, cuando pretendemos estudiar ideas y colectivos tenemos que hablar de personas y experiencias. 27 ROYO, 2003: 25. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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CONSECUENCIAS Y LÍMITES AL CONCEPTO EUROPEO DE FRONTERA EN ÁFRICA. SECESIONISMO Y CONEXIONES TRANSNACIONALES EN CABINDA Consequences and Limits to the European Concept of Border in Africa. Secessionism and Transnational Connections in Cabinda Carlos Tabernero Martín Universidad Autónoma de Madrid [email protected] Resumen: Desde los primeros contactos entre europeos y habitantes del África subsahariana allá en el s. XV, la asimétrica transmisión de ideas y conocimientos, de mercancías y capital, ha marcado la relación entre ambas poblaciones. Entre las primeras se encuentra un concepto, el de frontera, cuya significación conflictiva y excluyente, construida y modificada desde Europa, ha ido transformando la mentalidad de muchos africanos, pertenecientes en su mayoría a las élites políticas que aún hoy gobiernan el continente. Fruto de ello, se encuentran relaciones conflictuales por la delimitación del territorio, surgiendo así movimientos de corte secesionista en varios puntos del África sub-sahariana. Sin embargo, y frente a ello, se encuentra un imaginario de resistencia a la concepción europea de la frontera, que se ha mantenido entre otros tantos habitantes del continente y que ha limitado la imposición de la misma como barrera excluyente y diferenciadora a nivel social y económico. Este hecho ha fomentado la multiplicación de conexiones transnacionales, de relaciones transfronterizas, de migraciones incontroladas para los administradores coloniales primero y para los gobernantes de los Estados independientes después, que conlleva una visión diferente de la frontera en África, como canal en vez de como barrera. A través del ejemplo del exclave angoleño de Cabinda, donde secesión y transnacionalismo chocan, conviven y se entremezclan, se analizará la progresión histórica de estos dos imaginarios en África. Palabras clave: África, frontera, secesionismo, conexiones transnacionales, Cabinda. Abstract: Since the first direct contacts between European people and the inhabitants of Sub-Saharan Africa in the 15th Century, the asymmetric transmission of knowledge, goods and capital has defined the relationship between both populations. Between these ideas, appears the concept of border, constructed and modified in Europe in a conflictive and exclusive meaning that has changed the imaginarium of a lot of Africans, most of them Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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belonging to the political elites that govern the continent. Nowadays, because of it, there are a lot of conflictive relationships because of the limits of the territories. In contrast to this situation, there is a resistance imaginarium to the European concept of border that some Africans kept. This situation has limited the imposition of the border as an exclusive limit, and has allowed the grown of transnational connections, transbordering relations and unrestrained migrations that prove the different concept of the border for the Africans, who think in it as a channel more than as a limit. Thanks to the Cabinda example, where secession and transnationalism clash, coexist and mix with each other, I will analyze the historical progression of this two ways of thinking the border in Africa. Keywords: Africa, Border, Secessionism, Transnational Connections, Cabinda.
1. Introducción. Frontera en África Desde el establecimiento de las fronteras coloniales en África por parte de las potencias europeas del s. XIX en el periodo comprendido entre los años 1880 y 19141, el debate sobre su adecuación, funcionalidad e incluso sobre su misma conceptualización y adaptación a África, ha sido una constante en disciplinas como Historia, Antropología, Sociología o Ciencia Política, convirtiéndose en un motivo de encuentro y desencuentro interdisciplinar. Todo ello por el equivocado establecimiento de los límites territoriales en el continente africano, realizado por y para los intereses europeos y sin tener en cuenta las peculiaridades políticas, económicas y sociales de la población autóctona2. Este hecho no deja de ser cierto y lo refrendan datos como los expuestos por Sautter sobre la caracterización de las fronteras africanas establecidas por los europeos a finales del s. XIX: El 44% de las marcas fronterizas se realizaron en base a líneas astronómicas (meridianos y paralelos), el 30% sobre líneas matemáticas (arcos, curvas, etc.), mientras que solo el 26% obedecen a características geográficas3.
Las constantes travesías transfronterizas realizadas por la población que reside en el límite entre Estados4, las masivas migraciones que se realizan sin apenas dificultad a través de los limites de dos países5, la escasez de 1 WESSELING, 1999: 441; KI-ZERBO, 1978: 606. 2 WESSELING, 1999: 444; KI-ZERBO, 1978: 607-614; KATZENELLENGOBEN, 1998: 68; BAYART, 1999: 23. 3 SAUTTER, 1982: 41. 4 GRIFFITHS, 1998: 111. 5 UDELSMANN, 2012: 9. 1274
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Consecuencias y límitestitulo al concepto europeo de frontera en África. Secesionismo y conexiones de transnacionales en Cabinda
controles fronterizos6 o la disminución de la autoridad estatal en estas zonas por el crecimiento de autoridades transfronterizas7, puntos todos ellos sobre los que se ahondará en las sucesivas páginas, también apuntan hacia la dirección del desconocimiento europeo8 y su falta de diálogo con los habitantes africanos a la hora de establecer los límites a sus dominios durante la época colonial9. Sin embargo, desde esta comunicación pretendo centrar la atención no ya en el lugar que ocupan las fronteras hoy en día en África, sino en si la propia conceptualización de la frontera, que los europeos implantaron en el continente africano, es pertinente y adecuada con respecto al imaginario construido durante siglos en las mentes de los habitantes de África, en lo referente a la territorialidad y al dominio de su espacio político y social. En caso de no serlo, se tratará de averiguar cuáles han sido las respuestas autóctonas frente a la imposición exógena de la noción de frontera. 2. Dos formas de entender el Estado y la frontera Para entender las distintas conceptualizaciones sobre la frontera es necesario comprender también el espacio político que ésta delimita actualmente, esto es, el Estado. Explicar aquí los diferentes imaginarios que a lo largo de la Historia se han tenido sobre ésta entidad política, económica y social, se antoja imposible puesto que daría para mucho más que una comunicación. Por tanto, solo trataré de exponer las diferencias existentes entre europeos y africanos sobre la conceptualización del espacio político en relación a sus límites territoriales, tanto en el momento del contacto directo inicial entre ambos como, principalmente, en los años de la colonización y las consecuencias que se derivan de ello. En su travesía en busca de una ruta alternativa hacia las Indias, bordeando el continente africano, el Reino de Portugal estableció los primeros contactos directos de una monarquía europea con el África sub-sahariana en el s. XV10. Al contrario de lo que la mentalidad popular occidental cree actualmente, los navegantes lusos no se encontraron un sub-continente despoblado ni
6 GRIFFITHS, 1998: 113. 7 KASSIMIR, 2001: 95. 8 KATZENELLENGOBEN, 1998: 58. 9 WESSELING, 1999: 22; INIESTA, 1998: 181. 10 INIESTA, 1998: 103. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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escasamente ocupado por “tribus bárbaras sin historia”11. Los trabajos de Diop, Iniesta o Ki-Zerbo, entre otros, explican la existencia de reinos “con estructuras sociopolíticas elevadas”12 y con “ciudades superpobladas” que podían recibir también la nomenclatura de Estado13. Sin embargo, mientras en Europa se caminaba hacia la fragmentación y delimitación de pequeños territorios gobernados por monarcas que centralizaban el poder14, en África la soberanía se limitaba a aspectos económicos15 y culturales16. La frontera no existía al modo europeo, anglosajón según Griffiths, como un límite exclusivo y diferenciador ante el otro17, sino como un espacio gradual que se medía según diferentes parámetros (p.e. 40 días desde el centro en todas las direcciones para los ashanti)18 y que refuerza la idea de un poder descentralizado pero inclusivo y acordado, donde todo aquel que comparte la lengua y la religión del reino es considerado miembro de él19. Al respecto, y aún con ciertas influencias del mundo árabe, la descripción que Joseph Ki-Zerbo hace sobre el Imperio de Mali sirve en gran medida como ejemplo del imaginario africano: El Imperio se asemejaba, por su forma, al fruto del mango: en el centro, un núcleo duro, sometido a la administración directa del rey. (…) Alrededor de este núcleo central se hallaba, como la pulpa del fruto, una masa de reinos sometidos a una estricta dependencia, aunque estaban gobernados a través de sus jefes tradicionales. (…) Finalmente, existía una tercera zona, en general periférica, que constituía algo así como la piel del fruto: eran éstos los reinos subordinados, que reconocían la hegemonía del emperador y se lo demostraban enviándole regularmente presentes, pero que ni se hallaban orgánicamente –ni constantemente– unidos al centro. Se trataba, en suma de una especie de protectorados, cuya adhesión al poder central se fijaba en función del vigor de este último20.
11 WESSELING, 1999: 21. 12 KI-ZERBO, 1978: 189. 13 INIESTA, 1998: 118. 14 BURBANK y COOPER, 2011: 214. 15 KI-ZERBO, 1978: 218. 16 LECHUGA y ROCA, 2002: 70. 17 GRIFFITHS, 1998: 112. 18 NUGENT, 1998: 72. 19 LECHUGA y ROCA, 2002: 73-74. 20 KI-ZERBO, 1978: 206. 1276
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El contacto directo euro-africano, y principalmente el comienzo de la trata, cambió gradualmente esa perspectiva en las élites políticas africanas21, ya existentes como tales y cuyos ecos llegan hasta hoy22. Así, los grandes reinos e imperios de los siglos XII al XV perecieron ante la multiplicación de autoridades y la fragmentación del continente entre pequeños clanes predadores, situados habitualmente en la costa atlántica, y aquellos otros que, establecidos en el interior de África, se encontraban en continuo movimiento para evitar la captura de los negreros23. Si la adaptación de los gobernantes a la mentalidad europea, bajo el prisma de amoldarse o perecer, puso la primera piedra para el cambio en la construcción mental de la frontera, no fue sin embargo hasta los años de la colonización cuando la modificación se hizo patente. Con el Estadonación centralizado plenamente asentado en el Viejo Continente y extendido el concepto de frontera “entendido como las practicas que delimitan el espacio político diferenciando a la comunidad [en este caso nacional] del otro”24, Europa se lanzó a la conquista de África como espacio de extensión de su ideario misional, militar y comercial25. En la partición de África que devino del proyecto expansivo europeo, no se tuvo en cuenta la voz de los africanos más que para sellar a través de tratados, unas veces validados y otras no, el contacto anterior que otorgaba derechos al firmante europeo sobre ese territorio, habitualmente costero26. Pero no hubo negociación de imaginarios. Se impuso uno, el europeo, al contrario de lo que se había producido en el propio continente de origen27. Como señala Wesseling: En Europa, primero se conquistaba y luego se reflejaba el resultado en el mapa. En África, primero se dibujaba el mapa, y luego ya se vería lo que se tenía que hacer. Es decir: los mapas de la partición de África no reflejaban la realidad; la crearon28.
21 LECHUGA y ROCA, 2002: 79. 22 BAYART, 1999: 17. 23 INIESTA, 1998: 139; KI-ZERBO, 1978: 326. 24 JERREMS, 2013: 3. 25 KI-ZERBO, 1978: 598-607. 26 WESSELING, 1999: 444. 27 NUGENT, 1998: 76. 28 WESSELING, 1999: 444. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Durante alrededor de 80 años, los administradores coloniales europeos establecieron un tipo de Estado y frontera29 que ya poco tenía que ver con el que cuatro siglos antes habían encontrado los navegantes portugueses horadando las costas africanas del océano Atlántico. Con las independencias, los herederos autóctonos de esa administración, criados y educados sin embargo lejos de su tierra, en escuelas y universidades europeas donde los conceptos de Estado, nación y frontera partían de la perspectiva de los colonizadores, mantuvieron en su mayoría el imaginario colonial30. Así, el centralismo y el dominio del territorio encuadrado bajo las fronteras coloniales siguieron bajo nombres africanos, donde “la confusión entre ejercer la autoridad pública y amasar fortunas era consustancial al régimen de la concesión” tal y como lo había sido durante el mandato europeo31. La nueva élite política africana refrendaba la cuestión limítrofe con el principio de “intangibilidad de las fronteras” sellado por todos los nuevos Estados del continente en la Carta fundacional de la Organización para la Unidad Africana (OUA) en 1963. Se puede replicar al respecto, que este hecho dio lugar al nacimiento de varios grupos de corte secesionista o independentista en diversos puntos del continente africano, que cuestionaban la imposición de la frontera europea frente a los gobiernos estatales que refrendaron el principio de intangibilidad de las mismas32. Siendo esto cierto, no lo es menos que los presupuestos de los que parten estos grupos refuerzan, en su mayoría, el imaginario implantado por Europa en África al defender la atomización del territorio en unidades políticas estatales más pequeñas que las actuales pero que siguen manteniendo el concepto de frontera como límite exclusivo, delimitador del espacio político frente al otro, separador más que integrador. Encontramos así que en la negociación entre imaginarios sobre Estado y frontera no se estableció un diálogo sino una imposición por parte del pensamiento europeo a lo largo de cinco siglos, pero de forma más pronunciada desde la colonización. Y que éste imaginario ha sido interiorizado por una parte de los africanos, fundamentalmente por las élites políticas. Sin embargo, otra parte de la población ha encontrado diversas formas de respuesta y resistencia que mantienen en cierto sentido la conceptualización de la frontera como espacio inclusivo. 29 INIESTA, 1998: 190. 30 INIESTA, 1998: 196. 31 BAYART, 1999: 121. 32 TOMAS, 2010: 16. 1278
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3. Resistencias al imaginario europeo La diferencia de imaginarios que se apuntaba anteriormente tiene cabida en la siguiente definición de Strassoldo: Las fronteras espaciales presentan características ambiguas: dividen y unen, cohesionan el interior y lo vinculan con el exterior; son a la vez barreras y nexos, muros y puertas, órganos de defensa y ataque, etc. Las zonas fronterizas se pueden gestionar de modo que maximicen algunas de estas funciones. Se pueden militarizar, como baluartes contra los vecinos, o bien se pueden convertir en áreas de intercambio pacífico33.
A tenor de lo explicado sobre la evolución de la concepción de la frontera en África para las élites políticas, autóctonas o foráneas al continente, todo indica que de una conceptualización inclusiva para las personas se pasó a su configuración como barrera separadora de pueblos diversos o, en ocasiones, hasta iguales en la concepción de su identidad, debido a la influencia europea de los últimos cinco siglos34. Este último hecho es uno de los principales factores de la construcción de resistencias al imaginario europeo sobre la frontera en África. Los lazos culturales, sociales y en muchas ocasiones familiares, han fomentado el trasiego fronterizo de las poblaciones asentadas en las limites africanas35. No hay que minusvalorar, en cualquier caso, el papel que en todo ello ha tenido la imposibilidad de establecer controles en todos los lugares de paso de un país a otro, primero para los administradores coloniales y posteriormente para los gobernantes de las independientes naciones africanas. Al respecto, conviene considerar que existe un puesto transfronterizo en África cada 230 kilómetros de media36. Baremo éste en el que están incluidos los controles sudafricanos, mucho más numerosos que en el resto de Estados africanos por la política del gobierno del apartheid37. Así, las poblaciones situadas en las fronteras entre países africanos cuentan con la posibilidad no solo de aprovechar la escasa vigilancia, en ocasiones hasta inexistente, para mantener los lazos culturales, sociales y 33 STRASSOLDO, 1989: 393. 34 NUGENT y ASIWAJU, 1998: 32. 35 RICHARDS, 1998: 286. 36 GRIFFITHS, 1998: 113. 37 GRIFFITHS, 1998: 117. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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familiares antes mencionados. También pueden utilizar dicha coyuntura para disfrutar de uno u otro sistema sanitario, educativo y hasta, en ciertas ocasiones, elegir entre el menor gravamen impositivo de los dos Estados entre los que se encuentran38. La resistencia, llamémosla social o cultural, se encamina así hacia otro tipo de respuesta contraria a la construcción estatal y fronteriza de las élites políticas euro-africanas de los dos últimos siglos: la económica. Así, la debilidad de la frontera como constructo exclusivo en África permite mantener el histórico peso comercial de los pueblos africanos previo a la llegada de los europeos. Ajeno a la carga impositiva del Estado aparecen intercambios transfronterizos y un continuo trasiego de mercancías y capitales que, en muchas ocasiones y ante la imposibilidad de muchos de los Estados del continente africano de dotar de medios de subsistencia a sus ciudadanos, supone la supervivencia de éstos39. No obstante, la existencia de esta economía popular en los márgenes de los países cuenta con una contraparte: el contrabando a gran escala40. Esta forma económica de burlar la frontera exclusiva supone el enriquecimiento, en ocasiones, de grupos opositores al gobierno del Estado en el que se encuentran. Sin embargo, y a pesar de ir política e incluso militarmente contra el partido en el poder, comparten la centralización del mismo y los límites territoriales cercados por la frontera. Pero no son solo estos grupos los que aprovechan la debilidad de la frontera. Los propios miembros del gobierno, a través de sus funcionarios, realizan estas actividades con el fin de enriquecerse a título personal41. Estas situaciones suelen tener lugar en aquellos países con una gran riqueza mineral o de recursos extractivos como el petróleo o el gas. No obstante, y mientras realizan estas actividades, los gobiernos de dichos países mantienen paradójicamente la concepción de una frontera exclusiva y un Estado centralizado. Esta es quizá la más contradictoria consecuencia de la resistencia a la frontera exclusiva, puesto que impide a la población de las zonas ricas en recursos minerales recibir algún tipo de beneficio de ello y, por el contrario, 38 NUGENT y ASIWAJU, 1998: 44-45. 39 KABUNDA, 2009: 78. 40 GRIFFITHS, 1998: 120. 41 SOGGE, 2006: 9; COLLIER y HOEFFER, 2002. 1280
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fortalece al gestor de las fronteras y su capacidad para controlar el tránsito por ellas, repercutiendo de nuevo negativamente en la capacidad económica del habitante de las poblaciones fronterizas y en su vida familiar, social y cultural. En cualquier caso, y tal y como señala Cristina Udelsmann, “los cambios causados por la regulación [de las fronteras] propician el desarrollo de nuevas estrategias locales y transnacionales”42 de cara a mantener el imaginario inclusivo de la frontera. Es decir, a su entendimiento como “canal en vez de como barrera”, en palabras de Paul Nugent y Anthony I. Asiwaju43. Llegamos aquí al punto en el que, debido a esas nuevas estrategias de la población y a sus necesidades, dos concepciones diferentes de la frontera, como son el secesionismo antes visto y el transnacionalismo que hasta ahora nos ocupaba, alcanzan el conocimiento mutuo. Conviven por cercanía territorial, negocian al compartir intereses y chocan por sus divergencias en la construcción de, entre otros factores, la frontera. Es este el caso de Cabinda, con el que se analizará el comportamiento y la convivencia de ambos imaginarios. 4. El choque conceptual en el Reino Kongo y su dimensión actual en Cabinda Cabinda es un enclave que se enmarca jurídicamente como una de las 18 provincias que integran la República de Angola. Con una población aproximada de 300.000 habitantes y una extensión de 7.283 kilómetros cuadrados, su ubicación se encuentra al norte del país angoleño, de cuyo territorio está separado geográficamente por 60 kilómetros pertenecientes a la República Democrática del Congo, con la que Cabinda limita al sur y al este, mientras que su frontera norte la separa de la República del Congo. Al oeste se encuentra el océano Atlántico, en cuyas aguas se encuentran los pozos petrolíferos de los que se extrae entre en torno al 60% del crudo exportado anualmente por Angola. Éste último factor es clave a la hora de entender el movimiento secesionista existente en el enclave angoleño, puesto que ha tenido un papel determinante en las aspiraciones y decisiones tomadas por los líderes políticos y militares que 42 UDELSMANN, 2012: 10. 43 NUGENT y ASIWAJU, 1998: 355. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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han encabezado desde 1963 al Frente de Liberación del Enclave de Cabinda (FLEC), grupo político-armado que hasta los primeros años del s. XXI se arrogó como autoridad única en materia de representatividad del sentir de la población cabindesa44. Bajo esta perspectiva economicista, se establece una conexión directa entre el secesionismo cabindés y la aspiración por parte de sus líderes a manejar los beneficios obtenidos por la exportación del petróleo45, aún hoy en manos de las multinacionales occidentales Chevron (EE.UU.), Total (Francia) y Agip (Italia), y de la compañía nacional angoleña Sonangol46, en lo que vendría a conocerse como la “política del vientre”47. No obstante, y sin necesidad de refutar esta tesis, sí conviene realizar una revisión histórica de la situación para observar la importancia que, una vez más, la diferente construcción de imaginarios en torno a la frontera y la evolución histórica de éstos influye de una manera más directa de lo que parece en un principio. La franja que actualmente ocupa Cabinda rendía pleitesía al monarca del antiguo Reino Kongo en el momento del contacto de éste con la monarquía portuguesa a través de su navegante Diogo Cao, en 148248. Sin embargo, conviene aclarar que según Roca y Lechuga, Los reinos y grupos del norte del río –Loango, Kakongo, Ngoyo, Vungu, Cabinda...– no parecen haber pertenecido nunca al Reino Kongo como tal, pero hablaban sin embargo la lengua kikongo y la estrecha vinculación de sus concepciones sobre la naturaleza y la sociedad con las de los kongo parece innegable 49.
Aparece aquí de nuevo la que daremos en llamar ‘teoría de los círculos concéntricos’50 por el cual el poder fáctico del monarca del Reino Kongo se diluiría y el contacto y la pertenencia al reino sería meramente lingüística y cultural en el último de estos círculos, al que pertenecería Cabinda junto a Loango, Ngoyo o Kakongo51, pero no política. O no al menos en forma de 44 DOS SANTOS, 1983: 104; MABEKO-TALI, 2010: 236; VIDAL, 2007: 234. 45 DOS SANTOS, 1983: 104 46 NEFF, 2004: 1. 47 BAYART, 1999: 14. 48 NEWITT, 2007: 20. 49 LECHUGA y ROCA, 2002: 75. 50 KI-ZERBO, 1978: 267; LECHUGA y ROCA, 2002: 70; NUGENT, 1998: 74. 51 KI-ZERBO, 1978: 267. 1282
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vasallaje total52, también este último punto entendido en la forma europea de aquel momento que llevaron los lusos hasta África. Esta concepción, que analizamos anteriormente con el Imperio de Mali y que también se encuentra en el Imperio Songhai o en los Reinos Hausa durante los siglos XII al XV53, remarca la concepción de frontera como algo poroso, que cambia continuamente según el centro negocie su autoridad con los extremos más alejados de su comunidad cultural y que, en cualquier caso, está basada en el acuerdo y la inclusión. Como se reseñó ya, Portugal cambió completamente ese imaginario al establecer el contacto directo con el Reino Kongo. La transformación del monarca al cristianismo y su cada vez mayor presión por el control de los reinos alejados con el fin de establecer una marcada frontera a su espacio político, todo ello auspiciado por los portugueses, terminó por tener el efecto contrario54. Tras un siglo de disputas internas, los reinos vasallos o con cierta comunidad cultural al norte del río Congo y al sur del Kwanza se independizaron totalmente del Reino Kongo y el espacio otrora ocupado por la cooperación y el acuerdo se atomizó en decenas de reinos clánicos exclusivos que competían entre sí por el comercio con los portugueses a través de la trata de esclavos55. Así, la desintegración tuvo más que ver con el contacto con los portugueses y la correspondiente consolidación de una visión europea de las fronteras en las mentes de reyes y élites congoleñas, es decir, con la “interiorización .de la evolución política peninsular”, que con las propias formas de gobierno africanas, como creían los lusos en su explicación de la desintegración de lo que fue un reino fuerte como el Kongo56. Por ello, cuando el contacto más allá de la trata volvió a establecerse con el lugar que hoy en día ocupa el enclave de Cabinda, la atomización del territorio hizo que Portugal tuviese que firmar un mismo tratado con hasta 16 príncipes, señores o representantes de los tres reinos que regían los designios de sistemas sociales clánicos de un territorio que no excede los 7.300 kilómetros cuadrados. El documento se conoce como Tratado 52 LECHUGA y ROCA, 2002: 71. 53 KI-ZERBO, 1978: 193-226. 54 LECHUGA y ROCA, 2002: 78-79. 55 NEWITT, 2007: 27-28; MARTIN, 1972. 56 LECHUGA y ROCA, 2002: 72-73. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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de Simulambuco, fue sellado el 1 de febrero de 1885 y señala la conformidad de dichos príncipes o regentes con respecto a su pertenencia a partir de entonces al Reino de Portugal en calidad de protectorado57. El Tratado de Simulambuco fue reconocido semanas después en la Conferencia de Berlín y aseguró la presencia portuguesa al norte del río Congo58, si bien ésta posesión territorial fue separada del resto de la futura Angola por la anexión de la desembocadura del Congo al Estado Libre del mismo nombre, cuyo propietario era el rey Leopoldo II de Bélgica59. La separación de Cabinda con respecto a Angola y “su existencia nominal y administrativa al mismo tiempo” que la de la colonia angoleña hasta 1956 constituye una de las principales justificaciones del secesionismo cabindés60. Ideal este forjado por la existencia de unas delimitaciones que de la cartografía pasaron a la realidad por cuestiones impuestas desde Europa como la tributación o la lengua, diferente en la lusa Cabinda que en los Congos circundantes, francófonos ambos. El imaginario colectivo de las élites políticas que obtuvieron de Portugal cierto reconocimiento soberano dentro de los límites de Cabinda por la firma del Tratado de Simulambuco, forjó una concepción del territorio y sus delimitaciones como fronteras exclusivas y excluyentes que aún llega hasta hoy. No obstante, líderes políticos del FLEC como Ranque Franque, mandatario del grupo secesionista político-armado cabindés desde su fundación, contaba con ascendentes familiares que sellaron el Tratado de Simulambuco como jefes clánicos. Así pues, el secesionismo cabindés contaba con una justificación históriconormativa, una pléyade de recursos que motivaba la petición de separación de Angola una vez lograda la independencia por parte de ésta en 1975 y una delimitación geográfica clara a ojos de una élite política cuya visión político-económica del mundo ya se identificaba completamente con la que los europeos habían llegado e instaurado tanto con los primeros contactos directos en el s. XV como durante los años de la colonización. 57 DOS SANTOS, 1983: 102; MABEKO-TALI, 2010: 233-235. 58 NEWITT, 2007: 38-39; RIBEIRO, 2004: 101. 59 KI-ZERBO, 1978: 606. 60 TOMAS, 2010: 14. 1284
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Sin embargo, mientras la aspiración y justificación secesionista parecía encuadrar formas políticas, económicas, sociales y culturales propias dentro de las delimitaciones cartográficas que se pueden ver en los mapas, la realidad se manifestaba alejada de esa construcción conceptual. La fluctuación de la población residente en Cabinda, con constantes emigraciones y regresos de los dos Congo y el norte de Angola61, manifestaba la porosidad de las fronteras definidas a través de los tratados avalados en Berlín un siglo antes. Se entreveía así la convivencia en Cabinda entre dos imaginarios: el secesionista y el transnacionalista. 5. Secesionismo y transnacionalismo en Cabinda Se entiende por secesionismo la demanda de separación e independencia de un territorio con respecto a un espacio político mayor al que pertenece a ojos de la comunidad internacional62. Su propia definición encierra el imaginario que se esconde detrás con respecto a la definición de las fronteras: exclusivas y delimitadas para asegurar el control central de la entidad política que se halle en el poder. El transnacionalismo, por el contrario, se entiende en este caso como el continuum transfronterizo real que sucede en África en cuanto a la circulación de ideas, capitales, mercancías y personas. Las ideas que parece proclamar esta realidad en lo referente a la frontera indican su permeabilidad e inclusividad, su conceptualización ya apuntada antes como canales más que como barreras63. El ejemplo cabindés al que me he referido anteriormente constata aún hoy esa lucha y convivencia de imaginarios forjados en Europa y África a lo largo de sus respectivas historias. Por un lado, un secesionismo asentado como principal alternativa política que propugna la independencia de Cabinda con respecto a Angola sin alterar los límites actuales del otrora protectorado portugués. Es decir, independiente pero con un espacio político-social delimitado por unas fronteras que separan en los mapas a su población del otro, que en este caso no es solo Angola sino que incluye también a la República Democrática del Congo y a la República del Congo, con los condicionantes que de interés tiene para estos dos países la causa secesionista en cuanto a la posibilidad de aprovechamiento propio64. 61 DOMINGOS BEMBE, 2011: 34; NEFF, 2004: 1; RENO, 2011: 74. 62 TOMAS, 2010: 12-13. 63 NUGENT y ASIWAJU, 1998: 44. 64 SOGGE, 2006: 12. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Por el otro, una realidad socioeconómica que se manifiesta en la movilidad de los habitantes del enclave y que ve las fronteras como un espacio de intercambio con pueblos que comparten lengua, costumbres y relatos mitológicos que configuran el imaginario colectivo local. No obstante, el ideal de comunidad bakongo se ve incluso en aquellas élites políticas que defienden la concepción secesionista65, con todo lo que ello conlleva, configurando así una situación que se puede entender como paradójica o, por el contrario, como ejemplo de esta convivencia entre dos visiones de la frontera en principio tan distantes entre sí. No son el único caso. En los últimos años, Cabinda ha experimentado un crecimiento en la representatividad de la respuesta civil en vez de políticoarmada al gobierno de Angola a través de agrupaciones entre las que destaca el colectivo M’Palabanda66. Formada gracias a las redes transnacionales que se fueron tejiendo desde la década de los ochenta entre los activistas expatriados, los líderes políticos y sociales refugiados, las comunidades locales y una élite intelectual marginada de los puestos de poder del gobierno del MPLA, su función principal es reclamar los beneficios obtenidos por los recursos del enclave para el bienestar de la población en materia de salud, educación, vivienda y asistencia a los desplazados por el conflicto67. Se observa de nuevo aquí la importancia que adquiere la porosidad de la frontera en cuanto a las redes transnacionales configuradas para dar posibilidad a la propia existencia del colectivo M’Palabanda68. Pero a pesar de dicha entidad transnacional de la que se dota la agrupación civil, su principal objetivo es el bienestar de la población de Cabinda69. Es decir, la adscrita a las fronteras territoriales de la provincia número 18 de Angola. Y, con su adscripción al secesionismo, cimienta aún más el ideario fronterizo exclusivo. Así pues, Cabinda y su población representan la convivencia entre el imaginario tradicional de la frontera en África y el trasladado por Europa al continente negro desde los primeros contactos directos en el s. XV. Esta convivencia, en ocasiones conflictiva y en otras cooperativa70, dimensiona 65 TOMAS, 2010: 28-29. 66 MABEKO-TALI, 2010: 246-247. 67 VIDAL, 2007: 204. 68 MABEKO-TALI, 2010: 246. 69 VIDAL, 2007: 222. 70 MABEKO-TALI, 2010: 239-246; DOMINGOS BEMBE, 2011: 27-54. 1286
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la realidad fronteriza cabindesa y africana como un espacio negociado, tal y como ya ocurría ante los primeros contactos con los navegantes europeos71, y que supone la consecuencia o resultado de la construcción divergente de ambos imaginarios durante los últimos seis siglos. 6. Conclusión. La evolución hacia el pasado La tradicional definición de frontera entendida como espacio de separación política entre la comunidad a la que se pertenece y el otro (vecino, enemigo o desconocido), y que se asocia habitualmente al Estado, parecía hasta hace poco más de veinte años un concepto incuestionable en la disciplina de Relaciones Internacionales a pesar de conocerse ya imaginarios diferentes sobre los límites como el que la Historia ha recuperado en África. Sin embargo, en los últimos años ha surgido un cuestionamiento a dicho concepto, construido interdisciplinarmente pero que también ha tenido su eco y su propia discusión en el área de estudio mencionado de las Relaciones Internacionales, entre otros, y que se refleja en los Estudios Críticos de Frontera72. En ellos se está caminando hacia “identificar la frontera con las prácticas y espacios de negociación y diferenciación entre entidades políticas”73, es decir, hacia la conceptualización de la frontera como un espacio modificable más que como un punto concreto en un mapa, desafiando “cualquier afirmación de que debe haber una nítida línea diferenciando al propio y al otro, al amigo y al enemigo, a Estado y Estado o al Estado del Sistema Internacional”74. Resulta curioso ver cómo se camina hacia conceptos que en diversos lugares de África ya existían, puesto que dos imaginarios tan diferentes como los vistos hasta ahora han convivido durante siglos. Precisamente es el análisis histórico realizado en esta comunicación sobre esa convivencia lo que apunta hacia la dirección de los Estudios Críticos de Frontera, como parte de la Sociología Política Internacional, que se acaban de definir. Para África, esto supone una evolución hacia el pasado, un reencuentro con una forma de concebir la frontera de un modo inclusivo y, sobre todo, negociado. El ejemplo del Reino Kongo del que procede culturalmente Cabinda o los ejemplos más someramente explicados del Imperio de Mali, 71 LECHUGA y ROCA, 2002: 74. 72 PARKER y VAUGHAN-WILLIAMS, 2009: 582-587. 73 JERREMS, 2013: 3. 74 BIGO y WALKER, 2007: 736. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Songhai o los Reinos Hausa, así como las estrategias de resistencia de parte de la población con respecto a los límites del Estado durante la colonización y con las independencias, revelan este imaginario de la frontera como espacio político propio y cambiante. Por ello, observar la evolución de África a lo largo de su historia en lo referente a la conceptualización de la frontera, puede ser un importante punto de apoyo para avanzar en el sentido que apuntan los Estudios Críticos de Frontera y, observar así los límites y potencialidades que tiene la visión de la frontera como oportunidad, frente a la tradicional conceptualización que se hace de la misma como barrera. Bibliografía ASIWAJU, Anthony I. y NUGENT, Paul (coord.), Fronteras africanas. Barreras, canals y oportunidades, Barcelona, Ediciones Bellaterra, 1998. BAYART, Jean François, El Estado en África, Barcelona, Ediciones Bellaterra, 1999. BIGO, Didier y WALKER, R.B.J., “Political Sociology and the Problem of the Internacional”, Millenium: Journal of International studies 35 (2007). BURBANK, Jane y COOPER, Frederick, Imperios. Una nueva visión de la Historia universal, Barcelona, Crítica, 2011. COLLIER, Paul y HOEFFER, Anke, “Greed and Grievance in Civil War”, Working Paper, 1, (2002). DOMINGOS BEMBE, Miguel, “Análise do proceso de paz no enclave de Cabinda”, Cadernos de Estudos Africanos, 20 (2011): 27-54. DOS SANTOS, Daniel, “Cabinda. The Politics of Oil in Angolan’s Enclave”, en COHEN, Robin (coord.), African Islands and Enclaves, Londres, Sage, 1983. GRIFFITHS, Ieuan, “Fronteras permeables en África”, en ASIWAJU, Anthony I. y NUGENT, Paul (coord.), Fronteras africanas. Barreras, canales y oportunidades, Barcelona, Ediciones Bellaterra, 1998. INIESTA, Ferrán, Kuma. Historia del África negra, Barcelona, Ediciones Bellaterra, 1998. 1288
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LA CREACIÓN DE LOS “ESTADOS UNIDOS” DE EUROPA: LA UNIÓN EUROPEA The Creation of the “Unión States” of Europe: the European Union David Díaz Sánchez Universidad Autónoma de Madrid [email protected] Resumen: La presente comunicación quiere mostrar un repaso a la formación de la actual Unión Europea, cómo empezó siendo una unidad económica para comerciar entre los países miembros y cómo, poco a poco, esa unión se ha ido ampliando y ha pasado de ser solamente económica a trasladarse a otras esferas como la política exterior, la justicia, etc.; y derribando barreras como las fronteras de los distintos países miembros entre ellos, cuya finalidad es crear un organismo común que pueda no sólo competir contra otros países más poderosos como Rusia, Estados Unidos o China, sino simplemente no estar a merced de ellos. El objetivo de la Unión Europea es que algún día lleguen a ser tan importantes internacionalmente como otras potencias mundiales, pero para ello deben conseguir primero una unión real de los Estados europeos que a día de hoy no se sabe si es verídica o ficticia, aunque los datos muestren una cosa y los hechos otra. Palabras clave: tratado, Unión, Cooperación, Política. Abstract: This communication wants to show an overview of the formation of the European Union today, what began as an economic unit to trade between member countries and how, little by little, that union has expanded and has evolved from economic to move only to other areas such as foreign policy, justice, etc., and breaking down barriers and boundaries of the various member countries including the aim of creating a common organism that can not only compete with other powerful countries like Russia, the U.S. or China, but just not at the mercy of them. The aim of the EU is to someday become as important internationally as other world powers, but they must first get a real union of European states today is not known whether true or fictitious, although data show one thing and acts another. Keywords: Treaty, Union, Cooperation, Politics. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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David Díaz Sánchez
1. Introducción La formación de la Unión Europea es producto de un proceso largo y continuo, que va desde después de finalizar la II Guerra Mundial hasta la actualidad, pero, ¿por qué se inicia ese proceso? Como bien define Antonio Moreno Juste1 hay dos versiones, una de ellas, es la versada por los políticos, que aluden a la recurrente idea preconcebida en el tiempo de formar una unión de toda Europa, y la otra versión está constituida por la idea de huir del pasado y vergüenza que había provocado los odios, horrores y luchas de la II Guerra Mundial, unido a la búsqueda de un mayor poder que hiciera frente a las dos grandes potencias que salieron de la contienda y que originaron la Guerra Fría, ya que los estados europeos concebían que ellos por sí solos no podían hacer frente a estas superpotencias. 2. La formación de la unión europea 2.1. Los primeros pasos Jean Monnet, es un hombre de negocios y banquero francés. Vivió durante la I y la II Guerra Mundial, y en este periodo va a desarrollar un pensamiento que sería un prototipo de unión europea y de la cual luego Schuman, y otros dirigentes europeos, como Adenauer y De Gasperi, adaptarán posteriormente para completar el proceso de unión. En ese pensamiento destaca: • La no fijación de completar la unión rápidamente, sino hacerla de manera gradual, marcándose unos objetivos, unas etapas que hay que ir cumpliendo. • Buscar un objetivo común que sea beneficiario para todos los miembros y no para sacar partido de esa unión. • Los países miembros deben ceder soberanía para formar unas instituciones bien dotadas que puedan actuar eficazmente en la consecución de los objetivos de la unión. 1 Profesor-Investigador de la UCM, uno de los mayores especialistas en los temas de la Unión Europea en España. Cuenta con numerosas publicaciones sobre el tema como su aportación con capítulos en libros, sobre todo, de Historia de las Relaciones Internacionales. Entre sus aportaciones podemos destacar el capítulo ‘España en el proceso de integración europea’ dentro del libro Historia de la integración europea del 2001, o ‘La construcción de una identidad europea de seguridad y defensa: origen, desarrollo y problemas actuales’ que se encuentra en las Actas del Seminario intensivo: III Curso Superior de la integración europea celebrado en Salamanca en el año 2000. 1292
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• Conseguir con la unión una paz estable y duradera para Europa. • Como unión hace la fuerza, la Unión Europea podrá negociar de este modo de igual a igual con Estados Unidos. Todo este pensamiento será recogido por Schuman, un europeísta convencido, el cual, considera que primero hay que preparar una unión económica para luego pasar a una unión política. Como ministro de Exteriores francés, va a elaborar un plan, conocido como Plan Schuman, que será público el 9 de mayo de 1940 ofreciendo a la República Federal Alemana un acuerdo para ponen en común sus producciones de carbón y Acero. Esta iniciativa también se trasladó a los países del Benelux y a Italia, los cuales también aceptaron la propuesta, sin embargo, Gran Bretaña no aceptó participar por considerar que suponía ceder parte de su soberanía nacional. Tras meses de debates, los 6 países firmaron un acuerdo para poner en común sus producciones de acero y carbón el 19 de marzo de 1951, dando lugar a la constitución de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) que entró en vigor el 25 de julio de 1952. El primer revés europeo viene con la intención de crear una Comunidad Europea de Defensa (CED). Este organismo fue una propuesta francesa cuya intención era la de crear unas fuerzas armadas europeas, con ello no habría ejércitos nacionales y se mantendría la paz entre los Estados miembros, pero cuando llegó la ratificación en los distintos parlamentos o asambleas nacionales, los franceses, con los gaullistas al frente, no querían ver recortados sus derechos nacionales. Años más tarde, en 1955, los miembros de la CECA se reúnen de nuevo para crear un mercado común, a instancias de los países del Benelux. Así, en Messina, acuerdan un relanzamiento de la Unión Europea, de la que se encarga Paul Henry Spaak, que propone la creación de un Mercado Común y la de una Comunidad de energía nuclear. Estas dos medidas serán aprobadas con la firma por los países miembros de la CECA en los Tratados de Roma del 25 de marzo de 1957, e inició sus actividades en 1958. Nació así la Comunidad Económica Europea y la EURATOM. Lo más importante fue la formación de la Comunidad Económica Europea, ya que permitió que a partir de 1959 hubiera una menor restricción en la circulación de las mercancías entre los países miembros y que se eliminaran totalmente esas restricciones en 1968. Entre medias del avance en las medidas arancelarias, en 1962, se puso en marcha la Política Agraria Común (PAC) cuyas medidas más importantes Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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son la fijación de precios comunes en el interior, la financiación común de los excedentes agrícolas a través de un presupuesto agrícola y un sistema de preferencias en cuanto a la adquisición de productos procedentes del exterior. El avance que estaba dando los 6 países con la formación de varios organismos sobre diferentes cuestiones, todas con su organigrama, quedó más unida con el Tratado de Bruselas del 8 de abril de 1965, para unificar los organismos de la CECA, CEE y EURATOM en un Consejo y una única Comisión. El buen hacer de los estos 6 países provocó admiración en el resto de países europeos, como Gran Bretaña, que antes era reacia a entrar y sin embargo, en estos momentos, era más proclive a acercarse más a esta unión. 2.2. La ampliación y consolidación Después de esto hubo un parón en el avance europeísta provocado por la presidencia francesa de De Gaulle, ya que se oponía al ingreso de Gran Bretaña y a que la Comisión de la Unión obtuviera más poder y soberanía. Pero, una vez concluida la presidencia de De Gaulle, la unión siguió con su progresión con la celebración de una Conferencia de Jefes de Estado y de Gobierno en La Haya, el 1 y 2 de Noviembre de 1969, en la que se acordó: • Dar luz verde a las demandas de ingreso de Gran Bretaña, Irlanda, Dinamarca y Noruega. A cambio estos países debían aceptar los anteriores Tratados y las reglas comunitarias. Esto se hizo efectivo en 1973, tras la firma de los Tratados de Adhesión. • Una unión económica y monetaria. Los países miembros adoptarían una misma moneda y se crearía un Fondo Europeo de Cooperación Monetaria. Esta iniciativa se conoce como el Plan Werner, y como es sabido, fracaso por la crisis del sistema monetario de Breton Woods en 1971, pero sentó las bases para un acercamiento de las economías de la unión mediante un sistema que se implantó en 1972, un sistema que se basaba en el valor monetario de los países miembros no debía desviarse entre ellos un máximo del 2,25%. El efecto de la crisis monetaria de Breton Woods paralizó el avance de la unión hasta 1975, momento en el que se debatió varios puntos importantes. Uno de ellos es una nueva ampliación de la unión, la de Grecia, Portugal y España, que se haría efectiva en 1981 la griega y las otras dos en 1986. Otro tema fue el aumento del protagonismo internacional de la Unión, provocado por la invasión soviética de Afganistán en el contexto de la 1294
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Guerra Fría, actuando como intermediario, lo que favorece su papel como actor internacional. En 1984 llegó el Informe Spinelli, que contaba con un Proyecto elaborado por Spinelli, un eurodiputado, que propone la creación de un Tratado Único para la Unión, que sirviera para regular el trabajo de la Comisión y los deberes de la misma. Además, profundizaba en la acción común y la cooperación entre los Estados miembros, e introducía el concepto de ciudadanía europea. Un año más tarde, el Consejo de Milán decide la realización del Mercado Único europeo, que se cumplirá en 1993, asimismo se establece una Europa tecnológica. Siguiendo por esta línea, en 1987 entra en vigor el Acta Única Europea2, un texto que recoge los tratados constitutivos y los procedimientos de cooperación entre los 12 países miembros. Así se llega al Tratado de Maastricht o Tratado de la Unión Europea (TUE), uno de los tratados más importantes de la Unión Europea. Los 12 países llegan a este tratado tratando de dar respuesta al cambio de la situación internacional desde 1989 con la caída del muro de Berlín y a la nueva situación que provoca la creación del Mercado Único que permitía la libre circulación de personas, mercancías, servicios y flujos financieros. Maastricht creó los tres pilares en los que se basa la Unión Europea: la CEE, la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) y la Cooperación en Asuntos de Justicia e Interior. Además de crear el principio de ciudadanía europea, lo que permite que la votación en las elecciones europeas dando igual el país europeo de residencia. Tras la firma de este tratado vino el proceso de Unión Económica y Monetaria (UEM), que se verá en el siguiente punto de manera más detallada porque es uno de los tres pilares de Maastricht. Este proceso estaba preparado con un calendario que marcaba las pautas a seguir en la unión de la economía europea y la creación de una moneda única (euro). En 1995 se produce una nueva ampliación de Europa, que pasaba de 12 miembros a 15 con la incorporación de Suecia, Austria y Finlandia. Después de Maastricht llega la Conferencia Intergubernamental de Ámsterdam, que dio lugar a la firma de un nuevo tratado en 1997. No es un tratado nuevo en el sentido estricto de nuevo, sino que es una reforma 2 El texto del Acta Única Europea. Disponible en: http://www.ehu.es/ceinik/tratados/ 8 TRATADOSSOBRELAUNIONEUROPEA/82ReformasdelosTratadosConstitutivos/ UUEE822.pdf [consultado el 27 de febrero del 2013]. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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de algunos de los puntos que quedaban por reformar de Maastricht o que había que cambiar porque no estaban bien, y añadir algunos nuevos por la situación actual de Europa, como por ejemplo, la ampliación europea hacia necesario una reestructuración de los votos para acoger a los nuevos estados miembros. En cuanto al Política Exterior y de Seguridad Común (PESC), Ámsterdam trae consigo como novedad la intención de crear una fuerza militar europea de acción rápida y la abstención constructiva. En materia judicial, se consigue poner en la jurisprudencia europea el Convenio Schengen y los visados serán competencia europea. Pero no sólo se realizan las reformas de estos dos pilares, se consigue la creación de una política comunitaria del empleo, la ampliación del voto por mayoría cualificada y, la simplificación y remuneración de los artículos del TUE para una mayor compresión. Al mismo tiempo, el Tratado de Ámsterdam se empezó a cuestionar y a negociar con los países de Europa Central y Oriental para su posible inclusión en la UE. Algo beneficioso para ambas partes, para la UE ampliar su territorio y para estos países consolidar la democracia en sus estados, además de entrar en una economía de mercado. Pero esta ampliación es muy ambiciosa, y necesita de una reforma institucional de la UE para poder estar en condiciones de seguir adelante y sin problemas en la unión. La UE se volverá a reunir con el fin de reformar sus instituciones y leyes que posibiliten una nueva ampliación. Esta reunión se celebrará en Niza, dando lugar a un nuevo tratado en 2001. Dentro de las novedades de Niza están la de acoger a los nuevos países reformando la composición de la Comisión, la ponderación de votos en el Consejo y la ampliación de los casos para los que vale la toma de decisiones por mayoría cualificada. Lo malo de esta reforma, es que, aunque parece que se están poniendo las bases para aumentar la democracia en la UE, lo que se está consiguiendo es en revesar todas las tomas de decisiones y las complica todavía más, porque son cada vez más países con más votos y diferentes maneras de pensar. Con la firma del tratado de Niza, se dio luz verde a la ampliación de la UE, que llegó en 2004, con la mayor adhesión de territorios a la UE de su historia, un total de 10 países: Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa, Hungría, Eslovaquia, Eslovenia, Chipre y Malta. Con esta ampliación la UE aumentaba a 25 los estados miembros y en 75 millones su población, formando un gran espacio territorial y demográfico. La última ampliación, a fecha de este artículo, es la que se produce en el 2007 con la incorporación de Rumanía y Bulgaria. 1296
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Antes de la última ampliación hubo un último revés para la política europea. En 2004 se trató de establecer una Constitución para la UE. Los diferentes países miembros y la Comisión Europea acordaron un texto que luego sería ratificado por referéndum o por los parlamentos de los Estados miembros, pero la obtención de sendas negativas en Francia y los Países Bajos echó para atrás el proyecto lo que provocó una nueva reunión en Lisboa en 2007 para solucionarlo. Lisboa, dio a luz un nuevo tratado para compensar el fracaso de la “Constitución Europea”. Este tratado introduce importantes reformas. Entre ellas está un nuevo reparto de votos acorde a la incrementación de los estados miembros, para mejorar el funcionamiento de las instituciones europeas, para la toma de decisiones. Quiere conseguir una Europa más democrática y transparente con un mayor protagonismo del Parlamento Europeo, un mayor protagonismo de la ciudadanía europea para acercarse a ella, votaciones más simplificadas para conseguir agilizar las resoluciones y tener una Europa más eficaz, conseguir una Europa con más derechos, mejores valores, con libertad, solidaridad y seguridad. Una mayor seguridad para acabar con la delincuencia y el terrorismo. Por último, hacer una Europa que sea un importante actor internacional, con la figura del Alto Representante, la Unión tiene una cara con más poder en la toma de decisiones de cara al exterior y un interlocutor con el que poder participar en reuniones. 3. Los pilares y los fallos de la UE 3.1. Los pilares fundamentales de la Unión El tratado de Maastricht, o Tratado de la Unión Europea (TUE) como también es conocido, es el tratado que asienta los 3 pilares fundamentales en los que se asienta la Unión Europea, y en los cuales a día de hoy, son los tres puntos que han ido evolucionando en mayor o menor medida para conformar un verdadero núcleo de unión y dar lugar a un verdadero ente supranacional. 3.1.1. La Unión Económica y Monetaria Maastricht estableció las medidas para completar el Mercado Único, dando lugar a un calendario que estableciera una verdadera Unión Económica y Monetaria3 (UEM): 3 No todos los países se acogerán a esta unión. Grecia en un primer momento no entra en el Euro aunque posteriormente si, Gran Bretaña y Dinamarca consiguen unas disposiciones especiales para eximirse de la unión monetaria, y Suecia se negó por declinación propia. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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1ª Fase tendría lugar del 1 de julio de 1990 al 31 de diciembre de 1993. En esta fase, se establece una libre circulación de capitales entre los Estados de la UE, un mayor refuerzo de la coordinación de las políticas económicas y una mayor cooperación entre los bancos centrales de los diferentes Estados miembros. 2ª Fase iría del 1 de enero de 1994 al 31 de diciembre de 1998. Creación de una Instituto Monetario Europeo (IME), que daría paso, posteriormente, a la creación de un Banco Central Europeo (BCE), con el fin de converger las políticas monetarias y económicas de los diferentes Estados miembros de la Unión. 3ª Fase que se iniciaría el 1 de enero de 1999. Esta fase contiene 3 etapas a su vez. Una primera etapa contaría con la desaparición del IME y el establecimiento del BCE en 1998. En 1999 se fijan los tipos de cambio por el cual los países miembros4, que se encontraban en esta fase, podían cambiar sus monedas nacionales por el Euro, la nueva moneda común para estos países, cuyo valor y acuñación será delimitado por el BCE. En 1999 se fueron introduciendo y en 2002 debía estar ya realizado el cambio de moneda de manera oficial, habiéndose adaptado todos los sistemas a la nueva moneda europea. Pero aparte de esto, para que la Unión Monetaria esté completa, los países puedan acceder a este sistema deben de cumplir una serie de requisitos: • Déficit público anual no superior al 3% del PIB. • Deuda pública acumulada no mayor al 60% del PIB. • No superar la tasa de inflación en 1,5 puntos con respecto a 3 países de la unión que menor inflación tengan. • Obligación de estar al menos dos años antes de la unión monetaria dentro de los márgenes de fluctuación que marque el Sistema Monetario Europeo. • Los tipos de interés a medio y largo plazo no deben superar los dos puntos con respecto a los tres países con menor inflación de la Unión. 4 Al principio sólo estuvieron 11 países ya que la tercera fase conllevaba el cambio de la moneda nacional por la moneda europea, el Euro. En el siguiente enlace: http://ec.europa. eu/economy_finance/general/pdf/euro_area_map_es.pdf es un mapa, a fecha de 2011, con todos los países de la UE, con diferentes datos del país. Lo que interesa con respecto a este tema es poder apreciar quién utiliza y quién no, el Euro, como moneda oficial. 1298
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Si se cumplen estos requisitos, la tercera fase, la unión monetaria y el mercado único podrá realizarse con éxito, ya que no se concibe que cada Estado pueda hacer económicamente lo que quiera mientras los demás si cumplen unas normas. Después del calendario para la implantación del Euro, hasta Lisboa no van a existir grandes cambios. El tratado de Lisboa lo que hace es potenciar más el papel del Banco Central Europeo como gran institución de la UE, la UE tiene la competencia exclusiva en materia monetaria5, una mayor cooperación entre los Estados miembros para asegurar el crecimiento económico y, coordinar y vigilar los presupuestos de los Estados cuya moneda sea el Euro para que no se salgan de los parámetros económicos exigidos por la UE. 3.1.2. La política exterior y de seguridad común (PESC) Llamado II Pilar de la Unión Europea, la PESC tiene como objetivo fundamental “salvaguardar los valores comunes, el reforzamiento de la seguridad de la Unión y de sus Estados miembros y el mantenimiento de la paz”6. Pero además se fomenta la “la promoción de la cooperación internacional, y el desarrollo y la consolidación de la democracia y del Estado de derecho, así como el respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales”7. Como se va a realizar esto, según el artículo J.1 y el J.4 del Tratado, los Estados miembros tienen la obligación de compartir información y concertarse sobre aquellos temas que tengan un interés general. Así lo redactan: • Déficit público anual no superior al 3% del PIB. • En el artículo J.1 punto 1: “La Unión definirá y realizará una política exterior y de seguridad común, que abarcará todos los ámbitos de política exterior y de seguridad y cuyos objetivos serán los siguientes: o La defensa de los valores comunes […] en conformidad con los principios de la Carta de las Naciones Unidas.
5 Quiere decir sobre los países que tengan como moneda el euro. 6 PÉREZ-BUSTAMANTE GÓNZALEZ DE LA VEGA, 2012: 241. 7 MORATA, 1998: 349. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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o […] El mantenimiento de la paz y el fortalecimiento de la seguridad internacional […]. o El fomento de la Cooperación internacional; […]”8. • En el artículo J.1 punto 2: “Los Estados miembros apoyarán activamente y sin reservas la política exterior y de seguridad de la Unión, con espíritu de lealtad y solidaridad mutua”9. • En el artículo J.4 punto 3: “Las acciones comunes serán vinculantes para los Estados miembros en las posiciones que adopten y en el desarrollo de su acción”10. Ahora la cooperación no va a ser únicamente en política exterior, sino que también conlleva la cooperación en seguridad y defensa de la unión, absteniéndose, los Estados miembros de actuar de manera unilateral, expresándose una “posición común” que da el Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores y que los distintos países toman como suyo. Pero no sólo eso, sino que el Consejo tiene la potestad de llevar a cabo iniciativas, para su posterior votación y marquen unas resoluciones que los países deben tomar. Esto supone un paso adelante en la defensa de la Unión Europea, que conduce a que en un futuro pueda haber una política de defensa común. Además los países miembros adoptan, mediante la firma del Tratado de Maastricht, que la PESC va a tener una responsabilidad especial en varias áreas que antes recaían en la soberanía nacional, y que de este modo es cedido en parte: • La política de desarme y control de armamentos en Europa. • La no proliferación de armas nucleares. • Control de la venta de tecnología militar y armas a otros países. A partir del Tratado de Ámsterdam mejora esta política común. Introduce un nuevo instrumento en política exterior: la estrategia común, que será decidida por el Consejo Europeo a través del PESC y mediante mayoría cualificada. Aun así, la toma de decisiones que dependan de la PESC se tomarán por unanimidad de los Estados, pero a pesar de eso, los Estados miembros tienen un veto, llamado abstención constructiva, que no tiene 8 Disponible en: http://www.dipgra.es/aytos/docuaytos/docupdf/tratados.pdf, 35. [consultado el 26 de Febrero de 2012]. 9 Disponible en: http://www.dipgra.es/aytos/docuaytos/docupdf/tratados.pdf, 35 [consultado el 26 de Febrero de 2012]. 10 Disponible en: http://www.dipgra.es/aytos/docuaytos/docupdf/tratados.pdf, 37 [consultado el 26 de Febrero de 2012]. 1300
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porqué significar que se anulan las decisiones, sino que sirve para que un Estado se abstenga en la votación sin comprometer la unanimidad del resultado.
Este tratado trae consigo la creación del Alto Representante de la PESC. Su función será la de representar a la UE en sus actividades de política exterior y actuar en su nombre, además de aconsejar al Consejo Europeo sobre las decisiones a tomar en materia exterior, y ser el rostro con el cual el resto de países del mundo pueden intercalar conversaciones con la UE. Bajo este cargo hay un equipo que también es introducido en este tratado. La ocupación de este equipo es la de planificar las políticas de exterior y de alerta rápida, para evitar que en futuros momentos de conflicto la actuación europea sea lo más rápida posible. Ámsterdam fue el primer tratado donde se documentó las actuaciones europeas en las misiones Petersberg. Estas misiones ya fueron acordadas en una reunión de los miembros de la unión en 1992, pero no se implantan en ningún tratado hasta el de Ámsterdam. Las misiones Petersberg consisten en operaciones militares, por parte de los Estados miembros de la UE, en diferentes países del mundo donde se tenga que acudir de forma humanitaria o para garantizar la estabilidad política de una región, es decir, evitar guerras y masacres en la medida de lo posible, y ayudar siempre que sean por razones humanitarias. Para ello en 1999, en la cumbre de Helsinki, se va a aprobar la creación de un Estado Mayor de la Unión Europea (EMUE) para supervisar dichas operaciones. Ni en el Tratado de Niza ni en el Tratado de Lisboa se introducen grandes cambios con respecto a anteriores tratados, salvo en el de Lisboa que se produce la eliminación del conocido como segundo pilar constitutivo de la UE, para sustituirlo por el Alto Representante de la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea. Este Alto Representante será también el Vicepresidente de la Comisión para incrementar su influencia y visibilidad de la política exterior de la UE. 3.1.3. La cooperación en los ámbitos de justicia y asuntos de interior Antes de llegar al tercer pilar que conforma Maastricht, hay que explicar cómo se llega a este punto. Para empezar, en los años ’70 hay una oleada de atentados por Europa, de diferentes grupos terroristas. En medio de este contexto, el Consejo de Ministros de Justicia e Interior de los países miembros se reúnen en 1975, dónde debaten la idea de cómo colaborar para evitar que los atentados puedan realizarse en los países que conforman la Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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unión, pero hay diferentes posturas. La británica argumenta una colaboración únicamente en el control de las fronteras comunitarias, para evitar que los terroristas puedan acceder a través de las diferentes fronteras de los diferentes países de la unión. Alemania no lo veía así, los germanos veían la posibilidad crear una policía europea. La realidad fue que los diferentes acordaron un compromiso de colaborar en manera policial contra el terrorismo, sin crear una policía europea. Se formó así el llamado Grupo TREVI. La primera misión de este grupo será la de la lucha antiterrorista, pero según vayan pasando los años y viendo los éxitos de este acuerdo, a lo que hay que sumar las políticas de creación de mercado único, el grupo TREVI irá aumentando sus funciones, ya no sólo luchará contra el terrorismo, sino que luchará también contra el narcotráfico, las bandas criminales organizadas, etc. Lo que acabará dando lugar a la formación del proyecto de un organismo que controle y facilite la cooperación entre las distintas policías nacionales, el EUROPOL (Oficina Europea de Policía). La otra cuestión necesaria para entender la cooperación europea en justicia y asuntos de interior viene marcada por el Convenio Schengen, que se firma en 1985, aunque no entraría en vigor hasta 1995. Que tiene de especial este convenio, que gracias a él, se suprimen las fronteras nacionales entre todos aquellos países que se acogieron al convenio11, se eliminan las aduanas interiores y se ponen unas normas comunes para las fronteras exteriores. Aunque este convenio no forma parte fundamental en el tercer pilar sí que es importante porque no todos los países son firmantes del convenio, pero facilita la libre circulación por los países de la UE que si están dentro de dicho acuerdo. Así llegamos a la Cooperación en los Ámbitos de Justicia y Asuntos de Interior, conocido como tercer pilar de la UE. En el Tratado de Maastricht se formaliza por primera vez esta cooperación, cuyos objetivos son los de la Unión “en particular la libertad de movimiento de las personas, sin perjuicio de las competencias de la Comunidad Europea”12.
11 En la actualidad están todos los países de la UE salvo Reino Unido e Irlanda, que no lo están por decisión propia, y Bulgaria, Chipre y Malta, porque no cumplen los requisitos para ello. 12 MORATA, 1998: 366. 1302
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Esta cooperación se basa en varias cuestiones, que como se han mencionado antes, son de interés común para los países de la unión: la política de asilo, el paso de las fronteras exteriores, la política de inmigración (permiso de entrada y residencia de extracomunitarios), la lucha contra la drogadicción, la lucha contra el fraude internacional, la cooperación judicial en materia civil y pena, la cooperación aduanera y la cooperación policial para prevenir y evitar el terrorismo, el tráfico de drogas y otros crímenes de índole internacional. En la firma de este tratado, además, se acuerda una posición común que adoptarán los países de la UE ante determinadas cuestiones, una acción común para conseguir un objetivo que será más fácil con la cooperación de todos que por la libre actuación de cada Estado de manera individual, y un convenio que permita la creación de una Oficina Europea de Policía (EUROPOL). Este último punto se acuerda en 1991 pero no se firmó hasta 1995 y no se puso en marcha hasta 1999. A pesar de todas estas ventajas, el tercer pilar tuvo un papel muy limitado. El Tribunal de Justicia Europeo sólo es competente en la interpretación y resolución de conflictos entre Estados de la UE. La falta de información entre el Consejo de Ministros de este organismo y el Parlamento Europeo, provoca que la Comisión Europea esté limitada en su iniciativa de actuación en materia penal, policial y aduanera que está en poder de los Estados miembros, y la exigencia de que todas las votaciones en las diferentes decisiones sean por unanimidad, hacen que muchas de las decisiones a adoptar sean paralizadas. Es por ello que esto será necesario revisarlo en un nuevo tratado, el de Amsterdam en 1997. En el Tratado de Amsterdam, viendo todos estos problemas, la reforma del llamado Tercer Pilar se entendió como algo prioritario. Aun así, no se consigue demasiado. El mayor avance es incluir sistema de fronteras del Convenio de Schengen al orden jurídico comunitario, pero para variar algo del Convenio se necesitará la unanimidad del Consejo, salvo en el caso de los visados que será competencia del Tribunal de Justicia Europeo. Pero la EUROPOL y la colaboración judicial penal seguirá siendo materia intergubernamental. Lo peor de este convenio es que su reglamentación hacía más rígida la cooperación entre los diferentes países miembros, además, podía quedar bloqueada dicha cooperación si alguno de los Estados miembros ejecutaba su opción de veto.
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En el Tratado de Niza (firmado en 2001) no se va más allá, sino que sólo introduce alguna mínima modificación legal sobre todo de cara a la forma de proceder en el caso de futuras ampliaciones. La gran aportación de Niza a Cooperación en los ámbitos de justicia es la de cumplir el mandato del Consejo Europeo de Tampere de 1999 de incluir la Unidad Europea de Cooperación Judicial (EUROJUST), que permite la mejor coordinación entre las autoridades judiciales nacionales de los Estados miembros mediante un organismo similar a nivel europeo. Pero no sólo eso, sino que podrá impulsar investigaciones en temas de delincuencia organizada siempre y cuando los análisis de la EUROPOL lo consideren oportuno. El cambio real vendrá con el Tratado de Lisboa del 2007. Ahora se pasará a tener las mismas normas que tiene el mercado único y las decisiones no serán ya por unanimidad, sino por mayorías. Además de que las medidas de la Unión Europea y de los Estados nacionales estarán sometidos al control jurisdiccional del Tribunal de Justicia Europeo. Ahora, gracias a este tratado, las diferentes decisiones sobre los permisos de residencia de corta duración, los temas referidos a la inmigración legal, la cooperación judicial en materia pena, la EUROJUST y la EUROPOL, la cooperación policial no operativa y la protección civil; pasarán a ser decididas por mayoría cualificada en vez de la unanimidad que establecía los anteriores tratados. Un cambio en la agilidad de la toma de decisiones por parte de Unión Europea. 3.2. Errores en los pilares de la UE La política exterior de la UE, se supone, según hemos visto, está bien estructurada, se ha ido modificando y adecuando al tiempo, pero aun así, los problemas de decisión y de no tener realmente una única voz han dejado en evidencia ese pilar de la UE. Mientras que durante el periodo de Secretario General del PESC, Javier Solana, hubo un periodo de actividad intensiva con misiones militares de la UE en Bosnia durante la Guerra de los Balcanes, en el Chad, en la República Democrática del Congo, en el proceso de paz en Aceh (Indonesia) y con flotas para vigilar las costas de Somalia para combatir la piratería. Pero también va a haber actividad diplomática sobre todo con respecto a la intención de Irán de crear armas nucleares. La UE tomó la decisión firme de hablar con Irán, de condenar dicha actividad y de agotar todas las vías posibles para evitar que se produzca la creación de armas nucleares. 1304
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Estos ejemplos, son unos buenos ejercicios de como la política exterior ha funcionado sobre todo en la consecución de los valores de Europa, de ayudar en crisis humanitarias y en mantenimiento de la paz. Por estas razones, la UE recibió el pasado Premio Nobel de la Paz (2012), que ha servido para mostrar al mundo su labor y recordar sus buenas acciones a nivel global. Aunque esto no cubre varios errores que han mermado en mucho la posición, en ciertos temas, de política exterior europeo. El primero vino con el surgimiento de la Guerra de los Balcanes. La lentitud en la toma de decisiones de la UE, porque éstas deben tomarse de manera unánime por los Estados, provocó que al final tuviera que intervenir Estados Unidos, lo que mostró al mundo la ineficacia de la UE y su tardanza en actuar. El segundo problema viene con la independencia de Kosovo, en el que la UE tampoco tuvo una postura unitaria, mientras algunos de los Estados miembros reconocían esa independencia, otros como España y Rumanía, por temor a contagio e independencias dentro de su territorio, no la reconocen, lo que vuelve a señalar que la UE no es capaz de sacar una decisión mayoritaria entre sus miembros y no puede tener un posicionamiento claro. Otro claro ejemplo es el producido con las Guerras de Afganistán e Irak. Mientras en la primera la respuesta de la UE fue apoyar a EE.UU. con motivo de la lucha contra el terrorismo, en el segundo caso la respuesta fue individual de los países miembros. No todos estaban a favor de una guerra, cuya intencionalidad de EE.UU era la de buscar armas de destrucción masiva, pero en realidad quería los pozos de petróleo del país, mientras que otros la apoyaron incondicionalmente. El último ejemplo de fallo en política exterior, ha sido muy reciente, el terremoto de Haití. Mientras EE.UU. mandó un gran despliegue militar con la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, a la cabeza para ayudar en lo que fuera necesario, la Alta Representante de la Política Exterior Europea, Catherine Ashton, se quedó en Europa para coordinar mejor la ayuda a Haití. Este ejemplo, muestra el desaprovechamiento de cara al exterior para mostrar la voluntad exterior de Europa, frente a un país, como EE.UU, que muestra estas acciones para lavar su imagen de país beligerante y sí un país amigo. En la política económica, uno de los grandes fallos es no conseguir que todos los países miembros de la UE estén adheridos a la moneda única, como por ejemplo Reino Unido que prefirió quedarse con su moneda, la Libra, cuyo valor en el mercado era muy bueno, frente al Euro. Pero a Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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diferencia de la política exterior, la política económica ha sido un elemento fundamental en la creación de la UE desde su origen, y por lo tanto no tiene tantos fallos hasta que ha llegado la crisis económica. La crisis ha vuelto a mostrar al mundo la falta de rapidez en la toma de decisiones y la falta de puesta en común, y sí de manera unitaria por parte de uno de los países de la comisión europea encargada del asunto. A eso hay que sumarle que hay tres países rescatados (Irlanda, Grecia y Portugal) y otros que no han cumplido con los objetivos europeos de déficit, ante lo que Europa no ha hecho mucho por intentar revertir esta situación antes de que llegara el caos. En la situación actual las decisiones de ver a quién se rescata, como deben solucionarse los problemas de los países miembros que peor lo están pasando y cómo se les puede ayudar no está siendo regido por la UE, sino que está siendo dirigido, sobre todo, por Alemania y Francia, mientras que los demás Estados, en una segunda posición frente al poder en la UE que tienen estos dos países, deben acatar sus normas. Esto muestra que la UE no respeta su valor de igualdad, ni cumple con su objetivo de control de las economías nacionales que tienen como moneda el Euro. 4. La Unión Europea ¿una potencia mundial actual? Este último punto quiere señalar a día de hoy, si la UE es un elemento supranacional con posibilidades de ser una potencia mundial, si lo es ya o si lo va a ser, mediante el análisis de diversos datos. Ya se ha observado como Unión Europea se ha ido formando con paso lento pero sobre seguro, además de poder ver cuáles son los tres pilares en los que se asienta la unión. Este paso lento pero seguro ha permitido que Europa viva en uno de sus periodos más largos de paz. Pero esto es suficiente para decir que la Unión Europea es una potencia mundial. Si analizamos ciertos datos como el comercio, la moneda o la demografía podría decirse que sí, pero como se ha visto en el anterior punto, sobre los temas como la toma de decisiones en materia económica o en política exterior, no ha sido la más correcta o unitaria. La demografía europea anda entre los 450 y 500 millones de personas, no llega al nivel de China o la India, pero supera a potencias Estados Unidos y a Rusia, lo que demuestra que a nivel demográfico no tiene nada que envidiar. La UE está en posesión de una de las monedas más fuertes del mundo, el Euro, que está entre el dólar y los dos dólares para el cambio de divisas, 1306
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manteniéndose más o menos estable13. En cuanto al comercio los datos obtenidos de los documentos del Eurostat14 hasta 2010 muestran que la economía europea rondaba o superaba el 20% del comercio mundial en importación y exportación, superando con creces a los Estados Unidos, pero entre la crisis y el buen hacer de China, el gigante asiático desde 2005 han ido aumentando sus exportaciones que hacen, a falta de datos oficiales consultados, peligrar el primer puesto en el ranking mundial, de ente exportador, a la UE. Algunas fuentes de prensa económica especializada señala que este hecho ya se ha producido.
La política exterior europea busca sobre todo lo contrario a la potencia norteamericana, busca el dialogo frente a la acción militar, lo que provoca simpatías entre los diferentes países del mundo, ya que prefieren que los problemas se solucionen dialogando que por el uso del belicismo. Estos datos muestran lo bien que funciona la UE, pero si después añadimos el punto anterior en el que se mencionan los fallos en política exterior y en materia económica, la respuesta cambia radicalmente. Es por ello, que no podemos señalar realmente si es una potencia mundial, tiene todos los datos a favor para ser una potencia dentro de este mundo cada vez más multipolar. Aunque en ocasiones parezca un gigante, realmente tiene los pies de barro debido a las diferentes formas de actuar dependiendo de la situación, es decir más o menos correcta. Siguiendo las palabras de la editorial del nº 210 de la Revista Temas, de la Fundación Sistema nos señala lo anteriormente mencionado, y además añade cuál es el verdadero problema de la UE: […] la Unión Europea es prisionera de su construcción asimétrica. El método gradualista introducido por Jean Monnet pretendía que la progresiva integración económica conllevaría la integración política. El tiempo ha demostrado, sin embargo, que tal gradualismo adolecía de vicios asimétricos y promovía sólo los aspectos comerciales, financieros y monetarios, y apenas impulsaba los sociales, laborales, fiscales o presupuestarios. Y aún menos la integración política15. 13 Si se fijan en la tabla histórica que aparece aquí http://www.finanzas.com/divisas/eurusd/datos-historicos.html, consultada por última vez el 20 de febrero del 2013, se puede observar que la diferencia en % entre el Euro y el Dólar, que varía según los días pero que no se desploma ni se dispara hacia arriba, hablando en términos económicos. 14 Si se quiere se pueden consultar todos los datos estadísticos en el informe del Eurostat disponible en: http://epp.eurostat.ec.europa.eu/cache/ITY_OFFPUB/KS-GI-11-001/ EN/KS-GI-11-001-EN.PDF [consultado el 24 febrero de 2012]. 15 Disponible en: http://www.fundacionsistema.com/media/PDF/editorial210.pdf Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Este párrafo muestra como problema el pensamiento de que la unión económica acarrearía, por sí sola, la unión política, cuando no es así, y el resultado es lo que llaman los periodistas y políticos, la Europa de las dos velocidades. Esa Europa de dos velocidades no hace más que mostrar que hay una diferencia entre unos países más potentes económicamente y otros que no lo son, unos que quieren imponer su voluntad a los demás, acabando con esa solidaridad de la que hace gala. Si esto lo comparamos con Estados Unidos, el cual también tiene estados federados de diferente potencial, pero en el que todos buscan, participan y favorecen el conseguir un objetivo común. Esto se diferencia de la UE, por lo tanto, la UE tiene potencial para ser potencia mundial, pero sin solucionar sus problemas caerá como la bíblica torre de babel. 5. Conclusiones Una de las conclusiones que se puede extraer es el gran avance que ha tenido la Unión Europea desde que comenzó siendo una Unión Económica hasta lo que es hoy, no sólo avanzando en el terreno de servicios sociales, economía, política exterior, etc; sino aumentando el número de países con el que empezó, de 6 a 27 Estados. Pero aunque esto ha sido un avance, también ha supuesto un retroceso, las decisiones son más difíciles de tomar. Si observamos el punto de los fallos de la UE en política Estado tiene una opinión dependiendo del tema, cuestión nada baladí que también puede llevarse a otras esferas de acción de la UE. Por ello, hace falta un liderazgo, ya sea desde la Presidencia de la Unión, desde la Presidencia de la Comisión, etc; pero que sirva para aunar a los diferentes Estados miembros capaz de obtener única voz en diferentes temas problemáticos. De este modo la UE mostrará al mundo que están unidos, que son fuertes y, que las decisiones que toman son una y no 27. Una Europa fuerte debe estar dotada de unas instituciones fuertes, pero como hemos visto, hay reticencias de los Estados miembros a ceder soberanía nacional. Este es uno de los grandes problemas de la UE, la negativa de los países a ceder parte de su soberanía. Todos quieren pertenecer a la UE, porque en muchos casos, por sí solos, los Estados no tienen presencia en el mundo como lo pueden tener Alemania, Francia o Reino Unido, pero unidos si la tienen. Pero los países no quieren quitarse poder, porque consideran [consultado el 17 Junio de 2013]. 1308
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que quitarse soberanía es quitarse poder de decisión. Y volvemos al gran problema de la Unión Europea que es el de la verdadera unión y la única voz, hasta que no se llegue a una verdadera unión no se podrá avanzar en ciertos temas. Esto pasa cuando surgen problemas de catástrofes naturales, la crisis económica, etc; que sí la UE no se presenta como una unidad y tarda mucho en tomar decisiones, argumenta una falta de crédito ante el mundo que luego hace que no sea considerada a tener en cuenta en muchas cumbres globales y en definitiva, ignorada. La Unión Económica y el Mercado Único han conseguido que la UE sea un gran mercado exterior para importar y exportar productos, siendo una de las potencias comerciales del mundo. Esto demuestra que la UE funciona muy bien en el aspecto en el que fue creada, en la económica. En este sentido, un gran problema de la UE, es que al crearse como una unión económica se pensaba que podía llevar aparejada una unión política, pero no ha sido así, porque volviendo a la primera conclusión, el problema es la dirección de los países y su negativa a ceder su soberanía, lo que hace que no se pueda avanzar en políticas comunes de entendimiento. Bibliografía BESNÉ MAÑERO, Rosario; CANEDO ARRILLAGA, José Ramón y PÉREZ DE LAS HERAS, Beatriz, La Unión Europea. Historia, instituciones y sistema jurídico, Bilbao, Universidad Deusto, 2008. GRANT, Charles, “Una voz única para la UE”, Política Exterior nº 130–Julio/Agosto 2009. Disponible en http://www.politicaexterior.com/ archives/5492 [consultado el 27 febrero de 2012]. MARTÍNEZ DE RITUERTO, Ricardo, “¿Será Europa una potencia mundial?”, El País, Fecha (15 de noviembre del 2009). Disponible en http:// elpais.com/diario/2009/11/15/internacional/1258239604_850215.html [consultado el 26 febrero de 2012]. PAREDES ALONSO, Javier, Historia Universal Contemporánea II. De la Primera Guerra Mundial a nuestros días, Barcelona, Ariel, 2009. PEREIRA CASTAÑARES, Juan Carlos, Historia de las Relaciones Internacionales Contemporáneas, Barcelona, Ariel, 2008. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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TERRITORIOS IMAGINARIOS
ABZU, FUENTE DE VIDA Y CONOCIMIENTO EN LA COSMOVISIÓN DE LA ANTIGUA MESOPOTAMIA Abzu, Source of Life and Knowledge in the Worldview of the Anciente Mesopotamia Aitor Céspedes Suárez Universidad Autónoma de Madrid [email protected] Resumen: El Abzu, ese océano subterráneo de agua dulce, formó una parte fundamental dentro de la cosmovisión del mundo mesopotámico. El objetivo de este trabajo es dar unas pinceladas generales sobre este lugar mitológico, aproximarse a la concepción que sobre él tenían los antiguos habitantes del Tigris y el Éufrates y mostrar algunas características asociadas al mismo, especialmente lo concerniente al Abzu como fuente de vida y conocimiento. Palabras clave: Abzu, cosmovisión, Mesopotamia, aguas sagradas. Abstract: The Abzu, the underground freshwater ocean, formed a key part of the Mesopotamian worldview. The focus of this paper is to give a general vision about this mythological place, to approach on the conception that the ancient habitants of the Tigris and Euphrates had, and show some characteristics associated with it, especially with regard to the Abzu as source of life and knowledge. Keywords: Abzu, Worldview, Mesopotamian, Sacred Waters.
1. Primeras palabras Lo que se pretende con la elaboración del presente trabajo es plasmar un boceto, o un esbozo si se prefiere, de una realidad establecida y visible dentro de la mitología y cosmovisión del mundo mesopotámico. Se trata, como el título bien indica, del Abzu1 (denominado Apsu en acadio), las aguas dulces primordiales que refugian bajo la capa terrestre. Mas antes de entrar en detalle, creo conveniente destacar algunas características generales de la religión mesopotámica relacionadas con el estudio de la mitología elaborada en la tierra que abarcan el Tigris y el Éufrates en su conjunto. 1 En el presente trabajo se usarán indistintamente los vocablos, Apsu, Engur o aguas primordiales en referencia al Abzu, siendo sinónimos todos ellos. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Llamamos Historia de Mesopotamia a un período que abarca alrededor de dos mil quinientos años (lo que Paul Kriwaczek2 menciona como “la mitad de la Historia”) transcurridos entre el Eúfrates y el Tigris, concretamente los que abarcan desde el período Uruk tardío (3200-3000 a. C.), hasta la caída del Imperio neobabilonio a manos del persa Ciro II (539 a. C.). Si bien es verdad que durante toda esta época los diversos Estados que protagonizaron su devenir histórico siguieron una cultura más o menos estable y continuada, esta fue evolucionando, provocando, por tanto, cambios en ciertos aspectos de la misma. Lo concerniente al mundo religioso no fue una excepción a este hecho, más si cabe dentro de una tradición donde todo acto político era bañado bajo un aroma sacramental. Encontramos ejemplos de este fenómeno en un buen número de casos, quizá el más famoso sea el de los “traspasos” de poder entre las divinidades hegemónicas de su panteón, como fue el caso de Enlil, quien “cedió” su privilegiado puesto situado en lo más alto de mundo divino sumerio en beneficio de Marduk3, dios tutelar de Babilonia, en un proceso cuyo afianzamiento abarcó casi todo el segundo milenio y motivado por el auge de una ciudad (Babilonia) que pasó a ostentar el papel principal en la Baja Mesopotamia. Este hecho provoca que existan ciertas contradicciones dentro de la mitología mesopotámica, pues cada mito será hijo de su época, de su contexto, contrastando, además, con las copias que los propios escribas contemporáneos hacían de antiguos escritos religiosos cuyo origen podía remontarse uno o dos milenios atrás. Así encontramos, como se ha mencionado, a diferentes “reyes” dentro de un mismo panteón según el período que abarquemos, idénticas divinidades cuyas características van cambiando o evolucionando a lo largo del tiempo, solapándose en atributos con otras4, etc. A la diversidad religiosa dentro de una misma tradición hay que añadir, además de los cambios suscitados por el dilatado espacio de tiempo por el cual nos movemos, la fragmentación territorial. Mesopotamia rara vez estuvo unida políticamente hablando, dándose estos casos de forma minoritaria en el transcurso de su historia. Esto se dio desde los comienzos, en el período 2 KRIWACZEK, 2010. 3 MONTERO FENOLLÓS, 2013: 224. 4 Curioso es el caso de Aššur (dios tutelar de la ciudad que lleva el mismo nombre de los territorios que gobierna el rey de Asiria) que, en la versión asiria del Enumah Elish, el poema de la creación, adopta el papel de Marduk y, posteriormente, se le menciona como divinidad creadora. 1314
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Abzu, fuente de vida y conocimiento en la cosmovisión de la antigua Mesopotamia
sumerio presargónico (3200-2334 a. C), cuyo control directo del territorio se concentraba en la Baja Mesopotamia, organizada por un conjunto de ciudades-estado independientes entre sí. De este modo, pese a compartir realmente, y a grandes rasgos, el mismo conjunto de creencias, podemos encontrar en un mismo período, según en la ciudad en la que transitemos, una jerarquía del panteón distinta o dioses con los mismos atributos pero denominados de forma diferente, probablemente divinidades de origen diferente que acabarían sincretizándose e identificándose como el mismo5. Posteriormente, tras el declive político del mundo sumerio en los albores del segundo milenio encontraremos al territorio mesopotámico dividido, fundamentalmente, en dos regiones, el sur, dominado por Babilonia, y el norte, ámbito controlado por Asiria6. Ambos Estados acabarán por afianzarse y definirse en sus respectivos territorios a lo largo de todo el segundo milenio, relacionándose entre sí de forma más conflictiva que amistosa y sin obtener un claro control político sobre el otro salvo en la última centuria del Imperio neoasirio (934-609 a. C.) y bajo el breve periodo que abarcará el Imperio neobabilonio (626-539 a. C.). Estos reinos mesopotámicos tendrán sus variantes religiosas fundamentalmente basadas en la jerarquía de panteones, dominando Aššur el asirio y Marduk y Nabû el babilonio. No es mi intención dar una imagen errónea de la mitología mesopotámica. Lo plasmado en estas líneas se engloba dentro de una misma tradición, de una misma religión, cuyo origen se remonta a época sumero-acadia (3200-2004 a. C.). Simplemente trato de aclarar la versatilidad de la misma, las variantes que se producen en su seno mediante la lógica evolución de los pueblos que la contemplan y elaboran en el discurrir de la historia. A todo lo dicho hay que añadir que, al no tratarse de una religión revelada ni presentar un dogma definido en un texto concreto, se favorece la mencionada flexibilidad mitológica. Así pues, el Abzu no será inmune a estas variantes, manifestando un ligero cambio en la visión del mismo a finales del segundo milenio. No obstante, trataré de presentarlo en las siguientes líneas de una forma homogénea con el fin de facilitar su visión y a falta de un estudio mucho más profundo (tan profundo como el Abzu) y concienzudo que analice cada texto en el 5 LARA PEINADO, 2006: XXII-XXIII. 6 No obstante, hay que tener en cuenta que existen ciertos matices que interrumpen el escueto esquema presentado, como es la irrupción del reino mittanio en el norte de Mesopotamia entre los siglos XVI y XIV a. C. KUHRT, 2000: 318-336. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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que aparezca el término, elaborando una auténtica secuencia estratigráfica temporal y regional para vislumbrar su evolución y la visión que sobre el mismo se ha perfilado. 2. Abzu Entrando ya en materia, lo primero que hay que especificar es qué es el Abzu. Las primeras referencias sobre el mismo las encontramos en época sumeria, formando una parte importante en la composición del universo y que, básicamente, se perpetuará a lo largo de la cultura mesopotámica posterior. De este modo, a través de los diversos mitos sumerios en los que se hace referencia, podríamos dividir las diferentes partes de la cosmovisión del universo sumerio de la siguiente forma7: para empezar, la tierra se configuraría como una especie de disco plano, sobre la que se aposentaría el cielo, cuya estructura se presentaría como una auténtica bóveda celeste hueca, delimitada por un material duro. Entre el cielo y la tierra existiría una sustancia denominada líl8, que se puede traducir como viento, espíritu, o aliento vital9, en este contexto. Los diversos astros, la luna, el sol y las estrellas, se encontrarían en este espacio que podemos denominar gaseoso, mientras que el inframundo ocupaba un espacio situado a un nivel inferior de la corteza terrestre10. Rodeando todo este conjunto, el cielo, la tierra y el inframundo, se encontraba el Abzu, las aguas primordiales, localizándose también bajo la tierra, sin que quede demasiado claro cómo se compatibiliza esta ubicación con la anteriormente mencionada del inframundo. Quizá la respuesta la encontramos en la travesía que hay que recorrer para llegar al “Gran Debajo”, puesto que para acceder a él, había que cruzar un río a bordo de una embarcación conducida por un barquero, posiblemente ese río sea una parte del Abzu. Otra posibilidad sería que ni el inframundo ni el Engur abarcasen todo el espacio existente bajo la corteza terrestre. Ya que en ningún escrito se señala que abarquen toda su totalidad, de hecho sabemos que el inframundo, para los antiguos sumerios, se encontraba hacia occidente, donde se ponía el sol, lo cual podría indicarnos la compatibilidad de ambos espacios bajo 7 KRAMER, 2010: 112. 8 Será con ese mismo término con el que se forme el nombre del rey de los dioses dentro del panteón sumerio, Enlil, comúnmente traducido como “señor del viento”. 9 JIMÉNEZ ZAMUDIO, 2000: 264. 10 KRAMER, 2010: 192. 1316
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Abzu, fuente de vida y conocimiento en la cosmovisión de la antigua Mesopotamia
tierra. En cualquier caso, este “océano subterráneo”11 es precisamente quien abastece de agua a los diferentes ríos, lagos, acuíferos, pantanos etc. 3. Abzu, fuente de vida En este contexto, dentro de la cosmovisión del mundo que dilucidaban los mesopotámicos, hallamos al Abzu como fuente de vida. Fuente en sentido doble, pues no solo se trata de una acumulación de agua dulce, sino que es el origen mismo de la vida. Identificado con la diosa Nammu, el Abzu, el Mar Primordial, da origen dentro de la mitología sumeria a An (cielo) y Ki (tierra), que en un principio permanecerían unidos, según el razonamiento de Kramer12, en una montaña cósmica que posteriormente el dios Enlil, hijo de esta pareja de dioses, separará. Sin embargo, no se especifica cómo engendra a esos primeros dioses ni qué había antes de las propias aguas primordiales, en caso de que realmente existiera algo al margen de las mismas, por lo que seguramente debamos pensar que, según la cosmovisión sumeria, este elemento primigenio debió existir desde siempre. Mas no es la única referencia que tenemos relacionada con el Abzu como fundamento procreador que dará origen a los primeros dioses. Una de las composiciones literarias más famosas y bellas que proporcionó la antigua Mesopotamia, el Enumah Elish, nos proporciona el mejor ejemplo. Confeccionado, seguramente, a finales del segundo milenio en Babilonia bajo el reinado de Nabucodonosor I, glorioso monarca de la II dinastía de Isin, nos relata, con el objetivo de encumbrar a Marduk como deidad principal del panteón babilonio, el origen del mundo tal y como está instaurado13. La obra expone que, antes de la creación del cielo y de la tierra, existía, de forma exclusiva, una pareja compuesta por Apsu (término acadio para referirse al Abzu), dios de las aguas dulces, y Tiamat, diosa de las aguas saladas. Ambas divinidades irán generando diversos vástagos que serán el origen del panteón babilonio.
11 Aunque es habitual usar los términos “océano” o “mar” para referirse al Abzu, hay que aclarar que este “espacio-elemento” está compuesto de agua dulce. 12 KRAMER, 2010: 119. 13 ROUX, 2002: 110. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Obtenemos así un dato importante, y es que el hecho de que se nos mencione al Abzu como divinidad primigenia en relatos diferentes, separados entre sí durante más de mil años, quiere decir que esa idea triunfó y se fue difundiendo mejor que otras versiones creacionistas surgidas en la antigua Mesopotamia, donde el elemento primordial de las aguas primigenias no aparece. Otra característica a tener en cuenta de esta composición literaria es la propia encarnación del Apsu como divinidad, convirtiéndose únicamente en lugar mitológico una vez que es asesinado por Enki, divinidad cuya morada se ubica, tanto en periodo sumerio como en los posteriores, en el mismo Abzu. No aparece, sin embargo, la diosa Nammu, identificada en época sumeria con las aguas primordiales, de sexo femenino, y generadora de las primeras divinidades. Es posible que la figura de esta deidad fuese diluyéndose en el mito de la creación hasta reemplazarse por la divinidad como tal del Abzu y con la aparición de un nuevo elemento femenino, Tiamat, la diosa de las aguas saladas. En cualquier caso, la mención del Abzu como fuente de vida queda reflejada de manera obvia. Como divinidad (o ente) de la cual proceden los primeros dioses, es el primer responsable de la generación del panteón mesopotámico y, por ende, de toda la vida existente en el mundo, incluyendo, claro está, al hombre. Antes de toda esa creación solo existía el Abzu (o Apsu y Tiamat en su defecto); después y, a consecuencia de él, obtenemos el amplio abanico de vida, tanto divina como terrenal, que en origen deben su sino a las aguas primordiales. Aparte de las referencias directas de las que disponemos sobre el Abzu como fuente vital, hallamos multitud de expresiones de relatos cuya trama principal nada tiene que ver con las aguas primordiales donde se las menciona en alusión a la abundancia o a la propia vida. De este modo, contamos, por ejemplo, con comentarios como “¡Abzu, la vida del país (propio), medida de Enki!”14, u otras relacionadas con el acto de la creación de diversos seres, entre ellos el humano, usándose como material para su elaboración la arcilla sagrada procedente de las aguas primordiales: “Ninmah tomó la arcilla de la parte superior del Abzu en las manos y formó 14 Enki`s journey to Nibru, c.1.1.4, línea 51. Disponible en: http://etcsl.orinst.ox.ac.uk/cgibin/etcsl.cgi?text=c.1.1.4&display=Crit&charenc=&lineid=c114.49#c114.49 [consultado el 7 de marzo de 2013], BLACK, CUNNINGHAM, FLUCKIGER-HAWKER, ROBSON y ZÓLYOMI, Universidad de Oxford. 1318
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primero un hombre...”15, “contra Ninurta, Enki formó una tortuga con la arcilla del Abzu”16. Seguimos viendo, pues, al Engur relacionado con el acto de la creación, aunque sea de forma indirecta. Las líneas trazadas en el añejo barro para formar las cuñas que abren la puerta al mundo de las expresiones que los escribas querían transmitir, así lo reflejan. Y no será el arte del moldeado de la arcilla obtenida del Abzu el único ingrediente que nos transmita, de forma pasiva e indirecta, la relación de las aguas primordiales como fuente vital, ya que, en el propio Abzu, encontraremos vida en sí misma. Así se deduce de ciertas inscripciones que muestran la posibilidad de tener un vestido elaborado con lino del Abzu, aunque dicha prenda solo sea accesible para las divinidades: “...el dios vestido de lino del Abzu...”17. Pero no será el lino el único fruto surgido del Engur, puesto que también residirá en su interior el árbol: “el cedro arraigado en el Abzu”18, “...hicieron levantar la cabeza por encima de todos los países extranjeros, como el árbol gišgana (¿abedul?) sobre el Abzu”19. Especialmente llamativa son estas últimas alusiones del árbol o árboles, ya que no sabemos si es el mismo o no, en el Abzu, del que pocas noticias tenemos al margen de las ya expuestas. Quizá pueda tratarse del famoso árbol de la vida, tan presente a lo largo de la historia de Mesopotamia, 15 Enki and Nimah, c.1.1.2, línea 58. Disponible en: http://etcsl.orinst.ox.ac.uk/cgi-bin/ etcsl.cgi?text=c.1.1.2&display=Crit&charenc=&lineid=c112.56#c112.56 [consultado el 7 de marzo de 2013], BLACK, CUNNINGHAM, FLUCKIGER-HAWKER, ROBSON y ZÓLYOMI, Universidad de Oxford. 16 Ninurta and turtle, c.1.6.3, línea 36. Disponible en: http://etcsl.orinst.ox.ac.uk/cgi-bin/ etcsl.cgi?text=c.1.6.3&display=Crit&charenc=&lineid=c163.B.36#c163.B.36 [consultado el 7 de marzo de 2013], BLACK, CUNNINGHAM, FLUCKIGER-HAWKER, ROBSON y ZÓLYOMI, Universidad de Oxford. 17 Letter from Kug-Nanna to the god Ninšubur, c.3.3.39, línea 5. Disponible en: http://etcsl. orinst.ox.ac.uk/cgi-bin/etcsl.cgi?text=t.3.3.39 [consultado el 7 de marzo de 2013], BLACK, CUNNINGHAM, FLUCKIGER-HAWKER, ROBSON y ZÓLYOMI, Universidad de Oxford. 18 Ninurta`s exploitsa šir-sud (?) to Ninurta, c.1.6.2, línea 189. Disponible en: http://etcsl. orinst.ox.ac.uk/cgi-bin/etcsl.cgi?text=c.1.6.2&display=Crit&charenc=&lineid=c162.187 #c162.187 [consultado el 7 de marzo de 2013], Black, J. A., Cunningham, G., FluckigerHawker, E., Robson, E., and Zólyomi, G., Universidad de Oxford. 19 The building of Ningirsu`s temple (Gudea, cylinders A and B), c.2.1.7, línea 587. Disponible en: http://etcsl.orinst.ox.ac.uk/cgi-bin/etcsl.cgi?text=c.2.1.7&display=Crit&charenc=&li neid=c217.688#c217.688 [consultado el 7 de marzo de 2013], BLACK, CUNNINGHAM, FLUCKIGER-HAWKER, ROBSON y ZÓLYOMI, Universidad de Oxford. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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cuyas raíces tendrían su origen en las sagradas aguas del Abzu, encajando perfectamente con el simbolismo sacro de dicho árbol. Además, no hay que olvidar que Ningišzida, divinidad asociada al árbol de la vida, creció, según el poema dedicado al dios, en el Abzu20, por lo que es muy posible que en el imaginario colectivo mesopotámico se viese al famoso árbol de la vida nacido directamente del propio Abzu. No obstante, es posible que las referencias relacionadas con el Abzu en estos casos no deban ser tomadas de forma literal, sino que se trate de un recurso literario para dar valor, en primer lugar, al vestido portado por una divinidad y, en segundo lugar, a las hazañas de Gudea de Lagash. De ser así, estas menciones seguirían siendo igualmente valiosas, pues nos mostraría una buena imagen, al menos de prestigio, del Abzu dentro del discurso religioso mesopotámico. 3.1 Otros mitos sobre la creación Con las primeras palabras del presente trabajo se ha pretendido grabar la idea de que la religión de la antigua Mesopotamia no fue monolítica, ni a lo largo del tiempo ni en la extensión de su geografía. En este apartado quiero citar brevemente algunas tradiciones mesopotámicas que reflejan la creación del mundo sin que intervenga el Abzu como motor fundacional de la vida y del universo en general. De este modo, podemos tropezar con mitos tan curiosos como el que nos sitúa a Anu (An en sumerio) como artífice y creador del cielo21 que, a su vez, crearía a la tierra, la tierra a los ríos, los ríos a los canales, los canales a los lodazales y, finalmente, los lodazales darían origen al gusano, todo ello con el objetivo de explicar la causa del dolor de muelas, siendo, según este relato, el gusano, que se alimenta de las muelas desde dentro22. Encontramos también mitos de creación en los que se muestra, una vez más, a Anu como creador del cielo y a Ea (el Enki sumerio) como promotor del Apsu23, cambiando en esta ocasión el papel de creador por el de creado. Por último, merece la pena mencionar un mito elaborado en época neobabilónica, concretamente durante el siglo VI a. C., en el que, Marduk, 20 LARA PEINADO, 2006: 153. 21 La idea de An como divinidad creadora ya la encontramos en el Himno a Enki, probablemente elaborado durante el siglo XIX a. C., bajo el domino en el sur de Mesopotamia de la I dinastía de Isin, con el objetivo de ensalzar a sus monarcas, en este caso, a Ur-Ninurta. LARA PEINADO, 2006: 19. 22 HEIDEL, 1954: 72-73. 23 ROUX, 202: 109. 1320
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líder indiscutible del panteón babilonio, construye una balsa en la superficie de las aguas y la recubre de polvo, dando origen así a la tierra. Pese a que el Abzu no es mencionado en este mito como promotor de vida, sí que persiste la idea de las aguas primigenias, pues, antes de la creación de la tierra y de toda la vida que alberga la misma, lo único que existía era un gran mar. No obstante, nada se nos dice del origen de los dioses, de hecho, con la obvia excepción de Marduk, ni siquiera se les menciona, por lo que es imposible saber si tanto Marduk como el resto de deidades existían antes que el mar primigenio que cubría toda la tierra24. Sin embargo, como se ha dicho anteriormente, todos estos orígenes cosmogónicos no se perpetuaron a lo largo del tiempo, como sí lo hará la idea del Abzu como principio creador. Además se tratan en su mayoría de mitos cuya elaboración está determinada por una razón concreta y visible, como puede ser explicar la causa del dolor de muelas en el ser humano o el intento de ensalzar aún más la figura del dios Marduk. 4. Abzu, fuente de sabiduría Ya se ha visto al Engur como una auténtica fuente de vida, por el simple hecho de ser el origen de la misma. Mas no será su única cualidad, pues desde lo más profundo del abismo al que también representa el Abzu, desde los fluidos acuosos inaccesibles a la humanidad y donde se pergeñan los destinos, un halo de misterio rodeará a las aguas primordiales que le proporcionarán características mágicas y relacionadas con la sabiduría. De hecho, la propia composición etimológica del término alude a su facultad sapiencial. Como es sabido, tanto el sumerio como el acadio son lenguas que utilizaban una escritura cuneiforme, donde cada cuña representaba una sílaba. En este caso particular, la estructura de la palabra viene a definirse por la sílaba Ab-, cuyo significado es “mar”25 y zu, que podemos traducir por “conocer, hacer conocer, aprender”26, por tanto, el resultado de esta unión se puede definir libremente como “mar que hace conocer”. Sin embargo ese “zu” también podría interpretarse como el sufijo posesivo de segunda persona del singular27, traduciéndose el término Abzu como “tu mar”, refiriéndose seguramente a Enki. Aun así, es peligroso afirmar nada sobre su etimología, ya que precisamente el término Ab-, es problemático y está actualmente en objeto de debate por los sumerólogos. 24 HEIDEL, 1954: 61-63. 25 JIMÉNEZ ZAMUDIO, 2000: 243. 26 JIMÉNEZ ZAMUDIO, 2000: 286. 27 JIMÉNEZ ZAMUDIO, 2000: 37. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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No obstante, lo que no sabemos es si esas características del Abzu son innatas del mismo o si provienen, en origen, del dios que mora en los abismos acuosos, Enki. Pocas referencias encontramos sobre este asunto y, desde luego, ninguna de forma directa. Como se ha visto, en el Enuma Elish el dios Apsu, en su unión con Tiamat, dan origen a Anu que a su vez tuvo como vástago a Ea. Ante el intento de Apsu de acabar con los revoltosos dioses, Ea, enterado de la intención del progenitor original, le lanza un conjuro que lo adormece para matarlo posteriormente. Finalmente, el cadáver de Apsu, convertido en un espacio mitológico, servirá de residencia para la divinidad triunfante, Ea. El poema nos muestra cómo, antes de ubicar su morada en el Apsu, Enki es representado como divinidad de la sabiduría y conoce la magia (de hecho la usa para matar a su “abuelo”). Si nos retrotraemos casi un milenio en la línea del tiempo, hallamos en el Himno a Enki un episodio que parece apoyar, aunque no lo dice de forma explícita, la imagen de que el dios ya disfrutaba de sus poderes sapienciales antes de establecer el interior del Abzu como su morada divina28. Por tanto, y teniendo en cuenta las escasas fuentes de las que disponemos, una cosa parece clara, Enki ya disponía de sus características mágicas y sapienciales antes de elegir el Abzu como su residencia divina. Ahora la pregunta debe tornarse en otra dirección, ¿contenía el Abzu como espacio mitológico poderes de estas características al margen de Enki? Las referencias que tenemos sobre esta cuestión son nulas, por lo que, al menos de momento, se quedará sin respuesta efectiva. Sí podemos divagar sobre la suposición de que, si el Abzu es el origen de toda vida, deba recaer en él las características de todo ser viviente. Sin embargo, esta visión parece algo simplista y, en teoría, indicaría, por ejemplo, que An deba contener los atributos de Enki o Enlil. Es probable incluso que los propios mesopotámicos ni siquiera se planteasen esa pregunta y, en caso de hacerlo, o no lo dejaron por escrito o no nos ha llegado dicho legado. En cualquier caso, parece más obvio pensar que el establecimiento de Enki en el Abzu responde más a un triunfo simbólico del orden sobre el caos primigenio, que probablemente representa el Engur y que se manifiesta de forma explícita en el Enuma Elish cuando Ea domina, mata y se establece en el Apsu.
28 LARA PEINADO, 2006: 18-21. 1322
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Además, esta visión se puede apoyar en que los me29 no surgen del Abzu, sino que son llevados al Abzu por Enki, que a la vez los recibe de An30, su padre. Sin embargo, hay que recordar siempre el hecho de que existen distintas tradiciones sobre la creación del mundo, lo que puede hacer y, de hecho provoca, que aparezcan incoherencias dentro de los distintos relatos cosmogónicos. Lo que sí es evidente es que el Abzu como tal posee ciertos poderes, se le representa como un lugar sagrado y se le relaciona intensamente con la sabiduría, sea esta imagen provocada por Enki o no, vaguedades cuasifilosóficas al fin y al cabo, puesto que las figuras de Enki y del Abzu son indisociables. Así, encontramos alusiones como: “tus ideas son profundas, como el Abzu...”31 o “sus planes son como si hubiera echado raíces en el Abzu, dotado de gran esplendor”32, que se podrían interpretar como expresiones que querrían decir lo buenas que eran las ideas (o planes) esgrimidos por aquellas personalidades que las elaboraron, teniendo al Abzu como referencia sapiencial. Igualmente, las sagradas aguas del Abzu serán las responsables de dirimir la resolución final de ciertos juicios, mediante la conocida ordalía del río. No hay que olvidar que los elementos geográficos que contienen agua dulce eran, según la cosmovisión del mundo en la antigua Mesopotamia, partes del Abzu, ya que esas aguas dulces provenían directamente del propio Engur. Ante la duda sobre un caso, por falta de pruebas, sería el propio Abzu, conocedor de la verdad, el que determine la inocencia o no del acusado o acusada: “La ordalía del río en la casa de Nanše purifica a una persona. Cuando la decisión, la santa canción ha salido de la boca del Abzu...”33. 29 Especie de leyes divinas que rigen el orden y la armonía en el universo. 30 LARA PEINADO, 2006: 19. 31 An adab to Inanna for Ur-Ninurta (Ur-Ninurta D), c.2.5.6.4, línea 6. Disponible en: http:// etcsl.orinst.ox.ac.uk/cgi-bin/etcsl.cgi?text=c.2.5.6.4&display=Crit&charenc=&lineid= c2564.B.6#c2564.B.6 [consultado el 7 de marzo de 2013], BLACK, CUNNINGHAM, FLUCKIGER-HAWKER, ROBSON y ZÓLYOMI, Universidad de Oxford. 32 A hymn to Nibru and Išme-Dagan (Išme-Dagan W), c.2.5.4.23, líneas 25-27. Disponible en: http://etcsl.orinst.ox.ac.uk/cgi-bin/etcsl.cgi?text=c.2.5.4.23&display=Crit&chare nc=&lineid=c25423.A.20#c25423.A.20 [consultado el 7 de marzo de 2013], BLACK, CUNNINGHAM, FLUCKIGER-HAWKER, ROBSON y ZÓLYOMI, Universidad de Oxford. 33 A hymn to Nanše (Nanše A), c.4.14.1, líneas 130-131. Disponible en: http://etcsl. orinst.ox.ac.uk/cgi-bin/etcsl.cgi?text=c.4.14.1&display=Crit&charenc=&lineid=c41 41.130#c4141.130 [consultado el 7 de marzo de 2013], BLACK, CUNNINGHAM, Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Por todo lo visto hasta el momento se puede afirmar que en la antigua Mesopotamia el Abzu estuvo siempre relacionado con la actividad creadora y sapiencial. Más aún, si tenemos en cuenta quien reside en su interior, Enki, dios de la sabiduría y las aguas, “rey del Abzu”34, como aparece titulado en tantas inscripciones. 5. Abzu como lugar Bien, llegados a este punto es momento de intentar recrear un espacio imaginario a través de las referencias que tenemos en los textos. Lo ideal sería responder a la siguiente pregunta, ¿cómo representaban los sumerios, babilonios o asirios al Abzu en su pensamiento? Obviamente la respuesta es imposible de precisar. Su imagen física pudo variar dentro del colectivo humano según la época y la zona geográfica en la que se habitase. Por otro lado, cada individuo tendría su propio concepto imaginario del Abzu pero que, seguramente, compartirían ciertos rasgos básicos y distintivos que les haría reconocer a ambos el Engur en caso de que charlasen sobre ello. Como desgraciadamente nosotros no tenemos el placer de poder conversar con un sumerio, babilonio o asirio, cuyos restos hace tiempo que se convirtieron en barro, en el barro sagrado extraído del Abzu, material indispensable con el que fue moldeada la humanidad, y barro, que tras morir, volverá a los abismos del Engur, el asunto se complica. Efectivamente, permanecemos como espectadores ante los hechos históricos del pasado, intentando reconstruirlos de la manera más coherente posible según los datos que disponemos. El objetivo, pues, es acercarnos lo máximo a esa imagen física del Abzu que tenían los habitantes de la antigua Mesopotamia, teniendo en cuenta que la visión fragmentaria que tenemos sobre el mismo proviene de la alta clase mesopotámica35. Tampoco hay que perder de vista la posibilidad, por no decir probabilidad, de que hayamos perdido ciertos conceptos asumidos y normalizados por los antiguos pobladores que residían entre el Eúfrates y el Tigris,
FLUCKIGER-HAWKER, ROBSON y ZÓLYOMI, Universidad de Oxford. 34 The lament for Eridug, c.2.2.6, segment B, línea 5. Disponible en: http://etcsl.orinst.ox.ac. uk/cgi-bin/etcsl.cgi?text=c.2.2.6&display=Crit&charenc=&lineid=c226.1.B.I.5#c226.1 .B.I.5 [consultado el 7 de marzo de 2013], BLACK, CUNNINGHAM, FLUCKIGERHAWKER, ROBSON y ZÓLYOMI, Universidad de Oxford. 35 Desde luego, los autores de los textos literarios trabajados en los que encontramos las referencias al Abzu, debieron estar situados dentro de los escribas más reconocidos, un cuerpo profesional ya de por sí bien colocado dentro de la jerarquía social de la antigua Mesopotamia. 1324
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compaginado con el riesgo de introducir conceptos actuales que pudieron no existir en la antigua Mesopotamia. Para empezar, podemos afirmar que el Abzu era visto como un lugar inaccesible para los humanos, según la siguiente expresión: “cuyo interior es un cofre del tesoro sagrado que, como el Abzu, ningún ojo puede ver”36. Parece apoyar esta idea la referencia que alude al grito del pájaro Anzu, tan clamoroso, que incluso llegó a oírse en el Abzu, marcando pues el difícil acceso al mismo, presentándose el hecho como un auténtico hito: “El pájaro lanzó un grito de dolor que llegaba hasta el cielo... su grito llegó al Abzu”37. No ocurre igual con los dioses y los seres divinos, que sí tienen acceso al Engur. Empezando por el propio Enki, que establece su morada en su interior: “...y se acercó con él a la casa de Enki, el Abzu”38. Mas no será el sabio dios el único que tendrá el privilegio de pisar el Abzu, muestra de ello es la visita que recibe de Inanna, diosa que se dirige a la casa de Enki con el objetivo de obtener los me que el dios custodia, para llevarlos a Uruk39: “Dirigiré mis pasos hacia el Abzu”40. El único mortal del que se alude que pudo entrar al Abzu no es otro que Utnapištim, quien a la postre se convertiría en un personaje con la facultad característica de los dioses al obtener la inmortalidad41. También será el Engur un espacio propicio para otra clase de deidades, como los genios protectores lahama o los dragones: “Al igual que el pelícano
36 An adab to Enlil for Šulgi (Šulgi G), c.2.4.2.07, línea 45. Disponible en: http://etcsl. orinst.ox.ac.uk/cgi-bin/etcsl.cgi?text=c.2.4.2.07&display=Crit&charenc=&lineid=c242 07.C.44#c24207.C.44 [consultado el 7 de marzo de 2013], BLACK, CUNNINGHAM, FLUCKIGER-HAWKER, ROBSON y ZÓLYOMI, Universidad de Oxford. 37 Lugalbanda and the Anzud bird , c.1.8.2.2, líneas 78-79. Disponible en: http://etcsl. orinst.ox.ac.uk/cgi-bin/etcsl.cgi?text=c.1.8.2.2&display=Crit&charenc=&lineid=c1822.50 #c1822.50 [consultado el 7 de marzo de 2013], BLACK, CUNNINGHAM, FLUCKIGERHAWKER, ROBSON y ZÓLYOMI, Universidad de Oxford. 38 Ninurta and the turtle, c.1.6.3, línea 11. Disponible en: http://etcsl.orinst.ox.ac.uk/cgibin/etcsl.cgi?text=c.1*# [consultado el 7 de marzo de 2013], BLACK, CUNNINGHAM, FLUCKIGER-HAWKER, ROBSON y ZÓLYOMI, Universidad de Oxford. 39 Inanna, diosa del amor, del sexo y de la guerra, era la divinidad tutelar de la ciudad de Uruk, motivo por el cual pretende llevar los me que custodia Enki a dicha ciudad, con el objetivo de engrandecer su gloria. 40 Inana and Enki, c.1.3.1, segment B, línea 11. Disponible en: http://etcsl.orinst.ox.ac. uk/cgi-bin/etcsl.cgi?text=c.1.6.3&display=Crit&charenc=&lineid=c163.B.10#c163 .B.10 [consultado el 7 de marzo de 2013], BLACK, CUNNINGHAM, FLUCKIGERHAWKER, ROBSON y ZÓLYOMI, Universidad de Oxford. 41 LARA PEINADO 1998: 148. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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que emerge del cañaveral sagrado, como lahama subiendo desde el Abzu...”42, “parecían dragones del Abzu”43. En cuanto a su descripción física encontramos referencias sobre un Engur lleno de color: “Creciendo tan alto como las montañas, que abarcan los cielos, creciendo tan alto como el Ekur44, levantando su cabeza entre las montañas... colorido como el Abzu”45. Desconocemos si dicho colorido alude a una posible vegetación abundante o si por el contrario viene provocado por algún otro elemento, como, por ejemplo, la propuesta que realizan algunos autores sobre las visiones de ciertas figuras o aspectos mitológicos a través del consumo de alucinógenos46. No sería descabellado pensar en el Abzu como un lugar abundante en vegetación, teniendo en cuenta la referencia anterior y la siguiente: “El Abzu ha florecido, el Abzu es hermoso”47. Además, no hay que olvidar la presencia ya comentada de uno o varios árboles en el Engur, quedando, por tanto, completamente desechada la teoría de los alucinógenos. Como se puede ver, pocas descripciones encontramos sobre el Abzu y, en su mayoría, ni siquiera son alusiones directas, sino que son producto de la comparación con objetos o elementos terrenales, de ahí la escueta descripción que podemos hacer sobre el Engur como espacio mitológico.
42 Lugalbanda and the Anzud bird, c.1.8.2.2, líneas 220-221. Disponible en: http://etcsl. orinst.ox.ac.uk/cgi-bin/etcsl.cgi?text=c.1.8.2.2&display=Crit&charenc=&lineid=c18 22.220#c1822.220 [consultado el 7 de marzo de 2013], BLACK, CUNNINGHAM, FLUCKIGER-HAWKER, ROBSON y ZÓLYOMI, Universidad de Oxford. 43 The building of Ninĝirsu’s temple (Gudea, cylinders A and B), c.2.1.7, línea 592. Disponible en: http://etcsl.orinst.ox.ac.uk/cgi-bin/etcsl.cgi?text=c.2.1.7&display=Crit&charenc=&linei d=c217.591#c217.591 [consultado el 7 de marzo de 2013], BLACK, CUNNINGHAM, FLUCKIGER-HAWKER, ROBSON y ZÓLYOMI, Universidad de Oxford. 44 Nombre del templo dedicado a Enlil en la ciudad de Nippur. Su traducción literal sería “casa montaña”. 45 The Keš temple hymn, c.4.80.2, líneas 15-17. Disponible en: http://etcsl.orinst.ox.ac. uk/cgi-bin/etcsl.cgi?text=c.4.80.2&display=Crit&charenc=&lineid=c4802.A.10#c4802 .A.10 [consultado el 7 de marzo de 2013], BLACK, CUNNINGHAM, FLUCKIGERHAWKER, ROBSON y ZÓLYOMI, Universidad de Oxford. 46 Véase: GONZÁLEZ WAGNER, 2011 y GODBEY, 1930. 47 A hymn to Nanna (Nanna O), c.4.13.15, segment B, línea 21. Disponible en: http://etcsl. orinst.ox.ac.uk/cgi-bin/etcsl.cgi?text=c.4.13.15&display=Crit&charenc=&lineid=c413 15.B.21#c41315.B.21 [consultado el 7 de marzo de 2013], BLACK, CUNNINGHAM, FLUCKIGER-HAWKER, ROBSON y ZÓLYOMI, Universidad de Oxford. 1326
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6. Conclusiones A lo largo de estas líneas se ha dibujado un breve recorrido sobre las aguas primordiales, los abismos acuosos que se encuentran bajo la tierra y la sostienen, según la cosmovisión del mundo en la antigua Mesopotamia. Se ha visto cómo a lo largo del tiempo se tenía la idea del Abzu como origen primordial del mundo, a pesar de las tenues diferencias que puedan existir. En casi todas las tradiciones mesopotámicas que versan sobre la creación del mundo, aparece el elemento acuoso primordial, se le denomine Abzu o no. Bien es cierto que no en todos los mitos de creación aparece, pero desde luego sí es la figura más extendida. De este modo, queda clara la idea del hombre mesopotámico sobre el origen de la vida a través del agua. No es de extrañar, si tenemos en cuenta que se trató de una civilización fluvial, que se construyó en base a los dos grandes ríos que la flanqueaban. Si a ello le unimos la construcción de numerosos canales de irrigación, indispensables para el buen funcionamiento de la agricultura y la extensión de la misma, obtenemos un paisaje en el que predomina el elemento acuático, lo que posiblemente provocó la idea de un océano subterráneo en el imaginarium colectivo. Si lo pensamos bien, los ríos nacen del interior de las montañas, y las aguas, ya se trate de ríos o lagos, están arraigadas al suelo, por tanto, no deja de ser un desarrollo de pensamiento lógico el creer que las aguas provienen de un océano subterráneo como es el Abzu, más si cabe en una región donde la lluvia es escasa. El agua por sí misma da vida, no solo porque su ingesta es imprescindible para la misma, sino porque además hace que se produzcan los alimentos que consumen las personas, garantizando así el funcionamiento vital de la humanidad. A su vez, la organización de todo ese complejo sistema de regadío que garantiza la sedentarización de los hombres y que originará la aparición de los primeros Estados puede ser vista, de alguna manera, como un acto sapiencial, un acto civilizador48 que se refleja en la antigua cultura mesopotámica por los me, que residían en el Abzu. 48 Uso en este contexto el término “civilizador” o “civilización” entendiendo como tal la creación de los primeros Estados surgidos en la Baja Mesopotamia a finales del siglo IV a. C. No obstante, se tiene en cuenta la amplitud actual de la palabra y lo discutible de equiparar civilización a Estado. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Ese acto civilizador no es creado por los humanos en los antiguos ideales mesopotámicos, sino que es entregado por los dioses, ilustrado por ellos, de ahí el grado sapiencial de dicha obra; son los dioses los que enseñan, los que muestran ese proceso civilizador. Sin embargo, en la realidad histórica, no cabe duda de que el agua y el control de la misma fue una de las piezas claves para el surgimiento de la civilización y de ahí la creación conceptual del Abzu como auténtica fuente de vida, una vez más, y sabiduría, pues hace falta cierto nivel de “sabiduría” para llegar a ese estadio. No un estadio evolutivo, sino de orden, del orden impuesto por los dioses. Desde esta posición los sumerios, babilonios y asirios, pero especialmente los sumerios, no dudarán en tachar de salvajes a los enemigos que no habitan en ciudades, a aquellas gentes que no cultivan la tierra, que no trabajan por mantener el orden, que no siguen los me ni se molestan por hacerlo porque carecen de conocimiento, de sabiduría, de la sabiduría que proporciona Enki y el Abzu y que ellos han sabido captar pero el resto de pueblos no. No debe ser casualidad que Enki sea el dios de las aguas, sabiduría y los artesanos, especialmente con aquellos que trabajaban la cerámica, cuyo elemento de trabajo básico es la arcilla, recogida de los terrenos acuosos y con la que realmente se crea, al igual que los dioses que moldearon al humano con la arcilla sagrada del Abzu. Dicha actividad debió ser vista también como un acto sapiencial. La congruencia de todos estos aspectos debieron ser los ingredientes, muy posiblemente, de la creación de un espacio imaginario de características mágicas, origen del universo y al que los sumerios dieron el nombre de Abzu, término que adoptarían las poblaciones semitas como Apsu, con esa idea de fuente creadora de vida y sabiduría, que ha llegado a través de las líneas trazadas en tablillas de barro endurecidas hasta nuestros días. Bibliografía BLACK, Jeremy; CUNNINGHAM, Graham; FLUCKIGERHAWKER, Esther; ROBSON, Eleanor y ZÓLYOMI, Gábor, The Electronic Text Corpus of Sumerian Literature [en línea], Oxford, University of Oxford, 1998. Disponible en: http://www-etcsl.orient.ox.ac.uk/ [consultado el 7 de marzo de 2013].
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Abzu, fuente de vida y conocimiento en la cosmovisión de la antigua Mesopotamia
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ECHARSE AL BOSQUE: REALIDAD Y DISCURSO DE FORAJIDOS EN LAS FORESTAS DE LA EUROPA PREINDUSTRIAL Take to the Woods: Fact and Discourse of Outlaws in Preindustrial Europe Forests Antonio Gómez Rincón Universidad Complutense [email protected] Resumen: Desde la más temprana Antigüedad hasta el comienzo de la época industrial, el bosque aparece representado como un territorio desconocido y mágico. Aquí, intento demostrar que dicha imagen es paralela a una realidad histórica: quién no puede vivir en la comunidad humana huye a refugiarse al bosque, donde colectivamente se reorganiza como contra-poder, y en ocasiones regresa a la ciudad para batir a la autoridad. Analizo esta realidad a través de diversas narraciones, ya sean míticas, heroicas o históricas, desde Enkidu hasta Robin Hood, pasando por la bagauda o los golfines, haciendo hincapié en el carácter permanente del paradigma del bosque. Palabras clave: bosque, forajido, Robin Hood, Bagauda Abstract: Since the earliest Antiquity until industrialization beginning, forest is represented as a magic and unknown landscape. Here I try to prove that this picture is parallel to an historical reality: who cannot live in human community flew to the forest, where they reorganise themselves collectively as an anti-establishment power and on occasion come back to the city to defeat the authority. I analyse this reality through different narratives, whether they are mythic, heroic or historic, from Enkidu to Robin Hood, passing through the bagaudaeor the golfines, emphasizing the permanent character of the paradigm of forest. Keywords: Forest, Outlaw, Robin Hood, Bagauda
Es indiscutible el peso que ha tenido el bosque en la tradición narrativa occidental; y digo narrativa, y no literaria, por el gran peso que la cultura material y la etnografía greco-latina demuestran que tuvo el bosque para las poblaciones prehistóricas, para las poblaciones ágrafas. La tradición etnográfica del siglo XX1, la tradición que oralmente conservan nuestros abuelos, confirma que, aún hoy, el bosque es fundamental en el folklore occidental. El bosque ha sido hogar de criaturas tan diferentes como el Lobo, 1 P. e. CARO BAROJA, 1984: 56 ss. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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la Anjana, el Trasgo, la Ninfa y el Sátiro, donde reina la Magia, y en general, lo Desconocido. Siendo así, ¿por qué hay quién, de forma atemporal, emigra al bosque? ¿Quién decide romper los lazos sociales que protegen al individuo contra todos estos temores? La emigración al bosque como segundo hogar es una constante en la literatura, como lo es la imagen extraordinaria del bosque que he descrito anteriormente; como fenómeno recurrente en la narrativa puede responder a un fenómeno igualmente recurrente en la realidad histórica. A ésta, y a otras preguntas conexas, intentaré responder en el siguiente texto. 1. Metodología En este trabajo desarrollo las principales ideas de la comunicación correspondiente al Congreso de AJHIS de 2013. La temática de este artículo debería obligar al autor a hacer un estudio más profundo y detallado del que se puede elaborar aquí, trabajo aún por hacer, por lo que me limito a mostrar las ideas fundamentales. Dado que el marco histórico es muy amplio, resulta lógico que pueda puntualizarse mucho de lo que se dice aquí, especialmente en temas muy debatidos como el peso social del movimiento bagaudico2. Por otra parte, delimitar las realidades sociales a una serie de grupos o categorías supone una simplificación de la realidad histórica. Los bandoleros sociales de Hobsbawm se caracterizan por no ser revolucionarios, pero las acciones de uno de ellos pueden ser percibidas por él o sus contemporáneos como revolucionarias, desvirtuando el uso del término bandolero social. La frontera entre el malhechor social, que denomina Moreta3, frente al auténtico revolucionario que lucha por el progreso social, muchas veces sólo puede apreciarse desde la distancia que da el paso del tiempo y la Historia, y quizá por este motivo no debe dársele demasiada importancia. Esto no es una excusa; es un problema metodológico tan grave como el de enfrentarse a las fuentes históricas. Este trabajo tiene como objeto de estudio parte del discurso de sociedades pasadas, así como las sociedades históricas que desarrollaron dicho discurso. Para su análisis, es necesario el estudio sistemático de las fuentes escritas e iconográficas. Sin embargo, para el caso que nos ocupa, he optado por no incluir las fuentes iconográficas, en tanto considero que la información que nos proporcionan tiene una interpretación más problemática. La etnografía y la tradición oral también pueden ser hasta cierto punto útiles a la hora 2 A este respecto, véase SÁNCHEZ LEÓN, 1996: 23-27. La relación de la bagauda con los bosques aparece en Merobaudes para la bagauda armoricana, Panegyr. 8-15, después de BODELÓN, 2001: 363-364. 3 MORETA, 1978: 29. 1332
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de aportarnos información, pero el investigador debe ser precavido; la información útil que aporta al historiador son formas fosilizadas que deben concretarse en información histórica anterior. Para el análisis de la realidad histórica que nos ocupa –la retirada al bosque de parte de la población, sus componentes y sobre todo sus motivaciones –difícilmente la arqueología puede servirnos– y, de nuevo, dependemos casi completamente de la información que nos aportan las fuentes escritas. Toda la información que nos llega desde las fuentes históricas escritas es discurso, incluso aquélla que hace referencia a acontecimientos sucedidos en la realidad histórica; para el estudio de la ideología, no es necesario entrar en si determinado acontecimiento sucedió, o no. Importa que éste formaba parte de la cosmovisión de sus contemporáneos. Ésta es la razón por la que utilizo a la par fuentes históricas y relatos míticos; las primeras, a fin de cuentas, están estructuradas igualmente como relatos y narraciones. Normalmente, habría que establecer claras diferencias entre ambos tipos de literatura pero, en lo que concierne a la ideología respecto al bosque, pueden identificarse. El estereotipo no distingue fantasía de realidad. Frente a éste, se presenta otro problema: el origen de la ideología que alimenta dicho discurso. Es obvio que la escritura no estuvo democratizada en Occidente hasta fechas muy recientes, por lo que, en primera instancia, podría considerarse que todas las fuentes literarias escritas provienen de una única ideología, cuando no de una única élite. En este artículo uso obras que podríamos tildar de oficialistas, tales como el Poema de Gilgamesh4, Ab Urbe Condita de Tito Livio, o la Crónica de Bernardo Desclot. Reflejan el discurso oficial, esto es, lo que desde el poder político se busca inculcar. La primera objeción que se puede poner a esta argumentación es que las élites no comparten (al menos, no siempre) un pensamiento monolítico, y a menudo se introduce el apoyo −implícito o explícito− a determinados sectores disidentes con el único fin de criticar al poder político constituido. Un caso paradigmático de esta cuestión puede ser el trato que Tácito hace de pueblos bárbaros tales como los germanos o los bretones. Este tipo de discurso no refleja la ideología endógena de estas comunidades, pero sí cierta solidaridad, hasta el punto de que pueden tratarlas de forma idílica. Esto resulta realmente problemático para el análisis de la realidad histórica,
4 La Historia Comienza en Sumer (1978) es algo más que el título de la magna obra de Samuel Noah Kramer; las referencias al mundo oriental en este artículo no son caprichosas. Las fórmulas de dominio adoptadas en Occidente, están claramente relacionadas con las surgidas anteriormente en Oriente. En este sentido, KRISTIANSEN y LARSSON, 2006. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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aunque no excluye automáticamente su uso: para este estudio, tenemos ejemplos como Salviano para la Bagauda, o el Tristán e Iseo de Beroul. Pero, aun teniendo en cuenta las dificultades de la transmisión por escrito, lo cierto es que hay formas literarias donde se conserva parte de un discurso de clases más humildes. Por lo cotidiano de su uso habría que mencionar los cuentos populares: los conocemos una vez han sido redactados, a pesar de haber fosilizado discursos muy anteriores. Su uso en este estudio, no obstante, tiene un problema fundamental: por su carácter fósil, es difícil insertarlos en un marco cronológico concreto. Sin poder situarlos en éste, no podemos hacer comparaciones históricas que nos ayuden a demostrar, precisamente, la permanencia de este discurso a lo largo de un periodo histórico prolongado. Tenemos, en cambio, otros autores que fijaron obras de carácter popular en fechas prácticamente contemporáneas a su difusión en forma oral. Esto no significa que estas fuentes sean de carácter endógeno –de hecho, con seguridad no es así– y a menudo convierten el bosque en un espacio bucólico donde representar sus propias fantasías; no obstante, las aspiraciones de clase de los más humildes serían muy cercanas a los habitantes de los bosques (aunque no necesariamente iguales). Por lo dicho anteriormente, este tipo de fuentes son especialmente útiles. En este sentido, para el estudio del discurso del bosque es fundamental el conjunto de baladas de Robin Hood. Los orígenes sociales de la imagen del bosque y sus habitantes son muy diferentes. Por esta razón, considero condición previa para este estudio advertir, en primer lugar, que cada clase social desarrolla su propia ideología, en relación a sus aspiraciones. Esta visión, por tanto, está configurada más por las condiciones socio-económicas de la clase que la emite que por el momento, en la línea cronológica, en que se desarrolla. La idea del bosque y de sus habitantes para un noble de la Baja Edad Media probablemente se acercase más a la que se muestra en el “Poema de Gilgamesh” que la que aparece representada en las baladas de Robin Hood. En lo referido al análisis de la realidad histórica a estudiar, la emigración de población a los bosques y su organización social, en cierta medida, es menos problemática que el análisis anterior. Es cierto que, en general, para el estudio de determinados sucesos de la realidad histórica suele ser necesario un análisis pormenorizado de las fuentes. Sin embargo, en este trabajo no se busca saber la historicidad de determinado movimiento bagaudico, o de Robin Hood como tal, sino la historicidad de un fenómeno cotidiano en el pasado, sea anónimo o no. Y, en este sentido, podemos suponer que la aparición de determinados elementos en el discurso sólo serían inteligibles, 1334
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aceptables, y atractivos, si correspondiesen a una realidad contemporánea a los oyentes. Obsérvese, en este sentido, cómo los adversarios de las grandes producciones cinematográficas de Hollywood han pasado de ser de origen ruso a ser de origen árabe desde la desaparición de la Unión Soviética en el año 1991. 2. El espacio del bosque en el discurso y en la realidad material Vladimir Propp, en sus Raíces históricas del cuento maravilloso, hace un análisis de la función que cumple el bosque en este tipo de relatos. Si bien él puntualiza que estas funciones sólo pueden entenderse en el conjunto del cuento5, considero probable que aquéllas con las que se relaciona el bosque, así como sus personajes y los objetos que aparecen en él, puedan relacionarse con la imagen del mismo más allá de este tipo de relatos. Las funciones que se cumplen en este espacio son variadas. El bosque es una frontera en la que el héroe se ve retenido 6; actúa, por tanto, como límite del mundo conocido. Una vez el héroe está en su interior descubre que es el pasaje entre dos mundos, el mundo terrenal y el de los Muertos7, y a la vez es hogar de un personaje esencial en el cuento, el donante. Este donante, normalmente una maga, está caracterizado como un ser ultra-arcaico8, y sin embargo, a través de una prueba, lleva al héroe al rejuvenecimiento9. Es obvio que existe una relación entre ambas funciones, y el héroe sólo puede llevar a cabo el rito de paso que le llevará a la madurez fuera de su enclave habitual como individuo y en relación con su entorno. He señalado que es fundamental la relación entre clase y discurso. Esto no significa que no existan puntos comunes entre los diferentes discursos, y en gran medida mucho de lo que aparece aquí podríamos advertirlo como circunstancia común a todas las clases: especialmente, el bosque como frontera con algo diferente. Por otra parte, el origen social del cuento es muy difícil de determinar. No obstante, aunque su relación con los ritos de paso podrían situarlo en un periodo sin clases sociales, considero que hay indicios para interpretar que, en determinado momento, fue adoptado como discurso, si no oficial, sí profundamente conservador dentro del núcleo familiar. O, probablemente más cierto, las clases sociales más humildes reelaboran una 5 PROPP, 1998: 16. 6 PROPP, 1998: 77. 7 Ibid. 8 PROPP, 1998: 104. 9 PROPP, 1998: 76-78. En general, en toda la obra Vladimir Propp argumenta que los cuentos maravillosos están muy relacionados con los ritos de paso. Véanse especialmente las páginas 21-43. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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nueva ideología a partir de la antigua. Desde la ideología oficial, el bosque sería el pasaje entre el mundo de los Hombres y el reino mágico al que Propp hace referencia, un reino gobernado con mano de hierro por una mujer10, sin duda reflejo del mal gobierno. Para las clases humildes probablemente, y seguramente para los refugiados en los bosques, el bosque era un pasaje entre el mundo de los Hombres y un mundo más arcaico, más puro, que contendría la esencia del buen gobierno perdido por la corrupción11. Esta imagen (o conjunto de imágenes) del bosque está presente desde la más temprana literatura. La ausencia de fuentes para la prehistoria impide determinar su origen con detalle. Probablemente, el ser humano ya contemplaba el bosque como algo extraño desde que los primeros de nuestra especie se establecieron en la sabana. El uso del bosque como espacio ritual y extraordinario debió incrementarse en tanto crecía la dependencia de territorios vacuos, principalmente con la aparición de modelos de economía productiva en el Neolítico. Rápidamente identificarían al lobo como enemigo del hombre por antonomasia, el que vive bajo la libertad que le da la cobertura del bosque, viviendo de la depredación del ganado. Sin embargo, serán los propios enfrentamientos entre los seres humanos y no con el medio, los que definitivamente marcarán la imagen del bosque. Kristiansen y Larsson proponen que la cosmología de las tempranas sociedades productoras sería de carácter descentralizado, mientras que una estructura social más jerarquizada, jerarquizaría igualmente los espacios de interacción12. Sería a este segundo modelo de cosmología centralizada al que pertenecería el bosque, tal como lo concebimos hoy en día, y tal como se encuentra en los cuentos maravillosos a los que Vladimir Propp hace referencia. Los autores anteriores fechan este cambio en el periodo del Bronce Final para la Europa noroccidental, mientras que en Oriente podría estar presente desde el periodo Calcolítico13. Considero que esta jerarquización de los espacios es equiparable a la capacidad de control social mediante la violencia física por parte del Estado o estructuras pre-estatales; el bosque, la montaña, serían los espacios más invulnerables, frente al sometimiento de las zonas agrícolas y de la ciudad.
10 PROPP, 1998: 415. 11 Recordemos que para las sociedades preindustriales no existe la concepción de progreso en la evolución, sino de decadencia (véase, a este respecto, el mito de las edades en Hes., Trab., 109ss). Legitimarse en el pasado era, de hecho, algo revolucionario. 12 KRISTIANSEN y LARSSON, 2006: 396-398; KRISTIANSEN, 2006. 13 Ibid. 1336
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Puede interpretarse, por tanto, que lo que caracteriza al bosque no es tanto lo que es como lo que no es. El bosque es un lugar deshumanizado que, por sus características morfológicas, difícilmente puede ser aprovechado si no es después de su destrucción completa. Es un lugar que carece del espacio y de la luz precisa para la producción agrícola, incluso en algunos casos, de las condiciones necesarias del suelo, del cual sólo se pueden extraer determinados recursos secundarios para el modo de producción. Pero quizá más importante, la falta de luz dificulta aún más el control social. Es el pánico que tienen los soldados romanos a la oscuridad más allá de sus campamentos de Germania en los Anales de Tácito14. No existen medios técnicos para reprimir al enemigo si este se esconde entre las sombras. Este último punto, fundamental en este artículo, no deja de ser el más conflictivo por las diferentes características de las sociedades que vamos a estudiar. El bosque de Próximo Oriente ya muestra caracterizaciones de este tipo; el ejemplo más destacable es el de la Épica de Gilgamesh. Existen dos actos fundamentales en los que el bosque cobra especial importancia: la aparición de Enkidu, y la introducción al gigante Humbaba. En el lecho de muerte del primero, éste añora el bosque, describiéndolo con características similares y en total relación con lo que ya dice en el acto de introducción al personaje15. El bosque de Gilgamesh es un lugar terrorífico, pero no tanto por la descripción del mismo como por sus habitantes, aunque éste aporte una cobertura fundamental 16. Un pastor se queda bloqueado al ver a Enkidu en los bosques17, el mismo terror tiene el valiente Enkidu cuando habla del Bosque de los Cedros al que se dirigen los héroes para derrotar a Humbaba18; el mismo Gilgamesh es consciente de lo peligroso que puede ser este gigante19. Este bosque tiene un carácter divino, su protección ha sido encargo directo de los dioses: la diosa Aruru creó a Enkidu para rivalizar con Gilgamesh20 mientras que
14 Tac., Hist., 1. 26. 15 Cabría decir que, técnicamente, el hogar de Enkidu no es un bosque (tir en acadio) sino un monte (edinu en acadio), un lugar desprovisto de riquezas y baldío. A su vez era hogar de nómadas pastoriles y estaba fuera del control de la ciudad, por lo que narrativamente cumple las mismas funciones que el bosque en Europa occidental. Los bosques eran (y son) prácticamente inexistentes en el curso bajo tanto del Tigris como del Eúfrates, y eso condiciona, por una parte, que la estepa pueda sustituir al bosque en la narración, y por otra, que el bosque (por su exotismo) sea aún más temido y peligroso que en Europa occidental. 16 Gilgamesh, 5. 6. Bab. 10 ss. 17 Gilgamesh, 1. 2. As. 45. 50. 18 Gilgamesh. 3. 3. Bab. 10-42. 19 Gilgamesh. 3. 4. Bab. 5-17. 20 Gilgamesh, 1. 2. As. 30-35. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Humbaba es guardián del bosque por mandato de Enlil21; no cabe duda que, especialmente este último caso también ha de relacionarse con las riquezas que aportaban los bosques libaneses, ya fuera madera; u otros productos22. Igualmente, el bosque es hábitat de animales, con los que los hombres que lo pueblan conviven23. En el poema, el bosque refleja la carencia de elementos de prestigio. El primero de estos elementos, es el aumento de raciocinio del que Enkidu es consciente tan pronto sale del bosque24. Cuando en su lecho de muerte Enkidu maldice a Shamhat, quien le había llevado a la civilización, los Dioses le recuerdan que gracias a que vive en la ciudad disfrutó del pan y de la cerveza, productos de la agricultura, así como del vestido25. Sin embargo, quizá el más sorprendente regalo de la civilización frente al bosque es la amistad de Gilgamesh26; en el bosque, Enkidu habría estado condenado a la soledad, y sin embargo en la civilización puede encontrar la amistad. El centro urbano supone la asociación entre hombres, la comunión entre ellos. Quien vive en el bosque, por sus características inhóspitas, está condenado a la más absoluta soledad. 3. Los habitantes del bosque Los primeros habitantes del bosque no son humanos. En Europa el animal que predomina es el Lobo. El Lobo, como personaje, es el mejor conocedor del bosque y al mismo tiempo enemigo en cuentos tales como El Lobo y los Siete Cabritillos o Caperucita Roja27. Algunos autores defienden que en estos cuentos el Lobo representaría a la noche devorando al día28. También se han buscado explicaciones materialistas: Valerius Geist alude al miedo a los frecuentes ataques de los lobos en el periodo en que dichos cuentos se hicieron populares29. Sin negar estas interpretaciones, es posible que el Lobo sea algo más que un lobo. Luz y noche, ciudad y bosque, hombre y lobo, hemos visto que son términos que parecen enfrentarse inexorablemente. El hombre que se aleja del orden de la ciudad, que se protege en la cobertura de la noche, 21 Gilgamesh, 3. 4. Bab. 3-5. 22 GONZÁLEZ WAGNER, 2011. 23 Gilgamesh, 1. 2. As. 35-45. 24 Gilgamesh, 1. 4. As. 29. 25 Gilgamesh, 7. 3. As. 35-51. 26 Ibid. 27 Ver en MARTÍN GARZO, 2006: 57-59 y 163-166. 28 Ver en DUNDES, 1991: 26-27. 29 GEIST, 2007: 4 ss. 1338
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deja de ser un hombre para ser un lobo. No importa si el Lobo de los cuentos representa realmente a un hombre de los bosques o a un lobo, lo cierto es que se confunden en el discurso. Actúa como tal, se define como tal: el hombre de los bosques no se define por donde está, sino por donde no está: la civilización. El bosque, al mismo tiempo, se está definiendo por los individuos, por los sujetos que lo pueblan. El reconocimiento de estos sujetos desde los individuos de la civilización está configurando su propia identidad30. Las circunstancias en las que un individuo abandona la civilización merecen ser explicadas, especialmente por su carácter anormal31. Las fuentes nos hablan de varias razones, que normalmente están interrelacionadas. La primera de ellas es la razón económica: por ese motivo, habitantes de Hattusas abandonan la ciudad para unirse a los kaska32, por la misma razón, campesinos y otra gente empobrecida se unen a la bagauda en la Galia y la Hispania de la Tardoantigüedad33,o a los golfines en la Castilla de la Baja Edad Media34. En la balada de “Robyn y Gandelin” se señala que ambos personajes han ido al bosque en búsqueda de carne35, aunque esto no tiene porqué representar la salida del núcleo humanizado sino un aprovechamiento de los recursos del bosque. En otra balada, un caballero vaga empobrecido por Inglaterra hasta penetrar, precisamente, en el bosque de Sherwood que guardan Robin Hood y sus hombres, donde encuentra solución a sus problemas36 . En otra, Robin Hood seduce al protagonista para vivir en el bosque, a cambio de una paga anual37, oferta común en las baladas, que podemos ver con otros personajes, como Pequeño John38. Presumiblemente, podría otorgarles una seguridad que en el ambiente de la civilización no podrían conseguir. El mismo Robin Hood, en Una historia verdadera de Robin Hood, es un noble empobrecido39. La segunda causa es la de carácter jurídico; en este caso, el que se va al bosque ha cometido un crimen. Tristán e Iseo sólo pueden vivir su amor
30 ALTHUSSER, 1980: 70. 31 Normalmente, el hombre quiere vivir asociado CANETTI, 1994: 9-10, y, considero, la asociación primera es el orden comunitario. 32 Edicto de Hattusili III – KUB XXI 29, después de GONZÁLEZ WAGNER, 2011b. 33 Panegírico de Maximino y Constantino, después de SÁNCHEZ LEÓN, 1996: 39. 34 Crónica de Bernardo Desclot, 467-468. 35 Robyn y Gandelin, 6-9. 36 Una gesta de Robin Hood, 109-324. 37 El alegre corralero de Wakefield, 41-44. 38 Robin Hood y Pequeño John, 114-117. 39 Una historia verdadera de Robin Hood, 29-32. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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ilícito fuera de la ira del rey Marco40.Robin Hood caza a uno de los ciervos del rey y ataca a los guardabosques41; Adam Bell y los suyos también habían cazado venados42. A veces la huida de la justicia llevó a la formación de movimientos bagaudicos; autores contemporáneos a éstos aluden a la fuerte presión fiscal, sobre el trabajo y sobre la tierra43. Puede verse que razones económicas y jurídicas están, a menudo, relacionadas; el caso del ciervo resulta de especial interés, dado que no sólo es presa de prestigio entre las monarquías medievales europeas44, sino que también resulta una fuente enorme de proteínas45. Puede parecer, a primera vista, que echarse al bosque es una renuncia. Y, aunque en cierta medida lo es, no tiene porqué significar la renuncia a las aspiraciones. Es en estos casos donde aparece la tercera causa de emigración al bosque, causa que no se entiende sin las penurias económicas, sin la persecución incansable de la ley: la oposición política46. Muchos de los que huyen al bosque, a menudo de forma temporal, aprovechan su nueva situación para organizarse como colectivo, con sus propios intereses. En el bosque de Simila se ocultaban quienes participaban en los ritos báquicos47. Al bosque es enviado Enkidu, cuya principal misión es acabar con el gobierno despótico de Gilgamesh48. A veces, no es tan evidente esta oposición política en las fuentes, pero a menudo deja en su registro una herramienta fundamental, necesaria, para poder desarrollar esta confrontación política. Esta confrontación requiere una fidelidad especial, más allá de la pura acción circunstancial. Dicha fidelidad se manifiesta en un juramento conjunto, la coniuratio que aparece en las fuentes latinas. Coniuratio suele ser sinónimo de conspiración49 y, en este sentido, puede explicarse cuando aparece esta expresión en el bosque, caso de las Bacanales50. Me gustaría destacar el caso de Adam Bell, que se ha convertido en hermano de otros 40 Ber., Tri., 1279 ss. 41 Robin Hood y los guardabosques, 48-59 y 68-71. 42 Adam Bell, 13-16. 43 Salv., De Gubernatione Dei, 5.28. 44 LÓPEZ ONTIVEROS, 1991: 15-16. 45 P. e. VITIC, PAVLOVIC, VAPA, TARASHENKO, 1987. 46 Debemos entender este concepto con gran amplitud, más aún en la Antigüedad, y en general en el mundo preindustrial, donde las diferencias entre lo público y lo privado, lo cívico y lo religioso, no estaban claramente delimitadas. 47 Liv., 39. 12. 48 Gilgamesh, 1. 2. As. 31. 49 P. e. Liv., 24. 5. 50 Liv., 39.15. 1340
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forajidos al hacerse conjurados51, un proceso que podemos identificar con el bautizo al que Pequeño John es sometido al ingresar en la banda52, casos en los que, sin embargo, no hay intención manifiesta de sustituir el orden establecido por el propio. En este sentido, cabe señalar que en las baladas de Robin Hood aparece un árbol de asambleas en torno al cual se toman las decisiones de la banda, tristil-tre53, que hace referencia a la confianza, al acuerdo necesario entre los miembros de la banda para poder desarrollar su actividad al margen de la ley54,y que, a su vez, es término utilizado para designar encuentros amorosos en antiguos poemas ingleses (comunicación personal del profesor Dr. Valdés Miyares). Me gustaría señalar que esto abriría la posibilidad de que los encuentros entre Tristán e Isolda tuvieran un significado más complejo que su amor, posibilidad que gana peso si tenemos en cuenta cómo el pueblo llano estalla en motín cuando los amantes van a ser ajusticiados55. 4. La vida en el bosque La presencia en el bosque puede ser ocasional, en relación a algún rito o celebración concreta, como en el caso de las bacanales56 y la bagauda57: coincide, como puede verse, en los casos de confrontación política. De igual modo, si determinados grupos de forajidos se estructuran políticamente, pueden atacar su núcleo inicial, dejando atrás el bosque. En otros casos, en cambio, la estancia en el bosque es más o menos continua; vivir en el bosque es un exilio, en el que nuevas condiciones sociales requieren nuevas reglas de convivencia. En los siguientes párrafos intento señalar las principales características de esta vida en el bosque. Probablemente, ésta es la sección con más complicaciones metodológicas. Si bien las causas y consecuencias directas de la partida al bosque pueden seguir ciertos patrones comunes más allá del tiempo y del espacio, el desarrollo del día a día puede variar enormemente en función de las concretas circunstancias históricas. Los niveles de presión de los diferentes Estados pudieron alterar enormemente la vida de 51 Adam Bell, 13-16. 52 Robin Hood y Pequeño John, 118-137. 53 En sus diferentes variantes, tristil-tree (Monje), trysty-tre (Adam Bell), trusty tree (Gisborne) y tortyll-tre (Alfarero). 54 Probablemente también pueda relacionarse con los árboles en torno al cual los bagaudae llevaban a cabo sus reuniones según el Querolus, todo ello quizá relacionado con un origen celta. En este sentido, SÁNCHEZ LEÓN, 1996: 48-51. 55 Ber., Tri., 827 ss.; 912-914; 1141-1144. 56 Liv., 39. 15. 57 En torno a la religiosidad bagáudica, véase: SÁNCHEZ LEÓN, 1996: 48-51. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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los habitantes del bosque. En esta sección haré una aproximación de a ciertas características que aparecen en un amplio rango en tiempo y espacio. Quizá la fuente que nos da información más detallada sobre las características de la vida en el bosque son las baladas de Robin Hood. Y asimismo, es la más conflictiva, en tanto que el bosque actúa como un topos literario con un significado más desarrollado que el que hemos visto hasta ahora; es un espacio bucólico en el que, al menos en parte, aparecen representadas las fantasías de las clases populares. Ya hayan abandonado la ciudad colectiva o individualmente, generalmente los habitantes del bosque se asocian (incluso el mismo Enkidu con gacelas, lobos y leones, tal como ya hemos visto), creando nuevas relaciones de poder, diferentes a las de la comunidad de la que provienen. La vida en el bosque aparece reflejada como una vida en libertad. Así aparece desde el Poema de Gilgamesh, pues es lo que Enkidu más añora en su lecho de muerte, y junto a ésta, la inocencia 58. Pero cuando en la literatura aparecen reflejados estos grupos de forajidos, todos ellos están claramente jerarquizados. En el caso de Robin Hood, esto es patente en la relación entre los Hombres Alegres y Robin Hood, el cuál es tratado como amo, master59. Tito Livio señala que en los ritos báquicos se había instaurado el castigo60, lo cual no sólo requiere un alto nivel de la jerarquización, sino la asunción de la misma por los sometidos. El mismo Cicerón señala que hasta los bandidos tienen leyes61. Pero el liderazgo en el bosque no es inamovible, intacto. El mismo Robin Hood es cuestionado por los mismos hombres que parecen sometidos a él62, aunque luego puedan lamentarlo63. Robin Hood no es desafiado por la ambición personal de sus seguidores, sino, más bien al contrario, cuando estos seguidores le juzgan incapaz de liderar al grupo. Robin Hood encarna la forma más primaria del líder, el líder justo y redistribuidor, que coordina los esfuerzos de sus seguidores, y tan pronto deja de ser válido es sustituido por uno más apto. Su liderazgo, frente a lo que ocurre en el mundo del que han huido, no se transmite mediante la herencia, o cualquier otro método oligárquico. Cabe señalar, no obstante, que en algunos relatos Robin Hood tenía cierto status en su mundo anterior64. Frente a esa legitimidad, basada en 58 Gilgamesh, 7. 2. El fragmento está muy dañado y ha tenido que ser reconstruido. 59 Robin Hood y Pequeño John, 90-94. 60 Liv., 39. 13. 61 Cic., De Off., 2.40. 62 Robin y el Monje, 59-62. 63 Robin y el Monje, 121-136. 64 Concretamente, se utiliza el término de yeoman, de tradución compleja, que hace 1342
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la sociedad estamental de la que proviene, hay otro relato según el cual Robin Hood nace en el bosque, fruto de un amor puro pero no-legítimo65 –que podemos entender se acerca a un tryst, tal como se ha señalado anteriormente, con su doble significad–. Esta versión del nacimiento de Robin Hood alude a un carácter mucho más primigenio, a la naturaleza como origen de todo, al mito de la decadencia, y a la necesaria renovación para obtener la pureza. En relación a este mito, cabría señalar la eterna juventud66 de Robin Hood y sus hombres67,aunque también aquí podría verse reflejada una realidad histórica. El habitante del bosque es un depredador. No produce, no crea riquezas en términos económicos. Vive de la rapiña del mundo civilizado, asalta a quien atraviese sus tierras con riquezas. Su modo de vida es consecuencia directa del modo de producción de la civilización. La falta de expectativas, cuando no la confrontación directa, le han hecho abandonar el núcleo urbano y con ello la moral del trabajo, si la hubiera. Además, recordemos que, las condiciones físicas del bosque impiden el desarrollo de una economía productiva de tipo agrícola. La depredación es su única alternativa68. El funcionamiento del liderazgo señalado anteriormente está completamente determinado por este modo de obtener recursos. Formas de vida que, en fin, bien las señaló Eric Hobsbawm en Rebeldes primitivos69. Tenemos noticias de estos asaltos por parte de los golfines70 pero, de nuevo, son las baladas de Robin Hood las que nos aportan una información más completa. Para los forajidos, en tanto que depredadores, la violencia se convierte en una realidad necesaria. Quizá no más habitual que en el mundo civilizado, pero, sin embargo, aún más necesaria en su modo de vida; la apropiación de los recursos producidos por otros, en condiciones de igualdad o inferioridad desde el plano jurídico y político, siempre se produce mediante la violencia física. Robin Hood es el mejor arquero entre los suyos71, pero a menudo empata o pierde en combate cuerpo a cuerpo con futuros miembros de su banda72; su habilidad como guerreros les facilita el acceso a la banda referencia a un grupo social amplio, vid. VALDÉS MIRAYÉS, 2009: 23-28. 65 El nacimiento de Robin Hood, 17-24. 66 P. e. La muerte de Robin Hood, 35; Robin Hood y los Guardabosques, 22-25. 67 En el caso de Robin Hood concreto, las mujeres brillan por su ausencia, y cuando aparecen carecen de protagonismo o real capacidad de acción. 68 PARETO, 1971: 43. 69 HOBSBAWM, 2001. 70 Crónica de Bernardo Desclot, 467-468. 71 P. e. Un cuento verdadero de Robin Hood, 25-28. 72 Robin Hood y Pequeño John, 82-85; Robin Hood y el fraile del hábito corto, 131-133; aunque no se especifica, muy probablemente este fraile equivale el Fraile Tuck de la tradición posterior, vid. VALDÉS MIRAYÉS , 2009: 276-277. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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de los hombres alegres. En la realidad histórica, los bandidos a menudo fueron antiguos guerreros que, ante la falta de guerras, o de recursos para movilizar tantos guerreros, se ocultaban en los bosques para apropiarse de la producción; antes lo habían hecho al servicio del Estado, luego, en contra de la comunidad. Éste es el caso de los golfines de la Castilla bajomedieval73. La integración de estos grupos de nuevo en la comunidad, cuya oposición al régimen político es meramente circunstancial, a menudo se hace a través de su integración en los grupos armados del Estado; así pasó con los citados golfines, y así debemos entender cómo Robin Hood y su banda74, y Adam Bell y los suyos75, aceptan integrarse en la corte del rey. En el caso de Robin, es muy significativo que no acepte la vida en la corte y vuelva a los bosques76. Existen otros aspectos que merecen ser señalados en relación a la vida en el bosque. Robin Hood aparece reflejado como buen cristiano77, aparece también respetando siempre a las mujeres78 ; avisa a sus compañeros que los saqueos no deben realizarse contra buenos caballeros ni contra los campesinos que trabajan79, sino contra el clero ocioso80. En primera instancia, podría decirse que forma parte de un topos literario bucólico, pero hechos históricos bastante mejor documentados, como las guerrillas en entornos rurales de América Latina durante la segunda mitad del siglo XX, demuestran que los forajidos no son sólo más operativos sino que tienen más posibilidad de triunfar cuando la población local confía en los guerrilleros, al tener un horizonte común81. En esta línea debemos entender la protección que la población rural otorgaba a los golfines82. Una imagen mucho más pesimista nos transmite el poema de Tristán e Isolda, precisamente haciendo hincapié en la soledad propia de los habitantes del bosque presente desde el Poema de Gilgamesh. La vida de los amantes es especialmente dura, los medios de subsistencia escasos83. Exclusivamente viven de la caza, y no saquean a quienes atraviesan el bosque, sino que 73 MORETA, 1978: 29. 74 Un cuento verdadero de Robin Hood, 300 ss. 75 Adam Bell, 450 ss. 76 Un cuento verdadero de Robin Hood, 1729- 1784. 77 Una gesta de Robyn Hode, 29-32. 78 La muerte de Robin Hood, 127-130. 79 Una gesta de Robyn Hode, 49-60. 80 Un cuento verdadero de Robin Hood, 277-280. 81 A este respecto, véase GUEVARA, 2005 [1968]. Especialmente algunos fragmentos, como p.76 y 170 82 Carta-Ordenamiento de la Hermandad de Toledo, después de SUÁREZ, 1951: 55-57. 83 Ber., Tri., 1351-1361 y 1423-1430. 1344
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están en constante huida por la presión del monarca y de sus aliados84. Las consecuencias de esto serán fatales. 5. Retorno desde el bosque A lo largo del artículo hemos visto que, aunque de forma discutible, se detectan dos realidades diferentes entre quienes se fugan al bosque. Cuando realmente se diferencian, es en el momento de salir de su guarida. Los grupos de oposición política acaban saliendo tarde o temprano del bosque: nunca fue su objetivo participar en él, sino adquirir la organización suficiente para tener oportunidad de derribar el sistema establecido. En el caso de la bagauda, las citas en su referencia a los bosques son muy limitadas, probablemente porque el observador romano fuera realmente consciente de su existencia cuando, organizados, se convirtieran en una amenaza formal para las ciudades y villae romanas. Por la naturaleza de las fuentes, es difícil señalar si entre las diferente bagaudas había algo similar a un programa político o simplemente practicaban el saqueo; es significativo, por otra parte, que llegaran a regir por un tiempo el destino de ciudades importantes, llegando a penetrar en diversos puntos de la región de Zaragoza e incluso tomando Ilerda85. El caso de las bacanales es más conflictivo si cabe. Aquí, la élite romana consigue golpear la conspiración antes de que tenga tiempo suficiente para tomar forma; sin embargo, se documentan las primeras salidas desde el bosque, todavía al amparo de la noche86. Muy diferente es el caso de los forajidos, quienes huyeron a los bosques sin proyecto alguno. No tienen, en un principio, ninguna razón por la que volver. Han huido del mundo civilizado porque no han podido realizar allí su vida. En el bosque, han encontrado un nuevo horizonte donde desarrollar sus vidas en libertad e igualdad. Su status está en relación directa a sus capacidades, y al mismo tiempo, cuentan con una red de solidaridad que les protege de otros enemigos. Por esto, quienes se han echado el bosque por penurias económicas o huyendo de la Justicia raramente volverán al mundo civilizado: han roto sus lazos con éste; han creado, si se quiere, un nuevo mundo. Las circunstancias por las que los forajidos vuelven son muy concretas; serán tratadas más adelante. El ser humano del bosque, quizá porque allí se reunían quienes luego golpeaban las injusticias del mundo urbano, quizá por su naturaleza primaria que, como la del lobo, le convertían en ser humano libre, es un ser humano 84 Ber., Tri., 1374-1476. 85 Hydat, 142 según PASTOR MUÑOZ, 1978: 214. 86 Liv., 39. 18. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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justo. Enkidu, a pesar de conocer a Shamhat, no decide ir a la ciudad hasta que es consciente de las injusticias de Gilgamesh, cuando éste va a ejercer el derecho de pernada, momento en el cuál corre hacia Uruk para enfrentarse al rey87. Robin Hood, como líder de los hombres alegres, sale del bosque haciendo gala de su audacia88, y es atrapado por ello89: la ciudad ya no es el mundo de los forajidos, y nada bueno podrán recibir de allí. En otros casos, los forajidos vuelven para encontrarse con antiguos miembros de su entorno, así Adam Bell va a buscar a su mujer e hijos90, y, al igual que Robin Hood, es atrapado91. En ambos casos, las salidas demuestran el coraje de los personajes. Tanto los hombres alegres92 como los compañeros de Adam van a la ciudad a rescatarles93 precisamente por los profundos lazos que existen entre los hombres del bosque, en el caso de Robin de clara dependencia, mientras que en el caso de Adam Bell podrían ser aparentemente de solidaridad, si bien la amistad entre ellos podría encerrar una relación de dependencia. Tras el rescate, toda la banda vuelve al bosque donde vive más segura. Estos relatos, en definitiva, son una narración del tipo búsqueda94, en la que los protagonistas se adentran en un reino peligroso para luego volver a la salvaguarda del propio. El intercambio del reino propio (normalmente la ciudad o la casa) por el reino peligroso (normalmente el bosque) evidencian que los marcos de referencia popular son diferentes a los de la élite dirigente. Se reflejan las diferentes perspectivas desde campo y ciudad. Se han citado otros casos, como el de Robin Hood y el de Adam Bell, pero uno de los ejemplos de integración más significativo es el de Tristán e Isolda. Aquí, no son las circunstancias del mundo civilizado las que varían, sino las de ellos mismos. Ante la soledad en la que viven los amantes dentro del bosque –recordemos que esta idea ya aparecía en el Poema de Gilgamesh–, deciden renunciar al amor que sienten por la lealtad al rey Marco95, el mismo rey que les había perseguido y había pretendido asesinarles96. Las penurias que sufren Tristán e Isolda en la soledad del bosque, son comparables a la agonía de Enkidu en su lecho de muerte, maldiciendo a Samhat, o al mismo 87 Gilgamesh, 2.4. Bab. 31-50. 88 Robin Hood y el Monje, 25-28. 89 Robin Hood y el Monje, 95-120. 90 Adam Bell, 18-28. 91 Adam Bell, 145-152. 92 Robin Hood y el Monje, 140 ss. 93 Adam Bell, 376-379. 94 Ver PROPP, 1977: 49 ss. 95 Ber., Tri., 2221-2259. 96 Ber., Tri., 1949-1952. 1346
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sufrimiento de Winston Smith cuando es torturado por la policía en 198497, para llegar a la misma conclusión: mientras habían soñado algo diferente, habían estado equivocados. La renuncia a lo propio en favor del opresor es la representación más clara de violencia simbólica. 6. Urbanización y callejones oscuros: la desaparición del bosque98 La revolución industrial cambió radicalmente el modo de producción y la ideología de las sociedades europeas. Pero la deforestación que, aún frecuente, se intensificó en este momento, también alteró radicalmente el paisaje europeo. El bosque, paulatinamente, fue convirtiéndose en un lugar más inseguro para los forajidos. El fortalecimiento del Estado burgués, con la profesionalización de sus grupos armados, facilitó la represión de movimientos disidentes en el entorno agrario. El bosque pasó de ser un reino peligroso a un territorio cuyos recursos pudieron y pueden ser explotados con mayor intensidad: los mismos árboles, para diferentes industrias, el mismo suelo, para la especulación inmobiliaria. Este proceso fue paulatino y varió en momentos de crisis. Durante la Segunda Guerra Mundial, proliferaron en toda Europa movimientos de tipo guerrilleros, partisanos, que tomaron el medio agrario como campo de operaciones. Donde los densos bosques ocupan todavía una gran extensión, aún puede manifestarse la disidencia política: al bosque se echó el Che Guevara, el subcomandante Marcos, y pervive el grupo armado de las FARC. En España, estos movimientos tuvieron más vigencia que en el resto de Europa, y se prolongaron hasta los años 50 del siglo XX. Por supuesto, el título del artículo, de la comunicación, no es casual. En gran medida, quienes se echaron al bosque en la era preindustrial eran los mismos que se echaron al monte en los primeros años de la dictadura franquista: la intolerancia del régimen con los vencidos les obligó a abandonar sus hogares. Pero el término maquis, que sirve para nombrar a estos guerrilleros del medio rural, también es utilizado para designar a la primera resistencia antifranquista de tipo urbano, tal como la describe Juan Marsé en Si te dicen que caí99. 97 ORWELL, 2008 [1949]: 289; esta referencia no es caprichosa. Considero que Orwell refleja esta idea, aunque no sea en un lenguaje académico. 98 En comunicaciones personales me han señalado que este apartado resulta especialmente interesante. Por mi campo de especialidad en la investigación, el tema escogido y el tamaño limitado del texto, he preferido posponer un estudio en este sentido, más claro, detallado y metódico. 99 MARSÉ, 2010 [1973]. Especialmente, 159-171. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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La transición en la localización de la disidencia político-social es, así mismo, la transición en la ideología que rodea el bosque. Aún en la actualidad, en muchos largometrajes aparece el bosque como lugar terrorífico habitado por criaturas horribles; pero el lugar temido por antonomasia en la narrativa actual es el barrio peligroso de la ciudad, desde el Bronx en Nueva York, hasta Vallecas en Madrid100. No es casual que Vallecas, además de un barrio con niveles crecientes de criminalidad, sea asimismo base de importantes movimientos de oposición política en Madrid101. En la cosmovisión actual, el barrio obrero sustituye al bosque como espacio de rebeldía y disidencia. El bosque se convierte en espacio bucólico, vulnerable ante el avance imparable del crecimiento urbanístico, condenado a desaparecer como lágrimas en la lluvia. Bibliografía ALTHUSSER, Louis, Ideología y aparatos ideológicos del Estado, Buenos Aires, Nueva Visión, 1980. BODELON GARCÍA, Serafín, “Merobaudes: un poeta de la Bética en la corte de Rávena”, Memorias de Historia Antigua, 52/157 (2001): 51-74. CANETTI, Elias, Masa y poder, Barcelona, Muchnik, 1994. CARO BAROJA, Julio, Sobre la religión antigua y el calendario del pueblo vasco, San Sebastián, Txertoa, 1984. DUNDES, Alan, “Interpreting Little Red Riding Hood”, en MCGLATHERY, James M. (ed.), The Brothers Grimm and Folktale, Urbana, University of Illinois, 1991; 16-51. MCKEE, Robert, El guión: sustancia, estructura, estilo y principios de la escritura de guiones, Barcelona, Alba, 2004. FERNÁNDEZ MONTES, Matilde, “Vallecas, identidades compartidas, identidades enfrentadas: la ciudad, el pueblo y el campo, el suburbio y el barrio”, Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, 61/1 (2007): 33-83. GEIST, Valerius, When do wolves become dangerous to humans? [en línea], The University of Calgary, 2007. Disponible en: http://web.archive. 100 Ver MCKEE, 2004: 260 ss. Evidentemente, sólo en la versión traducida al castellano. 101 En este sentido, véase p. e. FERNÁNDEZ MONTES, 2007. 1348
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AMAZONIA. LUGAR IMAGINARIO, LUGAR DE INSPIRACIÓN. DEL ROMANTICISMO AL MODERNISMO The Amazon. Place of Imagination, Place of Inspiration. From Romanticism to Modernism Paulo H. Duarte-Feitoza Universitat de Girona [email protected] Resumen: El “descubrimiento” de América supuso para el curso de la Historia un punto de inflexión que todavía sigue generando debate en diversos ámbitos académicos. Cuando los europeos llegaron a América, el impacto de la floresta virgen fue trascendental. Proyectaron sobre ella una idea fantástica de “paraíso” que abundaba entonces en la literatura y las artes europeas. Pese a tener una existencia física, ese “paraíso”, que posteriormente sería bautizado como Amazonia, sufrió una mitificación que influenció a las mentalidades de todas las épocas. Hoy día se ha convertido en un “lugar” simbólico de las Américas y en algunos casos incluso símbolo nacional, inspirando a artistas, poetas y escritores. Este artículo tiene la voluntad, pues, de analizar la presencia de la Amazonia, como “lugar mítico” con toda su diversidad natural, cultural y humana en la Historia del Arte brasileño desde el Romanticismo hasta el Modernismo. Palabras clave: Brasil, Amazonia, Romanticismo, Modernismo, Arte. Abstract: The “discovery” of America was a turning point in the course of history that is still generating debate in various academic fields. When the Europeans arrived in America, the impact on the virgin forest was transcendental. They projected on it a fantastic idea of “paradise” which then abounded in European literature and the arts. Despite having a physical existence, this “paradise”, later named the Amazon, was mythologized, influencing the minds of all ages. Today it has become a symbolic “place” of the Americas and in some cases even a national symbol, inspiring artists, poets and writers. This paper aims, therefore, to analyze the presence of the Amazon, as a “mythical place” in all its natural, cultural and human diversity in Brazilian art history from the Romanticism to the Modernism. Keywords: Brazil, Amazon, Romanticism, Modernism, Art.
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Paulo H. Duarte-Feitoza
1. El “descubrimiento” del Paraíso Terrenal Partiendo de las ideas de novedad, descubrimiento, historia, mito, realidad y fantasía, este artículo pretende presentar una pequeña narrativa, no exhaustiva, sobre la presencia de la Amazonia como “lugar mítico y de inspiración”, con toda su diversidad natural, cultural y humana, en obras de la Historia del Arte brasileño desde el Romanticismo hasta el Modernismo. Lejos de ser un estudio en profundidad, hemos elegido unas cuantas piezas que, en cualquier caso, podrían ser otras. Así pues, proponemos un paseo por diferentes obras que nos ayudarán a ilustrar la presencia de la Amazonia en producciones artísticas como la literatura, la pintura, la poesía o la música. El “descubrimiento” de América sigue generando, todavía hoy, debates en diversos ámbitos académicos, produciendo aún más interés cuando éste va acompañado de la siempre dicotómica relación mito-realidad. Es cierto que, historia y mito, fantasía y realidad, se mezclan en muchas crónicas de Indias, y como afirma el mexicano Edmundo O’Gorman en La invención de América: La clave para resolver el problema de la aparición histórica de América estaba en considerar ese suceso como el resultado de una invención del pensamiento occidental y no ya como el de un descubrimiento meramente físico, realizado, además, por casualidad1.
De esta manera, a los ya conocidos términos descubrimiento, conquista y colonización, debemos añadir la invención. Esta invención de la cual habla O’Gorman, debe ir acompañada del concepto paraíso/edén, desarrollado por Sérgio Buarque de Holanda2. Con el “descubrimiento” de América el Paraíso se trasladó, por primera vez en la historia, al hemisferio sur. Es bien sabido que, durante la Edad Media, el Paraíso se situaba en Oriente, lugar lejano y desconocido que, en los albores del “descubrimiento”, ya no lo era tanto. Así, pues, el Sur se sumaría al hemisferio Este como “lugar” exótico y lejano transformándose en objeto que produciría las imágenes fantásticas del imaginario colectivo de Occidente. Nos resulta difícil, por no decir imposible, entender en toda su complejidad lo que supuso para Occidente encontrarse con un nuevo 1 O’GORMAN, 1984: 9. 2 HOLANDA, 1987. 1354
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Amazonia. Lugar imaginario, lugar de inspiración. Del Romanticismo al Modernismo
continente tan diferente en todas sus características físicas y psicológicas. Este artículo no pretende profundizar en este tema, que ya cuenta con una amplia bibliografía, sin embargo, nos gustaría tan solo esbozar algunas ideas sobre el estado de “sorpresa” que existe en dos grandes cartas históricas del “descubrimiento”: la primera es la de Cristóbal Colón a los Reyes Católicos (1493) y, la segunda, la de Pero Vaz de Caminha (1500) al rey D. Manuel I de Portugal. Como se ha señalado, después del “descubrimiento”, la idea de un Paraíso Terrenal se traslada “conceptualmente” al hemisferio sur. Probablemente Colón, como muchos otros, también creía en la existencia “física” del Edén en algún lugar de la tierra. Esta idea, muy extendida durante la Edad Media, parece materializarse con la llegada de estos navegantes a las Indias occidentales. En la carta remitida a los reyes católicos, al describir la isla bautizada como La Española (actual Haití y República Dominicana), se puede identificar la idea de Paraíso Terrenal que abundaba en el imaginario colectivo de entonces: Las tierras de ella son altas, y en ella muy muchas sierras y montañas altísimas, sin comparación de la isla de Tenerife; todas hermosísimas, de mil fechuras, y todas andables, y llenas de árboles de mil maneras y altas, y parece que llegan al cielo; y tengo por dicho que jamás pierden la hoja, según lo puedo comprehender, que los vi tan verdes y tan hermosos como son por mayo en España, y de ellos estaban floridos, de ellos con fruto, y de ellos en otro término, según es su calidad; y cantaba el ruiseñor y otros pajaricos de mil maneras en el mes de noviembre por allí donde yo andaba. Hay palmas de seis o ocho maneras, que es admiración verlas, por la deformidad hermosa de ellas, mas así como los otros árboles y frutos e hierbas. En ella hay pinares a maravilla y hay campiñas grandísimas, y hay miel, y de muchas maneras de aves, y frutas muy diversas. En las tierras hay muchas minas de metales, y hay gente en estimable número. La Española es maravilla; las sierras y las montañas y las vegas y las campiñas, y las tierras tan hermosas y gruesas para plantar y sembrar, para criar ganados de todas suertes, para edificios de villas y lugares. Los puertos de la mar aquí no habría creencia sin vista, y de los ríos muchos y grandes, y buenas aguas, los más de los cuales traen oro. En los árboles y frutos e hierbas hay grandes diferencias de aquellas de la Juana. En ésta hay muchas especierías, y grandes minas de oro y do otros metales3. 3 Carta de Cristóbal Colón a los Reyes Católicos datada en 15-02-1493. Ed., 2013. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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El hecho de llegar al continente en el mes de noviembre y encontrarse con un paisaje tan verde como lo estaría en España en el mes de mayo lo posiciona ante una “evidencia empírica” de encontrarse ante el paraíso. Y sobre sus gentes afirma el almirante: La gente de esta isla y de todas las otras que he hallado y he habido noticia, andan todos desnudos, hombres y mujeres, así como sus madres los paren, aunque algunas mujeres se cobijan un solo lugar con una hoja de hierba o una cofia de algodón que para ellos hacen4.
y sobre la bondad de los habitantes sigue narrando: Ellos de cosa que tengan, pidiéndosela, jamás dicen de no; antes, convidan la persona con ello, y muestran tanto amor que darían los corazones, y, quieren sea cosa de valor, quien sea de poco precio, luego por cualquiera cosica, de cualquiera manera que sea que se le dé, por ello se van contentos5.
No obstante, también remarca la existencia de una isla en la que se practica la antropofagia “así que monstruos no he hallado, ni noticia, salvo de una isla Quaris, la segunda a la entrada de las Indias, que es poblada de una gente que tienen en todas las islas por muy feroces, los cuales comen carne humana”6. El otro documento histórico, la carta de Pero Vaz de Caminha, se destaca por su gran belleza formal y descriptiva. En una carta más extensa que la de Colón, Caminha trata temas similares, el factor “sorpresa”, la exaltación de las tierras encontradas y la descripción de sus habitantes detallando todo tipo de interacción entre ellos. Sobre los habitantes autóctonos afirma: A feição deles é serem pardos [à] maneira de avermelhados, de bons rostos e bons narizes bem feitos. Andam nus, sem nenhuma cobertura, nem estimam nenhuma coisa cobrir nem mostrar suas vergonhas. E estão acerca disso com tanta inocência como têm em mostrar o rosto7.
4 Ibid. 5 Ibid. 6 Ibid. 7 Carta de Pero Vaz de Caminha al rey D. Manuel I de Portugal datada en 01-05-1500. Ed., 2008: 10. 1356
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Los relaciona con los tiempos primigenios del cristianismo, visión edénica y paradisíaca: “a inocência desta gente é tal, que a de Adão não seria mais quanta em vergonha”8. Igual que Colón, la visión de Caminha sobre los habitantes de las tierras descubiertas es completamente eurocéntrica, haciendo continuas referencias al hecho de que anduvieran desnudos tachándoles de bárbaros e incivilizados. Y sigue el portugués: Ali andavam entre eles três ou quatro moças, bem moças e bem gentis, com cabelos muito pretos, compridos, pelas espáduas; e suas vergonhas tão altas e tão cerradinhas, e tão limpas das cabeleiras, que de as nós muito bem olharmos não tínhamos nenhuma vergonha. Ali, por então, não houve mais fala nem entendimento com eles por a berberia deles ser tamanha que se não entendia nem ouvia ninguém9.
Ambos incitan a cristianizar a los nativos y Caminha, en particular, narra con gran detalle lo que fue la primera misa en estas tierras. Sobre la belleza y riqueza natural el portugués explica que: Neste ilhéu, […] espraia muito a agua e descobre muita areia e muito cascalho. Foram alguns, em nós aí estando, buscar marisco e não o acharam. E acharam alguns camarões grossos e curtos, entre os quais vinha um muito grosso, que em nenhum tempo o vi tamanho10.
Y sobre su alimentación afirma el almirante que sólo comen “desse inhame que aqui há muito e dessa semente e frutos que a terra e as árvores de si lançam”11. Nos encontramos, pues, otra vez, ante una visión edénica de las tierras encontradas. Edén trasladado, edén imaginado. Una vez establecido el contacto con las grandes y complejas civilizaciones de Mesoamérica parece ser que los exploradores europeos se adentraron en la Amazonia con la voluntad de encontrar todo tipo de riquezas que, ante una ausencia empírica, dieron rienda suelta a todo tipo de imaginación, recuperando diversos mitos de la historia europea, como las guerreras amazonas que, posteriormente, dieron nombre al gran río y a su floresta. El relato más importante que nos ha llegado es la Relación del nuevo descubrimiento
8 Ibid.: 32. 9 Ibid.: 14. 10 Ibid.: 17-18. 11 Ibid.: 28. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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del famoso río Grande de las Amazonas de Gaspar de Carvajal12, cronista oficial de la primera expedición de descenso del río Amazonas bajo órdenes del explorador Francisco de Orellana en 1541-1542. También debemos destacar la crónica Nuevo descubrimiento del Gran río de las Amazonas de Cristóbal de Acuña13 publicado en Madrid un siglo después (1641). Estas crónicas, tal vez las más importantes, son los únicos testimonios de una Amazonia que hoy ya no existe, constituyéndose, así, en relatos históricos que nos sirven para acercarnos un poco a cómo era la Amazonia antes de la conquista. Aunque nos encontramos ante relatos históricos, debemos tener en cuenta los arquetipos imaginarios presentes en ambas obras, sobretodo en la de Carvajal, al que se le atribuye, además de difundir el mito de las amazonas, el fortalecimiento del imaginario sobre El Dorado14. Llegados a este punto es evidente que, desde la llegada de los europeos al nuevo continente, toda la diversidad natural, cultural y humana, lo físico y lo supuestamente real fueron absorbidos, poco a poco, por la fantasía y la imaginación hasta convertirse, tal vez, en mito. 2. El Romanticismo. Entre la literatura y la pintura Después de la Independencia política de Brasil en 1822 empezó a formarse un movimiento cultural, conocido hoy como romanticismo; rico, diverso y muy contradictorio. Conscientes de la imposibilidad de definir el movimiento, creemos que se puede trazar su perfil destacando dos características generales entrelazadas entre sí: el nacionalismo y el intento de configurar una cultura propiamente “brasileña”. Una de las características principales de la cultura romántica en Brasil fue la de asumir una condición anticolonialista y antilusitana, en otras palabras, un supuesto rechazo de los modelos europeos y, sobre todo, portugueses. Por consiguiente, del nacionalismo y romanticismo nacieron géneros nuevos en literatura, pintura, poesía y música que apostaban por la constitución y consolidación de una identidad nacional. La gran novedad que el movimiento romántico trajo a las creaciones culturales fue la diversidad temática como el regionalismo, el folclore o la lingüística. En esta diversidad, la recuperación de la Amazonia como tema fue un factor de gran importancia, convirtiéndose, tal vez de forma inesperada, en 12 CARVAJAL, 1542. Ed., 1992. 13 ACUÑA, 1641. Ed., 2009. 14 PÉREZ, 1989: 67. 1358
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símbolo nacional. El nacionalismo, junto a la voluntad de construcción de una identidad cultural propia, vio en la Amazonia una diversidad de temas que le era propio sólo al Brasil. Su biodiversidad era, pues, motivo para la literatura, la poesía, la música y la pintura. Para entonces, cabe destacar que la Amazonia continuaba siendo un lugar mítico, todavía poco explorado, dejando lugar a las más ambiciosas imaginaciones del hombre. De toda la diversidad natural, cultural y humana existente en la Amazonia, la que más cautivó al hombre europeo desde su llegada al continente fue la figura del indígena. Esta fascinación por el nativo, por la figura del “Otro”, se puede rastrear desde el descubrimiento hasta nuestros días. Pero durante prácticamente todo el siglo XIX y la primera mitad del XX, la figura del “Otro”, del indígena, junto a la celebración de la naturaleza, fueron los principales motivos de las creaciones culturales. El indianismo y el nacionalismo son dos caras de una misma moneda en el movimiento romántico brasileño. Después de la independencia de Brasil, en esta ambición por la constitución de una identidad nacional, los intelectuales intentaron encontrar un pasado independiente de la historia colonial localizándola, pues, en la Amazonia y en la figura del indígena. El indianismo presentaba una imagen “positiva” del pueblo brasileño: amor a la libertad (indio) y a la naturaleza (Amazonia). Si el romanticismo europeo valoraba la Edad Media buscando establecer conexiones con las raíces culturales e históricas de cada nación, el romanticismo brasileño recurre al pasado anterior al descubrimiento para “crear” su propia Edad Media. Los intelectuales vieron en el indio la máxima expresión de nacionalidad. Su figura en las artes no necesitó ser importada, el indio era un ejemplo vivo de las tierras brasileñas, de la Amazonia que, al mismo tiempo, era identificada como el “paraíso perdido”. De las tres razas que formaban el mestizaje de la cultura brasileña, ¿por qué el indio como “héroe” principal? El hombre blanco después de la independencia chocaba de frente con el sentimiento nacionalista, caracterizado por el anticolonialismo y el antilusitanismo. El hombre negro formaba parte de la estructura socio-económica de entonces, representada por la esclavitud. Que intelectuales de la clase dominante elevaran al negro a héroe nacional hubiese sido, como se puede imaginar, contraproducente. Así, pues, el indio, libre de connotaciones negativas y primer habitante de aquellas tierras, se convierte en el héroe de la cultura brasileña. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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La recuperación del indígena y de la Amazonia como lugar simbólico en la constitución de un imaginario colectivo nacional se corporifica en la trilogía literaria indianista de José de Alencar (1829-1877), el principal novelista brasileño del romanticismo. En su trilogía, O Guaraní (1857), Iracema (1865) y Ubirajara (1874), las ideas románticas sobre el indio y la naturaleza son explícitas. El indio era un ser vivo en las tierras vírgenes de la Amazonia, el “Paraíso Terrenal”, y representaba el amor puro, más digno que el de los blancos. Las obras O Guaraní e Iracema son significativas para comprender el nacionalismo dentro del esquema romántico. En O Guaraní, por ejemplo, se ve transferido el ambiente medieval europeo al período colonial brasileño. La novela Iracema parece presentarnos el mito fundacional de la nación brasileña, o sea, el encuentro del primer blanco y la primera india, una especie, quizá, de Adán y Eva brasileños. Y en ambos casos el elemento principal del nacionalismo es, como indica Moreira Leite, “a terra selvagem, a floresta virgem ou quase virgem, onde o homem reverte à sua condição de inocência”15. Es decir, la Amazonia se convierte en lugar simbólico de la creación del mito fundacional de la nación brasileña. La Amazonia se transforma en el escenario donde el blanco y la india se unen para dar lugar al nacimiento del primer brasileño iniciando, así, la cosmogonía de la nueva nación. El heterogéneo movimiento romántico que inspiró la literatura brasileña, también tuvo su reflejo en la pintura. Con un arte vinculado a la Academia Imperial de Bellas Artes los temas de la pintura romántica en Brasil se vieron muy condicionados por el nacionalismo surgido después de la independencia. D. Pedro II, entonces emperador de Brasil, inició una política de propaganda oficial para difundir la imagen de un Brasil civilizado y progresista dentro de los cánones europeos de la época. En este sentido, si se nos permite generalizar, la producción de la Academia Imperial se podría dividir en dos grandes grupos. Por un lado la producción de retratos oficiales, figuras populares, pintura histórica y otras imágenes que ayudaban a consolidar la identidad nacional de un Brasil “recién nacido” y, por otro lado, debemos destacar la exaltación y exuberancia de la Amazonia salvaje y paradisíaca del país junto a la figura del indígena que, como hemos apuntado en la literatura romántica, también ayudaban a la consolidación de una identidad nacional propia. Si analizamos la diversa producción pictórica que nos ha llegado donde se representa la Amazonia como lugar “mítico”, podemos 15 LEITE, 1992: 173. 1360
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señalar dos grandes grupos. Por un lado, la idea ya descrita en la literatura de José de Alencar, la Amazonia como escenario, como lugar desconocido, por descubrir, donde se desarrollan relatos. Por otro lado, encontramos la monumentalidad y exuberancia de la naturaleza, la selva virgen, esa Amazonia casi intocada por el colonizador. Existe en la pintura romántica la voluntad de acercarse a la representación de la Amazonia desde la categoría estética de lo sublime. Más allá de estos dos grupos existe también un tercero, del que no entraremos en detalle pero que es interesante apuntar. Se trata del extenso trabajo realizado por científicos y artistas en el que documentaron, casi clínicamente, la diversidad natural de la Amazonia. Éstos realizaron una clasificación extensiva del mundo natural, una catalogación de la naturaleza en un intento de, tal vez, apropiación totalizante del mundo16. La producción pictórica del movimiento romántico es descomunal, así que, sin entrar en detalles, apuntaremos algunos ejemplos de los dos grandes grupos que hemos mencionado donde el tema o subtema es la Amazonia. En Moema (1866) de Víctor Meirelles (1832-1903), uno de los más grandes pintores brasileños, vemos la Amazonia como escenario de una de las historias/leyendas de la nación brasileña. La obra nos presenta un tema indianista referente a Diogo Álvares, náufrago portugués que fue acogido por los indios Tupinambás. La historia narrada en el libro Caramuru (1781) de José de Santa Rita Durão (1722-1784), explica que Diogo regresó a Europa con su esposa, la india Paraguaçu, dejando en Brasil a muchas otras enamoradas. Algunas de ellas nadaron persiguiendo su barco y una de ellas, Moema, murió ahogada. Meirelles nos presenta a la india, tema principal de la tela, con una mirada romántica, retratando el cadáver de la joven de forma sensual. A la izquierda, el mar, en reposo, que expulsó el cuerpo de la joven a la orilla. A la derecha, la mata virgen, la selva, el escenario, el hábitat natural de los nativos donde todo es posible; el lugar imaginario. El navegante portugués, que no aparece en la tela, deja atrás el Nuevo Mundo, escenificado con palmeras y árboles salvajes, la naturaleza todavía no dominada por el hombre, la puerta de entrada a un lugar imaginario. 16 Desde el “descubrimiento” la documentación de la biodiversidad encontrada en el Nuevo Mundo fue una práctica común entre científicos y artistas europeos, como por ejemplo, José Mariano da Conceição Velloso (1742-1811), Jean-Baptiste Debret (1768-1848), Johann Baptist von Spix (1781-1826), Carl Friedrich Philip von Martius (1794-1868), José dos Reis Caravalho (1800-1892), Jean Jules Linden (1817-1898), sólo por mencionar algunos ejemplos entre tantos otros “exploradores”. Es muy interesante el proyecto de digitalización de la “Flora Brasiliensis”: http://florabrasiliensis.cria.org.br/, obra monumental de Carl Friedrich Philip von Martius, August Wilhelm Eichler y Ignatz Urban. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Deja atrás el mundo de la imaginación volviendo, así, a la “civilización”. Otra tela del mismo Meirelles donde la floresta virgen es presentada como escenario es la celebradísima Primeira Missa no Brasil (1860). Esta pintura, expuesta en el salón francés en 1861, narra la primera misa, tal vez la descrita por Pero Vaz de Caminha en la carta enviada al rey de Portugal D. Manuel I. Tela aclamada históricamente como la representante de la fundación de la nación brasileña17, muestra a los portugueses celebrando, como indica el nombre de la tela, la primera misa en tierras brasileñas. Otro ejemplo vinculable a la pintura de Meirelles por su tema religioso es la pintura de Benedito Calixto (1853-1927), Evangelho nas selvas (1893). En ella vemos cómo una onça, el mayor felino de América, se paraliza ante la presencia de un predicador que lleva consigo el evangelio, es decir, la “civilización”, a las tierras recién descubiertas. El paisaje que envuelve ambas pinturas es la selvática Amazonia. Aquí el paisaje, la floresta virgen, selvática y solitaria, es también escenario, como si de un teatro se tratara, para (re)presentar los relatos fantásticos. Escenario como lo es también en dos obras claves del pintor José Maria de Medeiros (1849-1925), Lindóia (1882) e Iracema (1884). En estos dos ejemplos, trasladados directamente de la literatura, O Uruguai (1769) e Iracema (1865), podemos ver cómo la biodiversidad amazónica se transforma en lugar mítico donde se desarrolla la historia de dos personajes representados como ejemplos a seguir y, en el caso de Iracema, como madre del primer brasileño18. La Amazonia se convierte, así, en lugar mítico, en el escenario y punto de partida del mito fundacional de la nación brasileña. Por otro lado, en el otro grupo, encontramos una gran serie de pinturas que van vinculadas estrechamente a la afición por el paisaje y el exotismo. Se trata de pinturas que celebran la monumentalidad de ese nuevo lugar natural en el que el hombre europeo se ve inmerso. Muchas de estas pinturas se relacionan con los diarios de viajes que casi siempre iban acompañados de dibujos y bocetos. El traslado de la corte portuguesa a Río de Janeiro (1808) y la creación de la Escola Real de Ciências, Artes e Ofícios (1816) estimularon a que muchos artistas empezasen a servir a una creciente clientela europeizada. La pintura de paisaje, que tanto triunfaba en el romanticismo europeo, encuentra en la Amazonia un lugar para explotar la grandeza de lo sublime paisajístico. Según Kant lo sublime “conmueve” y “presenta a su vez diferentes caracteres. A veces le acompaña cierto terror o también 17 FRANZ, 2007. 18 COSTA, 2008: 163-165. 1362
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melancolía; en algunos casos, meramente un asombro tranquilo, y en otros, un sentimiento de belleza extendido sobre una disposición general sublime”, definiendo, así, un sublime terrorífico, noble y magnífico19. En algunas imágenes de la selva amazónica que nos dejó el polifacético Manuel José de Araújo Porto-Alegre (1806-1879) podemos ilustrar la idea sublime de la Amazonia. La acuarela Selva brasileira (s.f.), que se encuentra hoy en el Museo Júlio de Castilhos (Rio Grande do Sul), es un magnífico ejemplo de esa Amazonia inabarcable por el hombre. El lugar mítico y todavía poco explorado por el hombre europeo, supera los límites rectangulares del marco mostrándonos esa Amazonia salvaje e imaginaria, que él todavía no profanó. Es un ejemplo de esa naturaleza libre, selvática e idílica que, en el ejercicio de traspasarla al papel, pretende mejorarla. Algo semejante, pero todavía más impresionante, sucede en el dibujo Floresta brasileira (1853), hoy en Museu Nacional de Belas Artes (Río de Janeiro), donde la selva amazónica, naturaleza selvática, también superando los límites de la tela, nos presenta la pequeñez del hombre. Se trata del sublime terrorífico descrito por Kant, experiencia de una redención del hombre sobre la naturaleza, sobre ese lugar físico y también imaginario. Por último, nos gustaría mencionar algunos dibujos de Carl Friedrich Philipp von Martius de la “Flora Brasiliensis”, donde también encontramos ejemplos de esa Amazonia salvaje que comporta ideas de dolor, peligro, terror y pasión. Se trata de imágenes de ese “lugar” que golpean al espectador que se encuentra ante ellas. No son imágenes que nos inviten a contemplar sino, más bien, nos horrorizan, aterran y estremecen. En palabras de Raffaele Milani, el espíritu contemplativo no está caracterizado por cualidades de ternura y compostura, sino por lo aterrador, por lo devastador, por el horror suscitado por la contemplación del infinito; por aquello que es terrible como el vacío, la oscuridad, la luz, la eternidad, la potencia, la inmensidad, la soledad o el silencio20.
3. La Amazonia y el Modernismo. Pintura, literatura y música Las dos primeras décadas del siglo XX son, para gran parte del mundo occidental, tiempos de conflictos y rupturas con el pensamiento del 19 KANT, 1764. Trad. 1984: 14. 20 MILANI, 2007: 133. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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siglo precedente. Todos los ámbitos de la vida y del conocimiento se ven trastornados con una nueva visión del mundo, la Modernidad. La Revolución Mexicana, la Primera Guerra mundial y la Revolución Rusa fueron hechos que, a nivel político y también intelectual, influyeron fuertemente en las ideas de toda una generación. Caos y destrucción que, sin embargo, dan nacimiento a las nuevas corrientes de vanguardia que proponían un nuevo arte para un siglo que comenzaba. En Brasil las primeras manifestaciones modernistas empiezan en 1912 con la exposición de Lasar Segall (18911957) en São Paulo y la aclamada exposición de Anita Malfatti (1889-1964) en 1916-7. Pero no es hasta principios de 1920, y principalmente a partir de la Semana de Arte Moderno de 1922, que el Modernismo se cristaliza en São Paulo. El primer fruto de la Semana fue el lanzamiento, casi inmediato, de la revista mensual Klaxon que circuló en la ciudad de São Paulo desde mayo de 1922 a enero de 1923 y que tenía como principal propósito divulgar las ideas estéticas del movimiento modernista. En ella colaboraban muchos intelectuales destacándose, entre ellos, Mário y Oswald de Andrade, Manuel Bandeira, Menotti del Picchia, Di Cavalcanti, Tarsila do Amaral, Anita Malfatti, entre otros. De Klaxon cabe destacar la editorial del primer número firmado por la redacción21 que, hoy se sabe, con casi total seguridad, que fue obra de Mário de Andrade, tratándose casi de un manifiesto sobre las “directrices” del movimiento modernista, es decir, la “libertad”22. Mário de Andrade (1893-1945) y Oswald de Andrade (1890-1954), ambos escritores, son los que teorizarán la idea de arte moderno para la cultura brasileña. El nacionalismo, ya existente en el Romanticismo, vuelve a ocupar el tema central de los modernistas. El año 1922 era el año en que se celebraba el centenario de la independencia de Brasil. Ante las muchas celebraciones de este año, un grupo de intelectuales decidieron realizar la Semana en una especie de acto de declaración de independencia cultural de Brasil. De ahí que los modernistas se declararon “enemigos” de todo aquel arte vinculado al academicismo como “producto importado” de Europa, salvaguardando algún ejemplo como el escultor de época colonial Aleijadinho (Antônio Francisco Lisboa, 1730-1814). El Modernismo es un movimiento contradictorio, lleno de conflictos internos y, a pesar de “declarar la guerra” al academicismo, el nacionalismo nuclear del Romanticismo se convierte, también, en el tema central del Modernismo. De esta manera los 21 KLAXON, 1922: 1-3. 22 ANDRADE, 1974: 231-255. 1364
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artistas circunscritos a este movimiento crearon sus obras bajo un intento de desarrollar un arte nacional e independizar el arte “brasileño” de los cánones europeos. Para esta tarea muchos artistas recurren a aquellas características singulares que consideran “nacionales”, como el indígena, el mestizo y, por supuesto, la Amazonia que, en toda su diversidad, se transformó en un emblema para los modernistas. La Amazonia se convierte, pues, en un lugar en el que los artistas modernistas recurren con frecuencia para la inspiración y creación de sus obras, sea mediante una presencia física, es decir, viajes in situ o, simplemente, como un lugar mítico, imaginario, simbólico al que recurren para realizar sus obras. Es lo que podemos leer en la carta que Mário de Andrade escribía en 1923 a la pintora Tarsila do Amaral (1886-1973) mientras ésta se encontraba en París, en la que afirmaba lo siguiente: (…) considero vocês todos uns caipiras em Paris. Vocês se parisianizaram na epiderme. Isso é horrível! Tarsila, Tarsila, volta para dentro de ti mesma. Abandona o Gris e o Lhote, empresários de criticismos decrépitos e de estesias decadentes! Abandona Paris! Tarsila! Tarsila! Vem para a mata-virgem, onde não há arte negra, onde não há também arroios gentis. Há MATA VIRGEM. Criei o matavirgismo. Sou matavirgista. Disso é que o mundo, a arte, o Brasil e minha queridíssima Tarsila precisam23.
En esta carta, casi un manifiesto según Aracy Amaral, Mário de Andrade intenta orientar el gusto estético de la artista hacia aquel símbolo que, entonces y tal vez todavía hoy, era considerado de auténtica brasilidad: la mata virgen, la selva virgen, la Amazonia. En la carta existe una voluntad, por parte del escritor, de que la artista vuelva a ese lugar, propiamente brasileño, que es la Amazonia. El 18 de marzo de 1924 Oswald de Andrade publicó el Manifiesto de la Poesía Pau-Brasil24 en el diario Correio da Manhã. Después de la editorial de Klaxon y el matavirgismo de Mário de Andrade, versiones tangenciales del 23 Carta de Mário de Andrade a Tarsila do Amaral datada en 15-11-1923 en AMARAL, 2001: 78-79. 24 “Pau-Brasil” es el nombre de un árbol del cual se extrae un tinte rojo utilizado por los indígenas y, posteriormente, por los portugueses para teñir tejido en Europa. Fue la primera materia prima brasileña de exportación obtenida por los portugueses y por los franceses del siglo XVI. Oswald de Andrade propone la cultura brasileña, “pau-brasil”, como un producto de exportación. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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ideal modernista, vemos en el Manifiesto Pau-Brasil su primera materialización ideológica. Si Mário decía a Tarsila que volviese a la mata virgen, fundando el matavirgismo, Oswald va más allá y declara que “tenemos la base doble y presente - la selva y la escuela”25. En esta frase se condensa parte del pensamiento ideológico del manifiesto de Oswald cristalizando, también, el pensamiento de una época. Existe en Oswald, igual que también lo hay en Mário, la voluntad de revisar la función de la naturaleza, de ese lugar primigenio, en la vida cotidiana y en el arte, fusionando los elementos cultos y populares en una especie de abolición de normas académicas del lenguaje para acercarlas a la realidad cotidiana. La propuesta de Oswald especifica la base estructural doble de la sociedad brasileña sintetizada, en este caso, por la selva y la escuela; una base doble que intenta conciliar el “lugar originario”, la selva, la Amazonia, y el “lugar nuevo”, esa idea de civilización que llega desde Europa. Poesía, pintura, escritura, música, entre otras creaciones artísticas que se circunscriben a ese manifiesto, encuentran en la Amazonia, en la selva, en el matavirgismo, la columna vertebral de sus existencias. Tal será la importancia de la Amazonia, que muchos intelectuales realizaran viajes y expediciones para conocerla in situ. El Modernismo brasileño se caracterizó, en gran parte, por un segundo “descubrimiento de Brasil”. En 1924, aprovechando que el poeta francosuizo Blaise Cendrars visitaba Brasil, los modernistas planearon un viaje a las ciudades históricas de Minas Gerais durante fechas tradicionales e importantes como la Cuaresma y la Semana Santa. A este viaje por el interior mineiro se sumaron Cendrars, Tarsila do Amaral, Mário de Andrade, Oswald de Andrade y su hijo Nonê, Olívia Guedes Penteado, Paulo Prado, René Thiollier e Gofredo da Silva Telles. Es muy importante tener en cuenta el punto de inflexión que supuso este viaje para todo el movimiento modernista, intensificando el proyecto nacionalista y haciendo que los intelectuales valorizasen más las formas “populares” de arte. Éste es, quizás, el viaje más importante de “descubrimiento” del Brasil por parte de los modernistas influenciando de manera muy significativa todas sus obras, fueran estas poesía, pintura, música o escritura. Para el modernista Mário de Andrade fue muy importante el viaje a Minas Gerais pero también lo fue su viaje a la Amazonia realizado en 1927, un viaje a las “entrañas” del país. A este viaje acudieron Mário de Andrade, 25 ANDRADE, 1978: 140. 1366
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Olívia Guedes Penteado, su sobrina Margarida Guedes Nogueira y Dulce do Amaral Pinto, hija de Tarsila do Amaral. Durante casi tres meses (13 mayo 15 agosto) conocieron gran parte de la Amazonia llegando a Perú y Bolivia. Durante este viaje, Mário escribió un “diario”, hoy publicado en formato libro O turista aprendiz26, marcado por una preocupación etnográfica en la que el escritor intentaba entender ese Brasil particular, tratándose, podríamos decir, de un trabajo de campo. En estas crónicas Mário hace una recolección de leyendas, historias y relatos. También fotografía exhaustivamente los lugares que visita registrando no sólo su día a día, sino que realiza el trabajo de un antropólogo documentando, casi clínicamente, el paisaje y la diversidad selvática. Como afirma Telê Porto Ancona Lopez: “A Amazônia é uma antiga atração, sendo valorizada por Mário desde seus primeiros escritos e naquele momento, sobretudo, estando Macunaíma ainda em fase de redação”27. El año 1928 fue de gran importancia para el Modernismo. Quizás el año en que se consolidaron muchas ideas que se venían gestando desde su nacimiento. En este sentido, debemos apuntar algunas obras notables y de gran importancia para el movimiento donde la Amazonia es nuclear no sólo en el tema sino que, en muchos casos, es imprescindible incluso para su concepción. Este es el caso de Macunaíma, la obra-prima de Mário de Andrade, donde se encuentran cristalizados los resultados de las investigaciones del autor en poesía, prosa, música y folclore. Aunque Mário no quería, como afirmó en diversas ocasiones, crear un símbolo o un personaje que representase a todos los brasileños, el tiempo así lo consideró. Macunaíma nace en los márgenes del río Uraricoera, en plena floresta amazónica, siendo descendiente de la tribu de los Tapanhumas. Parte con sus hermanos en busca de aventuras e, invirtiendo los relatos literarios, el indio acaba encontrándose con la “civilización” e intenta asimilarla. El viaje al Amazonas realizado por Mário en 1927 es de suma importancia para la concepción de Macunaíma ya que toda la recolección de leyendas e historias, en un intento de entender el Brasil, se encuentra en la obra. Macunaíma se destaca, además de por su brillante metáfora del pueblo brasileño, también por la utilización del material lingüístico recolectado en los viajes de Mário creando, incluso, un “nuevo lenguaje”28. El autor utiliza infinitas formas lingüísticas provenientes de diversos lugares del país eliminando su posible categorización “regionalista” y avanzando a un “nacionalismo internacional”. 26 ANDRADE, 1976. 27 LOPEZ, 1983: 17. 28 Debemos tener en cuenta el proyecto de Mário de Andrade de crear una “lengua brasileña” diferente del portugués europeo. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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En el mismo año en que Mário publicó Macunaíma, Oswald publicó el Manifiesto Antropófago que causó un auténtico terremoto en la cultura brasileña siendo, probablemente, una de las aportaciones más originales del Modernismo brasileño. En dicha obra, Oswald proponía que la cultura brasileña crease un arte propiamente moderno a partir de devorar, digerir y transformar todas las influencias artísticas externas. La voluntad antropofágica se inspira, por supuesto, en los indígenas antropófagos de la Amazonia que, desde el descubrimiento, se encontraban en una infinidad de leyendas europeas. Según nos cuenta Raul Bopp (1898-1984), Tarsila fue la “jefa” del movimiento, la que “queria um retorno ao Brasil, à sua ternura primitiva”29. Cabe recordar que, según nos indica Aracy Amaral, fue el cuadro Abaporu (1928), pintado por Tarsila, el que hizo que Oswald llamara a Raul Bopp y juntos idearan la creación de un movimiento en torno al cuadro30. El tema del Abaporu vuelve a ser, como en muchos cuadros del modernismo, el hombre brasileño. En él, Tarsila nos muestra un gran personaje, tal vez un indio, un hombre nativo, salvaje, antropófago caracterizado por unos pies enormes vinculados con la tierra. En palabras de Oswald, “é o homem, plantado na terra”31. Siguiendo la obra realizada por Tarsila, en la mal llamada “fase antropofágica” que agrupa las pinturas realizadas entre 19281930, encontramos un vínculo fuerte con ese mundo imaginario que los modernistas encontraron en la Amazonia. Los colores de las telas de Tarsila se intensifican en azules más vivos y verdes muy oscuros como en A Lua (1928) o Distância (1928). Por supuesto que Freud y el Surrealismo tuvieron un papel importante en el desarrollo de esta etapa de finales de los años 20, pero el imaginario de la Amazonia que le llegó, sea por la obra de Mário o por las cartas que su hija Dulce le escribía mientras se encontraba allí, juegan un papel importante. Las obras de estos años se caracterizan por una reducción de elementos y, al mismo tiempo, por el gigantismo de las formas. Monumentalismo y profundidad que son, en todo caso, características de la magia amazónica. Como destaca Amaral, además de que el gigantismo de la fauna-flora tarsiliana se incrementa profundamente, también se detecta una invasión mayor de verdes, azules, rojos y tierras, todos mucho más intensos. En O Lago (1928) parece mostrarnos el silencio nocturno de un paisaje selvático marcado por su fauna y flora suprarreal con un monumentalismo abismal. Las formas dejan paso a la imaginación, a un lugar y paisaje mágicos, 29 BOPP, 2006: 99. 30 AMARAL, 2003: 279. 31 Ibid. 1368
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como la tela Sol Poente (1929), que parece dar forma a uno de los pasajes de Mário en O turista aprendiz: E principiou um dos crepúsculos mais imensos do mundo, é impossível descrever. Fez crepúsculo em toda a abóbada celeste, norte, sul, leste, oeste. Não se sabia pra que lado o sol deitava, um céu todinho em rosa e ouro, depois lilá e azul, depois negro e encarnado se definido com furor. [...] Dava vontade de gritar, de morrer de amor, de esquecer tudo. Quando a intensidade do prazer foi tanta que não me permitiu mais gozar, fiquei com olhos cheios de lágrimas32.
Antropofagia (1929) es otra tela que, presentando a un hombre y a una mujer, tal vez los primeros brasileños, no pueden tener de fondo, de escenario, otra cosa que la selvática Amazonia. Una vez más, el escenario que, en este caso, presencia el origen de la nueva cultura moderna brasileña. Una vez más, lugar físico e imaginario. La fisicidad del lugar que se convierte en territorio imaginario para los creadores también concibió Cobra Norato (1931), de Raul Bopp, un ejemplo sorprendente que junto a Macunaíma forman las obras literarias principales del movimiento antropófago. El poeta y escritor Raul Bopp estudió derecho en diversas universidades de Brasil viajando por todo el país, inclusive la Amazonia, columna vertebral de su principal obra, Cobra Norato. El poema, que no fue bien recibido por la crítica, es un drama épico y mitológico situado en las selvas amazónicas. Los versos libres, característica del modernismo, se incorporan junto a los elementos folclóricos del país y al uso de dialectos regionales. Esta obra es la materialización de todo aquello que Bopp recolectó en un estudio minucioso de la Amazonia: leyendas, dialectos y rituales, un ejercicio parecido al de Mário. Sobre sus viajes escribió: Dessas conversas (…) fui sedimentando conhecimentos fragmentários sobre a Amazônia. Aprendi, também, em minhas viagens de canoa, a sentir intensamente esse ambiente, onde casos do fabulário indígena se misturam com episódios da vida cotidiana. O magicismo anda de mãos dadas com fenômenos da natureza33.
El verso IV de Cobra Norato describe así la Amazonia: Esta es la floresta de hálito podrido, / pariendo culebras. / Ríos magros obligados a trabajar. / La corriente crispada junto a las 32 ANDRADE, 1976: 133. 33 BOPP, 2006: 83. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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márgenes / va pelando barrancos flemosos. / Raíces desdentadas mastican lodo. / El agua llega cansada / resbala despacito por el fango blando / con miedo de caerse. / La lama se amontona34.
Vemos en los ejemplos citados, Macunaíma, Abaporu, Antropofagia y Cobra Norato modelos que, a partir de la fisicidad de la Amazonia, se inspiran para crear obras que no siempre responden a la misma finalidad pero que comparten el mismo punto de partida. La influencia de la Amazonia en la música es más sutil que en la pintura o la literatura aunque existen obras musicales muy destacables en este sentido. Una de las más importantes fue la ópera O Guarani, basada en la novela homónima de José de Alencar, del compositor Antônio Carlos Gomes (1836-1896). Fue el primer compositor brasileño en presentar una obra en el Teatro alla Scala obteniendo un gran éxito. Pero el compositor más prolífero, y quizás el más celebrado, fue el modernista Heitor VillaLobos (1887-1959). En un intento de desarrollar un lenguaje propiamente brasileño, Villa-Lobos buscó en las canciones folclóricas, populares e indígenas, la inspiración para su obra bajo un estudio minucioso de las particularidades del Brasil que, al igual que Mário de Andrade y Raul Bopp, lo encuentra también en la Amazonia. Historia y mito se entrelazan y se confunden entorno a la figura de Villa-Lobos. Excéntrico y humorístico las declaraciones del compositor siempre causaban estupefacción. Sólo hay un viaje confirmado de Villa-Lobos al norte de Brasil, realizado en 1911, cuando dio una serie de conciertos35. De todas formas, el autor siempre explicaba aventuras por la floresta amazónica, reales e imaginarias, sobre todo cuando se encontraba en Europa. Famosa es la historia en la que indios antropófagos lo capturaron, amarraron y bailaron en torno a él y sólo lo liberaron cuando aceptó mostrarles algunas composiciones suyas. Una vez en Francia afirmó haber incorporado sonidos de indígenas ya extinguidos. Al ser cuestionado sobre cómo descubrió la melodía, puesto que ya no existía la tribu, dijo que la había captado de un papagayo que todavía se acordaba de ella. Aunque en Villa-Lobos abundan los excesos y la excentricidad, la pesquisa de sonidos de la naturaleza y del folclore brasileños fue fundamental para la creación de su obra. Se sabe que en Río de Janeiro estudió fonogramas de canciones indígenas que el antropólogo Edgar Roquette-Pinto trajo de sus expediciones trasladando, así, los sonidos 34 BOPP, 1966. 35 MARIZ, 2005. 1370
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amazónicos a sus composiciones, como en la música orquestal Amazonas (1917) o en una de sus últimas obras, el “poema sinfónico” A floresta do Amazonas (1958). Ambas piezas son un retrato de Brasil, la Amazonia y sus florestas. 4. Consideraciones finales La intención de esta comunicación no era, obviamente, agotar la cuestión, ni analizar exhaustivamente las obras artísticas, sino ofrecer una visión general sobre el importante papel de la Amazonia en dos períodos claves de la Historia del Arte brasileño. Hemos querido realizar una pequeña narrativa, con cronología y obras arbitrarias, que nos evidenciase la Amazonia como tema en diversas producciones culturales, dejando abierta una puerta para futuros análisis y estudios en profundidad. Como hemos podido ver, la naturaleza y la Amazonia propiamente, jugaron un papel fundamental en el imaginario de Occidente y en las creaciones artísticas de la sociedad brasileña desde el descubrimiento hasta el Modernismo. Pintura, literatura, poesía, música y otras expresiones artísticas se vieron persuadidas por la magia y el sincretismo que provenía del gigante verde. Aunque no lo hemos tratado, por falta de espacio, durante la segunda mitad del siglo veinte, la Amazonia y su diversidad siguieron inspirando a muchos creadores, particularmente desde el arte conceptual y la performance, pero siempre de forma mucho más sutil. Podemos rastrear infinidad de ejemplos como Cildo Meireles (1948) que, en la escultura más pequeña del mundo, según Estrella de Diego36, Cruzeiro do Sul (1969-70), llevó a una sala de exposiciones el Brasil de los orígenes, un cubo formado por roble y pino, árboles mágicos de la cosmogonía tupi, cuya unión produce el fuego. También lo vemos en Adriana Varejão (1964) que de forma descarnada en Filho bastardo (1993) nos muestra el deseo y la violencia del proceso colonial explicando la base del mito de la “democracia racial”. En esta pieza, la pintora representa a un oficial portugués que abusa violentamente de una indígena yuxtapuesta a un cura junto a una esclava. El escenario es la Amazonia que asiste al trauma de la formación híbrida de la sociedad brasileña. Signos, símbolos y lugar que denuncian materialmente el proceso colonial. Sobre la performance cabe decir que entre ésta y las manifestaciones nativas existe un punto de proximidad muy importante entre lenguajes, signos e impresiones 36 DE DIEGO, 2008: 87-88. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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observados en la danza, música y en la pintura corporal, tal como indica Regina Polo Müller37. En suma, la lista de artistas que encuentran en la Amazonia su “lugar” de inspiración es larga y continúa aumentando. Las obras aquí citadas reflejan diferentes perspectivas simbólicas que transforman la fisicidad de la Amazonia, a través de la imaginación, en eso que llamamos arte. Hoy día, como es bien sabido, el pulmón del mundo corre gran peligro, lo que nos lleva a pensar, desear y sobre todo actuar para protegerlo y que continúe siendo un lugar físico perpetuando la imaginación y la inspiración. Bibliografía ACUÑA, Cristóbal de, Nuevo descubrimiento del Gran río de las Amazonas, Madrid, Iberoamericana, 2009. AMARAL, Aracy (org.), Correspondência Mário de Andrade & Tarsila do Amaral, São Paulo, EDUSP, 2001. AMARAL, Aracy, Tarsila. Sua obra e seu tempo, 3ra ed., São Paulo, Editora34/Edusp, 2003. ANDRADE, Mário de, O turista aprendiz, São Paulo, Duas Cidades, 1976. ANDRADE, Mário de, “O movimento modernista”, en ANDRADE, Mário de, Aspectos da literatura brasileira, São Paulo, Livraria Martins, 1974; 231-255. ANDRADE, Oswald de, “Manifiesto de la Poesía Palo-Brasil”, en AMARAL, Aracy (org.), Arte y arquitectura del modernismo brasileño (1917-1930), Caracas, Ayacucho, 1978; 137-142. BOPP, Raul, Vida e morte da antropofagia, Rio de Janeiro, José Olympio, 2006. BOPP, Raul. “Cobra Norato” [Traducción de Ángel Crespo], Revista de Cultura Brasileña, Embajada del Brasil en Madrid, 16/V, (1966): 14-53. CAMINHA, Pêro Vaz de, Carta a El-Rei D. Manuel, Lisboa, Quid Novi, 2008. 37 MÜLLER, 2006. 1372
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YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS Y JUEGOS DE ROL: UNA RELACIÓN MÁS ALLÁ DEL MERO SAQUEO Archaeological Sites and RPGs: More than a Relationship beyond the Mere Plundering Héctor Sevillano Pareja Investigador independiente [email protected] Mª de los Reyes de Soto García1 Universidad de Salamanca [email protected] Resumen: En esta comunicación pretendemos desentrañar la relación que existe entre los yacimientos arqueológicos y su mención en los libros de juegos de rol¸ puesto que este tipo de entretenimiento, en múltiples ocasiones, presenta un trasfondo histórico. A los aficionados a los juegos de rol no les resultan extrañas expresiones como “saquear el Dungeon” o “a la caza del tesoro”, pero ¿existe algo más a parte de la simple destrucción de un yacimiento? Es por ello que intentaremos estudiar qué yacimientos aparecen y cómo son tratados; si existen épocas históricas recurrentes o sí en este tipo de literatura se da un tratamiento correcto a los enclaves arqueológicos, más allá de la mera recuperación de artefactos de civilizaciones extintas. Palabras clave: Arqueología, yacimientos, arqueólogo, juegos de rol, visión social. Abstract: In this paper we aim to find the relationship between archaeological sites and its mention in RPGs´ books, because this type of entertainment, on multiple occasions, has a historical background. For the fans of RPGs are not strange expressions like “raid the Dungeon” or “treasure hunting”, but is there anything else besides the mere destruction of an archaeological site? That is why we try to study what kind of sites are and how they are treated, recurrent historical periods or if in this literature is given proper treatment to archaeological sites beyond the mere recovery of artifacts from extinct civilizations. Keywords: Archaeology, Archaeological Site, Archaeologist, Roleplaying Games, RPG, Social Perception. 1 Beneficiaria de una beca de Personal Investigador de Reciente Titulación Universitaria subvencionada por la Junta de Castilla y León y el Fondo Social Europeo. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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1. Introducción Hace ya más de dos años comenzamos una línea de investigación transversal a nuestras investigaciones doctorales, en la que movidos por el gusto o la pasión hacia los juegos de rol2 emprendimos un análisis de la visión de la arqueología y de los arqueólogos que se desprende de esta industria editorial3. La motivación principal para ello fue el interés social observado para con la arqueología4, hecho remarcado entre otros, por Ruíz Zapatero y Fernández Martínez, para los que la arqueología ha desbordado los límites de la disciplina y está presente de múltiples maneras en nuestra sociedad, y este sería un caso más5. La gran variedad de ambientaciones existentes en los juegos de rol es uno de los alicientes para comenzar a jugar con este tipo de entretenimientos. El espacio donde se desarrolla la acción puede ser desde un escenario ambientado en época histórica hasta futurista. Habiéndose observado esto, nos percatamos de que en múltiples ocasiones aparecen menciones a lo que podemos considerar yacimientos arqueológicos, incluso enclaves arqueológicos reales conocidos por toda la comunidad científica. Los jugadores habitualmente se trasladan, mediante la interacción de sus personajes, a espacios o escenarios donde la arqueología aparece, no sólo con el propósito de saqueo, sino como por ejemplo, una verdadera excavación que sigue un método arqueológico más o menos riguroso, en el que incluso se reproducen fragmentos de los diarios de excavaciones. Sin embargo, a pesar de que aparezca un verdadero yacimiento y una metodología que suponemos correcta en la actualidad, las motivaciones para realizar estas investigaciones pueden no ser el conocimiento científico o el avance de la disciplina. En definitiva, hemos analizado aquellos lugares o espacios de los juegos de rol que podemos considerar yacimientos arqueológicos, es decir, aquellos sitios en los que es tangible la actividad humana en el pasado6. Se 2 Podemos definir a los juegos de rol como: “una pequeña obra de teatro en la que el jugador elige el personaje que quiere interpretar, de manera que éste sea tal y como él desee, con lo que se puede ser desde un arqueólogo en los años 20, un vampiro en la época actual o un elfo mago en la Tierra Media”, SEVILLANO PAREJA, 2009: 33. 3 SEVILLANO PAREJA y DE SOTO GARCÍA, 2011: 407-423. 4 Este interés social viene expresado con claridad en frases como la siguiente: “Clearly, archeology is no longer a subject that only small sections of the population find interesting. Archeology is today a popular theme in many genres and formats of popular culture”, HOLTORF, 2007:9. 5 RUÍZ ZAPATERO y FERNÁNDEZ MARTÍNEZ, 1997: 263. 6 El concepto de yacimiento es ampliamente debatido en la bibliografía especializada, 1376
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han descartado del análisis todos aquellos elementos u objetos arqueológicos –reliquias, estatuas, cráteras o vasos cerámicos, sarcófagos, etc.– que se encontraban descontextualizados, ya sea por estar ubicados en un museo o en un almacén, puesto que al haber perdido el contexto en el que fueron hallados, no aportaban información sobre el propio yacimiento arqueológico. 2. Metodología Se analizó una muestra representativa de los libros de juegos de rol editados en castellano, pertenecientes a la biblioteca personal de uno de los firmantes, siendo posiblemente más del 90% del volumen total de libros de este tipo publicados en la actualidad en España. Mediante una serie de “catas” en la mencionada biblioteca, así como del propio conocimiento de la colección, se ha procedido a la selección del material de estudio. Hay que destacar que la obra de H. P. Lovecraft, en especial en lo relativo al juego de rol denominado La llamada de Cthulhu 7, ha sido de una importancia superlativa, por cuanto en anteriores investigaciones habíamos constatado la relevancia que la arqueología tenía en dicho material. Además de lo anterior, se ha efectuado una entrevista a un autor de juegos de rol, en este caso, Carlos de la Cruz Morales, escritor de una aventura cuya ambientación estaba basada en el palacio de Knossos. Todos los sitios arqueológicos analizados se han clasificado según la descripción y características que presentaban, de este modo, se han establecido una serie de tipologías. Por cuestiones de espacio se ha decidido mencionar únicamente los ejemplos más significativos, no obstante, existen un mayor número de enclaves arqueológicos que los reseñados en este artículo. 3. Clasificación 3.1 Arqueología imposible Con esta definición hemos englobado aquellos lugares que pueden ser considerados yacimientos arqueológicos, pero que en realidad son totalmenpor ello, y al no tratarse del tema principal de esta investigación, hemos optado por una definición clásica del mismo. 7 H. P. Lovecraft no llegó a escribir ningún libro de rol, dado que falleció en 1937 y el primer juego de rol se editó en 1974. Sin embargo, sus relatos han sido ampliamente utilizados como fuente de inspiración o directamente como ambientación de varios de estos juegos. Actualmente en España tenemos tres líneas de publicación de libros de rol basados en su obra: La llamada de Cthulhu; El rastro de Cthulhu y Cthulhutech. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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te inverosímiles, por ello son ejemplos ficticios que no se pueden englobar dentro de ninguna de las otras tipologías. Así tenemos el caso de Redención, donde aparece un yacimiento arqueológico localizado en un cráter. Son las ruinas de una ciudad, pero lo que encuentran los personajes al hacer la excavación es una nave alienígena incrustada en una bóveda subterránea que lleva allí enterrada 100 años8. Otro ejemplo sería Mechwarrior9, donde una “aventura tipo” trata de buscar y saquear tecnología antigua del siglo XXVIII, como un hangar de robots o mech en este caso, porque en el tiempo en el está ambientado el juego (siglo XXXI), se han perdido estos conocimientos tras múltiples guerras. 3.2 Arte parietal Bajo esta denominación hemos reunido las manifestaciones artísticas, tanto pintura como grabado, realizadas sobre superficies de piedra, por ejemplo paredes o techos de cuevas o abrigos. Muestra de ello es Terror austral donde en una cueva se encuentra un asentamiento de 24000-14000 años dedicado a la explotación del pedernal. En las paredes de dicha cueva hay grupos de marcas de dedos paralelos que se entrecruzan aleatoriamente. En otros lugares donde la roca es más fuerte, las marcas están cinceladas, incluyendo dos grupos de círculos concéntricos de 20 cm de diámetro y un croquis en el que 74 marcas cinceladas en la roca y dispuestas diagonalmente forman una hilera bajo 37 marcas de dedos. Además, se señala que posiblemente estén relacionadas con la actividad religiosa o ritual que desarrollarían los explotadores de la mina. En el mismo juego, se dan más descripciones de arte parietal, como “vivaces figuras rojas y blancas y grabados de huellas de animales y de círculos”, o la representación de marcas simbólicas como hileras de pequeños trazos cuyo significado es desconocido. Lo interesante en este caso es que incluso recorre región por región australiana reseñando el arte parietal que allí se documenta10. Otro ejemplo lo localizamos en El rastro de Tsathogghua donde se presenta un hallazgo de arte parietal en una de las paredes de un glaciar en Groenlan8 HUERTA DOMÍNGUEZ, 2007: 28-30. 9 NYSTUL y SMITH, 1994. 10 LOVE et al., 1995: 27, 32-33 y 103. 1378
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dia (fig. 1). Según este juego, en un glaciar se ha encontrado un trozo de un muro que mide 90 m de largo y más de 20 m de ancho, de una cultura que antiguamente habitó Groenlandia. En él se representa una figura humana blandiendo una espada corta y curva, inclinándose sobre un animal muerto. Cuando se observa con detalle la pared se descubren otros pequeños detalles, como que está formada por bloques de menor tamaño en los que hay grabados jeroglíficos de tipo desconocido.
Fig. 1: glaciar con pinturas en Groenlandia (HERBER, 1990: 4)
En este caso, el equipo que trabaja en este “yacimiento” tiene dos misiones, por una parte su transcripción y, por otra, su desciframiento, y en este último caso, “una tirada de arqueología”11 será de gran ayuda si se quiere avanzar en la trama del juego12. En resumen, hemos constatado que son abundantes las menciones al arte de las cuevas, incluso podemos apuntar que existe un potente depar11 Con una tirada de arqueología estamos haciendo referencia a lanzar unos dados sobre la mesa para comprobar si la habilidad arqueología del personaje ha tenido éxito o no. 12 HERBER, 1990: 6 y 13. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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tamento de arqueología en la Universidad de Miskatonic que se encarga de buscar, en la zona de Alemania, cuevas con arte paleolítico13. 3.3 Ciudades Posiblemente sea uno de los grupos más numerosos y en este artículo únicamente vamos a señalar los más llamativos y sugerentes. Hemos encontrado menciones a ciudades míticas como Tartessos o la Atlántida, en este último caso, tras el relato de Platón, se detalla el final del enclave14. Son abundantes las ciudades cubiertas por arenas o dunas, la mayoría de las cuales se encuentran localizadas en Egipto. Así, en El Cairo nocturno se describe a Egipto como “construcciones de piedra en un mar infinito de arena, tumbas olvidadas y templos perdidos en la memoria del tiempo”15. Cerca de Egipto, en la Península Arábiga, está la ciudad Sin Nombre, tal y como figura en La maldición de los Chthonians. Se trata de un “campo de columnas y fragmentos de muros destrozados cuya parte superior emerge de la arena como lápidas de un antiguo y descuidado cementerio”16. Las ciudades perdidas son abundantes en los juegos de rol, así Eldarad, enclavada en el juego RuneQuest17, es una antigua ciudad en ruinas, famosa a lo largo y ancho de todo el mundo, con mausoleos llenos de riquezas, lo que ha motivado la llegada de múltiples saqueadores de tumbas, completado con abundantes túmulos también repletos de ricos ajuares18. En otro libro del mismo juego, RuneQuest, La Isla de los Grifos, encontramos la ciudad de Ockless (fig. 2), que ha sido para nosotros uno de los casos característicos de este estudio, ya que el plano de esta ciudad está basado en el plano de la ciudad de Tirinto. En sí, la descripción que se da de la ciudad no es la de un enclave arqueológico, resulta cuanto menos sintomática la utilización de una ciudad histórica para recrear un juego ficticio. Y es que el hecho de que haya existido realmente aporta ciertas ventajas a la hora de construir un espacio de 13 HERBER, 1991: 105. 14 Para la Atlántida: MICÓ, 1995: 5-9; y para Tartessos: IBÁÑEZ, 2004: 75; y LAWS, 2008: 178. 15 SULEIMAN, 2002: 49. 16 HARGRAVE et al., 1989: 81. 17 STAFFORD, 1993. 18 WATSON, 1995: 7-9, 22 y 116. 1380
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juego, ya que es un lugar que se ha creado para solventar unas necesidades, y la disposición de las estancias tiene un sentido19. Otro caso semejante es Çatal Hüyuk, en este caso el yacimiento sale con el nombre real y es una verdadera reproducción del plano del yacimiento, aunque se describa como un túmulo –y no como un tell–, e incluso menciona el detalle de que sus habitantes entraban por el tejado20.
Fig. 2: ciudad de Ockless basada en el plano de Tirinto (KRAFT et al., 1989: 20)
En Los imperios perdidos de Faerûn, hemos encontrado una de las pocas menciones a la arqueología urbana: sobre las ruinas de unas ciudades se construyen otras, aunque los habitantes con el paso de los años perderán el conocimiento de que bajo su ciudad actual se encuentra una ciudad más antigua. Quizá lo más interesante es que se considera que con el estudio de las ruinas de una ciudad antigua se puede llegar a saber mucho de las gentes que la crearon. Además, todos aquellos que quieran llevar a cabo alguna exploración o excavación deben pedir permiso al gobernante local. Curiosamente es la única referencia a la solicitud de permisos que hemos sido capaces de recopilar en este estudio. Añadir que en este libro son abundantes las menciones a ciudades que se encuentran en ruinas, tanto en tierra como debajo del mar (fig. 3), así como menciones a fortalezas destruidas, torres o puertos21. 19 KRAFT et al., 1989: 76-77. 20 PETERSEN, 1997:100. 21 BAKER et al., 2005: 38. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Fig. 3: ejemplo de ciudad sumergida (BAKER et al., 2005: 123)
3.4 Excavaciones Son variadas las menciones que se encuentran sobre excavaciones arqueológicas, sin embargo, algunas se quedan precisamente en eso, en meras alusiones, sin que se especifique mucho más sobre el tema. En otros casos, podemos encontrar hasta la reproducción de los diarios de excavación, como figuran en Bajo el Sol Naciente. Aquí se describe una excavación arqueológica y su método de trabajo con fotografías reales de la excavación, y la descripción de los arqueólogos. Tal y como se representa el yacimiento, este se localiza en un pequeño balcón de una montaña y el lugar está repleto de vasijas, ídolos y restos de la cultura Mu. En el diario de excavación, no se reseñan las unidades estratigráficas, únicamente los hallazgos materiales encontrados y los “extraños” sucesos que ocurren tras su descubrimiento22. En Las máscaras de Nyarlathotep, edición de 2012, se describe una expedición que desenterró algunos interesantes artefactos egipcios y excavó un gran número de zanjas, que permitieron localizar yacimientos secundarios de la pirámide de Guiza. En este caso, los personajes de los jugadores podrán ver gran cantidad de jeroglíficos, fragmentos de cerámica, estatuas, etc. 22 RODRÍGUEZ, 2007: 19. 1382
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En este mismo libro, también hay una mención a las excavaciones en Menfis, trabajos que están fuertemente custodiados con ametralladoras y campos de minas23.
Fig. 4: ejemplo de croquis de una excavación (MONZÓN, 1996:29)
Pequeñas referencias a excavaciones arqueológicas las descubrimos por ejemplo en El terror que vino de las estrellas, donde se dice que el Instituto de Arqueología e Historia Antigua de Nueva York realiza todos los años, por lo menos, una excavación, y es por ello por lo que conserva una importante colección de restos arqueológicos. En el mismo libro, también aparece la excavación del Templo de la Luna, templo del Imperio Inca, pero en realidad lo que se pretende con la expedición es apoderarse de un fabuloso tesoro. El yacimiento que se está estudiando son las ruinas de un templo ocultas por una serie de colinas bajas y yermas24. En el caso de El Libro Azul, el acceso es bastante complicado y está protegida por los militares. Se trata de una excavación en un cráter, en la que se emplean excavadoras y martillos hidráulicos sin miedo a dañar los restos debido a que por satélite han podido saber la profundidad a la que se encuentran los restos. Durante los trabajos arqueológicos, se halla un pasadizo que da acceso a una pequeña cavidad con pinturas indígenas en las paredes donde se representan escenas de caza 23 DI TILLIO, 2012: 73, 133. 24 ANIOLOWSKI et al., 1989: 22-26. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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y luchas entre guerreros. No obstante, lo curioso es la definición del trabajo arqueológico y la excavación en si: “es bastante sencilla: se trata únicamente de cavar en las zonas indicadas, con el mayor cuidado posible”25. En El rastro de Tsathogghua, existe un ejemplo de yacimiento vikingo, donde se han realizado excavaciones y se han sacado a la luz los cimientos de diversos edificios26. Los moais de la isla de Pascua aparecen en Redención27, señalando que su fabricación, significado y transporte es todo un misterio. Excavaciones en la Isla de Pascua se localizan también en Las sombras de Yog-Sothoth, donde tras un estudio geológico de la zona, los personajes descubren un antiguo monumento funerario y un poblado abandonado. Entre los restos del monumento funerario, los jugadores encontraran tres de las extrañas estatuas de piedra que dan fama a la isla28. 3.5 Fortalezas, torres y castillos Las menciones de este grupo igualmente son abundantes y variadas. En Sombras sobre Filmland, hay un castillo abandonado en lo alto de una roca, sus muros están llenos de grietas y piedras descoloridas. En este mismo libro hay una descripción de los castillos cuya ubicación suele ser zonas escarpadas y de difícil acceso, y cuyas partes más relevantes deben ser el gran salón, el dormitorio principal, las estancias de los sirvientes o el cuarto de invitados. Este es el ejemplo del castillo de Murder Legendre, que fue construido en el siglo XVII. Incluso se ha documentado lo que se puede considerar arqueología de la arquitectura, porque las reconstrucciones y sellados de determinadas partes del castillo con una tirada de arqueología pueden llegar a reconocerse29. En Los Hongos de Yuggoth, se describe un castillo como una antigua estructura de piedra a punto de desmoronarse, al igual que sus murallas que se encuentran en ruinas y las torres, y en cuyo patio, a consecuencia del abandono que sufre la estructura, existen bloques caídos semiocultos por la vegetación30. En Los imperios perdidos de Faerûn, las menciones a castillos y fortalezas en ruinas son verdaderamente abundantes. Los más mencionados son los 25 MONZÓN, 1996: 32-37. 26 HERBER, 1990: 16. 27 HUERTA DOMÍNGUEZ, 2004: 24-25. 28 CARNAHAN et al., 1990: 50. 29 HITE et al., 2010: 16, 19, 42, 44 y 161. 30 HERBER, 1989: 23. 1384
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castillos derruidos, que aun así, conservan formidables defensas; en el caso de las fortalezas en ruinas suelen ocupar lugares de importancia estratégica, donde solían acantonarse fuertes guarniciones de tropas para custodiar los artefactos mágicos o las reliquias religiosas. Avanzando por el relato del libro encontramos con la descripción de los fuertes de ocupación, un grupo de antiguos fuertes en distintos estados de decadencia que salpican el paisaje31. En este grupo también hemos incluido las torres y torreones, como el Torreón de Ostorex del libro Peligros de los Reinos Jóvenes. Se trata de un torreón construido con basalto, pero que en la actualidad está en ruinas. Los restos de los muros rodean el torreón, aunque algunos de ellos ya tan bajos que no necesitan ser escalados32. 3.6 Fósiles Hemos incluido en el estudio los fósiles, a pesar de que somos conscientes de que la Arqueología no tiene como misión su estudio, sin embargo, según este tipo de literatura, cuando aparece la búsqueda de fósiles es necesaria dicha habilidad. En El Abismo de la Garganta de la Serpiente aparece un experto geólogo que recoge fósiles que se encuentran bajo la superficie, en una zona de cavernas, o en La semilla de Azathoth, en una pequeña cañada donde el corrimiento de tierras ha puesto al descubierto una capa sedimentaria en la cual se pueden ver fósiles. Asimismo, es común la mención de huevos de dinosaurios o esqueletos y huevos de dinosaurios localizados, por ejemplo, en el desierto del Gobi33. 3.7 Menhires En Magia en bruto se describen como “una solitaria piedra vertical”34. Su uso como marcadores aparece en Los Primigenios, aunque en verdad son usados para poder contactar con Hastur, una especie de deidad de la cosmología de Lovecraft35.
31 BARKER, 2005: 39, 89 y 146. 32 BEHRENDT, 2005: 43. 33 STAFFORD et al., 1991: 17; HERBER, 1991: 73. 34 HITE, 2011: 56. 35 ROWLAND et al., 1994: 75. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Siguiendo con los ejemplos, en Las Tierras del Sueño existe el bosque de los monolitos, aunque únicamente se menciona la posibilidad de que se trate de lápidas gigantescas36. 3.8 Obeliscos En los juegos de rol, los obeliscos que hemos encontrado suelen ser de grandes dimensiones, así en Los imperios perdidos de Faerûn está la piedra de Kest, un obelisco que se alza más de 60 m de altura, tallado por ambos lados aunque se encuentra bastante erosionado37. En La llamada de Cthulhu, en la edición de Joc, el obelisco prehistórico documentado se utiliza para rituales y sacrificios sangrientos. En este caso su tamaño es más reducido, únicamente 3 m de alto38. Y por último, en La semilla de Azathoth, el obelisco se encuentra en la jungla, mide 6 m, está esculpido en un único bloque de piedra y tiene una serie de inscripciones que todavía se pueden leer39. 3.9 Pecios Las referencias a este tipo de yacimientos no son muy abundantes, pero en Navegando en los Mares del Destino existe un barco hundido en el océano durante 1000 años, podrido y lleno de cieno donde todavía se pueden encontrar la vajilla de los marineros, joyas o monedas40. En Los Primigenios se prepara una expedición para sacar un barco de las profundidades, barco descrito como cubierto con una gruesa capa de barro y óxido, aunque en este caso el pecio está saqueado desde principios del siglo XX, y por tanto menciona que no hay nada de valor en él41. 3.10 Ruinas Para explicar este apartado deberemos hacer algo de Historia. El primer juego de rol editado fue el afamado Dungeons & Dragons, publicado en el año 1974 en Estados Unidos. Si nos fijamos en las palabras que lo componen, destaca sobre manera la palabra inglesa Dungeon que proviene del francés antiguo Donjon, que significa torreón (pronunciado dongeon), cuyo significado inicial era el de fortaleza, pero referida específicamente a la torre del home36 HERBER et al., 1988: 21. 37 BAKER et al., 2005: 63. 38 PETERSEN, 1997: 173. 39 HERBER, 1991: 72. 40 MORRISON et al., 2003: 41. 41 ROWLAND et al., 1994: 121. 1386
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naje o torre principal del castillo. La palabra fue evolucionando y ganó el significado de “celda subterránea para prisioneros situada debajo de la torre del homenaje”. En español la traducción sería la de mazmorra o calabozo, de ahí que cuando se emitieron en televisión los capítulos de la serie animada, así como la famosa banda sonora con la que comenzaba, se tradujera como Dragones y Mazmorras. La presencia, por tanto, de esta palabra no es trivial y ha influenciado enormemente a la industria editorial de los juegos de rol, ya que, sobre todo en los inicios de esta afición, la mayor parte de la acción de los personajes transcurría en subterráneos o ruinas subterráneas que debían ser explorados por los jugadores42. He aquí algunos ejemplos: así tenemos las ruinas de la mansión Bellgrave, perteneciente al libro Asombrosos relatos detectivescos, que actualmente se encuentran llenas de vegetación, con lo que únicamente queda una especie de cascarón cubierto de hiedra y lleno de árboles de lo que antes era una mansión colonial43. Siguiendo con los ejemplos, en Terror austral, aparecen unas ruinas que están siendo excavadas, no se da mucho más detalle, únicamente se centra en los extraños acontecimientos que ocurren durante los trabajos44. Del mismo modo, tenemos ruinas romanas en Sombras sobre Filmland. Se trata de un antiguo muro que se alza sobre un pantano donde hay una columna derrumbada y estatuas de romanos ilustres esparcidas por el suelo. En el mismo libro aparece un anfiteatro romano lleno de maleza45. Continuando con las ruinas de tipo histórico, que no fantástico, hemos recogido una mención a las ruinas mayas de Kabah en La llamada de Cthulhu. Estas ruinas contienen un edificio notable, con la representación de caras de los dioses46. En Los imperios perdidos de Faerûn, la zona del continente fantástico de Faerûn es descrita literalmente como llena de restos del pasado: castillos derruidos, ciudades deshechas, dungeons olvidados, fortalezas sin nombre, templos abandonados y ruinas que no pueden ser identificadas. Una de las actividades más comunes entre 42 En REID, 2005: 77, nos encontramos esta definición: “Una mazmorra o dungeon es, tradicionalmente, una cámara subterránea en la cual los prisioneros son encarcelados, pero los aventureros de Faerûn emplean este término de un modo mucho más amplio. Para ellos, prácticamente cualquier cosa subterránea es un dungeon, sobre todo si está habitada por monstruos más que por prisioneros. Así, las minas, ruinas, cuevas, viviendas subterráneas y pasadizos entran por igual en esa categoría. De acuerdo con la definición de los aventureros, hay decenas de dungeons en todo Faerûn, muchos de los cuales fueron saqueados hace mucho tiempo, mientras que otros yacen sin ser molestados desde hace siglos”. 43 HANRAHAN, 2010: 52. 44 LOVE et al., 1995: 28. 45 HITE et al., 2010: 16 y 64. 46 PETERSEN, 1997: 126. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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los aventureros consiste en explorar las ruinas, pero pocos de ellos se paran a pensar en el origen de las mismas. Sin embargo, cuando el personaje es un historiador se puede dedicar a saber más del pasado47. En ese apartado de ruinas hemos incluido un ejemplo de dungeon, en Hijos de Gruumsh, se describe un dungeon donde dos de las estatuas han caído y están yaciendo partidas en pedazos. Aquí se puede encontrar la guarida de unos dragones, con abundantes riquezas como gemas, anillos o trozos de pergaminos48. Para finalizar, debemos destacar dentro de este punto las Ruinas de Bajomontaña49 o la Tumba de los Horrores50, que también pertenecientes a D&D. 3.11 Templos La importancia de las religiones en este tipo de juegos queda patente en el momento en que se publican libros dedicados en exclusiva a este ámbito, como Dioses de Glorantha o Fes y panteones51. Es por ello que la presencia de templos en ruinas, como lugares a explorar por parte de los jugadores, es muy notable. Los ejemplos son muy abundantes. Hay templos dedicados a deidades muy variadas, tanto conocidas como inventadas. Parte del motivo que puede llevar a explorar esos templos lo encontramos en Los imperios perdidos de Faerûn52, ya que los templos antiguos pueden servir como depósitos de reliquias divinas o contener objetos y tomos que detallan rituales y plegarias arcaicas. Leyendas que describen tesoros divinos perdidos que pueden forzar a la búsqueda de viejos templos con el propósito de lograr conocimientos antiguos. Algunos casos que hemos recogido son: Las máscaras de Nyarlathotep53, donde aparece un templo subterráneo que se encuentra en El Cairo. Es un espacio abovedado de 12 m de diámetro y solo tiene una entrada. Adosada al fondo hay una estatua de 2,10 m de una bella mujer con cabeza de gato sentada en un trono. Es la antigua diosa egipcia Bastet. Otro ejemplo de descripción de templo lo hallamos en El Abismo de la Garganta de la Serpiente, localizado en una caverna dedicada a la Diosa de las enfermedades Malia54. Es una estancia irregular de 25 m donde existe una especie de estrado que se eleva a unos 8 m del suelo de la caverna, además 47 BAKER et al., 2005: 4-6. 48 PERKINS, 2006: 22-23. 49 GREENWOOD, 1994. 50 CORDELL, 1999. 51 STAFFORD et al., 1990; BOYD et al., 2003. 52 BAKER et al., 2005: 40. 53 DI TILLIO et al., 2012: 132. 54 STAFFORD et al., 1991: 48. 1388
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existen pequeños altares de piedra dedicados a la deidad y están manchados de sangre y de otros restos. Al fondo de la caverna existe una sala donde se apilan los cadáveres de las víctimas de los sacrificios para que se pudran. Según se describe en Bajo el Sol Naciente55, cerca de la cumbre de la montaña hay una gruta que da acceso al antiguo templo de Mu. Antaño poseía la forma de unas fauces monstruosas, pero la furia del viento a lo largo de los milenios la ha desdibujado hasta parecer grotesca. De los relieves de la entrada ya no queda nada, empezando a ceder el techo. A continuación se pasa a la cámara mortuoria con centenares de momias humanoides depositadas en pequeños lechos de piedra. Tras un túnel que cuenta los mitos del dios del templo se llega a una sala con evidencia de lucha. Por los restos, tuvo lugar hace varios cientos de miles de años. En el libro Más allá del tiempo56, El Templo del Olvidado se halla incrustado en un anfiteatro natural en la cara Norte del Monte Lyall y tiene seis pilares, adornados con grabados y alineados de manera excéntrica, rodeando la zona del templo. En cuanto a La maldición de los Chthonians57, el Templo de Nyarlathotep se encuentra en Gizah, Egipto, debajo de la Esfinge. Se trata de un templo muy sencillo, donde destaca el altar y una estatua en forma de esfinge negra con un óvalo liso y sin rasgos faciales en lugar de cara.
Fig. 5: cubierta de Atlántida (MICÓ, 1995) 55 RODRÍGUEZ, 2007: 23-24. 56 GAUNTLETT et al., 2012: 55. 57 HARGRAVE et al., 1989: 65. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Hemos encontrado otros ejemplos inspirados en hechos históricos como el caso de El portal de Karshit, con el Templo de Helios en Micenas, que está recubierto de mármol blanco. En el centro de la habitación principal se yergue un inmenso altar de bronce y madera58. También documentamos la descripción del Oráculo de Delfos59 en el monte Parnaso, dedicado a Apolo. La cueva no es muy amplia y existe un ardiente arrollo de lava, que impregna de gases el lugar. También hemos hallado referencias a templos de la Edad Media en Más allá del tiempo60. Este templo se encuentra en un sótano cercano al Hospital. En el pasado pudo ser la cripta de un edificio grande y probablemente fue construido a finales de la Baja Edad Media. Seguramente sea más antiguo, como atestiguan los restos deteriorados de pinturas murales, que muestran un estilo similar al utilizado durante la Alta Edad Media en las iglesias francesas. En el centro de la cámara hay un altar improvisado formado por lo que quizá antaño fue un sepulcro romano de mármol. De serlo, la lápida y el contenido de la tumba desaparecieron hace tiempo. Por último, no queremos terminar este apartado sin mencionar el juego de rol de Star Wars, donde los buscadores de tesoros se encargan de encontrar reliquias jedi y artefactos sith, ya que según se ha podido recoger “con el paso del tiempo, las civilizaciones quedan convertidas en polvo y ruinas y dejan tras de sí reliquias y tesoros de gran valor tanto para historiadores como para coleccionistas61. 3.12 Tumbas Este apartado hemos decidido subdividirlo en los subapartados de tumbas, criptas, pirámides y túmulos, por estar todos ellos intrínsecamente relacionados con la arqueología funeraria. Las menciones a tumbas son abundantísimas en los juegos de rol porque son lugares donde habitualmente hay tesoros y grandes riquezas que hay que saquear. Este es el ejemplo de La Ciudad Perdida de Eldarad62, donde tras recorrer un túnel con trampa incluida se acaba en una caverna con un único nicho donde están los restos de un cuerpo envuelto en paño blanco. Describe los “tesoros” con los que fue enterrado el finado, tales como un cayado remachado en plata y un cofre con monedas, citando incluso cuándo fueron acuñadas y el valor 58 CABALLERO, 1992: 29 y 30. 59 CABALLERO, 1992: 58. Otra mención al Oráculo de Delfos aparece en MICÓ, 1992: 98. 60 GAUNTLETT et al., 2012: 26. 61 WINKER et al., 2004: 55-56. 62 WATSON, 1995: 104. 1390
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de tasación de un anticuario. Otro ejemplo del mismo libro lo encontramos en un bosque donde se localiza una roca con inscripciones que, al moverla, permite el acceso a un túnel que llega hasta una cámara con una momia. Esta tumba tiene otras cámaras mortuorias y tesoros como armas, anillos con piedras preciosas, una diadema de plata o un cofre con gran cantidad de monedas de oro, plata y plomo de diversa acuñación63. De igual forma, hay alusiones a necrópolis como Saqqara o Dahshur64. Asimismo, en La maldición de los Chthonians65, se mencionan catacumbas, con pasillos oscuros, húmedos y mohosos en los que durante siglos se ha enterrado a los muertos. Existen numerosos nichos en las paredes, ocupados por cadáveres y momias recubiertos de moho. En otro caso, en La Torre del Cetro de Guardia Sortílega66, hay indicaciones acerca de las antiguas catacumbas en ruinas que servían como salas de enterramiento para los habitantes del castillo. Por último, está el caso de la Tumba del Rey Toro, para el juego Mazes & Minotaurs, en el que se usó como base el Palacio del Knossos67. En la entrevista realizada al autor del mismo, nos relató que tardó 6 meses en realizar la adaptación, pero que decidió basarse en este tema porque posiblemente Knossos sea el lugar donde se inspiró la leyenda del Minotuaro68. En lo relativo al subapartado de las criptas, el número de referencias es muy abundante. Existen varios ejemplos, siendo uno de los más significativos el localizado en la ciudad de Ockless, donde existe una cripta de la que no se dan sus coordenadas para evitar saqueos, aunque si se logrará ubicar se encontrarían huesos, restos de ropaje, madera y metal procedentes del cofre que contenía el tesoro de la ciudad. El tesoro del que se habla se compondría de 5,431 peniques, un collar de plata con gemas, un cetro de oro macizo adornado con joyas que tiene tallada una cabeza de perro y el anillo de la ciudad, que en realidad es un brazalete de oro macizo con tres gemas rojas69.
63 WATSON, 1995: 105-106. 64 HOWARD et al., 2004: 44. 65 HARGRAVE et al., 1989: 63- 64. 66 NOONAN et al., 2008: 18. 67 http://mazesandminotaurs.free.fr/TOMB.jpg (fecha de consulta 19/04/2013). 68 Gracias a un blog que trataba brevemente el tema de yacimientos arqueológicos y juegos de rol (http://rolessonamores.blogspot.com.es/2011/12/rol-y-arqueologia.html -fecha de consulta 19/04/2013-) logramos contactar con Carlos de la Cruz Morales, al que hemos de agradecer su ayuda y su disposición a contestar todas nuestras preguntas. 69 KRAFT, 1989:77. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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En cuanto a las pirámides, tenemos dos grupos bien diferenciados: las pirámides egipcias y las de origen prehispánico. Del caso egipcio podemos hablar, por ejemplo, de los lugares impíos y contaminados, como las cámaras situadas bajo la Gran Pirámide de Gizah que ayudan a obtener y potenciar los conocimientos mágicos, según leemos en Magia en bruto70. En Las máscaras de Nyarlathotep71, en la pirámide de Menkaura, Micerinos, se descubre una cámara secreta con restos sin momificar de una reina egipcia. Los restos están en un sarcófago de alabastro y la cámara contiene magníficos objetos funerarios. También en este libro hay una referencia a Dahshur en donde hay dos pirámides, la Roja y la Acodada, ambas erigidas por Seneferu, primer faraón de la cuarta dinastía72. Siguiendo con las descripciones, hay descripciones exhaustivas de la zona de Gizah, como la relatada en El Cairo Nocturno73 o en Los Hongos de Yuggoth74. Sobre los ejemplos prehispánicos, hay relatos en torno a la pirámide de Mictlantecuhtli que está situada en el centro de la antigua ciudad maya de Tzental (El despertar: Diablerie en Méjico75) o los restos de Kalkamal, la Ciudad Perdida, cerca de la frontera con Guatemala, en cuyo centro hay una pirámide maya de dos niveles, denominada BendalDolum (El terror que vino de las estrellas76). Los autores de este tipo de juegos tampoco se olvidan de la pirámide maya de Teotihuacán o la pirámide de Huitzilopochtli, en la capital azteca de Tenochtitlán. Ambas mencionadas en La llamada de Cthulhu77. No podíamos dejar de citar las teorías conspirativas, como en Redención78, ya que los Olmecas fueron constructores de pirámides, las más conocidas de tierra apisonada, pero recientes indicios señalas que ciertas pirámides de piedras escalonadas de supuesto origen teotihuacan o maya pudieran ser de origen Olmeca y que estas tienen las mismas relaciones con el número π que la gran pirámide egipcia de Gizah. Indudablemente, hemos encontrado otros ejemplos que se salen, por decirlo de algún modo, de lo común, como una pirámide escalonada en Venus, con pinturas
70 HITE, 2011: 11. 71 DI TILLIO et al., 2012: 131. 72 DI TILLIO et al., 2012: 154-157. 73 SULEIMAN, 2002: 69-70. 74 HERBER, 1989: 67-68. 75 FINDLEY, 1995: 39-41 y 44-59. 76 ANIOLOWSKI et al., 1989: 8. 77 PETERSEN, 1997: 126. 78 HUERTA DOMÍNGUEZ, 2004: 25. 1392
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de animales que recuerdan a las pinturas rupestres de Lascaux (Apocalipsis venusiano79); o 27 pirámides en la Luna encontradas por la Real Marina Británica, según el libro de Los Primigenios80. Para los túmulos solamente nos hemos fijado en la descripción exterior, por ello nos centraremos en este aspecto, puesto que el interior ya ha sido tratado al hablar del caso de las tumbas, al estar los túmulos adscritos a estas. Pasando a los casos de estudio, tenemos unas colinas a unos 4 km de la ciudad. En ellas hay túmulos y estos, tal y como figura en La Ciudad Perdida de Eldarad81, han sido saqueados en su mayoría. En este mismo libro tenemos un túmulo de piedra desnuda salvo el techo que está recubierto de hierba. La entrada está tapada con una gran roca redonda82; o una colina grande coronada por un círculo formado por una docena de piedras erectas, en el centro hay un gran roble hueco y por él se accede a una caverna. Dicho túmulo también ha sido saqueado83. En El terror que vino de las estrellas84, hay túmulos en los que había murales pintados en estuco, sin embargo, los indios locales destruyeron el hallazgo arqueológico realizado por un arqueólogo británico. En otra obra relacionada con Lovecraft, en este caso El manicomio85, se hace mención a los quern, definiéndolos como “apilamiento de piedras con motivos funerarios típicos de la cultura Celta”. En otra página del mismo volumen, encontramos montículos artificiales cubiertos de hierba. Son antiguos montículos funerarios erigidos por una tribu extinta de indios americanos. Algunos han sido excavados en busca de objetos (huesos, fragmentos cerámicos, puntas de flecha, etc…)86. Por último, hasta tenemos ejemplos peculiares, como un túmulo de nieve, en Mortal Coils87. 3.13 Vías de comunicación Solamente se han encontrado dos ejemplos de esta tipología. Tenemos el caso de una calzada pavimentada de 100 m de largo y 6 m de ancho con bloques de piedra de un metro cuadrado, de al menos 1.000 años de anti79 DAKAN, 1998: 20, 21, 24, 28-35, 46 y 49. 80 ROWLAND et al., 1994: 136-138 y 142. 81 WATSON, 1995: 22. 82 WATSON, 1995: 91. 83 WATSON, 1995: 94. 84 ANIOLOWSKI et al., 1989: 6. 85 PETERSEN, 1988: 32. 86 PETERSEN, 1988: 12. 87 CISCO et al., 2000: 104. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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güedad, que pertenece al libro de La Isla de los Grifos88. Existe también una antigua ruta comercial entre dos ciudades actualmente en ruinas, abandonado hace mucho tiempo y en malas condiciones. Según figura en el libro de Los imperios perdidos de Faerûn89, hoy en día tiene poco tráfico y lo normal es recibir asaltos de ladrones. 4. Conclusiones Gracias a la elaboración de este estudio sobre yacimientos y al anterior análisis de arqueología y de arqueólogos en los juegos de rol, podemos señalar una serie de conclusiones generales que hemos logrado observar en los juegos de rol. En primer lugar debemos remarcar que no existe un desconocimiento de la materia, hay que admitir que muchos de los ejemplos planteados son ficticios, pero es reseñable que en determinadas ocasiones la interpretación, el tratamiento de los materiales, los dibujos, etc., son correctos y tienen una definición factible. La curiosidad por tal hecho nos llevó a ponernos en contacto con un diseñador amateur español de juegos de rol, en concreto el diseñador del mapa del laberinto del Minotauro que utilizó como base el palacio de Knossos. En la breve entrevista realizada nos transmitió que le pareció ideal ya que únicamente tenía que modificar el espacio de las estancias para convertirlo en un dungeon. Nos resultó cuando menos curioso que el autor no tiene ninguna relación con la historia ni la arqueología, únicamente conoce la arqueología por gusto o afición, siendo sus fuentes de información los libros especializados. En segundo lugar, a pesar de lo anteriormente señalado, hay una marcada influencia del mundo de Indiana Jones, los arqueólogos son “prototipo Indy”, con yacimientos fuertemente custodiados, trabajadores que llevan armas, con lugares peligrosos, etc. Además, baste señalar que uno de los lugares predilectos para ubicar los yacimientos arqueológicos es Egipto. Posiblemente las pirámides de este país son de los espacios arqueológicos que más aparecen en los juegos, seguidas de las precolombinas y de templos en general. Las ruinas son también muy abundantes. Las menciones a ruinas están en casi todos los juegos de rol, son mundos, en muchas ocasiones, que
88 KRAFT et al., 1989: 65. 89 BAKER et al., 2005: 91. 1394
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Yacimientos arqueológicos y juegos de rol: una relación más allá del mero saqueo
han caído en el olvido o que han sufrido algún tipo de catástrofe o guerra, lo que provoca la destrucción y el abandono de los edificios. Según los libros de rol analizados podríamos establecer una constate que relacionaría yacimientos arqueológicos con la búsqueda de un tesoro, joyas o elementos valiosos; es la principal motivación por la que aparecen los arqueólogos o la arqueología en acción90. Esto no quita para que en determinados momentos, los yacimientos sean en realidad lugares de estudio, cuyo ejemplo más sintomático podrían ser dentro del juego de La llamada de Cthulhu las excavaciones sufragadas por la Universidad de Miskatonic. Por lo tanto, mediante este estudio, hemos podido comprobar que el saqueo de tesoros es la principal motivación para que aparezcan yacimientos arqueológicos en los juegos de rol, aunque no quita para que puedan aparecer otro tipo de explicaciones, como por ejemplo la ciencia en sí misma, o el gusto por la historia y por lo tanto, la necesidad de investigarla. Aunque al final no deberíamos perder la perspectiva de que, en el fondo, estamos hablando de juegos y, por ende, de diversión, así que las cuestiones serias, como la Arqueología, simplemente quedan, en el mejor de los casos, como un simple decorado. Bibliografía ANIOLOWSKI, Scott; LYONS, Doug; STALIN, Andre y SZYMANSKI, Michael, El terror que vino de las estrellas, Barcelona, Joc Internacional, 1989. BAKER, Richard; BONNY, Ed y STOUT, Travis, Los imperios perdidos de Faerûn, Barcelona, Devir Iberia, 2005. BEHRENDT, Fred, Peligros de los Reinos Jóvenes, Arganda del Rey (Madrid), La Factoría de Ideas, 2005. BOYD, Eric L. y MONA, Erik, Fes y panteones, Barcelona, Devir Iberia, 2003. 90 Este hecho ha sido constatado en otras ocasiones, de este modo Holtorf establece que en la sociedad actual una de las imágenes que se posee de la arqueología es la búsqueda y hallazgos de tesoros, el descubrimiento de artefactos en condiciones y localizaciones exóticas y cierta actitud detectivesca del arqueólogo al encontrar piezas y lograr con ellas reconstruir la historia, HOLTORF, 2004: 42-45. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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ESPACIO AGRARIO
Azudes, presas y molinos: evolución histórica de estrategias hidráulicas en los Ojos del Guadiana Azudes, Hydraulic Dams and Mills: Historical Evolution of Hydraulic Strategies in Ojos del Guadiana Miguel Torres Mas1 Universidad de Castilla la Mancha [email protected] Resumen: Los Ojos del Guadiana se sitúan entre los actuales términos municipales de Daimiel y Villarrubia de los Ojos2, en la provincia de Ciudad Real, y se corresponden con unos manantiales de agua rebosaderos del acuífero 23 de La Mancha Occidental. Este afloramiento, originado por una surgencia cárstica local, forma parte de un tramo del río Guadiana3, y ha sido parte activa en el asentamiento de grupos humanos desde tiempos pretéritos. La existencia de este recurso dentro de un territorio circundante caracterizado por un estructura hidrogeológica discontinua en el espacio e intermitente en el tiempo, facilitó la presencia de comunidades humanas en su alrededor, uniéndose a la alta capacidad agropecuaria de su subsuelo, generando, por tanto un espacio significativamente antropizado. En este sentido, estas sociedades presentes en la zona han tratado de adaptarse a la realidad del medio a través del control y explotación de todos los recursos potenciales, generando sistemas que permitieran un aprovechamiento eficaz de los mismos. A través de esta comunicación se realiza un análisis descriptivo de las diferentes estrategias integrales desarrolladas en este espacio natural, y que a través de unos elementos constructivos concretos y una secuencia cronológica han generado un impacto definido sobre todo su entorno. Palabras clave: azud, presa hidráulica, molino harinero, Ojos del Guadiana, desecación 1 Arqueólogo. 2 Se sitúan a unos 8 kms al noreste del casco urbano de Daimiel y 10 kms al sureste del de Villarrubia de los Ojos. 3 No entramos en el debate de sí se trata de un afloramiento propio del río Guadiana en sí o se corresponde con un curso del Guadiana diferente, tomando como el Guadiana de Ruidera tiene su término natural en el Záncara, a partir del río Viejo y valle del Guadiana Alto (SERNA y GAVILA, 1995: 333). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Abstract: Ojos del Guadiana is situated between Daimiel and Villarrubia de los Ojos, in the province of Ciudad Real, and consitute oerflows springs aquifer 23 wertern of La Mancha. This upwelling, caused by an upwelling local karst, in part of the river Guadiana, and has been active in human settlement since past The existence of this source of water within a surrounding territory cahracterized by a discointinuous hydrogeological structura in space and intermiettent in time, providedad the presence of communities around them, coupled with high agricultural capacity of the subsoil, creating, therefore a anthropized significantly space. All these communities in the territory have tried to adapta to the reality of the environmente through the control and exploitation of these resources, creating systems that allow effective use of such. Throgh this communication is a descriptive analysis of the various comprehensive strategies developed in this natural space, and through a concrete building elements and timing have generated a definite impacto on its surroundings. Keywords: Azud, Hydraulic Dam, Flour Mill, Ojos del Guadiana, Desiccation.
1. Introducción. Las primeras ocupaciones del territorio Guadiana: la Edad del Hierro y la romanización
en
Ojos
del
En líneas generales la Edad del Hierro en el ámbito de Castilla-La Mancha supone un paulatino crecimiento del número e importancia de los establecimientos humanos, generando, a su vez, un marcado proceso de jerarquización espacial, definido en torno a unos grandes poblados, que se constituyeron en los articuladores del espacio circundante. Estos asentamientos van a requerir en su territorio más próximo determinadas ventajas físicas para su explotación, como disponibilidad de agua, terrenos aptos para la práctica agrícola, facilidad de defensa, cercanía a vías de comunicación; pero sobre todo una clara optimización de todas aquellas posibilidades que ofrecía el territorio que controlaban4. Como ya hemos comentado supra, el entorno de Ojos del Guadiana corresponde con un área que cuenta con importantes recursos naturales para el aprovechamiento antrópico, razón por la cual presenta una ocupación relativamente intensa desde el período protohistórico. No obstante, y aun teniendo en cuenta esta realidad, no se conoce la existencia de algún gran oppidum de cronología ibérica, similar a otros cercanos como son Cerro de las Cabezas (Valdepeñas), Lacurris-Alarcos (Ciudad Real), Calatrava la Vieja (Carrión de Calatrava) o Laminium (Alhambra)5. 4 FUENTES DOMINGUEZ, 2006: 121. 5 TORRES Y BENÍTEZ DE LUGO, 2013: 46. 1404
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Azudes, presas y molinos: evolución histórica de estrategias hisdráulicas en los Ojos del Guadiana
Las primeras evidencias materiales de una ocupación de cierta entidad de los Ojos del Guadiana para esta etapa las encontramos en el complejo arqueológico de Los Toriles-Casa Altas6; yacimiento que se encuentra emplazado sobre una península elevada por encima de la vega que forma el propio río. Sin descartar completamente el desarrollo de alguna función estratégica sobre el territorio adyacente, los datos disponibles permiten situarlo en el contexto de asentamientos ubicados para la explotación agropecuaria del entorno7, dentro de una región que se encontraría controlada por alguno de los grandes oppida cercanos, siendo los de Calatrava la Vieja y Valdepeñas los más próximos.
Fig. 1: vista de yacimiento de Los Toriles
El posterior proceso de romanización de esta comarca estaría directamente relacionado con los acontecimientos derivados de la Segunda Guerra Púnica, y la posterior consolidación de los intereses romanos en las áreas cercanas del Valle del Guadalquivir y de Sierra Morena. Además este
6 En su área de estudio se localizaron mediante prospección cerámicas pintada tipo Valdepeñas, con o sin estampillas. También aparecieron dos colgantes de bronce, una fíbula tipo La Tène y un fragmento de cerámica que posiblemente pertenezca a un esnifo de figuras rojas, que puede fecharse desde finales del siglo V a.n.e. y durante todo el siglo IV (GARCÍA HUERTA, 1995: 123). 7 De todos modos no existe un consenso sobre las características y extensión del yacimiento ya que algunos autores como García Huerta y Morales Hervás (1995, 119) afirman que tendría alrededor de 1 ha., mientras que otros (URBINA y URQUIJO, 2000) estiman que pudo tener una superficie mayor, próxima a 8 has.; por lo que este debate se amplía a su posible funcionalidad principal. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Miguel Torres Mas
territorio ostentaría un aprovisionamiento material y humano muy atractivo para el nuevo poder itálico. En relación con estos acontecimientos se relaciona espacial y cronológicamente un conjunto de monedas localizadas en la zona de Casas Altas, dentro del área de Ojos del Guadiana. Este hallazgo numismático está en su mayoría formado por divisores de plata de poco peso, algunos ejemplares de dracmas ampuritanos e ibéricos y piezas hispano-cartaginesas y romanas. A pesar de que han sido estudiadas fuera de contexto arqueológico, han sido interpretadas como una acumulación de soldadas destinadas al pago de tropas cartaginesas y fechadas entre los años 209-206 a.C.8. Se trata de un hallazgo arqueológico de notable relevancia, pues podría constituir la evidencia de un campamento militar púnico instalado en la zona. Una vez formalizado plenamente el dominio romano, y tras una primera fase destinada al control del territorio9, el poblamiento presentaría una continuidad de los núcleos poblacionales indígenas existentes anteriormente a la conquista. No obstante, de forma paulatina se iría articulando un nuevo modelo territorial, más proclive a los intereses del poder dominante. Este modelo supondría el aprovechamiento y explotación de diferentes recursos económicos, dentro de un proceso de carácter ambicioso, intensivo y complejo10, generando, entre otras cuestiones11, los primeros elementos constructivos de ingeniería hidráulica de cierta entidad. 2. Las primeras del Guadiana
construcciones hidráulicas en el entorno de
Ojos
En el ámbito romano la existencia de recursos hídricos era fundamental como patrón de distribución espacial, de forma que se encontraba íntimamente ligada al establecimiento de núcleos poblaciones, en las que el agua llegaría a representar, junto con cuestiones básicas de componente vital, funciones de propaganda ideológica o de índole social12. El valor e importancia concedido a la explotación del agua, necesitaba, inexorablemente, disponer de este elemento en cantidades suficientes 8 GARCÍA GARRIDO, 1990: 37 y 77-78. 9 TORRES Y BENÍTEZ DE LUGO, 2013: 48. 10 FUENTES DOMÍNGUEZ, 2006: 123. 11 En este sentido podemos afirmar que el proceso de integración territorial en el ámbito de influencia romano, constituyó la paulatina difusión de nuevas formas de vida en los núcleos de población existentes. 12 SÁNCHEZ Y GOZALBES, 2012: 12. 1406
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Azudes, presas y molinos: evolución histórica de estrategias hisdráulicas en los Ojos del Guadiana
para el desarrollo de un gran conjunto de actividades cotidianas en los asentamientos, lo que obligó a la construcción de importantes dispositivos para el aprovisionamiento. En este sentido, puede no ser casual la presencia de estructuras hidráulicas de cierta relevancia en el entorno de Ojos del Guadiana, asociado a un significativo crecimiento que experimenta el yacimiento de Los TorilesCasas Altas13, a través de un marcado proceso urbanizador fechado en torno al siglo I a.n.e. Concretamente en el límite con este yacimiento se sitúa una represa o azud14 que formaría parte de la estructura compositiva del denominado molino de Arquel. A pesar de que prácticamente no se conservan evidencias materiales de su edificación principal, sí se tiene conocimiento de su explotación durante etapa bajomedieval-moderna15. No obstante, su presencia en el entorno de Los Toriles ha llevado a algunos autores a señalar su posible origen romano16. La falta de estudios más exhaustivos no permite establecer con claridad su adscripción fundacional. De todos modos, tampoco sería descartable la existencia de una construcción hidráulica de génesis hispanorromana, aprovechada y ampliada en siglos posteriores. Otra construcción que podría situarse en esta época, correspondería con una zúa17 localizada en el paraje conocido como La Parrilla, próxima a la zona de estudio. Estas zúas funcionarían como caminos sobreelevados por encima de áreas anegadas18, y posiblemente estarían relacionadas con alguna red viaria de carácter local19, y que por sus características constructivas
13 Es en este período cuando el yacimiento de Los Toriles-Casas Altas pasaría de representar un mero asentamiento agropecuario a un establecimiento de cierta importancia, con estructuras complejas y una necrópolis asociada, comprendiendo una superficie total de unas 100 has. de terreno, (URBINA y URQUIJO, 2000: 153-166). 14 Entendiendo el concepto de azud o azuda como una construcción que a modo de barrera trataba de retener el agua del curso del río para su aprovechamiento productivo. 15 Como veremos posteriormente, aparece mencionado en diversos documentos del siglo XVI, entre ellos las Relaciones Topográficas de Felipe II 16 JEREZ GARCÍA, 2009: 651. 17 A pesar de que el término de zúa es sinónimo del de azud, al hacer también referencia al represamiento de un caudal hídrico, en este texto utilizamos una acepción de carácter local que lo sitúa como una estructura viaria utilizada para salvar áreas pantanosas. 18 Hay que señalar que la hidrogeomorfología tradicional del río Guadiana era de una gran amplitud con escasa profundidad de cauce, como de hecho se recoge en las Relaciones Topográficas de Felipe II “... y este rio que ansi nacio en los Ojos del Guadiana va desde alli muy ancho...”. 19 TORRES Y BENÍTEZ DE LUGO, 2013: 50. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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también podrían realizar las funciones de azud o azuda20. La presencia de fragmentos de tegulae y terra sigillata en sus inmediaciones, junto con otras características tipológicas21, invita a pensar en el posible origen romano de esta construcción, no obstante, al igual que en el caso anterior la falta de estudios más exhaustivos impide establecer con claridad su cronología. En este sentido tampoco se puede descartar que se tratara de un reaprovechamiento de materiales relacionados con la construcción de un molino en época posterior, o de su acumulación debido a algún otro tipo de actividad desarrollada en su superficie22. Otra estructura similar se ha documentado en un área relativamente cercana, en Las Tablas del Guadiana, y conocida como Zúa de la Quebrada.
Fig. 2: zúa o posible azud en paraje La Parrilla
De todos modos, teniendo en cuenta las hipótesis anteriormente expuestas, se podría establecer una relación causal entre la presencia de estas estructuras hidráulicas y el fenómeno de crecimiento urbano experimentado 20 Al tratarse también en cierto sentido de presas en forma de muro o barrera. 21 La presencia de una gran presa terrea diagonal a la corriente, que no sólo favorecería la acumulación de caudal hídrico, sino que también facilitaba la comunicación de ambas márgenes del río, estableciendo una conexión directa entre todos estos elementos, resultaba muy característica en el modelo de poblamiento romano, con la combinación de grandes obras, vías de comunicación y notables dispositivos de aprovisionamiento de agua (SÁNCHEZ Y GOZALBES, 2012: 13). 22 Es conveniente señalar que toda esta área se encuentra muy alterada por la acción de las labores agrícolas, así como por excavaciones clandestinas, por lo que se han podido producir acumulaciones derivadas de materiales. 1408
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Azudes, presas y molinos: evolución histórica de estrategias hisdráulicas en los Ojos del Guadiana
en los Toriles, lo que ha llevado a algunos investigadores a suponer la existencia de una ciudad hispanorromana de cierta entidad dotada de significativas infraestructuras que aprovechó todos los recursos que ofrecía el territorio de Ojos del Guadiana, sobre todo los hídricos, y que es interpretado como una sucesión de los núcleos indígenas más importantes del ámbito comarcal, como puede constituir los casos de Alarcos o de Cerro de la Cabezas23, al ser los más cercanos geográficamente, y que se contextualizaría dentro de un proceso de redefinición espacial regional. Este proceso estaría relacionado con el desarrollo de un conjunto de políticas programáticas de carácter estatal emprendidas en la Península desde el siglo II a.C. y que potenciaría algunos oppida como instrumentos para el fortalecimiento del poder24. También hay que señalar la existencia de otros yacimientos de este período localizados en el espacio natural de Ojos del Guadiana. Aunque presentan menor extensión, cuentan con unas dimensiones relativas y una calidad en sus materiales tales que permiten inferir en asentamientos de rango medio y de una importancia más relativa. Entre ellos podemos señalar los conocidos como El Rincón o El Sordico, aunque se desconoce la funcionalidad nuclear que estos establecimientos llegarían a poder representar25. 3. Época
medieval-moderna: la aparición y generalización de los
molinos hidráulicos
Durante este período los molinos hidráulicos se convierten en los grandes ingenios constructivos de la época, ya que representaron un pilar básico de la economía local hasta prácticamente el siglo XX. A pesar de que puedan existir evidencias materiales de una explotación productiva hidráulica desde época romana, y que el período andalusí representó la introducción de importantes novedades desde el punto de vista tecnológico-mecánico26 o una posible génesis de algunos de estos molinos locales; las primeras noticias documentales sobre su existencia no se producen hasta la consolidación del poder castellano en pleno siglo XIII27. 23 URBINA Y URQUIJO, 2000: 164-166. 24 FUENTES DOMÍNGUEZ, 2006: 86. 25 Todos los datos que se conocen sobre ellos son a través de prospecciones arqueológicas superficiales. 26 Estas innovaciones se concretaron no sólo en aspectos terminológicos sino también en introducciones técnicas destinas a incrementar el rendimiento de maquinaria como la rueda hidráulica, o la utilización de nuevas energías de movimiento como las mareas y el viento (ORTIZ et al., 2009: 121). 27 Concretamente se trata de una Concordia celebrada entre las Órdenes de Calatrava y Hospital, estableciendo el deslinde de términos se dice que “... e demandaban Cannal de Griñón, que yace en Guadiana...; e los Freyres del Hospital han de fazer molinos en Zudacorta, e los de Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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El afianzamiento y consolidación del poder castellano en época bajomedieval, y el traslado de la frontera a ámbitos más meridionales, facilitó la construcción de infraestructuras con un sentido exclusivamente económico, y no con un componente esencialmente defensivo. Entre estas edificaciones se encontrarían los molinos hidráulicos. Además de otros testimonios documentales de los que se tiene noticia sobre estas construcciones28, para esta época destaca por su importancia descriptiva las Relaciones Topográficas de Felipe II, donde se inventarían los molinos hidráulicos del río desde su nacimiento en los Ojos del Guadiana hasta la zona de Tablas del Guadiana. Concretamente se mencionan los formados por Arquel, Zuacorta, La Parrilla, Molemocho, Dehesa-La Máquina, El Nuevo de Curenga, Puente Navarro y Griñón29, señalando una alta concentración de los mismos en este territorio. A pesar de que obviamente estas construcciones constituyeron un relativo impacto sobre su espacio, sus características arquitectónicas y tipológicas permitieron una integración completa con el paisaje, llegando incluso a mimetizarse con el propio medio en el que se emplazaban30. Se trata de edificaciones con un sentido eminentemente funcional, que respondía a los esquemas generales de la arquitectura tradicional de la zona. Calatrava non han de fazer nada...”. 28 Una de las primeras imágenes que se conservan de estos molinos hidráulicos se trata un plano fechado en torno al siglo XVI conservado en la sección nobleza del A.H.N. (CLEMENTE, 2009: 73), que presenta un croquis del nacimiento del río Guadiana y su paso por Daimiel, Ojos del Guadiana y Villarrubia de los Ojos, y en el que aparecen todas estas construcciones, con los respectivos caminos hacia la localidad. 29 En el propio texto se cita “...y este rio que ansi nacio en los Ojos del Guadiana va desde alli muy ancho..., ocho paradas de molinos que tienen 26 piedras harineras que jamas les falta el agua para moler”. El Comendador de Daimiel, “...arrienda la pesquera que le pertenece de tres paradas de molinos... ques la una El Navarro y la otra El Molino del Nuevo y la otra El Molino de la Dehesa”. “Al veinte y dos capitulos dezimos que en la jurisdiçion de la dicha villa de Daimiel ay una parada de molinos que se dize La Parrilla que tiene tres piedras harineras...Luego mas abaxo...un cuarto de legua, esta otro molino que se llama La Dehesa ques de la encomienda de Daimiel, con dos piedras harineras...Baxo del dicho molino ay otra parada de molino con cuatro piedras harineras que se llama El Molino Nuevo de Coruenga questa otro cuarto de legua del precedente con dos piedras de la encomienda de Daimiel...Bajo deste molino esta otra parada de molino que se llama Griñon questa otro cuarto de legua de las de arriba, el qual es de cinco piedras harineras...Baxo del dicho molino esta otro molino que se llama Muño Mocho; es de la Mesa Maestral de Calatrava, esta media legua mas baxo del de Griñon, tiene cuatro piedras...Baxo deste molino esta el molino que se llama del Navarro, que esta una legua de Muño Mocho; es de la dicha encomienda de Daimiel, tiene cuatro piedras...Esta junto a este molino una aceña dela dicha encomienda que se a hecho de dos años a esta parte arriba del dicho molino”. 30 PERIS SÁNCHEZ, 2009: 30. 1410
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Azudes, presas y molinos: evolución histórica de estrategias hisdráulicas en los Ojos del Guadiana
Por tanto, esta arquitectura se define grosso modo, por su enraizamiento en la propia tierra y una relación íntima con el aprovechamiento de los recursos naturales de su espacio próximo. Así sus muros eran fabricados con tapial, sobre basamentos de mampostería, revocados con yeso y cal. El ladrillo de adobe se utilizaba para las bóvedas y los arcos por donde circulaba el agua, así como también para enmarcar las ventanas. En cambio, el sillar de grandes dimensiones y de buena piedra de cantería se utilizaba en la base del molino conformando los tajamares, y sirviendo de sólida cimentación. Las cubiertas de madera eran de par y nudillo conformando la típica vertiente a dos aguas, con teja árabe al exterior31. En suma, se trataba de un modelo tipológico de un eminente sentido utilitario, en el que predominaban la sobriedad decorativa y la optimización de los recursos empleados32, en los que junto a ellos se localizaban estructuras auxiliares como viviendas, almacenes, cuadras, etc.
Fig. 3: detalle de Molino de Puente Navarro
En relación con este contexto, también hay que señalar que la peculiar fisonomía del río en este tramo, que atraviesa terrenos casi absolutamente horizontales y muy permeables, imposibilita la construcción de canales de derivación para la alimentación de los molinos, por lo que estas construcciones se situaban sobre la propia ribera del mismo río, o a veces incluso dentro del propio cauce, dando lugar a la aparición de un tipo de molino hidráulico de ribera con características particulares. 31 CLEMENTE ESPINOSA, 2009: 78. 32 TORRES Y BENÍTEZ DE LUGO, e.p. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Por otro lado, estas edificaciones se alimentaban a través de una gran presa térrea diagonal a la corriente, la ya referenciada como azud o azuda, y que constituía un instrumento muy útil para la regulación y aprovechamiento del cauce al contar con tramos intermedios de fábricas, traspasados a su vez por varios ojos que podían ser abiertos o cerrados a voluntad por medio de compuertas de madera alojadas en guías verticales. Además esta represa también podía servir a su vez para otros usos, como el riego de fincas colindantes, generando un espacio atractivo desde el punto de vista histórico, patrimonial, arquitectónico y medioambiental, contando con la presencia y combinación de diferentes elementos constructivos como molino, presa, embalse, puente y tierras de labor, y que constituye un ejemplo de la interacción entre hombre y naturaleza en áreas territoriales concretas, configurando un rasgo específico a este tramo del río Guadiana. Con el paso del tiempo estas estructuras fueron experimentando modificaciones en sus dimensiones e infraestructuras internas, como por ejemplo la instalación de batanes en algunas de ellas. No obstante, el mantenimiento del sistema productivo tradicional apenas permitía grandes cambios en su esquema compositivo o en la estrategias de explotación, y de hecho en el siglo XVIII prácticamente todos estos molinos continuaban con su actividad, como aparece reflejado en Catastro de Ensenada33, aunque algunos de ellos estuvieron fuera de servicio por las inundaciones de los años 1708 y 1751. El estado actual de conservación de estas edificaciones es dispar, encontrándose algunos de ellos en estado total de ruina y abandono, mientras que otros han sido objeto de recientes intervenciones de limpieza, consolidación y restauración34.
33 JEREZ GARCÍA, 2009: 653. 34 De entre todos destaca el ejemplo del molino de Molemocho, localizado dentro de los límites del P.N. “Las Tablas de Daimiel” 1412
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Fig. 4: estado de conservación de Molino del Nuevo, en donde se han perdido gran parte de su estructura constructiva
4. La era industrial: mecanización, canalización y sobrexplotacíon de los recursos naturales
A pesar de que el proceso de industrialización emprendido a partir de la segunda mitad del sigo XIX tuvo un limitado desarrollo en la región manchega, con un componente artesanal muy marcado, y que acabaría caracterizándose por un considerable atraso económico frente a otras regiones peninsulares35, la aplicación de ciertas innovaciones tecnológicas constituyó en un inicio la mejora de rendimientos y la adquisición de efectivos niveles de optimización económica. Entre ellos destaca la aparición de la luz eléctrica que facilitó la realización de la molienda. No obstante, la posterior generalización de nuevas fuentes energéticas, así como el impacto que supuso para la zona el proceso de emigración rural a partir de la década de 1960, acabó por representar la ineficacia de la energía hidráulica tradicional, constituyendo el abandono progresivo de estos molinos. Por otro lado, el desarrollo de nuevos modelos de explotación a lo largo del siglo XX, entre los que destacó la agricultura industrial, supondría un
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fuerte impacto sobre el entorno que llevaría al agotamiento de los recursos naturales, sobre todo hídricos, presentes en Ojos del Guadiana. Esta realidad fue mucho mayor a partir de la segunda mitad del siglo XX, cuando los cambios en el esquema productivo serán muchos más acusados. Cronológicamente la primera de estas intervenciones sobre el medio se desarrolló a partir del año 1948 cuando empresarios valencianos implantaron el cultivo del arroz en los márgenes del río, llegado hasta una superficie que comprendería unas 300 has., explotación que duró aproximadamente 10 años, fecha en la que tuvo que ir abandonándose al descender progresivamente los niveles hidrológicos36.
Fig. 5: cultivo de arroz en Molino de la Máquina
Por otro lado, también se llevaron a cabo estrategias de carácter público, que significaron también un fuerte impacto a la configuración del río, entre las que destaca la aprobación el 17 de julio de 1956, de la Ley de “Saneamientos y Colonización de los terrenos pantanosos que se extienden a los márgenes de los ríos Guadiana, Gigüela, Záncara y afluentes de estos dos últimos, en las provincias de Ciudad Real, Toledo 36 Derivado de las abundantes necesidades hídricas que necesita específicamente este cultivo. 1414
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y Cuenca”, que regulaba la actividad del Instituto Nacional de Colonización y el Ministerio para que pudiera iniciarse el saneamiento de los márgenes de estos ríos, lo que de facto significaba la desecación y puesta en cultivo de unas 30.000 has. de humedales manchegos, entre ellos terrenos comprendidos en Ojos del Guadiana. La aplicación práctica de esta ley, llevada a cabo sobre todo durante la década de 1960, a su vez propició la destrucción de las presas de los molinos, lo que significaba todo ello una alteración profunda en el sistema hidrológico de la cuenca del Guadiana37. Además, para fomentar las obras se constituyeron Grupos Sindicales de carácter local, formados principalmente por los vecinos ribereños económicamente más potentes, que veían en la actuación posibles beneficios futuros, así como la apropiación privada de terrenos38. Por si fuera poco, con posterioridad y para dar más fluidez a las aguas del Guadiana, se rectificó el cauce del mismo, desapareciendo buena parte de sus recovecos y meandros, alterando su rasante y profundizando el mismo entre 3 y 3,4 metros39. Como ya se ha dicho anteriormente, el desarrollo de una agricultura intensiva industrial de amplio espectro en gran parte de la región manchega durante este período, significó la intervención más sangrante desde el punto de vista del impacto sobre el medio y los recursos naturales. Este nuevo modelo de explotación territorial representó, entre otras cosas, una incontrolada e irrefrenable carrera en la extracción de agua subterránea del acuífero, principalmente realizado por iniciativa privada e individual, aunque también acompañado de algunos proyectos de carácter público, lo que suponía la puesta en regadío de una gran cantidad de superficie agrícola. En este sentido, en el espacio cronológico de una década se pasó de apenas unas 25.000 has. de regadío a más de 120.000 has. Este proceso unido a las nuevas técnicas de irrigación, formadas por potentes máquinas que permitían extraer agua en grandes cantidades, y situado todo ello en un contexto de fuerte sequía, acabó por afectar a los niveles piezométricos del acuífero, impidiendo el rebosamiento del mismo y por tanto, que los ojos del Guadiana se secaran y “no manaran agua”, como así ocurrió en el año 1980 por primera vez40, desapareciendo prácticamente en año 1984, mientras que en agosto de 1986 el propio curso del río quedo desecado. 37 CARRASCO REDONDO, 2001: 26. 38 Se puede entrever cierta picaresca en esta actuación ya que al costreñir el curso del río al cauce canalizado, los límites de las parcelas colindantes se veían ampliados. 39 SERNA Y GAVIRIA, 1995: 41. 40 SERNA Y GAVIRIA, 1995: 124. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Por si fuera poco, a todos estos procesos, se añadió posteriormente la extracción incontrolada de turba41 para ser utilizada y vendida como abono o carbón vegetal42. La realidad fue de tales dimensiones que en julio de 1987 se produce la Primera Declaración de Sobreexplotación del Acuífero 23, y que enero de 1995 se dio a conocer la Declaración Definitiva de Sobreexplotación de este acuífero, llegando a una situación que parecía irreversible en aquellos momentos.
Fig. 6: fotografía de Ojos del Guadiana con cauce sin agua. Años 90
Detrás de esta realidad se percibe un evidente cambio en el sistema productivo tradicional del entorno, en el que se pasó de un uso del regadío en mayor o menor medida sostenible en un número relativamente escaso de parcelas, con una extracción de aguas subterráneas a corta profundidad, a un sistema moderno basado en modelos y valores desarrollistas y consumistas, y que no tuvo en cuenta las condiciones ecológicas y ambientales de su territorio, representado en grandes pozos profundos que bombeaban agua durante intensos períodos de tiempo. Este escenario acabó significando una
41 La turba es el sedimento principal que rellena el antiguo cauce del Guadiana. Se trata de un material de color oscuro formado por restos orgánicos vegetales de carrizo y masiega, con un bajo grado de descomposición. 42 CARRASCO REDONDO, 2001: 43-44. 1416
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importante alteración del espacio natural de Ojos del Guadiana, hasta casi constituir su práctica desaparición. Por suerte, cierta racionalización y control de los sistemas de regadío emprendidos en los últimos años, junto con una mayor concienciación social al respecto, pero sobre todo el desarrollo de un período pluviométricamente de gran bonanza está ayudando a la recuperación del acuífero, así como todo el entorno que forma la zona objeto de estudio43. 5. Conclusiones El paraje de Ojos del Guadiana por sus especiales condiciones naturales ha constituido una arteria importante para el asentamiento de grupos humanos desde tiempos pretéritos hasta la actualidad. Todas estas comunidades aquí asentadas han desarrollado estrategias de explotación particulares adaptadas a sus recursos y necesidades, y que han estado basadas en la optimización de todos ellos, evitando por otro lado, un posible agotamiento y sobreexplotación de los mismos. No obstante, los cambios producidos en la segunda mitad del siglo XX generaron un impacto muy agresivo sobre el medio, que a punto estuvo de ocasionar la pérdida completa de un espacio original dentro del territorio manchego. En conclusión, como hemos podido comprobar a través de este texto, la presencia estable de fuentes hídricas, junto con otros recursos, ha representado un patrón constante para la ocupación antrópica dentro un territorio específico, generando a su vez unos elementos constructivos que son reflejo de una concepción productiva e ideológica concreta del espacio. Por tanto, podemos inferir que resulta interesantemente positivo el estudio de estas estrategias desarrolladas a lo largo de la historia, puesto que puede resultar una aproximación clave para conocer la interacción que establecieron estas sociedades con su territorio, y que a su vez nos permitan definir modelos más sostenibles en el presente y para el futuro.
43 Concretamente en el invierno de 2011 varios ojos brotaron en los parajes de La Peñuela, Griñón, Las Suertes, todos ellos en la vega del Guadiana. En la actualidad se está recuperando una parte importante del cauce superficial de este tramo del río. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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MARRUECOS COMO ESPACIO AGRÍCOLA. LA PROPAGANDA COLONIALISTA, UNA HERRAMIENTA PARA LEGITIMAR LA OCUPACIÓN DEL ESPACIO AGRARIO MARROQUÍ Morocco as Agricultural Space. The Colonialist Propaganda, Tool for Legitimate the Occupation of Agrarian Moroccan Space Jesús Marchán Gustems1 Universidad Pompeu Fabra de Barcelona [email protected] Resumen: La explotación económica del protectorado español del norte de Marruecos conllevaba varias dificultades, debido especialmente a la campaña militar para terminar con la resistencia armada local. Tras la creación de una imagen adecuada para propiciar la explotación agrícola de las tierras marroquíes en el siglo XIX, a partir de 1912 se redoblaron los esfuerzos propagandísticos con el fin de atraer colonos al protectorado. En esta investigación analizamos el papel de varios autores que aportaron su granito de arena para favorecer la explotación agrícola del protectorado. Palabras clave: Marruecos, colonización agrícola, tierras, viajeros, protectorado. Abstract: The economic exploitation of the Spanish protectorate in northern Morocco entailed several difficulties, especially due to the military campaign to end the local armed resistance. After the creation of an appropriate image to promote the agricultural exploitation of Moroccan lands in the nineteenth century, since 1912 the propaganda efforts were increased to attract Spanish settlers to the protectorate. In this research we analyze the role of various authors who contributed to encourage the agricultural exploitation of the protectorate. Keywords: Morocco, Agricultural Colonization, Lands, Voyager, Protectorate.
A lo largo del siglo XIX en España creció el interés por el vecino marroquí. Tras años de hostilidades entre ambas riberas del Mediterráneo, a finales del XVIII los dos países firmaron tres tratados de paz, amistad y comercio, en 1 Investigador de la Universitat Pompeu Fabra. Investigación enmarcada en el proyecto “Transiciones imperiales. Cambio institucional y divergencia. Un análisis comparado de la trayectoria colonial y postcolonial de las posesiones españolas en América, Asia y África (1500-1900)”, Referencia HAR2009-14099-C02-01. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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1767, 1780 y 1799. A pesar de las buenas intenciones, la imagen estereotipada y llena de clichés, del musulmán en general y del marroquí en particular, las fricciones del pasado (uno de los principales motivos era la pugna por los enclaves que poseía España en la costa Mediterránea marroquí) y las que hubo entre ambas potencias a lo largo del siglo XIX, contribuyeron a que esta percepción no se alterara. Ello se debía a la imagen del islamm forjada en la Península durante las centurias anteriores y al desconocimiento que existía entre ambas sociedades2. A principios del siglo XIX la sociedad española apenas conocía algunos rasgos de Marruecos. Pocos se habían adentrado en su territorio para conocerlo mejor. Gracias a la difusión de información sobre el imperio jerifiano, a través de la prensa, libros de viajes, expediciones científicas y descripciones del reino alauita, se trató de mejorar esta situación. Aunque no sin una deformación previa, determinada por el choque entre el islam y el cristianismo y por la rivalidad entre ambas orillas del estrecho de Gibraltar. Así, a lo largo de todo el siglo XIX en España persistió la imagen de Marruecos como un país atrasado, salvaje, brutal, incivilizado, gracias a la repetición de estas ideas en la literatura, la prensa o los libros de viajes. Algunas de estas obras se redactaron sin que su autor hubiera pisado nunca el imperio jerifiano, o bien fueron escritas desde Tánger. De manera que los datos que se exponían no habían sido contrastados. Esta práctica fue denunciada por el comandante y destacado ingeniero del ejército español Julio Cervera: Algunas descripciones de viajes al interior, me consta que sus autores las han escrito sin moverse de Tánger, población que en nada se parece a las demás del imperio y que en realidad tiene más de europea que de marroquí. De aquí las muchas faltas y errores que los conocedores del país notan en dichas obras3.
Uno de los aspectos que reflejaron estas descripciones, y que ratificaban la imagen preconcebida, era el ámbito agrario. A lo largo de la centuria la agricultura marroquí fue descrita desde dos ópticas distintas, que se complementaban en su finalidad. Por un lado se presentaban los aspectos positivos: se ofrecía una imagen magnificada de las tierras marroquíes, descritas con fascinación como “tremendamente fértiles” y 2 MARTÍN CORRALES, 2002. 3 CERVERA, 1884: 4. El diplomático Wenceslao Ramírez de Villa-Urrutia también se quejó. MARÍN, 1996: 102-103. Auguste Mouliéras, célebre autor francés de Le Maroc Inconnu (1895), tampoco viajó a Marruecos para estudiar y recoger información del país en primera persona. En su lugar contrató un argelino que se la enviaba. AKMIR, 2009: 47. 1422
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Marruecos como espacio agrícola. La propaganda colonialista, una herramienta para legitimar la ocupación del espacio agrario marroquí
“feraces”. Por el otro se hacía hincapié en los aspectos negativos: a pesar de la buena calidad de los suelos agrícolas (afirmación que, dicho sea de paso, no se podía generalizar a todo el territorio del imperio jerifiano) los autores españoles consideraban que sus rendimientos eran muy bajos. Atribuían la responsabilidad al salvaje y atrasado pueblo marroquí, el cual, según estos autores se mostraba indolente ante los trabajos del campo y hacían las mínimas faenas para obtener la producción necesaria, o bien que cuando se necesitaba más esfuerzo los marroquíes abandonaban sus obligaciones. Así, el mal aprovechamiento de estos suelos que difundían estas obras se convirtió en un argumento más para desprestigiar a la sociedad marroquí (había otros, como el mal gobierno o la justicia, arbitraria y atroz), para evidenciar su atraso, que por ende justificaba una hipotética penetración colonial. Esta imagen perduró hasta la llegada del protectorado español del norte de Marruecos, en 19124. 1. La labor propagandística hasta el fin de la campaña militar Con el estrechamiento del cerco colonial sobre Marruecos y el establecimiento de una doble administración metropolitana (francesa y española)5 este discurso varió para adaptarse a la nueva situación. Ya no era necesario insistir en la incapacidad de la población marroquí para la agricultura. Se siguió alabando la calidad de las tierras, al tiempo que se promovía la explotación agrícola en la zona española. La colonización del campo, que ya había sido propuesta por Joaquín Costa en la década de 1880, época en que los agitadores del colonialismo en África eran partidarios de la llamada “penetración pacífica”, y en los congresos africanistas de principios del siglo XX (especialmente en los de los años 1909 y 1910), que mantenían un espíritu similar6, fue presentada como una de las oportunidades económicas que el protectorado ofrecía a los colonos y emprendedores españoles. Este nuevo discurso hacía hincapié en que en el norte del imperio jerifiano existían tierras de buena calidad susceptibles de ser colonizadas y explotadas, con un futuro halagüeño, debido a su calidad, para quienes se lanzaran a la aventura colonial. En este trabajo queremos realizar una aproximación al discurso colonial español sobre la agricultura marroquí durante la primera etapa del protectorado, que abarca desde su implantación, en 1912, hasta el fin de las operaciones 4 MARCHÁN, en prensa. 5 BURKE, 1976; LAROUI, 1997 [1977]; MADARIAGA, 2008 [1999]; PENNELL, 2000. 6 MARCHÁN, 2011. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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militares que terminaron con la resistencia armada local contra la ocupación española, en 1927. Para ello hemos analizado cómo se reflejaba y se difundía esta imagen y los mensajes que promocionaban la colonización agrícola a través de libros de viajes, obras sobre el protectorado y artículos de prensa. A partir de 1912 una parte importante de las obras sobre el país vecino que se publicaron tenían una función fundamentalmente partidista. Se centraban en pregonar la “misión civilizadora” y explicar cuál era la labor que debía desarrollar España en Marruecos. Muchas de estas monografías, redactadas por periodistas, militares o políticos, con una perspectiva claramente optimista, no negaban que la acción colonial era una dura tarea. Pero no dudaban en magnificar las oportunidades para el comercio y la explotación de los recursos. En este nuevo contexto también había algunos autores que escribían sobre el protectorado sin haberlo pisado o bien sin tener mucho conocimiento sobre la cuestión. El médico, senador y colaborador de la publicación África española (órgano de la Liga Africanista, partidaria de la penetración colonial a través del comercio y del desarrollo de actividades económicas) Tomás Maestre y Pérez se mostró crítico con quienes hablaban sobre Marruecos desde la Península, como había hecho en el siglo anterior Julio Cervera, especialmente con algunos políticos. En su opinión para hacerlo había que observar sobre el terreno: Para conocer el problema marroquí no basta ocupar una poltrona ministerial. Se precisa mucho más. Hay que vivir en Marruecos, estudiar las costumbres de los marroquíes, su género de vida, […] y otras muchas cosas que solamente se pueden apreciar recorriendo nuestra zona de influencia, como lo he hecho yo durante cincuenta y ocho días de jornada de nuestras posiciones avanzadas, recopilando datos, […] adquiriendo amistades entre los notables del país e inspirando la confianza que yo he inspirado a cuantas personas del país trato desde hace bastante tiempo7.
Desde una publicación de la Compañía Española de Colonización, empresa que operó desde 1915 en la región oriental del protectorado, se afirmaba que “Marruecos es, pues, un país de fácil y próspera colonización”8. 7 MAESTRE, 1914: 28. Publicado originalmente en La Tribuna, 29 noviembre de 1913. 8 La acción Hispano-Africana, 1915: 13. La cursiva es del texto original. La Compañía Española de Colonización se dedicaba a la concesión de tierras para su explotación agrícola. En 1915 adquirió más de 20.000 hectáreas de suelos rústicos en la llanura del Garet, en las cabilas de Beni Buifrur y Beni Sidel, al sur de Melilla. Su propósito era distribuirlas entre los colonos, con un contrato de arrendamiento con opción a compra. “La colonización del Garet”, 1424
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Marruecos como espacio agrícola. La propaganda colonialista, una herramienta para legitimar la ocupación del espacio agrario marroquí
Sin embargo, la inseguridad debida al levantamiento armado local contra la ocupación, impedía un desenvolvimiento de la labor colonizadora anunciada y un mejor conocimiento del territorio. Por este motivo hasta que no terminara la campaña militar9 los conocimientos sobre la zona asignada a España, si bien habían mejorado, siguieron siendo limitados. Esta circunstancia influía en los contenidos de la literatura propagandista, centrada en describir el territorio y su sociedad, dado que aún no se podía desarrollar la política colonial en toda la zona, aunque siempre que era posible se difundían los primeros “logros” de la colonización. Igualmente ponía obstáculos a la contestación, difícil de articular más allá de las críticas a la sangría de dinero y de soldados como consecuencia de la campaña militar10. Estas serias dificultades dieron argumentos a las posiciones abandonistas o bien críticas con la política que se estaba siguiendo en la zona11. Desde las páginas de la publicación semanal El Progreso Agrícola y Pecuario se informaba sobre las oportunidades de la colonización para el sector agropecuario español, pero también se criticaba abiertamente la desatención del campo en la Península, en contraposición al gasto que suponía Marruecos: Estamos en Marruecos haciendo una guerra de conquista, nos morimos de inanición y de miseria en la Península, y la juventud española va a rendir tributo a un compromiso pactado por hombres que no prestan oído a la voz del pueblo y que no sufren las privaciones del labriego, que ve secarse la espiga por falta de agua, y que tiene de luto su hogar porque se llevaron al hijo de su corazón12. África española, 30 de enero de 1916: 96-97; La acción Hispano-Africana, 1915: 20-21; AZIZA, 2003: 83-86; MADARIAGA 2008 [1999]: 310-313; OLMET, 1916: 93-95. 9 MADARIAGA, 2005; VILLALOBOS, 2004. 10 Las operaciones bélicas fueron duramente criticadas por diversos sectores de la sociedad, bien fueran abandonistas o partidarios de la llamada penetración pacífica. RODRÍGUEZ ESTEBAN, 1996. Para una aproximación al papel de los intelectuales y publicistas en la defensa de la labor colonial española, véase LÓPEZ GARCÍA, 1988. Existe una tesis doctoral sobre esta cuestión: BOUZALMATE, Alhoucine, Marruecos y los intelectuales y publicistas españoles. 1912-1923, Universidad Autónoma de Madrid, 2000. 11 “Mientras los franceses se disponen a construir puertos, vías férreas, carreteras, redes telegráficas y telefónicas, hospitales y escuelas, España no hace nada. Preocupado con la guerra, el Gobierno español sólo se ocupa de la acción militar y descuida en absoluto cuanto se relaciona con la penetración pacífica”. “La penetración pacífica en Marruecos”, África española, 15 de octubre de 1913: 412-414; extraído de El Radical. 12 “Crónica agrícola”, El Progreso Agrícola y Pecuario, 7 de mayo de 1914: 258. Esta publicación también criticó duramente el aumento del presupuesto para Marruecos de 1914: “Y los pueblos españoles, sin ferrocarriles, ni carreteras, ni telégrafos; los campos, sin Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Un ejemplo de esta literatura de promoción del colonialismo era el de Gregorio Granados, capitán de Infantería de Marina que estuvo destacado en Marruecos. Su descripción de la zona occidental del protectorado, a pesar de relativizar las opiniones sobre la riqueza de la región, era muy positiva: El valor y riqueza de estas tierras, aun dejando parte prudencial a las exageraciones que existen y que algunos optimistas llegan poco menos que a convertirlas en vergel, en tierras de promisión, por sus riquezas explotables, por su capacidad productora, es innegable que tienen una privilegiada condición agrícola13.
A la hora de hablar de la calidad de las tierras varios de los autores que hemos analizado citaban al geógrafo y geólogo Juan Dantín Cereceda. En 1913 dirigió una expedición como comisionado de la Real Sociedad Española de Historia Natural a la zona occidental del protectorado. En el siglo XIX se habían señalado algunas áreas del norte de Marruecos aptas para la agricultura: la zona atlántica, los alrededores de Tetuán, las vegas de los ríos Nekor y Guis, que desembocaban en la bahía de Alhucemas, y las cercanías de Melilla (véase mapa). La primera era la más alabada por todos los autores y donde a priori era más factible instalar las explotaciones agrícolas más rentables, especialmente por la calidad de las tierras. A excepción de los territorios más al interior, especialmente en la zona oriental, que con anterioridad no fueron tenidos en consideración y no habían sido explorados adecuadamente, las demás zonas seguían siendo objeto de interés14. El principal cometido de la expedición de Dantín fue realizar un estudio de la vegetación y la agricultura, con vistas a una planificación agrícola15. Este autor identificó zonas con tierras hamri, o agua; los hombres, sin instrucción y sin trabajo. En cambio, somos un país colonizador… y colonizable”. “Los gastos de Marruecos”, El Progreso Agrícola y Pecuario, 30 de junio de 1914: 379. 13 GRANADOS, 1913: 75. El mismo autor ofrecía una descripción muy similar de los métodos de cultivo rudimentarios que utilizaban los marroquíes, idénticos a los que habían descrito varios autores en el siglo anterior: “Un arado tosco, sin vertedera, es lo que emplean para labrar. El grano lo siembran muy claro, a veces sin tomarse el trabajo de cubrirlo y esperan la cosecha; los abonos no los conocen; lo que utilizan es la ceniza producida por la paja, a la que dan fuego”. Ibíd.: 77. 14 MARCHÁN, en prensa. 15 DANTÍN CERECEDA, 1914: 5-7; MARÍN, 2004; ORTEGA, 1997: 12. La Real Sociedad Española de Historia Natural había abierto en 1905 una Comisión de estudios del norte de África. En 1920 el Ministerio de Estado concedió una subvención para que prosiguieran los estudios científicos de la zona de influencia española en Marruecos. CORDERO TORRES, 1949: 53-54; GONZÁLEZ Y GOMIS, 2007: 61-65, 87-92, 2211426
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rojas, más bien arcillosas, y tirs, o negras. Estas últimas, presentes en la zona atlántica y la cuenca del río Lucus16, eran muy fértiles y confirmaron las aspiraciones expresadas desde finales de la anterior centuria: dicha región era muy rica desde un punto de vista agrícola y constituía un reclamo colonial. En su opinión la calidad de los suelos justificaba las esperanzas puestas en esa zona: Nuestra zona es, en resumen, un país agrícola de porvenir. La zona W., sometida al clima húmedo atlántico, ofrece suelos de riqueza positiva. Si en buena parte la planicie del Luccus es tan arcillosa que en el verano se endurece y se agrieta, en una porción considerable de mayor extensión, se presentan las famosas tierras negras, suelos que rivalizan, con ventajas de su parte, con los mejores del Globo. Servimos altos fines morales asegurando que aun estamos distantes de que dichas tierras, prodigio de feracidad, lleguen a ser explotadas por España que de un lado se desangra y de otro, forzosamente ha de encontrar en su cultivo compensación, en parte al sacrificio impuesto con la colonización del terreno17.
Mapa 1: regiones del norte de Marruecos más aptas para la agricultura (MARCHÁN, en prensa)
223; LÓPEZ GARCÍA, 1988; “La exploración científica en nuestra zona marroquí”, El Progreso Agrícola y Pecuario, 22 de noviembre de 1920: 683. 16 DANTÍN CERECEDA, 1914: 196-208. 17 Ibíd.: 208. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Las observaciones y reflexiones de esta expedición, su legitimidad científica, dieron pie a que otros autores justificaran sus impresiones sobre la zona atlántica y fomentaran su explotación agrícola. Más si tenemos en cuenta las dificultades del despliegue colonial de los primeros años del protectorado debido a la campaña militar y, en consecuencia, a la lenta implantación de la administración metropolitana. Centrándose también en el ámbito occidental, específicamente en el área atlántica, Joaquín Vélez Villanueva repitió el discurso del siglo anterior, ya mencionado: unas tierras feracísimas desaprovechadas por el mínimo esfuerzo del “indígena”. Los métodos rudimentarios para trabajar, añadía, no impedían que las cosechas fueran buenas debido a la calidad de los suelos18. Vélez, oficial de Correos en Tánger, no era un experto en la materia. Julián Ribera, reputado arabista y autor del prólogo de la obra, defendía su publicación debido a la escasez de monografías sobre Marruecos publicadas en España19, aunque durante esos años se publicaron un gran número de obras al respecto. La zona oriental del protectorado, apreciada especialmente por su riqueza minera, fue en menor medida alabada por la posibilidad de establecer explotaciones agropecuarias. Se entendía que no reunía las mismas condiciones que la atlántica, aunque no fue un impedimento para estimular la extensión de cultivos. El político republicano José Zulueta y Gomis, diputado a Cortes entre los años 1902 y 1923, que centraba su labor en el mundo agrario español, tras su viaje al Rif se mostró favorable a la colonización agrícola en la región: “En el Rif hay tierras baratas, casi vírgenes, de excelentes condiciones para el cultivo, y se puede escoger”20. Incluso, puso sobre la mesa la fórmula de la colonización militar, que también había sido apuntada en el siglo XIX: “¿Queréis matar el militarismo? Convertid los militares en labradores. Dadles como recompensa, no la cruz pensionada, que puede ser parte de su adormecimiento en los ocios de cuartel, sino campo para roturar”21. Zulueta era partidario de la penetración pacífica 18 VÉLEZ, 1916: 59-60, 73-74. 19 RIBERA, 1916. 20 ZULUETA, 1916: 73. Es notorio mencionar que su hijo dirigía una explotación agrícola de la Compañía Española de Colonización en la llanura del Garet. OLMET, 1916: 82-84. 21 ZULUETA, 1916: 93. Rafael de Roda Jiménez también era partidario de llevar a cabo la colonización agrícola con soldados licenciados, en este caso para la empresa en la que trabajaba, la Compañía Española de Colonización. Otro autor, Manuel Ferrer, en África española, también se había mostrado partidario de utilizar los soldados licenciados del 1428
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hasta el punto que abogaba por el fin de la campaña militar para dar paso a las empresas colonizadoras que se verían estimuladas en invertir en la zona gracias a las facilidades y privilegios que les concediera la metrópolis. Tal y como hacían, decía, otras potencias como Inglaterra, Alemania o Francia22. El periodista y escritor Luis Antón del Olmet, que también tuvo la oportunidad de viajar por el protectorado, coincidía con la opinión de Zulueta sobre la necesidad de extender la colonización agrícola en la región oriental del protectorado: Será preciso que los españoles tomemos en serio la colonización marroquí. Si hemos venido nada más que para ocupar militarmente una zona dilatada y difícil, fuera bueno replegarse a las plazas. No. Tras las bayonetas debe acudir el agricultor y el industrial, y deben acudir, no para realizar una obra de abnegación, sino para enriquecerse, porque aquí yacen grandes tesoros23.
Varios coincidían con Olmet en la necesidad de que la acción armada debía terminar para dar paso a la pacífica. Tomás Maestre y Pérez había defendido cesaran las hostilidades lo más pronto posible: Es necesario, pues, que termine rápidamente, en seguida, la acción militar que mantenemos en África. Al moro lo hemos de convencer o reducir por los beneficios de la paz, no por la matanza, el incendio y la opresión. La guerra causa un mal irreparable, total, absoluto, en la tierra del Moghreb que nosotros pisamos, y a la par motiva la ruina completa de España; sin que de la sangre vertida, de los sacrificios y penas derrochados, y de los tesoros perdidos, resulte el más ligero beneficio ni para los marroquíes ni para los españoles24.
En este mismo sentido, Luis de Marichalar y Monreal, vizconde de Eza, coincidía con la opinión de los anteriores. Siendo ministro de la Guerra (entre 1920 y 1921) expresó que “la labor del Ejército no sería eficaz, si la retaguardia de aquél no marchase otro ejército de agricultores”25. ejército de África como colonos, “especialmente en lo que se refiere a la colonización agrícola”. FERRER, Manuel, “La emigración española en Marruecos”, África española, 15 de diciembre de 1913: 223-230; RODA, 1917: 18. 22 “Conferencias agrícolas”, El Progreso Agrícola y Pecuario, 7 de febrero de 1916: 56-57. 23 OLMET, 1916: 79-80, 85. 24 MAESTRE, 1914: 12. Texto originalmente publicado en El Mundo, 15 de noviembre de 1913. 25 GAMBRA, 1925: 10. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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El diplomático Juan Potous y Martínez tampoco difería de la línea trazada por estos autores. Potous fue cónsul de España en Marruecos, miembro de la comisión encargada de instaurar la justicia española en el protectorado y representante del ministerio Público en la Audiencia de Tetuán26. A pesar de que el paisaje del Rif le parecía tosco y descuidado, no escatimaba elogios: “Hermosas llanuras cubiertas de agreste vegetación pasan ante nuestra vista; entre ellas las del Zebra y del Zaio, de asombrosa fertilidad y de insuperable belleza”27. Larache, en cambio, ofrecía unas perspectivas de futuro mejores: Larache es, entre todas las ciudades de nuestra Zona, la de más brillante porvenir: su situación topográfica que la hace ser el punto más próximo de la costa de Fez, la fertilidad de su suelo, sus inmensas llanuras, su abundancia de agua en el campo y el hallarse a corta distancia de Alcazarquivir por donde ha de pasar el ferrocarril Tánger-Fez, le aseguran una vida económica floreciente y el desarrollo de su agricultura y comercio, inmediatamente que las actuales circunstancias por que atraviesa el mundo [en referencia a la primera guerra mundial] desaparezcan28.
Para el médico y miembro del Cuerpo Sanitario Militar Francisco Triviño Valdivia, que trabajó en varios puntos del norte de Marruecos29, la zona oriental, que pudo observar durante la campaña militar, era “la parte agrícola pobre”, a pesar de la riqueza de “las llanuras de Zeluán, del Zebra, del Zaio, del Garet, del Guerruau y otras”. La parte occidental del protectorado, en cambio, era la región En la que los trigos, cebadas, habas, alpiste y garbanzos, se dan muy bien; en la que las vegas de Tetuán, Larache y Alcázar guardan tesoros para la industria azucarera y para la producción de
26 Antes de que terminara la década fue enviado a las embajadas de Japón y Filipinas. Gracias al viaje que realizó por el protectorado tuvo la oportunidad de conocer el territorio sobre el cual se empezaba a aplicar la justicia que había colaborado en implantar. Sus relatos aparecieron en el Eco de Tetuán y en 1917 fueron publicados en un volumen. Respecto la instauración de la justicia española en el protectorado, véase CAÑABATE PÉREZ, Josep, El trasplante de la justicia española entre 1914 y 1931 al Protectorado de España en Marruecos. Tesis doctoral, s.l., Universitat Autònoma de Barcelona, 2011. 27 POTOUS, 1917: 24. “El Rif no es un edén privilegiado; pero tampoco es un desierto estéril”. RODA, 1917: 22. 28 POTOUS, 1917: 55-56. 29 Estuvo destinado en Melilla (1887-1893, 1919-1921), Tánger, (1906-1912), Ceuta (19161917) y Tetuán (1917-1918). MARÍN, 1996: 99; MARTÍNEZ, 2009: 34-37. 1430
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algodón y otras; en la que los frutales prosperan pronto y en la que en la parte de regadío, los productos de huerta son excelentes30.
En 1921 el problema del despliegue de la labor colonizadora se agravó exponencialmente como consecuencia de la derrota de Annual y el derrumbamiento de la comandancia general de Melilla. Su impacto fue tan grande que desde la Península llovieron las críticas más furibundas y se puso en duda la continuidad del protectorado31. Las lanzadas desde las páginas de El Progreso Agrícola y Pecuario, ambiguo ante la acción colonial española, se intensificaron tras los sucesos de julio de 1921. El semanario introdujo un editorial sobre esta cuestión y la necesidad de poner solución. Algo excepcional, ya que esta publicación procuraba no expresar opiniones políticas, más allá de las que afectaban al mundo agropecuario. Esta publicación también criticaba cómo se había sobredimensionado la inversión que se había hecho en Marruecos desde 1909, en comparación con la que se hacía en industria y en agricultura en España. Incluso, se reprodujo una carta de la Asociación de Agricultores de España con las peticiones que formularon a Miguel Primo de Rivera cuando se convirtió en jefe de Gobierno en 1923, entre las cuales figuraba una “patriótica solución al problema de Marruecos, liquidando de una vez, y para bien de España, ese inmenso infortunio nacional, que viene sustrayendo a la producción miles de brazos útiles, necesarios para hacer un día y otro fecundo el solar de la Patria”32. Pero la labor propagandística no cesó con este duro revés, que puso en entredicho la posición internacional de España. Una de sus voces más prominentes fue la del médico Víctor Ruiz Albéniz. Llegado al Rif en 1908, simpatizante activo del ejército colonial33, su estancia en la región oriental 30 TRIVIÑO, 1920: 77-78. 31 MADARIAGA, 2005: 164-202; RAMIRO, 2000: 171-175; VILLALOBOS, 2004: 209228. 32 De El Progreso Agrícola y Pecuario: “La cuestión de Marruecos”, 15 de agosto de 1921, p. 502; “Despeñándonos”, 7 de febrero de 1922: 75; “Los Gobiernos y el Protectorado civil de Marruecos”, 7 de noviembre de 1922: 654; “Los agricultores ante el nuevo Poder constituido”, 15 de octubre de 1923: 627-630. 33 Ruiz Albéniz convivió y trabó una estrecha relación con varios miembros del cuerpo militar gracias a sus artículos elogiosos con el papel de los militares en la guerra colonial. Los mismos que fueron unos años más los máximos responsables del levantamiento contra la República. La amistad y simpatía forjada en Marruecos le valió el nombramiento como cronista oficial del bando fascista durante la Guerra Civil. MOGA, 2007; NERÍN, 2005: 136-137. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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le permitió formarse una opinión sobre la población local, también sobre el entorno, el cual no lo magnificaba, pero sí lo resaltaba como espacio agrario: Hemos recorrido muchas leguas del Rif continental y, sin temor a equivocarnos, podemos comparar la riqueza de su suelo a la de ciertas zonas españolas, singularmente a las de la Mancha y campos de Ciudad Real. Nos parece un verdadero dislate comparar las vegas del Rif a las de Granada o Málaga; pero también lo es el hacerle aparecer como un manchón de yermos estériles34.
Uno de los estudios científicos más importantes que se realizaron sobre las posibilidades agrícolas del protectorado fue el que llevaron a cabo los ingenieros agrónomos Ángel de Torrejón y Boneta, Paulino Arias y Juárez y Ángel Arrué Astiazarán para la Junta Central de Colonización y Repoblación Interior (JCCRI). Por Real Orden de 5 de enero de 1922, este organismo vio extendidas sus competencias al protectorado y se le emplazó a desarrollar un plan de colonización agrícola. Dicho estudio fue encomendado en la siguiente reunión de la Junta a Ángel de Torrejón y Boneta, Paulino Arias, que en esos momentos dirigía la Colonia de Caulina en Jerez de la Frontera, y Ángel Arrué, por aquel entonces jefe del Servicio Agronómico en el protectorado35. Su evaluación de los suelos de la zona occidental, que era donde se centraban sus estudios de campo, era positiva, como lo fue para la expedición de Dantín, especificando las zonas más óptimas para llevar a cabo la colonización agrícola. En primer lugar consideraban que existían similitudes entre el territorio de Yebala y el suroeste de la península ibérica. En el área de Tetuán distinguían dos zonas. En primer lugar mencionaban los valles de los ríos Lila y Martín. A pesar de lo que decían muchos viajeros, tenían un limitado aprovechamiento agrícola porque sus tierras eran pobres en sustancias nutritivas para la vegetación y su geología no podía evitar el anegamiento, siendo necesario un plan de drenaje: Nada nos ha extrañado, por tanto, que incautos compatriotas, viajeros del ferrocarril Ceuta-Tetuán, tomen nota de la supuesta fertilidad de los llanos del Martín y el Lila y hagan de ella base de sus continuadas afirmaciones sobre el porvenir agrícola de Marruecos. […] Será necesario repetir a los que sin preparación 34 RUIZ, 2007 [1921]: 17-18. 35 TORREJÓN, ARIAS Y ARRUÉ, 1923: 1-10; “Junta Central de colonización. La colonización agrícola de Marruecos”, El progreso agrícola y pecuario, 22 de noviembre de 1921: 718; “La colonización en Marruecos”, El progreso agrícola y pecuario, 22 de febrero de 1922: 106-107. 1432
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agrícola escriben sobre Marruecos, que allí, como en todo el mundo, no hay ley de coincidencia entre las grandes llanuras y la fertilidad de los terrenos36.
En segundo lugar, la vega de Tetuán sí confirmaba las impresiones que habían leído con anterioridad a su estudio. Lamentaban, sin embargo, que la guerra había dejado en estado de abandono las inmediaciones de Tetuán, por lo que recomendaban su puesta en valor cuando terminara la inseguridad en el territorio37. En la zona atlántica se centraron especialmente en estudiar las tierras que existían entre Larache y Alcazarquivir, en la cuenca del río Lucus38. A su entender la parte más fértil del valle era Alcazarquivir, aunque no ocupaba una gran extensión de territorio: No hay exageración alguna en cuanto continuamente se dice sobre la feracidad de las tierras de esta región, aun cuando creemos que no puede decirse otro tanto respecto a su extensión superficial, de la que ordinariamente se prescinde al referirse a Marruecos, y claro es que la riqueza agrícola de un país sólo puede definirse en función de los dos factores, cantidad y calidad39.
El zoólogo Ángel Cabrera, que realizó varias expediciones científicas por la zona de protectorado, también apostaba por seguir la misión colonial tras la derrota de Annual. En el relato de sus viajes por el norte de Marruecos se mostraba partidario de un colonialismo benévolo con los marroquíes y rechazaba el cliché pueblo violento y salvaje40. Tal y como había hecho Dantín, daba un alto valor a los terrenos de la zona atlántica gracias a la abundante presencia de las tierras negras: Hicimos una bonita excursión de algunos días por la región del bajo Meházen, principal afluente del Lucus, recorriendo extensas llanuras en las que los caballos se hunden hasta los pechos en tupida alfombra de flores de variados matices. Buena parte de aquel terreno consiste en tuares o tierras negras, análogas a las de Rusia y los Estados Unidos, y que hacen de la cuenca del Lucus una de las regiones más feraces de Marruecos. Ricos en potasa y ácido fosfórico y cargados de humus vegetal, son los tuares (en singular 36 TORREJÓN, ARIAS y ARRUÉ, 1923: 84-85. 37 Ibíd.: 89-91. 38 Ibíd.: 109-116. 39 Ibíd.: 116-117. 40 EL ASRI, 2004; FELIPE, 2004; GONZÁLEZ y GOMIS, 2007: 199-203; LÓPEZ GRACÍA, 2004: 22-25. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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tirs) tierras de prodigiosa fecundidad cuyos productos gozan en el país justa fama, no sólo por su cantidad, sino por su calidad41.
También se hizo eco de la buena impresión que le produjeron algunos terrenos de la zona oriental del protectorado, especialmente de la zona minera de Segangan, donde se practicaban cultivos de regadío: “El terreno de Segangan es blad el má, es decir, campo de agua, tierra de regadío, que decimos nosotros, y en todo el Rif tienen fama sus huertas, las mejores de Guelaya, donde se cultivan albaricoqueros, granados, algarrobos, olivos y diversas legumbres y hortalizas”42. Finalmente destacaremos a dos autores más, Manuel del Nido y Torres y Nicolás Benavides Moro, ambos militares y especialistas en derecho. Para el primero de ellos, auditor de División del ejército, que con su obra trató de dar algunas nociones sobre la sociedad marroquí a los oficiales de las intervenciones y de las tropas coloniales, la agricultura y la ganadería ocupaban una posición central en la economía. Algunas de las percepciones que habíamos visto en el siglo anterior aparecieron de nuevo en sus palabras, justificando implícitamente la intervención colonial: La agricultura y la ganadería se ejercen por medios primitivos, y si a esto se une la falta de seguridad en la propiedad se comprenderá que no se obtenga de una y otra todo su debido rendimiento. Los pésimos instrumentos y métodos de cultivo así como la indolencia característica del indígena, que todo lo fía a la fertilidad del suelo, da lugar a que las cosechas no sean lo abundantes que debieran ser43.
Benavides, comandante de Estado Mayor, escribió una tesis doctoral sobre la colonización agrícola en el Magreb y la legislación sobre la propiedad inmobiliaria que se había implantado en cada colonia, con una especial atención hacia el protectorado español. Obviamente no podía pasar por alto una valoración de los suelos. La magnificación que hacía de su gran capacidad productiva le llevaba a afirmar que podían soportar una hipotética
41 CABRERA, 1924: 79-80. 42 Ibíd.: 108. 43 NIDO, 1925: 153. 1434
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superpoblación del territorio44. Nuevamente, la mejor zona para llevar a cabo la colonización agrícola era la occidental: Las marismas y tierras bajas del Lucus esperan a los agricultores levantinos con muchas hectáreas cultivables y las flores del país, llenas de aroma, aguardan al que extraiga sus esencias. Mucha es nuestra pena al ver incultas grandes extensiones de esta tierra de promisión, frondosa y fértil, en la que debió ha tiempo ser estimulada por todos los medios la colonización hispana45.
2. Conclusiones Tras la firma del convenio hispano-francés de 1912 los publicistas de la acción colonial española reprodujeron gran parte de las explicaciones sobre el campo marroquí que se habían impuesto en el siglo XIX pero con una ligera variación: se seguían promocionando unas tierras muy fértiles, aunque ya no se hacía el mismo hincapié en que estaban descuidadas por sus habitantes. A partir de ese momento el argumento para justificar la penetración dio paso a otro más propio del despliegue colonial: la oportunidad de que colonos y emprendedores españoles adquirieran propiedades. Una tarea laboriosa pero que daría pingües beneficios. En este sentido surgieron un considerable número de autores y obras que contaban las bondades del protectorado y el futuro halagüeño que esperaba a quienes apostaran por invertir en Marruecos. Si bien hubo cierta unidad de discurso, cabe distinguir también que existían propagandistas que ofrecían una visión general, y positiva, mientras que hubo varios expertos que profundizaban especialmente sobre su campo de estudio. Los relatos de las expediciones científicas son un ejemplo de ello. Fueron, además, utilizadas para defender la intervención colonial española, puesta en duda tras el Desastre de Annual. Gracias a ellas se confirmó que la zona atlántica, especialmente la región de Larache, Alcazarquivir y el valle del río Lucus, era el lugar más óptimo para llevar a cabo la colonización agrícola. La región oriental, menos apta a priori para esta actividad, también fue valorada positivamente. Existían algunos lugares que reunían condiciones para la explotación agraria. El Rif tenía un estatus de región árida que no permitía el desarrollo económico 44 BENAVIDES, 1926: 123. Se ha constatado el frágil equilibrio entre la población y la capacidad del suelo de alimentarla y ofrecerle trabajo. Por este motivo el fenómeno de la emigración es una constante entre la población del norte de Marruecos, especialmente la de la parte oriental. AZIZA, 2003: 43-46; HART, 1997: 33-35; MADARIAGA, 2008 [1999]: 271-276. 45 BENAVIDES, 1926: 129. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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deseado ni estimulaba la inversión, más allá de la minería. Era necesario, pues, fomentarlo. Tras la sumisión de los últimos vestigios de la resistencia armada local los publicistas de la acción colonial no hicieron tanto hincapié en las perspectivas para el colono en el protectorado, centrándose a partir de entonces en difundir el despliegue de la política colonial, que finalmente se podía extender por todo el protectorado. Bibliografía ABITBOL, Michel, Histoire du Maroc, París, Perrin, 2009. La acción Hispano-Africana y la Compañía Española de Colonización, Madrid, Editorial Hispano-Africana, 1915. AKMIR, Youssef, De Algeciras a Tetuán (1875-1906). Orígenes del proyecto colonialista español en Marruecos, Rabat, Instituto de Estudios Hispano-Lusos, 2009. AZIZA, Mimoun, La sociedad rifeña frente al Protectorado español de Marruecos (1912-1956), Barcelona, Bellaterra, 2003. BENAVIDES MORO, Nicolás, La colonización y el Acta Torrens en el norte de África, Valladolid, Imprenta del Colegio Santiago, 1926. BURKE, Edmund, Prelude to protectorate in Morocco. Precolonial protest and resistance, 1860-1912, Chicago, University of Chicago Press, 1976. CABRERA, Ángel, Magreb-el-Aksa. Recuerdos de cuatro viajes por Yebala y por el Rif, Madrid, Voluntad, 1924. CERVERA BAVIERA, Julio, Expedición al interior de Marruecos, s.l., s.n., 1884. CORDERO TORRES, José Mª, El africanismo en la cultura hispánica contemporánea, Madrid, Cultura Hispánica, 1949. DANTÍN, Juan, Una expedición científica por la zona de influencia española en Marruecos, Barcelona, Estudio, 1914. EL ASRI, Muhammad Abdellouahed, “Un discurso colonial: los viajes de Ángel Cabrera a Marruecos”, en FELIPE, Helena de; LÓPEZ-OCÓN, 1436
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TIERRA Y AGUA: L’HORTA DE VALÈNCIA EN EL SIGLO XV Ground and Water: L’Horta de València in the 15th Century Sandra Cáceres Millán Universitat de València1 [email protected] Resumen: L’Horta de València se ha erigido como un lugar de encuentro entre las personas y el medioambiente. Es en la época medieval donde esta relación se consolida dando lugar a la creación de todo un sistema de regadío que nace en época musulmana y se mantiene con la llegada de contingentes feudales de manos del rey Jaume I en el siglo XII. A lo largo de la Edad Media, en especial con la feudalización del espacio, este territorio apenas sufre cambios. La consolidación de València como capital del reino y como una de las ciudades preeminentes del Mediterráneo imploca nuevas formas de organización, de cultivo y de parcelación adecuadas a las exigencias alimentarias, de abastecimiento y, sobre todo, adaptadas al nuevo marco legislativo, ‘els Furs’. Asimismo, se intuye una extrema fragmentación de la propiedad acompañada de nuevas formas de habitación y explotación. En este momento, L’Horta, vive una reagrupación poblacional pasando de un hábitat disperso, donde la tierra estaba salpicada de pequeñas alquerías, a otro donde esas alquerías se agrupan para mantener pequeños núcleos de población que viven de lotes de tierra irrigadas por las acequias que dibujan el perfil de este paisaje2. De nuevo, este territorio no se puede entender sin la imbricación de la ciudad. Y es que, València, lo hace suyo haciéndolo formar parte de la “especial contribución” un lugar propiedad de la ciudad aunque reconociendo la entidad de esas alquerías que se reducen a pequeños espacios de explotación dependientes del municipio. Es así como se produce la perfecta conjugación del espacio y el hombre y la mujer dando como fruto un territorio muy fértil a la par que apetecible para los más potentados del lugar. Palabras clave: València, regadío, s. XV, huerta, alquería. 1 Departamento de Hª Medieval. 2 La palabra alquería deriva del término árabe Quarya que identificaba a un grupo más o menos numeroso de casas La mayoría estaban vinculadas directamente a la red de acequias de la huerta y eran de un tamaño cercano o por encima del centenar de “jovades” (unidad de medida del territorio equivalente a unas tres hectáreas). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Abstract: L’Horta de València has emerged as a meeting place between man and environment. It is in Middle Ages when the consolidation of this relationship has as a result the creation of an irrigation system, born in the Muslim period and remained with the King Jaume I feudal contingents arrive in the twelfth century. Throughout the Middle Ages, especially with the space feudalization, this territory unchanged. With the consolidation of València as the royal capital and one of the most important cities in the Mediterranean sea, in the lanscape grows new forms of organization, culture and ground work adapted to the new laws, ‘Els Furs’. There is an extreme fragmentation of the land, which is accompanied by new ways of living and work land. Now, L’Horta, is an space that has a concentration of population (who lived before in a scattered habitat where land had small farms) and where these farmhouses are grouped with small population who lives in plots of land irrigated by the canals that draw the profile of this landscape. Again, this area can not be understood without the power of the city. For that, València, has this space, the ‘special contribution’, like a city-owned while it recognizes the entity of these farmhouses that are reduced to small operating spaces subsidiaries of the municipality. Therefore there is a perfect combination of space, which has as a result a highly fertile land so interesting for the city patriciate. Keywords: València, Irrigating, 15th Century, Orchard, Farmhouse.
1. Introducción El establecimiento de unos límites en un territorio con constantes fluctuaciones y cambios en su morfología no se realiza de forma fácil ni taxativa. Se trata de un territorio histórico, L’Horta de València, heterogéneo y complejo que está interrelacionado de forma constante con el núcleo urbano y con el resto de núcleos que conforman la zona periurbana de la ciudad. En esta huerta histórica concurren numerosos grupos poblacionales y dentro de las mismas el enclave, objeto de este estudio, de Patraix. Patraix, Petraher o Petraer son las diferentes denominaciones que ha recibido el conjunto de alquerías que se encontraban en la parte suroeste de la ciudad de València. El estudio de este marco territorial se debe entender desde una perspectiva histórica donde el paisaje y la acción antrópica (actuante) sobre el mismo son los elementos en torno a los cuales girará el siguiente estudio. 2. El reparto: características generales y análisis sociológico El reparto que efectúa Jaume I tras la conquista de València en 1238 supone un punto de inflexión en la organización territorial del reino. Este reparto rompe con todos los esquemas organizativos que la sociedad musulmana había llevado a cabo desde la ocupación de este territorio. Este reparto no se hace de forma ambivalente y su importancia radica en que e erige como la base para la organización de la nueva sociedad 1442
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cristiana que encabeza el mismo monarca. Jaume I se rodea de notarios de la cancillería real que dan prueba de la nueva ordenación territorial que se recopilará en lo que se conoce como el Llibre del Rerpartiment que no se trata sino de una serie de manuscritos que recogen las donaciones reales que están en plena consonancia con la conquista de la ciudad, la huerta y la propia ciudad de València. Este libro ofrece diferentes posibilidades de análisis que se reflejan en los mecanismos de formación social que compone la Corona y el asentamiento de esta sociedad en una nueva morfología paisajística con herencia andalusí. De forma general, los territorios que se donan fuera de la propia madina Balansiyya, toman forma de señorío territorial diferenciándose de los espacios irrigados dentro de esta misma huerta, más próximos a la ciudad. Estas donaciones se componen de alquerías y de algún real con su término pero, otra parte de los casos, son auténticos patrimonios de familias andalusíes que ahora se fragmentan atendiendo a la nueva medida cristiana, la yugada. La yugada tiene una extensión de 3 hectáreas lo cual mediatiza parte de la metrología heredada de los musulmanes3. Pese a que las nuevas medidas acaben con parte del parcelario musulmán, esto no es determinante para la transformación del espacio irrigado. La tierra irrigada más inmediata a la ciudad de València es susceptible de continuar con el mismo sistema hidráulico. Dicho sistema de regadío se compone de ocho grandes acequias que, de alguna forma, puede aproximarse a los límites de lo que sería la huerta dependiente de la madina. En este análisis se ha de tener en cuenta que la extensión total de dicho territorio y sus límites no se pueden establecer con exactitud. Una aproximación al mismo, y de forma general, está en entender que por el norte, València, colindaría con el territorio de madina Murbiter, actual Sagunt, y por el sur con otra de las madinas importantes dentro del Sharq al-Andalus como Al-Jazira, actual Alzira. Como se ha dicho con anterioridad, los límites no están definidos pues no han quedado restos documentales para atestiguarlo. Partiendo de esta base, los sistemas de regadío propios de la madina Balansiyya y su perímetro más inmediato se construyen en torno a ocho 3 Se ha de prestar atención en que la extensión es aproximada. Esta medida junto a la cahizada y la hanegada varían su extensión en función del territorio donde se realice. Es por esto que en el País Valenciano la medida difiere a la que se emplea en Castilla en época medieval. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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grandes sistemas. Por el norte se encuentra la acequia de Tormos, Mestalla y Rovella mientras que el paisaje por el sur estaría definido por las acequias de Quart-Benàger-Faitanar, Mislata y Rovella del sur del río Túria. A estas construcciones hidráulicas habría que sumar otros puntos de captación de agua que, en cierto modo, mediatizarían los modelos de asentamiento que han devenido en el territorio valènciano. Entre estos puntos de captación y de modelación de paisaje se encuentran los marjales o zonas pantanosas que se extendían, de forma natural, a lo largo de la costa y que delimitarían estos sistemas de regadío. Con el paso del tiempo la agricultura y la acción antrópica sobre el medio ganarían terreno a estas zonas naturales que pasarán a constituirse en ricas tierras de cultivo. Alrededor de estos grandes sistemas hidráulicos se asientan los diferentes núcleos de población que pueden concentrarse o, por el contrario, enraizar de forma dispersa en el territorio. Se debe destacar que, con el reparto que efectúa Jaume I, estos núcleos poblacionales, que se materializan en forma de alquerías, proceden a donarse de forma íntegra en forma de señorío feudal. Las alquerías son núcleos de población musulmana que tienen su máxima expresión en el seno de una comunidad clánica. Estas alquerías se encontraban dentro de un término de una madina o de un distrito castral que está constituido por un espacio para la agricultura y por tierras para la explotación. La extensión de las mismas es difícil de determinar pero es sabido que existe diferencia entre pequeñas explotaciones y grandes explotaciones en manos de una familia notable. Estas grandes explotaciones conocidas como rafals tienen la función de cualquier explotación pues la agricultura era inherente a este modo de vivir pero, no hay que olvidar que, a su vez, este lugar ejerce una función residencial de estas familias. Dentro de esta nueva ordenación se encuentran las donaciones individuales que no abarcan un conjunto completo de casa y tierras. Se trata de bienes que pasan de un musulmán a un colono cristiano y que, a menudo, no especifican su localización. Otras veces esta localización aparece, aunque de forma difusa, o bien la misma no da unas coordenadas exactas de su ubicación pero pueden describir sus características. Si se toma como ejemplo Patraix se encontrarán donaciones que hablan de lugares importantes que ejercen de punto de encuentro y que pueden establecer unos límites más o menos precisos4. Así pues, en Patraix se encuentran donaciones que hablan 4 Patraix (Petraher en la documentación), era una alquería de la parte sur de la ciudad de 1444
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de dichos enclaves como la que recibe, en 1237, Martí de Sicília que obtiene VI yugadas cerca del molino. Dentro de estos puntos clave se encuentra la donación hecha a Pere Escrivà que recibe, entre otros, una casa de Hobechar Algarcel situada al lado de la mezquita mayor de Patraix. Otro de los ejemplos que ilustran la diferente tipología de donaciones es el de Pere Sanxo, notario del rey, que recibe toda la herencia de Mahomat Algaschi y X yugadas ad terminum Petraer Aciflia. Esta donación es una premisa que permite explicar las diferentes acepciones que recibe el territorio de Patraix. En él se distingue lo que es el propio núcleo y sus delimitaciones. Estas delimitaciones aparecen en el Llibre del Repartiment con diferentes designaciones como Aufaquia, Aceflia, Alfauquia, Fauquia y Aciflia. Estos términos hacen referencia a tierras situadas “extramuros” pero se ha de insistir en que no se conocen ni los límites de esta alquería ni si verdaderamente la población musulmana tenía definidos dichos límites. Cabe mencionar que son constantes las donaciones que hacen referencia a las tierras de otros habitantes del propio núcleo de la alquería y que servirían para conocer la extensión de las tierras y los límites de la misma. Dentro del Llibre del Repartiment las donaciones, por lo que respecta a la parte sur de la ciudad de València, se enmarcan dentro de un territorio concreto. Esto quiere decir que estas donaciones, sea cual sea su naturaleza, se sitúan muy próximas entre sí recalcando cierta dependencia de la gran urbe lo cual se hace realidad años después. Esto se puede atestiguar en el reparto que reciben Jaume Sanç y Guillem Escrivà, ambos notarios del rey Jaume I, los cuales reciben toda la propiedad de Albuçach Alyfragi que especifica que se sitúan in alqueria Petraer Alfauquia in termino Valentia.5 Esta especificidad no responde a un hecho azaroso si se entiende que las huertas periurbanas son las que mayormente abastecen a la antigua madina Balansiyya. Es destacable que, en el lote de donaciones, se produzca una dualidad entre tierras de secano y tierras de regadío y sobre las cuales, el monarca, sabe diferenciar bien el talante de cada una de éstas. Es factible plantear que esta dualidad mediatizó todas y cada una de las donaciones y esto lo tiene presente el propio rey. Es una división que no responde a rasgos administrativos sino València. En un principio su carácter era señorial siempre atendiendo a las vicisitudes económicas y políticas de València, ciudad de la que dependía. Es por esto que, a lo largo de este artículo se hará referencia a L’Horta sur o Patraix de forma indistinta pero haciendo mención a un mismo lugar. Puesto que Patraix es uno de los núcleos más importantes, junto a Russafa, de este marco territorial. Actualmente es un barrio de la misma ciudad. 5 “En la alquería de Patraix en el término de Valencia”. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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que se encuadra dentro de una concesión divisoria de la sociedad, idea propia del sistema feudal. Por lo que respecta a los términos y bienes donados se encuentra, de nuevo, con una dualidad que pautará el reparto. Por un lado, el monarca, mantiene la coherencia de algunos territorios rurales andalusíes que se traspasan de forma íntegra a un colono. Por otra parte, se produce una fragmentación del patrimonio que responde a una reordenación de la propiedad que se adecua a la nueva ordenación espacial y territorial establecida en els Furs. Es por esto que se hace indispensable establecer una diferencia entre la estructura de la propiedad y la estructura real del territorio que reciben los nuevos colonos campesinos feudales. En la huerta que se encuentra en el perímetro propio de la ciudad vemos como las parcelaciones, a raíz de la fragmentación de las donaciones, se basan en un modelo prácticamente estándar. Son parcelaciones con una extensión que va desde las 6 hasta las 9 yugadas o abarcan una alquería completa. Si en estas alquerías se mantiene la población sarraïna no es difícil imaginar cierta continuidad en el modelo de explotación y parcelación del territorio. Las donaciones de tierras y casas a una familia cristiana pueden hacerse en bloque si éstas parten de una familia musulmana perteneciente a la oligarquía. Estas donaciones en conjunto facilitarían el paso del mundo musulmán al mundo feudal. Pero todo ello no refleja un proceso homogéneo ni común en el reparto pues el paisaje que se observa en la huerta de València en 1238 alternaría entre grandes herencias y herencias más pequeñas que estarían reguladas por la nueva medida, la yugada, cuyas delimitaciones serían hechas y supervisadas por una nueva figura creada a instancias del rey, los partidors. De esta forma, con el reparto constante en el nuevo reino se observa un cambio en la forma de la estructura de la propiedad de la tierra donde destacan, dada su excepcionalidad, estructuras sarracenas que sobreviven al cambio feudal pero que se enmarcan en un contexto donde la mayor parte de esta articulación territorial fragmenta la propiedad andalusí6.
6 Para más información sobre el reparto en todo el territorio Valènciano: TORRÓ ABAD y GUINOT RODRÍGUEZ, 2007. 1446
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3. De Alquería a “Lloc”: el espacio rural desde temps de sarraïns al mundo feudal. Nuevas formas de organización de una comunidad rural (s.XIII-XV) 3.1 División del territorio En un territorio extenso y complejo como el de Patraix se ha de tener presente la articulación del mismo. Caminos y sendas forman una red densa y tupida producto del modelo de organización y economía agrícola y sobre el que se forma un poblamiento disperso. Estas formas de organización remiten sine qua non a modelos de administración que varían según su naturaleza y que, en ocasiones, llegan a superponerse dificultando su demarcación y el objetivo de estas divisiones. Dentro de L’Horta de València se pueden distinguir diferentes tipos de divisiones que tienen dos orígenes distintos según su tipología. Por un lado se encuentra la Iglesia que delimita amplios espacios que forman demarcaciones llamadas Parroquias. Por otra parte, estas divisiones se alternaron con otras de carácter político que se concretan en diferentes periodos históricos. La mayor parte de estas divisiones no eran excluyentes entre sí sino más bien complementarias y esto permite localizar algunos espacios que, a priori, son difíciles de establecer en un lugar concreto. Por lo que respecta a las divisiones eclesiásticas se trata de una delimitación territorial cuyo origen se remonta al siglo XIII, momento en el que las tropas encabezadas por Jaume I entran victoriosas en la ciudad de València. Es a partir de este momento, en 1238, cuando la ciudad y su área rural quedan divididas por esta administración. Esta delimitación, también llamada Parroquia, sitúa el centro administrativo en una iglesia parroquial siendo este modelo constatable hasta finales del siglo XIX. El objetivo de estas parroquias, promovidas por obispos, es la captación de impuestos y diezmos pese a que en su creación intervienen otros protagonistas como grandes magnates y comunidades de campesinos7. En este punto se trata la vocación administrativa de estas parroquias pero, sin embargo, esta faceta va más allá. Son auténticos elementos de vertebración de la población rural que ejercen, a su vez, como centros sociales y políticos consumando un fuerte sentimiento comunitario local. Del total de 15 Parroquias que dividen la ciudad de València son tres las que abarcan la parte suroriental, 7 GIRALT I RAVENTÓS, 2005: 266. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Patraix, y las que ejercen su influencia: Parroquia de Sant Andreu, Parroquia de Sant Joan y Parroquia de Sant Martí. De éstas, la Parroquia de Sant Andreu es la que ocupa más territorio y la que ejerce mayor influencia. Su límite llega hasta la acequia de Favara siendo este ítem el lugar natural y fronterizo que delimita con la Parroquia de Sant Martí. Es dentro de esta última delimitación donde se construye el Convento de Santa María de Jesús de manos de Alfonso el Magnánimo en 1428. Por último se encuentra la Parroquia de Sant Joan que abarca parte de los elementos más característicos que forman el territorio de Patraix como la acequia de Favara y parte del Camí de Torrent. En cuanto a las divisiones civiles el cometido fundamental de las mismas es de carácter fiscal. Estas divisiones están dirigidas al control de las propiedades que componen el territorio de l’Horta. Se trata de una opción que se adecúa a las necesidades de colonización del territorio. Se hereda del mundo islámico una serie de disposiciones urbanas y una red de poblaciones jerarquizadas que el mundo feudal trata de consolidar con la creación de otros lugares nuevos. La recomposición del territorio en L’Horta pasa por la concentración del hábitat disperso dando lugar a alquerías con carácter semiurbano sin olvidar su carácter rural. Estas nuevas recomposiciones se insertarán en este marco de administración civil donde en las divisiones administrativas, al igual que las divisiones eclesiásticas, se observa la disposición de una serie de elementos que indican los límites municipales. Estos elementos se materializan en una serie de cruces que, comúnmente, se identifican como cruces de fin de término. Entre éstas y dentro de L’Horta sur son destacables la Cruz Cubierta o de Xàtiva y la Cruz de Alba o Desmochada. Sin embargo, numerosas son las cruces que se disponían a lo largo de la delimitación municipal de València pero no se puede concretar su número y, ni tan siquiera, muchas de ellas han perdurado hasta la actualidad. Tres son los grandes caminos que desde la ciudad discurren y tienen su paso en l’Horta de Patraix: el Camino Real de Madrid o de Xàtiva, Camino de Picassent y el Camino de Torrente. Estos caminos se complementan con vías secundarias que unen estos grandes pasos y desde los cuales se construyen sendas que desembocan en parcelas de cultivo o alquerías dispersas. En cuanto al Camino Real de Xàtiva se ha de concretar como una de las cuatro grandes rutas de acceso a la ciudad junto con el Camino de Morvedre, el de la Mar y el de Quart. En un primer momento recibe el nombre de de 1448
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Camí Reial de Xàtiva puesto que llega hasta este gran núcleo y supone una de las vías de acceso meridional al Reino. El Camino de Picassent enlaza la ciudad con esta población atravesando L’Horta sur y en él se sitúan tres grandes alquerías, Albors, Roca y Escrivà. Las referencias históricas a este camino se hacen evidentes en la consulta de fuentes documentales donde la adecuación y el mantenimiento forman parte de la Sotsobreria de Murs e Valls8. Otro de los caminos que vertebran y, que a su vez, delimitan el núcleo de Patraix es el de Torrente que, como su nombre indica, conduce hasta esta población dejando a su paso múltiples caminos secundarios que se ven complementados con alguna alquería dispersa o campos de cultivo. No hay que olvidar que estos caminos son los que constituyen el eje de movilidad más importante que comunica la ciudad con otros núcleos a corta y media distancia. Entre estas grandes vías de comunicación se forjan otras de carácter secundario aunque no menos importante pues su función es la de vertebrar aquellos espacios que quedan entre los caminos y las pequeñas alquerías de carácter disperso. Muchos de estos caminos se erigen como auténticas redes que se camuflan entre campos de cultivo y otros ítems agrícolas puesto que, además de vertebrarse de este a oeste, también dan servicio a estas parcelas de cultivo y a los diferentes lugares de vivienda. El trazado de los mismos no suele ser rectilíneo puesto que se adaptan a la morfología del medio y, sobre todo, porque siguen la trayectoria de las acequias y el diseño de las parcelas de cultivo. El origen de éstos no está del todo determinado. La lógica hace pensar que estos caminos, al ser unas vías de servicio, tendrían su nacimiento en el momento en que se construyen las alquerías a las que da acceso. Es por esto que su trazado se ve mediatizado por las parcelas de cultivo y toman su forma de los cursos de las aguas de las acequias que, por otra parte, también confluyen en estos espacios de habitación. Pese a ello hay que considerar que estas estructuras no están fosilizadas en el tiempo y son objeto de cambios e intervenciones sucesivas. En L’Horta estas transformaciones devienen a raíz de la conquista feudal cuando se impone una nueva estructuración del parcelario, ahora más ortogonal, que 8 Sotsobreria de Murs i Valls, dª-15, fol.202r. Arxiu Municial de València (AMV). En este documento se hace referencia a la nueva construcción de una bóveda que se va a llevar a cabo para un puente situado en este camino: Sotsobreria de Murs i Valls, dª-28, fol. 44v. AMV. donde se hace referencia al mantenimiento del camino y donde se estipula la reparación de una parte del mismo. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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trata de cubrir la totalidad del espacio de cultivo periurbano obedeciendo a la lógica de maximización de la agricultura. Esto, además, permite la división y la fragmentación necesarias para el buen funcionamiento del sistema hereditario y del incipiente mercado de la tierra. La intensificación de las redes viarias se une al crecimiento económico. Esto hace posible que exista una mayor ocupación del espacio que, al mismo tiempo, da lugar a una mejor organización interna de los municipios (en este caso de L’Horta de València) y facilita la movilidad y, por ende, la comercialización de productos. Estos aspectos comportan el desarrollo de más infraestructuras que serán mantenidas por sus propietarios. La legislación foral así lo entiende pues la propiedad recae sobre el monarca pero la jurisdicción y el mantenimiento de estas vías recaen sobre las autoridades municipales o sobre la propia comunidad de vecinos según sea la importancia de la vía en sí. 3.2 La red hidráulica de l’Horta sur: Patraix La articulación del territorio se emprende desde la propia dinámica social sobre la cual intervienen una serie de factores que determinarán su morfología. Si se habla de un espacio andalusí se entiende que, tanto la sociedad como el Estado, son los agentes que intervienen en la construcción del paisaje. Sin embargo, y a diferencia de este espacio musulmán, cuando se trata de un paisaje feudal de conquista se tiene que entender que esta obra forma parte, casi de forma exclusiva, de la propia monarquía. Los oficiales reales dirigen el proceso siempre teniendo en cuenta la frontera con Al-Andalus y, sobre todo, la morfología del medio9. Los sistemas de explotación del medio son elementos que reflejan la cultura de cada una de las sociedades que lo habitan. Dentro de estos sistemas se encuentran los espacios de irrigación de la tierra, elementos que sirven de vertebración tanto para la cultura musulmana como para la cristiana. Se ha de entender el espacio irrigado como una opción social de organización a la par que un distintivo tecnológico de una cultura. El espacio irrigado es, pues, una consecución social que se obtiene mediante una decisión social y “produce formas específicas de trabajo e impone también condiciones específicas de organización social”10. Estas decisiones tan complejas hacen reflexionar sobre el origen de las mismas. Puesto que se acude a una forma de organización compleja e indispensable en una 9 GARCÍA-OLIVER, 1991. 10 BARCELÓ y KIRCHNER, 1995: 91. 1450
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sociedad y cuya determinación es la clave para entender el desarrollo de la misma esto hace viable la hipótesis de que el Estado andalusí sería el único con plena potestad para organizar el espacio de riego siempre y cuando ataña a dos comunidades diferentes y la carencia de agua implique algún conflicto. Los rasgos de este perímetro tienen unos caracteres uniformes puesto que emanan de esta institución superior que es quien determina la constitución del espacio irrigado. Es por esto que se delimita el diseño desde las más altas instancias siempre teniendo en cuenta el paisaje sobre el que se construye y los objetivos que se persiguen para la máxima explotación de este espacio hidráulico11. En este espacio tienen confluencia las diferentes culturas que explotan el medio, bien sea por transferencia o por conquista, las cuales tienen diferentes formas de explotación de dicho recurso. Éste es el caso que determina el territorio de L’Horta de València donde la sociedad feudal asimila, modifica o destruye la herencia delegada por los musulmanes. Es común que dentro de estas opciones, la destrucción se consolide con más fuerza dado que los cultivos y el modus habitandi de la sociedad feudal determinan el ciclo de esta sociedad. La agricultura cerealista de secano o la ganadería comercial trashumante emergen como nuevas formas de concepción del espacio periurbano de la ciudad siendo la primera la que garantiza el devenir de la nueva sociedad cristiana. A ello hay que unirle la dificultad, por parte de los feudales, de conciliar estas premisas musulmanas con la nueva legislación foral. Els Furs determinan nuevas formas de gestión y de medida del espacio que llevan, de forma unívoca, otras formas de captación de rentas, de organización política y de control del campesinado. Unidades hidráulicas como qanats, norias, molinos, acequias o azudes crean una yuxtaposición entre la unidad tecnológica conquistada y la nueva sociedad conquistadora. Se ha de insistir en la idea de que todos los sistemas hidráulicos tienen como objetivo máximo la captación de agua para transportarla desde un punto a otro y el espacio que comprendido entre los mismos será el que se beneficie de este agua. Esto implica un diseño en el sistema de captación donde la lógica social mediará para que dicho sistema beneficie a cada uno de sus usuarios. En este caso, el punto de captación de agua para 11 La viabilidad de que el Estado construye motu proprio el paisaje de regadío y de él depende su explotación está siendo cuestionada por una serie de autores que defienden la construcción por parte de la misma sociedad. Esto puede venir ligado a la relación existente entre masa poblacional y territorio. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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todo el espacio que comprende L’Horta de València es el mismo y éste es el río Turia. La recogida del agua se hace mediante un azud que es el eje sobre el cual se vertebran cada uno de los canales de riego que dibujarán el espacio de cultivo. El sistema de riego empleado durante la Edad Media en la zona valènciana es el que corresponde al sistema de acequias. La ciudad de València y su perímetro más inmediato consta de siete grandes acequias, también recogidas en la documentación como séquies-mare, que tienen como objetivo abastecer, a todo su perímetro, de este bien y siempre ganando cota al terreno12. Su trazado se adapta a las necesidades del terreno es decir, las acequias modelan su trazado conforme se disponen en el terreno, se adecuan al mismo ganando altura de forma que el agua discurre de forma natural, en pendiente. Este proceso permite entrever que pese a que la construcción del propio canal se ha ido modificando con el paso del tiempo no es así su trazado por lo que se puede observar, en estos grandes sistemas de regadío de L’Horta, la fosilización de trayecto que continúa sin grandes cambios13. En la parte sur y este y, más concretamente, en las alquerías de Patraix, las huertas son regadas por dos sistemas: la acequia de Mislata y la acequia de Favara. Las dos poseen gran importancia en la caracterización del territorio de cultivo pero ésta se constata de forma desigual. Mientras que la acequia de Mislata riega con sus aguas la parte más lejana del núcleo y va a desembocar sus residuos en la acequia de Favara, esta última se sitúa de forma meridional al mismo y atraviesa gran parte de las tierras que conforman esta alquería. La acequia de Favara se erige como el sistema que da vida a esta zona periurbana y abastece no sólo a este conjunto de alquerías sino a parte de la propia ciudad de València14. El origen de esta acequia no está del todo determinado pero un análisis antroponímico del mismo indica que Fauuara procede del árabe y su significado es manantial o fuente de agua. P.Guichard afirma que este nombre proviene de la tribu Hawwarah y aparece como saqiyat Hawwarah, acequia de los Hawwarah, en la crónica del siglo XIV de Al-Bayan al-Mughrib, de Ibn Idari15. Las aguas de esta acequia vienen desde Quart de Poblet, La Cassola, dado que, con anterioridad, las tomaba del azud que divide este sistema del de la acequia de 12 GUINOT, 2007: 191-221. 13 GUINOT, 2007: 199. 14 MOZAS HERNANDO y BARQUERO GENOVÉS, 2003. 15 GUICHARD, 1979. 1452
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Mislata. Favara se divide históricamente en dos grandes unidades de riego. Conocidas como L’Horta y els Llochs que presentan diferencias en cuanto a su estructura y su administración. L’Horta es el sector más privilegiado pues es el que recoge las aguas desde el comienzo de su transcurso, sobirà, y se encuentra vinculado a las tierras de la ciudad. Mientras, els Llochs, agrupa al resto de regantes de las tierras que quedan entre Benetússer y Albal. Los regantes de L’Horta tienen agua que se obtiene bajo tajo (tall arreu) o demanda de forma que disponen de agua para el riego en cualquier momento. Por el contrario, en els Llochs, el agua que discurre por la acequia se tiene que repartir mediante diferentes tandas a lo largo de la semana y entre los diferentes pueblos. Dentro de estas diferencias entre un lugar y otro y respecto a la captación del agua, se observa otra determinante que ocurre en tiempos de sequía, el agua se distribuye en dos partes iguales entre ambos sectores pese a que L’Horta ocupa un espacio mucho menor16. Estas disposiciones son clave para entender la organización de la tierra en tiempos medievales. Las diferentes ordenanzas o establiments adecuan el modo de producción de la tierra y condicionan su desarrollo. De esta forma, se puede contemplar como en el siglo XIV se establece una ordenanza a raíz de la sequía padecida un año atrás17. A través del análisis arqueológico se puede observar que la forma más común de riego es al fil. Esto consiste en que, por la fuerza de la gravedad, el agua discurre buscando las partes bajas de forma que inunda todos los campos. Esto da lugar a que los ramales o brazos que surgen de la acequia mayor estén todos hacia una misma dirección, hacia el este, dirección al mar. De esta acequia madre surgen brazos que devienen vitales para comprender la disposición y el uso de la tierra de cultivo. Entre estos brazos destacan el brazo de Sant Jeroni y el de Jesús que, si bien se sitúan en la parte más exterior del núcleo, ejercen a su vez como elemento de delimitación y 16 1771. Ordenaciones aprobadas por el real Consejo de Castilla: E.3.1. Caja 1. Archivo de la Diputación de València. 17 GARCIA-OLIVER y FURIÓ I DIEGO, 2007. Esta disposición habla sobre el reparto del agua en el S.XIV. Establecen que las acequias mayores (Quart, Tormos, Moncada y Mislata) no utilicen más agua que la ya determinada. Son habituales estas ordenanzas en tiempos de sequía donde las acequias mayores se han de adaptar a esta nueva aportación de agua para que “céquies jusanes (…) poden aver aygua ab la qual poder regar los esplets los quals per la mirva de dita aygua són en perill de ésser perduts”. En estas disposiciones se puede encontrar la cantidad de agua que le corresponde a cada acequia siempre y cuando “no sia entès ésser feyt nengun prejudici del dret de la ciutat de València ne dels lochs o térmens de la dita ciutat” Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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vertebración respectivamente. Pero la construcción de estos sistemas de regadío tiene que salvar diferencias orográficas entre las que destacan los paisajes naturales y accidentes topográficos como barrancos. Dentro de estos paisajes se encuentran las zonas aguanosas que la documentación medieval ha denominado francs y marjals. Esta zona constituía una reserva de tierra próxima a la costa, de carácter pantanoso, donde la Corona y los municipios llevaron a cabo una serie de transformaciones. Estos cambios se materializan en la cesión franca de tierras que aprovechan los sobrantes de riego de los tramos finales de las huertas situadas aguas arriba, extremals. Este riego se complementa con la aportación de diversos manantiales, ullals, y fuentes mediante la elevación de agua de los azarbes a través de diversos procedimientos como norias, tahonas y reg de carabassí. La jurisdicción de estas tierras francas se delimita en 1386 en una concordia entre el cabildo catedralicio y el Consell de la ciudad, la cual es sancionada por Pere el Cerimoniós posteriormente. En esta concordia se acota una zona comprendida entre el río, las dunas de la costa, la Albufera y las tierras más bajas de las huertas de Rovella y Favara. Se puede considerar que todas estas unidades de riego son el reflejo de una compleja organización social. En la València medieval y feudal se encuentran unidades sociales que gestionan este recurso siendo la más básica el comú o la comuna. Esta comunidad se congrega en torno a una misma unidad de riego cuya zona de irrigación constituye, como documentalmente se conoce, el rech. Las ocho grandes arterias de agua de la ciudad de València se constituyen de esta forma pues la propiedad y la administración es de carácter comunal. Estas comunidades se organizan a través de una reunión anual en la cual establecen ordenaciones sobre la acequia en la que se encuentran y se despacha cualquier asunto que tuviera relación con la misma18. Pese a que en estas juntas se convoca a todos los miembros de la comunidad, no siempre se consigue reunir a todos los regantes aunque en éstas se promulguen ordenanzas, se establezca el mantenimiento del canal y se nombre cada uno de los cargos que trabajan para el funcionamiento de la acequia19. Dentro de estos cargos destaca el síndic cuya finalidad es la 18 GLICK, 1988: 34. En este documento se puede observar como la comunidad de regantes de la acequia de Favara organizan una reunión a causa del daño que ha ocasionado el río en la estructura de la propia acequia. Es por esto que, esta comunidad, decide reparar los daños causados pero, consecuentemente, estas reparaciones tienen unos gastos que han de ser asumidos por toda la comunidad (Glick los estima en 2.000 florines). 19 GLICK, 1988: 35. El autor insiste en la idea de que la elección de estos cargos pueden 1454
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de ejercer como portavoz de la Comunidad ante el Consell municipal y la Corte del Gobernador además de hacer de representante de uno de los diferentes grupos que conforman la Comunidad. A él le sigue el cequier que posee jurisdicción sobre la administración de una acequia y controla el abastecimiento de la misma. Anualmente se encargan, junto a otros oficios, de la limpieza total de la acequia, de la revisión de los partidores y de la reparación del azud en caso de que éste estuviera dañado. Además de ello, la función del cequier tiene gran importancia respecto a la buena gestión del agua: tiene plena potestad de imponer multas siempre y cuando no se lleven a cabo las ordenanzas y tiene amplios poderes para establecer turnos entre los diferentes regantes o hereters. El cequier siempre está asistido por una serie de “oficiales subordinados” constituidos por lugartenientes, veedores, guardas y partidores de agua cuya finalidad es socorrer y ayudar al cequier en cada una de sus funciones20. Sin embargo es el propio cequier quien constituye el eje vertebrador de una acequia. Es él quien posee plena autoridad ante los conflictos y quien juzga los posibles fraus que puedan cometerse. Estos fraudes vienen definidos en cada una de las ordenanzas de las Comunidades o municipios y es el cequier quien se encarga de la denuncia y quien puede proceder a una actuación judicial respecto a ello. Viene siendo común el arrendamiento del oficio por parte de quien lo percibe anualmente. Dentro de este arrendamiento las condiciones del precio se establecen, probablemente, desde la propia comunidad de regantes. Jaume Vives, Damià Vives y Antoni Soler, los tres habitantes de Patraix, arriendan a Miquel Escot el cargo de claverius de la acequia de Favara durante dos años. El deber de Miquel Escot es recaudar las sumas que cada acequiero aporta a la comunidad por los servicios de riego a los que se adhieren por ser regantes de dicha comunidad. En este caso Miquel Escot percibirá durante los dos primeros años 20 dineros por cahizada (entre 1487 y 1489) mientras que, a partir de estos dos años, se percibirán 40 dineros de los cuales 16 sueldos quedarán para él y el resto van
ser “estándar, es decir, son similares a los existentes en todas las Comunidades”. Glick lo ejemplifica con la acequia de Tormos donde se forma una junta para elegir los síndicos que se harán cargo de todo el entramado que conlleva el trabajo de una acequia. Esta elección se ve mediatizada por unos intereses que atañen al estatus y ámbito geográfico de estos síndicos. Sin embargo esto forma parte de una lógica que no se ve ilustrada por los documentos que hablan sobre estas juntas. 20 GLICK, 1988: 39. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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a parar a sus arrendadores, esto es Antoni Soler, Jaume Vives y Damià Vives. ara ello, Miquel Escot paga con anterioridad 14 sueldos por cahizada21. La acequia de Favara puede enmarcarse dentro de estas pautas organizativas. Esta gran lengua de agua transcurre desde el partidor de Mislata hasta Catarroja abarcando un amplio espacio de irrigación a su paso. Como se ha venido diciendo, la obtención del agua es irregular pues la lógica hace entender que, en las últimas poblaciones que hacen uso de esta acequia, la cantidad de agua es menor que en las primeras poblaciones que se benefician de la misma. Sin embargo esta premisa no exime que estas últimas poblaciones también participen de las labores de manutención, administración y elección de todos y cada uno de los oficiales que trabajan para el buen uso hídrico. Aun así, es común que se asista a la creación de diferentes pleitos que reclaman los mismos derechos que los lugares sobirans y que conciernen a los fraudes que se realizan en una parte y otra de la acequia22. De esta forma, todo sistema hidráulico prevé, desde su inicio, el recorrido del agua y su punto de captación y administración que se ven mediatizados por las direcciones de crecimiento y por la eventual crecida del caudal. Esto se ve limitado por la rigidez del espacio sobre el que se construye teniendo como principal eje la acequia principal. Esto conforma un espacio cerrado donde prácticamente se hace difícil que exista la posibilidad de ampliación por lo que se condicionan, de alguna forma, las estrategias de asentamiento y, por tanto, la resolución de problemas de crecimiento demográfico. No hay que olvidar que los espacios 21 1487. Protocols: 1.918, fol. 1v. Arxiu del Regne de València (ARV). en este documento se atestigua como acequieros de la acequia de Favara, Jaume Vives, Damià Vives y Antoni Soler, arriendan a Miquel Escot, la recaudación de impuestos o multas de la acequia. Se trata de un cargo que se sumerge dentro del mundo de los arrendamientos bajomedievales. Se trata de un hecho común que este tipo de oficios se vean mediatizados por el beneficio económico. En este protocolo del notario Miquel Puigmitjà se ve reflejado el arrendamiento del oficio de claverius por un período de dos años a un habitante de la ciudad de València. El arrendamiento aporta un extra económico por lo que es una operación común con talante lucrativo. El pago se realizará cada tres meses. 22 GLICK, 1988: 102. Los pleitos entraman una serie de conflictos sociales entre los hereters de la misma Comunidad. Un ejemplo del que habla Th.Glick se sitúa en el año 1457 cuando los miembros jusans se negaron a pagar el cequiaje porque no se estaban respetando los derechos de turno de riego ya que los sobirans amenazaban a los diferentes veedores para que no denunciaran al acequiero esta infracción. 1456
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hidráulicos son gestionados por un complejo reglamento, producto de la misma sociedad que coopera dando a los sistemas hidráulicos un carácter comunitario cuyo objetivo final es la coordinación de los procesos de trabajo, mantenimiento y disfrute de la unidad tecnológica. Se han de entender estos espacios hidráulicos como un reflejo de las pautas que coordinan una y otra sociedad, una sociedad musulmana o cristiana. Son espacios que vinculan una sociedad con su medio y que ilustran el trabajo que se emprende para explotación del mismo siendo importante su transformación con el paso de los años sin olvidar el fuerte carácter rígido que los define. 3.3 El mercado de la tierra La tierra constituye el elemento central sobre el que pivota la sociedad medieval y es por esto por lo que se debe entender como el sistema económico, político e ideológico que prima en estos siglos. La compraventa de tierras y otras operaciones relacionadas con ésta son los procesos más registrados en las fuentes medievales y su lógica no sólo reside en el beneficio o acumulación sino que, detrás de estas operaciones, residen determinaciones de tipo social, económico e, incluso, demográfico. Todo ello no exime de encontrar el enriquecimiento de una serie de campesinos a costa de otros más desfavorecidos puesto que el mercado de la tierra no contribuye sino a ampliar las diferencias del interior del campesinado. Estas operaciones se deben entender como un mecanismo de redistribución y recomposición de explotaciones campesinas que, en los siglos bajomedievales, se ven extremadamente fragmentadas hecho que responde al ciclo de vida interno de la familia. Estas recomposiciones buscan el equilibrio de la explotación y de la familia que trabaja estas tierras y, es por esto, que parte de estas operaciones se asimilan a intercambios entre campesinos que tienden a corregir la dispersión de las parcelas. Teniendo en cuenta estas premisas se debe entender que la tierra era objeto preferente en herencias y que estas herencias se producen, mayormente, dentro del seno familiar o en el interior del grupo de parentesco. Dotes, donaciones propter nuptias y herencias son las transmisiones más comunes de la tierra dentro del grupo familiar que se ven afianzados o deprimidos por múltiples variables como las estrategias familiares, la fragilidad de la propiedad y, sobre todo, los precios. La oscilación de los mismos se debe a la calidad del suelo y al tipo de cultivo del mismo a lo que hay que unir las cargas señoriales y los derechos enfitéuticos. Pero estas transacciones tienen Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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el objetivo de alcanzar el máximo precio por lo que es independiente la distancia social y familiar de los contrayentes. Múltiples son los factores que condicionan el mercado de la tierra entre los que destaca en primer lugar, su ubicación. En lugares pequeños la proliferación de este mercado puede verse mermada por el número de vendedores que acceden a él y que va en consonancia con la demografía del lugar. A. Furió destaca que el mercado asiste a “un progresivo grado de desarrollo a medida que nos acercamos desde el mundo rural al urbano”23. L’Horta sur y, en concreto Patraix, se debe enmarcar dentro de la particular contribución a la urbe. Forma parte del primer anillo que rodea la ciudad, es decir, forma parte del entorno más inmediato de la misma. En este entorno se vive como en la ciudad y se manifiesta una independencia directa. Debemos entender que, para la ciudad de València, el núcleo más inmediato nunca llega a superar 10 kilómetros alrededor de la urbe. La influencia directa de la ciudad no sólo se ejerce a nivel económico sino también a nivel político y jurídico pues es en este lugar donde ejerce la influencia más directa y donde extiende todos sus tentáculos. Es por esto que Patraix, junto al resto de alquerías periurbanas, constituyen la zona de abastecimiento más próxima a la ciudad la cual adquiere los productos que, con posterioridad, se venden intramuros. Es importante entender que en esta zona valènciana muchos de estos territorios están en propiedad de la aristocracia urbana donde destaca el papel de la Iglesia ya que órdenes monásticas o el propio cabildo catedralicio ejercen una clara influencia en el suelo pues son los propietarios del mismo. Sin embargo, no es necesaria la existencia de un sólo poder efectivo, son señoríos que a su vez se erigen como grandes centros abastecedores primarios de la ciudad. Este lugar posee un alto valor económico pues la ciudad se lucra y ejerce su poder puesto que es la base de su crecimiento. La tierra posee un valor simbólico y, sobre todo, económico el cual manifiesta, de una forma progresiva, un aumento del precio con el paso del tiempo siendo en los siglos bajomedievales donde se puede observar este crecimiento. Además de ser espacios de cultivo, pequeñas parcelas constituyen un elemento autorregulador y complementario en el sentido de que se encuentran viviendas y casas donde son alojados los parientes menores y mano de obra que acude al mercado de la ciudad, que no puede 23 FURIÓ I DIEGO, 1995: 896. 1458
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pagar los alquileres intramuros. Cuando el crecimiento demográfico de las ciudades se convierte en un problema de primer orden y el elevado precio de los alquileres de viviendas ha creado un mercado específico, es cuando se produce el desarrollo de estos burgos suburbanos. Se trata de un espacio de alto rendimiento agrario y con un precio revalorizado pues aquí es donde tienen lugar las actividades agrarias de la ciudad que nutren el abastecimiento de la urbe. En el caso de L’Horta de València, en general, y de Patraix, en concreto, se encuentra sometida a una intensa ocupación. Los espacios de pastura retroceden con gran rapidez y esto se puede observar en el pensamiento social de la época donde los prohombres del 1309 aseguran que el espacio de pastura se ve en detrimento por el avance de la agricultura 24. Se buscan nuevos lugares de pastoreo como la dehesa de la Albufera que, además de ser un espacio ganadero, se convierte en un espacio donde cazar y obtener una serie de recursos. Pese a este avance feroz de la agricultura, els establiments de la ciudad de València tienen presente el espacio para la ganadería y para la agricultura estableciendo una clara diferenciación entre ambas zonas. En esta diferenciación es importante tener presente que la delimitación del espacio era imprescindible. Es por esto que la invasión de un espacio de uno o de otro talante se ve castigada con multas pecuniarias. A raíz de esta limitación se establecen, además, una serie de cargos que son los encargados de la vigilancia del espacio y de establecer multas contra quien atente con las ordenanzas establecidas. La protección del espacio agrario se completa con la vigilancia de caminos y aguas, imprescindibles para el trabajo diario y para la vida cotidiana. Con la consolidación de la moneda y su inmersión en el mundo rural, se asiste a una profunda renovación de las pautas de consumo del campesinado. La moneda feudal irriga el campo en profundidad si bien se distribuye de forma desigual. Las élites rurales acceden al mercado con una mayor seguridad puesto que acaparan más moneda y ello es evidente en sus hábitos de consumo y en las diferentes operaciones mercantiles que protagoniza. Junto con el mercado de la tierra, a su vez, aflora el mercado del crédito. Estas operaciones crediticias se vinculan a las dificultades inherentes a un crecimiento que genera desigualdad, a una economía agraria que vive el lastre 24 GARCIA-OLIVER y FURIÓ I DIEGO, 2007. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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de bajos rendimientos y malas cosechas y que, en su conjunto, provocan penurias alimenticias25. Estas desigualdades junto a la extrema fragmentación de la tierra hacen la fortuna de especuladores y acumuladores. Son los bajos rendimientos unidos a la inseguridad de las propias cosechas los que hacen elevar los precios dando lugar a que pequeños campesinos acudan al crédito. Con esto se produce un mayor endeudamiento de este grupo en beneficio de una élite que basa parte de su riqueza en estos mecanismos de acumulación y compra. En el proceso de compra-venta de la tierra se ha de tener en cuenta una parte importante, el señor propietario de la tierra. Son estos señores feudales los que ligan el campesino a la tierra y son los que, en definitiva, controlan los procesos de migración y garantizan la explotación de las viejas tierras musulmanas. Esto es más latente en territorios de conquista como el del País Valènciano pues desde la entrada de Jaume I por el norte, el mercado de la tierra en este territorio comienza a experimentar un auge. En este lugar las transmisiones de tierra entre vivos, las que se hacen entre vecinos y con personas desconocidas ajenas a la comunidad superan en número a las transmisiones hechas entre familiares. Pero la dinámica mercantil de la tierra en el espacio Valènciano tiene un rasgo identitario: la sucesión. Es la sucesión la que hace dividir las herencias por lo que se tiende a la fragmentación y al desequilibrio en los tamaños de las explotaciones. Numerosas son las operaciones que se llevan a cabo para la recomposición o para la simple compra de tierra en el término de Patraix. Un ejemplo lo constituye Joan Català que vende a Bertomeu Soler unum trocem vine sex decim ffanecatas que se encuentran bajo el dominio directo del Hospital d’en Conill en el mismo término de Patraix. Estas tierras están delimitadas por la acequia de Favara por lo que poseen más valor económico dado su carácter rentable26. Es importante destacar la presencia de Bertomeu Soler en parte de la documentación de la década de los setenta y ochenta del siglo XV junto con su hermano. Ambos aparecen en distintas operaciones de arrendamientos de oficios y tierras. Antoni Soler, por ejemplo, también participa en la práctica de oficios lucrativos que tienen su lugar en Patraix. 25 GIRALT I RAVENTÓS, 2005: 401. 26 1487. Protocols: 1909, fol. 6r. ARV. Estas tierras se dan en censo por XVIII sueldos de reales de València, instrumento monetario de la València bajomedieval. Con esta operación Bertomeu Soler da en censo los derechos enfitéuticos de las tierras cuyo dominio directo recae en el Hospital d’en Conill siempre bajo la ley que establecen Els Furs de València. 1460
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Antoni Soler se muestra como un veedor de la acequia de Favara y dentro de un conflicto de particiones de agua27. Dentro del mundo comercial de la tierra y en la documentación bajomedieval es conveniente destacar el papel de los campesinos más preeminentes con sus vecinos. Un ejemplo lo constituye la familia Vives, habitadora en Patraix a lo largo del siglo XV. Esta familia parece destacar de entre el campesinado de las alquerías debido a las múltiples operaciones de compra y venta de tierra, a la carga de censales y a los diversos testamentos que atestiguan la riqueza del interior doméstico que han llegado hasta la actualidad28. La familia Vives se sumerge en el mundo de las relaciones sociales y estrategias de ascenso económico típico del mundo rural. Uno de sus miembros, Bertomeu Vives, destaca entre uno de los cargos más importantes de la administración de las acequias y participa en las operaciones económicas que se llevan a cabo en la misma. Esto se puede atestiguar en un documento del mismo notario nombrado con anterioridad, Miquel Puigmitjà, puesto que, Bertomeu Vives, participa en el arrendamiento del cargo de clavarius a Miquel Estot en 1476, como uno de los tres acequieros de la acequia de Favara29. 4. Conclusiones
El estudio de un marco territorial periurbano deviene importante para caracterizar no sólo el territorio más inmediato de una ciudad, València, 27 1489. Protocols: 1917. ARV. En este documento Antoni Soler, como veedor de la acequia de Favara, se encarga de que el señor el molino de las Monjas (Patraix) deje regar a Nicolau Lorenç y DomingoRamos sus campos mientras que los veedores son testigos de este proceso 28 1487. Protocols: 1906. ARV. En este protocolo del notario Miquel Puigmitjà se encuentra el testamento del cabeza de familia Pere Vives. Se trata de un testamento que no sale a la luz hasta meses después de su muerte siendo su mujer, Francesca, la que condiciona su publicación. En este testamento se recogen una serie de bienes muebles e inmuebles superiores a la riqueza habitual de un campesino medieval. Dentro de estos bienes son destacables las cantidades de tierra que posee la familia. No son grandes explotaciones sino que se trata, en su conjunto, de pequeñas extensiones de tierra que oscila entre las 11 y las 15 anegadas todas ellas dispersas entre sí. No se trata de un lote de tierras situado en un lugar concreto sino de pequeños grupos de explotación que, dada la tradición hereditaria Valènciana, sufren de una extrema fragmentación. En el interior doméstico se señalan una serie de objetos de rica diversidad aunque muchos de ellos, debido a las sucesivas herencias, son viejos e de poca valor. Pese a ello y siguiendo el transcurso de la familia a lo largo del siglo XV, se puede afirmar que esta família puede encontrarse entre el campesinado más preeminente, que no rico, de Patraix. 29 1488. Protocols: 1915. ARV. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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sino su idiosincrasia. València vive por sí misma pero para ello se hará valer de su territorio circundante y sobre él consolidará su propia naturaleza y sus formas de vivir. Patraix es uno de estos territorios que orbitan alrededor de esta urbe y que la acompañan o la complementan en su paso por los siglos. Se trata de una estructura de alquerías que se enmarca dentro de los cánones que describen el territorio que abarca esta polis donde tienen lugar una serie de modelos de explotación del medio y donde se consolidan un número de familias que hacen de este lugar su reflejo en cuanto a las formas de habitación. No se trata de un núcleo exclusivo y diferente al resto que compone L’Horta de València. Patraix es uno más del conjunto de alquerías que experimenta cambios constantes en cuanto a su reproducción como conjunto de pequeñas explotaciones. Sin embargo su importancia radica en que este conjunto sirve como modelo ilustrativo del medio rural Valènciano. El estudio de un único caso no lleva a la adecuación de una imagen unívoca respecto a esta tipología de medios. La práctica de otros estudios en medios circundantes y próximos al objeto de éste, Patraix, fija una relación en cuanto a la imagen de estos territoria. Es por esto que es indispensable la correlación de ejemplos microhistóricos para la conciliación de un modelo regional. Este modelo regional se obtiene mediante una serie de estudios que se han ido esgrimiendo a lo largo de este trabajo. La tierra, eje sobre el que pivota la sociedad de L’Horta, es el factor clave para entender la consolidación en este hábitat de los contingentes humanos que lo pueblan. Sus distintas operaciones junto con su explotación adecuan el modelo de la sociedad que la puebla, crea una amplia red de relaciones sociales y las disemina y sufre una extraordinaria fragmentación tangente en los siglos finales medievales. Patraix se liga a los fenómenos sociales que en él tienen su máxima expresión, se transforma y se consolida bajo el gran fenómeno urbano que tiene su nacimiento en el siglo XII y XIII. Es por esto que se ha de tener presente que el estudio de un área que circunda una gran urbe siempre experimentará un continuo proceso de cambio y asimilación. Si bien es cierto que, Patraix, aunque se trata de un señorío independiente siempre estará sumido bajo el modelo de València pues esta ciudad es la que se apropia de estos territorios, los explota y los convierte en su propiedad de forma que Patraix concibe un modelo idéntico, o al menos muy similar, al del núcleo urbano. No por ello, pese a su carácter satélite con respecto a la ciudad, en Patraix no se producen procesos independientes en la ciudad. 1462
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Tierra y agua: l’horta de València en el siglo XV
La consolidación de pequeñas élites campesinas y de linajes familiares que se expresan en el propio núcleo urbano tiene en estos pequeños núcleos circundantes su nacimiento y consolidación. Así pues, Patraix es un conjunto de alquerías que asimila las formas de habitación de la ciudad pero entiende su modelo de explotación del medio como entorno rural que es. Se ha de ligar con el resto de conjunto de alquerías que conforman L’Horta y ésta a su vez se ha de ligar al patrimonio material e ideológico del cap i casal del reino, València. Bibliografía BARCELÓ PERELLO, Miquel y KIRCHNER, Helena, El agua que no duerme, Granada, Sierra Nevada 95, 1995. FERRER NAVARRO, Ramón y CABANES PECOURT, M. Dolores (ed.), El Llibre del Repartiment, Zaragoza, Anubar, 1979-1980. GARCIA-OLIVER, Ferran, Terra de Feudals, Valencia, Alfons el Magnànim, 1991. GARCIA-OLIVER, Ferran y FURIÓ I DIEGO, Antoni, Llibre d’establiments i ordenacions de la ciutat de València, Valencia, Universitat de València, 2007. GIRALT I RAVENTÓS, Emili (coord.), Història Agrària dels Països Catalans, vol. II, Universitat de Barcelona, Barcelona, 2005. GLICK, Thomas, Regadío y sociedad en la València Medieval, Del Cenia al Segura, 1988. GUICHARD, Pierre, Toponimia y geografía musulmana de València, Zaragoza, Anubar D.L., 1979. GUICHARD, Pierre, Estudios sobre historia medieval, Alfons el Magnànim, Valencia, 1987. GUICHARD, Pierre, Al-Andalus frente a la conquista cristiana: los musulmanes de València (S.XI-XIII), Universitat de Valencia, Madrid, 2001. GUINOT RODRÍGUEZ, Enric, “La construcció d’un paisatge medieval irrigat: L’Horta de la ciutat de València” en SABATÉ, Flocel (ed.), XI Curs d’estiu Comtat d’Urgell, Natura i desenvolupament: el medi ambient a l’Edat Mitjana, Lleida, 2007. GUINOT RODRÍGUEZ, Enric, “Com en temps de sarraïns: La herencia andalusí en la huerta medieval de València” en DEL VAL VALDIVIESO, M.Isabel Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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PÓSTERES
El revestimiento mural, un oficio a conservar
Wall Clading Made, Preserving a Craft Heritage
Manuel Alpresa León Universidad de Sevilla [email protected] Resumen: La desfiguración de “Los Lugares de la Historia”, por inadecuadas intervenciones sobre el patrimonio monumental, es una continua afrenta a la totalidad de los acontecimientos que propiciaron que esos conjuntos sean una realidad. Para la Historia del Arte resulta esencial el conocimiento de lo que aportaron los oficios tradicionales a la hora de configurar el patrimonio histórico-artístico, pues viene a resultar un fiel reflejo de nuestro acervo cultural, a veces, de similar importancia a la obra de arte final. La pérdida patrimonial de la “epidermis” de dicho patrimonio creada a base de morteros tradicionales de yeso y/o cal, es un claro ejemplo de la poca valoración que tienen las manifestaciones artísticas que configuran el patrimonio etnológico, etnográfico o inmaterial, entre otros. El ostracismo que sufre el oficio de estuquista o estucador en la actualidad, debe de generar una profunda reflexión sobre el continuo vituperio que sufren las representaciones artísticas que tan egregio oficio creó en nuestro inmenso patrimonio monumental. Palabras clave: patrimonio cultural, monumentos, estuco, Historia del Arte. Abstract: Due to some inappropriate restorations of the built heritage, defacement of “Historical Places” is an affront to the background which allowed this architectural ensemble to be a reality. Knowing how traditional trades contributed to shape the historical and artistic heritage is considered as essential by Art Historians, because these crafts are a faithful reflection of our cultural patrimony, and sometimes, as important as the final artwork. Relating to this heritage, the loss of the “epiderm” made of traditional mortars (gypsum or lime) shows significantly the lack of interest of the artistic events which establish their authority on ethnologic, ethnographic or immaterial patrimony, amongst other things. The banishment currently suffered by stucco craftsmen must generate a profound reflection about the unceasing disgrace of the artistic representations that a so honorable profession created in our considerable monumental heritage. Keywords: Cultural Heritage, Monuments, Stucco, History of Art Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Manuel Alpresa León
Para conocer en profundidad la riqueza que nos ofrece el Patrimonio Cultural, no solo hay que analizar la materialidad que la compone, sino también estudiar la inmaterialidad latente en el mismo. Nos referimos a un cúmulo de conocimientos y saberes, muchas veces relacionados con la cultura popular, –como tradiciones, costumbres, oficios artesanales, prácticas ancestrales...–, que hacen que el objeto cultural sea exponente de la diversidad y que muchas veces se nos escapa ante la atención prestada a su dimensión compositiva material de objeto artístico. Un profundo análisis de ambas facetas, material e inmaterial, nos acercan a la autentica riqueza de la obra de arte, pudiéndose así valorar y apreciar con un mayor rigor. Las labores propias del oficio de estuquista o estucador, al que tengo el inmenso orgullo de pertenecer y por ende representar, me exigen intentar promover una reflexión sobre el estado en que se encuentra actualmente el mismo y las representaciones plásticas que éste configuró. El uso de morteros tradicionales, –a base de yeso y/o cal–, del estuco queda establecido por la Arqueología desde el Neolítico, como alude Kathleen Kenyon a raíz de su descubrimiento de la ciudad de Jericó: “los edificios redondos […] se ven pronto sustituidos por espaciosas viviendas de anchas puertas cuyas paredes y suelos aparecen cubiertos con un estuco brillante tan fino como duro”1. La primera mención por escrito del uso de la cal como revestimiento la encontramos en el Antiguo Testamento; “Y pasado que hubieres el Jordán y entrado en la tierra que te dará tú Señor Dios, erigirás unas grandes piedras que alisarás o encostrarás con cal”2. El dominio de materiales como los arriba mencionados encierran conocimientos empíricos que tienen su génesis en la necesidad del hombre por construir y al mismo tiempo representan el ingenioso aprovechamiento de los factores bióticos y abióticos de nuestro ecosistema. Dichos materiales son conocidos en el argot de la construcción como materiales tradicionales aunque los mismos siempre tuvieron la consideración de materiales pobres. Entre las numerosas características que nos ofrece la “pobreza material” del yeso y la cal, podemos mencionar del primero su demostrada excelencia
1 TH. RIMLI; FISCHER,1971: 86; ALEJANDRE SÁNCHEZ, 2002: 8-12. 2 TORRES AMAT, 1950:214. 1468
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como contraincendios3 por ser incombustible y mal conductor del calor, el yeso se modifica químicamente liberando agua por proceso endotérmico; en caso de fuego no desprende gases tóxicos, ni humo4. Como aislamiento térmico es ponderado, tiene la cualidad de eliminar el fenómeno de pared fría5. Otra de las características de dicho mineral es su buen comportamiento como aislante acústico, siendo un aval contra los puentes acústicos6. También numerosas voces ponderan las bondades del yeso como abono, “es una de las más ricas conquistas que haya hecho la agricultura”7, o también il gesso era usato diffusamente per la conservazione della frutta e per dare limpidezza e miglior sapore al vino8. Otra cuestión digna de mencionar del yeso es la posibilidad de modificar su estructura cristalina propiciando la mejora físico-química del mismo y, con ello, sus posibilidades artísticas, como demuestran las labores sobre yeso de nuestra etapa hispano-musulmana9. Las características de la cal vienen dadas por la materia prima de la que se extrae, como pueda ser el mármol. Entre sus cualidades más reseñables está la de ser bactericida, microbicida, termorreguladora, resistentes a las deformaciones, hidrófuga, hidráulica, dando sensación pétrea y presentando ausencia de productos tóxicos y coloración10. Entre las características más interesantes de la cal está la de convertirse nuevamente en roca tras su aplicación por proceso de carbonatación. Esta cualidad de metamorfosearse viene propiciada por una buena puesta en obra; las justas dosificaciones de los materiales compositivos; las ordenadas secuencias en su aplicación, etc., propician que el contacto del anhídrido carbónico sobre los morteros de cal dé paso a una reacción química que 3 GARATE, 1998: 55-56. 4 COSTAL BLANCO; CAMPO DOMÍNGUEZ; FERNÁNDEZ PÉREZ, 2004: 22. 5 La cualidad para evitar dicho fenómeno viene propiciada por la alta inercia térmica y por el bajo coeficiente de conductividad del yeso que permite no se creen “puentes frios” como sucede en materiales como el cemento portland. BARBERO ENCINAS, 1998: 46. 6 La palabra técnica que usamos para referirnos a un revestimiento tradicional de yeso, de cal o de estuco es revestimiento continuo, esa continuidad es la que evita dichos puentes acústicos. ROUGERON, 1977. 7 CHAPTAL DE CHANTELOUP, 1829: 124. 8 TURCO, 1990: 2. 9 GARATE ROJAS, 1998; PAVÓN MALDONADO, 2009. 10 GARATE ROJAS, 2002. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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culminará con la formación de una roca similar a la original; inclusive mejorada en dureza y en su estética por la mano del artista o del artesano. Sirva de ejemplo el uso de áridos silíceos con una buena cal, que en un maridaje perfecto dará paso a la formación de un silicato cálcico. El carácter artesanal del oficio, de sus técnicas y procesos de elaboración, se ha transmitido de generación en generación por tradición oral a la vez que por escrito, y hacen a éste una de las pocas actividades que se mantienen casi inalterables tras milenios de existencia. Así, la extracción del mineral -yeso o cal-, su calcinación, su adecuación para su uso, la dosificación de los materiales que componen los morteros, las técnicas de aplicación, etc., siguen inalterables a pesar de los avances técnicos desarrollados actualmente, hechos que llevan a este oficio y a las técnicas que lo avalan a la ausencia de cambio en un contexto de continuas transformaciones. Entre las problemáticas que encontramos en la conservación y restauración de los elementos finales de la arquitectura -como son los revestimientos murales a base de morteros tradicionales- se encuentra la cesura en la transmisión de los conocimientos técnicos que caracterizan al oficio; basta con recordar la fecha en la que se retoma en las escuelas de artes y oficios11. Además nos “encontramos con muchos problemas debido a la desaparición de muchos materiales tradicionales, o a la alteración de muchas de sus propiedades. La recuperación de estos materiales y de su tecnología forma parte de los problemas derivados de la voluntad de Conservación del Patrimonio Cultural”12 (fig. 1).
11 En el REAL DECRETO 1462/1995, de 1 de septiembre, se establecen los títulos de técnico superior de artes plásticas y diseño en artes aplicadas al muro, y en mosaicos, pertenecientes a la familia profesional de las artes aplicadas al muro. BOE 242, Madrid, 1995. 12 IGLESIAS MARTÍNEZ, 1996: 271-276. 1470
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Fig. 1: el ejemplo muestra la belleza del documento histórico, el resto original de la sillería fingida “almohadillada” isódoma con técnica del fresco en la Judería sevillana, muestra su bizarría frente al material de sustitución, cuya incompatibilidad con el Bien patrimonial ilustra cuan inoportuno es su uso y cuanto hay de desconocimiento sobre las tareas de restauración de los revestimientos a base de morteros tradicionales. Asimismo es prueba de la formación de los elementos expansivos que genera el cemento “portland” de los morteros (fotografía del autor)
La interrupción en la transferencia de conocimientos se percibe directamente en la titulación de artes aplicadas al muro en la Comunidad de Andalucía13 que muestra varios aspectos que son dignos de consideración. Uno de ellos sería el desconocimiento de los distintos soportes parietales al no ser tratados en ningún momento en el plan de estudios de los futuros 13 Los buenos deseos buscados con el DECRETO 7/1998, de 27 de enero que establece el currículo correspondiente al título de Artes Plásticas y Diseño de Técnico Superior en Artes Aplicadas al Muro ni se cumplen, ni existen hasta el momento visos de que puedan alcanzarse. “Así las enseñanzas de Artes Plásticas y Diseño asumen un doble cometido, de un lado, preservan las prácticas artísticas fundamentales y tradicionales, y de otro incorporan la renovación de técnicas, materiales y tendencias. Ello contribuye a garantizar el conocimiento, conservación, enriquecimiento y divulgación del Patrimonio Artístico y Cultural del Estado; en particular el de Andalucía, asegurado por la presencia en el catálogo de títulos, de ciclos formativos de profunda identidad andaluza”. El estado en que se encuentran las representaciones artísticas históricas demuestran que las pretensiones de la ley nacían desde el mercadeo y el desconocimiento. BOJA nº 32, Sevilla, 1998. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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técnicos superiores en dichas artes. Conocer los diferentes aparejos14 que se pueden encontrar en la arquitectura de la geografía andaluza atendiendo a la obra antigua o moderna, es de vital importancia para conocer la composición, el comportamiento y el tratamiento que cada uno de ellos admite o rechaza, no pudiendo estar exento dichos saberes de la formación de un técnico cualificado en las artes comentadas (fig. 2 y 3). La comprensión de las tareas del arte del revestimiento mural fomenta la capacidad crítica frente a los deterioros provocados por causas intrínsecas, extrínsecas o por acciones antrópicas, que propicia el conocimiento sobre las patologías existentes en los revestimientos, en su soporte, así como de las causas que las originan, imprescindible en la formación de quiénes deben evitarlas y tratarlas llegado el momento. El análisis de los materiales compositivos de cada muro y con ello la metodología a seguir en los procesos creativos son pautas necesarias para la conservación del Patrimonio. Es de vital importancia e imperiosa necesidad iniciar a los alumnos en la interpretación y valoración del muro con criterio científico, con suficiente dominio de las materias primas presentes, de las reacciones químicas que producen cada una de ellas y en la interacción con las demás, así como de sus ventajas y sus limitaciones. Las patologías más comunes en los soportes murales deben conocerse para llegar a dominarlas, para evitar que el patrimonio monumental pierda el documento histórico malogrado cada vez que se arranca de un paramento su revestimiento original.
14 Varios son los materiales constitutivos de los muros que encontramos en la arquitectura. En Andalucía se conservan muros de tapial y de adobe, los cuales tienen comportamientos muy distintos a los de sillería, mampuestos, etc.: adherencia, movimientos diferenciales, conductividad térmica, etc., por tanto las actuaciones que sobre ellos se efectúen han de ser individualizadas. Asimismo, contamos con revestimientos como los de Albero, de éste, se saca la cal y el árido. Véase al respecto: ALEJANDRE SÁNCHEZ, 2002. 1472
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Figs. 2 y 3: las imágenes 2 y 3, ilustran los deterioros producidos en uno de los Monumentos de Sevilla considerados Patrimonio de la Humanidad; la Catedral. Las imágenes pertenecen a la Puerta del Perdón; la misma muestra la riqueza ornamental del plateresco sevillano, que convive con la ornamentación islámica existente en los intradoses del arco interior de dicha puerta, ésta tiene su influencia en Medinat al- Zahra15. Los deterioros producidos por el mortero de cemento hablan por sí mismos, y su uso en el patrimonio monumental contraviene todo lo promulgado en materia patrimonial (fotografías del autor)
Cada día es más patente lo necesario para la sociedad actual de recuperar los oficios tradicionales, especialmente en materia de conservación del Patrimonio Cultural, urgencia que queda reflejada en las políticas practicadas, no solo por la administración central o autonómica, sino incluso en aquellas otras propiciadas desde la Unión Europea. No obstante, esta necesaria recuperación de las artesanías u oficios artesanales se ve entorpecida al realizarse desde el mercadeo, la inexperiencia y la falta de profesionales que lleven estas iniciativas a buen término. Serán por tanto estas técnicas tradicionales dignas de que sean convenientemente estudiadas para reivindicar lo perentorio de restaurar la esencia científica que subyace en las mismas, así como su salvaguarda con el deseado fin de que sean transmitidas a las generaciones futuras en toda su 15 SANCHEZ MARMOL, 1985: 119. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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plenitud. La pretendida idea de dar lugar a una reflexión para que las técnicas mencionadas y por extensión el oficio que las domina a la a la consideración de patrimonio inmaterial16, tiene un claro apoyo en la legislación vigente y en el amplio catálogo de representaciones plásticas que muestran lo tradicional de dichas técnicas y del oficio. Atkinson y Benegal señalan que la arquitectura es “representación de las necesidades, los temores, de las ambiciones de una determinada época, es la forma real de su civilización”17. De igual modo, Luthiers y Geenwood que “la arquitectura nos dice qué cosa eran los pueblos, dónde y cómo habitaban y rezaban, sus costumbres domésticas y sociales, sus aspiraciones y conquistas”18; por tanto las técnicas del yeso y la cal como revestimiento parietal, como artes finales de la arquitectura comparten con ésta toda su simbología, siendo una clara expresión de la tradición histórica de embellecer la arquitectura mediante morteros tradicionales. Dichas técnicas están en peligro de desaparecer si no se toman medidas encaminadas a su salvaguardia; no podemos obviar que “el Patrimonio Etnográfico está constituido por todas aquellas manifestaciones culturales materiales e inmateriales de la humanidad en todos los tiempos”19. Las manifestaciones artísticas emanadas del uso de los materiales comentados avalan la manifestación material como expresión cultural (fig.4).
16 Entre las cuestiones dignas de mencionar, recordar que rrecientemente la UNESCO ha otorgado el título de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad a la tradicional práctica de la elaboración de la cal de Morón, Revitalización del saber tradicional de la cal artesanal en Morón de la Frontera, Sevilla. 17 GUSSINYER I ALONSO, 1992: 184. 18 GUSSINYER I ALONSO, 1992: 184. 19 BERNABÉ SALGUEIRO, 1998: 73. 1474
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Fig. 4: el ejemplo que se muestra es un detalle de los estucos del Palacio Albrizzi, Venecia. Obra de Carpoforo Mazzetti, “el Tancalla”, mediados S. XVII20. El derroche plástico que observamos en la creación de Venus y Cupido, y en el resto de elementos escultóricos con estucos, (que emulan el mármol de Carrara) muestran la suprema calidad del elemento histórico-artístico, etnográfico e inmaterial; la escultura decorativa, o sea, adosada a la arquitectura. Ésta en nada desmerece a la realizada en materiales nobles (fuente: SMITH, Mark E., Las Artes decorativas en Venecia)
También hay que decir que en los últimos años se ha despertado el interés por los revestimientos en estuco y la decoración en yeso desde la disciplina de la historia del Arte; sirva de ejemplo el trabajo realizado por Morales con el título La piel de la arquitectura: yeserías sevillanas de los siglos XVII y XVIII21. Nuestro estudio intenta centrarse en el virtuosismo que los dedicados a hermosear la arquitectura mediante materiales “insignificantes” o considerados de poco valor, revistieron a las fábricas contribuyendo a la optimización de la resistencia mecánica de éstas, propiciando con ello que los movimientos diferenciales de las mismas ayudados por la flexibilidad de los morteros tradicionales absorban las tensiones propias de la construcción, ofreciendo a su vez riqueza decorativa y maestría plástica22.
20 DAVANZO POLI, 2000: 233-246. 21 MORALES, 2010. 22 BERNABÉ SALGUEIRO, 1998: 268. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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El presente trabajo, no es más que un avance del proyecto de investigación que realizamos en este momento, con la intención de contribuir al conocimiento de una técnica que es básica para la conservación y protección de los monumentos. Por desgracia, su desconocimiento no solo está latente en la sociedad actual, y entre los Historiadores del Arte en particular, sino que es producto de un olvido secular. Sirva de ejemplo José Gestoso en su obra Sevilla Monumental en el II Tomo (1892); si analizamos la descripción aportada por éste en el apartado de obras realizadas en el Alcázar sevillano, al referirse a las intervenciones llevadas a cabo, nos induce a confundir por ejemplo encalar, (que la RAE recoge como poner blanca una cosa o dar una o varias manos de cal o yeso diluidos en agua, a las paredes, techos o fachadas) con revestir, enfoscar, etc., entre los que nos encontramos con técnicas que evocan a la labra de la piedra; no siendo este el único caso de equivoco23. Estas técnicas son un claro ejemplo de una etapa cultural de Andalucía digna de mantenerse como clara expresión de la diversidad cultural. Artistas y artesanos dieron testimonio de la grandeza y de las habilidades alcanzadas con las artes aplicadas al muro siendo en ocasiones difícil reconocer los límites entre las denominadas artes mayores y menores. A pesar de la existencia de figuras administrativas para su protección y conservación derivadas de la Ley de Patrimonio Histórico Español24, poco se está haciendo en nuestro país para salvaguardar dichas técnicas y el oficio que las encarna; sirva de ejemplo la siguiente imagen (fig. 5).
23 Tenemos en Andalucía varios ejemplos del desconocimiento sobre las técnicas que nos ocupan; tiene la iglesia de San Juan Bautista de Las Cabezas de San Juan (Sevilla) el retablo mayor de estuco (1798-1800), obra de José Gabriel González. En la incoación de procedimiento para la inscripción como BIC de la iglesia como Monumento, (Boletín Oficial de la Junta de Andalucía - Histórico del BOJA número 90 de 07/05/2008) nos dice: retablo neoclásico, tallado en madera y policromado imitando mármoles. El despropósito no puede ser mayor contra el artista, el estuco y sobre todo contra la profunda investigación que en su Tesis Doctoral realizo el mencionado. ROS GONZÁLEZ, Francisco, La polémica sobre los retablos de estuco en Sevilla a finales del siglo XVIII. Laboratorio de Arte 14. Sevilla. 2001. El retablo mayor de estuco de la parroquia de Omnium Sanctorum de Sevilla (1791-1793) 24 ESPAÑA, MINISTERIO DE CULTURA. Ley 16/1985 del Patrimonio Histórico Español. Art. 47.3 1476
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Fig. 5: el revestimiento mural como materia, como soporte de la obra de arte, “se desdobla en estructura (soporte) y aspecto (imagen),[…] la estructura confiere unas características particulares que podrían desaparecer si la variamos, de ahí el gran cuidado que hay que tener para asegurar que la estructura modificada no repercutirá en el aspecto”25. Esta cuestión no se contempló en una de las obras señeras del Gótico-Mudéjar sevillano (iglesia de San Esteban; siglo XIV). Las patologías que se observan en el Bien Inmueble son las propias del uso de morteros con presencia de cemento¸ aporte de sales, deterioro de policromía, etc. (Fotografía del autor)
Recordemos que la Ley de Patrimonio Histórico Español; Ley 16/1985 en su Art. 47.3 nos dice que: Se considera que tienen valor etnográfico y gozarán de protección administrativa aquellos conocimientos o actividades que procedan de modelos o técnicas tradicionales utilizados por una determinada comunidad. Cuando se trate de conocimientos o actividades que se hallen en previsible peligro de desaparecer, la Administración competente adoptará las medidas oportunas conducentes al estudio y documentación científicos de estos bienes.
25 BRANDI, 2008:19-21. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Los complejos funerarios como una encrucijada de culturas. Un caso de la Inglaterra victoriana: el cementerio de Highgate de Londres The Funerary Complex as a Crossroads of Cultures. A Case of Victorian England: Highgate Cemetery in London
María Victoria Álvarez Rodríguez Universidad de Salamanca [email protected] Resumen: Tradicionalmente se ha considerado a los cementerios enclaves situados entre dos mundos, el de los muertos y el de los vivos. Son muy numerosas las culturas que los han tenido por puertas de acceso a una dimensión de ultratumba, aunque los estudios que se han realizado en época moderna demuestran que su auténtica importancia residía en su trascendencia como “lugares de la historia” en los que la mentalidad de cada una de esas culturas se encontraba presente. Analizando las manifestaciones artísticas funerarias realizadas a lo largo de los siglos se obtiene una panorámica de cómo evolucionó el pensamiento de hombres y mujeres en relación con el concepto de la muerte que presidía estos programas iconográficos. Uno de los casos más llamativos de este fenómeno es el del cementerio de St. James en Highgate, al norte de Londres. Construido en la primera mitad del siglo XIX, se convirtió con el paso de las décadas en un lugar de enterramiento de moda para la clase acomodada. Las recientes tareas de restauración que se han llevado a cabo en el complejo, después de haber permanecido durante buena parte del siglo XX en el abandono, han descubierto un rico patrimonio arquitectónico en el que queda de manifiesto cómo el concepto de la muerte de la época victoriana bebía directamente de las fuentes antiguas, rastreándose en sus monumentos la influencia de Egipto, de Grecia, de Roma y de la Europa medieval. En nuestro estudio pretendemos centrarnos en la fascinación que los programas iconográficos egipcios ejercieron sobre estos monumentos funerarios, actualizando numerosos elementos tanto simbólicos como arquitectónicos que se acabaron convirtiendo no sólo en Inglaterra, sino en todo Occidente, en una creación puramente romántica. Palabras clave: cementerios, arquitectura, iconografía, Egipto, Highgate. Abstract: Traditionally we have considered cemeteries as an enclave between two worlds, the one of the dead and the one of the living. A great number of cultures have thought of it as a gateway to a dimension beyond the grave, although studies made in modern times show that its real importance lay in its significance as “places of history” in which the mentality of Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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María Victoria Álvarez Rodríguez
each of these cultures was present. Analyzing the funerary art forms made over the centuries we can get an overview of the evolution of men’s and women’s mentality in relation to the concept of death that presided these iconographic programs. One of the most interesting examples of this phenomenon is St. James Cemetery in Highgate in north London. Built in the first half of the 19th century, it became over the decades into a fashionable burial place for the gentry. Recent restoration works that have been carried in this place, after having spent much of the 20th century in the abandonment, have discovered a rich architectural heritage that shows how the concept of death in the Victorian era was directly inspired by ancient sources, and how Egypt, Greece, Rome and the Medieval Europe influenced its monuments. In our study we intend to focus on the fascination that Egyptian iconography exerted on these funerary monuments, updating both symbolic and architectural elements that eventually became a pure romantic creation, not only in England but also throughout Occident. Keywords: Cemeteries, Architecture, Iconography, Egypt, Highgate.
Si hay algo llamativo en las construcciones funerarias emprendidas en Occidente en el siglo XIX, se trata sin lugar a dudas del amplio abanico de influencias procedentes de otras culturas que recibieron los monumentos diseñados en esa época. La inspiración en un Egipto casi mítico, que tras permanecer en el olvido durante la Edad Media y ser redescubierto durante el Renacimiento se había convertido a finales del siglo XVIII en un tema de enorme interés entre los eruditos, quedaría patente en muchas de las grandes sepulturas familiares que podemos contemplar en los cementerios de Londres, de París, de Roma y también al otro lado del Atlántico, pues esta fascinación no tardó en dejarse sentir en los Estados Unidos. La proliferación de elementos constructivos y decorativos de raigambre egipcia comenzó a hacerse perceptible en el campo de las artes a partir del cada vez mayor conocimiento de la tierra de los faraones que se llevó a cabo en la época contemporánea. Los relatos de viajes realizados a Egipto, las campañas militares como la emprendida por Napoleón y los abundantes descubrimientos arqueológicos sedujeron poco a poco a la opinión pública, haciendo que los ojos de Occidente se volvieran hacia una civilización a la que antes se la había considerado algo poco menos que anecdótico1. Uno de los rasgos de Egipto que más llamarían la atención en el siglo XIX es lo que Saguar Quer denomina “carácter necrolático” de su civilización2. El poderoso culto a la muerte que se dio en las riberas del Nilo no podía dejar de resultar atrayente en una Europa que durante el Romanticismo desarrolló una auténtica pasión por lo macabro, lo 1 Para obtener una visión más global de este tema, profundizando en las maneras en que la herencia del Antiguo Egipto fue recibida por la sociedad del siglo XIX, remitimos a VV. AA., 2001. 2 SAGUAR QUER, 1997: 403. 1482
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sobrenatural, lo fantástico. Este fenómeno no tardó en quedar patente en la arquitectura una vez que se dejó atrás el absoluto predominio ejercido por los presupuestos clásicos, una ruptura con respecto a la tradición grecolatina que durante toda la edad moderna se había considerado casi sacrosanta y que en última instancia permitió la implantación de rasgos propios de las construcciones medievales. El protagonismo siempre lo ostentaron las formas góticas, pero al ensancharse las fronteras de la arquitectura lo exótico también llamó la atención de los románticos, ¿y qué podía haber más exótico y al mismo tiempo más grandioso que ser enterrado bajo una pirámide al estilo de los antiguos faraones? Pronto los cementerios europeos se llenaron de obeliscos, de pirámides, de panteones en los que se empleaban motivos decorativos de inspiración egipcia como cabezas tocadas con el nemes y el ureus de los faraones, esfinges, escarabajos, discos solares, capiteles adornados con flores de loto, jeroglíficos que por lo general no hacían más que repetir textos de obras egipcias auténticas trasladados a las tumbas familiares...3 Una pasión por esta civilización milenaria, en resumidas cuentas, que consiguió actualizar sus elementos iconográficos para poder adaptarlos a las necesidades de la nueva arquitectura funeraria. En el caso del cementerio de Highgate, a pesar de la gran aceptación que tendrían las soluciones neogóticas en la arquitectura de sus panteones, el Antiguo Egipto también dejaría su huella. No en vano se trata de uno de los más importantes complejos funerarios de Inglaterra, y uno de los más peculiares de todo el mundo debido a su fisonomía. Fue construido en 1839 para formar parte de los Magnificent Seven, un conjunto de siete cementerios dispuestos alrededor de Londres cuando los peligros provocados por los enterramientos intra muros desataron una poderosa alarma social4. Consagrado con la advocación a St. James, el inmediato éxito que tuvo entre las clases más elevadas de la sociedad ocasionó que en 1854 tuviera que ampliarse, añadiendo al espacio original un segundo sector situado al otro lado de Swain’s Lane, el camino que recorre la colina en la que se encuentra el cementerio. De esta manera hablamos del sector oeste, el antiguo, y el este, el moderno, a pesar de que apenas los separen quince años. Toda esta obra fue diseñada por el arquitecto Stephen Geary, del que hablaremos más adelante al ocuparnos de ciertas soluciones decididamente inspiradas en Egipto que pueden admirarse en los dos sectores, pese a que el oeste posea sin duda un mayor número de obras interesantes. 3 STEVENS CURL, 2005: 286-304. 4 Los demás cementerios que formaban parte de este mismo proyecto eran el de Kensal Green (construido en 1833), el de Norwood (en 1838), el de Abney Park (en 1840), el de Brompton (en 1840), el de Nunhead (en 1840) y el de Tower Hamlets (en 1841). VV. AA., 2005: 2. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Conviene que tengamos en cuenta asimismo la situación en la que se encuentra en la actualidad el cementerio de Highgate. Resulta indispensable a la hora de poder valorar el aspecto que presentan dichas obras, algunas de las cuales, precisamente las que nos ocupan a nosotros, solamente se han podido restaurar en las últimas décadas debido al absoluto abandono en que se había sumido este complejo en el siglo XX. El éxito que había tenido en la época victoriana acabó dando paso a una indiferencia que en última instancia provocó que se dejaran de realizar enterramientos en ambos sectores. Durante varias décadas el cementerio permaneció cerrado al público, convirtiéndose en foco de vandalismo y siendo absorbido cada vez más por una vegetación descontrolada, hasta el punto de que en la década de 1960 se lo describió como a forest with a jungle inside5. Por fortuna la creación pocos años más tarde de la organización conocida como Friends of Highgate Cemetery (FOHC), a la que pertenece la autora, se apresuró a tomar cartas en el asunto para paralizar en la medida de lo posible la decadencia del complejo. Las intervenciones que se realizaron en las partes más problemáticas, precisamente las más impresionantes desde un punto de vista constructivo, consiguieron devolverles parte de su antiguo esplendor sin tratar en ningún momento de falsear la realidad, escogiendo la conservación antes que la restauración si existía algún peligro de dañar dichas obras. De esta manera, las estructuras de las que nos ocuparemos en el presente estudio han podido llegar a nuestros días sin daños de gravedad, ganando asimismo merecidas distinciones a nivel internacional por el acierto con el que se habían llevado a cabo sus intervenciones. Para analizar la influencia que ejerció el Antiguo Egipto en la arquitectura de tipo funerario de Highgate, con su complejo programa simbólico, sus reconocibles soluciones constructivas y su característico paganismo pasado por el tamiz de la doctrina anglicana del siglo XIX, nos detendremos en una serie de elementos presentes en ambos sectores del cementerio como los obeliscos y las pirámides, además de prestar atención a ciertos recursos arquitectónicos de raigambre egipcia que se emplearon en algunas de las zonas más importantes del complejo. De esta forma, comprobaremos cómo la civilización del Nilo se encontraba más viva que nunca en la Albión de la reina Victoria, y su herencia se convertía en uno de los rasgos de personalidad más propios de este contexto funerario. Comenzando por los obeliscos, conviene partir de la base de que constituían una de las señas de identidad del Antiguo Egipto más reconocibles en la época victoriana. Se trataba de un símbolo que aludía a los rayos solares 5 VV. AA., 2005: 25. 1484
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de Ra y por extensión a su fuerza creadora, regeneradora en el caso de las sepulturas junto a las cuales se disponían por su supuesto poder vivificante. Aunque su origen fuera pagano, el cristianismo asimiló con el paso de los siglos este elemento arquitectónico, en gran medida gracias al traslado de obeliscos a Occidente y su colocación en las principales capitales europeas, a menudo coronándolos con una cruz o con una escultura de la Virgen María o de un apóstol para simbolizar el triunfo del cristianismo sobre otras religiones. En el caso de Inglaterra, la fascinación por los obeliscos, aunque existía desde el siglo XVIII, experimentó un gran auge a partir de la colocación en Embankment en 1878 del que pasaría a ser conocido como Cleopatra’s Needle, la Aguja de Cleopatra, un regalo que Mehemet Ali realizó al Reino Unido a comienzos de la centuria en conmemoración de las victorias militares de Lord Nelson y Sir Ralph Abercromby, pero que hasta dicho año el gobierno inglés no se decidió a trasladar desde Alejandría6. A partir de entonces la colocación de obeliscos en los cementerios se convirtió en una constante, algo que queda patente en el de Highgate. Los que se erigieron en sus dos sectores no solían presentar la habitual decoración con jeroglíficos que se aplicaba en Egipto sobre las cuatro caras de la estructura. Llama especialmente la atención el que adorna la sepultura familiar de los Dickons, construido en piedra roja, y el de la novelista George Eliot, enterrada con el nombre de Mary Ann Cross en 1880 al lado de su pareja George Lewes y su admiradora y amiga Elma Stuart. Su proverbial ateísmo y su particular punto de vista sobre el matrimonio no permitieron que fuera sepultada en el extremo del crucero de la Abadía de Westminster conocido como Poet’s Corner, sino en una zona del sector este de Highgate consagrada a los no creyentes7. El sobrio obelisco que se colocó en su tumba fue construido con granito gris. Igualmente representativas serían las estructuras piramidales. Consideradas desde siempre el símbolo por excelencia de la muerte en Egipto, su influencia se dejó sentir en la arquitectura funeraria de culturas posteriores que recogieron su herencia. Un ejemplo de esto es la conocida sepultura del ciudadano romano Cayo Cestio, situada dentro del Cimitero Acattolico de Roma y consistente en una pirámide de más de treinta metros de alto construida en el siglo I a. de C. con bloques de mármol blanco que ha llegado a nuestros días por haber sido posteriormente incluida dentro del trazado de los Muros Aurelianos8. Tampoco en este caso el cristianismo 6 Sobre este tema recomendamos consultar la reimpresión de una obra de referencia: WALLIS BUDGE, 2003. 7 DOLIN, 2005: 37. 8 HOPE, 2007: 65. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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consiguió que dejara de ser empleada en las sepulturas por considerarla una solución pagana; no tenemos más que recordar algunos importantes monumentos como el que Antonio Canova realizó entre 1797 y 1805 para María Cristina, archiduquesa de Austria, erigido en la iglesia de los Agustinos de Viena9, o el proyecto que se pretendía llevar a cabo de construir para Napoleón una majestuosa pirámide en el parisino Campo de Marte, coronada por una escultura suya y con alegorías de sus victorias militares escalonadas sobre la estructura10. Ciñéndonos al caso concreto de Highgate, uno de los ejemplos más curiosos está situado en el sector oeste, en la zona en la que excavaron las tumbas más antiguas del cementerio. Se trata de una pirámide sobre la que apenas se conocen datos (se la suele fechar en torno a 1840 por coincidir con la apertura del complejo) y que los enterradores de Highgate en el siglo XIX solían denominar the Sugar Loaf, nombre que ha llegado a nuestros días11. Más representativo sería el monumental mausoleo que Julius Beer hizo construir para su familia y para sí mismo en la parte superior del anillo de panteones que se conoce como Lebanon Cercle, en que nos detendremos más adelante, de nuevo en el sector oeste (fig. 1). Se trataba de un inmigrante procedente de Frankfurt que consiguió enriquecerse gracias a los periódicos (fue director de The Observer, y su nuera lo fue de The Sunday Times), a pesar de lo cual la alta sociedad londinense nunca llegó a aceptarle como uno más. Se dice que por este motivo emprendió la construcción del panteón más grandioso del complejo en la zona por la que paseaban las familias burguesas, evitando que pudieran contemplar la ciudad desde lo alto de la colina como solían hacerlo hasta entonces12. En este caso la inspiración no era simplemente egipcia, pues, como salta a la vista, lo que pretendía Beer era emular la mítica tumba del rey Mausolo de Halicarnaso, considerada tradicionalmente una de las maravillas del mundo; pero su remate presenta asimismo una pirámide de grandes dimensiones coronada por una cruz. Se construyó en 1878 con piedra blanca de Portland, haciéndose cargo de su diseño J. Oldrid Scott y de la decoración escultórica de su interior H. H. Armstead, el mismo artista que trabajó en el Albert Memorial; es especialmente notable el relieve de mármol situado sobre el altar en el que un ángel aparece consolando a Ada, la hija prematuramente fallecida de Beer13.
9 JANSON Y ROSENBLUM, 1992: 127. 10 VV. AA., 2003: 32 11 VV. AA., 2005: 10. 12 BEACH, 2011: 48. 13 VV. AA., 2005: 13-14. 1486
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Fig. 1: mausoleo de Julius Beer en el cementerio de Highgate. (fotografía de John Gay disponible en la página web de English Heritage)
Pero lo más interesante de nuestro estudio, y seguramente lo más impresionante de todo este complejo funerario, es la monumental entrada de la Egyptian Avenue, también llamada en época victoriana the Street of the Dead (fig. 2). De nuevo se trata de una de las primeras obras emprendidas en Highgate, pues data de la misma fecha de su inauguración, 1839. El hecho de que la entrada a la parte más elitista del cementerio, por decirlo así, se efectuara a través de una puerta con reminiscencias de los antiguos pilonos de templos tan admirados como Luxor y Karnak, causó un gran impacto en la sociedad victoriana, aunque en muchos otros lugares encontramos soluciones parecidas. Estamos pensando por ejemplo en Norteamérica, que cuenta con exponentes de la misma época tan notables como las puertas del Granary Burying Ground de Boston, diseñadas en 1840 por Isaiah Rogers; las del Mount Auburn Cemetery de Cambridge, diseñadas en 1843 por Jacob Bigelow; y las del Grove Street Cemetery de New Haven, diseñadas en 1845 por Henry Austin14. En Inglaterra también se emprendieron obras parecidas, algunas de las cuales incluso se encontraban en los demás cementerios de la capital, aunque el caso de Highgate siempre seguiría siendo un referente por ser el primero y el más grandioso. El diseño de estas puertas se ha atribuido a Stephen Geary, el arquitecto que planeó todo el complejo funerario. Actualmente se encuentran bastante deterioradas, sobre todo los dos altos obeliscos que se levantaron a ambos 14 VV. AA., 1994: 172-173. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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lados de la entrada como centinelas de esta zona del cementerio. A pesar del evidente calco que se realizó en estas puertas con respecto a monumentos egipcios auténticos, el arquitecto cometió algunos errores que se podían deber más bien a un deseo de añadir un toque fantástico al diseño que a una falta de rigor histórico. Nos referimos por ejemplo a la puerta propiamente dicha, que en este caso posee un perfil levemente apuntado, algo que los egipcios no habrían empleado por su consabida predilección por los sistemas adintelados. A los lados se situaron sendas parejas de columnas de diseño mucho más purista, rematadas por capiteles con forma de flores de loto cerradas. El remate superior de ambos lados sí es adintelado, imitando las molduras con caveto que en el Antiguo Egipto presentaban una decoración vegetal, pero que en este caso se adornaban con cruces intercaladas con estrías verticales distribuidas en grupos de tres, con clara reminiscencia de las metopas y triglifos de los frisos dóricos.
Fig. 2: entrada de la Egyptian Avenue en el cementerio de Highgate (Fotografía de la autora)
La doble moldura que rodea la puerta presenta una decoración esculpida en la que se ha tratado de recrear una labor de cordado, la misma que se repite en la entrada de los panteones que se abren a ambos lados de la Egyptian Avenue, una vez traspasado este umbral (fig. 3). Es un rasgo puramente egipcio que contrasta sobremanera con ciertos elementos presentes en la decoración de estas tumbas familiares, como las antorchas invertidas que adornan las puertas de hierro, un símbolo funerario que en este caso no se remonta a Egipto sino a Roma, o la inclusión de pequeños escudos de armas sobre los dinteles o de inscripciones relativas a las familias. Llama especialmente la atención el hecho de que esta avenida se encuentre abierta al cielo, sin más techumbre que la de las plantas y lianas que le sirven como dosel. Esta solución obedece a la decisión tomada en 1991 por la FOHC de intervenir en la avenida únicamente para conservar lo existente en vez 1488
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de emprender una restauración completa que podría falsear la construcción original.
Fig. 3: entrada de un panteón en la Egyptian Avenue del cementerio de Highgate (Fotografía de la autora)
La Egyptian Avenue desemboca en el corazón del sector oeste del cementerio, el anillo de panteones conocido como Lebanon Circle. Situado en lo alto de la colina sobre cuya falda se construyó este complejo, posee una curiosa estructura circular organizada alrededor de un enorme cedro de casi tres siglos de antigüedad. Dicho anillo permitía la apertura de una veintena de sepulturas familiares tanto en su parte interna como en la externa, siendo construidas primero las de la interna, de las que nos ocuparemos por su diseño de inspiración egipcia, y más adelante, a partir de 1870, las de la externa. Estas últimas carecen de la uniformidad de las primeras dado que en la parte norte del anillo nos encontramos con panteones cuyas entradas poseen frontones clásicos, mientras que los situados al sur se construyeron en estilo neogótico, siendo especialmente notables las sepulturas de Carl Rosa y James Anderson Kelman. Nos encontraríamos, por lo tanto, con una estructura única en los cementerios europeos del siglo XIX, no solamente por su peculiar trazado sino por el hecho de que en este lugar se concentraran nada menos que tres estilos arquitectónicos al mismo tiempo. Sobre las sepulturas inspiradas en las formas constructivas egipcias podríamos decir lo mismo que de las que se abrían en la Egyptian Avenue, pues sus rasgos son similares aunque en este caso, al tratarse de unas tumbas situadas en un espacio más abierto, sus puertas se desarrollaron más, adoptando de nuevo unos cavetos característicos del Antiguo Egipto muy similares a los que podían admirarse en la entrada de la avenida (fig. 4). La restauración de esta parte del complejo se llevó a cabo entre 1992 y 1997, cosechando tanto éxito que pasó a estar incluido en el English Heritage Register of Parks and Gardens Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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of Special Historic Interest in England, dentro de la categoría Grade I, además de recibir en 1998 el premio Europa Nostra “for the inspiring conservation by a voluntary organisation, of an important part of a famous historic cemetery, using the best principles of minimum intervention”15.
Fig. 4: panteones en el Lebanon Circle del cementerio de Highgate (Fotografía de la autora)
Una vez dejado atrás el Lebanon Circle, después de subir un tramo de escaleras situado al norte del anillo de panteones, el visitante se encuentra con una nueva tumba familiar de grandes dimensiones en la que merece la pena que nos detengamos por ser de nuevo una obra de inspiración egipcia, aunque con elementos ornamentales propios de otros estilos arquitectónicos. Se trata del mausoleo de los Hartley, una construcción de granito gris diseñada en 1860 por el arquitecto Patrick MacDowell adoptando un esquema trapezoidal con muros en pendiente que remite a la disposición de los pilonos de los templos egipcios. De nuevo podemos percibir una labor de cordado decorando las aristas, así como un caveto rematando la construcción y un elemento claramente egipcio que hasta este momento no habíamos encontrado en el cementerio: un disco solar flanqueado por un par de alas y dos serpientes, colocado sobre cada una de las puertas del mausoleo (fig. 5). Como solía ocurrir, los elementos egipcios creaban un interesante contraste con otros procedentes de distintas culturas, como la urna clásica que corona el mausoleo y el escudo de armas de los Hartley y la cartela situados en su parte frontal16.
15 VV. AA., 2005: 6. 16 BARKER Y GAY, 1984: 26-27. 1490
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Fig. 5: mausoleo de los Hartley en el cementerio de Highgate (fotografía de la autora)
Las conclusiones a las que llegamos después de realizar este recorrido por ambos sectores del cementerio de Highgate son muy claras, y coinciden con la fascinación que sabemos que existía en la época victoriana por el Antiguo Egipto. Lejos de limitarse a un simple interés teórico, propio de los eruditos y los investigadores que en el siglo XIX luchaban por arrancar a la arena del desierto los secretos de los antiguos faraones, esta pasión se puso de manifiesto de una manera mucho más práctica. La arquitectura de la época recibió las influencias procedentes de las riberas del Nilo como una corriente de aire fresco cargada de exotismo, y las construcciones funerarias no tardaron en dejarse contagiar por este mismo entusiasmo. Aunque, como hemos dicho, el protagonismo solía ostentarlo casi siempre la Edad Media en el caso de los cementerios ingleses, Egipto se erigió poco a poco como un desafío a lo establecido, ganando aún más adeptos cuando el Art Nouveau demostró que su estética podía convertirse en un auténtico referente no sólo en cuanto a la arquitectura sino también en cuanto a las demás artes. De esta forma, los cementerios como Highgate dejarían de ser un simple lugar de enterramiento para reflejar los cambios producidos en la manera de entender el arte, y en el caso que nos atañe, también la muerte, con sus complejos programas iconográficos que encontraban en la civilización egipcia la mejor plasmación de sus creencias sobre la vida en el Más Allá.
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La actitud política de la población reflejada en el espacio urbano. El caso de la ciudad de Séforis en la Palestina romana The Political Attitude of Population Reflected on the Urban Space. The Case of the City of Sepphoris in Roman Palestine Begoña Echabe Pérez Universidad de Deusto [email protected] Resumen: El Imperio romano difundió un modelo urbanístico muy característico, que las comunidades que se encontraban bajo su dominio fueron adaptando con el tiempo. La presencia de estos elementos en urbes localizadas fuera del territorio itálico pudo significar, no solo un gusto por la estética romana o unas instituciones constituidas por romanos, sino la actitud pro-romana de la población. Esto se puede ver en Séforis, una ciudad judía en Galilea. El estudio conjunto de fuentes arqueológicas y literarias presenta una ciudad con elementos característicamente romanos y una población mayoritariamente judía. Desde la primera guerra judía (66-70 d.C.), los seforitas optaron por ser fieles a Roma. En las décadas siguientes, la ciudad experimentó un notable desarrollo arquitectónico, que culminó hacia finales del siglo II. Por estas fechas, recibió la municipalidad y se estableció un pacto entre el consejo de la ciudad y el senado romano. Es decir, el espacio urbano refleja la actitud política de los seforitas. La ciudad se convirtió en un enclave aliado de Roma en Galilea, sin renunciar a su identidad judía. Su esplendor urbanístico coincidió con su consolidación como el más importante centro rabínico de su época. Palabras clave: ciudad, política, Roma, Galilea, Séforis. Abstract: The Roman Empire spread a very characteristic urban model, which was adapted throughout the centuries by its subjugated peoples. The presence of these elements in cities outside the Italian Peninsula could mean not only imply taste for Roman aesthetic or political institutions constituted by Romans, but the pro-Roman attitude of the population. This can be seen in Sepphoris, a Jewish city in Galilee. The joint study of literary and archaeological sources shows a city with characteristically Roman elements and a mainly Jewish population. Since the First Jewish-Roman War (66-70 A.D.), Sepphorites chose to be loyal to Rome. In the following decades, the city underwent a remarkable architectural development, reaching its height near the end of the second century. Around this time, it received the municipality and there was a treat between the city council and the Roman senate. That is, the urban space reflects the Sepphorite political attitude. The city turned into an ally settlement of Rome in Galilee, without giving up its Jewish identity. Its urban splendour coincided with its consolidation as the most important rabbinical centre at that time.
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Begoña Echábe Pérez
Keywords: City, Politics, Rome, Galilee, Sepphoris.
1. Introducción El estudio de sociedades antiguas requiere múltiples enfoques y acercamientos y precisa del análisis de todas las fuentes disponibles al alcance, si se pretende tener una visión completa de dichas sociedades. Cuando se investiga la actitud política de una población se recurre, principalmente, a las fuentes literarias. Estos documentos suelen narrar guerras, acuerdos, rebeliones, que facilitan el conocimiento de las tendencias políticas de pueblos y gobernantes. Sin embargo, siempre que sea posible, es preciso contrastar esos datos con la información proporcionada por los restos arqueológicos. Combinando ambos tipos de fuentes se puede lograr una mejor percepción de las actitudes políticas de una sociedad. El recurso a la arqueología puede resultar significativo, al confirmar o refutar, completar y enriquecer los datos literarios. Es posible, incluso, que muestre una realidad más compleja que la presentada por los textos. Un ámbito especialmente sugerente para tratar estas cuestiones es el espacio urbano. En él, la tipología y distribución de los edificios son consecuencia de circunstancias, no solo sociales, sino también políticas. En todo espacio urbanizado, y a lo largo de la historia, desde la Antigüedad hasta nuestros días, se puede realizar esta lectura. Es interesante considerar el caso de las ciudades en el Imperio romano. Se sabe que dichos centros compartieron una serie de características urbanísticas, que, al verlas dispuestas conjuntamente, se identifican con ciudades romanas. Pero, ¿cuánto de romanas eran esas urbes? ¿Qué grado de romanización tenían sus habitantes? ¿Eran fieles a Roma? ¿Cuántos eran verdaderamente romanos? ¿Lo eran sus gobernantes? Las respuestas a estas preguntas hay que buscarlas analizando específicamente cada ciudad. 2. Séforis, una ciudad judía romanizada El caso práctico que aquí presentamos es el de Séforis, una ciudad situada en el centro de la Galilea (actual Israel), en la Palestina romana. Fue la capital de esa región durante casi toda la época romana1. Como otros centros indígenas, fue aprovechada por los romanos para controlar con mayor facilidad los territorios conquistados. Aunque Séforis existió desde la Edad 1 En la organización realizada por los romanos en 57 a.C. Séforis fue la sede del distrito de Galilea (JOSEFO, La Guerra de los Judíos (BJ) 169-170; Antigüedades Judías (AJ) XIV, 90-91). La ciudad fue capital de Galilea hasta que se fundó Tiberíades, hacia 18/20 d.C., pero retomó la capitalidad de la región en época de Nerón hacia el 54-60 d.C. (JOSEFO, Autobiografía (V) 37-38). A comienzos de la época bizantina, el territorio fue reestructurado: Galilea pasó a formar parte de la provincia de Palaestina Secunda, cuya capital fue Escitópolis-Bet Shean. 1496
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La actitud política de la población reflejada en el espacio urbano. El caso de la ciudad de Séforis en la Palestina romana
del Hierro (siglos VII-VI a.C.)2, su desarrollo como centro urbano sucedió en época romana. Su esplendor urbanístico, característicamente romano, tuvo lugar en los siglos II y III d.C., momento en el que se convirtió en un importante centro rabínico. A primera vista, las fuentes arqueológicas nos muestran una ciudad romana, si bien las fuentes literarias nos indican que era judía. Si se consigue conjugar ambos tipos de fuentes, se podrá conocer no solo el grado de romanización de los seforitas, sino su tendencia política, su actitud frente a Roma; si fueron fieles a los romanos o si se limitaron a adoptar algunos elementos urbanísticos. Para averiguar esta actitud política, se analizará, en primer lugar, la tipología y distribución de los elementos arquitectónicos del espacio urbano, así como otros hallazgos arqueológicos que puedan proporcionar datos útiles al respecto3. En segundo lugar, se estudiarán aquellos fragmentos literarios de los que se pueden extraer datos relacionados con el tema de estudio. Entre las fuentes a tratar se encuentran las obras de Flavio Josefo, la literatura rabínica (especialmente, la tosefta y el talmud de Palestina) y algunos padres de la Iglesia (Eusebio de Cesarea, Epifanio y Jerónimo). Por último, se combinarán todos los datos para ver la actitud política de los seforitas. 3. Los edificios “hablan” El yacimiento de Séforis se extiende unas 10 ha y se divide en dos espacios: la zona alta, una colina que se alza 115 m sobre los valles de alrededor, y la zona baja, al sur-sudeste, a los pies de la colina4. Las estructuras que se conservan son, principalmente, los cimientos de los edificios, salvo algunas pocas superestructuras, que no suelen superar las tres hileras de piedra. En cuanto al marco cronológico, en este estudio se considera la época romana (63 a.C.-352/363 d.C.)5.
2 En 1948 el lugar fue destruido, con motivo de la guerra de independencia israelí. 3 La información se encuentra publicada de manera muy dispersa e incompleta. Los informes arqueológicos preliminares se encuentran, mayoritariamente, en IEJ (Israel Exploration Journal) y HA-ESI (Hadashot Arkheologiyot-Excavations and Surveys in Israel). También hay dos publicaciones con informes definitivos: WATERMAN, 1937 y STRANGE et al. 2006. 4 En las afueras de la ciudad se han encontrado tumbas y restos de un sistema hidráulico. 5 Quedan fuera de este trabajo la torre y el almacén, situados en lo alto de la colina; y en la zona baja, la Casa del Festival del Nilo, la sinagoga y las dos iglesias. En cuanto a las fechas limitadoras: en el 63 a.C. el poder romano llegó a Palestina con el general Pompeyo y en 352/363 d.C. la ciudad fue destruida, por el fuerte terremoto de 363 o como consecuencia del castigo infligido por los romanos ante la rebelión seforita de 351/352. A partir de ese momento, la ciudad perdió el uso de algunos de sus edificios públicos y el carácter judío de la población fue disminuyendo. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Son varias las características romanas que presenta el urbanismo de Séforis. Destaca el entramado reticular de calles de la zona baja, con el cardo y decumanus, de 14 m de anchura cada uno. Ambas calles están pavimentadas con caliza dura y tienen aceras a ambos lados. Restos de columnas indican que las aceras, con mosaicos, estaban porticadas. En las insulae o manzanas circundantes al cruce de ambos se hallan varios edificios públicos: al noroeste (insula X), una basílica civil (40 x 60 m); a ambos lados del cardo (insulae VI y I), dos baños romanos; y, al norte del baño de la insula I, un templo pagano (c. 24 x 12 m). Destacan otros restos aún por determinar con mayor precisión, pero que también tuvieron un carácter público: una estructura con piscinas, en la insula VI, y un edificio monumental y un mercado en la insula IX. Tampoco faltan las tabernae: al norte del templo y al norte del baño, en la insula I, y en tres de los muros de la mansión de Orfeo6. El decumanus termina en la ladera oriental de la colina, en una estructura que ha sido identificada como un archivo, por los nichos con ranuras hallados en las paredes. En la ladera norte de la zona alta se encuentra el teatro, para unas 4500 personas. Muy cerca de él, en lo alto de la colina se han descubierto otras estructuras que, quizá, fueran edificios públicos, como los restos localizados entre la mansión de Dionisio y la torre; los muros adosados a la torre, con fragmentos de estuco pintados; o un edificio con piscinas, que pudo ser un pequeño baño público o un ninfeo, a juzgar por los restos de enlucido pintado, molduras y bajorrelieves de yeso y placas de mármol. Respecto a las viviendas, las campañas arqueológicas han descubierto varias. En la mitad occidental de la colina se encuentra un barrio residencial, caracterizado por una población judía y por una ocupación continua desde el período medio-helenístico. Destacan dos viviendas típicas palestinas, pertenecientes a familias acomodadas. Sin embargo, al norte de este barrio y en lo alto de la colina hay sendas domus. Una de ellas es conocida como Mansión de Dionisio, por el magnífico mosaico del triclinium7. En la zona baja han aparecido, al menos, otras tres domus: en las insulae II, VI y XIII. La de la insula XIII es llamada Mansión de Orfeo, por ser este personaje el tema central del triclinio. Las otras dos domus lujosas contaban con peristilo. Como se ha visto, la mayor parte de las estructuras presentan la imagen de una ciudad romana. No obstante, es preciso revisar otros hallazgos que ayuden a completar la visión. La cerámica, en general, es de facturación y 6 Ver el póster que acompaña a este artículo, al final del mismo. 7 Sobre este edificio y sus mosaicos, TALGAM, WEISS, 2004. 1498
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tipología regionales, si bien se han encontrado algunas piezas de importación, como, por ejemplo, terra sigillata. Cabe destacar igualmente la fabricación de lámparas de disco, con todo tipo de motivos artísticos, incluidos paganos. También de carácter pagano son unas figurillas de bronce halladas en la zona alta. Una de ellas representa a Prometeo y otra, a Pan o a un sátiro. No hay que olvidar las monedas emitidas en Séforis entre los años 68 y 222 d.C. Las monedas acuñadas en 68 d.C. bajo Vespasiano denominan a la ciudad Eirenópolis (ciudad de la paz) y Neronias. A partir de Trajano el anverso presenta el busto de los emperadores. Desde el gobierno de Antonino Pío (138-161 d.C.), el nombre de Séforis es sustituido por el de Diocesarea en los ejemplares numismáticos, asignándole los adjetivos de “santa, asilo y autónoma”8, y en el reverso muestran iconografía pagana, como templos y dioses (Zeus, Palas Atenea, Hera, Helios y Tique). Con Caracalla (211-217 d.C.) y Heliogábalo (218-222 d.C.) la inscripción del reverso hace referencia a un tratado de amistad y alianza entre el consejo de la ciudad y el senado romano9. Otros hallazgos se relacionan directamente con una población de carácter judío; así, las numerosas piscinas con peldaños, halladas particularmente en la zona alta. Según algunos autores, fueron mikva’ot (baños rituales judíos). Se basan en que dichas piscinas estaban asociadas a vasijas de piedra (relacionadas con rituales de purificación), a la casi ausencia de huesos de cerdo (alimento prohibido para los judíos) y a las palas de incienso, hechas de cerámica, cuya funcionalidad es discutida por los especialistas, pudiendo haber sido utilizadas en el ámbito doméstico y en el culto. Por último, la mayoría de estas piscinas estuvieron en uso hasta el período bizantino, momento en el que el carácter étnico de Séforis varió, al propagarse el cristianismo10. 4. Las fuentes literarias insisten en el carácter judío La primera referencia a Séforis en época romana aparece en Flavio Josefo, dentro del contexto de la organización del territorio judío en 57 a.C. por parte del gobernador de Siria Aulo Gabinio11. La ciudad se convirtió en sede de uno de los cinco consejos, el de Galilea. No obstante, se puede decir que su carácter judío, más bien pro-asmoneo, persistió, según se deduce del 8 NAGY, MEYERS, MEYERS, WEISS (eds.), 1996: 197, n.o 49. 9 ΔIOKAICAΡIAC IEΡAC ACΥΛOΥ AΥTONOMOΥ ΠICTHC ΦIΛIA CΥMMAΧIA IEΡAC BOΥΛHC CΥΓKΛHTOΥ KAI ΔHMOΥ ΡΩMAIΩN. Sobre esta inscripción, vid. NAGY, MEYERS, MEYERS, WEISS, 1996: 198. 10 GALOR, 2007. 11 JOSEFO, BJ I, 169-170. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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hecho de que cuando en 39 a.C. Herodes fue nombrado por los romanos rey de los judíos se dirigió a Séforis para expulsar una guarnición del asmoneo Antígono y tomó la ciudad sin problemas. Pero en 4 a.C., al fallecer Herodes, los habitantes de Séforis se sublevaron y fueron reprimidos duramente por el ejército romano comandado por Cayo12. Parece que la aparente indefinición política de los seforitas, aceptando a unos u otros sin presentar oposición, terminó en 4 a.C. Sin embargo, la opción por el bando judío no fue definitiva. El año 66 d.C. representa una fecha clave. Ese año, al comienzo de la primera guerra judía contra los romanos (66-70 d.C.), Séforis recibió con aclamaciones al comandante de la Legión XII, Cesenio Galo. Este dejó en la ciudad una guarnición, que fue bien acogida por sus habitantes13. Las muestras de fidelidad a los romanos se volvieron a producir cuando los seforitas salieron al encuentro de Vespasiano, le prometieron ser sus aliados en la guerra contra sus compatriotas y le pidieron más refuerzos militares. Josefo insiste en diferentes pasajes en la actitud pro-romana de los seforitas, elegida voluntariamente14. Esta sumisión había proporcionado a Séforis la capitalidad de Galilea y en ella se habían establecido la banca real y los archivos15. Los galileos, debido a esta fidelidad, odiaban a los seforitas y querían resarcirse de lo que consideraban una traición, mediante el saqueo de la ciudad y el exterminio de sus habitantes. Llegaron a saquear la ciudad, a pesar de que Josefo les recordó que eran de la misma raza (ὁμοφύλοι)16. La fidelidad a Roma fue tal durante la primera guerra judía, que la ciudad no permitió a sus ciudadanos que militaran en las filas de los judíos; los seforitas ni siquiera mandaron ayuda para socorrer el Templo cuando Jerusalén fue sitiada en el año 70 d.C.17 Los seforitas veían con admiración las sentencias (ταῖς γνώμαις) de los romanos18. Los datos presentados por las fuentes rabínicas también apuntan a que la población de Séforis era mayoritariamente judía. Diversos pasajes muestran a los seforitas preocupados por observar, a veces muy estrictamente, las prácticas judías19. 12 JOSEFO, BJ II, 56.68; AJ XVII, 289. 13 JOSEFO, BJ II, 511; III, 31; V 347, 394. 14 JOSEFO, V 103, 124, 232, 346. La promesa de fidelidad, JOSEFO, BJ III, 30-33; III, 59; V 411. 15 JOSEFO, V 38. 16 JOSEFO, V 30, 39, 374-377, 384. 17 JOSEFO, V 346; 348. 18 JOSEFO, V 232. 19 Sobre injertos, tosefta (T.) Kil‘ayim 1,4; respecto a asuntos relacionados con gentiles, talmud de Palestina (P.) Shebi‘it 7,2 (37b) y P. ‘Abodah Zarah 2,4 (41b); en cuanto a los días intermedios, P. Pesaḥ im 4,1 (30d), y las prohibiciones del nueve de Ab, P. Ta‘anit 4,6 (69b). 1500
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A partir del siglo II, la ciudad se convirtió en un importante centro rabínico. Allí se dieron cita numerosos rabinos: algunos, nacidos en Séforis, como Rabí Yosé ben Jalafta, uno de los más sobresalientes de Palestina20, o R. Yojanán bar Napaja, que estableció una importantísima academia en Tiberíades21. Otros procedían de diferentes partes de Palestina, como R. Elazar ben Azaryah o R. Jalafta. Incluso se sabe que en el siglo III hubo judíos babilonios y capadocios que se establecieron en Séforis22. La vida intelectual judía fue tan rica que, a finales del siglo II, el patriarca R. Judá ha-Nasi vivió en Séforis los últimos diecisiete años de su vida, trasladándose con él el sanedrín23. Las enseñanzas, decisiones y discusiones entre rabinos, autoridades de la ciudad y judíos observantes estrictos aparecen con frecuencia en las fuentes24, así como sinagogas, academias y casas de estudio, en las que los rabinos llevaban a cabo sus enseñanzas25. Las fuentes cristianas reflejan el carácter judío de los seforitas. Epifanio comenta que un converso judío obtuvo permiso imperial hacia el año 330 para construir iglesias en localidades judías en las que no había “griegos, samaritanos o cristianos” entre su población que pudieran levantarlas, siendo Séforis una de ellas26. Jerónimo, por su parte, relata el levantamiento de los judíos en 351/352 ocurrido en varias poblaciones, entre ellas Séforis, y cómo fue sofocado por Constancio Galo: mató indiscriminadamente a la población y las ciudades fueron incendiadas27. La ausencia de gentiles no fue absoluta. Algunas cuestiones planteadas a los rabinos, así como ciertas prácticas religiosas efectuadas por los seforitas, consideradas dudosas o polémicas en la observancia del judaísmo, indican que la existencia de gentiles en la ciudad suponía un reto de adaptación de los seforitas a la cultura pagana, introducida por la presencia romana28. No es de extrañar que en el siglo III R. Janina bar Jama acusara a los seforitas de ser gente de corazón duro por no observar la Torá29. 20 Posiblemente este Yosé es el rabino que aparece como persona de autoridad en la Misnah, recopilación escrita de la ley oral judía. La tradición sitúa la redacción de esta obra hacia 200 d.C., en Séforis. 21 P. Shebi‘it 9,1 (38c-d). 22 P. Shabbat 6,2 (8a); P. Shebi‘it 9,5 (39a). 23 P. Kil‘ayim 9,4 (32a). 24 T. Makkot 1,3; T. Ta‘anit 1,13; P. Berakot 5,1 (9a); P. ‘Erubin 8,8 (25b); P. Shabbat 4,2 (7a), etc. 25 P. Berakot 3,1 (6a); P. Pe‘ah 7,4 (20b); P. Kil‘ayim 9,4 (32a-b); P. Shabbat 12,3 (13c). 26 EPIFANIO, Panarion seu adversus LXXX haereses 30, 11,9-10. 27 JERÓNIMO, Chronicon Olym. CCLXXXII, 514. 28 T. Shebi‘it 4,13; T. Makshirin 3,5-6; P. Shebi‘it 6,4 (37a); P. ‘Abodah Zarah 2,4 (41b). 29 P. Ta‘anit 3,4 (66c). Otro ejemplo de la relajación de las prácticas religiosas, P. Berakot 8,6 (12b). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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La influencia romana se percibe en las fuentes literarias, no solo en el uso de la denominación de Diocesarea en lugar de Séforis, como es en el caso de los autores cristianos30, sino en las instituciones mencionadas en los textos rabínicos, que fueron introduciéndose en la vida de los judíos. Algunas de estas instituciones, como, por ejemplo, el castra, comandado por un prefecto (ἔπαρχος), o la magistratura ejercida por el ἄρχων, estuvieron en manos de gentiles que conocían y respetaban las costumbres judías31. En cambio, el consejo de la ciudad (βουλή) estuvo constituido, si no completamente, al menos parcialmente, por judíos32. Los miembros del consejo formaban uno de los dos grupos de poder; el otro era el de los terratenientes (pagani). Ambos grupos disputaban por ser los primeros en la audiencia de la mañana, es decir, la salutatio, lo que indica la existencia de relaciones de patronazgo entre los judíos. 5. Los seforitas, judíos pro-romanos Los datos muestran con claridad la actitud política de los seforitas en época romana. Los romanos, desde que llegaron a Palestina en 63 a.C., consideraron Séforis un enclave estratégico desde el que ejercer el control sobre la región33, sin tener necesidad de fundar ciudad alguna. La existencia de Séforis favoreció la implantación de la política romana en Galilea. Primero, en 57 a.C., Séforis fue capital de Galilea. Después parece que jugó un papel importante en la región en época de Herodes, rey-cliente de Roma. El asalto al palacio real en 4 a.C. indica una relación directa de la ciudad con Herodes. En el año 66 d.C., Roma consiguió definitivamente la fidelidad de los seforitas, aprovechando y forzando las circunstancias. Los judíos comenzaban a sublevarse al poder romano. Los efectivos militares romanos enviados para apaciguar el territorio entraron por Galilea. Allí los romanos comenzaron por asegurarse una posición clave: la ciudad judía de Séforis, la principal de la región. Para ello, tomaron como rehenes algunos de sus ciudadanos34. No es de extrañar que los seforitas optaran por el bando romano, no solo por la seguridad de los conciudadanos retenidos, sino por su propia seguridad: las tropas romanas eran muy numerosas y se había establecido una guarnición en Séforis. Someterse a los romanos y prometerles fidelidad, como así lo hicieron, les proporcionó una serie de ventajas, como la supremacía en la región, el establecimiento de la banca y los archivos y, posteriormente, la emisión de moneda. 30 EUSEBIO DE CESAREA, Onomastikon, passim. 31 T. Shabbat 13,9; P. Berakot 5,1 (9a). 32 P. Pe‘ah 1,1 (16a). 33 JOSEFO, BJ III, 34. 34 JOSEFO, V 31. 1502
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El apoyo incondicional a Roma en 66 d.C. no fue inmediato, según se desprende de los relatos de Josefo, pero parece que los seforitas vieron que el futuro estaba del lado romano. El vínculo entre Séforis y el poder romano se fue estrechando con el tiempo y resultó muy beneficioso para la ciudad. Los seforitas vieron cómo su ciudad prosperaba urbanísticamente con elementos como el entramado reticular de calles; las aceras de las vías principales, pavimentadas con mosaicos y porticadas; la construcción de baños y un teatro; la basílica para las actividades gubernamentales y transacciones económicas, etc. Séforis se convirtió en el centro político y administrativo de Galilea. En ella se asentaron los grupos de poder de la región. Esta prosperidad se vio enriquecida por el desarrollo del movimiento rabínico en la ciudad; rabinos procedentes de diferentes partes de Palestina y de Babilonia se sintieron atraídos por su intensa vida rabínica. En ella decidieron asuntos de la ley judía y discutieron cómo practicar correctamente el judaísmo en el contacto diario con los gentiles y su cultura. Algunos judíos reaccionaron con una observancia más estricta de lo habitual, pero la mayoría de los seforitas llevaron una práctica más relajada. Los grupos de poder, especialmente, adoptaron diversos elementos greco-romanos, como la denominación y la forma de relacionarse entre sí. Además, destacan la tipología y ornamentación de los edificios públicos y privados, con inscripciones griegas e iconografía pagana en sus mosaicos. El auge de Séforis coincidió con el proceso de municipalización que se estaba produciendo en el resto del Imperio. La ciudad recibió el estatus de πόλις y fue renombrada Diocesarea. Al mismo tiempo, se realizó un pacto entre las autoridades seforitas y el senado romano, y el gobierno de la ciudad tuvo un carácter mixto. Sin embargo, a partir de Constantino (313-337), los privilegios y libertades de los judíos en el Imperio fueron mermando, mientras se promocionaba el cristianismo. Los seforitas reaccionaron sublevándose en 351/352 al poder romano, que los castigó duramente. Poco después, en 363, la ciudad sufrió un fuerte terremoto. La reconstrucción de Séforis supuso un cambio no solo en lo urbanístico (en lo alto de la colina se levantó una torre, el teatro dejó de usarse, el archivo se colapsó, la basílica se redujo, algunas domus se resintieron fuertemente), sino también en el carácter poblacional, que evolucionó hacia una mayoría cristiana, a juzgar por la construcción de dos iglesias a finales del siglo V o comienzos del VI, a ambos lados del cardo.
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6. Conclusiones La población de Séforis en época romana fue mayoritariamente judía, según lo exponen las fuentes literarias y diversos hallazgos arqueológicos, pero por diferentes circunstancias se mostró partidaria de Roma, al principio, tímidamente y, en ocasiones, intermitentemente. Sin embargo, desde el año 66 d.C. su tendencia pro-romana se fue definiendo cada vez con mayor nitidez. En los siglos II y III este hecho se manifiesta plenamente en el espacio urbano con los edificios públicos más característicamente romanos, distribuidos en torno al cardo y el decumanus. Las casas más lujosas, de tipo domus, se encontraban cercanas a estas estructuras gubernamentales y económicas (archivo, basílica, tabernae), religiosas (templo) y de ocio (baños y teatro). Por tanto, en el espacio urbano se refleja más la actitud política de los seforitas, favorable al Imperio romano, que el carácter poblacional. Es decir, la lectura conjunta de los datos literarios y arqueológicos presenta un fuerte componente poblacional judío que supo adaptarse a la influencia cultural romana. Los seforitas consiguieron tomar aquellos elementos ajenos a su cultura que no minaban su identidad judía. Bibliografía GALOR, Katharina, “The Stepped Water Installations of the Sepphoris Acropolis”, en EDWARDS, Douglas R. y McCOLLOUGH, C. Thomas, The Archaeology of Difference. Gender, Ethnicity, Class and the “Other” in Antiquity. Studies in Honor of Eric M. Meyers, Boston (Mass.), American Schools of Oriental Research, 2007; 201-213. GRANTHAM, Bill J., A Zooarchaeological Model for the Study of Ethnic Complexity at Sepphoris (Galilee, Roman-Byzantine), Ann Arbor (Mich.), University Microfilms International, 2000. MEYERS, Eric M.; NETZER, Ehud y MEYERS, Carol L., Sepphoris, Winona Lake (Ind.), Eisenbrauns, 1992. MILLER, Stuart, Sages and Commoners in Late Antique ’Ereẓ Israel: a Philological Inquiry into Local Traditions in Talmud Yerushalmi, Tübingen, Mohr Siebeck, 2006. NAGY, Rebecca Martin; MEYERS, Carol L.; MEYERS, Eric M. y WEISS, Zeev (eds.), Sepphoris in Galilee: Crosscurrents of Culture, Raleigh (N.C.), North Carolina Museum of Art, 1996. NETZER, Ehud y WEISS, Zeev, Zippori, Jerusalem, Israel Exploration Society, 1994. 1504
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La actitud política de la población reflejada en el espacio urbano. El caso de la ciudad de Séforis en la Palestina romana
Strange, James F.; Longstaff, Thomas R.W. y Groh, Dennis E., Excavations at Sepphoris. Volume One: University of South Florida Probes in the Citadel and Villa, Leiden-Boston, Brill, 2006. TALGAM, Rina y WEISS, Zeev, The Mosaics of the House of Dionysos at Sepphoris. Excavated by E.M. Meyers, E. Netzer and C.L. Meyers, Jerusalem, Institute of Archaeology, The Hebrew University of Jerusalem, 2004. Waterman, Leroy, Preliminary report of the University of Michigan: excavations at Sepphoris, Palestine, in 1931, Ann Arbor (Mich.), University of Michigan Press, 1937. Fuentes EPIFANIO: The Panarion of Epiphanius of Salamis, Book I (Sects 1-46), trad. F. Williams, Leiden-Boston, Brill, 20092 rev. and exp.. EUSEBIO DE CESAREA: Toponimia bíblica. El Onomastikon de Eusebio de Cesarea y la versión latina de Jerónimo: estudio, traducción y notas, tr. R. Jiménez Zamudio, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid, 2008. JERÓNIMO: A Translation of Jerome’s Chronicon with Historical Commentary, trad. M.D. Donalson, Lewiston-Queenston-Lampeter, Mellen University Press, 1996. JOSEFO, Flavio: Josephus, trad. R. Marcus, A. Wikgren, L.H. Feldman y H.S.J. Thackeray, Loeb Classical Library, London-Cambridge (Mass.), William Heinemann-Harvard University Press, 1966–1997, vols. I-III; VIIIX, ed. bilin. griego clásico-inglés. Talmud de Palestina: The Talmud of the Land of Israel, ed. J. Neusner, Chicago, The University of Chicago Press, 1982–1994, 35 vols. Tosefta: The Tosefta. Translated from the Hebrew With a New Introduction, tr. J. Neusner, Peabody (Mass.), Hendrickson Publishers, 2002, 2 vols.
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LAS FACHADAS DE LA MEMORIA: ESCUDOS Y BLASONES EN LA VILLA DE TURÉGANO The Facade of Memory: Shields and Crests in Turégano
David Espinar Gil Universidad Complutense de Madrid [email protected] Resumen: La heráldica se presenta de muy diversas formas y estilos. En la villa segoviana de Turégano se han conservado en piedra varios escudos que atestiguan un pasado y guardan un especial significado para la historia local. Con este póster se presenta el significado heráldico e histórico de cada ejemplar de cara a una nueva aportación a la historia local. Palabras clave: Turégano, señorío episcopal, escudo, armas. Abstract: The heraldry appears in many shapes and styles. In Turégano (Segovia) there have remained several shields in stone that testify a past and contain a meaning in understanding the local history. This poster presents the heraldic and historical meaning of every one towards a new contribution to the local history. Keywords: Turégano, Episcopal Dominion, Shield, Weapons.
1. Introducción Desde tiempos muy antiguos, la humanidad se ha preocupado por su representación personal mediante algún tipo de sistema de identificación. Los escudos y heraldos forman parte de este conjunto de recursos que han caracterizado a estirpes y linajes enteros, desde los más modestos y humildes hasta aquellos más poderosos. Martín de Riquer ha denominado como señales a todo el conjunto de formas, motivos y coloraciones que se han plasmado en los escudos1. Gracias a la ostentación del blasón las familias pudieron reflejar los rasgos que definen el concepto de linaje como, por ejemplo, el patrimonio familiar, el prestigio, la honra o incluso la deshonra2 1 RIQUER Y MORERA, 1986: 15. 2 MENÉNDEZ PIDAL DE NAVASCUÉS, 2006:12. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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La heráldica se ha conservado en gran número de soportes debido, principalmente, a la voluntad y necesidad de justificar una determinada posición social. Este póster se centra exclusivamente en el estudio de los escudos conservados en las fachadas de los edificios de la localidad segoviana de Turégano. Bajo esta predisposición y pese a abarcar un ámbito exclusivamente local, este trabajo pretende dar a luz nuevos enfoques de investigación y contribuir de modo fructífero al conocimiento de la historia la villa de Turégano. 2. Turégano
como cabeza del señorío episcopal: los escudos
eclesiásticos
La historia de Turégano está marcada por la evolución de la diócesis segoviana, pues la situación y características socioeconómicas de la villa tuvieron un alto valor para los obispos segovianos, convirtiéndose así en su centro señorial. Durante más de siete siglos, Turégano albergó en numerosas ocasiones la residencia de los prelados segovianos. En la época bajomedieval, el lugar de residencia lo constituyó el castillo o iglesia fortificada de San Miguel y también el complejo religioso-palaciego de Santa María y San Pedro del Burgo. Sin embargo, en los siglos posteriores, la residencia se trasladó al palacio del centro de la villa, el cual sufrió varias modificaciones estructurales a lo largo del tiempo. Este rasgo fundamental permanece latente hoy día entre las calles. Los edificios históricos más relevantes son testimonios abiertos a su historia. Muchos de ellos conservan escudos, blasones con armas episcopales pertenecientes a aquellos obispos segovianos que desearon dejar constancia de su paso y papel en su villa. Por ello, este trabajo tiene por objeto de estudio los escudos obispales de los señores de la villa: Juan Arias Dávila, Juan Arias del Villar, Diego de Ribera y Manuel Murillo Argáiz, cuyos escudos, entre otros, son los que se han conservado3. Como se ha expuesto en las líneas superiores, el castillo e iglesia de San Miguel albergó residencia y vivienda para los obispos en numerosas ocasiones, especialmente durante el bajomedievo y la transición a la modernidad. Su aspecto exterior puede confundir al presentar rasgos y estilos muy diversos tanto en diseño como en factura. Ello se debe a la gran vida arquitectónica de la que gozó durante varios siglos y a las numerosas reformas que sobre su planta se ejecutaron en el mismo.
3 BORREGUERO VÍRSEDA, 1991: 323-328. 1508
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Las fachadas de la memoria: escudos y blasones en la villa de Turégano
La fortaleza constituye uno de los edificios más emblemáticos de Turégano y en sus muros se hallan plasmados varios blasones. El primer obispo del que existe un escudo es Juan Arias Dávila, que ocupó la mitra segoviana entre 1461 y 1486 y destacó por una brillante carrera en el terreno de las artes y las letras como intelectual, así como patrocinador y mecenas4. A él se debe la imagen actual del castillo, si bien no en su totalidad, en su amplia mayoría. Después de su enemistad con el rey Enrique IV de Castilla, Juan Arias Dávila se refugió en la villa de Turégano desde donde tomaría parte por la causa isabelina en la sucesión al trono castellano. Esta situación le llevó a reconstruir el viejo castillo que, por aquel entonces, se hallaba en pésimas condiciones estructurales5. Las obras de Juan Arias Dávila en el castillo de Turégano fueron numerosas. Se le atribuye la transformación de la fortaleza entre 1463 y 1474, otorgándola un carácter más militar que religioso, obra en la que se ha visto la mano de Juan Guas6. En los nuevos muros, el prelado vio la oportunidad de exponer sus armas, como muestra de su propiedad y autoría sobre la magna obra. Sin embargo, los escudos de Juan Arias no se han conservado en su totalidad. Únicamente destaca un ejemplar localizado a media altura de la torre del homenaje, del cual se conservan escasos rasgos distintivos. El resto de blasones fueron arrancados de sus oquedades, hoy en día sin rastro alguno. Este fenómeno se ha interpretado en base a la mala reputación y fama que Juan Arias Dávila se ganó, especialmente en los últimos años de su pontificado7. El obispo protagonizó varios enfrentamientos con miembros del cabildo catedralicio de Segovia y, además, su condición como descendiente de padres judeoconversos le trajo gravísimas consecuencias, pues se inició un proceso inquisitorial contra su familia en 1486 por el que tuvo que abandonar su cargo y residencia, pasando el resto de su vida en Roma8.
4 RABADE OBRADÓ, 1993:144-145. 5 BORREGUERO VÍRSEDA, 1991: 122. 6 MUÑOZ JIMÉNEZ, 2012: 702. 7 BORREGUERO VÍRSEDA, 1991: 351 y 370. 8 VVAA, 1997: 30. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Fig. 1: escudo picado de Juan Arias Dávila (fotografía de la colección del autor)
Amén de los elementos distintivos de la heráldica eclesiástica, como el báculo y la red acordonada, externos al cuerpo, el escudo está dividido en tres particiones, las cuales contienen los motivos que le fueron otorgados a su padre, Diego Arias Dávila, Contador Mayor de Enrique IV. De su escritura de mayorazgo se puede extraer la descripción de las armas con las que le condecoró el rey: (…) e sean tenidas de traer y traygan mis armas que son un escudo figurado en tres partes en esta manera, en la parte de arriba a la mano derecha una cruz hueca colorada en campo blanco e en la parte de la mano ezquierda una aqueguila [sic] en campo blanco y en la parte de abaxo un castillo blanco y en la puerta del un tao turquesado e todo el campo verde y el dicho escudo es orlado con orla dura preta en todo el rrededor del el qual escudo en la manera susodicha va pintado e figurado en esta escritura (…)9.
El siguiente obispo que decidió decorar el castillo con sus armas fue Juan Arias del Villar. Debido a su principal cargo como Oidor de la Audiencia y Cancillería del reino, Arias del Villar residió durante la mayor parte del tiempo en que fue obispo en Valladolid. Esto ha motivado a los investigadores a plantear el interrogante de por qué, pese a no residir en Turégano y, además, contar tan sólo con dos años en el cargo, decidió plasmar hasta cuatro escudos en los muros del castillo que planificó Juan Arias Dávila10. Al parecer, este obispo si dedicó cierto tiempo a la reconstrucción del castillo y esto bien pudo producirse porque la obra de Arias Dávila no pudo verse terminada. Algunos investigadores han llamado la atención sobre la diferencia de estilos 9 “Traslado del mayorazgo que fundó Diego Arias Dávila”. 1535. Fondo Arias Dávila, Caja 2. Archivo Histórico Provincial de Segovia. 10 CENTENO ROLDÁN, 1974: 75 y BORREGUERO VÍRSEDA, 1991: 169 y 351. 1510
Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
Las fachadas de la memoria: escudos y blasones en la villa de Turégano
en ciertas partes del castillo11, siendo en estos lugares donde curiosamente se ubican las armas del prelado.
Fig. 2: escudo de Juan Aras del Villar presidiendo la fortaleza de Turégano (fotografía de la colección del autor)
La descripción del escudo de Juan Arias del Villar la construye muy adecuadamente uno de los primeros investigadores del castillo de Turégano, Plácido Centeno Roldán. Sirviendo de centro el pasadizo que hace de galería, coronada con arco carpanel, que lleva en su clave el escudo de este obispo, cruza su bóveda con arcos torales, que se apoyan en capiteles góticos con leones portadores de sendos escudos minúsculos con la flor de lis; debajo, en el frontis, un gran rosetón de hojas y leones que, formando un toisón, centran un gran escudo con la flor de lis y las cuatro veneras, armas del obispo Don Juan Arias del Villar12.
El último de los ilustres personajes que dejó su huella en el castillo fue Diego de Ribera. Obispo de Segovia entre 1513 y 1543, era de familia noble toledana, doctor en derecho civil y canónico por la Universidad de Salamanca, donde ocupó el cargo de rector. Durante su episcopado desempeñó labores políticas y diplomáticas, siendo rey Carlos I. Su papel en las obras del castillo se basó en la incorporación de un nuevo muro en la zona norte, nuevas estructuras internas en el entorno palaciego del recinto y varias reparaciones que el paso del tiempo había causado sobre la construcción13. Su escudo es muestra de la labor realizada por éste y fue ubicado en un cubo de piedra 11 MUÑOZ JIMÉNEZ, 2012: 701. 12 CENTENO ROLDÁN, 1974: 76. 13 MUÑOZ JIMÉNEZ, 2012: 702. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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rosada que esconde en su interior una escalera helicoidal. Este escudo está divido en cuatro cuarteles: el superior de la derecha contiene fajas como motivo, el de la parte superior izquierda un ajedrezado, el inferior de la derecha un león rampante y el de la parte inferior izquierda dos calderos rodeados de una bordura de armiños.
Fig. 3: blasón de Diego de Ribera (fotografía de la colección del autor)
Fuera de los recios muros de castillo, la villa guarda otros ejemplares heráldicos eclesiásticos en las fachadas de sus viviendas. Es el caso del edificio que fue palacio episcopal, residencia habitual de los obispos a partir del siglo XVIII y que mandó edificar Manuel Murillo y Argáiz hacia 1758. Suyo es el escudo que se ha conservado en la fachada septentrional del mismo edificio, hoy en día oculta en su mayoría por viviendas adosadas de época posterior. El blasón se colocó primeramente en el centro del lienzo palaciego, sobre un hipotético balcón principal desde el que se podía contemplar el castillo y la plaza mayor que, por aquel entonces, cerraba este conjunto palaciego14. Al parecer, el escudo fue encargado a José Ortega, vecino escultor de Segovia, quien, poco después, recibió otro encargo del obispado solicitando la elaboración de un escudo similar15. Esto indica que fueron al menos dos los escudos que Murillo Argáiz pretendió colocar en su palacio. Sus armas, divididas mediante cuartelado, se corresponden con castillos almenados, lunas y estrellas, una faja y ajedrezado. Además de ello,
14 BORREGUERO VÍRSEDA, 1991: 422-423. 15 Leg. 5719, Fábrica de Palacio. Archivo Diocesano de Segovia. 1512
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en la zona del jefe y centrado, un escudete partido en aspa, y que combina dos campos lisos con otros dos que traen tres bandas. El escudo de Manuel Murillo y Argáiz corresponde en muy buena medida con el actual escudo municipal de la villa de Turégano. Este hecho responde a la voluntad municipal de dejar constancia del pasado eclesiástico de la villa, así como rendirle homenaje y recuerdo.
Fig. 4: escudo de Manuel Murillo Argáiz en el palacio episcopal (fotografía de la colección del autor)
3. Los otros escudos de la villa Junto a los ejemplares eclesiásticos, la villa de Turégano presenta otros dos casos que difieren con lo expuesto hasta ahora. En esta ocasión se trata de un blasón con las armas de la Santa Inquisición y un escudo civil, perteneciente a una de las familias más destacadas de la villa durante los comienzos de la modernidad. El primero de ellos se ubica en lo que fue barrio o aljama judía de Turégano. El edificio corresponde con una vivienda unifamiliar, de una sola planta, a la altura de la cual se halla un esbelto escudo rodeado con la leyenda “EXURGE DOMINE ET IUDICA CAUSAM TUAM”. Los elementos que lo conforman son los que la Inquisición tomó como armas propias, es decir, la rama de olivo y la espada16. En este caso, además de los citados rasgos, el escudo presenta otros elementos, los cuales parecen ser propios de la personalidad que ostentó el blasón: un martillo, un animal difícil de identificar y una cruz de estilo resarcelada, con sus extremos limitados mediante motivos curvilíneos y vueltos. 16 Estos elementos se encuentran al mismo tiempo en los sellos del Santo Oficio. GALENDE DÍAZ y SANTIAGO MEDINA, 2004: 29. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Si bien la documentación no ha aportado hasta el momento luz alguna sobre esta vivienda y su condición, se plantea la opción de que fuese una casa de la Inquisición, probablemente entre los siglos XVI y XVII. Durante este periodo, proliferó en Castilla todo un cuerpo de colaboradores con el Santo Oficio cuya función responde al objetivo de controlar de modo más preciso cada uno de los distritos17. Esta vivienda bien pudo pertenecer a un familiar o comisario de la Inquisición, que eran los cargos más frecuentes destinados al ámbito rural. No obstante, se espera que nuevos hallazgos iluminen con más claridad este asunto.
Fig. 5: escudo de la casa de la Inquisición (fotografía de la colección del autor)
Por último, no muy lejos del anterior ejemplar, en una de las calles céntricas de la villa se ubica el conocido popularmente como “palacio o casa Miñano”, por haber sido residencia de esta familia probablemente a partir del siglo XVIII. No coinciden, sin embargo, las armas de la fachada de la vivienda con los de la familia Miñano, pues cuando esta familia llegó procedente de tierras vascas, este monumento llevaba construido varias décadas18. El edifico es de corte renacentista y en sus orígenes formó parte de una finca que alcanzaba la plaza mayor, reduciéndose posteriormente a sus límites actuales19. El escudo que presenta corresponde en su mayoría al apellido Contreras, concretamente la modalidad que ostentaron los Condes de Alcudia. Estas armas están organizadas en tres campos: uno en plata, con tres palos de azur, otro con un castillo volteado, también en fondo de 17 PÉREZ, 2012: 108-112. 18 BORREGUERO VÍRSEDA, 1991: 420. 19 BORREGUERO VÍRSEDA, 1991: 420. 1514
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azur y, finalmente, un león rampante coronado de oro. Como se observa en la imagen, corresponden todos con el escudo del palacio, a excepción del primero, en cuyo lugar se ubican otros elementos que no han sido identificados hasta el momento. Es de esperar que nuevos avances ilustren estas y otras cuestiones referidas a los blasones y escudos de las fachadas de la villa de Turégano.
Fig. 6: escudo del palacio de los Contreras (fotografía de la colección del autor)
4. Conclusiones La premisa fundamental que se deduce de esta breve presentación es que el estudio de la Heráldica ofrece una perspectiva alternativa a la meramente estricta como ciencia o arte del blasón. El estudio pormenorizado de los escudos que aquí se hallan expuestos demuestra como a través de cada uno de ellos se pueden obtener nuevas lecturas que ayuden a comprender el porqué de su existencia, estilo o ubicación, así como interpretar datos sobre sus portadores de los que no ha quedado testimonio de otra índole. Por ejemplo, en el caso de Juan Arias Dávila se ha visto como, a partir del análisis de sus escudos, se pueden completar los estudios y confirmar las hipótesis que sobre él han proyectado los investigadores. En el caso de Juan Arias del Villar, cuya aportación a la imagen estructural del castillo no está del todo clara, sus escudos pueden ayudar a conocer las obras que él mismo promovió. El escudo de la Santa Inquisición denota la actividad del tribunal en el señorío episcopal segoviano, una cuestión que aún aguarda a estudios de fondo. Por su parte, el ejemplar del complejo palaciego “Miñano” conforma a día de hoy un enigma sobre la posesión histórica de la vivienda. Por tanto, los ejemplares heráldicos de Turégano ofrecen un complemento bastante sustancioso para con el resto de fuentes, en su mayoría escasas. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Su consideración y valoración pueden ayudar al desarrollo de nuevas investigaciones, objetivo que se reivindica a través de este trabajo. Bibliografía BORREGUERO VÍRSEDA, Victoriano, El señorío episcopal de Turégano (otras historia de Castilla), Talavera de la Reina, Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia, Obra Social, 1991. CENTENO ROLDÁN, Plácido, Turégano y su castillo en la Iglesia de San Miguel, Segovia, 1974, 2ª edición. GALENDE DÍAZ, Juan Carlos y SANTIAGO MEDINA, Bárbara, “Validatio-Autenticatio y Expeditio-Traditio de la documentación inquisitorial: el sello y el correo del Santo Oficio español”, Documenta et Instrumenta, 2, (2004): 23-55. MENÉNDEZ PIDAL DE NAVASCUÉS, Faustino, “El linaje y sus signos de identidad” en LADERO QUESADA, Miguel Ángel (coord.) En la España medieval, Núm. Extra 1, 2006; 11-28. MUÑOZ JIMÉNEZ, José Miguel, “Juan Guas, el obispo Arias Dávila y el castillo de Turégano (Segovia) como nuevo templo de Salomón”, en RUIBAL, Amador (coord.), Actas del IV Congreso de Castellología, AEAC, 2012; 697-712. PÉREZ, Jospeh, Breve historia de la Inquisición en España, Austral, Madrid, 2012. RABADE OBRADÓ, Mª del Pilar, Una élite de poder en la Corte de los Reyes Católicos. Los judeoconversos, Madrid, Sigilo, 1993. RIQUER y MORERA, Martín de, Heráldica castellana en tiempos de los Reyes Católicos, Barcelona, Quaderns Crema, 1986. VVAA, Segovia en el siglo XV, Arias Dávila, Obispo y Mecenas. Exposición conmemorativa del V centenario, Segovia, Obispado de Segovia (Ed.), 1997.
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El Cine como Testimonio Histórico. La descolonización de Argelia
The Cinema as a Historical Testimony. Decolonization of Algeria Ana Gontad Fontan Universidad de Santiago de Compostela [email protected] Resumen: El proceso de descolonización de Argelia y las duras medidas conservacionistas tomadas por el gobierno francés al respecto dañaron la imagen de la República Francesa de cara al exterior pero también, y principalmente, de cara a sus propios compatriotas. Este pequeño estudio pretende mostrar ese cambio social a través de tres películas: Pépé le Moko, El Soldadito y La Batalla de Argel. Palabras clave: descolonización, Argelia, Francia, cine, Pépé le Moko, Julien Duvivier, El Soldadito, Jean-Luc Godard, la batalla de Argel, Gillo Pontecorvo, FLN, tortura. Abstract: The Algeria decolonization process and the conservationists crackdown carried out by the French) government, damaged the Republic image from the outside but, above all, towards their compatriots. This research tries to demonstrate this social change through three films: Pépé le Moko, The Little Soldier and The Battle of Algiers. Keywords: Decolonization, Algeria, France, Film, Pépé le Moko, Julien Duvivier, Le Little Soldier, Jea-Luc Godard, The Battle of Algiers, Gillo Pontecorvo, FLN, Torture.
1. Introducción De unos años a esta parte, el cine, al igual que otras manifestaciones culturales, ha ido revalorizándose como fuente historiográfica. José María Caparrós Lera razona que “las películas reflejan las mentalidades contemporáneas y son un retrato de la sociedad del tiempo en que han sido realizadas”1. Es decir, aunque no cuente con una finalidad histórica, el cine sí es un testimonio de su momento. 1 Juan Pablo Torrents-Faura, “Entrevista con José María Caparrós Lera”, Blog de J.M. Caparrós Lera, (31 de mayo de 2008). Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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A continuación analizaremos el complejo proceso de descolonización de Argelia a través de tres películas. Dos de ellas, Pépé le Moko y El Soldadito conforman un testimonio social de su época. La tercera, La Batalla de Argel, es una película de intencionalidad histórica que reconstruye el conflicto que las anteriores evidencian. 2. Contexto histórico Una frase de Eric Hobsbawm, nos sitúa de forma rápida y eficaz en el contexto requerido: “La historia del mundo no occidental (más exactamente, no noroccidental) durante el siglo XX está determinada por sus relaciones con los países que en el siglo XIX se habían erigido en señores de la raza humana”2. La relación que aquí nos interesa es la franco-argelina. En 1830 los franceses colonizan Argelia y en 1846, la colonia es incluida en la estructura administrativa de Francia. Según indica Ferro, el colonialismo de Argelia surgió como vocación “civilizadora”3. Sin embargo, en 1954, el 75% de los autóctonos se dedicaba a la agricultura y a la fabricación de materia prima para la metrópoli; el 90% de la población era analfabeta, y los europeos no solo se quedaban con las mejores tierras, sino que también monopolizaban la industria, los negocios petrolíferos y el comercio exterior. Por otra parte, la colonia era receptora de la mercancía excedente. En mayo de 1931, con motivo del centenario de la ocupación del territorio argelino, se organiza la “Exposición Colonial de París”. Celebrada en un parque del este de París, se convierte en todo un éxito de público, coronando la campaña de propaganda imperialista que comenzó en los últimos años de la década de 1920. Los parisinos quedaron fascinados por esas culturas exóticas africanas y asiáticas y su denominado “arte primitivista”, sin cuestionarse el racismo intrínseco de un estilo artístico consecuentemente creado por “pueblos primitivos”. La “Exposición Anticolonial”, organizada por los surrealistas y el Partido Comunista Francés para denunciar las injusticias cometidas en las colonias, no disuadió a la opinión pública de apoyar la versión oficial. Mientras tanto, en la propia colonia ya había pequeños intentos de rebelión, que se recrudecieron tras la II Guerra Mundial, y se consolidó el movimiento reformista liderado por Ferhat Abbas, denominado en 1946 2 HOBSBAWM, 2004: 204. 3 FERRO, 2005: 577. 1520
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“Movimiento por el Triunfo de las Libertades Democráticas” (MTLD). Las reivindicaciones disminuyeron tras la aprobación del Estatuto argelino en septiembre de 1947. Sin embargo, las carencias y privaciones de ese estatuto de cara a la ciudadanía argelina no hicieron más que consolidar un sentimiento nacionalista entre los grupos políticos de la colonia. En 1954 nace el CRUA (Comité Revolucionario de Unión y Acción) y el FLN (Frente de Liberación Nacional), con el claro objetivo de reclamar la independencia. En ese mismo 1954 comienza la ofensiva. La coexistencia de colonos y colonizados en el mismo espacio y el reciente fracaso en Indochina, provocaron una respuesta gubernamental de gran dureza. Francia, que recientemente había sufrido la agresividad del nazismo, comienza una guerra sucia contra los argelinos, institucionalizando la tortura. Pronto se hacen eco de estos abusos los grandes medios como Esprit, L’Express o Le Monde sin que ello provoque gran respuesta social. Finalmente, el 7 de enero de 1957, el ministro Robert Lacoste envía a Argel a la X División de Paracaidistas, liderada por el general Massu, con el objetivo de aniquilar el FLN, que multiplicaba sus atentados tanto en Argelia como en suelo francés. Comienza la Batalla de Argel. El alto coste de la guerra y los desequilibrios económicos que provocaba; el descontento ya generalizado entre la opinión pública y el reproche de las autoridades internacionales, provocaron la caída de la IV República en 1958 y el retorno al poder del general De Gaulle. A estas alturas, las manifestaciones contrarias a la ocupación encabezadas por intelectuales como Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir o Dionys Mascolo son multitudinarias. El apoyo de la intelectualidad a la colonia se materializa en 1960 con la publicación del llamado Manifiesto de los 121 sobre el derecho a la insumisión. En contra de lo esperado, el proyecto de De Gaulle incluía la concesión de la independencia a Argelia, para lo que convocó un referéndum en 1961. Grupos militares, miembros de la extrema derecha y la recientemente formada OAS (Organización Armada Secreta) se sublevaron contra el gobierno. Fueron años duros, con intentos de golpe de estado, atentados y más de 5000 franceses y argelinos muertos. Pero, en marzo de 1962 se llevan a cabo las negociaciones que culminan con los acuerdos de Evian y, aunque la OAS sigue actuando hasta 1963, se reconoce la independencia de Argelia.
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Las siguientes películas ilustran el deterioro de la imagen del gobierno francés y la evolución del conflicto colonial. 2.1. Pépé le Moko Dirigida por Julien Duvivier en 1937, Pépé le Moko representa aquel espíritu de la “Exposición Colonial” realizada cinco años antes. La película, protagonizada por Jean Gabin, galán cinematográfico de la época, narra la persecución policial que sufre Pépé le Moko, célebre delincuente francés que utiliza la Casbah argelina como escondite. La película no deja de ser una obra de estudio de buena factura, una mezcla de cine negro y romance del estilo de la posterior “Casablanca”. Sin embargo, es un valioso testimonio de la percepción que tenía la capital de la colonia. Desde esa introducción a modo de documental que describe la Casbah, la película destila racismo y fantasía por doquier. La Casbah argelina, núcleo histórico de Argel y refugio del protagonista, se presenta como un tesoro pintoresco y casi mitológico asociado al hampa y al espacio prohibido del harén del arte orientalista, todo un misterio para los franceses. Al respecto de la exposición de 1931, Michael Vann, utilizaba el concepto de “zoológico humano”4 para denominar a la agrupación del folclore de las colonias francesas, término que podríamos utilizar igualmente para la presentación de la Casbah. Aquí conviven delincuentes comunes de varias nacionalidades, policías sibilinos y las mujeres, vistas como animales sensuales, parecen sacadas de Las mil y una noches (fig.1). Es un lugar tan fascinante como peligroso para el forastero. La pobreza y la suciedad están presentes en toda la ciudadela, sin embargo no parece importar a sus habitantes. Bulliciosos, alegres y grandes aficionados a la música, los argelinos viven felices en su miseria.
4 VANN, 2002: 186-192. 1522
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Fig. 1: las prostitutas de la Casbah de Pépé le Moko (fotogramas de la película)
2. 2. El Soldadito (Le Petit Soldat) Rodada en 1960, no fue hasta 1963 cuando se estrenó El Soldadito. Esta película fue la primera (y única) manifestación de cine no documental con cierto cariz político de una Nouvelle Vague acusada de poco compromiso político a pesar de los conflictos coetáneos. Bruno Forestier es un periodista y desertor del ejército francés que llega a Ginebra el 13 de mayo de 1958. En Suiza, Bruno entra inmediatamente en contacto con un comando terrorista de extrema derecha5 que le encarga el asesinato del periodista de izquierdas de Radio Ginebra Arthur Palidova, cuyas manifestaciones públicas a favor del FLN suponen una amenaza para 5 Aunque se da por sentado que el grupo terrorista es la OAS, ésta no aparece hasta 1961. El historiador Noël Simsolo apunta a “La Main Rouge”, antecesora igualmente de la OAS. En SIMSOLO, 2003: 101-109. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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sus intereses. Más tarde, conocerá a Verónica Dreyer, agente secreto del FLN argelino, de la que se enamorará. El encargo del asesinato será el detonante del conflicto interno de Bruno. Él se cree libre y en el derecho a renunciar al asesinato político. Sin embargo, la banda terrorista le amenaza con la extraditación a Francia, donde sería tratado como un desertor. Ahí termina su ficticia libertad y comienza su búsqueda de respuestas. Respecto a la película, rodada en la época pre-política de Godard, opina el cineasta: “He hablado de cosas que me concernían, en tanto que habitante de París en 1960 y no incorporado a un partido. Lo que me concernía era el problema de la guerra y sus repercusiones morales”6. Sin embargo, a pesar de admitir que no se trata de una película política, fue lo suficientemente incómoda como para que el gobierno la prohibiese hasta 1963, cuando todos los acontecimientos referidos habían pasado. Es decir, el director en este caso no toma partido ideológico, pero va más allá: reconoce sinceramente que no tiene las ideas claras sobre la cuestión argelina, acercándose más, en este sentido, a las dudas de Albert Camus que a la posición crítica de su admirado Sartre. Las convicciones ideológicas de Bruno son cuestionadas cuando es atrapado por militantes del FLN y le ofrecen trabajar para ellos. Como no le dan un adelanto económico, él los rechaza. Este gesto no hace más que afirmar que el dilema de Bruno es algo moral, no ideológico. Entonces es torturado para que confiese sus enlaces. La secuencia de esta tortura es larga y lenta, relatada con minuciosidad acusadora (fig.2). El Soldadito demuestra que no conoce el conflicto en profundidad, pero sí quiere denunciar lo que sí reconoce: el sinsentido de la guerra, la tortura y la falta de libertades. Es decir, Godard está confuso y se plantea dudas. El Soldadito es una película que refleja el pensamiento social de la época, la incertidumbre ante los acontecimientos del momento. El conflicto interno de Godard se ejemplifica mediante el diálogo desarrollado entre Verónica Dreyer y Bruno Forestier. Ella admite que trabaja para el FLN porque “los franceses están equivocados. Los otros tienen un ideal pero no los franceses. Hay que tener un ideal, es muy importante. Contra los alemanes, los franceses tenían un ideal. Contra los argelinos, no lo tienen. Perderán la guerra”. 6 GUBERN, 1969: 60. 1524
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La respuesta de Bruno evidencia su falta de posicionamiento ideológico: “hoy todo el mundo detesta a los franceses. Yo estoy muy orgulloso de ser francés, pero al mismo tiempo, estoy contra el nacionalismo. […] Pero hoy es terrible. Si uno está tranquilo, le critican justamente porque no hace nada. Entonces se hacen las cosas sin convicción y pienso que es una lástima hacer la guerra sin convicción. Hay una frase muy bella, creo que es de Lenin: “La ética es la estética del futuro”, encuentro esta frase muy bella y emocionante. Reconcilia a la derecha y a la izquierda”. La sinceridad con que Godard intenta esclarecer el confuso estado de ánimo que los acontecimientos provocan a su protagonista hace de El Soldadito una película interesante, testimonial y antibelicista.
Fig. 2: la tortura en El Soldadito (fotogramas de la película)
2.3 La Batalla de Argel (La Battaglia di Algeri) Esta obra italo-argelina, rodada en 1965 por Gillo Pontecorvo y coproducida por Yacef Saadi (que interpreta el papel de Saari Kader), ex dirigente del FLN, es la primera película reivindicativa rodada tras la Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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independencia de Argelia. En Francia estuvo prohibida hasta 1971, y en España fue objeto de censura por el entonces ministro Manuel Fraga, retrasándose su estreno hasta 1978. La Batalla de Argel es una crónica ficcionada de los hechos acontecidos entre enero y septiembre de 1957. La influencia del neorrealismo italiano es evidente, pero también logra el ritmo y la accesibilidad de una película de suspense. Para la recreación al modo de una crónica periodística se utilizan varios recursos: cámara en mano, fotografía en blanco y negro, voz en off y títulos aclarativos. Todo ello aporta una mayor impresión de autenticidad. Sin embargo, queda claro desde un principio su subjetividad ya que, excepto la secuencia final, lo narrado es un flash-back de Alí la Pointe, protagonista de la película con el que pronto empatizamos. En la carcel por delitos menores, el trilero Alí la Pointe toma contacto con miembros del FLN, asimilando sus ideales políticos. A diferencia de los líderes revolucionarios intelectuales como Ben M’Hidi Jafar, Alí representa la pasión y el instinto del pueblo argelino que quiere tomar lo que es suyo. Como medida conservacionista, el gobierno francés envía a Argel al coronel Mathieu, líder de los paracaidistas, con el objetivo de desarticular la cúpula del FLN utilizando todos los medios a su alcance, incluyendo la tortura (fig.3).
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Figs. 3 y 4: la tortura en La Batalla de Argel y las mujeres activistas (fotogramas de la película)
La Casbah que observamos es muy diferente a la de Pépé le Moko. La vida allí es costumbrista pero asfixiante, reprimida por la constante presencia policial. Los drogadictos y prostitutas que conformaban aquella ensoñación orientalista son aquí despreciados por su desinterés hacia el bien común. El espacio se contrapone al de la ciudad colonial, la “ciudad iluminada” de la que habla Franz Fanon7 en Los Condenados de la Tierra, donde habitan los colonos. Esta contraposición de espacios lleva implícita la segregación sufrida por los autóctonos y evidencia la guerra fría entre las dos comunidades. El papel de la mujer también contrasta con las odaliscas de Pépé le Moko. Su aportación de complicidad y activismo junto a los rebeldes representa un incipiente intento de cambio de roles. Hay mujeres de todo tipo, todas ellas desencantadas, que toman diferentes decisiones más o menos comprometidas con la causa, todas ellas impregnadas de autenticidad (fig.4). 7 Franz Fanon es un psiquiatra, filósofo y escritor francés, miembro y teórico del Frente de Liberación Nacional. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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En definitiva, La Batalla de Argel simboliza la unión del oprimido frente al Estado opresor, tal y como ponen de manifiesto las palabras de Ben M’Hidi, líder del FLN, en la rueda de prensa que convoca el coronel Mathieu tras su detención. Ante la pregunta acusadora de un periodista respecto al transporte de explosivos en las cestas de las mujeres, él cuestiona: “¿Y a usted no le parece más vil lanzar sobre los pueblos indefensos las bombas de napalm que hacen mil veces más víctimas inocentes? Deme sus bombarderos y nosotros le dejaremos nuestros cestos.” 3. Conclusión La tres películas comentadas, dos de ellas desde el punto de vista francés y la tercera desde el punto de vista argelino, muestran el cambio de actitud por parte de la sociedad occidental en general y francesa en particular ante lo indigno del poder colonialista, explotador económico y moral. Pépé le Moko nos habla de tiempos felices e inconscientes; El Soldadito muestra la confusión y desesperanza del momento, la realidad desengañada y existencialista; Y La Batalla de Argel simboliza la toma de conciencia en esa realidad. Fichas de las películas Pépé le Moko Título Original: Pépé le Moko, Nacionalidad: Francia, Duración: 94 minutos, Estreno: 28 de enero de 1937, Dirección: Julien Duvivier, Producción: Pathé Cinéma, Guión: Jacques Constant (adaptación), Henri Jeanson (diálogos), Julien Duvivier (guión), Henri La Barthe (guión y novela), Música: Vincent Scotto y Mohamed Ygerbuchen, Fotografía: Marc Fossard y Jules Kruger, Reparto: Jean Gabin (Pépé le Moko), Gabriel Gabrio (Carlos), Saturnin Fabre (Le Grand Père), Fernand Charpin (Régis), Lucas Gridoux (Inspecteur Slimane). El Soldadito Título Original : Le Petit Soldat, Nacionalidad: Francia, Duración: 88 minutos, Estreno: rodada en 1960, estrenada en 1963, Dirección: Jean-Luc Godard, Producción: Société Nouvelle de Cinématographie, Les Films Georges de Beauregard, Música: Maurice Leroux, Fotografía: Raoul Coutard, Reparto: Michel Subor (Bruno Forestier), Anna Karina (Veronica Dreyer), HenriJacques Huet (Jacques), Paul Beauvais (Paul), László Szabó (Laszlo). 1528
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La Batalla de Argel Título Original: La Bataglia di Algeri, Nacionalidad: Argelia-Italia, Duración: 121 minutos, Estreno: 1965, Dirección: Gillo Pontecorvo, Producción: Antonio Musu y Yacef Saadi, Guión: Gillo Pontecorvo y Franco Solinas, Música: Ennio Morricone y Gillo Pontecorvo, Fotografía: Marcello Gatti, Montaje: Mario Morra y Mario Serandrei, Reparto: Brahim Hadjadj (Ali La Pointe), Jean Martin (Coronel Mathieu), Yacef Saadi (Djafar, líder del FLN), Samia Kerbash (Activista del FLN), Ugo Paletti (Capitán paracaidistas), Fusia El Kader (Halima), Mohamed Ben Kassen (Petit Omar). Bibliografía FERRO, Marc, El Libro negro del colonialismo, Madrid, La Esfera de los libros, 2005. GUBERN, Román, Godard polémico, Barcelona, Tusquets, 1969. HOBSBAWM, Eric, Historia del Siglo XX, Barcelona, Crítica, 2004. SIMSOLO, Nöel, The Point in Time: Precise Chronology in Early Godard, Studies in French Cinema 3:2, 101-109 [en línea] (2003). Disponible en: http://discovery.ucl.ac.uk/5227/1/5227.pdf [consultado el 31 de enero de 2013]. TORRENTS-FAURA, Juan Pablo, Entrevista con José María Caparrós Lera, Blog de J. M. Caparrós Lera [en línea] (2008). Disponible en: http:// caparroscinema.blogspot.com.es/2008/03/entrevista-con-jos-maracaparrs.html [consultado el 12 de febrero de 2013]. VANN, Michael G, “The Colonial Casbah on the Silver Screen: Using Pépé le Moko and The Battle of Algiers to Teach Colonialims, Race, and Globalization in French History”, Radical History Review, Duke University Press, 83, (2002), pp 186-192. Disponible en http://muse.jhu.edu/ login?auth=0&type=summary&url=/journals/radical_history_review/ v083/83.1vann.pdf [consultado el 31 de enero de 2013].
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BRASILIA: MITO Y REALIDAD. DE LA FUNDACIÓN A LAS POLÍTICAS DE PRESERVACIÓN Y DESARROLLO Brasilia: Myth and Reality. From the Foundation to the Preservation and Development Policies Lucía Montejo Arnáiz Université de Versailles-Saint-Quentin-en-Yvelines [email protected] Resumen: En el presente trabajo se aborda la leyenda creada de forma totalmente consciente en torno a la nueva capital de Brasil, la cual la asociaba no solamente a supuestas profecías anteriores sino también al que debía ser el nuevo orden social que ésta traería consigo, para pasar a contrastarla con los verdaderos resultados obtenidos en relación a los problemas de la ciudad y las dificultades para solventarlos debido a la protección de la que el Plan Piloto de Lùcio Costa goza por parte de la UNESCO. Palabras clave: Brasilia, urbanismo, plan piloto, Lùcio Costa. Abstract: This paper addresses the legend that was consciously created about the new capital of Brazil, which associated it not only with previous prophecies but with a new social order, after which we contrast that with the actual results obtained in relation to the city’s problems and the difficulties to overcome them because of the UNESCO’s protection that the Lùcio Costa’s Pilot Plan enjoys. Keywords: Brasilia, Urbanism, Pilot Plan, Lùcio Costa.
1. Introducción A mediados del siglo XIX la sociedad brasileña se organizaba como una gran retaguardia rural para los mercados urbanos europeos. Las técnicas constructivas y las formas de uso se basaban en el empleo de mano de obra esclava, manteniendo las construcciones tradicionales en gran parte del país, sin instalaciones de abastecimiento de agua, etc. La excepción era la capital del Imperio, Río de Janeiro, a la que se trataba de investir, sobre todo por motivos simbólicos, de un aspecto de “civilización” acorde a los Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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modelos europeos. Pero en lo que respecta a la organización del espacio la ciudad era el resultado de la articulación de las partes, sin ninguna visión de conjunto. En 1888 se abole la esclavitud y, al año siguiente, se instaura el régimen republicano, creándose así las condiciones para una amplia modernización de las relaciones en el trabajo y en las formas de producción. Brasil, valiéndose del trabajo esclavo, no había conseguido utilizar la riqueza producida para reducir sus lazos de dependencia con el exterior, y el proyecto republicano pretendía superar este atraso instaurando un modo de producción capitalista. Su implantación implicaba una valorización de la tecnología y de las sociedades industriales. Los primeros cambios comenzaron a apreciarse ya a finales de siglo, cuando el trazado ferroviario abrió el interior a los frentes industriales más pioneros siguiendo las rutas de los antiguos caminos de mulas. Además, a principios del siglo XX se intensificó la actividad urbanizadora, tomando el plano en retícula para las ciudades1. El que un país en vías de desarrollo, en el lapso de un siglo, cambie de estructura económica (de una economía tradicional basada en el sector primario a una economía moderna basada en los sectores secundario y terciario) tiene como efecto directo e irreversible un proceso de urbanización, el cual tiene como característica principal la reubicación de la población dentro del espacio nacional: de la estructura tradicional, en la que un alto porcentaje de la población es rural, a la moderna, en la que la mayoría de la población cambia su residencia a las ciudades. La elevada tasa de crecimiento demográfico hace aún más intenso el proceso de concentración poblacional en las ciudades2. En 1930 Getulio Vargas implantó en Brasil un régimen que denominó Estado Novo. Se trataba de un gobierno totalitario y con ciertos rasgos fascistas que giró en torno a su propia personalidad. Sus realizaciones, al impulsar la expansión del Brasil industrial, parecían contentar, por lo menos, a los empresarios y a las masas de trabajadores que emigraron desde el campo a la ciudad. Pero tras la II Guerra Mundial la nueva caída de los precios del café (la primera había tenido lugar tras el crack de 1929, socavando la economía brasileña al verse afectado el primer producto nacional de exportación) deterioró su imagen y las masas urbanas se lanzaron a la calle para reclamar soluciones; sin embargo, el líder populista vacilaba entre las oligarquías del café (respaldadas en parte por las Fuerzas Armadas) y las demandas de un pueblo 1 GOULART REIS, 1987: 372- 377. 2 BAZANT, 2003: 7- 9. 1532
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que lo había apoyado hasta entonces. El golpe de Estado flotaba en el ambiente, pero Vargas se anticipó a los acontecimientos y se suicidó a principios de 1954. Sus sucesores no tuvieron gobiernos estables hasta la presidencia de Juscelino Kubistcheck, en 1955. Sus proyectos de desarrollo conllevaron el respaldo de la burguesía industrial y, antes de transferir el mando en 1961, pudo impulsar la agricultura en algunas regiones y fundó Brasilia en el centro del país3. En Brasil, la transferencia de la capital y la fundación de una nueva ciudad en el hasta entonces vacío Planalto Central, tuvieron como principales determinantes la expansión del capital y la integración del centro y el norte del país en el mercado, pese a las leyendas creadas en torno a ese tema4. 2. El movimiento moderno en Brasil: Lùcio Costa y Óscar Niemeyer Se suele datar el inicio del conocido como Modernismo brasileño alrededor de 1920, concretamente en 1922, año de la celebración de la Semana del Arte Moderno en Sao Paolo. En primer lugar al hablar de modernismo en Brasil cabe destacar que esta denominación no se corresponde con el movimiento que en Europa se conoce como tal, sino con lo que aquí conocemos como Movimiento Moderno. Aunque el modernismo brasileño retoma elementos de la vanguardia europea anterior a la I Guerra Mundial, fundamentó su razón de ser en la necesidad de una puesta en valor y recuperación de valores netamente brasileños, siempre desde una perspectiva nacionalista. En Sudamérica se pueden rastrear los antecedentes de un incipiente interés por las últimas ideas funcionalistas ya desde principios de siglo, cuando las ansias de renovación de las estructuras económicas y financieras del país propulsaron con fuerza la expansión de la arquitectura y el urbanismo brasileños. Además, junto a estas ideas europeas aparece igualmente la voluntad de revalorizar la tradición indígena propia, incluso aquella más ligada al mundo precolombino. En el año 1925 G. J. Warchavnick redacta el Manifiesto de la arquitectura funcional5, donde trata de conciliar las últimas tendencias europeas con la propia tradición indígena. A esto cabría sumar la presencia de Le Corbusier en América latina en 1929, ocasión que aprovechó para visitar las ciudades de Sao Paolo y Río de Janeiro, además de participar en algunos congresos 3 VÁZQUEZ y MARTÍNEZ DÍAZ, 1990: 175- 180. 4 TINEM y BORGES, 1999: 105. 5 Publicado el 14 de junio de ese mismo año en Il Piccolo y, más tarde, el 1 de noviembre, en el Correio de Manha. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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pronunciando conferencias en las que defendió sus principios teóricos. Pero en 1930 los conflictos causados por la revolución de Getulio Vargas impidieron un normal desarrollo de la actividad constructiva, que se dilataría durante casi dos décadas en las que las nuevas empresas arquitectónicas ambiciosas escasearon. Aun así, se pueden señalar dos casos6 que se salen de la norma y que, además, sirven para ejemplificar el interés por los presupuestos que se estaban dando al otro lado del Atlántico. En 1935 se convoca el concurso para el Ministerio de Educación y Sanidad de Rio de Janeiro, cuyo proyecto ejecutivo se encargó a Lùcio Costa y Óscar Niemeyer entre otros, el primero de los cuales propone al año siguiente que se llame a Le Corbusier para incluirle en el trabajo en calidad de consejero. Esto facilitó que el nuevo Ministerio se convirtiera en el primer edificio ideado íntegramente por el arquitecto francés (en base a un proyecto teórico realizado con anterioridad), un rascacielos “cartesiano” (como él mismo lo llamó) en la línea del más puro racionalismo que reunía las características básicas de su programa arquitectónico: uso de pilotis en la parte baja para elevar la construcción y facilitar la ventilación, cubierta jardín, ventana corrida, etc. El segundo ejemplo, ya tras 1936, cuando las oportunidades para los arquitectos modernos comienzan a ser más numerosas, en el que además vuelven a colaborar Costa y Niemeyer, será el Pabellón brasileño para la Exposición Universal de Nueva York de 1939. En él, Niemeyer lleva a cabo una simplificación del repertorio racionalista, disminuyendo el ya de por sí cerrado contrapunto estructural de Le Corbusier, pero manteniendo los motivos elementales, definidos y fuertemente espaciados, además de la desnudez exterior de la imagen arquitectónica como bases de la arquitectura, alejándose así por completo de la producción brasileña general y mostrando ya las que serían las líneas básicas de intervención en Brasilia. 3. Brasilia: plan piloto, ideario arquitectónico En 1955, Juscelino Kubitschek, anterior gobernador del Estado de Minas Gerais, es elegido presidente. Protector del Movimiento Moderno, dará un nuevo impulso a la planificación urbanística promoviendo obras como las que se desarrollan en Río de Janeiro7. La decisión de la construcción de Brasilia se relaciona con el interés de trasladar parte de la población y de las actividades 6 BENEVOLO, 2002: 729- 731. 7 Aprobadas años atrás, entre 1938- 1948, pero que no se habían llevado a término. 1534
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económicas desde la costa hacia el altiplano suavemente ondulado del interior. Para ello se funda un ente ejecutivo encargado de adquirir el terreno, urbanizarlo y construir los edificios públicos. Es en este momento cuando Óscar Niemeyer es nombrado director del Departamento de Arquitectura y Urbanismo, quien decide convocar, en 1956, un concurso para el Plan Urbanístico, así como la formación de un tribunal para el mismo compuesto por representantes de organizaciones profesionales de arquitectos e ingenieros brasileños, representantes del Departamento de Arquitectura y Urbanística y tres expertos extranjeros. El concurso fue ganado por Lùcio Costa, quien presentó cinco láminas con el texto de la memoria y esquemas ilustrativos realizados a mano alzada8. El proyecto de Costa, conocido ya desde el inicio como Plan Piloto, se caracteriza por la diferenciación de cuatro escalas (monumental, residencial, gregaria y bucólica) dispuestas a lo largo de dos grandes ejes, el rodoviario y el monumental, el primero norte- sur, marcado por una moderna autopista, y el segundo Este- Oeste, que une las áreas rectoras y forma la directriz monumental del nuevo centro político, todo ello marcado por una estricta sectorización (en relación a estas cuatro escalas) que distribuye las diferentes áreas9. Además destaca la concepción del Superbloque, ideado por él mismo; dispuesto a lo largo de las grandes avenidas que conforman el entramado urbano10, permite dar amplitud y apertura a las mallas de la ciudad y, en base a él, se conforman las zonas residenciales: bloques de viviendas proyectados de forma unitaria que no podrían subdividirse, ni los terrenos venderse por parcelas, sino por cuotas de participación11. Óscar Niemeyer fue el arquitecto encargado de la proyección de los edificios que habían de configurar el perfil de la nueva capital. Nacido en Río de Janeiro en 1907, había entrado en contacto desde muy joven con Lùcio Costa, con el que inició su vida profesional trabajando en su taller justo después de obtener su titulación de arquitectura en la Escuela de Bellas Artes de Brasil12. En Brasilia, Niemeyer apuesta por un esbozo formal simple rechazando cualquier tipo de historicismo como fuente de 8 BENEVOLO, 2002: 735- 739. 9 DE ARAGÃO COSTA MARTINS, 2008: 170- 172. 10 Una vez encontramos la influencia de Le Corbusier, que ya había proyectado en 1922 la utópica Ville Radieuse, en la que las grandes células de habitación se disponían de manera paralela a los grandes espacios viarios, concebidos principalmente para tráfico rodado. 11 BENEVOLO, 2002: 737. 12 http://www.niemeyer.org.br Sitio de la Fundación Óscar Niemeyer, institución privada reconocida por los gobiernos del Distrito Federal y del estado y la ciudad de Rio de Janeiro. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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inspiración, opta por la utilización del hormigón armado revestido y/ o pintado de blanco, prescinde completamente de los ornamentos y detalles superfluos e innecesarios, simplificando las formas en sintonía con las propuestas lanzadas por Mies Van Der Rohe y, en la línea lanzada por el resto de arquitectos del Movimiento Moderno (uno de cuyos máximos representantes y abanderado teórico fue Le Corbusier, a quien el arquitecto brasileño admiraba ya profundamente), parte de figuras elementales de extrema parquedad para forzar los efectos que se pueden conseguir mediante los elementos constructivos más comunes, haciendo que la organización estructural de los edificios se identifique con el resultado formal de los mismos13. Algunos autores han criticado el excesivo “formalismo” que se dio en Brasil en relación a la asunción de los tipos europeos para la arquitectura contemporánea14, entendiendo como tal la conversión de elementos del repertorio internacional en fórmulas convencionales adoptadas para obedecer a una poética establecida en lugar de servir a las necesidades específicas del territorio15, mientras que otros, por el contrario, han laureado la arquitectura brasileña precisamente por haber conjugado los principios teóricos racionalistas con el clima y las costumbres del país16. 4. Del sueño a la realidad, la necesidad de un mito La Constitucion de Brasil ya incluía un dispositivo normativo que preveía el traslado de la capital al centro del país. Sin embargo, el cambio no se materializaría hasta hasta 1955, con la presidencia de Juscelino Kubitschek, parece ser que como consecuencia de su compromiso de cumplir la Constitución, manifestado durante la campaña electoral. Desde ese momento Kubitschek integraría en su programa político la construcción de la nueva capital, denominando a ese objetivo “Meta Síntesis”. La justificación inicial para dicho cambio fue en un primer momento económica, argumentado que el mismo serviría de forma muy positiva 13 BENEVOLO, 2002: 739. 14 Cita Benevolo la critica realizada por M. Bill, que tacha de “academicista” la asunción de los elementos del funcionalismo internacional por parte de los arquitectos brasileños, cosa que no habría sucedido en otros países de América latina, donde éstos se habrían conjugado casi de forma natural con los propios elementos vernáculos, pp. 733- 736. 15 BENEVOLO, 2002, 733. 16 En este sentido menciona Benevolo las declaraciones de Walter Gropius en el artículo “Report on Brazil” publicado en la revista Architectural Review, vol. 116 (1954), defendiendo el buen hacer de los arquitectos brasileños en la adaptación de las aportaciones internacionales. 1536
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al desarrollo nacional y a la modernización del país, favoreciendo la integración del interior del país en las actividades económicas y posibilitando que Brasil asumiera de una vez por todas sus riquezas; pero aún así, el presidente relataría años después en sus memorias que “en ningún momento fue olvidada la imprescindible movilización psicológica del pueblo17”. Y es que Brasilia, ciudad concebida y construida en los parámetros del racionalismo, fue circundada de un proceso mitológico utilizado como una estrategia de marketing, con el objetivo de generar el entusiasmo necesario para que los trabajadores y el pueblo sintiesen que estaban construyendo la ciudad de la que sería una civilización redentora. Así, por iniciativa de Israel Pinheiro, presidente de la Compañía Urbanizadora de Brasilia, la Novacap, se divulgó en la prensa brasileña un sueño de João Bosco, padre fundador de la Congregación Salesiana asentado en Turín, recogido en el volumen XVI de sus Memoriae Biografiche. El sueño profético había tenido lugar 77 años antes de la construcción de Brasilia, en 1883; en él, un mensajero divino hablaba al santo de una ciudad, situada entre los paralelos 15 y 20, en la que surgiría la nueva civilización de la Tierra Prometida. El propio Kubitschek contribuiría a la difusión del sueño de Don Bosco reforzando los argumentos míticos sobre Brasilia: Medité sobre la gran civilización que surgiría entre los paralelos 15 y 20, justo en el área donde se estaba construyendo Brasilia. El lago de la visión del santo ya figuraba en el Plan Piloto del urbanista Lùcio Costa. Y la Tierra Prometida, anunciada repetidamente por la misteriosa voz, aunque no existía de hecho, ya se configuraba a través de una aspiración colectiva, que pasará a ser una aspiración nacional. Allí manarían leche y miel18.
Pero el sueño de João Bosco no fue el único argumento mítico de legitimación de la nueva capital en construcción, sino que otro directivo de la constructora Novacap, Ernesto Silva, se encargó de reforzar la visión utópica de Brasilia estableciendo un paralelismo entre ésta y Roma en su libro sobre la Historia de Brasilia19: el día 21 de abril del año 753 a.C. Rómulo fundaba en el Monte Palatino una ciudad que sería el marco de una nueva era 17 QUEIROZ, 2006: 143- 150. 18 QUEIROZ, 2006: 143- 146. 19 SILVA, 1963. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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[…]. Quiso la providencia Divina que, en el mismo día, 27 siglos más tarde, una pléyade de valientes hombres presentase Brasilia a Brasil, cumpliendo así los designios eternos manifestados en la Visión Profética de Don Bosco: cuando excaven las minas aquí escondidas, en el medio de estas montañas, surgirá en este lugar la gran civilización, la tierra prometida de una riqueza inconcebible.
El mito de Brasilia tuvo su nacimiento en formas político-ideológicas y fue originado deliberadamente. Mediante la suma de conceptos geopolíticos, la utopía de la modernidad y la ideología del desarrollo se obtuvo como resultado la legitimación de la construcción de la nueva capital del país. Los mismos conceptos sirvieron de base para el denominado “Espíritu de Brasilia”, que permitió la entrega de los trabajadores a un régimen de trabajo de extorsión, lo que se ha llamado “servidumbre voluntaria”, que permitió la construcción de Brasilia en apenas cuatro años, alternando turnos de días y noches en jornadas de 16 horas de trabajo20. 5. El inesperado crecimiento demográfico La ciudad diseñada por Lùcio Costa tomó forma sobre el terreno a una velocidad sorprendente, pero simultáneamente muchas otras iniciativas urbanas aparecieron por otro lado (incluso antes de la inauguración de Brasilia) ocupando, casi en su totalidad, las orillas del lago artificial, y haciendo que la figura simétrica del Plan Piloto no corresponda ya a la totalidad del organismo urbano, sino sólo a un núcleo21. En 2007 se cumplieron 50 años del Plan Urbanístico de Brasilia22. El Plan Piloto de 1957 preveía una población de 500.000 habitantes y la construcción, tras la conclusión del núcleo central, de ciudades satélite pero, en 1958, casi simultáneamente al inicio de las obras, se había formado ya Taguatinga, y para 1960, año de la inauguración, Sobradinho, ambas ciudades satélites dependientes económicamente, todavía hoy en día, del núcleo central. Por lo tanto, antes de consolidarse como ciudad Brasilia era ya una aglomeración de núcleos que circundaban su área central. En 1980 el número de habitantes ya superaba el millón, más del doble del previsto, concentrándose el 78’54% de la población en la periferia, ocupando además un territorio de gran fragilidad medioambiental. Esto ha 20 QUEIROZ, 2006: 146- 149. 21 BENEVOLO, 2002: 737. 22 Los datos referentes al crecimiento demográfico han sido tomados de DE ARAGÃO, 2008: 167- 169. 1538
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llevado consigo como consecuencia a que la protección del entorno natural haya marcado las directrices de ordenación (hoy el 93% del territorio se encuentra bajo algún tipo de protección). En 1990 aparecieron nuevos núcleos urbanos como consecuencia de la salida al mercado de 100.000 parcelas del territorio que había sido parcialmente expropiado casi 40 años antes, convirtiéndose, como los anteriores, en ciudades dormitorio. En 2006 el conjunto del Plan Piloto, más los barrios levantados en la década de los 80, planeados por el mismo Lùcio Costa en su documento Brasilia Revisitada, aunaban solamente el 12’48% de la población, concentrándose el grueso de la misma en barrios residenciales de clase alta con ocupaciones de baja densidad y, por otra parte, en las ciudades satélite antes mencionadas, ocupadas por la clase más baja y, consecuentemente, con densidades de ocupación muy altas además de intensivas. Hoy la ciudad de Brasilia, situada en el Distrito Federal homónimo, comprende no sólo los diferentes proyectos de Costa, sino también 29 núcleos más, ligados en mayor o menor medida a la capital metropolitana, y ha pasado de ser casi de forma exclusiva Sede del Gobierno y de la Administración Pública a convertirse en una ciudad con una economía diversificada en la que tiene un papel prominente la industria. 6. Políticas de preservación y desarrollo: la protección UNESCO y el plan director de ordenación del territorio
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Encontramos en lo que respecta a la ciudad de Brasilia dos ámbitos básicos de protección: en primer lugar el internacional, marcado por la inclusión de la nueva capital brasileña en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y un segundo estatal, encaminado principalmente a la protección de la zona del Plan Piloto de Lùcio Costa, materializado en el Plan Director de Ordenación del Territorio. En 1992 Brasilia pasa a formar parte de la lista de Patrimonio de la Humanidad elaborada por la UNESCO23. Esto significa que ya a principios de la década de los 90 se vio la necesidad no sólo de la puesta en valor de la ciudad como ejemplo de urbanización y arquitectura contemporáneas, sino también la protección frente al amenazador avance de las nuevas construcciones en el extrarradio y la creciente contaminación del entorno del lago artificial. 23 DE ARAGÃO COSTA MARTINS, 2008: 170- 172. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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La inclusión marcaría así las políticas de preservación llevadas a cabo, cuya base legislativa se fundamentaba en la conservación y protección de las cuatro escalas que estructuran la ciudad; sin embargo, cada una de ellas presenta problemas particulares que, debido a la preservación rígida del Plan Piloto, aún no se han solucionado, impidiendo el desarrollo y la adaptación de Brasilia a las necesidades reales de la población: la escala monumental aparece saturada por la sobrecarga de zonas de aparcamiento que deterioraban el paisaje urbano, la residencial no cumple las previsiones de uso (proliferación de centros comerciales en parcelas destinadas en un principio a residencias, lejanía de los centros educativos, etc.), la gregaria sufre una gran concentración de personas durante la semana quedando totalmente desocupada en días no laborales y por la noche, y por último la escala bucólica, concebida a modo de grandes espacios verdes, dificulta las soluciones de transporte por las grandes distancias que genera entre áreas urbanizadas y, en algunos casos, se han convertido en improvisados vertederos. Además, la sectorización ha provocado la aparición de un mercado inmobiliario ilegal paralelo, puesto que las personas que no se pueden permitir los altos precios de la vivienda convencional han optado por buscar alternativas irregulares, estableciéndose en los pisos superiores de los comercios locales que, por ley, no deberían albergar viviendas Por otro lado, el Plan Director de Ordenación del Territorio24, aprobado en 2008, trata de marcar las directrices básicas que pongan solución al que se ha erigido como uno de los principales problemas de Brasilia, es decir, la marcada dispersión de la residencia y la concentración del empleo en el área central: la Brasilia metropolitana presenta graves problemas de dispersión urbana, con una periferia muchísimo más densa que el centro, lo que conlleva resultados muy negativos para la población: los altos índices de movilidad pendular unido a una ineficiencia del transporte público para cubrir las largas distancias creadas por la sectorización ha llevado a una proliferación en el uso de vehículos privados, lo que conlleva a su vez una sobrecarga del sistema viario principal, provocando graves atascos que tienen como resultado directo un aumento del tiempo perdido en desplazamientos así como la subida del precio de transportes y la contaminación. En él se definen diferentes zonas según el carácter de las mismas: urbanas, rurales y de interés ambiental, además de la inclusión de una “zona de contención urbana” que serviría para impedir el proceso de dispersión ya 24 DE ARAGÃO COSTA MARTINS, 2008: 175- 179. 1540
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comenzado incluso antes de la inauguración del Plan Piloto. Así, se trata de incentivar la propiedad rural y la parcelación de alta densidad, a la vez que se fomenta la creación de nuevas centralidades que posibiliten la descongestión del área central. Éstas se distinguen entre primarias (espacios con buena accesibilidad o bien espacios que ya cuentan con densidades altas de población) y secundarias (polos cercanos a las estaciones de transporte público, centros comerciales, etc.). Para las primeras se concibe un programa completo de actuación que incluye la intensificación del uso del suelo, una nueva organización de los transportes, y la recalificación de gran cantidad de espacios libres, incentivando en ellos además la multifuncionalidad. De esta forma se prevé la creación de nuevas áreas de habitación en vacíos intraurbanos, lo que permitiría una optimización de todo tipo de recursos: infraestructuras como traída de aguas y saneamiento, aprovechamiento de redes de transporte, etc., haciendo hincapié en la concepción de nuevas áreas de protección ambiental como parques urbanos. Este proyecto general se vería acompañado de otras intervenciones a nivel más local que se centrarían más bien en la emisión de una normativa de regulación de usos de los espacios, alturas de los edificios, alineaciones de los mismos, etc. 7. Conclusión Se podría decir que Brasilia ha demostrado ser, con el paso de los años, todo lo contrario a lo que en un principio se pretendía con ella. De los días de la vertiginosa construcción, en los que obreros, ingenieros, arquitectos, etc. comían juntos compartiendo espacios y vida, no quedó nada tras la inauguración, pasando a ser el núcleo central del Plan Piloto no ya la ciudad redentora que había sido profetizada o la esperanza de los no creyentes como lugar de nuevas oportunidades y mejor calidad de vida, sino un enorme espacio donde los altos precios de la vivienda y del transporte impiden vivir en ella a aquellos que la levantaron con sus manos, que se han visto relegados a kilómetros de distancia del núcleo original. El propio Óscar Niemeyer ha manifestado cierta decepción respecto a los graves problemas de distancias, transportes públicos, recogida de basuras, contaminación ecológica, etc., cuya solución se ve además imposibilitada por normativas (como la de la UNESCO) que obligan a la preservación del proyecto de Lùcio Costa antes que a mejorar la vida de los ciudadanos.
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ENTERRAMIENTOS TARDOANTIGUOS EN LA CORNISA CANTÁBRICA: EL CASO DE LA CUEVA DE L’ALBORÁ (ENTRELLUSA, CARREÑO, ASTURIAS) Late Antiquity Burials on the Cantabrian Coast: the Case of the Cave of L’Alborá (Entrellusa, Carreño, Asturias) Adrián Piñán Gargantiel1 Universidad de Oviedo [email protected] Resumen: El objetivo de este póster es analizar y conocer los enterramientos que se producen en época tardoantigua (s. IV-VII) en la Cornisa Cantábrica. Así se observa como el cristianismo comienza a aportar influencias funerarias en años posteriores. Al mismo tiempo, va adaptando y reconquistando lo que en ese periodo histórico se estuvo realizando en materia fúnebre en el territorio que hoy conforma el Principado de Asturias. Enterramientos que continuarán hasta época Altomedieval (s. VIII-X), como observaremos en las distintas iglesias cristianas iniciales realizadas sobre zonas de marcado carácter simbólico, al ser ya desde época megalítica destinadas a lugar de enterramiento. Para ello nos basaremos en evidencias de carácter arqueológico en particular analizaremos el caso de la cueva L’Alborá situada en la playa de Entrellusa/Madrebona, (Carreño, Asturias) durante los s. V/VII. Palabras clave: Cornisa Cantábrica, Antigüedad Tardía, Cuevas, Tumbas, Entrellusa/ Madrebona. Abstract: The aim of this poster is to analyze and get to know the burials that took place in the Cantabrian coast during the late antiquity (from the 4th until the 7th century). We can see how Christianity begins to provide funeral influences during the following years. At the same time, it adapts to and retakes what was done on funeral matters in that historical period, in the same territory that nowadays is the Principality of Asturias. The burials continued until the Early Medieval (8th-10th century), as we will see in the different initial Christian churches on areas with a strong symbolic character, as they already were a place for burial since the Megalithic.
1 Estudiante de quinto curso de la licenciatura de Historia. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Adrián Piñán Gargantiel
To do this, we are going to study archaeological evidence, in particular, we will analyze the case of L’Alborá cave located on the beach of Entrellusa/Madrebona, (Carreño, Asturias) from the 5th until the 7th century. Keywords: Cantabrian Coast, Late Antiquity, Caves, Tombs, Entrellusa/Madrebona.
1. Introducción: Localización geográfica y geológica La cueva de L’Alborá se sitúa en el entorno de Perlora (Asturias), en el pedrero NO de la Ensenada de Madrebona en la playa de Entrellusa. L’Alborá se trata de la primera cavidad, de carácter funerario, hallada en Asturias en la que se han encontrado restos humanos asociados a la tardoantiguedad (s. V/VI). La zona donde se encuentra la cueva posee unas características geofísicas determinantes. La cavidad se abre en la zona inferior de la formación caliza de montaña que se encuentra en el flanco oriental del sinclinal de Perlora. De manera regional la caliza montaña, del carbonífero, es de un color gris oscuro, fétida y fuertemente laminada, al contrario, en esta zona las características no son constantes. Se puede observar en amplias áreas que la caliza de montaña se encuentra alterada: presenta una coloración amarillopardusca y carece de fetidez y laminación. Los cambios, como se deduce de una serie de fallas y diaclasas, son secundarios. Es muy probable que por las fracturas se hayan introducido diferentes fluidos que provocaron estos cambios, principalmente la dolomitización de las calizas, lo que le daría una coloración amarillo-pardusca característica. Hay que señalar cómo la acción erosiva del mar junto con las aguas de infiltración contribuyó a crear una serie de galerías angostas. El suelo de las galerías presenta generalmente una inclinación hacia el oeste, lo que está de acuerdo con el buzamiento de los estratos y las fallas que existen en el área. A esta explicación geológica habría que añadirle las características climáticas del Holoceno, el periodo en el cual se inscribe el yacimiento arqueológico de características climáticas parecidas a las actuales. La explicación geológica dada es de gran importancia ya que nos ayuda a entender el porqué de lo que actualmente podemos observar en la zona. Conocemos, por el Diccionario Geográfico de Asturias de Martínez Marina del siglo XVIII, la existencia de otras cuevas cercanas pero que actualmente se encuentran desaparecidas debido a las características geológicas de la zona sumadas a la importante acción erosiva del mar. 1546
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Enterramientos tardoantiguos en la Cornisa Cantábrica el caso de la cueva de L’Alborá (Entrellusa, Carreño, Asturias)
En 1762 se observó que la peña que forma la punta, o pequeño promontorio de Socampos, se veía como una ventana tapada a cal y canto hacia Candás, bien elevada sobre el mar, y harto mas debajo tierra. Los entusiasmos por las minas hicieron la arriesgada tentativa de descolgarse con cuerdas y romper a pico aquella mampostería la qual abierta manifestó una estancia dentro de la peña viva y en ella un cadáver humano, y nada más2.
Los aspectos geomorfológicos condicionan nuestra manera de ver los yacimientos y en cierta manera la historia. 2. Enterramientos tardoantiguos en cueva en la Cornisa Cantábrica El uso de las cuevas no ha sido algo exclusivo de la tardoantigüedad sino que podemos rastrear su uso constante a lo largo de la historia hasta nuestros días. Los enterramientos de carácter tardoantiguo no son habituales en la Cornisa Cantábrica y los realizados en cueva son más raros3. Para el caso de Asturias la única cueva que conocemos con cronologías que podemos adscribir a los siglos V/VI sería la L’Alborá y para el País Vasco tenemos los casos de Goikolau y de Ereñuko Arizti. Estos casos han sido puestos en duda por algún autor por no contar con dataciones radiocarbónicas o no proceder estas de huesos humanos4. Para la zona cántabra no tenemos ningún yacimiento documentado para esas cronologías. El uso de cavidades como lugar de enterramiento se ha dado a lo largo de la historia. Durante el periodo prehistórico se trata de un fenómeno importante que comenzará a decaer durante la Edad de Hierro. En época romana, la costumbre renacerá con nueva fuerza a lo largo de fines del Imperio manteniéndose hasta el siglo VIII cuando comenzará a abandonarse, aunque existirán ejemplos de perdurabilidad. A lo largo de la Cornisa Cantábrica es más frecuente este tipo de enterramientos en cueva asociados a época visigoda con unas cronologías que podemos situar en los siglos VII/VIII. De esta manera hay que destacar 2 Cita del Diccionario Geográfico de Asturias de Martínez Marina localizada en ADAN et alii, 2009: 239. 3 Hay que señalar la existencia de otras cuevas asturianas con ocupaciones más tardías o que presentan dudas al respecto a la adscripción de los materiales a los restos humanos como la cueva de Valdediós, cueva Güerta (Teverga), cueva Pequeña (Cabrales) o Cueva de Chapipi (Grado). 4 HIERRO GARATE, 2011: 389. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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los numerosos yacimientos en torno a la bahía de Santander, como los de la Galería Inferior de La Garma, la cueva de El Juyo, cueva Las Penas, cueva El Portillo del Arenal y con algunas dudas La Cueva Larga del complejo de La Horadada, por haberse constatado la relación clara entre los restos materiales y humanos. Los materiales que aparecen en los yacimientos de la bahía de Santander son fácilmente asociados a época visigoda al estar compuestos por los típicos broches de cinturón liriformes, verdadero fósil director de los yacimientos, entre otros materiales. En todos los casos estaríamos hablando de enterramientos que han sido interpretados de diversas maneras a lo largo de la historia, alguna de las más recientes tendrían que ver con su uso como lugares de enterramiento para víctimas de epidemias5. ¿Qué lleva a la utilización de cuevas en esta época cuando está atestiguado en la meseta un poblamiento en aldeas y enterramientos en necrópolis?6. Las interpretaciones que tradicionalmente se han dado pasan desde la habitacional, como lugar de ocupación ocasional o lugar de habitación temporal en momentos de inestabilidad; hasta la ocupación mixta como cuevas de ocupación habitación y litúrgica, es decir, como eremitorios cristianos o lugar de residencia de pequeñas comunidades monásticas; pasando por un uso no habitacional o ritual con su vinculación a ritos de inhumación. Las características de los materiales recuperados que se incluyen en la categoría de elementos de objeto personal del propio difunto junto con la costumbre tardoantigua de los enterramientos con ajuar, en ocasiones numeroso, ha hecho pensar en esta última explicación funeraria para estos depósitos. En realidad para explicar el uso de cuevas en época tardoantiguas y siguientes habría que hacer un compendio de todas estas interpretaciones, todas válidas para casos determinados.
5 HIERRO GARATE, 2011: 351-402. 6 Como se puede apreciar en el caso de la Villa de la Olmeda y sus dos necrópolis asociadas a un centro de culto cristiano, TEJERIZO, 2011. 1548
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Enterramientos tardoantiguos en la Cornisa Cantábrica el caso de la cueva de L’Alborá (Entrellusa, Carreño, Asturias)
3. La cueva de L’ Alborá: La cueva, interpretaciones y materiales 3.1 La cueva La Cueva de L’Alborá posee una complicada entrada a través de un pedrero por el cual se accede a un pasillo que nos conduce a una sala ovoide de 6,50 m por 12,02 m. La sala presenta una planta irregular con una caída hacia el NW y un techo bajo que, salvo en lugares muy específicos, impide estar de pie. La cueva sufre la acción de las mareas pudiéndose actualmente acceder solo con la marea baja. En torno al pedrero y en el islote situado en la ensenada de Madrebona apareció un interesante conjunto cerámico vinculado con la existencia de un asentamiento estable junto al puerto medieval ballenero de Entrellusa. En el año 2002 se recuperaron en la cueva d L’Alborá, en superficie, una serie de materiales que acompañaban a un húmero humano correspondiente a un individuo femenino. Los materiales correspondían a un fragmento de terra sigillata hispánica tardía muy rodado por la acción del mar y que había perdido todo el barniz característico de este tipo de producciones cerámicas; un vidrio de factura romana, posiblemente perteneciente a un ungüentario y una fíbula anular en omega de bronce. Todos estos materiales nos remitían a una cronología de los siglos III/V. Más tarde, en otro reconocimiento, apareció un pico asturiense bajo una chimenea y que probablemente había llegado a la cueva al precipitarse de cotas superiores por las diaclasas y fallas antes citadas. En el año 2004 se realizó una excavación exhaustiva de la cueva. Se realizaron tres sondeos siendo positivos solo uno de ellos, (sector 2), que pertenecía a una poza/sima en la que se introduce el agua con las mareas altas y que actúa como sumidero. Esta poza sufre la acción de las mareas, provocando remociones y movimientos deposicionales de gran virulencia7. En dicho sector se recuperaron más de 100 fragmentos humanos (UE: 2-3) correspondientes a dos individuos adultos jóvenes (masculino y femenino). Junto a ellos apareció un posible aplique/adorno de bronce, de tono verdoso, atravesado por un diente de jabalí y rematado por dos pies troncopiramidales también de bronce (UE: 2-3); dos fragmentos 7 Hasta tal punto afecta la marea al sector que en una reciente visita (febrero de 2013) se pudo observar un gran tronco de árbol en el fondo de la poza. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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cuadrangulares de hierro de una misma pieza interpretados como posible regatón o lanza (UE: 2-3); un fragmento de vaina de un puñal “tipo Simancas” (UE: 2-3); cinco fragmentos de hierro muy alterados (UE: 2-3); una costilla decorada que posiblemente funcionó como adorno (UE: 2-3); un clavo de hierro de sección cuadrangular y cabeza plana (UE: 4-1); y en el exterior del sector dos, una lámina de plomo que se encontraba incrustada en la roca. Estos materiales se hallaban acompañados de diferentes restos faunísticos como un colmillo de jabalí (UE: 2-4). Todos los materiales se encontraban afectados de diferentes maneras por los procesos postdeposicionales derivados del paso del tiempo y la acción del mar. El diferente emplazamiento del húmero femenino, fuera de la poza y en una superficie más elevada de la cavidad, puede indicar que su situación original sería esa cota más elevada o que su ubicación es fruto de la fuerte acción del mar y las mareas que se da en la zona. El hecho de que el individuo masculino y los materiales arqueológicos aparecieran únicamente localizados en la poza sugiere que el depósito se realizó en ese mismo lugar o en sus inmediaciones. No podemos asegurar que ambos individuos fuesen enterrados a la vez, pero sí parece evidente que compartieron el mismo espacio y que comparten, por los materiales, una misma cronología. Este hecho nos puede estar indicando que se trata de una misma unidad familiar. Gracias a la recogida de carbones en la UE: 2-3 se ha podido llevar a cabo una datación dándonos una horquilla entre los siglos V a VII8. 3.2 Interpretación Es necesario tener en cuenta unas consideraciones geoespaciales. El yacimiento se desarrolla en un lugar muy determinado, estamos hablando de una ubicación estratégica, marítima, en un lugar con gran tradición de ocupación romana. Es un territorio con una fuerte presencia romana ya desde antiguo, que en el caso próximo de Gijón podemos fechar ya con Augusto en la zona de la Campa Torres.
8 Datación calibrada (Beta 192659) dios las fechas de: I sigma 460 a 480 dnE (después de nuestra Era), dnE-(siglo V) y a 2 sigmas 430 a 620 dnE (siglos V a VII). ADAN et alii., 2009: 238. 1550
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Enterramientos tardoantiguos en la Cornisa Cantábrica el caso de la cueva de L’Alborá (Entrellusa, Carreño, Asturias)
La ocupación romana del territorio evolucionará a lo largo del Imperio. Dicho escenario se encuentra rodeado de por lo menos nueve establecimientos rurales (villae) de dedicación agropecuaria de los que el paradigma lo constituye la Villa de Veranes que evolucionará durante época tardoantigua hasta ser finalmente abandonada9. Es un territorio que se encuentra inmerso en los círculos comerciales tardoantiguos y en conexión con la Meseta a través de las vías de comunicación naturales. Hay una pervivencia del hábitat no residual en la zona costera que se puede observar en los diferentes yacimientos citados así como en la necrópolis de Rodiles y la de Finaga. Para el yacimiento de L’Alborá no se ha localizado ningún asentamiento habitacional cercano que pudiese estar asociado al yacimiento funerario y es posible que la construcción en los años 50 del siglo XX de la Ciudad Residencial de Perlora haya arrasado todo lo que hubiese podido existir. A pesar de todo, podemos hablar de un antecedente inmediato para el yacimiento desde el punto de vista cronológico aunque no tipológico, nos estamos refiriendo a la necrópolis tardorromana de Paredes (Siero, Asturias) que se encuadra en unas cronologías de finales del siglo IV y principios del V. Estamos hablando pues de una zona donde se nos evidencia la existencia de unas sociedades complejas y organizadas, donde hasta hace poco y al calor de las tesis indigenistas se pretendía ver un territorio en la práctica despoblado y una vuelta a comportamientos de la protohistoria. 3.3 Materiales Para los materiales antes descritos se puede hablar de la existencia de un ajuar diferenciado. El individuo femenino se encontraría acompañado del fragmento cerámico T.S.H.T, el posible ungüentario de vidrio y la fíbula anular en omega posiblemente para sujetar la vestimenta, es decir objetos del atuendo femenino y de su vida cotidiana; por el contrario, el individuo masculino estaría rodeado de armas, el cuchillo “tipo Simancas” y la lanza, así como de elementos para su adorno como el fragmento óseo decorado y el posible aplique de diente de jabalí así como de materiales para su vestimenta.Observamos entonces una clara dicotomía entre lo femenino y lo masculino.
9 FERNADEZ OCHOA et alii., (2005-2006): 137-194. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Hay que tener en cuenta que el fenómeno de los ajuares en las tumbas comenzarán ahora a remitir hasta acabar desapareciendo en su mayor parte en las necrópolis visigodas posteriores siendo prácticamente inexistentes a partir del siglo VIII aunque se podrá apreciar algunos rasgos de pervivencias en época altomedieval y medieval10. Algunos de estos materiales necesitan que nos detengamos más en ellos. Para el posible aplique de bronce atravesado por un diente de jabalí no hemos encontrado ningún paralelo válido y se nos escapa su posible función o uso, bien es verdad que la pieza no se halló completa y en su cara interna se encuentra hueco y atravesado por el remache que lo une a las piezas troncopiramidales, lo que nos está indicando que posiblemente fue concebido para ser visto por una sola de sus caras. La vaina que aparece en este yacimiento corresponde a un cuchillo “tipo Simancas” que surge en las llamadas “necrópolis del Duero” alrededor del siglo IV/V donde fueron sistematizados por Palol y constituyen un verdadero “fósil-director” de esos yacimientos11. Estos cuchillos entrarán en los círculos comerciales antiguos apareciendo en numerosos lugares diferentes al Duero, el ejemplo más cercano lo tenemos en el Castro de Coaña donde apareció uno de ellos dándosele una cronología correspondiente a los siglos IV/V12. Podemos hablar también de otros ejemplos de cuchillos de este tipo aparecidos en lugares tan alejados entre sí como Valencia u Ourense13. Hasta la cueva de L’Alborá puede haber llegado gracias a los círculos comerciales que operan en ese momento y que nos dan la clave para explicar cómo este tipo de materiales aparecen distribuidos por diferentes lugares de la Península Ibérica. Es muy posible que este tipo de cuchillos tuviesen en origen una función militar para pasar más adelante al mundo civil como objetos de uso común y fines venatorios. 4. Conclusiones En definitiva nos encontramos ante un enterramiento dúplice de un posible guerrero del siglo V acompañado por una mujer. Ambos cuentan con ajuares diferenciados de una calidad excepcional, lo que parece indicar que estemos, ante un posible enterramiento perteneciente a unas elites. 10 GARCÍA FERNÁNDEZ et alii, 1999: 282; FERNÁNDEZ CONDE et alii., 1991: 18. 11 PALOL, 1964. 12 MAYA, 1988/89. 13 RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, 1999: 1-2.; GONZÁLEZ VILLAESCUSA, 2001: 160. 1552
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Enterramientos tardoantiguos en la Cornisa Cantábrica el caso de la cueva de L’Alborá (Entrellusa, Carreño, Asturias)
Se trata de una pareja de adultos jóvenes que se han inhumado con unos materiales de prestigio que evidencian una capacidad económica importante de sus círculos familiares hasta el punto que pueden incluso importar objetos como el cuchillo o el vidrio. Hay que resaltar también el propio lugar de enterramiento, una cueva, y su vinculación al topónimo que se ha conservado, Madrebona. Resulta llamativo que viniendo de una tradición romana donde el enterramiento en cueva no es lo habitual14, estas poblaciones retomen esa tradición y vuelvan a comportamientos propios de otra época. Hay que resaltar que los enterramientos en cueva muchas veces se han interpretado como esa vuelta al seno de la madre tierra, un lugar privilegiado para enterrarse, que supone un mayor contacto con la divinidad que podría estar en relación con el topónimo Madrebona. Estaríamos hablando de una deidad femenina, de carácter protector (Madre buena), y que tal vez nos esté poniendo en relación con la existencia de algún lugar de culto a esa divinidad en las proximidades. La existencia del ajuar habría que relacionarla con la creencia de estas poblaciones de la vida del más allá, de la pervivencia de la personalidad del difunto que va a necesitar de objetos para valerse. Es la visión de la muerte como una prolongación más de la vida terrestre, hasta el punto que en algunos yacimientos como en la necrópolis de Paredes observamos indicios de la presencia de ritos de libaciones, es decir, existe una interdependencia entre los muertos y los vivos. Los vivos satisfacen las necesidades de los muertos para seguramente, evitar la influencia negativa de estos últimos. Pero, ¿podemos aseverar que la cueva d L’Alborá es un enterramiento cristiano o pagano? En realidad de momento no existen datos que nos permitan atestiguar una cosa o la contraria. Es verdad que el carácter del enterramiento, un ajuar característico, el lugar donde han sido depositados y su relación con el topónimo Madrebona hace pensar que no se trate de un enterramiento cristiano. No existe un acuerdo entre los historiadores para precisar la llegada del cristianismo a Asturias aunque es más posiblemente que fuese durante los siglos VI/VII. Como ejemplo de pervivencia de ciertos elementos, como los monumentos megalíticos, podemos hablar cómo durante el s. VIII, comienza la construcción de iglesias cristianas sobre zonas de vestigios tumulares en 14 Recordemos que lo habitual en el mundo romano es el ritual de incineración. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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el oriente asturiano. Estamos hablando de elementos representativos del paisaje que serán usados por los reyes asturianos para la edificación de iglesias. Los casos más característicos serán los de Favila que construirá la Iglesia de la Santa Cruz (Cangas de Onís) precisamente sobre uno de estos túmulos; o el caso de la Iglesia de Santa María de Mián situada junto a un dolmen, iglesia que aparece citada en una donación hecha por Ramiro II en el siglo X15. Estamos pues ante un fenómeno muy complejo de usos de lugares representativos, cavidades, túmulos, que no finaliza con la llegada del cristianismo. En definitiva, nos encontramos con la existencia ya en siglos V/VII de unas élites que actúan y tienen costumbres diferenciadas por lo menos desde el punto de vista funerario (recordemos el antecedente de Paredes o para las mismas fechas las necrópolis del Duero como la de La Olmeda) y con una capacidad económica importante. Pero podemos hablar de un comportamiento único para estos individuos o algo que se extendería por las diferentes élites que debieron de existir por todo el territorio. Sería conveniente ampliar nuestro conocimiento del territorio asturiano mediante los correspondientes trabajos arqueológicos de campo. Es necesaria una prospección sistemática del territorio como la llevada a cabo en otras zonas de la Península Ibérica (Cantabria sería un ejemplo) con el objetivo de intentar descubrir y conocer nuevos yacimientos en cueva que nos lleven a un mejor conocimiento de este fenómeno. Agradecimientos A Covadonga Ibáñez y Gema Adán por su inestimable ayuda y a todo el equipo del Proyecto de Excavación Arqueológica en el Castillo de Gauzón (Castrillón, Asturias) por su apoyo. Bibliografía ABASOLO ÁLVAREZ, José Antonio y PEREZ RODRÍGUEZARAGÓN, Fernando, “Arqueología funeraria en Hispania durante el Bajo Imperio y la Época Visigoda” en Arqueoloxia da Morte na Península Ibérica desde os Orixes ata o Medievo, 1995; 291-306.
15 JORDÁ CERDÁ, 1962: 16-20, 27-28. 1554
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ADAN ÁLVAREZ, Gema Elvira; GARCÍA ÁLVAREZ-BUSTO, Alejandro; GARCÍA, Rosario; IBÁÑEZ CALZADA, Covadonga; RODRÍGUEZ, Laura; RODRÍGUEZ, Ángela; GONZÁLEZ, M.; ÁLVAREZ LAO, Diego; ARBIZU, Miguel; CARRETERO, José Miguel; ÁLVAREZ, David; PALACIOS, Joaquín y CID, Rosa María, “Entrellusa, Perlora Carreño: evidencias paleolíticas, de enterramientos tardoantiguos y hábitat medieval”, Excavaciones arqueológicas en Asturias 2003-2006 (2009): 235-243. ARMENDARIZ, Ángel, “Las cuevas sepulcrales en el País Vasco”, Munibe, 42 (1990): 153-160. AZKARATE GARAI-OLAUN, Agustín, “La arqueología y los intereses historiográficos. (De los postulados vascocantabristas a las necrópolis tardoantiguas de influencia nordpirenaica)”, Bidebarrieta, 12 (2003): 27-60. FERNÁNDEZ OCHOA, Carmen; GIL SENDINO, Fernando; VILLAR CALVO, Almudena; FERNÁDEZ RODRÍGUEZ, Natalia; ÁLVAREZ TOLEDO, Gonzalo y MORÁN FERNÁNDEZ, Orlando, “La villa romana de Veranes (Gijón, Asturias): aportaciones preliminares sobre la transformación funcional del asentamiento en la tardía antigüedad”, Cuadernos de Prehistoria y Arqueología, 31-32 (2005-2006): 137-194. GARCÍA, Rosario; RODRIGUEZ, Laura; RODRÍGUEZ, Ángela; CARRETERO, José Miguel; ADÁN, Gema; ALVAREZ-LAÓ, Diego; ARBIZU, Miguel; ÁLVAREZ, David y PALACIOS, Joaquín, “La cueva del Alba (Entrellusa, Perlora, Asturias): ¿Enterramiento o deposición en una cueva durante la época romana?, en FLOR, Germán (ed.), Actas de la XI reunión de AEQUA, 2004; 341-346. HIERRO GARATE, José Ángel, “Arqueología de la tardoantigüedad en Cantabria: Yacimientos y hallazgos en cueva”, Nivel Cero, 10 (2002): 113-128. HIERRO GARATE, José Ángel, “La utilización sepulcral de las cuevas en Época Visigoda: los casos de Las Penas, La Garma y el Portillo del Arenal (Cantabria)”, Munibe, 62 (2011): 351-402. PALOL I SALELLAS, Pedro, “Cuchillo hispanorromano del siglo IV de J.C.”, Boletín del seminario de estudios de arte y arqueología, 30 (1964):67-102.
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EL PATRIMONIO INMATERIAL EN LA ALTA EXTREMADURA: HISTORIA, LEYENDA Y MITO
The Immaterial Patrimony in the North of Extremadura: History, Legend and Myth Juan Pedro Recio Cuesta Universidad de Extremadura/GEHCEx [email protected] Resumen: El presente texto se centra en un territorio que, a lo largo de la las diferentes etapas de su Historia, a nuestro juicio, es destacable por la existencia de un importantísimo tesoro inmaterial: el conjunto de historias, leyendas o mitos que se conservan, aún hoy en día, dentro del imaginario colectivo y la tradición oral en no pocos lugares de la Alta Extremadura. Palabras clave: leyendas, colectivo imaginario, Cáceres, Extremadura. Abstract: This paper focuses on a territory which, along the different stages of his History, from our viewpoint, is valuable for the existence of an important intangible treasure: the set of stories, legends and myths that are preserved, even today, in the collective imaginary and oral tradition in many places of north Extremadura. Keywords: Legends, Collective Imaginary, Cáceres, Extremadura.
1. Introducción Cuando se hace referencia al patrimonio, concepto que podemos definir como el conjunto de bienes heredados, individual o colectivamente, de nuestros ascendientes, directamente se suele asociar a algo tangible o cuantificable, a fin de cuentas, a algo material, pudiendo poner como ejemplo las construcciones o las producciones escritas. Sin embargo, dentro de esa acepción de patrimonio existe una vertiente que, sin duda, guarda un tremendo valor: la inmaterial. Según la definición de patrimonio, acompañado de los atributos intangible o inmaterial que otorga la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), se entiende por patrimonio inmaterial: Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Juan Pedro Recio Cuesta
los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas –junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes– que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural1.
Así pues, siendo un conocimiento transmitido por una comunidad, grupo o individuo, en estas líneas se identificarán los principales rasgos de este patrimonio inmaterial, y alguna de sus manifestaciones, en un territorio tan prolijo en el tema que nos ocupa como es la Alta Extremadura. Y es que, desde los tiempos más remotos hasta nuestros días, a lo largo de toda la geografía de la provincia de Cáceres –Las Hurdes y la comarca de La Vera son claros ejemplos de ello–, se ha ido entretejiendo una sólida producción basada, en no pocas ocasiones, en una amalgama muy peculiar de hechos verídicos y otros que no lo son tanto. Desde las “gestas medievales” habidas en este territorio, constituyendo hoy verdaderas leyendas, pasando por ciertas crónicas fundacionales de zonas con un marcado carácter rural y hasta la mitificación de ciertos hechos y personajes de la Historia extremeña en los años del Franquismo, se encuentran producciones muy variadas y continuas en el tiempo en el espacio geográfico objeto de estudio. 2. Memoria
e
Historia
en la
Alta Extremadura:
el legado de la
tradición oral
¡Recogerlos! ¿Y dónde, cómo y de quién? He aquí el problema que no podía resolver por mí solo y para el cual necesitaba el concurso de otros…Sin embargo persuadido de la necesidad que hay de recoger esas producciones del genio popular, que van perdiéndose á medida que avanzan la civilización y el progreso, sigo adelante mi árdua empresa2.
Con estas palabras describía la ardua tarea de recopilación del folklore regional el pacense Sergio Hernández de Soto a finales del siglo XIX en su obra Cuentos populares de Extremadura. El párrafo citado muestra la ingente labor necesaria, acompañada de un encomiable empeño, por rescatar las costumbres populares en sus diferentes manifestaciones, aspecto que es visible en la producción de autores extremeños de siglos pasados. En este empeño por recuperar lo propio, dentro del terreno específico de las leyendas y de las diferentes historias, algunas de ellas maravillosas, encontramos, por 1 Definición extraída del texto de la Convención para la salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, que procede de la 32ª reunión de la UNESCO, celebrada en París durante los meses de septiembre y octubre de 2003. 2 BARCIA MENDO, 2004: 30. 1560
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El patrimonio inmaterial en la Alta Extremadura: historia, leyenda y mito
citar algún caso, la obra del erudito Vicente Barrantes3, autor pionero e imprescindible al acercarse a la Historia de Extremadura, sea de la época que sea. Figuras, leyendas e historias cuidadas que ya, con anterioridad al siglo XIX, fueron tratadas por la pluma de insignes escritores, como pueden ser los casos de Quevedo –“Calabacillas” o el bobo de Coria–, Lope de Vega –la Serrana de la Vera– o el propio Cervantes –con la figura de Diego García de Paredes, más conocido como “el Sansón extremeño”–, lo que supone una constante desde hace centurias, ya que “pocas regiones han ofrecido sus leyendas con tanta generosidad y relevancia a los grandes de la Literatura como la extremeña”4. Pero va a ser en el siglo XX cuando se dé un gran paso para la recuperación de la tradición oral extremeña, debiéndose a la existencia de una mayor preocupación por la conservación de la misma, acompañada por un incremento de los medios. Y dentro de esta producción, también existente durante la primera mitad de dicho siglo, la tónica ha sido una línea ascendente con el paso del tiempo, siendo, en este punto, imprescindibles las obras de Fernando Flores del Manzano, José Sendín Blázquez y de Eloy Martos Núñez5, entre muchos otros estudiosos que han dedicado parte de su producción a tratar esta materia. Así pues, este número creciente de publicaciones viene a ocupar un lugar importante dentro de la cultura popular extremeña, puesto que “las producciones de tradición oral son una especie de producciones amenazadas”6, afirmación que, a todas luces, debe hacer reflexionar sobre la conservación de un patrimonio común y, sobre todo, crear un medio de difusión de cara a las generaciones actuales y, más importante aún, las venideras. En cuanto al tratamiento formal, aunque en estas líneas no nos centraremos en la diversa tipología y clasificación de las producciones de tradición oral, sí que merece la pena detener la atención en dos aspectos. Por una parte, en cuanto a su clasificación según sus variantes, es común 3 BARRANTES, Vicente, Aparato bibliográfico para la Historia de Extremadura, 3 vol., Madrid, Est. Tip. de Pedro Núñez, 1877. En dicha obra, destacable por basarse en documentación histórica para realizar las descripciones de diferentes lugares de Extremadura, también inserta referencias a leyendas de los núcleos que estudia. 4 SENDÍN BLÁZQUEZ, 1992: 5. 5 En este sentido son destacables, por su contenido, las siguientes referencias: FLORES DEL MANZANO, Fernando, Mitos y leyendas de la tradición oral en la Alta Extremadura, Mérida, Editora Regional de Extremadura, 1998 y MARTOS NÚÑEZ, Eloy, “Leyendas, medios de comunicación y nuevas tecnologías. Aplicaciones didácticas”, en BARCIA MENDO, Enrique (coord.), La tradición oral en Extremadura. Utilización didáctica de los materiales, Mérida, Consejería de Educación, Ciencia y Tecnología, 2004; 119-148. 6 MENDOZA FILLOLA, 2004: 13. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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encontrar diferentes versiones: por un lado, la versión oral –caracterizada por su brevedad, variando según el informante o por ser un relato atemporal– y la versión literaria –en donde encontramos referencias temporales, un contexto bien definido e incluso los nombres de los protagonistas–. Por otra parte, es necesaria una clasificación de las leyendas atendiendo a su temática, existiendo la siguiente tipología: leyendas históricas, leyendas sobre pueblos, leyendas sobrenaturales y maravillosas o leyendas de miedo, entre otras7. En cuanto a la localización8 de estas producciones, como ya se ha señalado, gracias a las publicaciones aparecidas en los últimos decenios se ha llevado a cabo una clasificación geográfica de las mismas. En este sentido, las zonas de la Vera, el Valle del Jerte, las Hurdes o Sierra de Gata suponen el núcleo provincial. Así pues, como ya apuntó el sacerdote José Sendín, el norte de Extremadura, “es el núcleo por excelencia del misterio y la leyenda de nuestro ser de españoles, en una amplia gama que va desde la mística más religiosa hasta el ensueño más visionario”9. Dicho lo anterior, salta a la vista que el territorio objeto de estudio presenta unos caracteres bien definidos, ya que “los mitos y leyendas de esta porción extremeña tienen personalidad propia”, configurando además “un área cultural […] de firme carácter y sello propio”10, afirmación que comprobaremos en las líneas siguientes tratando la diversidad de leyendas existentes. 2.1. La tradición oral en las leyendas fundacionales: el caso de Tornavacas Bien es verdad que las leyendas dan nombres a lugares, tan solo basta con acercarse a una de las muchas que se conocen en la Alta Extremadura para comprobar la veracidad de tal afirmación; dicho de otra manera: cómo las leyendas se convierten en la raíz de un núcleo de población. En este tipo de leyendas de carácter histórico, si bien “nada saben los informantes del momento en que se forjaron”, sí “dicen haberlo escuchado así de sus mayores, que es la principal argumentación para atestiguar la “antigüedad”
7 A este respecto, es de consulta obligada la obra de FLORES DEL MANZANO, 2000. 8 Resulta destacable la labor llevada a cabo mediante el aprovechamiento de las nuevas tecnologías para la clasificación y conservación de las leyendas. Un claro ejemplo lo tenemos en el recurso digital, dirigido por Eloy Martos Núñez y Vítor M. de Sousa Trindade, Mapa de cuentos y leyendas de Extremadura y el Alentejo, disponible en la siguiente dirección: http:// alcazaba.unex.es/~emarnun/ 9 SENDÍN BLÁZQUEZ, 1992: 6. 10 FLORES DEL MANZANO, 2000: 904. 1562
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de un relato tradicional”11. Para ilustrar cómo las leyendas resignifican un espacio concreto, se aborda el caso de Tornavacas, antigua villa enclavada en el norte de Extremadura, constituyendo la cabecera del Valle del Jerte y siendo lugar de frontera entre las provincias de Ávila y Cáceres. La leyenda fundacional que aquí se relata, según la tradición, proviene de la Reconquista y tiene como marco temporal el siglo X. De esta manera, según cuenta la atractiva leyenda en su versión literaria, los musulmanes se hicieron fuertes en una de sus incursiones hacia tierras abulenses y fue en el sitio de la Vega del Escobar donde se produjo el hecho bélico. Las tropas sarracenas ponen en aprietos al rey leonés Ramiro II, por lo que se idea una estratagema utilizando las vacas de los pastores que ocupan las montañas, quienes colocan unas teas encendidas en los cuernos de las reses y las dirigen hacia las tropas musulmanas. Éstas, al ver aquella estampida de luz en medio de la noche, creen que son refuerzos de las tropas cristianas, por lo que huyen despavoridas valle abajo. Habiendo bajado las vacas el puerto, y viendo la estrepitosa fuga del enemigo, el rey Ramiro ordena “Tornar las vacas”, es decir, que el ganado vuelva a las sierras de donde descendió. Y como en toda leyenda que se precie, no es menos interesante la versión que se ha conservado en las tierras serranas del sur de Ávila sobre este hecho bélico. Se habla incluso de la intervención de la Providencia Divina –“personificada” en el apóstol Santiago. Según un pequeño artículo de María Jesús Carrera Redondo12, Ramiro II “viendo que debían de ser muchísimos más los efectivos de los mahometanos que los que con él estaban, decidió pedir la intercesión del apóstol Santiago, a quien siempre se encomendaba”. La noche previa a la batalla se le apareció la Virgen María “que le decía que tenía la batalla ganada”. Aunque salte a la vista que se trata de una leyenda adornada con sucesos incluso milagrosos, la misma posee un valor histórico en sí, ya que se conoce en su integridad, obviando ciertas diferencias de contenido, desde inicios del s. XIX. Basta con citar la referencia que recogía una descripción en 183313 sobre Tornavacas:
11 FLORES DEL MANZANO, 2000: 896. 12 CARRERA REDONDO, 2011: 14. 13 Se trata de la descripción que se inserta en el Diccionario geográfico universal dedicado a la Reina Nuestra Señora, Madrid, Imp. De José Torner, 1833, 865-866. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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En su origen fue una venta llamada de la Culebra, y despues aumentándose su poblacion, cambió su nombre en el de Villaflor, y en la irrupcion de los Sarracenos adquirió el de Torna-Vacas. Su etimologia viene, dicen, de Tornen las vacas, porque segun tradicion constante, los Sarracenos tuvieron sus reales en la vega de Escovar, distante ¾ de legua de la raya del puerto de Tornavacas, esto es, de su cima ó cordillera, que como hemos dicho en el articulo del Puerto, es la división y límite de las Castillas y Estremadura. Esta vega, parte ya de Castilla al N.E. de Tornavacas, es un terreno llano de una legua en cuadro, sin yerba, matas, ni árboles, no obstante los escelentes prados naturales cerrados que contienen sus estremos. En ella, pues, se dió, segun tradicion, una gran batalla entre cristianos y moros, la cual fué decidida por un ardid ó estratagema del general cristiano, haciendo conducir en la obscuridad de una noche multitud de vacas con hachas encendidas en las astas, las que acercándose al campamento moro infundieron el terror y espanto en todos ellos; y sorprendidos con aquella novedad, que no conocieron; se pusieron en precipitada fuga, abandonando todo su botin. Entonces el general cristiano, que lo era el gran conde de Castilla, Fernan Gonzalez, mandó retroceder el ganado vacuno diciendo, “tornen las vacas”, y esta es la voz que dió nombre á este pueblo. Sucedió esta batalla en el año 956, siendo el general moro que la sostuvo é invadió las Castillas Alhagib-Almanzor, el cual fue derrotado en el tercer dia de la contienda. Una escavacion casual, hecha en el llano donde se dió la batalla y en tiempos muy remotos, descubrió una lápida pulimentada con una inscripcion latina que dice: Iluminatio nostra salus nostra.
No obstante, también existen testimonios que obvian e incluso desechan la hipótesis de la citada batalla como hecho fundacional. Este es el caso Pascual Madoz, que en su Diccionario14 señala lo siguiente: Nada se sabe del origen de esta v. que debió ser oscuro y paulatino después de la conquista del pais por los cristianos sobre los musulmanes y cuando su repoblación fue planteada, como sucede con la mayor parte, pues son las menos cuyo principio ó cuya restauración nos puntualiza la historia. […]. Por supuesto, nada hay que decir ya del cuento que se ha inventado para esplicar el nombre Tornavacas, que indudablemente le comunicó su puerto; habiendolo tomado este por la circunstancia de partir varios limites; y de no ser así, solo debe recordar que la v.empezó por un mero puesto de pastores. 14 MADOZ, 1845: 34-35.. 1564
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Como vemos, el paso del tiempo se ha encargado de mantener esta leyenda hasta nuestros días, aunque no sin variaciones en su versión oral ya que es común señalar que la batalla fue liderada por Ramiro II –en una de estas descripciones aparece Fernán González como adalid de las tropas cristianas–, al igual que no se precisa una fecha concreta y existen confusiones temporales como situar a la misma en el marco de la Guerra de la Independencia (1808-1814). Sea como fuere, hay que tener en cuenta que esta tierra desde mediados del siglo X hasta finales del siglo XII fue un espacio de frontera, en la que no existía dominio cristiano ni musulmán, dándose incursiones o razzias entre unos territorios y otros. Del siglo XIII (1235) es la primera referencia que se tiene de Tornavacas y parece muy difícil, desde un punto de vista histórico, la fundación de este núcleo antes que otros episodios fundacionales o de reconquista más relevantes dentro del mismo proceso, como la toma de Ávila por los cristianos (finales del siglo XI) o la fundación de Plasencia (1186). Llegados a este punto, sería necesario atender a otros factores en cuanto a la fundación del núcleo, pero este no es el momento ni el lugar para realizar tal tarea. 2.2. De Viriato al régimen de Franco: emperadores, guerrilleros y mitificación de la Historia Aparte de los adornados relatos fundacionales, el territorio objeto de estudio destaca, como ya se ha señalado anteriormente, por la multitud y variedad de protagonistas en las leyendas, prácticamente de toda condición social: desde un emperador como es el caso de Carlos V, hasta una mujer con un halo misántropo como es la serrana de la Vera, pasando por un ladrón de ganado con raíces prerrománicas como es conocido el piornalego “Jarramplas”. Haciendo un breve recorrido histórico, ya la Edad Antigua se presenta como fuente de leyendas. Por citar algún ejemplo, es muy representativo el caso de Viriato15, el famoso caudillo lusitano, o la percepción que se tiene de alguno de los pueblos prerromanos que se asentaron en parte de lo que hoy es la provincia de Cáceres: los vettones, pobladores rodeados de una aureola de misterio en la óptica de la cultura popular.
15 Un acertado y sintético análisis en torno al mito construido a partir de la figura de Viriato lo podemos encontrar en QUESADA SANZ, 2011: 36-40. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Por su parte, la Edad Media se presenta como un “período generador de tantas y tantas fabulaciones, dando como fruto una literatura caballeresca, de gestas guerreras, de inverosímiles episodios de reconquista castellana”16, tal y como se ha visto en el episodio anteriormente expuesto. La Edad Moderna tampoco está exenta de sucesos o hechos históricos que dan pie a construcciones legendarias. Muestra de ello, es el paso de Carlos V por el Valle del Jerte hacia su retiro a Yuste, en donde fallecería en septiembre de 1558. El hecho en sí tiene lugar el 11 de noviembre de 1556, noche que pasaría en Tornavacas. En la versión oral, ya su llegada es narrada con un aserto poco verosímil y creíble por la categoría del protagonista: según se dice, fue él mismo quien se dirigió a unos lugareños que se encontraban pescando truchas en el río Jerte, señalándoles que quería probarlas por la buena fama que tenían. A la mañana siguiente, unos paisanos de la villa se dice que lo llevaron, a hombros, hacia la comarca de la Vera y, como muestra de agradecimiento, éste les dio a elegir su obsequio: ellos tan sólo pidieron unos pellejos de vino, creándose incluso canciones o poemillas de dicho suceso. Pero no todo queda ahí, pues dentro de este mismo hecho, también es común señalar que en el cuadro de los borrachos de Velázquez salen representadas las personas de Tornavacas que se conformaron con los pellejos de vino. Aparte de las variaciones, lo que sí es un hecho histórico es la pernoctación de Carlos V en dicha villa y su posterior partida hacia la Vera por las montañas que separan ambos valles. Ya en la etapa Contemporánea, en la figura de Santiago Sánchez de León los rasgos legendarios son aún más evidentes. En primer lugar, es un personaje relevante durante la primera mitad del siglo XIX, ya que fue un guerrillero que actuó, también en la zona del Valle del Jerte, en la Primera Guerra Carlista (1833-1840). Su captura y muerte se produjo el 23 de junio de 1838, siendo anunciada el 7 de julio en el Boletín Oficial de la Provincia de Cáceres. Pero la cultura popular se ha encargado de otorgar otros rasgos ajenos al personaje y al contexto histórico. En primer lugar, como en numerosos episodios de la tradición oral, una de sus características es la atemporalidad de su ubicación en la Historia. Además, la cultura popular ha transmitido una imagen romántica y benévola –incluso como defensor de los pobres17– del citado guerrillero. Tampoco su muerte se escapa del terreno legendario, puesto que está envuelta 16 FLORES DEL MANZANO, 2000: 898. 17 Entre las personas de mayor edad del Valle del Jerte se deja ver una abierta simpatía hacia el guerrillero, llegando a confundir su carácter netamente guerrero con una personalidad de héroe hacia los más desfavorecidos: no es de extrañar escuchar que “robaba a los ricos para dárselo a los pobres”. Al igual que el personaje en cuestión se conoce con el nombre abreviado de Santiago León. 1566
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una historia de amor fatal, ya que, dependiendo de unas variantes y otras, fue su amada –mujer bella, de cabello largo…– quien le traicionó para que una partida de escopeteros le pudiera dar caza. Y, también dentro de la contemporaneidad extremeña, una última parada en este fugaz recorrido histórico es la referida a la amalgama de personajes extremeños y hechos relevantes rescatados por el régimen de Franco, con el objetivo de exaltar los valores patrios, mediante la mitificación o exageración de no pocos episodios y personajes de la historia extremeña. Aunque no sea en sí misma una transmisión oral convencional, sí que, desde el poder, se intentó amoldar la historia en pro de sus intereses y su ideal imperial y de grandeza, es decir “trataron de encontrar el conjunto de elementos que permitieran justificar la estructura centralista del Estado y las bases ideológicas sobre las que se apoyaba el régimen dictatorial”18. De ahí, la exaltación de hombres que participaron en la conquista y evangelización de América (Hernán Cortés, Pizarro…) o lugares vinculados a la tradición imperial romana como Mérida. A fin de cuentas, la intención era crear una conciencia colectiva de grandeza utilizando para ello hechos y personajes relevantes. Hoy en día, una gran número de las personas educadas bajo el régimen, tienen una percepción, mitificada y legendaria, de ciertos capítulos de la Historia extremeña. 3. Conclusiones: la tradición oral en el siglo XXI Recapitulando, dos son las características principales que encontramos en la tradición oral alto-extremeña: por un lado, diversidad en la tipología tanto de contenidos como de protagonistas y, por otro, concentración en un espacio geográfico muy reducido, como son las comarcas y valles del norte de la provincia. El siglo XXI, sin duda, supone un nuevo escenario en lo que a la conservación de la tradición oral se refiere, ya que “el papel de las Nuevas Tecnologías supone una oportunidad única de rescatar, gracias a estas nuevas herramientas, toda esta riqueza cultural”19 . Y dentro del mundo tecnológico, internet es una gran baza a aprovechar, con infinidad de herramientas y recursos, para la conservación de este patrimonio. Como conclusión, y sin querer alargar más este somero acercamiento a un terreno tan extenso como el abordado, en resumidas cuentas, como ya señaló uno de los estudiosos de la tradición oral extremeña, este texto pretende “ser 18 GARCÍA PÉREZ, 1991: 214. 19 MARTOS NÚÑEZ, 2004: 121. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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un homenaje a estos extremeños sencillos, anónimos, que han soñado tantas bellezas. No conocemos sus nombres, pero ahí están sus obras”20. Bibliografía BARCIA MENDO, Enrique, “Los cuentos populares y su utilización didáctica en Educación Infantil y Primaria”, en BARCIA MENDO, Enrique (coord.), La tradición oral en Extremadura. Utilización didáctica de los materiales, Mérida, Consejería de Educación, Ciencia y Tecnología, 2004; 19-65. CARRERA REDONDO, María Jesús, “El apóstol Santiago y la batalla de la Vega del Escobar”, Comarca Viva, Diciembre (2011): 14. FLORES DEL MANZANO, Fernando, “La leyendística en la tradición oral extremeña”, Revista de Estudios Extremeños, T. LVI, 3 (2000): 853-915. GARCÍA PÉREZ, Juan, Entre la frustración y la esperanza. Una Historia del movimiento regionalista en Extremadura, Mérida, Consejo Ciudadano de la Biblioteca Pública Municipal Juan Pablo Forner, 1991. QUESADA SANZ, Fernando, “Los mitos de Viriato”, Anuario Vaccea, 4 (2011); 36-40. MADOZ, Pascual, Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar, Madrid, Est. Tip. de P. Madoz y L. Sagasti, 1845. MARTOS NÚÑEZ, Eloy, “Leyendas, medios de comunicación y nuevas tecnologías. Aplicaciones didácticas”, en BARCIA MENDO, Enrique (coord.), La tradición oral en Extremadura. Utilización didáctica de los materiales, Mérida, Consejería de Educación, Ciencia y Tecnología, 2004; 119-148. MENDOZA FILLOLA, Antonio, “Introducción”, en BARCIA MENDO, Enrique (Coord.), La tradición oral en Extremadura. Utilización didáctica de los materiales, Mérida, Consejería de Educación, Ciencia y Tecnología, 2004; 13-18. SENDÍN BLÁZQUEZ, José, Leyendas extremeñas, León, Everest, 1992.
20 SENDÍN BLÁZQUEZ, 1992: 5. 1568
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De la protesta urbana a la demanda ciudadana: movilización vecinal en la génesis de la oposición al franquismo en la ciudad de Valencia (1974-1975) From Urban Protest to Citizen Requests: Neighborhood Mobilization in the Genesis of the Opposition to Franco in the City of Valencia (1974-1975) Maria Valls Gandia [email protected] Ignasi Escandell Garcia [email protected] Universitat de València Resumen: El póster que presentamos, intenta analizar dos de los momentos clave para la consolidación del movimiento vecinal de la ciudad de Valencia en los años setenta: la defensa del paraje natural de El Saler y la del cauce del rio Turia como zona verde. La movilización alrededor de estas demandas logró articular y consolidar una oposición vecinal al Franquismo que ya estaba muy presente en otras ciudades del Estado y que en Valencia tenía notables carencias. Palabras clave: vecinos, Valencia, Franquismo, oposición, movimientos sociales. Abstract: The poster presented, tries to analyze two key moments for the consolidation of local movement of the city of Valencia in the Seventies: the defense of the natural landscape called “El Saler” and the riverbed of Turia’s river as a green zone. The mobilization around these demands was able to articulate and consolidate local opposition against francoism. This opposition was very present in other cities of the state and in Valencia had more important lacks. Keywords: Neighbours, Valencia, Francoism, Opposition, Social Movements.
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1. Introducción El final del franquismo y el inicio de la transición conocerán la influencia de nuevos movimientos sociales que resultarán fundamentales para la consolidación de la democracia. Los más conocidos son los encabezados por estudiantes y obreros, no obstante, hay un tercer grupo que también tuvo mucha importancia y que frecuentemente no se tiene en cuenta como un elemento de desestabilización del régimen. Este tercer grupo es el movimiento vecinal, entendido éste como todas aquellas asociaciones que, a nivel de calle, se movilizan en defensa de necesidades básicas y derechos propios. Dentro de esta definición bien podríamos encontrar a las asociaciones de vecinos, así como a las asociaciones de familias o asociaciones de base católica, es decir, todas aquellas que basándose en un movimiento cívico, buscan conseguir una serie de mejoras tanto a corto como a largo plazo. Una de las principales dificultades que nos hemos encontrado a la hora de aproximarnos a esta temática es la falta casi total de estudios sobre asociacionismo vecinal referentes a Valencia. Es por ello que, a partir de fuentes primarias y basándonos en estudios referentes a otras ciudades, hemos intentado realizar una aproximación de lo que supuso éste fenómeno y qué particularidades presentó, prestando atención a dos movilizaciones que consideramos clave para su consolidación: “El Saler per al poble” y “El riu Turia és nostre i el volem verd”. Vista la intención y respondiendo a los objetivos planteados, vamos a realizar nuestra aproximación en dos niveles de análisis. En un primer nivel realizaremos una aproximación al caso de la ciudad de Valencia para valorar la cuestión de cómo se establecían las relaciones entre asociaciones de vecinos y Ayuntamiento. En un segundo nivel, como hemos dicho, analizaremos el caso concreto de las campañas de defensa de El Saler y del cauce del rio Turia ya que, en nuestra opinión, suponen un punto de inflexión en la consolidación del movimiento vecinal como un elemento de desestabilización del régimen franquista. 2. La ciudad de Valencia: Las relaciones con la administración 2.2 Habitar la Valencia tardofranquista Uno de los principales detonantes de la aparición del movimiento vecinal fue el rápido crecimiento demográfico que experimentaron las ciudades fruto del desarrollo industrial de finales de los sesenta. Asimismo, la mejora de rentas y la demanda de mano de obra por parte de la industria emergente 1572
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animó a muchos ciudadanos a trasladarse a las grandes ciudades. En el País Valenciano la población pasó de 2.408.879 habitantes en 1960 a 3.411.218 en 1975, lo que supuso un incremento del 41,61% en un período muy corto de tiempo1. En Valencia ciudad la correlación existente entre el volumen de inmigración y la aceleración extraordinaria del crecimiento económico se ve claramente. Por un lado, la población total crece de 505.066 habitantes en 1960 hasta 762.635 en 1979. Por otro, un estudio sobre los inmigrantes del área metropolitana demostró que en 1975 el 73’4% de los inmigrantes habían llegado al área metropolitana en fechas posteriores a 19602. Sin embargo, la ciudad de Valencia no supo asumir bien este incremento de la población. Se construyó rápido y sin ningún tipo de orden ni planificación: bloques de pisos de mala calidad, suburbanización, falta de equipamientos básicos como luz o alcantarillado, etc; por no hablar de la ausencia servicios esenciales como escuelas, instalaciones sanitarias o zonas verdes. Esta circunstancia se dio sobre todo en los barrios de la periferia como Nazaret, Patraix u Orriols, aunque algunas zonas del centro también se vieron afectadas por esta fiebre constructiva. Un aspecto muy importante a tener en cuenta es el hecho de que en la desordenada urbanización tuvo un papel fundamental el tema de la especulación urbanística. Las empresas constructoras primaron el obtener beneficios mediante el negocio del suelo y la vivienda. Estas prácticas contaron con el visto bueno de las autoridades, las cuales, permitieron deliberadamente la desatención de las necesidades de unos barrios altamente degradados y con carencias básicas3. Por lo que respecta a la administración local, la ciudad de Valencia es muy similar a la del resto del Estado. Durante los últimos años de la Dictadura y el inicio de la Transición, Valencia fue gobernada por los alcaldes Vicente López Rosat (1969-1976) y Miguel Ramón Izquierdo (1976-1979), ambos continuadores de la política y los planes urbanísticos que definió Adolfo del Rincón Arellano, alcalde de Valencia entre 1958 y 1968. Éste impuso la lógica del “desarrollismo” franquista y permitió el crecimiento especulativo y desordenado de la ciudad ya comentado, llevando a cabo también una serie
1 SORRIBES I MONRABAL, 1985: 83- 110. 2 SORRIBES I MONRABAL, 1985: 83-84. 3 TEIXIDOR, 1982: 49. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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de “grandes proyectos” orientados a cambiar para siempre la fisionomía de la ciudad4. Sin embargo, al igual que estaba ocurriendo en el resto del Estado, empezaron a aparecer movimientos de vecinos que obstaculizaron la gestión tecnocrática y lograron, como veremos, deslegitimar tanto al alcalde como al Ayuntamiento. Los primeros movimientos surgieron en los barrios periféricos, movidos, en la mayoría de los casos, por la necesidad de dar solución a problemas concretos asociados con cuestiones básicas de seguridad vial o acondicionamiento de la vía urbana. Después vendrían otro tipo de demandas relacionadas con la educación o la sanidad así como la adecuación de espacios de ocio o zonas verdes. No obstante, conviene señalar, que la voluntad de asociarse para solucionar problemas no es exclusiva de las zonas periféricas. En el Barrio del Carmen, en pleno centro de la ciudad, se constituyó una asociación de vecinos con el fin de salvaguardar el patrimonio histórico cultural de la zona5. En Valencia, las primeras asociaciones de vecinos también nacieron al amparo de las asociaciones de Cabezas de Familia, la única opción para poder desarrollar su tarea dentro de la legalidad6. López Rosat, alcalde de Valencia, en una entrevista publicada en el periódico Nuevo Diario el 9 de marzo de 1971 resaltaba su consideración de las asociaciones familiares como “un camino para hacer partícipe al pueblo en la democracia [...] son un camino en el que se puede caminar en toda libertad de expresión, con toda crítica constructiva. Pero con la garantía que da que un padre de familia nunca es subversivo”7. Es significativo como, en la ciudad de Valencia, se intentará prolongar esta “garantía” el máximo tiempo posible, ya que el proceso para la legalización de las asociaciones de vecinos será mucho más tardío que en otras ciudades8. 2.2 Dificultades de la relación Ayuntamiento-pueblo Los intentos para conseguir la legalización serán una de las tareas más importantes de las asociaciones de vecinos durante sus primeros años. Las reuniones con alcaldes y concejales, las protestas y manifestaciones así como los intentos por hacerse eco en la prensa serán una constante. La muerte de 4 BOIRA MAIQUES, 2011: 332-337. 5 MARTÍNEZ SUÑER, 1977: 51. 6 GARCÍA CANTÚS, 1988, vol. 3: 184. 7 Asociación de Cabezas de Familia de la Malvarrosa, “Boletín informativo de la Asociación de Cabezas de Familia de la Malvarrosa”, 1971. 8 MARTÍNEZ SUÑER, 1977: 63. 1574
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Franco y el nombramiento como alcalde Miguel Ramón Izquierdo en febrero de 1976 parecían ofrecer algo de esperanza para todas aquellas asociaciones que habían de añadir “en Trámite” a su nombre. Precisamente, en su discurso de toma de posesión, Ramón Izquierdo expresaba su voluntad de iniciar una nueva relación entre Ayuntamiento y pueblo, “las asociaciones, por sí mismas, a través de sus agrupaciones de barriada, asociaciones políticas y entidades de todo tipo, pueden sentirse legitimadas en su derecho y deber de ciudadanía confiados en la posibilidad de participación que canalizaremos ampliamente”9. Con la intención de cumplir su programa, días después iniciaba una serie de visitas a los barrios que comenzó en el barrio de Nazaret, donde tenía la sede una de las asociaciones más combativas y de las que, consecuentemente, más tarde pudo conseguir su legalización como asociación (1977). Aunque el alcalde estaba predispuesto a facilitar la regulación de las asociaciones, la última palabra la tenía el Gobierno Civil que era, de hecho, el que más obstáculos estaba poniendo al proceso. En el verano de 1976, varias asociaciones entre las que se encontraban las de Benimaclet, Torrefiel, Orriols, Malvarrosa y Jesús Gaspar Aguilar se reunieron un par de veces con el alcalde pidiéndole que firmara una carta al Gobernador Civil para que acelerase el trámite de su legalización10. Éste era nuevo en el cargo y desde las asociaciones se esperaba que no continuara la línea de su antecesor, Enrique Oltra Moltó, quien había tenido la voluntad expresa de no dar curso a ninguna solicitud de este tipo. Aunque el alcalde Ramón Izquierdo manifestó su “apoyo moral a las asociaciones en trámite” 11 se negó a firmar la carta alegando que esto no entraba dentro de las sus competencias. A lo largo de 1976 el alcalde continuó reuniéndose con las diferentes asociaciones. En diciembre de ese mismo año se dio un paso más en la consolidación del movimiento vecinal en Valencia creándose la Coordinadora de Asociaciones de Vecinos, la cual tenía como finalidad la actuación conjunta para resolver los problemas que se estaban planteando desde los distintos barrios. En sus estatutos se planteaba como objetivos una serie de demandas relacionadas con el interés común y la vivienda, pero, además, también se 9 Las Provincias. “Tres objetivos básicos: carta municipal, apoyo a la regionalización y unión ayuntamiento-pueblo”, Las Provincias, 3 de febrero de 1976. 10 Jaime Millás, “Trece asociaciones de vecinos valencianas esperan su legalización”, El País, 25 de junio de 1975, p. 22. 11 “El alcalde ofrece apoyo moral a las asociaciones en trámite”, Las Provincias, 4 de julio de 1976, p. 20. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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proponía cuatro objetivos inmediatos como eran: la lucha por la carestía de la vida, la exigencia de un plan de urgencia municipal, la consecución de un Ayuntamiento democrático en un marco nacional de las mismas características y la legalización de las asociaciones de vecinos en trámite12. En último lugar, referente a la ciudad de Valencia, consideramos que es importante mencionar el papel que tuvo la prensa a la hora de dar salida a las demandas de las asociaciones de vecinos13. El seguimiento mediático (y crítico) de los problemas ponía al alcance de la opinión pública la precaria situación de los barrios a la vez que, por extensión, favorecía la expansión del movimiento. Periódicos como Las Provincias o Levante crearon secciones especiales en sus páginas donde se informaba exclusivamente sobre lo relacionado con las asociaciones de vecinos y las problemáticas de los barrios. Por ejemplo, el periódico Las Provincias –el único no-integrante del grupo de prensa del Movimiento– contaba con la sección “Aquí los barrios” coordinada por el periodista A. Luque quien, además de hacerse cada día eco de las diferentes demandas que se erigían desde los barrios, reservaba un apartado donde bajo el nombre “apuntes para el recuerdo” hacía un repaso de todas aquellas cuestiones que aún no habían sido resueltas. 3. Desarrollismo, grandes proyectos y movilización ciudadana La irrupción en las Asociaciones de Vecinos de problemas que afectaban a diversos sectores y clases sociales durante los años del tardofranquismo las convertirá en motor del movimiento cívico valenciano durante la década de los setenta, en especial hasta las primeras elecciones democráticas de 1979. De este modo, el movimiento vecinal logrará canalizar el despertar democrático de asociaciones cívicas y culturales tales como padres de alumnos, colegios mayores universitarios, colegios profesionales, cinefórums, fallas, ateneos populares, etc. Esa labor de coordinación y de lo que Benito Sanz llama “espacio de libertad”14, se hará evidente con dos movilizaciones democráticas que tuvieron un gran impacto mediático y social: “El Saler per al Poble” y “El riu Turia es nostre i el volem verd”. Ambas campañas fueron impulsadas por la Coordinadora de las Asociaciones de Vecinos y encontraron un amplio eco ciudadano que involucró desde los medios de comunicación 12 “Presentación pública de la coordinadora de Interasociaciones”, Las Provincias, 18 de diciembre de 1976, p. 19. 13 SANZ, ROMEU, 2006, 96. 14 SANZ, ROMEU, 2006, 94-95. 1576
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más importantes (encabezado por Las Provincias) hasta los movimientos organizados de oposición al franquismo tales como CC.OO o el movimiento estudiantil. La amplitud de movilizaciones logró paralizar ambas actuaciones municipales. 3.1 “El Saler per al Poble” El “Plan de Ordenación Urbana de 1966” acometido por el Ayuntamiento de Valencia incluía un Proyecto para urbanizar la Dehesa de El Saler y transformarla en un complejo turístico de más de 800 hectáreas15. Este plan tenía previsto convertir el bosque de la Dehesa en una gran urbanización dotada de servicios y zonas comunes en las que había proyectados 24 hoteles, 12 apartahoteles, 56 bloques de apartamentos, una zona popular con cabida para 100.000 personas, nueve poblados costeros, un campo de golf, un puerto deportivo, un hipódromo y un Parador Nacional16. La repercusión mediática del proyecto fue clave para agitar la protesta ciudadana. Desde 1970, en la prensa, dentro de un contexto internacional con un interés creciente hacia la ecología, eran muchas las voces que se alzaron en la defensa del paraje natural y en contra de la urbanización. El Medio Ambiente se estaba convirtiendo en una preocupación fundamental para la sociedad valenciana. La cobertura mediática estuvo acompañada por una gran movilización popular que se plasmó a través de convocatorias clandestinas y pintadas en la ciudad, pero también con la recogida de 15.000 firmas en contra del proyecto. Tuvieron un papel decisivo la oposición de instituciones de gran prestigio como el Colegio de Arquitectos, el Ateneo Mercantil o AEORMA (Asociación Española para la Ordenación del Medio Ambiente) que dieron legitimidad y visibilidad a la protesta. La gran movilización vecinal logró desgastar al entonces alcalde López Rosat que fue sustituido por Miguel Ramón Izquierdo en 1973. Éste, como tampoco quería desgastarse en el gobierno como su antecesor, congeló el proyecto de El Saler. Paralizó las obras del hipódromo que se había comenzado sin licencia y dejó de subastarse monte municipal, aunque tampoco sin recuperar las parcelas ya vendidas desde que se puso en marcha el proyecto17. De este modo, finalmente la alcaldía publicó una resolución 15 VV.AA., 1975. 16 DOMÍNGUEZ, MATEU, 2012, vol.70: documento en línea. 17 SORRIBES I MONRABAL, 2007a: 45. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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en 1975 mediante la cual quedaban reservadas para parque 200 Ha de la Dehesa. 3.2. “El riu Turia és nostre i el volem verd” En la misma lógica de “grandes proyectos” dentro del desarrollismo franquista se redactó el “Plan Sur de 1961”18 en el que se programaba la desviación del río Turia y la construcción en su cauce de una gran autopista que uniera el puerto con el aeropuerto. La redacción del Plan Sur fue polémica desde el primer momento. El proyecto se vendió como una obra gigantesca que abría grandes expectativas para la ciudad. Más allá de su objetivo de impedir nuevas riadas, facilitaría la resolución de problemas relativos al sistema de colectores urbanos, la expansión del puerto o el principio de la liberación de Valencia del cerco ferroviario19. Sin embargo, la población de Valencia no lo veía así. La Riada de 1957 conmocionó profundamente a la sociedad valenciana, por eso, el proyecto de la desviación del Turia era una cuestión fundamental. Los valencianos querían que el cauce fuera zona verde y, animados por el éxito de El Saler, comenzaron a hacer su deseo más y más explícito con movilizaciones, sentadas, recogidas de firmas y otras formas de presión20. Al igual que hizo con el proyecto de El Saler, el alcalde Ramón Izquierdo, intentó darle una solución al problema del cauce dejándolo en “fase de estudio”. Aunque para técnicos, concejales y, por supuesto, la opinión pública cada vez era más evidente que la autopista no debía atravesar la ciudad, el alcalde y la mayoría del Ayuntamiento se mantenían indecisos. Una prueba de esto es la visita del rey a la ciudad en diciembre de 1976 en la que firmó un real decreto en el que “cedía” el cauce al Ayuntamiento, “con destino a red viaria y parque público”. No obstante, se añadió que el proyecto se complementaría “con los demás servicios que los afanes comunitarios demanden”, dejando la puerta abierta a la construcción de la autopista21. Es decir, aún no estaba claro el destino 18 núm. 309, de 27 de diciembre de 1961: 18133-18135. 19 En la prensa de la época se puede observar perfectamente esta campaña propagandística en relación a las beneficiosas consecuencias que traería el Plan Sur para la ciudad de Valencia. No obstante, consideramos que es muy ilustrativo para este caso el discurso pronunciado por Eustaquio Berriochoa en la inauguración del ciclo de conferencias “El futuro de Valencia” celebradas en el Ateneo Mercantil de Valencia en 1958. El discurso se puede consultar en: SORRIBES I MONRABAL., 2007b: 143-154. 20 SORRIBES I MONRABAL, 2007b. 21 “El Rey firmó el Decreto de Cesión del antiguo cauce del Río Turia a Valencia”, ABC, 2 de diciembre de 1976: p. 5. 1578
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final del cauce. La indecisión del gobierno animó aún más las protestas ciudadanas, que fueron encabezadas por las asociaciones de vecinos y la comisión Pro-Cauce que lucharon arduamente contra el Ayuntamiento para que el río se convirtiera en una zona verde22. El 2 de noviembre de 1978 se aprueba definitivamente la modificación del Plan General en relación al cambio de uso del viejo cauce23. El proyecto de convertirlo en zona verde no llegaría hasta el primer ayuntamiento democrático tras las elecciones de 1979, que convocaron el concurso de ideas del que surgió el parque que es el cauce del rio Turia hoy en día24. 4. Conclusión: de la protesta urbana a la demanda ciudadana Las importantes movilizaciones ciudadanas en contra de estos dos proyectos son fundamentales en la historia de la oposición al franquismo en la ciudad de Valencia. En primer lugar porque suponen un renacimiento de la sociedad civil sin precedentes, en la que la defensa de lo público y el bien común escondía, sin lugar a dudas, una crítica encubierta a la Dictadura. Y en segundo lugar, y muy relacionado con esto, porque podemos decir que estas movilizaciones – en especial la de El Saler- marcan el paso a una segunda época en la dinámica de los movimientos sociales urbanos en la ciudad de Valencia. De una primera fase caracterizada por la represión, por la poca madurez organizativa, por el predominio de los objetivos reivindicativos y, en general, por la escasa influencia de este movimiento en la política urbana, se pasa a una segunda fase mucho más consolidada en cuanto a organización y demandas. Un ejemplo claro lo observamos en la creación de la Coordinadora de Asociaciones de Vecinos en 1974 que se convirtió en un elemento de articulación y organización del movimiento vecinal en la ciudad de Valencia. Sus logros más destacables fueron la paralización de los dos proyectos que hemos analizado en este póster. Sin embargo, para nosotros, lo que evidencia esta voluntad de unión por parte de los vecinos es la necesidad de dar una respuesta contundente al régimen de Franco en sus últimos años, pero también en su deseo de constituirse como un factor a tener en cuenta durante el proceso de transición. Hoy por hoy resulta incuestionable que su primer objetivo llegó a cumplirse: los vecinos llegaron a crear una nueva cultura de la protesta que 22 HERMOSILLA PLA, 2009, vol. 1. 23 BOE, núm.39, de 14 de febrero de 1978. 24 ÚBEDA, GRIJALBA, 2012, 965-970. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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fue básica en la erosión y desaparición de la dictadura. Sin embargo, valorar o no si tuvieron un papel activo durante la transición democrática resultaría cuestionable. Bibliografía BOIRA MAIQUES, Josep Vicent, Valencia, la ciudad, Valencia, Tirant lo Blanch, 2011. DOMÍNGUEZ, Martí y MATEU, Anna, “Quan el saler torna al poble”, Métode [en línea], 70 (2012), Disponible en: http://www.metode.cat/revistes/ dossiers/l-albufera-de- valencia/quan-el-saler-torna-al poble, [consultado el 25 de enero de 2013]. GARCÍA CANTÚS, Dolores, “Los orígenes del movimiento vecinal en la ciudad de Valencia”, en VV. AA., Trànsit a gran ciutat, I Congrès d’Història de la Ciutat de València, València, Ajuntament de València, 1988. HERMOSILLA PLA, Jorge (dir. y coord.), La ciudad de Valencia: historia, geografía y arte de la ciudad de Valencia, Vol. 1, València, PUV, 2009. MARTÍNEZ SUÑER, Elia Mª, “El movimiento de barrios en Valencia capital y poblaciones de su provincia durante 1976”, en VV. AA., Las asociaciones de vecinos en la encrucijada. El movimiento ciudadano en 1976-77, Madrid, Ediciones de la torre, 1977. RODRIGO MOLINA, Ángeles y LILLO GINER, Santiago, “El concurso del Jardín del Turia. Soluciones individuales para un proyecto global”, en ÚBEDA BLANCO, Marta y GRIJALBA BENOETXEA, Alberto (coords.), Concursos de arquitectura: 14 Congreso Internacional de Expresión Gráfica Arquitectónica: Oporto, del 31 de mayo al 2 de junio de 2012, Valladolid, Servicio de publicaciones Universidad de Valladolid, 2012; 965-970. SANZ, Benito y ROMEU, Francesc (eds.), Memoria histórica de la Transición y la democracia valenciana, Galapagar, Fundación Jaime Vera, 2006. SORRIBES I MONRABAL, Josep, València 1808-1991: En trànsit a gran ciutat, València, Biblioteca Valenciana, 2007. SORRIBES i MONRABAL, Josep, Desarrollo capitalista y proceso de urbanización en el País Valenciano, València, Alfons el Magnànim, 1985.
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CARBONES Y MADERAS: RECONSTRUYENDO PAISAJES Y LA GESTIÓN DE RECURSOS Charcoal and Wood: the Reconstruction of Landscapes and Resources Management Paloma Vidal Matutano1 Universitat de València [email protected] Resumen: La antracología es una rama de la arqueobotánica cuyo objeto de estudio son los carbones y maderas de contextos arqueológicos. El estudio de estos restos consiste en la observación anatómica y su identificación por medio del microscopio de reflexión y el electrónico de barrido. Los datos obtenidos se traducen en la aproximación a la oferta de recursos leñosos del entorno del asentamiento, así como a los criterios de selección y gestión de maderas para usos específicos. Palabras clave: carbón, historia, antracología, paleoecología, patrimonio. Abstract: The charcoal analysis is a branch of archaeobotany focusing on charcoal and wood from archaeological contexts. The study of these remains consists in the anatomical observation and its identification through the reflected light microscopy and the scanning electron microscopy. The data obtained are used to make an approximation of the wood resource supply in the settlement environment, as well as the selection criteria and wood management for specific uses. Keywords: Charcoal, History, Anthracology, Palaeocology, Heritage.
1. Introducción Las primeras evidencias de fuego en Eurasia occidental consideradas como resultado de la producción antrópica y, por tanto, como control y “domesticación” del fuego, se sitúan en torno al 400 ka BP, posibilitando en multitud de yacimientos arqueológicos la conservación de los carbones 1 Becaria predoctoral del Programa VALi+d de la Generalitat Valenciana. Dpto. Prehistòria i Arqueologia. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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como restos de combustión2. Estos restos botánicos junto con las maderas sin carbonizar, constituyen el material de estudio de la antracología, disciplina arqueobotánica que posibilita tanto la reconstrucción del paisaje a lo largo de la Historia y los cambios producidos en la vegetación, como la interacción constante entre los grupos humanos y los recursos leñosos para obtener una de las materias primas más valoradas a lo largo de la historia: la madera. Los inicios de la antracología como ciencia parten de finales del siglo XIX, pero fue a partir de los años 70 del pasado siglo cuando se generalizaron los análisis antracológicos en el marco de proyectos de investigación arqueológicos. A partir de este momento se abandonarán las láminas delgadas que exigían una preparación previa más costosa en tiempo y dinero, siendo sustituidas por la observación directa del carbón con un microscopio de luz reflejada de fondo claro/fondo oscuro. En Francia, los estudios de J.-L.Vernet3 marcaban el inicio de la consolidación de un equipo importante en la interpretación paleoecológica del carbón, surgiendo numerosas tesis doctorales que posibilitaron el conocimiento de nuevos ámbitos geográficos y avances en cuestiones metodológicas de la disciplina como la unidad de recuento del carbón, el protocolo de muestreo, la representatividad paleoecológica o las implicaciones paleoeconómicas. El rumbo científico seguido por la antracología confirma la transversalidad de esta disciplina, cuyo objeto de estudio se extiende a cualquier etapa de la historia de la Humanidad y a cualquier región geográfica. La madera transportada al yacimiento con finalidades diversas, bien como combustible para los hogares, como materia prima para la construcción, o bien para la fabricación de útiles, se conserva únicamente en condiciones muy específicas de humedad o aridez que constituyen contados casos en contextos arqueológicos. La carbonización es el proceso generalizado mediante el cual nos llega actualmente parte de la madera utilizada por un grupo humano en un lugar y tiempo determinado4. La identificación botánica de la madera es posible porque sus rasgos anatómicos esenciales sobreviven al proceso de combustión.
2 ROEBROEKS y VILLA, 2011. 3 VERNET, 1973. 4 CHABAL, 1997. 1584
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2. Metodología antracológica 2.1 Formación del registro antracológico Un aspecto de vital importancia en la disciplina antracológica es cómo se localizan espacialmente los carbones: si se trata de un conjunto concentrado o disperso. Este factor será la clave para el planteamiento de estrategias de muestreo distintas dentro del yacimiento y la obtención de información diversa en base a las preguntas que el investigador se cuestione. El carbón que aparece disperso por los sedimentos en niveles de ocupación suele ser el resultado de sucesivos vaciados y limpiezas de hogares o de la propia acción del viento o el agua que lo disemina por la superficie. Se considera que la leña recolectada como combustible para alimentar los hogares domésticos no es selectiva, sino que se recolecta siguiendo los principios de abundancia y disponibilidad en el entorno al yacimiento5. Por ello, el análisis de este conjunto siguiendo una estrategia de muestreo sistemática para cada unidad estratigráfica, aportará unos resultados ecológicos satisfactorios mediante los cuales se podrá hacer una aproximación al paisaje vegetal y los cambios producidos en él, si la secuencia cronológica lo permite6. Por otra parte, el carbón que aparece concentrado se encuentra asociado a estructuras de combustión, hornos, elementos constructivos de madera, conjuntos funerarios, restos de útiles, etc. y corresponden a una acción puntual en el tiempo7, pudiendo deberse a la selección antrópica de determinadas maderas con una funcionalidad concreta. Estos conjuntos limitan el estudio paleoecológico puesto que no ofrecerán gran diversidad de taxones. Este es el caso de las estructuras de combustión detectadas durante el proceso de excavación en su fase de abandono, existiendo el riesgo de caer en la sobrerrepresentación de las últimas especies explotadas con respecto a su valor real en la naturaleza8. De esta manera, la presencia de carbón concentrado y disperso en el yacimiento nos indica la realización de diversas actividades para suplir las necesidades del ser humano en el pasado. Ello requiere de la aplicación de estrategias de muestreo diferentes para su recogida y posterior análisis e interpretación. 5 BADAL y HEINZ, 1991; SHACKLETON y PRINS, 1992. 6 CHABAL, 1997; NTINOU, 2002. 7 CARRIÓN, 2005, 2007, 2010; DUFRAISSE, 2012; NTINOU et al., 2012. 8 CHABAL, 1997. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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2.2 Recogida del material Las estrategias de muestreo para recuperar los carbones están determinadas por las características del yacimiento y la naturaleza del carbón, recogiéndose separadamente el carbón disperso del concentrado. El carbón concentrado se recoge generalmente en su totalidad mientras que el disperso, que refleja procesos de larga duración, requiere el planteamiento de estrategias de muestreo si la cantidad resulta muy abundante. Existen diferentes métodos para proceder a la recogida de carbones: el cribado en seco, con agua o por flotación. De todos ellos, se ha demostrado que la recuperación por medio de una máquina de flotación (fig. 1a) resulta el método más eficaz y menos agresivo con el material bioarqueológico, puesto que no sufre excesiva manipulación manual9. Esta cuba presenta una entrada de agua en la base que remueve los sedimentos y posibilita que los materiales menos densos floten y sean recuperados en una malla de calibre fino. Además, los restos que no han flotado se recuperan también en una malla de 5mm. De esta manera, con el sistema de tamizado del sedimento tenemos representados diferentes tamaños de carbón. El secado posterior del material ha de realizarse de forma natural y sin la incidencia directa del sol (fig. 1b), ya que podría alterar la estructura anatómica del carbón debido al cambio brusco de humedad10. 2.3 Análisis microscópico del carbón El análisis antracológico se basa en la identificación botánica mediante la observación de los tres planos anatómicos que presenta la madera. Esta labor se lleva a cabo por medio de un microscopio óptico de luz a reflexión de campo claro-oscuro, con diferentes objetivos, desde 50 a 1000 aumentos. En el laboratorio, se parte manualmente cada fragmento de carbón y se deposita sobre un soporte para la correcta visualización del plano transversal, el longitudinal tangencial y el longitudinal radial. Así, mediante la observación de los elementos básicos de la anatomía vegetal y con la ayuda de bibliografía especializada11 y de una colección de referencia, se llega a la identificación del género y a veces de la especie (fig. 1c). La mayoría de autores coinciden en situar el límite de tamaño del carbón para su identificación en 0,5 mm, siendo 9 BADAL y HEINZ, 1991; CHABAL, 1997; CARRIÓN, 2005. 10 RODRÍGUEZ-ARIZA, 2005. 11 JACQUIOT et al., 1973; SCHWEINGRUBER, 1990. 1586
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los fragmentos pequeños más difíciles de identificar ya que es posible que no presenten todas las características anatómicas necesarias para llegar al nivel de precisión óptimo12. Independientemente del grado de determinación, cada unidad identificada recibe el nombre de taxón. Posteriormente, la toma de fotografías y la observación de detalles anatómicos y procesos postdeposicionales se realiza en el microscopio electrónico de barrido (MEB). Finalmente, tras la identificación botánica del carbón, puede datarse por radiocarbono y obtener así una información cronológica de gran valor. Actualmente, no siempre se sigue este protocolo, enviando muestras a datar al laboratorio sin identificar y perdiéndose para siempre la información botánica13. De esta manera, dejan de detectarse posibles procesos de percolación en el sedimento y, por otro lado, dificulta la tarea de reconstruir la Historia de las plantas. Por ello, el análisis correcto comienza con la identificación y, a posteriori, su datación. 2.4 Procesado de datos Una vez se han analizado las muestras de carbón, se procede a la cuantificación de los resultados para obtener las frecuencias absolutas y relativas de cada taxón y poder ser interpretado el conjunto. Algunos autores14 establecen el número mínimo de fragmentos de carbón a analizar entre 250 y 400, pero la cantidad puede variar según la riqueza taxonómica de la muestra y la procedencia del carbón dentro del yacimiento. Cabe resaltar que el número de taxones no refleja su frecuencia absoluta en el medio ni la cantidad de biomasa quemada, ya que influyen una serie de procesos postdeposicionales15, de carácter natural y antrópico, que alteran el registro antracológico (fig. 1d): factores atmosféricos, presión en el sedimento, alteraciones químicas, acción de bacterias y microorganismos16, etc. No obstante, la relación de taxones identificados permite plantear hipótesis para su interpretación ecológica y etnobotánica.
12 BADAL y HEINZ, 1991. 13 VERNET et al., 1979. 14 CHABAL, 1997. 15 PIQUÉ, 2006; THÉRY-PARISOT et al., 2010. 16 MOSKAL et al., 2010. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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Fig. 1: a) Máquina de flotación de sedimentos para la recuperación de carbones; b) Secado del material; c) Plano transversal de Pinus halepensis (pino carrasco) a X100; d) Plano transversal de Ficus carica (higuera) a X110 alterado por xilófagos
3. Aplicaciones al estudio de la historia La antracología nos permite obtener información sobre diversos aspectos que atañen a la interacción entre los grupos humanos y el medioambiente en el pasado: los usos de la madera, las deforestaciones, el impacto de las actividades agropastorales, las condiciones de crecimiento de los árboles, las técnicas de construcción, la fabricación de útiles, etc.17. Así, la disciplina antracológica presenta una doble vertiente, la paleoambiental y la paleoeconómica, capaz de dar respuesta a la cuestión de cómo era el paisaje dominante del entorno y qué recursos leñosos fueron utilizados para según qué finalidades.
17 RODRÍGUEZ-ARIZA, 2005. 1588
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3.1 Reconstrucción de paisajes históricos El análisis de los carbones en contextos arqueológicos permite obtener una información paleoambiental siempre y cuando se trate de carbón disperso por la superficie, resultado de una actividad con una duración larga en el tiempo y que haya sido muestreado correctamente18. La interpretación ecológica del carbón se basa en dos principios básicos. Por un lado, en el actualismo, principio por el cual la ecología de las especies no ha cambiado a lo largo del Cuaternario y, por tanto, las condiciones biogeográficas bajo las cuales crecen son las mismas que en la actualidad. Por otro lado, el precepto de que las sociedades humanas recolectan madera siguiendo el principio de disponibilidad y abundancia en el entorno, siempre que se trate de suplir necesidades domésticas como la obtención de combustible para las hogueras19, aportando información sobre la vegetación local. La propuesta de la existencia de una “ley del mínimo esfuerzo”20 daría respuesta a la economización en el esfuerzo de la recolección con el aprovechamiento de ramas caídas y su transporte a corta distancia, por lo que las características físico-químicas de las especies vegetales no constituirían el primer criterio en la selección de leña. Siguiendo esta vía interpretativa, la mayor o menor riqueza florística de un espectro antracológico estará determinada por la oferta medioambiental: si la oferta es abundante, el grupo aplicará criterios de selección de determinadas especies. Sin embargo, si la oferta medioambiental llegara a reducirse por una explotación continuada o un aumento demográfico, la recolección podría pasar a efectuarse sin criterios selectivos, bajo el principio del mínimo esfuerzo. 3.2 Uso y gestión de recursos leñosos La perspectiva paleoeconómica de la antracología estudia los criterios de selección de los recursos leñosos para usos más específicos que el de servir como combustible: madera para la construcción, la confección de útiles o determinados hogares con una finalidad específica. En estos casos, analizados por medio del carbón concentrado, el espectro antracológico puede informar sobre la selección de determinados taxones valorados por sus características, 18 CHABAL, 1997. 19 VERNET, 1973; BADAL, 1990; BADAL y HEINZ, 1991; CHABAL, 1997; NTINOU, 2000; CARRIÓN, 2005. 20 SHACKLETON y PRINS, 1992. Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
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como es el caso de la búsqueda de maderas resistentes y con buen calibre para destinarlas a la construcción de estructuras21 o a la confección de útiles22. Sin embargo, como se ha comentado anteriormente, la recolección de leña como combustible para hogares, aun tratándose de carbón concentrado, suele reflejar la madera disponible en el entorno próximo al asentamiento, puesto que no precisa de características específicas. Es el caso de Cueva Maturras (Ciudad Real, España)23, donde el análisis de los carbones de una hoguera asociada a un enteramiento colectivo del III milenio a.C. dieron como taxón dominante Juniperus sp. Este es un claro ejemplo de la recolección de leña puntual para suplir una necesidad social concreta como es el acto funerario, en un entorno de vegetación abierta dominado por enebros y sabinas como especies leñosas disponibles. En las últimas décadas, están cobrando gran importancia los análisis llevados a cabo en proyectos etnográficos con el fin de orientar los estudios hacia la observación directa de la gestión de la madera en sociedades actuales con un modo de vida nómada o sedentaria, según el contexto arqueológico de referencia24. Los estudios del uso y gestión de la madera son aplicables a cualquier etapa de la Historia de la humanidad, contribuyendo a valorar las transformaciones en el paisaje que se han llevado a cabo a lo largo del tiempo. 4. Conclusión Los restos vegetales son patrimonio biológico y cultural y, por tanto, se debe velar por su conservación, investigación y difusión. En primer lugar, el análisis de carbones nos aproxima a los paisajes del pasado y las transformaciones producidas a lo largo de la Historia. En segundo lugar, nos permite estudiar la interacción de las sociedades humanas con su entorno medioambiental, a través de la recolección de especies y su gestión. Finalmente, la datación por radiocarbono a posteriori de la identificación botánica, nos aporta una información cronológica de gran relevancia para documentar la Historia de las plantas. Por ello, resulta de gran importancia la recuperación y estudio de estos restos en los yacimientos arqueológicos desde la prehistoria hasta la actualidad. 21 NTINOU et al., 1999; NTINOU et al., 2012. 22 CARRIÓN, 2007; CARRIÓN y ROSSER, 2010. 23 VIDAL, en prensa. 24 NTINOU, 2002. 1590
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Los Lugares de la Historia Temas y Perspectivas de la Historia, vol.3
1593
Paloma Vidal Matutano
1594
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